¿Quién puede confiar en armas nucleares que tienen décadas?

Las armas atómicas son complejas, delicadas y, en muchos casos, bastante antiguas. Dado que las pruebas están prohibidas, los países tienen que confiar en buenas simulaciones para que su armamento funcione.
Lanzador de misiles IskanderM
Debido a que hoy en día no pueden realizarse pruebas con armas nucleares, nadie sabe si realmente siguen siendo funcionales.PAVEL PAVLOV/GETTY IMAGES

Ciudades destruidas, millones de personas que mueren consumidas por las llamas y otras más víctimas de la lluvia radiactiva. Ese futuro desgarrador puede parecer descabellado para algunos, pero solo porque felizmente ninguna nación ha detonado un arma nuclear durante un conflicto desde 1945. Países como Estados Unidos, Rusia y China poseen grandes arsenales atómicos y discuten periódicamente sobre cómo manejarlos. La semana pasada, Rusia suspendió su participación en el tratado de reducción de armas nucleares con EE UU. Afortunadamente, los misiles nucleares permanecen inmóviles y silenciosos en sus depósitos subterráneos. Sin embargo, si alguien intentara utilizar uno, ¿explotaría como estaba previsto?

"Nadie lo sabe realmente", declara Alex Wellerstein, historiador de armas nucleares del Stevens Institute of Technology de Estados Unidos. En el siglo XX se realizaron más de dos mil pruebas con este tipo de armamento, la gran mayoría por parte de la nación norteamericana y la Unión Soviética. Y aunque demostraron la capacidad nuclear de estos países, no garantizan que una ojiva o cabeza sujeta a un misil o a cualquier otro sistema de lanzamiento funcione hoy en día.


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Armas nucleares inactivas e ¿inservibles?

Sorprendentemente, por lo que sabemos, Estados Unidos solo probó una vez una ojiva nuclear activa utilizando un sistema de misiles operativo, allá por 1962. Se lanzó desde un submarino. La Unión Soviética había realizado una ensayo similar el año anterior, y China le siguió en 1966. Ningún país lo ha intentado con un misil balístico intercontinental. Este podría explotar en la plataforma de lanzamiento, explica Wellerstein, y nadie quiere limpiar ese desastre.

Por desgracia, la invasión rusa de Ucrania ha vuelto a colocar en primer plano el temor al armamento nuclear. En febrero, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, afirmó que los nuevos sistemas de armas nucleares estratégicas habían sido puestos en servicio de combate, y amenazó con reanudar las pruebas. El exministro de defensa ruso, Dmitri Medvédev, ha sido particularmente explícito sobre la disposición de su país a utilizar dicho arsenal, incluso contra Ucrania.

Rusia posee unas cuatro mil 500 ojivas nucleares inactivas, según la Federación de Científicos Estadounidenses, una organización sin fines de lucro dedicada a la seguridad. Alrededor de dos mil se consideran ‘tácticas’, cabezas más pequeñas que podrían utilizarse, por ejemplo, en un campo de batalla extranjero. Por lo que sabemos, Rusia no ha empezado a ‘acoplar’ estas a sistemas portadores, como misiles. Hacerlo implica ciertos riesgos de seguridad, señala Lynn Rusten, de la Iniciativa contra la Amenaza Nuclear, un laboratorio de ideas: "sería realmente preocupante si viéramos algún indicio de que están desplazando esas cabezas nucleares fuera del almacén."

Si se pusieran en funcionamiento, en teoría muchas cosas tal vez resultarían mal con estas armas. Por un lado, los propios sistemas de lanzamiento podrían no ser fiables. Mark Schneider, antiguo miembro del servicio ejecutivo superior del Departamento de Defensa de Estados Unidos, ha escrito sobre los numerosos problemas a los que se ha enfrentado Rusia con sus misiles hasta la fecha durante la guerra con Ucrania. La primavera pasada, funcionarios de Estados Unidos afirmaron que entre el 20% y el 60% de los misiles rusos fallaban, ya sea porque no lograban lanzarse o porque no alcanzaban el objetivo previsto. Pero eso no tiene por qué importar, señala Schneider. Cuando se dispara una ojiva nuclear con una gran potencia explosiva, "la precisión es mucho menos relevante", comenta.


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El mantenimiento adecuado de las armas nucleares

No cabe duda de que Rusia tiene suficientes misiles para llevar un arma nuclear prácticamente hasta donde quiera, aunque le cueste más de un intento. Pero, ¿qué ocurre con las cabezas nucleares? Los dispositivos termonucleares modernos son complejas piezas de maquinaria diseñadas para iniciar una secuencia explosiva específica, que libera una enorme cantidad de energía.

