LA ARTICULACIÓN DEL HOMBRO - Fisico.TV

ARTICULACIÓN DEL HOMBRO: Características, diagnóstico y tratamiento

Índice de Contenidos

Marcel Bienfait define el hombro como el conjunto mecánico destinado a lanzar los movimientos de la extremidad superior. Por eso, resulta muy interesante conocerlo, y en este artículo vamos a hacerlo en profundidad.

A nivel funcional, el hombro conecta la extremidad superior, el tronco y la columna cervical, creando una interrelación entre estos elementos en lo fisiológico y en lo patológico.

Solo hay una excepción que le diferencia del resto de los elementos del aparato locomotor, la ausencia de factor estático.

La articulación del hombro se basa en dos grandes sistemas articulares.

  • La cintura escapular.
  • La articulación escapulo humeral.

Repaso anatómico de la cintura escapular

La cintura escapular es el elemento anatómico que conecta las extremidades superiores al tórax. Está constituida por las clavículas, los omoplatos y las articulaciones esternocostoclavicular y acromioclavicular.

Pero esta descripción muestra un conjunto incompleto que no determina el concepto de “cinturón”. El componente restante está formado por los músculos romboides y las apófisis espinosas de las vértebras donde se insertan (de C7 a T4). 

Debes saber que la estática de la cintura escapular condiciona la funcionalidad del hombro. 

Y es que las fuerzas concéntricas y excéntricas que afectan a los elementos estáticos que controlan la cintura escapular (romboides, pectoral menor), así como las alteraciones de la curvatura de la columna tanto en el plano frontal como sagital, llevan a todo el conjunto a esquemas adaptativos que modifican la biomecánica, fundamentalmente, del hombro. 

Estas modificaciones de la biomecánica del hombro, causadas por adaptaciones o compensaciones, se encuentran en el origen y/o en la perpetuación de las patologías que afectan, primeramente, al hombro y, secundariamente, a la extremidad superior, al cuello o incluso al tórax. 

La disposición estática de la cintura escapular será el primer elemento a valorar antes de llevar a cabo un análisis o tratamiento de la articulación del hombro. 

¿Qué vamos a encontrar en la articulación del hombro?

El complejo articular del hombro se compone de 5 articulaciones: tres verdaderas y dos falsas o planos de deslizamiento. Veámoslas una a una.

1. La articulación esternocostoclavicular 

Esta articulación que pone en relación el esternón, la clavícula y la primera costilla y posee un disco articular. 

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2. La articulación acromioclavicular 

Es una articulación que relaciona la clavícula y el acromion de la escápula. Se estabiliza gracias al ligamento capsular acromioclavicular y a los elemento que forman el pivote central. Estos últimos son los ligamentos conoide y trapezoide, que unen a la clavícula con la apófisis coracoides. 

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3. La articulación glenohumeral 

La articulación glenohumeral está formada por la cara articular (glena) del omóplato y la cabeza del húmero. Estos dos elementos se encuentran unidos por una capsula laxa que permite un amplio grado de movilidad, pero que no estabiliza la articulación. 

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Aquí debajo vas a encontrar el detalle de una vista anterior de un corte en el plano frontal. En él, podemos apreciar las relaciones anatómicas de la bolsa sinovial subacromial (en azul) y del tendón de la porción larga del bíceps braquial en su trayectoria capsular (en rojo)

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4. Espacio de deslizamiento homoserratotorácico o falsa articulación escapulocostal 

Aquí tenemos una vista superior de un corte transversal del hombro en el que puedes observar el plano de deslizamiento escapulotorácico. 

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5. Espacio de deslizamiento subacromiodeltoideo 

Es el espacio determinado por la parte inferior del acromion, el ligamento coracoacromial y el plano muscular del deltoides

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Vista lateral de la cavidad glenoidea y sus tejidos circundantes. Se puede observar perfectamente los elementos que forma en espacio de deslizamiento sub acromio deltoideo. 

¿A qué se debe la movilidad del hombro?

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Probablemente ya lo sepas, pero déjanos que te lo recordemos. La gran movilidad del hombro es debida a dos factores.

1) En primer lugar, la organización particular de la articulación glenohumeral. En ella encontramos que:

  • Hay una gran incongruencia en las superficies articulares. 
  • La cápsula está floja y permite, en los niños, una separación articular de alrededor 3 cm. Los ligamentos están débiles y únicamente el coracohumeral es “suspensor” del hombro. 

