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Published on Sep 16,2023
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Published on Sep 16,2023
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P:02

LA PREDICACIÓN

P:03

JOHN MACARTHUR

La bibiliateca del pastar

LA PREDICACIÓN

____________________________

CÓMO PREDICAR BÍBLICAMENTE

JOHN MACARTHUR

y LA FACULTAD DEL MASTER’S SEMINARY

P:04

© 2009 por Grupo Nelson®

Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.

Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc.

Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc.

www.gruponelson.com

Publicado originalmente bajo el título El redescubrimiento de la predicación expositiva

© 1996 por Editorial Caribe, Nashville, TN

Título en inglés: Rediscovering Expository Preaching

© 1992 por Word, Inc.

Publicado por Word Publishing

Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en

algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos,

fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización

previa por escrito de la editorial.

A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Santa Biblia,

Versión Reina-Valera 1960

© 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina,

© renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas.

Usados con permiso.

Traducción: Javier A. Quiñones Ortiz

Adaptación del diseño al español: Rojas & Rojas Editores, Inc.

ISBN: 978-1-60255-301-9

Impreso en Estados Unidos de América

09 10 11 12 13 QW 9 8 7 6 5 4 3 2 1

P:05

Dedicado a

los expositores practicantes

del Master’s Seminary

en el pasado, en el presente y en el futuro

P:06

Contenido

Prefacio

Introducción

Parte I: Cómo probar la prioridad de la predicación expositiva

1. El redescubrimiento de la predicación expositiva

Richard L. Mayhue

2. El mandato de la infalibilidad bíblica: la predicación expositiva

John MacArthur, Jr.

3. Historia de la predicación expositiva

James F. Stitzinger

Parte II: La preparación del expositor

4. La prioridad de la oración y la predicación expositiva

James E. Rosscup

5. El hombre de Dios y la predicación expositiva

P:07

John MacArthur

6. El Espíritu de Dios y la predicación expositiva

John MacArthur, Jr.

Parte III: Cómo procesar el texto bíblico y cómo establecer y aplicar

sus principios

7. La hermenéutica y la predicación expositiva

James E. Rosscup

8. La exégesis y la predicación expositiva

Robert L. Thomas

9. El análisis gramatical y la predicación expositiva

George J. Zemek

10. Herramientas de estudio para la predicación expositiva

James F. Stitzinger

11. Un método de estudio para la predicación expositiva

John MacArthur, Jr

P:08

Parte IV: Cómo agrupar el mensaje expositivo

12. Ideas centrales, bosquejos y títulos

Donald G. McDougall

13. Introducciones, ilustraciones y conclusiones

Richard L. Mayhue

14. Mensajes expositivos temáticos, teológicos, históricos y biográficos

Irvin A. Busenitz

15. La predicación expositiva en base a la narración del Antiguo

Testamento

David C. Deuel

16. De la exégesis a la exposición

John MacArthur, Jr.

Parte V: La predicación de la exposición

17. Las traducciones bíblicas y la predicación expositiva

P:09

Robert L. Thomas

18. Presentación de la exposición

John MacArthur, Jr.

19. Preguntas frecuentes acerca de la predicación expositiva

John MacArthur, Jr.

Epílogo: La responsabilidad del oyente

Lectura adicional

Lectura adicional

P:10

Prefacio

En concordancia con el propósito de The Master’s Seminary, este

volumen procura alcanzar la meta de motivar y equipar a las

generaciones, actual y futura, de líderes cristianos a fin de proveer

nutrición espiritual sana para el pueblo de Dios en base a su Palabra. La

predicación combina, de forma sumamente condensada, todos los

aspectos del programa de The Master’s Seminary, el cual está diseñado

para moldear hombres de Dios para que proclamen su Palabra de manera

eficaz, de modo que los incrédulos puedan ser evangelizados y los

creyentes puedan ser preparados para realizar la tarea del ministerio.

La predicación se ocupa tanto del predicador experimentado como del

estudiante de homilética y docencia. También ha sido escrito para ayudar

a los laicos serios en su ministerio de la Palabra. Vimos esta obra como

un posible libro de texto de homilética a nivel de instituto bíblico y

seminario. Los pastores que no tienen preparación de seminario también

se pueden beneficiar de este volumen, así como los veteranos que, como

nosotros, andan continuamente en busca de un mayor nivel de excelencia

expositiva.

N o pretendemos que esto sea un tratamiento enciclopédico de la

exposición bíblica. Ningún capítulo abarca totalmente su tema. Su

pretendida fortaleza, más bien, es el extenso alcance de la obra, que se

ocupa de los aspectos teológicos, exegéticos y homiléticos de la

predicación. Las discusiones construyen un puente, a partir de las

disciplinas creadas en el seminario del estudio del pastor, hasta la entrega

de mensajes semanales en una iglesia local, mediante sugerencias acerca

de cómo progresar deliberadamente de una fase a la otra al prepararse

uno mismo para servir al pueblo de Dios.

Más específicamente, el cuádruple propósito de La predicación es:

1. Aclarar la necesidad, así como el significado, de la predicación

expositiva, es decir, responder a la pregunta: «¿Qué es la

predicación expositiva? »

2. Verificar el argumento teológico e histórico para la predicación

expositiva, es decir, responder a la pregunta: «¿Por qué insistir

en la predi​cación expositiva?»

3. Especificar los elementos esenciales así como los pasos

involucrados en la preparación y la participación en la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 1

P:11

predicación expositiva, es decir, responder a la pregunta: «¿Cómo

se prepara uno para la predi​cación expositiva?»

4. Ejemplificar la realidad de la predicación expositiva, es decir,

responder a la pregunta: del «¿Quiénes han promovido y

practicado, o promueven y practican la predicación expositiva?»

Nuestro presidente, John MacArthur, conocido mundialmente como un

expositor experto, ha contribuido de manera significativa a este libro. Sus

colegas en la facultad The Master’s Seminary, con un promedio de más

de veinte años de experiencia cada uno en la predicación y en la

preparación a nivel de seminario de predicadores, también han

contribuido del tesoro de sus áreas de competencia. El lector apreciará

rápidamente sus afirmaciones compuestas acerca de la exposición que

surgen dentro de una variedad de expresiones individuales y preferencias

metodológicas.

Su unanimidad en cuanto a la exposición bíblica se centra en la

prioridad de impartir con fidelidad, eficacia y precisión el contenido del

texto bíblico infalible y autorizado. Sin embargo, el lector notará las

diferencias en sus énfasis en cuanto a cómo hacerlo mejor. Uno prefiere

predicar sin notas, mientras que otro promulga el uso de notas o hasta un

manuscrito. Uno ve la necesidad de que casi todos los bosquejos de

sermones concuerden con la secuencia del texto, mientras que otro

permite mayor flexibilidad para el uso de bosquejos que no sigan dicha

secuencia. Uno enfatiza la importancia de presentar una solución para

cada problema difícil de interpretar; otro se inclina más hacia ser francos

con la audiencia cuando la preparación para el sermón no ha producido

una respuesta definitiva. Uno afirma la importancia de no obviar el

mensaje esencial de las secciones narrativas veterotestamentarias,

mientras otro presenta el uso cuidadoso de los personajes de las

secciones narrativas veterotestamentarias como ilustraciones al predicar.

Estos son ejemplos de la variedad metodológica que el lector cuidadoso

detectará. La predicación no insiste en un solo acercamiento mecánico a

la predicación, sino que enfoca la atención en los elementos dinámicos

esenciales de la exposición bíblica para cualquier tiempo; en otras

palabras, se concentra en las Escrituras y en la posición central de Cristo

al declarar su significado.

El lector también notará una diversidad en los «niveles» de

tratamiento de los diferentes temas. En un extremo están los capítulos

cuya documentación es copiosa y en el otro los que tienen muy poca. Esta

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 2

P:12

diversidad es, hasta cierto punto, una consecuencia de la naturaleza del

tema y, en menor medida, la elección de cada contribuyente. Cada uno ha

manejado su fase de exposición de la manera que consideró más sabia.

El libro delinea cuatro amplias fases que siguen el progreso de la

experiencia de la predicación. Estas incluyen: (1) La consagración del

hombre que llega a estudiar la Palabra de Dios. (2) La habilidad del

hombre consagrado al estudiar la Escritura exegéticamente. (3) La

capacidad del hombre consagrado al unir todos sus materiales de estudio

en forma de un mensaje que concuerde con el texto y que aplique la

escritura de forma relevante a su propia generación. (4) Las dinámicas

del hombre consagrado al proclamar su exposición de forma

espiritualmente convin​cente y apremiante.

Las notas al calce contienen extensas referencias a la literatura

relacionada con la preparación de sermones y la predicación. El lector

que decida buscar estas fuentes podrá encontrar en ellas y otras en

español, una mina de oro para estudios adicionales. Aquellos que así lo

prefieran, por supuesto, podrían simplemente leer el texto mismo.

Estamos sumamente endeudados con varios individuos que han

colaborado en la producción de La predicación. Le agradecemos a los

profesores Ben Awbrey, Jim George, Alex Montoya y Ken Sarles por

haber leído y ofrecido sugerencias para mejorar esta obra; a la

bibliotecaria Floyd Votaw por los índices al final de la versión al inglés;

a Lynee Bierhorst, Carolyn Hanson, Nancy Martin, Laura Murphy, Jeanine

Rickard y Pat Rotisky, quienes contribuyeron inmensamente en la fase

secretarial de la obra; y a Dave Enos, Phil Johnson, Tom Pennington y

Lance Quinn, quienes proveyeron un indispensable asesoramiento

editorial a través del proyecto.

John MacArthur y la facultad The Master’s Seminary ofrecen La

predicación con la sencilla oración de que el Señor Jesucristo se

complazca en usarlo para animar a nuestros compañeros predicadores y

para preparar una nueva generación de expositores que prediquen con la

misma pasión que tenían los apóstoles por Dios y su Palabra.

Richard L. Mayhue

Robert L. Thomas

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 3

P:13

Introducción

Estoy constantemente abrumado por la responsabilidad y la obligación

que posee el predicador de la Palabra de Dios. Todos miramos con

indignación al abogado o al juez que, a raíz de la búsqueda de riquezas

particulares, distorsionan la verdad al atacar la reputación y las

posesiones personales de la gente, a medida que las reducen a la pobreza.

Respondemos con una indignación parecida ante el médico farsante que,

por incompetente, pone en peligro la salud y la vida de alguien en busca

de ganancias financieras. Esas personas merecen ser consideradas como

criminales; el dolor y la pérdida de sus víctimas justamente debería

atribuír​seles a ellos.

Ofrecerse uno mismo como consejero o sanador para ocuparse de

alguien durante un tiempo de crisis, y luego, por negligencia, incapacidad

o codicia egoísta destruir sus vidas, es algo que revela falta de razón. Las

asociaciones médicas y legales han establecido medidas para intentar

prevenir tal negligencia.

Pero, ¿y qué de mí como suministrador de la verdad de Dios, el médico

del alma? ¿Acaso no soy responsable ante Dios por cualquier perversión

de la verdad, independientemente de cuán tonta sea, y también por mi

negligencia e incapacidad? ¿Qué asociación terrenal me regula? ¿Acaso

no es cierto que yo, que predico la Palabra de Dios, confronto una corte

mayor que el foro legal o cualquier tribunal médico? Santiago dijo: «No

os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor

condenación» (Stg 3.1).

Ninguna profesión tiene un potencial tan alto de responsabilidad como

la del predicador de la Palabra de Dios. Este juzgará a cualquier

predicador en base a la precisión y a la certeza de su predicación.

Cualquier falla como vocero de Dios no sólo ocasiona vergüenza (2 Ti

2.15) sino juicio. El Espíritu Santo ha escrito que todo pastor del rebaño

de Dios debe «dar cuenta» (Heb 13.17). Vendrá el día en el cual el

predicador tenga que rendir cuentas. Entonces sólo una cierta clase de

hombre tiene derecho a ser considerado como abogado, juez o médico. El

patrón es significativa​mente mayor para el predicador.

¿Qué es lo que equipa a un hombre a fin de calificar para la

responsabilidad de la predicación? Podría argumentar con los siguientes

elementos: reverencia ante Dios, respeto por la dignidad del deber

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 4

P:14

pastoral, buen sentido, sano juicio, una manera de pensar clara y

profunda, amor por la lectura, dedicación diligente al estudio y la

meditación. Una buena memoria, un buen dominio de las palabras, saber

cómo piensa la sociedad, todas estas características son esenciales. Es

necesario un talento poco común y mucho esfuerzo para explicar los

pasajes oscuros de la Escritura, así como para resolver las complicadas

aplicaciones de la Palabra a las vidas y para defender la verdad en contra

de sus opositores, todos estos son deberes que están en el corazón de la

vida y el ministerio del predicador.

Una cantidad mínima de conocimiento y habilidad jamás capacitarán al

predicador para enseñar doctrina, exponer las cosas profundas de Dios,

convencer la mente terca, capturar los afectos y la voluntad o iluminar las

realidades oscuras para eliminar las sombras de confusión, ignorancia,

las objeciones, el prejuicio, la tentación y el engaño.

Pero por encima de todo, y a través de todo, el predicador debe ser

hábil en el uso de la Palabra para detectar los errores de aquellos que le

escuchan, para liberar hombres de sus fortalezas de ignorancia, convencer

sus conciencias, tapar sus bocas y cumplir su responsabilidad de

proclamar todo el consejo de Dios. La Palabra es la única arma del

predicador, la poderosa espada de doble filo que es la única que corta

hasta lo más profundo del alma y el espíritu.

Si creemos que Dios ha preparado al expositor con la capacidad

mental, la disciplina diligente y el don del Espíritu para predicar, el éxito

todavía requiere un conocimiento profundo y una proclamación fiel de la

Palabra. Sobre todo, el predicador debe llegar a ser como Esdras, que

«había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para

cumplirla, y para enseñar […] sus estatutos y decretos» (Esd 7.10) o

como Apolos, que era «poderoso en las Escrituras» (Hch 18.24).

Ningún texto de la Escritura afirma de forma más poderosa este

llamado a usar toda nuestra capacidad para exponer la Palabra como el

potente mandato de 2 Timoteo 4.1-4:

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos

en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de

tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo

cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán

maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se

volverán a las fábulas.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 5

P:15

La seriedad de la comisión del predicador se expresa en el versículo

1: «Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo». El predicador

está bajo el escrutinio de Dios y de Jesucristo, quienes juzgarán a todos

algún día.

Pablo, el envejecido guerrero, procuró enfrentar a su hijo menor en la

fe con un sentido de esta pesada responsabilidad. Ese peso lo debe haber

sentido John Knox cuando fue obligado a predicar y en anticipo de ello,

se encerró en un cuarto y lloró por días porque temía la seriedad de ese

deber.

El juez perfecto juzgará perfectamente la calidad, la precisión, el celo

y el esfuerzo del predicador. El asunto es complacer a Dios y a

Jesucristo, no agradar a los hombres. El juicio de estos es imperfecto y

eternamente inconsecuente. El de Dios, perfecto y eternamente

consecuente, es el único veredicto que importa.

El tema de la comisión del predicador se expresa en el versículo 2:

«que prediques la palabra». La predicación de la Palabra de Dios es el

mandato. No sólo hemos de retener la sólida Palabra (2 Ti 1.13), para

usar de forma precisa la Palabra (2.15), para guardar la Palabra (1.14),

sino para proclamarla.

Pablo lo dijo de manera sucinta en Colosenses 1.24-25: «La iglesia; de

la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue

dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de

Dios».

La predicación expositiva, la expresión exacta de la voluntad del

glorioso Soberano, deja que sea Dios quien hable, no el hombre.

La predicación expositiva conserva los pensamientos del Espíritu,

lleva al predicador a un contacto directo y continuo con la mente del

Espíritu Santo, autor de la Escritura.

La predicación expositiva libera al predicador para que proclame toda

la revelación de Dios, produciendo un ministerio saludable e íntegro.

La predicación expositiva promueve el conocimiento bíblico y produce

un abundante conocimiento de las verdades redentoras.

La predicación expositiva implica autoridad divina definitiva,

comu​nicando la voz misma de Dios.

La predicación expositiva transforma al predicador, lo cual a su vez

lleva a congregaciones transformadas.

Además del tema de la comisión del predicador, en 2 Timoteo 4.2

también se declara su alcance: «Que instes a tiempo y fuera de tiempo;

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 6

P:16

redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina». El

predicador siempre está listo a predicar, sea conveniente hacerlo o no.

Está ansioso de exponer el pecado y promover el comportamiento justo.

Lo hace con paciencia y no con irritación, amargura o desaliento. Su

predicación siempre es doctrina sólida que le muestra al pueblo el

verdadero patrón de Dios.

La urgencia de la comisión del predicador se expresa en los versículos

3 y 4: «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino

que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus

propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a

las fábulas».

Los pecadores no tolerarán las verdades inquietantes. Eso es de

esperarse. Por otra parte, querrán escuchar mentiras agradables. Ellos

podrán buscar lo sensacional, lo entretenido, lo que les edifique el ego,

que no los amenace y que sea popular. Pero lo que nosotros predicamos

es dictado por Dios, no por las muchedumbres que enfrentemos. El

psiquiatra y escritor cristiano John White ha escrito algunas palabras

precisas que necesitan ser escuchadas:

Hasta hace unos quince años los cristianos veían a la psicología como algo hostil al

evangelio.

Permítase que alguien que profesa el nombre de Jesús bautice la psicología secular y la

presente como algo compatible con la verdad de la Escritura, y la mayoría de los cristianos se

sentirán felices tragándose una cicuta teológica en forma de «intuiciones psicológicas».

Durante los últimos 15 años las iglesias han tendido a depender más y más de los

consejeros pastorales entrenados […] Para mí esto parece indicar debilidad en o indiferencia

hacia la predicación expositiva dentro de las iglesias evangélicas […] ¿Por qué tenemos que

recurrir a las ciencias humanas? ¿Por qué? Porque por años no hemos expuesto el todo de la

Escritura. Porque debido a nuestra débil exposición y nuestras charlas temáticas superficiales

hemos producido una generación de ovejas cristianas sin pastor. Y ahora nos estamos

maldiciendo a nosotros mismos más profundamente que nunca por haber recurrido a la

sabiduría del mundo.

Lo que hago como psiquiatra y lo que mis colegas psicólogos hacen en sus investigaciones

o en su consejería es de valor infinitamente menor para los cristianos con problemas que lo

que Dios dice en su Palabra. Pero los pastores, como las ovejas a las cuales guían, están

siguiendo (si se me permite cambiar la metáfora por un momento) a un nuevo flautista de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 7

P:17

Hamelín que los está llevando hacia las oscuras cavernas del hedonismo humanista.

Algunos de aquellos que estamos profundamente involucrados en las ciencias humanas

nos sentimos como voces clamando en un desierto ateo de humanismo, mientras que las

iglesias se tornan hacia la psicología humanista como sustituto para el evangelio de la gracia

de Dios.1

El predicador que lleva el mensaje que el pueblo más necesita

escuchar casi siempre será el que menos les guste escuchar. Pero

cualquier cosa menor que el compromiso del predicador para con la

predicación expositiva reducirá sus ovejas a un rebaño débil, vulnerable

y sin pastor.

Para aquellos que desean predicar la Palabra de forma precisa y

poderosa porque entienden la responsabilidad de no hacer nada menos;

para aquellos que desean enfrentar al juez en el día del juicio y

experimentar el agrado del Señor por su esfuerzo; para aquellos que están

ansiosos de permitir que Dios hable su Palabra directamente por su medio

de forma poderosa y desafiante, así como Él la dio; y para aquellos que

deseen ver a las personas transformadas radicalmente y llevando vidas

consagradas, sólo existe la predicación expositiva.

Hace mucho tiempo buscaba un libro para mis estudiantes que reuniera

todas las instrucciones indispensables en cuanto a la predicación

expositiva. Creo que es este, y estoy endeudado con la visión del Dr.

Richard L. Mayhue, el trabajo editorial del Dr. Roben L. Thomas y la rica

instrucción de la facultad de The Master’s Seminary. El hecho mismo que

toda una facultad pueda disfrutar de este esfuerzo común refleja su pasión

de producir una capacitada generación de expositores.

Si desea ser uno de esos pastores que anhelan el corazón de Dios, que

alimentarán sus ovejas con conocimiento divino del entendimiento

espiritual mediante la exposición bíblica, este libro es esencial para

usted. Mi oración es que este volumen le ayude a equiparte para alcanzar

el nivel que satisfará el deseo de Dios para su llamado.

John MacArthur, ]r.

1 John White, Flirting with the World [Jugueteo con el mundo], Shaw,

Wheaton, Illinois, 1982, pp. 114-117.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 8

P:18

PARTE I

CÓMO PROBAR LA PRIORIDAD

DE LA PREDICACIÓN

EXPOSITIVA

1. El redescubrimiento de la predicación expositiva

2. El mandato de la infalibilidad bíblica: la predicación expositiva

3. Historia de la predicación expositiva

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 9

P:19

1

El redescubrimiento de la predicación expositiva

Richard L. Mayhue

La autenticidad de la predicación bíblica se empaña de modo significativo debido a

que los comunicadores contemporáneos están más preocupados de la relevancia

personal que de la revelación de Dios. La Escritura inequívocamente requiere una

proclamación centrada en la voluntad de Dios y en la obligación que tiene la

humanidad de obedecer. El patrón expositivo se recomienda a sí mismo, mediante

hombres totalmente comprometidos con la Palabra de Dios, como predicación que es

fiel a la Biblia. La exposición presupone un proceso exegético que extrae el

significado que Dios le dio a la Escritura y una explicación de ese significado en una

manera contemporánea. Es necesario recapturar la esencia bíblica y el espíritu

apostólico de la predicación expositiva en el entrenamiento y la predicación de

hombres que están dedicados a «predicar la Palabra».

The Master’s Seminary [El Seminario de Maestros], se une a otros1

en

aceptar la urgente responsabilidad de trasmitir el legado paulino de

«predicar la Palabra» (2 Ti 4.2). Este volumen señala un esfuerzo por

inspirar en los predicadores del siglo veintiuno un patrón de predicación

bíblica hereda​do de sus predecesores.2

Cada generación sufre las críticas circunstancias que Amós le

profetizó a Israel: «He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los

cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino

de oír la palabra de Jehová» (Am 8.11). Los siglos recientes han probado

nueva​mente esta necesidad.

UN REPASO DE LAS TENDENCIAS RECIENTES

En una explicación de Hebreos 8.10, el comentarista puritano William

Gouge (1575-1653) destacaba:

Los ministros han de imitar a Dios y realizar su mejor esfuerzo para instruir al pueblo en los

misterios de la santidad y enseñarles qué creer y practicar, para entonces conducirlos a

obrar, de que practiquen lo que se les enseñó. De otra manera es posible que su labor sea en

vano. El no hacer esto es una de las razones principales por las cuales muchos hombres caen

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 10

P:20

en tantos errores como lo hacen en estos días.3

A este editorial de Gouge, Charles Spurgeon (1834-1892) añade una

palabra acerca de la Inglaterra del siglo diecinueve:

Podría añadir que esta última declaración ha adquirido más fuerza en nuestros tiempos; es

entre los rebaños no instruidos que los lobos del papismo crean caos; la enseñanza sólida es

la mejor protección contra estas herejías que causan desolación a diestra y siniestra entre

nosotros.4

Juan Broadus (1827-1895) también lamentaba la muerte de la buena

predicación en los EE.UU.,5

y G. Campbell Morgan (1863-1945) notó:

La obra suprema del ministro cristiano es la obra de la predicación. Este es un día en el

cual uno de nuestros mayores peligros es hacer un millar de cositas mientras ignoramos una

cosa, la predicación.6

Los siguientes lamentos, típicos de la época, muestran que las cosas

habían mejorado muy poco para la mitad de siglo:

Excepto por la creciente mundanalidad de sus miembros, el púlpito es punto débil de la

iglesia.7

Pero la gloria del púlpito cristiano es un brillo prestado […] La gloria se está marchando

del púlpito del siglo veinte de forma alarmante […] A la Palabra de Dios se le ha negado el

trono y se le ha dado un lugar desmerecido. 8

Empero todavía es cierto que «cualesquiera sean las señales del púlpito contemporáneo, la

centralidad de la predicación bíblica no es una de ellas».9

En una tradición enfocada en la centralidad de la Palabra escrita, pocos temas son más

importantes que la interpretación y la proclamación de esa Palabra. Todo el mundo enfatiza

la necesidad de una exégesis sólida del texto, pero pocos tienen la pericia para proveer tal

exégesis y predicar efectivamente en base a la misma.10

Para mediados de los años ochenta se reunió el Congreso Nacional

sobre Exposición Bíblica para demandar el regreso a la verdadera

exposición bíblica.11 El tema del congreso demandaba que la iglesia

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 11

P:21

estadounidense volviera a la verdadera predicación bíblica o de otra

manera, el mundo occidental continuaría su descenso hacia una cultura

desvalorizada. Os Guiness, comentando acerca de la singularidad de los

EE.UU. en la cultura contemporánea, declaró preocupado que: «En todos

mis estudios todavía no he visto una sociedad occidental en donde los

bancos de la iglesia estén tan llenos y los sermones tan vacíos».12

El estudio de John MacArthur acerca de los patrones de predicación a

finales de los años ochenta, le llevó a observar:

Específicamente, la predicación evangélica debe reflejar nuestra convicción de que la

Palabra de Dios es infalible. Con demasiada frecuencia no es así, Es más, hay una tendencia

perceptible en el ambiente evangélico contemporáneo a apartarse de la predicación bíblica y

arrastrarse hacia un acercamiento temático en el púlpito basado en la experiencia y el

pragmatismo.13

En los albores de los noventa, parece surgir un ímpetu irresistible a

enfocar el púlpito a lo relevante. Siegfried Meuer alertó a los cristianos

en los años sesenta en cuanto al mismo «peligro contemporáneo»14. Él

comparó la dirección de sus días a las tendencias anteriores de Harry

Emerson Fosdick, quien en la década del veinte escribió: «El sermón es

aburrido porque no tiene conexión con los verdaderos intereses del

pueblo […] El sermón debe ocuparse de un verdadero problema»15

.

Meuer aseveró que Fosdick abrió las puertas para que la filosofía y la

psicología inundaran el púlpito moderno con incredulidad.

La filosofía de Fosdick suena alarmantemente parecida al consejo

ofrecido en una reciente publicación acerca de la relevancia en la

predica​ción contemporánea:

Las personas que no asisten a la iglesia hoy en día son los consumidores definitivos. Quizás

no nos guste, pero por cada sermón que predicamos, ellos preguntan: «¿Estoy interesado en

ese tema o no?» Si no lo están, no importa cuán efectiva sea su exposición; sus mentes se

marcharán.16

La conclusión implicada es que los pastores deben predicar lo que el

pueblo desee escuchar en lugar de lo que Dios ha proclamado. Ese

consejo activa la alarma de 2 Timoteo 4.3, que advierte: «Porque vendrá

tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de

oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias».

¿Cuál es la respuesta adecuada? Declaramos que estriba en el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 12

P:22

redescubrimiento y la reafirmación de la predicación expositiva para la

generación venidera de predicadores que enfrentarán todas las

oportunidades espirituales y los obstáculos satánicos de un nuevo

milenio. Concordamos con la evaluación de Walter Kaiser:

Independientemente de qué nuevas directrices y énfasis se ofrezcan con regularidad, lo que

hace falta, sobre todo, para hacer que la Iglesia sea más práctica, auténtica y efectiva, es una

declaración de las Escrituras con un nuevo propósito, pasión y poder.17

OTRA VISITA A LA ESCRITURA

Cuando surgen advertencias contra el alejamiento de la predicación

bíblica, la única respuesta razonable es un regreso a las raíces bíblicas de

la predicación para reafirmar su naturaleza esencial. Al reevaluar la

herencia de la proclamación bíblica surgen dos elementos: los mandatos a

predicar y la manera de predicar.

Mandatos a predicar

Los evangelios, Hechos, las epístolas y Apocalipsis proveen muchos

ejemplos así como exhortaciones a predicar la verdad en cumplimiento de

la voluntad de Dios. Cinco mandatos significativos representan la extensa

cantidad de pasajes como recordatorio del legado apostólico y la

reafirmación de la autoridad bíblica para la predicación basada en la

Biblia.

Mateo 28.19-20: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las

nacio​nes, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu

Santo».

1 Timoteo 4.13: «Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la

exhortación y la enseñanza».

2 Timoteo 2.2: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto

encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros».

2 Timoteo 4.2: «Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera

de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctri​na».

Tito 2.1: «Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina».

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 13

P:23

La manera de predicar

En su discusión de que significa «yo predico» o «yo

proclamo»), Friedrich señala al menos treinta tres diferentes verbos

empleados por los escritores neotestamentarios para representar la

riqueza de la predicación bíblica.18 En la siguiente discusión, se examinan

brevemen​te las cuatro más prominentes.

se usa generalmente a través de los evangelios, Hechos y las

epístolas. Juan el Bautista (Mt 3.1), Jesús (Mt 4.17) y Pablo (Hch 28.31)

se involucraron en la acción de predicar tal y como lo indica este verbo.

Pablo le encomendó esta misma actividad a Timoteo, al decirle que

predicara la Palabra (2 Ti 4.2).

que significa «yo predico el evangelio») es

prácticamente intercambiable con kerysso (Lc 8.1; Hch 8.4-5). Pablo y

Bernabé predicaron las buenas nuevas de la Palabra del Señor (Hch

15.35).

que significa «yo testifico» o «yo doy testimonio ») es

un término legal que representa la comunicación de la verdad de parte de

alguien que tiene conocimiento de primera mano. Juan el Bautista testificó

acerca de la Luz (Jn 1.7-8) y Juan el apóstol acerca de la Palabra de Dios

(Ap 1.2).19

que significa «yo enseño») se concentra en el propósito

y el contenido del mensaje trasmitido, sin excluir elementos de los tres

verbos anteriores. Jesús les mandó, como parte de la Gran Comisión, a

sus discípulos a que enseñaran (Mt 28.20). Pablo le recomendó la

enseñanza a Timoteo (1 Ti 6.2 Y 2 Ti 2.2). A veces la enseñanza es

asociada con kryss (Mt 11.1) y euaggeliz (Hch 5.42). El contenido de lo

que se enseña se concentra en el camino de Dios (Mt 22.16) y la Palabra

de Dios (Hch 18.11).20

Además de estos cuatro prominentes términos, hay muchos otros que

mejoran significativamente la forma bíblica de comunicar la Palabra de

Dios. Por ejemplo, en Hechos 8.31 el eunuco etíope invitó a Felipe a

«guiar(lo)» o «dirigir(lo)» a través de Isaías 53. Pablo

«explicó» o «aclaró» el Reino de Dios (Hch 28.23; cf.

18.26). Pablo le dijo a Timoteo que él debía «confiar» o «entregar»

lo que había escuchado de parte de Pablo a hombres

fieles para que ellos también pudieran enseñárselo a otros (2 Ti 2.2).

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 14

P:24

El diálogo de Jesús con los dos discípulos en el camino a Emaús

añade otras dimensiones a la predicación bíblica. Él «explicó» o

«interpretó» las cosas acerca de sí en el Antiguo

Testamento, desde Moisés hasta los profetas (Lc 24.27). Ellos, a su vez,

se maravillaron de la manera en la cual Él había «abierto» o «explicado»

[dianoigo]) las Escrituras (Lc 24.32; cf. 24.45).

Seria provechoso estudiar otras palabras como avnagge,lle,w

que significa «yo anuncio» o «yo declaro») en Hechos

20.27; que significa «yo leo») en 1 Timoteo 4.13;

que significa «yo exhorto, consuelo» en 1 Timoteo 4.13;

«yo declaro») en Hechos 15.12; «yo hablo») en

Juan 3.34; (dialegomai, «yo discuto, debato») en Hechos 17.17; y

(phtheggomai, «yo expreso») en Hechos 4.18. Empero este breve

resumen basta para concluir que un vínculo común en todos los términos

bíblicos en sus contextos es un enfoque en las cosas de Dios y la Escritura

como algo exclusivamente central en el mensaje del predicador.

Indudablemente, esta característica señala la singularidad de la

predicación bíblica. Un contenido bíblico y teológico es el sine qua non,

o calidad indispensable, de la proclamación neotestamentaria.

Con este fundamento bíblico, es posible una identificación del modo

contemporáneo de la predicación neotestamentaria.

CÓMO DEFINIR LA PREDICACIÓN EXPOSITIVA

Las discusiones acerca de la predicación la dividen en tres tipos:

temática, textual y expositiva. Los mensajes temáticos casi siempre

combinan una serie de versículos bíblicos que están vagamente

conectados con un asunto. La predicación textual usa un texto breve o

pasaje que por lo general sirve como portal hacia el tema que el

predicador decide enfrentar. Ninguno de estos métodos representa un

esfuerzo serio para interpretar, entender, explicar o aplicar la verdad de

Dios en el contexto de la Escritura utilizada.

En contraste con esto, la predicación expositiva se concentra

primordialmente en el texto bajo consideración junto con su contexto(s).21

La exposición normalmente se concentra en un texto de la Escritura, pero

algunas veces es posible que un mensaje temáticoteológico o

históricobiográfico sea de naturaleza expositiva. Una exposición puede

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 15

P:25

ocuparse de cualquier texto independientemente de cuán extenso sea.

Una forma de aclarar la predicación expositiva es identificar lo que no

es:22

1. No es un comentario de palabra en palabra ni versículo en

versículo sin unidad , bosquejo o dirección dominante.

2. No son comentarios erráticos ni declaraciones casuales acerca de

un pasaje sin el trasfondo de una exégesis exhaustiva y un orden

lógico.

3. No es una masa de sugerencias desconectadas e inferencias

basadas en el significado superficial de un pasaje que no se

apoyan en un estudio profundo del texto.

4. No es pura exégesis, independientemente de cuán erudita sea, si le

falta un tema, una tesis, un bosquejo o un desarrollo.

5. No es un mero bosquejo estructural de un pasaje con varios

comentarios de apoyo pero sin otros elementos retóricos y

homiléticos.

6. No es una homilía temática que utiliza algunas secciones del

pasaje, pero que omite la discusión de otras partes de igual

importancia.

7. No una colección desmenuzada de hallazgos gramaticales y citas

de comentarios sin la fusión de estos elementos en un mensaje

suave, fluido, interesante y motivador.

8. No una discusión de Escuela Dominical que tiene un bosquejo del

contenido, que es informal y ferviente, pero que le falta estructura

homilética e ingredientes retóricos.

9. No una lectura bíblica que vincula varios pasajes esparcidos que

tratan un tema común, pero que no logra manejar ninguno de ellos

de manera completa, gramática y contextual.

10. No es la común charla devocional que se da en una reunión de

oración que combina comentarios generales, declaraciones

erráticas, sugerencias desconectadas y reacciones personales en

una discusión parcialmente inspiradora pero que no tiene el

beneficio del estudio exegéticocontextual básico ni los elementos

de persuasión.

Antes de continuar adelante, considere el grupo de palabras «exponer,

exposición, expositor, expositivo». Según el diccionario, una exposición

es un discurso para presentar información o explicar lo que es difícil de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 16

P:26

entender.23 Aplicar esta idea a la predicación requiere que un expositor

sea alguien que detalle la Escritura exponiendo el texto a la luz pública

para establecer su significado, explicar lo que resulta difícil de entender y

emplearlo de manera apropiada.

El entendimiento de Juan Calvino, que tiene muchos siglos de edad, de

la exposición es muy parecido:

Primero que todo, Calvino entendió la predicación como una explicación de la Escritura. Las

palabras de la Escritura son la fuente y el contenido de la predicación. Como expositor,

Calvino introdujo a la tarea de la predicación toda la capacidad de un erudito humanista.

Como intérprete, Calvino explicó el texto buscando su significado natural, auténtico y bíblico

[…] La predicación no sólo es la explicación de la Escritura, sino que también es la

aplicación de la Escritura. Así como Calvino explicó la Escritura palabra por palabra, así

mismo aplicó la Escritura oración por oración a la vida y la experiencia de su

congre​gación.24

La exposición no se define tanto por la forma del mensaje como por la

fuente y el proceso mediante el cual se forma este mensaje. Unger capta

este sentido de forma intensa:

No importa cuán extensa sea la porción a explicarse, si se maneja de forma tal que se aclare

el significado real y esencial tal como existió en la mente del escritor bíblico particular, así

como existe a la luz del contexto general de la Escritura y aplique a las necesidades actuales

de aquellos que lo escuchan, podría verdaderamente decirse que eso es predicación

exposi​tiva […] Realmente no es predicar acerca de la Biblia sino predicar la Biblia. «Lo que

dijo el Señor» es el alfa y la omega de la predicación expositiva. Comienza en la Biblia y

termina en la Biblia y todo lo que interviene brota de la Biblia. En otras palabras, la

predicación expositiva es predicación basada en la Biblia.25

Otras dos definiciones de la exposición contribuyen a aclarar:

En su mejor momento, la predicación expositiva es «la presentación de la verdad bíblica,

derivada de y trasmitida a través de un estudio histórico, gramático, y guiado por el Espíritu,

de un pasaje en su contexto, el cual el Espíritu Santo aplica primeramente a la vida del

predicador y luego mediante este a su congregación».26

En los años cincuenta ML-J [Dr. Martyn Lloyd-Jones] era prácticamente el único en

Inglaterra involucrado en lo que él denominaba «predicación expositiva». Para darle a la

predicación tal designación no era suficiente, en su opinión, que su contenido fuera bíblico; los

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 17

P:27

discursos que se concentraban en los estudios de palabras, o que proveían un comentario

ordinario y análisis de capítulos enteros, podrían denominarse como «bíblicos», pero eso no es

lo mismo que exposición. Exponer no es simplemente ofrecer el sentido gramatical correcto

de un versículo o pasaje, más bien es el establecimiento de los principios o doctrinas que se

suponen expresen las palabras. Por lo tanto, la verdadera predicación expositiva es

predicación doctrinal, es predicación que se ocupa de las verdades específicas de Dios para

el hombre. El predicador expositivo no es uno que «enseña sus estudios» a otros, es un

embajador y un mensajero, que presenta de forma autorizada la Palabra de Dios a los

hombres. Tal predicación presenta un texto y entonces, considerándolo en todo momento,

surge una deducción, un argumento y una apelación, cuya totalidad compone un mensaje que

lleva la autoridad de la Escritura misma. Según ese entendimiento, la ejecución leal del oficio

de la enseñanza requiere que el predicador sea capaz de decir con Pablo: «Pues no somos

como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de

parte de Dios, hablamos en Cristo» (2 Co 2.17). Si esto implica una opinión extremadamente

exaltada de la predicación, no es más, creía el Dr. Lloyd-Jones, que lo que se requiere del

oficio ministerial.27

En resumen, los siguientes elementos mínimos identifican la

predi​cación expositiva:

1. El mensaje halla su única fuente en la Escritura.28

2. El mensaje es sacado de la Escritura mediante una exégesis

cuidadosa.

3. La preparación del mensaje interpreta correctamente la Escritura

en su sentido normal y en su contexto.

4. El mensaje explica claramente el significado original que Dios

pro​curaba para la Escritura.

5. El mensaje aplica el significado actual de la Biblia.

Dos textos bíblicos sirven de ejemplo para el espíritu de la predicación expositiva:

Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido de modo que entendiesen

la lectura (Neh 8.8).

Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no

he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios (Hch 20.26-27).

Un ejemplo en particular es la exposición de Jesús de Isaías 61.1-2 en

la sinagoga (Lc 4.16-22). Luego ofreció una exposición temática de sí

mismo a los discípulos en el camino a Emaús (Lc 24.27, 32, 44-47). En

Hechos 8.27-35 Felipe le explicó Isaías 53.7-8 al eunuco etíope. Esteban

le predicó un sermón expositivo históricobiográfico a los judíos antes de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 18

P:28

que lo apedrearan (Hch 7.2-53).

Greer Boyce ha resumido muy hábilmente esta definición de la

predicación expositiva:

En resumen, la predicación expositiva demanda que, mediante el análisis cuidadoso de

cada texto dentro de su contexto inmediato y el medio ambiente al cual pertenece el libro, se

utilice todo el poder de la erudición exegética y teológica moderna en nuestro tratamiento de

la Biblia. El objetivo no es que el predicador pueda exhibir toda su erudición en el púlpito.

Más bien, es que pueda hablar fielmente en base a conocimiento sólido de su texto y se suba

al púlpito como al menos, «obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra

de verdad».

El último paso del predicador es el más crucial y el más peligroso de todos. Es relatar el

mensaje bíblico de manera fiel y relevante a la vida moderna. En este punto debe entrar en

juego toda su capacidad como artífice. Debemos saber que la exposición fiel de un texto no

produce por sí misma un sermón efectivo. Sin embargo, también es necesario que se nos

advierta que no se debe sacrificar la fidelidad al texto debido a que lo que presumimos sea

algo relevante. Muchos predicadores modernos parecen dispuestos a realizar este sacrificio,

produciendo, como resultado, sermones que son una mezcla de consejo moralista, inconclusas

y, algunas veces, descabelladas opiniones, así como lo último en psicología. La predicación

expositiva, al insistir que el mensaje del sermón coincida con el tema del texto, llama de

regreso al predicador a su verdadera tarea: la proclamación de la Palabra de Dios en y a

través de la Biblia.29

CÓMO ENTENDER EL PROCESO EXPOSITIVO

La discusión de los fundamentos bíblicos y la definición de la

predicación expositiva, aunque esencial, es relativamente sencilla. El

verdadero reto llega cuando uno tiene que ir del aula al púlpito cada

semana. A menos que el predicador comprenda claramente el proceso

expositivo, jamás alcanzará su potencial en el arte de la predicación

expositiva.

Proponemos, como marco de referencia para esta discusión, que el

proceso expositivo incluye cuatro elementos normales: la preparación del

expositor, el procesamiento y la aplicación de los principios del texto(s)

bíblico(s), la composición del mensaje expositivo y la predicación de la

exposición. Las cuatro fases necesitan el mismo énfasis si la exposición

ha de ser completamente efectiva a la vista tanto de Dios como de la

congre​gación.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 19

P:29

Cómo preparar al expositor30

Ya que Dios debe ser la fuente de los mensajes expositivos, quien

presenta tal mensaje debe disfrutar de una comunión íntima con Él. Esta

es la única manera en la cual se puede ofrecer el mensaje con la mayor

precisión, claridad y pasión.

Hay al menos siete áreas de preparación que califican a un hombre

para pararse en el púlpito y declarar: «¡Así dijo el Señor!»

1. El predicador debe ser un creyente en Jesucristo verdaderamente

regenerado. Debe ser parte de la familia redimida de Dios (Jn

1.12- 13). Si un hombre ha de presentar, de manera efectiva, un

mensaje personal de parte del Padre celestial, debe ser un hijo

espiritual legítimo o el mensaje será inevitablemente

distorsionado.

2. El predicador debe ser señalado y dotado por Dios para el

ministerio de la enseñanza y la predicación (Ef 4.11-16; 1 Ti 3.2).

A menos que un hombre sea capacitado divinamente para

predicar, será inadecua​do, sólo poseerá habilidad humana.31

3. El predicador debe tener la inclinación y el entrenamiento para

ser un estudiante de la Palabra de Dios. De otra manera, no podrá

realizar el mandato de 2 Timoteo 2.15 de usar «bien la palabra de

verdad ».

4. El predicador debe ser un creyente maduro que demuestre un

carácter adecuadamente santo (1 Ti 3.2-3).32

5. El predicador debe depender del Espíritu Santo para el

conocimiento divino y la comprensión de la Palabra de Dios (1

Co 2.14-15). Sin la iluminación y el poder del Espíritu, el

mensaje será relativamente potente.33

6. El predicador debe estar en constante comunión con Dios,

mediante la oración, para recibir el impacto pleno de la Palabra

(Sal 119.18). Para aclarar las cosas es obvio que se acuda a su

autor original.34

7. El predicador debe, primero que nada, permitir que el mensaje

que se está desarrollando se filtre a través de su manera de

pensar, así como a través de su vida, antes de poder predicarlo.

Esdras proveyó el modelo perfecto: «Porque Esdras había

preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 20

P:30

cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos» (Esd

7.10).

Cómo procesar y aplicar los principios del texto bíblico

El hombre sintonizado con el Espíritu de Dios y su Palabra está listo

para comenzar el proceso de descubrir no sólo lo que quería decir Dios

originalmente con lo que dijo, sino también los principios apropiados y

las aplicaciones para hoy.35

1. Cómo procesar el texto bíblico.

36 Un hombre no puede esperar

predicar efectivamente sin primero haber elaborado de forma

diligente y minuciosa a través del texto bíblico. Esta es la única

manera en la cual el expositor puede adquirir el mensaje de Dios.

Dos predicadores de épocas diferentes comentan acerca de esta

característica esencial:

Un hombre no puede esperar predicar la Palabra de Dios de manera precisa hasta primero

dedicarse a una exégesis cuidadosa y exhaustiva de su texto. Ahí yace el problema, porque la

exégesis competente requiere tiempo, poder cerebral, «sangre, sudor y lágrimas », todo

satu​rado con enormes dosis de oración».37

Usted revelará rápidamente su ignorancia como expositor si no estudia; por consiguiente,

será obligado a la lectura diligente. Cualquier cosa que obligue al predicador a investigar el

grandioso antiguo Libro le será de mucha utilidad. Si alguno siente que la labor pueda herir su

constitución, recuerde que el trabajo mental es refrescante hasta cierto punto y cuando la

Biblia es el tema, la faena es un deleite. Es sólo cuando la labor intelectual va más allá de los

límites del sentido común que la mente llega a debilitarse por ello, y a esto generalmente no

se llega excepto por las personas poco juiciosas, u hombres involucrados en temas que no son

refrescantes y agradables; pero nuestro tema es recreativo, y el uso vigoroso de nuestras

facultades es un ejercicio sumamente saludable para hombres jóve​nes como nosotros.38

2. La aplicación del texto bíblico. La predicación no se detiene con

la comprensión de los lenguajes antiguos, la historia, la cultura y

las costumbres. A menos que se puedan subsanar los siglos con

relevancia contemporánea en el mensaje, la experiencia de la

predicación difiere poco del encuentro en el salón de clase. Uno

primero tiene que procesar el texto para indagar su significado

original y entonces extraer los principios aplicables en la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 21

P:31

actualidad.39 Nuestro estudio no alcanza su objetivo si se omite o

se desmerece este paso.

La composición del mensaje expositivo

En la tercera etapa el expositor ha finalizado su profundo estudio y se

pregunta a sí mismo: «¿Cómo puedo mezclar mis hallazgos de forma tal

que mi rebaño comprenda la Biblia y los requisitos para sus vidas hoy?»

En cierto sentido, aquí comienza el arte de la exposición.40

Nolan Howington utiliza una descripción gráfica para relacionar la

exégesis y la exposición: «Por lo tanto, el exégeta es como un buzo que

extrae perlas del fondo del océano; el expositor es como el joyero que las

organiza de forma ordenada y su relación propia entre sí».41

En esta etapa entran a este proceso los títulos, los bosquejos, las

introducciones, las ilustraciones y las conclusiones. El mensaje va de los

materiales crudos, extraídos mediante la exégesis, hasta el producto

terminado de la exposición, el cual se espera que los oyentes hallen

interesante, convincente y motivador. La clave para este paso es recordar

lo que distingue a la exposición: explicar el texto, especialmente las

partes difíciles de entender o aplicar. Es de igual importancia recordar no

sólo el texto, sino también la audiencia.

F. B. Meyer ofrece este consejo cuando piensa acerca de los oyentes y

la forma homilética que tomará el mensaje:

Hay cinco consideraciones a satisfacer en cada sermón exitoso. Se debe apelar a la razón, a

la conciencia, a la imaginación, a las emociones y a la voluntad; y para cada uno de estas no

hay método más útil que la exposición sistemática.42

La predicación de la exposición

La decisión final que tiene que tomar el expositor se relaciona con la

manera en la que va a predicar, ya sea de memoria o en base a notas. Es

posible que este sea el paso más ignorado en la preparación por aquellos

que están dedicados a la verdadera exposición. Con demasiada

frecuencia, asumen que la labor adecuada en el estudio asegurará que el

púlpito se ocupará de sí mismo. Es cierto que no hay sustituto para la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 22

P:32

ardua labor en el estudio, pero el trabajo igual de duro en el púlpito

recompensará mucho más tanto al predicador como al rebaño. James

Stalker llama la atención a este reto de manera efectiva:

Los ministros no obtienen suficiente resultado en la atención, satisfacción y el deleite de sus

oyentes para el trabajo que realizan; y el fracaso está en el vehículo de comunicación entre el

estudio y la congregación, es decir, en la presentación del sermón. Lo que ruego es que haya

más trabajo para el carbón consumido.43

En el momento de la presentación, es esencial que el expositor tenga

claro su propósito. De otra manera, el mensaje predicado podría estar

sumamente alejado del estudiado así como del mensaje de la Escritura. J.

I.

Packer señala esto contrastando lo que es y lo que no es la predicación:

El propósito de la predicación no es mover a las personas a la acción mientras se subestiman

sus mentes, así jamás pueden ver qué razón les da Dios para hacer lo que el predicador les

pide que hagan (eso es manipulación); ni tampoco es llenar su mente con la verdad, no

importa cuán vital y clara sea, la cual entonces yacerá barbecha y no llega ser el semillero ni

la fuente de vidas cambiadas (eso es erudición inútil) […] El propósito de la predicación es

informar, persuadir y provocar una reacción adecuada hacia Dios, cuyo mensaje e

instrucción son presen​tados.44

El lenguaje utilizado en la comunicación del mensaje también es

importante. Debe ser claro, comprensible, pintoresco y, sobre todo,

bíblico. La siguiente fuerte advertencia, pronunciada hace más de 20

años, todavía es aplicable:

Estimulo a que se siga la terminología bíblica. Gran parte de la predicación moderna ha

tomado un giro psicológico y sociológico. Es misteriosa y mística. Establece ideas

psiquiátricas, usando con frecuencia los términos del psiquiatra en lugar de los del evangelista

cristiano. Habla de la represión, de las fijaciones, los traumas, las neurosis y los síndromes,

sin final a la vista. Afirmo que en su mayoría estos no son términos que el Espíritu Santo

pueda utilizar efectivamente.45

Otro asunto crucial es la dinámica del discurso, es decir, la relación de

la audiencia y la efectividad de la comunicación. Vines y Allen señalan

tres principios básicos para cada expositor:

En resumen, la comunicación efectiva desde el púlpito debe estar familiarizada por la triada

retórica de Aristóteles, a saber, el logos, el ethos y el pathos. Esto implica un conocimiento

minucioso del tema y aquí es donde no hay sustituto para la exégesis minuciosa. Esta consiste

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 23

P:33

en un conocimiento detallado de la dinámica entre el conferencista y la audiencia de forma tal

que el predicador tiene que hablar de manera íntegra y su audiencia tiene que conocer esta

sinceridad y autenticidad.

Finalmente, contiene un conocimiento de las personas y cómo

respon​den a la palabra hablada.46

El expositor, por encima de todo, debe exponer la Palabra como lo

hizo Pablo en Corinto (1 Co 2.1-5).47 Él no llegó como un genio erudito o

un orador astuto; no llegó con su propio mensaje; no predicó confiado en

su fuerza propia. Pablo predicó, más bien, el testimonio de Dios y la

muerte de Cristo, y lo hizo con una confianza bien colocada en el poder

de Dios para que el mensaje cambiara vidas. La exposición languidecerá

la dimensión divina que sólo Dios puede proveer, a menos que esta clase

de dependencia total en Él señale la predicación del expositor moderno.

En resumen, de los cuatro pasos en toda la experiencia expositiva: la

preparación del expositor, el procesamiento y la aplicación de los

principios del texto bíblico, la composición del mensaje expositivo y la

predicación de la exposición, no se puede omitir ninguna fase sin hacer

peligrar seriamente la certeza y la utilidad de la Palabra de Dios mediada

a través del expositor.

CONSIDERACIÓN DE LAS VENTAJAS EXPOSITIVAS48

La predicación expositiva emula mejor a la predicación bíblica tanto

en contenido como en estilo. Este es el beneficio principal. Aparte de

esto, las siguientes son otras ventajas presentadas sin ningún orden en

particular:

1. La predicación expositiva logra mejor la intención bíblica de la

predicación: presentar el mensaje de Dios.

2. La predicación expositiva promueve la predicación bíblica con

autoridad.

3. La predicación expositiva magnifica la Palabra de Dios.

4. La predicación expositiva provee un almacén de material

homilético.

5. La predicación expositiva desarrolla al pastor como un hombre de

la Palabra de Dios.

6. La predicación expositiva asegura los más altos niveles de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 24

P:34

conoci​miento bíblico para el rebaño.

7. La predicación expositiva lleva a pensar y vivir bíblicamente.

8. La predicación expositiva promueve tanto la profundidad como la

amplitud.

9. La predicación expositiva obliga el tratamiento de textos difíciles

de interpretar.

10. La predicación expositiva permite que se manejen amplios temas

teológicos.

11. La predicación expositiva aleja a los predicadores de las rutinas

y de favoritismos.

12. La predicación expositiva previene la introducción de ideas

humanas.

13. La predicación expositiva resguarda en contra de la mala

interpreta​ción del texto bíblico.

14. La predicación expositiva imita la predicación de Cristo y la de

los apóstoles.

15. La predicación expositiva promueve lo mejor del expositor.

Cómo declarar la predicación expositiva

A medida que declina el siglo veinte y amanece un nuevo milenio,

debemos afirmar la ciencia y el arte de la predicación expositiva para la

generación venidera. Nadie dijo que sería fácil. Es todo lo opuesto.

Ningún otro método de predicación requiere tanto trabajo. De igual

manera, ningún otro método recompensa de forma tan abundante.

Si las sugerencias que se han ofrecido están bien fundadas, es obvio

que la predicación expositiva es tarea difícil. Requiere mucho estudio

profundo de la Escritura en general y mucho análisis del pasaje particular

que ha de ser tratado. Preparar un discurso que sea explicativo, aunque

verdaderamente oratorio, que tenga una rica masa de detalles, pero que

con ellos, lleno de la Escritura y que abunde con aplicaciones prácticas

para llevar hasta las mentes insensibles, indoctas e incrédulas el contacto

provechoso con una extensa porción de la Biblia, por supuesto que será

difícil.49

Aunque la tendencia creciente entre los predicadores actuales es a la

satisfacción del consumidor y a la relevancia contemporánea,

reafirmamos que la predicación bíblica debe estar primeramente dirigida

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 25

P:35

a la satisfacción divina y la relevancia del reino. Reflexione

cuidadosamente en el resonante llamado de Mark Steege a la predicación

expositiva y su dato de autoridad bíblica:

El Señor procura transformar las vidas de hombres a través de nuestra predicación.

Debemos ser evangelistas, para despertar a los hombres a su eminente llamado en Cristo.

Debemos ser heraldos, proclamando los mensajes de Dios a los hombres. Debemos ser

embajadores, llamando a los hombres a que se reconcilien con Dios. Debemos ser pastores,

nutriendo y cuidando a los hombres a diario. Debemos ser mayordomos de los misterios de

Dios, dándoles la Palabra apropiada para cada una de sus necesidades. Debemos ser

testigos, diciéndoles todo lo que Dios ha hecho por ellos. Debemos ser supervisores,

motivándoles a que vivan para Dios. Debemos ser ministros, preparándolos para servir a

otros juntamente con nosotros. Mientras reflexionamos en cada una de esas fases de nuestra

labor, ¡qué énfasis brinda cada una a la importancia de la predicación! ¡Qué tarea nos ha

dado el Señor!50

Aunque R. L. Dabney lo escribió hace más de un siglo, nos unimos hoy

a urgir que:

el método expositivo […] sea restaurado a un lugar similar sobre el cual fue sostenido en las

iglesias primitivas y reformadas; porque, en primer lugar, esta es obviamente la única manera

natural y eficiente de realizar el único propósito legítimo de la predicación, presentar todo el

mensaje de Dios al pueblo.51

1 Como por ejemplo Haddon W. Robinson, Biblical Preaching

[Predicación Bíblica], Baker, Grand Rapids, 1980; Walter C. Kaiser, Jr.,

Toward an Exegetical Theology [Hacia una Teología Exegética], Baker,

Grand Rapids, 1981; John Stott, Between Two Worlds [Entre dos

Mundos], Eerdmans, Grand Rapids, 1982; Samuel T. Logan, editor, The

Preacher and Preaching [Predicador y la Predicación], Presbyterian and

Reformed, Phillipsburg, NJ, 1986; Al Fasol, Essentials for Biblical

Preaching [Fundamentos Bíblicos para la Predicación], Baker, Grand

Rapids, 1989.

2 Este patrón no es patrimonio de The Master’s Seminary, sino que

más bien refleja la manera tradicional en la cual se ha proclamado la

Palabra de Dios por los predicadores cristianos a través de los siglos.

(Véase el capítulo 3.)

3 William Gouge, Commentary on Hebrews [Comentarios sobre

Hebreos], Kregel, Grand Rapids, 1980, pp. 577-78.

4 C. H. Spurgeon, «Sermons—Their Matter», Conference No. 5, Libro

1, Lectures to My Students, Baker, Grand Rapids, 1977, p. 72.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 26

P:36

5 John A. Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons,

AP&A, Grand Rapids, sin fecha, p. x.

6 G. Campbell Morgan, Preaching [La predicación], Baker, Grand

Rapids, 1974, p. 11.

7 Jeff D. Ray, Expository Preaching [Predicación Expositiva],

Zondervan, Grand Rapids, 1940, p. 14.

8 Merrill F. Unger, Principles of Expository Preaching [Principios de

la predicación expositiva], Zondervan, Grand Rapids, 1955, pp. 11-15.

9 Nolan Howington, «Expository Preaching», Review and Expositor

56, enero 1959, p. 56.

10 Klyne R. Snodgrass, «Exegesis and Preaching: The Principles and

Practice of Exegesis» [Exégesis y predicación: Los principios y la

práctica exegéticos], Covenant Quarterly 34, agosto de 1976, p. 3. Véase

Lloyd M. Perry, Biblical Preaching for Today’s World [La predicación

bíblica para el mundo de hoy], Moody, Chicago, 1973, pp. 9-12 para

otros comentarios acerca del declive de la predicación expositiva en los

EE.UU.

11 Brian Bird, «Biblical Exposition: Becoming a Lost Art?» [La

exposición bíblica: llegará a ser un arte olvidado?], Christianity Today,

30, número 7, 18 de abril de 1986, p. 34.

12 Ibíd.

13 John F. MacArthur, «The Mandate of Biblical Inerrancy: Expository

Preaching» [La predicación expositiva: el mandato de la infalibilidad

bíblica], The Master’s Seminary Journal 1, número 1, primavera 1990,

p. 4.

14 Siegfried Meuer, «What Is Biblical Preaching?» [¿Qué es la

predicación bíblica?], Encounter, 24, primavera 1963, p. 182.

15 Harry Emerson Fosdick, «What Is the Matter with Preaching?»,

Harper’s Magazine, 47, julio 1928, pp. 133-41.

16 Bill Hybels, et al., Mastering Contemporary Preaching [El

dominio de la predicación contemporánea], Multnomah, Portland, Oregon,

1989, p. 27. Un comentario parecido es: «El intérprete sabio comienza

con una necesidad humana actual y elige un pasaje que le capacite para

satisfacer esa necesidad» (Andrew W. Blackwood, Expository

Preaching for Today, Abingdon-Cokesbury, Nueva York, 1953, p. 13).

17 Kaiser, Exegetical Theology [Teología Exegética], p. 242.

18 Gerhard Friedrich, «kryss, et al,», Theological Dictionary of the

New Testament [Diccionario teológico del N.T.], Vol. 3, Eerdmans,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 27

P:37

Grand Rapids, 1966, p. 703.

19 Para mayor información acerca de evuaggeli,zw y marturevw, véase

Klaas Runia, «What Is Preaching According to the New Testament?»

[¿Qué es la predicación según el N.T.?], Tyndale Bulletin, 29, 1978, pp.

3-48.

20 Para una extensa discusión de didask, véase Homer A. Kent, Ir., «A

Time to Teach» [Tiempo para enseñar], Grace Theological Journal, 1,

número 1, primavera 1980, pp. 7-17.

21 Horton Davies, «Expository Preaching: Charles Haddon Spurgeon»,

Foundations, 66, enero 1963, p. 14, llama a la exposición «predicación

contextual» para distinguirla de la predicación textual y la tópica.

22 Estas diez sugerencias se derivan de Faris D. Whitesell, Power in

Expository Preaching [El poder en la predicación expositiva], Revell,

Old Tappan, NJ, 1963, pp. viiviii.

2 3 Webster’s Ninth New Collegiate Dictionary, Merriam-Webster,

Springfield, MA, 1988, p. 438.

24 John H. Leith, «Calvin’s Doctrine of the Proclamation of the Word

and Its Significance for Today in the Light of Recent Research», Review

and Expositor, 86, 1989, pp. 32, 34.

25 Merril F. Unger, Principles, 33. Véase también William G. Houser,

«Puritan Homiletics: A Caveat», Concordia Theological Quarterly, 53,

número 4, octubre 1989, pp. 255-70. Houser dice que el poder del púlpito

puritano disminuyó a medida que la forma mecánica del mensaje adquirió

prominencia sobre el proceso de la formación del mensaje. La influencia

de la predicación puritana decayó rápidamente cuando estos factores

predominaron, a saber, presentaciones aburridas y mensajes

excesivamente largos.

26 Haddon W. Robinson, «What Is Expository Preaching?» [Qué es la

predicación expositiva], Bibliotheca Sacra, 131, eneromarzo, 1974, p.

57. Para otras definiciones véanse, Broadus, On the Preparation [Sobre

la preparación] pp. 119-20 y J. Ellwood Evans, «Expository Preaching»,

Bibliotheca Sacra, 111, eneromarzo, 1954, p. 59.

27 Iain H. Murray, D. Martyn Lloyd-Jones: The Fight of Faith [La

lucha de la fe], 1939-1961, Banner of Truth, Edimburgo, 1990, 2: 261.

28 R. B. Kuiper, en «Scriptural Preaching» [Predicación escritural],

The Infallible Word, editado por Paul Woolley, Presbyterian and

Reformed, Filadelfia, 1967, p. 253, declara fuertemente que:

la exposición de la Escritura, una exposición digna de su nombre, es la esencia misma de la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 28

P:38

la exposición de la Escritura, una exposición digna de su nombre, es la esencia misma de la

predicación. Por consiguiente es un serio error recomendar la predicación expositiva como

uno de varios métodos legítimos. Tampoco es satisfactorio, como hacen muchos

conservadores, exaltar el método expositivo como el mejor. Toda predicación tiene que ser

expositiva. Sólo ella puede ser bíblica.

A. Duane Litfin, «Theological Presuppositions and Preaching: An

Evangelical Perspective », Disertación doctoral, Purdue University, 1973,

pp. 169-70, concuerda, diciendo: «Cualquier cosa menos que la

predicación expositiva, técnicamente, no es, en realidad predicación».

29 Greer W. Boyee, «A Plea for Expository Preaching» [Un argumento

para la predicación expositiva], Canadian Joumal of Theology, 8, enero

1962, pp. 18-19.

30 D. Martyn Lloyd-Jones dedica todo un capítulo a este tema en

Preaching and Preachers, Zondervan, Grand Rapids, 1972, pp. 100-20.

31 James Stalker, The Preacher and His Models [El predicador y sus

modelos], Hodder and Stoughton, Nueva York, 1891, pp. 95-99; véase

también John Piper, The Supremacy of God in Preaching [La supremacía

de Dios en la predicación], Baker, Grand Rapids, 1990, pp. 37-46.

32 Louis Goldberg, «Preaching with Power the Word “Correctly

Handled” to Transform Man and His World» [Predicación poderosa de la

Palabra “bien usada”, para transformar al hombre y su mundo] Joumal of

the Evangelical Theological Society, 27, número 1, marzo 1984, pp. 4-5.

33 Kaiser, Exegetical Theology [Teología Exegética], p. 236.

34 Charles H. Spurgeon escribió: «Si no entiende un libro que

escribiera un autor fenecido, no podrá preguntarle el significado, pero el

Espíritu, que inspiró la Escritura Sagrada, vive para siempre, y se deleita

en abrir la Palabra para aquellos que buscan su instrucción»,

Commenting and Commentaries [Comentando comentarios], Sheldon and

Company, Nueva York, 1876, pp. 58-59.

35 Nicholas Kunaneck, «Are Seminaries Preparing Prospective Pastors

to Preach the Word of God?» [¿Están los seminarios preparando futuros

pastores para predicar la Palabra de Dios?], Grace Theological Journal,

6, número 2, otoño 1985, pp. 361-371.

36 Véase Snodgrass, «Exegesis», pp. 5-19 para un acercamiento básico

de nueve pasos.

37 John A. Sproule, «Biblical Exegesis and Expository Preaching»

[Exégesis bíblica y predicación expositiva], conferencia presentada en el

Seminario Teológico Grace, Wino​na Lake, Indiana, 1978, p. 1.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 29

P:39

38 Spurgeon, Commenting, p. 47.

39 H. Cunliffe-Jones escribió: «Tenemos que poder decir “Esto es lo

que este pasaje significaba originalmente”, así como “Este pasaje también

es cierto para nosotros de esta manera particular en el siglo veinte”»,

«The Problems of Biblical Exposition» [Problemas de la exposición

bíblica], Expository Times, 65, octubre 1953, p. 5.

40 Es útil distinguir entre un sermón, una homilía y una exposición.

«Homilía» viene del griego o`moli,a, el cual, como el latín sermo,

significa «conversación» o «charla». La palabra latina es la base para el

español «sermón», así que en un sentido general, los tres son lo mismo.

Empero, para el propósito de esta discusión elegimos utilizar la frase

«mensaje expositivo» o «exposición» para que su fuente, proceso y

propósito no se confun​dan con los otros dos términos.

41 Howington, «Expository», p. 62.

42 F. B. Meyer, Expository Preaching Plans and Methods

[Predicación expositiva: planes y métodos], George H. Duran, Nueva

York, 1912, p. 100.

43 Stalker, The Preacher, p. 121.

44 J. I. Packer, «Why Preach?», The Preacher and Preaching [¿Por

qué predicar?, El predicador y la predicación], editado por Samuel T.

Logan, Presbyterian and Reformed, Phillipsburg, Nueva Jersey, 1986, p.

9.

45 William W. Ayer, «The Art of Effective Preaching» [El arte de la

predicación efectiva], Bibliotheca Sacra, 124, eneromarzo, 1967, p. 41.

46 Jerry Vines y David Allen, «Hermeneutics, Exegesis, and

Proclamation» [Hermenéutica, exégesis y proclamación], Criswell

Theological Review, 1, número 2, primavera 1987, pp. 333-34.

47 Para una discusión detallada de este punto, véase George J. Zemek,

«First Corinthians 2.1-5: Paul’s Personal Paradigm for Preaching», New

Testaments Essays, BMH, Winona Lake, Indiana, 1991, pp. 265-88.

48 James W. Alexander, Thoughts on Preaching [Ideas sobre la

predicación], Banner of Truth, Edimburgo, 1988, pp. 228-53, desarrolla

algunas de estas ventajas más detalladamente. Véase también el artículo

reimpreso sin nombre del autor, «Expository Preaching», The Banner of

Truth, 31, septiembre 1963, pp. 9-28.

49 Broadus, On the Preparation, p. 124.

50 Mark J. Steege, «Can Expository Preaching Still Be Relevant in

These Days?» [¿Puede la predicación expositiva ser relevante en esos

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 30

P:40

días?], The Springfielder, 34, marzo 1971, p. 261.

51 Roben L. Dabney, Sacred Rhetoric [Retórica sacra], Banner of

Truth, Edimburgo, 1979, pp. 78-79. Véase también Walter L. Liefeld,

New Testament Exposition [Exposición del N.T.], Zondervan, Grand

Rapids, 1984, pp. 3-25.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 31

P:41

2

El mandato de la

infalibilidad bíblica:

la predicación expositiva1

John MacArthur, Jr.

La atención especial que el movimiento evangélico le ha prestado a la infalibilidad de

la Escritura en años recientes contiene un mandato a enfatizar la predicación

expositiva de las Escrituras. La existencia de Dios y su naturaleza requiere la

conclusión de que Él se ha comunicado de forma precisa y que es necesario un

proceso exegético adecuado para determinar su significado. La comisión cristiana a

predicar la Palabra de Dios implica la trasmisión de ese significado a una audiencia,

una pesada responsabilidad. Por lo tanto, la creencia en la infalibilidad requiere,

sobre todo, una predicación expositiva que no tenga que ver primordialmente con la

forma homilética del mensaje. En este sentido la predicación expositiva difiere de lo

que practican aquellos que no creen en la infalibilidad.

El punto culminante de la teología en años recientes indudablemente ha

sido el intenso enfoque del movimiento evangélico en la infalibilidad

bíblica.2 Gran parte de lo que se ha escrito defendiendo la infalibilidad3

representa el razonamiento teológico más agudo que ha producido nuestra

generación.

Sin embargo, parece ser que nuestro compromiso con la infalibilidad

languidece un tanto según la forma en la que se encarna en nuestro

ministerio práctico. Específicamente, la predicación evangélica debería

reflejar nuestra convicción de que la Palabra de Dios es infalible. Con

demasiada frecuencia no es así. Se observa una tendencia en el

movimiento evangélico contemporáneo a apartarse de la predicación

bíblica y a deslizarse hacia un acercamiento en el púlpito basado en la

experiencia, que es pragmático y temático.

¿O es que acaso nuestra predicación no debería ser exposición bíblica,

que refleje nuestra convicción de que la Biblia es la inspirada e inefable

Palabra de Dios? Si creemos que «toda Escritura es inspirada por Dios»

e infalible, ¿acaso no deberíamos estar igualmente comprometidos a la

realidad de que es «útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 32

P:42

instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,

enteramente preparado para toda buena obra»? (2 Ti 3.16-17). ¿O es que

acaso esa magnífica verdad no debería determinar cómo predicamos?

Pablo le dio este mandato a Timoteo: «Te encarezco delante de Dios y

del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su

manifestación yen su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo

y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y

doctrina » (2 Ti 4.1-2, énfasis añadido). Cualquier manera de predicar

que ignore ese propósito y designio de Dios no alcanza el plan divino. J.

I. Packer capta elocuentemente el llamado de la predicación:

La predicación aparece en la Biblia como la trasmisión de lo que Dios ha dicho en cuanto a sí

mismo y sus obras, y acerca de los hombres relacionados con Él, además de enfatizar sus

mandamientos, promesas, advertencias y confianza, en vista a ganar al oyente u oyentes … a

una respuesta positiva.4

Entonces, la única respuesta lógica a la Escritura infalible, es

predicarla de forma expositiva. Por expositiva quiero decir predicarla de

tal manera que el significado del pasaje bíblico se presente completa y

exactamente como Dios quería. La predicación expositiva es la

proclamación de la verdad de Dios tal y como es mediada a través del

predicador.5

Admito que no todos los expositores creen en la infalibilidad. Véase

cómo trata William Barclay a Marcos 5 ó Juan 6 en The Daily Study

Bible Series [Serie de estudio bíblico diario]. También es cierto que no

todos los que creen en la infalibilidad practican la predicación

expositiva. Estas, sin embargo, son incongruencias porque la noción de

infalibilidad demanda la predicación expositiva y una perspectiva

contraria la hace innecesaria.

En otras palabras, ¿qué importa que tengamos un texto infalible si no

nos ocupamos del fenómeno básico de la comunicación, por ejemplo,

palabras, oraciones, gramática, morfología, sintaxis, etc.? Y si no lo

hace​mos, ¿por qué molestarnos en predicarlo?

Walter Kaiser, en su indispensable volumen acerca de la teología

exegética, analiza agudamente el actual estado anémico de la iglesia

debido a una alimentación del rebaño que llega a ser inadecuada debido a

la ausencia de la predicación expositiva:

No es un secreto que la Iglesia de Cristo no está saludable en muchos lugares del mundo. Ha

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 33

P:43

estado languideciendo porque ha sido alimentada con «basura»; se le han servido toda clase

de preservativos artificiales y de sustitutos anormales. Por ello, la desnutrición teológica y

bíblica ha afligido a la misma generación que ha dado pasos tan gigantescos para asegurarse

de que su salud física no se arruine mediante el uso de alimentos o productos carcinógenos o

dañinos a sus cuerpos físicos. Al mismo tiempo una hambruna espiritual mundial, que

proviene de la ausencia de cualquier publicación genuina de la Palabra de Dios (Am 8.11),

continúa su curso de forma salvaje y casi sin freno alguno en gran parte de la Iglesia.6

La cura es la predicación expositiva.

Entonces, el mandato es claro. Esta clase de predicación es el género

expositivo en el cual la infalibilidad halla su expresión lógica y la iglesia

tiene su vida y su poder. Dicho de manera sencilla, la infalibilidad

demanda la exposición como el único método de predicación que

preserva la pureza de la Escritura y alcanza el propósito para el cual Dios

nos dio su Palabra.

R. B. Kuiper refuerza este mandato cuando escribe: «El principio de

que la predicación cristiana es la proclamación de la Palabra obviamente

debería ser decisivo para el contenido del sermón».7

LA INFALIBILIDAD, LA EXÉGESIS Y LA EXPOSICIÓN

Postulados y proposiciones

Me gustaría comenzar la discusión central con estos postulados, que

siguen una secuencia lógica, para introducir y sostener mis proposiciones

(así como para formar un fundamento verdadero para la infalibilidad).8

1. Dios es (Gn 1.1; Sal 14, 53; Heb 11.6).

2. Dios es verdadero (Éx 34.6; Nm 23.19; Dt 32.4; Sal 25.10 y 31.6;

Is 65.16; Jer 10.8 y 10.11; Jn 14.6 y 17.3; Tit 1.2; Heb 6.18; 1 Jn

5.20, 21).

3. Dios habla en concordancia con su naturaleza (Nm 23.19; 1 S

15.29; Ro 3.4; 2 Ti 2.13; Tit 1.2; Heb 6.18).

4. Dios sólo habla la verdad (Sal 31.5 y 119.43, 142, 151, 160; Pr

30.5; Is 65.16; Jn 17.17; Stg 1.18).

5. Dios declaró su verdadera Palabra en coherencia con su

verdadera naturaleza para que fuera comunicada a personas (una

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 34

P:44

verdad obvia que se ilustra en 2 Ti 3.16-17 y Heb 1.1).

Por lo tanto, debemos considerar las siguientes proposiciones.

1. Dios otorgó su verdadera Palabra para que fuera completamente

comunicada tal y como Él la dio, es decir, se debe predicar todo

el consejo de Dios (Mt 28.20; Hch 5.20; 20.27). Por consiguiente,

cada porción de la Palabra de Dios necesita ser considerada a la

luz de su totalidad.

2. Dios dio su verdadera Palabra para que fuera comunicada

exactamente como la dio. Debe ser dispensada con precisión,

como fue entregada, sin alterar el mensaje.

3. Sólo el proceso exegético que produce la proclamación expositiva

realizará las proposiciones 1 y 2.

El vínculo de la infalibilidad con la predicación expositiva

Ahora bien, permítame validar estas proposiciones con respuestas a

una serie de preguntas. Estas canalizarán nuestra manera de pensar desde

la fuente de la revelación de Dios hasta su objetivo.

1. ¿Por qué predicar?

Muy sencillo, Dios así lo indicó (2 Ti 4.2) y los apóstoles

respondieron (Hch 6.4).

2. ¿Qué debemos predicar?

La Palabra de Dios, es decir, Scriptura sola y Scriptura tota (1 Ti

4.13; 2 Ti 4.2).

3. ¿Quién predica?

Hombres santos de Dios (Lc 1.70; Hch 3.21; Ef 3.5; 2 P 1.21; Ap 18.20

y 22.6). Sólo después que Dios purificó los labios de Isaías fue ordenado

para predicar (Is 6.6-13).

4. ¿Cuál es la responsabilidad del predicador?

Primero, el predicador necesita percatarse de que la Palabra de Dios

no es la palabra del predicador. Sino más bien, euaggelizo]).

Es un mensajero, no el creador (eu,aggeli,zo [euaggelizo

Es un sembrador, no la fuente (Mt 13.3, 19).

Es un sembrador, no la fuente (Mt 13.3, 19).

Es un heraldo, no la autoridad (khru,ssw [kerusso]).

Es un mayordomo, no el propietario (Col 100.25).

Es la guía, no el autor (Hch 8.31).

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 35

P:45

Es el servidor de comida espiritual, no el cocinero Jn 21.15, 17).

Segundo, el predicador necesita suponer que la Escritura es o` lo`goj

tou qeou (ho logos tou theou, «la Palabra de Dios»). Cuando él está

compro​metido con esta asombrosa verdad y responsabilidad:

Su meta, más bien, será estar bajo la Escritura, no sobre ella, y permitirle, por así decir, que

hable a través de él, presentando no tanto su mensaje sino el de ella. Eso es lo que siempre

debe suceder en nuestra predicación. En la necrología del gran compositor alemán Otto

Klemperer, Neville Cardus habló de la manera en la cual Klemperer «puso la música en

acción», manteniendo siempre un estilo deliberadamente anónimo y poco pretencioso para

que, a través de él, las notas musicales pudieran articularse a sí mismas en su integridad

propia. Así debe ser con la predicación; la Escritura misma debe ser la única que hable y la

tarea del predicador es sencillamente «poner la Biblia en acción».9

Un estudio cuidadoso de la frase lo,goj qeou (logos theou, «la Palabra

de Dios») halla más de cuarenta usos en el Nuevo Testamento. Se

asemeja al Antiguo Testamento (Mr 7.13). Es lo que Jesús predicó (Lc

5.1). Fue el mensaje que los apóstoles enseñaron (Hch 4.31 y 6.2). Fue la

palabra que recibieron los samaritanos (Hch 8.14), tal y como la

ofrecieron los apóstoles (Hch 8.25). Fue el mensaje que recibieron los

gentiles tal y como lo predicó Pedro (Hch 11.1). Fue la palabra que Pablo

predicó en su primer viaje misionero (Hch 13.5, 7, 44, 48, 49; 15.35-36).

Fue el mensaje predicado en el segundo viaje misionero de Pablo (Hch

16.32; 17.13; 18.11). Fue el mensaje que predicó Pablo en su tercer viaje

misionero (Hch 19.10). Fue el enfoque de Lucas en el libro de Hechos

porque se esparció rápida y ampliamente (Hch 6.7; 12.24; 19.20). Pablo

se ocupó de decirle a los corintios que él habló la Palabra tal y como le

fue dada por Dios, que no había sido adulterada y que fue una

manifestación de la verdad (2 Co 2.17; 4.2). Pablo reconoció que esa fue

la fuente de su predicación (Col 1.25; 1 Ts 2.13).

Así como con Cristo y los apóstoles, la Escritura también ha de ser

presentada por los predicadores hoy en día, de forma tal que puedan

señalar: «Así dice el Señor». Su responsabilidad es presentarla tal y

como fue dada originalmente y de acuerdo con su respectivo propósito.

5. ¿Cómo comienza el mensaje del predicador?

El mensaje comenzó como una verdadera palabra de Dios y fue dada

como verdad porque el propósito de Dios era trasmitir verdad. Fue

ordenado por Dios como verdad y presentado por el Espíritu de Dios en

cooperación con hombres santos que la recibieron con la calidad pura y

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 36

P:46

exacta que Dios quería (2 P 1.20-21). Fue recibida como Scriptura

inerrantis por los profetas y los apóstoles, es decir, sin desviarse de la

formulación original de la Escritura en la mente de Dios.

Entonces la infalibilidad expresa la calidad con la que los escritores de

nuestro canon recibieron el texto que llamamos Escritura.

6. ¿Cómo ha de continuar el mensaje de Dios en su estado original?

Si el mensaje de Dios comenzó verdadero y si también ha de ser

presentado tal y como fue recibido, ¿qué procesos de interpretación a raíz

de los cambios de lenguaje, cultura y el tiempo asegurarán su pureza al

predicarse actualmente? La respuesta es que sólo el acercamiento

exegéti​co es aceptable para una exposición precisa.

Una vez establecida la necesidad esencial de la exégesis, la siguiente

pregunta lógica es: «¿Cómo se vincula la interpretación exegética con la

predicación?»

Packer responde de la mejor forma:

Toda interpretación de la Biblia, como tal, debe tomar la forma de predicación. Con esto va

una antítesis de igual importancia: que toda predicación, como tal, debe tomar la forma de

interpretación bíblica.10

7 . Ahora bien, uniendo todo nuestro pensamiento de forma

práctica:«¿cuál es el paso final que vincula la infalibilidad a la

predicación?

Primero, debe usarse el verdadero texto. Estamos endeudados con

aquellos eruditos selectos que trabajaron tediosamente en el campo de la

crítica textual. Sus estudios recobran el texto original de la Escritura del

extenso volumen de copias de manuscritos en existencia que están

afectadas por variantes textuales. Este es el punto de partida. Sin el texto

como Dios lo dio, el predicador no podría presentarlo como Dios quería.

Segundo, habiendo comenzado con un texto verdadero, necesitamos

interpretarlo de forma precisa. Pensamos en la ciencia de la

hermenéutica.

Como disciplina teológica la hermenéutica es la ciencia de la interpretación correcta de la

Biblia. Es una aplicación especial de la ciencia general de la lingüística y el significado.

Procura formular esas reglas en particular que se relacionan con los factores especiales

conectados con la Biblia […] La hermenéutica es una ciencia porque puede determinar

ciertos principios para descubrir el significado de un documento, y porque esos principios no

son una mera lista de reglas sino que tienen una conexión orgánica entre sí. También es un

arte, como indicamos anteriormente, porque los principios ni las reglas jamás pueden

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 37

P:47

aplicarse mecánicamente, sino que implican la habilidad (techne) del intérprete.11

Tercero, nuestra exégesis debe fluir de una hermenéutica apropiada.

En base a esta relación, Bernard Ramm observa que la hermenéutica:

tiene la misma relación con la exégesis que la que tiene un libro de reglas con un juego. El

libro de reglas es escrito en términos de reflexión, análisis y experiencia. El juego se juega

mediante la ejecución concreta de las reglas.

Éstas no son el juego, y éste es insignificante sin las reglas. La hermenéutica en sí no es

exégesis, pero la exégesis es la hermenéutica aplicada.12

Ahora se puede definir a la exégesis como la hábil aplicación de

sólidos principios hermenéuticos al texto bíblico en el lenguaje original

con el propósito de entender y declarar el significado que procuraba el

autor tanto para su audiencia inmediata como para las posteriores. Junto

con esto, la hermenéutica y la exégesis se enfocan en el texto bíblico para

determinar lo que dijo y lo que significaba originalmente.13 Por lo tanto,

la exégesis, en su sentido más amplio incluirá las diversas disciplinas de

la crítica literaria, los estudios históricos, la exégesis gramática, la

teología histórica, la teología bíblica y la teología sistemática. La

exégesis adecuada le dirá al estudiante lo que dice el texto y lo que éste

significa, guiándolo para que pueda realizar una aplicación adecuada del

mismo.

La interpretación de la Escritura es la piedra angular no sólo de todo el proceso de

preparación del sermón, sino también de la vida del predicador. Un estudiante fiel de la

Escritura procurará estar tan seguro como sea posible de que la interpretación es

bíblicamente precísa.14

Cuarto, ahora estamos listos para una verdadera exposición. Basados

en el flujo del pensamiento que acabamos de sobrepasar, declaro que la

predicación expositiva realmente es predicación exegética y no tanto la

forma homilética del mensaje. Merrill Unger comentó apropiadamente:

No es la extensión de la sección tratada, ya fuere un versículo o una unidad más larga, sino la

manera en la que se trata. No importa cuán amplia sea la extensión de la porción a

explicarse, si se maneja de forma tal que su significado real y esencial, tal y como existió a la

luz del contexto general de la Escritura, es aclarado y aplicado a las necesidades actuales de

los oyentes, podría decirse con propiedad que es una predi​cación expositiva.15

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 38

P:48

Como resultado de este proceso exegético que comenzó con un

compromiso con la infalibilidad, el expositor está equipado con un

mensaje verdadero, con un propósito verdadero y con una verdadera

aplicación. Esto le da a su predicación una perspectiva histórica,

teológica, con textual, literaria, sinóptica y cultural. Su mensaje es el

mensaje que Dios deseaba.

Ahora, debido a que esto parece ser tan obvio, podríamos

preguntarnos: «¿Cómo es que la iglesia perdió de vista la relación de la

infalibilidad con la predicación?» Permítame sugerir que principalmente

fue por el «legado del liberalismo».

EL LEGADO DEL LIBERALISMO

Un ejemplo

Robert Bratcher, antiguo asistente de investigaciones de la Sociedad

Bíblica Americana, es el traductor de Good News For Modern Man

[Buenas Nuevas para el hombre moderno] y también es pastor ordenado

por los Bautistas del Sur. Como uno de los conferencistas invitados a la

«Comisión de vida cristiana de la Convención Bautista del Sur», presentó

el tema «La autoridad bíblica para la iglesia de hoy». Se citó a Bratcher

diciendo:

Sólo la ignorancia voluntaria o la deshonestidad intelectual puede responsabilizarse por la

afirmación de que la Biblia es infalible. Ningún creyente que ame la verdad, que respete a

Dios y que honre a Cristo debe ser culpable de tal herejía. Investir a la Biblia con las

cualidades de la infalibilidad es idolatrarla y transformarla en un dios falso.16

Esta manera de pensar es típica del legado del liberalismo que le ha

robado a los predicadores la verdadera dinámica de la predicación.

Pregunto: ¿por qué ser cuidadosos con contenido que no refleja la

naturaleza de Dios o cuya veracidad es incierta?

Nociones falsas

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 39

P:49

Bratcher y otros que se someten a la infalibilidad «limitada» o

«parcial » son culpables de error en cuanto a varias formas de razonar.17

Primero, no han confrontado lo que la Escritura enseña en cuanto a sí

misma.

Benjamin Warfield se concentró en el corazón del asunto con esta

pregunta: «La cuestión verdaderamente decisiva entre los eruditos

cristianos […] pareciera ser: “¿Qué doctrina bíblica de la inspiración

podemos determinar en base a una exégesis exacta y científica?”»18

La respuesta es que las Escrituras no enseñan en ninguna parte que hay

una dicotomía verdad y error, y los autores jamás ofrecen ni siquiera la

menor pista de que estaban conscientes de este supuesto fenómeno

mientras escribían. Los escritores humanos de la Escritura concuerdan de

forma unánime que es la Palabra de Dios; por lo tanto debe ser cierto.

Segundo, la infalibilidad limitada o parcial asume que hay una

autoridad mayor para establecer la calidad de la Escritura que la

revelación de Dios en las Escrituras. Ellos se equivocan al darle al

crítico a priori un lugar de autoridad sobre las Escrituras. Esto asume que

el crítico es infalible.

Tercero, si la infalibilidad limitada es cierta, entonces sus proponentes

se equivocan al asumir que haya parte alguna de las Escrituras que sea

una comunicación fiel de la verdad de Dios. Una Escritura que no sea

infalible definitivamente descalificaría la Biblia como fuente confiable de

verdad.

Hay presuposiciones en ambos bandos. ¿Pondrán su fe los hombres en

las Escrituras o en los críticos? Ellos no pueden quedarse con el pastel

(Escritura confiable) y comérselo también (infalibilidad limitada).

Pinnock señaló hábilmente: «El intento de reducir la integridad de la

Biblia a asuntos de “fe” y a su fidelidad histórica es un procedimiento

tonto e injustificado».19

Si la Biblia es incapaz de producir una doctrina sólida de la Escritura,

también es incapaz de producir, sin ningún grado de credibilidad, una

doctrina acerca de ningún otro asunto. Si los escritores humanos de la

Escritura se han equivocado en su entendimiento de la pureza de la

Escritura Sagrada, entonces se han descalificado a sí mismos como

escritores para ninguna otra área de la verdad revelada de Dios. Si están

tan descalificados en todas las áreas, entonces a cada predicador se le ha

robado cualquier confianza y convicción que pudiera tener en cuanto al

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 40

P:50

alegado mensaje verdadero que estaría comunicando para Dios.

¿Cuál es verdaderamente el asunto?

G. Campbell Morgan, elogiado como el «príncipe de los expositores »

del siglo veinte, fue un mensajero muy usado por Dios. Sin embargo, hubo

un momento en su vida cuando luchó con este mismo asunto que estamos

discutiendo. Concluyó que si había errores en el mensaje bíblico, no

podía ser proclamada en público de manera honesta.

He aquí un relato de la lucha del joven Campbell Morgan por conocer

si la Biblia verdaderamente era la Palabra de Dios:

Por espacio de tres años este joven que contemplaba seriamente un futuro de enseñanza

y en última instancia de predicación, sintió que las atormentadas aguas de la controversia

religiosa lo arrastraban más allá de su nivel. Leyó los nuevos libros que debatían asuntos tales

como: «¿Se puede conocer a Dios?» y encontró que la decisión colectiva del autor fue que:

«No podemos conocerle». Se confundió y se desorientó. Ya no estaba seguro de lo que su

padre proclamaba en público ni de lo que le había enseñado en el hogar.

Aparecieron otros libros que procuraban defender la Biblia de los ataques a los cuales se

encontraba sometida. Mientras más leía, más difícil resultaba contestar las preguntas que

llenaban su mente. Aquel que no lo haya sufrido no puede apreciar la angustia espiritual que

el joven Campbell Morgan sufrió durante este período crucial de su vida. Esto le permitió

sentir mayor simpatía, durante los años posteriores, por jóvenes universitarios que tenían

experiencias similares; las que igualó a «pasar por un desierto sin camino alguno». Finalmente

llegó la crisis cuando reconoció su completa falta de seguridad de que la Biblia era la Palabra

autorizada de Dios al hombre. Canceló de inmediato todos sus compromisos para predicar.

Entonces, tomó todos sus libros, los que atacaban y los que defendían la Biblia, y los colocó

en la esquina de un armario. Al relatar esto luego, como muchas veces lo hizo al predicar,

habló acerca de cerrar la puerta con la llave. «Puedo escuchar el ruido de esa cerradura»,

acostumbraba decir. Salió de la casa y fue hasta una librería en ese mismo bloque. Compró

una Biblia nueva y, al regresar al cuarto con ella, se dijo: «Ya no estoy seguro de que esto

sea lo que mi padre declara que es, la Palabra de Dios. Pero de esto estoy seguro. Si es la

Palabra de Dios, y si me allego a ella con una mente receptiva y libre de prejuicios, le

ofrecerá certeza a mi alma en cuanto a sí misma». «Esa Biblia me encontró a mí», decía,

«entonces comencé a leerla, era el 1883. Desde ese entonces he sido un estudiante, y todavía

lo soy (en 1938)».

Al final de dos años Campbell Morgan surgió de ese eclipse de fe absolutamente seguro

de que la Biblia era, en cada obra y verdad, nada menos que la Palabra del Dios viviente.

Citamos de nuevo en base a su relato del incidente: «Esta experiencia es lo que, finalmente,

me regresó a la tarea de la predicación y a la obra del ministerio. Pronto hallé suficiente base

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 41

P:51

como para comenzar a predicar, y seguí desde ese entonces».

Una vez que sobrepasó esta crisis y con una nueva certeza motivando su alma, alcanzó

una convicción decisiva. Este Libro, como lo que es, ameritaba todo lo que el hombre pudiera

ofrecer para su estudio, no sólo a causa del gozo de explorar profundamente en el corazón, la

mente y la voluntad de Dios, sino también para que aquellas verdades descubiertas por tal

investigación de las Escrituras se hicieran conocer al mundo de los hombres en busca de luz,

que perecen en las tinieblas sin conocimiento claro de esa voluntad.20

Que Dios se complazca en multiplicar la tribu de hombres llamados

«predicadores» que, convencidos de la naturaleza infalible de la Biblia,

se aplicarán en forma diligente para entender y proclamar su mensaje

como los que han sido comisionados por Dios para presentarla por Él.

NUESTRO RETO

Uno de los predicadores más consagrados que jamás haya vivido fue el

escocés Robert Murray McCheyne. Andrew Bonar escribe sobre las

memorias de McCheyne:

Él deseaba acercarse a la manera primitiva de exponer la Escritura en sus sermones. Por eso

cuando alguien le preguntó si alguna vez temía quedarse sin sermones, replicó: «No, sólo soy

un intérprete de la Escritura en mis sermones, cuando la Biblia se seque, entonces me secaré

yo». Y en el mismo espíritu evitó cuidadosamente la costumbre muy común de acomodar los

textos: unir una doctrina a las palabras, y no sacar de ellas la obvia conexión al pasaje. En

todo tiempo se esforzó por predicar la idea del Espíritu en un pasaje, porque temía que hacer

algo diferente sería contristar el Espíritu que la había escrito. Así que la interpretación era un

asunto solemne para él. Y, sin embargo, a pesar de seguir este certero principio de forma

muy escrupulosa, no se sintió restringido en manera alguna a utilizar, para las necesidades

diarias, todas las partes del Antiguo Testamento tanto como las del Nuevo. Su costumbre era

establecer primero el sentido principal y la aplicación, y proceder así a tratarlo para usarlo en

su momento.21

La tarea del expositor es predicar el pensamiento de Dios tal y como lo

encuentre en su Palabra infalible. Lo entiende a través de las disciplinas

de la hermenéutica y la exégesis. Entonces lo declara de forma expositiva

como el mensaje que pronunció Dios y le comisionó a presentar.

John Stott bosquejó hábilmente la relación del proceso exegético y la

predicación expositiva:

La predicación expositiva es una disciplina muy ardua. Quizás por eso es que es tan rara.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 42

P:52

Sólo la emprenderán aquellos que están preparados para seguir el ejemplo de los apóstoles y

decir: «No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas […]

persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra» (Hch 6.2, 4). La predicación

sistemática de la Palabra es imposible sin el estudio sistemático de la misma. No será

suficiente un vistazo general a unos pocos versículos en la lectura bíblica diaria, ni estudiar un

pasaje sólo cuando tenemos que predicar del mismo. No. Debemos empapamos cada día en

las Escrituras. No debemos simplemente estudiar, como si usáramos un microscopio, las

minucias lingüísticas de algunos versículos, sin tomar nuestro telescopio e inspeccionar las

amplias magnitudes de la Palabra de Dios, asimilando su gran tema de la soberanía divina en

la redención de la humanidad. «Es una bendición», escribió C. H. Spurgeon, «comer el alma

misma de la Biblia hasta que, al fin, llegue a conversar en lenguaje bíblico y su espíritu tenga

el sabor de las palabras del Señor, para que su sangre sea bíblica y la esencia misma de la

Biblia fluya a través de usted».22

La infalibilidad demanda un proceso exegético y una proclamación

expositiva. Sólo el proceso exegético preserva completamente la Palabra

de Dios, resguardando el tesoro de la revelación y declarando su

significado exactamente como Él quiso que fuera proclamada.23 La

predicación expositiva es el resultado del proceso exegético. Por lo tanto,

es el vínculo esencial entre la infalibilidad y la proclamación. Se le ha

encomendado preservar la pureza de la Palabra infalible de Dios en su

forma original y a proclamar todo el consejo de la verdad redentora de

Dios.24

1 Este ensayo fue presentado inicialmente como respuesta en

International Council on Biblical Inerrancy [Concilio Internacional de

Infalibilidad Bíblica], Summit 11 [Segunda Cumbre], noviembre 1982.

Luego fue publicado bajo el título «Inerrancy and Preaching: Where

Exposition and Exegesis Come Together [Infalibilidad y predicación:

Donde la exposición y la exégesis se unen], en el libro Hermeneutics,

Inerrancy, and the Bible [Hermenéutica, infalibilidad y la Biblia],

editado por Earl Radmacher y Roben Preus, Zondervan Corporation,

Grand Rapids, 1984. Usado con permiso. Una revisión del mismo fue

publicada bajo igual título en The Master’s Seminary Journal, 1, número

1, otoño 1990, pp. 13-15. El ensayo ha sido adaptado para incluirlo en

esta obra.

2 Durante un período de 10 años (1977-1987), el International

Council on Biblical Inerrancy [Concilio Internacional de Infalibilidad

Bíblica] sostuvo tres reuniones para eruditos (l978, 1982, 1986) y dos

congresos para la comunidad cristiana en general (1982, 1987) para

formular y diseminar la verdad bíblica acerca de la infalibilidad.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 43

P:53

3 Paul D. Feinberg, «Infallibility and Inerrancy» [Infalibilidad e

inerrancia], Trinity Journal 6, no. 2, otoño de 1977, p. 120,

meticulosamente define la infalibilidad crítica como «la afirmación de

que cuando se tienen todos los datos, se verá que la Escritura en su forma

original y debidamente interpretada no contiene errores en todo lo que

afirma hasta el grado de precisión que se propone, ya sea que esa

afirmación tenga que ver con doctrina, historia, ciencia, geografía,

geología, etc.»

4 James I. Packer, «Preaching as Biblical Interpretation», Inerrancy

and Common Sense, [«Predicación como interpretación bíblica»,

Infalibilidad y sentido común], editado por Roger R. Nicole y J. Ramsey

Michaels, Baker, Grand Rapids, 19S0, p.189.

5 D. Martyn Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, Zondervan, Grand

Rapids, 1971, p. 222.

6 Walter C. Kaiser, Jr., Toward an Exegetical Theology [Hacia una

teología exegética], Baker, Grand Rapids, 1981, pp. 7-8.

7 R. B. Kuiper, «Scriptural Preaching», The Infallible Word

[Predicación escritural; La Palabra infalible], editado por Paul Woolley,

Presbyterian and Reformed, Filadelfia, 1967, p. 217.

8 Véase Norman Geisler, «Inerrancy Leaders: Apply the Bible»

[Líderes de la infalibilidad: usen la Biblia], Eternity 38, enero 1987, p.

1:25, para este concreto silogismo: Dios no puede errar; La Biblia es la

Palabra de Dios; Por lo tanto, la Biblia no puede errar.

9 Packer, «Preaching», p. 203.

10 Ibíd., p. 187.

11 Bernard Ramm, Protestant Biblical Interpretation [Interpretación

bíblica protes​tante], Baker, Grand Rapids, 1970, p. 11.

1 2 Ibíd. Véase también Jerry Vines y David Allen, «Hermeneutics,

Exegesis and Proclamation», Criswell Theological Review, 1, número 2,

primavera 1987, pp. 309-34.

13 Esta definición ha sido adaptada de John D. Grassmick, Principles

and Practice of Greek Exegesis [Principios y prácticas de exégesis

griega] Seminario Teológico de Dallas, Dallas, 1974, p. 7.

14 Al Fasol, Essentials for Biblical Preaching [Elementos esenciales

de la predicación bíblica], Baker, Grand Rapids, 1989, p. 41.

15 Merrill F. Unger, Principles of Expository Preaching [Principios

de predicación expositiva], Zondervan, Grand Rapids, 1955, p. 33.

16 «Inerrancy: Clearing Away Confusion» [Infalibilidad: aclarar la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 44

P:54

confusión], Christianity Today, 25, número 10,29 de mayo de 1981, p.

12.

17 Estos argumentos han sido adaptados de Richard L. Mayhue,

«Biblical Inerrancy in the Gospels» [La infalibilidad bíblica en los

evangelios], manuscrito sin publicarse, Seminario Teológico Grace,

Winona Lake, Indiana, 1977, pp. 12-15.

18 Benjamin Breckinridge Warfield, The lnspiration and Authority of

the Bible [Inspiración y autoridad de la Biblia], Presbyterian and

Reformed, Filadelfia, 1948, p. 175.

19 Clark H. Pinnock, «Our Source of Authority: The Bible» [La Biblia:

nuestra fuente de autoridad], Bibliotheca Sacra, 124, número 494,

abriljunio 1967, p. 154.

20 Jill Morgan, A Man of the Word: Life of G. Campbell Morgan

[Vida de G.C.M. Un hombre de la Palabra], Baker, Grand Rapids, 1978,

pp. 39-40.

21 Andrew A. Bonar, Memoir and Remains of Robert Murray

McCheyne [Memorias de Robert Murray McCheyne], Baker, Grand

Rapids, 1978, p. 94.

22 John R. W. Stott, The Preacher’s Portrait [El retrato del

predicador], Eerdmans, Grand Rapids, 1961, pp. 30-31.

23 Véanse 1 Ti 6.20, 21 y 2 Ti 2.15.

24 Estas verdades centrales acerca de la Biblia infalible, la

hermenéutica, la exégesis y la predicación reflejan el corazón del

currículo de Master’s Seminary y el compromiso de la facultad de

preparar expositores fieles a la Palabra de Dios para los años noventa y

hasta el siglo veintiuno.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 45

P:55

3

Historia de la

predicación expositiva

James F. Stitzinger

La historia de la predicación expositiva comienza con una comprensión de la

predicación revelada y explicada registrada en la Escritura. La predicación legítima

en la Era de la Iglesia con​tinúa la predicación expositiva que comenzó en la Biblia. La

historia descubre limitado, aunque rico y continuo legado de expositores bíblicos

hasta el día de hoy. Estos hombres que derramaron sus vidas en la exposición de la

Palabra de Dios demandan una atención cuidadosa de parte de quienes lo hacen hoy.

La abundante herencia de la predicación expositiva en la historia de la

Iglesia se concentra en un número relativamente pequeño de hombres que

se han dedicado a esta clase de predicación.1

Estos hombres que están

dedicados a exponer las Escrituras nos animan y retan debido a los

profundos resultados de sus ministerios. Dargan señala que «la

predicación es una parte esencial y una característica distintiva del

cristianismo y, por consiguiente, la extensa historia de movimientos

religiosos generales incluye la de la predicación».2

Además observa que

«se debe lidiar con una influencia recíproca: el movimiento

ocasionalmente ha producido la predicación, en otras ocasiones la

predicación ha producido el movimiento, pero comúnmente colaboran

entre sí.3

Esta profunda influencia de la predicación en general aplica de

forma especial a la predicación expositiva. Ha sido un factor significativo

en la historia de la iglesia, alcanzando una función digna de estudio.

El apóstol Pablo se refirió a esta predicación como algo que no fue

«con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración

del Espíritu y de poder» (1 Co 2.4). Instruyó a Timoteo, al establecer el

patrón para la iglesia, que predicara «la palabra» (2 Ti 4.2). Dios ha

utilizado los fieles esfuerzos de los predicadores expositivos de su

Palabra para honrar su nombre y aumentar la fe de sus santos (1 Co 2.5) a

través de la historia.

La historia de la predicación expositiva es una división principal de la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 46

P:56

ciencia y el arte general de la homilética.4

Al enfatizar la importancia de

tal estudio, Garvie escribió lo siguiente hace más de setenta años:

El mejor acercamiento a cualquier tema es mediante su historia; si es una ciencia, debemos

aprender todo lo que podamos acerca de los descubrimientos anteriores; si es un arte, acerca

de los métodos anteriores. El predicador cristiano estará mejor equipado para su tarea actual

si tiene algún conocimiento de cómo predicaron los hombres anteriormente […] Aunque

hasta en la predicación, como en las actividades humanas de menos importancia, hay modas

temporales que sería tonto reproducir una vez que hayan pasado, sin embargo hay metas

permanentes y reglas de predicación, que deben tomarse en cuenta en cada era y que

pueden aprenderse mediante el estudio de la predicación pasada. La admiración de lo grande

y lo bueno, aun sin imitación, mejora al hombre y lo hace más sabio; el predicador cristiano

enriquecerá su valor mediante la intimidad con aquellos a quienes ha sucedido […] El que

ignore menos el pasado estará menos esclavizado al mismo, y dominará mejor el presente

quien menos se encuentre restringido por el mismo.5

Es más, hay mucho valor al comprender a aquellos que se han dedicado

a una vida de exposición bíblica. La generación actual, cuya historia

todavía no ha sido escrita, puede aprender mucho de aquellos que la han

completado. Mas todavía hay tiempo para cambiar, reenfocar, mejorar y

ser llevado a mayores logros. Exponerse a la historia de la predicación

expositiva provee un contexto, un punto de referencia y una base para

distinguir lo transitorio de lo eterno. Motivará a la persona la confianza

en la fiel exposición bíblica, mientras que al mismo tiempo aumenta esa

confianza. En palabras de Stott, vislumbrará «la gloria de la predicación

a través de los ojos de sus campeones en cada siglo».6

La historia de la

predicación expositiva tiene muchos principios y lecciones que enseñarle

a aquellos que la estudien.

