Consumismo
¿Qué es el consumismo?
El consumismo se puede definir como un nivel exacerbado de consumo, en donde el consumir es el acto de comprar que hacemos a diario, además del uso de servicios como el agua potable o la energía eléctrica. Este consumo se basa en la transacción de dinero a cambio de un bien o servicio, persuadidos por campañas comerciales o por mandatos sociales o culturales, generando muchas veces de manera sostenida un gasto mayor que el que podemos solventar. Es así como pasamos de utilizar el consumir como un medio para satisfacer necesidades a ser un fin en sí mismo, cultivando el amor por lo material y la creencia de que hace falta tener para ser y pertenecer a cierto grupo social, sobreponiendo las necesidades superfluas a las necesidades vitales (Funes, 2011). El consumir un producto implica dar un voto de confianza a quienes lo manufacturan, no solo aprobando el producto en sí, sino también los procesos necesarios para su creación: materiales utilizados, procesos productivos, la manera en la que tratan a sus empleados y el impacto que generan sobre la sociedad y el ambiente (Funes, 2011). A su vez, el sistema de producción lineal propio de una economía capitalista exige que hagamos del consumo nuestro estilo de vida, que busquemos en él nuestra satisfacción, este sistema necesita que las cosas se consuman, se quemen, se gasten, se sustituyan y se desechen a un ritmo cada vez mayor, con el fin de incrementar las utilidades empresariales (Delgado, 1998).
¿Qué consecuencias nos trae?
Para abastecer este afán consumista es necesario sobreexplotar la tierra, usando de manera indiscriminada materiales tóxicos, extrayendo materias primas, contaminado suelo, agua y aire por la producción a nivel industrial de manera irresponsable, muchas veces para abaratar costos con la finalidad de maximizar así sus ganancias individuales. En el fondo, estamos utilizando muchísimos más recursos de los que el planeta puede renovar, esto lo podemos evidenciar en que, por ejemplo, el 1 de agosto de este año se agotaron todos los recursos renovables que la tierra puede ofrecer para este año, lo cual implica que estamos explotando nuestro ecosistema a una capacidad que sólo 1,7 planetas podrían sostener, según la ONG Global Footprint Network. En el caso de Chile el día del sobregiro fue el 2 de junio, siendo el primer país en Sudamérica en agotar todos los recursos en el presente año. Lo anterior nos posiciona en alerta: ¡no es posible seguir consumiendo al nivel en el que lo estamos haciendo! Otra consecuencia del consumismo es el endeudamiento que este conlleva, sobre todo en países como el nuestro, en donde la desigualdad de ingresos es tan alta y sin perjuicio de esto se intenta llevar estilos de vida ligados al despilfarro que implican gastar más allá del presupuesto, habiendo un 41% de chilenos endeudados, según la encuesta Adimark (2014), coexistiendo el consumo excesivo como posibilidad para algunos, con la imposibilidad del consumo esencial para muchos. Las personas se comportan antes como consumidores que como ciudadanos; antes como individuos que como grupos sociales o comunidades; antes como defensores de derechos e intereses privados que como promotores de fines colectivos; antes como defensores de la transparencia del mercado que como demandantes de beneficios del Estado (Cristoffanini, 2005).
¿Cómo lograr un consumo responsable?
Un consumo responsable implica detenerse antes de comprar de manera compulsiva, haciendo un examen de lo realmente necesario, evitando el uso de materiales tóxicos en la elaboración de los productos, considerando el impacto de lo comprado a lo largo de todo el ciclo de vida, minimizando el uso de nuestros recursos naturales, de los residuos generados y de la contaminación producida. Actos como la reutilización y reparación antes de comprar un nuevo producto, comprar productos locales y a granel, andar con tus propias bolsas reutilizables, son solo algunos ejemplos de comportamientos responsables con el medio, tomando así en cuenta en qué condiciones podrán habitar las generaciones presentes y futuras. Pasar del sistema de constante extracción y acumulación a uno que disponga de los recursos económicos en beneficio de la sociedad, la cultura, la salud, la educación y el ambiente es imperioso (Funes, 2011).
Bibliografía
- Cristoffanini, P. R. (2005). La utopía consumista en Chile. Sociedad y discurso, AAU, (8), 1-15.
- Delgado, E. 1997. Consumo y medio ambiente. Revista Tabanque. N° 12-13.
- Funes, E. 2011. Consumo responsable, el rol de las empresas, del Estado y del consumidor. Informe Ambiental Anual, 569-590.
- GFK Adimark. 2014. Endeudamiento.
Elaborado por Camila Muñoz Tapia.