procrastinar

Aprende a manejarla

El problema puede requerir apoyo especial

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El problema puede requerir apoyo especial

Procrastinar es un término que se utiliza para definir el hecho de aplazar una obligación o trabajo, e incluso se relaciona con alguien perezoso, sin embargo, no es un tema que tenga que ver con ser flojo, sino con procesos más complejos relacionados con experiencias emocionales que provocan sentimientos de incapacidad, explicó Libia Gómez Altamirano, psicóloga de la DGOAE.

Al abordar el tema “¿Cómo evitar la procrastinación?”, la especialista de la Dirección General de Orientación y Atención Educativa dijo que es importante saber que “la procrastinación daña a quien la padece porque lleva a las personas al límite de sus capacidades; las mantiene estresadas y experimentan sentimientos de culpa, al no lograr hacer las cosas ni cumplir con aquellos objetivos, metas y sueños que puedan tener en la vida”.

Se dice que influye el aspecto emocional, explicó, porque interviene el miedo que se le tiene a la tarea por realizar, la angustia que se genera cuando se cree que no se va a poder con algún reto, y entonces se prefiere dejarlo para después, es decir, se busca la respuesta inmediata y el alivio de  decir luego lo hago, hasta que se convierte en una bola de nieve imparable.

Lo que hay que hacer, siguió, es romper con la procrastinación a través de aprender a regular esos sentimientos; pues “la frustración de no poder vencer los obstáculos que se presentan en la búsqueda de metas y el estrés de no cumplir las obligaciones, hacen que se duerma y coma mal o que se presenten problemas de salud como la colitis nerviosa. Por eso no es bueno trabajar al límite, aunque muchas personas consideren que son buenas trabajando bajo presión.

 

Por qué se hace

La psicóloga recordó que los egipcios fueron los primeros en utilizar el término procrastinar y “como podemos darnos cuenta, es un asunto que desde hace siglos preocupa a las personas, por lo que no es un tema de las nuevas generaciones, como la de cristal”.

Las personas procrastinan porque la tarea a realizar se percibe como una amenaza que hay que evitar, por los estilos de crianza o por las altas expectativas que se tienen que alcanzar; poco reconocimiento del yo futuro y falta de un proyecto de vida; por la baja autoestima o motivación; el poco disfrute de las tareas y la falta de reforzadores positivos ante lo logrado.

“En general, procrastinamos por una falta de regulación emocional”, por eso se recomienda trabajar con las ideas y emociones que surgen cuando se presenta el problema. Hay que pensar y analizar por qué se postergan o se tiene tanto miedo a poder regular los sentimientos y a tomar decisiones.

“Es importante saber por qué se tiene la percepción de que se va a fracasar en lo que se propone, saber de dónde vienen esa inseguridad y cómo se han afrontado los retos, pues necesitamos aumentar la autoestima y autoconcepto; porque si no, entonces vamos a estar todo el tiempo muertos de miedo y paralizando las decisiones importantes”.

Hay que aprender a manejar esas emociones y si no podemos, entonces hay que buscar ayuda de un profesional, para ver lo que está pasando, expresar lo que se siente y con ello cumplir las metas que se tienen. 

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