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PROGRAMA RAZONADO
DE ÜN

C1S0 ELEMENTAL DE MHLTCRA.


Imp. de R. Giral. Tomás do Gozar, 9.
PF(OGÍ\AMA RAZONADO
DE UN CURSO

ELEMENTAL o. AGRICULTURA,
DESTINADO
Á LOS INSTITUTOS DE SEGUNDA ENSEÑANZA Y Á LOS ALUMNOS
DE LAS ESCUELAS NORMALES,

POR

D. M E L I T O N ATIENZA Y S I R V E R T ,
CATEDRÁTICO Y DIRECTOR
QUE FUÉ DE LA ESCUELA AGRONOMICA DE NOGALES; DE FÍSICA, QUIMICA
É HISTORIA NATURAL DE LA ESCUELA DE AGRICULTURA DE OÑATE;
CATEDRÁTICO NUMERARIO DE AGRICULTURA TEÓRICO-PRÁCTICA EN EL
INSTITUTO DE ALBACETE; Y EN LA ACTUALIDAD, CATEDRÁTICO DE
AGRICULTURA ELEMENTAL EN EL INSTITUTO DE MÁLAGA.

MÁLAGA.

Librería de Rafael Mena, Mártires, 10,


1878.
L a primera edición de este programa se c o m e n z ó á publicar en Noviembre de
1877 en el folletín del correo de Andalucía con la siguiente:

Aunque teníamos ya escrito este trabajo desde mediados del curso anterior, { i )
no nos hemos atrevido á publicarlo por el natural recelo del que conoce su insufi-
ciencia para poder resolver ventajosamente un problema que es de suyo de muy difí-
cil resolución.
Efectivamente: desde luego comprendemos que ofrece bastantes dificultades la
formación de un buen programa de agricultura elemental que, considerando dicha
ciencia como uno de los conocimientos de enseñanza general, llene debidamente su
objeto y á la vez esté en directa armonía con las demás asignaturas, especialmente
de la s e c c i ó n de ciencias, mas sin invadir el terreno y conocimientos peculiares á c a -
da una de ellas.
Tampoco se puede desatender la índole, edad y conocimientos adquiridos de los
alumnos para quienes se escribe y esplica. Y si difícil es la formación, en cualquier

(1) Cuando la dirección de Instrucción Pública y de agricultura a b r i ó concurso pa-


r a l a presentación de programas de esta asignatura, no nos fué posible r e m i t i r el ín-
dice de este, como á ello nos obligaba moralraente nuestro c a r á c t e r de profesor, por
encontrarnos en aquella época ocupados en la extinción de la langosta en la provincia
de Albacete é ignorar por esta causa.dicha convocatoria y el breve tiempo s e ñ a l a d o
para su presentación.
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ciencia, de un buen libro elemental qne no contenga masque aquello que indispen-
sablemente ha de saber el alumno, dejando al cuidado del profesor en la clase, el
estenderse en los puntos que de suyo lo requieran, aclarar las dificultades y facilL
tar el estudio y comprensión de la materia, lo es mucho mas en el caso presente
porque aun no se tiene formado el debido concepto de esta nueva asignatura. Si bien
se ha de procurar á la vez y en lo posible que este libro no sea "del todo inútil á
nuestros labradores.
Para conseguir este doble y complicado objeto, es indispensable no solo cono-
cer el mecanismo de la instrucción en los Instituios, sino que también comprender lo
que es y debe ser la segunda enseñanza en nuestro pais y el lugar que le corres-
ponde y debe ocupar en ella esta nueva é importante asignatura.
Del mismo modo hay que tener presente el sistema que siguen en España y el
extrangero, los hombres científicos mas notables, al tratar de generalizar y popula-
rizar todas aquellas ciencias mas inmediatamente ligadas con las necesidades y bie-
nestar de la vida. Asi es que al adquirir en una enseñanza intermedia, aquellos co-
nocimientos indispensables á toda educación esmerada que tiende á colocar al i n -
dividuo al "nivel científico de su época, pueden á la vez ilustrarse con otros conoci-
mientos generales que están íntimamente ligados con el peculiar modo de ser de la
principal riqueza de la nación.
Mas sin embargo de esto y aun cuando nuestro pais es esencialmente agrícola,
un curso elemental destinado á la segunda enseñanza, no puede ni debe ser su objeto
fí\ arte ni la industria agrícola, acompañados de las industrias rurales y demás, por-
que esto constituiría una enseñanza profesional, ni mucho menos la ciencia en sus
elevadas manifestaciones.
E s pues necesario, en nuestro concepto, limitarse únicamente á las generalida-
des de las ciencias de la producción vegetal y animal, comprendiendo los funda-
mentos de la agronomía, fitoteema y zootecnia, que sirvan para enseñar lo mas esen-
cial del cultivo de las plantas y de la cria y mejora d é l o s animales domésticos. T e -
niendo además alguna idea, pero muy á grandes rasgos, de las industrias rurales,
é indicando la importancia de la administración, economía rural y legislación a g r í -
cola.
Para conseguir este objeto, se hace preciso el ponerse de acuerdo con los pro-
fesores de física ó historia natural, á fin de que se detengan un poco en algunas do
las partes mas necesarias para nuestros fines, de sus respectivas asignaturas. Así por
ejemplo, el de historia natural comenzando sus lecciones por la geología y minera-
logía y siendo algún tanto minucioso en la organogría y fisiología vegetal, termine
con la zoología justame; le cuando el de agricultura se esté ya ocupando de la zoo-
tecnia.
Si on España hubiesen alcanzado las ciencias naturales la preponderancia que
en otras naciones, la química constituiría una asignatura de lección alterna, (así co-
mo los mismos profesores reconocen que la de historia natural debería ser diaria) y
entonces nada dejarla que desear. Mas sin embargo de esto, el profesor de física, es-
planando un poco la acción del calor, luz y electricidad y haciendo algunas apli-
caciones de la mecánica á las máquinas 6 instrumentos mas usuales de la maquina-
ria agrícola y sobre todo, deteniéndose algo en la meteorología, puede contribuir en
un todo á la realización de este sencillo y metódico plan en beneficio de esta nueva
asignatura. De esta manera y valiéndonos de una comparación vulgar, el catedráti-
co do agricultura, tomando estas ciencias de aplicación donde las dejan los respec-
tivos profesores, se evitarán inútiles repeticiones de conocimientos propios de di-
chas asignaturas y aprovechará mas y mejor el tiempo, ocupándose únicamente de
los estudios especiales de su cátedra.

Debemos decir, por último, que estamos muy lejos de creer que hemos conse-
guido vencer todas las dificultades que presenta el método que se ha de seguir en la
enseñanza de esta nueva asignatura y por eso mismo presentamos nuestro modesto é
imperfecto trabajo, únicamente como objeto de consulta entre nuestros comprofeso-
res, con el fin de dilucidároste punto tan importante para la unificación de la e n -
señanza. Y tanto es esto cierto y tan poca confianza nos merece nuestro propio t r a -
bajo, que ni aún nos hemos atrevido á recomendarlo como texto a nuestros alum-
nos, por mas que en la actualidad hayamos podido ya notar muy reconocidas venta-
jas en la adopción de este programa en el mes que llevamos de curso.
E n cu'into á esta segunda edición debemos hacer notar que, habiendo estado
ocupados en la grave cuestión de la filoxera y en otros importantes trabajos, sin
desatender las obligaciones de la cátedra, no nos ha sido posible ver ni corregir las
pruebas de este programa. Así es que las erratas, omisiones y equivocaciones de
concepto, existentes en la obra, son independientes de nuestra voluntad y lamenta-
mos esta falta irremediable por las apremiantes circunstancias en que nos hemos e n -
contrado. Por fortuna aunque existen algunos conceptos que expresan lo contrario
de lo que debieran decir, son sin embargo corregibles por si mismos y los profeso-
res pueden fácilmente rectificarlos. Verificándolo por nuestra parte de los mas no-
tables, en un apéndice de correcciones y omisiones.

Debemos también advertir que á fin de no sobrecargar al alumno de esta asig-


natura, de mas conocimientos que los indispensablemente necesarios á un curso ele-
mental, todo lo expresado en letra del cuerpo octavo debe considerarse como a m -
pliación. Bastando por consiguiente para conferencias y e x á m e n e s , con lo espuesto
como fundamento y generalidades de la ciencia. Mas no habiendo comprendido esta
orma el editor, la Agronomía, carece de esta importante distinción, haciéndose nece-
fsarjo entrecomar todo lo que hemos considerado como ampliación de doctrina. F i -
nalmente; sí bien no negamos la importancia de las ilustraciones en esta clase de
obras, debemos sin embargo manifestar que, pudiendo presentar ejemplares de m á -
quinas, herramientas, vegetales y sus producciones que entran por la vista y se m a -
nifiestan de una manera corpórea, pueden en parte suplir la falta de aquellos, cuan-
do se dispone de los suficientes medios y del material científico necesario para la e n -
señanza. Sin embargo de esto, en la próxima edición de este programa, le ilustra-
remos con todos los grabados mas útiles y necesarios.
LECCION I .
SUCINTO BOSQUEJO HISTÓRICO DE LA AGRICULTURA,—TIEMPOS PREHISTÓRICOS.—TRAN-
SICIÓN DEL ESTADO PRIMITIVO A LA VIDA CIVILIZADA Á BENEFICIO DE LA AGRICUL-
TURA.—TIEMPOS HISTÓRICOS Y PROGRESOS DE LA AGRICULTURA EN LOS PUEBLOS
CIVILIZADOS DE LA ANTIGÜEDAD.
L a historia de la agricultura es la descripción del progreso y civilización del g é -
nero humano.
Si pudiera considerarse en un todo como verdaderamente científica, la división
hecha por algunos naturalistas, al describir y esturiiar los objetos pertenecientes á
las edades primitivas de la humanidad, clasificadas en edad de piedad, edad de bronce
edad de hierro, podria seguirse esta misma división para determinar los adelantos
verificados en la agricultura en cada una de estas edades. Mas siendo esta, según a u -
tores de gran valía,una clasificación arbitraria y empírica usada porconveniencia espe-
cial, para la más fácil descripción de varios objetos pertenecientes á la antigüedad,
resumiremos brevemente bajo la denominación de tiempos prehistóricos, ó anteriores
á la historia, todos aquellos hechos demostrados por las ciencias (geología, arqueo-
logía y etnografía) y que manifiestan el modo de ser y existir de las sociedades
primitivas.
E l hombre primitivo ha sido troglodita; es decir, que su habitación fué las caver-
nas y grutas naturales que compartió y disputó á las fieras. Sus vestidos fueron
las pieles de los animales salvajes que cazaban, las cuales colocaba groseramente
sobre su cuerpo sin limpiar ni coser, tal y conformo las arrancaba del cuerpo de la
fiera. La alimentación la constituía la carne del oso de las cavernas, cuyo animal c o -
menzaba ya á desaparecer; la de los pequeños rumiantes, antílopes y ciervos; en a l -
gunos casos la del mammonth ó elefante primitivo; los sesos de dichos animales que
comían humeantes y los tuétanos ó médula de sus huesos largos y las raices,
plantas y frutos silvestres.
Es indudable que el hombre primitivo debió aprender muchos de los animales
de su época, especialmente para allegar recursos con que poderse sustentar.
Y asi como se aprovechaba de las pieles del oso de las cavernas para vestirse,
tal vez de la misma manera acechando al gigantesco elefante primitivo para darle
caza, esto le proporcionaría en multitud de ocasiones los medios de alimentarse. Pues
este inteligente animal sabia buscar las corrientes de agua cristalina, romper el hie-
lo de los ríos, encontrar las raices ocultas debajo de la tierra, é irse á solazar bajo
los frondosos bosques de nogales y castaños cuyos frutos pudieron servir también al
hombre de alimento. Sin embargo, el cultivo de la tierra le era completamente des-
conocido no tenia ganado alguno é ignorab también la pesca y los utensilios necesa-
rios para pescar.
Mucho después el hombre primitivo fué perfeccionando su vivienda, construyó
cabanas con las ramas, cañas y hojarasca de los arboles; edificó grutas en la llanura
trayendo las piedras á propósito para este objeto y eligió para establecerse los puntos
cercanos á los rios, arroyos y manantiales. Limpiaba ya las pieles que le servían de
vestido y las cosía con punzones de sílex ó pedernal y de hueso y agujas de asta,
sirviéndole de hilo las fibras tendinosas del rengífero. Como por punto general el
caballo constituía su principal alimento, en muchas localidades, se ha dado el nom-
bre de hipofagos, ó comedores de oarne caballos á los hombres de aquellos tiempos.
Y como abundaba extraordinariamente el rengífero cuya carne también era de use
muy general como alimento, se ha denominado del mismo modo á esta remota edad
época del rengífero. Las carnes ya se comian asadas, alimentándose también de las
del zorro, cabra, corzo, jabalí, oso negro, uro ó toro montaraz, camello, gallo silves-
tre, mochuelo, murciélago, peces y rata de agua. Las pieles de muchos de estos a n i -
males le servían para construir sus tiendas y formar su lecho, habiéndose encontra-
do con mas abundancia para este último objeto las pertenecientes al zorro. E l hombre
de aquella época era cazador y pescador, mas no conocía aun la inmensa ventaja d • la
pomesticacion de los animales para que le auxiliasen en sus trabajos n i mucho m a -
nos el arte delabrar la tierra. 2
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Trascurriendo los tiempos, ei hombre de las primeras edades se fué poco á poco p e r -
feccionando, era cazador y se alimentaba de bueyes, pájaros y pescados. Después d o -
m e s t i c ó al perro que había do ser en lo sucesivo su fiel y constante c o m p a ñ e r o . Mas
adelante al buey y al carnero y por último dio el primero y mas jigantesco paso en la
senda de la civilización-dedicándose al cultivo de la tierra. En esta época ya se m o -
lían los granos entre dos piedras, la una con una concavidad en cuyo hueco "se echaba
legrano, la otra redonda con la cual se le t r i t u r a b a á mano. Los a n i r n a l e s ó leauxiliaban
en sus trabajos ó le servían de c o m p a ñ e r o s . La carne de estos constituía parte de su
sustento y algnuas veces, en las supremas necesidades, solia sacrificar al perro su
l i f i amigo, por no tener otra cosa con que atender á su a l i m e n t a c i ó n .
En é p o c a mas posterior los hombres de los tiempos a n t e h i s t ó r i c o s , practicaron el
cultivo de la cebada, centeno y avena. A s i como el del lino y guisantes aprovechando
la fresa, frambuesa, algunas variedades de arboles, manzanas, peras, ciruelas silves-
tres, moral, nueces, c a s t a ñ a s , encina, pino silvestre y pino de los pantanos. Y se s u -
pone que r e m o v í a n y surcaban la tierra con la rama ó el tronco de a l g ú n á r b o l ahor-
quillado. Utilizaban los bueyes, carnero, cerdos, cabras y gamos. El cultivo de la v i d ,
del chñamo y de muchisimas otras plantas útiles, era desconocido completamente y
los hombres de aquella época eran t a m b i é n cazadores y pescadores. Los que habitaban
eu lagunas ó terrenos encharcados, c o n s t r u í a n cabañas de madera sobre los lagos
y comenzaron ya á establecer relaciones comerciales con los países vecinos. Los que
vivían en los valles construian tiendas con las pieles de los animales. No hacían pan
porque aun no era conocida la levadura, pero molían los granos y fabricaban una espe-
cie de galleta.
Finalmente, en el último periodo p r e h i s t ó r i c o que ya iluminaba la aurora de l a
civilización de! linaje humano, la agricultura a l c a n z ó un gran desarrollo impulsando al
comercio que al cambio de productos, habla sustituido la moneda, prueba i n e q u í -
voca de la riqueza de aquellos pueblos. Los cereales se cultivaban en grande escala,
las hoces y otros varios instrumentos que se conservan en los museos, pertenecientes
á aquella é p o c a , eran muy perfeccionados; el buey, el caballo y el asno ayudaban
al hombre á cultivar la t i e r r a y la fidelidad del perro le habla e n c a r i ñ a d o y unido
í n t i m a m e n t e con la familia. T a m b i é n poseía ganados cuya carne le servía de a l i m e n -
to; su molino era ya circular compuesto de dos discos y bastante parecido al que m u y
posteriormente usaron los romanos denominado pistrinum. Y por ú l t i m o , el cultivo
de los á r b o l e s frutales se encontraba m u y adelantado y generalizado entre los h a b l -
antes de los pueblos a n t e h i s t ó r i c o s , descripciondeeste progresivo adelantamiento d é l a
a g r i c u l t u r a , nos demuestra que la t r a n s i c i ó n del estado p r i m i t i v o á la vida civilizada
se ha llevado á cabo á espensas y bajo los civilizadores auspicios de la a g r i c u l t u r a .
Y esto mismo lo vemos confirmado en la actualidad con los pueblos que viven desde
el estado natural al colonizador.
Los pueblos colectivos pescadores y cazadores, los primeros apenas pueden c u -
b r i r las principales necesidades de su existencia y se encuentran en el mas completo
estado de barbarie y llamados á desaparecer; los segundos, que habitan y pueden ú n i -
camente subsistir en terrenos de suyo muy feraces, donde abunden los animales h e r v í -
boros, tienen mayor grado de ilustración y mayores y mas c ó m o d o s medios de sub-
sistencia.
Los pueblos n ó m a d a s , son pueblos pastores que por su estado de civilización r e -
conocen ya las c a t e g o r í a s sociales, por la propiedad del mayor ó menor n ú m e r o de
ganados que paseen. Hay pobres y ricos, amos y criados que cuidan de los r e b a ñ o s ,
y constituye desde luego la riqueza mas antigua, como puede observarse en Job y
d e m á s primitivos patriarcas.
Los pueblos sedentarios ó s ean aquellos que tienen residencia fija y por consi-
guiente mayor iluBiración que los anteriores, unos son pescadores y cazadores, otros
ya por fin se dedican á la agricultura que es el rango mas importante y lucrativo.
Por ú l t i m o , los pueblos de residencia fija situados en los puntos escogidos por el
concurso de sus buenascireustancias y dedicados á la agricultura, porque, teniendo
el hombre conque v i v i r se perfecciona hasta el infinito, aumentaron considerablemente
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su población, establecieron el comercio y la industria y siendo ya el terreno insufi-
ciente para sustentar á su escesivo número, emigraron á otros sitios estableciendo en
ellos sus colonias. Este es pues, el origen de todos los grandes pueblo de la antigüedad
y el fundamento de la moderna civilización de Europa y Norte de América.
Considerando al Asia como la cuna del género humano, los progresos de la agricultu-
ra en los tiempos históricos, pueden principiar h describirse desde los antiguos Indos.
Estos, que habitaban un dilatado pais, de suyo muy feraz, hizo que el arte de cultivar
la tierra, progresase fácilmente y con rapidez proporcionando el bienestar de aquella
naciente civilización. Mas donde el progreso se hace mas notable en todas las diferen-
tes producciones de la tierra, es en la China, que desde la antiquísima fun-
dación de su imperio, se llevó a cabo con incansable afán y sorprendente p e r -
feccionamiento.
Un dilatado y populoso país, cruzado de multitud de canales de riego y n a -
vegación, cultivado hasta en lo mas escabroso de sus montañas, generalizada la
costumbre, desde tiempo inmemorial, de embasurar las tierras, cnltivando en
cada una de ellas los vegetales mas adecuados á su composición y situación,
con animales domésticos de todas clases y por último, con costumbres políticas
y sociales que desde un principio tuvieron por principal y único objeto enal-
tecer la agricultura, no podía por menos esta de progresar y contribuir á la
riqueza y preponderancia de este imperio.
E l imperio chino fué fundado por labradores y desde Fohui que ejerció el p r i -
mero el supremo poder de !a nación, y que por su elevado cargo presidia las
labores del campo, los emperadores que le sucedieron han tenido en mucho el
ser considerados como los primeros labradores del imperio.
Todos los años el dia 18 de la primera luna que corresponde p r ó x i m a m e n -
te á los primeros dias de Marzo, el emperador con gran pompa y a c o m p a ñ a -
miento, llevaba á cabo la ostentosa ceremonia del rompimiento ó roturación de
las tierras. Para verificar esta operación, se le tenía preparado de antemano un
bonito arado, tirado por dos poderosos bueyes lujosamente enjaezados, y des-
pojándose de sus régias vestiduras, empuñaba la esteva y abría algunos surcos
en la tierra, inmediatamente los principales mandarines, según sus gerarquias,
ejecutábanla misma operación y por último los labradores mas esperimentados y
sobresalientes concluíntn de arar el campo. E l emperador después distribuía p r e -
mios á aquellos que mas se habian distinguido en el cultivo de las .tierras y
asi finalizaba una de las fiestas nacionales de mas trascendencia para los ade-
lantos y prestigio de la ag.icultura, puesto que esta solemnidad se repelía en
el mismo día en todas las ciudades de este vasto imperio.
Los crecientes progresos de la agricultura, constituyeron la base fundamen-
tal del esplendor, riqueza é ilustración de los medas, persas, sirios y fenicios,
haciendo que estos adelantos se trasmitiesen del Asia al Africa, siendo el egip-
to el que mas progresos alcanzó, contribuyendo en un todo dichos adelantos á su
gran civilización y poderío en aquellos antiguos tiempos.
L a agricultura se idealizó entre los egipcios, hasta el estremo de elevar á la
categoría de divinidades, á todos aquellos que se creyó habian contribuido á a l -
gún descubrimiento. Asi vemos á h i s que fundando en el país la agricultura
dió á conocer el trigo y sus aplicaciones. A Osiris que se le cree el inventor
del arado y el que enseñó á cultivar la vid. Y como la utilidad de los animales
domésticos era por todos reconocida, el buey Apis fué entre ellos objeto de culto
y veneración. Finalmente, los portentosos trabajos llevados á cabo para conseguir
el riego y fecundidad de sus campos, hizo que se construyesen numerosos cana-
les que conducían el agua por todas parles, siendo entre otros uno de los mas i m -
portantes el célebre lago Meris. Mas por desgracia el abandono y decadencia de
esta floreciente agricultura no tardó en ocasionar la ruina de este pueblo poderoso
que habia sido el origen de la civilización de otras naciones.
Los griegos aprendieron de sus maestros los egipcios, e n t r e o i r á s cosas útiles,
la agricultura, la cual los elevó desde el estado casi salvaje en que se hallaban
en un principio, hasta eí de civilización y poderío que llegaron á alcanzar en sus
mejores y mas florecientes tiempos.
Entre sus fabulosas divinidades se encuentra Céres, que según aquella anti-
gua mitología, les dio á conocer el uso y las utilidades del trigo, asi como Tripto-
(orneo y su hijo, introduger m casi todas las plantas que se cultivaban en el E g i p -
to y muchos otros árboles frutales hasta entdnces desconocidos. Divinizaron á Baca
á quien nunca conocieron, porque les habia enseñado el cultivo de la vid y la es-
ti acción de su precioso jugo, cultivando á la vez muchas plantas medicinales. Arís-
teo de Atenas fué el primero que plantó el olivo y dio á conocer el medio para la
eslraccion del aceite. A los atenienses les debemos también las higueras, y en d i -
ferentes épocas hicieron venir para plantarlos y aclimatarlos en su país, los mem-
brillos de la isla de Creta; los castaños de Cerdeña, el melocotón y el nogal de P e r -
sia y los limoneros de la Media.
Mas por desgracia bien pronto olvidaron la prediceccion que hablan tenido por
la agricultura y el ostentoso lujo, la corrupción y la molicie, constituyeron su
ruina y los degenerados hijos de Leónidas fueron al fin vencidos y sometidos por
Alejandro.
E l carácter vandálico de los primitivos romanos no se suavizó hasta que su
célebre rey Numa les hizo comprender las grandes ventajas de la agricultura para
la felicidad y enriquecimiento de las naciones y para lo cual comenzó por h a -
cerles propietarios distribuyendo entre los mas pobres las tierras conquistadas.
Sin embargo, así como de los egipcios aprendieron á perfeccionar su agricul-
tura los griegos, estos á su vez contribuyeron al adelantamiento de la de los
romanos. Esto sin contar con que este pueblo guerrero llevó á su país las
prácticas, instrumentos, animales y semillas de todos aquellos países que so-
metían y conquistaban.
E n los buenos tiempos de la república romana después de la nobleza, el
labrador ocupaba el primer rango y para poder ser contado entre los defenso-
res de la patria, era indispensable ser propietario de tierras. Por eso el liber-
to no podia alcanzar este honor hasta que su posesión valia treinta mil sex-
tercios. L o s ciudadanos y generales mas eminentes de esta floreciente república,
se honraban con la muy noble profesión de labradores que practicaban por sí
mismo. E n comprobación de este hecho nos dice la historia de aquellos tiempos
que el célebre S e r r m i o , estaba ocupado en sembrar su campo cuando recibió la
noticia de haber sido nombrado cónsul. Así como Quinto Cincimato se encontraba
trabajando los cuatro jornales de tierra que poseia en el monte Vaticano, coa la
cabeza desnuda y el rostro cubierto de polvo, cuando un enviado del senado llegó
á anunciarle que era dictador, viéndose obligado á vestirse para recibir las orde-
nes del senado y del pueblo romano. Y tanto era el prestigio de la profesión a g r í -
cola, que el célebre Catón creia que no se podia alabar mejor á un hombre que
llamándole un buen labrador.
Los animales domésticos eran numerosos y variados, se tenían estanques ó
grandes acuarios destinados á la nutrición y propagación de los peces comestibles
y las prácticas y manipulaciones de la agricultura se verfeccionaron estraordi-
nariamente y la horticultura y jardinería participaron también de este mismo en-
grandecimiento.
Pero por desgracia la exageración de los placeres proporcionados por sus
inmensas riquezas les hizo olvidar el verdadero y único sosten de los estados y
por abandonar y despraiiar la agricultura el gran pueblo romano sucumbió.

LECCION 11.
ESTADO DE LA AGRICÜLTUBA EN LA EDAD MEDIA.—RESEÑA HISTÓRICA DE LA AGRICUL-
TURA EN ESPAÑA DESDE LOS FEIÍICIOS HASTA LA ESP ULSION DE LOS ÁRABES Y
JUDÍOS.—DECADENCIA HASTA EL REINADO DE CARLOS III.—ADELANTOS DE La
AGRÍCULTURA MODERNA EN EUROPA Y NORTE DE AMÉRICA.
Por lo anteriormente espuesto vemos que la agricultura tuvo su origen en
el Asia, de allí pasó al Africa por e í E i g p t o y del Africa se fué estendiendc?
por Europa.
E l Asia tan floreciente en la antigüedad por los grandes adelantos de s «
agricultura y por la infinita variedad de sus producciones, esperimentó un gran-
de y funesto retroceso durante el dilatado y demoledor período de la edad
media.
Asolada por los sucesores de Alejandro, después por los Romanos y por ú l -
timo por Mahomet y sus descendienies, concluyó por quedar sumida en e[ mas
bárbaro despotismo. Sus frondosos, fértiles y vastos territorios, quedaron casi i n -
cultos, produciendo apenas, lo indispensablemente necesario para la alimentación
de sus habitantes.
L a proverbial fertilidad del antiguo egipt o que ademas de s u s t e n t a r á una n u -
merosísima población, contribuía al mantenimiento de una parte de la Arabia, del
Africa y hasta de la Grecia, quedó únicamente limitado á los terrenos naturalmen-
te fertilizados por el hijo. Desapareciendo por completo todas las grandes obras y
canales de riego, hechas con tanto esmero para fecundizar sus campos, y en vez de
la riqueza y poderío de otros tiempos la despoblación era general y la miseria se
ocultaba tristemente entre las magestuosas ruinas de sus antiguas y populosas c i u -
dades.
L a China únicamente parece que fué por privilegio de su aislamiento, la que
consiguió librarse de esta gran catástrofe que afligió y desoló los pueblos y n a -
ciones mas civilizadas de aquella época. Por esta razón su agricultura continuó
en el mismo grado de prosperidad sosteniendo por si sola el poder v grandeza de
esta n a c i ó n .
L a destrucción del imperio romano, la irrupción de los bárbaros por Europa
y el régimen feudal que establecieron, dió por funesto resultado la completa p a r a -
lización del movimiento progresivo que se habia iniciado en la agricultura, la cual
quedó completamente abandonada y produciendo escasamente las indispensables
subsistencias.
Durante esta época de oscurantismo en que se olvidaron por completo en Europa
muchos de los cultivos anteriormente muy generalizados,, no se hicieron mas nuevas
adquisiciones que algunas plantas de utilidad ¿ d e adorno, introducidas en el tiempo
de las cruzadas. Unicamente en España se ¡conservaron la generalidad de los culti-
vos introducidos por los romanos, en muchos de los huertos v heredades de las
comunidades religiosas.
Dada á conocer á grandes rasgos la historia general de la agricultura en los tiem-
pos históricos dé la antigüedad, describiremos lo mas principal y correspondiente á
las diversas fases por que ha atravesado la agricultura española.
Cuando los fenicios vinieron á establecerse á España, fundando á Cádiz y ocupando
todas las costas bañadas por el Mediteráneo, lo hicieron justamente seducidos por los
productos casi naturales de nuestra agricultura en aquellos remotos tiempos. Estos
consistían en trigo, mucho y esquisito vino, aceite muy superior y abundancia de
cera, miel y pez. E l ganado vacuno y lanar era numeroso y nuestras lanas esquisitas.
l odos estos artículos'así como la grana y el bermellón, constituyeron la base y prin-
cipal comercio con los países extranjeros. Llevándose también grandes cantidades
de metales preciosos á cambio de otras mercancías, y cuyo valor de la plata y oro
que cambiaban, desconocían aquellos primitivos moradores de España.
Aunque los fenicios puede decirse que eran mas sagaces que ilustrados, sin em-
üargo, por el trato intimo que tuvieron con los asiríos, babilonios y epideios, cuya
civilización databa ya de algunor siglos, propagaron en España y en todos l o s p u n -
^ ei\ donde establecieron sus colonias, los conocimientos de aquejlos pueblos c i -
vilizados. Cádiz y Cartago adoptaron su idioma, religión, usos y costumbres. L a
agricultura por consiguiente adquirió en España los conocimientos y progresos de
la aue
c[ue evistia an los
existía en w florecientes
.,„*.,„\;
tiempos„ del Egipto
v^^tr.
M1 as las colonias cartaginesas revelándose contra sus fundadores, invadieron á su
— 10 —
vez á España, consiguiendo al fin su conquista y la espulsion de los fenicios.
Durante la dominación de los cartagineses, conservó nuestrá agricultura las pro-
ducciones mejoradas de la época de los fenicios, mas algunos cultivos desconocidos,
importados por los nuevos dominadores. Pero las encarnizadas y sangrientas l u -
chas entabladas con los romanos, codiciosos también de poseer nuestras naturales
riquezas, paralizaron por el pronto los adelantos de la agricultura que necesita de
los beneficios de la paz para poder prosperar.
L a agricultura metódica y progresiva, puede decirse muy bien que se inició
ya en la época d é l o s romanos, á quienes debemos considerar c o m o á nuestros p r i -
meros maestros. Así es que al entorpecimiento y aun decadencia que esperimentó
este arte de producir las subsistencias, durante las cruentas guerras de cartagi-
neses y españoles, contra los romanos, toda vez vencidos los primeros y estable-
cidos definitivamente en España los segundos, fué cuando comenzó nuestra agri-
cultura á conseguir el mayor grado de su perfeccionamiento.
Todos los grandes progresos llevados á cabo en la agricultura, en los buenos
tiempos de Roma, se estendieron y propagaron rápidamente en nuestra p e n í n s u l a ,
contribuyendo á ello las muchas colonias que en ella se establecieron, trayendo
instrumentos, semillas animales y las prácticas agrícolas perfeccionadas de su pais.
De esta manera se propagaron entre otras plantas, los nogales que 71 años antes de
la era cristiana trajo Flaco Pompeyo así como almendros, avellanos y melones que
víenieron de Ñapóles, guindas y cerezas de Cerasunte ciudad de Asia; albaricoques
de Armenia y melocotones de Persia. Según Plino los españoles habia inventado el
arte de injertar los árboles, para mejorar las frutas y cedazos para apartar la harina
del salbado y otros muchos íililesy herramientas empleadas en el cultivo. Encontrán-
dose España én el más floreciente estado de riqueza, por el grado de perfecciona-
miento que alcanzó su agricultura. Y llegando hasta suponer, algunos modernos que
desde esta época se cultivaba ya en Almuñecar, provincia de Granada, la caña de
azúcar, si bien este hecho no esta del todo comprobado.
Los hombres mas eminentes por su saber, se dedicaron á dar reglas y preceptos
para el mejor cultivo de la producciones de las tierras y además de Varron, del c é -
lebre jcoponico cartaginés Magon y de otros varios autores, el célebre filósofo g a -
ditano Coíiímeía, escribió en la época del imperio de Claudio, sus doce libros de
agricultura. Obra de estraordinario mérito que aun se puede consultar con ven-
taja y que indica bien claramente el estado en que se encontraba, entre nosotros
este arte, muy superior en aquella época á la d é l a misma Roma que nos h a -
bia servido de enseñanza y de modelo.
Este floreciente estado que duró bastante tiempo, fué rudamente interrumpido y
completamente anonadado, con la fiera y desvastadora irrupción de los feroces
pueblos del Norte. Estos pueblos en su oxígen cazadores y pastores, no tenian afi-
ción á la estabilidad y al trabajo asiduo que reclama la agricultura, siendo por el
contrario la guerra y la rapiña sus únicas ocupaciones, puesto que hasta entre
ellos mismos combatieron, quedando por fin los godos dueños y dominadores de
España y de los romanos.
E n este largo período de completa decadencia para la Europa entera, ú n i c a m e n -
te, como ántes dijimos, eñ algunas de las huertas y tierras inmediatas á los con-
ventos, es en donde se solía aun cultivar con igual ó parecida perfección que lo
hicieron en los buenos tiempos de la dominación romana.
Los árabes que colonizaron toda la costa africana, hasta muy cerca de Ma-
dagascar, concluyeron por invadir y arrasar el Africa, produciendo igual salvaje
desvastacion que la llevada á cabo por los bárbaros del Norte. Entonces fué
cuando Omar mandó quemar la célebre biblioteca de Alejandría, bajo el necio
protesto de que el Coran por si solo, contenia todo lo que existia en aquellos pre-
ciosos documentos, fruto del saber humano por espacio de muchos siglos.
Mas al invadir la España, dominándola y posesionándose de ella en su mayor
parte, por uno de esos hechos contradictorios, crearon, en nuestra península, una
p oca floreciente y de levantada ilustración que por desgracia concluyó al ser es-
— 11 —
pulsados de nuestro país. Las ciencias naturales, ciencias fundamentales de la agri-
cultura, se generalizaron y fueron cultivadas por los arábigo-españoles, las mate-
máticas, geografía, astronomía, química, botánica, mineralogía y medicina. Sien-
do las escuelas Arábigas de Córdoba, el testimonio mas elocuente del estado en que
se encontraba la enseñanza de dichas ciencias, entre los sabios naturalistas de aque-
llos tiempos.
Del mismo modo que, después del hambre que acaeció en 780, en los primeros
tiempos de la dominación Sarracena que nuestros campos quedaron eriales y diez-
mada la población, comenzó á florecer la agricultura, llegando á tal grado de
prosperidad y grandeza que aún no ha podido recuperar ni aun igualar en m u -
chas de nuestras localidades. Pudiéndose citar como prueba bien evidente de estos
adelantos, losvarios y escelentes libros de agricultura que en aquella época se
publicaron y que eran de uso muy general entre los dedicados al cultivo de los
campos. (1)
Por la enumeración de este Catálogo de obras á cual más notables, puede muy
bien comprenderse el floreciente estado en que se encontraba en España la agri-
cultura árabe y como dice nuestro erudito historiador Lafuente, en tiempo de A l -
haken se construyen canales de riego en las vegas de Granada, Murcia y Valen-
cia y el buen rey convierte las espadas y lanzas en azadas y rejas de arado.
También fueron muchos los nuevos cultivos establecidos, siendo eratre otros las
palmeras, las cañas dulces, el algarrobo, níspero, granado azufaifo, naranjo, madro-
ño, higuera chumba, alcaparras, sandías, seda, algodón, arroz, zabila y otras m u -
chas plantas medicinales y aromáticas. Se multiplicaron por todas partes habita-
das por los moriscos, las grandes almazaras para la estraccion del aceite, las pren-^-
sas para la uva y los ingenios para el azúcar.
Mas por desgracia, todos estos adelantos de la agricultura arábigo española y de
las artes y ciencias que en aquella época florecieron, justamente cuando la Europa,
ni tenia agricultura, artes, industrias ni ciencias, concluyeron por completo con la
toma de Granada y la espulsion de los moriscos y judíos.
De esta general abundancia de los productos de la tierra, participó España hasta
el siglo 13 después de la toma de Toledo, en cuya época los cristianos comezaron á
sentir la falta de granos y otras producciones agrícolas, como se demuestra por la
primera pragmática de D. Alfonso el sabio para favorecer y proporcionar subsisten-
cias. Estas pragmáticas se fueron por la misma causa renovando, hasta que ya en
tiempo d é l o s reyes católicos, fué preciso proveerse de granos, estrangero por ser cBda
vez mas escasas las cosechas y mayor en número de las tierras incultas. Sirviendo de

Entre los m á s notables pueden citarse las de Abdelrhaman, Arabe-granadino; la de


Abdelrhaman Ben Moíiamad Abulmotprepli, Arabe Toledano y Director del j a r d i n real
de Toledo; l a del Arabe español A l Jatib Abn Ornar Aben Hajaj; la del Arabe Sevillano
Abu Habdallah Mah omed Ebn. El Fasel que entre otras plantas escribió del cultivo de
l a caña dulce, así como Abu El l a i r Arabe Sevillano; la del Arabe español Mohamad
Ben Kbazam; la del Arabe Granadino Ebn K o t a í b a h ; la del Arabe Cordobés, Aben Na-
ser; la de Azib Ben Saaid, Arabe Cordobés; la del Arabe Granadino, Albagi Ahmad,
l a de E l Haj, Arabe Granadino; la de Abu Mohamed Abdalloh Ben Ahmad Dbialeddin
llamado Ebn E l Beitbar célebre Arabe Malagueño, médico y muy notable naturalista
que escribió entre otras varias obras, una sobre los limones; y por último, el r e n o m -
brado Abu Zacharia labia Aben Mohamed Bea Ahmed, vulgarmente Ebn E l Awam 1
Arabe sevillano que en el siglo X I I escribió su célebre libro de agricultura cuya t r a -
Huccion al castellano se hizo en 1803 que aun puede consultarse y que seria altamen-
te conveniente el hacer x-una nueva edición anotada por el estilo de laque se hizo de
derrera.
— 12 —
que dichos reyes mandasen quedar algunos moriscos cultivadores de la caña de
azúcar y á otros aventajados labradores, para que enseñasen á los cristianos, ni
tampoco que el Cardenal Cisneros encargase al célebre Gabriel Alonso de Herrera,
la formaeion de un libro de agricultura con el fin de instruir á nuestros labradores.
Puesto que ni aquellas medidas, ni el escelente libro escrito por Herrera, que hace
época en nuestra literatura agronómica, fueron buficientes á contrarestar la inmensa
pérdida de mas de tres millones de agricultores, artistas industriales y comer-
ciantes que se llevaron consigo el saber, las manufacturas los conocimientos a g r í -
colas y sus grandes capitales. De modo que la despoblación general, unida á la falta
de conocimientos en la materia, hizo que la agricutura perd'ese rápidamente y de un
solo golpe, todos los adelantos conseguidos durante tres siglos de sucesivo perfe-
cionamiento.
E l descubrimiento de la América , produjo una nueva despoblación y aumentó los
males que pesaban sobre nuestra agricultura, robándola multitud de brazos é i n -
teligencias que tínicamente tenian fija su atención, en los mas fáciles medios de
improvisar fortunas en el nnevo mundo descubierto.
En el reinado de Felipe 111 para remediar estos males que iban en aumento,
se convocó por edictos á los estranjeros, que quisiesen establecerse, c o n c e d i é n -
doles los terrenos que pudieran cultivar, eximiéndoles de los tributos por algu-
nos años. Mas aunque se establecieron muchos é hicieron producir á las tierras
descansadas, la generalidad se marchó antes de terminarse este periodo que dan-
do el mal en pié y sin conseguir en nada su remedio.
Las guerras, la despoblación y la ignorancia aumentaron el número de estasca
lamidades eu nuestro país y únicamente á fines del reinado de Felipe V y después
de hecha la paz de ütrech se notó alguna animación en la agricultura de las pro-
vincias de Valencia Múrela y alguna otra, continuando el resto de España en el
mayor estado de postración y decadencia hasta el reinado de Cárlos IÍI.
Este gran rey qne supo rodearse de ministros próvos, sabios y dotados de ver-
dadero amor patrio, que atendieron con predilección al fomento d é l o s interese m a -
teriales del país con el fin de aumentar todas las fuentes de riqueza, comenzó por
abolir la tasa de los granos y facilitar el comercio interior y exterior,, medios a m -
bas indispensables para el fomento de nuestra decaída agricultura.
Se continuaron los canales de Aragón y Tauste á fin de llevar la fertilidad á
las tierras. Se construyeron el pantano de Lorca y los canales de Tortosa y el
de Manzanares, este último con el irrealizable objeto de hacer navegable el t a -
jo desde Aranjuez. Así como el de las lagunas de Ruidera para hacer navegable
el Guadiana, y cuyo trabajo quedó en proyecto por la misma causa que el a n -
terior. L a s carreteras y varias obras públicas de primer órden y gran interés, a l -
canzaron un estraordinario desarrollo, así como la colonización de terrenos incul-
tos y despoblados. Y la agricultura que desde la época de los árabes se encon-
traba en tan gran decadencia, principia á inaugurar su nueva regeneración y
ya se vislumbra lo mucho que podrá llegar á ser con los modernos adelantos
de las ciencias naturales en las épocas sucesivas.
Por este mismo tiempo se traslada, al sitio que hoy ocupa el jardin botánico de
Madrid, en donde mas adelante se habia de establecer una de las primeras cátedras
de agricultura. Se fundan las sociedades económicas con el objeto de fomentar la
agricultura, la industria y el comercio, y un hombre de genio y de eminente y vasta
instrucción, inicia con levantado propósito, todos los males que aquejaban á nuestra
agricultura y los medios para en lo sucesivo remediarlos. A l inmortal Jovellanos se
debe, pues, por su informe sobre la ley agraria todo lo que es y puede llegar á ser
nuestra agricultura en la esfera económico-administrativa.
Los adelantos de la agricultura moderna en Europa y Norte de América, se debeá
los ingleses.
Las grandes vicisitudes porque a t r a v e s ó el pueltlo iugU's, ya ¡lOr as conlínlias
luchas entre e l i n f o r t u n i d o Cárlos 1 y su parlamento, ya por fas frecuentes crisirs
de subsistencias que esperimenlo. en diferentes ocasiones, unido A los ambiciosos y
constantes deseos de estender ilimitadamente su comercio, hizo pensar á este pue-
blo especulador, en proporcionarse los m e ü o s de atender á su subsistencia sin d e -
pender de los extrangeros. Comprendiendo desde luego que para conseguir este r e -
sultado, engrandecer su industria y asegurar su comercio, teninn forzosamente que
apoyarse en la única y m á s sólida base de los estados que os la agricultura.
Como hemos podido notar en la historia de esta nodriza de la humanidad, en t o -
das las épocas en que han florecido las ciencias naturales, ha sido justamente c u a n -
do aquella, ha recibido mayor impulso como hemos visto en ios á r a b e s y romanos.
Siendo esto mismo lo que acaeció en Europa, d e s p u é s de las guerras de sucesión por
la casa de Austria, desde cuya época y esceptuando a Inglaterra que lo habia v e r i -
ficado mucho antes, fué cuando el arte de cultivar los campos, principió á llamar la
atención d é l o s gobiernos y de las sociedades científicas de aquella época.
Así vemos que en Suecia, se trata ya ele poner remedio á los rigores de un clima
frió y estéril y la Academia de Stokolmo, en sus luminosas memorias, se ocupa con
predilección de estos importantes asuntos, directamente relacionados con la a g r i c u l -
tura del país y con la p r o p a g a c i ó n de los conocimientos de las ciencias naturales.
En Dinamarca y en toda la Alemania, se inician grandes proyectos económicos
y en Francia se dedican hombres eminentes al estudio y adelantamiento de la a g r i -
cultura.
En C e r d e ñ a , se mandan pensionados á estudiar el nuevo movimiento iniciado en
Alemania. En Nápoles, se trata de remediar los abusos que imposibilitan el progreso
do la agricultura, haciendo la descripción física y política del país. Los holandeses,
comienzan por adelantar sus cultivos y perfeccionar los ú t i l e s y m á q u i n a s a g r í c o l a s .
Y las academias, c á t e d r a s de agricultura y gabinetes de historia natural, por todas
partes se propagan contribuyendo al sucesivo progreso de la agricultura.
Siendo como ya hemos dicho los ingleses, los iniciadores y reformadores de la
agricultura moderna, se comprende desde luego que por la analogía de origen y t e n -
dencias, estos mismos adelantos, se propagaron y se hicieron s i m u l t á n e o s al ¡Norte de
A m é r i c a . De a q u í t a m b i é n que siendo ambos pueblos, los paises de los prodigios i n -
dustriales, la agricultura como industria, ha llegado á alcanzaren la actualidad un
grado tal del perfeccionamiento, que cada dia que pasa a ñ a d e una nueva conquista,
una nueva aplicación ó un nuevo descubrimiento.
De aquí la variedad y numerosa colección de útiles herramientas y m á q u i n a s a g r í -
colas diversamente perfeccionadas. Los distintos animales dométicos, cuyas variadas
razas han sido exclusivamente formadas, d á n d o l e s una derterminada conformación pa-
ra cada uno de los usos, servicios y trabajos que pueden mejor prestar; constituyen-
do las industrias rurales un poderoso elemento de riqueza. Y en donde finalmen-
te, se ha hecho uso de la aplicación del vapor á las diversas labores de los campos.
Y si las ciencias naturales son las fundamentales é impulsivas de la agricultura, claro
es que la Alemania, Francia, Italia, nuestra E s p a ñ a y el resto de Europa y aun el
Egipto participan ya en mayor ó menor escala de estos verdader os adelantos.
MALES {'RINGIPALES DE LA AGIUCULTLIRA ESPAISOLA Y MEDIOS DE REMEDIARLOS.

Los males que aquejan desde muy antiguo á la agricultura de


nuestro país, rcconoeen entre otras causas las siguientes:
Falta de los suficientes capitales que imposibilita á la genera-
lidad de nuestros labradores el cultivar cual corresponde.
L a usura, (Ríe apoderándose del rédito y del capital, destruye
lenta y constanlemcnte la fortuna del labrador.
Los incomemeníes del contrata hipotecario privado que dificultan
ó perjudican las transacciones y negociaciones agrícolas de todo
género.
Los escesivos impuestos, cada vez mas crecientes, que gra-
ban la agricultura y que unidos á la usura particular, dis-.
minuyen el n ú m e r o de productores y propietarios. Esto sin con-
tar con el gravísimo mal que resulta cuando la tributación de ios
propietarios sobre-cargada á los colonos, empobrece é inutiliza esta
importante clase media entre el propietario y el bracero.
L a ocultación de la riqueza territorial.
L a concentración de la propiedad, en pocas manos que no puede
ser cultivada con esmero, ó la escesiva división que no produce n i
dá lo suficiente para v i v i r .
L a inconsiderada destrucción y devastación de los montes y la
muy poca afición de nuestros labradores al cultivo de los á r b o -
les. Ocasionando la primera, desequilibrio en las condiciones clima-
tológicas del país, y la segunda falta de la debida compensación en-
tre el cultivo herbáceo y el leñoso.
L a falta de medios de comunicación, para dar en muchos p u n -
tos fácil salida á los frutos de la tierra.
La perniciosa costumbre de la generalidad de nuestros labradores
— lo •—
de mediana forfuna de dedicar á sus hijos á largas y costosas carreras
que después no han de ejercer.
Falta de espíritu de asociación de los labradores entre sí.
E l residir los grandes propietarios lejos y sin cuidar por si mis?nos
de la inspección de sus haciendas.
E l inmoderado lujo y ostentación y la manía de figurar con gran
boato, impropio de las modestas necesidades de todo labrador que
cuida y mira por el porvenir de su fortuna.
Y por último, la falla de la conveniente instrucción en nuestra clase
bracera agrícola.
Los medios de remediar estos principales males de la agri-
caltura consisten: en el establecimiento de bancos agrícolas, funda-
dos y administrados, por los mismos labradores constituidos en
asociación.
E n la reforma de la legislación hipotecaria que debe ser mas
sencilla, mas barata y mas previsora; á íin de que el contrato hipo-
tecario privado, resulte mas beneficioso á deudores y acreedores.
Reforma de los pósitos.
Establecimientos de Montes de piedad y cajas de ahorros; uniendo
á estas, las cajas de ahorros de cuartos; en donde el bracero agrícola
pueda imponer desde 25 céntimos á u n duro.
Distribución equitativa de los impuestos, aumentando las rentas
del estado, con la tributación de los muchos terrenos que producen
y no pagan contribución.
Ionización de los terrenos incultos y despoblados y estableci-
miento de asociaciones agrícolas, para las esplotaciones del cultivo
y de las industrias agrícolas en grande escala.
E n los arrendamientos á plazo largo, con el fm de que resulten
beneííciQsos á colonos y propietarios.
E n la creación de hospicios y penitenciarias rurales, en donde los
asilados de todas las edades, ennoblecidos por el trabajo que, s e g ú n
sus fuerzas y oslado, pudiesen llevar á cabo en el cultivo, se les
retribuyes.' en cambio, dándoles comida, vestido y una pequeña
gratiíicacion según sus merecimientos.
Estas penitenciarias servirían para corregir, educar, moratizar y
dedicarse- á la noble profesión • de labrador, lodos aquellos tóvenes
— 16 —
que por descuidado, ú oirás causas, se extravian y cometen pe-
q u e ñ a s íaitas.
E n ulilizar los penados da ios correccionales y presidios, para re-
ducir á cultivo las tierras eriales, encharcadas y de difícil y costoso
trabajo, á fin de que toda vez en producción, se dividiesen en lotes
que pagasen su correspondiente canon, y facilitar de este modo la
colonización y producción de la tierra aumentando el n ú m e r o de los
pequeños propietarios.
El mismo sistema se podia emplear para la repoblación de los
montes del estado. Así como t a m b i é n , con los detenidos en las cár-
celes de audiencia y de partido, plantar y perfilar de árboles las
cunetas de todas las carreteras y caminos.
También habría reportado grandes ventajas á nuestra agricultura,
el que en las obras públicas modernas, se hubiera principiado por
la construcción da los canales de riego, caminos vecinales, carrete-
ras de segundo orden y se hubiese terminado por una bien con v i -
nada red de ferro-carriles.
Con todo, a ú n se pueden canalizar los rios, plantar de á r r
boles sus orillas, construir canales do riego, abrir pozos arte-
sianos y establecer la fácil comunicación por medio de carreteras
en los muchos puntos en donde faltan.
Preciso es también que desaparezca esa especie de tradicional
oposición que existe entre los labradores, hacia el arbolado, y el
suponer que la agricultura española, no puede n i debe cultivar
por regla general, mas que los cereales en grande escala, unidos
algunos otros cultivos en determinadas condiciones, por considerar
equivocadamente á nuestro país como el único granero de E u -
ropa. (1)

(1) Este error económico es de funestas consecuencias; puesto que frecuente-


mente suele suceder que, en cuanto nuestros cereales suben de precio, ya tenemos en
los puertos multitud de barcos cargados de trigos extrangeros que nos hacen la com-
petencia. L a calidad de nuestros granos es muy superior, mas en cuanto, al precio no
siempre podemos luchar cón ventaja.
E l aumento y la predilección del cultivo de los cereales, reconoce en parte por
causa, la tala y descuaje de nuestros montes, hecha con mas inconsiderada avaricia
que previsión y patriotismo; dejando casi eriales grandes esleosionos de terrenos que
— 17 —
E n hacer obligatoria la primera enseñanza y crear escuelas p r á c -
ticas de agricultura, granjas regionales y estaciones agronómicas.
E n generalizar las cartillas y libros populares, de agricultura y
sus ciencias auxiliares, escritos en lenguaje sencillo é inteligible
para los labradores.
E n que los hijos de nuestros agricultores, se dediquen con predi-
lección al estudio de las ciencias agronómicas y á la explotación de
las industrias rurales que, tan olvidadas y atrasadas se encuentran
en nuestro país y que tanto han de trasformar mejorando nuestra
agricultura.
E n promover y generalizan los c e r t á m e n e s prácticos y las expo-
siciones agrícolas, bien meditadas y comprendidas.
E n la asociación comanditaria de los labradores, por pueblos ó
partidos, para poderse proporcionar por este medio, semillas, útiles,
herramientas, m á q u i n a s perfeccionadas y animales de trabajo, de
producción ó renta y sementales, con el íin de perfeccionar la agri-
cultura y acrecentar las utilidades de esta industria.
Estableciendo además, asociaciones de seguros contra incendios,
invasiones de langosta, peste íiloxérica y pérdida de las cosechas.
Por último, en la formación de museos agronómicos provinciales.

antes se encontraban poblados de frondosos bosques y que contribuían á mantener el


equilibrio y las bijpnas condiciones climatológicas de las respectivas localidades.
Estos terrenos se sembraron después de cereales y produjeron muy abundantes
las primeras cosechas, debido al humus 6 mantillo de las hojas y demás desperdicios
de los árboles, acumulados y descompuestos por la acción lenta y constante de la at-
mósfera. Pero una vez agotada esta provisión de materiales nutritivos, como la com-
posición y demás cualidades de estas tierras, no eran las mas apro pósito para el
cultivo de los cereales, ni tampoco se las atendía con la gran cantidad de abonos que
reclamaban su estension y empobrecimiento, sin embargo se seguían sembrando han
concluido ó concluirán por no producir ni aun los gastos del cultivo. De aquí á resul-
tado que las tierras que por sus especiales^ condiciones se encontraban naturalmente
destinadas al arbolado sin trabajo ni cuidado alguno, al roturarlas y dedicarlas al
cultivo de los cereales,se han inutilizado en su producción y han contribuido en algu-
nos casos, al empobrecimiento del país y á trasformar en malas las buenas condiciones
del clima. Porque sabido es que las grandes masas de arbolado atraen la humedad,
evitan los desbordamientos de las aguas que desde los terrenos quebrados se preci-
piUmé inuüdan las llanuras, facilitan las lluvias y aumentan los manantiales.
— 18 —
en donde se presenten clasificados y ordenados todos los animales
útiles y perjudiciales á la agricultura, inclusos los insectos, Colec-
ciones de las herramientas, artefactos y demás material agrícola, é
industrias rurales usados en la localidad. Otra de m á q u i n a s arato-
rias y demás herramientas modernas que pudieran sustituir á las del
país; así como de los productos naturales elavorados y cultivados en
la provincia. Todo lo cual constituirá una exposición p e r m a n e n í e
de las fuerzas vivas del país y u n objeto constante de estudio y en-
señanza.

MEDIOS DE AUMENTAR LA PRODUCCIÓN.—NECESIDAD DE QUE EL LABRADOR


ESPAÑOL, RESTRINGIENDO EL CULTIVO DE LOS CEREALES, SEA Á LA VEZ
HORTICULTOR, ARBOLISTA Y GANADERO EN PEQUEÑO.—CONVENIENCIA DE
QUE EN TODOS LOS SITIOS- DONDE EXISTAN Ó SE PUEDAN ALUMBRAR AGUAS
PARA LOS RIEGOS, LAS ALBERCAS Ó ESTANQUES, SE DESTINEN PARA
CEBAR Y MULTIPLICAR ALGUNOS PECES COMESTIBLES.—VENTAJAS DE LA
DIVERSIDAD DE CLIMAS PARA AUMENTAR Y VARIARLAS PRODUCCIONES.

Se aumenta ¡a producción, variando, mejorando y multiplicando


ios cultivos, del mayor n ú m e r o de plantas ú t i l e s , y dedicándose á la
vez á la crianza de los animales domésticos.
Para conseguir este beneficioso resultado, se hace preciso que mu -
chos de nuestros labradores, cambien ó trasformen algún tanto, su
actual sistema de cultivos. Y como para ensanchar la esfera de las
utilidades, hay granjerias anejas á la agricultura propiamente dicha
que se deben utilizar, de aquí el que, el labrador español; restrin-
giendo el cultivo de los cereales, tiene indispensable necesidad de
ser á la vez horticultor, arbolista y ganadero en p e q u e ñ o .
Este sistema es conveniente y fácil de llevar á cabo, en los grandes
y pequeños cultivos. Porque no hay terreno por inferior.y de mala
— 19 —
calidad que sea que QO vegeten en él naluraimente algunas especies
de plantas. Lo esencial consiste en este caso, en saber dedicar cada
clase de tierra, para la producción de ios vegetales que en ella pros-
[ierén fácilmente y no abusar nunca, de la continuada repetición de
las mismas plantas cultivadas en los mismos terrenos.
De modo que distribuyendo, cual corresponde, el cultivo de las
plantas herbáceas y el de las leñosas, en las tierras mas apropiadas
al efecto; dando las labores á su debido tiempo y con la profundidad
necesaria y disponiendo de los indispensables abonos, se conseguirá
tener siempre ocupadas las tierras, dando sus correspondientes pro-
ductos, sin que por esto se gaste su fertilidad, por que constante-
mente se vá renovando por este sencillo medio.
Manera de conseguirlo. Este objeto se consigue desde luego, cla-
siíicando los terrenos, antes de destinarlos al cultivo, s e g ú n sea su
composición y situación á fm de que entre ambos exista una directa
relación. Los situados en pendientes ó laderas, aunque sean flojos
y pedregosos, se utilizarán, en los climas cálidos, en el cultivo del
algarrobf, nopal, pita, palmito, argan, olivo, higuera, almendro,
v i d , almez y arbustos forrageros como el tagasate ó escobón de la
palma.
E n los temblados, el olivo, almendro, higuera, v i d y algunos á r -
boles frutales de secano.
E n los frios y húmedos, el manzano, peral, castaño, tilo, fresno,
olmo y cuantos árboles se presten á la construcción do aperos de
labranza y demás útiles aplicables á las diferentes faenas del
campo.
• L m tierras muy areniscas, que son estériles y difíciles de c u l t i -
var, se prestan á las plantaciones del pino marítimo; y los terrenos
muy quebrados si son frescos y no demasiadamente secos, se u t i l i -
zarán en las siembras del pino silvestre ó alvar y sus principales
variedades, y según el grado de humedad y altitud, al pinsapo,
abedul, haya y demás árboles de monte. E l resultado es aprovechar
toda clase de terrenos de inferior calidad en el cultivo de las plantas
leñosas.
E n los terrenos llanos, de algún fondo, en donde el agua no se
« neugntre muy profunda y sea dado elevarla con los mismos anima-
— 20 —
jes de renta que cria el labrador, pagándose de este modo la manu-
tención con su trabajo, deben abrirse pozos y colocar norias per-
feccionadas, á íin de destinar estas tierras á hortalizas, cultivo de
plantas forrageras ó prados artificiales, al de las plantas industria-
les, económicas y demás cultivos de regadío, en donde las lluvias
no son periódicas. Porque en muchos parages de Galicia, Asturias,
Santander, Provincias Vascongadas y otros, todos estos cultivos se
establecen con la natural humedad que proporciona el clima de es-
tos países.
En las localidades en donde se disponga de agua de pié ó cor-
riente, se facilita en u n todo este sistema de aumento y variada
p r o d u c c i ó n . Así como las tierras llamadas de buen fondo, se pres-
tan al cultivo de los árboles frutales con riego, si bien en este caso
no se necesita tanta cantidad de agua, n i que los riegos sean tan
frecuentes como para las hortalizas y d emás plantas herbáceas.
Deben tenerse para completar esta mejora y aumentar la produc-
ción, los diferentes animales domésticos que arreglado á la esten-
sion, condiciones del terreno y medios con que se cuente sea fácil
buenamente sostener. Como son; vacas, bueyes para el trabajo y
para cebar, ganado lanar y de cerda, colmenas, gusanos de seda,
aves de corral, alguna yegua y cuantos animales de renta sea posible
mantener.
Además de las raices, tubérculos y otras plantas forrageras, con
los desperdicios de todos los cultivos, se ayudará al mantenimiento
de los animales. Habiendo algunos tan fáciles de alimentar, como le
sucede al ganado lanar que come absolutamente de todo, hasta de
muchas pajas de ciertas plantas que el mismo ganado de cerda ape-
sar de su glotona avaricia rehusa alimentarse de ellas. De esta manera
será fácil criar á poca costa animales de trabajo, de producción ó ren-
ta s e g ú n las condiciones y ostensión de las propiedades.
Cultivos destinados á la producción de animales. En muchos casos
por las condiciones especiales de las localidades, la principal produc-
ción la constituyen ó la deben constituir los animales domésticos, por
lo cual se dedicará la mayor parte de las tierras al cultivo de las
plantas forrageras.
Circunstancias que influyen en esta forma de cultivo. Estas podrán
— 21 —
depender de dos distintas causas: la primera, por las especiales
condiciones climatológicas del país, como sucede en Galicia, Astu-
rias, Santander, Provincias Vascongadas, algo de Navarra y demás
puntos situados en la región de los montes y pastos. La segunda, por
las condiciones topográficas y por la falta do fácil salida délos produc-
tos de la tierra, como sucede en Almería, parte de la provincia de
Cuenca, algo de la de Albacete, Ciudad-Real, Toledo, J a é n , y en t o -
dos los puntos de terrenos quebrados que son muchos.
En cada una de estas localidades hay numerosas y fértiles t i e r -
ras, algunas de ellas con abundancia de aguas, como sucede entre
otros puntos, en la provincia de Cuenca y sierras de Segura y A i r a -
r á z que no cubren ios gastos de su cultivo ó no se cultivan por lo
costoso y difícil del trasporte de los frutos. Dedicando estas tierras,
después de destinar algunas de ellas á los granos y legumbres y de
verificar plantíos de v i d , olivo, avellano y almendro en donde el
clima lo permita, así como frutales de invierno y plantas industriales,
las tierras restantes, se han de utilizar en prados artificiales para la
alimentación del ganado. Puesto que por áspero que sea el terreno,
p o d r á n salir las reses por su pié hasta el punto de embarque de un
ferro-carril y las que no, preparadas convenientemente en cecina,
en conserva ó en salazón se t r a s p o r t a r á n con facilidad.
Resúmen de la conveniente distribución de los cultivos. Dado u n
terreno cualquiera y según sea su composición y situación, cuando
por su ostensión lo permita, se dividirá (Ü parcelas y se destinará
una parte del de mejor calidad, para el cultivo de los cereales y
demás plantas herbáceas de secano que vayan entre sí sucesivamen-
te alternando.
Otra de la misma clase, ó de m á s inferior calidad para prados
artificiales, hortalizas, plantas económicas é industriales con riego.
Así como por separado se cultivarán los frutales.
Los terrenos más flojos y aquellos que se encuentren esteriliza-
dos por las escesivas cosechas, sino se dispone de abonos para su
fertilización, ó que no resarcen los gastos y continuos cuidados que
reclaman los cultivos herbáceos, se dedicarán á la v i d , olivo, a l -
mendro y morera si el clima lo permite. De manera que las mejores
y más feraces tierras, las que se puedan abonar y labrar cual cor-
responden, se aprovecharán en el cultivo de los cereales, legumi-
nosas y demás plantas herbáceas. Así como después de las que se
destinen al olivo, v i d y árboles frutales, en las mas inferiores se
s e m b r a r á n encinas, robles, alcornoques, fabucos ó hayas, pinos,
almeces y toda clase de árboles y arbustos que vegeten fácilmente
en la localidad. Por que si no hay por parte de todos los agriculto-
res, la indispensable abnegación y el suficiente patriotismo, para i r
poco á poco repoblando de árbóles, las muchas tierras que en la
actualidad no sirven para otro cultivo, la generación venidera ten-
d r á que lamentar mayores y mas irremediables males que los que
estamos ya experimentando. (1.)
Piscicultura.—Como que en agricultura se han de utilizar no
solo los medios que se presenten, sino los que se puedan crear para
fomentar esta industria y aumentar sus producciones, en todos los
puntos en donde existan ó se puedan alumbrar aguas para los rie-
gos, los arroyuelos, charcas, lagunas, pantanos, alboreas, estanques
y demás reservatorios de agua, con algunas modificaciones, son sus-
ceptibles de aprovecharse, para criar, cebar y multiplicar tencas,
anguilas, cangrejos de r i o , truchas y otros peces y crustáceos, co-
mestibles que se venderían con gran estimación en el mercado.
Ventajas de la diversidad de climas para aumentar las produccio-
nes.—La situación orografica de nuestro país que dá por resultado
los variados climas de la Península Ibérica, desde la región inter-
tropical, hasta la región átpina, es otro de los medios que nos pro-
porciona nuestra privilegiada naturaleza para aumentar y variar los
productos de la tierra. Por esta razón no solo contamos con t o -
dos los cultivos europeos y numerosos exóticos, sino que nos es
dado establecer y aclimatar entre las diferentes localidades, muchas
de las plantas m á s útiles é importantes del nuevo y viejo conti-
nente y de las de la Oceanía. Por este modo de ser tan especial
de la agricultura española, reconocido ya desde tiempo de los roma-
nos y árabes nuestros maestros, y nuestras condiciones y necesi-
dades sociales, facilitan y obligan á los labradores el ser, cómo

(;1) Siguiendo en un iodo este m é t o d o , se a u m e n t a r á la p r o d u c c i ó n , se t e n d r á n


abundantes abono?, se d e s t e r r a r á n los barbechos y se r e s a r c i r á n en lo posible, las
p é r d i d a s que con frecuencia se originan, cuando se desgracia un cultivo, con las
utilidades que proporcionan los d e m á s .
— 23 —
hemos dicho antes en la inmensa mayoría de los casos, hortelanos,
arbolistas y ganaderos en pequeño. Así como el que la enseñanza,
tanto elemental, como profesional de la agricultura, se dirija es-
clusivamente á promover y facilitar la producción vegetal y animal.

DEFINICIÓN OBJETO É IMPORTANCIA DE LA AGRICULTURA.—LA AGRICULTURA


CONSIDERADA COMO OFICIO.—COMO ARTE.—COMO INDUSTRIA Y COMO
CIENCIA.—ESTUDIOS QUE COMPRENDE LA AGRICULTURA COMO CIENCIA.

L a agricultura es la que nos enseña á cultivar la tierra y á ob-


tener, con el auxilio de los animales domésticos, buenos y abun-
dantes productos con los menores gastos posibles.
E l objeto de la agricultura, es por consiguiente el cultivo de las
plantas alimenticias, útiles para el hombre y los animales; el de las
industriales que constituyen las primeras materias para la elabora-
ción de las producciones agrícolas; el de las económicas que son de
un uso muy general y tienen distintas aplicaciones. Por último, el
de la cria, mejora, propagación y aclimatación de los animales útiles.
L a importancia de la agricultura se deduce de su objeto, puesto
que es la que nos proporciona la alimentación y los materiales de
nuestros vestidos y de otras muchas manufacturas. Es la madre u n i -
versal de todas las industrias y el mas poderoso sosten del engran-
decimiento y riqueza de las naciones.
L a agricultura puede considerarse como oficio, como arte, como
industria y como ciencia.
Como oficio, cuando ejecuta todas las manipulaciones del cultivo.
Los medios de su adelantamiento consisten, en establecer el apren-
dizaje de las operaciones agrícolas por sus verdaderos principios;
en fundar escuelas prácticas de agricultura en donde se enseñe á
trabajar economizando y utilizando ventajosamente las fuerzas del
operador, á íin de que todas las manipulaciones del cultivo se hagan
con facilidad, prontitud y curiosidad.
L a agricultura es arte, cuando guiada por la observación y la
experiencia perfecciona los cultivos, obedeciendo así á la ley del
progreso.
Sus adelantos, se fundan precisamente en que, el cultivador
guiado por los conocimientos sucesivamente adquiridos, deduce y
pone en ejecución las prácticas perfeccionadas por la experimen-
tación.
La agricultura se considera como industria, cuando enseña á u t i -
lizar los cultivos, los animales y sus productos en grande y pequeña
escala. Siendo por lo tanto la tierra, las plantas y los animales obje-
tos de explotación.
L.as bases de la instalación de la agricultura como industria son,
la instrucción, el trabajo y el capital.
L a instrucción, por que el labrador mas instruido será necesaria-
mente el que en igualdad de circunstancias hará producir m á s á sus
terrenos.
E l trabajo, porque con asiduidad, economía de tiempo, oportu-
nidad en las labores, é instrumentos perfeccionados, producirá el
labrador la mayor suma de bienestar con el menor sudor de su
rostro.
E l capital, porque no disponiendo de todos los animales, m á q u i -
nas, herramientas y basuras que hagan falta; de los edificios apro-
pósito, jornales y del indispensable fondo de reserva, para hacer
í r e n t e á las eventualidades que con frecuencia se suelen presentar,
esta industria no puede establecerse ó se hace imperfectamente. El
fin de la agricultura como industria, para poder sostener la compe-
tencia en el mercado ha de ser; producir mucho, de buena calidad,
á precios bajos y con el menor coste posible.
También es de todo punto indispensable, separar la producción
agrícola de la industrial, á fin de explotar con mas conocimiento y
ventaja, é independientemente de la agricultura las industrias r u -
rales.
L a agricultura como ciencia, es una serie de conocimientos
— 25 —
ú l t i m a m e n t e enlazados, mediante el auxilio indispensable de
las ciencias exactas y naturales. Siendo por consiguiente la que
proporciona sus conocimientos y adelantos á la industria, al arte y
al oficio.
Los estudios que comprende la agricultura como ciencia en toda su
estension, pueden distribuirse en los cinco grupos siguientes:

CUADRO SINÓPTICO
DE LOS GRUPOS EN QUE PUEDE DIVIDIRSE LA AGRICULTURA.

[... . , , / Agricultura propiamente d i -


l Ciencias rurales o ramos ^
I Grupo.... dela A g r o n o m i a y F i t o - j ^ . ^ ^ ^
I tecnia. f . . . u
f \ Arboncultura.

(Ciencias complementa-í Zoología agrícola.


I I Grupo...j rias ¡Zootecnia.
Contabilidad y administra-
ción agrícola.
I Grupo.. (Ciencias accesorias. j Economía ruraL
Legislación agrícola.
\ \ Arquitectura rural.
IV Grupo.. < Artes aplicadas. j Arquitectura de jardines.
r, {Productos aerícolas elabo-(T , í .
V Grupo... j ra{jos Industrias agrícolas.

L a Agricultura propiamente dicha, además de la aplicación de


ciertos conocimientos de las ciencias exactas y naturales, á las ge-
neralidades de la producción vegetal, tiene t a m b i é n por objeto la
labranza, y el cultivo especial de gran n ú m e r o de plantas útiles al
hombre y los animales.
L a horticultura, nos enseña el cultivo de las verduras ú horta-
lizas.
L a floricultura, se ocupa del de las plantas de adorno; y el arte
que dá reglas para producirlas se llama jardinería.
— 26 —
L a arboricuUura, trata del conocimiento y producción de los ar-
boles frutales, de sombra, adorno y ele rivera.
L a zoología agrícola, nos dá á conocer los animales útiles y per-
judiciales á la agricultura.
L a zootecnia, es una rama de la zoología aplicada, que nos en-
seña las reglas y preceptos que se han de tener presentes, en la
cria, mejora, multiplicación y aclimatación de los animales d o m é s -
ticos.
L a contabilidad y administración rural, tienen por objeto el r é g i -
men interior y económico de las esplotaciones agrícolas, á fin de
que el agricultor sepa lo que le cuesta producir, lo que gana ó pier-
de en cada uno de los cultivos y en la explotación de los animales
domésticos.
L a economía rural, es la que trata del valor de los productos y
de la manera de conseguirlos abundantes, de buena calidad y á po-
co coste. Es la síntesis de la producción vegetal y animal.
L a legislación agrícola, entre otras cosas se ocupa de los dere-
chos que dá la propiedad y las diferentes maneras de adquirirla; de
los derechos y deberes de colonos y propietarios; de la seguridad
individual y de las producciones del campo.
L a arquitectura rural, es la que determina las condiciones que
han de reunir los edificios agrícolas en sus variadas dependencias.
L a arquitectura de jardines, es la que tiene por objeto el trazado,
ordenación, plantación, y ornamentación de toda clase de parques,
vergeles, huertas y jardines, tanto públicos de utilidad y adorno,
higiénicos ó sanitarios, como científicos y comerciales.
Las industrias agrícolas, son las que resultan de la elaboración
de los primeros productos, de los vegetales y animales, y cuyas p r i -
meras materias trasformadas, dan lugar á distintas producciones,
como sucede con el vino, vinagre, aceite, manteca, nata, queso y
demás.
Ti

mmim i
PRINCIPALES CIENCIAS FUNDAMENTALES DE LA AGRICULTURA.—IMPORTANCIA
DE LA METEOROLOGÍA.—GEOLOGÍA.—MINERALOGIA.—FÍSICA.—MECA-
NICA.—BOTÁNICA Y ZOOLOGÍA.—DIVISIÓN DE LA AGRICULTURA PROPIA-
MENTE DICHA.

