Los almogávares

Suele decirse que fueron mercenarios, pero se hallasen donde se hallasen, los almogávares nunca quisieron combatir bajo otra bandera que no fuese el Señal Real de Aragón. Igual daba combatir en Sicilia o en Asia Menor, y cuando se hicieron con Atenas, también allí ondearon las barras. ¿Quiénes fueron aquellos extraordinarios guerreros? Os proponemos embarcarnos con ellos en la que fue la mayor aventura militar de la Corona de Aragón.

Entrada de Roger de Flor en Constantinopla. Fuente: https://es.wikipedia.org

Los almogávares nacen con el Reino de Aragón, en un tiempo de guerra. De hecho, se trataba de pastores y agricultores que, habiendo perdido sus tierras, vivían en la frontera organizando emboscadas a los musulmanes para obtener botín. Y por eso sus enemigos acabaron conociendo a estos feroces montañeses como “al-mugáwir”, que en árabe significa “el que hace algaradas”.

Por tanto, no debemos imaginar a estos temidos guerreros con la apariencia de novelescos caballeros medievales. Todo lo contrario, su aspecto era el propio de su humilde condición: vestían una zamarra de piel; calzones; abarcas para atravesar con ligereza las montañas, y un zurrón donde guardaban pan para dos o tres días, que es lo que duraban sus fugaces incursiones. Como únicas armas, llevaban un par de lanzas ligeras, su daga, y el famoso coltell, un cuchillo ancho parecido al de los carniceros. Si colocamos esta peculiar impedimenta a un tipo ágil, de pelo largo y barba poblada, tenemos el prefecto retrato de uno de nuestros protagonistas. Por lo demás, y para ser rápidos en sus improvisadas expediciones, los almogávares no llevaban armadura ni grandes escudos; y en la cabeza, solo un rudimentario casco de cuero.

Miniatura que recrea a un almogavar. Fuente: http://www.jroma33.260mb.com

Como escribió en el siglo XIII el cronista Bernat Desclot, que vivió en la época dorada de los almogávares: “No viven ni en las ciudades ni en las villas, sino en las montañas y los bosques, y guerrean todos los días contra los sarracenos. (…). Y soportan condiciones de existencia muy duras, que otros no podrían soportar. Que bien pasarán dos días sin comer si es necesario, comerán hierbas de los campos sin problema. (…). Y son muy fuertes y muy rápidos, para huir y para perseguir; y son catalanes y aragoneses y serranos.”

Tres guerreros almogávares. Fuente: https://www.pinterest.es

¿Y qué es lo que hace famosos a estos hombres de armas, si realmente no encajaban en absoluto dentro del código de la caballería medieval? Ciertamente, durante mucho tiempo no se les prestó especial atención, pero tal era su profesionalidad y arrojo en la batalla, que el rey acabó usando de ellos, y así, en la época de Pedro III se convirtieron en la fuerza de elite de la Corona de Aragón.

En ese tiempo, el ejército almogávar resultó crucial durante la Guerra de las Visperas Sicilianas, y también para defender la Corona cuando el papa mandó una cruzada contra los aragoneses. En esa ocasión, los almogávares combatieron con rotundo éxito a los cruzados franceses en la Batalla del Collado de las Panizas.

Pedro III en el Collado de las Panizas. Fuente: https://es.wikipedia.org

No obstante, fue la expedición al Imperio de Bizancio la que elevaría a los almogávares a la categoría de mito. Aquella aventura ha quedado inmortalizada hasta nuestros días como la “Gran Compañía Almogávar”.

Recorrido de los almogávares. Fuente: https://historiaragon.com

Corría el año 1303, y por aquél entonces Bizancio no vivía sus mejores años. Serbios, latinos y sobre todo turcos amenazaban el otrora poderoso imperio. Aragón, mientras tanto, comenzaba con extender su poder por el Mediterráneo. Los almogávares, que se encontraban ociosos tras la paz entre Aragón y Francia, fueron entonces llamados por el apurado emperador Andrónico II. De saber lo que se le venía encima, nunca habría pedido el socorro de los aragoneses…

Roger de Flor. Fuente: http://www.jroma33.260mb.com

Los almogávares desembarcaron en Constantinopla en septiembre, y recorrieron en procesión triunfal la monumental ciudad hasta la magnífica basílica de Santa Sofía, donde fueron recibidos por el emperador con grandes honores. Poco después, fueron enviados a luchar con los invasores turcos, que se estaban apoderando de Anatolia.