2) En segundo lugar, la movilidad del omóplato con relación al tórax.

Esta movilidad permite aumentar considerablemente los movimientos de la articulación glenohumeral. Pero esta amplia movilidad comporta un inconveniente: desde el punto de vista articular, el hombro está en posición de inestabilidad. Por lo tanto, son los músculos periarticulares los que van a asegurar la estabilidad del hombro.

Estos músculos son, además, bastante más numerosos al nivel del hombro que al nivel de cualquier otro complejo articular. Por eso, para asegurar la estabilidad de esta articulación, los músculos coaptan la cabeza humeral, la elevan, estabilizan el omóplato y elevan el muñón del hombro. 

¿Cuáles son los ligamentos escapuloclaviculares? 

El conjunto ligamentario que mantiene la coherencia entre la clavícula y la escapula está formado por 4 ligamentos: 

  1. Acromioclavicular (A.C.). 
  2. Coracoclavicular (C.C.). 
  3. Trapezoide (T.). 
  4. Conoide (C.). 

Si te preguntas por el quinto ligamento que aparece en la imagen, debes saber que es el cocacoacromial (C.A.) y que forma parte del techo del compartimento anterosupeior. 

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Diagnóstico diferencial del hombro

Antes de establecer un tratamiento para cualquier patología en esta articulación, debemos descartar otros trastornos que pueden simular afecciones del hombro. Entre ellos, hemos de valorar los siguientes.

Diagnóstico diferencial cardiorrespiratorio

Las afecciones de la pleura, del pericardio y, especialmente, del diafragma pueden provocar dolores referidos en el hombro y el miembro superior.

En el caso de afecciones de la pleura o el pericardio, el paciente suele presentar antecedentes familiares o personales. Además, los dolores no suelen aumentar con los movimientos de la articulación.

Cáncer de mama

Los métodos de diagnóstico precoz del cáncer de mama avanzan cada día y se encuentran muy al alcance de la población. La mujer que se preocupa por el cuidado de un hombro no suele responder al estereotipo de mujer que no controla su salud.

En cualquier caso, el diagnostico alopático es competencia exclusiva del médico y, en cada caso, del especialista. Debemos recomendar la prevención o el estudio exhaustivo de cualquier trastorno que no responda a la metodología osteopática.

Diagnóstico diferencial de la columna cervical

Los dolores irradiados procedentes de la columna cervical se descartarán mediante las siguientes pruebas:

  • Pruebas activas y pasivas de la columna cervical.
  • Prueba de compresión o de Jackson.
  • Tracción cervical en sedestación.
  • Prueba de Spurling.
  • Exámenes neurológicos.
  • Prueba de sensibilidad del dermatoma.
  • Reflejos osteotendinosos.

Valoración ortopédica del miembro superior

Ante cualquier trastorno del hombro, es imprescindible llevar a cabo un buen diagnóstico ortopédico.

No podemos olvidar que muchos de los problemas de hombro están relacionados directamente con estructuras miotendinosas, especialmente del manguito de los rotadores. También se relacionan con problemas capsuloligamentarios, aunque esto no quiere decir que no estén asociados a disfunciones somáticas.

Valoración global osteopática

No debemos olvidar que el diagnostico osteopático debe comenzar siempre por la pelvis. Olvidar que la sintomatología de los pacientes suele estar relacionada con adaptaciones o compensaciones de cadenas disfuncionales ascendentes y descendentes es perder de vista la filosofía osteopática.

Síndrome del desfiladero cervicotorácico

El plexo neurovascular que parte de la región torácica y cervical debe sortear algunos obstáculos antes de llegar al miembro superior. Este conjunto de elementos que pueden dificultar el trofismo vasculonervioso se denomina desfiladero cervicotorácico.

Al conjunto de síntomas relacionados con las alteraciones neurovasculares causadas por estos elementos se les denomina síndrome del desfiladero cervicotorácico o síndrome del agujero torácico superior.

Hemos de estar atentos a diferente cuestiones que pueden originar dichos síntomas y tendremos que hacer un reconocimiento de los mismos. ¿Cuáles son?

  • Una costilla cervical.
  • Un problema a nivel de los escalenos.
  • Un compromiso de espacio entre la clavícula y la primera y/o segunda costilla.
  • Un problema del pectoral menor.

