Un episodio muy famoso de la vida de Frida Kahlo es que en 1943 consiguió permiso para que sus alumnos, conocidos como “Los Fridos”, pintaran la fachada de la célebre pulquería La Rosita, ubicada en las calles de Londres y Aguayo, a una cuadra de La Casa Azul, en Coyoacán.
Con la asesoría de Frida y de Diego Rivera, los 16 jóvenes hicieron el trabajo que fue inaugurado el 19 de junio de ese año con una gran fiesta. Guillermo Monroy, uno de “Los Fridos”, escribió el siguiente corrido para la inauguración:
"¡Pintar La Rosita
costó mucho esfuerzo!
La gente ya había olvidado
el arte de la pulquería
Doña Frida de Rivera
nuestra maestra querida
nos dijo: ‘Vengan, muchachos,
les mostraré la vida
Pintaremos pulquerías
y las fachadas de escuelas;
el arte empieza a morir
cuando se queda en la academia’
Amigos, vecinos,
quiero darles el consejo
de no tomar tanto pulque
pues pueden abotagarse”.
Todos aplaudieron y repitieron los versos a coro. El pulque corrió en abundancia, mientras un grupo de mariachis que Frida llevó de la plaza Garibaldi entonaba canciones conocidas que todo el mundo bailaba. Frida estaba feliz.