A
la
memoria
de
John
Robert
ROfeEKTGILFlN
LA
ECONOMIA
POLITICA
DE
LAS
RELACIONES
INTERNACIONALES
con
la
colaboraci
ó
n
de
JEAN
M
.
GILPIN
Traducci
ó
n
de
CRISTINA
PI
Ñ
A
GRUPO
ED
|
Colecci
ó
n
M
TN
DNIVE
3
SIPAD
'
NACION
At
ü
t
LUTO
Z
-
J
IERICANO
-
lenc
/
o
í
Econo
/
ricai
NACIONALES
146
/
Robert
Gilpin
«
n
una
econom
í
a
liberal
mundial
que
funcionara
aceitadamente
,
hubo
que
esperar
al
final
de
la
Segunda
Guerra
Mundial
y
a
la
emergencia
de
Estados
Unidos
como
la
indiscutible
potencia
hegem
ó
nica
del
mun
¬
do
para
que
se
produjera
una
adecuada
reforma
de
los
asuntos
mone
¬
tarios
y
comerciales
.
Los
acontecimientos
del
per
í
odo
de
entreguerras
significaron
el
final
del
ajuste
autom
á
tico
que
,
en
su
conjunto
,
caracteriz
ó
al
per
í
odo
del
patr
ó
n
oro
(
Williamson
,
1983
,
p
á
g
.
141
)
.
El
logro
simult
á
neo
del
equi
¬
librio
interno
y
externo
a
trav
é
s
del
funcionamiento
del
mecanismo
de
cambio
-
precio
-
circulaci
ó
n
de
Hume
era
cada
vez
menos
aplicable
a
un
mundo
donde
los
bancos
centrales
intentaban
contrarrestar
sus
efectos
y
no
se
permit
í
a
que
los
precios
/
salarios
cayeran
autom
á
ticamente
en
respuesta
a
las
severas
pol
í
ticas
monetarias
.
Hab
í
a
llegado
el
periodo
de
la
intervenci
ó
n
y
el
manejo
gubernamental
en
la
econom
í
a
.
EL
SISTEMA
BRETTON
WOODS
(
1944
-
1976
)
Las
democracias
occidentales
,
a
continuaci
ó
n
del
trauma
de
la
Gran
Depresi
ó
n
y
los
sacrificios
impuestos
a
sus
ciudadanos
durante
la
Se
¬
gunda
Guerra
Mundial
,
establecieron
dos
grupos
de
prioridades
econ
ó
¬
micas
de
posguerra
.
La
primera
era
lograr
el
crecimiento
econ
ó
mico
y
el
pleno
empleo
.
El
Plan
Beveridge
en
Gran
Breta
ñ
a
,
el
establecimiento
de
una
comisi
ó
n
de
planeamiento
en
Francia
y
la
Ley
de
Empleo
de
1946
en
Estados
Unidos
,
fueron
s
í
mbolos
de
este
compromiso
con
el
intervencionismo
gubernamental
en
la
econom
í
a
y
del
establecimiento
del
estado
de
bienestar
.
La
segunda
prioridad
era
la
creaci
ó
n
de
un
orden
econ
ó
mico
mundial
estable
,
que
evitara
volver
al
destructivo
naciona
¬
lismo
econ
ó
mico
de
los
a
ñ
os
treinta
.
La
Conferencia
de
Bretton
Woods
de
1944
fue
la
encargada
de
crear
dicho
orden
econ
ó
mico
mundial
estable
.
Producto
de
la
cooperaci
ó
n
brit
á
nico
-
norteamericana
,
el
sistema
Bretton
Woods
ten
í
a
varios
rasgos
clave
(
Cooper
,
1984
,
p
á
gs
.
22
-
23
)
.
Imaginaba
un
mundo
en
el
cual
los
gobiernos
tuvieran
una
considerable
libertad
para
seguir
objetivos
eco
¬
n
ó
micos
nacionales
,
pero
en
el
cual
el
orden
monetario
estuviera
basado
en
un
tipo
de
cambio
fijo
,
a
fin
de
evitar
las
destructivas
depreciaciones
y
las
pol
í
ticas
competitivas
de
los
a
ñ
os
treinta
.
Otro
principio
que
se
adopt
ó
fue
la
convertibilidad
de
la
moneda
para
las
transacciones
en
cuenta
corriente
.
Los
flujos
de
capital
masivos
y
desestabilizadores
,
como
aquellos
que
se
registraron
en
los
a
ñ
os
treinta
y
que
tambi
é
n
causaron
estragos
en
los
a
ñ
os
ochenta
,
se
consideraron
un
asunto
del
pasado
.
El
Fondo
Monetario
Internacional
(
FMI
)
se
cre
ó
para
supervi
¬
sar
el
funcionamiento
del
sistema
monetario
y
otorgar
pr
é
stamos
a
mediano
plazo
a
pa
í
ses
que
ten
í
an
dificultades
temporarias
en
su
balan
¬
za
de
pagos
.
Por
fin
,
en
la
eventualidad
de
un
desequilibrio
fundamen
¬
tal
,
el
sistema
permit
í
a
que
una
naci
ó
n
cambiara
su
tipo
de
cambio
con
consenso
internacional
;
sin
embargo
,
la
definici
ó
n
de
"
desequilibrio
fundamental
era
vaga
.
Asuntos
monetarios
internacionales
/
147
El
sistema
Bretton
Woods
intent
ó
resolver
la
colisi
ó
n
entre
la
auto
¬
nom
í
a
interna
y
la
estabilidad
internacional
,
pero
los
rasgos
b
á
sicos
del
sistema
autonom
í
a
de
las
pol
í
ticas
nacionales
,
tipos
de
cambio
fijo
y
convertibilidad
de
la
moneda
eran
contradictorios
entre
s
í
(
Coo
¬
per
,
1984
,
p
á
g
.
22
)
.
Por
ejemplo
,
una
naci
ó
n
no
pod
í
a
,
al
mismo
tiempo
,
seguir
pol
í
ticas
macroecon
ó
micas
y
absorber
divisas
extranjeras
,
sin
consecuencias
para
su
tipo
de
cambio
.
Se
supon
í
a
,
sin
embargo
,
que
los
movimientos
de
capital
ser
í
an
peque
ñ
os
y
que
los
conflictos
entre
obje
¬
tivos
econ
ó
micos
podr
í
an
conciliarse
financiando
el
d
é
ficit
internacional
v
,
si
era
necesario
,
permitiendo
modificaciones
en
el
tipo
de
cambio
.
Por
cierto
esto
era
posible
hasta
fines
de
los
a
ñ
os
sesenta
,
cuando
la
pol
í
tica
monetaria
norteamericana
comenz
ó
a
producir
serias
tensiones
en
el
sistema
.
Seg
ú
n
lo
ha
planteado
John
Ruggie
,
el
sistema
Bretton
Woods
era
una
soluci
ó
n
de
compromiso
al
conflicto
entre
la
autonom
í
a
interna
y
las
normas
internacionales
.
Intentaba
evitar
1
)
la
subordinaci
ó
n
de
las
actividades
econ
ó
micas
internas
a
la
estabilidad
del
tipo
de
cambio
,
pro
¬
pia
del
patr
ó
n
oro
cl
á
sico
;
y
tambi
é
n
2
)
el
sacrificio
de
la
estabilidad
internacional
a
la
autonom
í
a
de
las
pol
í
ticas
internas
,
caracter
í
stico
del
per
í
odo
de
entreguerras
.
Este
"
compromiso
con
el
liberalismo
impl
í
¬
cito
.
seg
ú
n
se
lo
llam
ó
,
era
un
intento
de
permitirles
a
los
gobiernos
seguir
pol
í
ticas
que
estimularan
el
crecimiento
keynesiano
en
sus
pa
í
ses
,
sin
romper
la
estabilidad
monetaria
internacional
.