L a agricultura recibe de otras ciencias, los fundamentos do su


progreso y á ellas debe no solo los grandes adelantos modernos,
sino que t a m b i é n los muchos que aun puede llevar á cabo con el
trascurso del tiempo.
Ciencias fundamentales. Estas ciencias que han creado el actual
cultivo perfeccionado y que han elevado el arte y la industria de
cultivar la tierra y mejorar los animales, á la categoría de ciencia,
son; la Meteorología, Geología, Mineralogía, Física, Mecánica, O u í -
mica, Botánica y Zoología.
Cada una de estas ciencias tiene su relativa importancia que va-
mos á dar á conocer muy brevemente
La meteorología dá á conocer la influencia que ejercen sobre los
terrenos y las plantas, la atmósfera y sus componentes, y los
meteoros acuosos, aéreos y luminosos.
Asi como la climatología y la meteorognosía ó sea el p r o n ó s t i -
co del tiempo, en cuanto esta ciencia a ú n naciente, como la mis-
ma meteorología, pueda deducir de los hechos comprobados por la
observación, algunos datos aproximados á la verdad.
L a importancia de la geología, desde luego se comprende, por que
entre otras cosas nos enseña, el como se han formado los suelos
laborables, los terrenos y formaciones que son m á s convenientes
para la vegetación de las plantas. Las propiedades físicas y natu-
raleza de las rocas, por que las primeras son las que determinan el
carácter de las tierras y las segundas los elementos químicos ó m i -
neralógicos de que se hallan compuestas y las plantas para quiénes
más conviene.
L a mineralogía, porque nos dá á conocer el grado de fertilidad
de los terrenos y las propiedades físicas de las tierras, s e g ú n sus
componentes mineralógicos. Así como la mezcla de las sustancias
terreas que sirven de sostenimiento á las plantas y contribuyen á
su n u t r i c i ó n y desarrollo.
L a física, esplica ciertos fenómenos que presentan la vida de
las plantas y de los animales y la acción que ejerce en ambos s é -
res organizados y en los terrenos las fuerzas vivas del calor, la luz
y la electricidad y las aplicaciones que puede tener la trasformacion
de estas fuerzas de la naturaleza en verdadera fuerza motriz. Go-
mo t a m b i é n las muy ventajosas aplicaciones del microscopio y del
peso específico de los cuerpos para reconocer las mezclas, adultera-
ciones ó falsificaciones de las producciones vegetales y animales.
Y la aplicación de la luz eléctrica á las faenas y trabajos del
campo.
L a mecánica, que es el fundamento de la maquinaria agrícola.
La que ha perfeccionado los instrumentos aratorios. L a q u e ha i n -
ventado los útiles y herramientas especiales para cada uno de los
cultivos. Y la que ha introducido y aplicado la poderosa fuerza del
vapor á las diferentes labores del campo.
L a química, que ha creado y perfeccionado todas las industrias
rurales. Que nos dá á conocer, la composición de las plantas y ani-
males y la de las especiales sustancias que les sirven para su n u -
trición y desarrollo. Que nos enseña cual es la composición de los
abonos, su manera de obrar y los efectos nutritivos ó esti-
mulantes que ejercen sobre los vegetales. La del agua para los
riegos, la de la tierra, que es el sosten y el gran laboratorio por
cuyo intermedio se verifican una gran parte de los actos funcio-
nales de las plantas. Y por último que nos enseña la composición
de todos los cuerpos.
L a botánica, además de darnos á conocer la organización de las
plantas y sus funciones, las clasifica y describe y enseñándonos
por consiguiente las analogías y diferencias que presentan, puede
— 29 —
el agricultor proceder siempre con acierto en los cultivos.
L a Zoología, es el fundamento de la zootecnia, pues que d á n d o -
nos á conocer el organismo y costumbre de los animales, nos ense-
ña también las cualidades que presentan para su doma, cruz amiento,
domesticidad y aclimatación.
División de la agricultura. La agricultura propiamente dicha
puede dividirse en Agronomía y Fitotecnia.
L a agronomía, es la que nos dá á conocer el estudio de los fun-
damentos generales del cultivo. Unos que son indispensablos como
accesorios y otros que convienen directamente, pero en conjunto,
para la vegetación de todas las plantas. Son en una palabra los co-
nocimientos aplicados á la agricultura de la meteorología, geología,
física mecánica, química y botánica. Por eso puede llamarse al con-
junto de estos variados conocimientos preliminares de todos los cul-
tivos aaricultura general

Mii¡@i ¥11
AGRONOMIA.

AGENTES NATURALES DE LA VEGETACIÓN Y DE LA BONIFICACIÓN DE LOS TER-


RENOS.—CALOR.—DISTRIBUCIÓN DEL CALOR SEGÚN LAS ALTITUDES, C L I -
MAS Y ESTACIONES.—EFECTOS DEL CALOR SOBRE LOS TERRENOS.—IN-
FLUENCIA DEL CALOR SOBRE LA VEGETACION.—DIFERENTES GRADOS DE
TEMPERATURA ACUMULADA QUE NECESITAN LAS PLANTAS PARA GERMINAR,
VEGETAR Y FRUCTIFICAR.—LÍMITE TROPICAL Y POLAR DE LAS PLANTAS.
—IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO DE LAS TEMPERATURAS MEDIAS Y SO-
BRE TODO EXTREMAS COMO GUIA Y AUXILIAR DE TODO CULTIVO.—INFLUEN-
CIA DE LA ALTITUD Y DEL CALOR SOBRE LOS ANIMALES.

Los agentes naturales de la vegetación, son; el calor, la luz. la


electricidad, la atmósfera y sus componentes y el agua.
— ;io —
Estos mismos agentes unidos á los meteoros acuosos, las nieblas,
lluvias, escarchas, nieves y hasta las heladas, constituyen los medios
naturales de la bonificación de los terrenos.
E l calor solar es una acción vivificante y universal de la natura-
leza que obra sobre la tierra por radiación.
Su distribución varía s e g ú n la accidentacion ó situación orográfi-
ca é hidrográfica 'de las localidades y el estado en que estas se en-
cuentran. Es decir, s e g ú n sean m o n t a ñ a s , llanuras ó mares y el que
las dos primeras estén ó no provistas de vegetación.
E l calor vá disminuyendo á medida que nos elevamos sobre el
nivel del mar por la influencia que en él ejerce el aire y aumenta ó
disminuye s e g ú n las estaciones y las diversas horas del dia y aun
de la noche, por la distancia y distinta manera de dirigir el sol sus
rayos sobre la tierra. Por estas razones son muy diferentes las plan-
tas espontáneas y los cultivos establecidos en las localidades monta-
ñosas, de los que se pueden establecer en los valles y llanuras.
Así como las diversas fases que afecta la vegetación en los cuatro
períodos naturales del a ñ o , guarda exacta relación con el calor so-
lar que existe en cada uno de ellos.
L a acción del calor según los climas, depende de un conjunto de
circunstancias en las cuales, la altitud,la dirección de las cordilleras
de m o n t a ñ a s , la proximidad ó alejamiento del mar, los vientos domi-
nantes y la humedad de la atmósfera, influyen en conjunto para su
determinación.
E l calor obra sobre los terrenos, s e g ú n su situación, esposicion,
coloración, grado de humedad, composición mineralógica y según
estén como antes manifestamos cubiertos de vegetación ó despro-
vistos de ella.
Los terrenos situados en plano inclinado, en laderas ó pendientes
por ejemplo, adquieren una temperatura menos elevada que los que
se encuentran en superficies horizontales, mesetas ó llanuras, que
se calientan mas porque reciben los rayos del sol mas per-
pendicularmente.
L a acción solar ejerce mayor influencia sobre los terrenos espues-
tos al mediodía, saliente y poniente; con más energía en los prime-
— 31 —
ros, que los que se encuentran al nordeste, noroeste y sobre todo a l
norte.
Cuanto más oscuro es un terreno mas fácilmente es calentado poi"
los rayos solares.
Entre un terreno húmedo y arenisco y otro calizo, seco y blanque-
cino, el primero es susceptible de calentarse con mas facilidad.
L a composición mineralógica, influye aunque mucho m á s débil-
mente que en los casos anteriores, para poder ser calentados por la
acción del sol.
Un terreno cubierto de vegetación y otro que carezca de ella, el se-
gundo será calentado por el sol más fácilmente que el primero. Si
bien p i e r d e ; ^ t e calor con la misma facilidad que lo ha adquirido,
desde el mon^nto en que el sol deja de obrar sobre él.
Cuando es excesivo y va acompañado de sequedad, si este estado
se prolonga puede hacer perecer á los vegetales.
E l frió paraliza las funciones de la planta y siendo muy intenso,
hasta penetrar en la tierra y llegar á las raíces ocasiona daños de
mucha consideración.
Las heladas son tanto más perjudiciales para las plantas, cuanto
más repentino es su deshielo. De manera que si después de una
ó varias noches frias, amanece u n dia claro y con sol r a -
diante que inunda y calienta de pronto á los vegetales, perecen
mayor n ú m e r o de individuos, debido en u n todo al r á p i d o deshie-
lo que dislacera y destruye sus tejidos. Si por el contrario el des-
hielo se verifica lentamente vuelven con facilidad muchos de ellos al
estado normal de sus funciones.
Las alternativas del frió al calor y del calor al frió, son más
perjudiciales que la continuidad de cualquiera de estos. Por esta ra-
zón las heladas tardías de primavera que sobrevienen después de
una suave temperatura, son más perjudiciales que las de invierno y
ocasionan daños de mucha consideración destruyendo los tiernos
brotes de las plantas.
E l calor obra sobre las plantas, como u n poderoso estimulante
de la vegetación y por esta causa puede ser beneficioso,siempre que
la temperatura esté relacionada con la vida de los vegetales y perju-
— 32 —
dicial por esceso ó por defecto y por inconstancia en sus alterna-
tivas.
E l calor aunque en pequeñas dosis, existe en los vegetales en estado
latente y se aumenta durante la germinación y sobre todo en el acto
de la fecundación. Las hojas de las plantas poseen la facultad de ab-
sorver en gran cantidad los rayos solares, que irradian en gran par-
te al esterior. Por esta razón debajo de la copa de u n árbol existe mas
calor que en los sitios inmediatos al aire libre. Y en todo terreno c u -
bierto de vegetación ó empradizado de yerbas se acumula durante
las horas de sol, mas calor hasta la altura dejas plantas que en los es
pacios libres superiores.
E l calor solar es mucho mas beneficioso que el artificial para la
vegetación, por que siempre va acompañado de la luz, del aire y de
la humedad. Mas cuando el equilibrio que debe existir entre estos
agentes naturales, se altera por distintas causas, entonces deja de
producir su benéfica influencia y ocaciona trastornos en la vida de
las plantas de mayor ó menor consideración.
El calor solar ha de estar en todo relacionado no solo con la vida
en general de los vegetales, sino que ha de guardar armonía con las
diferentes épocas ó periodos de su propia y especial vegetación para
el sucesivo desarrollo de sus órganos. Por que de no ser así la planta
no puede subsistir, ó no es posible que recorra todos los periodos
de su evolución vegetativa, hasta llegar al fin deseado que es la ma-
duración de sus frutos.
Por esta razón todas las plantas necesitan diferentes grados de
temperatura acumulada para poder germinar, vegetar y fructi-
ficar.
Grados de calor acumulado que necesitan algunas plantas para ger-
minar y fructificar. E l lino germina de 2 á 3o centígrados; algunos
cereales, de S á 7o; la generalidad de las legumbres, á 9o las c u c ü r -
bitáceas, calabazas, melones y pepinos, á 13°, y la sensitiva, mimo-
sa púdica, de 13 á 17.
De modo que la cebada que germina á 5o, necesita i r acumulando
hasta 1,300 para madurar. E l trigo que germina á los 6o, requiere
2,000. E l maiz germina á los 13°, y madura á los 2,300. La vid que
germina á los 10° verifica la maduración de sus frutos á los 2,900°.
— 33 —
La palmera necesita para fructificar 6.000°,y el cocotero mucho mas.
Limite polar y tropical. Los vegetales como seres organizados para
llevar á cabo las diferentes trasformaciones de su existencia, les es
indispensable, respecto al calor, no traspasar los límites de la resis-
tencia orgánica que á cada uno de ellos les tiene de antemano seña-
lado la naturaleza. En esta ley fisiológica estriban muchos de los
principales fundamentos del cultivo. De esta misma ley se deduce
que todas las plantas tienen una temperatura de m á x i m a y mínima
que no pueden traspasar y en este principio está fundado el límite
tropical y polar de las plantas.
Temperaturas medias y extremas. Por ú l t i m o , si respecto á
la vida del vegetal es indispensable conocer q u é grados de calor
necesita para germinar, vegetar y fructificar, y cual es la m í -
nima temperatura que puede resistir y la máxima hasta donde
puede llegar sin comprometer en ambos casos su fructificación,
no lo es menos en cuanto á las localidades y terrenos, el co-
nocer sus temperaturas medias sobre todo extremas. Porque la
temperatura y clima de la localidad y la resistencia al frió y al calor
d é l a planta, están í n t i m a m e n t e unidos. Siendo los datos que siem-
pre se han de tener presentes, no solo para llevar á cabo y mejorar
el cultivo generalmente establecido con mas conocimiento de causa,
sino que t a m b i é n en todas las ocasiones que se quieran fundar y
aclimatar nuevos cultivos.
L a altitud y el calor obran sobre los animales domésticos i m p r i -
miendo en ellos condiciones especiales. Los individuos procedentes
de terrenos elevados son mas p e q u e ñ o s , tienen la piel mas gruesa y
el pelo mas basto. Son sin embargo, sobrios y muy fuertes para el
trabajo y los mas apropiados para caminar, arrastrar y llevar cargas
por los terrenos ásperos y quebrados. Los de la llanura tienen mas
alzada y sus formas y actitudes están relacionadas con los climas
de las localidades en donde habitan como demostraremos á su debi-
do tiempo.
E l calor obra sobre los animales, estimulando su organismo é i m -
primiendo en ellos cualidades de temperamento y condiciones pro-
pias y especiales de las cuales en otro lugar nos ocuparemos. ^
u —

APLICACIONES DEL CALOR.—MEDIOS DE RESGUARDAR Á LAS PLANTAS DE LOS


EFECTOS DEL FRIO.—APLICACIONES DE LAS BAJAS TEMPERATURAS PARA LA
CONSERVACION DE LOS VEGETALES Y DE LOS FRUTOS.—CULTIVOS EN E X -
POSICIONES ABRIGADAS.—CULTIVOS FORZADOS Á BENEFICIO DE LA CONSER-
VACION Y AUMENTO DE TEMPERATURA.—INVERNADEROS, E S T U F A S . — M E -
DIOS DE CALEFACCION.—APLICACIONES ECONOMICAS DEL CALOR SOLAR Y
DEL ARTIFICIAL.

L l calor por sus efectos, sabemos que es un poderoso auxiliar de


la vegetación, de modo que sus distintas formas de aplicación y las
variadas maneras de utilizarlo, constituye uno de tantos medios
empleados para el cultivo perfeccionado de los vegetales.
Las diversas aplicaciones del calor, al cultivo de las plantas, pue-
den reducirse; á elegir sustancias malas conductoras del calor, á
fin de resguardar con ellas, total ó parcialmente, á los vegetales
durante las inclemencias del invierno. A utilizar las temperaturas
muy bajas para la conservación de las plantas y de todas clases de
frutos y aprovechar las que ya estuviesen á punto de perderse. A
beneficiar el calor natural del sol para el cultivo, en esposiciones
abrigadas y espuestas al medio dia. A establecer los cultivos forzados
aprovechando para ello el calor natural ó artificial. Y por último
y como accesorio á las aplicaciones económicas del calor.
Los mas sencillos medios que pueden emplearse, para resguardar del
frío á las plantas, por ser malos conductores del calórico, consisten
en sus propios despojos. Así es que la broza, las hojas secas, el es-
parto, el albardin y la paja de los cereales y leguminosas, pueden
utilizarse para este objeto. Su forma de aplicación no consiste mas
que en cubrir parcial ó completamente bajo un m o n t ó n de hojas»
— 3S —
broza ó paja, las plantas que queremos reservar de la intemperie,
cuando son herbáceas ó pequeños arbustos y las que pierden su tallo
durante el invierno. Cuando son arbolillos ó árboles jóvenes, se pue-
den envolver, embalar ó cubrir con paja su tronco y ramas. Si son
arbustos frondosos, se construyen p e q u e ñ a s casetas ó cabañas de
paja de un metro de espesor, por que el objeto principal es evitar
el que pueda penetrar hasta la planta el frió del esterior. La parte ó
lienzo correspondiente al medio dia, ha de estar dispuesta como una
especie de telón, para poderse levantar durante las horas del sol y
después correrse y atarse á los costados para que el viento no la
levante y quede completamente cerrado.
Los abrigos de quita y pon se reducen á un rústico armazón
de estacas sobre el cual se colocan esteras ó zarzos de paja que se
levantan por el dia y se ponen por la noche. Pueden usarse, cuando
las plantas son pequeñas, capachos ó espuertas ordinarias; ó echos
apropósito para este objeto, hasta de paja formando una especie de
cono truncado ó sombrerete con su asa, para que sirvan de cubierta
á las plantas.
Las campanas de vidrio ó de papel impermeable pueden servir pa-
ra el mismo objeto. Se utilizarán t a m b i é n las cajoneras fijas y por"
tátiles, cubiertas con cristales, ó simplemente con zarzos de paja,
para taparlas durante la noche y los dias frios, á fin de que en el i n -
terior de dichas cajoneras se conserven bien las plantas.
Las bajas temperaturas se utilizarán para la conservación de plan-
tas y frutos. En una nevera por ejemplo, es muy fácil guardar por
espacio de u n a ñ o , y aun más tiempo, frutales y otros arbustos que
no habiéndose podido plantar á su debido tiempo, se depositan de
esta manera hasta el año siguiente. De igual modo y en el mismo
sitio es dable conservar en el más perfecto estado de lozana frescu-
ra, uvas y demás clases de frutos. Cuyo procedimiento se aplica
también á la conservación de jamones y otros productos animales.
E l deshielo repentino, produce como ya sabemos la descomposi-
ción de las plantas y frutos. Si se introduce en agua á cero gra-
dos, los nabos, patatas, zanahorias, remolachas y demás raíces y
tubérculos que se hubiesen helado y se les deja secar poco á poco en
sitio seco que tenga de uno á dos grados sobre cero, el deshielo
— 36 —
se verificará insensiblemente y sin grandes pérdidas de los frutos.
Este mismo resultado se conseguirá siempre que, dichas raíces y
t u b é r c u l o s colocados convenientemente estendidos, en un sitio seco
de baja y constante temperatura, se vayan deshelando con la mayor
lentitud posible.
Una alvitana, una pared espuesta al mediodia, u n malecón de
tierra, u n parapeto hecho con zarzos de paja, abrigan y defienden
del frió á las plantas que allí se cultivan, facilitando el que recoran
su periodo de vegetación mas prontamento que las que se encuen-
tran á campo raso.
Damos el nombre de cultivos forzados á los que se verifican ya, con
el objeto de anticipar la fructificación de las plantas, ya t a m b i é n pa-
ra aquellos otros que por los naturales esfuerzos de clima del país no
se pueden efectuar al aire libre. Para los primeros ya hemos indicado
los medios mas generalmente usados como son los resguardos, a b r i -
gos, campanas de vidrio y de papel, zarzos de paja y cajoneras, así
como las alvitanas, paredes y parapetos de tierra con esposicion al
mediodia, y las camas calientes y cobertizos de los cuales ahora nos
ocuparemos. P á r a l o s cultivos forzados de las plantas exóticas ade-
más de las camas calientes y los abrigos enumerados, son indispen-
sables los invernaderos y las diferentes clases de estufas.
Las camas calientes, son las que se forman con basura viva de
cuadra, que proporcionando cierto grado de calor, sirven para forzar
hortalizas y toda clase de plantas, así como para la vegetación y con-
servación durante el invierno de las exóticas. Las hoyas no son mas
que unas p e q u e ñ a s camas calientes en donde los hortelanos y j a r d i -
neros verifican las siembras anticipadas.
L a construcción de las camas calientes es sumamente sencilla y
ú n i c a m e n t e puede variar según que las plantas hayan de v i v i r t e m -
poral ó permanentemente en el mismo sitio. En el primer caso, no
hay mas que abrir una zanja de la profundidad, ancho y largo, cor-
respondiente al n ú m e r o y clase de plantas, para las que ha de servir
y rellenar la mitad ó su tercera parte de basura de cuadra, reciente
muy humedecida y bien apisonada. Acabando por llenarla, con muy
buena tierra, si se han de plantar ó sembrar de asiento algunos ve-
getales; ó con la casca ó corteza de los residuos de las tenerlas si
.3i

han de servir temporalmente, y con el objeto de enterrar entre esta


casca las macetas con sus plantas.
Cuando las camas calientes son permanentes, la diferencia no con-
siste mas que en construir por medio de arcos de fábrica, unas es-
pecies de fosos cuadrados con salida al exterior; los cuales se rellenan
cuando es necesario con la basura viva, sacando al mismo tiempo
la pasada que ya no presta calor. También puede construirse á todo
alrededor del punto en donde se encuentran plantados de asiento
los vegetales, una zanja que se rellena de basura viva como la ante-
rior y reponiéndola cuando convenga por medio de una entrada que
comunica con el exterior. Para conservar mejor el calor ya enci-
ma de la basura ó sobre la tierra, puede además de la corteza de
curtidores, utilizarse el s e r r í n , carbonilla ó carbón groseramente
pulverizado, de esta manera dispuestas las camas calientes se las
cubre, con abrigos de paja colocados sobre bastidores, ó con cajo-
neras de madera sin fondo y acristaladas por la parte superior
y si fuese necesario, durante la noche, se c u b r i r á n con zarzos de
paja que se echarán encima de los cristales.
Los cobertizos llamados también portales de huerta ó de jardín,
no son otra cosa que unos armazones fijos ó portátiles que con-
venientemente cubiertos y abrigados con paja, sirven para anti-
cipar la fructificación de las plantas, ó para reservarlas de las i n -
clemencias del invierno. Los cobertizos movibles son los que p u -
diéndose desarmar, es no solo fácil trasportarlos á donde conven-
ga utizarlos, sino que también pueden guardarse en las épocas en
que sean innecesarios. Esta clase de abrigos es muy conveniente
siempre que se quiera forzar ó anticipar el cultivo de la v i d , en
parrales y cordones y para toda clase de frutales en espalderas ar-
rimadas á las paredes. Su construcción es fácil, y para esto no hay
mas que, sobre la misma pared al frente de la cual está plantado
el árbol, se coloca y apoya el bastidor que puede ser acrislalado,
ó simplemente una gruesa cubierta de paja, dispuesta para levan-
tarse á las horas del sol y correrse y cerrarse por la noche.
Las plantas exóticas y ciertos cultivos forzados que no es po-
sible conseguir al aire libre, tienen que hacerse artificialmente
por medio de invernaderos ó de estuías.
— 38 —
El invernadero es una habitación acristalada y construida al
efecto para servir de abrigo, durante el invierno, á los vegetales
que no pueden vivir á la intemperie.
Estufa es toda habitación construida con mas precauciones de
abrigo que los invernáculos y convenientemente dispuesta para
poderse calentar por medios artificiales. Estas pueden ser t e m -
pladas y calientes.
Gomo que en estas construcciones se cultiva las variadas y
numerosas plantas exóticas de los diferentes paises de la tierra,
de aquí el que hayan de reunir distintas condiciones de las cua-
jes ha tomado origen su clasificación. Por eso se han denomina-
do según sus usos ó clase especial de plantas que en ellas se
cultivan.
De manera que se han llamado estufas de multiplicación, á las
que se construyen con condiciones especiales para destinarlas á la
propagación de las plantas.
Estufas de cultivos forzados, á las que desde luego llenan esta es-
pecial aplicación. Sirviendo para conseguir desde los frutales de los
trópicos hasta las fresas y hortalizas. Denominándose según su espe-
cialidad, estufas de ananas, de plátanos, de palmeras de orquideas y
demás. Debiendo r e u n i r cada una de ellas en su construcción y
accesorios, las condiciones particulares á la índole de los c u l -
tivos.
E l medio de calefacción para las estufas puede ser natural y
artificial.
Natural como en el invernadero que se verifica por medio del
calor del sol, cuyos rayos caloríferos al penetrar con facilidad al
través del cristal en el interior, no solo le calienta sino que retiene
este calor por mucho tiempo conservado por no irradiarse al este-
rior. De modo que si durante la noche, ó mejor desde que haya
dejado de dar el sol en el invernáculo, se cubren los cristales con
zarzos de paja ó con esteras, el calor se conservará con mas facilidad
y por mas tiempo.
Los medios artificiales consisten, el uno en la basura viva que
aunque imperfecto y en ocasiones perjudicial cuando no se prepara
bien, es sin embargo mas económico y mas sencillo. El otro que
- 39 —
es el sistema generalmente usado en las grandes estufas, consiste
en el empleo del termosifón ó sea la calefacción por medio del agua
caliente; pudiéndose también emplear, el calorífero de aire caliente.
Los aparatos de Cerbeland de Vendeuvre y Berger-Bamilot son unos
d é l o s mas perfeccionados, económicos y sencillos que pueden u t i -
lizarse para la calefacción de las estufas, empleando el termosifón.
De las variadas aplicaciones económicas que puedo tener el ca-
lor, solo de dos nos vamos á ocupar por ser ele ventajosa y mani-
fiesta utilidad para la agricultura. La primera consiste en utilizar
el calor producido por la basura que se descompone en el ester-
colero, ó en cualquier otro sitio en donde exista amontonada la
que se saca de las cuadras. El segundo tiene por objeto la tras-
formación del calor solar en fuerza motriz, á beneficio de las apli-
caciones de la máquina solar de Mouchot.
Fuente de agua caliente. Si se entierra una arqueta de plomo,
ú otra basija cualquiera, ancha y poco profunda, cerrada y llena de
agua, en el centro de un m o n t ó n de estiércol en descomposición, de
manera que reciba por u n caño de plomo el agua por la parte su
perior y pueda darle salida por otro en la inferior, conduciéndole
hasta el sitio mas conveniente, se t e n d r á por este sencillo medio
una fuente de agua caliente, para los diferentes usos y necesidades
de la casa del labrador. Este mismo resultado es fácil conseguir
hasta sin arqueta, con solo enterrar el tubo que en forma de espi-
ral puede tener una gran longitud y lleno de agua resultar el mis-
mo efecto.
E l vapor producido por la máquina solar perfeccionada de 3íou-
chot, puede utilizarse para la elevación de las aguas; para la evapo-
ración del guarapo y la destilación de la melaza en los ingenios de
azúcar para establecer una cocina económica, en donde el labrador
confeccione su comida y para aprovecharlo en todas las ocasiones
en que se necesita una temperatura m á x i m a de 160.° centígrados.
L a máquina de Ericson utiliza el calor solar empleando el i n -
termedio del aire caliente y cuyas ventajas se hacen mas manifies-
tas cuando &j aplica para pequeñas fuerzas. Dicha máquina, en
dias claros y cuando el sol está en el zenit marcha con « n a velo-
cidad de 120 vueltas por minuto.
40

L|]Z.=DlSTRIBUC10N DE LA LUZ SEGUN LAS ALTITUDES, ESTACIONES Y CLI-


MAS.—EFECTO DE LA LUZ SOBRE LOS TERRENOS.—ACCIÓN DE LA LUZ
SOBRE LOS SERES ORGANIZADOS.

L a luz es como el calor un agente ó fuerza universal de la na-


turaleza.
E l calor y la luz solar, aunque los podemos estudiar separados,
con el fin de comprender mejor sus efectos, sin embargo, su acción
y actos funcionales están intimamente unidos y en muchos casos
son inseparables.
L a distribución de la luz en los terrenos, se encuentra relacionada
con la altura, con las estaciones y con el clima.
L a luz según las diferentes altitudes, está en razón inversa de la
del calor. Asi es que cuando nos situamos sobre u n terreno elevado,
le encontramos mas inundado de luz y con menos cantidad de calor
que en la parte baja, debido á la diafanidad y temperatura del aire.
Por esta razan los valles no tienen la intensidad de luz que las me-
petas y cimas de las m o n t a ñ a s . Los terrenos quebrados, por su pro-
pia conformación, se encuentran menos tiempo iluminados por la
luz solar.
Los cultivos establecidos en tan diversos accidentes de locali-'
dad han de ofrecer precisamente variaciones, por la influencia de
la luz mas ó menos intensa; participando t a m b i é n los animales de
la misma influencia.
Las tierras espuestas al mediodia, saliente y poniente reciben res-
pectivamente mucha mas luz que las del norte.
Los climas cálidos, secos y de atmósfera transparente, se hallan
mas iluminados que los bajos frios y nebulosos.
Los efectos de la luz sobre las tierras, estriban principalmente en
— 41 —
su coloración y en que estén cubiertas ó despojadas de vegetación.
La permeabilidad mayor ó menor d é l o s terrenos á la luz, la estu-
diaremos con mas detenimiento cuando se trate de las propiedades
físicas de las tierras.
Cuando falta la luz necesaria á la vegetación, las plantas se
crian descoloridas, enfermizas y ahiladas. Este esceso de crecimien-
to en estension, se hace á espensas del conjunto de la masa del ve-
getal y de su propia sustancia.
La sávia y demás jugos propios, son mas acuosos menos asimi-
lables y nutritivos, lo cual imposibilita el que el individuo pueda
recorrer con regularidad y buen éxito, todos los períodos de su ve-
getación especialmente los de floración y fructiíicacion.
Efectos de las reacciones químicas. E l color verde de las hojas, el
variado matiz de las flores y la coloración de la epidemis del alba-
ricoque, melocotón, ciruela y demás frutas, es esencialmente debi-
do á las reacciones y combinaciones químicas que se efectúan por
el intemerdio de la luz.
Acción general de la luz. Esta, pues, sirve unida al calor, para
activar la vegetación, para colorear las hojas y tallos para madurar
y hacer los frutos mas sabrosos.
L a luz artificial sirve hasta cierto punto, para reemplazar á la
del sol, pudiendo como esta, llevar á cabo las mismas combinacio-
nes y reacciones químicas.
L a acción de la luz solar, es indispensable á las plantas para ve-
rificar por medio de las hojas, la absorción, descomposición y fija-
ción del ácido carbónico; por mas que se encuentren algunas que
no necesiten de una luz muy intensa y permanente y otras que lo
pueden efectuar á la sombra.
De aquí la clasificación, según las esposiciones y necesidades de
las plantas, de cultivos á todo sol, cultivos entre sol y sombra y cul-
tivos ó plantas que viven mejor á la sombra pero no en la oscu-
ridad.
Aunque la luz no perjudica á la g e r m i n a c i ó n , siempre que exis-
ta la conveniente humedad, sin embargo, las semillas germinan
mucho mejor en la oscuridad. La luz no es tampoco necesaria á
ciertas plantas criptogramas de la gran familia de los hongos, co-
— m —
mo vemos en el cultivo de la seta comestible, y en la p r o p a g a c i ó n
natural de la criadilla de tierra ó trufa que vive naturalmente de-
bajo del suelo y que aun no se la ha podido cultivar con é x i t o .
L a luz difusa suele ser conveniente, en muchas ocasiones, como
cuando se trata de la multiplicación por esquejes, estacas y aun
en los trasplantes, en el nacimiento de muchas plantas, ó cuando
son tiernas y demasiado herbáceas en su primera época, hasta t a n -
to que adquieren mas vigor y consistencia para soportar, sin
asolanarse, los efectos de la luz y del calor en toda su inten-
sidad.
Antagonismo entre la luz y el calor. Puede suceder t a m b i é n que
el grado de calor que necesita una planta para fructificar, no guar-
de relación con la intensidad de la luz en las regiones en donde se
cultive. En este caso h a b r á necesidad de mitigar este esceso de luz^
plantando entremedias otros vegetales que sirvan para sombrear á
los que son el principal objeto del cultivo. Como acontece por
ejemplo, con los cafetales de América que hay que entremezclar es-
tas plantas con los bananeros ó plátanos, á fin de que por medio
de esta sombra se verifique fácilmente la floración y m a d u r a c i ó n
del fruto del café.
En los cultivos en p e q u e ñ o , se acostumbra á sombrear los se-
milleros, planteles ó vegetales aislados, con ramas de árbol, zar-
zos ó lienzos. También se puede plantar de asiento á la conveniente
distancia de los árboles, á fin de que estos les proporcionen la som-
bra indispensable.
Así como el exceso de luz perjudica en ciertas épocas'de su cre-
cimiento á los vegetales, ó dificulta su fructificación y los medios
de propagación, en otras ocasiones es indispensable, cuando ya han
llegado á adquirir todo su desarrollo, privarlas completamente de la
luz con el fin de blanquearlas y de que resulten tiernas y sabro-
sas. Esto es lo que sucede con el aporcado del cardo, ápio, escarola y
lechuga y el acogollado de las hojas verdes de las palmeras, para
que resulten blanco-amarillentas las palmas que se usan en el do-
mingo de Ramos.
L a acción que ejerce la luz sobre los animales, vá unida á la del
calor y la altitud en que viven y se multiplican. Así es que, res-
— 43 —
pirando u n aire más puro y viviendo en una atmósfera inundada
de luz como sucede en los terrenos elevados, alimentándose de pas-
tos m á s sustanciosos que abundantes, los animales se crian mas
fuertes que corpulentos. Estos terrenos convienen á los pequeños
rumiantes como la cabra y la obeja. E n los terrenos accidentados y
poblados de árboles ó monte bajo,-vive con predilección la prime-
ra, en las mesetas y llanuras la segunda.
E l buey que habita los terrenos elevados es mucho más pequeño
que el que vive en las vegas y en los llanos. También se encuentra
sin embargo en los terrenos de sierra, el ganado bravo y de alza-
da destinado á la lidia en las plazas de toros. E l caballo de los sitios
elevados es vivo, p e q u e ñ o y fuerte para el trabajo.
E n los terrenos bajos y húmedos los animales son de temperamen-
to linfático, generalmente corpulentos y pesados, de formas pasto-
sas y suelen ser débiles y enfermizos. Los de las mesetas y llanuras
cuando la temperatura es suave y va acompañada de moderada h ú -
medad, son ágiles bien conformados de temperamento sanguíneo,
se multiplican fácilmente y son aptos y voluntariosos para el t r a -
bajo.

APLICACIONES DE LA LUZ.—AHILAMIENTO ARTIFICIAL Y CAMBIO DE FOR-


MA QUE PUEDEN ESPERIMENTAR LOS FRUTOS Y ALGUNAS PLANTAS DE
LA FAMILIA DE LAS CACTEAS.—APLICACIONES DE LA PRIVACION DE LUZ.
ACCIÓN ELECTRO QUÍMICA DE LA LUZ.—INFLUENCIA DE LA LUZ VIOLETA
SOBRE LA VEGETACION Y CRECIMIENTO DE LAS PLANTAS Y SOBRE LA
NUTRICION DE LOS ANIMALES.—APLICACIONES DE LA LUZ ELECTRICA Á
LAS LABORES DE LOS CAMPOS.—APLICACION DEL MICROSCOPIO PARA
RECONOCER LA ADULTERACION DE LOS PRODUCTOS ANIMALES Y VEGE-
TALES.

Aplicaciones de la luz. Después de haber estudiado los efectos


— 44 —
de la luz en los seres organizados, las demás aplicaciones que de
este agente universal pueden hacerse, consisten entre otras menos
principales, en poder cambiar de forma, por la privación y con-
veniente dirección de la luz, á los frutos y á ciertos vegetales. L a
privación de la luz sirve también, para hacer mas tiernas y sa-
brosas algunas verduras y ensaladas y para la conservación de
tubérculos raices y hortalizas. Bel mismo modo se utiliza en favor
del crecimiento y vegetación de las plantas y de la nutrición y asimi-
lación de los animales, la acción electro-química de la luz. Beberemos
comprender de igual manera, las ventajas que en ciertos casos pro-
porcionará, la aplicación de la luz eléctrica á las faenas y trabajos
de los campos. Por último, deberemos comprender en este estudio' la
utilidad del uso del microscopio con el fin de reconocer la adultera-
ción de las producciones animales y vegetales.
L a privación de la luz, sabemos ya que es necesaria para el
aporcado, del cardo, ápio y otras verduras, porque e n t e r r á n d o -
las ó acogollándolas y cubriéndolas con las hojas esteriores, se
blanquean y resultan mas jugosas tiernas y delicadas, todo debido
á la falta de la libre asimilación del ácido carbónico. Y á que en
la oscuridad se desarrolla mucho mas el tejido celular de las
plantas.
De manera que faltando la luz pero habiendo calor, el vegetal
efectúa el crecimiento á espensas de los principios que existen en
las raíces y tallos, como hemos visto sucede en las hortalizas en-
terradas y hasta en las patatas que se entallecen cuando se encuen-
tran en sitios calientes pero oscuros.
Se aprovecha la falta de luz, para la conservación, en cuevas y
sótanos secos pero no calientes, de patatas y otros t u b é r c u l o s . Los
nabos, coliflores, lombardas y berzas, por igual causa, se conser-
van enterradas por su base entre arena fresca, y la privación del
aire y de la luz, son el fundamento de las conservas alimenticias
animales y vegetales.
Ahilamiento artificial. Siendo la luz de fácil manejo en cuanto
á su dirección, en t é r m i n o s que á nuestra voluntad la podemos
someter á cuantas inflexiones sean necesarias, nos es fácil utilizar
esta propiedad, en los cambios de forma que, atendido á su estru-
tura, permite llevar á cabo en algunas plantas y hasta en las
frutas.
S i tomamos un equinopsis, un cereus ó la opuniia cylindrica,
plantados en macetas y desde el principio los vamos sucesivamen-
te cubriendo con un tubo de hoja de lata ó de cartón, al cual so
le vayan dando distintas curvaturas, teniendo siempre el estremo
superior abierto, la planta dirigiéndose hacia la luz, seguirá todas
las sinuosidades que hayamos querido dar al tubo. Este es el me-
dio sencillo para formar artificialmente y á nuestro capricho, plan-
tas monstruosas que diíieran en todo de su verdadera forma natu-
ral. Las plantas que entre otras, se prestan mejor á este experi-
mento son los Echinopsis multiplex y E y r i e s ü , el Cereus peru-
vianus, la Opuntia cylindrica, la Euphorbia oflicinarum y otras.
S i verificamos esto misino con los frutos del naranjo, peral, c i -
ruelo, albaricoque y melocotón, metidos en tubos y moldes á pro-
pósito, daremos á las frutas las formas mas raras y caprichosas.
Fundados en este principio podemos hacer pasar de un punto á
otro y atravesando hasta por el interior de una h a b i t a c i ó n oscu-
ra, un sarmiento, de parra, un tallo de rosal ó de otra planta, c u -
yo tallo ó sarmiento dirigido con cuidado en dirección de la luz,
puede atravesar grandes distancias, salir al exterior y ramificarse
como si estuviese alli plantado.
L a acción electro-química de la luz sobre las plantas, la vemos
demostrada por la distinta influencia que sobre ellas ejercen los
diferentes rayos del espectro solar. Los rayos rojos y amarillos
obran con mucha mayor eficacia en la descomposición del ácido
carbónico que los azules y verdes, siendo este último color el que
menos descomposición produce favoreciendo en cambio el des-
prendimiento de dicho ácido. Este mismo desprendimiento de áci-
do carbónico, se efectúa en la oscuridad durante la germinación
de las semillas. Asi como la evaporación del agua por las hojas
es debida á la luz y no al calor.
Mas si por estos colores está ya demostrada la acción que pro-
ducen respecto del ácido carbónico, el color violeta, está llamado
á verificar grandes y ventajosos resultados en las condiciones ge-
nerales de la vida.
— 46 —
De modo que por las esperiencias llevadas á cabo podemos ya
sentar como principio íisiológico que, dicho color ejerce una es-
traordinaria influencia sobre los animales y las plantas.
Los animales engordan fácil y rápidamente bajo la acción di-
recta de la luz violeta y los vegetales se desarrollan estraordina-
riamente bajo campanas de vidrio ó de papel del mismo color.
Aplicaciones. Las ventajosas aplicaciones que la producción a n i -
mal y vegetal pueden sacar de esta acción electro-química de la
juz, son tan importantes como sencillas y fáciles de practicar. Por
esta razón, las vidrieras de los invernáculos y estufas, deberán
ser de este color, asi como las paredes del interior pueden pintarse
del mismo. Las campanas de vidrio y las cajoneras acristaladas,
d e b e r á n ser de igual color y si á esto se añade que todas ellas sean
de vidrio templado, que sobre ser tan flexible como la madera y
admitir todas las formas, no se rompe, se h a b r á conseguido u n es-
traordinario adelanto.
A los animales destinados al trabajo y á los de renta, les con-
viene el ejercicio, aire, sol y luz, á los que se destinan para cebar
desde el momento en que se someten á este sistema, les conviene
la quietud, abundante alimento y que ésten sometidos á la acción
de la luz \ ioleta. Para lo cual las paredes se p i n t a r á n de este co-
lor, asi como los vidrios de las puertas y ventanas por donde re-
ciben la luz. Y haciendo aplicación de la teoría del Padre Secchi,
las caballerizas destinadas á los animales enfermos y á los que se
quiera engordar, además de tener las habitaciones de color, con-
v e n d r í a que estuviesen situadas al levante ó mediodía.
L a laz eléctrica puede aplicarse, á las faenas agrícolas siempre
que convenga no perder tiempo, cuando se llevan á cabo ciertos
trabajos perentorios que sea indispensable no interrumpir. Como
pudiera suceder al barbechar, vendimiar, segar, trillar y otras la-
bores. De modo que con la m á q u i n a perfeccionada de Albaret, se-
r á posible trabajar en las grandes esplotacíones durante la noche
como si fuera de día.
Utilidad del miseroscópio, el microscopio cuyo uso y utilidad
son hoy de general aplicación y al cual han debido las ciencias
naturales y las que de ellas se derivan infinitos y variados descu-
_ 47 —
brimientos, sirve en agricultura, ds un poderoso auxiliar para re-
conocer las mezclas y íalsificaciones de los productos naturales de
los animales y las plantas.
Con un microscopio que aumente trescientos diámetros, se
observarán estos productos reducidos á diminutas proporciones co-
locadas sobre una lámina de cristal. Para proceder á estas investi-
gaciones, es preciso adquirir la costumbre de manejar el micros-
copio y como que cada uno de estos productos, lleva siempre con-
sigo la marca estampada por la naturaleza, será posible en todas
ocasiones, reconocer las adulteraciones y mezclas con las que so
haya querido falsificar. De modo que partiendo de una observa-
ción conocida y verdadera, por ejemplo; observando al microsco-
pio el aspecto, en su mayor grado de pureza, de las harinas, fé-
culas, leches, manteca, lino, c á ñ a m o , seda y demás, nos será fá-
cil después reconocer por el cambio de aspecto las adulteraciones
de estos productos.
Por estas observaciones comparativas del microscópio, reconoce-
remos la adulteración de los productos de las plantas i n d u s t r í a l e s
y económicas; la de la leche de vaca enferma, y la de la leche con-
feccionada con la masa encefálica, ó sea con los sesos de buey, y
hasta la falsificación del t é , café y chocolate.
De este mismo instrumento nos valdremos, para investir r
los gérmenes y séres parásitos que son causas de enfermedades y
de destrucción de las plantas y de los animales, algunos de ellos
trasmisibles al hombre con los alimentos. Así reconoceremos la
trichim que existe en la carne del cerdo, y que al compila, puedo
propagarse en los músculos del hombre, ocasionándole la muerte
en medio de los mas terribles tormentos. La planta parásita que
consume y momifica al gusano de la seda; los huevos y larvas de
la phylloxera vastatrix que destruye el viñedo; el dorifera de-
"emlineata que ataca y destruye las patatas y todos cuantos seres
7 embriones pueden perjudicar á los animales y vegetales.
48

ÉLEGTRICIÜAD.—ACCION 1)E LA ELECTRICIDAD SOBRE LOS TERRENOS, SEGUN


SU CONSTITUCION MINERALOGICA.—EFECTOS DE LA ELECTRICIDAD SOBRE
LOS VEGETALES.—ELECTRO-CULTURA.

L a electricidad es otro de los estimulantes universales que i n -


||iiyen directamente sobre el organismo de los séres vivientes,
ejerciendo t a m b i é n acciones y reacciones químicas sobre les cuer-
pos inorgánicos. Por esta razón las plantas y los terrenos, p a r t i -
cipan de esta acción ó fuerza polarizada de la naturaleza s e g ú n
su distinta condición de ser.
Los terrenos por su constitución mineralógica, son buenos ó
malos conductores de la electricidad y poseen por lo mismo, dis-
tinta facultad de conservar y trasmitir dicho agente físico á los
vegetales que en ellos se cultivan.
Los componentes mineralógicos que ejercen una acción electro-ne-
gativa, determinan una beneficiosa influencia sobre los terrenos.
Por esta causa la cal, la potasa, la sosa y el amoniaco, son muy
propias para estimular la vegetación, m i é n t r a s que los ácidos l i -
bres resultan perjudiciales.
Las sales y tierras alcalinas, producen buenos resultados, de-
pendiente de la electricidad que desarrollan, en sus diferentes
combinaciones, bien con los abonos ó ya con los principios elabo-
rados por las plantas. Debido á estas sales, las corrientes e l é c t r i -
cas penetran en el interior de las plantas siendo u n poderoso re-
curso para la vegetación. Así se esplica t a m b i é n , como muchas
sustancias se hacen solubles, merced á diversas combinaciones y
penetrando en el estado líquido en los vegetales contribuyen á so-
lidificar su tejido.
las tierras calcáreas, desarrollan una pequeña y constante cor-
— 49 —
riente eléctrica, que resulta muy provechosa para la vegetación.
Esta fuerza y su acción beneficiosa, se hacen mucho mas sensibles
en los terrenos de origen volcánico. También la conservan y tras-
miten aquellos en donde se halla el oxido de hierro. Los terrenos
humedecidos trasmiten y conservan mas fácilmente la electrici-
dad. Asi como durante el dia y bajo la acción solar, estas cor-
rientes, penetrando en el terreno, favorecen el desarrollo de los
g é r m e n e s y el de las raicillas capilares.
Las corrientes eléctricas que determinan las reacciones químicas,
entre las materias minerales, producen otras nuevas y continua-
das que se suceden sin cesar al través de los terrenos, veriñcando
su acción inmediata sobre los vegetales. Esta influencia se mani-
fiesta por la disgregación de las rocas que hacen asimilables los
principios minerales necesarios á la estructura vegetal.
L a electricidad obra en las plantas, estimulándolas, activando la
fuerza vegetativa y facilitando la descomposición de los abonos or-
gánicos. Siendo por consiguiente la descomposición y recomposi-
ción de los dos fluidos, el origen del movimiento que se opera en
la nutrición de los individuos del reino vegetal.
L a acción estimulante de la electricidad sobre la vegetación, la
observamos fácilmente por el crecimiento que adquieren las plan-
tas durante un tiempo tempestuoso. Asi es que se nota con fre-
cuencia en el campo, en las huertas, en los jardines y hasta en los
invernáculos que, muchas plantas durante el corto espacio de una
tempestad, han llegado á crecer estraordinariamente. Se ve t a m b i é n
que en una atmósfera cargada de electricidad, las semillas g e r m i -
nan mas fácilmente. Del mismo modo que en las comarcas calidas
y h ú m e d a s , en donde son frecuentes las tempestades, los terrenos
son naturalmente muy fértiles. Como sucede en nuestras islas F i -
lipinas que es tal la feracidad por esta causa y la influencia v o l -
cánica que, al poco tiempo de arrancado ó rozado un trozo de
bosque, se vuelve á cubrir prontamente de árboles frondosos co-
mo si nada se hubiese destruido.
También se notan en algunas plantas propiedades electro-inag-
neticas, en unas porque contienen hierro como los brezos. En
otras, observamos que dirigen siempre sus guías terminales ha-
— 50 —
cía el norte como le sucede al Cedro del Líbano. Habiendo cier-
tos vegetales que al cortar una de sus ramas, se experimenta la
misma sensación que la que pudiera producir la descarga de una
pequeña batería eléctrica, como acontece con la fitolaca eléctrica.
Efectos perjudiciales. Sí está demostrado que este fluido desem-
peña un papel muy principal y favorable al organismo de los ve-
getales, también es sabido que, el desprendimiento de la electrici-
dad acumulada, ocasiona los mismos desvastadores destrozos en
los animales y vegetales que en todos los cuerpos y objetos de
^ naturaleza y de la industria humana.
Además dé la chispa eléctrica, será perjudicial este fluido á la
egetacion de las plantas cotiledóneas ó fanesogamas, siempre que
estas se encuentren en el interior de cajoneras acristaladas, ó
pequeños invernáculos, de armaduras do zinc en contacto con so-
portes de hierro. En cuyo caso la electricidad positiva producida
por la unión de estos dos metales, desorganiza la vida de las plan-
tas, las pudre y dá lugar al nacimiento de multitud de hongos,
iguales daños llegarán á ocasionar en los árboles frutales, los
hilos de hierro galvanizado, con los cuales se sugetan, para soste-
nerlos y guiarlos en espaldera, si estuviesen en contacto con clavos,
barras de hierro ó cobre. Mas si los alambres y clavos se hallan
galvanizados, ó lo que es lo mismo, recubiertos de zinc, ó si se p i n -
ta al oleo ó barniza la parte de hierro espuesta á la acción d i -
recta del aire, se neutralizarán en un todo estos perniciosos resul-
tados.
L a electro-cultura, es la que nos dá á conocer los medios de
estimular el crecimiento de las plantas á beneficio de la electrici-
dad. O lo que es lo mismo; la electricidad aplicada artificialmente,
al cultivo de las plantas como escitante de la vegetación.
Influencia de la electricidad positiva en la germinación, la electri-
cidad positiva determina la germinación, miéntras que la negativa
la contiene y trasforma. Fundado en este principio se ha recomen-
dado remojar los granos del trigo y demás semillas, en agua elec-
trizada positivamente por medio de la pila, porque se desarrollan
mucho mejor que las humedecidas en el agua electrizada negati-
vamente.
— 51 —
S i se prepara cual corresponde tina pequeña pila, de corriente
débil y continuada y sobre u n trozo de p a ñ o , filtro lana ó algo-
don, bien empapado en agua de lluvia, se colocan las semillas que
han de servir para el experimento, se observará que las que se en-
cuentran alrededor del hilo positivo, germinan normalmente y m u -
cho mas pronto que las situadas en derredor del hilo negativo.
Polaridad vegetal. Las semillas colocadas en el polo negativo,
siempre brotan antes que las que no se han sometido á la acción
del fluido eléctrico, mas r e ú n e n la notable particularidad de germi-
nar cabeza ahajo. Es decir, con las raices al aire y la plumula ha-
cia la parte superior, lo Q,m\prueba la polaridad vegetal y el porque
jas raices se introducen en la tierra y el tronco se eleva en el aire.
Pudiéndose por lo tanto comparar el e m b r i ó n , á un pequeño imán
con sus dos polos opuestos.
Facilitando y aumentando esta acción polar de las plantas, se es-
timula artificialmente la vegetación, debiendo sin embargo, tener
para ello presente, que el resultado de esta acción depende en gran
parte del oxígeno de la atmósfera.
Aplicaciones al cultivo. Por medio de la electricidad se acelera la
formación de las yemas de flor.
Las manzanas, peras, melocotones y demás frutas, sometidos á
la acción de una corriente eléctrica, se adelanta mucho más pronto
su m a d u r a c i ó n .
L a electricidad puede suplir la falta de luz y debido á esta cir-
cunstancia se han llegado á producir flores y frutos á una planta
que se ha hecho vivir artificialmente en la oscuridad.
Guarneciendo un campo de puntas de metal de u n metro de a l -
tura, se favorece la absorción de la electricidad atmosférica.
Por razón de igual fenómeno se puede hacer aplicación de esta
misma fuerza vivificadora para á vivar los huevecillos de los peces
comestibles.
Asi como existiendo ciertas corrientes eléctricas que girando de
polo á polo, las plantaciones en grande escala será siempre conve-
niente establecerlas en la dirección de Norte á Mediodía.
Resumen. De todos los experimentos llevados á cabo para es-
timular la vegetación artificialmente, por medio de la electricidad.
se han deducido los siguientes principios:
1. ° Toda vegetación ó acrecentamiento de sustancia, tiene l u -
gar en una superficie electro-negativa.
2. ° La polaridad es la condición esencial de la vegetación y
de aquí el que influya y determine la dirección y crecimiento de
las plantas.
3. ° Toda oxigenación y descomposición, se efectúa bajo la
combinación electro-positiva.

ATMÓSFERA Y SUS COMPONENTES.—INFLUENCIA QUE EJERCE EN GENERAL EL


AIRE SORRE LOS TERRENOS Y LOS SERES ORGANIZADOS.—EFECTOS DEL
OXÍGENO, NITRÓGENO, ACIDO CARRONICO, NITRATO Y CARBONATO AMÓNI-
COS.—YAPOR DE AGUA.—VIENTOS.—NATURALEZA, DIRECCIÓN Y VELO-
CIDAD DE LOS VIENTOS.—PRESION ATMOSFERICA.

L a atmósfera es una capa gaseosa envolvente de la tierra. Sus


efectos generales están í n t i m a m e n t e relacionados con la influencia
del calor, de la luz y de la electricidad, si bien ejerce en muchos
casos una acción moderadora y reguladora de aquellos agentes.
E l aire es indispensable á la vida de los séres organizados, sin
el no p o d r í a n existir los animales y las plantas.
Los efectos que ejerce sobre los terrenos y en dichos séres, depen-
den siempre de su constitución química, de sus propiedades físi-
cas y de las variadas circunstancias dimatológicas de la loca-
lidad.
Las tierras se bonifican naturalmente, por la acción continuada
de la atmósfera y de la nitriíicacion y de esta manera se van repo-
niendo poco á poco, en las épocas de descanso cuando no se c u l t i -
van, pero si se labran, d é l o s elementos nutritivos que extrageron
del suelo las plantas, para su alimentación y fructificación.
— m—
Cada uno de los cuerpos componentes cuya mezcla constitu-
ye el aire, tiene su distinta manera de obrar sobre el terreno
y los séres organizados.
Eloxijeno, contribuye poderosamente á todas las reacciones
químicas determinadas por la electricidad, influye también en la
descomposición de los abonos orgánicos, originando su fermen-
tación y contribuye á la oxidación de la mayoría de las sustan-
cias metálicas ó alcalinas que constituyen las rocas y terrenos.
De todos los componentes de la mezcla del aire solo el oxíjeno
es el único indispensable para la germinación. Este gas al combi-
narse con una parte del carbono que existe en la semilla, lo con-
vierte en ácido carbónico, el cual es indispensablemente necesario
en esta primera época de la vida del vegetal, en la que no puede
alimentarse sino á espensas de la propia sustancia de los g é r m e -
nes.
De modo que el oxíjeno al combinarse con el carbono del pe-
rispermo de la semilla ó de la sustancia nutritiva de los cuerpos
cotiledóneos, convierte los principios insolubles en solubles y de
esta manera es como puede nutrirse y desarrollarse el e m b r i ó n .
Por su acción el carbono que forma la base de toda materia
organizada animal y vegetal, se hace soluble para ser absorvido
y asimilado por los séres vivientes.
El ázoe ó nitrógeno sirve por su especial condición para mo-
derar y regularizar en cierto modo la actividad del oxíjeno. Por
la acción natural de la electricidad, asimila todos los materiales
útiles á la vegetación que se encuentran en los terrenos. El ázoe
del aire disuelto en el agua ó mezclado en el terreno con la h u -
medad de la atmósfera, puede ser asimilado por el vegetal, si
bien no todas las plantas lo verifican en el mismo grado y con igual
aprovechamiento.
Este gas existe en la mayoría de las semillas; los primeros ó r -
ganos que se forman en los vegetales absorven mucho ázoe, sien-
do por consiguiente uno de los componentes de las plantas. Por las
raíces estraen los vegetales de la tierra, este gas, haciéndolo tam-
bién por las hojas, aunque ciertas plantas no asimilan al ázoe
que hace parte de la atmósfera. Si bien muchas leguminosas y en-
tre ellas la alfalfa parecen recibirlo directamente de ella.
— 54 —
E l ácido carbónico influye poderosamente en los terrenos y en
la vida y organización de los vegetales.
Las tierras húmedas se apropian mas cantidad de ácido carbóni-
cos que las secas, por cuya razón varia la cantidad de este gas con-
tenido en el aire según las referidas circunstancias.
E l aire que existe entre la tierra de los campos cultivados, se en-
cuentra mas sobrecargado de ácido carbónico que el de la atmósfe-
ra; aumentándose esta cantidad según la distinta composición y
abonos de los terrenos.
L a cantidad de ácido carbónico disminuye, progresivamente con
la altitud de los terrenos. Lo mismo sucede en las lluvias con-
tinuadas que disolviéndose el gas de la atmósfera vá á depositar-
se en las tierras. Hay t a m b i é n ciertas localidades en las que este
ácido, por sus condiciones especiales y aun climatológicas, como su-
cede en los terrenos volcánicos y en los sitios calientes y h ú m e d o s ,
se encuentra en mayores cantidades que en las frias y secas y en
las que contienen pocos materiales orgánicos fáciles de descom-
ponerse, siendo las primeras mucho mas fértiles que las se-
gundas.
Durante la noche y especialmente hacia su terminación, hay en
la atmósfera mayor cantidad de dicho gas que al medio dia que es
cuando se encuentra menos. Porque los vegetales le descomponen
y asimilan á beneficio de la luz, influyendo á la vez en este fenó-
meno la acción trasformadora de la electricidad.
Los terrenos inmediatos á las poblaciones se impregnan mucho
mas de ácido carbónico. En las localidades cerradas, en los sitios
bajos, poco ventilados y en donde hay sustancias órganicas en fer-
m e n t a c i ó n , la diferencia entre la cantidad del dia y la de la noche
es menos sensible. E l viento aumenta su proporción en las capas i n -
feriores de la atmósfera, si bien hace desaparecer la desproporción
que se nota entre la noche y el dia.
E l aumento de ácido carbónico en un 8 por 100 influye estraordi-
nariamente en la buena vegetación, puesto que el carbono es el p r i n -
cipal fundamento de la organización de las plantas, si bien este es_
ceso de 200 veces mayor cantidad que la necesaria para la respira-
— 58 ~
cion de los animales perjudica á su existencia hasta el estremo de
hacerlos perecer.
Los efectos bonificantes del vapor de agua que existe en el aire
los estudiaremos cuando se trate de la lluvia y demás meteoros
acuosos.
E l nitrato y carbonato amónicos aunque en pequeñas porcione s
existen formando parte del aire atmosférico. Los terrenos arcillo-
sos y en los que existe un óxido cualquiera retienen y conservan,
el amoniaco entre sus poros. Sucediendo lo mismo en los terrenos
humíferos, los cuales por la especial composición contribuyen
también á su formación.
Este gas es de suma importancia para la n u t r i c i ó n de las plan-
tas y de él nos volveremos á ocupar al tratar de los meteoros
acuosos y de los abonos.
Del hidrógeno carbonado, ozono, semillas y gérmenes animales
uspendidos en el aire no les daremos importancia por sus peque-
ñas proporciones y porque tendremos ocasión de hacerlo de cuer-
pos y principios análogos que nos proporcionarán mayor i n t e r é s
para nuestros estudios de aplicación.
Sin embargo deberemos tener presente que el azono, es el o x i -
seno electrizado, y se halla en la atmósfera en cantidades conside-
rables, en paises donde son frecuentes las tempestades, influyendo
poderosamente en la vegetación como estimulante.
Los viením pueden influir por su naturaleza, dirección y velo-
cidad.
Por su naturaleza, están relacionados con las estaciones, con
las especiales circunstancias de donde proceden y los puntos que
atraviesan. Pudiendo ser secos, h ú m e d o s , templados, calientes y
húmedos ó vice-versa.
A beneficio de un viento fresco y no muy movido, se verifica í á -
vorablemante la fecundación de los cereales, frutales y de muchas
otras plantas.
Los vientos son por su naturaleza los esenciales modificadores del
clima y de la temperatura y la causa primordial de la humedad ó
b oquedad de las diferentes comarcas.
Por 5?/^'mc/o/? que la determinan las cordilleras y demás cip-
— 56 —
cunstancias orográficas de las localidades, pueden ser periódicos y
regulares, ó varios ó inconstantes.
Las diferencias que se manifiestan en la dirección de los vien-
tos en las distintas horas del dia, influyen en la vegetación porque
aumentan ó disminuyen las temperaturas de las noches.
Cuando los vientos atraviesan montañas cubiertas de nieve, produ-
cen un enfriamiento en los terrenos por donde pasan, resintién-
dose la vegetación tanto mas, cuanto la temperatura haya sido an-
teriormente mas bonancible y las plantas tengan sus brote mas
tiernos.
También puede perjudicar cuando es favorable la dirección de los
vientos cargados de miasmas palúdicos, pútridos ó pestilenciales,
que hacen insalubre la vivienda del hombre y de los animales. O
ya también cuando por la misma causa, se dirigen los humos de
ciertas fábricas y de hornos de fundición de metales que sean per-
niciosos para la vegetación.
E n cambio son ventajosos los que proceden del mar que por ve-
nir cargados de humedad y de sustancias salinas, benefician el ter-
reno, depositando en él estos principios muy útiles para la vege-
tación de las plantas y con especialidad para la v i d .
Por su velocidad, por la mayor ó menor rápidez con que recor-
ren el espacio y por ser mas ó menos frecuentes. De modo que si
en una localidad en donde son muy frecuentes los vientos fuertes el
terreno es arenisco, la vegetación será pobre y muy difícil de con-
seguir sino se llevan á cabo trabajos de bastantes consideración.
Los vientos fuertes perjudican á los árboles y arbustos recien
plantados. Y en donde sean periódicos, si coinciden con las épocas
de floración ó fructificación, no servirán para el cultivo de los f r u -
tales.
E l conocimiento de la constancia y de cierto grado de velocidad
del viento, puede servir para la instalación de m á q u i n a s y artefac-
tos movidos por esta fuerza natural. Las norias, bombas y moline-
tas para elevar las aguas y los molinos de viento, constituyen una
de sus mas principales aplicaciones.
L a estremada velocidad, las tempestades de aire, los huracanes
ocasionan en los vegetales, terrenos, edificios y demás, trastornos
de gran consideración que suelen producir la ruina y desolación de
comarcas enteras.
L a presión almosferica, se encuentra relacionada con la altitud
de los terrenos á partir desde el nivel del mar. La acción que por
esta causa esperimentan los animales y vegetales se encuentra i n t i -
mamente relacionada con los principales actos de su existencia.
L a presión atmosférica es indispensable en la vida de los animales
y las plantas para impedir la salida de la sangre y demás líquidos de
los animales, y la savia y jugos propios de los vegetales. A beneficio
de este fenómeno se verifica el movimiento y mezcla del aire y del
agua por entre las primeras capas de la tierra. Haciendo que por
un mecanismo igual al de la bomba aspirante y al principio de las
corrientes osmica y de difusión, unidas á la acción de la vida, se
lleve á cabo la circulación desde las raices hasta las hojas.
E l calor mas bien que la presión atmosférica determina las distin-
tas zonas de altitud en que viven ó se cultivan las plantas. Así co-
mo la dificultad en la germinación de las semillas, sometidas á gran-
des presiones, parece ser debida mas bien que á esta causa, á la es-
cesiva tensión que experimenta el oxijeno, la cual imposibilita el de-
Qí>rTollo de los g e r m e n

L M l i l MIL
METEOROS ACUOSOS.—NUBES.—NIEBLAS.=LLUVIAS.—Rocío.=1ÍNFLUENCIA
DE CADA UNO DE ESTOS METEOROS EN LOS TERRENOS Y LAS PLANTAS.

Los meteoros acuosos actúan reconocidamente en la organiza-


ción de animales y vegetales, así como en los terrenos, por la com-
posición y manera de obrar de cada uno de ellos. Por esto es i n -
dispensable conocer la acción que ejerce sobre aquellos las nubes,
lluvias, sereno, rocío, escarcha, neblina nieve, helada y granizo.
Nubes.—Los vapores acuosos desprendidos de la superficie
— 58 —
de la tierra y acumulados en estado esferoidal, constituyen las n u -
bes que influyen distintamente s e g ú n su mayor ó menor densi-
dad ocasionada por los cambios de temperatura.
Las nubes úvv MI para conservar como bajo una campana ó
abrigo, el calor de la tierra á la cual protejen impidiendo la ra-
diación de su calor. De aquí el que se haya tratado con mas ó
menos buen éxito de imitar este acto beneficioso de la naturaleza,
produciendo mhes artificiales de humo durante las noches frias, es-
pecialmente en la primavera, para librar á la v i d y otras plantas
de los perniciosos efectos de las heladas.
Acción de las nubes. Cuando las nubes se interponen entre la
tierra y el sol la sombrean, evitando la evaporación de la humedad
de los terrenos. Las nub es actúan y se desarrollan según la a l t i -
tud, proximidad al mar, á los grandes ríos y masas de arbolado.
Influyendo en la especialidad de las plantas naturales y cultivadas
y en la sequedad de los terrenos. Son causa beneficiosa de las l l u -
vias, nieves y demás méteoros acuosos y uno de los modificadore8
de los climas.
Los países montañosos los valles profundos y las regiones situa-
das al norte, son mas nebulosas que las llanuras y las elevadas
mesetas horizontales. En los primeros las lluvias son mas periódi-
cas, se cultivan los á r b o l e s arbustos y pastos sin grande esfuerzo y
casi naturalmente. En las segundas las lluvias son inseguras y exa-
geradas, muchas veces por encontrarse despobladas de vegetación
arbórea, como sucede en la mancha; predomina el cultivo cereal,
los vientos son impetuosos y el clima desapacible.
Las nieblas son los vapores densos que se estienden sobre la
tierra por no poder ascender á la atmósfera á causa de su pesantez
sobrevienen con mas frecuencia á fines del otoño y principios del
invierno y son propias de los valles h ú m e d o s y de los sitios i n -
mediatos á los grandes rios.
L a niebla es un fenómeno común en donde el aire se encuentra
habitualmente h ú m e d o y con una temperatura poco elevada. Si
el terreno tiene temperatura mayor que la del aire, la producción
de vapores continúa y la niebla se prolonga. Por esta causa sue-
— 59 —
jen también presentarse con frecuencia durante las primaveras
h ú m e d a s y templadas.
Efectos de las nieblas. Las del otoño son generalmente beneíicio-
sas para las siembras y toda clase de plantas, asi como para la
bonoíicacion de los terrenos, por que el agua de las nieblas se en-
cuentra mas sobrecargada de amoniaco que la de lluvia. Las de
primavera si se prolongan demasiado, pueden perjudicar á las
plantas herbáceas y á la floración de los cereales y favorecer la
propagación de muchas criptógamas que ocasionan la destrucción
de las cosechas. De modo que s e g ú n la época del año en que se
presentan y el período de vegetación en que se encuentren las
plantas así podrán ser perjudiciales ó beneficiosas.
En los meses de mayo y junio ocasiona el sarro que destruye las
cosechas. En el otoño si son ligeras, pueden contribuir á la madu-
ración de las uvas, pero si son continuadas y se pegan mucho á la
tierra, por la falta de viento, las pudren é inutilizan esta cosecha.
Acción sobre los terrenos. Respecto de los terrenos deben consi-
derarse como pequeñas lluvias que van empapando la tierra poco á
poco. E l tiempo de nieblas ^es el más apropósito para labrar y sem-
brar.
Lluvias.—Los vapores acumulados en la atmósfera pueden por el
enfriamiento, pasar al estado líquido constituyendo las lluvias.
Influencia del agua.—El agua es uno de los cuerpos indispensa-
blemente necesarios para la vida de los animales y vegetales y de
grande utilidad para los terrenos. Es el disolvente por escelencia, el
vehículo por cuyo intermedio se verifica la nutrición de las plantas
y el que hace asimilables las sustancias minerales y nitrogenadas
que existen en las tierras y en los abonos.
L a reconocida ventaja que tiene el agua de lluvia, sobre la que or-
dinariamente se utiliza para los riegos, consiste en que, además de
los componentes propios de este líquido, arrastra consigo sustancias
fertilizantes en disolución y suspensión. Por eso notamos inmediata-
mente después de las lluvias y aun mientras se están verificando, el
aspecto lozano que adquieren las hojas y la vida que se nota en toda
la planta. Las sustancias fertilizantes que acompañan al agua de l l u -
via son; el cloruro de sodio y de potasio; sulfates de sosa, potasa.
~ 00 —
cal y magnesia y sales amoniacales. Las proporciones de estas mate-
rias y de las que arrastra en suspensión, varían s e g ú n las épocas de]
año y la mayor ó menor frecuencia con que se suceden las lluvias y
la proximidad de las grandes poblaciones. Por estas razones pode-
mos decir que las aguas de lluvia unidas á la nitriíicacion devuelven
á las tierras una parte de las sustancias fertiliza doras que le fueron
extraídas por las cosechas.
Clasificación de las Humas. Las lluvias pueden clasificarse en tem-
porales ó estacionales y borrascosas ó erráticas.
Las lluvias temporales ó estacionales, en nuestros climas son pe-
riódicas, como las que todos los años se verifican en primavera y
otoño y mas comunmente en invierno y rara vez en el estío.
Las borrascosas ó erráticas son las que sobrevienen en todas las
estaciones del a ñ o , pero con m á s frecuencia desde A b r i l hasta Octu-
bre y van acompañadas de truenos, relámpagos y otros fenómenos
eléctricos. Unas y otras pueden ser favorables ó perjudiciales á la
vegetación y á los terrenos según que sea mucha ó poca la cantidad
de agua desprendida por las nubes.
La distribución de las lluvias mas favorables á la agricultura, será
la que se verifique con regularidad al terminar el verano y princi-
piar el otoño. Por que en estos meses se lleva á cabo la maduración
de muchos frutos y la sementera de los cereales. Si bien en algunas
ocasiones si son tardías y continuadas suelen perjudicar al fruto de
la v i d y á la calidad del vino.
Las de ta primavera son las que aseguran las cosechas, puesto
que durante el invierno además de las lluvias existen nieblas, hielos
y escarchas que bonifican la tierra.
Las producidas por las tempestades de verano, siempre que no va-
yan acompañadas de granizo, son t a m b i é n beneficiosas en los c u l t i -
vos cuando se verifican oportunamente por el estado de la atmósfera.
Hemos dicho que las lluvias en general, pueden ser perjudicia-
les por esceso ó por defecto; pudiéndolo ser t a m b i é n cuando sobre-
vienen fuera del tiempo normal y necesario para las diferentes pro-
ducciones.
Perjuicios que pueden ocasionar. Las fuertes y repentinas lluvia8
no suelen aprovechar en la generalidad de los casos, por la gran
~ 61 —
abundancia de agua que se desprende de las nubes y la velocidad con
que corre por los terrenos endurecidos por la escesiva sequetí&á ,y
falta de labor y de arbolado, sin compenetrarlos n i humedecerlos lo
suficiente. Si bien á esto contribuye t a m b i é n , a d e m a s d é l a mayor ó
menor pormeabilidad de las tierras el grado de inclinación, ó sea la
mayor ó menor pendiente en que se encuentren situadas y las afluen-
cias que reciban. Estas fuertes lluvias si son frecuentes, perjudi-
can al terreno por que arrastran su parte mas sustanciosa y destru-
yen las cosechas.
Lns cortas y pequeñas Humas como no sean muy frecuentes,son ISLíñ-
bien infructuosas, porque no penetran lo bastante en el terreno y ia
umedad desaparece pronto por evaporación.
Cuawlo f uertes y continuadas lluvias sobrevienen durante el period0
de la germinación y foración, ó sí son plantas tuberculosas como lag
patatas,ó ya también si los frutos se encuentran m u y maduros,en ia
mayoría de los casos son sumamente perjudiciales.
E l rocío, no es mas quo el vapor acuoso de la atmosfera, que por
la baja temperatura de las noches despejadas y serenas, se condensa
especialmente en la madrugada fijándose sobre las plantas y demás
cuerpos de la superficie de la tierra.Lo cual reconoce por causa el que
las plantas, los cuerpos y la tierra misma, se enfrian con mas facili-
dad que el aire que se encuentra á cierta altura.
E l roció es muy abundante en las noches despejadas de Otoño y pri
mavera. Se verifica t a m b i é n con mas frecuencia en los sitios húme_
dos, bajos y poco ventilados, que en los altos y despejados. Pero no
se presenta en las no que reina el viento ó están nublados. Porque
en el primer caso, el movimiento del aire impide su formación y en
el segundo la tierra no perdiendo tanto calor par radiación y no en-
friándose demasiado, el vapor acuoso de la atmofera no se condensa
bajo la forma de roció.Durante el estío tanpoco se forma,á no ser en
aquellos puntos en que la temperatura de la noche difiere bastante
de la del dia.
En las zonas calientes como sucede en el Africa, son los roclos
copiosos y fertilizantes y equivalen á las lluvias.
En las regiones de nuestras costas meridionales son t a m b i é n
muy frecuentes hasta en el estío, siendo en todos los casos útiles y
— 62 -
provechosos para el terreno y los vegetales por la escasez de las l l u -
vias.
En todos los vegetales se fija igualímenle el rocío, pero las
g r a m í n e a s y especialmente el maiz, parecen recibirlo y con-
servarlo por mas tiempo. Si en algunas ocasiones pudiera ser
perjudicial, particularmente para ciertos semilleros y aun para
algunas plantas, conseguiremos evitar este perjuicio con solo
calocar encima nao de los zarzos ó abrigos de los que habla-
mos en la lección

SERENOV ~-l£sCAíic'ftA — N E B L I N A . — N I E V E . — H E L A D A . — G R A N I Z O . — - I N -
FLUENCIA QUE ESTOS METEOROS EJERCEN EN LOS TERRENOS Y LAS PLANTAS.