EL PERÍODO BÍBLICO

El estudio histórico de la predicación expositiva comienza con un

entendimiento adecuado de su registro en la Escritura. Hay dos formas

básicas de predicación en la Biblia: reveladora y descriptiva. Toda la

predicación posbíblica tiene el trasfondo de la registrada en la Escritura y

debe trazar sus raíces hasta esta fuente.

Aquellos que fueron originalmente comisionados con la tarea de

proclamar la Palabra de Dios le revelaron a Dios a los hombres mientras

hablaban. Esta Palabra de Dios vino a través de diferentes instrumentos,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 47

P:57

incluyendo al profeta que pronunció una palabra divina del Señor, el

sacerdote que pronunció la ley y el sabio que ofreció buen consejo (Jer

18.18). El Antiguo Testamento está repleto con pronunciamientos de estos

predicadores reveladores que expresaron de forma precisa el mensaje de

Dios para los hombres.

Uno de los primeros ejemplos de la predicación reveladora es el

último encargo de Moisés para Israel (Dt 31—33). Este discurso fue

presentado con tremenda habilidad y claridad por alguien que una vez se

describió a sí mismo como «tardo en el habla y torpe de lengua» (Éx

4.10). En sus dos discursos de despedida Josué ofreció profundas

palabras de revelación y explicación a su pueblo (Jos 23.2-16 y 24.2-27).

Broadus señala hacia el «agudo uso retórico de la narrativa histórica, el

diálogo animado, y las súplicas imaginativas y apasionadas»7

en estos

mensajes del Señor.

David y Salomón ofrecieron profundos ejemplos de la predicación

reveladora y descriptiva de la Palabra en forma poética. David dedicó

muchos salmos a revelar la naturaleza y el carácter de Dios (Sal 8, 9, 16,

22, 24, 34, 68, 75, 89, 93, 105, 110, 119, 136, 145). Una cantidad similar

le explica Dios al pueblo (Sal 1, 23, 32, 37, 40, 46, 50, 66, 78, 92, 100,

104, 106, 118, 128, 150; véase especialmente 32.8). Los salmos proveen

una extraordinaria y rica instrucción acerca de la naturaleza y el

contenido de la predicación.8

Salomón utilizó proverbios para proveer instrucción (Pr 1.2-3) y

enseñó mediante un discurso en la dedicación del templo (2 Cr 6.1-42).

«El predicador» de Eclesiastés 12.9-10 también ofreció un discurso

explicativo acerca de la filosofía de vida, en el cual procuró pronunciar,

mediante la sabiduría (Ec 1.12-13), «palabras de verdad» (12.10) y tuvo

mucho éxito.

Es posible que los mayores ejemplos de la predicación

veterotestamentaria se encuentren entre los profetas. Una evaluación de

sus mensajes revela tanto revelación como explicación. Broadus señala

este hecho y su relevancia para los predicadores contemporáneos:

¡Qué sorpresa que la inmensa mayoría del mundo cristiano perdió tan pronto de vista el

hecho y que muchos todavía sean tan lentos, aun entre los protestantes, en percibirlo

claramente! El ministro del Nuevo Testamento no es un sacerdote, un clérigo, excepto en

cuanto a que todos los cristianos son un sacerdocio, él es, un maestro en el nombre de Dios,

así como el profeta del Antiguo Testamento era un maestro, con la peculiar ventaja de estar

inspirado. Usted también sabe que definitivamente el negocio principal de los profetas no era

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 48

P:58

predecir el futuro […] sino que hablaban del pasado y del presente, con mucha más

frecuencia que del futuro.9

Los mensajes proféticos no sólo fueron predicciones del futuro (Is 9,

53), sino que frecuentemente llamaron al pueblo al arrepentimiento y a la

obediencia (Is 1.2-31) o le ofrecieron una explicación de la Palabra del

Señor (Is 6). «Los profetas eran predicadores».10 Varios pasajes en los

cuales la explicación fue el enfoque y el propósito de los mensajes

incluyen el mandamiento de Josías de reparar y reformar la casa del

Señor (2 R 22—23); el estudio y la enseñanza de la ley de Esdras (Esd

7.10), los comentarios de Nehemías acerca de la ley (Neh 8.1-8) y la

explicación de Daniel de su visión de las setenta semanas (Dn 9). Los

profetas que se refirieron a su obra como instrucción son Samuel (1 S

12.23), Isaías (Is 30.9), Jeremías (Jer 32.33) y Malaquías (Mal 2.9). Juan

el Bautista ocupa un lugar especial porque mezcló una valiente

determinación con una profunda humildad (Jn 1; 3.22-30) mientras

«testificó» acerca de Cristo y llamó a los hombres al arrepentimiento y a

la fe (Mr 1.4; Jn 1.15,29).

Lo que resulta claro en el Antiguo Testamento es que luego de que se

ofreciera cierta revelación, el pueblo regresaría a ella con la necesidad

de que fuera explicada o expresada. Esto fue particularmente cierto en el

caso de las porciones difíciles de comprender. La predicación del

Antiguo Testamento proveyó la aclaración necesaria.

Una historia de los expositores bíblicos debe incluir a Cristo, que es

tanto el modelo de la predicación como el mensaje a predicarse. Jesús

vino predicando (Mr 1.14) y enseñando (Mt 9.35). Era bastante joven

cuando comenzó a desplegar su comprensión de la Escritura (Lc 2.46-50).

Como los expositores que le precedieron, su predicación incluyó tanto la

revelación como la explicación. Los sermones de Cristo, como el Sermón

del Monte (Mt 5—7) y el que pronunció en Nazaret (Lc 4.16-30), son

modelos perennes de explicación y exposición. En Mateo 5, Jesús dijo:

«Oísteis que fue dicho […] Pero yo os digo». Al hacer esto, instruyó e

iluminó a sus oyentes y amplió el texto, para sorpresa del pueblo. Él

sobrepasa en mucho a todos aquellos que disfrutan el título de

«predicador» con él.11 Muchas de las cualidades de la enseñanza y la

predicación de Cristo se pueden identificar rápidamente. Las siguientes

son algunas de ellas: (1) habló con autoridad (Mt 7.29); (2) utilizó

cuidadosamente las otras Escrituras en sus explicaciones (Lc 24.27, 44);

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 49

P:59

(3) vivió lo que enseñó (Lc 2.40, 52); (4) enseñó simplemente para

adaptarse al hombre común (Mr 12.37); y (5) su enseñanza algunas veces

fue controversial (Mt 10.35-37). Cristo, para que fuera comprendido

apropiadamente, debe ser visto «no como un conferencista científico sino

como un predicador, primordialmente como predicador al pueblo común,

un predicador al aire libre, que se dirigía a muchedumbres agitadas y

antipáticas».12 Le enseñó a sus oyentes la verdad y se la explicó a ellos en

palabras simples pero profundas. Algunos se confundieron (Lc 4.28) y

otros se regocijaron (Mt 15.15). El predicador expositivo de hoy debe

moldear su ministerio de acuerdo a la obra expositiva de Cristo. Debe

estudiar el método de Cristo cuidadosamente, «no como ejemplo a

imitarse de forma esclavizada, sino como un ideal a realizarse

libremente».13 La enseñanza de Cristo muestra que la exposición puede

tomar varias formas, siempre y cuando sea fiel al propósito distintivo de

la explicación de la Escritura.

La predicación de los apóstoles y otros líderes de la iglesia primitiva

contribuye significativamente a la historia de la predicación expositiva.

Los mensajes de Pedro (Hch 2.14-36), Esteban (Hch 7.2-53), Pablo (Hch

17.16-31) y Santiago (Hch 15.14-21) tienen elementos de la predicación

reveladora y descriptiva. Las epístolas son, en su mayoría, exposiciones

escritas diseñadas para enseñar varias lecciones. Como señala Barclay:

Las cartas de Pablo son sermones más que tratados teológicos. Se ocupan de situaciones

inmediatas. Son sermones hasta en el sentido de que fueron proferidas en lugar de ser

escritas. No fueron escritas cuidadosamente por alguien sentado en un escritorio; fueron

derramadas por alguien moviéndose de un lado al otro a medida que las dictaba, pensando en

todo momento en las personas a quienes habrían de ser enviadas. Su estilo torrencial, su

catarata de pensamientos, sus complicadas oraciones, llevan la señal de la palabra hablada en

lugar de escrita.14

Pablo, en particular, entregó su vida a la predicación de Cristo (1 Co

1.23; 2.2; 2 Co 4.5) para revelar quién era Él (Ro 1.18; 1 Co 2.10; Ef 3.5)

y para explicarlo al pueblo (Ro 15.4; 1 Co 10.11, 17; 1 Ts 4.2; 2 Ts 3.14;

1 Ti 1.5). Un estudio cuidadoso de este apóstol como maestro y

predicador expositivo de Cristo producirá profundos conocimientos en

cuanto a la predicación.1 5 Como dijo Broadus acerca de Pablo:

«Inconscientemente, miles han aprendido a predicar por él. Y cuán

abundante y más completa sería la lección si todos nos aplicáramos a ello

de forma consciente y reflexiva».16

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 50

P:60

Pablo le dijo a Timoteo que «predicara la Palabra» (2 Ti 4.2), que

«enseñara y predicara estos principios» (1 Ti 6.2) y que «instruyera» (1

Ti 6.17; cf. 1 Ts 5.15). Aquí no estaba involucrada la predicación

revelada. Aunque los primeros predicadores de la Escritura ofrecieron

mensajes descriptivos y reveladores, los timoteos enviados por ellos

habrían de concentrarse en explicaciones que expusieran la Palabra al

pueblo que necesitaba comprender la verdad (1 Ti 4.13; 2 Ti 2.15; 4.2-5).

Una vez que la era del Nuevo Testamento llegaba a su fin, la obra de los

predicadores bíblicos llegó a ser sólo descriptiva, en lugar de ocuparse

de la revelación y la explicación.

La predicación en la Biblia manda sólo una respuesta bíblica para la

era posbíblica: continuar explicando y exponiendo el mensaje que ahora

está plenamente revelado (Heb 1.1-3). Toda predicación debe ser

expo​sitiva si ha de ajustarse al patrón de la Escritura. Es una extensión de

la dimensión descriptiva o expositiva de la predicación de los

predicadores del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Ya que la exposición está basada en la Escritura, un estudio de su

historia en la iglesia debe darse en términos de este trasfondo. El

compromiso para con la predicación expositiva así como para con la

averiguación para identificar el hilo de expositores a través de la historia

de la iglesia, sólo es posible a la luz de la predicación tal y como se le

percibe en la Biblia.

La iglesia cristiana antigua, 100–476

El rápido deterioro del cristianismo primitivo ha sido bien

documentado. 17 La falta de la predicación expositiva en el período

postapostólico es evidencia de esto, pero no es el único problema. El

mandamiento del bautismo de los creyentes se convirtió rápidamente en la

doctrina de la regeneración bautismal. La Cena del Señor cambió de un

memorial para creyentes a una percepción general de un sacramento que

confería gracia salvífica. El liderazgo cristiano cambió rápidamente de

los oficios bíblicos de anciano y diácono a la jerarquía humana

sacerdotal con los excesos autoritarios del «obispo», junto con el

concepto secular de la «sucesión apostólica». Una de las principales

causas del deterioro fue la importación de la filosofía griega al

pensamiento cristiano por parte de los padres de la iglesia. Este intento

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 51

P:61

de «integración» llevó a una erosión completa de la teología bíblica en la

perspectiva de muchos de los padres. Hatch, comentando acerca de este

cambio, escribe:

Es imposible para cualquiera, ya sea estudiante de historia o no, ignorar la diferencia tanto en

forma como contenido entre el Sermón del Monte y el Credo Niceno. El Sermón del Monte

es el establecimiento de una nueva ley de conducta; este asume creencias en lugar de

formularlas; los conceptos teológicos que subyacen el mismo pertenecen al lado ético de la

teología en lugar del lado especulativo; no hay metafísica alguna. El Credo Niceno es una

declaración en parte de hechos históricos, en parte de deducciones dogmáticas; es probable

que los términos metafísicos que contiene fueran ininteligibles a los primeros discípulos; la

ética no tiene lugar alguno en él. Uno pertenece a un mundo de campesinos sirios, el otro a

un mundo de filósofos griegos.18

Los tres productos de la mente griega fueron la metafísica abstracta

(filosofía), la lógica (los principios del razonamiento) y la retórica (el

estudio de la literatura y la expresión literaria). La suma de la retórica

griega al cristianismo produjo un gran énfasis en el cultivo de la

expresión literaria y los argumentos quasiforenses.1 9 «Sus predicadores

predicaron no porque estaban estallando con verdades que no podían sino

expresarse, sino porque eran maestros de las finas frases y vivían en una

era en la cual éstas tenían un valor».20

Una indicación significativa de esta adaptación es el alejamiento de la

predicación, la enseñanza y el ministerio de la Palabra. Su lugar lo ocupó

el «arte del sermón» que estaba más ligado a la retórica que a la

verdad.21 El concepto del «sermón» griego se convirtió rápidamente en

una tradición significativa. Craig concluye, en su excelente artículo, que

«el “sermón” fue resultado del sincretismo, la fusión de la necesidad

Bíblica de enseñar con la noción secular griega de la retórica».2 2 Y

continúa:

Estos sermones no fueron solamente el establecimiento de teología influida por los griegos.

Eran, en realidad, copias externas de la forma retórica de los filósofos griegos más populares

de ese entonces. No era solamente lo que se dedo en el sermón, es que toda la

presentación y el formato procedía del paganismo.23

La misma secularización de la predicación cristiana ha dominado la

iglesia cristiana hasta hoy día. El expositor bíblico comprometido ha

sido, frecuentemente, la excepción en lugar de la regla. Por lo tanto, los

expositores aquí mencionados merecen atención especial como

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 52

P:62

representantes de un grupo raro y noble.

Los primeros cuatrocientos años de la iglesia produjeron muchos

predicadores, pero pocos verdaderos expositores. Los padres apostólicos

(ca. 96–125) siguieron un método tipológico de interpretación en sus

obras. Los padres del segundo siglo (ca. 125–190) como Justino Mártir y

Tertu​liano compusieron apologías en defensa del cristianismo. Los padres

del tercer siglo (ca. 190–250) como Cipriano y Orígenes se dedicaron a

la polémica, discutiendo en contra de la doctrina falsa. El uso del método

alegórico de interpretación, por parte de Orígenes, estimuló un aumento

en el interés en la exposición del texto. Desafortunadamente, su

alegorización fue destructiva para la verdadera exégesis bíblica y redujo

el interés en la exposición entre sus seguidores en la Escuela de

Alejandría.

En el cuarto siglo (ca. 325–460), un significativo grupo se dedicó al

estudio bíblico serio. Seis de los distinguidos predicadores de este

período fueron Basilio, Gregorio Nazíanceno, Gregorio de Nisa, Agustín,

Juan Crisóstomo y Ambrosio. Además de sus escritos teológicos, Agustín

(354–430) produjo más de seiscientos sermones. Entre sus obras hay

exposiciones de los Salmos, homilías acerca del Evangelio de Juan, 1

Juan y los evangelios. Algunos de sus sermones podrían describirse como

exegéticos,2 4 pero sus interpretaciones generalmente eran alegóricas e

imaginativas, como lo hacían otros en ese entonces.

La excepción más significativa en el período temprano fue Juan

Crisóstomo (347–407). Él dirigió, junto con Teodoro de Mopsuestia, la

escuela antioqueña de interpretación, que rechazó el acercamiento

alegórico. En agudo contraste con sus contemporáneos, Crisóstomo

predicó exposiciones versículo por versículo y palabra por palabra

acerca de muchos libros de la Biblia. Entre ellas hay homilías acerca de

Génesis, Salmos, Mateo, Juan, Hechos, Romanos, 1 y 2 Corintios y las

otras epístolas paulinas.25 Se le ha llamado el «pico de oro» a raíz de su

gran habilidad para atraer una audiencia y mantenerla cautivada a través

del sermón. Schaff señala que: «General y justamente se le considera

como el más grande orador de púlpito de la iglesia griega. Y tampoco hay

nadie que le supere o que le iguale entre los padres latinos. Sigue siendo

hasta hoy un modelo para el predicador».26

La predicación de Crisóstomo se caracterizaba por una exposición

bíblica sencilla27 una valerosa proclamación de la moralidad en lugar del

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 53

P:63

dogma, una profunda solemnidad, y una aplicación dirigida al hombre

común. Este poderoso expositor dijo en una ocasión: «Ustedes alaban lo

que yo dije, y reciben mi exhortación con tumultos de aplausos; pero

muestren su aprobación mediante la obediencia; esa es la única alabanza

que procuro.28

EL PERÍODO MEDIEVAL, 476–1500

El período medieval fue quizás el más pobre para la predicación

expositiva. James Philip lo describe de la siguiente manera:

La influencia de la teología escolástica de las universidades, que desde el principio fueron

instituciones clericales, dominó, y la combinación de teología y filosofía, así como la aplicación

de la lógica aristotélica a la interpretación de la Escritura, con su especulación, análisis y

racionalización impuso una aflicción intolerable sobre la predicación que prácticamente la

destruyó como medio efectivo para comunicar el evangelio. Por lo tanto, no sorprende que

prácticamente no haya contraparte alguna para las exhaustivas exposiciones patrísticas de

libros enteros de la Biblia en la literatura eclesiástica medieval.29

Los sermones medievales tardíos se caracterizaban por la

interpretación alegórica con su deficiente método exegético tal y como

fuera empleado por los intérpretes de Homero e introducido en la iglesia

por los padres del segundo y tercer siglos.30 Aunque el período produjo

algunos predicadores famosos, como Pedro el Ermitaño, Bernardo de

Clairvaux y Tomás Aquino, ninguno manejó el texto de forma expositiva.

Se han detectado débiles señales de la exposición bíblica entre grupos

independientes como los paulicianos, los valdenses, y los albigenses a

pesar del hecho de que estos grupos frecuentemente eran rechazados como

«herejes».31

Una vez que el período medieval llegaba a su final, varios líderes

anteriores a la Reforma encendieron una vez más el fuero de la

predicación expositiva. Entre ellos estaba Juan Wyclif (1330–1384),

quien estaba pro​fundamente preocupado en cuanto a la proclamación de la

Palabra. Además denunció la predicación de su tiempo, declarando que

se debían rechazar todos los sermones que no trataran la Escritura.32

Guillermo Tyndale (1494–1536) sostuvo una opinión similar. Una

vislumbre de su predicación se refleja en este comentario acerca de los

métodos de interpretación de su tiempo:

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 54

P:64

Ellos dividen la Escritura en cuatro sentidos: literal, tipológico, alegórico y analógico. El

sentido literal ha desaparecido porque el papa lo ha eliminado por completo y lo ha hecho

posesión suya. Lo ha encarcelado parcialmente con las apócrifas y falsas llaves de sus

tradiciones, ceremonias y mentiras engañosas; y ha apartado a los hombres del mismo con la

violencia de la espada: porque ningún hombre se atreve a seguir el sentido literal del texto,

sino bajo protesta: «Si le place al papa» […] Por lo tanto, usted debe comprender que las

Escrituras tienen sólo un sentido, el cual es literal. Y ese sentido literal es la raíz y la base de

todo, y el ancla que jamás falla, sobre la cual si se agarra, jamás podrá errar o perder el

camino.33

Otros, incluyendo a Juan Huss (1373–1415) y Girolamo Savonarola

(1452–98), llegaron a ser estudiantes y predicadores de la Escritura.34 Sin

así desearlo, humanistas como Erasmo (1469–1536) y Juan Colet (1466–

1519) ayudaron a preparar la base para que llegara la predicación

expositiva. 35 Su énfasis en la publicación y el estudio de los documentos

originales como el Nuevo Testamento griego tuvo su efecto. El Nuevo

Testamento griego de Erasmo, publicado como Novum Instrumentum

(1516) y Novum Testamentum (1518), llevó a un estudio intenso de la

Escritura. Sin embargo, a pesar de sus contribuciones, ninguno de los

humanistas llegaron a ser expositores fieles. En lugar de eso, más bien

proveyeron un fundamento para el reavivamiento de la predicación

expositiva durante la Reforma.

EL PERÍODO DE LA REFORMA, 1500–1648

La Reforma se edificó sobre el fundamento de la centralidad de la

Biblia. Principios tales como Sola Deo Gloria («A Dios sea la gloria»),

Sola Gratia («Sólo por gracia») y especialmente Sola Scriptura («Sólo

las Escrituras») vinieron como resultado del estudio y la enseñanza de la

Palabra. Sola Scriptura significaba «la libertad de la Escritura para

gobernar como palabra de Dios en la iglesia, desentendida tanto del

magisterio como de la tradición papal y eclesiásticas».3 6 Percibía la

Palabra como suprema a la tradición y a los sacramentos. Algunos de los

líderes de la Reforma son dignos de ser mencionados.

Martín Lutero (1483–1546) habló de la suprema importancia de la

Palabra cuando escribió: «La Palabra viene primero, y con la Palabra el

Espíritu sopla sobre mi corazón para que yo crea».37 Además señaló:

Veamos como cierto y establecido, sin lugar a dudas, que el alma no puede sobrevivir sin la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 55

P:65

Veamos como cierto y establecido, sin lugar a dudas, que el alma no puede sobrevivir sin la

Palabra de Dios, y que donde ella no esté no hay ayuda para el alma en ningún otro aspecto.

Pero si tiene la Palabra en abundancia no le hace falta nada, ya que esta Palabra es la

Palabra de vida, de verdad, de luz, de paz, de justicia, de salvación, de gozo, de libertad, de

sabiduría, de poder, de gracia, de gloria y de cada bendición más allá de nuestro poder para

estimarla.38

Lutero se convirtió en creyente gracias a sus esfuerzos por aprender y

exponer las Escrituras.39 Sus palabras fueron: «Anhelaba grandemente

comprender la Epístola de Pablo a los Romanos y nada me lo impidió

excepto la expresión “la justicia de Dios”». Luego de su conversión

añadió: «El todo de la Escritura adquirió un nuevo significado, y aunque

antes “la Justicia de Dios” me había llenado con odio, ahora llegó a ser

inexpresa​blemente dulce con gran amor».40

Lutero probó ser un expositor al producir comentarios acerca de

Génesis, Salmos, Romanos, Gálatas, Hebreos, 2 Pedro y Judas, así como

de los evangelios y las epístolas. Enfatizó la importancia de predicarle a

los sencillos, no a los educados,41 la importancia de la humildad en el

estudio de la Biblia,42 y que la predicación debe ser sencilla, no erudita.43

Él también habló acerca de cómo predicar en tres breves pasos:

«Primero, debe aprender a subir al púlpito. Segundo, debe saber que debe

estar allí por un tiempo. Tercero, debe aprender a bajarse de nuevo».44

En su famosa réplica ante la Dieta de Worms, dijo: «Mi conciencia está

cautiva a la Palabra de Dios».45 Luego dijo: «Yo sencillamente enseñé,

prediqué y escribí la Palabra de Dios: aparte de eso no hice nada más

[…]

La Palabra lo hizo todo».46

Ulrico Zwinglio (1484–1531) también estudió la Biblia

cuidadosamente en sus idiomas originales y aplicó al texto sus

«sustanciales habili​dades lingüísticas y exegéticas».47 Procuró predicar:

Lecciones bíblicas sencillas y didácticas, dirigiéndose a temas más difíciles sólo después que

sus oyentes […] habían obtenido instrucción adecuada. Su principal objetivo al predicar era

repetir la Palabra de Dios sin abreviación alguna y sin adulterada, estableciendo claramente

la Ley y los profetas, llamando de forma ferviente a sus oyentes al arrepentimiento y, con la

gentileza de un pastor, guiar la comunidad a la salvación. Las acciones del predicador deben

corresponder con sus palabras, y debe estar preparado, de ser necesario, a aceptar la suerte

de un mártir.48

El anabaptista Baltasar Hubmaier (1485–1528), quien fuera influido

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 56

P:66

por Zwinglio, produjo, a pesar de mucha persecución, escritos llenos con

la exposición de la Escritura.49

El expositor más significativo de la era de la Reforma fue Juan Calvino

(1509–1564). En la primera edición de sus Instituciones (1536) Calvino

escribió, acerca de los ministros: «Toda su tarea está limitada al

ministerio de la Palabra de Dios, toda su sabiduría al conocimiento de su

Palabra: toda su elocuencia, a su proclamación».50 Luego, veintitrés años

después (1559), añadió estos otros relevantes comentarios: «Siempre que

veamos la Palabra de Dios predicada y escuchada de forma pura […] no

debe dudarse, existe una iglesia de Dios».51 Calvino también enfatizó: «El

ministerio de la Palabra y los sacramentos, y cuán lejos debe ir nuestra

reverencia por ellos, deben ser una señal perpetua mediante la cual se

pueda distinguir la iglesia».52

En el prefacio a su Comentario a los Romanos, Calvino declaró que

«esa lúcida brevedad constituía la virtud particular de un intérpretes.53

Parker resume el método de Calvino de la siguiente manera: «Lo

importante es que la Escritura debe ser entendida y explicada, cómo se

explique es secundario».54 Calvino estaba sumamente preocupado con la

claridad y la brevedad al declarar: «La principal virtud del intérprete

yace en una brevedad clara».55 Describió el deber supremo del expositor:

«Ya que su única tarea casi es desenvolver la mente del escritor a quien

procura exponer, él yerra, o al menos se extravía, siempre y cuando

aparte a sus lectores del significado de su autor».56 Delinea la tarea del

predicador de hablar por Dios en su comentario acerca de Isaías 55.11:

«La Palabra sale de la boca de Dios de forma similar a la que “sale de la

boca” del hombre; porque Dios no habla abiertamente desde el cielo, sino

que emplea a los hombres como instrumentos suyos, para hacer conocer

su voluntad mediante ellos».57 La evidencia de su sinceridad fue una vida

entera exponiendo la Palabra de Dios. Como principal ministro de

Ginebra, Calvino predicó dos veces cada domingo y cada día de la

semana, alternando las semanas desde 1549 hasta su muerte en el 1564.

Predicó más de 2,000 sermones del Antiguo Testamento. Se pasó un año

exponiendo a Job y tres en Isaías.58 Además de su predicación estaban sus

conferencias acerca de la Biblia que llevaron a sus comentarios

bíblicos.59 Calvino dijo: «No nos metamos en la cabeza buscar a Dios en

ningún otro sitio que en su Sagrada Palabra, o pensar cosa alguna acerca

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 57

P:67

de Él que no esté motivada en su Palabra, o decir nada que no sea tomado

de esa Palabra».60

Calvino influyó a muchos de sus contemporáneos, incluyendo a Enrique

Bullinger (1504–1575)61 y Juan Knox (1513–1572).62 Knox argumentaba

que fue llamado a «instruir … mediante la lengua y una voz vital en estos

días tan corruptos [en lugar] de componer libros para la edad por

venir».63 Varios predicadores anglicanos, incluyendo a Juan Jewel

(1522–1571),64 Hugh Latimer (1485–1555),65 y Thomas Cartwright

(1535-1603),66 también practicaron la predicación expositiva.

EL PERÍODO MODERNO, 1649 HASTA HOY

La era posterior a la Reforma produjo varios expositores importantes,

incluyendo a algunos puritanos. Estos últimos, eran predicadores más que

nada. La predicación era tan central que muchos de los puritanos la

enfatizaron colocando sus púlpitos, con su Biblia abierta, en el centro del

local para que fuera el foco de la iglesia en lugar del altar.67 Para los

puritanos, «la verdadera predicación es la exposición de la Palabra de

Dios. No es una mera exposición del dogma o la enseñanza de la iglesia

[…] La predicación, decían, es la exposición de la Palabra de Dios; y,

por lo tanto, debe controlarlo todo».68 Lloyd-Jones también sugiere que

los puritanos percibieron la predicación como la marca distintiva del

verdadero cristianismo al compararla con la religión. Mientras la religión

(Islam, etc.) enfatiza lo que el hombre hace en su intento de agradar y

aplacar a su Dios, el cristianismo es primordialmente un escuchar a Dios

a medida que «Dios habla»: «La religión es el hombre buscando a Dios:

el cristianismo es Dios buscando al hombre, manifestándosele,

acercándosele, Esto, creo yo está en el origen de la idea puritana de

colocar la exposición de la Palabra en el lugar céntrico de la

predicación».69

William Perkins (1558–1602), un antiguo expositor puritano, tuvo una

profunda influencia sobre todo en el movimiento puritano.7 0 Percibía la

predicación de la Palabra como la presentación del testimonio de Dios

mismo, idea desarrollada en The Art of Prophesying [El arte de

profetizar], el primer manual de su clase para predicadores en la Iglesia

Anglicana. Perkins identificó cuatro principios para guiar al predicador:

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 58

P:68

1. Leer en forma clara el texto de las Escrituras canónicas.

2. Ofrecer el sentido y la comprensión del mismo, interpretándolo

mediante las Escrituras mismas.

3. Recoger unos pocos y provechosos puntos de doctrina del sentido

natural.

4. Aplicar las doctrinas, recogidas apropiadamente, a la vida y las

cos​tumbres de los hombres en forma simple y sencilla.71

Perkins también enseñó que el conocimiento para exponer la Escritura

sólo pertenece a Cristo. El hombre recibe la capacidad para interpretar un

pasaje de la Escritura por otro, pero sólo como un regalo de Cristo.72

Muchos siguieron esta humilde pero noble tradición. Ocasionalmente

predicaron por varias horas a la vez, creyendo que «ninguna verdad

bíblica puede presentarse en menos de una o dos horas».73 Acerca de los

puritanos, Webber observa:

Algunos de los predicadores de aquellos días derivaron sus divisiones y subdivisiones del

texto, pero estas con mayor frecuencia se basaban parcialmente en los pensamientos del

texto y, en parte, en ideas sugeridas por la naturaleza general del tema. Esta pasión por el

análisis minucioso frecuentemente se dio mediante el sacrificio de la claridad y el estilo

literario.74

Empero, los puritanos en su totalidad estaban dominados por un sentido

de la presencia de Dios. Procuraron ser fieles a la Palabra y a su

predicación sencilla y práctica.75 Algunos de los principales

predicadores puritanos que demostraron gran habilidad como expositores

fueron José Hall (1574–1656),76 Tomás Goodwin (1600–1680),77

Ricardo Baxter (1615–1691),78 y Juan Owen (1616–1683).79 Hablando

de Goodwin, Brown comenta:

Al compararlo con eminentes contemporáneos como Juan Owen y Ricardo Baxter, se ha

dicho que Owen predicó fervorosamente al entendimiento, razonando en base a su crítico y

devoto conocimiento de la Escritura; Baxter predicó enérgicamente a la conciencia,

razonando en base a la competencia de las cosas; mientras que Goodwin apeló a los afectos

espirituales, razonando en base a su propia experiencia religiosa e interpretando la Escritura

mediante el conocimiento de un corazón renovado.80

La diversidad de estilo entre los puritanos es sorprendente en vista del

patrón de consagración a una explicación fiel del texto que todos tenían en

común. Cada uno tenía su énfasis propio, como se muestra en la famosa

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 59

P:69

frase de Baxter, que dijo: «Yo predico como si jamás fuera a predicar de

nuevo, como un hombre moribundo para hombres moribundos».81

Otros expositores puritanos importantes, fueron Tomás Manton (1620–

1677),82 Juan Bunyan (1628–1688)83 y Esteban Charnock (1628–1680).84

Además, Guillermo Greenhill (1581–1677), un expositor puritano,

predicó una gran serie de conferencias acerca de Ezequiel.85 Todos estos

hombres fueron estudiantes diligentes de la Palabra, buscando explicar

claramente las verdades de la Escritura a otros.

Una vez que la era puritana cedió su lugar al reavivamiento

evangélico, la predicación, generalmente temática como la de Wesley y

Whitefield, reemplazó a la expositiva. Sin embargo, varios de los

inconformes durante este período fueron expositores bíblicos. Los más

notables fueron Juan Gill (1697–1771)86 que publicó nueve volúmenes de

exposición bíblica entre 1746 y 1763, y Mateo Henry (1662–1714).87

Ambos fueron muy influidos por los puritanos. En los siguientes cincuenta

años otras notables excepciones a los predicadores temáticos fueron

Andrés Fuller (1754–1815),88 Roberto Hall (1764–1831),89 Juan Brown

(1784– 1858),90 Juan Eadie (1810–1876) y Alejandro Carson (1776-

1844). Eadie es bien conocido por sus comentarios surgidos de su

sorprendente ministerio homilético. Se le consideró con frecuencia como

un maestro de la predicación expositiva al mismo nivel que Alejandro

Maclaren.91

La última parte del siglo diecinueve produjo varios expositores

bíblicos importantes en Gran Bretaña y EE.UU., incluyendo a Santiago H.

Thornwell (1812–1862)92 y Juan A. Broadus (1827–1895). Broadus ha

sido denominado como «El príncipe de los expositores».93 Él describió

sus principios de predicación expositiva en On the Preparation and

Delivery of Sermons [Sobre la preparación y presentación de sermones]

en 1870. Las subsecuentes revisiones de este libro han reducido su valor

y empuje original.94 El punto de vista de Broadus acerca de la

predicación era predicar «las doctrinas definitivas de la Biblia, y …

[una] abundante expo​sición del texto bíblico».95

Otros en este período fueron Juan C. Ryle (1816–1900),96 Carlos J.

Vaughan (1816–1897), Alejandro Maclaren (1826–1910), José Parker

(1830–1902),97 y Charles Haddon Spurgeon (1834–1892). El período

termina con la fundación de Expository Times en 1889 por Santiago

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 60

P:70

Hastings.98 Este fue el editor de varios diccionarios, enciclopedias, y

comentarios que, juntamente con Times, promovieron la predicación

expositiva. Guillermo Robertson Nicoll (1851–1923) fue un expositor

bíblico y también editó una revista titulada The Expositor. Esta se

publicó desde 1886 hasta 1923, también promovió la exposición de la

Escritura.

Varios expositores de este período son notables. Alejandro Maclaren

alcanzó fama internacional como expositor. Luego de 1869 predicó a más

de 2,000 personas semanalmente en Manchester. Aunque comenzó en

oscuridad, predicó por 63 años. Leyó un capítulo de la Biblia hebrea y

uno de la griega todos los días de su vida.99 En 1896 escribió estas

palabras:

Creo que el secreto del éxito para todos nuestros ministerios yace en gran medida en el

simple encanto de concentrar su poder intelectual en la obra única de la predicación. He

tratado de hacer que mi ministerio sea uno de exposición de la Escritura. Sé que he fallado en

muchos aspectos, pero diré que he laborado desde el principio hasta el fin para que esa sea la

característica de mi labor pública. He tratado de predicar a Jesucristo, y no sólo al Jesucristo

de los evangelios, sino al Cristo de los evangelios y las epístolas: Él es el mismo Cristo.100

Los 32 volúmenes de sermones de Maclaren, así como sus

contribuciones a The Expositor’s Bible [La Biblia de los expositores],

son muy respetados hasta hoy.101

Charles Haddon Spurgeon es muy respetado como predicador y

expositor.102 Él predicó más de 3.560 sermones, que comprenden los

sesenta y tres volúmenes del Metropolitan Tabernacle Pulpit [El púlpito

del Taber​náculo Metropolitano], publicado entre 1855 y 1917. A pesar de

que insiste en ser un fiel expositor del texto,103 su exégesis a veces es

difícil. Webber hace la siguiente comparación:

En su predicación, él difería de F. W. Robertson. Este realizó un minucioso estudio de su

texto, investigándolo, y sacando del mismo las verdades contenidas en él. Spurgeon invirtió

este proceso. Seleccionaba su texto, y entonces procuraba agrupar alrededor las verdades

bíblicas que estuvieran íntimamente relacionadas con él… [enfatizando ocasionalmente

enseñanzas] aunque su texto no las mencionara.104

Spurgeon percibió a Whitefield como un héroe y un modelo de

predicación, 105 aunque éste último era más temático y teológico que

expositivo.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 61

P:71

La verdadera obra expositiva de Spurgeon fue su Treasury of David, 106

en la cual provee una cuidadosa exposición versículo por versículo junto

con «pistas para los predicadores».

El siglo veinte ha producido unos cuantos expositores bíblicos, de los

cuales algunos han sido excelentes: Harry Allan Ironside (1876–1951),107

Donald Grey Barnhouse (1895–1960), James M. Gray (1881–1935),

William Bell Riley (1861–1947), Wallie Amos Criswell (1909–2002),

James Denny (1856–1917), George Campbell Morgan (1863–1945),

William Graham Scroggie (1877–1958), D. Martyn Lloyd-Jones (1899–

1981), John Robert Walmsley Stott (1921–), y James Montgomery Boice

(1938–2000).

G. Campbell Morgan fue un poderoso expositor de la Palabra cuyas

obras abundan en explicaciones e ilustraciones textuales. Morgan leía y

estudiaba toda la Biblia y su exposición se basaba en una exégesis

cuidadosa, percibida a la luz de toda la Biblia.108 Morgan expresó este

pensamiento:

Se da por sentado que los predicadores han de predicar la Palabra. Usted dice que eso

significa la Biblia. ¿Es así? Sí. ¿Eso es todo? No. Sí, todo está allí.

Pero usted desea más que eso, más que todo. La Palabra es verdad expresada o revelada.

La Palabra no es algo que yo he hallado mediante la actividad de mi vida intelectual. La

Palabra es algo que mi vida intelectual acoge, porque ha sido expresado […] Y eso es lo que

debemos predicar. La revelación de Dios, la verdad, tal y como ha sido expresada. Debemos

entrar al ministerio cristiano bajo la presuposición de que Dios se ha expresado a Sí mismo en

Su Hijo, y que la Biblia es la literatura de esa expresión propia. El minuto en que perdamos

nuestra Biblia en ese sentido, habremos perdido a Cristo como la revelación final […] Cada

sermón que no tenga alguna interpretación de esa santa verdad es un fracaso […] La

predicación no es la proclamación de una teoría, o la discusión de una duda […] La

especulación no es predicación.

Tampoco es la declaración de negaciones. La predicación es la proclamación de la Palabra,

la verdad tal y como ha sido revelada.109 Morgan creía que la Biblia era absolutamente

cierta110 y se pasó la vida en la cuidadosa exposición, como lo muestran sus numerosas

exposiciones. 111

D. Martyn Lloyd-Jones era un dotado expositor que percibía la

predicación no como «la exposición de un sermón para cada servicio,

sino simplemente [como] la continuación de la exposición que estaba

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 62

P:72

llevando a cabo en un libro de la Biblia».112 Su predicación procedía de

una exégesis cuidadosa y se caracterizaba por el establecimiento

metódico del significado y la aplicación de sus textos. Esto continuó la

abundante tradición de José Parker y Alejandro Maclaren.113 Lloyd-Iones

produjo una obra significativa acerca de la predicación expositiva en la

cual escribió lo siguiente en el capítulo intitulado. «La primacía de la

predicación»:

Para mí, la obra de la predicación es la mayor y la más grande y el más glorioso llamado al

cual alguien jamás pueda ser convocado. Si usted desea algo además de eso yo diría sin

vacilación alguna que la necesidad más urgente en la iglesia cristiana hoy día es la verdadera

predicación, obviamente también es la más grande necesidad del mun​do.114

Lloyd-Jones no conocía ningún sustituto para la tarea de exponer la

Palabra en la iglesia.1 1 5 Él identificó tres clases de predicación

(evangelística, la enseñanza instructiva y la puramente instructiva), pero

sostenía que toda predicación debía ser expositiva, tanto en su

preparación como en su presentación al pueblo.116 Su principal prioridad

a través de toda su existencia fue la exposición bíblica, un hecho que

resulta evidente para cualquiera que investigue su vida.117

En una investigación de esta naturaleza se necesita tener mucha

precaución cuando uno llega al punto de comentar acerca de los

expositores contemporáneos. El libro de la historia acerca de ellos no

puede cerrarse porque todavía tienen que cumplir más de su ministerio.

Una investigación histórica no estaría completa sin una palabra tentativa

en cuanto a la aparente contribución de varios predicadores

representativos del presente de la predicación expositiva, con el debido

reconocimiento de que todavía podría suceder mucho antes de que se

cierre el «libro de la historia» acerca de sus ministerios.

John R. W. Stott, que es uno de esos ejemplos, 118 ha seguido la misma

tradición expositiva que Lloyd-Jones. En cuanto a la predicación, él dijo:

La verdadera predicación cristiana (con lo cual quiero decir predicación «bíblica» o

«expositiva», como sostendré más adelante) es extremadamente rara en la iglesia de hoy.

Jóvenes atentos la están pidiendo en muchos países, pero no pueden hallarla. ¿Por qué? La

principal razón debe ser la falta de convicción en cuanto a su importancia.119

Stott se ocupó de la importancia de la predicación expositiva de la

siguien​te manera:

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 63

P:73

No puedo ceder a relegar (algunas veces hasta rencorosamente) la predicación expositiva a

una alternativa entre tantas. Sostengo que toda verdadera predicación cristiana es

predicación expositiva. Por supuesto, si por sermón «expositivo» se quiere decir una

exposición versículo por versículo de un extenso pasaje de la Escritura, entonces, en realidad,

sólo es una posible forma de predicar, pero esto sería abusar de la palabra. Propiamente

hablando, «exposición» tiene un significado mucho más amplio. Se refiere al contenido del

sermón (verdad bíblica) en lugar de a su estilo (un comentario corriente). Exponer la

Escritura es sacar del texto lo que allí se encuentra y exponerlo a la vista. El expositor abre lo

que parece estar cerrado, aclara lo oscuro, desenreda lo enredado y desenvuelve lo que está

empacado. Lo opuesto a la exposición es la «imposición», lo cual es imponer sobre el texto lo

que no se encuentra allí. Pero el «texto» en cuestión podría ser un versículo, o una oración, o

hasta una sola palabra. Podría ser un versículo, o un párrafo, o un capitulo, o todo un libro. El

tamaño del texto es irrelevante, siempre y cuando sea bíblico. Lo que importa es qué

hacemos con él.120

Stott le ofrece al estudiante contemporáneo de la predicación expositiva

un persuasivo argumento en cuanto a la naturaleza y el contenido de la

verdadera predicación bíblica. Él es digno de cuidadosa atención.

Otro ejemplo actual de los expositores bíblicos es John MacArthur.

Para algunos él ha surgido como un notable expositor estadounidense al

final del siglo veinte, continuando en el legado de Lloyd-Jones.

Actualmente está publicando un comentario de exposiciones acerca de

todo el Nuevo Testamento.121 Ha descrito su comentario de la siguiente

forma:

Mi meta siempre es tener una profunda comunión con el Señor en el entendimiento de su

Palabra, y de esa experiencia explicarle a su pueblo lo que significa un pasaje […] Por lo

tanto, el impulso dominante de mi ministerio es ayudar a avivar la Palabra viviente de Dios

para Su pueblo. Es una aventura refrescante. Esta serie de comentarios del Nuevo

Testamento refleja el objetivo de explicar y aplicar la Escritura. Algunos comentarios son

primordialmente lingüísticos, otros son mayormente teológicos, y algunos son principalmente

homiléticos. Este es básicamente descriptivo o expositivo. No es lingüísticamente técnico,

pero se ocupa de la lingüística cuando parece necesario ofrecer una interpretación adecuada.

No es exhaustivamente teológico, pero se concentra en las principales doctrinas en cada

texto y en cómo se relacionan con el resto de la Escritura. No es primordialmente homilético,

aunque cada unidad de pensamiento es tratada en general como un capitulo, con un bosquejo

claro y un flujo lógico de pensamiento.122

MacArthur percibe la predicación expositiva como algo relacionado

primordialmente con el contenido de la Biblia.123 Y señala:

La Biblia es la Palabra de Dios. Emana de la santidad de Dios. Refleja la mente, el corazón y

la voluntad de Dios y, como tal, debe ser tratada con una tremenda dedicación. La Biblia no

debe ser tratada de forma frívola, no debemos acercarnos a ella con falta de diligencia, no

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 64

P:74

debemos manejarla de forma superficial, debe ser manejada con tremendo compromiso.124

Este énfasis sobre la precisión en el manejo de las Escrituras ha

caracteri​zado el ministerio de MacArthur.125

Otros predicadores contemporáneos podrían ser identificados por

nombre como expositores, pero en esta investigación se han mencionado

suficientes características acerca de la exposición bíblica que se elaboran

en otras partes de La predicación como para facilitar el reconocimiento

de quiénes son. Se espera que el número de tales individuos aumentará

dramáticamente.

UNA CONCLUSIÓN INEVITABLE

Un estudio de la historia de la predicación expositiva aclara que la

misma está profundamente enraizada en el suelo de la Escritura. Por lo

tanto, es la única clase de predicación que perpetúa la exposición bíblica

en la iglesia. A través de la historia, unos pocos hombres reconocidos en

cada generación, que a su vez representan un cuerpo más extenso de

expositores fieles, se han comprometido a este ministerio de la

exposición bíblica.

Sus voces del pasado deben animar al expositor contemporáneo y

retado a alinear su predicación con el patrón bíblico. La Escritura

demanda nada menos que una exposición capacitada por Dios como lo

demuestran esos dignos santos que han dedicado sus vidas a esta noble

tarea.

1 No conozco obra alguna que se dedique específicamente a la historia

de la predicación expositiva. Esto incluye las disertaciones, las

monografías definitivas y los sondeos. Refiere al lector a las obras de

Edwin Charles Dargan, A History of Preaching [Una historia de la

predicación], 2 vol., Baker, Grand Rapids, 1968; Ralph G. Tumbull, A

History of Preaching, 3 vol., Baker, Grand Rapids, 1974; y Frederick

Roth Webber, A History of Preaching in Britain and America, 3 vol.,

Northwestem, Milwaukee, 1957, por sus referencias en los índices a la

predicación expositiva. Warren W. Wiersbe y Lloyd M. Perry, The

Wycliffe Handbook of Preaching and Preachers, Moody, Chicago, 1984,

trata de forma limitada a la historia de la predicación expositiva. Véanse

también William Toohey y William D. Thompson, Recent Homiletical

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 65

P:75

Thought, A Bibliography, [Una idea homilética reciente, Bibliografía],

1935-1965, Abingdon, Nashville, 1967 y A. Duane Litfin y Haddon W.

Robinson, Recent Homiletical Thought, an Annotated Bibliography,

1966-1979, 2 vol., Baker, Grand Rapids, 1983.

2 Dargan, History, 1:12. Véase también Edwin Charles Dargan, The

Art of Preaching in the Light of Its History [El arte de la predicación a

la luz de su historia], Southern Baptist Convention, Nashville, 1922, pp.

14-15.

3Ibíd.

4 R. W. Dale, Nine Lectures on Preaching [Nueve conferencias sobre

la predicación],

Hodder and Stoughton, Londres, 1890, pp. 93-94.

5 Alfred Ernest Garvie, The Christian Preacher [El predicador

cristiano], T. & T. Clark, Londres, 1920, p. 22.

6 John R. W. Stott, Between Two Worlds: The Art of Preaching in the

Twentieth Century [Entre dos mundos: El arte de la predicación en el

siglo veinte], Eerdmans, Grand Rapids, 1982, p. 47.

7 John A. Broadus, Lectures on the History of Preaching

[Conferencias sobre la historia de la predicación], Sheldon, Nueva York,

1886, p. 7.

8 Véase Charles H. Spurgeon, The Treasury of David [El tesoro de

David], 3 vols., Zondervan, Grand Rapids, 1966. Véanse sus «pistas para

los predicadores» bajo cada salmo.

9 Broadus, History, p. 11.

10Ibíd., p. 12. Véase también Leon J. Wood, The Prophets of Israel

[Los profetas de Israel], Baker, Grand Rapids, 1979, p. 94.

11 Benjamin B. Warfield, The Lord of Glory [El Señor de Gloria],

Baker, Grand Rapids, 1974, pp. 8-9. H. E. W. Tumer, Jesus Master and

Lord [Jesús, Maestro y Señor], Mowbray, Londres, 1954, pp. 129-55, y

Robert A. Guelich, The Sermon on the Mount, a Foundation for

Understanding [El Sermón del Monte, una base para su comprensión],

Word, Waco, Texas, 1982, pp. 43-46.

12 Warfield, Lord of Glory, pp. 33-34.

13 Garvie, Christian Preacher [El predicador cristiano], p. 43.

14 William Barclay, «A Comparison of Paul’s Missionary Preaching

and Preaching to the Church», Apostolic History and the Gospel [Una

comparación de la predicación misionera de Pablo y la predicación a la

iglesia, Historia apostólica y el evangelio], Eerdmans, Grand Rapids,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 66

P:76

1970, p. 170.

15 Véase Benjamin B. Warfield, «The Christ that Paul Preached, The

Person and Work of Christ» [El Cristo que Pablo predicó, la persona y

obra de Cristo], Baker, Grand Rapids, 1970, pp. 73-90; R. H. Mounce,

The Essential Nature of New Testament Preaching, Eerdmans, Grand

Rapids, 1960; Ralph Martin, Worship in the Early Church [Adoración en

la iglesia primitiva], Eerdmans, Grand Rapids, 1974, pp. 66-71.

16 Broadus, History, p. 40.

17 William R. Estep, «A Believing People: Historical Background»,

The Concept of the Believer’s Church [Un pueblo creyente, antecedentes

históricos, El concepto de la iglesia de los creyentes], Herald, Scottsdale,

Arizona, 1969, pp. 35-58; Franklin Hamlin Littel, The Origins of

Sectarian Protestantism [Orígenes del sectarismo protestante],

Macmillan, Nueva York, 1964; Earl D. Radmacher, The Nature of the

Church [La naturaleza de la iglesia], Western Baptist, Portland, Oregon,

1972; Johannes Warns, Original Christian Baptism [Bautismo cristiano

original], Kregel, Grand Rapids, 1962; E. C. Whitaker, Documents of the

Baptismal Liturgy [Documentos de la liturgia bautismal], SPCK,

Londres, 1970; Kurt Aland, Did the Early Church Baptize Infants?

[¿Bautizaba niños la iglesia primitiva?], Westminster, Filadelfia, 1963;

Dom Gregory Dix, The Shape of Liturgy [La forma de la liturgia], Dacre,

Westminster, 1945; J. B. Lightfoot, The Christian Ministry, Whittaker,

Nueva York, 1879.

18 Edwin Hatch, The Influence of Greek Ideas and Usages Upon the

Christian Church [La influencia del pensamiento griego y su uso en la

Iglesia de Cristo], Williams and Norgate, Londres, 1914, p. 1.

19Ibíd., p. 30.

20Ibíd., pp. 113-14.

21 Kevin Craig, «Is the “Sermon” Concept Biblical?» [¿Es el sermón

un concepto bíblico?], Searching Together, 15, primavera/verano, 1968,

p. 25.

22Ibíd., p. 28. Véase también Lawrencc Wills, «The Form of the

Sermon in Hellenistic Judaism and Early Christianity» [La forma del

sermón en el judaismo helénico y la iglesia primitiva], Harvard

Theological Review, 77, 1984, pp. 296-99.

23Ibíd., p. 24.

24 G. Wright Doyle, «Augustine’s Sermonic Method» [Método

homilético agustino], Westminster Theological Journal, 39, primavera

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 67

P:77

1977, pp. 215, 234-35.

25 Algunos han llegado a la conclusión de que escribió comentarios

acerca de toda la Biblia, por ejemplo, Philip Schaff, A Selected Library

of the Nicene and Post-Nicene Fathers [Biblioteca selecta de los Padres

nicenos y postnicenos], Eerdmans, Grand Rapids, 1983, 9:7.

26Ibíd., p. 22.

27 Enfatizaba la historia y la gramática en lugar de la alegoría de la

Escuela de Alejandría.

28 Schaff, Selected Library, 9:22.

29 James Philip, «Preaching in History» [La predicación en la

historia], Evangelical Review of Theology, 8, 1984, p. 300.

30 Erwin R. Gane, «Late-Medieval Sermons in England: an Analysis of

Fourteenth and Fifteenth Century Preaching» [Sermones medievales en

Inglaterra: un análisis de la predicación de los siglos catorce y quince],

Andrews University Seminary Studies, 20, 1982, p. 201-3.

31 Dargan, History, p. 218; Garvie, Christian Preacher, p. 108; Peter

Allix, Some Remarks upon the Ecclesiastical History of the Ancient

Churches of Piedmont [Algunas notas sobre la historia eclesiástica de las

antiguas iglesias de Piedmont], Clarendon, Oxford, 1821; Peter Allix,

Remarks upon the Ecclesiastical History of the Ancient Churches of the

Albigenses, Clarendon, Oxford, 1821; F. C. Conybeare, The Key of Truth,

a Manual of the Paulician Church of Armenia [La clave de la verdad, un

manual de la iglesia paulina de Armenia], Clarendon, Oxford, 1898.

32 John Stacey, «John Wycliff and the Ministry of the Word» [John

Wyclif y el Ministerio de la Palabra], The London Quarterly and

Holborn Review, 190, 1965, p. 53.

33 William Tyndale, «The Obedience of a Christian Man», Doctrinal

Treatises [La obediencia del hombre cristiano, Tratado doctrinal],

Cambridge, 1848, pp. 303-4. Véase también J. W. Blench, Preaching in

England in the Late Fifteenth and Sixteenth Centuries [La predicación

en Inglaterra a fines del siglo quince y principios del dieciséis],

Blackwell, Oxford, 1964, pp. 1-48.

34 James M. Hoppin, Homiletics, [Homilética: bases y

caracte​rísticas], Fund and Wagnalls, Nueva York, 1883, pp. 123-24.

35 Frederick Roth Webber, A History of Preaching in Britain and

America [Una historia de la predicación en Gran Bretaña y América], 3

vols., Northwestern, Milwaukee, 1957, 1:150.

36 David F. Wright, «Protestantism» [Protestantismo], en Evangelical

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 68

P:78

Dictionary of Theology [Diccionario de teología evangélico], editado

por Walter A. Elwell, Baker, Grand Rapids, 1984, p. 889.

37 Martin Luther, Table Talk [Mesa redonda], Fortress, Filadelfia,

1967, p. 63.

38 Martin Luther, «A Treatise on Christian Liberty» [Tratado sobre la

libertad cristiana], Three Treatises, Muhlenberg, Filadelfia, 1947, p. 23.

39 Roland H. Bainton, Here I Stand [Aqui estoy, firme], AbingdonCokesbury, Nueva York, 1950, pp. 60-67.

40Ibíd., p. 65.

41 Luther, Table Talk, p. 235.

42Ibíd., pp. 378-79.

43Ibíd., pp. 382-84.

44Ibíd., p. 393.

45 R. C. Sproul, The Holiness of God [La santidad de Dios], Tyndale,

Wheaton, Illinois, 1985, pp. 111-12.

46 Citado por Ernest Gordon Rupp, Luther’s Progress of the Diet of

Worms 1521 [El avance de Lutero ante la dieta de Worms 1521], SCM,

Londres, 1951, p. 99.

47 G. R. Potter, Zwingli, Cambridge University, Cambridge, 1976, p.

92.

48Ibíd., p. 61.

49 H. Wayne Pitkin y John H. Yoder, Balthasar Hubmaier, Theologian

of Anabaptism [Teología del Anabaptismo], Herald, Scottsdale, Arizona,

1989.

50 John Calvin, Institutes of the Christian Religion, [Instituciones de

la religión cristiana], traducido y anotado por Ford Lewis Battles,

Eerdmans, Grand Rapids, 1975, p. 195.

51 John Calvin, Institutes of the Christian Religion, XX y XXI en The

Library of Christian Classics, editada por John T. McNeill, traducida

por Ford Lewis Battles, Westminster, Filadelfia, 1960, 4:1:9, (XXI:

1,023).

52Ibíd., 4:2:1 (XXI: 1,041).

53 John Calvin, The Epistles of Paul the Apostle to the Romans and to

t h e Thessalonians [Las epístolas de Pablo a los Romanos y a los

Tesalonicenses], editado por David W. Torrance y Thomas F. Torrance,

Eerdmans, Grand Rapids, 1973, p. 1.

54 T. H. L. Parker, Calvin’s New Testament Commentaries

[Comentarios de Calvino al N.T.], Eerdmans, Grand Rapids, 1971, p. 50.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 69

P:79

55Ibíd., p. 51.

56 Calvin, Romans, p. 1.

57 John Calvin, Commentary on the Book of the Prophet Isaiah

[Comentario al libro del profeta Isaías], 22 vols., Baker, Grand Rapids,

1981, p. 8, 2, 172. Véase también Ronald S. Wallace, Calvin’s Doctrine

of the Word and Sacrament [Doctrina de la Palabra y el sacramento de

Calvino], Eerdmans, Grand Rapids, 1957, pp. 82-95.

58 Marvin Anderson, «John Calvin: Biblical Preacher (1539-1564)»

[Juan Calvino: predicador bíblico], Scottish Journal of Theology, 42,

1989, p. 173.

59Ibíd., p. 176.

60 Calvin, Institutes in Christian Classics [Fundamentos de los

clásicos cristianos], 1:13:21, (1,146).

61 Heiko A. Oberman, «Preaching and the Word in the Reformation»

[La predicación y la palabra en la Reforma], Theology Today, 18, 1961,

p. 26.

62 John Knox, The Works of John Knox [Obras de John Knox], 6 vols.,

Thin, Edimburgo, 1845; véase también Dargan, History, 1:513-14.

63 Clyde E. Fant y William M. Pinson, Luther to Massillon 1483–

1742 (20 Centuries of Great Preaching) [Veinte siglos de predicación],

13 vols., Word, Waco, Texas, 1971, 2:189.

64 Erwin R. Gane, «The Exegetical Methods of Some SixteenthCentury Anglican Preachers: Latimer, Jewel, Hooker, and Andrewes»

[Métodos exegéticos de algunos predicadores anglicanos del siglo

dieciséis … ], Andrews University Seminary Studies, 17, 1979, p. 33.

65Ibíd., p. 32.

66 Erwin Gane, «Exegetical Methods of Some Sixteenth-Century

Preachers: Hooper, Cartwright, and Perkins», Andrews University

Seminary Studies, 19, 1981, pp. 32-33.

67 D. M. Lloyd-Jones, The Puritans: Their Origins and Successors

[Los puritanos: sus orígenes y sucesores], Banner of Truth, Edimburgo,

1987, pp. 375-378.

68Ibíd., p. 379.

69Ibíd., p. 380.

70 Christopher Hill, The Century of Revolution 1603–1714 [El siglo

de la revolución 1603–1714], Norton, Nueva York, 1980, p. 68. Véanse

también a Gane, «Puritan Preachers» [Predicadores puritanos], 27, y Jan

Breward, editor, The Work of William Perkins [La obra de William

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 70

P:80

Perkins], Sutton Counenay, 1969, pp. 331-49.

71 M. William Perkins, The Works of that Famous and Worthy

Minister of Christ in the Universitie of Cambridge [La obra de ese

famoso y meritorio ministro de Cristo en la Universidad de Cambridge],

M. William Perkins, 3 vols., Cambridge, 1608-09, 2:762.

72 Gane, «Puritan Preachers», p. 34.

73 Webber, History, 1:204.

74Ibíd., 1:202-3.

75 Lloyd-Jones, Puritans, p. 388.

76 Joseph Hall, Works of Joseph Hall [Obras de Joseph Hall], 12

vols., Oxford, 1837-39.

77 Thomas Goodwin, Works of Thomas Goodwin, 12 vols.,

Edimburgo, 1861-66.

78 Richard Baxter, The Practical Works of Richard Baxter [Obras

prácticas de R. Baxter], 2 vols., Londres, 1830.

79 John Owen, The Works of John Owen, 16 vols, editado por William

Goold, Banner of Truth, Edimburgo, 1965; véase también John Owen, An

Exposition of the Epistle to the Hebrews [Una exposición de la Epístola

a los Hebreos], 4 vols., Sovereign Grace, Wilmington, Delaware, 1969.

80 John Brown, Puritan Preaching in England [Predicación puritana

en Inglaterra], Hodder and Stoughton, Londres, 1901, p. 101.

81 Citado en Fant, Luther to Massillon, pp. 238-39.

82 Thomas Manton, The Complete Works of Thomas Manton [La obra

completa de T. Manton], 22 vols. Nisbet, Londres, 1870-75.

83 John Bunyan, Complete Works, 3 vols., editado por George Offer,

Londres, 1853.

84 Stephen Charnock, The Works of the Late Reverend Stephen

Charnock, 9 vols., Robinson, Leeds, 1815.

85 William Greenhill, An Exposition of the Prophet Ezekiel [Una

exposición del profeta Ezequiel], Edimburgo, 1863.

86 John Gill, An Exposition of the Old Testament [Una exposición del

Antiguo Testamento], 4 vols., Londres, 1852; idem., An Exposition of the

New Testament [Una exposición del N.T.], 2 vols., Londres, 1852.

87 Matthew Henry, Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible

[Comentario completo de la Biblia Matthew Henry], 6 vols., Revell,

Nueva York, s.f.

88 Andrew Fuller, Works of Andrew Fuller, Londres, 1838.

89 Roben Hall, The Works of Roben Hall, 6 vols., Holdsworth and

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 71

P:81

Ball, Londres, 1832.

90 John Brown, Analytical Expositions of Saint Paul to the Romans

[Exposición analítica de San Pablo a los Romanos], 1857; Expository

Discourses on First Peter [Discursos expositivos sobre 1 Pedro], 3

vols., 1848; Expository Discourses on Galatians [Discursos expositivos

sobre Gálatas], 1853; Exposition of the Epistle to the Hebrews

[Exposición de la Epístola a los Hebreos], 1862.

91 Webber, History, 2:631.

92Ibíd., 3:350.

93 Nolan Howington, «Expository Preaching», Review and Expositor,

56, 1959, p. 60.

94 John A. Broadus, A Treatise on the Preparation and Delivery of

Sermons [Tratado sobre la preparación y presentación de sermones],

1870; cf. idem., On the Preparation and Delivery of Sermons [Sobre la

preparación y presentación de sermones], edición revisada por Jesse

Burton Weatherspoon, Harper, Nueva York, 1943.

95 Broadus, History, p. 232. Véase también Turnbull, History, pp.

108-9.

96 John C. Ryle, Expository Thoughts on the Gospels [Pensamientos

expositivos sobre los evangelios], 7 vols., 1856-1873.

97 Joseph Parker, Preaching Through the Bible [Predicación a través

de la Biblia], 28 vols., 1896-1907. Reimpresión de Baker, Grand Rapids,

1956-61.

98 L. E. Elliott-Binns, Religion in the Victorian Era [Religión en la

era victoriana], Lutterworth, Londres, 1946, pp. 336-37.

99 Webber, History, 1:575.

100 E. T. Maclaren, Dr. Maclaren of Manchester, a Sketch [Un

bosquejo del doctor Maclaren de Manchester], Hodder and Stoughton,

Londres, 1911, p. 151.

101 Alexander Maclaren, Expositions of Holy Scripture, 32 vols.

reimpresos en 16, Eerdmans, Grand Rapids, 1932; William Robertson

Nicoll, editor, The Expositor’s Bible, 25 vols. originales reimpresos en

6, Eerdmans, Grand Rapids, 1965. Maclaren contribuyó con los Salmos y

Colosenses en esta última obra.

102 Horton Davies, «Expository Preaching: Charles Haddon

Spurgeon», Foundations, 6, 1963, p. 15.

103C. H. Spurgeon Autobiography, vol. 2: The Full Harvest 1860-92,

Banner of Truth, Edimburgo, 1976, pp. 50, 346-47.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 72

P:82

104 Webber, History, 1:602. Nótese también el cuidadoso análisis de

Davies, «Expository Preaching», pp. 18-25.

105 Davies, «Expository Preaching», pp. 17-18.

106 C. H. Spurgeon, Treasury of David [Tesoro de David], 7 vols.

originales reimpre​sos en 3, Zondervan, Grand Rapids, 1966.

107 Véase, para una breve descripción de los siguientes predicadores,

a Tumbull, History; Horton Davies, Varieties of English Preaching

1900-1960, SCM, Londres, 1963; Wiersbe y Perry, Preaching and

Preachers; William Presten Ellis, «A Study of the Nature of the

Expository Sermon in the United States from 1940-1968» [Un estudio de

la naturaleza del sermón expositivo en los EE.UU. desde 1940 a 1968],

Disertación de Th.D., Seminario Teológico de Nueva Orleans, 1971.

108Ibíd., p. 435.

109 G. Campbell Morgan, Preaching, Revell, Nueva York, 1937, pp.

17-21; idem., The Study and Teaching of the English Bible, Hodder and

Stoughton, Londres, 1910, pp. 72-95.

110 Jill Morgan, A Man of the Word, Life of G. Campbell Morgan,

Revell, Nueva York, 1951, pp. 39-40.

111 G. Campbell Morgan, The Westminster Pulpit, 10 vols., Revell,

Nueva York, 1954; idem., Studies in the Four Gospels, 4 vols., Revell,

Old Tappan, Nueva Jersey, 1929, así como sus otras numerosas

exposiciones bíblicas. Véase también Don M. Wagner, Expository

Method of G. C. Morgan, Revell, Westwood, 1957.

112 Turnbull, History, pp. 442-43.

113 James Melvin Keith, «The Concept of Expository Preaching as

Represented by Alexander Maclaren, George Campbell Morgan, and

David Manyn Lloyd-Jones», [El concepto de la predicación expositiva

representado por Alexander Maclaren, George Campbell Morgan y David

Martyn Lloyd-Jones], Disertación de Th.D., Seminario Teológico del

Suroeste, 1975.

114 D. Martyn Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, Zondervan,

Grand Rapids, 1971, p. 9.

115Ibíd., pp. 26-44.

116Ibíd., pp. 63, 75-76. Véase también Robert L. Penny, «An

Examination of the Principles of Expository Preaching of David Martyn

Lloyd-Jones» [Un examen de los principios de la predicación expositiva

de D. M. Lloyd-Jones), Disertación de D. Min., Harding Graduate School

of Religion, 1980.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 73

P:83

117 Iain H. Murray, David Martyn Lloyd-Jones, Banner of Truth,

Edimburgo, 1990, pp. 697-713. Este libro merece atención especial,

juntamente con idem., David Martyn Lloyd-Jones, The First Forty Years,

1899-1939 [Los primeros cuarenta años], Banner of Truth, Edimburgo,

1982.

118 La reciente declaración de rechazo de Stott a una doctrina ortodoxa

de castigo eterno para los perdidos (David L. Edwards y John Stott,

Evangelical Essentials, InterVarsity, Downers Grave, Illinois, 1988, pp.

319-20) ilustra la necesidad de precaución al recomendar expositores

contemporáneos. Se espera que él repudiara su aprobación del

aniquilacionismo y regrese al punto de vista ortodoxo que pareció

sostener anteriormente.

119 Stott, Two Worlds [Dos mundos], p. 92.

120Ibíd., pp. 125-26.

121 John F. MacArthur, The MacArthur New Testament Commentary,

Moody, Chicago, 1983.

122Ibíd., Matthew 1-7, vii.

123 Ben E. Awbrey, «A Critical Examination of the Theory and

Practice of John F. MacArthur’s Expository Preaching» [Un examen

crítico de la teoría y práctica de la predicación expositiva de MacArthur],

Disertación de Th.D., Seminario Teológico de Nueva Orleans, 1990, p.

17; cf. R. Keith Willhite, «Audience Relevance and Rhetorical

Argumentation in Expository Preaching: A Historical-Critical

Comparative Analysis of Selected Sermons of John F. MacArthur and

Charles R. Swindoll, 1970, 1990», Disertación de Ph.D., Universidad de

Purdue, 1990.

124 John F. MacArthur, «Principies of Expository Preachings»

[Principios de predicación expositiva], cinta magnetofónica GC2001,

Word of Grace, Panorama City, California, 1980, p. 1.

125 John F. MacArthur, Our Sufficiency in Christ [Nuestra suficiencia

en Cristo], Word, Dallas, Texas, 1991, pp. 129-37.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 74

P:84

PARTE II

LA PREPARACIÓN DEL EXPOSITOR

4. La prioridad de la oración y la predicación expositiva

5. El hombre de Dios y la predicación expositiva

6. El Espíritu de Dios y la predicación expositiva

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 75

P:85

4

La prioridad de la oración y la predicación

expositiva

James E. Rosscup

La oración no es electiva, sino que es el elemento principal en el caleidoscopio de las

características espirituales que destacan al predicador. Estas características se unen

en una fuerza espiritual poderosa; ellas edifican un vocero para Dios. Jesús, el mejor

modelo, y otros voceros efectivos de Dios han sido poderosos en la oración

juntamente con las virtudes de la santidad y la dependencia en Dios. El compuesto de

cualidades espirituales que se enfoca en la oración es evidente en la extensa línea de

proclamadores de Dios en el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y en la historia

de la iglesia, hasta el día de hoy. Algunos libros acerca de los elementos esenciales

para la predicación menosprecian la oración, pero otros reconocen su función

invalorable. Los predicadores que siguen el modelo bíblico toman la oración muy

seria​mente. Ellos se saturan de oración al preparar el sermón.

El predicador que sigue el camino bíblico encuentra que la oración es

un arma fenomenal. Ella, unida en armonía con otras prioridades

espirituales, es evidente en la predicación bíblica a través de la historia

como cualidad esencial para el proclamador mediante el cual presenta Su

poder.

LA NECESIDAD DE LA ORACIÓN PARA LA ESPIRITUALIDAD

Si el predicador ha de presentar el mensaje de Dios con poder, la

oración debe permear su vida y proveer un medio ambiente para el fruto

del Espíritu que dure a través de toda su existencia (Gá 5.22, 23). Su

ejemplo espiritual hace que otros tomen su mensaje con seriedad. Como

seguidor de Dios, su credibilidad espiritual atrae poderosamente a otros a

seguirle, debido a que es un pionero, él practica una devoción total a

Dios. Él le da humildemente toda la gloria a Dios y se somete a Su

Palabra. Demuestra honestidad y disciplina la lengua, el tiempo, la mente

y el cuerpo, juntamente con un ferviente ingenio. Dios utiliza su liderazgo

para marcar el camino a medida que llama a otros a la obediencia. Todas

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 76

P:86

las cualidades espirituales, particularmente la santidad y la dependencia

en Dios, son ingredientes básicos en la experiencia de un predicador que

ora.

Santidad

Un noble hombre de Dios, un hombre de oración, es apasionado en su

búsqueda de Dios y Sus valores (Sal 42.1, 2). Persigue a Dios en una

vida moldeada por la santidad que recomienda a otros. Es profundamente

serio en cuanto al principio divino de seguir la justicia y desea que Dios

le muestre Su salvación (Sal 50.23). La luz divina resplandece de manera

más brillante en él, obligando a sus oyentes a buscar las bellezas de Dios.

El mayor ejemplo del predicador es Jesús. Desde la niñez, el corazón

del Salvador estaba ocupado en «las cosas de Mi Padre» (Lc 2.49,

traducción del autor). Su pasión, al entrar en el ministerio público, era

«cumplir toda justicia» (Mt 3.15). Experimentó pruebas severas y tomó

decisiones consagradas basadas en la Palabra de Dios (Mt 4.1-11), al

consagrarse a Dios, con valentía, en contra del diablo. Cuando se

acercaba el final de su vida la celebró como algo que fue consagrado:

«Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que

hiciese» (Jn 17.4).

Pablo es otro ejemplo. Pablo había sido «crucificado con Cristo» (Gá

2.20). En vista de esto, vivió en una consagración que reflejó de forma

coherente su muerte con Cristo. El secreto de su poder no era él mismo

sino «Cristo que vive en mí». Pablo fue un ejemplo de Cristo en valores y

servicio santo (1 Co 11.1). No tomó el camino fácil, sino que enfrentó las

adversidades que conlleva una búsqueda consagrada (1 Co 4.8ss; 2 Co

6.3-10).

Phillips Brooks es un ejemplo moderno. Phillips Brooks (1835– 1893)

tenía poder al declarar la Palabra de Dios en la Iglesia de la Santa

Trinidad, en Filadelfia, y en la Iglesia Trinidad, en Boston. La piedad era

de importancia suprema en la preparación del sermón.

Sólo el fuego enciende al fuego. Conocer en carne viva lo que es vivir por Cristo; ser Suyo,

no de uno; estar tan ocupado con gratitud por lo que hizo por nosotros y por lo que

continuamente representa para nosotros para que Su voluntad y Su gloria sean los únicos

deseos de nuestra vida […] esa es la primera necesidad del predicador.1

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 77

P:87

La santidad no está sola. Incluye la dependencia, su compañera

inseparable.

Dependencia en el poder de Dios

Jesús cubrió su territorio como una llama, predicando la Palabra de

Dios en el poder del Espíritu (Lc 4.14). Él dijo: «El Espíritu del Señor

está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas» (Lc

4.18). Mediante la capacitación del Espíritu, proclamó libertad a los

cautivos y vista a los ciegos. Reconoció que «El Padre que mora en mí

[…] hace las obras» (Jn 14.10). Si Jesús, el hombre, dependió del poder

divino, ¡cuánto más necesitan otros predicadores hacer lo mismo!

Pablo dependió del Espíritu (Ro 15.19). Por lo tanto aconsejó a otros

creyentes (Gá 5.16-18). A los corintios les habló «con demostración del

Espíritu y de poder» (1 Co 2.1-5). Dios fue su suficiencia (2 Co 3.5, 6;

4.7). Al predicar asimiló totalmente en su vida el principio de Cristo,

«porque separados de mí, nada podéis hacer» (Jn 15.5).2

La oración, con su compuesto de virtudes espirituales, es indispensable

en la predicación bíblica. Ella satura al predicador y a la predicación

consagrada, cumple la dependencia del predicador en Dios, y es

auténti​camente bíblica.

LA NECESIDAD DE LA ORACIÓN EN LOS SERMONES DE LA

BIBLIA

En los ministerios durante los tiempos bíblicos, la oración siempre

jugó una función importante. Desde esos días, la oración ha permanecido

como suprema prioridad para los predicadores.

Libros que menosprecian la importancia de la oración

Es desconcertante que libros acerca de lo esencial para la preparación

del sermón frecuentemente n o discuten la oración. Esto se hace más

confuso cuando estos autores afirman enseñar el patrón bíblico. La

oración no es prominente entre lo que consideran como esencial cuando

discuten lo que creen importante, como si la oración no tuviera una parte

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 78

P:88

vital en ello.3 Descuidar la oración la relega a una función menor. Un

sentido de imparcialidad le concedería a estos escritores el beneficio de

la duda y se preguntaría si ellos procuraban dar tal impresión. Empero

cuando se dice poco o nada acerca de la oración y se exalta la labor y la

capacidad humana, sólo es posible concluir una cosa.4 Algunos libros

requieren una extensa búsqueda para siquiera encontrar una breve idea de

la importancia de la oración privada. El lector no lo ve en los títulos de

los capítulos, ni en los subtítulos, ni en los índices temáticos.5 En lugar de

ello, podría aparecer al final o en una breve discusión como reflexión

posterior. Felizmente, algunos autores que a veces escriben poco acerca

de la oración, le conceden un lugar crucial en otros libros.6 ¿Cómo es que

un escritor le puede conceder a la oración tan poca atención si la

Escritura la considera como algo que tiene urgentes consecuencias en la

preparación para predicar?

Libros que enfatizan la importancia de la oración

Otros libros acerca de la predicación, o biografías de predicadores, le

asignan mucho espacio a la oración. Hacen referencia a ella con

frecuencia,7 o le dan preponderancia,8 o declaran fuertes convicciones

acerca de cuán crucial es al preparar mensajes.9 Algunos libros están

totalmente dedicados al significado de la oración en la predicación.10

La verdad es que muchas cosas son importantes para la predicación.

Ningún heraldo consciente de Dios elegirá voluntariamente ignorar

ninguna de ellas. Trabajará arduamente en la exégesis del texto, utilizará

fuentes confiables, estimulará su mente mediante mucha lectura, se

esforzará en ser preciso, para obtener un bosquejo claro. Buscará

analogías vívidas, memorizará la Escritura, nutrirá una meta evangelística

y edificante, y siempre andará mirando a Dios. Podrá escribir su mensaje

en su totalidad o lo predicará en base a notas. Integrará detalles y formará

transiciones claras. Conocerá al pueblo al cual le habla. Le prestará

atención a la sinceridad, el entusiasmo, los toques artísticos, el poder, la

gracia y el buen humor. Se ocupará de la enunciación, los gestos, el valor,

la postura, la duración del mensaje, el contacto visual, y otros asuntos;

además se cuidará de declaraciones hirientes.

El énfasis en la oración no debe hacer que se menosprecie ninguno de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 79

P:89

estos aspectos, pero estos no deben eliminar la atención sobre la

necesidad de ella. Desafortunadamente, los predicadores pierden el

equilibrio de varias maneras:

1. Enfatizan sólo la oración y esquivan remolonamente la

responsabili​dad de ser obreros de Dios mediante el estudio fiel.

2. Enfatizan los aspectos humanos de la preparación del sermón y no

tienen una determinante dependencia de Dios en la oración. Dios

puede bendecir, a pesar de esto, pero el predicador sólo sirve un

producto de la labor humana. La fina técnica de este sermón es

impresionante, pero le falta el poder vital.

3. Enfatizan la sagacidad homilética, pero sólo ofrecen una

exposición trivial a la Palabra de Dios al descuidar la diligente

labor en el estudio y la oración. No tienen mucho con qué

alimentar a los hambrientos y reflejan poca dependencia de Dios.

¡Pero hay buenas noticias! Los predicadores pueden tener equilibrio.

Pueden enfatizar la elección de un texto y la diligencia en el estudio de

un pasaje y los libros que clarifican su significado, bajo oración. Ellos

buscan, de forma diligente, ilustraciones apropiadas, trabajan

fervientemente para organizar bien su material y construyen buenos

puentes. Oran todo el tiempo. Entonces presentan sus mensajes,

fortificados por una vida consagrada y un espíritu que descansa en Dios.

Esto es lo preferible. La oración es una potencia, pero no se

menosprecian los otros aspectos esenciales.

La proclamación en tiempos del Antiguo Testamento

¿Qué papel ha jugado la oración durante los tiempos bíblicos y desde

ese entonces? Una evaluación de la predicación de hombres que tuvieron

un gran impacto para Dios, bajo oración, sería muy informativa.

Moisés. Este legislador tuvo un ministerio similar al predicador de

hoy. Habló la Palabra de Dios y fue relevante para las necesidades de su

tiempo. La oración tuvo una función importante en su ministerio.11

Un ejemplo fue cuando Moisés le rogó a Dios que exonerara a Israel

luego de la adoración idólatra del becerro de oro; intercedió ante Dios

para que retuviera Su propósito de redimir a Israel de Egipto. Segundo,

tenía mucho celo para que Dios preservara Su reputación de deshonra

alguna ante los impíos. También le imploró que proveyera algún

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 80

P:90

recordatorio de Su promesa del pacto (Éx 32.11-13). Le pidió que

perdonara a Su pueblo (Éx 32.32).

Samuel. Para animar a su pueblo, Samuel, que era sacerdote y profeta,

utilizó1a lealtad de Dios a la meta de Su pacto para el bien de Israel (1 S

12.22). Percibió1a fidelidad de Dios como algo coherente con Su

reputación. Porque si Dios renegaba Su promesa esto lo haría infiel a Su

Palabra y su carácter, sacrificando Su honor. Samuel conocía el propósito

del pacto de Dios de poseer a Israel, y sometió su voluntad al propósito

de Él. Caminando al paso con Dios, le dijo a sus oyentes: «Así que, lejos

sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros» (1

S 12.23).

Es evidente el vínculo entre predicarles la Palabra de Dios a ellos y

orar por ellos. La oración armoniza con la voluntad de Dios. En lugar de

pecar por cesar de orar, el predicador Samuel tomó el camino que honra a

Dios: «Antes os instruiré en el camino bueno y recto» (1 S 12.23). Él

estableció un ejemplo para cada predicador en su percepción de la

voluntad que articulaba la Palabra de Dios, su oración por el pueblo para

que se relacionaran con esa voluntad, y su proclamación de esa voluntad.

Todos estos elementos eran cruciales, incluyendo a la oración.

Daniel. Este fue el canal humano que utilizó Dios para registrar Su plan

profético para los siglos venideros. La preparación de Daniel para esta

tarea se centraba en la oración. Fue primordial para recibir la

información de Dios acerca del sueño de Nabucodonosor. También

procuró la interpretación mediante la oración (Dn 2). Luego, meditó en

Jeremías 25 y 29 en cuanto a los setenta años que Dios había establecido

para que Israel estuviera en el exilio babilónico (Dn 9), e hizo tres

peticiones por su pueblo: la restauración de Jerusalén (Dn 9.16), la

reedificación del templo (Dn 9.17), y el regreso del pueblo (Dn 9.18, 19).

La respuesta de Dios fue Su plan para conceder los tres a Su tiempo (Dn

9.24-27). En Daniel 10, este se humilló por tres semanas de ayuno y

oración (Dn 10.2-3). Oró (Dn 10.12) y recibió la Palabra de Dios en

cuanto a los acontecimientos en Persia, en Grecia, y en otros imperios

posteriores (Dn 10-12).

La proclamación en tiempos neotestamentarios

Jesús. El Salvador utilizó la oración a fin de prepararse para el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 81

P:91

minis​terio.12 Lucas se refiere a Su oración con más frecuencia que los

demás escritores evangélicos. Esto concuerda con el énfasis de Lucas en

la humanidad de Jesús. Él es rey (Mt), siervo (Mr) y Dios (Jn) pero

también es un hombre y ora como tal.

La oración tenía una importancia suprema en la predicación de Jesús.

El Hijo del Hombre comenzó y consumó Su ministerio terrenal en oración

(Lc 3.21, 22; 24.49-51). Percibió la oración como algo vital cuando el

pueblo se amontonaba para escucharle predicar. A diferencia de algunos

de los predicadores contemporáneos, Jesús tomó la tremenda demanda de

Su tiempo como un llamado a mantener la oración como algo prioritario.

Él «se apartaba a lugares desiertos, y oraba» (Lc 5.16). El aislamiento en

el desierto con Dios era algo esencial antes de servirle a una multitud que

se había reunido a escucharle. Para los predicadores que son sensibles a

los latidos de Su corazón, las rodillas dobladas son tan cruciales para el

reino como los léxicos abiertos. Su vigilia ante Dios reflejó Su sistema de

valores. Jesús dependía de Dios, ¡aunque Él mismo era Dios encarnado!

Luego de esa cita en oración (Lc 5.16), Jesús estaba listo para predicar

y confundir a los expertos religiosos que le llevaban la contraria (Lc

5.17). Uno se pregunta qué oraron los labios del predicador. ¿Oró por

sabiduría para enfrentar las pruebas o quitar las vendas de las

muchedumbres y que así vieran su desesperada necesidad espiritual (Lc

5.15, 26)? Una cosa es cierta. Independientemente de las razones por las

cuales orara, el Jesús que predicó fue el Jesús que oró.

Antes de comisionar a los doce discípulos, Jesús «fue al monte a orar»

(Lc 6.12). Mostrando Su dependencia y sumisión a Dios a través de una

vigilia nocturna en oración, luego predicó el Sermón del Monte (Lc 6.20-

49). Aún después, uno de los Doce pidió: «Señor, enséñanos a orar» (Lc

11.1). El predicador que oraba, respondiendo, les enseñó la «Oración de

los discípulos» (Lc 11.2-4) y otros asuntos relacionados con la oración

(Lc 11.5-13).

La oración precedió a los anuncios de Jesús acerca de la iglesia y las

llaves del reino (Mt 16.18-19; Lc 9.18), acerca de Su muerte y

resurrección, acerca de un hombre que perdía su alma, los que se

avergonzaban de Él, y Su futura venida (Lc 9.18, 29-35). También

precedió a Su transfiguración (Lc 9.18, 29-35).

Jesús exhortó a sus discípulos para que oraran a medida que los

moldeaba en predicadores: «Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe

obreros a su mies» (Mt 9.38). El seguimiento de esa prioridad podría

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 82

P:92

mantener a los predicadores orando por el resto de sus vidas.

Los primeros cristianos. Los primeros cristianos tenían un sentido

urgente de la oración. En Hechos, ellos oraron en muchas

circunstancias.13 Lucas continuó su énfasis en la oración en este, su

segundo volumen. Las oraciones de estos primeros santos son de gran

estímulo para otros que deseen agradar a Dios. En Pentecostés oraron,

aguardando la llegada del Espíritu con poder (Hch 1.14; cf. 1.5-7; 2.33),

una preparación importante para el potente mensaje de Pedro, en Hechos

2. Sus oraciones también buscaron la elección de Dios al reemplazar a

Judas entre los doce (Hch 1.15-26).

La oración fue uno de los cuatro elementos esenciales cristianos (Hch

2.42). Si era de tanta importancia en ese entonces, ¡cuán crucial debe ser

para los predicadores de hoy! Los creyentes oraban regularmente (Hch

3.1; 10.9), así como en cualquier momento urgente. Pedro y Juan son un

ejemplo. Ellos fueron los canales de Dios para la milagrosa sanidad de un

hombre inválido (Hch 3.7-10). Luego, oraron con otros para ser valientes

al testificar (Hch 4.29-31), una oración que Dios respondió

capacitándolos para confrontar a los enemigos. Fueron fortalecidos,

unidos y abnegados. Luego, los apóstoles ofrecieron la importancia de la

oración en la predicación: «y nosotros persistiremos en la oración y en el

ministerio de la palabra» (Hch 6.4). El orden de sus palabras es

interesante.1 4 Aun si la mención de la oración en primer orden no es

significativa, es cierto que ella es de tanta importancia para los

predicadores como lo es la Palabra.

Pablo. Pablo oró para que Dios ayudara a los nuevos conversos a

crecer (Hch 14.23). Aparentemente percibía la oración como algo

inseparable de la predicación, como lo hicieron sus antecesores (cf. Hch

6.4). Tras la oración de Hechos 14.23 y la comisión de ancianos yace el

recuerdo de la preocupación de Dios por los nuevos creyentes. Su

crecimiento espiritual dependía de la comisión de ancianos que los

exhortaran y los nutrieran de la Palabra de Dios (cf. Hch 14.22). Hacía

falta la oración para sostener este proceso.

Pablo y sus asociados oraron cuando predicaron la Palabra de Dios en

Europa (Hch 16.13). Penetraron la cortina celestial antes de penetrar la

humana (Hch 16.14). Dios utilizó la oración para prosperar su

ministe​rio, el cual también era Su ministerio.

La dependencia de Pablo en la oración al predicar es sinónima con su

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 83

P:93

dependencia en Dios en lugar de la capacidad humana (cf. 1 Co 2.1-5).

Empero esto no eliminaba su hábil uso de técnicas efectivas de

comunicación. Pablo, así como Jesús, adoptó buenos métodos, como las

parábolas. 15 Pablo, sin embargo, dependía en última instancia del

contenido «cruzcéntrico» de la Palabra de Dios y del poder del Espíritu

de Dios para su efectividad en la predicación, una dependencia que se

mostraba en la oración.

La dependencia de Pablo en Dios también surge en sus apelaciones a

que otros oren por él. Un ejemplo es Efesios 6.18-20. Como parte de su

llamado para que los cristianos se vistan de la armadura de Dios,

describe esa armadura y les pide que oren «totalmente» por él. Nótese el

cuádruple uso de «todo».

1 . Toda situación. Orar «a través de [dia] toda oración y

petición». Involúcrese en toda manera de oración. La palabra

puede indicar oración en general, en todas sus

expresiones.16 como la alabanza de agradecimiento, la confesión,

la petición y la intercesión. «Petición» especifica

cada ruego.17

2. Todo tiempo. «En todo tiempo» implica todas las oportunidades

cuando los creyentes oran. Orar «en el Espíritu» para el éxito del

predicador y la Palabra predicada. Pedir en sumisión a la

voluntad y sabiduría del Espíritu y dependiendo de Su poder y

motivaciones ajustadas a Sus valores.

3. Toda perseverancia. Pablo desea que ellos velen «con toda

perseverancia y súplica». «Velar» se refiere a

permanecer despierto al realizar una tarea. La oración alerta es

«con toda perseverancia» El verbo

relacionado significa «sostenerse de».18 Se usa la misma palabra

acerca de los cristianos que se aferraban a la Palabra (Hch 2.42).

Pablo quiere personas alertas y tenaces orando por él en cada

petición específica (de,hsij) [deesis]).

4. Todo tema. Pablo desea guerreros de oración que intercedan por

«todos los santos», incluyéndose a sí mismo: «y por mí» (v. 19).

¿Orar para qué? Pablo menciona el «denuedo» en dos ocasiones.

Él desea levantar la espada del Espíritu, predicando «como debo

hablar» (v. 20). Hablar con denuedo concuerda con el hecho de

que, de ser lleno del Espíritu (Ef 5.18), Pablo hablaría «en el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 84

P:94

poder de su fuerza» (Ef 6.10). El denuedo es necesario si el

predicador ha de triunfar sobre el temor y las fuerzas reunidas en

contra de su éxito (Ef 6.12). También se ajusta a un mensaje que

provee cada bendición espiritual (Ef 1.3) y una herencia con Dios

(Ef 1.11, 14). El predicador no debe proclamar tales verdades de

manera indefinida, débil o confusa.

La oración que saturaba los sermones de Pablo también se sugiere en

Filipenses 4.6. «En toda» incluye algo más que sermones como objeto de

oración, pero ciertamente también incluye cada aspecto de la preparación

del sermón. «En toda oración» utiliza una vez más la palabra

una palabra general para la oración.19 Pablo continúa,

«y ruego» que significa «una petición especial [ruego] para

la satisfacción de necesidades».2 0 Pablo exhorta: «Sean conocidas

vuestras peticiones». Estas peticiones como J.B.

Lightfoot supo​ne, son «varios objetos de 21

Tal oración es «con acción de gracias». ¿Por qué? La persona que ora

desea mostrar gratitud por las respuestas pasadas que endulzaron su vida.

Dar gracias también resulta apropiado a la generosidad de Dios al

conceder Su audiencia y acción. La acción de gracias se debe al Espíritu

para Su ayuda (Ro 8.26, 27; Ef 6.18-20; Fil 1.19). Estas ilustran las

múltiples razones para la gratitud.

La oración ha continuado a través de los siglos de la historia de la

iglesia desde la época neotestamentaria.

LA NECESIDAD DE ORACIÓN PARA EL PODER EN LA

PREDICACIÓN ACTUAL

El llamado de trompeta de la oración como preparación para la

predicación resuena en los predicadores de tiempos relativamente

recientes hasta el presente. Los predicadores oran y solicitan que otros

oren por sus mensajes. El poder de Dios en la predicación es efectivo.

Poder mediante las oraciones de los predicadores

R. Kent Hughes, actual pastor de College Church of Wheaton, Illinois,

evaluó muchos libros acerca de la predicación y se desalentó mucho

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 85

P:95

porque los autores decían poco o nada acerca de la oración. Esto lo llevó

a comentar:

Esto, y la experiencia que Dios me ha concedido hasta ahora en la predicación y la oración,

han provocado una convicción. Si alguna vez decido escribir un libro acerca de lo esencial

para la predicación, ahora sé que dedicaría al menos un tercio del mismo a la preparación

espiritual de asuntos tales como la oración. Este sería el primer tercio.22

E. M. Bounds (1835–1913) sirvió como capellán durante la Guerra

Civil a los estados confederados. Luego pastoreó varias iglesias y llegó a

ser un hombre motivado por la oración. Acostumbraba orar por las

mañanas de cuatro a siete. Sus oyentes comentaban acerca de sus

poderosas oraciones públicas y acerca de sus mensajes. Se han publicado

al menos ocho de sus manuscritos acerca de la oración23 y una

biografía.24 Los libros de Bounds han hecho que muchos logren mayor

fervor en la oración. Él escribió:

Al joven predicador se le ha enseñado que invierta toda su fuerza en la forma, sabor y belleza

de su sermón como producto mecánico e intelectual. Por lo tanto hemos cultivado un vicioso

gusto entre el pueblo y reclamado talento en lugar de gracia, elocuencia en lugar de piedad,

retórica en lugar de revelación, reputación y brillantez en lugar de santidad.25

Gran parte de esto es cierto, pero no es una situación exclusiva. La

combinación de capacidad homilética y mucha oración es la respuesta.

Bounds también escribió: «La oración ligera aligerará la predicación. La

oración fortalece la predicación [el Dios que responde a la oración

realiza esto…] y hace que funciones.26

David Larsen, profesor de homilética en Trinity Evangelical Divinity

School [Escuela Evangélica de Divinidad Trinity], también ha enfatizado

la oración:

Es extraño que haya cualquier discusión de la predicación fuera del contexto de la oración

creyente. No nos hemos preparado hasta que hayamos orado […]

No podemos representar a Dios sin antes presentarnos ante Él. Por lo tanto, para mí es

más importante enseñarle a un estudiante a orar que a predicar.27

Luego de un poderoso mensaje por Alexander Whyte (1836–1921),

pastor de Free Saint George West en Edimburgo, Escocia, un oyente

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 86

P:96

exclamó: «Dr. Whyte, usted predicó hoy como si hubiera acabado de salir

de la antesala del trono del Todopoderoso». El predicador replicó: «En

realidad, así es».28

En la ordenación de un hombre preparándose para predicar, Whyte

aconsejó: «Levántate antes de lo acostumbrado para meditar y orar.

Satura cada frase de la oración en el Espíritu […] Y luego ora».29

Un biógrafo dice que a pesar de que Whyte valoraba la adoración

pública y se preparaba diligentemente para ella, la oración secreta era de

mayor importancia para él. Las «características principales de su

predica​ción»30 eran la disciplina, la oración, las motivaciones internas,

la humildad ante Dios y los hombres, y la pureza adquirida mediante el

sufrimiento. El mismo escritor dice que la oración secreta de Whyte llevó

a una oración pública que tuvo un poderoso impacto sobre el pueblo. Uno

de los estudiantes de Whyte habló de los días cuando «cada sermón en

Free St. George era un volcán, y cada oración de apertura una

revelación».3 1 Whyte «jamás se cansó de enfatizar la necesidad de la

oración y de la disciplina en la vida cristiana: la necesidad de la

humildad y de renovados comien​zos».32

Una «vigilia matutina» era casi tan común como el amanecer para H. A.

Ironside (1876–1951). Este expositor meditaba en su Biblia y oraba por

una hora,33 y luego se dedicaba al estudio intensivo y a más oración. Ríos

de agua viva fluían de sus momentos con Dios hacia las multitudes que le

escuchaban. Insistía en que «si hemos de prevalecer sobre los hombres en

público, debemos prevalecer con Dios en secreto».34

Los que se encontraban en Trinity Chapel, en Brighton, Inglaterra,

escucharon mensajes penetrantes de parte de Frederick W. Robertson

(1816–1853). Algunos lo han clasificado como el más grande predicador

inglés. En los primeros años se concentró en leer acerca de David

Brainerd y Henry Martyn.3 5 Él bañó su vida en comunión con Dios,

anhelando conformarse a la imagen de Cristo y ajustar sus valores a Sus

ideales.36 Oraba sin cesar y cada día se ocupaba de intereses distintos:

domingo, la parroquia y el derramamiento del Espíritu; lunes, devoción

especial; martes, la divulgación del evangelio; miércoles, el reino de

Cristo; jueves, negación propia; viernes; evaluación especial y confesión;

sábado, inter​cesión.37

Charles Finney (1792–1875), evangelístico en su enfoque, vivió como

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 87

P:97

Jesús, escapándose para meterse en vigilias especiales de oración y

ayuno. Vio a Dios bendecir grandemente su ministerio al hablar luego de

mucha oración.38 Estaba convencido de la importancia de la oración:

Sin esto estará tan débil como la debilidad misma. Si pierde su espíritu de oración, no hará

nada, o prácticamente nada, aunque tenga la capacidad intelectual de un ángel […] El

bendito Señor libera, y preserva a Su iglesia muerta de la dirección y la influencia de hombres

que no conocen lo que es orar.39

Finney dijo: «Yo diría que a menos que tenga el espíritu de oración no

podría hacer nada».4 0 Si perdía, aun por un momento, el sentido del

espíritu de gracia y oración, no podía predicar con poder y era impotente

en el testimonio personal.

Un famoso predicador metodista de Inglaterra, William Sangster

(1900–1960), sintió que la cercanía con Dios tenía una importancia

suprema al preparar el mensaje, porque luego de un estudio lleno de

oración,

el predicador parece desvanecerse y dejar a los oyentes cara a cara con Dios […] Si se nos

obliga a hacer comparaciones, debemos insistir que los dones de gracia son más importantes

que los dones naturales. Es cierto que el Espíritu Santo puede obrar con poca materia prima,

y si se piensa en la efectividad en lugar de la popularidad, la unción del Espíritu es el mayor

don de todos.41

Por más de 46 años George W. Truett (1867-1944) pastoreó la Primera

Iglesia Bautista en Dallas, Texas. Luego de pasar tiempo con su familia

cada noche, iba a su biblioteca a estudiar y orar desde las 7:00 p.m. hasta

la medianoche.42 También se preparaba en otras horas. En una ocasión se

encontraba en una nave sacudida por fuertes vientos y una marejada. La

tensión provocó que se le pidiera a Truett orar. Se marchó a solas con

Dios, en busca de un mensaje apropiado. Luego de orar, encontró el

mensaje en Hebreos: «Necesitas paciencia». Cuando anunció su tema, las

personas, que se encontraban agotadas por la tormenta, sonrieron

aprobando el mismo.43

Truett sentía pasión por la salvación de las personas. Dijo que la

persona que ha de ganar a otros para Cristo debe orar mucho por sí

mismo y por ellos.44 A Truett le llegaron peticiones de oración de todas

partes del mundo. En una calle de Dallas, conoció a un anciano que era un

renombrado abogado criminalista. «Dr. Truett», dijo el hombre, «estuve

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 88

P:98

en su iglesia el domingo y escuché lo que dijo acerca de la oración.

Supongo que no ora por un pecador como yo». Truett replicó: «Durante

años, he orado por usted, por nombre y diariamente». Para probarlo, sacó

una libreta con el nombre del abogado. Los labios del abogado temblaron

y sus ojos se humedecieron. «Gracias, doctor, gracias por recordar a un

viejo pecador endurecido».45

Thomas Armitage pinta esta representación de la oración:

Un sermón saturado en oración en el suelo del estudio, como el vellón de lana de Gedeón

saturado con rocío, no perderá su humedad entre eso y el púlpito. El primer paso para hacer

cualquier cosa en el púlpito como obrero dedicado debe ser besar los pies del crucificado,

como adorador, en el estudio.46

Whitesell, un maestro de la predicación, se ocupa de la oración:

El predicador debe ser un hombre de oración […] Debe orar por sus mensajes […]

saturarlos en oración […] orar a medida que marcha hacia el púlpito, orar a medida que

predica siempre y cuando eso sea posible, y seguir sus sermones con oración.47

Sinclair Ferguson, un predicador escocés, quien desde 1982 ha sido

profesor de teología sistemática en el Seminario Teológico Westminster,

también apoya este punto:

Para mí, es de suprema importancia realizar toda mi preparación en el contexto de un

espíritu de oración […] buscando al Señor y dependiendo de la gracia de Su Espíritu

iluminador y vivificador. Esto se acentúa mediante jaculatorias especificas y periodos de

petición tanto por la exposición como por la aplicación […]

Como lo expresó John Owen, pienso en el Espíritu moviéndose entre el pueblo, dándole a

cada uno un paquete de forma, tamaño y envoltura idénticas (el sermón); pero […] el regalo

que se encuentra adentro es especialmente apropiado para cada uno. Por lo tanto, oro que mi

material pueda estar en armonía con Su propósito y que mi espíritu sea sensitivo a Su

gracioso carácter, para que no lo distorsione en mis palabras o mediante mi espíritu.48

Henry Holloman, un expositor en muchas conferencias de los

Hermanos de Plymouth y profesor de teología sistemática en la Escuela

de Teología Talbot, ha dicho:

Detrás de cada buen predicador bíblico hay mucha labor ardua en la preparación (1 Ti 5.17;

2 Ti 2.15). Sin embargo, sólo la oración puede asegurar que su trabajo no sea desperdiciado y

que su mensaje impacte espiritualmente a sus oyentes. A medida que el predicador bíblico

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 89

P:99

teje la oración con su preparación, este debe enfocarse en ciertas peticiones: (1) que recibirá

el mensaje de Dios […] en su comprensión espiritual y mental, 1 Co 2.9-16; (2) que el

mensaje de Dios agarre primero su corazón con una fuerte convicción, 1 Ts 1.5; (3) que

exprese clara y correctamente el mensaje de Dios en el poder del Espíritu en comuni​cación

efectiva, […] 1 Ts 1.5; (4) que el Espíritu utilice el mensaje para producir la respuesta y el

cambio adecuados […] la transformación espiritual, 2 Co 3.18 … y (5) que todo el proceso

y el producto terminado realicen el propósito de Dios glorificándolo mediante Cristo, 1 Co

10.31; 1 P 4.11.49

Holloman aclara que «el conocimiento y la organización es lo que

debemos hacer, pero la oración nos da lo que Dios sólo puede dar».

John MacArthur, pastor y maestro de la Grace Community Church, Sun

Valley, California, percibe la oración como inseparable de la

prepara​ción y la predicación.

Durante la semana […] me encierro con mis libros […] el estudio y […] la comunión se

entremezclan mientras aplico las herramientas de la exégesis y la exposición en […]

comunión abierta con el Señor. Busco su dirección, le agradezco por lo que descubro, ruego

por sabiduría y conocimiento y deseo que me capacite para vivir lo que aprenda y predique.

El sábado en la noche mi corazón comienza a sentirse cargado de manera especial por la

oración. Antes de dormir, me […] repaso las notas una vez más. Eso implica una línea

abierta de comunicación con Dios mientras ofrezco mis notas al Señor, de manera consciente

mientras medito, para que las apruebe, las refine y las aclare.