Al
describir
este
compromiso
,
Ruggie
dice
que
:
"
Contrariamente
al
nacionalismo
econ
ó
¬
mico
de
los
a
ñ
os
treinta
,
ser
í
a
de
car
á
cter
multilateral
;
contrariamente
al
liberalismo
del
patr
ó
n
oro
y
el
comercio
libre
,
su
multilateralismo
se
impondr
í
a
sobre
el
intervencionismo
interno
(
Ruggie
,
1982
,
p
á
g
.
393
)
.
Se
supon
í
a
que
la
creaci
ó
n
de
instituciones
que
limitaran
el
efecto
de
acontecimientos
internos
y
externos
entre
s
í
resolver
í
a
el
problema
de
alcanzar
simult
á
neamente
la
Iiberalizaci
ó
n
internacional
y
la
esta
¬
bilidad
nacional
.
El
sistema
Bretton
Woods
reflejaba
cambios
fundamentales
en
los
proyectos
sociales
y
en
los
objetivos
pol
í
ticos
.
Mientras
que
el
patr
ó
n
oro
y
la
ideolog
í
a
del
laissez
-
faire
propios
del
siglo
xix
subordinaban
la
estabilidad
dom
é
stica
a
las
normas
internacionales
y
el
per
í
odo
de
entre
-
guerras
hab
í
a
revertido
estos
objetivos
,
el
r
é
gimen
de
posguerra
intentaba
alcanzar
ambos
.
El
Estado
asumi
ó
un
papel
mayor
en
la
eco
¬
nom
í
a
para
garantizar
el
pleno
empleo
y
otras
metas
,
pero
su
acci
ó
n
qued
ó
sujeta
a
reglas
internacionales
.
De
esta
manera
ser
í
a
posible
que
el
intervencionismo
interno
y
la
estabilidad
internacional
coexistieran
.
Como
lo
establece
Ruggie
:
"
La
esencia
del
liberalismo
impl
í
cito
(
era
)
inventar
una
forma
de
multilateralismo
que
fuera
compatible
con
los
requerimientos
de
la
estabilidad
interna
(
1982
,
p
á
g
.
399
)
.
Se
alent
ó
a
las
naciones
a
comprometerse
en
el
comercio
libre
con
m
í
nimo
riesgo
para
la
estabilidad
interna
,
aunque
con
un
cierto
costo
respecto
de
la
eficiencia
en
la
distribuci
ó
n
.
Si
las
naciones
se
vieran
envueltas
en
serias
dificultades
°
a
la
balnnrn
jingo
-
:
.
el
FMI
podr
í
a
-
.
t
Á
H
N
>
r
0
NAl
DE
Cat
148
/
Robert
Gilpin
financiar
los
d
é
ficits
y
supervisar
los
ajustes
en
el
tipo
de
cambio
(
Ruggie
,
1983
b
,
p
á
g
.
434
)
;
de
tal
manera
,
los
pa
í
ses
no
necesitaban
res
¬
tringir
las
importaciones
para
corregir
desequilibrios
en
la
balanza
de
pagos
.
La
cooperaci
ó
n
internacional
har
í
a
posible
que
se
registraran
,
tanto
el
intervencionismo
del
Estado
,
como
el
seguimiento
de
pol
í
ticas
de
crecimiento
keynesiano
,
sin
el
riesgo
de
desestabilizar
el
sistema
de
tipo
de
cambio
y
de
caer
en
las
pol
í
ticas
de
competencia
nacionalista
propias
de
los
a
ñ
os
treinta
.
Los
defensores
de
Bretton
Woods
cre
í
an
que
el
Estado
y
el
mercado
se
hab
í
an
logrado
amalgamar
con
é
xito
.
El
establecimiento
del
sistema
de
Bretton
Woods
dio
origen
a
una
é
poca
de
crecimiento
sin
precedentes
en
el
comercio
internacional
y
en
la
creciente
interdependencia
econ
ó
mica
global
.
Sin
embargo
,
dentro
de
este
keynesianismo
global
se
escond
í
a
un
flagelo
propio
del
sistema
,
que
lo
llevar
í
a
a
su
destrucci
ó
n
.
La
econom
í
a
norteamericana
se
convir
¬
ti
ó
en
el
principal
motor
del
crecimiento
econ
ó
mico
mundial
,
la
pol
í
tica
monetaria
norteamericana
se
transform
ó
en
la
pol
í
tica
monetaria
mun
¬
dial
,
y
la
salida
de
d
ó
lares
suministr
ó
la
liquidez
que
aceitaba
las
ruedas
del
comercio
.
A
continuaci
ó
n
de
la
revoluci
ó
n
de
la
Organizaci
ó
n
de
Pa
í
ses
Exportadores
de
Petr
ó
leo
(
OPEP
)
entre
1973
y
1974
,
que
cuadru
¬
plic
ó
el
precio
mundial
de
la
energ
í
a
,
el
dram
á
tico
vuelco
de
los
japo
¬
neses
,
los
europeos
occidentales
y
los
pa
í
ses
de
reciente
industrializaci
ó
n
(
PRI
)
hacia
estrategias
de
crecimiento
basadas
en
la
exportaci
ó
n
hizo
que
el
papel
de
Estados
Unidos
fuera
a
ú
n
m
á
s
capital
para
el
creci
¬
miento
econ
ó
mico
mundial
.
Si
Norteam
é
rica
crec
í
a
,
el
mundo
crec
í
a
;
cuando
su
crecimiento
se
hac
í
a
m
á
s
lento
,
el
del
mundo
se
hac
í
a
m
á
s
lento
.
Al
igual
que
en
el
caso
del
patr
ó
n
oro
cl
á
sico
,
hab
í
a
una
brecha
entre
la
teor
í
a
y
la
realidad
.
La
guerra
hab
í
a
debilitado
las
econom
í
as
de
las
potencias
industriales
hasta
tal
punto
que
no
pudieron
asumir
plenamente
las
responsabilidades
y
obligaciones
previstas
por
el
sistema
Bretton
Woods
hasta
1958
.
Enfrentado
por
el
caos
potencial
de
la
eco
¬
nom
í
a
mundial
,
el
problema
de
la
escasez
de
d
ó
lares
y
el
comienzo
del
conflicto
pol
í
tico
con
la
Uni
ó
n
Sovi
é
tica
,
Estados
Unidos
asumi
ó
las
responsabilidades
primordiales
del
manejo
del
sistema
monetario
mun
¬
dial
,
comenzando
por
el
Plan
Marshall
y
,
en
parte
,
bajo
la
gu
í
a
del
FMI
.
La
Reserva
Federal
se
convirti
ó
en
el
banquero
del
mundo
y
el
d
ó
lar
se
convirti
ó
en
la
base
del
sistema
monetario
internacional
.
El
sistema
Bretton
Woods
cl
á
sico
s
ó
lo
dur
ó
de
1958
a
1964
,
cuando
fue
reemplazado
por
lo
que
los
franceses
llaman
la
hegemon
í
a
del
d
ó
lar
.
Muchos
elementos
clave
caracterizaban
lo
que
,
de
hecho
,
se
con
¬
virti
ó
en
un
patr
ó
n
de
cambio
oro
basado
en
el
d
ó
lar
.
Como
otras
na
¬
ciones
adecuaron
sus
monedas
al
d
ó
lar
,
se
logr
ó
un
sistema
de
tipo
de
cambio
fijo
;
el
proceso
de
ajuste
implicaba
,
simplemente
,
emprender
acciones
que
cambiaran
la
paridad
de
una
moneda
con
el
d
ó
lar
.
Como
el
d
ó
lar
era
la
principal
moneda
de
reserva
,
la
liquidez
internacional
se
transform
ó
en
una
funci
ó
n
de
la
balanza
de
pagos
norteamericana
,
a
menudo
en
d
é
ficit
desde
1959
.
