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{\rtf1{\info{\title Stasiland}{\author Anna Funder}}\ansi\ansicpg1252\deff0\defl ang1033 {\fonttbl{\f0\froman\fprq2\fcharset128 Times New Roman;}{\f1\froman\fprq2\fchars et128 Times New Roman;}{\f2\fswiss\fprq2\fcharset128 Arial;}{\f3\fnil\fprq2\fcha rset128

Arial;}{\f4\fnil\fprq2\fcharset128 MS Mincho;}{\f5\fnil\fprq2\fcharset12 8 Tahoma;}{\f6\fnil\fprq0\fcharset128 Tahoma;}} {\stylesheet{\ql \li0\ri0\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\rin0\lin0\itap0 \rtlch\ fcs1 \af25\afs24\alang1033 \ltrch\fcs0 \fs24\lang1033\langfe255\cgrid\langnp1033 \langfenp255 \snext0 Normal;} {\s1\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel0\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs32\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs32\lang1033 \langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \ snext16 \slink21 heading 1;} {\s2\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel1\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\ai\af0\afs28\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\i\fs28\lan g1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedo n15 \snext16 \slink22 heading 2;} {\s3\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel2\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs28\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs28\lang1033 \langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \ snext16 \slink23 heading 3;} {\s4\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel3\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\ai\af0\afs23\alang1033 \ltrch\fcs0\b\i\fs23\lang 1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon 15 \snext16 \slink24 heading 4;} {\s5\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel4\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs23\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs23\lang1033 \langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \ snext16 \slink25 heading 5;} {\s6\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel5\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs21\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs21\lang1033 \langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \ snext16 \slink26 heading 6;}} { {\ql {\b Annotation}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { Subt\u237?tulo: Historias tras el muro de Berl\u237?n\par\pard\plain\hyphpar} { Casos, documentos y archivos reales que muestran el verdadero poder de la Stasi alemana y algunos de cuales dieron origen a la pel\u237?cula La vida de los otro s.\par\pard\plain\hyphpar} { Durante a\u241?os se nos vendi\u243? que en la RDA no exist\u237?a oposici\u243? n al comunismo, una afirmaci\u243?n amparada por la historia y la naturaleza de los alemanes del Este, un pueblo disciplinado y educado para obedecer \u243?rden es. Pero m\u225?s all\u225? de las condiciones naturales exist\u237?a el poder d e la Stasi, la polic\u237?a secreta de la RDA, que contaba con el mayor n\u250?m ero de miembros y confidentes por ciudadano que cualquier otro estado totalitari o de la historia.\par\pard\plain\hyphpar} { A trav\u233?s de diferentes entrevistas con antiguos miembros de la Stasi y algu nas de sus v\u237?ctimas, Anna Funder consigue reunir testimonios hasta lograr u na visi\u243?n espeluznante de una sociedad f\u233?rreamente controlada. Y nos d escubre la acci\u243?n de la polic\u237?a secreta en Occidente, su infiltraci\u2 43?n en medios pol\u237?ticos, c\u243?mo vend\u237?an a los disidentes por divis as de la Alemania Occidental y qu\u233? sucedi\u243? en los \u250?ltimos d\u237? as de la RDA, desde el punto de vista de quienes deb\u237?an haberla defendido.\ par\pard\plain\hyphpar} { Stasiland fue galardonado con el Samuel Johnson Prize de la BBC para obras de no ficci\u243?n en 2004, y finalista del Age Book of the Year Awards, el Queenslan

d Premier\u8217?s Literary Awards, el Guardian First Book Award, el South Austra lian Festival Awards for Literature (Innovation in Writing), el Index Freedom of Expression Awards, y el W.H. Heinemann Award.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b ANNA FUNDER } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } {\line } { {\ql {\i {\b Stasiland}}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line }{\line }{ {\ql {\i {\b Traducci\u243?n de}}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\i {\b Julia Osuna Aguilar}}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line }{\line }{ T\u237?tulo Original: {\i Stasiland: Stories from behind the Berlin Wall Traductor: Osuna Aguilar, Julia}\ par\pard\plain\hyphpar} { \u169?2003, Funder, Anna\par\pard\plain\hyphpar} { ISBN: 9788492567072\par\pard\plain\hyphpar} { Generado con: QualityEbook v0.62\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b ACERCA DE LA AUTORA } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\b Anna Funder} es una escritora australiana graduada en las Universidades de Sidne y y Berl\u237?n. Ha trabajado como abogado especialista en Derecho Internacional , y como relaciones p\u250?blicas de una emisora televisiva alemana. {\i Stasiland}, su primer libro, recibi\u243? el premio Samuel Johnson de la BBC par a obras de ensayo del 2004.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b ACERCA DE LA OBRA } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \u171?Anna Funder explora, de la manera m\u225?s humana y sensible posible, las vidas arrasadas por la polic\u237?a de Alemania del Este, la Stasi. La autora pe rmite que ex agentes tenga la misma opci\u243?n de reflexionar sobre lo que hici eron y acaba por descubrir \u8212?para su decepci\u243?n y la nuestra\u8212? que no han aprendido nada.\u187?\par\pard\plain\hyphpar} { J. M. COETZEE\par\pard\plain\hyphpar} { \u171?Tu libro, {\i Stasiland, las verdaderas historias tras el Muro de Berl\u237?n}, me impresion\u 243? como ning\u250?n otro en los \u250?ltimos cinco a\u241?os. Es fascinate, am eno, hilarante, terrible y muy importante.\u187?\par\pard\plain\hyphpar} { TOM HANKS\par\pard\plain\hyphpar} { \u171?{\i

Stasiland} es una brillante narraci\u243?n de la b\u250?squeda apasionada de una historia brutal que estaba en proceso de perderse, olvidarse y destruirse. Es u na obra maestra del an\u225?lisis, escrita casi como si se tratara de una novela , con una mezcla perfecta entre el sentimiento de compasi\u243?n y el acto de di stanciarse de los hechos.\u187?\par\pard\plain\hyphpar} { {\i SUNDAY TIMES}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } {\line } { {\qr {\i Para Craig Allchin}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line }{\line }{ \u171?(...) una callada jungla enloquecida bajo el cristal.\u187?\par\pard\plain \hyphpar} {\line } { {\i Los miembros de Frankie y la boda}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { Carson McCullers\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { \u171?Vosotros dos, violador y v\u237?ctima (\u161?colaborador! \u161?viol\u237? n!),\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { est\u225?is vinculados, tal vez para siempre, por la obscenidad de lo que os ha sido revelado, por lo triste que es saber\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { de lo que es capaz la gente. Todos somos culpables.\u187?\par\pard\plain\hyphpar } {\line } { {\i Las aut\u233?nticas confesiones de un terrorista albino Breyten Breytenbach}\par \pard\plain\hyphpar} {\line } { \u171?\u8212?\u161?Que el jurado considere su veredicto!\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { \u8212?orden\u243? el Rey por en\u233?sima vez aquel d\u237?a.\par\pard\plain\hy phpar} {\line } { \u8212?\u161?No, no! \u8212?ataj\u243? la Reina\u8212?. \u161?La sentencia prime ro!...\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { \u161?Ya habr\u225? tiempo para el veredicto despu\u233?s!\u187?\par\pard\plain\ hyphpar} {\line } { {\i

Alicia en el Pa\u237?s de las Maravillas}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { Lewis Carroll, trad. de Jaime de Ojeda\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 1 Berl\u237?n, invierno de 1996 } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Tengo} resaca y voy sorteando la muchedumbre de la estaci\u243?n de Alexanderpla tz como si fuera un coche. En varias ocasiones calculo mal mi anchura y acabo ch ocando contra una papelera o contra un poste de publicidad. Ma\u241?ana se me re velar\u225?n cardenales en la piel, igual que una fotograf\u237?a en un negativo .\par\pard\plain\hyphpar} { Un hombre que est\u225? de cara a la pared se da la vuelta sonriendo y subi\u233 ?ndose la bragueta. No tiene cordones en los zapatos y apenas dientes en la boca ; su cara y su calzado est\u225?n igual de dados de s\u237?. Otro hombre vestido con un mono, con una escoba del tama\u241?o de un secapistas de tenis, esparce por el and\u233?n desinfectante en bolitas; va formando arcos de polvo verde, co lillas y or\u237?n. Un borracho matutino camina por el suelo como si este fuese a desaparecer.\par\pard\plain\hyphpar} { Voy a coger el metro que va a la Ostbahnhof para desde all\u237? tomar un tren r egional a Leipzig, un trayecto de un par de horas. Me siento en un banco verde; miro los azulejos verdes, el aire verde. De buenas a primeras, no me encuentro m uy bien. Tengo que salir a toda prisa a la superficie, volver por las escaleras por las que he venido. Por arriba, Alexanderplatz es una monstruosa extensi\u243 ?n de cemento gris dise\u241?ada para que la gente se sienta peque\u241?a. Funci ona.\par\pard\plain\hyphpar} { Fuera est\u225? nevando. Atravieso la nieve medio derretida hasta donde s\u233? que hay unos urinarios; al igual que las v\u237?as del metro, tambi\u233?n est\u 225?n bajo tierra, pero a nadie se le ha ocurrido conectarlos con la estaci\u243 ?n a la que prestan servicio. Al bajar los escalones el nauseabundo olor a antis \u233?ptico es abrumador.\par\pard\plain\hyphpar} { Al fondo se ve a una mujer corpulenta con un delantal morado y un maquillaje de lo m\u225?s estridente. Est\u225? detr\u225?s de un mostrador de cristal que cus todia su alijo de preservativos, pa\u241?uelos y tampones. No cabe duda de que s e trata de una mujer a la que no le asustan los desechos de la vida. Tiene una p iel suave y reluciente y varios niveles de papada. Debe de rondar los sesenta y cinco a\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Buenos d\u237?as \u8212?le digo. Me siento inc\u243?moda. He o\u237?do hi storias sobre beb\u233?s alemanes y sobre pesar sus alimentos y sus heces para i ntentar establecer el peso de la vida. Esta clase de historias maternales siempr e me han parecido muy poco apropiadas. Hago uso del ba\u241?o, salgo y dejo una moneda en el platillo. Se me ocurre que la \u250?nica funci\u243?n de las perlas desinfectantes es disimular el olor del cuerpo humano con uno a\u250?n peor.\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo est\u225? la cosa por ah\u237? arriba? \u8212?me pregunta la se\u241?ora de los ba\u241?os, se\u241?alando el tramo de escalones con la c abeza.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bastante fr\u237?o. \u8212?Me cuelgo la mochila a la espalda\u8212?. Pero tampoco es para tanto, no hay mucho hielo por el suelo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso no es nada todav\u237?a \u8212?resopla.\par\pard\plain\hyphpar} { No s\u233? si se trata de una amenaza o de un alarde. A esto es a lo que llaman {\i Berliner Schnauze}, u hocico berlin\u233?s: una actitud de \u171?ch\u250?pate es a\u187?. No quiero estar aqu\u237? pero tampoco quiero subir al fr\u237?o. El ol

or a desinfectante es tan fuerte que no sabr\u237?a decir si me siento mejor o m \u225?s mareada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Llevo aqu\u237? veinti\u250?n a\u241?os, desde el invierno de 1975. He vi sto cosas mucho peores.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? que lleva tiempo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Desde luego. Tengo una clientela fija, te lo aseguro. Me conocen, les con ozco. Una vez vino hasta un pr\u237?ncipe, un tal Von Hohenzollern.\par\pard\pla in\hyphpar} { Supongo que le contar\u225? lo del pr\u237?ncipe a todo el mundo. Pero funciona, siento curiosidad.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Aj\u225?. \u191?Antes o despu\u233?s de la ca\u237?da del Muro?\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?Antes. Era del Oeste y hab\u237?a venido de viaje de un d\u237?a. Sol\u23 7?an pasar bastantes occidentales, \u191?sabe usted? Y me invit\u243? a su palac io. \u8212?Se da una palmadita sobre el voluminoso busto\u8212?. Pero, claro, no pod\u237?a ir.\par\pard\plain\hyphpar} { Por supuesto que no: el Muro de Berl\u237?n pasaba a unos dos kil\u243?metros de aqu\u237? y no hab\u237?a manera de saltarlo. Junto con la Gran Muralla china, fue una de las estructuras m\u225?s largas que jam\u225?s se hayan construido pa ra mantener separada a la gente. La se\u241?ora pierde credibilidad por momentos pero, en consonancia, su historia va mejorando. Y, de pronto, ya no huelo nada. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Ha viajado usted desde que cay\u243? el Muro? \u8212?le pregunto.\p ar\pard\plain\hyphpar} { Echa la cabeza hacia atr\u225?s con cierto desd\u233?n. Veo que lleva un perfila dor de ojos morado que, desde ese \u225?ngulo, parece fosforito.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?Todav\u237?a no. Pero me gustar\u237?a... A Bali o alg\u250?n sitio por e l estilo. O a China. S\u237?, a China. \u8212?Tamborilea con sus u\u241?as pinta das sobre la vitrina de cristal y fantasea a media distancia, por encima de mi h ombro izquierdo\u8212?. \u191?Sabe lo que de verdad me gustar\u237?a hacer? Me g ustar\u237?a echarle un vistazo al Muro, a la muralla esa que tienen all\u237?.\ par\pard\plain\hyphpar} { El tren sale de la Ostbahnhof y va acelerando hasta alcanzar velocidad de crucer o. El ritmo mece como una cuna y acalla el repiqueteo de mis dedos. La voz del c onductor llega a trav\u233?s de los altavoces recitando las paradas: Wannsee, Bi tterfeld, Lutherstadt, Wittenberg. En el norte de Alemania habito el extremo gri s del espectro: edificios grises, tierra gris, p\u225?jaros grises, \u225?rboles grises. Fuera de ah\u237? la bobina de la ciudad, y luego la del campo, pasan e n blanco y negro.\par\pard\plain\hyphpar} { Anoche es una borrosa nube de humo: otra sesi\u243?n de bar con Klaus y sus amig os. Pero esta no es de esa clase de resaca con la que tienes que borrar de un ta ch\u243?n el d\u237?a. Es de una clase m\u225?s interesante, de esa en que las s inapsis destruidas se van regenerando poco a poco por su cuenta, perdi\u233?ndos e a veces a medio camino y provocando as\u237? nuevas y extra\u241?as conexiones . Me acuerdo de cosas que no hab\u237?a recordado con anterioridad, cosas que no salen del ordenado almac\u233?n de recuerdos al que llamo \u171?Mi pasado\u187? . Me acuerdo del bigote de mi madre al sol, me acuerdo de la pronunciada sensaci \u243?n de ansiedad y angustia de la adolescencia, me acuerdo del olor a cal viv a de los frenos del tranv\u237?a en verano. Crees que tienes tu pasado archivado por temas pero, en realidad, est\u225? esperando a reconectarse, en alg\u250?n momento, por s\u237? solo.\par\pard\plain\hyphpar} { Me acuerdo de que aprend\u237? alem\u225?n, tan bello y ex\u243?tico, en la escu ela, en Australia, en la otra punta de la Tierra. A mi familia no le hac\u237?a mucha gracia que aprendiera una lengua tan fea y extra\u241?a, una lengua que, a unque resultaba complicado expresarlo as\u237?, era la lengua del enemigo. Sin e mbargo, a m\u237? me gustaba su parecido con un juego de construcciones, por eso de crear largas palabras compuestas a partir de varias peque\u241?as. Se pod\u2 37?a dar vida a cosas que no ten\u237?an nombre en ingl\u233?s: {\i Weltanschauung, Schadenfreude, sippenhaft, Sonderweg, Scheissfreundlichkeit, Ver

gangenheitsbew\u228?ltigung}. Me gustaba la amplia gama de palabras entre lo \u1 71?descorazonador\u187? y lo \u171?acorazonado\u187?. Me gustaba el orden, la di ligencia con que imaginaba a la gente. M\u225?s tarde, en los a\u241?os ochenta, cuando pas\u233? una temporada en Berl\u237?n Occidental no pude dejar de pregu ntarme qu\u233? estar\u237?a pasando al otro lado del Muro.\par\pard\plain\hyphp ar} { Sentada frente a m\u237?, una mujer con la barriga como un tonel desenvuelve uno s emparedados de pan negro. Hasta el momento ha hecho como si yo no existiera, c omo si no estuvi\u233?semos pendientes de que nuestras rodillas se rozasen. Tien e las cejas pintadas en arcos de sorpresa, o puede que de amenaza.\par\pard\plai n\hyphpar} { Me paro a pensar en los sentimientos que he desarrollado hacia la antigua Rep\u2 50?blica Democr\u225?tica de Alemania. A pesar de que es un pa\u237?s que ya no existe, aqu\u237? estoy yo, en un tren que lo atraviesa a todo trapo, dejando at r\u225?s sus casas en ruinas y a su gente desconcertada. Esta sensaci\u243?n req uiere una palabra de juego de construcciones: solo puedo calificarla de \u171?ho rrormance\u187?. Es una sensaci\u243?n tonta, pero no quiero deshacerme de ella. El romance es por ese sue\u241?o de un mundo mejor que los comunistas alemanes quisieron construir sobre las cenizas del pasado nazi: de uno que se adecuase a sus capacidades a uno que se adecuase a sus necesidades. El horror es por lo que hicieron en su nombre. Alemania del Este habr\u225? desaparecido, pero sus resc oldos siguen a la vista.\par\pard\plain\hyphpar} { Mi compa\u241?era de viaje saca un paquete de West, la marca m\u225?s popular, p or lo que se ve, desde que cayera el Muro. Se enciende uno y echa el humo por en cima de mi cabeza. Cuando se lo acaba apaga la colilla en la papelera, se cruza de brazos sobre el regazo y se queda dormida. Su expresi\u243?n, fijada a l\u225 ?piz, no se inmuta.\par\pard\plain\hyphpar} { La primera vez que estuve en Leipzig fue en 1994, casi cinco a\u241?os despu\u23 3?s de la ca\u237?da del Muro en noviembre de 1989. Alemania del Este segu\u237? a sinti\u233?ndose como un jard\u237?n amurallado, como un lugar perdido en el t iempo. No me habr\u237?a sorprendido que las cosas supiesen aqu\u237? de otra ma nera, las manzanas a peras, por ejemplo, o el vino a sangre. Leipzig fue el n\u2 50?cleo de lo que ahora todo el mundo llama {\i die Wende}, \u171?el Giro\u187?. El {\i Wende} fue la revoluci\u243?n pac\u237?fica contra la dictadura comunista de Ale mania Oriental, la \u250?nica revoluci\u243?n que ha triunfado en toda la histor ia alemana. Leipzig fue el punto de partida y el coraz\u243?n. Ahora, dos a\u241 ?os despu\u233?s, vuelvo una vez m\u225?s.\par\pard\plain\hyphpar} { En 1994 me encontr\u233? con una ciudad de aluvi\u243?n. Las calles serpenteaban con el gesto torcido, hab\u237?a cochambrosos pasajes entre edificios que te ll evaban sin esperarlo al siguiente bloque y arcos bajos que canalizaban a la gent e hacia bares subterr\u225?neos. Mi mapa no guardaba ning\u250?n parecido con c\ u243?mo se viv\u237?a la vida en Leipzig. La gente informada cog\u237?a atajos o cultos a trav\u233?s de los edificios, o segu\u237?a l\u237?neas no dibujadas en tre bloques, caminando por encima y por debajo del nivel del suelo. Me perd\u237 ? sin remedio. Estaba buscando el museo de la Stasi en la {\i Runde Ecke}, o el edificio de la \u171?esquina redonda\u187?, sede, en sus tiemp os, de las oficinas de la Stasi. Necesitaba ver con mis propios ojos parte del v asto aparato que hab\u237?a constituido el Ministerio para la Seguridad del Esta do de Alemania del Este.\par\pard\plain\hyphpar} { La Stasi era el ej\u233?rcito interno mediante el cual ejerc\u237?a el control e l gobierno. Su funci\u243?n era saberlo todo sobre todo el mundo, vali\u233?ndos e para ello de cualquier medio. Sab\u237?a qui\u233?n ven\u237?a a visitarte, sa b\u237?a a qui\u233?n llamabas por tel\u233?fono y sab\u237?a si tu esposa se ac ostaba con alguien. Era la met\u225?stasis de la burocracia en la sociedad de la RDA: abierta o veladamente, siempre hab\u237?a alguien informando a la Stasi so bre sus colegas y amigos, en cada escuela, en cada f\u225?brica, en cada bloque de pisos, en cada bar. Obsesionada como estaba por el detalle, la Stasi no fue c apaz de predecir en ning\u250?n momento el fin del comunismo ni, por ende, el fi n del pa\u237?s. Entre 1989 y 1990 todo qued\u243? patas arriba: un d\u237?a, un

idad de espionaje estalinista; al siguiente, museo. En sus cuarenta a\u241?os, \ u171?la Compa\u241?\u237?a\u187? gener\u243? el equivalente a todos los archivos hist\u243?ricos de Alemania desde la Edad Media. Si los pusi\u233?semos en vert ical, uno detr\u225?s de otro, los expedientes que la Stasi recopil\u243? sobre sus conciudadanos y conciudadanas formar\u237?an una l\u237?nea recta de 180 kil \u243?metros de largo{\super 1}.\par\pard\plain\hyphpar} { Por fin encontr\u233? la {\i Runde Ecke}: era enorme. Un tramo de escaleras conduc\u237?a hasta unas gruesas puertas dobles tachonadas y revestidas de metal. Me encog\u237? como Alicia. A l a derecha, sobre la fachada de hormig\u243?n, hab\u237?a un rect\u225?ngulo desc olorido, una m\u237?nima parte del edificio que no hab\u237?a quedado te\u241?id a por la contaminaci\u243?n; all\u237? hab\u237?a estado colgada una placa que d ec\u237?a \u171?Ministerio para la Seguridad del Estado: Delegaci\u243?n de Leip zig\u187? o algo por el estilo. Entre el j\u250?bilo y el miedo, la hab\u237?an arrancado durante la revoluci\u243?n y desde entonces nadie hab\u237?a vuelto a verla.\par\pard\plain\hyphpar} { Deambul\u233? por el interior. Todos los escritorios estaban tal y como hab\u237 ?an quedado la noche en que los manifestantes hab\u237?an tomado el edificio, de un orden que daba miedo: tel\u233?fonos de disco de dos en dos; destructoras ti radas a la basura tras averiarse durante los \u250?ltimos intentos desesperados de la Stasi por eliminar los expedientes m\u225?s incriminatorios. Encima de un escritorio hab\u237?a colgado un calendario de 1989 con una foto de una mujer de snuda de cintura para arriba, pero, aparte de eso, lo que atestaba las paredes e ran las insignias comunistas. Las celdas estaban abiertas, y como dispuestas a r ecibir m\u225?s presos. A pesar de los grandes esfuerzos de Miss Diciembre, el e dificio destilaba humedad y burocracia.\par\pard\plain\hyphpar} { El comit\u233? de ciudadanos que administraba el museo hab\u237?a expuesto algun as piezas sobre mamparas de conglomerado barato. Hab\u237?a un negativo de la fa mosa fotograf\u237?a de las manifestaciones de oto\u241?o de 1989, donde se ve\u 237?a un mar de gente con velas y con las cabezas apuntando hacia el edificio, m irando a la cara a sus supervisores. Sab\u237?an que era desde aqu\u237? desde d onde se observaban sus vidas, se manipulaban y, en ocasiones, hasta se destru\u2 37?an. Hab\u237?a copias de los t\u233?lex cada vez m\u225?s hist\u233?ricos ent re el cuartel general de la Stasi en Berl\u237?n y esta delegaci\u243?n, donde l os funcionarios se hab\u237?an atrincherado tapiando las ventanas con trozos de hojalata. \u171?Salvaguarden todas las premisas del Ministerio\u187?, ordenaban, y \u171?Protejan todos los elementos encubiertos\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Mis favoritas eran las fotos de los protestantes ocupando el edificio el 4 de di ciembre de 1989, tomando los pasillos a\u250?n con la sorpresa en las caras, com o si estuviesen medio esperando a que les pidiesen que abandonasen el edificio. De hecho, al entrar, los guardias de la Stasi requirieron ver las identificacion es de los manifestantes, en una extra\u241?a parodia del control que, justo en e se momento, estaban perdiendo. Los manifestantes, en la conmoci\u243?n, se sacar on obedientemente el documento de identidad de la cartera. Luego conquistaron el edificio.\par\pard\plain\hyphpar} { A medida que fueron saliendo a la luz los archivos se fueron revelando grandes y peque\u241?os misterios. Entre ellos destacaban los tics del hombre de a pie en plena calle. El siguiente documento se pod\u237?a ver en la exposici\u243?n: Se \u241?ales que han de observarse:\par\pard\plain\hyphpar} { 1. \u161?Cuidado! El sujeto se aproxima.\par\pard\plain\hyphpar} { (tocar nariz con mano o pa\u241?uelo)\par\pard\plain\hyphpar} { 2. El sujeto est\u225? caminando, se aleja o se adelanta.\par\pard\plain\hyphpar } { (acariciar pelo con mano o saludar con sombrero un instante)\par\pard\plain\hyph par} { 3. El sujeto est\u225? quieto.\par\pard\plain\hyphpar} { (llevarse una mano a la espalda o al vientre)\par\pard\plain\hyphpar} { 4. El observador desea terminar la observaci\u243?n porque corre peligro de ser

descubierto.\par\pard\plain\hyphpar} { (agacharse y atarse los cordones)\par\pard\plain\hyphpar} { 5. El sujeto vuelve.\par\pard\plain\hyphpar} { (ambas manos tras la espalda o al vientre)\par\pard\plain\hyphpar} { 6. El observador desea hablar con el l\u237?der del equipo o con otros observado res.\par\pard\plain\hyphpar} { (sacar el malet\u237?n o equivalente y examinar su contenido)\par\pard\plain\hyp hpar} { Me imagino la danza callejera del sordomudo; agentes haci\u233?ndose se\u241?as entre s\u237? desde una esquina a otra: toc\u225?ndose la nariz, la barriga, la espalda y el pelo, at\u225?ndose y desat\u225?ndose cordones, descubri\u233?ndos e ante extra\u241?os y rebuscando entre papeles. Toda una coreograf\u237?a para ni\u241?os exploradores traviesos.\par\pard\plain\hyphpar} { Hacia el fondo del edificio, tres estancias albergaban artefactos de la Stasi en vitrinas de cristal. Hab\u237?a una caja de pelucas y bigotes falsos acompa\u24 1?ados de peque\u241?os botes de pegamento para fijarlos. Hab\u237?a bolsos de v inilo con micr\u243?fonos disimulados entre los p\u233?talos de unas flores tach onadas. Hab\u237?a escuchas ocultas que hab\u237?an estado en paredes de pisos y una monta\u241?a de cartas que nunca llegaron al Oeste. En uno de los sobres se ve\u237?a una caligraf\u237?a infantil en l\u225?pices de colores, un color par a cada letra de la direcci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Una de las vitrinas no conten\u237?a m\u225?s que botes vac\u237?os. Estaba mir\ u225?ndolos extra\u241?ada cuando se me acerc\u243? una mujer. Parec\u237?a la v ersi\u243?n femenina de Lutero, pero en guapa. Rondaba los cincuenta, ten\u237?a los p\u243?mulos marcados y una mirada franca. Parec\u237?a simp\u225?tica, per o tambi\u233?n parec\u237?a como si supiese que yo me hab\u237?a estado mofando mentalmente de un r\u233?gimen que requer\u237?a que sus miembros firmasen juram entos de lealtad semejantes a certificados de matrimonio, que confiscaba las tar jetas de cumplea\u241?os que mandaban los ni\u241?os a sus abuelos y que mecanog rafiaba est\u250?pidos memorandos en escritorios bajo calendarios de mujeres pec hugonas. La mujer era frau Hollitzer, la directora del museo.\par\pard\plain\hyp hpar} { Frau Hollitzer me explic\u243? que los botes que ten\u237?amos frente a nosotras eran \u171?muestras de olor\u187?. La Stasi hab\u237?a desarrollado un m\u233?t odo seudocient\u237?fico, el \u171?muestreo de olor\u187?, para encontrar a deli ncuentes. La teor\u237?a se basaba en que todos tenemos un olor que nos distingu e y que vamos dejando all\u225? por donde tocamos. Este olor se puede aislar y, con la ayuda de perros entrenados, comparar para encontrar coincidencias. La Sta si llevaba sus perros y sus botes a una localizaci\u243?n en la que sospechaban que hab\u237?a habido una reuni\u243?n ilegal y probaban a ver si los perros pod \u237?an captar olores de gente cuyas esencias ya ten\u237?an en botes.\par\pard \plain\hyphpar} { En la mayor\u237?a de los casos, las muestras de olor se requisaban sin permiso. La Stasi pod\u237?a irrumpir en el piso de cualquiera y hacerse con alguna pren da, preferentemente lo m\u225?s cercana a la piel posible, con frecuencia ropa i nterior. En otras ocasiones, hac\u237?an venir al \u171?sospechoso\u187? bajo cu alquier pretexto y despu\u233?s del interrogatorio pasaban un pa\u241?o por el a siento de vinilo donde hab\u237?a estado sentado. Las prendas robadas o el pa\u2 41?o se guardaban entonces en un bote sellado. Los envases parec\u237?an botes d e mermelada. En una etiqueta pude leer: \u171?Nombre: Herr (Apellido). Tiempo: 1 hora. Objeto: Calzoncillos del sujeto\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando los ciudadanos de Leipzig entraron en el edificio, encontraron una colecc i\u243?n de muestras de olor de lo m\u225?s completa. Luego los botes se esfumar on. No volver\u237?an a aparecer hasta junio de 1990, en la \u171?despensa de ol ores\u187? de la Polic\u237?a de Leipzig; aunque, eso s\u237?, vac\u237?os. Al p arecer, la Polic\u237?a de Leipzig se los hab\u237?a apropiado para utilizarlos con fines propios, incluso durante el periodo posterior a la ca\u237?da del Muro , cuando la democracia daba aqu\u237? sus primeros pasos. Los botes segu\u237?an teniendo sus meticulosas etiquetas, por lo que se pudo demostrar que la Stasi d e Leipzig hab\u237?a requisado muestras de olor de toda la oposici\u243?n pol\u2

37?tica a este lado de la Sajonia. Qui\u233?n sabe qui\u233?n tendr\u225? ahora estos restos de materia y de calcetines viejos, ni para qu\u233? los querr\u225? .\par\pard\plain\hyphpar} { M\u225?s tarde, frau Hollitzer me hablar\u237?a de Miriam, una mujer cuyo marido muri\u243? en una celda de los calabozos de la Stasi. Se rumoreaba que la Stasi hab\u237?a orquestado el funeral, hasta el punto de sustituir un ata\u250?d lle no por uno vac\u237?o e incinerar el cuerpo para destruir cualquier prueba de la causa de la muerte. Imagin\u233? a portadores de f\u233?retro pagados haciendo como si estuviesen soportando el peso de un ata\u250?d vac\u237?o, o tal vez sop ortando en realidad un ata\u250?d relleno con ochenta kilos de peri\u243?dicos v iejos y piedras. Imagin\u233? no saber si tu marido se ha colgado o si lo ha mat ado alguien con quien te has cruzado por la calle. Pens\u233? que estar\u237?a b ien hablar con Miriam, antes de que mis imaginaciones se convirtiesen en falsos recuerdos.\par\pard\plain\hyphpar} { Regres\u233? a casa, a Australia, pero ahora estoy de vuelta en Berl\u237?n. No me pod\u237?a sacar de la cabeza la historia de Miriam, un extra\u241?o relato d e segunda mano de una mujer a la que nunca he visto. Encontr\u233? un trabajo de media jornada en la televisi\u243?n y me dediqu\u233? a buscar algunas de las h istorias de un pa\u237?s echado a perder.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 2 Miriam } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Trabajo} en el servicio internacional de la televisi\u243?n en lo que antes fuer a Berl\u237?n Oeste. El servicio fue establecido por el gobierno despu\u233?s de la guerra para irradiar benignas ondas de \u171?germanidad\u187? por el orbe. M i trabajo consiste en responder a las cartas de los espectadores que han sido ir radiados y a los que les ha surgido alguna consulta.\par\pard\plain\hyphpar} { En el \u171?Correo del espectador\u187? estoy a medio camino entre una consejera sentimental, una ayudante de investigaci\u243?n por cuenta propia y un recept\u 225?culo de mensajes en botellas. \u171?Querido Correo del espectador: Estoy bus cando la direcci\u243?n de la cl\u237?nica del doctor Manfred von Ardenne para p robar su nuevo tratamiento de temperaturas extremas contra el c\u225?ncer en cas os de estado avanzado, tal y como apareci\u243? en su programa (...)\u187?; \u17 1?Querido Correo del espectador: Muchas gracias por el interesante programa sobr e los refugiados en su pa\u237?s. Tengo diecis\u233?is a\u241?os y vivo en Accra . \u191?Podr\u237?a por favor mandarme informaci\u243?n sobre el derecho de asil o...?\u187?; el neonazi de turno que escribe desde Misuri o Liverpool solicitand o informaci\u243?n sobre \u171?grupos madre\u187? en Alemania del Este. Hubo un hombre de Birmingham (Alabama) que me mand\u243? una fotograf\u237?a donde apare c\u237?a \u233?l en uniforme con una monta\u241?a de cad\u225?veres al fondo, de cuando liberaron el campo de concentraci\u243?n de Bergen-Belsen en 1945; dec\u 237?a: \u171?Gracias por el programa sobre el quincuag\u233?simo aniversario de la paz. Me gustar\u237?a que supiesen que guardo un gran recuerdo de la acogida que nos dispensaron los ciudadanos alemanes de a pie a nosotros los americanos. En los pueblos apenas ten\u237?an nada, pero aun as\u237?, cuando lleg\u225?bamo s, lo compart\u237?an con nosotros como si fu\u233?semos de la familia...\u187?. Yo escribo adecuadas y contenidas respuestas. A veces me pregunto c\u243?mo ser \u225? ser alemana.\par\pard\plain\hyphpar} { Mi jefe es Alexander Scheller. Es un hombre alto que acaba de cumplir cuarenta a \u241?os y que tiene una fotograf\u237?a de una esposa rubia de rostro adusto, u n cenicero de cristal y una permanente taza de caf\u233? sobre su enorme aunque por lo dem\u225?s vac\u237?o escritorio. Tamborilea sin cesar, estimulado por la cafe\u237?na y la nicotina. Debo decir en su honor que tiene la cortes\u237?a d e hacer como si mi trabajo de responder a la correspondencia de los espectadores fuese tan importante como el de los periodistas y profesionales que trabajan pa

ra \u233?l. El mes pasado estuve sentada al otro lado de su escritorio durante u na reuni\u243?n que yo hab\u237?a solicitado y para la que \u233?l hab\u237?a he cho un hueco. La mano derecha de Scheller, Uwe Schmidt, tambi\u233?n estaba all\ u237?. La principal tarea de Uwe como asistente consiste en hacer que Scheller p arezca tan importante como para tener un asistente. El resto de su trabajo consi ste en aparentar estar ocupado y estresado, lo que es m\u225?s dif\u237?cil si c abe, puesto que apenas tiene nada que hacer. Scheller y Uwe son ambos occidental es.\par\pard\plain\hyphpar} { Uwe tiene la misma energ\u237?a de telediario que Scheller, solo que la de Uwe e s sexual, no qu\u237?mica. Como las novias de Uwe siempre acaban dej\u225?ndolo, siempre anda, durante gran parte del d\u237?a y en compa\u241?\u237?a de cualqu iera, profundamente distra\u237?do por el deseo.\par\pard\plain\hyphpar} { Me gusta Uwe y me da l\u225?stima porque s\u233? que tanto buscar la raz\u243?n por la que sus novias lo dejan ha empezado a pasarle factura por dentro. Hace po co lo vi parado en un sem\u225?foro cantando con l\u225?grimas en los ojos \u171 ?{\i You\u8217?re once, twice, three times layayadeeee}\u187?, as\u237? tal cual, en ingl\u233?s. Y en aquella ocasi\u243?n, al otro lado del escritorio, se sorprend i\u243? a s\u237? mismo mir\u225?ndome como si yo fuera comida, y supe que no ha b\u237?a escuchado ni una palabra de lo que le hab\u237?a dicho.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?\u191?Perdona? \u8212?inquiri\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { Decid\u237? empezar desde el principio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hemos recibido una carta de un alem\u225?n que vive en Argentina en respu esta al asunto de las mujeres puzle.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Las mujeres puzle? \u191?Mujeres puzle? \u8212?vacil\u243? Uwe inte ntando recordar la historia.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Las de N\u250?remberg, las que se dedican a unir como si fueran puzles lo s expedientes hechos trizas que la Stasi no lleg\u243? a quemar ni a convertir e n pasta de papel.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vale. Te sigo \u8212?dijo Scheller. Repiqueteaba con la punta de goma de un l\u225?piz sobre el escritorio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El hombre dice que se fue de Dresde cuando acab\u243? la guerra. Se pregu nta si tenemos intenci\u243?n de hacer alg\u250?n d\u237?a un reportaje sobre c\ u243?mo est\u225?n las cosas en la Alemania del Este actual, en vez de, como \u2 33?l dice, \u171?emitir una y otra vez reportajes sobre lo que se est\u225? haci endo por los parientes pobres\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mujeres puzle... \u8212?murmur\u243? Uwe.\par\pard\plain\hyphpar} { Respir\u233? hondo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y estoy de acuerdo con \u233?l. Siempre estamos hablando de las cosas que Alemania est\u225? haciendo por la gente de la ex RDA. Ser\u237?a genial hacer un reportaje desde el punto de vista del Este. Por ejemplo, pongamos, averiguar c\u243?mo se siente alguien que est\u225? esperando a que encajen las piezas de su expediente.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No emitimos a nivel nacional y lo sabes \u8212?dijo Scheller\u8212?, es a bsurdo hacer reportajes sobre los {\i ossis} solo para contentarlos.\par\pard\plain\hyphpar} { Mir\u233? a Uwe, que se manten\u237?a un tanto al margen, con los pies encima de las hect\u225?reas de escritorio de Scheller. Estaba pas\u225?ndose un bol\u237 ?grafo por los nudillos, perdido en una enso\u241?aci\u243?n: encajando piezas d e mujeres.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ya lo s\u233?, lo s\u233? \u8212?le contest\u233? a Scheller\u8212?. Pero es que Alemania del Este... Yo creo que deber\u237?amos mostrar historias de al l\u237?, bueno, de aqu\u237?, vamos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? clase de historias? \u8212?pregunt\u243? Scheller. A sus e spaldas, el ordenador emiti\u243? un pitido de {\i glockenspiel} que avisaba de un e-mail nuevo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No s\u233? \u8212?dije, porque era cierto, no sab\u237?a\u8212?. Tiene qu e haber gente que se opusiera de alguna forma al r\u233?gimen, o que fuese encar celada por error. \u8212?Not\u233? que me estaba exaltando, cosa peligrosa\u8212

?. Lo que quiero decir es que tras la Segunda Guerra Mundial la gente busc\u243? como loca el menor indicio de resistencia a Hitler, como si se pudiese salvagua rdar una diminuta muestra de orgullo nacional y asociarla a un par de estudiante s pacifistas y a un pu\u241?ado de viejos arist\u243?cratas prusianos. Y aqu\u23 7?, \u191?qu\u233?? Debi\u243? de existir alg\u250?n tipo de resistencia a la di ctadura, \u191?no?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No son una naci\u243?n. \u8212?Scheller se puso t\u233?cnico.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?Lo s\u233?, pero lo fueron.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mira \u8212?me dijo\u8212?, son solo alemanes que estuvieron bajo el comu nismo durante cuarenta a\u241?os y luego se retractaron, y que ahora lo \u250?ni co que quieren es dinero para un buen televisor y unas vacaciones en Mallorca, c omo todo el mundo. Fue un experimento y fall\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vale, \u191?y qu\u233? sugieres que le responda a ese t\u237?o? \u8212?No taba c\u243?mo iba subiendo mi tono de voz\u8212?. \u191?Le digo que aqu\u237? a nadie le interesan los alemanes del Este ni sus historias, porque no forman par te de nuestra imagen internacional?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por dios santo \u8212?exclam\u243? Scheller\u8212?. No te creas que vas a encontrar la gran historia de coraje humano que est\u225?s buscando... Habr\u23 7?a salido ya hace a\u241?os a la luz, poco despu\u233?s de 1989. Son solo un pu \u241?ado de quejicas oprimidos con un par de atemperados activistas de los dere chos civiles entre ellos, y digo bien, solo un par. Simplemente tuvieron la pu\u 241?etera mala suerte de acabar detr\u225?s del Tel\u243?n de Acero. \u8212?Ech\ u243? hacia atr\u225?s la cabeza\u8212?. No s\u233? qu\u233? perra te ha entrado con esto.\par\pard\plain\hyphpar} { Uwe baj\u243? los pies:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Est\u225?s bien?\par\pard\plain\hyphpar} { Luego me acompa\u241?\u243? hasta mi mesa, sol\u237?cito como un doctor que tien e que darle malas noticias a un paciente. Esto me hizo darme cuenta de que me ha b\u237?a pasado de la raya.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es solo que no le interesa \u8212?me consol\u243?.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?A nadie le interesa esa gente.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mira. \u8212?Uwe me cogi\u243? del antebrazo con dulzura, gir\u225?ndome como a una pareja de baile. Ten\u237?a los ojos verdes y rasgados, y los dientes , peque\u241?os y perfectos: perlas menudas\u8212?. Puede que tengas raz\u243?n. A nadie le interesan: estaban subdesarrollados, y acabados, y luego toda la his toria de la Stasi... \u8212?Se detuvo. Ten\u237?a el aliento mentolado\u8212?. E s un poco... embarazoso.\par\pard\plain\hyphpar} { Le respond\u237? al argentino, agradeci\u233?ndole su sugerencia pero cont\u225? ndole que \u171?lamentablemente las competencias de la cadena solo ata\u241?en a noticias y temas actuales; en consecuencia, no estamos en posici\u243?n de inve stigar historias m\u225?s personales, de \u8220?puntos de vista\u8221?\u187?.\pa r\pard\plain\hyphpar} { Hace una semana volvi\u243? a escribir. Estaba enfadado y me dec\u237?a que la H istoria est\u225? hecha de historias personales. Me dec\u237?a que en Alemania d el Este se estaban barriendo las cosas y meti\u233?ndolas bajo la alfombra. Hab\ u237?a hecho falta que pasaran veinte a\u241?os desde la guerra, dec\u237?a, par a que se empezase a, por lo menos, poner en tela de juicio el r\u233?gimen nazi en Alemania y afirmaba que ese proceso se estaba repitiendo ahora: \u171?\u191?Q u\u233? pasar\u225? en 2010 o en 2020, cuando se recuerde lo que pas\u243? all\u 237?? \u8212?escrib\u237?a\u8212?. \u191?Por qu\u233? algunas cosas son m\u225?s f\u225?ciles de recordar conforme m\u225?s tiempo hace que pasaron?\u187?.\par\ pard\plain\hyphpar} { La se\u241?ora que est\u225? enfrente de m\u237? se despierta justo cuando el tr en est\u225? entrando en Leipzig. Hay algo \u237?ntimo en ver a una persona dorm ir, as\u237? que ahora no le queda m\u225?s remedio que reconocer mi existencia: \u8212?{\i Wiedersehen} \u8212?dice al salir del compartimento.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam Weber est\u225? al fondo del and\u233?n, es todav\u237?a una mujer peque\

u241?a entre la marea de pasajeros que se apean. Lleva una rosa en el pecho para que la reconozca. Nos damos la mano, sin mirarnos del todo al principio, hablan do de trenes, viajes, lluvia. Parece una cita a ciegas, nos hemos descrito la un a a la otra. S\u233? que hasta la fecha nunca le ha contado su historia a una ex tra\u241?a.\par\pard\plain\hyphpar} { Atravesamos Leipzig en coche. La ciudad est\u225? en construcci\u243?n, es una o bra en marcha con nuevos objetivos. Las gr\u250?as hurgan en tajos abiertos como heridas; las gentes las ignoran mientras zigzaguean cabizbajas por las aceras y los callejones. En una de las torres de cemento hay un enorme emblema de Merced es que gira, en un vals al son de los nuevos tiempos.\par\pard\plain\hyphpar} { El piso de Miriam est\u225? en lo m\u225?s alto de su edificio. Hay cinco tramos de unas escaleras amplias y en herradura con una bonita barandilla oscura. Inte nto no jadear muy alto, intento no pensar en mi dolor de cabeza, intento recorda r cu\u225?ndo se inventaron los ascensores. Al llegar, el piso es un gran espaci o muy iluminado bajo los aleros del tejado, lleno de plantas y l\u225?mparas, co n vistas a todo Leipzig. Desde aqu\u237? se podr\u237?a ver venir a cualquiera.\ par\pard\plain\hyphpar} { Nos sentamos en unos sillones de mimbre. Ahora que la miro de cerca, veo que Mir iam es una mujer de cuarenta y tantos a\u241?os largos, con peque\u241?as gafas redondas y un bonito corte de pelo a lo {\i gar\u231?on}, coronado por unos pelillos de punta que le dan aspecto de dibujo a nimado. Lleva un jersey largo y pantalones negros y est\u225? sentada como un in dio sobre el sill\u243?n. Tiene una voz que sorprende por la huella que ha dejad o en ella la nicotina. Ella es tan poca cosa que la voz llega de ninguna parte y de todas partes a la vez: no queda claro desde un principio que provenga de ell a; llena la habitaci\u243?n y nos envuelve.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me convert\u237? en enemiga oficial del Estado a los diecis\u233?is a\u24 1?os. \u161?A los diecis\u233?is! \u8212?Miriam me mira a trav\u233?s de sus len tes y sus ojos son grandes y azules. Su voz es una combinaci\u243?n de orgullo p or haber sido tan traviesa y de descr\u233?dito ante un pa\u237?s que convert\u2 37?a a sus propios ni\u241?os en enemigos\u8212?. Ya se sabe que a los diecis\u2 33?is te entra ese gusanillo...\par\pard\plain\hyphpar} { En 1968 demolieron la vieja iglesia de la Universidad de Leipzig, sin previo avi so, sin consulta p\u250?blica. A 250 kil\u243?metros la Primavera de Praga estab a en pleno apogeo, antes de que los rusos sacasen sus tanques a la calle para ap lastar a los que se manifestaban por la democracia. La demolici\u243?n de la igl esia de Leipzig proporcion\u243? una excusa para dar rienda suelta a la extendid a enfermedad de la que sus habitantes se vieron contagiados a trav\u233?s de sus vecinos checoslovacos. Veintitr\u233?s a\u241?os despu\u233?s del final de la S egunda Guerra Mundial, la generaci\u243?n que tomaba el testigo se hac\u237?a pr eguntas sobre la forma en que sus padres hab\u237?an aplicado los ideales comuni stas.\par\pard\plain\hyphpar} { El r\u233?gimen de Alemania del Este interpret\u243? las manifestaciones en Leip zig como un signo de los tiempos, unos rescoldos que pod\u237?an prender. La Pol ic\u237?a roci\u243? a algunas gentes con mangueras de incendio y arrest\u243? a otras tantas. Miriam y su amiga Ursula pensaron que no era justo: \u8212?A los diecis\u233?is a\u241?os se tiene un sentido especial de la justicia y simplemen te pensamos que no hab\u237?a sido justo. No es que fu\u233?semos unas f\u233?rr eas opositoras al Estado ni nada; tampoco es que nos lo hubi\u233?semos plantead o mucho. Solo pensamos que no estaba bien moler a palos a la gente y arremeter c on caballos y esas cosas.\par\pard\plain\hyphpar} { Ambas decidieron hacer algo al respecto. Se fueron a una papeler\u237?a y compra ron un juego de imprenta para ni\u241?os con un tamp\u243?n de tinta, un paquete de letras de goma y un riel donde ponerlas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Se pod\u237?an comprar esas cosas? \u8212?le pregunto. S\u233? que los mime\u243?grafos, las m\u225?quinas de escribir y m\u225?s tarde las fotocop iadoras estaban estrictamente controladas en la RDA (si bien de forma poco efici ente) por medio de licencias.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Despu\u233?s de lo que hicimos, no \u8212?sonr\u237?e\u8212?. La Stasi la s retir\u243? de las estanter\u237?as.\par\pard\plain\hyphpar} {

Miriam y Ursula hicieron octavillas (CONSULTA, NO MANGUERAS y PUEBLO DE LA REP\u 218?BLICA DEL PUEBLO, EXPR\u201?SATE) y las pegaron por toda la ciudad aprovecha ndo la noche. Las ni\u241?as se pusieron guantes para no dejar huellas dactilare s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hab\u237?amos le\u237?do tantas novelas como el que m\u225?s \u8212?dice, riendo.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam llevaba los carteles metidos bajo la chaqueta; Ursula, un bote de cola y un cepillo escondidos en un caj\u243?n de leche. Fueron listas: pusieron las oct avillas en cabinas, encima de las instrucciones, y en paradas de tranv\u237?a, s obre los horarios.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Quer\u237?amos asegurarnos de que la gente las leyera.\par\pard\plain\hyp hpar} { Describieron un c\u237?rculo alrededor de la ciudad y luego lo atravesaron en l\ u237?nea recta. Llegaron al cuartel general del Partido Comunista regional. Las cosas estaban saliendo bien.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nos miramos la una a la otra y no nos pudimos resistir.\par\pard\plain\hy phpar} { Entraron y le dijeron al guardia que estaba de servicio que ten\u237?an cita con herr Schmidt, probando suerte a ver si hab\u237?a alguien con ese apellido en e l edificio. No se pararon a pensar en qu\u233? habr\u237?an hecho en el caso de que un tal herr Schmidt hubiese salido a recibirlas.\par\pard\plain\hyphpar} { El guardia hizo una llamada. Colg\u243? el auricular: \u171?No, el camarada Schm idt no se encuentra en el edificio en este momento\u187?. Las chicas le dijeron que volver\u237?an al d\u237?a siguiente.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y a la salida estaban esas bonitas y suaves columnas...\par\pard\plain\hy phpar} { Miriam est\u225? convencida de que si se hubiesen detenido en ese momento no hab r\u237?a habido represalias, pero de vuelta a casa fueron demasiado lejos: al pa sar por delante de un edificio donde viv\u237?an varios de sus compa\u241?eros d e clase metieron octavillas en los buzones de dos chicos que conoc\u237?an. Al d \u237?a siguiente, uno de los padres llam\u243? a la Polic\u237?a.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?\u191?Por qu\u233? llamar a la Polic\u237?a por algo de propaganda en tu buz\u243?n? \u8212?pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Porque eran idiotas, o porque lo mismo eran del Partido, \u191?qui\u233?n sabe?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Parece tan inofensivo... \u8212?le digo.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam replica pausada pero contundentemente.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En esa \u233?poca no ten\u237?a nada de inofensivo. Era delito de sedici\ u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { En Alemania Oriental la informaci\u243?n discurr\u237?a por un c\u237?rculo cerr ado entre el gobierno y sus emisarios de la prensa. Como el gobierno era quien c ontrolaba los peri\u243?dicos, las revistas y la televisi\u243?n, hacer carrera como periodista era hacer carrera como portavoz del gobierno. El acceso a los li bros estaba restringido. La censura era una presi\u243?n constante sobre los esc ritores, y otro tanto sobre los lectores, que tuvieron que aprender a leer entre l\u237?neas. El \u250?nico medio de masas que escap\u243? al control del gobier no fue la se\u241?al de las cadenas occidentales, aunque bien es verdad que lo i ntentaron: hasta principios de la d\u233?cada de 1970 la Stasi sol\u237?a contro lar la orientaci\u243?n de las antenas que colgaban por fuera de los pisos y tom aba represalias en el caso de que apuntasen hacia el Oeste. Con el tiempo se rin dieron: al parecer las ventajas de los sopor\u237?feros anuncios minimizaban los peligros de los telediarios del mundo libre.\par\pard\plain\hyphpar} { De la sedici\u243?n se encargaba la polic\u237?a secreta, no la {\i Volkspolizei} corriente. La Stasi fue de lo m\u225?s meticulosa. Interrogaron a todos los compa\u241?eros de clase de los ni\u241?os que hab\u237?an recibido la s octavillas; hablaron con el director, con los profesores, con los padres. Les llev\u243? varios d\u237?as. Miriam y Ursula hab\u237?an acordado un plan de arr esto y encarcelaci\u243?n: ninguna admitir\u237?a nada. La Stasi redujo la lista de sospechosos a un pu\u241?ado. Hombres con guantes y perros peinaron la casa

de Miriam.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y nosotras pensando que hab\u237?amos sido muy cuidadosas, que hab\u237?a mos tirado todo y destruido todas las pruebas...\par\pard\plain\hyphpar} { La Stasi encontr\u243? algunas de las peque\u241?as letras de goma por la alfomb ra. Los padres de Miriam les dijeron a los agentes que no pod\u237?an entender c \u243?mo hab\u237?a pasado algo as\u237? en su propia casa.\par\pard\plain\hyphp ar} { Metieron a las ni\u241?as en prisi\u243?n preventiva durante un mes, cada una en una celda. No recibieron visitas ni de sus padres ni de sus abogados, no les de jaron ni libros, ni peri\u243?dicos, ni llamar por tel\u233?fono.\par\pard\plain \hyphpar} { Al principio se ci\u241?eron al plan: \u171?No, se\u241?or, ni s\u233? c\u243?mo llegaron hasta all\u237? las octavillas ni tampoco es posible que haya sido ell a\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero al final \u8212?dice Miriam\u8212? pueden contigo. Como en las pel\u 237?culas. Emplean el viejo truco de decirle a una que la otra lo ha admitido, d e modo que al final lo haces. Despu\u233?s de estar sin visitas, sin libros, sin nada, piensas: \u171?bueno, es probable que lo haya reconocido\u187?.\par\pard\ plain\hyphpar} { Soltaron a las ni\u241?as a la espera del juicio. Cuando lleg\u243? a su casa, M iriam pens\u243?: \u171?All\u237? no me vuelven a meter en la vida\u187?. A la m a\u241?ana siguiente subi\u243? a un tren direcci\u243?n Berl\u237?n. Era la Noc hevieja de 1968: iba a saltar el Muro.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 3 Puente de Bornholmer } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i De} Leipzig a Berl\u237?n se tardan menos de dos horas, pero Miriam no hab\u237? a estado all\u237? en su vida. Sola en la gran ciudad, decidi\u243? comprarse un mapa en la estaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Quer\u237?a echar un vistazo a la frontera en distintos sitios. Pens\u233 ?: \u171?No puede ser verdad, en alg\u250?n lugar o en otro se tiene que poder p asar por encima de esa cosa\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { En la Puerta de Brandenburgo comprob\u243? con asombro que se pod\u237?a andar h asta el Muro. No pod\u237?a creerse que los guardias le dejaran acercarse tanto. Era demasiado plano y alto como para treparlo. M\u225?s tarde supo que en ese p unto toda la parafernalia fronteriza empezaba justo detr\u225?s del Muro.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?Aunque hubiese podido subir por \u233?l, solo habr\u237?a podido asomar l a cabeza y saludar con un \u171?hola\u187? a los guardias occidentales. \u8212?S aluda con las dos manos y se encoge de hombros.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando cay\u243? la noche las cosas no pintaban mucho mejor.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?No hab\u237?a encontrado ning\u250?n agujero \u8212?dice Miriam. Ten\u237 ?a fr\u237?o y estaba triste. Cogi\u243? el suburbano para llegar a la estaci\u2 43?n de Alexanderplatz y tomar desde all\u237? la l\u237?nea regional que la lle var\u237?a de vuelta a casa. Era de noche e iba a volver a prisi\u243?n. El tren era como un torrente entre los edificios, corr\u237?a bien alto sobre sus zanco s. Edificios a ambos lados, de cinco pisos de alto, con fachadas enlucidas de ho rmig\u243?n y ventanas rectangulares; algunas iluminadas, otras a oscuras, algun as con plantas, otras sin ellas. Luego el paisaje cambi\u243?. A Miriam le cost\ u243? un poco distinguirlo en la oscuridad pero de pronto se vio pasando por del ante de altas alambradas de espino.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pens\u233?: \u171?Si ahora estoy viajando en l\u237?nea recta, y precisam ente a este lado tengo esta gran alambrada, entonces Berl\u237?n Oeste tiene que estar justo al otro lado\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} {

Se baj\u243? del tren, cruz\u243? el and\u233?n y cogi\u243? un tren de vuelta. Era tal y como hab\u237?a supuesto: una alambrada alta. Volvi\u243? a bajarse y a regresar, aunque esta vez se ape\u243? en la estaci\u243?n del puente de Bornh olmer.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Despu\u233?s mir\u233? el puente de Bornholmer en un callejero. Me sonaba y pens\u233? que ser\u237?a uno de esos sitios en los que Alemania Oriental y A lemania Federal intercambiaban esp\u237?as. Ahora cada vez que abro un plano sol o veo el puente. Es como cuando notas que alguien bizquea un poco y a partir de ese momento no ves nada m\u225?s en su cara.\par\pard\plain\hyphpar} { Rara vez en la Alemania dividida se cruzaban una l\u237?nea de trenes occidental y una oriental. A la altura del puente de Bornholmer el tren occidental prosegu \u237?a su descenso del noroeste al sudoeste mientras que el oriental ascend\u23 7?a desde el sudeste hacia el noreste. Las formas que ambas rutas describen sobr e el mapa son como dos figuras de perfil d\u225?ndose un beso maor\u237? de nari z.\par\pard\plain\hyphpar} { En el puente de Bornholmer la frontera pasaba, en teor\u237?a, por el espacio en tre v\u237?as. En otros puntos de Berl\u237?n la frontera, y con esta el Muro, a br\u237?a una extra\u241?a herida a trav\u233?s de la ciudad. El Muro atravesaba casas, calles, canales, y part\u237?a en pedazos la l\u237?nea del metro. Aqu\u 237?, en vez de fragmentar la v\u237?a del tren, los alemanes del Este hab\u237? an construido la mayor parte de las fortificaciones del Muro frente a la l\u237? nea del tren del lado oriental, lo que permit\u237?a que los trenes orientales d iscurriesen muy pegados al \u250?ltimo muro antes de la Franja de la Muerte.\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tante\u233? el terreno y decid\u237? que no estaba mal.\par\pard\plain\hy phpar} { Miriam pod\u237?a ver las instalaciones fronterizas, toda la cacofon\u237?a de a lambre y cemento, de asfalto y arena. Enfrente se extend\u237?a casi una hect\u2 25?rea de parcelas amuralladas, cada una con un peque\u241?o cobertizo. Estos te rrenos diminutos son una t\u237?pica soluci\u243?n alemana para los que viven en pisos y a\u241?oran tener un huerto y un cobertizo para las herramientas. Hacen un mosaico de cualquier espacio verde de tierra urbana, junto a una v\u237?a de l tren, a un canal o, como aqu\u237?, al abrigo del Muro.\par\pard\plain\hyphpar } { Miriam fue trepando por los muretes que separaban las parcelas, intentando acerc arse al Muro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Era de noche y tuve suerte. M\u225?s tarde supe que tambi\u233?n sol\u237 ?an patrullar las parcelas.\par\pard\plain\hyphpar} { Lleg\u243? lo m\u225?s lejos que pudo, aunque no hasta el Muro, pues hab\u237?a \u171?un grueso seto\u187? que crec\u237?a por delante. Hurg\u243? en el coberti zo de alguien, en busca de una escalera, y la encontr\u243?. La puso contra el s eto y se subi\u243?. Ech\u243? un buen vistazo a su alrededor.\par\pard\plain\hy phpar} { Toda la franja estaba iluminada por una fila de enormes farolas en postes, las c abezas reclinadas en un mismo \u225?ngulo de sumisi\u243?n. En el horizonte, hab \u237?an empezado a silbar y a explotar los fuegos artificiales del A\u241?o Nue vo. El puente de Bornholmer estaba como a unos 150 metros de all\u237?. Entre el la y el Oeste hab\u237?a una alambrada, una franja patrullada, una alambrada de espino, una calle asfaltada de veinte metros de ancho para el transporte de pers onal y una acera. Despu\u233?s, las casetas de los centinelas orientales, que se extend\u237?an a unos cien metros m\u225?s all\u225?, y detr\u225?s, m\u225?s a lambre de espino. Miriam coge un folio y me dibuja una mara\u241?a de l\u237?nea s para que me haga una idea.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y pasando todo eso, se ve\u237?a el Muro que hab\u237?a visto desde el tr en, el que discurre a lo largo de la v\u237?a del tren. Supuse que, detr\u225?s, estaba el Oeste, y ten\u237?a raz\u243?n. Pod\u237?a haberme equivocado, pero t en\u237?a raz\u243?n. \u8212?Si hab\u237?a alg\u250?n futuro para ella estaba al l\u237?, y ten\u237?a que alcanzarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { Sentada en mi silla estudio el significado de \u171?patidifusaestupefacta\u187?, d\u225?ndole vueltas en la cabeza. Me r\u237?o con Miriam cuando se r\u237?e de

s\u237? misma, del descaro de los diecis\u233?is a\u241?os; a los diecis\u233?i s eres invulnerable. Me r\u237?o con ella con lo de hurgar en cobertizos ajenos en busca de una escalera y me r\u237?o m\u225?s a\u250?n cuando la encuentra. No s re\u237?mos de lo incre\u237?ble del asunto, de alguien, poco m\u225?s que una ni\u241?a, fisgoneando en un jardincito a lo Beatrix Potter, atenta por si apar ece el se\u241?or McGregor con su trabuco, y buscando una escalera para escalar por una de las fronteras mejor fortificadas de la Tierra. A ambas nos gusta la n i\u241?a que era, y a m\u237? me gusta la mujer en la que se ha convertido.\par\ pard\plain\hyphpar} { De pronto me dice:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Todav\u237?a tengo las cicatrices en las manos de trepar por el alambre d e espino, aunque ya no se distinguen muy bien. \u8212?Extiende las manos. Las pa rtes blandas de sus palmas est\u225?n agrietadas por cicatrices blancas, definid as, cada una de un cent\u237?metro de largo. La primera valla era una alambrada simple con un rollo de alambre de espino por encima\u8212?. Lo raro es que, \u19 1?sabes el alambre que sol\u237?an enrollar a modo de tubo por encima de las val las? Se me enganch\u243? en los pantalones y me qued\u233? atrapada en el rollo. \u161?Me qued\u233? all\u237? colgada! Es incre\u237?ble que nadie me viese. \u 8212?Un Pierrot colgado a la vista de todos.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam debi\u243? de soltarse, porque lo siguiente que hizo fue llegar al suelo, a cuatro patas, y empezar su camino a trav\u233?s del sendero, de la calle anch a y de la siguiente franja. Toda la zona estaba iluminada como si fuese pleno d\ u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me puse de rodillas y me fui hacia all\u225? sin m\u225?s. Pero fui caute losa, muy despacio.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s de dejar atr\u225?s el sendero cruz\u243? la calle asfaltada. No se sent\u237?a el cuerpo, era invisible. No era m\u225?s que nervios de punta y mi edo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Por qu\u233? no iban a por ella? \u191?Qu\u233? estaban haciendo?\par\pard \plain\hyphpar} { Cuando lleg\u243? al final del asfalto segu\u237?a sin aparecer nadie. Hab\u237? a un cable suspendido como a un metro por encima del suelo. Se detuvo.\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?Lo hab\u237?a visto desde la escalera. Pens\u233? que ser\u237?a alguna e specie de alarma o algo, as\u237? que pas\u233? por debajo con la barriga pegada al suelo. \u8212?Gate\u243? por el \u250?ltimo tramo hasta un recoveco en la pa red, se agazap\u243? y mir\u243?, conteniendo la respiraci\u243?n\u8212?. Me que d\u233? all\u237? parada. Estaba esperando a ver qu\u233? iba a pasar. Miraba co mo una posesa.\par\pard\plain\hyphpar} { Pensaba que se le saldr\u237?an los ojos de las \u243?rbitas. \u191?D\u243?nde s e hab\u237?an metido? Algo se movi\u243?, justo a su lado. Era un perro; un enor me pastor alem\u225?n apunt\u243? su hocico hacia ella. El cable no era ninguna alarma, era una cadena para perros. Miriam no pod\u237?a moverse. El perro no se inmut\u243?. Ella pens\u243? que los ojos de los guardias seguir\u237?an el hoc ico del animal. Esper\u243? a que ladrase. Si avanzaba pegada al Muro, la seguir \u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No s\u233? por qu\u233? no me atac\u243?. No s\u233? c\u243?mo ven los pe rros, pero lo mismo hab\u237?a sido entrenado para atacar a blancos en movimient o, a gente corriendo, y yo iba a cuatro patas. Tal vez pensase que yo era otro p erro.\par\pard\plain\hyphpar} { Se sostuvieron la mirada por lo que pareci\u243? un buen rato. Luego pas\u243? u n tren y, aunque no era algo habitual, result\u243? ser un tren a vapor. Los dos quedaron cubiertos por una fina neblina.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?A lo mejor perdi\u243? mi olor, \u191?no?\par\pard\plain\hyphpar} { Al final el perro se alej\u243?. Miriam esper\u243? otro buen rato.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Pensaba que volver\u237?a a por m\u237?, pero no lo hizo.\par\pard\plain\ hyphpar} { Subi\u243? por la \u250?ltima alambrada de espino para llegar hasta la cima del Muro que daba a la v\u237?a del tren. Pod\u237?a ver el Oeste: los coches reluci

entes, las calles iluminadas y el edificio del consorcio Springer. Pod\u237?a ve r hasta a los guardias occidentales sentados en sus garitas. El Muro era muy anc ho. Tendr\u237?a que salvar cuatro metros por encima y luego una peque\u241?a re ja para bajar. Eso era todo lo que hab\u237?a. No pod\u237?a cre\u233?rselo. Que r\u237?a dar los \u250?ltimos pasos corriendo, antes de que la atraparan.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?La reja era solo as\u237? de alta \u8212?dice, se\u241?alando con una man o por la altura de la cintura\u8212?. No ten\u237?a m\u225?s que meterme por deb ajo. Hab\u237?a sido muy cuidadosa y hab\u237?a ido muy despacio... Y en ese mom ento pens\u233?: \u171?Son solo cuatro pasos m\u225?s, corre y no mires atr\u225 ?s, antes de que te atrapen\u187?. Pero aqu\u237? \u8212?pinta una X, una y otra vez, sobre el mapa que me ha dibujado\u8212?, aqu\u237? hab\u237?a un cable tra mpa. \u8212?Ahora habla con un hilo de voz. Pinta y repasa la X una y otra vez y me da la sensaci\u243?n de que se va a romper el papel\u8212?. No vi el cable.\ par\pard\plain\hyphpar} { Las sirenas saltaron, aullando. En las casetas de los centinelas occidentales en cendieron los focos para buscarla y para evitar que los orientales le disparasen . Los guardias orientales se la llevaron de all\u237? r\u225?pidamente.\par\pard \plain\hyphpar} { \u171?T\u250?, basura\u187?, le dijo un joven. La llevaron al cuartel general de la Stasi en Berl\u237?n. La ataron de manos y piernas, solo entonces sinti\u243 ? por vez primera la sangre y el dolor; ten\u237?a sangre por la cara y por el p elo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero en realidad no me hab\u237?an visto. Nadie me hab\u237?a visto.\par\ pard\plain\hyphpar} { Estuvo muy cerca.\par\pard\plain\hyphpar} { En el Oeste se encendieron los neones y m\u225?s all\u225?, en el cielo, explota ron los fuegos artificiales.\par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\*\shppict{\pict\jpegblip\picw16\pich13 ffd8ffe000104a46494600010100000100010000ffdb004300080606070605080707070909080a0c 140d0c0b0b0c1912130f141d1a1f1e1d1a1c1c20242e2720 222c231c1c2837292c30313434341f27393d38323c2e333432ffdb0043010909090c0b0c180d0d18 32211c213232323232323232323232323232323232323232 323232323232323232323232323232323232323232323232323232323232ffc0001108000d001003 012200021101031101ffc4001f0000010501010101010100 000000000000000102030405060708090a0bffc400b5100002010303020403050504040000017d01 020300041105122131410613516107227114328191a10823 42b1c11552d1f02433627282090a161718191a25262728292a3435363738393a434445464748494a 535455565758595a636465666768696a737475767778797a 838485868788898a92939495969798999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4c5c6 c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae1e2e3e4e5e6e7e8e9eaf1 f2f3f4f5f6f7f8f9faffc4001f010003010101010101010101000000000000010203040506070809 0a0bffc400b5110002010204040304070504040001027700 0102031104052131061241510761711322328108144291a1b1c109233352f0156272d10a162434e1 25f11718191a262728292a35363738393a43444546474849 4a535455565758595a636465666768696a737475767778797a82838485868788898a929394959697 98999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4 c5c6c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae2e3e4e5e6e7e8e9eaf2f3f4f5f6f7f8f9faffda000c030100 02110311003f00f4ed6d1fc252c7aedadcce74e5902dfdac b2b48811d87ef5771f94afe4456845a536ae8350bc9eea3769d27b6586668fcb8d7eea9c7f787de1 fed11da99e3bb46d43c13a9d9acbe579d16cdfb776de7d2b 5f48732e8d64edd5a143fa5007ffd9 }} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } {

La llevaron de vuelta a Leipzig en la parte trasera de un furg\u243?n policial. El oficial de la Stasi que la interrog\u243? le dijo que se hab\u237?an puesto e n contacto con sus padres y que estos no quer\u237?an saber nada m\u225?s de ell a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Le cre\u237?ste?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Humm. Bueno, no, en realidad no. \u8212?Era muy dif\u237?cil estar seguro de nada, de nadie. Miriam hace una pausa. Es una pregunta inc\u243?moda\u8212?. Creo que lo m\u225?s probable es que degradaran a ese perro, pobre chucho \u821 2?dice\u8212?. O eso, o le pegaron un tiro.\par\pard\plain\hyphpar} { Metieron a Miriam en una celda de Dimitroffstrasse, recreada en el cercano Museo de la Stasi. La celda es de dos metros por tres y, en un extremo, bien alto, ha y una ventana empotrada de cristal esmerilado. Tiene un banquillo con un colch\u 243?n, un v\u225?ter y un lavabo. La puerta es gruesa, provista de cerrojos de m etal y de una mirilla para que los guardias pudiesen controlar. Est\u225? encaja da en un muro tan profundo que me sent\u237? como si estuviera entrando en una c \u225?mara estanca.\par\pard\plain\hyphpar} { Una vez m\u225?s volvieron a denegarle a Miriam tanto las llamadas telef\u243?ni cas como los abogados o cualquier otro contacto con el mundo exterior. Ten\u237? a diecis\u233?is a\u241?os y volv\u237?a a estar sola.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por lo menos, cuando ven\u237?an para llevarme a los interrogatorios \u82 12?dice sonriendo\u8212?, hab\u237?a algo que hacer. Pero a partir de ah\u237? \ u8212?hace una pausa\u8212? empezaron a encadenarse las miserias.\par\pard\plain \hyphpar} { Una vez de vuelta en Leipzig la Stasi le dio su merecido.\par\pard\plain\hyphpar } { En la d\u233?cada de 1950, durante la guerra de Corea, empezaron a circular rumo res sobre los espantosos m\u233?todos de tortura que empleaban con los prisioner os de guerra estadounidenses. Una vez capturados, los llevaban a un campo, y vol v\u237?an a aparecer como muy tarde una semana despu\u233?s sobre una plataforma articulando de forma mec\u225?nica ante las c\u225?maras su conversi\u243?n al comunismo. Despu\u233?s de la guerra se supo que, en contra de lo que suger\u237 ?an los rumores, el secreto del ej\u233?rcito coreano no fue nada tradicional ni de una tecnolog\u237?a puntera: fue la privaci\u243?n del sue\u241?o. Un hombre hambriento puede seguir escupiendo bilis, pero un zombi es f\u225?cilmente male able.\par\pard\plain\hyphpar} { El interrogatorio de Miriam Weber, de diecis\u233?is a\u241?os, se desarroll\u24 3? durante diez noches, en sesiones de seis horas, entre las diez de la noche y las cuatro de la ma\u241?ana. En la celda las luces se apagaban a las ocho de la tarde, con lo que ten\u237?a dos horas para dormir antes de que la llevasen a l a sala de interrogatorios. La devolv\u237?an a su celda dos horas antes de que l as luces volviesen a encenderse a las seis de la ma\u241?ana. Durante el d\u237? a no le permit\u237?an dormir. Un guardia la vigilaba por la mirilla y aporreaba la puerta cuando no obten\u237?a respuesta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?De vez en cuando miraba al ojo de la mirilla cuando estaba golpeando la p uerta, pensaba \u171?\u191?por qu\u233? no te golpeas la cabeza para variar?\u18 7? y segu\u237?a dormitando. Pero entonces entraba, me sacud\u237?a y me quitaba el colch\u243?n del banquillo para que no quedase nada m\u225?s en la habitaci\ u243?n donde echarse. Se aseguraron muy bien de que no durmiese, y cuesta explic ar lo {\i kaput} que eso puede dejarte.\par\pard\plain\hyphpar} { M\u225?s tarde lo consult\u233?. La privaci\u243?n del sue\u241?o puede reproduc ir los s\u237?ntomas de la inanici\u243?n, sobre todo en ni\u241?os: las v\u237? ctimas se desorientan y sienten fr\u237?o; pierden el sentido del tiempo, se ven atrapadas en un presente interminable. Adem\u225?s, la privaci\u243?n del sue\u 241?o causa una serie de disfunciones neurol\u243?gicas que ser\u225?n m\u225?s pronunciadas cuanto m\u225?s se prolongue la tortura. Al final, las horas que pa sas despierto semejan un sue\u241?o donde se suceden cosas extra\u241?as, y no p uedes sino sentirte furioso, muy furioso, con ese mundo que no te deja descansar .\par\pard\plain\hyphpar} { Para la Stasi escapaba de toda l\u243?gica que una ni\u241?a de diecis\u233?is a

\u241?os sin herramientas, sin entrenamiento y sin ayuda pudiese haber gateado a trav\u233?s de su \u171?barrera protectora antifascista\u187? vali\u233?ndose s olo de sus pies y de sus manos. Revelando sin querer su admiraci\u243?n, el prim er guardia que la llev\u243? a la sala de interrogatorios quiso saber qu\u233? d eportes practicaba. No practicaba ninguno. Pero el punto clave del interrogatori o, una noche tras otra, era averiguar el nombre de la organizaci\u243?n clandest ina que la hab\u237?a ayudado a escapar. Quer\u237?an los nombres de sus miembro s, las descripciones f\u237?sicas. \u191?El plan hab\u237?a sido hacerlo en Noch evieja, durante el bullicio de la noche? \u191?C\u243?mo sab\u237?a ella llegar hasta las parcelas de Bornholmer si no hab\u237?a estado antes en Berl\u237?n? \ u191?Qui\u233?n le hab\u237?a ense\u241?ado a trepar por el alambre de espino? Y , el punto en el que m\u225?s insist\u237?an, \u191?qui\u233?n le hab\u237?a dic ho c\u243?mo despistar a los perros?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No les cab\u237?a en la cabeza que hubiese podido pasar por delante de aq uel perro \u8212?dice\u8212?. Pobre chucho.\par\pard\plain\hyphpar} { No eran capaces de recobrarse del varapalo. Le dijeron a Miriam que si lo hubies e conseguido la habr\u237?an deportado porque era menor. Ella protest\u243?: \u8 212?Los occidentales no me hubieran deportado de ninguna de las maneras \u8212?l es dijo a los agentes que la estaban interrogando\u8212?, porque por vuestra cul pa ahora soy una refugiada pol\u237?tica. Vosotros fuisteis quienes empezasteis a perseguirme cuando pegu\u233? las octavillas.\par\pard\plain\hyphpar} { Aunque hab\u237?a un interrogador encargado del caso, el comandante Fleischer, a veces eran dos. Ambos ten\u237?an el pelo cortado a cepillo y bigote y llevaban el uniforme abrochado hasta arriba. El m\u225?s joven estaba tan firme que pare c\u237?a llevar una bandeja de horno debajo de la guerrera. El comandante Fleisc her ten\u237?a pelos en las orejas. A veces fing\u237?a que era su amigo, hac\u2 37?a de poli bueno; otras se mostraba amenazante: \u171?Hay otras maneras de hac er esto, ya te enterar\u225?s\u187?. Las respuestas de ella segu\u237?an siendo las mismas: \u171?Cog\u237? un tren en Leipzig, me compr\u233? un mapa en la est aci\u243?n, sub\u237? con la ayuda de una escalera, pas\u233? arrastr\u225?ndome sobre la barriga y luego corr\u237?\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Diez por veinticuatro horas en las que apenas duermes. Diez por veinticuatro hor as en las que apenas est\u225?s despierta. Diez d\u237?as es tiempo suficiente p ara morir, para nacer, para enamorarte y para volverte loca. Diez d\u237?as es m ucho tiempo.\par\pard\plain\hyphpar} { P: \u191?Qu\u233? hace el esp\u237?ritu humano despu\u233?s de estar diez d\u237 ?as sin dormir, diez d\u237?as de aislamiento atemperado solo por sesiones noctu rnas de amenazas?\par\pard\plain\hyphpar} { R: Sue\u241?a una soluci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { La und\u233?cima noche, Miriam les dio lo que quer\u237?an.\par\pard\plain\hyphp ar} { \u8212?Pens\u233?: \u171?\u191?Qu\u233? quer\u233?is? \u191?Una organizaci\u243? n clandestina de evasi\u243?n? Vale, pues la vais a tener\u187?.\par\pard\plain\ hyphpar} { Fleischer hab\u237?a vencido:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Lo ves? \u8212?le dijo\u8212?. Al final no era para tanto, \u191?ve rdad? Si nos lo hubieras contado antes te habr\u237?as ahorrado tanta molestia.\ par\pard\plain\hyphpar} { La dejaron dormir durante quince d\u237?as y le dieron un libro a la semana. Se lo le\u237?a en un d\u237?a y luego memorizaba las p\u225?ginas, caminando de ar riba abajo por la celda con el libro en el regazo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mirando atr\u225?s, tiene su gracia \u8212?dice Miriam\u8212?, pero en el momento no pod\u237?a ser m\u225?s frustrante. Me invent\u233? una historia que ni yo por aquel entonces me hubiese cre\u237?do. No ten\u237?a ni pies ni cabez a, pero estaban tan ansiosos por atrapar a una organizaci\u243?n de evasi\u243?n que se la tragaron. Yo lo \u250?nico que quer\u237?a era dormir.\par\pard\plain \hyphpar} { La bodega Auerbach es toda una instituci\u243?n en Leipzig. Es un bar restaurant e subterr\u225?neo con mesas de roble en amplias hornacinas, todo bajo un techo abovedado, semejante a una bodega. Las paredes y el techo est\u225?n recubiertos

por pinturas de oscuras escenas del {\i Fausto} de Goethe: el encuentro de Fausto y Mefist\u243?feles, la traici\u243?n de Fausto a Margarita, la desesperaci\u243?n de Fausto. Goethe sol\u237?a ir all \u237? a beber. Es un buen lugar para encontrarse con el diablo.\par\pard\plain\ hyphpar} { La historia que Miriam le cont\u243? a la Stasi es la siguiente:\par\pard\plain\ hyphpar} { Todo empez\u243? cuando qued\u243? con unos amigos en la bodega Auerbach para co mer panecillos de manteca de oca. Como al final sus amigos no se presentaron, ac ab\u243? sentada sola en una de esas grandes mesas y empez\u243? a comer. El bar estaba lleno; la Navidad se acercaba. Llegaron cuatro hombres y le preguntaron si pod\u237?an compartir mesa. Se sentaron a comer mientras Miriam escuchaba su conversaci\u243?n. Uno de ellos ten\u237?a acento de Berl\u237?n: sus \u171?gut\ u187? eran \u171?yut\u187? y sus \u171?ich\u187?, \u171?icke\u187?.\par\pard\pla in\hyphpar} { Miriam est\u225? pas\u225?ndoselo en grande con esto. Me mira y se le ve la cara reluciente. Se est\u225? imaginando con diecis\u233?is a\u241?os y eso la hace feliz.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?As\u237? que le pregunt\u233? al hombre, al que parec\u237?a el cabecilla , que si eran de Berl\u237?n. Y me dijo que s\u237?. \u171?\u191?Y c\u243?mo va la cosa por Berl\u237?n?\u187?, les pregunt\u233?. \u8212?Los ojos de Miriam vue lven a agrandarse y vuelve a parecerse a un dibujito animado.\par\pard\plain\hyp hpar} { \u187?\u8212?Bien, gracias.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?\u8212?\u191?De qu\u233? parte de Berl\u237?n sois?\par\pard\plain\hyphpar } { \u187?\u8212?De Pankow.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?\u8212?\u191?Eso no estar\u225?... cerca del Muro?\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?\u8212?Pues la verdad es que s\u237?... No estar\u225?s pensando en escapa r, \u191?no?\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?\u8212?Pues s\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?\u8212?Pero, mujer, no puedes llegar al Muro y esperar que haya un sitio p or donde escalar. Ven con nosotros y te daremos algunos consejillos.\par\pard\pl ain\hyphpar} { Y Miriam dijo \u171?vale\u187?, as\u237? que se fueron los cinco y se montaron e n un taxi. Viajaron hacia el sur, pero no estaba segura de ad\u243?nde exactamen te porque ya era de noche. Fueron a un piso en la segunda planta \u8212?\u191?o era en la tercera?\u8212? de un bloque; resultaba dif\u237?cil recordarlo con ex actitud. En la puerta no hab\u237?a ninguna placa as\u237? que, por desgracia, n o pudo enterarse de a qui\u233?n pertenec\u237?a el piso. El hombre y sus compin ches sacaron un mapa de Berl\u237?n y le ense\u241?aron el punto por donde podr\ u237?a pasar. Luego llamaron a otro taxi, que la dej\u243? en la bodega de Auerb ach, y desde all\u237? cogi\u243? el tranv\u237?a de vuelta a casa.\par\pard\pla in\hyphpar} { Miriam se r\u237?e. Me mira como diciendo: \u171?\u191?Has o\u237?do una histori a m\u225?s rid\u237?cula en toda tu vida? \u191?Puedes creerte que se la tragara n?\u187?. La miro yo tambi\u233?n, confusa. Intento cambiar la expresi\u243?n de mi cara. \u191?Por qu\u233? era tan improbable que alguien te ofreciera consejo s sobre c\u243?mo saltar muros? Presiento que est\u225?n a punto de explicarme a lgo b\u225?sico. Aguzo las orejas como un perro ante la tele: no sabe qu\u233? e st\u225? pasando, pero seguro que es algo interesante.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam es tan amable de aclararme que en la RDA era inconcebible que le pregunta ses a un extra\u241?o, a un total desconocido, si viv\u237?a cerca de la fronter a. Tambi\u233?n era inconcebible que el extra\u241?o te preguntase a su vez si e stabas pensando en escapar. Y lo que era lo m\u225?s inconcebible de todo es que te ofrecieran amigables consejos acto seguido. La relaci\u243?n entre las perso nas estaba condicionada por el hecho de que cualquiera pod\u237?a ser uno de Ell os. Todos sospechaban de todos, y sobre esta desconfianza creada se fundamentaba la existencia social. El hombre podr\u237?a haber denunciado a Miriam por haber

le hecho una pregunta sobre la frontera y haber admitido que estaba pensando en cruzarla, y ella podr\u237?a haberlo denunciado a \u233?l por haberse ofrecido a ense\u241?arle c\u243?mo. En la RDA exist\u237?an las organizaciones clandestin as de evasi\u243?n, pero necesitabas a un intermediario para comunicarte con ell as; nunca suceder\u237?a algo as\u237? tan alegremente, delante de unos panecill os de manteca de oca y unas cervezas.\par\pard\plain\hyphpar} { Fleischer quer\u237?a un nombre.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso no se lo puedo decir \u8212?le dijo\u8212?. No o\u237? que se llamara n por sus nombres entre ellos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?\u8212?\u191?Qu\u233? aspecto ten\u237?a el cabecilla?\par\pard\plain\hyph par} { \u187?\u8212?Bueno, era as\u237? de alto. \u8212?Alz\u243? la mano en el aire, p or encima de la cabeza\u8212?. Y de constituci\u243?n fuerte, o sea, corpulento. \par\pard\plain\hyphpar} { Sonr\u237?e, se divierte con el hombre que invent\u243?:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Le dije que estaba calvo del todo. Ah, y que ten\u237?a unos pies sorpren dentemente peque\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { Ahora me r\u237?o con ganas, me encanta ese detalle tan infantil.\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?Ah\u237? va eso: \u161?una calvorota reluciente con pies sorprendentement e peque\u241?os! Y para m\u225?s inri, le dije a Fleischer que ten\u237?a la imp resi\u243?n de que era un habitual de la bodega Auerbach.\par\pard\plain\hyphpar } { Ella tambi\u233?n se r\u237?e, mientras le da una calada al cigarro y se acomoda en el sill\u243?n. Miriam hab\u237?a pensado en todo: no importaba cu\u225?ntos calvos de pies peque\u241?os encontrasen para una rueda de reconocimiento: ella no reconocer\u237?a a ninguno.\par\pard\plain\hyphpar} { Pasaron dos semanas hasta el siguiente interrogatorio. La llevaron en presencia de Fleischer, no a las diez de la noche sino por la tarde. Este ten\u237?a las d os manos sobre la mesa como intentando controlarse para no agarrarla por el cuel lo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mis hombres \u8212?bram\u243?\u8212? han quedado como unos patanes por tu culpa. \u191?C\u243?mo te atreves a mentir de esa forma? \u191?C\u243?mo se te ocurre inventarte semejante historia?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Quer\u237?a dormir.\par\pard\plain\hyphpar} { Fleischer le dijo que consideraban su conducta como fraude al Ministerio, lo que supon\u237?a un delito. Ahora aspiraba a una condena a\u250?n mayor. Y lo ten\u 237?a bastante negro, teniendo en cuenta que pod\u237?a haber dado pie a una gue rra.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam pens\u243? que deb\u237?a de estar loco. Si hubiera saltado por el \u250? ltimo tramo, continu\u243? explicando el oficial, los soldados del Este le abr\u 237?an disparado por la espalda y los soldados occidentales habr\u237?an respond ido con m\u225?s disparos. Pod\u237?a haber sido el desencadenante de una guerra civil. Luego suaviz\u243? el tono: \u8212?Por suerte para ti no incluir\u233? e ste \u250?ltimo episodio en tu expediente. Para que no digan luego que no te dim os una oportunidad.\par\pard\plain\hyphpar} { M\u225?s tarde, Miriam comprender\u237?a que se estaba protegiendo a s\u237? mis mo. Si le hubiesen preguntado en el tribunal por qu\u233? invent\u243? semejante historia, ella habr\u237?a respondido sin m\u225?s: \u171?Porque no me dejaban dormir\u187?. Al parecer, incluso en la RDA la privaci\u243?n del sue\u241?o era considerada como tortura, y la tortura, al menos a menores, no entraba dentro d e la pol\u237?tica oficial.\par\pard\plain\hyphpar} { Fuera como fuese, el juez la conden\u243? a un a\u241?o y medio en Hoheneck, la prisi\u243?n de mujeres de Stauberg. Y al final del juicio de tres d\u237?as, le dijo: \u171?Acusada menor n\u250?mero 725, entienda que sus actividades pod\u23 7?an haber originado la Tercera Guerra Mundial\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Estaban todos locos y la iban a encerrar.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b

4 Charlie } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { \u8212?{\i Cuando} sal\u237? de prisi\u243?n, pr\u225?cticamente ya no era persona \u8212?d ice Miriam.\par\pard\plain\hyphpar} { En su primer d\u237?a en Hoheneck Miriam fue obligada a desnudarse, a dejar las ropas con las que hab\u237?a entrado y a coger el uniforme a rayas azules y amar illas. Fue conducida desnuda por un corredor hasta un cuarto donde hab\u237?a un a ba\u241?era alicatada muy profunda. Hab\u237?a dos guardias esper\u225?ndola. Era el Bautismo de Bienvenida.\par\pard\plain\hyphpar} { Fue la \u250?nica vez que pens\u243? que iba a morir. La ba\u241?era estaba llen a de agua helada. Una de las guardias la cogi\u243? por los pies y la otra por e l pelo. Le metieron la cabeza bajo el agua durante un buen rato para luego sacar la de los pelos y gritarle. La volvieron a sumergir. No pod\u237?a hacer nada, n o pod\u237?a respirar. Y arriba: \u171?Basura inmunda. Ni\u241?ata presuntuosa. Traidora est\u250?pida, zorra\u187?. Y abajo. Cuando la sacaban era insultos lo que respiraba. Pens\u243? que la iban a matar.\par\pard\plain\hyphpar} { A Miriam se la ve afligida. Su voz ha cambiado y no soy capaz de mirarle a la ca ra. Tal vez durante la paliza que le dieron perdi\u243? algo que todav\u237?a no ha conseguido recuperar. Me cuenta que entre las presas exist\u237?a esa misma brutalidad, que las presas comunes recib\u237?an privilegios por maltratar a las pol\u237?ticas. Me cuenta que durante dieciocho meses la estuvieron llamando po r un n\u250?mero en vez de por su nombre. Me cuenta que hab\u237?a un sistema de atesoramiento y trueque \u8212?de hecho toda una econom\u237?a\u8212? de compre sas. No puedo concentrarme en el horror de todo eso y mi mente, d\u237?scola, se va a las comedias de situaci\u243?n televisivas. Me acuerdo de una vieja serie de la televisi\u243?n australiana, {\i Presa}, ambientada en una c\u225?rcel de mujeres: en el sonido de las puertas de metal antes de cada corte de publicidad y en la simp\u225?tica lesbiana de la l avander\u237?a, siempre humeante.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam parece recobrar la calma. Me dice que en Hoheneck explotaban a las presas en una f\u225?brica de l\u225?minas de acero. Un d\u237?a cualquiera empezaba a las 4.30, con la sirena. Cuando la llave de la guardia sonaba en la puerta toda s las presas se levantaban y se pon\u237?an firmes contra la pared. Pasaban list a por n\u250?mero y las contaban. Iban primero a desayunar y luego al taller, do nde volv\u237?an a contarlas. \u171?Para asegurarse de que no se escapaba nadie entre la celda y la cantina.\u187? Si Miriam quer\u237?a ir al ba\u241?o, ten\u2 37?a que ponerse firme y gritar: \u171?La presa menor n\u250?mero 725 solicita p ermiso para el ba\u241?o\u187?. Cuando regresaba volv\u237?a a cuadrarse: \u171? La presa menor n\u250?mero 725 solicita permiso para reincorporarse\u187?. Antes de ir a comer las contaban. Despu\u233?s de comer les hac\u237?an dar vueltas p or un patio para hacer ejercicio y volv\u237?an a contarlas. Las presas eran con tadas y recontadas desde el momento en que se levantaban hasta el momento en que se acostaban y, como dice Miriam riendo entre dientes: \u8212?\u191?Sabes qu\u2 33?? Los n\u250?meros siempre cuadraban. Nunca faltaba nadie.\par\pard\plain\hyp hpar} { \u187?La c\u225?rcel me dej\u243? algunos tics extra\u241?os.\par\pard\plain\hyp hpar} { Ha sacado todas las puertas de sus goznes en todos los pisos donde ha vivido. No es que le den ansiedad los espacios peque\u241?os, cuenta, es solo que empieza a sudar y a sentir escalofr\u237?os.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Este piso es perfecto para m\u237? \u8212?dice contemplando el espacio di \u225?fano.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y los ascensores? \u8212?le pregunto, recordando la fatiga escalera s arriba.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo mismo \u8212?responde\u8212?, no me hacen mucha gracia.\par\pard\plain \hyphpar} {