Despierto el domingo por la mañana en el mismo espíritu de oración. Llego temprano a la

iglesia y paso un tiempo […] en oración, entonces me uno a los ancianos que oran conmigo

por los mensajes. El domingo por la tarde, paso un tiempo parecido para repasar en oración

mi mensaje vespertino. 50

Juan Stott dice que un predicador, como un padre (1 Ts 2.11), debe

orar por su familia eclesiástica. Los predicadores sólo dedicarán tiempo

para esta ardua y secreta labor si aman a su pueblo lo suficiente. «Debido

a que es algo secreto y que no recibe recompensa de parte de los

hombres, sólo nos involucraremos en ella si anhelamos su bienestar

espiritual más que su agradecimiento».51

Andrew Blackwood, quien por mucho tiempo fue profesor de

homilética en el Seminario Teológico Princeton, aconseja al predicador

que establezca una regla y jamás haga excepción alguna: comience,

continúe, y termine con oración.5 2 Un sermón bíblico, dice él,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 90

P:100

posiblemente valdrá todo lo que el predicador invierta en el mismo, el

tiempo que le dedique, el pensamiento que le ofrezca y la oración:

Porque en su estudio el profeta puede edificar su altar y poner sobre el mismo la madera. Allí

puede colocar su sacrificio de forma amorosa […] Sermón […] pero todavía sabe que el

fuego debe venir de Dios. Y vendrá si ora antes de obrar, y si obra en el espíritu de

oración.53

Edward Payson (1783–1827) ejemplificó la preparación del sermón

con estudio diligente lleno de horas de oración. Pastoreó la Segunda

Iglesia Congregacional de Portland, Maine. Su rapidez en la lectura, su

agudeza en la asimilación de los detalles, y su buena erudición eran

notables. 54 Estudió los escritos de Jonathan Edwards y otros,55 pero su

mayor celo estribaba en el estudio de la Biblia y la oración por la ayuda

de Dios en la interpretación y la aplicación de la misma.56 La oración era

«el hecho más obvio en su historia».5 7 Él «estudió teología en sus

rodillas. Se pasó gran parte de su tiempo literalmente postrado con la

Biblia abierta ante él, rogando las promesas».58

La disciplina de Payson le llevó a guardar su tiempo. Su horario

regular era de doce horas diarias de estudio: dos para devoción, dos para

relajarse, dos para comer y tener devocionales familiares, y seis para

dormir.59 En su diario y sus cartas, hay muchos comentarios como este:

«Se me ayudó mucho en los estudios […] fui capacitado para escribir

doce páginas de mi sermón. Fue mucho más precioso porque pareció ser

respuesta a la oración».60 Escribió el 17 de marzo de 1806 que desde que

comenzó a rogar por la bendición de Dios sobre su preparación: «He

realizado más en una semana que lo que antes hacía en todo un año».61

Hasta en casos en que Payson sintió que había predicado débilmente,

su pueblo era refrescado. Cuando se sentía muerto en las devociones,

frecuentemente continuaba orando hasta alcanzar la victoria.6 2 Dios

reanimó en gran medida a este predicador como reanimó al salmista.63

Durante horas Payson oraba por los perdidos y les testificaba con

frecuencia. Vio a muchos salvarse y ser añadidos a la iglesia.

Un hermano le dijo a Payson que se sentía descorazonado en cuanto a

la predicación debido a su falta de experiencia e ignorancia. Payson le

escribió, admitiendo que él mismo se había sentido así:

Esto me llevó a orar casi incesantemente […] Confío en que Él, que me ha guiado a mí y a

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 91

P:101

miles de otros igual de tontos, así lo hará contigo […] Si habremos de hacer mucho por Dios,

debemos pedirle mucho a Él… No puedo recalcar esto más. La oración es lo primero, lo

segundo y lo tercero que necesita un ministro, especialmente en temporadas de

reavivamiento […] Ora, entonces, mi querido hermano, ora, ora, ora.64

Charles Spurgeon (1834–1892), un predicador que fue usado en gran

manera, enfatizó mucho la oración. Opinaba que los ministros debían orar

sin cesar (1 Ts 5.17). «Todas nuestras bibliotecas y nuestros estudios son

nada comparados con nuestras recámaras. Crecemos, nos fortalecemos y

prevalecemos en la oración privada»,65 escribió. Oraba al elegir un tema,

al adentrar el espíritu de un texto, al ver las profundas verdades de Dios,

al exhibirlas, al recibir frescos arroyos de pensamiento, y para la

presen​tación. Porque:

Nada puede prepararle de manera tan gloriosa para predicar como descender fresco del

monte de la comunión con Dios para hablar con los hombres.

Nadie es capaz de rogar con los hombres como aquel que ha estado luchando con Dios a su

favor.66

Spurgeon estudiaba arduamente, pero obtuvo algunos de sus mejores

pensamientos mientras predicaba.67O, al sentirse restringido, se

lamentaba en secreto con Dios y recibía una libertad poco común. «¡Pero

cómo nos atrevemos a orar en la batalla si jamás le hemos llorado al Señor mientras nos ponemos los arreos!»68

Luego de predicar, Spurgeon veía a la oración como algo estratégico.

«Si no podemos prevalecer con los hombres por Dios, al menos

tratemos de prevalecer con Dios por los hombres».69

Así que el predicador que realiza su labor de la forma que Dios desea

ora, pero también nombra a otros para que oren por el éxito de la Palabra.

Poder mediante las oraciones de otros

A comienzos de este siglo, John Hyde oró por los predicadores en las

conferencias en India. Él y R. McCheyne Patterson oraron durante un mes

por una conferencia en 1904. George Turner se unió a ellos por tres de

esas semanas.7 0 Dios salvó cientos de personas y restauró a creyentes.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 92

P:102

Hyde se arrodillaba muchas horas en su cuarto o se postraba en el suelo,

o se sentaba en un mensaje mientras intercedía por el conferenciante y los

oyentes.

Dwight L. Moody (1837–1899), fundador del Instituto Bíblico Moody,

frecuentemente vio a Dios obrar poderosamente cuando otros oraban por

sus reuniones en los EE.UU. y en el extranjero. Le enviaba frecuentes

telegramas a R. A. Torrey en la escuela, pidiendo oración. La facultad y

los estudiantes oraban toda la noche o hasta temprano en la mañana.71

Después de la muerte de Moody, Torrey (1856–1928) predicó en

muchos países. Él también era respaldado por la oración. En Australia, se

reunieron 2.100 grupos de oración en las casas por espacio de dos

semanas antes de que llegara. Dios convirtió muchas vidas.7 2 Luego de

que Torrey muriera, la Señora Torrey dijo: «Mi esposo fue un hombre de

mucha oración y estudio bíblico. Se negó la interacción social hasta con

sus mejores amigos, a fin de tener tiempo para la oración, el estudio y la

preparación para su obra».73

Torrey dijo: «Ore por grandes cosas, espere grandes cosas, obre por

grandes cosas, pero sobre todo ore».7 4 Le dijo a los miembros de la

iglesia, «¿Desean un nuevo ministro? Puedo decirles cómo obtenerlo.

Oren por el que tienen hasta que Dios lo rehaga».75 Creía que «la oración

es la llave que abre todos los almacenes de la gracia y el poder infinito

de Dios».7 6 Pastoreó por muchos años la Iglesia Chicago Avenue en

Chicago, Illinois, luego denominada Moody Memorial. Gran parte del

crecimiento allí provino de la oración de Torrey y las personas que

oraban que se reunían los sábados en la noche y los domingos por la

mañana.77

Payson, anteriormente mencionado, reunía personas para orar en las

«Sociedades de Aarón y Hur» en grupos de cuatro y cinco por una hora.

Ellos oraban antes de que Payson predicara.78 Un predicador necesita ser

líder de la oración y también lograr que la iglesia:

Se estimule orando por las influencias del Espíritu divino; y ellos deben reunirse

frecuentemente para este propósito […] En ese deber reconocemos explícitamente, no solo a

Él, sino a nuestras criaturas compañeras, que nada sino las influencias de Su Espíritu pueden

hacer que cualquier medio sea efectivo, y que somos completamente dependientes … de Su

Soberana voluntad.79

Payson dependía de las oraciones de otros. Su itinerario de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 93

P:103

conferencias frecuentemente estaba lleno. Preparaba cuatro sermones

semanales y algunos para la prensa. Dentro de un período de dos meses

también tuvo tres mensajes de ordenación, dos mensajes para sociedades

misioneras, y uno para un asilo de mujeres.80 No importaba cuán ocupado

estuviera, mantuvo sus vigilias de oración. Su biógrafo dice que «la

oración […] era el negocio preponderante de su vida […] mediante la

cual derivaba abastecimientos interminables».8 1 Añade que «su

conversación estaba en el cielo».

Spurgeon dijo mucho acerca de la oración de otros. El predicador, no

importe cuán brillante, consagrado o elocuente sea, no tiene poder sin la

ayuda del Espíritu:

La campana en el campanario podrá estar bien puesta, bien hecha, y ser del mejor metal,

pero no suena hasta que la hagan sonar. Y […] el predicador no tiene palabra de vida para

los muertos en el pecado, o de consuelo para los santos vivos a menos que el espíritu divino

[Espíritu] le dé un empuje de gracia, y le ruegue hablar con poder. De ahí la necesidad de

orar tanto por el predicador como por los oyentes.82

Spurgeon dijo que él rogaba hasta llorar por las oraciones de otros.83

La iglesia sólo podía continuar o prosperar mediante la intercesión

abundante. Él percibía la reunión de oración de los lunes en la noche, en

el Tabernáculo Metropolitano de Londres, como «el termómetro de la

iglesia ».84 Durante años gran parte del auditorio y la primera galería

estuvie79 ron llenos para estas reuniones.85 Según Spurgeon, la reunión

de oración era «la más importante de la semana».86

LA PRIMACÍA DE LA ORACIÓN

La oración reina suprema, junto con la Palabra de Dios, en los

ministerios del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento, y desde

entonces. El predicador contemporáneo, como siempre, necesita un sabio

balance entre los diferentes aspectos de la preparación del sermón que

dependan de la capacidad humana y las facetas que requieren a Dios para

su todopoderoso poder. El hombre que representa a Dios en el púlpito

debe cultivar una creciente pasión en cuanto a ser el canal de más oración

y diligencia que pueda para anunciar el mayor mensaje de todos los

tiempos.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 94

P:104

1 Phillips Brooks, The Joy of Preaching [El gozo de la predicación],

Kregel, Grand Rapids, 1989, p. 47.

2 «Nada» definido por su contexto es lo opuesto a «fruto». La persona

que mora en Cristo lleva algún fruto y puede llevar más fruto (Jn 15.2b) y

mucho fruto (Jn 15.5, 8).

3 Por ejemplo, Don M. Wardlaw, Preaching Biblically [Predicación

bíblica], Westminster, Filadelfia, 1983; John E. Baird, Preparing for

Platform and Pulpit [Cómo prepararse para la plataforma y el púlpito],

Abingdon, Nueva York, 1968. Wardlaw se enfoca en cosas buenas como

el aprendizaje de la estructura, el estilo, el contenido y las imágenes

bíblicas, tal y como son creadas y tratadas por el predicador. La oración

y la dependencia en el Espíritu no son integradas de manera alguna para

mostrar todo el panorama. Baird refuta de forma correcta la lógica de que

el Espíritu prepara al hombre, y por lo tanto el hombre no necesita

estudiar (p. 8). Empero no ofrece balance alguno al enfatizar una sola

cara de la moneda, es decir, la preparación sólo mediante las habilidades

humanas.

4 Por ejemplo, R. E. O. White, A Guide to Preaching [Una guía para la

predicación], Eerdmans, Grand Rapids, 1973. Él cubre la predicación

como adoración, valora la predicación bíblica, la hermenéutica, la

técnica, la recolección y el uso de materiales, las ayudas para el estilo, el

celo, etc. Se le ofrece poco espacio a la oración. «Hace falta decir poco

en cuanto a la preparación privada para el púlpito. [¿Por qué?] La

mayoría de los hombres halla que, antes de cada servicio, deben

encontrar la oportunidad de orar quedamente, recordar y repasar

mentalmente …» (p. 152). White seguramente no deseaba eso, pero el

peso de los detalles sugiere la dependencia en lo que el predicador puede

hacer. Prestarle más atención a lo que sólo Dios puede hacer (cf. Hch 6.4)

le daría una mejor perspectiva.

5 Por ejemplo, Dwight Stevenson y Charles Diehl, Reaching People

From the Pulpit.A Guide to Effective Sermon Delivery [Alcance al

pueblo desde el púlpito. Una guía para presentar un sermón efectivo],

Harper and Brothers, Nueva York, 1958. Este libro afirma cubrir todos

los temas esenciales para una comunicación oral efectiva (p. 81), pero la

oración no está en la tabla de contenido, en los subtítulos ni en el índice.

Quizás habrá alguna vaga referencia en la declaración de que el

predicador puede ayudar a otros porque ha encontrado un poder externo

para darle sobriedad (p. 81). En la sección titulada «La preparación del

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 95

P:105

hombre» (pp. 100-102) llega una oportunidad para incluir a la oración,

pero el énfasis en dormir bien, la buena salud, el vigor, librarse de

distracciones y el uso «de todos sus poderes» (p. 99) excluye a la

oración. Uno se pregunta por qué no se la incluyó entre todas estas

excelentes sugerencias, para balancear el poder del predicador con el

poder de Dios.

6 Compárense dos libros de Andrew W. Blackwood. En Preaching

From the Bible [Predicación desde la Biblia], Abingdon-Cokesbury,

Nueva York, 1941, él no enfatiza al Espíritu Santo, ni al poder, ni a la

santidad, ni a la oración. Un abrupto comentario al final del prefacio dice

que el Espíritu Santo debe ser nuestro maestro (p. 9). La declaración de

que la predicación en la iglesia apostólica fue en un espíritu de oración

(p. 18) está enterrada entre otros énfasis. La oración obtiene una breve

mención en el último párrafo del capítulo 11 (p. 196), y en otras partes

hay breves referencias a la misma (pp. 207-8, 218, 222). En The

Preparation of Sermons [La preparación de sermones], Abingdon, Nueva

York, 1948, (por ejemplo, pp. 36,208, y en la declaración «las Escrituras

y la oración son tan inseparables como lo son la luz y el calor del sol» [p.

45]) se le presta mayor atención a la oración.

7 Por ejemplo, Asa Cummings, A Memoir of the Rev. Edward Payson

[Memoria del Rev. Edward Payson], American Tract Society, Nueva

York, 1830; Andrew Bonar, editor, Memoirs of McCheyne, Moody,

Chicago, 1947.

8 Por ejemplo, R. A. Bodey, editor, Inside the Sermon. Thirteen

Preachers Discuss Their Methods of Preparing Messages [En el

sermón, trece predicadores discuten sus métodos de preparación de

enseñanza], Baker, Grand Rapids, 1990, pp. 28-35. Bodey dice que «la

oración fiel y fervorosa, así como largas horas de estudio diligente

creyendo en la Palabra de Dios» son más necesarios que ninguna otra

cosa (p. 28).

9 Roger Manin, R. A. Torrey, Apostle of Certainty [Apostol de la

seguridad], Sword of the Lord, Murfreesboro, Tennessee, 1976. J. I.

Packer está en lo correcto al aplaudir las palabras de Richard Baxter: «La

oración debe tener el mismo peso en nuestra labor que la predicación: el

que no ore de forma diligente por su pueblo no podrá predicarles con

fervor. Si no prevalecemos ante Dios para darles fe y arrepentimiento

jamás prevaleceremos ante ellos para que Crean y se arrepientan»,

Richard Baxter, The Reformed Pastor [El pastor reformado], Banner of

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 96

P:106

Truth, Londres, 1974, pp. 120-23, citado por J. I. Packer, A Quest for

Holiness: The Puritan Vision of Christian Life [En busca de santidad:

Una visión puritana de la vida cristiana], Crossway, Wheaton, Illinois,

1990, p. 289.

10 Gardiner Spring, The Power of the Pulpit [El poder del púlpito],

Banner of Truth, Carlisle, Pennsylvania, 1986, particularmente «los

ministros deben ser hombres de oración», pp. 137-44; W. E. Sangster,

Power in Preaching [Poder en la predicación], Baker, Grand Rapids,

1976. El capitulo 7 es «Sosténgalo en oración», pp. 96-107.

11 La oración fue algo frecuente en la vida de Moisés. Podemos verlo

en Éx 3.1-4; 5.22-23; 6.12, 30; 8.12, 30; 9.33; 15.1-18, 25; 17.8-13;

19.23; 32.7-14, 30-34; 33.18; Nm 11.2, 11-15, 21-22; 12.13; 14.13-19;

16.15, 22; 27.15-17; Dt 3.23-28; 9.7-29; 32.1-43.

12 Cf. Charles E. Hoekstra, «An Examination of the Prayer Life of

Jesus to Ascertain the Relation of Prayer to the Pastor’s Work» [Una

evaluación de la vida de oración de Jesús para establecer la relación de

la oración con la obra del pastor], Disertación de D. Min., Covenant

Theological Seminary, San Luis, Missouri, 1987. Aparte de evaluar las

ocasiones en el ministerio de Jesús, Hoekstra relaciona la oración con la

obra pastoral y sugiere aplicaciones.

13 Compárese con Hermann Wang, «The Prayers of Acts» [Los

oradores de Hechos], Disertación de Th. M., Escuela de Teología Talbot,

La Mirada, California, 1988, dónde se tratan la mayoría de las oraciones

en Hechos. En Warren Wiersbe, Something Happens When Churches

Pray [Algo ocurre cuando las iglesias oran], Victor Books, Wheaton,

Illinois, 1984, el autor percibe la Palabra de Dios como la fuente de

sabiduría en la oración, los esfuerzos exitosos que proceden de la misma,

el poder del Espíritu mediante la oración, etc.

14 Sin llegar a una conclusión, Sinclair Ferguson se pregunta a la

mención de la oración antes de la predicación en Hechos 6.4, Bodey,

Inside, p. 82.

15 Jesús y Pablo utilizaron herramientas de introducción, buena

organización, ejemplos vívidos, apelaciones para un veredicto, etc.

16 J. B. Lightfoot, Saint Paul’s Epistle to the Philippians [Epístola de

San Pablo a los Filipenses), Zondervan, Grand Rapids, 1953, p. 160.

17Ibíd., p. 160.

18 Walter Bauer, William Arndt, y F. W. Gingrich, A Greek-English

Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature [Un

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 97

P:107

diccionario inglésgriego del N.T. y otra literatura de los primeros

cristianos], University of Chicago Press, Chicago, 1957, p. 715.

19 Lightfoot, op. cit., p. 160.

20Ibíd.

21Ibíd.

22 R. Kent Hughes, conversación personal, 21 de diciembre de 1990;

compare con Kent y Barbara Hughes, Liberating Ministers from the

Success Syndrome [Ministerios de liberación desde el síndrome del

éxito], Tyndale, Wheaton, Illinois, 1987. El capítulo «La oración es el

éxito», pp. 71-81, especialmente la p. 77, enfatiza la primacía de la

oración; también véase R. Kent Hughes, Ephesians, The Mystery of the

Body of Christ [Efesios, el misterio del Cuerpo de Cristo], Crossway,

Wheaton, Illinois, 1990, en donde discute Efesios 6.18-20.

23 Todas han sido publicadas en ediciones recientes por Baker Book

House. Cf. E. M. Bounds, Purpose in Prayer [Propósito de oración],

Baker, Grand Rapids, s.f. En las páginas 5-7 y en la contraportada se

ofrece un recuento biográfico.

24 Lyle W. Dorsett, E. M. Bounds, Man of Prayer [Hombre de

Oración], Zondervan, Grand Rapids, 1991. La segunda parte del libro de

Dorsett tiene selecciones de los escritos de Bound, especialmente algunos

ensayos en periódicos cristianos que hacía tiempo estaban perdidos. Él

tiene información, incluyendo fotografías, de los descendientes de Bound.

25 E. M. Bounds, Power Through Prayer [Poder a través de la

oración], Baker, Grand Rapids, s.f., p. 74.

26Ibíd., p. 31.

27 David Larsen, The Anatomy of Preaching. Identifying the Issues in

Preaching Today [Anatomía de la predicación. Cómo identificar los

temas en la predicación actual] Baker, Grand Rapids, 1989, pp. 53-54. El

capítulo cuatro es útil en cuanto a la preparación espiritual, la afirmación

de la identidad en Cristo, la Palabra, la oración, el poder del Espíritu y la

santidad personal.

28Ibíd., p. 55.

29 G. F. Barbour, The Life of Alexander Whyte [La vida de A. Whyte],

George H. Doran, Nueva York, 1923, pp. 296-97.

30Ibíd., p. 307.

31Ibíd., p. 309.

32Ibíd., pp. 388-89.

33 E. S. English, HA. Ironside, Ordained of the Lord, Zondervan,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 98

P:108

Grand Rapids, 1946, p.176.

34 H. A. Ironside, Praying in the Holy Spirit [Orar en el Espíritu

Santo], Loizeaux, Nueva York, s.f, p. 59.

35 Stopford A. Brooke, Life and Letters of Frederik W. Robertson

[Vida y cartas de F. W. Robertson], Harper & Brothers, Nueva York,

1865, p. 60.

36Ibíd., p. 60.

37Ibíd., pp. 60-61.

38 L. G. Parkhurst, Charles G. Finney’s Answers to Prayer

[Respuestas de Finney a la oración], Bethany, Minneapolis, 1983. Véase,

por ejemplo, el capítulo 25.

39Ibíd., pp. 126-27.

40Ibíd., p. 59; cf. Jn 15.5: incapacidad sin Cristo de hacer cosa alguna

que lleve fruto. Fructificar (hacer lo que Dios considera exitoso) está

íntimamente relacionado con la oración (Jn 15.7, 8).

41 William Sangster, The Approach to Preaching [Acercamiento a la

predicación], Epworth, Londres, 1951; véase también la nota 10 de este

capítulo.

42 Joe W. Burton, Prince of the Pulpit [Príncipe del púlpito],

Zondervan, Grand Rapids, 1946, p. 26.

43Ibíd., p. 27.

44Ibíd., p. 65.

45 P. W. James, George W. Truett. A Biography [Biografía de G.

Truett], Macmillan, Nueva York, 1945, pp. 267-68.

46 Thomas Armitage, Preaching: Its Ideals and Inner Life [La

predicación: sus ideales y su vida interior], American Baptist Publication

Society, Filadel​fia, 1880, p. 170.

47 Faris D. Whitesell, The Art of Biblical Preaching [El arte de la

predicación bíblica], Zondervan, Grand Rapids, 1950, p. 86; cf. los

elementos esenciales de la predicación en el capítulo 3.

48 Sinclair B. Ferguson, citado por Bodey, Inside, pp. 82-83.

49 Carta personal, 14 de enero de 1991.

50 Carta personal, «Expository Preaching», 16 de enero de 1991.

51 John R. Stott, The Preacher’s Portrait, Eerdmans, Grand Rapids,

1961, pp. 98-99.

52 Andrew W. Blackwood, The Preparation of Sermons [La

preparación de sermones], Abingdon, Nueva York, 1948, p. 36.

53 Blackwood, Preaching, p. 196.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 99

P:109

54 Asa Cummings, Memoir, pp. 13-14.

55Ibíd., p. 65.

56Ibíd., p. 71.

57Ibíd., p. 242.

58Ibíd., p. 74.

59Ibíd., p. 75.

60Ibíd., p. 81.

61Ibíd., p. 59.

62Ibíd., p. 106.

63 Cf. Sal 119.25b, 37, 88.

64 Cummings, Memoir, pp. 255-56.

65 Helmut Thielicke, Encounter With Spurgeon [Encuentro con

Spurgeon], Fortress, Filadelfia, 1963, p. 117.

66Ibíd., p. 118.

67Ibíd., p. 119.

68Ibíd.

69Ibíd.

70 E. G. Carré, editor, Praying Hyde, Bridge, South Plainfield, Nueva

Jersey, 1982, pp. 13-14.

71 R. A. Torrey, Why God Used D. L. Moody [Por qué Dios usó a D.

L. Moody], Moody, Chicago, 1923, pp. 16-17.

72 Martin, Torrey, p. 139; para el impacto luego de que el pueblo

orara, véanse las pp. 110, 131-132, 134, 144, 169-70, 173, 186.

73 Martin, Torrey, p. 279.

74Ibíd., p. 166.

75 R. A. Torrey, The Power of Prayer and the Prayer of Power [El

poder de la oración y la oración de poder], Revell, Nueva York, 1924, p.

35.

76Ibíd., p. 17.

77 Manin, Torrey, p. 110.

78 Cummings, Memoir, p. 180.

79Ibíd., p. 256.

80Ibíd., pp. 260-61.

81Ibíd., p. 122.

82 Charles H. Spurgeon, The Quotable Spurgeon [El digno de citarse

Spurgeon], Harold Shaw, Wheaton, Illinois, 1990, p. 207.

83 Spurgeon, Metropolitan Tabernacle Pulpit [Púlpito del tabernáculo

Metropolita​no], Pilgrim, Pasadena, Texas, 1971, 19:169.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 100

P:110

84 Susannah Spurgeon y Joseph Harrald, The Full Harvest 1860-1892

[La cosecha completa], edición revisada, vol. 2 de C. H. Spurgeon

Autobiography [Autobiografia de C. H. Spurgeon], Banner of Truth,

Carlisle, Pennsylvania, 1987, p. 321.

85Ibíd.

86Ibíd., p. 322.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 101

P:111

5

El hombre de Dios y la predicación expositiva

John MacArthur

Tras el concepto de este mensaje está el carácter del expositor. Quien debe estar

separado de los asuntos mundanos, elevado sobre las metas y las ambiciones

mundanas y dedicado de forma singular al servicio de Dios. En 1 Timoteo 6.11-14,

Pablo enumera cuatro características de ese hombre de Dios: está marcado por

aquello de lo cual huye, lo que sigue, por lo que lucha y a lo que le es fiel.

En la Escritura, los voceros de Dios frecuentemente son denominados

mediante diferentes títulos tales como profeta, anciano, evangelista y

pastor.1 Estos títulos se refieren, por lo general, a la tarea que ejecuta el

hombre. Sin embargo, uno de ellos hace referencia al carácter del

hombre que sostiene un oficio. Ese título es «hombre de Dios». Es usado

frecuentemente en el Antiguo Testamento. Moisés (Dt 33.1; 1 Cr 23.14;

Esd 3.2), el profeta anónimo que pronunció juicio divino sobre la familia

de Eliseo (1 S 2.27), Samuel (1 S 9.6), David (Neh 12.24,36), Elías (1 R

17.18) y Elías (2 R 4.8-9) están entre aquellos que fueron designados

«hombres de Dios». En cada caso, el término «hombre de Dios» se

refiere a alguien que representó a Dios al hablar Su Palabra.

Aunque el título es bastante común en el Antiguo Testamento, en donde

aparece unas setenta veces, solo se usa tres veces en el Nuevo

Testamento. En 2 Pedro 1.21, la forma plural se refiere a los profetas del

Antiguo Testamento. En 2 Timoteo 3.16-17 Pablo lo usa para referirse a

los que predican la Palabra como Timoteo, aunque el principio del poder

perfeccionador de la Escritura en ese texto extiende su sentido de

referencia a todos los creyentes (cf. Sal 19.7-9). El tercer uso, el tema de

la presente discusión, está en 1 Timoteo 6.11, en donde Pablo se dirige a

Timoteo como «hombre de Dios».

Al llamarlo así, Pablo lo identifica con una extensa línea de voceros de

Dios que se extiende hasta el Antiguo Testamento. Pablo indudablemente

procuraba que el recordatorio de este noble linaje fortaleciera la

determinación de Timoteo de permanecer firme frente a las presiones del

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 102

P:112

ministerio. Al ministerio de Timoteo en Éfeso ciertamente no le faltaron

presiones, por supuesto: falsa doctrina, líderes pecaminosos y

descalificados, impiedad y tolerancia del pecado, sólo por nombrar

algunos. Pablo le recuerda a Timoteo que él es «el hombre de Dios»,

añadiendo así un tremendo peso de responsabilidad a su ministerio. Él

representa a Dios.

En 1 Timoteo 6.11-14, Pablo presenta cuatro señales de un hombre de

Dios: este debe identificarse por aquello a lo cual le huye, lo que sigue,

por lo que lucha y a lo que le es fiel.

UN HOMBRE DE DIOS ESTÁ MARCADO POR AQUELLO A LO

CUAL LE HUYE

En el versículo 11, Pablo le manda a Timoteo que «huya de estas cosas

». «Huir» proviene de la palabra griega pheugo, de donde se deriva la

palabra fugitivo. Se utiliza en la literatura extrabíblica griega para hablar

de huir de un animal salvaje, una serpiente venenosa, una plaga mortal, o

un enemigo que ataca. Es un imperativo en el sentido presente y podría

traducirse «continúa huyendo». Un hombre de Dios es un fugitivo por toda

su vida, uno que huye de aquellas cosas que podrían destruirlo a él y a su

ministerio. En otros lugares Pablo presenta algunas de estas amenazas: la

inmoralidad (1 Co 6.18), la idolatría (1 Co 10.14), las falsas enseñanzas

(1 Ti 6.20; 2 Ti 2.16), los falsos maestros (2 Ti 3.5), así como la

concupis​cencia juvenil (2 Ti 2.22).

¿De qué le aconseja Pablo a Timoteo que huya? El contexto inmediato

indica que es el amor al dinero. En los versículos 9-10, Pablo advierte:

Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y

dañosas, que hunden a los hombres en des​trucción y perdición; porque raíz de todos los males

es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados

de muchos dolores.

El hombre de Dios debe huir de los males asociados con el amor al

dinero: varias tentaciones, trampas, deseos dañinos que llevan a la

destrucción, la apostasía y la pena. La codicia es el enemigo. Destruirá al

hombre de Dios, así que debe huir de él.

El amor al dinero y las posesiones materiales es un pecado

característico de los maestros falsos. Desde Balaam, el codicioso profeta

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 103

P:113

que servía a precio (Dt 23.4; 2 P 2.15), hasta Judas, que traicionó a

nuestro Señor por treinta monedas de plata (Mt 27.3); a los falsos

profetas que Isaías llamó perros codiciosos (Is 56.11) a los codiciosos

profetas de los días de Jeremías (Jer 6.13; 8.10) y los que profetizaron

por dinero, de los cuales habla Miqueas (Miq 3.11); a aquellos esclavos

de sus apetitos que engañaron a los romanos (Ro 16.18) y los parlantes

vacíos y engañadores de Creta, que molestaron a familias completas por

ganancias depravadas (Tit 1.11), hasta los teleevangelistas hambrientos

de dinero y los predicadores del evangelio de la prosperidad de nuestros

días, falsos maestros que se han caracte​rizado por la codicia.

Pero eso no es así con el hombre de Dios. Un hombre de Dios no es

como aquellos que, en palabras de Pablo, están «falsificando la Palabra

de Dios» (2 Co 2.17). No es un farsante espiritual. Es uno que proclama

el mensaje de Dios, no lo que crea vendible. Él está en el negocio de

penetrar los corazones de los hombres con la verdad de Dios, no en el de

cosquillear sus orejas. N o hace nada por ganancia personal.

Por eso es precisamente que un pastor, administrador o anciano debe

estar libre del amor al dinero (1 Ti 3.3). Esta virtud resguarda contra dos

verdaderos peligros: primero, la tentación de pervertir el ministerio

mediante el uso de la Palabra de Dios para enriquecerse, y segundo, en

contraste, el peligro de ignorar el ministerio para enriquecerse mediante

negocios ajenos.

Pablo se esforzó por evitar que se le acusara de codicia en su

ministe​rio. Les dijo a los ancianos de Éfeso:

Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha

sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he

enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del

Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir (Hch 20.33-35).

Pablo era tan sensible a que se le acusara de predicar por ganancia

que, a pesar de que tenía el derecho de ser apoyado financieramente en su

ministerio (1 Co 9.3-15), cedió ese derecho para que no se obstaculizara

el evangelio (v. 12). A los tesalonicenses escribió: «Porque os acordáis,

hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día,

para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio

de Dios» (1 Ts 2.9). Defendió el derecho de cada predicador a que fuera

pagado por aquellos que recibían su ministerio (cf. Gá 6.6), pero prohibió

el pecado de la codicia y el descontento (1 Ti 6.6-8).

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 104

P:114

Un hombre podría denominarse como predicador, pero si está en el

ministerio por dinero, no es un hombre de Dios. Ha prostituido el llamado

de Dios por la ganancia personal. Nuestro Señor advirtió: «No podéis

servir a Dios y a las riquezas» (Mt 6.24). El hombre de Dios jamás debe

poner precio a su ministerio, jamás debe pedir dinero por proclamar la

Palabra. Debe contentarse con el apoyo que provea el Señor mediante las

ofrendas de Su pueblo. Cualquiera que ponga precio a su ministerio lo

devalúa.

UN HOMBRE DE DIOS ESTÁ MARCADO POR AQUELLO QUE

SIGUE

El hombre de Dios se conoce no sólo por aquello a lo cual le huye,

sino también por aquello que sigue. Atrás están los pecados que podrían

destruirle; adelante yacen las virtudes que hacen poderoso su ministerio.

Siempre y cuando viva en esta tierra, el hombre de Dios jamás dejará de

correr. Si deja de huir del mal, este le alcanzará; y si deja de seguir la

justicia, esta le eludirá. Toda su vida y ministerio es una huida de lo que

está mal y la búsqueda de lo correcto. El verbo griego traducido «buscar»

(dioko) es otro presente imperativo, que indica la naturaleza continua de

esta búsqueda.

En la segunda parte de 1 Timoteo 6.11, Pablo presenta seis virtudes

que todo hombre de Dios debe buscar: justicia, piedad, fe, amor,

paciencia, mansedumbre. Las primeras dos son principios generales,

mientras que las últimas cuatro son más específicas.

Justicia

El primero de los grandes principios, «justicia» (gr. dikaiosun) se

refiere al comportamiento correcto hacia Dios y el hombre. Aquí la

referencia no es a la justicia imputada recibida en la salvación, sino a la

justicia práctica que debemos exhibir en nuestras vidas.

Ya que la práctica de la justicia es una marca del pueblo de Dios,

obviamente debe ser modelada por el hombre de Dios que es un ejemplo

para todos los creyentes. En el Salmo 15.1 David pregunta: «Jehová,

¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?» En

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 105

P:115

el próximo versículo está la respuesta: «El que anda en integridad y hace

justicia».

El pueblo de Dios es llamado «justo» a través del libro de Proverbios

(cf. 11.9-10; 12.5; 18.10; 21.18). Aquellos que el Señor ama son los que

buscan la justicia (Pr 15.9). Isaías se refiere al remanente fiel de Israel

como «los que seguís justicia» (Is 51.1).

Justicia como la señal de un verdadero creyente es también la lección

del Nuevo Testamento. En el Sermón del Monte, Jesús describió los

verdaderos creyentes como aquellos que tienen hambre y sed de justicia

(Mt 5.6), y le advirtió a Sus oyentes que «si vuestra justicia no fuere

mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los

cielos» (Mt 5.20). En 1 Juan 3.10 se resume todo: «En esto se manifiestan

los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y

que no ama a su hermano, no es de Dios». Si la justicia es la señal de un

verdadero cristiano, ¡cuánto más ha de caracterizar al hombre de Dios!

Este debe ser como Timoteo, a quien Pablo exhortó: «Sé ejemplo de los

creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza» (1 Ti 4.12).

El salmista lo dijo de forma específica: «El que ande en el camino de la

perfección, éste me servirá» (Sal 101.6). El hombre de Dios no hace

menos.

La Inglaterra del siglo diecinueve no conoció modelo mayor de un

pastor piadoso y justo que el puritano Richard Baxter. En su obra maestra

The Reformed Pastor [El pastor reformado], que todo pastor debería

leer, exhortó a sus compañeros ministros a:

Escucharse a sí mismos, para que sus ejemplos no contradigan su doctrina, y para que no

coloquen piedras de tropiezo ante los ciegos, porque esto podría ser la causa de su ruina; para

que no deshagan con sus vidas, lo que dicen con sus lenguas; y sean los principales

obstáculos para el éxito de sus mismas labores […] Su labor será mucho más obstaculizada

si se contradicen a sí mismos, si sus acciones ofrecen mentira a sus lenguas, y si edifican una

o dos horas con sus bocas, ¡y el resto de la semana lo destruyen con sus manos! Esta es la

manera de hacer que los hombres piensen que la Palabra de Dios no es sino una mera

historieta, y hacer que la predicación no parezca mejor que una charla. Aquél que realmente

crea lo que habla seguramente hará lo que dice. Una palabra orgullosa, hostil, o altanera, una

contienda innecesaria, una acción codiciosa, podría cortarle el cuello a muchos sermones, y

destruir el fruto de todo lo que ha estado haciendo […]

Hermanos, ciertamente tenemos una gran razón para respetar lo que hacemos, así como

lo que decimos: si hemos, de ser siervos de Cristo, no debemos servir de lengua solo, sino que

debemos servir mediante nuestras obras, y ser «hacedores de la obra, para que seamos

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 106

P:116

bendecidos en nuestra obra». Así como nuestro pueblo debe ser «hacedor de la palabra y no

solo oyentes»; debemos ser hacedores y no solo habladores, a menos que «nos engañemos a

nosotros mismos…» Debemos estudiar con el mismo empeño para vivir bien como para

predicar bien.2

Que trágico es cuando la vida de un pastor no respalda su mensaje. Los

mejores y más poderosos sermones expositivos no tendrán efecto alguno

si le falta justicia a la vida del predicador. El hombre de Dios debe vivir

una vida de obediencia a la Palabra de Dios. Él, de entre todas las

personas, debe practicar lo que predica, o nadie más lo hará. El Señor

sólo le permite a un hombre justo de Dios que predique de forma legítima

el mensaje de la justicia divina en Cristo. El temor de Pablo era que

pudiera caer en pecado y fuera descalificado de la predicación (1 Co

9.27). El hombre de Dios debe ser moralmente irreprensible (1 Ti 3.2; Tit

1.6).

La piedad

«Piedad» (griego, eusebeia) está íntimamente relacionada con la

justicia. La justicia podrá hablar de la conducta externa, la piedad de la

actitud interna. La piedad es el espíritu de la santidad, la reverencia y la

devoción que dirige el comportamiento justo. Este fluye de una actitud

correcta; la que a su vez fluye de un motivo apropiado. El significado

básico de eusebeia es reverencia por Dios. El hombre caracterizado por

eusebeia tiene un corazón adorador. Sabe lo que significa perseverar «en

el temor de Jehová todo el tiempo» (Pr 23.17). No sólo hace lo correcto,

sino que también piensa de forma correcta; no sólo se comporta

adecuadamente, sino que también está correctamente motivado. Es un

hombre que sirve a Dios con reverencia y admiración (He 12.28). Aunque

vive en la presencia consciente de la santidad de Dios, paradójicamente

podría sentirse muy impío, como Isaías (cf. Is 6).

La justicia y la piedad son las dos cualidades indispensables de un

hombre de Dios, sin embargo, su búsqueda es para toda la vida. También

son centrales para su utilidad; están en la médula de su poder. Él las

posee, no obstante las busca (cf. Fil 3.7-16). Un predicador que no esté

santificado es inútil para Dios, y un peligro para sí mismo y para el

pueblo. Richard Baxter escribió:

Muchos sastres, que hacían costosos vestidos, terminan en harapos; y muchos cocineros

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 107

P:117

Muchos sastres, que hacían costosos vestidos, terminan en harapos; y muchos cocineros

apenas se chupan los dedos aunque prepararon los platillos más costosos para otros […] Ser

un profesor impío es algo temeroso, pero mucho más lo es ser un predicador impío.3

Dios tiene una pobre opinión de los tales. El Salmo 50.16-17 dice:

«Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, y que

tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, y echas a tu

espalda mis palabras». Las palabras de Jeremías a los pastores impíos

son aterradoras. «¡Ay de los pastores […] que apacientan mi pueblo:

Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis

cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras» (Jer 23.1-

2). Los acusó de ser «impíos» (Jer 23.11).

El hombre de Dios debe resguardar constantemente su corazón, sus

motivaciones, sus deseos y su conducta, conociendo que en la carne no

mora nada bueno (Ro 7.18). Debe limpiarse «de toda contaminación de

carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios» (2

Co 7.1). Alguien no menor como hombre de Dios que el apóstol Pablo

dijo: «Soy el mayor de los pecadores», no «fui el mayor de los pecadores

». Él conocía sus tendencias pecaminosas y su necesidad de utilizar todos

los medios de gracia para permitir que el Espíritu las conquistara.

En una ocasión un amigo le dijo al gran predicador escocés del siglo

diecinueve, Alexander Whyte, que un evangelista visitante había dicho

que otro predicador, el Dr. Wilson, no era un hombre convertido.

Saltando de su silla, Whyte exclamó: «¡Qué villano! ¡Que el Dr. Wilson

no es un hombre convertido!» Su amigo entonces le dijo que el

evangelista también había dicho que Whyte mismo no era convertido.

Whyte se sentó, ocultó su rostro entre sus manos y estuvo callado por

mucho tiempo. Entonces le dijo a su amigo: «¡Déjame, amigo, déjame!

¡Debo examinar mi corazón!»4

En raras ocasiones alguien ha declarado la necesidad de que un hombre

resguarde su corazón de forma tan poderosa como Richard Baxter:

Escúchense, a menos que vivan en los mismos pecados contra los cuales predican, y a menos

que sean culpables de aquello que condenan a diario, ¿se ocuparán de magnificar a Dios y, al

así hacerlo, deshonrarlo tanto como los demás? ¿Proclamarán el dominante poder de Cristo,

para luego condenarlo y rebelarse? ¿Predicarán sus leyes para luego quebrantarlas

voluntariamente? Si el pecado es maldad, ¿por qué viven en él? De no serlo, ¿por qué

disuaden a los hombres de él? Si es peligroso, ¿cómo se atreven a aventurarse en él? De no

serlo, ¿por qué le dicen eso a los hombres? Si las amenazas de Dios son ciertas, ¿por qué no

le temen a ellas? Si son falsas, ¿por qué molestan innecesariamente a los hombres con ellas,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 108

P:118

y los atemorizan sin razón alguna? Saben «que los que practican tales cosas son dignos de

muerte»; empero, ¿van a hacerlas? ¿«Tú, pues, que enseñas a otro, no te enseñas a ti

mismo? […] Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Dices que no se ha de ser

borracho, ni codicioso», ¿eres eso mismo? «Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la

ley deshonras a Dios?» ¡Qué! ¿Hablará la misma lengua que anuncia maldad contra ella?

¿Los mismos labios que censuran, calumnian y difaman a su prójimo, van a lamentar esas

cosas y otras parecidas en otros? Escuchen, a menos que lamenten el pecado, aunque no

puedan vencerlo; a menos que, mientras procuran derrotarlo en otros, y ustedes se rindan a

él, y se conviertan en esclavos ustedes mismos: Porque el hombre es esclavizado por aquello

que pueda vencerlo. «¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para

obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la

obediencia para justicia?» ¡Ay hermanos!, es más fácil reprimir el pecado que vencerlo.5

John Flavel, otro puritano, concordaba con Baxter: «Hermanos, es más

fácil denunciar mil pecados de otro, que mortificar uno propio en

nosotros mismos».6

El hombre de Dios debe esforzarse mucho por eliminar de sí la

dicotomía entre lo que parece ser en el púlpito y lo que es fuera de él.

Spurgeon escribió:

Que el ministro se ocupe de que su carácter personal concuerde en todo con su

ministerio.

Todos hemos escuchado la historia de un hombre que predicaba tan bien y vivía tan mal,

que cuando estaba en el púlpito todos decían que no debía salirse de allí, y cuando estaba

fuera del mismo todos declaraban que jamás debía entrar a él. Que el Señor nos libere de tal

Janus. Que jamás seamos sacerdotes de Dios en el altar, e hijos de Belial fuera de la puerta

del tabernáculo; sino todo lo contrario, que seamos, como dijo Nacianceno de Basilea,

«trueno en nuestra doctrina, y relámpago en nuestra conversación». No confiamos en

aquellas personas que tienen dos caras, ni los hombres creerán en aquellos cuyos testimonios

verbales y prácticos sean contradictorios […] Los verdaderos ministros siempre son

ministros.7

Sólo los que practican la justicia y la piedad están preparados para el

servicio del Maestro. En 2 Timoteo 2.21, Pablo le escribió a Timoteo:

«Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra,

santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra». El noble

escocés, Robert Murray McCheyne, hombre de Dios, repitió los

sentimientos de Pablo cuando pronunció las siguientes palabras de

consejo a un joven pastor que estaba siendo ordenado:

No olvide la cultura del hombre interior, quiero decir del corazón. Cuán diligentemente el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 109

P:119

oficial de caballería mantiene su sable limpio y afilado; limpia cada mancha con mucho

cuidado. Recuerde que usted es la espada de Dios, Su instrumento: confío que es un

receptáculo elegido para llevar Su nombre. El éxito, depende en gran medida, de la pureza y

la perfección del instrumento. Dios no bendice tanto a los grandes talentos sino al gran

parecido con Jesús. Un ministro santo es un arma temible en la mano de Dios.8

La búsqueda de la justicia y la piedad requiere autonegación, Pablo en

1 Corintios 9.27, no sólo articuló su temor de ser descalificado, sino

también su defensa contra ello: «golpeo mi cuerpo, y lo pongo en

servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo

venga a ser eliminado». Temía que luego de predicarle a otros, podría ser

adikomos: probado y hallado descalificado para el servicio. Para evitar

eso, Pablo practicó la autodisciplina, especialmente en cuanto a sus

apetitos corporales. Todo el mundo está bastante familiarizado con la

tragedia de aquellos que han sido descalificados del ministerio debido al

fracaso en el ejercicio de esta disciplina.

El hombre de Dios obviamente habrá de descansar en el Señor para su

fortaleza y, al hacerlo, llega a ser un hombre de oración. John Owen

advirtió: «Un ministro puede llenar los banquillos, su lista de comunión,

las bocas del público, pero lo que ese ministro es sobre sus rodillas en

secreto ante Dios Todopoderoso, es lo que es y nada más».9

Spurgeon

añadió: «Si hay algún hombre bajo el cielo que está obligado a cumplir el

precepto, “orad sin cesar”, seguramente lo es el ministro cristiano […] El

hecho es que el secreto de todo éxito ministerial yace en la prevalencia

ante el trono de la misericordia».10 Los líderes de la iglesia primitiva

eran hombres que se dedicaban a la oración (Hch 6.4).

El hombre de Dios también debe evitar el peligro de lo que Spurgeon

llamó el «ministerialismo»: la tendencia a leer nuestras Biblias como

ministros, orar como ministros, practicar nuestra religión no como

nosotros mismos, sino sólo preocupados por ella de forma relativa».11 En

su libro The Christian Ministry [El ministro cristiano], Charles Bridges

advirtió acerca de este peligro:

Porque si hemos de estudiar la Biblia más como ministros que como cristianos, más para

encontrar materia para la instrucción de nuestro pueblo, que alimento para la nutrición de

nuestras almas, entonces no nos colocamos a los pies de nuestro Divino Maestro, nuestra

comunión con Él es cortada, y llegamos a ser meros formalistas en nuestra profesión sagrada

[…]

No podemos vivir alimentando a otros; ni sanarnos nosotros mismos sólo ejerciendo la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 110

P:120

No podemos vivir alimentando a otros; ni sanarnos nosotros mismos sólo ejerciendo la

sanidad de nuestro pueblo. El curso del servicio oficial, nuestra familiaridad con las terribles

realidades de la muerte y la eternidad pueden ser similares a las del sepulturero, el médico y

el soldado y no como el hombre de Dios que percibe la eternidad con profunda seriedad y

preocupación y lleva a su pueblo el lucrativo fruto de sus contemplaciones. Bien se ha

señalado que, «cuando un hombre comienza a percibir la religión como algo que no es

personal, sino meramente algo de importancia profesional, tiene un obstáculo en su camino,

con el cual el cristiano privado no está familiarizado». En realidad, es difícil determinar si

nuestra relación familiar con las cosas de Dios es más nuestra tentación que nuestra

ventaja.12

Jamás debemos estudiar un pasaje para hallar un sermón. Debemos

estudiar un pasaje para ver completamente la verdad que enseña el Señor

en él, y preparar el sermón del flujo de ese extenso entendimiento y la

aplicación personal del pasaje. En 2 Timoteo 3.16-17 se indica que lo

primero que la Escritura enseña es a redargüir, corregir y preparar al

hombre de Dios en justicia equipándolo para toda buena obra. Luego, a

través de él esto hace lo mismo para las personas que lo escuchan.

Dos virtudes internas

Las virtudes específicas que menciona Pablo en 1 Timoteo 6.11

corresponden a las dos virtudes generales de justicia y piedad. Dos son

internas dos externas.

«Fe» (griego pistis), significa confianza plena en Dios para todo, una

lealtad absoluta al Señor. Es una confianza firme en el poder, el plan, la

provisión y la promesa de Dios. El hombre de Dios vive por fe. Confía en

el Dios soberano para que cumpla Su palabra, para satisfacer todas sus

necesidades, y proveer los recursos que necesita para proseguir su

minis​terio. Puede decir con Pablo:

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi

situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado,

así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para

padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.11-13).

Porque: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus

riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Fil 4.19).

Vivir una vida de fe es vivir libre de frustración, libre de la obligación

de forzar las cosas para que sucedan o manipular a las personas. Es vivir

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 111

P:121

en un estado de desesperación relajada. El hombre de Dios está

desesperado, debido al tremendo peso de responsabilidad que tiene su

ministerio, empero está relajado debido a su confianza en la soberanía de

Dios.

Las frenéticas actividades, programas, planes y trucos en los cuales se

involucran algunos pastores son evidencia de su falta de fe en la

soberanía de Dios. Al tratar de edificar sus iglesias solos, se encuentran

en competencia con el Único que puede edificar su iglesia (Mt 16.18). El

hombre de Dios debe demostrar fe en Dios para su santificación personal

y su ministerio, confiado de que si sigue el patrón prescrito por la Biblia

de oración y ministerio de la Palabra (cf. Hch 6.4), su ministerio

glorificará a Dios y será fructífero.

«Amor» (griego agape) se refiere a un amor determinado, no a un

sentimiento emocional. Es un amor que no tiene restricción, condición o

límite alguno. Debe interpretarse en este pasaje en su sentido más amplio.

Significa amor para todos: amor a Dios, al hombre, a los creyentes y a los

incrédulos. Como dice nuestro Señor en Mateo 22.37-39: «amarás al

Señor tu dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante:

amarás a tu prójimo como a ti mismo».

El hombre de Dios es especialmente un amante de Dios. Anhela a Dios,

como el salmista que escribió: «Como el ciervo brama por las corrientes

de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de

Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?»

(Sal 42.1-2). Del Espíritu Santo inmanente proviene el amor por Dios que

crece dentro de un creyente (Ro 5.5). Él entiende el clamor del corazón

de Pablo, «de conocerle» (cf. Fil 3.10). Su deseo es ser uno de los padres

espirituales de los cuales escribió Juan: «conocéis al que es desde el

principio» (1 Jn 2.13). Debido a que ama a Dios, él ama al pueblo de

Dios (cf. 1 Jn 5.1-2).

A medida que ama a Dios lo suficiente como para apartarse del

pecado, también ama a otros lo suficiente como para confrontar su

pecado. El verdadero amor «no se goza de la injusticia, mas se goza de la

verdad» (1 Co 13.6). Entiende el principio de que «Mejor es reprensión

manifiesta que amor oculto. Fieles son las heridas del que ama» (Pr 27.5-

6). Ama al mundo de aquellos que no son redimidos lo suficiente como

para sentir la obligación de predicarle la verdad (2 Co 5.11-14, 20).

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 112

P:122

Dos virtudes externas

«Perseverancia» (griego, hupomone) traduce una palabra que significa

literalmente «permanecer debajo». No es una resignación pasiva, sino

victoriosa, una resistencia triunfante, una lealtad inquebrantable para con

el Señor en medio de las pruebas. Pablo expresó tal lealtad en Hechos

20.22-24:

Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de

acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que

me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi

vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del

Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

Aunque el hombre de Dios pueda sobrepasar pruebas severas, una

angustia severa, y dificultades severas, no fluctúa ni se compromete.

Continuamente confía en Dios, no importa cuáles sean las circunstancias.

Como dijo Pedro: «De modo que los que padecen según la voluntad de

Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien» (1 P 4.19).

Esta es la resistencia del mártir dispuesto a morir antes de traicionar a su

Señor, del pastor preparado a entregar su vida por su rebaño, así como su

Maestro hizo. Eso caracteriza a la persona que, bajo las peores

circunstancias, rehúsa magnificar sus derechos y las necesidades propias.

La perseverancia es una cualidad esencial del hombre de Dios porque

puede esperar más pruebas que el cristiano promedio. Richard Baxter le

advirtió a sus compañeros pastores que:

Escuchen, porque el tentador los acosará más con sus tentaciones que a otros hombres. Si

han de ser líderes contra el príncipe de las tinieblas, él les hará todo lo que Dios le permita

hacer. Él ejerce la mayor malicia hacia aquellos que están dedicados a causarle los mayores

problemas […] Escuchen, por lo tanto, hermanos, porque el enemigo tiene un ojo especial

sobre ustedes. Sentirá sus insinuaciones más sutiles, y sus incesantes peticiones y asaltos

violentos.13

Pablo sufrió pruebas constantes, como lo indica una lectura de 2

Corintios 11.23-28, y aparentemente sólo uno de los apóstoles murió de

ancianidad.

«Mansedumbre» (griego praupathia) es la segunda virtud externa.

También podría traducirse «tolerancia» o «humildad». El hombre de Dios

no tiene razón alguna para alardear. Como Pablo, reconoce que aunque

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 113

P:123

labora, es el poder de Dios obrando a través de él para hacer efectivo al

ministerio (cf. Col 1.29). Recuerda las palabras del Señor en Lucas

17.10: «Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido

ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer,

hicimos». No existe lugar alguno para el horrendo orgullo en el ministerio

cristiano. El hombre de Dios tiene la mente de Cristo: la mente de la

humildad (Fil 2.18).

Un verdadero hombre de Dios procura exaltar a su Maestro, no a sí

mismo. La justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la

mansedumbre son la meta de un hombre de Dios. Son sus objetivos para

toda la vida. Si esas virtudes no son el fin constante del predicador, él no

es un hombre de Dios, sino un predicador que se comisionó a sí mismo.

EL HOMBRE DE DIOS SE CONOCE POR LO QUE LUCHA

En 1 Timoteo 6.12, Pablo le manda a Timoteo: «Pelea la buena batalla

de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado,

habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos». El

hombre de Dios es un luchador. Es polémico, peleador, guerrero, es un

soldado. Debe entender que el ministerio es guerra y que está luchando

del lado de la verdad contra el error. Percibir el ministerio como algo

menor es perder. Batalla contra el mundo, contra la carne, y contra el

diablo y su reino de tinieblas. Batalla contra el pecado, la herejía, la

apatía y el letargo en la iglesia.

Me fue mostrado, de forma forzosa, que el ministerio es una guerra

cuando, como joven pastor, confronté a una mujer poseída por un

demonio. Ella tenía una fuerza sobrenatural, tiraba los muebles de mi

oficina y pateaba mis espinillas hasta que sangraron. En una voz que no

era la suya me dijo: «Él no […] no él […] sáquenlo». Entonces me

percaté de que esos demonios sabían que había una guerra en progreso, y

también sabían de cuál lado me encontraba.

Pablo percibió claramente que el ministerio era una batalla. En 2

Timoteo 2.3-4 le dijo a Timoteo: «Tú, pues, sufre penalidades como buen

soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la

vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado». Eligió servir en

Éfeso a pesar de los muchos adversarios que allí enfrentó (1 Co 16.8-9).

y al final de su vida pudo exclamar de forma triunfante: «He peleado la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 114

P:124

buena batalla» (2 Ti 4.7).

Es triste que muchos pastores estén tan involucrados en los asuntos de

la vida diaria que no se percaten completamente de la intensidad de la

batalla. Otros están luchando la batalla equivocada. Martín Lutero dijo en

una ocasión:

Si profeso con una voz más audible y una exposición más clara cada porción de la verdad de

Dios, excepto, precisamente, ese pequeño punto en donde el mundo y el diablo están

atacando en ese momento, no estoy confesando a Cristo, sin importar cuán valientemente

esté profesándolo. La lealtad del soldado se prueba allí en donde ruge la batalla, y si es firme

en el resto de los campos de batalla, sería una mera huida y una desgracia si se acobarda en

ese punto.14

Aun así otros se marchan de la batalla, huyendo a otra iglesia o

ministerio a la primera señal de problema. Un joven me dijo una vez:

«Voy a entrar al pastorado, pero estoy siendo cuidadoso en cuanto a la

iglesia que acepte. Quiero una que no tenga problemas». ¡Le contesté que

las únicas iglesias que conocía que no tuvieran problemas eran las que no

tenían gente! Debemos aceptar el hecho de que estamos en una batalla.

Las palabras de Pablo en 2 Timoteo 3.12: «y también todos los que

quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución», son

doblemente ciertas en el caso de los pastores, ya que son los blancos

especiales del enemigo. El hombre de Dios debe estar dispuesto a seguir

a su Maestro hasta la muerte (Lc 9.23-24).

La palabra «pelea» en 1 Timoteo 6.12 se deriva del término griego,

agn, de donde se deriva el vocablo agonía. Se usa en contextos militares

y en referencia a acontecimientos atléticos incluyendo la lucha libre y el

boxeo. Habla de concentración, esfuerzo, y la disciplina requeridas para

ganar una competencia. En los días de Pablo, el boxeo era un asunto

mucho más serio que lo que es hoy. En contraste con los abultados guantes

de boxeo utilizados por los boxeadores modernos, los de los juegos

griegos y romanos usaban guantes rellenos con plomo y hierro. Y al

perdedor de la pelea se le sacaban los ojos. Por lo tanto, las imágenes

que usa Pablo para el ministerio como una pelea tenían un sentido muy

serio. Al igual que los verbos en 1 Timoteo 6.11, agonizomai es un

presente imperativo, indicando la naturaleza continua de nuestra lucha.

«Buena» (griego kalos) se traduce mejor como «excelente» o «noble»,

Pablo le dice a Timoteo (y a nosotros) que experimente la función de

hombre de Dios con un noble compromiso para con la competencia por la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 115

P:125

verdad.

El hombre de Dios motivado por ser un soldado. No es que se esfuerza

por molestar a las personas y hacer enemigos, pero está dispuesto a

pelear la batalla por la verdad. Es muy desconcertante vivir en un tiempo

cuando se percibe la lucha por la verdad como algo que causa división y

falta de amor. Demasiadas personas en la iglesia de hoy están dispuestas

a comprometerse teológicamente para evitar conflicto, olvidando la

exhortación de Judas a «que contendáis ardientemente por la fe» (Jud 3).

Al igual que en Judas 3, el texto griego de 1 Timoteo 6.12 tiene el

artículo determinado antes de «fe». Pablo dice: «Pelea por l a fe», es

decir, el contenido de la Palabra de Dios, la suma total de la doctrina

cristiana. Esa es la mayor causa del mundo, y debemos luchar por ella sin

compro​miso alguno.

En la segunda parte del versículo 12, Pablo ofrece ánimo para la pelea:

«Echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado,

habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos». ¿Qué

quiere decir Pablo con eso? No le está diciendo a Timoteo que se salve,

porque ya estaba salvado. Lo que, en realidad dice es agarra: la vida

eterna. Vive a la luz de la eternidad. «Poned la mira en las cosas de

arriba, no en las de la tierra» (Col 3.2), porque «nuestra ciudadanía está

en los cielos» (Fil 3.20). Como lo dice el viejo himno, el hombre de Dios

ha de vivir «con los valores eternos en mente». Si hace eso, no le

importará realizar sacrificios en su vida. El hombre de Dios tiene una

perspectiva eterna; no está en el ministerio meramente por lo que pueda

ganar en esta vida. Como Jim Elliot, misionero y mártir de los indios

Auca, escribió: No es «tonto el que da lo que no puede retener para ganar

lo que no puede perder».15 Vivir y servir a la luz de la eternidad mantiene

el enfoque del hombre de Dios en la importancia de la batalla.

Pablo continúa animando a Timoteo al recordarle que fue «llamado»,

una referencia al llamado efectivo de Dios a la salvación. En respuesta a

ese llamado, Timoteo había confesado públicamente a Jesús como Señor.

Pablo podría referirse a la ocasión del bautismo o la ordenación de

Timoteo, pero más seguramente a toda confesión que Timoteo había

hecho, comenzando con su conversión.

El hombre de Dios se eleva sobre las luchas por las cosas perecederas

e inútiles. Lucha por lo que es eterno: la verdad de Dios. Es sólo cuando

se divorcia de las cosas de este mundo y vive a la luz de la eternidad que

puede tener éxito.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 116

P:126

EL HOMBRE DE DIOS SE CONOCE POR AQUELLO A LO

CUAL LE ES FIEL

En 1 Timoteo 6.13-14, Pablo enfatiza la importancia de ser fiel: «Te

mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo que

dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que

guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de

nuestro Señor Jesucristo».

El énfasis principal de la exhortación de Pablo es sobre la frase «el

mandamiento» en el versículo 14. Algunos dicen que es el evangelio,

otros dicen que es el contenido de esta epístola, y aún otros dicen que

todo el nuevo pacto. Creo que se interpreta mejor en el sentido más

amplio de toda la Palabra revelada de Dios. Al ser nutrido por la

Palabra, preservándola pura, el hombre de Dios es primera y

primordialmente un guardián del tesoro de la verdad que ha de proclamar.

Debe guardarla de todo error o confusión. Pablo le advirtió a Timoteo

que la preservara y la tratara de forma precisa (1 Ti 4.6-7; 6.2-4; 6.20; 2

Ti 1.13; 2.15) así como que trabajara fuerte al predicarla y enseñarla (1

Ti 5.17; 2 Ti 4.2). Pablo manda a Timoteo a guardar o vigilar la Palabra.

¿Cómo se hace esto? Se hace no sólo predicando la Palabra, sino

viviéndola. Como se señaló anteriormente en esta discusión, nada es más

trágico que un pastor que menosprecia su mensaje con un comportamiento

pobre. Que Dios no permita que nuestras vidas jamás manchen o

reprochen la Palabra.

Para motivar más a Timoteo a ser fiel, Pablo le recuerda que él sirve a

la vista de Dios el Padre y Jesucristo (v. 13). El Padre es el que «vivifica

todas las cosas», o en otras palabras, que levanta a los muertos. Esa es

una motivación poderosa para un hombre de Dios. Aun si la lealtad le

cuesta la vida, el Dios que levanta los muertos está velando sobre él.

No sólo el Padre vela sobre sus hombres, sino que ellos también tienen

el ejemplo del Señor Jesús «que dio testimonio de la buena profesión

delante de Poncio Pilato». Cristo sostuvo su confesión, aun al enfrentar la

muerte. Él es la ilustración perfecta de uno que permaneció valerosamente

fiel a la Palabra, sin importarle cuál fuera el costo. Jesús le dijo a Pilato

la verdad acerca de quién era Él, a pesar de que le costó la vida. El

hombre de Dios no puede hacer menos.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 117

P:127

UNA SOBRIA RESPONSABILIDAD

No hay mayor privilegio que ser un hombre de Dios y predicar Su

Palabra. Pero junto con ese privilegio viene una temible responsabilidad.

Santiago advirtió que los maestros enfrentan un juicio más estricto (Stg

3.1). A través de la Escritura hay muestras de ello. Por ejemplo, a Moisés

y Aarón se les negó la entrada a la tierra prometida debido a un acto de

desobediencia. Un ejemplo más gráfico está en 1 Reyes 13. El primer

versículo presenta a un hombre de Dios de Judá, que vino al norte a

presentarle una profecía a Jeroboam, el rey de Israel. Dios le había

encargado, de manera estricta, que no comiera pan o bebiera agua

mientras estaba allí. Pero cuando otro profeta lo engañó, desobedeció a

Dios y comió y bebió con él (v. 19). La reacción de Dios fue inmediata:

Y aconteció que estando ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había

hecho volver. Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová:

Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que

Jehová tu Dios te había prescrito, sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar

donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en

el sepulcro de tus padres (vv. 20-22).

Poco después de marcharse, un león lo atacó y lo mató (v. 24).

Ser un hombre de Dios implica una tremenda responsabilidad. Que

Dios nos ayude a cada uno de nosotros, mediante su gracia, a

permanecerle fieles y a ser ese verdadero hombre de Dios que es

bendecido y no castigado.

1 Para el desarrollo de otros temas como mayordomo, heraldo, testigo

y siervo, véase a John R. W. Stott, The Preacher’s Portrait, Eerdmans,

Grand Rapids, 1961.

2 Richard Baxter, The Reformed Pastor, Banner of Truth, Edimburgo,

1979, pp. 63-64.

3Ibíd., p. 54.

4 Citado en Warren Wiersbe, Walking With the Giants [Camine con

gigantes], Baker, Grand Rapids, 1976, p. 92.

5 Baxter, op cit., pp. 67-68.

6 Citado en I. D. E. Thomas, A Puritan Golden Treasury [Un tesoro

puritano], Banner of Truth, Edimburgo, 1977, p. 191.

7 C. H. Spurgeon, Lectures of My Students: First Series [Conferencias

a mis estudian​tes: Primera serie], Baker, Grand Rapids, 1977, pp. 12-13.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 118

P:128

8 Andrew A. Bonar, editor, Memoirs of McCheyne, Moody, Chicago,

Illinois, 1978, p. 95.

9 Citado en Thomas, op cit., p. 192.

10 Spurgeon, Lectures, pp. 41, 49. Es provechoso leer la conferencia

de donde se sacaron estas citas: «The Preacher’s Private Prayer» [La

oración privada del predicador].

11Ibíd., p. 11.

12 Charles Bridges, The Christian Ministry, Banner of Truth,

Edimburgo, 1980, p. 163.

13 Baxter, op cit., p. 74.

14 Citado en Francis A. Schaeffer, The God Who Is There [El Dios que

está presente], Intervarsity, Downers Grove, Illinois, 1973, p. 18.

15 Elisabeth Elliot, Shadow of the Almighty [La sombra del

Todopoderoso], Harper & Row, San Francisco, 1979, p. 108.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 119

P:129

6

El Espíritu de Dios y la predicación expositiva

John MacArthur, Jr.

Es imposible entender adecuadamente la revelación objetiva de Dios en la Escritura

aparte de la obra iluminadora del Espíritu Santo. La iluminación no es lo mismo que la

revelación o la inspiración. Ella no comunica ninguna nueva verdad divina, sino que

nos capacita para comprender la verdad de Dios en la revelación completa y final en

la Escritura. Sin la obra de la iluminación no se puede alcanzar un entendimiento

claro de la Escritura con el fin de predicar de forma poderosa.

Charles Haddon Spurgeon, el más noble de los predicadores del siglo

diecinueve, ofreció la siguiente advertencia a estudiantes de su Pastor’s

College [Escuela de Pastores]:

Si ha de haber un resultado divino de la Palabra de Dios, el Espíritu Santo debe acompañarlo.

Así como Dios iba frente a los hijos de Israel cuando dividió el Mar Rojo y los guió a través

del desierto mediante la nube y el fuego, así también debe acompañar la poderosa presencia

del Señor a su Palabra si ha de haber bendición alguna de ella.1

La advertencia de Spurgeon es tan compulsiva hoy como cuando fue

pronunciada por vez primera. La exposición poderosa no es predicación

manipuladora diseñada para jugar con las emociones. No son

«sermoncitos para cristianitos» insípidos y orientados a la devoción.

Tampoco son relatos benignos de historias, comentarios sociológicos

acerca de hechos del momento, ni psicología popular diseñada para que

todo el mundo se sienta bien. La predicación poderosa ocurre sólo cuando

un hombre de Dios iluminado por el Espíritu expone clara y

obligatoriamente la revelación inspirada por el Espíritu de Dios en la

Escritura a una congregación iluminada por el Espíritu.

ILUMINACIÓN2

La iluminación es la obra del Espíritu Santo que abre los ojos

espirituales para comprender el significado de la Palabra de Dios.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 120

P:130

Involucra el predicador de la Escritura y a su audiencia. La revelación

objetiva e histórica en la Escritura no puede comprenderse de forma

precisa aparte de la obra presente, personal y subjetiva del Espíritu

Santo. La «iluminación », que es sólo para creyentes,3

simplemente es la

obra continua del Espíritu que provoca una comprensión iluminada de la

doctrina y de la manera como debe aplicarse a la vida. Los creyentes que

andan en desobediencia no pueden comprender las verdades espirituales

de la Escritura mejor que los incrédulos. Por eso precisamente es que

Pedro exhorta a aquellos que han de crecer en la Palabra a primeramente

desechar «toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las

detracciones» (1 P 2.1-2). Santiago escribe: «Por lo cual, desechando

toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la

palabra implantada» (Stg 1.21).

A pesar de que la Biblia no tiene ningún término técnico para la

iluminación, sin embargo, tiene mucho que decir en cuanto a la

iluminación. El Salmo 119 es esencialmente el compromiso de un

creyente con la autoridad de la Palabra salpicado con lamentos por la

iluminación. He aquí ejemplos de las peticiones de iluminación: «Abre

mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley» (vv. 18); «Enséñame, oh

Jehová, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin. Dame

entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón» (vv. 33-

34).4

En Lucas 24.45, los discípulos comprendieron el significado del

Antiguo Testamento sólo después de que Jesús «les abrió el

entendimiento para que comprendiesen las Escrituras». Para los creyentes

de hoy el Espíritu de Cristo es el que provee una comprensión parecida.

En Efesios 1.17-18, Pablo oró: «Para que el Dios de nuestro Señor

Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación

en el conocimiento de Él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento,

para que sepáis cuál es la esperanza a que Él os ha llamado, y cuáles las

riquezas de la gloria de su herencia en los santos».

Él reconoció le necesidad de la iluminación si los cristianos habrían de

progresar en la santificación, y oró frecuentemente por ellos para que la

tuvieran (cf. Fil 1.9-11; Col 1.9-11 ). El inmanente Espíritu Santo provee

la respuesta a esa oración como lo explica el apóstol Juan en 1 Juan 2.20,

27: «Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas

[…] Pero la unción que vosotros recibisteis de Él permanece en vosotros,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 121

P:131

y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma

os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os

ha enseñado, permaneced en Él».

LA DIFERENCIA ENTRE LA ILUMINACIÓN, LA REVELACIÓN

Y LA INSPIRACIÓN

La iluminación se define mejor distinguiéndola de dos términos

teológicos relacionados: revelación e inspiración.

«Revelación» se refiere al acto mediante el cual Dios da a conocer lo

que no podría saberse de otra manera. Los teólogos a veces lo llaman

«revelación especial». La «revelación natural», lo que se puede observar

en la naturaleza y la experiencia en cuanto a la existencia y el poder de

Dios (Ro 1.20), no es específica o lo suficientemente completa como para

redimir, así que Dios dio una «revelación especial» en la Escritura que es

clara e incuestionable. Ese don fue un acto libre motivado por amor y

gracia mediante el cual Dios divulgó la plenitud de su verdad al hombre.

El Espíritu Santo fue el agente de esa revelación. En 1 Co 2.10, Pablo

afirmó que «nos […] reveló a nosotros [su Palabra] por el Espíritu;

porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios». Sólo el

Espíritu Santo es capaz de revelar la verdad de Dios, porque sólo Él

puede investigar las «profundidades» de Dios. Debido a que es Dios, es

omnisciente y conoce la mente de Dios perfectamente (cf. Ro 8.26).

Si no fuera por la elección soberana de Dios de revelarse, no

podríamos conocer lo suficiente de su verdad como para salvarnos. Como

vivimos en el mundo natural, encerrados en la caja del tiempo y el

espacio, no podemos salirnos de ella y salir al mundo sobrenatural. El

único que tenemos de ese dominio es lo que Dios añade a nuestra

restringida situación. No podemos conocer nada acerca de su plan de

redención ni su voluntad para nuestras vidas excepto a través de la

revelación.

La «inspiración» es el vehículo mediante el cual llegó al hombre la

revelación especial de Dios. Fue el proceso por el que «los santos

hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo» (2 P

1.21). Fue el medio que Dios usó para incorporar su revelación en la

Biblia.

La inspiración es verbal. Las palabras de la Escritura son inspiradas,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 122

P:132

no sólo los pensamientos o los conceptos de los escritores. En 1 Corintios

2.12-13, Pablo escribió:

Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios,

para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras

enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo

espiritual a lo espiritual.

El «nosotros» en este pasaje no incluye a todos los cristianos, sino que

se limita a los predicadores y escritores inspirados. Pablo y los otros

escritores de la Biblia recibieron la revelación de Dios. Fueron los

instrumentos que Dios usó para trasmitir esta revelación al hombre. En el

siguiente versículo, Pablo añadió una descripción de cómo ilumina el

Espíritu a todos los cristianos para recibir esa revelación inspirada.

La inspiración también es plenaria. Toda la Biblia es inspirada, no

sólo las partes que se ocupan de los asuntos de la fe y la práctica. Pablo

declaró enfáticamente en 2 Timoteo 3.16 que «toda la Escritura es

inspirada por Dios» (énfasis añadido). Inspirada traduce la palabra

griega theopneustos, que literalmente significa «exhalada por Dios». La

Escritura no es un producto humano sobre el cual Dios inspiró vida

espiritual. Al contrario, surgió al ser exhalada por Dios. Y ya que es

ridículo acusar al Dios de la verdad de inspirar error, la inspiración

plenaria de la Biblia garantiza su infalibilidad.

La revelación especial y la inspiración no están ocurriendo hoy,

contrario a la enseñanza de muchos. La Biblia contiene la revelación

escrita definitiva y completa para el hombre (cf. Jud 3; Ap 22.18-19). El

Espíritu Santo actualmente instruye y guía al creyente, no mediante la

revelación de nueva información inspirada, sino iluminando la Palabra de

Dios que ya ha sido revelada.

Debatir que Dios tiene que, mediante el Espíritu, continuar

proveyendo hoy revelación oral o escrita, menospreciaría la revelación

del Espíritu en la Escritura y negaría la suficiencia de la Palabra de Dios.

Es más, se le está faltando el respeto al valor de la iluminación al tratar

de sustituirla con una falsa revelación. Estos tres ministerios del Espíritu

no deben confundirse. Los escritores bíblicos recibieron revelación

cuando Dios inspiró la Escritura. Recibimos iluminación cuando el

Espíritu vivifica las palabras de la Escritura en nosotros. Confundir la

iluminación con la revelación o la inspiración llevará inevitablemente al

error. La iluminación no es la recepción de nuevas revelaciones del

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 123

P:133

Espíritu. Más bien es la aplicación del Espíritu de las verdades de la

revelación completa de Dios en la Escritura.

A pesar del hecho de que la iluminación siempre está conectada a la

Palabra revelada, a través de la historia de la Iglesia, algunas personas

dicen tener iluminación aparte de la Escritura. Calvino describió a estas

personas como «personas de mal carácter» que «no deben ser tenidas por

equivocadas, sino más bien llenas de furor y desatinos.5

Él continuó

regañándolos por no percatarse de que los escritores de la Biblia, que

recibieron revelación, respetaban mucho algunos de sus escritos antes de

su tiempo.6

Y advierte de forma enérgica:

¿No es, pues, un furor diabólico decir que el uso de la Escritura es temporal y caduco, viendo

que según el testimonio mismo del Espíritu Santo ella guía a los hijos de Dios a la cumbre de

la perfección? También querría que me respondiesen a otra cosa, a saber, si ellos han

recibido un Espíritu distinto del que el Señor prometió a sus discípulos […] Ahora bien,

cuando Él se lo prometió, ¿cómo dijo que había de ser su Espíritu? Tal, que no hablaría por sí

mismo, sino que sugeriría e inspiraría en el ánimo de los apóstoles lo que Él con su palabra les

había enseñado (Jn 16.13). Por tanto, no es cometido del Espíritu Santo que Cristo prometió,

inventar revelaciones nuevas y nunca oídas ni formar un nuevo género de doctrina, con la

cual apartarnos de la enseñanza del evangelio, después de haberla admitido; sino que le

compete al Espíritu de Cristo sellar y fortalecer en nuestros corazones la misma doctrina que

el evangelio nos enseña.7

Lutero nos da una opinión pésima de aquellos que decían tener

iluminación fuera de la Biblia. Frecuentemente se refirió a ellos como

«enjambrados », comparándolos con enjambres de abejas que andaban sin

ningún lugar dónde aterrizar. «Los enjambrados», dijo él, «andan

revoloteando en las nubes de sus sueños y rehúsan basar su fe en la

Biblia».8

Mientras Lutero estaba exiliado en el castillo de Wartburg, Andreas

Carlstadt, un amigo y compañero reformador de Wittenberg, casi llegó a

arruinar su obra allí al iniciar unas radicales reformas sociales y

religiosas basadas en una imaginaria guía del Espíritu y no en la

Escritura. Sólo el oportuno regreso de Lutero del exilio y sus valerosas

acciones salvaron la situación.

OTROS CONCEPTOS EQUIVOCADOS ACERCA DE LA

ILUMINACIÓN

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 124

P:134

Se deben reconocer y evitar otros conceptos equivocados acerca de la

iluminación. Primero, iluminación no significa que se puede conocer o

entender todo acerca de Dios. Deuteronomio 29.29 dice: «Las cosas

secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para

nosotros». Pablo en su gran doxología al final de Romanos 11, exclama:

«¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!

¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!» (v. 33).

Dios ha ofrecido una revelación verdadera, pero no completa, acerca de

sí mismo. Por ejemplo, iluminación no significa que todas las aparentes

paradojas de la Escritura pueden resolverse. El hombre en su finitud no

tiene todas las respuestas.

Segundo, la iluminación no elimina la necesidad de maestros

humanos. Algunos han malinterpretado 1 Juan 2.27. Esta mala

interpretación viola la intención de ese texto y contradice Efesios 4.11-

13, que declara que Dios utiliza la enseñanza de hombres dotados para

llevar la iglesia a la madurez. El Espíritu Santo utiliza líderes para ayudar

a la iglesia en la comprensión de las riquezas de la Escritura. Juan en

realidad dice en 1 Juan 2.27 que el Espíritu Santo le enseña al creyente a

distinguir la verdad del evangelio de la herejía para que no sea engañado

por falsos maestros.

Tercero, la iluminación no va más allá de la Palabra de Dios. La

iluminación no significa qué un cristiano tendrá mejores conocimientos

como negociante o abogado que los que tendría un incrédulo. No garantiza

que los cristianos pasarán sus clases en la escuela sin estudiar porque el

Espíritu Santo los ayuda a entender la historia y la biología. Su enfoque se

limita a la Palabra de Dios.

Cuarto, la iluminación no elimina la necesidad de estudiar

diligentemente la Biblia. «La iluminación del Espíritu no es un sustituto

tipo reunión de oración para la ardua tarea de aprender hebreo y griego y

el uso de los léxicos establecidos, los comentarios y otros materiales de

investigación».9 Por un lado, Pablo animó a Timoteo para que «el Señor

te dé entendimiento en todo» (2 Ti 2.7). Luego lo exhortó a que procurara

presentarse a Dios «aprobado, como obrero que no tiene de qué

avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad» (2 Ti 2.15).

Esto debe notarse, especialmente, en los predicadores. «El intérprete

bíblico no puede esperar que le caiga un relámpago encima. Debe

estudiar, leer y luchar para colocarse en posición de recibir la

iluminación del Espíritu. No basta abrir la boca y esperar que Dios la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 125

P:135

llene el domingo a las once de la mañana».1 0 Pablo enseñó que los

ancianos que laboraban arduamente en cuanto a la predicación y la

enseñanza eran dignos de doble honor (1 Ti 5.17). Demasiados

predicadores van al púlpito sin la preparación adecuada para dividir

correctamente la Palabra. Tienen buena razón para avergonzarse.11

La misma tensión entre los elementos divinos y humanos en la

inspiración también está presente en la iluminación. La inspiración del

Espíritu Santo no excluye el esfuerzo de parte de los escritores. Lucas,

por ejemplo, a pesar de que recibió revelación divina para escribir,

investigó «con diligencia todas las cosas desde su origen» (Lc 1.3) antes

de escribir su Evangelio. Si el esfuerzo humano era un componente en la

inspiración, cuanto más hará falta para el estudio diligente en relación con

la ilumina​ción.

Por último, la iluminación no garantiza la unidad doctrinal. Las

personas frecuentemente preguntan por qué existen tantas diferencias

doctrinales entre hombres iluminados por el Espíritu. Esa pregunta se

contesta primordialmente con tres respuestas. Primera, algunos pasajes

son muy difíciles de interpretar y la información no es lo suficientemente

definitiva como para alcanzar una conclusión dogmática que todos habrán

de acep​tar.

Aparte de los pasajes difíciles, otra razón para el desacuerdo es la

práctica de interpretar un texto a la luz de presuposiciones teológicas en

lugar de dejarlo hablar por sí mismo. Para muchos, las tradiciones

doctrinales y eclesiológicas tienden a controlar la exégesis. Pero la

teología debe basarse en la exégesis, en lugar de la exégesis en la

teología.

La tercera razón para las diferencias doctrinales es la falta de trabajo

minucioso en el estudio bíblico. Mientras más diligente y cuidadoso es el

estudio bíblico, menos posibilidad hay de que los hombres difieran con

otros estudiantes diligentes y cuidadosos de la Palabra. Y en donde

queden desacuerdos, hay mayor posibilidad de que la diferencia de

opinión pueda resolverse una vez que los partidos en desacuerdo estudien

el asunto minuciosamente.

LA NECESIDAD DE LA ILUMINACIÓN

La iluminación, aunque frecuentemente considerada como secundaria a

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 126

P:136

la revelación y a la inspiración, es tan importante como ellas. Sin la

revelación y la inspiración no tendríamos la Biblia. Sin la iluminación, no

podemos tener un entendimiento preciso de ella. Valdría poco tener una

revelación especial de parte de Dios que nadie pudiera comprender. Así

que la iluminación es la culminación del proceso de la revelación.

La necesidad de iluminación comienza en el momento de la salvación.

Los incrédulos no pueden entender adecuadamente la Escritura porque el

evangelio les está vedado y están enceguecidos por Satanás (2 Co 4.3-4).

Ese velo debe ser levantado sobrenaturalmente (2 Co 3.16). Ya que el

hombre caído está muerto a las cosas de Dios (Ef 2.1), el Espíritu debe

eliminar esa limitación e impartir una comprensión de la verdad espiritual

salvífica.

Woolley escribe, comentando acerca del significado de esta

necesi​dad:

Hay una diferencia de opiniones entre el cristiano y el incrédulo, entre el hombre que ha sido

renovado por el Espíritu de Dios y el que no lo ha sido. Esa diferencia de punto de vista tiene

consecuencias vitales en cuanto al asunto de la claridad de las Escrituras. El hombre

espiritual tiene, mediante su regeneración, una base para comprender lo que le hace falta al

hombre natural. Por lo tanto, dada una igualdad de dones y poderes mentales, el hombre

espiritual tiene una llave, por así decir, que le hace falta al otro para abrir el significado de las

declaraciones bíblicas.12

La importancia de la iluminación fue incluida en las enseñanzas de los

reformadores acerca de la sola scriptura. En The Bondage of the Will

[La atadura del albedrío], Lutero escribió:

Nadie que no tenga el Espíritu de Dios puede ver una jota de lo que está en las Escrituras.

Todos los hombres tienen sus corazones entenebrecidos, para que, aunque puedan discutir y

citar todo lo que está en la Escritura, no la entiendan ni conozcan realmente parte alguna de

ella […] Es necesario el Espíritu para entender toda la Escritura y cada parte de ella.13

Calvino también promulgó la iluminación como necesaria para una

comprensión apropiada de la Escritura:

El testimonio del Espíritu Santo es superior a la razón. Porque, aunque Dios solo es testigo

suficiente de sí mismo en su Palabra, con todo, a esta Palabra nunca se le dará crédito en el

corazón de los hombres mientras no sea sellada con el testimonio interior del Espíritu […]

aunque ella [Escritura] lleva consigo el crédito que se le debe para ser admitida sin objeción

alguna y no está sujeta a pruebas ni argumentos, no obstante alcanza la certidumbre que

merece por el testimonio del Espíritu Santo.14

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 127

P:137

El pasaje preciso acerca de la necesidad de la iluminación es 1

Corintios 2.6-11. Aquí, el apóstol Pablo explicó por qué es esencial la

iluminación.

El trasfondo corintio

Es proverbial decir que la iglesia en Corinto estaba plagada de

problemas. Pablo dedicó la mayor parte de su primera carta a corregir los

errores prácticos y doctrinales que arruinaban la iglesia. El primer asunto

era la filosofía humana (capítulos 1 y 2). Los corintios se habían

enamorado de las filosofías paganas que dominaban su día,

percibiéndolas como un suplemento necesario para la sabiduría de Dios.

Pablo les advirtió de manera absoluta en cuanto a la incompatibilidad

entre la sabiduría humana y la divina. El hombre no acepta la sabiduría de

Dios (1.18), así como Dios no acepta la humana (1.19-24). Y de las dos,

la sabiduría de Dios es incomparable e infinitamente superior (1.25).

Una situación parecida a la de Corinto es déjà vu en la iglesia actual.

Las filosofías humanas han enamorado y capturado a los creyentes.

Muchos aceptan de manera acrítica la evolución como un hecho, e

intentan en vano armonizarla con los primeros dos capítulos de Génesis.

La psicología ha penetrado masivamente en la iglesia, redefiniendo los

problemas espirituales en categorías que no son bíblicas, convenciendo

así a muchos de que la Biblia es insuficiente para lidiar con esos

problemas.15 En cada era, la Iglesia ha enfrentado constantemente el reto

de protegerse contra la invasión de la sabiduría humana. La resistencia

exitosa a esta invasión sólo alcanza a quienes tienen un entendimiento

minucioso de la Palabra de Dios. Los que no tienen ese conocimiento de

la Escritura caen víctima de los engaños de la sabiduría humana.

La locura de la sabiduría humana (1 Corintios 1.20)

«La locura de la sabiduría humana» no implica incapacidad humana

para comprender el mundo natural, ni tampoco significa que los

incrédulos no poseen información ni inteligencia acerca de las cosas

físicas. Los hombres pueden tener y tienen sabiduría en campos tales

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 128

P:138

como la ciencia, la tecnología, la medicina y las finanzas. Es más, Jesús

dijo en Lucas 16.8 que los incrédulos frecuentemente son más sabios en

asuntos financieros que los creyentes. Más aun, tienen suficiente poder de

observación y razonamiento como para estar conscientes de la existencia

de un Dios soberanamente poderoso (Ro 1.20).

Lo que la sabiduría humana no alcanza a comprender es la realidad de

la dimensión divina espiritual. Los incrédulos pueden entender, hasta

cierto punto, la claridad externa de la Escritura, pero no pueden ver la

realidad interna de la Escritura. Eso requiere la iluminación del Espíritu.

La sabiduría humana, cuando se ocupa del carácter moral del hombre y de

su yo espiritual, es ineficaz y hasta dañina. La verdad es que nuestro día

es testigo de un esfuerzo agresivo por reclasificar todos los problemas

del hombre de un modelo moral a uno médico: el pecado ahora es una

enfermedad. La sabiduría humana se retrae cada vez más de la teología,

mostrando así su inequívoca falta de entendimiento espiritual. Además, la

sabiduría humana no es redentora. Su diagnóstico es malo y su cura es

espiritualmente inútil. No ofrece verdadero conocimiento de Dios ni

puede transformar el alma.

Lutero distinguió entre la claridad interna y la externa, la misma

perspectiva que tenía Ramm:

Para Lutero había una claridad exterior e interior de la Escritura. Un cristiano podía

comprender la Escritura como documento escrito mediante las leyes o reglas comunes del

lenguaje. Esta es la claridad externa de la Escritura. Debido a la pecaminosidad del hombre,

este necesita asistencia interna para que pueda entender la Palabra espiritual de Dios como

tal. Esta es una entidad espiritual y sólo puede comprenderse en fe con la ayuda del Espíritu

Santo. Esta es la claridad interna de la Escritura.16

Ramm ilustra, además, el punto con dos ejemplos de Soren

Kierke​gaard, el filósofo danés y padre del existencialismo moderno:

Kierkegaard presenta el asunto de cómo un enamorado lee una carta de amor de su

amante cuando sucede que ellos hablan dos idiomas diferentes. Lo primero que el enamorado

tiene que hacer con la carta es traducirla. Saca su diccionario de ese lenguaje extranjero,

quizás hasta una gramática, y se pone atrabajar. La traduce palabra por palabra, línea por

línea, párrafo por párrafo, hasta que toda la carta está en el escritorio ante él.

Pero realizar toda esa ardua labor de traducir esa carta a su lenguaje no es leerla como

una carta de amor. Ahora que tiene toda la traducción se relaja, se recuesta en la silla y lee

la carta traducida como una de amor.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 129

P:139

Así es con la Sagrada Escritura. No podemos evitar toda la ardua labor de buscar las

palabras griegas y hebreas, preguntamos acerca de las construcciones, consultar comentarios

y otras ayudas similares. Pero realizar este cuidadoso trabajo académico de traducir e

interpretar la Escritura no es leer la Palabra de Dios como tal. Desafortunadamente, allí es

donde se detiene el profesor. Para leer la Escritura como la Palabra de Dios debe leerla una

segunda vez. Ahora ya no es una tarea académica, sino que es asunto de permitir que la

Palabra de Dios llegue hasta el alma del hombre como Palabra de Dios. Es en la segunda

lectura de la carta que el Espíritu Santo, el Hermes del cielo, entra en el proceso de entender

la Sagrada Escritura.

Kierkegaard nos ofrece una segunda ilustración. Un niño ha de ser castigado por su

padre. Mientras este busca la vara, el niño llena la parte posterior de sus pantalones con

varias servilletas. Cuando el padre regresa y castiga al niño, este no siente dolor alguno ya

que las servilletas amortiguan el golpe de la vara. El niño representa a los eruditos bíblicos.

Rellenan sus pantalones con sus léxicos, comentarios y concordancias. Como resultado, la

Escritura jamás los alcanza como Palabra de Dios. Por lo tanto, jamás la escuchan como la

Palabra de Dios por haber anulado su poder al escudarse con parafernales académicos. Si se

sacaran sus libros de sus pantalones (los cuales son necesarios cuando se utilizan

correctamente, como se ilustra en el relato de la carta de amor), las Escrituras podrían

alcanzarlos como Palabra de Dios. Permitir que la Sagrada Escritura nos llegue como

Palabra de Dios es la obra especial del Espíritu Santo.17

La habilidad natural, el intelecto, el discernimiento, la educación, los

conocimientos, la experiencia y la sabiduría no contribuyen al

entendimiento espiritual de la verdad divina en la Escritura que

transforma. Las universidades seculares usualmente tienen cursos acerca

de la Biblia como literatura o como elemento en el estudio de religiones

comparadas. Para ellos, no es nada más que literatura religiosa, valorada

por su contribución histórica, cultural, prosaica y poética. Para Dios y

para los que el Espíritu de Dios ilumina, contiene el único mensaje

verdadero de vida eterna en Cristo Jesús.

La verdadera sabiduría (1 Corintios 2.6-9)

Ya que los incrédulos tienden a valorar el cristianismo como algo tonto

y sin sentido alguno porque rechaza la sabiduría humana acerca de los

asuntos espirituales, Pablo insiste que es la verdadera sabiduría. Él

escribe: «Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado

madurez» (1 Co 2.6). «Madurez» (griego, teleios) no se refiere a un grupo

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 130

P:140

especial de cristianos singulares. Pablo no estaba enseñando acerca de

alguna clase de gnosticismo. Más bien es una referencia a todos los

cristianos (cf. el uso de teleios para referirse a todos los creyentes en He

10.14). Los cristianos conocen la revelación de Dios y, por lo tanto, son

lo suficientemente maduros como para entender la verdadera sabiduría

espiritual. Entienden la profunda sabiduría de la cruz, que Dios en Cristo

se hizo hombre y murió por los pecados del mundo. Esa misma sabiduría

es locura para los perdidos (1 Co 1.18). Los cristianos entienden que la

sabiduría de Dios es infinitamente mayor que la del hombre (cf. Ro

11.33).

Debido a que la sabiduría humana no se extiende al dominio espiritual,

Pablo dice en 1 Corintios 2.6 que él proclama la verdadera sabiduría

espiritual sólo entre los salvados. En los versículos 6-9, presenta el punto

en general ofreciendo razones específicas por las cuales el hombre no

puede descubrir la verdadera sabiduría espiritual.

La primera razón está en la segunda mitad del versículo 6. La

verdadera sabiduría, escribe Pablo, es una sabiduría «no de este siglo, ni

de los príncipes de este siglo, que perecen». Está fuera del marco de

referencia del hombre, no se encuentra en el sistema mundial. No es de

esta era (griego, aion), es decir, de este tiempo.

La verdadera sabiduría tampoco viene de los «príncipes de este siglo

» . Príncipes podría traducirse mejor como «líderes». Se refiere a las

principales luminarias del mundo, tanto religiosas como filosóficas. Las

dos están estrechamente ligadas, porque cuando la filosofía habla de los

asuntos esenciales, llega a ser de naturaleza religiosa. A pesar de la

inteligencia y la educación de estos líderes, Pablo dice «que perecen». La

palabra griega katargeo también podría traducirse «llegar a ser ineficaz».

La sabiduría humana está limitada en poder y alcance, y a la larga es

inútil. Es claro que los líderes humanos de los días de Pablo no entendían

la verdadera sabiduría porque crucificaron «al Señor de gloria» (v. 8). Y

los líderes de nuestros días prueban su falta de comprensión de la

verdadera sabiduría al rechazar a Jesucristo y sus afirmaciones. Están con

los que le crucificaron. Hasta los hombres más nobles e importantes no

tienen acceso natural a ella. Es eterna y viva, pero ellos son temporales y

siempre mueren.

Otra razón para la incapacidad del hombre de entender la verdadera

sabiduría espiritual se expresa en 1 Corintios 2.7. Pablo escribe: «Mas

hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 131

P:141

predestinó antes de los siglos para nuestra gloria». Mas (griego, alla) es

una potente conjunción adversativa. Pablo enfatiza el agudo contraste

entre la sabiduría de Dios y la sabiduría del hombre. En el texto griego,

«Dios» está en una posición enfática, que destaca el carácter sobrenatural

de la sabiduría espiritual. Pablo refuerza este punto al referirse a la

sabiduría de Dios como un «misterio». El término no se refiere a un

secreto complicado, o al conocimiento oculto, sino a algo que estuvo

escondido y ahora ha sido revelado, a saber, la revelación del Nuevo

Testamento (cf. Ef 3.4-10). Los cristianos conocen este misterio, pero

todavía está oculto a los incrédulos.

En contraste con la sabiduría terrenal humana, la sabiduría de Dios es

trascendentalmente celestial. La última parte del versículo 7 describe la

sabiduría de Dios como algo predestinado «antes de los siglos para

nuestra gloria». Dios planeó, desde la eternidad, revelar su sabiduría a

los pecadores indignos, para que puedan pasar la eternidad con Él. Tal

sabiduría sobrepasa la mera sabiduría humana tanto como los cielos

sobrepasan la tierra.

Pablo cierra esta sección en el versículo 9 enfatizando una vez más la

completa incapacidad del hombre para descubrir la verdadera sabiduría:

«COSAS QUE OJO NO VIO, NI OíDO OYÍ, NI HAN SUBIDO EN

CORAZÓN DE HOMBRE, SON LAS QUE DIOS HA PREPARADO

PARA LOS QUE LE AMAN». Entre ellos, esas tres vías dan cuenta de

las formas en las cuales el hombre amasa conocimiento. Los hombres

descubren el conocimiento mediante la vista, el oído o el razonamiento

(como lo representa el «corazón del hombre»). La vista y el oído se

refieren a un método empírico y objetivo para descubrir la verdad, y el

razonamiento a los medios subjetivos. Pero la sabiduría de Dios no puede

descubrirse mediante el empirismo ni el racionalismo. Se enseña

mediante el Espíritu Santo a los que le aman.

LOS RESULTADOS DE LA ILUMINACIÓN

Obtenemos al menos cuatro beneficios de la dinámica espiritual de la

iluminación:

1. El cristiano no está esclavizado a la tradición ni al dogma. El

Espíritu Santo es un maestro de verdad personal e inmanente que

ilumina e instruye a los creyentes. Ya no están atascados con lo

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 132

P:142

que la iglesia del pasado le adjudique autoridad. Pueden

examinarlo todo a la luz de la Escritura.

2. Cada cristiano puede entender la Escritura. Uno de los logros

monumentales de los reformadores fue devolverle la Biblia al

hombre en los bancos. A través de los siglos anteriores, estaba en

el dominio exclusivo de la iglesia católica romana y su

sacerdocio. Se relata la historia de un sacerdote católico que le

dijo horrorizado a Lutero: «Martín, ¿no te das cuenta de lo que

sucedería si se le permitiera a cada niño campesino y zapatero

leer la Biblia?» A lo cual Lutero replicó: «Sí, ¡tendríamos más

cristianos! La Escritura no es un libro cerrado que sólo ha de ser

comprendido por una élite espiritual. Cada creyente puede

entender la Escritura.

3. El estudio bíblico llega a ser una comunicación personal con

Dios mediante la iluminación. La Escritura e s la revelación

mediante silogismos de Dios para el hombre. No llega a ser

revelación mediante la iluminación. Sin embargo, el Espíritu

vivifica la Palabra a través de la iluminación.

4. La iluminación produce gozo. Los corazones de dos de los

discípulos en el camino a Emaús ardían con gozo cuando Jesús les

explicó las Escrituras (Lc 24.32). La obra iluminadora del

Espíritu tiene el mismo efecto.

UNA ÚLTIMA PALABRA

La iluminación, como señalamos anteriormente, no es algo que opera

aparte de los esfuerzos del creyente. ¿Cuál es nuestra responsabilidad? La

respuesta está en el Salmo 119.130: «La exposición de tus palabras

alumbra; hace entender a los simples». Las palabras de Dios se nos

revelan primero mediante el descubrimiento. Nosotros logramos la

verdad de Dios mediante el diligente estudio bíblico. Descubrimos que la

meditación en vista a aplicar la verdad profundiza su impacto. La

combinación del descubrimiento y la meditación ofrecen la luz más

brillante de la iluminación a nuestros corazones.

No nos atrevemos a subestimar la obra iluminadora del Espíritu en

nuestras vidas mientras estudiamos las Escrituras en preparación para

nuestros mensajes. Y debemos percatarnos de que nuestros sermones no

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 133

P:143

lograrán nada aparte de la obra de iluminación del Espíritu en nuestras

congregaciones.

1 C. H. Spurgeon, An All-Round Ministry [Un ministerio global],

Pilgrim, Pasadena, Texas, 1973, p. 339.

2 El ensayo acerca de la iluminación, generalmente reconocido como

un clásico, fue hecho por John Owen en William H. Goold, editor, The

Works of John Owen [Obras de John Owen], vol. 4, Banner of Truth,

Edimburgo, 1967, pp. 121-73.

3 La iluminación inicial que ocurre en la conversión se discutirá luego

en este capítulo.

4 Véanse también Sal 119.12, 26-27, 66, 68, 73, 125, 135, 144, 169 y

171.

5 Juan Calvino, Institución de la religión cristiana, Fundación

Editorial de Literatura Reformada, Países Bajos, 1968, 1.9, p. 1.

6Ibíd.

7Ibíd.

8 J. Theodore Mueller, «The Holy Spirit and the Scriptures»,

Revelation and the Bi bl e [«El Espíritu Santo y las Escrituras»,

Revelación y la Biblia], editado por Carl F. H. Henry, Baker, Grand

Rapids, 1959, p. 278.

9 Bernard Ramm, Questions About the Spirit [Preguntas acerca del

Espíritu], Word, Waco, Texas, 1977, p. 85.

10 Wilber T. Dayton, «A Response to The Role of the Holy Spirit in

the Hermeneutic Process», en Summit II: Hermeneutic Papers [Segunda

cumbre: Roles hermenéuticos], International Council on Biblical

Inerrancy [Concilio Internacional sobre infalibilidad bíblica], Oakland,

California, 1982, pp. A8-9.

11 Esa es la confesión de H. Beecher Hicks, en Richard Allen Bodey,

Inside the Sermon, Baker, Grand Rapids, Michigan, 1990, p. 111.

12 Paul Woolley, «The Relevancy of Scripture», en The Infallible

Word, editado por N. B. Stonehouse y Paul Woolley, Presbyterian and

Reformed, Phillipsburg, Nueva Jersey, 1978, pp. 201-2.

13 John Dillenberger, editor, Martin Luther: Selections From His

Writings [Martín Lutero: escritos selectos], Anchor, Garden City, Nueva

York, 1961, pp. 174-75.

14Instituciones, 1:7, pp. 5-6.

15 Para una defensa de la doctrina de la creación, véase a Henry M.

Morris, The Biblical Basis for Modern Science [Bases bíblicas para una

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 134

P:144

ciencia moderna], Baker, Grand Rapids, 1984. Para una defensa de la

suficiencia de la Escritura, véase a John F. MacArthur, Our Sufficiency in

Christ, Word, Dallas, 1991.

16 Ramm, Questions, p. 84.

17Ibíd., pp. 85-86.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 135

P:145

PARTE III

CÓMO PROCESAR EL TEXTO

BÍBLICO Y CÓMO ESTABLECER

Y APLICAR SUS PRINCIPIOS

7. La hermenéutica y la predicación expositiva

8. La exégesis y la predicación expositiva

9. El análisis gramatical y la predicación expositiva

10. Herramientas de estudio para la predicación expositiva

11. Un método de estudio para la predicación expositiva

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 136

P:146

7

La hermenéutica y la

predicación expositiva

James E. Rosscup

El expositor que representa a Dios cumple funciones comparables con las de los

exploradores, detectives, historiadores, rastreadores e investigadores. Necesita la

perspectiva de alguien que desea realizar su mejor trabajo al enfrentar los distintos

retos analizando su texto antes de predicar. También debe utilizar principios sólidos

de hermenéutica tales como la inspección del contexto pertinente, la búsqueda de

construcciones gramaticales importantes, el estudio de usos más amplios para las

palabras en su texto, aprender a distinguir el lenguaje literal y el figurado, dar

espacio para la revelación progresiva, incorporar conocimientos adquiridos de otros

pasajes pertinentes y el sabio uso de la información acerca de las costumbres de los

tiempos bíblicos. La implementación de estos y otros importantes principios asegurará

que el expositor represente de forma precisa la verdad de la Palabra de Dios.

En cierto sentido, el expositor de Dios de pronto es un explorador, un

detective, un historiador, un rastreador y un investigador. En su búsqueda

del mensaje de Dios, es un Colón que navega los extensos mares de la

Escritura para traer noticias de un mundo más atractivo. Es un «Sherlock

Holmes» que anda buscando pistas que causarían que la verdad, la

justicia y la misericordia de Dios prevalezcan. Se parece a Catton, quien,

en su famosa trilogía de la Guerra Civil,1

examinó la historia y presentó

los hechos en su luz original. De nuevo, es comparable a Tom Tobin,

rastreador y experto en las señales de los senderos de Colorado, que

podía hallar pistas ignoradas por la mayoría.2

Un expositor de la Biblia

es un explorador que descubre un nuevo sendero3

que las personas

necesitan seguir, pero que a veces desconocen. Sirve como investigador,

por causa de otros, que busca oro en los arroyos de agua viva de la

Palabra.4

Este estudio procura repasar cómo los predicadores expositivos

cumplen su encargo de predicar la Palabra. Para lograr lo mejor que Dios

pueda hacer de ellos, como exploradores espirituales, detectives,

historiadores, rastreadores e investigadores, deben concentrarse en

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 137

P:147

principios tradicionales de interpretación bíblica para asegurarse de que

el mensaje predicado es la Palabra de Dios y no ninguna otra.

Primero, es necesario mantener en mente la relación entre el uso de la

hermenéutica (reglas de interpretación) y realizar la exégesis y la

exposición. MacArthur articula los pasos.5

1. Use el verdadero texto, la Palabra de Dios, de manera tan precisa

como sea posible, determinándola, de forma responsable,

mediante la con​sulta de especialistas en la crítica textual.

