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Un Cordón Llamado Iniquidad en tu vida, tu hogar y tu descendencia

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Isaías 59:2.

Tanto las bendiciones como las maldiciones son leyes espirituales que están buscando dónde asirse, son como dice la escritura, un gorrión en su vuelo buscando donde posarse para hacer su nido, establecerse y cumplir sus propósitos.
La Iniquidad es como un cordón (umbilical) donde han quedado grabados todos los pecados hechos por las generaciones que nos antecedieron. De esta información vuelve a surgir el pecado  y la maldad en el presente en las nuevas generaciones; es por esto que la iniquidad no se rompe con confesiones generalizadas sino que requieren de un escrutinio profundo.
Muchos hemos roto maldiciones, hemos confesado pecados, nos hemos arrepentido, pero al poco tiempo, regresan nuevamente a nuestra vida, hogar y familia, esto es porque no desarraigaron la causa: La Iniquidad.
La Iniquidad es como un cordón espiritual lleno de información de pecados, pactos, maldiciones, rebeliones acumuladas de generación en generación. En Hebreo es AVON cuyo significado es perversión, injusticia, torcer, deformar, distorsionar, trastornar, maltratar, mal pensado, mal intencionado, maldad, apartarse de la luz.
La iniquidad es más profunda que el pecado; es la conducta repetitiva del pecado, se convierte en un patrón que se introduce en nuestro carácter y forma un comportamiento repetitivo que pasa de una generación a otra, arraigándose y perfeccionándose cada vez más en nuestros corazones.
La iniquidad es como un árbol cuyas raíces se hunden en lo más profundo de la vida del ser humano y que hace que sea muy difícil poder removerla, ocasionando que constantemente caigamos en los mismos pecados y seamos presas de las mismas debilidades. Muchas veces no sabemos porque nos suceden las cosas que nos suceden, oramos, ofrendamos y la situación no cambia. Estas situaciones pueden ser consecuencias de las iniquidades que moran en nosotros y que actúan como verdaderas maldiciones.
La Iniquidad es el flagelo espiritual de todo el mal que afecta al género humano, la raíz que introduce todo pensamiento y todo acto pecaminoso y el pecado es su fruto. Cuando tratamos con el pecado, solo estamos tratando con la parte externa del asunto que es lo visible, pero nadie apunta a la raíz, y esta es la iniquidad. 
Hemos dejado crecer esta raíz y a su vez creció también un árbol, y que en forma permanente está dando frutos, y estos frutos son los frutos de la carne y el pecado, mientras que sigamos  arrancando el fruto del árbol, el árbol volverá a dar su fruto, así que mientras la iniquidad no sea erradicada de nuestras vidas vamos a ser partes de un conflicto permanente entre la justicia de Dios y la iniquidad.
Muchos de nuestros antepasados cayeron en el ocultismo, en la prostitución, en el adulterio, en la mentira, en el engaño; todo esto es lo que activa todo tipo de maldición en la línea sanguínea. Hay gente que el día de hoy lleva una vida limpia, y mañana, inexplicablemente  «se descomponen» y comienzan a llevar una vida corrupta. Esa tendencia a mentir constantemente, la ira y enojo desmedidos, los pecados sexuales, el robo, la avaricia, la soberbia, el orgullo, la idolatría, etc., son pecados que aún siendo cristianos vienen a nuestras vidas, esto es la manifestación de la Iniquidad. 
Lo que queremos ahora anunciarle que para Dios nada hay imposible y que se puede arrancar sus raíces de nuestras vidas y liberarnos de ellas. Para ello es importante que las individualicemos, debemos confesarlas y pedirle a Dios que nos libre ya que sus consecuencias son graves, no solo para nuestras vidas sino para nuestras generaciones futuras.
Es así como vemos que la persona que es alcohólica, tuvo un padre alcohólico y su hijo es alcohólico, la madre soltera, fue producto de una relación ilegitima y su hija también tendrá hijos ilegítimos. Esta es la iniquidad que pasa de una generación a otra, produciendo una inclinación a los mismos pecados y eventos familiares repetitivos, quiero mostrar en la Biblia eventos repetitivos, en Génesis 12:10-20 vemos el caso de Abraham el cual repitió su hijo Isaac en Génesis 26:1-11; casos repetitivos en la misma linea generacional como lo fue Abraham, Isaac y Jacob con respecto a sus esposas, todas estériles: Sarai, Génesis 16:1-2; Rebeca, Génesis 25:20-21, Raquel, Génesis 29:31; todos estos casos de esterilidad fueron desarraigados de la descendencia de Abraham por el poder de Dios; en el caso de Sarai, la promesa hizo que se rompiera la maldición, Génesis 18:10-14, en el caso de Rebeca, su esposo Isaac oró y YHWH escuchó, Génesis 25:21 y en el caso de Raquel Dios quitó la afrenta, Génesis 30:23.
Lamentablemente, hemos sido testigos de las consecuencias de la iniquidad en nuestras familias: Pobreza, ruina, fracasos, tendencia a enfermedades continuas o crónicas, muertes prematuras, accidentes, suicidios, etc. esto es la maldición y muchas veces la toleramos como está escrito en libro de los Salmos 109:17-19, su causa, la iniquidad.
La iniquidad, se puede reproducir en nosotros como huevos de serpientes, verdaderos tumores que al romperse se propagan por todo el cuerpo como culebras que a su paso devoran todo, produciendo enfermedades que carcomen todo por dentro, telas de araña que toman el control de nuestra alma y la llevan a cautiverios.  Isaías 59:2-11.
La semilla de iniquidad no reconoce tiempo para germinar, lo puede hacer en la niñez, adolescencia, juventud, edad adulta, o aún en la vejez, todo ocurre porque había una semilla de iniquidad en nuestras vidas que no fue destruida, y esta semilla finalmente germinó.
La iniquidad va impregnar el espíritu del ser humano en el instante que es concebido, el embrión  recibe en ese momento toda la información o herencia espiritual de la maldad, la iniquidad es como un cordón a donde se van gravando todos los Pecados del hombre y lo que será su herencia a la siguiente generación, la iniquidad está en las tinieblas y el diablo va engarzando las maldiciones que vienen de nuestros antepasados lo que será un obstáculo para recibir la plenitud de las bendiciones de Dios.
La herencia del pasado ha sido transmitida y ahora va a corromper el alma para que empiece a desear hacer el mal, será una fuerza irresistible que arrastrara a las personas a cometer pecados abominables, esta fuerza espiritual la tienen 30 personas por encima de ti, la buena noticia es que  Cristo vino a vencer el pecado y deshacer las obras del diablo
Ministración: Salmo 32:2-5, Éxodo 34:7, 
  • Manos contaminadas de sangre, labios que pronuncian mentiras, maldad en la lengua, Injusticias, podemos hacer el bien y no lo hacemos, el no juzgar con la verdad, confiar y hablar vanidad, pensamientos de iniquidad (hacer el mal, pensamientos de maldad, amargura, resentimientos), rebeldía, apartarse de Dios. tomar el nombre de Dios en vano, no honrar al padre y madre, adulterio, robo, codicia, contiendas, herejías, borracheras, envidias, avaricia, amar al mundo, desobediencia, amor a si mismo, orgullo, altivez, ingratitud, egoísmo, inmisericordia, crueldad, traición, prostitución, divorcios (no justificados), depravación sexual, miedo…