Sereno.—Cuando el vapor acuoso de la atmósfera comienza


á descender sensiblemente en forma de finísima lluvia y sin
nubes desde el principio de la noche, se le domina sereno. De
modo que así como el rocío propiamente dicho, se forma por lo
c o m ú n á la madrugada, el sereno lo veriíica desde el princi-
pio de la noche hasta momentos antes de la salida deí soL
Para que la caida del sereno se verifique es indispensable
un r á p i d o enfriamiento del aire.
E n la primavera*y sobre todo en el otoño, es muy frecuente
el sereno hasta en las llanuras elevadas en dias de mucho ca-
lor, siendo mas abundante en las vegas frondosas y m u y re-
gadas, y en las inmediaciones de los grandes rios y del mar.
Por cuya razón en todos los terrenos p r ó x i m o s á nuestras cos-
tas del Mediterráneo es muy copioso.
Su formación. Este fenómeno se comprueba fácilmentCj por
que toda la gran masa de vapores acuosos que se elevan á la
atmósfera durante el dia por evaporación, descienden por la
noche y se depositan en las plantas y en la tierra y demás
— 03 —
cuerpos que se encuenlran en su superficie.
Su influencia* Por estas especiales cualidades, cí rocío y mas
especialmente el sereno, arrastra y precipita en mucha. uca-
ciones mayor n ú m e r o de sustancias lertilizantes que la misma
agua de lluvia, si bien el sol evapnra y hace porder una parte
de sus beneficios particularmente en el rocío. De todos modos
por la especialidad de sus coniponentes^ además de la ventajosa
influencia que ejerce en el terreno y en los vegetales, sirven
para blanquear el lino, c á ñ a m o , lienzos, y por la misma razón
ataca el color de los paños, corre por las pieles y blanquea
la cera.
Sus perjuicios. Así como debido al amoniaco, ácido nítrico y
demás sustancias que se hayan disueltas, la yerva. impregnada
del rocío es muy perjudicial para que la coman los ganados.
Por eso se ha de cuidar el que los animales no salgan á los pas-
tos hasta tanto que el sol no haya evaporado el rocío, ( i )
L a escarcha ó helada blanca,, no es otra cosa que el rocío
congelado y reconoce por causa el enfriamiento de la tierra y
el del aire h ú m e d o que la rodea. Es frecuente á íines del Oto-
ño, en invierno y aun en primavera, siempre que el rocío se
enfrie por radiación ó bajo cero..
Los efectos que producen sobre los terrenos son bonifiwaífi8
por las sustancias que en él depositan, contribuyendo también
á dividirlas si se encuentra formando terrones.
L a escarcha perjudica á las plantas tiernas, delicadas ó re-
cien germinadas, si no están muy identificadas con el clima
del país, particularmente cuando reciben el sol á su salida y
por la acción comburente del oxígeno al contacto del rocío helado
y demasiadamente oxigenado. Hay sin embargo muchas otras á
l»s que no perjudica como no sean muy fuertes y que por ha-
ber descendido demasiado la temperatura se las denomina es-
carchas secas ó aegras por los destructores efectos que oca-
sionan.
L a escarcha sirve sin embarga no siendo muy intensa para
blaaquear ciertas verduras y hacerlas mas sabrosas especialmen-
te las coles y verzas que repollan

^^vtc^^cwW dio /I$-OIJS


— 64 —
L a neblina es una niebla espesa y helada que, pnr las mismas
causas que ia escarcha, cuando las nieblas son bajas y se fijan
mucho á la tierra, el vapor acuoso se congela, quedando pe-
gado á las ramas y troncos de los árboles, al pelo de los ani-
males, á la paja, á los vestidos y á todos los cuerpos.
Su acción tn los terrenos es mucho mas enérgica que la de
la escarcha y muy idéntica á la de la niebla. Cuando son con-
tinuadas destruyen muchos g é r m e n e s de los insectos que ata-
can á las plantas, por que este frió h ú m e d o se introduce por
entre las requebrajaduras de las cortezas de los árboles y de-
más sitios en donde se encuenlran aquellos depositados.
Nieve. Los vapores acuosos congelados por una temperatura
inferior á cero grados, se convierte en nieve que desciende
de la atmósfera á la superficie de la tierra.
E n los paises fríos y húmedos es en donde nieva mas duran-
te el invierno, anticipándose algunas veces á fines de Otoño y
llegando hasta principios de la primavera, como sucede en nues-
tras provincias de A s l ú r i a s , Galicia, Santander, Provincias Vas-
congadas, Navarra y parte de A r a g ó n , Cataluña, Cuenca y A v i l a .
Acción de la nieve. Existiendo en la atmósfera varias mate-
rias fertilizantes, la nieve al caer se impregna de ellas y pe-
netran en la tierra al derretirse. Producen t a m b i é n el beneficio
de la lluvia, cuya agua se aprovecha tanto mas. cuanto el de-
rretimiento es más lento y por consiguiente empapa y profun-
diza mas en el suelo.
L a nieve es mala coductora del calor, por eso observamos que
es mayor la temperatura que existe debajo de ella que la que
se encuentra en la parte superior. Conserva el calor de la tier-
rra y muchas plantas se libran del rigor del frió y de perecer
heladas por encontrarse cubiertas con la nieve. T a m b i é n des-
truye muchos insectos y sus g é r m e n e s que perjudican á la ve-
getación.
Helada. La helada se verifica en las noches despejadas y
serenas y siempre que el enfriamiento de la tierra y del aire
lleguen hasta algunos grados bajo cero.
Acción de las heladas. Las heladas respecto de los terrenos
— 65 —
laborables, pueden ser en ciertos casos útiles y en otros per-
judiciales.
Los terrenos fuerces cubiertos de grandes gasones y los ar-
cillosos se desmenuzan con el deshielo. Sirve t a m b i é n la helada
para ahuecar las tierras, haciéndolas mas fácilmente penetra-
bles para las sustancias fertilizadoras de la atmósfera. Destru-
ye todas las laicos de la grama, laston, juncia y otras malas
yervas, cuando quedan espuestas, á la acción de la intemperie;
así como los g é r m e n e s de muchos insectos que se cobijan en-
tre las primeras capas de la tierra. Por estas circunstancias
es esta la ocasión mas oportuna para arrancar y descastar de
malas yervas los terrenos, los cuales habiéndolos cabado ó
arado durante las nieblas y con el tempero necesario, quedan
convenientemente preparados para recibir los beneficios de la
atmósfera.
La acción lenta y constante de la humedad, del oxígeno,
electricidad, ácido carbónico y las heladas, van disgregando y
desmoronando las rocas, cuyo detritus forma y aumenta la masa
de los terrenos laborables.
Son perjudiciales las heladas, en algunos casos en que sien-
do la labor poco profunda; las tierras demasiado fuertes ó muy
ligeras y e n c o n t r á n d o s e sembradas de cereales ó de otras plan-
tas en labor alomada, al deshelarse, se suelen quedar las r a i -
ces completamente al descubierto por el ahuecamiento de la
tierra.
E l daño que el hielo ocasiona á las plantas, está relacionado
directamente con el mayor ó menor grado de resistencia que
cada una de ellas tenga al frió, ó sea su limite polar. Sin em-
bargo, cuando sobrevienen grandes nevadas, seguidas de gran-
des hielos que alternan con dias despejados y con sol, espe-
cialmente á su salida, no suelen resistir á estas violentas al-
ternativas muchos de los árboles y arbastos denominados siem-
pre verdes por que conservan sus hojas y que viven sin re-
sentirse en los países fríos. Por esta razón podemos en ciertos
casos observar que, el romero, el pino y hasta la encina, pe-
recen por estas violentas transiciones.
- 66 —
Zas heladas ocasionan también en el interior de los árboles,
por los liquidoe que se hayan contenidos, grandes dislaceraciones
de sus tejidos que después de secos y cortados para labrarse
se conocen con el nombre de madera muerta.
Los diferentes medios empleados para resguardar del frió á
las plantas, ya lo dejamos enumerados en la lección V I H . Bas-
tando ahora ú n i c a m e n t e recordar que muchas veces cuando la
helada es de poca intensidad, suele ser süíicienle una simple
cubierta, con el íin de evitar el que el hielo caiga perpendi-
cularmente sobre las p l a ñ í a s . Sin embargo de esto, conviene
tomar todas las precauciones necesarias y en un todo relacio-
nadas con el clima del país y la naturaleza del vegetal.
E n las regiones templadas suelen precaverse los efectos de las
pequeñas heladas, regando abundantemenle los plantíos, como
por ejemplo sucede en el reino de Valencia con el cultivo de
los naranjos.
Las raices y tubérculos en los países húmedos y fríos, en
casos de gran necesidad, se c u b r i r á n con broza ó paja larga.
En los secos aunque sean algo fiMos, no perjudican á la re-
molacha, n i aun á la zanahoria y al nabo, porque este último
adquiere mejor calidad y es mas sabroso, después que ha su-
frido la acción de un frió moderado. Igual sucede A muchas
ensaladas y verduras.
Granizo, El agua congelada en masas redondeadas, de ma-
yor ó menor t a m a ñ o y sobrecargada de electricidad que caen
antes ó durante las tempestades de verano y aun en algu-
nas lluvias de invierno, de primavera y de otoño, constituye
el granizo, el cual se denomina vulgarmente piedra cuando
aumenta de su grosor ordinario.
Cuando graniza en invierno, primavera ó á últimos de oto-
ñ o , aunque sea poco, es segura la helada por la noche en las
regiones frías y en las mesetas y llanuras elevadas como su-
cede en is Mancha.
E l granizo ocasiona destrozos de consideración en los vege-
tales y animales, puesto que en algunas ocasiones, éstos y aun
el hombre, han perecido á causa de los grandes pedriscos
— 67 —
cuando les han sorprendido en despoblado.
Todos los vegetales están espuestos á sufrir por la acción
destructora de este meteoro, pero ios cereales, las hortalizas y
d e m á s plantas herbáceas suelen quedar completamente destrui-
dos T a m b i é n padecen mucho la v i d , el olivo y los árboles fru-
tales y sus daños están relacionados con la inlensidad y ta-
m a ñ o del granizo. De modo que, cuando es piedra todo lo
asóla en el terreno que descarga una de estas nubes. Los es-
tragos no sou tan considerables cuando el granizo cae envuelto
con mucha agua.
Las heridas producidas en los vegetales por la piedra ó grani-
zo grueso, son de difícil cicatrización y las señales se conser-
van por mucho tiempo hasta en los vegetales leñosos. Las hojan
y tallos tiernos así como muchas plantas herbáceas, sucumbes
no solo por la dislaceracion del golpe, sino que t a m b i é n muchas
perecían por la acción deletérea del agua oxigenada.
Las cebollas del azafrán, muchos bulvos de flor y aun la
misma cebolla comestible, suelen p ú d r i r s e á consecuencia del
encharcamienlo del agua del granizo, desarrollándose en ellas
r á p i d a m e n t e varios hongos.
Los paragranizos que se han recomendado para neutralizar
estos funestos desastres, no tienen una verdadera é importante
aplicación por lo muy costoso de su planteamiento.
E s beneficioso para las tierras que están recien sembradas ó
labradas. Porque al amoniaco y d e m á s sustancias fertilizadoras
propias de todos los meteoros acuosos, hay que añadir la de
la electricidad, Así es que por esta causa, y la acción directa
del oxígeno, suele notarse que en las siembras y semilleros al
aire libre, las semillas germinan mas pronto, después de una
de estas tempestades. T a m b i é n destruye en ocasiones muchos
insectos y sus larvas, pudiendo citarse el hecho de haber s u -
cumbido una gran mancha de langosta en el estado de mosquito
á consecuencia de una copiosa granizada.
«8

mmm
híPORTÁNClA DÉ LÁ CLIMATOLOGIA AGRÍCOLA.'—DEFINICION DEL CLIMA
AGRÍCOLA.—DATOS MAS ESENCIALES PARA LA -DETERMINACIÓN DE LOS
CLIMAS.—MODIFICADORES DE LOS CLIMAS.—LIMITES DEL C U L T I V O . — R E -
SIONIÉS AGRÍCOLAS DE EUROPA.

importañcia de la climatología agricólá. Ln climalología es


uno de los m á s importantes conocimientos de la a g r o n o m í a .
Tiene por objeto determinar ios fundamentos generales para la
conveniente d i s t r i b u c i ó n y elección de los cultivos, s e g ú n sean
las especiales condiciones de las localidades y las exigencias
de las plantas. Por esta razón los climas agrícolas no pueden
definirse n i considerarse como los climas geográficos.
E l estudio de los climas agrícolas debe comprender, el Cono-
cimiento de los climas generales que constituyen las diferentes
regiones a g r o n ó m i c a s , la d e t e r m i n a c i ó n de los climas locales^
parciales ó climas físicos y por ú l t i m o como complemento y
ampliación de dicho estudio las regiones meteorológicas de Es-
paña.
Clima agrícola. Por clima agrícola comprendemos, el con-
junto de circunstancias meteorológicas, hidrológicas, orográficas
y geológicas, que constituyen el calor, la humedad ó sequedad
del aire; la aptitud, conformación y composición de los terre-
nos, lo cual influye en las variadas condiciones que necesitan
las plantas para fructificar. De modo que el clima de una lo-
calidad será por consiguiente, la r e u n i ó n de todos los factores
indispensables, para que las plantas cultivadas recorran natural-
mente todos los períodos de su vegetación.
Datos mas esenciales para la deterrhinacion de los climas. Aunque
todos los agentes naturales de la vegetación y bonificación de los ter-
renos que anteriormente hemos estudiado, influyen mas ó menos
)9
en la determinación de los climas agrícolas y hasta algunos de ellos
son sus verdaderos modificadores, de todos estos datos los más
principales, son la li\z, altitud sobre el nivel del mar, la naturaleza
de los terrenos y la temperatura media anual y la m á x i m a y mínima
de frió y calor.
Modificadores de los cimas. Hay sin embargo circunstancias par-
ticulares que modifican los climas y que ya las hemos mencionado
anteriormente y que ahora las recordaremos para comprender me-
jor su importancia. Estas son la dirección, humedad, velocidad y
temperatura de los vientos. La conformación, dirección y elevación
de las m o n t a ñ a s , por que influyen directamente en la naturaleza de
los mismos. La proximidad al mar porque constituye los climas
marítimos que se distinguen por su mayor uniformidad en la tem-
peratura y no ser tan variables como los continentales. La modiíica-
cion que imprimen las grandes masas de arbolado que si bien hacen
descender la temperatura del aire, resulta un clima mas igual y
nunca son tan exageradas las temperaturas extremas.
Así pues, la influencia de la altitud, calor, luz, electricidad y
meteoros acuosos que ya-hemos estudiado separadamente, reuni-
dos, determinan y caracterizan la vegetación de una localidad. De
modo que á medida que varia el conjunto de estas condiciones,
cambian t a m b i é n las naturales disposiciones para la vida de las
plantas que son objeto del cultivo.
Limites.del cultivo. Cada uno de estos agentes tiene su impor-
tancia relativa y dependiente de las demás, p u d i é n d o s e en ciertas
ocasiones suplir unas condiciones á otras; mas, las que no pueden
faltar y marcan como con una línea divisoria los límites del c u l t i -
vo, son el calor, la luz y la naturaleza de los terrenos. Porque ya
hemos manifestado respecto del calor que cada una de las plantas
necesita de ciertos grados de temperatura acumulada para recorrer
los períodos de su vegetación. Y que cuando hay esceso ó defecto
de esta indispensable temperatura, los vegetales no se pueden cul-
tivar como objeto de producción.
Be modo que entenderemos por Imites del cultivo, los puntos es-
tremos hasta donde ejercen su acción, las condiciones meteorológi-
cas que son esenciales para la fructificación de las plantas. En Es-
10
— 70 —
p a ñ a tenemos varios ejemplos que demuestran los límites del c u l t i -
vo en el sentido vertical y que pueden examinarse á simple vista en
Sierra Nevada. Y ejemplo curioso es t a m b i é n , el que se observa en
Lanjaron cuya etimología árabe quiere decir los ríos en cuya única
calle se determina perfectamente el límite de los cultivos. En la
cuesta que desciende al rio se encuentran los naranjos, en la que
asciende á la m o n t a ñ a los castaños, el límite de ambos cultivos lo
marca la natural divisoria de las aguas.
No todas las plantas que se cultivan con el fin de alimentar al
hombre y á los animales y para los usos industriales y económicos,
necesitan llenar las mismas condiciones para llevar á cabo las dife-
rentes fases de su vegetación. Las que r e ú n e n iguales cualidades 4-^
de existencia se han reunido para constituir grupos y de aquí
las diferentes regiones agrícolas.
Regiones agrícolas. Se denominan regiones agrícolas á las que
r e ú n e n el conjunto de condiciones meteorológicas necesarias, para
poder cultivar cierto n ú m e r o de vegetales que llevan consigo las
mismas ó muy parecidas necesidades de existencia, tomando ge-
neralmente por tipo una de las plantas mas conocidas é impor-
tantes.
P a r a determinar estas regiones, hay que tener presentes las tem-
peraturas medias y mas principalmente, las extremas, ó sean la m á -
xima y mínima de una localidad por ser las que deciden en un
todo del éxito de los cultivos.
.División de los climas. Los climas se han dividido en seis que
son ecuatorial, cuya temperatura media del año varía entre 27.° y
25.° climas cálidos, su temperatura media entre 25.° y 20.° Zonas
templadas, entre 20.° y 10.° Climas fríos, entre 10.° y S.0 Zonas he-
ladas entre 0—á 5.° Climas glaciales ó polares, entre—15.°
Clasificación de las regiones agronómicas. No siempre y en todas
partes se pueden trazar con verdadera exactitud estas zonas de
cultivo, porque lo imposibilitan la accidentacion y composición del
terreno y otras varias circunstancias. En las localidades llanas es
m á s fácil, pero t a m b i é n hay que atender además de la composición
de las tierras, á la esposicion, altitud distancia ó proximidad de las
cordilleras, porque muy bien podrá cultivarse con éxito una planta
— 71 —
cerca de aquellas, al paso que á cierta distancia sí podrá vivir, pero
no podrá fructificar, igual sucederá aunque ^1 terreno sea llano
cuando insensiblemente se vá elevando ó descendiendo, de manera
que á gran distancia sin constituir accidentacion manifiesta, la ma-
yor ó msnor elevación sobre el nivel del mar influya poderosamen-
te en la determinación de los cultivos.
Hay además que tener presente que en climas y alturas iguales,
en zonas inmediatas ó lejanas las diferencias que se notan en la
vegetación son debidas esencialmente á la influencia directa ó i n -
directa del suelo. De modo que podemos sentar como principio
que en donde varié la naturaleza del terreno laborable, allí cam-
bian t a m b i é n las condiciones de la vegetación.
Esto sin entrar por ahora en el conocimiento y determinación
de los ,clmas físicos ó locales que como veremos, pueden cambiar
por completo las condiciones de la r e g i ó n agrícola en la localidad
en donde se encuentren.
Regiones agronómicas de Europa. En tres grandes secciones
puede dividirse la Europa s e g ú n los diferentes cultivos establecidos.
E n la primera situada al Mediodía y Sudeste, se encuentran los
climas donde se cultiva el olivo, en los que son mas templados y
la v i d y la morera en lo que no lo son tanto. La segunda sección se
divide t a m b i é n en dos regiones, la primera que es propia de los
cereales y la segunda de las yerbas y raices alimenticias. La tercera
la de los bosques y pastos.
Zonas agrícolas de Europa según Gasparin. Las regiones agro-
nómicas de Europa según Gasparin, fundadas en las condiciones
de calor que necesitan las plantas para fructificar se clasifican en
cinco zonas ó regiones de cultivo que son del olivo, de la v i d , de
los cereales, de los pastos y de los bosques.
L a región del olivo puede dividirse en dos sub-regiones, la
primera, en la que la tempatura nunca desciende á cinco bajo
cero, las heladas cuando se presentan no pasan de ocho á diez
dias y en algunas de ellas puede cultivarse el naranjo. En la
segunda la temperatura oscila anucho mas, bajando hasta ocho
grados y en los inviernos muy fríos se puede helar el tronco y
hasta las raices de estas plantas.
— 72 —
L a región de la i-id, os el límite meridional do la del olivo, por
mas que con frecuencia se confundan ambas zonas, si bien la v i d
necesita mas humedad y menor calor que el olivo.
L a región de los cereales, que es muy estensa y dilatada, la d i -
vide el límite norte de la v i d en cuya zona fructifica perfecta-
mente.
L a región de los pastos, se confunde con la de los cereales y su
límite se fija mas bien en la mayor altitud que estos alcanzan.
L a región de los bosques, comienza y forma parte de la de
los pastos constituyendo en muchos casos una sola y misma
zona.
Escala de cultivos según Humboldt. Estas diferentes fajas ó zo-
nas de cultivo cuyos t é r m i n o s están representados la mayor parte
en los andes son los siguientes:
1.° Vainilla, 2.° Cacao, 3.° Cocotero, 4.° Piña de América,
5.° Caña de azúcar, 6.° Café, 7.° Palma, 8.° Naranjo, 9.° Olivo,
10 Morera, 11 V i d , 12 Cereales, 13 Yerbas, 14 Encinas, 15 Abe-
dales,
fe

REGIONES AGRÍCOLAS DE ESPAÑA.—CLIMAS FÍSICOS Ó LOCALES.—REGIO-


NES METEOROLÓGICAS DE ESPAÑA.

Regiones agronómicas de España. Las variadas condiciones de


los diferentes climas agrícolas que permiten establecer en cada
una de ellas una distinta zona de cultivo, las tenemos todas
ellas en nuestro país y podemos disponer desde las regiones sub-
tropicales hasta la región montana. Esta diversidad de climas es
debida á su distribución orográfica f de la cual depende toda nues-
tra variada riqueza agrícola que nos permite producir, desde la
caña de azúcar hasta el haya ó fabuco. Habiendo provincias tan
— 73 —
privilegiadas por la naturaleza como sucede á la de Málaga que
le es dado cultivar las principales y variadas producciones de am-
bos continentes, desde la caña de azúcar, banano, chirimoyo,
laurel del aleanfol y en nuestro concepto el café como cultivo de
producción y las ananas con abrigos y en buenas esposiciones, has-
ta el nogal, castaño, avellano y m a d r o ñ o .
De modo que en atención á las especiales circunstancias de nues-
tra p e n í n s u l a la podemos considerar dividida en las seis regiones
agrícolas siguientes:
Región del banano y de la caña de azúcar. Esta la considera-
remos dividida en dos sub-regiones, ambas situadas en todo el
litoral del m e d i t e r r á n e o . La primera comprendida en la zona ma-
rítima de las provincias de Granada y Málaga hasta el estrecho. En
donde se debe intentar casi con seguridad de éxito el cultivo del
café, el de l á u r u s camphora y las ananas ó pinas de América, en
climas locales ó abrigos naturales, ó defendiéndolas con zarzos d u -
rante la noche en las ocasiones en que lo necesiten. La segunda
comprendida del mismo modo en el clima marítimo, desde la pro-
vincia de Castellón hasta la de Almería en donde algunas veces el^
frió perjudica á los naranjos.
Región del naranjo. Comprende t a m b i é n esta región las zonas
marítimas de España, desde el Cabo de Creus al de Finisterre, en
la cual se encuentran algunas provincias de Portugal como son
Braga, Oporto, Coimbra las Veiras la Estremadura y los Algarbes.
En España en las provincias de Cádiz, Sevilla, Málaga algo de
Córdoba, Granada, Almería, Murcia, Alicante, Valencia, Castellón
y algo de Tarragona, c u l t i v á n d o s e el naranjo desde 200 á 250 me-
tros sobre el nivel del mar.
Región del olivo. La altitud que alcanza en España el cultivo del
olivo es de 2.000 piés, como sucede en la provincia de Madrid hasta
3.300 piés sobre el nivel del mar. Esta zona comprende los límites
de España y Portugal hasta Ciudad-Rodrigo; atraviesa la sierra
llamada de Francia y vá á buscar la línea del Tajo hasta la pro-
vincia de Guadalajara, en cuya parte norte concluye á la altura
dicha de 2.000 piés. En la provincia de Avila termina en A r e -
nas de San Pedro. Aparece en las riberas del Jalón uniéndose
— 74 —
á la del Ebro por su parte occidental, sigue Logroño y parte
de Navarra, estendiéndose por todo el bajo de A r a g ó n , penetran-
do después por las provincias de Huesca, Lérida y Gerona has-
ta 3.500 piés sobre el nivel del mar. De la misma manera se en-
cuentra en las regiones del naranjo y de la caña dulce. En las zo-
nas centrales se halla en algunos puntos de la provincia de A l -
bacete y Cuenca; en la de Ciudad-Real y Toledo y estendiéndose
por las de Jaén y Córdoba.
Región de la vid. Puede considerarse esta zona como un c l i -
ma fresco, cuya temperatura media anual es de unos 16.0Esta r e -
gión en España abraza una dilatada ostensión de su territorio, es-
ceptuando los puntos muy elevados sobre el nivel del mar y par-
tes de Galicia, Asturias, Santander y Provincias Vascongadas. La
r e g i ó n de la v i d en España comprende, mas de la mitad del Nor-
te; todos los llanos de Castilla la Vieja á menos de ocho leguas de
las vertientes del Norte de las sierras, cuyo centro lo marca la cor-
riente del Duero, desde su nacimiento-, hasta los confines de Por-
tugal en que se pierde en la región del olivo.
Región de los cereales. La región de los cereales se entiende en
la península, casi por toda su ostensión menos en las comarcas
montañosas y muy elevadas.
Región de los pastos y bosques. Esta r e g i ó n la podemos considerar
dividida en dos sub-regiones. La primeia de los pastos, situada en
la meseta y cúspide d é l a s altas m o n t a ñ a s . La segunda en las
laderas y bases de las mismas y ambas enclavadas en las cordille-
ras de Castilla, León, Galicia, Asturias, Provincias Vascongadas y
m o n t a ñ a s de Navarra, Aragón, Cataluña, Serranía de Cuenca, So-
ria, Sierra Segura, Sierra Morena y en algunas otras localidades
h ú m e d a s y montañosas.
Climas parciales ó climas físicos. Damos el nombre de climas
parciales ó físicos, á todas aquellas localidades que por su altitud,
situación y esposicion, difieren en un todo de la región agrícola en
que se encuentran. Las cuales son conocidas en la práctica con
la denominación de terrenos ó localidades abrigadas y tempranas.
E l conocimiento de los climas físicos ó locales, es de suma impor-
tancia en nuestro pais, porque atendida sü conformación orográíica
— 75 —
se encuentran abundantemente distribuidos por toda la península
ibérica.
Las colinas y montañas en forma de anfiteatro, que son m u -
chas en nuestro país, resguardadas de los vientos del norte, dejan
en el centro espacios mayores ó menores ds terrenos que constitu-
yen unos verdaderos invernáculos naturales, en donde se pueden
cultivar distintas clases de plantas que las que consiente el clima
agrícola de la localidad en que se encuentran. O cuando menos las
mismas, anticipando su vegetación, ó asegurando su existencia res-
pecto á las bajas temperaturas, porque en estos sitios no influyen
con tanta intensidad.
Las grandes hoyas ó depresiones naturales del terreno que re-
sultan muchas veces estar poco elevadas sobre el nivel del mar, y
en otras constituyen terrenos resguardados, en donde se observa
qae se adelantan y consiguen los frutos mucho mas pronto que en
las tierras inmediatas.
L a proximidad de las montañas que constituyen resguardos na-
turales para los cultivos que disfrutan de esta ventajosa situa-
ción.
Las esposiciones al medio dia, amparadas por laderas vy mucho
mas sí se encuentran plantadas de árboles.
Las grandes esplanadas que se hallan en el interior de los bos-
ques, en donde el abrigo de los árboles permite dedicar estos es-
pacios de tierra á cultivos anticipados. En una palabra, en todas
las localidades especiales en que reuniendo las cualidades propias
á los climas agrícolas en general, dispongan de las ventajosas, con-
diciones de esposicion, altitud y abrigos naturales unidas á la
cualidad de los terrenos.
Medios de reconocer los climas físicos. La observación es la que
nos puede guiar en la determinación de estos climas físicos ó
locales. Así pues, al notar que una misma planta produce sus f r u -
tos mucho mas pronto en ciertas localidades que en otras de la
misma comarca, y que las cosechas son mas seguras apesar de
encontrarse sometidas á las mismas variaciones atmosféricas, se-
r á n indicios que nos darán á comprender la existencia de esta
ventajosa condición. Sirviéndonos de guía natural para la deter-
— 70 —
minacion de estos climas parciales, con el fin de dedicar estos
terrenos á cultivos anticipados ó nuevos cultivos, prévio su cor-
respondiente ensayo, que no sean los generalmente seguidos en
la localidad n i que correspondan á la región agrícola en que se
encuentran situados,
Medios de construir artificialmente y en pequeño estos climas f í -
sicos ó locales. Recordando lo que espusimos al tratar de los me-
dios de utilizar el calor, veremos que una pared espuesta al me-
diodií!, un malecón de tierra y demás que entonces enumeramos
constituian un abrigo. Pues he aquí llevado á cabo en su mas
sencilla manifestación, la construcción artificial de un pequeño
clima local.
Porque constantemente observamos que las eras y alvitanas que
se encuentran situadas á lo largo de estas paredes, no solo se ade-
lantan mucho mas los vegetales que en ellos se crian, sino que
permiten producir otros que fuera de la acción de este resguar-
do no sería fácil cultivar. Así vemos los nopales, los palmitos y
las mismas palmeras que apesar del clima y frió desigual de Ma-
d r i d , viven al abrigo de las paredes en muchos jardines públicos.
De modo que para proporcionarse artificialmente un clima físico
ó local, elegido el terreno que si ser pudiera, debería estar situa-
do al pié de una ladera espuesta al mediodía, se comenzará por cer-
rarlo con una plantación de cinco ó seis filas de árboles, siem-
pre verdes, de pinos por ejemplo, unidas entre sí y formando cor-
dones con cipreses, tuias ó arbustos t a m b i é n de hoja perenne, pa-
ra que formen pared. Plantando también la ladera con el fin de
resguardar é impedir la acción de los aires del norte, los espacios
que de este modo quedan cerrados y resguardados, forman los c l i -
mas físicos artificiales. (1) Para anticipar semilleros ó cultivar en
pequeño algunas plantas delicadas, se plantarán cerramientos ó

(1) Un sistema parecido á este se pudo haber seguido en los bosques y mon-
tes que se han talado, en los que si se hubiesen cortado á rédales de modo
que hubieran resultado grandes plazuelas, liabrian constituidos otros tantos abri-
gos ó climas locales.
— Ti —
setos vivos ya en línea ya formando pararelógramos de más ó m é -
nos estension. Destinando el centro de este circuito tupidamente
cerrado á las plantaciones que necesitemos abrigar.
Regiones meteorológicas. Los hidro-meteoros influyen t a m b i é n
en la vegetación, imprimiéndola carácteres especiales que deter-
minan la forma del cultivo.
Las regiones meteorológicas de España, pueden dividirse en
h ú m e d a s , frescas, secas, cálidas y sub-trópicales.
Regiones húmedas. Estas constituyen dos sub-regiones en la
primera, prosperan sin riego ios castaños, hayas, fresnos y de-
más árboles de monte, las plantas forrageras y las raíces y t u -
bérculos alimenticios. La segunda se halla caracterizada por el
maiz y demás cereales sin riego. Ambas se encuentran en Gali-
cia, Asturias, Santander, Vascongadas, alturas de Navarra, Ara-
gón, Cataluña, Avila y Soria.
Regiones frescas. En las que fractiíican las vides. Como su-
cede en la Rioja, bajo Aragón, Cataluña, las Castillas, Mancha
y otras.
Regiones secas. Aquellas en donde viven y fructifican los
olivos, higueras, almendros y granados. Lo cual sucede en Es-
tremadura, Andalucía y otras.
Regiones cálidas. Estas se dividen en dos sub-regiones, la p r i -
mera en la que íructifica el naranjo. La segunda l a del algarrobo y
los arroces, como Murcia, Valencia y parte de Andalucía.
Regiones sub-tropicales. Aquellas en que se produce el tama-
rindo, el guayabo, el bananero y la cañamiel, y se hallan en la
región mediterránea.

11
"8

GEOPONÍA.—CORTE TEÓRICO DE LAS TIERRAS LABRANTÍAS.—ORÍGEN Y FOR-


MACIÓN DE LOS TERRENOS LABORABLES.—TlERRAS LOCALES.—TlERRAS
DÉ TRASPORTE.—PRINCIPALES COMPONENTES DE LAS TIERRAS LABO-
RABLES.—COMPONENTES SECUNDARIOS.—INFLUENCIA DE LA CALIZA Y
SILICE SOBRE LOS TERRENOS Y LA VEGETACION.

L a Geoponía, palabra derivada de ge tierra y poms trabajo ó


labor, es aquella parte de la agronomía que se ocupa del conocimien-
to de las tierras laborables y de los medios de mejorarlas, ferti-
lizarlas y labrarlas. Comprende por consiguiente el estudio de la
formación, composición, clasificación y propiedades de las tierras
y de sus mejoramientos y enmiendas. Así como el de los abonos,
saneamiento de los terrenos encharcados, los riegos, los cerramien-
tos y las labores. A esta parte de la ciencia se la ha denominado
t a m b i é n Agrología.
Tierras laborables. Se dá el nombre de tierras laborables á las
que en v i r t u d de su composición, se pueden trabajar y abonar con
el objeto de que vivan y fructifiquen las plantas. Estas tierras que
ocupan una gran parte de la superficie terrestre, alcanzan mayor
ó menor espesor, según es la cantidad de materiales terrees y or-
gánicos acumulados. Para determinar este grado de acumulación
se ha ideado el corte teórico de las tierras laborables que aunque
no siempre se presenta completo en la naturaleza, sirve sin em-
bargo, para formar idea del espesor y situación de los materia-
les constitutivos del suelo en donde vegetan las plantas. Siendo
á la vez el gran recipiente en donde se lleva á cabo la incorpo-
ración y solubilidad de los abonos, la absorción y combinación
de los agentes bonificadores de la atmósfera y la benéfica acción
de las labores.
— 79 —
Corte teórico de las tierras labrantías. La tierra laborable se-
g ú n sea el distinto espesor de sus capas componentes, se divide
en suelo, sub-suelo, capa impermeable y roca subyacente.
B l suelo que es la capa mas superficial, puede considerarse
dividida en dos secciones. La primera denominada suelo activo,
por que en ella es en donde se estienden las raíces y se llevan á
cabo las labores ordinarias. La segunda que ya no recibe tanto
la acción de la atmósfera, n i obran sobre ella los abonos y la-
bores, se la dá el nombre de suelo inerte ó tierra virgen. Ambas
capas participan de la misma composición mineralógica y según
su espesor se denominan superficial, cuando solo tienen de 12 á
14 centímetros, media si es de 18 á 20 y profunda cuando pa-
sa de 25.
Sub-suelo. Es la capa que se encuentra debajo y la cual es de
distinta composición mineralógica que la del suelo. Sin embar-
go, algunas veces el sub-suelo es de la misma naturaleza que
el suelo, en cuyo caso la tierra labrantía es de gran valor.
Capa impermeable. Es la que se halla situada debajo del sub-
suelo, generalmente compuesta de arcilla y en la cual se encuen-
tran las aguas de filtración.
ñoca subyacente. Es la mezcla mineralógica que constituye el
cimiento ó sosten de la capa impermeable y de toda la tierra
labrantía formando parte del armazón de la tierra.
Según que se encuentren todas estas capas formando los ter-
renos laborables, ó que falte alguna de ellas, asi es distinta la
acción que ejercen sobre la vegetación y la fertilidad de las
tierras. Sucede á veces que falta el subsuelo y siendo de poco
espesor el suelo activo, influye poderosamente sobre la tierra
laborable, ó la capa impermeable ó la naturaleza de la roca sub-
yacente.
Cuando esta última se encuentra inmediatamente debajo del
suelo, puede llegar á constituir la verdadera capa laborabl 3, se-
g ú n que los componentes mineralógicos de la roca, sean mas
fácilmente atacables por la acción mecánica y material y la
química de los componentes de la atmósfera.
La situación mas ó menos profunda de la capa impermea-
ble y las cualidades de la roca subyacente, determinan el gra-
do de humedad del terreno. Así como la facilidad en descom-
ponerse la roca, especialmente por la acción química, señala el
grado de fertilidad de las tierras. Siendo estas tanto mas férti-
les, cuanto con mas facilidad se desmoronen dichas rocas y las que
se encuentran formando las cadenas de montañas, bajo la in-
fluencia del ácido carbónico.
Origen y formación de las tierras laborables. Las tierras la-
borables se han Ido sucesivamente formando, por la disgregación
y desmoronamiento natural y espontáneo de las rocas qüe cons-
tituyen el armazón de la tierra y de los restos de animales y
vegetales en descomposición, por la continuada acción mecáni-
ca y química de los componentes de la atmósfera.
Al tratar de la influencia de las heladas sobre los terrenos,
indicamos que el hielo, la electricidad, el oxíjeno y el ácido
carbónico, concurrían al desmoronamiento de las rocas y por
consiguiente á la formación de las tierras laborables. A lo cual
puede añadirse, la corrosión de las aguas sobre estas mismas
rocas y la formación actual de los terrenos de alusión que cons-
tituyen uno de los mejores suelos para la vegetación de las plan-
tas cultivadas.
Las tierras laborables según el sitio de donde proceden se de-
nominan localés y de trasporte.
Las tierras locales, son las que se originan y se han forma-
do con el menudo detritus de las rocas inmediatas, de cuya com-
posición participan y suelen tener en ocasiones tan poco espe-
sor que no es posible destinarlas al cultivo.
Las tierras de trasporte son procedentes de distintos puntos,
acarreadas por las nieves y las aguas, su composición es también
distinta de la de las rocas de la localidad, sus fragmentos son
mucho mas gruesos y desiguales y se han ido acumulando en
capa sobre-puestas, ó fajas de variado espesor. Las cuales serán
tanto mejores cuanto mas variados sean los materiales que las
constituyan.
Las tierras de aluvión, se han formado y se están formando
en la actualidad, con el limo de los rios y los arrastres de tier-
— g i -
ras de las partes elevadas, que depositándose en los sitios ba-
jos, los van rellenando con estos materiales. Las vegas de Gra-
nada, Sevilla, Múrela y las celebradas riveras del Nilo, son ejem-
plos de estas tierras de aluvión, cuya estraordinaria fertilidad
es en un todo debida á la disgregación y mezcla de sus dis-
tintos componentes.
Origen de los principales componentes mineralógicos y orgáni-
cos de las tierras lahorahles. La acción físico química de la a t m ó s -
fera, obrando continuamente sobre las rocas, las vá poco á poco
disgregando, de lo cual resulta que en las formadas de caliza por
la acción del ácido carbónico que existe en las aguas de lluvia y los
agentes mecánicos, se produce un detritus calcáreo. En las cuar-
zosas y graniticas por la misma causa silíceo ó arenisco. E n las
rocas feldespáticas, obrando con mayor energía la acción de d i -
cho ácido carbónico, esperimentan una completa descomposición
y se reducen, á arcilla. Puesto que el ácido carbónico que exis-
te en el aire, se combina con la base alcalina (potasa sosa ó l i -
tina) que caracteriza á indicadas rocas, formando un carbonato
soluble en el agua, quedando por consiguiente la roca reducida
á silicato de alumina con sílice libre y originándose asi las tier-
ras arcillosas. Y como quiera que sea que en todos los puntos de
la superficie terrestre, se ha llevado á cabo la muerte y descom-
posición de animales y vegetales, estos residuos orgánicos consti-
tuyen el humus ó mantillo.
Be aqui que los principales componentes mineralógicos y orgá-
nicos de las tierras laborables sean la caliza, la sulice ó arena y
la alumina ó arcilla entre los mineralógicos y en los orgánicos el
humus ó mantillo.
Componentes secundarios. Existen en las tierras labrantías otros
principios que aun cuando se consideren como secundarios, son
sin embargo muy importantes para la vida de las plantas y cua-
lidades de los suelos.
Estos son los óxidos de hierro que proceden del piróxeno,
anfibol y los basaltos, asi como de las especiales formaciones
fermgiosas. La magnesia, la sosa, potasas, óxido de manganeso
dobles carbonates de cal y magnesia (Dolomías) y algunos com-
puestos de cobre que además del aire, ácido carbónico agua y
ciertos gases se encuentran en los terrenos cultivados.
Influencia que egercen cada tino de estos componentes. Cada uno
de estos variados componentes imprime su carácter especial á
los terrenos y obra diferentemente sobre la vegetación.
Acción de la caliza. La cal no se encuentra naturalmente en
el estado de pureza, en cambio es muy abundante combinada
con los ácidos carbónico, sulfúrico, nítrico, silícico y fosfórico,
formando los carbonates sulfates y fosfatos de cal que son los
que con mas frecuencia se hallan en los terrenos.
E l carbonato de cal ó caliza, que es la sustancia mineral mas
abundante en las tierras de labor, se presenta en masas mas ó menos
pulverulentas, teniendo un grado medio de consistencia y permeabi-
lidad en lo cual consiste una de sus principales ventajas. Si predomi-
na con esceso en los terrenos, pierde estas cualidades y esteri-
liza los suelos, puesto que el verdadero valor de los principales
componentes de las tierras, consiste en el equilibrio de sus jus-
tas proporciones. Es también muy importante la caliza, usada
como enmienda de los suelos arcillosos y areniscos, como ve-
remos al tratar de las mejoras de las tierras.
L a caliza tiene gran afinidad por el agua, la absorve con rapidez
y descompone los abonos.
E n las rocas calcáreas muy duras, con residuos de poco espe-
sor y en donde predominan los bicarbonatos, crecen el esplie-
go, tomillo, cantueso y otras labiadas. Si la roca presenta grietas
y resquebrajaduras, crecen en ellas los romeros, enebros y hasta
los pinos.
Las tierras calizas se prestan para el cultivo de los cereales y
con mas particularidad, las que contienen fosfatos t e n eos; sirven
t a m b i é n para el del olivo, v i d , cáñamo y frutales. Las rocas cal-
careas, areniscas, y arcillosas, aunque se pulverizan con mas fa-
cilidad que las muy compactas, no dan mas que cosechas muy me-
dianas por el poco espesor de su detritus.
Las tierras que tienen un 50 por 100 de cal se denominan ca-
lizas.
Influencia de la Sílice. La silice ó ácido silícico, llamada así
— sa —
por encontrarse compuesta del metalvide silicio y el oxíjeno, pro-
cede del desmoronamiento de las rocas cuarzosas. Esta sustancia
mineral, es de las mas comunmente estendidas en la naturaleza y
por eso la encontramos en todos los terrenos laborables, bajo la
forma de cantos, grava y arena mas ó menos fina. La sílice en es-
tado de pureza se presenta bajo la forma de un polvo fino,
impalpable sin olor y sin sabor. En este estado naciente es solu-
ble en el agua y pueden absorverla las plantas por sus raíces. Si
bien deberemos advertir que algunos consideran la silice como
insoluble en el agua. También se halla en disolución y suspen-
sión, en las aguas de ciertos manantiales y de algunos rios. La si-
lice cuanto mas seca y fina se encuentra ?mas absorve la humedad
de la atmósfera.
E n las rocas areniscas cuanto mas silíceo es el granito, el re-
siduo que de ellas resulta constituye tierras mas estériles. Lo mis-
mo sucede con el cuazo silex, pórfidos, cuarzosos y gneis. En cam-
bio en los eschistos micáceos, sobre descomponerse mucho mas fá-
cilmente que los j anterrores, los suelos que resultan en su justo
medio la indispensable humedad. Así como si el cuarzo es el que
abunda, las tierras que se forman son secas y compactas.
L a silice obra en los vegetales proporcionándoles cierto grado
de consistencia. Por eso se nota que los árboles que se crian en
terrenos que contienen poca silece, su madera es menos dura que
la de los que han vivido en suelos que la tienen en la conveniente
proporción. La silece es la que dá el lustre y consistencia á las
cañas de las g r a m í n e a s , acumulándose mas especialmente en los
entrenudos de dichas cañas. A esta sustancia debe también la
paja de dichas plantas descomponerse y pudrirse con dificultad,
utilizándose con ventaja por esta propiedad, para cubrir los te-
chos de los chozos y cabañas que están espuestos á la acción
del aire y la humedad.
P a r a que las tierras laborables reciban el' nombre de siliceas
ó arenosas, es preciso que contengan un 70 por 100 de silice
ó de arena.
PROPIEDADES DE LA ALUMINA Ó ARCILLA.—HUMUS.—OXIDO DE HIERRO.—
MAGNESIA.—POTASA Y OXIDO DE MANGANESO.

Propiedad de la alumina ó arcilla. La arcilla es un silicato de


alumina hidrotado que resulta de la descomposición de los faldes
patos por la acción continuada y constante del ácido carbónico
de la atmósfera. Es muy raro en el estado de pureza asi como en
el de óxido se encuentra muy estendida. La alumina pura es u n
polvo, ligero, blanco, insípido é inodoro.
Los granitos feldespaticos proporcionan una tierra laborable ele
mucha fertilidad. Entre las quebradas de estas rocas, crece según
la altitud, el castaño, el roble y el haya. Las tierras son á p r o p ó -
sito para el cultivo de plantas forrageras, tubérculos y raíces
alimenticias, los árboles frutales, especialmente el peral, produ-
ce mucho y los nogales y castaños adquieren u n estraordinario
desarrollo.
L a arcilla se encuentra muy estendida formando parte de los sue-
los laborables, siendo en muchas ocasiones el componente mas
predominante, dando lugar á u n suelo fuerte, demasiadamente d u -
ro y difícil de trabajar. Las tierras arcillosas al tacto son suaves
y untuosas, forman pasta con el agua y cuando se desean se en-
durecen estraordinariamente. Si se cuecen proporcionan por el
contrario soltura á los terrenos y por eso producen tan buenos
resultados las operaciones de los hormigueros que no consiste mas
que quemar esta tierra amontonándola con broza ó pajuza. Así como
en espolvorear y mezclar con ella el ladrillo molido.
L a arcilla no es soluble en el agua, pero puede ser trasportada
en suspensión, como vemos en los rios que se enturbian por esta
causa durante las lluvias que arrastran las partes mas t é n u e s y d i -
— 85 —
vididas. Las tierras que se forman con este limo, son de muy es-
celente calidad, por las sustancias orgánicas y mineralógicas que l l e -
van las aguas en suspensión y disolución, las cuales se van deposi-
tando por sedimentación.
Las arcillas pueden absorver el agua á un 70 por 100 de su peso,
quedando esta retenida entre su masa, de lo cual resulta que con
la misma lentitud que la van absorviendo por la misma razón la re-
tienen por mas tiempo. De este grado de higroscopicidad unido á
su natural cohesión, resulta que estas tierras como no se las en -
miende ó mejore, no se pueden utilizar para el cultivo de los árboles,
á no ser que tengan poco espesor y un subsuelo permeable. Lo uno
por la material dificultad de poder estender sus raíces al través de un
suelo escesivamente compacto; lo otro porque la humedad puede
pudrir sus raíces, ó ventearse y desecarse estas durante el verano,
por las profundas grietas que se abren en estos terrenos al evapo-
rarse el agua contenida en su interior. Los cereales que prosperan
t a m b i é n en estos suelos fuertes si contienen la suficiente caliza,
necesitan años de grandes lluvias en cuyo caso las cosechas son muy
abundantes. En estas tierras prosperan bien las habas y otras plan-
tas leguminosas. Por la escesiva húmedad que retienen, ocasionan
con frecuencia padecimientos reumáticos á los trabajadores y dar
origen t a m b i é n á las emanaciones palúdicas, cuando contienen res-
tos de sustancias orgánicas y la temperatura es elevada. En las re-
giones secas ó en años de escasas lluvias esta clase de terrenos pro-
duce poco. Los abonos se descomponen con lentitud, necesitando
mas tiempo para fertilizarlos. E l amoníaco y demás cuerpos fertili-
zantes que existen en la atmósfera, se van depositando poco á poco
en el interior de sus primeras capas.
Las tierras reciben el nombre de pesadas, frias, fuertes, grasas,
húmedas y arcillosas, cuando contienen un 50 por 100 de ar-
cilla.
Humus ó mantillo. El humus ó mantillo es una sustancia orgáni-
ca, negruzca, ligera, esponjosa, suave al tacto, que evapora por el
calor toda la h ú m e d a d que contiene y cuando se quema da un olor
á casco, pelo, hueso, ó paja quemada según sea su procedencia ani-
mal ó vegetal. E l mantillo que se encuentra en mayor ó menor can-
ia
— 86 —
tldad en las tierras laborables y en estado mas ó menos pulverulen-
to ó enterizo, procede de la descomposición de animales y vegetales
y del que el hombre á ido incorporando á dichas tierras á beneíicio
de los abonos y que se encuentra generalmente en la parte mas su-
perficial de los terrenos.
Mantillo local y de trasporte. Como que el mantillo puede encon-
trarse en el mismo sitio en que se ha formado, ó por el contrario ha-
llarse acumulado en mayores ó menores proporciones por el arras-
tre sucesivo de las aguas, según sea su distinta procedencia, así se
considera dividido en mantillo local y de trasporte.
Mantillo de trasporte. En las partes bajas de las cañadas, en los
valles inmediatos á los terrenos quebrados van depositando las agUKS
de lluvia este mantillo de trasporte procedente de los terrenos ele-
vados. E l cual suele constituir en muchas ocasiones grandes depó-
sitos, hasta en las oquedades ó depresiones que se encuentran en lo
alto de las segundas estribaciones de las cordilleras de montañas. Es
ta tierra es escelente por llevar consigo muchas sustancias minera-
les muy divididas é incorporadas al mantillo y de aquí su gran fer-
tilidad.
Cantidad de mantillo que necesitan las plantas. Las plantas c u l t i -
vadas necesitan s e g ú n sus necesidades y naturaleza de los terrenos
diferentes cantidades de esta sustancia orgánica. Para que el trigo
adquiera una completa vegetación, necesitan las tierras contener
de i á 8 por 100 de mantillo, si son arcillosas de 10 á 12. La cebada
produce bien con dos y medio por 100; y el centeno y la avena,
prosperan en los suelos que contienen uno y medio por 100 de man-
tillo.
Las tierras himiferas, son muy apropósito para el cultivo de las
hortalizas, frutales y plantas de adorno. E l mantillo es la base de la
composición de todas las tierras artificiales que se confeccionan pa-
ra el cultivo de las plantas exóticas. Las tierras mantillosas retie-
nen con facilidad el calor y la h ú m e d a d , son ligeras esponjosas y se
trabajan fácilmente.
Influencia del oxido de hierro. E l hierro se encuentra en los ter-
renos laborables combinado con el oxíjeno formando tres óxidos, el
sesquioxido de hierro anidro, llamado vulgarmente ocre rojo; el ses-
— 87 —
quioxido de hierro hidratado que se denomina ocre amarillo y el fer-
rato de oxido ferroso (piedra de mica) que aunque no tan frecuente
como los anteriores, se halla en estado pulverulento en algunas tier-
ras labrantías.
La coloración mas ó menos rogiza ó amarillenta que comunica á
los terrenos, depende de hallarse en presencia del agua ó despro-
visto de ella. En el primer caso ó sea cuando está hidratado, resul-
tan las tierras amarillentas ó pardo-oscura. A l paso que en el segun-
do si es anhidro son rojizas.
Elprotoxido de hierro parece encontrarse en los suelos fértiles y
mantillosos, combinado con el ácido hulmico que es la esencia del
mantillo. E l óxido de hierro si se halla en combinación con la
arcilla, constituye unas tierras fuertes que son fértiles, pero que ne-
cesitan mucha agua, como sucede por ejemplo á las situadas en los
alrededores de Alcázar de San Juan. Si además existe la caliza y los
terrenos son volcánicos como se observa en Almagro, Valdepeñas y
otros puntos, el viñedo y los olivos son cultivos para los cuales se
presta perfectamente. Si lo está con la silice y arcilla, constituyen
una escelente tierra para el cultivo de los naranjos, como vemos que
sucede en Carcagente y en varias otras localidades de Valencia y
Castellón.
Los compuestos ferruginosos pueden ser perjudiciales, á los ter-
renos laborables, hasta el extremo de hacerlos impropios para el
cultivo, en todos aquellos casos en que el óxido de hierro no es-
tá lo muy suficientemente saturado de oxijeno, por proceder de
las capas mas profundas de los suelos laborables,
L a pirita desmenuzada se oxida al contacto del aire muy fá-
cilmente, trasformándose en sulfato de hierro y es infinitamen-
te mas dañosa. De modo que el terreno que contenga un 8 por
100 de sulfato de hierro es bastante difícil de cultivar, cuando
pasa de esta cifra puede considerarse eomo estéril completa-
mente.
Efectos de la magnesia. La magnesia ú óxido de magnesio, se en-
cuentra en los terrenos laborables combinada, mas comunmente,
con el ácido carbónico, constituyendo el carbonato de magnesia.
Cuya semejanza con la caliza es muy manifiesta por ser muy pa-
— 88 —
recidas su influencia y propiedades. También se suele hallar com-
binada con el ácido sulfúrico y el fosfórico. La magnesia ú ó x i -
do de magnesio de las tierras de labor, al combinarse con el áci-
do carbónico, para formar carbonato de magnesia, se une t a m -
bién á la caliza constituyendo un doble carbonato de cal y de
magnesia llamado dolomía que se distingue de !a cal carbonata-
da, en producir una efervescencia mas lenta, cuando se somete á
la acción de los ácidos nítrico, sulfúrico ó clori-hidrico.
En los terrenos en que el carbonato de Magnesia se presenta
como componente algún tanto predominante, pero sin ser tan es-
cesivo que ocasione su esterilidad, comunica á las tierras, pro-
piedades muy especiales, las cuales se comunican hasta á los f r u -
tos y á las producciones animales por la especialidad de sus pas-
tos. Las tierras magnésicas son muy comunes en la Alcarria y
por sus cualidades, adquieren renombre algunos frutos de este
país, asi como la miel y otras producciones tanto animales como
vegetales. Esta clase de tierras tienen la propiedad de absorver y
contener la humedad y los gases de la atmósfera y de conser-
var el calor.
E l fosfato de cal y de magnesia se encuentran con frecuencia r e u -
nidos y producen ventajosos resultados en el cultivo de los cereales
Por eso se nota t a m b i é n que una parte del carbonato de magne-
sia que se halla en los terrenos laborables, puede proceder de los
abonos animalizados ó muy nitrogenados en los cuales existe t a m -
bién el fosfato de cal.
Acción de la potasa. E l oxido de Potasio ó Potasa, forma par-
te de muchas rocas y se presenta en combinación m á s esencialmen-
te con el ácido silico. También se encuentra en las arcillas y r o -
cas calcáreas al estado de silicatos, sulfates ó carbonates, con pe-
queñas porciones de cloruro de potasio.
En los terrenos laborables se encuentra la potasa bien m a n i -
fiesta especialmente en aquellos que son mas fértiles. Sin embargo
en las tierras denominadas salitrosas por que contienen u n esceso
de nitrato de potasa, las cuales abundan en muchos puntos de Ciu-
dad-Real, Albacete y Alicante, son estériles. Sin embargo, a b o n á n -
dolas y labrándolas con frecuencia y profundamente sirven para
— 89 —
el cultivo de los cereales y de los prados. Las que son muy salitro-
sas dan buenos resultados para la producción de plantas barrille-
ras. Las que no lo sean tanto, pueden destinarse á ciertos cultivos
de huerta con especialidad á lechugas, acelgas y espinacas. De la
misma manera se prestan para los cereales, así como permitiéndolo
el clima el granado, la higuera, y la palmera viven en ellos perfec-
tamente. Esta clase de tierra necesitan muchos abonos y labrarse
frecuentemente.
Influencia de la sosa. La sosa ú oxido de Sodio se encuentra unida
á la cal, á la magnesia, á la silice y á la alumina, siendo en su o r í -
gen y manera de obrar muy parecida á la potasa. Por eso podemos
notar que asociada á esta se halla en las calizas, en las arcillas y
en las cenizas de los vegetales marinos, bajo la forma de carbo-
nato. Así como el fosfato y el cloruro de sodio, se encuentra en las
aguas de lluvia, en el rocío, la nieve y sobre todo en las aguas del
mar.
Efectos del óxido de manganeso. E l óxido de manganeso cuando
existe en notables proporciones en los terrenos laborables, les co-
munica u n color oscuro que recuerda algo, el de los suelos h u -
míferos, con los cuales pudiera confundirse á simple vista cuando no
nos fijamos con el debido detenimiento. Si bien al poco que se exa-
m í n e l e c o m p r e n d e r á fácilmente la diferencia que entre ambos exis-
te, puesto que el aspecto pulverulento metálico, pesado é insoluble
en el agua del primero, nos le hace fácilmente distinguir del estado
esponjoso, ligero y suave del mantillo.
La acción que sobre las tierras ejerce el oxido de manganeso, es
puramente física y debida ú n i c a m e n t e á su coloración. Mas como
quiera que sea que por punto general, este componente se presenta
en muy pequeñas proporciones en los suelos laborables, su acción
es casi nula ó de muy poca importancia.
Existen t a m b i é n en las tierras laborables como ya hemos d i -
cho en otro lugar, el n i t r ó g e n o , carbono, oxigeno, hidrogeno fos-
foro, azufre y cloro, de cuya influencia en los terrenos y sobre
todo en la vegetación nos volveremos á ocupar con mas deteni-
miento cuando tratemos de los abonos.
90 —

mil®! xix
ANÁLISIS FÍSICO PARA LA DETERMINACIÓN DE LAS PROPIEDADES DE LAS TIER-
RAS LABORABLES.—INVESTIGACIONES GENERALES DEL TERRENO.—TAN-
TEO PRÁCTICO Ó MECÁNICO PARA EL CONOCIMIENTO APROXIMADO DE LOS
PRINCIPALES COBIPONENTES.—ANALISIS DE LABORATORIO.—MÉTODO DE
LEVIGACION DE M A S Ü R E . — A N A L I S I S QUÍMICO.

Análisis físico. Comprenderemos por análisis físico, las diferentes


manipulaciones de levigacion ó lavado de las tierras laborables, con
el objeto de determinar la cantidad y combinación de sus p r i n -
cipales componentes, y deducir después sus propiedades y actitu-
des. Su importancia se comprende fácilmente por ser uno de los
medios mas eficaces para destinar las tierras á aquellos cultivos
con los cuales estén mas relacionados por su composición.
Medios de verificar el análisis físico. Para llevar á cabo es-
te análisis pueden emplearse tres métodos diferentes, según sean
las circunstancias y los medios de que se pueda disponer. E l
primero le denominaremos método empírico, práctico ó de cam-
piña, por ser el que se verifica en el campo como tanteo, para
el conocimiento de la composición de u n terreno, sin mas me-
dios y aparatos que las indispensables vasijas y el ácido clori-
hidrico ó en su defecto el vinagre fuerte.
Llamaremos al segundo de laboratorio, porque ya se lleva á
cabo con todo lo indispensablemente necesario para un análisis
de lavado y separación de tierras.
Este mismo método de laboratorio perfeccionado por los q u í -
micos alemanes y también por Masure, es el que comprendere-
mos bajo la denominación de método de levigacion de Masure,
para la separación de la sílice y arcilla.
Investigaciones generales del terreno. Antes de proceder al
— 91 —
análisis de las tierras, es preciso como datos preliminares para el
ensayo, investigar en lo posible todo lo que tenga relación con
la formación y procedencia de la tierra que se vá á analizar,
asi como su situación en valles, hoyas, mesetas ó terrenos mas
ó menos accidentados y las cualidades de sus alrededores, como
sierras, laderas, llanuras y rios ó arroyos. Del mismo modo se
investigará si la tierra tiene muchos cantos y la naturaleza de
estos por ejemplo, como cantos rodados procedentes de antiguos
ó modernos aluviones, y si estos no solo se encuentran en la su-
períicie, sino también en lo interior ó constituyendo verdade-
ras pedrizas, ó simplemente un terreno pedregoso, porque es-
te dato influye mucho en la naturaleza del terreno y después
en la especialidad de su cultivo. T a m b i é n deben hacerse hoyos en
diferentes puntos de la heredad ó sea calicatas, para reconocer el
espesor de la tierra laborable y la naturaleza mas ó menos per-
meable del sub-suelo. Del mismo modo se observará la colora-
ción soltura ó adherencia de la tierra, cogiéndola y compri-
miéndola entre las manos y cuyas operaciones se efectuarán en
los distintos puntos de su ostensión y á diferentes profundi-
dades.
Por la simple inspección del terreno, por su coloración.y por el
tacto, se pueden apreciar algunas de sus cualidades. E l color blan-
co, nos indicará que el suelo es calizo ó yesoso; sí es m á s ó menos
rojizo ú oscuro, que es ferruginoso, arcilloso ó humífero. Así co-
mo al coger, palpar y manosear la tierra entre los dedos, rectifica-
remos las cualidades que hemos deducido á simple vista, y recono-
ceremos por el tacto suave, las tierras arcillosas, por el áspero, las
areniscas, por el flexible esponjoso y lijero, las mantillosas.
Tanteo práctico ó mecánico. Llamamos tanteo práctico, á las ope-
raciones que se ejecutan en el campo, para la investigación aproxi-
mada de los componentes de una tierra, cuando no se dispone de
otros medios que los que buenamente son fáciles de proporcionar
en la casa de labor.
Para llevar á acabo este ensago, se comenzará por tomar porcio-
nes de tierra de los distintos puntos y á distintas profundida-
des, que ofrezcan entre si toas homogenesidad. Eligiendo tantas
— 92 —
nmestras, como lo requiera la variada condición de la heredad
que se va á examinar con el fin de analizarlas por separado. Ca-
da una de estas muestras compuestas de las diferentes tierras que
se han sacado, en cada una de las localidades mas semejantes en-
tre si, después de separar los cantos grandes, se mezclará perfec-
tamente á fin de que forme una composición h o m o g é n e a .
I)e esta mezcla se pesa una porción y se pone á secar y después
deseca, se vuelve á pesar para conocer lo que ha perdido por la
desecación. Conocido ya este dato, se pasa la tierra por una za-
randa ó criba de mallas estrechas, con el fin de separar los cantos y
demás cuerpos estraños que pueda contener y se pone á secar al
sol en sitio ventilado.
De esta tierra de ensayo, si hay peso, se t o m a r á n 100 gramos
ú otra cantidad cualquiera 10 onzas por ejemplo; si no hubiese
peso se hace por volúmenes, midiendo con una pequeña vasija
cualquiera, una ó dos medidas. Las cuales se echarán en u n vaso
de vidrio proporcionado á la cantidad de tierra que se va á
analizar, y llenándole de agua potable hasta u n poco mas de su
tercera parte.
Separación del humus. Después de removida bien esta mezcla
con una varilla de vidrio ó simplemente con u n palo y dejándola re-
posar, como que el mantillo es mas ligero que el agua, sobrenadará
en la superficie, en cuyo caso con una espumadera ó u n cazo, se
irá sacando y colocando en una vasija. También podrá separarse por
decantación, vertiendo con cuidado toda el agua donde se en-
cuentra en suspensión el dicho mantillo.
Separaeion de la süice. Para separar la silice se agita de nuevo
la masa á fin de que aquella se precipite al fondo y una vez conse-
guido, se decanta en otro vaso toda el agua, repitiendo la opera-
ción hasta que dicho liquido resulte trasparente.
Separación de la caliza. Esta separación se lleva á cabo vertiendo
en el agua que ha servido para lavar la silice ácido clorihidrico, cono-
cido vulgarmente con el nombre de espíritu de sal; el cual se i r á echan
do gota á gota, hasta que termine la efervescencia. Si no hubiera
este ácido, podrá suplirle, aumentando la cantidad, el vinagre con-
centrado ó vinagre fuerte de yema.
— m ~
Como que en la vasija en que se ha deposilado la sílice; pudiemn
ir mezcladas con ella arenas calizas, se v e r t e r á n algunas gotas del
ácido clorihidrico con el fin de reconocer su presencia. Si las arenas
son silíceas, ninguna acción obrara en ellas el ácido, pero si hay
entre ellas calizas, la efervescencia nos las d a r á á conocer. En este
caso se irá vertiendo el ácido poco á poco, hasta su completa disolu-
ción y se decantaran solamente las arenas ó grava silícea.
Separación de la arcilla. Terminada la efervescencia se deja en
reposo el agua, á fin de que se sedimente la arcilla en el fondo de
la vasija y conseguido esto se decanta y vierte el liquido con c u i -
dado.
Cuando ya se tienen separados cada uno de estos componentes,
se ponen al sol hasta que se sequen por compielo. ó se introducen
las vasijas con este mismo objeto, en un horno d e s p u é s de haber
sacado el pan, ó simplemente entre el rescoldo del hogar. Así que
se ha conseguido su desecación, no hay mas que pesar cada uno
de ellos de por sí y se t e n d r á , suponiendo que han sido 100
gramos el peso de la tierra analizada y que el mantillo pesa 10 gra-
mos; la silice 20; la arcilla 60; deduciremos que el carbonato de
cal que se encuentra disuelto en el ácido clorihidrico pesa 10 gra-
mos. De modo que en este caso podremos decir que el terreno ana-
lizado por este método empírico y por tanteo, contiene aproxima-
damente en 100 partes la fórmula siguiente:
Mantillo. . . . . . . . . . . . . 10
Silice. m
Alumina 60
Caliza. 40

100
El mismo m é t o d o que acabamos de espresar se seguirá para en-
sayar cada una de las muestras recojidas s e g ú n las variadas condi-
ciones del terreno.
Si el suelo fuese muy pedregoso se t o m a r á n para este tanteo de
ensayo mayores cantidades de tierra. Se separarán los cantos de
mayor volúmen y se establecerá la proporción que existe entre la
tierra menuda, las piedras y la grava, analizándolas por separado
13
~ 94 —
como si fuesen muestras distintas, pero adicionando después el con-
j u n t o de estos resultados con sus respectivos componentes.
Método de laboratorio. Este método como yá sabemos, es el
que se lleva á cabo con los útiles indispensables para ejecutar esta
operación, la cual puede verificarse en la cátedra, en eJ laboratorio
y en la misma casa del labrador, si bien debe preferirse uno de
los dos primeros sitios. De todos modos hay que tener presente que
este m é t o d o y el de Masure como todos los de levigacion ó lavado
de las tierras son, científicamente imperfectos y no es posible con-
siderarlos mas que como tanteos mas ó m é n o s aproximados á la
verdad, pero muy útiles en la práctica, para determinar la propor-
ción de los principales componentes del suelo. E l análisis químico
es el que nos dará á conocer con m á s exactitud la composición cua-
litativa y cuantitativa de las tierras laborables.
Las investigaciones del terreno así como la manera de elegir las
muestras ó tierras de ensayo, se llevarán á cabo de la misma mane-
ra que ya dejamos indicado al tratar del tanteo práctico ó m e c á n i -
co. Y si las variadas condiciones del terreno, exigiesen el analizar
mas de una muestra ó parcela, se n u m e r a r á n estas por su orden,
anotando todas las particularidades que sean dignas de tenerse en
consideración, respecto á la procedencia, esposicion y situación de
cada una de las tierras tipos que se van á analizar.
Utiles necesarios para los ensayos. Los aparatos necesarios para
estos ensayos son; balanzas, cribas, cedazos, frascos de decantación,
copas, t e r m ó m e t r o , lámpara de espíritu de vino, cápsulas de hierro,
hornillo, estufa de desecación, filtros agitadores, ácido clorihidrico y
agua destilada y en su defecto potable de fuente ó de lluvia.
Elegida ya la tierra de ensayo y separada la cantidad necesaria
se cierne con una zaranda de mallas muy estrechas y algo alargadas
para apartar los cantos que se recojen separadamente y pesan des-
p u é s de limpios y secos. Las demás partes gruesas que no han podi-
do pasar, se separan y se pesan así como la tierra fina tamizada y se
anotan ambas pesadas. Se deja el todo secar en masa de primera i n -
tención al aire y al sol y luego se pesa para conocer lo que la t i e r -
ra pierde por la desecación, anotando t a m b i é n el tiempo que ha tar-
dado en desecarse.
— 95 —
inmediatamente después, la cantidad de tierra que se ha de en-
sayar se pone en una cápsula, la cual se calentará por medio de una
lámpara de espíritu de vino hasta evaporar toda el agua interpues-
ta y que resulte seca completamente. También se conseguirá este
mismo objeto en uno de los hornillos del laboratorio y mucho
mejor en las estufas de desecación que no son mas que unas espe-
cies de mesas con cajoneras alambradas, en cuyas andanas se co-
locan las tierras. En ambos casos u n t e r m ó m e t r o colocado en el
fondo de la vasija, ó en el interior de los cajones de la estufa y en-
tre la tierra, á la vez que sirve de agitador, nos marcará la t e m -
peratura y por consiguiente la marcha de la operación. Cuando por
el color de la tierra se deduzca que ya va estando seca, se pesa y
vuelve á colocarse dentro de la estufa. Si al repetir dos ó tres veces
esta operación nos da el mismo peso la desecación está terminada.
Separación de los componentes terreos de los areniscos.—Para sepa-
rar los componentes terreos de los areniscos,se t o m a r á n 100 gramos
de la tierra ya desecada y se ponen á hervir en 500 gramos de agua
destilada por espacio de una hora, al cabo de la cual se filtrará a g i -
tando á la vez el líquido, por u n colador muy fino. Lo que queda en
la parte superior, se vierte en una vasija con agua, en la cual el man-
tillo sobrenadará en la superficie y se separará con una espumadera.
Separación de la grava y arena fina.—La grava y arena fina
que han quedado en el fondo, se s e p a r a r á n por medio de u n co-
lador cuyos agujeros tengan poco menos de u n milímetro de diá-
metro. Después se secan en la estufa y cuando están secos se
pesan y anotan por separado, el peso del mantillo, el de la grava
y el de la arena.
Separación de la caliza.—Terminada la operación se vuelven á
colocar en una vasija con agua destilada las sustancias minerales,
sobre las que se vierten unas gotas de ácido clorihidrico que acusa-
rán la presencia de la caliza hasta tanto que cese la efervescencia.
Terminada la cual se decanta el líquido y queda en el fondo la grava
y arena silícea. Se ponen á secar y después se pesan y la diferencia
de estas pesadas nos darán la cantidad de arena caliza.
Determinación de los residuos terrosos.—Las materias t é r r e a s mas
fina que pasaron por el tamiz, contienen variadas sustancias que
— 96 ~
son desde luego !as materias insolo bles. Se comienza por secar estas
materias terrosas en la estufa hasta su completa desecación y se pe-
san. Después, se echan en una cápsula de hierro ó en o n crisol que
se pone á la lumbre y así que cesa el olor e m p e r e u m á t i c o propio de
las sustancias orgánicas cuando se tuestan es señal de haberse des-
truido el mantillo. Para reconocer la cantidad de este componente,
no h a b r á mas que pesar las sustancias t é r r e a s y la diferencia de esta
segunda pesada nos d a r á la del mantillo.
Cantidad de arcilla.—'Después de la separación del mantillo para
determinar la cantidad de arcilla que existe, se echa la materia ter-
rosa en u n frasco que contenga agua potable sobre la cual se vierte
ácido clorihidrico dilatado en cinco veces su peso de agua, el cual
atacará y disolverá los óxidos de hierro, fosfatos y carbonates y de-
m á s , todos menos la arcilla. Cuando el líquido haya perdido su acidez
se le añade agua y se le pasa por u n fdtro y lo que en él queda es la
arcilla, que d e s p u é s de bien seca se pesa y anota su cantidad.
Cuadro sinóptico de ensayos.—Para conocer á simple vista el re-
sultado de estos ensayos, conviene reducirlos á cuadros ó estados
en donde se especiíicarán las proporciones en que se presentan los
principales componentes de los terrenos laborables en esta forma:
Peso. Observaciones.
Cantos limpios de d i - 1 Areniscos ,
ferentes t a m a ñ o s . . i Calizos
Materiales gruesos de distinta naturaleza...
Sustancias terreas pasadas por tamiz.
n i J A „ (Materiales gruesos de
c S n 1 distínta M a l e z a .
" " ( T i e r r a tamizada......
DIFERENCIA.
Análisis parciales
Sustancias orgánicas, l^^110
Sustancias minerales. '
I Caliza.
Arcilla

Resúmen.
— 97 —
Para determinar las pequeñas cantidades de sustancias solubles
en el agua, se necesitaría de u n minucioso análisis químico que
no consideramos propio del objeto de esta asignatura elemental.
Método de levigaeion de Masure para la separación de la sílice y
arcilla.—El método que acabamos de describir, apesar de ser m u -
cho mas exacto que el denominado práctico, para determinar los
principales componentes de las tierras laborables, no nos puede
dar sin embargo mas que datos muy aproximados que si bien
llenan en u n todo las necesidades de la agricultura práctica, no
satisfacen las exigencias de la agricultura como ciencia. De aquí
el que varios químicos y entre ellos Masure hayan tratado de
perfeccionar este método de levigaeion que es propio y esclusivo
de laboratorio para la separación de la sílice y arcilla.
E l aparato inventado para este objeto consiste en una alargade-
ra de cristal, dispuesta verticalmente sobre u n soporte. En la parte
interior lleva una especie de filtro de tela por el cual se hace pasar
la tierra de ensayo y el orificio superior, de la alargadera, se en-
cuentra cerrado por un p e q u e ñ o tapón al cual se adapta u n tubo
encorvado y ligeramente inclinado. Un vaso con agua situado so-
bre un pié portátil, permite á este líquido por medio de una llave,
penetrar por la parte inferior de la alargadera, agitando y ponien-
do la tierra en movimiento y arrastrando en suspensión la arcilla,
que, atravesando por un tubo en forma de sifón vá á depositarse
en u n vaso colocado al efecto. Esta operación se c o n t i n ú a hasta
tanto que el agua salga clara.
Se desmonta el aparato y en el fondo se e n c o n t r a r á n las par-
tes m á s pesadas ó sean las arenas, las cuales después de secas en
la estufa se pesarán ejecutándose lo mismo con la arcilla.
Análisis químico. E l medio m á s exacto para reconocer en u n
todo la composición de los terrenos laborables, es el análisis q u í -
mico. Mas como quiera que esta operación es de suyo difícil de
practicar, porque se necesita estar ipuy acostumbrado á las m ú l t i -
ples manipulaciones de laboratorio y poseer especiales conocimien-
tos en análisis guimica, no nos ocuparemos en describirlo. Con tan-
to mas motivo cuanto que se trata de una asignatura de elementos
generales de agricultura con aplicación á la segunda enseñanza. Y
— 98 —
el análisis químico de las tierras, asi como otros muchos conoci-
mientos de las ciencias agronómicas, son correspondientes y esclu-
sivos de una enseñanza profesional y superior, é impropios para la
edad y conocimientos adquiridos por los jóvenes alumnos de esta
enseñanza.