2. Emplee la ciencia de la hermenéutica con sus principios de

interpre​tación.

3. Permita que estos principios expongan el significado de un pasaje

(es decir, realice un estudio exegético del texto) como una persona

sigue las reglas preescritas al participar en un juego. Entonces, la

exégesis es la aplicación de principios hermenéuticos para decidir

lo que dice y significa un texto en su propio medio histórico,

teológico, contextual, literario y cultural. Así, el significado que

se obtiene concordará con otras Escrituras relacionadas.

4. Predique la exposición que fluye de este proceso. Haga evidente

el significado verdadero y esencial; aplique este significado a las

necesidades actuales de los oyentes en su propia situación

cultural.

Esta es la manera históricamente reconocida de interpretar y

procla​mar la Palabra de Dios.

PRINCIPIOS ESPECÍFICOS QUE GUÍAN AL INTÉRPRETE6

Enseñar principios para interpretar la Biblia por más de un cuarto de

siglo ha sido muy gratificante. Una recompensa ha sido escuchar a

estudiantes, que ahora son predicadores, contarme cómo esos principios

les han ayudado a preparar mensajes. Los comentarios han sido algo así:

«Luego de aprender cómo usar los principios, podía hacer en una hora lo

que acostumbraba tomarme muchas, así que lograba realizar más en mi

tiempo de estudio. Ahora veo cómo llegar al principio primordial de un

asunto y puedo utilizar varias clases de evidencias para verificar que lo

que estoy predicando es la Palabra de Dios, no alguna opinión maliciosa

que pensaba era lo correcto».

Los principios clave de interpretación, al aprenderse y desarrollarse a

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 138

P:148

través de la práctica, proveen mucha ayuda al determinar lo que la

Palabra de Dios dice y significa. El expositor puede desarrollar

competencia como intérprete si emplea estas importantes guías de forma

diligente, sana y capaz. Además, puede utilizarlas como fundamento para

desarrollar aún más su capacidad hermenéutica.

El uso hábil de buenas herramientas7

Es obvio que el predicador debe utilizar buenas herramientas. Sin

embargo, muchos confían de forma habitual en fuentes débiles. Así como

un cirujano, un dentista y un carpintero necesitan tener y conocer cómo

utilizar las herramientas correctas, lo debe hacer también el expositor. Él

no puede darse el lujo de descuidarse al elegir sus herramientas como lo

haría cualquiera de sus oyentes especializado en unas de estas otras

profesiones o carreras.

La vagancia, una aparente vida ajetreada y/o la falta de disciplina

controlada por el Espíritu (cf. Gá 5.23) en un compromiso sólido de

estudio son algunas de las múltiples razones que causan la elección o el

uso pobre de la herramienta. Es fácil meramente pasar los idiomas

bíblicos en el seminario, pero el que así lo hace no tendrá las

herramientas indispensables de un obrero capacitado. Sin ellas el

predicador puede caer presa de escritores que son efervescentes, pero

desconfiables en muchas de sus aseveraciones y gran parte de su lógica.

Esos astutos escritores imponen sus ideas que tuercen la Escritura y el

predicador que se alimenta de sus errores les provee con mayor

exposición. Los predicadores absorben, con demasiada frecuencia,

información engañosa impresa en fuentes frívolas y fáciles de estudiar.

Estos pesos ligeros en el púlpito generalmente cultivan pesos ligeros en

la iglesia.

En una ocasión, un conferenciante estaba enseñando acerca del diablo

ante un grupo que había sido cristiano por mucho tiempo. Estaba en lo

correcto cuando dijo que la palabra «diablo» viene del griego diabolos.

Proviene de día y ballos, este último es un sustantivo relacionado con el

verbo ball, «tirar», concluyó correctamente. «Ahora», continuó, «hallé

que día significa “debajo”. El diablo es fuerte, pero Dios lo ha tirado

bajo su poder, y podemos vivir en la victoria de Dios sobre él». Esta

profunda promesa fue auspiciada por «amenes» de la audiencia. Pero

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 139

P:149

parte de ello no era cierto. El conferenciante se hubiera alarmado al

buscar diabolos en una fuente griega confiable. Día se deriva de la raíz

duo, que significa «dos», y en composición puede significar «dos, entre, a

través».8 En su uso día llega a indicar «mediante» y varias otras cosas,

pero nunca «bajo». Otra palabra que frecuentemente significa «bajo» es

hupo.

9 El conferenciante se dejó engañar y, por consiguiente, engañó a

otros también. Diabolos, en fuentes fidedignas, se limita a indicar

«acusador, difamador, el que deni​gra».10

Esta es una perspectiva importante para el predicador. Asegúrese de

que realmente procura proclamar la verdad en lugar de un error de

pacotilla. Debe utilizar buenas herramientas en su labor, si es que ha de

hacerlo. Un hombre disciplinado por esta perspectiva trabajará para

em​plear sólidos principios para interpretar la Palabra de Dios.

Lo que la Biblia dice en su contexto

Lo que un predicador declara que un pasaje dice puede ser muy

diferente de lo que realmente indica. Su meta debe ser indagar lo que

señala el texto, no apilar sobre él algunas ideas propias.

Algunos discuten que Jonás tenía que morir en el estómago del

monstruo marino. Empero, la necesidad no se basa en lo que Jonás dice

inequívocamente. Surge de la lógica de un predicador basado en sus

inferencias en cuanto a Jonás y en lo que Jesús dijo en Mateo 12.40:

«Porque como estuvo Jonas en el vientre del gran pez tres días y tres

noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y

tres noches». Jesús sí murió, así que el razonamiento es que Jonás tenía

que morir. Sólo entonces, dice la teoría, podría la experiencia de Jonás

convertirse en una analogía plena y un verdadero «tipo» de Jesús.

Sin embargo, ninguno de los dos conceptos apoya tal necesidad. Jonás

2 no dice en ninguna parte que el profeta murió. El contexto está lleno de

expresiones que indican que estaba vivo, ciertamente angustiado, pero no

muerto. En Mateo 12.39, la «señal de Jonás el profeta» nos prepara para

la analogía de cómo Jonás fue una señal (12.40). El punto del versículo

40 es darle prominencia al elemento del tiempo, es decir, tres días y tres

noches. El mismo período se especifica también para el viaje en

«submarino» de Jonás (Jon 1.17). Jesús dice que Jonás estuvo e n la

criatura marina, pero no habla de su muerte. Eso encaja bien con el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 140

P:150

contexto de Jonás 2 en donde el profeta siempre está consciente. Es mejor

no insistir en la muerte de Jonás como requisito para la analogía de Jesús.

La analogía en la cual el intérprete puede insistir es en el aspecto de los

períodos de tiempo correspondientes. Entonces necesita hallar lo que

significaba «tres días y tres noches» en esa cultura.11

El expositor necesita observar cada pista en cuanto a lo que el contexto

dice de manera explícita y también lo que no dice. Debe buscar prueba en

el contexto bíblico como Columbo, el detective de televisión, busca

pistas en su alrededor. El predicador obtendrá sus puntos de pistas

tratadas apropiadamente, no saltando a conclusiones que surgen de su

imaginación en cuanto a lo que es necesario.

¿Qué busca el siervo de Dios en el contexto? ¡Muchas cosas! ¡Todo!

¿Puede ver palabras que conectan como «y», «por lo tanto» y «para»?

¿Qué muestran estas palabras? ¿Cuál es el significado de los tiempos

verbales?

¿Puede detectar series o patrones en un contexto? Por ejemplo, un

himno de cinco verbos en Efesios 5.19-21 sigue al mandamiento de Pablo

de no emborracharse con vino, sino ser lleno con (por) el Espíritu (v. 18).

¿Qué sugiere la serie y qué punto de vista probablemente encaja mejor en

el flujo contextual basado en los múltiples factores del pasaje? ¿Cómo

encaja mejor el hilo de los verbos con la idea del mandamiento en el

versículo 18?

¿Se repite alguna palabra de manera tal que llame la atención al punto?

El predicador hallará «creen» tres veces en un versículo al final de la

parábola de los dos hijos (Mt 21.32). ¿Es significativo esto, y cómo se

relaciona con la parábola?

El predicador puede dirigir siendo «todo ojos» para ver y «todo oídos

» para escuchar y obedecer. Examina los contextos para hallar contrastes,

por ejemplo, no emborracharse con vino sino ser lleno con (por) el

Espíritu. Busca para ver si otros contrastes están en un patrón en el cual

encaje este. Estudia para aprender cómo este contraste se relaciona con

otros versículos y secciones y con toda la epístola.

Los adjetivos no deben eludir la incesante investigación del expositor.

¿Indica un versículo «el Espíritu Santo» o sólo dice «el espíritu»? El

expositor se beneficiará al determinar qué frases pueden referirse al

Espíritu de Dios y las razones contextuales que indican tal referencia.

Hallará varias maneras para designar al Espíritu de Dios inspeccionando

el contexto inmediato, el de todo un libro de la Biblia (p. ej., las epístolas

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 141

P:151

de Pablo), el de todo un testamento y el de toda la Biblia.

El predicador debe buscar, volcando cada piedra y descubriendo con

frecuencia «pepitas de oro», sobre todo el punto general que gobierna los

detalles de un contexto. Por ejemplo, la plenitud del Espíritu (Ef 5.18)

encaja con el amplio tema de la conducta de los creyentes (Ef 4—6) que

surge de su riqueza espiritual (Ef 1—3). La repetición de la palabra

andar en el contexto (4.1, 17; 5.2, 8, 15) indica esto. Ser lleno del

Espíritu es parte de una descripción de lo que debe ser el comportamiento

cristiano. Andar es varias cosas en una singularidad compuesta. Es en

unidad con otros cristianos (4.1-16), santidad (4.17-32), amor (5.1-6),

luz (5.7-17) y el Espíritu (5.18—6.20). Una búsqueda en otras partes de

los escritos de Pablo, el Nuevo Testamento, y la Biblia revela que el

Espíritu de Dios promueve tal vida de unidad, santidad, etc. El expositor

descubre, penetrando profundamente en el contexto de Efesios, algo más:

andar en el Espíritu es una vida de plenitud (5.18), una que fluye en la

vida eclesiástica, familiar y de negocios (5.19—6.9), una pelea para la

cual los cristianos deben ponerse la armadura de Dios (6.10-17), y en

comunión con Dios y los santos en oración (6.18-20).

Estos aspectos del contexto sólo son destellos de tesoros mucho más

grandes. El siervo motivado seguirá escudriñando el contexto. Esa

laboriosidad le ayudará a exponer vetas de oro bíblico y hasta abrir vetas

mayores. Gritará con frecuencia a raíz de su gozo por el descubrimiento.

Tiene su versión propia de «¡Eureka!» Exclama: «¡Lo hallé! ¡Alabado sea

Dios!»

La elegancia de la gramática

El expositor bíblico encontrará un verdadero amigo en la gramática al

ayudarle a comprender el significado que Dios desea en un pasaje. Aquí

puede aprovechar mucho si evita preocuparse de la gramática como un fin

en sí mismo.

La gramática es la relación de palabras y frases entre sí. Sus detalles

aclaran las ideas que el escritor humano (y Dios) procuraba que los

lectores originales (y subsiguientes) entendieran. El predicador debe ser

versado en los elementos de la gramática. Esto lo libera del predicamento

de no conocer la de los idiomas originales de la Biblia y por lo tanto es

una gran ventaja. Si no la conoce, está a la misericordia de los

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 142

P:152

comentaristas que a veces chocan en sus puntos de vista en cuanto a las

construcciones gramaticales de un texto. El expositor, al conocer la

gramática, puede aplicarla con creciente habilidad para aprender el

mensaje de Dios.

El compromiso de ser lo mejor posible para el Señor puede resguardar

al predicador de excusas vagas y de la falta de una motivación poderosa.

Esos enemigos están al acecho y han dañado a muchos predicadores que

pudieron llegar a ser más útiles.

¡Cuán importante es percibir la construcción correcta de un texto y

cómo bosquejarlo para un mensaje! Uno puede ser preciso al representar

detalles tal y como la Palabra los relata y evitar ser artificial y falsificar

las cosas. Es posible apreciar de manera precisa el esquema de las

cláusulas en las oraciones de Pablo en Efesios 1.15-23 y 3.16-21. O, el

expositor también tiene una posibilidad al notar los principales verbos

que usa Pablo en 5.18, «no se emborrachen y llénense» (traducción del

autor del griego) y los cinco participios griegos (vv. 19-21) que llevan la

fuerza del mandamiento de llenarse. Las personas que obedecen y están

llenos con (o por) el Espíritu tendrán las correspondientes virtudes

expresadas por estos par​ticipios, a saber, hablarles a otros en un ambiente

reverente, cantar, llevar melodía, darle gracias a Dios y al someterse a

otros cristianos (o esposas sometiéndose a sus esposos). Cuando el

predicador comprende las relaciones entre las palabras, puede recontar

estos detalles acerca de 5.18 y capturar el flujo básico del pensamiento.

Ya sea que el predicador haya aprendido bien la gramática bíblica en

la escuela o no (y así debió ser), el estudio fiel en buenas fuentes resulta

provechoso. De todas maneras puede mejorar si de dedica a aprender

gramática y a utilizar buenas herramientas. Puede enriquecerse mediante

los escritos de expertos en las gramáticas,12 los comentarios exegéticos y

los artículos en las revistas. No está forzado a depender de libros escritos

para el gusto popular al nivel superficial de una ligera revista de Escuela

Dominical o algo aún menor. ¿Por qué ha de limitarse a beber de los

pozos de escritores que se inclinan a enseñar error con estilo atractivo?

¿Por qué no asegurarse, de manera celosa, de obtener resultados sólidos

en obras confiables para entonces correlacionar lo aprendido con todos

los principios de interpretación, incluyendo a la gramática? La oración

por la dirección de Dios en todo momento es necesaria, porque Él, cuyo

siervo es el expositor, se preocupa mucho de que este obtenga

correctamente su mensaje.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 143

P:153

El significado de las palabras: una mina de oro

El estudio dedicado de palabras bíblicas clave en las mejores fuentes

suplirá al conferenciante con grandes tesoros. Las verdades eternas tienen

mucho más valor que las fabulosas minas de Jackson y Gregory en la

búsqueda de oro en Colorado en el 1859 y los años siguientes.

Es importante lidiar con cada palabra, sin embargo hay que dedicarle

más investigación a los términos clave. La concordancia presenta todos

los pasajes en donde aparece una palabra. El hacedor de sermones puede

encontrar en su Biblia, ya sean textos griegos, hebreos o en español, los

contextos de una palabra en un libro bíblico, en un escritor o en el

Antiguo Testamento o en el Nuevo. En un léxico localiza los posibles

significados que la palabra tiene en diferentes situaciones. Su tarea es

encontrar la idea correcta en el contexto del texto estudiado.

Por ejemplo, león tiene varios significados en la Escritura: un animal

de poder espantoso, Babilonia como un aterrador invasor (Jer 4.7), la

nación de Israel o un líder (Ez 19.2),13 una analogía para Satanás (1 P

5.8) y Cristo (Ap 5.5), para sólo nombrar unos cuantos. Detrás de cada

uno están las ideas de tremendo poder, autoridad y la capacidad para

vencer.

Se pueden elegir muchas palabras en diferentes pasajes para designar

conceptos distintivos. Las palabras para «mundo», «bautismo», «espíritu

», «fuego», «estrella» y «corona» son ejemplos típicos. El expositor,

como mayordomo útil de la Palabra de Dios, debe estudiar y lograr una

percepción más profunda de las distinciones válidas entre las palabras.

También debe resguardarse contra la aceptación de declaraciones de

parte de otros predicadores que no han sido verificadas. Algunas podrían

parecer impresionantes, pero engañan al ingenuo que no dedica el tiempo

para investigarlas. Pronunciamientos absolutistas pueden resonar como si

provinieran de las alturas del Sinaí: «Las tinieblas siempre son malas en

la Escritura»,14 ni «los pájaros siempre son malos en la Biblia».15 O un

conferenciante podría insistir sin criterio alguno que «Dios no escucha la

oración de un hombre perdido».16 Esta clase de declaraciones debe ser

sometida a otros criterios antes de otorgarle validez hermenéutica. En

algunos contextos cada una de las aseveraciones podría ser cierta, pero se

exagera cuando se les convierte en guías universales para toda la Biblia.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 144

P:154

Es sabio que el expositor trace una palabra en todos sus contextos. Esto

le permite «sentir» la palabra y el aspecto del mensaje que abarca en

cada contexto. Sólo puede presentar un resumen a su audiencia, pero su

conclusión, que ha sido cuidadosamente estudiada, puede prevalecer ante

Dios y los hombres. El estudio de las palabras puede aguzar la mente del

expositor y su corazón para que tenga mayor sensibilidad hacia las metas

y la actitud de un escritor bíblico.

Uno puede añadir detalles coloridos mediante la consulta de un léxico.

Barber presenta una lista de varios de ellos en The Minister’s Library

[La biblioteca del ministro].17 Las obras más útiles acerca del Antiguo

Testamento son de Brown/Driver/Briggs, Holladay, y Koehler y

Baum​gartner. 18 Hay una valiosa ayuda en cuanto al Nuevo Testamento en

Abbott-Smith y Arndt y Gingrich.19 Otras provechosas obras

lexicográficas son los dos volúmenes de Theological Wordbook of the

Old Testament [Vocabulario teológico del A.T.], de R. Laird Harris, et

al., Moody, Chicago, Illinois, 1980, y el Diccionario Expositivo de Vine

(cf. las notas 8 y 10 de este capítulo). Este último presenta cada palabra

en español, luego (en la edición citada en la nota 10) clasifica el hebreo y

el griego para cada palabra correspondiente al sistema numérico en la

concordancia de Strong y la New American Standard Concordance.

Dos fuentes guían a los usuarios al punto exacto que define casi cada

palabra en cada versículo de la Biblia. Estas útiles herramientas son

Bruce Einspahr, An Index to Brown, Driver and Briggs’ Hebrew-English

Lexicon [Diccionario hebreoinglés temático de Brown, Driver y Briggs],

Moody, Chicago, Illinois, 1980 y John Alsop, An Index of the Revised

Bauer-Arndt-​Gingrich Greek Lexicon [Diccionario temático revisado del

griego], segunda edición, Zondervan, Grand Rapids, Michigan, 1981.

Hasta un predicador que no sepa hebreo ni griego puede acudir

inmediatamente a la clasificación del léxico y a la definición de una

palabra en inglés.

Otra fuente son los tres volúmenes del New International Dictionary

of New Testament Theology [Nuevo diccionario internacional de

Teología Neotestamentaria], editado por Colin Brown, Zondervan, Grand

Rapids, Michigan, 1975–78. Se ocupa de palabras significativas del

Nuevo Testamento en inglés, y David Townsley y Russell Bjork,

Scripture Index to the NIDNTT, Zondervan, Grand Rapids, Michigan,

1985, provee ayuda conveniente para su uso. El predicador puede buscar

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 145

P:155

la palabra sobre la cual necesita información sin mucho esfuerzo.

Una obra monumental editada por Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich

son los diez volúmenes de Theological Dictionary of the New Testament

[Diccionario teológico del N.T.], Eerdmans, Grand Rapids, Michigan,

1964–76. El volumen 10 tiene índices útiles para palabras clave en

inglés, griego, hebreo y arameo, así como referencias bíblicas. Eerdmans

también ha publicado un resumen en un solo volumen por Geoffrey

Bromiley (1985), que ofrece la esencia de la obra más extensa y que

cuesta mucho menos.

Otros recursos que relatan las riquezas de las palabras bíblicas

incluyen The New Bible Dictionary [El nuevo diccionario bíblico],

editado por J. D. Douglas, Eerdmans, Grand Rapids, Michigan, 1970; The

Zondervan Bible Pictorial Dictionary [Enciclopedia de la Biblia

Internacional], editado por M. C. Tenney, Zondervan, Grand Rapids,

Michigan, 1963; The International Standard Bible Encyclopedia, 4

volúmenes, editado por Geoffrey Bromiley, Eerdmans, Grand Rapids,

Michigan, 1979-86, y The Zondervan Pictorial Encyclopedia of the

Bible, 5 volúmenes, editado por M. C. Tenney, Zondervan, Grand Rapids,

Michigan, 1975.

Los comentarios exegéticos también incluyen, entre otra información,

buen material acerca de palabras. Barber (The Minister’s Library) tiene

buenas listas para el Antiguo Testamento (pp. 129-31) y el Nuevo

Testamento (pp. 167-69) en conjunción con cada libro. Los artículos en

las revistas a menudo ayudan con el significado de las palabras.

Los predicadores deben manejar la Palabra de Dios con integridad.

Esto es mucho mejor que una suposición inventada y medio cocinada. Aun

en el estudio de las palabras, un ministerio puede ser bueno de verdad

para ahora, así como para el futuro trono del juicio de Cristo.

Cómo distinguir lo literal de lo simbólico

Por lo general, no es difícil clasificar lo literal y lo simbólico. Casi

siempre es obvio cuando una palabra se usa en su sentido literal. Esta es

la connotación fundamental al comenzar a usar una palabra en un idioma.

El uso simbólico en un dominio análogo a lo anteriormente dicho, a

menudo es aparente.

Aun en los días de la Biblia el león primeramente era un animal de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 146

P:156

cuatro patas. Esta idea básica hizo natural que se asemejara una persona o

una cosa a un león, es decir, alguien o algo parecido a un león en poder y

autoridad. La Escritura tiene su espada del Espíritu (Ef 6.17), la leche de

la Palabra (1 P 2.2, 3) y Jesús como la puerta (Jn 10.9). Él es la puerta a

la salvación que corresponde, en el reino espiritual, a una puerta de

entrada al rebaño en la esfera física (Jn 10.1-3).

Algunas veces el expositor enfrenta un problema cuando la distinción

entre lo literal y lo simbólico no es tan obvia. Sin embargo, aun aquí

puede determinar las principales posibilidades, con los argumentos que

las sostienen, mediante la diligente exposición a través del uso de varios

principios de interpretación y de fuentes autorizadas en cuanto a palabras:

léxicos, comentarios exegéticos, etc.20Puede separarlas o dividirlas en

distintas clases para tomar una decisión cuidadosa y firme.

Otros problemas son más difíciles. Por ejemplo, en predicciones de

batallas futuras, ¿serán los caballos, las lanzas, las espadas y las flechas

las mismas armas de los tiempos bíblicos cuando se pronunció la

profecía? ¿Se volverán a utilizar? ¿O el predicador las percibe como

términos culturalmente condicionados para ayudar a su actual audiencia a

entender la idea, puntos de partida análogos a alguna otra clase de armas

cuando ocurra la batalla mucho después, armas de un tiempo futuro? Las

armas cambian a través de los siglos.

Si el expositor opta por el último punto de vista acerca de las armas,

¿acaso requiere el principio de la coherencia que se aplique a todo en el

Antiguo Testamento? No. Es innecesario pensar que la tierra que

prometió Dios a Abraham y a sus descendientes (cf. Gn 12.7, etc.) sea

distinta en el futuro, como la espiritual «tierra de la iglesia» o todas las

actuales bendiciones espirituales en Cristo (cf. Ef 1.3). Si esto fuera

cierto, la Iglesia sería el Israel espiritual y, para algunos intérpretes,

Israel como nación no tendría destino distintivo luego de la Segunda

Venida de Cristo. Sin embargo, una masa particular de tierra (como

Palestina) sigue siendo la misma a medida que pasa el tiempo, al menos

dentro del presente sistema terrenal. Aparte de eso, la Escritura dice

mucho para sugerir un futuro regreso de un arrepentido pueblo de Israel a

Palestina. Todo eso es igual pese a los cambios en las armas militares.

Los escritores con mayor capacidad interpretativa continuarán

disputando sus puntos de vista en cuantos a las armas. Esto es cierto aun

cuando concuerden en que ocurrirán batallas literales en un regreso de

Israel a Palestina. Ya sea que las lanzas continúen siendo armas similares

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 147

P:157

lanzadas por caballería o lanzadas por máquinas futuras, todavía son

armas físicas reales, aunque de forma diferente. La caridad estimula la

tolerancia y busca un espíritu de unidad al exaltar a Cristo aun cuando los

siervos de Dios sostengan interpretaciones diferentes. Esto es posible

porque no está en juego ninguna verdad fundamental de la Escritura.

¿Cuándo debe ser literal el predicador? Siempre debe utilizar la idea

literal de un término como su punto de partida. Es una base desde la cual

se puede evaluar la posibilidad de una figura sensible. Debe ser literal

cuando esto produzca el mejor sentido, a saber, cuando el contexto y el

uso de la palabra lo señalen de esta manera. Un contexto de historia

probablemente no utilizará un término de forma simbólica, aunque podría

ocurrir. De ser así, los factores de ese texto o alguno similar deben

demostrar que así es. Pero los libros con muchos símbolos, como Salmos,

Isaías, Zacarías y Apocalipsis, a menudo tienen su justificación propia

para que las ideas simbólicas se ajusten con otros detalles.

Algunas veces aun cuando los términos simbólicos sean frecuentes,

otras expresiones podrían ser literales. Por ejemplo, es debatible si se

debe percibir la Nueva Jerusalén como algo literal o no. Contextualmente,

el cielo nuevo y la tierra nueva son tan literales como el cielo viejo o la

tierra vieja que los sucedieron (Ap 21.1—22.5). Además, se ofrecen

medidas precisas para la ciudad como si fuera literal. El árbol de la vida

(Ap 22.2) también puede ser tan literal o físico como el árbol de la vida y

otros árboles en el huerto del Edén (Gn 2—3). Esa evidencia convence a

muchos para que entiendan que se habla de una ciudad y un árbol literal,

aun en un contexto en donde «el libro de la vida» (Ap 20.15) puede ser un

símbolo para escribir algo de lo que Dios está consciente.

Obviamente el león que Sansón derrotó tenía cuatro patas. De forma

también razonable, el león que vigila desde la espesura en Jeremías 4 es

un símbolo de Babilonia, que es semejante a un león, porque Jeremías la

identifica como la invasora de Judá (Jer 20.4) y muchos detalles en el

capítulo 4 representan al león como un ejército humano.

El asunto es utilizar todos los principios de interpretación en un texto,

filtrando de manera diligente la evidencia y buscando indicadores que

señalan hacia una idea literal o simbólica.21 Ocasionalmente, aun después

de arduo estudio, el predicador podría no ser capaz de llegar a una

conclusión antes de predicar. Debe depender del Señor para comprender

cómo explicar el pasaje, y hasta para reconocer con sinceridad la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 148

P:158

necesidad de más luz que refleje humildad e integridad con su

audiencia.22 El Espíritu hasta puede utilizar esto para fomentar la

seguridad de que el pueblo puede confiar en este hombre de verdad.

La revelación progresiva: la revelación gradual de Dios

No todo el programa divino le fue revelado al hombre de una vez por

todas. Dios ha revelado aspectos de su plan en etapas a medida que se ha

desarrollado el drama de la Biblia. La revelación gradual es evidente,

aun en la profecía directa, y es elemento de predicción en la tipología.23

Las personas necesitan fe y paciencia para esperar el cumplimiento de las

etapas que Dios ha proyectado por adelantado.

Un predicador que sea sensible a la revelación progresiva debe ser

cuidadoso y hacer distinciones claras. Por ejemplo, desde una

perspectiva contemporánea, tiene un amplio entendimiento de las

ramificaciones a largo alcance de Génesis 3.15. Se encuentra en el tope

de una revelación avanzada y puede sacar detalles iluminadores de ambos

Testamentos. Empero también ve que Adán y Eva estaban en un punto

primitivo en el desarrollo progresivo del plan de la redención. No tenían

acceso a las implicaciones posteriores que le proveen al predicador

contemporáneo una imagen compuesta. Seguramente no podían decirle a

Dios: «Ah, ahora entendemos; tú enviarás a Cristo para derrotar a Satanás

y pagar la penalidad por pecados como los nuestros». No tenemos

indicación bíblica de que Dios les reveló eso.

Pasajes posteriores nos ayudan a integrar muchos detalles en el flujo de

la revelación progresiva. Vemos particularidades acerca del nacimiento,

la persona, el ministerio, la muerte, la resurrección y la ascensión de

Jesús. Pero el conocimiento posterior de estas no justifica que se

interpreten como si el pueblo de Dios las conociera, en los días del

Antiguo Testamento, desde el momento en que fueran predichas por vez

primera.24

Para ilustrarlo mejor, una perspectiva posterior a la crucifixión no

puede señalar al arreglo en forma de cruz de los muebles del tabernáculo

como evidencia de que el mismo señalaba a la cruz de Cristo. Esta

percepción es muy avanzada como para atribuirla al santo del Antiguo

Testamento. La Palabra de Dios tiene lenguaje suficientemente claro en

cuanto a la cruz, para que el predicador no tenga que hacer declaraciones

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 149

P:159

que parezcan «abracadabra» o que son, dentro de las mejores

circunstancias, arbitrarias. ¿Por qué no concentrarse en los buenos

abastecimientos que hay en la alacena de la verdad que es predicable, sin

improvisaciones o cosas raras? ¡Dios no nos ha llamado a desplegar

ingenuidad para añadirle a su revelación progresiva!

La ayuda bíblica para interpretar la Escritura25

La Biblia ilumina mucho a los comentarios y a sí misma mediante las

referencias cruzadas. Dios ha usado de manera poderosa a los

predicadores que se saturan con la Palabra y la obedecen mediante su

poder. Ellos, al vivirla día y noche (Sal 1.1-3), consiguen conexiones

válidas entre varios pasajes y llenan el panorama en cuanto a aspectos de

la verdad. Este principio suplementa el uso del contexto, los estudios de

palabras, la gramática y otras reglas hermenéuticas.

El aspecto «vida» (zoe) en el Evangelio de Juan, es decir, la vida

eterna como don espiritual de Dios recibido cuando una persona cree en

Cristo, prepara al predicador con la misma palabra de 1 Juan. Es lógico,

si damos por sentado que el apóstol Juan escribió ambos libros, que usara

la misma palabra en las mismas conexiones para expresar el mismo

concepto, a menos que surja evidencia contraria. Los dos libros usan la

palabra de varias maneras que convergen en el mismo sentido. Una

persona que cree en Cristo pasa de muerte a vida (Jn 5.24; 1 Jn 3.14). El

término «vida» aparece a menudo en el Evangelio y se repite en 1 Juan

con el adjetivo aionios («eterno»). Además, la «vida» es un regalo

relacionado con Cristo (Jn 3.16; 1 Jn 5.11, 12). Se refiere a «vida» en

otras relaciones semánticas comunes a ambos libros. Este tipo de

observación fortalece la confianza del predicador para que, al hablar

acerca de 1 Juan, relacione apropiadamente las referencias a «vida» allí

con la «misma palabra» que se usa de manera similar en el Evangelio de

Juan.

Estas relaciones llevan a afirmaciones como las siguientes. En su

Evangelio, el propósito general de Juan es describir las señales

(milagros) de Jesús para que los hombres puedan creer y tener vida eterna

(Jn 20.30, 31). Así que en 1 Juan añade a esto las maneras en las cuales

las personas pueden probar su profesión para tener vida y estar

adecuadamente asegurados de que han creído de manera genuina y tienen

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 150

P:160

la vida (1 Jn 5.13; cf. 2.3-5, etc.).

La consulta de referencias cruzadas, implementada con una

sensibilidad competente respecto a las pistas en cada contexto, evita

realizar relaciones inválidas y añade conocimientos para la

predicación.26 Es mejor no presionar una referencia cruzada si la

evidencia para una relación no es sólida. La pasión del hombre que sigue

arduamente a Dios es la certeza de que comunica sólo la Palabra de Dios

y no desecho de invención propia.

El colorido de las costumbres bíblicas

Dios dio su palabra a personas en culturas distintas, así que el

predicador debe ver lo que el texto dice en la suya. Una vez que haya

hecho esto, puede ayudar a sus oyentes a ver cómo usar las verdades

donde las costumbres difieren del contexto original. Actualmente, los

siervos de Dios, tienen mucho que aprender acerca de la idea de

cualquier pasaje de la Biblia en un contexto de hace mucho tiempo

atrás.27

Predicar a través de las parábolas de Jesús y usar buenas fuentes puede

proveer un «reporte noticioso» esclarecedor. Muchos comentarios y

libros se especializan en las parábolas; las obras acerca de las

costumbres ayudan a explicar las circunstancias. El predicador que usa su

tiempo sabiamente tiene la oportunidad de filtrar y ajustar la información

en una presentación completa; además, puede comparar y evaluar los

puntos de vista. Puede visualizar los predicamentos humanos tanto cuando

Jesús enseñó como los del día de hoy y aplicar la verdad con una

relevancia fascinante.

Un versículo podría indicar algo diferente de lo que uno supone a

primera vista. Romanos 12.20 es un ejemplo. Un cristiano que le hace

bien a un enemigo amontonará «ascuas de fuego sobre su cabeza».

Hacerle bien a un enemigo tiene mucho en común con Proverbios 25.21 y

22: «Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere

sed, dale de beber agua». Eso se refiere a la bondad, pero las ascuas de

fuego pueden causar un dolor intenso. Así que algunos enseñan que

Romanos 12.20 significa que la bondad aumenta la culpabilidad de la

persona mientras resiste a Dios. Esto lleva a que sufra un castigo ardiente

al rechazar a Dios y a tal bondad. Sin embargo, Romanos 12 señala las

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 151

P:161

intenciones bondadosas hacia los enemigos, no los motivos de venganza

(vv. 14, 15, 17, 18, 20, 21). En una fertilización recíproca de culturas en

el mundo bíblico, Klassen describe una costumbre egipcia que se ajusta a

un punto de vista amoroso, no a uno cruel.28 De acuerdo a la costumbre,

una persona que había llegado a ser penitente cargaba sumisamente ascuas

de fuego sobre su cabeza en una vasija. Ellas simbolizaban su cambio a

una mente tierna. Esa costumbre concuerda con el enfoque en Romanos 12

de una obra de amor que podría afligir a una persona hasta el

arrepentimiento.

Ese punto de vista es sumamente posible. Sin embargo, la cuestión

principal no es que sea correcto o no. La importancia del principio es el

punto esencial. Procure ver la costumbre como la veía el escritor bíblico

en su día. El predicador que disciplina su mente de esta manera a menudo

halla luz adicional en cuanto a lo que la Palabra significa.

Otro ejemplo de interpretar una costumbre tiene que ver con la

«piedrecita blanca» que Cristo promete como recompensa para el

cristiano vencedor (Ap 2.17).2 9 Uno no hallará lo que la frase quería

decir en la cultura del siglo primero adivinando en base a las piedrecitas

blancas de la cultura actual.

Las referencias geográficas deben verificarse en fuentes confiables

acerca de geografía bíblica.30 La precisión y las vívidas descripciones de

localización, distancia, terreno, clima, vegetación, etc., mejoran la

presentación. A menudo es sabio verificar la información investigando en

varias fuentes, sobre todo si una idea confirmada cuidadosamente influye

en la elección de puntos de vista.

Todos los humanos estamos limitados. Sólo Jesucristo Hombre conoce

las cosas de la Palabra perfectamente, y Él es el exégeta intachable de la

verdad. Un intérprete astuto es diligente en su estudio, pero también

anhela aprender de otros algo que puede haber obviado. Después de todo,

otros intérpretes también han sido enseñados por el Espíritu.31

UNA POSTDATA

El espacio sólo permite la breve mención de otros axiomas

hermenéu​ticos.

1 . El hábito de verificar. Comprende un punto de vista y todos sus

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 152

P:162

detalles en fuentes confiables, de especialistas. En relación a detalles

históricos, consulte fuentes fidedignas acerca de la historia.32 Para la

geografía, busque expertos en geografía.33 En relación el significado de

palabras, acuda a los mejores léxicos, a los comentarios exhaustivos, etc.

Evite, sobre todo, descansar en fuentes débiles, a saber, aficionados que

debieron haber dependido de fuentes confiables, pero que por una razón u

otra no lo hicieron. La verificación con expertos genuinos, y no falsos, se

aplica a cada área: parábolas, profecía, tipología, etc. Hasta podría ser

fructífero para externos pasajes de Escritura. Las obras que se

especializan en una porción más breve podrían proveer ayuda que los

comentarios sobre toda la Biblia no analizan tan minuciosamente. Los

estudios concentrados se ocupan de cosas tales como la creación, el

diluvio, Abraham, el tabernáculo, el Salmo 25, el juicio y la muerte de

Jesús, su resurrección, Romanos 6—8, 1 Corintios 13, Hebreos 11,

Apocalipsis 2—3, 20, y 21—22. Las obras temáticas discuten el

matrimonio, el divorcio, los ángeles, la guerra espiritual, el movimiento

de la Nueva Era y más.

Algunas fuentes proveen bibliografías anotadas acerca de asuntos

bíblicos. Esas ayudas son muy valiosas.34 Investigue, en cada tema, las

mejores fuentes. Es ilógico que nos preparemos mal para predicar las

inescrutables riquezas de Cristo.

2. El principio de la verificación. Investigue sobre la vigencia de la

declaración bíblica que afirma que un deber es obligatorio para todos los

tiempos y no sólo para un personaje bíblico. Use otros principios para

percibir el asunto desde todo ángulo posible. Para ilustrar el

mandamiento de Dios para Jacob de abandonar su tierra (Gn 31.13), a

saber, abandonar a Harán para regresar a Canaán, es inaplicable a un

cristiano actual en una situación determinada. El principio general que

podría derivarse es que Dios dirige voluntariamente al creyente, a una

verdad que puede verificarse en otras Escrituras. Pero Génesis 31 no le

ordena hacer algo como abandonar el servicio militar o dejar a California

para irse a otro estado. La voluntad de Dios en cuanto a los movimientos

exactos de cada creyente depende de varias consideraciones.

3 . El principio de la regulación. La Escritura, y no la experiencia,

regula la doctrina. Los expositores pastorales deben indicarles a las

ovejas de Dios que se concentren en lo que dice el Gran Pastor en su

Palabra interpretada apropiadamente. Cualquier afirmación que señale

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 153

P:163

que la Biblia más la experiencia proveen una norma de la cual se puede

depender, debe ser evaluada a partir del criterio de la «Agencia de

normas» de Dios, su Palabra.

Esta discusión no ha tratado cada regla hermenéutica importante, pero

ha tocado las más cruciales para un ministerio fiel en la Palabra. Al

usarse hábilmente, ayudarán a los heraldos bíblicos de Dios para obtener

la verdad de la Palabra que Él quiere que proclamemos a otros.

1 W. B. Canon, Bruce Catton’s Civil War [Guerra Civil de Bruce

Catton], Fairfax, Nueva York, 1984.

2 Tobin (1822–1904), quizá mejor conocido por rastrear al servicio

del Fuerte Garland en el suroeste de Colorado, ca. 1863. El comandante

de la posta dijo que Tobin podía rastrear un saltamontes a través de los

arbustos (The Pueblo Star-Journal and Sunday Chieftain, 11 de marzo de

1984, 2G., 3G).

3 Cf. buenos senderos/sendas (Sal 17.5; 23.3; Pr 4.11) y los malos (Sal

17.4; Pr 2.15). El Antiguo Testamento tiene varias palabras para «senda»,

así como el Nuevo Testamento. Una es aplicada a Jesucristo. Él es «el

camino» (Jn 14.6).

4 Nótese los términos para arroyos utilizados en Sal 1.2; Is 44.3; Jn

7.37-39, etc.

5 John F. MacArthur, «The Mandate of Biblical Inerrancy: Expository

Preaching» [Predicación expositiva: El mandato de la infalibilidad

bíblica], The Master’s Seminary Journal, n. 1, primavera 1990:3-15,

especialmente pp. 9-10.

6 Entre los muchos libros acerca de principios algunos sobresalen:

Elliott Johnson, Expository Hermeneutics [Hermenéutica expositiva],

Zondervan, Grand Rapids, 1990; A. B. Mickelsen, Interpreting the Bible

[Cómo interpretar la Biblia], Eerdmans, Grand Rapids, 1963; Bernard

R a mm, Protestant Biblical Interpretation [Interpretación bíblica

protestante], Baker, Grand Rapids, 1970; Milton Terry, Biblical

Hermeneutics [Hermenéutica bíblica], Zondervan, Grand Rapids, 1969.

Algunos de los mejores libros acerca del estudio bíblico en general son:

Richard L. Mayhue, How To Interpret the Bible for Yourself [Cómo

interpretar la Biblia por sí mismo], BMH, Winona Lake, Indiana, 1983;

A. B. Mickelsen, Better Bible Study [Estudio bíblico superior], Regal,

Glendale, California, 1977; Roy Zuck, Basic Bible Interpretation

[Interpretación básica superior], Victor, Wheaton, Illinois, 1991. Dos

obras útiles acerca de cómo aplicar el significado son: Jack Kuhatsehek,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 154

P:164

Taking the Guesswork Out of Applying the Bible [Cómo eliminar las

conjeturas al usar la Biblia], InterVarsity, Downer’s Grove, Illinois,

1990; J. R. McQuilkin, Understanding and Applying the Bible [Cómo

entender y aplicar la Biblia], Moody, Chicago, 1983.

7 Véase el capítulo 10 de este libro para otras herramientas de estudio.

8 H. E. Dana y Julius R. Mantey, A Manual Grammar of the Greek

New Testament [Manual de gramática griega del N.T.], Macmillan,

Nueva York, 1958, pp. 101-2. W. E. Vine piensa que este significado

surge de una persona que lanza palabras a través o al otro lado, como en

un asalto verbal, p. ej., en Lucas 16.1 un siervo es acusado ante el

hombre a quien sirve, Expository Dictionary of New Testament Words

[Diccionario expositivo de palabras del N.T.], Revell, Westwood, Nueva

Jersey, 1959, I, p. 26.

9 Dana y Mantey, ibíd., p. 112.

10 Bauer, et al., A Greek-English Lexicon, p. 181; cf. también, Vine,

Expository Dictionary, I, p. 306, bajo «Diablo». Aun una persona que no

sabe griego se le hace fácil utilizar a Vine. Una reciente edición de Vine

la liga al sistema de numeración en James L. Strong, The Exhaustive

Concordance of the Bible, Abingdon-Cokesbury, Nashville, 1890 y en

New American Standard Exhaustive Concordance [Nueva concordancia

completa americana], Robert L. Thomas, editor general, Holman,

Nashville, 1981. p. ej. Vine, M. F. Unger y William White, Vine’s

Expository Dictionary of the New Testament Words, Nelson, Nueva

York, 1985. El sistema numérico para las palabras griegas y hebreas es

diferente en The NIV Exhaustive Concordance, editado por Edward W.

Goodrick y John R. Kohlenberger, III, Zondervan, Grand Rapids, 1990.

11 Cf. Harold Hoehner, Chronological Aspects of the Life of Christ

[Aspectos cronológicos de la vida de Cristo], Zondervan, Grand Rapids,

1977, pp. 65-66, 72-74.

12 Las mejores gramáticas del Antiguo Testamento son E. Kautsch

(1910), J. Weingreen (1959) y R.J. Williams (1967). Las mejores del

Nuevo Testamento son F. W. Blass y A. Debrunner (1961), E.D. Bunon

(1965), Dana y Mantey (cf. nota 8 en este capítulo), C. F. D. Moule

(1963), J. H. Moulton, W. F. Howard y N. Turner (1908–76), y A. T.

Robenson (1934). En la mayoría de los casos los predicadores

encontrarán lo que necesitan en Weingreen, Dana/Mantey y Robertson.

13 Charles Dyer, «Ezekiel», en Bible Knowledge Commentary

[Comentario bíblico], editado por John Walvoord y Roy Zuck, Victor,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 155

P:165

Wheaton, Illinois, 1983–85, I, p. 1262; John Taylor, Ezekiel, InterVarsity,

Downers Grove, Illinois, 1969, p. 153.

14 Esta declaración se ha utilizado a menudo para apoyar la teoría de

la brecha en Génesis 1.2. Muchos de los que la favorecen están

conscientes de que las tinieblas no siempre son malas en su uso (cf. Sal

18.9; 97.2; 104.20, etc.), así que encuentran apoyo en otra parte. Por

supuesto, muchos otros no ven brecha alguna o maldad en Génesis 1.2.

15 Este principio ha sido utilizado para probar que los pájaros en la

planta de mostaza representan el mal (Mt 13.31, 32). Pero los pájaros no

siempre se relacionan con la maldad (cf. Sal 104.12; Mt 6.26, etc.), En

los pasajes del Antiguo Testamento que tienen una presentación de

árboles pájaros análoga a Mateo 13.31, 32, los pájaros simplemente

ayudan a representar la idea de un árbol lo suficientemente grande como

para proveer albergue o refugio. Un árbol enorme para los pájaros es

como un reino interesado en proveer recursos para sus súbditos (Ez

17.23, el reino del Mesías; 31.6, el asirio; Dn 4.12, el gobierno de

Nabucodonosor). Este parece ser el punto de Jesús en cuanto al interés

del reino de Dios, y en donde los textos del Antiguo Testamento indican

maldad, lo aclaran mediante el uso de otros detalles.

16 Uno necesita delimitar tal declaración, porque Dios sí escucha la

oración de los perdidos cuando claman por misericordia (Lc 18.9-12).

Cf. O. Hallesby, Prayer, Augsburg, Minneapolis, 1975, pp. 159-160: Dios

no necesariamente promete responder a las oraciones de los perdidos,

pero algunas veces elige hacerlo de manera favorable a ellas para Sus

propósitos.

17 Cyril J. Barber, The Minister’s Library, Moody, Chicago, Illinois,

1985, I, p. 130 (Antiguo Testamento), pp. 167-69 (Nuevo Testamento).

18 Francis Brown, S. R. Driver, y C. A. Briggs, A Hebrew and English

Lexicon of the Old Testament, [Léxico hebreoinglés del A.T.] Clarendon,

Oxford, 1952; William Holladay, A Concise Hebrew and Aramaic

Lexicon of the Old Testament [Diccionario breve de hebreo y arameo del

A.T.], Eerdmans, Grand Rapids, Michigan, 1970; L. H. Koehler y W.

Baumgarmer, Lexicon in Veteris Testamenti Libros [Diccionario del

Antiguo Testamento], Brill, Leiden, Holanda, 1953.

19 G. Abbott-Smith, A Manual Greek Lexicon of the New Testament

[Diccionario manual griego del N.T.], T. & T. Clark, Edimburgo, 1937;

cf. Bauer, et al., A Greek-English Lexicon.

20 Las expresiones idiomáticas son tratadas detalladamente por E. W.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 156

P:166

Bullinger, Figures of Speech Used in the Bible [Figuras literarias usadas

en la Biblia], Baker, Grand Rapids, Michigan, 1974. Un buen libro acerca

del significado de los números es John J. Davis, Biblical Numerology

[Numerología bíblica], Baker, Grand Rapids, 1968.

21 Este escritor considera las siguientes obras como las más precisas

en la mayoría de los puntos al manejar los temas proféticos: Alva J.

McClain, The Greatness of the Kingdom [La grandeza del reino], Moody,

Chicago, Illinois, 1968; John Walvoord, The Revelation of Jesus Christ

[La revelación de Jesucristo], Moody, Chicago, Illinois, 1966; Leon

Wood, A Commentary on Daniel, Zondervan, Grand Rapids, Michigan,

1973; y The Bible Knowledge Commentary [Comentario de Daniel], 2

vols., editado por John Walvoord y Roy Zuck, Victor, Wheaton, Illinois,

1983–85.

22 Un líder eclesiástico podría considerar el riesgo de mostrarse

indeciso en una presentación pública. Podría ser que desee admitir cuán

difícil es un problema de interpretación y declarar su intención de

continuar estudiándolo, pero en lugar de dejar a su audiencia «colgando»

y sin una respuesta para el significado de un pasaje, puede expresar una

solución tentativa como su opinión hasta que reciba una luz más clara.

Este procedimiento aliviará la tensión de la incertidumbre que la

indecisión por parte del liderazgo podría crear para sus oyentes.

23 Acerca de la tipología, véase Patrick Fairbairn, The Typology of

Scripture [Tipología en la Escritura], 2 vols., Kregel, Grand Rapids,

Michigan, 1989, una de las muchas reimpresiones de una obra de 1845–

47. Fairbaim todavía es muy respetado. Véanse los estimados de sus

puntos fuertes y sus debilidades, así como su interacción con literatura

reciente acerca de la tipología en artículos por Roger Nicole, Ronald

Youngblood y S. Lewis Johnson en Earl D. Radmacher y Robert Preus,

editores, Hermeneutics, Inerrancy and the Bible, Zondervan, Grand

Rapids, Michigan, 1984, pp. 765-99. Cf. también D. L. Baker, Two

Testaments, One Bible [Dos testamentos, una Biblia], InterVarsity,

Downers Grove, Illinois, 1976.

24 Entre los libros útiles acerca del uso neotestamentario del Antiguo

Testamento, cf. S. Lewis Johnson, Jr., The Old Testament in the New [El

Antiguo Testamento en el nuevo], Zondervan, Grand Rapids, Michigan,

1980; y Walter Kaiser, Jr., The Uses of the Old Testament in the New

Testament [Usos del A.T. en el N.T.], Moody, Chicago, Illinois, 1985.

25 Para discusiones del principio de la «analogía de la fe», véanse a

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 157

P:167

Robert L. Thomas, «A Hermeneutical Ambiguity of Eschatology: The

Analogy of Faith» [Ambigüedad hermenéutica de la escatología: La

analogía de la fe], Journal of the Evangelical Theological Society, 23,

núm. 1, marzo de 1980, pp. 45-53; Walter C. Kaiser, Jr., «Hermeneutics

and the Theological Task» [La hermenéutica y las tareas teológicas],

Trinity Journal, 12NS, 1991, pp. 3-14.

26 La mejor herramienta para las referencias cruzadas es The Treasury

of Scripture Knowledge [Tesoro de conocimiento bíblico], Revell, Old

Tappan, Nueva Jersey, s.f.

27 Hay muchos libros disponibles acerca de las costumbres y la

conducta en la Biblia. Un ejemplo es Ralph Gower, The New Manners

and Customs [Nuevos usos y costumbres], Moody, Chicago, Illinois,

1989. Al parecer, se escribió de nuevo en base a Fred Wight, Manners

and Customs of Bible Lands [Usos y costumbres de las tierras bíblicas],

Moody, Chicago, Illinois, 1953, el cual fue reimpreso varias veces,

realmente es una obra nueva con muchas ilustraciones y menos material

explicativo. Empero, aun así es útil. También hay mucha información útil

en J. A. Thompson, Handbook of Life in Bible Times [Manual de vida en

tiempos bíblicos], InterVarsity, Downers Grove, Illinois, 1987. Aquí los

léxicos también proveen mucha asistencia.

28 William Klassen, «Coals of Fire: Sign of Repentance or Revenge?»

[Aguas de fuego: ¿Señal de arrepentimiento o de venganza?], New

Testament Studies [Estudios del Nuevo Testamento], 9, 1962–63, pp.

337-50; cf. también Leon Morris, The Epistle of the Romans [Epístola a

los Romanos], Eerdmans, Grand Rapids, Michigan, 1988, pp. 454-55

para los principales puntos de vista y un reconocimiento de que la

mayoría de los eruditos favorecen algún punto de vista consolador más

que el cruel.

29 Isbon T. Beckwith ofrece seis puntos de vista acerca de la «piedra

blanca» en The Apocalypse of John [El Apocalipsis de Juan], Baker,

Grand Rapids, Michigan, 1967, pp. 461-63. Una de varias obras

especiales acerca de Apocalipsis 2—3 que son útiles, es Colin J. Hemer,

The Letters to the Seven Churches of Asia in Their Local Setting [Cartas

a las siete iglesias de Asia], JSOT, Sheffield, Inglaterra, 1986, pp. 94-

102, 105, 237, 242, 244.

30 Yohanan Aharoni y Michael Avi-Yonah, The Macmillan Bible Atlas

[Atlas bíbli​co], Macmillan, Nueva York, 1977; Barry Beitzel, The Moody

Atlas of Bible Lands [Atlas de las tierras bíblicas], Moody, Chicago,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 158

P:168

Illinois, 1985; James Pritchard, The Harper Atlas of the Bible, Harper &

Row, Nueva York, 1987. Las explicaciones de Beitzel son más útiles, él y

Pritchard tienen buenos mapas; Aharoni y Avi-Yonah han contribuido más

con mapas que señalan acontecimientos bíblicos clave. Cf. también Barry

Beitzel, Moody Atlas of Bible Lands Transparencies, Moody, Chicago,

Illinois, 1990, que incluye mapas para usarse en la docencia.

31 C. H. Spurgeon, Lectures to My Students, Pilgrim, Pasadena, Texas,

1990, 4:1: «Parece extraño, ciertos hombres que hablan tanto de lo que el

Espíritu Santo les revela, menosprecien lo que les ha revelado a otros. Mi

charla […] no es para aquellos grandes creadores, sino para ustedes que

se placen en aprender acerca de los hombres santos, enseñados por Dios,

y poderosos en las Escrituras».

32 La fuente a la cual acudir depende de qué historia está involucrada.

Por ejemplo, en cuanto a la historia de una ciudad en Apocalipsis 2—3,

el expositor puede buscar la ciudad en una enciclopedia regular así como

en una enciclopedia bíblica o diccionario. También puede verificar las

introducciones de los comentarios mejor investigados y usar obras

especiales que se concentran en Apocalipsis 2—3, como la de Hemer (cf.

nota 29 de este capítulo).

33 Cf. nota 30 en este capítulo.

34 Por ejemplo, Barber es muy valioso; cf. nota 17 en este capítulo.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 159

P:169

8

La exégesis y la

predicación expositiva

Robert L. Thomas

La característica distintiva de la predicación expositiva es su función institucional.

Una explicación de los detalles de un texto en particular imparte información que de

otra forma no estaría disponible para el feligrés promedio que no está preparado y le

provee un fundamento para el crecimiento y el servicio cristiano. La importancia y la

centralidad de la exégesis minuciosa al preparar al expositor para este servicio no se

pueden exagerar. La exégesis misma debe descansar sobre una sólida base y debe

llevar al desarrollo en campos suplementarios que, a su vez, también proveen

información importante para la predicación expositiva. Con el material crudo para la

preparación del sermón obtenido de esa manera, se deben aplicar principios lógicos

al poner el material en una forma que la congregación pueda recibir con facilidad y

que puedan aprender del mismo.

La marca distintiva de la predicación expositiva, llamada también

exposición bíblica, es la interpretación escritural comunicada a través del

sermón. El expositor debe enseñar a su audiencia el significado del texto

deseado por su autor y comprendido por sus destinatarios originales.

Debido a que los idiomas originales del Antiguo y el Nuevo Testamentos

son inaccesibles para la mayoría de las congregaciones, así también lo

serán las interpretaciones precisas y detalladas de la Escritura. De

manera que la responsabilidad central de un expositor bíblico es

familiarizar a la congregación con estas interpretaciones que

anteriormente le eran desconocidas. La prueba final de la efectividad de

la exposición bíblica es cuán bien los individuos que escuchan el sermón

pueden irse a casa y leer el pasaje con mayor comprensión de su

significado exacto que lo que podían hacer antes de escuchar el mensaje.

El punto que separa a los sermones expositivos de otros no es la

astucia de sus bosquejos ni sus atractivos clichés. Tampoco es la

relevancia del mensaje para la vida diaria. Estos son útiles y necesarios

como herramientas para la comunicación y las ayudas devocionales, pero

no distinguen la predicación expositiva de otras clases de sermones. Un

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 160

P:170

sermón todavía podría ser expositivo sin ellos, pero si no se incluye la

explicación de lo que el autor indicaba, también hará falta el corazón de

la exposición bíblica.

La contribución singular de la exposición bíblica es su sustancial

mejora del entendimiento del oyente en cuanto a la intención de la

Escritura. Tal servicio es la manera ideal de cooperar con el Espíritu

Santo que inspiró la Escritura, ya que Él toma un entendimiento mejorado

del significado del texto y muestra el significado de su aplicación a los

oyentes particulares. Este es el mejor camino para edificar a los santos.

El Nuevo Testamento enfatiza mucho el uso de la mente como principal

vía para el crecimiento cristiano (p. ej., Ro 12.2; 1 P 1.13), así que el

predicador debe hacer lo mismo.1

LA CONSTRUCCIÓN DE LA EXPOSICIÓN BÍBLICA

La función crítica de la exégesis

La responsabilidad que descansa en los hombros de alguien que

predica esta clase de mensaje es pesada. Debe tener un entendimiento

minucioso del pasaje que ha de ser predicado antes de concebir la

mecánica para expresar su comprensión a la congregación. Debe ser un

exégeta preparado con un conocimiento apropiado de los idiomas

bíblicos y un método sistemático para utilizarlos al analizar el texto.2

Un ensayo de esta naturaleza no puede proveer un programa de

instrucción exegética. Los seminarios teológicos existen para este

propósito. También escapa al propósito actual formular un sistema de

exégesis para el Nuevo Testamento griego (o el hebreo del Antiguo

Testamento). Empero, son necesarias algunas sugerencias en cuanto a la

exégesis para identificar lo que contiene este proceso fundamental.

La exégesis precisa depende, en última instancia, de la dirección del

Espíritu Santo en la investigación del exégeta. Aparte de esto, no sólo le

evadirá el significado del texto, sino que las aplicaciones válidas también

probarán ser evasivas (1 Co 2.14). Como Dios es un Dios de orden (1 Co

14.33, 40) y las criaturas racionales creadas a su imagen y regeneradas

por su Espíritu son capaces de entender la lógica divina, la dirección del

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 161

P:171

Espíritu en el estudio exegético concordará con la razón divina disponible

al exégeta.

La exégesis se ocupa de los lenguajes originales de la Escritura, griego

en el Nuevo Testamento, hebreo y arameo en el Antiguo Testamento. No

se contenta con las incertidumbres de trabajar en base a una traducción o

traducciones. Estas jamás abarcarían todas las sugerencias del texto

original. Este es el aspecto clave en el cual el expositor puede añadir al

conocimiento del texto de sus oyentes, porque ellos usualmente estarán

limitados en cuanto a lo que puedan derivar de una traducción en su

idioma nativo.

La exégesis también se basa en sólidos principios hermenéuticos. Es

posible que el colapso más grande en los estudios bíblicos, al final del

siglo veinte, sea en este campo. Se han lanzado múltiples retos contra

guías tradicionales para interpretar la Biblia. Los mismos provienen de

una amplia variedad de fuentes. El predicador promedio podría ser

«zarandeado» con facilidad si no está alerta para detectar las amplias

aberraciones que están en circulación. La importancia de la vigilancia en

cuanto a esto amerita que se incluyan varias ilustraciones del problema

contemporáneo entre los evangélicos.

El erudito del Antiguo Testamento, William LaSor, dice que los

escritores del Nuevo Testamento no siguieron el método

históricogramático en su uso del Antiguo Testamento, así que los

intérpretes de hoy no deben estar limitados por ese método.3 Sin embargo,

lo que no observa es que los escritores del Nuevo Testamento recibieron

revelación divina de manera directa, y los intérpretes contemporáneos no.

Por lo tanto, no pueden tomarse las libertades con el texto que los

escritores del Nuevo Testamento se tomaron con el del Antiguo

Testamento.4

El teólogo Paul Jewett entiende que Pablo fue incoherente consigo

mismo en cuanto a la función de la mujer en la iglesia, concluyendo que

promueve la igualdad sexual en uno de sus libros (Gá 3.28) y la

desigualdad en otro (1 Co 11.3).5

Esta opinión en esencia evade el

reconocido principio de la «analogía de fe» en la interpretación bíblica.

Percibe la Biblia como incongruente consigo misma.

El filósofo Anthony Thiselton nos informa que la hermenéutica es un

proceso circular y los prejuicios humanos hacen imposible la

interpretación objetiva.6 Esa clase de pronunciamiento desanima los

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 162

P:172

intentos de aprender el significado original de un texto y abre las puertas

para el subjetivismo descontrolado en la interpretación. En su mejor

momento, tiene el efecto de destruir la meta de la objetividad que la

interpretación tradicional protestante siempre ha buscado, y en el peor,

señala el final de la razón al estudiar la Biblia.

El misiólogo Krikor Haleblian promueve el principio de la

contextualización mediante el cual se le permite a cada cultura que forme

su sistema propio de hermenéutica basado en la praxis ministerial al

satisfacer sus necesidades peculiares.7

Mas si cada cultura formula sus

propios principios de interpretación, para que la Biblia signifique algo

concebido como necesario en su situación, se termina el control objetivo

de lo que la Biblia significa. Las connotaciones para los destinatarios

originales de los escritos llegan a ser completamente irrelevantes.

El crítico de redacción, I. Howard Marshall, cita como ahistóricos

varios dichos atribuidos a Cristo en los Evangelios, percibiéndolos como

adiciones posteriores añadidas por la Iglesia con el propósito de aclarar

las cosas.8

La interpretación tradicional, por otro lado, percibe los

Evangelios como algo que contiene información histórica precisa acerca

de Jesús.9

La circulación de esas sutiles variaciones hermenéuticas ha

contribuido mucho a la confusión prevalente en la interpretación del

movimiento evangélico en la década de los noventa. De no ser

rechazadas, pueden llegar a ser un serio obstáculo para la exégesis

precisa y, en última instan​cia, para la predicación expositiva.

La exégesis también presupone un texto fijado mediante una aplicación

válida de principios de crítica textual. Los cánones del Antiguo y el

Nuevo Testamentos también están establecidos y son objeto de los

esfuerzos de interpretación del expositor. El campo llamado introducción

bíblica, a saber, el conocimiento minucioso de la autoría, fecha en la cual

fue escrito el libro en cuestión, su destino y cosas semejantes, también es

un fundamento necesario para la exégesis.

La exégesis incorpora un estudio de palabras individuales, sus

trasfondos, su derivación, su uso, sus sinónimos, sus antónimos, sus usos

simbólicos y otros aspectos léxicos. La elaboración de palabras griegas y

hebreas en la exposición en el púlpito es definitivamente el uso más

homilético y frecuente de la exégesis, pero sólo es un pequeño comienzo.

De al menos igual, o probablemente mayor, importancia es la manera en

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 163

P:173

la cual se unen las palabras en las oraciones, los párrafos, las secciones,

etc. Este aspecto sintáctico, como se llama, es descuidado con demasiada

frecuencia. Sin embargo, sólo una plena apreciación de las relaciones

sintácticas puede proveer una comprensión específica del flujo del

pensamiento que procuraba el Espíritu en su revelación mediante los

escritores humanos de la Escritura.

También es imperativa una minuciosa familiarización con el trasfondo

histórico de cada libro. Sin esto, el significado para los lectores en el

contexto original está más allá del alcance del expositor y, por lo tanto,

de su audiencia.

La iglesia de finales del siglo veinte es la beneficiaria de un rico tesoro

de enseñanza bíblica publicada a través de los siglos de la era cristiana.

Los dotados maestros que Cristo puso en la iglesia han preservado sus

interpretaciones en la página impresa. Es necesario que el exégeta se

aproveche por completo de estas fuentes de enriquecimiento dadas por

Dios al adquirir un astuto dominio del significado que debe enseñar.

Es ingenuo suponer que estos dotados escritores jamás están en

desacuerdo en sus interpretaciones. Es reto del expositor de la Biblia

evaluar bajo la guía del Espíritu cada una de las opiniones conflictivas a

la luz de sólidos principios hermenéuticos y así como de procedimientos

exegéticos y quedarse con la que crea correcta. Esto es lo que predicará a

su congregación como interpretación verdadera.

Luego del tedioso proceso del análisis exegético, el expositor habrá

amasado una inmensa cantidad de información, en su mayoría técnica,

pero también debe haber alcanzado una comprensión detallada de la

interpretación de la Escritura.10 Ahora debe seleccionar de esta masiva

acumulación de material las partes más significativas para trasmitirlas a

sus oyentes.

Una de las principales precauciones es no predicar información

exegética desde el púlpito. Debido a que el expositor ha sido iluminado

tanto por lo que ha descubierto, su impulso inicial podría ser contagiar a

su pueblo con la emoción de su descubrimiento en la misma terminología

que la recibió. Este es un gran error. Muy pocos oyentes tienen suficiente

trasfondo como para entender la clase de información técnica derivada de

la exégesis. Así que el ministro de la Palabra debe adaptar sus

explicaciones para ajustarse al vocabulario y el nivel de interés de

aquellos a quienes habla. Debe desarrollar una técnica para expresar en

el lenguaje de un inexperto lo que aprendió de su análisis profesional. La

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 164

P:174

forma de hacer eso podría variar. Podría ser mediante la paráfrasis, la

descripción, la analogía, la ilustración o de una multitud de otras maneras.

No obstante, debe explicar el texto de manera tal que sea interesante y

comprensible para su pueblo. Esta explicación es la médula de la

exposición bíblica.

Campos de estudio auxiliares

La exposición bíblica incluye mucho más que la exégesis. En un

desarrollo lógico de las disciplinas teológicas y ministeriales se

construye sobre otros campos de investigación también. Estos otros

campos de estudio están basados en exégesis también, pero amplifican la

exégesis al estipular diversas maneras para aplicarla. Las otras

disciplinas incluyen las siguientes:

1 . La teología bíblica y sistemática. Uno no puede alcanzar una

percepción precisa de Dios y sus obras sin basarla en una interpretación

correcta de la Biblia. Es vital que estas perspectivas teológicas se

incorporen en una predicación expositiva en sus momentos adecuados.

2. Historia eclesiástica. El desarrollo doctrinal y ético de la iglesia

cristiana de siglo en siglo puede evaluarse adecuadamente sólo mediante

los ojos de una Biblia comprendida de manera correcta. Las lecciones

aprendidas por generaciones de creyentes, tanto buenas como malas, son

excelentes ilustraciones para sermones. También motivan la imitación del

comportamiento ejemplar de los santos del pasado y resguardan a los

cristianos para que no repitan los errores de aquellos que les precedieron.

3. La apologética. El Nuevo Testamento es claro en su instrucción a

los cristianos en cuanto a defender la fe contra los ataques (Fil 1.7; 1 P

3.15-16). Las filosofías de la religión varían mucho porque su naturaleza

se presta al mero razonamiento humano. Sin embargo, la lógica no es

necesaria y puramente secular. Bajo el control de las conclusiones

alcanzadas en la exégesis bíblica, las metodologías apologéticas pueden

aplicar una lógica sólida al responderle a aquellos que atacan la

integridad de la Biblia y la fe cristiana. La predicación expositiva bien

balanceada incorporará esas respuestas orientadas bíblicamente siempre

que sea necesario.

4 . Los ministerios aplicados. Hay una amplia gama de servicios,

también basados en la exégesis, en los cuales los principios de la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 165

P:175

Escritura correctamente interpretada son aplicados a la existencia

humana. Los usos prácticos de la Biblia son múltiples y variados, pero

deben controlarse. La interpretación correcta es el único control apto. Si

el significado del texto en su contexto original no regula la aplicación, las

aplicaciones llegan a ser extremadamente subjetivas y esencialmente

nulas. En los ministerios aplicados se incluyen los siguientes:

a . Homilética. El campo de la preparación del sermón y su

presentación es amplio, pero la estructura del sermón y la motivación

para su presentación deben estar enraizadas en el texto. Muy a menudo,

las ideas y las metodologías seculares que sólo son humanas han

determinado el molde del sermón. Esto no sucederá si la exégesis

minuciosa es el funda​mento de un pasaje.

b . Consejería. El consejo que la Biblia prescribe se administra de

manera más efectiva mediante los miembros del Cuerpo de Cristo que

poseen el don de la exhortación. Este don, juntamente con el de la

enseñanza, forman una combinación eficaz que configura lo que llamamos

predicación (Ro 12.7-8). La exhortación (o «incentivo», como también

podría traducirse el término griego) incluye la reprimenda para el

cristiano desobediente y consuelo para el atormentado por el dolor.

Abarca el amplio espectro de consejo acerca de cómo vivir la vida

cristiana. Desafortunadamente, mucho de lo que pasa como consejería

cristiana es más secular que bíblico. Esto es así porque no está sobre una

base exegética sólida. La predicación expositiva hace bien en incluir el

tipo de aplicación correcta para el grupo reunido, como debe hacerse en

base a un individuo o grupos pequeños, es decir, una situación de

consejería.

c. Educación cristiana. La educación realmente cristiana se

derivará de la exégesis. Lo que resulta cierto en cuanto a las

metodologías docentes seculares no aplicará necesariamente en los

esfuerzos por impartir la verdad bíblica. Por ejemplo, la presuposición

secular de que se debe experimentar algo antes de que pueda aprenderse

es la secuencia inversa de lo que la Biblia prescribe. La doctrina precede

y determina la experiencia práctica en el patrón bíblico. El uso de los

principios bíblicos de educación en mensajes cuyo propósito es enseñar

el significado de la Escritura es otro elemento de apoyo de la exposición

bíblica.

d . La administración. Desafortunadamente, muchos han intentado

incorporar filosofías de administración secular en las operaciones de la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 166

P:176

iglesia local. A menudo se ha ofrecido el pragmatismo como razón para

ello: «Si da resultados en el mundo de los negocios, úselo». Empero, esa

clase de razonamiento es inferior. La dimensión bíblica en la

administraMacArthur_ ción le presta suma atención al principio: «¿Está

en lo correcto de acuerdo con la Escritura?» La Biblia tiene mucho que

decir en cuanto a cómo dirigir o gobernar. Es más, ella designa un don

especial del Espíritu para realizar esta función (cf. Ro 12.8; 1 Co 12.28).

Ya que, bajo circunstancias normales, el expositor bíblico servirá a su

iglesia en una capacidad administrativa, se puede esperar que los

principios de liderazgo basados en la exégesis se reflejen algunas veces

en su predicación.

e. Las misiones y la evangelización. Las misiones y la evangelización

son metas apropiadas en el servicio cristiano, pero los medios utilizados

para alcanzar estas metas no siempre son muy adecuados. Aun aquí los

esquemas fabricados por los humanos han reemplazado los métodos

prescritos por la Biblia para ganar personas perdidas para Cristo. Mas,

cuando los métodos misioneros y las técnicas evangelísticas se basan en

lo que la Biblia enseña, tanto los medios como el fin honran a Dios. Por

lo tanto, la exégesis también debe ser la base sobre la cual se edifica el

alcance cristiano. La predicación expositiva, a su vez, se basará en

misiones y evangelización correctamente construidas en aquellos aspectos

del sermón dedicados a presentar una oferta de salvación.

f. Asuntos sociales. Los cristianos deben involucrarse en combatir los

males de la sociedad y ayudar a satisfacer las múltiples necesidades del

mundo en general, como también proveer una comprensión precisa de la

Palabra. La Escritura aclara ciertas causas que son muy dignas, y suple

instrucciones acerca de cómo el pueblo de Dios puede ayudar a aliviar el

sufrimiento y rectificar la injusticia. Los cristianos tienen

responsabilidades como ciudadanos del mundo. El predicador que

presenta la exposición bíblica debe ampliar estas responsabilidades

cuando son apropiadas al pasaje que está desarrollando.

La extensión de la exposición bíblica es enorme, pero su médula es

siempre la exégesis escritural. Como repaso, las relaciones de varias

disciplinas y su clímax en una exposición de la Palabra podrían mostrarse

en el esquema 8-1, que representa las relaciones entre los campos de

estudio teológico.

El esquema refleja los bloques fundamentales que llevan a la

exposición bíblica, comenzando en el primer nivel y progresando hasta el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 167

P:177

cuarto. También muestra la función crucial de la exégesis bíblica en el

proceso. Si hay un colapso en la exégesis, toda la estructura, de la cual la

predicación expositiva es el clímax, se derrumba. La exposición bíblica

puede, basada en la exégesis minuciosa, derivar cosas de manera

fructífera de toda la gama de las disciplinas teológicas.

SUGERENCIAS PRÁCTICAS PARA LOS PREDICADORES

EXPOSITIVOS

Los señalamientos anteriores reflejan que la exégesis y la exposición

bíblica no son iguales. La exégesis ha sido definida como «la aplicación

crítica o técnica de principios hermenéuticos a un texto bíblico en los

idiomas originales en vista a la exposición o declaración de su

significa​do».1 1 Ya que la exégesis lleva a la exposición pero no es

idéntica a ella, es necesario hacer algunas sugerencias acerca de cómo

hacer la transición de una a la otra.

Tanto en el proceso de la exégesis, como en la transición de ese punto

a la preparación del sermón, la guía del Espíritu de Dios es

indispensable. Esta es la única manera de concretar la obra de Dios en las

vidas de las personas mediante la predicación (cf. 1 Ts 1.5). El

predicador debe ser un hombre en el cual el Espíritu ha estado y está

obrando antes de que pueda ser un instrumento mediante el cual el

Espíritu obre en la vida de otros mientras predica.

Vale la pena repetir una advertencia que ofreciéramos anteriormente:

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 168

P:178

Una transición de la exégesis a la exposición bíblica es obligatoria. Los

predicadores que son lo suficientemente capacitados como para explicar

la información técnica de la exégesis y mantener aún la atención de una

congregación común han sido y son extremadamente raros. La

información derivada de la exégesis debe ponerse en un formato que se

ajuste a la comprensión de la persona en el banco y que sea aplicable a su

situación.

La exégesis, como lo refleja el esquema 8-1, también debe expandirse

para incorporar otros campos de relevancia doctrinal y ética. Un

predicador no necesita incluir cada campo de estudio en cada sermón que

predica. Estas son áreas que podrían ser introducidas según lo requieran

la natu​raleza del pasaje y la ocasión.

Aparte de estas sugerencias generales, algunos señalamientos

específicos podrían ser beneficiosos. Estas guías misceláneas son las que

parecen más apropiadas a este escritor en la predicación personal, al

escuchar a otros predicadores, y en la preparación de aspirantes a

expositores durante más de treinta y cinco años de enseñar exégesis

bíblica:

1. El predicador debe repasar los resultados del estudio exegético y

seleccionar partes que representarán de la forma más típica su

interpretación detallada del pasaje. El tiempo no le permitirá incluir todo

lo que ha aprendido, así que debe seleccionar lo que es más importante

que escuche su congregación.

2. En su infrecuente uso de terminología técnica que podría ser

ininteligible para su audiencia, el expositor no debe temer a la referencia

ocasional a palabras griegas que yacen tras la traducción al español. Al

hacer esto, puede ayudar su causa comparando el término griego a una

palabra castellana derivada de la misma. Por ejemplo, [du,namij]

(duna​mis), la palabra griega «poder»), podría compararse a la castellana

dinámico. 12 Esto le ofrece a los oyentes un punto de referencia para

facilitar el recuerdo del término griego. Empero, para repetir otra

precaución, esta clase de material homilético sólo debe usarse

ocasionalmente. El expositor debe ser cuidadoso y no excederse en el

uso de terminología griega.

3. El expositor bíblico debe describir de la mejor forma posible los

pensamientos del escritor humano de la Escritura que se reflejan en el

escrito que realizó. Estas impresiones subjetivas eran productos de la

inspiración del Espíritu Santo y son elementos clave en una comprensión

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 169

P:179

precisa de la interpretación exacta. Los desenvolvimientos lógicos de un

escritor se captan mejor mediante la atención a las características de la

exégesis sintáctica a la cual hicimos referencia anteriormente. El uso de

conjunciones en el Nuevo Testamento es particularmente estratégico en el

cultivo de una sensibilidad hacia el movimiento del pensamiento en el

texto. Esta clase de información se pasa de manera más efectiva a la

audiencia en la forma de descripciones o paráfrasis del texto.

4. La presentación pública no es el foro apropiado para resolver en

detalle problemas difíciles de interpretación, pero la conciencia que tiene

el expositor de los problemas debe reflejarse en esta presentación. Luego

de evaluar los posibles puntos de vista, debe incluir una o dos buenas

razones por las cuales ha seleccionado una solución como la correcta. Si

hubiera de sobrepasar un problema en el texto sin percatarse de ello,

debilitaría la confianza de los oyentes que podrían estar conscientes del

problema. Los problemas difíciles no deberían dejarse sin resolver, no

importa cuán arduos sean. Si el predicador es indeciso, su indecisión se

convertirá en confusión total para sus oyentes, los que no tienen otro

recurso para obtener una respuesta. No tienen nada comparable a las

herramientas de un exégeta capacitado para lidiar con pasajes oscuros.

Con asuntos particularmente difíciles, el expositor hace bien en reconocer

públicamente su lucha personal para llegar a una decisión, mas no debe

evitar expresar su respuesta preferida en cada pasaje problemático.

5. Una traducción personal cuidadosa del pasaje a predicarse basada

en una exégesis minuciosa es un prerrequisito primordial en la

preparación del sermón. Al producirla, el predicador debe leer el texto

varias veces en el idioma original y entonces buscar traducciones

castellanas para mayor claridad en cuanto a cómo otros han expresado las

palabras. A medida que surjan las oportunidades, la traducción personal

del expositor podría hacerse disponible a la congregación de manera

impresa.

6. La proposición del sermón y el bosquejo deben tener una

orientación interpretativa más bien que aplicativa. Esto refuerza el

propósito central del sermón como instrumento docente. Es primordial

que los oyentes se lleven un entendimiento del significado del texto. Las

sugerencias en cuanto a los efectos prácticos sobre la vida cristiana son

muy apropiados en el mensaje, pero si no se fundan en la intención

original del autor, no durarán mucho. Aparte de eso, después que se

termine el sermón, el Espíritu Santo añadirá a estas lecciones prácticas

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 170

P:180

otras de naturaleza individual a medida que las personas reflexionen

acerca de lo que significa el texto. La predicación es primaria y

principalmente un servicio para la mente como fundamento para un

servicio al corazón. La voluntad y las emociones son influidas de manera

permanente sólo en proporción con el grado que la mente haya aprendido

la enseñanza bíblica correcta y el nivel de comportamiento en

consonancia con esa enseñanza.

7. En una situación ideal, la secuencia dentro de la estructura del

sermón debe seguir la del pasaje bíblico que se está tratando, pero

algunas veces la naturaleza del pasaje y/o la ocasión del sermón podrían

requerir un bosquejo homilético que dependa del énfasis dentro del

pasaje en un orden sin secuencia. Este último acercamiento

ocasionalmente podría ser la mejor herramienta pedagógica para ayudar a

la audiencia a entender la intención fundamental del pasaje. Siempre que

se utilice un bosquejo sin secuencia, se debe incluir una delineación del

flujo sucesivo del pasaje en la introducción o en alguna otra parte del

sermón. Un énfasis combinado en base al resumen sucesivo y los

principios subyacentes del texto expresados de manera irregular

beneficiará a los oyentes cuando estén repasando el pasaje, de manera

privada, después del sermón.

8. Un expositor debe esforzarse por no predicar nociones

preconcebidas de lo que un texto pudiera decir. Su confianza sagrada es

permitir que el texto hable por sí mismo y no imponer sobre él lo que crea

o desee que diga. Demasiado a menudo el predicador concibe lo que son

las necesidades de su congregación y se apresura ingenuamente a un texto

para apoyar su concepción. Los resultados son trágicos para el proceso

exegético, y aparte de esto, la razón primordial por la cual el predicador

se yergue ante el pueblo ha sufrido abuso.

9. La elección adecuada de una traducción al castellano en la cual

basar el sermón es el tema del capítulo 17 en este libro, pero cualquiera

versión que se elija, tendrá que ser corregida o aclarada por el

predicador durante el mensaje. Durante un mensaje, debe ser cuidadoso

de limitar estas correcciones, quizás a sólo dos o tres, por temor a

debilitar la confianza de sus oyentes en la Biblia que tienen en sus manos.

Después de todo, parte de su meta es cultivar hambre entre su pueblo de

estudiar la Biblia de manera privada. Demasiadas críticas de esa Biblia

frustrarán su dependencia de una traducción en particular y alimentarán

una actitud pesimista de su parte.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 171

P:181

10. La predicación contemporánea se realiza mejor mediante personas

que posean los dones espirituales de la enseñanza y la exhortación (Ro

12.7-8; 1 Co 12.28-29; Ef 4.11). Esta combina un ministerio

principalmen​te para el intelecto humano con uno dirigido primordialmente

a la volun​tad. La enseñanza provee instrucción en la doctrina, la cual es la

base para las exhortaciones acerca de cómo vivir de manera más

coherente para Cristo. No hay dos personas que tengan estos dones

combinados en fortaleza similar, ni tienen los dones en las mismas

proporciones. Así que cada persona es completamente singular y no debe

tratar de producir una imitación exacta de la predicación de otro. La

tendencia, particularmente entre los aspirantes a predicadores, es

observar a otro con un «carisma» (un atractivo y un interés indescriptible

con los oyentes) fuerte y tratar de imitarlo. Esto es un error porque no hay

dos miembros del Cuerpo de Cristo que tengan funciones idénticas o que

deban ser copias los unos de los otros.

11. El conferenciante debe tener una idea general del nivel promedio

de comprensión de su audiencia. Debe adaptar la mayoría de sus

declaraciones debajo de ese nivel, pero periódicamente debe subir un

poco sobre ese nivel.13 Esto retará a sus oyentes y evitará que se aburran

al escuchar lo mismo que ya saben. Si se mantiene demasiado por encima

del nivel, se frustrarán y perderán el interés porque no sabrán lo que se

está predicando. La clave es el balance.

12. Cada mensaje expositivo debe enseñar algo que los asistentes no

sabían antes de escuchar el sermón.14Para algunas congregaciones

desacostumbradas a un ministerio expositivo, esto podría ser incómodo al

principio. No han llegado al servicio de la iglesia para ser instruidos

porque los sermones que han escuchado en el pasado han consistido de

una serie de experiencias personales o una hilera de trivialidades sin una

firme base bíblica y no instrucción acerca del significado del texto. Su

orientación se ha reflejado en la frecuentemente repetida filosofía:

«Nuestro problema no es que no sepamos lo suficiente, sino que no

practicamos lo que ya sabemos». Esta malograda filosofía expresa que

saber y hacer son antitéticos, es decir, que forman un par de «esto y/o

aquello», cuando en realidad no lo son. La situación real se expresa mejor

así: «Nuestro problema es que no sabemos lo suficiente y no practicamos

lo que sabemos». La instrucción debe ser el objetivo primario si ha de

haber un mejorado comportamiento espiritual a largo plazo. Enfrentar el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 172

P:182

reto de la exposición bíblica de enseñar lo que se desconocía

anteriormente se facilita con la familiarización del expositor con el texto

original. Usualmente tendrá más de lo que pueda enseñar en el tiempo

prescrito. Como dice el dicho: «El barril de su sermón nunca se secará».

13. El predicador de la Palabra de Dios debe cuidarse de no

sobrecargar a su congregación. El cristiano promedio puede digerir sólo

cierta cantidad de una sentada, particularmente cuando se le está

enseñando material desconocido. El mensajero debe ser muy sensible a la

capacidad de los que están bajo su ministerio y dirigir su enseñanza de

acuerdo con esto.

14. Cuanto puede enseñar un expositor bíblico de manera efectiva en un

sermón es asunto de una amplia variedad de factores. Dependerá de su

combinación de dotes en la enseñanza y en la exhortación, la naturaleza

del texto del sermón, su método de preparación, la capacidad de atención

de sus oyentes y otros factores. Como regla general con la mayoría de las

congregaciones en la cultura estadounidense, los primeros minutos es el

mejor tiempo para enfatizar la enseñanza en un mensaje.15 Luego de esto,

los oyentes tienden a fatigarse mentalmente, por así decirlo, y necesitan

más esfuerzo para mantener su atención. Más aplicaciones del texto e

ilustraciones de sus principios son buenas maneras de despertar la

atención. Esto no significa que la primera mitad del sermón debe estar

libre de aplicaciones e ilustraciones, ni que la última mitad debe

prescindir por completo la enseñanza. Es más bien asunto de la

proporción del énfasis que se le ha de dar a cada uno en las distintas

partes del sermón.

15. En la predicación expositiva, la enseñanza de lo «desconocido»

debe mezclarse con lo que los oyentes ya saben o lo que puedan deducir

por sí mismos al leer una traducción al castellano. Este material familiar

les provee un punto de referencia con el cual pueden relacionar la nueva

instrucción recibida. Sin esta ancla, no tienen manera alguna de asimilar

el mensaje con sus creencias cristianas ya formuladas. Con este punto de

referencia su amplia comprensión de la doctrina cristiana en general

puede expandirse.

16. El expositor debe evitar el truco del sensacionalismo. La tentación

a orientar el mensaje hacia la novedad es fuerte. Forzar una connotación

espectacular que jamás debía expresar es demasiado común. El

predicador podría hacer esta clase de cosas para impactar y lograr la

consiguiente popularidad que produce. Si opta por esta ruta para ganarse

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 173

P:183

el aplauso o la aceptación de sus oyentes, ha abusado de su

responsabilidad y privilegio como proclamador de la Palabra de Dios. La

línea que separa los motivos egoístas de un sensacionalista y los motivos

abnegados de un humilde intento por mantener la atención de la audiencia

algunas veces es muy fina. Los siervos de Dios deben tener cuidado de no

cruzarla en la dirección equivocada.16

NUESTRO RETO

En resumen, la responsabilidad dada por Dios al predicador es

presentar de manera precisa y efectiva a sus oyentes lo que indicaba el

Espíritu Santo cuando inspiró a los escritores de la Biblia. Cualquier

cosa menor que esto no es predicación expositiva y no satisface el

cumplimiento del mandato divino a «predicar la Palabra» (2 Ti 4.2).

Comunicar de manera precisa y efectiva mediante el poder del Espíritu

Santo lo que se ha impreso en la Escritura es el servicio más satisfactorio

que una persona pueda prestar a otros.

Por lo general, en cualquier manual de predicación se mantienen metas

tan elevadas que no pueden alcanzarse. Esta crítica se ajusta a los

señalamientos anteriores. El que ofrece esta clase de consejos se expone

a la acusación de ser tan idealista que no es realista. Pero rebajar los

patrones, simplemente porque las imperfecciones humanas prohíben la

realización perfecta, es sacrificar los elevados ideales que se acomodan

al llamado a predicar todo el consejo de Dios. El hombre de Dios

involucrado en la predicación debe continuar sus esfuerzos por mejorar

su función en este servicio eterno para el beneficio de otros seres

humanos y la gloria de Dios. Cuando se haga el conteo final, reconocerá,

por supuesto, al Espíritu Santo como responsable en última instancia por

dar el aumento mediante la proclamación de la Palabra de Dios. Sin

embargo, en el proceso habrá hecho lo mejor por ser un instrumento

apropiado para el uso del Maestro (2 Ti 2.21).

1 Stott ha escrito: «Las grandes doctrinas de la creación, la revelación,

la redención y el juicio implican que el hombre tiene un deber ineludible

de pensar y actuar en base a lo que piensa y conoce», John R. Stott, Your

Mind Matters [Su mente cuenta], InterVarsity, Downers Grove, Illinois,

1972, p. 14. Keiper concuerda: «Si entramos por completo en el poder

del pensamiento bíblico, llegaremos a ser personas milagrosas, tendremos

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 174

P:184

una mente saludable en Cristo, seremos un ejemplo de nuestra ciudadanía

celestial en la tierra, y seremos continua y diariamente limpiados por su

Palabra (véase Jn 15.3)», Ralph L. Keiper, The Power of Biblical

Thinking [El poder del pensamiento bíblico], Revell, Old Tappan, New

Jersey, 1977, p. 159. Hull es más especifico: «La transformación llega

mediante el compromiso de la mente. Sin el conocimiento y el

pensamiento adecuados no tenemos base para el cambio o el crecimiento

personal. La mente es el punto de partida primordial para el cambio»,

Bill Hull, Right Thinking [Pensamiento Correcto], Navpress, Colorado

Springs, Colorado, 1985, p. 8.

2 «El griego (o hebreo) de charlatanes», una expresión acuñada para

describir métodos que debían ahorrar tiempo en el aprendizaje y el uso de

los idiomas originales, no es adecuado para este propósito. Los supuestos

atajos para aprender un idioma han probado ser, una y otra vez,

contraproducentes en el estudio de la Escritura. Si el expositor ha puesto

el fundamento correcto en su entrenamiento y ha mantenido su

familiaridad con los idiomas a través de un disciplinado programa de

unos minutos de repaso diario, varios días a la semana, no necesitará

depender constantemente de «muletas» para traducir su texto en los

idiomas originales. Los que pretenden conocer los lenguajes de la

Escritura pero dependen de esas muletas son aquellos a quienes se aplica

apropiadamente la conocida advertencia de: «Un poco de conocimiento

de griego (o hebreo) es algo peligroso». La combinación de un

fundamento sólido en griego y hebreo así como un programa consistente

de repaso han probado ser suficiente para muchos expositores de la

Palabra. Aquellos para los cuales las circunstancias han hecho de esta

combinación una meta imposible de alcanzar deben ser extremadamente

cuidadosos en su uso de los idiomas bíblicos y deben darse todas las

oportunidades posibles para verificar una y otra vez opiniones acerca del

texto antes de expresarlas a otros.

3 William S. LaSor, «The Sensus Plenior and Biblical Interpretation»,

e n Scripture, Tradition, and Interpretation [Escritura, tradición e

interpretación], editado por W. W. Gasque y LaSor, Eerdmans, Grand

Rapids, Michigan, 1978, pp. 267-68.

4 Larry D. Petegrew, «Liberation Theology and Hermeneutical

Preunderstandings» [Teología de la liberación y presuposiciones

hermenéuticas], Bibliotheca Sacra, 148, no. 591, julioseptiembre, 1991,

p. 283.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 175

P:185

5 Paul K. Jewett, Man as Male and Female [El hombre como varón y

hembra], Eerdmans, Grand Rapids, MI, 1975, pp. 133-35, 142.

6 Anthony C. Thiselton, The Two Horizons [Los dos horizontes],

Eerdmans, Grand Rapids, MI, 1980, pp. 105, 110; véase también, «The

New Hermeneutic» [La nueva Hermenéutica], en New Testament

Interpretation [Interpretación del N.T.], editado por I. Howard Marshall,

Eerdmans, Grand Rapids, MI, 1977, p. 317.

7 Krikor Haleblian, «The Problem of Contextualization», Missiology:

A n International Review [«El problema de la contextualización»,

Misiología: Un análisis internacional], 9, no. 1, enero 1983, pp. 97-99,

103.

8 I. Howard Marshall, The Origins of New Testament Christology

[Los orígenes de la cristología del N.T.], InterVarsity, Downers Grove,

IL, 1990, pp. 57, 62 (nota 50), 78-79, 82 (nota 49), 85, 108 (nota 11).

9 El propósito de este capítulo no permite una representación completa

de todos los escollos hermenéuticos corrientes. Unos cuantos ejemplos

más de otras fuentes recientes podrían ayudar a mostrar qué es lo que

debemos evitar:

1. Los antropólogos Smalley y Kraft dicen que los cambios en la

cultura causan alteraciones en el significado de la revelación divina

para adaptarla a la nueva situación cultural, William A. Smalley,

«Culture and Superculture», Practical Anthropology, 2, 1955, pp.

58-71; y Charles H. Kraft, Christianity in Culture, Orbis,

Maryknoll, Nueva York, 1979, p. 123. En otras palabras, la

revelación divina no es absoluta. En contraste con esto, el método

históricogramático de interpretación asume la naturaleza absoluta de

la revelación divina.

2. El misiólogo Bonino afirma que no hay verdad en la Biblia

aparte de su aplicación en la situación actual, J. M. Bonino, Doing

Theology in a Revolutionary Situation [Cómo hacer teología en una

situación revolucionaria], Fortress, Filadelfia, Pennsylvania, 1975,

pp. 88-89. Esta posición exagera la función de la aplicación y hace

que esta determine la interpretación histórica. La aplicación debe

seguir a la interpretación y basarse en ella, no lo contrario.

3. La escritora feminista Russell nota que el texto bíblico sólo

puede ser considerado como perentorio cuando no es sexista, a

saber, cuando no viola la perspectiva de la liberación feminista,

Letty M. Russell, «Introduction: Liberating the Word» [La palabra

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 176

P:186

liberada], en Feminist Interpretation of the Bible [Interpretación

feminista de la Biblia], editado por Letty M. Russell, Westminster,

Filadelfia, Pennsylvania, 1985, p. 16. Ella misma admite que esto la

coloca en una posición contraria al método de interpretación

históricogramático. En el mismo libro, véase también su artículo

«Authority and the Challenge of Feminist Interpretation» [Autoridad

y reto de la interpretación feminista], pp. 55-56, y el Elisabeth

Schüssler Fiorenza, «The Will to Choose or to Reject: Continuing

Our Critical Work» [La voluntad de escoger o rechazar,

continuación de nuestro trabajo crítico], p. 132. Considerar unas

partes de la Escritura como más perentorias que otras le falta el

respeto a un acercamiento hermenéu​tico normal.

4. El filósofo Thiselton presupone algo en la experiencia actual

del intérprete, es decir, presuposiciones hechas o preguntas

elaboradas por el intérprete, como el punto de partida de la

interpretación, Thiselton, «New Hermeneutic», p. 316. El método

históricogramático dice que el texto debe ser el punto de partida. La

teoría de Thiselton fuerza al texto a lidiar con un asunto que

probablemente es irrelevante para la intención original del escritor.

5. El exégeta Carson se alinea con la teoría lingüística moderna al

cuestionar la práctica tradicional de distinguir diferencias menores

en significado entre sinónimos utilizados lado a lado en el texto, D.

A. Carson, Exegetical Fallacies [Falacias exegéticas], Baker, Grand

Rapids, Michigan, 1984, pp. 48-54. Su posición es una falacia

porque no le hace justicia a la precisión de la Escritura inspirada. La

interpretación históricogramática ha sostenido la validez de estas

distinciones entre sinónimos, pero Carson está en desacuerdo.

10 Como un servicio para los expositores en todas panes, uno de los

proyectos continuos de la facultad de Nuevo Testamento y los estudiantes

del Seminario de Maestros es la producción de «selecciones exegéticas»

de varios libros del Nuevo Testamento y porciones de libros. Estas

selecciones consisten de todo el material exegético relevante derivado de

las ochenta a cien fuentes principales relacionadas con el libro o la

sección de Escritura pertinente. Ellas proveen acceso instantáneo a la

mejor información exegética que le tornaría al expositor muchas horas de

preparación para descubrirla. Esta clase de recurso ha probado ser un

gran ahorro de tiempo en la preparación del sermón para muchos. La

extensión del Exegetical Digest of I John [Compendio exegético de 1

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 177

P:187

Juan], 508 páginas, ilustra la magnitud de la tarea exegética que confronta

el expositor.

11 Robert L. Thomas, Introduction to Exegesis [Introducción a la

exégesis], Robert L. Thomas, Sun Valley, California, 1987, pp. 15-16.

12 Sin embargo, es necesario ser cautos al elegir palabras castellanas

análogas a las griegas. «Dinamita», por ejemplo, expresa una impresión

sumamente correcta de lo que connota la palabra griega dynamis.

13 Wonderly se refiere a este nivel de tolerancia de los consumidores

como un «horizonte de dificultad. o el «umbral de frustración», William

L. Wonderly, Bible Translations for Popular Use [Traducciones de la

Biblia para uso popular], vol. 7 de Helps for Translators [Ayudas para

traductores], Sociedades Bíblicas Unidas, Londres, Inglaterra, 1968, pp.

37-39; cf. Eugene A. Nida, Toward a Science of Translation [Hacia una

ciencia de la traducción], Brill, Leiden, Holanda, 1964, pp. 132-44.

14 Un predicador que introduce su sermón con: «No tengo nada nuevo

que ofrecerles a ustedes hoy, pero…», en esencia le ha dicho a su

congregación: «Es mejor que recojamos y nos marchemos a casa ahora

mismo». Está confesando que su estudio para la preparación del sermón

ha sido inadecuado o que no ha sido lo suficientemente disciplinado en su

plan para preparar el camino como debía hacerlo.

15 La capacidad de atención de una audiencia dada puede aumentar

mediante el paciente y gradual incremento de énfasis docente de mensaje

en mensaje. Los oyentes crecerán progresivamente en su capacidad de

sostener la concentración en un pasaje bajo discusión durante períodos

cada vez más extensos. Por supuesto, en otras culturas la capacidad de

atención podría variar considerablemente.

16 El resguardarse contra los motivos egoístas y el orgullo así como

tratar a la misma vez de mantener el interés de sus oyentes para beneficio

de ellos probablemente es el mayor reto para el predicador. Esto implica

examinarse para determinar si su motivación es de su yo «crucificado con

Cristo» con el propósito de promoverse, o su yo «levantado con Cristo»

con el propósito de edificar a otros (cf. Ro 6.11). El expositor controlado

por el Espíritu sólo será motivado en esta decisión por esta última razón,

así como en todas las decisiones de su vida cristiana (cf. Robert L.

Thomas, «Improving Evangelical Ethics: An Analysis of the Problem and

a Proposed Solution» [Cómo mejorar la ética evangélica: Un análisis del

problema y una solución propuesta], Journal of the Evangelical

Theological Society, 34, no. 1, marzo 1991, pp. 17-19.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 178

P:188

9

El análisis gramatical y

la predicación expositiva

George J. Zemek

El expositor es retado a predicar la Palabra, no meramente a sermonear de ella o

acerca de la misma. Si las personas han de ser maravillosamente cambiadas por

gracia, nosotros, como predicadores, debemos ofrecerles sermones que expliquen las

palabras de la Palabra. No debemos involucrarnos, sino más bien permitir que

nuestros textos se «prediquen» por sí mismos. La metodología aquí discutida y

ejemplificada provee un medio para aumentar la soberanía y la eficacia del texto. Es

necesario darle al significado de cualquier pasaje a predicarse el derecho de mostrar

su propio bosquejo. Por lo tanto, lo que sobresale en un sermón es lo que el Espíritu

ha inspirado de forma poderosa en ese texto de la Escritura. El resultado es que Dios

está complacido no sólo con nuestra ortodoxia teológica, sino también con nuestra

ortopra​xis metodológica.

La preparación para una predicación genuinamente expositiva implica

mucho más que dedicarse a estudios lexicográficos genuinos.1 Las

palabras de la Biblia no sólo son inspiradas por Dios (2 Ti 3.16), sino

también lo son las relaciones de esas palabras entre sí. Por lo tanto, el

predicador consagrado a tratar la Palabra de Dios de manera precisa (2

Ti 2.15) debe estar dispuesto a invertir bastante esfuerzo estudiando las

dimensiones sintácticas (es decir, las que incumben a las correlaciones de

palabras, frases, cláusulas, etc.) así como las semánticas (es decir, las

que conciernen a las palabras y sus significados contextuales) del texto

bíblico.

Esto no sólo parece una labor ardua, ¡lo es! Sin embargo, es

absolutamente esencial, ya que la teología bíblica nos informa que el

Espíritu Santo usa esos mismos términos, frases, cláusulas, etc., de Su

Palabra para producir y sostener cambios en la vida de las personas. Los

atajos no son una opción para el predicador comprometido seriamente a

enmarcar su metodología exegética y homilética con la teología

(especialmente incluyendo su bibliología, hamartología y soteriología)

que profesa sostener.2

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 179

P:189

LA NECESIDAD DE UNA EXPOSICIÓN TEXTUAL GENUINA

Un breve repaso de la necesidad de una exposición textual genuina es

apropiado tanto para certificar como para motivar las labores del

predica​dor en la preparación.

La necesidad teológica

El siguiente razonamiento teológico bosqueja la superioridad

teoló​gica de una exposición textual bien balanceada.3

1. Ya que la humanidad, en general, no tiene esperanza innata y es

desvalida en cuanto a su propio avance o reforma espiritual (por

ejemplo, Gn 6.5; 8.21; Job 4.17; 14.4; 15.14-16; 25.4-6; Sal 14.1-

3; 51.5; Is 1; Jer 13.23; 17.5, 9; Mr 7.20-23; Ro 1.18ss.; 3.9-18;

5.6-10, 12ss.; 1 Co 2.14; 2 Co 4.3-4; Ef 2.1-3; 4.17-19; Col 1.21;

etc.),

2. y debido a que los pecadores salvados sufren de embriaguez

hamartiológica (pecado) (p. ej., Ro 7.14ss; 12.1-2; 1 Jn 1.8-10;

etc.),

3. y como la Palabra de Dios a menudo se asocia con su poder,

especial​mente respecto a vencer los problemas del pecado (p. ej.,

Sal 19.7-8; 119; Jer 5.14; 23.29; Ro 1.16; Ef 6.17; 1 Ts 1.5; 2 Ti

3.15; He 4.12- 13, etc.),4

4. y ya que «el predicador cristiano […] es un heraldo»5 de la

poderosa Palabra de Dios, ENTONCES la manera más lógica de

aprobar plenamente nuestro ministerio es mediante una actividad

de toda la vida en la exposición textual de todo el consejo de

Dios6

mientras nos sometemos humildemente, así como los

resultados, al Espíritu soberano.

Las implicaciones de 2 Timoteo 4.2 son obvias. John Stott ha dicho:

«Timoteo ha de “predicar” esta palabra, él mismo hablará lo que Dios ha

hablado».7 El contenido de esta proclamación se delinea cuidadosamente:

Es «la palabra» lo que ha de proclamar. En la práctica, esto implica «la

validez exclusiva de la predicación expositiva», y «lo mejor de la

predicación expositiva» es «la predicación textual».8 Por consiguiente, si

proclamamos fielmente los términos de la Palabra (a saber, la exposición

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 180

P:190

textual genuina), «el sermón no es nada menos que una representación de

la Palabra de Dios».9

No en balde Pedro pidió que «si alguno habla, hable conforme a las

palabras de Dios» (1 P 4.11). Por lo tanto, es posible, si nuestra meta es

la completa fidelidad al texto bíblico, acercarnos a lo que Pablo escribió

en 1 Tesalonicenses 1.5 y 2.13. Como concluye Runia: «Si el predicador

actual lleva el mismo mensaje [a saber, la Palabra proféticoapostólica

que ahora está escrita […] Dios también habla mediante él. Además, su

palabra (a saber, la del predicador) no sólo es un término humano, sino la

Palabra de Dios mismo».10

La necesidad actual

En verdad ha llegado el tiempo para un redescubrimiento de la

predicación expositiva. La evaluación de Kaiser de la situación

contem​poránea esté llena de conocimiento:

No es un secreto que la Iglesia de Cristo no goza de buena salud en muchas partes del

mundo. Ha estado languideciendo porque ha sido alimentada [… con] «basura» […] El texto

bíblico a menudo no es nada más que una [consigna] o un refrán en el mensaje […] La

exposición bíblica ha llegado a ser un arte perdido en la predicación contemporánea. La más

descuidada de todas las secciones bíblicas es el Antiguo Testamento, ¡más de tres cuartos de

la revelación divina! […] La predicación de refranes podría agradar a las masas ya que está

llena de muchos lemas proverbiales o epigramáticos e interesantes anécdotas, pero siempre

será una palabra débil, carente de autoridad y de la confirmación de la Escritura […] Los

parroquianos estadounidenses […] a menudo son recompensados con más o menos el mismo

tratamiento: arreglos repetitivos de las verdades más elementales de la fe, arengas constantes

que son populares en las audiencias locales, o mensajes cómicos y astutos acerca de los

temas más amplios relacionados con anécdotas humorísticas y atractivas preparadas para

satisfacer los intereses de los que son espiritualmente vagos y no desean ser afectados más

allá de la jocosidad de escuchar otro buen chiste o historia [… ad nauseam].11

Es justo que mucha de la culpa sea de los cocineros espirituales que, a

pesar de estar adecuadamente preparados en las artes culinarias para

crear comidas de expertos, se han convertido en cocineros conocidos por

sus limitados menús de la así llamada comida rápida. Una dieta constante

de grasientas hamburguesas y papas fritas espirituales jamás nutrirá un

cuerpo de Cristo fuerte y saludable. Los hombres de Dios saben que esto

es cierto y deben responder con algo más que meras confesiones de faltas

en esta área vital del ministerio.12 Ahora es el momento de llevar fruto

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 181

P:191

proporcionado con el «arrepentimiento».

LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA EXPOSICIÓN TEXTUAL

La exposición textual se caracteriza por dos elementos esenciales

generales. El primero se relaciona con la objetividad del sermón y el

segundo con su uso.

El elemento esencial controlador

La exposición textual genuina debe ser, por encima de todo, induc​tiva,

es decir, el pasaje bíblico mismo debe proveer todos los componentes de

un mensaje. «Hacemos mal cuando tomamos un texto y leemos nuestro

mensaje en él».1 3 Kaiser enfatizó hábilmente la centralidad del texto

bíblico junto con prerrequisitos concomitantes para utilizarlo y

organizarlo de manera inductiva:

Lo que hace mucha falta […] es exactamente lo que se necesita tener en mente respecto a

cada sermón que aspira ser tanto bíblico como práctico: debe derivarse de una exégesis

sincera del texto y debe mantenerse constantemente cercano el texto […] Se establece,

como una clase de principio primario, que la preparación para la predicación siempre es un

movimiento que debe comenzar con el texto de la Escritura y tener como meta la

proclamación de esa Palabra de manera que pueda escucharse con toda su intensidad y

relevancia en cuanto a la situación actual sin eliminar un ápice de su obligatoriedad original

[…] Si el texto de la Escritura es la preocupación principal, entonces el dominio de [una

creciente pericia, para ser más realistas] hebreo, arameo y griego es un requisito básico

[…] La ruta exegética no es sencilla; requiere mucho trabajo, pero al final es tan

recompensable como imponente en sus demandas iniciales […] Los estudios de trasfondo

[…] son excesivamente útiles y necesarios como preparación apropiada para acercarse a

un texto bíblico.

Pero finalmente debemos llegar al texto mismo.

14

Y cuando llegamos a ese texto, jamás debemos violar la soberanía

dada por el Espíritu. El predicador debe permitir que controle sus ideas

teológicas y su creatividad homilética y no lo contrario.

De significación especial son las características estilísticas,

estructurales, y especialmente las gramáticas y las sintácticas de un texto

dado:

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 182

P:192

Afirmamos que los idiomas originales sirven mejor cuando llegamos a estar conscientes de la

sintaxis y la gramática contenida en frases, cláusulas y oraciones […] El exégeta serio debe

aprender a dominar los principios básicos de la gramática y la sintaxis griega y hebrea […]

En el corazón de la exégesis debe haber un análisis sintáctico detallado que conduzca a la

identificación de (1) la proposición temática; (2) la relación […] del resto de las oraciones,

cláusulas y frases en el párrafo con esa proposición temática; y (3) la conexión del párrafo

con otros párrafos. Sin esa clase de análisis los resultados de la exégesis serán mortinatos en

los oídos de la congregación […] Una y otra vez el exégeta podría salvarse de un posible

desastre y de los peligros del subjetivismo si confía en el patrón de énfasis textual como a

menudo se indica por algún mecanismo de estilo, gramático o retórico que suple la base

decisiva para establecer los principios de ese texto […] Todo el objetivo […] es permitir que

las Escrituras tengan la principal, sino exclusiva, función al determinar la forma, lógica y el

desarrollo de nuestro mensaje. Se espera que los hombres y las mujeres de Dios sean

desafiados a releer ese mismo texto bíblico por sí mismos poco después de escuchar el

mensaje. Aun si no pueden recordar el bosquejo (probablemente así será, ¡lo siento!), esa

Palabra de la Escritura todavía les hablará porque habrán meditado en su estructura y la

habrán moldeado de tal manera que se habrán encontrado de manera decisiva con Dios en

ese texto.15

Para proteger la libertad de expresión del texto, se debe hacer

cualquier esfuerzo basados en los fenómenos divinamente inspirados en

un pasaje.16 La voz del texto jamás debe ser enmudecida, desde el título

del sermón hasta la introducción, la proposición, el cuerpo y la

conclusión.

Más importante aún, la información objetiva de un texto bíblico debe

determinar el cuerpo del sermón. Se debe permitir que el texto surja y se

muestre a sí mismo en el bosquejo del sermón, basado en sus fenómenos

gramáticos y sintácticos.17 La metodología inductiva es particularmente

indispensable en este punto, ya que el bosquejo debe comunicar de

manera progresiva el desarrollo de una unidad de la Escritura.

Lo esencial y dinámico

Sin violar la intención original del autor de un texto, este debe tratarse

de manera que lleve a su uso en la vida contemporánea. ¡Vivifique ese

texto! En general, «declare la proposición del autor, sus argumentos,

narraciones e ilustraciones en verdades perennes y permanentes

concentrándose sobre todo en la aplicación de esas verdades a las

necesidades actuales de la Iglesia».18 Esto no se enseña fácilmente, pero

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 183

P:193

podría «captarse» (es decir, percibirse y desarrollarse) con más

experiencia y práctica. Esta «habilidad» debe madurar a medida que la

red teológica del predicador se expande y se profundiza su conocimiento

bíblico en cuanto a la situación de la vida.

UNA METODOLOGÍA PARA LA EXPOSICIÓN TEXTUAL

La siguiente metodología es compatible con la mayoría de las

porciones de la Escritura que son entidades sintácticohomiléticas (a

saber, una unidad principal de argumentación asociada por conectores

objetivos como las conjunciones) o conceptualhomilética (a saber, una

unidad principal asociada sólo por lazos lógicos). Las entidades

homiléticas o unidades son facetas mayores en el desarrollo del

argumento general del autor. Como tal, cada unidad contribuye de manera

distintiva al mensaje total de su libro, epístola, etc. Por lo tanto, cada una

expresa un significado y una motivación singular. Es esta motivación la

que debe controlar la formulación de la tesis o proposición general del

sermon.19

El tema principal de una unidad normalmente se desarrolla en etapas

distintivas. Estas etapas o «puntos» en las unidades menores usualmente

pueden discernirse de las características gramaticales o sintácticas en el

texto, mientras que las unidades mayores casi siempre son señaladas por

características de estilo, lógicas y conceptuales. Este último fenómeno,

por lo general, dicta que una proposición tenga un nombre plural, pero

debe surgir a través del estudio inductivo de la información del texto.

Este mismo debe controlar el número de puntos en el bosquejo, su

sustancia y su integración en el significado general de toda la unidad.20

Sugerencias generales para bosquejar

Antes de ilustrar este procedimiento, algunas sugerencias generales en

cuanto a la producción de bosquejos, que son tanto exegéticos como

homiléticos, aclararán la técnica. Casi siempre, el análisis debe comenzar

con un esquema del pasaje a predicarse. Los segmentos de unidades

homiléticas mayores podrían bosquejarse de varias maneras como los

mapas conceptuales.21 A menudo ayuda hacer «garabatos» sobre

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 184

P:194

fotocopias del texto original y diversas traducciones. Las correlaciones y

el avance progresivo de varios párrafos y/o agregados conceptuales

deben recibir atención especial. Sin embargo, los textos más cortos se

prestan con mayor facilidad para una exposición textual más balanceada,

ya que ese método normalmente implica comunicación sustantiva de la

profundidad y no la simple amplitud de un texto.

Dentro de estos parámetros de control del volumen, la mayoría de los

textos contienen una variedad de indicadores internos que se prestan a

varias formas de representación gráfica. Por ejemplo, los diagramas

linea​les,22 los sangrados (bloque),23 o una combinación de ambos,

proveen un método valioso para representar la gramática y la sintaxis de

un texto. La carne de un mensaje expositivo debe colgar de su esqueleto

gramático expuesto de manera inductiva.

Al nivel de la cláusula, las correlaciones gramaticales de varias partes

del discurso, representadas de manera más concreta mediante un

diagrama, son visibles. Esto provee control inductivo e información para

bosquejar y exponer adecuadamente las unidades más pequeñas de un

texto. Las relaciones sintácticas de las cláusulas deben mostrarse en el

diagrama mediante líneas punteadas y niveles sangrados. Esto obliga al

predicador en su preparación a tomar decisiones necesarias para ofrecer

una comprensión del avance lógico de cláusulas coordinadas y

subordinadas en su texto. Ya que las identificaciones de las cláusulas (es

decir, los tipos de cláusulas) y sus relaciones dentro de un contexto

constituyen factores principales en el análisis de una entidad

exegéticohomilética mayor,24 esta etapa es vital si un mensaje ha de ser

inductivo al nivel mayor.25 También hay que recordar que además de los

goznes gramaticales y sintácticos de un texto, ciertos fenómenos de estilo

podrían expresar un marco para el argumento y/u otros aspectos clave de

interpretación.26

Como prefacio a unos ejemplos acerca de cómo bosquejar, son

necesarias dos sugerencias que ayudan a construir bosquejos inductivos

precisos de aplicación dinámica: (1) sea descriptivo, y (2) mantenga el

paralelismo en la fraseología. La manera de expresar los puntos y

subpuntos debe ser gráfica. Si una declaración se basa en una observación

semántica, debe ser semánticamente descriptiva.2 7 De igual manera, si

proviene de fuentes gramaticales, sintácticas o de estilo, debe llevar las

señales descriptivas de esas fuentes.28 El paralelismo es esencial en todos

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 185

P:195

los niveles de un bosquejo para evitar mezclar las naranjas y las

manzanas. Como insta Kaiser:

Es […] importante asegurarse de que los puntos principales están en una estructura paralela:

si es una frase, todas deben ser frases en lugar de una sola palabra o una oración. Si una está

en la forma imperativa o interrogativa, es mejor que las demás sigan el patrón. De igual

manera, los nombres deben corresponder con nombres, verbos con verbos, y preposiciones

con preposiciones. Por lo tanto, si el primer punto comienza con una preposición, igual debe

ser con los otros puntos principales […] Así como los puntos principales, los subpuntos

también debe estar en una estructura paralela.29

Ejemplos selectos para bosquejar

En los siguientes ejemplos se representan varios textos para predicar.

La extensión de los pasajes variará, así como los determinantes

inductivos para la organización. Comenzamos con unos pocos modelos de

un solo versículo y luego veremos otros más extensos y más complicados.

Esdras 7.10. Luego de una evaluación cuidadosa de la declaración

explicativa de Esdras 7.10 en su contexto histórico y de argumentación

para que se puedan entender adecuadamente sus afirmaciones,3 0 surgen

características semánticas y gramaticales. De estos fenómenos inductivos,

uno podría producir un bosquejo que sea fiel al texto.

El lugar donde comenzar es sobre la base gramatical tal y como se

describe en el diagrama 9-1. El tema, por supuesto, es Esdras; sin

embargo, es la combinación del verbo causativo además del

complemento que es de interés especial. El complemento de esta

cláusula, una palabra que normalmente se traduce como «corazón» (aquí

«su corazón»), es un término antropológico extremadamente

significativo. Expresa el centro del ser personal del hombre enfatizando

especialmente sus capacidades racionales y volitivas. Aquí, cuando se

combina con una forma causativa de que significa «hacer firme,

preparar, aprestar, dirigir, establecer, etc.,», contiene un énfasis sobre las

inclinacio​nes volitivas y racionales de la mente y/o la voluntad de Esdras.

Por lo tanto, el versículo se concentra en su manera de pensar

característica.31

Ahora es el momento de ir del nivel horizontal a la subestructura

vertical. Tres frases adverbiales subordinadas no sólo proveen evidencia

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 186

P:196

gramatical del énfasis del pasaje en cuanto a la manera de pensar,32 pero

los infinitivos de propósito involucrados también apuntan a esa manera de

pensar en tres direcciones particulares. Por lo tanto, estas frases de

intencionalidad perfeccionan y completan el mensaje mayor. Note en el

diagrama y el bosquejo mostrado cómo todas estas observaciones

exegéticas convergen en la proposición nominativa plural y los puntos

principales que salen de ella.

y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.

Bosquejo de Esdras 7.10:

Las tres INTENCIONES principales de la manera de pensar de

Esdras nos ofrecen un ejemplo que vale la pena copiar:

1A. Estudiar la Palabra de manera diligente

2A. Practicar la Palabra de manera diligente

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 187

P:197

3A. Comunicar la Palabra de manera diligente

Diagrama 9—1

Diagrama y bosquejo de Esdras 7.10

Juan 3.6. El aforismo de Juan 3.6 constituye el núcleo de una discusión

familiar acerca de la necesidad espiritual del nuevo nacimiento. La

verdad del versículo se expresa en paralelismo poético.33 Este vehículo

literario provee la base para una división dual, es decir, las dos

afirmaciones relacionadas conceptualmente de manera antitética. La

simetría del versículo va más allá de una relación de contraste general de

la primera cláusula con la segunda y viceversa. Por ejemplo, los dos

participios provienen del mismo verbo, ambos son de género neutro,34

ambos están en la voz pasiva,3 5 ambos son articulares,3 6 ambos tienen

frases preposicionales con evk (ek),

37 ambos complementos de evk (ek)

son articulares, los verbos idénticos en ambas cláusulas son *equative*

recíprocos (y ambos predicados son disyuntivos *anarthrous*.38 En medio

de todo esto, el austero contraste entre «carne» y «espíritu» emerge al

nivel semántico y teológico.

Con el paralelismo de las principales cláusulas, la gramática interna y

la sintaxis de cada miembro, los puntos principales, junto con los

subpuntos, son evidentes. Además, las correspondencias de la forma de la

«jota y la tilde», el significado de los *equative*, y un énfasis sobre el

impacto del contraste semánticoteológico contribuye a formar un

bosquejo descriptivo que se correlaciona con una proposición

nominativaplural adecuadamente contextualizada (véase el diagrama 9—

2).

Proverbios 28.13. La estructura poética de Proverbios 28.13 es

bastante parecida a Juan 3.6 en su uso de coplas antitéticas para expresar

importantes verdades espirituales. Así que el verbo también se presta

para un bosquejo de dos puntos. El punto central del proverbio incluye

dos maneras radicalmente diferentes de tratar la transgresión (a saber,

actos de rebelión espiritual).3 9 La primera manera señala hacia alguien

que en forma característica cubre sus pecados.40 En contraste, el segundo

señala hacia aquel que no sólo confiesa sus transgresiones, sino que

también las abandona.

Como podría esperarse, el Señor responde de manera diferente a estas

dos formas de tratar la transgresión, así que los verbos principales

representan los veredictos antitéticos o «recompensas» del Señor. Un

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 188

P:198

sujeto experimenta providencia negativa, pero el otro disfrutaría

comodidad personal. El bosquejo siguiente fluye del diagrama e integra

estas sutiles antítesis duales de manera tal que mantenga la forma, refleje

los términos críticos y lleve todo el impacto del proverbio (véase el

diagrama 9—3).

Bosquejo de Juan 3.6

Las dos ECUACIONES más importantes en el mundo señalan el

camino de salvación mostrando que la vida sólo puede ser generada

según su clase:

1A. La ecuación de la generación de la vida temporal según su clase

1B. La historia (es decir, humana) de esta ecuación

1C. Su realidad

2C. Sus raíces

2B. La armonía de esta ecuación

3B. La herencia de esta ecuación

2A. La ecuación de la generación de la vida eterna según su clase

1B. La historia (es decir, celestial) de esta ecuación

1C. Su realidad

2C. Sus raíces

2B. La armonía de esta ecuación

3B. La herencia de esta ecuación

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 189

P:199

Diagrama 9—2

Diagrama de Juan 3.6

Bosquejo de Proverbios 28.13.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 190

P:200

Dos RESPUESTAS recompensadas de manera diferente en cuanto a

la rebelión contra Dios:

1A. El que responde de manera engañosa experimentará frustración.

1B. Su respuesta evasiva

2B. Su respuesta equitativa El que responde de manera decisiva

2A. El que responde de manera decisiva experimentará perdón.

1B. Sus respuestas complementarias:

1C. Reconocimiento

2C. Abandono

2B. Su recompensa consoladora

Diagrama 9—3

Diagrama y bosquejo de Proverbios 28.13

Salmo 119.97-100. La primera mitad de la estrofa mem del Salmo 119

(vv. 97-100) ejemplifica una unión conceptual y gramatical. El tema de la

juventud vuelve a uno de los asuntos recurrentes del salmo (p. ej., v. 9).

Sin embargo, lo que vincula es el patrón prácticamente idéntico de

sintaxis y gramática en los versículos 98, 99 y 100. Cada versículo tiene

una afirmación seguida de una verificación (nótense las cláusulas yKi

[kî]). Además, la preposición nMi (min) actuando de manera comparativa

aparece dentro de cada afirmación primaria o «aseveración» (véase el

diagrama 9—4). Este fenómeno, aunque aparentemente menor, le da a los

versículos su importancia especial de que la Palabra de Dios compensa

de manera poderosa por las circunstancias de un joven (véase la

fraseología de la preposición en el bosquejo en el diagrama 9—4).

El versículo 97 es una introducción, pero no está desconectada. Alude,

de manera implícita, a los fundamentos subyacentes de las próximas

aseveraciones y que caracterizan la actitud del salmista hacia la Palabra

de Dios (cf. expresiones e insinuaciones similares de actitud a través de

los 176 versículos del salmo). Antes de comparar el diagrama y el

bosquejo, el lector debe notar el sutil progreso del aumento de la

responsabilidad humana incorporado en las cláusulas kî de los versículos

98b, 99b y 100b.

Hebreos 12.1-2. Los primeros dos versículos de Hebreos 12

constituyen una oración compleja en el griego neotestamentario. Por lo

tanto, el pasaje debe tratarse con delicadeza gramatical y sintáctica si el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 191

P:201

mensaje derivado del mismo ha de ser de naturaleza inductiva. El lugar

para comenzar es en la línea fundamental del diagrama. Tanto el verbo

principal, «corren» y su complemento, literalmente una agonizante (es

decir avgwn [agon]) competencia atlética (es decir, [la] «carrera»)

sugieren el trasfondo de los juegos griegos.41 El primer término Clave en

la línea fundamental es el pronombre enfático h,meij (hemeis) que está

estrechamente vinculado en el contexto que le precede de manera

inmediata (es decir, el «Salón de la Fama de la Fe» en el capítulo 11)

mediante el uso adverbial de kai, (kai, «también»). Por lo tanto, al

reconocer cuán esencial es cada uno de esos elementos fundamentales y al

combinarlos con la vívida metáfora que expresa su mayor carga, podría

construirse una proposición nominativa plural de tres puntos (véase el

bosquejo).

La naturaleza de la vida cristiana como unas olimpíadas espirituales se

define de manera más completa mediante una extensa subestructura

adverbial. Es como si Dios, en función de Entrenador, estuviera

repasando lo básico con un equipo nuevo. Esto se resume en las cuatro

declaraciones adverbiales que forman parte integral de la carrera del

cristiano (nótense los distintos niveles de desarrollo y descripción de la

subestructura comparándolo con el bosquejo siguiente). Además, los

paralelos en la semántica y la fraseología entre la carrera de los

cristianos y el ejemplo definitivo de Cristo enriquecen la descripción.42

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 192

P:202

Diagrama 9—4

Diagrama y bosquejo del Salmo 119.97-100

Bosquejo del Salmo 119.97-100:

Tres ASEVERACIONES acerca del hombre de Dios ilustran cómo

la Palabra de Dios compensa la juventud:

Introducción (v. 97): Los fundamentos subyacentes de las aseveraciones

del hombre de Dios

A. (97a) Deseo por la Palabra de Dios

B. (97b) Diligencia en la Palabra de Dios

1A. La primera aseveración (v. 98): La Palabra da prudencia al hombre

joven en presencia de sus enemigos.

1B. (98a) La sustancia de su aseveración

2B. (98b) El fundamento de su aseveración: posesión de la Palabra de

Dios

2 A . La segunda aseveración (v. 99): La Palabra multiplica el

conoci​miento del joven en presencia de los intelectuales.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 193

P:203

1B. (99a) La sustancia de su aseveración

2B. (99b) El fundamento de su aseveración: estudio de la Palabra de

Dios

3 A . La tercera aseveración (v. 100): La Palabra aumenta el

discernimiento del joven en presencia de personas más experimentadas.

1B. (100a) La sustancia de su aseveración

2B. (l00b) El fundamento de su aseveración: obediencia a la Palabra

de Dios

Diagrama 9—4 (continuación)

Diagrama y bosquejo del Salmo 119.97-100

Bosquejo de Hebreos 12.1-2

Hebreos 12.1-2 presenta tres elementos esenciales de las olimpiadas

cris​tianas espirituales:

1A. Los competidores

2A. La competencia: algunos puntos básicos de parte del Entrenador:

1B. Nuestro incentivo 2B. Nuestra resistencia

3B. Nuestra preparación: ponerse en forma abandonando

1C. Todos los impedimentos

2C. El pecado que nos asedia

4B. Nuestra concentración: enfoquemos nuestros ojos en el Ejemplo:

1C. Su persona:

1D. Identificado por nombre

2D. Identificado por asociación

2C. Su logro

1D. La competencia

2D. La consumación

3A. El curso

1B. Su naturaleza

2B. Su patrón

Habacuc. Un libro completo de la Biblia provee un ejemplo

concluyente de cómo hacer diagramas y bosquejos.4 3 El mensaje de

Habacuc, como el libro de Job, se desarrolla a través de un diálogo

progresivo. Sin embargo, en este caso se restringe sólo a Dios y al

profeta. Esto establece que los puntos principales correspondan con los

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 194

P:204

cambios en el orador. Cuando se localizan estos puntos, surgen cinco

etapas discursivas. Todavía falta integrarlos en una aseveración

nominativaplural que preserve el mensaje total del libro, para seguir el

mismo procedimiento en cada nivel sucesivo de desarrollo y asegurarse

de que todas las características textuales (ya sean de estilo, retóricas,

gramaticales, semánticas, etc.) controlen el esfuerzo, y finalmente

esforzarse por usar descripción y paralelismo en cada nivel de desarrollo

del bosquejo. El siguiente bosquejo de Habacuc debe examinarse

juntamente con el texto hebreo y las traducciones caste​llanas.44

Bosquejo de Habacuc:

Cinco etapas progresivas de discurso en el libro de Habacuc

desarro​llan la valiosa doctrina de la providencia práctica:

Introducción (1.1)

1A. (1.2-4) La PRIMERA ETAPA es el lamento de Habacuc acerca de la

injusticia interna.

1B. (1.2-3b) Su apelación al Juez divino mediante la interrogación

2B. (1.3c-4) La presentación de su caso al Juez divino mediante

argumento:

1C. (1.3c-d) Su evidencia

2C. (1.4a-b) Su acusación

3C. (1.4c-d) Su citación

2A. (1.5-11) La SEGUNDA ETAPA es la decisión de Dios en cuanto a la

rectificación de la injusticia interna.

1B. (1.5-6) El pronunciamiento de la intención de su decisión 1C.

(1.5) Lo imponente de su intención pronunciada

2C. (1.6) La activación de su intención pronunciada

2B. (1.7-11) La pronunciación del instrumento de su decisión 1C.

(1.7) Su reputación general

2C. (1.8-11) Su reputación militar

3A. (1.12-2.1) La TERCERA ETAPA es el reto de Habacuc a la justicia

de Dios.

1B. (1.12-17) El apoyo de Habacuc para su reto:

1C. En los versículos 12-14, reúne el apoyo teológico:

1D. (1.12a-b) Su apoyo teológico se basa en la persona de Dios.

2D. (1.12c-14) Su apoyo teológico también se basa en el gobierno

de Dios.

2C. En los versículos 15-16, reúne apoyo histórico:

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 195

P:205

1D. (1.15) Señala la insolencia de los caldeos.

2D. (1.16) Señala de forma especial la blasfemia de los caldeos.

3C. En el versículo 17, reúne el apoyo ético.

2B. (2.1) Declaraciones de Habacuc en cuanto a su reto

4A. (2.2-20) La CUARTA ETAPA es la revelación de Dios a Habacuc y

mediante él en cuanto a la retribución divina.

1B. (2.2-3) La importancia de esta revelación:

1C. (2.2) desde el punto de vista de la revelación

2C. (2.3) desde el punto de vista temporal

2B. (2.4-20) Las lecciones de esta revelación:

1 C. (2.4) La lección crucial es que la naturaleza del injusto es

pervertida.

1D. (2.4a-b) La declaración de esta crucial lección

2D. (2.4c) La aplicación de esta crucial lección

2C. (2.5-20) La consiguiente lección es que las acciones del injusto

son pervertidas.

1D. (2.5) Estas acciones son evaluadas generalmente por Dios.

2D. (2.6-20) Estas acciones son verificadas de manera específica

por Dios mediante los gritos burlones de las víctimas:

1E. (2.6b-8) La codicia del injusto

1F. (2.6b) El riesgo de esa codicia

2F. (2.7-8) La recompensa por esa codicia

1G. (2.7) Esta recompensa es inevitable.

2G. (2.8) Esta recompensa es equitativa.

2E. (2.9-11) El latrocinio del injusto

1F. (2.9) La intención de ese latrocinio

2F. (2.10-11) Lo contraproducente de ese latrocinio

1G. (2.10) Este latrocinio daña.

2G. (2.11) Este latrocinio atormenta.

3E. (2.12-14) La brutalidad del injusto

1F. (2.12) La irreverencia de esa brutalidad

2F. (2.13-14) La ironía de esa brutalidad

4E. (2.15-17) La explotación del injusto

1F. (2.15) La vergüenza de esa explotación

2F. (2.16-17) La sentencia para tal explotación

5E. (2.18-20) La idolatría del injusto

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 196

P:206

1F. (2.18) La vanidad de toda idolatría similar

2F. (2.19-20) La tragedia de toda idolatría similar

1G. (2.19) Esta tragedia se expresa mediante la sátira.

2G. (2.20) Esta tragedia se expresa mediante la comparación.

5A. (3.1-19) La QUINTA y ÚLTIMA ETAPA de revelación es el salmo

de testimonio público de Habacuc al Dios soberano de la historia. (3.1)

Un prefacio litúrgico + (3.19d) Una postdata litúrgica.

1B. (3.2) La oración de Habacuc en la presencia del Dios soberano

de la historia

1C. (3.2a) El preludio a su oración

2C. (3.2b-d) El propósito de su oración

2B. (3.3-15) La dramática visión de Habacuc del Dios soberano de

la historia

1C. (3.3-4) Lo imponente de su comportamiento

2C. (3.5-12) Lo imponente de su dominio

1D. (3.5-6a) El bosquejo de su dominio

2D. (3.6b-11) Los efectos de su dominio

1E. (3.6b) La introducción a estos efectos

2E. (3.7-11) Las ilustraciones de estos efectos:

1F. (3.7) Ilustraciones históricas

2F. (3.8-11) Ilustraciones metafóricas

3D. (3.12) El resumen de su dominio

3C. (3.13-15) Lo imponente de su emancipación

1D. (3.13a-b) La confirmación de su emancipación

2D. (3.13c-15) La conmemoración de su emancipación

3B. (3.16-19c) La respuesta de Habacuc a una comprensión exaltada

del Dios soberano de la historia

1C. (3.16) Su respuesta inmediata a la reverencia

2C. (3.17 -19c) Su respuesta conciliadora de prontitud

1D. (3.17-18) La realidad de su prontitud

1E. (3.17) Las circunstancias subyacentes a su prontitud

2E. (3.18) La confesión inconmovible de su prontitud

2D. (3.19a-c) Los recursos de su prontitud

UNA TAREA CONTINUA

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 197

P:207

Comunicador de la verdad de Dios, por favor, haga el siguiente

diagrama de 2 Timoteo 4.2a, no simplemente como un mensaje a predicar,

sino como un modelo metodológico a emular:

«Prediques la Palabra» es mucho más que sermonear acerca de ella o

usarla como trampolín. Debemos proclamar todo su contenido en todas

sus dimensiones multifacéticas. Se espera que el método presentado e

ilustrado en este capítulo nos asista en nuestra tarea principal de expresar

la autoritativa Palabra de Dios de manera más lógica y eficaz.

1 Es necesario calificar los estudios lexicográficos con el término

«legítimo» porque demasiados predicadores se dedican a estudios

etimológicos ilegítimos (es decir, no como «significado original» aparte

de contextos específicos) y transferencias semánticas (a saber, tomar el

significado de una palabra en un contexto e insertar ese significado en

otro diferente sin examinar de nuevo el contexto). A pesar de lo fructífero

que son muchos libros lexicográficos (p.ej., Theological Dictionary of

the Old Testament [Diccionario teológico del A.T.], Theological

Wordbook of the Old Testament [Vocabulario teológico del A.T.],

Theological Dictionary of the New Testament [Diccionario teológico del

N.T.], New International Dictionary of New Testament Theology [Nuevo

diccionario internacional de teología neotestamentaria]), se deben evaluar

sus artículos y la manera en la cual son usados para protegerse de errores

contextuales y hermenéuticos. Para precauciones en cuanto a esto, véanse

a James Barr, The Semantics of Biblical Language [La semántica del

lenguaje bíblico], Oxford University Press, Oxford, Inglaterra, 1961 y

Moisés Silva, Biblical Words and Their Meaning: An Introduction to

Lexical Semantics [Palabras bíblicas y su significado: una introducción a

la semántica], Zondervan, Grand Rapids, Michigan, 1983. En cuanto a los

trasfondos de palabras neotestamentarias, véase David Hill, Greek Words

and Hebrew Meanings [Palabras griegas y sus significados en hebreo],

University Press, Cambridge, 1967.

2 El siguiente es un reciente recordatorio de esta responsabilidad:

«AFIRMAMOS que el predicador no tiene mensaje alguno de Dios aparte

del texto de la Escritura» (Artículo XXV, «Articles of Affirmation and

Denial, The Chicago Statement on Biblical Hermeneutics» [Artículos de

afirmación y negación, la declaración de Chicago sobre hermenéutica

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 198

P:208

bíblica], International Council on Biblical Inerrancy [Chicago, 1982].

3 Una consideración y el uso de todo fenómeno de un texto llevará a

«una exposición textual bien balanceada». Por ejemplo, el predicador

debe luchar con, e integrar las características semánticas, gramáticas,

sintácticas, estilísticas, conceptuales, teológicas, polémicas, etc., de un

texto. Si tanto el predicador como las personas han de entender y aplicar

un pasaje, deben comprender las palabras y los significados del texto, las

frases y las relaciones entre las cláusulas, los vehículos literarios, la

lógica y el desarrollo conceptual, el desarrollo general del argumento,

etc.

4 Para profundizar, véanse, por ejemplo, H. Leo Eddleman, «Word

Pictures of the Word». [Imágenes verbales de la Palabra], Review and

Expositor, 49, octubre 1952, pp. 412-24; Kenneth L. Barker, «Jeremiah’s

Ministry and Ours» [El ministerio de Jeremías y el nuestro], Bibliotheca

Sacra, 127, julioseptiembre 1970, pp. 223-31; Carl F. H. Henry, God,

Revelation and Authority [Dios, revelación y autoridad], Word, Waco,

Texas, 1976–83, 4:36; Roben Preus, «The Power of God’s Word» [El

poder de la Palabra de Dios], Concordia Theological Monthly, 34,

agosto 1963, pp. 453-65; Klass Runia, «What Is Preaching According to

the New Testament?» [¿Qué es la predicación según el N.T.?], Tyndale

Bulletin, 29, 1978, pp. 3-48; Kenneth W. Clark, «The Meaning of

and in the New Testament» [El significado de y en

el N. T.] Journal of Biblical Literature, 54, 1935, pp. 93-101; Donald

Bloesch, «The Sword of the Spirit», Themelios, 5, mayo de 1980, pp. 14-

19; David Scaer, The Apostolic Scriptures [Las Escrituras apostólicas],

Concordia, San Luis, 1971; Jacob A. O. Preus, It Is Written [Escrito

está], Concordia, San Luis, 1971.

5 Victor Paul Furnish, «Prophets, Apostles, and Preachers: A Study of

the Biblical Concept of Preaching» [Profetas, apóstoles y predicadores:

Un estudio del concepto bíblico de la predicación], Interpretation, 17,

enero 1963, p. 55.

6 Ahora tenemos toda la Palabra proféticoapostólica. Por lo tanto, el

contenido de nuestra predicación debe ser «sólo la Palabra de Dios» y

«toda la Palabra de Dios» (cf. R. B. Kuiper, «Scriptural Preachings

[Palabra infalible], The Infalible Word, editado por Stonehouse y

Woolley, Presbyterian Guardian, Filadelfia, 1946, pp. 209-41. Sólo algo

de la naturaleza de la Palabra amerita quedarse con el texto de la

Escritura en lugar de utilizar sutilezas y/o infatuaciones actuales, y «toda

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 199

P:209

la Palabra de Dios» (cf. Hch 20.27 en su contexto) necesita un tratamiento

expositivo de «toda Escritura», tanto el Antiguo Testamento como el

Nuevo (cf. Mt 5.17-20; Lc 24.27; Hch 17.2-3; 18.24-28; 1 Co 10.11; 2 Ti

3.15-17; etc.)

7 John R. W. Stott, Guard the Gospel [Guardar el evangelio],

InterVarsity, Downers Grove, Illinois, 1973, p. 106.

8 Kuiper, «Scriptural Preaching», pp. 242, 250-54.

9 Henry, op cit., 4:479.

10 Runia, «What is Preaching?», p. 32; cf. Barker, «Jeremiah’s

Ministry», p. 229.

11 Walter C. Kaiser, Jr., Toward an Exegetical Theology: Biblical

Exegesis for Preaching and Teaching [Hacia una teología exegética:

Exégesis bíblica para predicar y enseñar], Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1981, pp. 7, 19, 37, 191, 20.

12 Esos retos no se hacen de manera ingenua a los pastores maestros

que trabajan solos o tienen poca asistencia en las iglesias más pequeñas.

Jamás se encuentran suficientes horas al día para lograr lo que parece

necesario. Empero, la prioridad ministerial definitiva de alimentar a las

ovejas de Dios se confirma a través de Su revelación. No colocar esta

prioridad de forma lógica en el tope es bíblicamente inexcusable.

13 James S. Stewan, Heralds of God [Heraldos de Dios], Baker, Grand

Rapids, Michigan, 1971, p. 110.

14 Kaiser, Exegetical Theology [Teología exegética], pp. 19, 48, 22,

50.

15Ibíd., pp. 49, 104, 156, 160.

16 Por ejemplo, su contexto, su desarrollo conceptual, las indicaciones

estructurales, los vehículos de estilo, la gramática, la sintaxis, etc.

17 La discusión de la metodología en este capítulo ilustran cómo se

hace esto y ofrecen algunas sugerencias prácticas.

18 Kaiser, Exegetical Theology, p. 152.

19 Acerca de la superioridad de la predicación en base a

proposiciones, cf. Ferris D. Whitesell y Lloyd Perry, Variety in Your

Preaching [La variedad en su predicación], Revell, Westwoolf, Nueva

Jersey, 1954, pp. 75-94, y Charles W. Koller , Expository Preaching

Without Notes [Predicación expositiva sin notas], Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1962, pp. 52-53.

20 Los mismos controles textuales aplican a todos los niveles

consecutivos de puntos subsiguientes.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 200

P:210

21 Thomas R. Schreiner, Interpreting the Pauline Epistles [Interprete

las epístolas paulinas], Baker, Grand Rapids, Michigan, 1990, cf.

especialmente «Tracing the Argument » [Trace el argumento], cap. 6; el

resumen de Schreiner de las diferentes relaciones que tienen entre sí las

unidades es especialmente útil (pp. 111-12).

22 Para ayuda en cuanto a diagramación en inglés, véase Donald W.

Emery, Sentence Analysis, Holt, Rinehart, and Winston, Fort Worth,

Texas, 1961. Para ayuda en el texto griego, véase John D. Grassmick,

Principles and Practice of Greek Exegesis [Principios y práctica de

exégesis griega], Dallas Theological Seminary, Dallas, Texas, 1974;

Schreiner, «Diagramming and Conducting a Grammatical Analysis», cap.

5 de Pauline Epistles; Richard P. Belcher, Diagramming the Greek New

Testament [Cómo diagramar el griego del N.T.], Richbarry, Columbia,

Carolina del Sur, 1985; y para ejemplos de los textos griego y hebreo,

véase Lee L. Kantenwein, Diagrammatical Analysis, BMH, Winona

Lake, Indiana, 1979.

23 Cf. los ejemplos a través de Kaiser, Exegetical Theology.

24 Los argumentos de la mayoría de los pasajes alcanzan sus

conclusiones mediante esos medios sintácticos.

25 Desafortunadamente, muchos no son competentes en esta

imprescindible parte de la exégesis. Aunque algunos estudios

lexicográficos y habilidades gramaticales todavía operan, las habilidades

necesarias para analizar el esqueleto sintáctico de un pasaje a menudo se

han enmohecido. Además, no hay cursos relámpagos disponibles para

adquirir una vez más, de forma veloz, (o posiblemente por vez primera)

una competencia funcional. Empero, un compromiso serio para con la

aptitud llevará fruto mediante un repaso coherente de varios textos que se

estén preparando para su presentación. Se debe comenzar sacudiendo el

polvo y usando obras de gramática y sintaxis hebrea y griega en

conjunción con la preparación del mensaje. Para conseguir algunas

herramientas útiles, véase Francis Brown, S. R. Driver, y Charles Briggs,

A Hebrew-English Lexicon of the Old Testament, Clarendon Press,

Oxford, Inglaterra, 1968, pp. 252-55, en cuanto a opciones para la

conjunción waw (cf. A. Ross, A Hebrew Handbook, Dallas Theological

Seminary, Dallas, Texas, 1976, p. 37); Lambdin, Introduction to Biblical

He b re w [Introducción al hebreo bíblico], Waltke y O’Connor,

Introduction to Biblical Hebrew: Syntax [Introducción a la sintaxis del

hebreo bíblico], Williams, Hebrew Syntax: An Outline [Sintaxis hebreo:

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 201

P:211

Un bosquejo], Dana y Mantey, A Manual Grammar of the Greek New

Testament [Un manual de gramática griega del N.T.], especialmente los

párrafos 209-23 [con un esquema resumido al final] acerca de las

conjunciones, los párrafos 224-42 en cuanto a las partículas, y los

párrafos 243ss. sobre las cláusulas; Chamberlain, An Exegetical

Grammar of the Greek New Testament; Moulton, Howard y Turner, A

Grammar of New Testament Greek; etc.

26 Se le debe prestar atención a varios géneros (p. ej., diálogo,

lamento, estructura de pacto; cf. respectivamente, Job y Habacuc,

Jeremías y Lamentaciones, Deuteronomio). Acerca del significado

hermenéutico (y sucesivamente homilético) del análisis literario y el

análisis de género, véanse los Artículos X, XIII, XIV, y XV de «Articles

of Affirmations and Denial, The Chicago Statement on Biblical

Hermeneutics», International Council on Biblical Inerrancy, Chicago,

1982; también nótese, p. ej., Tremper Longman, Literary Approaches to

Biblical Interpretation, Zondervan, Grand Rapids, Michigan, 1987.

Además, el reconocimiento de medios estrictamente literarios es

especialmente informativo y hasta podría revelar pistas acerca de la

organización (p. ej., acrósticos bíblicos, unidades de estrofas; cf.

respectivamente, Sal 119; Lm 3; Jer 17.5-8; Hab 2.6-20). Una conciencia

de los patrones básicos de los paralelismos conceptuales en la poesía

hebrea es esencial (para un resumen breve, véase F. F. Bruce, «The

Poetry of the O.T.» [La poesía del A.T.], en New Bible Commentary

Revised). Para otras ayudas a fin de reconocer fenómenos de estilo

significativos al examinar un pasaje, use los libros de texto hermenéuticos

tradicionales y los comentarios exegéticos comprometidos con el análisis

literario ortodoxo.

27 El fruto de los estudios lexicográficos hebreos y griegos necesita

ser encapsulado semánticamente con el propósito de incorporación dentro

de un bosquejo homilético más extenso. Esta condensación algunas veces

se facilita y se suaviza mediante el uso de un diccionario de sinónimos.

28 La función es la clave en estos dominios. La jerga técnica de la

gramática o la sintaxis no tiene lugar en el púlpito; empero, la descripción

funcional es esencial al incorporar el flujo de pensamiento del autor y al

asegurar que es claro para la congregación.

29 Kaiser, Exegetical Theology, pp. 158, 160.

30 Esto no sólo protege contra extirpar el versículo de su contexto

hermenéutico, sino que también suple información valiosa para una

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 202

P:212

introducción cuando llega el momento de predicar el sermón. En todos los

ejemplos porvenir y en el futuro análisis homilético, se asumirá el debido

cuidado en mantener la integridad con textual.

31 Sería teológicamente ventajoso mostrar cuán frecuentemente esta

combinación de palabras, junto con otras expresiones muy relacionadas,

apoyan este énfasis sobre la manera de pensar.

32 La presencia de la preposición (lì) luego de la combinación de

(kûn) además de (lebab) confirman absolutamente el enfoque del

versículo en la manera de pensar.

33 Este versículo es uno entre muchos en el Nuevo Testamento griego

que emplea paralelismo hebreo (conceptual).

34 Esto añade a la evidencia de que son aforismos o universales.

35 Esto indica que los hombres no se engendran a sí mismos

físicamente, ni es posible para ellos regenerarse en el dominio metafísico

(cf. Jn 1.12-13 en la introducción de este evangelio).

36 Esto hace que las frases participiales sean sustantivas

37 Esta es una preposición muy adecuada para reflejar fuente u origen.

38 Esto enfatiza su naturaleza cualitativa, especialmente en

comparación con su respectiva incidencia articular anterior.

39 Nótese el impacto de la raíz hebrea Aparece en el primer

miembro de la copla que sigue inmediatamente después del participio que

habla acerca del encubrimiento, y es el objeto implicado después de los

participios que connotan confesión y abandono en el segundo miembro de

la copla.

40 Los participios en ambas coplas (una en la primera y dos en la

segunda), a pesar de ser disyuntivos, funcionan como sustantivos, cada

una describe el sujeto acerca del cual se espera una evaluación o un

juicio. Su fraseo disyuntivo se combina con el énfasis básico de los

participios en la continuidad de la acción aumentando así la atención

hacia estos como actividades habituales o características.

41 La corroboración también proviene de declaraciones adverbiales

bajo el verbo principal (trechomen).

42 Debido a que las ventajas y la metodología de hacer diagramas se

han ilustrado anteriormente y debido a la complejidad de un diagrama de

Hebreos 12.1-2, aquí sólo reproducimos el bosquejo de este pasaje.

43 De más está decir que, aparte de predicarse en un sermón general,

un libro de la Biblia también se presta para una serie de sermones

expositivos. Una manera particularmente efectiva de predicar a través de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 203

P:213

un libro es hacer un sermón introductorio al principio que cubra todo el

libro, y entonces expandir cada una de sus principales fases de

argumentación en mensajes subsecuentes.

44 El diagrama utilizado para producir este bosquejo no se reproduce

aquí debido a su extensión (contiene tres capítulos del texto hebreo) y

porque los principios y las ventajas de hacer diagramas ya se han

ilustrado. Los niveles de los puntos principales y los niveles

subsiguientes pueden derivarse también de las características retóricas y

conceptuales discernibles mediante una comparación del texto hebreo con

una buena traducción (cf. los breves comentarios realizados bajo el

subtítulo anterior: «Sugerencias generales».

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 204

P:214

10

Herramientas de estudio

para la predicación

expositiva

James F. Stitzinger

Una biblioteca teológica sólida es esencial para la exposición cuidadosa de la

Palabra de Dios. Los que procuren dedicarse a una vida de estudio bíblico y

exposición deben comprometerse a desarrollar una biblioteca sólida y percibirla como

una gran prioridad.Esta importante meta será el producto de una planificación

cuidadosa que satisfaga las necesidades individuales y las limitaciones

presupuestarias del expositor. Una biblioteca bien balanceada deben incluir libros,

revistas, cintas de video y magnetofónicas, programas de computación, todos juntos y

organizados con una planificación juiciosa y a un paso que pueda sostenerse. Este

ensayo propone una biblioteca modelo de herramientas para el expositor diseñada

para ayudar al estudiante serio o al pastor así como al laico dedicado.

El expositor bíblico debe desarrollar y mantener una poderosa

biblioteca medular de libros significativos y otros materiales para usar en

su preparación. Tal colección es la respuesta adecuada a la instrucción de

Pablo a Timoteo: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,

como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de

verdad» (2 Ti 2.15). Al procurar llegar a ser predicadores expositivos,

los pastores de hoy necesitan cambiar el anuncio en la puerta de «oficina

del ministro» al antiguo «estudio del pastor».1

El expositor debe crear un

cuarto silencioso, un lugar sagrado, en donde pueda retirarse a estudiar y

prepararse diligentemente para exponer la Palabra de Dios. Este cuarto

debe contener las herramientas necesarias para ese estudio.

La siguiente discusión procura auxiliar a todos aquellos que deseen

edificar una biblioteca para ayudarlos en búsqueda de la predicación

expositiva. Los principios aquí propuestos, así como los materiales

recomendados, están diseñados para ofrecer dirección clara para el

estudiante preparándose para una vida de predicación, el pastor

experimentado que busca mejorar su biblioteca y el laico seriamente

interesado en el estudio de las Escrituras.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 205

P:215

Una colección de buenas herramientas de estudio, reunida de manera

cuidadosa, es tan esencial para el expositor como las herramientas de la

profesión lo son para un dentista o un médico. Sin ellas, el estudio es un

ejercicio fútil. En su usual estilo directo, Charles Spurgeon escribió

acerca de la necesidad de una biblioteca sólida para el predicador:

Para poder exponer las Escrituras, y como una ayuda para sus estudios homiléticos, tendrá

que familiarizarse con los comentaristas: un ejército glorioso, déjeme decirle, cuya

familiaridad será su deleite y ganancia. Por supuesto, ustedes no son tan sabihondos como

para pensar o decir que pueden exponer la Escritura sin la ayuda de las obras de hombres

divinos y eruditos que han laborado antes que ustedes en el campo de la exposición. Si tienen

esa opinión, oren para que así se queden, porque no vale la pena convertirlos, y como un

corro de ociosos que piensan con ustedes, resentirían el intento como un insulto a su

infalibilidad. Parece extraño que ciertos hombres que hablan tanto de lo que el Espíritu Santo

les revela, tengan una opinión tan baja de lo que Él le ha revelado a otros.2

El expositor bíblico no siempre puede ser original y debe «contentarse

con aprender de hombres santos, enseñados por Dios y poderosos en la

Escritura».3

Una buena biblioteca servirá como base para recibir la

enseñanza de otros. Si un aspirante a expositor no está en posición de

adquirir inmediatamente tal colección de herramientas cuidadosamente

seleccionadas, debe localizar una y utilizarla de manera regular hasta que

pueda tener la suya.

LA PRIORIDAD DE UNA BIBLIOTECA SÓLIDA

Una sólida biblioteca de estudio debe ser prioritaria. Para muchos, es

de poca importancia y el resultado ha sido un ministerio empobrecido,

que le falta profundidad, amplitud y estímulo. Una biblioteca excelente se

forma mediante la adquisición consciente en lugar de la acumulación

«accidental». Ya que la biblioteca del predicador expositivo es parte

integral de su obra en el púlpito, debe organizarse pensando en la mayor

calidad.4 Una indicación preliminar de lo que una biblioteca básica no es

ayudará a entender lo que debe ser:

1. No es una colección de libros de poca monta donados al

predicador por amistades y oyentes bien intencionados.

2. No es una acumulación de libros ofrecidos a precios de

descuento.

3. No es simplemente una colección de libros que son altamente

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 206

P:216

reco​mendados o hallados en listas bibliográficas comunes.

4. No es sencillamente una acumulación de textos requeridos en un

seminario.

5. No es una acumulación de material que se ocupa de tendencias

religiosas actuales o especulaciones teológicas.

Hace casi cien años John Fletcher Hurst describió la deplorable

condición de la biblioteca del predicador común y corriente. Sus

perspi​caces comentarios todavía son relevantes:

Es un hecho lamentable que la biblioteca común del laico cristiano y del ministro del

evangelio es indescriptiblemente pobre. Muchos de los libros son de una autoría tan inferior

que incluso los descalifica para que se guarden en el hogar de personas que son inteligentes o

que esperan serlo. Esos libros se han colado porque están radiantes con ilustraciones realistas

y deslumbrantes, o están encuadernados en cautivante piel de oveja o vaca, o son

presentados por amigos bien intencionados, o han sido comprados en lotes en subastas bajo la

alucinación de ser una ganga, o debido a alguna otra apología por la existencia de esa basura.

Si dos tercios de los anaqueles de la típica biblioteca doméstica fueran librados de su carga, y

se pusieran libros escogidos en su lugar, habría una reforma en la inteligencia a través del

mundo civilizado. Un libro pobre es caro y uno bueno es barato, a cualquier costo. Nuestro

mejor libro es el que mejor trata el tema sobre el cual necesitamos más luz, y que solamente

obtenemos mediante planifica​ción, buscándolo, a menudo con sacrificio […]

Es un amigo en toda temporada, y sigue siéndolo hasta los ochenta, y más allá, si llegan.

Mejor un anaquel de tales tesoros que toda una carga de desperdicios literarios de las

pirámides muertas de publicado​res que venden barato y de autores que fallan rápídamente.5

En contraste, una sólida biblioteca de estudio es una colección de

materiales seleccionados y reunidos cuidadosamente que un predicador

expositivo necesita para realizar su labor. Cada expositor debe invertir

tiempo para identificar, usar y obtener esos artículos que apoyarán

directamente su ministerio y satisfarán sus necesidades específicas en

anticipación a una vida de exposición, evitando al mismo tiempo el

«equipaje excesivo» que jamás usará. Como ha escrito un predicador:

Mis libros son mis herramientas y las uso. No puedo darme el lujo de ser un colector de

libros; ni el presupuesto ni el reducido espacio en los estantes […] permite ese lujo […]

Disfruto mi biblioteca. Cada libro es un amigo que conversa conmigo y me enseña. Es mejor

tener pocos libros de los mejores que llenar sus estantes con volúmenes que no le pueden

servir bien. Ame sus libros, úselos y, dedique por encima de todo, lo que aprenda al servicio

de Jesucristo.6

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 207

P:217

LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA BIBLIOTECA DE UN

EXPOSITOR

Una sólida biblioteca de estudio tiene cinco elementos esenciales.

Cada uno requiere meditación en cuanto a los materiales a incluirse, la

prioridad respecto a cuáles deben ser adquiridos y la manera en que

deben ser organizados. Mucho antes de que el estudiante de la Escritura

comience a comprar materiales, debe desarrollar objetivos y prioridades

en cuanto a cada una de las categorías subsiguientes.

Una colección de libros

Un libro es un registro escrito de las labores, puntos de vista o

posiciones de un autor en particular o de varios. Los libros tienen

múltiples formas y sirven para muchas cosas. Un libro de calidad puede

ayudar mucho en el estudio de las Escrituras al concentrar su enfoque en

un tema singular. Puede ahorrar valioso tiempo de estudio al proveer

material de trasfondo histórico, gramatical y teológico. Un libro bueno le

hará saber al lector temas relevantes, posiciones y las últimas

investigaciones. Tam​bién retarán espiritualmente a los lectores.

El expositor debe aprender cómo crear una biblioteca de esos libros.

He aquí algunas sugerencias para hacerlo:

1. Practique «el cortejo antes del matrimonio». Los libros deben

comprarse luego de haber sido utilizados y que se haya

determinado que llenan una necesidad. De ser posible, debe

utilizarse uno, en una biblioteca, antes de determinar su valor para

el expositor. En pocas ocasiones, un libro nuevo puede comprarse

basado en la reputación del autor, el significado de su tema, o la

relación del libro con otras obras.

2. Evalúe los autores y los publicadores. Antes de comprar un libro

en particular, es importante determinar algo en cuanto al punto de

vista básico del autor. Además de una recomendación directa o

una reseña, se puede aprender mucho acerca de la naturaleza de un

libro en base a su introducción, las notas al calce, la bibliografía,

la conclusión, el publicador, la portada y la información acerca

del autor.

3. Compre los libros de acuerdo a su importancia. Los libros deben

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 208

P:218

comprarse en base a una lista preparada cuidadosamente. Esta

clase de compra resultará en una biblioteca de calidad y reducirá

las compras compul​sivas.

4. Compre y consulte primero el «mejor» libro o libros sobre un

tema. Recuerde, en los estudios teológicos el mejor no siempre es

el más reciente ni el más caro.

5 . Organice los libros por tema o utilice un sistema de

clasificación bibliotecario como el sistema decimal Dewey.7 Si

los libros se clasifican, el sistema debe mantenerse sencillo para

evitar un proyecto continuo demasiado complicado como para que

dure mucho tiempo.

Una colección de publicaciones periódicas

Las publicaciones periódicas salen en partes sucesivas, casi siempre

en intervalos regulares, y como regla, se supone que continúen

indefinidamente. Varias formas de literatura en serie incluyen periódicos,

boletines, revistas, anuarios, actas y otras. En la cadena bibliográfica, por

lo general, las publicaciones van cinco o diez años delante de los libros,

proveyendo así al lector con el pensar más reciente acerca de un tema.

Esta información «fresca» a menudo no está disponible en otras clases de

fuentes. A menos que el expositor tenga acceso a una biblioteca teológica,

debe atenerse a una colección básica de publicaciones que le mantengan

informado acerca de temas bíblicos y teológicos, así como estimular su

pensamiento. Las siguientes sugerencias son adecuadas en cuanto a

publicaciones periódi​cas:

1 . Identifique y suscríbase a una colección básica de

publicaciones.

8 La ley de Bradford asevera que en cualquier área

temática, un gran número de artículos aparecerán en un reducido

número de publicaciones, mientras que el resto de los artículos

acerca del tema se encontrarán en una extensa cantidad de

publicaciones. Las suscripciones a esta pequeña cantidad de

publicaciones producirá el nivel más alto de ganancia.

2 . Confeccione un índice sencillo de los artículos cubiertos en

estas publicaciones ya sea mediante un sistema de tarjetas o en

una computadora. Estas pueden clasificarse mediante tema o

versículo de la Escritura.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 209

P:219

3. Lea las publicaciones de manera selectiva para evitar perder el

tiempo. La elección de materiales de lectura debe balancearse

entre aconteci​mientos actuales y estudios exegéticos.

4 . Pida muestras antes de suscribirse. Además, varias

publicaciones son gratis si se piden.

5. Utilice los índices disponibles de parte de los publicadores así

como los índices generales de religión. Los dos más útiles son

Christian Periodical Index y Religion Index One: Periodicals.

Ambos están disponibles en cualquier biblioteca teológica.

Religion Index One está disponible en formato de CD-ROM que

en unos años estará al alcance de los estudian​tes serios.

Una colección de cintas

En los últimos años, las cintas de video y magnetofónicas han llegado a

ser formatos distintivos de publicación. Una cantidad significativa de

material valioso está disponible sólo en esta clase de medio. Por

ejemplo, hay mucho material expositivo en casete. Los casetes de otros

expositores pueden ser estimulantes y animadores. Otras clases de

información electrónica son útiles para documentar hechos y posiciones

teológicas. Las siguientes recomendaciones son útiles en el proceso de

formar una colec​ción de cintas:

1 . Coleccione una cantidad limitada de buenas cintas de varias

fuentes: Para formar esta colección debe seguirse un plan maestro

que sea mucha ayuda para el expositor. Incluya cintas en las

siguientes categorías:

a. Estudios y cursos exegéticos individuales

b. Predicadores expositivos competentes

c. Reuniones y acontecimientos importantes

d. Un área de interés especial para el expositor

2. Organice este material por tema y autor. También es muy útil

organizar el material con un archivo de tarjetas o en una

computadora, porque las cintas a menudo se pasan por alto como

una posible fuente de información.

3. Cree una biblioteca de obras intercambiable para compartir con

oyentes interesados como apoyo y expansión del ministerio del

expositor.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 210

P:220

4. El expositor debe crear una biblioteca de sus exposiciones para

refe​rencia propia y para el uso de otros.

Una colección de programas de computación

La computadora es una herramienta significativa en el mundo de hoy y

un recurso en las manos del expositor bíblico. Cada vez más estudiantes

de la Escritura la encuentran indispensable en su obra. Las computadoras

a menudo se compran para un propósito particular o para realizar mejor

una tarea, pero el usuario por lo general avanza a un nivel mayor de

eficiencia mediante el cual puede realizar proyectos con la computadora

que jamás había imaginado posibles. El expositor debe considerar

adquirir varios programas de computadoras para ayudarlo en su labor.

Aquí hay algunas sugerencias sobre categorías de programas para ayudar

al expositor:

1 . Programas para procesadores de palabras. Esta clase de

programa puede ser de gran beneficio al crear y editar

documentos. Las funciones de bosquejo, notas al calce, tipos de

letra, diccionario, sinónimos y antónimos son particularmente

útiles en un programa de procesamiento de palabras. Estos

programas son esenciales al guardar el fruto de la investigación

para diferentes usos futuros. Los programas adicionales capacitan

al procesador de palabras para incorporar palabras hebreas y

griegas junto con el texto castellano.

2 . Programas gráficos. Estos programas son útiles en varias

maneras, pero quizás lo son más para el estudiante de la Escritura

al publicar material. Este programa capacita al expositor para

preparar su obra para publicación en un formato de calidad

profesional con poco gasto.

3 . Programas de información. Aunque estos programas son más

complejos, pueden utilizarse para guardar grandes cantidades de

información que puede obtenerse por versículo o tópico. El

expositor puede usar ese programa para sacar trabajo hecho

acerca de un versículo/tema e ilustraciones o materiales

bibliográficos disponibles acerca del mismo.

4 . Programas de investigación bíblica. Existen excelentes

programas que capacitan al estudiante en buscar el texto de la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 211

P:221

Escritura para una palabra o variantes de una palabra, frase o

versículo. Uno de ellos es la serie BECA de Grupo Nelson, que

permite buscar por palabra, encontrar versículos y armar estudios

fácilmente. Libros electrónicos de referencia como la Nue​va

Concordancia Strong Exhaustiva de la Biblia también le

permiten al usuario identificar una palabra griega o hebrea. Este

libro de concordancia gramatical para el texto hebreo del Antiguo

Testamento y el griego del Nuevo Testamento permite buscar la

palabra en el texto, las inflexiones de la palabra, fraseología y

construcción gramatical.9

5. Tecnología en CD-ROM. Esta es un tecnología en desarrollo que

le permite a los estudiantes de la Escritura utilizar

instantáneamente varias traducciones y tezxtos bíblicos

relacionados, asía como bibliotecas de libros computarizados.

Varios índices de publicaciones y libros también están

disponibles en este formato. En el futuro, los expositores podrán,

mediante catálogos publicados en CD-ROM, utilizar las

bibliotecas de varias instituciones y pedir los materiales

necesarios desde lugares lejanos sin dejar sus estudios. Este

acceso ya está disponible mediante catálogos online.

Un archivo temático

El expositor necesita un sistema de archivo que le permita organizar y

sacar mucha información que no se encuentre en los libros. Ese sistema

debe ser personal y sencillo para que se puedan localizar fácilmente los

materiales. También debe ser flexible de manera que pueda expandirse en

cualquier área. El sistema debe incluir archivos para materiales

producidos por otros, así como materiales producidos por el expositor

mismo. Algunas sugerencias en cuanto a un sistema de archivo son:

1 . El sistema de archivo debe organizarse según los temas

clasificados numéricamente y no en orden alfabético. Si se

asigna un número de clasificación para cada tema, sólo será

necesario un punto de entrada para cada asunto. Este sistema

permite que temas relacionados se archiven juntos y provee

espacio para expandir o subdividir cualquier materia.

2. Los títulos y la estructura deben seguir la lógica del individuo

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 212

P:222

que usa el sistema. Estos títulos deben ser los mismos que otros

utilizados para temas de archivos de publicaciones.

3. Crear un índice alfabético para el archivo ya sea en tarjetas o

en una computadora. Esto facilita la rápida localización de toda

la información acerca de un tema.

4. Saque periódicamente del archivo temas y materiales

innecesarios para que se mantenga útil y fácil de usar.

CÓMO DESARROLLAR UNA «LISTA DE NECESIDADES»

Una biblioteca de estudio confiable es producto de una planificación

cuidadosa. Por lo tanto, el expositor debe desarrollar objetivos y

prioridades para su biblioteca personal. El propósito de la exposición

bíblica debe ser claro y los materiales deben seleccionarse con el

propósito en mente. Barber identifica dos problemas principales que

enfrenta el expositor contemporáneo que se dispone a formar una

biblioteca confiable. 10 El primero es el alto costo de los libros, lo que

exige compras prudentes. El segundo es el sorprendente número de libros

nuevos que se publican cada año. Esto significa que el predicador

necesita orientación al seleccionar las herramientas de la biblioteca. El

expositor sabio dependerá de la sabiduría de Barber y otros al planear

una biblioteca personal. He aquí varios asuntos a resolver:

1 . ¿Qué clases de materiales se deben adquirir? Por ejemplo,

¿serán libros de referencia, de teología, comentarios,

publicaciones y productos en áreas de interés especial?

2. ¿Cuántos recursos de cada clase se habrán de coleccionar? Se

debe determinar la cantidad y la clase de libros de referencia, el

balance entre autores liberales y conservadores, la cantidad de

comentarios por libro de la Biblia y la cantidad de libros acerca

de varios temas teológicos.

3 . Se debe elaborar una «lista de necesidades» de materiales

básicos a comprar. A medida que el aspirante a expositor se

entera de nuevos productos, debe añadirlos a su lista de compras

futuras.11 Las bibliografías corrientes son de gran ayuda en esto,12

así como las recomendaciones. Estas se pueden refinar después

mediante la inspección personal.

4. Luego esta lista de compras debe organizarse de manera tal que

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 213

P:223

se puedan identificar los productos de mayor importancia para

comprarlos primero debido a un presupuesto limitado. Una vez

aclaradas y ordenadas las necesidades, se facilita el esfuerzo y los

sacrificios necesarios para comprar el material.

Muchos cristianos desean invertir en el ministerio de un expositor

bíblico. Una lista preparada de herramientas necesarias ofrece una

excelente oportunidad para que otros hagan que esa inversión sea más

significativa. En la experiencia de este escritor, la mayoría de los

predicadores no tienen una biblioteca de calidad porque no han hecho de

ella una gran prioridad o porque no han identificado específicamente los

materiales que necesitan. Esto, más que la falta de fondos, es a menudo el

porqué no tienen una buena biblioteca.

CÓMO ENCONTRAR MATERIALES EN UNA «LISTA DE

NECESIDADES»

Luego de completar la «lista de necesidades», se deben clasificar los

materiales que están disponibles y los que no lo están. Estas dos

categorías deben tratarse de manera separada y se deben desarrollar

diferentes fuen​tes para su adquisición.

Los artículos disponibles pueden obtenerse en una buena librería, en un

seminario o una universidad cristiana.13 Una relación de trabajo con una

tienda de ese tipo facilita que se ordenen artículos en el futuro. El

expositor debe suscribirse a varias casas que hagan descuentos en los

libros y comprar los artículos necesarios cuando los pongan a menor

precio. La mayoría de los bibliotecarios teológicos pueden proveer una

lista de estas casas.14

Los materiales que ya no están disponibles son más fáciles de localizar

si el expositor envía su lista a varios comerciantes. Una «lista de

necesidades » enviada de manera periódica a un selecto grupo de

comerciantes de libros usados, tanto en los EE.UU. como en el Reino

Unido, es el mejor procedimiento.15 Es muy posible que las fuentes en el

Reino Unido tengan los libros deseados porque la publicación religiosa

es sumamente extensa en esos países. Ya que estos comerciantes sólo

podrán proveer unos cuantos de los artículos pedidos a la vez, la

biblioteca del expositor crecerá lentamente y con gastos moderados. La

parte más difícil de hallar libros que ya no se imprimen es ponerla en una

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 214

P:224

lista y escribirle a las compañías. Con un poco de esfuerzo y persistencia,

se puede localizar cual​quier libro.

Se cuenta que Erasmo dijo en una ocasión que si tuviera algún dinero,

¡primero compraría algunos libros, luego alguna ropa y entonces alguna

comida! Amaba los libros y los consideraba «¡la mayor de todas las

invenciones!»16 En días de gran presión económica, es necesario un nivel

parecido de compromiso para lograr una biblioteca sólida. Muchos

expositores profundamente comprometidos en hacerlo encuentran

abrumadores los costos. En vista de esto, las siguientes proposiciones se

ofrecen para ayudar a localizar el material necesario a un costo reducido.

Estas sugerencias requieren esfuerzo adicional e ingenio, pero deben

producir resultados.

1 . Ponga un anuncio en un periódico local pidiendo libros

religiosos. Con persistencia, se pueden hallar buenos libros de

antiguos estudiantes, profesores o pastores. Esta técnica da

mejores resultados en un periódico denominacional o de la

organización.

2. Visite la biblioteca de una universidad grande, un seminario, o

un colegio universitario, y preséntele una lista de necesidades

al individuo a cargo de los regalos o adquisiciones. Las

bibliotecas siempre tienen duplicados que no desean. Casi todas

tienen un cuarto lleno de ellos.

3. Inspeccione los murales de anuncios de un seminario local. A

menudo se anunciarán oportunidades para obtener bibliotecas

personales. Además, un aviso pidiendo libros usados en ese mural

podría ser muy fructífero.

LOS PRIMEROS 750 LIBROS PARA LA BIBLIOTECA DE UN

EXPOSITOR17

Luego de discutir la importancia de una biblioteca sólida para un

predicador expositivo, parece apropiado incluir una lista sugerida de

materiales, identificando así una biblioteca modelo para el que tenga esa

meta. Las obras nombradas aquí sólo son sugerencias. Cada persona

tendrá que adaptar la lista para ajustarse a sus necesidades. «Los libros

son como la ropa: lo que se ajusta a las necesidades y el estilo de una

persona puede no ajustarse a otra persona».18 Además, esta lista se limita

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 215

P:225

a una colección básica en los campos de los estudios bíblicos y la

teología, no identifica otros artículos que el expositor desearía adquirir.

El expositor debe adquirir varios artículos importantes acerca de temas

bíblicos y teológicos actuales para ayudarle en su estudio y mantenerse al

día. El propósito de esta lista es ayudar a una nueva generación de

aspirantes a predicadores expositivos, a coleccionar las herramientas

para esta digna tarea. Esta incluye libros que han pasado o pasarán la

prueba del tiempo y trata de evitar artículos basados en la especulación

teológica actual.

Sin embargo, la lista tiene un propósito más abarcador. Es para una

amplia gama de lectores que buscan reunir una biblioteca bien

balanceada. Los expositores serios deben considerar toda lista como una

biblioteca modelo. Una meta razonable es adquirir los setecientos

cincuenta volúmenes en diez años. Los primeros libros a comprar han

sido señalados con un asterisco (*). Estos mismos pueden servir como

una lista básica para un laico serio o un pastor dedicado que desee

acumular menos que los propuestos para su ayuda en el estudio bíblico.

Las siguientes son aclara​ciones en cuanto a la lista:

1 . Algunos de los volúmenes nombrados bajo comentarios

individuales son parte de series que también están incluidas en

la lista. No se han contado dos veces.

2 . Cuando se recomiendan series completas, se entiende que los

volúmenes individuales dentro de cada serie son de calidad

irregular debido a la variedad de autores. A veces, el expositor

debe comprar y seleccionar las series con esto en mente. En otros

casos, debe adquirir series completas para tener recursos acerca

de toda la Biblia.

3. El expositor podría elegir aguardar a comprar comentarios de

libros individuales de la Biblia hasta que los necesite. Sin

embargo, debe recordar que unos libros se continúan imprimiendo

y otros no, y que no siempre podrá tener el tiempo o estar en el

lugar correcto para asegurar buenos materiales. La clave para

tener una biblioteca útil es una buena «lista de necesidades»

que se confeccione de manera cuidadosa durante algún tiempo.

¡Los libros tienden a aparecer cuándo menos se espera y a menudo

no se pueden encontrar cuando se necesitan! A veces están más

baratos cuando no es tan urgente tenerlos.

4. La lista también se puede usar como guía de estudio para los

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 216

P:226

que ten​gan acceso a una biblioteca teológica. También puede ser

modificada y adaptada como base para una biblioteca de estudios

bíblicos de la iglesia.

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McClain, Alva J., Romans, the Gospel of God’s Grace, Moody,

1973.

Murray, John, The Epistle to the Romans, New International

Commentary on the New Testament, Eerdmans, 1968.

1 Corintios

*Fee, Gordon D., The First Epistle to the Corinthians, New

International Commentary on the New Testament, Eerdmans,

1987.

Godet, Franz, Commentary on the First Epistle to the Corinthians,

Zon​dervan, 1957.

MacArthur, John F., Jr., The MacArthur New Testament

Commentary: 1 Corinthians, Moody, 1984.

Robertson, Archibald, y A. Plummer, A Critical and Exegetical

Commentary on the First Epistle to the Corinthians,

International Critical Commentary, T. & T. Clark, 1914.

2 Corintios

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P:247

*Hughes, Philip. E., Commentary on the Second Epistle to the

Corinthians, New International Commentary on the New

Testament, Eerdmans, 1962.

Kent, Homber A., A Heart Opened Wide: Studies in II Corinthians,

Baker, 1982.

Plummer, Alfred, A Critical and Exegetical Commentary on the

Second Epistle to the Corinthians, Intemational Critical

Commentary, T. & T. Clark, 1915.

Gálatas

Bruce, F. F., The Epistle to the Galatians, A Commentary on the

Greek Text, Eerdmans, 1982.

*Kent, Homer A., Jr., The Freedom of God’s Sons: Studies in

Galatians, Baker, 1976.

Lightfoot, Joseph Barber, The Epistle of St. Paul to the Galatians,

Zondervan, 1966.

MacArthur, John F., Jr., The MacArthur New Testament

Commentary: Galatians, Moody, 1987.

Efesios

*Bruce, F. F., The Epistles to the Colossians, to Philemon, and to

the Ephesians, New International Commentary on the New

Testament, Eerdmans, 1984.

Hendriksen, William, Epistle to the Ephesians, Baker, 1966.

Lloyd-Jones, D. Martyn, Expositions on Ephesians, 8 vols., Baker,

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MacArthur, John F., Jr., The MacArthur New Testament

Commentary: Ephesians, Moody, 1986.

Salmond, S. D. F., «The Epistle to the Ephesians», vol. 3 en

Expositor’s Greek New Testament, Eerdmans, 1970.

Filipenses

Hendriksen, William, A Commentary on the Epistle to the

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 238

P:248

Philippians, Baker, 1962.

*Lightfoot, Joseph B., Commentary on the Epistle of St. Paul

Philip​pians, Zondervan, 1953.

Vincent, Marvin R., A Critical and Exegetical Commentary on the

Epistles to the Philippians and to Philemon, International

Critical Commentary, T. & T. Clark, 1897.

Colosenses

*Bruce, F. F., The Epistles to the Colossians, to Philemon, and to

t h e Ephesians, New International Commentary on the New

Testament, Eerdmans, 1984.

Hendriksen, William, Exposition of Colossians and Philemon,

Baker, 1964.

Lightfoot, Joseph Barber, St. Paul’s Epistles to the Colossians and

to Philemon, Zondervan, 1959.

Filemón

Ver las obras bajo los encabezados de Filipenses y Colosenses.

1 y 2 Tesalonicenses

Hendriksen, William, Expositions of I and II Thessalonians, Baker,

1955.

Hiebert, D. Edmond, The Thessalonians Epistles, Moody, 1971.

Morris, Leon, The First and Second Epistles to the Thessalonians,

New International Commentary on the New Testament,

Eerdmans, 1959.

*Thomas, Robert L., «1, 2 Thessalonians», vol. 11 en Expositor’s

Bible Commentary, Zondervan, 1978.

1 y 2 Timoteo, Tito

Fairbairn, Patrick, Commentary on the Pastoral Epistles,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 239

P:249

Zondervan, 1956.

Hendriksen, William, Exposition of the Pastoral Epistles, Baker,

1957.

*Kent, Homer, A., The Pastoral Epistles, Moody, 1982.

Simpson, E. K., The Pastoral Epistles, Tyndale, 1954.

Hebreos

Bruce, F. F., The Epistles to the Hebrews, New International

Commentary on the New Testament, ed. rev., Eerdmans, 1990.

Hughes, Philip Edgcumbe, A Commentary on the Epistle to the

Hebrews, Eerdmans, 1977.

*Kent, Homer A., The Epistle to the Hebrews, Baker, 1972.

MacArthur, John F., Jr., The MacArthur New Testament

Commentary: Hebrews, Moody, 1983.

Westcott, Brooke Foss, The Epistle to the Hebrews, Eerdmans,

1970.

Santiago

Adamson, James B., The Epistle of James, New International

Commentary on the New Testament, Eerdmans, 1976.

_______, James, the Man and His Message, Eerdmans, 1989.

*Hiebert, D. Edmond, The Epistle of James, Tests of a Living Faith,

Moody, 1979.

Mayor, Joseph Bickersteth, The Epistle of St. James, Zondervan,

1954.

1 Pedro

*Hiebert, David Edmond, First Peter, Moody, 1984.

Kistemaker, Simon J., Exposition of the Epistles of Peter and of the

Epistle of Jude, Baker, 1987.

Selwin, Edward Gordon, First Epistle of Saint Peter, Macmillan,

1961.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 240

P:250

2 Pedro, Judas

*Hiebert, David Edmond, Second Peter and Jude, Unusual

Publications, 1989.

Kistemaker, Simon J., Exposition of the Epistles of Peter and of the

Epistle of Jude, Baker, 1987.

Lawlor, George Lawrence, The Epistle of Jude, a Translation and

Exposition, Presbyterian and Reformed, 1972.

Mayor, James B., The Epistle of St. Jude and the Second Epistle of

St.Peter, Macmillan, 1907.

1, 2, 3 Juan

Candlish, Robert Smith, The First Epistle of John, Macmillan, 1919.

*Swete, Henry Barclay, The Apocalypse of St. John, Eerdmans.

Thomas, Robert L., Revelation 1-7, An Exegetical Commentary, vol.

1 de 2 vols., Moody, 1992.

Walvoord, John F., The Revelation of Jesus Christ, Moody, 1966.

1 Wilbur M. Smith, The Minister in His Study [El ministro en su

estudio], Moody, Chicago, 1973, p. 10.

2 Charles H. Spurgeon, Commenting and Commentaries, Banner of

Truth, Edimbur​go, 1969, p. 1.

3Ibíd.

4 Véase a Charles H. Spurgeon, Lectures to My Students, Zondervan,

Grand Rapids, 1954, pp. 305-20. Spurgeon ofrece una apasionada súplica

en cuanto a la devoción a la obra en el púlpito.

5 John Fletcher Hurst, Literature of Theology: A Classified

Bibliography of Theological and General Religion Literature [Literatura

de Teología: Una bibliografía clasificada de literatura sobre teología y

religión en general], Hunt and Eaton, Nueva York, 1895, v.

6 Warren W. Wiersbe, A Basic Library for Bible Students [Una

biblioteca básica para estudiantes de la Biblia], Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1980, pp. 7-8.

7 Véase Cyril J. Barber, The Minister’s Library, Moody, Chicago,

Illinois, 1985, 1:3-31. La sección titulada «How To Set Up Your Library»

[Cómo amar su biblioteca], contiene mucha información valiosa.

8 Si sabe inglés, en el expositor bíblico hallará útiles las siguientes

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 241

P:251

revistas: Banner of Truth, Biblical Archaeology Review, Bibliotheca

Sacra, Criswell Theological Journal, Grace Theological Journal,

Interpretation, Journal of Biblical Literature, Journal of the

Evangelical Theological Society, Review and Expositor, The Master’s

Seminary Journal y Themelios.

9 Para búsquedas electrónicas del texto de la Reina-Valera 1960 y de

palabras griegas o hebreas de la Biblia en la Concordancia Strong, ver

la BECA Profesional, 2004. Los programas BECA están disponibles de

Grupo Nelson, Nashville, TN, www.gruponelson. com. Proveen varios

recursos electrónicos, libros de referencia y ayudas pastorales más.

10Ibíd., 1:xivxv.

11 Varias maneras de mantenerse al día con materiales nuevos a

medida que llegan a estar disponibles son: leer cuidadosamente

Christianity Today y Themelios, especialmente los números dedicados a

libros nuevos; suscribirse a una casa importante de libros con descuento

que publique catálogos identificando libros nuevos a medida que

aparecen; y leer reseñas bibliográficas en publicaciones clave.

12 Luego se provee, en este capítulo, una lista de bibliografías

sugeridas.

13 Muchos de los seminarios principales en los EE.UU. tienen un buen

inventario de libros y pueden ordenar otros, p. ej., el Seminario

Teológico Westminster en Filadelfia, Pennsylvania; el Seminario Bautista

del Sur en Louisville, Kentucky; el Seminario Teológico Lutero en St.

Paul, Minnesota; y el Seminario Teológico Dallas, en Dallas, Texas.

14 Al momento de escribir, se pueden incluir estas excelentes casas de

descuento, además de su librería local: Christian Book Distributors, P.O.

Box 3687, Peabody, Massachusetts 01961-3687; Christian Publications,

Inc., P.O. Box 3404, Harrisburg, Pennsylvania 17105-3404; y Scripture

Truth Book Co., P.O. Box 339, Fincastle, Virginia 24909. La mejor

cobertura general la provee Great Christian Books, 1319 Newport Gap

Pike, Wilmington, Delaware 19804-2895.

15 Fuentes estadounidenses útiles incluyen: Baker Book House-Used

Department, P.O. Box 2768, East Paris Avenue, S.E., Grand Rapids,

Michigan 49506; Kregel’s Book Store, P.O. Box 2607, 525 Eastern

Avenue, S.E., Grand Rapids, Michigan 49501; Archive Bookstore, 1387

E. Washington, Pasadena, California 91104. Fuentes útiles en el Reino

Unido incluyen: Christian Book Centre, 1021 Argyle Street, Glasgow

G38NA, Scotland; Pendlebury Books, Portland Avenue, Stamford Hill,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 242

P:252

London N16; Nelson’s Bookroom, Lydbury North Shropshire, Salop,

England SY7 8AS. Otras fuentes similares pueden encontrarse en las

ediciones anuales de Sheppard’s Book Dealers in the British Isles,

Martins Publishers Limited, Surrey, Inglaterra, 1989.

16 Preserved Smith, Erasmus, a Study of His Life, Ideals and Place in

History [Erasmo, un estudio de su vida, ideales y su lugar en la historia],

Harper and Brothers, Nueva York, 1923, pp. 194-95.

17 Nota del Editor: En castellano no hay gran abundancia de

bibliografía al respecto. Para los que saben inglés esta sección les será de

utilidad.

18 Howard F. Sugden y Warren W. Wiersbe, When Pastors Wonder

How [Cuando los pastores se preguntan cómo], Moody, Chicago, 1973, p.

64.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 243

P:253

11

Un método de estudio

para la predicación

expositiva

John MacArthur, Jr.

La clave para la predicación expositiva efectiva es el estudio cuidadoso y diligente de

la Biblia. Ya que ella es la Palabra santa de Dios, debe tratarse con respeto, no

exponerse de manera superficial o descuidada. Un método efectivo de preparación

homilética se basa en reglas gene​rales para el estudio de la Biblia.

El predicador expositivo debe ser un estudiante diligente de la

Escritura. Como la Biblia es la Palabra santa y sagrada de Dios, debe

tratarse con respeto, ha de protegerse su pureza, y la intención de su

mensaje jamás debe violarse ni malinterpretarse. No se debe tratar con

descuido ni con superficialidad, sino que todos los esfuerzos por

discernir sus verdades deben señalarse con gran ahínco y deliberación.

Un compromiso con la infalibilidad de la Biblia implica un mandato a

predicar la Biblia de manera expositiva, como se señaló anteriormente

(véase capítulo 2). Un corolario de este principio es que predicar la

Biblia de manera expositiva también implica el mandato de un estudio

diligente.

La predicación expositiva fructífera demanda gran esfuerzo. Debido a

que nada es tan importante como la Palabra, ninguna energía invertida por

alguien en cualquier campo debe sobrepasar el esfuerzo de un expositor

que procura usar «bien la palabra de verdad». Adams identifica la razón

principal de la predicación pobre:

He tenido la oportunidad de escuchar mucha predicación durante los últimos años, alguna

muy buena, otra mediocre, la mayoría muy mala. ¿Cuál es el problema con la predicación?

Por supuesto, no hay sólo un problema […] Pero si hay algo que sobrepasa al resto, quizás

sea el problema que menciono hoy.

Lo que estoy a punto de decir podría no parecerle tan específico como otras cosas que he

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 244

P:254

escrito, pero creo que es el fondo de muchas otras dificultades. Mi punto es que la buena

predicación demanda arduo esfuerzo. Estoy convencido, por haber escuchado sermones y

por hablarle a cientos de predicadores acerca de la predicación, de que la razón básica de la

predicación pobre es no invertir la energía ni el tiempo necesarios en la preparación. Muchos

predicadores, quizás la mayoría, simplemente no trabajan lo suficiente en sus sermones.1

Gran parte de la frívola predicación contemporánea ha llevado a las

personas a preguntarse por qué es necesario que el expositor se ocupe de

tanto detalle. Ellos desean saber por qué evito simplemente señalar los

puntos prácticos y describir las ilustraciones relevantes. Si uno realmente

cree que Dios inspiró cada palabra de la Escritura, ¿cómo podemos

justificar tratarla de manera tan superficial? Y si la Palabra es la espada

más poderosa (He 4.12) y el poder de Dios para salvación (Ro 1.16) y

santificación (Jn 17.17), ¿cómo podría alguien confiar más en historias y

en pensamientos ingeniosos que en la Escritura? Un hombre le dijo una

vez a Richard Rogers, un predicador puritano: «Señor Rogers, usted me

agrada y me gusta estar a su lado, pero usted es demasiado preciso». «Ah,

señor», contestó Rogers, «yo sirvo a un Dios preciso».2 Nosotros también

servimos a un Dios preciso, lo cual requiere diligencia y precisión de

nuestra parte.

TRES PRINCIPIOS BÁSICOS PARA EL ESTUDIO BÍBLICO

El trabajo arduo no basta para ser preciso en la predicación. Uno

también debe conocer cómo laborar en el estudio productivo de la Biblia.

Ser un expositor eficaz de la Palabra de Dios depende de la comprensión

de tres principios básicos del estudio bíblico.3

La observación

La observación es el paso inicial en el estudio de la Biblia. El

intérprete debe evitar la tentación de pasar de inmediato a interpretar

ciertos elementos de un pasaje. Traina la define así:

[La observación es] esencialmente conciencia [ … ] la función general de la observación es

capacitarnos para llegar a saturarnos con los detalles de un pasaje de modo que estemos

plenamente conscientes de su existencia y de su necesidad de explicarlo. La observación es

el medio por el cual la información de un pasaje llega a ser parte de la mentalidad del

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 245

P:255

estudiante. Esta suple los materiales crudos sobre los que la mente puede operar en el

proceso de interpretación.4

La observación incluye una amplia conciencia de los términos, estructura

y la forma literaria del pasaje.

La observación debe ser cuidadosa. Traina relata la siguiente historia

para ilustrar la importancia de la exactitud en la observación:

Sir William Osler, el eminente médico, siempre procuró convencer a los estudiantes jóvenes

de medicina en cuanto a la importancia de observar los detalles. Mientras enfatizaba este

punto en una conferencia ante un grupo de estudiantes señaló una botella sobre su escritorio.

«Esta botella contiene una muestra para analizar», anunció. «Mediante el análisis es posible

determinar la enfermedad que sufre el paciente». Siguiendo las palabras con acciones, metió

un dedo en el fluido y luego se lo puso en la boca. «Ahora», continuó, «voy a pasar esta

botella. Pruebe cada uno el contenido, como hice yo, e intenten diagnosticar el caso». A

medida que se pasaba la botella de fila en fila, cada estudiante metía el dedo vacilando, y

probaban el contenido con osadía. Osler entonces tomó la botella. «Caballeros», dijo, «ahora

comprenderán lo que quiero decir cuando hablo de los detalles. Si hubiesen sido

observadores, se hubieran percatado de que puse mi dedo índice en la botella y mi dedo

medio en mi boca».5

La observación también necesita ser sistemática. Martín Lutero

comparó su estudio de la Biblia con la recolección de manzanas:

«Primero sacudo todo el árbol, para que se caigan las más maduras.

Entonces me subo al árbol y sacudo cada rama, y después cada ramita; y

por último busco debajo de cada hoja».6

La observación también debe ser persistente. Repetimos, invertir

mucho tiempo en la observación es algo esencial para un expositor. Debe

resistir la tentación a hundirse inmediatamente en comentarios y otras

ayudas de estudio. Nada puede reemplazar la observación directa. A

pesar de correr el riesgo de violar mi propia regla de mantener breves las

ilustraciones, ofrezco el siguiente relato extenso acerca del gran científico

del siglo diecinueve Louis Agassiz y cómo le enseñó a sus estudiantes una

lección inolvidable acerca de la importancia de la observación. Los

prin​cipios que enseña pueden aplicarse a nuestro estudio bíblico.

EL ESTUDIANTE, EL PESCADO Y AGASSIZ POR EL

ESTUDIANTE

Fue hace más de 15 años que entré al laboratorio del profesor Agassiz,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 246

P:256

y le dije que me había matriculado en la escuela científica como

estudiante de historia natural. Me hizo unas preguntas acerca de mi

objetivo al ir allí, mis antecedentes generales, la manera en la cual me

proponía utilizar el conocimiento que pudiera adquirir y, finalmente, si

deseaba estudiar cualquier rama en particular. A esto último respondí que

aunque deseaba estar bien fundamentado en todos los departamentos de

zoología, me proponía dedicarme de manera especial a los insectos.

—¿Cuándo deseas comenzar? —preguntó.

—Ahora —contesté.

Esto pareció agradarle, y con un enérgico «muy bien», sacó de un

estante una enorme jarra con especímenes en alcohol amarillo.

—Toma este pescado —dijo—, y míralo; lo llamamos haemulon; de

vez en cuando te preguntaré acerca de lo que veas.

Y así me dejó, pero regresó prontamente con instrucciones explícitas

de que cuidara el objeto que se me había confiado.

—Ningún hombre que no sepa cuidar especímenes está capacitado para

ser un naturalista —dijo.

Yo habría de mantener el pescado ante mí en una bandeja de latón, y

humedecer de vez en cuando la superficie con alcohol de la jarra,

ocupándome siempre de cerrar bien la tapa. Esos no eran los días de las

tapas de cristal pulverizado, ni de las jarras de exhibición moldeadas de

forma elegante; todos los estudiantes antiguos recordarán las enormes

botellas de cristal sin cuello con sus corchos embadurnados con cera

medio comidos por insectos y ennegrecidos con polvo. La entomología

era una ciencia más limpia que la ictiología, pero el ejemplo del profesor,

que no titubeó en llegar hasta el fondo de la jarra para sacar el pescado,

era contagioso; aunque este alcohol tenía «un olor a pescado muy

antiguo», no me atreví a mostrar aversión dentro de estos sagrados

recintos, y lo traté como si fuera agua pura. Aun así estaba consciente de

un sentimiento pasajero de desaliento, porque contemplar un pescado no

era algo que le agradara a un apasionado entomólogo. Mis amistades en

casa también se molestaron al descubrir que ninguna cantidad de colonia

podía disipar el perfume que me seguía como una sombra.

En diez minutos vi todo lo que pude en ese pescado y comencé a buscar

al profesor, quien, sin embargo, se había marchado del museo; cuando

regresé, luego de pasármela viendo algunos de los extraños animales

guardados en el piso superior, mi espécimen estaba seco por completo.

Derramé el fluido por encima del pescado como si estuviera tratando de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 247

P:257

resucitarlo de un desmayo, y buscaba ansiosamente que volviera la

apariencia viscosa normal. Luego de esta breve excitación, no había nada

más que hacer sino volver a contemplar con firmeza a mi mudo

compañero. Pasó media hora, una y otra hora; el pez comenzó a verse

repugnante. Lo viré; lo miré en la cara, lucía espantoso; por atrás, por

debajo, por encima, de lado; desde una perspectiva de dos tercios, seguía

igual de pálido. Estaba desesperado, a esa hora temprana concluí que

necesitaba el almuerzo; así que, con infinito alivio, devolví el pescado a

la jarra con cuidado y estuve libre por una hora.

A mi regreso, me enteré que el profesor Agassiz había estado en el

museo, pero se había marchado y no regresaría por varias horas. Mis

compañeros estudiantes estaban muy ocupados como para molestarse

continuando la conversación. Lentamente saqué ese odioso pescado y lo

miré de nuevo un poco angustiado. No podía utilizar una lupa; se

eliminaron toda clase de instrumentos. Mis dos manos, mis dos ojos y el

pescado; parecía un campo sumamente limitado. Metí mi dedo dentro de

su esófago para sentir cuán agudos eran sus dientes. Comencé a contar las

escamas en las diferentes filas hasta que me convencí de que eso no tenía

sentido alguno. Al final se me ocurrió algo afortunado: dibujaría al

pescado; ahora me sorprendía al comenzar a descubrir nuevas

características en la criatura. En ese momento regresó el profesor.

—Eso es —dijo—, el lápiz es uno de los mejores ojos. También me

alegro de ver que mantuviste tu espécimen mojado y la botella tapada.

Con esas palabras de ánimo añadió: —Bueno, ¿me lo podrías

describir?

Así que escuchó atentamente mi breve presentación sobre la estructura

con partes cuyos nombres todavía desconocía: la agalla con franjas, los

arcos y el opérculo movible; los poros de la cabeza, los labios carnosos y

los ojos sin párpados; la línea lateral, la aleta espinosa y la cola curvada;

el cuerpo arqueado y comprimido. Cuando terminé, aguardó como si

estuviera esperando más y, entonces, con aire de desaliento dijo:

—Bueno, no has observado con mucha atención —continuó más

intensamente—, no has visto una de las características más

sobresalientes del animal, está tan a la vista como él mismo; ¡mira,

observa de nuevo, mira de nuevo! —me abandonó con mi miseria.

Estaba irritado; mortificado. ¡Más de ese condenado pescado! Pero

ahora me dediqué a mi tarea con más voluntad, y descubrí una cosa nueva

tras otra, hasta que me percaté de lo justa que había sido la crítica del

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 248

P:258

profesor. La tarde pasó rápidamente y casi al anochecer el profesor

preguntó:

—¿Ya lo ves?

—No —contesté—, estoy seguro de que no, pero sé cuán poco vi antes.

—Eso es bastante bueno —dijo animado—, pero ahora no te voy a

escuchar; guarda tu pescado y vete a casa; quizás tendrás una mejor

respuesta en la mañana. Te examinaré antes de que lo mires otra vez.

Esto fue desconcertante; no sólo tengo que pensar en el pescado toda la

noche, estudiarlo, sin tenerlo delante de mí, lo cual podría ser esta

desconocida característica; sino que además, debo dar una descripción

exacta de mis nuevos descubrimientos, al día siguiente sin reparos. Tenía

mala memoria; así que caminé a casa por Charles River distraído, con

mis dudas.

El saludo cordial del profesor la mañana siguiente fue reconfortante;

parecía estar tan ansioso como yo de que viera lo él veía.

—¿Quizás se refiere a que el pescado tiene lados simétricos con

órganos en pares? —pregunté.

Su expresión fue de cabal placer: «¡Por supuesto, por supuesto!», pagó

por las horas de desvelo la noche anterior. Luego de haberse expresado

de manera feliz y entusiasta, como siempre lo hacía en cuanto a la

importancia de este punto, me atreví a preguntarle qué debía hacer

entonces.

—Ah, ¡mira tu pescado! —dijo—, y me dejó una vez más para que

resolviera las cosas. En poco menos de una hora regresó y escuchó mi

nuevo catálogo.

—¡Eso está bien; está bien! —repitió—, pero eso no es todo; continúa.

Y así, durante tres largos días colocó el pescado ante mis ojos,

prohibiéndome que mirara otra cosa, ni que utilizara cualquier ayuda

artificial.

—Mira, mira, mira, —repetía su mandato.

Esta fue la mejor lección de entomología que jamás recibí, una lección

cuya influencia se ha extendido a los detalles de cada estudio

subsiguiente; un legado que me dejó el profesor, como se lo dejó a

muchos otros, de inestimable valor, que no podíamos comprar ni

deshacernos de él.

Un año después, algunos de nosotros nos estábamos divirtiendo

dibujando bestias ridículas en el pizarrón del museo. Dibujamos estrellas

de mar bailando; ranas en combate mortal; lombrices con cabeza de hidra;

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 249

P:259

ostentosos cangrejos de agua dulce, parados sobre sus colas, con

sombrillas abiertas; y grotescos pescados, con bocas abiertas y ojos

escrutadores. El profesor entró poco después y se entretuvo como

cualquiera con nuestros experimentos. Miró los pescados.

—Haemulones, cada uno de ellos —dijo—. El Señor

_____________los dibujó.

Cierto; y hasta el día de hoy, si trato de hacer un pescado, no puedo

dibujar otra cosa sino haemulones.

El cuarto día, se colocó otro pescado del mismo grupo junto al

primero, y se me pidió que señalara las similitudes y las diferencias entre

los dos; siguieron muchos otros, hasta que toda la familia estaba ante mí;

toda una legión de jarras cubría la mesa y los estantes circundantes; el

hedor se había convertido en agradable perfume; y aún ahora, ¡el solo ver

un corcho de quince centímetros medio comido por lombrices me trae

fragantes recuerdos!

Estudiamos todo el grupo de los haemulones y, ya fuera que uno

estuviera involucrado en la disección de órganos internos, la preparación

y el examen de la estructura ósea, o la descripción de las distintas partes,

el entrenamiento de Agassiz en el método de observar hechos y su

armonioso arreglo siempre era acompañado por la urgente exhortación a

no contentarse con ellos.

—Los hechos serán estupideces —diría—, hasta que se conecten con

alguna ley general.

Al cabo de ocho meses, casi me pesó abandonar estos amigos y

dedicarme a insectos; pero lo que adquirí mediante esta experiencia

externa ha sido más valioso que años de continua investigación en mis

grupos favoritos.7

La misma clase de reflexión prolongada acerca de las Escrituras

resultará, de una u otra forma, en dividendos aún mayores, alcanzando

hasta la eternidad.

Interpretación

Luego de observar en detalle las distintas partes de un pasaje, el

próximo paso lógico es determinar su significado. Ese proceso es

conocido como interpretación. La observación responde a la pregunta.

«¿Qué dice el pasaje?» La interpretación responde a la pregunta: «¿Qué

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 250

P:260

quiere decir el pasaje?»

Uno debe interpretar la Biblia literalmente, en su sentido normal y

natural, procurando entender su significado y no inferir el nuestro en el

texto. La interpretación adecuada sigue las reglas y los métodos de la

hermenéutica y la exégesis resumidos en discusiones anteriores (véanse

los capítulos 7 y 8). Se ocupa en gran medida de enmendar las brechas

que existen entre los escritores bíblicos y nuestra era. Existen al menos

cuatro de esas brechas:

1 . La brecha del lenguaje. La Biblia fue escrita originalmente en

hebreo, arameo y griego. Por lo tanto, para interpretarla de manera

correcta, uno necesita comprender los idiomas originales. Los

estudios lexicográficos como el Diccionario del Antiguo y Nuevo

Testamento de Vine, el Diccionario teológico de la Biblia y la

Nueva concordancia Strong exhaustiva de la Biblia (todos de

Grupo Nelson) son útiles para los que no saben hebreo, arameo ni

griego.8 Los comentarios también son una buena fuente para

estudios lexicográficos. Por supuesto, ningún sustituto se compara

con el trabajo en los idiomas originales para los que saben griego

y/o hebreo.

2. La brecha cultural. El contexto cultural en el que cada parte de la

Biblia fue escrito es muy distinto al de nuestra cultura occidental

del siglo veinte. Para interpretar cada parte de manera correcta,

uno debe comprender la cultura de su tiempo. Por ejemplo,

comprender el Antiguo Testamento requiere un conocimiento del

antiguo judaísmo y de la cultura pagana, así como comprender la

cultura judía del primer siglo es importante para interpretar los

Evangelios. Una comprensión de las culturas griega y romana del

primer siglo ayuda al intérprete a entender correctamente las

epístolas.

La vida y los tiempos de Jesús el Mesías, por Alfred Edersheim,

es una excelente fuente de material informativo acerca de la cultura

judía de los días de Jesús. The Daily Study Bible Series [La serie de

estudio bíblico diario], por William Barclay, aunque velada

teológicamente, es una fuente muy útil de información acerca del

trasfondo cultural de los evangelios y las epístolas. La teología de

Barclay es cuestionable en muchas áreas, pero provee buenos

conocimientos acerca de la cultura del mundo del primer siglo.

3. La brecha geográfica. Entender la geografía de la Biblia a veces

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 251

P:261

es esencial para facilitar el significado de un pasaje. En 1

Tesalonicenses 1.8, por ejemplo, Pablo escribe: «Porque

partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no

sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar

vuestra fe en Dios se ha extendido». Lo sorprendente de esa

aseveración es que Pablo había dejado Tesalónica sólo poco

tiempo antes de escribir 1 Tesalonicenses. ¿Cómo se esparció su

testimonio de manera tan rápida a los alrededores? Un estudio de

la geografía de la región revela que uno de los principales

caminos del Imperio Romano, la Vía Ignaciana, pasaba a través de

Tesalónica. Por lo tanto, las personas que viajaban por ella

podían difundir el testimonio tesalonicense de manera rápida y

amplia.

Un buen atlas bíblico, como The Macmillan Bible Atlas [El atlas

bíblico Macmillan] o el Wycliffe Historical Geography of Bible

Lands [Geografía histórica de las tierras bíblicas Wycliffe], es

indispensable para comprender la geografía bíblica.

4. La brecha histórica. Conocer el contexto histórico de un pasaje

ayuda a menudo de manera inmensurable a comprender su

significado. El gran esfuerzo de investigación para desarrollar el

trasfondo histórico de un pasaje casi siempre es una gran clave

para su interpretación. Por ejemplo, entender la historia de la

relación de Pilato con los líderes judíos ayuda a explicar por qué

cedió a las demandas de crucificar a Jesús, aunque lo había

declarado inocente. Pilato ya había molestado a los judíos

mediante algunas de sus políticas y ellos lo habían informado a

César. Pilato temía que otra queja pudiera meterlo en serios líos

con el emperador. No estaba en posición de rehusar sus

demandas.

Las enciclopedias bíblicas, tales como Usos y costumbres de la

Biblia: Manual ilustrado, revisado y actualizado (Grupo Nelson,

2009), contiene artículos útiles acerca de asuntos de interés

histórico. La New Testament History [Historia del Nuevo

Testamento] de F. F. Bruce y The Bible as History [La Biblia como

historia] de Werner Keller también son útiles. Libros acerca de

arqueología bíblica son fuentes importantes para información

histórica también.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 252

P:262

Aplicación

Luego de la observación y la interpretación viene la aplicación. El

estudio bíblico no está completo hasta que se descubra la verdad y se

aplique a situaciones de la vida real. La aplicación responde a la

pregunta: «¿Cómo se relaciona esta verdad conmigo?» Las siguientes

interrogantes ayudarán a aplicar las verdades descubiertas en el estudio

de la Biblia:9

1. ¿Hay ejemplos a seguir?

2. ¿Hay mandamientos que obedecer?

3. ¿Hay errores que evitar?

4. ¿Hay pecados que abandonar?

5. ¿Hay promesas por reclamar?

6. ¿Hay nuevos pensamientos acerca de Dios?

7. ¿Hay principios por los cuales vivir?

L a meditación es un paso importante y final en el proceso.1 0 La

meditación implica enfocar la mente en un tema, cubriendo el

razonamiento, la imaginación y las emociones. Es un flujo natural del

proceso de descubrimiento en el estudio de la Biblia. La meditación

concentrada en las verdades de la Palabra de Dios teje esas verdades en

la tela de nuestras vidas. Quizás Pablo tenía este proceso de meditación

en mente cuando le dijo a Timoteo que estuviera continuamente «nutrido

con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido» (1 Ti

4.6).

Las habilidades para el estudio bíblico excelente son el fundamento

sobre el cual se edifican los buenos sermones expositivos. El predicador

expositivo es, por definición, un estudiante bíblico capaz. Interpreta la

Escritura de manera precisa, aplica sus verdades en su vida y entonces las

proclama a su congregación.

CÓMO ESTUDIAR PARA EL SERMÓN EXPOSITIVO

Un expositor necesita desarrollar un plan de estudio para sus

sermones. Su método debe ser sistemático y debe incluir elementos

básicos para el estudio bíblico efectivo y productivo. El siguiente método

es el que sigo en mis estudios.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 253

P:263

Lea el libro

Generalmente predico a través de libros enteros del Nuevo

Testamento, así que siempre comienzo leyendo el libro. Usted no puede

comenzar su exposición de un libro de la Biblia hasta que haya leído y

observado de manera general el mensaje y su flujo a través del mismo. A

medida que he madurado como predicador expositivo, me he percatado

de cuán importante es este paso. Cuando tenía menos experiencia, a veces

me encontraba siguiendo el rastro de conejos en mi interpretación porque

no estaba familiarizado con el tema de un libro. Obviar este paso podría

llevar a que uno se contradiga luego. Por ejemplo, en 1 Tesalonicenses,

se menciona la ira escatológica de Dios en 1.10 y de nuevo en 5.9.

Deberíamos asegurarnos de que nuestra interpretación de la ira en esos

pasajes es coherente.

El contexto es el principio hermenéutico más importante. Los

expositores, al leer y familiarizarnos con todo el libro, podemos

relacionar cada pasaje con el contexto general del libro. También es útil

hacer un bosquejo general de la obra e identificar los versículos clave

para comprender el flujo general.

En este punto también leo las secciones introductorias en varios

comentarios buenos. A través de esto me familiarizo con el autor del

libro, los destinatarios, el tema o el propósito del libro, la fecha de su

autoría y otro material de trasfondo que sea importante. Las

introducciones generales, como la Introducción al Antiguo Testamento

de R. K. Harrison o Reseña critica de una introducción al Antiguo

Testamento de Gleason Archer para los libros del Antiguo Testamento y

l a Introducción al Nuevo Testamento de Everett Harrison o New

Testament Introduction [Introducción neotestamentaria] de Donald

Guthrie para los libros del Nuevo Testamento, también proveen material

de trasfondo. Las enciclopedias bíblicas son otra fuente útil para esta

clase de información.

Lea el pasaje

El primer paso al estudiar un pasaje individual es leerlo. Yo lo hago

varias veces en mi Biblia en inglés (uso la versión New American

Standard) hasta que se establece bien en mi memoria. Trato de hacerlo

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 254

P:264

temprano en la semana en la cual lo voy a predicar o incluso antes, para

meditar con tiempo en ello. Antes de involucrarme en la verdadera

preparación, deseo luchar mentalmente con el pasaje. Una vez que

comienzo a concentrarme en el texto del sermón, este domina mi

pensamiento, conversación y lectura durante mi tiempo de preparación.

Todo esto comienza familiarizándome con el texto. Raras veces memorizo

conscientemente la Escritura, pero cuando termino de preparar el sermón,

por lo general tengo el texto bastante bien memorizado.

