na a aquellas circunstancias exógenas no parece ser ni demasiado pers
picaz ni del todo obtusa. Resulta difícil encontrar hasta 1930 un sos
tenido retraso en la tasa de crecimiento de la Argentina superior al
de la mayoría de los países de Europa occidental y de los de coloni
zación reciente.
Cuadro 1-28. Evolución de la economía australiana entre 1913-14
y 1929-30.
Tasa porcentual media
de crecimiento anual
PIB real
1,1
Actividades de pastoreo, agricultura
y productos lácteos
1,5
Industrias manufactureras y minería
0,8
Construcción
— 1,5
Servicios del gobierno general
0,2
Otros servicios
1,7
Fuente: N. G. Butlin, Australian Domestic Product, Investment and Foreign
Borrowing, 1861 - 1938-39, Cambridge: Cambridge University Press, 1962,
pägs. 460-61.
Aun admitiendo que no era de suponer que la tasa de crecimiento
de las exportaciones registrada durante la primera parte del siglo con
tinuara (a causa de las restricciones impuestas tanto por la demanda
extranjera como por la oferta nacional), la imposición de una mayor
protección arancelaria durante el lapso 1918-29 no era apremiante
desde el mero punto de vista económico. En el quinto ensayo examina
remos este problema con mayor detenimiento. Aquí baste hacer notar
que una disminución gradual en el crecimiento de las exportaciones
hubiese determinado, dada la política liberal de aquellos años, una
tendencia a la devaluación del tipo de cambio, lo cual a su vez hubiese
movilizado factores automáticos que favorecerían la sustitución de im
portaciones. Asimismo, podría haberse esperado que los cambios gra
duales en las dotaciones de los factores, y sobre todo en las razones
capital/tierra y trabajo/tierra, suscitaran cambios en la estructura pro
ductora del país a través del mecanismo de precios. De hecho, durante
la década de 1930 la economía habría de demostrar que era muy ca
paz de responder con rapidez a aquella clase de estímulos. Supuesta
esta flexibilidad, hubiese sido necesaria una gran fe en los efectos ex
ternos de la industria para favorecer (p. ej., en 1925) el intento de
reasignar los recursos —mediante políticas gubernamentales ad hoc—
trasladándolos de las actividades agropecuarias, prósperas en ese mo
mento, a las industrias protegidas. A menos que se sostenga que las
autoridades argentinas hubieran debido prever la Gran Depresión, o
fue superior a los de Argentina, Australia y Canadá, fue en 1913-29 inferior a
lo que había sido de 1870 a 1913 El PNB per cápita de Alemania en 1929
no superó al de 1913, y el del Reino Unido creció en aquellos años a una tasa
anual del 0,3 %. Véase U S. Department of Commerce, Long Term Economic
Growth, 1860-1965, Washington, Bureau of the Census, E$4 n? 1, pág. 101.
Los datos sobre Canadá también se obtuvieron de esta fuente. El PIB per
cápita argentino creció a una tasa anual del 0,9
% en el lapso 1913-29.
que debieran haber recurrido a políticas keynesianas en el lapso 1914-
17, la tesis de la «gran demora» resulta insostenible.
Situación de la Argentina en 1929
En 1929 la Argentina había alcanzado un PIB per cápita de unos 700
dólares estadounidenses (en precios de 1964, y con equivalencias de
poder adquisitivo).73 Aunque esta cifra es inferior a la de Estados
Unidos (1.800 dls en precios de 1964), y aun a las de Australia y Ca
nadá (alrededor de los 1.000 dls y 1.300 dls en precios equivalentes
a los de 1964), la tasa de crecimiento per cápita del ingreso nacional
argentino durante los setenta años anteriores fue casi con seguridad
más alta que en los mencionados países. La gran diferencia existente
en 1860 entre la Argentina y los demás países de reciente colonización
había mermado en 1929. La expansión demográfica, que en aque
llos países ricos en recursos pero pobres en mano de obra podía to
marse como índice de progreso, fue de 1869 a 1929 mayor en la Ar
gentina que en Canadá y Australia. La población en 1929 era en la
Argentina 5,2 veces superior a la de 1869, al paso que a propósito de
Canadá y Australia las cifras correspondientes eran 2,8 y 4,0 respec
tivamente.74 De 1895 a 1929, mientras la población de la Argentina
crecía a una tasa anual del 3,2 %, la de Canadá lo hacía al 2,1 % y
la de Australia a solo el 1,8 %. El PIB real de Australia aumentó a
73 La traducción de las cifras del PNB de pesos a dólares puede hacerse de
varias maneras. Se han ensayado dos métodos: 1) tomando las cifras de las
Naciones Unidas expresadas en pesos de 1950, se las tradujo a dólares de 1950
según el «tipo de cambio con paridad de poder adquisitivo», estimado por las
Naciones Unidas en 6,3 pesos el dólar, después de lo cual se tradujeron los
dólares de 1950 a dólares de 1964 empleando el deflacionador de precios
implícito para el PNB de Estados Unidos, y 2) partiendo de los datos de
1937 a precios corrientes para el PNB, se emplearon índices de cantidad y de
precios mayoristas para estimar el PNB de 1929, después de lo cual se utilizó
el tipo de cambio de mercado de aquel año para una estimación en dólares
de 1929; a partir de ello, y según el método 1), se obtuvieron las cifras en
dólares de 1964. Ambos métodos dieron resultados análogos.
74 Se emplearon para los datos de ingreso y población de Estados Unidos,
Canadá y Australia las fuentes siguientes: M. C. Urquhart, ed., Historical Statis-
tics of Cañada, Toronto: Macmillan Company of Cañada, 1965, págs. 14, 130;
Bureau of Census and Statistics, Official Year Book of the Commonwealth of
Australia, n? 23, 1930, Melbourne: Government Printer, 1930, págs. 662-64;
N. G. Butlin, Autraiian Domestic Product, Investment and Foreign Borrowing,
Cambridge: Cambridge University Press, 1962, pág. 7; y Council of Economic
Advisers, Economic Report of the Presidenta Washington, enero de 1965,
págs. 190, 213. En Estados Unidos la población de 1929 era 3,1 veces la de
1869. Véase U. S. Department of Commerce, Historical Statistics of the United
States, Washington: U. S. Government Printing Office, pág. 7. Para otras com
paraciones entre Australia, Canadá y Argentina, véase A. Smithies, «Argentina
and Australia», American Economic Review, vol. 55, n? 2, mayo de 1965, págs.
17-22, y los comentarios de M. C. Urquhart en la misma edición, págs. 45-49.
Colín Clark situó la Argentina, con Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva
Zelandia, Gran Bretaña y Suiza, entre los países de más altos niveles de vida
en los años de 1925 a 1934 Véase C. Clark, The Conditions of Economic Pro-
gress, Londres: Macmillan, 1940, pág. 2.