Gran Compañía almogávar. Fuente: https://www.dolcacatalunya.com

Comandados por el carismático Roger de Flor, que había servido en la orden de Temple durante el sitio de Acre, la Gran Compañía Almogávar inició la que bien podría parangonarse con la expedición de Alejandro Magno. Compuestas por cerca de doce mil guerreros, estas “falanges aragonesas” vencieron a los imparables turcos en todas las batallas. Recuperaron Filadelfia, Magnesia y Éfeso. En la Batalla de Monte Tauro, los almogávares hicieron frente a un ejército casi cuatro veces más numeroso, y aún así, obtuvieron una victoria aplastante.

Victoria almogávar en Monte Tauro. Fuente: https://arrecaballo.es

Tal fue la eficacia de la Gran Compañía, que enseguida se desvaneció la amenaza turca, y el emperador bizantino incluso nombró César a Roger de Flor, convirtiéndose en uno de los hombres más poderosos del gran imperio…, algo que despertará envidias en la corte. Así, en el invierno de 1304, el hijo del emperador condujo a Roger y sus generales a una trampa y todos fueron asesinados. Como ya no existía el temor a los turcos, creía que los encumbrados almogávares no representaban un obstáculo, pero se equivocó al pensar que descabezando aquél ejército se libraría de ellos. Por el contrario, aquella traición desató la conocida como “venganza almogávar”.

Almogávares en plena carga

A partir de ese momento, los bizantinos lamentarían enormemente la llegada de los almogávares, que si antes habían arrasado las fuerzas turcas, ahora se entregaron a la firme determinación de arrasar el imperio que acaban de salvar. El grito de guerra de los almogávares, “¡Aragón, Aragón!, ¡San Jorge!” resonaría en cada palmo del imperio aterrorizando a ciudades y ejércitos. Finalmente, el emperador envió contra la ya cansada compañía, compuesta por solo tres mil hombres, una fuerza militar que la doblaba en número. Ambos ejércitos se encontraron en Aprós; una vez más, los almogávares hicieron saltar chispas golpeando sus armas con piedras, gritando “¡Aragón, Aragón!”, y se arrojaron corriendo contra las cerradas filas de caballería. Pues bien, según el cronista Ramón Muntaner, que acompañaba a la hueste aragonesa, en Apros murieron miles de bizantinos y solo 36 almogávares. El imperio nunca volvería a reponerse de esta derrota.

Batalla del Río Céfiso. Fuente: https://arrecaballo.es

Culminada su venganza, los almogávares pasaron entonces a Grecia, y allí, tras vencer a los griegos en la Batalla del Río Céfiso, conformaron los ducados de Atenas y Neoptria. Aquél fue el lugar que eligieron para asentarse definitivamente, y en verdad, no hay colofón más épico para el periplo almogávar. Ellos se disgregaron poco después, pero Atenas y Neopatría aún permanecerían en la Corona de Aragón durante cerca de un siglo…

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Un pensamiento en “Los almogávares

  1. jgrosay

    El término ‘mercenario’ que se usa con carácter despectivo, sería la realidad de todos los ejércitos, porque todos cobran, si hasta Alfonso X no hubo un ejército permanente en la península, desaparecidas las huestes de los sanguinarios invasores romanos, es bueno recordar que el episodio del saco de Roma que tanto entristeció a Carlos I se debió a que el condestable de Borbón no pagó a los Landsknecht, lansquenetes, ‘servidores, fuerza pública’, y se cobraron ‘en especie’. ¿Se llevaría el Borbón esos dineros? Muy probablemente, sí mangó.
    El ‘apellido’ lo recibían las gentes tras participar en la única tarea colectiva de entonces, la defensa. Salut +

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