Un d\u237?a, a\u241?os despu\u233?s, su marido Charlie estaba haciendo payasadas en la casa, tocando la guitarra. Miriam dijo algo para chincharle y \u233?l se levant\u243? de pronto y alz\u243? la mano para sacarse la bandolera de la guita rra. Es probable que su intenci\u243?n no fuese otra que decirle \u171?eres de l o que no hay\u187?, o hacerle cosquillas o ech\u225?rsele encima en broma. Pero ella se fue y enseguida se encontr\u243? sin m\u225?s en la puerta de entrada de l edificio. No recuerda haber bajado las escaleras: fue una reacci\u243?n de hui da autom\u225?tica. Charlie baj\u243? e intent\u243? calmarla para que subiera. Estaba consternado. Los tics de ella no dejaron de sorprenderlos a ambos durante los primeros a\u241?os de su relaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { De pronto me siento muy cansada, como si se me hubiesen ablandado los huesos. Mi ro por la ventana, fuera ya se ha hecho de noche. Me gustar\u237?a que alguien l a reconfortase. Me gustar\u237?a que alguien me reconfortase. Me gustar\u237?a q ue hubiese existido de verdad la benevolente alcaidesa de la tele, y que la lesb iana con el coraz\u243?n de oro hubiese protegido a esa ni\u241?a, y pienso en l o que todav\u237?a est\u225? por llegar.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando Miriam fue puesta en libertad en 1970, ten\u237?a diecisiete a\u241?os y medio. Un d\u237?a, su hermana la llev\u243? a un lago para ba\u241?arse. El soc orrista le pidi\u243? que saliese con \u233?l pero ella fue incapaz de responder le. Su nombre era Karl-Heinz Weber, pero todos le llamaban Charlie. Al ver que M iriam no le respond\u237?a, opt\u243? por asediarla a trav\u233?s de su hermana. Pensaba que era muy rara, y muy callada. Quer\u237?a llegar al fondo del asunto .\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo eras? \u8212?le interpelo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, eso se lo tendr\u237?as que haber preguntado a \u233?l \u8212?dice \u8212?. Fue \u233?l quien me devolvi\u243? el sentido. \u8212?Miriam atraviesa la sala y abre una maleta maltrecha de la que caen fotos por el suelo. Encuentra una de Charlie. Es de un hombre de unos veinte a\u241?os, de pelo casta\u241?o y cara serena, que mira directamente a la c\u225?mara. Est\u225? un tanto escora do hacia la izquierda de la foto, es extra\u241?o.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah, eso es porque me recort\u233? \u8212?explica Miriam, y luego\u8212?: Era nuestra foto de bodas.\par\pard\plain\hyphpar} { Me gustar\u237?a preguntarle pero me aguanto las ganas.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam y Charlie se fueron a vivir juntos. Charlie se hab\u237?a formado como pr ofesor de gimnasia, hab\u237?a estudiado educaci\u243?n f\u237?sica y biolog\u23 7?a. En la RDA, el deporte estaba estrechamente ligado a la pol\u237?tica. El go bierno manten\u237?a un seguimiento de los j\u243?venes con potencial y los mand aba a centros de entrenamiento para la gloria de la naci\u243?n.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?\u191?\u201?l sab\u237?a lo del dopaje? \u8212?A los ni\u241?os de las in stalaciones deportivas les daban hormonas enmascaradas como vitaminas. Fue un es c\u225?ndalo que solo sali\u243? a la luz cuando cay\u243? el Muro: las pastilla s aceleraban el crecimiento y la fuerza, pero medio convert\u237?an a las ni\u24 1?as en ni\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, se enter\u243? a trav\u233?s de dos personas distintas. Me acuer do de que una vez les dijo a unos amigos suyos que sacasen a su hija de uno de e sos centros. Pero no fue por eso por lo que dej\u243? la ense\u241?anza.\par\par d\plain\hyphpar} { Cuando ten\u237?a poco m\u225?s de veinte a\u241?os, Charlie y un amigo fueron d e vacaciones al mar B\u225?ltico. Vieron una barca sueca que se aproximaba a la costa y decidieron nadar hacia ella para ver hasta d\u243?nde pod\u237?an llegar .\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No creo que quisieran abordarla ni nada por el estilo \u8212?dice\u8212?. Fue un tanto desafiante, pero solo era un juego.\par\pard\plain\hyphpar} { Las autoridades los detuvieron como sospechosos de querer abandonar el pa\u237?s . Ah\u237? fue cuando la Stasi empez\u243? la caza y captura de Charlie Weber.\p ar\pard\plain\hyphpar} { Este no estaba por la labor de representar ante sus alumnos a un Estado que le e staba tratando as\u237?. Dej\u243? la ense\u241?anza y empez\u243? a escribir. L

e encargaban art\u237?culos para la revista {\i Eulenspiegel} y adaptaciones para televisi\u243?n. Hac\u237?a trabajos espor\u22 5?dicos en cine como gerente de producci\u243?n y alguna que otra cosa para el t eatro. Escribi\u243? \u171?un librito \u8212?dice Miriam\u8212?, llamado {\i Gestern Wie Heute} ({\i Ayer como hoy}), sobre el hecho de que la dictadura que ten\u237?amos aqu\u237? era como cualquier otra\u187?. Lo envi\u243? a Alemania Federal para que lo publ icasen all\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Cuando empezamos a vivir juntos (yo, una ex convicta, y \u233?l, bajo vig ilancia), ven\u237?an de vez en cuando a inspeccionar la casa \u8212?me cuenta\u 8212?. Nuestra vecina, una mujer mayor, al ver lo que estaba pasando, se ofreci\ u243? para guardarnos un ba\u250?l con libros y con los manuscritos de Charlie p orque de ella nunca sospechar\u237?an. Pero cometimos algunos errores. Me acuerd o de una vez que vinieron unos j\u243?venes y revolvieron todos los cajones, tod os los escritorios, la colecci\u243?n de discos. Uno de ellos se subi\u243? a un a escalera y rebusc\u243? entre las estanter\u237?as, donde encontr\u243? {\i Rebeli\u243?n en la granja} de Orwell, quien, por supuesto, estaba en la lista n egra. Contuvimos la respiraci\u243?n al ver que lo sacaba de la estanter\u237?a. Recuerdo la cubierta perfectamente: hab\u237?a unos cerdos con una bandera roja entre las pezu\u241?as. Vimos c\u243?mo el joven se quedaba mirando los cerdos y la bandera. Luego lo devolvi\u243? a su sitio. \u161?Lo que nos pudimos re\u23 7?r despu\u233?s! Lo \u250?nico que se nos ocurri\u243? fue que hab\u237?a visto los cerdos, cosa mala, pero que al ver que ten\u237?an una bandera roja, y pare c\u237?an estar en una granja colectiva, debi\u243? de pensar que no era para ta nto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?Me prohibieron estudiar. Y me era imposible conseguir trabajo \u8212?conti n\u250?a Miriam\u8212?. Siempre que aspiraba a un puesto, ah\u237? estaba la Sta si para asegurarse de que me rechazaran. Los empresarios ten\u237?an que comprob ar mi expediente y las indicaciones siempre eran las mismas: \u171?Ella no\u187? . Me dedicaba a hacer fotos, muchas. Al final, a lo m\u225?s a lo que pude aspir ar fue a mandarlas a las revistas con el nombre de alg\u250?n amigo, quien luego me pasaba el dinero que le daban por mi trabajo. \u8212?Se alborota el pelo\u82 12?. Pero en cierto modo nos gustaba c\u243?mo viv\u237?amos, no ten\u237?amos q ue someternos a una autoridad y a un sistema de los que no nos fi\u225?bamos. No s las arregl\u225?bamos.\par\pard\plain\hyphpar} { En 1979 la hermana de Miriam y su marido intentaron escapar a la RFA en el malet ero de un coche. Charlie los llev\u243? hasta el gu\u237?a que los iba a colar p or la frontera. La Stasi sigui\u243? todos los movimientos; a la pareja la conde naron a prisi\u243?n y a Charlie le concedieron la libertad condicional.\par\par d\plain\hyphpar} { En septiembre de 1980 el canciller de la RFA, Helmut Schmidt, ten\u237?a previst o visitar Alemania del Este. En esa \u233?poca, el movimiento polaco Solidaridad supon\u237?a una fuente de tensiones para los gobiernos del Bloque del Este, ya que constitu\u237?a una inyecci\u243?n de esperanza para mucha gente bajo su ma ndato. Por ello decidieron cancelar la visita de Schmidt, pues Alemania del Este tem\u237?a que pudiesen producirse manifestaciones en pro de la democracia dela nte de las c\u225?maras de la televisi\u243?n occidental. Pese a todo, las autor idades de la RDA ya se hab\u237?an encargado de los preparativos para la visita: hab\u237?an hecho redadas y encerrado a todo aquel susceptible de protestar o d e poner en alg\u250?n tipo de aprieto al gobierno.\par\pard\plain\hyphpar} { Por entonces, Charlie segu\u237?a siendo oficialmente sospechoso de \u171?intent o de fuga de la Rep\u250?blica\u187?. \u201?l y Miriam hab\u237?an presentado la solicitud para abandonar la RDA. Estas solicitudes eran a veces aprobadas porqu e la RDA, al contrario que el resto de pa\u237?ses de la Europa del Este, pod\u2 37?a deshacerse de indeseables dej\u225?ndolos en la cuneta de la RFA, donde aut om\u225?ticamente se los acog\u237?a como ciudadanos. La Stasi someti\u243? a to dos los solicitantes a un f\u233?rreo escrutinio. No sorprendi\u243? a muchos qu e los solicitantes fueran considerados sin m\u225?s sospechosos de querer abando nar el pa\u237?s, lo que constitu\u237?a, m\u225?s all\u225? de un proceso inter minable y arbitrario, un delito. La \u171?solicitud para abandonar el pa\u237?s\

u187? era legal, pero las autoridades pod\u237?an, si les ven\u237?a en gana, to m\u225?rsela como una declaraci\u243?n de \u171?por qu\u233? no te gustaba la RD A\u187?. En ese caso se convert\u237?a en {\i Hetzschrift} (calumnia) o en {\i Schm\u228?hschrift} (difamaci\u243?n) y por lo tanto, en infracci\u243?n. El 26 de agosto de 1980, Charlie Weber fue arrestado y encarcelado.\par\pard\plain\hyp hpar} { Al principio, Miriam solo mantuvo contacto con \u233?l por carta. Ni a ella le p ermit\u237?an visitarlo ni a \u233?l llamarla. Al final, se fij\u243? una visita de media hora para el 14 de octubre. El d\u237?a antes, a Miriam le devolvieron la \u250?ltima carta que le hab\u237?a escrito a Charlie con una nota a\u241?ad ida a mano: \u171?Permiso postal expirado\u187?. Aparte de la carta hab\u237?a u na tarjeta de la Stasi en el buz\u243?n que dec\u237?a: \u171?Autorizaci\u243?n de visita para el 14 \u8722? 10 \u8722? 1980 cancelada\u187?.\par\pard\plain\hyp hpar} { El mi\u233?rcoles 15 de octubre, un agente de polic\u237?a vestido con su unifor me verde llam\u243? a la puerta del piso.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Es esta la casa de herr Weber?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y es usted frau Weber?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bien, en ese caso, tiene que personarse en las oficinas de la fiscal\u237 ?a del distrito para recoger las cosas de su marido, porque ha muerto.\par\pard\ plain\hyphpar} { Se fue antes de que Miriam pudiese articular palabra.\par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\*\shppict{\pict\jpegblip\picw16\pich13 ffd8ffe000104a46494600010100000100010000ffdb004300080606070605080707070909080a0c 140d0c0b0b0c1912130f141d1a1f1e1d1a1c1c20242e2720 222c231c1c2837292c30313434341f27393d38323c2e333432ffdb0043010909090c0b0c180d0d18 32211c213232323232323232323232323232323232323232 323232323232323232323232323232323232323232323232323232323232ffc0001108000d001003 012200021101031101ffc4001f0000010501010101010100 000000000000000102030405060708090a0bffc400b5100002010303020403050504040000017d01 020300041105122131410613516107227114328191a10823 42b1c11552d1f02433627282090a161718191a25262728292a3435363738393a434445464748494a 535455565758595a636465666768696a737475767778797a 838485868788898a92939495969798999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4c5c6 c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae1e2e3e4e5e6e7e8e9eaf1 f2f3f4f5f6f7f8f9faffc4001f010003010101010101010101000000000000010203040506070809 0a0bffc400b5110002010204040304070504040001027700 0102031104052131061241510761711322328108144291a1b1c109233352f0156272d10a162434e1 25f11718191a262728292a35363738393a43444546474849 4a535455565758595a636465666768696a737475767778797a82838485868788898a929394959697 98999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4 c5c6c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae2e3e4e5e6e7e8e9eaf2f3f4f5f6f7f8f9faffda000c030100 02110311003f00f4ed6d1fc252c7aedadcce74e5902dfdac b2b48811d87ef5771f94afe4456845a536ae8350bc9eea3769d27b6586668fcb8d7eea9c7f787de1 fed11da99e3bb46d43c13a9d9acbe579d16cdfb776de7d2b 5f48732e8d64edd5a143fa5007ffd9 }} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { La Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania ten\u237?a instituciones democr\u 225?ticas solo de cara a la galer\u237?a. Hab\u237?a fiscales de distrito, cuyo trabajo era administrar justicia; abogados, cuyo trabajo era representar a clien

tes, y jueces, cuyo trabajo era dictar sentencias. Al menos sobre el papel, hab\ u237?a otros partidos pol\u237?ticos aparte del partido del poder, el Partido So cialista Unificado. Pero lo cierto es que solo exist\u237?a el partido y su maqu inaria, la Stasi. Los jueces sol\u237?an recibir instrucciones de la Stasi, quie n, a cambio, daba buenas referencias de ellos al Partido, siempre en consonancia con el resultado del juicio y con la duraci\u243?n de la condena. Las conexione s entre el Partido, la Stasi y la ley iban de abajo arriba: la Stasi, en connive ncia con los directores de los institutos, reclutaba a sumisos estudiantes con l a apropiada actitud de lealtad para que estudiasen Derecho. Una vez vi una lista con los temas de algunas tesis de la Escuela de Derecho de la Stasi en Potsdam que supon\u237?an grandes aportaciones para el conocimiento humano, como \u171?S obre las probables causas de la patolog\u237?a psicol\u243?gica del deseo de com eter infracciones en las fronteras\u187?. No hab\u237?a manera de enfrentarse a la Stasi: tanto los abogados defensores como los jueces formaban parte de ella.\ par\pard\plain\hyphpar} { Miriam fue a ver al comandante Trost, el fiscal del distrito responsable de inve stigar la muerte de Charlie. Trost le cont\u243? que Charlie se hab\u237?a ahorc ado. Le dijo que lo sent\u237?a mucho, que de hecho estaban todos tremendamente consternados. Seg\u250?n contaba, le hab\u237?an pedido que fuese a la celda nad a m\u225?s ocurrir.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam le pregunt\u243? con qu\u233? se hab\u237?a ahorcado Charlie. \u191?Que d e d\u243?nde se hab\u237?a colgado?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Conozco esas celdas \u8212?me dice\u8212? y las tuber\u237?as no est\u225 ?n a la vista. Todo va por dentro. Ni siquiera hay barrotes en las ventanas, son demasiado peque\u241?as.\par\pard\plain\hyphpar} { Trost le dijo que no lo sab\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero usted fue a la celda. \u191?C\u243?mo puede ser que no lo sepa? \u82 12?le increp\u243? Miriam\u8212?. Tuvo que ver de d\u243?nde estaba colgado el h ombre.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam sacude la cabeza imitando el desd\u233?n del oficial.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Bueno, entonces, \u191?con qu\u233? fue? \u8212?No ten\u237?a intenci\u24 3?n de rendirse.\par\pard\plain\hyphpar} { Ese d\u237?a Trost le dijo que Charlie se hab\u237?a ahorcado con el el\u225?sti co de la cinturilla del pantal\u243?n. Miriam no se lo crey\u243?. Sigui\u243? v olviendo a la oficina y preguntando. Para su sorpresa, la trataron con bastante amabilidad. El segundo de Trost le dijo que Charlie se hab\u237?a ahorcado con s us propios calzoncillos. En otra ocasi\u243?n Trost le dijo que hab\u237?a sido con un trozo de s\u225?bana.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam le plant\u243? cara:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Unos calzoncillos o una s\u225?bana? \u191?Unos calzoncillos o una s\u225?bana? Por lo menos podr\u237?an ustedes ponerse de acuerdo con la histori a.\par\pard\plain\hyphpar} { El comandante Trost perdi\u243? la compostura. Le dijo que si no abandonaba la h abitaci\u243?n mandar\u237?a que la arrestasen.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam descubri\u243? que el cuerpo de Charlie estaba en la morgue. Fue hasta al l\u237? pero no le dejaron entrar. Empez\u243? a notar que la estaban siguiendo. \par\pard\plain\hyphpar} { Fue entonces a ver al abogado de Charlie, herr X, que era el representante en Le ipzig del doctor Wolfgang Vogel de Berl\u237?n. Vogel era el fiscal del Estado q ue se encargaba de comerciar con la gente entre las dos Alemanias. Confeccionaba una lista de nombres y negociaba con el Gobierno de la RFA el precio de cada un o de ellos, por el que \u171?compraba su libertad\u187? ({\i freigekauft}). Hab\u237?a una diferencia de precios que, al parecer, variaba en funci\u243?n de la formaci\u243?n de las personas que iban a ser compradas. Un c omerciante o un oficinista sal\u237?an m\u225?s baratos que alguien con un docto rado. La excepci\u243?n era el clero: un pastor no costaba nada porque sol\u237? an ser librepensadores contrarios al r\u233?gimen, al que le tra\u237?a m\u225?s a cuenta librarse de ellos. A Alemania del Este el comercio de personas le repo

rtaba moneda fuerte y, al mismo tiempo, le brindaba una forma de librarse de los inconformistas.\par\pard\plain\hyphpar} { Una de las maneras de entrar en la lista de Vogel, y en consecuencia de tener un a oportunidad para salir de la RDA, era hacerse cliente de uno de sus representa ntes regionales. Por eso Charlie Weber contrat\u243? a X. Cuando Miriam fue a ve rlo, X llevaba con el caso Weber (en ese momento, la investigaci\u243?n sobre su muerte en prisi\u243?n preventiva) ocho semanas. Miriam se sent\u243? en su des pacho y le pregunt\u243? qu\u233? hab\u237?a averiguado.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando abri\u243? el expediente sobre el escritorio, conten\u237?a un \u250?nico folio: la autorizaci\u243?n de Vogel para que se hiciese cargo del caso. En vez de contarle \u233?l algo a ella, le pregunt\u243?: \u8212?Se\u241?ora Weber, \u 191?por qu\u233? no me dice usted lo que sabe?\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam se puso como una fiera. Llevaba d\u237?as experimentando esa rabia que ha ce que ya no te importe nada, que te hace decir cosas que sueles callarte. Le re spondi\u243? que le pagaba para investigar, que \u233?l era el que ten\u237?a qu e averiguar algo y cont\u225?rselo a ella. Y ya que no hab\u237?a hecho nada por Charlie durante el tiempo que este hab\u237?a estado en prisi\u243?n, le dijo, al menos ahora podr\u237?a molestarse en averiguar c\u243?mo muri\u243?.\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Usted se cree que estoy loco? \u8212?le dijo el abogado con frialda d\u8212?. \u191?De veras lo cree? No pensar\u225? en serio que me voy a plantar all\u237? y me voy a poner a preguntar qu\u233? pas\u243?. Para eso mejor que se busque usted a otro loco, jovencita.\par\pard\plain\hyphpar} { Vuelvo a notar afligida a Miriam. All\u237?, justo al otro lado del escritorio, ten\u237?a a la mism\u237?sima cara del sistema: una parodia de abogado que se r e\u237?a de ella.\par\pard\plain\hyphpar} { El martes 21 de octubre de 1980, un agente de la Stasi se plant\u243? en la puer ta de Miriam para comunicarle que la autopsia del cad\u225?ver hab\u237?a finali zado y que el Ministerio estaba a su disposici\u243?n para los preparativos del funeral. Miriam le dijo que pod\u237?a arregl\u225?rselas por su cuenta.\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?Por supuesto, se\u241?ora Weber \u8212?le dijo el hombre\u8212?, pero \u1 91?tiene usted en mente alguna funeraria en particular?\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam lo mand\u243? al diablo y encontr\u243? una peque\u241?a funeraria. La mu jer de detr\u225?s del mostrador era una amable anciana que le dijo: \u8212?\u19 1?Sabe, se\u241?ora Weber? Deber\u237?a usted ir al cementerio Sur, all\u237? lo organizan todo de principio a fin, hasta rellenan los formularios por usted. Se le har\u225? m\u225?s llevadero.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam ni se lo pens\u243?. Se fue a las oficinas del cementerio Sur. Llam\u243? a la puerta y le dijeron que pasase.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Llega usted tarde, la esper\u225?bamos m\u225?s temprano \u8212?le dijo e l hombre de detr\u225?s del mostrador.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo? \u191?Qui\u233?n le ha dicho que iba a venir? Ni yo mism a sab\u237?a que iba a venir hasta hace media hora.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vaya, pues no lo s\u233?, no me acuerdo.\par\pard\plain\hyphpar} { Nada m\u225?s empezar el hombre le sugiri\u243? que fuese una incineraci\u243?n en vez de un entierro. Miriam se neg\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { Lo cierto era, le dijeron, que iba a tener que ser una incineraci\u243?n porque no quedaban ata\u250?des.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam se tir\u243? un farol:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Yo traer\u233? el ata\u250?d.\par\pard\plain\hyphpar} { El hombre sali\u243? de la habitaci\u243?n para volver a aparecer en breve.\par\ pard\plain\hyphpar} { \u8212?Se\u241?ora Weber, hoy \u8212?le dijo\u8212? es su d\u237?a de suerte. Ju sto nos queda un ata\u250?d. Por desgracia \u8212?a\u241?adi\u243?\u8212?, no va a ser posible exponer el cuerpo ante los dolientes para que le presenten sus re spetos. \u8212?No dio explicaci\u243?n alguna.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En ese caso \u8212?dijo Miriam\u8212?, me ir\u233? a otra funeraria y a o

tro cementerio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, no, no, se\u241?ora Weber, no hay por qu\u233? ponerse as\u237?; vere mos qu\u233? se puede hacer para lo del velatorio.\par\pard\plain\hyphpar} { El d\u237?a antes del funeral Miriam y una amiga fueron a llevar parte de las co ronas que hab\u237?an recibido al cementerio, eran demasiadas como para cargar c on todas al d\u237?a siguiente. Observ\u243? que hab\u237?a un tipo merodeando, fumando, sin hacer nada, vigilando.\par\pard\plain\hyphpar} { Una mujer vestida con el uniforme del personal del cementerio se les acerc\u243? : \u8212?\u191?Son del funeral de Weber?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bien, solo quer\u237?a decirle que si ma\u241?ana no hay velatorio no se lo tome a mal, es posible que no haya.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam la mir\u243? de arriba abajo, con el fumador a la escucha:\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?D\u233?jeme que le diga una cosa: si no hay velatorio, no habr\u225? fune ral. Lo cancelar\u233? cuando est\u233? todo el mundo aqu\u237?, montar\u233? un cirio como nunca ha visto. \u161?\u191?Entiende lo que le quiero decir?!\par\pa rd\plain\hyphpar} { Al d\u237?a siguiente hubo velatorio. Miriam me explica que el ata\u250?d estaba bastante apartado, detr\u225?s de una gruesa mampara de vidrio, y que hab\u237? a muy poca iluminaci\u243?n, apenas unas luces de ne\u243?n moradas.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?Incluso bajo la tenue luz pude ver las heridas de la cabeza. Y vi su cuel lo, se les hab\u237?a olvidado cubrirlo. No hab\u237?a marca alguna de estrangul amiento, nada. \u8212?Me mira a los ojos\u8212?. Una pensar\u237?a que, de haber querido seguir con la historia de que se hab\u237?a ahorcado, se podr\u237?an h aber molestado al menos en cubrirle el cuello, \u191?no es cierto?\par\pard\plai n\hyphpar} { De ah\u237? bajaron el f\u233?retro a otra planta para volver a aparecer sobre u n carrito que ser\u237?a empujado por los empleados del cementerio hasta la sepu ltura. Todos estos detalles se ralentizan, atrapados en los rescoldos de la memo ria. Dice que entre que el ata\u250?d desapareci\u243? de la vista y volvi\u243? a emerger, tuvieron tiempo de suplantar el cuerpo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hab\u237?a mucha gente en el funeral \u8212?me cuenta Miriam\u8212?, pero creo que la mayor\u237?a eran de la Stasi.\par\pard\plain\hyphpar} { En la entrada hab\u237?a aparcada una furgoneta con una antena de largo alcance para grabar sonido. Entre los arbustos acechaban hombres con teleobjetivos. Dond equiera que mirases hab\u237?a hombres con {\i walkie-talkies}. En el edificio de las oficinas del cementerio hab\u237?a una ob ra: agentes de la Stasi de dos en dos sobre el andamio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Todos y cada uno de nosotros fuimos fotografiados. Y se pod\u237?a ver de antemano el camino que iba a recorrer el cortejo desde la capilla hasta la sepu ltura: estaba marcado a intervalos regulares por hombres de la Stasi, plantados all\u237? sin molestarse en disimular.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando llegaron a la sepultura, hab\u237?a dos de ellos sentados ante una mesa p legable, acomodados para seguir todo el asunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En cuanto la \u250?ltima persona ech\u243? sus flores \u8212?dice Miriam\ u8212?, los del cementerio empezaron a cubrirlo con tierra. Fue todo muy r\u225? pido, demasiado r\u225?pido.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam camina descalza por la sala hasta una mesa, de donde extrae unos papeles guardados en una funda de pl\u225?stico. Es parte del expediente de la Stasi sob re Charlie Weber: un informe manuscrito firmado por un tal comandante Maler. Inc luye todos los planes de la divisi\u243?n para la organizaci\u243?n y vigilancia del funeral de Weber: pinchar el tel\u233?fono de Miriam; llamarla el d\u237?a antes para una \u171?aclaraci\u243?n de las circunstancias\u187?; utilizar tecno log\u237?a para la grabaci\u243?n de sonido sobre el terreno; realizar una \u171 ?documentaci\u243?n fotogr\u225?fica\u187? del acontecimiento; vigilar a los ciu dadanos de la Rep\u250?blica Federal de Alemania que asistan al funeral para ase gurarse de que abandonan la RDA antes del toque de queda. \u171?Lamentablemente,

este operativo no ha podido confirmar el nombre del pastor que oficiar\u225? el acto. En el caso de que exista alguna conducta negativa o enemiga durante el fu neral, todos los hombres tienen orden de hacer uso de la fuerza para atajarla, b ajo la premisa de que tales acciones contravienen la solemnidad de las normas de l cementerio.\u187? El comandante Maler hab\u237?a anotado que el gerente del ce menterio Sur, un tal herr Mohre, hab\u237?a garantizado a la Stasi total liberta d de movimiento en la \u171?misi\u243?n Weber\u187? y que, en el caso de que alg \u250?n trabajador del cementerio hiciese preguntas a los agentes de la Stasi, n o dudaran en comunic\u225?rselo. Se entiende que Mohre sab\u237?a que Maler era un funcionario de la Stasi, y que adem\u225?s lo conoc\u237?a por su nombre real , no por su identidad secreta.\par\pard\plain\hyphpar} { Todo esto lo podr\u237?a haber deducido Miriam por su cuenta a tenor de lo que h ab\u237?a visto aquel d\u237?a. Me se\u241?ala el siguiente rengl\u243?n y lee e n voz alta: \u171?No hay informaci\u243?n definitiva en relaci\u243?n con la fec ha de la incineraci\u243?n. Esta fecha ser\u225? confirmada por el camarada Mohr e a partir del 31 \u8722? 10 \u8722? 80\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam me pasa el expediente y me dice:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El 30 de octubre enterramos un ata\u250?d. Enterramos un ata\u250?d y ell os fijaron una fecha para su incineraci\u243?n al d\u237?a siguiente. O no hab\u 237?a nadie dentro de aquella cosa, o hab\u237?a otra persona.\par\pard\plain\hy phpar} { Miriam fue al Ministerio del Interior y a\u241?adi\u243? el \u171?traslado de f\ u233?retro\u187? a las razones de su solicitud para dejar la RDA. Quer\u237?a ir se de all\u237?, y quer\u237?a que Charlie tuviese otro entierro en Alemania Occ idental.\par\pard\plain\hyphpar} { Cada mes, m\u225?s o menos, la llamaban de la Stasi para tener una charla. Esto se prolongar\u237?a durante a\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? es esa historia del traslado de f\u233?retro? \u8212?le pr eguntaron\u8212?. \u191?Qu\u233? quiere hacer con ese f\u233?retro?\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? cree usted que quiero hacer con el f\u233?retro? \u191?Sac arlo a pasear los domingos? Con el f\u233?retro quiero hacer lo que todo el mund o hace con un f\u233?retro: enterrarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { En 1985 le dijeron:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es posible que quiera usted que analicen el contenido, \u191?no es as\u23 7??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y qu\u233? si quiero? \u191?Voy a averiguar algo que no sea que se ahorc\u243?, es eso?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Sabe que ya no quedar\u225? nada en el ata\u250?d. No podr\u225? probar n ada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, entonces, \u191?qu\u233? es lo que tanto les preocupa? \u8212?les increp\u243?, y se lo tom\u243? como una confesi\u243?n de culpabilidad. Pasado un tiempo Miriam dej\u243? de obedecer a las tarjetas que aparec\u237?an en su b uz\u243?n y que le instaban a presentarse en su sede para aclarar ciertos hechos . Lo \u250?nico que siempre qued\u243? claro fue que, dadas las circunstancias, eran ellos quienes llevaban la batuta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Era una tonter\u237?a. Dej\u233? de pensar que alguna vez saldr\u237?a de all\u237?. Estaban jugando conmigo al rat\u243?n y al gato.\par\pard\plain\hyph par} { Una ma\u241?ana, a las ocho, en mayo de 1989, son\u243? el tel\u233?fono de Miri am. Era la Stasi. No pod\u237?an decirle el motivo pero deb\u237?a presentarse a nte ellos sin m\u225?s dilaci\u243?n, ese mismo d\u237?a, provista de su identif icaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam pens\u243? que ahora que hab\u237?an dejado de aparecer tarjetas en su bu z\u243?n inst\u225?ndola a aclarar hechos, la llamaban a modo de despertador. La noche hab\u237?a sido larga, as\u237? que durmi\u243? algo m\u225?s y luego se levant\u243?, se dio una ducha y prepar\u243? la primera taza de t\u233? del d\u 237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { A mediod\u237?a llamaron al timbre. Un agente de la Stasi, de la Divisi\u243?n d e Interior.\par\pard\plain\hyphpar} {

\u8212?\u191?Por qu\u233? sigue aqu\u237?? \u8212?le pregunt\u243?.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Es mi casa.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tiene que personarse inmediatamente en el Ministerio provista de su ident ificaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hay tiempo de sobra. El d\u237?a es muy largo, hombre.\par\pard\plain\hyp hpar} { El agente se qued\u243? en la puerta de su casa.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam fue a la sede. Un funcionario cogi\u243? sus papeles y le dijo que ten\u2 37?a que ir a un fot\u243?grafo y, despu\u233?s de eso, a una cita con un notari o p\u250?blico. Luego volver\u237?a all\u237? para recoger su autorizaci\u243?n para viajar.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Esta noche estar\u225? en un tren \u8212?le dijo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En ese momento fue cuando lo entend\u237? \u8212?me dice Miriam\u8212?. E staba conmocionada. Les espet\u233?: \u171?\u191?Hace once a\u241?os que present \u233? la solicitud para dejar el pa\u237?s y ahora ni siquiera puedo despedirme de mis amigos?\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Esa noche el tren iba hasta las trancas de gente expulsada de la RDA. Era como s i hubiese que mandar al otro lado del Muro a todo aquel que pudiese verse afecta do por el virus de la {\i gl\u225?snost}. Miriam iba con una peque\u241?a cesta con dos mudas de ropa, y s e dispon\u237?a a dejar su vida atr\u225?s. Sus amigos recoger\u237?an su piso. Hasta donde ella sab\u237?a, no volver\u237?a jam\u225?s. Nadie ten\u237?a ni id ea de que el Muro caer\u237?a en noviembre.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En dos palabras, la deportaci\u243?n lleg\u243? once a\u241?os tarde y se is meses antes de la cuenta.\par\pard\plain\hyphpar} { Se ha hecho de noche y las luces de la ciudad se extienden debajo de nosotras. A s\u237?, en la oscuridad, podr\u237?a ser cualquier ciudad, cualquier lugar norm al y corriente.\par\pard\plain\hyphpar} { Hay gente que se siente a gusto contando su vida, como si la sucesi\u243?n de ac ontecimientos aleatorios que han hecho de ella lo que es siguiese una l\u243?gic a. Para eso se requiere cierta fe optimista en la vida; un convencimiento de que la causa y el efecto est\u225?n vinculados, y de que uno es algo m\u225?s que l a suma de su pasado. Para Miriam el pasado se detuvo con la muerte de Charlie. S us recuerdos de picnics, cenas o vacaciones, su vida real, son recuerdos donde \ u171?ella\u187? era \u171?nosotros\u187?; las cosas que Charlie y ella hac\u237? an juntos. Es como si el tiempo despu\u233?s de su muerte no contase; un no-tiem po que ha dejado una no-historia. Ella es valiente y fuerte y, a la vez, est\u22 5? destrozada. Cuando habla es como si ya no considerase real su existencia, com o si fuese m\u225?s bien un epitafio viviente de una vida que fue.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?\u191?Por qu\u233? volviste a Leipzig? \u8212?le pregunto.\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?Bueno, con lo que me traigo ahora entre manos, me conviene m\u225?s estar aqu\u237?. Estoy a solo una hora de las oficinas de los investigadores de Dresd e. \u8212?Sonr\u237?e, y me doy cuenta de que, m\u225?s all\u225? de su sonrisa, est\u225? luchando por no llorar\u8212?. Deseo con toda mi alma que las mujeres puzle de N\u250?remberg encuentren algo sobre Charlie entre los trozos de exped ientes.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam quiere que exhumen el cuerpo de Charlie para saber a ciencia cierta qu\u2 33? le pas\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { Me quedo mirando las luces mientras ella prosigue:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No creo que se suicidase. No me creo que lo hiciese. De los dos, \u233?l era el que siempre estaba m\u225?s preocupado por m\u237?, por si no era capaz d e aguantar tanta presi\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { No saber qu\u233? le pas\u243? a Charlie es muy duro, porque si fue un suicidio significa que \u233?l la abandon\u243?. Me pregunto qu\u233? ser\u225? de ella c uando desentierren el ata\u250?d. En el caso de que fuese incinerado, o no habr\ u225? nada o estar\u225?n los restos de otra persona. Y en el caso de que sea Ch

arlie, \u191?qu\u233? supondr\u225? para ella? \u191?Se liberar\u225? hacia una nueva vida? \u191?O se quedar\u225? la suya actual sin meta?\par\pard\plain\hyph par} { Miriam no puede permitirse una exhumaci\u243?n privada, as\u237? que espera que se haga al hilo de la investigaci\u243?n criminal sobre la muerte que, al parece r, han reabierto ahora las autoridades de la Alemania unificada. Pero ya en dos ocasiones han intentado suspender la investigaci\u243?n y en dos ocasiones Miria m ha tenido que ir a Dresde para \u171?aporrear sus escritorios\u187?.\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Sabes qu\u233? pasa? Que quieren dejar de pensar en el pasado. Quie ren fingir que nada de esto ocurri\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { Hace poco el fiscal del distrito le escribi\u243? a Miriam para decirle que la i nvestigaci\u243?n iba a ser suspendida porque un antiguo empleado del cementerio Sur \u171?asegur\u243? con credibilidad\u187? que no hab\u237?a pasado nada ano rmal durante el funeral de Weber. Miriam le mand\u243? el expediente con las par tes subrayadas en las que se alud\u237?a al cuerpo, que proven\u237?a de \u171?A natom\u237?a\u187? (palabra en c\u243?digo de la Stasi para el dep\u243?sito de cad\u225?veres, como si estos viniesen de una facultad de medicina); los detalle s de la vigilancia del funeral; la parte en la que queda claro que herr Mohre co noc\u237?a la verdadera identidad del hombre de la Stasi que estaba tratando con \u233?l y la parte sobre la incineraci\u243?n, fechada para el d\u237?a siguien te.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso los detuvo \u8212?me dice\u8212?. Les escrib\u237?: \u171?\u191?Sigue n pensando que no hubo \u8220?nada anormal\u8221? en el funeral de Weber?\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { El fiscal le respondi\u243? que todav\u237?a no hab\u237?a le\u237?do esa secci\ u243?n del expediente. Cuando Miriam pregunt\u243? en la Oficina de Documentaci\ u243?n de la Stasi vio que ni siquiera hab\u237?a solicitado verlo.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?\u191?Alguna vez te has encontrado por la calle con alg\u250?n hombre de la Stasi al que hayas reconocido? \u8212?le pregunto. Creo que a m\u237? me habr \u237?a aterrorizado, de esa forma irracional en que te resulta horroroso encont rarte con alguien que te ha hecho da\u241?o.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, por suerte, no. Pero s\u237? que intent\u233? buscar a las personas i nvolucradas en el caso de Charlie.\par\pard\plain\hyphpar} { Poco despu\u233?s de la revoluci\u243?n de 1989, Miriam fue al cementerio para b uscar a herr Mohre, pero este desapareci\u243? del mapa en cuanto cay\u243? el M uro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La Stasi inciner\u243? a mucha gente en el cementerio Sur.\par\pard\plain \hyphpar} { Miriam s\u237? que dio con el comandante Maler. Lo llam\u243? y le dijo que quer \u237?a que se viesen para hablar sobre el caso Weber. Se citaron en un caf\u233 ?. Miriam fue con una amiga para tener un testigo, y esta se sent\u243? a otra m esa sin que Maler lo supiese.\par\pard\plain\hyphpar} { El comandante le dijo que no sab\u237?a nada:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, el nombre de Weber no me dice nada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah, y entonces, \u191?por qu\u233? ha venido?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hum, solo quer\u237?a saber qu\u233? quer\u237?a usted.\par\pard\plain\hy phpar} { \u8212?Pero le dije por tel\u233?fono que lo que quer\u237?a era hablar sobre el caso Weber.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vaya, pens\u233? que era usted la que me iba a decir algo.\par\pard\plain \hyphpar} { \u191?Acaso quer\u237?a \u233?l enterarse de hasta d\u243?nde sab\u237?a ella, s i lo iba a denunciar, o si tal vez ten\u237?a intenci\u243?n de chantajearlo?\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es alucinante \u8212?dice Miriam\u8212? lo que puede hacer una revoluci\u 243?n con la memoria de la gente. \u8212?Una nube de humo cubre su cabeza y el r espaldo del sill\u243?n\u8212?. Pero hay otras cosas buenas en el hecho de estar aqu\u237?. Como este piso, por ejemplo. \u8212?Tiene raz\u243?n. Se oye una sir

ena aullando y luego alej\u225?ndose. Es una doncella en su torre\u8212?. Y pien so en esos agentes de la Stasi, que nunca en su vida se habr\u237?an imaginado q ue iban a dejar de existir, ni que su cuartel se convertir\u237?a en un museo. \ u161?Un museo! \u8212?Sacude la cabeza y apaga el cigarro\u8212?. Eso es una cos a que me encanta hacer; me encanta ir hasta la {\i Runde Ecke} y aparcar justo delante, y quedarme all\u237? en el coche y sentir.. . \u161?la victoria! \u8212?Miriam hace un gesto que comienza por un saludo y ac aba en una guillotina\u8212?. Hasta nunca, amigos.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 5 El palacio de lin\u243?leo } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Es} medianoche pasada cuando llego a Berl\u237?n. He cogido un tranv\u237?a, un tren regional, una l\u237?nea local, y atravieso ahora el parque, donde las cosa s son solo formas, negro sobre negro. La historia de Miriam me ha dejado noquead a. Mi cabeza, una vez que ha dejado de estar absorta en la escucha, ha vuelto a latir en cuanto me he ido del piso. Me disgusta que me recuerden que mi coraz\u2 43?n no es m\u225?s que una peque\u241?a bomba que insufla sangre por todo el cu erpo. No puedo estar m\u225?s cansada. Cuando por fin llego a casa, voy como a c \u225?mara lenta, cruzando una meta.\par\pard\plain\hyphpar} { Mi edificio est\u225? revestido de hormig\u243?n proyectado, aunque sigue tenien do unas grandes puertas arqueadas a la entrada. Al final del camino de acceso, o tro par de puertas a juego dan a un patio con su casta\u241?o, sus adoquines y s us hierbajos. Vivo en la primera planta, pasando los buzones y subiendo las esca leras, a la derecha. No miro el buz\u243?n pero enciendo la luz del vest\u237?bu lo y subo directamente. Las paredes de la escalera est\u225?n cubiertas de grafi tis de sprays, brillantes pero inescrutables, que podr\u237?an ser expresi\u243? n de alegr\u237?a o de dolor, depende de c\u243?mo lo mires, aunque ahora no es el momento. Aligero para meter la llave en la cerradura antes de que salte el au tom\u225?tico de la bombilla del vest\u237?bulo. Sana y salva en casa.\par\pard\ plain\hyphpar} { Hay luz dentro. Una voz chilla:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No te asustes, no te asustes.\par\pard\plain\hyphpar} { Estoy aterrorizada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo siento, lo siento \u8212?dice la voz.\par\pard\plain\hyphpar} { La bomba de mi pecho bombea con fuerza. Suelto la mochila.\par\pard\plain\hyphpa r} { Hay una mujer en una escalera con un gran destornillador en la mano: es Julia, a la que le alquilo el piso.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo siento mucho \u8212?me dice, volvi\u233?ndose hacia m\u237? y bajando el destornillador.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No pasa nada \u8212?digo despacio, sin aliento.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u233? perfectamente c\u243?mo te sientes \u8212?me dice\u8212?. A veces una no quiere m\u225?s que llegar a casa y estar a su aire.\par\pard\plain\hyph par} { \u171?S\u237?, es lo que tiene vivir sola\u187?, pienso, aunque no se lo digo.\p ar\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Estoy desatornillando esto \u8212?me explica\u8212?. Me voy a llevar esto s estantes, espero que no te importe.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No me importa.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Los necesito para mi casa, no tengo ninguno.\par\pard\plain\hyphpar} { Llevo viviendo en este piso seis meses y sigo sin acostumbrarme a esto. Creo que en alg\u250?n momento parar\u225?, y espero que quede alg\u250?n mueble para en tonces. Julia trabaja en la inmobiliaria a la que fui cuando estaba buscando cas a. Se ofreci\u243? a subarrendarme el piso donde viv\u237?a hasta que se le acab ase el contrato. Era un piso compartido, pero se hab\u237?a mudado todo el mundo

. Era demasiado grande para m\u237? pero estaba en el antiguo Este, donde yo que r\u237?a, y adem\u225?s me lo pod\u237?a permitir. Y estaba amueblado, si bien \ u171?solo un poco\u187?, como Julia me advirti\u243?. Cada vez es m\u225?s ciert o.\par\pard\plain\hyphpar} { S\u233? que Julia est\u225? preocupada por la cantidad de tiempo que le est\u225 ? llevando acabar con el constante saqueo del piso. Le he dicho que no se preocu pe, que solo necesito una cama, una mesa, una silla y una cafetera. En su moment o lo dije de coraz\u243?n, pero hace dos d\u237?as, cuando me encontr\u233? una monta\u241?a de folios arrugados, pa\u241?uelos usados y envoltorios de cintas q ue hab\u237?a tirado debajo del escritorio, donde hab\u237?a una papelera, pens\ u233? que deb\u237?a decirle algo. Lo que pasa es que ahora estoy demasiado cans ada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Ad\u243?nde has ido?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?A Leipzig.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah \u8212?dice\u8212?, donde empez\u243? todo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Julia, lo siento, pero estoy hecha polvo. Necesito meterme en la cama. \u 191?Qu\u233? te parece si te pasas a tomar un caf\u233? un d\u237?a de estos? \u 191?Por qu\u233? no vienes?\par\pard\plain\hyphpar} { \u171?Durante el d\u237?a\u187?, a\u241?ado para mis adentros.\par\pard\plain\hy phpar} { Dice que lo har\u225?, pero no fijamos ni un d\u237?a ni una hora porque a Julia las citas le parecen una intolerable restricci\u243?n a su libertad; lo que pod r\u237?a explicar por qu\u233? le da por venir a estas horas de la noche para ha cer reformas.\par\pard\plain\hyphpar} { Me meto en la cama y ella sigue con su desarme nocturno, tan en silencio que ni oigo cuando se va con las tablas, las alcayatas y los tornillos haciendo equilib rios sobre la cesta de su bici, que ha debido de bajar por las escaleras.\par\pa rd\plain\hyphpar} { Por la ma\u241?ana, lo primero que noto es que puedo ver mi aliento. Un d\u237?a sin poner la calefacci\u243?n y el aire se congela del fr\u237?o. Tengo la cabe za despejada, aunque ayer se me antoja como otro pa\u237?s. Lo segundo que noto es que frente a la cama, donde hab\u237?a dos cajones azules de leche que hac\u2 37?an las veces de mesilla de noche y gal\u225?n, hay un flamante trozo de lin\u 243?leo marr\u243?n a la vista.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando me mud\u233? me gustaba lo espacioso que era el piso. Ten\u237?a dos cuar tos, un sal\u243?n gigante con ventanas que daban al parque y a los \u225?rboles , y una cocina que miraba al otro lado, al patio. Durante el comunismo enluciero n la fachada del edificio con hormig\u243?n y, por dentro, con un funcional marr \u243?n lin\u243?leo, deste\u241?ido, encerado y sin encanto. Pero yo llegu\u233 ? en verano y lo vi como un sitio con luz y aire, rodeado de verde.\par\pard\pla in\hyphpar} { Pronto me di cuenta de que estaba todo roto, o casi. Cada uno de los objetos hab \u237?a dado sus primeros pasos en la vida como mueble utilitario de una casa or iental, hac\u237?a m\u225?s de una d\u233?cada; despu\u233?s de la ca\u237?da de l Muro, el piso fue habitado por estudiantes que, al no haber mucho que valiese la pena, no se llevaron nada al irse. El sof\u225? del sal\u243?n est\u225? llen o de lamparones y est\u225? cubierto por un trapo negro al que prefiero no moles tar; la cuerda de la persiana de la cocina est\u225? amarrada permanentemente a una silla de pl\u225?stico para que no se caiga; los muelles de mi colch\u243?n se est\u225?n abriendo camino a trav\u233?s del cut\u237?; y el ba\u241?o, sin v entanas y pintado de un verde muy oscuro, tiene unas ca\u241?er\u237?as que nece sitan que alguien les d\u233? un escarmiento.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia ha dejado en el pasillo un cubo de hojalata lleno de carb\u243?n. Debi\u24 3? de bajar ayer por la noche al s\u243?tano negro como el holl\u237?n para rell enarlo. Echo carb\u243?n y pastillas para encender en la estufa de azulejos marr ones. Aunque tardar\u225? horas en calentarse, la bondad de Julia ya me reconfor ta.\par\pard\plain\hyphpar} { En realidad no la culpo por venir a rescatar cosas de este pecio. S\u233? que no vive en un sitio mejor: un cuarto que da en la parte trasera de un bloque no mu y lejos de aqu\u237?. S\u233? que en verano el olor de los contenedores del pati

o trasero sube hasta su piso y casi se puede ver. S\u233? que sus vecinos son an tip\u225?ticos, tanto entre s\u237? como entre sus cuatro paredes, se pueden o\u 237?r las ri\u241?as reverberando por el patio. S\u233? que necesita estar sola pero que tambi\u233?n sufre por ello, y que su cuarto est\u225? abarrotado de co sas rotas y cutres que cree que en alg\u250?n momento de su vida necesitar\u225? y que si renuncia ahora a ellas quiz\u225? luego no pueda permitirse. Y s\u233? que su gatito tiene incontinencia, por lo que toda su casa huele, en cierto mod o, a ansiedad.\par\pard\plain\hyphpar} { As\u237? que no puedo quejarme porque siga teniendo llaves de este piso y vuelva a su antigua vida cada dos por tres. Me voy acostumbrando a cada ausencia inesp erada: la alfombrilla del ba\u241?o, la cafetera y, esta vez, los cajones de lec he. Me voy aclimatando a lo exiguo del ambiente. Me hago a los huecos sin polvo sobre el lin\u243?leo, de la cocina a la mesa, del ba\u241?o a la cama.\par\pard \plain\hyphpar} { De hecho, lo que m\u225?s noto hoy al pasar por donde estaban las estanter\u237? as del pasillo es el repentino predominio del lin\u243?leo en mi vida. En total puedo contar cinco variedades de lin\u243?leo en lo que una vez fue un distingui do apartamento, y todas y cada una de ellas son de color marr\u243?n. Gradacione s de marr\u243?n: oscuro en el pasillo, moteado en mi cuarto, un marr\u243?n en el otro cuarto que otrora debi\u243? de ser otro color \u8212?antes de sucumbir al desgaste dom\u233?stico\u8212?, beis en la cocina y, mi favorito, lin\u243?le o imitaci\u243?n parqu\u233? en el sal\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { En la cocina preparo el caf\u233? directamente en un termo. Lo que me sorprende de vivir aqu\u237? es que, por mucho que lo despojen, este palacio de lin\u243?l eo sigue teniendo todo lo b\u225?sico para vivir, a la vez que rechaza cualquier cosa que, por casualidad o no, contenga algo de belleza o alegr\u237?a. En esto , pienso, se parece bastante a la propia Alemania del Este.\par\pard\plain\hyphp ar} { {\qc {\*\shppict{\pict\jpegblip\picw16\pich13 ffd8ffe000104a46494600010100000100010000ffdb004300080606070605080707070909080a0c 140d0c0b0b0c1912130f141d1a1f1e1d1a1c1c20242e2720 222c231c1c2837292c30313434341f27393d38323c2e333432ffdb0043010909090c0b0c180d0d18 32211c213232323232323232323232323232323232323232 323232323232323232323232323232323232323232323232323232323232ffc0001108000d001003 012200021101031101ffc4001f0000010501010101010100 000000000000000102030405060708090a0bffc400b5100002010303020403050504040000017d01 020300041105122131410613516107227114328191a10823 42b1c11552d1f02433627282090a161718191a25262728292a3435363738393a434445464748494a 535455565758595a636465666768696a737475767778797a 838485868788898a92939495969798999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4c5c6 c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae1e2e3e4e5e6e7e8e9eaf1 f2f3f4f5f6f7f8f9faffc4001f010003010101010101010101000000000000010203040506070809 0a0bffc400b5110002010204040304070504040001027700 0102031104052131061241510761711322328108144291a1b1c109233352f0156272d10a162434e1 25f11718191a262728292a35363738393a43444546474849 4a535455565758595a636465666768696a737475767778797a82838485868788898a929394959697 98999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4 c5c6c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae2e3e4e5e6e7e8e9eaf2f3f4f5f6f7f8f9faffda000c030100 02110311003f00f4ed6d1fc252c7aedadcce74e5902dfdac b2b48811d87ef5771f94afe4456845a536ae8350bc9eea3769d27b6586668fcb8d7eea9c7f787de1 fed11da99e3bb46d43c13a9d9acbe579d16cdfb776de7d2b 5f48732e8d64edd5a143fa5007ffd9 }} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } {

Me voy con mi taza a la ventana del sal\u243?n. Hay nieve en el parque, por el s uelo y los \u225?rboles, luz sobre luz. En el cristal se entremezcla mi aliento con el vapor del caf\u233?. Lo desempa\u241?o. En la lejan\u237?a se extiende la ciudad; la torre de televisi\u243?n de Alexanderplatz, con sus destellos azules , parece un adorno gigante de Navidad.\par\pard\plain\hyphpar} { Desde aqu\u237? no se ve pero, justo al lado, donde estaba el palacio de los rey es prusianos que fue demolido por los comunistas, est\u225? el edificio del parl amento de la RDA, el {\i Palast der Republik}. Es marr\u243?n y parece de pl\u225?stico, de asbesto puro y cerrado a cal y canto. No est\u225? muy claro si la verja que lo rodea es para protegerlo de la gente que quiera expresar su parecer sobre el r\u233?gimen o p ara proteger a la gente del {\i Palast}, por una cuesti\u243?n de salubridad. La estructura es un gran rect\u225 ?ngulo de metal formado a su vez por rect\u225?ngulos m\u225?s peque\u241?os de cristal marr\u243?n tintado. Cuando lo miras no se ve el interior; en vez de eso el mundo exterior y todo lo que hay en \u233?l se ven reflejados, solo que en c urva y en marr\u243?n. All\u237? hac\u237?an de los sue\u241?os palabras, se tom aban decisiones, se aplaud\u237?an los manifiestos, se daban palmaditas en las e spaldas. All\u237? dentro pod\u237?a haber un mundo totalmente distinto: el tiem po era maleable y pod\u237?a envolverte y hacerte desaparecer.\par\pard\plain\hy phpar} { Como con muchas otras cosas aqu\u237?, nadie es capaz de decidir si hacer del {\ i Palast der Republik} un monumento conmemorativo para que no se olvide el pasado o si deshacerse de \u233?l de una vez por todas y afrontar el futuro sin m\u225? s lastre que el riesgo de volver a caer en lo mismo. Cerca de all\u237?, el b\u2 50?nker de Hitler est\u225? cubierto por obras. Tampoco nadie fue capaz de decid ir sobre eso: un monumento conmemorativo pod\u237?a convertirse en un santuario para los neonazis, pero borrarlo sin m\u225?s pod\u237?a sugerir olvido o negaci \u243?n. Al final, el b\u250?nker volvi\u243? a enterrarse, tal y como estaba. E l alcalde dijo que tal vez dentro de cincuenta a\u241?os la gente fuese capaz de decidir qu\u233? hacer con \u233?l. Recordar u olvidar, \u191?qu\u233? es m\u22 5?s saludable? \u191?Demoler o vallar? \u191?Sacar a la luz o dejar bajo tierra? \par\pard\plain\hyphpar} { Entre el {\i Palast der Republik} y mi piso est\u225? el barrio de Mitte, el antiguo centro d e Berl\u237?n, con sus edificios grises, su cielo blanco y sus \u225?rboles desn udos. Han rebautizado las calles de alrededor \u8212?de Marx-Engels-Platz a Schl ossplatz, de Leninallee a Landsberger Allee, de Wilhem-Pieck-Strasse a Torstrass e\u8212? en una campa\u241?a masiva de redecoraci\u243?n ideol\u243?gica. Con to do, la mayor\u237?a de los edificios todav\u237?a no han sido restaurados. Se ha desprendido mucho yeso de las fachadas, dejando al descubierto trozos de ladril lo; parecen caras destrozadas por la cirug\u237?a est\u233?tica. Est\u225?n tal y como estaban antes de la ca\u237?da del Muro salvo por las parab\u243?licas qu e sobresalen como hongos de los marcos de las ventanas: una inusitada seta blanc a sintonizada con el espacio exterior. Los tranv\u237?as est\u225?n occidentaliz ados: fueron de las primeras cosas que atravesaron este sitio cuando cay\u243? e l Muro. Son peque\u241?os destellos de amarillo susurrante que cuelgan de cables y surcan el gris paisaje.\par\pard\plain\hyphpar} { Hay una parada de tranv\u237?a justo al salir de mi casa. Debajo de mi ventana o bedece a un sem\u225?foro, aunque en el otro sentido de la calle no hay ninguno. Veo que el conductor tiene un peri\u243?dico, con chillones titulares en rojo y negro, sobre el tablero de mandos. Tras \u233?l la gente va sentada con cara de cansancio, el d\u237?a ha empezado demasiado pronto.\par\pard\plain\hyphpar} { No se me ocurre ninguna raz\u243?n por la que un sem\u225?foro obligue a detener se al tranv\u237?a bajo mi ventana. La parada real est\u225? a la vuelta de la e squina, a menos de una manzana. Las puertas nunca se abren para los pasajeros; s e quedan all\u237? sentados sin m\u225?s, inmovilizados, conformes. Es raro ver un tranv\u237?a con una fila de coches parados detr\u225?s sin peat\u243?n, pasa jero o raz\u243?n alguna, mientras que en el otro carril los veh\u237?culos pros

iguen su camino, sin mayor obst\u225?culo, por la subida hacia Prenzlauer Berg. El sem\u225?foro se pone en verde y el conductor, todav\u237?a con los ojos en e l tabloide, acciona una palanca y el tranv\u237?a arranca.\par\pard\plain\hyphpa r} { Salgo a por el diario y el pan, atravieso el parque. En verano se engalana con p intorescos grupos de borrachos y punkis. En invierno los punkis se hacen con las estaciones de metro para calentarse, mientras que los borrachos se refugian en las paradas del tranv\u237?a. Hoy la parada de la esquina est\u225? ocupada por un anciano con una mara\u241?a de rizos, una enorme barba postiza y anchos ropaj es negros; sus pertenencias, en bolsas de pl\u225?stico a su alrededor, le valen tambi\u233?n de almohadas. Es intemporal y distinguido, como alguien salido de otro siglo, como el Rey del Invierno. Cuando los pasajeros se apean de los tranv \u237?as, este los saluda como si fuesen suplicantes rindiendo tributo a su tron o; al pasar, les hace un gesto con la cabeza y la mano.\par\pard\plain\hyphpar} { Cruzo a la panader\u237?a, dejando atr\u225?s una valla publicitaria que reza: L A PUBLICIDAD DA A CONOCER. Hasta cierto punto, mi panadero se ci\u241?e a la tra dici\u243?n. Hace pan integral, y de centeno, y de pueblo, y los apila como ladr illos ovalados en la pared de detr\u225?s. No obstante, ahora que est\u225? libr e de las trabas a las que el Estado somet\u237?a su inventiva, parece experiment ar con el arte de los superventas. A la izquierda, en la vitrina del mostrador, est\u225?n los productos horneados: rosquillas con az\u250?car glas\u233?, tarta de queso y {\i crumble} de ar\u225?ndanos. Al otro lado, tambi\u233?n bajo la vitrina, igual de ordenados, hay una sorprendente variedad de gruesos libros de bolsillo con t\u2 37?tulos en relieve.\par\pard\plain\hyphpar} { Me atiende una mujer con una fea permanente. Lleva una camiseta con una cabeza d e le\u243?n estampada: el le\u243?n tiene lentejuelas parpadeantes por ojos, jus to a la altura de los pezones. Compro una hogaza de pan de centeno y no hago nin guna pregunta sobre los libros. Cuando llego a mi manzana veo que el Rey del Inv ierno ha cruzado hasta aqu\u237?, hasta el punto donde el tranv\u237?a se detien e sin raz\u243?n aparente. Espera, pero no hay pasajeros a los que recibir. Por contra, cuando me acerco, se vuelve hacia m\u237? y me hace una reverencia, una larga y peligrosamente combada reverencia.\par\pard\plain\hyphpar} { Durante la semana siguiente pienso en Miriam, y pienso en los agentes de la Stas i. Tengo curiosidad por saber c\u243?mo debi\u243? de ser pertenecer a la Compa\ u241?\u237?a y ver luego c\u243?mo ese mundo y tu lugar en \u233?l desaparec\u23 7?an. Escribo un anuncio y lo mando por fax a los contactos personales del peri\ u243?dico de Potsdam: Se buscan ex funcionarios de la Stasi y colaboradores no o ficiales para entrevista. Publicaci\u243?n en ingl\u233?s. Anonimato y discreci\ u243?n garantizados.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 6 C. G. de la Stasi } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Al} d\u237?a siguiente las llamadas empiezan bien temprano por la ma\u241?ana. N o me hab\u237?a parado a pensarlo: no me hab\u237?a imaginado c\u243?mo ser\u237 ?a tener a una serie de militares, que han perdido su autoridad y su pa\u237?s, llam\u225?ndote por tel\u233?fono a casa.\par\pard\plain\hyphpar} { Estoy durmiendo. Cojo el tel\u233?fono y digo mi nombre.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Ja}. Llamo por su anuncio en el {\i M\u228?rkische Allgemeine}.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Ja} ... \u8212?Busco a tientas mi reloj. Son las 7.35.\par\pard\plain\hyphpar} {

\u8212?\u191?Cu\u225?nto paga?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Bitte}?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Comprender\u225? que... \u8212?dice la voz. Me incorporo y me tapo con el edred\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Con qui\u233?n hablo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso de momento no importa. \u8212?Es una voz confiada\u8212?. Comprender\ u225? que hoy en d\u237?a a la gente como yo le resulta muy dif\u237?cil consegu ir trabajo en la nueva Alemania. Se nos discrimina y nos toman el pelo como a ch inos cada dos por tres en este... {\i Kapitalismus}. Pero aprendemos r\u225?pido, por eso le estoy preguntando cu\u225 ?nto tiene intenci\u243?n de pagarme por mi historia.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No s\u233?, no puedo ofrecerle una cantidad sin saber qu\u233? clase de h istoria es.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fui I. M. \u8212?dice.\par\pard\plain\hyphpar} { Me siento tentada. Los I. M. eran \u171?{\i inofizielle Mitarbeiter}\u187? o colaboradores no oficiales. S\u233? que es prob able que no encuentre a muchos dispuestos a hablar conmigo. Son la gente m\u225? s odiada de la nueva Alemania porque, al contrario que los funcionarios uniforma dos de la Stasi y que el personal administrativo que iban a diario a un trabajo burocr\u225?tico, estos confidentes informaban sobre sus familiares y sus amigos sin que estos lo supiesen.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Moment, bitte} \u8212?le digo, y me coloco el tel\u233?fono sobre el regazo. Me acuerdo de Miriam, que me dijo que los confidentes suelen argumentar que la info rmaci\u243?n que daban no hac\u237?a da\u241?o a nadie: \u171?Pero \u191?c\u243? mo pod\u237?an saber ellos para qu\u233? se usaba? \u8212?se preguntaba\u8212?. Es como si a todos les hubiesen dado el mismo manual de excusas\u187?.\par\pard\ plain\hyphpar} { Cojo el auricular y le digo que no. \u191?C\u243?mo voy a recompensar a los conf identes una segunda vez? Y adem\u225?s no tengo dinero.\par\pard\plain\hyphpar} { El tel\u233?fono no para de sonar. Fijo unas cuantas citas con personal de la St asi: en Berl\u237?n, en Potsdam, a las puertas de una iglesia, en un aparcamient o, en un bar y en alguna que otra casa.\par\pard\plain\hyphpar} { Mi cocina da a un patio interior. Suelo ver movimiento tras las ventanas del res to de pisos. Hoy hay un hombre en una de ellas, mirando fijamente, en Babia. Est \u225? desnudo. Estoy al tel\u233?fono y aparto la mirada, espero que no se haya sentido observado. Cuando me giro para colgar el auricular sigue all\u237? y, p or un momento, pienso que tal vez no me haya visto, pero entonces me doy cuenta de que ha corrido un poco la cortina para cubrirse el pene, por donde mantiene s ujeta la tela en un gesto de modestia est\u225?tica, una toga de poli\u233?ster. \par\pard\plain\hyphpar} { Tengo que salir de la casa, apartarme del tel\u233?fono.\par\pard\plain\hyphpar} { Fuera el fr\u237?o es glacial y cala hasta los huesos. No hay viento, es como si nos hubiesen metido a todos en una nevera. En la quietud la gente va dejando co metas de aliento. Cojo el metro para ir al cuartel general de la Stasi en Norman nenstrasse, en el barrio de Lichtenberg. El folleto que cog\u237? en la {\i Runde Ecke} muestra una gran extensi\u243?n de edificios de muchas plantas sobre un espacio de varias manzanas. La foto est\u225? tomada desde el aire y, como l os edificios forman \u225?ngulos rectos entre s\u237?, el complejo parece un chi p inform\u225?tico gigante. Desde aqu\u237? se gestionaba el conjunto del aparat o, un lamentable todo: el C. G. de la Stasi. Y en el interior de esta ciudadela estaba el despacho de Erich Mielke, el ministro de Seguridad del Estado.\par\par d\plain\hyphpar} { El 7 de noviembre de 1990, solo unos meses despu\u233?s de que los berlineses ce rraran con barricadas el recinto, se abrieron al p\u250?blico las dependencias d e Mielke, incluidas sus habitaciones privadas, como museo. El Comisionado Federa l para la Documentaci\u243?n del Servicio de Seguridad del Estado de la ex RDA (

la Oficina de Documentaci\u243?n de la Stasi) es quien controla ahora los archiv os y expedientes. La gente viene aqu\u237? a leer sus biograf\u237?as no autoriz adas.\par\pard\plain\hyphpar} { A trav\u233?s de una ventana veo una sala donde hay varios hombres y mujeres, ca da cual sentado ante una peque\u241?a mesa. Miran carpetas rosas y color crema y toman notas. \u191?Qu\u233? misterios se estar\u225?n resolviendo? \u191?Por qu \u233? no fueron a la facultad, o por qu\u233? no pod\u237?an conseguir trabajo, o qu\u233? amigo le cont\u243? a la Stasi lo del libro de Solzhenitsin prohibid o en sus estanter\u237?as? Los nombres de terceros en discordia que se mencionan en los expedientes est\u225?n tachados con un rotulador negro de punta gruesa, para no revelar los secretos de otra gente (que el t\u237?o Frank le era infiel a su mujer, que el vecino era un borrach\u237?n), pero se te permite saber el no mbre real de los agentes y de los confidentes de la Stasi que te espiaron. Duran te el tiempo que estoy all\u237?, no veo a nadie ni llorando ni peg\u225?ndole p u\u241?etazos a las paredes.\par\pard\plain\hyphpar} { Me abro camino hasta el edificio principal como un rat\u243?n en un laberinto. Q uiero formarme una idea sobre el hombre que dirig\u237?a este sitio antes de ver me cara a cara con alguno de sus subalternos.\par\pard\plain\hyphpar} { El apellido Mielke se ha convertido en sin\u243?nimo de Stasi. Las v\u237?ctimas sienten un dudoso honor al hallar la firma de \u233?l en sus expedientes, en lo s planes para que alguien sea observado \u171?con todos los m\u233?todos disponi bles\u187?, en \u243?rdenes de arresto, de secuestro, instrucciones a jueces par a prorrogar condenas, \u243?rdenes de \u171?liquidaci\u243?n\u187?. El honor es dudoso porque la moneda no est\u225? muy cotizada: firm\u243? tantos... El apara to de Mielke, dirigido sobre todo contra sus propios conciudadanos, era 1,5 vece s mayor que el ej\u233?rcito regular de la RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s de la ca\u237?da del Muro los medios alemanes dijeron de Alemania d el Este que hab\u237?a sido \u171?el Estado-esp\u237?a m\u225?s perfecto de todo s los tiempos\u187?. En total la Stasi tuvo 97.000 trabajadores, m\u225?s que su ficiente para vigilar un pa\u237?s de 17 millones de personas. Pero tambi\u233?n dispon\u237?a de m\u225?s de 173.000 confidentes repartidos entre la poblaci\u2 43?n. Se estima que en el Tercer Reich de Hitler hubo un agente de la Gestapo po r cada 2.000 ciudadanos, y en la URRS, un agente de la KGB por cada 5.830 person as. En la RDA, hab\u237?a un agente o un confidente de la Stasi por cada 63 pers onas. Si incluimos a los confidentes ocasionales, algunos estiman que hab\u237?a una proporci\u243?n de un informante por cada 6,5 ciudadanos. Dondequiera que M ielke encontraba oposici\u243?n encontraba enemigos, y cuantos m\u225?s enemigos encontraba, m\u225?s personal y m\u225?s confidentes contrataba para aplastarlo s{\super 2}.\par\pard\plain\hyphpar} { Aqu\u237?, en Normannenstrasse, 15.000 bur\u243?cratas de la Stasi trabajaban a diario, administrando las actividades de la Stasi en el exterior y supervisando la vigilancia interior a trav\u233?s de cada una de las catorce sedes regionales de la RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { Hay fotograf\u237?as que muestran a Mielke como un hombre menudo y sin cuello. T iene los ojos muy pegados entre s\u237? y los carrillos hinchados. Su cara y sus labios son los de un p\u250?gil. Le gustaba mucho cazar; hay una grabaci\u243?n donde aparece pasando revista a una fila de ciervos muertos, como si estuviese en un desfile militar. Le encantaban sus medallas, las llevaba en brillantes y r uidosas hileras colgadas del pecho. Tambi\u233?n le encantaba cantar, sobre todo marchas enardecedoras y, c\u243?mo no, \u171?La Internacional\u187?. Se dice qu e los psic\u243?patas, gente sin problemas de conciencia, suelen ser buenos gene rales y pol\u237?ticos: tal vez \u233?l fuera uno de ellos. Lo que sin duda es c ierto es que era el hombre m\u225?s temido de la RDA; temido por camaradas, temi do por miembros del Partido, temido por los trabajadores y por la poblaci\u243?n en general. \u171?No somos inmunes a los enemigos en nuestro propio seno \u8212 ?dijo ante una reuni\u243?n de altos funcionarios de la Stasi en 1982\u8212?. Si conociera a alguno, no pasar\u237?a de ma\u241?ana, en un visto y no visto. Soy humanista, por eso lo veo como lo veo.\u187? Y: \u171?Todas esas historias de s i ejecutar o no ejecutar, que si a favor o en contra de la pena de muerte... No

son m\u225?s que memeces, camaradas. \u161?Ejecutad! Y, si es necesario, sin sen tencia de un tribunal\u187?{\super 3}.\par\pard\plain\hyphpar} { Mielke naci\u243? en 1907{\super 4}, hijo de un carretero berlin\u233?s. A los catorce a\u241?os se afili\u243? a la organizaci\u243?n de las Juventudes Comunistas y a los dieciocho, al Partido . Durante la d\u233?cada de 1920 y principios de la de 1930 la situaci\u243?n po l\u237?tica en Alemania era muy vol\u225?til: hab\u237?a peleas callejeras entre comunistas y nazis y entre comunistas y agentes de polic\u237?a. La muerte de u n comunista en 1931 durante una refriega en Berl\u237?n hizo que el Partido recl amara venganza. El 8 de agosto, en una manifestaci\u243?n en la B\u252?lowplatz, Mielke y otros hombres mataron a un jefe de la Polic\u237?a local y a su ch\u24 3?fer al dispararles a quemarropa por la espalda.\par\pard\plain\hyphpar} { Mielke huy\u243? a Mosc\u250?. All\u237? asisti\u243? a la Escuela Internacional Lenin, una instituci\u243?n de elite para formar a l\u237?deres comunistas, y a l mismo tiempo trabaj\u243? para la polic\u237?a secreta de Stalin, la NKVD. En enero de 1933, el Partido Nazi subi\u243? al poder en Alemania. Algunos de los c omunistas responsables de los asesinatos de B\u252?lowplatz fueron sentenciados a muerte; otros, a largas condenas. Se orden\u243? su arresto.\par\pard\plain\hy phpar} { Mielke se mantuvo lejos de Alemania. A finales de la d\u233?cada de 1930 partici p\u243? activamente en la Guerra Civil espa\u241?ola; por su cuenta, hizo m\u233 ?ritos en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, tiempo despu\u 233?s, Stalin le condecor\u243? con varias medallas por los servicios prestados: parece evidente que, a partir de la mitad de la d\u233?cada de 1930, all\u225? donde fuese, Mielke actuaba como sicario del servicio secreto de Stalin.\par\par d\plain\hyphpar} { Cuando termin\u243? la guerra volvi\u243? al sector sovi\u233?tico de Berl\u237? n, donde estaba a salvo. All\u237? trabaj\u243? en el departamento de asuntos in ternos de la Polic\u237?a sovi\u233?tica. En 1957, Mielke maquin\u243? un golpe contra su l\u237?der y se hizo as\u237? con el poder como ministro de Seguridad del Estado. Con el tiempo ir\u237?a consolidando su poder en el Partido y en el pa\u237?s. En 1971 ayud\u243? a organizar el golpe que proclam\u243? a Erich Hon ecker secretario general. Este recompens\u243? a Mielke proponi\u233?ndolo como candidato al Politbur\u243? y regal\u225?ndole una casa en el complejo de lujo d el Partido, en Wandlitz. Desde entonces ambos Erichs fueron los mandamases del p a\u237?s.\par\pard\plain\hyphpar} { Si bien Mielke era el hombre invisible, los retratos de Honecker, en cambio, est aban por doquier: en las escuelas, en los pasillos de las Juventudes Libres Alem anas, en los teatros, en las piscinas; en las universidades, en las comisar\u237 ?as, en los campamentos de vacaciones y en las garitas fronterizas. Iba siempre con traje y corbata y unas grandes gafas con montura negra. Llevaba el pelo \u82 12?primero negro y luego gris\u8212? peinado hacia atr\u225?s, con amplias entra das. Aparte de ser peque\u241?o, Honecker era bastante del mont\u243?n, salvo po r su extra\u241?a boca de gruesos labios que parec\u237?an esbozar, solo en part e, una sonrisa.\par\pard\plain\hyphpar} { El pasado de Honecker no era muy distinto al de Mielke. Su padre fue minero y se uni\u243? a la Jung-Spartakus-Bund a los once a\u241?os, y a las Juventudes Com unistas a los catorce. Fue aprendiz de techador, antes de pasar 1930 y 1931 en l a Escuela Lenin de Mosc\u250? para despu\u233?s trabajar clandestinamente con lo s comunistas en contra del r\u233?gimen de Hitler. En 1937 fue arrestado por la Gestapo y sentenciado a diez a\u241?os de prisi\u243?n por \u171?planear alta tr aici\u243?n\u187?. Escap\u243? poco antes del final de la guerra, momento en el que empez\u243?, poco a poco, a hacer carrera en el Partido como dirigente de Al emania del Este.\par\pard\plain\hyphpar} { Las competencias de la Stasi eran ser \u171?el escudo y la espada\u187? del Part ido Comunista, llamado por entonces Partido Socialista Unificado de Alemania ({\ i Sozialistische Einheitspartei Deutschlands}) o SED. Pero su mayor cometido era p roteger del pueblo al Partido. Arrestaba, encarcelaba e interrogaba a todo el qu

e se le pon\u237?a por delante. Inspeccionaba toda la correspondencia en cuartos secretos en la parte de arriba de las estafetas de correo (se copiaban cartas y se robaba cualquier cosa de valor), e interceptaba, a diario, miles de llamadas telef\u243?nicas. Colocaba micr\u243?fonos en habitaciones de hotel y espiaba a los diplom\u225?ticos. Ten\u237?a sus propias facultades, hospitales, centros d eportivos de alto rendimiento y programas de entrenamiento terrorista para libio s y para alemanes occidentales de la Fracci\u243?n del Ej\u233?rcito Rojo. Infec t\u243? el campo de b\u250?nkeres secretos para sus miembros por si estallaba la Tercera Guerra Mundial. Al contrario que los servicios secretos de los pa\u237? ses democr\u225?ticos, la Stasi era el puntal del poder del Estado. Sin ella, y sin la amenaza de los tanques sovi\u233?ticos en la retaguardia, el r\u233?gimen del SED no habr\u237?a podido sobrevivir.\par\pard\plain\hyphpar} { El vest\u237?bulo del cuartel general de la Stasi es un amplio atrio. Una luz ag uada entra por las ventanas de detr\u225?s de unas escaleras que zigzaguean hast a las oficinas. Una mujer menuda que me recuerda a la celadora de un hospital \u 8212?lleva el pelo recogido y unos c\u243?modos zapatos blancos\u8212? gu\u237?a a un grupo por el edificio. Los visitantes son muy charlatanes, gente anciana q ue acaba de bajarse de un autob\u250?s con matr\u237?cula de Bonn. Visten ropa c ara de colores vivos y han venido para echar un vistazo, a ver qu\u233? les habr \u237?a pasado a ellos si hubiesen nacido o vivido un poco m\u225?s al Este.\par \pard\plain\hyphpar} { El grupo rodea una maqueta del complejo mientras la gu\u237?a les cuenta lo que se encontraron los manifestantes cuando por fin consiguieron entrar aqu\u237? en la noche del 15 de enero de 1990. Dice que hab\u237?a un supermercado en el int erior con manjares que era imposible comprar en ning\u250?n rinc\u243?n del pa\u 237?s. Hab\u237?a una peluquer\u237?a con filas de secadores de casco naranjas, para \u171?los cortes a cepillo\u187?. Hab\u237?a un zapatero y, por supuesto, u n cerrajero. La gu\u237?a arruga la nariz para ajustarse el puente de las gafas: un acto reflejo que vale tambi\u233?n como gesto de disgusto. Les explica que e l edificio de al lado \u8212?el archivo\u8212? no se ve\u237?a desde fuera del c omplejo y que en su interior se hab\u237?a dise\u241?ado una habitaci\u243?n rec ubierta de cobre para impedir que los sat\u233?lites esp\u237?as recabaran infor maci\u243?n. Hab\u237?a un almac\u233?n de municiones y un b\u250?nker bajo tier ra, para Mielke y unos cuantos elegidos, en caso de cat\u225?strofe nuclear. Dic e que los berlineses sol\u237?an llamar a este sitio la \u171?Casa de los mil oj os\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Empiezo por inspeccionar el atrio. Una flecha indica el camino a la biblioteca, otra, las escaleras, hacia una sala de exposiciones. Huele a polvo y a cerrado.\ par\pard\plain\hyphpar} { Es entonces cuando oigo hablar a la gu\u237?a de una \u171?soluci\u243?n biol\u2 43?gica\u187?. Los occidentales guardan silencio. Cuenta que, en vez de esperar una revoluci\u243?n, ella y sus amigos pusieron todas sus esperanzas en la avanz ada edad de los \u171?Marxisten-Senilisten\u187?, con un pie en la tumba. Al fin y al cabo, dice arrugando la nariz, los l\u237?deres de la RDA eran los m\u225? s viejos del mundo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Debimos de batir alg\u250?n r\u233?cord.\par\pard\plain\hyphpar} { Pero, al contrario que en China, donde se ve\u237?a a los l\u237?deres en silla de ruedas, casi muertos, los viejos de aqu\u237? apenas mostraban signos de desf allecimiento f\u237?sico.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Siempre estaban tramando algo \u8212?explica\u8212?, que si inyecciones d e c\u233?lulas de ovejas, dosis ultraelevadas de ox\u237?geno, cualquier cosa. E sos hombres quer\u237?an vivir eternamente. \u8212?Empieza a hablar sobre el pri ncipio del fin.\par\pard\plain\hyphpar} { Mielke y Honecker se criaron luchando contra el demonio real del nazismo. Y cont inuaron luchando contra Occidente, al que consideraban el sucesor de aquel r\u23 3?gimen, durante cuarenta y cinco a\u241?os tras el fin de la guerra. Ten\u237?a n que hacerlo, como estado sat\u233?lite de la URRS y como basti\u243?n del Bloq ue del Este contra Occidente. Pero en Alemania Oriental lo hicieron m\u225?s a c onciencia y con un entusiasmo m\u225?s pedante que los polacos, los h\u250?ngaro s, los checos y hasta que los propios rusos. Nunca quisieron detenerse.\par\pard

\plain\hyphpar} { Cuando en 1985 Mija\u237?l Gorbachov subi\u243? al poder en la Uni\u243?n Sovi\u 233?tica, implement\u243? las pol\u237?ticas de la {\i Perestroika} (la reforma econ\u243?mica) y de la {\i gl\u225?snost} (la \u171?transparencia\u187? de discurso). En junio de 1988 decl ar\u243? el principio de libertad de elecci\u243?n para los gobiernos del Bloque del Este y rechaz\u243? el uso de la fuerza militar sovi\u233?tica en defensa d el poder de estos pa\u237?ses. Sin el respaldo sovi\u233?tico para acabar con la disidencia del pueblo \u8212?como hab\u237?a sido el caso durante la insurrecci \u243?n obrera en Berl\u237?n en 1953, en Hungr\u237?a en 1956 y en Praga en 196 8\u8212?, el r\u233?gimen de la RDA no podr\u237?a sobrevivir. Las opciones eran cambio o guerra civil.\par\pard\plain\hyphpar} { En comparaci\u243?n con otros pa\u237?ses del Bloque, Alemania Oriental nunca go z\u243? de lo que se ha dado en llamar una \u171?cultura de oposici\u243?n\u187? . Tal vez se debiera en parte a un nivel de vida mejor{\super 5}, tal vez a la meticulosidad de la Stasi... o, como algunos quieren verlo, a l a voluntad de los alemanes a someterse a la autoridad. No obstante, en gran part e fue porque \u8212?algo sin parang\u243?n entre los pa\u237?ses del Bloque\u821 2? Alemania Oriental ten\u237?a un sitio donde arrojar a la gente que se opon\u2 37?a: Alemania Federal. La encarcelaban y luego la vend\u237?an a la RFA por mon eda fuerte. El n\u250?mero de disidentes no lleg\u243? a constituir una masa cr\ u237?tica hasta 1989, cuando las reformas en la Uni\u243?n Sovi\u233?tica insufl aron al pueblo de a pie el valor suficiente para tomar las calles.\par\pard\plai n\hyphpar} { Con todo, los hombres que gobernaban la RDA estaban osificados. No les interesab an las reformas. A\u250?n en 1988 desautorizaron las pel\u237?culas y las revist as sovi\u233?ticas en un intento de detener la contaminaci\u243?n de nuevas idea s{\super 6}. Y tomaron numerosas medidas, exiliando a oleadas de elementos \u171?negativo -enemigos\u187? hacia Alemania Federal. La expulsi\u243?n sumaria de Miriam en m ayo de 1989 form\u243? parte de una de estas \u250?ltimas purgas.\par\pard\plain \hyphpar} { Sin embargo, no era posible expulsar a todo el mundo. No era algo muy pr\u225?ct ico y, lo que era peor, supon\u237?a conceder a la gente la libertad que anhelab an.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?As\u237? que \u8212?comenta la gu\u237?a\u8212? los viejos hicieron otros planes: contendr\u237?an a los disidentes en la patria.\par\pard\plain\hyphpar} { Tras la ca\u237?da del Muro se hallaron documentos que revelaban lo meticuloso d e sus planes, vigentes durante toda la d\u233?cada de 1980, para vigilar, arrest ar y encarcelar a 85.939 alemanes orientales, ordenados por orden alfab\u233?tic o en listas. El \u171?D\u237?a X\u187? (el d\u237?a en que se declarase una cris is, cualquiera que fuese), los funcionarios de la Stasi de las 211 delegaciones locales ten\u237?an orden de abrir los sobres sellados que conten\u237?an las li stas de la gente de su zona y de arrestarlos.\par\pard\plain\hyphpar} { Los arrestos tendr\u237?an que hacerse a toda prisa: 840 personas cada dos horas . Los planes conten\u237?an previsiones detalladas sobre el uso de todas las c\u 225?rceles y campos de internamiento y, cuando estos estuviesen llenos, para la conversi\u243?n de otros edificios: antiguos centros de detenci\u243?n nazis, es cuelas, hospitales y residencias de verano. Se previ\u243? todo al detalle, desd e d\u243?nde estaba el timbre de cada persona a la que se arrestar\u237?a, hasta el adecuado suministro de alambre de espino y las normas de vestimenta y protoc olo de los campos: brazaletes, \u171?verde, de dos cent\u237?metros de ancho\u18 7? para los m\u225?s ancianos del barrac\u243?n, y amarillo con las letras \u171 ?J. T.\u187? en negro para el jefe del turno, que lo tendr\u237?a que llevar en el brazo izquierdo. Tambi\u233?n hab\u237?a instrucciones escritas sobre el paqu ete que recibir\u237?a cada preso al ser arrestado: 2 p. de calcetines\par\pard\ plain\hyphpar} { 2 toallas\par\pard\plain\hyphpar} { 2 pa\u241?uelos\par\pard\plain\hyphpar} {

2 x ropa interior\par\pard\plain\hyphpar} { 1 x prenda de lana\par\pard\plain\hyphpar} { 1 x cepillo y pasta de dientes\par\pard\plain\hyphpar} { 1 x utensilios para limpieza de zapatos\par\pard\plain\hyphpar} { Mujeres:\par\pard\plain\hyphpar} { Aparte, aprovisionamiento higi\u233?nico\par\pard\plain\hyphpar} { Los encerrar\u237?an indefinida e indiscriminadamente, pero tendr\u237?an limpio s los zapatos, la ropa interior y los dientes{\super 7}.\par\pard\plain\hyphpar} { Hacia mediados de 1989 las manifestaciones de despu\u233?s de las reuniones para la oraci\u243?n de los lunes en la Nikolaikirche de Leipzig se propagaron por t odo el pa\u237?s, por Erfurt, Halle, Dresde, Rostock. La gente protestaba por la s restricciones para viajar, por la escasez de bienes b\u225?sicos y por la alte raci\u243?n de los resultados electorales. Estas protestas los llevaron ante las sedes de los representantes m\u225?s significativos del r\u233?gimen: no del Pa rtido, sino de la Stasi. Gritaban: \u171?\u161?Democracia, ahora o nunca!\u187?, \u171?\u161?Abajo la Stasi!\u187? y \u171?\u161?SED, no nos hagas m\u225?s da\u 241?o!\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { En agosto, los h\u250?ngaros cortaron el alambre de espino de la frontera con Au stria, creando as\u237? el primer hueco en el Bloque oriental. Miles de alemanes orientales acudieron hasta all\u237? en masa y cruzaron la frontera, llorando d e alivio y rabia. Otros tantos viajaron hasta las embajadas de la RFA en Praga y Varsovia y acamparon a las puertas, lo que gener\u243? una pesadilla diplom\u22 5?tica para las relaciones entre las Alemanias. Al final, el r\u233?gimen accedi \u243? a dejarlos ir, bajo la condici\u243?n de que los trenes que los llevaran a Alemania Occidental tendr\u237?an que atravesar la RDA. Honecker esperaba humi llar as\u237? a los \u171?expulsados\u187? confisc\u225?ndoles los documentos de identidad. Y quer\u237?a que temiesen (y as\u237? fue) que iban a parar los tre nes y a arrestar a los pasajeros. Le sali\u243? el tiro por la culata. La gente de los trenes rompi\u243? sus documentos con l\u225?grimas de alegr\u237?a. Mile s de personas fueron en bandada a las estaciones para ver si pod\u237?an subirse a alguno y para celebrarlo con sus compatriotas.\par\pard\plain\hyphpar} { A principios de octubre, Leipzig era un punto candente. Los empleados de las gas olineras se negaban a llenar los dep\u243?sitos de los coches patrulla; a los hi jos de los militares se les imped\u237?a la entrada a los internados; a los que trabajaban en el centro de la ciudad, cerca de Nikolaikirche, se les mandaba a c asa antes del cierre. Los hospitales ped\u237?an m\u225?s sangre. La gente hac\u 237?a el testamento y, antes de ir a las manifestaciones, les dec\u237?an a sus hijos cosas que quer\u237?an que recordasen.\par\pard\plain\hyphpar} { Hab\u237?a rumores de que habr\u237?a tanques y helic\u243?pteros y ca\u241?ones de agua, pero tambi\u233?n estaban las postales de los amigos que hab\u237?an c onseguido llegar al Oeste. La gente se ech\u243? a las calles.\par\pard\plain\hy phpar} { Honecker orden\u243? que se acabase, de ra\u237?z, con los \u171?contrarrevoluci onarios\u187? de Leipzig. \u171?Nada puede entorpecer \u8212?dec\u237?a\u8212? e l progreso del socialismo.\u187? El 8 de octubre Mielke, puso en marcha los plan es para el \u171?D\u237?a X\u187?: envi\u243? \u243?rdenes a las divisiones loca les de la Stasi para que abriesen los sobres. Pero las cosas ya hab\u237?an ido demasiado lejos. En vez de encarcelar a la gente, la Stasi se atrincher\u243? en sus propios edificios. En las sedes regionales ten\u237?an 60.000 rev\u243?lver es, m\u225?s de 30.000 metralletas, granadas, rifles de precisi\u243?n, armas an titanques y gases lacrim\u243?genos. El miedo al linchamiento no tard\u243? en p ropagarse. A los polic\u237?as de Leipzig les ense\u241?aron fotos de un agente chino inmolado por la turba en la plaza de Tiananmen y les dijeron: \u171?O voso tros o ellos\u187?. Pero tambi\u233?n se les orden\u243? que no disparasen ni ut ilizasen la violencia a no ser que fuese empleada en su contra.\par\pard\plain\h yphpar} { El 7 de octubre de 1989, la RDA celebraba sus cuarenta a\u241?os de existencia c on ostentosos desfiles por Berl\u237?n. Hab\u237?a un mar de banderas rojas, un desfile con antorchas y tanques. Los viejos de la tribuna llevaban sus trajes gr

is claro tachonados de medallas. Mija\u237?l Gorbachov estaba junto a Honecker, pero parec\u237?a inc\u243?modo entre los alemanes, mucho mayores que \u233?l. H ab\u237?a venido para decirles que se hab\u237?a acabado, para convencer a los l \u237?deres de que adoptasen las pol\u237?ticas reformistas que estaba llevando a cabo. Hab\u237?a hablado abiertamente sobre los peligros de \u171?no atenerse a la realidad\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { En una clara indirecta le hab\u237?a dicho al Politbur\u243? que \u171?la vida c astiga a los que llegan tarde\u187?. Honecker y Mielke no le hicieron caso, al i gual que tampoco hicieron caso de la muchedumbre que clamaba: \u171?Gorby, \u161 ?ay\u250?danos! \u161?Ay\u250?danos, Gorby!\u187?{\super 8}.\par\pard\plain\hyphpar} { En Leipzig, el extraordinario valor del pueblo no flaque\u243? y no deriv\u243? en nada m\u225?s. El 9 de octubre, 70.000 manifestantes salieron de noche, cubie rtos con grandes abrigos y portando velas. Se apostaron ante la {\i Runde Ecke} para hacer sus peticiones. \u171?\u161?Desenmascarad a los confident es de la Stasi!\u187?, \u171?No somos alborotadores, somos el Pueblo\u187?, y un a consigna constante y constante, la \u171?no violencia\u187?. A partir de esa n oche las manifestaciones fueron a m\u225?s y de forma clandestina llegaron graba ciones de estas hasta el Oeste, lo que convirti\u243? a Leipzig en la \u171?Ciud ad de los H\u233?roes\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Por entonces ya hab\u237?a protestas a las puertas de las sedes de la Stasi de t odo el pa\u237?s. Pero incluso en las ciudades m\u225?s peque\u241?as, los funci onarios de la Stasi continuaban su trabajo atrincherados all\u237?; con su habit ual fidelidad, mandaban sus informes a Berl\u237?n constatando las peticiones de la muchedumbre: \u171?\u161?La Stasi a las f\u225?bricas!\u187? (o\u237?do en Z eulenroda), \u171?\u161?Nosotros pagamos vuestros salarios!\u187? (de Schmalkald en) y el prof\u233?tico \u171?\u161?Ten\u233?is los d\u237?as contados!\u187? (e n Bad Salzungen). En Leipzig los manifestantes hab\u237?an empezado a gritar \u1 71?Ocupemos el edificio de la Stasi\u187? y \u171?No nos mover\u225?n\u187?.\par \pard\plain\hyphpar} { Los intentos del Partido por cambiar su imagen llegaron demasiado tarde. El 17 d e octubre, Honecker fue sustituido por uno de sus diputados, Egon Krenz, quien, aunque algo m\u225?s joven, ten\u237?a la misma mala fama. El 8 de noviembre se empezar\u237?a un proceso contra Honecker por abuso de poder y corrupci\u243?n.\ par\pard\plain\hyphpar} { Al d\u237?a siguiente, en sus intentos por gestionar la crisis, el Politbur\u243 ? se reuni\u243? y decidi\u243? relajar las restricciones para viajar. Permitir\ u237?an que la gente se desplazase libremente y solo se prohibir\u237?a abandona r el pa\u237?s en caso de \u171?circunstancias excepcionales\u187?. La sesi\u243 ?n dur\u243? hasta la noche. A esas alturas, al r\u233?gimen le dio por dar una rueda de prensa corriente con los medios internacionales. Esa noche, un miembro del Politbur\u243?, G\u252?nter Schabowski, se las tuvo que arreglar como pudo. No hab\u237?a estado en la sesi\u243?n pero le pasaron a toda prisa una nota sob re la decisi\u243?n que se hab\u237?a tomado para que la leyese en la rueda de p rensa.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando termin\u243?, no hubo una reacci\u243?n visible entre los periodistas con gregados en la sala, todos los bol\u237?grafos estaban en ristre, los micr\u243? fonos de sonido ambiente flotando en el aire. Luego la pregunta salt\u243? a la palestra: \u171?\u191?Cu\u225?ndo entrar\u225?n en vigor estas nuevas disposicio nes?\u187?. Schabowski ten\u237?a bolsas bajo los ojos y cara de sabueso. Abocho rnado, mir\u243? la hoja y le dio la vuelta, pero no encontr\u243? ninguna respu esta. \u171?Entrar\u225? en vigor... hasta donde s\u233?, de manera inmediata\u1 87?, respondi\u243?{\super 9}.\par\pard\plain\hyphpar} { La decisi\u243?n ten\u237?a que materializarse al d\u237?a siguiente, despu\u233 ?s de que se instruyese a los guardias fronterizos sobre c\u243?mo implementarla . Pero una vez que Schabowski lo hubo dicho, fue demasiado tarde. Pocas horas de spu\u233?s de su metedura de pata, 10.000 personas llegaron al control del puent e de Bornholmer, a pie o en sus Trabant, y abarrotaron el Muro. Se ve\u237?a el aliento de la luz de la Franja de la Muerte, exhausta. Hab\u237?a una sinfon\u23

7?a de bocinas. Los guardias se prepararon y mantuvieron el dedo en el gatillo, pero no recibieron ninguna orden. Al final, el supervisor decidi\u243? dejar pas ar a la gente, bajo una condici\u243?n: los guardias les pondr\u237?an un sello de salida a la izquierda de la fotograf\u237?a del pasaporte a los \u171?m\u225? s insistentes\u187? (los que estaban al principio de la cola), para que m\u225?s tarde se les pudiese identificar y se les denegara el regreso.\par\pard\plain\h yphpar} { La gente no sab\u237?a de qu\u233? le estaban hablando pero tampoco les importab a. Entraron a raudales en Berl\u237?n Oeste. Cuando algunos de los primeros regr esaron con latas de cerveza occidental para demostrar d\u243?nde hab\u237?an est ado, los guardias intentaron detenerlos para que no regresasen, pero era demasia do tarde, se hab\u237?a acabado todo, y la gente del Este y del Oeste estaba tre pando, llorando y bailando encima del Muro.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 7 El olor a viejo } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Aqu\u237?}, en el cuartel general de Normannenstrasse, cundi\u243? el p\u225?nic o. A los funcionarios de la Stasi se les dio \u243?rdenes de destruir los expedi entes, empezando por los m\u225?s incriminatorios: los que nombraban a occidenta les que espiaban para ellos y los que estaban relacionados con muertes. Eliminar on los expedientes hasta que las destructoras de papel se colapsaron. Entre otra s escaseces del Este, tambi\u233?n hab\u237?a escasez de este tipo de m\u225?qui nas, as\u237? que mandaron a agentes encubiertos a Berl\u237?n Occidental para c omprar m\u225?s. Solo en el edificio 8, los miembros del movimiento civil se enc ontraron con m\u225?s de cien destructoras averiadas. Cuando la Stasi no pudo ha cerse con m\u225?s m\u225?quinas, empezaron a destruir los archivos y los expedi entes con las manos, haciendo trizas los documentos y poni\u233?ndolos luego en sacas. Pero lo hicieron con tal orden \u8212?cajones enteros de documentos en un a misma bolsa\u8212? que ahora, en Nuremberg, las mujeres puzle son capaces de v olver a encajar las piezas.\par\pard\plain\hyphpar} { El 13 de noviembre, Mielke, con ochenta y un a\u241?os, empez\u243? a desesperar se ante la debacle de su mundo. Dio su primer y \u250?nico discurso ante el Parl amento, emitido en directo. \u171?Queridos camaradas\u187?, empez\u243?, y los a bucheos estallaron. Gritos de \u171?No somos camaradas\u187? surgieron desde los esca\u241?os de los partidos minoritarios, independientes desde hac\u237?a poco . Luego, como si simplemente no pudiese comprender por qu\u233? no le apreciaban , Mielke balbuce\u243? ante el micr\u243?fono: \u171?Yo quiero... yo es que os q uiero a todos. Me he desvivido por vosotros...\u187?{\super 10}. A los alemanes orientales, cuando piensan en Mielke, les gusta recordarlo a s\u237?. Tal vez haya algo reparador en el rid\u237?culo; sea como sea, el caso es que alivia del terror y de la rabia.\par\pard\plain\hyphpar} { El 3 de diciembre, Krenz, junto a Mielke, fue expulsado del Partido. Hans Modrow , un pol\u237?tico de Dresde, se convirti\u243? en el l\u237?der. Modrow decidi\ u243? cambiar el nombre de \u171?Ministerio para la Seguridad del Estado\u187? p or el de \u171?Oficina para la Seguridad Nacional\u187? ({\i Amt f\u252?r Nationale Sicherheit}), un lavado de cara que daba como resultado u n acr\u243?nimo de lo menos afortunado: \u171?Nasi\u187?. No enga\u241?aron a na die.\par\pard\plain\hyphpar} { El grupo de alemanes occidentales que est\u225?n visitando el edificio parece ha berse apaciguado. Han parado las bromitas por lo bajo de los hombres, las mirada s entre las esposas. La gu\u237?a pregunta si quieren ver la parte de arriba, pe ro arrastran los pies y sacuden las cabezas, dicen que es probable que ya no les d\u233? tiempo hoy.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, entonces \u8212?dice\u8212?, hemos llegado al final de nuestra his toria. \u8212?Con sus maneras de marimandona y su nariz arrugada, se ve que no t

iene intenci\u243?n de dejar que esos occidentales se vayan de aqu\u237? antes d e o\u237?r c\u243?mo el pueblo tom\u243? el edificio.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuenta que, en enero de 1990, al ver el humo saliendo por las chimeneas, los ber lineses vinieron hasta aqu\u237? para protestar. Trajeron ladrillos y piedras y construyeron un muro simb\u243?lico alrededor del edificio para instar a la Stas i a que dejara de quemar los expedientes. Dice que es extraordinario que, con ta ntas piedras como hab\u237?a, no se lanzase ni una y que, del otro lado, tampoco llegase ning\u250?n disparo: \u8212?Hab\u237?a un mont\u243?n de agentes de la Stasi circulando entre los manifestantes \u8212?dice con desd\u233?n\u8212?, tal vez por eso no dispararon, para no herir a un compa\u241?ero.\par\pard\plain\hy phpar} { Al final, cuando la Stasi hubo hecho todo lo que pudo para esconder y destruir s us archivos, abrieron las puertas a los manifestantes.\par\pard\plain\hyphpar} { Las denuncias contra Mielke empezaron tan pronto como perdi\u243? el poder; no p od\u237?a ser de otra forma, sobre todo con un pueblo tan bien entrenado en eso de denunciar. La oficina del fiscal de Berl\u237?n recibi\u243? una nota que acu saba a Mielke de utilizar fondos p\u250?blicos para construir su villa y su coto de caza. En enero de 1990 se a\u241?adieron m\u225?s cargos a la acusaci\u243?n : sospecha de alta traici\u243?n; colaboraci\u243?n en la reforma de la Constitu ci\u243?n en la que \u233?l y Erich Honecker instituyeron un \u171?sistema nacio nal de vigilancia del correo y de las telecomunicaciones\u187?; privaci\u243?n d e libertad a la gente, \u171?en contra de la ley\u187?, al ponerla bajo \u171?cu stodia preventiva\u187? durante el cuadrag\u233?simo aniversario de la RDA.\par\ pard\plain\hyphpar} { Encerraron a Mielke en prisi\u243?n preventiva. Durante 1990 y 1991 entr\u243? y sali\u243? de varias c\u225?rceles berlinesas, incluida Hohensch\u246?nhausen, donde hab\u237?a mandado a la mayor\u237?a de sus presos pol\u237?ticos. Con el tiempo se a\u241?adieron m\u225?s cargos, entre ellos los de los agentes de Poli c\u237?a asesinados en 1931. El juicio de Mielke empez\u243? en 1992 pero, para cuando termin\u243?, las \u250?nicas acusaciones que quedaban eran las relaciona das con los cr\u237?menes de B\u252?lowplatz. Fue condenado a seis a\u241?os de prisi\u243?n por participar en ellos. La gu\u237?a le explica a su reba\u241?o: \u8212?Fue absurdo encarcelarlo por unos asesinatos tan antiguos.\par\pard\plain \hyphpar} { Pese a todo, mucha gente pens\u243? que algo era algo. Lo liberaron por cuestion es de salud en agosto de 1995 y desde entonces vive no muy lejos de este edifici o.\par\pard\plain\hyphpar} { Honecker sali\u243? peor parado. A principios de 1990 se le arrest\u243? por sos pecha de corrupci\u243?n y alta traici\u243?n, para luego ser puesto en libertad bajo fianza. En noviembre de ese mismo a\u241?o se le acus\u243? de ser respons able de asesinatos cometidos en el Muro, pero huy\u243? a Mosc\u250?, desde dond e comunic\u243? a la prensa que no albergaba remordimiento alguno y protest\u243 ? por el arresto de antiguos colegas. En julio de 1992 fue extraditado a Berl\u2 37?n para que afrontara un juicio que ser\u237?a suspendido en enero debido a su c\u225?ncer de h\u237?gado terminal. Honecker y su mujer se exiliaron a Chile, donde \u233?l muri\u243? en mayo de 1994.\par\pard\plain\hyphpar} { Conforme el Partido fue perdiendo apoyos en el pa\u237?s, empez\u243? a negociar con la {\i Runde Tisch}, el consorcio de activistas pro derechos civiles y de grupos eclesi \u225?sticos de Alemania Oriental. Pero incluso estos estaban infectados de conf identes de la Stasi. Con todo, cuando la {\i Runde Tisch} aprob\u243? una moci\u243?n en su primer encuentro del 7 de diciemb re de 1989, por la cual se exig\u237?a que se llevasen a cabo unas elecciones li bres y que se disolviera la Stasi bajo control civil, la mayor\u237?a de los con fidentes votaron a favor. Al parecer, para no ser descubiertos, se vieron obliga dos a votar medidas para acabar con el r\u233?gimen que les hab\u237?a dado de c omer{\super 11}.\par\pard\plain\hyphpar} { Entre 1989 y octubre de 1990 se mantuvo un encendido debate sobre qu\u233? hacer con los archivos de la Stasi. \u191?Deb\u237?an abrirse o quemarse? \u191?Deb\u