Según las estructuras afectadas, se puede dividir el síndrome de compresión del estrecho torácico superior en:

  1. Arterial: puede mostrar claudicación, fenómeno de Raynaud e incluso pérdida tisular isquémica y gangrena.
  2. Venoso: puede ocasionar trombosis de las venas subclavia y axilar. Suele acompañarse del esfuerzo y se conoce con el nombre de síndrome de Paget-Schroetter.
  3. Neurógeno: puede presentar dolor, debilidad y parestesias en el hombro y el brazo.

¿Qué pruebas podemos utilizar para diagnosticar el síndrome del desfiladero cervicotorácico?

Para todas las pruebas que vamos a describir a continuación, recomendamos comparar los pulsos con el lado contralateral.

Estas pruebas no están consideradas como altamente fiables, pero pueden resultar una herramienta valiosa a la hora de evaluar la evolución de los pacientes.

Test de Adson y Coffey (1926)

Se trata de una prueba para evaluar el conflicto neurológico o vascular a nivel del escaleno anterior o el potencial compresivo de una costilla cervical.

Mediante la puesta en tensión del escaleno anterior, provocamos un estrangulamiento del paquete vasculonervioso. Este, a su vez, puede provocar una disminución o abolición del pulso radial, una parestesia o ambos fenómenos combinados.

  • DESARROLLO DE LA PRUEBA

Paciente en sedestación.

Terapeuta a la espalda, ligeramente del lado a evaluar (ejemplo derecha).

El terapeuta agarra el antebrazo derecho del paciente a la vez que toma su pulso radial y evalúa su intensidad. Para aumentar el potencial compresivo, podemos pedir una inspiración profunda que se mantendrá durante la prueba.

Posteriormente, eleva la extremidad superior del paciente hasta los 90º, a lo cual puede añadir un componente de extensión.

Una vez en esta posición, pediremos al paciente que realice movimientos que comprometan a los músculos escalenos y la costilla cervical, si existe, para poner en evidencia su potencial compresivo. Esto se verá traducido en una desaparición del pulso radial.

Las posiciones se mantienen durante un máximo de 60 segundos, aunque, en general, cuando el signo es positivo se hace patente de inmediato.

Test de Falconer y Weddle (1945)

Se trata de evidenciar un conflicto de espacio en la pinza costoclavicular. Mediante una retropulsión forzada del miembro superior, se cierra el espacio costoclavicular. La positividad de esta prueba suele estar asociada a un callo óseo hipertrófico, una costilla cervical o una disfunción osteopática de la primera o segunda costilla.

  • DESARROLLO DE LA PRUEBA

Paciente en sedestación.

Terapeuta a la espalda, ligeramente del lado a evaluar (ejemplo derecha).

El terapeuta agarra el antebrazo derecho del paciente a la vez que toma su pulso radial y evalúa su intensidad. Para aumentar el potencial compresivo, podemos pedir una inspiración profunda que se mantendrá durante la prueba.

Posteriormente, lleva la extremidad superior del paciente a extensión. Esta maniobra disminuye el espacien entre la clavícula y la primera y segunda costilla.

Las posiciones se mantienen durante un máximo de 60 segundos, aunque, en general, cuando el signo es positivo se hace patente de inmediato.

Test de Wright (1945)

También se denomina prueba en hiperabducción. Se trata de evidenciar un atrapamiento del paquete vasculonervioso a nivel del pectoral menor.

La lectura es la misma que en el test de Adson.

  • DESARROLLO DE LA PRUEBA

Paciente en sedestación.

Terapeuta a la espalda, ligeramente del lado a evaluar (ejemplo derecha).

El terapeuta agarra el antebrazo derecho del paciente a la vez que toma su pulso radial y evalúa su intensidad. Para aumentar el potencial compresivo, podemos pedir una inspiración profunda que se mantendrá durante la prueba.

Posteriormente, eleva la extremidad superior del paciente en abducción máxima. Esto produce un acodamiento del plexo neurovascular bajo la apófisis coracoides.

Las posiciones se mantienen durante un máximo de 60 segundos, aunque, en general, cuando el signo es positivo se hace patente de inmediato.

Biomecánica del hombro

Recordemos que el hombro está formado por tres articulaciones (esternoclavicular, acromioclavicular y glenohumeral), y por dos planos de deslizamiento (escapulotorácico y subacromiodeltoideo). 

