AJ Fernandez – San Lotano Oval

Soy fiel seguidor de varias cuentas de tabacos en Instagram y en casi todas aparece el San Lotano Oval de AJ Fernandez entre los mejores, así que no me podía quedar sin probar uno… qué suerte que he conseguido dos, aunque este es el primero que pruebo. Este delicioso tabaco está hecho de una compleja variedad de tabacos, la mayoría cultivados en Nicaragua por AJ Fernandez. Desde su lanzamiento en 2012, este tabaco ovalado (no es redondo y no llega a ser cuadrado, como un box-pressed, por eso el nombre Oval) se ha ganado la apreciación entre los amantes del tabaco y un puesto muy merecido en el Top 25 de Cigar Aficionado de 2012 (en el No. 25). Tiene un sabor medio, aunque muy variante en intensidades desde la primera calada.

No debería ser sorpresa para nadie que a AJ Fernandez se le debe un cierto respeto últimamente, pues junto con My Father Cigars, han realzado el valor del tabaco nicaragüense haciéndolo, en mi humilde opinión, un muy buen rival del tabaco cubano tradicional. El San Lotano en particular es un tabaco de una construcción impecable, con ligeras venas y estructura que cede un poco ante la presión. La forma oval siempre ha existido, pero ha sido AJ Fernandez quien la ha puesto de moda de nuevo. En frío se le sienten aromas de cacao, canela, especias, madera y un poco de cereza.

Desde la primera calada el sabor es diferente. Los aromas se convierten en sabores y se siente una cremosidad temprana, con humo abundante y una línea de quemado un poco errática. La lengua me pica por la cantidad de especias y/o pimienta que tiene, con un gran componente cítrico. Me acompañan mis suegros y mi esposa, quienes me dicen que el humo huele muy bien. A los pocos minutos de encendido aparece un sabor lejano a nueces, pero me impresiona más que con tan poco progreso los sabores son desbordantes y el tabaco ciertamente no es de sabor medio, sino que ya alcanza intensidades más altas.

Más sabores acompañan este tabaco, incluyendo cerezas, café y chocolate oscuro, es un tabaco con un equilibrio increíble en sus sabores y un final muy largo. Creo que detecto algo de cuero, pero los sabores anteriores me dominan el paladar. El tabaco en general tiene una profundidad de tierra mojada, puesto que estoy acompañado y no fumando solo, como suele ser mi costumbre, estoy combinando el cigarro con un ron (Pampero Aniversario, venezolano) en las rocas, que procuro no probar mucho, para que no me domine el sabor. El primer tercio está a punto de desaparecer, y el cigarro quema bastante lento, con unos 25 minutos de tiempo pasados.

La maravilla de este tabaco me hace agradecer el haber adquirido dos, aunque no haya sido a propósito. Me aproximo a la mitad del tabaco y los (mismos) sabores siguen apareciendo y reluciendo; la fortaleza se mantiene en media-intensa y la línea de quemado sigue siendo ‘variable’.

El último tercio es una explosión constante de sabores, con una línea de quemado que se arregla sola y una predominancia del sabor de nueces. Los últimos centímetros son asombrosos, con una complejidad intensa, muy cremosa pero seguida de cerca con todos los sabores que la acompañan y un toque tostado en ellos. Es uno de esos cigarros que no quieres que acaben. Lamentablemente es tarde y ya me he quemado los dedos tres veces, pero incluso teniendo otro en el humidor estoy considerando adquirir un par más, sobre todo de los maduro.