237?an ponerse bajo llave durante cincuenta a\u241?os y luego abrirlos, cuando l a gente que aparec\u237?a en ellos hubiese muerto o, posiblemente, perdonado? \u 191?Cu\u225?les eran los peligros de saber? \u191?Y los peligros de ignorar el p asado y volver a caer en lo mismo, solo que con banderas, pa\u241?uelos o cascos de distinto color?\par\pard\plain\hyphpar} { Al final, algunos archivos se destruyeron, otros se pusieron bajo llave y otros se abrieron. La {\i Runde Tisch} decidi\u243? que la {\i Hauptverwaltung Aufkl\u228?rung} (el brazo internacional de la Stasi) pod\u237?a disolverse por s\u237? sola. En ese tesoro enterrado hab\u237?a demasiados arch ivos en relaci\u243?n con demasiados pa\u237?ses extranjeros \u8212?entre los cu ales no eran pocos los relacionados con la administraci\u243?n de Alemania Feder al, donde se hab\u237?an infiltrado numerosos esp\u237?as de la Stasi\u8212? que , ni que decir tiene, eran demasiado peligrosos.\par\pard\plain\hyphpar} { Esto reduc\u237?a el asunto a los expedientes de la Stasi sobre la gente del int erior de la RDA. Muchos alemanes orientales, sobre todo aquellos que hab\u237?an estado en el poder o hab\u237?an sido confidentes, estaban en contra de que que dasen a disposici\u243?n de cualquiera.\par\pard\plain\hyphpar} { El Gobierno de la RFA era de la misma opini\u243?n. \u191?Tem\u237?an la verg\u2 52?enza que sentir\u237?an cuando se abriesen los archivos, cuando se revelasen sus propios tejemanejes para apoyar al r\u233?gimen? \u191?O se producir\u237?an ba\u241?os de sangre indiscriminados cuando la gente se vengase de los confiden tes?\par\pard\plain\hyphpar} { En agosto de 1990, el primer y \u250?nico parlamento electo de la RDA aprob\u243 ? una ley que garantizaba el derecho del pueblo a ver sus propios expedientes. P ero el gobierno de Alemania Federal, en su borrador del Tratado de Unificaci\u24 3?n de ambos pa\u237?ses, recomend\u243? que se enviaran todos los expedientes a los archivos federales de Koblenz, en Alemania Federal, donde lo m\u225?s proba ble era que se guardasen bajo llave.\par\pard\plain\hyphpar} { Los ciudadanos de a pie de la RDA estaban horrorizados. Tem\u237?an que se sigui era utilizando toda la informaci\u243?n sobre ellos, o que no llegasen a saber n unca c\u243?mo hab\u237?a manipulado sus vidas la Compa\u241?\u237?a. Las protes tas empezaron. El 4 de septiembre de 1990 los manifestantes ocuparon este vest\u 237?bulo y, una semana m\u225?s tarde, empezaron una huelga de hambre. Al final salieron victoriosos y vieron que en el Tratado de Unificaci\u243?n se incluyero n disposiciones para regular el acceso a los archivos.\par\pard\plain\hyphpar} { El 3 de octubre de 1990, el d\u237?a de la reunificaci\u243?n alemana y el d\u23 7?a en que dej\u243? de existir la RDA, el pastor alem\u225?n oriental Joachim G auck tom\u243? posesi\u243?n de su cargo como director de la reci\u233?n inaugur ada Oficina de Documentaci\u243?n de la Stasi. Aunque por los pelos, Alemania se convirti\u243? en el \u250?nico pa\u237?s del Bloque del Este que consigui\u243 ?, valiente y concienzudamente, abrir para su pueblo los archivos sobre su puebl o.\par\pard\plain\hyphpar} { El grupo se va, ya ni siquiera murmuran entre ellos. Supongo que tienen prisa po r volver a su hotel en Berl\u237?n Occidental, cuyo estilo internacional no les recuerda nada; no los culpo. La gu\u237?a se me acerca y me pregunta qu\u233? es lo que me interesa de este sitio. Le explico que despu\u233?s de ver la {\i Runde Ecke} de Leipzig ten\u237?a ganas de visitar el cuartel general de la Stas i, y le cuento que lo que quiero es hablar con gente que se opuso al r\u233?gime n, m\u225?s que con los que lo representaron.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En ese caso \u8212?me dice\u8212?, tiene que conocer a frau Paul.\par\par d\plain\hyphpar} { La sigo hasta su oficina, un peque\u241?o espacio atestado de carpetas llenas de expedientes, y me da un n\u250?mero de tel\u233?fono.\par\pard\plain\hyphpar} { Subo por las escaleras del vest\u237?bulo. A ambos lados del pasillo hay vitrina s de cristal con objetos expuestos que escond\u237?an cintas y c\u225?maras para documentar al \u171?enemigo\u187?. Hay m\u225?s variedad que en Leipzig: una ma ceta, una regadera, una lata de gasolina y la puerta de un coche, todo con c\u22 5?maras de diversos tama\u241?os escondidas en el interior. Hay termos con micr\ u243?fonos en la tapa, un chaquet\u243?n de monta\u241?ismo con una c\u225?mara

cosida al bolsillo de la solapa y un aparato parecido a una antena de televisi\u 243?n que pod\u237?a captar conversaciones a cincuenta metros de distancia, en o tros edificios, o mientras estabas en el coche, parado en un sem\u225?foro.\par\ pard\plain\hyphpar} { En el siguiente corredor paso por delante de un busto negro de Marx sobre un ped estal, parece un dios con el cabello al viento. Han convertido uno de los despac hos en una sala de trofeos para las baratijas de la Stasi. Hay estandartes de ca da regimiento, cintas y medallas al servicio e insignias de ojal como distintivo s de jerarqu\u237?a. Hay Lenins de barba picuda en miniatura, de todos los tama\ u241?os, y una larga fila de pu\u241?os de yeso cerrados y alzados por el social ismo internacional. Hay trofeos y jarrones, y jarras de cerveza con el emblema d e la RDA: el martillo y el comp\u225?s. Una cajita de libros en miniatura contie ne la vida y milagros del camarada Erich Honecker y hay un retrato tama\u241?o r elicario del propio Mielke en \u8212?qu\u233? cosas\u8212? esmalte. En la pared cuelga una alfombra con el triunvirato de los perfiles de Marx, Engels y Lenin b ordado en lana junto a una sorprendente esterilla tejida a mano con el s\u237?mb olo de la Stasi en acr\u237?lico rojo, amarillo y negro. Las alfombras me dejan fascinada. Creo que ponderan el valor de la mano de obra por encima del resto de objetos expuestos, la mayor\u237?a cosas de adorno o funcionales.\par\pard\plai n\hyphpar} { De esta sala se pasa a otra m\u225?s peque\u241?a. En un principio pienso que co ntendr\u225? m\u225?s {\i kitsch} revolucionario, pero aqu\u237? solo hay libros y medallas bajo cristal. De hecho, la mayor\u237?a de las cosas son papeles, aunque cuando empiezo a leer los comprendo por qu\u233? merecen una sala aparte: son los planes de 1985 de la Stasi y del ej\u233?rcito para invadir Berl\u237?n Occidental. Estos son met\u2 43?dicos: incluyen la divisi\u243?n del \u171?nuevo territorio\u187? en delegaci ones de la Stasi y las cifras exactas sobre el n\u250?mero de funcionarios que s e asignar\u237?an a cada una. Y hay una medalla, acu\u241?ada en bronce, plata y oro por orden de Honecker, para ser concedida, despu\u233?s del triunfo de la i nvasi\u243?n, al \u171?Valor ante el Enemigo Occidental\u187?. En el Oeste nadie podr\u237?a haberse imaginado hasta d\u243?nde llegaba la ambici\u243?n de la S tasi.\par\pard\plain\hyphpar} { Las habitaciones de Mielke est\u225?n en la segunda planta. No se ve a nadie. Mi s zapatos hacen un ruido de goma sobre el lin\u243?leo hasta que llego a su desp acho, donde el suelo es de parqu\u233?. Es una habitaci\u243?n espaciosa, con un halo de decadencia bien conservada. Da la misma sensaci\u243?n que experimentar \u237?as al visitar la casa de alguien que compr\u243? los muebles de su boda en los a\u241?os cincuenta pero que nunca tuvo los medios para renovarlos. De hech o, todo parece tener ese color de los cincuenta, entre amarillo y verde, como de gas mostaza.\par\pard\plain\hyphpar} { El principal atractivo de la habitaci\u243?n es un escritorio chapado de tama\u2 41?o mediano. Al acercarme paso por delante de un retrato de Lenin, cuyos ojos m e siguen por la habitaci\u243?n. Lo \u250?nico que hay sobre el escritorio son d os tel\u233?fonos y una m\u225?scara mortuoria de Lenin en yeso. De tama\u241?o real, la cabeza parece peque\u241?a comparada con otras versiones exageradas en lana, en pintura y en m\u225?rmol de la c\u225?mara del tesoro de abajo. Tambi\u 233?n parece muy muerto: un {\i memento mori} de este sistema de creencias, como un crucifijo en otro. Pero, apa rte de esta presencia, el lugar parece m\u225?s bien el despacho del alcalde de una casa consistorial venida a menos, en una peque\u241?a pero orgullosa ciudad rural cuyos habitantes guardan un buen recuerdo de los d\u237?as en que el preci o de la lana era alto.\par\pard\plain\hyphpar} { La luz es tan pobre que los contornos est\u225?n desdibujados. Avanzo un poco, a travieso las habitaciones privadas de Mielke (un sof\u225? cama y una silla) y u n cuarto de ba\u241?o (un modelo de sobrio alicatado) hasta una antesala m\u225? s amplia que alberga hoy mesas de cafeter\u237?a para los turistas. Tambi\u233?n est\u225? vac\u237?a. Hay un par de viejos sillones en una esquina; un televiso r reproduce una cinta de v\u237?deo. Voy hasta all\u237?, hacia la fuente de luz , y me siento a verla.\par\pard\plain\hyphpar} {

La pel\u237?cula son im\u225?genes captadas por un aficionado de los manifestant es irrumpiendo en el edificio en la fr\u237?a noche del 15 de enero de 1990. Atr aviesan las oficinas, el supermercado, las peluquer\u237?as, abriendo puertas ce rradas y mirando de hito en hito las sacas y sacas de papeles. No parecen alegre s, ni siquiera se muestran bravucones. Por el contrario, sus caras est\u225?n a medio camino entre el asco y la tristeza. Ya me han descrito antes esa peculiar sensaci\u243?n por la que no sabes si re\u237?rte o vomitar.\par\pard\plain\hyph par} { Hace fr\u237?o y el aire huele a cerrado. Me subo el cuello del chaquet\u243?n h asta las orejas. No creo que haya en la historia algo comparable a esto, a que, casi de la noche a la ma\u241?ana, la sede de un servicio secreto haya pasado de ser tan temida que apenas se osaba pronunciar su nombre, a convertirse en un mu seo en el que te puedes sentar en un confortable sill\u243?n al lado del mingito rio privado del jefe y ver un v\u237?deo sobre c\u243?mo tomaron su despacho. Oi go pisadas detr\u225?s de m\u237? y me doy la vuelta: una peque\u241?a mujer rub ia con vaqueros y guantes de goma con un bote de limpiamuebles.\par\pard\plain\h yphpar} { \u8212?\u191?Van a cerrar ya? \u8212?le pregunto\u8212?. \u191?Me voy?\par\pard\ plain\hyphpar} { Sonr\u237?e y da una palmadita al vac\u237?o con una mano de pl\u225?stico rosa. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No se preocupe \u8212?dice\u8212?. Ya no quedamos m\u225?s que nosotras, as\u237? que no pasa nada si nos vamos las dos juntas cuando acabe.\par\pard\pla in\hyphpar} { Empieza a rociar las mesas con la munici\u243?n perfumada. Vuelvo a la pel\u237? cula. Muestra im\u225?genes de la morgue de la Stasi de Leipzig: cuerpos sobre l as mesas, incluido el de un joven sin heridas aparentes. Pasan a una entrevista con un trabajador del cementerio General Sur que explica que hab\u237?a recibido llamadas \u171?unas veinte o treinta veces\u187? para que dejase cierto horno a bierto \u171?con el fin de que la Stasi hiciese su trabajo\u187?. El hombre pare ce inc\u243?modo, pero tambi\u233?n se encoge de hombros como diciendo \u171?era mi trabajo\u187?. La voz en {\i off} comenta que se encontraron unas treinta urnas en las oficinas de la Stasi d e Leipzig, sin etiquetar y sin reclamar. Me pregunto si Miriam lo sabr\u225?. Cr eo que deber\u237?a llamarla.\par\pard\plain\hyphpar} { Lo siguiente es una entrevista con un hombre muy repeinado y con un bigote pelir rojo que fue psic\u243?logo de la Stasi. Est\u225? explicando la buena voluntad del pueblo de informar sobre sus compatriotas, en lo que llama \u171?un impulso de asegurarte de que tu vecino est\u225? haciendo lo correcto\u187?. Ni se inmut a. \u171?Se remonta a algo que est\u225? en la mentalidad alemana \u8212?dice\u8 212?, cierta pulsi\u243?n por el orden, la meticulosidad y cosas por el estilo.\ u187?\par\pard\plain\hyphpar} { Cosas por el estilo. Una tos a mis espaldas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Claro que viv\u237? con normalidad \u8212?dice la limpiadora. Me giro. Ti ene la cara surcada por las arrugas, de fumadora, y una delgadez de pecho hundid o\u8212?. Me conform\u233?, como todo el mundo. Pero tampoco es verdad que la RD A fuera una naci\u243?n de 17 millones de confidentes. Solo hab\u237?a dos por c ada cien habitantes.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? \u8212?respondo, y luego no s\u233? qu\u233? m\u225?s a\u241?adir . Incluso con un confidente por cada cincuenta personas, la Stasi ten\u237?a a t oda la poblaci\u243?n cubierta.\par\pard\plain\hyphpar} { Me da por caso perdido.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No hay manera de sacarle las manchas a estas mesas \u8212?dice, y vuelve a su trabajo.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando acaba volvemos por las habitaciones privadas de Mielke, por el ba\u241?o y el despacho. Cierra las puertas con llave y nos vamos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Sabe qu\u233?? En este pa\u237?s no hay unidad verdadera \u8212?me explica\u8212? aunque hayan pasado siete a\u241?os. No me siento parte de este p a\u237?s. \u191?Sabe que en el barrio de Kreuzberg de Berl\u237?n Occidental qui

eren que se vuelva a levantar el Muro? \u161?Para protegerse de nosotros! \u8212 ?Se enciende un cigarro\u8212?. \u191?Le cabe en la cabeza que un alem\u225?n pu eda pensar as\u237??\par\pard\plain\hyphpar} { Espero que sea una pregunta ret\u243?rica. Lo \u250?nico que s\u233? es que solo hicieron falta cuarenta a\u241?os para crear dos tipos de alemanes muy distinto s, y que llevar\u225? otros tantos limar las diferencias.\par\pard\plain\hyphpar } { Pasamos por delante de un aseo con una \u171?H\u187? de {\i Herren}.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Solo necesitaban aseos de caballeros \u8212?dice\u8212?. Las mujeres no p od\u237?an pasar del rango de coronel y, de todas formas, solo hab\u237?a tres. Esto era un {\i M\u228?nnerklub}. \u8212?Asoma la cabeza en un peque\u241?o cuarto para un centi nela\u8212?. Mire esto \u8212?me dice. Sobre la mesa todav\u237?a hay un calenda rio de enero de 1990\u8212?. No, all\u237?. \u8212?Me se\u241?ala la otra pared, detr\u225?s del escritorio. Hay un manch\u243?n sobre la pintura\u8212?. Ah\u23 7? es donde el colega se reclinaba en su silla y apoyaba su gorda y grasienta ca beza sobre la pared. \u8212?Est\u225? asqueada\u8212?. Eso no sale.\par\pard\pla in\hyphpar} { Proseguimos nuestro camino en zigzag por las escaleras, dejando atr\u225?s a Mar x y su pelo al viento. El \u250?nico sonido es el de nuestras pisadas, y la \u25 0?nica luz, la de abajo, la de la entrada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?No le da miedo estar aqu\u237? sola de noche? \u8212?le pregunto.\p ar\pard\plain\hyphpar} { \u8212?A veces \u8212?me dice\u8212?, pero era peor todav\u237?a nada m\u225?s a brirlo. Antes ol\u237?a todo el edificio, lo limpiamos y lo limpiamos pero no ha b\u237?a manera de acabar con ese olor.\par\pard\plain\hyphpar} { Se para y me mira de frente. Incluso en la penumbra sus ojos son hermosos, de un azul aciano. Se le crispa la cara.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Sabe lo que le digo? \u8212?No espera mi respuesta\u8212?. Era un o lor a viejo.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 8 Llamadas telef\u243?nicas } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Suena} el tel\u233?fono. Me preparo para otro hombre de la Stasi. Pero es una vo z de mujer.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Anna, \u191?eres Anna?\par\pard\plain\hyphpar} { Algo se me remueve por dentro. Es Miriam.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, Miriam, hola, quer\u237?a haberte...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Llamaba solo para darte las gracias por lo del otro d\u237?a. Te lo agrad ezco mucho.\par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Por qu\u233? me da ella las gracias a m\u237?? De pronto me doy cuenta de que deber\u237?a haberla llamado antes: \u8212?No, por favor, gracias a ti \u821 2?le digo. Hay algo raro. Se est\u225? produciendo un retroceso en la intimidad alcanzada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fue un placer conocerte. Y te deseo buena suerte con tu trabajo.\par\pard \plain\hyphpar} { Suena a punto y final. Le quiero preguntar si sabe lo de las urnas sin reclamar de la {\i Runde Ecke}, pero no me parece oportuno.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Podr\u237?amos vernos en otra ocasi\u243?n \u8212?le sugiero\u8212?, en a lg\u250?n momento.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me encantar\u237?a \u8212?dice r\u225?pidamente\u8212?. Me encantar\u237? a que vinieses por aqu\u237? de vez en cuando. Podr\u237?amos ir a ver a mis ami gos que tienen un jard\u237?n de esculturas. Es muy bonito, y me gustar\u237?a q

ue los conocieras... \u8212?Se detiene\u8212?. Bueno, t\u250? ll\u225?mame y vam os.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo har\u233?. Y gracias... por todo.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuelgo el auricular. Si yo fuese Miriam y hubiese contado a alguien los pasajes m\u225?s dolorosos e instructivos de mi vida, no estar\u237?a segura de querer v olver a ver a esa persona. Sobre todo si mi vida han sido otros quienes me la ha n escrito, robado, dirigido. El tel\u233?fono es de pl\u225?stico negro. No es u n inal\u225?mbrico pero unos ingeniosos estudiantes le acoplaron un cable de una longitud exagerada. Vuelvo por donde he venido, a trav\u233?s del piso vac\u237 ?o y deshecho, siguiendo el cable hasta su ra\u237?z.\par\pard\plain\hyphpar} { He arrastrado el colch\u243?n hasta el sal\u243?n, para estar m\u225?s cerca de la estufa. Todas las noches me quedo dormida viendo la tele. Es una caja astuta que, aunque recibe solo tres canales, los elige por su cuenta, y uno de ellos, a pesar de que no tengo parab\u243?lica, es sat\u233?lite. Se ven todos en blanco y negro y los terrestres siempre tienen nieve.\par\pard\plain\hyphpar} { Bien entrada la noche echan un programa que se llama {\i Voyeur}. Entrevistan a los invitados y les hacen un test sobre su vida sexual qu e consta de veintid\u243?s s\u243?rdidas hip\u243?tesis: \u171?Si tu novia traje se a su hermana a casa para jugar, \u191?t\u250?...?\u187?, \u171?\u191?Hay algo a lo que hayas tenido que renunciar tras la reasignaci\u243?n?\u187?. Se exhibe n im\u225?genes que tientan a los censores: exposiciones sobre sexo, experimento s sexuales, revistas y arte porno.\par\pard\plain\hyphpar} { Esta noche est\u225?n poniendo un reportaje sobre una {\i stripper} de Leipzig llamada Heidi, Yasmina de nombre art\u237?stico. La mujer t iene un cuerpo recio y firme, coronado por unos ojos azules y un rubio de bote. Esta noche, ella y su novio hacen un espect\u225?culo de \u171?horror er\u243?ti co\u187? inspirado en la {\i Walpurgisnacht}, la noche de Walpurgislas Brujas, en la que las brujas se re\u25 0?nen para pas\u225?rselo en grande con el Diablo. Sobre el escenario unas j\u24 3?venes brujas, ataviadas con m\u225?scaras de l\u225?tex, piel de leopardo y l\ u225?tigo, son desvestidas por esqueletos hasta que no quedan m\u225?s que caras de goma y tangas de lentejuelas bajo la penumbra de la nieve carb\u243?nica. La c\u225?mara hace zoom adelante y atr\u225?s, casi marea, hacia tetas y paquetes . Luego hay una entrevista con Yasmina, a la que, al ponerse la careta de bruja encima de la cabeza, se le ha quedado la nariz sobre la frente y parece que asie nte al hablar. El entrevistador quiere saber c\u243?mo era tener la \u250?nica e scuela de {\i striptease} de la antigua RDA. \u171?\u191?Es verdad \u8212?le pregunta mientras le acerca a\u250?n m\u225?s el micr\u243?fono a la cara\u8212? que hiciste {\i striptease} para el Politbur\u243??\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Yasmina sonr\u237?e y agita una mano llena de garras.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Siempre he querido ofrecer a mi p\u250?blico algo diferente \u8212?dice\u 8212?, tanto antes como ahora.\par\pard\plain\hyphpar} { Gui\u241?a, la nariz asiente con la nariz y el programa corta de buenas a primer as y mete la siguiente secci\u243?n: moldes de yeso de partes del cuerpo. Lo pri mero es un pecho de mujer, lo segundo, dos dedos de u\u241?as enormes a ambos la dos de un cl\u237?toris. Una voz empalagosa de hombre anuncia: \u171?\u161?Ofert a especial de {\i Voyeur}! Por solo 250 marcos t\u250? tambi\u233?n puedes tener tus partes m\u225 ?s \u237?ntimas conservadas para siempre en yeso\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Ya no le encuentro ning\u250?n sentido. La blancura del yeso me recuerda la de l a cabeza del Lenin muerto sobre el escritorio de Mielke. Cambio de canal y encue ntro mi programa favorito; es man\u225? para los que sufren de insomnio, o para gente como yo que no puede parar quieta. Llevan una c\u225?mara instalada sobre el techo de un coche. Mientras van conduciendo, la imagen se desliza por las car reteras, los senderos y las autov\u237?as del este de Alemania durante un verano sublime. Las im\u225?genes son hipn\u243?ticas: un volar incorp\u243?reo por lo s pueblos, las calles principales, y luego de nuevo por el campo. Las tiendas es t\u225?n abiertas o cerradas, mujeres con delantal barriendo las aceras donde la

gente se sienta a tomar caf\u233?, madres corriendo bajo paraguas detr\u225?s d e ni\u241?os descarriados, operarios de la carretera enfundados en sus monos de aqu\u237? para all\u225?. Es el mundo descongelado. Est\u225? en blanco y negro y cubierto de nieve, pero s\u233? que se trata del amarillo luminoso de la colza , del verde nebuloso del trigo y del verde m\u225?s oscuro de los robles que se inclinan sobre la carretera. De vez en cuando nos detenemos en sem\u225?foros, a la altura del ojo encapuchado. Luego seguimos y seguimos, atravesando m\u225?gi camente un pueblo en deshielo tras otro, lugares en los que nunca he estado y a los que nunca ir\u233?.\par\pard\plain\hyphpar} { En mi sue\u241?o contin\u250?o en silencio por el campo, tonificada por el vient o sobre la piel. De pronto se me une otra mujer que vuela a la misma altura. Don de tendr\u237?a que estar su cara hay un borr\u243?n, pero no se me hace raro. E st\u225? desnuda, salvo por unos guantes de goma rosas. Sus pezones, fruncidos, son de un rosa m\u225?s intenso y su vello p\u250?bico es de un dorado fascinant e. Me sorprende no estar sola en el aire, que est\u233? desnuda. \u171?Los guant es, como es normal, son para conducir\u187?, me dice. Asiento y me miro las mano s. No llevo guantes. Luego me miro el cuerpo y veo que tambi\u233?n estoy desnud a. Mi sensaci\u243?n de bienestar se evapora. Miro hacia abajo, hacia la calle p rincipal de un pueblo: hay gente debajo de nosotras. Las campanas de la iglesia empiezan a repicar, repican y repican y no paran y de pronto me caigo \u8212?\u1 61?No tengo guantes de conducir!\u8212? y todos me ven caer, desnuda y absurda.\ par\pard\plain\hyphpar} { Me levanto para coger el tel\u233?fono. El reloj marca las 2.30 de la ma\u241?an a: la hora del infarto, la hora de las malas noticias desde casa. \u191?U otro h ombre de la Stasi? El acoso telef\u243?nico es algo normal para ellos, pero no c reo que sea de las primeras de su lista. Debe de haber sonado como quince veces antes de que encuentre el tel\u233?fono negro, enrollada como estoy en el edred\ u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Hola?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hola, amiga m\u237?a. \u8212?Una voz achispada desde mi pub local que lle ga por la l\u237?nea a trav\u233?s de una boca con una pipa, un marcado acento s aj\u243?n y una barba: es Klaus. Por c\u243?mo suena deduzco que est\u225? apoya ndo la barbilla contra el auricular.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Te has recuperado ya de la \u250?ltima? \u8212?me pregunta\u8212?. \u191?Te hace otra sesi\u243?n alcoh\u243?lica?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Klaus, son las dos y media de la ma\u241?ana.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Venga, a estas horas la otra noche todav\u237?a estabas entrando en calor .\par\pard\plain\hyphpar} { No tengo ningunas ganas de que me recuerden otras noches. Soy de la opini\u243?n de que una de las convenciones entre compa\u241?eros de borrachera que se preci en es que, si no hay amnesia real, debe simularse. La otra noche llenamos el air e de palabras y humo que ya se han disipado. Mi \u250?nico recuerdo es la resaca que me llev\u233? a Leipzig.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?He tenido un d\u237?a muy largo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Aqu\u237? se est\u225? bien. Est\u225?n poniendo nuestra canci\u243?n.\pa r\pard\plain\hyphpar} { No me est\u225? tirando los tejos. Quiere decir que est\u225?n poniendo su canci \u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Klaus Renft es el legendario \u171?Mick Jegger\u187? del Bloque del Este. Vive a la vuelta de la esquina, en un piso de un solo cuarto lleno de v\u237?deos y ca rteles de su banda, la Klaus Renft Combo. Siempre tiene bolsas de deporte llenas de cerveza y de todos los utensilios para fumar que haya conocido el hombre. Am bos somos habituales del pub local; tanto es as\u237? que lo utilizamos de sal\u 243?n. En el equipo de sonido del pub est\u225? retumbando la lastimera pero bel la canci\u243?n \u171?Hilflos\u187?, una nueva versi\u243?n incluida en su recie nte \u225?lbum de regreso.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Sigues ah\u237?? \u8212?me pregunta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?. Y aqu\u237? me quedo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pues entonces dulces sue\u241?os, peque\u241?a \u8212?dice estirando las palabras. Cuando cuelga el auricular no lo pone bien y se queda descolgado. Me l

levo el tel\u233?fono de vuelta a la cama. Me quedo oyendo \u171?Hilflos\u187? y luego cuelgo.\par\pard\plain\hyphpar} { Me levanto con el timbre del tel\u233?fono. Es por la ma\u241?ana.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?{\i Guten Tag}. Puso usted un anuncio en el {\i M\u228?rkische Allgemeine}.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?. Gracias por llamar. Mi intenci\u243?n es hablar con gente que tr abajara para el Ministerio, para poder hacerme una idea de c\u243?mo era. Estoy escribiendo sobre la vida en la RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { Hay una pausa.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En el anuncio pon\u237?a que era usted australiana.\par\pard\plain\hyphpa r} { \u8212?S\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Es usted australiana?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Es usted de Australia?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?As\u237? es.\par\pard\plain\hyphpar} { En la RDA gran parte de la geograf\u237?a no era m\u225?s que teor\u237?a porque la gente no pod\u237?a salir del Bloque del Este. Si los orientales pensaban al guna vez en Australia era como en un lugar imaginario al que ir en caso de cat\u 225?strofe nuclear.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Escribe en ingl\u233?s o en alem\u225?n?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En ingl\u233?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Quedar\u233? con usted, para dejar las cosas claras. Puede que en Austral ia no hayan puesto a la gente en contra nuestra y que por lo menos all\u237? pod amos dar nuestra visi\u243?n con informaci\u243?n objetiva y an\u225?lisis. \u19 1?Puede usted quedar ma\u241?ana?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?En Potsdam, por la tarde?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?De acuerdo, entonces nos encontraremos del siguiente modo: estar\u233? a las puertas de la iglesia de la plaza del mercado a las 15 horas. Llevar\u233? e l {\i M\u228?rkische Allgemeine} de ma\u241?ana enrollado bajo mi brazo izquierdo. \u1 91?Entendido?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? \u8212?respondo obediente, aunque no puedo creer que este hombre siga con ganas de jugar a los esp\u237?as siete a\u241?os despu\u233?s de que ha ya ca\u237?do el Muro. Luego le pregunto\u8212?: \u191?Cu\u225?l es su nombre?\p ar\pard\plain\hyphpar} { Otra pausa:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Winz.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hasta ma\u241?ana entonces, herr Winz.\par\pard\plain\hyphpar} { Llego temprano a la iglesia y no hay nadie m\u225?s en la entrada. El cielo est\ u225? encapotado, muy gris. Llevo botas negras todoterreno y un abrigo negro con un ribete de piel falsa; doy el cante: salta a la vista que no tengo nada m\u22 5?s que hacer que esperar una cita. En el mercado cercano a la iglesia mujeres c on bufandas y guantes de lana de vivos colores empujan sus carritos entre los te nderetes, asom\u225?ndose bajo los toldos a rayas rojas y blancas.\par\pard\plai n\hyphpar} { Compran patatas, encurtidos expuestos en cubas y ristras rosas de salchicha de h \u237?gado. En uno de los puestos un hombre con antebrazos como codillos le sirv e a un barrendero una salchicha y un trozo de pan sobre un plato de papel. Las c ampanas repican tres veces. Cambio de un brinco de una pierna congelada a otra.\ par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s de diez minutos, un hombre se acerca con un peri\u243?dico enrollad o bajo el brazo izquierdo. Rondar\u225? los sesenta a\u241?os, es barrigudo y co n grandes carrillos, como un sabueso. Lleva una chaqueta de {\i tweed} que parece de corte extranjero. Cuando se saca el peri\u243?dico de debaj o del brazo para saludarme, veo que incluso tiene coderas de cuero: va disfrazad

o de occidental.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Aparcar aqu\u237? es horrible \u8212?dice herr Winz a modo de disculpa po r llegar tarde, pero tambi\u233?n como si yo tuviese la culpa. Habla con ladrido s autoritarios\u8212?. Sugiero que vayamos a un lugar neutral. Suelo utilizar el hotel Merkur.\par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Neutral? \u191?Suelo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por m\u237? bien, herr Winz \u8212?le contesto, y nos vamos andando hacia el hotel, a unos quince minutos largos de aqu\u237?. Se me ocurre que lo mismo ha escondido el coche en alguna parte para que, en el caso de que caiga en la te ntaci\u243?n, no pueda seguirlo. Sea como sea, me alegra que nos movamos.\par\pa rd\plain\hyphpar} { El hotel tiene un vest\u237?bulo de techo bajo, con reservados marrones y un mon t\u243?n de plantas de pl\u225?stico. No hay nadie. Le pedimos caf\u233? a un ca marero con un antojo en la nariz y empiezo a explicarle a herr Winz mi inter\u23 3?s por hablar con antiguos trabajadores de la Stasi. Me hace gestos de que me c alle. Espera a que el camarero est\u233? lo bastante lejos como para que no pued a o\u237?r. Luego se inclina hacia m\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hoy en d\u237?a, nunca se es lo suficientemente cauteloso \u8212?dice toc \u225?ndose la nariz y mirando hacia la espalda del camarero. Luego me inspeccio na con la mirada\u8212?. Por favor, en primer lugar, ens\u233?\u241?eme su ident ificaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Bitte}?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me gustar\u237?a ver su documento de identidad.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No tengo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?A qu\u233? se refiere?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En Australia no tenemos documento de identidad.\par\pard\plain\hyphpar} { Se ha quedado sin habla. Me mira como si todas sus sospechas se hubiesen confirm ado: vengo de un pa\u237?s tan remoto, tan primitivo, que todav\u237?a ni siquie ra han etiquetado y numerado a la gente.\par\pard\plain\hyphpar} { Cedo:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero tengo pasaporte \u8212?digo, y lo saco de mi bolso. Hay un buen pu\u 241?ado de cosas que no se pueden hacer en este pa\u237?s de forma an\u243?nima: desde comprar una tarjeta para un m\u243?vil hasta viajar en tren. He tenido qu e demostrar mi identidad tan a menudo que ahora siempre llevo conmigo el pasapor te, como una fugitiva.\par\pard\plain\hyphpar} { Lee mi fecha de nacimiento y me compara con mi yo m\u225?s joven. Luego lo hojea para ver d\u243?nde he estado en los \u250?ltimos a\u241?os: \u8212?Vaya, Checo slovaquia \u8212?murmura en cierto momento. Despu\u233?s ve que estuve en la RDA en 1987\u8212?. \u191?As\u237? que visit\u243? usted mi pa\u237?s? \u8212?dice con aprobaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, estuve aqu\u237? en Potsdam y luego en Dresde, y una vez fui a u na fiesta con unos amigos en Berl\u237?n Oriental.\par\pard\plain\hyphpar} { Me acuerdo de un d\u237?a gris y fr\u237?o como este en Potsdam, con las calles desiertas. Nuestro autocar cargado de universitarios visit\u243? solo las partes adoquinadas y doradas de esta ciudad de muestra, calles escogidas en forma de b onito redil para los turistas. En Dresde nos metieron en un funicular colina arr iba y nos dieron una comida que proven\u237?a \u8212?hasta el suced\u225?neo de filete\u8212? de latas. En mi fiesta de Berl\u237?n Oriental el anfitri\u243?n, un periodista jud\u237?o de impecable pedigr\u237? comunista, result\u243? ser u n confidente; se supo m\u225?s tarde, cuando cay\u243? el Muro. Puede que gane a lgo de credibilidad a los ojos de este hombre por tener unos sellos con un marti llo y un comp\u225?s en mi pasaporte, pero no se puede decir que conociera su pa \u237?s. Lo visit\u233? lo suficiente como para preguntarme qu\u233? era lo que me estaban escondiendo.\par\pard\plain\hyphpar} { Le pido a herr Winz que me ense\u241?e \u233?l tambi\u233?n su identificaci\u243 ?n, pero me despacha con una risa y un gesto de desd\u233?n. Detr\u225?s de \u23 3?l, el camarero mira, como si el gesto hubiese sido para llamarlo, pero cruzamo s miradas y sacudo la cabeza levemente. Se vuelve a meter la libretilla en el bo lsillo del delantal.\par\pard\plain\hyphpar} {

Herr Winz abre su malet\u237?n y saca papeles, panfletos y una tesis encuadernad a en espiral. Luego pone un peque\u241?o libro de pasta dura encima de la monta\ u241?a. Es {\i El manifiesto comunista} de Karl Marx y Friedrich Engels.\par\pard\plain\hyphpar } { Me cuenta que trabaj\u243? para el Ministerio en Potsdam, desde 1961 a 1990, sie mpre en contraespionaje. Coge la tesis y me lee el t\u237?tulo: \u171?La labor d el Ministerio para la Seguridad del Estado en la defensa contra la infiltraci\u2 43?n de inteligencia por los servicios secretos de los estados de la OTAN en con tra de la RDA, presentada desde la perspectiva de un miembro de la divisi\u243?n de contraespionaje, administraci\u243?n regional, Potsdam\u187?.\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?Es una tesis que escrib\u237? basada en mi trabajo en el Ministerio. Si l a lee, se enterar\u225? de muchas de las cosas que quiere saber.\par\pard\plain\ hyphpar} { Le echo un vistazo a la portada y veo que el estudio fue escrito en 1994 dentro del \u171?Grupo de trabajo del {\i Insiderkomitee} de Potsdam para la revisi\u243?n de la historia del Ministerio p ara la Seguridad del Estado\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Lo escribi\u243? para el {\i Insiderkomitee}? \u8212?le pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Es usted miembro?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, pero hemos cambiado el nombre por el de \u171?Sociedad para la p rotecci\u243?n de los derechos civiles y de la dignidad del hombre\u187?.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u191?El {\i Insiderkomitee}, derechos civiles y dignidad del hombre? Ya he o\u237?do antes e se nombre. Es una sociedad m\u225?s o menos secreta formada por antiguos emplead os de la Stasi que escriben estudios en los que cuentan su perspectiva de la his toria, presionan para que se les concedan subsidios a ex funcionarios y se apoya n los unos a los otros en caso de juicio. Mantienen estrechos v\u237?nculos con el partido sucesor del SED, el Partido del Socialismo Democr\u225?tico, y se dic e que es posible que todos ellos tengan acceso a las decenas de millones de marc os que pertenecieron al SED y que todav\u237?a no han aparecido{\super 12}.\par\pard\plain\hyphpar} { Tambi\u233?n est\u225? muy extendida la sospecha de que, adem\u225?s, estos homb res se dedican a acosar a quienes son susceptibles de delatarlos. A un ex guardi a fronterizo que fue entrevistado en televisi\u243?n le amenazaron con atacarle con \u225?cido y hubo que ponerlo bajo protecci\u243?n policial. El acoso a domi cilio est\u225? muy extendido: a un hombre le entregaron un paquete bomba en la puerta de su casa; hay esposas que han tenido que firmar albaranes por material porno que sus maridos no han pedido. El incidente m\u225?s extra\u241?o del que he tenido noticia fue cuando a un hombre le entregaron un cami\u243?n lleno de c achorros aullando en su puerta mientras el conductor le ped\u237?a su firma. Cab les de freno cortados, accidentes y muertes por una marcha atr\u225?s. Uno o dos desconocidos recogieron del colegio a la hija de un escritor contestatario y se la llevaron a tomar un chocolate caliente, solo una hora o as\u237?. Se ve que lo de retener a la gente proporciona un peculiar placer; es una costumbre a la q ue es dif\u237?cil renunciar{\super 13}.\par\pard\plain\hyphpar} { Miro a herr Winz y de pronto me doy cuenta de que aqu\u237? el horizonte est\u22 5? abarrotado de v\u237?ctimas: de los nazis, de Stalin, del SED y de la Stasi, y ahora toda esta caterva de aspirantes a v\u237?ctimas de la democracia y de la aplicaci\u243?n de la ley.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?A qu\u233? se dedica el {\i Insiderkomitee}? \u8212?le pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Intentamos presentar una visi\u243?n objetiva de la historia, para luchar contra las mentiras y las tergiversaciones de los medios occidentales.\par\pard \plain\hyphpar} {

\u8212?Tambi\u233?n se dice que el {\i Insiderkomitee} es un frente para coordinar acciones contra aquellos que trabaja n para desenmascarar lo que hizo la Stasi.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Si fuese as\u237?, yo no sabr\u237?a nada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Por qu\u233? no?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No soy ning\u250?n pez gordo \u8212?dice\u8212?. Estoy aqu\u237? para con tarle el excelente trabajo, la obra de arte de la Stasi en materia de contraespi onaje. Pas\u233? all\u237? mi vida.\par\pard\plain\hyphpar} { O herr Winz no sabe mucho, o no tiene intenci\u243?n de dec\u237?rmelo. Tampoco va a responder a mis preguntas sobre el {\i Insiderkomitee} ni a hablarme de \u233?l. Cada vez que le pregunto sobre la real idad de la vida en la RDA me sale con los encantos de la teor\u237?a socialista. Creo que tiene la esperanza de sembrar las semillas del socialismo a trav\u233? s de m\u237? en un rinc\u243?n no mancillado del mundo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ten\u237?amos gente por todas partes \u8212?me dice. Su principal inter\u 233?s parece ser haber enviado a j\u243?venes orientales comprometidos a vivir e n Alemania Federal, donde se dejaban ver por los servicios de seguridad occident ales, que acababan reclut\u225?ndolos\u8212?. Los ten\u237?amos bien arriba. G\u 252?nter Guillaume era secretario del canciller Brandt y Klaus Kuron estaba en l a contrainteligencia de la RFA; tambi\u233?n ten\u237?amos a la mujer que prepar aba a diario los informes de inteligencia del canciller Kohl.\par\pard\plain\hyp hpar} { Lo que cuenta es verdad, pero es cosa sabida por todos. Me cuesta creer que herr Winz estuviese implicado a un nivel tan alto. Su interpretaci\u243?n como esp\u 237?a ni convence ni inspira la suficiente confianza para creer que en realidad lo fue. Intento figurarme qu\u233? es lo que hizo porque \u233?l no me lo va a d ecir. Lo mejor que se me ocurre es que escrib\u237?a manuales de instrucciones.\ par\pard\plain\hyphpar} { Pero herr Winz se est\u225? entusiasmando con su cuento:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La CIA... \u161?vaya hatajo de bandidos! Una pandilla de lo m\u225?s desp reciable. \u191?Sab\u237?a que atentaron contra la vida de Fidel Castro en veint e ocasiones?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No ser\u237?an muy buenos entonces \u8212?digo sonriendo. Parece perplejo . No le hace gracia.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Unos bandidos \u8212?grita\u8212?, le digo que eran unos bandidos.\par\pa rd\plain\hyphpar} { Miro de reojo detr\u225?s de \u233?l, hacia el camarero, que est\u225? ocupado e n su puesto. Si ten\u237?a alguna curiosidad sobre la procedencia de este hombre , ahora debe de haberla saciado con creces.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo le tratan hoy en d\u237?a, como ex empleado de la Stasi? \u8212?le pregunto. Quiero averiguar por qu\u233? va disfrazado de occidental.\p ar\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El enemigo ha hecho propaganda de guerra contra nosotros, una campa\u241? a de calumnias y difamaciones. Por eso no suelo identificarme ante la gente. Per o en Potsdam hay personas que vienen y me dicen \u8212?pone voz lastimera\u8212? : \u171?Ten\u237?ais raz\u243?n. El capitalismo es a\u250?n peor de lo que nos d ijisteis. En la RDA una mujer pod\u237?a andar sola por la noche. Pod\u237?as de jar abierta la puerta de casa\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Tampoco hac\u237?a falta, pienso; de todas formas pod\u237?an ver por dentro.\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El capitalismo es ante todo explotaci\u243?n. Es injusto. Es brutal. Los ricos se hacen m\u225?s ricos y las masas son cada vez m\u225?s pobres. Y genera guerras, sobre todo el imperialismo alem\u225?n. Cada industrial es un criminal en guerra con otro, cada negocio est\u225? en guerra con el de al lado. \u8212? Le da un sorbo al caf\u233? y levanta la mano para impedir que le pregunte\u8212 ?. Y adem\u225?s, el capitalismo est\u225? acabando con el planeta: el agujero d e la capa de ozono, la explotaci\u243?n de los bosques, la contaminaci\u243?n... \u161?Tenemos que acabar con este sistema social! Si no, la raza humana no dura

r\u225? ni cincuenta a\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { Hay un arte, un arte profundamente pol\u237?tico, de utilizar las circunstancias que surgen para ponerlas de tu parte o en contra de la oposici\u243?n, reformul ando continuamente una realidad en la que la inocencia solo existe en los extrem os. Y en su forma de hablar se evidencia que el socialismo, como dogma de fe, pu ede seguir existiendo en las mentes y en los corazones a pesar de las miserias d e la historia. Este hombre va disfrazado de occidental para pasar desapercibido en el mundo al que se ha visto abocado, pero cuanto m\u225?s habla, m\u225?s pat ente se hace que se esconde, a la espera de la Segunda Venida del socialismo.\pa r\pard\plain\hyphpar} { Recobra la compostura y baja la voz, inclin\u225?ndose hacia m\u237? con maneras conspirativas. Su aliento es c\u225?lido y amargo por el caf\u233? y peque\u241 ?as motas de caspa caen sobre la cubierta de carton\u233? de la tesis.\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?Tome esto. \u8212?Me tiende {\i El manifiesto comunista} que est\u225? encima de la pila. Parece bien cuidado\u8 212?. Tiene que leerlo \u8212?masculla\u8212?. Despu\u233?s entender\u225? mucho mejor. Todav\u237?a no se ha escrito un mejor an\u225?lisis del capitalismo. Es un regalo.\par\pard\plain\hyphpar} { Saca un boli y me dedica el libro. \u171?Como recuerdo de nuestra charla en Pots dam.\u187?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Muchas gracias.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Winz recoge sus cosas y se levanta para irse. Luego apoya los nudillos cont ra la mesa y acerca su cara a la m\u237?a: \u8212?Puede creerme \u8212?me dice\u 8212?. Ya he vivido una revoluci\u243?n, en 1989, y conozco los s\u237?ntomas. \ u8212?Su voz empieza a subir de tono. Veo las venas de su frente\u8212?. \u161?E ste sistema est\u225? dando sus \u250?ltimos coletazos! \u161?Tiene los d\u237?a s contados! \u161?El capitalismo no va a durar! La revoluci\u243?n \u8212?levant a el pu\u241?o de la mesa\u8212? est\u225? al llegar.\par\pard\plain\hyphpar} { Luego se va por el vest\u237?bulo hasta la puerta de entrada y el camarero me tr ae la cuenta.\par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\*\shppict{\pict\jpegblip\picw16\pich13 ffd8ffe000104a46494600010100000100010000ffdb004300080606070605080707070909080a0c 140d0c0b0b0c1912130f141d1a1f1e1d1a1c1c20242e2720 222c231c1c2837292c30313434341f27393d38323c2e333432ffdb0043010909090c0b0c180d0d18 32211c213232323232323232323232323232323232323232 323232323232323232323232323232323232323232323232323232323232ffc0001108000d001003 012200021101031101ffc4001f0000010501010101010100 000000000000000102030405060708090a0bffc400b5100002010303020403050504040000017d01 020300041105122131410613516107227114328191a10823 42b1c11552d1f02433627282090a161718191a25262728292a3435363738393a434445464748494a 535455565758595a636465666768696a737475767778797a 838485868788898a92939495969798999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4c5c6 c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae1e2e3e4e5e6e7e8e9eaf1 f2f3f4f5f6f7f8f9faffc4001f010003010101010101010101000000000000010203040506070809 0a0bffc400b5110002010204040304070504040001027700 0102031104052131061241510761711322328108144291a1b1c109233352f0156272d10a162434e1 25f11718191a262728292a35363738393a43444546474849 4a535455565758595a636465666768696a737475767778797a82838485868788898a929394959697 98999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4 c5c6c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae2e3e4e5e6e7e8e9eaf2f3f4f5f6f7f8f9faffda000c030100 02110311003f00f4ed6d1fc252c7aedadcce74e5902dfdac b2b48811d87ef5771f94afe4456845a536ae8350bc9eea3769d27b6586668fcb8d7eea9c7f787de1 fed11da99e3bb46d43c13a9d9acbe579d16cdfb776de7d2b 5f48732e8d64edd5a143fa5007ffd9 }}

\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { Una voz alegre: \u171?En este momento no podemos coger el tel\u233?fono, pero si deja un mensaje le llamaremos lo antes posible. Si son buenas noticias, antes t odav\u237?a. Adi\u243?s\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Miriam, soy Anna \u8212?empiezo. Luego oigo el pitido. Vuelvo a empezar\u 8212?: Miriam, soy Anna. La verdad es que llamaba simplemente para saludarte. No tengo noticias. Volver\u233? a llamarte, o puedes contactar conmigo en el tel\u 233?fono de Berl\u237?n. Espero que vaya todo bien. \u8212?No se me ocurre nada m\u225?s que decir\u8212?. Adi\u243?s.\par\pard\plain\hyphpar} { Varios d\u237?as despu\u233?s, cada vez que suena el tel\u233?fono, pienso que t al vez sea ella, pero casi siempre es gente de la Stasi. Despu\u233?s de una sem ana o as\u237?, a pesar de los funcionarios de la Stasi, sigo teniendo esperanza cuando suena el aparato. Pasa otra semana y la sensaci\u243?n empieza a cuajar en algo m\u225?s desalentador: \u191?la habr\u233? ofendido? Justifico su silenc io con distintas posibilidades: \u171?ha perdido mi n\u250?mero\u187?, \u171?est \u225? de vacaciones\u187?, y la m\u225?s elaborada: \u171?revivir su historia h a sido demasiado para ella y se ha colgado de una cuerda en su torre\u187?. A pe sar de lo gr\u225?fico de esta \u250?ltima, decido dejar pasar otras dos semanas antes de volver a llamarla. En cierto modo, al menos soy consciente de que esto y siguiendo a una persona que ya ha sufrido bastante acoso.\par\pard\plain\hyphp ar} { \u191?Contar tu historia supone una liberaci\u243?n? \u191?O meterte de lleno en tu futuro?\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 9 Julia tiene una \u171?no historia\u187? } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i De}spu\u233?s del trabajo cojo el metro hasta Rosenthaler Platz y atravieso el p arque de vuelta a casa. Hacia un lado el c\u233?sped remonta en forma de colina, algo raro en esta ciudad-ci\u233?naga. En la cima hay un centro c\u237?vico con una cafeter\u237?a con terraza donde sirven caf\u233? y cerveza. Los s\u225?bad os por la tarde el centro se llena de pensionistas que bailan en parejas, entra\ u241?ables, atemporales.\par\pard\plain\hyphpar} { Los pensionistas est\u225?n solo de paso, el parque pertenece a los punkis y a l os borrachos. Estos suelen llevar ch\u225?ndal o traje ra\u237?do. Todas las ma\ u241?anas salen de las esquinas del parque y se re\u250?nen en una especie de an fiteatro alrededor de la estatua de Heine. Se pasan el d\u237?a manteniendo lo q ue parecen discusiones filos\u243?ficas, haciendo lentos gestos con la mano libr e mientras sujetan una lata de cerveza con la otra. Parecen compartir conocimien tos sobre un mundo en el que una vez tuvieron cabida.\par\pard\plain\hyphpar} { Los j\u243?venes est\u225?n m\u225?s cerca de la estaci\u243?n. En este caso hay mujeres y hombres. Aunque toman tanta cerveza y tabaco como los borrachos, acum ulan m\u225?s rencor. Llevan las cabezas medio rapadas o cubiertas de rastas azu les o negras como el carb\u243?n, la cara perforada, extremidades tatuadas. Su a specto dice tanto \u171?M\u237?rame\u187? como \u171?Que te den\u187?. Hay pelea s y llantos; un dolor horrible, a la luz p\u250?blica del parque. A veces piden dinero. Al contrario que los borrachos, que reclaman los bancos y las paradas de tranv\u237?a, los j\u243?venes se sientan o duermen en el suelo, con sus perros como \u250?nica fuente de calor. Los animales suelen tener mejor aspecto que lo s humanos. Pero esta tarde, al pasar delante de un joven, me doy cuenta de que q uiz\u225?s haya menospreciado el esfuerzo que hace falta para mantener todos los d\u237?as recta y verde una cresta de ocho puntas y veinte cent\u237?metros de largo.\par\pard\plain\hyphpar} { La puerta no est\u225? cerrada. Al empujarla, veo hasta el sal\u243?n. Parece co

mo si se hubiera meado un gato gigante, dos veces, sobre el lin\u243?leo. Luego escucho un sonido. Lo reconozco por instinto, es un ruido de mi infancia: gotera s en el tejado. Pero mi edificio es de cuatro plantas. Me giro y veo una escaler a contra la pared del pasillo, como a un metro del techo, justo donde est\u225? el altillo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No pasa nada, soy yo \u8212?dice una voz amortiguada. Un peque\u241?o tra sero enfundado en pantalones militares baja de espaldas\u8212?. He venido a rega r las plantas \u8212?Julia se vuelve hacia m\u237?\u8212?, y he pensado que de p aso podr\u237?a llevarme algunas cosas viejas. \u8212?Me pasa una bomba para la bici como si fuese un testigo de relevos y desciende con una caja de zapatos baj o el brazo\u8212?. Viejas cartas de amor \u8212?dice como excus\u225?ndose, y pa ra mi sorpresa se pone colorada. El rojo empieza por el cuello y sube r\u225?pid amente hasta su pelo amarillo. A m\u237? sol\u237?a pasarme hasta que alg\u250?n dios misericordioso se apiad\u243? de m\u237?, por eso, en vez de mirarla, me v oy hacia la cocina.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia ha empezado a utilizar las plantas como una excusa para pasar por casa, ta nto para evitarme la molestia de regar como a modo de amable rapapolvo. \u171?La s plantas\u187? son dos ejemplares palmiformes en tiestos, fam\u233?licos y tron chados, que tienen el tronco pelado y est\u225?n en el sal\u243?n; y no es solo que me olvide de regarlas, es que me olvido de su existencia. En mi subconscient e he acabado pensando en este piso como en una especie de universo finito y auto suficiente, con sus propias leyes naturales. Tolera mi presencia pero me pide qu e interfiera lo menos posible. Yo me ci\u241?o a los ra\u237?les: de la cama al ba\u241?o, de la ventana al escritorio.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia viene a la cocina. Aparte de los pantalones militares, lleva su t\u237?pic o atuendo negro: botas negras, jersey negro y holgado y una bufanda negra enroll ada al cuello como un trapo. Ahora mismo est\u225? negra, roja y amarilla, inusi tadamente patri\u243?tica con los colores de la bandera alemana.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?\u191?Caf\u233?? \u8212?le pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me vendr\u237?a muy bien. Hace dos d\u237?as que se me acab\u243?.\par\pa rd\plain\hyphpar} { La miro y s\u233? que bajo las capas y capas de negro hay un cuerpo enjuto y una mente muy muy aguda, pero hay algo en Julia que me parte el coraz\u243?n. Es de una honestidad que he empezado a pensar que es genuina de los alemanes oriental es, una imparcialidad transparente ante las cosas que la hace ser muy abierta; p ero no es eso. Es como un cangrejo ermita\u241?o, blanda por fuera, para los ami gos, pero lista para escabullirse en el caparaz\u243?n al menor indicio de conta cto. Tampoco es eso. No s\u233? lo que es.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Antes he estado pensando en los borrachos y en los vagabundos del parque \u8212?le digo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Antes de que cayese el Muro no hab\u237?a borrachos \u8212?me explica Jul ia\u8212?. Bueno \u8212?se corrige\u8212?, al menos en el parque. No hab\u237?a ning\u250?n sin techo como ahora.\par\pard\plain\hyphpar} { Tal vez no estaban en el parque, pero lo cierto es que borrachos hab\u237?a. Los alemanes del Este beb\u237?an el doble per c\u225?pita que los del Oeste. A vec es la falta de casas los obligaba a vivir situaciones insostenibles: parejas div orciadas que segu\u237?an viviendo juntas, o reci\u233?n casados con sus familia s pol\u237?ticas. Hubiese escasez de lo que hubiese, siempre pod\u237?as comprar cerveza o licores. La gente se emborrachaba en el trabajo, y despu\u233?s del t rabajo, y en casa, donde ten\u237?an que aguantarse los unos a los otros porque no hab\u237?a escapatoria.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia a\u241?ade:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tienes que tener cuidado con esos vagabundos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, al menos los borrachos parecen bastante inofensivos.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?Pues no lo son. Uno se subi\u243? una vez al \u225?rbol que da al sal\u24 3?n y entr\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?En serio? \u191?Y eso? \u8212?Me doy cuenta de que pienso en la car retera de fuera como en una especie de foso entre el parque y yo.\par\pard\plain

\hyphpar} { \u8212?Se llev\u243? un radiocasete.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo sabes qui\u233?n fue?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La vecina me dijo que lo vio salir del edificio. No deber\u237?as dejar l as ventanas abiertas.\par\pard\plain\hyphpar} { Me cuesta imaginarme a uno de esos borrachos tambaleantes trepando por el \u225? rbol y contorsion\u225?ndose por el fresno para colarse aqu\u237?.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?Y va a peor, por lo que veo \u8212?dice\u8212?. Y no solo ese tipo de cos as, sino que est\u225?s en la calle tan tranquila y te acosan d\u237?a s\u237? d \u237?a no.\par\pard\plain\hyphpar} { Se aparta de la cara un mech\u243?n de pelo lacio que vuelve a caerle sobre la f rente.\par\pard\plain\hyphpar} { Sean lo que sean y quienesquiera que sean, estos borrachos no son agresivos. Exa cerbados por la cerveza, han llegado a otro mundo en donde su fuerza, si bien il imitada, es del todo imaginaria. Nunca me han hecho nada, aparte de saludarme co n la cabeza al pasar. Tal vez Julia tenga necesidad de fichar a los agresores, d e saber exactamente qui\u233?nes y por d\u243?nde pueden aparecer. No obstante, tengo que admitir que he notado c\u243?mo se me quedan mirando los hombres por l a calle: \u8212?Creo que me pasa eso m\u225?s aqu\u237? que en mi pa\u237?s \u82 12?le explico\u8212?. Aunque lo mismo es que aqu\u237? me fijo en las cosas m\u2 25?s que all\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso ser\u225? porque los hombres notan que eres extranjera \u8212?observa .\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? quieres decir? \u8212?Siempre hab\u237?a supuesto que ten\ u237?a suficiente herencia de mis antepasados daneses como para pasar desapercib ida aqu\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, no pareces alemana.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vaya.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eres demasiado blanca. \u8212?Noto c\u243?mo se me va el color\u8212?. Ti enes la piel demasiado p\u225?lida. Y los ojos tambi\u233?n son muy claros. Cuan do una alemana tiene los ojos azules, los tiene muy azules, no como t\u250?, cel estes.\par\pard\plain\hyphpar} { Me estoy desvaneciendo, confundi\u233?ndome con las paredes de la cocina, que ha sta el momento hab\u237?a cre\u237?do blancas pero que ahora veo de un extra\u24 1?o color carne. Miro a Julia y me recuerda a m\u237? misma: gre\u241?as claras a las que no echa muchas cuentas, ojos verdes gris\u225?ceos y dientes un tanto torcidos que han visto demasiada nicotina. Me pregunto si empez\u243? siendo una aut\u233?ntica alemana, m\u225?s luminosa. No s\u233? qu\u233? decir, pero de t odas formas est\u225? ya con la cabeza en otra parte.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que es porque mi primer novio era muy machito \u8212?me explica\u821 2?; puede que esa sea una de las razones por las que reacciono de esa forma ante el acoso.\par\pard\plain\hyphpar} { Sigo mir\u225?ndola, pregunt\u225?ndome c\u243?mo es posible que tengamos ideas tan equivocadas sobre c\u243?mo somos, sobre nuestro color y nuestra forma, y so bre el espacio que ocupamos en el mundo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?De hecho \u8212?Julia se r\u237?e entre dientes\u8212?, era un {\i macho aut\u233?ntico{\super 14}}, italiano.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y de d\u243?nde sacaste un novio italiano?\par\pard\plain\hyphpar} { Esta conversaci\u243?n es cada vez m\u225?s rara. Julia nunca pudo viajar al \u1 71?extranjero no socialista\u187?, como todo el mundo sabe, y en la RDA no hab\u 237?a inmigraci\u243?n italiana. Sin querer, me vienen flashes de mi propio novi o italiano: un heladero con bonita voz y una camioneta con campanillas, el dulce Mister Whippy.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es una larga historia \u8212?murmura\u8212?. Es que \u8212?dice mirando l a taza\u8212?, al haber vivido tanto en el Este como en el Oeste sin cambiar de casa, creo que puedo asegurar que hay diferencia entre el acoso sexual y el acos o a secas.\par\pard\plain\hyphpar} {

Sentada donde est\u225?, la ventana que da al patio le hace de marco. La luz de \u250?ltima hora de la tarde atraviesa sus mechones de pelo, ilumin\u225?ndolos como seres vivos alrededor de su cabeza. En el patio las golondrinas describen c \u237?rculos y se escabullen entre el casta\u241?o desnudo. El cielo pende, p\u2 25?lido y veteado, sobre los tejados.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Ah, s\u237?? \u8212?le pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?. Por ejemplo, cuando \u233?ramos adolescentes los chavales ven\u2 37?an en verano mientras mi hermana y yo nos tost\u225?bamos al sol en la terraz a. Se pon\u237?an a dar vueltas por aqu\u237? y por all\u225? en sus motos. A ve ces se quitaban las camisetas para que los vi\u233?semos. No hab\u237?a nada que temer. Pero tambi\u233?n hab\u237?a un coche, un coche bastante caro para la RD A, un Lada ruso, que ven\u237?a a veces despacio por la calle y se paraba enfren te de casa. Viv\u237?amos en un chal\u233? un tanto apartado de la ciudad, no ha b\u237?a m\u225?s edificios alrededor. En el Lada iban dos hombres. Eso s\u237? que daba miedo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? \u8212?contesto; he decidido no hacer preguntas: espero que de es te modo Julia no se vuelva a meter en el caparaz\u243?n\u8212?. Si hubieseis sid o por lo menos cuatro, habr\u237?a sido distinto... Cuantas m\u225?s, m\u225?s s egura te sientes.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El coche \u8212?dijo pausadamente\u8212? estaba all\u237? por m\u237?.\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es una larga historia. \u8212?Le da un sorbo al caf\u233? y se queda call ada un momento\u8212?. En realidad tiene que ver con lo del novio italiano.\par\ pard\plain\hyphpar} { Las leyes del amor, como las de la gravedad, son v\u225?lidas en todas partes. V olvemos a los novios: \u8212?Las cosas pueden acabar tan mal...\par\pard\plain\h yphpar} { \u8212?En eso no te equivocas \u8212?le digo, aunque soy de la opini\u243?n de q ue el coraz\u243?n joven es como de goma, no entiende de cicatrices.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?La verdad es que supongo que era un tanto raro. Acab\u233? con un novio i taliano cuando fui de vacaciones a Hungr\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Debieron de ser unas vacaciones muy buenas. \u8212?No me hace caso.\par\p ard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero ah\u237? no acab\u243? todo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nunca es as\u237?, \u191?verdad?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, no \u8212?dice\u8212?. Me refiero a otra cosa. Acab\u233? en la Polic \u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Al menos yo pensaba que estaba en la Polic\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?\u191?C\u243?mo...?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es una larga historia \u8212?repite. Me doy cuenta de que es la palabra c lave para \u171?no historia\u187?. Cambia de tercio y me pregunta por mi viaje a Leipzig. Le cuento que conoc\u237? a una mujer cuya vida ha estado ensombrecida y controlada por la Stasi, y que una hilera de agentes de la Stasi se alinean e n la m\u237?a. Le digo que estoy buscando m\u225?s gente, gente que viviera el c omunismo, ese experimento del siglo XX con los humanos.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia aparta la mirada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Yo no tengo ninguna historia de la Stasi ni nada por el estilo.\par\pard\ plain\hyphpar} { El reloj del piso s\u237? funciona, as\u237? que lo mira.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?Gracias por el caf\u233?. Tengo que irme. Tengo una clase.\par\pard\plain \hyphpar} { De pronto estoy muy lejos de aqu\u237?, pensando en antiguos novios, otro tipo d e experimento con humanos. Recuerdo, cuando eres joven, la libertad para organiz ar expediciones de exploraci\u243?n en los territorios menos apropiados: el que

no cae bien, el rarito, el que tiene muy pocas luces, el homosexual latente, la estrella de rock en miniatura que canta mal. Despu\u233?s, una hace algo por sup erar los amores: una especie de autopsia, una maniobra de la memoria que aspira todas las part\u237?culas pegajosas, las diseca y las solidifica, para que no vu elvan a morder. La taxidermia del amor perdido. No quiero quedarme aqu\u237? sol a con todas esas cabezas disecadas en mi azotea, levantando vendavales. Los ex n ovios parecen un terreno m\u225?s seguro que los ex agentes de la Stasi. Quiero que ella se quede.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia pone la caja de zapatos con cartas de amor sobre su regazo y retira la sil la. No puedo contenerme: \u8212?Anda, qu\u233?date.\par\pard\plain\hyphpar} { Levanta la vista y veo que le ha sorprendido lo apremiante de mis palabras.\par\ pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, vale \u8212?dice, y devuelve la caja al suelo con un ligero porraz o de cart\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bien \u8212?digo, y los dioses me abandonan: me pongo colorada desde los hombros a las cejas, carmes\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { Me levanto para calentar m\u225?s agua en un cazo. Al levantarme veo el punto de l patio donde se unen los altos muros de piedra, encerr\u225?ndonos. Hay un aren ero encajado all\u237? y, al lado, una mesa de madera. Enfrente, los cobertizos torcidos parecen avanzar, casi se les oye, hacia el suelo.\par\pard\plain\hyphpa r} { Tomamos m\u225?s caf\u233? y se queda. Luego preparamos algo de comer con lo que hay en la nevera: mero ahumado, pan y queso, acompa\u241?ado de infusi\u243?n d e hinojo.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia y yo nacimos el mismo a\u241?o, en 1966, lo que hace posible e invita a re alizar todo tipo de c\u225?lculos sobre nuestros universos paralelos. Cuando cay \u243? el Muro ten\u237?a veintitr\u233?s a\u241?os, forma parte de la afortunad a generaci\u243?n de j\u243?venes que pudieron ponerse a la altura de sus coet\u 225?neos occidentales. Pudieron tener una educaci\u243?n y una vida nueva, en ve z de simplemente perder la antigua, como les pas\u243? a muchos de los mayores. Sigue estudiando en la Universidad Humboldt oscuras lenguas del Bloque del Este \u8212?como ella misma admite\u8212?, idiomas que solo te sirven si quieres ir a perderte en los oscuros lugares donde se hablan. En Alemania es normal que los estudiantes sigan en la universidad hasta bien entrada la veintena, pero me da l a impresi\u243?n de que ella nunca la acabar\u225?. Siento curiosidad por ella: una mujer soltera en un \u250?nico cuarto en lo m\u225?s alto de un bloque, inca paz de avanzar hacia el futuro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hay cosas que no recuerdo \u8212?dice. No sabr\u237?a decir si se refiere a que se esfuerza por no pensar en ellas o si realmente no puede recordarlas. M e alivia ver que ha empezado a hablar por su cuenta, y tiene esa clase de voz bi en articulada con la que a veces te encuentras aqu\u237?, capaz de convertir est e idioma de ladridos en una canci\u243?n de incre\u237?ble belleza y finura.\par \pard\plain\hyphpar} { Julia Behrend es la tercera de cuatro hijas. Sus padres, nacidos a principios de la guerra, eran ambos profesores de instituto en una ciudad de Turingia, el peq ue\u241?o estado encajado en la esquina sudoeste de Alemania Oriental.\par\pard\ plain\hyphpar} { Como muchas familias, los Behrend ten\u237?an sentimientos encontrados sobre su pa\u237?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No \u233?ramos disidentes pero tampoco es que perteneci\u233?semos a ning \u250?n grupo eclesi\u225?stico o ecologista ni nada por el estilo \u8212?dice J ulia\u8212?. \u201?ramos una familia normal y corriente. Ninguno tuvo nunca ning \u250?n roce con el Estado.\par\pard\plain\hyphpar} { Aun as\u237?, viv\u237?an con una diferenciaci\u243?n clara \u171?desde que te l evantabas\u187? entre lo que pod\u237?as decir fuera de casa (muy poco) y lo que pod\u237?as hablar dentro (de la mayor\u237?a de las cosas).\par\pard\plain\hyp hpar} { Los padres de Julia ten\u237?an distintas formas de manejar su relaci\u243?n con las autoridades. Su madre, Irene, era una mujer pr\u225?ctica: ni esperaba gran cosa del Estado ni arrimaba el hombro para cambiarlo. De ni\u241?a hab\u237?a s

ido nadadora, saltadora y artista del trapecio. Les dijo a sus hijas que pod\u23 7?an ser lo que quisieran.\par\pard\plain\hyphpar} { El padre de Julia, Dieter, era un hombre sensible. Quer\u237?a mejorar lo que co nsideraba un sistema viciado, si bien, seg\u250?n sus premisas fundacionales, es te era m\u225?s justo que el capitalismo. Al contrario que su mujer, era un acti vista: se uni\u243? a las Juventudes Alemanas Libres (la {\i Freie Deutsche Jugend}, o FDJ, el sucesor comunista de las Juventudes Hitleriana s) y luego, como muchos profesores a los que se les anim\u243? a hacerlo, hasta se uni\u243? al Partido.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s de tomarse tantas molestias, el pa\u237?s convirti\u243? su vida en una miseria y a \u233?l en un paria.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Todos los mi\u233?rcoles antes de las reuniones del Partido pap\u225? est aba de un humor de perros \u8212?me cuenta Julia\u8212?, muy mal.\par\pard\plain \hyphpar} { Dieter hablaba en contra de las cosas con las que no estaba de acuerdo, como lo de reclutar a alumnos de octavo para el ej\u233?rcito o ense\u241?ar aburridos e scritores rusos del realismo socialista. Ven\u237?a a casa hundido.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Les re\u241?\u237?an como a ni\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { En la RDA a la gente le hac\u237?an reconocer una serie de ficciones como hechos . Algunas de estas ficciones eran generales, como la idea de que la naturaleza h umana es una obra en constante cambio que se puede mejorar y esto debe hacerse a trav\u233?s del comunismo. Otras eran m\u225?s espec\u237?ficas: que los aleman es orientales no eran los alemanes responsables del Holocausto; que la RDA era u na democracia multipartidista; que el socialismo era paz y amor; que no quedaban antiguos nazis en el pa\u237?s; y que, bajo el socialismo, la prostituci\u243?n no exist\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { Muchos se retiraron a lo que se llam\u243? una \u171?emigraci\u243?n interna\u18 7?. Refugiaron sus vidas \u237?ntimas en un intento por mantener algo de s\u237? mismos fuera del alcance de las autoridades. Despu\u233?s de 1989, Dieter se re tir\u243? de la educaci\u243?n en cuanto pudo. Ten\u237?a depresi\u243?n y reque r\u237?a medicaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que tambi\u233?n se le puede contar entre las v\u237?ctimas del r\u2 33?gimen \u8212?comenta Julia. Haber vivido tanto tiempo en una relaci\u243?n de hostilidad t\u225?cita hacia el Estado y, a la vez, de aceptaci\u243?n exterior , lo hab\u237?a dejado hecho polvo.\par\pard\plain\hyphpar} { Hace poco, un estudio ha sugerido que la gente deprimida tiene una visi\u243?n m \u225?s fiel de la realidad, aunque esta fidelidad importa un comino porque es d eprimente, y la gente deprimida vive menos a\u241?os. Los optimistas y los creye ntes son m\u225?s felices y gozan de mejor salud en sus mundos irreales. Julia y su familia, como muchos otros en la RDA, caminaban en una cuerda floja, entre s er conscientes de cosas que pasaban en el pa\u237?s e ignorar esas realidades pa ra no perder la cordura.\par\pard\plain\hyphpar} { Desde que tiene uso de raz\u243?n, Julia recuerda haber estado interesada por lo s idiomas. Ya antes de poder leer le fascinaban los alfabetos latino y cir\u237? lico que ve\u237?a por su casa. En la escuela aprendi\u243? ingl\u233?s (\u171?m uy mal\u187?) y ruso. Julia gan\u243? el primer premio en el concurso nacional d e ruso: un viaje a Mosc\u250?. Su curiosidad por el mundo la mov\u237?a a manten er correspondencia con gentes de Argelia, de la Uni\u243?n Sovi\u233?tica y de l a India. Su tiempo libre lo empleaba escribiendo cartas en franc\u233?s, ruso e ingl\u233?s y mand\u225?ndolas al mundo exterior. Quer\u237?a ser traductora e i nt\u233?rprete.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me cr\u237?e en los ochenta, en el auge de la Guerra Fr\u237?a. La gente estaba convencida de que Estados Unidos y Rusia iban a empezar una confrontaci\u 243?n nuclear y en la RDA est\u225?bamos en primera l\u237?nea de fuego. Era bas tante ingenua, pero pens\u233? que facilitando, aunque fuese solo un poco, la co municaci\u243?n entre las gentes, podr\u237?a aportar mi granito de arena.\par\p ard\plain\hyphpar} { Sacude la cabeza para s\u237?, como si le avergonzara lo extravagante de sus anh elos, pero no veo por qu\u233? una talentosa ling\u252?ista que cre\u237?a en su

pa\u237?s tendr\u237?a que avergonzarse por aspirar a eso. Adem\u225?s tampoco veo ante m\u237? a una talentosa ling\u252?ista que cre\u237?a en su pa\u237?s: veo a una mujer que deja su pasado en una caja y vuelve para recogerlo; y cuyos estudios y trabajo a tiempo parcial solo la vinculan a medias con este mundo.\pa r\pard\plain\hyphpar} { Como su padre, Julia cre\u237?a que Alemania Oriental era una alternativa a Occi dente.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Quer\u237?a explicarle a la gente de fuera lo que era la RDA, que el comu nismo no era un sistema tan malo. \u8212?No quer\u237?a irse\u8212?. Ve\u237?amo s muchos canales occidentales y sab\u237?a del paro, de los sin techo, de las dr ogas duras y de la prostituci\u243?n... \u161?La prostituci\u243?n! Pero \u191?c \u243?mo se le puede ocurrir a alguien que una persona puede ser comprada? Me re sultaba incre\u237?ble.\par\pard\plain\hyphpar} { No me parece desenga\u241?ada de su fe en la RDA, m\u225?s bien me parece nost\u 225?lgica.\par\pard\plain\hyphpar} { Le entra un escalofr\u237?o. Bajo al s\u243?tano a por m\u225?s carb\u243?n para la estufa. Cuando vuelvo a la cocina Julia no se ha movido. Me siento aliviada: por un momento he pensado que me iba a encontrar uno de esos post-its amarillos que me deja a veces con su bonita letra: \u171?Acabo de recordar que hab\u237?a quedado. Lo siento. J.\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Pero quiere seguir hablando. El filo del lin\u243?leo de la mesa se ha combado y lo est\u225? alisando sin pensar en ello. Los recuerdos no sobrevienen en el or den correcto. Mientras escucho, pienso que es porque no les ha dado voz en mucho tiempo. Pero puede que haya otra raz\u243?n: algo a lo que su mente vuelve una y otra vez pero que esquiva para no contarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 10 El novio italiano } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Cuando} ten\u237?a diecis\u233?is a\u241?os Julia trabaj\u243? durante las vacac iones como gu\u237?a de la Feria de Leipzig, la famosa feria internacional de mu estras para la que, dos veces al a\u241?o, Alemania Oriental se abr\u237?a al mu ndo exterior.\par\pard\plain\hyphpar} { Expositores de maquinaria y libros, de fotocopiadoras y electrodom\u233?sticos, recib\u237?an la visita hasta de miembros de la prensa occidental. Se alojaban e n el hotel Merkur, o con familias que deb\u237?an luchar contra ellos y las noti cias que pod\u237?an traer del exterior. La labor de Julia, como la de otros j\u 243?venes \u8212?todos seleccionados tanto por su lealtad como por su dominio de los idiomas\u8212?, era guiar a los visitantes por la feria y por la ciudad.\pa r\pard\plain\hyphpar} { Fue all\u237? donde conoci\u243? al novio italiano, quien le pidi\u243? que sali ese con \u233?l casi al instante (\u171?Todos se cre\u237?an que est\u225?bamos a la venta\u187?), pero ella declin\u243? la oferta (\u171?No lo estaba\u187?). Al final, como es normal, le dijo que s\u237?, porque \u233?l insisti\u243?, por que pod\u237?a ser divertido, porque, \u191?qu\u233? pod\u237?a haber de malo?\p ar\pard\plain\hyphpar} { El novio italiano era un hombre de treinta a\u241?os que era representante de un a compa\u241?\u237?a inform\u225?tica del norte de Italia. \u201?l y Julia lleva ban ese tipo de relaci\u243?n irreal, a distancia, en la que la a\u241?oranza, a lentada por largos periodos de tiempo separados, madura motu proprio en amor. Ve n\u237?a a verla dos veces al a\u241?o, en Pascua y en Navidad, y se encontraban en Hungr\u237?a para las vacaciones de verano. Hungr\u237?a era relativamente l ibre por aquel entonces, \u171?para nosotros era casi como Occidente\u187?, seg\ u250?n Julia. El resto del tiempo se llamaban una vez a la semana y se escrib\u2 37?an con asiduidad. \u201?l se convirti\u243? en su amigo por carta m\u225?s \u 237?ntimo.\par\pard\plain\hyphpar} {

\u8212?\u191?Cu\u225?nto tiempo estuviste con \u233?l? \u8212?le pregunto.\par\p ard\plain\hyphpar} { \u8212?Dos a\u241?os. Ay, no, dios, m\u225?s bien dos a\u241?os y medio.\par\par d\plain\hyphpar} { Siempre que estaba con \u233?l, la vigilancia era intensa y descarada. La pareja apenas pod\u237?a salir de casa sin que le parase la Polic\u237?a y le pidiese que se identificaran; cuando no era as\u237?, la Polic\u237?a los esperaba en al g\u250?n control a las afueras de la ciudad.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No importaba cu\u225?ndo sali\u233?semos de casa, o d\u243?nde fu\u233?se mos, siempre hab\u237?a alguien que nos paraba \u8212?me cuenta. A veces les reg istraban el coche\u8212?. Si les dec\u237?amos que \u237?bamos al cine, se larga ban un buen rato con mi documento de identidad y el pasaporte de \u233?l para qu e nos perdi\u233?semos el principio de la peli.\par\pard\plain\hyphpar} { Al novio italiano le entraba pavor cada vez que los registraban.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?Se pon\u237?a a sudar, y luego se pon\u237?a p\u225?lido y temblaba de au t\u233?ntico miedo. \u8212?Julia, hecha a las costumbres del pa\u237?s, lo tranq uilizaba mientras esperaban a que les devolviesen los papeles\u8212?. Yo le dec\ u237?a: \u171?Pero si tampoco va a pasar nada. \u191?Qu\u233? crees que van a ha certe? \u161?No te van a matar! Esto no es Sudam\u233?rica, hombre\u187?. Ese es crutinio era algo que daba por hecho, viv\u237?a con \u233?l. No me gustaba, per o pensaba: \u171?vivo en una dictadura, as\u237? son las cosas\u187?. Para m\u23 7? era claramente un mero acto de l\u243?gica RDA: \u171?estoy con un extranjero occidental, luego me van a seguir\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Los Behrend no ten\u237?an tel\u233?fono, as\u237? que Julia iba a casa de su ab uela una vez a la semana para llamar a su novio italiano. Sus llamadas ten\u237? an que ser registradas por las autoridades y ambos imaginaban que era posible qu e los estuviesen escuchando.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Cuando iba a colgar le dec\u237?a buenas noches a \u233?l y luego dec\u23 7?a \u171?buenas noches a todos\u187? al resto de los que escuchaban. \u8212?Se r\u237?e entre dientes\u8212?. Lo hac\u237?a en broma. Nunca me permit\u237? pen sar del todo en si habr\u237?a alguien m\u225?s en la l\u237?nea.\par\pard\plain \hyphpar} { Era una condici\u243?n para mantenerse cuerdos que ambos aceptasen la \u171?l\u2 43?gica RDA\u187? y la ignorasen.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Si nos hubi\u233?semos tomado las cosas tan en serio como los occidentale s nos habr\u237?amos... \u161?nos habr\u237?amos suicidado! \u8212?r\u237?e Juli a, pero noto cierta inquietud. La luz de ne\u243?n de la cocina ha empezado a vi brar\u8212?. Vamos, que te pod\u237?as volver loca si te pasabas la vida pensand o en esas cosas.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia super\u243? los estudios intermedios y quiso ir a una escuela superior fam osa por su buen nivel en la ense\u241?anza de idiomas. En cambio, por razones qu e nunca estuvieron muy claras, las autoridades la mandaron a un internado lejano que no ten\u237?a reputaci\u243?n alguna. Su madre se quej\u243? amargamente, p ero le dijeron que no se pod\u237?a hacer nada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No s\u233? si fue por lo del novio italiano o por lo de la correspondenci a. Lo mismo pensaron que ten\u237?a demasiado contacto con Occidente y me hac\u2 37?a falta un poco de aislamiento.\par\pard\plain\hyphpar} { Ha empezado a tamborilear con un bol\u237?grafo sobre la mesa y a no mirarme mie ntras habla. Por un instante los \u250?nicos sonidos son el tamborileo del boli y la luz vibrante. Lo deja y sonr\u237?e. Ha encontrado algo m\u225?s trivial qu e contarme.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El colegio era estricto \u8212?cuenta\u8212?. Ten\u237?a cosas que eran r ealmente traum\u225?ticas, como lo que llam\u225?bamos \u171?tortura televisiva\ u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { En los a\u241?os ochenta la mayor\u237?a de la gente de Alemania Oriental ve\u23 7?a canales occidentales, sobre todo las noticias{\super 15}. Nadie ve\u237?a el telediario de la RDA, a pesar de que lo pon\u237?an todo s los d\u237?as en las cadenas estatales, en versi\u243?n larga y corta. Julia s onr\u237?e.\par\pard\plain\hyphpar} {

\u8212?En el colegio ese nos obligaban todas las noches sin falta a ver {\i Aktuelle Kamera} en versi\u243?n larga. Era un infierno.\par\pard\plain\hyphpar} { El telediario duraba tanto porque cada vez que mencionaban a Erich Honecker lo a nunciaban con todos y cada uno de sus t\u237?tulos. Julia se sienta muy recta, c on las manos sobre la mesa, y pone voz de noticiario. Bajo la luz parpadeante y con esos pelos alocados parece una presentadora del espacio exterior con voz est \u225?tica: \u8212?\u171?El camarada Erich Honecker, secretario general del Part ido Socialista Unificado de la Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania, prim er secretario del Comit\u233? Central, presidente del Consejo de Estado y del Co nsejo de Defensa Nacional, l\u237?der de los Grupos Combatientes, blablabla...\u 187?\par\pard\plain\hyphpar} { Nos re\u237?mos y vuelve a retreparse en la silla, a dos patas. Es una imitadora relajada y segura: \u8212?Y luego, despu\u233?s de todo ese rollo, la noticia e n s\u237? no val\u237?a nada. \u8212?Vuelve a incorporarse\u8212?. \u171?Ha visi tado hoy las factor\u237?as de acero tal y tal y ha hablado con los obreros sobr e los objetivos del Plan de 1984, que se han alcanzado con creces y m\u225?s que creces por un no s\u233? cu\u225?ntos por ciento.\u187? O: \u171?ha inaugurado hoy el en\u233?simo edificio de apartamentos en el nuevo distrito de Marzahn\u18 7?, o: \u171?ha felicitado esta ma\u241?ana a la granja colectiva de Hicksville por los extraordinarios resultados de la cosecha, un incremento de no s\u233? cu antas veces por encima de los anteriores a\u241?os\u187?.\par\pard\plain\hyphpar } { No podemos parar de re\u237?rnos bajo la luz estrobosc\u243?pica.\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?Y el caso es que \u8212?da una palmada sobre la mesa con su fina y blanca mano\u8212? ... \u161?nunca nos contaban nada de lo que pasaba en el mundo!\par \pard\plain\hyphpar} { Sacude la cabeza por la verborrea de esas {\i anoticias}. Pero peor que las {\i anoticias} eran las {\i antinoticias}. Los estudiantes tambi\u233?n ten\u237?an que ver {\i Der Schwarze Kanal} ({\i El canal negro}), con Karl-Eduard von Schnitzler. Ya me han hablado de ese hombr e, el ant\u237?doto humano contra la perniciosa influencia de la televisi\u243?n occidental.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En casa \u8212?dice Julia\u8212? todo el mundo le llamaba \u171?Karl-Edua rd von Schni...\u187? porque hasta ah\u237? era lo m\u225?s que llegaban al pres entarlo antes de que alguien saltara a cambiar de canal.\par\pard\plain\hyphpar} { El trabajo de Von Schnitzler era mostrar fragmentos de programas de la televisi\ u243?n occidental que se ve\u237?an en la RDA (desde noticias, pasando por concu rsos, hasta {\i Dallas}) y hacerlos a\u241?icos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ese hombre irradiaba tanta maldad que simplemente no era cre\u237?ble. Cu ando terminaba te sent\u237?as sucio, como si te hubieses pasado media hora poni endo verde a alguien a m\u225?s no poder. \u8212?Julia se cruza de brazos\u8212? . Vamos, que uno pod\u237?a tener sus dudas sobre Occidente, yo las ten\u237?a, pero tambi\u233?n ten\u237?amos la sensaci\u243?n de que nuestro propio pa\u237? s quer\u237?a que nos trag\u225?semos un hatajo de mentiras, y de que nuestro fu turo depend\u237?a de que estuvi\u233?semos de acuerdo con todas y cada una de e llas.\par\pard\plain\hyphpar} { Un d\u237?a, en 1984, el director fij\u243? una cita para ir a ver a los padres de Julia en su propia casa.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Deber\u237?amos habernos olido algo llegados a ese punto. No era nada hab itual.\par\pard\plain\hyphpar} { Los tres pasaron dos horas juntos, con caf\u233? y tarta, todo muy formal. Hab\u 237?a venido para convencer a Irene y a Dieter de que persuadieran a Julia para que rompiese con el novio italiano. La gente daba por hecho, si no conoc\u237?an a Julia, que \u233?l era su pasaporte al exterior. El Estado estaba utilizando

todas las v\u237?as que pod\u237?a para evitarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { La madre de Julia le dijo al director:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mire, la ni\u241?a tiene diecisiete a\u241?os, ya casi es una adulta, y s i ella ha decidido que es el hombre de su vida, que as\u237? sea. \u8212?Pero ta mbi\u233?n a\u241?adi\u243?\u8212?: La verdad es que a nosotros tampoco nos hace mucha gracia. Es bastante mayor que ella, y adem\u225?s no queremos que nuestra hija se vaya. Pero no nos vamos a interponer en su camino.\par\pard\plain\hyphp ar} { El director no quiso ir m\u225?s all\u225?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Se fue decepcionado \u8212?dice Julia\u8212?. En realidad era buena gente . Pod\u237?a ser que le hubiesen advertido sobre las consecuencias que me espera ban y estuviese intentando hacer lo que estaba en sus manos para ayudarme.\par\p ard\plain\hyphpar} { Julia se gradu\u243? en 1985 con sobresaliente en todo y fue a Leipzig a hacer l as pruebas de ingreso para la licenciatura de Traducci\u243?n e Interpretaci\u24 3?n. Suspendi\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El examen escrito no pod\u237?a ser m\u225?s f\u225?cil y corto. Pero lue go estaba el examen de pol\u237?tica...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo que \u171?examen de pol\u237?tica\u187?? Pero si t\u250? ibas a aprender idiomas.\par\pard\plain\hyphpar} { El tubo de luz del techo sigue con sus chisporroteos y sus pitidos, y me siento asqueada y cabreada. Bajo esta luz, la cara de Julia es m\u225?rmol y tiene los labios perfilados de azul.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, nos exig\u237?an conocimientos pol\u237?ticos. La idea era que tra baj\u225?semos en altas instancias del gobierno, incluso en el extranjero. A m\u 237? no me parec\u237?a mal.\par\pard\plain\hyphpar} { Claro que no. Tambi\u233?n es algo normal en Occidente, es solo que estoy ya hip ersensibilizada. Me levanto y encuentro unas velitas de t\u233? en el armario, y a puedo apagar el ne\u243?n. Pongo las velas, dedales de luz por la cocina, en e l fregadero, en la mesa, en el poyete de la ventana, detr\u225?s de Julia.\par\p ard\plain\hyphpar} { \u8212?No s\u233? a ciencia cierta si fueron ellos los que lo organizaron para q ue suspendiese \u8212?contin\u250?a Julia\u8212?. Hab\u237?a una barbaridad de s olicitudes, y tengo que admitir que la cagu\u233? un poco en el examen. No sab\u 237?a algunas cosas, cosas que no eran solo meteduras de pata, sino errores grav es.\par\pard\plain\hyphpar} { Vuelve a echarse a re\u237?r. No fue capaz, por ejemplo, de nombrar los partidos pol\u237?ticos de la RDA. Hab\u237?a otros partidos aparte del que estaba en el poder, el SED, pero eran partidos solo en teor\u237?a y los nombres eran bastan te parecidos a los de los partidos pol\u237?ticos que exist\u237?an de verdad en Alemania Federal: los dem\u243?cratas cristianos, los liberales y todo eso.\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ten\u237?a miedo de ponerlos mal \u8212?admite Julia\u8212?. Si hubiese p uesto un nombre que en realidad era de un partido occidental, podr\u237?a haber suspendido igual.\par\pard\plain\hyphpar} { Da una pasada al lin\u243?leo combado de la mesa. Lo que le estaban pidiendo a J ulia era que repitiese sus conocimientos de catolicismo socialista, sus creencia s en cosas que eran dif\u237?ciles de recordar, porque no eran verdad.\par\pard\ plain\hyphpar} { Cuando salieron los resultados, un antiguo alumno del padre de Julia lo llev\u24 3? aparte. La mujer y el suegro de aqu\u233?l pertenec\u237?an a la junta de exa minadores de la universidad. \u171?Entre t\u250? y yo \u8212?le dijo a Dieter\u8 212?, no tiene sentido que Julia lo intente el a\u241?o que viene. Yo te recomen dar\u237?a encarecidamente que haga otra cosa, que busque trabajo.\u187?\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?Tal vez \u8212?dice Julia\u8212?, igual que el director, pretend\u237?a h acerme un favor, evitarme la molestia de volver a intentarlo. \u8212?Ha empezado a apartar la mirada, centrando su atenci\u243?n en un rinc\u243?n oscuro del cu arto\u8212?. Pero lo raro fue que, despu\u233?s de eso \u8212?dice despacio\u821 2?, no pude encontrar trabajo. Ning\u250?n tipo de empleo... \u8212?Juguetea con

la bufanda que tiene enroscada al cuello\u8212?. Fue entonces cuando empec\u233 ? a pasarlo mal.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia pensaba que pod\u237?a trabajar de recepcionista en un gran hotel, as\u237 ? podr\u237?a practicar idiomas. Postul\u243? en Berl\u237?n, en Leipzig, en Dre sde. Era una estudiante de sobresaliente que hablaba ingl\u233?s, ruso, franc\u2 33?s y un poco de h\u250?ngaro. Siempre consegu\u237?a entrevistas. Se presentab a con sus mejores ropas y aceptaba los cumplidos de la direcci\u243?n. Todos los hosteleros sin falta mostraban su entusiasmo y se quedaban impresionados. Le ma ndaban hacerse una revisi\u243?n m\u233?dica rutinaria, le estrechaban la mano c alurosamente y le dec\u237?an que esperaban volver a verla pronto.\par\pard\plai n\hyphpar} { A veces le llegaba una carta por correo a la semana siguiente: \u171?Sentimos in formarle de que su puesto ha sido cubierto. Muchas gracias por su inter\u233?s\u 187?... Otras veces ella era misma quien llamaba para que le dijesen que simplem ente no hab\u237?a sido seleccionada. En ocasiones no volv\u237?a a saber nada m \u225?s. Al final, dej\u243? de llamar para no o\u237?r las mismas excusas inc\u 243?modas. Intent\u243? encontrar un puesto de camarera, tambi\u233?n en vano. J ulia sabe ahora que todos los hoteles y los restaurantes ten\u237?an que contras tar los nombres de todos los nuevos empleados con la Stasi.\par\pard\plain\hyphp ar} { Se le estaban acabando las opciones. Decidi\u243? apuntarse a un curso nocturno para obtener un t\u237?tulo de {\i Stadtbilderkl\u228?rerin} (\u171?explicadora de callejero\u187?).\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?\u191?De qu\u233?? \u8212?No he o\u237?do esa palabra en mi vida.\par\par d\plain\hyphpar} { Julia me explica que significa \u171?gu\u237?a tur\u237?stica\u187?, pero que en la RDA la palabra \u171?gu\u237?a\u187? ({\i F\u252?hrer}) fue prohibida despu\u233?s de lo de Hitler, el {\i F\u252?hrer}. Como el verbo {\i f\u252?hren} tambi\u233?n significa \u171?conducir\u187?, eso supon\u237?a que t ampoco hab\u237?a conductores de trenes (sino un {\i Lokkapit\u228?n} o \u171?capit\u225?n de locomotora\u187?) ni permisos de conduc ir (sino {\i Fahrerlaubnis} o \u171?permiso de marcha\u187?). Ser explicadora de callejero er a una forma espor\u225?dica de ganar dinero. No daba para vivir.\par\pard\plain\ hyphpar} { Julia fue a la oficina de empleo, cogi\u243? un n\u250?mero y esper\u243? una co la interminable. Estaba rodeada de gente que hab\u237?a vivido experiencias simi lares, explicables o no. Se volvi\u243? hacia el hombre que ten\u237?a detr\u225 ?s y le pregunt\u243?: \u8212?\u191?Cu\u225?nto lleva usted en paro?\par\pard\pl ain\hyphpar} { Antes de que este pudiese contestar, una funcionaria, una mujer fornida en unifo rme, sali\u243? de detr\u225?s de una columna.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Se\u241?orita, usted no est\u225? en paro \u8212?ladr\u243?.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Claro que estoy en paro \u8212?dijo Julia\u8212?. Si no, \u191?por qu\u23 3? iba a estar aqu\u237??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Esto es la oficina de empleo, no la oficina del paro. No est\u225? en par o, est\u225? buscando empleo.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia no se amilan\u243?:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Estoy buscando empleo porque estoy en paro.\par\pard\plain\hyphpar} { La mujer empez\u243? a gritar de tal forma que la gente de la cola se agazap\u24 3?, intimidada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?He dicho que no est\u225? en paro! \u161?Est\u225? buscando trabajo ! \u8212?Y luego, ya casi hist\u233?rica\u8212?: \u161?En la Rep\u250?blica Demo cr\u225?tica de Alemania no hay paro!\par\pard\plain\hyphpar} { Voy sumando ficciones {\i made in} RDA en la cabeza: que \u171?{\i der F\u252?hrer}\u187? no solo fue eliminado de la historia, tambi\u233?n del vo

cabulario; que las noticias de la tele eran reales y que, en contra de la experi encia de Julia, no hab\u237?a paro. Sin tener culpa de nada, Julia Behrend hab\u 237?a ca\u237?do en el hueco entre la ficci\u243?n de la RDA y su realidad. Ya n o pod\u237?a seguir conform\u225?ndose con la ficci\u243?n. Con lo leal y talent osa que hab\u237?a sido, ahora se ve\u237?a empujada fuera de la realidad.\par\p ard\plain\hyphpar} { Julia pod\u237?a pensar o bien que hab\u237?a fracasado en todo lo que hab\u237? a intentado, o bien que iban a por ella. O pod\u237?a no pensar y punto.\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?Se podr\u237?a decir que a partir de ese momento me retir\u233? del mundo . Cada d\u237?a me acostaba m\u225?s tarde, creo que estaba deprimida. \u8212?Se apunt\u243? a otra escuela nocturna, en esta ocasi\u243?n de espa\u241?ol, pero cada vez ten\u237?a m\u225?s la sensaci\u243?n de que aprend\u237?a c\u243?digo s secretos que se utilizaban fuera de su caverna, que se hablaban en lugares que nunca ver\u237?a. Despu\u233?s de clase se iba \u171?casi todas las noches\u187 ? a la discoteca de la ciudad\u8212?. Mis padres era como que me dejaban hacer, o eso parec\u237?a. Tampoco pod\u237?an ayudarme mucho m\u225?s. Creo que les da ba pena.\par\pard\plain\hyphpar} { Fue por esa \u233?poca cuando su hermana peque\u241?a, Katrin, se dio cuenta. El coche era blanco. Lo hab\u237?a visto tres d\u237?as seguidos en la puerta de l a casa antes de comentar nada. Julia no se hab\u237?a fijado.\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?Como te he dicho \u8212?me mira\u8212?, sab\u237?a que ese coche estaba a ll\u237? por m\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { Tambi\u233?n sab\u237?a que seguir con su vida significar\u237?a dejarla atr\u22 5?s. Iba a tener que casarse con el novio italiano y largarse. La idea la aterra ba.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Era parte de la atracci\u243?n que sent\u237?a por \u233?l... que iba a d epender de \u233?l para todo, en su casa, en su pa\u237?s y en su idioma. A su m erced.\par\pard\plain\hyphpar} { En vacaciones se encontraron en Hungr\u237?a. En el aeropuerto la llevaron apart e y le registraron el equipaje. Le desatornillaron el secador y le vaciaron las cajas de tampones sobre el mostrador de inspecci\u243?n. Fue en Hungr\u237?a cua ndo le dijo que se hab\u237?a terminado.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Era tan controlador, tan celoso...\par\pard\plain\hyphpar} { Julia se hab\u237?a apartado de \u233?l, se hab\u237?a apartado y confinado en c asa, y se hab\u237?a apartado de la esperanza. Esto era m\u225?s que emigraci\u2 43?n interna: era exilio.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 11 Comandante N. } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Entonces} apareci\u243? una tarjeta en el buz\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Era bastante normal, parec\u237?a una t\u237?pica tarjeta impresa de esas que te dicen que tienes que presentarte en la comisar\u237?a para renovar el do cumento de identidad. Ten\u237?a espacios para escribir el nombre, la fecha y la hora de la cita.\par\pard\plain\hyphpar} { No me mira a la cara. Apenas me habla a m\u237?. Sus ojos se mueven por la habit aci\u243?n a pesar de que hay poco que ver: detr\u225?s de m\u237? el calentador del agua encima del fregadero, con una peque\u241?a llama azul; a mi izquierda, la puerta que da al pasillo. La luz de las velas alcanza su cara, le perfila lo s p\u243?mulos y la barbilla. Mientras la miro est\u225? recordando, evocando pr esencias m\u225?s reales que la m\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hay algunas cosas... \u8212?Hace una pausa\u8212?. No creo que sea capaz de recordarlas. No me acordaba de esto.\par\pard\plain\hyphpar} { Me ci\u241?o a los hechos menores.\par\pard\plain\hyphpar} {

\u8212?\u191?Sab\u237?as para qu\u233? era la tarjeta?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pens\u233? que hab\u237?a excedido mi visado en Hungr\u237?a. Por lo gene ral, cuando llegabas a la frontera, te volv\u237?an a poner el sello en la ident ificaci\u243?n y te dejaban entrar sin m\u225?s. Empec\u233? a urdir excusas en la cabeza, y al mismo tiempo me dec\u237?a a m\u237? misma: \u171?Vamos, \u161?n o ser\u225? para tanto! \u191?Qu\u233? pueden hacerme?\u187?. No es que temiese que vinieran a por m\u237? en plena noche y me encerrasen y me torturasen ni nad a por el estilo.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia analiza la situaci\u243?n desde todos los \u225?ngulos. En su \u250?ltima etapa, el r\u233?gimen abandon\u243? en gran parte la acci\u243?n directa (arres tos, encarcelaciones, torturas) contra su pueblo. En cambio, opt\u243? por otras formas de silenciarlo, m\u233?todos que a Amnist\u237?a Internacional le costar \u237?a m\u225?s rastrear.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo t\u237?pico que me pod\u237?a pasar en la RDA, que me dejasen sin carr era antes incluso de empezarla, \u161?ya me hab\u237?a pasado! Y ahora que ni si quiera segu\u237?a ya con el novio italiano, \u191?qu\u233? m\u225?s pod\u237?an querer de m\u237??\par\pard\plain\hyphpar} { En la comisar\u237?a hab\u237?a una enorme sala de espera. La gente hac\u237?a c ola en silencio, en dos filas que daban la vuelta por la estancia, cada una unid a a un mostrador. Las colas apenas avanzaban.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Cog\u237? un n\u250?mero pero me di cuenta de que no sab\u237?a cu\u225?l era la cola correcta, as\u237? que me acerqu\u233? a la agente que estaba vigil ando. Mir\u243? mi tarjeta y dijo sin m\u225?s: \u171?Ah, se\u241?orita Behrend. Usted no tiene que hacer cola. Vaya directamente a la habitaci\u243?n 118\u187? . \u8212?Julia se r\u237?e de s\u237? misma\u8212?. Al principio me pareci\u243? estupendo. Pens\u233? que me hab\u237?a librado de hacer cola.\par\pard\plain\h yphpar} { Luego comprob\u243? que la gente que estaba en las colas iba a una de las dos ha bitaciones que hab\u237?a detr\u225?s de los mostradores, pero ninguna era la 11 8.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tuve que subir varios tramos de escalera y atravesar un largo pasillo, y luego doblar a la izquierda y otra vez a la izquierda. Por all\u237? no se ve\u2 37?a ni a un alma. No vi a nadie entrar ni salir de ninguna de las habitaciones por las que pas\u233?. La 118 estaba en la otra punta del edificio.\par\pard\pla in\hyphpar} { Llam\u243? a la puerta. Alguien le dijo que pasara.\par\pard\plain\hyphpar} { Hab\u237?a un solo hombre detr\u225?s de un escritorio. Lo primero que not\u243? fue que llevaba un traje de corte occidental y una corbata buena. Se levant\u24 3? al punto, con un leve cabeceo, entrechocando los pies.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?Se\u241?orita Behrend, soy el comandante N. \u8212?Sonri\u243? y le tendi \u243? la mano. Y luego, alto y claro, dijo\u8212?: Ministerio para la Seguridad del Estado.\par\pard\plain\hyphpar} { Sinti\u243? miedo, me dice, \u171?como un gusano por la barriga\u187?.\par\pard\ plain\hyphpar} { El hombre, que no ten\u237?a ni cuarenta a\u241?os, ten\u237?a una cara ancha, c on entradas. Llevaba unas peque\u241?as gafas redondas. Su bronceado llamaba la atenci\u243?n. Era amable... de hecho, para los c\u225?nones de la RDA, exagerad amente educado: \u8212?Por favor \u8212?le dijo\u8212?, tome asiento.\par\pard\p lain\hyphpar} { Se sentaron. Pens\u243? que a lo mejor, despu\u233?s de todo, estaba all\u237? p or lo del visado. Pero N. empez\u243?: \u8212?Una jovencita tan atractiva e inte ligente como usted, se\u241?orita Behrend... Tal vez pueda explicarme c\u243?mo es posible \u8212?sonri\u243?\u8212? que no est\u233? trabajando.\par\pard\plain \hyphpar} { Era eso. Hasta el momento todo pod\u237?a haber sido producto de su imaginaci\u2 43?n: el internado, la visita del director, los continuos registros en plena cal le, el examen suspendido, la advertencia del \u171?amigo\u187?, el Lada patrulla ndo, el paro inexplicable. Se qued\u243? conmocionada. Hablaba despacio: \u8212? Usted deber\u237?a saber por qu\u233? no tengo trabajo \u8212?le respondi\u243?.