Estos dos planos de deslizamiento son más sistemas adaptativos o compensatorios que sistemas disfuncionales. De aquí que no los tomemos como elementos originales de disfunción. 

El sistema clavicular

La clavícula forma parte de dos de las tres articulaciones verdaderas del hombro: 

  • ∙  La articulación esternoclavicular. 
  • ∙  La articulación acromioclavicular. 

Es importante entender que la clavícula se sitúa en el espacio de forma secundaria a las tensiones de pares musculares que se estabilizan antagónicamente

Así, tenemos que en el extremo externo el trapecio arrastra en superioridad mientras el deltoides lo hace en inferioridad, y que en la parte interna la tracción superior es realizada por el esterncleidomastoideo (ECOM) mientras la inferior pertenece al pectoral mayor.

Existen otras dos tensiones en la parte central que corresponden a la porción más externa del ECOM por arriba y al músculo subclavio por debajo. 

Por lo tanto, deberemos tener en cuenta estos aspectos a la hora de tratar las disfunciones claviculares. 

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Las articulaciones claviculares (AC y EC) son altamente móviles, por tanto, poco estables. Desde el punto de vista Osteopático están consideradas como el componente más importante del hombro por tratarse de la unión osteoarticular de la extremidad con el tronco y punto de relevo de las fascias cervicales, braquiales y torácicas. 

Los movimientos de la clavícula 

Podemos diferenciar tres clases de movimiento en función del origen de los mismos. 

1. Movimiento secundario a la respiración diafragmática 

Relacionado con los movimientos de inspiración y espiración diafragmática. 

  • En la inspiración, efectúa una rotación posterior. 
  • En la espiración, un movimiento anterior. 

2. Movimiento Respiratorio Primario 

La clavícula efectúa un movimiento respiratorio primario igual, pero en sentido opuesto a las ramas púbicas. 

  • En la inspiración o flexión, realiza una rotación posterior. 
  • La rotación anterior se corresponde con la espiración o extensión.

Este movimiento, a diferencia del secundario a la respiración diafragmática, se manifiesta también durante la apnea.

3. Los movimientos secundarios a movimientos voluntarios 

En la fisiología articular, la clavícula realiza tres tipos de movimientos: 

La rotación: 

Se lleva a cabo fundamentalmente en la AC, y será anterior y posterior en torno a un eje (z) que la recorre desde la AC hasta la EC.

En osteopatía se le denomina también anterioridad y posterioridad (no confundir con la articulación esternoclavicular). 

Los movimientos que se van a describir a continuación son fácilmente demostrables a la palpación. 

Pruébalos agarrando la clavícula izquierda, por ejemplo, entre el dedo pulgar por la parte posterior e índice y medio por la anterior de la mano derecha y haciendo los movimientos que se indican. 

  • Rotación posterior 

Flexión del brazo.
Elevación del brazo.
Rotación externa del hombro y rotación contralateral de la cabeza. 

  • Rotación anterior 

Extensión del brazo.
Descenso del brazo.
Rotación interna del hombro y rotación homolateral de la cabeza.

Elevación y descenso 

Se lleva a cabo, fundamentalmente, en la articulación EC. En osteopatía le llamamos supraesternal e infraesternal y se manifiesta de forma opuesta en ambas articulaciones, es decir, cuando la AC desciende la EC asciende y viceversa.

Este movimiento se organiza en torno a un eje anteroposterior (X en el dibujo) próximo a la EC

Cuando realizamos una elevación de la extremidad superior, la clavícula asciende en su parte externa mientras desciende en su parte interna y viceversa. 

La anterioridad y la posterioridad 

Se lleva a cabo fundamentalmente en la articulación EC. En osteopatía le llamamos preesternal y retroesternal y, en este caso, se organiza en torno a un eje vertical próximo a la EC (Y en el dibujo). 

Desde el plano de abducción a 90º, cuando realizamos una antepulsión, la clavícula se anterioriza en su parte externa y se posterioriza en su parte interna.

En la retropulsión, el movimiento será el opuesto. 

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¿Qué disfunciones somáticas podemos encontrar en el hombro?

En primer lugar, hay que destacar dos cosas.

  • Que las disfunciones de rotación anterior y posterior (las llamaremos de anterioridad y posterioridad) pertenecen a la articulación acromioclavicular (AC).
  • Que las disfunciones de elevación y descenso así como las de anterioridad y posterioridad (las llamaremos supraesternal, infraesternal, preesternal y retroesternal) pertenecen a la articulación esternoclavicular (EC).