Busque el punto principal

Este concepto es denominado como la «gran idea», la tesis o la

proposición.11 Es la idea principal que el pasaje enseña. Esa verdad a

menudo está conectada con el verbo central en el pasaje, aunque no

necesariamente, sobre todo en una parábola o en una narración. Me

pregunto: «¿Cuál es el mensaje primordial de este pasaje? ¿Cuál es su

verdad central? ¿Cuál es la principal idea expositiva?» Una vez que la

hallo, la escribo en una oración completa porque es crucial que la idea

principal del pasaje esté clara en mi mente. El desarrollo subsiguiente del

texto depende de ello.

Esto llega a ser el blanco hacia el cual apunto en la exposición.

También es el mensaje principal que deseo que mi pueblo retenga luego

de que escuchen el sermón. Así que es crucial que se medite

cuidadosamente en la proposición y se declare de manera clara. El resto

del sermón edifica para apoyar, elucidar, convencer y confrontar al

oyente con la verdad principal. Esto significa que cada sermón expositivo

es una unidad con un tema o asunto principal, en lugar de deambular de

versículo en versículo.

Organice el pasaje

Una vez hallado el punto principal, comienzo a buscar los puntos

subordinados que lo apoyan. Ellos a menudo estarán conectados con los

verbos, participios e infinitivos subordinados. Este es el primer paso para

bosquejar el pasaje. También provee una confirmación del punto esencial.

Si el pensamiento central que he determinado para un pasaje no es lo

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 255

P:265

suficientemente amplio como para incluir el resto de los pensamientos o

no está completamente apoyado por ellos, necesito rehacerlo.

Permítame ilustrar el proceso para encontrar los puntos principales y

subordinados mirando a Mateo 28.19-20. El verbo más importante es

«haced discípulos», mientras que los demás verbos, «id»,

«bautizándolos» y «enseñándoles», modifican al verbo principal.

Entonces el punto esencial podría ser «cómo hacer discípulos». Los

puntos subsiguientes serían «ir», «bautizar» y «enseñar». El sermón

explica cómo hacer discípulos mediante el cumplimiento de esos tres

deberes.

Analice la estructura

Luego de leer el pasaje y descubrir los puntos principales y

subordinados, el próximo paso es un análisis detallado de sus palabras y

su gramática. 12 Laboro a través del pasaje en detalle en el texto griego,

tomando notas en una libreta. Primero busco cualquier problema que

tenga el pasaje, como una variante textual importante, una palabra rara o

una construcción gramatical difícil. En este momento, comienzo a utilizar

herramientas de estudio. Una muy útil es Linguistic Key to the Greek New

Testament [Clave lingüística para el griego neotestamentario]

(Zondervan), de Fritz Rienecker y Cleon Rogers. Este pequeño libro

evalúa cada pasaje del Nuevo Testamento y ofrece conocimientos

lexicológicos y gramaticales vitales acerca de casi cada versículo.

También utilizo una concordancia griega porque deseo ver cómo se

emplean las palabras clave en otras partes del Nuevo Testamento. Hago

estudios lexicográficos acerca de términos significativos en léxicos

griegos. Encuentro al A Manual Greek Lexicon of the New Testament [Un

léxico manual griego del Nuevo Testamento] de Abbott-Smith

conveniente para el significado general de las palabras. Para estudios más

profundos acudo al A Greek-English Lexicon of the New Testament and

Other Early Christian Literature [Un léxico griegoinglés del Nuevo

Testamento y otra literatura cristiana primitiva] o el The Vocabulary of

the Greek Testament [El vocabulario del testamento griego] de Moulton y

Milligan. El Greek-English Lexicon [Léxico griegoinglés] de Liddell y

Scott contiene información útil en cuanto a cómo se utilizaban las

palabras en el griego clásico. Para una discusión minuciosa acerca de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 256

P:266

cómo se utilizaba una palabra en el griego clásico, la Septuaginta y el

Nuevo Testamento, utilizo The New International Dictionary of New

Testament Theology [El nuevo diccionario internacional de teología

neotestamentaria] de Colin Brown o el Theological Dictionary of the

New Testament [Diccionario teológico del Nuevo Testamento] de Kittel.

Los comentarios, particularmente los que se basan en el texto griego,

también contienen conocimientos lexicográficos y gramaticales útiles. El

Word Pictures in the New Testament [Representaciones lexicográficas en

el Nuevo Testamento] de A. T. Robertson es otra fuente útil de

información.

Me resulta útil hacer un diagrama del pasaje.1 3 Ya no escribo el

diagrama porque casi siempre puedo visualizarlo mentalmente. Hacer un

diagrama de cada oración me muestra la estructura gramatical. Cuando

estudio la gramática de un pasaje, le prestó especial atención a las

preposiciones y al caso de los sustantivos. Encontrar el complemento

directo, el objeto indirecto y si algo está en yuxtaposición, puede ser

crucial en la comprensión correcta del pasaje. Para este proceso el

conocimiento de la gramática castellana es esencial. Durante esta fase,

leo todos los buenos comentarios a mi disposición para ayudar en la

interpretación y para reunir referencias cruzadas y conocimientos

teológicos.

Haga un bosquejo exegético

Como paso final en el proceso de estudio, hago un bosquejo

preliminar. Este no es el bosquejo del sermón. No está aliterado y podría

escribir varias maneras de declarar cada punto. He colocado, de manera

consciente, este paso hacia el final del proceso de estudio. Hacer siquiera

un bosquejo preliminar antes del estudio detallado de un pasaje aumenta

el peligro de leer en el pasaje algo que no se encuentra allí. Debemos

sacar el bosquejo del texto, ni torcer el pasaje para encajar algún

bosquejo preconcebido. No deseamos ser como el predicador que dijo:

«Tengo un gran sermón y estoy buscando un pasaje dónde colocarlo».

Evite la tendencia de que el bosquejo siga los otros pasos en el proceso

de estudio.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 257

P:267

Añada ilustraciones

Luego de refinado el bosquejo, busco las mejores ilustraciones

bíblicas. Las prefiero porque enseñan la Palabra al tiempo que la ilustran,

porque son la elección de Dios como material de ilustración, ya que la

Escritura se interpreta mejor a sí misma y porque tienen la autoridad

divina que se allega al interés humano. A estas se pueden añadir otras

ilustraciones. Finalmente, escribo la introducción y la conclusión: ahora

que sé lo que voy a introducir y concluir.14

Tres palabras clave

La predicación expositiva puede resumirse en tres palabras clave:

Inductiva, exegética, analítica.

La predicación expositiva es inductiva. Significa simplemente que

vamos al texto a ver lo que dice, a dejar que hable por sí mismo. Es lo

opuesto del método deductivo, que va a la Biblia con una idea

preconcebida y lee esa idea en el texto. El método deductivo a veces

puede ser válido, pero hay que tener sumo cuidado de que el pasaje de

veras respalde la idea antes de usar ese método.

La predicación expositiva es exegética. El predicador expositivo debe

prepararse bien antes de predicarlo. Eso implica seguir los principios y

prácticas hermenéuticas adecuadas. De eso es de lo que este capítulo

trata, al proponer un método de estilo que facilita la exégesis del texto. El

predicar expositivo ha de ser una persona que «traza bien la palabra de

verdad» (2 Ti 2.15). La predicación expositiva es analítica. Se acerca a

la Palabra de Dios inductivamente, la estudia exegéticamente, y luego la

explica analíticamente. La predicación expositiva procura aclarar lo que

es difícil de entender y luego explicarla analíticamente. El análisis en la

predicación busca aclarar lo que es difícil de entender en un pasaje. Abre

la Palabra y saca a la luz los significados y las aplicaciones menos obvias

que contiene.

1 Jay E. Adams, «Editorial: Good Preaching is Hard Work», The

Journal of Pastoral Practice [Editorial: Arduo trabajo es la buena

predicación], 4, núm. 2, 1980, p. 1.

2 Peter Lewis, The Genius of Puritanism [El genio del puritanismo],

Carey, Haywards Heath, Sussex, Inglaterra, 1979, p. 17 (comentario a una

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 258

P:268

ilustración en la página opuesta).

3 Libros útiles acerca del estudio bíblico incluyen a Irving L. Jensen,

Independent Bible Study [Estudio bíblico independiente], Moody,

Chicago, 1981; Walter C. Kaiser, Jr., Toward and Exegetical Theology

[Hacia una teología exegética], Baker, Grand Rapids, 1985; Richard

Mayhue, How to Interpret the Bible for Yourself [Cómo interpretar la

Biblia por sí mismo), BMH, Winona Lake, Indiana, 1986; y Robert A.

Traina, Methodical Bible Study [Método de estudio bíblico], Wilmore,

KY, 1952. Sin embargo, en el uso de libros y otras publicaciones hace

falta precaución para detectar desviaciones de principios hermenéuticos

tradicionales.

4 Traina, op. cit., pp. 31-32.

5Ibíd., pp. 32-33.

6 Citado en Mayhue, op. cit., p. 49.

7American Poems, 3ra. ed., Houghton, Osgood, Boston, Massachusetts,

1879, pp. 450-54; publicado primero como «In the Laboratory with

Agassiz, By a former pupil» [En el laboratorio con Agassiz, por un

antiguo alumno], en Every Saturday, 16, 4 de abril de 1874, pp. 369-70.

8 Para información bibliográfica más detallada en cuanto a las obras

citadas, véase el capítulo 10 de este libro, «Herramientas de estudio para

la predicación expositiva».

9 Mayhue, op. cit., p. 64.

10 Libros útiles acerca de la meditación incluyen a Jim Downing,

Meditation: The Bible Tells You How [Meditación: La Biblia nos dice

como hacerlo], Navpress, Colorado Springs, Colorado, 1979, y Peter

Toon, From Mind to Heart [De la mente al corazón], Baker, Grand

Rapids, Michigan, 1987.

11 Para una discusión más detallada de este aspecto de la preparación,

véase el capítulo 12 de este libro, «Ideas, bosquejos y títulos centrales».

12 Para un método sugerido de análisis gramatical, véase el capítulo 9

de este libro, «El análisis gramatical y la predicación expositiva».

13 El capítulo 9 de este libro contiene más información acerca de cómo

diagramar, «Análisis gramatical y la predicación expositiva».

14 Se discute algo más acerca de las introducciones y las conclusiones

en el capítulo 13 de este libro: «Introducciones, ilustraciones y

conclusiones».

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 259

P:269

PARTE IV

CÓMO AGRUPAR EL MENSAJE

EXPOSITIVO

12. Ideas centrales, bosquejos y títulos

13. Introducciones, ilustraciones y conclusiones

14. Mensajes expositivos temáticos, teológicos, históricos y

biográficos

15. La predicación expositiva en base a la narración del Antiguo

Testamento

16. De la exégesis a la exposición

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 260

P:270

12

Ideas centrales,

bosquejos y títulos

Donald G. McDougall

Para predicar mensajes expositivos se requiere una ardua labor, especialmente para

determinar la idea central y el bosquejo de un pasaje. El significado de las palabras

no ofrecerá toda la información necesaria para hacer esto. Sólo un análisis detallado

de la estructura gramatical de un pasaje, junto con información lexicológica,

resultará en sensibilidad para con el flujo contextual del mismo. Una declaración

singular, el contexto general o pensamientos repetidos podrían ser la clave para

descubrir la idea central de una sección. Varios pasajes se prestan para distintos tipos

de bosquejos, algunos para uno contextual básico, otros para los llamados «de collar

de perlas» y otros para los que nombramos como «de las olas del mar». Los títulos de

los sermones deben reflejar de manera precisa su contenido; aunque no están al

mismo nivel de importancia que las ideas centrales y los bosquejos, sin embargo, son

significativos para apoyar al sermón a través de la «atmósfera» que crean.

«Me gustaría poder predicar mensajes expositivos. ¿Qué sugiere que

haga?» Esas fueron las palabras de un pastor luego de una conferencia

bíblica en su iglesia. Él refleja el sentir de muchos, pero el sendero del

deseo a la realidad no es breve ni fácil.

Mi participación, como corredor, en el maratón de Boston fue algo

especial. Era necesario calificar para entrar en la carrera. La mayoría de

los clasificados para correr en esas competencias no son lo que uno

llamaría «grandes atletas natos». Simplemente son personas que han

ejercido mucha disciplina personal y se han esforzado grandemente

trabajado muy duro y por mucho tiempo para alcanzar su meta deseada.

Lo mismo podría decirse de los buenos expositores de la Biblia. Se

han disciplinado para trabajar duro y por mucho tiempo. Esa disciplina y

ardua tarea no demanda ni recompensa más que cuando se trata de

determinar la idea central y la estructura de un pasaje. En esta breve

discusión sólo se pueden desarrollar unas cuantas ideas básicas, pero si

se siguen, harán que la forma del sermón refleje la esencia del pasaje y lo

que legítimamente es la predicación expositiva.

Un pastor sugirió recientemente que las clases de exégesis en

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 261

P:271

seminarios deberían concentrarse más en estudios lexicológicos1

que en

la sintaxis, 2

ya que según él: «La mayoría de los pastores se están

concentrando en estudios lexicológicos en estos días». Esta filosofía lleva

a la conclusión de que la enseñanza basada solamente en el estudio

etimológico de palabras significativas es la predicación expositiva. Eso

no es cierto. La sintaxis y la estructura de un pasaje yacen en el corazón

mismo de la verdadera predicación expositiva.

El significado y la importancia de una palabra dada sólo se

comprenden mediante un entendimiento claro de su contexto. Esto debe

ser evidente para cualquiera que reflexione en el uso común del lenguaje

castellano. Se necesita mucho cuidado para asegurarse de que el

significado de una palabra en un libro o en un autor no se transfiere de

manera arbitraria a otro libro o autor. La estructura o el flujo de cada

pasaje es, por lo tanto, de máxima importancia en la preparación de un

mensaje verdaderamente expositivo o exegético. Comprender el

argumento de un pasaje y de todo un libro es esencial si uno ha de

entender lo que el autor está comunicando.

CÓMO EXAMINAR EL CONTEXTO

Por lo tanto, el primer paso en la preparación para predicar un pasaje

es determinar los parámetros de su contexto. No definirlos usualmente

lleva a la malinterpretación y a la confusión del significado de un pasaje.

La única manera de determinar estas fronteras es estudiar la sintaxis del

texto así como dónde comienza una sección y dónde termina. Las

divisiones comunes de capítulos y versículos identificadas de varias

maneras en las Biblias griegas, hebreas y castellanas no pueden ser

usadas para esto, porque no son confiables.

Ocurren muchos casos de lamentables divisiones de capítulos y

párrafos que llevan al lector casual a desconocer el punto de un pasaje u

oscurecen el significado pleno de lo que indicaba el autor. Por ejemplo,

la división del capítulo en 2 Corintios 7.1 a menudo oculta la conexión

entre 6.11-13 y 7.2-4. Además, muchos no alcanzan a ver el amplio

significado contextual del precepto de no «unirse con incrédulos» en 6.14

—7.1. Otro ejemplo es el nuevo párrafo señalado en Santiago 1.12 por

los textos griegos y algunas versiones al castellano y al inglés (p. ej.,

Nestle-Aland 26 ed. y la 3ra ed. de la United Bible Society). Esto ha

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 262

P:272

llevado a menudo a una malinterpretación de la relación entre Santiago

1.9-11, el amplio contexto de los versículos 2-12 y la función oculta de

1.12 como conclusión a la discusión precedente (Stg 1.2-11).

El ingrediente esencial en el uso de ciertas ideas centrales, bosquejos y

títulos en la predicación expositiva es una comprensión de la estructura

del pasaje a predicarse. El expositor no debe comunicar su propia idea

central, ni su propio bosquejo, ni tampoco su propio título. En lugar de

ello debe enseñar la idea central, el bosquejo y el tema del autor. Si esto

no se refleja, se está apartando de la verdadera exposición.

Anotar y estudiar cuidadosamente el material sintáctico y lexicológico

de un pasaje es algo tedioso y toma mucho tiempo. Pero ese proceso no

puede siquiera compararse con el tiempo necesario para comprender todo

el significado del material recogido. Además, el tiempo y el cuidado

adicional son vitales para asimilar el material y su significado práctico

para nuestra vida personal. Se debe enfatizar que el expositor no «hace»

el mensaje en base a un pasaje. Más bien, actúa de manera recíproca con

el material contextual hasta que surja el mensaje del autor. El primer paso

para anotar el material podría tomar uno o dos días. Los siguientes pasos

para entender el significado del material y su relevancia para nuestra vida

podría tomar días o semanas o, en el sentido más amplio, toda una vida.

Tengo la costumbre de comenzar a estudiar un libro de la Biblia meses

antes, algunas veces años, antes de predicar algún sermón acerca del

mismo. Este estudio es para beneficio personal ya un paso suave. A través

del prolongado proceso acumulo extensas notas para que cuando llegue la

semana de la predicación de un pasaje dado, se haya realizado gran parte

del trabajo fundamental. Los pensamientos para los mensajes de las

semanas subsiguientes comienzan mucho antes a medida que se estudian

los pasajes introductorios. Entonces, en una buena semana, casi siempre

toma todo el lunes y algunas veces parte del martes para escribir la

mayoría de la información. Los próximos días se pasan repasando la

información, no tratando de hacer una proposición, ni el bosquejo, ni el

título del sermón, sino de alcanzar una percepción más completa de la

orientación central y el bosquejo del pasaje.

La siguiente discusión y las ilustraciones muestran lo que implica

hallar y comunicar la idea central, el bosquejo y el tema de un pasaje. Es

útil recordar tres elementos importantes a través del proceso. No olvide

que siempre debemos predicar sobre el pasaje, de nuestro corazón y para

cambiar vidas.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 263

P:273

Predique sobre el pasaje

Muchas de las siguientes sugerencias se harán eco en repetidas

ocasiones de la importancia de predicar sobre el pasaje. Hace años,

mientras viajábamos, nos salimos del sendero, nos perdimos, y tuvimos

que abrir camino a través de la yerba alta y la lluvia constante. En el

camino de regreso, fue completamente diferente porque seguimos un

sendero ya usado. Hasta dejamos que los niños corrieran delante.

Siempre y cuando se mantuvieran en el sendero, no se perderían.

Es importante recordar esto mientras se prepara para predicar. El

propósito del expositor es seguir el sendero establecido por el autor

bíblico y no crear el suyo. La razón por la que tantos predicadores luchan

por recordar hacia dónde va el sermón, y por lo tanto están atados a sus

notas, es que han creado un sendero propio y no están siguiendo el claro

sendero establecido por el autor. Por esa razón, los oyentes tienen un

problema parecido cuando, luego, tratan de seguir los pasos del mensaje

por sí mismos.

Predique de su corazón

Hace años en una clase universitaria, una joven dio un discurso acerca

de Hawaii y se le estaba haciendo difícil. El maestro la detuvo y le

preguntó: «¿Acaso no naciste en Hawaii?» y «¿Acaso no te criaste allí?»

Ella respondió afirmativamente a ambas preguntas. Él entonces dijo:

«Entonces cuéntanos acerca de ello». Si un expositor sigue el sendero

establecido por el autor y lucha largo y tendido con Dios en cuanto a la

aplicación de la verdad a su vida, cuando se encuentre luchando o

tropezando en su presentación, puede volver a ese sendero y a su

interacción personal con la verdad y predicar tanto del pasaje como de su

corazón.

Predique para cambiar vidas

Un estudio de la Escritura muestra claramente que fuera un profeta del

Antiguo Testamento, Juan el Bautista, Jesús o Pablo, el mensaje siempre

fue ofrecido para alcanzar un cambio deseado en la creencia o el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 264

P:274

comportamiento. Por ejemplo, las personas dolidas necesitan ánimo, es

decir, un cambio de perspectiva. Un anciano predicador a menudo cuenta

el momento en sus años mozos cuando un ministro experimentado le dijo:

«Recuerda que le estás predicando a personas heridas». Ese consejo

transformó tanto su vida como su ministerio. Este es un buen recordatorio

al prepararnos para predicar.

CÓMO DETERMINAR LA IDEA CENTRAL DE UN PASAJE

La idea central de un mensaje verdaderamente expositivo refleja la

idea central que procuraba el autor bíblico mismo. Algunas veces es

evidente a partir de una evaluación cuidadosa del texto original. Por otro

lado, a menudo sólo un estudio del amplio contexto que podría extenderse

hasta el contexto de todo el libro puede revelar lo que es.

Nuestra tarea NO es crear nuestro mensaje;

Más bien es comunicar el mensaje del autor.

Nuestra tarea NO es crear un tema central;

Más bien es

1. encontrar el tema central del autor

2. edificar un mensaje alrededor de ese tema, y

3. hacer que ese tema sea la parte central de todo lo que tengamos que

decir.

¿Cómo identificamos el pensamiento clave y lo hacemos el punto

principal del mensaje expositivo? Las siguientes son algunas de las

mane​ras en que puede hacerse esto.

Busque la idea central en base a una declaración singular en el pasaje

La idea central algunas veces puede encontrarse en un punto singular en

el texto. Es importante recordar que en escritos normales, ya sean

hebreos, griegos o castellanos, el pensamiento principal de un párrafo no

siempre se encuentra en la primera oración. Como en cualquier otro

estudio profundo de literatura, es importante identificar el pensamiento

principal o el foco de una sección. Luego de esto es imperativo hacer del

mismo el foco principal del mensaje. Esto se aclarará con algunos

ejem​plos.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 265

P:275

1 Timoteo 4.6-16. El pensamiento principal de 1 Timoteo 4.6-16 está

en el versículo 16, en donde Pablo declara: «Ten cuidado de ti mismo y

de la doctrina». Esto es central para todo el pasaje. Ayuda al expositor y

a su audiencia a estar conscientes de este pensamiento principal desde el

comienzo mismo de un mensaje. Les ayuda a unir el resto del pasaje. El

primer pensamiento: «Ten cuidado de ti mismo», se desarrolla en 4.6-10.

El último, ten cuidado «de la doctrina», es la esencia de 4.11-15. El

impacto se aumenta cuando uno se percata que este es un énfasis doble en

el resto de 1 Timoteo y Tito. Estos son dos recordatorios clave para todos

los líderes eclesiásticos.

Gálatas 6.1-10. Las propuestas divisiones de capítulo y párrafos en

Gálatas 6.1-10 causan dos problemas. Primero, la división del capítulo

facilita el estudio de estos versículos de manera independiente de los que

le preceden inmediatamente. Uno podría desconocer la relación de estos

versículos al andar en el Espíritu y al evidenciar el fruto del Espíritu. El

segundo problema ocurre si uno observa la separación de párrafos en los

textos griegos y algunos textos en inglés y en español que separan los

versículos 6-10 de los primeros cinco. Con el pasaje dividido en la

mitad, el pensamiento unificador de todo el pasaje en el versículo 10,

«hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe»,

probablemente será pasado por alto. Otro resultado de tal división es el

oscurecimiento de la relación estrecha entre los tres preceptos paralelos y

las precauciones halladas en 6.1-8.

1 Pedro 5.1-11. El pensamiento central de 1 Pedro 5.1-11 está en

medio del versículo 5. Los primeros cinco andan alrededor del

mandamiento de «revestíos de humildad» del versículo 5. Esta

responsabilidad incumbe primero a los líderes (5.2-4) y luego a los que

son dirigidos (5.5a). Una vez más, el nuevo párrafo indicado por los

textos en el versículo 6 no debe hacer que el expositor separe 5.6-11 de

los primeros cinco versículos. Están inseparablemente conectados en

pensamiento y énfasis. Esto es evidente en las referencias a la «humildad»

en medio del versículo 5 y el mandamiento a humillarse bajo la poderosa

mano de Dios en el sexto. El pensamiento central del mensaje debe

reflejar de alguna manera la necesidad de humildad en la actitud y el

servicio.

Mateo 5—7. En el «Sermón del Monte» que aparece en Mateo 5—7,

Jesús estableció un fundamento en 5.1-16 sobre el cual edificó 5.17-20.

El versículo 20 contiene la clave para entender los siguientes. Allí Jesús

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 266

P:276

dijo: «Que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y

fariseos, no entraréis en el reino de los cielos». En los versículos

subsiguientes (5.21-48), les mostró cómo su justicia debía exceder a la de

los escribas. En 6.1-18 describió las maneras en las cuales su justicia

debía exceder a la de los fariseos.

Zacarias 4.1-14. La idea central de Zacarías 4.1-14 indudablemente se

encuentra en 4.6 donde el ángel dice: «Esta es palabra de Jehová a

Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu,

ha dicho Jehová de los ejércitos». Este principio se ofrece de manera

gráfica en 4.1-5, y sus resultados se describen en 4.7-10.

Zacarías 3.1-10. La idea central en Zacarías 3 se encuentra en la

declaración: «Mira que he quitado de ti tu pecado» (3.4). Esto se amplía

luego en la declaración: «y quitaré el pecado de la tierra en un día» (3.9).

Como en Zacarías 4, se ofrece la representación en 3.1-5 y la descripción

adicional en 3.6-10.

Cómo hallar la idea central en base al contexto general

La idea central a veces se halla en una estructura de «tipo emparedado

». Existen muchos ejemplos de esta estructura tanto en contextos amplios

como en restringidos.

1 Corintios 12—14. 1 Corintios 12.31—14.1 provee un ejemplo de una

estructura de tipo emparedado en un contexto amplio. Pablo termina el

duodécimo capítulo con el mandamiento de: «Procurad, pues, los dones

mejores» (12.31a). La lista que precede a este mandamiento (12.28)

indica que los dones mayores eran «primeramente apóstoles, luego

profetas, lo tercero maestros». Ya que el número de apóstoles era

limitado, el don principal para la mayoría de las iglesias locales era la

profecía. La misma forma del verbo «procurad» se repite en 14.1 con el

mandamiento de «procurad los dones espirituales, pero sobre todo que

profeticéis» (énfasis añadido). Esta es una variante muy delicada del

mismo mandamiento. Entre esos dos mandamientos está el pensamiento

mejor descrito en palabras de Pablo: «Mas yo os muestro un camino aun

más excelente […] Seguid el amor». El pensamiento central que se

encuentra entre 1 Corintios 12.31 y 14.1 es que la iglesia debe procurar

los mejores dones, pero al hacer esto ha de manifestar el espíritu de amor

descrito en el capítulo 13.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 267

P:277

Hebreos 10—12. Hebreos 10.32—12.1 provee otro ejemplo de

«emparedado» en un contexto más amplio. El capítulo 10 termina con el

recordatorio de «los días pasados, en los cuales […] sostuvisteis gran

combate de padecimientos» (10.32) y los días actuales, cuando «os es

necesaria la paciencia» (10.36). Esto es seguido por lo que se conoce

como el «capítulo de la fe» (He 11). La división del capítulo realmente es

una «interrupción del pensamiento» ya que el sentido en el capítulo 11

«fluye directamente de 10.35-39» y luego fluye naturalmente en el

capítulo 12.3

El pensamiento continúa en 12.1-7 con el recordatorio de

que hemos de correr «con paciencia la carrera que tenemos por delante» y

debemos fijar «los ojos en Jesús […] el cual […] sufrió la cruz» y

«considerad a aquel que sufrió tal contradicción» (12.1-3) El autor

entonces escribe que soporten la disciplina (12.7). Un mensaje

comunicado en el capítulo 11, colocado entre los versículos finales del

capítulo 10 y los iniciales del capítulo 12, es que una fe genuina es

aquella que soporta. Esto es evidente en la amonestación en cada lado de

este capítulo y en la mayoría de los ejemplos dentro del mismo.

2 Corintios 6.11—7.4. Uno de los mejores ejemplos de meter algo en

un contexto más pequeño se encuentra en 2 Corintios 6.11—7.4.

Reconocer esto corrige el malentendido que a menudo ha surgido cuando

6.14—7.1 es separado de los mandamientos en cada lado del mismo. El

énfasis en abrir el corazón y la boca se ve claramente en los dos

mandamientos: «ensanchaos también vosotros» (6.13) y «admitidnos»

(7.2). Junte esto con el ejemplo personal de Pablo de abrirles el corazón

y la boca a ellos en 6.11. Entre esto está la responsabilidad de no unirse

en yugo desigual con los incrédulos. Esto es acompañado por preguntas

retóricas para enseñar que como creyentes no tenemos compañerismo,

asociación, armonía ni acuerdo con los incrédulos. Es más, no tenemos

nada en común con ellos (6.14-16). Por lo tanto, debemos dejar de

moldear nuestras vidas de acuerdo al mundo. En lugar de ello,

necesitamos «limpiarnos» de la contaminación interna (espíritu) y externa

(carne) del pecado para que pueda existir tal apertura de corazón y de la

boca hacia otros cristianos (7.1).

Cómo encontrar la idea central a través de ideas repetidas

A veces puede encontrarse la idea central tomando nota de las ideas

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 268

P:278

repetidas en un pasaje. A medida que uno lee y relee varias veces ciertos

pasajes, una idea sobresaliente (o un grupo de ideas) sale a la luz. Al

observar esto, se puede captar el énfasis del autor.

Efesios 1.3-14. Uno de los pasajes clave en los cuales la idea central

se encuentra al juntar ideas repetidas en un contexto es Efesios 1.3-14.

Como escribe Robinson:

Pero a medida que lo leemos una y otra vez comenzamos a percibir la repetición de

ciertas palabras grandes que giran en tomo a un punto central:

«La voluntad» de Dios: vv. 5, 9, 11.

«Para alabanza de su gloria»: vv. 6, 12, 14.

«En Cristo»: vv. 3, 4, 6, 7, 9, 10, 11, 12, 13.

La voluntad de Dios obrando para cierto asunto glorioso en Cristo: ese es el tema.4

Usando las palabras en el pasaje, estos versículos podrían resumirse en

la declaración de que Dios está haciendo todas las cosas en base al

consejo de su voluntad en la persona de Cristo y a través de Él para la

alabanza de su gloria.

Mateo 6.19-33. La porción del Sermón del Monte en Mateo 6.19-33

tiene una mezcla de ideas repetidas y una declaración relacionada de la

idea central. Cuando se toman juntas, las dos contienen de manera

conclusiva el mensaje del pasaje. El recordatorio dual de Jesús de «dejar

de estar ansiosos» (6.25, traducción del autor) y «jamás estar ansiosos»

(6.31, 34, traducción del autor) enmarca las ilustraciones en cuanto a la

ansiedad (6.26-30). Entonces llega el mandamiento contrastante: «Mas

buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas

[las cosas por las cuales tendemos a angustiarnos tal y como lo

analizamos anteriormente] os serán añadidas» (6.33). Entonces es claro

que los creyentes deben dejar de estar ansiosos y no llegar a angustiarse

en cuanto a las necesidades físicas. Más bien han de buscar el reino de

Dios y su justicia y confiar en Él para sus provisiones.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 269

P:279

CÓMO DETERMINAR EL BOSQUEJO DE UN PASAJE

Hay una necesidad de determinar no sólo la idea central de un pasaje,

sino también el bosquejo que refleje la manera de pensar de un autor.

Tres principios básicos nos deben guiar a medida que discutimos el

proceso de bosquejar para la predicación expositiva. Estos tres se

repetirán de alguna manera de vez en cuando en la siguiente discusión de

pasajes individuales.

Comunique el mensaje; no sólo lo bosqueje. Concéntrese en la

comunicación del mensaje, no sólo de su bosquejo. Nos inclinamos a

bosquejos buenos y bien organizados. Tener un bosquejo no es algo malo.

Tampoco lo es tener uno que las personas puedan recordar, pero crear un

bosquejo que refleje de manera inadecuada el significado de un pasaje es

algo terrible. Cuando se tiene un bosquejo especial dentro del cual se

pueden ajustar ideas humanas preconcebidas se usurpa la importancia de

enseñar la idea central de una sección y el aspirante a expositor pierde su

curso. En ese momento, el mensaje deja de ser una exposición de la

Escritura y llega a ser una exposición de los pensamientos del predicador.

Encuentre el bosquejo; no lo conciba. Como se ilustró mediante el

viaje para acampar descrito anteriormente, a muchos predicadores se les

dificulta recordar los puntos de su mensaje (lo cual los lleva a acudir

constantemente a sus notas) porque han hecho su propio camino a través

de un pasaje y no están siguiendo el claro sendero dictado por el autor

bíblico.

Permita que el pasaje le dicte a usted; no usted al pasaje. Un gran

peligro para aquellos que prefieren los nítidos bosquejos de tres o cuatro

aspectos con paralelos es que el pasaje no podría prestarse para ese lujo.

Cuando no se ajuste, no se atreva a forzarlo. Uno de los cumplidos más

grandes que jamás me hayan hecho se me ofreció accidentalmente cuando

una dama comentó luego de un mensaje: «Me percaté de que no tenía un

bosquejo; simplemente fluyó». En realidad sí tenía un bosquejo que

estaba siguiendo, pero era discreto; así debe ser. Como se discutirá luego,

un libro como Santiago no debería ser forzado a que encajara en un patrón

de pensamiento sencillo y occidental ya que refleja una manera diferente

de pensar que debe ser honrada al ser comunicado.

Si el espacio lo permitiera, se podría hacer este mismo ruego para el

entendimiento de libros enteros de la Biblia. Dos ejemplos deben bastar.

Es más fácil recordar los contenidos de Génesis enfocándose en cuatro

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 270

P:280

actividades y cuatro individuos clave, pero es mejor enfatizar la repetida

frase «el libro de las generaciones de» al bosquejar el libro. Además, los

Hechos podrían bosquejarse de varias maneras. Empero, haríamos bien

en considerar los reportes de progreso que concluyen seis secciones de

ese libro (6.7; 9.31; 12.24; 16.5; 19.20; 28.30-31). El lector que

reflexione en estas divisiones definidas por Lucas adquiere mayor

entendimiento en cuanto al significado del autor.

Los bosquejos contextuales básicos

Es indiscutible que el expositor debe concentrarse en determinar el

bosquejo que mejor refleje la manera de pensar del autor. Unos ejemplos

ilustrarán los principios ofrecidos anteriormente.

1 Tesalonicenses 1. La idea central del primer capítulo de 1

Tesalonicenses gira alrededor de la declaración: «Damos siempre

gracias» (1.2). Entonces esta cláusula es seguida por tres verbos (1.2b, 3,

4) que describen diferentes aspectos de ese agradecimiento. El primero

(1.2b) explica la forma del agradecimiento, el segundo (1.3) el tiempo del

agradecimiento, y el tercero 1.4) la razón para el agradecimiento. Los

versículos 5 y subsiguientes están conectados con el versículo 4. Por eso

el autor indica de manera distintiva que, aunque aparecen otros

pensamientos importantes en el capítulo, el mayor tema del capítulo es el

agradecimiento con una explicación de (1) cómo se hace, (2) cuándo se

hace, y (3) por qué se hace.

Teniendo en mente el flujo sintáctico del capítulo, es posible estudiar

detalladamente una sección dentro del contexto. De nuevo, la estructura es

de suma importancia. Por ejemplo, el tercer versículo tiene tres ideas

paralelas que se indican mediante tres sustantivos de acción: obra, trabajo

y constancia. Estos están conectados con tres virtudes cristianas: fe, amor

y esperanza. Los sustantivos de acción describen tres características de

los cristianos en Tesalónica que hacen falta en cualquier iglesia que

procure cumplir con su responsabilidad dada por Dios. La iglesia

necesita obreros, especialmente los que laboran hasta fatigarse y no se

rinden en su trabajo para el Señor.

Las palabras para fe, esperanza y amor pueden a su vez clasificarse

como genitivos subjetivos.5 Esto indica que la obra necesaria es

producida por los que tienen fe; la labor necesaria hasta fatigarse es

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 271

P:281

producida por los que tienen amor sacrificado; y la tan necesitada

resistencia es vista en las vidas de los que han dirigido su esperanza

hacia el Señor Jesucristo. En última instancia, lo que la Iglesia realmente

necesita para cumplir su misión es fe, amor y esperanza. La fe, el amor y

la esperanza genuinas motivarán a los que las poseen a obrar, trabajar

hasta fatigarse y permanecer hasta el fin. Estos elementos deben reflejarse

tanto en el mensaje como en el bosquejo del versículo.

2 Tesalonicenses 1. El agradecimiento también es el pensamiento

principal en 2 Tesalonicenses 1. Aquí Pablo no sólo da gracias, sino que

les recuerda a sus lectores que están obligados a «dar gracias» (1.3; cf.

también 2.13). Es importante recordar esto al predicar acerca de este

capítulo. Debido a que varias declaraciones escatológicas de importancia

aparecen en esta porción, muchos creen que este pasaje sólo es acerca de

la verdad escatológica, pero el propósito primordial no es presentar un

tratado escatológico. Más bien expresa algunas de las principales razones

para el agradecimiento por sus lectores. Las dos partes principales de

este capítulo son el agradecimiento (1.3-10) y la oración (1.11-12). El

agradecimiento por lo que Dios está haciendo por ellos [y nosotros] en el

presente (1.4-5) y lo que Dios hará por ellos [y nosotros] en el futuro

(1.6-10) debe enfatizarse en una exposición de la primera de las dos

secciones del capítulo.

Gálatas 6.1-10. Gálatas 6.1-10 es un ejemplo excelente de un pasaje

que se bosqueja a sí mismo de manera sencilla. Como se mencionó

anteriormente, el pensamiento central del pasaje está en el versículo 10.

Con eso como punto de partida, el desarrollo de la sección es obvio.

Además, debe recordarse su relación con el contexto anterior. Este pasaje

describe el estilo de vida de un individuo que está lleno del Espíritu y

manifiesta su fruto:

Idea central: Como aquellos que andan en el Espíritu y manifiestan el

fruto del Espíritu.

1A. ¿Qué debemos hacer? (6.10) «hagamos bien a todos»

1B. Hacer bien a todos (declarado pero no desarrollado)

2B. (Hacer bien) especialmente a los de la familia de la fe ¿Qué

implica? Esto se desarrolla en 6.1-8:

1C. Reparar

1D. El mandamiento (6.1a)

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 272

P:282

2D. La advertencia (6.1b)

2C. Llevar

1D. El mandamiento (6.2)

2D. La advertencia (6.3-5) 3C. Cumplir

1D. El mandamiento (6.6)

2D. La advertencia (6.7-8)

2A. ¿Cuándo debemos hacerlo? (6.10a)

«según tengamos oportunidad»

3A. ¿Por qué tenemos que hacerlo? (6.9)

«porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos»

Zacarias 4. Zacarías 4.1-14 es una de las múltiples porciones del

Antiguo Testamento que se bosquejan a sí mismas de manera natural y

fácil. El pensamiento principal del pasaje, como se mencionara, está en

4.6. Los versículos anteriores (4.1-5; cf. también 4.11-14) describen de

manera gráfica la verdad del versículo 6. Los siguientes (4.7-10)

presentan la obra de la misma verdad en la vida del siervo de Dios.

El expositor debe ser cuidadoso al bosquejar. Aunque algunos

segmentos caen en un bosquejo que puede reconocerse y predicarse con

facilidad, otros no son tan sencillos de bosquejar y no debe imponerse

una estructura simple sobre ellos. Dos pasajes importantes ilustran

ocasiones en donde debe seguirse la orientación de un autor y no la de un

simple bosquejo para que salga a la luz el progreso del pensamiento de

manera precisa.

Un collar de perlas

Santiago 1.1-12 se percibe correctamente como un hermoso collar de

perlas. Esa es la mejor forma de describir el progreso del argumento del

apóstol. Varias indicaciones indican que el versículo 12 es un resumen de

1.2-11, una de las más significativas es la forma sustantiva de la palabra

para «pruebas» en 1.2 y de nuevo en 1.12 que se usa de manera exclusiva

en estos versículos. Esto contrasta con la forma verbal de la misma

palabra (traducida «tentar») que se encuentra exclusivamente en 1.13-14.

El cam​bio en las formas indica un tema nuevo.

Una vez que se haya concluido que la primera sección se extiende

desde el versículo 2 hasta el 12, el pasaje más o menos puede dividirse

de la siguiente manera:

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 273

P:283

1A. Qué debemos hacer: 1.2

2A. Por qué debemos hacerlo: 1.3-4

3A. Cómo debemos hacerlo: 1.5-8

4A. Cómo afecta esto de manera práctica a nuestras vidas: 1.9-11

5A. Qué le espera a los que vivan de esta manera: 1.12

Sin embargo, aun si se utilizara este bosquejo, el expositor podría

fallar en expresar de manera adecuada, por no decir entender, el

desarrollo lógico del autor. Esta sección de Santiago 1 en realidad, el

resto del libro, no se bosqueja de acuerdo a los patrones occidentales.

Esta estructura, y por ello nuestra predicación acerca del capítulo, debe

caracterizarse más como un «collar de perlas», ya que eso es lo que es.

Aun en base al texto castellano uno puede ver que «paciencia» es el

pensamiento final del versículo 3 y la idea inicial del versículo 4. Se

sigue el mismo patrón con el uso de «perfecto» en 1.4a, «falte» en 1.4b y

1.5a, «pedir» en 1.5a y 1.6a, y «dudar» en 1.6a y 1.6b. Seguir un hermoso

collar de joyas preciosas como estas es parte importante de una

exposición de este pasaje y otros como él.

Es importante recordar esto porque Santiago no es el único autor que lo

hace. En una escala más amplia, Pablo tiene muchos ejemplos de esta

estructura. Una comprensión de ello ayuda al expositor a ver no sólo el

flujo de toda una sección, sino también la correlación de pensamientos en

las secciones subsiguientes en un libro.

Olas del mar

Otra clase de estructura ocurre en el primer capítulo de Efesios. A la

persona que estudie los versículos 3 al 14 le será de más utilidad

percatarse de que Pablo no utiliza un bosquejo simple y balanceado. Es

más, imponer un bosquejo simétrico sobre este pasaje obvia el mensaje y

los sentimientos de los versículos. El párrafo está lleno de emoción.

Pablo ha laborado duro y luchado muchas batallas como siervo de Dios y

ahora que él y su ministerio están envejeciendo, reflexiona acerca de todo

lo que Dios ha hecho y está haciendo. A medida que lo hace, no logra

escribir la carta en su estilo normal, sino que irrumpe en un éxtasis de

alabanza a Dios. El derramamiento de alabanza no está estructurado de

manera sencilla, de acuerdo a los patrones comunes. Considerarlo como

tal, pasaría por alto el impacto de sus palabras. Los pensamientos

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 274

P:284

expresados podrían compararse mejor a las olas golpeando la orilla del

mar, una tras otra. Los mismos pensamientos siguen repitiéndose una y

otra vez, pero siempre con dife​rente intensidad.

Esta sección nos recuerda otra representación: la del final de una

demostración de fuegos artificiales. Estallido tras estallido se suceden en

el cielo. Sin que se repita, es imposible con una sola mirada, definir o

apreciar totalmente cualquiera de los estallidos. Se debe apreciar toda la

experiencia, aunque con un sentido de admiración. Ese es el ímpetu de

este pasaje. Para recogerlo, uno necesita concentrarse en las poderosas

olas que continúan golpeando la orilla del mar o en los magníficos

estallidos de luz que resplandecen en el cielo oscuro o, si así se quiere,

en esos profundamente impresionantes y transcendentes pensamientos que

con​tinúan presentándose.

Aun así, algunas secciones de Efesios 1.3-14 podrían, y hasta deberían,

ser tratados de manera distinta. Luego de la abrumadora experiencia de

ver tanta luz resplandeciendo a la vez en un cielo oscuro y de apreciar el

ímpetu general del pasaje, es útil regresar y mirar de manera cuidadosa

cada segmento de la magnífica demostración. Después de todo, las

palabras tienen mucha información útil para la vida cristiana saludable.

Hace falta más de un mensaje si el expositor, o su audiencia, ha de

acercarse a una conciencia total del significado de lo que Pablo dice.

La importancia de cada detalle es evidente hasta en el mismo primer

versículo de este pasaje (Ef 1.3). Contiene algunos de los temas

principales del libro a manera de cápsula. Cuando se desarrolla este

versículo, uno simplemente necesita seguir cada palabra en secuencia

para encontrar el bosquejo. Para bosquejarlo, se pueden utilizar las

palabras del versículo o se pueden adaptar títulos con las mismas ideas.

Note ambos en la siguiente ilustración.

A medida que vemos las palabras iniciales de Efesios 1.3, nos damos

cuenta de inmediato que al parecer Pablo por alguna razón ha

interrumpido su acostumbrada introducción epistolar. Él casi siempre

comienza con agradecimiento y oración por sus lectores. Aquí aparecen,

pero sólo luego de completar su exclamación de alabanza (cf. 1.15-16).

¿Qué lo lleva (y nos llevará) a irrumpir en tal exclamación de alabanza?

Indudablemente está reflexionando en la unidad que Dios ha traído a su

Iglesia, pero en definitiva está centrado en la comprensión paulina de:

1A. La fuente de nuestras bendiciones (1.3a)

«Dios […] que nos bendijo»

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 275

P:285

(De paso, el nombre de Dios sólo aparece aquí en los doce

versículos, mas es el agente de la mayoría de las acciones

dinámicas, así como de las pasivas, a las cuales se hace referencia.)

2A. La extensión sustancia de nuestra bendición (1.3b)

«con toda bendición espiritual» (No es posible exagerar la

importancia del hecho de que uno de los principales obstáculos para

entender este libro es que las bendiciones que se definen aquí no son

materiales, físicas ni financieras, sino espirituales.)

3A. La esfera de nuestra bendición (1.3c)

1B. «en los lugares celestiales»

(Uno no puede comenzar a comprender el mensaje del libro sin

entender el significado de esta frase, ni necesita, ni debe, salirse de

los límites del libro para entenderlo.)

2B. «en Cristo»

(Sin Él no existe el mensaje a los efesios.)

CÓMO ELEGIR UN TíTULO PARA UN MENSAJE

Para muchos predicadores la elaboración de títulos atractivos para

mensajes se ha convertido en una habilidad sumamente desarrollada. Pero

a pesar de su importancia, crear grandes títulos no es un criterio principal

para un verdadero expositor. Es posible trabajar arduamente por mucho

tiempo para que aparezcan las palabras adecuadas que atraigan a muchos,

sólo para encontrar que muy pocas personas le prestan atención o ni

siquiera les interesa. La búsqueda de título puede llegar a gastar de

manera significativa el tiempo del predicador. Hay que recordar al menos

unos cuantos principios básicos en cuanto a los títulos.

Los títulos deben reflejar el contenido del mensaje

Haga que el título refleje lo que el sermón va a decir. Hace poco se

ofreció una presentación escrita con un título sumamente atractivo en una

conferencia. Un oyente comentó: «El contenido de la presentación no se

reflejó de manera alguna en el título». En otro contexto, un músico apto,

mientras discutía cierta cantata, dijo: «El problema con las obras

preparadas por ese compositor es que a menudo “la forma trasciende el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 276

P:286

mensaje”». Se debe recordar siempre estos dos pensamientos. Al elegir

un título para un mensaje. El título debe reflejar el contenido del sermón y

no debe trascenderlo u oscurecerlo en manera alguna.

De 1 Pedro 2.1-10 se puede sacar un ejemplo de un título que refleja el

mensaje de un pasaje. Estos versículos son una unidad. El «pues» en el

versículo 1 indica que la unidad es una extensión lógica de 1.22-25; la

cual está compuesta de tres subsecciones distintivas: 2.1-3; 2.4-5; y 2.9-

10. La primera se centra alrededor del mandamiento de desear la Palabra

con una sed insaciable (cf. 2.2). El énfasis principal de la última

subsección yace en proclamar las excelencias de Dios (cf. 2.9). Pero,

¿cuál es la esencia de 2.4-5?

Un estudio de los títulos dados a 1 Pedro 2.4-5 revela que pese a que el

resto de los versículos hablan principalmente de Cristo y no del creyente,

el enfoque casi siempre se pone en los sacrificios espirituales del

versículo 5. Sin embargo, aun el enfoque del versículo 5 es en Él. Los

creyentes son «piedras vidas» (2.5) sólo debido a su relación con Él que

por calidad es una «piedra viva» (2.4). Además, la única razón por la

cual los sacrificios espirituales agradan a Dios es porque son canalizados

«por medio de Jesucristo» (2.5). Entonces al elegir un título, se debe

enfocar la persona de Cristo más que el trabajo del creyente, Aquel a

quien el creyente acude continuamente (2.4). Sólo entonces, de manera

secundaria, se llama la atención a la relación del creyente con Cristo y el

servicio para Él.

Con este trasfondo, pienso en algunos títulos preliminares que reflejan

el contenido de las subsecciones a medida que muestran su estrecha

relación.

1. Nuestra relación con la Palabra de Dios: 2.1-3

2. Nuestra relación con el Hijo de Dios: 2.4-8

3. Nuestra relación con los que no tienen Dios: 2.9-10

Estar consciente de estas tres ideas centrales conduce a los siguientes

títulos para una serie de mensajes acerca de estas tres secciones.

1. La prioridad del hijo de Dios (sed de la Palabra): 2.1-3

2. La posición del hijo de Dios (relación con Cristo): 2.4-8

3. El privilegio del hijo de Dios (proclamación): 2.9-10

No importa cuáles sean los títulos, deben reflejar el significado del

pasaje y, por lo tanto, el contenido del sermón.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 277

P:287

El tiempo invertido debe reflejar la importancia del título

Aparte el tiempo necesario para la preparación de un título homilético

de acuerdo a su importancia en comparación con la del contenido del

sermón. En algunas ocasiones especiales un título podría determinar el

número y la naturaleza de las personas que asistan. En tales momentos,

uno hace bien en prestarle más atención al título, siempre, por supuesto,

asegurándose de que refleje el contenido del sermón. Sin embargo, en la

mayoría de las ocasiones el título tiene poco que ver con la naturaleza o

el número de los que asistan. La mayoría de las personas le prestan más

atención a lo que se predica que al título del sermón. Se espera que las

personas regresen cada semana porque saben que recibirán el mensaje de

Dios, no debido a un título estimulante. Por lo tanto, sin obviarlo por

completo, concentre la mayor parte de su atención en el contenido del

mensaje.

El título debe complementar al mensaje

Haga que el título complemente al mensaje en su reflexión y patrón.

Esta sugerencia debe aplicarse con las dos anteriores en cuanto al

contenido del sermón y el tiempo invertido. La mayoría de las personas

regresarán a un restaurante debido a la comida que allí se sirve, es decir,

al contenido del sermón, y no simplemente porque el arreglo de la mesa

se ve bien. Pero por otro lado, es sumamente gratificante cuando pueden

ir a un restaurante que provee una atmósfera agradable y una buena

comida. Por lo tanto, es importante, al considerar apropiadamente el

contenido del mensaje y el tiempo invertido en el mismo, prestarle alguna

consideración al contexto en el cual coloca su sermón. El título es lo que

le da «atmósfera» al sermón. Uno que iguale el contenido del mensaje en

pensamiento y forma es definitivamente útil.

LA DISCIPLINA NECESARIA

Indudablemente, hay algunos grandes atletas natos. Sin embargo,

cuando hablamos del campo de los expositores probablemente no exista

algo así como un gran expositor nato. Ser un verdadero y reconocido

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 278

P:288

expositor de la Palabra requiere disciplina. Implica arduo esfuerzo y una

preparación minuciosa para la cual no hay sustitutos. Se debe invertir

mucho tiempo y esfuerzo para establecer la idea central y determinar el

bosquejo de un pasaje. También se debe dedicar algún tiempo al título del

sermón. Todas las fases deben reflejar de manera precisa —y ninguna

debe oscurecer ni tener prioridad sobre otra—, el mensaje de los autores

divino y humanos de la Escritura.

1 Es decir, estudios de obras individuales.

2 Es decir, la disciplina que examina cómo se unen entre sí las

palabras, las frases y las cláusulas.

3 James Moffatt, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle

to the Hebrews [Un comentario críticoexegético a la epístola a los

Hebreos], International Critical Commentary, reimpresión, T. & T. Clark,

Edimburgo, 1968, p. 158; cf. 156, 192.

4 J. Armitage Robinson, Commentary on Ephesians [Comentario sobre

Efesios], reimpresión, Kregel, Grand Rapids, Michigan, 1979, p. 19.

5 Es decir, el sustantivo en el caso genitivo funciona como un sujeto y

realiza la acción implicada en el adjetivo que la califica.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 279

P:289

13

Introducciones, ilustraciones

y conclusiones

Richard L. Mayhue

Los tres componentes «menospreciados» de la preparación del sermón expositivo

incluyen a las introducciones, las ilustraciones y las conclusiones. Debido a lo

complejo del ministerio pastoral en general y en particular a la preparación del

mensaje, los pastores tienden a descuidarlas. La congregación, en contraste, anticipa

ávidamente para ver cómo su pastor manejará estos elementos del mensaje. Esta

discusión, que procura equipar al predicador para un nuevo nivel de excelencia

expositiva, se ha hecho en base a propósitos, fuentes, variaciones, guías y sugerencias

acerca de la preparación para estas tres partes de una exposición.

La relación de las salsas y los condimentos con la gastronomía es

paralela a la función de las introducciones, las ilustraciones y las

conclusiones en la predicación. La comida principal, o el mensaje, jamás

debe ser eclipsada por características secundarias; pero, estos aderezos

pueden mejorar de manera dramática el sabor y/o el nivel de interés de

una comida y/o mensaje bien preparado en otros aspectos.

Ninguno de estos tres elementos puede reemplazar la obra que efectúa

el Espíritu Santo al impactar a las personas con el poder de la Palabra de

Dios. Sin embargo, obviar o menospreciar estas características

establecidas de la buena comunicación hace que el predicador sea

negligente al ejercitar su responsabilidad humana de ser tan eficaz como

sea posible.

Casi siempre nos percatamos de cómo le fue al pastor durante la

semana a través de su introducción, las ilustraciones y la conclusión; los

momentos ajetreados tienden a abrumar o disminuir el tiempo invertido en

ellos. Ya sea que se le consideren de poca importancia para el proceso de

comunicación, un gasto excesivo de tiempo en proporción a su valor

percibido, o ardua labor con poco atractivo, menospreciarlos podría

disminuir en gran medida el impacto potencial de un mensaje. Robinson

nos recuerda: «Las introducciones y las conclusiones tienen significado

en un sermón fuera de proporción con su extensión».1 Evite el engaño de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 280

P:290

me​nospreciar su importancia.

Si un predicador no logra la atención de su audiencia con una

introducción cautivadora, probablemente la perdió por el resto del

mensaje. Si sus puntos principales no se aclaran ni se destacan con

ilustraciones de calidad, el efecto de su mensaje puede ser breve. Si pasa

por alto concluir sus declaraciones con un repaso o una exhortación,

probablemente no se alcanzará el propósito del mensaje. La siguiente

discusión describe cómo evitar estos escollos comunes.

INTRODUCCIONES2

Por definición, «introducir» significa conocer o traer al juego algo por

vez primera. La introducción es al sermón lo que la patada inicial y la

carrera son a un juego de fútbol estadounidense; como los disparos

iniciales de una batalla, o como salir de un puerto en un viaje al océano.

Es el tiempo para que todos se aclimaten con lo que ha de seguir a la

situación inicial y orientarse.

Alguien ha dicho que la introducción de un sermón podría compararse con el preludio de un

poema, el prefacio de un libro, la entrada de un edificio, o el preámbulo de una declaración de

un caso en un juicio. El preludio nos introduce a un poema, sugiere su método y significado o

mensaje. El prefacio de un libro también hace eso […] Entonces una introducción debe

introducir.3

Propósitos

El elemento de ethos, es decir, la credibilidad del predicador

percibida por su audiencia, puede ser influida de manera significativa por

la clase y la calidad de su introducción.4 Esto es particularmente cierto en

casos en donde los oyentes desconocen a su predicador. Como dice el

viejo dicho: «La primera impresión es la que vale». El impacto inicial de

la introduc​ción puede hasta moldear el efecto final de un mensaje.

En la siguiente lista se presentan algunas de las principales razones por

las cuales las introducciones son importantes y lo que el predicador

puede alcanzar con ellas. No toda introducción incorporará

necesariamente cada razón. El contexto, la relación del predicador con la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 281

P:291

audiencia y la clase de mensaje determinan la combinación apropiada de

estos propósitos. En general, la introducción pondrá en contacto mental al

predicador con su audiencia.

1. Capte y retenga la atención de la audiencia para que se concentre

en el predicador y su mensaje.

2. Mejore la buena voluntad de la audiencia hacia el predicador.

3. Haga que la audiencia se interese en el cuerpo del mensaje y lo

anticipe.

4. Demuestre la importancia bíblica del mensaje.

5. Responda a la pregunta oculta de cada oyente: «¿Por qué debo

escu​char este mensaje?»

6. Oriente a los oyentes hacia la onda del predicador.

7. Aclare el propuesto curso de la discusión del predicador a la

audiencia para que puedan seguirlo y no se pierdan en la jornada

de la predicación.

Variantes

Sólo la imaginación y la creatividad del predicador limitan los tipos de

introducciones efectivas. Sin embargo, la introducción utilizada debe

ajustarse a la relación del conferenciante con su audiencia, la ocasión

para el mensaje y el resultado que se espere del sermón.

Considere los siguientes ejemplos de clases efectivas de

introduc​ción.5

Estas sugerencias dan por sentado que el expositor lee

continuamente para hallar ideas y conocimientos acerca del texto bíblico

y la vida misma.

1. Estadísticas actuales que señalan un problema contemporáneo

sobre el cual se hablará en el mensaje.

2. Ilustraciones históricas que sirven para familiarizar a los oyentes

con el tema del mensaje.

3. Humor.

4. Sucesos actuales que se relacionan con el mensaje.

5. Una lectura cuidadosa del texto bíblico de donde procede el

mensaje.

6. Historias de la vida real.

7. Ilustraciones biográficas.

8. Citas contundentes.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 282

P:292

9. Preguntas retóricas dirigidas a la audiencia.

10. Experiencias personales del predicador.

11. Referencias a libros actuales y de renombre.

12. Problemas relacionados con la vida para los cuales se ofrecerán

solu​ciones bíblicas.

13. Confusión contemporánea en cuanto a la enseñanza bíblica que el

predicador corregirá y aclarará.

14. Correspondencia personal muy interesante.

15. Oración adecuada.

16. Relatos imaginarios.

17. Parábolas de la vida real.

18. Testimonio personal.

19. Himnos relacionados con el mensaje.

20. Pedirle a la audiencia que respondan a una situación hipotética.

Guías

Cada introducción debe tener un propósito claro, tanto para el

predicador como para la congregación. Jamás debe prepararse un

mensaje de manera apurada o forzada indistintamente. Utilice estos

factores para evaluar la efectividad y la aptitud de su introducción:

1. ¿Se ajusta a la ocasión? Por ejemplo, la introducción de un

mensaje en un banquete sería diferente a la de un servicio de

adoración.

2. ¿Está conectada con el tema? Es decir, ¿introduce realmente su

mensaje?

3. ¿Presenta la introducción el mensaje que promete?

4. ¿Es breve, como un aperitivo en relación con la comida principal

(generalmente no más de 5 minutos)?

5. ¿Evita utilizar el humor sólo por causa de este mismo?

6. ¿Crea usted el mayor nivel posible de interés para captar la

atención de la audiencia?

7. ¿Es la introducción viva e impresionante?

Preparación

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 283

P:293

Como regla general, el desarrollo de las introducciones llega al final

de la preparación del mensaje. De esa forma este se encuentra

prácticamente terminado y la introducción se relacionará de la mejor

manera posible con el enfoque central de la exposición.

Mientras escribo este capítulo, tengo delante de mí tres sermones que

pienso predicar pronto. Permítame utilizarlos para explicitar las guías que

acabo de ofrecer. Seleccioné una nota personal de un feligrés: «Hermano,

jamás trate de ser un gran predicador. En lugar de eso, predique un gran

Salvador», y una sorprendente cita de C. S. Lewis acerca del orgullo para

introducir el mensaje sobre la batalla de David con el yo en 1 Crónicas

21.1-7.

Una conmovedora carta de un amigo pastor que está seriamente

desanimado comenzó mi mensaje acerca del «zarandeo» satánico de

Pedro en Lucas 22.31-34:

Actualmente estoy buscando un segundo trabajo para subsanar la posibilidad de que la

iglesia no pueda pagar mi salario en el futuro cercano. Es la actividad más agotadora y

destructora del alma que jamás haya soportado. Pero me ha dado un extraordinario

conocimiento en cuanto a las presiones financieras y los desánimos de hombres que no

pueden encontrar trabajo o aquellos cuya labor casi no es remunerada.

Por favor, ora por la iglesia y su crecimiento. Por favor, ora por mí; Satanás me abruma

de manera regular con temores y desalientos. Y si saco a Dios de la ecuación, sus temores y

desalientos son perfectamente lógicos. No recuerdo cuándo fue la última vez que dormí toda

la noche sin despertar en medio de uno de estos ataques satánicos. Sin embargo, las cosas

han salido bien porque he aprendido el valor de la súplica incesante ante el trono de Dios,

aunque gran parte de ello sucede cuando preferiría estar durmiendo.

Sorprendentes palabras del libro de la psicóloga Carol Tavris,

Anger:The Misunderstood Emotion [La ira: emoción incomprendida],

comenzaron mi mensaje «Cómo controlar su ira» basado en Santiago

1.19-20. Su libro está en desacuerdo con el consenso de los psicólogos en

cuanto a la ira y esencialmente confirma lo que la Escritura enseña. No lo

utilicé para probar que la Biblia es verdadera, sino más bien para

demostrar que el campo de la psicología estaba siendo retado por uno de

sus miembros para reevaluar la emoción de la ira. Deseaba desencajar de

manera abrupta la errada noción de que los psicólogos tienen todas las

respuestas y concuerdan en todo.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 284

P:294

ILUSTRACIONES6

«Ilustrar» significa iluminar o aclarar. Pocos han expresado el valor de

las ilustraciones tan bien como Spurgeon:

El señor Paxton Hood dijo en una ocasión, en una conferencia que le escuché presentar:

«Algunos predicadores esperan demasiado de sus oyentes; llevan una cantidad de verdades

al púlpito como un hombre que carga una caja de clavos; y entonces, suponiendo que la

congregación consiste de postes, sacan un clavo y esperan que se meta solo en el poste.

Ahora bien, esa no es la manera de hacerlo. Usted debe tomar su clavo, colocarlo contra el

poste, clavarlo y después asegurarlo en el otro lado; sólo así puede esperar que el gran

Capataz asegure los clavos para que no se caigan». Por lo tanto, debemos llevarle la verdad

al pueblo, porque jamás entrará sola; y debemos recordar que los corazones de nuestros

oyentes no están abiertos, como una puerta de iglesia, para que entre la verdad, ocupe su

lugar y se siente en su trono para ser adorada allí. No, a menudo tenemos que romper las

puertas con gran esfuerzo y empujar la verdad en lugares donde a primera vista no será un

huésped bienvenido, pero donde, luego, mientras mejor se le conozca, más amada será.

Las ilustraciones y las anécdotas ayudarán en gran manera para abrir camino, de modo

que entre la verdad; y lo harán cautivando el oído de los distraídos y los descuidados.

Debemos procurar ser como el señor Whitefield, de quien un constructor de barcos dijo:

«Cuando he ido a escuchar a cualquier otro predicar, siempre he podido delinear un barco de

proa a popa; pero cuando escucho al señor Whitefield ni siquiera puedo delinear la quilla». Y

otro, un tejedor, señaló: «A menudo, cuando he estado en la iglesia, calculo cuántos telares

podrían meterse allí: pero cuando escucho a ese hombre, me olvido por completo de tejer».

Hermanos, deben procurar que sus personas se olviden de cosas relacionadas con este

mundo entretejiendo toda la verdad divina con las cosas pasajeras del diario vivir, y esto lo

harán mediante el uso juicioso de anécdotas e ilustraciones.7

El énfasis que los redactores de la Escritura hacen en las ilustraciones

debe ser una motivación apremiante para que andemos en sus pisadas.

Nos deleitamos en las imágenes e ilustraciones de los profetas del

Antiguo Testamento, en pasajes tales como Isaías 20, Amós 5 y Ezequiel

1. Jesús también cautivó a su audiencia con ilustraciones de la naturaleza

y con parábolas. La revelación llega a ser intensamente memorable

debido a las numerosas ilustraciones y las imágenes del Antiguo

Testamento. Sabio es el predicador contemporáneo que emula con sus

antiguos predecesores, sin mencionar el uso de sus materiales como

fuente primaria de ilustra​ciones.

Propósitos

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 285

P:295

He aquí las principales razones para ilustrar.8

1. Interesar la mente y asegurar la continua atención de la audiencia.

2. Hacer que nuestra predicación sea tridimensional y viva.

3. Explicar la doctrina y los deberes cristianos de una manera que se

puedan comprender claramente.

4. Comunicar de manera convincente a quienes responden mejor a

las imágenes que a los hechos.

5. Asegurarse de que el mensaje sea inolvidable.

6. Involucrar todos los sentidos humanos en el proceso de

comunica​ción.

7. Lograr que los desinteresados escuchen.

Fuentes9

Se pueden encontrar ilustraciones dondequiera. Los aspectos clave

para tener una buena ilustración son la constante búsqueda, la recolección

y archivo de manera continua, el fácil acceso y un astuto discernimiento

para seleccionar la ilustración correcta.

Algunos de los lugares más importantes para buscar ilustraciones

incluyen:

1. Su experiencia pastoral (utilizada con gran discreción).

2. Las vidas de otras personas, autobiografías, biografías o

referencias personales.

3. Revistas y periódicos.

4. Libros de ilustraciones.

5. Libros y revistas, tanto cristianas como seculares.

6. La Escritura.

7. Libros de citas.

8. Almanaques.

9. Libros especializados como Guinness Book of World Records [El

libro Guinness de marcas mundiales].

10. Himnarios y las historias de himnos particulares.

11. La predicación de otros, ya sea en persona, de manera impresa o

grabada.

12. Estudios lexicográficos en hebreo, arameo o griego.

13. Revistas pastorales como Leadership [Liderazgo] o Pulpit

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 286

P:296

Helps [Ayudas para el púlpito].

14. Libros de historia, arqueología o costumbres bíblicas.

15. Personas en su congregación que le ayuden a buscar

ilustraciones.

16. Diccionarios y enciclopedias.

17. La ciencia.

18. Guías devocionales como Nuestro pan diario.

19. Libros de geografía bíblica.

20. Su vida familiar y personal (usados de manera esporádica).

Guías

Primero, considere algunas cosas que no debe hacer: no utilice

ilustraciones enlatadas, comunes ni insípidas. No las use simplemente

porque sean una gran ilustración; asegúrese de que aclaran su punto desde

el texto bíblico. No divulgue confidencias personales ni congregacionales

al utilizar sus experiencias personales como ilustración. No las emplee

meramente para conmover a la congregación. No sea falso con las

ilustraciones mediante la exageración o la creación de una experiencia.

No repita sus ilustraciones favoritas.

Ahora, las cosas que debe hacer: sea diligente en la búsqueda y la

recolección de las mejores ilustraciones. Utilice sólo la ilustración

correcta para resaltar su punto. Tenga a su congregación en mente; por

ejemplo, ilustraciones de nuestra cultura estadounidense no hubieran dado

resultado cuando prediqué en la Unión Soviética. Use las ilustraciones

para aclarar el texto bíblico. Sea juicioso y emplee sólo ilustraciones

selectas. Consulte una amplia variedad de fuentes para conseguirlas.

Preparación

Recolectar y archivar ilustraciones sólo será tan fructífero como su

capacidad de sacarlas rápidamente, meses o años después. No existe un

método preferido por todos los expositores. En vez de eso, cada uno

desarrolla un sistema que resulta para él.

Algunas de las maneras de archivar incluyen:

1. De forma alfabética y por temas.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 287

P:297

2. En secuencia de textos bíblicos.

3. Sin orden, en un archivo general de ilustraciones.

Con experiencia, cada predicador debe decidir qué método o

combinación de métodos es mejor para él. Recuerde lo más importante:

poder sacar la ilustración correcta de manera rápida cuando sea

necesario. En general, usted desarrolla introducciones y conclusiones en

las etapas finales de la preparación de un sermón. En contraste,

selecciona ilustra​ciones meses o años antes de utilizarlas.

Para ilustrar el mensaje del orgullo de David en 1 Crónicas 21.1-7,

utilicé lo siguiente:

1. Una historia que me relató un amigo acerca de una experiencia que

tuvo como oficial naval en Vietnam.

2. Una cita acerca de Satanás en Fausto de Goethe.

3. Una experiencia personal que tuve como invitado en un programa

radial de preguntas y respuestas acerca de la Biblia transmitido a

toda la nación.

4. Una cita de un reconocido erudito veterotestamentario.

5. Numerosos textos bíblicos que incorporaban experiencias y/o

conte​nido parecido para reforzar mi punto.

Con Lucas 22.31-34, tuve estas:

1. Una lista de personas famosas que en un momento de sus vidas

fueron consideradas como fracasos.

2. La poco ilustre carrera política de Abraham Lincoln.

3. La historia de un capitán naval británico cuya nave estuvo a punto

de chocar.

4. Citas de When Smart People Fail [Cuando las personas

inteligentes fallan].

5. Numerosas citas bíblicas paralelas al texto en contenido y

experiencia.

Para aclarar cómo Santiago 1.19-20 trata la ira, elegí:

1. Un reporte de periódico de un estudio médico que vinculaba la ira

excesiva con la enfermedad.

2. Un proverbio chino acerca de la ira.

3. Una cita de Thomas Jefferson acerca de la ira.

4. Material paralelo acerca de la ira en Proverbios.

5. Personajes del Antiguo Testamento que abusaron de la ira.

6. Una cita de un médico secular acerca de la naturaleza destructiva

de la ira.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 288

P:298

7. Citas de la literatura antigua acerca de la ira.

8. Un historia de Selecciones acerca de un hombre enojado que

asesinó a cuatro personas en un momento iracundo.

9. Numerosos pasajes paralelos en la Escritura.

CONCLUSIONES10

«Finalizan», «cerrar» y «callarse» describen lo que significa la palabra

«concluir». La mayoría de los estudiantes de la predicación concuerdan

en que este es el aspecto de la proclamación con mayor probabilidad de

pasarse por alto. Sin embargo, así como un atleta necesita finalizar bien el

final de una carrera o un juego, el predicador debe estar en su mejor

momento en los minutos finales.

Una conclusión debe concluir. Y para hacerlo bien debe incluir. Para

concluir de manera perfecta, también debe excluir. Cuando estamos

con​cluyendo estamos concluyendo. Estamos terminándolo todo.

La conclusión debe incluir las cosas que se han dicho, en relación con su impacto y llamado

espiritual así como moral; y debe excluir la posibilidad de que los que escuchen puedan

escapar al mensaje, tanto como sea posible.11

Propósitos

La conclusión debe ser ligada directamente con el resultado que el

texto bíblico requiere de la audiencia. También es posible que hayan

propósitos múltiples para una conclusión debido a las diversas

necesidades entre los oyentes.

En general, uno o más propósitos ayudarán a desarrollar una

conclu​sión:

1. Repase o resuma el contenido del mensaje.

2. Explique la aplicación del sermón.12

3. Exhorte a la audiencia a obedecer el llamado del sermón.

4. Pida algún tipo de decisión para marcar el comienzo de la

obediencia requerida (esto debe ser parte de todos los mensajes).

5. Anime, consuele o edifique de alguna manera al rebaño con el

men​saje.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 289

P:299

Estos propósitos normalmente pueden lograrse de manera directa.

Otras veces serán incorporados dentro de una historia de la vida real o en

una oración. El discernimiento cuidadoso debe dictar los medios más

efectivos.

Cuando los predicadores desean identificar personas que han hecho

decisiones para seguirles ministrando, hay varias opciones abiertas para

concluir el mensaje o el servicio. Las personas pueden llenar tarjetas de

decisión en los bancos o se les puede pedir que respondan a un llamado

desde el altar. Además, se puede disponer de consejeros preparados, y un

cuarto de oración que esté abierto después de cada servicio, a donde las

personas sepan que pueden acudir en respuesta a un llamado de

conclu​sión.

Guías

El frecuente descuido de las conclusiones se ha comparado con el

juego de golf. «El golpe inicial (introducción) es directo y verdadero, el

juego en la parte expedita del campo (el cuerpo del sermón) se juega de

manera diestra, pero el predicador arruina su golpe final (la

conclusión)».1 3 He aquí algunas sugerencias acerca de cómo «jugar»

mejor con su conclusión.

1. No añada material en una conclusión.

2. Haga que la conclusión sea clara y específica.

3. Permita que su conclusión refleje las demandas del pasaje que

acaba de predicar.

4. Evite prolongar su conclusión, especialmente con llamados a

decisiones, usurpando así la función del Espíritu Santo en el

llamado.

5. Sea directo y breve (no más de cinco minutos como regla general).

6. Cuando comience una conclusión, evite volver al mensaje:

concluya.

7 . Dirija la conclusión para hacer que las personas cambien sus

creencias y/o comportamiento.

8. Trate de concluir con algo para todos, incrédulos y creyentes,

cristia​nos jóvenes y cristianos maduros.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 290

P:300

Preparación

Debe tener presente la conclusión a través del proceso de la

preparación. Una pregunta pertinente es: «Como resultado de este

mensaje, ¿qué cambios desea Dios en mi vida y en la vida de los que lo

escuchan?» Entonces a medida que termina el «procesamiento, el

establecimiento y la presentación de principios», debe comenzar a

moldearse la conclusión en su pensamiento. Mientras junta el mensaje,

continúe perfilando y enfo​cando el acento de su conclusión.

El mensaje del orgullo de David (1 Cr 21.1-7) concluyó de esta

manera:

La verdadera humildad debe caracterizarse por estas cualidades:

•Un deseo de servir más que de enseñorearse (Mt 20.26-27).

•Paz en cuanto a ser último en lugar de primero (Mt 20.16).

•Contentamiento con vivir de manera sencilla en lugar de ostentar (Fil 4.11-12).

• Más satisfacción al dar que al recibir (Hch 20.35).

• La obligación de perdonar en lugar de castigar (Mt 18.21-35).

• El deseo de ser exaltado sólo por la mano de Dios (Mt 23.12).

Estas cualidades señalaron a Aquel que caminó esta tierra como el

modelo de humildad: el Señor Jesucristo. Seamos como Él.

«Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por

heredad» (Mt 5.5).

La confesión de David en el Salmo 32.1-7, una ilustración personal en

base al ministerio, además de una cita de Theodore Roosevelt cerraron el

mensaje acerca de la aparente derrota de Pedro en Lucas 22.31-34. Una

pregunta clave con una respuesta práctica terminó el mensaje acerca de la

ira de Santiago 1.19-20: «Si peco iracundo, ¿cómo podré recuperarme? »

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 291

P:301

CÓMO PROMOVER LA EXCELENCIA

John Stott nos recuerda:

¡Es un enorme privilegio ser llamado a predicar en el mundo contemporáneo y ser un

expositor bíblico! Porque entonces uno se para tras el púlpito, con la Palabra de Dios en sus

manos, el Espíritu de Dios en su corazón, el pueblo de Dios ante sus ojos, esperando

ansiosamente que se escuche y se obedezca la voz de Dios.14

Con este gran privilegio llega una responsabilidad de igual

importancia. Todos necesitamos realizar nuestro deber sagrado para con

la exposición al mayor nivel de excelencia, una excelencia que se

extiende hasta nuestras introducciones, ilustraciones y conclusiones.

1 Haddon Robinson, Biblical Preaching [Predicación Bíblica], Baker,

Grand Rapids, 1980, p. 159.

2 Para otras discusiones útiles acerca de las introducciones, véanse J.

Daniel Baumann, An Introduction to Contemporary Preaching [Una

introducción a la predicación contemporánea], Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1972, pp. 135-42; John Broadus, O n The Preparation and

Delivery of Sermons, reimpresión, Associated Publishers and Authors,

Grand Rapids, Michigan, s.f., pp. 99-103.; Robinson, op cit., pp. 159-67;

Warren and David Wiersbe, The Elements of Preaching [Los elementos

de la predicación], Tyndale, Wheaton, Illinois, 1986, pp. 75-78.

3 G. Campbell Morgan, Preaching, reimpresión, Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1974. p. 81.

4 Donald R. Sunukjian, «The Credibility of the Preachers» [La

credibilidad del predicador], Bibliotheca Sacra, 139, núm. 555,

julioseptiembre, 1982, pp. 255-66.

5 En varios libros que he escrito se pueden encontrar ejemplos

específicos de introducciones, ilustraciones y conclusiones, utilizando

materiales que provinieron principalmente de un ministerio

homilético/docente: Divine Healing Today [Sanidad divina hoy], BMH,

Winona Lake, Indiana, 1983; How to Interpret the Bible for Yourself

[Cómo interpretar la Biblia usted mismo], BMH, Winona Lake, Indiana,

1 9 8 6 ; A Christian’s Survival Guide [Una guía de supervivencia

cristiana], Victor, Wheaton, Illinois, 1987; Unmasking Satan [Cómo

desenmascarar a Satanás], Victor, Wheaton, Illinois, 1988; Spiritual

Intimacy [Intimidad espiritual], Victor, Wheaton, Illinois, 1990.

6 Para otras discusiones útiles de ilustraciones véase también las

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 292

P:302

entrevistas de Robinson con varios predicadores en Haddon Robinson,

e d . , Biblical Sermons [Sermones bíblicos], Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1989; William E. Sangster, The Craft of the Sermon [La

elaboración del sermón], Epworth, Londres, Inglaterra, 1954, pp. 201-98;

C. H. Spurgeon, Lectures to My Students, 3ra serie, reimpresión, Baker,

Grand Rapids, Michigan, 1977, pp. 1-200; Faris Whitesell, Power in

Expository Preaching [Poder en la predicación expositiva], Revell, Old

Tappan, Nueva Jersey, 1963, pp. 75-89.

7 Spurgeon, Lectures, p. 52.

8 Estas razones elaboran el material de Spurgeon en Lectures, pp. 31-

53.

9 Aunque la mayoría de los libros de ilustraciones no serán

lógicamente útiles, los siguientes volúmenes han sido los más fructíferos

que he utilizado: Michael P. Green, Ilustrations for Biblical Preaching

[Ilustraciones para la predicación bíblica], Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1989; Charles Little, 10,000 Ilustrations from the Bible

[10,000 ilustraciones de la Biblia], reimpresión, Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1981; Paul Lee Tan, Encyclopedia of 7,700 Illustrations

[Enciclopedia de 7,700 ilustraciones], Assurance Publishers, Rockville,

Maryland, 1979; The Treasury of Scripture Knowledge [El tesoro del

conocimiento de la Escritura], reimpresión, Revell, Old Tappan, Nueva

Jersey, s.f.

10 Para otras discusiones útiles acerca de las conclusiones véanse

también a Baumann, op cit., pp. 142-45; H. C. Brown, H. Gordon Clinard

y Jesse J. Northcutt, Steps to the Sermon [Pasos para el sermón],

Broadman, Nashville, Tennessee, 1963, pp. 121-25; David L. Larsen, The

Anatomy of Preaching [La anatomía de la predicación], Baker, Grand

Rapids, Michigan, 1989, pp. 119-30; Sangster, op cit., pp. 128-43.

11 Morgan, op cit., p. 87.

12 Para discusiones adicionales, léase a Jack Kuhatschek, Taking the

Guesswork Out of Applying the Bible [Descarte las conjeturas de la

aplicación bíblica], InterVarsity, Downers Grave, Illinois, 1990. Sinclair

Ferguson ofrece una idea fresca acerca de cómo utilizar 2 Ti 3.16-17

como estímulo para la aplicación de ideas en Richard Allen Bodey, ed.,

Inside the Sermon [Dentro del sermón], Baker, Grand Rapids, Michigan,

1990, p. 80. Véase también a Jay Adams, Truth Applied [Verdad

aplicada], Zondervan, Grand Rapids, Michigan, 1990.

13 Baumann, op cit., p. 142.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 293

P:303

14 John R. W. Stott, «Christian Preaching in the Contemporary World»

[La predicación cristiana en el mundo contemporáneo], Bibliotheca

Sacra, 145, N° 580, octubredi​ciembre 1988, p. 370.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 294

P:304

14

Mensajes expositivos

temáticos, teológicos,

históricos y biográficos

Irvin A. Busenitz

Para ser verdaderamente bíblica, la predicación debe ser expositiva, aun si es

temática, teológica, histórica o biográfica. Los sermones expositivos de estas clases

deben ser minuciosamente bíblicos, no sólo en su fundamento, sino también en su

superestructura. La efectividad del mensajero y el poder del mensaje dependen de la

atención intensa a la Palabra presentada con precisión gramatical, histórica, literaria

y contextual. Para estas clases especiales de mensajes expositivos deben prevalecer

ciertas guías, y hay muchas herramientas disponibles para asistir en el proceso de

investigación; pero no hay atajos. El sendero a la predicación poderosa demanda

inevitablemente diligencia en la Palabra.

Así como la predicación versículo por versículo no es necesariamente

expositiva, la predicación que n o es versículo por versículo no es

necesariamente noexpositiva. Es cierto que algunos acercamientos

temáticos no son expositivos, pero ese no tiene y ciertamente no debería

ser el caso. Ningún libro trata temas que afectan directamente la vida

diaria más que la Biblia. Por eso, para ser eficaces, toda predicación y

enseñanza temática, ya fuera que el punto sea temático, teológico,

histórico o biográfico, debe consumirse exponiendo la Palabra.

Jesús comentó las Escrituras de manera poderosa (Mr 1.22), pero

siempre versículo por versículo. Como expositor, algunas veces habló

temáticamente, utilizando varios pasajes veterotestamentarios como base

para su enseñanza. Otras veces trató un tema específico o un aspecto de

teología, corno la naturaleza del reino de los cielos (Mt 13), el divorcio

(Mt 19) o cómo orar (Mt 6; Lc 11). En otras ocasiones empleó un hecho

histórico (Lc 13.4ss) o un personaje (Mt 12.41ss). Pero siempre usó la

Palabra como bloques de construcción y fundamento para su instrucción.

Se puede declarar de manera inequívoca, en base al ejemplo de Jesús,

que toda predicación verdaderamente bíblica también es expositiva y no

está necesariamente restringida a un formato de versículo por versículo.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 295

P:305

Tam​bién puede tomar otras formas.

La predicación temática tiene muchos beneficios. Primero, usada al

final del estudio de un libro y antes de comenzar otro, provee variedad. El

cambio de una clase de presentación a otra a menudo ofrece frescura y

provoca mayor atención. La predicación acerca de un tema o punto

doctrinal sobresaliente les puede dar a las personas mayor entendimiento

de un tema particular, resultando en un mayor impacto en sus vidas.

Larsen observa:

La predicación temática tiene un lugar respetable en la historia del arte. Su legitimidad se

percibe en la validez de la teología bíblica y la sistemática. Aunque esta no debería ser la

primera elección del pastor maestro, cada pastor predicará temáticamente de vez en cuando

[…] Debido a que el sermón temático puede ser más inexorablemente unitario, uno descubre

que cualquier lista de los diez sermones que han influido de manera decisiva en la cultura y

en la sociedad mundial consisten en su mayoría, sino por completo, de sermones temáticos.1

Segundo, restringir la predicación solamente al método versículo por

versículo sin incluir ninguna clase de tratamiento didáctico de los

principales temas bíblicos, doctrinas y enseñanzas éticas es hacer una

distinción que no es bíblica entre la predicación y la enseñanza,

suprimiéndole a la congregación perspectivas esenciales acerca de la

Palabra. Stevenson pre​gunta:

¿Hay alguna razón por la cual él deba reunirse con ellos, semana tras semana y dejarlos

ignorantes en cuanto a los significados doctrinales […]? Los aspectos didácticos y

kerigmáticos del evangelio no se pueden separar, uno asignado al púlpito, el otro a la escuela

eclesiástica. Separar el uno del otro es matar a ambos.2

PRECAUCIONES

En contra de lo que con frecuencia se cree (y, por la preponderancia de

su uso, aparentemente se enseña), la predicación temática no siempre es

la más fácil. En muchos aspectos es la más difícil cuando se hace con

precisión y de manera correcta. Considere estas razones. Primero, el texto

bíblico que a menudo se utiliza para las homilías temáticas es un mero

trampolín para lanzar un tema selecto y no tiene relación inherente con el

tema del mensaje. Cuando sucede esto, el predicador toma de sus

perspectivas personales, ideas, principios y cosmovisión para desarrollar

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 296

P:306

el tema. Esto no es predicación expositiva. La tarea propia del predicador

es entregar los bienes, no fabricarlos. Él es un mesero, no el cocinero.

Por lo tanto, su recurso debe ser el texto bíblico, la fuente de verdad a la

cual recurre siempre de la cual él mismo bebe continuamente y de la cual

saca de manera fiel para satisfacer la sed de otros. Ejercer esta clase de

control sobre la predicación temática es un trabajo duro.

Segundo, las Escrituras reunidas para apoyar el énfasis de un mensaje

temático muchas veces son arrebatadas de su contexto y forzadas a

enseñar algo que no promueven. La memorización de versículos selectos

de la Biblia, de por sí benéfica, a menudo empeora el problema. Por

ejemplo, ¿cuán a menudo se ha empleado Mateo 18.20 («Porque donde

están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de

ellos») para consolar a los pocos fieles en las reuniones de oración, a

donde pocos asisten, en lugar de asegurar la presencia divina y la

capacidad de implementar la disciplina de la iglesia? Esta clase de

trampa es muy común, capturando a menudo a sus víctimas sin saberlo.

Stevenson, percatándose de sus peligros, declara: «En la medida que esta

clase de predicación utiliza la Biblia o no, lo hace para explotarla y

devorarla y no para escucharla, mucho menos para ubicarse bajo ella y

ser guiado por ella».3 En esos casos, los pastores «están utilizando el

texto como maestros del mismo en lugar de servirle al texto como sus

ministros».4

Evitar este tipo de peligro demanda mucho tiempo. Ya sea

que el punto sea temático o teológico, se debe investigar minuciosamente

cada Escritura para hacerle justicia a su contexto histórico y literario.

Tercero, aunque la «predicación acerca de problemas» o la

«predicación acerca de situaciones de la vida» podría ofrecer mucha

contemporaneidad al púlpito y capitalizar así los asuntos relevantes, a

menudo genera más atención al problema que a la solución. También en

ocasiones podría exponer al predicador a la acusación de: «Me está

predicando a mí». Broadus advierte en contra de restringir el enfoque a

las preocupaciones inmediatas de uno:

La predicación temática es el método por excelencia del orador. Se presta a un discurso

terminado. Pero tiene sus peligros. El predicador llega a interesarse de manera fácil en hallar

temas interesantes y que ofrecen buena oratoria en lugar de aquellos que tienen una base

cristiana y bíblica segura o los que se acercan a casa, a las necesidades de su pueblo. Está

tentado a pensar más en sus ideas y en sus sermones que en usar «bien la palabra de

verdad» y dirigir hombres al Reino de Dios. También está en peligro de predicar en un campo

de la verdad y la necesidad humana muy estrecho, ya que será atraído a aquellos temas que

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 297

P:307

le interesan de manera personal o con los cuales ya está familiarizado. Por lo tanto, a menos

que amplíe de manera continua su horizonte mediante el estudio diligente, pronto agotará sus

recursos.5

Por consiguiente, se requiere gran diligencia para evitar la orientación

exclusiva hacia los problemas al utilizar este método. Al abarcar la

Biblia de manera razonable y amplia en su predicación, se puede tratar

una amplia variedad de problemas y situaciones de la vida de manera

natural y delicada sin violar los límites expositivos al emplear el

acercamiento «temático».

Cuando se predica acerca de un tema, una doctrina teológica o un

acontecimiento o personaje histórico, el expositor debe procurar utilizar

la Escritura de manera plena en su exposición. Su tarea es desenvolver

las Escrituras, no simplemente envolverlas en un tema. Esto último

forzará la Palabra para ajustarla a la perspectiva del predicador; lo

anterior forzará la perspectiva del predicador para que se ajuste a la

Palabra. Esto es importante porque la Palabra es «viva y eficaz, y más

cortante que toda espada de dos filos» (He 4.12). Las Escrituras son las

que testifican de Cristo (Jn 5.39). El evangelio es el «poder de Dios para

salvación (Ro 1.16). El deseo de ser relevante o actualizado no debe

prevalecer sobre la autoridad bíblica. El Espíritu de Dios, mediante el

conocimiento de la Escritura, convence, dirige y fortalece para vivir de

manera cristiana.

Por consiguiente, a menos que las Escrituras constituyan la base para

todos los elementos estructurales de un sermón y a menos que el expositor

trabaje de manera diligente en el contexto de cada uno de los textos que

cita, en el sermón inevitablemente languidecerá el poder de la Palabra de

verdad bien usada y los oyentes serán engañados, tanto en la sustancia de

lo que se enseña como en el ejemplo de la metodología de estudio

bíblico. Como ha señalado Koller de manera mordaz: «El predicador

debe dirigir a su pueblo al texto, no separarlo del mismo».6

PRINCIPIOS GENERALES

Los sermones se clasifican de distintas maneras, así que no siempre es

obvio en qué categoría cae uno de ellos. Algunos son categorizados en

base al contenido y otros de acuerdo con el estilo homilético. La mayoría

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 298

P:308

de las clasificaciones deben percibirse como nada más que un esqueleto,

bosquejos incompletos alrededor del cual el artesano produce el

resultado de su estudio. Por consiguiente, la clase de sermón elegida

depende de qué tipo se ajustará al mensaje que se ha de predicar. El

sermón debe servir, no dominar. Por eso el compromiso subyacente no

debe ser para con la clase de sermón, sino para el sine qua non dictado

por la hermenéutica bíblica y el proceso de preparación del sermón.

Como ha señalado una respetada autoridad, estas deben guiar al artesano:

[Las estructuras del sermón] son siempre secundarias al propósito y a su utilidad. Son

herramientas, además son deseables al moldear las herramientas y las técnicas para

manipularlas e inventarlas. Pero estas requieren inteligencia y fidelidad a los principios

subyacentes.7

Algunos principios subyacentes son bien definidos y muy específicos, y

se ajustan de manera más directa a una clase de estructura homilética que

a otra. Otras guías son más genéricas y dan una dirección igualmente

significativa para todas las clases. A continuación se repasarán los

princi​pios generales y, luego de esto, se bosquejarán guías específicas.

¿Cuándo?

Los momentos en los cuales un predicador podría desear presentar un

sermón expositivo con una estructura temática, teológica, histórica o

biográfica son muchos y variados. El momento más efectivo, y quizás el

más fácil, es cuando uno predica a través de un libro y llega a un tema que

requiere mayor profundidad en su explicación. Por ejemplo, cuando se

predica a través del Evangelio de Juan, uno podría detenerse en 1.1 para

un mensaje adicional (o varios) acerca de la deidad de Cristo, incluyendo

una discusión de los errores de los Testigos de Jehová; en 1.12-13

ocuparse del tema de la elección divina; en 1.14 discutir la encarnación

de Cristo; o en 4.24 una serie acerca de la adoración a Dios.

Sin embargo, un pastor debe tener cuidado de no involucrarse

demasiado con cada tema que procede de un texto. Demasiados mensajes

temáticos a través del transcurso del tiempo podrían hacer que la

audiencia pierda la línea de pensamiento de la continua exposición. Al

regresar a la exposición del libro, luego de un estudio temático, es

imperativo repasar el flujo estructural y temático del mismo.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 299

P:309

Otras ocasiones para sermones temáticos incluyen momentos de hechos

significativos en la vida de una iglesia, una comunidad o el mundo. La

muerte de un miembro de la familia de la iglesia o una tragedia en la

comunidad también son ocasiones apropiadas para mensajes temáticos.

Las guerras (especialmente las del Medio Oriente) ofrecen oportunidades

insuperables para concentrarse en temas como la escatología, el regreso

del Señor, la omnipotencia y la soberanía de Dios, así como la santidad y

el juicio de Dios. Los grandes terremotos ofrecen oportunidades

parecidas para ocuparse de los de la Biblia, incluyendo el significado de

tal aconte​cimiento y el tiempo en el cual ocurrió de acuerdo con la Biblia.

Días especiales como la Navidad, la Pascua y el «Día de las madres»

o el de los padres son los momentos más obvios para sermones temáticos.

Esas ocasiones especiales a menudo generan aumento en la asistencia a la

iglesia y mayor atención a la enseñanza de la Palabra. Estas pueden ser

ocasiones ideales para una mayor efectividad. Sin embargo, aunque uno

no desea perder las oportunidades que tales ocasiones presentan, no hace

falta producir un sermón especial para cada una de ellas. La presión de

generar algo nuevo en cada ocasión puede llevar a la eiségesis8

más que a

la exégesis. Unger advierte:

Los sermones temáticos también se recomiendan para los días y actividades especiales

del año. Pero el predicador fiel debe cuidarse del clamor incesante por el reconocimiento de

ellos de modo que no llegue a ser una tentación que lo aparte de la verdadera exposición

bíblica, [Los días especiales] tienden a abrumar la exposición firme de la Biblia y a

reemplazarla con predicación superficial, deficiente en contenido y atractivo bíblico.9

Los días y las actividades especiales ofrecen efectos

significativamente beneficiosos, tanto para el proceso de la preparación

del sermón como para los oyentes. Las personas a menudo se enfrascan en

el significado del día o del momento, permitiéndole al pastor que edifique

su sermón a partir del fundamento establecido. El gozo del «Día de las

Madres» o la emoción generada en la Navidad a menudo mejora el

impacto del mensaje.

¿Cómo?

Algunos principios básicos deben ceñir toda predicación de la Palabra

de Dios. Debido a que es su Palabra, debe ser estudiada y presentada con

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 300

P:310

cuidado y precisión. ¡Santiago 3.1 es una advertencia continua y no debe

ser menospreciada ni subestimada! Estos principios subyacentes son, en

muchos aspectos, los mismos para todos los sermones,

independientemente de su estructura homilética o la manera en la cual se

enfoque el texto. Sin embargo, los sermones que se concentran en temas o

asuntos particulares son por naturaleza propia, vulnerables en extremo a

deficiencias particulares. Por consiguiente, los principios fundamentales

de pre​paración requieren atención constante en este tipo de predicación.

El primero de estos principios es el análisis contextual. Ya sea que

uno predique de forma temática, teológica, histórica o biográfica, debe

prestarle mucha atención al contexto de cada versículo o frase utilizada en

la predicación. Esto es particularmente cierto si está utilizando otros

pasajes y referencias cruzadas para desarrollar un tema. Es

peligrosamente fácil caer en la «confirmación textual»1 0 al desarrollar

esta clase de mensaje. Un versículo para apoyar un punto de un sermón

podría contribuir a una gran oratoria, ¡pero está mal para la predicación

expositiva!

El análisis con textual requiere atención a los contextos inmediatos y

remotos. Estos requieren atención al desarrollo temático de todo el libro.

Por ejemplo, comprender 1 Juan como el establecimiento de varias

pruebas que las personas podrían aplicar para ver si están en la fe, como

Robert Law demuestra de manera convincente,1 1 influirá de manera

significativa en la interpretación de textos individuales dentro de la

epístola.

Un estudio del contexto inmediato producirá beneficios de idéntica

significación. Por ejemplo, Hebreos 13.5b («porque él dijo: no te

desampararé, ni te dejaré») se cita con frecuencia insignificantemente y se

aplica de manera imprecisa porque ha sido apartado del versículo 5a

(«sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis

ahora»). A este principio a menudo se le rinde pleitesía hipócrita, pero la

actual inversión de energía para su verdadera implementación es mucho

más difícil y se practica en raras ocasiones. La investigación del contexto

de los pasajes narrativos y biográficos, especialmente del Antiguo

Testamento, puede demandar esfuerzo adicional porque casi siempre son

extensos.

El segundo principio es el análisis histórico. Aunque a menudo se

obvia o se ignora por completo, esta clase de estudio puede generar

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 301

P:311

tremendo conocimiento de un pasaje y llevar a una comprensión

sumamente mejorada del mismo. Por ejemplo, un estudio histórico de la

Fiesta de los Tabernáculos y del ritual de revalidación de la provisión

divina de agua proveniente de una roca en el desierto brinda una

percepción más aguda de Juan 7.37-38: «Si alguno tiene sed, venga a mí y

beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán

ríos de agua viva». En la predicación de Mateo 19.1-12, el texto se

vivifica con la observación de que la consulta de los fariseos en cuanto al

divorcio ocurre en Perea, precisamente la región donde Herodes Antipas

le cortó la cabeza a Juan el Bautista luego que él lo confrontara en cuanto

a su divorcio (Mt 14.1ss). Es obvio que los fariseos estaban tratando de

atraer a Jesús a una situación en donde Herodes también pudiera matarlo.

El tercer principio general es el análisis literario, que básicamente se

ocupa del tipo de literatura en el cual se encuentra el texto. ¿Es biografía,

historia, epístola, proverbio, parábola o qué? Aun nota la importancia de

observar de manera cuidadosa la forma literaria de un pasaje:

Los géneros y las formas literarias no son simples recipientes neutrales utilizados como

maneras convenientes para empacar varios tipos de comunicación escrita. Son costumbres

sociales que proveen significado contextual para las unidades más pequeñas de lenguaje y el

texto que las rodea. El significado original que un texto literario tenía para el autor y el lector

está atado al género de ese texto, para que el significado de la parte dependa del significado

del todo.12

Cada género incorpora características que son distintivas; por ello, cada

una requiere atención a sus singulares principios de interpretación. Por

ejemplo, la enseñanza de Jesús acerca de la oración en Lucas 18.2 se

introduce con estas palabras: «También les refirió Jesús una parábola»

(18.1). Se le informa al intérprete que la enseñanza ha de ser construida

en concordancia con principios de la hermenéutica parabólica. Por lo

tanto, la estrategia de interpretación tiene obvias diferencias con la

adoptada en Éxodo 20.15: «No hurtarás». Reconocer y entender el género

de un pasaje dado provoca una estrategia de lectura, elimina las falsas

expec​tativas y representa una entrada al significado del texto.13

En última instancia, colocar el texto a predicarse dentro del amplio

marco contextual, histórico y literario del autor bíblico simplemente le

extiende a la Biblia la misma cortesía que le damos al periódico de la

mañana. Sólo cuando se hace esto entenderá uno la intención del autor y

liberará el poder de la Palabra bien usada. Estos principios invocan un

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 302

P:312

compromiso de tiempo y energía, y por lo general no producen resultados

instantáneos. Empero su fruto es dulce y grande su recompensa por

utilizarlas.

PRINCIPIOS ESPECÍFICOS

La predicación temática

Guías. Como salvaguarda contra la selección de un texto que no se

ajusta de manera precisa al tema bajo consideración, el primer principio

para la predicación temática requiere que el texto principal para el

sermón se elija de manera contextual, es decir, que refleje fielmente lo

que el pasaje significa en su propio contexto. Con demasiada frecuencia

en la predicación temática se prepara un sermón sobre una base

puramente temática, y se elige el texto como un «lema» para destacar el

tema y bendecir las ideas del predicador.

Por desgracia, esta es una explotación del texto bíblico. El texto

«simplemente sirve como catalítico; el contenido actual del sermón se

deriva de otra parte y a menudo pudo haberse sugerido de la misma

manera de una galleta de la fortuna».1 4 En lugar de exponer de manera

precisa las Escrituras, el aspirante a expositor proclama nada más que

valores personales o culturales saturados con versículos bíblicos

elegidos al azar.

Los predicadores están llamados a ser ministros de la Palabra de Dios. Esto significa que el

sermón debe ser mucho más que «la opinión de un hombre »; el sermón debe ser la Palabra

de Dios […] Un sermón es la Palabra de Dios sólo en la medida en que proclame fielmente

la Palabra de Dios en la Biblia.15

La Palabra de Dios bien usada le da autoridad al sermón, protegiendo así

al predicador de la herejía y, al mismo tiempo, dándole a la audiencia un

medio para validar y defender la instrucción.

Un segundo principio para la predicación temática consiste en

concentrarse en estudios de una palabra bíblica (o algunas veces, frases

breves), investigando en particular aquellas alrededor de las cuales se

edifica el mensaje. Por ejemplo, cuando se predique acerca de 1

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 303

P:313

Tesalonicenses 5.16 («Estad siempre gozosos»), uno investiga los

significados y el uso bíblico de las palabras «regocijar», «gozo» y las

exhortaciones generales en la Escritura a estar contentos. En el proceso,

surgirán varios aspectos del regocijo, como su(s) fuente(s), sus

impedimentos, sus recompensas y así por el estilo. Este método incorpora

el importante elemento del uso de la Escritura de manera directa para

obtener guía y enseñanza para un sermón; además evita el peligro de caer

en abstracciones filosóficas recalcitrantes. Cuando hay abundancia de

información bíblica acerca de un tema particular, el expositor tendrá que

filtrar y seleccionar las partes más significativas. Al mismo tiempo, no se

debe sacrificar la minuciosidad.

Un tercer principio temático requiere que se elija un tema de tamaño

apropiado. Mientras más amplio sea, más difícil es abarcar el material

pertinente con justicia y entereza, y más difícil es instruir a las personas,

generar entendimiento y promover la retención. Alexander nota:

Mientras más especial sea el tema, hallará más cosas que decir acerca de él. Tómelo como

una regla general, mientras más estrecho sea, más pensamientos tendrá […] Se requiere un

conocimiento vasto y una mente madura para ocuparse de un tema general, como la virtud o

el honor, y es mucho mejor comenzar con ocasiones particulares.16

Algunas veces es deseable predicar acerca de un amplio tema, como la

exposición de todo un libro de la Biblia en un sermón. El beneficio de

esta clase de mensaje es que facilita a las personas un entendimiento

amplio del contenido y el significado del todo antes de quebrarlo en sus

partes.

Sin embargo, este acercamiento «en grande» intensifica las demandas

de la preparación sobre el expositor, porque a menos que comprenda las

partes constituyentes, no puede presentar el todo de manera precisa.

Además, la tentación de un pastor ocupado es presentar lo obvio,

recitando hechos y detalles que su pueblo ya conoce, sacrificando así el

valor principal de la exposición, es decir, decirle a la audiencia más de

lo que puedan deducir de una lectura casual. Esto tiene el desastroso

efecto de dejar al pastor (en el proceso de preparación) y a la audiencia

sin una interacción significativa con la Palabra y, por lo tanto, sin

instrucción, un entendimiento mejorado y sin la oportunidad de crecer

espiritualmente.

Restringir la extensión de lo que se va a analizar facilita la

profundidad en la investigación y da precisión a la instrucción. Broadus

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 304

P:314

añade: «Usualmente es mejor que el tema no sea general, sino específico.

Esto no sólo promueve la variedad en sermones sucesivos sino que

realmente hace que cada tema sea más fructífero».17

En última instancia, esa predicación puede y debe ser expositiva, un

enriquecido desarrollo y presentación de la Palabra de Dios.

Independientemente del método homilético que uno tenga, la predicación

debe ser bíblica o no será expositiva. Debe estar llena con enseñanzas de

la Palabra, no con perspectivas humanistas ni con filosofías culturales.

Herramientas. El expositor tiene muchas herramientas a su

disposición al investigar un tema en particular. La siguiente lista sólo

presenta las básicas:

a. Una buena concordancia.

b . Theological Dictionary of the New Testament [Diccionario

teológico del N.T.], 10 vols, ed. por Gerhard Kittel y Gerhard

Friedrich, Eerdmans.

c. Theological Wordbook of the Old Testament [Manual teológico

del A. T.], 2 vols., ed. por Archer, Harris, and Waltke; Moody.

d. Treasury of Scripture Knowledge, Revell.

e. W. E. Vine, Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y

Nuevo Testamento exhaustivo de Vine, Grupo Nelson.

f. Dictionary of New Testament Theology [Diccionario de teología

neotes​tamentaria], 3 vols., ed. por Colín Brown, Zondervan,

g . Hay numerosos libros acerca de la predicación para ocasiones

especiales, como Herbert Lockyer, All the Holy Days and

Holidays [Todos los días santos y los feriados], Zondervan.

h. Su archivo es una de las mejores, si ha estado leyendo, recortando

y guardando de manera fiel. Es imperativo que tenga un buen

sistema de archivo, que le permita retirar rápidamente los

materiales apropiados.