\par\pard\plain\hyphpar} { La voz de \u233?l era sosegada. No dej\u243? de sonre\u237?r:\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo quiere usted que yo lo sepa, se\u241?orita Behrend?\par\p ard\plain\hyphpar} { Su mente se movi\u243? con rapidez. Enseguida vio ad\u243?nde conduc\u237?a todo esto: la iban a echar a patadas del pa\u237?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pens\u233? que era mi \u250?ltima oportunidad de quedarme en casa \u8212? me explica.\par\pard\plain\hyphpar} { Se lo dijo, decidi\u243? dec\u237?rselo sin m\u225?s rodeos:\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Mire, por favor, yo no quiero... No quiero irme al Oeste. Pero creo que u stedes me est\u225?n forzando a marcharme. \u8212?Se dio cuenta de que le estaba suplicando\u8212?. Tengo que trabajar en alguna parte. Al fin y al cabo, estoy en paro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero se\u241?orita Behrend \u8212?replic\u243? el comandante N.\u8212?, \ u191?c\u243?mo va a ser eso? \u8212?Entrelaz\u243? sus dedos sobre el escritorio \u8212?. En la Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania no hay paro.\par\pard \plain\hyphpar} { No pudo contestar. El comandante alarg\u243? la mano hacia una monta\u241?a de p apeles y se los acerc\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Antes que nada, tengo unas preguntas sobre estas cartas.\par\pard\plain\h yphpar} { Julia mir\u243? su mano y vio, bajo esta, su propia letra. Estaba confundida. Mi r\u243? con m\u225?s detenimiento: eran copias de las cartas que le mandaba al n ovio italiano. Siempre hab\u237?a barajado la posibilidad de que leyesen su corr espondencia. A veces las cartas que recib\u237?a desde el extranjero hab\u237?an sido rasgadas de forma brutal y vueltas a pegar con papel de celo; luego le pon \u237?an una pegatina: \u171?Deteriorada en transporte\u187?.\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?Era bastante rid\u237?culo en realidad \u8212?me cuenta. Pero, como con e l resto de cosas, nunca se hab\u237?a parado a pensarlo mucho.\par\pard\plain\hy phpar} { El comandante N. extendi\u243? la primera carta sobre el escritorio y la alis\u2 43? con ambas manos. Se aclar\u243? la garganta. Para horror de Julia, empez\u24 3? a leerla en voz alta.\par\pard\plain\hyphpar} { Pienso en la verg\u252?enza que me entrar\u237?a, sentada en el despacho del com andante Fulanito de Tal, con esas cosas \u237?ntimas entre sus manos. Verg\u252? enza al o\u237?r mis palabras convirti\u233?ndose en mundanas banalidades de amo r en su boca.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia y su novio se escrib\u237?an en ingl\u233?s; el comandante N. hab\u237?a s ubrayado en cada carta las palabras que no hab\u237?a podido encontrar en su dic cionario alem\u225?n-ingl\u233?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Se sent\u243? y... \u8212?Julia se detiene y le da un sorbo al t\u233?. Y a estar\u225? fr\u237?o. Se le va por el lado equivocado. Tose y tose, pero exti ende la mano para que no vaya a ayudarla\u8212? ... y empez\u243? a preguntarme qu\u233? significaban \u8212?dice con la voz ahogada.\par\pard\plain\hyphpar} { El vello de los brazos se me pone de punta. Ya no miro a Julia porque, en la pen umbra, hace tiempo que ha dejado de dirigir sus palabras hacia m\u237?. Me sient o humillada de un modo que en este momento no soy capaz de discernir. Me hierve la sangre por ella, y me siento un tanto culpable por mi relativa suerte en la v ida.\par\pard\plain\hyphpar} { El comandante N. se tom\u243? su tiempo para perfeccionar la traducci\u243?n. La s palabras que no ven\u237?an en el diccionario eran, en su mayor\u237?a, palabr as de su lenguaje privado de amantes. Le preguntaba \u171?\u191?Qu\u233? signifi ca esto?\u187?, y luego \u171?\u191?le importar\u237?a, por favor, explicarme es te t\u233?rmino?\u187?. Pon\u237?a su largo dedo \u237?ndice sobre la letra de e lla o la de su novio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y qu\u233? me dice de esto? \u8212?le pregunt\u243? se\u241?alando la palabra \u171?cocoriza\u187? en una de las cartas de su novio.\par\pard\plain

\hyphpar} { \u8212?\u171?Cocoriza\u187? \u8212?le aclar\u243? Julia\u8212? es \u171?ma\u237? z\u187? en h\u250?ngaro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Entonces, se\u241?orita Behrend, \u191?qu\u233? es lo que quiere decir su amigo cuando escribe \u171?quiero a mi peque\u241?a cocoriza\u187??\par\pard\pl ain\hyphpar} { Tuvo que explic\u225?rselo. Cuando fueron de vacaciones el pelo se le aclar\u243 ? tanto que ten\u237?a el color del ma\u237?z. Cocoriza era su apodo cari\u241?o so.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Gracias, se\u241?orita Behrend.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s, vestido con su traje occidental, con sus maneras extranjeras y su exagerada cortes\u237?a, el comandante N. repas\u243? su relaci\u243?n, una cart a tras otra.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Le llev\u243? un buen rato \u8212?dice Julia con una voz como ausente, co n los ojos clavados a media distancia.\par\pard\plain\hyphpar} { El comandante N. era meticuloso. Hab\u237?a una monta\u241?a de cartas de Julia al italiano, y otra monta\u241?a de cartas de \u233?l en respuesta. Ese hombre l o sab\u237?a todo. Pudo ver cu\u225?ndo ella tuvo dudas, pudo ver c\u243?mo se d ej\u243? enga\u241?ar por palabras lisonjeras. Pudo ver la nostalgia del novio i taliano completamente al descubierto, y la imagen que este se hab\u237?a formado de su chica ausente.\par\pard\plain\hyphpar} { N. le insinu\u243? que sab\u237?a \u8212?al igual que Julia tambi\u233?n habr\u2 37?a constatado\u8212? que el italiano ten\u237?a una imagen de ella que era un tanto desacertada. El comandante la halag\u243?: \u8212?Creo que usted, se\u241? orita Behrend, es m\u225?s compleja, y m\u225?s inteligente de lo que \u233?l la pinta. \u8212?Una vez hubo terminado de leer, destacar e investigar, cuadr\u243 ? las dos monta\u241?as de cartas y volvi\u243? a ponerlas a un lado de la mesa\ u8212?. Hablemos de su amigo un rato, \u191?le parece?\par\pard\plain\hyphpar} { Empez\u243? a contarle a Julia cosas de su novio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No eran cosas muy espectaculares que dij\u233?ramos \u8212?me dice\u8212? . Pero eran cosas que yo no pod\u237?a saber porque no pod\u237?a ir a Italia a verlas con mis propios ojos. \u8212?Julia est\u225? convencida de que la Stasi t en\u237?a gente en Italia\u8212?. Adem\u225?s era bastante astuto, me iba camela ndo como si estuvi\u233?semos teniendo una charla amistosa sobre aspectos de la vida de mi novio, como si ambos estuvi\u233?semos en el mismo bando y \u233?l fu ese mi amigo y yo no fuese el objeto de su seguimiento.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Como ya sabemos \u8212?le dijo N.\u8212?, nuestro amigo trabaja en una em presa de inform\u225?tica.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia asinti\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nunca me enter\u233? muy bien de en qu\u233? trabajaba exactamente \u8212 ?me explica\u8212?, y menos todav\u237?a con mi mentalidad de Alemania Oriental. Me hab\u237?a contado que comerciaba con componentes electr\u243?nicos.\par\par d\plain\hyphpar} { N. concret\u243?:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es jefe de ventas de la sucursal regional de la empresa.\par\pard\plain\h yphpar} { Y entonces se puso a describir la casa familiar del novio en Umbr\u237?a. Le dij o hasta la marca del coche que conduc\u237?a. Cuando vio que esto no le dec\u237 ?a nada a Julia, \u233?l se lo interpret\u243?: seg\u250?n las estimaciones de N . era un tipo de coche \u171?de clase media; as\u237? que es una tonter\u237?a p ensar que es rico o algo as\u237?\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia se preguntaba d\u243?nde quer\u237?a ir a parar.\par\pard\plain\hyphpar} { N. abri\u243? el caj\u243?n de su mesa y sac\u243? una gruesa carpeta que coloc\ u243?, cerrada, sobre el escritorio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y ahora, se\u241?orita Behrend, vayamos con usted.\par\pard\plain\hyphpar } { Hizo un an\u225?lisis de la evoluci\u243?n de su vida.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo sab\u237?a todo sobre m\u237? \u8212?dice\u8212?. Sab\u237?a todas las asignaturas que hab\u237?a escogido y las notas que hab\u237?a sacado. Lo sab\u

237?a todo sobre mis hermanas, mis padres. Sab\u237?a que mi hermana peque\u241? a quer\u237?a estudiar piano en el conservatorio.\par\pard\plain\hyphpar} { El comandante N. se consideraba lo suficientemente informado como para hacer afi rmaciones psicol\u243?gicas. Le dijo que era evidente que hab\u237?a cuestiones que su padre no entend\u237?a, que Dieter era \u171?problem\u225?tico\u187?. Ire ne, en cambio, era mucho m\u225?s leal al Estado.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Para nosotros es evidente, ha quedado claro, se\u241?orita Behrend, que u sted ha salido a su madre \u8212?le solt\u243?\u8212?. Lo que, si me permite dec irlo, es algo positivo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me estaba haciendo ver que me ten\u237?a en la palma de la mano \u8212?ex plica, y dobla las rodillas contra el pecho y apoya los talones sobre el asiento . Se pasa el jersey por encima de las rodillas, lo que la convierte en una peque \u241?a bola negra\u8212?. Lo \u250?nico... es ir\u243?nico, pero al parecer lo \u250?nico que no sab\u237?an \u161?era que hab\u237?a cortado con mi novio ital iano! \u8212?Desde que hab\u237?an cortado en Hungr\u237?a, el novio italiano le hab\u237?a mandado un par de cartas suplicantes. Julia le hab\u237?a respondido a la primera, pero desde entonces no hab\u237?a vuelto a escribirle\u8212?. Por lo menos el comandante actuaba como si no supiese que hab\u237?amos roto. A m\u 237? me parec\u237?a bastante raro que as\u237? fuese; a lo mejor hab\u237?a est ado de vacaciones y se hab\u237?a perdido las \u250?ltimas cartas.\par\pard\plai n\hyphpar} { O, pienso yo, tal vez lo sab\u237?a y pensaba que le ven\u237?a a\u250?n mejor p ara los planes que ten\u237?a para ella.\par\pard\plain\hyphpar} { N. apart\u243? la carpeta y la puso al lado de las cartas de amor. Uni\u243? las yemas de sus dedos y se ech\u243? hacia delante.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Como seguro que habr\u225? deducido, estamos interesados en su amigo. \u8 212?Y entonces lo solt\u243?\u8212?: Quer\u237?amos proponerle que, si quiere ay udarnos, nos veamos de vez en cuando, para charlar.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia dice:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me pareci\u243? absurdo. Yo pens\u233?: \u171?\u191?Qu\u233? demonios que rr\u225?n de \u233?l?\u187?. No me cab\u237?a en la cabeza que considerasen a mi novio italiano un pez gordo ni nada parecido. Nunca hab\u237?a mencionado ning\ u250?n contacto en las altas esferas, ni ninguna destreza o formaci\u243?n espec ial.\par\pard\plain\hyphpar} { Hasta que lleg\u243? a su casa, no se le pas\u243? por la cabeza que tal vez fue se a ella a quien quer\u237?an.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia ni se lo plante\u243?. Ella no iba a informar ni sobre \u233?l ni sobre na da.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo siento much\u237?simo \u8212?le dijo al comandante N.\u8212?, pero no puedo ayudarles porque rompimos en nuestro \u250?ltimo viaje a Hungr\u237?a. No quiero saber nada m\u225?s de \u233?l. Quer\u237?a poseerme. Sab\u237?a que si s egu\u237?a con \u233?l dejar\u237?a de ser yo la que tomara las decisiones sobre mi vida. No quiero volver a verlo, ni como amigo.\par\pard\plain\hyphpar} { N. sonri\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, si se replantea el asunto y toma otra decisi\u243?n, no dude en ll amarme a cualquier hora. \u8212?Le dio la tarjeta con su n\u250?mero de tel\u233 ?fono\u8212?. Ah, y se\u241?orita Behrend, una cosa m\u225?s: no debe hablar con nadie sobre nuestra peque\u241?a charla; ni con sus padres, ni con sus hermanas ni con sus amigos m\u225?s cercanos. Si lo hace, lo sabremos. Esta tarde nunca ha ocurrido. Nunca ha estado en la habitaci\u243?n 118. Si me ve por la calle, n o haga como que me reconoce, debe pasar de largo; las razones son evidentes, cla ro, como estoy seguro de que habr\u225? comprendido hace tiempo.\par\pard\plain\ hyphpar} { Julia asinti\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { Y eso fue todo. Le hab\u237?a mostrado que con solo hacerle una llamada, ella po d\u237?a estar dentro o pod\u237?a estar fuera. Pod\u237?a estar con ellos o pod \u237?a darse por exiliada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y entonces dej\u243? que me fuera.\par\pard\plain\hyphpar} { La calle era otro mundo, la luz del d\u237?a, brillante y antinatural. Julia vio una clase entera de ni\u241?os peque\u241?os api\u241?ados en la acera. Se sint

i\u243? apartada, repentina e irremisiblemente, de la vida.\par\pard\plain\hyphp ar} { \u8212?Era como si de buenas a primeras estuviese al otro lado \u8212?me dice\u8 212?, lejos de todo el mundo.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia parece haberse quedado sin palabras, as\u237? que recojo los platos y los pongo detr\u225?s de m\u237?, en el fregadero. Busco en la nevera algo m\u225?s para comer, como si entre tanto hubiesen podido surgir posibilidades que se me h ubiesen pasado por alto en una primera ojeada. Solo hay una fl\u225?cida ristra de embutido de h\u237?gado de hace un tiempo y una manzana. Tiro el embutido y c orto la manzana. Estoy de espaldas a ella cuando retoma la conversaci\u243?n. O\ u237?rla es como ser testigo del proceso, casi mec\u225?nico, de extraer las cos as del pasado.\par\pard\plain\hyphpar} { Su voz es lenta:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que hab\u237?a reprimido por completo todo este episodio \u8212?aseg ura\u8212?. Quiz\u225?s es que lo que vino despu\u233?s, toda la historia de 198 9, fue tan fuerte que el resto de cosas se desvaneci\u243?. Si no, no me lo expl ico.\par\pard\plain\hyphpar} { No s\u233? qu\u233? quiere decir con lo de \u171?toda la historia de 1989\u187?. Le digo que creo que lo que le pas\u243? fue muy fuerte.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?S\u237?, lo es, cuando eres consciente. Pero lo extra\u241?o del caso es que solo ahora, en esta habitaci\u243?n, he sentido el escalofr\u237?o recorri\u 233?ndome la espina dorsal. En aquel momento criticaba otras cosas, como que no me dejasen estudiar ni tener un trabajo. Pero, mir\u225?ndolo con perspectiva, f ue toda esa vigilancia lo que m\u225?s da\u241?o me hizo. Yo s\u237? s\u233? lo lejos que puede llegar la gente a la hora de traspasar tus fronteras, hasta que no te queda nada de esfera privada. Y creo que es algo terrible saberlo. \u8212? Se sacude el pelo con la mano, como si quisiese quitarse algo\u8212?. Ahora que queda lejos comprendo por primera vez lo horrible que fue lo que me hicieron en aquella habitaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Coge un trozo de manzana y balancea el arco de carne sobre la mesa, entre dos de dos. La nevera vac\u237?a da un respingo y se detiene; la cocina se queda m\u225 ?s silenciosa a\u250?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La gente habla del inconsciente \u8212?prosigue\u8212?, y ahora que te cu ento todo esto, me queda claro el efecto que ha tenido saber eso en mi vida. \u8 212?Le da un mordisquito a la manzana\u8212?. Creo que, definitivamente, tengo d a\u241?os psicol\u243?gicos. \u8212?Se r\u237?e pero lo dice en serio\u8212?. Ta l vez por eso reacciono de esa forma tan radical cuando se me acercan los hombre s; me lo tomo como otra posible invasi\u243?n de mi esfera \u237?ntima. \u8212?M e mira a la cara\u8212?. Creo que si lo reprimes es peor.\par\pard\plain\hyphpar } { \u191?Sacar a la luz o dejar bajo tierra?\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando sali\u243? de la 118 Julia no se sinti\u243? mal hasta que lleg\u243? a s u casa. All\u237? sus piernas ya no la sostuvieron. Consigui\u243? llegar hasta el ba\u241?o y vomitar. Cuando sali\u243?, not\u243? que le temblaba la voz y qu e ve\u237?a borroso. Les cont\u243? todo a sus padres y a sus hermanas. Esa noch e la familia se reuni\u243? para decidir lo que har\u237?an.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Mi madre es una persona muy pragm\u225?tica \u8212?me explica Julia\u8212 ?. Irene me dijo: \u171?Vale, has acabado con el italiano; yo no quer\u237?a inf luirte, pero me alegro de que no te hayas casado con \u233?l. Pero ahora hay que pensar con mucha calma cu\u225?l ser\u225? tu siguiente paso\u187?.\par\pard\pl ain\hyphpar} { Julia apenas pod\u237?a creerse que le estuviese pasando todo eso, que estuviese n all\u237? sentados en el sal\u243?n de casa hablando de c\u243?mo pod\u237?a p asar el resto de su vida. Ten\u237?a veinte a\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Siempre hab\u237?amos hablado sobre lo de irme a vivir con el novio itali ano, como si hubiese otras alternativas. Pero era m\u225?s como una aventurilla de adolescente; yo pensaba: \u171?Soy libre de hacerlo y nadie me podr\u225? det ener\u187?. De pronto, se hab\u237?a convertido en una realidad: \u171?Tengo que

irme de aqu\u237? para siempre, tengo que dejar a mi familia, no volver\u233? a ver a mis hermanas, y tengo que irme al Oeste\u187?. Eso era algo que, como te he dicho antes, nunca hab\u237?a querido. \u8212?Julia ha empezado a hablarle al jersey que tiene por encima de las rodillas\u8212?. Y creo que tambi\u233?n est aba decepcionada con el Estado. Me di cuenta por primera vez de que en realidad no era el Estado paternal y ben\u233?volo que siempre hab\u237?a imaginado en mi cabeza. Comprend\u237? que pod\u237?a ser muy pero que muy peligroso, y eso sin haber hecho nada en absoluto.\par\pard\plain\hyphpar} { No se hab\u237?a convertido en confidente, lo cual reduc\u237?a las opciones a u na sola.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tendr\u225?s que encontrar a alguien para casarte y poder salir de aqu\u2 37? \u8212?le dijo Irene\u8212?. Es la \u250?nica forma. \u8212?Y entonces dio v oz a las dudas del resto\u8212?: \u191?Seguro que quieres casarte con alguien ma yor? \u8212?le pregunt\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { Dieter estaba cabizbajo en el otro extremo de la mesa, debati\u233?ndose entre l a rabia y la tristeza. Nadie dijo nada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fue entonces cuando se me ocurri\u243? \u8212?dice Julia\u8212?. Pens\u23 3? que, ya que no quedaba m\u225?s remedio, tendr\u237?amos que liarnos la manta a la cabeza. Al parecer, hab\u237?a un m\u233?todo llamado {\i Staatsratsbeschwerde} para que la gente le escribiese directamente a Erich Honec ker si necesitaban algo que no pod\u237?an conseguir, o para quejarse de algo \u 8212?sacude la cabeza\u8212?, como si los ciudadanos tuvieran en realidad voz y voto. La gente escrib\u237?a contando que necesitaban baldosas para sus ba\u241? os o recambios para sus tractores y que no hab\u237?a desde agosto, o cosas as\u 237?. Hab\u237?a quien dec\u237?a: \u171?\u191?Por qu\u233? no dejas de quejarte y le escribes a Erich?\u187?. As\u237? que me pregunt\u233? a m\u237? misma: \u 171?\u191?Por qu\u233? no?\u187?. Lo que quiero decir es que, si lo pensaba con detenimiento, lo que me hab\u237?a pasado era injusto. \u8212?Vuelvo a ver a la imitadora en ella\u8212?. Ya ni siquiera ten\u237?a ese novio, y quer\u237?a est udiar y quer\u237?a quedarme en la RDA, \u191?por qu\u233? no? Pod\u237?amos esc ribir a Erich y quejarnos sin m\u225?s. \u8212?Mira hacia el techo\u8212?. Hab\u 237?a cierta ingenuidad en todo eso, y lo veo ahora, pero por entonces pens\u225 ?bamos que el Partido y el Estado eran una cosa, y la Stasi, otra. \u8212?Sacude la cabeza y sale de su caparaz\u243?n de jersey para apoyar los pies en el suel o. Extiende las manos\u8212?. Pens\u233?: \u171?Total, \u191?qu\u233? puede pasa rme?\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { La tarjeta del comandante N. estaba en medio de la mesa, a la vista de todos.\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tienes el n\u250?mero \u8212?dijo Irene\u8212?. Ll\u225?male ma\u241?ana y dile que t\u250? y tus padres le vais a escribir a Honecker para quejaros.\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nunca olvidar\u233? esa noche \u8212?me cuenta Julia\u8212?. Les dije a m is padres que har\u237?amos eso y me fui a la cama. Tuve pesadillas como nunca h ab\u237?a tenido y nunca he vuelto a tener.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia so\u241?\u243? que la persegu\u237?an por un sitio donde todo le era famil iar: la encimera de la cocina, la vista desde su cuarto, las caras en una tienda , la nuca de su hermana. Pero nadie la reconoc\u237?a y no era su casa. Su padre empez\u243? a morirse, marchit\u225?ndose como una planta y llam\u225?ndola, pe ro \u233?l no pod\u237?a o\u237?r las respuestas de Julia, no ve\u237?a d\u243?n de estaba. Cuando se despert\u243? no sab\u237?a si hab\u237?a so\u241?ado con e l sitio donde estaba o con dondequiera que fuese a ir.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fue una noche horrible, espantosa. No me acuerdo de si llor\u233?, creo q ue no. Solo sud\u233? y sud\u233? hasta que la cama estuvo empapada. Me despert\ u233? muchas veces. La verdad es que todo lo que viv\u237? fue de lo m\u225?s te rror\u237?fico. \u8212?Se pasa una mano por el pelo\u8212?. Era como perderlo to do hasta que yo misma acababa desapareciendo.\par\pard\plain\hyphpar} { A la ma\u241?ana siguiente, cuando todos se hubieron ido, Julia cogi\u243? la ta rjeta y se fue a casa de su abuela para llamar desde all\u237?. No hab\u237?a na die m\u225?s en la casa. Pod\u237?a oler el desinfectante, las patatas cocidas. Mir\u243? los n\u250?meros negros de la tarjeta: bailaban. Vio que le temblaba l

a mano y dej\u243? la tarjeta sobre la consola. En ese momento no era capaz de h ilar las razones por las cuales iba a hacer esa llamada, c\u243?mo hab\u237?a ll egado a ese punto. Ahora estaba simplemente all\u237?, con la tarjeta y el nombr e y los n\u250?meros que har\u237?an que \u233?l volviese a hablar con ella. Pus o el dedo en el disco para marcar.\par\pard\plain\hyphpar} { N. lo cogi\u243? al primer tono. Cuando comprendi\u243? lo que ella le estaba di ciendo \u8212?\u171?\u191?Que le has contado a alguien lo que hablamos? \u191?Qu e vas a escribir qu\u233??\u187?\u8212?, se puso como una fiera y le dijo a Juli a que se encontrase con \u233?l a solas. Le dijo que fuese a un piso franco en e l centro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ten\u237?a que estar justo encima de una agencia de viajes \u8212?dice. H ace una mueca con los labios fruncidos, como de risa\u8212?. Hab\u237?a mirado e se escaparate un mont\u243?n de veces. Sab\u237?a perfectamente d\u243?nde estab a.\par\pard\plain\hyphpar} { N. le dijo que habr\u237?a serias repercusiones para ella, y posiblemente para s u familia, por haber violado su promesa de guardar silencio. Le record\u243? que Katrin, su hermana peque\u241?a, so\u241?aba, si no estaba equivocado, con estu diar piano en el conservatorio. Le dijo que contactar\u237?a con su superior, el dirigente regional, y ver\u237?a qu\u233? acciones tomar al respecto.\par\pard\ plain\hyphpar} { La familia esper\u243? una semana hasta que apareci\u243? una carta en el buz\u2 43?n. Iban a recibir una visita en casa. Vinieron dos: N. y su superior.\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?Pero no se pareci\u243? en nada a lo que nos hab\u237?amos figurado \u821 2?me cuenta Julia\u8212?. N. era como otra persona. Sudaba y se sent\u237?a inc\ u243?modo; su superior no ten\u237?a mejor aspecto. No sab\u237?amos qu\u233? es taba pasando.\par\pard\plain\hyphpar} { Dieter les dijo que no hab\u237?a ninguna raz\u243?n (\u191?qu\u233? raz\u243?n pod\u237?a haber?) para lo que le estaba pasando a su hija. Siempre hab\u237?an sido buenos ciudadanos. Irene fue tajante cuando les dijo que iban a escribirle a Honecker.\par\pard\plain\hyphpar} { Los hombres se echaron las manos a la cabeza: tampoco hac\u237?a falta reacciona r de esa forma. Seguro que las cosas no hab\u237?an llegado ya tan lejos, dijero n, como para que no pudiesen arreglarse a nivel local, no hab\u237?a necesidad d e involucrar a Berl\u237?n. Esta era una situaci\u243?n \u8212?miraron a Dieter y a Irene\u8212? en la que la imaginaci\u243?n de una joven \u8212?de buena past a, por supuesto\u8212? pod\u237?a haber influido. Dieter, Irene y las ni\u241?as se quedaron callados. Luego los hombres les pidieron que les diesen algo de tie mpo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Al principio no pod\u237?amos cre\u233?rnoslo. Pero cuando se fueron, fui mos conscientes de que hab\u237?amos ganado. En realidad nunca supimos cu\u225?l era la batalla \u8212?sonr\u237?e\u8212?, pero la hab\u237?amos ganado.\par\par d\plain\hyphpar} { Julia no sabe por qu\u233? la Stasi ten\u237?a tanto miedo de que se quejasen a Honecker. Tal vez porque sus padres eran ambos profesores, y bastante conformist as, o quiz\u225? porque la Stasi no ten\u237?a fundamentos \u171?legales\u187? p ara lo que le hab\u237?an hecho. \u191?Qui\u233?n sabe? Fue una de las raras oca siones en que alguien dej\u243? en evidencia a la Compa\u241?\u237?a y le gan\u2 43? la batalla.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo m\u225?s extraordinario de todo fue que a la semana siguiente me llama ron para un trabajo.\par\pard\plain\hyphpar} { La cogieron de recepcionista en un hotel. Parec\u237?a como si fuese a trabajar all\u237? de por vida.\par\pard\plain\hyphpar} { Pero entonces lleg\u243? 1989.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso es otra larga historia. \u8212?Coge la caja con las cartas de amor\u8 212?. Es tarde, deber\u237?a irme. Hab\u237?a pensado venir solo para coger esto \u8212?le da una palmadita a la caja\u8212? y echarle un vistazo. Voy a una psi coterapeuta y hemos llegado a mis relaciones con los hombres. Estoy intentando r ecordarlos... Parecen como de otra vida. \u8212?Sonr\u237?e y la luz destella en sus dientes\u8212?. Todo esto de las cartas del italiano me servir\u225? como r

ecordatorio.\par\pard\plain\hyphpar} { Miro la caja que tiene entre las manos y s\u233? que una no puede ni destruir su pasado ni lo que te hizo. Nunca se acaba del todo.\par\pard\plain\hyphpar} { Veo c\u243?mo se va. En el pasillo ajusta la bomba a la barra de su destartalada bicicleta y le abro la puerta. Mientras baja por las escaleras siento que falta una pieza en todo esto. No parece una chica que dej\u243? en evidencia a la Sta si, trabaj\u243? un par de a\u241?os en un hotel y a la que luego la revoluci\u2 43?n de 1989 le dio un futuro libre. Nadie puede sumar los acontecimientos de un a vida y calcular su alcance; una tabla de indemnizaciones para el alma. Pero la suma no est\u225? completa, pienso, mientras Julia vuelve en bici a su torre fo rtificada, llena de cosas que no puede dejar, pero que tampoco puede mirar.\par\ pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 12 El lipsi } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { \u171?{\i Hatajo} de nazis, sois unos cerdos asquerosos si pens\u225?is que nos hemos olvi dado de lo que hicisteis y que pod\u233?is meteros con vuestra m\u250?sica, vues tras noticias y vuestras mierdas en nuestra propia tele, conque mejor que no me. ..\u187?\par\pard\plain\hyphpar} { Llaman a la puerta de mi oficina. Es Uwe.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Te llevo a casa?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, perfecto.\par\pard\plain\hyphpar} { Alg\u250?n est\u250?pido impulso hace que esconda la carta que tengo delante, co mo para ahorrarle los insultos. Sostengo su mirada y deslizo la carta hacia m\u2 37?. Las letras son tan grandes y tan inusitadas que parecen una nota pidiendo u n rescate, es imposible que no llamen su atenci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?De qu\u233? va? \u8212?me pregunta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, hum, digamos que es un mensaje de odio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah, s\u237?. \u8212?Sabe al instante lo que significa: que el odio no va contra un presentador en particular o contra la cadena en s\u237?, sino contra t odo el pa\u237?s\u8212?. Solemos contestarlas en un tono moderado \u8212?me expl ica\u8212?, les decimos que la dictadura nacionalsocialista fue algo espantoso q ue tuvimos que sufrir. Que caus\u243? un dolor y un sufrimiento indescriptibles y esas cosas, y que por muchos intentos que se hagan para compensarlos, nunca se podr\u225? reparar del todo, etc., {\i etc.}\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? \u8212?le contesto. Pero \u191?qu\u233? quiere decir con \u171?qu e tuvimos que sufrir\u187?? Los alemanes se pirraban por Hitler. Es verdad que d espu\u233?s de ser elegido cambi\u243? las estructuras de poder por una dictadur a, pero tambi\u233?n es verdad que cuando termin\u243? la guerra la gente hubies e sido capaz de volver a votarlo{\super 16}. Aqu\u237? todo el mundo se pasa la vida clamando inocencia.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?Entonces, \u191?qu\u233?? \u8212?me pregunta. Tiene los ojos inyectados e n sangre. No descansa mucho\u8212?. \u191?Te llevo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, gracias, perfecto.\par\pard\plain\hyphpar} { No suelo ir en coche por Berl\u237?n. La red ferroviaria subterr\u225?nea es tan amplia que puedo ir a todas partes y brotar de la tierra en cualquier punto. Es un entramado de arterias que bombea gente por toda la ciudad. La superficie es otro mundo.\par\pard\plain\hyphpar} { Las calles est\u225?n adoquinadas. Uwe conduce r\u225?pido. Lleva unos guantes d e cuero de los que se abrochan en las mu\u241?ecas. Tiene un Volkswagen Golf pla teado nuevo, est\u225? reluciente y huele a ambientador de pi\u241?a.\par\pard\p lain\hyphpar} {

\u8212?\u191?Te gusta Elton John? \u8212?me pregunta.\par\pard\plain\hyphpar} { Antes de que pueda responder pone el radiocasete a toda potencia. Se enciende un cigarro con el mechero del salpicadero. Empieza a mover la cabeza y a seguir el ritmo con su mano de cuero sobre el volante tapizado de cuero. Va gritando por las calles, las ruedas arman un esc\u225?ndalo sobre los adoquines. Voy cogida c on una mano al asa lateral y con la otra sostengo mi mochila contra el regazo. M e pregunto si la mochila har\u237?a las veces de airbag. Y \u233?l tararea, fuma , tamborilea y tira la ceniza por la ventanilla en una fren\u233?tica demostraci \u243?n de lo relajado que va. Me grita algo a trav\u233?s de la m\u250?sica, de l humo y del estruendo. Lo m\u225?s que puedo entender es que est\u225? yendo a clases de percusi\u243?n \u171?para llevar mejor \u8212?leo sus labios\u8212? el ritmo\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ahora voy para all\u225? \u8212?me grita\u8212?. Mi profesor vive en Mitt e, como t\u250?. Ah, y por cierto, \u191?has averiguado algo de esas historias d e {\i ossis} de las que me hablaste?\par\pard\plain\hyphpar} { No lo pregunta para darme una oportunidad de redimirme de mi arrebato con Schell er. Parece que tiene verdadera curiosidad. Y baja la m\u250?sica.\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?S\u237?, he tenido alguna que otra aventura en Stasilandia. \u8212?Se r\u 237?e y prosigo\u8212?. He estado en un sitio donde lo que se dec\u237?a no era real y lo que era real no estaba permitido, donde la gente o desaparec\u237?a de tr\u225?s de una puerta y nunca m\u225?s se volv\u237?a a saber nada, o la manda ban a otros fueros.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?En serio? \u191?Y c\u243?mo has encontrado a esa gente?\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?Estamos rodeados, Uwe. Al fin y al cabo, esto era el Este. Y he estado bu scando, puse un anuncio para encontrar a gente de la Stasi...\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?\u191?Que qu\u233?? \u8212?Se me queda mirando fijamente y deseo que vuel va a mirar hacia la carretera.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Puse un anuncio en un peri\u243?dico, Uwe, tampoco es para tanto. Y tambi \u233?n es gente con la que me he cruzado sin m\u225?s. Como mi casera, por ejem plo \u8212?le explico, y le cuento por encima lo del exilio de Julia de la vida hasta que la Stasi se ofreci\u243? a perdonarla si se convert\u237?a en confiden te\u8212?. Y te hablo de finales de los a\u241?os ochenta \u8212?concluyo.\par\p ard\plain\hyphpar} { \u8212?No me jodas \u8212?dice Uwe, y compruebo que la historia de Julia es tan rara y horrible para \u233?l como para m\u237?. Reduce hasta detenerse. Hemos ll egado a mi casa, intactos. Se vuelve hacia m\u237? y me dice con su tono serio d e periodista\u8212?: Dos cosas. Hay un hombre de la Stasi que cuando era joven t raz\u243? la l\u237?nea por las calles por donde se construir\u237?a el Muro, y est\u225? dispuesto a hablar de ello. Se llama Hagen Koch: una vez lo llevamos a un programa sobre el {\i checkpoint} Charlie. Y lo que me dijiste de convertir un mundo en otro me hizo p ensar en otra persona; un tipo que se llama Karl-Eduard von Schnitzler, que era el jefe de propaganda del r\u233?gimen. Puede que tambi\u233?n le interese habla r contigo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Julia mencion\u243? a Von Schnitzler. \u191?Sigue vivo?\par\pard\plain\hy phpar} { \u8212?Vaya que s\u237?, y coleando, por lo que he o\u237?do.\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo puedo encontrarlo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ver\u233? si tenemos alguna forma de contactarlo en el trabajo.\par\pard\ plain\hyphpar} { Uwe se inclina sobre m\u237? para abrirme la puerta, lo que es muy caballeroso, aunque tambi\u233?n innecesario. Aprovecha la oportunidad para mirar hacia arrib a y echar un vistazo a mi edificio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Gracias por traerme \u8212?le digo. Y gracias por los consejos.\par\pard\ plain\hyphpar} {

Huele a humo y a pi\u241?a de pl\u225?stico, como a hawaiano maloliente.\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?No es nada.\par\pard\plain\hyphpar} { Contin\u250?a inclinado sobre m\u237?, as\u237? que sigo su mirada. En el \u225? rbol pelado que est\u225? frente a mi sal\u243?n hay dos cosas blancas colgando de las ramas. Una es una bolsa de pl\u225?stico y lo otro, cuando nos fijamos de tenidamente, resulta ser un par de calzoncillos. Me encojo de hombros. Puedo ase gurar que Uwe nunca vivir\u237?a en un sitio como este. Vuelve a su asiento.\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?Buena suerte en Stasilandia. Y cuidadito.\par\pard\plain\hyphpar} { Unos d\u237?as despu\u233?s Uwe me ha localizado un n\u250?mero de Von Schnitzle r, pero resulta que est\u225? equivocado.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Se\u241?orita \u8212?me dice el hombre que responde\u8212?, la gente como esa no quiere que la encuentren.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr von Schnitzler no aparece en el list\u237?n. Decido llamar a herr Winz, par a ver si puede ayudarme. Este se pone como loco al ver que lo necesito y me dice que va a ver qu\u233? puede hacer. Entre tanto, decido ver algunos de los progr amas de Von Schnitzler, de {\i El canal negro}.\par\pard\plain\hyphpar} { {\i El canal negro} se estuvo emitiendo en el Este desde 1960. Se supon\u237?a que e ra una forma de contraprogramar {\i Das Rote Optik (La visi\u243?n roja)}, una cr\u237?tica al socialismo que se pod \u237?a ver en el Este a trav\u233?s de los canales occidentales. Los lunes por la noche la Deutsche Fernsehfunk, por entonces el \u250?nico canal de Alemania O riental, pon\u237?a viejas pel\u237?culas de antes de la guerra, de la \u233?poc a dorada de los estudios; el Partido decidi\u243? que tanto estas como los progr amas occidentales requer\u237?an de algunos comentarios. Le dieron el puesto a K arl-Eduard Von Schnitzler.\par\pard\plain\hyphpar} { Durante mucho tiempo, los trabajadores de las centrales el\u233?ctricas estuvier on alerta los lunes por la noche. Al principio, porque todo el mundo pon\u237?a a la vez la pel\u237?cula, de modo que se produc\u237?a una sobrecarga. Luego, c uando empezaron a emitir {\i El canal negro}, los operarios se las ten\u237?an que ingeniar para evitar que e l suministro el\u233?ctrico se colapsara por una bajada de tensi\u243?n, porque todo el mundo apagaba a la vez sus aparatos.\par\pard\plain\hyphpar} { Karl-Eduard von Schnitzler se convirti\u243? en una instituci\u243?n de un solo miembro y en la cara m\u225?s odiada del r\u233?gimen. A finales de 1989, cuando los manifestantes gritaban \u171?\u161?Nosotros somos el pueblo!\u187? y \u171? Elecciones libres\u187?, tambi\u233?n gritaban \u171?\u161?Schnitzler, pide perd \u243?n!\u187? y \u171?\u161?Schnitzler, tele\u241?eco!\u187?. Eso era justo lo que era: un viejo tele\u241?eco malhumorado que, desde las altas esferas, disemi naba desprecio sobre la actualidad.\par\pard\plain\hyphpar} { La sede de la cadena oriental estaba en Adlerhof, en las afueras de Berl\u237?n Este. El complejo se vende ahora como un flamante centro multimedia a pesar de q ue sigue siendo un pu\u241?ado de edificios grises y fr\u237?os sobre una explan ada de gravilla, muy parecido en su conjunto a un pol\u237?gono industrial. Uno de ellos alberga el archivo de los programas que se emitieron en la RDA.\par\par d\plain\hyphpar} { No a todo el mundo se le permite la entrada, as\u237? que Uwe ha hecho algunas l lamadas para que me dejen pasar. Entro por lo que parece una puerta trasera y lu ego recorro una sucia pasarela acristalada que conecta este edificio con el de a l lado. No hay ni un alma. Llego a unas puertas dobles donde hay un viejo interf ono de seguridad. Llamo y me abren. Un poco m\u225?s adelante hay un mostrador. A ambos lados, a derecha e izquierda, se extiende un largo pasillo de lin\u243?l eo, plagado de viejas mesas de montaje y monta\u241?as de rollos de pel\u237?cul a por doquier.\par\pard\plain\hyphpar} { Detr\u225?s del mostrador atisbo las primeras se\u241?ales de vida. Dos hombres, cada uno con una chaqueta marr\u243?n que parece a juego con la del otro, est\u 225?n tomando caf\u233?. Me ven y al instante intercambian una mirada.\par\pard\

plain\hyphpar} { \u8212?Buenos d\u237?as \u8212?digo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Ha venido a por un paquete? \u8212?me pregunta Chaqueta Uno, mirand o hacia Chaqueta Dos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No \u8212?le contesto\u8212?. He venido para ver unas cintas.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?No sabemos nada de eso \u8212?dice Chaqueta Uno. Todav\u237?a no me mira a la cara. Sigue un silencio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Est\u225? frau Anderson? \u8212?pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ser\u225? que tiene que ver a frau Anderson para eso, \u191?no? \u8212?di ce Uno a su silencioso compa\u241?ero. Dos da un sorbo. Uno lo interpreta como u na afirmaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? \u8212?repite Uno\u8212?, va a tener que ver a frau Anderson para eso.\par\pard\plain\hyphpar} { Miro a ambos lados del pasillo vac\u237?o.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Se le est\u225? echando el tiempo encima \u8212?a\u241?ade\u8212?. Nos va mos a las 16.25, que lo sepa.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vale \u8212?le digo.\par\pard\plain\hyphpar} { Chaqueta Dos habla:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Estamos de descanso \u8212?le dice a Uno.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vale \u8212?repito.\par\pard\plain\hyphpar} { Otro silencio. \u191?Qu\u233? es esto? \u191?Beckett? Me acuerdo de lo que dijo el poeta alem\u225?n del absurdo, Kurt Tucholsky, sobre sus compatriotas y los m ostradores: todos se postran ante ellos y todos aspiran a estar detr\u225?s de u no. Me estoy debatiendo entre si postrarme como un nativo o montar una escenita \u8212?algo m\u225?s for\u225?neo\u8212? cuando me salvan unas pisadas que se ac ercan por el pasillo: frau Anderson.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah\u237? la tienes \u8212?le dice Chaqueta Uno a Chaqueta Dos, como si to do el episodio hubiese sido una apuesta entre ellos\u8212?. Frau Anderson.\par\p ard\plain\hyphpar} { Frau Anderson es una mujer de cincuenta y pico a\u241?os. Cuesta saber c\u243?mo es en realidad porque lleva maquillaje para ocultarse. Tal vez sol\u237?a frecu entar los escenarios, o la televisi\u243?n. Tiene una piel reluciente, con la co nsistencia de una tarta de queso, y los labios pintados con unos trazos que se a lejan, osada y teatralmente, de lo natural.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Ach}, herr Von Schnitzler \u8212?dice mientras me gu\u237?a por el pasillo\u8212 ?. Era \u250?nico. Hay que quitarse el sombrero ante \u233?l: por lo menos ha ma ntenido lo que dec\u237?a en otros tiempos. No es otro maldito chaquetero como e l resto.\par\pard\plain\hyphpar} { Su acritud y su a\u241?oranza me escandalizan; forman parte de la nostalgia por el Este ({\i ost}) que ha propiciado una nueva palabra de juego de construcciones: {\i Ostalgie}. Salta a la vista que aqu\u237? solo trabajaban aquellos que pod\u237? an probar su lealtad al Estado, y frau Anderson sigue estando entre ellos.\par\p ard\plain\hyphpar} { Unos fluorescentes iluminan el pasillo, no hay ni una brizna de luz natural. El lin\u243?leo es beis, tanto moteado como veteado. Las paredes, de un amarillo bi lis, est\u225?n descascarilladas. Huele a cerrado. Es como estar dentro de una b estia vieja. Recorremos todo el pasillo y cuento, por costumbre o man\u237?a o p or no querer perderme, cinco puertas met\u225?licas a cada lado antes de llegar a la \u250?ltima. Frau Anderson abre y se vuelve hac\u237?a m\u237?.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?Yo me voy sobre las 16.25 \u8212?dice\u8212?, \u191?cree que le dar\u225? tiempo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso espero \u8212?digo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ser\u237?a horrible \u8212?bromea\u8212? quedarse aqu\u237? encerrada tod a la noche.\par\pard\plain\hyphpar} { No hace falta que me lo jure. Este lugar parece haber sido dise\u241?ado bas\u22 5?ndose en el principio arquitect\u243?nico de \u171?el mismo tama\u241?o vale p

ara todo\u187? del resto de edificios: como la {\i Runde Ecke} en Leipzig y el cuartel general de la Stasi en Normannenstrasse; lo mismo que las prisiones y los hospitales, las escuelas y las construcciones de l a administraci\u243?n de todo el pa\u237?s, y probablemente igual que el interio r del parduzco {\i Palast der Republik}, solo que, en ese caso, al estar tras unas rejas, no he pod ido comprobarlo. De aqu\u237? a Vladivostok, este fue el legado del comunismo al urbanismo: lin\u243?leo y cemento gris, amianto, hormig\u243?n prefabricado y, sin excepci\u243?n, largos y largos pasillos con cuartos multiusos. Detr\u225?s de estas puertas pod\u237?a pasar cualquier cosa: interrogatorios, encarcelacion es, ex\u225?menes, ense\u241?anza, administraci\u243?n, escondites para cat\u225 ?strofes nucleares o, en este caso, propaganda.\par\pard\plain\hyphpar} { En el interior, la sala tiene las dimensiones de una celda, pero est\u225? decor ada como una caravana de los a\u241?os sesenta. Tiene cortinas marrones en el ve ntanuco que hay cerca del techo y, sobre las paredes, papel pintado marr\u243?n con un estampado de flores. Hay una antigua m\u225?quina montadora, una silla de oficina y un p\u243?ster de promoci\u243?n del desierto de Gobi en ruso y alem\ u225?n. En una esquina, el televisor y el v\u237?deo.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Anderson me deja con algunas de las cintas que encontraron. Meto una en el aparato y apago las luces. Es el primer programa de Von Schnitzler, de marzo de 1960. Aparecen los t\u237?tulos de cr\u233?dito: el dibujo de un \u225?guila con mirada aviesa, el s\u237?mbolo de Alemania Federal, en rojo, blanco y negro fas cista, que se posa sobre una antena de televisi\u243?n. Luego aparecen las palab ras: EL CANAL NEGRO. De pronto, un hombre enchaquetado, con gafas negras cuadric uladas ocupa toda la pantalla. Se dirige a m\u237? directamente, como si estuvie se sentado en esta misma habitaci\u243?n: El canal negro, estimados se\u241?oras y caballeros, transporta mugre y aguas residuales. Pero en vez de transportarla s hasta una depuradora, como deber\u237?a, las filtra, d\u237?a tras d\u237?a, e n cientos de miles de hogares de Berl\u237?n Oriental y Occidental. Este canal e s el canal que emite los programas de Alemania Federal: el canal negro. Y todos los lunes a esta misma hora vamos a afanarnos, si se me permite la expresi\u243? n, en una operaci\u243?n de saneamiento.\par\pard\plain\hyphpar} { La siguiente cinta es de 1965, despu\u233?s de que dos personas fueran tiroteada s al intentar escapar por el Muro.\par\pard\plain\hyphpar} { Queridos telespectadores:\par\pard\plain\hyphpar} { Todos saben por qu\u233? estoy aqu\u237? hoy, por qu\u233? he vuelto ex profeso de mis vacaciones para comparecer ante ustedes esta noche. Los guardias de nuest ra frontera, cumpliendo con su deber, han disparado a dos hombres. No se detuvie ron ni cuando se les grit\u243?, ni cuando se les advirti\u243? de que iban a ab rir fuego. Uno de ellos result\u243? herido de muerte [...].\par\pard\plain\hyph par} { La gente deber\u237?a escucharnos cuando repetimos una y otra vez que somos noso tros los que dictaminamos el orden en la frontera. Y nosotros somos los que nos aseguramos de que se mantiene, por buenas razones. Todo aquel que quiera atraves ar la frontera de la RDA necesita un permiso. Si no lo tiene, \u161?ha de manten erse lejos de la frontera! El que arriesgue su vida, morir\u225?. Y s\u233?, se\ u241?oras y caballeros, que suena duro. Y puede que algunos incluso lo califique n de \u171?inhumano\u187?... Pero \u191?qu\u233? es \u171?humano\u187? y qu\u233 ? \u171?inhumano\u187??\par\pard\plain\hyphpar} { Humano es mantener la paz para todos los hombres en la Tierra. Y eso no se consi gue rezando: se consigue luchando. Y si, como la Historia nos ense\u241?a, las g uerras las hace el hombre, no Dios, entonces tambi\u233?n la paz es labor del ho mbre. Por primera vez en suelo alem\u225?n, aqu\u237? en la Rep\u250?blica Democ r\u225?tica de Alemania, el gobierno del Estado ha erigido la paz en principio. Aquel que pretende da\u241?ar o debilitar a la RDA, tanto consciente como incons cientemente, da\u241?a o debilita las perspectivas de paz en Alemania. \u161?Es humano haber creado y construido este Estado! \u161?Es humano fortalecerlo y pro tegerlo! Es humano salvaguardar a la RDA frente a aquellas personas que preferir \u237?an com\u233?rsela para desayunar [...].\par\pard\plain\hyphpar} { Y sigue, y sigue, pero rebobino la cinta y tomo notas. Quiero ver con detenimien

to c\u243?mo este hombre convierte lo inhumano en humano; estas muertes, en s\u2 37?mbolos de la salvaci\u243?n. Me entran m\u225?s ganas todav\u237?a de conocer lo y de saber qu\u233? piensa ahora, una vez que el basti\u243?n ha ca\u237?do y su mundo ha desaparecido.\par\pard\plain\hyphpar} { Son casi las cuatro de la tarde, voy bien de tiempo, pero no tengo intenci\u243? n de quedarme aqu\u237? encerrada, ni en broma. Empiezo a recoger mis cosas. La cinta sigue puesta. Pasa a otro programa llamado {\i Gut Aufgelegt (De buen humor)}, con una alegre sinton\u237?a de cabecera. Aparec e una bonita morena de ojos azules con un vestido sesentero de cintura entallada en una tienda de discos. Se acerca a la c\u225?mara.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u218?ltimamente los vendedores de discos est\u225?n recibiendo de sus cl ientes peticiones bastante extra\u241?as \u8212?dice\u8212?; les piden m\u250?si ca {\i lipsi}. Y yo me pregunto: \u191?qu\u233? es {\i lipsi}? Brockhaus, el enciclopedista musical, dir\u237?a: \u171?No tengo ni idea , y adem\u225?s no est\u225? en ninguno de mis veinte vol\u250?menes, as\u237? q ue no existe\u187?. Pero los vendedores de discos dir\u225?n: \u171?{\i Lipsi}... \u161?Eso es lo que me piden todos los clientes! \u161?Es como una pla ga!\u187?. Y una pareja joven nos dir\u237?a: \u171?\u191?{\i Lipsi}? Es la cosa m\u225?s sencilla. El baile en s\u237? es un 6 por 4 y solo t ienes que coger a la chica en tu brazo izquierdo. As\u237?...\u187?. \u8212?Exti ende el brazo\u8212?. Bueno... Es f\u225?cil, mirad. \u8212?Parece que se queda un momento atascada, pero al final da con el eslogan\u8212?: Si de verdad quiere s saber lo que es {\i baila el baile de moda una y otra vez. } Baila el {\i lipsi}, b\u225?ilalo, del derecho y del rev\u233?s.\par\pard\plain\hyphpar} { Me pica la curiosidad y dejo de recoger. En la pantalla aparece una pareja en un sal\u243?n de baile: \u233?l, maqueado en su traje, y ella, con vestido y tacon es de aguja. Juntos hacen el baile m\u225?s extra\u241?o que he visto en mi vida .\par\pard\plain\hyphpar} { Al principio el hombre y la mujer van de perfil, como bailarines griegos, \u233? l detr\u225?s de ella, mano con mano. Se mueven de un lado a otro los dos y lueg o levantan los antebrazos y empiezan a inclinarse de una forma exagerada, parece n teteras. La c\u225?mara enfoca los pies, que, sin previo aviso, empiezan a hac er unos complejos pasos de giga irlandesa. Luego los integrantes de la pareja se giran el uno hacia el otro en un pase de vals, antes de volver a separarse y da r un saltito en el aire. A esto le sigue un movimiento muy ruso con las manos en las caderas. Durante todo el rato esbozan unas enormes sonrisas fijas, como si no estuviesen pensando en ning\u250?n momento lo que est\u225?n haciendo con los pies. Despu\u233?s vuelven a la maniobra de tetera griega. Una voz en {\i off} canta muy a lo Doris Day al comp\u225?s de unos ritmos de bosanova.\par\par d\plain\hyphpar} { Hoy todos los j\u243?venes bailan\par\pard\plain\hyphpar} { el paso {\i lipsi}, todos bailan {\i lipsi}.\par\pard\plain\hyphpar} { Todos los j\u243?venes lo quieren aprender.\par\pard\plain\hyphpar} { Es el {\i lipsi}, es lo \u250?ltimo.\par\pard\plain\hyphpar} { Rumba, {\i boogie}, chachach\u225?,\par\pard\plain\hyphpar} { todos {\i demod\u233?}.\par\pard\plain\hyphpar} { Ahora de la nada, de la noche a la ma\u241?ana,\par\pard\plain\hyphpar} { este baile ha llegado y ya ha triunfado.\par\pard\plain\hyphpar} { Rebobino la cinta. Quiero fijarme, movimiento a movimiento, lo que hace que el b aile resulte tan curioso. \u171?{\i Lipsi}\u187? es \u171?Leipzig\u187? en jerga, pero no solo fue un descarado inte nto del r\u233?gimen por crear una tendencia de masas, como si hubiese llegado d e esa ciudad tan chic. Observo de cerca a la pareja r\u237?gida. Parece que a la

mujer le falta un incisivo, una elecci\u243?n bastante extra\u241?a para una mo delo de baile. Despu\u233?s me concentro en los movimientos, y entonces lo capto : entre esta retah\u237?la de gestos, no hay ninguno en que los bailarines mueva n la cadera. Mantienen el torso recto, no se inclinan el uno hacia el otro, ni o scilan de un lado para otro. Los inventores del baile fusionaron toda tradici\u2 43?n de danza existente y extrajeron con minuciosidad los movimientos no sexuale s. Al igual que {\i El canal negro} era el ant\u237?doto contra la televisi\u243?n occidental, el {\ i lipsi} era la respuesta del Este a Elvis y al decadente rock n\u8217? roll for\u 225?neo. Y ah\u237? estaba: un baile inventado por un comit\u233?, la danza de u n bizarro camello sin cadera.\par\pard\plain\hyphpar} { Cojo todas mis cosas y salgo disparada por el pasillo. El fluorescente sigue enc endido, pero en el mostrador no hay ninguna luz. Estoy ya a medio camino cuando recuerdo que me he dejado la cinta en el aparato. Corro hasta el cuarto y la sac o para devolv\u233?rsela a frau Anderson, si es que todav\u237?a sigue aqu\u237? . Si es que todav\u237?a hay alguien aqu\u237?. Mientras recorro el pasillo por segunda vez, me pregunto si me har\u225? falta un c\u243?digo para salir.\par\pa rd\plain\hyphpar} { Mi reloj marca las 4.27 y los Chaquetas se han ido. Me quedo delante del mostrad or, con la mochila en una mano y la cinta en la otra. Me vuelvo, miro la salida y veo, a la izquierda, un viejo teclado de un sistema de seguridad. \u191?Cu\u22 5?ntos intentos tendr\u233? para averiguar la combinaci\u243?n antes de quedarme atrapada? \u191?O de que salte una alarma? No quiero un numerito, pero tampoco quiero pasar aqu\u237? la noche.\par\pard\plain\hyphpar} { Tengo que encontrar un tel\u233?fono. Cuando estoy dando ya media vuelta, oigo u n sonido. Es una puerta abri\u233?ndose. Frau Anderson sale por ella, con un som brero en imitaci\u243?n piel y un bolso verde de cocodrilo en pl\u225?stico.\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ya iba a ir a por usted \u8212?me dice\u8212?. Hab\u237?a pensado dejarle algo m\u225?s de tiempo.\par\pard\plain\hyphpar} { Me coge la cinta de la mano. Respiro aliviada. No sabr\u237?a decir si se ha dad o cuenta de que estaba asustada y se est\u225? riendo de m\u237?. Tal vez estoy empezando a tomarme las horas l\u237?mites, los horarios del tren y las horas de cierre demasiado en serio, en esta tierra de puntualidad inmisericorde.\par\par d\plain\hyphpar} { Una semana despu\u233?s me llama un hombre an\u243?nimo. Herr Winz le ha contado mis intenciones y me llama para verificarlo conmigo antes de hablar con herr Vo n Schnitzler. En unos minutos me vuelve a llamar y me dice que frau Von Schnitzl er atender\u225? mi llamada. Me da el n\u250?mero. Frau Von Schnitzler responde y me da sus se\u241?as.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 13 Von Schni... } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Es} el apellido de soltera de ella, no el de \u233?l, el que aparece en el timbr e. Una mujer de rasgos delicados, de unos sesenta a\u241?os, me hace pasar. Es m orena, con melena corta, y lleva los labios y las u\u241?as pintados de rojo. Fr au Marta von Schnitzler era actriz.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bienvenida \u8212?dice tendi\u233?ndome una mano esmaltada.\par\pard\plai n\hyphpar} { Me lleva hasta el sal\u243?n. El piso es peque\u241?o pero luminoso. La acumulac i\u243?n de restos de una vida reposa en librer\u237?as y estantes y cuelga de l as paredes: libros, cajas de medallas, figuritas y tazas de pl\u225?stico llenas de bol\u237?grafos.\par\pard\plain\hyphpar} { En el sal\u243?n, sentado en un sill\u243?n, hay un hombre con gafas cuadradas y

una barba cuidadosamente delineada. Tiene la mano derecha \u8212?bastante lisa para alguien de setenta y nueve a\u241?os\u8212? sobre el mango de un bast\u243? n. Saluda con un gesto de cabeza hacia donde estoy. Encima de la mesa de centro hay un termo con agua caliente, un bote de Nescaf\u233? y un frasco de medicinas . Frente a \u233?l herr Von Schnitzler tiene una gran copa de vino con algo que parece refresco rojo. Me siento enfrente. Tiene la cabeza m\u225?s grande y m\u2 25?s arrugada y los p\u243?mulos m\u225?s pronunciados que en la tele, pero no c abe duda de que es \u171?Sudel-Ede\u187? o \u171?el fantoche de Ede\u187?. Tras su cabeza reparo en otra fila de cabezas a la misma altura que cuelgan de un ra\ u237?l para cuadros: un busto de Marx, un daguerrotipo de Lenin y, cuando avanza mi mirada, incluso una figurilla de cuerpo entero de Stalin.\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?Herr Von Schnitzler \u8212?le digo\u8212?, me gustar\u237?a hacerle algun as preguntas sobre su biograf\u237?a...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, eso es importante para a) la historiograf\u237?a sobre mi vida y b) porque lo que habr\u225? le\u237?do usted sobre m\u237? es falso en un 95 po r ciento.\par\pard\plain\hyphpar} { Su voz parece un croar que sale de una garganta seca y mustia.\par\pard\plain\hy phpar} { \u8212?\u191?Cree usted...?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Yo no creo, lo s\u233?. Es as\u237?. \u8212?Su voz va ganando fuerza y ti mbre.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero he estado leyendo libros escritos por usted \u8212?le explico\u8212? ... Esos no estar\u225?n equivocados, \u191?no es cierto?\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?Bueno, en ese caso, es distinto \u8212?dice, pero ni siquiera esboza una sonrisa\u8212?. No, eso est\u225? bien, est\u225? muy bien.\par\pard\plain\hyphp ar} { No va a resultar f\u225?cil. Me mira desafiante. Oigo su respiraci\u243?n.\par\p ard\plain\hyphpar} { Karl-Eduard von Schnitzler{\super 17} naci\u243? en 1918 en una familia berlinesa acomodada. Su padre, Julius Edua rd Schnitzler, fue c\u243?nsul general del emperador Guillermo en Amberes y teni ente del ej\u233?rcito prusiano. En 1913, el emperador elev\u243? a Julius y a s us dos hermanos a la categor\u237?a de nobles, concedi\u233?ndoles as\u237? el p rivilegio de utilizar el prefijo \u171?Von\u187?. La familia se mantuvo cerca de l poder durante el r\u233?gimen nazi. Uno de los primos de Von Schnitzler era ba nquero de Hitler, otro era el director de ventas de la IG-Farben, la empresa que se encargaba de distribuir el gas venenoso cicl\u243?n B por los campos de conc entraci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Karl-Eduard reaccion\u243? en contra de la desigualdad de la riqueza y del nazis mo que le rodeaba. A los catorce a\u241?os qued\u243? fascinado por el comunismo . Empez\u243? a estudiar medicina para, al poco tiempo, formarse como industrial . Durante la Segunda Guerra Mundial sirvi\u243? en el ej\u233?rcito de Hitler. E n junio de 1944, los brit\u225?nicos lo apresaron y lo enviaron al campo de pris ioneros \u171?antifascista\u187? de Ascot; a los pocos d\u237?as ya estaba hacie ndo un programa en alem\u225?n para la BBC llamado {\i Prisioneros de guerra alemanes conversan con su patria}.\par\pard\plain\hyphpar} { Von Schnitzler fue liberado y volvi\u243? a Alemania en 1945, donde continu\u243 ? con su programa desde la zona ocupada por los brit\u225?nicos de Colonia; sin embargo, no tuvo que pasar mucho tiempo para que sus f\u233?rreas ideas comunist as le procuraran conflictos con los gerentes brit\u225?nicos, que lo despidieron .\par\pard\plain\hyphpar} { En 1947 se mud\u243? a la zona sovi\u233?tica. Cuando lleg\u243? le dijo a su fu turo l\u237?der, Walter Ulbricht, que quer\u237?a quitarse el \u171?Von\u187? de delante de su apellido. Ulbricht le dijo: \u171?\u191?Est\u225? chiflado? Todo el mundo ha de saber que gentes de todo tipo se est\u225?n pasando a nuestro ban do\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { As\u237? fue como aquel hombre con el rid\u237?culo apellido de noble se convirt

i\u243? en la cara medi\u225?tica del r\u233?gimen. {\i El canal negro} se estuvo emitiendo hasta el mism\u237?simo fin, en octubre de 1 989.\par\pard\plain\hyphpar} { Von Schnitzler ha empezado a hablar y est\u225? dando todo lujo de detalles sobr e la guerra.\par\pard\plain\hyphpar} { Le interrumpo:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me gustar\u237?a hablar sobre {\i El canal negro}...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero se est\u225? saltando usted una parte muy importante de mi vida, mi \u233?poca como prisionero de guerra, cuando hac\u237?a un programa para la BBC. ..\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No me importa hablar de ello, pero depende del tiempo del que dispongamos .\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Yo dispongo de tiempo \u8212?replica\u8212?. \u191?Cu\u225?nto tiempo tie ne usted?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Yo tengo todo el d\u237?a \u8212?le digo\u8212?, pero no creo que queramo s pasarnos hablando todo el d\u237?a. Me gustar\u237?a hablar durante un par de horas.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Von Schnitzler se ha acomodado lejos de nuestro campo de visi\u243?n, pero al alcance del o\u237?do. El piso es m\u225?s peque\u241?o de lo que cre\u237?a; no tiene nada que ver con la mansi\u243?n donde naci\u243? Karl-Eduard. Creo qu e frau Von Schnitzler est\u225? cosiendo. Murmura algo sobre la hora que no logr o o\u237?r del todo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Nein}? \u8212?dice, al parecer a ella.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, entonces, tal vez una hora \u8212?le sugiero.\par\pard\plain\hyphp ar} { Aun as\u237?, \u233?l sigue con su vida y milagros. Von Schnitzler pas\u243? su carrera cribando y criticando la televisi\u243?n occidental y no va a permitir q ue yo cribe ahora su vida. Ha cambiado a un ritmo de discurso autoritario que ti ene ensayado, con ocasionales momentos de \u233?nfasis desbordado, cada uno de l os cuales se convierte en una reprimenda para el oyente que ha disminuido su ate nci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Alzo la mano y vuelvo a interrumpirle:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Si solo tenemos una hora, estar\u237?a muy interesada en poder hablar sob re {\i El canal negro}.\par\pard\plain\hyphpar} { Ahora se enfada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Pero es m\u225?s importante hablar sobre la historia! \u8212?El bas t\u243?n se le escurre y cae contra el sill\u243?n. Lo recoge\u8212?. \u161?Pued e leer libros y libros sobre {\i El canal negro}! \u8212?Sacude el bast\u243?n de un lado para otro\u8212?. Este form\u243? parte de la Guerra Fr\u237?a. Yo fui una de las figuras prominentes d e la RDA durante la Guerra Fr\u237?a... \u8212?Se queda sin aliento y pierde el hilo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? \u8212?insisto\u8212?, y es la RDA lo que m\u225?s me interesa.\p ar\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Aj\u225?, aj\u225? \u8212?dice, ahora de pronto m\u225?s calmado. Reconoz co este patr\u243?n de gritos impredecibles seguidos de arrebatos de sosegada ra z\u243?n de otros avasalladores que he conocido\u8212?. De acuerdo \u8212?contin \u250?a con la m\u225?xima cordialidad\u8212?, \u191?qu\u233? quiere saber sobre {\i El canal}?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo surgi\u243?? \u191?Fue idea suya o fue un encargo?\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?Fue idea m\u237?a \u8212?asegura\u8212?. Una vez vi a unos pol\u237?ticos occidentales en el telediario soltando una sarta de mentiras asquerosas sobre l a RDA y antes de que el programa acabase ya hab\u237?a preparado un guion para l a emisi\u243?n. Les demostr\u233? qui\u233?n era yo. Y luego la pregunta fue: \u 191?con qu\u233? frecuencia? Insist\u237? en que fuese una vez por semana. Hoy \

u8212?se inclina hacia m\u237?, enfurecido\u8212?, hoy podr\u237?a hacer uno \u1 61?todos los d\u237?as! \u8212?Se trata de una rabieta pensada para asustarme\u8 212?. As\u237? de asquerosa se ha vuelto esta... esta caja subnormal. \u8212?Se\ u241?ala con su bast\u243?n el televisor que hay en la sala.\par\pard\plain\hyph par} { Vale, de acuerdo, pienso, sig\u225?mosle la corriente.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? le pone m\u225?s furioso de la televisi\u243?n de hoy en d \u237?a?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?A m\u237? nada me pone furioso! \u8212?dice. Est\u225? rojo de ira. Por el rabillo del ojo puedo ver a frau Von Schnitzler levantando la cabeza\u82 12?. Por eso soy comunista. \u161?Para que nada me ponga furioso! \u8212?Luego, de pronto, vuelve a calmarse y dice en un tono quejoso\u8212?: Lo que me da l\u2 25?stima es lo que le hacen tragarse a la gente a trav\u233?s de la televisi\u24 3?n esa de mierda. Por ejemplo, ese... ese programa para imb\u233?ciles... \u191 ?c\u243?mo se llama? \u8212?No habla de ninguno en particular pero llega un murm ullo desde la otra punta del cuarto.\par\pard\plain\hyphpar} { No hace caso.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En realidad son todos para imb\u233?ciles, \u191?no? \u8212?me dice\u8212 ?. Marta, \u191?por qu\u233? pones esa cara? \u8212?Luego, como para s\u237?\u82 12?: \u191?C\u243?mo se llamaba ese programa? \u191?El gran hombre?\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?\u191?El gran hombre?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ese en el que encierran a diez personas...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah, s\u237? \u8212?dice la esposa en alto\u8212?, ya s\u233? cu\u225?l di ces. {\i Gran hermano}.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso \u8212?dice\u8212?, {\i Gran hermano}.\par\pard\plain\hyphpar} { {\i Gran hermano} es un programa de telerrealidad muy famoso que han emitido aqu\u23 7? hace poco y en el que encierran a una gente en una casa y la graban d\u237?a y noche con c\u225?maras. Llamado as\u237? por el l\u237?der del r\u233?gimen es p\u237?a de la novela de Orwell {\i 1984}, el programa concede un premio en met\u225?lico a la persona que logre sob revivir m\u225?s tiempo bajo esas condiciones de encierro y escrutinio. Orwell e staba prohibido en la RDA; me pregunto si a Von Schnitzler le ha ofendido el pro grama por sus reminiscencias orwellianas o por su estupidez general.\par\pard\pl ain\hyphpar} { Me est\u225? mirando fijamente.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que los grandes tiranos de la televisi\u243?n de su pa\u237?s tienen algo que ver con ese...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es australiana \u8212?le corrige frau Von Schnitzler\u8212?, no estadouni dense.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Yo s\u233? lo que me digo \u8212?responde.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Murdoch \u8212?aventuro\u8212?. S\u237?, era australiano, pero ahora es e stadounidense.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y qu\u233? m\u225?s da? \u8212?replica Von Schnitzler airado\u8212? . Es un imperialista global.\par\pard\plain\hyphpar} { Abro mi libreta de apuntes. Quiero leerle unas citas suyas, pero me siento un po co cohibida.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Puedo leerle una cosa? \u8212?le pregunto\u8212?. En noviembre de 1 965 dos orientales intentaron cruzar la frontera y uno de ellos muri\u243? de un tiro. Y ese a\u241?o, en Navidad, usted hizo un programa...\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Siempre intentaban escapar en Navidad \u8212?dice. Utiliza la palabra {\i inszenieren}, que significa \u171?escenificar\u187?, \u171?hacer un montaje\u187 ?, como si las escapadas estuviesen orquestadas adrede para dejar mal al r\u233? gimen.\par\pard\plain\hyphpar} { Se muestra tan brusco que siento c\u243?mo mi actitud cohibida se ve sustituida por algo m\u225?s profesional: \u8212?Me gustar\u237?a leerle un texto de su pro

grama y preguntarle si est\u225? de acuerdo. Leo mi trascripci\u243?n: \u171?La pol\u237?tica de \u8220?liberar a los del Bloque del Este\u8221? es la frase en clave para acabar con la RDA, lo cual supone guerra civil, guerra mundial, guerr a nuclear, lo cual supone a su vez separar a familias, el Armagued\u243?n at\u24 3?mico, \u161?es inhumano! \u161?Contra eso es contra lo que fundamos un Estado! Contra eso erigimos la frontera con estrictas medidas de control, para acabar c on lo que pas\u243? durante los trece a\u241?os en que estuvo abierta y en que f ue ninguneada... \u161?Eso es humano! \u161?Eso es servir a la humanidad!\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando termino, me mira con la barbilla hacia arriba.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y cu\u225?l es la pregunta, jovencita?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mi pregunta es si sigue viendo el Muro como algo humano y los asesinatos de la frontera como un acto de paz.\par\pard\plain\hyphpar} { Levanta la mano que no tiene ocupada, toma aire y grita:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?M\u225?s que nunca! \u8212?Baja el pu\u241?o.\par\pard\plain\hyphpa r} { Me quedo boquiabierta unos segundos. Luego me doy cuenta de que frau Von Schnitz ler va a cortar la entrevista.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Lo consideraba necesario? \u8212?le pregunto apresurada.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?No es que yo lo \u171?considerase\u187? necesario, es que era absolutamen te necesario. \u161?Fue una necesidad hist\u243?rica! \u161?Ha sido la construcc i\u243?n m\u225?s \u250?til de toda la historia alemana! \u161?De toda la histor ia europea!\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Por qu\u233??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Porque impidi\u243? que el imperialismo contaminara el Este. Lo amurall\u 243?.\par\pard\plain\hyphpar} { El \u250?nico pueblo amurallado fue el suyo. Es como si hubiese o\u237?do mis pe nsamientos: \u8212?Es m\u225?s, \u161?el pueblo de la RDA no estaba \u171?amural lado\u187?! Pod\u237?an ir a Hungr\u237?a, a Polonia. Los \u250?nicos sitios don de no pod\u237?an ir eran a los pa\u237?ses de la OTAN. Porque, como es normal, uno no va por ah\u237? de viaje a territorio enemigo. Es tan simple como eso.\pa r\pard\plain\hyphpar} { Es todo tan absurdo que no se me ocurre ninguna pregunta. Pero en el siguiente a liento se contradice a s\u237? mismo. Al parecer lo de alternar posturas distint as cada dos por tres es su {\i modus operandi}.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero s\u237? que creo que en los \u250?ltimos a\u241?os deber\u237?an hab erlo abierto antes \u8212?dice. Y luego, casi de carrerilla\u8212?: La gente hab r\u237?a vuelto. \u8212?Me pregunto si realmente se lo cree. Los estados del Blo que siguen a\u250?n hoy, siete a\u241?os despu\u233?s, perdiendo poblaci\u243?n. Se remueve en su asiento\u8212?. La mayor\u237?a... la mayor\u237?a habr\u237?a vuelto.\par\pard\plain\hyphpar} { Von Schnitzler es uno de los cuadros militares cuyas ideas fueron moldeadas en l os a\u241?os veinte por la lucha contra las injusticias del fiero libre mercado de la Rep\u250?blica de Weimar y, m\u225?s tarde, por las atrocidades del fascis mo; tambi\u233?n vivi\u243? el nacimiento y la muerte de una naci\u243?n constru ida sobre esas ideas. Es un aut\u233?ntico creyente y para \u233?l mis preguntas no son m\u225?s que una demostraci\u243?n de una penosa falta de fe.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?Usted vivi\u243? toda la existencia de la RDA, de principio a fin...\par\ pard\plain\hyphpar} { \u8212?As\u237? fue, as\u237? fue.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?A su entender, \u191?hay algo que podr\u237?a haberse hecho mejor, o de o tra forma?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, seguro que hay cosas que se podr\u237?an haber hecho mejor o de ot ra forma, pero no creo que eso sea ya una cuesti\u243?n que haya que tratar.\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?Yo creo que s\u237? \u8212?le digo, aunque hay algo que me molesta y rebu

lle en el fondo de mi cabeza\u8212?. Fue un intento serio de construir un estado socialista y debemos examinar por qu\u233?, al final, ese estado ya no existe. Es importante.\par\pard\plain\hyphpar} { Ese algo resulta ser el recuerdo de unos occidentales, Uwe y Scheller, con el mi smo desinter\u233?s por la RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me di cuenta relativamente pronto \u8212?me explica\u8212? de que nuestra econom\u237?a no iba a poder subsistir. Y cuando empezamos a enfangarnos en esa rid\u237?cula propaganda de victoria, exagerando los resultados de las cosechas y los niveles de producci\u243?n y muchas cosas m\u225?s, no me lo pens\u233? y me retir\u233? de todo eso, me dediqu\u233? a mi especialidad: el trabajo contr a el imperialismo en exclusiva. Y por esa raz\u243?n hoy en d\u237?a soy tan \u1 71?querido\u187? \u8212?dice esto \u250?ltimo con sarcasmo y soniquete.\par\pard \plain\hyphpar} { \u8212?\u191?A qu\u233? se refiere con \u171?querido\u187?...? \u191?Por qui\u23 3?n? \u8212?le pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por todos aquellos que piensan como imperialistas, y act\u250?an como imp erialistas y cr\u237?an a sus hijos como imperialistas.\par\pard\plain\hyphpar} { Cada vez que dice \u171?imperialistas\u187? empuja el bast\u243?n hacia m\u237? con el pu\u241?o. Este hombre, que es capaz de convertir lo inhumano en humano, afronta ahora tal vez su mayor reto: convertir el hecho de que es odiado en el h echo de que, al parecer, como todas las pruebas indican, tiene raz\u243?n.\par\p ard\plain\hyphpar} { \u8212?Su programa se basaba en sacar a la luz las mentiras de los medios occide ntales. \u191?No sinti\u243? cierta responsabilidad por hacer lo mismo cuando vi o la falsa propaganda triunfalista de aqu\u237??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No. En mi programa me centraba exclusiva y deliberadamente en el antiimpe rialismo, no en la propaganda de la RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero usted comprender\u225? mi pregunta, herr Von Schnitzler. La propagan da triunfalista de los medios de la RDA tambi\u233?n eran mentiras...\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?Nos distanci\u243? del pueblo porque hab\u237?a un contraste demasiado ma rcado con la realidad.\par\pard\plain\hyphpar} { Es capaz de cambiar de una opini\u243?n a otra con una facilidad que da miedo. C reo que es s\u237?ntoma de estar acostumbrado a tener tanto poder que la verdad no te importa porque, al fin y al cabo, no te pueden llevar la contraria.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?Entonces, \u191?por qu\u233? no comentaba esas mentiras?\par\pard\plain\h yphpar} { \u8212?\u161?Ni se me habr\u237?a pasado por la cabeza! \u8212?Frunce el ce\u241 ?o y repliega el cuello como una tortuga, en se\u241?al de disgusto\u8212?. \u16 1?No voy a ir por ah\u237? criticando a mi propia rep\u250?blica!\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?\u191?Por qu\u233? no?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Con la cr\u237?tica del imperialismo ya ten\u237?a bastante!\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?Yo critico a mi propio pa\u237?s... \u8212?le digo.\par\pard\plain\hyphpa r} { No se lo piensa:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Usted tiene muchas m\u225?s razones.\par\pard\plain\hyphpar} { No queda m\u225?s remedio que re\u237?rse.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Puede ser \u8212?digo.\par\pard\plain\hyphpar} { Cambiamos de tercio hacia el presente. Empieza a hablar sobre su \u171?gran amig o\u187? Erich Mielke.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Ten\u237?a un expediente sobre usted?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No lo s\u233?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?No ha solicitado verlo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Por qu\u233? deber\u237?a?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por curiosidad.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mi curiosidad est\u225? del todo volcada en las maquinaciones del imperia

lismo y en c\u243?mo combatirlas.\par\pard\plain\hyphpar} { Jaque mate. As\u237? que empiezo otra pregunta:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La observaci\u243?n interna de la poblaci\u243?n de la RDA, con el aparat o de colaboradores oficiales y no oficiales...\par\pard\plain\hyphpar} { Me corta de ra\u237?z.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Puede desestimar el 90 por ciento de lo que sabe sobre eso. \u8212?Vuelve a estar enfadado\u8212?. No son m\u225?s que mentiras. Recuerde esto: en mi opi ni\u243?n hasta el 10 por ciento de lo que se ha dicho ser\u237?a demasiado.\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Est\u225? usted afirmando que, de las cifras que se manejan sobre e mpleados de la Stasi asignados a la vigilancia de la poblaci\u243?n de Alemania del Este, solo un 10 por ciento es cierto?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?. Se ha exagerado hasta la saciedad. En todos los casos las cifras me hacen ser de lo m\u225?s esc\u233?ptico.\par\pard\plain\hyphpar} { Cambia de t\u225?ctica, vuelve a su amigo Mielke.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El Muro era necesario para defender a una naci\u243?n amenazada. Y encabe z\u225?ndola, estaba Erich Mielke, un ejemplo viviente del m\u225?s humano de lo s seres humanos.\par\pard\plain\hyphpar} { Nunca he o\u237?do hablar de Mielke en esos t\u233?rminos. Era demasiado fiero y temido como para que alguien hablase de \u233?l con algo parecido al afecto. Mi ro hacia las estanter\u237?as de la pared, a su espalda. Est\u225?n llenas de li bros y peque\u241?os objetos de recuerdo, una fila de frascos de pastillas y una pletina barata. Las palabras \u171?el m\u225?s humano de los seres humanos\u187 ? planean en el ambiente. Empieza a toser, una tos \u225?spera y profunda, en un pa\u241?uelo, y luego se lleva la bebida rosa a los labios.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?\u191?Y c\u243?mo lo lleva desde 1989, ahora que vive bajo el capitalismo , o como usted dice, bajo el imperialismo? \u191?Es como se lo esperaba \u8212?s ostengo su mirada\u8212?, o no est\u225? tan mal como pensaba?\par\pard\plain\hy phpar} { \u8212?Vivo \u8212?dice con virulencia\u8212? entre el enemigo. Y no es la prime ra vez en mi vida. Tambi\u233?n viv\u237? entre el enemigo durante la \u233?poca de los nazis. \u8212?Vuelve a forzar un nuevo arrebato de furia. Veo que Marta lo observa y me pregunto si la medicina servir\u225? para esto o m\u225?s bien l o provocar\u225?\u8212?. Lo que puedo decirle es que si la RDA siguiese existien do, \u161?ning\u250?n cerdo de Bonn se habr\u237?a atrevido a empezar una guerra ! \u8212?Le cuesta respirar. Su mano se ha hecho pu\u241?o, pero la mantiene sob re el regazo\u8212?. \u161?La RDA lo habr\u237?a evitado con su sola existencia! \par\pard\plain\hyphpar} { Quiere decir que, con el Tel\u243?n de Acero, los pa\u237?ses de la OTAN no habr \u237?an bombardeado la ex Yugoslavia por miedo a que los rusos tomasen represal ias en nombre de los serbios.\par\pard\plain\hyphpar} { Est\u225? jadeando, enojado, y creo que se ha quedado atascado definitivamente. Me mira y puedo ver las diminutas venas rojas en filigrana por las \u243?rbitas de sus ojos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Punto final \u8212?grita\u8212?. \u161?Esta conversaci\u243?n ha terminad o!\par\pard\plain\hyphpar} { Hay una breve pausa.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Muchas gracias \u8212?le digo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233?? \u8212?me responde a gritos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?He dicho que gracias.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah, de nada.\par\pard\plain\hyphpar} { Empiezo a recoger mis cosas y entonces recuerdo que le he tra\u237?do un regalit o de Australia. Es una insignia esmaltada de las banderas alemana y australiana unidas entre s\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? es esto? \u8212?pregunta cogi\u233?ndolo y extendiendo la mano para verlo de lejos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Son nuestras banderas, la de Australia \u8212?empiezo\u8212?. Lo siento p ero no pude encontrar...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Un momento, un momento \u8212?me dice, fij\u225?ndose bien\u8212?. Esta n

o es mi bandera. Es la de la Rep\u250?blica Federal.\par\pard\plain\hyphpar} { Creo que va a volver a gritarme.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ya lo s\u233? \u8212?me apresuro a decir\u8212?, pero es que all\u237? no pude encontrar la de la RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?De acuerdo \u8212?me dice, de repente bastante alegre\u8212?, creo que le podr\u233? hacer un sitio all\u237? \u8212?y se\u241?ala detr\u225?s de \u233?l a Marx, Lenin e incluso Stalin.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 14 Peor te sientes } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Llamo} a Julia y la invito a comer. Hago pasta con salm\u243?n, mascarpone, yema de huevo y nata: le echo todas las calor\u237?as habidas y por haber. Me llama por tel\u233?fono cuando ya casi es la hora a la que hemos quedado y me pregunta si me va bien que llegue tarde.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Claro \u8212?le respondo\u8212?. \u191?Como cu\u225?nto de tarde?\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?Media hora.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vale, nos vemos.\par\pard\plain\hyphpar} { Estoy mirando por la ventana de la cocina. Un hombre con guantes entra en el pat io desde una de las galer\u237?as laterales con un cubo met\u225?lico de carboni lla naranja en la mano. Abre la tolva, y lo vuelca, y salen part\u237?culas con la consistencia del talco o algo incinerado. La tolva se cierra con un repiquete o y una nube de polvo naranja. Hay carbonilla por todas partes. Aun cuando no la hueles, est\u225? ah\u237?, en el aire anaranjado del invierno.\par\pard\plain\ hyphpar} { Cuando llega, Julia se muestra extra\u241?amente educada, como una persona que v a de visita a casa de alguien. Creo que est\u225? m\u225?s acostumbrada a colars e aqu\u237? cuando no estoy. Nos sentamos en la cocina y abro una cerveza.\par\p ard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Te importa si fumo? \u8212?me pregunta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Qu\u233? va. No sab\u237?a que fumaras.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?He vuelto hace poco \u8212?dice, se enciende un cigarro y se fuma solo la mitad antes de apagarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { Comemos y luego se enciende otro: lo sujeta de una forma estudiada, entre los de dos \u237?ndice y coraz\u243?n, movi\u233?ndolo de aqu\u237? para all\u225? mien tras habla. Est\u225? sentada en la misma silla del otro d\u237?a, la que tiene amarrada la cuerda de la persiana. De espaldas a la ventana, su cara est\u225? a contraluz, sus ojos, brillantes y oscuros. Tras ella, el cielo est\u225? del co lor de la lana mojada. La he invitado a comer, pero ambas sabemos que todav\u237 ?a le queda historia que contar.\par\pard\plain\hyphpar} { Empiezo pregunt\u225?ndole si not\u243? que su vida se desarrollaba de otra mane ra una vez que cay\u243? el Muro. Me pregunto c\u243?mo habr\u237?a sido ver des aparecer la barrera que te ha tenido confinada y que el mundo se abra ante ti co mo una cosa extra\u241?a y tanto tiempo so\u241?ada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, es algo complejo \u8212?dice, pas\u225?ndose una mano por el pelo. La electricidad est\u225?tica de su manga le pone algunos mechones de punta\u82 12?. Creo que... a lo mejor soy. \u8212?Se detiene\u8212?. Noto que no todav\u23 7?a. \u8212?Toma aliento\u8212?. Hay algunas cosas por ejemplo... \u8212?Hace un a pausa\u8212?. Todo el asunto me desconcert\u243?. \u8212?Echa el humo\u8212?. No solo eso sino lo que pas\u243? despu\u233?s. Muchas cosas, cosas personales. Creo que todo el {\i Wende} de 1989 y todo lo que tuve que pasar despu\u233?s... Creo que lo experime nt\u233? de una forma m\u225?s intensa que el resto.\par\pard\plain\hyphpar} { Encuentra el sitio donde el lin\u243?leo est\u225? despegado del tablero de la m esa y empieza a hurgar con la u\u241?a: \u8212?He estado hablando de eso con mi

terapeuta y sigue volviendo una y otra vez sobre el tema... un tema que me resul ta muy inc\u243?modo. Tiene que ver con el hecho de que no soy capaz de someterm e a ninguna clase de autoridad. Y la cosa ha llegado a tales extremos que no soy capaz de llegar a ninguna parte a la hora \u8212?sonr\u237?e\u8212?, como has p odido comprobar. Es que no puedo aguantar que se me imponga ning\u250?n tipo de orden.\par\pard\plain\hyphpar} { Sirvo m\u225?s cerveza. Es la segunda, o quiz\u225? la tercera, y est\u225? rela jando la tarde. Por un momento me convierto en un ojo en una esquina del techo: veo a dos mujeres, como reflejos la una de la otra, ante una vieja mesa, en una vieja cocina del Berl\u237?n Oriental. Una tiene la camisa arremangada, la otra alarga las mangas de su jersey negro hasta los pu\u241?os y solo saca las manos para fumar. Esta habitaci\u243?n parece un peque\u241?o refugio del mundo exteri or porque los colores del patio se filtran aqu\u237?, grises, marrones... aparte de la diminuta luz del piloto azul sobre el fregadero y de los restos de la sal sa rosa en la sart\u233?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es dif\u237?cil vivir en sociedad si no eres capaz de atenerte a la autor idad \u8212?comenta Julia\u8212?, y m\u225?s en la sociedad alemana. Creo que la raz\u243?n de que no sea capaz est\u225? relacionada con muchas cosas, como hab er estado atrapada por el Muro, y trabajar en puestos por debajo de mis capacida des, donde no ten\u237?a expectativas, en hoteles y eso. Supongo que no soy capa z de aguantar las estructuras que te atrapan. \u8212?Habla ahora con un hilo de voz\u8212?. Aparte de eso, me violaron. Me pas\u243? justo despu\u233?s de que c ayera el Muro. Fue en el Este, y la verdad es que fue la gota que colm\u243? el vaso.\par\pard\plain\hyphpar} { Ahora me siento helada, y sobria, y tengo miedo de lo que estoy a punto de o\u23 7?r. Por entonces no supe lo mucho que le hab\u237?a costado a Julia contarme lo que le hab\u237?a pasado, y quiz\u225?s ella tampoco. Una semana despu\u233?s m e llam\u243? y me dijo que despu\u233?s de eso hab\u237?a estado mala tres d\u23 7?as.\par\pard\plain\hyphpar} { Poco despu\u233?s de que el Muro cayera, a muchos presos de la RDA, la mayor\u23 7?a presos pol\u237?ticos, se les concedi\u243? la amnist\u237?a. Julia volvi\u2 43? a Turingia para una boda. Iba a pasar la v\u237?spera en el piso de la novia , un apartamento de una habitaci\u243?n en el \u225?tico de un bloque, mientras que su amiga se quedar\u237?a en casa del novio. Julia la acompa\u241?\u243? aba jo para que cogiera un taxi.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nunca se sabe lo que puede pasar en esos bloques de viviendas protegidas \u8212?dice\u8212?. Por lo general no hay nadie, puede ser un poco inquietante.\ par\pard\plain\hyphpar} { Al volver al edificio, hab\u237?a un hombre esperando el ascensor. Cuando lleg\u 243?, ambos entraron y se quedaron de cara a las puertas que se cerraban.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?Entonces supe... \u8212?cuenta Julia\u8212?. Hubo un momento en que pens\ u233? que hab\u237?a algo que no marchaba bien y que deb\u237?a salir corriendo por las puertas. Pero te ense\u241?an a que te digas a ti misma \u171?eso son to nter\u237?as\u187?, as\u237? que me qued\u233?.\par\pard\plain\hyphpar} { El hombre mir\u243? el bot\u243?n que hab\u237?a pulsado Julia. \u201?l no puls\ u243? ninguno. El ascensor empez\u243? a subir. Y entonces \u233?l se lanz\u243? sobre el bot\u243?n de emergencia.\par\pard\plain\hyphpar} { Al rato el portero se dio cuenta de que uno de los ascensores se hab\u237?a qued ado atascado, as\u237? que subi\u243? hasta arriba y llam\u243? por el hueco del ascensor para ver si hab\u237?a alguien dentro. No obtuvo respuesta.\par\pard\p lain\hyphpar} { El hombre era enorme. Golpe\u243? a Julia y le puso las manos sobre la cara. Le pareci\u243? que el tipo llevaba una peluca negra. Amenaz\u243? con matarla si g ritaba, con matarla si llamaba a la polic\u237?a. Cuando todo acab\u243? ella se arrastr\u243? a gatas desde el ascensor hasta la puerta del piso. El hombre baj \u243? corriendo las escaleras y escap\u243? en la oscuridad.\par\pard\plain\hyp hpar} { Julia se pas\u243? la noche sola, aterrada, en el piso. No hab\u237?a tel\u233?f ono. El hombre andaba suelto y sab\u237?a d\u243?nde encontrarla. Al d\u237?a si

guiente consigui\u243? reunir valor para ir a la comisar\u237?a. No recibi\u243? apoyo psicol\u243?gico ni cuidados m\u233?dicos, tampoco trato compasivo alguno .\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En la RDA la violaci\u243?n era tab\u250? \u8212?me explica. La agente fe menina que estaba de servicio se neg\u243? a examinarla y, en vez de eso, sali\u 243? a fumarse un cigarro, de modo que fue un colega masculino el que llev\u243? a cabo el examen f\u237?sico completo, con Julia desnuda sobre una mesa. Luego la llevaron de vuelta a la escena del delito y le hicieron revivir todo paso a p aso: tuvo que volver a darle al bot\u243?n de emergencia y representar el ataque \u8212?. Era como si no me creyesen. \u201?l, suelto por ah\u237?, y ellos que n o me ofrec\u237?an ning\u250?n tipo de protecci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s se fue a la boda.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No pod\u237?a cont\u225?rselo a nadie. Les habr\u237?a chafado el d\u237? a \u8212?me cuenta\u8212?. Me maquill\u233? mucho y, no s\u233? c\u243?mo, aguan t\u233?.\par\pard\plain\hyphpar} { Pasamos toda la tarde en la cocina. En cierto momento se pone a diluviar, trozos de cielo fragmentado contra la ventana. Julia medio fuma sus cigarrillos y cuen ta su historia. No hay l\u225?grimas; parece como si no sintiera ninguna l\u225? stima de s\u237? misma.\par\pard\plain\hyphpar} { Me cuenta que sus padres no supieron c\u243?mo ayudarla. Las autoridades no tard aron en capturar al hombre, un violador en serie con una larga lista de condenas previas. A Julia le fue imposible continuar con sus estudios, le asustaba hasta lo m\u225?s m\u237?nimo. Una vez m\u225?s, volv\u237?a a sentirse separada del resto de la gente. En alg\u250?n momento, antes del juicio, acept\u243? una ofer ta de lectora para dar clases durante un semestre en San Francisco, donde encont r\u243? a gente con la que pod\u237?a hablar sobre la violaci\u243?n, gente que la ayud\u243?. Cuando volvi\u243?, tuvo que enfrentarse de nuevo a \u233?l.\par\ pard\plain\hyphpar} { \u8212?Casi dir\u237?a que el juicio fue lo peor de todo. Si me volviese a pasar , nunca se me ocurrir\u237?a denunciarlo \u8212?me dice con solemnidad\u8212?. M atar\u237?a al hombre.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia tuvo problemas para encontrar representaci\u243?n legal, y problemas para coste\u225?rsela. Mientras estaba en Estados Unidos al hombre lo declararon culp able de otra violaci\u243?n que hab\u237?a cometido en esa misma cacer\u237?a, \ u171?una peor todav\u237?a: a la chica tuvieron que hospitalizarla\u187?. Durant e el juicio de Julia, el abogado del hombre aleg\u243? como atenuante que estaba bajo los efectos del alcohol y atac\u243? la credibilidad de Julia como testigo : \u8212?Si este hombre le puso las manos sobre la cara, \u191?c\u243?mo es posi ble que no pudiese ver el color de su pelo?\par\pard\plain\hyphpar} { Ella contest\u243? que no lo sab\u237?a. La esposa del hombre declar\u243? que h ab\u237?a pasado toda la noche en casa, pero la madre de \u233?l tambi\u233?n vi v\u237?a con ellos y cont\u243? que ese d\u237?a su hijo se hab\u237?a te\u241?i do el pelo de negro y hab\u237?a salido; no hab\u237?a vuelto a casa hasta bien entrada la noche, momento en que hab\u237?a quemado sus ropas en la incineradora del patio de atr\u225?s. La mujer pos\u243? su mirada en Julia y le dijo: \u171 ?Lo siento\u187?. El violador fue condenado, pero Julia volvi\u243? a sentirse v iolada.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s del juicio, se fue a vivir sola a Lichtenberg, en Berl\u237?n Orien tal. Le costaba salir del piso.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Si ten\u237?a que comprar algo en alguna tienda \u8212?recuerda\u8212?, m e levantaba por la ma\u241?ana y me pon\u237?a la ropa m\u225?s ancha que ten\u2 37?a, capas y capas cubri\u233?ndome el cuerpo. Luego beb\u237?a cerveza, \u161? por la ma\u241?ana!, hasta que estaba lo suficientemente ciega como para salir p or la puerta.\par\pard\plain\hyphpar} { Irene, su madre, no pod\u237?a entender por qu\u233? no era capaz de superarlo. Julia estaba conmocionada, se hab\u237?a abandonado y ten\u237?a tendencias suic idas, pero una vez a la semana se vest\u237?a, beb\u237?a e iba hasta la estaci\ u243?n para llamar a Irene desde una cabina y decirle que todo iba bien.\par\par d\plain\hyphpar} {