Articulación acromioclavicular

La articulación AC se halla implicada en un porcentaje muy alto de patologías del hombro, ya sea de forma primaria o secundaria.

Sus carillas articulares son convexas y este aspecto favorece las disfunciones. Es en esta articulación donde se manifiestan los movimientos de rotación.

Los movimientos de rotación de la articulación AC están limitados por el sistema ligamentoso central; el ligamento conoide y el ligamento trapezoide, pero las tensiones musculares también poseen un componente importante sobre la posición relativa de la clavícula.

Valoración acromioclavicular

Disfunción en anterioridad. Rotación anterior.

En las disfunciones en anterioridad, la flexión del hombro está limitada, pero la extensión no se modifica.

  • DESARROLLO DE LA PRUEBA

Paciente en sedestación.

Terapeuta a la espalda del paciente. Agarrando las dos extremidades superiores a la altura de los codos, las lleva a flexión de hombro para comparar la libertad de movimiento. En este ejemplo se muestra una limitación de la flexión del hombro izquierdo, lo que se relaciona con una disfunción en anterioridad.

Disfunción en posterioridad. Rotación posterior.

En las disfunciones en posterioridad, la extensión del hombro está limitada, pero la flexión no se modifica.

  • DESARROLLO DE LA PRUEBA

Paciente en sedestación.

Terapeuta a la espalda del paciente. Agarrando las dos extremidades superiores a la altura de los codos, las lleva a extensión de hombro para comparar la libertad de movimiento. En este ejemplo se muestra una limitación de la extensión del hombro izquierdo, lo que se relaciona con una disfunción en posterioridad.

Tratamiento acromioclavicular

Disfunción en anterioridad. Ejemplo derecha.

Paciente en sedestación.

Terapeuta a la espalda del paciente, ligeramente del lado a tratar, a la derecha. Su mano izquierda fija la clavícula en posterioridad de modo que el dedo índice queda delante de la clavícula y el pulgar detrás del acromion.

La mano derecha agarra la extremidad superior a nivel del codo, con el pulgar en la cara lateral y el resto de dedos en la cara ventral.

La maniobra se lleva a cabo en tres tiempos:

  1. Llevamos el brazo a una extensión y abducción de 90º.
  2. Desde aquí, aumentaremos la abducción por encima de los 90º, lo que permita la situación, mientras pasamos de una extensión a una flexión, siempre por encima de los 90º y fijando especialmente la clavícula.
  3. Al pasar del punto central de la maniobra, nos dirigimos hacia la flexión y aducción del brazo.

Como observación, hemos de decir que toda la maniobra se desarrolla dentro del marco de movimiento en sentido horario (visto desde lateral).

La maniobra se repite dos o tres veces.

Disfunción en posterioridad. Ejemplo derecha.

Paciente en sedestación.

Terapeuta a la espalda del paciente, ligeramente del lado a tratar, a la derecha. Su mano izquierda fija la clavícula en anterioridad de modo que el dedo índice y el pulgar quedan delante y detrás de la clavícula respectivamente. La atención ahora se centra en mantener la clavícula anterior mediante la presión del dedo pulgar.

La mano derecha agarra la extremidad superior a nivel del codo, con el pulgar en la cara lateral y el resto de dedos en la cara ventral.

La maniobra se lleva a cabo en tres tiempos:

  1. Llevamos el brazo a una flexión y abducción de 90º.
  2. Desde aquí, aumentaremos la abducción por encima de los 90º, lo que permita la situación, mientras pasamos de una flexión a una extensión, siempre por encima de los 90º y fijando especialmente la clavícula.
  3. Al pasar del punto central de la maniobra nos dirigimos hacia la extensión y aducción del brazo.

Como observación, hemos de decir que toda la maniobra se desarrolla dentro del marco de movimiento en sentido contrahorario (visto desde lateral).

La maniobra se repite dos o tres veces.

Articulación esternoclavicular

Disfunción en anterioridad o preesternal

La disfunción suele producirse por un traumatismo anteroposterior en la cara externa de la clavícula o bien debido a un gesto brusco o una caída sobre el talón de la mano con el codo extendido.

Disfunción en posterioridad o retroesternal

Suele estar asociada a los accidentes de automóvil, por el efecto del cinturón de seguridad.

