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Ahijado en cereales

por David Millán Somed

 

         Esta fase de desarrollo, enmarcada dentro del periodo vegetativo de los cereales (monocotiledóneas), es de una importancia trascendental en la producción, y tal es su influencia que de su adecuada evolución puede depender que ésta sea rentable o no.

          El ahijado no deja de ser un caso particular de lo que denominamos Dominancia Apical, ya tratada en esta misma web. Su intensidad dependerá de la capacidad productiva del cultivo y, por lo tanto, atenderá a diversos factores exógenos: nutrientes, estructura de suelo, agua, temperatura, estado sanitario, nivel competitivo (densidad de plantas), etc. Es decir, cuanto mejores sean las condiciones de desarrollo de la planta, mayor será su capacidad de ahijado.

          Nutrición; sobre todo, contenido en nitrógeno. Niveles altos de este elemento fomentarán un mayor ahijado, hasta un límite. La fertilización fosfórica tendrá también un efecto positivo al favorecer un mayor enraizamiento y, por lo tanto, un incremento en síntesis de citoquininas que, como veremos a continuación, regulan positivamente el ahijado.

          Prácticas agronómicas: sobretodo, una profundidad de siembra adecuada, evitando excesos que reducirán o incluso inhibirán el ahijamiento. Fechas de siembra tempranas favorecen el ahijado al permitir al cultivo un mayor desarrollo (dependerá de las condiciones climáticas; temperaturas superiores a 25 ºC paralizan el ahijado, siendo el rango óptimo el comprendido entre 8 y 15 ºC). La integral térmica para el inicio del ahijado es, en trigo 450 ºC y en cebada 390 ºC. El pleno ahijado se dará con 550-650 ºC. Preparación de suelo adecuada, etc.

          

 Fotografía 1.- Cebada en Castilla y León. A la izquierda planta con fertilizante y profundidad de siembra aceptable. A la derecha sin fertilizante y mayor profundidad de siembra. Se observa una clara diferencia en el estado de ahijado.

          A su vez, el ahijado estará regulado internamente por un complejo sistema molecular, marcado por la genética de la planta, y regulado por el Equilibrio Hormonal, y más concretamente en la relación Auxinas/Citoquininas. Como ya se explicó en el texto de esta sección «Cereales y Extensivos: Crecimiento Vegetativo», será la producción de citoquininas a nivel radicular la que elimine el efecto inhibitorio de las auxinas en las yemas axilares, sintetizadas principalmente en la yema apical. A su vez las auxinas tendrán un efecto positivo sobre la síntesis de citoquininas  (Nordstrom et al., 2004). Otra hormona interviniente es el Etileno, mediante la activación de las yemas axilares (Marcia A. Harrison and Peter B. Kaufman, 1.982).

Edad de las Plantas (días)

          Gráfico.- Emisión de hijos durante el crecimiento de Avena sp. Efectos de la geostimulación (estimulación geotrópica), decapitación (-síntesis de auxinas) y emergencia de la hoja bandera y espiga. La emergencia de la hoja bandera y la espiga ocurre aproximadamente en plantas de 40 a 41 días de edad. La flecha indica el momento de inicio de la geoestimulación y decapitación.(Hormonal Regulation of Lateral Bud (Tiller) Release in Oats (Avena sativa L.). Marcia A. Harrison and Peter B. Kaufman, 1.980).

          El grado de ahijamiento de mayor a menor, y marcado por la expresión génica, marca la siguiente progresión según especie: Arroz / Centeno / Cebada / Trigo / Triticale / Avena / Sorgo / Maíz.

          Un caso práctico de inhibición del ahijado es la aplicación de morfactinas, moléculas de síntesis química, que inhiben el transporte de auxinas y generan reducción del crecimiento. Se emplean, por ejemplo, para el control de la altura de cereal y para la potenciación del ahijado. Tienen un efecto contrario a las AGs que son las detonantes de la fase siguiente al ahijado, el encañado, como veremos posteriormente.

          En estos niveles tendremos otra serie de rutas metabólicas reguladas por diversos genes tales como MOC 1, OsTB1, D88, fc1, etc.