Hay un cigarro olvidado en el cenicero. El p\u225?lido hilo de humo es obra de l as corrientes invisibles de la habitaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me quer\u237?a morir \u8212?dice Julia\u8212?. No ve\u237?a c\u243?mo pod \u237?a seguir viviendo una vida en este mundo, y menos todav\u237?a una vida no rmal. \u8212?Consider\u243? la idea de tirarse a las v\u237?as de tren en la est aci\u243?n de Lichtenberg, pero la imagen de sus hermanas leyendo la noticia en un peri\u243?dico la horrorizaba. En vez de eso, dej\u243? de comer\u8212?. Pare c\u237?a el camino m\u225?s f\u225?cil. Estaba tan perturbada, tan al l\u237?mit e de mis capacidades... \u8212?Su hermana fue a verla y se dio cuenta de lo poco que com\u237?a\u8212?. En realidad le debo la vida \u8212?afirma Julia\u8212?. Le dec\u237?a que ya no pod\u237?a m\u225?s, pero ella contaba los bocados y no me dejaba parar.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia ha podido ir estudiando, a trancas y barrancas, durante los \u250?ltimos s eis a\u241?os. Ha tenido extra\u241?os trabajos para llegar a fin de mes, \u171? lo que iba encontrando y lo que me iba surgiendo\u187?, algunas traducciones, em pleo en tiendas de ropa de segunda mano, clases particulares, el trabajo en la i nmobiliaria.\par\pard\plain\hyphpar} { Est\u225? convencida de que durante las amnist\u237?as de 1990 se cometieron err ores y soltaron al violador en serie.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fue horrible que me pasara justo en esa \u233?poca. Vamos, que antes de q ue las cosas buenas de Occidente llegasen a nosotros, esa cosa negativa, la libe raci\u243?n de criminales, va y me afecta.\par\pard\plain\hyphpar} { Vio un documental que denunciaba que se hab\u237?a liberado a criminales habitua les durante la confusi\u243?n de la liberaci\u243?n de presos pol\u237?ticos. Qu e el hombre que la viol\u243? estuviese entre ellos, o que simplemente le tocase salir (como volver\u237?a a hacerlo en breve) no cambia la experiencia de Julia : el final del estado de seguridad supuso tambi\u233?n para ella el final de su seguridad personal. En cierto modo, el sistema que la hab\u237?a encarcelado tam bi\u233?n la hab\u237?a protegido.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En el Este eran m\u225?s r\u225?pidos a la hora de encontrar y condenar a la gente \u8212?dice. Muy en el fondo, y por razones imposibles de borrar, asoc ia la ca\u237?da del Muro con el fin de lo que le quedaba de esfera privada, des pu\u233?s de que la Stasi la hubiera destrozado.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia dice que tiene que irse, que ha quedado con su hermana.\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?S\u237?, claro \u8212?le contesto, pero no puedo pensar nada m\u225?s. Se da cuenta de que me he quedado conmocionada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que lo que est\u225?s haciendo es importante \u8212?me dice, como pa ra reconfortarme, y me siento abochornada\u8212?. Para que todo el mundo pueda e ntender un r\u233?gimen como el de la RDA hay que contar las historias de la gen te de a pie. No solo las de los activistas o las de los escritores famosos. \u82 12?En sus ojos, verde gris\u225?ceo, hay una figura oscura. Al moverse, me doy c uenta de que soy yo\u8212?. Lo importante es c\u243?mo se las apa\u241?aba la ge nte corriente en el pasado.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que ya no s\u233? muy bien lo que es \u171?corriente\u187?.\par\pard \plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? \u8212?dice sonriendo\u8212?, ya s\u233? que es algo relativo. No sotros, los del Este, tenemos ventaja en cierto modo, porque podemos recordar y comparar dos sistemas distintos. \u8212?Su boca se tuerce en una sonrisa, recoge su tabaco y su mechero y se los mete en el bolsillo\u8212?. Pero no s\u233? si eso es una ventaja. Total, puedes ver los errores de un sistema, la vigilancia, y los errores del otro, la desigualdad, pero en realidad no hab\u237?a mucho que hacer en uno, y tampoco es que haya mucho que hacer ahora en el otro. \u8212?R\ u237?e con iron\u237?a\u8212?. Y cuanto m\u225?s claro lo ves, peor te sientes.\ par\pard\plain\hyphpar} { Se va y voy hacia las ventanas que dan a la fachada para verla salir por la entr ada del edificio. Veo su coronilla, revuelta y rubia y vulnerable como la de un ni\u241?o mientras se inclina para meter una de las perneras de sus vaqueros por el calcet\u237?n. Luego pone el otro pie en el pedal y se va, Tiresias en bicic leta.\par\pard\plain\hyphpar} {

Llamo a Klaus:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Te quieres emborrachar?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por supuesto. \u191?Est\u225?s bien?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?. \u8212?No me cree, pero es un alma caritativa y quedamos en el p ub de abajo.\par\pard\plain\hyphpar} { Me levanto y me duele la cabeza cuando la muevo. Necesito agua. Miro las palmera s arrugadas del sal\u243?n (me derrumb\u233? en el sof\u225?). Reflejan mi estad o an\u237?mico interior. M\u225?s horrible a\u250?n que mi cabeza, que mi boca y mis pobres pulmones, es esa vaga sensaci\u243?n de arrepentimiento. \u191?Qu\u2 33? dije? Intento hacer memoria para recordar qui\u233?n m\u225?s hab\u237?a en el pub aparte de Klaus, y lo borrachos que estaban. No soy capaz. A modo de peni tencia c\u243?smica, me paso el resto del d\u237?a en cama.\par\pard\plain\hyphp ar} { A \u250?ltima hora de la tarde decido ir a nadar. En la piscina de mi barrio el precio que pagas por entrar depende del tiempo que est\u225?s, a partir de una h ora y media. La cosa no me cuadra (\u191?qui\u233?n puede nadar tanto tiempo?), hasta que comprendo que la gente usa la piscina como ba\u241?era.\par\pard\plain \hyphpar} { Yo quiero hacer largos. Hay cuerpos por todas partes, nadando o chapoteando, o l o que parece ser asearse directamente en la piscina. No hay carriles; no hay una direcci\u243?n acordada. La gente va nadando a braza y en diagonal, con la cabe za fuera como patos. Incluso hay un hombre que va con las gafas puestas. Los ni\ u241?os se tiran en bomba desde el bordillo y un anciano descansa en una esquina mientras se toquetea los pelos de un lunar que tiene bajo el brazo.\par\pard\pl ain\hyphpar} { Necesito que mis extremidades naden y que mis pulmones cojan aire. Tiene que ser posible hacer uno o dos largos. Tal vez haya un sistema para adelantarse los un os a los otros que todav\u237?a desconozco, una especie de normas de navegaci\u2 43?n. Escojo una parte de la piscina que parece menos transitada y empiezo con a lgo de estilo libre, pero no doy las brazadas que tengo por costumbre porque ten go que estar pendiente de los obst\u225?culos que surgen por delante. No solo po r delante: un adolescente que va nadando en diagonal por la piscina viene direct amente hacia m\u237?. Cuando vuelvo la cabeza para respirar, una ni\u241?a con m anguitos se tira y no me da de milagro. Miro hacia arriba. Una mujer con un biki ni amarillo avanza hacia m\u237?, nadando a perrito para no mojarse el maquillaj e. No hay salida.\par\pard\plain\hyphpar} { Me paro, me quedo flotando y medito sobre mi siguiente movimiento. Mientras plan eo una trayectoria, me sobreviene una pregunta reveladora: \u191?qu\u233? estoy haciendo en medio de este caos? \u191?En esta ciudad ca\u243?tica?\par\pard\plai n\hyphpar} { La mujer del bikini amarillo hace como si no me hubiese visto. \u191?Qu\u233? es esto? \u191?Un pollito nadando? Ya he tenido bastante. Decido seguir adelante. Lo mismo la fuerza bruta gana la batalla, as\u237? que doy r\u225?pidas brazadas . No soy una maravilla nadando y soy consciente de que estoy en Alemania Orienta l, patria de las grandes estrellas \u8212?dopadas, marimachos y ni\u241?as prodi gio\u8212?, pero por un instante soy nuestra Dawnie, soy Shane Gould, soy Susie O\u8217?Neill, soy una m\u225?quina humana de chapotear agua. \u161?Vaya pollo! Yo tampoco la he visto. \u191?Qu\u233? es lo que pasa conmigo?\par\pard\plain\hy phpar} { Suena un silbato. \u191?Qu\u233?? La mujer pollito parece satisfecha: el asalto ha terminado y la han declarado vencedora. Un vigilante con un ba\u241?ador dema siado pegado viene hasta el bordillo para hablar conmigo, lo que provoca la dive rsi\u243?n del resto de nadadores perritos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Aqu\u237? no se puede nadar \u8212?me dice\u8212?, es solo para ba\u241?o .\par\pard\plain\hyphpar} { Por Dios.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, y entonces, \u191?cu\u225?ndo se puede nadar en esta piscina?\par\ pard\plain\hyphpar} { \u8212?Veamos \u8212?dice\u8212?, los martes es piscina climatizada; los mi\u233 ?rcoles por la ma\u241?ana, solo mujeres; los mi\u233?rcoles por la tarde, mujer

es con ni\u241?os; los viernes por la ma\u241?ana, hidroterapia y... Ah, s\u237? , hay carriles para nadar de las cuatro a las seis de la tarde los lunes, los ju eves y los viernes. Los fines de semana es ba\u241?o libre, como hoy.\par\pard\p lain\hyphpar} { Ya veo. Me salgo. O sea que esto es el caos ordenado. Tendremos \u171?ba\u241?o libre\u187? entre esta hora y esta otra, que es ahora. Permitiremos gorros extra \u241?os y bombas, y toqueteo de lunares y aseo y beb\u233?s, pero nada de nadar . La vida alemana es todo orden, hasta a los discapacitados les ponen brazaletes amarillos (\u161?amarillos! Se supone que son para alertar al resto de que tal vez necesiten ayuda, pero a los de fuera les resulta chocante: tres puntitos ama rillos en la ropa.) Esta piscina debe de ser el subconsciente del pa\u237?s: el desorden que origina todo ese orden.\par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Qu\u233? estoy haciendo aqu\u237?? La gente me est\u225? mirando. Me alejo y veo que la piscina del trampol\u237?n est\u225? casi vac\u237?a. Obedecer\u23 3?: no nadar\u233? en la hora de no nado. Me meto en la piscina del trampol\u237 ?n y me quedo en una esquina. Aqu\u237? nadie me ve y no creo que est\u233? viol ando ninguna norma. \u191?Qu\u233? estoy haciendo aqu\u237??\par\pard\plain\hyph par} { Mi cuerpo no pesa y mis piernas est\u225?n desenfocadas. Est\u225?n acortadas y lejanas. Y entonces me viene. Estoy haciendo retratos de gente, de alemanes orie ntales, de los que en una generaci\u243?n no quedar\u225? ni uno. Y estoy pintan do un cuadro de una ciudad en la vieja l\u237?nea de falla entre el Este y el Oe ste. Act\u250?o contra el olvido, y contra el tiempo.\par\pard\plain\hyphpar} { Otro pitido de silbato, muy fuerte. Miro hacia arriba y el vigilante est\u225? e ncima de m\u237?, tan cerca que pod\u237?a haber murmurado para llamarme la aten ci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Esto es una piscina de saltos \u8212?dice\u8212?, es solo para saltar. \u 8212?Me quedo sin habla, as\u237? que a\u241?ade por si acaso\u8212?: Y usted no est\u225? saltando.\par\pard\plain\hyphpar} { Ah\u237? me ha pillado. De todas formas, no es que haya nadie usando el trampol\ u237?n. Con todo, no puedo razonar con un hombre armado con un silbato y dispues to a utilizarlo, as\u237? que vuelvo a salirme.\par\pard\plain\hyphpar} { En los vestuarios una rotunda mujer con un extra\u241?o uniforme me dice que mis zapatillas est\u225?n empapando el suelo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ser\u225? porque est\u225?n mojadas \u8212?le digo. Viene hacia m\u237? y est\u225? a punto de decirme algo, pero cojo mi bolsa y me largo. Demasiadas no rmas.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 15 Herr Christian } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Pasan} varios d\u237?as en los que mi principal actividad consiste en alimentar y vaciar la caldera. Ahora me abrigo bien y me voy para la estaci\u243?n. Cerca de la entrada hay un estudio fotogr\u225?fico. Siempre me fijo en las fotos de m uestra del escaparate, para ver a los locales como quieren que se les vea. Hay b eb\u233?s pelones con lazos en la cabeza; hay instant\u225?neas de bodas con la novia montada en una moto a modo de paquete; hay un joven con peinado cheroqui a garrando orgulloso a su novia, como si acabase de atraparla. Las fotos van cambi ando, pero hoy, como siempre, hay una de una mujer de una belleza deslumbrante, una belleza tan delicada que me quedo mir\u225?ndola como si fuese un jerogl\u23 7?fico, o una respuesta.\par\pard\plain\hyphpar} { En el tren hay otra bella mujer sentada frente a m\u237?. Lleva en el regazo un beb\u233? con un vestidito con la espalda al aire. Me pregunto si el resto notar \u225? el encanto de esta mujer, o si estar\u225?n acostumbrados. El turco que h ay a mi lado est\u225? absorto en otra cosa. Ve su propio reflejo en la ventanil la de al lado de la mujer, as\u237? que se saca un peine del bolsillo y se lo pa

sa con primor por el bigote. La joven madre mira a su beb\u233? y yo no puedo ap artar la vista de ellos. Cuando levanta la cabeza veo que tiene un pendiente en la nariz y cierta bizquera en sus ojos azules, aunque solo un poco, parecen atra \u237?dos por el aro como si fuese un im\u225?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Espero a un lado del aparcamiento de la estaci\u243?n de Potsdam. El resto de pa sajeros pasa en riada por delante de m\u237? hacia coches y tranv\u237?as y luga res que conocen. Cuando se van, me quedo sola, salvo por un hombre con vaqueros echado sobre el cap\u243? del BMW m\u225?s grande y m\u225?s negro que he visto en mi vida. Me saluda con la mano. Este es mi ch\u243?fer. Este es, por ahora, m i \u250?ltimo hombre de la Stasi.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Christian me estrecha la mano calurosamente. Tiene una amplia sonrisa torci da.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?He pensado que ser\u237?a buena idea dar una vuelta \u8212?me dice con vo z et\u233?rea y echando vaho\u8212?, para ense\u241?arle algunos de los sitios d onde sol\u237?a operar.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Perfecto.\par\pard\plain\hyphpar} { Me abre la puerta del coche, lo rodea y entra por su lado.\par\pard\plain\hyphpa r} { Miro hacia \u233?l. Qu\u233? lejos est\u225?. Herr Christian ronda los cuarenta y cinco a\u241?os, tiene una cara joven y lisa y una nariz que se ha roto varias veces. Lleva el pelo hirsuto y arremolinado en rizos rubios pegados a la cabeza , sobre unos ojos peque\u241?os, azules y centelleantes. Me mira de frente, sonr iendo con una sonrisa asim\u233?trica, como un g\u225?nster, o un \u225?ngel.\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?V\u225?monos \u8212?dice, y me doy cuenta de que cecea. Se pone las gafas de sol y enciende el motor.\par\pard\plain\hyphpar} { La m\u225?quina surca las carreteras como un velero. La maneja con suavidad, m\u 225?s como un ni\u241?o con un juguete que como un hombre con una valiosa alhaja negra y pesada. Atravesamos las calles de Potsdam, pasando por encima de adoqui nes que no notamos y entre grandes edificios en diversos grados de mal estado. L as ventanillas est\u225?n tintadas y nadie nos puede ver.\par\pard\plain\hyphpar } { Paramos enfrente de una mansi\u243?n amarilla muy bien conservada, con dinteles blancos y setos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Esta \u8212?me explica\u8212? era la \u171?villa de codificaci\u243?n\u18 7?. \u8212?Herr Christian trabajaba aqu\u237?, codificando transcripciones de co nversaciones telef\u243?nicas interceptadas en tel\u233?fonos de coches y {\i walkie-talkies} de la polic\u237?a occidental\u8212?. Las conversaciones llegaba n por t\u233?lex y luego las codific\u225?bamos y las mand\u225?bamos a Berl\u23 7?n. \u8212?Se r\u237?e entre dientes\u8212?. Codific\u225?bamos hasta lo m\u225 ?s m\u237?nimo de lo que se dec\u237?a, hasta los {\i Ja}, los {\i Gutten Tag} y lo que tomaban para comer. En Berl\u237?n ten\u237?an que saberlo todo. Y ojo, que tambi\u233?n intercept\u225?bamos muchas conversaciones entre p ol\u237?ticos occidentales.\par\pard\plain\hyphpar} { Nos ponemos en marcha. Los pl\u225?tanos a ambos lados de la calle est\u225?n pe lados, tienen los troncos moteados y sus ramas acaban en mu\u241?ones coagulados . Forman figuras fantasmales de luz y oscuridad sobre el cap\u243?. A herr Chris tian le gusta hablar, se le ve a gusto. Parece tomarse con humor lo que hizo en la Stasi. Me habla como si form\u225?semos parte de una misma conspiraci\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nunca tuve mucha ideolog\u237?a \u8212?me explica. Dejamos atr\u225?s Pot sdam capital y navegamos por una autopista. Adelantamos un Trabi color verde ran a, con las ventanillas tintadas y un tubo de escape que echa mucho humo. Escrito sobre el maletero en unas letras onduladas y rosa fluorescente se lee: SOY TU P EOR PESADILLA. Nos re\u237?mos mientras lo dejamos atr\u225?s.\par\pard\plain\hy phpar} { Cuando herr Christian ten\u237?a diecinueve a\u241?os y estaba haciendo el servi cio militar, le citaron en una sala especial para una entrevista.\par\pard\plain \hyphpar} {

\u8212?Me pregunt\u233? en qu\u233? habr\u237?a metido la pata.\par\pard\plain\h yphpar} { El hombre que hab\u237?a dentro iba de traje y fumaba tabaco occidental, y le pr egunt\u243? a herr Christian qu\u233? quer\u237?a hacer en su vida.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Boxear en el club Dynamo \u8212?le respondi\u243? herr Christian. Dynamo era el club deportivo de las fuerzas armadas y de la Stasi. El hombre le hizo fi rmar un compromiso de trabajo con la Compa\u241?\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No me supuso mucho problema \u8212?me cuenta\u8212?. Pens\u233? que eso m e reportar\u237?a alguna que otra aventura. \u8212?M\u225?s tarde un accidente d e tr\u225?fico acabar\u237?a con su carrera de boxeador pero, aun as\u237?, se q ued\u243? en la Stasi\u8212?. Siempre tuve un pronunciado sentido del deber a la hora de cumplir la ley, pens\u233? que estaba haciendo lo correcto.\par\pard\pl ain\hyphpar} { Salimos de la autopista y tomamos una carretera en desuso. A ambos lados el bosq ue se levanta en grandes pinos oscuros, todos de la misma altura y plantados en hileras. El coche se sumerge y emerge en la carretera como un barco, hasta que l legamos a una valla con un cartel de NO PASAR. Herr Christian no se detiene. Apa rcamos ante lo que parece un mont\u237?culo de tierra. Hay edificios anexos por aqu\u237? y por all\u225?.\par\pard\plain\hyphpar} { Se vuelve hacia m\u237? y su chaqueta de cuero hace un ruido adherente sobre los asientos de cuero.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Esto era el b\u250?nker para la plana mayor de la Stasi de Potsdam en cas o de cat\u225?strofe nuclear \u8212?me explica\u8212?. Estuve aqu\u237? un tiemp o de guarda. La entrada estaba en uno de esos edificios. \u8212?Se\u241?ala un c obertizo gris de fibrocemento\u8212?. Si bajabas unas escaleras, llegabas a un e norme complejo de hormig\u243?n bajo tierra. Cuando lo construyeron tuvieron que retirar toneladas y toneladas de tierra en camiones disfrazados de transporte d e animales y tirarla lejos de aqu\u237?. El b\u250?nker ten\u237?a todo lo que p ueda imaginarse: comida, medicinas, cuartos para dormir, equipamiento de comunic aci\u243?n, mesas de pimp\u243?n, de todo.\par\pard\plain\hyphpar} { En la RDA hab\u237?a muchos b\u250?nkeres para que se salvasen los agentes de la Stasi y pudiesen luego repoblar la Tierra, si es que se acordaban de meter a al guna mujer entre ellos.\par\pard\plain\hyphpar} { Un polic\u237?a de uniforme verde se nos acerca. Es joven, lleva la cara muy bie n afeitada y tira de la correa de un pastor alem\u225?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? est\u225?n haciendo aqu\u237?? \u8212?pregunta.\par\pard\p lain\hyphpar} { Herr Christian le cuenta que trabaj\u243? aqu\u237? de guarda cuando era un b\u2 50?nker de la Stasi.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Yo de eso no s\u233? nada \u8212?le contesta\u8212?. Esto es propiedad fe deral y debo pedirles que se marchen.\par\pard\plain\hyphpar} { En el coche, herr Christian se pregunta:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Para qu\u233? lo usar\u225?n ahora?\par\pard\plain\hyphpar} { En vez de volver por donde hemos venido, por la autopista, hace maniobras con el coche por una serie de caminos embarrados a trav\u233?s de los pinos. En alguno s puntos se ve un claro entre los \u225?rboles y veo por d\u243?nde pasaba el Mu ro, una franja que no es m\u225?s que un tajo arenoso en pleno bosque con maquin aria de perforaci\u243?n y viejas garitas cubiertas de pintadas. Le pregunto a q u\u233? se dedica ahora.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pues soy... soy detective privado \u8212?dice con timidez\u8212?. S\u237? , la verdad es que m\u225?s o menos me dedico a lo mismo que antes. En esta... s egunda vida.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y c\u243?mo le va el negocio?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No me sale tanto trabajo como quisiera y la mayor\u237?a suelen ser de lo s que no acepto. \u8212?Tose un poco y me mira bajo sus cejas.\par\pard\plain\hy phpar} { \u8212?\u191?De cu\u225?les?\par\pard\plain\hyphpar} {

\u8212?Casos matrimoniales \u8212?contesta, volviendo los ojos al sendero\u8212? . Esos no los cojo; cuando uno de los c\u243?nyuges sospecha de que el otro tien e una aventura y quieren que le sigan. \u8212?Saca y enciende un cigarro de un p aquete blando de Stuyvesants y le da una buena calada\u8212?. Cuando todav\u237? a era un novato en la Stasi estaba casado, pero no \u233?ramos felices y me enam or\u233? de una profesora de mi hijo. Tuvimos una aventura. Se lo confes\u233? a mi mejor amigo y result\u243? que ten\u237?a lo que llamar\u237?amos un sentido de la lealtad demasiado desarrollado: lo cont\u243? en el trabajo. Me confinaro n en solitario durante tres d\u237?as. Luego me degradaron y me hicieron trabaja r un a\u241?o en una obra. Mi supervisor me dijo: \u171?Cualquiera puede tener u na aventura, pero hay que informar de todo\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { La Stasi no pod\u237?a soportar que hubiese algo en la vida de uno de los suyos que ellos no supiesen. Pero, al parecer, herr Christian siempre supo que hay cos as que son privadas. Exhala dos hilos de humo por la nariz en la oscuridad del c oche.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La verdad es que cuando tuve que trabajar en la obra me asust\u233?. Sab\ u237?a tanto por haber estado trabajando en el centro de codificaci\u243?n que p ens\u233? que vendr\u237?an a por m\u237?. Tem\u237?a sufrir alg\u250?n accident e de tr\u225?fico o alg\u250?n percance laboral o que se sacasen de la manga alg una condena. \u8212?Sacude la cabeza\u8212?. Simplemente no acepto casos matrimo niales. Es una cuesti\u243?n de dignidad.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s de su paso por la obra y de casarse con su nuevo amor, herr Christi an fue aceptado de vuelta al redil y lo colocaron como personal de seguridad enc ubierto en los edificios de la Stasi.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Debemos de estar ya cerca de donde hice la mayor parte de mi trabajo \u82 12?me dice\u8212?, el \u225?rea de servicio Michendorf.\par\pard\plain\hyphpar} { Salimos del ordenado y triste bosque para viajar por la autopista hasta un \u225 ?rea de camiones que no parece tener nada de particular. El edificio principal t iene dos plantas de hormig\u243?n gris, con una cafeter\u237?a abajo. Era la \u2 50?ltima parada de la autopista antes de que los coches del Oeste entrasen en Be rl\u237?n Occidental. Sigue funcionando: en la explanada delantera hay unos viej os surtidores en curva y, junto a ellos, dos nuevas cabinas rosas de la Deutsche Telekom. Salimos y damos una vuelta por la gravilla. Herr Christian se pone las gafas en la cabeza y se enciende otro cigarro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En mi \u233?poca lo ten\u237?amos todo vigilado. Aquella habitaci\u243?n de ah\u237? arriba \u8212?dice se\u241?alando a unas oscuras ventanas abuhardill adas\u8212? estaba ocupada d\u237?a y noche. Y desde ah\u237? ten\u237?amos una panor\u225?mica de todo lo que pasaba aqu\u237?, de todos los veh\u237?culos que iban del Este al Oeste. Era alto secreto. La mayor\u237?a de los de la gasoline ra eran confidentes, pero ni siquiera ellos sab\u237?an qu\u233? pasaba ah\u237? arriba.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?Siempre ten\u237?amos al menos dos hombres vestidos de paisano observando sobre el terreno. Ese era mi trabajo. Llevaba un aparato para grabar en el bolsi llo o, si estaba en un coche, c\u225?maras en los faros delanteros. Ten\u237?amo s equipos de sonido que pod\u237?an captar las conversaciones de dentro de los v eh\u237?culos. Hab\u237?a una c\u225?mara en aquel surtidor \u8212?se\u241?ala l a bomba de gasolina\u8212? que pod\u237?a dirigir por control remoto para tomar un primer plano de alguien si me encontraba en la parte trasera. Lo ten\u237?amo s bastante bien cubierto.\par\pard\plain\hyphpar} { La funci\u243?n de herr Christian era cazar a los coches que pod\u237?an contene r polizones orientales con intenciones de escapar. Recorremos el \u225?rea de de scanso hasta el otro extremo. El cielo est\u225? del mismo color que el hormig\u 243?n; estamos emparedados en gris. Me est\u225?n empezando a latir del fr\u237? o la punta de la nariz y los l\u243?bulos de las orejas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El paso clandestino de personas al Oeste era un negocio que manejaban aut \u233?nticos criminales: una vez que les hab\u237?an colado por la frontera, les sacaban un buen pellizco a los pobres desdichados, como unos 20.000 marcos fede rales. O hac\u237?an que les pagasen antes, con reliquias familiares o coleccion

es de sellos. Los coches occidentales paraban en alg\u250?n punto de la carreter a y los del Este se encontraban all\u237? con ellos; luego les pagaban y se met\ u237?an dentro. Vi algunas cosas horribles. Hab\u237?a gente que drogaba a sus h ijos y los met\u237?an en el maletero. Una vez abr\u237? un portaequipajes y me encontr\u233? a una mujer con su hijo. Como iba de paisano se cre\u237?an que er a de la organizaci\u243?n clandestina; recuerdo la alegr\u237?a en sus rostros d urante el instante en el que creyeron ser libres. \u8212?Apaga el cigarro y se m ete las manos en los bolsillos de la chaqueta, con los hombros replegados contra el aire gris\u8212?. Tengo que admitir que eso era bastante duro, soy una perso na sensible. Pero tambi\u233?n soy muy respetuoso con la ley y pensaba que lo qu e hac\u237?an estaba mal. Fui criado desde mi m\u225?s tierna infancia para pens ar as\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? les pasaba entonces?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Los llev\u225?bamos a Potsdam, a prisi\u243?n preventiva. Luego sol\u237? an condenarlos, de un a\u241?o y medio a dos a\u241?os. As\u237? era la ley.\par \pard\plain\hyphpar} { \u187?Pero hab\u237?a algunas cosas que eran divertidas \u8212?me cuenta, su ali ento a\u241?ade m\u225?s humo al fr\u237?o\u8212?. Creo que ten\u237?a el \u250? nico trabajo del mundo en el que se pod\u237?a llegar a un almac\u233?n por la m a\u241?ana y decidir: \u8220?\u191?Qui\u233?n voy a ser hoy?\u8221?. \u8212?Se r \u237?e\u8212?. Ten\u237?a que elegir un disfraz. A veces era un guarda forestal , eso era un uniforme verde; a veces, un basurero, con mi mono; o alguien que re paraba el cableado. Me encantaba ir de turista occidental porque las ropas eran de mejor calidad (guantes de cuero de verdad), y conduc\u237?a un Mercedes o, po r lo menos, un Volkswagen Golf.\par\pard\plain\hyphpar} { Volvemos al BMW y lo saca de su letargo con un clic.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero \u191?sabe cu\u225?l era lo mejor? \u8212?me pregunta volvi\u233?ndo se hacia m\u237?\u8212?. Lo mejor \u8212?me da un golpecito jocoso en el hombro\ u8212? era cuando me vest\u237?a de ciego: iba con el bast\u243?n, las gafas, el brazalete con los tres puntos. A veces hasta iba del brazo de una chica que me hac\u237?a de lazarillo. \u161?Y me ten\u237?a que acordar de quitarme el reloj! \u8212?Contempla este lugar est\u233?ril, disfrutando con los recuerdos del tra bajo bien hecho. Pasa un coche; somos solo dos peque\u241?as figuras montando en un gran coche en una gasolinera\u8212?. S\u237?, ser ciego era lo mejor para ob servar a la gente.\par\pard\plain\hyphpar} { Se r\u237?e con ganas, se pone las gafas de sol y arranca el motor de su enorme m\u225?quina negra.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 16 Homo socialista } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i En} agosto de 1961, un recluta novato de la Stasi llamado Hagen Koch recorri\u24 3? las calles de Berl\u237?n con una lata de pintura y una brocha y pint\u243? l a l\u237?nea por donde habr\u237?a de pasar el Muro. Ten\u237?a veinti\u250?n a\ u241?os y era el cart\u243?grafo personal del secretario general Honecker. Al co ntrario que la mayor\u237?a de l\u237?deres de Estado, Honecker necesitaba un ca rt\u243?grafo: ten\u237?a que redibujar los l\u237?mites del mundo libre.\par\pa rd\plain\hyphpar} { El piso de Koch es una celdilla de una colmena de bloques donde otros muchos ex funcionarios de la Stasi y sus familias viv\u237?an antes de que el Muro cayese y siguen viviendo. Han pintado los balcones de un color rosado. En algunos hay s ombrillas plegadas, invernando.\par\pard\plain\hyphpar} { En el hombre que abre la puerta hay algo que brilla: una cara reluciente, entrad as y c\u225?lidos ojos casta\u241?os. Koch esboza una amplia sonrisa y me estrec ha la mano. Gesticula con exuberancia, como un maestro de ceremonias.\par\pard\p lain\hyphpar} {

\u8212?Bienvenida al Archivo del Muro.\par\pard\plain\hyphpar} { Por todo el pasillo hay colgadas fotocopias a color de lo que una vez fueron pla nos de alto secreto de la Stasi. Muestran diversas partes del Muro desde el aire , acompa\u241?adas por una leyenda en colores para las garitas de los guardias, los campos de minas, los perros y los cables trampa. En las paredes cuelgan band erines negros, amarillos y rojos de Alemania del Este, junto a la parte de arrib a de un uniforme de la guarda de elite, del regimiento Felix Dzerzhinsky, colgad a de un gancho y desinflada como un espantap\u225?jaros. Hay recordatorios del r \u233?gimen a\u250?n m\u225?s siniestros en aparadores con vitrinas. Al atravesa r el pasillo me parece distinguir un tapete de croch\u233? con los colores nacio nales.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch habla mientras caminamos y, para cuando llegamos a su estudio, va enumerand o con los dedos los personajes c\u233?lebres que han venido a verle a \u233?l y su archivo. Detr\u225?s de su escritorio, justo a la altura de la cabeza, reluce una placa con el martillo y el comp\u225?s de la RDA. El cuarto est\u225? cubie rto por art\u237?culos de peri\u243?dico enmarcados. Las fotos muestran a Koch c on sus visitantes, mirando fijamente a la c\u225?mara, con su resplandeciente ca ra de pan, de rasgos despejados: Koch con la reina de Suecia, Koch con un actor de {\i Star Trek}, Koch con Christo, el artista del envoltorio.\par\pard\plain\hyphpar} { Se siente como pez en el agua con el diminuto micr\u243?fono de mi grabadora. Cu ando le pregunto si puedo enganch\u225?rselo a la camisa me lo quita de las mano s y lo maneja como una estrella de rock. Tiene los antebrazos dorados y un tanto velludos.\par\pard\plain\hyphpar} { Le pregunto c\u243?mo se le ocurri\u243? presentarse para trabajar en la Stasi.\ par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, no, no, no. No funcionaba as\u237?. Ten\u237?an que elegirte.\par\par d\plain\hyphpar} { Al parecer este era uno de los pilares del sistema: \u171?No nos llames, nosotro s te llamamos a ti\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Entonces, \u191?qui\u233?n lo eligi\u243??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?A ver, un momento \u8212?me dice\u8212?. As\u237? es dif\u237?cil que lo entienda, sin entender mi infancia no podr\u225? comprender por qu\u233? alguien como yo quer\u237?a unirse a la Stasi.\par\pard\plain\hyphpar} { Esto no es del todo cierto. He estado d\u225?ndole bastantes vueltas a las razon es por las cuales la gente quer\u237?a unirse. En una sociedad dividida entre el \u171?nosotros\u187? y el \u171?ellos\u187?, era normal que un joven ambicioso quisiese estar en el ajo y ser uno de los intocables. Si tu pa\u237?s no iba a d ejar de existir nunca, y no te pod\u237?as ir, \u191?por qu\u233? no optar por u na vida tranquila y una profesi\u243?n que te procurase satisfacciones? Lo que m e interesa es el proceso de asumir esa decisi\u243?n una vez que todo ha acabado . \u191?Se puede readaptar el pasado, esa pelusa que te cosquillea por dentro, h asta dejarlo resplandeciente como una patena?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mi infancia fue muy... \u8212?busca las palabras adecuadas\u8212? ... muy RDA. \u8212?Sus cejas van arriba y abajo\u8212?. Todo lo que fue RDA positivo, todo, lo fui yo. \u8212?Koch alarga la mano hacia una caja grande de cart\u243?n que hay en el suelo, junto a su escritorio\u8212?. Fue mi padre quien me puso e n este camino. \u8212?Se acerca la caja y saca una fotograf\u237?a amarillenta d e su padre en uniforme del ej\u233?rcito, con la cara que suelen poner los hombr es en las fotos militares, como si ya estuviesen en otra parte. Luego vuelve a l a caja y hace aparecer unas notas del colegio. Me las ense\u241?a por un instant e y veo la anticuada letra g\u243?tica de otros tiempos. Koch empieza a leer\u82 12?: \u171?Hagen ha sido un alumno muy diligente y disciplinado\u187?...\par\par d\plain\hyphpar} { Sigue leyendo las notas. Estamos justo al comienzo de su vida. Miro la caja: es profunda. Parece que vamos a pasar la tarde de objeto en objeto plastificado.\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tiene que comprender \u8212?me explica\u8212? que en el contexto de mi pa dre, y de la propaganda de la Guerra Fr\u237?a, la RDA era como una religi\u243?

n. Era algo en lo que me educaron para creer...\par\pard\plain\hyphpar} { Habla apasionadamente, en voz alta, a pesar de que estoy sentada muy cerca de \u 233?l y de que la sala es peque\u241?a. Veo c\u243?mo mueve las manos, y veo mi micr\u243?fono. Saca m\u225?s fotograf\u237?as y m\u225?s documentos y le oigo d ecir: \u171?Puede ver aqu\u237?, despu\u233?s de la guerra, que no ten\u237?amos ni colchones y llev\u225?bamos calcetines con agujeros...\u187?.\par\pard\plain \hyphpar} { Pero yo estoy reflexionando sobre la RDA en cuanto que dogma de fe. El comunismo , al menos en su variante de la RDA, era un sistema de creencias cerrado; un uni verso en un vac\u237?o, finito, con sus propios cielos e infiernos prefabricados , con sus castigos y sus redenciones impuestos aqu\u237? mismo en la Tierra. Muc hos de los castigos eran simplemente por falta de fe, o incluso por una sospecha de falta de fe. La deslealtad se calibraba por la m\u225?s m\u237?nima de las s e\u241?ales: la antena orientada para recibir los canales occidentales, la bande ra roja sin colgar el 1 de mayo, alguien que contaba un chiste subido de tono so bre Honecker para no volverse loco.\par\pard\plain\hyphpar} { Me acuerdo de la hermana Eugenia de mi colegio explicando, con sus dedos rechonc hos como salchichas, el \u171?salto de fe\u187? necesario para que el universo c errado del catolicismo tuviese alg\u250?n sentido. Sus dedos hac\u237?an el salt o, rosa e inveros\u237?mil, mientras nosotros, los ni\u241?os, dibuj\u225?bamos los \u171?frutos del esp\u237?ritu santo\u187? \u8212?el pl\u225?tano de la rede nci\u243?n, si no recuerdo mal\u8212? y lo m\u225?s que pod\u237?a pensar era en una persona con forma de salchicha saltando por un acantilado, convencida en to do momento de que la mano de Dios la iba a recoger. La sensaci\u243?n de que alg uien eval\u250?e tu valor interior, lo violenta que resulta la idea de que pueda ser medido, era lo mismo. Dios pod\u237?a ver en tu interior y saber si tu fe e ra suficiente como para salvarte. Tambi\u233?n la Stasi pod\u237?a ver en el int erior de tu vida, pero ellos ten\u237?an muchos m\u225?s hijos en la Tierra para ayudarles.\par\pard\plain\hyphpar} { La RDA, en sus cuarenta a\u241?os de existencia, intent\u243? tenazmente tanto c rear al socialista alem\u225?n como hacer que la gente creyera en \u233?l. El so cialista alem\u225?n ten\u237?a que ser diferente del nazi alem\u225?n, y difere nte del alem\u225?n occidental (capitalista imperialista). Se ense\u241?aba la h istoria como una serie de inevitables saltos hacia el comunismo: partiendo del e stado feudal, pasando por el capitalismo, para acabar finalmente \u8212?en el sa lto m\u225?s grande hasta la fecha\u8212? en el socialismo. El nirvana comunista era el mundo que estaba por venir. Una instant\u225?nea de un diagrama darwinia no se enciende en mi cabeza y veo al hombre en una escala en la que cada vez va m\u225?s erguido y tiene menos vello corporal: del mono al neandertal, al croma\ u241?\u243?n, al hombre moderno. Ahora, enfrente de m\u237?, ten\u237?a al {\i homo socialista}, afable y agradable y muy, muy charlat\u225?n.\par\pard\plain\h yphpar} { Mientras Koch vuelve a hundir la mano en la caja de cart\u243?n, me pregunto si alguna vez habr\u237?a deseado ser un alumno problem\u225?tico y poco disciplina do en vez de uno diligente y disciplinado; si le habr\u237?a salvado de tener qu e llevar su caja expli-catoria por la vida...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mi historia entronca directamente con la de mi padre. \u8212?Hagen Koch m e vuelve a tender una fotograf\u237?a de Heinz Koch, que me mira desde principio s de siglo. Tiene los mismos ojos casta\u241?os que su hijo, pero la cara es alg o m\u225?s enjuta y menos rotunda.\par\pard\plain\hyphpar} { Heinz Koch naci\u243? en una aldea de Sajonia el 5 de agosto de 1912, donde se c rio como el hijo del sastre. Un d\u237?a, cuando ten\u237?a diecis\u233?is a\u24 1?os, volvi\u243? corriendo de la escuela, destrozado, con su cartilla de notas en la mano. En el espacio para el nombre hab\u237?an escrito: \u171?Koch, Heinz, nieto del maestro sastre\u187?. Koch sac\u243? una cartilla amarilla de la caja .\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso pas\u243? el 23 de marzo de 1929 \u8212?dice, blandiendo el documento \u8212?. Ese fue el d\u237?a en que mi padre se enter\u243? de que era hijo ileg \u237?timo: \u161?su hermana mayor era su madre!\par\pard\plain\hyphpar} { Heinz se qued\u243? traumatizado por el hecho de que todo el mundo le hubiese me

ntido: \u191?c\u243?mo pudieron ocult\u225?rselo durante tanto tiempo?\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qui\u233?n era su verdadero padre? \u8212?le pregunto.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Ahora llegar\u233? a eso \u8212?me explica Hagen\u8212?. Seg\u250?n el c\ u243?digo moral alem\u225?n de la \u233?poca, ser hijo ileg\u237?timo era algo h orrible, vergonzoso. Sus amigos le condenaron al ostracismo y dej\u243? de ir a la escuela. Decidi\u243? enrolarse en el ej\u233?rcito, con la esperanza de que el uniforme ocultara el estigma de su nacimiento. En septiembre de 1929 firm\u24 3? un contrato por doce a\u241?os de prestaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Heinz Koch no cont\u243? con lo que estaba por llegar. Para cuando su contrato d eb\u237?a expirar, en octubre de 1941, estaba destacado como parte de las fuerza s de ocupaci\u243?n nazi y no pod\u237?a licenciarse. En mayo de 1945, cuando Be rl\u237?n claudic\u243?, el sargento mayor Koch consigui\u243? volver a Dessau, junto a su mujer y sus dos peque\u241?os. Viaj\u243? a trav\u233?s de un paisaje plagado de cr\u225?teres, por ciudades llenas de escombros, ca\u241?er\u237?as y tuber\u237?as a la vista. La gente se hab\u237?a vuelto loca con tantos secret os y penurias. Por los bosques y los caminos hab\u237?a refugiados, criminales d e guerra, grupos de bombarderos aislados y fuerzas aliadas que acababan de empez ar la Guerra Fr\u237?a entre ellos, antes de que la caliente diese sus \u250?lti mos estertores. En Dresde le pareci\u243? oler a carne quemada. Sin embargo, una semana despu\u233?s de que la guerra acabase, Heinz Koch estaba en casa. En la conferencia de Potsdam, Dessau fue entregada a los rusos. Lo licenciaron del ser vicio activo.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch habla, escarba en su caja de documentos, habla. Luego se echa hacia delante como para confiarme una informaci\u243?n de gran valor. Puedo oler su {\i aftershave}.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El 1 de septiembre de 1945 \u8212?me cuenta\u8212?, el mando sovi\u233?ti co le expidi\u243? a Koch un \u171?permiso para montar en bicicleta\u187?.\par\p ard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Para qu\u233? necesitaba la gente un permiso para montar en bici? \ u8212?le pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Porque pod\u237?an llevar mensajes! \u161?Transmitir noticias! \u82 12?chilla Koch\u8212?. No hab\u237?a m\u225?s medios de transporte. Los que iban en bici pod\u237?an eludir los puntos de control y mantener encuentros clandest inos.\par\pard\plain\hyphpar} { Es evidente que el ambiente de control paranoico ya se hab\u237?a asentado duran te el mandato ruso. De todas formas, empieza a preocuparme el nivel de detallism o al que hemos llegado. Miro de reojo su caja sin fondo, pregunt\u225?ndome si n os habremos estancado porque s\u237? o si la historia de la bicicleta llevar\u22 5? a alguna parte. Luego, cuando me da la espalda para meter el documento dentro de la caja, me dice: \u8212?Antes de nada, como comprender\u225?, ten\u237?an q ue investigar su expediente para comprobar que no era una mala persona.\par\pard \plain\hyphpar} { \u191?Esa era la cosa? \u191?Estaba Koch utilizando la prueba de la que dispon\u 237?a \u8212?en este caso, un permiso para bicicleta\u8212? para construir o con firmar la historia de la inocencia de su padre durante la guerra? Es evidente qu e hay una parte del pasado que no puede respaldar ni con hechos ni con documento s. Lo \u250?nico que tiene es un permiso para montar en bicicleta.\par\pard\plai n\hyphpar} { Apenas acab\u243? la guerra, los aliados se repartieron al enemigo conquistado. Los ingleses, los estadounidenses, y m\u225?s tarde los franceses, se quedaron c on las partes occidentales de Alemania, mientras que los rusos se quedaron con l os estados de Turingia, Sajonia, Sajonia-Anhalt, Mecklenburgo-Pomenaria Occident al y Brandenburgo. Otro tanto hicieron con Berl\u237?n, que se dividieron del mi smo modo: los barrios occidentales para los ingleses, los estadounidenses y los franceses, y los orientales, para la URSS. Como la ciudad estaba en plena zona o riental, los barrios occidentales se convirtieron en una peculiar isla de admini straci\u243?n democr\u225?tica y de econom\u237?a de mercado dentro de un paisaj e comunista.\par\pard\plain\hyphpar} {

En sus zonas, las potencias occidentales se dedicaron a dar caza a los nazis m\u 225?s renombrados y a establecer sistemas democr\u225?ticos de gobierno: estados federados, divisi\u243?n entre el poder pol\u237?tico, administrativo y judicia l y garant\u237?as para la propiedad privada. En 1948 transfirieron estas instit uciones a la reci\u233?n creada Rep\u250?blica Federal de Alemania (Alemania Occ idental), junto con inyecciones enormes de fondos del Plan Marshall.\par\pard\pl ain\hyphpar} { Los rusos administraron directamente las partes orientales de Alemania hasta que en 1949 se estableci\u243? la Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania como estado sat\u233?lite de la URSS. Se nacionalizaron la producci\u243?n y las f\u2 25?bricas, las propiedades pasaron a manos del Estado y se subvencionaron la san idad, el alquiler y la comida. Se instaur\u243? una norma de monoparti-dismo con un servicio secreto todopoderoso para defenderla. Los rusos, que hab\u237?an re chazado el capital estadounidense, saquearon la producci\u243?n de Alemania del Este en beneficio propio. Destriparon las f\u225?bricas para llevarse maquinaria y equipamiento que luego mandaron a la URSS. Al mismo tiempo, desplegaron una r et\u243?rica de \u171?hermanamiento comunista\u187? con los alemanes orientales, a los que hab\u237?an \u171?liberado\u187? del fascismo. Fueran cuales fuesen s us historias personales y sus filiaciones individuales, las gentes que viv\u237? an en esta zona tuvieron que pasar de ser nazis (al menos, ret\u243?ricamente) u n d\u237?a, a comunistas y hermanos del antiguo enemigo al d\u237?a siguiente.\p ar\pard\plain\hyphpar} { Y casi de la noche a la ma\u241?ana los alemanes de los estados orientales se de clararon, o fueron declarados, inocentes del nazismo. Parec\u237?a como si ahora creyesen que los nazis hab\u237?an venido y hab\u237?an vuelto de las regiones occidentales de Alemania, que eran gente ajena a ellos, lo que de ning\u250?n mo do era cierto. Se reh\u237?zo la Historia con tanta rapidez, y con tal \u233?xit o, que se puede afirmar sin faltar a la verdad que los orientales no se sent\u23 7?an, y siguen sin sentirse, como los alemanes responsables del r\u233?gimen de Hitler. Este truco de magia hist\u243?rica deber\u237?a figurar entre las maniob ras m\u225?s extraordinarias de inocencia del siglo pasado.\par\pard\plain\hyphp ar} { Una vez vi en Dresde, en un puente azul sobre el r\u237?o Elba, una placa que co nmemoraba la liberaci\u243?n de los alemanes orientales de los opresores nazis p or parte de sus hermanos rusos. Me qued\u233? mir\u225?ndola un buen rato; era u n peque\u241?o objeto que hab\u237?a perdido el brillo por la suciedad del aire. Me pregunt\u233? si la habr\u237?an puesto justo despu\u233?s de que los rusos entraran en una Alemania vencida o si tuvo que pasar algo de tiempo antes de emp ezar a reescribir las cosas.\par\pard\plain\hyphpar} { Para crear un nuevo pa\u237?s de la nada, con nuevos valores y ciudadanos social istas de nuevo cu\u241?o, es necesario empezar por el principio: por los ni\u241 ?os. No tardaron en despedir a los maestros de escuela de las regiones orientale s, pues hasta la fecha su labor hab\u237?a consistido en educar a los ni\u241?os en los valores del r\u233?gimen nazi. Hab\u237?a que crear maestros socialistas . Las autoridades establecieron un sistema de formaci\u243?n de seis meses para \u171?maestros del Pueblo\u187?, que m\u225?s tarde se repartir\u237?an por las escuelas. Hacia febrero de 1946 Heinz Koch, que ni siquiera hab\u237?a terminado el colegio, ya era maestro titulado en la aldea de Lindau, a trece kil\u243?met ros de Dessau.\par\pard\plain\hyphpar} { En octubre de ese mismo a\u241?o se celebraron las primeras \u171?elecciones dem ocr\u225?ticas libres\u187? de Alemania Oriental. De hecho, a lo largo de toda s u existencia, la RDA celebr\u243? elecciones con regularidad. En las papeletas a parec\u237?an los nombres de los representantes de los partidos mayoritarios: r\ u233?plicas exactas de los partidos que exist\u237?an en Alemania Federal. Hab\u 237?a dem\u243?cratas cristianos de centro derecha (la CDU), dem\u243?cratas lib res (m\u225?s tarde el FDP) y comunistas (el SED). Durante cuarenta a\u241?os, u na elecci\u243?n tras otra, los resultados se hicieron p\u250?blicos por televis i\u243?n: siempre ganaban, por mayor\u237?a absoluta, los comunistas. Las mayor\ u237?as desafiaban la credibilidad: 98,1 por ciento; 95,4 por ciento; 97,6 por c iento.\par\pard\plain\hyphpar} {

Sin embargo, nada de esto resultaba evidente en 1946. Por esa \u233?poca, en cie rto modo era posible, solo posible, que surgiese un estado socialista que hicies e honor a lo \u171?democr\u225?tico\u187? de su nombre. Todos hab\u237?an sufrid o el infierno en la Tierra, as\u237? que, \u191?por qu\u233? no iban a merecerse el cielo? Los sue\u241?os de las gentes estaban afilados por el sufrimiento, ta llados en formas cortantes y definidas.\par\pard\plain\hyphpar} { Heinz Koch fund\u243? la delegaci\u243?n de los dem\u243?cratas liberales de Lin dau y se present\u243? a la alcald\u237?a. All\u237?, septiembre es un mes de la rgas puestas de sol, de luz tard\u237?a cayendo sobre las hojas, aun en los \u22 5?rboles. Incluso en esa tierra de escombros y polvo hab\u237?a sitio para la es peranza. Al fin y al cabo eran unas elecciones: hab\u237?a partidos, hab\u237?a candidatos, hab\u237?a campa\u241?as locales y colegios electorales. Y hab\u237? a una papeleta en la que el nombre del candidato del Partido Comunista estaba el primero de la lista. Pod\u237?a ser una coincidencia, salvo porque junto al nom bre del candidato, Paul Enke, no pon\u237?a \u171?candidato del SED\u187?, sino \u171?alcalde\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { No obstante, cuando salieron los resultados, qued\u243? claro que Heinz Koch hab \u237?a ganado las elecciones. Lindau era diminuto: los dem\u243?cratas liberale s obtuvieron 363 votos, el SED, 289 y la UDC, 131. La gente ya no quer\u237?a m\ u225?s izquierda o derecha, quer\u237?an a moderados.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero Enke, el comunista \u8212?me explica Koch\u8212?, era el presidente de la comisi\u243?n electoral, y no tard\u243? en convocar una reuni\u243?n en e l ayuntamiento \u171?para evaluar el voto\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch me cuenta que el vest\u237?bulo estaba lleno de mujeres, algunas con ni\u24 1?os. Tambi\u233?n hab\u237?a alg\u250?n que otro anciano, pero apenas hab\u237? a j\u243?venes u hombres de mediana edad. Enke les dio la bienvenida y luego se dirigi\u243? a la audiencia: \u8212?Bueno, pero \u191?d\u243?nde est\u225?n los hombres?\par\pard\plain\hyphpar} { Se produjo un silencio, un siseo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ca\u237?do en la guerra \u8212?surgi\u243? una respuesta.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?Desaparecido en combate \u8212?dijo otra voz.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No lo s\u233? \u8212?dijo con calma otra mujer.\par\pard\plain\hyphpar} { Luego reson\u243? una voz desde el fondo del vest\u237?bulo:\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Mi marido es prisionero de guerra en Rusia.\par\pard\plain\hyphpar} { Enke cogi\u243? la oportunidad al vuelo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Cu\u225?ntos de vuestros hombres est\u225?n en campos de prisionero s? \u8212?pregunt\u243?. Las manos empezaron a alzarse, al principio despacio, l uego cada vez m\u225?s\u8212?. \u191?Y cu\u225?nto tiempo sirvi\u243? su marido en el ej\u233?rcito? \u8212?le pregunt\u243? Enke a una mujer sentada en las pri meras filas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Un a\u241?o \u8212?dijo. Las respuestas empezaron a llegar desde todos lo s rincones de la sala: cinco a\u241?os, tres a\u241?os, siete a\u241?os.\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y por eso fueron capturados como prisioneros de guerra?\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?As\u237? fueron las cosas \u8212?dijeron las mujeres.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Bueno, entonces d\u233?jenme que les pregunte si creen que es justo que s us hombres, que sirvieron tres, cinco, siete a\u241?os en el ej\u233?rcito, est\ u233?n en prisi\u243?n, cuando el sargento mayor Koch, aqu\u237? a mi derecha, q ue sirvi\u243? durante diecis\u233?is a\u241?os al ej\u233?rcito fascista imperi alista, ha escapado de rositas sin un solo d\u237?a de castigo.\par\pard\plain\h yphpar} { \u8212?As\u237? fue como sentenciaron a mi padre a siete a\u241?os en un campo d e prisioneros de guerra \u8212?me explica Koch.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo? \u191?As\u237? sin m\u225?s? \u8212?pregunto. Ahora s\u2 37? se le ve exaltado.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Los rusos llegaron y lo metieron en prisi\u243?n preventiva. As\u237? fun

cionaban las cosas. Si mi marido est\u225? ah\u237? muri\u233?ndose de la pena, \u233?l no va a ser menos.\par\pard\plain\hyphpar} { Entre 1945 y 1950 la polic\u237?a secreta rusa encarcel\u243? a presos de guerra , a nazis y a otros soldados como Heinz Koch que se cruzaron en su camino. Reuti lizaron los campos de concentraci\u243?n nazis de Sachsenhausen y de Buchenwald y de otros sitios, y cuando estos estaban llenos, construyeron nuevas prisiones o mandaron a la gente a Rusia. Se estima que unas 43.000 de estas personas murie ron por enfermedad, inanici\u243?n o torturas despu\u233?s de la guerra. En Lind au la gente ayud\u243? a los vencedores a castigar a sus compatriotas y lo llama ron justicia.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s de casi un mes en prisi\u243?n preventiva, el 22 de octubre de 1946 , Enke fue a visitar al preso. Heinz pens\u243? que le hab\u237?a llegado la hor a. Enke empez\u243? con una t\u225?ctica inusitada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me he enterado de que hoy es el cumplea\u241?os de su esposa.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?S\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ser\u237?a una bonita sorpresa de cumplea\u241?os que volviese a casa, \u 191?verdad? \u191?Qu\u233? me dice a eso?\par\pard\plain\hyphpar} { Heinz estaba confuso. Se hab\u237?a estado haciendo a la idea de la deportaci\u2 43?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Hay alguna posibilidad?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por supuesto. Al fin y al cabo, soy el alcalde y lo que yo digo va a misa .\par\pard\plain\hyphpar} { Hubo una pausa, y luego se aclararon las cosas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Cu\u225?les son las condiciones? \u8212?pregunt\u243?.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Rel\u225?jese, camarada, rel\u225?jese. Es muy sencillo, de verdad. Lo \u 250?nico que tiene que hacer es dejar a los dem\u243?cratas liberales y unirse a nuestras filas. Convi\u233?rtase en miembro del Partido Socialista Unificado. E n cuanto esto ocurra lo mandar\u233? a casa. De hecho, lo podr\u237?a mandar a c asa hoy mismo.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch me mira fijamente.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? habr\u237?a hecho usted? \u8212?me pregunta\u8212?. \u191? Qu\u233? deber\u237?a haber escogido mi padre?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?A su mujer y su propia vida, est\u225? claro \u8212?le respondo.\par\pard \plain\hyphpar} { Koch est\u225? satisfecho, sonr\u237?e, asiente y mueve el micro.\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?Pues s\u237?, en el cumplea\u241?os de su mujer Heinz cambi\u243? de part ido y volvi\u243? a casa.\par\pard\plain\hyphpar} { Fue as\u237? como el Partido Comunista de Lindau elimin\u243? toda oposici\u243? n y, al mismo tiempo, coloc\u243? a uno de sus rivales como maestro de la escuel a de primaria local, bajo la amenaza de deportarlo a un campo de prisioneros de guerra. Lo ten\u237?an donde pod\u237?an vigilarlo: solo hab\u237?a una escuela, y los hijos de los miembros del Partido asist\u237?an a ella.\par\pard\plain\hy phpar} { Ese mismo a\u241?o, algo m\u225?s tarde, Hagen empez\u243? la escuela. Heinz ens e\u241?aba a todos sus alumnos la doctrina del comunismo, incluido a su propio h ijo. Se encontr\u243? formando buenos ciudadanos comunistas para un r\u233?gimen que hab\u237?a intentado acabar con su familia y con su vida.\par\pard\plain\hy phpar} { A finales de 1946, los comunistas fundaron los {\i Junge Pioniere}, una asociaci\u243?n juvenil pensada para inculcar a los j\u243? venes el amor por Marx y por su patria. Para los mayores se crearon las Juventud es Libres Alemanas. El esquema era id\u233?ntico al de los {\i Pimpfe} nazis para los ni\u241?os peque\u241?os y al de las Juventudes Hitlerian as para los adolescentes. La gente bromeaba con el hecho de que las Juventudes L ibres y las Juventudes Hitlerianas eran tan parecidas que solo se las distingu\u 237?a por el color de las pa\u241?oletas del cuello. En ambas hab\u237?a reunion es, linternas, juramentos de lealtad y una ceremonia de confirmaci\u243?n a los

trece a\u241?os, entre velas y consignas que parec\u237?an oraciones.\par\pard\p lain\hyphpar} { Se instaba a todos los ni\u241?os a unirse a los {\i Pioniere}. Pero esto sucedi\u243? demasiado pronto, a juicio de los aldeanos de Lindau, que se opusieron de plano a ver una vez m\u225?s a sus hijos marchando e n fila india y se negaron a ponerles los uniformes dijeran lo que dijesen los ma ndamases. Heinz Koch fue arrestado y lo metieron en prisi\u243?n preventiva.\par \pard\plain\hyphpar} { Enke le dijo:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo quieres que el resto de ni\u241?os se alisten si el propi o hijo del maestro no lo hace?\par\pard\plain\hyphpar} { Era necesario que Heinz Koch diese ejemplo a trav\u233?s de su hijo. Lo liberaro n y le dieron una nueva oportunidad para demostrar por qu\u233? no deb\u237?a se r deportado.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch se vuelve hacia su caja y saca un peque\u241?o pa\u241?uelo azul.\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?As\u237? que, en consecuencia, el 13 de diciembre de 1946 me convert\u237 ? en el primer ni\u241?o que llev\u243? la pa\u241?oleta al cuello.\par\pard\pla in\hyphpar} { De este modo, Hagen Koch se transform\u243? en un {\i Musterk-nabe}, un ni\u241?o modelo del nuevo r\u233?gimen.\par\pard\plain\hyphpa r} { Mi mirada ha empezado a deambular por la pared que tiene detr\u225?s. Junto a la placa dorada hay un calendario de desnudos que exhibe un torso de mujer en medi o del bosque. El fot\u243?grafo le ha cortado la cabeza y las piernas por debajo de la rodilla. El pie de foto reza: \u171?Coto salvaje\u187?.\par\pard\plain\hy phpar} { Hagen Koch vuelve una vez m\u225?s a su caja, a su colecci\u243?n de extra\u241? os talismanes de un mundo desaparecido.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?D\u233?jeme que le ense\u241?e este escarabajo.\par\pard\plain\hyphpar} { Saca un p\u243?ster y lo desenrolla con cuidado. \u171?\u161?ACABEMOS CON EL ESC ARABAJO AMERICANO!\u187?, pone en letras may\u250?sculas en la parte de arriba. Debajo hay un dibujo de un ni\u241?o mirando el suelo con una lupa: hay un escar abajo con rostro y grandes dientes de persona. El bicho lleva una chaqueta con l os colores de la bandera estadounidense y la cara es la del presidente Truman.\p ar\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nuestra escuela estaba llena de estos carteles \u8212?dice, y me explica el porqu\u233?.\par\pard\plain\hyphpar} { En 1948 los rusos decidieron que ya estaban hartos de la peque\u241?a isla de im perialismo capitalista que supon\u237?a Berl\u237?n Occidental. Estaba infectado de esp\u237?as de pa\u237?ses enemigos, y era un punto de apoyo para los aliado s en pleno suelo socialista. En un asedio moderno, las fuerzas de Stalin cortaro n las comunicaciones por tierra entre Alemania del Este y Berl\u237?n Occidental . La noche del 24 de junio de 1948 cortaron el suministro de la planta el\u233?c trica oriental que abastec\u237?a la ciudad. Los berlineses occidentales se mori r\u237?an de hambre en la penumbra.\par\pard\plain\hyphpar} { Pero los aliados no estaban dispuestos a abandonar al mill\u243?n de berlineses occidentales. Durante m\u225?s de un a\u241?o, de junio de 1948 a octubre de 194 9, mantuvieron con vida a la ciudad por v\u237?a a\u233?rea. Durante ese tiempo los aviones brit\u225?nicos y estadounidenses hicieron 277.728 vuelos a trav\u23 3?s del espacio a\u233?reo sovi\u233?tico para lanzar fardos de comida, ropa, ta baco, medicinas, combustible y maquinaria, incluidos componentes para una nueva central el\u233?ctrica, para la gente de Berl\u237?n Occidental.\par\pard\plain\ hyphpar} { En el Oeste, a los aviones empezaron a llamarlos \u171?{\i Rosinenbomber}\u187? o \u171?bombarderos de pasas\u187?, porque tra\u237?an comi da. Pero en el Este, a Koch y sus compa\u241?eros de clase les dijeron que los a viones enemigos rociaban los cultivos de Alemania Oriental con escarabajos de la patata para destruir las cosechas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lindau estaba pr\u225?cticamente en la ruta de vuelo, los aviones pasaban

d\u237?a y noche \u8212?dice Koch\u8212?. Esa fue la imagen del enemigo que nos vendieron, y en un lugar donde la gente no recib\u237?a noticias del exterior n o hab\u237?a nada m\u225?s en lo que creer.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo pod\u237?a ser cre\u237?ble que los estadounidenses hicie sen algo as\u237?? \u8212?le pregunto. Parec\u237?a improbable que una superpote ncia nuclear fuese a cargar sus aviones de escarabajos vivos y cruzar el Atl\u22 5?ntico con ellos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Porque acababan de bombardear un edificio en Dresde! \u8212?grita\u 8212?. \u161?Ese bello centro de la cultura alemana! \u161?Qu\u233? poca sensibi lidad! Y hasta hab\u237?an lanzado dos bombas at\u243?micas en Jap\u243?n. \u161 ?Eran el demonio en persona! \u191?Qu\u233? m\u225?s pruebas hac\u237?an falta?\ par\pard\plain\hyphpar} { Bombas, armas nucleares y ahora plagas b\u237?blicas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Le estoy contando c\u243?mo funcionaba la propaganda \u8212?prosigue\u821 2?. Me cri\u233? con eso.\par\pard\plain\hyphpar} { Por esa \u233?poca todav\u237?a hab\u237?a racionamiento. El az\u250?car escasea ba y los caramelos eran un lujo. Pero hab\u237?a un plan para incentivar a los n i\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por cada escarabajo que recog\u237?amos nos daban un penique. Por una lar va, medio penique. Y por cada cien, nos daban tarjetas de diez raciones de az\u2 50?car. As\u237? que los ni\u241?os nos \u237?bamos a los sembrados cada vez que ten\u237?amos un minuto y nos dedic\u225?bamos a buscar escarabajos y larvas, l arvas y escarabajos. Los entreg\u225?bamos y nos daban m\u225?s caramelos de los que pod\u237?amos comer.\par\pard\plain\hyphpar} { En la cabeza de Koch, el dulce sabor de la recompensa est\u225? relacionado con fastidiar los planes de los estadounidenses para acabar con el cultivo de la pat ata y para que la gente pasase hambre. Esta historia \u8212?sobre insectos y car amelos y la creaci\u243?n de un enemigo\u8212? es la historia de la creaci\u243? n de un patriota.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 17 Fijando los l\u237?mites } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { \u8212?{\i As\u237?} que el 5 de abril de 1960 entr\u233? en el Ministerio para la Segurida d del Estado. \u8212?Hagen Koch casi se traba al hablar\u8212?. Esta fotograf\u2 37?a es de cuatro d\u237?as despu\u233?s.\par\pard\plain\hyphpar} { La instant\u225?nea muestra a un joven con el uniforme gris de la Stasi, acicala do y tenso tras un atril gigante. Koch daba su discurso de ingreso: \u171?Por qu \u233? quiero proteger y defender mi patria\u187?. Prest\u243? juramento: \u171? Por orden del Estado de los trabajadores y de los granjeros, \u161?prometo dar m i vida si es necesario para protegerlos frente al enemigo, diligentemente, en to do lugar y momento!\u187?. All\u237? estaba toda la plana mayor, Mielke incluido .\par\pard\plain\hyphpar} { M\u225?s tarde, Koch se qued\u243? en un corrillo aparte con su comandante. El r esto de reclutas fing\u237?an tranquilidad mientras, al mismo tiempo, intentaban llamar la atenci\u243?n. De pronto Koch not\u243? que todos los ojos estaban pu estos en \u233?l y una mano en su hombro. Se volvi\u243?. Era Mielke.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?\u191?Cu\u225?l es su formaci\u243?n, joven?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Delineante t\u233?cnico.\par\pard\plain\hyphpar} { Mielke se dirigi\u243? al comandante de Koch.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Quiero que cuide de este, de su carrera. Est\u225? hecho de la pasta que necesitamos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y as\u237? \u8212?me cuenta Koch\u8212? fue como me escogieron de entre l a gran masa gris. \u8212?Lo nombraron en el acto director del Estudio de Cartogr af\u237?a y Topograf\u237?a\u8212?. No ten\u237?a ni idea. Me hab\u237?a formado

como delineante t\u233?cnico de maquinaria; no ten\u237?a ni idea de mapas.\par \pard\plain\hyphpar} { {\qc Y\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { En el verano de 1960, poco despu\u233?s de ingresar en la Stasi, Koch se enamor\ u243? de una chica de Berl\u237?n. No hab\u237?a pertenecido ni a los {\i Pioniere} ni a las Juventudes Libres Alemanas y, por supuesto, tampoco pertenec\ u237?a al Partido; sin embargo, no se trataba de ninguna radical. Koch sonr\u237 ?e y entrecierra los ojos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Escog\u237? a mi esposa por su exterior, no por sus convicciones pol\u237 ?ticas.\par\pard\plain\hyphpar} { Me sorprendo con la mirada perdida, y el calendario de desnudos me llama la aten ci\u243?n. No puedo intercambiar una mirada con la chica porque no tiene cabeza. Miro su mapa de Tasmania en medio del bosque.\par\pard\plain\hyphpar} { La Stasi se enter\u243? de todo. El jefe de Koch lo llam\u243? y le dijo que: \u 171?Esa chica es inapropiada. Tenemos planes para ti, y esa ni\u241?a es RDA neg ativo\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Los padres de ella estaban horrorizados: \u233?l era uno de \u171?Ellos\u187?. E n cuanto ella cumpli\u243? los dieciocho a\u241?os se fugaron. Fue el 21 de juli o de 1961.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch se vuelve y le da una palmada al calendario:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Se ha fijado, \u191?no? \u8212?pregunta riendo entre dientes.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?Aj\u225?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Sabe lo que es?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?A qu\u233? se refiere?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?A que es el calendario de la guardia fronteriza de la RDA \u8212?me expli ca\u8212?. \u191?Sabe qu\u233? tiene de especial?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Este calendario se imprimi\u243? a mediados de 1990, despu\u233?s de la c a\u237?da del Muro. Se imprimi\u243? porque, incluso a esas alturas, la gente se gu\u237?a sin poder creerse que la naci\u243?n hab\u237?a dejado de existir sin m\u225?s. A pesar de las evidencias, pensaban que la RDA se convertir\u237?a en un pa\u237?s independiente, con un ej\u233?rcito y una guardia fronteriza propio s. Y esa guardia fronteriza iba a necesitar su calendario particular.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?Cuando se construy\u243? el Muro en 1961, yo era de la opini\u243?n de qu e era algo que hab\u237?a que hacer porque nos estaban robando como a tontos \u8 212?dice Koch\u8212?. La RDA ten\u237?a derecho a defenderse de los timadores, d e los par\u225?sitos y los contrabandistas del Oeste.\par\pard\plain\hyphpar} { Debido a las subvenciones, los precios eran m\u225?s bajos en el Este, aunque ta mbi\u233?n los salarios.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Antes de que estuviese el Muro la gente pensaba: \u191?para qu\u233? voy a trabajar en el Este cuando puedo ganar mucho m\u225?s en el Oeste? Iban all\u2 37? a diario y trabajaban para ellos, cuando a nosotros nos hac\u237?an tanta fa lta sus manos para la reconstrucci\u243?n del pa\u237?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?Luego, en los controles de vuelta a casa, cambiaban sus marcos occidentale s por orientales a una proporci\u243?n de cinco a uno. \u191?Se lo puede imagina r? \u8212?Lo dice como si el cambio de moneda fuese una especie de vud\u250? fin anciero\u8212?. Volv\u237?an aqu\u237? con la posibilidad de comprar todas nuest ras cosas. Y no solo eso, tambi\u233?n hac\u237?an la compra para sus amigos del Oeste. Los ve\u237?amos por las ma\u241?anas de camino al trabajo con cestas a rebosar de nuestro pan, nuestra mantequilla, nuestra leche, huevos y carne. Hab\ u237?a que hacer algo para que la gente no se siguiese colando por esa ratonera hacia la RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { Aparte de ir a diario a trabajar al sector occidental, cientos y m\u225?s tarde miles de refugiados empezaron a irse del sector oriental para siempre. En 1961,

unas dos mil personas abandonaron la RDA a trav\u233?s de Berl\u237?n Occidental .\par\pard\plain\hyphpar} { Koch dice que sus pensamientos eran ortodoxos para la \u233?poca.\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?Esa gente estaba rehuyendo el trabajo duro que hab\u237?a que hacer aqu\u 237? para labrarse un nuevo futuro solo para ellos: quer\u237?an disfrutar de la vida en ese preciso momento.\par\pard\plain\hyphpar} { Lo dice como si fuese algo inmoral, un descarrilamiento religioso: \u171?\u191?Q ui\u233?n se creen que son para venir a cosechar lo que no han sembrado?\u187?.\ par\pard\plain\hyphpar} { La RDA se desangraba.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Y no solo se iban los trabajadores de a pie! Tambi\u233?n los m\u23 3?dicos, los ingenieros, la gente con formaci\u243?n. La RDA les pagaba los estu dios y luego se dejaban seducir por el se\u241?uelo occidental.\par\pard\plain\h yphpar} { Seg\u250?n Koch, a Ulbricht, el jefe de Estado, no le qued\u243? m\u225?s remedi o que construir una \u171?barrera protectora antifascista\u187?. Siempre me ha r esultado curioso este t\u233?rmino, que me recuerda en parte a los profil\u225?c ticos, para proteger a los orientales de la enfermedad occidental del materialis mo exacerbado. Responde a la l\u243?gica de encerrar a gente libre para mantener la a salvo de los criminales.\par\pard\plain\hyphpar} { La noche del domingo 12 de agosto de 1961, el ej\u233?rcito oriental desenroll\u 243? alambre de espino por las calles que limitaban con el sector oriental y col oc\u243? centinelas a intervalos regulares. Con las primeras luces del d\u237?a la gente se levant\u243? para encontrarse separada de sus familiares, de su trab ajo, de su escuela.\par\pard\plain\hyphpar} { Algunos se apresuraron a pasar por el alambre. Los que viv\u237?an en pisos que daban a la frontera empezaron a saltar por las ventanas sobre mantas que los occ identales sujetaban en la acera de abajo. Luego, las tropas obligaron a los resi dentes a que tapiaran sus propias ventanas. Empezaron con las plantas m\u225?s b ajas, medida que oblig\u243? a la gente a saltar desde ventanas cada vez m\u225? s altas.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch fue llamado a la guarnici\u243?n el 13 de agosto, el d\u237?a que se erigi\ u243? el Muro. Estaban en estado de emergencia y deb\u237?an mantenerse alertas. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Dos d\u237?as despu\u233?s me mand\u243? llamar el comandante. Me mir\u24 3? las botas y las declar\u243? demasiado chapuceras para la misi\u243?n. Me ord en\u243? que acompa\u241?ase a un grupo, en el que estaba Honecker, por todo el recorrido por el que hab\u237?an colocado el alambre, por donde estaba naciendo el Muro. Tambi\u233?n me orden\u243? que consiguiese unas botas nuevas.\par\pard \plain\hyphpar} { \u187?Era un d\u237?a de verano como otro cualquiera. Cuando llegamos adonde m\u 225?s tarde estar\u237?a el {\i checkpoint} Charlie, en el lado occidental hab\u237?a una multitud de manifestan tes abuche\u225?ndonos. Ten\u237?a la pierna izquierda en el este, la derecha en el oeste, e iba dibujando mi l\u237?nea blanca por en medio de la calle. Estaba concentrado en la l\u237?nea, no en lo que pasaba a mi alrededor. Para mis aden tros pensaba que los del Oeste eran enemigos, unos saqueadores y unos especulado res.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s, Koch fue recorriendo junto a Honecker y el resto de la comitiva la extensi\u243?n de la frontera por la ciudad, casi cincuenta kil\u243?metros. Me sorprende que no tenga m\u225?s cosas que contarme sobre un d\u237?a como ese, un d\u237?a que uno podr\u237?a considerar como el principio de la obsesi\u243?n de su vida.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ten\u237?a solo veinti\u250?n a\u241?os, y simplemente me concentr\u233? en mi trabajo de trazar una l\u237?nea. Al d\u237?a siguiente apenas pod\u237?a mantenerme en pie. Ya se sabe lo pu\u241?eteras que son las botas nuevas. \u8212 ?Se echa hacia atr\u225?s\u8212?. La gente me preguntaba por qu\u233? no cruc\u2 33? la l\u237?nea cuando la estaba dibujando por las calles. \u191?Por qu\u233? no salt\u233? sin m\u225?s al Oeste y segu\u237? andando? \u161?Porque estaba en

amorado! Hac\u237?a tres semanas que me hab\u237?a casado, as\u237? que volv\u23 7? con mi joven esposa, como era natural. Al igual que mi padre: \u233?l volvi\u 243? con su mujer, y yo con la m\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { Pero su padre volvi\u243? con su familia bajo la amenaza de la deportaci\u243?n a un campo de prisioneros. Koch no necesit\u243? amenazas: instruido por su padr e, se hab\u237?a convertido en un {\i homo socialista}.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch asegura que es la \u250?nica persona con vida que puede describir, con sus documentos, sus fotocopias y sus fotos, el Muro desde el lado oriental. Tal vez sea porque la mayor\u237?a de la gente de este lado quiere olvidarlo. De hecho, parece que la mayor\u237?a de la gente de ambos lados quiere hacer como si nunca hubiese existido. El Muro se borr\u243? con tanta rapidez que apenas hay restos de \u233?l por las calles. Solo queda una peque\u241?a parte del trozo m\u225?s colorido, el que parece una l\u225?pida hortera.\par\pard\plain\hyphpar} { En 1966, Heinz Koch consigui\u243? descubrir qui\u233?n era su padre biol\u243?g ico. Viv\u237?a en Holanda, as\u237? que el padre fue a la RDA con un visado de un d\u237?a para encontrarse con su hijo. Vino como un turista corriente.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?Como yo estaba en la Stasi \u8212?dice Hagen\u8212?, a mi padre, a sus cu arenta a\u241?os, lo echaron de su trabajo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Porque era familiar suyo no pod\u237?a tener {\i Westkontakte}?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Porque no les hab\u237?a contado lo de la visita. \u8212?La Stasi ten\u23 7?a que saber todo lo concerniente a los familiares lejanos de cualquiera, pero, sobre todo, de los suyos\u8212?. Fue entonces cuando mi padre me cont\u243? que era hijo ileg\u237?timo, lo de su candidatura a la alcald\u237?a y lo de las am enazas si no hac\u237?a de m\u237? un buen socialista. Me pregunto c\u243?mo tie ne que ser averiguar un d\u237?a que tus padres te han criado como paradigma de un r\u233?gimen en el que no creen.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch le dijo a su padre:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pap\u225?, si eso es as\u237?, ya he tenido bastante. Me largo.\par\pard\ plain\hyphpar} { Pens\u243?: \u171?Si mi trabajo es la raz\u243?n de que mi padre no pueda ver a su padre, no quiero seguir aqu\u237? ni un minuto m\u225?s.\par\pard\plain\hyphp ar} { \u8212?Present\u233? mi carta de dimisi\u243?n \u8212?me cuenta.\par\pard\plain\ hyphpar} { Ese mismo d\u237?a lo arrestaron y lo metieron en una celda. Presentaron cargos criminales en su contra: \u171?Producci\u243?n y reproducci\u243?n de material p ornogr\u225?fico\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233??\par\pard\plain\hyphpar} { Le divierte mi asombro y vuelve a sacar algo de la caja. Es un panfleto grapado, hecho a mano. Tiene letras con la t\u237?pica tinta morada de la Roneo y dibuji tos. Koch hab\u237?a hecho una docena de copias del librillo para la boda de un amigo. Muy al estilo tradicional alem\u225?n, parodiaba al novio, a la novia y a los suegros. Hab\u237?a caricaturas de todos (completamente vestidos) con globo s de di\u225?logos; estaba muy lejos de ser pornogr\u225?fico. Aun as\u237?, era ilegal. En el pa\u237?s cualquier tipo de impresi\u243?n estaba prohibida a no ser que estuviese autorizada. La Stasi hab\u237?a llegado a desarrollar una t\u2 33?cnica para relacionar la m\u225?quina de escribir de un particular con su let ra. Era como sacar huellas dactilares del pensamiento. Koch hab\u237?a utilizado las m\u225?quinas de su despacho.\par\pard\plain\hyphpar} { Lo tuvieron en la celda dos noches y no le dijeron a su mujer d\u243?nde estaba. No le permitieron ning\u250?n contacto con el exterior, nada de abogados ni lla madas; el procedimiento habitual. Al tercer d\u237?a, la Stasi y la fiscal\u237? a registraron su piso en busca de m\u225?s material \u171?pornogr\u225?fico\u187 ? que aportar como prueba. No encontraron nada. Le preguntaron a la se\u241?ora Koch, que experiment\u243? una extra\u241?a mezcla de alivio y terror concentrad o: de modo que era all\u237? donde estaba...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Le preguntaron \u8212?la voz de Koch se aten\u250?a por el asco\u8212?, l

e preguntaron por nuestra vida sexual. Le dijeron que si algo iba mal en ese apa rtado, lo entender\u237?an, puesto que podr\u237?a ser el motivo de que su marid o se hubiese convertido en un porn\u243?grafo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, no \u8212?empez\u243? a gimotear ella. Les dijo que no hab\u237?a nad a que fuese mal.\par\pard\plain\hyphpar} { El fiscal del distrito prosigui\u243?:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, en tal caso, frau Koch, debo asumir que fue usted quien inst\u243? a su marido a elaborar esta pornograf\u237?a...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? pornograf\u237?a? \u8212?La mujer estaba desesperada.\par\ pard\plain\hyphpar} { \u8212?Esta pornograf\u237?a, que usted instig\u243?. \u8212?En el piso no hab\u 237?a m\u225?s ruido que el de los hombres registrando\u8212?. Al parecer no tie ne usted nada que decir. D\u233?jeme que le haga una pregunta: \u191?tiene a alg uien que pueda cuidar de su peque\u241?o durante los pr\u243?ximos cinco a\u241? os?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo? \u191?Por qu\u233??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Porque me temo, frau Koch, que como instigadora de material pornogr\u225? fico, las penas son bastante severas.\par\pard\plain\hyphpar} { Ella se ech\u243? a llorar:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No lo entiendo. \u191?Qu\u233? quiere de nosotros? \u191?Qu\u233? quiere de m\u237?? \u161?No se lleven a mi ni\u241?o, por favor!\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?Frau Koch \u8212?le dijo el fiscal\u8212?, tal como yo lo veo, lo \u250?n ico que podr\u237?a hacer es distanciarse de manera cre\u237?ble, repito, de man era cre\u237?ble, de su marido y de lo que ha hecho. Solo as\u237? me ser\u237?a posible pedirle al juez que se muestre indulgente en su caso.\par\pard\plain\hy phpar} { \u8212?\u191?A qu\u233? se refiere? \u191?Qu\u233? quiere de m\u237??\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?Es muy sencillo \u8212?dijo abriendo su malet\u237?n\u8212?. Lo \u250?nic o que tiene que hacer es firmar esta solicitud de divorcio.\par\pard\plain\hyphp ar} { Siento una ligera desaz\u243?n f\u237?sica.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch dice que le plantaron la solicitud de divorcio sobre la mesa y que ya estab a cumplimentada, con sus nombres, las fechas de nacimiento, los n\u250?meros de identidad y la direcci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La firm\u243? \u8212?dice con calma\u8212?. La firm\u243? por miedo a que nos quitasen al ni\u241?o. Luego vinieron a verme a prisi\u243?n con la... con la cosa esa. \u8212?Al contarlo se le vuelven a revolver las tripas\u8212?. Y me dijeron: \u171?Mire esto. Parece que su esposa no quiere saber nada m\u225?s de usted\u187?. \u8212?Koch baja la voz\u8212?. En ese momento se me vino el mundo encima.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?Tres d\u237?as m\u225?s tarde vino a verme a los calabozos el secretario d e mi partido. Era un hombre de unos cincuenta a\u241?os con el pelo rubio y la c ara colorada. Me dijo: \u8220?Koch, amigo m\u237?o, no he podido dormir en tres d\u237?as. Por dios, \u191?qu\u233? est\u225? pasando aqu\u237?? T\u250? siempre fuiste de lo m\u225?s puntual y leal. Tan diligente y disciplinado. Tenemos que sacarte de este embrollo. \u8212?No paraba de recorrer la celda de un lado para otro\u8212?. El caso es que si t\u250? te vas, el conocimiento se va contigo; e l saber operacional se va contigo. Y el saber debe quedarse. O bien entiendes qu e cometiste un error pensando que pod\u237?as dimitir o te encerrar\u225?n cuatr o a\u241?os y medio para que lo que sabes se quede aqu\u237?. \u8212?Extendi\u24 3? las manos en un gesto de compasi\u243?n\u8212?. Lo sabes, Koch, solo te queda una salida: tienes que retirar tu dimisi\u243?n y, como prueba de que has enten dido que lo que hiciste fue un error, tendr\u225?s que renovar tu contrato, y pr estar\u225?s servicio de por vida. \u8212?Puso dos documentos sobre la mesa, ya cumplimentados: una carta de retractaci\u243?n y un nuevo contrato\u8212?. Ah, \ u191?y qu\u233? es lo que me han dicho de tu esposa? \u161?Qu\u233? horror! \u19 1?Sabes qu\u233?? Es en tiempos como estos en los que nosotros, el Partido, siem pre estaremos a tu lado, camarada\u8221?.\par\pard\plain\hyphpar} {

\u8212?\u191?Crey\u243? que su mujer lo iba a abandonar? \u8212?le pregunto a Ko ch.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Lo ten\u237?a por escrito! \u8212?chilla\u8212?. \u161?Lo ten\u237? a por escrito!\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, pero, \u191?se lo crey\u243??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Lo ten\u237?a por escrito! \u8212?Se ve que es un hombre que cree e n los documentos escritos\u8212?. Adem\u225?s me dijeron: \u171?Cuando te libres de tu mujer, de su influencia negativa, es posible que te asciendan\u187?.\par\ pard\plain\hyphpar} { \u187?Estaba solo, en la c\u225?rcel... No ten\u237?a a nadie con quien hablarlo , as\u237? que le pregunt\u233?: \u8220?\u191?Entonces puedo entrar en la divisi \u243?n cultural?\u8221?. Y me dijo que s\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { Me pregunto c\u243?mo funcionaba la Stasi por dentro: \u191?a qui\u233?n se le o currir\u237?an esas tramas chantajistas? \u191?Solicitaban la aprobaci\u243?n de los planes? \u191?Hab\u237?a folios que volv\u237?an con unas iniciales y un se llo de \u171?Aprobado\u187?, y acababan con un matrimonio, destru\u237?an una ca rrera, encarcelaban a una esposa, apartaban a un ni\u241?o de sus padres? \u191? Circulaban actualizaciones internas: \u171?Cinco nuevas formas de romper un cora z\u243?n\u187??\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando Koch sali\u243? de los calabozos hizo o\u237?dos sordos a todo lo que no era su aflicci\u243?n. Se ve que le afecta cont\u225?rmelo.\par\pard\plain\hyphp ar} { \u8212?No quer\u237?a saber nada m\u225?s de esa mujer \u8212?me confiesa\u8212? . \u191?Qu\u233? se cre\u237?a, que pod\u237?a dejarme en la estacada de esa for ma y luego volver a ser mi esposa? Nos divorciamos. Nuestro hijo Frank, que ten\ u237?a entonces cinco a\u241?os, se fue a vivir con ella.\par\pard\plain\hyphpar } { Intento ponerme en su lugar. Creo que lo que habr\u237?a tenido m\u225?s ganas d e o\u237?r era una explicaci\u243?n de mi pareja dici\u233?ndome que todo hab\u2 37?a sido un tremendo error. Le digo que por qu\u233? no le pregunt\u243?...\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Porque no la habr\u237?a escuchado! \u161?No la habr\u237?a escucha do! \u8212?grita y reproduce la ruptura con su mujer\u8212?: \u191?C\u243?mo te atreves a pedirme que te escuche despu\u233?s de lo que me has hecho?\par\pard\p lain\hyphpar} { Pero s\u237? que escuch\u243? a su hijo. Unos meses despu\u233?s, un d\u237?a qu e llev\u243? a Frank a tomar un helado, la historia sali\u243? a la luz. Frank e staba en el piso y hab\u237?a o\u237?do a los oficiales amenazando con llev\u225 ?rselo. Koch habl\u243? con su ex mujer. Un a\u241?o despu\u233?s de su encarcel aci\u243?n y seis meses despu\u233?s de su divorcio, el se\u241?or y la se\u241? ora Koch volvieron a casarse.\par\pard\plain\hyphpar} { La Stasi lo someti\u243? a medidas disciplinarias debido a su \u171?inconstancia \u187?, y en los expedientes de ambos atribuyeron la segunda boda a \u171?la rep etida influencia negativa de frau Koch\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 18 La placa } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Heinz} Koch muri\u243? en 1985. A su hermana, que viv\u237?a en Hamburgo, en Ale mania Federal, le concedieron un permiso para asistir al funeral. Como ella iba a estar all\u237?, a Hagen se le prohibi\u243? asistir. Eso fue m\u225?s de lo q ue pudo aguantar.\par\pard\plain\hyphpar} { Cumpliment\u243? una solicitud para abandonar su regimiento. Le hubiese gustado que fuese un peque\u241?o desaf\u237?o final, un peque\u241?o gesto de \u171?Ah\ u237? os qued\u225?is\u187? en un momento en que ya no pod\u237?an hacerle da\u2 41?o a su padre y \u233?l no ten\u237?a mucho que perder. Pero no fue m\u225?s q

ue un traslado de la Stasi al ej\u233?rcito regular, bajo la condici\u243?n de m antener en secreto lo que sab\u237?a. Le iban a dejar irse, y eso le hac\u237?a sentirse vac\u237?o.\par\pard\plain\hyphpar} { Se sent\u243? en su despacho. Hay extra\u241?os momentos en que el presente pert enece ya a tu pasado: tu \u250?ltimo d\u237?a de trabajo, por ejemplo, cuando lo s problemas y las normas se convierten en un cuento contado en tercera persona. Koch contempl\u243? su despacho como si fuese el de otra persona.\par\pard\plain \hyphpar} { Todo seguir\u237?a igual en la habitaci\u243?n. Su sustituto llegar\u237?a y nad ie notar\u237?a la diferencia. Era intercambiable por otro uniforme y por otro f eo corte a cepillo. Le enfurec\u237?a pensar que no iba a dejar ninguna marca al l\u237?, y le enfurec\u237?a a\u250?n m\u225?s sospechar que, aunque hubiese ten ido otra oportunidad, no habr\u237?a tenido agallas para hacer algo diferente.\p ar\pard\plain\hyphpar} { La pared de enfrente ten\u237?a un feo lustre de pintura vieja, al igual que la placa que colgaba de ella. Era un premio al trabajo cultural realizado por su un idad, un tercer puesto. Brillaba como el oro pero era de pl\u225?stico ba\u241?a do en pintura met\u225?lica, como una baratija cualquiera. No pod\u237?a decir q ue se lo hubiese ganado \u233?l por su cuenta. Aun as\u237?, Koch cerr\u243? la puerta de la oficina, se subi\u243? en la silla y sac\u243? la placa de las alca yatas. Le sorprendi\u243? lo poco que pesaba. Como le sobresal\u237?a en el male t\u237?n, se quit\u243? el chaleco, lo puso sobre el malet\u237?n y lo llev\u243 ? por las asas. Sali\u243? del despacho, se despidi\u243? de su adjunto y no vol vi\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mi peque\u241?a venganza particular \u8212?me dice\u8212?. Esa placa \u82 12?me mira a los ojos\u8212? ... fue todo el coraje que tuve.\par\pard\plain\hyp hpar} { Tres semanas despu\u233?s llamaron a la puerta de su piso. El l\u237?der de la a ntigua secci\u243?n de Koch estaba en el umbral. Mantuvo el tono de camarader\u2 37?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La placa no est\u225?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ya me has o\u237?do, camarada, la placa no est\u225?. El comandante quier e la placa de vuelta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qui\u233?n lo hubiera dicho? \u8212?le dijo Koch, apoy\u225?ndose c ontra la puerta\u8212?. En cuanto me voy, se os viene el mundo encima. Mientras yo estuve sentado en esa silla, la placa estuvo en su sitio en la pared.\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?Venga, Koch, no puede haber desaparecido sin m\u225?s. En el Ministerio p ara la Seguridad del Estado las cosas no desaparecen as\u237? porque s\u237?.\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me temo que no puedo hacer nada por ti. \u8212?Koch cerr\u243? la puerta. \par\pard\plain\hyphpar} { El comandante estableci\u243? un \u171?Grupo de trabajo para la recuperaci\u243? n de la placa\u187?. Citaron a Koch en el cuartel general para interrogarle y le pidieron que hiciera una declaraci\u243?n. Ten\u237?a escondida la placa en la cocina.\par\pard\plain\hyphpar} { Poco tiempo despu\u233?s mandaron a peces m\u225?s gordos. Fue el fiscal del dis trito.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?D\u243?nde est\u225? la placa?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No lo s\u233?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Necesitar\u233? una declaraci\u243?n jurada a tal efecto.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?Por m\u237?, bien.\par\pard\plain\hyphpar} { La cosa no fue m\u225?s all\u225?. 1989 lleg\u243?, el Muro cay\u243? y Koch emp ez\u243? a construir su archivo. Sac\u243? la placa de debajo de la tuber\u237?a del fregadero y la colg\u243? en su estudio. Ahora s\u237? que era un aut\u233? ntico trofeo.\par\pard\plain\hyphpar} { En 1993 fue a entrevistarlo un equipo de televisi\u243?n. Alemania se hab\u237?a reunificado y la RDA era parte del pasado. Antes de empezar, el entrevistador r

epas\u243? con \u233?l las preguntas para que Koch estuviese preparado; estaba p reparado de sobra, siempre eran las mismas preguntas: \u191?Se arrepiente de su pasado en la Stasi? \u191?Cu\u225?l fue su relaci\u243?n con el Muro? \u191?Fue eso lo que le llev\u243? a fundar este \u171?Archivo del Muro\u187??\par\pard\pl ain\hyphpar} { Koch pod\u237?a ver ya los titulares: \u171?Ex agente de la Stasi mantiene vivo el Muro en su casa\u187?... Pensaba en lo f\u225?cil que le resulta a un entrevi stador asumir la superioridad moral en virtud del hecho de que es \u233?l el que hace las preguntas. Incluso en esa nueva Alemania no le hicieron verdaderas pre guntas sobre c\u243?mo el r\u233?gimen pose\u237?a a la gente, ni les dio respue stas verdaderas. A Koch le habr\u237?a encantado contar la historia de su infanc ia.\par\pard\plain\hyphpar} { El entrevistador estaba preparado para rodar y hab\u237?a empezado con la introd ucci\u243?n cuando el c\u225?mara grit\u243?: \u171?Corten\u187?. El equipo rela j\u243? los hombros.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? pasa? \u8212?pregunt\u243? el entrevistador.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?Hay que quitar esa placa. Se refleja en la lente.\par\pard\plain\hyphpar} { El entrevistador le estaba haciendo un gesto a un ayudante para que pasase por d etr\u225?s de Koch y la quitase cuando Koch se levant\u243?. Me lo cuenta como u n momento de gloria.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No \u8212?les dijo, y la habitaci\u243?n enmudeci\u243?\u8212?. No me imp orta lo que quieran de m\u237? \u8212?prosigui\u243? despacio\u8212?. Har\u233? lo que me pidan: pondr\u233? mi piso patas arriba, cantar\u233? el himno naciona l si quieren. Pero esta placa no se mueve de aqu\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { El entrevistador se qued\u243? a cuadros. Ten\u237?a ante \u233?l a un hombre qu e hab\u237?a trabajado para la Compa\u241?\u237?a durante 25 a\u241?os y que aho ra ten\u237?a el valor de intentar ganarse la vida hablando de ello; un equilibr ista moral sin tapujos que reproduc\u237?a su capitulaci\u243?n ante la c\u225?m ara. \u191?Y fijaba los l\u237?mites en una placa?\par\pard\plain\hyphpar} { Koch sigui\u243? de pie:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La placa \u8212?repiti\u243?\u8212? no se mueve.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?De acuerdo, de acuerdo.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch se sent\u243?. El entrevistador sab\u237?a cu\u225?ndo no decir nada. Koch empez\u243? a contarle toda la historia: el robo, la creaci\u243?n del grupo de trabajo para la recuperaci\u243?n de la placa, los interrogatorios y las declara ciones, las amenazas y el revuelo. Koch dice que no era consciente de que la c\u 225?mara estaba grabando. Por como lo cuenta, dudo que le importase.\par\pard\pl ain\hyphpar} { Hicieron el programa y lo emitieron. Varios d\u237?as despu\u233?s son\u243? el timbre del piso de Koch. Dos hombres le ense\u241?aron sus identificaciones: Tre uhand. Era el cuerpo formado despu\u233?s de la debacle del r\u233?gimen para su pervisar la liquidaci\u243?n de empresas estatales de la Alemania Oriental y su venta al sector privado.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Herr Koch, hemos venido a por la placa \u8212?dijo uno de ellos.\par\pard \plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo? \u8212?Era la Alemania unificada, occidentalizada y demo cratizada y todav\u237?a hab\u237?a alguien que quer\u237?a la placa.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?De conformidad con el Tratado de Reunificaci\u243?n entre la Rep\u250?bli ca Federal de Alemania y la ex Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania, toda propiedad perteneciente a esta \u250?ltima pasa a ser propiedad de la primera. La placa era propiedad de la RDA y es ahora propiedad de la Rep\u250?blica Feder al de Alemania. Se nos ha ordenado que la recuperemos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fuera de aqu\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Estamos dispuestos a hacer la vista gorda sobre la forma en que esta plac a lleg\u243? a sus manos, herr Koch, siempre y cuando la devuelva de inmediato.\

par\pard\plain\hyphpar} { Koch se mostr\u243? implacable.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fuera de mi piso. Si quieren la placa, vengan con una orden judicial. Sin una orden no entran. De aqu\u237? nadie se lleva la placa.\par\pard\plain\hyphp ar} { Lleg\u243? por correo. Se iban a dictar cargos contra \u233?l. La acusaci\u243?n le imputaba el robo de bienes de la RDA. Koch sigui\u243? sin tomar medidas.\pa r\pard\plain\hyphpar} { No mucho despu\u233?s volvieron a llamar a su puerta; eran los mismos hombres.\p ar\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Disc\u250?lpenos, herr Koch. Me agrada informarle de que se ha retirado l a acusaci\u243?n de robo contra usted.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vaya, vaya...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En primer lugar por una cuesti\u243?n de trivialidad: la placa apenas val \u237?a 16 marcos orientales. En segundo lugar, por la Ley de Prescripci\u243?n para ese tipo de delitos: las acusaciones ata\u241?en a un acto que tuvo lugar h ace ocho a\u241?os y que, por lo tanto, ha prescrito.\par\pard\plain\hyphpar} { Koch me escruta con la mirada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Sin embargo \u8212?apostill\u243? el oficial\u8212?, se van a presentar n uevos cargos contra usted.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Ah, s\u237??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por perjurio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fuera de aqu\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { El oficial entremeti\u243? el pie por la puerta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me temo, herr Koch, que alegan que el 14 de junio de 1985 usted jur\u243? en una declaraci\u243?n ante el Ministerio para la Seguridad del Estado de la e x Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania que desconoc\u237?a el paradero de la placa en cuesti\u243?n. Se trata de una violaci\u243?n de la ley vigente en aquella \u233?poca en la RDA y es responsabilidad de la nueva Alemania asegurar la persecuci\u243?n de delitos ocurridos en la ex RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { Ya no puedo m\u225?s que re\u237?rme. Koch contin\u250?a.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?Les dije: \u171?Bravo. Enhorabuena. Buen trabajo. Pero \u191?pueden aclar arse las ideas? \u191?Quieren que se me castigue porque trabaj\u233? para la Com pa\u241?\u237?a o quieren que se me castigue por trabajar en contra de la Compa\ u241?\u237?a? \u191?Qu\u233? es lo que quieren exactamente?\u187?.\par\pard\plai n\hyphpar} { Ahora tambi\u233?n \u233?l r\u237?e. Es su momento. El hombre que traz\u243? la l\u237?nea, fijando los l\u237?mites, y que nad\u243? entre dos aguas, poniendo un poco de cordura en el revuelo {\i postmuro}.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Se celebr\u243? el juicio? \u8212?le pregunto.\par\pard\plain\hyphp ar} { \u8212?No. Pero todas esas acusaciones nos hicieron bastante da\u241?o. Mi mujer perdi\u243? su trabajo por culpa de eso. Los rumores eran bastante feos y tomar on vida por s\u237? solos, ya se sabe, que si Koch es un ladr\u243?n, que si un mentiroso, un perjuro... \u8212?Hace una pausa y se inclina hacia m\u237?. Vuelv o a olerle, un aroma c\u225?lido, como a pino. Me dice\u8212?: Pero \u191?sabe q u\u233?? Vali\u243? la pena. Todo el valor que tengo est\u225? en esa placa; la mierdecilla de valor que tengo. Es todo lo que ten\u237?a. La placa \u8212?dice se\u241?alando hacia atr\u225?s\u8212? sigue aqu\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { Biiiip.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hola, Miriam, soy Anna. \u8212?Mantengo la esperanza\u8212?. Llamaba solo para saludar. Me encantar\u237?a que charl\u225?semos. He tenido algunas aventu rillas en tu viejo pa\u237?s, a cada cual m\u225?s curiosa... Tengo mucho que co ntarte. De todas formas, ya te llamar\u233?, o ll\u225?mame t\u250?. \u8212?Dejo mi n\u250?mero\u8212?. Nos vemos.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Koch me dio unos diagramas y unas fotograf\u237?as de la Stasi sobre la \u1 71?instalaci\u243?n fronteriza\u187? en Bornholmer Strasse. \u171?\u161?Alto sec

reto!\u187?, chill\u243? con regocijo, mientras me hac\u237?a copias en la m\u22 5?quina que ten\u237?a en el pasillo.\par\pard\plain\hyphpar} { Al cabo de uno o dos d\u237?as los llevo enrollados en el bolsillo cuando salgo de mi piso en direcci\u243?n al punto por donde Miriam salt\u243?. Tambi\u233?n tengo el dibujo que me hizo; el sitio donde la cogieron est\u225? se\u241?alado por una profunda marca de tinta azul. Quiero ver con qu\u233? tuvo que v\u233?rs elas; quiero ubicar estos dibujos sobre lo que hay ahora, enfocar de alg\u250?n modo el pasado.\par\pard\plain\hyphpar} { Hace bochorno hoy. La gente ha estado usando sus calderas sin tregua durante sem anas y las nubes est\u225?n bajas y te\u241?idas de carbonilla. Voy tomando boca nadas de cielo anaranjado al andar.\par\pard\plain\hyphpar} { Llego primero a la colonia de huertos. Un camino une las parcelas, cada una sepa rada de la del vecino por una valla met\u225?lica. Hay peque\u241?os cobertizos, para las herramientas de labor y las semillas, para barbacoas, sillas plegables y escaleras. Hay algunos \u225?rboles m\u225?s altos, pero la mayor\u237?a es t ierra negra humedecida en rect\u225?ngulos, a la espera de una pizca de sol para que broten verduras y flores. Son cuadr\u237?culas donde dar cobijo a las fanta s\u237?as: en una parcela veo a Blancanieves y sus ena-nitos, dos cervatillos y dos corpulentos enanos, todos conviviendo en paz con una puerca que es casi de t ama\u241?o natural y sus tres lechones gorditos.\par\pard\plain\hyphpar} { Entre los huertos y el sitio por donde pasaba el Muro hay una franja m\u225?s an cha de c\u233?sped y, un poco m\u225?s all\u225?, un terrapl\u233?n. Me subo por otra valla met\u225?lica y contemplo la mara\u241?a de v\u237?as de tren y mure tes. Esta valla est\u225? bastante vieja y oxidada. Me pregunto si ser\u225? la misma por la que Miriam escal\u243?. A la izquierda tengo el puente por donde el la pens\u243? que los guardias la estar\u237?an viendo y por donde, veinte a\u24 1?os despu\u233?s, en una sola noche, 10.000 personas pasaron en tropel para lle gar al Oeste.\par\pard\plain\hyphpar} { En una mano llevo una fotograf\u237?a en blanco y negro y en la otra el gr\u225? fico de la Stasi: \u171?Mejoras t\u233?cnicas en la frontera nacional con Berl\u 237?n (Occidental)\u187?. Quiero ver d\u243?nde estaban la segunda valla, la fra nja de arena, la barrera antitanques, las garitas, las torres de alta tensi\u243 ?n, la zona de los perros y los cables trampa. No queda nada. Luego me acuerdo d e que estaban frente a las v\u237?as del tren: deb\u237?an de estar donde la fra nja de c\u233?sped por la que he pasado al venir desde los huertos hasta aqu\u23 7?.\par\pard\plain\hyphpar} { Saco el dibujo de Miriam. Son apenas unas rayas sobre un folio: para los muros, para el recoveco en la pared donde se par\u243? a tomar aliento y cruzar miradas con el perro, para el cable trampa donde la atraparon. Tengo las manos moradas al sujetar el papel en alto sobre los rombos oxidados de alambre. Me pregunto si estar\u233? en el sitio correcto. Miriam me dijo que el puente quedaba a unos 1 50 metros de donde cruz\u243?. Me escoro hacia la derecha, hasta que creo estar en el mismo sitio. Se cruzan dos trenes; el ritmo de sus ruedas se funde y luego vuelve a separarse. Una vez que pasan miro las v\u237?as del tren. Hay por lo m enos seis, lanzando trenes de norte a sur, y vuelta otra vez. Luego hay un muro de contenci\u243?n, no muy alto, pero el suelo de detr\u225?s queda a otro nivel . \u191?Ser\u225? por aqu\u237? por donde escal\u243?? Busco un recoveco y veo u no. \u191?Ser\u225? all\u237? donde se qued\u243? agazapada?\par\pard\plain\hyph par} { Empieza a oscurecer. Las farolas del puente despiden su p\u225?lida luz amarilla . Enrollo la foto, el gr\u225?fico y el dibujo de Miriam y me lo meto todo en el bolsillo. Paso los dedos por el alambre y me quedo un rato colgada contra la va lla.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 19 Klaus } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } {

\u8212?\u191?{\i Puedo} pasar por tu casa a verte?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Wuffor?\par\pard\plain\hyphpar} { Creo que le he despertado. Es la una del mediod\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Una visita, Klaus. Necesito salir de esta casa.\par\pard\plain\hyphpar} { En realidad lo que necesito se est\u225? convirtiendo en un vicio: una reacci\u2 43?n qu\u237?mica de l\u250?pulo y malta. Necesito sentirme bien, al menos por u n tiempo, despu\u233?s de placas y muros, viejos y normas, panader\u237?as, pelu cas y pasillos y pasillos de habitaciones selladas con fines secretos. Necesito ver a un superviviente.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Venga! \u8212?dice\u8212?, pero ahora no, dentro de un rato.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?Vale, entonces nos vemos luego.\par\pard\plain\hyphpar} { Vamos ya por nuestra tercera cerveza y no son m\u225?s que las seis de la tarde. A Klaus ya se le hab\u237?a pasado el temblor, y cuando he llegado se ha cambia do el pijama que llevaba para ponerse los vaqueros y la cazadora negros. Tiene e l pelo revuelto en la cabeza y revuelto en la barba; la cara, arrugada, con dien tes amarillentos y ojos achinados y sonrientes; las manos grandes y viol\u225?ce as, propias de un fumador empedernido. Es gru\u241?\u243?n y simp\u225?tico al m ismo tiempo, todav\u237?a est\u225? entrando en calor.\par\pard\plain\hyphpar} { Como la mayor\u237?a de la gente, s\u233? algunas cosas sobre su vida, pero no m e importar\u237?a o\u237?rlas de su boca, un cuento para dormir. Al principio re funfu\u241?a: \u191?qu\u233? icono que se precie tiene que contar c\u243?mo ha l legado adonde est\u225?? Pero tras el chasquido de m\u225?s latas, se relaja y a caba complaci\u233?ndome. Est\u225? repantigado en la silla, como un mu\u241?eco al que le hubiesen quitado las varillas de dentro; adquiere la forma del mueble .\par\pard\plain\hyphpar} { Estamos ante una mesa de centro con cerillas, latas, ceniceros llenos ya de coli llas, papeles y briznas de tabaco que parecen pelos. Detr\u225?s hay un televiso r inmenso con altavoces est\u233?reo. Este cuarto es tanto el dormitorio como el despacho de Klaus: a mi izquierda, hay un colch\u243?n en un entresuelo y, deba jo, un fax, un ordenador y un sintetizador. Las paredes est\u225?n llenas de fot ograf\u237?as y p\u243?steres, y de los siniestros \u243?leos de Klaus. El que t engo m\u225?s a la vista tiene unas cuantas fotos grabadas; es la evoluci\u243?n del pecho, de picudo a colgante. Este cuarto es la vida de Klaus; es el interio r de su cabeza.\par\pard\plain\hyphpar} { Las fotos m\u225?s antiguas muestran a Klaus Jentzsch antes de utilizar el apell ido de soltera de su madre como nombre art\u237?stico: un joven bien parecido, c on traje y corbata estrecha en 1958, mirando su contrabajo con modestia. Revelan su trayectoria hasta convertirse en la estrella melenuda con chaleco de piel de oveja y un bajo. Los m\u225?s recientes son carteles de una gira: una banda de seis maduritos con un muestrario de cinta del pelo, barbas y gafas de sol, los p u\u241?os en alto y sudor en el pecho. Sin embargo, en el caso de Klaus parece, si acaso, que se ha vuelto m\u225?s \u233?l: ni cinta del pelo, ni gafas, solo u nos vaqueros, una camiseta y una guitarra.\par\pard\plain\hyphpar} { Klaus Renft es el chico malo del rock alem\u225?n oriental. La Klaus Renft Combo se convirti\u243? en la banda de rock m\u225?s ca\u241?era y conocida de la RDA .\par\pard\plain\hyphpar} { Klaus empez\u243? en los a\u241?os cincuenta tocando versiones de Chuck Berry y Bill Haley para pasar, en los sesenta, a las de los Animals, los Beatles y los R olling Stones y, en los setenta, a las de los Steppenwolf, los Led Zeppelin y lo s Pink Floyd. Los discos de grupos as\u237? sol\u237?an prohibirse apenas sal\u2 37?an, por lo que Klaus y sus amigos ten\u237?an que o\u237?rlos de forma clande stina en la radio occidental RIAS, de donde grababan las canciones en sus enorme s radiocasetes para aprenderse luego la m\u250?sica. Cantaban, a gritos: {\i A ken\u8217?t get nou, zetizfektion}.\par\pard\plain\hyphpar} { Me asombra que las autoridades les dejasen tocar el \u171?Satisfaction\u187? de los Rolling, una canci\u243?n que, si en Occidente se convertir\u237?a en un can to a todo tipo de deseo, en el Este estaba llamada a ser un lema de masas contra

todo el sistema.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?No sab\u237?an lo que significaba? \u8212?le pregunto.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Ni nosotros mismos sab\u237?amos lo que significaba \u8212?se r\u237?e Kl aus, poniendo un poco de tabaco y unas peque\u241?as chinas de hach\u237?s en un a pipa con la boquilla blanca. Su risa es profunda e inocente, es un hombre con el don de agradar. Su sonrisa caldea la habitaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Con el tiempo, la Klaus Renft Combo fue tocando cada vez m\u225?s canciones prop ias, y cuando en 1969 Gerulf Pannach se uni\u243? al grupo, las letras suger\u23 7?an rebeli\u243?n, patetismo y esperanza o, como dec\u237?an en una revista: \u 171?alma, flaqueza y dolor\u187?. En el mundo falsificado del {\i lipsi}, los Renft eran algo aut\u233?ntico y no autorizado. Pero solo hab\u237?a una discogr\u225?fica, AMIGA, y Klaus asegura que tuvieron que cambiar la letra de todas y cada una de las canciones antes de grabarlas. Los Renft, cuenta, cog ieron las \u171?cosas sagradas\u187? de la RDA \u8212?el ej\u233?rcito y el Muro \u8212? y cantaron sobre ellas, porque quer\u237?an \u171?ara\u241?ar a la RDA h asta el tu\u233?tano\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Klaus se levanta de la silla, sus \u225?giles movimientos parecen los de un gato , aunque quiz\u225?s es posible que est\u233? empezando a ver las cosas a c\u225 ?mara lenta. Intento pensar en c\u243?mo ser\u237?a experimentar toda la m\u250? sica rock en directo, pero de segunda mano; me pregunto: \u171?\u191?Sabr\u237?a n Jagger, Plant y Daltry de sus dobles en el Este?\u187?.\par\pard\plain\hyphpar } { Pero en cuanto Klaus pone m\u250?sica, me convierto en creyente. El rock bueno t iene algo que desaf\u237?a el entendimiento: es puro y sucio al mismo tiempo, y te mueve por dentro de formas que no puedes describir. El cantante, Christian {\ i Kuno} Kunert, se form\u243? en el coro de una iglesia de Leipzig y su voz te gol pea como la verdad. Canta la famosa \u171?Die Ketten werden knapper\u187? (\u171 ?Las cadenas aprietan cada vez m\u225?s\u187?) y \u171?Rockballade vom klei-nen Otto\u187? (\u171?Balada rock del peque\u241?o Otto\u187?), quien sue\u241?a con reunirse con su hermano en el Oeste. Klaus se vuelve a sentar y echa una calada , feliz. Cuando terminan las canciones, sigue hablando.\par\pard\plain\hyphpar} { A los Renft no les permit\u237?an tocar en ciudades, as\u237? que tocaban ante e normes multitudes que se desplazaban hasta los pueblos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Todos los d\u237?as un Woodstock. \u8212?Se r\u237?e\u8212?. Tienes que s aber que aqu\u237? en la RDA no era todo Stasi, Stasi y Stasi. Era \u171?sex {\i und} drugs {\i und} rock\u8217?n\u8217?roll\u187? \u8212?dice en ingl\u233?s. Con drogas se ref iere a alcohol y tabaco, que eran toda la droga que ten\u237?an, aunque sab\u237 ?an sacarles el mayor partido\u8212?. Lo que te quiero decir es que viv\u237?amo s de verdad. Y lo pas\u225?bamos bien.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?\u205?bamos a ciudades donde los edificios de la calle principal estaban p intados solo hasta la mitad. La parte de arriba era hormig\u243?n a pelo. \u8212 ?Me mira como si hubiese hecho un chiste, lo que en realidad es cierto\u8212?: E ra porque cuando ven\u237?a Honecker, esa era la altura hasta donde ve\u237?a de sde el asiento trasero de su limusina. \u161?La pintura no les llegaba para pint ar hasta arriba! \u8212?S\u233? algo de esto, y de las carnicer\u237?as llenas d e manjares para el pase\u237?llo en coche que desaparec\u237?an apenas Honecker o alguno de sus oficiales pasaba de largo. A Klaus esto le parece de lo m\u225?s tronchante. Luego me cuenta\u8212?: Esta sociedad estaba sustentada por mentira s, una mentira encima de otra, encima de otra.\par\pard\plain\hyphpar} { \u161?El emperador va desnudo! \u161?Los edificios est\u225?n medio desnudos! Pu ede que Renft empezase con canciones occidentales prestadas, pero hab\u237?a tan tas mentiras que cantar la verdad supon\u237?a convertirse tanto en h\u233?roe c omo en criminal. A mediados de los a\u241?os setenta la banda se convirti\u243? en una combinaci\u243?n letal de rock, mensaje antisistema y adoraci\u243?n de m

asas. Eran melenudos con pantalones de campana y presencia, eran sexis, eran ric os para los niveles de la RDA y eran un tanto demasiado explosivos para el r\u23 3?gimen.\par\pard\plain\hyphpar} { Los int\u233?rpretes necesitaban una licencia para trabajar. En septiembre de 19 75, se cit\u243? a los Renft para que fuesen a tocar en el Ministerio de Cultura de Leipzig si quer\u237?an renovarla. Klaus vuelve a levantarse para coger una carpeta del entresuelo: \u8212?Ahora puedo mirar los detalles de mi vida en el e xpediente \u8212?sonr\u237?e\u8212?, cosa que est\u225? muy bien.\par\pard\plain \hyphpar} { Una vez describi\u243? el estado de su cerebro como \u171?comida para perros\u18 7?. Me gusta por lo bien que se conoce y le devuelvo la sonrisa. Poco antes de l a audiencia para la renovaci\u243?n de la licencia, le ofrecieron un pasaporte, moneda fuerte y un agradable paseo por la vida (aqu\u237? o en el Oeste) si se s eparaba de los dos componentes m\u225?s comprometidos pol\u237?ticamente del gru po, Pannach y Kunert. Declin\u243? la oferta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Sab\u237?a que eso significaba una sentencia de muerte para m\u237?.\par\ pard\plain\hyphpar} { \u8212?Le echaste bastante valor para negarte.\par\pard\plain\hyphpar} { Se encoge de hombros:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Peor era con Hitler \u8212?dice\u8212?. Nos hubiesen mandado a un campo d e concentraci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { El humo es dulce y en la noche el tiempo empieza a perder el control. Hay algo c \u225?ndido en Klaus, para ser una estrella de rock; ninguna de sus respuestas s ale con facilidad.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es dif\u237?cil describirlo \u8212?intenta explicarme\u8212?, por un lado supongo que indica car\u225?cter o algo. Pero por otro lado, si soy sincero con migo mismo, era como echarme mierda encima... \u8212?Empieza a re\u237?rse. Lueg o para\u8212?. La verdad es que todo apuntaba a que nos iban a mandar a todos a la c\u225?rcel, eso habr\u237?a sido lo m\u225?s normal \u8212?dice serio\u8212? . All\u237? trataban a la gente peor que a animales. No quer\u237?amos eso, como era natural.\par\pard\plain\hyphpar} { Ahora que tiene los papeles de su expediente puede ver la secuencia de los hecho s desde el otro lado. Hojea un poco la carpeta y se detiene.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Es gracioso. Esto es de Honecker a Mielke. \u8212?Lee\u8212?: \u171?Queri do Erich: Por favor, atiende el caso de Jentzsch, Klaus lo antes posible. Saludo s, Erich\u187?. \u8212?Se r\u237?e\u8212?. \u191?Lo captas? De un Erich a otro.\ par\pard\plain\hyphpar} { Pod\u237?a haber dejado de ser gracioso en poco tiempo. En cierto momento Mielke les pregunt\u243? a sus oficiales en Leipzig: \u171?\u191?Por qu\u233? no podem os arrestarlos y punto? \u191?Por qu\u233? no acabamos con ellos?\u187?. Pero lo s componentes de la banda eran demasiado famosos como para manejar la situaci\u2 43?n de ese modo tan directo.\par\pard\plain\hyphpar} { Klaus vuelve unas cuantas p\u225?ginas m\u225?s y encuentra una queja formal del gerente del Klubhaus Marx Engels, donde los Renft hab\u237?an tocado durante qu ince d\u237?as. Est\u225? dirigida a la camarada Ruth Oelschl\u228?gel, presiden ta de la comisi\u243?n de licencias a la que iban a tener que enfrentarse en bre ve.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Esto te va a gustar \u8212?me dice, y lo lee en alto.\par\pard\plain\hyph par} { Klaus es la \u250?nica persona que conozco que experimenta un placer tan manifie sto contando lo que pone en su expediente. El gerente del local se queja del con sumo de alcohol por parte del grupo: \u171?Al final del concierto, se han contab ilizado aprox. cuarenta botellas de vino vac\u237?as (...). No podemos entender c\u243?mo un conjunto musical necesita semejante consumo de alcohol para encontr arse a gusto\u187?. Se quejaban de \u171?eructos en el micr\u243?fono, empleo de palabras como \u8220?mierda\u8221?\u187?. Empiezo a re\u237?rme m\u225?s de la cuenta, pero \u191?qu\u233? m\u225?s da? Klaus balancea una pierna por un lado d e la silla y r\u237?e tambi\u233?n. Contin\u250?a: \u171?Debemos protestar por e l uso de consignas incendiarias desde el escenario, como \u8220?Es la sociedad l

o que es decadente, no nosotros\u8221?, \u8220?Hoy me siento libre\u8221?, \u822 0?Hay gente en esta sala que est\u225? informando sobre nosotros\u8221? o \u8220 ?Ser\u233?is el \u250?ltimo p\u250?blico que oiga a los Renft porque dentro de p oco estaremos vetados\u8221?\u187?. A Klaus la risa se le pasa al pecho y empiez a a toser. Le da un buen trago a la cerveza y empieza a hacerse otro porro.\par\ pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ten\u237?a algo de dinero occidental, as\u237? que antes de la audiencia para la licencia me compr\u233? una peque\u241?a grabadora en una {\i Intershop}.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando toca, Klaus inclina el bajo exageradamente hacia arriba, m\u225?s como un contrabajista. Se pasa la bandolera por el hombro izquierdo, por la espalda y e ntre las piernas, rode\u225?ndose el cuerpo. Cuando estuvieron listos para tocar ante la comisi\u243?n, encendi\u243? la grabadora y la escondi\u243? entre la g uitarra y la ingle, sujeta por la bandolera.\par\pard\plain\hyphpar} { Pero no llegaron a tocar. La camarada Oelschl\u228?gel les pidi\u243? que se ace rcaran a la mesa. Les dijo que la comisi\u243?n no estaba dispuesta a o\u237?r \ u171?la versi\u243?n musical de lo que han cre\u237?do apropiado escribir sobre nosotros\u187? porque \u171?las letras no tienen nada que ver con nuestra realid ad socialista... se insulta a la clase trabajadora y se difama al Estado y a las organizaciones de defensa\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Klaus alarga la mano para coger la petaca de tabaco.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y luego nos dijo: \u171?Estamos aqu\u237? hoy para informarles de que han dejado de existir\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Hubo un silencio. Uno de los componentes le hizo se\u241?as a un t\u233?cnico pa ra que dejase de montar. Kuno pregunt\u243?: \u171?\u191?Significa eso que estam os vetados?\u187?. \u171?No hemos dicho que est\u233?n vetados \u8212?contest\u2 43? la camarada Oelschl\u228?gel\u8212?. Hemos dicho que no existen.\u187?\par\p ard\plain\hyphpar} { Klaus est\u225? d\u225?ndole a la rosca del Zippo para intentar sacar una llama que le encienda el porro. Le da una calada y mira hacia m\u237? para luego empez ar a echar el humo, entre risas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Luego le dije: \u171?Pero si seguimos aqu\u237?\u187?. Me mir\u243? fijam ente a los ojos. \u171?Como grupo ya no exist\u237?s\u187?, me dijo.\par\pard\pl ain\hyphpar} { Los echaron. Klaus consigui\u243? pasarle la cinta a su novia Angelika.\par\pard \plain\hyphpar} { \u8212?Ella no sab\u237?a lo que era \u8212?me cuenta\u8212?, pero sab\u237?a qu e era algo importante.\par\pard\plain\hyphpar} { Angelika se la escondi\u243? en la bufanda y la llev\u243? de vuelta al piso. Cu ando llegaron a la casa, despu\u233?s de pasarse la tarde bebiendo en el Ratskel ler, Klaus escribi\u243? \u171?Fats Domino\u187? en grandes letras sobre la cint a y la puso en la estanter\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { Angelika ten\u237?a pasaporte griego, lo que supon\u237?a que pod\u237?a viajar al Oeste. Al d\u237?a siguiente, Klaus le pidi\u243? que fuese a Berl\u237?n Oes te para pasar el d\u237?a, \u171?a comprar pasta de dientes o cualquier cosa\u18 7?. No pod\u237?a estar seguro de que no fuesen a registrarle en la frontera, as \u237? que no se llev\u243? la cinta, pero quer\u237?a que las autoridades viese n que iba y volv\u237?a. Luego fue difundiendo el rumor por Leipzig de que hab\u 237?a grabado el veredicto de la comisi\u243?n, que ahora estaba en la emisora d e la RIAS (la radio del sector americano) en Berl\u237?n Oeste y que si les pasa ba algo a alguno no vacilar\u237?an en emitirla.\par\pard\plain\hyphpar} { Es dif\u237?cil saber la seguridad que esto les report\u243?, si es que les repo rt\u243? alguna. De la noche a la ma\u241?ana desaparecieron de las tiendas los discos de los Renft. Dejaron de escribir sobre ellos y de poner sus canciones en la radio. La discogr\u225?fica AMIGA volvi\u243? a imprimir su cat\u225?logo so lo para que no constasen en \u233?l.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Al final era como nos hab\u237?an dicho: ya no exist\u237?amos. Era as\u2 37?, como en Orwell.\par\pard\plain\hyphpar} { El Estado hizo circular el rumor de que el grupo se hab\u237?a separado, que est aba pasando dificultades. Cierto: no pod\u237?an tocar. Algunos integrantes quer

\u237?an quedarse en la RDA, otros sab\u237?an que ten\u237?an que largarse. Arr estaron a Pannach y a Kunert y los metieron en prisi\u243?n hasta agosto de 1977 , hasta que el Oeste compr\u243? su libertad. Los otros dos, los \u171?menos pol itizados\u187?, dice Klaus, se quedaron en el Este, con el representante. Se rem ueve en la silla.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Has o\u237?do hablar del grupo Karussell?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No.\par\pard\plain\hyphpar} { Klaus me explica que el representante que se qued\u243? con los componentes conf ormistas result\u243? ser de la Stasi. Bajo su supervisi\u243?n, los Renft se re agruparon bajo el nombre de Karussell y se dedicaron a grabar las canciones de l os Renft \u171?nota por nota\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo copiaron con tanta precisi\u243?n que no sabr\u237?as decir si son los Renft o los Karussell.\par\pard\plain\hyphpar} { La Stasi estaba satisfaciendo las necesidades del pueblo, pero con una banda que pod\u237?a controlar.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?No te enfureci\u243??\par\pard\plain\hyphpar} { Se encoge de hombros. Otra persona lo habr\u237?a considerado una traici\u243?n, una raz\u243?n para detenerse en esta parte de su vida. Al fin y al cabo, para Klaus marcaba el principio de un par\u233?ntesis de 15 a\u241?os. Pero tiene el don de tomarse las cosas con tranquilidad. Amortiguados por el alcohol, sus ater rizajes son suaves. Parece incapaz de arrepentirse y la rabia se le evapora como el sudor.\par\pard\plain\hyphpar} { Desde finales de 1975, Klaus se qued\u243? sin nada que hacer, sin nadie con qui en trabajar. Tras los tira y afloja de rigor con las autoridades, dejaron que \u 233?l y su novia se fuesen a Berl\u237?n Oeste. Le cost\u243? pasar del dinero y de la fama a la nada. El cach\u233? de los Renft no se traduc\u237?a al otro la do del Muro. Estaba desconcertado. Sus fans eran rebeldes y all\u237? no hab\u23 7?a ninguno. Cuando cay\u243? el Muro, descubri\u243? que \u171?nos hab\u237?amo s convertidos en una banda de culto en la RDA, nuestros discos se vend\u237?an m \u225?s caros que los de Pink Floyd\u187?. Desde entonces los miembros se han id o reuniendo, aunque han cambiado algunos integrantes de la banda y Pannach, el l etrista, ya no vive.\par\pard\plain\hyphpar} { Hace poco estuve leyendo sobre la muerte de Pannach. Muri\u243? de forma prematu ra, de una extra\u241?a variedad de c\u225?ncer, como J\u252?rgen Fuchs y Rudolf Bahro, ambos escritores y disidentes. Todos estuvieron en prisiones de la Stasi hacia la misma \u233?poca. Cuando se encontr\u243? una m\u225?quina de radiacio nes en una de estas prisiones, la Oficina de Documentaci\u243?n de la Stasi empe z\u243? a investigar sobre el posible uso de radiaci\u243?n en disidentes. Este descubrimiento lleg\u243? a conmocionar a un pueblo acostumbrado a las malas not icias.\par\pard\plain\hyphpar} { La Stasi utiliz\u243? radiaci\u243?n para marcar a personas y objetos a los que quer\u237?a seguirles la pista. Desarrollaron una gama de etiquetas radiactivas, incluidos alfileres irradiados que pon\u237?an a escondidas en la ropa de la ge nte, imanes radiactivos en coches y perdigones radiactivos que disparaban a los neum\u225?ticos. Desarrollaron sprays de mano para que los operativos de la Stas i pudiesen acercarse a una persona en medio de la multitud e impregnarla con rad iaci\u243?n, o rociar clandestinamente el suelo de sus casas para que fuesen dej ando pisadas radioactivas all\u225? donde iban. Irradiaron el manuscrito de Rudo lf Bahro para ver por qu\u233? manos pasaba, incluso en el Oeste. Para detectar a la persona o el objeto marcado, la Stasi cre\u243? contadores Geiger personale s \u8212?para poder llevarlos pegados al cuerpo\u8212? que vibraban en silencio cuando el agente recib\u237?a una lectura. Y en las prisiones y el resto de cent ros, la Stasi utiliz\u243? en ocasiones tanto m\u225?quinas de radiaciones como c\u225?maras para hacer las fotos policiales. El informe de la Oficina de Docume ntaci\u243?n fue cauto. No se encontraron pruebas de que la radiaci\u243?n se ut ilizase para matar a mujeres y hombres marcados, pero s\u237? que revel\u243? qu e se utiliz\u243? sin pensar en la salud de la gente. Y recomend\u243? que los e x presos de la Stasi se sometiesen regularmente a revisiones m\u233?dicas{\super 18}.\par\pard\plain\hyphpar} { Aunque Pannach muri\u243?, Kuno est\u225? bien y ahora lidera la renovada Klaus

Renft Combo. Vuelven a estar de gira por la antigua RDA, tocando ante multitudes que agotan las localidades y que est\u225?n sedientas de algo que era suyo, alg o no corrompido, y que era bueno. Tocan tanto canciones antiguas como nuevas. En su disco de 1997, {\i 40 Jahre Klaus Renft Combo (40 a\u241?os de la Klaus Renft Combo}), incluyeron, en parte en broma, en parte por venganza, en parte como explicaci\u243?n por los a\u241?os perdidos, la aut\u233?ntica grabaci\u243?n de 1975 con la conversaci\ u243?n en la que Oelschl\u228?gel los declar\u243? inexistentes. Su \u250?ltimo \u225?lbum se llama {\i Als ob nichts gewesen w\u228?r (Como si no hubiese pasado nada}). La car\u225?tu la es una fotograf\u237?a de un cenicero lleno, unas latas de cerveza vac\u237?a s y una botella de whisky por la mitad.\par\pard\plain\hyphpar} { Nuestra conversaci\u243?n se balancea de delante a atr\u225?s. Klaus sigue pensa ndo en mi pregunta de si hac\u237?a falta valor para declinar la primera opci\u2 43?n de irse, para negarse a hacerle el juego a la Stasi.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?No s\u233? si fue o no valor. M\u225?s bien fue una especie de ingenuidad que me proteg\u237?a, creo yo. \u8212?Yo creo que tiene raz\u243?n, pero es una ingenuidad que cultiva y mantiene con esmero, una candidez que no dej\u243? que da\u241?asen\u8212?. Lo que quiero decir es que no ten\u237?amos enormes casas en el M\u252?gglesee como los Puhdys, pero puedo mirarme al espejo por la ma\u24 1?ana y decir: \u171?Hiciste bien, Klaus\u187?. A m\u237? no me importan las cos as materiales.\par\pard\plain\hyphpar} { Se reclina. El humo que sale por su boca se oscurece en una neblina de barba gri s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que se ha castigado suficiente a los de la Stasi.\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?\u191?A qu\u233? te refieres?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, si tienen algo de conciencia...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y si no? \u8212?Pienso en herr Winz y en herr Christian y en herr K och y en los distintos tipos de conciencia que hay.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No es algo que me interese mucho \u8212?dice\u8212?. No dej\u233? que me cogiesen.\par\pard\plain\hyphpar} { Presumo que esa es su victoria. Eso es lo que le impide quedarse anclado en el p asado y pasearlo por todas partes como una herida. Si en la RDA hubo \u171?emigr aci\u243?n interna\u187?, tal vez tambi\u233?n hubo victoria interna.\par\pard\p lain\hyphpar} { Me mira. A lo largo de la noche parece tener cada vez m\u225?s perspicacia y agi lidad mental, mientras que yo, en cambio, me he quedado inerte cual esponja.\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Quieres o\u237?r algo hermoso? \u8212?me pregunta. Asiento con la c abeza. Pone un v\u237?deo de la banda tocando una canci\u243?n que Pannach escri bi\u243? poco antes de morir. Kuno tiene ahora m\u225?s pinta de carnicero, o de motero, pero su voz es mel\u243?dica, y espl\u233?ndida, tan delicada como siem pre.\par\pard\plain\hyphpar} { Canto mi blues por un hombre\par\pard\plain\hyphpar} { que pod\u237?a decirte\par\pard\plain\hyphpar} { lo rojos que eran los sue\u241?os en las ruinas,\par\pard\plain\hyphpar} { donde ahora hay torres de cemento.\par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Y quieres saber qu\u233? es lo que queda\par\pard\plain\hyphpar} { de los sue\u241?os de ese hombre? Preg\u250?ntale entonces\par\pard\plain\hyphpa r} { a las paredes de la celda 307 de Hohensch\u246?nhausen.\par\pard\plain\hyphpar} { Canto mi blues en rojo\par\pard\plain\hyphpar} { por alguien que no puede o\u237?rme,\par\pard\plain\hyphpar} { como un ni\u241?o en la oscuridad\par\pard\plain\hyphpar} { canta una canci\u243?n para s\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { En este momento la canci\u243?n vuela y no existe nada m\u225?s; no tengo cuerpo y el tiempo deja de correr. Klaus se estira hacia atr\u225?s en la silla. Cuand

o acaba me dice: \u8212?No puedes dejar que te reconcoma, \u191?sabes?, que te a margue. Tienes que re\u237?rte mientras puedas.\par\pard\plain\hyphpar} { Tiene raz\u243?n, por supuesto. Y beber. Seg\u250?n mis c\u225?lculos le sigo en un 1 a 3, pero tampoco me f\u237?o de mis cuentas. Coge una guitarra y empieza a acariciarla con la mente ausente, una amorosa caricia por el sinuoso cuerpo de madera. Miro a trav\u233?s del culo de mi vaso: la mesa, el cenicero y las lata s de cerveza. Parecen tan diminutos y lejanos... Me quito r\u225?pidamente el va so de la cara y me doy cuenta de que lo que estoy mirando es la car\u225?tula de l CD. Pero la mesa est\u225? cubierta de ceniceros y latas de cerveza: la misma escena en dos tama\u241?os distintos. Es hora de irse.\par\pard\plain\hyphpar} { No noto el fr\u237?o, no noto gran cosa. Canto rodado. Canto rodando a casa. Los adoquines est\u225?n mojados y las farolas forman charcos de luz amarilla sobre el suelo. Pienso en mi amigo en su cuarto, cantando feliz para s\u237?.\par\par d\plain\hyphpar} { {\ql {\b 20 Herr Bock de Golm } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Las} llamadas siguen llegando.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bock. \u8212?Una voz calma, la respiraci\u243?n de un hombre mayor en el auricular\u8212?. Por el anuncio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah, s\u237?, herr Bock. Gracias por llamar.\par\pard\plain\hyphpar} { Antes de poder explicarle qu\u233? es lo que hago, me dice:\par\pard\plain\hyphp ar} { \u8212?Puedo contarle a usted todo lo que hay que saber sobre el Ministerio para la Seguridad del Estado. Todo lo que necesite, jovencita, yo se lo puedo propor cionar, porque fui profesor en la academia de formaci\u243?n del Ministerio. De hecho, daba clases de {\i Spezialdisziplin}.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vaya \u8212?digo\u8212?. {\i Ja}?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Spezialdisziplin} \u8212?repite\u8212?. \u191?Sabe lo que significa?\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?No, no lo s\u233?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Spezialdisziplin} es la ciencia de reclutar confidentes. {\i Spezialdisziplin} es el arte \u8212?me explica\u8212? del enlace. \u8212?Hace un a pausa\u8212?. Deber\u237?a venir a mi casa. Est\u225? justo enfrente de la aca demia de Golm. \u191?Sabe por d\u243?nde queda?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, no lo s\u233?. \u8212?Me da las indicaciones de trenes y autobuses.\p ar\pard\plain\hyphpar} { Cuanto m\u225?s propensa es una a perderse, m\u225?s intenta compensarlo. Mi abu ela lleva una libretita de espiral discretamente atada a una prenda interior par a ayudarle a recordar; yo, por mi parte, tengo muchos mapas. Tengo un plano de P otsdam de 1986 en el que las zonas donde estaban los edificios de la Stasi \u821 2?desde b\u250?nkeres a edificios de varias plantas, pasando por campos de tiro\ u8212? est\u225?n en blanco. En otro, un mapa de Berl\u237?n Oriental de 1984, n i siquiera aparecen representadas manzanas y calles enteras de las zonas de la S tasi: son unos huecos de color naranja claro en medio del plano. Movida por la c uriosidad busco Golm y encuentro que es un hueco del mapa, en las afueras de Pot sdam.\par\pard\plain\hyphpar} { Sigo las indicaciones de herr Bock. Cojo el tren desde Berl\u237?n hasta el fina l de la l\u237?nea y luego tomo dos autobuses. Su casa es una de las casas parea das id\u233?nticas que hay a lo largo de la calle, cada una con un pedazo de c\u 233?sped y una verja delante. Parece como si fuese la \u250?nica calle que exist

e aqu\u237?, como si a un urbanista le hubiese dado por poner all\u237? una urba nizaci\u243?n pero despu\u233?s se lo hubiese pensado mejor. Las casas est\u225? n cubiertas de un hormig\u243?n gris rugoso, como con saba\u241?ones del fr\u237 ?o. Ninguna, incluida la de herr Bock, parece habitada.\par\pard\plain\hyphpar} { Es tarde-noche. El sal\u243?n de herr Bock es de un beis y un marr\u243?n abruma dores: lin\u243?leo marr\u243?n y unos m\u243?dulos barnizados en oscuro, un sof \u225? marr\u243?n y herr Bock mimetizado en \u233?l, con su rebeca acr\u237?lic a a rombos marrones y beis. Lleva gruesas gafas cuadradas que le hacen los ojos subacu\u225?ticos y un colmillo prominente. Del labio superior le cuelga un bigo te. Su voz es tan tenue que tengo que acercarme a \u233?l.\par\pard\plain\hyphpa r} { \u8212?No debe utilizar mi nombre \u8212?me dice a modo de bienvenida.\par\pard\ plain\hyphpar} { Estoy conforme.\par\pard\plain\hyphpar} { Se reclina en el sill\u243?n y empieza a pontificar. Dice que el ministerio esta ba dividido en dos secciones principales: interna (llamada \u171?Defensa\u187?) y externa (\u171?Contraespionaje\u187?). Impart\u237?a un curso para funcionario s de la Stasi destinados a trabajar en Defensa, denominaci\u243?n que es eufem\u 237?stica. El servicio interno de la Stasi estaba pensado para espiar y controla r a los ciudadanos de la RDA. La \u250?nica forma de que este nombre tenga algo de sentido es entenderlo como que la Stasi defend\u237?a al Gobierno frente al p ueblo. Cojo apuntes como una estudiante. Herr Bock nombra todos los departamento s de Defensa, yo escribo: Principales departamentos:\par\pard\plain\hyphpar} { Econom\u237?a\par\pard\plain\hyphpar} { Aparato del Estado\par\pard\plain\hyphpar} { Iglesia\par\pard\plain\hyphpar} { Deportes\par\pard\plain\hyphpar} { Cultura\par\pard\plain\hyphpar} { Lucha antiterrorista\par\pard\plain\hyphpar} { Alemania Oriental era un peque\u241?o pa\u237?s de solo 17 millones de habitante s, pero estas divisiones y subdepartamentos de la Stasi ten\u237?an r\u233?plica s por todo el territorio en un n\u250?mero no menor de 15. En cada punta de la n aci\u243?n, todos los aspectos de la vida ten\u237?an su n\u233?mesis particular en un departamento.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pongamos un ejemplo concreto \u8212?contin\u250?a herr Bock\u8212?: el de partamento de Iglesia. \u8212?La iglesia, pastores y parroquianos, era la \u250? nica \u225?rea de la sociedad de la RDA donde el pensamiento disidente pod\u237? a hallar una estructura y convertirse en algo real. En consecuencia, las escuela s de teolog\u237?a atra\u237?an a brillantes estudiantes librepensadores\u8212?. Todos nuestros hombres deb\u237?an tener formaci\u243?n teol\u243?gica para pod er hacerse pasar por miembros de las iglesias donde se infiltraban. \u8212?Se cr uza de piernas y pone un tobillo sobre una rodilla\u8212?. \u191?C\u243?mo lo ha c\u237?amos?, podr\u225? preguntarse. \u8212?Chasquea los dedos\u8212?. Respuest a: \u237?bamos a las escuelas de teolog\u237?a y reclut\u225?bamos a sus propios estudiantes. \u8212?Se frota las manos. Suenan a papel\u8212?. Debe saber que \ u233?ramos de una eficacia asombrosa. Ahora es de todos sabido que, al final, un 65 por ciento de los l\u237?deres eclesi\u225?sticos eran confidentes nuestros, y al resto los ten\u237?amos vigilados.\par\pard\plain\hyphpar} { Una vez vi una nota de un expediente de la Stasi de principios de 1989 que nunca olvidar\u233?. En ella un joven teniente alertaba a sus superiores del hecho de que hab\u237?a tantos confidentes en los grupos eclesi\u225?sticos opositores d urante las manifestaciones que estaban haciendo parecer a estos grupos m\u225?s fuertes de lo que eran. En una de las iron\u237?as m\u225?s bellas que he visto nunca, anotaba diligentemente que, al parecer, al estar engrosando las filas de la oposici\u243?n, la Stasi estaba animando a la gente a que siguiese manifest\u 225?ndose en su contra.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Bock descruza las piernas y estira las rodillas. Sus pies, con calcetines y sandalias, apenas rozan el suelo. Fuera, la luz empieza a abandonarnos. \u201?l sigue a lo suyo: \u8212?Y ahora nuestros m\u233?todos de trabajo. Estaban estab

lecidos en directivas. Hab\u237?a cuatro \u225?reas principales.\par\pard\plain\ hyphpar} { Escribo:\par\pard\plain\hyphpar} { M\u233?todos de trabajo:\par\pard\plain\hyphpar} { Desenmascaramiento de topos ({\i Enttarnung}) Reclutamiento de confidentes\par\pard\plain\hyphpar} { Control operacional de personas (vigilancia)\par\pard\plain\hyphpar} { Revisiones de seguridad\par\pard\plain\hyphpar} { La pasi\u243?n de herr Bock es el reclutamiento.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Directiva 1/79! \u8212?chilla\u8212?. \u161?Uno setenta y nueve! \u 161?Sobre la conversi\u243?n y colaboraci\u243?n de confidentes! \u8212?Se saca un pa\u241?uelo y se enjuga la comisura de los labios\u8212?. Aqu\u237? no se de cid\u237?a nada al pito pito. Ten\u237?amos que decidir en qu\u233? parte de la sociedad, seg\u250?n principios ob-je-ti-vos \u8212?recalca\u8212?, hab\u237?a n ecesidad de un confidente. Por ejemplo, que resultaba que necesit\u225?bamos uno en un bloque de edificios, en una f\u225?brica, en un supermercado. Pues entonc es se hac\u237?a una evaluaci\u243?n racional: \u191?qu\u233? clase de personas necesitamos en este caso? \u191?Qu\u233? caracter\u237?sticas han de tener? Enco ntr\u225?bamos tres o cuatro personas que daban el tipo. Sin que ellos lo supies en, se les hac\u237?a un seguimiento exhaustivo y se evaluaba para determinar si era aconsejable abordarlos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?La mayor\u237?a de las veces la gente a la que abord\u225?bamos acced\u237 ?a a trabajar con nosotros. Era bastante raro que no fuese as\u237?. De todas fo rmas, a veces consider\u225?bamos que deb\u237?amos conocer sus puntos d\u233?bi les, por si acaso. Por ejemplo, si busc\u225?bamos un pastor, averigu\u225?bamos si hab\u237?a tenido una aventura, o problemas con el alcohol... cosas que pudi \u233?semos utilizar para persuadirlos. Pero la mayor\u237?a dec\u237?a que s\u2 37? sin m\u225?s.\par\pard\plain\hyphpar} { Ahora est\u225? oscuro, pero herr Bock parece estar m\u225?s iluminado que nunca .\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El tercer m\u233?todo era el \u171?control operacional de personas\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? significa eso? \u8212?le pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, se controlaban con distintos medios y m\u233?todos, y se pod\u237? an utilizar todos los medios y m\u233?todos permitidos para controlarlos. \u8212 ?Junta las palmas de las manos y se las pone as\u237? entre ambas piernas\u8212? . Hay que reconocer que con alguna gente eran bastante meticulosos.\par\pard\pla in\hyphpar} { Estos eran los medios y m\u233?todos permitidos:\par\pard\plain\hyphpar} { Intervenci\u243?n de tel\u233?fonos\par\pard\plain\hyphpar} { Movilizaci\u243?n de confidentes\par\pard\plain\hyphpar} { Vigilancia oculta por Fuerzas Observacionales\par\pard\plain\hyphpar} { Uso de Fuerzas Investigativas\par\pard\plain\hyphpar} { Uso de Fuerzas T\u233?cnicas (incluidas la instalaci\u243?n de tecnolog\u237?a\p ar\pard\plain\hyphpar} { \u8212?escuchas\u8212? en las habitaciones del sujeto)\par\pard\plain\hyphpar} { Interceptaci\u243?n de correo y paquetes\par\pard\plain\hyphpar} { Solo se me ocurre una cosa que no est\u225? incluida:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Utilizaban muestras de olor?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Oh, no, no, no \u8212?dice\u8212?, eso era para delincuentes.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?Bueno, y entonces, \u191?a qu\u233? gente se le hac\u237?a el \u171?contr ol operacional\u187??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?A los enemigos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah. \u191?C\u243?mo sab\u237?an que eran enemigos?\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?Bueno \u8212?explica con su tenue voz\u8212?, siempre que se empezaba a i nvestigar sobre alguien, significaba que se sospechaba de actividad enemiga. \u8 212?Se trataba de una l\u243?gica cien por cien dictatorial: \u171?Te investigam

os, luego, eres enemigo\u187?\u8212?. Busc\u225?bamos enemigos en todas las \u22 5?reas que he mencionado: en f\u225?bricas, en el aparato estatal, en la iglesia , en los colegios, etc\u233?tera. De hecho, conforme pasaban los a\u241?os, hab\ u237?a m\u225?s y m\u225?s trabajo que hacer, ya que la definici\u243?n de \u171 ?enemigo\u187? era cada vez m\u225?s amplia.\par\pard\plain\hyphpar} { Dejo el boli en el pliegue del cuaderno y escruto la penumbra hacia donde est\u2 25? herr Bock. Me cuenta que algunos profesores de la academia pasaron sus carre ras ampliando el alcance de los p\u225?rrafos de la ley para poder abarcar m\u22 5?s enemigos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?De hecho, los ascensos depend\u237?an de eso \u8212?dice\u8212?. Lo discu t\u237?amos entre nosotros en el sexto piso, all\u237? arriba. \u8212?Un brazo s e\u241?ala hacia el edificio de enfrente\u8212?. Y no me importa reconocer ante usted que algunos pens\u225?bamos que los p\u225?rrafos se estaban ampliando m\u 225?s de la cuenta.\par\pard\plain\hyphpar} { Asiento. Si por el mero hecho de investigar a alguien lo conviertes en enemigo d el Estado, es normal que acabes teniendo que lidiar con toda la poblaci\u243?n.\ par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Demasiado amplios \u8212?prosigue\u8212? para llevar una buena gesti\u243 ?n. Con los recursos disponibles, me refiero.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? caracter\u237?sticas buscaban en un confidente? \u8212?le pregunto a herr Bock.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno \u8212?dice ech\u225?ndose hacia atr\u225?s y cruzando las manos de tr\u225?s de la cabeza\u8212?, ten\u237?a que ser capaz de adaptarse a nuevas si tuaciones con rapidez y conseguir integrarse all\u237? donde lo mand\u225?bamos. Y al mismo tiempo ten\u237?a que tener un car\u225?cter lo suficientemente esta ble como para tener bien claro que estaba informando para nosotros. Y por encima de todas las cosas \u8212?recalca mir\u225?ndome fijamente, los ojos distorsion ados y aumentados por las lentes\u8212?, ten\u237?a que ser honesto, fiel y dign o de confianza.\par\pard\plain\hyphpar} { Le devuelvo la mirada. Puedo sentir c\u243?mo se me ensanchan tambi\u233?n a m\u 237? los ojos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me refiero para con el Ministerio solamente, como comprender\u225? \u8212 ?se corrige\u8212?. No nos interesaba si traicionaba a otras personas... \u8212? Ladea la cabeza, pensativo\u8212?. En realidad, ten\u237?a que hacerlo, \u191?no es cierto? Tal vez esta caracter\u237?stica no est\u233? bien vista en el ser h umano, pero era vital para nuestro trabajo. He de decir que pasa lo mismo en tod os los servicios secretos.\par\pard\plain\hyphpar} { No es as\u237?. Son pocos los servicios secretos que tienen confidentes por todo el pa\u237?s informando con meticulosidad sobre las actividades en guarder\u237 ?as, y en cenas entre amigos, y en acontecimientos deportivos.\par\pard\plain\hy phpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? sacaban de esto los confidentes?\par\pard\plain\hyphpar} { Quiero saber cu\u225?nto les pagaban.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo cierto es que era un tanto lamentable \u8212?admite Bock\u8212?. Les p agaban una miseria. Ten\u237?an que encontrarse con sus enlaces todas las semana s, y eso no estaba pagado. De vez en cuando se les daba algo de dinero a modo de recompensa por alguna informaci\u243?n en concreto. A veces les regalaban algo por su cumplea\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Entonces, \u191?por qu\u233? lo hac\u237?an?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, algunos estaban convencidos de la causa \u8212?dice\u8212?. Pero c reo que en gran medida era porque los confidentes ten\u237?an la sensaci\u243?n de que, al hacerlo, eran alguien. Ya se sabe... Tener a alguien que te escucha u n par de horas y que va tomando notas. Se cre\u237?an mejores que otra gente.\pa r\pard\plain\hyphpar} { En mi cabeza imagino algo m\u225?s c\u225?lido y m\u225?s humano en la carnalida d de otras dictaduras, como las de Am\u233?rica Latina. Es m\u225?s f\u225?cil d e entender un deseo por maletines llenos de dinero y drogas, por mujeres, armas y sangre. Estos obedientes hombres de gris haci\u233?ndolo a trav\u233?s de conf identes mal pagados una vez a la semana se me antojan tanto m\u225?s est\u250?pi dos que siniestros. Est\u225? claro que la traici\u243?n ten\u237?a su recompens

a: la peque\u241?a y profunda satisfacci\u243?n humana de estar por encima de al guien. Es la psicolog\u237?a de la dominatriz, y este r\u233?gimen la utilizaba como combustible{\super 19}.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Bock sigue hablando, y yo sigo tomando apuntes. Cada encuentro con un confi dente ten\u237?a que celebrarse en una localizaci\u243?n encubierta.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?De hecho \u8212?dice, orgulloso, torciendo el cuello hacia las escaleras\ u8212?, yo mismo tengo aqu\u237? una localizaci\u243?n encubierta, en la planta de arriba. \u8212?El dormitorio de arriba sigue acondicionado a tal efecto, con una mesa redonda y sillas marrones tapizadas en vinilo\u8212?. Todo confidente s ab\u237?a perfectamente lo que \u233?l o ella estaba haciendo.\par\pard\plain\hy phpar} { Alarga la mano hacia atr\u225?s para encender una lamparita. Consulto mi reloj. Son las nueve.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Si me permite la pregunta \u8212?le digo\u8212?, \u191?a qu\u233? se dedi ca ahora, herr Bock?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Soy asesor empresarial.\par\pard\plain\hyphpar} { No digo nada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Parece sorprendida. Se est\u225? preguntando qu\u233? puedo saber yo de e mpresas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pues s\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Trabajo para empresas de Alemania Occidental que vienen a comprar bienes orientales. Medio entre ellos y los alemanes orientales porque los occidentales no hablan nuestro idioma. Y los orientales se sienten intimidados por sus ropas, sus Mercedes y esas cosas.\par\pard\plain\hyphpar} { Estupendo. Otro m\u225?s vendiendo barata la confianza de sus gentes. Los funcio narios de la Stasi se han visto mucho menos afectados que el resto por el paro q ue ha consumido a Alemania del Este desde que cay\u243? el Muro: muchos han enco ntrado trabajo en el mundo de los seguros, de la televenta y de las inmobiliaria s. Aunque en la RDA no exist\u237?an este tipo de empresas, no cabe duda de que los de la Stasi estaban entrenados para trabajar en ellas, versados como estaban en el arte de convencer a la gente para que haga algo contra su propio inter\u2 33?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No se nos ocurri\u243? pensar, a ninguno de nosotros, que ver\u237?amos e l fin de todo. \u161?A nadie se le hubiese pasado por la cabeza que nuestro pa\u 237?s pudiese dejar de existir as\u237? como as\u237?! All\u237? enfrente, en la sexta planta \u8212?vuelve a se\u241?alar con la cabeza en direcci\u243?n a la academia del otro lado de la calle\u8212?, a finales de 1989 sol\u237?amos brome ar: \u171?El \u250?ltimo que salga que apague la luz\u187?, porque al final no i ba a quedar nadie en la RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { Creo que deber\u237?a irme. Le doy las gracias a herr Bock, recojo mis cosas y a ndo hasta la parada del autob\u250?s. En toda la calle solo hay una farola y est \u225? justo aqu\u237?. Si quiero que el autob\u250?s se pare a recogerme, tengo que quedarme debajo del foco de luz. No puedo ver mucho m\u225?s all\u225?; en ninguno de los edificios de alrededor hay luces encendidas. Aqu\u237? estoy, en medio de un hueco en el mapa, iluminada para que todos me vean. Seg\u250?n los h orarios, faltan 45 minutos para que pase el siguiente autob\u250?s. Dentro de di ez minutos el fr\u237?o me atravesar\u225? los huesos.\par\pard\plain\hyphpar} { Cojo del suelo mi peque\u241?a mochila y vuelvo a casa de herr Bock. Las luces e st\u225?n apagadas, pero \u191?d\u243?nde puede haber ido? No ha pasado ning\u25 0?n coche. La verja est\u225? atascada y chirr\u237?a. Hay un trozo de alambre q ue no veo y que me lastima la palma de la mano. Me imagino a herr Bock mirando p or las cortinas y, de hecho, cuando la verja se abre de par en par, sale por la puerta. Est\u225? masticando.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?He pensado que voy a llamar a un taxi, si no le importa. Quedan tres cuar tos de hora para que pase el siguiente autob\u250?s y no me va a dar tiempo a co ger el tren de Berl\u237?n. \u191?Puedo pasar?\par\pard\plain\hyphpar} { Dentro est\u225? en penumbra. Ha apagado la lamparita para ver la televisi\u243? n y ahora tambi\u233?n apaga esta. Traga y me dice: \u8212?Yo de taxis no s\u233

? nada. No creo que vengan hasta aqu\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, vamos a intentar llamar a uno, \u191?le parece?\par\pard\plain\hyp hpar} { Se regocija en la oscuridad.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tardar\u225? un rato \u8212?contesta\u8212?, lo normal es que vengan desd e Potsdam.\par\pard\plain\hyphpar} { Encuentra un list\u237?n en la oscuridad y llama a una empresa de taxis. Nos sen tamos. Mis ojos se van haciendo a la penumbra. Coge algo de un plato.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?\u191?No le asustar\u225? la oscuridad, verdad? \u8212?dice con la boca l lena.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Est\u225? bastante oscuro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?As\u237? podremos ver llegar el taxi.\par\pard\plain\hyphpar} { No veo c\u243?mo. Tiene todas las cortinas echadas y, aunque hubiese algo de luz aqu\u237? dentro, no escapar\u237?a ni una rendija hacia el exterior. Empiezo a hurgar en la mochila, buscando no s\u233? qu\u233?. Hago tiempo para pensar y e vitar mirarlo. Estoy cansada y hambrienta y ya no me sale con tanta facilidad el idioma. Este hombre en su capullo marr\u243?n y su cuarto de conspiraciones no es capaz de tocarme un pelo pero noto c\u243?mo disfruta teni\u233?ndome a su me rced. Me preocupa que el taxi vea una casa a oscuras en una calle a oscuras y d\ u233? media vuelta; estoy pensando en formas de salir de aqu\u237? cuando se lev anta y esp\u237?a por las cortinas. Lo hace cuidando de que no se vea ning\u250? n movimiento. Pero se vuelve, desconcertado.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Qu\u233? rapidez.\par\pard\plain\hyphpar} { Cojo mis cosas y lo dejo all\u237?, todas las luces est\u225?n apagadas en la RD A.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 21 Frau Paul } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i S\u233?} muy poco sobre esta mujer. La gu\u237?a del cuartel general de la Stasi insisti\u243? tanto en que deb\u237?a hablar con ella que la llam\u233? y queda mos. Cojo el metro desde Mitte hasta el final de la l\u237?nea, en Elsterwerdaer Platz, al sur de Berl\u237?n Este. Luego espero el autob\u250?s que va a casa d e frau Paul.\par\pard\plain\hyphpar} { En la parada del autob\u250?s hay un vendedor de flores vietnamita con un tender ete de tristes flores congeladas. La RDA importaba como mano de obra \u171?herma nos socialistas\u187? nor-vietnamitas y los trataba bastante mal. Viv\u237?an en campamentos y eran transportados todos los d\u237?as en autocares hasta las f\u 225?bricas para evitar que entablaran contacto con los locales. Ahora se las arr eglan como pueden.\par\pard\plain\hyphpar} { Le compro el ramo menos hastiado que veo. Son velo de novia y claveles, y hay al go de funerario en ellas. El tendero es un diminuto hombre con la cara arrugada como la de una momia y dientes que no le caben en la boca. Se saca el cambio de un bolsillo de cuero que tiene en el delantal y me ofrece un cigarro. Lo cojo e intercambiamos una sonrisa. Luego se agacha tras el mostrador y saca un cart\u24 3?n de Marlboro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Tabaco? \u8212?me vuelve a preguntar con una sonrisa de oreja a ore ja.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, gracias \u8212?le contesto.\par\pard\plain\hyphpar} { As\u237? que el puestecillo de flores marchitas es una tapadera para el contraba ndo de tabaco... Lo traen en camiones desde Polonia para rehuir impuestos y tasa s y lo venden, en su mayor\u237?a vietnamitas, en las esquinas, en las bocas del metro o \u8212?algo m\u225?s po\u233?tico\u8212? en puestos de flores. Me gusta el disimulo de este hombre, y su estilo generoso.\par\pard\plain\hyphpar} { Me abre la puerta una mujer alta de sesenta y pocos a\u241?os. Lleva un corte ch

ampi\u241?\u243?n y tiene un dulce rostro de ojos azules. La sigo hasta el sal\u 243?n, acaparado por un par de sillones de vinilo y macetas por las paredes. Com o dir\u237?a mi madre, aqu\u237? todo est\u225? como una patena, y as\u237? est\ u225? tambi\u233?n Sigrid Paul. Su pelo y su ropa est\u225?n en perfecto orden y tiene unos dedos regordetes que han menguado, como los de una afligida Magdalen a. Sujeta entre las yemas un pa\u241?uelo arrugado. Ha preparado unos exquisitos emparedados de carne asada y huevo duro picado con tiras de pepinillo.\par\pard \plain\hyphpar} { Frau Paul se disculpa por adelantado:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pierdo el hilo \u8212?dice\u8212?. Lo mismo te lleva muchas cintas. He es crito una breve nota biogr\u225?fica \u8212?la coge de la mesa de centro\u8212?, para no irme por las ramas.\par\pard\plain\hyphpar} { Parece insegura, una mujer ateni\u233?ndose a apuntes de su propia vida. Me tien de el relato de dos hojas. En el encabezado pone: \u171?El Muro me parti\u243? e l coraz\u243?n en dos\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Con todo, frau Paul no utiliza las notas. Es verdad que a veces pierde el hilo, y en ocasiones se repite. Pero sabe contar su historia.\par\pard\plain\hyphpar} { En enero de 1961 frau Paul, que por aquel entonces utilizaba su apellido de casa da, R\u252?hrdanz, y trabajaba como t\u233?cnico dental, tuvo a su primer hijo. El asunto fue dif\u237?cil: el beb\u233? ven\u237?a de nalgas. El parto coincidi \u243? con el cambio de guardia y tardaron en atenderla. Para cuando lo hicieron , dice, \u171?ya hab\u237?a una pierna fuera\u187?, pero aun as\u237? le hiciero n una ces\u225?rea de emergencia.\par\pard\plain\hyphpar} { Durante los primeros d\u237?as despu\u233?s de nacer, Torsten R\u252?hrdanz escu pi\u243? sangre. No pod\u237?a comer nada. Los m\u233?dicos pensaron que pod\u23 7?a tratarse de alg\u250?n tipo de complicaci\u243?n estomacal y le dieron t\u23 3?. Seis d\u237?as despu\u233?s del nacimiento, cuando le dieron el alta a frau Paul, el beb\u233? segu\u237?a comiendo muy poco, y segu\u237?a escupiendo sangr e. Lo llev\u243? a un hospital de la parte Este de la ciudad pero tampoco supier on decirle qu\u233? era lo que le pasaba.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso me puso muy nerviosa. Para mi marido y para m\u237? era nuestro hijo so\u241?ado.\par\pard\plain\hyphpar} { Luego lo llev\u243? al hospital Westend, en el sector occidental, donde no tarda ron ni 24 horas en darles un diagn\u243?stico: a Torsten se le hab\u237?a desgar rado el diafragma durante el parto. Ten\u237?a el est\u243?mago y el es\u243?fag o da\u241?ados; ten\u237?a inflamaci\u243?n y hemorragias internas. Su estado er a de vida o muerte, as\u237? que lo operaron en el acto. Torsten se qued\u243? e n el hospital recuper\u225?ndose.\par\pard\plain\hyphpar} { A principios de julio de 1961 ya se encontraba lo suficientemente bien como para volver a casa, bajo indicaciones estrictas sobre su alimentaci\u243?n y su medi caci\u243?n. Frau Paul y su marido, Hartmut, tendr\u237?an que ir con frecuencia al hospital Westend para recoger preparados y medicamentos especiales. Aunque n o hab\u237?a Muro, la frontera entre sectores estaba controlada y necesitaban un permiso para pasar las medicinas. Frau Paul deb\u237?a solicitar la autorizaci\ u243?n del Ministerio de Sanidad cada vez que cruzaba la frontera para recogerla s.\par\pard\plain\hyphpar} { Durante las siguientes semanas, Torsten hizo lentos pero innegables progresos.\p ar\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nos dijeron que con esa comida especial y las medicinas era posible que p udiese llegar a hacer vida normal \u8212?me cuenta, pero se echa a llorar, tan e n silencio que parece m\u225?s bien un goteo. Le ruedan las l\u225?grimas por la cara y se las seca\u8212?. Anda, por favor, come algo.\par\pard\plain\hyphpar} { Me llevo algo a la boca. Echo un vistazo en busca de fotos familiares, pero no h ay ninguna, ni por las paredes ni en las vitrinas que tengo al alcance de la vis ta.\par\pard\plain\hyphpar} { En la noche del 12 al 13 de agosto extendieron el alambre de espino del Muro de Berl\u237?n. Por aquel entonces frau Paul y su marido viv\u237?an en este mismo adosado, bastante adentrado en el sector Este. No hab\u237?an visto ni o\u237?do

nada sobre lo que estaban tramando para dividir la ciudad, pero se despertaron en un mundo cambiado.\par\pard\plain\hyphpar} { La siguiente vez que frau Paul fue al Ministerio y pidi\u243? el permiso para re coger los preparados y las medicinas se lo denegaron. Recuerda haberle rogado al funcionario, le cont\u243? lo enfermo que estaba su beb\u233? y que sin esas pr ovisiones morir\u237?a. \u171?Si su hijo est\u225? tan enfermo \u8212?le dijo el funcionario\u8212?, casi mejor que as\u237? sea.\u187? Las l\u225?grimas de fra u Paul han parado y ahora su ancha cara est\u225? encendida por la rabia. A la p areja no le qued\u243? m\u225?s remedio que darle a Torsten un preparado corrien te. Empez\u243? a escupir sangre de nuevo. Una madrugada lo llevaron al Charit\u 233?, el hospital oriental m\u225?s grande. Los m\u233?dicos lo dejaron en obser vaci\u243?n y le dijeron a frau Paul que volviesen a casa.\par\pard\plain\hyphpa r} { \u8212?Al d\u237?a siguiente, cuando volv\u237? al hospital para ver a mi hijo, no estaba all\u237?. Nadie me hab\u237?a dicho nada. No hab\u237?an tenido tiemp o de decirme nada. \u8212?Cuando los m\u233?dicos orientales se dieron cuenta de que no pod\u237?an ayudar al beb\u233? lograron pasarlo por la nueva frontera, como por arte de magia, de vuelta al hospital Westend. Frau Paul no sabe c\u243? mo lo hicieron, pero est\u225? convencida de que le salvaron la vida\u8212?. No les guardo ning\u250?n rencor a los m\u233?dicos del Charit\u233?. Lo que supond r\u237?a para \u233?l, lo que ser\u237?a de todos nosotros despu\u233?s de eso, no era posible preverlo.\par\pard\plain\hyphpar} { Su beb\u233? estaba al otro lado del Muro. Frau Paul y su marido regresaron al M inisterio de Sanidad para que autorizasen la visita. No obstante, cruzar \u171?l a barrera protectora antifascista\u187? era ahora una cuesti\u243?n del Minister io de Interior.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul alarga la mano y me tiende una vieja fotograf\u237?a. Es de ella, con la cara sin arrugas y un peinado con mucha laca, muy de los a\u241?os sesenta. T iene un beb\u233? en brazos y sonr\u237?e con incertidumbre. El ni\u241?o se est \u225? chupando el labio inferior y mira directamente a la c\u225?mara. No se le ve el cuerpo. Junto a ellos hay un hombre con sotana negra y alzacuello blanco, los tres flanqueados por enfermeras con uniformes y cofias.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Eso fue en octubre de 1961 \u8212?me explica frau Paul\u8212?, el bautizo de urgencia.\par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s de nueve semanas y media separados de su beb\u233?, que volv\u237?a a estar al borde de la muerte, a frau Paul le concedieron un \u250?nico pase y un visado de un d\u237?a para asistir al bautizo. Las autoridades no dejaron que asistiera su marido para evitar que se quedasen en el Oeste. Vuelve a sollozar, como si rebosara. Aqu\u237? dentro no se oye nada, ni siquiera el ruido de los coches. El \u250?nico sonido es su respiraci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Por un instante, todas las ma\u241?anas, Sigrid Paul se despertar\u237?a como su antiguo yo, con la imagen del peque\u241?o cuerpo enfermo de Torsten inundando su mente. Su estado no mejoraba. Lo operaron cuatro veces en el hospital Westend . Tuvieron que ponerle un es\u243?fago y un diafragma artificiales e insertarle un p\u237?loro artificial. Hab\u237?a que alimentarlo por m\u225?quinas. Volvier on a decirles a los padres que pod\u237?a morir.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En aquella ocasi\u243?n pude ir a verlo pero me qued\u233? con ganas de m \u225?s, quer\u237?a m\u225?s. \u8212?Frau Paul, que utiliza la jerga de las aut oridades\u8212?: Mi marido y yo decidimos intentar abandonar ilegalmente el terr itorio de la RDA. \u8212?Aprieta el pa\u241?uelo entre ambas manos, sobre el reg azo\u8212?. No soy tu t\u237?pica activista de la resistencia; ni siquiera era d e la oposici\u243?n. Hasta la fecha no he sido miembro de ning\u250?n partido po l\u237?tico. \u8212?Se suena la nariz\u8212?. Y no soy ninguna delincuente.\par\ pard\plain\hyphpar} { Respira hondo y se sienta recta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Sol\u237?a o\u237?r la RIAS, la radio occidental. Era ilegal pero todo el mundo lo hac\u237?a. Para m\u237? significaba mucho tener noticias del exterior . Y, al final, fue la RIAS lo que me salv\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul y su marido, constructor de barcos, empezaron a buscar maneras de esta

r con su hijo. Entre 1961 y 1962 se crearon incontables comunidades de intereses en Alemania del Este; la gente se asociaba por menos que un conocido lejano y e l deseo de escapar. Un tal doctor Hinze y su esposa viv\u237?an en Rathenow, en la regi\u243?n de Brandenburgo, y quer\u237?an reunirse con su hijo, que estaba en el Oeste. Cuando construyeron el Muro, Michael Hinze estaba estudiando sociol og\u237?a en la Universidad Libre y decidi\u243? quedarse. El doctor Hinze hab\u 237?a hablado unas cuantas veces con el marido de frau Paul sobre construir un y ate y dar la vuelta al mundo. Evidentemente, no era ese el momento, pero fue as\ u237? como el doctor se enter\u243? de sus penurias. Su hijo Michael, junto a ot ros j\u243?venes estudiantes occidentales, pertenec\u237?a a una organizaci\u243 ?n que ayudaba a la gente a salir.\par\pard\plain\hyphpar} { Michael Hinze vive en Alemania Occidental; le llamo. Tiene una voz dulce y humil de. No habla de lo que hizo como si hubiese arriesgado su libertad para liberar a otros; ni siquiera suena como un hombre modesto que se siente inc\u243?modo co n las insinuaciones de hero\u237?smo. Su tono es m\u225?s el de alguien que recu erda c\u243?mo una vez, paso a paso, y de la manera m\u225?s normal, repar\u243? su coche.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En 1961 \u8212?cuenta\u8212?, ten\u237?a veintitr\u233?s a\u241?os, y nin guna experiencia en ese tipo de cosas. \u8212?Cuando construyeron el Muro, Micha el contact\u243? con un grupo de derechos humanos\u8212?. All\u237? me contaron c\u243?mo sacar a la gente.\par\pard\plain\hyphpar} { Al trazar el Muro, la RDA intent\u243? bloquear todas las v\u237?as de escape. V ari\u243? la ruta de los autobuses, prohibi\u243? que sus trenes se detuviesen e n las paradas del sector occidental, bloque\u243? las carreteras a lo largo de t oda la frontera y redobl\u243? las patrullas en el mar B\u225?ltico. Pero era im posible sellar un pa\u237?s al mundo exterior, como un compartimento estanco, y menos a\u250?n por todos los puntos y en todos los medios de transporte a la vez . Los trenes que iban de Europa occidental a Dinamarca y Suecia atravesaban Alem ania del Este y paraban en la Ostbahnhof de Berl\u237?n Oriental. Los ciudadanos de Alemania Federal pod\u237?an viajar a trav\u233?s del territorio de la RDA c on destino a Warnem\u246?nde, en la costa del mar B\u225?ltico, desde donde se c og\u237?an los ferris a Malm\u246? y a Copenhague. Y en la estaci\u243?n de Berl \u237?n Oriental todav\u237?a no hab\u237?a ni Muro ni controles entre los anden es de los trenes locales y los de larga distancia; y como siempre se hab\u237?a hecho \u8212?y sigue haci\u233?ndose hoy\u8212?, el control de billetes, pasapor tes y visados se realizaba una vez en el tren. Una persona con un pasaporte de A lemania Federal y un visado de tr\u225?nsito pod\u237?a montarse en un tren en B erl\u237?n Oriental y viajar desde all\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u201?ramos unos ocho o diez \u8212?recuerda Michael Hinze\u8212? los est udiantes involucrados. Yo dir\u237?a que en total conseguimos sacar as\u237? a u nas cincuenta personas. \u8212?Luego a\u241?ade\u8212?: Yo no era ning\u250?n pe z gordo ni nada.\par\pard\plain\hyphpar} { El plan era inteligente y sencillo: consist\u237?a en hacer pasar a un alem\u225 ?n occidental por un alem\u225?n oriental durante un solo d\u237?a. Los estudian tes ped\u237?an a ciudadanos del Oeste que se desprendiesen de sus papeles, por la causa.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No ten\u237?amos problema para conseguir papeles. La gente estaba m\u225? s que dispuesta a ayudar a los dem\u225?s a salir de all\u237?.\par\pard\plain\h yphpar} { Escog\u237?an a los que se parec\u237?an, en edad, altura y color de ojos, a los alemanes orientales que iban a ayudar a entrar. El due\u241?o del pasaporte lo mandaba a las autoridades de Berl\u237?n Oriental para un visado de tr\u225?nsit o. Al mismo tiempo, se escamoteaban a trav\u233?s de la frontera de Berl\u237?n Occidental fotograf\u237?as tama\u241?o carn\u233? de los alemanes orientales. C uando los pasaportes regresaban a manos de sus due\u241?os, con el sello del vis ado, los estudiantes los llevaban a un grafista para que insertara en ellos las fotograf\u237?as de los que iban a intentar escapar. Una vez que los pasaportes estaban terminados se les hac\u237?an llegar a los orientales que iban a escapar .\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Envolv\u237?amos cinco o seis pasaportes en un peri\u243?dico y los met\u

237?amos en la parrilla delantera de mi escarabajo. \u8212?Michael pod\u237?a vi ajar al Este con un pase de un d\u237?a. Aparte de los pasaportes pod\u237?a pas ar los art\u237?culos necesarios para completar la transformaci\u243?n de aleman es orientales en occidentales\u8212?. Les llev\u225?bamos cosas como pasta de di entes de una marca occidental para que la metieran en la maleta o los carn\u233? s de conducir de los due\u241?os de los pasaportes. Y tambi\u233?n tabaco occide ntal, claro: Marlboro o cualquier otro. Les dec\u237?amos que le quitasen las et iquetas a la ropa para que no se viese el \u171?fabricado por el pueblo\u187?.\p ar\pard\plain\hyphpar} { En una calleja cercana a la estaci\u243?n Michael les entregaba los pasaportes y las mercanc\u237?as. Los alemanes del Este, con una maleta que no era m\u225?s grande que un equipaje para las vacaciones, se preparaban para marchar hacia sus nuevas vidas. En Navidad de 1961, el padre y la madre de Michael Hinze ya estab an a salvo en Berl\u237?n Occidental.\par\pard\plain\hyphpar} { A lo largo del invierno de 1961 a Frau Paul le concedieron permiso para visitar a Torsten cuatro veces. En una de estas ocasiones le esperaba un sobre en el hos pital. Era una breve nota del doctor Hinze, con su n\u250?mero de tel\u233?fono y algo de dinero suelto. Cuando lo llam\u243?, el doctor Hinze le cont\u243? a f rau Paul que su hijo les ayudar\u237?a a escapar. La siguiente vez que fue al ho spital Westend se llev\u243? consigo fotos de carn\u233? de ella y de su marido. Michael las pondr\u237?a en los pasaportes occidentales.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?As\u237? que en febrero de 1962 \u8212?me cuenta frau Paul\u8212?, planea mos nuestra escapada a trav\u233?s de la ruta de tr\u225?nsito entre la Ostbahnh of de Berl\u237?n y Dinamarca, para llegar a Berl\u237?n Occidental. Era un rode o importante.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul es una mujer totalmente desprovista de sarcasmo. De hecho, parece no h aberse distanciado mucho de lo que le pas\u243?. Las cosas siguen estando cercan as, y se sienten.\par\pard\plain\hyphpar} { Tres estudiantes orientales escapar\u237?an con ellos: un joven llamado Werner C och y otra pareja. Frau Paul y su marido le dieron su coche a un amigo y vendier on discretamente algunas de sus pertenencias. Dejaron la casa tal cual, llena de muebles.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fue una \u233?poca terrible, tan incierta...\par\pard\plain\hyphpar} { Werner Coch es un ingeniero qu\u237?mico a punto de cumplir los sesenta a\u241?o s. De tono sereno y preciso, tiene el cabello y los ojos oscuros en un rostro so segado. Va bien vestido, con ropas de tonos discretos y zapatos claros. Nos sent amos en el sal\u243?n de la espaciosa y confortable casa que se construy\u243? \ u233?l mismo y me cuenta lo de la ruta de escapada. Un peque\u241?o reloj de pie da las medias horas de la tarde.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ten\u237?amos los pasaportes y los billetes de tren \u8212?dice\u8212? y nos sab\u237?amos la historia correspondiente de memoria: qui\u233?nes \u233?ram os, nombre, fecha de nacimiento, d\u243?nde \u237?bamos de vacaciones y todo eso . \u8212?Tambi\u233?n ten\u237?an que aprenderse d\u243?nde hab\u237?an estado a ntes. El pasaporte de Coch era de alguien que hab\u237?a estado en Togo\u8212?. \u161?Togo! \u8212?r\u237?e\u8212?. No puedo decir que sea un experto en la hist oria de Togo ni nada, pero por lo menos me empoll\u233? el nombre de la capital, Lom\u233?, y el idioma que hablaban, franc\u233?s.\par\pard\plain\hyphpar} { En el d\u237?a fijado los cinco fueron a la estaci\u243?n de tren. Deb\u237?an q uedarse en el vest\u237?bulo hasta que les llegara una se\u241?al de un estudian te occidental, en visita de un d\u237?a, anunci\u225?ndoles que todo estaba en o rden y pod\u237?an proceder. El estudiante llamar\u237?a a Copenhague para asegu rarse de que el grupo anterior a ellos hab\u237?a llegado a salvo. Luego les dar \u237?a la se\u241?al para seguir adelante. Coch no recuerda cu\u225?l era la se \u241?al exacta. Dice que era \u171?algo con un peri\u243?dico. Algo sobre la fo rma de cogerlo\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul parece haber olvidado o reprimido todos los detalles por el estilo. So lo dice: \u8212?Lleg\u243? una se\u241?al de un estudiante que significaba que n o deb\u237?amos subirnos al tren. Si lo hac\u237?amos nos arrestar\u237?an. Nos fuimos derechos a casa.\par\pard\plain\hyphpar} {

Coch cuenta algo m\u225?s. Dice que cuando lleg\u243? la se\u241?al:\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?Nos quedamos de piedra, pero tengo que reconocer que al mismo tiempo cund i\u243? cierta sensaci\u243?n de alivio. Yo sab\u237?a que todav\u237?a ten\u237 ?a cosas en mi maleta que parec\u237?an del Este.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul sabe ahora que el grupo que les precedi\u243? acab\u243? arrestado y e ntre rejas. El estudiante occidental que iba con ellos tambi\u233?n fue arrestad o y cumpli\u243? una condena de dos a\u241?os en una prisi\u243?n oriental. La S tasi hab\u237?a empezado a sospechar y de la noche a la ma\u241?ana instituy\u24 3? nuevos sellos como parte del visado de tr\u225?nsito. En el tiempo que transc urri\u243? entre que hab\u237?an pedido los visados y que los pasaportes falsifi cados regresaron clandestinamente al Este, el sello, sin que el peque\u241?o gru po estuviese enterado de nada, hab\u237?a pasado a ser necesario.\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?Nos llevamos todos los pasaportes a casa \u8212?prosigue frau Paul\u8212? y los quemamos. Aqu\u237?, en esta casa. \u8212?Dice esto de una manera demasia do tajante, como si la peque\u241?a pira los hubiese purificado del crimen\u8212 ?. Luego solo pudimos esperar a que nuestro hijo se recuperase y pudiese volver a casa con nosotros. Pensamos que lo hab\u237?amos intentado una vez y no hab\u2 37?a funcionado. No volver\u237?amos a intentarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { Al menos el fracaso hab\u237?a puesto fin a esa ansiedad en particular, y lo sen t\u237?an como un indulto. Insiste en que ella y su marido Hartmut, en ese preci so momento y lugar, decidieron dejar de intentarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso en cuanto a nosotros, pero, entre tanto, hab\u237?amos conocido a tre s estudiantes que viv\u237?an aqu\u237? en el Este, y mantuvimos cierta correspo ndencia con ellos durante el siguiente a\u241?o. En la vida, las personas con me ntalidades parecidas acaban encontr\u225?ndose, y despu\u233?s mantuvimos el con tacto.\par\pard\plain\hyphpar} { En febrero de 1963, un a\u241?o despu\u233?s del intento del pasaporte, los tres estudiantes les preguntaron si pod\u237?an ir a pasar un par de noches en Berl\ u237?n. Torsten segu\u237?a en el Oeste, todav\u237?a ingresado.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?Les dijimos que s\u237?. \u8212?A partir de aqu\u237? su habla se vuelve confusa, salpicada de frases de lo que ella \u171?no sab\u237?a por entonces\u18 7? ni \u171?pod\u237?a haber sospechado\u187?. Se fiaba de los estudiantes, por eso les dio una llave de la casa\u8212?. Yo estaba trabajando a jornada completa como t\u233?cnico dental, no ten\u237?a manera de saber qu\u233? pasaba en mi c asa durante el d\u237?a. No estaba all\u237? para verlo, eso fue todo. \u8212?Ju guetea con el cuello del jersey\u8212?. Mi marido estaba aqu\u237?.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Frau Paul y Hartmut estaban nerviosos \u8212?recuerda Coch sobre su estan cia en la casa\u8212?. Era un ambiente tenso.\par\pard\plain\hyphpar} { Los estudiantes iban a volver a intentarlo; se hab\u237?a construido un t\u250?n el que iba desde Berl\u237?n Occidental, por debajo del Muro, hasta el s\u243?ta no de un bloque de pisos en la zona de Brunnenstrasse, en Berl\u237?n Oriental. En los \u250?ltimos meses hab\u237?an logrado pasar 29 personas. Sin embargo, m\ u225?s tarde el t\u250?nel se inund\u243? y dej\u243? al resto varado en el lado Este. Ahora, en cambio, el agua subterr\u225?nea se hab\u237?a congelado y se e staba planeando una nueva fuga.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 22 El trato } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { \u8212?{\i Quer\u237?a} ir \u8212?me cuenta Coch\u8212? porque ten\u237?a la sensaci\u243?n de que todo estaba organizado a la perfecci\u243?n. Pensaba que si corr\u237?am os un grave peligro nos har\u237?an una se\u241?al, igual que cuando el plan de

los pasaportes falsos.\par\pard\plain\hyphpar} { Los estudiantes esperaron en el piso de frau Paul a que llegasen noticias de un correo. Al igual que el anterior, este intento estaba organizado por estudiantes occidentales, que les dir\u237?an a los orientales d\u243?nde estaba el t\u250? nel y cu\u225?ndo y c\u243?mo entrar.\par\pard\plain\hyphpar} { El correo lleg\u243? con la informaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Las indicaciones eran ir a una calle en concreto, cerca del teatro Rosa L uxemburgo. All\u237? habr\u237?a aparcado un coche con una peque\u241?a se\u241? al en la bandeja trasera. A partir de esa se\u241?al tendr\u237?amos que poder d escifrar la direcci\u243?n del edificio por donde se acced\u237?a al t\u250?nel. \u8212?Luego ten\u237?an que ir a una cabina cercana. Si todo estaba en orden p ara proceder, habr\u237?a una tirita pegada al auricular\u8212?. Si la tirita no estaba, significaba que alguien la hab\u237?a quitado a modo de advertencia. De spu\u233?s, era todo cuesti\u243?n de dirigirse a esa direcci\u243?n y decir la contrase\u241?a.\par\pard\plain\hyphpar} { Deb\u237?an entrar en el edificio a intervalos de media hora y despu\u233?s los guiar\u237?an por el t\u250?nel. Si todo iba bien, llegar\u237?a una se\u241?al desde la ventana de un edificio en el lado occidental: una bandera blanca de vic toria. Si hab\u237?a problemas, ver\u237?an una pelota roja.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Hartmut R\u252?hrdanz y yo fuimos a repasarlo todo por la tarde. Cogimos el metro hasta la parada de Rosa Luxemburgo y echamos un vistazo. \u8212?Vieron el coche, y la cabina, y calcularon el tiempo que les llevar\u237?a llegar hasta all\u237? desde el piso de Paul aquella misma noche\u8212?. Yo sal\u237? por mi cuenta y Hartmut me sigui\u243? a un intervalo de tiempo seguro. Iba como a uno s cien metros de m\u237? o as\u237?. \u8212?Coch fue hasta el coche y ley\u243? la se\u241?al de la bandeja trasera\u8212?. Era una especie de adivinanza que te n\u237?a algo que ver con manantiales, no me acuerdo bien \u8212?dice\u8212?, y el n\u250?mero cuarenta y cinco.\par\pard\plain\hyphpar} { {\i Brunnen} significa manantial, o pozo. Coch averigu\u243? que ten\u237?a que ir a l 45 de Brunnenstrasse. Luego fue a la cabina y comprob\u243? que la tirita esta ba en el auricular. El 45 de Brunnenstrasse estaba cerca de la cabina. Tambi\u23 3?n est\u225? al lado de mi casa, a la vuelta de la esquina; una ma\u241?ana est uve deambulando por all\u237?. El cielo estaba despejado, de un azul p\u225?lido , y el sol brillaba como la bombilla de un congelador. Brunnenstrasse se cruza c on Bernauer Strasse, que es por donde pasaba el Muro y donde se tomaron las famo sas fotos de la gente saltando desde sus pisos a los colchones del lado occident al, el 13 de agosto de 1961. Ahora solo queda una franja de c\u233?sped demasiad o crecido. Si no se sab\u237?a que el Muro estaba all\u237?, deb\u237?a de resul tar dif\u237?cil figur\u225?rselo. Al final, construir\u225?n nuevos bloques enc ima, del mismo estilo que los viejos, y en menos de una generaci\u243?n la cicat riz ser\u225? invisible. Sin embargo, de momento, en este tramo hay algo raro: n o es un parque, pero tampoco es un solar vac\u237?o. Es solo un agujero en medio de la ciudad.\par\pard\plain\hyphpar} { Me sub\u237? el cuello mientras caminaba. Estaba fij\u225?ndome bien en los n\u2 50?meros de la calle, en busca del 45, cuando pas\u233? por delante de una tiend a y le\u237? el letrero. Volv\u237? tras mis pasos; lo hab\u237?a le\u237?do bie n, en el letrero pon\u237?a: EQUIPAMIENTO PARA PERFORACIONES. VENTA Y ALQUILER. PERFORADORAS DE POZOS, PERCUTORES EL\u201?CTRICOS, BARRENAS, TALADROS, BOMBAS. P asaron dos j\u243?venes. Estaban cuadrados, ambos llevaban las chaquetas abierta s pese al fr\u237?o. En la camiseta de uno pon\u237?a, en ingl\u233?s: DEMASIADO BORRACHO PARA FOLLAR, y en la del otro, en alem\u225?n: AP\u193?RTATE: VIENE UN GILIPOLLAS. Se me quedaron mirando descaradamente, y luego a la tienda, y luego de nuevo a m\u237?, como intentando averiguar qu\u233? es lo que me fascinaba t anto de un sitio de bombea y perfora.\par\pard\plain\hyphpar} { El 45 de Brunnenstrasse es un bloque corriente de cinco plantas. No hay nada que lo distinga del resto de edificios de la calle; no hay ni placas ni nada en la acera en conmemoraci\u243?n del t\u250?nel. Y, como otros muchos edificios de la ex RDA, est\u225? siendo restaurado. Cuando entr\u233?, justo estaban saliendo

dos obreros turcos con herramientas y cubos llenos de polvo de yeso. Los salud\u 233? con la cabeza como si supiera lo que estaba haciendo y segu\u237? recto. La puerta del s\u243?tano estaba a la izquierda; esper\u233? un momento. Luego abr \u237? las puertas, que revelaron la oscuridad y un olor a polvo y humedad. Esta ba bajando ya cuando o\u237? un grito.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Perdone. Perdone, \u191?puedo ayudarle?\par\pard\plain\hyphpar} { El portero, tambi\u233?n turco, estaba en lo alto de las escaleras. Le expliqu\u 233? que estaba buscando un t\u250?nel al que se acced\u237?a desde el s\u243?ta no de este edificio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Espere aqu\u237? \u8212?me dijo, y fue a coger una linterna con un largo cable. Bajamos las escaleras. En el s\u243?tano el techo era abovedado, con tabi ques de madera entre cada apartamento. Creo que ninguno de los dos pens\u225?bam os que \u237?bamos a encontrar el t\u250?nel. Enfoc\u243? la luz hacia el fondo del pasillo, por donde el suelo estaba lleno de polvo. Y all\u237?, en el Muro, hab\u237?a una zona por la que podr\u237?a pasar un hombre, donde los ladrillos eran m\u225?s nuevos que el resto. La alumbramos con la linterna y nos quedamos parados, y yo pens\u233? en las 29 personas que hab\u237?an salido del pa\u237?s por aqu\u237?, y en Werner Coch, y en el resto.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando lleg\u243? al edificio, relata Coch:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Fui hasta la puerta del s\u243?tano, en el vest\u237?bulo, y dije la cont rase\u241?a, que era: \u171?\u191?Es la casa del se\u241?or Lindemann?\u187?. No hubo respuesta, as\u237? que la repet\u237?: \u171?\u191?Vive aqu\u237? el se\u 241?or Lindemann?\u187?. Se supon\u237?a que era para la gente de detr\u225?s de la puerta, para los que nos ayudaban. Deb\u237?a esperar la reacci\u243?n. Espe r\u233? a que apareciese alguien con una linterna, o tal vez a que alguien me ha blara y me dejase pasar. \u8212?No ocurri\u243? nada. Nada de nada\u8212?. Pens\ u233?: \u171?Hay algo que no va bien. Por favor, Dios m\u237?o, d\u233?jame sali r de aqu\u237? de una pieza\u187?. Di media vuelta y sal\u237? del edificio.\par \pard\plain\hyphpar} { \u187?Fue entonces cuando me cogieron los agentes de la Stasi de paisano. Creo q ue hab\u237?a tres hombres en la calle esperando a que volviera a salir. Ahora s \u233? que ten\u237?an el edificio rodeado, hasta hab\u237?a uno de ellos all\u2 37? dentro, en la escalera.\par\pard\plain\hyphpar} { Le preguntaron qu\u233? estaba haciendo all\u237? y les dijo que hab\u237?a ido a visitar al se\u241?or Lindemann. \u171?Aqu\u237? no vive ning\u250?n se\u241?o r Lindemann\u187?, le dijeron. Se lo llevaron, primero a la comisar\u237?a, desp u\u233?s al cuartel general en Berl\u237?n, y finalmente a prisi\u243?n, a Hohen sch\u246?nhausen.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hartmut R\u252?hrdanz lo vio todo desde el otro lado de la calle \u8212?d ice Coch\u8212? y luego se fue a casa, aterrado.\par\pard\plain\hyphpar} { Los R\u252?hrdanz tendr\u237?an que quedarse en el Este. Esperar\u237?an a que s u hijo se recuperase lo suficiente como para volver a casa; albergando la espera nza de que no muriese.\par\pard\plain\hyphpar} { La memoria, como tantas otras cosas, es poco fiable. No solo por lo que esconde o altera, sino tambi\u233?n por lo que revela. Seguramente Frau Paul sab\u237?a a qu\u233? hab\u237?an ido los tres estudiantes a su casa, y es probable que tam bi\u233?n supiera que el intento del t\u250?nel fracas\u243?. Si no lo admite es porque precisamente fue por saber eso por lo que la convirtieron en una delincu ente de la RDA, y porque \u8212?y esto es lo m\u225?s triste de todo\u8212? toda v\u237?a se siente como tal.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul me muestra el informe de la Stasi sobre el t\u250?nel. La entrada esta ba a nuestros pies en Brunnenstrasse, y no en la pared, como pone en el siguient e documento, de una jerga burocr\u225?tica exasperante: Gobierno de la Rep\u250? blica\par\pard\plain\hyphpar} { {\ul Democr\u225?tica de Alemania}\par\pard\plain\hyphpar} { Ministerio para la Seguridad del Estado\par\pard\plain\hyphpar} { ATESTADO\par\pard\plain\hyphpar} { Sobre la existencia de un t\u250?nel desde Berl\u237?n occidental hasta la capit al de la Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania.\par\pard\plain\hyphpar} {