Disfunción en superioridad o supraesternal

Un traumatismo superoinferior en la parte externa de la clavícula puede provocar esta disfunción. No se contempla la posibilidad de disfunción en inferioridad por cuestiones anatómicas.

Evaluación esternoclavicular

La evaluación de la articulación esternoclavicular se realiza de forma continuada. Se valoran los deslizamientos mediante una misma presa y pidiendo movimientos activos al paciente que reproducen los movimientos de la articulación.

  • DESARROLLO DE LA PRUEBA

Paciente en decúbito supino.

Terapeuta sentado a la cabeza del paciente. Coloca sus manos a nivel de las articulaciones esternoclaviculares de manera que el dedo pulgar quede por encima de la porción clavicular, el dedo medio por debajo de la clavícula y el dedo índice en la interlinea articular. Así nos trasmite directamente las informaciones del rodamiento y deslizamiento articular.

A partir de este momento, pediremos al paciente que ascienda los hombros (que lleve los hombros hacia las orejas), descienda los hombros, adelante los hombros y retrase los hombros.

Durante estos movimientos la clavícula asciende, desciende, se retrasa y adelanta respectivamente. Debemos evaluar el movimiento en amplitud, balística y sincronía.

Tratamiento de la articulación esternoclavicular

SUPERIOR. Ejemplo derecha.

Paciente en decúbito supino.

Terapeuta a la cabeza del paciente del lado de la clavícula a tratar, en este caso a la derecha.

La mano derecha agarra la extremidad superior a la altura del codo. La mano izquierda va a realizar un apoyo mediante el pisiforme sobre la parte superior del extremo esternal de la clavícula.

A partir de este momento, llevaremos la extremidad superior a abducción. Este gesto facilita el descenso medial de la clavícula impulsada simultáneamente por la mano medial, que se apoya sobre esta. La maniobra se repite dos o tres veces.

ANTERIOR. Ejemplo derecha.

Paciente en decúbito supino.

Terapeuta del lado de la clavícula a tratar. Su mano lateral, en este caso la izquierda, agarra la extremidad superior a la altura del codo y la lleva a una abducción de unos 80º aproximadamente.

Su mano medial, en este caso la derecha, realiza un apoyo mediante su pisiforme sobre la cara anterior del extremo medial de la clavícula.

A partir de este momento realizaremos un movimiento que, simultáneamente, tracciona y flexiona el brazo mientras se mantiene firme el apoyo del pisiforme sobre la clavícula. La maniobra se repite dos o tres veces.

POSTERIOR. Ejemplo derecha.

Paciente en decúbito supino con una toalla entre la línea de las espinosas y la cara lateral de la escapula.

Terapeuta a la cabeza del paciente, ligeramente del lado a tratar. Su mano lateral, en este caso la derecha, agarra la extremidad superior a la altura del codo. Su mano medial coloca los dedos 3º, 4º y 5º preferiblemente detrás del extremo medial de la clavícula. Para esto puede ser preciso llevar a cabo una flexoaducción del brazo, con la que se relajan los tejidos de la fosa supraclavicular.

A partir de este momento, llevaremos la extremidad superior primero a una abducción de unos 90º y, posteriormente, a una extensión y ligera tracción.

Estos dos parámetros favorecen la anteriorización de la clavícula siempre manteniendo la presión ejercida por los dedos de nuestra mano izquierda.

La maniobra se repite dos o tres veces.

Articulación glenohumeral

Descentrado anterior de la cabeza humeral

Se considera la disfunción más frecuente. Suele provocarse por un traumatismo directo en la cara posterior del hombro, una caída hacia atrás con el miembro superior en extensión o una retroversión forzada.

Descentrado superior de la cabeza humeral

Se produce por una caída lateral sobre el miembro superior en extensión.

En general, se encuentra asociado a tendinopatías del manguito rotador. La posición de superioridad de la cabeza humeral debida a la hipertonía de deltoides comprime a los tendones del manguito y la bolsa sinovial. Estamos hablando del pinzamiento del espacio subacromial.

Posterioridad de la cabeza humeral

Es provocada por un traumatismo directo sobre la parte anterior del hombro o una caída hacia delante con el miembro superior en extensión.

La cabeza humeral esta desplazada en posterioridad y fijada en rotación externa por espasmo del infraespinoso y del redondo menor.