La
clave
del
sistema
era
el
reclamo
de
Estados
Unidos
de
mantener
el
d
ó
lar
convertible
en
oro
a
U
$
S
35
por
Asuntos
monetarios
internacionales
/
149
onza
;
mientras
Estados
Unidos
respaldara
esta
demanda
y
las
otras
naciones
tuvieran
confianza
en
la
solidez
de
la
econom
í
a
norteame
¬
ricana
,
el
sistema
funcionaba
.
El
d
ó
lar
era
tan
bueno
como
el
oro
;
de
hecho
,
era
mejor
.
Se
convirti
ó
en
el
medio
principal
del
comercio
,
la
unidad
de
cuenta
y
el
reservorio
de
valor
para
el
mundo
.
Durante
las
dos
d
é
cadas
posteriores
a
1959
,
las
salidas
de
d
ó
lares
determinadas
por
el
cr
ó
nico
d
é
ficit
presupuestario
norteamericano
condujeron
la
econo
¬
m
í
a
mundial
.
Luego
lleg
ó
la
crisis
y
el
sistema
Bretton
Woods
entr
ó
en
colapso
.
EL
DOLAR
Y
LA
HEGEMONIA
NORTEAMERICANA
La
hegemon
í
a
norteamericana
se
ha
basado
en
el
papel
del
d
ó
lar
en
el
sistema
monetario
internacional
y
en
la
extensi
ó
n
de
su
poder
disua
¬
sivo
nuclear
para
involucrar
a
sus
aliados
.
Mientras
la
Uni
ó
n
Sovi
é
tica
,
situada
en
el
coraz
ó
n
del
territorio
euroasi
á
tico
,
puede
traer
su
poder
í
o
militar
directamente
a
su
periferia
para
resguardarla
,
Estados
Unidos
debe
tener
las
divisas
para
financiar
su
posici
ó
n
global
,
lo
cual
ha
implicado
la
radicaci
ó
n
de
tropas
del
otro
lado
del
oc
é
ano
,
la
disputa
de
dos
guerras
en
Asia
y
otros
costos
.
Estos
costos
econ
ó
micos
de
la
hegemon
í
a
global
se
han
pagado
,
en
gran
medida
,
sacando
ventaja
de
la
posici
ó
n
internacional
del
d
ó
lar
.
El
precio
que
pag
ó
Estados
Unidos
por
explotar
dicho
papel
de
banquero
del
mundo
,
fue
la
destrucci
ó
n
del
sistema
Bretton
Woods
,
la
transformaci
ó
n
de
Estados
Unidos
,
de
una
naci
ó
n
acreedora
,
en
otra
deudora
,
y
la
creciente
dependencia
del
capital
japon
é
s
.
Los
ú
ltimos
acontecimientos
se
discutir
á
n
en
el
Cap
í
¬
tulo
Ocho
;
aqu
í
considerar
é
lo
que
los
economistas
llaman
el
Dilema
Triffin
,
a
fin
de
aclarar
por
qu
é
la
pol
í
tica
norteamericana
finalmente
destruy
ó
el
sistema
monetario
que
Estados
Unidos
se
hab
í
a
esforzado
tanto
en
crear
(
Block
,
1977
)
.
En
1960
,
Robert
Triffin
,
un
economista
de
la
Universidad
de
Yale
,
public
ó
un
libro
titulado
Gold
and
the
Dollar
Crisis
(
El
oro
y
la
crisis
del
d
ó
lar
)
(
1960
)
,
que
revel
ó
el
flagelo
que
se
escond
í
a
en
el
coraz
ó
n
del
patr
ó
n
d
ó
lar
.
Se
ñ
al
ó
que
hab
í
a
una
contradicci
ó
n
fundamental
entre
el
mecanismo
de
creaci
ó
n
de
liquidez
y
la
confianza
internacional
en
el
sistema
.
El
sistema
se
apoyaba
en
la
capacidad
del
d
é
ficit
de
la
balanza
de
pagos
norteamericana
de
producir
liquidez
,
pero
este
d
é
ficit
cr
ó
nico
socavar
í
a
,
a
largo
plazo
,
la
confianza
en
el
d
ó
lar
.
El
crecimiento
de
las
tenencias
extranjeras
de
d
ó
lares
que
no
estaban
respaldados
ni
eran
reembolsables
por
la
garant
í
a
oro
norteamericana
de
U
$
S
35
por
onza
eventualmente
destruir
í
a
la
fe
en
el
sistema
,
y
esto
,
a
su
vez
,
llevar
í
a
a
la
especulaci
ó
n
financiera
y
a
una
inestabilidad
monetaria
en
cons
¬
tante
crecimiento
.
O
se
terminaban
los
d
é
ficits
en
la
balanza
de
pagos
norteamericana
con
lo
cual
disminuir
í
a
la
creaci
ó
n
de
liquidez
y
se
har
í
a
m
á
s
lento
el
crecimiento
econ
ó
mico
mundial
o
hab
í
a
que
encon
¬
trar
un
nuevo
mecanismo
para
crear
liquidez
.
150
/
Robert
Gilpin
Durante
unos
pocos
a
ñ
os
,
el
dilema
de
Triffin
s
ó
lo
despert
ó
inter
é
s
en
el
mundo
acad
é
mico
,
porque
las
reservas
en
oro
norteamericanas
eran
adecuadas
para
cubrir
sus
d
é
ficits
en
la
balanza
de
pagos
y
porque
su
tasa
de
inflaci
ó
n
era
baja
.
Sin
embargo
,
despu
é
s
de
1967
las
cosas
comenzaron
a
cambiar
con
la
devaluaci
ó
n
de
la
libra
,
que
le
hab
í
a
esta
¬
do
brindando
una
cierta
protecci
ó
n
al
d
ó
lar
(
Scammell
,
1983
,
p
á
g
.
179
)
.
A
posteriori
,
la
escalada
masiva
de
la
Guerra
de
Vietnam
y
el
conse
¬
cuente
deterioro
grave
de
la
balanza
de
pagos
norteamericana
trans
¬
formaron
radicalmente
la
situaci
ó
n
.
En
respuesta
a
la
creciente
inflaci
ó
n
mundial
causada
principalmente
por
el
elevado
esfuerzo
b
é
lico
y
por
el
programa
de
Gran
Sociedad
del
presidente
Johnson
,
la
inestabilidad
monetaria
agudizada
y
los
ataques
especulativos
al
d
ó
lar
,
se
aceleraron
los
esfuerzos
internacionales
para
resolver
el
dilema
de
Triffin
.
Dichos
esfuerzos
involucraron
,
de
manera
general
,
dos
categor
í
as
de
acciones
internacionales
.
Primero
,
las
potencias
econ
ó
micas
l
í
deres
tomaron
medidas
cooperativas
para
aumentar
la
confianza
en
el
d
ó
lar
y
para
desalentar
la
especulaci
ó
n
monetaria
.
Incluyeron
los
Acuerdos
Generales
para
la
Obtenci
ó
n
de
Pr
é
stamos
,
los
swaps
(
intercambios
de
divisas
entre
pa
í
ses
)
de
monedas
organizados
por
el
Banco
de
Ajus
¬
tes
Internacionales
y
el
establecimiento
de
un
"
fondo
de
oro
(
Kindle
-
berger
,
1977
,
cap
.
6
)
.
Segundo
,
despu
é
s
de
una
aguda
controversia
,
el
FMI
cre
ó
el
Departamento
de
Derechos
Especiales
de
Giro
(
SDR
)
como
un
fondo
de
reserva
para
complementar
al
d
ó
lar
como
moneda
de
re
¬
serva
y
as
í
resolver
el
problema
de
la
creaci
ó
n
de
liquidez
.
Este
esfuerzo
s
ó
lo
tuvo
un
é
xito
parcial
,
a
ra
í
z
de
los
intereses
pol
í
ticos
en
conflicto
y
de
la
falta
de
confianza
en
el
dinero
creado
por
una
instituci
ó
n
inter
¬
nacional
.