Predicación teológica

Guías. Predicar un sermón teológico expositivo es muy parecido a

predicar temáticamente. En su mayoría, los principios aquí ofrecidos

también son útiles. Pero, algunos ejemplos adicionales se ajustan de

manera específica a los temas teológicos y por lo tanto requieren

explica​ción separada.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 305

P:315

La instrucción teológica transpira de manera continua dentro de un

sermón expositivo versículo por versículo en breves digresiones,

párrafos u oraciones. Sin embargo, para proveer perspectiva, expandir el

entendimiento teológico, y dar mayor aprecio por la naturaleza y el

carácter de Dios, esa enseñanza doctrinal a veces requiere atención

específica en un sermón dedicado exclusivamente a ello. La predicación

teológica es rechazada con frecuencia debido a la falta de percepción

teológica del autor y su indisposición a pagar el costo de la preparación

el cual es alto pero necesario. La salud de la iglesia lo requiere.

Doctrina, es decir, la enseñanza, es el negocio principal del predicador. Enseñarles la

verdad a los hombres, o despertar lo que ya conocen de manera fresca y poderosa es el gran

medio para que el predicador haga el bien. Los hechos y las verdades que pertenecen al

relato de la Escritura en cuanto al pecado, la Providencia y la redención, forman lo esencial

de toda la predicación bíblica. Pero estas verdades no deberían simplemente ocupar un lugar

de manera pasajera y decorativa en nuestra predicación. Todo el cuerpo de enseñanza bíblica

acerca de cualquier tema en particular, al recogerse y arreglarse de manera sistemática, ha

llegado a llamarse la «doctrina» de la Escritura acerca de ese tema […] y en este sentido

debemos predicar mucho acerca de las doctrinas de la Biblia. Todos consideramos

importante que el predicador mismo debe tener puntos de vista sólidos acerca de la doctrina;

¿acaso también no es importante que debe dirigir a su congregación para que tenga

perspectivas justas?18

Los sermones teológicos no tienen que ser secos. Broadus observa que

«todo depende de la manera en que se haga. El predicador seco, secará

todos los temas; a veces hace las anécdotas aburridas y las exhortaciones

prosaicas».19 Al contrario, los sermones teológicos pueden y deben ser

tan frescos y vibrantes como el celo del pastor por conocer a Dios, su

gusto por descubrir las profundas riquezas de su Palabra y su pasión por

predicar todo el consejo de Dios. Se necesita mucho más que una

conferencia teológica; se requiere un tratado apasionado que evidencie,

abundantemente, que el tema ha capturado el corazón y la vida del pastor

e implora por infiltrar lo más íntimo del ser del oyente.

El expositor debe evitar, como precaución, que una doctrina se

convierta en su pasatiempo favorito. Se ha de explicar la Palabra de Dios

en su totalidad, no sólo una porción preferida de ella. Además, no se debe

evitar aquellas doctrinas que podrían ser controversiales para algunas

audiencias. A ellos también se les debe enseñar.

Pareciera un principio justo que el predicador jamás se esfuerce por hallar asuntos

controversiales o se agote evitándolos. Aquel que conti​nuamente evita el conflicto debe ir a la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 306

P:316

fidelidad; el que es agresivo por naturaleza debe cultivar la cortesía y la paciencia. Cuando el

texto o el tema nos llevan de manera natural a expresar algo en cuanto a algún tema

controversial, no debemos, excepto en ocasiones indispensables, evitarlo. Por supuesto

debemos ocuparnos principalmente en la promoción de la verdad positiva; pero […] en

muchos casos no podemos definir la verdad claramente excepto contrastándola con el error.

Y ya que los errores sostenidos y enseñados por buenos hombres tienen mayor posibilidad de

herir a otros, seguramente no estaremos menos apremiados a refutarlos en esos casos que

cuando son propuestos por hombres malos […] Mientras nos opongamos al error de manera

fiel y entusiasta, aun al ser sostenido por hermanos cristianos, evitemos herir

innecesa​riamente la causa de nuestra común cristiandad.20

En otra parte Broadus advierte de manera apropiada: «Sea fiel y valiente,

pero capaz y cariñoso».21

Herramientas. Los temas sobre los que se podrían predicar sermones

teológicos son prácticamente incontables. Incluidas en las grandes

doctrinas de la fe estarían los atributos de Dios, la doctrina de la Iglesia,

el Espíritu Santo, así como la infalibilidad y exactitud de la Biblia y su

trasmisión a nosotros. Uno podría predicar acerca de cada uno de los

puntos principales en la declaración doctrinal de su iglesia y así por el

estilo.

Hay numerosos recursos para esta clase de predicación, incluyendo los

siguientes:

a. John Gill, A Body of Divinity [El cuerpo de la Divinidad],

Sovereign Grace.

b. John MacArthur, The Ultimate Priority [La última prioridad],

Moody.

c. John MacArthur, The Gospel According to Jesus [El evangelio de

Jesús], Zondervan.

d. John MacArthur, God, Satan, and Angels [Dios, Satanás y los

ángeles], Moody.

e. John MacArthur, God With Us [Dios con nosotros], Zondervan.

f. John MacArthur, Heaven [El cielo], Moody.

g. John MacArthur, The Charismatics [Los carismáticos],

Zondervan.

h. John MacArthur, Charismatic Chaos [El caos carismático],

Zondervan.

i. John MacArthur, The Master’s Plan for the Church [El plan

maestro para la iglesia], Moody.

j. John MacArthur, A Body of Divinity, Sovereign Grace.

Sin embargo, es mejor comenzar con las Escrituras mismas y por eso,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 307

P:317

en esencia, escribir una teología propia. ¡No hay forma alguna de

exagerar la importancia de esto! La frescura del material y las

recompensas del descubrimiento excederán lo que se pueda adquirir del

estudio de libros teológicos. Además del estudio personal, los libros de

teología llegan a ser una excelente fuente para la mejora y el refuerzo.

Como sabiamente amonestó Unger: «La mejor obra en este campo

explicitará cuidadosamente lo que las Escrituras mismas revelan más que

lo que se pueda derivar de libros de teología».22

Predicación histórica

La historia, presentada de manera correcta, tiene un tremendo atractivo

para una mente ansiosa por aprender. No le hace falta poder para

impactar y generar entendimiento. La historia es la maestra definitiva,

aguardando de manera paciente en las alas de la vida hasta que uno se

abre a su persistente llamada. Desafortunadamente, el antiguo dicho se

aplica muy bien: «Lo único que hemos aprendido de la historia es que no

hemos aprendido nada de ella».

Pero ese no tiene que ser el caso. La historia bíblica genera gran

atracción hacia la verdad y está imbuida con gran poder para producir

discernimiento espiritual e influencia en un grado mayor que la historia

secular. Las palabras de Pablo en 1 Corintios 10.11 son muy apropiadas:

«y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para

amonestarnos a nosotros».

En la Biblia los designios de la Providencia a menudo están claramente revelados, para

mostrarnos el significado de las cosas oscuras y la verdadera cooperación de las

aparentemente contrarias, y no están para ser juzgados por nuestra sagacidad. Por lo tanto,

los relatos de la Biblia actúan como los problemas resueltos en un tratado de álgebra,

enseñándonos cómo acercarnos a los otros problemas que presenta la historia general del

mundo. El dicho, frecuentemente citado, de un antiguo escritor de que «la historia es la

enseñanza de la filosofía mediante el ejemplo» no se ajustan de manera tan cierta como a los

escritos inspi​rados, los cuales son Dios mismo enseñando con el ejemplo.23

Por consiguiente, con tanta información valiosa a su disposición, es

necesario que el expositor investigue el archivo bíblico y explique los

relatos que fueron instituidos de manera soberana y han ocurrido de

manera providencial.

Guías. La predicación histórica requiere la familiarización con el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 308

P:318

aspecto físico de un contexto. El expositor bíblico debe repasar la

geografía y la topografía junto con los hábitos y las costumbres de Israel y

sus vecinos. Debe estudiarlos fehacientemente para que pueda visualizar

las escenas a fin de recrearlas de manera vívida en las mentes de los

oyentes. Por ejemplo, al predicar de libros históricos como Rut, Ester,

Jonás o Hechos, debe incorporar tanto el contexto como la sustancia en su

sermón. Incluido en el contenido, el contexto le provee al expositor una

abundancia de información histórica del reino físico circundante y con la

oportunidad de presentar el sermón como un relato dramático similar a

los cuentos.24

Herramientas. Los comentarios por lo general incluirán alguna

información histórica y geográfica. La ayuda topográfica y arqueológica

usualmente es más difícil de obtener. Sin embargo, una cantidad de

excelentes obras están disponibles para el expositor que investiga lo

histórico.25

a. Merrill C. Tenney, ed., The Zondervan Pictorial Encyclopedia of

the Bible, Zondervan.

b. James B. Pritchard, ed., The Harper Atlas of the Bible, Harper &

Row.

c. Paul L. Maier, Josefo: Los escritos esenciales, Editorial

Portavoz.

d. Alfred Edersheim, La vida y los tiempos de Jesús el Mesías,

Editorial Clie.

e. J. Alberto Soggin, A History of Ancient Israel [Historia del

antiguo Israel], Westminster.

f. Michael Grant, The History of Ancient Israel, Scribners.

g. F. F. Bruce, New Testament History [Historia del Nuevo

Testamento], Doubleday.

h. Richard L. Niswonger, New Testament History, Zondervan.

i. Everett Ferguson, Backgrounds of Early Christianity

[Antecedentes de la cristiandad primitiva], Eerdmans.

Predicación biográfica26

Parece que no hay nada que les interese más a las personas que los

relatos acerca de otros personajes. Las noticias (o los chismes) acerca de

otros son como la miel para las moscas: es raro que no atraiga una

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 309

P:319

muchedumbre. Cuando se investiga de manera incansable y se presenta de

manera apta, la invitación a asomarse a la vida y al carácter de un

personaje bíblico implica la revelación de pecado y la motivación a la

madurez. Los principios bíblicos no son abstractos; suceden en la tarima

de la historia viviente desplegados en la personificación bíblica. Como

esto es cierto, la predicación biográfica es un poderoso instrumento que

refleja la realidad de la vida, que ansiosamente espera ser utilizado como

una herramienta efectiva en el repertorio de un expositor.

Guías. Hablando en general, los sermones biográficos se construyen y

presentan de dos maneras. Una es contar el relato de la persona para

entonces seguirlo con las lecciones derivadas de su experiencia. Otra es

sacar una lección de cada punto/etapa de la vida del personaje bíblico. Se

saca y se aplica la lección en cada etapa de la descripción antes de

continuar a describir la próxima fase. Lo contrario es igualmente eficaz.

La lección se declara y luego se sigue con una porción de experiencias

relatadas para ilustrarla. «Si se ha contado bien la historia, las verdades

que uno desea enfatizar ya serán tan claras que se pueden acentuar y

apreciar rápidamen​te».27

La predicación biográfica enfrenta la misma preocupación primordial

que toda predicación temática: ser fiel al contexto. Debido a la facilidad

con la cual uno puede extraer una «jugosa» viñeta para un sermón, los

predicadores podrían ser tentados (a menudo de manera inconsciente) a

hacer que la vida de un personaje bíblico dicte lecciones que no enseña.

La tentación es particularmente fuerte al ilustrar en base a un hecho o una

característica particular de la vida de un individuo bíblico.

Por consiguiente, generalmente es más seguro utilizar toda la vida del

personaje bíblico como una ilustración en lugar de extraer un punto

singular. Y ya que la Biblia a menudo provee sólo retazos breves e

incompletos, las brechas deben ser completadas con hechos conocidos o

escritos que sean estrictamente compatibles. La predicación bíblica

biográfica debe percibirse primeramente dentro del contexto del tema de

la Biblia. Las biografías forman una parte integral de toda la historia

sagrada y sirven a un propósito muy específico en la configuración de esa

historia. Por esta razón, deben percibirse primero como parte de toda la

repre​sentación.

Algunos predicadores desprecian la predicación biográfica

esquivándola porque creen que tienen poco talento para la descripción o

para contar historias. Otros abusan de ella enfocándose sólo en la persona

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 310

P:320

histórica sin enseñar nada sustancial. Un gran beneficio de describir las

vidas en la Biblia proviene del análisis de los personajes, un estudio de

las obras soberanas y providenciales de Dios en sus motivos y acciones,

tanto buenas como malas. Koller ha advertido de manera hábil:

Se debe recordar que la Biblia no se dio para revelar las vidas de Abraham, Isaac y Jacob,

sino para revelar la mano de Dios en las vidas de Abraham, Isaac, y Jacob; no como

revelación de María, Marta y Lázaro, sino como revelación del Salvador de María, Marta y

Lázaro.28

Además, la predicación biográfica debe tener más sustancia que

simplemente releer el texto como se hace en la Escuela Dominical. Debe

enseñar acerca de las obras soberanas de la mano de Dios, conocimiento

que llega sólo mediante el estudio fiel y la investigación diligente.

Herramientas. Las páginas de la Escritura abundan con hombres y

mujeres de todo tipo en la vida: por ejemplo, reyes, mendigos, amas de

casa, zelotes y siervos. No hay escasez de material bíblico del cual

predicar en esta área. Aunque las herramientas para ayudar en la

preparación no son tan numerosas, todavía hay muchas disponibles.

Además de las enciclopedias bíblicas que generalmente proveen buen

material de tras​fondo histórico, las siguientes son bastante útiles:

a. John MacArthur, Jr., The Master’s Men [Los hombres del

Maestro], Moody.

b. Richard Mayhue, A Christian’s Survival Guide [Guía de

supervivencia cristiana], Victor.

c. Gene Getz, Joseph, Regal.

d. Elmer Towns, History Makers of the Old Testament [Los que

hacen la historia del A.T.], Victor.

e. Herbert Lockyer, All the Apostles of the Bible [Todos los

apóstoles de la Biblia], Zondervan.

f. Herbert Lockyer, All the Men of the Bible [Todos los hombres de

la Biblia], Zondervan.

g. Herbert Lockyer, All the Women of the Bible [Todas las mujeres

de la Biblia], Zondervan.

h. Herbert Lockyer, All the Children of the Bible [Todos los hijos de

la Biblia], Zondervan .

i. Herbert Lockyer, All the Kings and Queens of the Bible [Todos

los reyes y reinas de la Biblia], Zondervan.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 311

P:321

j. J. D. Douglas y Merrill C. Tenney, The New International

Dictionary of the Bible, Zondervan.

RESUMEN

Ya sea que se predique de manera temática, teológica, histórica o

biográfica, en última instancia las Escrituras deben ser la fuente principal

y se deben observar los patrones contextuales. Ellos son la fuente esencial

de conocimiento y enseñanza para el expositor, el lugar a donde acude

primeramente antes de estudiar las múltiples ayudas disponibles. Y una

vez en las Escrituras, el expositor debe esforzarse mucho por utilizarlas

de manera que reflejen la intención del autor.

1 David Larsen, The Anatomy of Preaching [La anatomía de la

predicación], Baker, Grand Rapids, MI, 1989, p. 31.

2 Dwight E. Stevenson, In the Biblical Preacher’s Workshop [En el

taller del predica​dor bíblico], Abingdon, Nueva York, 1967, p. 196.

3Ibíd., p. 13.

4Ibíd., pp. 155-56.

5 John A. Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons

[Sobre la preparación y la exposición de sermones], reimpresión, Harper,

Nueva York, 1944, pp. 136-37.

6 Charles W. Koller, Expository Preaching Without Notes

[Predicación expositiva sin notas], Baker, Grand Rapids, MI, 1962, p. 22.

7 Broadus, op cit., p. 133.

8 Es decir, leer el significado dentro del texto en lugar de obtener

significado del texto.

9 Merrill F. Unger, Principles of Expository Preaching [Principios de

predicación expositiva], Zondervan, Grand Rapids, Michigan, 1955, p.

52.

10 La severidad del perjuicio de la confirmación textual no debe

subestimarse. Stevenson (Preacher’s Workshop, p. 157) la define como

«el uso de un texto para silenciar la oposición y forzar el consentimiento

[…] Esta clase de predicación utiliza la Biblia no como “una linterna

para iluminar un lugar oscuro”, sino como un látigo para adquirir

dominio».

11 Robert Law, The Tests of Life [Las pruebas de la vida],

reimpresión, Baker, Grand Rapids, MI, 1982.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 312

P:322

12 David E. Aune, The New Testament in Its Literary Environment

[El N.T. en su medio literario], Westminster, Filadelfia, p. 13.

13 Tremper Longman III, Literary Approaches to Biblical

Interpretation [Aproximaciones literarias a la interpretación bíblica],

Zondervan, Grand Rapids, MI, 1987, p. 83.

14 Leander E. Keck, The Bible in the Pulpit: The Renewal of Biblical

Preaching [La Biblia en el púlpito: La renovación de la predicación

bíblica], Abingdon, Nashville, TN, 1978, p. 101.

15 Sidney Greidanus, The Modern Preacher and the Ancient Text [El

predicador moderno y el texto antiguo], Eerdmans, Grand Rapids, MI,

1988, p. 123.

16 James W. Alexander, Thoughts on Preaching [Reflexiones sobre la

predicación], reimpresión, Banner of Truth, Carlisle, Pennsylvania, 1975,

p. 512.

17 Broadus, op cit., p. 134.

18Ibíd., p. 60.

19Ibíd.

20Ibíd., pp. 65-66.

21Ibíd., p. 61.

22 Unger, op cit., p. 49.

23 Broadus, op cit., p. 71.

24 Este tipo también le permite al predicador esconder su tesis hasta el

final del sermón. Aunque, se debe recordar siempre la tesis a través del

sermón, no debe revelarse hasta el final, cuando ya se haya presentado el

caso. Este método a menudo es beneficioso para mantener el interés de la

audiencia (p. ej., el sermón de Pedro en Hechos 2). También, puede

emplearse de manera efectiva con una audiencia hostil.

25 Nota del Editor: Para los que saben inglés estas obras les serán de

utilidad.

26 Aquí las discusiones se limitan a la predicación sobre personajes

bíblicos. Las fortalezas de la fe que no aparecen en la Biblia proveen

excelente instrucción y ejemplos adicionales. Pero es mejor dejar la

historia del cristianismo fuera de la Biblia para ilustraciones e

interpretaciones.

27 Ilion T. Jones, Principles and Practice of Preaching [Principios y

práctica de la predicación], Abingdon, Nueva York, 1956, p. 112.

28 Koller, op cit., p. 32.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 313

P:323

15

La predicación expositiva

en base a la narración del

Antiguo Testamento

David C. Deuel

Una parte significativa de la Biblia es dedicada a secciones de literatura narrativa,

también llamada «relato». Las ventajas de predicar sobre esta clase de pasaje no se

han apreciado por completo porque los expositores no han predicado sobre las

seccio​nes como están en el texto. Dichas ventajas incluyen el interés intrínseco de esos

relatos, su naturaleza organizada, las eternas verdades ilustradas y la manera en la

cual los relatos se prestan para una aplicación sencilla. Sin embargo, se requieren

ciertas precauciones al predicar en cuanto a las secciones narrativas. No se debe

imponer una estructura artificial sobre ellas. No deben utilizarse solamente como un

recurso ilustrativo para el resto de la Biblia. Ellas no son simplemente ejemplos de la

obediencia o la desobediencia a la ley de Dios. El predicador expositivo, al observar

estas instrucciones y precauciones, pueden utilizar las secciones narrativas como una

gran ventaja en su predicación.

Títulos de canciones como «Me encanta relatar la historia», «Cuéntame

la vieja historia» y «Cuéntame la historia de Jesús» reflejan la

importante función de los relatos en la vida cristiana. Por ejemplo, los

esfuerzos evangelísticos comunes incluyen el uso de relatos, como

Esteban y los otros los contaron (p. ej., Hch 7.2-50). Un «testimonio» es

el relato del creyente acerca de cómo Jesús ha obrado en su vida. Es la

esencia del mensaje del evangelio: el relato de la vida ejemplar y la

muerte sustituta de Jesús. En los programas docentes cristianos, los

maestros instruyen a los niños en una de las maneras más efectivas: les

cuentan relatos, tanto bíblicos como contemporáneos.

Si todo lo anterior es cierto, entonces ¿por qué los predicadores casi

nunca predican narraciones bíblicas (es decir, relatos1

) como relatos?

Los expositores a menudo utilizan una ilustración (es decir, relato) para

aclarar un punto, aplicar un principio o despertar a una congregación

dormida. Las usan porque hacen que los sermones sean claros, relevantes

e interesantes. 2

Empero muchos parecen sentirse incómodos al predicar

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 314

P:324

narraciones como relatos, quizás temiendo parecer ridículos o

condescendientes. Por consiguiente, o se abstienen de predicar narrativa,

o al predicarla reducen la narración a la estereotipada proposición o

punto abstracto tripartita sin ocuparse de la trama ni permitir que el

mismo impacte por completo al lector. Cada una de estas reacciones es

innecesaria. La narración expresa su propio punto de manera efectiva e

interesante, mientras que la selección y el arreglo de los detalles del

relato proveen pistas para encontrarlas.3

Casi un tercio de la Biblia es narrativa. Debido a que el formato de

relato de la narrativa bíblica inhibe a los expositores de predicar esta

gran proporción, dos sugerencias generales para entender y predicar la

narrativa del Antiguo Testamento ayudarán al expositor a capitalizar en

esta mina de oro de material homilético.

PREDIQUE LA TRAMA DEL RELATO

Seguir la trama del relato4

facilita la comprensión de algunas de las

características de la narrativa. «La narrativa, en su sentido general, es un

relato de sucesos y participantes moviéndose a través del tiempo y el

espacio, una recitación con un principio y un final guiado por el principio

de selección del narrador».5 Las narrativas bíblicas son relatos en el cual

el mensaje está «incorporado en una estructura de acontecimientos y

personas, en lugar de en una estructura de generalizaciones verbales».6

¿Por qué alterar el formato al predicarlos? Si la meta del predicador es

ser expositivo, ¿qué es más expositivo que predicar la trama del texto?

Las siguientes características señalan la narrativa bíblica como relato.

Estas se preservan mejor predicándolas como Dios las dio, es decir, en

forma de relato.

La narrativa tiene poder literario

«Relato» significa una narración a manera de historia. La narrativa

bíblica combina las cualidades de la literatura y la historia. Desde un

punto de vista literario, la narrativa está escrita de manera muy cuidadosa

y emplea una serie de protocolos que no se combinan en otras clases de

literatura bíblica.7 Aun muchos de los diálogos incluidos en la narrativa

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 315

P:325

presentan características literarias singulares.8 Por otro lado, la historia

se enfoca en las relaciones de causa y efecto de los hechos. Comprender

la causa de un suceso mejora el entendimiento del mismo.

Comparar la narrativa bíblica con una historia de Israel muestra que las

características literarias de las narrativas hacen más que informar de

manera histórica. Así que la concentración de la narrativa no es tanto

acerca de la historicidad contra lo ficticio, sino acerca de cómo los

escritores bíblicos eligen relatar de nuevo los hechos históricos.9 Los

escritores inspirados por el Espíritu no estaban tratando de reportar todo

lo sucedido, porque la mayoría de la narrativa bíblica tiene un enfoque

muy estrecho. Dios los dirigió a incluir lo que Él deseaba que se

incluyera y a hacerlo de la manera que Él deseaba que apareciera y sin

error. Debido a que la narrativa mezcla características de la historia y la

literatura, el relato es el mejor formato para predicar el mensaje narrativo

en la forma que Dios lo dio.

Entonces, la narrativa bíblica no es historia, estrictamente hablando, ni

tampoco es prosa.10 La prosa aparece en el Antiguo Testamento en cartas

(p. ej., 2 S 11.15), proclamaciones (p. ej., Esd 1.2-4), algunos diálogos

(p. ej., 2 S 9.1-4) y otras formas, pero no contiene muchas de las

características de la narrativa bíblica.11 Esta última es una clase diferente

de literatura y debe predicarse de manera que mantenga su distintivo.12

Una de las cualidades, que separa la narrativa bíblica de la prosa y

provee pistas para su interpretación y predicación, es la estructuración

consciente presentada en su formato simétrico y los patrones de

expresión.

Los patrones de organización de la narrativa

La organización de acuerdo con ciertos patrones es una característica

primordial de la narrativa del Antiguo Testamento que nota su formación

en un plan literario específico. Esta ofrece dos ventajas en la predicación.

Primero, presenta un marco unificador que esencialmente señala los

parámetros de la narrativa. El relato sigue un patrón general prescrito que

la identifica como relato.13 A veces un patrón más complejo une todo el

relato, dándole una simetría premeditada. Por ejemplo, algunas narrativas

forman una «X» o patrón de quiasma, en donde desde el episodio central

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 316

P:326

hasta el final hay un estrecho paralelo con el primero y el central, pero en

orden inverso. Un dicho usado con frecuencia ilustra este patrón:

«Cuando las cosas se ponen duras, los duros continúan».

Un segundo aspecto de la organización de la narrativa de acuerdo con

ciertos patrones es su provisión de una forma para el sermón. Esto ayuda

a captar el énfasis que procura el texto, una de las partes más arduas, pero

más importantes, de la preparación del sermón. Una de las decisiones más

difíciles para un predicador antes de exponer es determinar la forma de su

mensaje. La predicación expositiva procura predicar el mensaje del texto

bíblico. Pero, ¿qué de la forma del mensaje bíblico? La forma también es

parte del texto.

En un sentido, la predicación requiere que el mensajero al menos haga

cambios mínimos en el mensaje de una forma, digamos un salmo, una

carta o una narrativa, a otra forma llamada sermón. En otras palabras, un

predicador debe estructurar sus sermones, a menos que simplemente lea

el texto.1 4 Entonces, su mensaje podría estar en una forma o formas

incoherentes con el texto tratado.

Tanto el predicador que se mueve de versículo a versículo a través de

un pasaje bien estudiado y el que predica sin un texto o mensaje

planificado de antemano han decidido la forma de sus sermones. El

primero elige seguir el formato de la aplicación tipo comentario,

probablemente porque siente que es la más fiel al original. El último

sigue un formato de acuerdo al flujo de la conciencia, quizás porque

siente que debe depender directamente del Espíritu Santo. Parte de la

frustración de los expositores al tratar de predicar la narrativa llega al

intentar traducir la forma del texto a una estructura homilética. ¿Qué forma

debe tener?

Si el sermón necesita representar todo el mensaje del original, ¿bastará

el común bosquejo de punto por punto? ¿Cuáles serán los puntos

individuales? ¿Sumarios de los episodios separados? ¿Comportamientos

y actitudes de los personajes en las narrativas? ¿Proposiciones teológicas

inferidas del texto? No en balde los aspirantes a expositores a menudo se

confunden con la narrativa.

La etapa de estructuración se simplifica mucho mediante la selección

de la trama del relato como el formato para representar el pasaje

narrativo y siguiendo el énfasis en la organización de la narrativa a fin de

derivar énfasis para el sermón. Esto requiere un esfuerzo consciente de

parte del predicador, porque los sermones narrativos deben enfatizar el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 317

P:327

mensaje de la narrativa. Contar de nuevo el relato no realiza esto. Como

sugiere un experto en homilética, la predicación debe «entrar y salir del

relato con analogías, explicaciones e interpretaciones a medida que se

mueve la trama del mismo».15 Ya sea que haga esto con puntos del sermón

o con pausas para elaboración en los puntos de énfasis del texto, es asunto

de decisión personal. Pero al predicar el relato, el expositor puede

simpli​ficar una tarea potencialmente compleja de patrones representativos

y preservar la calidad de los patrones de organización de la narrativa de

manera más efectiva.

La narrativa es eterna y universal

Los narradores bíblicos se ocupan de exponer hechos; es decir,

expresan información histórica.16 Pero también guían la perspectiva y las

respuestas a los hechos.17 Es esta sutil calidad prescriptiva de la

narrativa bíblica que la convierte de manera intrínseca en algo

«sermónico». La narrativa bíblica da por sentado «que lo que sucede a

los personajes en el relato de alguna manera es un modelo de la

permanente situación humana »18 y también que las características de

Dios en el relato son eternas.

Cuando las personas escuchan o leen una narrativa bíblica, tienen una

fuerte tendencia a decir: «Me puedo relacionar con eso». Algunas veces

los predicadores hacen referencia a las generalizaciones extraídas de

esos pasajes como «principios eternos» y a la actividad de sacar esas

generali​zaciones como «axiomar» el texto.19

Pero no todo lo que sucede en la narrativa es verdaderamente eterno.

Es más, gran parte de los detalles son determinados por la cultura, como

los festivales y las ofrendas prescritas para Israel bajo la Ley. Asuntos de

esta clase son afectados por la revelación progresiva, por ejemplo, el

nexo entre Israel y la Iglesia. Todos los asuntos que caen bajo la rúbrica

de la continuidad/discontinuidad deben considerarse de manera

cuidadosa. Se debe evitar la tendencia a excederse en los preceptos y los

ejemplos mientras se excluye el movimiento progresivo de la Biblia en la

historia de la redención. Cada pasaje debe ser interpretado de manera

cuidadosa para aprender su mensaje antes de enseñarse y aplicarse. Pero

uno de los mejores formatos para resaltar el carácter eterno y universal de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 318

P:328

la narrativa o su desarrollo histórico salvífico es el sermón basado en la

trama.

La narrativa relata experiencia

Una tendencia natural al predicar la narrativa es parecer un

historiador. Las manifestaciones excesivas exasperan a las

congregaciones como, por ejemplo, cuando el sermón se convierte en una

conferencia acerca de antropología cultural. Este extremo señala de nuevo

a la confusión sobre la principal distinción entre el escrito histórico y la

narrativa bíblica. La historiografía, como se le concibe de manera

tradicional, procura reconstruir los sucesos históricos en hechos. El

objetivo es contar lo que sucedió. La narrativa bíblica intenta impactar a

los lectores con lo que sucede, a saber, «provee una experiencia vicaria

de la verdad a enseñarse y por lo tanto mueve a las personas a

identificarse con esa verdad y a vivir por ella».20 En resumen, la narrativa

como relato está muy orientada a la aplicación. Por esta razón, la trama en

el sermón tiende a preservar la cualidad empírica de la narrativa de

manera más persuasiva que la mayoría de los otros formatos.

Por otro lado, debido a que la narrativa impacta a su audiencia de

maneras tan sutiles, es difícil catalogarla por completo en un juego de

principios o procedimientos interpretativos. En el relato de José, por

ejemplo, la simpatía de los oyentes por el pobre José que es llevado

como esclavo podría perderse a menos que no se dé tiempo para que la

audiencia reaccione en ese punto. Por esa razón, reducir o cortar el

tamaño y la orientación del relato es un gran reto. Algunos dirían que esto

es imposi​ble, pero no lo es si uno presenta la trama de manera cuidadosa.

La narrativa es difícil de reducir

La reducción es el proceso mediante el cual el expositor toma un

bloque más extenso y detallado de texto y lo resume, quizás en una sola

oración, cláusula o palabra. Uno podría preguntarse en cuanto a la

sabiduría de reducir las narrativas bíblicas a proposiciones y puntos

homiléticos. Después de todo, si el escritor bíblico procura un formato

basado estrictamente en silogismos para comunicar su mensaje, ¿por qué

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 319

P:329

empleó la narrativa?

Quizás la respuesta es que ella comunica mejor ese mensaje particular.

Esto no significa que el predicador jamás podría utilizar puntos para

resumir, silogismos o abstracciones teológicas. Parece que el mensaje de

una narrativa debe reducirse de alguna manera, ya sea mediante el

predi​cador o el oyente, antes de llegar a ser contemporáneo. El tiempo, de

todas maneras, lo requiere. Así que el proceso de generalizar requiere al

menos alguna reducción.

Hasta desde el punto de vista de la pedagogía, cuando algunos podrían

disputar la capacidad pedagógica de la narrativa, la trama puede

sostenerse. Esta es la lección del Antiguo Testamento mismo. Gran parte

del simbolismo religioso del Antiguo Testamento y muchos ritos,

monumentos, fiestas, etc., veterotestamentarios fueron diseñados para

llevar a los niños a hacer preguntas como: «¿Qué es este rito vuestro?»

(Éx 12.26) o «¿Qué significan estas piedras?» (Jos 4.6). La respuesta

pedagógica casi siempre fue un relato.

El asunto permanece: «¿Cuál es la mejor forma de predicar la

narrativa bíblica?» En la mayoría de los casos, presentar el relato como

narrativa es más fácil desde el punto de vista técnico, a partir del

exegético la más segura y en cuanto a la retórica la más eficaz,

prestándose a la aplicación más natural. «Además, desarrollar el sermón

de la misma manera que el texto capacitará mejor a la congregación para

seguir la exposición del texto y para probar y recordar el sermón».21 Los

intentos de tratar las secciones narrativas con un formato que no esté

basado en la trama podrían dar cuenta de la frustración de los expositores

al tratar de predicar la narrativa.

MIRE TODO EL MENSAJE TEOLÓGICO

Una segunda sugerencia general al utilizar la narrativa gira alrededor

de tres posibles maneras de maltratar esas porciones. Se necesitan

precauciones especiales para no ignorar los principales énfasis

teológicos.

Cómo sustituir la estructura conceptual del predicador por la

estructura unificadora de la narrativa

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 320

P:330

Las narrativas bíblicas son relatos completos. Hasta el de José (Gn 37

—50),2 2 aunque forma parte de un complejo narrativo mayor, tiene su

propia introducción y conclusión. Los patrones unificadores, al enlazar

partes del relato, le dan una coherencia que lo convierte en un relato. Sin

embargo, algunas veces el predicador obvia el elemento intrínseco de la

unidad al enfocarse en algunos de sus seductores y coloridos detalles.

Lo siguiente, ¿podría servir como ejemplo de un título, una

proposi​ción y un bosquejo común de un sermón narrativo?

Texto: Génesis 37—50

Título: «Fulano cristiano»

Proposición: SEA COMO JOSÉ: Responda correctamente

A. Aléjese de la inmoralidad: La esposa de Potifar tentó a José.

B. Trabaje duro: El carcelero y Faraón le asignaron trabajo a José.

C. Perdone a otros: Los hermanos maltrataron a José.

Este arreglo está bien en términos de lo que abarca. El título, la

proposición y el bosquejo se enfocan en los atributos y el comportamiento

de José. Los tres bosquejan puntos que pueden sostenerse mediante otros

pasajes claros y didácticos en la Escritura. No son seculares. Pero no

abarcan lo sufíciente.23

Los sermones que se concentran principalmente en el comportamiento o

el carácter de un individuo en la narrativa (llamado algunas veces

«sermones biográficos») pueden obviar la más amplia enseñanza

teológica del pasaje. Algunas narrativas ordenan comportamiento, pero el

relato de José no sólo presenta un modelo acerca de cómo los jóvenes

deben ser o cómo deben comportarse. Si el predicador anda buscando un

modelo y decide utilizar el relato de José, ha cambiado la estructura

unificadora del relato por su estructura conceptual. Elige la narrativa sólo

por causa de ciertos detalles dentro del relato. El comportamiento de José

muy bien podría ser parte del mensaje, pero el predicador lo ha

convertido en todo el mensaje. Esto inevitablemente lleva a una bufonada.

Una simple corrección para esto es enfocarse en todo el mensaje para

la audiencia original en lugar de que la congregación se identifique con

personajes específicos del relato.

La búsqueda de detalles en el relato para ilustrar el Nuevo

Testamento u otros pasajes del Antiguo Testamento

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 321

P:331

Un segundo método equivocado predica la narrativa del Antiguo

Testamento sólo para ilustrar al Nuevo Testamento u otros principios del

Antiguo Testamento. Las ilustraciones, de no exagerarse, realizan una

función importante en situaciones pedagógicas u homiléticas. No está mal

utilizar relatos del Antiguo Testamento como ilustraciones de

comportamiento malo o bueno. El comportamiento de José con la esposa

de Potifar, sus diez hermanos y Dios es un modelo.24 Sin embargo, utilizar

solamente la narrativa del Antiguo Testamento para ilustrar la enseñanza

del Nuevo lleva a pasar por alto gran parte de la instrucción del Antiguo

Testamento que podría servir de trasfondo para la teología del Nuevo

Testamento, o como enseñanza que no se repite en este último. La

creación, la Ley y el pacto están en narrativa veterotestamentaria que, de

ser obviada o utilizada sólo para ilustraciones, crearía muchos problemas

de desequilibrio bíblico. Un marco teológico adecuado debe incluir todo

el Antiguo Testamento (cf. 2 Ti 3.16: «Toda Escritura»).

Los escritores del Nuevo Testamento utilizaron personajes, sucesos y

toda clase de fenómenos del Antiguo Testamento como ilustraciones (p.

ej., Hebreos 11, etc.), Sin embargo, esto no prueba que la incorporación

de detalles de una narrativa del Antiguo Testamento para ilustrar es la

manera de predicarla. Una narrativa del Antiguo Testamento como unidad

textual presentó todo un mensaje teológico a su audiencia general. A

través de la abstracción teológica, pudo haber llamado a un cambio ético,

directa o indirectamente. O podría mover la historia de la redención hacia

adelante, demostrando cómo el propósito redentor de Dios está obrando

en el mundo. ¿Acaso no debería hacer lo mismo con los sermones de hoy

en día? Predicar el mensaje de un pasaje narrativo es tomarlo en su

totalidad, no simplemente ocuparse de las características de la

personalidad y/o el comportamiento de individuos en la narrativa.

El expositor debe precaver al probar un principio teológico o ético

mediante el empleo de una narrativa del Antiguo Testamento. Debe

encontrar amonestaciones de «hacer o creer esto» o «no hacer o no creer

esto» en otras partes de la Escritura antes de depender de ilustraciones

narrativas para elaborar el punto. Por ejemplo, adoptar la teología de los

consejeros de Job de manera indistinta no es algo sabio. De igual manera,

seguir ciegamente un ejemplo ético en las porciones narrativas de la

Escritura es algo inseguro. En otras palabras, el expositor desea

asegurarse de que la Biblia promueve cierta doctrina, atributo o calidad

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 322

P:332

de comportamiento antes de ilustrarlo con una narrativa del Antiguo

Testamento. Los cristianos militantes han justificado erróneamente una

teología mala o acciones inmorales sobre fundamentos inferiores, porque

«fulano o mengano, un personaje bíblico de otra manera virtuoso, lo dijo

o lo hizo».25

La limitación de la narrativa a un reflejo ético de la Ley

Una manera diferente, pero relacionada, de maltratar la narrativa es

utilizarla para mostrar lo que sucede cuando el pueblo de Dios obedece o

desobedece la Ley.2 6 Seguir esta presuposición es una manera de

fortalecer normas éticas que no se presentan de manera específica en la

Escritura. En este tercer esquema de interpretación, el buen

comportamiento de José y la subsiguiente recompensa son percibidos

como parte del complejo de bendición y maldición que vino como

resultado de su obediencia o desobediencia a la Ley. Un caso en

particular es su ascendencia a la función de segundo al mando en Egipto

debido a su obediencia a la Ley de Dios. La predicación de esta clase a

menudo se ocupa de la desobediencia como una causa de la perdición de

una bendición o un castigo. Usar la narrativa de esa manera parece tener

buen sentido, porque sus personajes están demostrando comportamiento

ético bueno o malo. En cierto sentido, es correcto. Empero la pregunta es

la misma; «¿Acaso esto es todo lo que la narrativa enseña?», o de manera

más significativa: «¿Es esto lo que se supone que enseñe la narrativa?»

Es claro que algunas narrativas tienen algo más que decir.27 Un problema

aquí es que la soberana gracia de Dios, de clara prominencia en el relato

de José, se omite debido a la exclusiva atención a las obras humanas.

Los tres maltratos de la narrativa del Antiguo Testamento que

acabamos de resumir enfatizan la necesidad de precaución en la

predicación. Lo que la Biblia misma enseña a menudo difiere de manera

considerable de las maneras en que uno utiliza la Biblia para enseñar.

Sin precauciones especiales, el expositor podría utilizar los personajes

de la narrativa para enseñar algo que sólo se apoya en otra parte de la

Biblia, ya sea mediante la sustitución de las proposiciones/puntos del

predicador, el uso descuidado de ilustraciones o una malograda elección

de modelos de tipo legal. El relato de José no afirma meramente el

comportamiento ejemplar de este joven. Un sermón que refleje el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 323

P:333

verdadero énfasis del relato debe incluir todo el mensaje, la dinámica

teológica del personaje de José dentro del plan soberano de Dios: la

historia de la salvación.

La respuesta de José a las peticiones de perdón de sus hermanos

resume de manera aguda los detalles de todo el relato. El sueño dado por

Dios (Gn 37) es cumplido cuando los hermanos, al reconocer a José, se

postran ante él (Gn 50.18). Por lo tanto, el sueño marca el comienzo y el

final de la unidad homilética y provee pistas para una interpretación que

destaque el cuidado y la dirección providencial de Dios. Las dos

declaraciones de José a sus temerosos hermanos también son parte de la

organización de la narrativa. Estas dos enfatizan el control soberano de

Dios sobre todo lo que ha sucedido como resultado de su pecado: «No os

[…] pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me

envió Dios» (Gn 45.5; cf. 45.7, 8) y «Vosotros pensasteis mal contra mí,

mas Dios lo encaminó a bien» (Gn 50.20a). Los hermanos tenían

intenciones malas y comportamiento pecaminoso. Dios permitió este

último, pero limitó el anterior para que su propósito de edificar una

nación, aun en base a una raza tan pobre como los vendedores de

esclavos, no fuera obstruido.

El punto es que el expositor no debe usar a José o a cualquier otro

personaje bíblico indistintamente como ejemplo. Mucho más importante,

no debe descuidar la predicación y la enseñanza de esas porciones

debido a las intenciones de su verdad tal y como se representan en toda la

unidad textual. O, de manera más atrevida, si sólo se concentra en el

comporta​miento de José, no ha predicado Génesis 37—50.

La pregunta permanece: «¿De qué manera se predican las narrativas

como el relato de José?» Quizás la más fácil y efectiva, la más fiel a la

forma bíblica, simplemente es contar de nuevo el relato, permitiendo que

el mismo exalte los puntos de aplicación. ¿Acaso no es esta la forma en la

cual los maestros de Escuela Dominical les enseñan estos relatos a los

niños? ¿Por qué detenerse a los ocho o nueve años? ¿Por qué reducir el

relato a tres puntos (a menudo sólo tres ejemplos de buen

comportamiento), cuando contar todo el relato honra la mano soberana de

Dios? Homiléticamente hablando, ¿qué tiene más impacto, escuchar una

proposición abstracta acerca de la soberanía de Dios (p. ej., «Dios es

soberano») o verlo encarnarse en la experiencia del pueblo de Dios?

Cuando un predicador declara una abstracción, usualmente la sigue con

una ilustración para mejorar la comprensión de la abstracción. La

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 324

P:334

narrativa predicada como tal ya ha incorporado la ilustración.

¿QUIÉN ES SUFICIENTE?

Una última pregunta podría penetrar la mente del predicador al

acercarse a la narrativa del Antiguo Testamento. Es cierto que la

identificación de los formalismos de la narrativa, formulándolos en guías

de interpretación, es tan complejo como importante,28 pero los que lean y

estudien las porciones narrativas de la Escritura llegan a entender estos

formalismos de manera instintiva. El entendimiento no sólo proviene de la

lectura cuidadosa, sino que además «hay ciertos punto en común entre las

tradiciones narrativas de cualquier edad y cultura, así como ciertos puntos

en común entre los diferentes sistemas lingüísticos».2 9 Los lectores

«tienden a aplicar la mayoría de estas reglas de manera instintiva,

simple​mente como lectores cuidadosos del texto bíblico».30

Predicar la narrativa es importante. Si el expositor se ha

comprometido a predicar «todo el consejo de Dios», pronto descubrirá

que una gran porción de la Escritura es narrativa o se asemeja a esta.

Debido a que la narrativa sigue una trama: (1) tiene poder literario, (2) es

organizada, (3) es eterna y universal, (4) comunica experiencia, y (5) es

difícil de reducir. En vista de estos factores, el expositor hace bien en

mantener el formato de relato.

Predicar la trama en su totalidad tiene la ventaja de resguardarse al

menos contra tres faltas comunes en la interpretación de la narrativa: (1)

eludir la estructura unificadora de la narrativa por causa del concepto del

formato del predicador, (2) buscar detalles en ella meramente para

ilustrar el Nuevo Testamento y otros pasajes del Antiguo Testamento, y

(3) limitar la narrativa a un reflejo ético de ley. Ninguno de estos métodos

trata toda la unidad textual ni busca todo el mensaje teológico o ético.

Al predicar la narrativa, uno debe quitarle las luces a los héroes

parecidos a José y colocarla en el único personaje en el relato digno de

alabanza: Dios. Quizás debido a ese enfoque, aquellos a quienes predica

harán de Dios el foco del relato de sus vidas. Como resultado, el

comportamiento humano probablemente también mejorará y no sólo de

manera triple para corresponder con un mensaje de tres puntos.

1 La palabra castellana «relato» a veces implica la noción de algo

ficticio. Sin embargo, en este ensayo siempre se utiliza para connotar lo

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 325

P:335

que es verdadero y lo que está de acuerdo a los sucesos reales. La

calidad de inspiración de la Escritura garantiza la precisión histórica de

las porciones narrativas.

2 Adams sostiene que los relatos son los mejores maestros,

particularmente cuando apelan a los sentidos: «Es cierto que aprendemos

mejor lo que vemos, tocamos o escuchamos y que, en el lenguaje

discursivo, el relato se acerca más a la experiencia misma de un

acontecimiento», Jay E. Adams, «Sense Appeal and Storytelling», The

Preacher and Preaching [Apele a los sentidos y a relatar historias , El

predicador y la predicación], ed. por Samuel T. Logan, Jr., Presbyterian

and Reformed, Phillipsburg, Nueva Jersey, 1986, p. 350. Un conocido

predicador describe cómo fue impactado por los sermones narrativos del

evangelista Billy Sunday, quien cautivó a miles: «Cuando predicaba

acerca de Elías, lo hacía de manera tan vívida que creía que estaba

mirando a Elías. Cuando predicaba acerca de Naamán bajando al sucio

Jordán, experimenté toda la agonía que sufrió Naamán. Casi por una hora

Naamán vivió en Billy Sunday», William Ward Ayer, «The Art of

Effective Preaching» [El arte de la predicación efectiva], Bibliotheca

Sacra, 124, eneromarzo, 1967, p. 38.

3 La actual discusión se concentrará en predicar las porciones

narrativas del Antiguo Testamento. No se ocupará de la predicación

narrativa, que convierte cada pasaje o tema al formato de la predicación

narrativa, o con la teología narrativa, un sistema teológico en el cual los

relatos juegan un papel primordial. Tampoco se ocupará de manera

minuciosa con características sobresalientes o métodos para predicar la

narrativa bíblica. Ya se ha escrito mucho acerca de este tema. Las obras

que se ocupan de manera específica con la naturaleza de la narrativa del

Antiguo Testamento y el método de predicarla son Walter C. Kaiser, Jr.,

The Old Testament in Contemporary Preaching, Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1973; Toward an Exegetical Theology, Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1981; Toward Rediscovering the Old Testament, Zondervan,

Grand Rapids, Michigan, 1987; Tremper Longman III, Literary

Approaches to Biblical Interpretation, Zondervan, Grand Rapids,

Michigan, 1987; y Leland Ryken, How to Read the Bible as Literature,

Zondervan, Grand Rapids, Michigan, 1984. Un texto enciclopédico que

lidia con todos los tipos de literatura bíblica y los métodos para

predicarlos es Sidney Greidanus, The Modern Preacher and the Ancient

Text [El predicador moderno y el antiguo texto], Eerdmans, Grand

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 326

P:336

Rapids, Michigan, 1988. Quizás las mejores tres discusiones breves

acerca de la narrativa bíblica son John Goldingay, «Preaching on the

Stories in Scriptures» [Predicación sobre historias de la Biblia], Anvil, 7,

núm. 2, 1990, pp. 105-14; Tremper Longman III, «Storytellers and Poets

in the Bible» [Cuentistas y poetas en la Biblia], Inerrancy and

Hermeneutic: A Tradition, a Challenge, a Debate [Inerrancia y

hermenéutica: una tradición, un reto, un debate], ed. por Harvie M. Conn,

Baker, Grand Rapids, Michigan, 1988; y Leland Ryken, «And It Came to

Pass: The Bible as God’s Storybook», Bibliotheca Sacra, 147, núm. 586,

abriljunio 1990, pp. 131-142. Una provocativa aplicación de la obra de

Longman escrita con Raymond Dillard que se ocupa del uso, y algunas

veces abuso, de la narrativa bíblica por proponentes de la consejería

cristiana es Tremper Longman III, y Raymond B. Dillard, «Hermeneutics

and Counseling», The Institute of Biblical Counseling Perspective, 2,

núm. 1, 1988, pp. 21-30.

4 La trama es el plan general del relato.

5 Gabriel Fackre, «Narrative Theology: An Overview»,

Interpretation, 37, núm. 4, 1983, p. 341.

6 Henry Grady Davis, Design for Preaching, Fortress, Filadelfia,

Pennsylvania, 1958, p. 157. Estas características hacen que sea más fácil

predicar la narrativa con pocas o ningunas notas por la simple razón de

que el mensaje está enmarcado en situaciones de la vida real que

involucran personas, lugares y sucesos. La investigación ha demostrado

que los relatos son el formato homilético más fácil de recordar, tanto para

el predicador a medida que presenta el sermón, como para la

congregación cuando se llevan el mensaje con ellos. Para un interesante

estudio acerca de cómo los cuentistas profesionales aprenden los relatos

que relatan por horas, véase Albert B. Lord, The Singer of Tales,

Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1960.

7 De esta manera la narrativa se comporta como el relato, «omitiendo

[selectivamente] gran parte de lo irrelevante o que podría distraer en la

vida real, mientras se enfoca en y enfatiza los principales factores del

acontecimiento», Adams, op cit., p. 351.

8 Savran mantiene que gran parte de los discursos directos de las

narrativas está organizada de manera artística: «El fenómeno de las citas

describe la intersección de una cantidad de aspectos centrales de la

narrativa. Es tanto discurso directo del momento de la narrativa actual

como recolección de palabras anteriores. Presenta al personaje que cita

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 327

P:337

como el narrador de su propio relato, pero también como el sujeto de su

discurso. Quizás es más importante la manera en la cual funciona el

discurso directo como ejercicio exegético, una relectura o reafirmación

del pasado en un tiempo posterior y en un nuevo contexto», George W.

Savran, Telling and Retelling: Quotation in Biblical Narrative [Narrar y

narrar: La cita en la narrativa bíblica], Indiana University, Bloomington,

Indiana, 1988, p. ix.

9 Sternberg sostiene, en cuanto a la confusión de la trama con la

ficción, que «Con Dios postulado como autor dual, el narrador bíblico

puede disfrutar los privilegios del arte sin renunciar a sus títulos

históricos», Meir Sternberg, The Poetics of Biblical

Narrative:Ideological Literature and the Drama of Reading [Poesía de

la narrativa bíblica: literatura ideológica y el drama de la lectura],

Indiana University, Bloomington, Indiana, 1985, p. 82.

10 Definir la prosa continúa presentando un gran reto a todos aquellos

que procuran sistematizar el género. Para los propósitos de esta

discusión, la prosa es «la forma ordinaria de lenguaje escrito o hablado

sin rima o métrica», Webster’s Unabridged Dictionary, 2da ed., Simon

and Schuster, Nueva York, 1972, p. 1445. Cuando escritores como Polzin

hablan de la prosa hebrea bíblica, procuran una connotación más amplia,

Robert Polzin, Late Biblical Hebrew: Toward and Historical Typology

of Biblical Hebrew Prose [Hebreo bíblico tardío: hacia una tipología

histórica de la prosa bíblica hebrea], Scholars, Missoula, Montana, 1976.

El límite entre prosa (narrativa) y la poesía en el hebreo bíblico es muy

fino. James Kugel percibe la distinción como occidental y artificial,

James Kugel, The Idea of Biblical Poetry [Idea de la poesía bíblica],

Yale University Press, New Haven, Connecticut, 1981, p. 69. Cloete reta

la tesis de Kugel sobre la base de «que las líneas o cola […] son

características distintivas del verso», W. T. W. Cloete, «Verse and Prose:

Does the Distinction Apply to the Old Testament?» [Verso y prosa: aplica

la distinción al A.T.], Journal of Northwest Semitic Languages, 14,

1988, p. 13.

11 «La prosa tiende a suprimir la ornamentación o los modismos. Un

principio general es que, mientras más desee el autor informar acerca del

mundo real, más disminuye su sentido literario», Tremper Longman III,

«Storytellers», p. 138.

12 Normalmente, el «mensaje» que resulta de la narrativa no puede

reducirse a proposiciones teológicas sin perder su singular carácter

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 328

P:338

persuasivo, Robert C. Tannehill, «Narrative Criticism», A Dictionary of

Biblical Interpretation, R. J. Coggins y J. L. Houlden, eds., Trinity,

Filadelfia, Pennsylvania, 1990, p. 489. Además, la literatura didáctica de

la Biblia (cartas, mandamientos, etc.), se puede reafirmar de manera

concisa en listas de admoniciones y preceptos más fácilmente que la

narrativa.

13 Un relato es una serie de acontecimientos que pueden percibirse

como algo que tiene un comienzo, un centro y un final. Por supuesto, es

importante reconocer las relaciones lógicas entre estas tres partes. El

comienzo siempre describe una situación de necesidad a la cual se debe

responder con alguna clase de acción. El centro crece del comienzo

describiendo lo que se hace en vista de esta acción necesaria. El final, a

su vez, crece del centro mostrando lo que sucede como resultado de la

acción tomada allí. Al mismo tiempo, el final se relaciona con el

comienzo resolviendo su situación de necesidad. El final le permite al

lector decir: «Si, este es “el fin”, ya sea mostrando cómo se ha satisfecho

la necesidad descrita en el comienzo […] o describiendo cómo se ha

cortado toda oportunidad razonable para la acción futura», Thomas O.

Long, Preaching and the Literary Forms of the Bible [La predicación y

las formas literarias de la Biblia], Fortress, Filadelfia, Pennsylvania,

1989, pp. 71-72.

14 Donald E. Demaray, Introduction to Homiletics, 2da ed., Baker,

Grand Rapids, Michigan, 1990, p. 103.

15 David G. Buttrick, Homiletic: Moves and Structures [Homilética:

acciones y estructu​ras], Fortress, Filadelfia, Pennsylvania, 1987, p. 335.

16 John Goldingay, «That You May Know that Yahweh Is God: A

Study in the Relationship between Theology and Historical Truth in the

Old Testament» [Usted puede saber que Jehová es Dios: Un estudio de la

relación entre la teología y la verdad histórica en el A.T.], Tyndale

Bulletin, 23, 1972, pp. 58-93.

17 Lonman, «Storytellers», p. 146.

18 Ryken, op. cit., p. 44. No todos concuerdan con que la narrativa es

capaz de esta cualidad universal. «Un punto de vista contrario es

escéptico o agnóstico en cuanto a cómo se relaciona la narrativa con la

experiencia humana universal (si en verdad, hay tal realidad), y comienza

con las características específicas del cristianismo […] La primera

[posición] asume una base común en la conciencia humana; la segunda

cuestiona eso y enfatiza lo especifico y las diferencias», David F. Ford,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 329

P:339

«Narrative Theology», A Dictionary of Biblical Interpretation, ed. por

R. J. Coggins y J. L. Houlden, Trinity, Filadelfia, Pennsylvania, 1990, p.

490. La perspectiva de Martin Noth («The “Representation” of the O.T. in

Proclamation», Essays on Old Testament Hermeneutics, ed. por Claus

Westermann, trad. por James Luther Mays, 2da ed., John Knox, Richmond,

Virginia, 1964, p. 86) de que los personajes bíblicos no pueden funcionar

como «modelos éticos» es inaceptable.

19 Walter C. Kaiser, Toward an Exegetical Theology, Baker, Grand

Rapids, Michigan, 1981, p. 92. «Axiomar» es declarar las proposiciones,

los argumentos, las narraciones, y las ilustraciones del autor en verdades

eternas con un enfoque especial en la aplicación de esas verdades a las

necesidades actuales de la Iglesia», (ibíd., p. 152). Cf. también Richard

L. Mayhue, «Rediscovering Expository Preaching», The Master’s

Seminary Journal, 1, núm. 2, otoño 1990, p. 121.

20 Henry H. Mitchell, «Preaching on the Patriarchs», Biblical

Preaching: An Expositor’s Treasury, ed. por James W. Cox,

Westminster, Filadelfia, Pennsylvania, 1983, p. 37. Pero se ha debatido

varias veces en cuanto a qué es que las narrativas llaman a su lector. La

congregación, ¿debe buscar instrucciones éticas, teológica o ambas? No

podemos negar que la enseñanza de la narrativa resultará de alguna

manera en alguna forma de respuesta ética, Carl G. Kromminga,

«Remember Lot’s Wife: Preaching Old Testament Narrative Texts»,

Calvin Theological Journal, 18, núm. 1, 1983, p. 33. Para una crónica

histórica del debate ético contra el teológico en cuanto al propósito de la

narrativa bíblica, cf. Sidney Greidanus, Sola Scriptura: Problems and

Principies in Preaching Historical Texts, Wedge, Toronto, Canadá,

1970. Goldingay combina la teología y la ética cuando sostiene que la

narrativa apunta a lo siguiente: (1) los compromisos que implica la fe; (2)

las experiencias que la fe podría implicar y (3) los hechos en los cuales

se basa la fe, Goldingay, «Preaching», pp. 106-9.

21 Greidanus, Modern Preacher, p. 225. Una ventaja adicional de

predicar la narrativa como relato aplica a los creyentes con incapacidad

para aprender que necesitan una trama bien estructurada, un vocabulario

sencillo, un lenguaje concreto, y un claro principio, centro y final a la

lección. Ellos comprenderán mejor los sermones narrativos que los

abstractos, Augusta Baker y Ellin Greene, Storytelling: Art and

Technique [Narración: arte y técnica], R. R. Bowker, Nueva York, 1977,

p. 77.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 330

P:340

22 Sacar ejemplos éticos del relato de José es una tentación. Algunos

piensan que el autor procuraba que el comportamiento de José fuera un

ejemplo moral porque perciben el texto como literatura sapiencial. Parte

de las características de esa literatura es que se presta para ofrecer

ejemplos ya que dicta comportamiento como una respuesta ética al temor

de Dios. En palabras de José, «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas

Dios lo encaminó a bien» (Gn 50.20a), Von Rad oye ecos de Pr 16.9: «El

corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos»,

Games L. Crenshaw, Gerhard Van Rad, Word, Waco, Texas, 1978, pp.

122-26). Sin embargo, Crenshaw ha debatido de manera persuasiva

contra la clasificación de Von Rad de esto como literatura sapiencial.

Games L. Crenshaw, «Method in Determining Wisdom Influence upon

“Historical” Literature», Journal of Biblical Literature, 88, 1969, pp.

129-42. Otro gran problema al determinar si el relato de José es ético,

teológico o ambos, es que muchas narrativas como esta son parte de un

contexto literario mayor de la historia de la redención. Entonces, ¿qué

constituye una unidad de predicación dentro de esas grandes unidades

narrativas? Debido a que el relato de José se introduce con la fórmula

«las generaciones de»; cf. Gn 5.1; 6.9 10.1; 11.10, 27; 25.12,

19; 36.1, 9), es prudente tomar Gn 37.2 para marcar su comienzo y el final

de Génesis como su conclusión. Empero, establecer límites para una

unidad homilética no siempre es así de fácil.

23 Esto no quiere decir que las subsecciones de las narrativas no

pueden utilizarse para predicar o enseñar formatos temáticos, biográficos

o de algún otro tipo que surgieron de parte del predicador u otro escritor

de la Biblia. Las unidades más pequeñas de los relatos afirman varias

verdades, pero no lo hacen de manera independiente del resto de la

narrativa de la cual forman parte. Se debe mantener pendiente la función

subordinada de tales lecciones para con el mensaje primordial de todo el

relato. Esta es la única manera de asegurarse de que nuestra

interpretación del pasaje y la predicación expositiva basada en ella

captará al intención tanto de su autor divino como el humano.

24 Para Coats, la actitud de José hacia sus sueños y la manera cómo

trató a sus hermanos luego de su llegada a Egipto hacen que uno se

cuestione cuán ejemplar fue su comportamiento (p. ej., G. W. Coats,

«From Canaan to Egypt: Structural and Theological Context for the Joseph

Story» [De Canaán a Egipto: estructura y contexto teológico de la historia

de José], Catholic Quarterly Monograph Series, 4, Catholic Biblical

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 331

P:341

Association, Washington, D.C., 1976, pp. 82-86.

25 El consejo de Stuart es sabio: «Evite especialmente el principio de

la imitación (la idea de que debido a que alguien en la Biblia lo hace,

nosotros podemos o debemos hacerlo también). Este es el acercamiento a

la aplicación más peligroso e irreverente ya que en la Biblia se registra

casi toda clase de comportamiento, estúpido y sabio, malicioso y santo»,

Douglas Stuart, Old Testament Exegesis: A Primer for Students and

Pastors, 2da ed., Westminster, Filadelfia, Pennsylvania, 1984, p. 84.

26 Este acercamiento no debe confundirse con Carmichael. Él

contiende que las leyes deuteronómicas y quizás algunos o todos los

proverbios estaban basados en porciones narrativas anteriores, Calum M.

Carmichael, The Laws of Deuteronomy, Cornell University, Ithaca,

Nueva York, 1974. Explicaciones más breves de la teoría de Carmichael

acerca de la narrativa y la ley se encuentran en sus artículos «Uncovering

a Major Source of Mosaic Law: The Evidence of Deut. 21.15-22.5»,

Journal of Biblical Literature, 101, 1982, pp. 505-20, y «Forbidden

Mixtures», Vetus Testamentum, 32, 1982, pp. 394-415.

27 Note que este acercamiento a la narrativa del Antiguo Testamento

probablemente ignoraría la importante declaración de José: «Vosotros

pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien» (Gn 50.20a).

Estas palabras capturan la principal lección teológica del relato.

28 Advirtiendo al lector para que no asuma correspondencias entre las

tradiciones en la literatura occidental y la Biblia, Longman escribe: En la

lectura ordinaria, gran parte de este entendimiento ocurre

automáticamente. Nosotros, de manera pasiva, dejamos que el narrador

moldee nuestra interpretación del hecho que nos está reportando;

realizamos inconscientemente una identificación genérica. Pero como

intérpretes del texto, es importante ser explícito. Esto es doblemente

cierto en el caso de la Biblia, ya que es un texto antiguo y los formalismos

utilizados a menudo no son a los que estamos acostumbrados», Longman,

«Storytellers», p. 148, aludiendo a Anthony C. Thiselton, The Two

Horizons:New Testament Hermeneutics and Philosophical Description,

Eerdmans, Grand Rapids, Michigan, 1980.

29 V. Philips Long, «Toward a Better Theory and Understanding of Old

Testament Narrative», Presbyterian, 13, núm. 2, otoño 1987, p. 105.

30 Ryken, How to Read [Cómo leer], p. 68. En cuanto al real, pero a

menudo oculto, temor de que la interpretación narrativa es un proceso

imposiblemente complejo, Ryken responde: «Empero ese mito de la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 332

P:342

complejidad debe rechazarse. La literatura de la Biblia está creada de

manera sutil y artística pero esencialmente simple […] Hablar acerca de

la literatura de la Biblia no requiere complicadas herramientas y teorías.

Sin embargo, requiere herramientas literarias», Ryken, «And It Came» [Y

vino], p. 137.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 333

P:343

16

De la exégesis

a la exposición

John MacArthur, Jr.

Predicar un sermón expositivo implica más que la mera repetición de los resultados

técnicos de su estudio bíblico. La verdadera predicación expositiva transforma los

detalles técnicos en principios o doctrinas para que el expositor predique de manera

teológica con aplicaciones adecuadas. Esta discusión se concentra en cómo unir la

brecha entre la exégesis y la exposición bíblica.

El estudio bíblico es el fundamento del sermón expositivo. Esto obliga

al predicador expositivo primero que todo a ser un estudiante de la

Escritura con una reverencia y un asombro ante la Palabra de Dios que le

lleve a ser diligente en su estudio (cf. Is 66.2, 5 y 2 Ti 2.15). Examina la

Biblia de manera inductiva, permitiéndole hablar por sí misma mediante

el uso de un método sistemático de estudio y reglas hermenéuticas

correctas, así como una exégesis hábil. Emplea todas las herramientas

apropiadas de estudio para mejorar su entendimiento de un pasaje. Estas

necesidades se han discutido anteriormente (véanse los caps. 7—11).

Predicar un mensaje expositivo incluye mucho más que pararse en el

púlpito y repasar los puntos sobresalientes, los detalles y los

componentes descubiertos mediante la investigación. Ni un estudio

lexicográfico ni un comentario seguido acerca de un pasaje es, en sí

mismo, un sermón expositivo. Un sermón expositivo es más que una

simple explicación de la estructura gramatical de un pasaje y los

significados de sus palabras. Un verdadero mensaje expositivo establece

los principios o doctrinas apoyados en el pasaje. La verdadera

predicación expositiva es predicación doctrinal.1

Los elementos apropiados en un sermón expositivo podrían resumirse

así:

1. La predicación tiene un propósito expositivo. Explica el texto.

2. La predicación tiene un flujo lógico. Persuade la mente.

3. La predicación tiene un contenido doctrinal. Obliga a la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 334

P:344

voluntad.

4 . La predicación tiene una preocupación pastoral. Alimenta el

alma.

5. La predicación tiene un patrón imaginativo. Excita la emoción.

6. La predicación tiene una aplicación relevante. Impacta la vida.

La tarea del predicador expositivo es tomar la masa cruda de

información del texto y unir la brecha entre la exégesis y la exposición. El

siguiente es el proceso que sigo al hacer esto.

DESARROLLO DEL CUERPO PRINCIPAL DEL SERMÓN

La comunicación adecuada en la predicación involucra a las personas a

través de un proceso lógico, sistemático y obligatorio.

Esté consciente del flujo lógico del mensaje

A medida que comienzo a desarrollar el cuerpo principal del mensaje,

primero me ocupo del flujo lógico. Quiero llevar a las personas paso a

paso a través del proceso de interpretar el mensaje. A menudo declaro mi

idea principal en forma de pregunta y luego muestro cómo el pasaje la

responde. Si hago una pregunta que es crítica para sus vidas espirituales,

se quedarán conmigo para obtener toda la respuesta.

Luego de desarrollar esa pregunta o tema dominante, comienzo a

refinar el bosquejo, asegurándome de que los puntos se relacionen

claramente con la idea principal. El bosquejo es el mapa del camino que

lleva a las personas a través del flujo lógico de un pasaje al destino de la

doctrina a aplicarse. Es crítico que este flujo sea claro.

A medida que explico el pasaje, no sólo ofrezco la interpretación

correcta, sino lo suficiente del proceso de interpretación para mostrarles

cuán razonable es la explicación. No basta decirle a las personas lo que

un pasaje significa; usted también debe mostrarles por qué significa eso.

Evite ser pomposo; enséñeles a los oyentes cómo llegó a su

interpretación. Por ejemplo, no puedo simplemente señalar que el

mensajero de Satanás que atormentó a Pablo en 2 Corintios 12.7 fue una

persona. También debo ofrecerle mis razones para interpretar el pasaje

de esa manera. Esto también les enseña un método de interpretación que

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 335

P:345

necesitan aplicar a su estudio de la Escritura.

Incluya discusiones de interpretaciones problemáticas

Dedico la mayor parte de mi tiempo de estudio de un pasaje

resolviendo los problemas que presenta. La primera vez que prediqué a

través de Romanos 6, a comienzos de mi ministerio, me tomó un mes de

estudio antes de poder entender por completo el argumento. Y cuando

comencé mi estudio de 1 Juan, ¡casi sentí que debía abandonar el

ministerio! Es una epístola sumamente difícil de bosquejar, y algunos de

sus pasajes ofrecen arduos retos para el intérprete. Evite la tentación de

descuidar los problemas. Cada estudiante dedicado de la Biblia se ha

frustrado con comentarios que evitan las dificultades obvias. El expositor

no debe frustrar a su pueblo de esa manera. A menudo pueden interpretar

las partes obvias de un pasaje por sí mismos. Necesitan un líder que

explique los difíciles. El predicador fiel sabe que debe ocuparse de todo

el texto, sin evitar nada, ya que todo es inspirado y tiene como propósito

que el pueblo de Dios comprenda. Las vetas más ricas frecuentemente

yacen en los lugares más profundos.

Llevar a las personas a través de pasos de interpretación al solucionar

un problema les enseña un proceso básico de estudio bíblico. Además,

involucrarlos en el proceso de descubrimiento los estimula en cuanto al

estudio bíblico. No es necesario abrumarlos con todos los detalles,

muéstrele lo suficiente para defender las conclusiones que se alcanzaron.

No los coloque en una posición en donde sólo dependan de su palabra.

Ellos van a expresar sus conclusiones a otras personas. Ofrézcales alguna

información sólida para presentarla en defensa de las conclusiones, de

modo que tengan algo más que: «Lo creo porque mi pastor lo dijo».

Predique conscientemente a una segunda generación de oyentes que será

el blanco para sus oyentes.

Primero, defino con claridad un problema o dificultad de

interpretación en el texto. Entonces declaro brevemente todas las

alternativas. Por último, explico por qué elegí la alternativa. He

descubierto que explicar los problemas genera mucho interés. Al hacer

una pregunta estimulante, capto la atención de las personas porque desean

conocer la respuesta. Así que no evite los problemas; en lugar de eso,

atraiga a su pueblo a la aventura del descubrimiento.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 336

P:346

La meta principal del expositor es enseñar la Palabra de manera

precisa y total, no conmover a las personas independientemente de la

comprensión del texto. Su única respuesta emocional saludable llega

mediante la comprensión del significado del texto. La mayoría de los

predicadores tratan de motivar, estimular y generar emoción mediante

relatos excitantes, manipulaciones retóricas o asuntos histriónicos. Sin un

entendimiento de la verdad divina, esto produce una breve reacción que

no pude sostener una transformación permanente. Las personas viven su

teología. Mientras más fuerte sea el oyente, es decir, mientras mejor

definido y enmarcado bíblicamente esté su sistema de fe, mejor se

ajustará su voluntad a la Palabra y a la verdad. Así que enséñeles a las

personas las cosas profundas de Dios, sin evitar nada.

Relacione el pasaje con el resto de la Escritura

Luego de trazar el flujo lógico de un pasaje, muestro cómo se ajusta al

resto de la Escritura. Hago eso al revisar cada punto. En mis notas

escribo todas las referencias cruzadas que encuentro que aclaren,

iluminen o expandan la verdad, aunque no las explique necesariamente al

predicar. Hacerlo me permite anotar permanentemente mis pensamientos

acerca de un punto dado. Explicar a sus personas el significado de

referencias cruzadas esenciales que apoyan y aclaran sus puntos le da

credibilidad a su interpretación y fortalece la doctrina. Además, muestra

su armonía con el resto de la Escritura. Sin embargo, asegúrese de que los

versículos utilizados realmente apoyan su punto al interpretarse de

manera apropiada en su contexto. Traina advierte acerca de aquellos que

«no logran sacar el tiempo para examinar cada unidad y descubrir su

significado particular […] por lo tanto, con frecuencia, hacen

asociaciones erróneas. El resultado es mucha interpretación malograda».2

Y añade:

El peligro, al cual se está llamando la atención, es no interpretar cada unidad en su derecho

propio antes de mezclar varias unidades. Si cada pasaje se presenta primero como una

entidad literaria, entonces se harán asociaciones válidas, las cuales serán beneficiosas. Pero

si allí aparece una amalgama de materiales antes de que se explique cada unidad en vista de

su contexto, el inevitable resultado serán errores en la exposición.3

Los comentarios, los diccionarios y las concordancias son buenas

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 337

P:347

fuentes para las referencias cruzadas. Sin embargo, es posible que la

mejor fuente sea The Treasury of Scripture Knowledge [El tesoro del

conocimiento bíblico], que provee extensas referencias cruzadas para

casi todos los versículos en la Biblia. Su formato es similar a las

referencias marginales que aparecen en la mayoría de las Biblias, pero

las citas son mucho más extensas. El libro 10,000 Biblical Illustrations

[10,000 ilustraciones bíblicas] contiene otra útil colección de referencias

como ayuda en el uso de la Biblia para explicar la misma.

Usted reconoce, al reforzar las verdades de un pasaje con otros, la

analogia Scriptura, la analogía de la Escritura. Este principio

hermenéutico declara que la Escritura no se contradice a sí misma, sino

que es consistente con su enseñanza. Ella es su mejor intérprete. Los

pasajes oscuros siempre deben interpretarse a la luz de los claros. Packer

escribe:

La Biblia parece una orquesta sinfónica, con el Espíritu Santo como su Toscanini; cada

músico ha sido traído voluntariamente, de manera espontánea y creativa, para tocar sus notas

como el gran director lo desea, aunque ninguno de ellos jamás podrá escuchar la música

como un todo […] El punto de cada parte sólo llega a aclararse del todo cuando se le percibe

en relación con el resto.4

A las personas les encanta ver todo el panorama. Desean conocer cómo

encaja cada cosa. Algunas veces les resulta difícil entender una verdad

presentada de manera aislada, pero hacer que pasajes análogos se

relacionen con un texto enriquece sus verdades al percibirlos desde

ángulos diferentes. Mientras más ilustre una verdad de la Escritura, más

la fijará en las mentes de sus oyentes. Las referencias cruzadas ayudan a

fijar las verdades de manera profunda en la conciencia de su pueblo.

Cuando busque referencias cruzadas, comience con el libro en el cual

está su pasaje, luego continúe con otros libros del mismo autor, entonces

al mismo testamento, y finalmente a toda la Biblia. Recuerde verificar los

relatos paralelos del mismo relato en los Evangelios. Busque pasajes que

contengan la misma palabra o palabras, así como referencias cruzadas

conceptuales: las que enseñan la misma doctrina.

EN BUSCA DE LAS ILUSTRACIONES BÍBLICAS APROPIADAS

Una vez hecho el cuerpo principal del sermón, me concentro en las

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 338

P:348

ilustraciones. Acudo primero a las que recuerdo y que he anotado a

medidaque he elaborado el cuerpo principal del mensaje, para refinarlas

y añadir otras donde sean necesarias.

Las ilustraciones son decisivas para un buen mensaje expositivo.

Spurgeon las compara con las ventanas de un edificio. No apoyan la

estructura, sino que dejan entrar la luz. Él escribe:

Un edificio sin ventanas sería una prisión más que una casa, porque sería bastante oscuro y a

nadie le gustada alquilarlo; de la misma manera, un discurso sin una parábola es prosaico y

aburrido, e implica una agotadora pesadez de la carne […] Nuestras congregaciones nos

escuchan con placer cuando les damos una buena cantidad de imágenes; cuando se relata

una anécdota ellos descansan, recuperan su aliento y dejan volar su imaginación,

preparándose así para lo más arduo que yace ante ellos al escuchar nuestras exposiciones

más profundas.5

Las ilustraciones sirven a varios propósitos:

1. Las ilustraciones hacen que la exposición sea interesante. Después

de un sermón las personas casi siempre me dicen: «¡Fue un gran sermón!

», cuando en realidad lo que quieren decir es que tenía un par de buenas

ilustraciones. Ellas también mantienen la atención de los oyentes.

Spur​geon señala que:

Una casa no debe tener paredes gruesas sin aberturas, ni un discurso debe constituirse de

sólidas losas de doctrina sin una ventana de comparación o una celosía de poesía; de ser así,

nuestros oyentes nos abandonarán poco a poco, preferirán quedarse en la casa y leer sus

autores favoritos cuyos vívidos tropos e imágenes ofrecen más placer a sus mentes.6

2. Las ilustraciones hacen que la exposición sea memorable. Las

personas casi siempre recuerdan un sermón debido a una ilustración

extraordinaria. Es más, cuando predico un sermón y utilizo una ilustración

que he usado anteriormente, las personas algunas veces me dicen que ya

lo han escuchado, cuando lo único que realmente recuerdan es la

ilustración. Aun años después, las personas todavía recuerdan algunas

ilustraciones.

3. Las ilustraciones hacen que la exposición sea convincente. Las

personas no serán persuadidas por lo que no entienden. Algunas veces una

buena ilustración, al mostrar cómo actúa un principio en una situación de

la vida, las convencerá de su verdad.

4. Las ilustraciones hacen que la exposición sea clara. Las personas

algunas veces se marean con las minucias de una exposición. Una

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 339

P:349

ilustración abre una ventana y les ofrece un respiro de los austeros

hechos. Spurgeon dijo:

A cada predicador de justicia así como a Noé, la sabiduría le manda: «Debes hacerle una

ventana al arca». Usted podría construir laboriosas definiciones y explicaciones, y aún así

dejar a sus oyentes en la oscuridad en cuanto a su significado; pero una metáfora

detalladamente apropiada aclarará de manera maravillosa el sentido.7

5. Las ilustraciones hacen que la exposición sea motivadora. Dar

ejemplos (sobre todo bíblicos) de personas cuya experiencia ilustra un

principio bíblico motivará a los oyentes a ponerlos en práctica en sus

vidas.

Muy pocas ilustraciones hacen que un sermón sea aburrido y difícil de

seguir, pero en otro extremo, su uso en exceso también es indeseable. El

propósito de un mensaje expositivo es enseñar el significado de un pasaje

bíblico. Demasiadas ilustraciones, o muy largas, diluirán el contenido

doctrinal del sermón. Una vez más, la advertencia de Spurgeon es

oportuna:

Ilustre por todos los medios, pero no permita que el sermón sea todo ilustraciones, o sólo será

apropiado para una asamblea de simplones. Un volumen es mejorado por los grabados, pero

un libro sencillo repleto de grabados usualmente es para el uso de niños pequeños. Nuestra

casa debería edificarse con la albañilería sustancial de la doctrina, sobre el profundo

fundamento de la inspiración; sus pilares deben ser un argumento bíblico sólido, cada piedra

de verdad debe colocarse de manera cuidadosa en su lugar; y entonces se deben arreglar las

ventanas en su debido orden, «tres filas» por así decirlo: «luz contra luz», como una casa en

el bosque del Líbano. Pero una casa no es levantada a causa de las ventanas, ni un sermón

debe arreglarse para encajar un apólogo favorito. Una ventana es una mera conveniencia

subordinada a todo el diseño y así es la mejor ilustración.8

Busco primordialmente ilustraciones bíblicas. Los escritores del

Nuevo Testamento utilizaron el Antiguo Testamento para ilustraciones

más que ninguna otra fuente. Es apropiado usarlas de otras fuentes, pero

prefiero las bíblicas por dos razones. Las ilustraciones bíblicas, a

diferencia de las que no lo son, tienen autoridad. Las de otras fuentes

podrían ser interesantes y ayudar a los oyentes a entender mejor un punto,

pero no son la inspirada Palabra de Dios. Una segunda razón por la cual

prefiero las ilustraciones bíblicas es que ellas enseñan, así como ilustran.

Amplían el conocimiento de su pueblo acerca de la Biblia.

La mejor fuente de ilustraciones bíblicas es 10,000 Biblical

Illustrations [10.000 ilustraciones bíblicas]. Otras fuentes útiles incluyen

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 340

P:350

las Biblias temáticas como la de Nave o el Topical Index and Digest of

the Bible [Índice temático y resumen de la Biblia]. Ya que el Antiguo

Testamento fue escrito para instrucción nuestra y como ejemplo de la

verdad ilustrado en las vidas de otras personas (1 Co 10.11), es el primer

lugar para buscar. El próximo al que acudo son los Evangelios para ver si

la vida de Jesús o su enseñanza ilustran la doctrina que estoy predicando.

Hay muchas fuentes de ilustraciones seculares, pero el expositor debe

estar siempre alerta para encontrar buenas ilustraciones por su cuenta. El

desarrollo de un archivo de ilustraciones puede ser beneficioso,

especial​mente si está bien organizado.

Es muy importante que un predicador expositivo desarrolle una

«perspectiva de parábola», a saber, aprender a pensar en analogías. Los

comunicadores más efectivos son los que han aprendido cómo utilizar

analogías para proveer ventanas a lo que dicen. Toman verdades

abstractas y las concretan facilitando su comprensión. La práctica en la

invención de parábolas o analogías es algo útil. Cuando enseñé un curso

de seminario acerca de la homilética, les pedí a los estudiantes que

compusieran una parábola semanal. Aprender a pensar en analogías

ahorra tiempo al buscar ilustraciones. Sin embargo, no las utilice como

una fuente de verdad, porque la doctrina proviene de la Escritura, no de

analogías. Las analogías ilustran la verdad, pero no la establecen. La

indiferencia hacia este axioma está muy diseminada y ha llevado a toda

clase de error.

CÓMO REALIZAR EL BOSQUEJO FINAL DEL SERMÓN

Luego de desarrollar el cuerpo principal del sermón, de verificar las

referencias cruzadas y de añadir ilustraciones bíblicas, mi próximo paso

es completar la forma final de mi bosquejo.

Prefiero los bosquejos sencillos. No me gustan los complicados con

muchos subpuntos. Los puntos del bosquejo son ganchos para colocar

pensamientos. Son luces a través del sendero para capacitar a los oyentes

a fin de que permanezcan en el camino. Ayudan a retener la atención del

oyente y a facilitar el entendimiento. Un bosquejo desequilibrado confuso

o complicado es algo destructivo.

Los puntos del bosquejo deben tener una estructura paralela, es decir,

construidos alrededor de la misma parte del discurso, como todos los

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 341

P:351

sustantivos, todos los verbos o todos los adjetivos. Todos deben ser

preguntas o declaraciones. El siguiente es un ejemplo de un bosquejo de

Mateo 28.19-209

que no está en forma paralela:

¿QUÉ IMP LICA HACER DISCÍPULOS?

I. Salir

II. Bautizar

III. Instrucción

Las primeras dos palabras clave son verbos, pero la tercera es un

sustanti​vo. La manera correcta de formular estos puntos es:

I. Salir

II. Bautizar

III. Enseñar

Los puntos subsiguientes, además de ser paralelos, deben relacionarse

con el punto principal. En el siguiente ejemplo, el tercer subpunto no sólo

no es paralelo, sino que tampoco se relaciona con su título principal:

I. El amor de Dios por nosotros

A. Percibido en haber enviado a Cristo al mundo

B. Percibido en haber perdonado nuestros pecados

C. El pecado lleva a la muerte

El repaso periódico de su bosquejo, a medida que predica su mensaje,

les recuerda a las personas dónde se encuentran. Sus mentes se distraen

con frecuencia durante un mensaje. Se descontrolan y luego se sintonizan

de nuevo. Los frecuentes recordatorios de su posición en el bosquejo les

ayudan a regresar rápidamente al flujo de pensamiento. Si no pueden

regresar al contexto de sus declaraciones, podrían perderse y desubicarse

por completo.

CÓMO ESCRIBIR LA INTRODUCCIÓN Y LA CONCLUSIÓN

Este es el paso final en la preparación de una exposición. Sólo después

de haber realizado el resto del sermón se puede introducir y concluir.

Escribir primero la introducción tienta a uno a forzar el pasaje a ajustarse

a ella. Mis introducciones tienden a ser un tanto extensas, porque tengo

que establecer el antecedente histórico y cultural de un texto y repasar el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 342

P:352

contexto. Asegúrese de que sus introducciones no revelen demasiado de

lo porvenir, o el resto de su sermón será como ver la repetición de un

partido de fútbol estadounidense cuyo resultado ya se conoce. No permita

que una introducción mine el proceso de descubrimiento que desea que su

pueblo experimente en el cuerpo principal de su mensaje.

La conclusión debe resumir los puntos principales de un mensaje, y

dejar a las personas con un reto para que pongan en práctica en sus vidas

lo que han aprendido. Predique siempre en segunda persona y hágalo para

alcanzar un veredicto. Obligue a las personas mediante la lógica, la

claridad y el poder de su exposición para que tomen una decisión que

cambie sus vidas en base a lo que escucharon.10 Quiero que se marchen

sabiendo con claridad lo que Dios requiere de ellos para que también

sepan si han obedecido o rehusaron someterse a ese requisito. Una

declaración que sirva como resumen, una ilustración o un pasaje paralelo

de la Escritura puede reforzar la necesidad de respuesta de su parte.

LOS SIETE «ESTADIOS» DE LA PREDICACIÓN EXPOSITIVA

Luego de la ardua labor de exégesis y el desarrollo del sermón, el

mensaje está listo para ser predicado. Pero antes de subirse al púlpito a

predicarlo, recuerde las siguientes instrucciones:

1. Esté preparado

No puedo exagerar esto. La Palabra del Dios viviente es la fuente de

nuestros mensajes y sus verdades son inagotables. Simplemente no hay

excusa para que un hombre se suba al púlpito sin tener algo profundo,

lleno de conocimiento y rico para disfrutar con su pueblo.

Mi padre es un expositor, y una cosa que me martilló cuando joven fue

la importancia de la preparación. Una y otra vez me dijo: «Jamás vayas al

púlpito sin estar preparado. Y si dices “La Biblia dice” asegúrate lo

mejor que puedas que verdaderamente dice eso». La falta de preparación

conduce a un predicación pobre, ofende a Dios y lleva a las personas a la

debilidad, no a la fortaleza.

Las personas me preguntan a menudo si me pongo nervioso antes de

predicar. Eso sólo sucede cuando no estoy seguro de lo que voy a decir.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 343

P:353

Si sé lo que voy a decir, no me pongo nervioso, no importa cuál sea el

tema. La confianza está directamente vinculada con la preparación.

Demasiados hombres van al púlpito sin elaborar los frutos de su

estudio y de su exégesis en un mensaje expositivo. Como resultado, están

inseguros de la dirección que van a tomar y el sermón está desenfocado.

Otros no invierten suficiente tiempo en el estudio y la preparación del

mensaje. Asegúrese de que está completamente preparado antes de ir al

púlpito para exponer la santa Palabra de Dios.

Es muy fácil que se haga difícil entenderlo: simplemente no se

familiarice con su tema y los oyentes participarán de su falta de

entendimiento. Podrán pensar que usted fue demasiado profundo para

ellos, pero eso no es cierto. Usted no entendió su tema, de no ser así ellos

también lo hubieran entendido. Ser claro es algo muy difícil: tiene que

dominar su tema.

2. Sea interesante

No aburra al pueblo con la Biblia. Predique más de lo que es obvio en

un pasaje, lo que las personas pueden ver por sí mismos. La manera de

evitar predicar solamente lo obvio es trabajar arduamente en la

preparaMacArthur_ ción. Asegúrese de que el pozo es más profundo que

sus cubos. Haga que sus sermones sean una aventura en descubrimiento

para su pueblo.

3. Sea bíblico

La Palabra «es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos

filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los

tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (He

4.12). Los relatos, las analogías, las anécdotas o las discusiones de

acontecimientos actuales no tienen el poder ni la autoridad de la Palabra

de Dios. El poder en la predicación expositiva proviene de la Palabra, no

de menospreciarla en favor de otros temas.

4. Tenga un espíritu de oración

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 344

P:354

Después de que se haya dicho y hecho todo, luego de todo nuestro

diligente estudio y cuidadosa preparación, si el Espíritu Santo no nos da

el poder, nuestra predicación será en vano. Una vez leí acerca de un

pastor consagrado que hace años repetía continuamente: «Creo en el

Espíritu Santo, creo en el Espíritu Santo», desde el momento en que salía

de su oficina hasta que se paraba ante el púlpito. Reconocía su total

dependencia en el poder del Espíritu Santo.

Tenemos que bañar nuestros sermones en oración. Hablando en

general, la oración es una manera de vivir. Específicamente, empiezo a

orar por el sermón en el mismo momento que comienzo la preparación,

luego lo hago el sábado en la noche por mi mensaje del domingo en la

mañana y a menudo me quedo dormido orando. Oro el domingo por la

mañana, primero en la privacidad de mi estudio y luego con algunos de

los ancianos, rodeando así al mensaje con oración. Entonces en la tarde

oro directamente por el mensaje vespertino. Luego tengo un momento de

oración con otros pastores antes de predicar.

5. Sea entusiasta

Si no se puede entusiasmar en cuanto a lo que va a decir, tampoco

puede esperar que su pueblo se emocione. El mensaje que Dios da debe

ser como fuego en nuestros huesos para que tengamos que predicar

porque estamos cansados de retenerlo (cf. Jer 20.9). Cuando me paro en

el púlpito el domingo, luego de una semana de estudio y preparación, me

animo con lo que voy a decir. A veces las personas me preguntan cuánto

tiempo ocupo en prepararme para mis mensajes. Me preparo cada semana

para ese domingo. De allí proviene mi intensidad. La emoción de un

descubri​miento fresco activa mi entusiasmo.

Hace algunos años hicimos una actividad evangelística en nuestra

iglesia. Le pregunté a uno de los hombres en mi mesa cuánto tiempo hacía

que visitaba la iglesia.

—Un año —respondió.

—¿Y cuánto tiempo hace que es cristiano? —le pregunté.

Respondió que no era cristiano.

—¿Por qué viene? –volví a preguntarle.

—Soy vendedor y usted es tan entusiasta que me anima para mi semana

de ventas.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 345

P:355

Cortésmente le mencioné que había algo más en mis mensajes que

simple entusiasmo. Empero estaba agradecido de saber que no era

aburrido. Debe haber un entusiasmo, una excitación y una intensidad en

nuestra predicación.

6. Sea autoritativo

Predique con convicción. La Biblia es la palabra autoritativa de Dios

para el hombre. Como dijo alguien: «Dios no nos dio las “Diez

Sugerencias”; nos dio los Diez Mandamientos». Podríamos definir la

autoridad como «confianza delicada». Si creemos que lo que decimos es

cierto, debemos decirlo con confianza y autoridad. Decimos confianza

delicada, porque no podemos parecernos a un sargento espiritual,

gritándole órde​nes a nuestro pueblo.

Predique en segunda persona. Diga «tú», no «nosotros» o «ellos».

Usted es el vocero de Dios, así que debe ser directo en el uso del «tú».

Recuerdo haber escuchado hace varios años que el Departamento de

Policía de Los Ángeles había suspendido a un hombre de su academia

policiaca porque tenía una voz fina y debilucha. Ellos creyeron que era

inapropiado que les dijera a las personas: «¡Está bajo arresto!», en un

tono de voz que no pareciera autoritaria. Debemos predicar con

convicción: y las personas deben sentirlo así. Como le escribió Pablo a

Timoteo: «Que prediques la palabra […] redarguye, reprende, exhorta

con toda paciencia y doctrina» (2 Ti 4.2).

7. Sea relevante

Evite ser evasivo, oscuro, pedante o usar ilustraciones obsoletas con

las cuales las personas no se pueden relacionar. Muestre cómo las

verdades eternas de la Palabra de Dios impactan las vidas cada día.

La verdadera predicación expositiva es en realidad la clase de

predicación aplicada más efectiva. Cuando la Escritura se interpreta de

manera precisa y se predica con poder, el Espíritu toma el mensaje y lo

aplica a las necesidades particulares de cada oyente. Aparte de la

aplicación general explícita al definir las principales partes de la

exposición, el expositor no está obligado a ofrecer un número establecido

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 346

P:356

de puntos de aplicación específica para que el sermón tenga un impacto

práctico. Eso no quiere decir que no debe hacer algunas aplicaciones,

pero si se permite que el texto hable por completo, las aplicaciones se

multiplicarán mucho más de lo que pueda anticipar, ya que el Espíritu de

Dios toma su Palabra y la aplica a cada oyente.

Si están presentes cientos o hasta miles, el expositor puede establecer

restricciones innecesarias, al proponer sus aplicaciones específicas y

correr el riesgo de eliminar muchas otras a las vidas de sus oyentes. En

lugar de eso, debe concentrarse en ofrecer el significado correcto del

texto y contentarse con aplicaciones generales. Esto le concede al Espíritu

Santo, que es el más capacitado para aplicar la Palabra a cada corazón,

su lugar correcto al dirigirse a las vidas individuales.

El supremo y solemne llamado de Dios a predicar su Palabra demanda

nuestro mejor estudio y una exposición cuidadosa. El alimento espiritual

de la Palabra de Dios lleva a nuestros oyentes a crecer en gracia, así que

debemos asegurarnos de que está preparada adecuadamente antes de

servirla a una congregación, y debemos servirla de forma tal que se honre

su singular autoridad.

1 Leith Anderson, «Excellence in Preaching» [Excelencia en la

predicación], Christianity Today, 26, 17 de septiembre de 1982, p. 54.

2 Robert A. Traina, Methodical Bible Study, Wilmore, Kentucky,

1952, pp. 179-80.

3 lbíd., p. 180.

4 J. I. Packer, God Has Spoken [Dios ha hablado], Hodder and

Stoughton, Londres, Inglaterra, 1965, p. 74.

5 C.H. Spurgeon, Lectures to My Students: Third Series [Conferencias

a mis estudiantes: Tercera serie), reimpresión, Baker, Grand Rapids, MI,

1977, p. 2.

6 Ibíd., p. 3.

7 Ibíd., p. 2.

8 Ibíd., p. 5.

9 «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos

en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles

que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con

vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».

10 Para una discusión de este importante punto véase C. H. Spurgeon,

«The Need of Decision for the Truth» [La necesidad de una decisión por

la verdad], Lectures, pp. 39-53.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 347

P:357

PARTE V

LA PREDICACIÓN DE LA

EXPOSICIÓN

17. Las traducciones bíblicas y la predicación expositiva

18. Presentación de la exposición

19. Preguntas frecuentes acerca de la predicación expositiva

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 348

P:358

17

Las traducciones bíblicas y

la predicación expositiva1

Robert L. Thomas

La predicación expositiva presupone el objetivo de enseñarle a una audiencia el

significado del pasaje sobre el cual se basa el sermón. Hay dos clases de traducciones

bíblicas disponibles que el predicador puede utilizar como «libros de texto» al realizar

e sta tarea. Una clase sigue los idiomas originales de la Escritura en forma y

vocabulario, hasta donde es posible, sin violentar el uso castellano. La otra clase no

está tan dominada por la fraseología en los idiomas originales, sino que se adapta al

uso contemporáneo del idioma en el cual se hace la traducción. Es posible, con cierto

grado de objetividad, medir cuánto se desvía una traducción de los idiomas originales.

El mayor grado de desvío refleja inevitablemente una mayor proporción de

interpretación de parte del traductor. Independientemente de la precisión de la

interpretación, el predicador a veces estará en desacuerdo con ella y tendrá que

dedicar un valioso tiempo para corregir el texto. Por lo tanto, la mejor elección en

traducciones sobre la cual basar la predicación expositiva es la que siga más

literalmente los idiomas originales y excluya tanta interpretación humana como sea

posible.

Las versiones castellanas de la Biblia pueden clasificarse de distintas

maneras. En cuanto a origen histórico, en cuanto a base textual, en cuanto

a orientación teológica, y en cuanto al uso del idioma español. Estas áreas

de consideración no son irrelevantes a la exégesis y la predicación

expositiva, pero para los propósitos de este estudio, se examinará una

quinta clasificación, la de las filosofías de traducción utilizada en la

producción de las versiones de la Biblia.2

Se elige esta categoría de análisis debido a su estrecha conexión con la

exégesis y la exposición. En investigaciones como estas los dos términos,

exégesis y exposición, deben definirse claramente. «Exégesis» es la

aplicación técnica o crítica de principios hermenéuticos a un texto bíblico

en el idioma original teniendo en cuenta la exposición o la declaración de

su significado. «Exposición» se define como un discurso que establece el

significado de un pasaje de forma popular. Es más o menos sinónimo de

la predicación expositiva. En una comparación de estos dos se debe notar

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 349

P:359

que la exégesis es más fundamental y más orientada hacia la crítica y los

tecnicismos. La exposición se basa en la exégesis y tiene en cuenta a una

audiencia más popular. Aquí la exposición bajo consideración es pública

y una exposición verbal en lugar de una exposición escrita.

En la práctica de la exposición o la predicación expositiva se asume

que las metas del predicador incluyen la enseñanza del significado de este

pasaje para la audiencia.3 Esa enseñanza señala asuntos en el texto que

son obvios pero que jamás han sido notados. También llama la atención a

asuntos que podrían estar completamente ocultos al lector de una

traducción al castellano. Además, explicará pasajes difíciles de

interpretar. En el proceso de impartir nueva enseñanza, el expositor

también les recordará a sus oyentes la verdad aprendida con anterioridad.

Basado en toda esta instrucción, el predicador aplicará los principios de

su pasaje a los oyentes en vista a producir crecimiento espiritual y

transformación en sus vidas.

Es obvio que las metas anteriores son mucho más asequibles si la

congregación tiene una versión castellana de la Biblia en la cual seguir el

sermón, preferiblemente la misma traducción que usa el líder de la

reunión. La cuestión que habremos de investigar en la siguiente discusión

es, ¿con qué clase de traducción puede el ministro de la Palabra alcanzar

mejor sus metas? En otras palabras, ¿cuál es el vínculo más deseable

entre la exégesis y la exposición? Dicho todavía de otra manera, ¿qué tipo

de libro de texto es más ventajoso para el uso en la práctica de la

predicación expositiva?

Dos filosofías de traducción

En búsqueda de respuesta para esta pregunta acerca de la clase de

versión necesaria, primero es necesario comprender, con cierto detalle,

las características de dos grandes filosofías de traducción.

Una filosofía se concentra más en el texto original o la fuente de la

traducción. Este es el método de equivalencia literal o formal de

traducción. El otro se ocupa más de la audiencia que sirve de blanco4

para la traducción. Esto se denomina como el método de traducción de

equivalencia dinámica o libre. Una traducción literal busca una

equivalencia palabra por palabra, tratando también de retener la

estructura gramatical del original hasta donde lo permita el idioma

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 350

P:360

destinatario. Una traducción libre procura la efectividad en la

comunicación o un efecto sobre el lector en el idioma receptor

comparable con lo producido por los oyentes y los lectores oríginales.5

De acuerdo con lo que propone la equivalencia dinámica, las

traducciones literales, que son, en su mayoría, las más antiguas y

tradicionales, no han dado lugar apropiado a los factores culturales y

sociales que afectan a los lectores de una traducción.6 El proponente de la

equivalencia formal responde que el traductor de una traducción libre no

ha mostrado sufi​ciente respeto por el texto inspirado.7

Traducir de manera libre no es una nueva idea. Jerónimo, que produjo

la Vulgata latina a fines del cuarto siglo, procuró traducir el sentido, no

las palabras, del original siempre que se tradujera cualquier cosa que no

fuera la Escritura.8 John Purvey, un socio de John Wycliffe, expresó más o

menos el mismo sentir a finales del siglo XIV cuando dijo que la unidad

en traducción no puede ser la palabra, sino al menos la cláusula o la

oración.9 Sin embargo, el grado de libertad propuesto por estos eruditos

no puede aplicarse a muchas de las versiones modernas al castellano.

Jerónimo no aplicó estas medidas a la Vulgata. En inglés, un gran avance

en la traducción libre se produjo al comienzo mismo de este siglo con la

publicación del Twentieth Century New Testament [Nuevo Testamento

del siglo XX]. A pesar de haber sido traducido por los que tienen una

orientación básica que no se inclina a la erudición, este proyecto preparó

el camino para un flujo de obras eruditas orientadas más hacia la práctica

moderna del inglés que a la expresión precisa del texto oríginal.10 Estas

han incluido esfuerzos de parte de Weymouth, Moffatt, Goodspeed, y

Knox así como la New English Bible y la Good News Bible.

En relación con las últimas, finalmente se desarrolló una base

filosófica para lo que el traductor libre ya había estado haciendo por

muchas décadas.11 Fue en este punto que se aplicó el título «equivalencia

dinámica » a la práctica.12 Muchos de los principios de la teoría moderna

de comuni​caciones fueron integrados en la práctica de la traducción.

El predicador contemporáneo, pues, está confrontado con una elección

entre estas dos clases de traducciones. La reacción de algunos podría ser

cuestionar si hay mucha diferencia entre ambos. Ellos desearían saber si

se pueden medir las diferencias. También resulta interesante la

natura​leza de las diferencias y cómo afectan a la predicación expositiva.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 351

P:361

LA MEDICIÓN DE LAS DIFERENCIAS ENTRE LAS

TRADUCCIONES LIBRES Y LAS LITERALES

¿Se pueden aplicar pruebas de equivalencia dinámica y equivalencia

formal a las distintas versiones para que se pueda medir la equivalencia

de efecto y conformidad con el original? La respuesta en el caso de la

equivalencia dinámica es definitivamente «no», y en cuanto a la

equiva​lencia formal es «sí».

Probar la efectividad comunicativa de las traducciones, determinando

así sus grados de equivalencia dinámica, es una tarea imprecisa. De

acuerdo con Nida, una traducción debe estimular en el lector (en su

lenguaje nativo) la misma disposición de ánimo, impresión, o reacción

para sí que el escrito original procuró estimular en sus primeros

lectores.1 3 Esta es una meta inalcanzable que sólo puede alcanzarse de

manera aproxímada. 14 Las impresiones de personas diferentes variarán

ampliamente luego de leer el mismo pasaje bíblico. Además, el «efecto

de equivalencia» es difícil de cuantificar, porque nadie en los tiempos

modernos conoce con certeza cuál era el efecto en los lectores y los

oyentes originales. Asumir que un escrito siempre les resultó claro, como

frecuentemente se hace, es algo precario.1 5 Pero se han desarrollado

pruebas para medir cuán bien los lectores modernos comprenden lo que

leen. Una de las más exitosas se llama la «Técnica Cloze».16 Esta consiste

en la reproducción de porciones de literatura con palabras omitidas

intencionalmente en intervalos regulares. Se le entregan estas porciones a

un grupo representativo de personas que no están familiarizadas con la

literatura y se les pide que inserten las palabras omitidas. En base a su

éxito en hacerlo, se reúne información estadística acerca de cuán legible

es la literatura en cuestión. Al utilizar secciones comparables acerca de

distintas versiones, uno puede calcular la efectividad comunicativa

comparada de estas versiones.

Las limitaciones de esta prueba son muchas. Se centran en la dificultad

de reunir un grupo lo suficientemente representativo de personas.17 Las

aptitudes de vocabulario varían mucho aún entre miembros de la misma

familia. Los trasfondos y las experiencias difieren a tal punto que los

miembros del mismo grupo sociopedagógico reflejan amplias

discrepancias en los resultados de una prueba de esa clase. Desarrollar

un patrón de resultados significativos es prácticamente imposible debido

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 352

P:362

a la extrema subjetividad de la cantidad y la calidad que se está

probando.

Sin embargo, la prueba de la equivalencia formal es más exitosa. Es

una prueba de «valores de desvío». Fue formulada primeramente por

Wonderly,18 este procedimiento consta de cinco pasos.19

El primero de estos pasos es tomar un pasaje de extensión adecuada,

vamos a decir de 30-50 palabras griegas o hebreas, y numerar las

palabras de manera consecutiva.