Diversos estudios ratifican esta dinámica, como por ejemplo la constatación de que el ahijado y la producción de materia seca se ve incrementada con un mayor ratio Citoquinina/AIA, (Jin?Gui Chen, Shun?He Cheng, Weixing Cao & Xie Zhou, 2.008)

          Como hemos indicado el ahijado es una fase clave a nivel productivo que implica un cultivo con mayor capacidad de resistencia frente a situaciones de estrés, y con mayor capacidad de elasticidad (adaptatibilidad). Este factor nos permitirá jugar con diferentes densidades de siembra conociendo la capacidad de ahijado de la variedad empleada, pues como ya dijimos la carga genética de la planta marcará un mayor o menor ahijado.

          Es en las yemas axilares donde se desarrollan los «hijos», aunque la fase de ahijado se inicia a partir del denominado Nudo de Ahijamiento que coincide con el segundo nudo (en la gran mayoría de cereales) de la planta, situado bajo la superficie del suelo, circunstancia ésta que favorece el ahijado,puesto que nudos superiores enterrados tendrán mayor predisposición a la diferenciación en hijos.

         La dinámica del ahijado sigue un esquema simple. De cada hoja desplegada (yema axilar) podría desarrollarse un hijo, aunque esto por supuesto está limitado como factores medioambientales e internos, resultando que solo un cierto número de yemas pueden generar hijos. Aun así el número potencial teórico de hijos es elevadísimo pudiendo llegar a más de 400 en ciertas especies y variedades, siendo 20 una cifra real en buenos desarrollos y ahijados (caso de trigos y cebadas).

        Esta estructura, como vemos, se repite sucesivamente en cada hijo, puesto que de cada yema axilar puede generarse un nuevo hijo. Por supuesto cada especie tiene sus peculiaridades. Un caso claro es el del maíz en el que el ahijado está muy inhibido. En ocasiones podemos observar hijos, sobre todo cuando hay poca densidad de planta, y partiendo siempre de los primeros nudos basales, con un máximo usual de dos hijos. Aquí la selección genética juega un papel importante, pues se tiende a evitar variedades con alto poder de ahijado. Señalar que condiciones favorables de cultivo potenciarán el ahijado en este cultivo (como en el resto) situación en todo caso positiva.

        Como podemos observar, el inicio del ahijado en cereal se inicia cuando éste tiene 3-4 hojas. Este desarrollo, como también hemos indicado, variará si la siembra es temprana o no, de otoño o de primavera, obteniendo los mayores ahijados en siembras tempranas de otoño (siempre que las condiciones de nascencia sean las adecuadas) pues daremos más tiempo de desarrollo a la planta. En primavera este proceso es más explosivo (?Tª; ?Agua) por lo que la fase de ahijado cuenta con menos tiempo y por lo tanto dará como resultado menor número de hijos. En otoño invierno el ahijado se da mientras las condiciones de temperatura así lo permitan, paralizándose cuando los fríos se hacen continuos e intensos.

          Cuando la temperatura vuelve a permitir el avance de la fase de ahijado el sistema hormonal vuelve a tomar relevancia pues será la síntesis de AGs en los nuevos tejidos celulares los que marquen el final del ahijado y el inicio de la fase siguiente, el encañado, en el que se inicia la elongación y expansión celular. Como vemos las AGs tiene un papel inhibitorio del ahijado (definición) y detonante de la expansión celular («Crecimiento»).

           En todo caso, y como siempre señalamos, el Equilibrio Hormonal es el director de orquesta que interpreta la partitura que el medio ambiente le muestra.

  Estado en 3 hojas (la 4ª aun enrollada dentro de la 3ª). El 1er hijo comienza a asomar desde la axila de la 1ª hoja.

El cereal se muestra postrado durante el periodo invernal (parada). 4 hojas emergidas y los 2 primeros hijos visibles.

En este caso se ha desarrolIado también el hijo correspondiente a la yema axilar del coleóptilo (este hijo normalmente tiene menos potencial productivo que el 1er hijo verdadero).

Identificación de hijos complicada. El tallo principal ha desarrollado 14 hojas, 10 de las cuales han emergido completamente. La yema apical se diferencia en espiga, cesando el desarrollo de nuevas hojas. Los hijos producirán menos hojas sucesivamente, para sincronizar su floración. Por supuesto estos hijos pueden generar, como se aprecia en la siguiente fotografía, hijos secundarios.

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