(
Para
una
explicaci
ó
n
del
SDR
,
ver
Williamson
,
1983
,
p
á
g
.
348
.
)
Sin
embargo
,
a
pesar
de
estas
serias
dificultades
y
de
los
problemas
sin
resolver
,
el
sistema
Bretton
Woods
continu
ó
rengueando
durante
varios
a
ñ
os
m
á
s
.
Para
entender
el
por
qu
é
,
uno
debe
volverse
hacia
el
á
mbito
de
la
pol
í
tica
internacional
y
hacia
el
hecho
de
que
el
liderazgo
econ
ó
mico
norteamericano
continu
ó
,
a
pesar
de
su
fracaso
en
mantener
la
estabilidad
monetaria
internacional
.
El
sistema
de
tipo
de
cambio
fijo
sobrevivi
ó
por
un
tiempo
,
porque
sigui
ó
apoy
á
ndose
en
una
base
pol
í
tica
firme
.
En
esencia
,
se
hab
í
a
cerrado
un
trato
impl
í
cito
,
para
usar
la
expresi
ó
n
de
Cohen
,
entre
los
tres
polos
dominantes
de
la
econom
í
a
internacional
Estados
Unidos
,
Europa
Occidental
y
,
en
menor
medida
,
Jap
ó
n
(
Cohen
,
1977
,
p
á
g
.
97
)
.
En
parte
por
razones
econ
ó
micas
,
pero
m
á
s
a
ú
n
por
motivos
pol
í
ticos
y
estrat
é
gicos
,
Europa
Occidental
primordialmente
Alemania
y
Ja
¬
p
ó
n
aceptaron
financiar
el
d
é
ficit
en
la
balanza
de
pagos
norteamericana
.
Comentando
los
elementos
de
este
importante
acuerdo
,
Cohen
escribe
que
:
"
Los
aliados
norteamericanos
aceptaron
un
sistema
hegem
ó
nico
que
le
acordaba
a
Estados
Unidos
privilegios
especiales
para
actuar
en
el
exterior
unilateralmente
,
a
fin
de
promover
los
intereses
norteamerica
¬
nos
(
ib
í
d
.
)
.
Mientras
este
acuerdo
se
mantuvo
y
no
se
abus
ó
demasia
¬
do
de
é
l
,
sobrevivi
ó
el
sistema
Bretton
Woods
.
Asuntos
monetarios
internacionales
/
151
Durante
este
per
í
odo
,
Estados
Unidos
en
gran
medida
desarroll
ó
su
pol
í
tica
exterior
a
cr
é
dito
,
aprovech
á
ndose
de
su
papel
de
banquero
mundial
.
Emiti
ó
dinero
para
financiar
su
posici
ó
n
mundial
,
t
á
ctica
simi
¬
lar
al
recurso
brit
á
nico
de
los
saldos
en
libras
esterlinas
,
que
una
vez
se
les
solicit
ó
que
mantuvieran
a
las
colonias
y
dependencias
brit
á
nicas
.
La
disposici
ó
n
de
Europa
y
el
Jap
ó
n
a
prestarle
dinero
a
Estados
Uni
¬
dos
reteniendo
d
ó
lares
depreciados
bajo
la
forma
de
t
í
tulos
de
renta
del
gobierno
de
Estados
Unidos
le
permiti
ó
a
este
pa
í
s
mantener
su
compromiso
de
tropas
en
Europa
Occidental
y
en
los
otros
luga
¬
res
que
rodeaban
la
frontera
sovi
é
tica
y
china
,
financiar
el
apoyo
extranjero
y
,
por
cierto
,
librar
la
Guerra
de
Vietnam
.
Lyndon
Johnson
no
tuvo
que
comprometer
su
querido
programa
de
una
Gran
Sociedad
o
imponerle
los
costos
de
é
ste
y
de
la
guerra
al
pueblo
norteamericano
,
a
trav
é
s
de
mayores
impuestos
.
En
compensaci
ó
n
,
Estados
Unidos
sigui
ó
tolerando
,
no
s
ó
lo
la
discriminaci
ó
n
de
sus
exportaciones
por
parte
de
la
Comunidad
Econ
ó
mica
Europea
y
de
los
japoneses
,
sino
sus
agresi
¬
vas
estrategias
de
expansi
ó
n
de
las
exportaciones
.
Todas
las
naciones
,
as
í
como
el
sistema
global
,
parecieron
beneficiarse
de
lo
que
podr
í
a
considerarse
,
retrospectivamente
,
como
pol
í
ticas
complementarias
,
pero
altamente
ego
í
stas
y
nacionalistas
.
7
Ser
el
proveedor
de
dinero
del
mundo
se
hab
í
a
convertido
en
una
importante
fuente
de
poder
y
de
independencia
para
Estados
Unidos
.
Al
comienzo
,
los
aliados
norteamericanos
aceptaron
esta
situaci
ó
n
por
las
razones
antes
mencionadas
;
sin
embargo
,
a
medida
que
pas
ó
el
tiem
¬
po
,
muchos
europeos
y
japoneses
empezaron
a
creer
que
Estados
Unidos
estaba
abusando
de
los
privilegios
pol
í
ticos
y
econ
ó
micos
que
le
con
¬
fer
í
a
la
primac
í
a
del
d
ó
lar
.
Como
tan
a
menudo
lo
dec
í
a
Charles
de
Gaulle
en
tono
de
queja
,
los
norteamericanos
emit
í
an
d
ó
lares
libremente
para
llevar
adelante
una
guerra
colonial
en
Vietnam
,
comprar
compa
¬
ñí
as
extranjeras
y
financiar
,
de
manera
general
,
su
pol
í
tica
hegem
ó
nica
respecto
de
Europa
y
el
resto
del
mundo
.
La
soluci
ó
n
,
como
sosten
í
an
los
franceses
,
era
volver
al
patr
ó
n
oro
.
Aunque
unos
pocos
aceptaban
esta
medida
draconiana
,
los
socios
econ
ó
micos
de
Norteam
é
rica
com
¬
part
í
an
una
preocupaci
ó
n
com
ú
n
por
la
inflaci
ó
n
,
la
err
á
tica
especula
¬
ci
ó
n
monetaria
y
la
creciente
inestabilidad
monetaria
,
debidas
a
la
vasta
y
excesiva
expansi
ó
n
de
la
existencia
mundial
de
dinero
.
Se
consideraba
que
Estados
Unidos
estaba
trasladando
los
costos
de
su
pol
í
tica
interna
y
exterior
a
otras
econom
í
as
.
Por
el
otro
lado
,
la
postura
norteamericana
sosten
í
a
,
en
esencia
,
que
si
a
los
otros
pa
í
ses
no
les
gustaba
lo
que
estaba
ocurriendo
,
era
responsabilidad
de
ellos
hacer
algo
al
respecto
.
A
esta
posici
ó
n
se
la
conoci
ó
como
la
doctrina
del
descuido
benigno
y
caracteriz
ó
a
la
pol
í
tica
de
Estados
Unidos
hasta
agosto
de
1971
.
Hab
í
a
dos
asimetr
í
as
b
á
sicas
inherentes
a
este
arreglo
monetario
y
pol
í
tico
,
que
fueron
las
responsables
de
la
destrucci
ó
n
del
sistema
Bret
-
7
Si
Estados
Unidos
abus
ó
o
no
de
su
poder
de
se
ñ
oreaje
respecto
del
papel
internacional
del
d
ó
lar
como
moneda
internacional
es
un
tema
abor
¬
dado
por
Cooper
(
1975
,
p
á
gs
.
69
-
73
)
.
152
/
Robert
Gilpin
ton
Woods
durante
los
a
ñ
os
setenta
.