PROPIEDADES FÍSICAS DE LAS TIERRAS.^—DENSIDAD ó PESO E S P E C Í F I C O . — T E -


NACIDAD COHESION Ó ADHERENCIA.—PERMEABILIDAD Y CAPILARIDAD.

Propiedades físicas de las tierras. Entendemos por propiedades


físicas, las cualidades que poseen las tierras, debidas á la canti-
dad y c o m b i n a c i ó n de sus principales componentes, los cuales
determinan el peso, la cohesión ó faltas de adherencia de su ma-
sa, así como la actitud de contener entre sus moléculas los d i -
ferentes agentes fertilizadores que existen en la atmófera y en
el terreno.
E l estudio de las propiedades físicas de las tierras laborables com-
prende, el peso específico; la tenacidad, cohesión ó adherencia;
la permeabilidad y capilaridad; la higrocopicidad; la facultad de
absorver la humedad atmosférica; la actitud á desecarse; la dis-
m i n u c i ó n de volúmen por la desecion; la absorción de los ga-
ses; la facultad de absorver y retener el calor, y las propieda-
des absorventes de las tierras.
E l peso específico, se reduce á conocer el peso de u n v o l ú m e n
de tierra, el cual se compara con otro volúmen igual de agua
destilada á 4o de temperatura.
P a r a determinar el peso específico de u n a tierra cualquiera,
se toma una porción de esta ya seca que se introduce en u n va-
so bien calibrado y señalado en dos partes iguales, l l e n á n d o s e
exactamente hasta su mitad y se pesa. Después se acaba de l i e -
— 99 —
nar eon el agua destilada y se vuelve á pesar y la diferencia
que resulta entre estas dos pesadas, será el peso especifico de la
tierra que hemos ensayado.
Si se quiere simplificar esta o p e r a c i ó n y sin embargo ejecutarla
con la mayor exactitud posible, no h a b r á m á s que después de bien
seca la tierra, medir exactamente u n decilitro y pesarlo y sabiendo
que el decilitro de agua destilada equivale ó pesa cien gramos, la
diferencia que exista entre á m b a s será el peso especifico de la
tierra. De modo que suponiendo que la tierra ha pesado 200 gra-
mos el peso de esta se e n c o n t r a r á representado por 2, si 300 por 3,
si 400 por 4 y así sucesivamente.
Influencia de los principales componentes en el peso especifico de las
tierras. E l peso especíñc o de las tierras laborables variará según la
distinta proporción y predominio de sus principa les componentes.
Asi es que los terrenos en donde predomina la silice, serán los que
t e n d r á n mayor peso específico. En los arcillosos será tanto mayor,
cuanto mayor, sea la cantidad de arena sucediendo lo mismo con los
terrenos calcáreos. De modo que las tierras t e n d r á n tanto mayor
peso específico cuanto que en su composición entre mas caliza mas
cantidad de silice y serán menos pesadas, cuando contengan mas
caliza fina y pulverulenta, mas carbonato de magnesia, ó mantillo,
resultando las tierras ligeras, pulverulentas y secas.
Tenacidad, cohesión ó adherencia. La tenacidad, cpnhesion ó
adherencia, es la propiedad por la cual los componentes que cons-
tituyen el terreno laborable, se unen entre sí, formando una masa
mas ó m é n o s compacta. A beneficio de esta propiedad se reconoce
el grado de t r a b a z ó n de las tierras, la resistencia que oponen á los
instrumentos aratorios y por consiguiente la mayor ó menor facili-
dad para labrarlas.
E l grado de consistencia de m terreno, ejerce grande influen-
cia sobre la vegetación y por lo tanto sobre el cultivo. De aquí ha
tomado origen la clasificación agrícola, que divide las tierras en
pesadas y ligeras s e g ú n su cohesión ó adherencia, cuya d i v i s i ó n
aunque empírica, es de suma importancia en la práctica, e n c o n -
trándose muy generalizada y hasta admitida por la ciencia.
Tierras ligeras. Se denominan tierras ligeras aquellas que co-
— 100 —
m o las siliceas ó areniscas, ofrecen poca u n i ó n entre sus molécu-
las, son muy porosas, se dejan penetrar fácilmente de la hume-
dad pero no la retienen; cuando se calientan tardan mucho en en-
friarse y ofrecen poca resistencia á los instrumentos de labor.
Tierras fuertes ó pesadas. Las tierras pesadas son las que presen-
tan mucha cohesión entre sus moléculas. E l tipo de las tierras fuer-
tes se encuentra caracterizado por las arcillosas, las cuales tienen
poca porosidad, se empapan de agua con suma dificultad y por la
misma causa la retienen por mas tiempo, tardan mucho en calen-
tarse por el sol y de aquí la denominación de frías, fuertes y h m e -
das, se trabajan difícilmente porque su esceso de plasticidad, hace
que so adhieran mucho á las m á q u i n a s aratorias, ofreciendo dema-
siado rozamiento y aumentando por esta causa las fuerzas muertas
en la tracción de todos los instrumentos que se emplean para re-
moverlas.
Medios de apreciar la tenacidad ó cohesión de las tierras. Para
reconocer la adherencia de un terreno, se humedece la tierra
que se yá á analizar amasándola con las manos y se forma una
bola de unos 30 milímetros de d i á m e t r o , la cual se deja secar al
sol ó inmediato á la lumbre, si la tierra es arenisca, se a d h e r i r á
con dificultad y se deshará fácilmente entre los dedos. Las bue-
nas tierras de labor en las cuales los principales componentes se
encuentran en las proporciones convenientes de equilibrio, se ama-
san con facilidad, pero un golpe fuerte de mantillo las deshace
prontamente y de aquí el que estas tierras se pulverizen sin gran-
des esfuerzos por los instrumentos aratorios. Los terrenos gre-
dosos y los arcillosos fuertes, se amasan bien y conservan la for-
ma que se les dá; estando secos, necesitan grandes esfuerzos
para romperse, no se pulverizan y se desmorona en grandes
fragmentos.
También se aprecia esta propiedad calentando hasta el rojo
cereza las bolas que se vayan á ensayar echándolas inmediatamen-
te en agua fria. Y tendremos que, las tierras areniscas se desha-
r á n enseguida; las calizas se resquebrajan pronto, r o m p i é n d o s e en
p e q u e ñ o s pedazos y las gredosas y arcillosas c o n s e r v a r á n su for-
ma y se e n d u r e c e r á n con esta cocción, ^
— 101 —
Circunstancias que determinan ó modifican estas propiedades. La
tenacidad ó adherencia de un terreno guarda exacta proporción con
la cantidad de arcilla que contiene.
La humedad aumenta por regla general es ta propiedad, por eso
notamos que la arena la puede adquirir por esta causa, al paso que
carece de ella estando seca.
L a cohesión de un terreno., no está relacionada con la facilitad de
absorver y retener el agua con facilidad, puesto que el terreno calizo
y el humífero, poseen esta propiedad en alto grado y son menos ad-
herentes, mientras que la arcilla que tiene mas tenacidad ya hemos
visto que absorve el agua con suma dificultad.
Del mismo modo se nota, por punto general, que las tierras se
adhieren ó se pegan mas á los aperos y herramientas de madera que
á las de hierro; y sin embargo, como que los primeros penetran me-
nos en el suelo que los segundos, cuando el tiempo está húmedo, se
trabaja con mas facilidad con los instrumentos de madera que con los
de hierro.
Para determinar la cohesión ó adhrencia de las tierras respecto de
los instrumentos agrícolas, no habrá mas que tomar dos discos uno
de hierro y otro de encina, olmo campestre ó almez, que son por lo
regular las maderas mas usadas para los aperos de labranza. Asegu-
rado sucesivamente cada uno de ellos al platillo de una balanza por
su parte inferior y amasada la tierra y enterrada en ella hasta enrra-
sar con el borde de la plancha, se irán echando pesas ó granalla en
el platillo contrario, hasta conseguir despegar la plancha y este peso
que se ha necesitado para vencer la cohesión de la tierra será el que
indique el grado de adherencia á ios instrumentos agrícolas.
Permeabilidad y Capilaridad. La permeabilidad es la propiedad
que tienen las tierras y en general los cuerpos porosos de dar paso
fácilmente á ios líquidos.
Su importancia se comprende desde luego por que además de
permitir que las raices se estiendan sin obstáculos, por la misma ra-
zón el agua y las sustancias en ellas disueltas, así como los gases y
meteoros acuosos, penetran al través y llegan fácilmente á serabsor-
vidos por aquellas . De modo que las labores profundas y continuadas
en los terrenos compactos, los van sucesivamente mejorando propor-
14
— 102 —
monándples al cabo, de a l g ú n tiempo, un grado convonieiíte do por-
mcahiliclad para la mejor vegetación de las platas cultivadas.
Modo de apreciar la permeabilidad.—Para determinar la permea-
bilidad comparativa de las diferentes especies de tierras se t o m a r á
de cada una de ellas, estando bien secas, un peso igual, suponga-
mos un kilogramo. Esta tierra, se deslié en u n l i t r o de agua, for-
mando una especie de gachueía que se estiende por igual sobre un
filtro ó tamiz muy fino. Sobre esta tierra estendida, se vierte u n l i t r o
de agua y se anota el tiempo que ha tardado en pasar al través de es-
ta capa de tierra y este esperimento será el punto de partida para
reconocer la permeabilidad de las tierras laborables. Siendo desde
luego mas permeables aquellas por las que, el agua pase mas pronto
y con mas facilidad y mas impermeables las que tardando mucho
tiempo lo verifican gota á gota y por intervalos.
Tierras permeables..—El tipo característico de las tierras permea-
bles es el de las areniscas y entre estas lo serán tanto mas, cuanto
sus fragmentos sean mas gruesos y se hallen desprovistos de arcilla y
caliza. Estos terrenos resultan impropios para el cultivo, no solo por
la carencia de dos de los principales componentes, sino porque el
agua pasa 'como por un filtro r á p i d a m e n t e al t r a v é s de la grava, y
las raices de las plantas sobre no encontrar adherencia, no .se pue-
den utilizar de ella, á no ser e-nel caso de tener un subsuelo poco
permeable, por que entonces seria elevada hacia la superficie á be-
neficio de la capilaridad y del calor.
S i la arena contiene alguna caliza, ya no será tan permeable y
las tierras r e s u l t a r á n mas apropiadas para el cultivo de ciertos ve-
getales leñosos como el pino m a r í t i m o el de Alepo y otros.
Tierras impermeables.—La arcilla ocupa el primer lugar como
hemos visto en ia impermeabilidad de las tierras, de manera que
por razones opuestas á la de las arenicas, suescesiva cohesión, impo-
sibilita que las raices se estiedan, así como el agua en fuerza de ser
mucha se va depositando entre estos terrenos haciéndolos doble-
mente perjudiciales á la vegetación.
Cuando la arcilla va acompañada de algo de caliza y sobre todo de
arena, entonces resultan los terrenos, permeables y son mas apro-
pósito para cultivos.
—m—
l a capiíaridad es una acción molecular especial, en cuya v i r t u d
resulta siempre atracción entre u n sólido que en el presente caso es
el terreno y un líquido que es el agua, cuando en el primero existen
tubos cuyo diámetro es igual al de u n cabello. De modo que enten-
deremos por capiíaridad la propiedad que tienen las tierras porosas y
ligeras, de irse humedeciendo al contacto del agua, distribuyendo la
fmmedad uniformemente por todo el interior de su masa á beneficio
del p e q u e ñ o diámetro que resulta entre sus intersticios. A causa de
esta propiedad, se establece una comunicación molecular de los l í -
quidos y gases por toda la masa de la tierra,permitiendo á la vez que
ascienda á la superficie, el agua y d e m á s sustancias fijas y solubles
que se depositaron por filtración.
Influencia de los principales componentes en la capiíaridad de las tier-
ras. La capiíaridad, está algo relacionada con la permeabilidad, así
es que los suelos que son medianamento permeables son por esta
misma razón en ciertos casos, muy capilares. De modo que no
siempre guarda este principio tan exacta aplicación que no puedan
establecerse algunas diferencias en v i r t u d de las cuales la capiíari-
dad se d e t e r m i n a r á bajo las formas siguientes.
La arena fina que es muy permeable es t a m b i é n muy capilar.
En las calizas compactas y mas ó menos cristalinas como le su-
cede á los m á r m o l e s en estado pulverulento y á la creta, resultan
muy capilares pero poco permeables. De aquí la aplicación que se
hace de la arena del mármol sacarino y de algunas otras para mezclar
las con el mantillo de hojas y tierra de Brezo, en el cultivo perfec-
cionado de las hortensias, azaleas, rhododendros y otras plantas de
adorno.
El mantillo que es menos permeable que los anteriores es sin
embargo m u y capilar.
Las arcillas y la magnesia son poco capilares y á la vez poco per-
meables.
De modo que todo mejoramiento que tienda á proporcionar la
permeabilidad de u n terreno, puede favorecer á la vez su capiíaridad
s e g ú n sea la cualidad de sus componentes.
Determinación y aplicaciones de esta propiedad. Para reconocer e
grado de capiíaridad de una tierra, no h a b r á mas que formar ec
— toi —
eíla y después de estar bien seca, u n p e q u e ñ o m o n t ó n dentro de una
vasija que puede muy bien ser una cazuela, á la cual se le echará
una cantidad fija de agua. E l tiempo que tarde en irse empapando y
la altura á que ascienda la humedad nos m a r c a r á su grado de capila-
ridad. Y si se^quiere verificar el ensayo comparativo entre varios sue-
los, siendo la cantidad de tierra igual y la del agua la misma, se es-
t a b l e c e r á n los grados diferentes de capilaridad de las tierras anali-
zadas.
•fff<. Las aplicaciones que de esta propiedad puede hacerse de los terre-
nos que son m u y capilares y que á la vez se encuentran situados en
las inmediaciones de lagunas, charcas, aguas estancadas y en los
Medaños, consiste en destinarlos ventajosamente al cultivo, por que
en ellos es establece naturalmente el riego por infiltración encon-
t r á n d o s e en todos ellos una lozana vegetación. Los llamados Navazos-
en Andalucía, no son mas que los huertos situados en los arenales
p r ó x i m o s á las playas que deben su frondosidad á la benéfica i n -
fluencia de la capilaridado.

CONTINUACIÓN DEL ESTUDIO DE LAS PROPIEDADES FÍSICAS DE LAS TIERRAS


HIGROSCOPICIDAD.—DESEGACÍON AL AIRE LIBRE.—DISMINUCION DE V O -
LUMEN POR LA DESECACION.—ABSORCION DE LOS GASES.—PROPIEDAD
DE ABSORVER Y RETENER EL CALOR.—SlNTESIS DE LAS PROPIEDADES
ABSORVENTES Y DEPURATIVAS DE LAS TIERRAS.

Higroscopicidad. La .higroscopicidad es la facultad que poseen


las tierras de absorver el agua y retener cierta parte de ella entre
sus moléculas. Esta propiedad está relacionada con el grado de afi-
nidad que tienen por aquel líquido sus principales componentes,
así como con el estado material en que se presenten sus p a r t í c u l a s .
— lOo —
De modo que cuanto mas pulverulentas se hallen mas se aumefitará
esta facultad.
L a hifjroscopicidad se distmge de la permeabilidad, en que la p r i -
mera conserva y retiene el agua, mientras que la segunda la deja
filtrar al t r a v é s de su masa.
La importancia do la higroscopicidad se comprende fácilmen-
te, por su doble objeto de absorver la humedad de la atmósfera y
la que existe en el interior de la tierra.
Manera de reconocer la higroscopicidad de un terreno. Para de-
terminar la aptitud que tienen las tierras de retener el agua que
se encuentra en contacto con su masa, no hay mas que desecar en
la estufa por espacio de media hora y á la temperatura de 45°
la que se va á analizar y de la cual se toman unos 20 gramos.
Enseguida se echa en una cápsula y en ella se pone agua
hasta que forme una pasta clara que se coloca en u n fil-
tro de papel que anteriormente se ha debido mojar y pesar, l a -
vando bien la cápsula y echando estos residuos en el filtro y cuan-
do ha terminado de pasar el agua, se pesa e l filtro con la fie-
ra y este resultado nos dará el grado de su higroscopicidad. De mo-
do que en v i r t u d de esperimentos repetidos se ha venido á sen-
tar corno principio que las arenas son las que menos retienen e l
agua; así como las arcillas cuanto mas puras, la contienen en ma-
yor cantidad. -
La caliza varía s e g ú n el v o l ú m e n de su detritus; así es que
en el estado pulverulento llega á poseer esta propiedad en mayor
grado que la arcilla.
Cuando el carbonato de magnesia predomina con algún esceso,
las tierras son estériles por la gran facultad higroscópica que
poseen.
Después de la magnesia, el mantillo es el que puede retener
el agua hasta casi u n doble de su peso.
Medios de apreciar la absorción de la humedad atmosférica. Pa-
ra determinar la cantidad de vapor acuoso absorvido por las tier-
ras, se prepara u n pié ó plataforma, compuesta de tres ó cuatro
discos ó platillos de hoja de lata, colocados á p e q u e ñ a distancia
los unos encima de los otros. Sobre cada uno de estos discos,
— lOO-
se e s t e n d e r á n por iguales cantidades, las diferentes tierras que se
vayan á ensayar después de haberlas desecado. E l primer disco le
c o n s t i t u i r á u n platillo que servirá de recipiente para el agua y e!
todo se cubrirá con una campana de cristal. Como que las tierras
han de estar sometidas por tiempos iguales, á la absorción del va-
por del agua encerrada como ellas dentro de la campana, la diferen-
cia de peso nos d e m o s t r a r á la diversa aptitud de cada una de las
tierras que se analizan.
Desecación al aire Ubre. Es la propiedad por la cual las tierras
pierden con mas ó menos facilidad por la evaporación, el agua con-
tenida entre sus moléculas. Según los grados de esta facultad ad-
quieren distintas cualidades y ele aqui las denominaciones de frías
y húmedas y calientes y secas.
Se denominan sanas, cuando después de empapadas por las l l u -
vias, no conservan mas que la humedad necesaria para la vida de
las plantas. Así como se llaman frescas, aquellas que á 33 c e n t í m e -
tros de profundidad retienen de 15 á 20 por 100 de su peso de agua,
y secas, á las que no alcanzan esta cantidad.
Modo de inquirir esta propiedad. Para reconocer la aptitud que
tienen las tierras para desecarse al aire, se toman iguales partes de
las que se vayan á ensayar y d e s p u é s de haberlas colocado en la es-
tufa, se las humedece con la misma cantidad de agua y se las deja
espuestas al aire sobre unos platillos de hoja de lata ú otra vasija
cualquiera, observando el tiempo que cada una tarda en desecarse.
T a m b i é n se verifica fácilmente este ensayo, tomando las tierras tal y
conforme se encuentran, colocándolas sin ninguna preparación so-
bre los platillos de hoja de lata á fin de averiguar ios grados de su
desecación.
Disminución de volúmen por la desecación. Esta propiedad es la
que nos d á á conocer lo que se retraen ó merman las tierras, al
evaporarse la humedad, del v o l ú m e n que adquieren en su masa,
cuando se empapan de agua por la lluvia ó por los riegos.
E l conocimiento de esta facultad es de suma importancia para el
cultivo, porque en algunas ocasiones llegará á ser perjudicial co-
mo sucede con todas aquellas tierras demasiado fuertes y compactas.
E l esceso de retracción de estos suelos, puede ser tai que c o m p r i -
ma y dislacere las raices de las plantas, asi como penetrando el aire
por las grietas que en ellos se abren, las ventean y desecan y do-
blemente perjudican. —
Influencia de los componentes. E l fundamento de esta propiedad
depende en un todo de ia influencia que ejercen los componen-
tes de las tierras. De manera que siendo la Marga u n mineral
compuesto de arena, arcilla y carbonato de calfen distintas p r o -
porciones, e n c o n t r á n d o s e t a m b i é n algunas veces el carbonato de
magnesia y teniendo cada una de ellas, distinto poder de retrac-
ción al desecarse, se facilita mas por esta causa su desmorona-
miento, cuando existe en los terrenos ó se emplea como mejora
de las tierras.
Las tierras laborables cuyos componentes guardan entre sí
l a debida p r o p o r c i ó n , disminuyen p r ó x i m a m e n t e por la desecación
u n décimo de su v o l ú m e n .
Las que contienen gran cantidad de mantillo, merman m u -
cho, durante las prolongarlas sequías y se calcula que disminu-
yen una quinta parte.
La arcilla pura, pierde unas 18 c e n t é s i m a s ; el carbonato de
Magnesia 15 y la caliza pulverulenta 5.
En las que predomina el yeso, ó las gravas y arenas ca-
lizas ó silíceas apenas es sensible la d i s m i n u c i ó n .
Modo de investigar esta propiedad. Para apreciar lo que dismi-
nuyen de v o l ú m e n por la desecación las tierras laborables, no
h a b r á mas que formar con cada una de ellas y á beneficio de u n
marco de madera, como el que se usa para fabricar ladrillos, pe-
ro mucho mas p e q u e ñ o , u n cubo de iguales dimensiones para t o -
das. Después se dejan secar á la sombra y una vez evaporada
-la humedad, lo cual se conocerá en que no pierden nada de
su peso, se mide el volúmen que' comparado con el primero,
servirá para conocer lo que han mermado por la desecación.
Absorción de los gases,. Es la propiedad que tienen las tierras
de embeber y retener entre sus moléculas el aire y sus com-
ponentes. En esta propiedad iníluyeo directamente el calor, la
y la mayor ó menor porosidad de los terrenos.
Así es que las labores aumentando los puntos de contacto de
— 108 —
laS tierras, facilitan y aumentan esta propiedad. Siendo como ya
sallemos, un medio natural de bonificar los suelos por lo que ab-
sorven d é l a atmósfera.
En las lecciones 12 y 13, nos hemos ocupado lo bastante de
las sustancias fertitizadoras procedente de la atmófera. Ahora no
haremos mas que recordar que esta propiedad se refiere principal-
mente á la absorción del oxíjeno del aire y á la del amoniaco, por
lo cual esta acción la podemos considerar como simultánea y de-
pendiente la una de la otra.
Absorción del oxíjeno. Ya conocemos t a m b i é n la acción del oxí-
geno sobre ios terrenos y la vegetación y respecto de los compo-
nentes de los suelos diremos que el mantillo absorve mas cantidad
de este gas. Y que por su orden le siguen el carbonato de magne-
sia, que lo verifica como u n cuerpo poroso y de una manera pura-
mente mecánica, la arcilla, la caliza pulverulenta, la grava y arena
calcárea, el yeso y la sílice.
Absorción del amoniaco. Sabemos que en Ja atmósfera existe el
amoniaco y que las tierras lo pueden directamente absorver, con-
densar y fijar ó apropiar con mas facilidad cuando se encuentran
secas. Volviendo esta sustancia á la atmósfera y c o m b i n á n d o s e con
ella por el intermedio y á beneficio de la h m e d á d . E l mantillo es el
que posee en mas alto grado esta facultad y como en el caso ante-
r i o r los diversos componentes de las tierras, guardan la misma rela-
ción y tienen idénticas propiedades.
Facultad de absorver y retener el calor. Es la propiedad que po-
seen las tierras de acumular entre sus moléculas, la mayor ó me-
nor temperatura que reciben directamente del sol.
Los principales datos correspondientes á la influencia que ejer-
cee el calor sobre los terrenos y las plantas los dejamos ya enume-
rados en la lección 7.a. De modo que recordando lo que entonces
dijimos y refiriéndonos á la facultad que tienen las tierras labora-
bles de retener y absorver el calor, diremos que depende de su co-
loración, composición mineralógica, grado de humedad y ángulo
de incidencia.
Influencia de la coloración. E l calor mas ó menos rojizo, pardo
ú oscuro y sobre todo el negro, son los que poseen en mayor grado
— 109 ~
esta facultad. Así como las tierras que presentan mas superficies de
contacto, mas asperosidades y m á s poros. En contraposición de las
que son lisas, compactas y planas. De modo que u n terreno oscuro
muy mullido y labrado, se calentará mucho m á s que otro del mis-
mo color que tenga la superíicie dura y plana.
Los terrenos calizos pueden sin embargo en las regiones cálidas,
reflejando el calor solar que directamente reciben, sirven para esti-
mular la vegetación arbustiva de la v i d como sucede en Andalu-
cía con las tierras llamadas albarizm y alteros y en Valencia a l -
baris.
Aplicaciones de la coloración. Las aplicaciones que de este p r i n -
cipio debido á la coloración, puede hacerse para aumentar la tem-
peratura de los terrenos, consiste en esparcir y cubrir los suelos
mas ó m é n o s blanquecinos, con una cubierta ó capa de 'corteza de
curtidores ya usada, ó de residuos de zumaque, carbonilla de los
desperdicios de las m á q u i n a s de los ferro-carriles, carbón vegeta!
pulverizado ó escorias de fragua, cuyos materiales h a r á n aumentar
al terreno una mitad mas de su facultad de retener el calor.
Por este medio se activa la vegetación de las legumbres, horta-
lizas y plantas de adorno. Así como se resguardan y anticipan los
í r u t o s del albaricoque y otros frutales podados en espalderas y
plantados inmediatos á las paredes pintadas de negro.
Acción de la composición mineralógica. La composición m i n e r a l ó -
gica está relacionada como en todas las propiedades físicas, con los
componentes predonimantes de las tierras y guarda bastante
analogía con el peso específico.
Asi es que las arenas que son las mas pesadas, son t a m b i é n las
que mas se calientan al sol. En contraposición del carbonato de
magnesia y del mantillo que son mas ligeras y se calientan menos.
Las arenas tienen la propiedad de i r acumulando de tal mane-
ra el calor entre sus moléculas que llegan á duplicar el de la a t m ó s -
fera aun en las regiones frias. En las zonas ardientes alcanzan
una tercera parte mas y conservan bastante de este calor durante
la noche; las gravas y arenas gruesas en v i r t u d de su porosidad,
pudiendo entre ellas penetrar más fácilmente el aire, guardan mas
relación con el calor de la atmósfera.
— 110 —
E l mantillo permite modificar a l g ú n tanto esta propiedad por
su coloración.
E l carbonato de Magnesia tanto por su peso como por sus cua-
lidades es el que tiene menos capacidad col orifica,
- i ^ - Influencia de la humedad. La humedad influye t a m b i é n en esta
facultad segim la naturaleza de los terrenos, de modo que los
suelos h ú m e d o s son tanto mas fríos, cuanto son mas impermeables
y por consiguiente, cuanto por esta causa conservan mas la hume-
dad y por la pérdida de calor que esperimentan mientras dura la
? nporacion. Aumentando su propiedad calorífica á medida que se
desecando ó que se facilita su permeabilidad.
Angulo de incidencia de los rayos solares. Entendemos por á n g u -
io de incidencia, la mayor ó menor inclinación con que caen los ra-
yos del sol áobre las tierras l a b r a n t í a s . De manera, y como ya sabe-
mos por todo lo espuesto en la lección 7.a que cuanto mas perpen-
dlcularmente reciba un terreno los rayos solares, asi se calentará
mucho mas, influyendo t a m b i é n la esposicion, latitud, altitud y
accidentacion ó condiciones orográficas del suelo.
No todas las cualidades enumeradas influyen en esta propiedad
oon igual grado de energía. Las que principalmente las determinan
el á n g u l o de incidencia, el mayor ó menor grado de humedad
y la coloración de los suelos.
Facultad absorvente y depurativa de los terrenos. Es la propiedad
por la cual las tierras retienen y conservan entre sus moléculas los
materiales qne llevan consigo las aguas que pasan al t r a v é s de su
masa, asi como t a m b i é n las d e m á s sustancias que diluidas son indis-
pensables para la n u t r i c i ó n de las plantas.
Para comprender esta beneficiosa propiedad, consideraremos á
la tierra labrantía como u n gran filtro esponjoso, al t r a v é s del cual
pasa el agua, dejando entre sus moléculas todas las sustancias que
lleva en suspensión y gran parte de las que van en disolución. Por
entre estos poros circula y se depositan el aire y los gases atmosfé-
ricos, asi como los que se enjendran en el seno de esta misma tierra.
Se establecen relaciones q u í m i c a s á favor de las cuales, y por el i n -
termedio del ácido c a r b ó n i c o , se hacen solubles muchas sustancias
que antes de esta acción no r e u n í a n esta propiedad.
—111 —
A beneñcio de esta cualidad absorvente y depurativa de las t i e r -
ra, las aguas de lluvia, la de los riegos y los abonos líquidos, dejan
entre los poros de la tierra laborable todas las sustancias salinas,
nitrogenadas y carbonados que llevan consigo, aumentando de esta
manera el depósito de materiales alimenticios de las plantas c u l t i -
vadas.
Sirve t a m b i é n este filtro natural para sanear y purificar el agua
cargada de sustancias malsanas y perjudiciales á la vegetación. Lo
cual vemos comprobado cuando este líquido impregnado hasta la
saturación de materiales nocivos, atraviesa por entre los intersticios
de una capa de tierra; el agua que se receje en el fondo, resulta
mas depurada que antes de haber atravesado por este filtro que le
ofrece la misma tierra.
Los abonos y d e m á s sustancias fertilizadoras, se depositan entre
estos poros y á beneficio de una acción puramente molecular, se dis-
tribuyen por el terreno de una manera uniforme. En una palabra,
las facultades absorventes y depurativas de las tierras pueden con-
siderarse como la sintesís de las propiedades físicas.

I K I W XXII
CLASIFICACIONES DE LAS TIERRAS.—OBJETO DE LAS GLASIFÍGAGÍONES.—CLA-
SIFICACIÓN DE LAS TIERRAS SEGUN SUS ELEMENTOS COMPON ETES.—
LOS A R C I L L O S O S . — T l E R R A S ARENOSAS.

Clasificaciones de las tierras.—Entendemos por clacificacion de


los terrenos las agrupaciones y divisiones que se hacen de las dile=
rentes especies de tierras laborables, con el objeto de c o m p r e n d e í
mejor sus cualidades y destinarlas por su composición á los culti o
con los que estén en mas directa relación.
Las diferencias y analogías que existen entre los componera
— 112 —
las tierras y las cualidades que resultan de sus propiedades físicas
constituyen el fundamento de las clasificaciones.
Objeto de los clasificaciones. Las clasificaciones pueden tener por
objeto conocer la combinación y proporciones de los principales
componentes de las tierras.
La de las propiedades físicas de las mismas.
Las clasificaciones generales de los terrenos.
La de evaluación de las tierras, en primera, segunda y tercera
clase, ó sea por su valor real ó relativo, en renta ó venta.
La clasificación por cultivos, s e g ú n que por su composición se
presten ó sean mas apropiadas para la p r o d u c c i ó n de ciertas y de-
terminadas plantas.
Las clasificaciones descriptivas, las cuales especifican todas las
principales particularidades, actitudes y aplicaciones que pueden
tener los terenos. (1).
Respecto de la clasificación fundada en los principales compo-
nentes de las tierras, seguiremos la de Girardin por considerarla
mas sencilla y aplicable á u n curso elemental y de generalidades de
la ciencia.
I t"1 Clasificación de las tierras según sus predominantes componentes.
E l señor Girardin divide en cinco grupos ó tipos las tierras labora-
bles que son: 1.° suelos ó tierras arcillosas, 2.° Arenosas 3.° Calizas.

(L) De los pormenores de todas estas clasificaciones no nos ocuparemos por


creerlo mas propio de una enseñanza profesional. Asi como de la clasificación de las
propiedades físicas según Masure que es la mas generalmente seguida, únicamente
eslractaremoe su fundamento; haciendo, lo mismo con la general de las tierras del
Conde de Gasparin.
Bosquejo de la clasificación de las propiedades físicas según Masure. Este autor
divide todas las clases de tierras en once tipos con sus caracteres y componentes
que las originan, la composición elemental y los límites de las proporciones cente-
simales de ios elementos, la sinonimia ó términos vulgares y los caractéres espe c í -
ficos vulgares.
Clasificación de los terrenos del Conde de Gasparin. Este célebre autor f r a n c é s ,
divide los terrenos en 8 clases que denomina, Limos, Arcillo calcáreos, Cretosos,
Arenosos, Silíceos, Gredosos, Arcillosos y mantiüosos, enumerando la proporción
de sus componentes y caracteres de las clases. L a s divisiones genéricas, y los c a r c -
^eres de cada género y cualidades dominantes.
— 113 —
4.° Magnésicas. 5.° Humíferas, mantillosas ú orgánicas.
Recordando que los componentes esenciales de las tierras son la s í -
lice, caliza ó carbonato de cal, la alumina ó arcilla, la magnesia y el
humos ó mantillo, la clasificación de las tierras t e n d r á por represen-
tante en cada uno de sus tipos el elemento predominante que dá
origen á esta clasificación. Be modo que tendremos, como ya hemos
dicho, suelos Arcillosos, Arenosos, Calizos, Magnésicos y Humiferos,
O r i g i n á n d o s e en cada uno de ellos tantas clases como combinaciones
ó mezclas se pueden presentar.
El cuadro de clasificación del señor Girardin nos dará á cono-
cer con todos los detalles su clasificación de las tierras.
I.0 Suelos ó tierras arcillosas. Suelos de arcilla pura. Idem
arcilloso-ferruginoso. ídem calizo. Idem arcilloso-arenoso.
2. ° Suelos arenosos: Suelo de arena pura. Idem ar en oso-arci-
lloso. Idem c u a r z o s o - a r e n o s o - g r a n í t i c o . Idem volcánico. Idem are-
noso-arcillo-ferruginoso. Tierra de brezo.
3. ° Suelos calizos: Suelo calizo. Idem cretoso. Idem tobáceo.
Idem margoso.
4. ° Tierras m a g n é s i c a s .
o.0 Tierras humíferas ú orgánicas. Suelos húiniferos propia-
mente dicho. í d e m turboso y de brezo. Idem pantanosos ó de a l -
marjales
Variedades de las tierras arcillosas. Las tierras arcillosas pre-
sentan dos variedades principales, las arcilloso-ferruginosas y las
arcilloso-arenosas.
Las primeras, se hallan formadas de arcilla y de óxidos de hier-
ro y s e g ú n su mayor ó menor grado de oxidación asi resultan mas
ó menos rojizas, negruscas, ó amarillentas. Las rojizas resultan de
mejor calidad para el cultivo, se semejan bastante á las arcilloso-
arenosas si contienen el suficiente carbonato de cal y se presen-
tan en el estado de grava ó arenas, constituyendo las arcilloso-
margosas si la caliza es purverulenfa, en cuyo caso en tiempos l l u -
viosos, retienen mas humedad que necesitan las plantas y en ciertas
ocaciones, siendo muy escesiva, resultan perjudiciales para el c u l t i -
vo. Sin embargo el trigo, las patatas, la algarroba, el trigo negro ó
— 114 —
al {'oriol) v los nabos, son las plantas mas apropiadas para esta
clase de terrenos.
Suelos arcilloso-arenosos.—Son en los que predominan estos
elementos y las tierras se conocen bajo la d e n o m i n a c i ó n de fuertes
y francas.
En las fuertes, existe mas cantidad de arcilla, de aquí la seme-
janza con las arcilloso-calizas, producen poco y ofrecen resisten-
cia á los instrumentos aratorios. Las mejores de estas tierras son
las denominadas francas, porque a d e m á s de la arcilla y de la sílice
se encuentra t a m b i é n la caliza.
Variedades de los suelos arenosos. Las principales variedades de
estos suelos son los arenisco-arcillosos, los arenisco-cuarzosos, los
arenoso-graníticos y los arenoso-volcánicos.
Tierras arenisco-arcillosas.—En estas tierras predomina la are-
na, cuando no es excesiva su cantidad, constituye uno de los suelos
mas feraces con todas las buenas condiciones para el cultivo. A esta
variedad corresponden las denominadas de aluvión y las que se for-
man por las inundaciones, sobre todo la de los aluviones modernos
y actuales.
Suelos arenoso-cuarzosos.—En ellos predomina el cuarzo h a l l á n -
dose a d e m á s la caliza, la arcilla y varias sustancias.
Tierras arenoso-graníticas.—Estas tierras están compuestas de
arena arcillosa y su fertilidad está en r a z ó n de la cantidad de sosa y
potasa que contienen.
Tierras arenoso-volcánicas.—Son esponjosas, sueltas, contienen
sosa, potasa y ácido carbónico, son muy fértiles y no necesitan de
mejoramientos n i abonos.
Variedades de las tierras calizas.—Las variedades de estas tier-
ras son, las arrenas calizas, las tierras cretosas, las tierras tobáceas
y las margasas.
Las arenas calizas, si contienen alguna arcilla y se presentan
en estado pulverulento son ú t i l e s para el cultivo.
Las fierras cretosas, cuando se encuentran formadas de capas a l -
ternadas de caliza y arcilla y de caliza y marga, con algunos bancos
de areniscas son muy fértiles.
Las tierras tobáceas, son por lo regular estériles á no ser que
—118 —
contengan algo de arcilla y arena y so las pueda abonar con fre-
cuencia.
Las fierras margosas, son de suyo poco fértiles pero en cambio
constituyen la base del mejoramiento de las demás tierras.
Los suelos maguesianos son poco á propósito para el cultivo. A d -
quieren mas fertilidad cuando se hallan mezclados con las calizas,
con la marga y cenizas vegetales.
Suelos himiferos.—Estos suelos son en los que abundan las ma-
terias orgánicas procedentes de la descomposición de animales y
vegetales. S e g ú n que estos residuos de sustancias orgánicas, sean
solubles ó insolubles, se dividen en tierras propiamente mantillosas,
en suelos turbosos y en tierras de brezo. A estas dos variedades
se puede añadir otra tercera, procedente de las tierras formadas
por las lagunas salobres inmediatas á la desembocadura de los
grandes rios.
Tierras humiferas propiamente dichas. Son mas propias para me-
jora y t a m b i é n dan buenos resultado en el cultivo de huertas, j a r d i -
nes y plantas industriales.
Tierras turbosas.—Las tierras turbosas son estériles á causa de
que abundan en ellas los ácidos acético y t á n i c o , puesto que se han
formado por la eremacausía ó combustiones lenta de las materias ve-
getales depositadas en el fondo de las aguas. Para aprovecharlas en
el cultivo es preciso mezclarlas con las calizas y arcillosas.
La tierra de brezo denominada t a m b i é n tierra de monte, se com-
pone de mantillo de hojas de brezo y otras plantas, unido á las tier-
ras areniscas.
Tierras de lagunas salobres.—Estos terrenos que se forman en
las costas, si después de haber recibido la acción del mar, se van
elevando sucesivamente por arrastres continuados, por la aglomera-
ción de estos aluviones, llegan con el tiempo á constituir tierras
muy feraces por la gran cantidad de limo y t a r q u í n que contienen.
Cuando estas tierras se trabajan y cultivan por primera vez, con-
viene utilizarlas al principio en la producion de las plantas barrille-
ras, á fin de que dichos vegetales vayan estrayendo el esceso de sal
común que en ellas se encuentra.
11fi~

MCW1 XI
MEJORAMIENTO DE LOS TERRENOS.—OBJETO DE LOS MEJORAMIENTOS EN GE-
NERAL.^ENMIENDAS DE LAS TIERRAS.

Mejoramientos de los terrenos. Entendemos por mejoramiento de


los terrenos, todas las operaciones, trabajos y reformas que se ejecu-
tan, ya con el íin de enmendar sus defectos y condiciones físicas, ya
t a m b i é n para aumentar el valor de los cultivos y el de los mismos
terrenos.
Importancia de los mejoramientos. Para que las tierras lavorables
llenen todas las condiciones necesarias al cultivo, es preciso que el
aire, los gases, el calor y la humedad, penetren y circulen por ellas
fácilmente. De aquí la debida proporción de los principales compo-
nentes de las tierras que originan sus propiedades físicas.
Como que las plantas toman de los suelos los principios que necesi-
tan para su nutrición, se hace indispensable en todo cultivo, el re-
poner estas p é r d i d a s y devolver á la tierra los materiales que han
servido para la alimentación de las plantas y de aqui la imperiosa
necesidad de los abonos.
Siendo la humedad de la atmóf'era en muchas ocaciones insuficiente
para las necesidades del cultivo, los riegos contribuyen á que las
plantas recorran todos los periodos de su vegetación.
Si la humedad es de todo punto indispensable para la vida vegetal,
el esceso perjudica hasta el estremo de perecer en los terrenos en-
charcados, y de aqui la precisión de sanearlos y desecarlos.
Los terrenos incultos ó eriales cuando por sus cualidades, se pre-
sentan al cultivo se mejoran r o t u r á n d o l o s .
Como que en los terrenos accidentados las aguas de lluvias, sobre
aprovecharse poco, suelen ocasionar mas daños que beneficios, constitu-
ye u-n gran mejoramiento, el construir hormas ó paradas, con el fin
— 117 —
de contenerlas y trasformar estos desvastadores torrentes en copio-
sos riegos generales.
Como que toda tierra cercada, por este solo hecho, aumenta su valor
y pone á los cultivos al abrigo de los perjuicios que suelen causar
los animales que viven en libertad en los campos y aun de los daños
ocasionados por el hombre, naturalmente se deducen las ventajas
que reportan los cerramientos.
Por último, si en una tierra endurecida, no es posible que penetren
en ella ni los agentes atmoféricos, ni que reciba en su seno la benéfica
acción de los abonos, para que esto se pueda conseguir son de todo
punto indispensables las labores.
Diferentes objetos de los mejoramientos. De modo que reconocidas
todas estas ventajas deduciremos que los diferentes objetos de los
mejoramientos de los terrenos comprenden:
1. ° La adición de los componentes que falten á los suelos.
2. ° Los medios de fertilizar las tierras á beneíicio de los abonos.
3. ° Los trabajos de saneamiento de los suelos encharcados y
pantanosos, con el objeto de utilizarlos en el cultivo y aumentar la
producción.
4. ° La mejora de las tierras por los riegos.
3.° La preparación del terreno, en las localidades accidentadas,
para que se pueda regar con las aguas de lluvia.
6. ° E l beneíicio y valor que obtiene u n terreno cuando está
cercado, ó sea el cerramiento de las tierras.
7. ° La reconocida mejora d é l o s suelos á beneficio de las la-
bores.
8. ° La roturación de los terrenos incultos, á fin de utilizarlos
en aquellos cultivos mas apropiados á su composición y demás cua-
lidades físicas.
Enmienda de las tierras. Por mejoras ó enmiendas de las tierras
se comprenden, las diferentes sustancias empleadas, sin recurrir á
los abonos, para modificar los defectos de su composición y propie-
dades físicas.
La conveniente proporción entre la sílice, la caliza, la alumina y
el mantillo, constituve las tierras con todas las condiciones necesa-
16
— 118 —
rias al cultivo. Estas proporciones pueden ser s e g ú n Arias y otros
a g r ó n o m o s españoles las representadas en este cuadro.

Terreno Terreno Terreno


excelente. bueno. malo.

Sílice 2 3 4
Alumina 6 4 1
Caliza 1 2 IjS 5
Humos 1 ll2 0

10 10 10

De modo que siempre que falte alguno de estos componentes,


h a b r á que recurrir á su enmienda ó mejora adicionándole en las
proporciones convenientes, mas como pudiera suceder que en u n
suelo poco profundo, l a naturaleza del subsuelo conviniese para en-
mendar el terreno, en este caso las labores continuadas y profundas
dadas con u n arado subsuelo, servirán para llevar á cabo esta me-
jora.
Sustancias empleadas como mejoras. Recordando los compo-
nentes que forman la mezcla m i n e r a l ó g i c a de las tierras laborables,
las enmiendas t e n d r á n que tener por base el elemento mineralógico
que pudiera faltar al suelo. De aquí que las mejoras ó enmiendas
de las tierras sean silíceas, arcillosas y calizas.
Mejoras silíceas. Las mejoras silíceas son tanto mas eficaces
cuanto la arena que es la que constituye su base, se encuentre mas
pulverizada y mezclada con otras sustancias. Por esta causa las are-
nas de aluvión ó de acarreo son las que se deben preferir. Así como
las de mar, las de las desembocaduras de los rios, las de las cañadas
y fondo de los valles. En defecto de estas, las arenas, chinas gravas
ó guijarros triturados ó tierras cascajosas.
La acción de esta mejora es puramente mecánica, proporcionan-
do soltura á los terrenos compactos, facilitando su porosidad, y la
facultad de absorver y retener el calor y de que circule la humedad.
Mejoras arcillosas. Estas se emplean en los terrenos ligeros,
areniscos ó calizos, y como su base es la arcilla, el verano es la
estación mas á propósito para usarlos por ser cuando m é n o s
— 119 —
agua contienen. Estas enmiendas p r o d u c i r á n una acción fisico-
química sobre los terrenos y se pueden emplear en el estado
natural en que se encuentran; pero darían mejores resultados
utilizando estos materiales cocidos y pulverizados.
Hormigueros. Otro medio de enmendar los defectos de las
tierras fuertes y arcillosas consiste en la operación de los hor-
migueros, práctica usada en varias provincias de E s p a ñ a desde
muy antiguo. Esta operación consiste en hacer montones con d i -
chas tierras, cuando se labran á fines de verano ó principios
de otoño, mezclándolas con paja ó con la misma broza ó yer-
bas secas que se arrancan, y dejándoles una abertura en su
base y en dirección favorable del viento, se les pega fuego y se
les deja que se vayan quemando y tostando lentamente. Des-
pués se pulverizan, se esparcen por el terreno y en seguida se
labran y se mezcla la ceniza y tierra tostada, e n t e r r á n d o l a y en-
volviéndola con la labor.
Aunque en menor escala produce t a m b i é n buenos efectos el
quemar las yerbas y los rastrojos que se encuentran en estas tier-
ras antes de prepararlas para la sementera; así como el^esparcir
por encima de los mismos suelos arcillosos, el ladrillo pulverizado
y después mezclado con la labor, á fin de que resulte u n suelo
menos compacto y mas esponjoso.
Mejoras calizas. E l fundamento de estas mejoras le consti-
tuyen las diferentes clases de margas y la caliza de distintas pro-
cedencias. Se usan en las tierras escesivamente arcillosas que
contienen muy poca caliza, en las frias y h ú m e d a s y demasiado
compactas.
Margas. Las margas que se emplean como mejora de las
tierras, son las calizas, arcillosas, arenosas y en algunos casos las
magnesianas y el uso de en margar los terrenos es m u y anterior
á las épocas de Plinio y Columela.
La marga pura, es u n mineral blanquecino que se esponja m u -
cho por la humedad, cuando se encuentra en estado pulverulento,
y si se presenta en masas sobrepuestas, se desmoronan fácilmente,
siempre que el aire este impregnado de vapores acuosos. Por este
— 120 —
motivo la mejor marga para cultivo será aquella que en presencia
del aire se pulve rice mas pronto.
Marga caliza. La marga por escelencia es la caliza y por
lo tanto, la mas apropósito para la mejora de las tierras arci-
llosas y demasiado h ú m e d a s , siempre que se deshaga con fa-
cilidad al contacto de la atmósfera. Porque el elemento calizo
de la marga se hace soluble por el intermedio del ácido carbónico,
ds modo, que existiendo este en el aire y en el terreno y pulveri-
zándose fácilmente, la acción del t i e m p o y las labores aumentan
estas beneficiosas propiedades. Debido á estas cualidades su acción
sobre los terrenos es físico-química, puesto que a d e m á s de facilitar
que las tierras plásticas, compactas y pesadas, se trasformen en
ligeras sueltas y permeables, n e u t r a l í z a l a acción de los ácidos
libres que se encuentran en los suelos y facilita la descomposición
de las sustancias orgánicas t r a s f o r m á n d o l a s en m a n t i l l o .
Mejoras calizas de distintas procedencias. Estas mejoras que p u -
d i é r a m o s llamarlas mistas, y aun mucho mejor considerarlas, co-
mo verdaderos abonos minerales, por su manera de obrar en los
terrenos y en las plantas, la cal grasa viva; los yesones y
escombros de las casas viej 'a caliza conchífera; las arenas de
mar; las conchas pulverizadas; el barro de los caminos; el cieno de
los estanques y el entarquinado ó correnteado de las aguas t u r -
bias, de las cuales nos ocuparemos al tratar de los abonos mine-
. rales.
'1 Marga arcillosa. Esta marga que forma pasta con el agua, sí
contiene corbonato de cal, es muy conveniente para los terrenos
areniscos. Y si predomina la arcilla, es ú t i l para los que contienen
exceso de arenas calizas, con especialidad en las regiones h ú m e d a s
ó en terrenos de r e g a d í o . En las regiones secas y sobre todo cálidas,-
hay que usarla con alguna p r e v e n c i ó n por la cantidad de cal sí
la contiene con esceso.
Marga arenosa. La greda ó marga arenosa se compone de dos
tercios de arenas y de una tercera parte de caliza y arcilla, cuya
marga apesar de ser de las mas inferiores, tiene aplicación en los
terrenos compactos y h ú m e d o s .
Modo de usar las mejoras. E l método mas apropósito de emplear
—121 —
las diferentes sustancias usadas como enmiendas de las tierras es el
estado pulverulento, cuanto mas fino mejor.Porque la pulverización
modifica las propiedades físicas y químicas de las materias empleadas
con este objeto, facilitando inmediatamente todas las reacciones q u í -
micas necesarias al terreno y utilizables por las plantas. De modo
que en vez ds emplear la marga en grandes terrones, y dejar á la
acción corresiva de la atmósfera su desmoronamiento, se u s a r á desde
luego pulverizada. Puesto que de este modo desde el primer año p r o -
duce sus buenos efectos y no se necesitan tan grandes cantidades de
esta materia, n i hacer los grandes desembolsos que la operación
requiere, ganando con este m é t o d o , en tiempo, utilidad y capitales.

JKW1 IMÍÍl
ABONO.—NECESIDAD É IMPORTANCIA DE LOS ABONOS.—RELACIÓN ENTRE LOS
ABONOS Y LA ESPECIAL ALIMENTACION DE LAS PLANTAS.—DLVISION DE LOS
ABONOS SEGUN SU PROCEDENCIA, COMPOSICION, MANERA DE OBRAR Y ES-
TADO EN QUE SE PRES ENTAN.—ÁBONOS ORGANICOS DE PROCEDENCIA ANI-
MAL .—PRINCIPALES COMPONENTES Y MODO DE USARLOS.

Bebe entenderse por abono, toda sustancia que siendo ó p u d i é n d o -


se hacer soluble en el agua y asimilable á la organización de cada
una de las diferentes especies vegetales, penetra por las hojas y
mas bien por las raíces y sirve para la n u t r i c i ó n y desarrollo del i n -
dividuo. De modo que todo lo que contribuya á la conservación y
aumento de la fertilidad de la tierra, favoreciendo t a m b i é n el desar-
rollo de las plantas y su n u t r i c i ó n d e b e r á considerarse como abono.
La necesidad de los abonos, se encuentra comprobada, por lo ab-
solutamente indispensable que es el devolver á las tierras, los mate-
riales alimenticios de las plantas extraídos, por la sucesión de cose-
—m —
chas. Puesto que todas las partes ú ó r g a n o s de los vegetales y en
mucha mayor cantidad los frutos y semillas, consumen y se forman
á espensas de las materias fertilizantes que existen en los terrenos y
que tienen directa analogía con la especial alimentación del vege-
tal. De manera que si estas sustancias no se reponen á beneíicio ele
los abonos, las tierras con el tiempo, r e s u l t a r á n completamente es-
tériles y no p o d r á n producirse en ellas las plantas cultivadas.
Relación entre los abonos y la especial alimentación de las plantas.
Para que se verifique bajo las verdaderas condiciones de producción
agrícola, la vegetación de las plantas, es preciso que exista una í n t i -
ma relación entre los componentes de los abonos y las especiales
sustancias que necesitan aquellas para alimentarse. De modo que
habiendo principios que son alimenticios-para unas plantas y para
otras no, es de todo punto imposible el señalar ninguna sustancia
que constituya u n verdadero alimento general para todos los vege-
tales. De aquí el que la sintesis de los abonos, se encuentre reducido á
proporcionar á la tierra la especial materia mitriva que necesita la
planta y que falta en el terreno.
Equivalentes de los abonos. Se entiende por equivalentes de los
abonos, la comparación que se establece con el abono ordinario del
estercolero, á fm de reconocer, p r ó x i m a m e n t e , la cantidad de ázoe y
aun de ácido fosfórico que pueda existir en cada uno de ellos, por
considerarse á esta sustancia como el fundamento de los abonos
azoados y fosfatados.
Para determinar este valor nutritivo, se considera representado
por 100, el equivalente del abono, ordinario que contiene u n 0,6
por 100 de ázoe. E n cuyo caso tendremos que, el equivalente de
un abono respecto de la cantidad que contiene de esta materia, se
conocerá y d e m o s t r a r á por la siguiente proporción, en que á repre-
senta el ázoe contenido en 100 partes de abono, ejecutando el
mismo razonamiento para reconocer el equivalente de u n abono
fosfatado.

100 x

0'6 á
E l conocimiento aproximado de la equivalencia de cada una de
estas sustancias, nos dará las proporciones que necesitan para
—m —
sustituirse unos por otros, los diferentes abonos, eon el objeto
de conseguir análogos ó semejantes resultados.
División de los abonos. Los abonos pueden dividirse s e g ú n su
procedencia, en abonos de origen animal, vegetal, mineral y mis-
tos. O sean abonos orgánicos, inorgánicos y mistos ó compuestos.
También pueden dividirse en naturales y artificiales.
Según su composición, en nitrogenadas ó axoadas, salinos, fos-
fatados y carbonados.
Por la manera de obrar, en nutritivos, estimulantes, calidos
y frios, en completos, ó sean los que contengan materia nitroge-
nada ó azoada, Fosfatos, potasa y cal; supletorios, á las plantas
enterradas en verde; y complementarios, á [los abonos minerales
y á los denominados químicos.
Segim el estado en que se presentan, sólidos, líquidos y gaseosos.
Abonos orgánicos. Se dá el nombre de abonos o r g á n i c o s , á
todos los materiales descompuestos y convenientemente prepara-
dos, que se utilizan para devolver á las tierras su fertilidad, pro-
cedentes de animales y vegetales.
Abonos de origen animal. Comprenderemos en esta sección, t o -
das las partes y residuos de la organización animal y las que de
estas se han utilizado en ciertas industrias, así como t a m b i é n las
deyecciones de todos los animales ó sean sus estiércoles.
Los abonos animales se clasifican también en cuatro grupos. Es-
crementos de aves, de mamíferos hervivoros, despojos de anima-
les y residuos de fábricas.
Los abonos comprendidos en los restos orgánicos son; los residuos
de los animales muertos, pescados, moluscos, sangre solidificada,
residuos de la salazón y conservas alimenticias, astas, p e z u ñ a s ,
pelos, plumas, cerdas y raspaduras de las fábricas de peines y
de las de los botones de hueso. Desperdicios de las tenerías ó fá-
bricas de curtidos, de sebo, j a b ó n y bujías esteáricas. Residuos de
las fábricas de cola, de los guarnicioneros ó correoneros y fa-
bricantes de efectos militares. Retales de papel, lana, trapos v i e - , ^
jos y residuos de las fábricas de paños y sedas. /
Trasformación en abonos de las sustancias animales. Para trasfor-
mar en abonos de todas estas sustancias, se emplea el procedimien-
— 124 —
to de la cocción, desecación y p u l v e r i z a c i ó n . T a m b i é n se mezclan
con las basuras para que con ellas se descompongan en el ester-
colero.
En las grandes poblaciones, existen f á b r i c a s para utilizar las
distintas clases de animales muertos, los cuales d e s p u é s de descuar-
tizados, se ponen á cocer en grandes calderas ó marmitas de papin
y separadas la grasa, gelatina y huesos, para varios usos industria-
les, el residuo se deseca á la estufa y pulverizado, da lugar á u n
abono de primera calidad. Esto mismo se consigue tratando la íibra
muscular y hasta los huesos, en caliente, con el ácido cloridrico
el cual los disuelve prontamente.
3íodo de utilizar la sangre. La sangre se coagula, cociéndola, ó
por medio del agua hirviendo. Y es preciso para que no se descom-
ponga durante la operación, adicionarla cierta cantidad de cloruro
de manganeso, luego se prensa y se pone á secar en la estufa. Tra-
tada por este m é t o d o y trasformada en abono, la sangre de los mata-
deros, proporciona una materia esencialmente n u t r i t i v a para la
caña de a z ú c a r .
Composición. Este abono se compone de agua, materias animales,
fosfato de cal, diversas sales y materias terrosas.
Trasformación de los pescados en abono. Los pescados se cuecen,
luego S3 prensan y separado el aceite que contienen, se desecan
y pulverizan. E n algunos puntos de nuestras costas del Norte,
abonan con ellos y sus residuos, directamente las tierras y sin
ninguna p r e p a r a c i ó n , envolviéndolos con las labores de laya ó con el
arado. De este modo se aprovechan en ciertas localidades para este
uso, toda la pesca del dia que no se ha podido vender en el mercado.
T a m b i é n se entierran en zanjas espolvorándolos con u n poco de cal
viva y dejándolos que se descompongan para usarlos como abono. O
bien se incorporan con la masa general de las basuras á fin de que
se pudran en el estercolero.
Composición. Este abono que es muy parecido al guano de buena
calidad, contiene un 12 por 100 de ázoe y 1 6 , 1 de fosfatos.
De manera que predominando en todas las sustancias orgánicas
descompuetas y de origen animal, el ázoe, los fosfatos y varias sales,
se les ha denominado abonos azoados y animalizados y abonos com-
plctos cuando están mezclados con los estiércoles del hombre y de-
más animales y con los desperdicios y barreduras de las casas y po-
blaciones. A las materias fecales del hombre y de los animales se les
ha dado t a m b i é n el nombre de abonos nitrogenados ó animalizados.
Usos y aplicaciones de estos abonos. Por regla general estos abo-
nos procedentes de los despojos de origen animal, se usan mezclan-
dolos con los estiércoles ordinarios. Unicamente en ciertos y deter-
minados cultivos de grandes utilidades,como hemos indicado repec-
to de la sangre para el de la caña de azúcar y el de los residuos de
lana y fábricas de p a ñ o s , en viñedos como los de Jerez, deben siem-
pre que sea posible, utilizarse, así como t a m b i é n para forzar horta-
lizas y ciertos árboles frutales como los naranjos y otros de gran
utilidad y p r o d u c c i ó n .
Basuras de los animales. Las deyecciones escrementicias del hom-
bre y de los animales son las que forman estos abonos. Los cuales
en atención á su origen y á la diversa alimentación de que natural-
mente hacen uso, los diferentes individuos que los producen, así
resultan en igualdad de proporciones mas ó menos fertilizantes.
Valor fertilizante de los diferentes estiércoles. E l mayor ó menor
grado, de fertilidad de estas sustancias, se encuentra directamente
relacionado con la cantidad de ázoe y de fosfatos y sales que con-
tienen. Así es que bajo estos principios, figuran en primer t é r m i n o
los del hombre y los derivados de esta base, los guanos y fosfo-
guanos. 2.° La palomina gallinaza, pavaza, murcielaguina, pajari-
lla y deyecciones y residuos de los gusanos de seda. 3 0 Los de la
oveja, camello y conejo, i.0 Los de caballo y sus especies. 5.° Los
del ganado vacuno. Y 6.° Los del cerdo y ganso.
Basuras humanas. Las deyecciones humanas trasformadas en
abonos, representan todos los componentes utilizables que existen
en la carne y vegetales que sirven de alimentación al individuo. Na-
ciendo de aquí su importancia y su valor n u t r i t i v o , para aquellas
plantas que se asimilan principios nitrogenados y fosfatados que de
ellas y de las carnes proceden, y á ellas vuelven doblemente acrecen-
tados por las variadas sustancias de que se componen estos abonos.
Deyecciones humanas. Bajo esta denominaeion comprendemos
las materias fecales y la orina. Las cualidades y proporciones de
17
— 126 —
los principios asimilables de estas materias trasformadas en abo-
nos, están relacionados con la edad, sexo, temperamento, con el
estado de salud ó de enfermedad y sobre todo con la forma de a l i -
m e n t a c i ó n del individuo. De modo que s e r á n tanto mas fertilizantes
estos abonos cuanto mas suculentos sean sus materiales a l i -
menticios.
Respecto del estado fisiológico del individuo, hay que tener pre-
sente que si el hombre padece ciertas enfermedades, esencialmente
contagiosas y casi siempre mortales,como sucede con el tifus malig-
no, las plantas forrageras y aun las hortalizas que se abonan con
sus deyecciones en estado fresco, ocasionan en particular al caballo
y sus especies, y aun al hombre el contagio, de esta mortal enfer-
medad.
Los principales componentes de las deyecciones humanas, son el
agua, materias orgánicas y sustancias minerales.
Manera de trasformarlas en abono. Las deyecciones humanas, u t i -
lizadas desde tiempo inmemorial entre los chinos, los cuales fabri-
can con ellas unas especies de ladrillos, se usan después de haber
sido desinfectadas á beneficio del sulfato de hierro ó caparrosa ver-
de; ó ya con el yeso cocido y mezclado con el c a r b ó n , ó bien c u -
briéndolos en la misma letrina ó cloaca, por tandas de tierra, ser-
r í n , hojas secas, polvo de los caminos y barreduras de las calles;
sistema este último muy acostumbrado y seguido en la Mancha.
T a m b i é n se suelen mezclar con las d e m á s basuras del esterco-
lero, descomponiéndose y t r a n s f o r m á n d o s e como ellas en abonos.
Existen otros procedimientos, si se quiere mas perfeccionados, c u -
ya descripción la consideramos mas propia de una enseñanza pro-
fesional.
127

ABONOS QUE RECONOCEN POR BASE LAS DEYECCIONES HUMANAS.—GUANO.—


FOSFOGUANO.—PALOMINA.—PAJARINA.—MURCIELAGUINA.—RESIDUOS
DE LOS GUSANOS DE SEDA, DEYECCIONES DEL CONEJO, OBEJA, CABRA, CA-
MELLO, CABALLO, GANADO VACUNO Y DE CERDA-

Abonos que reconocen por base las deyecciones humanas. Estos


abonos son la poudrette la cal animalizada, el negro animalizado y
el abono flamenco.
La poudrette, no es en último resultado mas que las deyecciones
humanas solidificadas por la s e d i m e n t a c i ó n . Esta operación per-
feccionada es de grandes resultados y permite aprovechar las aguas
sucias de las alcantarillas y pozos negros, bajo una doble aplicación.
E n las grandes capitales como Madrid. Valencia, Barcelona, Málaga y
d e m á s poblaciones alcantarilladas, es fácil aprovechar estas aguas
cargadas de inmundicias, bien para el riego ya t a m b i é n para la fa-
bricación de la poudrette.
La cal animalizada, no consiste mas que en la mezcla de un 25
por 100 de cal pulverizada y apagada con orinas ó aguas sucias de
fregar y 75 de materias fecales.
E l negro animalizado, es una mezcla de yeso, sulfato de hierro,
c a r b ó n , corteza ó casca usada de curtidores, escombres pulveriza-
dos ó tierras calizas.
El Varech animalizado, es u n compuesto de materias fecales, cal
y alga, desecadas
E l abono flamenco, no consiste mas que en las materias fecales
frescas y fermentadas, diluidas en orinas ó en agua, las cuales pro-
porcionan u n abono líquido con el cual se riegan las plantas espe-
cialmente en primavera.
E l guano ó huano, es una sustancia bastante homogénea proce-
dente á e la fermentación y descomposición de los escrementos de
aves acuáticas, palmípedas, en especial del g é n e r o Colymblus y
Actenoclites, mezclados con huesos de focas y espinas de peces.
Esta sustancia se encuentra en muchas localidades y mas espe-
cialmente y de mejor calidad, en las costas del P e r ú . Siendo los
m á s principales los de las costas de las islas Chinchas.
Formación del guano. A este abono activo y de propiedades muy
estimulantes para la vegetación, se le ha considerado como una
gran masa de coprolitos, ó sean escrementos fósiles, producidos
por aves marinas antidiluvianas y que aun se c o n t i n ú a n formando.
Otros sin embargo consideran que los 378 millones de quintales
métricos que han existido en las islas de P e r ú , antes de generali-
zarse la exportación de esta materia, han podido formarse en la
época actual y en el espacio de seis ó siete m i l a ñ o s , á causa de u n
n ú m e r o de aves llamadas guaneras que poblando aquellas islas exis-
tian en tal cantidad que, s e g ú n relación del célebre navegante
español D . Antonio de ülloa, que visitó estas costas en el siglo
pasado, las bandadas oscureciím el sol por espacio de hora y
media ó dos horas cuando se trasladaban de u n punto á otro.
Esta m u l t i t u d de aves que han disminuido considerablemente
desde la i n s t a l a c i ó n de los europeos, se alimenta esclusivamente.de
pescados y mariscos y pasa la noche en estos islotes,en los cuales l l e -
gó á formar p e q u e ñ a s m o n t a ñ a s con sus escrementos, los cuales se
han endurecido y petrificado conservando no solo su masa, sino sus
materiales solubles y fertilizantes á causa de la falta de lluvias en
citadas localidades.
Los muchos despojos de pescados y mariscos que se encuentran
formando parte de este abono, así como la gran cantidad de aves
allí establecidas desde tiempo inmemorial, reconoce por causa que
la costa Peruana es la parte de todos los mares, en donde existe
mayor cantidad de pescados. Este guano que es el mejor de todos
los que se conocen,se le puede considerar como p r ó x i m o á agotarse.
Composición del guano. Los componentes del guano son; el
ácido úrico en parte saturado por el amoniaco y por la cal. E l ácido
oxálico combinado con el amoniaco y la potasa. E l ácido fosfórico
unido á las mismas bases y á la cal. P e q u e ñ a s cantidades de sul-
— 129 —
fato de potasa, de cloruro de potasio y de clorhidrato de amoniaco.
Algo de materias grasas. Y por ú l t i m o , a r e n a en parte cuarzosa y en
parte ferruginesa. (1)
Valor fertilizante de los guanos. E l valor fertilizante de los guanos
depende de la cantidad de ázoe que contienen y siendo esta muy
variable, puede reducirse su clasificación á otras clases: primera el
del P e r ú que es el mas fertilizante de todos por cuya causa ha sido
y es obgeto de continuadas falsificaciones. 2.a el de Bolivia y Chile
que contienen de 3 á 4 por 100 de á z o e . Y la 3.a los guanos fosfa-
tados que contienen muy poco ázoe, á causa de haber perdido m u -
chas sustancias que son solubles en el agua á consecuencia de
las lluvias.
Modo de usarse. E l guano puede usarse mezclado con el estiér-
col de cuadra repodrido,' disuelto en el agua ó mezclado con el ye-
so. Es-un poderoso estimulante de la vegetación, obrando direc-
tamente sobre la parte foliácea, por esta razón se tiene observado
que las verduras y hortalizas que se abonan con el guano, resisten
poco, d e s p u é s de cogidas y no se pueden utilizar para trasportar-
las de u n punto á otro porque se pudren fácilmente.
Fosfogmno. Se d á el nombre d e fosfoguano, á los guanos fos-
fotados que contienen casi siempre el fosfato al estado insoluble
y constituyen u n abono artificial fabricado por una compañía de N
Liverpool. Su composición es de 2,02 de ázoe, 32 de fosfato
insoluble y 19,93 de fosfato soluble. J^Á
Palomina. Se dá el nombre de palomina al estiércol de las palo-
mas, cuyo abono es muy activo y rico en ázoe del cual contiene 8,
3 por 100 y u n equivalente de 7,1 de abono ordinario. Cuanto mas
blanca es la palomina, mas ácido ú r i c o contiene y mas dura es para
romperse con los dientes que es la manera de apreciarla. La de me-

(1) Ademas de los guanos del Perú, existen varios oíros mas inferiores como
son los de las islas de Baker y Jervis en el Océano Pacífico; el de la isla de los G a -
lápagos en el Ecuador; el de las costas de Patagonía; el de la isla de Sant T o m á s ,
el de la bahia de Saldaña; el de la brecha huesosa de la isla de Sombrero en la A m é -
rica: el Koeria, Mooria y otros varios, la mayor parte terrosos con poco ázoe, por
haber sido disuelto por las aguas de lluvia y predominando los fosfatos.
— 130 —
^or calidad por sus efectos fertilizantes, es la que procede de aque-
llas palomas que recogen sus alimentos en terrenos algo pedregosos
ó abundantes de chinas. Los polomares de la provincia dé Albacete
y Ciudad-Real producen una palomina de primera clase.
Gallinaza y pavaza. Son las deyecciones de las gallinas y pa-
vos, las cuales aun cuando no tienen por descuido, especialmente
las primeras, tanto aprovechamiento como la palomima, forman sin
embargo un abono de excelentes cualidades. E l cual unido á la palo-
mina sustituye al guano, aumentando un poco las cantidades que
se empleen para este objeto.
Pajarina. Esta materia fertilizante se encuentra en aquellos
puntos en donde tienen por costumbre, i r á dormir los pájaros
que habitan una comarca y mas particularmente las aves de paso,en
los sitios que escojen para descansar y pasar la noche. E n los ca-
ñaverales, arboledas y matorrales, en donde esto sucede, existen
porciones mayores ó menores de este abono, que se deben utilizar
por sus buenas cualidades.
Miircielaguina. Los escrementos de los murciélagos proporcio-
nan u n abono casi tan activo y fertilizante como el de la.palomina.
E n las grutas y cavernas naturales que suelen encontrarse en las
formaciones calizas y en las que el hombre ha abierto en busca de
minerales y que después ha abandonado, suelen recogerse durante
el dia gran n ú m e r o de estos q u i r ó p t e r o s , e n c o n t r á n d o s e en el
suelo depósitos de sus deyecciones que son u n escelente abono.
Entre otras podemos citar la célebre cueva de montesinos en el
t é r m i n o de la Osa de Montiel que aunque en p e q u e ñ a escala, se
recogen algunas cantidades de esta sustancia que aprovecha u n
labrador laborioso para sus tierras. Igual sucede en la provincia
de Valencia, en la cueva denominada de los murciélagos, y en v a -
rias otras que existen en los losares y almadenes en t é r m i n o de
Ciezar y calares del r i o Mundo. E n la cueva de Pifiar, provincia de
Granada; en la sierra de los Pollos, t é r m i n o de Carcabuey en Cór-
doba y en muchos otros puntos.
Todos los abonos procedentes de las aves, r e ú n e n por su composición,
dos cualidades muy esenciales y de gran valor para la n u t r i c i ó n ve-
getal. La una consiste en la mayor ó menor cantidad que contienen
— Uí ~
de materiales orgánieos que sirven de alimento á las plantas. La
otra la forman, las sustancias salinas que obran como estimulantes
de la vegetación. De modo que los principales componentes de es-
tos abonos son el agua, las sustancias orgánicas y las materias
salinas.
Residuos de los gusanos de seda. La cama ó lechos de los gusa-
nos de seda, especialmente los de la cuarta y quinta época ó edad;
entre los cuales se encuentran los escrementos, trozos de epider-
mis, individuos muertos y d emás desperdicios, cuyo conjunto con-
tiene 32, 8 por 100 de ázoe, representan u n equivalente de 18,8 de
abono ordinario.
Deyecciones del conejo. Las barreduras de los conejarares son
unas materias fertizadoras que se descomponen pronto, y deben
mezclarse con las de cabra y oveja.
Escrementos de oveja y cabra. Estas basuras como la procedente y
la del caballo y sus especies, son las que se denominan abonos cá-
lidos, ocupando el segundo lugar, porque se descomponen y obran
con mas actividad sobre la vegetación, si bien se consumen pronto
y dura poco su enerjía. Como que su acción se manifiesta inmedia-
tamente, por esta propiedad conviene á los terrenos arcillosos, frios
y compactos.
Estos abonos se utilizan, ademas de mezclados con los demás,
llevando el ganado á las mismas tierras á sestear y dormir, m u d á n -
doles de sitio á íin de que esparzan por ellas sus basuras. Esta ma-
nera de embasurar usada desde m u y antiguo, se conoce con el
nombre de redilear y majadear y apesar de su imperfección produce
buenos resultados en los cultivos.
Las materias fecales del camello, como abono, son de mucha mas
importancia que la de todos los rumiantes, por las materias azoadas
que contienen y con mas especialidad el amoniaco. Pues sabido es
que por espacio de algunos siglos, la industria se ha utilizado ca-
si esclusivamente del amoniaco e x t r a í d o de los escrementos del ca-
mello y dromedario.
Estiércol del caballo. Las deyecciones del caballo, y sus especies
conocidas comunmente con el nombre de basuras de cuadra, se en-
cuentran muy generalizadas como abono, en todas las localidades
— 132 —
en donde se utilizan, principalmente la mida y algunas veces el ca-
ballo y el asno para los diferentes trabajos agrícolas. S e g ú n que es-
te abono se use fresco ó del todo fermentado, y disipado así p r o -
duce diferentes efectos por los materiales fertilizantes que con-
tiene. En el estado fresco y seco, contiene 47 por 100 de ázoe y en
estado de completa fermentación y descompuesto, no alcanza mas
que el 1 por 100. Por regla general las basuras frescas, poco des-
compuestas y h ú m e d a s , convienen á los terrenos fuertes y arcillosos
denominados frios. Los abonos consumidos son aplicables á l o s sue-
los ligeros.
Estiércol del ganado vacuno. Este abono es el tipo d é l o s abonosfrios,
como el del hombre y el guano lo son de los cálidos por ser más acuoso,
ménos activo y tardar mas en descomponerse. Pero en cambio t i e -
ne la ventaja de obrar de una manera lenta y continuada, de pro-
ducirse en m á s cantidad, de proporcionar cierta frescura conve-
niente para el terreno y ser ú t i l y aplicable para todas las t i e r -
ras y en todos los cultivos.
Deyecciones del cerdo. Este abono clasificado como frió por ser
muy acuoso, tarda t a m b i é n en descomponerse y su fertilidad está
en razón directa de la clase de alimentos de que hace uso el ani-
mal. Sin embargo, tiene s e g ú n parece, propiedades estimulantes
y algo corrosivas, debidas especialmente á sus orinas, pero que se
modifican ventajosamente mezclándole con el del ganado va-
cuno.
— 133

2M

ESTIÉRCOLES.—-CONFECCIÓN DE LOS ABONOS.—ESTERCOLEROS.—ABONOS DE


ORIGEN VEGETAL.—PLANTAS ENTERRADAS EN VERDE.—MANTILLOS VE-
GETALES.—RESIDUOS VEGETALES DE DIFERENTES INDUSTRIAS.