Durante el transcurso del registro de un s\u243?tano por parte de miembros del E j\u233?rcito Nacional del Pueblo el 18 \u8722? 02 \u8722? 1963 en el 45 de Brunn enstrasse, sito en el barrio Mitte de Berl\u237?n, se constat\u243? que exist\u2 37?a un agujero en el suelo del s\u243?tano que ocasion\u243? la suposici\u243?n de que pod\u237?a hallarse un t\u250?nel.\par\pard\plain\hyphpar} { Un ensanchamiento del agujero y el subsiguiente examen ocasionaron la confirmaci \u243?n de que este edificio del 45 de Brunnenstrasse constitu\u237?a el final d e un t\u250?nel construido desde el territorio de Berl\u237?n occidental.\par\pa rd\plain\hyphpar} { El t\u250?nel empezaba en territorio de Berl\u237?n occidental, atravesaba por d ebajo Bernauer Strasse, en Berl\u237?n occidental, y los bajos de varias casas d e la capital de la Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania para concluir en el s\u243?tano del 45 de Brunnenstrasse.\par\pard\plain\hyphpar} { Desde el s\u243?tano del 45 de Brunnenstrasse hasta la frontera nacional, el t\u 250?nel med\u237?a 130 metros y se extend\u237?a m\u225?s all\u225? de la misma, por debajo de Bernauer Strasse, de aproximadamente 30 metros de ancho.\par\pard \plain\hyphpar} { Las dimensiones del pasaje se calcularon en 75 cm de ancho y 70 \u8722? 80 cm de alto. Durante el examen del pasaje se confiscaron 4 linternas de marca occident al, 1 pala plegable de origen americano, 1 pala de mano, 2 hachas, 1 taladradora , as\u237? como varios destornilladores.\par\pard\plain\hyphpar} { Aparte de todo esto, se encontraron en el emplazamiento del t\u250?nel y se conf iscaron una serie de cables de luz, varias bombillas y alfombrillas de goma.\par \pard\plain\hyphpar} { Al contrastar el material requisado hasta la fecha, se deduce que el estudiante [apellido] de la Universidad t\u233?cnica de Berl\u237?n occidental estaba sin l ugar a dudas involucrado en la organizaci\u243?n de la construcci\u243?n del t\u 250?nel hasta el s\u243?tano del 45 de Brunnenstrasse.\par\pard\plain\hyphpar} { A partir de ese momento, empezaron a seguir a frau Paul y a su marido.\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?Por la ma\u241?ana, cuando iba al trabajo, siempre hab\u237?a alguien uno s pasos por detr\u225?s de m\u237?. Si me dirig\u237?a a Alexanderplatz para com prar algunas cosas, un hombre ven\u237?a conmigo desde mi puerta, en el autob\u2 50?s y el metro, y luego de vuelta a casa. Aunque cambiaban al personal, siempre hab\u237?a alguien. Quer\u237?an que lo sinti\u233?semos.\par\pard\plain\hyphpa r} { Sentir, \u191?qu\u233?? \u191?Una ansiedad indefinida, a fuego lento? Aparte del hecho de ser vigilados, no hubo nada que pudiesen haber anticipado. Como con la mayor\u237?a de las cosas, hasta que no te pasan, no crees que sea posible. Est o se prolong\u243? durante dos semanas.\par\pard\plain\hyphpar} { Una ma\u241?ana, cuando iba de camino a la parada del autob\u250?s, dos hombres vestidos de paisano le pidieron a frau Paul su documento de identidad.\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?Era algo bastante normal. Ten\u237?as que llevarlo a todas partes. \u8212 ?Antes de poder echar mano al bolso para sacarlo, una \u171?gran limusina negra\ u187? se par\u243? junto a ellos. Los hombres la cogieron por encima de los codo s y la metieron dentro de un empuj\u243?n\u8212?. Me secuestraron en plena calle .\par\pard\plain\hyphpar} { No sab\u237?a d\u243?nde la hab\u237?an llevado, \u171?pero sab\u237?a que estab a en la Stasi\u187?. Ahora tiene la grabaci\u243?n de su interrogatorio, que mue stra que estaba en Magdalenenstrasse, la calle que hace esquina con Normannenstr asse, en el cuartel general de la Stasi. La interrogaron desde las ocho de la ma \u241?ana del 28 de febrero de 1963 hasta el d\u237?a siguiente a las seis de la ma\u241?ana.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso es lo que dur\u243? \u8212?dice tendi\u233?ndome un documento\u8212?. Siempre dije que hab\u237?a durado veintid\u243?s horas y cuando tuve acceso a mi expediente, ah\u237? estaba: veintid\u243?s horas.\par\pard\plain\hyphpar} { Es como si las cosas que le sucedieron a frau Paul fuesen tan excesivas para su forma de pensar y para su sentido de lo que deber\u237?a ser la vida que quisier a asegurarse de que no exagera en ning\u250?n momento. Es tambi\u233?n como si n

o pudiese creer que le pasara a ella.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul recuerda a su interrogador con claridad. Era joven, corpulento y cruel .\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Al principio lo negu\u233? todo, pero entonces comprend\u237? que ya sab\ u237?an gran parte. Quer\u237?an conseguir informaci\u243?n sobre los estudiante s que hab\u237?an dormido en casa. \u8212?Al final del interrogatorio volvieron a llevarla a la celda\u8212?. Apenas pod\u237?a hablar. Estaba agotada. Pero no me dejaron all\u237? mucho tiempo. Vinieron y me llevaron a otra parte en un fur g\u243?n policial. Luego siguieron con su interrogatorio ma\u241?ana y noche: le s gustaba hacerlo cuando estabas falta de sue\u241?o. No me dejaron descansar ni un momento.\par\pard\plain\hyphpar} { Fue durante una de estas sesiones cuando le ofrecieron el trato a frau Paul.\par \pard\plain\hyphpar} { Estaba sentada en un taburete bajo y sin respaldo, en una esquina de la sala. Cu ando abr\u237?an la puerta, quedaba oculta. Pienso en el amplio cuerpo de frau P aul en ese peque\u241?o taburete, dise\u241?ado para vejar. El teniente que la i nterrogaba estaba detr\u225?s de una mesa grande.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tengo entendido que su hijo se encuentra en territorio enemigo \u8212?emp ez\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, se\u241?or.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Seg\u250?n nuestras informaciones, est\u225? bastante enfermo.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, se\u241?or.\par\pard\plain\hyphpar} { \u191?D\u243?nde quer\u237?a ir a parar? \u191?Le habr\u237?a pasado algo a Tors ten que ella no supiese? No ser\u237?an capaces de hacerle nada a un peque\u241? o beb\u233? enfermo, \u191?verdad?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Le gustar\u237?a ver a su hijo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Qu\u233? clase de pregunta era esa?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, se\u241?or.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Podr\u237?amos arreglarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { Me imagino la inmensa esperanza que sentir\u237?a entonces, el coraz\u243?n hinc h\u225?ndosele all\u237? sobre aquel taburete. Pero dice: \u8212?Fue entonces cu ando empec\u233? a sospechar. Yo estaba en chirona, perd\u243?n, en la c\u225?rc el, me refiero, y me estaban ofreciendo ir a territorio enemigo... que es lo que era por entonces Occidente. No ten\u237?a ning\u250?n sentido.\par\pard\plain\h yphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo es posible? \u8212?pregunt\u243?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No tiene nada de complicado \u8212?le dijo \u233?l\u8212?. De hecho, es a lgo bastante sencillo. Si quisiese ir a visitar a su hijo en territorio enemigo, lo \u250?nico que le pedir\u237?amos es que, mientras est\u233? all\u237?, qued e con su joven amigo Michael Hinze. Podr\u237?an ir a dar un paseo, por los jard ines del palacio de Charlottenburg, por ejemplo. \u8212?Estaba confusa. Luego a\ u241?adi\u243?\u8212?: El resto puede dejarlo de nuestra cuenta.\par\pard\plain\ hyphpar} { \u8212?\u161?Dejarlo de nuestra cuenta! \u8212?chilla\u8212?. Y despu\u233?s me dijo: \u171?Favor con favor se paga\u187?. \u161?Favor con favor se paga!\par\pa rd\plain\hyphpar} { Su voz es una mezcla de horror y triunfo. Est\u225? claro que hay algo que no s\ u233?. Me pregunto si existir\u225? en alem\u225?n una palabra de juego de const rucciones para esta extra\u241?a combinaci\u243?n de emociones.\par\pard\plain\h yphpar} { \u8212?En ese momento \u8212?me explica\u8212? me vino a la cabeza Karl Wilhelm Fricke, fue como un rayo. Lo hab\u237?a o\u237?do hac\u237?a a\u241?os por la ra dio occidental contando su secuestro y su encarcelaci\u243?n y nunca se me hab\u 237?a olvidado. De pronto lo vi claro: me iban a usar como cebo para secuestrar a Michael.\par\pard\plain\hyphpar} { Karl Wilhelm Fricke es muy conocido en Alemania por ser, aparte de presentador y periodista, un fen\u243?meno: \u171?el caso Fricke\u187?. Siempre fue un agitad or contra la Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania. En abril de 1955, en e

l D\u237?a de los Inocentes, durante un encuentro en Berl\u237?n Oriental, unos agentes de la Stasi drogaron su co\u241?ac para llev\u225?rselo, una vez inconsc iente, al otro lado de la frontera. Lo condenaron por \u171?instigaci\u243?n a l a guerra y al boicot contra la RDA\u187? y lo sentenciaron a cuatro a\u241?os en aislamiento, pena que cumpli\u243? hasta el \u250?ltimo d\u237?a. En Occidente no se pudo hacer nada por \u233?l. Cuando lo soltaron, de vuelta en Berl\u237?n Oeste, no tard\u243? en emitir por las ondas, pese al peligro que supon\u237?a, la historia de su abducci\u243?n. Al final de una tarde que pas\u233? con \u233? l, me dijo: \u8212?Frau Paul, por aquel entonces frau R\u252?hrdanz, es una muje r muy muy valiente.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul sab\u237?a que Michael se fiar\u237?a de ella y quedar\u237?a para ver la en el parque y que, cuando viniesen para introducirlo por la fuerza en el coc he, ella tendr\u237?a que dar media vuelta y perderse. No sabe si la oferta habr \u237?a supuesto m\u225?s de una visita a Torsten, o salir de prisi\u243?n. Solo sab\u237?a que, si aceptaba, ser\u237?a de ellos, habr\u237?a vendido su alma p or una visita a su hijo gravemente enfermo. Ser\u237?a de ellos para siempre: un topo y una rata amaestrada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Yo... \u191?un cepo para atrapar a Michael? Evidentemente no, ni pensarlo . \u8212?Tiene la espalda recta y las manos cerradas sobre los muslos\u8212?. Ka rl Wilhelm Fricke fue mi \u225?ngel de la guarda. \u8212?Empieza a desmoronarse y acaba derrumb\u225?ndose. En este momento no parece una mujer a la que salvara n de algo\u8212?. Tuve que decidir en contra de mi hijo, pero no pod\u237?a deja r que me utilizasen de esa manera.\par\pard\plain\hyphpar} { Los hombros se le desploman y vuelve a llorar. Tiene una mano encima de la otra y de vez en cuando las intercambia, como para confortarse en cierto modo.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?En ese momento fue la decisi\u243?n correcta \u8212?dice entre l\u225?gri mas\u8212?. E incluso luego, siempre podr\u237?a decirme a m\u237? misma: \u171? No me conden\u233? a la culpabilidad. Puedo dormir tranquila con lo que he hecho \u187?. \u8212?No intenta cubrirse la cara. No hab\u237?a ninguna respuesta corr ecta, ninguna salida v\u225?lida\u8212?. Es cierto que no tuve que cargar con es o sobre mi conciencia, pero s\u237? que \u8212?toma aire en un espasmo de dolor\ u8212? decid\u237? en contra de mi hijo.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuesta tanto saber qu\u233? clase de herencia dejar\u225?n nuestros actos en el futuro... Frau Paul tuvo el valor de hacer lo que le dictaba su conciencia en un a situaci\u243?n en la que la mayor\u237?a de la gente habr\u237?a optado por ve r a su beb\u233? y decirse a s\u237? misma que no le qued\u243? m\u225?s remedio . Pero una vez tomada, su decisi\u243?n le inyect\u243? m\u225?s valor para segu ir viviendo. Se me antoja que frau Paul, como suele hacerse, sobreestim\u243? su fuerza, su resistencia al da\u241?o, y que ahora es, por sus principios, una mu jer solitaria y llorosa, atormentada por el remordimiento.\par\pard\plain\hyphpa r} { \u8212?En consecuencia, no volvieron a interrogarme.\par\pard\plain\hyphpar} { Se enter\u243? de que su marido y los tres estudiantes tambi\u233?n hab\u237?an sido arrestados, al igual que otras treinta personas de toda la RDA que planeaba n escapar por el t\u250?nel.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 23 Hohensch\u246?nhausen } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Frau} Paul y su marido pasaron cinco meses en la prisi\u243?n de Hohensch\u246?n hausen para, acto seguido, ser trasladados junto con los tres estudiantes a Rost ock, en el mar B\u225?ltico, donde ser\u237?an juzgados. Frau Paul piensa que lo hicieron as\u237? porque los medios occidentales sab\u237?an de las dificultade s de Torsten en un lado del Muro y de sus padres en el otro y las autoridades qu isieron asegurarse de que no sal\u237?a a la luz p\u250?blica bajo ning\u250?n c

oncepto.\par\pard\plain\hyphpar} { La pareja nunca vio los cargos contra ellos, ni la sentencia. Les ofrecieron los servicios del doctor Vogel, el abogado estrechamente vinculado con el Gobierno, que se hab\u237?a hecho famoso por negociar la venta de personas entre el Este y el Oeste. Pero como no se fiaban del arreglo, lo declinaron, insistiendo en co nservar a su abogado familiar; no obstante, este no pudo hacer mucho por ellos p orque le dieron el papel con los cargos contra sus clientes solo cinco minutos a ntes de que empezase el juicio.\par\pard\plain\hyphpar} { El fiscal aleg\u243?:\par\pard\plain\hyphpar} { R\u252?hrdanz, Sigrid, es acusada de inducir o, al menos, ayudar y secundar a ci udadanos de la Rep\u250?blica Democr\u225?tica de Alemania a salir ilegalmente d e la RDA.\par\pard\plain\hyphpar} { La acusada mantiene contacto con miembros de una organizaci\u243?n clandestina y terrorista de ciudadanos de Berl\u237?n Occidental que capta a gente, la conven ce para salir de la RDA de forma ilegal y le facilita los medios, tanto con pape les ilegales como violando la frontera nacional [...]. [Ella] guardaba bajo su c ustodia, en su propio piso, pasaportes falsificados, organizaba reuniones, trans mit\u237?a informaci\u243?n sobre los planes de las operaciones clandestinas de fuga y albergaba en su casa a gente con intenciones de huir. Existe la sospecha latente de que ella misma ten\u237?a pensado abandonar la RDA de forma ilegal.\p ar\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul me lo lee y defiende, en cada momento, su inocencia.\par\pard\plain\hy phpar} { \u8212?Como te dije, hac\u237?a mucho tiempo que hab\u237?amos dejado de intenta r escapar. Yo no sab\u237?a qu\u233? estaban haciendo los estudiantes en el piso .\par\pard\plain\hyphpar} { En 1992, veintinueve a\u241?os despu\u233?s del juicio, frau Paul vio por primer a vez la sentencia en su expediente. No se mencionaba a Torsten en ning\u250?n m omento. Los jueces escribieron que su \u171?actitud de rechazo hacia el Estado\u 187? se hab\u237?a \u171?exacerbado por el hecho de que la acusada era una oyent e diaria de la radio difamatoria de la OTAN\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pusieron eso de la radio difamatoria de la OTAN porque no dej\u233? que m e utilizaran como cebo en su trampa.\par\pard\plain\hyphpar} { A Frau Paul y a su marido les cayeron a cada uno cuatro a\u241?os de trabajos fo rzados. La metieron en un furg\u243?n y la llevaron desde Rostock a Hohensch\u24 6?nhausen, donde cumplir\u237?a su condena. La pena de Werner Coch fue menor (un a\u241?o y nueve meses en una prisi\u243?n ordinaria), porque las penas por ser c\u243?mplice en un intento de fuga del pa\u237?s eran mayores que por el delit o en s\u237? de huir.\par\pard\plain\hyphpar} { Aunque la c\u225?rcel de Hohensch\u246?nhausen no est\u225? muy lejos del centro de Berl\u237?n Este, su existencia era desconocida incluso para la gente de los barrios colindantes. Todas las calles que llevaban a la zona o sal\u237?an de e lla permanec\u237?an bloqueadas por una barrera de control y un centinela. Hohen sch\u246?nhausen era una c\u225?rcel para presos pol\u237?ticos: eran las instal aciones de seguridad m\u225?s rec\u243?nditas de una zona asegurada dentro de un pa\u237?s amurallado; otro hueco en el mapa.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul me llev\u243? all\u237? un d\u237?a. Era un d\u237?a tan fr\u237?o com o cualquier otro, y est\u225?bamos en una calle residencial como cualquier otra. Mientras \u237?bamos andando, iba asintiendo y me iba contando: \u8212?Aqu\u237 ? estaban las barreras. \u8212?Lo \u250?nico que quedaba era un bolardo en la ac era que llegaba a la altura de la cadera. Entramos a lo que hab\u237?a sido la z ona de seguridad de la Stasi\u8212?. Aquel edificio de all\u237? era el departam ento M, vigilancia postal \u8212?me explic\u243? frau Paul, que caminaba unos pa sos por delante de m\u237? e iba se\u241?alando con la mano extendida\u8212?. Es e otro era el taller de falsificaci\u243?n de la Stasi, y aquel de all\u237? era un hospital especial de la Stasi. \u8212?Eran edificios de hormig\u243?n puro. Parec\u237?an vac\u237?os\u8212?. En aquellas torres de apartamentos viv\u237?an funcionarios de la Stasi.\par\pard\plain\hyphpar} { Segu\u237? su mano y vi un macizo de torreones grises y blancos de muchas planta s. De uno de ellos sali\u243? un hombre de mediana edad con un perro salchicha u

nido a \u233?l por una correa extensible. El hombre no nos hizo caso, pero el pe rro me mir\u243? con desconfianza mientras meaba en el bordillo.\par\pard\plain\ hyphpar} { Cuando nos internamos un poco m\u225?s, llegamos a un edificio con grandes muros de hormig\u243?n con alambre de espino por encima. Los muros parec\u237?an desp legarse y desplegarse alrededor de una zona tan grande como una manzana. En las esquinas hab\u237?a torres de vig\u237?a octagonales y, por debajo, en la parte que daba al exterior, una enorme jaula para perros vac\u237?a. Hohensch\u246?nha usen lleva cerrada varios a\u241?os; la gente est\u225? luchando ahora para pres ervarla como museo del r\u233?gimen. Frau Paul tambi\u233?n est\u225? involucrad a, por eso tiene una llave.\par\pard\plain\hyphpar} { Nos acercamos a las imponentes puertas de acero gris de la entrada. Junto a ella s, hab\u237?a una puerta de tama\u241?o natural. Frau Paul iba con los ojos bien abiertos y su ropa sonaba con el frufr\u250? del nailon. Iba por delante de m\u 237? movi\u233?ndose con un aire profesional que parec\u237?a decir: \u171?Odio este sitio, pero aqu\u237? sigo\u187?. Nos deslizamos por la prisi\u243?n vac\u2 37?a, hasta un patio enorme rodeado de edificios en el que hab\u237?a otra const rucci\u243?n achaparrada en el centro. El suelo era de asfalto y gravilla, cruji ente como los adornos de una tarta. Hab\u237?a un cami\u243?n aparcado en el pat io; estaba pintado de gris y la parte de atr\u225?s era de acero macizo, sin ven tanas ni ning\u250?n tipo de ventilaci\u243?n a la vista.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?Es igual que el furg\u243?n donde me trasladaron desde Rostock, estuve ah \u237? metida unas cinco horas \u8212?me cont\u243?. Y luego, para mi sorpresa, me dijo\u8212?: Entra.\par\pard\plain\hyphpar} { Eso hice. En el interior, en vez de dos bancos para los presos como esperaba enc ontrarme, hab\u237?a un min\u250?sculo pasillo y seis celdas, cada una con su pu erta y su cerrojo. No eran lo suficientemente altas como para estar de pie y sol o conten\u237?an una tabla para sentarse. Frau Paul se subi\u243?.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?Entra \u8212?me repiti\u243?, se\u241?alando la celda m\u225?s al fondo\u 8212?, para hacerte una idea de c\u243?mo era.\par\pard\plain\hyphpar} { Me met\u237? en una y cerr\u243? la gruesa puerta de acero. Gir\u243? la llave e n la cerradura. Me sent\u233? en el banquillo y todo estaba oscuro como el carb\ u243?n, era horroroso. Desde el otro lado de la puerta me dijo, alzando la voz: \u8212?Tienes que imaginarte que aqu\u237? fuera hab\u237?a alguien sentado con una metralleta. \u8212?Me lo imagin\u233?; luego, me dej\u243? salir.\par\pard\p lain\hyphpar} { M\u225?s tarde supe que en ocasiones disfrazaban esos camiones como veh\u237?cul os de carga, de lavander\u237?as, como camiones frigor\u237?ficos para pescado o furgonetas de reparto de pan, cuando en realidad todos trasladaban presos y dis identes a punta de pistola por la Rep\u250?blica entera.\par\pard\plain\hyphpar} { Atravesamos el patio hasta el edificio de en medio y entramos por una plataforma de carga para camiones, con unas puertas inmensas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Aqu\u237? es adonde me trajeron \u8212?me dijo\u8212?. No ten\u237?a ni i dea de d\u243?nde estaba. Por lo que a m\u237? respectaba me pod\u237?an haber l levado desde Rostock a cualquier punto de la RDA. No ten\u237?a ni la menor idea de que estaba en pleno Berl\u237?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Los furgones y la plataforma de carga estaban pensados para poder sacar a los pr esos de uno en uno, para que no se viesen entre ellos, ni tampoco pudiesen ver l a luz del d\u237?a, ni una calle, ni la entrada al edificio.\par\pard\plain\hyph par} { Subimos por las escaleras. Descorrimos hacia un lado una enorme puerta met\u225? lica tachonada que revel\u243? un largo pasillo de lin\u243?leo. Frau Paul se\u2 41?al\u243? un rudimentario sistema de cable y gancho que recorr\u237?a las pare des a la altura de la cabeza. Cuando entraba un nuevo preso, funcionaba a modo d e alarma y activaba luces rojas cada tantos pasos: era la se\u241?al para que me tieran a todos los presos en sus celdas y los guardias se escondieran para no se r vistos. El preso no deb\u237?a saber qui\u233?n m\u225?s hab\u237?a all\u237?,

ni deb\u237?a tener ning\u250?n contacto humano que no estuviese estrictamente supervisado, con fines psicol\u243?gicos, por sus captores.\par\pard\plain\hyphp ar} { Atravesamos el pasillo; hab\u237?a algunas celdas abiertas, otras cerradas. El \ u250?nico sonido era el de nuestras pisadas sobre el suelo. La pintura gris de l as paredes estaba descascarillada. No era la primera vez que frau Paul volv\u237 ?a, pero no creo que le resultase muy f\u225?cil. Hay lugares que no visito, y a lgunos por los que prefiero no pasar ni siquiera con el coche, son sitios donde pasaron cosas malas. Pero ah\u237? estaba ella, en el lugar que la destruy\u243? , cont\u225?ndomelo. Es en parte valent\u237?a, como la que le llev\u243? a rech azar el trato de la Stasi, y en parte, tal vez, obsesi\u243?n, causada por lo qu e le hicieron despu\u233?s de eso.\par\pard\plain\hyphpar} { Me llev\u243? a la sala donde la interrogaron. En este complejo hab\u237?a salas para 120 interrogatorios simult\u225?neos. La de ella ten\u237?a papel pintado con motivos marrones hasta la mitad de la pared, suelo de lin\u243?leo de un col or parduzco, una mesa grande y una silla. Detr\u225?s de la puerta hab\u237?a un peque\u241?o taburete de cuatro patas, parec\u237?a una banqueta para orde\u241 ?ar.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Veintid\u243?s horas sentada ah\u237? \u8212?dijo frau Paul.\par\pard\pla in\hyphpar} { Luego fuimos a otro edificio, al {\i u-boot}. Desde arriba parec\u237?a bastante corriente. Bajamos unos cuantos esca lones. Frau Paul me iba contando que hab\u237?a sido construido por los rusos en 1946 con el fin de albergar varias c\u225?maras de tortura. La escuchaba a medi as, todav\u237?a me estaba haciendo al extra\u241?o olor. Algunos olores son dif \u237?ciles de reconocer. Me acuerdo de la biblioteca de la facultad en \u233?po ca de ex\u225?menes: ol\u237?a a sudor, a abrigos mojados, a mal aliento; era un olor h\u237?brido, pero era el olor a miedo en estado puro. Este {\i u-boot} ol\u237?a a humedad, a or\u237?n rancio, a v\u243?mito y a tierra: el ol or de la miseria.\par\pard\plain\hyphpar} { El pasillo, que parec\u237?a un t\u250?nel, era largo e inh\u243?spito, con bomb illas peladas colgando de cables. Frau Paul empez\u243? a abrir puertas. Primero , un compartimento tan peque\u241?o que solo cab\u237?a una persona de pie, pens ado para ser llenado de agua helada hasta el cuello. Hab\u237?a 68 iguales, me c ont\u243?. Despu\u233?s hab\u237?a celdas de hormig\u243?n que no conten\u237?an nada y donde met\u237?an a los presos y los dejaban a oscuras entre sus propios excrementos. Hab\u237?a una celda tapizada hasta arriba de caucho negro almohad illado. A frau Paul la tuvieron encerrada justo al lado. Recuerda haber o\u237?d o a los presos que estaban dentro de la celda de caucho, y c\u243?mo iban perdie ndo la cabeza poco a poco; al final las \u250?nicas palabras que les quedaban er an: \u171?\u161?No saldr\u233? de aqu\u237? en la vida!\u187?. Cuando los sacaba n de all\u237?, le mandaban a ella fregar los v\u243?mitos y la sangre.\par\pard \plain\hyphpar} { En la celda m\u225?s extra\u241?a hab\u237?a una especie de yugo de madera parec ido a los aparatos que exponen en las ferias del condado. El preso quedaba casi doblado en dos, con la cabeza y las manos entre las ranuras y el yugo cerrado po r encima. Frente a la cabeza colgaba un cubo de metal a modo de morral. El suelo y las paredes eran negras, con salientes afilados. Frau Paul me explic\u243? qu e el preso iba descalzo, uncido en el yugo. Los salientes se le clavaban en las plantas de los pies. Luego ca\u237?a agua desde un tubo que hab\u237?a en el tec ho, directa a la cabeza. Al final, el preso sent\u237?a tanto dolor que perd\u23 7?a el conocimiento y se le ca\u237?a la cabeza. De este modo, acababa en el agu a del cubo que ten\u237?a frente a \u233?l y o bien reviv\u237?a de nuevo al dol or o bien se ahogaba.\par\pard\plain\hyphpar} { No hab\u237?a nada de divertido en esa celda ni en estar all\u237? con frau Paul , sentir el suelo afilado bajo mis botas, tocar el tosco yugo e imaginar estar d oblado all\u237? en la oscuridad, sufriendo y oscilando entre seguir consciente y ahogarse. Pero tambi\u233?n hab\u237?a algo cerril. Parec\u237?a demasiado pri mitivo para la mitad del siglo XX y demasiado primitivo para este lugar. Este ar tilugio pertenec\u237?a a un Este m\u225?s lejano y de m\u225?s atr\u225?s en el

tiempo, a una barraca de feria que muestra una historia con reminiscencias de l os Monty Python.\par\pard\plain\hyphpar} { Pero en cierto modo hab\u237?a algo a\u250?n m\u225?s escalofriante en el despac ho con el taburete enano donde le hicieron sentarse a frau Paul, y en la mesa y la silla de despacho de lo m\u225?s corrientes donde se sentaba el interrogador. Era en los despachos donde la Stasi se sent\u237?a realmente en su salsa: como innovadores, inventores de historias y vendedores ambulantes de pactos con el di ablo. En ese cuarto fue donde le ofrecieron un trato y donde lo rechaz\u243?, do nde un alma se dobl\u243? y se deform\u243? para siempre.\par\pard\plain\hyphpar } { Ninguno de los torturadores de Hohensch\u246?nhausen ha sido llevado ante la jus ticia{\super 20}.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul ten\u237?a permiso para recibir una visita (la mayor\u237?a de las vec es de su madre) cuatro veces al a\u241?o, pero la trasladaban a otra parte para que ni ella ni su visita supiesen en qu\u233? parte de la RDA estaba presa. El c orreo se mandaba a otra direcci\u243?n de la Stasi y le llegaba abierto. La hab\ u237?an arrancado del tiempo, y del espacio.\par\pard\plain\hyphpar} { Torsten pas\u243? todos esos a\u241?os en el hospital Westend. Las enfermeras y los m\u233?dicos lo alimentaron a trav\u233?s de tubos, lo medicaron y le cambia ron los pa\u241?ales. Le cantaron canciones, le ense\u241?aron a hablar e intent aron ense\u241?arle tambi\u233?n a andar. El hospital era el \u250?nico hogar qu e conoc\u237?a Torsten R\u252?hrdanz y sus trabajadores las \u250?nicas personas . La siguiente es una de las cartas que lleg\u243? hasta sus padres; es de novie mbre de 1963, cuando Torsten estaba a punto de cumplir los tres a\u241?os: Estim ados se\u241?or y se\u241?ora R\u252?hrdanz:\par\pard\plain\hyphpar} { He sabido que les gustar\u237?a ser informados sobre la salud de Torsten, cosa p erfectamente comprensible. Por lo general, est\u225? contento, haciendo progreso s a la hora de andar, y feliz. Se ha convertido en el ni\u241?o mimado de pediat r\u237?a. Evidentemente, de vez en cuando todav\u237?a tenemos que salvar alguna s dificultades, lo que significa que, por desgracia, todav\u237?a no puede ser d ado de alta del hospital en un futuro pr\u243?ximo. No hemos conseguido alimenta rle sin el tubo estomacal, porque en cuanto empieza a comer con normalidad, vuel ve el dolor. Su peso sigue sin ser del todo satisfactorio: 7.670 gramos. Tambi\u 233?n su altura est\u225? por debajo de la media para un ni\u241?o de su edad. S in embargo, la diarrea ha desaparecido pr\u225?cticamente. No nos queda m\u225?s remedio que seguir como hasta el momento y esperar que se le vaya ensanchando e l est\u243?mago y se le subsanen los problemas de la parte inferior del diafragm a.\par\pard\plain\hyphpar} { Pueden estar seguros de que seguiremos haciendo todo lo posible por su hijo. Vol ver\u233? a escribirles antes de Navidad.\par\pard\plain\hyphpar} { Atentamente,\par\pard\plain\hyphpar} { Prof. Dr. L.\par\pard\plain\hyphpar} { Michael Hinze siempre ha vivido en el Oeste. Nunca lleg\u243? a ser secuestrado por la Stasi; ni siquiera supo que estaban detr\u225?s de \u233?l. Hasta hace po co, tampoco ten\u237?a ni idea de que frau Paul estuviese relacionada de alguna forma con su libertad continuada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me enter\u233? hace un par de a\u241?os, cuando cay\u243? el Muro. No sup e nada de los R\u252?hrdanz en a\u241?os. Luego, un d\u237?a, me llamaron. No sa b\u237?a nada de toda esa historia sobre el chantaje y los planes para secuestra rme... \u8212?Se le ve inc\u243?modo con este asunto\u8212?. Es que yo siempre m e vi como alguien de poca monta, yo lo \u250?nico que hac\u237?a era reunir a la gente, conseguir pasaportes... Sab\u237?a que seg\u250?n las leyes de la RDA er a algo ilegal, pero... \u8212?se detiene. Ni siquiera lo pens\u243? en su moment o. Y aunque lo hubiese hecho, \u191?c\u243?mo podr\u237?a haberse imaginado que alguien tendr\u237?a que pagar un precio por su libertad?\u8212?. Es una mujer m uy valiente, siento un gran respeto por ella, y tambi\u233?n me siento muy agrad ecido. Pero a la vez creo que no tengo por qu\u233? sentirme culpable... No me s iento culpable, creo que simplemente tuve suerte de no caer en las garras de la Stasi, de esa forma o por otros medios.\par\pard\plain\hyphpar} {

Piensa que si hubiesen tenido tantas ganas de atraparlo lo habr\u237?an hecho, y es probable que tenga raz\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ella fue muy activa en todo este asunto \u8212?dice Hinze con admiraci\u2 43?n\u8212?. Los R\u252?hrdanz sol\u237?an congregar a gente de Halle o de Dresd e o de cualquier otra parte, gente que quer\u237?a escapar, y la ayudaban. Eran personas muy comprometidas.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Paul no me ha contado nada de todo esto, aunque cualquier otro se sentir\u2 37?a orgulloso de ello. La imagen que nos hacemos de nosotros mismos, con sus co ngruencias y sus partes m\u225?s fant\u225?sticas, nos sirve de apoyo. La imagen que tiene frau Paul de s\u237? misma no es ni la de una hero\u237?na ni la de u na disidente; es una t\u233?cnico dental y una madre con una historia familiar e spantosa. Y una delincuente. Esto es lo que me parece m\u225?s penoso: que la im agen que tiene de s\u237? misma es la que la Stasi le construy\u243?.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?Le dije que su historia me hab\u237?a llegado muy hondo \u8212?comenta Hi nze\u8212?, y que no conoc\u237?a a nadie que no me hubiese traicionado en esas circunstancias. Le dije que no hab\u237?a mucha gente con el valor para hacer lo que ella hizo. Para comportarse con... \u8212?busca el t\u233?rmino adecuado\u8 212? con una humanidad tan grande, dir\u237?a. Se comport\u243? con una humanida d tan grande... \u8212?Ambos nos quedamos callados un instante\u8212?. Pero por desgracia, a costa suya.\par\pard\plain\hyphpar} { En agosto de 1964 compraron la libertad de los R\u252?hrdanz por 40.000 marcos o ccidentales, pero, en vez de ser liberados en el Oeste, con su beb\u233?, los ti raron en medio de la calle sin papeles en Berl\u237?n Oriental. Frau Paul achaca esto a su negativa de aceptar al doctor Vogel como abogado. De las 34.000 perso nas cuya libertad se estima que fue comprada entre 1963 y 1989 solo hay document ados hasta la fecha nueve casos de una crueldad tan extrema, en los que el Oeste pag\u243? con moneda fuerte y el Este no entreg\u243? a las personas cuya liber tad se hab\u237?a comprado.\par\pard\plain\hyphpar} { Torsten sigui\u243? viviendo en el hospital Westend. El 9 de abril de 1965, cuan do ten\u237?a cuatro a\u241?os, frau Paul tuvo noticias de \u233?l por la herman a Gisela, una de las enfermeras.\par\pard\plain\hyphpar} { Todos les deseamos a usted y a su esposo unas pascuas llenas de salud y felicida d. Torsten ha hecho un dibujo \u233?l solito: conejitos de pascua marrones y un nido de huevos de colores. Dijo: \u171?Es para mi mam\u225?. A ella le gustar\u2 25?\u187?. Ayer recibimos su hermosa tarjeta y le damos las gracias en nombre de Torsten. Estaba tan contento que tuvimos que le\u233?rsela varias veces en voz alta. La lleva todo el rato en la mano y no deja de mirar el dibujo del Hombre d e Arena.\par\pard\plain\hyphpar} { Mi querida se\u241?ora R\u252?hrdanz, ahora Torsten est\u225? haciendo verdadero s progresos. Es una verg\u252?enza muy grande que usted no pueda disfrutarlos... Este drama entre distintas partes de una ciudad hace que una se desespere, pero prefiero no hablar del asunto.\par\pard\plain\hyphpar} { Mejor, algunas noticias buenas sobre Torsten. Pesa ya 9.450 gramos y mide 84 cen t\u237?metros. Habla y lo entiende todo como un ni\u241?o de seis a\u241?os. \u1 61?No se le escapa ni una! Me ha dicho que le escriba dici\u233?ndole que dentro de poco volver\u225? con ustedes a Kaulsdorf. Torsten es ya capaz de andar cinc o metros sin ayuda de nadie. Aparte de eso, se pasa toda la tarde revoloteando p or la unidad. Querida se\u241?ora R\u252?hrdanz, le deseamos todo lo mejor y le env\u237?o mil besos de Torsten... tambi\u233?n para su pap\u225?.\par\pard\plai n\hyphpar} { Tuvieron que esperar otros ocho meses antes de que Torsten estuviese lo suficien temente recuperado como para dejar el hospital Westend. Cuando por fin fue a su casa, en Alemania Oriental, ten\u237?a casi cinco a\u241?os y era peque\u241?o y chepudo y muy educado.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Por supuesto, no me reconoc\u237?a como madre \u8212?dice frau Paul\u8212 ?. No sab\u237?a lo que era una madre. Solo conoc\u237?a el ambiente est\u233?ri l del hospital y al personal de all\u237?, a los m\u233?dicos, las monjas y el r esto de gente. Y aunque le trataron con mucho cari\u241?o e intentaron... \u8212 ?ahora llora, mucho\u8212? ... intentaron crear como pudieron un ambiente famili

ar, aquello simplemente no era su hogar. Estaba asustado. Cuando yo... \u8212?Ti ene que parar porque no es capaz de pronunciar las palabras\u8212?. Cuando lo co g\u237? en brazos por primera vez y lo apret\u233? contra m\u237?, \u233?l debi\ u243? de preguntarse: \u171?\u191?Qu\u233? quiere esta se\u241?ora de m\u237?? D ice que es mi madre, pero \u191?qu\u233? es una madre?\u187?. Nos hablaba con el \u171?{\i Sie}\u187? de cortes\u237?a. Dec\u237?a por ejemplo: \u171?Madre, \u191?ser\u237 ?a usted tan amable de prepararme un bocadillo? Tengo hambre\u187?; o \u171?Padr e, \u191?podr\u237?a usted ayudarme a subir a esa silla? Yo no soy capaz\u187?, y esa... esa distancia era tan terrible... Convirtieron a nuestro hijo en un ext ra\u241?o. \u8212?Baja la voz\u8212?. Y fue entonces cuando m\u225?s furiosa me puse conmigo misma: \u191?Hab\u237?a hecho bien en el interrogatorio al negarme a ser utilizada como cebo en un secuestro? \u191?O tendr\u237?a que haber ido co n mi hijo?\par\pard\plain\hyphpar} { No para de sollozar. Yo tambi\u233?n me siento mal. Son los peque\u241?os detall es los que te hacen llorar. La idea de unas enfermeras y unos m\u233?dicos en Be rl\u237?n Occidental intentando explicarle a un ni\u241?o peque\u241?o lo que er a una familia, prepar\u225?ndole para una. La idea de que frau Paul sigue sin en contrar paz, pues me est\u225? justificando ahora una decisi\u243?n suya de hace m\u225?s de treinta a\u241?os. Estoy hurgando en busca de pa\u241?uelos, que al parecer solo tengo en diversos grados de vergonzoso desgaste al fondo de mi moc hila. Ni siquiera pienso en Torsten.\par\pard\plain\hyphpar} { Suena el timbre y Frau Paul se levanta para contestar. Vuelve al cuarto seguida por un hombre cuya edad es dif\u237?cil de aventurar, pero que al instante s\u23 3? que es \u233?l. Cuando me levanto para darle la mano, le saco como una cuarta y su mano cabe en la m\u237?a. Tiene el cuerpo peque\u241?o y encorvado y los b razos y las piernas parecen torcidos, como los de una ara\u241?a. Tambi\u233?n s u cabeza parece peque\u241?a. Tiene los ojos oscuros y brillantes, bastante hund idos, y unos p\u243?mulos prominentes. Lleva una chaqueta con un par de chapas e n la solapa, un estilo informal, moderno.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Encantado de conocerte \u8212?dice Torsten, con sinceridad, y se hunde y se retuerce en el sill\u243?n que hay a mi lado. No parece sorprenderle que su m adre haya estado llorando.\par\pard\plain\hyphpar} { Torsten no est\u225? seguro de si recuerda cuando vio a sus padres por primera v ez: \u8212?He visto las fotos y me cuesta distinguir lo que recuerdo de lo que v i. S\u233?, porque me lo han dicho, que les hablaba de \u171?usted\u187? porque no sab\u237?a lo que eran unos padres. A veces tengo un p\u225?lpito del encuent ro, en un pasado borroso, como una fata morgana, sin ser consciente. \u8212?Su v oz es muy tenue.\par\pard\plain\hyphpar} { Quiero saber si cree que su madre tom\u243? la decisi\u243?n correcta, as\u237? que se lo pregunto sin m\u225?s rodeos. Se muestra relajado.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Nunca he mirado a mis padres y he pensado que se equivocaron en su decisi \u243?n, ni los he mirado como la Stasi, como criminales o algo por el estilo... m\u225?s bien al rev\u233?s: los admiro por lo que hicieron. \u8212?Parece que ha aprendido a contener tanto la nostalgia como el arrepentimiento\u8212?. No se me ha ocurrido pensar que tal vez, si hubiesen hecho las cosas de otra forma, h abr\u237?an salido de otra forma.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y adem\u225?s \u8212?sugiero\u8212?, tampoco creo que una visita hubiese supuesto una gran diferencia...\par\pard\plain\hyphpar} { No intentaba restarle heroicidad, solo intentaba encontrar otro modo de ver la e lecci\u243?n de frau Paul, no como un abandono dr\u225?stico de su hijo. Pero \u 233?l me interrumpe amablemente y lo piensa desde el punto de vista de su madre. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, s\u237?, pero creo que si alguien se est\u225? muriendo lo m\u225? s probable es que quieras verlo una vez m\u225?s antes de que muera. Eso s\u237? supondr\u237?a una diferencia para ti, aunque no cambiase nada.\par\pard\plain\ hyphpar} { Torsten complementa su pensi\u243?n por invalidez con trabajos para bandas de la escena musical electr\u243?nica. Es algo que lleva haciendo, de una forma u otr

a, desde antes de que cayera el Muro. En aquellos tiempos, al ser inv\u225?lido, se le permit\u237?a viajar a Occidente una vez cada quince d\u237?as. Los m\u25 0?sicos de rock de la RDA le encargaban que les pasase piezas sueltas de contrab ando. Torsten era una cara muy conocida para los guardias de la frontera, quiene s le registraban...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Un 90 por ciento de las veces \u8212?dice, sonriendo\u8212?. Me pillaban con frecuencia, pero por suerte las consecuencias no eran muy duras para m\u237? . Aunque me acusaron de \u171?comercio peligroso con instrumentos y componentes electr\u243?nicos musicales\u187? \u8212?r\u237?e.\par\pard\plain\hyphpar} { A pesar de su historial familiar, la Stasi intent\u243? convencer a Torsten de q ue informase para ellos. En primer lugar, reunieron material comprometedor sobre su contrabando y luego lo arrestaron para interrogarle. Torsten no dijo ni p\u2 37?o, as\u237? que el mismo material que iba a ser utilizado para convencerle de informar se convirti\u243? en cambio en prueba de su poca idoneidad para el pue sto. Un informe definitivo del 17 de junio de 1987 consta de dos frases: \u171?R . no es apropiado como colaborador no oficial del Ministerio. (R. participa en a ctividades ilegales.) Por principios, R. rechaza colaborar\u187?. Sin duda, no e ra una buena opci\u243?n de compra.\par\pard\plain\hyphpar} { Le pregunto a Torsten si cree que el Muro ha moldeado su vida.\par\pard\plain\hy phpar} { \u8212?Me resulta dif\u237?cil decir en qu\u233? sentido exacto el Muro ha molde ado mi vida... y lo diferente que habr\u237?a sido en otras circunstancias \u821 2?dice\u8212?, pero que lo ha hecho, de eso no tengo duda.\par\pard\plain\hyphpa r} { Ha aprendido a no jugar al juego del \u171?si no hubiese sido por\u187?: si no h ubiese sido por el Muro, no habr\u237?a sufrido una reca\u237?da; habr\u237?a po dido crecer junto a sus padres; tal vez ellos no habr\u237?an ido a la c\u225?rc el; habr\u237?a tenido un cuerpo sano, un trabajo, una pareja. Cambia de postura en su sitio para mirarme a los ojos: \u8212?Nadie tiene una vida perfecta. Cada cual tiene cuestiones con las que lidiar. Las m\u237?as tal vez sean un poco m\ u225?s duras, pero lo importante es c\u243?mo se las arregla cada uno con ellas. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y c\u243?mo te las arreglas t\u250??\par\pard\plain\hyphpar} { Estoy frente a \u233?l, mirando su cuerpo retorcido y escuch\u225?ndole respirar a trav\u233?s de los tubos que colocaron en su interior.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?Bueno, es un problema para m\u237?. Creo que la vida puede acabar demasia do r\u225?pido, as\u237? que no tengo aspiraciones a largo plazo. Sea lo que sea lo que quiero, lo quiero ahora, para vivirlo hoy. No tengo paciencia para ahorr ar, o montar una empresa o algo. Me pone nervioso. El resto de la gente me dice: \u171?Tienes tiempo, todav\u237?a eres relativamente joven\u187?. Pero yo tengo siempre mucho miedo de que las cosas acaben de buenas a primeras. \u8212?Hace u na pausa\u8212?. O de que, en lo pol\u237?tico, todo vuelva a cambiar y entonces no tenga la oportunidad de vivir ciertas cosas.\par\pard\plain\hyphpar} { Me fijo en que para ser algo tan grande, que configur\u243? tan brutalmente sus vidas, resulta dif\u237?cil encontrar huellas del Muro. Estoy a punto de decir q ue creo que es raro dejar que todo el mundo olvide tan r\u225?pido cuando Torste n dice: \u8212?Me alegro de que ya no est\u233?, y me alegro de que quede tan po co de \u233?l. Me recordar\u237?a que puede volver, que todo lo que ha pasado pu ede volver a pasar.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Pero eso es imposible! \u8212?r\u237?o.\par\pard\plain\hyphpar} { Me mira con seriedad:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Cualquier cosa es posible \u8212?dice\u8212?. Nunca digas que algo es imp osible.\par\pard\plain\hyphpar} { Su madre est\u225? de acuerdo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Qui\u233?n hubiera pensado que pod\u237?an llegar a construir un Mu ro! \u161?Eso tambi\u233?n era imposible! Y al final, \u161?qui\u233?n hubiera p ensado que podr\u237?a caer! \u161?Eso tambi\u233?n era imposible!\par\pard\plai n\hyphpar} { Aqu\u237? la gente habla del \u171?{\i

Mauer im Kopf}\u187? o el Muro en la cabeza. Yo cre\u237?a que era solo una form a r\u225?pida de referirse a c\u243?mo los alemanes siguen defini\u233?ndose com o orientales y occidentales, pero ahora lo veo en un sentido m\u225?s literal: t anto el Muro como las razones por las que se levant\u243? siguen existiendo. El Muro persiste en la mente de los hombres de la Stasi como algo que desean que al g\u250?n d\u237?a vuelva pero tambi\u233?n en la de sus v\u237?ctimas, como una posibilidad paralizante.\par\pard\plain\hyphpar} { Torsten se ofrece a llevarme hasta la estaci\u243?n. Frau Paul le da un beso y e strecha mi mano entre las suyas. Luego se encoge de hombros: \u8212?Eso es todo \u8212?dice, como si al haber sumado las partes de su vida el resultado no hubie se sido gran cosa.\par\pard\plain\hyphpar} { Torsten tiene un BMW de los antiguos, con un asiento elevado hecho a medida tras el volante. Pone algo de m\u250?sica de ritmos latinos que, es raro, va acompas ada con los limpiaparabrisas. Charlamos y me deja m\u225?s all\u225? de la estac i\u243?n, casi a la altura de Alexanderplatz. Luego me despide con la mano y se va en su coche, jorobado y tullido y viviendo al d\u237?a.\par\pard\plain\hyphpa r} { {\ql {\b 24 Herr Bohnsack } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Voy} a pie a recoger a mi \u250?ltimo hombre de la Stasi. Por su calle est\u225? n poniendo un nuevo carril de tranv\u237?a, hay tramos de acero desparramados co mo regaliz por el suelo, por la mediana. Es la hora de comer y los obreros han d esaparecido. Llamo al porterillo, donde dice \u171?Bohnsack\u187?. Sale un hombr e poni\u233?ndose un elegante sobretodo de color tabaco. Es alto y ligeramente e ncorvado, aunque con un torso musculoso. Tiene una cara agradable, mofletuda y c on entradas. Me mira a los ojos y sonr\u237?e con calidez.\par\pard\plain\hyphpa r} { \u8212?Vamos al bar de mi barrio \u8212?me sugiere.\par\pard\plain\hyphpar} { El local es un {\i Kneipe} tradicional berlin\u233?s. Tiene una barra de madera oscura con espejos por detr\u225?s, reservados y visillos blancos de encaje para parapetar a la gen te de la calle. Un rayo de luz se cuela a trav\u233?s de ellos formando un \u225 ?ngulo, lenta luz vespertina de perezosas part\u237?culas y fulgores. Dos parroq uianos contemplan sus vasos. Quedan pocos bares como este, tanto en Berl\u237?n Oriental como en Berl\u237?n Occidental, bares en los que todo el mundo se conoc e. Las veces que he entrado \u8212?para preguntar direcciones o a por tabaco\u82 12? siempre me he sentido como si hubiese entrado en el sal\u243?n de alguien si n ser invitada. Cuando entra un extra\u241?o, el zumbido de la conversaci\u243?n se detiene de golpe y la gente alza la vista y repliega los hombros. Aqu\u237?, en cambio, los parroquianos saludan con la cabeza al ver a herr Bohnsack. El du e\u241?o le sonr\u237?e como a un hermano.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo estamos? \u8212?pregunta frot\u225?ndose las manos\u8212? . \u191?Qu\u233? va a ser hoy?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que vamos a pasar a la sala \u8212?dice herr Bohnsack\u8212?, si te parece bien. Vamos a charlar.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Claro, claro.\par\pard\plain\hyphpar} { Sale de detr\u225?s de la barra arrastrando unos pies calzados con calcetines y chanclas y nos gu\u237?a. Hay viejos anuncios de cerveza por las paredes, dibujo s de muchachas de mejillas coloradas, caballos y bailes. Observo a herr Bohnsack : as\u237?, con la luz de las ventanas a su espalda, parece desprender tambi\u23 3?n cierto brillo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? les traigo a la se\u241?orita y al caballero?\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Yo tomar\u233? una {\i

weissbier} y un vasito de {\i Korn} \u8212?dice\u8212?, \u191?y usted?\par\pard\plain\hyphpar} { Es temprano: pido una cerveza y renuncio al {\i schnapps}. La voz de G\u252?nter Bohnsack es profunda, aunque la arrastra un tan to, como alguien con la dentadura desencajada o como un hombre que ha estado beb iendo. Tiene los ojos brillantes y se siente a gusto conmigo. Por lo que se ve, no es un hombre que tenga que demostrar nada. Tiene cincuenta y siete a\u241?os y es el primer empleado de la Stasi que conozco que no intenta disimular su iden tidad. Trabaj\u243? como teniente coronel en una de las divisiones m\u225?s secr etas del servicio de espionaje internacional, la {\i Hauptverwaltug Aufkl\u228?rung} (HVA). Herr Bohnsack pertenec\u237?a a la Divisi \u243?n X, donde era responsable, seg\u250?n me cont\u243? por tel\u233?fono, de \u171?la desinformaci\u243?n y de la guerra psicol\u243?gica contra el Oeste\u1 87?.\par\pard\plain\hyphpar} { La HVA era el servicio internacional de espionaje de la Stasi. Su director, Mark us Wolf, hijo de un m\u233?dico y dramaturgo jud\u237?o, es un hombre inteligent e y educado que sirvi\u243? como modelo para el maestro de esp\u237?as creado po r John Le Carr\u233?, Karla. La HVA de Wolf depend\u237?a de su ministro, Mielke , pero Wolf y sus hombres siempre se consideraron un mundo aparte. Aunque estaba n organizados por rangos militares, al igual que el resto de la Compa\u241?\u237 ?a, llevaban traje en vez de uniforme, ten\u237?an una amplia formaci\u243?n y g ozaban de una existencia privilegiada.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Como \u233?ramos responsables del Oeste \u8212?me explica herr Bohnsack\u 8212?, pod\u237?amos viajar, y \u233?ramos bastante diferentes. Nuestros diplom\ u225?ticos hablaban idiomas y eran gente cultivada. Todos sent\u237?amos desprec io por Mielke; nosotros ten\u237?amos a nuestro Wolf, un elegante intelectual, a lto y delgado.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Bohnsack ten\u237?a estudios de periodismo y trabaj\u243? durante 26 a\u241 ?os en desinformaci\u243?n. La mayor parte de la labor de la Divisi\u243?n X est aba dirigida contra Alemania Federal. Recababan informaci\u243?n confidencial o secreta por medio de sus agentes y la filtraban para causar perjuicios; fabricab an documentos y conversaciones uniendo partes de grabaciones que nunca hab\u237? an existido, en detrimento de personajes de la esfera p\u250?blica, y hac\u237?a n correr rumores sobre personas de Occidente, incluido el rumor atroz de que alg uien trabajaba para ellos. Los hombres de la Divisi\u243?n X pasaban exclusivas a los periodistas occidentales sobre el pasado nazi de ciertos pol\u237?ticos de Alemania Federal (fue as\u237? como derrocaron a algunas figuras p\u250?blicas de nivel); fundaban publicaciones de izquierdas y lograron, al menos en una ocas i\u243?n, ejercer una extraordinaria influencia sobre el proceso pol\u237?tico e n la propia Alemania Occidental. En 1972, el dirigente socialdem\u243?crata del gobierno de Alemania Federal, Willy Brandt, tuvo que enfrentarse a una moci\u243 ?n de censura en el Parlamento. Para mantenerlo en el poder, la Divisi\u243?n X compr\u243? los votos de uno y posiblemente hasta de dos diputados sin cargos. E l coronel Rolf Wagenbreth, el l\u237?der de la Divisi\u243?n X, describi\u243? e ste trabajo como \u171?un simple intento de gobernar el tim\u243?n de la histori a\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Bohnsack comienza con un chiste, que cont\u243? en un almuerzo all\u225? po r 1980 ante un grupo de colegas en un restaurante reservado a los altos cuadros de la Stasi. Se reclina en su silla y sonr\u237?e, como el que se regocija con s u secretito.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Estados Unidos, la Uni\u243?n Sovi\u233?tica y la RDA quieren sacar a flo te el {\i Titanic} \u8212?dice arqueando las cejas\u8212?. Estados Unidos quiere las joyas que se supone deben de estar en la caja fuerte. Los sovi\u233?ticos quieren la tecnolog\u237?a m\u225?s puntera y la RDA \u8212?se bebe lo que le queda de {\i Korn}, a modo de pausa dram\u225?tica\u8212?, y la RDA quiere a la banda que toc aba mientras se hund\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { Nos re\u237?mos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Era habitual contar chistes como ese? \u8212?le pregunto.\par\pard\ plain\hyphpar} {

\u8212?S\u237?, s\u237?, bastante habitual, pero depend\u237?a de qui\u233?n est uviese por all\u237?. En cuanto lo cont\u233?, me dije: \u171?Vaya, amigo m\u237 ?o, eso ha sido bastante tonto por tu parte\u187?. Hab\u237?a un general en la m esa. \u8212?Se pasa una mano por la cabeza\u8212?. Despu\u233?s de comer el gene ral me llev\u243? aparte y me dijo, con una voz serena: \u171?La pr\u243?xima ve z, Bohnsack, yo que usted no contar\u237?a chistes de ese tipo\u187?. Y eso que todav\u237?a era 1980. Ya por entonces se mostraban suspicaces con eso de que se les fuese a pique todo el asunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Hab\u237?a chistes sobre Mielke?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Claro, un mont\u243?n \u8212?dice\u8212?. Pero las peores an\u233?cdotas sobre Mielke no eran chistes, eran verdad.\par\pard\plain\hyphpar} { A herr Bohnsack lo invitaron a una fiesta que dio la Stasi para los suyos y sus camaradas rusos en el aniversario de los cuarenta a\u241?os de la RDA. Se celebr \u243? el 3 de octubre de 1989, en el punto \u225?lgido de las manifestaciones y de la agitaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hab\u237?a como unas dos mil personas en la fiesta. Mielke hizo su entrad a \u8212?levanta un brazo por detr\u225?s de la cabeza y hace un pase\u237?llo c on dos dedos en el aire\u8212? por unas escaleras que hab\u237?a en una esquina rodeada de generales. Como un fantasma, o un {\i deus ex machina}. Dio su discurso, habl\u243? durante cuatro horas, sin parar. C ada dos por tres daba un grito de guerra: \u171?Y recordad esto, camaradas: \u16 1?Lo m\u225?s importante que ten\u233?is es el poder! \u161?Aferraos al poder a toda costa! \u161?Sin \u233?l, no sois nada!\u187?. No mencion\u243? ni las mani festaciones en pro de la democracia ni el hecho de que los sovi\u233?ticos nos e stuviesen dejando en la estacada \u8212?comenta herr Bohnsack\u8212?, pero era e vidente que, en cierto modo, deb\u237?a de notar que el final estaba pr\u243?xim o.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando por fin acab\u243? Mielke, se celebr\u243? un banquete: hab\u237?a uvas y muslos de pollo, mel\u243?n y frutas con hueso, \u171?cosas que no ten\u237?amo s en la RDA y que eran un aut\u233?ntico manjar para nosotros, exquisiteces\u187 ?. Pero cada vez que estaban a punto de hincarles el diente, Mielke volv\u237?a a coger el micr\u243?fono para decir \u171?un par de estupideces m\u225?s\u187? y todo el mundo ten\u237?a que volver a dejar en el plato los muslos y las uvas hasta que terminaba. Mielke concluy\u243? con un \u171?{\i Guten Appetit}\u187? y los hombres empezaron a comer pero, instantes despu\u233? s, volvi\u243? a coger el micr\u243?fono y tuvieron que dejar la comida una vez m\u225?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo hizo una y otra vez \u8212?dice herr Bohnsack\u8212?. Aquello fue una aut\u233?ntica locura.\par\pard\plain\hyphpar} { En la Navidad de 1989, seg\u250?n cuenta, los acontecimientos se precipitaron en una farsa de grandes dimensiones a c\u225?mara r\u225?pida. A la divisi\u243?n de herr Bohnsack al completo se le orden\u243? que se quedasen en casa para no p rovocar a los manifestantes y que esperasen junto al tel\u233?fono. A las tres d e la ma\u241?ana recibieron una llamada que les instaba a que se dirigiesen en c oche hasta Normannenstrasse, aparcaran en un sitio apartado, para que los manife stantes no supiesen que los edificios estaban ocupados, y entraran por la puerta de atr\u225?s. Cuando llegaron a las oficinas, todas las luces estaban apagadas . Les ordenaron que se pusiesen ropa de camuflaje \u8212?\u171?como la legi\u243 ?n extranjera en la selva\u187?\u8212? y que se pertrecharan con un equipo de co cina, cubiertos, una pala, un traje protector para casos de guerra qu\u237?mica, una manta, pasta y cepillo de dientes y munici\u243?n. Se les entreg\u243? a to dos un rev\u243?lver y una metralleta. Toda la operaci\u243?n estaba cronometrad a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y qu\u233? hicieron entonces? \u8212?pregunto.\par\pard\plain\hyphp ar} { \u8212?Nos echamos en nuestras mesas y nos dormimos. Arriba, en el noveno piso, los generales simularon una situaci\u243?n de guerra. Uno de ellos bajar\u237?a y nos levantar\u237?a con un mensaje, como, por ejemplo, que se hab\u237?a avist ado un submarino estadounidense en las costas de Turqu\u237?a; o que hab\u237?a B52 estadounidenses preparados para entrar en acci\u243?n. Y luego, a las cinco

de la ma\u241?ana, recibir\u237?amos noticias peores, como que un submarino ruso hab\u237?a sido expulsado de aguas noruegas. Hac\u237?an como si fuese a estall ar la Tercera Guerra Mundial.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y qu\u233? ten\u237?an que hacer entonces?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nada, seguimos durmiendo.\par\pard\plain\hyphpar} { A las siete de la ma\u241?ana recibieron una orden para hacer pr\u225?cticas sob re el terreno: \u8212?Jugamos a la guerra durante un d\u237?a, disparando a figu ras de cart\u243?n que surg\u237?an de entre la hierba. All\u237? hab\u237?a gen te de todo tipo, desde especialistas de inteligencia de alto rango que hablaban \u225?rabe hasta yo qu\u233? s\u233? qui\u233?n, todos en el mismo saco, jugando a los soldaditos. \u8212?A finales de 1989, todas las semanas sin falta hac\u23 7?an lo mismo\u8212?. Sab\u237?amos que la RDA no ten\u237?a salvaci\u243?n, sab \u237?amos que era todo un circo.\par\pard\plain\hyphpar} { El mayor temor de herr Bohnsack era que les ordenasen a \u233?l y al resto que d ispararan contra los que se manifestaban a la entrada del edificio. Durante los ejercicios les dijeron que el enemigo se hab\u237?a infiltrado en el pa\u237?s y que estaba hostigando a los alemanes orientales en contra de ellos. Al final, M ielke fue m\u225?s directo todav\u237?a: les dijo que ellos (se refer\u237?a al pueblo) eran el enemigo. Les dijo que eran \u171?o ellos o nosotros\u187?.\par\p ard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso era lo m\u225?s aterrador de todo para m\u237?: que en vez de dispara r a figuras de cart\u243?n, tuvi\u233?semos que disparar a nuestro propio pueblo . Y sab\u237?amos que, como en la \u233?poca de Hitler, si nos neg\u225?bamos no s disparar\u237?an a nosotros.\par\pard\plain\hyphpar} { Hab\u237?a algo m\u225?s que temer. Mielke les hab\u237?a dicho a sus hombres: \ u171?Si perdemos nos colgar\u225?n a todos\u187?. El ambiente era de histeria. H err Bohnsack hab\u237?a sido el hombre de contacto de Markus Wolf entre la Stasi y los servicios secretos de Hungr\u237?a, Mosc\u250?, Praga y Varsovia.\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?Nuestro hombre en Budapest me hab\u237?a contado que durante la tragedia de 1956 hab\u237?an colgado a algunos de los suyos de \u225?rboles, a la entrada de los cuarteles. Me dijo: \u171?Si alguien te se\u241?ala con el dedo, a los c inco minutos te estar\u225?s balanceando\u187?. \u8212?Herr Bohnsack vuelve a pa sarse la mano por la cabeza\u8212?. Gracias a Dios que no llegamos a ese punto.\ par\pard\plain\hyphpar} { Me explica que para cuando los manifestantes de Berl\u237?n se hicieron sentir c on fuerza (y esto ocurri\u243? m\u225?s tarde que en Leipzig y que en ninguna ot ra parte), Mielke ya hab\u237?a dimitido. Y como llevaba tanto tiempo en el carg o, los generales simplemente no ten\u237?an ni idea de c\u243?mo dar \u243?rdene s por su cuenta. No fueron capaces de tomar las riendas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso fue lo que nos salv\u243? \u8212?dice Bohnsack, sacudiendo su volumin osa cabeza\u8212?, a nosotros y al pueblo.\par\pard\plain\hyphpar} { Ya en septiembre, herr Bohnsack comprendi\u243? que hab\u237?a que destruir los expedientes. Le dijo a su jefe que iba a empezar a utilizar la destructora. \u17 1?Eso no est\u225? permitido \u8212?le respondi\u243? su superior\u8212?. \u161? No hemos recibido \u243?rdenes al respecto!\u187?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero yo no me cort\u233?, aparqu\u233? el coche en la entrada y vaci\u233 ? dentro los archivadores con los expedientes. Hab\u237?a kilos y kilos, fichero s con las claves de los agentes, grabaciones, informes... Y me fui hasta nuestra parcela, a unos cien kil\u243?metros de Berl\u237?n. \u8212?La familia ten\u237 ?a un viejo horno de panadero en el terreno donde pasaban las vacaciones\u8212?. En secreto, por mi cuenta y sin permiso ni orden de nadie, me dediqu\u233? a de struirlo todo, d\u237?a y noche.\par\pard\plain\hyphpar} { Era tanto el papel por quemar que el horno casi se qued\u243? obstruido. Hab\u23 7?a una nube de humo negro pendiendo sobre \u233?l en el cielo. Herr Bohnsack se pas\u243? all\u237? tres d\u237?as, alimentando el fuego con archivos.\par\pard \plain\hyphpar} { La d\u233?bil luz de la tarde se est\u225? desvaneciendo y viene el due\u241?o p

ara encender un par de l\u225?mparas. Es un hombre de la edad de herr Bohnsack, con la cara avejentada, las manos coloradas y un pa\u241?o de cocina remetido po r el delantal: \u8212?\u191?Todo en orden por aqu\u237?? \u8212?pregunta.\par\pa rd\plain\hyphpar} { Herr Bohnsack pide otra cerveza, otro {\i Korn} y un caf\u233?. Yo le digo que por ahora estoy servida. Herr Bohnsack me s onr\u237?e con amabilidad: \u8212?\u191?Seguro? \u8212?me pregunta\u8212?. \u191 ?No quiere nada de nada?\par\pard\plain\hyphpar} { Distingo bajo el jovial bebedor a un hombre que pudo pasar tanto por alguien del Este como por alguien del Oeste.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Bohnsack quer\u237?a evitar que sus archivos cayeran en malas manos. Eran s obre los agentes occidentales a los que ten\u237?a bajo su mando, ciudadanos de Alemania Federal que hac\u237?an trabajitos para la Stasi.\par\pard\plain\hyphpa r} { \u8212?En mi secci\u243?n eran todos periodistas. Los utiliz\u225?bamos para des tapar esc\u225?ndalos o poner al descubierto actuaciones il\u237?citas de pol\u2 37?ticos. Los financi\u225?bamos, les pas\u225?bamos exclusivas.\par\pard\plain\ hyphpar} { El humo llam\u243? la atenci\u243?n. El vecino del campo de Bohnsack, dice, era un borrach\u237?n empedernido.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero, evidentemente, hasta \u233?l sospechaba d\u243?nde trabajaba yo. Lo llam\u225?bamos el {\i Stallgeruch}, el olor a pocilga. Sol\u237?a apoyarse contra la cerca e insultarm e: \u171?Eh, holgaz\u225?n seboso\u187?, \u171?perturbado\u187? y toda clase de insultos. Y all\u237? estaba una vez m\u225?s, borracho como siempre, mientras y o no paraba de quemar. Cuando el humo pas\u243? por encima de su casa empez\u243 ? a cantar el himno del movimiento de derechos civiles, el \u171?Wir sind das Vo lk\u187?. \u201?l sab\u237?a perfectamente lo que me tra\u237?a entre manos. La verdad es que fue todo bastante esperp\u233?ntico \u8212?se r\u237?e Bohnsack en tre dientes\u8212?, su aria acompa\u241?ando mi pira en llamas.\par\pard\plain\h yphpar} { Contemplo las ingeniosas gre\u241?as de herr Bohnsack: un mech\u243?n de pelo se ha desprendido del resto y se ha quedado de punta formando un \u225?ngulo por e ncima de su oreja. Echa la cabeza hacia atr\u225?s para volver a vaciar su chupi to. Tiene el cuello anillado y abrupto, la nuez se le mueve arriba y abajo como un rat\u243?n por una escalera.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Bohnsack echa un vistazo a su alrededor:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Era un habitual de aqu\u237?. Me sol\u237?a poner en la barra. Llevo vivi endo a la vuelta de la esquina treinta y ocho a\u241?os. Antes de 1989 era G\u25 2?nter a secas, hola, \u191?c\u243?mo va eso? La gente no sab\u237?a a qu\u233? me dedicaba, aunque por supuesto ten\u237?an sus sospechas. A veces ven\u237?a d irectamente del trabajo, con corbata, un elegante sobretodo y un malet\u237?n y se produc\u237?a un murmullo por el bar, en plan \u171?\u191?No va muy bien vest ido?\u187?. Seguramente se oler\u237?an algo, se dir\u237?an: \u171?Aqu\u237? ha y algo que no cuadra...\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Se pellizca la nariz con el \u237?ndice y el pulgar.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?El Muro cay\u243? el 9 de noviembre de 1989. La primera vez que entr\u233 ? aqu\u237? despu\u233?s de eso, creo que fue el d\u237?a 15. \u8212?Hace una pa usa para tomar un trago y el aliento\u8212?. Hab\u237?a un borracho en la barra y cuando me vio se gir\u243? despacio, me se\u241?al\u243? y empez\u243? a chill ar: \u171?\u161?Fuera la Stasi!\u187?. Todo el mundo se qued\u243? callado y se volvi\u243? para mirarme. Todos pensaban igual, o al menos, la mitad de ellos. M e qued\u233? paralizado, pero le dije al due\u241?o: \u171?\u191?Qu\u233? quiere n de m\u237?? No puedo deshacer lo hecho aqu\u237? y ahora, no puedo retractarme de todo\u187?. Luego me sent\u233?, me beb\u237? una cerveza y me qued\u233? al l\u237? sin m\u225?s.\par\pard\plain\hyphpar} { Sus labios se convierten en un fino trazo y levanta las manos como queriendo dar a entender: \u171?\u191?Qu\u233? otra cosa pod\u237?a hacer?\u187?.\par\pard\pl ain\hyphpar} { Herr Bohnsack sigui\u243? viniendo. Llev\u243? tres a\u241?os que la gente dejar

a de mostrarse agresiva con \u233?l.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero no hubo ning\u250?n ahorcamiento, ni tentativas, nada. De hecho, me alivi\u243? de veras ver la sensibilidad con la que reaccion\u243? la gente.\par \pard\plain\hyphpar} { Los borrachos no eran el \u250?nico p\u250?blico. Herr Bohnsack recibi\u243? un soplo y se enter\u243? de que una revista, {\i Die Linke}, hab\u237?a conseguido un disquete con los nombres de los 20.000 empl eados de la Stasi mejor pagados y estaba a punto de publicarlos. Sab\u237?a que todo el mundo lo leer\u237?a y ver\u237?an su nombre y su direcci\u243?n en la l ista y sentir\u237?an lo que quiera que sintiesen: desprecio, odio o superiorida d. Sab\u237?a que solo pod\u237?a hacer una cosa: \u8212?Saldr\u237?a del armari o antes de que me sacasen ellos.\par\pard\plain\hyphpar} { Llam\u243? al {\i Der Spiegel}, el c\u233?lebre semanario de Alemania Federal, y qued\u243? en con t\u225?rselo todo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Como dijeron, me baj\u233? los pantalones, no cabe duda \u8212?dice\u8212 ?. Cuando tuve el ejemplar entre mis manos, sent\u237? n\u225?useas; pusieron un a foto y todo. Me refiero a que despu\u233?s de guardar silencio y mentir durant e veintis\u233?is a\u241?os, verme as\u237? de repente en una revista, fue, real mente... \u8212?Vuelve a hacer una pausa\u8212?. Debo confesar que sent\u237? al go un tanto raro aqu\u237?. \u8212?Se da una palmadita sobre el coraz\u243?n{\su per 21}.\par\pard\plain\hyphpar} { Sus antiguos colegas no est\u225?n por la labor de hablar sobre lo que hac\u237? an. Es casi una especie de {\i omert\u224?}, un c\u243?digo de honor que los gobierna. Me cuenta que se siguen viendo, por grupos, seg\u250?n el rango, o en cumplea\u241?os y funerales. Un ge neral con el que sigue habl\u225?ndose le cont\u243? que en el reciente cumplea\ u241?os de un septuagenario se procedi\u243? seg\u250?n las normas de un encuent ro de divisi\u243?n, como en los viejos tiempos. Hab\u237?a unos puntos del d\u2 37?a y los hombres iban trat\u225?ndolos uno por uno. En gran parte consist\u237 ?a en pasarse recortes o comentar programas de televisi\u243?n contra la Stasi. Era como si los viejos l\u237?deres de la Stasi hubiesen hallado un nuevo enemig o: los medios. Herr Bohnsack es un traidor porque fue a ellos con su historia. U na vez que hubo salido del armario recibi\u243? amenazas de muerte por tel\u233? fono: \u171?Capullo, te queda poco\u187?, y ese tipo de cosas. Las llamadas eran an\u243?nimas pero a veces reconoc\u237?a la voz. Un general lo llam\u243? desd e un bar: \u8212?Me dijo: \u171?Hijo de puta, te has pasado, te ha llegado la ho ra\u187?. Y luego se puso a chillar: \u171?\u161?Basta ya! \u161?Basta ya!\u187? , hasta que la gente lo apart\u243? del tel\u233?fono.\par\pard\plain\hyphpar} { Ya han dejado de llamarle.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nunca tuve miedo \u8212?dice Bohnsack\u8212?. Bueno, sol\u237?a inspeccio nar el coche por si me hab\u237?an puesto una bomba y esas cosas, pero en cualqu ier caso era una tonter\u237?a, porque si eran buenos poni\u233?ndolas, no pod\u 237?as verlas.\par\pard\plain\hyphpar} { Le pregunto qu\u233? amigos tiene ahora.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, no tengo ninguno \u8212?dice, haciendo un gesto al due\u241?o para que le ponga otra. Me mira con ojos brillantes, anestesiados\u8212?. Se podr\u2 37?a decir que nad\u233? entre dos aguas y acab\u233? ahog\u225?ndome.\par\pard\ plain\hyphpar} { A las tres de la madrugada recibo una llamada. Esta vez no es Klaus. Es de mi ca sa. Han encontrado cuatro tumores en la cabeza de mi joven madre, derivados de u n c\u225?ncer que todos hab\u237?amos osado pensar que hab\u237?a desaparecido. Me dice por tel\u233?fono: \u171?{\i Je suis foutue, je suis foutue}\u187?. Con el tiempo llegar\u237?an a afectarle parcialmente el habla, a ella, una mujer con un lenguaje tan elegante y sofistic ado, pero para ese momento solo le val\u237?a el franc\u233?s, ella sab\u237?a q ue estaba {\i foutue}.\par\pard\plain\hyphpar} { No me sorprende cuando Uwe se muestra tan amable en todo momento. Me ayuda a emp

aquetar las cosas de mi piso, a recoger libros, cintas y calcetines sueltos llen os de polvo. Agradezco su compasi\u243?n, sobre todo por la forma en que ignora, en los momentos justos, mi angustia.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Si quieres te llevamos al aeropuerto \u8212?se ofrece.\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?Gracias. \u8212?Todas mis reacciones parecen irreales, lentas y subacu\u2 25?ticas\u8212?. \u191?Llevamos?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Frederica y yo. Ya conoces a Frederica, de la secci\u243?n de traducci\u2 43?n espa\u241?ola.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? \u8212?miento.\par\pard\plain\hyphpar} { Llamo a Miriam, pero s\u233? que es pura formalidad. Ni siquiera tengo la espera nza de que aparezca una voz en directo al otro lado de la l\u237?nea.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?Hola, Miriam. Espero que est\u233?s bien... \u161?Hace mucho que no nos v emos! Mi tiempo aqu\u237? ha llegado a su fin, vuelvo a casa.\par\pard\plain\hyp hpar} { De pronto, me da cosa decir que \u171?mi\u187? tiempo aqu\u237? ha acabado. Pien so en a\u241?adir \u171?Volver\u233?\u187?, pero puede que eso sea lo \u250?ltim o que quiere o\u237?r. La cinta sigue corriendo: mi silencio se prolonga de form a vergonzante. Me gustar\u237?a decir algo informal e ir\u243?nico para concluir , pero mi alem\u225?n no es tierra firme como para andarme con iron\u237?as. Me veo obligada a decir las cosas de una forma m\u225?s directa y descorazonadora d e lo que lo har\u237?a en ingl\u233?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Miriam, cu\u237?date, y buena suerte.\par\pard\plain\hyphpar} { La ma\u241?ana del d\u237?a en que me voy hago un nuevo intento, pero nadie coge el tel\u233?fono, ya ni siquiera est\u225? conectado el contestador.\par\pard\p lain\hyphpar} { Cuando vienen a recogerme, reconozco a Frederica: es una bella venezolana con un lunar en la comisura del labio; ambos forman una pareja electrizante. Uwe condu ce tranquilamente hasta el Tegel, pendiente de un mundo que por fin ha cuidado d e \u233?l.\par\pard\plain\hyphpar} { A mi madre le llev\u243? nueve meses morir, y cada d\u237?a, salvo los tres \u25 0?ltimos, estuvo y fue consciente; consciente de que los d\u237?as estaban, como dec\u237?an aqu\u233?llos, contados, de que la cifra no ascend\u237?a a mucho, y con la sensaci\u243?n de verse desprovista de todas las cosas que iba a hacer en el futuro, pero al mismo tiempo comprender que no eran importantes, que eran simple y llanamente el futuro, una cifra mayor, eso era todo.\par\pard\plain\hyp hpar} { Cuando muri\u243?, la pena se cerni\u243? sobre m\u237? como una jaula. Tuvieron que pasar otros dieciocho meses para poder centrarme en cualquier cosa m\u225?s all\u225? de la diminuta parcela inmediata de tristeza, o para poder imaginarme en la vida de otra persona. En suma, no volv\u237? a Berl\u237?n hasta pasados casi tres a\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 25 Berl\u237?n, primavera de 2000 } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Berl\u237?n} est\u225? verde, es una ciudad perfumada. Me doy cuenta de que nunc a he estado aqu\u237? en plena primavera. Ni siquiera por mis vuelos nocturnos d e verano en televisi\u243?n pod\u237?a hab\u233?rmelo imaginado. Los \u225?rbole s est\u225?n enormes y exuberantes, de un verde claro. La luz del sol se filtra a trav\u233?s de ellos, suave y fragante sobre las aceras y los parques, las pla zas, las escuelas y los cementerios. Al otro lado de mi ventana, los casta\u241? os son m\u225?gicos. Albergan flores blancas en columnas verticales: candelabros generados por un artificio de la naturaleza. Su embriagadora dulzura flota en e l aire como el recuerdo de tiempos m\u225?s agradables.\par\pard\plain\hyphpar}

{ Contact\u233? con la agencia de alquiler. En un extra\u241?o golpe de suerte mi viejo apartamento se hab\u237?a quedado libre de un d\u237?a para otro. Como lo iban a reformar, los estudiantes se hab\u237?an ido. \u171?Dada su condici\u243? n de prerreformado \u8212?escribi\u243? la agencia\u8212? no nos hacemos respons ables de que el piso est\u233? en \u243?ptimas condiciones, o siquiera habitable s.\u187? \u171?Me arriesgar\u233?\u187?, pens\u233?. Compr\u233? papel y sobres, ropa de cama y una cafetera y me mud\u233?.\par\pard\plain\hyphpar} { Ahora lo atravieso, doblando y desdoblando una copia de la carta. Se la mand\u23 3? a su antigua direcci\u243?n desde Australia.\par\pard\plain\hyphpar} { Querida Miriam:\par\pard\plain\hyphpar} { Hace ya un tiempo de ello, pero seguro que recuerdas la tarde y la noche que pas amos juntas. Despu\u233?s intent\u233? escribir tu historia pero, al comprender que antes deb\u237?a explicar otras cosas relacionadas, el trabajo tom\u243? vid a propia. Escrib\u237? sobre la RDA y sobre la Stasi y luego habl\u233? con otra s personas; con algunas que hab\u237?an sido perseguidas por ella y con algunas que hab\u237?an trabajado para ella. Creo que intent\u233? conformar un panorama de este mundo perdido y de sus distintos tipos de valent\u237?a.\par\pard\plain \hyphpar} { Vuelvo a Berl\u237?n y me preguntaba si podr\u237?amos vernos de nuevo. Me gusta r\u237?a saber si has conseguido algo a trav\u233?s de la Fiscal\u237?a de Dresd e o si las mujeres puzle de N\u250?remberg han descubierto algo nuevo sobre Char lie. Tambi\u233?n me gustar\u237?a asegurarme de que mis notas son correctas.\pa r\pard\plain\hyphpar} { Siento que haya pasado tanto tiempo desde que nos vimos por \u250?ltima vez. Sol o he trabajado en este asunto de forma espor\u225?dica.\par\pard\plain\hyphpar} { Estoy deseando pasar el verano en Berl\u237?n y tal vez, si tengo tiempo, visita r Leipzig [...].\par\pard\plain\hyphpar} { No recib\u237? respuesta, pero tampoco me devolvieron la carta. Antes de volver tambi\u233?n le mand\u233? un e-mail a Julia. Me respondi\u243? en ingl\u233?s: \u161?Hola, Anna!\par\pard\plain\hyphpar} { \u161?Me alegra saber de ti! Estoy en San Francisco, hace ocho meses que dej\u23 3? Berl\u237?n y me vine a Estados Unidos. La verdad es que no pod\u237?a seguir viviendo all\u237?, con tantas cosas del pasado acech\u225?ndome.\par\pard\plai n\hyphpar} { Como dicen por aqu\u237?, me las voy apa\u241?ando. Trabajo en una librer\u237?a feminista, cerca de Berkeley, y he hecho algunos amigos. Hace poco participamos en una marcha con el lema de \u171?Reivindica la noche\u187?, lo que me hizo se ntirme muy positiva, y muy lejos de Turingia y de todo lo que pas\u243? all\u237 ?. Aqu\u237? rinden tributo a sus v\u237?ctimas... De verdad, todo el mundo pare ce tener una historia de algo que les pas\u243?. Seguro que la cosa puede llegar demasiado lejos, pero de momento a m\u237? me viene bien.\par\pard\plain\hyphpa r} { Aqu\u237? soy extranjera y hablo con acento pero me siento mucho m\u225?s en cas a que en mi propio pa\u237?s. Qu\u233? raro, \u191?verdad?\par\pard\plain\hyphpa r} { Si alguna vez pasas por San Fra, av\u237?same.\par\pard\plain\hyphpar} { Julia :)\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { El piso no ha cambiado mucho: habr\u237?a sido dif\u237?cil haber vaciado a\u250 ?n m\u225?s un piso tan decadente. De hecho, se notan m\u225?s los a\u241?adidos que otra cosa; hay una fila de postales en las paredes y por el techo del sal\u 243?n. Evocan viajes, pero solo son recuerdos de {\i tours} por bares de la ciudad: son de esas postales gratuitas que anuncian cosas . En la cocina hay un tarro de lavanda seca, un tanto esquel\u233?tica pero aleg re; y en la pared del dormitorio ha aparecido un gran dibujo a rotulador de un c hampi\u241?\u243?n que tiene por ojos dos ventanitas con rejas en el sombrerete y una puerta en el tallo. Adem\u225?s, tiene una amplia sonrisa en la cara (la p

uerta es un diente grande), porque la cabeza del champi\u241?\u243?n es tambi\u2 33?n un pene y se eleva por toda la pared del dormitorio.\par\pard\plain\hyphpar } { La primera ma\u241?ana me levanto y me tomo el caf\u233? al otro lado de la call e, junto al parque. Es muy temprano pero ya hay luz, hace un d\u237?a espl\u233? ndido. El cielo est\u225? entre azul y blanco; el viento, inm\u243?vil y renovad o, y las calles, en silencio. El parque es una pronunciada curva de verde que ll eva hasta la cafeter\u237?a, con sus persianas echadas como p\u225?rpados. Al fo ndo est\u225? la laguna, que en su tiempo conoc\u237? como algo negro e inerte. Ahora hay nen\u250?fares flotando que se abren para rozar el sol. No muy lejos, una peque\u241?a banda de ranas da la bienvenida al d\u237?a.\par\pard\plain\hyp hpar} { Me siento en uno de los bancos y me quedo mirando la estatua de Heine. Nunca me hab\u237?a parado aqu\u237?; los asientos parec\u237?an siempre ocupados. En vez de manos de poetas, el escultor de la Alemania Oriental dot\u243? a Heine con g randes palas de obrero. La leyenda reza: NO NOS AFERRAMOS A UNA IDEA, M\u193?S B IEN LA IDEA SE AFERRA A NOSOTROS, NOS ESCLAVIZA Y NOS EMPUJA HACIA LA ARENA PARA QUE, COMO GLADIADORES FORZOSOS, PELEEMOS POR ELLA.\par\pard\plain\hyphpar} { Heine, el poeta librepensador, se revolver\u237?a en su tumba al ver c\u243?mo s e ha esclavizado, c\u243?mo se ha forzado y c\u243?mo se ha peleado aqu\u237?, b ajo su negra nariz helada y sus hombros con cagarrutas de paloma.\par\pard\plain \hyphpar} { Detr\u225?s de la estatua hay unas formas que llaman mi atenci\u243?n. Dos hombr es desliz\u225?ndose, uno que viene colina abajo y otro que aparece por el fondo , por detr\u225?s de una esquina; ambos llevan pantuflas y traje con lata de cer veza en el bolsillo. Aparecen otros tres y ocupan sus sitios en los bancos. Un p ar de ellos vienen con bolsas de la compra de tela, llenas de latas; otro lleva en el cuello una medalla colgada de un lazo, parece un alcalde. Una vez que todo s se han instalado (\u191?estar\u233? ocupando el sitio de alguien? Me han dejad o todo un banco para m\u237?), se produce un intercambio de educados saludos y a pretones de mano; a m\u237? me saludan con la cabeza. Es como si estuvi\u233?ram os en el sal\u243?n de alguien.\par\pard\plain\hyphpar} { Un anciano apoya la rodilla contra el banco para tener un buen panorama del parq ue. Saca dos rebanadas de pan blanco y las desmenuza, con manos temblorosas, en pedazos iguales. En vez de tirarlas, traza un caminito de migas sobre el murete de hormig\u243?n que hay detr\u225?s del asiento, cada una equidistante del rest o. Cierta locura, cierta generosidad.\par\pard\plain\hyphpar} { Pasa un hombre haciendo {\i jogging} con bermudas amarillas y banda en el pelo. Los borrachos saludan a coro : \u8212?{\i Morgen}!\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?{\i Morgen}! \u8212?responde en un jadeo.\par\pard\plain\hyphpar} { Estos hombres del parque son como guardianes, esfinges vestidas de traje y ch\u2 25?ndal.\par\pard\plain\hyphpar} { De pronto empiezan a sobrevolarnos las golondrinas y las palomas que vienen a po r el pan: ahora comprendo el cuidado ceremonioso de mi compa\u241?ero.\par\pard\ plain\hyphpar} { En este momento nos convertimos en el centro del parque, la naturaleza viene a n osotros, en genuflexiones aladas, hacia el altar de pan y cerveza.\par\pard\plai n\hyphpar} { Un rezagado llega al grupo vestido con mallas negras. Sus piernas son zancos baj o el material sint\u233?tico. Es un poco m\u225?s joven que el resto, tiene el p elo oscuro y peinado hacia atr\u225?s. Lleva una bolsa de deporte llena de cerve za.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Harry, hombre! \u161?Cu\u225?nto tiempo! \u8212?dice el hombre de l a medalla. Esta reposa sobre su barriga desnuda. Lleva una chaqueta de traje sin camisa por debajo y tirantes rojos sobre la piel para sujetarse el pantal\u243? n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?He estado por ah\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} {

\u8212?\u191?Por d\u243?nde?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?De vacaciones.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Has estado de vacaciones? {\i Mensch}! Necesito unas vacaciones. \u191?Ad\u243?nde has ido?\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?A M\u233?xico.\par\pard\plain\hyphpar} { Noto c\u243?mo me despunta una sonrisa en los labios, pero el resto asiente con solemnidad.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y qu\u233? has hecho por all\u237??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Cazar.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Aj\u225? \u8212?asiente el alcalde\u8212?. \u191?Hay buena caza en M\u233 ?xico?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La mejor.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, \u191?y qu\u233? has cazado por M\u233?xico?\par\pard\plain\hyphpa r} { \u8212?Elefantes.\par\pard\plain\hyphpar} { Ninguno pesta\u241?ea.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Ha habido suerte?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Qu\u233? va...\par\pard\plain\hyphpar} { Harry sacude la cabeza, se sienta y abre la cremallera de la bolsa para empezar con la bebida del d\u237?a. A lo mejor en realidad son una sociedad de poetas y predicadores donde todas las historias son metaf\u243?ricas. O a lo mejor la rea lidad es tan extra\u241?a aqu\u237? que aceptan cualquier cosa como sustitutivo. \par\pard\plain\hyphpar} { El hombre de la medalla se gira hacia m\u237? y alza su lata:\par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212?\u161?Salud!\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Salud! \u8212?Levanto mi taza.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso es m\u225?s sano que la cerveza \u8212?sonr\u237?e. Le faltan dos die ntes.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero no es tan divertido. \u8212?Le devuelvo la sonrisa.\par\pard\plain\h yphpar} { Se lo toma como una invitaci\u243?n y viene a sentarse a mi banco.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?No eres de por aqu\u237? \u8212?dice sac\u225?ndose una petaca de tabaco del bolsillo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?De Colonia?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No. Soy...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?D\u233?jame adivinar. \u191?Hamburgo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, soy de Australia.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Anda \u8212?dice. Se inclina hacia m\u237? y me pone una gran mano de cur vadas u\u241?as enlutadas sobre la rodilla\u8212?. No te preocupes \u8212?musita \u8212?, yo tambi\u233?n tengo sangre impura.\par\pard\plain\hyphpar} { Me quedo sonriendo, alucinada:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y eso?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mi madre era polaca.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah.\par\pard\plain\hyphpar} { Empieza a liarse un cigarrillo. Tiene el pelo cano y engominado, peinado al esti lo cola de pato. En el bigote tiene una sombra parduzca por donde chupa los ciga rros. Cuando se lo deja en la boca puede seguir hablando, las manos quedan libre s y el pitillo cuelga misteriosamente de su labio inferior.\par\pard\plain\hyphp ar} { \u8212?\u191?Te gusta este parque? \u8212?me pregunta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, mucho.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Este parque est\u225? bien, pero deber\u237?as venir con nosotros alguna vez a coger setas. Eso es lo mejor.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?En serio? \u191?Ad\u243?nde vais?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nos metemos todos en el tren, yo y algunos amigos de aqu\u237?. \u8212?Ha ce un gesto hacia el resto, que nos han estado mirando descaradamente y ahora vu

elven de pronto a lo suyo\u8212?. Vamos hasta el final de la l\u237?nea y recoge mos setas en nuestros canastos. \u161?Es la leche!\par\pard\plain\hyphpar} { Me pregunto si me estar\u225? tomando el pelo, con ese lienzo de borrachos que v an en tren para brincar por los bosques con sus canastos y su cerveza, arrancand o primorosas setas a su paso, saludando a los elefantes. Pero no es as\u237?: \u 8212?Cogemos \u8212?y enumera las especies\u8212? {\i Steinpilze, Pfiffeerlinge, Maronenpilze, Butterpilze, Sandpilze...} esas son ama rillas por debajo y esponjosas. {\i Rotkappe}, que se parecen a las {\i Fliegenpilze} pero no lo son y... \u8212?algo que no entiendo\u8212?, pero esas no hay que cogerlas, \u161?\u233?sas solo se comen una vez! \u8212?Se r\u237?e y , al echar la cabeza hacia atr\u225?s, puedo ver una extensi\u243?n de enc\u237? a y pala resquebrajada, como algo subacu\u225?tico\u8212?. Cogemos unos cuatro k ilos en cada cesta y luego volvemos a casa y las cocinamos con una pizca de mant equilla... \u161?Exquisitas! \u8212?Agita un \u237?ndice delante de m\u237?\u821 2?. Ya se sabe \u8212?dice, llev\u225?ndose un dedo al pecho\u8212?, en lo que a setas se refiere, en ese terreno, siento c\u225?tedra.\par\pard\plain\hyphpar} { La medalla del catedr\u225?tico Seta se balancea ligeramente, reflejando la luz en su barriga. Un coro de murmullos de aprobaci\u243?n llega desde el resto de b ancos; sus amigos alzan sus latas hacia \u233?l. Me alegra estar aqu\u237?. Me p arece absurdo no haber hablado nunca con estos hombres que, al fin y al cabo, fu eron mis vecinos.\par\pard\plain\hyphpar} { Prosigue con algunos consejos:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hay que salir a la calle. La televisi\u243?n no es buena para la vista, n o es saludable.\par\pard\plain\hyphpar} { Me pregunto si me observ\u243? aquel invierno, si vio el blanco y negro parpadea nte reflej\u225?ndose en mi ventana. Tal vez sean estos hombres, apostados en pa rques y esquinas de calles, en paradas de tranv\u237?as y en el metro, los que l o ven todo ahora. Pasa una mujer de camino al sem\u225?foro y levanta la mano pa ra saludarla, o para dejarle pasar.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En la RDA era sastre; eso tampoco es bueno para la vista. Me hubiera gust ado ser actor, o cocinero, pero no fue as\u237?. \u8212?Creo que en cierto modo se ha convertido en ambas cosas, por sus dotes interpretativas y su salteado de setas\u8212?. Hasta 1990 fui de la brigada voluntaria de bomberos, pero despu\u2 33?s todo se fue al diablo en menos que canta un gallo. Este {\i Kapitalismus} ... no puedes ni imaginarte la clase de mierda que est\u225? gener ando. \u8212?Se sorbe la nariz y escupe en el suelo. Luego se saca un peine del bolsillo\u8212?. Antes se estaba mucho mejor. Sigo en el mismo piso pero antigua mente me costaba 450 marcos al mes, \u161?y ahora 804! \u161?A qui\u233?n le imp orta que no tuvi\u233?semos pl\u225?tanos ni mandarinas! \u161?A m\u237? no se m e compra con un pl\u225?tano! \u8212?Se pasa el peine por su tocado con esmero\u 8212?. Antes pod\u237?a comprar cinco kilos de patatas por casi nada, la cerveza estaba a cincuenta {\i pfennigs} la lata, y ahora \u191?qu\u233?? El transporte costaba treinta {\i pfennigs} y veinte los viernes. Lo que quiero decir es que ten\u237?amos un esta do social, no hab\u237?a que pagar ni las medicinas. Te digo que es que no lo en tiendo. Ahora es todo un absurdo.\par\pard\plain\hyphpar} { Miro m\u225?s all\u225? de \u233?l y veo que sus amigos asienten en silencio, un consenso vacilante. No es la primera vez que oigo este tipo de cosas, si bien l os ex funcionarios de la Stasi, los intelectuales privilegiados de izquierdas o los antiguos miembros del Partido se quejan m\u225?s de las tarifas a\u233?reas: \u171?\u191?De qu\u233? vale la libertad para viajar si no puedo pagarme unas v acaciones a Nueva York {\i Las Palmas } Nueva Zelanda?\u187?. Una vez, estando en un bar de Leipzig, una a nciana que se estaba bebiendo su {\i schnapps} diario de las cuatro de la tarde me dijo: \u171?Bueno, ser\u237?a mejo r que la Rep\u250?blica de Weimar, y mejor que los nazis, pero a m\u237? que me devuelvan a los comunistas. Cuando Honecker, los bares estaban de bote en bote. Salud\u187?. No dudo de que esta nostalgia sea aut\u233?ntica, pero creo que ha

te\u241?ido un mundo cutre y sucio de dorado: un mundo donde no hab\u237?a nada que comprar, ning\u250?n sitio donde ir ni nadie que quisiese hacer algo con su vida aparte de servir al Partido y a su temida persecuci\u243?n, o peor.\par\par d\plain\hyphpar} { Ahora la ma\u241?ana se ha despertado, los insectos bailan sobre el c\u233?sped y el polen pulula al trasluz mientras la gente atraviesa el parque camino de la estaci\u243?n de Rosenthaler Platz. El catedr\u225?tico Seta ha cogido carrerill a: \u8212?Por aquel entonces, si estabas borracho, la polic\u237?a solo te cog\u 237?a por los brazos y te sentaba en un banco. Ahora no podemos ni dormir aqu\u2 37? porque nos roban. Hoy en d\u237?a no hay valores que valgan. \u161?Pueden co gerte y atracarte por un pitillo! Es la mafia rusa, y los rumanos, y los gitanos . Te lo advierto, como venga por aqu\u237? una gitana danzando por el banco, ten cuidado que te quedas sin cartera en un visto y no visto.\par\pard\plain\hyphpa r} { Tambi\u233?n he o\u237?do esta queja en distintas versiones: desconsuelo por un tiempo pasado donde las cosas eran m\u225?s seguras. Al fin y al cabo, en un est ado con semejante doctrina de seguridad, lo menos que pod\u237?an hacer las auto ridades, ya que estaban encarcelando a tanto inocente, era limpiar las calles de delincuentes.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mira, a unos doscientos metros de aqu\u237? \u8212?el catedr\u225?tico Se ta extiende el brazo y veo una franja de pelo cano entre sus tirantes\u8212? est aba el Muro. Antes ten\u237?amos que aguantar eso, que los {\i wessis} se colasen y comprasen todo lo que hab\u237?a en nuestras tiendas. \u161 ?Pusimos el Muro para poder comprar en nuestras propias tiendas! Pero al final t iraron abajo el Muro y acabaron compr\u225?ndonos a todos, los {\i wessis} esos con su dinero occidental: todas las f\u225?bricas y los negocios, e incluso los bares. Y encima no nos dejan que vayamos con la cabeza alta, \u161? no, claro!\par\pard\plain\hyphpar} { \u187?Te ser\u233? sincero sobre la frontera. \u8212?Vuelve a darme una palmadit a en la rodilla\u8212?. Y yo soy un hombre sincero. Todos sab\u237?amos, todos l os ciudadanos de la RDA, que si te acercabas, te mataban. \u161?No ten\u237?a m\ u225?s historia! As\u237? que nos qued\u225?bamos aqu\u237?. Vamos, que si no hu biesen movido el culo, no se lo habr\u237?an llenado de plomo.\par\pard\plain\hy phpar} { Este argumento tambi\u233?n me es familiar: si no te rebelabas contra el sistema , este no te hac\u237?a nada. Aunque, por lo que llevo visto, me atrever\u237?a a decir que igual s\u237? que te hac\u237?a algo.\par\pard\plain\hyphpar} { El catedr\u225?tico me tiende la mano.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tendr\u237?as que venir a coger setas con nosotros, en serio \u8212?me in vita. El coro farfulla y asiente, les doy las gracias y me voy, hacia mi palacio de luz, viento y lin\u243?leo.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 26 El Muro } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Con} esta primavera tan suave me he acostumbrado a ir andando a todas partes. So n casi las diez de la noche y el sol apenas se acaba de poner. Los cerezos que f lanquean las calles salpican la acera con semillas y manchas de n\u233?ctar, par ece sangre. De camino a casa paso por delante de las terrazas de Kollwitzplatz, donde los estudiantes, la mayor\u237?a occidentales, comen y r\u237?en. No estoy muy convencida de que sepan qu\u233? es lo que pas\u243? en este lugar. Estoy e mbobada junto al bordillo cuando una mujer con un gorro de buf\u243?n y unos pan talones cortos muy cortos casi me rebana la oreja al pasar con su bici.\par\pard \plain\hyphpar} { Para cuando doblo la esquina de mi calle, el cielo se ha puesto negro. Hay un ho mbre que est\u225? apoyado como puede contra mi edificio, se golpea una y otra v

ez como una mosca en una ventana. En la penumbra parece m\u225?s una forma que u na persona, un perfil con una botella en la mano. Est\u225? borracho, muy borrac ho. Cuando me acerco viene hacia m\u237? y me dice algo, pero tampoco queda muy claro si me est\u225? hablando a m\u237? o al universo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Ya no quiero ser alem\u225?n! \u8212?solloza\u8212?. \u161?No quier o ser alem\u225?n!\par\pard\plain\hyphpar} { Tiene la cara surcada por l\u225?grimas de plata.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Por qu\u233? no? \u8212?Lo sujeto con una mano.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Somos lo peor. \u8212?Apenas me ha mirado. No puede saber que no soy alem ana\u8212?. Son lo peor, los alemanes son lo peor.\par\pard\plain\hyphpar} { Se aleja, tanteando su camino a lo largo del edificio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u191?A qu\u233? alemanes se refer\u237?a? \u191?A algunos o a todos? Para este alem\u225?n oriental, acostumbrado durante mucho tiempo a pensar que los alemane s malos estaban al otro lado del Muro, debe de resultar dif\u237?cil saberlo. \u 191?Son de veras tan malos? \u191?O son peores de lo que pensaba? \u191?Acaso su gente, ahora destrozada o borracha, avergonzada, huida, encarcelada o muerta, v iv\u237?a bien antes?\par\pard\plain\hyphpar} { Un amigo m\u237?o que trabaja para la Oficina de Documentaci\u243?n me llama.\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ayer nos lleg\u243? una petici\u243?n muy interesante para consultar un e xpediente personal. He pensado que te gustar\u237?a saberlo.\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?\u191?De qui\u233?n es?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Del se\u241?or Mielke.\par\pard\plain\hyphpar} { Mi amigo se r\u237?e. Ambos entendemos sin necesidad de decir nada: Mielke debe de pensar que el aparato que cre\u243? era tan concienzudo que, movido por el pr opio \u237?mpetu administrativo, alguien, en alguna parte, controlaba sus movimi entos.\par\pard\plain\hyphpar} { Unos d\u237?as despu\u233?s llamo a frau Paul. Charlamos un rato. Participa acti vamente en una organizaci\u243?n de perseguidos por el r\u233?gimen: gu\u237?a g rupos por la prisi\u243?n de Hohensch\u246?nhausen (\u171?Estamos pensando en po ner una cafeter\u237?a all\u237?\u187?) y hace campa\u241?a en pro de la compens aci\u243?n para las v\u237?ctimas. Luego me dice: \u8212?Hay algo m\u225?s.\par\ pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?S\u237??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La otra noche me siguieron hasta casa, despu\u233?s de una concentraci\u2 43?n p\u250?blica a favor de la compensaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Es verdad. Un coche me sigui\u243? hasta el metro a paso lento. Estaba co n unos amigos y no le di mayor importancia, pero cuando me baj\u233? en Elsterwe rdaer Platz iba sola y all\u237? estaba esper\u225?ndome. Luego fue detr\u225?s del autob\u250?s y cuando me baj\u233? apag\u243? las luces y me sigui\u243? has ta la misma puerta de mi casa.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero eso es terrible.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, hay mucha gente que no quiere que nos hagamos o\u237?r, que pele emos por lo que nos merecemos.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Tienes alguna idea de qui\u233?n fue?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, pero casi seguro que fue alg\u250?n ex agente de la Stasi. \u8212?Est \u225? asustada pero se muestra fuerte\u8212?. Era un Volvo, busco al conductor de un Volvo.\par\pard\plain\hyphpar} { Mielke ha muerto esta semana; ten\u237?a noventa y dos a\u241?os. Los titulares han dicho: \u171?Muere el hombre m\u225?s odiado\u187?. Pienso en el otro \u171? hombre m\u225?s odiado\u187? y lo llamo por tel\u233?fono. Responde su mujer, qu e me pasa con su marido; Karl Eduard von Schnitzler me cuenta que no est\u225? b ien y que las cosas se est\u225?n poniendo peor. Con \u171?cosas\u187? se refier e al mundo que le rodea: \u8212?La gente sigue difundiendo mentiras sobre mi que rido amigo Erich Mielke ahora que est\u225? bajo tierra. \u161?El lunes enterrar on su urna y el martes ya la hab\u237?an profanado! \u161?En las narices de los

polic\u237?as que la custodiaban! \u191?Entiende lo que le digo? \u161?Las ceniz as de mi amigo han sido diseminadas y su sepultura profanada! \u8212?No le ha ca mbiado en nada la voz: ronca, vieja y enojada\u8212?. Eso es el capitalismo, des carado y brutal. Una aut\u233?ntica {\i Unkultur}.\par\pard\plain\hyphpar} { No es muy probable que la profanaci\u243?n de la tumba de Mielke haya sido cosa de occidentales, y solo es producto del capitalismo en cuanto que el capitalismo no ha protegido, o no lo suficiente seg\u250?n su opini\u243?n, al antiguo diri gente de la antigua RDA de lo que la gente pensaba de \u233?l. Con todo, noto mi edo en su voz, la otra cara de la furia. Miedo tal vez a acabar, dentro de poco, en una tumba profanada. Luego recuerdo su convicci\u243?n en la causa. Me imagi no que m\u225?s que miedo a la muerte en s\u237?, teme que esta acabe, de una ve z por todas, con su facultad de refutaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Hoy salgo de mi casa para subir por Brunnenstrasse, pasar por el t\u250?nel de f rau Paul y llegar hasta Bernauer Strasse, por donde transcurr\u237?a el Muro. Ha n abierto un nuevo museo. El mayor atractivo lo tengo enfrente: una parte del Mu ro reconstruida a tama\u241?o natural, acompa\u241?ada de una flamante Franja de la Muerte, bien rastrillada, para los turistas. Muy cerca, por Bernauer Strasse , todav\u237?a quedan algunos trozos del Muro real, cubiertos, como siempre lo e stuvieron en la parte occidental, de llamativas pintadas. Sin embargo, estos res tos est\u225?n detr\u225?s de arbustos, en ruinas irregulares. En algunos puntos los refuerzos de acero del hormig\u243?n sobresalen como huesos.\par\pard\plain \hyphpar} { Por el contrario, el nuevo Muro est\u225? inmaculado; apenas tiene pintadas. Pue do entender por qu\u233? no ha quedado ni rastro del original y por qu\u233?, co mo frau Paul y Torsten dicen, la gente lo quiso as\u237?, pero este nuevo es una versi\u243?n as\u233?ptica estilo Disney: es historia grafiteada para la ocasi\ u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { En el interior del museo hay vitrinas y presentaciones t\u225?ctiles que muestra n c\u243?mo se construy\u243? el Muro, grabaciones del \u171?{\i Ick bin ein Berliner}\u187? de Kennedy y dramatizaciones de algunos intentos de escapadas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, s\u237?, s\u237? \u8212?le dice un hombre a mis espaldas a otro detr\u225?s de un mostrador\u8212?, los recojo aqu\u237? y los traigo de vuelta aqu\u237? mismo. Calculo que me llevar\u225? unas dos horas. Ahora voy a ir a co mprobarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Quedamos en eso \u8212?responde el otro hombre, y luego mira hacia donde estoy yo. Lleva unas estramb\u243?ticas gafas cuyas lentes parecen sujetas la un a a la otra por mini pinzas de tender de muchos colores\u8212?. \u191?Puedo ayud arle?\par\pard\plain\hyphpar} { El hombre apoyado junto al mostrador se gira para echar un vistazo: \u8212?\u161 ?Frau Funder! \u8212?exclama. Es Hagen Koch\u8212?. Vaya, vaya, vaya. \u191?C\u2 43?mo est\u225? usted? \u161?S\u237?, claro, seguro que querr\u225? acompa\u241? arme!\par\pard\plain\hyphpar} { Habla entre exclamaciones; es como si nunca me hubiese ido. Para \u233?l el pasa do es el Muro, y yo soy parte del presente, sea de hace tres a\u241?os o de ahor a. Se le ha encanecido el pelo pero sus ojos siguen teniendo el mismo color cast a\u241?o, son igual de brillantes y sonrientes.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Herr Koch, estoy bien, gracias. \u191?Ir ad\u243?nde?\par\pard\plain\hyph par} { \u8212?Ma\u241?ana voy a llevar un autob\u250?s de turistas por la ruta por dond e pasaba el Muro, porque hoy en d\u237?a es ya dif\u237?cil de distinguir. Ahora voy a salir para comprobar cu\u225?nto tiempo lleva.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me encantar\u237?a acompa\u241?arle.\par\pard\plain\hyphpar} { Vamos a recorrer la frontera municipal por donde se construy\u243? el Muro: en c \u237?rculo por el antiguo centro urbano del Este, dejando atr\u225?s los barrio s occidentales de Wedding, Moabit y Tiergarten. Luego, me dice, seguiremos la es tela del Muro por la parte en que atraviesa el centro de la ciudad, bajando por Niederkirchnerstrasse hasta el r\u237?o Spree, y luego a lo largo de su ribera h asta el puente de Oberbaum.\par\pard\plain\hyphpar} {

