Ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad S
• Análisis del uso, conservación, provisión y manteni-
miento de los elementos de protección personal.
• Antecedentes de cáncer, infertilidad, abortos
espontáneos o de nacimientos con malformaciones.
Examen clínico con orientación
• Respiratoria: tos, disnea, broncoespasmo.
• Neurológica: cefalea, vértigo, disminución del nivel
de conciencia
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• Digestiva: náuseas, vómitos, diarrea, elevación
enzimas hepáticas.
• Oftalmológica: conjuntivitis.
• Dermatológica: irritación de piel y mucosas,
erupciones, prurito e hiperpigmentación cutánea,
caída del cabello.
• Reacciones alérgicas/anafilácticas.
Estudios complementarios
2
Laboratorio:
• Hemograma completo
• Hepatograma: elevación de enzimas hepáticas (GOT-
GPT-GGT).
• Urea-creatinina
• Orina completa
Espirometría: se realizará en caso de trabajadores
expuestos a citostáticos volátiles, irritantes o
sensibilizantes respiratorios y fármacos peligrosos como
pentamidina y ribavirina. En cualquier caso, se valorará
según la anamnesis (síntomas previos relacionados con el
trabajo, trabajadores fumadores, asmáticos, etc.).
Otras pruebas complementarias: (estudio radiológico, etc.)
se solicitarán a criterio del médico del trabajo, de forma
individualizada.
Monitoreo de alteraciones citogenéticas
Aporte realizado por la Prof. Dra. Marta Ana Carballo.
Directora del Instituto de Fisiopatología y Bioquímica
Clínica (INFIBIOC) Universidad de Buenos Aires-Facultad
de Farmacia y Bioquímica Citogenética Humana y Genética
Toxicológica (CIGETOX).
Los efec tos citogenéticos resultan difíc iles de valor ar pues to
que dependen en gran medida del tipo de medicamento,
del nivel de exposición, de la susceptibilidad individual
y del uso correcto o no de medidas de protección.
2,4
Los biomarcadores servirían como señales de advertencia
o indicadores tempranos de un daño potencial,
permitiendo determinar si un grupo de signos o síntomas
conducen a una enfermedad o proceso patológico
temprano, para así intervenir prudente y oportunamente
antes de que el daño sea irreversible23. Para tal fin, los
estudios de genotoxicidad emplean determinaciones o
Ensayos de Corto Plazo (ECP) tales como aberraciones
cromosómicas, intercambios de cromátides hermanas,
test del micronúcleo en Linfocitos de Sangre Periférica
(LSP), test del micronúcleo en células epiteliales de
mucosa bucal y electroforesis de una sola célula (ensayo
del cometa), entre otras.
Hasta el presente, una serie de estudios utilizaron los
biomarcadores previamente mencionados para realizar
evaluaciones tóxico-genéticas.
Boughattas, A.B. y col. (2010), Bouraoui, S. y col. (2011), El-
Ebiary, A.A. y col. (2013), y Moret ti, M. y col. (2015) publicaron
estudios evaluando el efecto genotóxico potencial
inducido por la exposición a fármacos antineoplásicos
de enfermeras y farmacéuticos involucrados en su
preparación, mediante el test de micronúcleos y el test
de aberraciones cromosómicas en LSP. En todos los
casos, ambos biomarcadores mostraron incrementos
significativos respecto al grupo control, poniendo en
evidencia la utilidad de las pruebas genotóxicas y la
necesidad de desarrollar programas de seguridad.
Ladeira y col. (2014) monitorearon sujetos expuestos
en hospitales mediante el Ensayo de Micronúcleos
con bloqueo de la citocinesis (CBMNcyt), encontrando
que la frecuencia media de micronúcleos (MN) fue
significativamente mayor en los trabajadores expuestos
en comparación con los controles.
Con posterioridad, Tompa, A. y col. (2016) evaluaron
mediante, monitorización biológica, la exposición a
agentes citostáticos en una muestra de 552 enfermeras.
Los biomarcadores usados fueron el test de ICH y el de
aberraciones cromosómicas en linfocitos de sangre
periférica. Los resultados se compararon con los datos
obtenidos de una muestra de 140 enfermeras como grupo
control, detectando un incremento estadísticamente
significativo en la frecuencia de ICH y AC en expuestas vs
controles, así como la inmunotoxicidad y otros efectos
(anemia, enfermedad de tiroides o déficit de hierro)
que aumentaron en el personal expuesto a citostáticos.
En el mismo año, Mahmoodi y col. demostraron que la
frecuencia media de los daños citogenéticos en términos
de aberraciones cromosómicas (ruptura de cromátidas,
rupturas cromosómicas, aberraciones cromosómicas
totales), formación MN (CBMNcyt) e ICH (intercambio
de cromátides hermanas), en los linfocitos del personal
que administraba fármacos antineoplásicos fueron
significativamente mayores que los del grupo testigo no
expuesto (Mahmoodi y col., 2016).
Un estudio relevante tiene lugar en el mismo período
cuando Villarini, M. y col (2016) publicaron una
revisión sistemática con meta-análisis, reportando 24
estudios en el tema en el período 1988-2015. En 15
de los 24 estudios (62,5%) se reconoció un aumento
de las frecuencias de MN en los sujetos expuestos en
comparación con los controles. En 16 de los 24 estudios
(66,6%) se empleó al menos otro biomarcador de
genotoxicidad, además del ensayo CBMNcyt, para el
seguimiento del efecto biológico.