Estiércoles. Se dá el nombre de estiércoles á las diferentes pa-


jas que sirven de cama á los animales, las que, mezcladas con sus
deyecciones, se descomponen lentamente trasformándose en abonos
en u n sitio apropósito denominado estercolero.
Los materiales que forman la cama de los animales son, ios gran-
zones y desperdicios d é las pajas del t r i g o , cebada, centeno, colza,
algarroba, hojas de árbol, heléchos y tierra.
La fermentación de los estiércoles, es una descomposición o r g á n i -
ca verificada por la acción mistérica de u n agente llamado fermento,
sobre las materias fermentescibles que constituyen dicho abono;
teniéndose en cuenta que el fermento se ha de originar siempre
con aire, humedad y una temperatura de 13° á 20°
Condiciones para una buena fermentación. Para que se verifique
una buena fermentación, es preciso que las sustancias fermentesci-
bles, r e ú n a n el grado de calor, humedad y el oxijeno del aire, en las
proporciones convenientes á una lenta descomposición. Si excede el
calor y la humedad, se p r e s e n t a r á una fermentación pútrida que
perjudicará á las buenas cualidades del abono. Si excede el aire y
por consiguiente el oxijeno, se iniciará la fermentación acida que
dará por resultados principios corrosivos para los vegetales. Y si
el aire y el calor, la gaseosa que h a r á perder ácido carbónico y
sustancias amoniacales. La fermentación lenta, denominada l í q u i -
da ó cataliptica, es la que necesitamos desarrollar á íin de que la
masa de los estiércoles, se descomponga poco á poco y con igual-
—m—
dad, y conserven ia mayor cantidad posible de principios fertili-
zantes. Para lo cual es indispensable que, además de las necesarias
proporciones de los agentes que ocasionan la fermentación, esta
& lleve á cabo en un sitio que r e ú n a las condiciones indispensa-
bles á la marcha regular de dicha operación.
Estercoleros. Son los sitios construidos á propósito y destina-
dos á una bien dirigida descomposición de todas las sustancias ca-
paces de trasformarse en abonos.
Situación de los estercoleros. Los estercoleros se han de situar á
la sombra y al norte y taparse con u n r ú s t i c o cobertizo de este-
ras, cañizos, paja, juncos espadaña ó broza, que impida la acción
directa del sol y de la lluvia. En los países en donde no sea esta
frecuente, p o d r á n cubrirse plantando alrededor y por la parte es-
terior, plantas trepadoras de hoja permanente, como la hiedra y
otras, guiándolas en forma de emparrado bien tupido.
Construcción de los estercoleros. Siempre que sea posible, el es-
tercolero se ha de construir de fábrica, es decir la manipostería
ordinaria. E l suelo ha de estar embaldosado y mucho mejor sola-
do con cemento Porland, cal h i d r á u l i c a , ó asfaltado á fin de evi-
tar las filtraciones y conservar todos los líquidos del estiércol. Se
c o m p o n d r á n de dos depósitos, cuyas dimensiones estarán en r a -
zón de las cantidades de abono que se necesiten. Así como se cons-
t r u i r á n lo suficientemente elevados, para que las aguas de lluvia no
filtren y penetren en el interior. Dichos depósitos, se situarán i n -
mediatos y con el suficiente espacio entre sí, para el t r á n s i t o de
los carros, formando dos especies de cajones, estanques ó pozas,
destinadas, la una, á la descomposición de los estiércoles, la otra
á su conservación. Sus paredes ó muros t e n d r á n unos dos metros
de altura.
Debiera de haber t a m b i é n , u n cobertizo a l g ú n tanto separado
de estos dos depósitos y situado del mismo modo al norte y
convenientemente dispuesto, para preparar las mezclas; á fin de
conservar los abonos especiales que se confeccionan en determi-
nados cultivos, y tener así clasificados los estiércoles de los anima-
les y sus desperdicios ó restos orgánicos y almacenados, y ordena-
dos los abonos minerales.
— 13o —
El suelo de la poza destinada á la descomposición de los estiér-
coles, debe formar dos planos inclinados que viertan al centro.
Constituyendo á todo lo largo, una canal que conducirá en de-
clive hasta una arqueta ó pocilio, los líquidos que se filtran al t r a -
vés de la masa del estiércol y á los cuales se les ha dado el n ó m -
b r e d e p w r m . A este pocilio se c o n d u c i r á n por atajeas, las aguas
sucias de fregar, las de la letrina y las de las caballerizas y establos.
T a m b i é n si hubiese proporción y de tiempo en tiempo, se
v e r t e r á en este depósito del p u r i n , alguna cuba de agua del mar.
Y sobre este pozo situado en el centro y en la parte exterior
del depósito, se colocará una bomba de madera.
El sitio destinado á la conservación del estiércol, t e n d r á si
se quiere, la misma forma que el anterior, pero t a m b i é n puede
constituir su suelo, una superficie plana é inclinada hácia el de-
pósito y con su canal que recoja los líquidos que encierran. Esta
poza será de mayores dimensiones que la anterior.
Descomposición de los estiércoles. Para fabricar los estiércoles,
S Í comienza por esíender una primera capa de broza, ramas,
juncos, pajuza ó yerba y encima se esparee por igual el estiércol
que se saca de las cuadras, juntamente con la cama de los ani-
males. Sobre esta primera capa de estiércol, se coloca otra, com-
puesta de las barreduras de la calle y casa, cenizas del hogar,
barro ó polvo de los caminos, ó con cualquiera de los abonos m i -
nerales de que se pueda disponer, cubriendo el todo con albardin
broza seca, hojas do árbol, yerba ó granzones, ó en su defecto con
tierra. Esta masa se aprieta fuertemente con los piés, y se regará
con el p u r i n ó aguas sucias del depósito, á beneficio de la bom-
ba y por medio de u n tubo de goma que la esparce en forma de
lluvia. Sobre esta capa se van colocando otras y ejecutando las
mismas operaciones que con la primera, hasta formar una pila de
dos metros, de cuya altura no debe esceder. Esta masa de e s t i é r -
col que ha de recibir la acción regularizada del aire y del calor,
se t e n d r á constantemente humedecida con el p u r i n , pero-no con es- ^ ?
ceso á fin de que se descomponga lentamente.
A l mes y medio ó poco antes, s e g ú n los climas y estaciones,
de este tratamiento y sin remover el estiércol, éste se encuentra
— 136 —
ya descompuesto y debe trasladarse al depósito ó poza de conser-
vación, c u b r i é n d o l e si es posible, con una capa de tierra arcillosa,
ó de yeso, y en su defecto de tierra ordinaria. Así que se ha des-
compuesto una pila, se van preparando otras sucesivamente, si-
* guiendo las mismas prácticas en todas ellas.
• // Abonos de origen vegetal. Son todos los restos de plantas, ó las
plantas erñteras que trasformadas en abonos por la descomposición,
sirven para fertilizar las tierras.
Esta clase de abonos se utilizan como supletorios, de los animali-
zados, con los cuales se mezclan, ó se usan por sí solos alternando
con los estiércoles.
Plantas esquilmadoras y reparadoras. Se denominan plantas es-
quí hiladoras, á las que consumen muchos abonos y reparadoras á
las que en los primeros períodos de su vegetación, absorven mas de
la atmósfera que del terreno. Hay que tener presente sin embargo,
que, todas las plantas toman del terreno, una parte mayor ó menor
para su a l i m e n t a c i ó n y que esta se aumenta, cuando se concen-
tra toda su vitalidad en el supremo esfuerzo de la floración y ma-
duración de sus frutos, que es cuando extraen y asimilan, mayor
cantidad de sustancias nutritivas de los terrenos.
Plantas enterradas en verde. Esta operación tiene por objeto el
sembrar ciertos y determinados vegetales, de largas raíces, en las
tierras que se quieren beneficiar por este medio, con el í m de que
llegada la época de su floración, se sieguen y entierren, para
que allí se descompongan y sirvan de alimento á las plantas que
se van á cultivar en estas mismas tierras.
El uso de las plantas enterradas en verde, se funda en el principio
agronómico siguiente: Toda planta devuelve á la tierra, los p r i n c i -
pios que de ella toma, aumentados con los de la atmósfera.
Plantas que se deben utilizar para dicho objeto. Las plantas que
para este objeto se deben elegir, s e r á n de las que tengan muy
desarrolladas sus partes absorventes, aereas y s u b t e r r á n e a s , como
son el haba, el altramuz, la navina, la colza, el alforjón ó trigo ne-
gro, los guisantes, la mielga y por regla general, todas las l e g u m i -
nosas que produzcan gran cantidad de follage y cuyas semillas
cuesten poco y sean fáciles de adquirir.
— 137 —
Terrenos en que debe usarse este abono. Las tierras m á s apropósi-
to para ser abonadas de esta manera, son los areniscas de los climas
cálidos y secos que reciben por este medio cierto grado de frescura
y h ú m e d a d , muy conveniente paralas plantas que en ellas se c u l -
tivan. T a m b i é n pueden emplearse en los suelos fuertes, la lupulina,
habas, arvejas y sobre todo el h a b ó n que es el m á s generalmente
usado para estas tierras, así como el altramuz para las ligeras, y las
coles, nabos y trébol en las h ú m e d a s .
Manera de llevar á cabo esta operación. Para llevar á cabo esta
operación, conocida ya en tiempo de los griegos y romanos, no ha-
b r á m á s que, llegado el momento de la floración de la planta, se-
garla ó g u a d a ñ a r l a y enterrarla inmediatamente con el arado á be-
neficio de una profunda labor. Dejando de esta manera el terreno
preparado para el cultivo que en él se vaya á establecer.
Heléchos y plantas marinas. Además de las plantas sembradas
y enterradas en verde, deben utilizarse en los puntos inmediatos
á las costas, las algas y demás plantas marinas, las cuales se apro-
vechan írescas ó desecadas, y cuyas propiedades fertilizantes son
debidas á las sustancias orgánicas, fosfatos y sales alcalinas que
contienen. Lo mismo es fácil hacer con ios heléchos, en los pa-
rages en que abunden, segándolos y conduciéndolos al terreno pa-
ra enterrarlos con la labor, si bien debe preferirse el mezclarlos
con la cama de los animales, para de este modo trasformarlos en
estiércol. E l helécho es muy abundante en sales de potasa, ma-
terias orgánicas y sustancias minerales.
E l musgo, aunque tarda mucho en descomponerse, si existe en
abundancia, puede mezclarse con las plantas marinas, heléchos,
yerba y broza del campo y mezcladas dichas sustancias entre sí y
con el terreno, proporcionan á este humedad y frescura h a c i é n d o -
le mas esponjoso.
. Mantillo de hojas. Las hojas de los árboles y de toda clase de
plantas, así como las ramas y cortezas, son utilizables de la mis-
ma manera que los vegetales enterrados en verde. También se
pueden trasformar en mantillo, e n t e r r á n d o l a s en zanjas hasta su
completa descomposición, y su cualidad fertilizante la deben á la
gran cantidad de ázoe que contienen. De modo que bajo este con-
— 138 —
cepto se utilizan ios juncos, las hojas y ramas de los pinos, las
retamas, cambroneras, rosales silvestres y cuantos arbustos se crian
espontáneamente y hasta los gasones que se arrancan en las ro-
zas, las malas yerbas de las escardas y las pajas de todos los ve-
getales.
L a tierra de Brezo, no es otra cosa que el mantillo producido
naturalmente por la acción descomponente de la atmósfera, en
las hojas y tallos que se desprenden de esta planta, unido á las
partes minerales del terreno. Este mantillo contiene mucho tani-
ño, es muy ácido y sirve en floricultura para las camelias, azaleas,
begonias, hortensias y otras muchas plantas de adorno. Para uti-
lizarlo como abono en agricultura, es preciso neutralizar el efec-
to de los ácidos libres por medio de la cal viva.
Mantillo turboso Es el que resulta de las plantas que se des-
componen lentamente en sitios bajos y encharcados, el cual con-
tiene cieno diluvial y materias orgánicas, siendo muy apropósito
como abono en los terrenos calizos.
Carcoma y detritus vegetal. El detritus vegetal resulta de la
descomposición de la medula ó corazón de la madera, de los gran-
des árboles que se descomponen en los bosques, ó de los que se
ahuecan por vejez, ó enfermedades producidas por la mala poda y
corta de gruesas ramas, cuyas heridas no se cicatrizan y son la
causa de la corrosión de la madera. Este detritus así como el pol-
villo producido por los insectos que destruyen lentamente las made-
ras secas y labradas, son un escelente abono estimulante para to-
das aquellas plantas que, como las camelias y otras muchas, nece-
sitan cultivarse en tierra de brezo.
Residuo de las plantas oleaginosas. Todos ios residuos proceden-
tes de los frutos oleaginosos, proporcionan un escelente abono
por el ázoe y ácido fosfórico que contienen. También se utilizan
para la alimentación de los animales, mezclados con las demás sus-
tancias que forman su pienso ordinario. Bajo el concepto de abono
se aprovechan los residuos de la aceituna,, colza, adormidera,
nabina, colinabo, camelina. mostaza blanca, linaza, cañamón,
simiente triturada de algodón, cacahuete, girasol, madi de Chile,
alazor, higuera infernal, y sésamo.
— 139 —
Sirven para este mismo objeto, los residuos de la íaiz de regaliz,
las de las fábricas de fécula y almidón, el orujo de la uva y restos
de la fabricación de la cerveza, pulpa de remolacha, la de las man-
zanas en la fabricación de la sidra, posos y residuos del café, té y
cascarilla del cacao.
Las aguas procedentes del enrriado lino y cáñamo, las de las
fábricas de almidón y destilación de licores y aguas gaseosas, de-
ben utilizarse siempre que sea posible, para los riegos de las h o r -
talizas y de toda clase de plantas, por la gran cantidad de materias
fertilizantes que llevan en suspensión y disolución.
E l serrín procedente de los aserradores, toneleros, carpinteros
y ebanistas, así como el que resulta de la fabricación de los ú t i -
les y herramientas de boj, forman u n escelente abono para ciertas
plantas, de adorno.
Grados de fertilidad de los abonos vegetales comparados con los de
origen animal. Para establecer estos grados de fertilidad, no hay
mas que comparar los diversos efectos conseguidos con cada uno
de ellos, tomando al guano como tipo de los abonos animales, á fin
de reconocer su diferente acción y manera de obrar respecto de
los primeros.
El efecto inmediato de todos los abonos en cuanto á la mayor ó me-
nor lentitud en su manera de obrar, está en razón directa de lo
mas ó menos pronto con que se descomponen.
Así es que en los esperimentos comparativos entre el e s t i é r -
col de cuadra, considerado como abono ordinario y el guano, éste
hace producir mas á los terrenos en el primer año que el e s t i é r -
col c o m ú n pero en cambio su acción queda agotada.
Miéntras que el estiércol la aumenta en el segundo, y en oca-
ciones aun produce bastante en el tercero á causa de su mas len-
ta descomposición. Ademas el estiércol, satisface mejor que n i n -
g ú n otro abono, á la triple condición de proporcionar á las plantas
ázoe ó n i t r ó g e n o , carbono y sales minerales.
Los residuos de las plantas oleaginosas se descomponen mas pronto
que los estiércoles, si se usan humedecidos convenientemente, los
cuales favorecen tanto mas la producción de granos,cuanto mayor es
— 140 —
el n ú m e r o de sustancias azoadas putrescibles que contienen. Y co-
mo casi todos ellos r e ú n e n esta ventajosa circunstancia, de aquí
el que todos proporcionen reconocidas utilidades como abonos.
De los abonos vegetales los menos fertilizantes son los producidos por
las hojas secas; porque contienen poco ázoe, fosfato y potasa,
cuyos principios son reasorvidos por las plantas antes de la cal-
da de las hojas.
Modo de usar estos residuos Para facilitar la actividad de los
residuos oleaginosos, conviene que antes de emplearlos, esperi-
menten una ligera maceracion en aguas sucias. T a m b i é n produce
buenos resultados el mezclarlos con las deyecciones humanas.
Las ramas de árbol, de boj, retama, cambronera, tejo, jara y
demás arbustos, las cañas y desperdicios del maiz, los juncos y
demás residuos de vegetales, se colocan en el piso de los corrales
de la casa del labrador, en las entradas y caminos y en los b a r r i -
zales, á fin de que sean desmenuzados por el paso de las caballerías
y los carros. Cuando ya están suficientemente triturados se mez-
clan con la masa general de los estiércoles para que con ellos se
descompongan.
E l serrín ó aserraduras se emplean envolviéndolas en la tierra
con la labor, h a b i é n d o l a s antes macerado, á fin de que estando h ú -
medas, fermenten y se descompongan pronto en la misma tier-
ra. T a m b i é n se utilizan mezclándolas con los estiércoles y sirven
para confeccionar, unidas á las hojas y ramas de árboles y arbustos,
una tierra sucedánea á la de brezo.
Los residuos del café, t é , cascarrillas de cacao y cacahuete son
muy útiles en los cultivos de huerta y j a r d í n . n
ABONOS MINERALES.—CAL GRASA VIVA.—SULFATO DE CAL.—CALIZA GON-
GHIFERA ¥ GONG HAS TRITURADAS.—ARENAS DE MAR.—TREAZ.—CENI-
ZAS DE MAR.—CENIZAS VEGETALES, DE TURSA, DE ULLA, DE LIGNITO,
DE PIGARDIA, VITRIOLICAS, TIERRAS P1RITOZAS.—SUSTANCIAS Y ABONOS
AMONIACALES.—SALES DE POTASA.

Abonos minerales. Los abonos minerales son todas aquellas


sustancias, por regla general de origen i n o r g á n i c o , que en las pro-
porciones'convenientes, activan el organismo de las plantas y con-
tribuyen á su n u t r i c i ó n . E l empleo de los abonos minerales es útil
en los países pobres, en donde los propietarios no puedan hacer
gastos anticipados. Su verdadera y grande importancia, consiste en
servir de complementarios al estiércol c o m ú n , s e g ú n los cultivos y
naturaleza de los terrenos.
Losábanos minerales obran í.0 neutralizando los ácidos orgáni»»
eos de los terrenos; 2.° matando ó destruyendo los insectos y ma-
las yerbas; 3.° estimulando la vegetación y facilitando la salida y
desarrollo de las hojas; -i.0 modificando algunas veces la naturaleza
genuina de las tierras.
Manera de usarlos. Los abonos minerales y como regia general,
todas las sustancias empleadas para fertilizarlas tierras, p r o d u c i r á n
tanto mejor su efecto, cuanto mas finamente pulverizadas se en-
cuentren. Porque de este modo no solo se modifican sus propieda-
des físicas, sino que se facilitan mas prontamente sus reacciones
químicas con menores cantidades. De modo que, para la acertada
aplicación de estos abonos, se observarán las reglas siguientes: 1.a

19
— 142 —
Deben administrarse finamente pulverizados (1) y á voleo. 2.°
Convienen m á s en las tierras ligeramente h ú m e d a s y en terrenos
de r e g a d í o . 3.a La dosis debe ser moderada, pues en grandes can-
tidades son cáusticos y en p e q u e ñ a s su acción es nula. 4.a De-
ben emplearse en primavera que es la época de la salida de las
hojas. 5.a Conviene mezclarlos con abonos orgánicos, pues sino es-
citan demasiado la vegetación, con perjuicio de la producción de
frutos. También pueden incorporarse con el agua en el acto de r e -
gar, ó mezclarlos entre la tierra, dando una ligera labor á las
plantas é inmediatamente el riego.
Principales abonos minerales. Los m á s principales que necesita-
mos conocer, son la cal grasa viva, el sulfato de cal, la caliza con-
chífera, las arenas y cenizas de mar, ciertas clases de cenizas, a l -
gunas sales amoniacales y de potasa, el esquisto bituminoso del
lías, cloruro de sodio, hollín, escorias de forja y fragua los fosfatos
calizos y la cernada.
Encalado de las tierras. Es la operación por la cual,rse esparce en
los terrenos fríos, h ú m e d o s , turbosos y que contienen muchos áci-
dos libres, la cal grasa viva, con el objeto de neutralizar estos de-
fectos, ó adicionar el principio calizo cuando les falte. Este abo-
no obra física y q u í m i c a m e n t e , ya aumentando de v o l ú m e n , hacien-
do las tierras m á s porosas y sueltas, ya apropiándose del amoniaco y
convirtiéndolo en carbonato soluble y asimilable para la n u t r i c i ó n
de las plantas. Así como para poner en libertad algunos de los

(1) A beneficio del sistema de p u l v e r i z a c i ó n recomendado por Menier, so-alili-


zarán como abonos, todos los minerales potásicos y fosfatados, los feldespatos tan
abundantes en la naturaleza y muchas rocas que en la actualidad no se aprovechan.
Para moler estos abonos, convendria establecer molinos de viento ó de agua, en
todas aquellas localidades en donde abundasen estos materiales, ó bien hacerlo por
medio de máquinas de trituración y molienda, porque estas sustancias minerales
unidas á los estiércoles, formarían abonos completos para aquellos cultivos en que
el estiércol ordinario por si solo no fuese suficiente para producirlos. Y toda vez
que se fuesen conociendo sus resultados, se irian poco á p o c o generalizado, dando
lugar la molienda de los minerales, á la creación de una nueva industria de mucha
importancia entre nosotros:
— 143 —
álcalis que existen en las arcillas, que al contacto de esta cal h u -
medecida se hacen solubles.
La operación de encalar los terrenos, es muy antigua en E s p a ñ a
y se usa en las Provincias Vascongadas y Asturias, ya sola ya mez-
clada con el mantillo y basura de los heléchos que sirven de cama
al ganado ytimno. E l entarquinado que se practica en las provin»
cias de Granada, Murcia y Valencia, tiene igual objeto y se ejecu-
ta con el mismo fin de mejorar y abonar las tierras.
Sulfato de cal. E l sulfato de cal ó yeso en la naturaleza se
presenta hanhidro ó hidratado. ( 1 . )
Casos en que debe usarse el yeso. E l yeso tiene aplicación en ge-
neral, para el cultivo de los prados artificiales y sus resultados son
mas manifiestos, en las plantas leguminosas, siendo nulo en los ce-
reales. No puede suplir á los abonos, por lo cual no debe e m p l e á r -
sele en los terrenos pobres. Su acción parece ser muy especial y
consistente en que, los álcalis de la capa superficial de la tierra, atra-
viesan y llegan hasta las inferiores, en donde las raíces de las l e g u -
minosas encuentran sus elementos de n u t r i c i ó n .
Modo de usarse. E l yeso se usa pulverizado, crudo ó cocido y
como sus efectos son iguales en ambos estados, conviene utilizar
el crudo como m á s barato. También se usa mezclado con el es-
tiércol de cuadra. E l tiempo h ú m e d o , con niebla ó p r ó x i m o á la
lluvia, es el m á s apropósito para distribuirlo, procurando hacerlo
con igualdad sobre los prados, ó sobre el trébol ó la alfalfa, al t i e m -

(1) Entre otras esperiencias hechas por Mayer con el yeso, como abono
estimulante de la vegetación, á mediados del siglo pasado, la de Franklin m e -
rece conocerse. E n las inmediaciones de Washington, América, é inmediato a un
camino muy frecuentado, poseia este célebre físico una heredad, en la cual cultivaba
la alfalfa, y el trébol y con objeto de llamar la atención y demostrar la importancia
de este abono, esparcid el yeso con cuidado, dibujando un letrero que decia, esle
sitio está enyesado. Al cabo de poco tiempo, las plantas de que ocupaban el espacio
en que se habia echado el yeso, comenzaron á crecer mucho mas que las otras,
de manera que resultaba un relieve formado en el cual se leia claramente este
sitio está enyesado. De aquí el que toda la repugnancia que hasta entonces había
existido para usar el yeso como abono, se quiso después compensar con sustituirle
á todos los demás.
— 141 —
po de verificar la siembra. También se puede usar envolviéndole en
la tierra en las labores de preparación del terreno. (1).
Caliza conchífera. La caliza conchifera, es una roca en la que
abundan los huesos, conchas y otros varios restos orgánicos y que
por esta parte animalizada que contienen, constituyen u n verdade-
ro estimulante de la vegetación. Su uso está indicado en los sue-
los arcillosos y aun en los arcillosos-calizos, con el íin de neutrali-
zar el exceso de cohesión y plasticidad de estas tierras y suele em-
plearse mezclado con el estiércol ordinario.
Conchas trituradas. Este abono no consiste mas que en pulve-
r i z a r las conchas, tan abundantes en las orillas del mar, de las os-
tras, almejas y toda clase de mariscos y estenderlas y mezclarlas
perfectamente en las tierras h ú m e d a s , compactas y frias, con el
fin de hacerlas esponjosas, sueltas y fáciles de trabajar. Además
de estas reconocidas ventajas, tienen como todas estas clases de
compuestos, restos orgánicos y sustancias salinas, sumamente con-
venientes para los suelos y utilizables para la n u t r i c i ó n de las plantas.
Arenas de mar. Estas arenas las forman los depósitos que sue-
len encontrarse en los puntos bajos de las playas, en las rias, y
en las desembocaduras de los rios, en las cuales las conchas, el
l é g a m o , las algas, los mariscos y otras sustancias o r g á n i c a s , allí
acumuladas sirven de mejora y abono á las tierras arcilloso-silíceas.
E l trea% ó trez, usada en u n i ó n con los abonos, para hacer las
tierras ligeras, no es m á s que las arenas gruesas de mar, en las
cuales se encuentran restos de conchas y animales marinos.

{{) Enyesado de los terrenos. E l uso de los yesones y escombros de casas vie-
jas así como el del polvo de los caminos es un abono y mejoramiento que se usa en
España desde muy antiguo y que es muy preferible al encalado de las tierras. Estas
reconocidas ventajas, resultan de la variada composición de dichos materiales, cuyo
conjunto constituye un, verdadero abono que obra nutriendo y estimulando la ve-
getación de las plantas. Sus principales componentes son, nitrato de potasa y de
magnesio, el carbonato, sulfato y fosfato de cal, el carbonato de magnesia, los c l o -
ruros de sodio, calcio] magnesio y potasio, Varias sustancias orgánicas y algunas
sales de igual procedencia solubles en el agua.
Su uso, es conveniente en los terrenos de regadío, ó en los suelos hiimedos en que
falte el elemento calizo y tienen la doble ventaja de que su acción es muy duradera.
— 145 —
Las cenizas de mar ó tangue. Son arenas muy finas, arrastradas
por los rios hasta el mar que, por la naturaleza de los terrenos
por donde atraviesan las aguas, se hallan compuestas de sílice,
arcilla y caliza, que unida á la acción del cloruro ds sodio y á los
restos de los animales marinos, producen escelentes resultados pa-
ra el cultivo de las plantas textiles, legumbres y hortalizas, pudién--
dolas t a m b i é n mezclar con los abonos de cuadra.
Cenizas. Las cenizas que comunmente se usan como abono,
son las vegetales, de turba, de ulla, l i g n i t o , las de picardía y las
vitriolicas.
Cenizas vegetales. Las cenizas procedentes de las diferentes
clases de plantas, son convenientes en los prados h ú m e d o s y desde
luego, deben usarse mezcladas con las barreduras de la casa, como
ya hemos dicho, colocadas por capas en la descomposición de los
estiércoles.
Cenizas de turba. Estas contienen sosa^ potasa, cal, yeso, clo-
ruro de sodio, sílice y otros principios, á los cuales deben sus fa-
cultades como abonos estimulantes de la vegetación, del lino, l ú p u -
lo, t r é b o l y otras plantas. También constituye u n escelente mejo-
ramiento de los terrenos arcillosos, por la mucha caliza y silice
que contienen.
Maneras de usarlas. Estas cenizas se usan solas y mucho me-
jor mezcladas con la marga conchífera muy pulverizada- Del m i s -
mo^modo es conveniente incorporarlas con la cal, ó con el estiér-
col ordinario.
Cenizas de ulla. Estas que no son tan buenas como las ante-
riores, porque carecen de materias solubles alcalinas, se usan en
las tierras h ú m e d a s y frias, obrando á la vez físicamente, porque
oscurecen los terrenos calizos y yesosos, aumentando su capacidad
calorífica.
Las llamadas impropiamente cenizas de lignito, no son mas que
materiales pulverulentos, debidos á la descomposición del l i g n i t o .
Este abono se halla compuesto de materias o r g á n i c a s , carbonato de
cal, arcilla, silice, óxidos y sulfato de hierro y alumina.
Los casos en que convienen, son en los terrenos calizos, para el
— lid —
cultivo de los prados artificiales, para el de la remolacha, cereales
y otras plantas.
Cenizas de picardía. Se dá este nombre, al residuo de la combus-
tión de las turbas piritosas que se descomponen y consumen lenta-
mente al contacto del aire. Estas cenizas, deben utilizarse en las
plantas de prados.
Las'eenizas llamadas vitriólicas, las constituyen el residuo que
resulta de la maceracion y lavado de los lignitos piritosos y a l u m i -
nosos que se esplotan para la fabricación de la caparrosa. Estas son
análogas á las anteriores y tienen la misma aplicación.
Las tierras piritosas, levigadas, pueden mezclarse con una
cuarta parte de su peso de cenizas de turba y destinarlas á los pra-
dos artificiales.
Sustancias amoniacales. Los materiales que contienen sustancias
amoniacales, son, las orinas, las aguas amoniacales procedentes de
las fábricas de gas y todos los restos de origen orgánico en descom-
posición. De modo que siempre que el terreno contenga el grado
de humedad suficiente, se produce é n t r e l a s sales amoniacales y el
carbonato de cai, existente en el terreno^ una doble descomposición,
de la cual resulta entre otras sales, el carbonato de amoniaco so-
luble.
Abonos amoniacales. Las sales amoniacales empleadas como abo-
no, son la sal amoniacal o clorohidrato de amoniaco, el sulfato, fos-
fato y nitrato de amoniaco.
Aplicación. Estas sales se usan comunmente disueltas en el agua'
para los prados artificiales y t a m b i é n en los cereales de regadío, y
en la confección de abonos artificiales.
J^uencia de las sales de potasa. Como que estas sales se en-
cuentran en las cenizas de todos los vegetales, se ha creido que es-
ta base, ejercía una general influencia y que era indispensable
para todas ellas. Nace esta creencia, en haber supuesto que todos
los principios minerales que se encuentran en la inceneracion de
una planta, constituían el fundamento de su abonó especial. Siendo
así que las sales de potasa, no convienen mas que á ciertas y deter-
minadas plantas, entre otras los cereales, no produciendo resulta-
— 147 —
do en las plantas turberculosas para quienes se ha recomendado
con frecuencia.
Aplicación de las sales de potasa. Para que estas sales constituyan
un abono completo, es preciso incorpóralas con las sustancias fosfa-
tadas y azoadas, del mismo modo que, mezcladas con el abono o r d i -
nario es como p r o d u c i r á n buenos resultados. Entre todas las sales
de esta base, el sulfato de potasa, en presencia del cloruro de sodio,
da por resultado una doble descomposición que será el sulfato de so-
sa y cloruro de potasio, que ejerce sobre la vegetación un efecto
mucho mas ventajoso que el sulfato de potasa y de magnesia, ó el
sulfato de potasa puro.
E l estiércol ordinario no está desprovisto de potasa, puesto que
estudios verificados en el cultivo de la v i d , han demostrado que este
abono, proporcionaba una cantidad de potasa igual á la q u é feabia
sido estraida del suelo, para la p r o d u c c i ó n del fruto de esta planta.

CLORURO DE SODIO.—ESQUISTO BITUMINOSO DEL LIAS.—HOLLÍN.—ESCO-


RIAS DE FRAGUA.—AfiONOS SALINOS FOSFATADOS.—-ABONOS QUIMICOS.—
ABONOS COMPUESTOS Ó MISTOS.

Cloruro de sodio.—El cloruro de sodio ó sal c o m ú n , es uno de


los abonos minerales que s e g ú n las especies de plantas, naturaleza
de los terrenos y manera de usarse, puede dar resultados beneficio-
sos ó perjudiciales.
Acción sobre los terrenos y las pimías.—En las tierras secas y
poco porosas, la sal es muy pejudicial y su esceso por regla general
esteriliza los terrenos.
Es í g u a l m e n t e s nociva, en todos los suelos que carecen de la p r o -
piedad de retener la humedad. De modo que si se emplea en gran
cantidad en u n terreno seco, se desecara mucho mas y las plantas
perecerán. En este caso, h a b r á que recurrir á las^labores continuadas
— 148 —
para neutralizar estos malos efectos y dar soltura y posidad al
suelo.
El empleo d é l a sal y en p e q u e ñ a s porciones, requiere u n terre-
no fresco, en el cual la evaporación no se verifique r á p i d a m e n t e .
Otra de las ventajas que en este caso tiene la sal, es la de hacer so-
luble el fosfato de cal.
Si en la tierra existe el silicato de potasa, dará por resultado s i -
licato de sosa y cloruro de potasio, la silice en presencia de la sal,
pasa al estado gelatinoso, en cuyo caso la sílice puede ser absorvida
por las plantas.
T a m b i é n hay que tener presente que existen algunas plantas
que se denominan halófilas, por que necesariamente tienen que v i -
v i r en terrenos salados, como sucede entre otras, á las denominadas
harHileras por la gran cantidad de sosa que contienen.
Modo de usarla. La sal mezclada con la caliza ó con materia-
les calizos, favorece el desarrollo de las g r a m í n e a s , por la formación
del carbonato de sosa. Es igualmente útil para las leguminosas,
debido á la asimilación del cloruro de calcio.
E l cloruro de calcio, originado por el de sodio, y el carbonato de
cal de las tierras l a b r a n t í a s , aumenta la tendencia de las plantas ó
condensar la humedad y mezclada la sal c o m ú n con yeso, es útil
á los prados artificiales, conviniendo al cultivo de cereales sí se
une con margas.
E l mejor medio de utilizar la sal como abono, consiste en uno
de estos dos m é t o d o s , ó bien darles á los animales plantas forrage-
ras procedentes de terrenos salados, ó mezclarles una cierta can-
tidad de sal con el pienso lo cual es mucho mejor.
E l estiércol que producen estos animales asi alimentados,
r e ú n e escelentes condiciones. Las cuales se a u m e n t a r á n , si dichos
estiércoles se mezclan con la marga ó materiales calizos.
T a m b i é n puede usarse la sal incorporada al mantillo ó con el
abono ordinario.
Esquito vituminoso del lias. E l esquito vituminoso del lias,
finamente pulverizado es u n escelente abono mineral.
Composición. Contienen de 20 á 23 por 100 de cal; 2 de sosa y
potasa; 1 de azufre; i de aceite mineral vituminoso; l i 2 de ásido
— 149 —
fosfórico, cloro, magnesia, un poco do hierro carbonatado y lignito.
Manera de obrar en los vegetales y en las tierras. Obra por sus
elementos químicos solubles y por la formación en gran cantidad,
de sales amoniacales y nitratos, originados de las combinaciones del
ázoe, del hidrógeno y del oxígeno del aire y del agua y cuyo com-
puesto es altamente ventajoso para la vegetación de las plantas.
Es el abono mas apropiado para los terrenos silíceos húmedos,
que carecen del elemento calizo y la cantidad de ázoe que es ca-
paz de fijar en las tierras,al estado de sales amoniacales es tanto ma-
yor, cuanto que haya esperimentado con mas frecuencia las alter-
nativas de lluvia ó humedad y de calor. También parece que ejerce
una acción destructora sobre los insectos perjudiciales.
Modo de usarlo. Este abono mineral que es fácil de pulverizar,
cuando se usa en los prados artificiales, se esparce con igualdad
en el mes de marzo y en tiempo húmedo. En los cultivos, de
cereales, remolacha, guisantes, judías, coles y otras, se envuelve
en la tierra en la última labor de preparación. Y en general en los
de huerta, se usará como estimulante de la vegetación,esparciéndolo
en la tierra dando á esta una bina y después un riego. Del mis-
mo modo admite el mezclarlo con el abono ordinario.
En todas las plantas que se ha ensayado el esquisto bituminoso
del lias, ha dado mejores resultados que los abonos químicos.
Hollín. El hollín sa usa desde muy antiguo, como materia fer-
tilizante. De modo que el producido por las chimeneas, estufas,
caloríferos y máquinas de vapor, dá buenos resultados en el trigo,
maiz, trébol y colza.
Escorias de fragua. Las escorias de forjas y fraguas y las de
fundiciones de hierro y depósitos de máquinas de ferro-carriles,
producen buenos resultados en los terrenos calizos, y en los frios
y algo húmedos. Su acción es físico-química, por el color y las sus-
tancias solubles. Estos materiales que en ninguna parte se aprove-
chan, contribuirán fácilmente á aumentar el número de los abonos
minerales. Mezclados por tandas en las pilas de los estiércoles,
cuando se descomponen, son utijízables para toda clase de terrenos.
f
m ^7
— 150 —
Abonos fosfatados. La importancia de estos abonos, se fun-
da en que los fosfatos, son indispensables en muchas plantas,
para la mejor fructificación y g r a n a z ó n de sus semillas. Los mas
importantes que necesitamos conocer son los nodulos, la caliza con-
cíiifera, el apatito, el negro animal y la cernada.
En cnanto á su influencia en la vegetación, podemos decir que asi
como el yeso parece ejercer una acción directa sobre las legumino-
sas, el fosfato d e c a í lo verifica especialmente en los cereales. U t i l i -
zándose t a m b i é n en los t u b é r c u l o s y raíces alimenticias.
Los nodulos llamados también seudo coprolitos, son unas sus-
tancias p é t r e a s , mezcladas con restos o r g á n i c o s , y en las cuales
predomina el fosfato calizo. La dureza que presentan estas mate-
rias, no permiten su inmediata solubilidad por la simple acción
de la atmósfera. De modo que para conseguir este resultado, hay
que pulverizarlos y algunas veces será ú t i l tratarlos con el ácido
sulfúrico dilatado en agua.
Manera de usarlos. Después de reducidos á polvo, es convenien-
te mezclarlos con el 50 por 100 de su peso de cernada ó de sal
c o m ú n . O ya t a m b i é n y es lo mas general, mezclarlos con los
estiércoles en descomposición, ó d e s p u é s de reducidos á abono,
enterrarlos bien con una labor profunda.
Fosforita. (1) Entre las variedades del Apatito ó cal fosfatada,
las mas importantes como abono, son la compacta, concrecionada, y
la mas ó menos terrosa. La fosforita se encuentra en Logrosan y otros
puntos de Estreinadura y contiene de 68 á 80 por 100 de fosfato
d e c a í . (2)
Manera de usarla. Aunque algunas de ellas son fosfatos ter-
rees que se desmoronan fácilmente, tanto estas como las compactas
deben todas molerse. Se mezclan en el terreno antes d é l a siembra

(1) En Cáceres la denominan vulgarmente p ^ f í r a ewí/rtñosa que equivale al


nombre científico de apatita.
(2) En Belmez provincia de C ó r d o b a , por los años de 1873, se descubrió
en el cerro llamado el Castillo, una mina de fosforita; e n c o n t r á n d o s e t a m b i é n en
la inmediata Sierra Palacios; á pocas leguas, de la estación de A l m a d é n , en ter-
ritorio de la provincia de Córdoba, v e n las crestas del puerto de Espiel.
— lol —
de los cereales, raíces y t u b é r c u l o s y macho mejor con la basu-
ra ordinaria que se emplea en estas labores, cuando los suelos son
calizos.
De estos abundantes productos naturales de nuestro país, se
hace una considerable extracción al extrangero, para usarlos como
abono y utilizarlos como uno de los principales componentes de
ciertos abonos comerciales. En E s p a ñ a por desgracia no se le dá i m -
portancia á esta riqueza que pudiera contribuir á fomentar nues-
tros cultivos de cereales, raíces y t u b é r c u l o s .
La esparraguina, que es la variedad cristalizada y que se e n -
cuentra en Jumilla, aunque de mas inferior calidad que la fosforita,
como abono, debiera utilizarse en las provincias de Albacete y M u r -
cia en cuyos confines se cria.
Negro animal. E l fosfato calizo de procedencia animal, lo cons-
tituyen los huesos pulverizados, ó ya t a m b i é n los carbonizados den-
tro de retortas cerradas y después de haber servido en la clarifica-
ción del a z ú c a r . Lo cual prueba que el principio fertilizante de los
huesos, asimilable por ios cereales y otras plantas, no está en la
gelatina ni en la grasa, sino en la cal y en el ácido fosfórico, igual
que sucede con los fosfatos minerales.
Sin embargo de esto los huesos, serán siempre u n abono de
mejor calidad que la fosforita; por cuya razón y las aplicaciones d i -
chas, los- ingleses han recorrido la Europa, especialmente en aque-
llos puntos en donde se han librado las mas sangrientas batallas,
para recojeiios y llevárselos á su país. Igual suerte ha cabido en
nuestra nación, con los diseminados en los campos de Castilla y
otros puntos.
Se usan pulverizados de la misma manera que los anteriores fos-
fatos. T a m b i é n se mezclan con el pienso de los animales c o n t r i b u -
yendo mucho á su n u t r i c i ó n y engorde.
Cernadas. La cernada es la ceniza que queda después de hecha
la legía para el lavado de la ropa.
Estos residuos contienen carbonates alcalinos y algo de fosfato
y carbonato de cal. Son muy útiles porque contienen de 10 á 12
por 100 de fosfato calizo.
Modo de usarse. Se usan solas en los mismos casos que el ne-
— ÍM —
gro animal y los fosfatos fósiles á los cuales se puedan también
incorporar.
Abonos químicos. Se dá el nombre de abonos químicos, á las
mezclas minerales, compuestas de una sal amoniacal ó u n nitrato,
una sal de potasa y u n fosfato, tratado por el ácido sulfúrico, los
cuales se confeccionan artificialmente para cada una de las diferen-
tes plantas que son objeto del cultivo.
Teoría mineral. A l dar á conocer el célebre b a r ó n de Liebig la
alimentación vegetal, sentó como principio que, en los abonos,
solo las sustancias minerales, son las que constituyen la nutrición
de la planta y de aquí ha tomado origen la teoría mineral. Esta
teoría, considera que la materia orgánica que existe en la tierra la-
borable, es la suficiente al desarrollo de los vegetales y que los abo-
nos nitrogenados ó animalizados, ó sean toda clase de estiércoles,
no son indispensables, pudiéndolos suplir con gran ventaja los com-
ponentes minerales. Siendo así que las plantas, no se alimentan
mas que de dichas sustancias y el valor n u t r i t i v o del estiércol, se
halla reducido ú n i c a m e n t e á las pocas materias minerales que
contiene.
La teoría mineral apesar de la respetable autoridad de su fun-
dador y de sus partidarios, no ha cambiado la opinión de muchos
agricultores prácticos, porque la ciencia, aun no ha podido demos-
trar p r á c t i c a m e n t e que, los abonos minerales, sean siempre capa-
ces por sí solos y constantemente, para llevar á cabo los diferentes
cultivos de las plantas sin la intervención de los estiércoles. Lo que
si ha demostrado la observación y la esperiencia, es que producen
buenos resultados, mezclados con el estiércol ó después de usado
este como abonos complementarios.
Importancias de los abonos químicos según Jorge Ville. Los abo-
nos químicos ordinariamente empleados, son s e g ú n ya hemos d i -
cho, el sulíato de amoniaco, el nitrato de sosa y el fosfato de cal,
tratado por los ácidos (superfosfato de cal).
E l profesor Jorge Ville, e s t u d i á n d o l o s trabajos de otros esperi-
mentadores sobre esta materia, ha tratado de generalizar en Fran-
cia el sistema de cultivos, á beneficio de los abonos químicos,
considerando como heregías científicas el uso de los estiércoles.
— 153 —
Para demostrar lo incierto y aventurado de semejante proposi-
c i ó n , diremos que los esperimentos llevados á cabo por este profe-
sor, algunos son verdaderos, cuando se han verificado bajo ciertas
condiciones ventajosas y escepcionales, otros dudosos, los mas
exagerados y los muchos que son contrarios á su doctrina tiene la
prudencia de callarlos.
Verdadera importancia de los abonos químicos. Debemos conside-
rar en primer t é r m i n o , como abonos complementarios y mejoras de
las tierras, á los abonos minerales, que en muchas ocasiones son de
suyo abonos completos, como ya hemos manifestado, mas no esclu-
yendo por esto el uso de los estiércoles.
Los abonos químicos son complementarios de segundo orden y ejer-
cen mas bien una acción inmediata y estimulante de la vegetación.
Así como disolvente de todas las sustancias orgánicas que existen en
el terreno, y pueden ser asimilables por las plantas, concluyendo
cuando se usan solos, por empobrecer el suelo y resultar mas caros
que los estiércoles.
Si se les meada con el abono ordinario, ejercen una influen-
cia mas ó menos pronunciada; pero no ofrecen nunca los incon-
venientes que presentan cuando se usan solos, porque el estiér-
col imprime siempre su acción normal y reguladora.
Cuando se usan los abonos químicos, con todas las condiciones
que les pueden ser favorables, dan mejores resultados en cultivos de
r e g a d í o que en los de secano. E n años lluviosos que en secos, en
países h ú m e d o s que en localidades cálidas y secas, porque tienen
m é n o s aptitud para conservar la humedad "que el estiércol o r d i -
nario.
Los abonos químicos no son susceptibles, en absoluto, de sustituir al
estiércol. E l cual debido á la variada acción de sus componentes,
además de formar el alimento por escelencia de muchos vegetales, y
la base de los abonos compuestos y especiales, utilizables para todos
los cultivos, obra bonificando los terrenos íisica y q u í m i c a m e n t e .
Resultando de todas estas cualidades que hasta ahora, ha s i -
do imposible el fundamentar un sistema ordenado de cultivos, em-
pleando solamente los abonos químicos. E l tiempo que justifica
las verdades y condena los errores, d e t e r m i n a r á el lugar que
— 134 —
deben ocupar estos abonos del porvenir, como los denominan algu-
nos de sus mas entusiastas partidarios entre nosotros.
Los abonos* industriales ó comerciales, son unos abonos artifi-
ciales mas completos que los químicos propiamente dichos; los
cuales se confeccionan en grande escala, con negro animal y a n i -
malizado, poudrette, guano natural y artificial, huesos y demás
residuos orgánicos, fosforita, nodulos, nitratos y sales de potasa,
sulfato de amoniaco y otras sustancias, cuyas mezclas en diferen-
tes dosis, s e g ú n los cultivos para que se destinen, dan lugar á los
abonos del comercio. Estos abonos tienen ya en muchas oca-
siones, una verdadera importancia, no solo por que dan lugar á
una industria muy lucrativa, utilizando distintos materiales hasta
ahora no aprobechados, sino por que aumentan considerablemente
los medios de devolver á las tierras, gran parte de especiales ele-
mentos nutritivos estraidos al terreno por sucesivas y determi-
nadas cosechas.
La manera de usar estos abonos, es mezclándolos con el estiércol
ordinario, eligiendo aquellos compuestos que, estén mas indica-
dos á la especialidad de las plantas, á quien se destinen y cuyas
dosis v a r i a r á n s e g ú n la naturaleza y composición de los terrenos,
s e g ú n sean cultivos de secano ó de r e g a d í o , y tierras y climas h ú -
medos que son en los que mas convienen y aprovechan. T a m b i é n
hay que advertir, que estos abonos comerciales, c o n v e n d r á ensayar-
los antes en pequeñas parcelas á fin de conocer sus resultados.
Abonos compuestos. Se llaman compuestos á todas las mezclas
que se confeccionan con los abonos animales, vegetales y minerales.
Elaborado el estiércol en la forma que hemos recomendado,
resulta u n verdadero abono compuesto, de materiales fertilizantes
de distinta naturaleza. Asi es que ú n i c a m e n t e conservaremos el
nombre de abonos mistos ó compuestos, á los especiales que se con-
feccionan para determinados cultivos y para las particulares condi-
ciones de u n terreno.
Maneras de verificar las mezclas. Estas se llevarán á cabo se-
g ú n los casos y los cultivos para que se destinen, tomando siem-
pre por base de estas composiciones al estiércol ordinario. E l cual
mezclado con el guano, con la palomina ó con cualquiera de los
— 155 —
materiales orgánicos ya conocidos y con los abonos minerales que
estén indicados como complementarios, en los diversos cultivos en
donde se vayan á utilizar formarán los abonos mistos. Las dosis
de cada una de estas materias, empleadas en el conjunto del com»
puesto, asi como la manera de usarlo, es propio y exclusivo de los
cultivos especiales y de una enseñanza profesional.

SANEAMIENTO DE LAS TIERRAS ENCHARCADAS.—MÉTODOS EMPLEADOS.—


APROVECHAMIENTO DE LOS TERRENOS ENCHARCADOS TEMPORALMENTE.

Las aguas de las tierras encharcadas, pueden ser permanentes ó


temporales. Las primeras, se hace indispensable darles salida por
las diferentes prácticas de saneamiento. E l terreno que ocupan
los lagunazos temporales, es conveniente en muchas ocasiones
destinarlo, d e s p u é s de haber desaparecido las aguas por evapora-
ción ó filtración, para ciertos cultivos como después indicaremos.
Saneamiento de los terrenos. Entendemos por seneamiento de
las tierras, todas las operaciones llevadas á cabo para desaguar
los sitios pantanosos con el fin de utilizarlos en el cultivo.
Utilidad de los saneamientos. Asi. como es de todo punto indis-
pensable que los suelos contengan la humedad necesaria, para la
mejor p r o d u c c i ó n de las plantas, cuando es escesiva, perjudica has-
ta el estremo de no ser posible la vida de estos individuos, en los
terrenos encharcados y de aqui la necesidad de desecarlos. Sien-
do además estas localidades mal sanas, para el hombro y los anima-
les, por las emanaciones palúdicas que se desprenden de estas
aguas estancadas.
Circunstancias que hay que tener presentes para la desecación.
— lo6 —
Antes de proceder á ninguna operación, hay que investigar la causa
del encharcamiento y estudiar las condiciones geológicas, de las
tierras enlagunadas y las orográficas de los terrenos inmediatos.
Las causas del encharcamiento de las tierras, pueden reducir-
se á tres: 1.a Los manantiales que nacen en las partes bajas,
cuya agua por no tener fácil salida, so va estendiendo por la super-
ficie. O bien si las aguas de lluvia, procedentes de sitios elevados
y mas ó menos distantes, se van recogiendo en puntos bajos y
rodeados de alturas. 2.a Cuando las aguas s u b t e r r á n e a s , afluyen
por capas impermeables y de poca pendiente, á las llanuras y valles
cerrados. Porque estos remansos s u b t e r r á n e o s , ejercen una presión
sobre el terreno, saliendo el agua al exterior formando barrizales,
filtraciones ó lagunazos. 3.a Siempre que las tierras se encuen-
tren inmediatas á una corriente de agua y mas bajas que esta.
Métodos empleados. Los medios que deben emplearse para
el saneamiento de las tierras, e s t a r á n en relación con la naturaleza
y estension del terreno y las causas que producen el encharca-
miento. De modo que los métodos puestos en p r á t i c a , para conse-
guir este resultado serán, s e g ú n los distintos casos, el sistema de
regueras y zanjas; las acequias de d e s a g ü e ; pozos absorventes;
malecones de desviación y el drenaje.
Regueras. Este sistema es preferible en ciertas ocasiones muy
especiales, en algunas tierras llanas, bajas, h ú m e d a s y en países
en donde llueve mucho como en nuestras provincias del Norte.
Pero nunca se adoptará, en donde las aguas se estanquen, ó sea fá-
cil y mas conveniente seguir otro sistema. Aunque con este m é -
todo, se pierde todo el terreno que ocupan las zanjas de d e s a g ü e ,
es una operación que permite llevarse á cabo en grande escala y
ejecutarse fácilmente.
Manera de verificar la desecación. Para desecar los terrenos
por este medio, se comienza por dividir las tierras en amelgas que
formen paralelógramos de unos 230 metros de largo, por 150 de
ancho, reduciendo estas distancias s e g ú n los casos y circunstancias
locales. Por entre las amelgas se a b r i r á n con u n arado aporeador
y en dirección de la pendiente, unas regeras bastante mas pro-
fundas que los surcos ordinarios. Las cuales estarán cortadas de
— 1o7 —
trecho en trecho, por una zanja de mayores dimensiones, abierta en
dirección oblicua ó perpendicular á ellas s e g ú n convenga, y que
atravesando todas las amelgas conducirá el agua al cáuce general
de d e s a g ü e .
Estos paralelógramos ó canteros que forman las amelgas, desti-
nados á la siembra de los cereales, plantas forrageras y d e m á s ,
estarán separados entre sí por caminos de explotación, en cuyo
centro se a b r i r á una zanja de desagüe permanente que irá á verter
al cáuce general.
Sistema de zanjas á cielo abierto. Guando se quieren utilizar en
el cultivo, los marjales, ó sean los valles y prados pantanosos y
mas especialmente los que se encuentran en sitios bajos, inme-
diatos al mar, se principia por abrir anchas y profundas zanjas
longitudinales, en dirección de la pendiente, cruzadas y en comu-
nicación con otras trasversales. En cuyo caso r e s u l t a r á n unos cua-
dros de mayor ó menor extensión circunvalados por estos fosos. La
tierra, fango y barro que de ellos se saca, se i r á esparciendo por
dichos cuadros que quedando en seco, serán los bancales que se
d e s t i n a r á n al cultivo.
Este sistema se encuentra seguido en varias de nuestras pro-
vincias m a r í t i m a s y es el que unido á los diques puestos al mar,
ha hecho productivos los terrenos bajos y pantanosos de la Ho-
landa.
Zanjas cubiertas. Cuando el terreno tiene alguna pendiente y
ofrece facilidad al d e s a g ü e á puntos más bajos y de fácil salida,
en vez de hacerse las zanjas á cielo abierto se hacen cubiertas y
se denominan cahadizos. Para esto se a b r i r á n m á s estrechas que
las anteriores y de la profundidad y declive suííciente. Las tierras
que de ellas se sacan, la mitad se esparce por el terreno y la res-
tante se deja amontonada á todo lo largo de sus orillas. Las zan-
jas se rellenan con cantos, sarmientos, retamas y broza, hasta su
mitad ó tercera parte y se acaban de tapar con la tierra que para
este objeto se dejó sin esparcir. De esta manera resultan verda-
deros filtros que desecando la superficie, conducen las aguas por
los intersticios y hoquedades que dejan entre sí las piedras hácia
los puntos m á s bajos. Estas zanjas t e r m i n a r á n en u n cáuce general
— 158 —
do desagüe que conduzca las aguas á donde no puedan perjudicar
y si es posible que se utilicen para el riego.
Este método usado desde los antiguos romanos y recomenda-
do por nuestro célebre Columela, es el que ha dado origen al
sistema irfoderno inglés, para sanear las tierras encharcadas, cono-
cido con el nombre de drenaje.
Aplicación de las bombas. Si las circunstancias que reuniesen los
terrenos inmediatos á los inundados y la cantidad de agua deteni-
da, hicieran ventajosa la aplicación de las bombas, para elevar-
las y utilizarlas en el riego, desde los cauces de desagüe, se em-
plearán las bombas centrífugas siempre que la altura á que hayan
de ascender no exceda de cinco metros.
Acequias de desagüe. Siempre que el terreno lo permita, se pro-
c u r a r á dar libre salida á las aguas encharcadas, por medio de u n
canal que se a b r i r á desde la parte m á s baja del terreno hasta en-
contrar el desagüe natural de una cañada, arroyo ó r i o . Si las
aguas detenidas son abundantes, ó proceden de manantiales ó re-
mansos s u b t e r r á n e o s , se d e s a h o g a r á n bien estos, por medio de zan-
jas que las conduzcan al cáuce de d e s a g ü e . Y si estas después de
recogidas, íuese dable el guiarlas hasta otros terrenos mas bajos
que aquel de donde proceden se a p r o v e c h a r á n para el riego.
Se dá el nombre de pozos absorbentes, á los que se abren con el
objeto de romper la capa impermeable que ocasiona el enchar-
camiento de las tierras, favoreciendo de este modo la filtración de
las aguas á las capas permeables. E n la parte m á s baja de los
terrenos inundados, es en donde estos pozos deben abrirse y si
uno solo no fuese suficiente, se a b r i r á n varios y además anchas
regueras trasversales que, c o m u n i c á n d o s e con una central que cor-
r e r á á lo largo del terreno irá desaguando en ios pozos. Tala-
drando además con la barrena, en diferentes sitios de las zan-
jas, á fin de que por allí se establezca t a m b i é n la filtración hasta
la capa porosa.
Construcción de los pozos absorventes.—La manera de construir
estos pozos, consiste en abrir una escavacion de cinco á seis me-
tros de ancho y de cuatro á cinco de profundidad, estrecha por la
parte inferior y terminada en forma cónica. Estas dimensione
— 139—

variarán sogan el espesor de la capa impermeable y cantidad de


agua detenida. Si á esta profundidad no se hubiese conseguido
romper completamente la capa impermeable, en el fondo de la
escavacion se veriíicará la perforación del pozo absorvente á be-
neficio da una sonda ó taladro que peoeire hasta la capa per-,
mea ble. En el conducto que resulta, se coloca una entubacion de'
barro y en la solera ó fondo de la escavacion, se pondrán dos
losas de canto y encima de estas, otra sentada horizontaimente,
dejando espedito el tubo é impidiendo que caigan dentro de él
materias estrañas que pudieran obstruirlo. En seguida se acaba
de llenar el hoyo colocando grandes piedras y cantos angulosos
sostenidos los unos sobre ios otros de manera que resulten mu-
chos y espaciosos huecos por donde pase con facilidad el agua.
Sistema de Léveillé.—El sistema de pozos absorventes genera-
lizado en Francia, con muy buen éxito por Léveillé, ha contribuido
á aumentar el terreno laborable, en muchas localidades antes en-
charcadas y hasta insalubres para la vivienda del hombre. Este
sistema sencillo y económico á la vez, se funda en los mismos
principios que el que hemos descrito anteriormente.
Sabiendo que las capas impermeables se encuentran de uno
á dos metros, bajo la superficie cubierta por las aguas y están
formadas de arcilla, de depósitos calcáreos y algunas veces de mar-
ga, rompiendo estas capas el agua encontrará fácil salida.
Manera de construir estos pozos. Reconocidos los sitios en-
charcados y estudiando con detenimiento las pendientes y ondu-
laciones del terreno, se van marcando los sitios en donde sea
necesario establecer cada uno de estos sumideros.
La operación se reduce á abrir un pozo de unos tres metros
de ancho por dos, tres ó cinco de profundidad. Es decir, hasta
llegar á penetrar bien en la capa impermeable. Para contener
las paredes de este pozo, se apean ó sostienen de trecho en tre-
cho, con tablones y travesanos de madera tosca, colocados opues-
tos y alternadamente, para evitar hundimientos. O bien se colo-
can cuatro ó seis puntales, verticalmente clavados en el fondo
de la escavacion y apoyados sobre ellos, unos' travesanos, de ma-
— 160 —
ñ e r a que se sugeten y correspondan opuostainente y de dos en dos
como una especie de^casüllejo.
Las tierras extraídas del pozo, se van colocando alrededor for-
mando u n brocal. Las sobrantes se ecban en los sitios mas en-
charcados y la arcilla y marga se utiliza para solidificar estas
paredes.
Por debajo de este brocal hecho con tierra y atravesando su
masa y algo d é l a capa impermeable, se colocan de trecho en
trecho tubos de barro, á íin de que todas las aguas inmediatas
y las que se encuentran en las capas impermeables, viertan al pozo
y sean absorvidas constantemente. Por este sencillo sistema se
han conseguido desecar grandes ostensiones de terrenos. Asi es
que el n ú m e r o de estos pozos absorventes, e s t a r á en relación
con la estension y naturaleza de las tierras encharcadas.
Este sistema de saneamiento es el mejor por ser el mas fácil
y económico y el que se puede emplear en p e q u e ñ a s y grandes
estensiones de tierras encharcadas, por lo cual le deberemos pre-
ferir á todos los demás.
Malecones de des ' wion. Guando el agua se estanca en los puntos
bajos, por las avenidas ó arroyos procedentes de las cañadas altas
y vertientes de las laderas, se procura darles otra dirección, cons-
truyendo u n malecón que las desvie, en las partes mas elevadas
por donde tienen origen las inundaciones.
La zanja que resulta de haber sacado la tierra para formar el
malecón, con el fin de cerrar el terreno, por el lado ó lados donde
puedan penetrar las aguas, será el canal de d e s a g ü e , el cual se
c o n t i n u a r á hasta darles libre salida. Cuando esto no fuese posible
por la accidentacion del terreno, se a b r i r á u n pozo absorvente en
el sitio en donde aquellas se estanquen.
Si el encharqueamiento reconociese por cansa una corriente á
mayor altura que la del terreno inundado, se c o n s t r u i r á u n dique
de desviación, cimentado sobre la capa impermeable y formado con
el mismo barro, tierra arcillosa ó margosa, estraida del terreno, á
fin de impedir las filtraciones, ó ya t a m b i é n , el sistema de zanjas
abiertas que indicamos para utilizar los marjales, ó los pozos ab-
sorventes si fuese necesaria su construcción.
— 161 —
E l drenaje, cuya palabra de origen i n g l é s , significa secar, ó en-
jugar, tiene por objeto la desecación de los terrenos encharcados,
por medio de cañerias de tubos de barro, llamados drenes, ó ateno-
res enterrados en el fondo de unas zanjas cubiertas.
3íodo de verificar esta operación. Para llevar á cabo el sanea-
miento por este sistema, perfeccionado y muy generalizado en I n -
glatera, es preciso estudiar con detenimiento la dirección y declive
de las zanjas y la colocación de los drenes.
Las zanjas deberán tener de 0,60 á u n metro y algunas veces
mas de profundidad, s e g ú n los casos y disposición de las tierras.
Los tubos de barro ó sean los drenes, han de ser de forma ovoidea,
y no redondos ó circulares, para que recojan y conduzcan con mas
velocidad las aguas aunque sean en p e q u e ñ a s cantidades. Asi como
han de ser planos por la base de asiento, con el fin de que se asegu-
ren y coloquen mejor sin necesidad de calzarlos.
Hay que tener presente sin embargo que, el drenaje es una
operación que además de ser costosa, necesita para su ejecución de
u n personal práctico en esta clase de obras, como son los fontaneros
y los que se dedican á la limpia de las acequias y canales de riego.
Dirigidos por los ingenieros ó personas facultativas que haciendo u n
estudio geológico y topográfico del terreno y conocidos, por las
nivelaciones, los perfiles longitudinales y trasversales, se abran las
zanjas con la inclinación y dirección necesaria y se coloquen los t u -
bos para el desagüe.
Aprovechamiento de los terr enos encharcados temporalmente. Las
tierras que por su situación se encuantran encharcadas temporal-
mentey se desecan en la primavera, puede convenir en algunas
ocasiones,no emprender trabajos de desecación y si utilizarlas en el
cultivo.
Casos que pueden ocurrir.—Guando por la evaporación ó por
otras causas, desaparecen las aguas acumuladas en estos sitios por
las lluvias, ó procedentes de filtraciones, si esto se verifica en los
meses de febrero ó marzo, se labra el terreno y se le prepara para
la siembra del mijo ó panizo, maiz, patatas ó j u d í a s . Cuando con-
serva alguna corta humedad, aun pueden cultivarse los cerea-
les. Si la humedad es mas permanente, se destinará al cultivo de
— 162 —
los árboles de rivera como el sauce, chopo, p l á t a n o , aliso y álamo
blanco, en los puntos mas h ú m e d o s . Empleando otras especies ó
esencias,en los que no lo sean tanto, como el fresno,castaño, almez,
nogal y rodeando todas estas plantaciones, si el clima lo permite,
con varias filas de eucalyptus á fin de purificar la atmósfera. Pues-
to que está probada su grande utilidad para neutralizar, las ema-
naciones palúdicas que se desprenden de las tierras, encharcadas.
T a m b i é n si es templada la localidad, debe ensayarse en estos
terrenos h ú m e d o s , pero no encharcados,, el cultivo del arroz de
r e g a d í o , denominado vulgarmente de secano.

mim x x x .
RIEGOS.—PROCEDENCIA Y NATURALEZA DE LAS AGUAS.—MODO DE REPRE-
SARLAS Y CONDUCIRLAS HASTA LOS TERRENOS.—ARREGLO Y PREPARA-
CION DE LAS TIERRAS PARA EL RIEGO.—Di VISION DE LOS RIEGOS.