Por
un
lado
,
el
papel
del
d
ó
lar
como
moneda
de
reserva
,
transacci
ó
n
e
intervenci
ó
n
,
dot
ó
a
Estados
Unidos
de
privilegios
econ
ó
micos
y
pol
í
ticos
que
lo
liberaban
de
su
preocupaci
ó
n
por
la
balanza
de
pagos
en
la
conducci
ó
n
de
su
pol
í
tica
exterior
y
en
el
manejo
de
su
econom
í
a
interna
.
Por
el
otro
,
Estados
Unidos
,
a
diferencia
de
otras
econom
í
as
,
no
pod
í
a
devaluar
el
d
ó
lar
en
relaci
ó
n
con
otras
monedas
,
a
fin
de
mejorar
la
posici
ó
n
de
su
comercio
y
de
sus
pagos
.
Se
daba
por
sentado
que
cualquier
devaluaci
ó
n
del
d
ó
lar
tendiente
a
mejorar
la
posici
ó
n
competitiva
norteamericana
se
ver
í
a
inmediatamente
neutralizada
por
devaluaciones
paralelas
de
la
libra
,
el
marco
y
otras
monedas
.
Si
bien
Estados
Unidos
dio
prioridad
al
primer
aspecto
de
dicha
asimetr
í
a
,
é
ste
se
volvi
ó
cada
vez
m
á
s
costoso
por
el
hecho
de
que
no
pod
í
a
devaluar
el
d
ó
lar
para
mejorar
su
declinante
posici
ó
n
comercial
.
Los
europeos
y
los
japoneses
,
por
cierto
,
miraban
esta
asimetr
í
a
desde
la
perspectiva
opuesta
,
padeciendo
el
hecho
de
que
Norteam
é
rica
ex
¬
portara
la
inflaci
ó
n
,
pero
valorando
los
efectos
del
d
ó
lar
sobrevaluado
sobre
sus
propias
exportaciones
.
Sin
embargo
,
en
la
medida
en
que
el
d
é
ficit
de
la
balanza
de
pagos
norteamericana
fue
moderado
y
la
unidad
pol
í
tica
de
los
tres
centros
de
poder
industrial
no
comunistas
se
man
¬
tuvo
firme
,
el
problema
continu
ó
latente
durante
largo
tiempo
.
Cuando
las
cambiantes
condiciones
econ
ó
micas
y
pol
í
ticas
acentuaron
el
aprieto
en
que
estaba
el
d
ó
lar
y
la
deteriorada
posici
ó
n
comercial
de
Estados
Unidos
a
comienzos
de
los
a
ñ
os
setenta
,
las
asimetr
í
as
creadas
por
el
papel
internacional
del
d
ó
lar
emergieron
como
un
tema
b
á
sico
en
la
re
¬
forma
del
sistema
monetario
internacional
.
En
respuesta
a
estos
cam
¬
bios
,
Estados
Unidos
realiz
ó
acciones
decisivas
,
tendientes
a
alterar
aquellos
aspectos
del
sistema
que
no
le
conven
í
an
.
A
fin
de
comprender
las
decisiones
que
posteriormente
tom
ó
Esta
¬
dos
Unidos
,
se
debe
entender
que
existe
un
conflicto
pol
í
tico
latente
en
un
sistema
monetario
internacional
basado
en
tasas
fijas
.
La
base
de
este
conflicto
es
el
as
í
llamado
N
-
l
o
problema
de
convergencia
(
Wi
¬
lliamson
,
1983
,
p
á
gs
.
334
-
35
)
.
En
un
sistema
monetario
compuesto
por
N
pa
í
ses
,
los
pa
í
ses
N
-
l
son
libres
de
modificar
su
tipo
de
cambio
,
pero
hay
un
pa
í
s
que
no
puede
modificarlo
,
pues
su
moneda
es
el
patr
ó
n
respecto
del
cual
todos
los
otros
pa
í
ses
regulan
el
valor
de
sus
mone
¬
das
.
Existe
un
conflicto
potencial
cuando
todos
intentan
modificar
su
tipo
de
cambio
a
fin
de
mejorar
su
ventaja
competitiva
o
lograr
alg
n
otro
objetivo
;
el
conflicto
s
ó
lo
puede
evitarse
si
el
valor
de
una
moneda
se
mantiene
fijo
respecto
de
todas
las
otras
.
Durante
los
casi
treinta
a
ñ
os
posteriores
a
la
Segunda
Guerra
Mun
¬
dial
,
Estados
Unidos
jug
ó
este
papel
indiferente
y
estabilizador
,
y
se
mostr
ó
satisfecho
de
mantenerse
pasivo
respecto
del
valor
del
d
ó
lar
.
No
se
preocupaba
por
el
tipo
de
cambio
del
d
ó
lar
,
tanto
debido
a
la
potencia
general
de
la
econom
í
a
norteamericana
,
como
por
el
hecho
de
que
el
sector
exterior
de
é
sta
era
muy
peque
ñ
o
.
Adem
á
s
,
en
raz
ó
n
de
su
inter
é
s
en
cimentar
las
alianzas
con
el
Jap
ó
n
y
Europa
Occidental
,
Es
¬
tados
Unidos
subordinaba
sus
intereses
econ
ó
micos
internos
a
sus
m
á
s
Asuntos
monetarios
internacionales
/
153
amplios
intereses
pol
í
ticos
.
Estados
Unidos
,
por
lo
tanto
,
dejaba
que
los
otros
modificaran
sus
tasas
o
,
como
en
el
caso
de
Gran
Breta
ñ
a
en
1949
,
los
alentaba
a
cambiarlas
,
primordialmente
para
mantener
la
esta
¬
bilidad
del
sistema
.
En
resumen
,
el
mecanismo
de
ajuste
consist
í
a
esen
¬
cialmente
en
cambiar
el
valor
de
una
moneda
en
relaci
ó
n
con
el
d
ó
lar
.
Dicha
actitud
norteamericana
de
descuido
benigno
respecto
del
d
ó
¬
lar
,
cada
vez
m
á
s
sobrevaluado
,
y
respecto
de
la
declinante
balanza
comercial
,
comenz
ó
a
cambiar
hacia
fines
de
los
a
ñ
os
sesenta
y
princi
¬
pios
de
los
a
ñ
os
setenta
.
Con
la
aceleraci
ó
n
de
la
Guerra
de
Vietnam
y
la
simult
á
nea
expansi
ó
n
del
programa
de
Gran
Sociedad
impulsado
por
la
administraci
ó
n
Johnson
,
los
d
ó
lares
norteamericanos
inundaron
los
mercados
financieros
del
mundo
.
Como
las
otras
econom
í
as
estaban
forzadas
a
aceptar
estos
d
ó
lares
a
fin
de
mantener
el
tipo
de
cambio
fijo
,
la
inflaci
ó
n
norteamericana
se
traslad
ó
a
sus
socios
econ
ó
micos
a
trav
é
s
del
sistema
monetario
.
A
continuaci
ó
n
,
la
administraci
ó
n
Nixon
,
anticip
á
ndose
a
la
elecci
ó
n
presidencial
de
1972
,
suministr
ó
a
n
otro
est
í
mulo
a
la
econom
í
a
norteamericana
,
desencadenando
nuevas
fuerzas
inflacionarias
que
luego
socavaron
el
valor
del
d
ó
lar
.
Al
mismo
tiempo
,
otro
grupo
de
gobiernos
que
aspiraba
a
la
reelecci
ó
n
,
coincidi
ó
en
esti
¬
mular
su
propia
econom
í
a
.
El
efecto
acumulativo
de
esta
sincronizaci
ó
n
en
el
ciclo
econ
ó
mico
-
pol
í
tico
,
aceler
ó
m
á
s
a
ú
n
la
inflaci
ó
n
mundial
e
introdujo
crecientes
tensiones
en
el
sistema
de
tasas
fijas
.
Para
justi
¬
preciar
estos
acontecimientos
,
es
necesario
retomar
una
discusi
ó
n
de
teor
í
a
econ
ó
mica
.