Wellerstein resalta que algunas ojivas diseñadas hace décadas siguen formando parte de los arsenales nucleares. Con el tiempo, sus piezas deben ser cuidadosamente inspeccionadas en busca de degradación y reacondicionadas o sustituidas cuando sea necesario. Pero ciertos componentes pueden dejar de estar disponibles debido a cambios en las capacidades de fabricación. Con el tiempo, es posible que se tenga que sustituir algún componente o material de la cabeza que ya no se fabrique. Si no se somete a prueba todo el dispositivo, solo cabe esperar que siga funcionando.

A principios de los 2000, Estados Unidos sufrió para conseguir un material clasificado, cuya finalidad también es un secreto, de nombre clave FOGBANK, para sus ojivas nucleares. Los informes sugieren que los militares tuvieron que volver a aprender a fabricar este material. "Podemos imaginar que los rusos tienen problemas similares porque la producción cambió", refiere Wellerstein.

Las cabezas nucleares también se han construido a veces con componentes defectuosos. Por ejemplo, la W47, fabricada por Estados Unidos. En su interior llevaba un cable del que había que jalar para activar el arma. Pero este cable solía volverse quebradizo durante el periodo de almacenamiento, y a menudo se rompía o se atascaba en el momento del armado. Los metales del interior de las ojivas también pueden tornarse frágiles con el tiempo, dada la intensa radiación a la que están expuestos. Y los componentes muy costosos que contienen tritio, un isótopo del hidrógeno, deben sustituirse con bastante regularidad, ya que este se va agotando.

Así que las cabezas nucleares son pequeñas piezas sorprendentemente delicadas. Y los propietarios de arsenales tienen opciones limitadas para probar su equipo. En la actualidad, la mayoría de los países no realizan ensayos con ojivas nucleares activas debido al Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, aunque sí pueden verificar los mecanismos; pero cabe destacar que Corea del Norte, que no ha firmado el acuerdo, probó un dispositivo nuclear en 2017. Además, un informe del gobierno de EE UU en 2020 indicaba que tanto Rusia como China podrían haber estado probando dispositivos nucleares activos pero de muy bajo rendimiento. Tales prácticas no están confirmadas, pero es de suponer que este tipo de pruebas daría a ambas naciones una idea de la fiabilidad de sus armas.

También es posible utilizar láseres y simulaciones por computadora para elaborar modelos de detonación de ojivas. Y Estados Unidos dispone de un sistema especial de imágenes de rayos X que puede tomar fotografías de alta velocidad, que revelan cómo explota la etapa primaria de una y las características probables de una detonación nuclear. No obstante, el sistema utiliza un sustituto del plutonio en estos experimentos y no se producen explosiones nucleares reales durante el proceso. "Parte de la física de este material no se ve fuera de las estrellas", apunta Wellerstein, haciendo hincapié en los retos que implica. "La simulación es inherentemente compleja."

Sin embargo, siempre y cuando se haga el debido mantenimiento de las cabezas nucleares, estas deberían servir. "Rusia tiene una capacidad nuclear sólida. Renuevan sus ojivas con frecuencia", sostiene Amy Woolf, especialista de EE UU en política de armamento nuclear. Schneider también está convencido de que el arsenal ruso funciona. Sería poco sensato suponer lo contrario.

Pero también está el factor humano. El arma puede dispararse con más o menos seguridad, pero ¿ese soldado accionará sin falta el gatillo cuando se lo ordenes? Es difícil predecir lo que haría cualquiera en ese tipo de situación, pero los expertos que hablaron con WIRED tienden a coincidir en que la cadena de mando del ejército ruso es bastante leal. Curiosamente, para autorizar el empleo de un arma nuclear, se cree que el presidente Putin, a diferencia del presidente de EE UU, necesita el consentimiento de otros dos miembros de su gobierno: el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor. "Una vez que los tres están de acuerdo, se pone en marcha", resalta Woolf. Es probable que todos los demás miembros sigan su ejemplo. “Dudo que se produzca un motín de tropas sobre el terreno.”

Por último, es concebible que un enemigo de Rusia intente sabotear sus armas nucleares, tal vez hackeándolas o interviniendo los sistemas de los que dependen. Pero Schneider no apostaría por ello. "Aunque tuvieran capacidad para hacerlo hoy, es posible que no la tengan mañana. No me parece realmente creíble", añade.

Cuando se trata de armas nucleares, probablemente sea mejor asumir que van a funcionar. Hay que considerar la posibilidad de que ciertas personas que cuestionan la eficacia del armamento existente puedan tener un interés extremista. "Parece que algunas facciones del Partido Republicano están dispuestas a reanudar las pruebas nucleares", señala Emma Claire Foley, de Global Zero, una organización no gubernamental a favor del desarme.

Pero su empleo es poco probable. Woolf argumenta que Putin no ganaría mucho utilizando armas nucleares en Ucrania, por muy frustrado que esté ante los crecientes fracasos y derrotas de su país. Rusten coincide. "Romper ese tabú tendría consecuencias increíbles a nivel mundial, diplomático y económico", asevera. “No hay forma de que eso termine bien para Rusia.”

Artículo originalmente publicado en WIRED UK. Adaptado por Andrei Osornio.