Se entiende por riegos, las operaciones por medio de las cuales


d e s p u é s de haber preparado el terreno convenientemente, se pro*
porciona á las plantas, en la época m á s oportuna, la cantidad
de agua que les es indispensable para su m á s perfecta vegeta-
ción.
La importancia de los riegos es t a l , que prescindiendo de cier-
tas localidades, en donde las lluvias son frecuentes, como- sucede
á nuestras provincias Vascongadas, A s t ú r i a s , Galicia y en las re-
giones h ú m e d a s , en las d e m á s , el cultivo de las plantas industria-
les y económicas, el de las huertas y jardines y por regla general
el cultivo denominado intensivo, no pueden llevarse á cabo con
verdadero y seguro éxito sino en terrenos de regadío.
E l estudio de los riegos comprende: 1.° La procedencia y n a t u -
raleza de las aguas. %.0 E l modo de represarlas y conducirlas
— 163 —

hasta las tierras que sa han de regar. 3.° El arreglo y prepara-


ción ele las tierras para el riego. 4.° Los diferentes sistemas
usados para regar y la cantidad de agua necesaria s e g ú n los ca-
sos. 5.° Los medios de proporcionarse aguas s u b t e r r á n e a s . 6.°
Las diversas maneras de elevarlas y contenerlas en ios r e c e p t á -
culos destinados para este objeto.
Como que todas las aguas no son igualmente aprovechables para el
riego y algunas suelen ser perjudiciales, conviene conocer la pro-
cedencia y naturaleza de las aguas.
Procedencia de las aguas. Las aguas que se destinan p á r a l o s
riegos proceden de la lluvia, rios, arroyos y manantiales y t a m -
b i é n de las que se encuentran encerradas en el seno de la tierra.
Las cuales ó se abren minas para buscarlas y conducirlas hasta la
superficie ó se elevan por medio de m á q u i n a s construidas al efecto,
ó se perfora el terreno para buscar los manantiales ocultos.
De las aguas de lluvia, nos ocuparemos cuando se trate de los
medios de represarlas y aprovecharlas en los riegos de los terrenos
quebrados.
Las aguas procedentes de los rios, son de primera calidad para
los riegos, por las muchas y variadas sustancias fertilizantes, de
origen orgánico é i n o r g á n i c o que llevan en disolución y suspen-
sión, arrastradas á los rios por las lluvias y debidas á la distinta
naturaleza geológica y mineralógica de los terrenos por donde pa-
san. De estas las mejores son las que atravesando cerca d é l a s
grandes poblaciones, desaguan en ellas las alcantarillas y aguas
turbias de lluvia que, conducen m u l t i t u d de materiales fertilizado-
res para las tierras y de n u t r i c i ó n para las plantas cultivadas.
Las de los manantiales y arroyos, participan de las especiales
condiciones de los terrenos que atraviesan antes de brotar al exte-
rior. Así como de las variadas propiedades de los suelos que recor-
ren hasta que se utilizan para el riego.
Naturaleza de las aguas. Las aguas que atraviesan terrenos
salitrosos, las que contienen en disolución el carbonato de cal, las
aguas selenitosas, ó sean las que se encuentran sobrecargadas de
yeso, y sobre todo, las muy ferruginosas y las que han servido
para lavar minerales cobrizos, plomizos y otros, son impropias pa-
— 164 —
ra destinarlas al riego en general de todas las plantas» á no enmen-
darlas y d e s p u é s mezclarlas con las de buena calidad, ó bien usar-
las para ciertos cultivos.
Lo mismo sucede con las que proceden de los bosques y montes,
cubiertos de árboles y las de los terrenos turbosos, porque contienen
sustancias acidas y astringentes que, sino se neutralizan, a i r e á n d o -
las y haciéndolas atravesar por terrenos ó filtros calizos, serán mas
perjudiciales que beneficiosas.
Las que contienen en disolución el carbonato de cal, es preciso pa-
ra que puedan servir, dejarlas espuestas por mucho tiempo á la ac-
ción del aire, hasta conseguir que se sedimente dicha sustancia. O
bien hacerlas pasar al t r a v é s de una gran capa de arena y procurar
que se aireen todo lo posible antes de usarlas.
Las procedentes de lagunas y terrenos encharcados suelen ser
acidas, mas cuando se utilizan á cierta distancia de su origen, se
airean y purifican, en cuyo caso ya no hay inconveniente en regar
con ellas.
El medio de reconocer á simple vista la calidad de las aguas, con-
siste en examinar la variedad y frondosidad, de las plantas que
crecen á lo largo d é l o s arroyos, ó alrededor de los manantiales.
Cuando en las aguas se crien plantas como los berros y el culan-
t r i l l o y animales como las tencas, cangrejos, truchas y sanguijuelas,
son de escelente calidad, en muchos casos potables.
Los manantiales de los terrenos primitivos ó cristalinos, son
aprovechables para el riego, porque contienen en disolución la
potasa. Igualmente lo son, los que proceden de las rocas areniscas
y pizarrosas, o l a s que atraviesan suelos arenosos.
Las de los terrenos calizos, son buenas para el riego de los
prados de g r a m í n e a s , y t a m b i é n para mejorar los suelos arenis-
cos, ó arcillosos, á quienes haga falta el elemento calizo.
Las aguas selenitosas ó yesosas, dan buenos resultados en el c u l -
tivo de las leguminosas, en el del olivo y para algunas especies
de pinos, siempre que no se encuentren escesivamente sobrecar-
gadas de esta sustancia y los terrenos no sean á la vez natural-
mente yesosos.
Las aguas salitrosas y las salobres, por su. i n m e d i a c i ó n al mar.
— 163 —
son buenas, no poseyendo con esceso esta cualidad, para los pra-
dos artificiales. Y si las condiciones del clima lo permiten, t a m b i é n
aprovechan á la higuera, palmeras y aun algunas hortalizas, espe-
cialmente espinacas, lechugas y alcachofas que ss crian bien en
los terrenos salitrosos.
Las que han servido para lavar minerales, es preciso dejarlas
reposar bastante tiempo, á fin de que las partículas metálicas se
sedimenten en el fondo; en cuyo caso hasta las que contienen
el sulfato de cobre, después de decantadas de unos en otros es-
tanques que se colocarán escalonados, servirán para los cultivos
de g r a m í n e a s y leguminosas. Hay que tener presente sin em-
bargo, que para conseguir esto, se necesita guardar muchas
precauciones, puesto que, pudiendo absorver las plantas, ciertas
sustancias minerales nocivas, como por ejemplo, varias sales de
plomo, estos vegetales adquieren propiedades tóxicas, para el h o m -
bre y los animales que comen las legumbres, hortalizas y forra-
jes, que se han criado en terrenos en donde existen ó han exis-
tido fábricas de albayalde.
En cuanto á la temperatura del agua, aunque sea demasiado ca-
liente ó fria, no usándola muy inmediato á su nacimiento y sí á
cierta distancia de él, en este caso ya se han aireado y equi-
librado con la temperatura ambiente. E l mismo objeto se consi-
gue, conservándola en estanques hasta el momento de utilizar-
la en los riegos.
Modo de represar las aguas. E l modo de represar las aguas
y conducirlas hasta las tierras que se han de regar, debe con-
siderarse bajo dos condiciones diferentes. La primera comprende
las de lluvia ó de avenida, recogidas sucesivamente en sitios a pro-
pósito para este objeto y que dan lugar á los pantanos. La se-
gunda, se refiere á las presas y desviaciones de las aguas cor-
rientes para formar acequias de riego.
Pantanos. Se dá el nombre de pantano, á toda extensión de
terreno de mayor ó menor capacidad, regularmente situado en-
tre colinas, gargantas ó en cañadas, cerca de la abertura de u n
valle y cuyo sitio preparado convenientemente sirve de vaso ó estan-
que natural, para recoger y depositar en él las aguas de lluvia
22
• — 166 —
y las de los arroyos y manantiales si los hubiese.
Condiciones de los pantanos. En la construcción de ios panta-
nos, se ha de tener presente la elección del sitio y la naturale-
za del terreno. En el primer caso, se escogerá aquella cañada
que á su mayor extensión y natural pendiente, r e ú n a mayor n ú -
mero de aílüentes y que las aguas puedan ser fácilmente re-
presadas, ya por la altura de las laderas ó escarpa de las mon-
t a ñ a s , ya t a m b i é n , por encontrarse abocada á una estrecha aver-
tura que se preste con poco coste y trabajo, á contener y re-
gularizar la salida de las aguas por medio de una compuerta.
Procurando que el muro de sostenimiento que hace de presa y cier-
ra el pantano y en el cual se coloca la compuerta, tenga fuer-
tes taludes en ámbos lados y esté construido con solidez suficien-
te, á contrarrestar el empuje de la carga máxima de las aguas
en las grandes avenidas.
Del mismo modo y bajo iguales condiciones, se r e p r e s a r á n las
de los manantiales ó se g u i a r á n hasta el pantano, las de los arroyos
para que reunidas á las de lluvia se conserven para el riego.
La naturaleza del terreno para fundar un pantano, se ha de pro-
curar que sea todo lo menos porosa y permeable, á íin de evitar las
filtraciones y siempre que haya medios, se c u b r i r á el suelo ó solera
con arcilla y grava bien apisonadas.
Encarnamiento y canalización de los rios. Gon objeto de aprove-
char las aguas de nuestro rios y evitar las inundaciones, deben en-
cauzarse y construir el mayor n ú m e r o posible de canales de riego.
E l encauzamiento de los rios, se lleva á cabo por medio de maleco-
nes de tierra, reforzados con plantaciones de cañas, taray, bambus,
mimbreras y d e m á s . Debiendo en ambas m á r g e n e s criarse sotos y
alamedas que, contribuyendo á fortalecer estos diques de encauza-
miento, proporcionen una verdadera riqueza; además de embe-
llecer las orillas de nuestros rios, los cuales por desgracia en la
generalidad de los casos se encuentran desprovistos de toda vegeta-
ción a r b ó r e a .
Presas. Las presas que se construyen en el cáuce de los rios y
arroyos, tienen por objeto elevar el nivel de las aguas, bien para
establecer un motor hidráulico ó destinarias'a los riegos.
— 167 —
Las presas ó azudes, pueden ser respecto á su construcción, de.
fábrica ó de tierra y piedras encajonadas, entre filas de estacas en-
trelazadas con haces de sarmientos, cañas, ramas ó mimbres que se
denominan faginas. Y fijas ó movibles, según que su uso sea per-
manente, ó se quiten durante las avenidas para volverlas á instalar,
así que sean indispensables para el riego.
De las presas de fábrica, no nos ocuparemos por ser trabajos es-
peciales que necesitan estudiarse mucho y deben ser construidas
por arquitectos ó ingenieros.
Construcción de lasyresas ordinarias. La instalación de las pre-
sas, reclama todo género de seguridades y la mayor perfección.
En los arroyos y i-ios pequeños, de diez á doce metros de ancho, las
presas se construyen en línea recta perpendicular á la corriente. Si
son de mayor anchura, deben disponerse en ángulo ó tajamar, cuyo
vértice se situará contra la dirección de las aguas.
En otras ocaciones y según las circunstancias, en vez de es-
ta línea truncada, se disponen en arco de círculo, cuya convexi-
dad se colocará del mismo modo contra la dirección de las aguas.
Para construir una de estas presas ordinarias, se comienza du-
rante la época QU que los rios disminuyen su corriente, por cla-
var dos hiladas de tuertes estacas, á la altura que ha d ' tener,
que se sugetarán entre sí, entrelazándolas con faginas y forman-
do unas especies de cajones que se rellenarán de capas alternadas
de faginas y guijarros. La arista superior, debe ser perfecta-
mente horizontal á fin de que la salida de las aguas sea uni-
forme. A estas presas se les da por ambos lados, una suave pen-
diente y su parte inferior, se asegura con estacas, faginas y gran-
des cestones de mimbres llenos de guijarros, formando un em-
parrillado.
El canal de riego ó acequia de derivación, es la destinada á to-
mar las aguas de un rio, mina, ó gran manantial y conducirlas
por toda la zona regable, debiendo tener su desagüe natural en
una cañada, rio ó el mar. Este canal, se ha de abrir al nivel mas
alto que permita el punto de toma de las aguas, áfinde no per-
der altura y regar mas cantidad de tierra con el menor trayecto
de cauce. La pendiente será par punto general de 2 á í milime-
— 1()8 —
tros por metro, y de este modo las aguas m a r c h a r á n sin embal-
sarse n i con demasiada velocidad. Así como la anchura estará en
relación con el volúmen que ha de contener y las paredes se han
de disponer en escarpa ó talud.
Las principales reglas que se han de tener presentes en la cons-
trucción de los canales de riego, son; que la cantidad de agua
que marcha por un canal, es igual á la sección del canal, m u l t i -
plicada por la velocidad con que corre el líquido. Si la caja del
cáuce se achica, h a b r á que aumentar su velocidad y como esta
depende de la inclinación, será preciso aumentar el declive del
canal. Si la inclinación se disminuye, será necesario aumentar la
sección ó caja del cáuce. E n igualdad de cabida, si aumenta
el declive, aumenta t a m b i é n el caudal de agua que puede llevar
el canal. Es muy ventajoso dar a í c á u c e la forma cóncava para
disminuir el rozamiento del agua. Así como teniendo presente la
naturaleza de los terrenos, se r e v e s t i r á n de fábrica todos los p u n -
tos del canal, que sean porosos ó tierras muy ligeras para evitar
las ñ l t r a c i o n e s .
Los cernees de distribución, son aquellos que tomando las aguas del
canal ó cáuce principal, las conducen directamente -á las tierras que
se han de regar, con el fin de que cada uno de los regantes, dis-
ponga de la cantidad fija de agua que le corresponda en una u n i -
dad de tiempo. '
Zos sistemas empleados para la distribución de las aguas de rie-
go, pueden reducirse á tres; el de partidores, el ilimitado y el
módulo.
El primero, solo tiene aplicación cuando el agua de u n r i o ,
arroyo ó cáuce, se divide en dos mitades construyendo muros en
forma de tajamar paralelos á la corriente.
El segundo es propio de los sitios abundantes de agua, pero
siempre perjudicial por la mucha que se desperdicia. E l módulo,
es el que saliendo el agua por la compuerta graduada de una es-
clusa; ó por el orificio abierto, en el fondo de una arqueta que co-
muniquen con el canal ó acequia, propocionan una cantidad de
agua íija en una unidad de tiempo. Para conseguir la equitativa
d i s t r i b u c i ó n de las aguas, se han ideado varios m ó d u l o s ó medidas.
— 169 —
habiendo sido hasta aquí, el módulo Milanes, el mas generalmente
usado. Mas como este y todos los sistemas seguidos, son inperfec-
tos, en la actualidad se dá la preferencia por su exactitud al módulo
de Rivera, inventado por u n ingeniero español de este apellido.
La preparación de las tierras, consiste en nivelarlas,á íin de que
se rieguen fácilmente y con economía de agua. D e s p u é s se tajarán
ó d i s t r i b u i r á n en cuarteles ó grandes cuadros, los cuales se dividirán
en trozos que se denominan canteros y estos se subdividirán en
eras. Estos son cuadrilongos de mayor ó menor ostensión, cer-
cados con caballones, camellones ó caballetes formados por unos lomos
de tierra que sirven para contener el agua. E l conjunto de eras
llanas se llama tablar. Los arriates son planos de tierra algo ele-
vados que se sitúan alrededor de las paredes. Las platabanda8
son eras largas y estrechas que rodean los cuadros.
Si el terreno está en plano inclinado, se desmonta y escalona,
d i s t r i b u y é n d o l e en bancales. T a m b i é n se denomina bancal cuan-
do el terreno está lleno, al espacio de tierra cuadrilongo, dis-
puesto para el cultivo de toda clase de plantas. Las dimensio-
nes de los canteros, eras, tablares y bancales, será proporciona-
da á la clase de cultivo y á la cantidad de agua de que se
disponga para el riego.
Las regueras ó caceras maestras, son aquellas que, tomando el
agua en el cáuce de distribución, ó en la salida de la alberca
ó estanque, la conducen á los canteros y bancales. En la acer-
tada combinación de estas regueras, consiste el buen método
del riego de las tierras y el aprovechamiento de las aguas, á fin
de que llegando fácilmente á todos los puntos no se estanquen
en ninguno.
Las arquetas, son unos p e q u e ñ o s pocilios cuadrados ó circu-
lares, construidos de fábrica, que s e g ú n las condiciones y acci-
dentes del terreno, se usan para elevar y distribuir las aguas
que reciben de las caceras maestras, por medio de los caños,
tapones y compuertas que se colocan en su interior, y sirven
para guiarlas en distintas direcciones.
Las regueras ordinarias, son las que tomando el agua de
— 170 —
las caceras maestras, se ramifican por todo el terreno para regar
las eras, tablares, arriates y platabandas.
La división de los riegos, se puede establecer s e g ú n la época ó
el m é t o d o como se efectúan. S e g ú n la época, en riegos de invierno,
primavera y verano que se prolonga hasta el otoño s e g ú n los climas
y cultivos. Los de otoño, se suelen emplear t a m b i é n para reblan-
decer las tierras que se han de labrar. Los del invierno, se utilizan
en aquellos sitios escasos de aguas, para las siembras y riego del
arbolado, así como para neutralizar los efectos de las bajas tempe-
raturas, en ciertos cultivos, como el del naranjo y demás frutales
sensibles al frió. Los de primavera, se aprovechan para los cereales
y leguminosas, especialmente cuando las lluvias son escasas y no
se presentan á su debido tiempo. Los de verano, indican ya la
existencia de aguas suficientes para los cultivos en general.
E l método ó sistema de regar, que varía s e g ú n la índole de los
cultivos y mas especialmente por la accidentacion de los terrenos,
puede ser á mano ó de agua corriente.
E l riego á mano, es aquel que se verifica con c á n t a r o s , cubos
ó cubetas y por aspersión, ó en ferma de lluvia, como se verifica
cuando se riega con regaderas, bombas impelentes, ó bocas de riego
con la suficiente presión para regar por alto.
E l riego de agua corriente, que se llama de p i é , cuando b a ñ a ,
la base de las plantas, puede ser por sumersión, inundación ó
amanta, que es el generalmente establecido en las huertas y
demás cultivos en que las eras son planas y cercadas de ca-
ballones, con sus tornas ó boqueras con las cuales se abre y
cierra la entrada del agua. Por filtración, que es el que se ve-
rifica por el fondo de los surcos, de las eras alomadas ó acó»
fradas y en todas las plantas que se cultivan en caballones, co-
mo las patatas, cañas de azúcar, maiz y otras muchas. Por i n -
clinación que es el que se sigue en terrenos de gran pendien-
te, destinados á praderas y que consiste en regueras horizon-
tales que se abren en la dirección natural del declive. Dichas
regueras toman el agua de una cacera maestra, que la d i s t r i -
buye por los lados, regando de este modo el terreno y vertien-
do la sobrante en la reguera inferior, desbordándose de unas en
— 171 ~
otras regueras. Existen además el riego por infiltración ó invi-
vicion, el de regueras en pendientes ó en espiga y el denominado
de doble arriate que no son mas que modificaciones de los p r i -
meros.
La formación de hormas ¿paradas, para retener las aguas de l l u -
via, en los terrenos quebrados, con una ó varias entradas en la par-
te superior y las convenientes salidas en la mas baja, no es mas
que u n riego por encharcamiento ó por bancales que se d e s a g ü a n
los unos en los otros. Este sistema introducido en E s p a ñ a por los
á r a b e s , se encuentra algo generalizado en varios puntos de Valen-
cia, Murcia y Alicante y el cual por sus trascendentales ventajas,
debiera plantarse en todos los terrenos accidentados de nuestras
regiones secas.
La cantidad de agua necesaria para el riego, varía s e g ú n el c l i -
ma, estación, naturaleza de los terrenos y vegetales que se c u l -
tiven, y de aquí la dificultad de fijar ¡Üste dato con exactitud.
En los climas cálidos y secos, una misma planta necesitará mas
cantidad de agua y mayor n ú m e r o de riegos, que si se cultivase
en zonas templadas, frias y en estas, mas que si fuesen frias y a l -
go h ú m e d a s . La duración de la humedad de los riegos, será me-
nor en verano, por lo corto de las noches y la mayor evaporación,
que en otoño, primavera é invierno. Cuanto el suelo y el subsuelo
sean mas impermeables, menos aptas s e r á n las tierras para el r i e -
go y si para esto se utilizan, necesitarán labores profundas y c o n -
tinuadas, abonos y cortos riegos. Los terrenos demasiadamente
ligeros y de mucho fondo, requieren cortos y frecuentes riegos y
por tanto mas humedad que las medianamente permeables.
Las plantas de crecimiento rápido, necesitan mucha humedad,
lo mismo sucede con las que se hayan provistas de anchas hojas,
abundantes poros, de tegido celular y esponjoso y desprovistas de
pelos. Por eso cada una de ellas necesita distintas cantidades de
agua para recorrer todos los períodos de su vegetación.
Be modo que como dato aproximado, podemos decir que el trigo
necesita tres riegos, dos la cebada, cinco el maiz y algunas h o r -
talizas, cuatro los olivos y tres los árboles frutales.
En cuanto á las horas de regar, si es invierno y el tiempo no es
—m —
muy frió, puede regarse durante todo el dia, en primavera y oto-
ño por la m a ñ a n a y en verano á la caida de la tarde, por la no-
che ó al amanecer. Sin embargo de esto, cuando los riegos están
regularizados por tandas y por horas, no hay mas remedio que re-
gar cuando toca el turno y todo se reduce á emplear mayor can-
tidad en el verano.

MEDIOS DE PROPORCIONARSE AÍHIAS SUBTERRÁNEAS.—MINAS.—MANANTIA-


LES.—Pozos ARTESIANOS.—MAQUINAS EMPLEADAS PARA LA ELEVACIÓN
DE LAS AGUAS.—RECEPTACULOS PARA CONTENERLAS.

Medios de proporcionarse aguas subterráneas. Una parte de las


aguas que desciende en nieblas, lluvias y demás meteoros acuosos,
es la que constantemente encontramos en el interior y á distintas
profundidades, s e g ú n la mayor ó menor permeabilidad ó imper-
meabilidad de los terrenos.
E l estudio de esta importante materia, debe comprender, la inves-
tigación del terreno, á fin de reconocer: 1.° La existencia de masas
ó corrientes de agua que tengan fácil salida al exterior constituyen-
do las minas y las cortas de aguas s u b t e r r á n e a s 2.° Los datos mas
necesarios para descubrir manantiales ocultos y disponerlos artifi-
cialmente al exterior. 3.° E l e x á m e n de las condiciones geológicas
que nos indicará la posibilidad de encontrar aguas de salto ó arte-
sianas. 4.° La perforación de los pozos tubulares ó i n s t a n t á n e o s .
Minas, son unas escavaciones que se abren en los terrenos
quebrados, ó medianamente accidentados y t a m b i é n en ciertas ca-
ñadas y laderas inmediatas á los valles, con el objeto de recoger y
encauzar las aguas s u b t e r r á n e a s . Unas veces hay señales al exte-
capíi iiiipcriijCaDis y por
do lugar á las agitas co
E l sistema de minas
riegps en - pequeño,'' shv
de alguna iuiporíaiicia.
Las cortas de agua, SÍ
jas trasversales á la pen
vos setos y en todos los
ber asuas de naso ó de 1

se
tar
omhre de ma
curso dun

üommai

dos exiS-

u clepresK
— ri4 —
rán á ellas por módio de regueras, las aguas de lluvia que, íii-
trando poco á poco y depositándose en el interior, aparecerán
en el verano en las faldas de estas mesetas por filtraciones que
ahondadas y desahogadas, se t r a s f o r m a r á n en manantiales. A es-
tas depresiones llaman simas, en Mecina-Bombaron, inmediacio-
nes de la cumbre de Sierra Nevada, cuyos agricultores desde
tiempo de los á r a b e s , vienen aprovechando el deshielo de los ven-
tisqueros de esta sierra, para conducir á ellas por acequias ó
azarbes, las aguas que filtrando al través de la roca, aparecen
en verano formando varios manantiales en las laderas de las co-
linas. Este sistema sencillo, debiera adoptarse en la provincia
de Málaga, con los manantiales y aguas de lluvias y en todos
ios puntos de nuestra península que son muchos, en donde p u -
diera tener aplicación.
Se dá el nombre de pozos artesianos, á los manantiales que al
salir al exterior, saltan ó se elevan sobre la superficie del ter-
reno y por lo cual se les denomina t a m b i é n fuentes ascenden-
tes ó aguas de saltos. E l ser estos muy comunes, por la espe-
cial condición del terreno, en el departamento francés del A r -
tois, reconoce por causa el que se les conozca con el nombre
de pozos artesianos.
Las aguas ascendentes ó artesianas, proceden de depósitos s i -
tuados á diferentes alturas y alimentados por filtraciones profun-
das que determinan corrientes de largo curso, al través de ca-
pas impermeables. Guando se taladra por medio de las barre-
n á s y demás herramientas de sondeo y perforación, una de d i -
chas capas, si el sitio en donde se lleva á cabo esta perfora-
ción, es mas bajo que el depósito de donde proceden las aguas
s u b t e r r á n e a s , tendremos entónces u n pozo artesiano.
Los terrenos mas propios para la existencia de aguas de salto ó ar-
tesianas, serán aquellos de sedimento y con cierta inclinación,
que encontrándose en el estado normal, alternen los materia-
les permeables con los impermeables, siendo los . primeros los
que se encuentren en la superficie.
Los pozos tubulares instantáneos, consisten en introducir en
el suelo un tubo de hierro que lleva en su estremo inferior
— 173 —
unos agujeros y remata en una punta de acero, cuyo objeto es ta-
ladrar el terreno hasta llegar á !a capa de agua. La estraccion
de esta, se hace por medio de una bomba donnadieu, que se
coloca en la estremidad del tubo á nivel del terreno. Este
sistema do pozos americanos, tiene aplicación para los riegos
de huertas y jardines, para establecer abrevaderos del ganado
y para los usos y necesidades de la casa del labrador.
Las máquinas para elevar las aguas, se dividirán en tres
secciones ó grupos para estudiarlas mejor. En el primero, se
colocarán las que la elevan por un medio mecánico como el
cubo y la noria. En el segundo, las que están fundadas en la
presión atmosférica como las bombas. En el tercero, las m á -
quinas a u t o m á t i c a s y las fundadas en la elasticidad y compre-
sibilidad del aire, como el ariete hidráulico la fuente de com-
presión y de Heron y las denominadas m á q u i n a s de columna de
agua.
Los motores para la elevación de las aguas, son animados ó i n a n i -
mados. En el primer caso, es cuando se emplea para este obje-
to, la fuerza muscular del hombre utilizada de diversas maneras,
ó por el intermedio de ciertas m á q u i n a s ; ó la de los animales,
convenientemente uncidos y con sus atalajes correspondientes.
Los inanimados son el agua corriente y de salto, el vapor el
viento, el aire comprimido, el calor solar trasformado en fuer-
za motriz, la electricidad, y los motores de gas que dentro de
las grandes poblaciones, pueden emplearse, especialmente la
m á q u i n a de Bisschop como fuerza doméstica, para la elevación
de las aguas y riego de los jardines. E l agua y el viento se
consideran como fuerzas gratuitas.
Los cubos y cubetas, se utilizan en p e q u e ñ a s profundidades y
cortos riegos.
cubo báscula ó cigüeño, muy usado en la provincia de
Cádiz, Estremadura y Castilla, consiste en un cubo ó caldero,
pendiente de una cuerda y atado al extremo de un varal; opues-
to al del cubo, lleva un contrapeso y cuelga nn cordel para
tirar. Se coloca al borde de u n r i o , arroyo ó cualquier corriente
ó depósito de agua, la cual puede elevarse á un metro de a l -
diferencia

lili ti?
medio, sobre

Do modo aue ada en el
fuellé- de

dimensiones, puede ser movida por ios anmiaies y íiasta por


una locomóviL
La llamada thaona es una máquina elevatoria para poca altu-
ra y parecida en su mecanismo a la cubeta holandesa. Consiste
en un tablón apoyado en su parte céntrica sobre un eje, tenien-
do en sus extremos suspendidos dos cajones en perfecto equili-
brio, con sus correspondientes bálbulas en el fondo; para la entra-
da del agua que se abren de abajo á arriba. Un hombre colocado
sobre uno de los cajones, hace ' bascular el aparato llenándose de
agua el de aquel lado y colocándose después sobre el otro, hace
subir el lleno y vierte el agua por la abertura que existe en la par-
te anterior de cada uno de los cajones.
E l malacate de paceros, máquina bien conocida de todos, bas-
tante parecida al torno ó tambor, usado en muchas quinterías de
la Mancha, moyida por una caballería, sirve para elevar el aeua

elevan por segun-


tres caballerías se
)S con una espiral
de grande
ÍS en ia
paletas planas, de cajones y ias denominadas tímpanos, las cuales m
colocan sobre cauces ó canales construidos á'propósiío y sog movidas
por la fuerza motriz de la corriente, por caído ó salto, por una caba-
llería, el viento ó el vapor. En la construcción de estas ruedas, se
ha dé tener presente que el diámetro de su disco, ha de ser pro-
porcionado á la altura á que ha de elevarse el agua, que vierte
dentro de una artesa ó canal que la conduce á la acequia de dis-
tribución.
Las rüedas de paletas pimías, cotisisien en efríñdLr una. gran rue-
da en toda su circunferencia, de paletas planas en el sentido de
los radios, pero algo inclinadas, de modo que sus ejes1 no coin-
cidan con ellos. Esta rueda deberá estar montada, sobre un
eje horizontal que, descansará sobre dos muros prolongados y
verticales, de modo que formen con el fondo como un cajón, en
donde ajusten las paletas. Estas ruedas según su diámetro y fuer-
za motriz, llegan á elevar en una hora 2S00 metros cúbicos de
agua á'la altura de 4 metros.
Las denominadas tímpanos, se componen de un tambor, dispue-
l o con varias aberturas destinadas á recibir el agua en su cireun-
ferencia. Según que los tabiques de sus compartimentos, sean rec-
tos ó curvos, dan lugar á dos aparatos diferentes. El tímpano recto
usado hace bastante tiempo, es el mas sencillo de construir y el que
en igualdad de circunstancias eleva mas cantidad de agua. Estos
aparatos se construyen también de fundición ó de plancha de pa-
lastro.
Las ruedas de cajones, constan de un árbol de madera, sobre el
cual van dos coronas, en cuya circunferencia se fijan los cajones
ó cangilones de madera, ó chapa de hierro, cerrados por un extre-
mo y abiertos por el otro y con la ^011^010^ suñeiente. Estas
ruedas de sencilla construcción, producen mejores resultados cuan-
do marchan á pequeñas velocidades. También las hay formadas
por un anillo hueco de madera ó palastro, de sección rectangular,
dividido' por tabiques que forman cajones terminados en punta
por el fondo.
Las máquinas denominadas rosarios, bombas-rosarios y también
norias de rosario, son bastante variadas, pero su mecanismo es
— 178 —
muy semejante. Se encuentran formadas por una cadena sin fin,
compuesta de discos planos y circulares que atraviesan por un tubo
llamado tóuzo, ambos de igual d i á m e t r o , y cuya cadena, se apoya
sobre dos ruedas ó poleas, una inferior, situada dentro del agua y
la otra en la parte superior. De modo que arrastrado el líquido por
el interior del tubo vierte al exterior. Estas m á q u i n a s s e g ú n la
colocación de sus tubos ó buzos, pueden ser inclinados ó verticales.
La noria de rosario usada por los árabes, tenia por cadena una
soga de esparto ó cáñamo y el tubo era de madera. Como que este"
aparato se mueve á mano, tiene u n jpanubrio en la rueda superior,
puede colocarse en los pozos ordinarios y emplearla en el riego
de los p e q u e ñ o s jardines. E l mejor de todos los rosarios es la cade-
na-bomba.
Las norias, son m á q u i n a s que fueron usadas por los antiguos
egipcios y que los á r a b e s introdujeron en E s p a ñ a . La noria árabe
ó noria c o m ú n , de madera, con arcaduces de barro es de todos bien
conocida y apesar de su imperfección, no deja de ser de bastante u t i 1
lidad para los p e q u e ñ o s riegos, en los puntos algo distantes de las
grandes poblaciones. Las norias perfeccionadas son muchas y va-
riadas, unas están construidas de madera y hierro, otras son de
hierro fundido y con cangilones de doble vertedera.
Las bombas como ya sabemos, son m á q u i n a s que están fun-
dadas en la presión atmosférica; las podemos considerar divididas,
en bombas propiamente dichas, bombas rotativas y bombas cen-
trífugas, si bien las dos ú l t i m a s , obran por la acción mecánica de
la fuerza que les ha dado su d e n o m i n a c i ó n .
Entre las bombas propiamente dichas, las hay aspirantes que
sirven para los usos ordinarios de la casa del labrador, movidas
á brazo que elevan el agua á 7 metros, debiéndose preferir las ame-
ricanas. Así como para mayores profundidades, deben adoptarse
las anglo-americanas de doble efecto, chorro continuo y con depó-
sito de aire. Habiendo t a m b i é n bombas portátiles aspirantes é
impelentes, que sirven para regar por aspersión ó en forma
de lluvia.
La bomba Montenegro/se utiliza con ventaja para grandes pro-
fundidades movida por una caballería, r e ú n e la particularidad de
— 179 —
ser continua y su contrapeso regulador, tiene por objeto hacer que
la potencia sea uniforme.
La bomba donnadieu, tiene el pistón íijo y el cuerpo de bomba
es el que se mueve. Puede aplicarse á los pozos i n s t n n t á n e o s y al
purin.
Bomba universal Munk. Esta es aspirante é impelente y carece de
bálvula en el pistón, el vastago lleva encima de aquel una pieza y
tiene í orificios que s e g ú n la posición del pistón sobre el v á s t a g o ,
establecen la comunicación entre el interior de este ú l t i m o y la
parte superior del cilindro. Existen otras como las denominadas
bombas artesianas de Puigjaner y Font de Sevilla y muchas mas
que seria difícil de enumerar, de variados sistemas y movidas por
los animales y el vapor.
Las llamadas molinetas, no son mas que motores de viento que
se aplican á las bombas, á los rosarios y á las norias para la eleva-
ción de las aguas. Las de aspas a u t o m á t i c a s que se orientan por sí
mismas y los molinos anulares que son todos de hierro,de construc-
ción inglesa y de igual mecanismo a u t o m á t i c o , deberemos preferirlas
por sus reconocidas ventajas. T a m b i é n es muy conveniente adoptar
u n sistema misto, que consiste, en disponer las molinetas con mala-
cate, para que las norias puedan ser movidas por caballerías cuando
el viento esté encalmado.
Bombas rotatorias. Con el objeto de disminuir los inconvenientes
de las bombas ordinarias, se han recomendado además de las cen-
trífugas, las bombas rotatorias. Estas se componen de una caja c i -
lindrica en laque se mueven, uno ó varios pistones giratorios que
empujan el agua, provistas de resortes de tal manera dispuestos
que impiden la comunicación de los tubos de entrada y salida del
líquido. Mas como quiera que estas bombas, además de ser compli-
cadas y costosas de reparar, son de poco efecto ú t i l , no se usan mas
que las del sistema Bahrens.
Las bombas centrífugas se componen de una rueda de paletas,
montada sobre u n eje que gira con gran rapidéz y encerrada en
una caja con dos agujeros para la entrada y salida del agua y son de
reconocida y ventajosa aplicación. Las hay movidas por caballerías,
portátiles, montadas sobre unos carros especiales y fijas, movidas
ambas por locomóviles; 8 bombas de gran tamaño del sistema
Gwynne que son las mas perfecionadas elevan 1.200,000 litros de
agua pormimito.
- L a verdadera aplicación de las bombas centrífugas, consiste en
elevar grandes cantidades de agua á poca altura, eligiendo para
ello un buen tipo de bomba. , Be modo que las del sistema inglés
movidas por caballerías, cuando el agua esté á mayor profundidad
de 2$ piés, hay que colocarlas en el interior del pozo á una distan-
cia del agua que no llegue á los 28 piés, áfinde hacer la aspiración
en buenas condiciones. Si la profundidad es menor ,1a bombase
instalará en la misma boca del pozo.
Entre, los aparatos . automáticos, citaremos el pulsómetro de
Hall, el ariete hidráulico y las máquinas conocidas con el nombre de
Columnas de agua.
•Pulsómetro de lífdl. En esta máquina, la presión del vapor,
obra íáii ella directamente como elemento impulsor y la conden-
sación del mismo, produce ia aspiración, de manera que el
vacío; y ja presión en las dos cámaras de dicho aparato, dan
por resultado'una corriente continua. Debido á esta combinación
podrá sustituir con ventaja á • las. bombas de todos los sistemas
para elevación es de 30 á áO metros..
E l ariete hidráulico, se utiliza para elevar, pequeñas canti-
dades de agua, á grandes y pequeñas, alturas,- debiendo tener

)ara
los.riegos, por. este método se consigue tener una cor
tante de agua, ¡sin mas gasto que el del aparato,
distribuirla hasta los últimos pisos de ios edificios,
ferentes sistemas el que debe; preferirse es-el Bollé
Las denominadas columnas de agua, no deben ík
máquinas elevatorias, puesto, que sirven mas bien p
movimiento las bombas. La.s. fuentes de fferon y de vpresíon
irior de
;raíados
181 —

gos, son ios pozos, las alboreas, los estanques y los dopoSttos
situados en alto.
Los pozos, se han de abrir en los sitios en donde se com-
prenda, existen veneros subterráneos, ó aguas de paso, y en
donde á la vez se encuentren mejor situados respecto del ter-
reno que se ha de regar. Si el pozo se utiliza para la ins-
talación de una bomba propiamente dicha, aunque no esté en
el mismo sitio en donde se ha de conservar el agua, esta se
conducirá por medio de tubos, impulsada por la misma máqui-
na, hasta el depósito situado á mayor altura que la boca del
pozo. Si son norias, la artesa ó canalizo, colocados á ía salida del
agua, han de estar á la misma altura que el sardinel ó borde su-
perior del estanque. En cuanto á la forma, en los pozos ordi-
narios, ha de ser redonda, por ser la mas fácil y económica y
la que resiste mejor el empuje lateral de las tierras, por lo
mismo que forma bóveda en todos sentidos. Si son de norias,
han de ser rectangulares y mucho mejor 'ovalados, con mayor es-
pesor en los muros y de capacidad relativa á la abundancia de
aguas subterráneas.
Las altercas, usadas generalmente en los pequeños huertos,
son unos depósitos que se abren en los terrenos arcillosos y
en las tierras duras, que se apisonan y rebisten con arcilla
bien apretada, disponiendo las paredes en talud y apisonándolas
con frecuencia para evitar las filtraciones.
Los estanques ó balsas, se construyen de fábrica, con el suelo
de hormigón y cal hidráulica y las paredes rebestidas de ce-
mento hidráulico. La forma circular es la mas económica y
resistente y la qus en igualdad de longitud y latitud, contiene
mas cantidad de agua. También pueden -ser elípticos, los que
si bien resisten el empuge lateral de las tierras, no contienen
tanta agua como los circulares. Los rectangulares son los peores,
los que más fabrica necesitan, porque las paredes rectas resis-
ten menos que las curvas y en ios que cabe menos agua.
Los depósitos altos, son los receptáculos que se colocan so-
bre columnas de hierro, ó machones de fábrica, para desde
ellos distribuir los riegos por alto especialmente en los jardi-
24
— 18.2 —
nes. Dichos depósitos á los cuales se eleva el agua con una
bomba, si no la reciben directamente, son de chapa de hierro,
ó grandes cubas de madera, como las que existen en muchas
estaciones de ferro-carriles, para el servicio de las m á q u i n a s .
Siendo conveniente que tengan tapa para que los cuerpos estra-
nos no obstruyan el tubo de salida.
Los estanques y demás depósitos de agua, deberán tener sus
llaves y arquetas correspondientes, á fin de facilitar su salida
y distribuirla en todas direcciones. Conviene t a m b i é n si hay
pesca, que tengan en el centro u n hoyo circular ó pecera,
para contenerla cuando el estanque se limpie, debiendo estar
dispuesta la salida del agua, con u n rayo ó gran tubo con
agujeros, que dando salida al líquido impida la huida de los
peces.

OEBRAMIENTOS.—DIFERENTES FORMAS DE CERRAMIENTOS.—ELECCIÓN DE


LOS CERRAMIENTOS.—SETOS VIVOS.—ESTACADAS Ó SETOS MUERTOS.—
DIVISIÓN DE LOS SETOS MÍJERTOS.—ZANJAS Ó CERRAMIENTOS MILI-
TARES.—CERRAMIENTOS DE FÁBRICA.—LABORES.—DIVISIÓN DE LAS LA-
BORES.—MECÁNICA AGRÍCOLA.—DIVICION DE LAS MÁQUINAS AGRÍCOLAS.

Cerramientos, son los diferentes medios puestos en práctica,


para cercar los campos y heredades. La importancia de los cer-
ramientos, desde luego se comprende, p o r q u é no solo dán
mas valor á las propiedades cercadas, y sirven para la conser-
vación de los productos que en ellas se crian, sino t a m b i é n
por la facilidad y estabilidad que ofrecen, á las mejoras y re-
apropiados á este objeto, son la barra, piqueta, y espiocha ó ter-
~ 183 —
formas que se llevan á cabo en el cultivo y por la mayor se-
guridad y mejor conservación de las construcciones y v i -
viendas.
Diferentes formas de cerramientos. Los cerramientos, según
los materiales que se empleen para este objeto, pueden ser
naturales ó setos vivos; rústicos, estacadas, cañizos ó setos muer-
tos; cerramientos militares ó zanjas; y fabriles ó de tapias.
Elección de los cerramientos. Para elegir la clase de cerra-
mientos que se ha de emplear, se han de tener presentes, las
especiales condiciones del terreno. De modo que si este fuese
muy húmedo, las zanjas servirán para cercarlo y sanearlo; si
hubiese mucha piedra, esta aprovechará para el cerramiento; si
fuese abundante en leñas, estas se destinarán para formar es-
tacadas; y si el terreno fuese llano y de algún fondo, se ele-
girá el seto vivo, escogiendo para ello las plantas que se en-
cuentren mas relacionadas con la humedad ó sequedad, clima
y naturaleza de los suelos.
Setos vivos. Son los cerramientos que se llevan á cabo con
plantaciones de arbustos y árboles, en línea ó en cordón, por
todo alrededor del campo. El seto vivo que es preferible á to-
dos los demás, llega sin embargo á ser perjudicial, cuando se
trata de cercar los campos de cereales y hortalizas, con árbo-
les como el olmo, la morera y otros, de raíces horizontales
que se prolongan á largas distancias desusíanciando la tierra.
Remedio fácil de corregir, empleando plantas de raíces perpen-
diculares, que no se ramifiquen superficialmente en el interior
de estos campos.
P a r a la formación de los setos vivos, hay que tener presen-
te el clima y naturaleza de los suelos, áfinde escoger las
plantas que sean mas apropósito. En los sitios húmedos gó fres-
cos, es mas fácil la formación de los setos en poco tiempo;
en los secos el crecimiento es mas lento. Las zanjillas se abri-
rán en el verano, las plantas que se eligan serán de .dos años
y se despuntarán bien bajas al verificar la plantación que hará
á fines del otoño. Todos los años se cortarán por los lados y
narto sup01'5™1 áfinde formar meseta y la altura total, va-
— 184 —
r i a r á s e g ú n las plantas que dentro se cultiven, desde 1 has-
ta 2 metros.
Las plantas que deberán usarse, han de ser de las que tie-
nen defensas naturales, como espinas ó aguijones, ó de las que
proporcionan a l g ú n fruto ó pueda sacarse de ellas a l g ú n pro-
ducto, ó ya t a m b i é n de los vegetales siempre verdes. Entre
las primeras, tenemos la acacia de tres puntas, el b e r b e r í s ó
agracejo, el espino, el peral silvestre, la cambronera, la pita y
el nopol ó higuera chumba, en las localidades templadas y m u -
chos otros. En las segundas, figuran todos los frutales que
hasta se p o d r á n utilizar en el cerramiento de las líneas férreas;
el laurel, rosales y si el clima lo permite, el n í s p e r o del j a -
pon el granado, la cidra y el naranjo agrio; estos dos últimos,
para la recolección del azahar por la parte exterior, dejando
cuajar los frutos por la Interior. Entre las plantas siempre ver-
des, tenemos los clpreses, tuyas boj, tejo, acebo; pinos y de-
m á s coniferas evonlmus, aligustres, mirto y otras. Los setos
vivos, sirven de dique á las aguas, para que no innunden los
campos cultivados, á cuyo fin se construyen malecones de tierra
en plano inclinado que se planten de cañas, bardagueras, cho-
pos, alisos, plátanos y d emás árboles de ribera. También se
utilizan estos setos, como ya digimos antes, para formar a b r i -
gos y proporcionar p e q u e ñ o s climas locales.
Se consideran como setos rústicos ó muertos, las estacadas,
cañizos, empalizadas y demás cercas y defensas campestres, que
sirven para cerrar ó acotar el terreno, ó para defender las
plantas de los d a ñ o s ocasionados por el hombre y los animales.
Los setos muertos, pueden ser permanentes ó convencionales.
Los primeros son las estacadas, cañizos y empalizadas que se
conservan indefinidamente. Los segundos son los surcos, zanjas
hitos ó mojones, que sirven para acotar el terreno, ó dar á
comprender que está prohibida la entrada y reservados los es-
quilmos. De la misma manera se resguardan los árboles, con
rebozos de rama seca, tejidos de mimbre, ó cañizos en for-
ma de cestones, ó por medio de tres estacas, tablas ó lis-
tones.
— 185 —
Las zanjas, además de servir de cerramiento, se utilizan pa-
ra evitar los daños de los aguaceros, que arrastran la tierra
vegetal especialmente en los terrenos quebrados.
La zanja y hallado, es la que se usa en las orillas de los
caminos, para evitar la entrada de los carruajes.
Los cerramientos de feérica, los forman los tapiales de t i e r -
ra, de canto y barro, de canto en seco, las de cal y canto,
las tapias de ladrillo y los emberjados de alambre y hierro.
Labores, son todas las manipulaciones que se llevan á cabo
en el terreno, para remover la tierra p r e p a r á n d o l a para el c u l -
tivo, como t a m b i é n , las que se verifican durante todo el tiem-
po de la vegetación de las plantas.
E l objeto de las labores, es m u l l i r el suelo á fin de que
aumentando sus superficies de contacto, le meteorizo la at-
mósfera, siendo del mismo modo su objeto, la mezcla y des-
composición de los abonos, la fácil g e r m i n a c i ó n de las semi-
llas y el facilitar á las raices estenderse, nutrirse y asegurarse
en el terreno.
Es grande la importancia de las labores, pues proporciona
á las tierras, la facultad de absorver el calor y la humedad;
promoviendo la porosidad, y disminuyendo el esceso de cohe-
sión y plasticidad' de los terrenos fuertes y desecando los demasia-
damente h ú m e d o s . Dan lugar á la pulverización de la tierra y á su
cambio de posición. Contribuyendo en el primer caso, á mejorar
sus condiciones físicas y facilitar las reacciones químicas. Y en
cuanto al cambio de posición, haciendo que la que se encuentra
en el fondo quede al exterior y se meteorice y mejore por este me-
dio, pues ya hemos indicado antes, que la capa mas superficial del
terreno es por esta causa la mas fértil. A beneficio de las l a -
bores, se destruyen las malas yerbas y muchos g é r m e n e s de
insectos perjudiciales, y se atempera el esceso de frió y de ca-
lor. Considerándolas algunos de tal importancia, que han l l e -
gado á suponer que hasta podían suplir á los abonos.
Las labores se darán, estando las tierras en sazón o tempero,
es decir, n i demasiado secas, n i muy h ú m e d a s ; en tiempo
— 186 —
oportuno y en la estación que reclamen el clima," calidad de
los suelos y plantas que se cultiven.
La profundidad de las labores, estará relacionada con la que
alcanzan las raices de las plantas que se cultiven, y con el
espesor y naturaleza del suelo y subsuelo, por eso ha de variar
la profundidad de la labor en los cereales, respecto de la que
reclaman las leguminosas, las raices y tubérculos y los árboles
y arbustos. Si el suelo es de poco espesor y el subsuelo por
su composición, pudiera perjudicar, la mezcla de ambos, la la-
bor no deberá ser profumla para no esterelizar el terreno.
Fuera de este caso escepcional y como regla general, deberá
irse ahondando por grados y en sucesivas labores, con el fin
de proporcionar fondo y espesor á los suelos laborables.
Las labores frecuentes y profundas, evaporan la humedad de
la superficie y perjudican á las tierras ligeras y cascajosas,
que se destinan al cultivo de plantas herbáceas de raices que
alcanzan poca profundidad. Cuando son superficiales y se dan
en tiempo seco, son por el contrario muy ventajosas; porque
interceptándose la capiladad por este medio, se conserva mas
la humedad en el interior.
La dirección de las labores, está relacionada con la confor-
mación y naturaleza del terreno, y los instrumentos con que
se ejecuten. En los planos inclinados si se labra con el azadón,
se comenzará de abajo á arriba, áfinde llamar la tierra há-
cia los puntos inferiores, si es que no se labra en bancales
escalonados. Cuando el plano es horizontal, se comienza por la
parte mas baja para ir allanando el terreno. Sí es de riego, la
labor se principiará por la entrada de las aguas áfinde no
perder altura, regar con igualdad y con la pendiente necesa-
ria. En los suelos húmedos, se hará en dirección del mayor
decenso y en surcos profundos cuando se usa el arado. En los
secos y en ;declive, se darán atravesados y cortando la media
ladera con surcos unidos ó y un tos. O bien labrando recto has-
ta donde sea posible, y arqueando después la labor en el sen-
tido de la menor pendiente. Los cerros redondeados, se labra-
rán en espiral desde la base hasta la cumbre.
Las labores se dividen, según su objeto, en roturaciones, labores
periódicas, labores de preparación y labores de cultivo. Segim la ma-
nera y forma de ejecutarlas, en labores llanas, en surcos ó aloma-
das y en almantas. Según las épocas en que se llevan á cabo,
en labores de otoño, invierno, primavera y verano. Y según
los instrumentos y motor con que se verifican, en labores ma-
nuales ó á brazo en labores con instrumentos movidos por
animales de tiro, y labores al vapor.
Las roturaciones, son aquellas en que se rompen ó labran
por primera vez, ó al cabo de algún tiempo, las tierras eriales ó
incultas, ó cubiertas de matas, árboles ó arbustos. Antes de
llevar á cabo la roturación, es necesario tener presente, si los
terrenos por su naturaleza, situación y demás condiciones, se-
rá beneficioso utilizarlos en el cultivo, á fin de no roturar mas
que los que reúnan cualidades ventajosamente reconocidas. En
cuyo caso si hay árboles y arbustos, se comienza por des cepar
ó arrancarlos, y levantar ó rozar el césped que cubre el suelo y
después de quemada la broza, sobre el mismo terreno, se ro-
tura con un arado apropósito.
Las labores periódicas llamadas de desfonde, son las que se veri-
fican de tiempo en tiempo, para renovar la tierra, profundizar y
dar mas espesor á los suelos. Son muy costosas y tardan algunos
años en producir resultados ventajosos en el cultivo.
Las labores de preparación, son las que se efectúan antes de
sembrar ó plantar, como alzar que es la primera reja ó labor de
arado que se dá á un rastrojo; binar que es la segunda; terciar á la
tercera, cuartar á la cuarta y cohechar á la última labor de arado
que se dá ántes de sembrar. El tablear, rastrear ó desterronar y ej
partir ó distribuir el terreno, según los cultivos, son también
labores de preparación; perteneciendo del mismo modo á este
grupo el cavar, recalar, entrecavar, recortar, cobijar, igualar ó
allanar y tajar.
Labores de cultivo, son todas las que se ejecutan desde la siem-
bra ó plantación, hasta la maduración del fruto. Como son sem-
brar, cubrir las semillas, pasar la rastra, binar, rebinar, escardar,
achatar, asurcar, aricar ó andar por el surco, alomar, arrejacar,
— 188 —
abrir ó alumbrar, cubrir ó cerrar, atetillar, calzar, abrigar ó
aporcar.
Las labores yuntas ó llanas, son las que dejan muy igual la su-
períicie de la tierra, convienen en los países cálidos y secos y en
estaciones calorosas, porque se impide la evaporación y se corta
[a capilaridad. Estas labores de verano, han de ser poco profundas;
y el achatado ó palmeado de las tierras, es muy útil en las viñas
y olivares de las regiones cálidas. En los suelos ligeros y en las
tierras de r e g a d í o son útiles dichas laborables.
La labor alomada es la que deja abiertos los surcos, á mas ó me-
nos distancia y aunque menos profunda que la yunta y quedando
mucha tierra sin remover, es provechosa en ciertas ocasiones
para las tierras h ú m e d a s ó fuertes. Aprovechan poco para el c u l -
tivo en general, sino so binan y refuerzan los lomos durante la ve-
getación. Las plantas de raices fibrosas y superficiales y las que
se labran con el arado, son las que mas se prestan á esta labor.
Se entiende por labor en almantas, siempre que se preparan las
tierras por fajas, mas ó menos anchas y paralelas, divididas por
sus correspondientes surcos ó regueras. Estas son apropiadas para
los terrenos muy h ú m e d o s . Las almantas llanas, son propias de
los terrenos de r e g a d í o , las acófradas son ú t i l e s en los panta-
nosos.
La mecánica agrícola, es la que nos da á conocer el modo de
actuar las fuerzas motrices, aplicadas á los instrumentos y m á q u i -
nas agrícolas, su potencia, resistencia, mecanismo, manera de f u n -
cionar y cálculos ó reglas para construirlas. De modo que bajo es-
te concepto, se c o m p r e n d e r á n en esta sección, todos los útiles y
herramientas usadas en las labores á brazo; las movidas por los
animales de tiro y por el vapor; las m á q u i n a s de trasporte y de r e -
colección y las que sirven para preparar el alimento á los animales.
De las m á q u i n a s para la elevación de las aguas, ya nos ocu-
pamos en otro lugar, por considerarlas como complemento de
los riegos.
Las labores á brazo ó manuales, son todas aquellas que ejecuta
el hombre; con su trabajo corporal en los diferentes cultivos, es
la mas perfecta, si bien resulta la mas cara, Los instrumentos
— 189 —

apropiados á este objeto, son la barra, piqueta, y espiocha ó


zapapico, para abrir hoyos, arrancar piedras y plantar; el aza-
d ó n , legón ó legona, de diferentes formas, de pala mas ó me-
nos ancha y gruesa, recta ó terminada en punta, ó en dos
gabilanes y formando un á n g u l o mas ó menos abierto, s e g ú n
la colocación del mango ó astil y que sirven para cavar. Las
layas de pala ó de dientes, usadas en Navarra, Provincias Vas-
congadas y varios puntos de Cataluña, para cavar ó layar.
Las azadillas anchas y estrechas, los escardillos, el almocafre,
plantadores, trasplantadores y otras varias, que se aplican para
rozar ó escardar, plantar y trasplantar, dar labor entre las
plantas, y otros distintos usos manuales de los cultivos.
E l azadón ó legona, y la laya de pala ó de dientes, son los
instrumentos con que se ejecuta la labor de mejores condicio-
nes; por que volteando por completo la tierra y colocando la de
arriba abajo, se desmenuza y allana y se incorporan y mez-
clan mas í n t i m a m e n t e con ella los abonos.
La labor de laya, es mas perfecta que la del azadón, pues
marchando el operador hacia a t r á s , y a p o y á n d o s e sobre el ter-
reno no labrado, el suelo queda removido y llano sin tener
necesidad de pisarlo.
Los instrumentos usados en el gran cultivo, ó cultivo osten-
sivo, destinados, á labrar y arrastrar la tierra, poner en mo-
vimiento las m á q u i n a s , cultivar las plantas, recolectar limpiar
y conducir los frutos y preparar los alimentos para el ganado,
se dividen en 6 grupos ó secciones 1.a instrumentos destina-
dos á labrar y trasportar la tierra. 2.a Máquinas ó motores de
vapor. 3.a instrumentos complementarios de la labor. 4.a I n s -
trumentos accesorios ó de cultivo. 5.a Máquinas de recolección
y material de trasporte. 6.a Máquinas destinadas á la prepara-
ción de los alimentos para el ganado.
Los instrumentos usados para labrar y arrastrar la tierra,
son los arados y la tragilla.
E l arado, es u n precioso instrumento, símbolo de la c i v i -
lización y riqueza de los pueblos, que sirve para labrar las
tierras con perfección, brevedad y economia. E l arado en el
m
— 190 —
cenjeiito de sus condiciones, ha de estar relacionada con la
naturaleza del terreno y la especialidad de la labor. De la
perfección del arado, depende esencialmente la de la misma
agricultura. Y1 el cambio ó modiiicacion de este instrumento,
lleva consigo la trasformacion de todo u n sistema de cultivos.
Los arados pueden ser, de t i m ó n entero, como el arado co-
m ú n ; de t i m ó n partido, como lo son todos los perfeccionados;
y de horcate ó varas, como el usado en Valencia y otras p r o -
vincias llamado t a m b i é n garabato. Unos hay con cuchillas rec-
tas ó circulares, otros sin ellas; sin vertedera, ó con vertede-
ra fija, como en la generalidad de los arados modernos, ó g i -
ratoria como entre otros, los americanos de Grant, y Lincol, que
han originado el arado J a é n ; ó de doble vertedera, como el
denominado Brabante doble, que es el mejor de todos los de
este sistema. Los hay con dos, tres, ó mas rejas; con una,
dos, tres, ó cuatro ruedas; e s t á n construidos unos, de madera
y hierro forjado, como varios de nuestros arados ordinarios; ó
de madera y hierro fundido como la mayoría de los norte
americanos; los que por la acción del calor y la humedad es-
tán espuestos á que la madera esperimente contracciones y d i -
lataciones y se inutilicen mas pronto. Otros todo de hierro fun-
dido como los ingleses, y estos son los mejores, fuertes y mas
duraderos. Pueden estar dispuestos para remover la capa i n -
ferior del terreno, en cuyo caso se denominan subsuelos. Los
arados subsue, que t a m b i é n se llaman arados topos, pueden te-
ner hélice como el de Ramsomes, ó de vertedera y subsuelo
para funcionar con ambas piezas ó solo con una de ellas y
sencillos como los americanos. Por ultimo pueden ser de com-
b i n a c i ó n , como algunos arados ingleses que están dispuestos pa-
ra sustituir la reja ordinaria, por una de subsuelo y servir pa-
ra esta labor; ó bien colocar-Ies una manopla y ' trasformarlos
en instrumentos de recolección, para arrancar raices y t u b é r -
culos; así como á beneficio de una doble vertedera se corn-
vierten en arados aporeadores.
La buena labor de arado, consiste en abrir u n surco mas
ó r n e n o s profundo dejando la tierra mullida y volteada. Por eso
— —
eí mejor arado -será aquel, cuyo efecto útil se acerque al del
azadón y laya que son los tipos de la perfecta labor.
E l arado español que es con pequeña diferencia el antiguo arado
romano, se compone de las piezas siguientes: reja de hierro larga
y puntiaguda, de cubo ó de cabo, según que enchufe en ella el den-
tal, ó que su parte posterior ó cabo entre en él; colocada sobre
el dental, mas ó menos horizontalmente por medio del pescuño,
ó con cuñas de madera y sirve para romper la tierra. El ángulo que
fórmala reja con el timón, gradúa la profundidad de la labor; si
es muy abierto, pica de punta el arado, y profundiza á mayor hon-
dura y si se cierra, la reja labra mas superficialmente.
Dental, es la pieza inferior del arado sobre la cual sienta
la reja.
Pescuño, es la cuña que se coloca sobre la reja y hace
que esta entre mas ó menos en la tierra.
Telera, es la varilla de hierro que atraviesa perpendicular-
mente, desde la cama, hasta el dental, presta fortaleza al ins-
trumento y une en algún modo el punto de tiro, con el de
^resistencia, que se encuentra en la punta de la reja en los ara-
dos timoneros.
Orejeras, son los dos palos de madera, y algunas veces dos
astas, clavados por ambos lados del dental y que sirven para abrir
y desparramar la tierra. Cuanto mas abran las orejeras, tanto
menos mueven y profundizan la tierra los arados.
Cama, es la pieza curba que se une por la parte inferior
con el dental, y asegura la reja, y por la superior ¡está unida
ó. asida ai timen por medio de argollas de hierro denomina-
v das helor tas.
E l timón, es la lanza sobre la que se coloca el yugo que
sirve para uncir el ganado. El timón, tiene en lafparte supe-
rior el clavijero, que son varios agujeros abiertos, para intro-
ducir la clavija ó lavija, que su ge ta al yugo y sirven para re-
gularizar la profundidad de la labor, por el ángulo de incli-
nación que abre la reja con el timón; graduándose también co-
mo ya hemos dicho por medio del pescuño. Cuanto mas abre
la reja, por alargarse el tiro ó la palanca, en tanto mas se
— 192 —
aumenta el peso y resistencia del arado.
La esteva, situada sobre la cama, sirve de regulador para
que el labrador gobierne, levante y mude el arado. La man-
cera ó manguillo, es el agarradero de la esteva.
Los inconvenientes del arado Español, consisten, en que, r o m -
pe la tierra oblicuamente, profundiza poco, -deja muchas veces
los intermedios ó lomos sin labrar, ofrece gran resistencia en
las labores profundas, no voltea la tierra y el t i m ó n , s u g e í a y
hace perder soltura al ganado de t i r o . (1)

{\) E l arado común, apesar de sus muchas imperfecciones, se continúa usando por
la sencillez de su construcción y la baratura del precio; su fácil manejo, el poder
labrar, aunque imperfectamente, en todo clase y situación de terrenos, utilizándole
basla en las huertas y plantíos, por sn ligereza y adaptarse á nuerto ganado de labor.
Que no son, sin embargo, razones suficientes, para qne nuestros labradores persistan
en obstinarse, en no quererlo reformar, ni mucho menos adoptar, en la multitud
de casos que son preferibles, los arados perfeccionados de vertedera.
L a s modificaciones del arado ordinario, deberán estar relacionadas con la natu-
raleza de los terrenos y con la sencillez y facilidad de su construcción, siendo este
el medio mas seguro, en .ciertas comarcas, de introducir y generalizar los arados1
perfeccionados estranjeros. L a s principales modificaciones,' consisten en hacer la
reja ancha plana y cortante por sus lados, para los suelos que no sean pedregosos.
Trasformar la telera en cuchilla ó ponerles cuchilla, vertedera y timón articulado,
como en el modificado por Hidalgo Tablada. O hacerlos de vertedera giratoria como
en el arreglado por Jaén ó colocarles dos vertederas, formadas de chapa de palas-
tro con visagras, para que se puedan abrir o cerrar y labrar por el sistema ordina-
rio como en el arado Asesion. Nosotros hemos ideado una sencilla modificación
que consiste; en reja plana triangular, d trapezoidal, p a r a l a siembra y otras labores,
la cama, dentral y esteva, de una solo pieza, de madera hirro forjado ó fundido;
y con cuchilla; vertedera helizoidad de quita y pon, introducida en una de dos aber-
turas practicadas en el lomo de la reja; sin timón, el tiro se verifica desde el estre-
mo de la cama, con balancín que se engancha en una argolla graduada.
— 193

Ülil
ARADO DE VERTEDERA.—TRAGILLA.—MÁQUINAS Ó MOTORES DE VAPOR.—•=
INSTRÜ ENTOS ARATORIOS MOVIDOS POR EL VAPOR.—INSTRUMENTOS
COMPLEMENTARIOS DE LA LAROR.—INSTRUMENTOS DE CULTIVO.—MÁQUI-
NAS DE RECOLECCION.—MATERIAL AGRICOLA DE TRASPORTE.

Las principales piezas de los arados perfeccionados ó de vertedera,


son la reja, que para la labor ordinaria, afecta la forma de u n t r i á n -
gulo r e c t á n g u l o y la cual corta la tierra h o r i z o n t a l m c n í e .
E l cuerpo del arado, que sirve para unir y acoplar por la parte
superior y lateral, la cama y manceras y por la inferior, u n largue-
ro ó talón, que hace ocíicio de dental. L a vertedera, de figura helizoi-
dal, recoje la tierra que c ó r t a l a reja, la divide y voltea. La cuchilla,
asegurada con tuercas, ó abrazaderas á la cama y colocada oblicua-
mente hasta tocar cerca de la punta ds la reja, sirve para cortar
la tierra verticalmente, facilitar la entrada del instrumento en el
suelo y destruir las raíces. Estos arados tienen dos estevas, son
de t i m ó n partido y los graduado-res, están dispuestos de manera
que la labor es mas ó m é n o s profunda, y mas ó rnénos ancha
s e g ú n convenga, son todo de hierro, el t i r o se verifica con ba-
lancín y por medio de collerón, y la rueda ó ruedas, sirven para
que el arado no cabecee. Todo lo cual d á por resultado, una
labor mucho mas perfecta, que la que se ejecuta con el arado
ordinario y la que m á s se asemeja á la del azadón. Así es que por
tan manifiestas ventajas, deben generalizarse estos arados y susti-
t u i r al ordinario.
Los arados perfeccionados, son bastante numerosos y de va-
riados sistemas; entre los franceses, desde las charrúas, usadas
ya en el siglo pasado en Jerez y San Lúcar de Barrameda, para
preparar las tierras de los viñedos, hasta el moderno arado de
— 194 —
Giignon son muchos los que se han inventado. •
ÍJOS arados hasta hoy más perfeccionados, son los norte americanos,
de construcción inglesa y entre ellos citaremos, los de Howard,
Ransomes, Hornsby por ser ios que tienen verdadera aplicación á
la labor de nuestros campos.
E l dinamómetro perfeccionado de M o r i n , sirve para medir el es-
fuerzo de los animales de tiro y el trabajo útil que ejecutan los
arados y demás m á q u i n a s aratorias en tiempos y condiciones de
terrenos iguales. (1)
La fr agília ó arrobadera, es una m á q u i n a arrastrada por los
animales, que se emplea para allanar los terrenos, trasportando al
tierra, d e s p u é s de haber sido removida por los arados. Esle an-
tiguo instrumento, formado por una especie de cajón de made-
ra ó de hierro en forma de recogedor, s o l ó s e emplea para arras-
trar y trasportar la tierra entre punios muy cercanos.
Las máquinas de vapor que comunican movimiento á los instru-
mentos araforios y demás artefactos agrícolas, pueden ser fijas ó por-
tátiles llamadas en este ú l t i m o caso locomóviles.
Las locomóviles están montadas sobre ruedas para ser trasporta-
das ai sitio en donde tienen que funcionar. Se aplican como moto-
res para la labranza, la siega, t r i l l a , (2) recolección, elevación de

( í ) Enoontramlose la tierra cu sazón, los animales que trabajan con el arado ordi-
nario, en terrenos ligeros, tienen que desarollar un esfuerzo medio y continuado,
de d57 k l l é g r a m o s . ü e modo que por ensayos comparativos, se podra determinar
el verdadero valor de los diferentes arados perfeccionados, ya entre sí ya comparados
con el ordinario. Cuando para este esperimenlo no haya dinamómetro, el mayor
ó menor esfuerzo y cansancio de los animales de tiro y la clase de labor que resulte,
servirán para establecer por tanteo esta clasificación.
(2) L a aplicación del vapor motor a las máquinas de las cosechas, la han llevado
á cabo los ingenieros ingleses Aveling y Porter, en una segadora del modelo
Patrick Bell; pero Mac Cormich los ha superado con la máquina especial de su
^vención.
Entre los variados sistemas de locosnóviles las de Rusten, Proclor y compañía,
son de las mas perfeccionadas. Las hay con sus guarda chispas en la chimenea, y
para utilizar la paja como combustible, con todas las seguridades que son indispen-
sables para evitar los incendios. Cuando se emplean en las trilladoras, necesitan de
8i 10 garillas de paja para trillar tOO de trigo.
— 19o —
tos aguas y también para la molienda y t r i t u r a c i ó n de los granos.
Arados movidos por el vapor, aunquo los primeros ensayos de
la aplicación del vapor á las labores del campo, S8 hicieron en el
siglo pasado, su uso es muy moderno y cada vez se va generali-
zando mas en las grandes esplotacioiips do los Estados-Unidos, do
América é Inglaterra.
verificar la labor por medio d d vapor, se han idea-
do dos sistemas que aun se están perfeccionando. Consiste el
primsro, en u n torno que unido á una locomóvil, desarrolla y
envuelve u n cable sin fin que, rodeando el campo que se va
á labrar, corre por varias poleas horizontales fijas en el suelo y
sirve para poner en movimiento el arado y demás instrumen-
tos de labor. Este sistema dado á conocer por Howarb, aun-
que imperfecto, por el tiempo que necesita para su instalación,
por la mucha longitud del cable y la gran fuerza que se
pierde, es sin embargo económico, y se presta á poder trabajar
en terrenos de p e q u e ñ a ostensión, gran pendiente y forma i r r e -
gular. E l otro m é t o d o devido á fowler, denominado de tracción
directa, consiste en dos locomóviles colocada una enfrente de
la otra en el extremo del terreno, que son las que comunican el
movimiento al cable que conduce el arado, corriendo por los
tambores que se hallan situados debajo de cada una de sus cal-
deras. Este sistema es el mas generalmente usado en los trabajos
en grande escala de las grandes propiedades de Inglaterra y norte
de America; no necesita tanto cable, produce mas efecto útil por que
no se puede tanta fuerza, es mucho mas pronta su instalación y
mas económico su entretenimiento. Pero es mucho mas costoso
que el anterior, y no en todos los terrenos maniobran las m á q u i n a s
desembarazadamente, ofreciendo mas dificultades en los terrenos
ligeros y sobretodos en los suelos h ú m e d o s .
Las gradas, estirpadores y las aradas, son de gran potencia, y es-
pecialmente construidos para ser movidos por el vapor. Los arados
suelen ser de bascula, de 4 á 6 rejas, de manera que mientras la m i -
tad de la m á q u i n a trabaja, la otra marcha suspendida y sin tocar
al terreno.
—m —
Los inírumentos complementarios de la labor, son los'estirpadores,
las grandas, rulos y rodillos y las m á q u i n a s de sembrar.
Los estirpadores, tieañu por objeto remover superficialmente
los terrenos endurecidos, preparándolos para la labor del arado;
sirviendo t a m b i é n para limpiar las tierras, antes ó d e s p u é s de las
cosechas. Los principales que deberemos conocer son los de Cole-
man, Ransomes y los llamados Escoceses.
Las gradas ó rastras, tienen por objeto completar la labor
del 'arado, y sirven para descortezar las tierras endurecidas por
el sol, ó las heladas, para recoger las malas yerbas y dester-
ronar, para dar una labor superficial y para cubrir la s i -
miente.
Tienen las gradas diferentes formas, s e g ú n los terrenos y
usos á que se las destinen. Unas se hayan formadas por fuer-
tes marcos ó bastidores de madera, armados de puntas de hier-
ro rectas ó curvas, y otras son todas de hierro y estas son las
mejores. Entre las de madera, citaremos la grada paralelogra-
mica de Valcourt, y la llamada por su forma grada mariposa,
además de la ordinaria que generalmente consiste en u n tablón
con ó sin puntas de hierro.
Entre las de hierro, se encuentran las articuladas de Howard,
de dos ó mas cuerpos, con manceras ó sin ellas; la diagonal
de Ransomes, la rotatoria y las rastras de cadena, utilizadas
para amontonar las raices y malas yerbas.
Aunque las gradas de hierro sirven t a m b i é n para desterro-
nar y deshacer los gasones y raigambre, levantados por el
arado, si los terrenos son fuertes, se usan los desterronadores
ó rodillos y cuando son flojos se apisonan con los rulos.
La grada ó desterronador Noruego, consiste en u n gran ar-
mazón de hierro con tres rodillos, cuyos dientes van de ma-
yor á menor, el cual se utiliza para desterronar las tierras
ligeras. Las m á q u i n a s usadas para pulverizar y comprimir la
tierra, son los rodillos y los rulos.
Se ha convenido en llamar rodillos, á los dentados y cor-
tantes; entre los primeros se encuentra el roiillo Crosskill, que por
— 197 —
¡a especial forma de sus dientes y su gran peso, sirve con especialidad
para desterronar las tierras mas compactas.
i Et desterrmador de discos, tiene estos inclinados en sentido de
la marcha, de modo que á la vez que pulveriza los terrenos deja
la tierra ahuecada.
Los rulm que son los ¡üos, sirven para sentar y comprimir los
suelos flojos, después de la siembra, ó en la primera época
de la vegetación, cuando las heladas levantando la tierra dejan
las raíces el d e s c u h i e r í o . Pueden ser de hierro fundido, de piedra,
de madera maciza, ó un cilindro hecho con tablas y relleno con
arena, tierra y cantos. Sirven t a m b i é n para apretar el firme de
los caminos rurales y de esplotacion, ó las calles y paseos de las
huertas y jardines.
Las sembradoras, son unas m á q u i n a s destinadas á distribuir en
la tierra ios granos en linea, ó desparramados con igualdad y á la
profundidad conveniente. Las hay de diferentes sistemas, movidas á
mano que no ofrecen ulilidad, ó por caballerías, montadas sobre
ruedas, que son las que usan en las grandes sementeras de los
•cultivos períeccionaclos. (1.)
La sembradora Garret sirve para la siembra á .voleo, y r e ú n e la
ventajosa circunstancia, de desmontarse para conducirla por los ca-
minos ordinarios.
Las haii también de combinación., que son las que sirven para
sembrar y esparcir los abonos pulverizados, por lo cual se las suele
denominar sembradoras fertilizadoras.
Origen y perfeccionamiento de la sembradora. A fines del siglo
XVÍI u n español llamado Lucatelo, fué el inventor de la primera
sembradora, y otro español el señor Martínez López, por l ó s a n o s
de 1861, ha tenido la honrosa fortuna de perfeccionarla. Además

(1) Se componen generalmente, de oua tolva en donde se echa la semilla, la que


por medio de unos aparatos de distribución graduados con el tamaño del grano que
se siembra, desciende impelida por el movimiento desolación que comunican las rue-
das al marchar á un piñón y hace descender la semilla, a unos embudos de cauchou
•articulados, denominados telescopios, como en la do Smyth perfeccionada, que l a
vierten por detrás de las rejas, situadas en la parte inferior de la máquina, llevaná®
esta como apéndice una grada para cubrir la simiente.
26
— lOS-
de estas m á q u i n a s españolas pueden citarse las inglesas de Smith y
Tasker y otras francesas.
Las distsibuidoras de abonos, son unas m á q u i n a s muy parecidas
á las sembradoras, que como su nombre indica, tienen por objeto
esparcir las basuras con igualdad, por la superficie del campo. (1.)
Los instrumentos de cultivo, son los que se destinan á labrar en-
tre las plantas, y en esta sección se encuentran comprendidos los
v i ñ a d o r e s , ó azadas mecánicas, el arado aporeador y el de manopla.
Los binadores ó cultivadores, empleados hace poco tiempo para
escardar ente las plantas colocadas en línea, tenian 3, 5 ó 7 rejas ó
cuchillas llevando una rastra d e t r á s para recoger las malas yerbas.
Estos cultivadores perfeccionados, han dado lugar á las azadas
de caballo, que se usan para binar y escardar y dar ligeras labores
de verano á las viñas y olivares. Los binadores ó azadas mecánicas,
están provistos de rejas con p e q u e ñ a s vertederas ó cuchillas
horizontales.
E l arado aporeador, tiene doble vertedera ó dos vertederas
gemelas; sirve para abrir zangillas y regueras y para recalzar el
pié de las plantas cultivadas en línea. Nuestro arado c o m ú n de
horcate puede aprovechar en muchos casos como binador aporeador.
E l arado de manopla, denominado patatero, se utiliza para arran-
car patatas, nabos, remolachas, zanahorias, batatas y demás raíces
carnosas y t u b é r c u l o s . Este arado se trasforma en aporeador susti-
t u y é n d o la manopla por dos vertederas gemelas. Para el mismo ob-
jeto, se utiliza t a m b i é n la m á q u i n a de Robinson de Liverpool.
Las segadoras, son unas m á q u i n a s que deben estar conve-
nientemente dispuestas, para cortar, recojer y atar las mieses.
No todas las segadoras llenan este triple objeto y de aquí los
diferentes sistemas conocidos.
E l origen de la segadora, se remonta, como ya dejamos indicado,
á los tiempos de la Roma floreciente; usándose en aquellos p u n -

(1) Entre las desparraraaderas de abonos llamadas fertilizadoras, las del sistema
Mayere son de combinación; se utilizan para distribuir abonos y en arenar las calles
y desmontadas las principales piezas de su mecanismo sirven de carro para los tras-
portes ordinarios.
— 199 —
tos en que la paja no se utilizaba para la alimentación del ganado.
En 1827 Bell en Escocía, i n v e n t ó una segadora que como la a n t i -
gua romana, era empujada hácia adelante por las caballerías, en
vez de marchar al costado tirando de ella, como la ideada por Mac-
Cormich en 1831, exhibida, y perfeccionada en la esposicion de L o n -
dres en 1851 juntamente con la de Hussey. La segadora del norte
americano Mac-Cormich, ha sido sucesivamente perfeccionada por
este constructor hasta conseguir que la m á q u i n a ate las gavillas.
Además de este notable adelanto, dicho inventor hace acompa-
ñ a r su segadora movida por el vapor, de una trilladora que recibe
de aquella las espigas, conforme vá cortándolas y deja sobre el
campo el mismo grano, en disposición de llevarlo en sacos al gra-
nero ó al mercado. T a m b i é n puede colocarse sobre la m á q u i n a u n
aparato de luz eléctrica con el fin de ejecutar estas operaciones d u -
rante la noche.
Las segadoras pueden considerarse divididas, en simples, ligado-
ras, ataderas y de combinación.
Las sencillas son las que cortan la mies y dejando la gavilla hecha,
necesitan varios obreros que vayan atando detras de la m á q u i n a .
Las agavilladoras atadoras, son las que dejan atada la gavilla,
siendo por consiguiente las mas perfeccionadas.
Las de combinación ó mistas, son las que están dispuestas para
segar y g u a d a ñ a r ó vice-versa. (1)

(1) Por regla general, el mecanisme de las segadoras, consiste en ir montadas


sobre ruedas, teniendo debajo de una de ellas, un engranaje que al marchar, y cuan-
do se quiere que trabaje, comunica el movimiento de v a i v é n a las sierras, que c o r -
tan las cañas del trigo ó la cebada, las cuales caen sobre una plataforma ó tablero
de donde la recogen y agavillan unos rastros automáticos; por medio de una palanca
que mueve el operario con el pié desde su asiento al dirigir el aparato. Así como á
beneficio de otra palanca, se gradúa la altura del corle y se salvan los cantos y de-
más obstáculos que se presenten durante la operación, levantando el tablero sin ne-
cesidad de pararla máquina. Las segadoras atadoras, carecen de los rastros agavilla-
dores, tienen modificada la plataforma d tablero, y llevan un aparato apropiado
comprimir y atar las gavillas. L a segadora Johnston verifica la atadura con cuerdas;
la de Mac-Cormich con alambre, lo cual es mucho mas ventajoso y económico,no solo
por la facilidad y solidez de la ligadura, sino que también por el mayor aprovecha-
miento que el alambre tiene como material de desecho.
Los mejores sistemas de las segadoras simples, son las de Mac-
Cormieh, Samuelson, Burdik y Wood. Los de las agavilladoras
atadoras, Mac-Corrnich, Osborne y Wood, siendo las del primero
las m á s sobresalientes de todas.
Las guadañadoras, son unas m á q u i n a s muy parecidas á las se-
gadoras, que sirven para cortar la yerba de los prados; y entre
otras merecen recordarse por su perfección, la de Wood y la dé
Kirby.
Las máquinas para revolver e.l heno ó volteadoras, tienen por
objeto, una vez g u a d a ñ a d a la yerba, removerla, airearla y solear-
la, á fin de que se seque y no se pudra cuando se guarde.
Las henifieadoras, pueden ser de combinación, estando dis-
puestas para recojer el heno, y cargarlo sobre un carro cómo
lo verifica la de Stratton y C ü l l u m .
Las recogedoras de heno ó rastros de caballo, tienen aplicación
como las anteriores, en las grandes praderas, para amontonar la
yerba con p r o n t i t u d facilidad y economía d e s p u é s de desecada.
Las mciqiiinas empleadas para desgranar, limpiar y clasificar la
simiente de los cereales, son los trillos y las trilladoras, las aven-
tadoras y las cribas.
Xos trillos ordinarios son bien conocidos de todos; pueden ser
t a m b i é n de discos cortantes de hierro, las trilladoras mecánicas son
unas m á q u i n a s movidas por los animales y m á s bien por el vapor,
que desgranan la mies, t r i t u r a n y suavizan la paja, limpian, clasifi-
can y embasan el grano y tienen como complemento, un elevador
para la paja que la introduce en el pajar. (1)
Las aventadoras, sirven para limpiar el t r i g o , lo mismo en
la era que en la casa del labrador; uua de las m á s perfectas
es la de Tasker.
Las cribas, tienen por objeto limpiar y clasificar los trigos,
ya para la siembra ya para el mercado. Además de las ordinarias

(4) L a s trilladoras Clayton y de ShuLlleworLh. llevan un aparato de seguridad,


para que el obrero al introducir la mies, por la abertura longitudinal de la ma-
quina y que es recogida por los bastidores, no sufra ningún dañp como los que b a s -
ta aquí han ocurrido con frecuencia.
—m —
generalmente usadas, las que r e ú n e n mejores condiciones son
las de Pernolkt, y las de Boby inventadas por Bridgeman.
E l material agrícola de trasporte y conducción, le componen las^
carretillas y carros de mano, las carretas y carros de diferentes
formas, las galeras, que son los carros de cuatro ruedas usados
en la Mancha, los volquetes que son carros de dos modas articu-
lados en las varas, por medio de una argolla, que desengan-
c h á n d o l a , se descargan solos por su propio peso; los tranvías y
los ferro-carriles portátiles, con rails de hierro ó de madera y
con sus wagones especiales para esta clase de trasportes.
Los tranvías, tienen hoy importante aplicación en los c u l -
tivos en grande de los Estados-Unidos, y su uso es muy co-
m ú n en los caminos rurales y en los de explotación de las g r a n -
des tincas. Además de poderse verificar la tracción por los ani-
males de t i r o y por el vapor, puede efectuarse por el aire com-
primido. E l aparato motor de este mecanismo colocado en la pla-
taforma del carro ó w a g ó n , y en donde el aire se encuentra con
una presión de 30 atmósferas, puede arrastrar sobre 1 8 Í 0 kilogra-
mos y caminar 20 kilómetros por hora. Los compresores de aire se
establecerán en las cámaras ó almacenes, tomando allí el aire com-
primido que necesiten para uno ó m á s viajes de ida y vuelta.
Los ferro-carriles portátiles, colocados i n s t a n t á n e a m e n t e sobre
el terreno, en donde se verifica la siega, ó recolección de cual-
quier fruto, facilitan por este medio,sencilla y prontamente,el tras-
portar y almacenar las cosechas. E l material construido en Fran-
cia por Decauville se ha generalizado a d e m á s por Inglaterra,
Austria y Bélgica.
Las máquinas destinadas á la preparación de los alimentos del
ganado, son los quebrantadores de granos, los cortapajas, cor-
tajuncos, cortasorgos y los lavadores y raspadores de raíces cuyos
usos son fáciles de comprender.
Los quebrantadores de granos, pueden serlo de cebada, cen-
teno, maiz, algarroba, habas y demás simientes. Los quebran-
tadores producen una economía de 20 por 100 en la alimen-
tación de los animales domésticos. Hay varios modelos s e g ú n
que se destinen á cada una de las diversas semillas, mas ei que-
— 202 —
hrantador universal, se encuentra de t a l .manera dispuesto que
se utiliza para toda clase de simientes. (1)

(!) Los constructores americanos de material agrícola, han exportado en el a ñ o


que terminó en 30 de Junio de 1878, 10,496 guadañadoras y segadoras; 20,710
arados de diferentes sistemas, y por valor de 6.897,32o francos de herramien-
tas de agricultura.
203 —

FIT0TECN1A O CULTIVOS ESPECIALES.