Segundo, cada palabra es traducida a su equivalente castellano más

cercano, de acuerdo con herramientas léxicas corrientes. Esta etapa,

conocida como «transferencia literal», se realiza sin reorganizar el orden

de las palabras. En casos donde hay otras alternativas de otras palabras

se incluyen ambas elecciones. Los números consecutivos del primer paso

permanecen en su debida secuencia. Por supuesto, el resultado de este

paso es un castellano incomprensible. Sin embargo, esta es una etapa

intermedia impor​tante.

El tercer paso consiste en cambiar el orden de las palabras y realizar

cualquier otro cambio necesario para producir algo que se entienda. Los

cambios realizados se mantienen en un mínimo, incluyéndose sólo los que

sean absolutamente necesarios para que se comprenda el sentido. Este

proceso se conoce como «transferencia mínima». En esta reorganización

cada palabra o frase retiene su secuencia numérica original, el resultado

es que los números ya no caen en su anterior secuencia consecutiva. El

resultado de este paso se llama la traducción a su «equivalente más

cercano». Este equivalente más cercano constituye una medida con la cual

se pueden comparar las distintas traducciones publicadas.

La cuarta parte del procedimiento para determinar valores de desvío en

las versiones es la comparación de estas versiones, una por una, con la

equivalencia más cercana en la sección de la Escritura bajo

consideración. Esa comparación reflejará cinco clases de diferencias:

cambios en el orden de las palabras, omisiones del texto, alteraciones

léxicas, alteraciones sintácticas,2 0 y añadiduras al texto. Cada vez que

una traducción difiere de la equivalencia más próxima, se le asigna un

valor numérico apropiado, dependiendo del grado de diferencia entre las

dos. Cuando se suman los valores para las cinco clases de diferencias, se

establece un valor de desvío para la sección. De este valor de desvío

para las 30-50 palabras se extrapola un valor de desvío para cada

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 353

P:363

centenar de palabras.

El quinto y último paso es repetir todo el proceso en otros pasajes

hasta que se obtenga una muestra adecuada de todo el libro. Entonces los

valores de desvío de todos los pasajes se juntan para obtener un solo

valor de desvío por cada centenar de palabras en todo el libro. Esto se

puede hacer con cada libro de la Biblia en cualquier versión.

Los valores de desvío obtenidos a través de esta prueba no tienen

significado alguno como cantidades absolutas, pero cuando el valor de

una versión se compara con el de otro, se pueden identificar las versiones

que más se acercan al texto original, así como las versiones que difieren

de manera más extensa del original.

De esas relaciones se puede construir un diagrama que refleje el perfil

de cada traducción en relación con las otras.2 1 También se puede

establecer una clasificación de valores de desvío para las traducciones

literales, las traducciones libres, y las paráfrasis,22 para mostrar en cual

categoría pertenece cada traducción y cómo se compara con otras

traducciones dentro de la misma categoría.

Hace falta un comentario acerca del punto divisorio entre las

traducciones literales y las libres y entre las traducciones libres y las

paráfrasis. Estos son un tanto arbitrarios, pero no del todo.

Los valores de desvío se pueden utilizar de varias maneras para

detectar las tendencias de las traducciones. Por ejemplo, una comparación

de los valores de desvío de distintos libros refleja distintos grados de

desvío dentro de la misma versión. A pesar de las subsiguientes reseñas

de comités, cuando se asigna un traductor diferente a cada libro, hay una

buena oportunidad de que una versión dada variará de libro en libro en

sus valores de desvío.

Otro punto que debe hacerse es que no se puede precisar una línea

entre las traducciones literales y las que son libres. Por lo tanto, no hay

gran diferencia entre una traducción al tope de la clasificación literal y

una al final de la clasificación libre.

LA INTERPRETACIÓN COMO UN FACTOR EN LA

TRADUCCIÓN

La discusión anterior acerca de los grados de desvío de la forma del

texto original provoca una pregunta acerca de qué factor o factores dan

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 354

P:364

cuenta del aumento en el desvío de algunas versiones en comparación con

otras. En términos generales, ¿cuáles son los distintivos de las

traducciones libres y las paráfrasis que las separan de las traducciones

literales?

La principal distinción yace en el área de la interpretación. De hecho,

alguna interpretación debe acompañar cualquier intento de traducción. 23

En esto Barclay está en lo correcto,24 y el editor de Churchman está

equivocado al decir que la traducción y la interpretación debe mantenerse

rígidamente separados.25 Por ejemplo, uno no puede traducir 1 Corintios

7.36-38 sin adoptar puntos de vista en cuanto a si el pasaje se refiere al

padre de la virgen o al acompañante masculino de la misma. Aun así, la

mayor diferencia entre traducciones de poco valor de desvío y las de

mayor valor yace en la cantidad de interpretación tras las traducciones.

En las traducciones libres y las paráfrasis este elemento es, como regla,

sustan​cialmente mayor.26

Esto señala una dificultad intrínseca en las traducciones libres y la

paráfrasis. El traductor debe elegir una interpretación de las posibles

alternativas, dejando así al lector a la misericordia de su elección.2 7 El

traductor de una traducción literal a menudo puede retener la ambigüedad

del texto original y permitir así que el lector pueda interpretarlo por sí

mismo.28

Por ejemplo, el lector de Gálatas 5.12 en la Reina Valera 1960

necesitará la ayuda de un comentario para comprender el

versículo.29¿Qué significa, «¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!»?

Sin embargo, los lectores de las traducciones libres y las paráfrasis no

necesitarán un comentario porque los traductores lo han interpretado por

ellos.

La responsabilidad adicional de un traductor que sigue la equivalencia

dinámica se hace obvia mediante esta comparación. También ha llegado a

ser un comentarista. Es a esta función adicional que algunos han

objetado.30 Sin reconocer que ha hecho eso, ese traductor ha añadido su

interpretación personal al texto, excluyendo así del lector la

consideración de los otros posibles significados del texto. Por otro lado,

una traducción literal a menudo puede dejar la misma oscuridad en el

texto castellano que uno encuentra en el original.

¿Prohíbe 1 Timoteo 3.2 la comisión de un supervisor que es bígamo,

como se implica en la Reina Valera 1960 y La Biblia al Día mediante la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 355

P:365

adición de la palabra «sola»? O, ¿prohíbe la comisión de un hombre

divorciado, como indica la Biblia de Jerusalén? O quizás el versículo

habla de la calidad de la fidelidad sin ocuparse de la historia marital,

como deciden hacer las otras versiones. Pero quizás se debe dejar la

decisión acerca de este asunto al expositor o al lector.

Kubo y Specht, así como Lewis, están entre los que se cuestionan

seriamente si un traductor tiene el derecho de incluir su interpretación en

el texto.31 Muchos se unirían a esta objeción cuando las interpretaciones

del traductor son obviamente erróneas.

EL EFECTO DE LAS VERSIONES INTERPRETATIVAS EN LA

PREDICACIÓN

Es momento de responder al asunto de qué clase de traducción es la

mejor base para la predicación expositiva. Para algunos predicadores, la

efectividad en la comunicación de una traducción libre o una paráfrasis es

muy importante. Esta ventaja no debe subestimarse.32 Empero si la meta

definitiva del expositor es enseñar el significado de su pasaje como

fundamento para las aplicaciones a las experiencias prácticas de su

congregación, tendrá serios impedimentos de usar una versión con

excesivos elementos de interpretación. Utilizar una traducción libre o una

paráfrasis bajo el pretexto de que todas las traducciones son

interpretaciones es una excusa barata. Se debe confrontar el hecho de que

algunas versiones son más interpretativas que otras, y se debe hacer una

elección en vista de esto.

Al encontrarse con una interpretación distinta a la suya, lo cual es

seguro, el predicador expositivo debe decirles a sus oyentes que el

significado no es lo que dicen sus Biblias. Este es un procedimiento

bastante diferente de explicar una declaración ambigua. Asumirá el

carácter de una retracción de lo que dice la traducción. Esta práctica, al

repetirse con demasiada frecuencia, aumenta la confusión y reduce la

efectividad peda​gógica.

La situación es análoga a enseñar un tema en el salón de clases con un

libro de texto que expresa puntos de vista opuesto al que sostiene el

maestro. Se consume el tiempo de clase con refutaciones de lo que enseña

el libro de texto. Una técnica pedagógica tan débil reduce en gran medida

el éxito del proceso de aprendizaje, especialmente en la situación en

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 356

P:366

donde se lleva a las personas a creer que tienen un libro terminante en sus

manos. Se les ha enseñado que esta es la «Biblia», no un comentario

acerca de la Biblia.

Es mucho más ventajoso utilizar y animar a la audiencia a seguir una

traducción más literal, una que el traductor ha trasmitido del idioma

original de manera tal que le ofrezca a la iglesia una traducción precisa

sobre la cual hacer su exégesis, y no una que someta a la iglesia a

limitaciones en la comprensión del traductor de lo que significa el texto.33

Es trabajo del expositor, no del traductor, explicar el significado del

pasaje bajo consideración. Cuando un siervo del Señor impone sobre el

pueblo de Dios su interpretación personal, está moralmente obligado a

aclarar su función, que es la de expositor, no de traductor. En cualquier

obra denominada como una traducción, de manera precisa, se debe

reducir la interpretación. De otra manera, se usurpa la función del

expositor, y la obra llega a ser un comentario acerca del significado del

texto, no una traducción al equivalente más cercano del idioma receptor.

Byington ha reflejado este punto de vista de la traducción:

Decir en palabras propias lo que creo que el profeta o el apóstol estaba tratando de hacer no

seria, a mi parecer, una verdadera traducción; tampoco lo seria analizar en una hilera de

palabras separadas todas las implicaciones que podría contener el original en una palabra; la

diferencia entre la brevedad y verbosidad es una diferencia entre la Biblia y otra cosa. En la

medida en que una traducción no siga este patrón, es un comentario en lugar de una

traducción: una manera de comentar muy útil y legitima, pero no cumple con la tarea de la

traducción.34

Los comentarios hacen mucha falta, pero es un error suponer que una

traducción puede trabajar en esa función sin dejar de ser una traducción.

Predicar de una traducción libre o una paráfrasis es casi lo mismo que

predicar de un comentario, no de una traducción. No es obra del traductor

mediar entre la Palabra de Dios y la cultura moderna como hace el

comentarista o el expositor.35

Por esto es que existe un consenso de que las traducciones libres y las

paráfrasis no proveen textos apropiados para el estudio bíblico.36 Por eso

es que la recomendación general de seguir una traducción literal con el

propósito del estudio es muy amplia.37

CONCLUSIÓN

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 357

P:367

Aunque hay que admitir que un sermón no es lo mismo que una

conferencia en el aula, se parece ya que la edificación de los oyentes del

sermón sólo ocurre cuando se aprende. Para este fin, en cuanto a la

filosofía de la traducción, se propone que el mejor vínculo entre la

exégesis y la predicación expositiva, el mejor libro de texto para usar en

la exposición pública de la Palabra, es una traducción literal de la Biblia,

una en la cual se reduzca el elemento de interpretación.

La última elección de una traducción no debe basarse solamente en las

técnicas de traducción. Debe considerarse el origen histórico, la base

textual, los prejuicios teológicos, y también el uso del idioma inglés. Sin

embargo, entre estas la filosofía que se sigue en el proceso de traducción

sigue siendo un factor preponderante en la elección de una versión sobre

la cual basar una exposición bíblica efectiva.

1 Este ensayo se presentó originalmente en la XXXV reunión anual de

la Sociedad Teológica Evangélica en Dallas, Texas, en diciembre de

1983 y publicada en el ejemplar de primavera de 1990 (1, número 1) de

The Master’s Seminary Journal bajo el título «Bible Translations: The

Link between Exegesis and Expository Preaching» [Traducciones

bíblicas: El nexo entre la exégesis y la predicación expositiva], pp. 53-

73. Se han hecho unas pocas añadiduras al ensayo original.

2 Para un resumen de las cinco áreas en las cuales podrían clasificarse

las traducciones al inglés, véase a Roben L. Thomas, An Introductory

Guide for Choosing English Bible Translations [Una guía introductoria

para escoger una traducción inglesa de la Biblia], autor, California, Sun

Valley, 1988.

3 W. C. Kaiser, Jr., Toward and Exegetical Theology, Baker, Grand

Rapids, Michigan, 1981, pp. 18-19.

4 Glassman señala que «blanco» ya no es aceptable para designar el

idioma en el cual se hace una traducción porque sugiere el disparo de una

comunicación a un blanco y trata a la comunicación como una calle en una

sola dirección en lugar de esperar una respuesta. Él prefiere «receptor»

para enfatizar el hecho de que el idioma tiene que ser descifrado por

aquellos a quienes se le dirige, E. H. Glassman, The Translation Debate:

What Makes a Bible Translation Good? [El debate de la traducción:

¿Qué hace a la traducción Bíblica buena?], InterVarsity, Downers Grove,

Illinois, 1981, p. 48.

5 J. P. Lewis, The English Bible/From KJV to NIV, Baker, Grand

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 358

P:368

Rapids, Michigan, 1981, p. 279; S. Kubo y W. F. Specht, So Many

Versions?, ed. rev. y aumentada, Zondervan, Grand Rapids, Michigan,

1983, pp. 341-43; F. F. Bruce, History of the English Bible, Oxford,

Nueva York, 1978, p. 233. J. P. M. Walsh («Contemporary English

Translations of Scriptures», Theological Studies, 50, núm. 2, junio 1989,

pp. 336-38) encuentra admirable la motivación detrás de la equivalencia

dinámica: un celo por almas y un deseo de hacer que las riquezas de la

Escritura estén disponibles a todos. Empero nota una premisa

problemática, que hay un mensaje que «puede desvincularse de las formas

concretas, condicionadas histórica y culturalmente, en las cuales se

expresó originalmente, y comunicada a lectores en otras maneras,

determinadas de modo similar por la historia y la cultura, que son

diferentes a las del texto original […] La verdad de la Biblia existe […]

en una cierta incorporación, la cual no tiene verdadera importancia». Él

cree que esta premisa de la equivalencia dinámica lleva consigo un aura

casi «gnóstico».

6 J. Van Bruggen, The Future of the Bible, Nelson, Nashville,

Tennessee, 1978, p. 69. Algunos están tan ávidamente comprometidos con

el método de la equivalencia dinámica que son extravagantemente críticos

de la equivalencia formal. Niegan su habilidad de comunicar nada a la

persona común. Glassman tipifica este extremo cuando escribe: «Cada

ejemplo que pudiera ofrecer de una traducción con correspondencia

formal simplemente reforzaría el punto de que, en su mayoría, no

comunica a la persona común de hoy día, si es que alguna vez lo hizo»

(Glassman, Translation Debate, pp. 50-51). Esta representación de la

equivalencia formal es groseramente engañosa. Representar este método

como algo que no comunica es levantar un «hombre de paja» que no se

parece siquiera un poco a la situación actual. Kohlenberger también es

culpable de pintar un cuadro igualmente distorsionado de la traducción

literal (J. R. Kohlenberger III, Words About the Word: A Guide to

Choosing and Using Your Bible, Zondervan, Grand Rapids, Michigan,

1987, p. 63). Carson se une a los otros en una torpe exageración, sino un

error total, cuando escribe: «Hay extenso reconocimiento de cuán

terriblemente inadecuada es la mera equivalencia formal en la traducción,

reforzada por miles y miles de ejemplos», D. A. Carson, «The Limits of

Dynamic Equivalence in Bible Translation», Notes on Translation, 121,

octubre 1987, p. 1, reimpreso de Evangelical Review of Theology, 9,

núm. 3, julio 1985.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 359

P:369

7 Van Bruggen, Future, p. 81; Robert L. Thomas, «Dynamic

Equivalence: A Method of Translation or a System of Hermeneutics?»,

The Master’s Seminary Journal, 2, núm. 2, otoño 1990, pp. 169-72.

8 P. Schaff y H. Wace, A Select Library of Nicene and Post-Nicene

Fathers of the Christian Church, Eerdmans, Grand Rapids, Michigan,

1954, pp. vi, 113; Lewis, English Bible, p. 233; Harvey Minkoff,

«Problems of Translations: Concern for the Text Versus Concern for the

Reader», Bible Review, 4, núm. 4, agosto 1988, pp. 35-36.

9 Bruce, History, pp. 19, 238; D. Ewert, From Ancient Tablets to

Modern Translations, Zondervan, Grand Rapids, Michigan, 1983, p. 185.

10 Bruce, History, pp. 153-54.

11 E. Nida, Toward a Science of Translating, Brill, Leiden, Holanda,

1964, pp. 159-60, 166-76.

12 Bruce, History, p. 233.

13 Nida, Toward a Science, pp. 156, 164.

14 Kubo y Specht, So Many, pp. 174-75.

15 Van Bruggen, Future, p. 112.

16 Nida, Toward a Science, p. 140; Wonderly, Bible Translations, pp.

203-5. Kohlenberger menciona otras dos pruebas que se han utilizado

para medir cuán legible es un documento, la primera es una serie de

pruebas de comprensión de lectura preparada por Dwight Chappell

durante los 1970 y la otra se llama el Fog Readability Index,

Kohlenberger, Words, pp. 60-61.

17 Wonderly, Bible Translations, pp. 204-5.

18 Citado por Nida, Toward a Science, pp. 184-92.

19 El acercamiento de Wonderly ha sido alterado un poco para facilitar

un análisis más detallado, como se explicará en el cuarto paso.

20 Wonderly tiene una categoría, «alteraciones estructurales», en lugar

de las dos categorías, «alteraciones léxicas» y «alteraciones sintácticas»,

que sugerimos aquí. Se propone que esta división adicional promueve una

evaluación más definitiva de las diferencias de esta naturaleza. Los

asuntos léxicos y sintácticos son un tanto distintos el uno del otro.

21 La discusión anterior percibe a las traducciones en su desvío del

texto del lenguaje original en grados variados. Glassman representa un

grupo que percibe los dos acercamientos a la traducción, no desde la

perspectiva de aproximación relativa al texto original, sino desde el punto

de vista de dos acercamientos a la traducción que son completamente

distintos (Glassman, Translation Debate, pp. 47-48). Él parece decir, en

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 360

P:370

otras palabras, que la equivalencia dinámica no procura representar las

palabras individuales o las construcciones sintácticas del original. El

traductor que sigue la equivalencia dinámica interpreta el significado del

texto y procede a expresar ese significado en cualquiera palabra y

construc​ción que le parezca adecuada.

22 Beekman y Callow no utilizan «paráfrasis» para describir los

resultados de sus traducciones de equivalencia dinámica debido a la

connotación peyorativa que lleva en las mentes de muchos cristianos

(John Beekman y John Callow, Translating the Word of God, Zondervan,

Grand Rapids, Michigan, 1974, p. 21). Sin embargo, debido a una

connotación de la palabra hallada en los círculos lingüísticos, Glassman

utiliza «paráfrasis» sin apología para describir una técnica legítima de

traducción (Glassman, Translation Debate, p. 27).

23 Ewert, Ancient Tablets, p. 259.

24 Kubo y Specht, So Many, p. 163.

25Ibíd., p. 170.

26 Ewen, Ancient Tablets, p. 259. El paso de traducción en donde se

incorpora la interpretación del traductor se llama «análisis». Él es

responsable de realizar una minuciosa evaluación exegética del pasaje a

traducirse para descubrir lo que significaba para los que lo leyeron y

escucharon por vez primera (Glassman, Translation Debate, pp. 59-61).

Realizada de manera apropiada, esta responsabilidad conlleva la

implementación del método históricogramático de interpretación. Una vez

alcanzado esto, él transfiere el significado del lenguaje receptor y lo

reestructura en la manera que concibe como más apetecible a los

recipientes en el nuevo idioma.

27 Lewis, English Bible, p. 133. Para un examen más cercano a la

equivalencia dinámica o «equivalencia funcional» como se ha

denominado al método más recientemente, vea a Thomas, «Dynamic

Equivalence», pp. 149-75.

28 La ambigüedad se evita fehacientemente en el acercamiento de la

equivalencia dinámica. La responsabilidad del traductor se percibe como

la de ofrecer significado inteligible a todo lo que traduce, aún pasajes

sobre los cuales los exégetas han luchado por siglos (Glassman,

Translation Debate, pp. 101-11; cf. Carson, «The Limits», p. 7). La

alegada necesidad de hacer esto procede de una pobre opinión de la

capacidad del lector al inglés o la motivación de estudiar el pasaje por sí

mismo. Llega a ser una clase de método de traducción de alimentación

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 361

P:371

infantil donde no se deja nada a la iniciativa del que use la traducción.

29 Lewis, English Bible, p. 360.

30 P. ej., Van Bruggen, Future, pp. 105-9. Kohlenberger reconoce el

problema del elemento de comentarios excesivos en versiones como la

Amplified Bible, l a Living Bible, y la Wuest’s Expanded Translation

(Kohlenberger, Words, pp. 66-67), pero aparentemente ignora su

presencia en la New International Version.

31 Kubo y Specht, So Many, pp. 235-36; Lewis, English Bible, p. 133.

32 La efectividad en la comunicación es especialmente ventajosa al

utilizar las Escrituras con propósitos evangelísticos. Nadie puede debatir

la conclusión de que se atrae el interés de los incrédulos más rápidamente

mediante el uso de una traducción libre o una paráfrasis. Esta es la

ventaja elaborada por Glassman cuando critica a los cristianos por el alto

«Índice de neblina» de su terminología al lidiar con personas que no están

familiarizadas con el lenguaje teológico (Glassman, Translation Debate,

pp. 49-50; cf. H. G. Hendricks, Say It with Love, Victor, Wheaton,

Illinois, 1972, pp. 32-33.

33 Van Bruggen, Future, p. 106. Dodd llama a este acercamiento de

evitar la interpretación siempre que sea posible «una ambigüedad

cómoda» (Dodd, «Introduction», p. vii). Él reconoce que la traducción

libre es imposible sin eliminar esta ambigüedad. Véase también Fee,

quien en «1 Corinthians», p. 307, la llama «la ruta segura de la

ambigüedad». Dodd y Fee representan al practicante de la equivalencia

dinámica como un erudito valeroso que no teme las decisiones difíciles.

34 S. T. Byington, «Translator’s Preface», The Bible in Living

English, Watchtower, Nueva York, 1972, p. 5.

35 Van Bruggen, Future, p. 99.

36 Lewis, English Bible, pp. 116, 156, 260, 291; Kubo y Specht, So

Many, pp. 80, 150, 242, 338; W. LaSor, «Which Bible Is Best for You?»,

Eternity, 25, abril 1974, p. 29.

37 Kubo y Specht, So Many, pp. 230, 338; Lewis, English Bible, pp.

116, 222; Bruce, History, p. 259.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 362

P:372

18

Presentación de

la exposición

John MacArthur, Jr.

No basta simplemente tener un mensaje; también debe presentarlo de manera

poderosa. Aunque la presentación no se puede enseñar, se puede mejorar mediante la

práctica de algunos principios básicos. Las recomendaciones incluyen el

establecimiento de una rutina disciplinada antes de predicar y el trabajo diligente

para ser natural en el púlpito. La atención a los métodos de presentación, el uso de la

voz, el contacto visual y los gestos también pueden mejorar la presentación.

Es muy difícil enseñarle a alguien a llegar a ser hábil en la

presentación de un sermón expositivo. Algunos expositores se sienten

cómodos en el púlpito de inmediato, pero otros experimentan una

incomodidad continua. Sin embargo, cualquiera puede mejorar su eficacia

en la presentación pública, como expositor de la Palabra de Dios, al

seguir ciertos principios básicos.

La cuidadosa preparación es sólo parte de la experiencia de la

predicación expositiva. El clímax llega en lo que Martyn Lloyd-Jones

llama «el acto de la predicación». La exégesis minuciosa y la clara

organización son cruciales para un mensaje efectivo. Pero un buen sermón

predicado de manera pobre no es mejor que uno pobre predicado de

manera apropiada. Uno tiene luz, pero no tiene calor; el otro tiene calor,

pero no tiene luz.

El contenido del mensaje es la parte más importante de cualquier

sermón. ¿De qué vale saber cómo predicar con la elocuencia de Apolos si

no tiene nada valioso que decir? No puede subsanar con celo lo que le

falta en sustancia. Las técnicas de buena predicación podrían aparecer a

través del mensaje, pero sin sustancia significativa en las declaraciones,

el resul​tado es inferior.

Recíprocamente, la sustancia valiosa puede ser ineficaz si se comunica

de manera incapaz. La congregación merece escuchar el mensaje de Dios

predicado tanto en espíritu como en verdad. La forma de presentación

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 363

P:373

también es importante, como nos recuerda Jefferson:

Es sorprendente cuán fuerte y tenazmente les insisten las iglesias a los predicadores que

sepan cómo predicar. Ellas perdonarán casi cualquier otra cosa, pero no la incapacidad de

predicar […] Ningún hombre que sepa cómo predicar con gracia y poder necesita quedarse

inactivo en el mercado ni siquiera una hora. ¡Las iglesias andan recorriendo el país en busca

de tal hombre, y no puede escaparse ni siquiera si así lo deseara!1

Desafortunadamente, la demanda de predicadores calificados en los

días de Charles Jefferson no es tan fuerte ahora como lo era en ese

entonces. Empero las medidas de Dios no han cambiado. El expositor

debe tener el mensaje correcto y debe predicarlo con un celo y una pasión

apropiados a la divina verdad.

El expositor que prepara de manera fiel y presenta su exposición

enérgicamente semana tras semana sobresaldrá en la atención tanto del

cielo como de la iglesia.

DESPUéS DE LA PREPARACIÓN, ANTES DE PREDICAR

Un expositor es como un atleta que ha terminado su última práctica,

pero que debe soportar la tediosa espera hasta el juego. Los verdaderos

campeones pueden mantener su concentración e intensidad; otros atletas

no pueden. El mejor expositor, como el atleta triunfador, no debe olvidar

por qué se preparó: para presentar una exposición de la Escritura que

penetre el alma y la cambie con toda la autoridad y el poder de un vocero

de Dios.

Para construir esta clase de puente entre el estudio y el púlpito, tres

principios ayudan a mantener al predicador en su curso:

Propósito

Comience por enfocarse en la realidad que su sermón ofrece al Señor.

Sea dirigido por la verdad de que el Señor es su mayor juez. Su

conciencia le impulsará a presentar la verdad como una ofrenda santa

para Él. Esto le prepara la mente para su solemne responsabilidad.

No debe preocuparse primordialmente por lo que piensen sus colegas o

su congregación. Sepa que presentar el mensaje que el Señor le ha dado

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 364

P:374

es su servicio a Él por su satisfacción. Por eso es que Pablo le encargó a

Timoteo «delante de Dios y del Señor Jesucristo» (2 Ti 4.1) que

predicara la Palabra. Deje que sus pensamientos, entre la preparación y la

presentación, moren en el Señor y en su respuesta a su ofrenda a Él. En

las horas inmediatas antes de que predique, enfrente la seria realidad de

que debe presentar un sacrificio que sea aceptable al divino autor de la

Escritura.

Pasión

Sienta muy profundamente la verdad que ha de predicar. Sería

diferente si estuviera ofreciendo una reseña bibliográfica o recitando un

relato autobiográfico. Recuerde que los expositores tienen un mandato de

Dios para predicar la verdad y que las consecuencias eternas están en la

balanza.

Este mandato no es fácil de obedecer, ni es una carga ligera. Es difícil

y demanda nuestro mejor esfuerzo y la mayor concentración. Tomar este

encargo con seriedad produce una obligación interna a llegar al púlpito

mejor preparado que al abandonar el estudio.

Planifique

Con los fundamentos esenciales de concretar un propósito celestial y

manteniendo una pasión santa, la implementación de un procedimiento

planificado de manera cuidadosa puede llevar al predicador a un

crescendo espiritual cuando se pare en el púlpito. Para asegurarme de que

el día del Señor presentaré la mejor exposición posible sigo cuatro pasos

conscientes y disciplinados:

1. Prefiero dejar algún tiempo entre hacer mi borrador (notas

exegéticas) y escribir el manuscrito homilético. Esto me da tiempo

para que el mensaje se fije y alcance un nivel fresco de claridad

en mi pensamiento. Si es posible, me gusta pensar en él al

acostarme una noche antes de añadirle los toques finales. Algunas

veces esto no es posible, pero aún en los momentos más

apremiantes, trato de permitir un período de varias horas.

2. Una vez que ambos mensajes dominicales están en su forma final,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 365

P:375

usualmente me tomo la noche del viernes para relajarme, aliviar la

fatiga mental y eliminar las telarañas. A menudo no le presto

mucha atención a mi mensaje hasta alrededor de las seis de la

tarde del sábado.

3. Luego de la cena del sábado, me retiro a mi estudio en la casa por

varias horas y repaso el mensaje matutino, marcando el

manuscrito homilético con un bolígrafo rojo. Realmente lo reviso

a fondo para familiarizarme de manera íntima con él. De este

modo no me ataré a las notas homiléticas el domingo. Si lo refino,

casi siempre es algo mínimo. Paso por el mismo proceso el

domingo en la tarde para el mensaje vespertino. Es raro que haga

alguna otra cosa el sábado por la noche aparte de repasar mis

notas. Esto me ayuda a mantener la mente enfocada y aclara mi

manera de pensar. Entonces puedo cerrar la noche de sábado con

mi mensaje asimilado de manera minuciosa, recapturando así el

flujo mismo de la presentación y comprendiendo el contenido que

tenía al completarse el mensaje varios días antes. Me acuesto

razonablemente temprano.

4. Duermo con mi mente en el mensaje. Dormito orando a través de

él y me despierto a orar de nuevo el domingo. A medida que me

visto para ir a la iglesia, oro con mi mente enfocada en el mensaje

y tratando de no dejar que nada ni nadie me distraiga. Nuestros

ancianos oran conmigo antes del servicio y entonces estoy libre

para entrar en la adoración y la alabanza del servicio antes de

comenzar a predicar.

Todo el mundo difiere en cuanto a cómo usar el tiempo entre un

mensaje terminado en el estudio y la predicación del mismo el domingo.

Eso dependerá de su personalidad, su vida familiar y otras

responsabilidades. Pero el marco general de: (1) recordar que el

propósito definitivo en la predicación es presentar un sacrificio aceptable

al Señor, (2) permitir que la santidad de la predicación sea su pasión, y

(3) establecer un patrón de vida que le prepare de manera óptima para

predicar en la mejor condición mental y espiritual el domingo, le permite

al predicador descansar en Dios para alcanzar sus propósitos divinos

mediante la experien​cia de la predicación.

UNA PRESENTACIÓN IRRESISTIBLE

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 366

P:376

Cada hombre que va al púlpito debe estar consciente de que su

presentación mejorará la exposición o la menospreciará. ¿Qué hace

efectivo el acto de la predicación? ¿Qué cualidades caracterizan la

presentación del sermón de los expositores dinámicos?

La buena predicación comienza con claridad de contenido. Y lo hace

con un tema sencillo y fácil de reconocer. En su libro Preaching and

Preachers [La predicación y los predicadores], Martyn Lloyd-Jones

relata un hecho de su primer año de predicación:

Era costumbre en Gales en ese entonces, en ocasiones especiales, tener dos predicadores

que predicaban juntos en un servicio, el más joven primero y el mayor después […] El

hombre viejo era lo suficientemente bondadoso como para escucharme en la tarde; era la

primera vez que me escuchaba tratando de predicar. Mientras nos conducían juntos en un

auto para tomar té en la casa del ministro de la iglesia, el predicador, que era exactamente 60

años mayor que yo, con mucha bondad, con el deseo de ayudarme y para animarme me

ofreció una advertencia muy seria. «El gran defecto del sermón de esta tarde fue», dijo: «que

estabas oprimiendo a tu pueblo, les estabas ofreciendo demasiado […] Sólo los estabas

aturdiendo, y por lo tanto no los estabas ayudando». Además, indicó: «Préstale atención a lo

que haré esta noche. Realmente voy a decir una cosa, pero la diré de tres maneras

diferentes». Eso fue preci​samente lo que hizo y con mucha eficacia.2

Su estudio exegético debe haber identificado un tema. La clave al

presentar la exposición es hacer que ese tema sobresalga. Enfatice su

tema y sus puntos principales mientras predica. Evite bosquejos

complejos; estos hacen que sus oyentes olviden sus puntos principales. La

manera más útil de enfatizar su tema y bosquejarlo es la repetición. A

medida que se mueva de un punto al próximo, utilice breves oraciones de

transición para repasar los puntos que ya analizó. Reafirme la idea central

del mensaje tan a menudo como sea apropiado. Un modo de asegurar que

sus oyentes comprendan su tema y su desarrollo es imprimirlo en el

boletín de la iglesia con espacio para que tomen notas.

Utilice un lenguaje claro. Las ideas claras necesitan comunicarse de

maneras comprensibles. Si diez personas en su congregación no

comprenderán la palabra «dicha», utilice «felicidad». Impresionar con su

erudición a costa de la comprensión del oyente es contraproducente.

G. Campbell Morgan sostiene que la pasión es un ingrediente esencial

para una presentación efectiva. Al explicar lo que indica por «pasión»,

recuerda una discusión que tuvo el actor británico Macready con un

pastor muy conocido. Este trataba de comprender por qué las multitudes

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 367

P:377

acudían a las presentaciones teatrales ficticias mientras pocos llegaban a

escucharle predicar la verdad inmutable de Dios. Macready respondió:

«Eso es muy sencillo […] yo presento mi ficción como si fuera verdad,

usted presenta su verdad como si fuera ficción».3

No estoy proponiendo mera excitación. El fuego pintado nunca quema, y un entusiasmo

imitado es lo más vacío que pudiera existir en un predicador. Dado el predicador con un

mensaje […] no puedo entender que un hombre no sea barrido algunas veces por el fuego, la

fuerza y la pasión de su obra.4

Entonces, ¿qué es la pasión? Kaiser responde:

Desde el comienzo del sermón hasta su final, la fuerza absorbente del texto y del Dios que

habla mediante ese texto debe dominar todo nuestro ser. Con el ardiente poder de esa verdad

en nuestro corazón y en nuestros labios, cada pensamiento, emoción y acto de la voluntad

debe estar tan capturado por esa verdad que brote con emoción, gozo, sinceridad y realidad

como una muestra evidente de que el Espíritu de Dios está en esa palabra. Fuera con toda la

mediocridad, mortandad, aburrimiento y los discursos indiferentes ofrecidos como

insignificantes sustitutos para la poderosa Palabra del Señor viviente. Si esa Palabra de Dios

no excita al que proclama y le llena […] con un intenso deseo de glorificar a Dios y hacer su

voluntad, ¿cómo podemos esperar que tenga mayor efecto en nuestros oyentes?5

En medio de alguna profunda discusión teológica el apóstol Pablo a

menudo:

Parece olvidar su argumento y explota en uno de sus viajes de gran elocuencia […] Una

teología que no se enciende, mantengo, es una teología defectuosa; o al menos la

comprensión humana de la misma es defectuosa. La predicación es teología que sale de un

hombre que está encendido. Una experiencia y un entendimiento verdadero de la Verdad

deben llevar a esto. Repito, un hombre que puede hablar acerca de estas cosas de manera

desapasionada no tiene derecho alguno de estar en el púlpito; y jamás se le debe permitir que

esté en uno.6

En su estilo inimitable, Spurgeon habla acerca de los

desapasionados:

Cuando pienso en la predicación de ciertos hombres buenos, me pregunto, no por qué la

congregación es tan pequeña, sino por qué es tan grande. Las personas que escuchan deben

prevalecer en la virtud de la paciencia, porque tienen magníficas oportunidades para

ejercitarla. Algunos sermones y oraciones le prestan un tinte de apoyo a la teoría del Dr.

William Hammond, de que el cerebro no es absolutamente esencial para la vida. Hermanos

[…] ninguno de ustedes deseará ansiosamente los dones menores ni las costumbres más

monótonas, porque las pueden obtener sin agotar la voluntad […] Trabajen para realizar su

ministerio, no con el moribundo método de un autómata, sino con la frescura y el poder que

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 368

P:378

harán que su ministerio sea muy eficaz para sus sagrados propósitos.7

Otra cualidad que siempre se halla en la gran predicación es la

autoridad. Una de las cosas que impresionó a los que escucharon a

nuestro Señor fue que habló «como quien tiene autoridad», a diferencia de

los escribas y los fariseos (Mt 7.29). El efecto de un mensaje autoritativo

depende del carácter del mensajero.

Si la vida del predicador no armoniza con sus palabras, el discordante

resultado ahogará el mensaje, independientemente de cuán bien

preparado y presentado esté. Por eso Pablo manda a Timoteo que se

preste atención a sí mismo así como al mensaje (1 Ti 4.16). Sin embargo,

también es cierto que un hombre, con una reputación impecable que es

abiertamente descuidado en su manejo de la Palabra de Dios, en realidad

no puede predicar con autoridad. Un carácter puro es tan necesario como

una ejecución competente.

La autoridad proviene del mandato al predicador de proclamar la

Palabra del Rey como un heraldo con toda la autoridad del trono tras él (2

Ti 4.2). Un heraldo tiene autoridad siempre y cuando presente de manera

fiel el mensaje de su Rey. La autoridad del predicador también descansa

en la transmisión precisa del mensaje de la Palabra de Dios.

El uso de la Escritura para ilustrar y apoyar los puntos de un sermón

también fortalece la autoridad del mensaje. Y no tema utilizar la segunda

persona. Diga: «T ú no puedes servir a Dios y al dinero», en lugar de

«nosotros no podemos servir a Dios y al dinero»,8 Morgan lo expresa de

esta manera:

El predicador jamás debe dirigirse a una multitud sin recordar que su fortaleza definitiva es la

de la voluntad humana […] El predicador llega con buenas nuevas; pero no viene con algo

que pueda malgastarse. Su mensaje tiene en sí una demanda insistente, porque proviene de

un Rey.9

La claridad de pensamiento, un lenguaje claro, la pasión y la autoridad

son todas características de la buena predicación. Pero en última

instancia sólo una cosa puede hacer efectivo el acto de la predicación

para cambiar vidas: el poder del Espíritu Santo. Pablo le escribió a los

corintios: «y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas

de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para

que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 369

P:379

poder de Dios» (1 Co 2.4-5, énfasis añadido).

CÓMO MEJORAR SU PREDICACIÓN

Cada hombre, independientemente de su nivel de capacidad, puede

mejorar de manera significativa su presentación siguiendo unos cuantos

pasos prácticos.

Luego de completar la exégesis, que se tengan a mano las ilustraciones

y que se hayan añadido los toques finales no es el momento de dejar de

trabajar. Todavía faltan algunos pasos importantes.

Primero, el expositor debe seleccionar un método de presentación. Si

ha predicado más de unas cuantas ocasiones, probablemente ya ha elegido

un método o quizás construyó un híbrido que le dé mejores resultados.

La mayoría de los expertos en homilética identifican cuatro métodos de

presentación.10

1. Lectura: El predicador lleva su manuscrito al púlpito y lo lee

desde allí.

2. Recitación: El conferenciante repite de memoria lo que ha escrito

y aprendido.

3. Improvisación: El plan del discurso se escribe en papel y todos

los puntos principales se declaran o se sugieren, pero el lenguaje

es improvisado.

4. Presentación libre: Luego de una preparación minuciosa, el

predicador va al púlpito sin notas ni manuscrito y sin un esfuerzo

consciente de memorizar el sermón.

El método más común entre los evangélicos es algún tipo de

improvisación. Tiene la ventaja de permitir libertad para que el Espíritu

dirija, a diferencia de la lectura y la recitación, pero evita el riesgo de la

presentación libre, ¡el cual sería el olvido de algún punto importante o

quizás todo el mensaje!

El método elegido determina la cantidad de las notas homiléticas a

utilizarse. Animamos de manera especial a los predicadores a que

escriban sus sermones. Robinson escribe:

Buena parte de la preparación para la presentación yace en el uso de un manuscrito. Para

mí, escribir un sermón es una manera de pensar. Cuando aclaro mi manera de pensar, la

presentación es mucho más natural. Algunas veces los defectos más grandes en la

presentación vienen porque el conferenciante no está completamente seguro de lo que desea

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 370

P:380

decir.11

Y continúa:

Creo que es absolutamente esencial que el ministro tenga su introducción clara en la mente

cuando se para a hablar. Aunque otras partes del sermón podrían bosquejarse, la introducción

debe escribirse. Es en la introducción que el predicador establece contacto con las personas

en la banca […] Si alguna vez la mente se queda en blanco, es en el primer momento o

cuando usted se para.12

Una vez que haya escrito las notas que intenta llevar al púlpito, repase

varias veces su sermón para asegurarse de que sabe cómo expresar con

palabras su bosquejo. Elaborar su mensaje le forzará a expresar su

predicación con palabras y le capacitará para identificar cualquier área

problemática. Esto resultará en una corriente mucho más fluida durante la

presentación. Aunque ese esfuerzo requiere tiempo y disciplina, pagará

ricos dividendos el domingo cuando predique.

E n Lectures on Preaching [Conferencias sobre de la predicación],

Phillips Brooks define la predicación como la comunicación de la verdad

divina mediante la personalidad humana.13 La definición de Lloyd-Jones

era muy parecida: «Una proclamación de la verdad de Dios mediante el

predicador».14 Por lo tanto, hablarle a una congregación desde el púlpito

no debe ser distinto a hacerlo individualmente en la oficina pastoral. La

audiencia mayor simplemente requiere mayor intensidad al hablar, en las

expresiones faciales y en los gestos para que todos obtengan el mismo

mensaje. Como dice Broadus:

La presentación debe ser el producto espontáneo de la personalidad peculiar del

conferenciante, tal y como es afectada por el tema que ahora llena su mente y su corazón

[…] La presentación no sólo consiste, ni siquiera principalmente, de la vocalización y la

gesticulación, pero implica que uno está poseído por el tema, que está en completa armonía

con él y plenamente consciente de su importancia, que no está repitiendo palabras

memorizadas, sino liberando los pensamientos encerrados en su mente. Aun la actuación sólo

es buena en proporción a la identificación del actor con la persona representada; él debe

pensar y sentir realmente lo que está diciendo. El conferenciante no procura representar a

otra persona, ni apropiarse de los pensamientos y los sentimientos de otro, sino simplemente

ser él mismo, hablar lo que su mente ha producido.15

El Espíritu no puede obrar a través de un predicador mientras esté

imitando el estilo de otros predicadores, aun los que admira. El consejo

de Spurgeon es sabio:

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 371

P:381

Que todo hombre, llamado por Dios para predicar la Palabra, sea como el Maestro que lo

creó […] El bien y el mal en hombres eminentes son dañinos cuando llegan a ser objetos de

imitación servil; lo bueno al copiarse servilmente se exagera en el formalismo y el mal llega a

ser totalmente intolerable. Si cada maestro de otros fuera él mismo a la escuela de nuestro

único Maestro, se podrían evitar mil errores.16

En cuanto a la voz , la palabra clave es «variedad». Antes del

micrófono moderno, los predicadores tenían que gritar para ser

escuchados por todos en la congregación. Los relatos acerca del volumen

de algunos de los predicadores con pulmones de acero del pasado se

acercan a lo sobrehumano. Sin embargo, hoy en día los sistemas de

sonido, aun en las iglesias más pequeñas, hacen que se escuche

claramente al hombre que más suave habla, así que no es necesario gritar.

Varios elementos caracterizan cada palabra que pronunciamos:

entonación, resonancia, modulación, volumen, ritmo y tono. Es útil

estudiar los trucos comunes de cada una examinando un buen libro de

oratoria.

Una manera fácil de aprender sus propios hábitos vocales irritantes es

grabarse en un casete y pedirle a un especialista local de oratoria o de la

voz que lo analice. En todo esto, evite ser artificial de manera alguna: su

meta es un estilo conversacional natural.

Otro aspecto importante de una presentación natural es el contac​to

visual. La meta es conocer el mensaje lo suficientemente bien como para

permitir más tiempo para mirar a la audiencia antes que a las notas del

sermón. Una congregación se inquieta rápidamente si no siente que el

predicador le está hablando. Sin embargo, el contacto visual con un

individuo puede distraer mucho al predicador, así que es necesaria una

visión equilibrada de toda la audiencia para darle la mayor libertad a una

presentación dinámica.

Los gestos deben ser limitados y naturales. Durante la presentación:

Sea natural; olvídese de usted; involúcrese tanto en lo que está haciendo, en la percepción de

la presencia de Dios, en la gloria y la grandeza de la Verdad que predica […] que se olvide

de usted por completo […] El yo es el mayor enemigo del predicador, más aún que en el

caso de cualquier otro hombre en la sociedad. Y la única manera de controlar el yo es

meterse tanto, e involucrarse, en la gloria de lo que está haciendo, que se olvide por completo

de sí mísmo.17

Con tiempo y diligencia su presentación puede mejorar en forma

dramática. Pero la mejora implica cambio y este requiere evaluación

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 372

P:382

sincera. Su familia, el personal de la iglesia y el rebaño le proveerán

información. Aprenda a escuchar sus sugerencias.

UN ENCARGO FINAL

Cuando suba los escalones hacia el púlpito y esté a punto de

pronunciar la Palabra de Dios de parte de Él, permita que le lleguen estas

exhortaciones a su mente:

• Predique para honrar la Palabra de Dios.

• Predique para alcanzar a los inconversos.

• Predique para agradar a Dios.

• Predique para preparar a los cristianos en la obra del ministerio.

• Predique para animar a los desanimados.

• Predique para ser más efectivo que la ocasión anterior.

• Predique para crear convicción de pecado y arrepentimiento.

• Predique para competir consigo mismo.

• Predique para refrescar a los que están espiritualmente cansados.

• Predique para exaltar al Señor Jesucristo.

Luego permita que esta oración de una generación pasada se refresque

a través de usted:

OH MI SEÑOR,

No permitas que mi ministerio sólo sea aprobado por los

hombres,

ni que meramente gane la estima y el afecto de las personas;

Realiza la obra de gracia en sus corazones,

llama a tus elegidos,

sella y edifica a los regenerados,

y manda bendición eterna a sus almas.

Sálvame de mi propia exaltación y del egoísmo;

Riega los corazones de los que escuchan tu Palabra,

que la semilla sembrada en debilidad pueda levantarse

en poder;

Haz que los que me escuchan y yo

te contemplemos aquí a la luz de la fe especial,

y luego en la llamarada de la gloria eterna;

Haz cada uno de mis sermones un medio de gracia para mí,

y ayúdame a experimentar el poder de tu amor moribundo,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 373

P:383

porque tu sangre es bálsamo,

tu presencia bendición,

tu sonrisa el cielo,

tu cruz el lugar en donde se encuentran la verdad

y la misericordia.

Mira las dudas y los desánimos de mi ministerio

y protégeme de mi propia exaltación;

Te ruego perdón por mis múltiples pecados, omisiones,

enfermedades,

como hombre, como ministro;

Manda tu bendición sobre mis endebles e indignas labores,

y sobre el mensaje de salvación dado;

Quédate con tu pueblo,

y que tu presencia sea su porción y la mía.

Cuando les predico a otros no permitas que mis palabras

sean meramente elegantes y eruditas,

mi razonamiento pulido y refinado,

mi ejecución débil y desabrida,

sino que te pueda exaltar y humillar a los pecadores.

Oh Señor de poder y gracia,

todos los corazones están en tus manos,

todos los acontecimientos a tu disposición,

pon el sello de tu poderosa voluntad sobre mi mínisterio.18

1 Charles Edward Jefferson, The Minister As Prophet [El ministro

como profeta], Crowell, Nueva York, 1905, pp. 17, 23.

2 D. Martyn Lloyd-Jones, Preaching and Preachers [La predicación y

los predicado​res], Zondervan, Grand Rapids, MI, 1971, p. 257.

3 G. Campbell Morgan, Preaching [La predicación], reimpresión,

Baker, Grand Rapids, Michigan, 1974, p. 36.

4Ibíd., p. 37.

5 Walter C. Kaiser, Toward An Exegetical Theology [Hacia una

teología exegética], Baker, Grand Rapids, MI, 1981, p. 239.

6 Lloyd-Jones, Preaching, p. 97.

7 C. H. Spurgeon, An All-Around Ministry, [Un ministerio global],

reimpresión, Banner of Truth, Edimburgo, Escocia, 1960, pp. 316-317.

8 Bruce Mawhinney, Preaching with Freshness [Predicación con

frescura], Harvest House, Eugene, OR, 1991, p. 196.

9 Morgan, Preaching [La predicación], p. 13.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 374

P:384

10 P. ej., John Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons

[La preparación y la presentación de sermones], ed. rev., reimpresión,

Harper & Row, San Francisco, 1979, pp. 265-73.

11 Haddon Robinson, correspondencia personal, 13 de mayo de 1991.

12Ibíd.

13 Phillips Brooks, Lectures on Preaching [Conferencias sobre la

predicación], reimpresión, Dutton, Nueva York, 1907, p. 8. Las palabras

exactas de Brooks son: «La verdad mediante la personalidad es nuestra

descripción de la verdadera predicación».

14 Lloyd-Jones, Preaching [La predicación], p. 222.

15 Broadus, Sermons, pp. 264-265.

16 C. H. Spurgeon, C. H. Spurgeon Autobiography Volume 1 : The

Early Years [Autobiografia de C. H. Spurgeon, volumen 1: Los primeros

años], 1834–1859, ed. rev., reimpresión, Banner of Truth, Escocia, 1962,

p. 234.

17 Lloyd-Jones, Preaching [La predicación], p. 264.

18 Arthur Bennett, ed., The Valley of Vision [El valle de la visión],

Banner of Truth, Edimburgo, Escocia, 1975, p. 186.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 375

P:385

19

Preguntas frecuentes

acerca de la predicación

expositiva1

John MacArthur, Jr.

Los pensamientos de John MacArthur sobre las diversas fases de la predicación no

encajan bajo ninguna de las divisiones de La predicación, sino que han surgido en

respuesta a preguntas que se le han hecho en conferencias de pastores y clases de

predicación expositiva en The Master’s Seminary. La actual discusión reproduce sus

breves, pero sugestivas respuestas a estas preguntas.

¿Cuánto tiempo le toma preparar un sermón?

Paso menos tiempo ahora que al principio de mi ministerio.

Acostumbraba invertir unas quince horas en un sermón, pero ahora

empleo unas ocho o diez. Durante mi ministerio, he acumulado más

información, más conocimiento de las Escrituras y más métodos de

estudio bíblico. Esto me permite explorar con más profundidad un texto

en diez horas que lo que podía hacer en quince anteriormente.

El gran reto que enfrento ahora no es sólo en el área de la

interpretación, sino en la comunicación. He estado en la misma iglesia

más de veinte años, así que tengo que luchar para no caer en una rutina.

Para mí es un reto ser innovador, no simplemente repetir las cosas de la

misma manera.

¿Se le hace más fácil ahora desarrollar un sermón de un pasaje?

Jamás estudio para hacer un sermón. Estudio para entender el texto. A

medida que he crecido en el Señor y en el conocimiento de la Palabra, he

podido cavar más profundamente en los pasajes que estudio. Continúo

estudiando hasta que descubro todas las ricas verdades que puedo de un

texto. Sólo predico parte de lo que hallo en mi proceso de estudio. Sin

embargo, aun haciendo esto a menudo, termino con una serie de tres o

cuatro semanas con algo que comenzó como un sencillo mensaje.

Predicar es una ciencia, un arte y una aventura. Es una ciencia que se

basa en reglas hermenéuticas absolutas, bien definidas y en destrezas

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 376

P:386

exegéticas. La interpretación no es caprichosa, sino que implementa

principios literales, históricos, gramáticos y contextuales.

Pero la predicación también es un arte. Predicar un pasaje es parecido

a pintar un cuadro. Dos artistas, a pesar de que usen las mismas

herramientas y técnicas, no pintarán exactamente el mismo cuadro. De la

misma forma, dos predicadores, aunque utilicen los mismos principios de

interpretación, no han de desarrollar el mismo sermón. Aplicar los

principios de la preparación y la presentación del sermón es un arte, la

forma de usarlos dependen de la destreza, la experiencia y la perspectiva

del predi​cador.

La predicación también es una aventura. Cuando me paro en el púlpito,

opera una dinámica espiritual. Me encuentro diciendo cosas que no había

planeado, ya que la información de mi estudio se desarrolla de una

manera que no había visto antes. Cuando esto sucede, es posible que me

aparte de mis notas y amplíe el nuevo pensamiento. Por eso es que a

veces me toma varias semanas predicar a través de notas diseñadas

origi​nalmente como un sermón.

¿Cómo protege su tiempo de preparación?

Utilizo un sistema que llamo «negligencia planificada»: planifico

olvidar todo hasta completar mi estudio. Aparto los miércoles, jueves y

viernes para prepararme para mi mensaje dominical. No me ocupo de

otras cosas hasta haber realizado lo que necesito hacer en esos días.

Tengo un asistente y dos secretarias que me ayudan a escudarme de los

asuntos del ministerio que me ahogarían y me hurtarían el tiempo de

estudio. Por supuesto, estoy disponible cuando tengo que estarlo.

Estoy consciente de que no todos los pastores tienen un asistente o un

numeroso personal para delegar las responsabilidades de su ministerio.

Yo tampoco lo tenía durante los primeros años de mi ministerio. Pero mi

compromiso de estudiar la Palabra jamás ha cambiado. Si otros detalles

ocupan mi tiempo, simplemente invierto más horas esa semana. Nuestra

meta como pastores no es realizar toda la labor del ministerio por

nosotros mismos, sino equipar a nuestro pueblo para el ministerio (cf. Ef

4.11-16). Sólo podemos lograr esto de manera efectiva mediante una

predicación basada en un estudio minucioso. Así que sé que el tiempo

invertido en la preparación llevará a una iglesia madura a compartir más

mi carga.

Ya que los expositores de renombre son lectores ávidos, ¿cuáles son sus

temas de lectura preferidos?

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 377

P:387

Lo irónico es que cuando estaba en la universidad, no me gustaba leer.

Era un típico muchacho atlético que casi siempre estaba al aire libre y

prefería no estar leyendo en mi cuarto. Llegué al seminario y no tuve

alternativa. Así que simplemente comencé a leer y, por supuesto, todo era

acerca de lo que deseaba conocer. En realidad, me enamoré de la lectura

sobre teología. Así que ahora leo teología, libros acerca de doctrina y

comentarios. Cada semana leo todos los comentarios acerca de cualquier

pasaje que esté predicando y luego teología. Esta viene en varios

volúmenes que se ocupan de asuntos o temas divinos, no simplemente en

libros de texto teológicos, sino también en obras que se ocupan de

doctrinas particulares y asuntos doctrinales como el Espíritu Santo,

Cristo, el pecado o la salvación. Para variar, rebusco en biografías de

hombres espirituales y algunas veces en un libro realmente «candente»

acerca de asuntos contemporáneos importantes.

¿Hasta qué punto utiliza notas? ¿Escribe un manuscrito?

Durante mi estudio anoto el orden de mi sermón. Entonces, de ese

borrador, selecciono las notas para llevarlas al púlpito. Casi siempre

tengo unas diez páginas de notas para cada mensaje. Escribo todo lo que

deseo abarcar. Tengo algunas declaraciones escritas exactamente de la

manera que quiero expresarlas. Ciertas verdades necesitan expresarse de

manera precisa o innovadora, para que no se me malinterprete o llegue a

ser repetitivo.

Como predico en la misma iglesia semana tras semana, no me gusta

expresar las mismas verdades exactamente de la misma manera una y otra

vez. Para mantener nuevos mis mensajes, necesito resguardarme de caer

en maneras rutinarias de decir las cosas. Las notas extensas me ayudan a

evitar esto. También aseguran que no olvido algo importante que deseaba

decir. Ya que uso muchas referencias cruzadas, también necesito escribir

su capítulo y versículo.

Mis notas son el estudio de un pasaje, así que trato de que sean

minuciosas. Si son demasiado enigmáticas, después no recordaré el orden

de mi pensamiento cuando las repase. Por ejemplo, si mis notas dicen:

«Relata el cuento del niño y el perro», seis meses después es posible

que no recuerde qué niño y qué perro. Aun la referencia a un relato del

Antiguo Testamento requiere algunas notas, para poder recordar qué matiz

del relato era relevante. También escribo una serie de comentarios acerca

de todo el Nuevo Testamento. Algunas veces el comentario sobre un libro

es escrito varios años después de haber predicado a través del libro. Mis

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 378

P:388

notas necesitan tener suficiente de mi exégesis para reflejar cómo

interpreté un pasaje a raíz de este uso posterior.

Realmente no estoy atado a mis notas cuando predico. No leo un

manuscrito. El sábado por la noche (o domingo por la tarde para el

mensaje dominical vespertino) leo mis notas y marco los puntos clave con

un bolígrafo rojo. Estas anotaciones en rojo son una muletilla visual en

caso de necesitarla. He aprendido por experiencia a cómo mirar mis notas

mientras estoy predicando sin que le resulte obvio a la congregación.

Podría predicar mis sermones sin las notas. Podría olvidar algunas cosas,

o no decir algo exactamente de la manera que deseaba, pero allí estará el

énfasis principal de mi mensaje.

¿Cuán importante es el tamaño de su púlpito?

Me agrada un púlpito de unos ciento siete centímetros de alto y que se

incline un poco. Me gusta esa medida porque puedo mirar por encima de

mis notas a la audiencia. Puedo observarlas literalmente mientras los

miro sin que me vean bajar la vista.

No me gusta un púlpito muy inclinado porque me obliga a levantar la

cabeza de manera obvia para ver la congregación; igualmente, uno

demasiado bajo me hace inclinar la cabeza mostrándosela a la

congregación cuando veo las notas del sermón. Prefiero pararme detrás

del púlpito para poder mirar a la congregación por encima de mis notas.

Ellos casi no se percatan de que uso notas. Es más, siempre me preguntan

si uso notas cuando predico.

Una de las técnicas que he desarrollado es hacer todo lo posible para

distraer su atención cuando cambio la página. Eso lo hago mientras

destaco un punto muy importante, cuento un relato muy especial, brindo

una analogía clara o hablo muy apasionadamente acerca de algún asunto.

En este punto cambio la página. Deseo protegerlos de cualquier impresión

de que sólo les estoy dando mis notas. Deseo que sepan que les estoy

dando mi corazón.

¿Cómo utiliza las citas y las ilustraciones?

Jamás cito a alguien simplemente porque sea una autoridad. La

Escritura es autoritativa y no necesita apoyo externo. La única ocasión

cuando menciono una autoridad es en un asunto sobre el cual la Escritura

guarda silencio. Casi siempre cuando me refiero a algún comentarista o

teólogo, es porque ha declarado la verdad de manera clara, concluyente,

común o gráfica. Sólo hago mención de alguien que ha dicho algo de

manera singular y digna de citarse. No citaría a alguien simplemente

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 379

P:389

porque lo que dijo es cierto, ya que puedo hacer esto con mis propias

palabras.

Por supuesto, cuando lo hago, tengo el cuidado de darle el crédito.

Citar a alguien como si fueran sus propias palabras está mal. Empero leo

tantas discusiones y fluyen tantas cosas en mi mente mientras preparo mis

sermones, que es casi imposible documentar la fuente de cada

pensamiento. Siempre y cuando exprese los pensamientos con mis propias

palabras y los combine con otros no es necesario documentarlos. Una

documentación extensa es apropiada en un libro. Me cuido de documentar

mis fuentes en mis libros, pero demasiadas referencias pueden causar

distracción en un sermón.

El equilibrio es ideal. No podemos documentar cada pensamiento en

nuestros sermones. Por otra parte, debemos dar crédito donde haga falta.

Los pastores a veces me preguntan si pueden utilizar mi material. He dado

autorización para que cualquiera predique mis sermones de manera total o

parcial si así lo desean, sin tener que referirme como fuente. Si lo que

digo tiene algún valor para alguien, me honra que lo utilice para la gloria

de Dios. La verdad es toda de Él.

Sin embargo, si alguien vuelve a predicar uno de mis sermones sin

enriquecerlo con el proceso de descubrimiento, será inevitablemente

desabrido y agónico. El gran predicador escocés Alexander Maclaren fue

una vez a escuchar a otro hombre predicar, un joven con la reputación de

superdotado. Al comienzo del sermón, para sorpresa de Maclaren, el

joven dijo: «He tenido una semana tan ocupada que no tuve tiempo para

preparar un sermón propio, así que voy a predicar uno de los de

Maclarem». El no sabía que el autor estaba en la audiencia hasta que

Maclaren lo saludó luego. Estaba muy avergonzado y lo estuvo todavía

más cuando Maclaren lo miró a los ojos y le dijo: «Joven, no me

incomoda que prediques mis sermones, pero si los vas a predicar así, por

favor no digas que son míos».

Depender excesivamente de los sermones ajenos le roba a uno el gozo

de descubrir la verdad bíblica por sí mismo. A esos sermones les faltará

convicción y entusiasmo. Ellos deben constituir otra herramienta de

estudio, como los comentarios o los libros de ilustraciones.

¿Practica los sermones antes de predicarlos los domingos?

No ensayo ni practico mis sermones. Sé que algunos vocalizan sus

sermones anticipadamente y lo encuentran útil. Para mí, parte de la

aventura de la predicación es subir al púlpito y escuchar lo que sale. A

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 380

P:390

medida que predico, mi mente trabaja a su más alto nivel; es en el púlpito

que se completa mi sermón. Ensayar los sermones no me ayuda mucho ya

que probablemente diré las cosas de manera diferente una vez que esté

frente al púlpito.

Sí leo mis notas varias veces y medito el sermón antes de predicarlo.

Trato de preguntarme: «¿Qué quiero que aprendan de este sermón?»

Tiendo a aplicar las verdades a una situación relevante en mi vida.

Confío en que soy lo suficientemente parecido al resto que esas verdades

le servirán a otros también.

¿Cuán extenso debería ser un sermón

¡Tan largo como sea necesario para analizar adecuadamente el pasaje!

No creo que la extensión del sermón sea tan importante como su

contenido. A veces he predicado cincuenta minutos de los cuales han

sobrado diez. Otras veces, he predicado una hora y veinticinco minutos y

ha estado bien. Lo importante es abarcar el punto principal para que las

personas se convenzan de su verdad y comprendan sus exigencias. Si no

tiene nada valioso que decir, aun veinte minutos le parecerá una eternidad

a su pueblo. Si es interesante, se quedarán con usted. Mas, no confunda la

persuasión con el enmarañamiento. Si predica más tiempo de lo que debe,

sacrificará la persuasión.

Estoy convencido de que la exposición bíblica requiere al menos

cuarenta minutos. Menos que eso no basta para argumentar

profundamente el texto. Si toma quince a veinte minutos para ofrecer el

contexto, diez a quince minutos para extraer los principios, cinco a diez

minutos para compararlo con referencias cruzadas y cinco a diez minutos

para una conclusión, ya tiene unos cincuenta minutos. Alguien que

predique de veinticinco a treinta minutos raras veces hará una exposición

doctrinal.

Por eso es que el desarrollo del orden lógico de un sermón es crucial. 2

Si su mensaje está claramente bosquejado y dirige a su pueblo a través

del proceso de descubrimiento, mantendrá su atención. Su sermón debe ir

a alguna parte. Usted no puede ofrecer una mera cantidad de verdades que

no están relacionadas entre sí. Si a su sermón le falta interés porque está

desarticulado, su pueblo perderá la atención.

Si va a ser un expositor bíblico, olvídese de los sermones de veinte a

treinta minutos. Más bien piense en cuarenta a cincuenta minutos. No

podrá exponer la Escritura en menos tiempo. El propósito de un sermón

no es terminarlo, sino explicar la Palabra de Dios. Mi meta no se alcanza

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 381

P:391

porque sea breve. Se alcanza cuando soy claro y he expuesto la Palabra

de Dios.

¿Acaso no se aburren las personas cuando se predica mucho tiempo del

mismo libro?

Creo que las personas se aburrirán si usted es monótono. Esto no está

relacionado con la cantidad de tiempo invertido en un libro. Siempre y

cuando diga cosas que capten su interés y reten sus vidas, no se

preocupa​rán en qué libro están ni cuánto tiempo pasen en él.

Sin embargo, pienso que es necesario un balance. Si predica a través

de un libro muy doctrinal como Romanos o Hebreos, es bueno darle a su

pueblo un descanso de vez en cuando. Si lo hace a través de uno de los

Evangelios, eso no hace falta. Cuando prediqué a través de Mateo,

durante un período de ocho años, en raras ocasiones sentí la necesidad de

tomar un receso. Mateo contiene una mezcla tal de pasajes doctrinales,

parábolas y narraciones que a menudo cambia de paso por sí mismo.

A veces también tendrá que ocuparse de un tema específico. Es posible

que encuentre que las personas en su iglesia están siendo influidas por una

enseñanza que no es bíblica, la cual debe combatir. O podrían estar

confundidos acerca de un pasaje bíblico o un asunto teológico. Además,

ocasionalmente podría ver la necesidad de predicar en cuanto al enfoque

bíblico de un acontecimiento mundial significativo. En general, sin

embargo, la predicación sobre un libro no aburrirá al pueblo si es un

predicador interesante. Esta es la forma más pura de la predicación

expositiva.

¿Por qué se siente obligado a predicar versículo por versículo de la

Biblia, a diferencia de otros conocidos predicadores como C. H.

Spurgeon?

Spurgeon no fue un expositor puro. Casi siempre predicaba de forma

temática. Era un gran escritor de sermones; era genial en su prosa y su

conocimiento; poseía, además, tremenda creatividad. Su mente tenía una

fabulosa capacidad para la imaginación. También podía mantener atenta a

una audiencia.

Una de las razones por las cuales predico versículo por versículo es

porque jamás pude producir semana tras semana sermones temáticos

inspiradores, inteligentes y creativos como los de él. Tenía una

imaginación inmensamente creativa. Yo no tengo eso, ni muchos

predicadores que conozco. En donde la creatividad es fuerte, también lo

es el peligro de que aparte al predicador de la exposición de la Escritura.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 382

P:392

Necesitamos prote​gemos de esto sin suprimir la creatividad legítima.

Me hubiese gustado que Spurgeon predicara el libro de Romanos

versículo por versículo. Si hubiera hecho con Romanos o Hebreos lo que

hizo con el libro de Salmos, que resultó en Tesoro de David, su legado

expositivo sería inigualable.

Sin embargo, predicar versículo por versículo a través de los libros de

la Biblia es la manera más razonable de enseñar todo el consejo de Dios.

Si estoy obligado a enseñar todo el mensaje del nuevo pacto y el misterio

revelado, la única manera sistemática que conozco es tomarlo como

viene, libro por libro de principio a fin. Si tratara de acercarme a la meta

de enseñar todo el Nuevo Testamento al azar, sería como dirigir al pueblo

por un frustrante laberinto. Por otra parte, si estoy comprometido a

enseñar la Palabra de Dios de modo sistemático para que se presente a su

pueblo toda la revelación de Dios, la única manera de hacerlo es ir libro

por libro.

Además, la única forma efectiva de ver el significado de un pasaje es

en su contexto. Ir a través de un libro entero coloca el pasaje en su

contexto a su nivel más amplio, profundo y rico. Otro pensamiento: ni el

Antiguo, ni el Nuevo Testamento se escribieron como una colección de

versículos para tirarse al aire y permitir que caigan dondequiera. Más

bien, cada libro tiene un orden de pensamiento razonable, lógico e

inspirado que va de la A a la Z, con todas las paradas en medio; cada una

de las cuales fueron creadas por el Espíritu Santo para que usted lo

perciba a Él comunicando algo poderoso y claro en toda la carta: ¡no se

atreva a pasar por alto una sola parte!

Si un día recibo cinco cartas en el correo, no tendría sentido alguno

leer una oración o dos de una, saltar dos, leer unas pocas oraciones de

otra e ir a la próxima y leer unas cuantas de esa y así por el estilo. Si

realmente deseo entender la carta, lo que está sucediendo, el tono, el

espíritu, la actitud y el propósito, debo comenzar desde el principio e ir

hasta el final de cada una. Si eso es cierto acerca de la correspondencia

personal, cuánto más lo es de la revelación divina.

Si hemos de proclamar todo el «consejo de Dios», ¿por qué predica

primordial​mente del Nuevo Testamento?

Pablo dijo que era ministro del nuevo pacto. Ya que era responsable de

predicar el nuevo pacto, creo que es obligatorio que también lo

proclamemos. Entonces lo que encontramos es que debemos predicar

primordialmente a Cristo y proclamar el nuevo pacto, el cual es la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 383

P:393

literatura del Nuevo Testamento, el misterio revelado ahora pero que

estaba oculto en el pasado.

Al mismo tiempo, extraemos del material de ilustración del Antiguo

Testamento. Creo que este último puede resumirse de esta manera:

Primero, describe a Dios. Segundo, ofrece su Ley para la vida, sus reglas

para el comportamiento justo. Tercero, muestra cómo Dios bendice a los

que obedecen; y cuarto, cómo castiga Dios a los que no le obedecen. El

Antiguo Testamento también constituye una gran fuente de material

ilustrativo cuando buscamos en el pasado para obtener parte de la

magnificencia y la plenitud de Dios antes de la cruz.

Otro componente personal para mí es que cuando estaba en el

seminario me percaté de que no podía ser experto en griego ni en hebreo

al mismo tiempo. Decidí, una vez que tomé veinticuatro unidades de

griego en la universidad, seguir eso y continuar los estudios

neotestamentarios como el objetivo principal para mi vida y ministerio.

La tercera pequeña pieza para mí es que tengo una meta personal en mi

vida por la que debo predicar a través de todo el Nuevo Testamento.

Deseo proclamar de manera fiel todo el consejo de Dios y el misterio

revelado del nuevo pacto. De vez en cuando, para variar, incluyo una

serie veterotestamentaria como un estudio de Daniel u otro personaje.

Cuando predica a través de un libro, ¿cuánta parte del texto analiza en

cada sermón?

Básicamente, analizo una unidad de pensamiento. La cantidad de

versículos variará, dependiendo de cómo lo divida. Por ejemplo,

completé 1 Tesalonisenses 5.12-13 en un sermón, los versículos 14-15 en

otro y el versículo 16 en un tercero. Pude haber predicado todo el pasaje

5.12-16 como un mensaje, ya que todo está relacionado. En lugar de ello,

elegí subdividirlo para darle más énfasis a cada sección.

Como recordará de la discusión anterior acerca de «Un método de

estudio para la predicación expositiva» (cap. 11), el primer paso en mi

estudio es leer y familiarizarme con todo el libro. Eso me ayuda a

clasificarlo en unidades de pensamiento. También es útil observar los

bosquejos de pasajes en varios comentarios. En última instancia, cada

predicador debe decidir por sí mismo cómo organizar el texto. Eso es

parte del arte de la predicación.

¿Dónde encajan los relatos en la predicación expositiva?

No me gustan los relatos. No veo el valor de las ilustraciones

múltiples, largas y dilatadas. Creo que se puede ofrecer un punto de

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 384

P:394

manera efectiva con una simple analogía. Después de todo, lo único

valioso que tiene un relato es poner una ventana en una verdad que de otra

manera estaría oscurecida. Usted descorre las cortinas para que alguien

pueda ver una enseñanza de manera más clara. Si logra hacerlo con una

breve analogía, puede mantener la idea mejor que insertando un extenso

relato.

Las ilustraciones tienen impacto emocional, pero son livianas

comparadas con la Escritura. Las personas responden a un relato con esto

en mente: «Ahora me puedo sentar y escuchar esta agradable historia». Le

llamo comunicación a la ligera. Prefiero hallar una analogía concisa o una

ilustración del Antiguo Testamento y mantener el sermón ágil que

involucrarme en un extenso relato que podría darle la señal equivocada al

pueblo.

Quiero que ellos se mantengan a mi nivel de intensidad. Cuando creo

que necesitan unos momentos de relajación, presento un receso a manera

de una declaración jocosa o algo sencillo. Trato de llevar el paso del

mensaje de esa manera. A mi parecer, los relatos tienden a mermar el

nivel de intensidad que prefiero que mantengan las personas. Cuento uno

cuando es apropiado, pero esto sólo sucede raramente. Me gusta pensar

que pude decir la misma cosa tan efectivamente con una breve

compara​ción.

He escuchado decir que el cincuenta por ciento de un sermón debe ser

de aplicación. ¿Podría decir algo acerca de esto?

Creo que eso es arbitrario. Prefiero decir que todo el sermón debe ser

aprovechable. Si predico la Palabra de Dios de manera precisa y

poderosa, todo lo que digo debe ser útil. Obviamente, no todo se ajustará

a todos de la misma manera, pero mi intención es pronunciar lo que

cambia la vida a cada uno.

Creo que la meta de la predicación es obligar a las personas a tomar

una decisión. Cuando termine quiero que el pueblo que me escucha

entienda exactamente lo que la Palabra de Dios demanda de ellos.

Entonces deben decir: «Sí, haré lo que Dios dice», o «No, no haré lo que

Dios dice».

Aunque creo en la importancia de las ilustraciones, no creo que la

mitad de un sermón deba ser aplicaciones.3 Si predico que debemos amar

a nuestro prójimo, no necesito dedicar la mitad de mi sermón a contarle a

mi pueblo, detalladamente, cómo amar de esta manera. Es el Espíritu

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 385

P:395

quien aplica las verdades de la Escritura a cada persona.4 Pero si no les

ofrecemos a nuestros oyentes algunos principios claros que puedan usar,

hemos fallado en presentar apropiadamente la Palabra de Dios. Recuerde,

las personas viven su teología o sus creencias, pero olvidan sus

exhortacio​nes. Ellos usarán lo que realmente creen como cierto.

¿Cómo encuentra usted un balance entre instruir a las personas y jugar

con sus emociones?

Las emociones son importantes. Nos fueron dadas por Dios y a menudo

mueven la voluntad. Las personas casi nunca toman decisiones en un

vacío emocional. Deseo afectar las emociones de las personas cuando

predico, porque la verdad que hace arder el corazón puede impulsar la

voluntad.

Cuando Jesús habló de la verdadera adoración, la describió como

adoración «en espíritu y en verdad» (Jn 4.23-24).5 Lo que indicó fue que

la combinación de la emoción y la verdad constituyen la verdadera

adoración. Nuestra adoración a Dios debe basarse en la verdad, pero

también debe incluir las emociones. Nuestra meta debe ser promover los

componentes apropiados en la adoración. Los himnos y la música

especial, así como la oración pastoral y el sermón, deben articular la

verdad. Sin embargo, también deben animar las emociones y activar la

voluntad.

A lo que me opongo es a estimular artificialmente las emociones de

manera aislada o separada de la verdad. Esta práctica sugiere la

manipulación y la venta de la Palabra de Dios (cf. 2 Co 2.17). Se deben

evitar los dos extremos: la verdad sin emociones y las emociones sin

verdad. Ambos se perciben en la discusión de Jesús con la mujer

samaritana en Juan 4. La adoración de los samaritanos era entusiasta y

emocional, pero no estaba basada en la verdad. Por otra parte, la de los

judíos se basaba en la verdad, pero era fría, insensible y muerta. Ambas

estaban mal. La verdadera adoración se basa en la verdad e incluye las

emociones.

¿Cómo diferenciar entre la persuasión y la manipulación?

La diferencia yace en los medios que utilizamos para persuadir. La

Palabra de Dios es el único medio legítimo de persuasión. La persuasión

legítima es cognitiva: inspira la mente con verdad razonable. Convencer

con relatos llorosos, histrionismo y explosiones emocionales toma una

ventaja injusta de las personas y confunde de manera equivocada su

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 386

P:396

manera de pensar. Eso no significa que no podemos utilizar todas las

habilidades de comunicación que tenemos disponibles, sino que debemos

evitar jugar con las emociones de las personas, aun mediante la repetición

de cantos o himnos. Estos son artificiales y deben evitarse porque

esquivan la razón.6

Nuestra meta al predicar es constreñir al pueblo para que decidan

cambiar porque es razonable y correcto ante Dios, no porque han sido

manipulados en un sentimiento o acción momentánea. Los persuadimos en

base a las Escrituras para que elijan el camino correcto de acción. No

amontonamos la presión emocional hasta que se quebranten. Queremos

que sepan claramente cuáles son las alternativas y qué deben elegir. Si

luego de escuchar nuestro sermón alguien no sabe lo que se supone que

haga en cuanto al mismo, no alcanzamos a tal persona. Creo que el punto

legítimo de persuasión termina con una clara presentación de la verdad y

no con un mayor estímulo emocional artificial para provocar una

respuesta. Esta última clase de apelación ha producido cristianos falsos y

creyentes débiles, rebotando de un arrebato emocional al otro sin una

teología para vivir.

En 1 Timoteo 4.13, Pablo le escribe a su discípulo: «Entre tanto que

voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza». Lo que le dice

a Timoteo es que lea el texto, que explique el texto y que lo aplique. Ese

versículo es un llamado a la predicación expositiva persuasiva. Pablo

mismo era un predicador persuasivo, pero jamás intentó manipular las

emociones para estimular a las personas de manera artificial. Al final de

uno de sus mensajes, el rey Agripa exclamó: «Por poco me persuades a

ser cristiano» (Hch 26.28). Agripa comprendió claramente el mensaje.

Desafortunadamente, tomó una decisión equivocada a pesar de su

entendi​miento.

Pero en definitiva, nuestros sermones sólo serán tan persuasivos como

nuestras vidas. Un conferenciante ambulante que no se queda lo suficiente

en un lugar como para que las personas le conozcan podría «falsificar»

las cosas sin una vida sólida que respalde su mensaje (aunque esto es

lamentable). Empero, los que les predicamos a las mismas personas

semana tras semana, no podemos hacer eso. Nuestro pueblo nos conoce;

nuestra eficacia para persuadir depende de la calidad de nuestras vidas.

La predicación de Pablo era persuasiva; pero fue su vida la que ganó los

corazones del pueblo. Los ancianos efesios lloraron cuando Pablo se

marchó, pero no porque no habrían de volver a escucharle predicar.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 387

P:397

Estaban «doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no

verían más su rostro» (Hch 20.38). La integridad de la vida de un

predicador es un elemento clave en nuestra eficacia para persuadir.

¿Qué piensa acerca del drama en el púlpito?

Estaba en una conferencia de pastores cuando uno de los

conferenciantes salió en pañales con una muñeca bajo un brazo, un tetero

alrededor del cuello y un biberón en su mano. Procedió a hablar acerca

de los cristianos infantiles. A mi juicio, creo que tenía que decir que esa

presentación parecía una muletilla y sólo un predicador débil la

necesitaría. Usted tiene que creer que el poder de la Palabra de Dios será

más efectivo que cualquier drama humano o truco de comunicación. Nada

es tan dramático como la explosión de la verdad en la mente de un

creyente a través de la predicación poderosa.

¿Cómo se anima para un sermón cuando ha estado deprimido durante

la semana?

A menudo trabajo más arduamente en mis sermones cuando me siento

bien. Sentirme bien y motivado en cuanto a mi mensaje me hace sentir

confiado. Cuando me siento mal, lo cual es muy raro, sé que tengo que dar

todo lo que tengo y me esfuerzo más. Es parecido a los deportes. Muchos

atletas se esfuerzan más cuando no se sienten en condición óptima.

Lo mismo ocurre cuando pienso que mi mensaje no es muy excitante.

Trabajo de manera más ardua para encontrar formas de superarlo. Esos

sermones casi siempre resultan ser mejores que otros en los cuales el

material es muy bueno.

¿Tiene un archivo de ilustraciones?

Si encuentro una buena ilustración, por lo general la uso de inmediato.

Tengo un archivo, pero en los años que he estado en el ministerio ha

crecido y se ha hecho incómodo. Hay tanto material en él que es tedioso y

ocupa mucho tiempo buscar información. Mantener un registro de las

ilustraciones es un aspecto en el que una computadora personal es de

inmensa ayuda.

¿Utiliza una computadora personal?

En años recientes muchos han tratado de hacer que comience a usar

una, pero tengo un sistema con el cual me siento a gusto. Realizo toda mi

investigación y escribo todo mi material homilético en base a mis

borradores: nadie los escribe por mí. Esto permite que fluyan por mi

mente una vez más. Mi asistente administrativo y mis secretarias utilizan

computadoras para ayudarme en todas las otras áreas de mi ministerio

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 388

P:398

aparte de la preparación del sermón.

¿Usa un calendario homilético para organizar sus mensajes?

Tengo un plan general por el hecho de que, antes de terminar los libros

de los cuales estoy predicando, decido cuál otro libro deseo predicar

después. Pero no puedo organizar lo que voy a abarcar semana tras

semana. Como mencioné anteriormente, no siempre sé lo que voy a

analizar hasta que comienzo a predicar. Esto hace una aventura de la

predicación, pero también implicaría que un calendario homilético

tendría que revisarse tan frecuentemente que sería inútil.

Para mí es innecesario un calendario homilético ya que por lo general

predico sobre los libros del Nuevo Testamento. Sé qué pasaje habré de

predicar cada domingo. Un calendario homilético es útil para los que

predican de manera temática. Debe evitar desperdiciar tiempo de estudio

cada semana tratando de averiguar qué va a predicar.

Aun cuando predico de nuevo una vieja serie de exposiciones, no

puedo establecer un plan fijo porque podría encontrar un tema que tome

más tiempo que lo que anticipé.

¿Se pone nervioso en algún momento cuando predica?

Al predicar, puedo decir con sinceridad que jamás estoy nervioso. Lo

único que siento en mi corazón es esta continua oración: «Señor, por

favor, ayúdame a expresar esta verdad de manera clara, con autoridad y

pasión para que aquí seas representado de manera correcta. ¡Ayúdame en

el proceso de cumplir esto!» Nunca estoy nervioso porque siempre me

preparo. Si no lo estuviera o si creyera estar enfrentando algo que no

pudiera controlar, tendría razón para estar nervioso. Creo que el

nerviosismo es una clase de mecanismo de defensa del yo, porque uno

teme avergonzarse o hacer el ridículo. Para ser sincero, no me siento

personalmente involucrado en lo que hago. Ni siquiera pienso en mí. Sólo

deseo honrar al Señor y evitar avergonzarlo de manera alguna.

¿Cuáles dos o tres libros acerca de la predicación han impactado

profun​damente su manera de pensar?

El primer libro que influyó en mi manera de pensar fue On The

Preparation and Delivery of Sermons [Acerca de la preparación y la

presentación de sermones] de John Broadus. Otra obra que realmente me

impactó fue el libro de John Stott El cuadro bíblico del predicador en la

cual él explicó cinco palabras del Nuevo Testamento que representaban

la vasta responsabilidad y deber del predicador. Entonces leí Preachers

and Preaching [Los predicadores y la predicación]. Esos tres influyeron

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 389

P:399

en mí grandemente.

¿Qué lecciones permanentes le enseñaría a hombres comprometidos

con la predicación expositiva para que los sostengan durante una vida

entera de ministerio?

Antes que todo, asegúrese de que cada mensaje expositivo tenga un

tema que sea tan claro como el cristal para que su pueblo sepa

exactamente lo que está diciendo, cómo lo ha apoyado y cómo ha de

aplicarse a sus vidas. Lo que mata a las personas en lo que algunas veces

es llamado predicación expositiva es el revoloteo desatinado a través de

un pasaje. Segundo, cuando va a una iglesia que no está acostumbrada a la

exposición, esté consciente de que hace falta un período de preparación

para los oyentes. Debe mover su rebaño de lo que hayan estado

escuchando a pensar lógica, racional y hasta profundamente acerca de la

Palabra de Dios. Este es el proceso de destetarlos de lo que han estado

haciendo y estimular sus apetitos para la carne de la Palabra de Dios.

Luego, necesita entrar con una perspectiva a largo plazo. Mi papá me

dijo hace años: «Quiero que recuerdes un par de cosas antes que entres al

ministerio. Una, los grandes predicadores, los predicadores duraderos

que dejaron su señal en la historia, le enseñaron a su pueblo la Palabra de

Dios. Dos, ellos se quedaron en un lugar por mucho tiempo». Estos fueron

dos consejos buenos. Todo el mundo acostumbraba decir, cuando llegué

por vez primera a la iglesia Grace Community, que sólo duraría uno o dos

años, porque me percibían como un comunicador. Pero en mi corazón,

sabía que deseaba hacer dos cosas: enseñar la Palabra de Dios de forma

sistemática y hacerlo en el mismo lugar durante una larga estadía. Sabía

que esa era la única manera que podría nutrir a las personas que

realmente serían doctrinalmente sólidas.

Cuarto, esté consciente de que su ministerio cambiará a medida que

comience a desarrollar la Escritura. Usted no puede saber todo lo que la

Biblia ha de decir a menos que haya excavado profundamente en ella.

Podría pensar que tiene todo conectado, pero a los cuatro o cinco años en

su ministerio se topará con un pasaje que alterará la manera en la cual

piensa acerca de un asunto y en la cual su iglesia hace las cosas. Usted y

su pueblo deben permitir que la Palabra moldee su iglesia.

¿Cuál es la clave definitiva para la predicación eficaz?

Muy simple, quédese en su estudio hasta que sepa que el Señor

aceptará felizmente lo que ha preparado para predicar porque representa

correctamente su Palabra. Permítame cerrar con un plan inolvidable,

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 390

P:400

acerca de cómo lograr esto, sugerido por un parroquiano desconocido.

Hágalo entrar en su oficina. Desprenda la señal que lee «Oficina» de la puerta y clave la

señal que lee «Estudio». Sáquelo de la lista de correspondencia. Enciérrelo con sus libros y su

máquina de escribir y su Biblia. Arrodíllelo ante los textos y los corazones quebrantados y el

rebaño de vidas de un rebaño superficial y un Dios santo.

Oblíguelo a que sea el hombre en nuestras saciadas comunidades que sabe acerca de

Dios. Tírelo en el cuadrilátero para que boxee con Dios hasta que aprenda cuán cortos son

sus brazos. Involúcrelo para que luche con Dios durante toda la noche. Y deje que salga sólo

cuando haya sido magullado y golpeado para que sea una bendición.

Cierre su boca que siempre anda arrojando declaraciones, y detenga su lengua que

eternamente anda tropezándose con todo lo que no es esencial. Requiera que tenga algo que

decir antes de que se atreva a romper el silencio. Doble sus rodillas en el valle solitario.

Queme sus ojos con estudio agotador. Destruya su aplomo emocio​nal con la preocupación

por Dios. Y haga que cambie su postura piadosa por un caminar humilde con Dios y el

hombre. Haga que se gaste y sea gastado para la gloria de Dios. Arranque su teléfono.

Queme sus exitosos informes eclesiásticos.

Ponga agua en su tanque de gasolina. Dele una Biblia y átelo al púlpito. ¡Y haga que

predique la Palabra del Dios viviente!

Pruébelo. Examínelo. Analícelo. Humíllelo por su ignorancia de las cosas divinas.

Avergüéncelo por su buen entendimiento de las finanzas, promedios de bateo y luchas

políticas. Ríase de su frustrado esfuerzo de jugar al psiquiatra. Organice un coro y comience

un canto y persígalo con el mismo día y noche: «Señor, nos gustaría ver a Jesús».

Cuando en fin de cuentas se atreva a tomar el púlpito, pregúntele si tiene una palabra de

parte de Dios. De no ser así, entonces despídalo. Dígale que usted puede leer el periódico

matutino y digerir los comentarios televisivos, meditar acerca de los problemas superficiales

del día, ocuparse de los esfuerzos agotados de la comunidad y bendecir, ad infinitum, las

miserables papas asadas y las habichuelas verdes, mejor que él.

Mándelo a que no regrese hasta que haya leído y releído, escrito y reescrito, hasta que

pueda pararse, cansado y deprimido, y diga: «Así dice el Señor».

Quebrántele su mal adquirida popularidad. Golpéelo duro con su prestigio propio.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 391

P:401

Quebrántele su mal adquirida popularidad. Golpéelo duro con su prestigio propio.

Arrincónelo con preguntas acerca de Dios. Cúbralo con demandas de sabiduría celestial. Y

no le ofrezca escape hasta que se encuentre de espaldas contra la muralla de la Palabra.

Y siéntese delante de él y escuche la única palabra que le queda: la Palabra de Dios. Que

sea completamente ignorante en cuanto a los chismes callejeros, pero dele un capítulo y

ordénele que camine a su alrededor, que acampe en él, que cene con él y que a la larga lo

pueda decir al derecho y al revés, hasta que todo lo que diga acerca de él resuene con la

verdad de la eternidad.

Y cuando esté agotado por la incendiaria Palabra, cuando finalmente sea consumido por

la feroz gracia que queme a través de él y cuando tenga el privilegio de traducirle la verdad

de Dios al hombre, transferido finalmente de la tierra al cielo, llévelo de forma gentil y sople

una trompeta enmudecida y acuéstelo suavemente. Coloque una espada de dos filos en su

ataúd y levante la tumba de manera triunfante. Porque era un valiente soldado de la Palabra.

Y aquí murió, se había convertido en un hombre de Dios.

1 Véase Haddon W. Robinson, ed., Biblical Sermons [Sermones

bíblicos], Baker, Grand Rapids, MI, 1989, para preguntas y respuestas

con Robinson y once de sus egresados. Véase también a Richard Allen

Bodey, ed., Inside the Sermon [Dentro del sermón], Baker, Grand

Rapids, MI, 1990, que contiene trece ensayos autobiográficos acerca de

la preparación para predicar. Compárese con «“Faithfully Proclaim the

Truth”: An Intervicw with John F. MacArthur» [proclame la verdad con

exactitud: Entrevista con John F. MacArthur], Preaching,

noviembrediciembre 1991, pp. 2, 4, 6, 8, 10.

2 Véase la discusión de este punto en el capítulo 16.

3 Véase la discusión acerca de las ilustraciones en el capítulo 13.

4 Véase la discusión de la aplicación en el capítulo 16 y el epílogo.

5 Para una discusión de la verdadera adoración, véase John F.

MacArthur, T h e Ultimate Priority [La prioridad definitiva], Moody,

Chicago, IL, 1983.

6 Léase A. Duane Litfin, «The Perils of Persuasive Preaching» [Los

peligros de la predicación persuasiva], Christianity Today, 21, 4 febrero

1977, pp. 14-17, para una discusión extensa acerca de este punto.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 392

P:402

Epílogo

La responsabilidad

del oyente

¿Qué responsabilidades tienen los cristianos con la predicación

expositiva?

En una era cuando es común la predicación superficial, también es

común escuchar y aplicar de manera superficial. Jay Adams ha

observado:

Demasiados laicos hablan acerca de la predicación como si fuera una calle en una sola

dirección, como si la responsabilidad por lo que sucede cuando se proclama la Biblia

descansara solamente en los hombros del predicador. ¡Pero así no es la cosa! La

comunicación efectiva demanda competencia de parte de todos.1

La predicación no estaría completo sin una palabra acerca de las

responsabilidades del oyente en el proceso expositivo. Todo culmina en

los oyentes. La ciencia y el arte de producir un sermón expositivo son

esfuerzos vacíos si nadie escucha y asimila el mensaje. Tres principios

vitales ayudarán al oyente que desea obtener lo mejor de un mensaje

expositivo. Son al mismo tiempo sus responsabilidades así como sus

privilegios.

ANTICIPACIÓN

El oyente debe estar preparado para recibir el mensaje del predicador.

Algunos componentes anticipatorios para mejorar la experiencia del

oyen​te son básicos y obvios, aunque a menudo no se tienen en cuenta.

1. Estar personalmente preparado

La orientación básica del oyente debe ser identificarse como el blanco

del mensaje. Todo el propósito de sentarse en la silla del oyente es

exponerse al mensaje con el propósito del enfrentamiento personal, la

información, la convicción, la motivación y la transformación. Los

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 393

P:403

pen​samientos del oyente no deben ser preocupaciones acerca de cuán bien

lo está haciendo el predicador, cuán inteligente o interesante es, ni cuán

bien estructurado está su sermón. El oyente no está allí para admirar ni

criticar una pieza de arte oratorio, sino para que le hable personalmente

mediante el representante de Dios. El objetivo de la predicación es un

cambio en la manera de pensar, la actitud y el comportamiento. El oyente

debe prepararse con anticipación.

2. Estar físicamente preparado

La clave básica para oír bien es estar en buena condición física. Esto

depende del descanso adecuado, comidas bien balanceadas y ejercicio

adecuado. Cada una de estas varía según los individuos, pero todas son

esenciales para estar alerta y listos para comprender lo que se dice.

Las personas no escuchan bien cuando están cansadas o hambrientas.

Sus mentes flotan a otras cosas debido al cuidado inadecuado de sus

cuerpos. Por otro lado, estar despierto y atento es esencial para que uno

escuche el mensaje de Dios de manera refrescante y dinámica. La manera

en la cual uno invierte la noche del sábado y el domingo por la mañana,

por ejemplo, afectará directamente el intercambio expositivo entre el

expositor y el oyente.

Antes de que Jesús fuera traicionado, le pidió a sus discípulos que se

mantuvieran velando mientras oraba en espera de la cruz. En apariencia

no estaban físicamente listos para obedecer, porque Jesús «vino luego a

sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis

podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en

tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil»

(Mt 26.40-41). Luego de dejarlos para orar dos veces más, Jesús

nuevamente «los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban

cargados de sueño» (Mt 26.43). Él comentó: «Dormid ya, y descansad»

(Mt 26.45). En una situación un tanto diferente, un oyente hace bien al

estar alerta y vigilar también a medida que se prepara para escuchar la

Palabra de Dios.

3. Prepárese mediante la oración

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 394

P:404

La predicación expositiva puede definirse como un acto espiritual

mediante el cual Dios Todopoderoso mismo pronuncia su Palabra a los

corazones de los hombres y las mujeres para que puedan conocer y

comprender su voluntad y obedecerla. Así que la oración es un elemento

esencial en la preparación del corazón para escuchar lo que Dios desea

comunicar a través de su mensajero designado.

Dos objetos distintivos, pero inseparables, resumen el formato para la

oración preparatoria: orar por el predicador mientras comunica el

mensaje de Dios y orar por la capacidad de comprender lo que Dios

comunica, como oró el salmista: «Haz bien a tu siervo; que viva, y guarde

tu palabra. Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley» (Sal 119.17-

18).

La Escritura les implora a los cristianos que oren por sus predicadores.

Para Pablo la oración fiel de los creyentes por los que proclaman la

Palabra de Dios de forma valiente era fundamental (cf. Ro 15.30-32; 1 Ts

5.25; 2 Ts 3.1; Ef 6.19; Col 4.2-4). Spring concuerda con esto:

Si un pueblo anda buscando sermones ricos de parte de su ministro, sus oraciones deben

suplirlo con el material necesario; si procuran sermones fieles, sus oraciones deben

exhortarlo, mediante una manifestación plena e inflexible de la verdad, para confiarse a sí

mismo a la conciencia de cada hombre a la vista de Dios (véase 2 Co 4.2). Si el pueblo de

Dios va a esperar sermones poderosos y exitosos, ¡sus oraciones deben hacer de él una

bendición para las almas de los hombres!2

El puritano John Angell James declaró:

La oración es un medio de ayudar al ministro que está al alcance de todos. Aquellos que no

pueden hacer nada más, pueden orar. Los enfermos, que no pueden animar a su ministro

mediante su presencia en el santuario, pueden derramar sus corazones sobre él en su solitaria

recámara. Los pobres que no pueden añadir a su comodidad temporal mediante donaciones

monetarias, pueden suplicarle a su Dios que supla «todo lo que os falta conforme a sus

riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Fil 4.19). El tímido que no puede acercarse para

ofrecerle el tributo de su gratitud, puede derramar sus alabanzas en el oído de Jehová y

pedirle que anime el alma de su siervo. El ignorante que no puede esperar añadir una idea a

la fuente de su conocimiento, puede colocarle ante la fuente de resplandor celestial; hasta los

moribundos, que ya no pueden ocuparse como en tiempos anteriores de sus intereses, pueden

reunir la fuerza que les queda y emplearla a través de la oración para su pastor.3

Para recibir el mensaje del instrumento de Dios con el mayor

beneficio, los creyentes deben orar por la habilidad de sus pastores para

impartirla.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 395

P:405

ATENCIÓN

La predicación expositiva es y siempre ha sido la principal

herramienta de Dios para producir el crecimiento en la gracia. Por lo

tanto, merece la atención más cuidadosa. Aunque cada cristiano debe leer,

estudiar y meditar la Escritura, Dios utiliza la exposición de la Biblia

para la óptima mejora de su crecimiento espiritual. No se exageran las

cosas al decir que la predicación debe ser el medio principal de

dispensar gracia fortalecedora en la vida de un creyente. Entonces, el

avance espiritual dependerá de cuán determinado sea uno de reunirse con

otros cristianos cuando se proclama de manera fiel a la Palabra de Dios

(cf. He 10.25). Adams dice:

La predicación es uno de los principales medios de Dios para sembrar la semilla y ayudar a

que esta crezca; es una manera de regar y fertilizar la cosecha. Pero usted debe deshacer

los duros obstáculos que se han formado en su alma durante la semana, remover la mala

yerba y preparar el buen terreno para recibir la buena semilla.4

El puritano Jeremiah Burroughs ha escrito:

Al escuchar la Palabra de Dios profesamos nuestra dependencia de Él, para el conocimiento

de su mente y el camino a la vida eterna […] Recuerde que usted viene a rendirle su

homenaje a Dios, para sentarse a sus pies y profesar allí su sumisión a Él. Ese es un

propósito de ir a escuchar sermones.5

Dios ha llamado, preparado y dotado a pastores y maestros

consagrados para predicar su Palabra de manera fiel. Debido a que ha

hecho esto, necesitamos cumplir nuestra responsabilidad al reunirnos para

escuchar lo que dice mediante sus siervos.

Actitudes

La confesión de todo pecado conocido elimina los obstáculos y abre el

corazón para escuchar la verdad (cf. 1 P 2.1-2). La exposición a la

«espada» inspirada de la Palabra (cf. He 4.12) permite que el Espíritu de

Dios traiga convicción de pecado y demande verdadero arrepentimiento.

El arrepentimiento inevitablemente traerá un aumento en el deseo de

escuchar más de la verdad de Dios y promoverá más crecimiento

espiritual. Entonces, el crecimiento depende de cuánto le permite un

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 396

P:406

creyente que Dios le enseñe mediante su heraldo.

Adams escribe: «Como niños desobedientes, las personas no desean

escuchar. Hasta los creyentes, acostumbrados en los caminos de

desobediencia, tienen mucha dificultad al escuchar a Dios […] Ha sido

más fácil para los pecadores echarle la culpa a los predicadores que

admitir su repugnancia de escuchar».6

Moisés le habló a los hijos de Israel en su día acerca de la preparación

requerida: «Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os

testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de

cumplir todas las palabras de esta ley» (Dt 32.46). No alcanzar este

requisito como oyente lleva inevitablemente a escuchar de manera

superficial.

Acciones

No basta hablar acerca de desear escuchar la Palabra predicada;

debemos implementar estos deseos de manera regular. Nada sustituye la

asistencia regular a los servicios semanales de una iglesia local. Aunque

el escritor de Hebreos estaba enfatizando el ánimo mutuo de los

creyentes, también les advirtió que no abandonaran su reunión corporativa

para la adoración y la predicación: «y considerémonos unos a otros para

estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de reunirnos, como

algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto

veis que aquel día se acerca» (He 10.24-25).

APLICACIÓN

Muchos críticos contemporáneos condenan la predicación expositiva

como algo que le falta relevancia y una clara aplicación personal. Esta

clase de crítica refleja un malentendido acerca del poder intrínseco de la

Palabra de Dios o incredulidad. Puesto que la primera preocupación del

expositor es aclarar el significado del texto, se puede conceder que la

predicación expositiva no está motivada por la misma clase de obsesión

con las ilustraciones y las fórmulas de aplicación que distinguen la mayor

parte de la predicación temática y textual. El expositor depende del poder

del texto mismo al explicarse de manera correcta, y se le asegura que la

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 397

P:407

aplicación de la verdad de manera personal e individual es en última

instancia responsabilidad del oyente en concierto, por supuesto, con el

Espíritu Santo.

Leith comenta: «Calvino procuró que el mensaje bíblico fuera claro

para que bajo el poder del Espíritu Santo pudiera avivar a los oyentes a

la presencia de Dios».7 ¡Cuánto mejor es permitir que el Espíritu Santo de

Dios nos forme y nos moldee a la imagen de Cristo, en lugar de limitar la

aplicación de la Escritura a la ingenuidad humana! Adams sugiere que el

oyente «procure descubrir de manera constante el mensaje de Dios en el

versículo o los versículos de los cuales se predicó, yendo tan lejos como

para resumirlo en una oración […] A menos que pueda hacer esto, es

dudoso que haya entendido el mensaje».8 Si un oyente no puede entender

los principios que el texto del sermón enseña, no logrará entender su

aplicación a su vida. Si los entiende, no podrá escapar su aplicación

específica realizada por el Espíritu a su vida.

Cuando Jesús le declaró a sus discípulos: «El que tiene oídos, oiga»

(cf. también Ap 2–3), estaba estableciendo un principio general. Leith ha

escrito: «Para Calvino así como Lutero (“Lecturas acerca de Hebreos”)

“sólo los oídos son el órgano del hombre cristiano”. Escuchar la Palabra

de Dios hace que uno sea digno del nombre cristiano».9 Aquellos que

tienen sus oídos preparados para escuchar la Palabra de Dios deben

responsabilizarse por el entendimiento de la verdad enseñada y aplicarla

a sus vidas.

RESUMEN

¿Cuál es la responsabilidad del oyente de la predicación expositiva?

Debe prepararse con la debida anticipación, prestarle atención indivisa y

bajo la dirección del Espíritu Santo aplicar lo que aprenda de la Escritura

a su vida. Sólo a través de estos medios puede aumentar los beneficios

espirituales para sí y otros a los cuales testificará de la verdad.

1 Jay E. Adams, A Consumer’s Guide to Preaching, Victor, Wheaton,

Illinois, 1991, p. 7.

2 Gardiner Spring, A Plea for Pray for Pastors, reimpresión, Calvary,

Amityville, Nueva York, 1991, p. 3.

3 John Angell James, Church Member’s Guide, reimpresión, Calvary,

Amityville, Nueva York, 1991, pp. 69-70.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 398

P:408

4 Adams, Consumer’s Guide, pp. 24-25.

5 Jeremiah Burroughs, Gospel Worship, reimpresión, Sola Deo Gloria,

Ligonier, Pennsylvania, 1990, pp. 195, 197.

6 Adams, Consumer’s Guide, pp. 14-15.

7 John Leith, «Calvin’s Doctrine of the Proclamation of the Word and

Its Significance for Today in the Light of Recent Research», Review and

Expositor, 86, 1989, p. 38.

8 Adams, Consumer’s Guide, p. 47.

9 Leith, «Calvin’s Doctrine», p. 32.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 399

P:409

Lectura adicional

John A. Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons. ed.

rev., reimpresión, Harper & Row, San Francisco, California,

1979.

Walter C. Kaiser, Jr. Toward An Exegetical Theology. Baker, Grand

Rapids, Michigan, 1981.

David L. Larson, The Anatomy of Preaching. Baker, Grand Rapids,

Michigan, 1989.

D. Martyn Lloyd-Jones, Preaching and Preachers. Zondervan,

Grand Rapids, Michigan, 1972.

Samuel T. Logan, Jr., ed. The Preacher and Preaching. Presbyterian

and Reformed, Phillipsburg, Nueva Jersey, 1986.

G. Campbell Morgan, Preaching. Reimpresión, Baker, Grand

Rapids, Michigan, 1974.

John Piper, The Supremacy of God in Preaching. Baker, Grand

Rapids, Michigan, 1990.

John R. W. Stott, Between Two Worlds, Eerdmans, Grand Rapids,

Michigan, 1982.

LA PREDICACIÓN: Como Predicar Biblicamente 400

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