En
los
a
ñ
os
sesenta
,
la
teor
í
a
de
la
pol
í
tica
econ
ó
mica
se
hab
í
a
desarrollado
con
el
fin
de
adecuarse
a
este
m
á
s
complejo
mundo
keyne
-
siano
;
reconoci
ó
que
los
gobiernos
necesitaban
instrumentos
pol
í
ticos
diferentes
para
alcanzar
el
objetivo
interno
de
un
crecimiento
no
infla
¬
cionario
con
pleno
empleo
y
,
al
mismo
tiempo
,
el
objetivo
exterior
de
una
balanza
de
pagos
internacional
equilibrada
.
La
adecuada
aplicaci
ó
n
de
la
teor
í
a
deber
í
a
conciliar
la
creciente
intervenci
ó
n
del
Estado
con
la
estabilidad
internacional
.
Como
escribi
ó
Harry
Johnson
;
"
El
desarro
¬
llo
posterior
a
la
Segunda
Guerra
Mundial
de
una
teor
í
a
de
la
pol
í
tica
econ
ó
mica
favorable
a
una
econom
í
a
abierta
por
parte
de
Meade
,
Tin
¬
bergen
y
otros
restaur
ó
el
concepto
de
un
sistema
autom
á
tico
,
sobre
la
base
de
la
presunci
ó
n
de
que
,
una
vez
que
la
teor
í
a
se
hubiera
des
¬
plegado
claramente
,
se
pod
í
a
confiar
en
que
los
gobiernos
la
aplicar
í
an
de
manera
inteligente
,
deflacionando
y
revaluando
o
reflacionando
y
revaluando
en
las
combinaciones
apropiadas
que
las
circunstancias
re
¬
quirieran
(
H
.
Johnson
,
1972
,
p
á
g
.
409
)
.
Dichos
economistas
esperaban
que
las
naciones
reimplantar
í
an
la
automaticidad
del
patr
ó
n
oro
,
eli
¬
giendo
los
instrumentos
pol
í
ticos
adecuados
en
el
nivel
nacional
,
y
durante
algunos
a
ñ
os
creyeron
que
el
sistema
Bretton
Woods
hab
í
a
alcanzado
estas
metas
.
Pero
,
como
Johnson
lo
advirti
ó
,
[
el
]
mayor
de
¬
fecto
[
de
esta
prescripci
ó
n
de
pol
í
ticas
]
es
que
presume
que
los
gobier
¬
nos
tienen
tanto
la
inteligencia
como
el
poder
para
seguir
sus
preceptos
,
y
que
lo
har
á
n
as
í
en
lugar
de
usar
la
inteligencia
y
el
poder
para
poner
154
/
Robert
Gilpin
en
pr
á
ctica
una
pol
í
tica
internacional
contraria
a
sus
vecinos
(
ib
í
d
.
)
.
Ni
la
esperanza
ni
la
admonici
ó
n
llegaron
a
cumplirse
.
Como
lo
ilustra
el
surgimiento
y
ulterior
declinaci
ó
n
del
sistema
Bretton
Woods
,
los
avances
de
la
teor
í
a
econ
ó
mica
per
se
no
resolvie
¬
ron
el
problema
fundamental
del
sistema
monetario
internacional
:
el
conflicto
potencial
entre
los
objetivos
nacionales
y
el
orden
internacio
¬
nal
.
La
condici
ó
n
necesaria
para
su
resoluci
ó
n
era
un
liderazgo
inter
¬
nacional
inteligente
y
,
en
la
é
poca
de
posguerra
,
el
orden
liberal
se
impuso
sobre
las
fuerzas
del
nacionalismo
econ
ó
mico
en
la
medida
en
que
Estados
Unidos
estuvo
dispuesto
a
asumir
dicho
liderazgo
y
fue
capaz
de
llevarlo
adelante
.
Cuando
el
liderazgo
norteamericano
vacil
ó
,
en
respuesta
a
las
exigencias
de
la
Guerra
de
Vietnam
y
a
la
relativa
decadencia
del
poder
de
Estados
Unidos
,
la
econom
í
a
t
é
cnica
no
pudo
encontrar
ninguna
soluci
ó
n
.
La
crisis
subsiguiente
del
sistema
moneta
¬
rio
internacional
fue
menos
un
problema
de
teor
í
a
econ
ó
mica
inade
¬
cuada
,
que
un
problema
pol
í
tico
de
inadecuado
liderazgo
econ
ó
mico
y
pol
í
tico
.
El
persistente
crecimiento
de
la
inflaci
ó
n
global
entre
fines
de
1950
y
principios
de
1970
,
que
conducir
í
a
a
Estados
Unidos
a
realizar
accio
¬
nes
que
perturbaron
el
sistema
Bretton
Woods
,
se
present
ó
como
un
fen
ó
meno
nuevo
(
Williamson
,
1983
,
p
á
gs
.
386
-
87
)
.
En
el
pasado
,
se
hab
í
a
considerado
a
la
inflaci
ó
n
b
á
sicamente
como
un
problema
nacional
,
resultante
de
pol
í
ticas
de
pleno
empleo
excesivamente
ambiciosas
.
Con
la
expansi
ó
n
de
la
interdependencia
econ
ó
mica
hacia
fines
de
los
a
ñ
os
sesenta
,
se
hizo
evidente
que
la
inflaci
ó
n
era
un
problema
macroecon
ó
-
mico
internacional
.
Debido
a
la
excesiva
emisi
ó
n
monetaria
por
parte
de
Estados
Unidos
,
las
fuerzas
inflacionarias
estaban
derram
á
ndose
de
un
pa
í
s
a
otro
,
hasta
abarcar
la
totalidad
de
la
econom
í
a
mundial
,
tanto
a
trav
é
s
del
canal
de
los
niveles
de
precios
en
los
mercados
integrados
de
mercader
í
as
y
productos
b
á
sicos
,
como
a
trav
é
s
de
los
flujos
de
capital
.
Esta
nueva
"
era
de
la
inflaci
ó
n
distorsion
ó
los
valores
de
las
monedas
y
socav
ó
la
estabilidad
econ
ó
mica
tanto
en
el
nivel
nacional
como
global
.
Hacia
mediados
de
1971
,
el
d
ó
lar
hab
í
a
quedado
seriamente
desco
¬
locado
respecto
de
otras
monedas
importantes
,
y
las
tasas
diferenciales
de
inflaci
ó
n
entre
Estados
Unidos
y
otras
econom
í
as
de
mercado
hab
í
an
producido
un
desequilibrio
fundamental
en
los
tipos
de
cambio
.
La
confianza
en
el
d
ó
lar
se
estaba
erosionando
con
gran
rapidez
y
produ
¬
ciendo
estragos
en
los
mercados
cambiarlos
.
El
gobierno
norteameri
¬
cano
estaba
sometido
a
presiones
para
que
convirtiera
diez
mil
millones
de
d
ó
lares
en
oro
,
y
el
sistema
monetario
internacional
amenazaba
con
quebrarse
.
Richard
Nixon
,
enfrentado
con
esta
situaci
ó
n
de
r
á
pido
de
¬
terioro
,
anunci
ó
el
15
de
agosto
de
1971
lo
que
,
en
efecto
,
ser
í
a
una
nueva
pol
í
tica
econ
ó
mica
exterior
norteamericana
.
En
respuesta
al
pri
¬
mer
d
é
ficit
comercial
norteamericano
desde
1893
,
a
crecientes
presiones
en
favor
del
proteccionismo
,
a
una
masiva
salida
de
oro
,
a
progresivos
ataques
al
d
ó
lar
y
a
temores
de
un
colapso
financiero
,
tom
ó
una
serie
de
violentas
medidas
unilaterales
,
destinadas
a
impedir
la
salida
de
oro
Asuntos
monetarios
internacionales
/
155
y
a
revertir
el
destino
econ
ó
mico
de
Norteam
é
rica
,
en
r
á
pida
decli
¬
naci
ó
n
(
Gowa
,
1983
)
.