GENERALIDADES.—FITOTECNIA Y SU DIVISIÓN.—ESPECIES Y VARIEDADES


CULTIVADAS DE LOS GENEROS TRITICÜM.—SECALE.—HORDEUM Y A VENA.

Llámase tierra erial ó calma, á la que está sin labrar.


Descanso de las tierras, es el tiempo que estas permanecen
sin producir cosecha alguna, y sin prepararse con las labores
de barbecho.
Por eso se llama eriazo, el terreno que se deja sin labrar uno 6 dos años,
cuando se adopta el sistema de cultivo de dos d más hojiis.

Denominase barbecho, á las labores que se dan á la tierra en


el año que nada producen, con el fin de prepararlas para que
fructifiquen en el siguiente.
Las labores de barbecho contribuyendo á la descomposición de la materia o r -
gánica existente en el terreno, facilitan la nitrificacion, ó sea ¡a formación de los
nitratos, lo cual se había creido hasta ahora, producto de ^combinaciones químicas.
Mas s e g ú n actuales observaciones que se están llevando á cabo, esto parece ser de-
bido á ciertos fermentos orgánicos originados por seres mioroscopicos. Comprobán-
dose este hecho, el poder impedir la nitrificacion de los suelos laborables, con so-
lo calentarlos á 100* como medio de destruir estos organismos vivientes. Así como
también, usar el cloroformo, con el fm de insensibilizar á estos seres, y paralizar la
nitrificacion natural que por su intermedio se efectúa en las tierras labrantías.

El barbecho es un mal necesario, que tiene por objeto, dejar


descansar las tierras esquilmadas por el cultivo, el tiempo necesa-
r i o para adquirir de nuevo la fertilidad perdida.
Los barbechos se dividen en estériles, que son los que nada pro-
ducen el a ñ o que se labran, d e n o m i n á n d o s e t a m b i é n de año y
vez; siendo estos los generalmente seguidos por nuestros labra-
— mi —
dores. Y en fructíferos cuando dan alguna cosecha en el año que
están de barbecho.
Los fructíferos son estacionales, y se subdividen en invernizos,
siempre que la tierra so prepara en otoño ó en invierno y se
siembra por la primavera. Y en vena-riegos, cuando se alza la
tierra enseguida de la cosecha, labrándose en verano para sem-
brarse en o t o ñ o .
Los barbechos pueden ser útiles ó perjudiciales; útiles^ cuando
las tierras son pobres y no se dispone de ios abonos suficientes,
siendo el mejor medio de suprimirlos, el destinar estos terre-
nos al cultivo de árboles y arbustos. Son perjudiciales, en los
terrenos de buena calidad de suyo feraces y productivos.
El barbecho de dos hojas, es el do año y vez por que alterna
un año estéril, en que se labra la tierra sin producir, con otro
en que se labra y produce.
El barbecho de tres hojas, es aquel que cada tres años, solo
produce una cosecha; puesto que el primer a ñ o descansa la tier-
ra, el segundo se barbecha y en el tercero se siembra. ,
La alternativa de cosechas, es l a q u e fundándose en la diver-
sa profundidad que alcanzan las raíces, y en lo que empobre-
cen el suelo las plantas por su especial a l i m e n t a c i ó n , hace i n -
dispensable i r variando anualmente los cultivos s e g ú n el clima,
composición de los terrenos y abonos de que se puede dis-
poner.
L a importancia de, (a alternativa de cosechas, se comprende con solo recordar
que, según la naturaleza y composición de las plantas, así necesitan de ciertas y
determinadas sustancias para su nutrición, que las toman del terreno por las
raíces, y que por el continuado cultivo de las mismas especies en un mismo sue-
lo, estas concluyen por agotar en ellos sus especiales elementos fertilizantes.
P a r a ordenar la conveniente alternativa de cosechaste distribuirá el terreno se-
g ú n su naturaleza, en parcelas, señalando á cada una de ellas, las plantas que se
han de cultivar en primera tanda y en las subsiguientes, con descanso ó sin él,
y siempre alternando las plantas esquilmadoras con las que lo sean en menor
grado. De modo que, las labores y los abonos que se suministran al suelo, en los
diversos cultivos, unidos á la acertada elección de las plantas, que lian de ocupar el
terreno sucesivamente, según el número de años en que se tenga distribuida la r o -
tación, constitijyen y justifican las ventajas de un buen sistema de alternativa de
cosechas, • • ' ; .
— 205 —
Báse el nombre genérico de cultivo, á las labores, cuidados y be-
neficios, que se dan á la ü e r r a y á las plantas, para que f r u c t i -
fiquen. Los cultivos pueden sor de secano ó de r e g a d í o .
La fitotecnia, es la que nos dá á conocer las especiales aten-
ciones, abonos, terrenos, climas y labores, que reclaman en par-
ticular cada una de las plantas, que son objeto del cultivo, d u -
rante toda la existencia del vegetal.
La fitotecnia se divide en dos partes; herbicuitura, que trata
del cultivo de las plantas h e r b á c e a s , y a r b o r i c u í t u r a que se ocupa
de las leñosas.
La herhicidtura, s e g ú n la especialidad de su objeto, usos y
aplicaciones de las plantas, se subdivide en 6 secciones: 1.a
Granos y legumbres alimenticias. 2.a Raíces y t u b é r c u l o s comes-
tibles. 3.a Plantas industriales. 4.:i Plantas horticolas. 5.a Plan-
tas económicas. 6.a Plantas forrageras ó de pastos.
DG la arboricuítura nos ocuparemos en su debido lugar.
Los granos y legumbres alimenticias, pertenecen á las familias
de las Gramíneas cereales y á la de las Leguminosas.
Los principales géneros cultivados de la familia de las Gramineas,
son el t r i t i c u m , sécale, avena, hordeum, zea y oryza, como m á s
principales; y el paniciun phalaris, holcus, y de las Poligonáceas,
el polygonum como secundarios.
H- Desde las m á s remotas épocas, se han cultivado las cerea-
les como alimento del hombre, y la especie humana debe al
trigo, al arroz y al maíz, el haber podido formar primero socie-
dades y d e s p u é s naciones civilizadas. En Asia, predomina el cultivo
del arroz, en América el del maíz, en Europa y Africa el trigo.
Las Gramineas cereales se encuentran estendidas por todo el globo, desde los
trópicos basta las inmediaciones de las regiones glaciales. Las cereales tienen un
grano rico en harina, materia azoada y en fosfato, y son de primera importancia el
trigo, el centeno, la cebada y la avena, cultivadas por la raza caucásica en el Norte y
en las regiones templadas. E l arroz y el mijo, pertenecen á las razas asiáticas; así como
el Elemine coracana, es un gran recurso en la India cuando falta la cosecha del arroz.

lí. Significa historia de la planta; C Composición química; €3« T . Clima y


terreno.
27
— 206 —
E l Bromus wango,especie próxima de nuestro Bromus secalinus,sc cultivála en Chile
austral, antes de la llegada de los europeos, hoy los araucanos lo han abandona-
do por los cereales del antiguo continente. E l sorgo, Sorghum m i g a r e y la P e -
niciUaria spicata nutren la raza negra. Los habitantes del Africa oriental, cultivan
el tcf. 'Poa abyssinica, el Eleusine y nuestros cereales europeos.

[!, Contienen las cereales, fécula y gluten en sus semillas, y


en las cañas y hojas sílice.
Género Triticum. Trigo; de Tritus, trillado ó de t r i t u r a c i ó n .
E n los tiempos históricos, la Tracia, , Cerdeña, Sicilia, Egipto,
África y E s p a ñ a , han sido los países más abundantes de trigo.
T a m b i é n lo cultivaron los chinos, mucho antes de la era vulgar,
produciéndose del mismo modo en la india y en la Mongolia; y de lo
muy generalizado que se encontraba en el Ática, tomó origen el
culto y tiestas de Céres. En la actualidad, además de los p u n -
tos indicados, se cosecha en grande escala, en el Norte de A m é -
rica, en las inmediaciones del Mar Negro en Rusia, en Austria,
Inglaterra y Francia, y hasta en la Occeanía.
En cuanto al origen del trigo, parece haberse encontrado vivien-
do e s p o n t á n e a m e n t e en Sicilia, Grecia, Palestina, Egipto, Babilo-
nia, Colquida, Persia, India, China y Mongolia.
E l célebre Linneo, colocó en Siberia la cuna del género humano, por suponer
que es el único p a í s en que el trigo, primer elemento del mundo civilizado, cre-
ce en el estado natural.
Las principales especies cultivadas, son el Vulgare; denominado t r i -
go candeal, chamorro, pelón, jeja, xexa, pichi, pichón, hembrilla, periñan, bar-
billa tosetc, etc. Linnseanum; conocido por redondillo, rodonell, del milagro,
racimal ó lampiño, jeja blanca ó trigo blanquillo, con variedades rojales y a z u -
lejos, pisana, arisnegro, blancal etc. Cevallos; que parece ser una variedad del
Polonicum, cultivado en algunos puntos de Andalucía, y denominado trigo moro,
del milagro, de Jeresusalem, fanfarrón ó de aumento. Polonicum; originario de
Polonia ó de Rusia y cultivado según Lagasea, en el reino de León, conocido por
trigo de Polonia ó polaco, centeno de Polonia ó de Rusia y en las Baleares, trigo
de Bona. Tlirgidum; trigo moruno, macho ó redondillo velloso, y en Aragón
trigo moro, aristado negro ó de Egipto, y en Eslremadura trigo sielespiguin, etc.
Dlirum; denominado trigo moruno, duro, de África ó de moro y cultivado en
algunos puntos de Andalucía, Cataluña y Valencia. F a s t U O S U m ; llamado fan-
farrón, velloso, con las variedades arisblancos, ó blanconcs, arisnegros, arisprietos
ó raspinegros, rabiones, rubiales ó trecheles y azulencos, y parecen razas suyas
— 207 —
6 variedades, el trigo Gaertnerianum, trigo polystachyum y trigo cochlcare, c u l -
tivados en Andalucía, y conocidos por trigos fanfarrones, lampiños, azulejos, blan-
quillos, rojales, cuchareta ó chaparlo velloso, patiancho, patianchuelo, castro, fma-
nas, fimias, cascalbos, etc. MonOCOCC U1T)| cscaña menor, esprilla, trigo chamor-
ro velloso, trigo candeal velloso, arroz seco de la China. DlCOCClim; trigo
Cienfucgos de Lagasca, se cultiva principalmente en Navarra y es conocido por es-
andia, escandía de Navarra, escaña mayor peluda, cscaña melliza. Spelta; es-
pe] ta cscaña mayor escanda.
E l célebre botánico español D. Mariano Lagasca, que parle de su herbario existe
en el instituto de Málaga, comenzó el grandioso trabajo d é l a Céres española que no
pudo ver terminado. Rojas Clemente, botánico y agrónomo muy distinguido, se ocu-
pó también de la clasificación de algunas especies y variedades de trigos españoles.
La división agronómica, que han hecho de los trigos algu-
nos de nuestros autores, consiste en distribuirlos en 7 grupos. I.0
Trigos blancos con 9 variedades. 2.° Trigos jejas que compren-
den 3. 3.° Trigos claros con 10. 4.° Trigos rubiones con va-
rias. 5.° Trigo racimal ó morisco. G.0 Trigo escanda. 7.° Trigo
del milagro.
También se han dividido en trigos y espettas escañas ó escandas,
denominados así, porque los primeros cuando maduran, desprenden
las glumas y los segundos conservan sus cubiertas.
Según la época en que se siembran, se han dividido, en trigos de
invierno ó de otoño, y de verano ó tremesinos.
Aunque existen variedades de trigos precoces, teniendo presente lo que en otro
lugar hemos manifestado, acerca del calor acumulado que necesitan las plantas para
fructificar, las diferentes especies, razas, castas ó variedades de trigos, centenos, c e -
badas y avenas, pueden considerarse en la práctica como tremesinas en los terre-
nos de regadío. Nuestros esperimenlos sobre esta materia, llevados a cabo en dis-
tintas ocasiones en Madrid,, y algunos pueblos de su provincia, así como en Alba-
cete, nos han dado por resultado que habiendo sembrado desde el 8 al 15 de Marzo,
jejas, candeales, blanquillos, del milagro, centenos, cebadas y avenas, de todas las
variedades que se cultivan en Albacete, Madrid y algunas de Valencia, y en
ocasiones trigos estranjeros, hemos conseguido sus productos en Junio y Julio. E n
Malaga aun no hemos tenido ocasión de repetir este esperimento.
Por su ciialidad y dureza, en blandos y duros y en trigos finos ó
sin aristas, y en gruesos ó aristados.
J, Aunque en España en cuanto á su temperatura, es
muy estensa la zona en que se puede cultivar el trigo, esta tiene,
sin embargo, bastante limitación, por no conseguir en todas, la h u -
— 208 —
raedad indispensable para su fructificación, puesto que las lluvias
no se presentan en las épocas que son necesarias para esta plan-
ta. Los terrenos algo arcillosos, como los de tierra de Barros en Estrema-
r a y muchos otros; los calizos, como ,en Albacete y varios puntos drf la Mancha;
los arcillosos calizos, como en tierra de campos; los SÍlicCOS, como en Madrid
y por consiguiente los formados por la descomposición de rocas fel-
despaticas oríosas, ó detritus síliceo-potásico-calcareos, son los me-
jores para este cultivo.
La preparación del terreno, consiste en las labores de barbecho.
Los abonos especiales para todas las cereales, son el estiércol ordi-
nario, mezclado con las fosforitas y los fosfatos terrosos de dis«
tintas procedencias, la esparraguina, los huesos pulverizados y
los residuos de las refinerías de azúcar.
Siempre que dicha sustancia mineral no exista en el terreno; pues si existiese
no aumentarla los productos de las cereales.

La simiente para sembrar, conviene que proceda de regadio, si


se vá á cultivar de secano y vice-versa; así como se ha de escojer
la de mas peso, mejor calidad y más reciente.
La siembra puede ser, á voleo ó á chorrillo, y ejecutarse á mano
ó con sembradora, que economizando la simiente, la distribuye con
mas igualdad, si bien resulta cara en las pequeñas labores.
Para verificar la siembra mecánica ó con sembradora, es preciso que la tierra
se tenga allanada de antemano, coa grada 6 rastra y en sazón, a fin de que su
demasiada dureza, no impida que las rejas rompan y penetren en ella fácilmente.

L« época de sembrar, es desde Setiembre hasta Noviembre, con-


viniendo las sementeras tempranas. Los trigos tremesinos se siem-
bran en Marzo.
E l trigo puede también multiplicarse por hijuelos, lo cual es fácil
llevar á cabo en países frescos y algo húmedos, y en terrenos de
regadío.
Para efectuarlo, 6 se tiene la planta en semilleros ó por el sistema ordinario; y una
vez dispuesto el terreno en donde se va a trasplantar, con un arado aporeador se
abre a todo lo largo del campo una zanjilla, en la cual se van colocando á las
distancias convenientes, los hijuelos que se han separado de cada una de las plantas
arrancadas. Al abrir con el mismo arado la segunda zanjilla, se cubre de tierra la
primera, y queda hecha la plantación de un lineo, verificando lo mismo con todos
los demás Si el terreno es de regadio y corta la eslension destinada á este objeto.
— 209 —
se taja y divide en canteros y eras, se planta á mano y so le dii en seguida mi
riego de pié. Conviene hacer esta operación en tiempo cubierto con nieblas ó
próximo á la lluvia. E n tiempo seco y no muy frió se ejecutará por la tarde y
se regará á la mañana siguiente. Por este sistema se puede multiplicar el trigo
indefinidamente^ en aquellas localidades que lo permitan, pudiendo también por
este medio, tener ocupadas las tierras en otras cosechas hasta la trasplantación del
trigo. E n Albacete, hemos llevado á cabo esta multiplicación, en terrenos de seca-
no, aprovechando algunos barbechos bien preparados y en épocas lluviosas ó
de nevadas en los meses de Enero y Febrero.

Las labores de cultivo, se raducen á cubrir la semilla con la gra-


da, á pasar esta cuando el terreno se endurece, y la siembra esté
p e q u e ñ a , ó á punto de nacer; escardar, binar, recalzar y despun-
tar si está demasiado frondoso, por medio del ganado que se le l l e -
vará pastando al paso por los sembrados.
Los animales que perjudican las siembras, son los ratones campe-
sinos, las cornejas, las liebres y conejos, la langosta y otros i n -
sectos.
Las enfermedades de las cereales, son producidas por plantas pa-
rásitas correspondientes á la clase de los hongos', cuyos esporulas, que
hacen oficio de semillas, se íijan en las hojas, y destruyen su tejido,
invadiendo á veces toda la planta hasta ocasionar su muerte.
La roya, royada, sarro, roña, herrumbre de los cereales, ó trigos
atabacados, pues con todos estos nombres se conoce una misma en-
fermedad, la ocasiona la Uredo linearis, y mas especialmente la Uredo
Rubigo-vera, que ataca las hojas y cañas de las cereales, bajo la
forma de u n polvo amarillo anaranjado, compuesto de glovulos
esféricos ó ligeramente ovoideos.
L a roya grande, Uredo Vilmorinea, se distingue fácilmente de las otras especies,
por sus esporas voluminosas, elipticas, cubiertas de células spiculares, ó spiculas,
ordinariamente revestidas de un corte pedicelado y por su color anaranjado os-
curo; así como por presentarse con raas particularidad sobre las cañas. Cuando es
muy abundante, ios cultivadores dicen que los trigos se herrumbran, enrojecen y
atabacan y creen qu^ esta roya es el primer estado de la PMcemw de las cereales.
L a roya de las glumas, Uredo g l u m a n m , se desarrolla sobre las envolturas florales
y sobre el grano mismo. Verdaderamente no existe aislada, porque se encuentran
sobre las glumas y en las bayas, las tres especies dichas y con ellas la Puccmia de
las cereales. L a Puccmia, son unos hongos parásitos, de color moreno oscuro ó
negruzco, en cuyas esporas presentan dos celdillas superpuestas. E l Aecidium del
Berberis, vulgarmente llamado agracejo, vinagreras, arlo, ó arlera, creen algunos
— 210 —
labradores que es la causa de la roya y hasta de la Puccinia de las cereales, por lo
fíual reusan emplearj.#Jeii los cerramientos y no consienten su plantación inme-
diata á los sembrados. Esta creencia de los labradores, que De-Candolle, trató de con-
tradecir, asegurando que el Accidium y el Uredo, eran dos géneros diferentes, ha
vuelto á reproducirse, precisamente por algunos hombres de ciencia. Estos apoyan
su teoría en la generación alternante, ó Biogénesis ó Metagenesis, diciendo que, la
roya que en años húmedos, suele destruir las cereales, aparece primero en las ho-
jas de estos vegetales, rompiendo la epidermis y presentando esporas rogizas u n i -
celulares, con los demás caracteres propios del género Uredo; permaneciendo así
hasta el fin del verano, en que esas esporas dan origen á otras bicelulares, con los
demás caracteres del género Puccinia, y por último; las esporas de esta Puccinia,
que llegan á depositarse sobre las hojas del Berberís, originan una tercera forma,
correspondiente al género Accidium, cuyas esporas cayendo sobre las hojas de los
cereales, vuelven á empezar de nuevo esa serie que forman las |eneraciones cita-
das, de donde según ellos resulta que, los tres géneros distintos con sus especies, no
son más que generaciones diversas de una sola y vínica especie. Mas como quiera
que esta teoría no se encuentra del todo comprobada por la esperimentacion, es d i -
fícil creer como dice muy bien el botánico Sr. Ruiz Casaviella que, las puccinias se
tornen en uredos: que el Accidium berberidis, cayendo sobre el trigo, produzca el
Í/VCÍ/O rubigo vera ó roya, sino que por el contrario, liay qué seguir considerando
que, el Accidium es una especie propia como cualquiera otra especie propia vegetal,
y no puede ser otra cosa que Accidium y el Uredo se encuentra en el mismo caso.
De modo que como tales viven y se reproducen sin necesidad de metagenesis, pero
que para su evolución necesitan cansas ó condiciones apropiadas, sin que se pueda
negar que la üumedad favorece, sin saber como, su desarrollo, mas sin que esto sea
condición del todo indispensable, puesto que se ha presentado también en años
secos.
\ La caries.—Ustilago caries, es muy frecuente y ataca al grano
de los trigos, no e n c o n t r á n d o s e destrucción aparente al exterior.
E l grano enfermo conserva aparentemente su forma y cuando se le comprime e n -
tre los dedos, se hace salir una pulpa ó un polvo negro, untuoso, suave al tacto,
que exhala un olor de pescado corrompido.

El carbón, Ustilago segeíum, es u n hongo que sustituye al


grano de las cereales, ó que le hace abortar, porque ataca en-
tre otros al pericarpio, las envolturas florales y d e m á s , r e d u c i é n -
dolas á u n polvo negro que el viento trasporta á largas dis-
tancias.
Se observa en el trigo, cebada, avena, mijo y sorgo, y muy rara vez en el centeno.
Como que la caries y el carbón, son contagiosos, conviene sumergir los granos antes
de sembrarlos en una lechada de cal, ó sulfatarlos, por medio de una disolución de
sulfato de cobre ó de sosa.
— 211 —
Recolección. Así que el trigo ha llegado á acumular los 2.450°
que necesita para su m a d u r a c i ó n , se verifica la siega; que puede
s e r á mano ó con hoz, ó mecánica ó con segadora.
Para ejecutar la siega mecánica con perfección, es preciso que las plantas estén
distribuidas uniformemente, como lo verifica la sembradora, que no estén inclinadas
en diferentes direcciones y que tengan alguna consistencia. E l terreno no ha de tener
gran pendiente ni surcos profundos, ni grandes obstáculos que dificulten la regula-
ridad en su marcha, de esta manera y empleando la segadora^ se obtiene una gran
economía en este trabajo que se verifica con perfección y prontitud.

La trilla y limpia, puede ejecutarse con los trillos ordinarios


guarnecidos de pedernales; ó con los perfeccionados de discos
cortantes de hierro; por medio de los animales de labor ha-
ciéndolos trotar sobre la parva; y aventando después con horcas y
palas, ó con aventadoras á íin de separar el grano de la paja, ó con
las m á q u i n a s trilladoras.
La conservación de los granos se lleva á cabo en cámaras ó pane-
ras, limpias y ventiladas; en montones clasificados que se traspalan
de cuando en cuando; ó bien si el clima es h ú m e d o , mezclado ó
cubierto con la paja; en sacos que se colocan de pié y sin tocarse
unos á otros; y en silos, como ya lo practicaron ios moros en A n -
dalucía, y lo verifican hoy en tierra de Barros Estremadura.
Y que no son otra cosa que unas escavaciones practicadas en terrenos apropo'sito,
libres de ias aguas de lluvia, cuyo suelo y paredes se cubren de paja con el suficien-
te espesor para evitar la humedad. L a paja se conserva en los pajares, 6 en monto-
nes llamados almiares.

Usos y aplicaciones del trigo. Después de trillado, limpio y mo-


lido el grano, se utiliza en la panificación; los trigos blandos, son
mas apropiados para la fabricación de harinas; los duros, contienen
mucho gluten. Los granos y su harina, sirven para fabricar el a l m i -
d ó n , que no es otra cosa que la mezcla de la fécula con otros p r i n -
cipios inmediatos de los cereales. Sirve t a m b i é n para la fabricación
de aguardientes, para pastas de repostería y elaboración de fideos.
Finalmente, los granos averiados por las lluvias continuadas, pue-
den utilizarse en la destilación. La paja es u n escelente alimento
para el ganado, utilizándose t a m b i é n para la confección de som-
breros finos, petacas, esterillas y otros utensilios.
La espelta, carrahon ó esprilla. T r i t i c u m Monoccocum, prevale-
— 212 —
ce en terrenos de sierra y de ínfima calidad, en donde n i aun el cen-
teno se puede producir. Su harina es muy inferior y aunque sir-
ve para hacer pan, se suele emplear para cebo y pienso del ga-
nado.
La espelta doble, ó escanda de Astúrias, T r i t i c u m spelta, se c u l t i -
va en nuestras provincias del Norte y ambas deben sembrarse claras
y antes que el t r i g o .
E l género Sécale, de Secare cortar. Sécale cércale, Centeno, re-
quiere terrenos pobres, fondos pedregosos y climas frios. No exige
en su cultivo cuidados tan esmerados como él trigo. Los abonos
han de estar muy consumidos ó abonarse el a ñ o anterior á su co-
secha. La siembra debe hacerse en otoño, temprana y á la vez que
la del trigo y no necesita para madurar su grano mas que acumular
2,250°.
Las variedades mas comunmente cultivadas, son el centeno de oto-
ñ o , de invierno, de marzo ó primavera, de verano, multicaulo, de
San Juan ó del Norte. La mezcla del trigo y centeno, se llama Tra-
quillon, t r i g o mezclado ó mitadenco.
La enfermedad que con preferencia le ataca, es el Esclerotium
clavus, que se desarrolla entre sus glumas, llamado vulgarmente
cornezuelo, espolón del centeno, espolón, espuela, el moro y breva
del centeno.
Se utiliza, como el t r i g o , para la panificación, aunque es m é -
nos n u t r i t i v o , y demás usos para los que aquel sirve. Sus granos,
como los de la cebada, para fabricar cerveza, y tostados, forman
una especie de café nutritivo y refrescante. T a m b i é n se usa en
verde como forraje, para lo Cual se hace la siembra temprana. La
paja no se emplea en la alimentación del ganado, si bien se utiliza,
para atar y embalar, hacer zarzos y abrigos para las plantas delica-
das, rellenar jergones y para cubrir barracas, cabañas y coberti-
zos, porque teniendo mucha sílice resiste mas á la putrefacción. E l
cornecuelo, tiene aplicación en medicina.
Género líordeum. Cebada; de Hordeus basto, ó de una palabra
griega que quiere decir sustento. H . La cebada se ha encontra-
do en el estado natural en el valle del J o r d á n , Egigto y demás
sitios originarios del t r i g o .
C. T. Las regiones Mas aunque sean elevadas, como en lá
Mancha, en la meseta de Albacete, en las sierras de Alcaráz y
Segura; en Toledo y oíros puntos de Castilla y León; las cálidas,
como Murcia y Andalucía baja, son apropósito para este cultivo
si los años favorecen en su tiempo con las lluvias. E l terreno l i -
gero, fértil, de fondo y algo calizo, es el que m á s le conviene.
Las principales especks cultivadas, son ia vulgare, cebada c o m ú n ,
alcacel, alcarcer; la nuda ó desnuda; la disticum, ladilla ó de des ó r -
denes ó carreras; la exasíichon, de seis .órdenes ramosa, caballar ó
canlcrina; la zeocriton, ó de abanico; la nigrum ó cebada negra.
La cebada ladilla es mas a p r o p ó s i t o que las otras para los sitios fríos y elevados;
la ramosa y la negra producen mucho.

Con dos labores en invierno y dos en primavera, se prepara el ter-


reno para la siembra. Esquilma mucho la tierra y los abonos han de
estar muy descompuestos, para que sean solubles é inmediatamente
asimilados por la planta. La siembra se hace en tiempo seco, desde
Noviembre hasta Marzo, s e g ú n los clim-as y variedades que se c u l -
tiven.
Los cuidados y labores de cultivo, la recolección, limpia y con-
servación se llevan á cabo y son iguales á las del trigo. La ceba-
da madura cuando ha acumulado 1,632° pero d e s p r e n d i é n d o s e
con facilidad sus granos, conviene segarla antes de su completa
maduración.
Los usos y aplicaciones son varias; la harina de cebada parece
haber sido la primera gramínea que sirvió t i c alimento al hombre,
preparando con ella una especie de puches. La cebada desnuda
es la mejor de todas para la panificación, si bien resulta, un pan
inferior moreno y áspero. También la suelen comer en sopa, po-
tajes y d e m á s , como se come el arroz y en ocasiones el trigo. La
cebada germinada ó malta, sirve para la fabricación de la cerveza,
aplicación que hicieron ya los egipcios, celtas y germanos. Tam-
b i é n se usa en medicina y en la destilación, y segada en verde es
u n escelente forraje de primavera. E l grano constituye el p r i n c i -
pal alimento del caballo, muía y asno; la harina se utiliza para ce-
bar y engordar toda clase de animales. La paja es inénos alimen-
ticia que la del trigo y mas inferior para los usos industriales.
28
— 214 —
E l género avena, de aveo apetecer, por ser forraje buscado por
los ganados, prospera en todos los terrenos y climas. No se cultiva
en gran parte de Andalucía, si bien se la encuentra con frecuencia
en los sembrados del trigo y cebada.
Las especies y variedades mas generalmente conocidas, son la avena
sativa, ó avena c o m ú n ; la alba y la nigra; la nuda, ó desnuda y la
de polonia. Es poco exigente en su cultivo, se siembra desde No-
viembre hasta Febrero. Se utiliza como forraje; su grano sirve de
alimento á los animales en los paises del norte, en donde no se co-
secha la cebada. La harina sirve para hacer pan que algunos prefie-
ren al de centeno; de la parte cortical de los granos, se ha extraido
un principio oloroso que recuerda al de la vainilla, el cual se ha
utilizado para aromatizar licores y dulces. Y con la fécula extraída
de sn harina se ha querido reemplazar al arrowroot.

ESPECIES Y VARIEDADES CULTIVADAS DE LOS GÉNEROS ZEA.—ORYZA.—


PANICUM.—PHALARIS.—HOLCUS Y POLYGONUM.
fT - . .

H . E l Zea Mays, Maiz; del griego Zea, cereal, es una planta


monoica espontánea en el Paraguay, cultivada por los antiguos pe-
ruanos del tiempo de los Incas, é importada por los descubridores
del Nuevo Mondo. Se la denomina vulgarmente trigo de Indias ó de
T u r q u í a , mijo turquesco, panizo de las Indias; en Murcia y Albace-
te panizo, en Vizcaya y otros puntos, borona y en Valencia daesa ó
pañis de las Indias.
C. En las semillas y cañas del maiz, además de materias n i t r o -
genadas, se encuentran cal, potasa y magnesia.
C. T. Siendo u n cultivo de primavera y verano, puesto que la
planta florece en Junio y fructifica en Setiembre, se consigue en
— 215 —
nuestro país, en todos los puntos frescos y en las tierras de regadío,
esceptuando las regiones muy elevadas de los montes y pastos. Se
cria bien en los terrenos sustanciosos, y aun en los ligeros, si están
muy abonados porque esquilma mucho el suelo.
Las variedades, son muy numerosas y se denominan y dividen
a g r o n ó m i c a m e n t e , en precoces ó cuarentenos; enanos; gigantescos;
de Agosto ó tempranos; tardíos ó de Otoño; maíces de aves etc.
D i s t i n g u i é n d o s e también por el color de sus granos, habiéndose ob-
servado que las variedades amarillas y blancas, son mas nutritivas
que las oscuras, rojizas y encarnadas.
Labores de preparación, abono y siembra. Con dos labores, una
profunda á fines del otoño, y una bina ó entrecava en la primavera,
eon el fin de envolver el abono, se deja preparado el terreno para la
siembra. Los abonos especiales, consisten en el estiércol ordinario^
al cual se mezcla el yeso, marga y sustancias alcalinas, cuando el
terreno no contenga estos principios minerales.
La siembra, ha de hacerse en los climas frips, después de las he-
ladas tardías de primavera. Es decir, en todo el mes de A b r i l y en
las regiones templadas, en Mayo ó después de la cosecha de trigo.
E n Asturias y otros puntos se siembra mezclado con las judías ó alubias, las que se
enredan en sus cañas, sembrándose también con las lentejas. En los Cultivos
perfeccionados y en grande, se ejecuta con la sembradora, lo o r d i -
nario es verificarlo á chorrillo cubriendo con el mismo arado. E n
los p e q u e ñ o s cultivos se practica á golpe ó mateado, con un palo ó
p u n z ó n de madera que hace oficio de plantador, con el escardillo,
la azadilla estrecha ó con el almocafre. Sí es para verde ó forrage
se siembra á p u ñ o y espeso.
Labores y cuidados de cultivo. Así que el maíz nacido tenga de
altura de l o á 20 c e n t í m e t r o s , se entresacan o ari todas las
plantas que se encuentren muy juntas y se recalzan los piés de la&
que se dejan, arrimándoles tierra, formando caballones. Se escarda
y mantiene limpio el terreno de malas yerbas. Y así que la planta
haya crecido hasta unos 45 ó 50 c e n t í m e t r o s , se repite la ope-
ración de recalzar, aporcar , aterrar , ó acollar el pié de las
plantas, haciéndolo mas profundamente y recreciendo el caballón
con mas cantidad de tierra. Recalzando por tercera vez las plaoías
— 210 —
en la época ó poco antes do la íloracion del vegetal. Estas binas se
ejecutan con el arado aporeador ó con el azadón. También se darán
á esta planta el número de riegos según los climas, verificándolo
muy especialmente después de cada l a b o r , no so hurjíosc abonado el ter-
reno á su debido tiempo, p o d r á hacerse en cada una do las dos primeras'binas,
usando para estos casos basuras m u y consumidas y d e s p u é s un abundante riego.
Enemigos y enfermedades. Además de las comunes á todas las
cereales, padece mas especialmente el Ustilago Maydis ó carbón del
maíz. Notable porque invade todas las partes aéreas del vegetal, so-
bre las cuales forma tubérculos mas ó menos gruesos é irregulares
que concluyen por romperse y reducirse á una sanies negra que in-
vade y marchita toda la planta. Si los órganos de la fructificación
son atacados no se obtienen frutes.
Recolección y conservación. Así que se ha verificado la madura-
ción del fruto, lo cual se conoce fácilmente por el aspecto de la es-,
piga, llamada mazorca, panoja ó panocha, éstas se van arrancando y
después de secas, se desgranan con el desgranador de maíz ó á ma-
no. Conservándose el grano en cámaras secas, libre de toda humedad
la Cual le perjudica mucho. Para la siembra se elegirán las mazorcas mejores,
mas sanas y granadas, las que volviendo hácia la base ó pezón las espalas, denomi-
nadas serojas ó perfollas, se atan en manojos y so cuelgan en cuerdas suspendidas
de las paredes. E l maíz verde destinado á forraje, se mezcla con paja y se conserva
ensiles abiertos en terrenos secos, arcillos' s, tí compactos.
17 • 1
JK^- Usos y aplicaciones.En verde es un escelente forraje para toda
cíase de ganados. Si seprensan las cañas del maiz antes de la fecun-
dación, y mucho mejor si se castran ó arrancan las flores, se obtie-
ne abundancia de azúcar. Siendo esta p r o d u c c i ó n tan útil y beneficiosa que,
s e g ú n parece en los alrededores de Nueva-Orleans, la caña de azúcar ha sido reem-
La harina constituye un alimento sano y nutritivo
plazada por el maiz.
para el hombre, encontrándose su uso muy generalizado en Améri-
ca, en la Italia septentrional y en muchas localidades de España y
Portugal, como base de la alimentación de las clases pobres. Los
negros le pretieren al arroz, porque engorda y aumenta la consis-
tencia de los tejidos animales facilitando á la vez las secrecaciones.
De la harina, se hace una pasta ó pella para cebar las aves, especial-
mente los capones, patos y gansos. El grano, se utiliza para el mismo
objeto y para engordar al cerdo y demás animales de cebo. La des-
—m —
tiiacion do sus granos da m i esquisiío aguardiente; los residuos sir-
ven para alimentar al ganado vacuno y do cerda, mezclado con otros
alimentos. Como el cultivo del maíz se encuentra muy estendido en toda la A m é -
rica, sucede que sus aguardientes establecen ya la competencia con los nuestros, fa-
bricados de vino y remolacha por ser aquellos mas baratos. De mo'lo, que h a b i é n -
dose establecido en grande escala, las fábricas de destilación, nuestros aguardientes
Las espa-
no se importan a Buenos Aires en las cantidades que antes se remilhn.
tas que cubren las espigas, a d e m á s de servir de alimento para el
ganado se utilizan para jergones y colchones que algunos higienis-
tas consideran mucho mas sanos que la lana.
Oryza sativa, Arro%\ JL Es originario del Asia, cultivado desde
muy remotos tiempos en la China, J a p ó n , é Indias orientales. Des-
p u é s en Egipto, luego en Grecia y propagado su cultivo en Africa y
América, fué introducido en las localidades templadas de Europa y
en España por punto general en la región del naranjo.
C. T. E l cultivo del arroz propio de climas templados, está l i -
mitado á una zona fiscal, por lo que afecta á la salud pública, y
comprende u n p e q u e ñ o territorio de la provincia de Albacete, en
los límites con la de Murcia en las orillas del rio Mundo. Mas p r i n -
cipalmente en Valencia en las riveras del J ú c a r y en Tarragona
en las del Ebro. Los terreaps fuertes, arcillosos, calizos y enchar-
cados son los que convienen á esta planta acuática.
Especies y variedades cultivadas. De las dos especies, aristada ó
sin aristas, que generalmente se cultivan en Europa, proceden las
diferentes variedades cultivadas. En nuestras islas Filipinas se co-
nocen diversas especies y variedades. En la india y América se ha-
llan cinco, de donde toman origen sus numerosas variedades, de las
Cuales dos crecen en Secano. E n Valencia las principales variedades son el
pasacasa, el mas hermoso, el blanco saliente, el c o m ú n aristado, el blanco plata, el
indiano aristado, el Buenos-Aires y el moscado. De entre ellos el^ mas hermoso es
muy productivo, el Bueiios-/lire, es tardío y sin aristas, y el moscado se distingue en
que sus cascaras o glumas, tienen unas manchitas oscuras, no falla y su cultivo se
encuentra muy generalizado. Las variedades de Sueca mas comunes, son la bertono
y urtiglo. L a s de Albacete se distinguen mas principalmente por su grano grueso y
algo moreno.

Labores de preparación, abonos, siembra y plantación. Estas con-


sisten en una cava ó labor profunda para alzar el terreno en el oto-
— 218 —
ño y dos ó tres rejas ó entrecavas en el invierno, para desterronar
y allanar el suelo; embasurándolo después con los estiércoles o r d i -
narios y tajándolo ó dividiéndolo en bancales cercados de caballo-
nes, con dos entradas ó boqueras, una en la parte mas alta para la
entrada del agua y otra en la mas baja para su salida. Se siembra
entre A b r i l y Mayo y puede hacerse de asiento ó en semilleros, es-
parciendo la simiente á voleo ó p u ñ o sobre la tierra ligeramente
encharcada. Cuando la planta ha crecido de 20 á 40 centímetros,
está en disposición de trasplantarse. Los abonos especiales para el
arroz son el excremento humano, usado desde muy antiguo por los
chinos y por nuestros valencianos, antes de conocerse el guano del
P e r ú . Los lechos de los gusanos de seda, la palomina, los guanos y
^ fosíbguanos artificiales y sobre todos el guano del P e r ú .
Labores y cuidados de cultivos. Estas se reducen á tener limpio
el arrozal de malas yerbas y á regularizar la altura del agua con la
del vegeta], hasta su mediana altura que ya no necesita aumentarse
mas, y á procurar que las aguas tengan corriente y no se encalmen
y corrompan.
Enemigos y enfermedades. Algunos insectos que se albergan en
las raices ó en las espigas, las cuales destruyen mermando conside^
rableme las cosechas. Los grandes rocíos y nieblas de las m a ñ a n a s
de Agosto, así como los vientos continuaoos del SE. perjudican á la
granazón de esta cereal, dando lugar á lo que se llama vulgarmente
tallarse el arroz. Así como la enfermedad denominada en las colonias Brigona.
que destruye en ocasiones campos enteros. Ciertas plantas parásitas que es necesa-
rio destruir i heiteíicio de la cal viva en polvo; aunque se tiene observado que los
Tam-
arrozales que se abonan con el guano no suelen ser atacados por esta plaga.
b i é n la ova perjudica mucho al arrozal.
Recolección y conservación. Así que la planta adquiere el color
amarillento oscuro, lo cual sucede mas ó menos pronto s e g ú n las
variedades, es señal que ha llegado á su completa sazón. Esto es,
desde Setiembre hasta Octubre. E n este caso se desagua el terreno
y siega con la hoz ordinaria, bien á unos 20 centímetros del suelo ó
ya por debajo de la espiga. Se hacen manadas ó manojos atados que
d e s p u é s se llevan á la era reunidas en grandes haces. Estos se colo-
can bien unidos y apretados con las espigas hácia arriba y se trilla
por medio del pisoteo de las caballerías ó con los trillos ordinarios.
—m —
Aventado, limpio y bien seco el grano, se trasporta á las c á m a r a s
que d e b e r á n estar situadas en alto y libres de toda humedad. E l
arroz se conserva mucho mejor con sus cubiertas ó cáscaras, hasta
el momento de utilizarlo en el comercio, en cuyo caso se muele pa-
ra separarlas y después se blanquea y abrillanta. Se ha de guardar
bien seco y traspalarlo do cuando en cuando, conservándose de esta
manera dos ó tres años, si bien no resulta tan blanco como el nue-
vo. El añejo es insípido y desustanciado, está espuesto á apolillarse,
á enrranciarse y á cambiar de color volviéndose azulado.
Usos y aplicaciones. E l arroz no sirve para la panificación, pero
en cambio es u n alimento n u t r i t i v o y de fácil digestión. Los m a r i -
neros de la costa de Malabar y Surata, preparan con este grano el
Arwols que sustituye á la galleta. Como alimento se encuentra muy
generalizado en China, gran parte del Asia y en nuestras islas F i l i -
pinas. Sirve para la destilación; el vino Yantheon en los chinos y
entre nosotros el de Arack se obtiene del arroz. Además tiene i m -
portantes aplicaciones á la medicina. Su paja se utiliza para la eia-
voracion de sombreros, petacas, abanicos, esterillas y otros ú t i l e s y
para embalar los objetos de porcelana, cristal y loza.
^ E l Panicwn milliaceum é italicum . Mijo; que se cosechan en Gra-
nada, Valencia, Múrela, Astúrias y Galicia, son plantas de fácil c u l -
t i v o . Requieren terrenos ligeros, sueltos y arenosos. Se siembran
desde ú l t i m o s de Marzo á Mayo y en las zonas cálidas como la de
Múrela, d e s p u é s de la cosecha del t r i g o . Se siega, siendo mejor ar-
rancar la planta antes de que esté seca, porque se desgrana fácil-
mente, conservándose sin dificultad si está bien seco. Se utiliza pa-
ra la panificación, ya solo ó mezclado con la harina del t r i g o , cente-
no ó maiz en los años de escasez ó malas cosechas.
E l Phalaris Camriensis. Alpiste; originario de Canarias, que
crece naturalmente en varios sitios de Andalucía, se utiliza como
alimento de los canarios, jilgueros y otros pájaros de recreo; y el
fíolcus sorghum, saina, alcandía ó maiz de Guinea, requieren cuida-
dos de cultivo análogos á los del mijo.
E n todas las comarcas en donde abunde el Cynodon Daetylon, ó sea la grama,
que los antiguos egipcios ya la incluian en el pan, como en la actualidad se apro-
vechan de ella en tiempo de malas cosechas los pueblos del Norte, se puede destinar
~ 220 —
para la f e r m e n t a c i ó n . De modo que siendo m u y abundante esta g r a m í n e a en Vaíla-
doüd, Falencia y varios ¡juntos de la Mancha, debieran establecerse fábricas de a l -
cohol de grama, utilizando una planta que infesta los sembrados y que se gasta m u -
cho tiempo y trabajo en quererla descartar.
El Polygónum fagopinm. Trigo negro, sarraceno, alforjón ó
alforfón, se siembra en los terrenos areniscos desde A b r i l á Mayo;
su cultivo es análogo al del panizo, y se cosecha en Cataluña, par-
ticularmente y en grande escala, en los llanos de Yich y Olot.
Donde esta planta se cultiva se pueden criar abejas que pro-
ducen mucha miel gri saceo-amari lien ta. Se utiliza para pasto
de los animales, para abono enterrado en verde, su grano pa-
ra las aves, la harina para la panificación, si bien da u n pan de
mala calidad y para paslas. Las dos variedades tataricum y convolvulus se
encuentran generalizadas especialmenlc la primera, por ser mas r ú s t i c a .

LEGUMINOSAS.—ESPECIES Y VARIEDADES CULTIVADAS DE LOS GÉNEROS


PHASEOLUS.—FABA.—PISUM.—CÍCER;--ERVUM.—LATYRUS.—YlCIA.—
ERVILIA Y LÜPINUS.

11. Desde la época de transición del estado primitivo á la vida


civilizada, se viene cultivando la generalidad de las leguminosas,
cuyas semillas sirven de alimento al hombre.
C. Las leguminosas carecen de albumen, pero contienen en
abundancia materia azoada, ó sustancia proteica, y á la legumina,
materia mas rica en ázoe que la a l b ú m i n a , deben en gran parte su
propiedad nutritiva. Son plantas en parte reparadoras que toman
mucho de la atmósfera, en la primera época de su crecimiento, ne-
cesitando algunas de ellas pocos abonos.
C. T. Las leguminosas figuran en el grande y p e q u e ñ o cultivo,
ó ^ea en el extensivo é intensivo; siendo de secano ó de regadío y
—m —
criándose en ías huertas ó en el campo sin riego y como el
t r i g o . Dichas plantas se consiguen desde las regiones de la caña
de azúcar y del naranjo, hasta la de las cereales, teniendo co^
mo estas, una vasta zona de cultivo. Los terrenos francos, suel-
tos, y aun ios fuertes, y en ios que predomina el elemento
calizo, arcilloso y el silíceo, son los mas apropósitos para criar
estos vegetales.
Los principales géneros cultivados de las leguminosos alimen-
ticias, son el Phaseolus; Faba; Pisum; Cicer; Ervum: Latyrus;
Vicia; y Lupinus.
E l Phaseolus vulgar iS Jüdía; denominada también habichuela, haba
blanca, alubia, frexoi y fásol, es oriunda de America é indias Orien-
tales.
C. T. Como cosecha de verano, se produce en la mayoría
de nuestras provincias. Las tierras sustanciosas y ligeras son las
que convienen á esta planta, perjudicándola los suelos húmedos^
y las prolongadas sequías durante su vegetación.
Son numerosas las variedades cultivadas, y se dividen en j u ^
días enanas y de enrame ó trepadoras; tardías ó tempranasw
T a m b i é n se suelen clasificar por su color, siendo las blancas,
^as que mas aceptación suelen tener en el mercado. L a s condicio-
nes de clima y terreno, influyen esencialmente en el cultivo de ciertas varie-
dades ó castas que son esclusivas de determinadas localidades.
Las labores de preparación, consisten en una ó dos rejas, ó
cavas profundas y una vina ó entrecava, con el ñ n de m u l l i r
y desmenuzar el suelo; dividiendo el terreno en almantas de 50
á 70 c e n t í m e t r o s de anchas.
Los abonos especiales, son la Ceniza, con la cuál se espolvo-
r e a r á los sitios inmediatos á donde se deposite la semilla. En
los terrenos empobrecidos por sucesivas cosechas se empleará
a d e m á s el estiércol repodrido.
La siembra, se llevará á cabo cuando no haya que temer
los frios, desde A b r i l hasta Mayo. En las regiones de la caña
dulce y del naranjo, desde Enero hasta Mayo. La tierra ha de tener
el tempero suficiente, ni muy húmeda que se pudra la semilla, ni tan seca que
no pueda germinar. La siembra en los p e q u e ñ o s cultivos se ha de
29
— m —
ejecutar á golpes Ó mateado. Abriendo con el azadón casilleros do tre-
cho en trecho, en los que so colocarán 4 ó 3 granos. E l l los cultivos eo gran-
, 4 e la siembra se hace á chorrillo.
' ^ Cuidados de cultivo. Si llueve y el terreno forma costra an-
tes de nacer, se deshará con el rastro. A l mes de haber naci-
do se binan a r r i m á n d o l o s tierra al p i é . A los dos meses si son
de las variedades trepadoras, se clavarán ramas inclinadas hácia
dentro para que se enramen. Poco antes de florecer, se volve-
r á n á recalzar, limpiando á la vez el terreno de malas yerbas
y se r e p e t i r á esta operación así que comience á caerse la p r i -
mera ílor. Después de cada una de estas labores deberá dárseles un riego y
si son de enrame se despuntarán, así que la planta vaya á comenzar á flo-
recer.
La recolección y conservación, varia s e g ú n que se cosechen
en verde, que se cojerán por tandas, ó ya granadas; en cuyo
caso si son de las enanas, d e s p u é s de maduras se arrancan ó
siegan para después trillarlas, pisarlas ó golpearlas con el fin
de separar los granos. L a s judias de enrame y las que no maduren todas
á la vez, se cojerán á medida que se vayan desecando. Este fruto SC C o n -
serva mucho mejor dentro de su propia legumbre.
Usos y aplicaciomes.—Las judias en muchas localidades, cons-
tituyen uno de los artículos de primera necesidad, para la a l i -
mentación del hombre. La paja ó tallos secos, así como las l e -
gumbres ó vainas, las come con avidéz y son muy nutritivas
para el ganado lanar.
E l Dolichos sinensis, garrubias, judias de careta o caragilates, se cultiva
como ias verdaderas judias y conx) ellas, se usa la legumbre verde, cocida en
ensalada ó de verdura en el puchero; y cuando están granadas y secas, co-
cidas 6 en potages.

Faba vulgaris ó Vicia faba. Haba. / / . Es originaria de la


India, creciendo t a m b i é n e s p o n t á n e a m e n t e en el Egipto desde
donde se ha introducido en Europa; prohibido su uso por D i -
dimo y Pitágoras, por creer que encerraban el alma de los muer-
tos. Reprobadas t a m b i é n por los egipcios y otros pueblos de la
a n t i g ü e d a d , que veian en sus flores signos cabalísticos. Los grie-
gos hacian con ellas ofrendas á los manes de los muertos. En
la época de Galeno, las comían los gladiadores asiáticos con el
fin de proporcionar elasticidad y n u t r i c i ó n á los m ú s c u l o s .
C. T. Desde la región de la caña de azúcar, hasta la de las
cereales, se consigue el haba, que prefiere los terrenos fuertes
h ú m e d o s y arcillosos.
Las principales especies cultivadas, son la major, paniega, pa-
nesca ó haba c o m ú n , que sirve de alimento al hombre y es la
mas voluminosa, delicada y sustanciosa; y la minor ó equina, haba
p e q u e ñ a , h a b ó n , porcuna, ó caballar, útil para pasto de los a n i -
males y para enterrarla en verde, porque aun cuando es roas
p e q u e ñ a y vasta es muy productiva. Se dividen en tempranas
y tardías.
Labores de preparación.—Con dos ó tres labores profundas-,
que desmenucen bien la tierra se deja preparado el terreno.
La siembra, se verifica en los p e q u e ñ o s cultivos, en líneas ó
á golpes, colocados á unos 50 c e n t í m e t r o s de distancia y en
cada uno de los cuales se s e m b r a r á n 3 ó 4 granos. En los g r a n -
des cultivos á chorrillo, cubriendo con el arado. Los estiércoles
consumidos, mezclados con la ceniza ó la cernada, envueltos en
la tierra antes de la segunda labor, son los que deben prefe-
rirse. La época de sembrarse es desde Octubre hasta Enero.
Las labores y cuidados de cultivo, consisten en mantener el
terreno limpio de malas yerbas; en recalzar el pié de las plan-
tas al mes de haber nacido, y d e s p u é s de cuajado el primer
í r u t o . E n cuya época es conveniente despuntar los talles terminales por e n -
cima de las últimas flores.
I'OS enemigos, son el p u l g ó n que ataca á la planta y el Bru-
chus pisi que destruye los granos secos del haba y del guisante.
La recolección, se hace en verde ó ya granadas, pero antes
de su completa desecación, á íin de que resulten mas tiernas
y se puedan cocer mejor. Se arracan ó siegan las matas, con
las cuales se forman haces que se llevan á la era en donde se
t r i l l a n , pisan ó golpean para separar el grano.
La conservación de ios granos, debe hacerse en cámaras ó
graneros, ventilados, eo-donde se e s t e a d e r á n y t r a s p a l a r á n con fre-
cuencia.
— mí —
Usos y aplicaciones. Las habas son uno de los alimentos mas
generalizados desde los tiempos a n t i g ü o s . Los griegos las co-
m í a n verdes, como en la actualidad lo verifican en muchas de
nuestras comarcas, en donde no se dejan madurar y secar mas
que las destinadas á la siembra. Se utilizan t a m den las l e g u m -
bres verdes con sus granos cocidos como verdura. Las se a^
tienen el mismo uso; de su harina se hace una especie de
puches ó papilla, ó se mezcla con la del t r i g o .
E l habón, cuyo cultivo no requiere tanto esmero y se p r o -
duce en terrenos inferiores, se destina al alimento del ganado,
ya en grano quebrantado ó reducido á harina ó ya cocido. Sir-
ve t a m b i é n como abono para enterrado en verde antes de flo-
recer; práctica ya conocida de los tesaiienses, macedonios y r o -
manos.
El pismn mtivum. Guisantes; chícharos ó pesóles, fué conocido
en la época p r e h i s t ó r i c a , al mismo tiempo que la avena y el
centeno y se cultiva como el haba. No debe abonarse la tier-
ra para esta cosecha, siendo suficiente haber embasurado el año
antes para otra p r o d u c c i ó n . Hay variedades que se producen en
los terrenos ligeros, si bien las mas generalmente apreciadas fruc-
tifican mejor en los fuertes y sustanciosos.
Zos usos y aplicaciones, son iguales á los del haba, la ha-
rina para sopa ó p u r é , teniendo la ventaja que la rama verde
y seca del guisante, la comen bien los animales; los granos son
muy atacados por los insectos.
Cicer arietimni. Garbanzo; llamado, arietinum, por la semejanza que
se ha ereido encontrar con el ariete o cabeza de carnero; conocido en algu-
nos de los pocos puntos de Europa en donde se cultiva, con el nombre de grano
del carnero.
C. T. Se cosecha especialmente en E s p a ñ a , e n c o n t r á n d o s e
generalizado su cultivo en las dos Castillas, y en varias p r o v i n -
cias de Andalucía. Prefiere los terrenos secos, fértiles y ligeros.
Los suelos yesosos producen garbanzos duros y de difícil cocción.
Las variedades cultivadas, proceden de una sola especie; á las cas-
tas de semillas gordas, las suelen denominar garbanzas. Es planta esqilil-
madora que necesita abonos muy consumidos,
— 225 —
Labores de preparación. Con dos rejas ó labores profundas
que mullan bien la tierra, abonando en la segunda, queda pre-
parado el suelo para esta cosecha.
Se siembran, en Octubre ó en Febrero y Marzo; debiendo
preferir la primera época en las regiones frías, ó si se des-
tinan á forrage. Se eligen los granos mas gordos, p u d i é n d o s e
sembrar á voleo ó á chorrillo, y secos ó remojados en agua
durante un dia, que se t e n d r á n en sitio abrigado.
Los cuidados de cultivo, se reducen á una escarda á poco de
haber nacido y á recalzar la planta antes de que florezca.
La enfermedad, llamada vulgarmente rabia, ó zorrilla, es produci-
da por la acción del sol después de abundantes rocíos, nieblas ó l l u -
vias, que queman las hojas de esta planta. Para precaver esternal, conviene
pasar arrastrando una cuerda por encima de las plantas, á fin de desprender las golas
de rocío.

Recolección.—Cuando las legumbres adquieren un color ver-


de amarillento, se siega ó arranca la planta, se forman gavi-
llas y después se t r i l l a . Los granos se conservan en cámaras
al abrigo de toda humedad.
Usos y aplicaciones.—En muchas comarcas de España, forma
desde muy antiguo, uno de los alimentos de primera necesidad
para el hombre. En verde, es u n escelente forrage para el ga-
nado, así como su paja ó tallos secos, se utilizan para pienso.
Se aprovecha como abono enterrado en verde antes de la flo-
rescencia.
Ermm lens, de lens lente. Lenteja; muy apreciada por Esau
y manjar predilécto de los estoicos, ha recibido el nombre de
lenteja por su forma lenticular.
C. T. Las tierras secas, ligeras, areniscas, ó calizas casca-
josas, y aun en las arcillosas bien labradas, prospera esta plan-
ta. No debe abonarse el terreno el año que se cosecha esta le-
gumbre.
Se siembra, á voleo ó á chorrillo, eu Marzo y A b r i l en las
regiones frias, y de Noviembre á Febrero en las templadas y
cálidas. >/
— 226 —
Las labores, que hemos indicado para el cultivo del garban-
zo son las que convienen.
Las variedades mas apreciadas son la minor, comestible para
el hombre y que son blancas Ó negras. Las denominadas en F r a n -
cia Gallardon y Loreua; y el Lentejon, propio para pasto y pienso de los ani-
males.
Los granos secos, son atacados por insectos que los destruye.
L.a variedad denominada. O n m í í o , en Alava, reúne' la particularidad de no criar
insectos.
Usos y aplicaciones.—Es u n alimento nutritivo para el hom-
bre, aunque algo indigesto, que se come cocido y en potage.
Su harina, f ó r m a l a base de las revalentas y harinas de salud,
generalizadas en el comercio, y que tanto se preconizan como
nutritivas y curativas de m u l t i t u d de enfermedades.
Ermm monanthos, ó Vicia sativa, Algarrobas; garrofas y en a l -
gunos punios lentejas.

Se conocen dos variedades; la blanca y la negra; esta última


es mas productiva. Se da bien en los terrenos secos y arenis-
cos como en Madrid. Consume pocos abonos y conviene r e m u -
dar con frecuencia la simiente.
La labor de barbecho y la de siembra son suficientes para
su cultivo.
La recolección, se hace en Mayo, cuando se destina para for-
raje del ganado. Se siega y t r i l l a , así que las semillas han ma-
durado; las cuales se han de guardar bien secas, porque les per-
judica la humedad.
La acometen varios insectos, unos que se alimentan de la plan-
ta y otros de la semilla.
Se utiliza, como forraje y como abono enterrado en verde.
La semilla para potage entre la gente pobre, y la harina para
hacer pan; si bien son alimentos indigestos y de mala calidad.
E l grano es muy apropósito para las palomas y toda clase de
aves. La harina es escelente para el ganado vacuno así como
la paja.
Lathyrus sativus.—Almorta; utos, pinsoles, pitos, muelas, guijas, son
de fácil cultivo, esquilman poco el terreno, se cosechan en la
Mancha, Valencia, Cataluña, León y en varias otras provincias.
Se dan bien en los terrenos calizos. Las principales varie-
dades son la de grano verde y la de blanco. Se siembran á
chorrillo en otoño y primavera.
Usos y aplicaciones.—Las denominadas panescas, en verde y
cocidas, sirven de alimento a l hombre como las habas y g u i -
santes. La harina para hacer gachas ó puches. Y como el g r a -
no seco, se agusana y pica con facilidad, se muele; y la ha-
rina y su salvado, se conservan para el ganado vacuno y de
cerda; asi como la paja, se aprovecha en el invierno para pien-
so de las ovejas.
Vicia sativa, de vincere vencer, alverja; algarroba vezas, algarrobi-
llas vezas, Hay dos variedades, la blanca y la negra y se
garroba.
cultivan como las almortas. Se usan entre la gente pobre para
hacer pan, que es basto, indigesto pero n u t r i t i v o . L a variedad
blanca, alba, llamada lenteja del Canadá se aprovecha para sopa ó puré.
El Vicia narhonemis. Haba loca; produce semillas comestibles.
El Vicia sylvatica, Alverjones, se cultiva como planta forragera, por sus
semillas, que son buenas para alimento de las aves y como abono enterrado en
verde.
Ervilia sativa ó Ervum Ervilia, Teros; yerbos, orbos, alcarceña. E n
la a n t i g ü e d a d sirvieron de alimento al hombre; no es sensible al
frió por lo cual la siembra se h a r á en otoño; Enero ó primavera se-
g ú n los usos y climas. Se dá en los terrenos pobres y secos; es de
tan fácil cultivo como la lenteja.
Se aprovecha, en verde para pasto y abono de las tierras; su
semilla para las aves y cebo del ganado.
Lupinus alhns, de lupus lobo, porque agota los terrenos, A l -
tramuz; chochos, aidamos, es originario de Oriente y cultivado desde
tiempos antiguos. Los romanos utilizaban la harina para alimen-
to de sus esclavos. Los terrenos secos y ligeros de las regio-
nes templadas y cálidas, son los que le convienen. Se siembran
en Noviembre, si se destinan á forrage; cuando se deja madu-
rar el grano, en Febrero ó Marzo, y en las zonas cálidas, hasta
después de la cosecha del trigo. La siembra se ejecuta á voleo
v á chorrillo, secos ó remojados los granos durante un dia.
—m —
Así que la planta ha madurado el fruto, se siega, trilia y
limpia por los métodos ordinarios. Teniendo cuidado de guardar
bien seca la simiente, que de este modo se conserva por m u -
cho tiempo.
Se utiliza en verde para forrage y abono de las tierras y
plantío de vides y olivares á falta de otro abono. Los granos
preparados con agua y sal son comestibles; de su harina se ha-
ce pan que resulta de mala calidad, empleándola generalmente
en pienso y cebo del ganado. v \

RAICES Y TUBÉRCULOS ALIMENTICIOS.—ESPECIES Y VARIEDADES CULTIVADAS

DE LOS GÉNEROS BRASSICA.—BETA.—DAUCUS.—PASTINACA.—SOLANUM.--1

CONVOLVULUS.—DlOSCOREAS Y HELIANTHUS.

Las raices y t u b é r c u l o s alimenticios mas generalmente cul-'


tivados, pertenecen á - l a s familias de las Cruciferas, Salsolaceas.
Umbelíferas, Solanáceas, Convolvuláceas, y Compuestas. Son ob-^
jeto del grande y p e q u e ñ o cultivo, y como que sus produccio-
nes son gruesas, carnosas y s u b t e r r á n e a s , necesitan terrenos fran-
cos y labores profundas.
Cruciferas. Brassica mpus. Nabo. C. T.—En todos nuestros
climas se produce esta planta. Las regiones frias, que no sean
muy secas, son mas apropósito para la especie p e q u e ñ a , cuyas va-
riedades son harinosas, sustanciosas y alimenticias. Las variedades
de la especie larga y gruesa, son mas propias de las zonas
frias y h ú m e d a s , y de las cálidas en los cultivos de regadío.
Los terrenos ligeros y areniscos, los calizos cuando son sueltos
y los sustanciosos, como los de las huertas, son los que mas le
— 229 —
convienen. Los producidos en secano son mas sabrosos y nuirilivos si bien
mas p e q u e ñ o s que los de r e g a d í o .
de donde proceden todas las variedades
Las especies cultivadas,
conocidas son dos; el .nabo largo y delgado Brassica napus y el gor-
do denominado gallego. Brassica rapa.
Se prepara el terreno, con dos rejas ó cavas profundas y se abo-
na con estiércoles consumidos; disponiendo la tierra en tablares y
eras llanas en los pequeños cultivos, y en almantas cuando se cultiva
en grande.
La siembra se hace á voleo desde Julio has5a Setiembre y Oc^
tubre.
Los cuidados y labores del cultivo s o n las escardas y binas para
mullir y mantener limpio el suelo.
La reco/gcüio» se lleva á cabo desde Noviembre hasta Febrero,
es decir, tiernos y antes de que se endurezcan. En las regiones filas y
húmedas hasta A b r i l .
Usos y aplicaciones. Las variedades pequeñas como mas nutriti-
vas y sabrosas para alimento del hombre cocidas en la olía; las grue-
sas acuosas y azucaradas para pienso y cebo del ganado.
Quenopodiáceas. Salsolaceas. Beta mlgaris e. rapa- B . rubra, del
Celta hett rojo, Remolacha. Es oriunda de las costas de la Penínsu-
la ibérica, y generalmente entre nosotros,figuraen las hortalizas,
cultivándose en los canteros ó cuadros de verduras y en las regueras
ó caceras de las huertas.
G. Contiene agua, azúcar, materias albuminoideas y sales mi-
nerales.
C. T. En todos nuestros climas es fácil conseguir esta raiz. Las
tierras de consistencia media, de fondo, sustanciosas y frescas, son
las mas apropÓsitO. Las c a l c á r e a s , secas, y ¡as fuertes y arcillosas, se pres-
tan poco á esta p r o d u c c i ó n y é s c e p t t i a n d o las regiones frescas y h ú m e d a s , en
las d e m á s tienen que cosecharse en r e g a d í o .
Las variedades cultivadas, pueden reducirse á dos; la remo-
lacha-fina encarnada, cuyas subvariedades son la amarilla y la blanca, esta
ú l t i m a la peor y mas insípida, debiendo figurar entre ellas la blanca de Silesia
1 la denomina-
que casi carece de corona y e s la que contiene mas a z ú c a r .
da raiz déla abmidancia de 7 ha Ha 12 kilogramos de peso. Cuyas s u b -
30"
— 230 —
variedades son las larguísimas y medio coronadas; la amarilla de Alemania y las
redondas, amarillo rogizas parecidas á las nabas.

Labores de preparación. Consisten en dos cavas ó rejas profun-


das que se darán en invierno y una bina ó entrecava en primavera
para envolver el abono.
Los abonos especiales, son los estiércoles consumidos mezclados
COn sales alcalinas. L a s tierras de aluvión, areniscas de grano flno, son esce-
lentes y necesitan poco ó ningún abono por el limo que se vá ellas deposi-
tando.
La siembra, se hace por A b r i l á voleo y mucho mejor á golpes,
distantes entre sí unos 30 centímetros que es el espacio que ha de
mediar entre las plantas. También se pueden establecer semilleros y trasplan-
tarse en Junio y Julio.
Labores y cuidados de cultivo. Se e n t r e s a c a r á n las plantas muy
juntas, se escardarán y binaran por Setiembre. Estas raices no ne-
cesitan aporcarse y de esta manera se nutren mejor.
Recolección. Esta planta bisanual que requiere de 10 á 11 meses
de cultivo, está en disposición de arrancarse por Noviembre, bien
por tandas Ó todas á la VCZ. E n los cultivos en grande se utiliza el arado
de manopla ó patalero, si bien en algunos casos hay necesidad de emplear el
azadón y ejecutarlo á mano.
Lhos g aplicaciones. Sirven de alimento al hombre las finas, en-
carnadas y amarillas, cocidas, asadas y en ensalada cruda. Las va-
riedades de la abundancia, para pienso del ganado lanar y vacuno en
el invierno. La blanca de Silesia, para la estraccion del azúcar, desti-
lación y fabricación de aguardientes, para lo cual sirven también
las subvariedades de la primera variedad.
Umbelíferas. Daucus carota, de daucos, caliente por la acción fi-
siológica de los frutos, Zanahoria; azenona, azanoria, cenoria, dauco. Cre-
ce e s p o n t á n e a m e n t e en nuestra península, su cultivo fué generali-
zado por los árabes y su nombre parece ser una corrupción del a r á -
bigo as fanorta •
Requiere las mismas condiciones de clima y terreno que la re-
molacha.
Las subvariedades cultivadas son í ; encarnada, amarilla, blanca
y morada.
— 231 —
Labores de preparación. Cavado ó arado profundamente el terreno
y después de embasurado y binado ó enírecavado, se divide en eras
ó almantas, según se cultive en grande ó p e q u e ñ a escala y se riega
antes de sembrar.
Se siembra desde Junio á Agosto y las tempranas por Abril y
Mayo.
Los cuidados de cultivo son iguales á los de la remolacha.
Recolección Guando las hojas de las zanahorias comienzan ama-
rillear poniéndose rojizas, lo cual sucede entre Noviembre y Di-
ciembre, pueden arrancarse haciéndolo por tandas ó todas de una
vez.
Usos y aplicaciones. Son buenas para alimento del hombre,
guisadas, cocidas, asadas y crudas; también so confitan, se ponen
( i i arrope y forman parte de los encurtidos y de la sopa Juliana ó
de yerbas. Es la mejor de todas las raices para pienso y cebo de los
animales, cocidas con berzas y varias otras plantas y el salvado. Es
muy apropiada para el caballo y sus especies. El ganado lanar y el
vacuno también la apetecen, aumentando y mejor mdo la calidad de
la leche y manteca. A las aves se las engorda con una pasla compuesla de
zanahorias cocidas y amasadas coa harina de m a í z , centeno, cebada ó sal-
vado.
Umbelíferas. Pastinaca sativa, de pastus alimento, Chirivia;
Se cria espontáneamente en España, Inglaterra y oíros
pastinaca.
puntos de Europa. Su cultivo fué conocido de los antiguos roma-
nos; esta raiz contiene de 10 á 12 por 100 de azúcar y requiere
el mismo cultivo que la zanahoria. Es sustanciosa y alimenticia
usándose como verdura en la olla.
El Sium sisarum, Chirivia tudesca, es originaria de la China; tiene la raiz
larga y blanco-rojiza, resiote al frió; se multiplica por simiente en Febrero, y
Marzo y por las coronas de las raices que se conservan para este objeto y
se plantan en Marzo; también se aumentan por hijuelos que se entresacan en
la primavera. En el primer año conviene corlar o segar los tallos antee de ¡a
floración para que engorde mas la raiz. Esta es comestible aunque demasiado
dulce por la cantidad de a z ú c a r que contiene.