La parte posterior de la cápsula se encuentra en tensión. Así, el dolor se manifiesta en la cara anterior y posterior del muñón del hombro y, especialmente, en el movimiento de llevar la mano a la espalda, que se verá limitado.

La posterioridad suele estar asociada a la superioridad.

Evaluación de la articulación glenohumeral

Los parámetros generales de la prueba no varían para las tres valoraciones, solo el apoyo de los dedos.

Paciente en sedestación.

Terapeuta de pie a la espalda del paciente. La valoración se realiza con más facilidad si el paciente está más abajo que nosotros.

Valoración del descenso de la cabeza humeral

El dedo pulgar de ambas manos se sitúa sobre la superficie del acromion; los dedos índices y medios sobre la cabeza del humero.

Empujamos la cabeza humeral hacia abajo comprobando la resistencia al descenso. Una cabeza humeral que no desciende está en superioridad.

Valoración del retroceso de la cabeza humeral

El dedo pulgar se sitúa en el borde posterior del acromion. Los dedos 2º, 3º y 4º en la cara anterior de la cabeza humeral.

Empujamos la cabeza humeral en posterioridad. Una resistencia a la posterioridad de la cabeza humeral es asociable a un descentraje anterior.

Valoración del avance de la cabeza humeral

Ahora los dedos índices y medios se apoyan en la parte anterior de la articulación acromioclavicular y el dedo pulgar en la parte posterior de la cabeza humeral.

Empujamos la cabeza humeral en anterioridad. Una resistencia de la cabeza humeral a desplazarse en anterioridad es sinónimo de un descentraje posterior.

Tratamiento de la articulación glenohumeral

ANTERIOR. Ejemplo derecho.

Paciente en sedestación.

Terapeuta sentado frontolateralmente al paciente.

La mano medial, en este caso la derecha, agarra el codo del paciente de forma que el antebrazo de este reposa sobre el nuestro. Nuestro dedo pulgar esta sobre el pliegue del codo, el segundo y tercer dedo se colocan por encima del olecranon y el 4º y 5º por debajo de este. De esta forma, controlamos perfectamente la maniobra.

La mano lateral va a apoyar sus eminencias sobre la cara anterolateral de la cabeza humeral. Ahora, mediante nuestra mano medial, procedemos a realizar maniobras de giros interno y externo con el objeto de relajar los tejidos y facilitar la labor de la mano lateral.

Esta última impulsa progresivamente la cabeza humeral en posterioridad. La maniobra se repite varias veces hasta la corrección de la disfunción, lo cual se percibe durante la técnica.

SUPERIOR. Ejemplo derecho.

Paciente en sedestación.

Terapeuta sentado lateralmente al paciente.

La mano medial, en este caso la derecha, agarra el codo del paciente de forma que el antebrazo de este reposa sobre el nuestro. Nuestro dedo pulgar esta sobre el pliegue del codo, y el segundo y tercer dedo se colocan por encima del olecranon y el 4º y 5º por debajo de este. De esta forma, controlamos perfectamente la maniobra.

La mano lateral va a apoyar sus eminencia hipotenar sobre la cara superolateral de la cabeza humeral.

Ahora, mediante nuestra mano medial, procedemos a realizar maniobras de giros interno y externo con el objeto de relajar los tejidos y facilitar la labor de la mano lateral.

Esta última impulsa progresivamente la cabeza humeral en inferioridad. La maniobra se repite varias veces hasta la corrección de la disfunción, lo cual se percibe durante la técnica.

POSTERIOR. Ejemplo derecho.

Paciente en sedestación.

Terapeuta sentado lateralmente al paciente.

La mano medial, en este caso la derecha, agarra el codo del paciente de forma que el antebrazo de este reposa sobre el nuestro. Nuestro dedo pulgar esta sobre el pliegue del codo, el segundo y tercer dedo se colocan por encima del olecranon y el 4º y 5º por debajo de este. De esta forma, controlamos perfectamente la maniobra.

La mano lateral va a apoyar su eminencia hipotenar sobre la cara posterolateral de la cabeza humeral.

Ahora, mediante nuestra mano medial, procedemos a realizar maniobras de giros interno y externo con el objeto de relajar los tejidos y facilitar la labor de la mano lateral.

Esta última impulsa progresivamente la cabeza humeral en anterioridad. La maniobra se repite varias veces hasta la corrección de la disfunción, lo cual se percibe durante la técnica.

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