Primero
,
el
presidente
suspendi
ó
la
convertibilidad
del
d
ó
lar
en
oro
,
con
lo
cual
ubic
ó
el
sistema
monetario
mundial
en
un
puro
patr
ó
n
d
ó
lar
.
Segundo
,
impuso
un
recargo
sobre
las
importaciones
norteame
¬
ricanas
,
con
el
fin
de
obligar
a
los
europeos
y
a
los
japoneses
a
revaluar
sus
monedas
respecto
del
d
ó
lar
.
Tercero
,
instituy
ó
controles
sobre
los
sueldos
y
los
precios
,
como
medio
de
detener
la
creciente
tasa
de
infla
¬
ci
ó
n
norteamericana
.
El
resultado
m
á
s
significativo
de
dichas
medidas
fue
una
sustancial
devaluaci
ó
n
del
d
ó
lar
en
diciembre
de
1971
(
el
Acuer
¬
do
Smithsoniano
)
.
Las
rudas
t
á
cticas
de
reforma
monetaria
impuestas
por
Nixon
,
si
bien
lograron
exitosamente
su
prop
ó
sito
,
perturbaron
las
relaciones
entre
las
potencias
econ
ó
micas
dominantes
.
Al
desvincular
unilateralmente
el
d
ó
lar
del
oro
,
destruy
ó
uno
de
los
pilares
centrales
del
sistema
Bretton
Woods
.
En
pocas
palabras
,
como
lo
ha
dicho
Joanne
Gowa
(
1983
)
,
la
hege
¬
mon
í
a
norteamericana
destruy
ó
el
sistema
Bretton
Woods
,
con
el
fin
de
incrementar
su
propia
libertad
de
acci
ó
n
en
el
campo
econ
ó
mico
y
pol
í
¬
tico
.
El
creciente
poder
de
Europa
Occidental
y
el
Jap
ó
n
amenazaba
con
imponer
restricciones
a
la
autonom
í
a
norteamericana
,
ya
que
las
grandes
tenencias
de
d
ó
lares
por
parte
de
los
europeos
y
los
japoneses
significaban
que
,
si
el
d
ó
lar
quer
í
a
mantener
su
valor
y
se
quer
í
a
pre
¬
servar
el
sistema
de
cambio
d
ó
lar
,
la
pol
í
tica
norteamericana
ten
í
a
que
adecuarse
a
sus
deseos
.
Antes
que
ver
frenada
su
autonom
í
a
,
Esta
¬
dos
Unidos
prefiri
ó
abandonar
el
sistema
.
Como
lo
dijo
un
funcionario
anterior
:
El
creciente
poder
í
o
econ
ó
mico
y
pol
í
tico
de
Europa
y
Jap
ó
n
,
convirtieron
al
sistema
Bretton
Woods
en
algo
obsoleto
(
citado
por
Keohane
,
1985
,
p
á
g
.
97
)
.
En
1973
,
el
sistema
Bretton
Woods
lleg
ó
a
su
t
é
rmino
.
En
marzo
,
se
tom
ó
la
decisi
ó
n
de
dejar
que
flotaran
los
tipos
de
cambio
.
En
ese
momento
,
la
cuadruplicaci
ó
n
del
precio
de
la
energ
í
a
mundial
a
ra
í
z
de
la
resoluci
ó
n
de
la
OPEP
signific
ó
otro
duro
golpe
para
el
sistema
(
Williamson
,
1983
,
p
á
g
.
392
)
.
Su
efecto
sobre
las
balanzas
de
pagos
y
los
mercados
financieros
internacionales
confront
ó
una
vez
m
á
s
a
las
potencias
econ
ó
micas
dominantes
,
con
la
tarea
de
realinear
sus
mone
¬
das
.
Sin
embargo
,
en
oposici
ó
n
con
el
Acuerdo
Smithsoniano
,
por
el
que
Estados
Unidos
hab
í
a
forzado
a
los
otros
pa
í
ses
a
realinear
sus
mone
¬
das
,
luego
de
lo
cual
las
negociaciones
se
realizaron
multilateralmente
,
en
esta
ocasi
ó
n
el
agente
clave
fue
Alemania
Occidental
,
que
se
neg
ó
a
continuar
sosteniendo
el
d
ó
lar
.
En
efecto
,
Estados
Unidos
y
socios
eco
¬
n
ó
micos
decidieron
abandonar
el
sistema
de
posguerra
de
tipos
de
cambio
fijo
,
en
favor
de
uno
basado
en
tasas
flexibles
.
La
negativa
de
un
aliado
importante
a
seguir
el
liderazgo
econ
ó
mico
norteamericano
im
¬
plic
ó
el
abandono
de
un
componente
capital
del
sistema
Bretton
Woods
.
El
final
de
facto
de
los
tipos
de
cambio
fijos
y
del
sistema
Bretton
"
Woods
se
hizo
de
jure
en
1976
,
en
una
reuni
ó
n
de
los
miembros
prin
¬
cipales
del
FMI
en
Kingston
,
Jamaica
.
La
Conferencia
de
Jamaica
deci
¬
di
ó
lo
siguiente
:
1
)
se
legalizaban
los
tipos
de
cambio
flotantes
;
2
)
se
156
/
Robert
Gilpin
reduc
í
a
el
papel
del
oro
como
reserva
;
3
)
se
aumentaban
las
cuotas
del
FMI
,
especialmente
aqu
é
llas
de
los
pa
í
ses
de
la
OPEP
;
4
)
se
aumen
¬
taba
el
financiamiento
para
los
pa
í
ses
menos
desarrollados
y
,
lo
m
á
s
importante
,
5
)
la
determinaci
ó
n
de
la
paridad
de
una
moneda
era
res
¬
ponsabilidad
de
su
pa
í
s
de
origen
.
La
autonom
í
a
interna
hab
í
a
triunfado
sobre
las
reglas
internacionales
;
las
naciones
se
desembarazaban
de
los
requerimientos
propios
de
un
sistema
de
cambio
fijo
,
con
el
fin
de
seguir
objetivos
nacionales
,
tales
como
expandir
las
exportaciones
,
estimular
las
actividades
econ
ó
micas
o
prevenir
la
importaci
ó
n
de
presiones
in
¬
flacionarias
.
El
encuentro
de
Jamaica
confirm
ó
el
final
de
un
sistema
monetario
,
pero
no
marc
ó
el
nacimiento
del
que
habr
í
a
de
sucederle
.
Fracas
ó
en
establecer
las
caracter
í
sticas
esenciales
de
un
sistema
monetario
esta
¬
ble
:
una
moneda
internacional
,
un
mecanismo
de
ajuste
y
un
liderazgo
monetario
.
Aunque
otras
monedas
,
tales
como
el
yen
y
el
marco
,
aumen
¬
taron
su
importancia
,
al
d
ó
lar
no
se
lo
pod
í
a
cambiar
m
á
s
por
oro
;
en
esencia
,
el
mundo
qued
ó
con
un
patr
ó
n
d
ó
lar
puro
,
si
bien
inestable
por
naturaleza
.
Se
dejaron
de
lado
los
esfuerzos
por
resolver
el
pro
¬
blema
de
la
liquidez
,
tales
como
absorber
el
exceso
de
d
ó
lares
a
trav
é
s
de
la
creaci
ó
n
de
una
cuenta
de
sustituci
ó
n
o
de
reforzar
el
papel
del
SDR
.
La
err
á
tica
pol
í
tica
monetaria
norteamericana
qued
ó
en
libertad
de
verter
demasiada
o
demasiado
poca
liquidez
en
el
sistema
y
produ
¬
cir
,
por
ello
,
tipos
de
cambio
inestables
y
fluctuaciones
econ
ó
micas
c
í
¬
clicas
.
