Aliteración.-

Dios dispuso de estructuras y figuras  para dar forma a nuestra mente y a nuestro cerebro, para acomodar lo espiritual a lo espiritual y poder llegar así a tener la mente de Cristo.

Como podemos ver a continuación en la siguiente imagen, recopilamos el versículo de Isaías 28:10 en español (RVR 1960), su escritura en hebreo y su fonética.

Una de las figuras retóricas que Dios muestra a su pueblo para que conozcan como Él  les hablará en su palabra es: la Aliteración. En el versículo de Isaías 28:10 encontramos esta figura, y es interesante al respecto, más bien es una figura de dicción, que consiste en la repetición de sonidos especialmente en palabras contiguas, creando así un efecto sonoro por la  reiteración de un determinado sonido. Tenemos luego en este versículo, la repetición de sonidos en hebreo: tzav latzav, tzav latzav, qav laqav, qav laquav, creando a la vez una sonoridad similar a un tartamudeo que enlaza justamente con el versículo Isaías 28:11 “porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo”, (haga clic aquí para comprobar este pasaje en su lengua original).

Analizando el texto en el versículo 10 debemos reconocer que no es un pasaje de fácil comprensión, pero en líneas generales es la respuesta de Dios a un comportamiento lamentable de su pueblo, y aquí usa la aliteración. Les pido que tengan abierta la Biblia en Isaías capítulo 28. En el versículo 1 nos habla de la “corona de soberbia” de su pueblo, pero Dios tiene a  “uno” (versículo 2) que ejecutará el juicio contra la soberbia. Este juicio lo asemeja a un “turbión de granizo” (aquí vemos otra figura retórica: “el símil”), llegados a este punto, por favor, considere la cercanía de este pasaje con el sonido de la primera trompeta de Apocalipsis 8:6-7 «Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.  El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde», donde encontramos que preparados están de pie delante del Señor, esos siete ángeles para ejecutar el juicio de Dios, y “uno” de esos ángeles, el primero, toca la trompeta y el efecto es una gran granizada, al parecer en este caso contra la “soberbia” del hombre. Para los que podrían albergar alguna duda, esta profecía fue dicha dentro del contexto histórico de Isaías pero tiene una extensión escatológica, puesto que el versículo 5 señala “el día de Jehová”.

Ahora bien, nótese el uso  de verbos que usa el Espíritu para describir el sin sentido de los líderes religiosos en el versículo 7; nada menos que  3 veces el profeta repite en el hebreo, la misma expresión, “erraron por el alto consumo de vino” por ello, se salieron del camino, es decir, vacilaron;  por tanto su ministerio se vio afectado, erraron la visión, los profetas y los sacerdotes, tambalearon al juzgar.

Frente a todo esto y refiriéndonos a las figuras que utiliza Dios en su palabra, ¿cuál es su respuesta?: se puede determinar un patrón:

• ante la soberbia de Nimrod y sus contemporáneos cuando construyeron la torre de Babel, Dios confundió la lengua,
• frente a la soberbia farisaica, el Señor habló en parábolas,
• y aquí frente a la soberbia de Efraín, con señalamiento de profetas y sacerdotes, en el versículo 10, el Señor habla en lengua de tartamudos, con una sorprendente aliteración.

Ante una henchida mente carnal, el Espíritu habla por el principio contrario, es decir,  les habla como a niños, en un balbuceo (usa esta figura), para que oyendo no entiendan, es el juicio de Dios; en cambio la gracia de Dios, es entender, saber, conocer a Cristo, o como dice la Palabra, tener la mente de Cristo, siempre y cuando con humildad reconozcamos que no sabemos y menos entendemos que Dios, nos da el reposo de la revelación, el refrigerio. (versículo 12).

Un tema de mucha importancia en la Palabra, es lo referente a la mente y al cerebro del hombre,  por ello Dios usa figuras para hablarnos y así cambiar nuestra mente a la mente de Cristo, Pablo nos habla respecto al modo de pensar en 1 Corintios:

Si Ud. analiza este pasaje verá que los “incrédulos” no se refieren a los que no han creído en Cristo, sino que según Isaías son aquellos que perteneciendo al pueblo de Dios por su soberbia y carnalidad, no creen, es decir, no aceptan el trato de Dios, la forma de la enseñanza de Dios, dirigida a la nueva mente o a una nueva estructura mental, por eso dice “modo de pensar” (1 Cor.14:20), aceptando la realidad de Dios como niños, balbuceando, aquí “maduro en el modo de pensar” en el contexto de Corintios es el que habla conforme a las palabras del Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual, como lo refiere en 1 Corintios 2:13.

Aquí encontramos asuntos complejos de entender para una mente carnal, basada en la sabiduría humana y más en el racionamiento fundamentado en el método científico, (proveniente de Gan Edén, donde se alteró la capacidad cerebral y mental de percibir y conocer la verdad), pero la gracia de Dios dispuso un cambio en la mente y por tanto en el cerebro del hombre, un cambio con un propósito definido: que el hombre tuviese la mente de Cristo; pero ¿Cómo opera este cambio? ¡Atención! , este cambio se opera cambiando la configuración, la estructura de pensamientos y por ende en las áreas cerebrales correspondientes. ¿Por qué los fariseos no entendían las palabras del Señor? , porque estaban incapacitados espiritual, mental y cerebralmente para hacerlo, asunto que también puede acontecer a la iglesia de hoy.

Ustedes se preguntarán porque señalo el “cerebro” tantas veces, la razón es porque soy partidario de estudios transversales. Lo que quiero decir con todo esto, es que el hombre es uno, y como se ha dicho, el lenguaje, la mente y el cerebro están estrechamente unidos, pero he aquí una forma cómo Dios quiere configurar nuestra mente, por la Palabra; los pensamientos de Dios codificados y encontrados en la Biblia en hebreo, en griego y partes de arameo y ahora traducida a muchos idiomas incluido el nuestro el castellano, pero, especialmente en los idiomas originales, el lenguaje bíblico está lleno de figuras literarias, conocemos ahora dos , la aliteración y las parábolas, pero existen muchas más; algunas de ellas son:

• las metáforas,
• los símiles,
• los abundantes paralelismos de la poesía hebrea,
• y los quiasmos o estructuras quiásmicas, (los más atrayentes en lo personal).

Lo importante de esto es que Dios dispuso todas estas estructuras y figuras justamente para esto, para dar forma a nuestra mente y a nuestro cerebro, para que seamos maduros en el modo de pensar ¿cómo? Acomodando lo espiritual a lo espiritual, 1 Cor. 2:13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.   En palabras del apóstol Pablo el tener la mente de Cristo, implica hablar palabras enseñadas por el Espíritu, que por cierto no son locura, aunque parezcan, sino que se deben discernir espiritualmente (1 Cor. 2:9-16).

La verdad es que nos queda mucho por aprender al respecto.