Escudriñar las Escrituras


Es muy común entre muchos creyentes el acercarse a la Biblia a seleccionar alguno que otro texto para el día a día. Es menos común el acercarnos a escudriñar las Escrituras. Para muchos la palabra escudriñar en sí mismo no es muy conocida. No es usada con frecuencia en nuestras conversaciones diarias y aún en la Biblia aparece contadas ocasiones. En toda la Biblia (RV1960) aparece apenas en 23 ocasiones. De estas, en la mayoría de las veces se trata del escudriñar de Dios en los corazones de los hombres.

De todos modos, en las veces en que aparece dicha palabra, trae luz a nuestra manera de leer la Biblia, y aún, de adquirir sabiduría. Veamos algunos ejemplos.

Escudriñar es el primer paso para la sabiduría

En Proverbios 2:4 se habla de la necesidad buscar (escudriñar) la sabiduría como quien busca y rebusca un tesoro. En Proverbios 25:2 se menciona que la excelencia de los reyes es inquirir, investigar, tratar de descubrir (escudriñar) el designio oculto de Dios. Proverbios 28:11 habla de la posibilidad que tienen los pobres de aventajar a los ricos por medio de la investigación que produce sabiduría. Eclesiastés 12:9 nos habla de la riqueza de saber investigar, buscar o escudriñar con el ánimo de alcanzar sabiduría. Es común atribuir este libro a Salomón, el hombre más sabio de la tierra. Lo interesante es ver que, según este versículo, dicha sabiduría le fue dada, no por vivir distraídamente sino por ser atento y estudioso (escudriñador). Al parecer, el regalo de Dios de la sabiduría de Salomón fue de hecho, el regalo de una mente despierta y dispuesta a investigar.

Escudriñar es la base de una correcta confesión de pecados

Lamentaciones 3:4 advierte sobre la importancia de saber reflexionar, examinar las propias faltas como paso previo para volverse a Dios. La confesión de pecados, carece de fuerza si no hemos examinado nuestra vida en busca del pecado que anida en nuestro corazón, oculto a la mirada distraída.

Escudriñar las Escrituras es la manera más apropiada de conocer a Cristo

A los dirigentes judíos que ponían pero a todas las cosas que Jesús hacía les dice en Juan 5:39 que investiguen, indaguen, escudriñen las Escrituras pues ellas son la principal fuente de información acerca de la venida, el propósito y la misión de Jesucristo. Nosotros, no podemos darnos el lujo de dejar de lado el testimonio de Cristo que se manifiesta en todas las Escrituras. Al contrario, si realmente queremos conocerlo a Él, es menester que nos adentremos en las Escrituras, que las estudiemos pacientemente como quien anhela descubrir un tesoro. Es allí donde se halla expuesta la manera de seguir a Cristo y la razón por la cual debemos hacerlo. En definitiva, no se puede ser cristiano completamente mientras no se conozca de Cristo y de él sólo podemos saber indagando, investigando y escudriñando en las Escrituras.

Escudriñar las Escrituras nos cuida de las herejías y falsas doctrinas

Escudriñar las Escrituras es lo que hacen los discípulos de Berea después de escuchar el mensaje de Pablo (Hechos 17:11). Es una lección que nos da la Biblia a todos los creyentes. La falta de cuidado en el estudio profundo de las Escrituras es lo que ha permitido que muchos predicadores inescrupulosos hagan de las suyas fundando iglesias, sectas y movimientos religiosos a partir de mal-interpretaciones de la Palabra de Dios. Los creyentes que los siguen, no han tenido el cuidado de examinar por sí mismos lo que dicen las Escrituras y se han dejado llevar por las palabras lisonjeras de aquellos maestros que predican a la gente conforme a sus propias pasiones (2 Timoteo 4:3).

Es sólo en la medida en que empecemos a escudriñar las Escrituras que podremos profundizar nuestra fe, adquirir sabiduría, conocer más acerca de Cristo y librarnos de las falsas doctrinas. No sólo leamos la Biblia, investiguemos, indaguemos, preguntemos, escudriñemos las Escrituras.

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