Diferentes estudios han demostrado que es mejor controlar y concentrarse durante lapsos cortos, poniendo un límite de tiempo para cada sesión. Lo recomendable es hacer que los tiempos de estudio no superen los 30 minutos e intercalar con pausas activas de no más de cinco minutos, ya que el cerebro muestra mayor facilidad para asimilar información en ráfagas cortas y repetidas que en una sola descarga que sea larga y tediosa.

Crea tu propia rutina de estudio
Si eres una persona desordenada, lo más seguro es que cuando estudia te dan altas horas en la noche y terminas con sueño y cansancio, haciendo que no te puedas concentrar. Es por eso que proponerse un horario de estudio conciso y realista hará que tenga efectos notables en tus calificaciones.

Acostumbrarse a un horario de estudio hará más fácil que sepas cuándo debe ser hora de estudiar y te permitirá dedicar el tiempo a la actividad que debes dedicarse. Así mismo, como en el ejercicio físico, el aprendizaje funciona de la misma manera, por eso crear rutinas hará que te vaya mejor. Así que no dejes las cosas para el día anterior.

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Prepara tu material de estudio
Tener preparado todo lo que necesitas a la hora de estudiar te ayudará a que no tengas que levantarse o interrumpir tus actividades de estudio en el momento menos inoportuno. Además, asociar un cierto conjunto de objetos al estudio hará que cada vez que los veas entres en la dinámica de estudiar con facilidad.

Antes de sentarse a trabajar o estudiar, presta atención a la organización de los libros y herramientas que va a usar. Si tiene todo organizado te será más fácil que logres tener todos los recursos a mano y puedas ser más eficiente durante las horas de estudio.

Manten alejadas las distracciones
Puede parecer algo obvio, pero nunca está de más recordar que las distracciones pueden adoptar las formas más insospechadas y es necesario identificarlas. Si se aplica la estrategia de estudiar durante cortos espacios de tiempo, las redes sociales, el celular y la televisión no serán elementos distractores.

También, cuando abordes conceptos difíciles, piensa en similitudes y diferencias entre conceptos, genera formas de información que en los textos no aparezcan.

Haz resúmenes
La mayoría de los estudiantes piensan que con subrayar un texto es suficiente. Pero lo cierto es que no hay que confiar del todo en esta práctica, pues el hecho de resaltar un texto no ayuda a aprender si no se repasa varias veces. Además, ceñirse a la memorización de las frases que han sido delineadas hace que el estudiante se mantenga anclado a la información distribuida en el texto original.

Debido a esto, hacer esquemas o pequeños resúmenes obliga a reformular la información que se ha leído y además hace más fácil crear combinaciones de notas que son distintas a las del texto original.

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Practica constantemente
Si tienes la posibilidad, evalúete con exámenes o cuestionarios acerca del tema que has estudiado, con esto, podrás aplicar el conocimiento aprendido y evaluar cuáles son las falencias para reforzar.

Al mismo tiempo, otra práctica recomendada es la de explicarle a otra persona lo que se estudió. El hecho de explicar con las propias palabras lo que ha aprendido es posiblemente el consejo para estudiar más valioso ya que aportará grandes beneficios como el de reformular la lección y autoevaluarse en las fortalezas y debilidades.