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Computo de los plazos y su inalterabilidad

El cómputo de los plazos determina los límites temporales para el ejercicio de los

derechos y acciones. La prescripción se rige por los principios de legalidad e

irrenunciabilidad que implican que los plazos son fijados por la ley, no pueden ser

modificados por la voluntad de las partes, no pueden ser objeto de intercambio o renuncia y

no pueden ser suspendidos o interrumpidos por causas externas al ordenamiento jurídico.

En el cómputo de los plazos se tiene en cuenta el día inicial y el día final del

período prescriptivo. El día inicial, es el día en el que nace el derecho o la acción, o el día

en que cesa el impedimento para su ejercicio y el día final, es el día en que vence el plazo

legal para reclamar el derecho o la acción.

El cómputo se realiza según lo establezca la ley para cada caso, puede ser por años,

meses y días. Los plazos se cuentan de fecha a fecha, sin excluir los días inhábiles o

feriados. Si el último día del plazo es inhábil, se prorroga hasta el primer día hábil

siguiente.

Por ejemplo, el plazo para impugnar una resolución administrativa es de tres meses

desde que se notificó al interesado (artículo 362 de la Ley General de

Administración Pública). El plazo para reclamar una pensión alimentaria es de diez años

desde que se hizo exigible cada cuota (artículo 1043 del Código Civil). El plazo para

reclamar una indemnización por daños y perjuicios derivados de un contrato es de cuatro

años desde que se produjo el incumplimiento contractual (artículo 1041 del Código Civil).

¿A quién beneficia y a quien la opone?

Beneficia a todo sujeto que tiene un derecho reconocido y pretende hacerlo valer

frente a quienes lo desconocen o lo vulneran, ya que les otorga seguridad jurídica y les

evita litigios. Por ejemplo, si una persona tiene un contrato de arrendamiento que le
concede el derecho a ocupar una vivienda por dos años, el propietario no puede desalojarla

antes de ese plazo sin una razón legal, ni puede alegar que el contrato que ha prescrito si la

persona reclama su derecho. Por el contrario, perjudica a cualquiera que se oponga al

reconocimiento o al ejercicio de un derecho ajeno. Dicho de otro modo, que exija una

obligación que ha caducado en el transcurso del tiempo, ya que les impide impedir el

proceso mediante la defensa o pretensiones al ejercer dicha acción. Por ejemplo, si una

persona debe pagar una deuda y el acreedor le reclama judicialmente, el deudor no puede

invocar que el plazo para cobrar la deuda ha variado o se ha interrumpido sin una causa

legal, ni puede presentar recursos innecesarios para retrasar el pago. Así, el cómputo de los

plazos y su inalterabilidad en relación con la prescripción busca garantizar la efectividad y

seguridad de los derechos.


Forma de Operar: Momento inicial

La forma de operar depende del tipo de derecho: si es un derecho personal, como

una obligación, se requiere la inacción o el silencio del titular o del deudor durante el plazo

legal. Si es un derecho real, como la propiedad, se requiere el ejercicio pacífico, público y

continuo del mismo durante el plazo legal. El momento inicial de la prescripción varía en

cada caso: puede ser desde la fecha de nacimiento del derecho o desde la fecha de

exigibilidad de este, desde la fecha de interrupción o suspensión de la prescripción anterior,

etc. El transcurso del plazo de la prescripción también puede variar según las

circunstancias: puede ser interrumpido o suspendido por actos del interesado o de terceros,

puede ser modificado por pactos o renuncias, puede ser fijo o variable, etc. La prescripción

en derecho tiene una función social y jurídica: por un lado, favorece la seguridad y la

estabilidad de las relaciones jurídicas; por otro lado, sanciona la negligencia o el abandono

de los derechos.

El momento inicial, se inicia en el cómputo del plazo para que un derecho o acción

quede extinguido por el transcurso del tiempo. Este momento depende de la naturaleza

jurídica de la acción, así como exigibilidad de acuerdo con las circunstancias.

Por ejemplo, en el caso de las obligaciones contractuales, el momento inicial suele

coincidir con el vencimiento del plazo acordado para el cumplimiento de la obligación.

También, otro momento inicial puede ser anterior al vencimiento de la obligación; cuando

se trata de acciones sujetas a una condición suspensiva o a un término incierto. En estos

casos, el cómputo del plazo de prescripción se inicia desde que se cumple la condición, o

que la ley disponga lo contrario.


Transcurso del plazo

El plazo de la prescripción varía según el tipo de derecho o acción que se trate, y

puede ser interrumpido por actos que manifiesten la voluntad de conservarlo o ejercerlo.

Por ejemplo, si una persona posee una finca durante el tiempo que fija la ley sin que

el dueño legal se oponga, adquiere el derecho de propiedad sobre ella. También, si una

persona tiene una deuda con otra y no la paga durante el plazo establecido por la ley, el

acreedor pierde el derecho a reclamarla judicialmente. Por lo tanto, el transcurso del plazo

se determina por el tiempo que transcurre desde que se produce un hecho jurídico hasta que

se extingue la posibilidad de reclamar su efecto como en el caso de la prescripción que

puede ser adquisitiva; permite adquirir un derecho real por el uso continuado de una cosa y

extintiva o liberatoria, cuando impide el ejercicio de un derecho o de una acción.

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