Tampoco
se
tom
ó
en
consideraci
ó
n
el
tema
de
la
distribuci
ó
n
internacional
de
la
liquidez
y
sus
efectos
en
los
pa
í
ses
menos
desarro
¬
llados
.
No
se
resolvi
ó
el
problema
de
la
confianza
y
el
peligro
que
plan
¬
teaba
para
la
estabilidad
monetaria
internacional
.
Se
dio
por
sentado
que
se
hab
í
a
eliminado
el
problema
del
ajuste
con
la
adopci
ó
n
de
tasas
flexibles
,
lo
cual
permitir
í
a
el
funcionamiento
del
mecanismo
de
precios
para
realinear
autom
á
ticamente
las
monedas
.
Por
desgracia
,
las
cosas
no
iban
a
resultar
tan
simples
,
como
lo
demostraron
los
a
ñ
os
ochenta
.
En
resumen
,
la
Conferencia
de
Jamaica
guard
ó
silencio
sobre
as
¬
pectos
tan
cr
í
ticos
para
el
orden
monetario
internacional
,
como
el
ajuste
y
la
liquidez
.
En
efecto
,
cada
naci
ó
n
era
libre
de
determinar
los
asuntos
monetarios
por
s
í
misma
,
en
lugar
de
subordinarse
a
reglas
internacio
¬
nales
.
Como
Peter
Kenen
lo
ha
descripto
,
lo
que
ocurri
ó
en
Jamaica
en
1976
fue
un
movimiento
hacia
la
renacionalizaci
ó
n
del
sistema
moneta
¬
rio
mundial
;
a
las
naciones
individuales
se
les
dieron
mayores
respon
¬
sabilidades
en
la
determinaci
ó
n
del
valor
de
su
propia
moneda
(
Kenen
,
1976
,
p
á
g
.
9
)
.
El
dilema
de
la
autonom
í
a
nacional
versus
las
normas
internacionales
,
aparentemente
se
hab
í
a
resuelto
en
favor
de
la
primera
.
El
abandono
del
sistema
Bretton
Woods
y
del
r
é
gimen
de
tipo
de
cambio
fijo
,
significaba
la
p
é
rdida
de
la
disciplina
financiera
interna
¬
cional
.
Se
hab
í
a
abierto
la
puerta
para
la
amplia
expansi
ó
n
de
la
deuda
privada
,
nacional
e
internacional
que
se
registr
ó
a
fines
de
los
a
ñ
os
setenta
y
principios
de
los
a
ñ
os
ochenta
.
Sin
tipo
de
cambio
fijo
,
no
hab
í
a
m
á
s
restricciones
externas
para
el
comportamiento
nacional
.
Como
resultado
,
el
sistema
monetario
y
financiero
mundial
se
volvi
ó
cada
vez
Asuntos
monetarios
internacionales
/
157
m
á
s
inestable
,
y
la
amenaza
de
que
el
sistema
sufriera
un
colapso
se
convirti
ó
en
una
preocupaci
ó
n
central
de
la
econom
í
a
pol
í
tica
interna
¬
cional
.
El
peligro
de
inflaci
ó
n
global
se
volvi
ó
innato
al
sistema
.
A
trav
é
s
de
sus
acciones
de
los
a
ñ
os
sesenta
y
setenta
,
Estados
Uni
¬
dos
hab
í
a
perdido
su
papel
de
l
í
der
monetario
.
Con
su
adopci
ó
n
de
pol
í
ticas
inflacionarias
y
su
lapso
de
descuido
benigno
,
Estados
Uni
¬
dos
de
hecho
se
volvi
ó
m
á
s
una
parte
del
problema
,
que
el
l
í
der
en
la
b
squeda
de
una
soluci
ó
n
.
Hacia
mediados
de
los
a
ñ
os
ochenta
,
la
deca
¬
dencia
relativa
del
poder
í
o
norteamericano
y
su
resistencia
a
manejar
el
sistema
monetario
internacional
,
fueron
un
est
í
mulo
para
propuestas
de
liderazgo
colectivo
,
especialmente
en
forma
de
coordinaci
ó
n
de
pol
í
ti
¬
cas
y
de
nuevas
reglas
para
gobernar
el
sistema
monetario
internacional
.
EL
NO
-
SISTEMA
DE
TIPO
DE
CAMBIO
FLEXIBLE
Los
defensores
del
paso
de
un
tipo
de
cambio
fijo
a
otro
flexible
cre
í
an
que
esta
modificaci
ó
n
resolver
í
a
el
problema
fundamental
de
la
colisi
ó
n
entre
la
autonom
í
a
interna
y
las
normas
internacionales
.
Bajo
el
sistema
Bretton
Woods
de
tipo
de
cambio
fijo
,
las
econom
í
as
nacionales
se
ha
¬
b
í
an
vinculado
estrechamente
,
limitando
,
en
consecuencia
,
las
opciones
pol
í
ticas
internas
.
Cuando
el
tipo
de
cambio
permanec
í
a
fijo
,
un
desequi
¬
librio
en
la
balanza
de
pagos
requer
í
a
ajustes
internos
y
cambios
en
el
nivel
nacional
de
actividad
econ
ó
mica
o
posibilidad
é
sta
menos
pro
¬
bable
a
n
la
imposici
ó
n
de
controles
directos
sobre
la
econom
í
a
,
ta
¬
les
como
restricciones
en
los
flujos
de
capitales
.
Este
sistema
de
tipo
de
cambio
fijo
se
derrumb
ó
,
porque
las
tasas
diferenciales
de
inflaci
ó
n
entre
la
econom
í
a
norteamericana
y
otras
econom
í
as
avanzadas
impu
¬
sieron
un
costo
cada
vez
m
á
s
alto
sobre
las
econom
í
as
nacionales
.
Con
la
adopci
ó
n
oficial
de
un
r
é
gimen
de
cambio
flexible
a
poste
¬
riori
de
la
Conferencia
de
Jamaica
,
se
presum
í
a
que
las
econom
í
as
nacionales
es
desvincular
í
an
entre
s
í
.
En
consecuencia
,
ya
no
ser
í
a
nece
¬
sario
que
un
Estado
regulara
el
nivel
interno
de
la
actividad
econ
ó
mica
,
con
el
fin
de
mantener
los
valores
existentes
de
las
monedas
.
Esto
ais
¬
lar
í
a
la
econom
í
a
nacional
y
el
manejo
de
la
econom
í
a
interna
,
de
los
acontecimientos
externos
y
las
constricciones
internacionales
.
De
igual
importancia
era
que
las
decisiones
pol
í
ticas
internas
en
una
econom
í
a
no
tendr
í
an
ya
incidencia
en
otras
econom
í
as
,
de
manera
tal
que
cada
econom
í
a
ser
í
a
libre
de
llevar
adelante
sus
pol
í
ticas
macroecon
ó
micas
y
establecer
sus
propias
prioridades
econ
ó
micas
seg
ú
n
sus
preferencias
,
tales
como
la
presumible
soluci
ó
n
de
compromiso
entre
la
tasa
de
infla
¬
ci
ó
n
y
los
niveles
de
desempleo
.
Para
que
esta
soluci
ó
n
del
problema
del
ajuste
funcionara
seg
n
se
esperaba
,
los
Estados
deb
í
an
estar
dispuestos
a
dejar
la
determina
¬
ci
ó
n
de
su
tipo
de
cambio
en
manos
del
mercado
.
Sin
embargo
,
en
una
econom
í
a
mundial
altamente
interdependiente
,
los
Estados
sienten
la
tentaci
ó
n
de
manipular
su
tipo
de
cambio
con
el
fin
de
mejorar
su
posi
¬
ci
ó
n
relativa
,
y
las
acciones
de
un
pa
í
s
pueden
incidir
seriamente
en
el
Gilpin Robert.La economia politica de las relaciones internacionales.tif.pdf
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