Nos montamos en su cochecillo rojo y conduce con rapidez y seguridad. Est\u225? contento de tener un p\u250?blico con quien ensayar su n\u250?mero del \u171?{\i tour} de la ciudad olvidada\u187?. La primera parada es justo al cabo de la call e, un tramo de c\u233?sped de unos cien metros de ancho. Los hierbajos llegan a la altura de la rodilla, se mecen como seres animados en la c\u225?lida brisa. D etr\u225?s hay un cementerio. Hay un gran \u225?ngel de piedra sobre un pedestal que mira hacia aqu\u237?, ligeramente cabizbajo, en oraci\u243?n. Andamos hasta la mitad; aqu\u237? el cielo parece inmenso.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Esto era la Franja de la Muerte \u8212?Herr Koch extiende las manos\u8212 ?, pero antes de eso el cementerio se extend\u237?a hasta la calle. Cuando const ruyeron el Muro tuvieron que desenterrar los cad\u225?veres y arrancar las sepul turas. \u8212?Arquea las cejas\u8212?. A los guardias les daba un poco de grima. \par\pard\plain\hyphpar} { Al parecer los guardias fronterizos que trabajaban en la Franja de la Muerte pre fer\u237?an que no hubiese rastro de muerte en ella.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Koch est\u225? encantado de estar con alguien que comparte su inter\u233?s por el Muro; est\u225?, si cabe, m\u225?s obsesionado de lo que recordaba. Parec e que se ha olvidado de que el suyo es un inter\u233?s bastante particular. Una vez m\u225?s, es un aut\u233?ntico creyente: el Muro fue lo que le defini\u243? y no tiene intenci\u243?n de dejar que se vaya. Por un momento pienso tambi\u233 ?n en frau Paul, que tampoco tiene intenci\u243?n de dejar que se vaya. Herr Koc h empieza a hacer fotos. Miro la larga cara del \u225?ngel y pienso en Miriam y en Julia: m\u225?s vidas modeladas por el Muro. \u191?Dejar\u225?n que se vaya? \u191?O dejar\u225? \u233?l que se vayan?\par\pard\plain\hyphpar} { Nuestra siguiente parada es el canal Schiffahrts. Herr Koch est\u225? exaltado, habla a gran velocidad. Aparcamos a las puertas de una urbanizaci\u243?n nueva. Los pisos tienen buen aspecto, son de colores vivos. Est\u225?n dispuestos alred edor de un patio, un estilo muy berlin\u233?s, si bien se aparta sorprendentemen te de la tradici\u243?n pues en medio del patio hay una original garita de dos p lantas de Alemania del Este. Herr Koch la se\u241?ala con un gesto: \u8212?Esa e s mi torre \u8212?me explica con orgullo. Por un instante est\u225? tan encantad o que no puede ni hablar.\par\pard\plain\hyphpar} { Me quedo mirando esa cosa. No cabe duda, es una vieja garita de la Franja de la Muerte. Tiene las paredes de cemento y ventanas hasta arriba para poder ver en t odas direcciones. Encima hay una zona vallada por donde los guardias pod\u237?an disparar. Cuesta pensar en ello como en algo alegre, pero la cara de herr Koch est\u225? resplandeciente de gozo.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Su torre?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mi torre.\par\pard\plain\hyphpar} { Me explica que a finales de 1989, cuando era delegado cultural de la Stasi, lo n ombraron responsable de la \u171?{\i Denkmalschutz}\u187? o conservaci\u243?n del patrimonio hist\u243?rico. Encontr\ u243? un mont\u243?n de placas esmaltadas de \u171?patrimonio nacional\u187?, en blanco y azul, y, aprovechando el caos de esos \u250?ltimos d\u237?as, se dedic \u243? a clavarlas en las cosas que \u233?l consideraba de valor, como el Muro, las barreras levadizas del {\i checkpoint} Charlie y las torres de los guardias. A pesar de sus esfuerzos, la m ayor\u237?a de las placas fueron arrancadas.\par\pard\plain\hyphpar} { La torre que me muestra, seg\u250?n dice, le dio muchos quebraderos de cabeza, s obre todo cuando los promotores decidieron construir aqu\u237? los pisos.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Qu\u233? cree que hice?\par\pard\plain\hyphpar} { Me doy la vuelta para verle la cara; no puedo ni imagin\u225?rmelo.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Encontr\u233? a un sin techo y lo instal\u233? dentro. Y le di dinero y t rabajo... \u161?para restaurar la torre! \u161?No pod\u237?an tirarla abajo porq ue estaba habitada!\par\pard\plain\hyphpar} { Veo que por encima de la puerta alguien ha garabateado una direcci\u243?n: Kiele r Strasse, 2. Entramos y, en efecto, en la planta baja hay instalado un moderno ba\u241?o con azulejos blancos.\par\pard\plain\hyphpar} {

\u8212?Por desgracia \u8212?dice herr Koch\u8212?, mi inquilino ha muerto.\par\p ard\plain\hyphpar} { Subimos arriba por una escalera, a la parte donde trabajaban los guardias. La to rre se est\u225? desmoronando y huele a cemento h\u250?medo, pero me agrada la i dea de que el inquilino anterior, un viejo vagabundo oriental, se hubiese podido regodear con la vista desde aqu\u237?, desde donde antes los guardias lo vigila ban a \u233?l.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No obstante, creo que de momento est\u225? a salvo. Tuvieron que construi r los pisos a su alrededor. Al principio a los inquilinos no les hac\u237?a much a gracia, pero he estado hablando con ellos y conforme avanza el tiempo aprecian cada vez m\u225?s su relevancia hist\u243?rica. \u8212?Coge un recogedor y una escoba y, como amo y se\u241?or que es del lugar, lo barre antes de marcharnos.\ par\pard\plain\hyphpar} { Nos internamos en la ciudad, pasamos por delante del Bundestag, del Reichstag y de Potsdamer Platz. En un sem\u225?foro, me fijo en un bolardo con un cartel que promociona la actual gira de los Renft por la antigua Alemania del Este. Me reg ocijo ante la idea de Klaus pavone\u225?ndose de nuevo con su historia, converti do una vez m\u225?s en la estrella de rock que lleva dentro. Nos paramos en una calle cualquiera.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Lo ve? \u8212?me pregunta herr Koch extendiendo los brazos. Miro a mi alrededor; no hay nada que ver\u8212?. \u161?No lo ve! \u161?No se ve que el Muro pasaba por aqu\u237?! \u8212?Tiene raz\u243?n, no hay ni rastro de \u233?l, ni trozos de hormig\u243?n ni descampados\u8212?. Pero mire aqu\u237?. \u8212?S e\u241?ala el suelo. Hay una estrecha franja de granito incrustada en la acera, un poco m\u225?s gris que el resto del acerado\u8212?. \u161?Eso es lo \u250?nic o que queda! Antes hab\u237?a una l\u237?nea roja, pero hasta eso resultaba dema siado obvio, as\u237? que se les ocurri\u243? esto. Y, lo que es m\u225?s, en la s partes donde han grabado \u171?BERLINER MAUER, 1961 \u8722? 1989\u187? est\u22 5? puesto para que se lea desde el oeste. Para nosotros los orientales est\u225? del rev\u233?s.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando volvemos al coche, me dice:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Soy la \u250?nica persona que est\u225? manteniendo vivo el recuerdo del Muro desde el lado oriental. Si hay algo que me ha ense\u241?ado la vida es a no mirar las cosas desde un solo lado. Por eso no le caigo bien a la gente, pero \ u161?alguien tiene que hacerlo! \u8212?Herr Koch es un cruzado en solitario cont ra el olvido.\par\pard\plain\hyphpar} { Nos alejamos del centro por Zimmerstrasse hasta Bethaniendamm. Es una parte de l a ciudad un tanto esmirriada; a un lado hay m\u225?s pisos nuevos, tambi\u233?n de colores vivos, y al otro, edificios de cemento gris. Entre medias hay lo que a primera vista parece un aparcamiento vac\u237?o, vallado con alambre, tablones y palos. Detr\u225?s de la valla alguien ha plantado patatas y berenjenas en or denados surcos y tomates en rodrigones. Sigo sin tener muy claro qu\u233? estamo s mirando.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Aqu\u237? tenemos las \u171?cebollas turcas\u187?.\par\pard\plain\hyphpar } { Rodeamos la zona vallada, un peque\u241?o tri\u225?ngulo de tierra. En un extrem o hay una elaborada casucha de tres plantas hecha con trozos de contrachapado, c ajas de frutas y una escalera, con una parra que trepa por ella. En el porche ha y unas sillas y un sof\u225? viejos y, en el otro extremo del terreno, un colump io infantil de madera colgado de un \u225?rbol y pintado de rojo y amarillo.\par \pard\plain\hyphpar} { Herr Koch me cuenta que esta tierra, en rigor, pertenec\u237?a al Este, pero que como resultaba muy complicado hacer una curva en el Muro para que la abarcara, se traz\u243? el recorrido por la calle m\u225?s cercana, dejando esta isla de t ierra abandonada en el Oeste. En Berl\u237?n Occidental nadie sab\u237?a qu\u233 ? hacer con ella; no pod\u237?a d\u225?rsele mucho uso sin tener que pelearse co n el r\u233?gimen oriental. Era, literalmente, tierra de nadie. Con el tiempo, a una familia turca se le ocurri\u243? vallarla y plantar verduras. Al parecer, c uando cay\u243? el Muro, nadie la reclam\u243?, as\u237? que sigue siendo un hue rto. Miro por la valla: hay un albaricoquero y al fondo un roble alto. Me imagin

o una gran familia de abejas obreras: la abuela en el sof\u225?, los ni\u241?os en el columpio y el olor a caf\u233? proveniente del chalecito de verano.\par\pa rd\plain\hyphpar} { \u8212?Pero \u191?sabe lo que pas\u243?? \u8212?me pregunta Koch; vuelvo la mira da hacia \u233?l\u8212?. Al final la familia se pele\u243?... Creo que eran dos hermanos. Fue tal el enfado que acabaron poniendo una valla en medio del huerto y dividi\u233?ndolo en dos. \u8212?Se le ilumina la cara con lo parad\u243?jico del asunto\u8212?. Venga, mire.\par\pard\plain\hyphpar} { Caminamos hasta el centro, donde una valla de alambre de dos metros atraviesa el terreno, dejando a un lado la parte de la choza y al otro, el columpio; no hay manera de pasar de una a otra.\par\pard\plain\hyphpar} { Nuestra \u250?ltima parada es el puente de Oberbaum. En esta zona Berl\u237?n es una tierra bald\u237?a donde las l\u237?neas del tranv\u237?a que comunicaban e l Este y el Oeste hace poco que se han vuelto a unir. La franja m\u225?s larga d e lo que queda del Muro recorre esta orilla del r\u237?o, m\u225?s por olvido qu e porque exista un inter\u233?s por conservarla. Al fondo hay lo que a primera v ista parece un pu\u241?ado de tiendas de circo. Conforme nos acercamos veo que s on unos cuantos tenderetes de {\i souvenirs}, con banderas ondeando y carteles en ingl\u233?s donde pone \u171?REC UERDOS PARA TODOS\u187? y \u171?LE SELLAMOS EL PASAPORTE\u187?. Por un marco te sellan el pasaporte con un visado de entrada a la RDA, como si por arte de magia , al entrar en esa tienda, hubieses sido admitido en ese lugar del pasado. Unos turistas estadounidenses de la tercera edad bajan de un autob\u250?s; parecen qu e van todos combinados: embutidos en ropas claras y con zapatillas de deporte ex tremadamente limpias.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Betty \u8212?le pregunta una mujer a otra con un marcado acento sure\u241 ?o\u8212?, \u191?\u233?sa es la misma chaqueta que te pusiste el d\u237?a que fu imos a Auschwitz?\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Koch se mete en el tenderete principal:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Gerd! \u8212?llama.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Hombre, Hagen, amigo! \u8212?El tendero pega un brinco y sale de de tr\u225?s de su mostrador para saludarlo. Herr Koch me lo presenta. Gerd es un s exagenario tostado por el sol que viste camisa azul desabrochada hasta el omblig o y luce una sonrisa con el voltaje de un artista de vodevil. M\u225?s tarde Her r Koch me comentar\u225? que fue actor de teatro en el Este.\par\pard\plain\hyph par} { El puesto de Gerd es un relicario de recuerdos de su pa\u237?s. Tiene cascos de soldados rusos y de la RDA; medallas rusas acu\u241?adas como recompensa por los servicios prestados en la invasi\u243?n de Berl\u237?n de 1945 (\u171?Aut\u233? nticas, aut\u233?nticas\u187?, dice triunfal); viejas se\u241?ales esmaltadas do nde pone \u171?Est\u225? saliendo del sector americano\u187? en ingl\u233?s, rus o, franc\u233?s y alem\u225?n, y \u171?\u161?Atenci\u243?n: Minas! \u161?Zona pr ohibida: peligro de muerte!\u187?. Tiene cochecitos Trabant del tama\u241?o de u na caja de cerillas, ositos, abridores, tazas de caf\u233? y pegatinas para coch es; y a un lado del tenderete, en los diminutos huecos de un casillero, montones y montones de trozos de Muro.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ac\u233?ptelo como un regalo de mi parte \u8212?me dice, y me pone un tro zo de Muro en la palma de la mano. Viene en una bolsita de pl\u225?stico, junto con un \u171?certificado de autenticidad\u187?. Parece una prueba forense. Ambos me miran sonrientes y emocionados. Me asusta que puedan ponerse a cantar en cua lquier momento.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?C\u243?mo sabe que es aut\u233?ntico? \u8212?le pregunto.\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?Claro que es aut\u233?ntico \u8212?me dice Gerd, parpadeando como un pres entador de concurso matinal.\par\pard\plain\hyphpar} { Es probable que haya suficientes fragmentos \u171?aut\u233?nticos\u187? de Muro como para reconstruirlo dos veces. Herr Koch se inmiscuye, con su habitual pasi\ u243?n por los documentos escritos: \u8212?Mire, tiene un certificado para demos trarlo.\par\pard\plain\hyphpar} { Les doy las gracias a ambos y voy andando hasta la siguiente parada del tranv\u2

37?a, en Warschauer Strasse. Cuando me vuelvo para mirar, veo que herr Koch ha a corralado a unos turistas y les est\u225? ofreciendo su visi\u243?n de la histor ia.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 27 Puzles } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i Voy} a N\u250?remberg en tren. Cuando llego me bebo un expresso en la barra de u n bar de la estaci\u243?n. La atiende una hermosa joven con una especie de cofia de puesto de comida r\u225?pida. El hombre que est\u225? a mi lado pide un {\i Riesenbockwurst}. La camarera coge un bollo y lo rellena primero con la ensalada de patata y luego con la salchicha cocida.\par\pard\plain\hyphpar} { \u171?\u191?Mostaza o ketchup?\u187? Sujeta el plato de papel a la espera de la respuesta, alargando la mano libre por encima de la barra, hacia donde suelen es tar los botes puestos del rev\u233?s para servirse; en su lugar, hay una gruesa ubre amarilla de goma. La camarera presiona y gira una de las tetillas con maest r\u237?a y orde\u241?a la mostaza.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando estaba comprando el billete, me acord\u233? de Uwe y de Scheller y de la conversaci\u243?n que tuvimos tiempo atr\u225?s sobre las mujeres puzle. Llam\u2 33? a Uwe a la cadena para hablar un rato con \u233?l y contarle que he vuelto a l punto de partida. Me respondi\u243? un antiguo compa\u241?ero, que me cont\u24 3? que Uwe obtuvo un ascenso; ahora es corresponsal itinerante en Estados Unidos y \u233?l, Frederica y el peque\u241?o Lucas est\u225?n felizmente instalados e n Washington. Le dije que le diese recuerdos de mi parte.\par\pard\plain\hyphpar } { La delegaci\u243?n de la Oficina de Documentaci\u243?n de la Stasi donde trabaja n las mujeres puzle est\u225? en Zirndorf, una aldea a las afueras de N\u250?rem berg. La sede est\u225? en el mismo recinto donde viven los refugiados. Dos et\u 237?opes, o tal vez eritreos, con tristes caras b\u237?blicas, pasean por el ext erior.\par\pard\plain\hyphpar} { Me encuentro con el director, herr Raillard, en el vest\u237?bulo y subimos unas escaleras hasta su despacho. Es un soso edificio administrativo que huele a cer a para suelos y a cart\u243?n mojado. Herr Raillard es un hombre robusto con gaf as y una melena cana y lisa que le llega por los hombros. Es archivero.\par\pard \plain\hyphpar} { Estoy como un flan. Siento una urgencia indescriptible. Llevo tanto tiempo pensa ndo en este lugar como el sitio donde est\u225?n depositadas las esperanzas de M iriam... Quiero que haya impolutos bancos de metal y gente con redecillas en el pelo y guantes de tela blancos. Quiero que haya guardas jurado en la entrada y c \u225?maras en las salas de trabajo. Quiero que escaneen en ordenador todas las p\u225?ginas del puzle y que las relacionen con los expedientes a los que perten ec\u237?an, y que los encargados de llamar a los afectados sean gente sensible y entrenada que les informen sobre las nuevas conexiones de sus vidas.\par\pard\p lain\hyphpar} { Quiero que averig\u252?en qu\u233? le pas\u243? a Charlie Weber.\par\pard\plain\ hyphpar} { No dudo de que herr Raillard tiene muchas cosas que hacer pero su escritorio est \u225? totalmente despejado, me da la impresi\u243?n de que ha pospuesto toda su agenda para nuestro encuentro de hoy. Es un hombre tranquilo, modesto, que hizo carrera en los archivos de Alemania Oriental en Coblenza y que ahora no sue\u24 1?a m\u225?s que con la jubilaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, dentro de poco cumplir\u233? sesenta y tres a\u241?os \u8212?me cuenta como diciendo: \u171?Me queda poco aqu\u237?\u187?.\par\pard\plain\hyphpa r} { Me explica que empez\u243? con este trabajo en 1995, tras cinco a\u241?os reunie ndo todas las sacas de material que hab\u237?a en Berl\u237?n. En enero de 1990

se hab\u237?an recabado 15.000 sacas solo en Normannenstrasse. Conten\u237?an ex pedientes, fichas y fotos destruidos a mano y a m\u225?quina y casetes y cintas desenrolladas.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Raillard me ha arreglado una cita para tomar caf\u233? con algunas de las t rabajadoras. Estoy loca por conocer a la gente puzle. Le pregunto cu\u225?ntos s on, y si son todas mujeres, como he o\u237?do.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, no \u8212?me dice\u8212?, aunque es probable que haya m\u225?s mujere s que hombres.\par\pard\plain\hyphpar} { Se muestra cauto y preciso, y le pide a su secretaria que confirme las cifras. V uelve con una nota: 80 mujeres y 30 hombres.\par\pard\plain\hyphpar} { Primero bajamos al vest\u237?bulo para ver las salas de trabajo. Por el camino, me explica que ha habido cierta pol\u233?mica porque las v\u237?ctimas quieren q ue el trabajo se haga m\u225?s r\u225?pido. Existe un programa inform\u225?tico que lo podr\u237?a hacer; es capaz de unir muchas piezas a gran velocidad, bas\u 225?ndose en las im\u225?genes escaneadas de las formas exactas de los pedazos r asgados. Pero, seg\u250?n herr Raillard, a efectos de pruebas los documentos res taurados por ordenador no tienen validez como originales. No le veo mucho sentid o porque, por lo general, la gente no presenta cargos, solo quiere saber que pas \u243? en sus vidas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Y adem\u225?s ser\u237?a bastante costoso \u8212?a\u241?ade. Eso s\u237? parece una raz\u243?n m\u225?s factible de por qu\u233? no lo utilizan.\par\pard \plain\hyphpar} { La puerta da a una oficina corriente; mis ojos se posan en macetas y viejos cuad ros en las paredes y un p\u243?ster de unos gatitos de ojos vidriosos que juguet ean con un ovillo de lana. Hay una mesa amplia con una silla vac\u237?a detr\u22 5?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Estar\u225? en su hora de descanso \u8212?me explica herr Raillard se\u24 1?alando la silla.\par\pard\plain\hyphpar} { Solo le estoy escuchando a medias. La ventana est\u225? abierta de par en par, u na cortina blanca se mueve con la brisa y siento p\u225?nico, noto como si se me saliera el coraz\u243?n del pecho, porque sobre la mesa hay cantidades y cantid ades de diminutos trozos de papel, algunos en peque\u241?os mont\u237?culos pero otros esparcidos por doquier. Hay tantas trizas de papel que la mesa se ha qued ado peque\u241?a, y el trabajador ha tenido que ponerlos tambi\u233?n encima del archivador. Los trozos son de distintos tama\u241?os, desde una quinta parte de un A4 hasta solo un par de cent\u237?metros cuadrados; y no hay nada, nada impi de que vuelen por la habitaci\u243?n y salgan por la ventana.\par\pard\plain\hyp hpar} { Herr Raillard malinterpreta mi cara:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237?, es mucho trabajo, como puede ver.\par\pard\plain\hyphpar} { La siguiente sala es igual. Esta persona, tambi\u233?n de descanso, parece haber clasificado el material de las sacas primero en cajas de cart\u243?n recortadas y luego por toda la mesa. En una de las cajas un ojo de mujer me mira desde una fotograf\u237?a rasgada. Sobre la mesa vislumbro el nombre del escritor Lutz Ra thenow en un trozo de papel. Hay un rollo de cinta de doble cara junto a la sill a y una p\u225?gina a medio completar delante: una esquina y el margen izquierdo .\par\pard\plain\hyphpar} { En la siguiente sala los pedazos son incluso m\u225?s peque\u241?os.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?Es un trabajo muy laborioso \u8212?dice herr Raillard\u8212?, de momento el mayor n\u250?mero de trozos en una misma p\u225?gina asciende a noventa y och o. \u8212?Esta persona casi ha completado un fajo de p\u225?ginas que descansan sobre una carpeta. Ah\u237? est\u225?n todas las p\u225?ginas, una encima de otr a, salvo por una pieza o dos que faltan en el medio y que dejan un visible hueco \u8212?. Rasgar tantas p\u225?ginas de una vez requiere una fuerza bruta. \u8212 ?Herr Raillard sacude la cabeza\u8212?. A ese funcionario de la Stasi tuvieron q ue dolerle los dedos al d\u237?a siguiente.\par\pard\plain\hyphpar} { De camino al encuentro con los trabajadores, le pregunto a herr Raillard por la seguridad. Me aclara que a todo el que trabaja aqu\u237?, incluso al personal de limpieza, se le investiga para comprobar que no haya tenido ninguna relaci\u243

?n con la Stasi en el pasado, y eso a pesar de que todos son occidentales. Me cu enta que a sus trabajadores se les insta a no hablar del contenido de los expedi entes que reconstruyen. En ocasiones es necesario record\u225?rselo.\par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8212?Si encuentran, pongamos, un expediente sobre un importante pol\u237?tico de Alemania Federal, entonces intervengo y les recuerdo que no deben mencionar n ada.\par\pard\plain\hyphpar} { Le pregunto sobre la vigilancia electr\u243?nica de las salas, porque me imagino que en el exterior debe de haber gente que pagar\u237?a una buena suma para que ciertos datos no salieran a la luz.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No, no \u8212?niega herr Raillard\u8212?, a veces hay incluso dos persona s en una misma sala. Pero eso es m\u225?s para aliviar el tedio que por otra cos a. Y me aseguro de conectar la alarma cuando me voy por la noche.\par\pard\plain \hyphpar} { No era como me lo hab\u237?a imaginado: es agradable, peque\u241?o y discreto; e st\u225? a medio camino entre una granja-escuela de entusiastas de los rompecabe zas y un centro de rehabilitaci\u243?n para obsesos.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Raillard me presenta y se va. Hay tres mujeres y dos hombres sentados en to rno a una mesa con zumo, galletas y un termo de caf\u233?. Me han guardado un si tio en la cabecera de la mesa. Las dos mujeres a mi izquierda son ambas de media na edad, ambas rollizas y bastante maquilladas. A mi izquierda hay una joven con pecas y pelo moreno por los hombros; junto a ella, un hombre menudo de pelo cas ta\u241?o y con gafas y, en el otro extremo, un tipo alto de aspecto simp\u225?t ico con el pelo claro y ojos azules como canicas. Les pregunto c\u243?mo es su d \u237?a a d\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { Una de las mujeres de mediana edad dice:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En realidad se parece mucho a hacer un puzle en casa. Empiezas por las es quinas y vas rellenando los huecos fij\u225?ndote en la forma de los bordes. Y l uego, aparte, el tipo de papel, la fuente, la caligraf\u237?a y esas cosas nos d an pistas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y hace puzles en casa?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?S\u237? \u8212?dice\u8212?. Estoy loca.\par\pard\plain\hyphpar} { Todos se r\u237?en.\par\pard\plain\hyphpar} { La mujer que est\u225? a su lado solo lleva aqu\u237? dos meses. Tiene las u\u24 1?as pintadas y un hueco entre los dientes.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me abrieron una saca para ense\u241?\u225?rmela y cuando vi los trozos ta n diminutos pens\u233?: \u171?Dios m\u237?o, yo no voy a poder con esto\u187?. \ u8212?Las sacas son como de un metro de altas y panzudas como una persona\u8212? . Pero cada saca es distinta, y la verdad es que tengo que reconocer que hay cos as interesantes.\par\pard\plain\hyphpar} { El hombre moreno parece la persona con m\u225?s experiencia. Tiene los ojos hund idos en las cuencas y una voz sosegada. Cuando habla, el resto le escucha con at enci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En ocasiones la satisfacci\u243?n est\u225? en saber que cuando la gente averigua lo que pas\u243? encuentra cierta serenidad: por qu\u233? no consigui\u 243? un puesto en la universidad, o qu\u233? le pas\u243? al t\u237?o que desapa reci\u243? o lo que sea. Supone una oportunidad para los afectados de comprender sus vidas \u8212?explica.\par\pard\plain\hyphpar} { Los dem\u225?s se sirven caf\u233? y se pasan la leche pasteurizada por la mesa. Intento imaginarme recibir m\u225?s datos sobre m\u237? misma a trav\u233?s de un expediente. Acabar\u237?as pensando en tu pasado como en un paisaje por el qu e una vez viajaste sin fijarte en las se\u241?ales.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que al final la Stasi ten\u237?a tanta informaci\u243?n \u8212?dice el hombre rubio\u8212? que pensaba que todo el mundo era enemigo porque todo el mundo estaba vigilado. No creo que supiesen qui\u233?n estaba con ellos, contra ellos o si todo el mundo callaba sin m\u225?s. \u8212?Es t\u237?mido y, mientras habla, se mira las manos, cerradas en torno a la taza de caf\u233?\u8212?. Cuan do me encuentro ante un expediente sobre una familia a la que estuvieron vigilan do en el sal\u243?n de su casa durante veinte a\u241?os, no me queda m\u225?s qu e preguntarme: \u191?qu\u233? clase de gente puede querer poseer tantos conocimi

entos?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Les conmueve a veces lo que descubren? \u8212?les pregunto.\par\par d\plain\hyphpar} { La joven responde:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Cuando me encuentro cartas de amor, pienso: \u171?Dios santo, realmente l o abr\u237?an todo, y \u191?por cu\u225?ntas manos habr\u225?n pasado? \u191?Cu\ u225?ntas copias sacaban?\u187?. Si me hubiese pasado a m\u237?, sentir\u237?a o dio. Me da cosa solo de leerlas cuando las uno.\par\pard\plain\hyphpar} { El hombre moreno dice que a \u233?l le sorprende m\u225?s c\u243?mo utilizaba la Stasi la desesperaci\u243?n de las personas contra ellas mismas.\par\pard\plain \hyphpar} { \u8212?Como cuando estaban en la c\u225?rcel y les ofrec\u237?an soltarlos a cam bio de que espiasen para ellos.\par\pard\plain\hyphpar} { Pienso en el padre de Koch, que tuvo que decidir entre cambiar de partido pol\u2 37?tico o ser deportado a un campo ruso, o en frau Paul, que pod\u237?a haber si do usada como cebo en una trampa para atrapar a un occidental, e incluso en Juli a, aprisionada en su propio pa\u237?s, donde le ofrecieron la libertad solo a ca mbio de que informase sobre la gente que le rodeaba. Pienso en los ciclos genera cionales de tragedia que los alemanes se han autoimpuesto.\par\pard\plain\hyphpa r} { \u8212?Pero no es una cuesti\u243?n de individuos \u8212?prosigue el hombre more no\u8212?. Es una cuesti\u243?n de un sistema que manipul\u243? a la gente de ta l forma que la forzaba a hacer esas cosas. Demuestra c\u243?mo se puede utilizar a unas personas en contra de otras. Yo no soy de la opini\u243?n de que los fun cionarios deban ser condenados, porque la Stasi tambi\u233?n estaba manipulada, ellos tambi\u233?n necesitaban trabajar. \u8212?El resto asiente\u8212?. Por otr a parte, tambi\u233?n hubo mucha gente que se neg\u243? en redondo. No se puede comprar a todo el mundo. \u8212?Cuenta la historia de un ingeniero que se neg\u2 43? a informar\u8212?: Y no le pas\u243? nada. Cerraron el expediente y punto.\p ar\pard\plain\hyphpar} { Eso me recuerda la historia de la operaria de una f\u225?brica que, al d\u237?a siguiente de que la abordasen para que informara, anunci\u243? en voz alta en la mesa de la cantina: \u171?\u191?Sab\u233?is qu\u233?? No os lo vais a creer, pe ro me creen tan leal que me han pedido que informe para Ellos\u187?. Al desenmas cararse, se hizo inservible y no volvieron a molestarla.\par\pard\plain\hyphpar} { La joven dice:\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Creo que hab\u237?a ventajas que olvidamos, sobre todo para las madres y los ni\u241?os. Yo soy madre soltera y s\u233? de lo que hablo. Yo tuve que trab ajar y me cost\u243? encontrar sitio en una guarder\u237?a. Tengo una amiga que viv\u237?a all\u237? y me dice que por nada del mundo se hubiese...\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Y los alquileres eran m\u225?s baratos \u8212?a\u241?ade a mi derecha la mujer del hueco entre los dientes.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Hab\u237?a guarder\u237?as \u8212?dice el hombre moreno\u8212? porque que r\u237?an hacerse cuanto antes con los ni\u241?os y educarlos en la lealtad haci a el Estado.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?No lo dudo \u8212?dice la joven madre\u8212?, pero solo vi la cruda reali dad cuando cay\u243? el Muro. Conoc\u237? a una pareja por la calle que acababa de llegar del Este y que no ten\u237?a dinero ni sitio adonde ir, as\u237? que l es dije que pod\u237?an quedarse conmigo. Pasaron un fin de semana en casa y les ense\u241?\u233? el barrio. Fuimos al Karstadt, a los grandes almacenes, y echa mos un vistazo por la parte del supermercado. No daban cr\u233?dito a sus ojos. \u171?\u191?Cu\u225?ntas clases de ketchup ten\u233?is?\u187?, me preguntaron al ver los estantes. Y entonces pens\u233? para mis adentros que lo cierto es que era demasiado... que deber\u237?a haber un t\u233?rmino medio. \u191?Realmente n ecesitamos treinta tipos de jam\u243?n y quince clases distintas de ketchup?\par \pard\plain\hyphpar} { \u8212?El error de la RDA fue obligar a la gente a posicionarse \u8212?comenta e l hombre moreno\u8212?: o est\u225?s con nosotros o con el enemigo. Entonces, si

acababas pensando que eras un enemigo, ten\u237?as que preguntarte: \u191?qu\u2 33? hago aqu\u237?? Quer\u237?an cuadrarlo todo en su limitado esquema, pero la vida, como es normal, no encajaba. \u8212?Hace una pausa y el resto espera a que termine\u8212?. Creo que hay que recordar que vinieron aqu\u237? por la liberta d, no por quince clases de ketchup.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Raillard se encuentra conmigo fuera. Verifico con \u233?l cu\u225?les eran las repercusiones para aquellos que o bien le contaban a la gente que les hab\u2 37?an ofrecido informar o bien se negaban sin m\u225?s.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?La verdad es que no hab\u237?a repercusiones, esa era la cosa. Se cerraba el expediente y se le pon\u237?a \u171?{\i dekonspiriert}\u187?. Pero, por supuesto, por aquella \u233?poca nadie sab\u237? a que no le pasar\u237?a nada. Por eso casi nadie se negaba.\par\pard\plain\hyph par} { Hemos llegado a la puerta.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Quiero darle una cosa \u8212?me dice, y sin mediar palabra me tiende una fotocopia con algo escrito. Es una copia de un memorando que escribi\u243?: Ofic ina de Documentaci\u243?n de la Stasi.\par\pard\plain\hyphpar} { {\i Proyecto del grupo de reconstrucci\u243?n.}\par\pard\plain\hyphpar} { Tiempo necesario para la Reconstrucci\u243?n:\par\pard\plain\hyphpar} { 1 operario reconstruye una media de 10 p\u225?ginas al d\u237?a\par\pard\plain\h yphpar} { 40 operarios reconstruyen una media de 400 p\u225?ginas al d\u237?a\par\pard\pla in\hyphpar} { 40 operarios reconstruyen una media, en un a\u241?o de 250 d\u237?as h\u225?bile s, de 100.000 p\u225?ginas Hay, de media, 2.500 p\u225?ginas en cada saca\par\pa rd\plain\hyphpar} { 100.000 p\u225?ginas suman 40 sacas al a\u241?o\par\pard\plain\hyphpar} { En total, en la Oficina de Documentaci\u243?n de la Stasi hay 15.000 sacas De es to se deduce que para reconstruirlo todo har\u237?an falta 40 operarios durante 375 a\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { Me quedo sin palabras. Esto solo se puede entender como una peque\u241?a octavil la de protesta. Herr Raillard se\u241?ala la hoja: \u8212?Estos son c\u225?lculo s con cuarenta operarios \u8212?apostilla\u8212?. Como ver\u225?, solo contamos con treinta y uno.\par\pard\plain\hyphpar} { Con sus modales contenidos me est\u225? diciendo que los recursos que destina la Alemania unificada a esta parte de la reconstrucci\u243?n de las vidas de los c iudadanos de la RDA es lamentable, una broma tan sin gracia como la de S\u237?si fo. Su trabajo como director aqu\u237? es m\u225?s que nada un acto meramente si mb\u243?lico.\par\pard\plain\hyphpar} { Herr Raillard ha llamado a un ch\u243?fer para que me lleve de Zirndorf a N\u250 ?remberg. Es un d\u237?a soleado de cielo raso. M\u225?s all\u225? de los refugi ados y los retazos de papel, todo es luminoso y alegre.\par\pard\plain\hyphpar} { Voy mirando por la ventanilla y pensando en Miriam y en sus esperanzas de que la s piezas desgarradas de su vida vuelvan a unirse en esas espaciosas salas, en al g\u250?n momento de los pr\u243?ximos 375 a\u241?os.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b 28 Miriam y Charlie } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { {\i El} tren de regreso a Berl\u237?n pasa por Leipzig; me bajo.\par\pard\plain\hyph par} { Es por la ma\u241?ana, el aire tiene todav\u237?a esa calidez sedosa que lograr\ u225? convertirse en algo real hacia mediod\u237?a. La \u250?ltima vez que estuv

e aqu\u237? estaban restaurando la estaci\u243?n; ahora forma parte de un centro comercial de tres plantas con un atrio inmenso. Las escaleras mec\u225?nicas tr ansportan a la gente de arriba abajo por los distintos niveles. Cerca de la sali da hay una exposici\u243?n fotogr\u225?fica sobre las manifestaciones de hace di ez a\u241?os. En el cartel de encima se lee: LEIPZIG. LA CIUDAD DE LOS H\u201?RO ES. No s\u233? muy bien qu\u233? estoy haciendo aqu\u237?.\par\pard\plain\hyphpa r} { Deambulo por la ciudad. La mayor\u237?a de las gr\u250?as han desaparecido. Nuev as fachadas de edificios amarillo lim\u243?n y rosa palo, algunas incluso dorada s, han aparecido al despojarse del andamiaje. Dejo atr\u225?s el ayuntamiento y la bodega Auerbach. Justo al lado han intercalado un nuevo museo en el viejo pai saje urbano: el Foro de Historia Contempor\u225?nea de Leipzig. En el interior, es todo acabados de lujo y suelo de terrazo. Al parecer esto es esfuerzo econ\u2 43?mico federal por meter la historia de la separaci\u243?n de Alemania detr\u22 5?s de una vitrina.\par\pard\plain\hyphpar} { Est\u225?n las famosas fotograf\u237?as de cuando construyeron el Muro: un solda do oriental que intenta huir al Oeste, separando el alambre de espino con las ma nos; y de Peter Fechter, el joven de dieciocho a\u241?os al que dispararon en 19 62 cuando intentaba escapar y al que dejaron morir en medio de la Franja de la M uerte porque ambas partes pensaban que el contrario tomar\u237?a represalias si sal\u237?an a socorrerlo. Alguien le ha tirado un rollo de gasa, pero yace inm\u 243?vil y sangra. Hay fotograf\u237?as de gente saliendo por la boca de un t\u25 0?nel en Berl\u237?n Occidental: el afortunado grupo que lo intent\u243? antes q ue frau Paul. Y tambi\u233?n hay un furg\u243?n gris aparcado aqu\u237? en medio , igual que el que la transport\u243? hasta el tribunal. Un monitor de televisi\ u243?n muestra a Karl-Eduard von Schnitzler en su \u225?cido apogeo. Llego a los a\u241?os setenta y me encuentro con una vitrina de cristal con recuerdos de lo s Renft: discos, una vieja guitarra de Klaus y fotos del grupo con sus melenudos componentes vestidos con pantalones de campana, tan inocentes como irreverentes .\par\pard\plain\hyphpar} { Soy la \u250?nica visitante. Los vigilantes est\u225?n deseosos de entablar cont acto ocular y conversaci\u243?n, est\u225?n m\u225?s aburridos que una ostra. Ta l vez porque, a pesar de todo el dinero empleado, las cosas de detr\u225?s de lo s flamantes expositores tienen un aspecto decr\u233?pito y avejentado, como art\ u237?culos sacados de una \u233?poca que ha quedado atr\u225?s. Bajo las escaler as traqueteando con mis sandalias. Me molesta que este pasado parezca tan de pos t\u237?n, y tan a salvo, como si hubiese estado destinado desde un principio a a cabar detr\u225?s de un cristal, detr\u225?s de un cord\u243?n de seguridad y un bot\u243?n de alarma. Y estoy molesta conmigo misma: \u191?cu\u225?l es el prob lema? \u191?No se supone que los museos son para las cosas que han acabado?\par\ pard\plain\hyphpar} { Hay un buen trecho desde aqu\u237? pero, como creo recordar el camino, me dirijo hacia la {\i Runde Ecke}. Espero que siga all\u237?, que esta superficial versi\u243?n financ iada por el Oeste no sea todo lo que queda de Alemania Oriental. S\u233? que en las afueras de la ciudad todav\u237?a se elevan las t\u237?picas torres de pisos socialistas, pero aqu\u237? las calles est\u225?n adoquinadas y los edificios s on de nivel. Rostros esculpidos miran hacia abajo desde los arcos de los p\u243? rticos y una fila de cari\u225?tides apuntala el viejo teatro. Paso por delante de una tienda de m\u250?sica (la casa donde vivi\u243? Bach), una taberna y unas pompas f\u250?nebres con una sorprendente gama de productos; hay un letrero don de pone \u171?24 horas\u187?, seguido de una lista donde figuran el entierro, la incineraci\u243?n, el sepelio en el mar y los entierros an\u243?nimos, as\u237? como el \u171?traslado de f\u233?retros\u187?. Un perro pasa tan campante por l a acera y en alguna parte, se me ocurre, alguien muere. Su seguridad, su cabeza bien alta, me hacen sonre\u237?r. Un hombre en la ventanilla de un estanco me ve y me devuelve la sonrisa.\par\pard\plain\hyphpar} { El edificio sigue aqu\u237?, su inmensidad abarca todo el bloque y termina en la esquina redondeada donde est\u225? la entrada. Al llegar a la puerta veo que el museo del comit\u233? de ciudadanos sigue existiendo y est\u225? abierto. En mi

interior noto c\u243?mo se desata un peque\u241?o nudo, aliviado. Subo las esca leras de piedra. La entrada a la exposici\u243?n queda a la izquierda, mientras que a la derecha est\u225? la de la delegaci\u243?n en Leipzig de la Oficina de Documentaci\u243?n de la Stasi. No ha cambiado mucho. Atravieso el pasillo, pasa ndo por delante del cuarto con el calendario de desnudos y de la celda de la ven tana y la cama enanas, hasta la direcci\u243?n del museo. Hay carteles donde se piden donaciones para que la instituci\u243?n siga funcionando.\par\pard\plain\h yphpar} { Hoy no est\u225? frau Hollitzer, pero su joven colega me informa de que s\u237? que sigue trabajando en el {\i B\u252?rgerkomitee}. Cuando le pregunto sobre el nuevo museo de la ciudad, se en coge de hombros y me dice algo as\u237? como que la financiaci\u243?n y la indep endencia son incompatibles. Intentaron negociar con las autoridades federales pa ra que hubiese un \u250?nico museo de la Alemania dividida en Leipzig, gestionad o por orientales, pero la cosa no sali\u243? adelante. Este ha quedado con un as pecto m\u225?s modesto y deslucido pero precisamente por eso es m\u225?s aut\u23 3?ntico: era en este edificio donde reten\u237?an a la gente y la interrogaban, y donde, en la planta de arriba, se clasificaban las biograf\u237?as robadas. Me paseo un rato por las salas, viendo las monta\u241?as de pulpa de expedientes e n una, los bigotes, las pelucas y el pegamento en otra, y los tarros con las mue stras de olor en una tercera. Para m\u237? aqu\u237? fue donde empez\u243? todo. Le compro un par de libros al joven y me voy. Fuera hace calor; desde esta ma\u 241?ana el verde de los \u225?rboles se ha intensificado y sus sombras son m\u22 5?s oscuras. No tengo nada m\u225?s que hacer aqu\u237? salvo volver tranquilame nte a la estaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { Atravieso un parquecillo donde hay gente almorzando en bancos. El ambiente es si lencioso salvo por el canto de los p\u225?jaros, el ronroneo de los tranv\u237?a s y un sonido de ruedas detr\u225?s de m\u237? que cada vez es m\u225?s fuerte. Me giro y veo venir hacia m\u237? a dos chavales en monopat\u237?n, a todo trapo . Antes de poder decidir hacia d\u243?nde apartarme, me rodean con un movimiento gr\u225?cil, cada uno por un lado, para luego volver a unirse. Contemplo c\u243 ?mo se deslizan hasta fuera del parque. Hacen la misma maniobra con una chica en una cabina; esta sigue hablando mientras sale de la cabina para ver c\u243?mo s e alejan patinando.\par\pard\plain\hyphpar} { Cuando paso junto al tel\u233?fono me sorprendo mirando a la chica. Lleva vaquer os y un top blanco con la barriga por fuera, masca chicle mientras habla. No oig o lo que dice pero est\u225? completamente absorta, tiene un tal\u243?n apoyado contra la rodilla. Rondar\u225? los diecis\u233?is a\u241?os, lo que significa q ue tendr\u237?a unos seis a\u241?os cuando cay\u243? el Muro. No creo que recuer de un mundo sin cabinas telef\u243?nicas.\par\pard\plain\hyphpar} { Antes de saber por qu\u233? estoy aqu\u237? parada, me ve y me hace un gesto par a darme a entender que no va a tardar mucho. Me siento aliviada al haber encontr ado un objetivo, pero estoy paralizada. Cuando cuelga, me saluda y se va en su b ici. Voy hacia la cabina. Diecis\u233?is, reflexiono, a los diecis\u233?is fue c uando ella cogi\u243? un tren de aqu\u237? a Berl\u237?n y trep\u243? por el Mur o. No pienso en otra cosa, pero abro mi agenda y marco su n\u250?mero.\par\pard\ plain\hyphpar} { \u8212?\u191?S\u237??\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Miriam? Miriam, soy Anna Funder. Estoy...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u161?Anna! \u191?Desde d\u243?nde me llamas? \u191?Has vuelto a Berl\u23 7?n?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, yo... lo cierto es que estoy en Leipzig \u8212?le anuncio\u8212?. He pensado en ti y se me ha ocurrido llamar para saludarte, ya que pasaba por aq u\u237?. No sab\u237?a si tendr\u237?as el mismo n\u250?mero. He estado en N\u25 0?remberg y estoy de paso, de vuelta a Berl\u237?n. Yo s\u243?lo...\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Voy a recogerte \u8212?dice\u8212?. \u191?D\u243?nde est\u225?s?\par\pard \plain\hyphpar} { \u8212?Creo que cerca de la estaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Vale. Nos vemos en la entrada lateral dentro de diez minutos.\par\pard\pl

ain\hyphpar} { La veo venir hacia m\u237?. Va de blanco de los pies a la cabeza: pantalones anc hos y blusa holgada. Es de mi altura, aunque su constituci\u243?n es m\u225?s es tilizada; cuando me abraza siento las paletillas de sus omoplatos bajo mis manos . Al quitarse las gafas de sol veo el mismo azul en sus ojos; las arrugas de su cara, en cambio, son mucho m\u225?s pronunciadas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Me he mudado desde que viniste \u8212?me explica. Recorremos en su coche calles adoquinadas, bajo olmos, pl\u225?tanos y cables de tranv\u237?a.\par\pard \plain\hyphpar} { El piso de Miriam est\u225? en un edificio que hace esquina y que est\u225? rest aurado con gusto. Unas flores pintadas a mano se enroscan por las paredes de la amplia escalera y, al fondo, un discreto ascensor de vidrio y acero nos lleva ha sta arriba. Una vez m\u225?s, su piso est\u225? en la \u250?ltima planta. La esq uina del edificio da forma al sal\u243?n; todas las ventanas est\u225?n abiertas , me acerco a un alf\u233?izar: al otro lado de la calle hay otro bonito edifici o con una cristalera en el tejado y, por detr\u225?s, una explanada de c\u233?sp ed y \u225?rboles que se extiende hasta donde me alcanza la vista.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?Es el brezal de Leipzig \u8212?dice detr\u225?s de m\u237?\u8212?. Es est upendo para pasear. Si quieres podemos ir luego. El zool\u243?gico tambi\u233?n est\u225? ah\u237?, merece la pena.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?A qu\u233? huele? \u8212?le pregunto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Lo mismo es el recinto de los felinos \u8212?bromea.\par\pard\plain\hyphp ar} { \u8212?No, es algo dulce.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Ah, son las acacias. \u8212?Se acerca a la ventana y me se\u241?ala la co pa de los espl\u233?ndidos \u225?rboles que hay justo debajo de nosotras. Flores color crema cuelgan como uvas en racimos\u8212?. Es un perfume hermoso, \u191?v erdad? Mucho mejor sin duda que el de los leones. \u8212?Se r\u237?e y me pone l a mano en el brazo.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam hace t\u233? y nos sentamos a charlar. No parece que mi visita la haya so rprendido, o al menos, no se la ve tan sorprendida como estoy yo de verla a ella . Es como si siempre hubiese esperado que nos volvi\u233?semos a ver, casi como amigas. \u191?Qu\u233? son un par de llamadas sin respuesta entre amigas?\par\pa rd\plain\hyphpar} { La brisa aromatizada nos rodea con dulzura. El piso tiene el suelo de parqu\u233 ?, paredes claras y una cocina nueva en un extremo de la sala. La habitaci\u243? n contigua es un espacio amplio cubierto por una gruesa alfombra de colores past el. Est\u225? llena de libros y macetas y hay un ordenador en un rinc\u243?n, un as nubes en el salvapantallas. Todo es blanco, luminoso y acogedor.\par\pard\pla in\hyphpar} { Le cuento a Miriam cosas sobre mis viajes, lo de los hombres de la Stasi, lo de la terrible experiencia de Julia, lo de los secuestros y los beb\u233?s abandona dos en el lado equivocado del Muro, lo de los Renft y lo del catedr\u225?tico Se ta. Le cuento que acabo de llegar de N\u250?remberg, donde he hablado con las mu jeres puzle, que han resultado ser tambi\u233?n hombres; un par de docenas de pe rsonas haciendo algo que llevar\u225? mucho tiempo. Soy incapaz de decir: \u171? Trescientos setenta y cinco a\u241?os\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?En este pa\u237?s \u8212?me responde\u8212? todo lleva mucho tiempo.\par\ pard\plain\hyphpar} { Estamos sentadas ante una mesa de mimbre con cristal por encima. Miriam se quita las sandalias y apoya los pies entre las patas. Sigue llevando el pelo muy cort o, aunque ahora lo tiene te\u241?ido de casta\u241?o oscuro. Todav\u237?a usa la s mismas gafas redondas y menudas y sonr\u237?e con la misma sonrisa amable y es pont\u225?nea, las sombras entre sus dientes remarcadas por la nicotina.\par\par d\plain\hyphpar} { \u8212?Mucho, mucho tiempo... \u8212?repite mientras se enciende un cigarro. Ent ra una brisa que le pega la ropa al cuerpo, revelando de nuevo por un instante l o delgada que est\u225? por debajo; la magnificencia de su voz hace que se me ol vide.\par\pard\plain\hyphpar} {

Miriam est\u225? trabajando en una emisora de radio p\u250?blica. Hace poco le o frecieron hacer un programa sobre fiestas {\i Ostalgie}, donde si ense\u241?as tu documento de identidad de la RDA pasas grati s, donde todos se llaman unos a otros \u171?camarada\u187? y donde la cerveza so lo cuesta un marco y medio.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Cosas como esas est\u225?n alimentando una nostalgia absurda por la RDA \ u8212?me explica\u8212?, como si hubiese sido un inofensivo estado de bienestar que miraba por las necesidades de la gente. Adem\u225?s, la mayor\u237?a de los que van a esas fiestas son demasiado j\u243?venes como para recordar la RDA. Sol o buscan algo que a\u241?orar.\par\pard\plain\hyphpar} { Algunos de los hombres que dirigen la emisora de radio trabajaron como confident es de la Stasi; uno de ellos fue incluso funcionario de la Compa\u241?\u237?a. A m\u237? me resulta chocante, pero Miriam se encoge de hombros: \u8212?Los viejo s cuadros vuelven al poder \u8212?me dice. Sabe que uno de ellos le pasaba a la Stasi cartas de oyentes con quejas y comentarios, y \u233?l sabe que ella lo sab e\u8212?. No es capaz de mirarme a la cara \u8212?me dice.\par\pard\plain\hyphpa r} { Cuando ella se neg\u243? a hacer el programa sobre la {\i Ostalgie}, le dijo: \u171?\u191?Sabes cu\u225?l es tu problema? Tu problema es q ue no te identificas con la cultura de la emisora\u187?. Miriam pone los ojos en blanco ante lo rid\u237?culo de un ex agente reciclando las amenazas de la Stas i, cambiando solamente \u171?naci\u243?n\u187? por \u171?emisora\u187?. Al final , el programa lo hizo otra persona y se emiti\u243?, alimentando as\u237? la esc alofriante nostalgia que asume aqu\u237? el papel del sentimiento de pertenencia .\par\pard\plain\hyphpar} { Desde abajo nos llega el runr\u250?n de las vespas. El sonido me recuerda a siti os de playa, a pesar de que estamos en Europa central, lejos de cualquier mar. L e pregunto c\u243?mo era Charlie.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, todav\u237?a no he ordenado las fotos antiguas, siguen en aquella vieja maleta.\par\pard\plain\hyphpar} { Se levanta y va al dormitorio. Comprendo perfectamente lo que le impide archivar las bajo un pl\u225?stico, en un \u225?lbum, o en un marco. Y, de buenas a prime ras, veo claro por qu\u233? el museo me resultaba tan irritante: han puesto las cosas tras un cristal, pero todav\u237?a no han terminado.\par\pard\plain\hyphpa r} { Miriam me ense\u241?a un par de viejas fotograf\u237?as en blanco y negro y una kodacrome a color como las de cuando yo era peque\u241?a. Me quedo de piedra.\pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Esta eres t\u250??\par\pard\plain\hyphpar} { La fotograf\u237?a es de una joven pareja sentada ante una mesa. A \u233?l lo re conozco de la otra vez: el Charlie de la cara despejada y la mand\u237?bula cuad rada. Lleva chistera pero va sin camisa y est\u225? haciendo el payaso. En cambi o a Miriam no la habr\u237?a reconocido nunca: la chica es hermos\u237?sima, de una belleza extraordinaria. Es delgada y de piel tersa, de rasgos finamente cinc elados y una sonrisa arrebatadora. Desprende naturalidad, pero podr\u237?a haber salido de cualquier revista, de aquella \u233?poca o de hoy mismo.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Eso fue despu\u233?s de casarnos \u8212?comenta Miriam\u8212?. Salimos a comer fuera. \u8212?Me acuerdo de la foto rota y me alegro de que se haya dejado con vida en esta otra.\par\pard\plain\hyphpar} { Hay otra foto donde salen los dos, ella rode\u225?ndolo con los brazos, mirando a la c\u225?mara. Es una aparici\u243?n, un \u225?ngel travieso al que atraparon cuando volaba por encima del Muro, enjaulado y luego puesto en libertad, aqu\u2 37? con su amado. En una tercera, una Miriam m\u225?s joven mira con ojos solemn es a la c\u225?mara desde debajo de un flequillo. Aparenta unos doce a\u241?os.\ par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Eso fue reci\u233?n salida de la c\u225?rcel \u8212?me dice\u8212?. Ese v estido me lo hizo mi abuela.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero pareces tan joven...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Supongo que lo era. Ten\u237?a diecisiete a\u241?os y medio.\par\pard\pla

in\hyphpar} { La miro. No es vanidosa, no ha esperado ninguna reacci\u243?n ante la belleza de las fotograf\u237?as. Entra un sol de costado y le pinta media cara de dorado. Nunca habr\u237?a visto en ella a esta ni\u241?a.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Tambi\u233?n tengo esto. Me acord\u233? de \u233?l la \u250?ltima vez que estuviste aqu\u237? y me lo encontr\u233? tiempo despu\u233?s. \u8212?Me tiende un papel doblado en cuatro\u8212?. En realidad, creo que no he vuelto a mirarlo desde que Charlie muri\u243?. \u8212?Toma aliento\u8212?. Me resultaba muy dolo roso escarbar. \u8212?La hoja ha amarilleado por el tiempo y est\u225? un tanto rajada. En una carilla hay l\u237?neas en l\u225?piz tachadas y corregidas, por la otra, la versi\u243?n en limpio\u8212?. Es un poema de Charlie.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?\u191?Puedo copiarlo?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Qu\u233?datelo, por favor. Ya me lo mandar\u225?s.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?\u191?C\u243?mo era \u233?l? \u8212?vuelvo a preguntarle.\par\pard\plain\ hyphpar} { Enciende un mechero y se reclina en la silla.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Bueno, era una persona sensible. Bastante reservado... muy observador. Te n\u237?a sentido del humor, pero yo dir\u237?a que, por dentro, se tomaba las co sas bastante en serio. \u8212?Mira por la ventana, al cielo que avanza\u8212?. E ra individualista... e hijo \u250?nico. Por eso fue tan duro para mis suegros.\p ar\pard\plain\hyphpar} { Miriam se levanta y coge un bol con cerezas de la cocina.\par\pard\plain\hyphpar } { \u8212?\u161?Nuestros amigos pensaban que nuestro matrimonio era un desastre! \u 8212?se r\u237?e, mientras vuelve a acomodarse\u8212?. Pero para nosotros era pe rfecto.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Por qu\u233? lo pensaban?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Cada uno se dedicaba a sus cosas... hasta cierto punto, claro. Un d\u237? a resultaba que uno de los dos quer\u237?a ir al cine y el otro no, as\u237? que uno iba solo. Nosotros lo ve\u237?amos como algo bastante normal. O recuerdo vo lver de un viaje a Gera y encontrarme con Charlie en el pasillo y decirle \u171? \u191?Vienes o vas?\u187?, y \u233?l responderme: \u171?Voy a salir un rato, ya nos vemos ma\u241?ana\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { Unas voces llegan flotando desde la calle, notas sueltas de m\u250?sica humana.\ par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Nuestros amigos nos dec\u237?an: \u171?Pero \u191?eso qu\u233? clase de m atrimonio es?\u187?. Sin embargo, para nosotros era la \u250?nica manera posible , por eso nos fue tan bien. \u8212?Escupe un hueso de cereza en la mano\u8212?. Yo creo que ven\u237?a, o al menos por mi parte, de mi experiencia en la c\u225? rcel. Cuando sal\u237? de all\u237? mi reacci\u243?n fue muy extrema; no pod\u23 7?a hacer planes con tiempo. No le pod\u237?a decir a nadie: \u171?Nos vemos el domingo\u187?. Para m\u237? ese tipo de cosas eran como una obligaci\u243?n inso portable. \u8212?Se r\u237?e\u8212?. \u161?Cualquiera me aguantaba!\par\pard\pla in\hyphpar} { Me cuesta imaginar que fuese inaguantable, aunque est\u225? claro que no es f\u2 25?cil hacer que se comprometa. Y de buenas a primeras me doy cuenta de que real mente se alegra de verme; que esta es la continuaci\u243?n de una conversaci\u24 3?n que empez\u243? hace tres a\u241?os. Recibi\u243? mis mensajes y mi carta y, por un impulso que ahora comprendo, no quiso comprometerse con una respuesta. D espu\u233?s de tantos a\u241?os en que se anticiparon a sus movimientos, ahora s olo quiere que las cosas se desenvuelvan por su cuenta. Y mi aparici\u243?n aqu\ u237? es parte de esa desenvoltura.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Cuando presentamos nuestra solicitud para abandonar el pa\u237?s, las cos as se pusieron bastante feas \u8212?me cuenta\u8212?. Empezaron a acosarnos en p lena calle, nos paraban una y otra vez. Tambi\u233?n se pasaron el d\u237?a sigu i\u233?ndonos en coche, estaban decididos a hacernos la vida imposible. Al final citaron a Charlie en Interior para interrogarlo. Les dijo que lo \u250?nico que quer\u237?a era una respuesta a su solicitud, o s\u237? o no. Esa fue la primer

a vez que lo encerraron. Y una vez que lo soltaron empezaron a aparecer las tarj etas en el buz\u243?n, con notificaciones de citas en la habitaci\u243?n 111 de Dimitroffstrasse.\par\pard\plain\hyphpar} { Dimitroffstrasse era la comisar\u237?a, pero con el tiempo Charlie Weber supo qu e la habitaci\u243?n 111 significaba una citaci\u243?n con la Stasi. El recinto ten\u237?a un patio interior y...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pod\u237?as entrar tan tranquilo, pensando que ibas a aclarar un peque\u2 41?o malentendido administrativo, y verte de repente en un interrogatorio de la Stasi, o encerrado en una celda, bajo custodia, sin comerlo ni beberlo. \u8212?M iriam hace una pausa\u8212?. La \u250?ltima vez que fue, iba a una cita en la ha bitaci\u243?n 111 y acab\u243? en una de esas.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Quer\u237?as exhumar el ata\u250?d, \u191?qu\u233? pas\u243? al final? \u 8212?le pregunto. Le quita el celof\u225?n a otro paquete de tabaco. Sus dedos n o tienen buen color, est\u225?n morados por la falta de ox\u237?geno.\par\pard\p lain\hyphpar} { \u8212?La oficina del fiscal del distrito de aqu\u237? solo quiere echar tierra sobre todo lo que pas\u243?, y por supuesto nada de perseguir a la Stasi. Supong o que hay muchas razones para ello, todav\u237?a hay mucha gente que trabaja par a ellos y que era de la Compa\u241?\u237?a, \u161?son sus compa\u241?eros! El ju ez, por ejemplo, el que firm\u243? la orden para el arresto de Charlie la \u250? ltima vez que estuvo bajo custodia, sigue en la judicatura.\par\pard\plain\hyphp ar} { Pero ha habido alg\u250?n progreso. El fiscal del distrito ha encontrado a un te stigo que vio lo que pas\u243? en las celdas el d\u237?a que Charlie muri\u243?: otro preso.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Seg\u250?n el relato de esa persona \u8212?dice Miriam\u8212?, hubo ciert o movimiento en la celda de Charlie por la ma\u241?ana temprano. Ocurri\u243? al go y el guardia llam\u243? a otros, que llegaron corriendo. Y luego se fueron. S eg\u250?n el testigo todo estuvo en calma hasta el mediod\u237?a, cuando volvier on con la comida. Entonces el guardia tuvo que llamar de nuevo a m\u225?s compa\ u241?eros y llegaron gritos desde la celda. Lo normal es que esta nueva prueba h ubiese relanzado la investigaci\u243?n, pero no. El fiscal me inform\u243? m\u22 5?s tarde de que hab\u237?an encontrado a otro ex convicto que \u171?asegur\u243 ? con credibilidad\u187? que ese d\u237?a no oy\u243? nada en el resto de celdas . Una vez m\u225?s quisieron utilizarlo como pretexto para cerrar el asunto.\par \pard\plain\hyphpar} { Miriam ha perdido la fe en esta investigaci\u243?n. Har\u225? un mes mand\u243? el expediente y la correspondencia de todos estos a\u241?os al ministro de Justi cia en persona.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Todav\u237?a no me ha respondido, pero sigo esperando. \u8212?Tiene el co do en el reposabrazos y la barbilla en la mano\u8212?. Y por supuesto, tambi\u23 3?n est\u225?n los puzles. S\u233? a ciencia cierta que hay muchos pedazos de pa pel que no llegaron a meter en las sacas, por eso todav\u237?a ni siquiera han l legado a N\u250?remberg. Quiz\u225?s haya algo en ellos sobre Charlie.\par\pard\ plain\hyphpar} { Me quedo un momento callada. Luego le pregunto qu\u233? cree que pas\u243? aquel d\u237?a en la celda.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Charlie era muy cabezota. S\u233?, por otras veces que hab\u237?a estado bajo custodia, que se negaba a cooperar, no hablaba ni iba al patio de ejercicio . A lo mejor se neg\u243? a responderles o algo cuando entraron en la celda por la ma\u241?ana, le dieron una paliza y se golpe\u243? la cabeza contra el suelo. Luego, lo m\u225?s probable es que lo dejaran as\u237? en la celda y que, al vo lver a la hora de la comida, lo encontraran all\u237? tirado. Es probable que es tuviese muerto, o moribundo, por eso llamaron a m\u225?s guardias.\par\pard\plai n\hyphpar} { Apaga un cigarro y se queda un rato aplastando la colilla.\par\pard\plain\hyphpa r} { Puede que tenga raz\u243?n sobre lo que ocurri\u243?. Pero \u191?acaso desenterr \u225?ndolo se descubrir\u225? algo m\u225?s? Tal vez se pueda probar si muri\u2 43? ahorcado o no, pero \u191?a manos de qui\u233?n? O, si lo incineraron tal y

como se indica en el informe, quiz\u225? no haya nada en el ata\u250?d que pueda decirle lo que ocurri\u243? y se quedar\u237?a en el mismo punto, con solo el v ago consuelo de las elucubraciones.\par\pard\plain\hyphpar} { No obstante, por el momento este terrible juego de esperas deja en suspenso su v ida con Charlie, la mantiene todav\u237?a en contacto. Y m\u225?s all\u225? de l a necesidad de saber est\u225? la necesidad de justicia. El r\u233?gimen puede h aber desaparecido buenamente, pero el mundo no ir\u225? bien hasta que Miriam ha lle algo de justicia. Habr\u225?n puesto las cosas tras un cristal, pero todav\u 237?a no han acabado.\par\pard\plain\hyphpar} { Charlamos hasta bien entrada la noche, y comemos tomate con albahaca, jam\u243?n con mel\u243?n. Miriam habla de sus amigos, pero no tiene pareja.\par\pard\plai n\hyphpar} { \u8212?Cuesta demasiado explicarlo todo \u8212?dice con tristeza. Le pregunto po r su familia. De su madre me dice\u8212?: Es de esa gente con ambiciones sociale s, uno pensar\u237?a que con el socialismo ser\u237?a algo dif\u237?cil, pero el la se las arregl\u243?. \u8212?Se r\u237?e. Su hermana es dentista\u8212?. Puede que hayas visto su cl\u237?nica abajo, en este mismo edificio.\par\pard\plain\h yphpar} { Me alegra que tenga cerca a su hermana.\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?\u191?Y tu padre?\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Mi padre era m\u233?dico, un hombre muy bueno. Muri\u243? a principios de los a\u241?os setenta, bastante joven. \u8212?Le da un toquecito al paquete de tabaco que hay sobre la mesa\u8212?. De c\u225?ncer de pulm\u243?n.\par\pard\pla in\hyphpar} { \u8212?Vaya...\par\pard\plain\hyphpar} { \u8212?Pero la verdad \u8212?dice mientras echa una calada\u8212? es que eso no lleva mucho tiempo.\par\pard\plain\hyphpar} { A trav\u233?s de las puertas correderas que dan a la otra habitaci\u243?n, mis o jos captan una mirada de mu\u241?eca de porcelana: es una vieja marioneta, con u n vestido blanco sedoso, que cuelga, con las extremidades dobladas, de un crucif ijo de hilos en la esquina de una estanter\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar} { Miriam me dice que me quede e insiste en que duerma en su cama. Me levanto en pl ena noche, necesito agua y aire. De camino desde el ba\u241?o hasta la ventana q ue da al brezal, la veo bajo la luz de la luna y me detengo. Duerme sobre el sue lo del sal\u243?n, con un amplio pijama blanco y un antifaz en los ojos. Tiene e l cuello doblado y los brazos y las piernas extendidas sobre un almohad\u243?n r edondo. Est\u225? tan escu\u225?lida y encogida que le cabe casi todo el cuerpo, los hilos cortados, bajo el foco de luz.\par\pard\plain\hyphpar} { Por la ma\u241?ana Miriam me lleva a la estaci\u243?n. Respiro tranquila al enco ntrar una copister\u237?a y poder devolverle el poema de Charlie. Me acompa\u241 ?a hasta el and\u233?n y espera hasta que sale el tren, sigiloso, lento. La chic a sentada enfrente de m\u237? besuquea a su mascota; en el and\u233?n un perro m ayor ladra celoso y se pone a acicalarse. Luego Miriam agita la mano y se va, de espaldas al sol.\par\pard\plain\hyphpar} { Me gustan los trenes. Me gusta el ritmo, y me gusta la libertad de estar suspend ida entre dos sitios, toda la ansiedad por el fin \u250?ltimo bajo control: de m omento s\u233? ad\u243?nde voy. En breve nos alejamos de Leipzig, dejando atr\u2 25?s maizales, trigales y dep\u243?sitos de agua con apariencia medieval junto a cada estaci\u243?n: Lutherstadt, Wittenberg, Bitterfeld, Wannsee. En un sembrad o hay un espantap\u225?jaros equipado con un casco negro de motero, por lo que p ueda pasar; tras \u233?l un paracaidista busca d\u243?nde aterrizar. Hay dos ni\ u241?os en un bote entre los juncos de este vasto mar plano de un verde inveros\ u237?mil.\par\pard\plain\hyphpar} { Me aparto de la ventanilla y de pronto el cachorro me encuentra fascinante: ha c aptado el crujir del papel en mi bolsillo. Saco el poema de Charlie.\par\pard\pl ain\hyphpar} { En esta tierra\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { he llegado a enfermar de silencio\par\pard\plain\hyphpar}

{\line } { en esta tierra\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { he errado, perdido\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { en esta tierra\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { me he atrincherado para ver\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { qu\u233? ser\u225? de m\u237?.\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { En esta tierra\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { me abrazo con fuerza\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { para no gritar...\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { Pero he gritado, tan alto\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { que esta tierra\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { me ha devuelto un alarido\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { tan espantoso\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { como las casas que construye.\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { En esta tierra\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { me han sembrado\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { solo mi cabeza sobresale\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { desafiante, de la tierra\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { pero llegar\u225? el d\u237?a en que ser\u225? segada\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { convirti\u233?ndome as\u237?, por fin,\par\pard\plain\hyphpar} {\line } { en esta tierra.\par\pard\plain\hyphpar}

{\line } { Lo doblo y pienso en Charlie Weber, ahora esta tierra. Y pienso en Miriam, una d oncella boqueando humo en su torre. A veces le llega su olor y su ruido, pero de momento las bestias est\u225?n en sus jaulas.\par\pard\plain\hyphpar} { Voy andando desde la estaci\u243?n de Rosenthaler Platz hasta el piso. El parque est\u225? vivo, la luz es tan brillante que realza a la gente y sus sombras en unas tres dimensiones desproporcionadas. Toman el sol sobre el c\u233?sped, holg azaneando en ba\u241?ador o con la barriga fuera. Hay adolescentes quit\u225?ndo se el chicle de la boca para besar, un perro pastor con un solo mech\u243?n te\u 241?ido de verde, un joven minusv\u225?lido al que han sacado de paseo en un car rito de beb\u233?. La gente balancea de arriba abajo a los beb\u233?s para calma rlos y los ni\u241?os giran y giran en columpios y tiovivos en los que nunca me hab\u237?a fijado.\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b Agradecimientos } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\i En} primer lugar me gustar\u237?a dar las gracias a la gente que me cont\u243? s u vida y, ante todo, a Miriam Weber, cuya historia fue el acicate para buscar el resto. Tambi\u233?n me siento agradecida a la gente que habl\u243? conmigo pero cuyas historias no han sido incluidas en el libro, en particular a Wolfgang Sch ellenberg, que tiene una vida que merecer\u237?a un libro entero.\par\pard\plain \hyphpar} { Estoy en deuda con muchas otras personas con las que habl\u233? en Alemania. Fra u Hollitzer del {\i Museum in der Runde Ecke} de Leipzig fue tremendamente generosa con su tiempo y su hospitalidad; con el personal de la Oficina Federal de Documentaci\u243?n de la ex RDA ({\i Der Bundesbeauftragte f\u252?r die Unterlagen des Staatssicherheitsdienstes der ehemaligen DDR}), en especial, con Regina Schild, el doctor Klaus-Dietmar Henke, Thomas Auerbach, Roger Engelmann, Jens Gieseke y Bernd Eisenfeld, por ayudarme tanto con informaci\u243?n y datos como, en ocasiones, con sus propias experienc ias.\par\pard\plain\hyphpar} { Frau Neubert, de la {\i B\u252?rgerb\u252?ro e.V. Verin zur Aufarbeitung von Folgesch\u228?den der SED-D iktatur}, me proporcion\u243? informaci\u243?n de incalculable valor, al igual q ue su colega Uwe Bastian.\par\pard\plain\hyphpar} { Martin Gutzeit, del {\i Berliner Landesbeauftragte f\u252?r die Stasi Unterlagen}, me fue de gran ayuda, as\u237? como el personal del {\i Antistalinistische Aktion Berlin. Normannenstrasse e.V. (ASTAK)}, del {\i B\u252?rgerkomitee \u171?15 Januar\u187? e.V. zur Aufarbeitung der Stasi-Vergang enheit}, y del {\i Forschungs\u8212? und Gedenkst\u228?tte Normannenstrasse}, de Berl\u237?n.\par\p ard\plain\hyphpar} { Mis agradecimientos tambi\u233?n al catedr\u225?tico Manfred G\u246?rtemaker de la Universidad de Potsdam.\par\pard\plain\hyphpar} { Este libro no habr\u237?a podido escribirse sin el extraordinario y generoso apo yo en sus inicios de los miembros de la Asociaci\u243?n Germano-Australiana. Doy las gracias a la AGA por haberme concedido la Beca de Desarrollo Educacional en 1995 y, en particular, a sus miembros: BMW (Australia), Dresdner Bank AG., Merc edes Benz (Australia) y el Deutsche Bank de Australia. Asimismo, agradezco la co operaci\u243?n y la amistad del se\u241?or Andrew Grummet.\par\pard\plain\hyphpa r} { Mil gracias de coraz\u243?n al Centro de Australia en Potsdam, donde disfrut\u23 3? de una estancia para escritores entre 1996 y 1997. Tanto la doctora Ditta Bar tels de Australia como Ruth Ader y Rico Janke de Potsdam resultaron ser un gran

est\u237?mulo, al igual que un apoyo administrativo cuando empez\u243? el trabaj o serio.\par\pard\plain\hyphpar} { Agradezco la concesi\u243?n del Premio de Escritura Creativa Felix Meyer, as\u23 7? como la beca New Work del centro Victoria Arts, con la que pude ganar tiempo para escribir. La beca para la estancia en Varuna, en la Casa de Escritores, y e l apoyo que encontr\u233? all\u237? por parte de Peter Bishop fueron estupendos. \par\pard\plain\hyphpar} { Doy las gracias a la Sociedad de Autores de Australia y a John Tranter por su as esoramiento durante el programa de capacitaci\u243?n. Estoy en deuda con Marion Campbell de la Universidad de Melbourne, por sus conocimientos y su sabidur\u237 ?a. Del mismo modo, doy las gracias a Jenny Lee, cuya lectura durante el proceso de escritura lleg\u243? justo a tiempo, y a Gudruna Papak del Instituto Goethe de Sydney.\par\pard\plain\hyphpar} { Mis grandes amigos de Berl\u237?n me dieron una muy necesitada sensaci\u243?n de vida normal mientras exploraba Stasilandia: Annette y Gerhard Pomp, Charlotte S mith y Markus Ickstadt, Harald y Marianne Meinhold, Lorenz y Monika Prell y Rain er Merkel. Mi padre John y mi difunta madre Kate me apoyaron en todo momento.\pa r\pard\plain\hyphpar} { Me siento especialmente agradecida a mi editor Michael Heyward, cuyo inquebranta ble entusiasmo me alent\u243? en muchas ocasiones para seguir escribiendo y cuyo trabajo de edici\u243?n es asombroso. Por encima de todo, estoy en deuda con Cr aig Allchin, mi fuente de inspiraci\u243?n permanente, quien siempre hizo las pr eguntas adecuadas, sin por ello llegar a preguntarme nunca si este libro se mere c\u237?a cuatro a\u241?os de nuestra vida.\par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b notes}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\b Notas a pie de p\u225?gina } {\line } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 1} Es el historiador y doctor Klaus-Dietmar Henke quien dice que \u171?la revolu ci\u243?n pac\u237?fica\u187? de 1989 fue \u171?la \u250?nica revoluci\u243?n vi ctoriosa de la historia alemana. Los alemanes orientales a\u241?adieron uno de l os momentos m\u225?s espl\u233?ndidos a la historia del pa\u237?s, a la tortuosa manera que tiene nuestra naci\u243?n de considerar y aceptar como tal la libert ad individual y pol\u237?tica en tanto que valores primordiales\u187?. Asimismo afirma que el n\u250?mero de expedientes generados por la Stasi rondar\u237?a \u 171?el equivalente a todos los archivos producidos en la historia alemana desde la Edad Media\u187?; lo hace en la ponencia \u171?Levantando el velo de la opres i\u243?n: los archivos de la Stasi\u187?, presentada en 1996 en Berl\u237?n dura nte la 26.a Conferencia Bianual de la Asociaci\u243?n Internacional de Letrados. El doctor Henke era por aquel entonces director del departamento de investigaci \u243?n de la Oficina de Documentaci\u243?n de la Stasi (Der Bundesbeauftragte f \u252?r die Unterlagen des Staatssicherheitsdienstes der ehemaligen Deutschen De mokratischen Republik, de aqu\u237? en adelante BstU).\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 2} En torno a las cifras sobre el n\u250?mero de agentes de la KGB en la Uni\u24 3?n Sovi\u233?tica, del personal de la Gestapo en el r\u233?gimen nazi y de los empleados y agentes de la Stasi, v\u233?ase John O. Koehler, Stasi: The Untold S tory of the East German Secret Police, Westview Press, Boulder, 1999, pp. 7 \u87 22? 8.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 3} Las declaraciones sobre los traidores y las ejecuciones est\u225?n extra\u237 ?das del documental televisivo Die StasiRolle: Geschichten aus dem MfS, de Stefa n Aust, Katrin Kl\u246?cke, Gunther Latsch y Georg Mascolo, Spiegel TV, 1993.\pa r\pard\plain\hyphpar} { {\super

4} En torno a la vida de Erich Mielke v\u233?ase Jochen von Lang, Erich Mielke: Eine deutsche Karriere, Rohwolt, Reinbek bei Hamburg, 1993; y Koehler, op. cit., pp. 33 \u8722? 72.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 5} La RDA ten\u237?a el PIB per c\u225?pita m\u225?s elevado del Bloque del Este : Alexandra Ritchie, Faust\u8217?s Metropolis: A History of Berlin, Carroll & Gr af Publishers, Nueva York, 1998, p. 755.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 6} La publicaci\u243?n rusa Sputnik, por ejemplo, fue prohibida en noviembre de 1988 por las autoridades de la RDA: \u171?Der Weg zur Einheit: Deutschland seit Mitte der Achtziger Jahre\u187?, en Informationen zur politischen Bildung, 1er t rimestre, 1996, p. 15.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 7} El informe de la Oficina de Documentaci\u243?n de la Stasi sobre los planes p ara el encarcelamiento de ciudadanos durante el \u171?D\u237?a X\u187? es \u171? Vorbereitung auf den Tag X\u8212? Die Geplanten Isolierungslager des MfS\u187?, de Thomas Auerbach y Wolf-Dieter Sailer, BstU, 1995.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 8} Las palabras de Honecker fueron: \u171?Den Sozialismus in seinem Lauf, wie ma n bei uns zu sagen pflegt, h\u228?lt weder Ochs noch Esel auf\u187?, Erfurt, 14 de agosto de 1989; las repetir\u237?a en su discurso del 6 de octubre de 1989 an te el Parlamento, en el cuadrag\u233?simo aniversario de la RDA: v\u233?ase \u17 1?1989 \u8722? 40 Jahre DDR\u187? en http://ddr-im-www.de/Geschichte/1989.htm En ese mismo portal se puede encontrar la famosa advertencia de Gorbachov. En cuan to a la orden de Honecker de \u171?pellizcar a los contrarrevolucionarios en el trasero\u187?, v\u233?ase Der Spiegel, 46, 1999 (15 de noviembre de 1999), \u171 ?Wende und Ende des SED-Staates (2)\u187?, en http://www.spiegel.de/druckversion /0,1588,44895,00.html {\super 9} El discurso de G\u252?nter Schabowski en la rueda de prensa del 9 de noviembr e de 1989 aparece en el documental para televisi\u243?n Die StasiRolle: Geschich ten aus dem MfS, Spiegel TV, 1993. En el mismo programa aparece el guardia front erizo herr J\u228?ger admitiendo que en ocasiones se pon\u237?an sellos en los p asaportes para evitar que cierta gente regresase al pa\u237?s. El discurso de Sc habowski tambi\u233?n est\u225? disponible en \u171?1989 \u8722? 40 Jahre DDR\u1 87? en http://ddr-im-www.de/Geschichte/1989.htm {\super 10} Sobre el c\u233?lebre discurso de Mielke ante el Parlamento, v\u233?ase Der Spiegel, n\u176? 46, 1999 (15 de noviembre de 1999), \u171?Wende und Ende des SE D-Staates (8)\u187?, en http://www.spiegel.de/spiegel.\par\pard\plain\hyphpar} { Tambi\u233?n puede leerse en http://ddr-im-www.de/Geschichte/1989.htm\par\pard\p lain\hyphpar} { {\super 11} Sobre el n\u250?mero de confidentes de la Stasi que participaron en las nego ciaciones de la Runde Tisch, cfr. \u171?Wende und Ende des SED-Staates (11)\u187 ?, en Der Spiegel, n\u176? 46, 1999 (15 de noviembre de 1999), tambi\u233?n disp onible en http://www.spiegel.de/druckversion/0,1588,52264,00.html {\super 12} En 1998, una investigaci\u243?n parlamentaria del gobierno federal descubri\ u243? que, en las semanas de la debacle del r\u233?gimen de la RDA, en 1989, des aparecieron entre 3.000 y 10.000 millones de marcos occidentales. V\u233?ase la referencia a Untersuchungsausschuss \u8220?DDR-Verm\u246?gen\u8221? en \u171?Wen de und Ende des SED-Staates (12)\u187?, en Der Spiegel, n\u176? 50, 1999 (14 de diciembre de 1999) http://www.spiegel.de/druckversion/0,1588,52264,00.html {\sup er 13} Fue Frau Neubert, de la B\u252?rgerb\u252?ro e.V. Verein zur Aufarbeitung vo n Folgesch\u228?den der SED-Diktatur, quien me cont\u243? lo de los env\u237?os de porno y de paquetes sospechosos; los cables de los frenos del coche de los Ne ubert fueron cortados; el escritor J\u252?rgen Fuchs cont\u243? la historia de u nos cachorros y fue su hija quien fue secuestrada a la salida del colegio. En re laci\u243?n con las amenazas de ataques con \u225?cido, v\u233?ase Koehler, op. cit., p. 29. Koehler cita a su vez a Manfred Kittlaus, el director de la Unidad de Investigaci\u243?n Criminal del gobierno de Berl\u237?n, quien tacha a las as

ociaciones de ex funcionarios comunistas de ser \u171?las cl\u225?sicas asociaci ones de crimen organizado\u187? (p. 30).\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 14} En castellano en el original. (N. de la T.) {\super 15} A pesar de que la mayor\u237?a de la gente pod\u237?a ver la televisi\u243?n occidental, la se\u241?al occidental no llegaba a penetrar en un \u225?rea de d if\u237?cil accesibilidad geogr\u225?fica que inclu\u237?a Dresde. La zona lleg\ u243? a conocerse como el \u171?Tal der Ahnungslosen\u187?, o \u171?valle de los desinformados\u187?.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 16} Encuestas realizadas en los a\u241?os inmediatos a la guerra mostraron que e l periodo de Hitler en la historia alemana (1933 \u8722? 1945) era visto como po sitivo por alrededor del 40 por ciento de la poblaci\u243?n alemana: \u171?Umfra ge des Instituts f\u252?r Demoskopie Allensbach 1951\u187?, en Alfred Grosser, D ie Bonner Demokratie: Deutschland von drau\u223?en gesehen, Rauch, Dusseldorf, 1 960, p. 22.\par\pard\plain\hyphpar} { Seg\u250?n una encuesta de 1971 la mayor\u237?a del pueblo alem\u225?n manten\u2 37?a que el nazismo era una buena idea que hab\u237?a fallado en su implementaci \u243?n: Max Kaase, \u171?Demokratische Einstellungen in der Bundesrepublik Deut schland\u187?, en Rudolf Wildemann (ed.), Sozialwissenschaftliches Jahrbuch f\u2 52?r Politik, vol. 2, Olzog, M\u250?nich, 1971, p. 325.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 17} Uno de los textos autobiogr\u225?ficos de Karl-Eduard von Schnitzler es Mein e Schl\u246?sser oder Wie ich mein Vaterland fand, Verlag Neues Leben, Berl\u237 ?n, 1989. M\u225?s sobre sus opiniones en Provokation, Nautilus, Hamburgo, 1993. \par\pard\plain\hyphpar} { {\super 18} El informe de la Oficina de Documentaci\u243?n de la Stasi sobre la utilizac i\u243?n de radiaci\u243?n contra elementos \u171?opositores\u187? es el Bericht zum Projekt: Einsatz von R\u246?ntgenstrahlen und radioaktiven Stoffen durch da s MfS gegen Oppositionelle-Fiktion oder Realit\u228?t?, del grupo de trabajo \u1 71?Strahlen\u187? formado por: Bernd Eisenfeld (director), Thomas Auerbach, Gudr un Weber y el doctor Sebastian Pflugbeil. Fue publicado por el BstU en el a\u241 ?o 2000.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 19} M\u225?s tarde encontr\u233? instrucciones para operativos sobre c\u243?mo l isiar a los \u171?opositores\u187?, m\u225?s detalladas que los breves apuntes d e herr Block. Est\u225?n extra\u237?das de la directiva \u171?Percepciones\u187? (\u171?Richtlinien, Stichpunkt Wahrneh-mung\u187?). El objetivo era: Desarrolla r apat\u237?a (en el sujeto) [...] para conseguir una situaci\u243?n en la que s us conflictos, tanto sociales, personales, profesionales, pol\u237?ticos o de sa lud, sean irresolubles [...] para avivar miedos en \u233?l [...] desarrollar/cre ar desencuentros [...] restringir su talento y sus habilidades [...] reducir su capacidad para reaccionar y [...] sembrar discordancias y contradicciones a su a lrededor con tal fin [...].\par\pard\plain\hyphpar} { El 18 de enero de 1989 (mucho antes de que nadie pudiese sospechar las manifesta ciones de octubre de ese mismo a\u241?o) el Estado public\u243? una directiva m\ u225?s depurada llamada \u171?Zersetzungsmassnahmen\u187?. En alem\u225?n Zerset zung es una palabra cruel que no tiene equivalente directo en ingl\u233?s. Zerse tzung, como concepto, engloba la aniquilaci\u243?n del yo interior. La directiva recomienda los siguientes m\u233?todos: [la] difusi\u243?n paulatina de rumores sobre individuos concretos vali\u233?ndose de cartas an\u243?nimas y seudo-an\u 243?nimas [...] crear situaciones comprometidas para ellos con el fin de crear c onfusi\u243?n en torno a los hechos [...] [y] la generaci\u243?n de conductas hi st\u233?ricas y depresivas en los sujetos escogidos.\par\pard\plain\hyphpar} { V\u233?ase J\u252?rgen Fuchs, Unter Nutzung der Angst, 2, 1994, BstU, pp. 13 \u8 722? 24, y \u171?Politisch-operatives Zusammenwirken und aktive Ma\u223?nahmen\u 187?, en Bearbeiten-Zersetzten-Liquidieren Analysen und Berichte, 3, 1993, BstU, pp. 13 \u8722? 24. Para conocer las definiciones de la propia Stasi, v\u233?ase

tambi\u233?n Siegfried Suckut (ed.), Das W\u246?rterbuch der Staatssicherheit: Definitionen des MfS zur \u171?politisch-operativen Arbeit\u187?, Christoph Link s Verlag, Berl\u237?n, 1996.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 20} V\u233?ase Ritchie, op. cit., p. 877.\par\pard\plain\hyphpar} { {\super 21} Los art\u237?culos sobre herr Bohnsack se incluyen en Der Spiegel, 29, 1991, pp. 32 \u8722? 34 (donde Bohnsack confirma que la Stasi compraba votos de pol\u 237?ticos de Alemania Federal) y en Der Spiegel, 30, 1991, pp. 57 \u8722? 58. So bre la desinformaci\u243?n, v\u233?ase tambi\u233?n Der Spiegel, 49, 1991, pp. 1 27 \u8722? 130. A pesar de la compra de votos por parte de la Stasi, el mandato de Brandt como canciller no dur\u243? mucho. Brandt caer\u237?a dos a\u241?os de spu\u233?s, tras descubrirse que uno de sus asesores m\u225?s cercanos, G\u252?n ter Guillaume, era uno de los agentes de Wolf.\par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Table of Contents}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ul ANNA FUNDER}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ul ACERCA DE LA AUTORA}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ul ACERCA DE LA OBRA}\par\pard\plain\hyphpar} {\ul 1 Berl\u237?n, invierno de 1996}{\ul 2 Miriam}{\ul 3 Puente de Bornholmer}{\ul 4 Charlie}{\ul 5 El palacio de lin\u243?leo}{\ul 6 C. G. de la Stasi}{\ul 7 El olor a viejo}{\ul 8 Llamadas telef\u243?nicas}{\ul 9 Julia tiene una \u171?no historia\u187?}{\ul 10 El novio italiano}{\ul 11 Comandante N.}{\ul 12 El lipsi}{\ul 13 Von Schni...}{\ul 14 Peor te sientes}{\ul 15 Herr Christian}{\ul 16 Homo socialista}{\ul 17 Fijando los l\u237?mites}{\ul 18 La placa}{\ul 19 Klaus}{\ul 20 Herr Bock de Golm}{\ul 21 Frau Paul}{\ul 22 El trato}{\ul 23 Hohensch\u246?nhausen}{\ul 24 Herr Bohnsack}{\ul 25 Berl\u237?n, primavera de 2000}{\ul 26 El Muro}{\ul 27 Puzles}{\ul 28 Miriam y Charlie} { {\ul Agradecimientos}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ul Notas a pie de p\u225?gina}\par\pard\plain\hyphpar} {\page } }

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