Solanáceas. Solanum tuherosum, papas peruanorum Patata; papa,


alpicoz.
~ 232 —
l í . Este t u b é r c u l o fué traído á Europa desde el nuevo mundo por
|os españoles; sien Jo originario de las partes m o n t a ñ o s a s de la Amé-
rica meridional en las inmediaciones de Q u i í O . Según Ruiz y Pavón c é l e -
bres autores de la Flora Peruana, crece espontáneamente en las cercanías de Lima a
unas 14 leguas de la costa'. Los indios lo cultivaban en grande para su alimentación
en Chile y en el Perú. Cristóbal Colon descubrió las patatas en Cuba en su p r i -
mer viaje en 1492. E n Galicia y tal vez cerca de la Coruña, parece ser que se
cultivaron en España l is primeras pataías. Los soldados españoles que procedentes
de América pasaron á los ejércitos de Italia y nuestros frailes carmeliias, las
introdujeron en este país, multiplicándose en él extraordinariamente y propa-
gándose después por Europa. A Irlanda fueron llevadas desde Galicia, y t a m -
bién de la América del Sur ó de Méjico, lo introdujeron ios ingleses ó los i n -
dios en Virginia y desde este punto pasó á irlanda é Inglaterra.
C. Contiene la patata fécula y algo de a z ú c a r , siendo el t u b é r -
culo la ú n i c a parte alibile ó n u t r i t i v a de la planta. Las hojas, ios
frutos y los turiones que nacen de las yemas, coutienen la solanina y son
narcóticos. Cuando se desarrollan los turiones en los tubérculos, se produce en
el os la solanina que antes no existia, adquiriendo propiedades nocivas como
alimento.
C. T. En todos nuestros climas h a s t a en las regiones montana
y alpina inferior y á la altitud de 6.000 pies, se cultiva este impor-
tante t u b é r c u l o que después del trigo, constituye el principal ali-
mento de primera necesidad. Las tierras francas y aun las arci-
llosas, bien mullidas, nuevas y abonadas, se prestan á esta cosecha
y puede conseguirse en secano ó en regadío. Los cultivos de secano
se verifican en la Mancha, Andalucía y otros punios, como esquilmo de po-
bres, en las viñas nuevas, entre los Uneos de los azafranales el primer año
do plantados; ó en los barbechos, sembrándolas muy claras. E n los terrenos
frescos, en las regiones h ú m e l a s como Asturias, Galicia y provincias Vascon-
gadas se consiguen sin necesidad de riego. E n los demás terrenos tienen que
cultivarse en regadío.
Las variedades, son muy numerosas y se distinguen por su co-
lor, forma y t a m a ñ o y por ser mas ó menos precoces ó tardías.
Las principales castas españolas son la manchega ó fina, la gallega ó basta,
llamada también chonga, traida á Oviedo, desde la Habana y cultivada en A r a n -
juez venida de Oviedo, desde 177o, y la entrefina, denominada en Madrid de
— 233 —
Áfíovcr, cuyos tres grupos cortlienen muchas variaciones. L a s variedades y r a -
riaciones inglesas 6 irlandesas son escelentes. L a variedad denominada E a r U -
Rosa, cultivada en los Estados-Unidos c importada á Cataluña puede dar dos
cosechas anuales.
Preparada la tierra, con dos labores profundas que desmenu-
cen bien ei suelo, se distribuirá el terreno en tablares ó alman-
tas anchas, dando una bina ó entrecava antes de plantar para
envolver el abono; el cual consistirá en estiércol bien hecho, mez-
clado con los fosfatos de cal de distinta procedencia, con cenizas ó
cernada.
La plantación se hará, en la región de la caña dulce en Enero
en la del naranjo por Febrero, y en las demás zonas por Marzo ó
A b r i l . Las tardías por Mayo y Junio, i ara ejecutar esta operación se par-
te en dos pedazos siendo mucho mejor la patata entera y se coloca en el terre-
no al tresbolillo á la distancia de unos 60 centímetros, cubriéndolas con 10 cen-
tímetros de tierra. E n los cultivos en grande se abren zangillas con el arado
aporeador y se colocan en ellas los tubérculos enteros que se cubren de tierra
con el mismo arado. Cada año deben plantarse en distinto terreno.
Los cuidados del cultivo, se reducen á escardar, aporcar sucesi-
vamente la planta á medida que vaya creciendo y á darle los ries-
gos necesarios.
Enemigos y enfermedMles. Los mas perjudiciales consisten en u n
insecto coleóptero que en todos sus estados destruye las hojas, y on
plantas parásitas que atacan á los tallos ó á los t u b é r c u l o s . El insec-
to es el Doriphora decenlineata 6 insecto del Colorado, que por for-
tuna aun no se ha conocido en España, oriundo del Norte de A m é -
rica y que en su completo estado de desarrollo es algo menor ó
igual á un grano de maiz. Su color es de un amarillo oscuro coo S rayas
negras en cada élitro y de aquí haberle denominado cris decenlineata. E n A l e -
mania y Holanda son los únicos puntos de Europa en donde se ha presentado en
los campos de patatas. Puede atacár á todas las solananceas, es difícil de des-
truir, pues habiendo quemado un patatar, se encontraron después muches indi-
viduos vivos entre la tierra, a la profundidad de iO á l i centímetro. Dicho i n -
secto es perseguido por otro denominado üropoda americana, ó Antidorífora
que adhiriéndose á él por medio de un apéndice ó chupador, vive a sus espensas
hasta devorarlo. También á algunas de nuestras variedades ataca un insecto noc-
— 234 —
turno que vive dentro del tubérculo y le destruye.

Entre los hongos microscópicos, unos invaden el tallo como la


rizadura, otros los tubérculos como la sarna, la gangrena seca y la
húmeda; y otro, el mas perjudicial, (|LU- destruye los tallos y t u -
bérculos, como el Bisodadium molaceiim. L a Pernospora infestans hace
40 años ocasionó el hambre ca Irlanda por la pérdida tola! de esla cosecha. P a -
ra precaver en lo posible el mal ocasionado por estas plantas parásitas, especial-
mente el del Bisocaldium violaceum, que suele presentarse en el Otoño, conviene
hacer las plantaciones tempranas ó acelerar la vegetación de esta planta. Y c o -
mo que el color oscuro de la tierra influye poderoaamoñle en la formación ele
este tubérculo, deberá cubrirse la superficie coa una capa de carbonilla y c e n i -
zas de los desperdicios de las máquinas de los ferro-carriles, ó con escorias de
fragua pulverizadas que son á la vez absorventes, antipútridas y un escelente
abono. Y ademíis, como medida preventiva, en donde pueda sospecharse la exis-
tencia de esla perniciosa enfermedad, se sumergirán, por breve tiempo los t u -
bérculos antes de plamarlos, en una lechada de cal ó se rociarán con petróleo ó
alquitrán.
La recolección se verifica así que los tallos se marchitan, arran-
cando los tubérculos con el azadón, el arado patatero ó la m á q u i n a
de Robínson.
Usos y aplicaciones. Como alimento de la ciase pobre es uno de
los mas necesarios: cocidas las patatas y echas pasta, mazclada con
harina de trigo se fabrica pan; proporciona una escelente fécula; su-
ministra alcohol y tiene importantes aplicaciones en medicina. Es
u n escelente pienso para los animales, crudo y mejor cocido; y la
clase proletaria ha utilizado como tabaco las hojas de esta planta.
Convolvuláceas. Convolvulus batatas. Batatas edulis. Batata de
Málaga; boniato en Cuba, y camote en Filipinas. H . Proceden de las
regiones cálidas de ambas Indias y los españoles las trageron de
América á Europa casi al mismo tiempo que las patatas. Colon, según
parece, présenlo á Isabel 1, además del maíz, las bátalas; En Málaga y en lodo
el Sur d é l a Península, se encontraba estendido su cultivo a fines del siglo X V í
C. Contienen azúcar y fécula.
\\ C. T. Aunque la batata solo se cultiva en grande en la región
m e d i t e r r á n e a , y mas especialmente en Almería, Granada y Málaga,
puede, sin embargo, estenderse á la zona del Olivo y a ú n de la v i d en
—m —
esposiciones abrigadas ai mediodía. E n Madrid y en Albacete hemos c u l -
tivado con éxito esta planta de las variedades procedentes de Valencia y Murcia.

Los terrenos de akivion, los fraíleos y de fondo y los areillosos silí-


ceos ferruginosos, son los mas apropósito para este t u b é r c u l o .
Las principales variedades cultivadas son 3; la temprana colorada
de Málaga que es muy esquisita siendo de igual calidad que las mejores
castas de las Antillas la amarilla que es la mas harinosa y la blanca
que es la de mayor tamaño. La blanca de Nerja es la mas azucarada
y sabrosa de todas. E n Málaga se cultivan la blanca ó castellana, la colorada y
la Americana ó Moniatos. E n Cuba y,Filipina se conocen sobre M variedades.
Las labores de preparación, son iguales á las de las patatas dis-
tribuyendo el terreno en tablares y eras alomadas ó acofradas.
Se propagan por tubérculo, ó estaquillas ó ramas denominadas
palillos para conseguir tallos, con los cuales se multiplican de asien-
to per esquejes llamados puntas, que se plantan á golpe de azadón
en el lomo ó caballón de las eras dejándoles un p e q u e ñ o surco para
regarlos á mano.
Por Febrero ó Marzo se planta la batata, ó la estaquilla escojida de las ramas
mas sanas y nutridas de la última cosecha conservada en paraje fresco, enterra-
da en arena ó entre paja. Conseguidos los brotes, la multiplicación por esque-
jes ó puntas, puede hacerse sucesivamente, en las regiones cálidas, desde Mayo á
Junio. E n la zona del olivo y la vid á mediadios de Abril en Mayo.
Consisten las labores de cnltivo, en regar inmediatamente que
se ha plantado. Y á la vez con unos cucharones rústicos ó con media cala-
baza atada á la punta ds un palo, se va echando agua en el surco en donde se
han plantado los esquejes. Cuando se ha enjugado un poco la tierra se labran
y descortezan los caballones con el almocafre para que no formen grietas.
La recolección se verifica asi que los tallos se desecan, por tan-
das y s e g ú n vayan adquiriendo los t u b é r c u l o s su completo desarro-
llo. E s decir, desde Octubre hasta Diciembre.
Usos y aplicaciones. Aunque menos "nutritiva que la patata, en
los países cálidos, es un escelente alimento para el hombre, cocidas,
asadas y tostadas en rebanadas finas para sopas en el chocolate; su-
ministran fécula y alcohol. Las de Gandia, Valencia, son buenas para con-
fitar, asi como las de Nerja. Los tallos tiernos pueden aprovecharse como verdura
E l abundante ramaje que produce esta planta es un
en el puchero.
escelente pienso para el ganado vacuno.
— 236 —
Dioscoreas Batatvs, Ñame de la China. Las principales varieda-
des son cuatro que se distinguen por su color y t a m a ñ o y por tener
la corteza lampina Ó vellosa. Son blancos, blancos veteados denominados de
Guinea, y el chino, ó japónico.; Es planta rñstica que resiste bien el
frió; se ha c u l ü v a d o en Madrid, Estremadura y Valencia) necesita tierras
de fondo y labores muy profundas. Se multiplica en Setiembre por
trozos de raiz, por esquejes en la primavera y por la siembra de los
bulbillos axilares desde Febrero á Mayo.
Recolección. Las variedades tempranas necesitan seis meses, el
chino Ó japónico tres años. Llegando á pesar la variedad cochinciiina
mas de 400 libras puede conservarse fácilmente seis meses, el arran-
que es muy costoso por lo mucho que hay que profundizar. Sin em-
bargo, por su gran tamaño por su buen sabor y por ser muy nutritivo,debieran co-
secharle los pequeños propietarios que se cultivan sus tierras.
Compuestas. Helianthus tuberosus, Pataca; patata de caña, topinam-
bur topinambo. Oriunda del Brasil; requiere terrenos sueltos y h ú -
medos; su cultivo es muy sencillo, poco dispendioso y parecido al
de las patatas; en las huertas se plantan en los lomos de las r e -
gueras.
Se usan, cocidas y en ensalada cruda; y por lo mucho que produ-
ce este t u b é r c u l o , se utiliza con ventaja para cebo de los animales.
Los tallos suministran una fibra textil parecida á la del cáñamo; y de su m é -
dula se hacen mechas.
Ciperáceas. Cyperm esculéntus.,^ Chtifá; catúj'mcla avellanada ó co-
mestible. Originaria de Africa boreal y Oriente, puede cultivarse en
la r e g i ó n del naranjo y aun en la de la vid, necesita tierras areniscas
y frescas. Los t u b é r c u l o s se plantan en eras planas ó en caba-
llones.
Se utilizan estos tubérculos para confeccionar horchatas y jara-
bes. En Manila y Egipto se usan cocidos como alimento del hombre. />
237

Wiilil xxux.
PLANTAS INDUSTRIALES.—Su DIVISIÓN.—PLANTAS TEITILES.—ESPECIES T
VARIEDADES CULTIVADAS DE LOS GENERO, LíNUM, CANNABÍS, GoSf.Y-
piuM. SIDA, AGABE, ASCLEPIAS, URTÍGA Y OTROS VARIOS.

La estension y preferencia del cultivo de las plañías industria-


les, indican el progreso de la agricultura, terrenos de regadío
ó climas húmedos, y la existencia de capitales para sostener las
producciones. Estas plantas proporcionando las primeras materias
de importantes manufacturas, tienen varios objetos y aplicaciones,
y de aquí la división de estos cultivos.
Pueden dividirse las plantas industriales', en textiles, oleaginosas,
tintóreas, sacarinas, curtientes, barrilleras y yesqueras.
Las textiles, se cultivan con el objeto: 1.° de sacar del liber dé
SUS tallos la celulosa textil; tales son el c á ñ a m o , lino, ortiga blanca y otras
ó de las cápsulas de sus semillas materia utilizable en los tegidos,
como el a l g o d ó n y la mata de la seda; ó por contener pocos silicatos y una
fibra tenáz, destinarlas á la fabricación de papel, como el esparto q u é
t a m b i é n sirve para tegidos, el formio y o i r á s varias. La tenacidad y resisten-
cia de las fibras vegetales hiladas se aprecia con el serimetro
2.° Para la extracción del aceite que contienen sus semillas,
aprovechando los residuos para pienso de los ganados, ó empleando
aquellas en el mantenimiento de las aves.
Su p r o d u c c i ó n es costosa, sin embargo, son muy importantes porque originan
grandes y p e q u e ñ a s industrias, incluso las domésticas, llevadas á cabo por el labra-
dor y su familia.
Las especies y variedades mas principales, pertenecen á las Li-
néas, Cannabineas, Malvaceas, Amarilideas, Urticáceas, Asciepia-
deas, Liliáceas y Gramíneas.
Linaceas. Linum usitatissimim, Lino. H Procede del Asia y de
los terrenos inundados del Egipto, crece espontáneo en el me -
diodia de Europa, se cultiva desde la época prehistórica; muy ge-
— 238 —
iieralizaclo cutre los hebreos, los egipcios lo dieron á conocer eii
Grecia y los romanos lo introdujeron en E s p a ñ a .
C. Contiene materias nitrogenadas, cenizas de variable com-
posición s e g ú n el terreno en que crece, y sustancias minerales.
En el perispermo de la semilla existe un principio mucilaginoso,
y en la almendra, abundancia de aceite fijo secante.
C. T. Las regiones frescas y algo h ú m e d a s y las tierras de
fondo, sueltas, areniscas, en las pedregosas y las de aluvión, son
las m á s apropósito para esta plañía. Así como las márgenes de los ríos y
arroyos y las vegas, conviniendo cultivarle después del cáñamo;
Son dos las variedades, denominadas la primera lino grande,
•frió ó fino; y la segunda, grueso, caliente ó cabezudo. Según la época
de sembrarse se han llamado de oloño y dé primavera; y por la facilidad ó dificul-
El estiércol ordinario bien
tad do soltar la simienle, abertizo ó cerradizo.
consumido, mezclado con las camas ya descompuestas de los anima-
les formadas con heléchos, barreduras de las calles, ó polvo y
barro de los caminos, todo bien incorporado y desmenuzado, así
como los desperdicios de la hilaza y los residuos del aceite constitu-
yen los abonos especiales.
Preparación del terreno. Dos labores profundas dadas en ótoño
ó invierno y otra igual en Marzo para envolver el abono, tablean-
do después el terreno dejándole pulverizado y llano.
La siembra., se hace á voleo en A b r i l ó principios de Mayo, co-
menzando por dar una ligera bina, esparciendo la semilla con igual-
dad, cubriéndola con la grada sin enterrarla demasiado y dejando
el terreno preparado para el riego.
L a simiente se ha de renovar cada dos años; si se desea fibra fina, se elige la p r i -
mera variedad y se siembra espeso; si se destina para lienzos ordinarios y semilla
'para aceite, la segunda haciendo "a siembra m á s clara. E n las regiones temphidas
puede sembrarse en Otoño.
Los cuidados de cultivo, consisten en las escardas y en los rie-*
gos si la región no es h ú m e d a .
Los enemigos que dañan al lino, son as babosas, algunos insecto^
y la planta parásita denominada cuscuta ó tiñuela difícil desarraigar,
las sequías, los grandes frios y los vientos.
Las fuertes lluvias y los vientos doblan encaman el lino, cuyo mal se remedia
con unas cañas rústieamente dispuestas en forma de empalizada, que sirven para
sostenerle.
— 239 —
Recolección. El destinado á hilaza fina se arranca en cnanto las
hojuelas principian á perder su color verde; el destinado para vasta
y aceite, se deja que madure bien la semilla y que se deseque mas
la planta. Se arranca la mata separando toda planta ó cuerpo estraño, se for-
man manadas que se celocan de pié de cuatro en cuatro y cabeza arriba, para que
se sequen. Después cuando la simiente está en disposición de sacarse, se golpean la s
cabezas con un palo, ó se restriegan con los pies y se procede al enriado.
Ihos y aplicaciones. Si el trigo es la base de nuestra alimenta"
cion, el lino es uno de los mas esenciales para vestirnos. Así es
que se utiliza para confeccionar lienzos, batistas encanjes é hilos.
La linaza para la extracción de aceite secante el cual tiene apli-
cación en la medicina, en la pintura al oleo, fabricación de bar-
nices y otras artes; los residuos para mezclarlos con los alimentos
del ganado vacuno.
Cannabinaceas, Cannabis sativa. Cáñamo. H . Oriundo de la I n -
dia, espontáneo en Tong ü o n g cultivado desde muy antiguo por los
chinos y á r a b e s , por el pueblo judío y en la antigua Grecia y
Roma.
C. Contiene cal, potasa, ácido fosfórico y materia mucilago-
resniOSa. Debido A sus principios bjos exbala un olor viroso, fuerte, des-
agradable y las emanaciones de un cañamar, producen vértigos y dolor de c a -
beza; propiedades narcóticas reconocidas desde hace muebo tiempo por los c b i -
nos y árabes. Los cañamones que son los aquenios de la, planta, es mía se-
milla oleosa; de sabor dulce y algo picante.
C. T. Esta planta dioica que sirvió al, botánico D. Antonio Martí p a -
ra bacer observaciones sobre los sexos y fecundación de las pantas,. como co-
secha de verano que se consigne en tres meses y medio y en regiones frias,
como Burgos en 4, puede cultivarse en todos nuestros climas. Cuan-
to mas cálida sea la localidad, la fibra es mas abundante y larga; cn losfrios,
mas corta y fina. Las tierras de primera y de riego en que predomine
el elemento calizo y a ú n el yesoso, las de huerta y en las vegas es
en donde debe cultivarse,
De las tres variedades, so\o la vulgaris y de la cual p r e c é d e l a
del Piamonte ó j i g a n t e s o n las que se cultivan. L a s condiciones de ter-
reno, clima y cultivo producen variaciones que constituyen las clases selectas
del cáñamo c ó m o d a s de Balaguer y riveras del Segre qne compiten con, el de
Bolonia.
Labores de preparación. Aunque el cultivo de esta planta es
— 240 —

bastaoto parecido al del lino, puede prepararse ei terreno con


una ó dos labores proftmdas y sembrarse en Octubre ó EneroN
s e g ú n los climas, en las fierras destinadas al c á ñ a m o , h a b ó n y
arveja y cuando vayan á florecer se siegan y entierran con una
labor profunda y en Abril ó Mayo se dá otra buena labor para
desmenuzar bien el suelo.
La siembra, se ejecuta así que la tierra está en sazón y cu-
briendo ligeramente la semilla. Si se desea fibra fina para tegidos se
ejacuta espesa, si vasta y abundancia de simiente se hace clara. Los abonos
especiales son el estiércol consumido, el guano y la palomina.
Si se usa ei guano produce un cáñamo más frágil.
Los cuidados de cultivo, se reducen á las escardas y á los r i e -
gos, que ai principio DO s e r á n frecuentes; cuando ya se encuen-
tre crecido y en el tiempo caluroso, se r e g a r á cada cinco ó seis
días e ñ las regiones cálidas. E n terrenos frescos no suelo necesitar mas
que de cuatro ó seis riegos.
Perjudican al cáñamo, los vientos fuertes, las sequías orugas,
ciertos insectos, y yerbas que viven pegadas á su raices por
fibrillas radiformes como el orobanque ó yerba tora y la cus-
cuta.
La recolección, se hace así que las hojas se ponen amari-
llentas, a r r a n c á n d o s e ei destinado á tejidos finos y segándose el
vasto si se quiere obtener fibra y semilla. Se recoleta en dos tan-
das, la primera en Agosto al secarse las flores masculinas y en Setiembre ú
Octubre la que se deja para simiente asi que esta haya granado.
Usos g aplicaciones. Después de enriado, espadado y cardado
ei cáñamo, se teje para confeccionar lienzos, cuerdas y extracción
de su aceite que se utiliza en medicina y en varias artes, los
cañamones se comen también tostados.
El Yuie es una planta asiática que se parece mucho al cáñamo; se emplea
para hacer lienzos de embalage, sacos par . el trasporte del carbón, hules, ta-
pices comunes y esterillas para escaleras.
Apocinaeeas E l Kpocynum cannabinum. Apocino cerno cáñamo y de las D a -
liscaceas la Datisca cannabima figuran como textiles.
Del h ú m u l u s lupulus. Lúpulo ú hombrecillo, se estrae una hilaza bastante
consisten tea
Malvaceas, Gossypium, nombre egipcio del algodón qu.O tam-
Dltm se le llamó xiton y entre nosotros algodonero, goto, alcotón. H
— 241 —
Es originario de la India en donde desde remotos tiempos se cul-
tiva, así como en ia China; cosechado por el pueblo judío y en el
Alto Egipto. De la India se propagó por Persia, Media, Babilonia y E g i p -
to, los fenecios y cartagineses lo llevaron á Grecia, Malta, Sicilia y España. Los
árabes lo extendieron por Andalucía siendo nuestra península la primera que
en Europa lo cultivó en grande escala.

El algodón se halla en fibras capilares implantado en las


semillas, es de color blanco ó amarillento, según la especie, poco
lustroso, inflamable, inodoro é insípido.
C. T. En la región de la caña dulce y del naranjo y en los sitios
abrigados de la del olivo en donde no haya que temer mucho á
las heladas tardías, es en donde esta planta puede cultivarse en
los suelos de fondo ligeros y arenisco.
Los sitios inmediatos al mar le son bastante favorables
Son cinco las especie cultivadas, el Gossipium herbaceim, que
de la India se propagó por Africa, Arcb'piólago Griego, Malta, Sicilia, Italia
España y A m é r c a el G, arbo.eum que se cultiva en la India, Cbina, E g i p -
to 5 parte de Am'n'ca; el G. religiosim, a l g o d ó n amarillo, pro-
pio de la india y China; G. b arbadense, algodón de Barbada, y el G-
hirsutum, ó ludo; siendo e^ herbáceo el mas generalizado.
Esta planta que se cultiva en nuestra Antillas 6 islas Filipinas, podría ex
tenderse mucho por España, sino fuera porque los Estados-Unidos, debido á l l
abundancia y baratura de sus algodones, nos establecen con vontaja la com-
petencia trasportándole en balas ó macnufácturado.
Se prepara el terreno, con dos labores profundas, dadas en
otoño y principios de primavera, á fin de mullir y dejar la tier-
ra suelta, y una bina, para en volver el abono ordinario bien con-
sumido y mezclado con polvo de los caminos, barro y cieno de
los estanques, sus propios residuos, v las plantas enterradas en
verde; dejando dividido el terreno en tablares para poderse x>
regar.
La siembra se hace á p u ñ o ó mejor á golpes ó mateado; puede ser
de asiento ó en semilleros para después trasplantarse y SO verifica 611 A b r i l Ó
Mayo s e g ú n los climas.
Los cuidados de cultivo, se reducen á entresacar las plantas que
estén demasiado juntas á las escardas y á los riegos que no serán
frecuentes y escesivos porque la mucha humedad le perjudica.
—m —
También será conveniente despuntar los tallos terminables al comenzar la flo-
ración.
Enemigos y enfermedades. La semilla es atacada por varios co-
leópteros; la planta por ciertas orugas s u b t e r r á n e a s , los cangregos
de tierra y .el grillo talpa, los cuales se destruyen con la cal pulve-
rizada y las escardas.
L a enfermedad llamada vulgarmente sarna ocasionada por las hormigas, para
curarla, se descubren las raices se saca la tierra y se rellena con una mezcla de man-
tillo, cal y un poco de azufre. E l llamano musgo blanco que ataca á las hojas, para
curarlo d precaverlo, no hay ¡ñas que arrancarlas ó espolvorearlas con cal r e -
cien apagada y el mal desaparece. Los vientos que deagajan las ramas, y las l l u -
vias en la época de la florescencia le son también perjudiciales.
Recolección. Asi que las cajas se abren y salen por las a b r e í u r a s
las fibras capilares del algodón, se recojen por la m a ñ a n a y á me-
dida que van madurando, se desecan bien y se despepitan ó se-
paran las semillas con m á q u i n a s á propósito.
Usos y aplicaciones. Desde los tiempos históricos se tiene cono-
cimiento de los tegidos y vestidos de algodón entre los indios y el
Alto Egito.
Los comerciantes árabes traían el a'godon indio á Adulí, puerto del mar R o -
jo y el mas fino procedía del Ganges. L a s especies que dan fibras largas y
sedosas, se utilizan para las muselinas, percales, cretonas, ó cocos finos y
para mezclarla con la seda, y las que las dan cortas y fuertes, como el o r i -
ginario de la China, para toda clase de vestidos, para mezclarlas con lana y
para sustituirla; siendo su uso de primera necesidad y de general importancia.
L a cosecha del 78 al 79 en lo Estados-Unidos ha" ascendido á 4.921,000 de
balas y las exportaciones para Europa han sido de 3.467,000 balas. Debiendo
advertir que desarrollándose allí cada vez mas las industrias manufactureras, los
artículos de algodón fabricados en Europa por esta causa y los obstáculos crea-
dos por las tarifas aduaneras, encuentran cada año menores salidas. Y anteroirmen-
te y «egun una estadística inglesa, 4.800,000 hectáreas de plantai iones algodone-
ras, cultivadas durante el año 1876-77 en los Estados-Unidos de América, han
producido 4.483,42 { balas de á 212 kilogramos cada una ó sea 930.909,676
kildgraraos de algodón, del cual se exportó por valor de l?!,"! 18,308 dollars;
la exportación de tejidos importó durante igual período la cantidad de once m i -
llones 500.000 dollars.
L a industria algodonera del Norte-América estaba representada en J 874-75
por 694 fábricas con 9.057,343 husos en los Estado del Norte, y 181 id. con
—m —
481,821 husos en los Estados del Sur.—Total, 875 fabricas con 9.539,364 husos.
En los dos años siguientes esta industria aumsntó tan coasidcrablemente
que en 1876-77 funcionaban'en los Estados del Norte 415,000 y en los del
Sur 100,000 husos mas que en los dos anteriores.
La industria algodonera del mundo se resumen en las siguientes cifras:

Husos,

Estados Unidos de América. . 10.034,364


Inglaterra 39.500 000
D e m á s Estados de Europa 19.500,000
Indias orientales 1.231,000

Total - 70.283,364

E l Ramie, planta que se pretende sustituya al algodón, es susceptible de c u l -


tivarse hasta en la región de olivo.
L a Sida abutilón, dá buena y abundante hilaza y se puede cultivar en la
regiones de la caña de azúcar y del naranjo.
Com'puestas. De los vastagos áe\ Helianthus annus. Mirasol; extraen los chinos
unas fibras parecidas ú la seda que las usan en los tejidos fie esta clase y en
la fabricación de papel.
Amarilideas. Agave americana, Pita; agave, cavuya originaria de
la América meridional y connaturalizada en nuestras provincias
del E. y S. en donde crece e s p o n t á n e a m e n t e .
Se dá en los terrenos áridos y secos y S3 multiplica por h i -
juelos ó retoños. Las hojas constituyen la producción de esta plan-
ta, cortando las exteriores todos los años y dejando ú n i c a m e n -
te el cogollo.
Se espadan ó golpean ó se maceran en agua, A íin de separar las fibras
que contienen, así como para dar á estas suavidad, se hierven en agua de j a -
bón y después se lavan en agua clara.
Usos y aplicaciones. Esta planta por regla general se emplea
principalmente para cerramiento de las heredades; y debiera ge-
neralizarse su espontáneo cultivo, con ei fin de sacar de ella los
diferentes productos que puede prestar con facilidad.
De las hojas grandes y ccmpletamente desarrolladas se fabrican cuerdas y
árcias, de mas resistencia, pero d é m e n o s duración que las del cáñamo; lien-
— Vil. —
zos bastos y alpargatas; de las hojas tiernas y pequeñas, hacen los renombra-
dos pañuelos de pita, inedias encajes y tejidos finos, y con la mezcla de a m -
bas, esteras y tapices.
La fibra de esta planta, tiene la doble ventaja de tomar y conservar per-
manentemente los variados tintes que se le don. L a parte carnosa de las hojas,
cotienen un mucilago jabonoso que por la cocción sirve para el lavado de las
ropas, así como desprovistas de su epidermis, se utilizan para limpiar los sue-
los, el oro la plata y toda clase de metales.
E l Maguey variedad de pita que se cultiva en la isla de Cuba y especial-
mente en Méjico, además de poderse utilizar como textil, de los tejidos de la
raiz y corte de las hojas, fluye un zumo azucarado que por evapora-
ción, constituye un jugo espeso denominado miel de maguey, del cual es fácil obtener
su azúcar y fermentado,»produce el vino de pulgue. L a s hojas segregan na-
turalmente una goma baslanre parecida en sus propiedades á la ar.lbiga.
Asclepiadeas. Asclepias fruticosa, 6 Gomphocarpus fruticosus, planta ó mata
de la seda que puede cultivarse hasta en la región del olivo en donde no sean
muy frecuentes las heladas, se aprovecha su hilaza para sombreros, medias y
lelas de muy buena vista pero de poca duración.
Urticáceas, ürtica nivea; cáñamo de la China, ortiga blanca, Ldo, Maa Apoo.
Puede cultivarse en la región de la caña dulce y del naranjo, habiéndola con-
seguido también en Albacete.. Sirve para fabricar cuerdas de resistencia, tejidos-
mantelería adamascada de lustre, extraordinaria blancura y gran duración. Dá
abundageia de semilla y se emplea como planta de adorno en los jardines

La ü r t i c a cannabina. Ortiga como cáñamo y la U. divaricata, Ortiga des-


parramada, son también plbntas textiles y de muy fácil cultivo.
Liliáceas. Phormium tenax, Lino de la Nueva Zelanda; su fibra es mas te-
naz que la de cáñamo, pero tiene eí grave inconveniehte de destruirse con fa-
cilidad por la acción del aire y la humedad y de aquí haberla destinado á la
fabricación de papel; y como planta de adorno puede vivir dentro del agua.
Leguminosas Spareium junceum de una palabra griega, qne significa ato por que
las ramas sirven para atar; retama de oior retama macho. Las ramas j ó v e n e s tie-
nen el liber textil y se emplean para sugetar otras plantas. Las mismas uti-
lidades proporciona el S. scoparium ó retama de escobas.

L a Yuca gloriosa y la Y. aloifolia, d yuca de hojas de aloes que son también


textiles aunque se cultivan como plantas de adorno. Igual sucede con la D r a -
caena Braco, Drago ó Dragona!, árbol de Canarias.
Palmas. E l ChamaeropH h i m ü i s , Palmito tí palma enama, y sobre todo el
— 245 —
üocos nvcifern, Palma do cocos os una cscelonlc planta textil y de varias apli*
caciones. . " '
Musaccas. Todas las especies y variedades del género Mura, P l á t a n o s de
América, son utilizadas para este objeto. El Musa textilis. Abacá de Filipinas,
ó c á ñ a m o de Manila proporciona una' fibra tenaz..
Entro los cultivos que pudieran denominarse e s p o n t á n e o ? figuran en las G r a -
míneas, el Mitcérochla tenacísima, Esparto; que ya ios fenicios v e n í a n á buscar
á nuestras costas para tejer sogas. La recolección consiste en arrancar las h o -
jas en sazón y tiempo oportuno para que de este modo se rcpueble el es-
partal.
E l Arundo Donrx, caña camun; es considerada por algunos como textil por
aprovecharse para cañizos, armazones de cielo rasos y otros usos análogos.
En las Júnceas, el Jundeus effusus varietas, Junquillo; que se cria en los
.terrrenos inundados y, sirve para tejer la estera fina.
E l Phragmeíes communis, carrizo que sirve para cubiertas y lechos rústicos.
En las Tifáceas el Tijpha angustifolia y el T . lalifolia. Aneas, eneas ó es-
p a d a ñ a , utilizadas por los antiguos romanos y que so encuentra eu los rios s i r -
ve para cubrir techos de chozas y cabanas, para abrigo de las plantas y cons-
truir asientos de sillas ordinarias. La borra ó pelusa de su e s p á d i c e para r e -
llenar colchones, el rizoma es comestible y las hojas tiernas son buenas para
-alimentar el ganado.
Las plantas textiles utilizadas en la fabricación de, papel, han de reunir á
una fibra tenaz poca cantidad de silicatos. Una de las mas principales es la
Molinea caecrulca, muy cornun en toda Europa, en las lagunas y terrenos h ú -
medos, la cual sustituye con ventaja al esparto al y í b r m i o . L a paja de las c e -
reales t a m b i é n se aprovecha al mismo objeto, y de las fibras del Eucaliptus, se
hace palpel de fumar que r e ú n e buenas condiciones.
La paja ordinaria puedo trasformarso en madera uniendo Varias hojas, de la
misma manera que se las fabrica en las p a p e l e r í a s y según el espesor que se
quiera obtener. En este estado se hace pasar el paquete por una p r e p a r a c i ó n q u í -
mica para saturar las fibras, inmediatamente, se las arrolla, se las hace secar
' y se las endurece por medio de una m á q u i n a de c o m p r e s i ó n . Este producío es
impermeable, admite un hermoso pulimento y puede aserrarse como la madera
de la cual se distingue con dificultad.

31
246

LLANTAS OLEAGÍNÍSAS.—ESPECIES Y VAUIEDAMS CULTIVADAS DE LOS GÉ-


NEROS AUACIIIS—BRASSICA—S ES A Mili—PAPA VER—¡IELTANTÍTUS Y
OTROS.

El fin con que se cultivan las plantas oleaginosas,'es el de ex-


traer el aceite fijo que contienen sus semillas, el cual se emplea
en la economía doméstica, en medicina, en las industrias y en
las artes. Entro nosolros por ser tancomun y abundante el olivo, no llenen es-
tos vegetales la gran importancia que adquieren en el Norte de Europa; mas no
por eso deben despreciarse estos cultivos. Las mas principales que á este
objeto se destinan, pertenecen á las familias de las Leguminosas-
Cruciferas,, Sesámeas, Papaveráceas, Compuestas, Euforbiáceas y
otras.
Leguminosas. Ara chis hipogeo,; de dos palabras griegas que
mñcaLU debajo de tierra, pQrqm sus flores inferiores, que son las
íertiles, se introducen en la tierra para madurar el fruto, Cacahuete;
avellana americana, cacabuat'% maní, pistacho ó alfónsigo de tierra. H . O r i -
ginaria de América y Africa y cultivada en Valencia por prime-
r a vez en Europa, á íines del siglo pasado, por el canónigo don
Francisco Tabares de Uíloa.
Las semillas crudas son amargas y de olor algo desagrada-
ble, mas cuando se tuestan, adquieren u n olor especial, son dulces
y oleosas, y su sabor recuerda el de las avellanas tostadas.
C. T . Desde la resfion de la caña de azúcar hasta en las es-
posiciones abrigadas de la de la del olivo, puede cultivarse con u t i l i -
dad esta planta en tierras ligeras, sueltas, soleadas, aireadas y de
regadío.
Dos son las variedades mas comunes, la Galam y la C ayor que se
distinguen por el color rojo ó blanco.
E l terreno se prepara, con una buena labor para desmenuzar el
suelo y una entrecava ó bina, para envolver el abono ordinario,
mezclado con los residuos de la planta y de la semilla después
— 247 —
de prensada, disíi-ibuyendo la tierra en anchos caballones y dis-
poniéndola para el riego.
La siembra, se hace desda mediado de Mayo hasta fines de
Junio, á golpes ele dos ó tres granos y á distancia de 40 ó 50
centímetros.
Las labores y cuidados de cultivo, consisten en las escardas, po-
cos riegos hasta lafloración,auraentandolos-después, animado tier-
ra hacia los tallos bajos áfinde qu) penetren con mas facilidad y
fructifiquen abundantemente.
Enemigos y enfermedades. Las babosas y caracoles destruyen las hojas; el
grillo-tulpa y otros, las raices y oíros insectos que atacan la raiz y las ramas
fértiles. E l esceso de humedad ó sequedad inutilizan esta prodnecion.
La recolección se hace así que lás hojas adquieren un color
amarillento, y la planta S3 va marchitando, arrancando las matas
con cuidado dejándolas sobre los caballones, secándolas después al
sol y llevándolas á la era, en donde se desgranan golpeándo-
dolas con palos.
Usos y aplicaciones. Las semillas por expresión, dan mas de
un tercio ó cerca de la mitad de su peso, de un aceite fijo fluido
amarillento verdoso, algún tanto dulce y sin olor que es comes-
tible, el cual se emplea en las artes, en el alumbrado y para mez-
clarle con el de oliva, siendo mejor que este para la fabricación
de jabón. También se comen crudas, pero mejor tostadas, y has-
ta cocidas en el puchero y en potaje. Puede hacerse con ellas
pan, mezclándolas por iguales partes con harina de trigo. Se usan
en pastas y confituras y mezcladas con el cacao en la fabrica-
clon de chocolates, mezclándose también con el café; por lo cual se
puede considerar á esta planta como económica. Las hojas y el oru-
jo de la semilla después de prensado, sirven de alimento al ganado
y las cáscaras de la legumbre pulverizadas son un excelente abono.
Cruciferas, Brassica campestris oleífera. Colza: H. Oriunda de
Europa, cultivada según parece por primera vez en Bélgica y muy
estendida por el Norte de Europa y en Francia.
C. T. En todo nuestros climas es posible llevar á cabo este
cultivo, en tierras de consistencia media y si la localidad no es
húmeda necesita riegos.
Las variedades cultioadas sondes; la de iuvierno y la de p r i -
mavera, debiéndose preferir la primera.
—m —
Con dos labores profundas se prepara el terreno, disponiéndola
para el riego, é incorporando con una bina el estiércol común, mez-
clado con los desperdicios de la planta 3^ las heces de la semilla des-
pués de prensada.
La sismbra, según la variedad, en Octubre ó Marzo; de asien-
to á voleo, ó en semillero a puño.
Las labores da cultivo, consisten en escardar, binar y recal-
zar el pié de las plantas y en los riegos necesarios en las regio-
nes secas.
La recolección, se lleva á cabo así que los tallos adquieren un
tinte amarillento y antes que maduren por completo las semillas á
fin de que no se abran las silicuas y las dejen escapar.
Usos y aplicaciones. Por expresión, se obtiene de sus semillas un
aceite fijo amarillo, utilizado en la fabricacioa del jabón y otras in-
dustrias, en el alumbrado y para falsificar el com-un.
Brassica napus oleífera Nabina; ?e cultiva mucho en los departamentos orien-
tales de Francia. Su aceite se emplea en el alumbrado, en la fabricación del j a -
b ó n blando y otras industrias.
El Raphanus sutivus oleifer. que dá aceite comestible en China, puede c u l -
tivarse desde la r e g i ó n del olivo hasta la de la c a ñ a de azúcar.
Sesámeas: Sesamun oriéntale, S. indícum Ajonjolí; alegría. H.
Se cultiva mucho en Persia, Alemania, varios puntos de Rusia y
en algunas de nuestras provincias andaluzas.
C. T. Desde la región de la vid hasta la de la caña de azú-
car se puede conseguir esta planta en tierras bien labradas y abona-
das. Su cultivo es análogo al de la Colza; se siembra á voleo en pri-
mevera y debiera generalizarse por la utilidad de sus productos.
Usos y aplicaciones. Las semillas dan un aceite comestible, que
también tiene aplicación en perfumería y otras industrias; las semi-
llas enteras, sirven para adornar y condimentar pasteles y confituras
Es también planta de adorno.
Camelineas Camclina sativa, de dos voces griegos que signiflean pequeño
lino, camelina; sésamo bastardo, colza, miagro. Planta Europea que se en-
cuentra en E s p a ñ a entre los sembrados de cereales. Se cultiva desde el siglo
pasado y en tres meses recorre todos los periodos do su v e g e t a c i ó n . Sus se-
millas proporcionan de 26 á 30 por 100 de aceite u t i l i z á n d o s e t a m b i é n como
planta t e x t i l .
Papaveráceas. Papaver somniferum; del Celta papa, caldo, por-
que con éste mezclaban los antiguos el zumo de la adormidera para
hacer dormir á las criaturas; costumbre que aim se sigue en al-
gunos j u n t o s de Andalucía. ÍI. Originaria de Egipto Peloponeso,
Grecia, la fábula refiere que Ceres la dió á conocer á los hombres
así como sus paopiedades, empleada para presidir los sueños y
adornar la estatua de Mor feo; considerándola á la vez como a l i -
menticia y de adorno.
C. T. Puede cultivarse desde la roción de la vid hasta la de
la caña de azúcar, pero en las localidades templadas y cálidas, la
planta da mayores y mejores productos. Requiere tierras de me-
diana consistencia y aun ligeras bien pulverizadas, y embasuradas
con el estiércol ordinario, mezclado con las hojas tallos y re-
siduos de las semiüas después de haber extraído el opio y el
aceite.
Las variedades cultivadas, son la blanca y la negra, álbum ct nige
la primera es la que debe preferirse.
E l terreno se prepara, labrando profundamente, desmenuzando
bien la tierra y dando una bina para mezclar el abono, dejando la
tierra preparada en caballones y para poderse regar.
La siembra se verifica desde Agosto hasta Octubre y en Febrero
ó Marzo á voleo, mezclando arena con ia simiente y muy clara, mejor
á golpes ó mateado, á distancia de iO á oO centímetros cubrien-
do poco la semilla.
Las labores y cuidados de cultivo, Consisten en entresacar las
plantas cuando estén muy espesas y en escardar binar y arrimar
tierra á su pié dándoles los riegos necesarios.
Recolección. Así que han caido los pétalos y las cápsulas toman
un color ceniciento, con un cuchillo á propósito, se hacen incisiones,
horizontales verticales; ó inclinadas en el pericarpio, cuidando que
no penetren en el inferior. Esta operación se ha de hacer por la mañana
marchando los operadores de adelante atrás, para no dejar caer el jugo. Por la
tarde ya se ha espesado y entonces, se recoje y amasa con una espllula de
porcelana. Cuando se deja secar del todo en el fruto constiíuye el opio en
lágrimas ó sea el gaboar dolos persas. De las Semillas, que SOll.muy
p e q u e ñ a s y que cada pericarpio encierra sobre 32.000 se extrae
por espresion un aceite fijo comestible. Los antiguos griegos fabri-
caban pan con ellas. Los romanos las utilizaban para confeccionar
tortas, las que después de tostadas se mezclaban con miel, En Po-
lonia, H u n g r í a y ciertos puntos del Norte de Francia, después de
— 250 —
dorar pan con huevo, lo cubren con estas semillas. En oíros países
del Norte de Europa, hacen tortas con harina de cereales^ y dichas
semillas. En Italia las comen mezcladas con a z ú c a r y figuran en pas-
telería. Las hojas cuando están tiernas, las comen en algunas loca-
lidades; así que han adquirido todo su crecimiento, contienen u n
jugo lechoso, empleado para curar las picaduras de avejas, avis-
pas y otros insectos y entran en el bálsamo tranquilo. El pericar-
pio es narcótico y se usa en medicina. La adormidera figura como
oleosa,, medicinal y narcótica.
El Glauciuin flamfiorum. Adormidera marítima, adormidera c o r n u -
da, glaucio, .almadiaran que puede cultivarse en todos nuestros climas
y que se produce en los terrenos sueltos de las playas, es de muy
fácil cultivo. Se siembra en Otoño y fructifica al segundo año. Su
ministra u n aceite común que se utiliza en la fabricación de jabón
y el alumbrado.
Compuestas. Eeíiatlms anmis, de dos voces griegas que signi-
fican sol y flor por ser las ñores helioírópicas, Girasol, mirasol flor del
sol, corona real, jiganta copa de Júpiter H. Originaria del Perú y culti-
vada en nuestra península desde el siglo XV1Í.
€ . T. En todos nuestros climas prospera este vegetal en ter-
renos de regadío, ligeros, ó de consistencia media, y en los fuer-
tes, cuando están profundamente labrados, abonados y bien solea-
dos.
Be las variedades, que comunmente se cultivan, deben preferirse
la de tallo sencillo que termina en una sala ilor grande y con abu-
dante semilla.
Se siembra, de asiento, á voleo y clara, par la primavera siendo
de muy fácil cultivo.
Usos y aplicaciones.. Las semillas suministran 40 por tOt) de
aceite dulce; utilizadas ademas ventajosamente para cebar aves
de corral y proporciona una buena harina para pan y pastas; se
comen tostadas y las hojas sirven de ^limenlo al ganado.
Las flores suministfáa por expresión aceite, coa el que preparan los p i u -
pintorrs los colores azul y verde.
Esta planta se emplea en adornar los melonares, las casetas do las huertas
y las calles de los vergeles y jardines.
3Iadia sativa, Madi de Chile, tiene poca importancia en Europa,
porque la naturaleza viscosa de la planta, hace indispensable el la-
var la semilla antes de prensarla.
—m —
Euforbiáceas Ridnus coinmiinis, Jiicmo; higuera inferna: i del d i a -
de ricin por el parecido da las semillas de esta plan-
blo, palmíi-christi;
ta monoica con las garrapatas. I L Se encuentra en la India, China,
Persia, Africa, en donde es perenne y arbórea y en varios puntos de
Europa. El pueblo judio conoció este planta con ol nombre de K i k i ,
pues segun el Génesis el profeía Joñas se cobijó bajo sus ramas. ;
También se cultivó en Egipto; los griegos la denominaron de la
misma manera y los romanos la llamaron ricmis, por la semejanza
de sus semillas con las garrapatas que también llevavan (Jjcho
nombre.
G. T. Desde la región de la vid hasta la d3 la caña de azúcar
prospera bien esta planta. En la región de la caña dulce, inmedia-
ciones de Málaga, es arbórea como en la India; en la del naranjo,
especialmente en todo el litoral del Mediterráneo, es perenne y ar-
borescente, constituyendo arbolillos, en jas demás es herbácea. Los
terrenos ligeros algo h ú m e d o s ó de regadío y embasurados son los.
que deben preferirse.
Los abonos especiales son el estiércol ordinaria mezclado con los despojos
de la planta y los residuos de la semilla después de preparada para la e x t r a -
cion del aceite.
Las hojas se aprovechan para alimentar al gusano de seda
Bomhys Cinthia. Be las numerosas variedades, solo tres son las
comunmente cultivadas. La común; R . commun-is. la inerme; ó r i c i -
no grande, por el t a m a ñ o de las semillas, R . inermiA el s a n g u í n e o ;
oriundo de Soudan, generalizado en nuestros jardines, como planta
de adorno y que á su rápido crecimiento r e ú n e la ventaja de dar
mayor cantidad de semillas R. Sanguinem.
La siembra, en Otoño y primavera, y á la distancia conveniente
s e g ú n los climas, es decir; según sea anual ó herbácea, ó perenne
ó arbolillo, siendo en ambos casos de muy fácil cultivo.
La reo'oleccion, so hace así que los frutos están maduros, á fin de
que no caigan las semillas al abrirse las cocas que los encierran.
Usos y aplicaciones. El aceite extraído d é l a s semillas, se emplea
en el alumbrado y fabricación de j a b ó n , y en medicina como pur-
gante. El ricino puede dar t a m b i é n hilaza.
PLANTAS,TINTÓREAS.—ESPECIES Y VARIEDADES DE LOS GÉNEROS.—RUBIA
CROCOS.—ISATIS.—RESEDA.—INDIGOFEIU Y OTRCS.

Las plantas tintóreas son las que suministran materias colorantes.


Su importancia ha disminuido, á causa de los adelantos de la quími-
ca industrial que de continuo proporciona sutancias de origen inor-
gánico que á su baratura, reúnen mayor variedad, intensidad y per-
manencia en la coloración. Las mas principales que aún importa co-
nocer, pertenecen á las familias de las Rubiáceas, Irideas, Crucife-
ras. Resedáceas, Leguminosas, Compuestas y otras.
Rubiáceas. Bubia tinctorium de mber rojo por ' teñir la raiz de
este color Rubia ó granza; garanza, roja, roya, H. Expontánea ó con
naturalizad en muchos puntos de España, se encuentra también en
la India. Conocida y utilizada por los antiguos griegos y romanos;
en Erancia, en tiempo de Carlomagno; introducida en la Alsacia por
Cá.los V y propagada en Holanda.
Plinio cita la de M j r h l a , en cuya localidad so cultivaba con buen , é x i t o en
el siglo X V J ; poro hasta mediado del X V í I Í no se generalizó entre nosotros.
E l célebre a g r ó n o m o y naturalista D. Casimiro Gómez Ortega y D. Pablo C a -
líais y Martí contribuyeron muy eficazmente a su p r o p a g a c i ó n .
La raiz exteriormente es gris rojiza y de olor algo aromático.
Sus principios colorantes son la alizarina 'purpurina y si la comen los
animales, comunica su color.á ia orina, leche y huevos.
G. T. En todos nuestros climas, se consigue esta planta en dife-
rentes clases de terrenos, tanto ligeros como fuertes, y muy húme-
dos. D.ebiendo preferirse los de consistencia media, profundamente
labrados y bien abonados; dejando la tierra dispuesta en almantas de
metro y medio de anchas.
/SWímJra, de asiento y á chonillo, teniendo un especial cuidado en
ia elección de la semilla; progándose también por raices, esqujes ó
por plantas, bien de las que se encuentran e s p o n t á n e a s ó de las criadas en
almácigas y aprovechando las lluvias de otoño e invierno en la región de la
—m —
cana dulce y del naranjo y por Marzo y Abril en las demás.

La siembra ó plantación se hará en las atmarttas, dejando Srt


eentímetros en claro ó sin sembrar á fin de utilizar dicha tierra en
recalzar eí pié de las plantas.
Los cuidados de cultivo se reducenfjí escardar, binar y arrimat'
tierra á la plantación.
Recolección. Las procedentes de semilla se arrancan al tei^ceí
a ñ o ; las de esquejes Ó plantas al segundo, en los meses de A b r i l ó
Mayo. Las Maíces después de limpias sé dejan secar conservándolas síil humedad
para que no se pudran. Estas pierden en calidad oslando almacenadas, míéntras
tfue én polvo ganan y se mejoran con él tiempo. L a serhilla se utili¿a eft lá prepá*
ración de colores finos. Por Setiembre ú Octubre se siegan los tallos para alimento
del ganado vacuno. Este cultivo se encuentra en completa decadencia, y no puedé
Va sostener la competencia Con la aliiarina artificial, Cuyas primeras materias las
¡suministra el gas del alutnbrado á bajo precio. Por esta rázon el cultivo de la rü^
bia qué hace pocos años, Conslituia uh elemento de riqueza én la provincia de Va-^-
iladólid y en Otros puntos hoy está perdido y abandonado por improductivo^

Irideas ó Iriaceas. Crocus satims, de una palabra hebrea ó grie-


ga que significa dilatado por serlo el estigma. Azafrán; nombre de-
rivado del árabe zahafaran ó de ássfaf amarillo. H . Originario dé
O r i e n t é , enéontráildose en Tartaria así como en Grecia é Italia; los
árabes lo introdujeron en España Cultivándose en la Mancha, Ara-
g ó n , Valencia, algo en Cataluña y én otros tiempos én Andalucía
y con preferencia hoy en las trés primeras.
Los estigmas son dilatados por el ápice, de color rojizo o anarani
jado y algo claviflormes; su olor fuerte, dá vértigos y dolor de ca-
beza; el sabor es amargo y poseen una materia colorante denomina*
da policroita.
C. T. En las régiones del olivo y dé la v i d puedé cultivarse es¿
tá planta rizocarpia, ó que solo florece uha vez, q u é no es sensi-1
ble al frió, y sí degenera y se pierde en regiones cálidas como Má-
laga. Las tierras ligeras, árcilloso-aréniscas y a ú n las arcillosas
feien labradas se prestan á esta producción. v
Variedades cultivadas. Además de la comuii sé han dado á cono*
Cer recientemente otras nuevas, q u é aun sé hallan poco g e n e r á i s
zadas.
Consisten las labores de cultivo, en profundizar bien la t i e r h ^ d á -
B3
— 254 —
jándola muy desmenuzada limpia y allanada, lo cual se ejecuta por
Enero dando después una bina antes de la plantación para enterar el
abono ordinario bien consumido.
La plantación se hace en Mayo ó en Setiembre á zanj illa, esco-
giendo la cebolla mas sana y de mediano tamaño, en terrenos en que
no se halla cultivado ó que hayan trascurrido de 16 á 20 años de
esta producción en la misma tierra.
Labores de cultivo. Durante los tres años que permanece de asien-
to el azafranal, se cavan por Setiembre y Enero, se binan por Junio
y se rozan con frecuencia para conservarlos limpios.
Los principales enemigos y enfermedades son el arvícola de los
azafranales, el tumor, la caries y el hongo del azafrán. ScloroUum
crocorum d Rhizoetonia crocorum.
La recolección, se ejecuta en Octubre, desde antes de la salida
del sol hasta el mediodía, por mujeres, hombres y niños que cojen
la flor á mano, la abierta y la que está en capullo. Luego se lleva á la
casa y se sacan los estigmas que después de tostados, se guardan
en arcas envueltos en paños negros hasta espenderlo al comercio.
Cruciíeras. Isatis tinctoria, nombre caldeo. Yerba pastel deno-
minada así por la forma de su elaboración en Castilla. Glosto yerba
noiglo, 6 de San Felipe. H. Se encuentra espontánea en España y en
las costas del Báltico. Según PHnio, con su sumo se teñian de azul el cuerpo
las mujeres é hijas de los antiguos bretones, para concurrir desnudas á ciertas c e -
remonias religiosas, siendo inmenso el consnmo que hacian para preparar las l l a -
madas cocas de pastel compuestas solo de las hojas de la planta reducidas á pasta
en un molino.

Antes del uso del añil, se cultivaba mucho en Castilla y se es-


portaba en grandes cantidades al extranjero.
C. T. Prospera en todos nuestros climas, en los terrenos lige-
ros, de fondo y fértiles. Eq algunas localidades no se cultiva utilizándose la
que crece naturalmente.
Con dos labores, profundas que desmenucen bien la tierra, em-
basurando en la sogÉrnda, queda el terreno dispuesto para la
siembra.
La siembra, se ejecuta á chorrillo por Setiembre ó Febrero.
Consisten las labores de cultivo, en escardas, binas y riegos, bas-
ta que la planta ha adquirido todo su crecimiento.
— 255 —
Se hace la recolección, segando la planta á mediados ó últimofe
de Julio, cuando las hojas principian á amarillear, lavándola en agua
potable, secándola después durante dos dias, removiéndola con fre-
cuencia para que no fermente y estando seca se muele, formando
una pasta que se amasa fuertemente con piés y manos y apretándo-
la con palas se le dá la forma de grandes quesos ó pasteles. L a
prime; a siega, de las tres que se la puede dar en el a ñ o , es la que dá la pasta de
mejor calidad.

Esta planta sirve, para preparar el pié de las tinas del color
azul; utilizándose también por algunos como plantado pasto.
Resedáceas. Reseda Meóla. Gualda; oriunda de España; puede
cultivarse de secano en térrenos ligeros y cascajosos, preparando la
tierra con labor profunda, dejando llana la superficie para sem-
brarla á voleo en Setiembre Ó Febrero. E n algunos puntos se siembra
entre el centeno y la avena.

Recolección. Granada la simiente y no del todo seca la planta,


se arranca y conduce á un paraje cubierto, seco y ventilado. Es-
tando enteramente seca, se separa la semilla y se utiliza la planta
en el tinte.
Leguminosas. índigofera añil. Añil ó Índigo. H. Procedente
de América, cultivada en la India, introducido en la. Toscana y
aún poco generalizada en España.
C. T. En la zona de la caña dulce y del naranjo y en las ex-
posiciones abrigadas y al medio dia de la del olivo, que no; se dejen
sentir las heladas tardías, son los sitios en que mejor prospera,
con mas especialidad en los. dos primeros en donde sus productos son mas abundan-
tes y de superior calidad; en terrenos ligeros, de fondo que no sean muy
húmedos y que estén bien abonados.
L a s especies cultivadas son: I . argéntea, I . . stipularis, y la I . tinldrea^

Se prepara el terreno, con labores profundas, dejando la tierra


desmenuzada, allanada y dispuesta para el riego.
Se siembra, por Marzo ó Abril á mateado y á la distancia de unos
30 centímetros.
Labores de cultivo. Deberá escardarse con frecuencia, los rie-
gos serán cortos y los mas indispensables, suprimiéndolos así que
la planta haya adquirido todo su crecimiento.
La recolección se eÍQctu'Ará antes q\iQ SQ inicie la floración, se-
— 256 —
gfmdo la planta á unos siete centímetros del suelo, trasportándola
en parihuelas de lienzo á la cuba ó estanque de fermentación..
Pop maceracion en agua y agitando después el macéralo ó la pasta, se produce el
añil. En, el comercio se conocen, varias clases que se distinguen por el color mas d»
m é n o s puro é intenso.
L a Galega íinetopa» Galega de tintes, proporciona un color azul.
Compuestas. Carthamus tintarius Alazor, azafrán romí 6. bastardo,
azafrauillo de Méjico, cártamo ó cártama. H . Espontáneo en varios puntos.
de España, se cultiva desde la época del pueblo j u d í o , y de los
antiguo^ egipcios, y en Italia, Hungría, Thuringa, Sur de América,
Francia y España, siendo, el mas sobresaliente de todos el de la
proyincia de Cuenca y después el de Granada.,
C. T. En todos nuestros climas prospera este Yegetal en terre-
nos secos, ligeros y bien labrados.
S.b siembra en Febrero o Marzo, á voleo y mejor á chorrillo y se:
cubre con, la grada.
Los cuidados de cultivo, consisten en aclarar las plantas si están
espesas, escardar y binar.
Recolección. Verificada la florescencia^ se van cogiendo las flo-
res, abiertas y á medio abrir, secándolas á la sombra, sobre zarzos ó»
lienzos, g u a r d á n d o l a s d e s p u é s en áreas y en paraje seco.
Usos y aplicaciones. Las flores dan dos clases de tinte; uno ama-
ÍÍÜQ, obtenido por el lavado en agua acidulada; otro encarnado, que
se disuelve en el agua alcalizada por el carbonato de sosa, denomi-
nado bermellón de España ó laca de cártamo- T a m b i é n se han em-
pleado para adulterar el azafrán. En el comercio se clasifica el a í a -
zpr s e g ú n sus clases, de España, India, Egipto y Batavia. E l ala-
zar oriental por sus grandes flores oscuras es muy apreciado. La
semilla se aprovechia para la m a n u t e n c i ó n de las aves.
L a Serratula íinctoria. Serratula de tintes, y el Anthemis tinctona. Manzanilla
# tintes, suministran un color amarillo.
Enlbrbiaceas. Cxflton tínclorium, TornasoL H. Crece espontáneamente en va--
líps. punios de España, Italia y Mediodía de Francia.
C,. T . Prospera desde.la región del, olivo hasta la de la caña de azúcar, en terre-
as ligeros de fondo bien labrados y abonados que no sean h ú m e d o s . Se siembra por-
^íájembre y Febrero en líneas á la distancia de unos 36 centímetros.,
i a s labores de cultivo son las escardas y entrecavas.
recolección se hará así que la planta haya adquirido todo su desarrollo se-
— 257 —
gándola cerca del suelo; si bien hay que advertir que desde un principio y aunque
sea pequeña contiene ya formada toda la materia colorante.
Preparación. Los frutos con las sumidades de la planta, se muelen ú pisan y
con el zumo extraído por expresión, se empapan trapos que estando socos, se so*
meten al vapor del amoniaco producido, adiccionando cal ú orina podrida.cuya ope^
ración se repite varias veces, para obtener el tornasol en trapos, que se emplea
para colorear los quesos de Holanda y otros usos ¡ndustriales.peroque no sirve como
reactivo.
Poligoneas. Volygonum tinctorium, Persicaria de tintoreros: H . E s originaria
de la China en donde desde muy antiguo se ha cultivado é introducido en Francia
desde 1838.
C. T . Esta planta anual puede cultivarse desde la región de la vid hasta la
de la caña de azúcar, en los suelos ligeros, frescos y aun h ú m e d o s .
P r e p a r á n d o s e el terreno con dos labores, una en invierno y otra en primavera,
e n la cual : e abonará.
Se siembra á mediados 6 fines de Abril, ó por Febrero ó Marzo según los climas,
de asiento y mejor en semilleros para después trasplantarse. Las hojas verdes s u -
ministran uno y medio por ciento de añil.
Figuran también como tintóreas, de las Fitolacaceas, la Phytolaca decandra.
Yerba carmin; y de la clase de los Liqúenes, la Roccella tinctorea, Qrchilla, liquen,
de Canarias, á cuyo punto fueron á buscarla los fenicios y que también se encuentra
en las rocas marítimas de Granada. Sirve para tintes y para preparar el lornasoU

PLANTAS SACARINAS —CURTIENTES.—BARRILLERAS,

Las plantas sacarinas, son aquellas que pueden cultivarse con


ventaja por la extracción del azúcar cristalizable y líquido que con-
tienen. Las que esta cualidad reúnen, corresponden á la familia dé
las Gramineas, como la caña miel, el maíz y el sorgo azucarado y á
las de las Quenopodiaceas la remolacha azucarada.
Gramineas, Saccharum de una palabra griega que significa azúcar, eofficin-
mmr Arundo saccharfera caña miel, caña de azúcar, caña dulce. H . Es-
— 258 —
p o n t á n e a en la India, mas allá del Ganges, paso al Indostan, luego á
la Arabia, Siria y Egipto. En el siglo I X los sarracenos la introdu-
geron en Sicilia, Italia y Provenza y después en España.
Si bien hay quien asegura que ya en tiempo de los romanos se cullivaba en
Almuñecar, dato que aun no se encuentra bien comprobado, pero que tal vez así p u -
diera haber sucedido, porque esta preciosa gramínea, del Asta ecuatorial, seepctendic!
por Grecia y Roma.
E n 1420 el Infante de Portugal D. Enrique, la introdujo en lalsla de Madera por
él descubierta el año anterior; de allí pasd áCanaria&y á la isla de Santo T o m á s ,
E n 1506, Pedro de Aranzala Hevd á la isla Española hoy Santo Domingo, asegu-
rándose que los alcázares de Madrid y Toledo, mandados edificar por Carlos V , so
pagaron con los productos de su impuesto; estendiéndose después por el continente
Americano y Filipinas.
Según Humbold se han encontrado en China antiguas porcelanas que represen-
tan las. operaciones de la extracción del azúcar.

C. T. La región propiamente dicha de la caña de azúcar se halla


comprendida desde San Roque hasta Adra. Y la su]>región de esta
misma planta alcanza hasta Castellón, ambas situadas en la faja l i t o -
r a l del Mediterráneo. Los terrenos vírgenes, los suelos ligeros ó de;
consistencia media, frescos, sustanciosos, hien abonador y de rega-
dío sonden los que prospera esta g r a m í n e a . La duración del c a ñ a v e -
ral es de 4 á 5 años según la calidad de los terrenos, y cuidados, de
cultivo siendo muy pocos los permanentes.
Las variedades cultivadas, generalmente en la región andaluza son
tres; la doradilla, morada y americana, con algunas subvariedades;la
última mas pesada y la primera con mas jugo azucarado.
La tierra se prepara, con dos profundas labores; una en serano
la otra en febrero y en la cual se a b o n a r á .
Los abonos especiales, son el estiércol ordinario y ín&hojas y des-
perdicios de la caña, después de haber servido de c a m a á los. anima-
les, descompuestos con polvo ó barro de los caminos y mezclados con
los abonos animalizados como la poudrette, sangre, negro ó cal ani-
malizada, trapos viejos, guano palomina, murcielaguina ó pajarina.
También, hemos emplead:) con buen exilo l a cascarilla hecha polvo del:
cacao.
La plantación, se hace en marzo ó abril hasta mayo, en Zanjillas
distantes entre sí, metro y medio, en cuyo fondo se colocan dos fiia&
— 259 —
alternadas y paralelas de los trozos superiores de las cañas, humede-
cí dos, mondados y tiernos que son los mas nudosos y producen mayor
n ú m e r o de brotes, de 11 centímetros de largo; cubriéndolos después
con unos 5 centímetros de tierra y regándolos en seguida.
La labores de cultivo, se comienzan por descostrar la tierra y l i m -
piarla de malas yerbas, labrando con el almocafre y dando á la caña
brotada un riego corto. Después se cavan los entre hilos, cava en lla-
no, concluyendo por arrimar la tierra á la planta formando anchos
caballones binando y dando los riegos necesarios. Estas labores
pueden simplificarse ejecutándolas con el arado.
(^orta ó recolección. Desde febrero hasta mayo se corta la caña
cerca de tierra con una hachuela, á medida que va adquiriendo el
color amarillento que es cuando e tá en sazón.
La caña cultivada en buenas condiciones, da de 85 á 90 por cien-
to de jugo ó de 18 á 20 de azúcar cristalizada y ademas de esta su-
ministra r o n .
España ha producido en este año 6000 toneladas de acucar. E l bagazo es un es-
celente pienso para el ganado utiliz indose también como combustible.
Zea mays, Maiz La tendencia que se nota en cada nación á pro-
ducir el azúcar que consume, hace entre nosotros doblemente ven-
tajoso el cultivo del maiz como planta azucarera, porque se puede
producir en todas partes.
Su cultivo,y3. le conocemos; las variedades son las que se han de
ensayar, á fin de reconocer y elegir las que suministren mas jugo
sacarino, cualidad que se a u m e n t a r á con un cultivo esmerado, las
mas favorables condiciones de los climas y la selección de la
semilla.
Recolección. Asi que el grano está en leche, se descabeza la plan-
ta, se la quitan las hojas y mazorcas y en este estado, se la hace pa-
sar por u n molino ordinario de cilindros y el jugo obtenido, someti-
do á fácilces manipulaciones se trasforma en azúcar cristalizable.
Una tonelada de cañas de maiz, da mcis de 37 libras de azúcar refinada y 43 de
melaza. E l grano del maiz, dá arroba de azúcar por fanega colmada de esta semilla;
pero siempre convendrá extraerla de los tallos, y con el tiempo constituirá entre
nosotros una importante industria rural, doméstica, llevada a cabo por el labrador y
su familia, con pequeños capitales y máquinas sencillas y fáciles de manejar.
Las hojas, mazorcas y el bagazo después de prensado sirven de
alimento al ganado.
Sorghum, mmhre indio y saccharatum; Hoícus s a c c a h r á t u s . Éótgó
de azúcar ó azucarado. H . originario de la China, introducido moá
dernamente en Europa y América, especialmente en los Estados-^
Unidos y cultivado en varios puntos de nuestra Península.
C. T; Prospera esta planta desde la región de la v i d , hasta la
de la . caña de azúcar, en terrenos ligeros de fondo y abonados y
recorre sus períodos de vegetacioiijen 4 meses,siendo su Cultivo ani1
logo al del maiz.
Existen algunas mas variedades en Africa; Cafreria; unas, apropiadas pará lá r e -
gión del olivo y Otras de la caña dulce y del naranjo y conocidas todas con el nom-
bre de Infi de Cafreria. También las hay ert Tartaria. Una de las variedades de
sorgo que parece dan mas azúcarj es la denominada Gaña ámbar que se comienza
á cultivar en los Estados-Unidos.
El sorgo que puede molerse con hojas, contiene 8 por 100 dé
azúcar cristalizable y el 4 de azúcar líquido. Suministra alcohol y
un líquido fermentable parecido á la sidra; el bagazo es buen pien-
so para el ganado. En verde es uíl esCelehte í b r t a g e , lá semilla se
utiliza para las aves y de ella se hace harina;
Quenapodiaceas. Beta rubra. Beta rapa. Remolacha, conocido ya
su cultivo, las subvariedades que se haíl de elegir Como azucareras,
procedeii de la remolacha blanca de Silesia, que dá de 12 á 14 por
100 de azúcar, obtenidas por selección de semillas. Éstas subvarie-
dades son las de cuello verde, cuello rosa, cuello gris y sobre t o -
do la blanca de Yiliñorin que suministra de 16 á 1S por 100 d é

ÍLAÍíTAS CURTIENTES.
Las plantas laníferas ó curtientes, soñ las q u é se Cultivan por los
ácidos tánicos que contienen y se utilizan en él adobo y Coríservaciori
de las pieles. Son varias las q u é á este fin se destinan, mas las p r i n -
cipales pertenecen á la Silvicultura, por ser árboles de bosque y
inonte los que los suministran. La única que siendo arbusto pue-
de ser objeto dé esplotaclon agrícola es eí zumaque.
Terebintáceas. Rhus coriaria. Zumaque de tenerías ó de zurra-
dores, rus, adurion, aldébagin. fl. los árabes Cultivaron eí zuma-
que en AnbaluCía y entre otros varios puntos en Ronda, siendo
muy común en tnuchas de nuestras provincias.
—m —
Su sabor es aslringonte debido al mucho tanino que contiene^
con mas especialidad en las hojas y frutos y en la corteza de loá
ramos.
C. T. En todos nuestros climas y terrenos, se consigue está
planta que en algunas ocaciones se considera como cultivo espontá*
neo; prefiriendo los suelos bien labrados en donde se propaga Con
rapidez. Como se muilipiiea naturalmente por sus raices, busca d é
por si los mejores suelos aunque tenga que atravesar un camino y
allí se extiende abandonando ía tierra dura y estéril.
Preparada la tierra, convenientemente se siembrá por Febrero^
ó planta con los retoños barbados, en Noviembre, en lineas equidis¿
tantesde un metro que es l i distancia á que han de quedar las plári^
tas. El zumacal crece con rapidez si durante los primeros años sé lé
bina con frecuencia.
Recoleccron.—La planta se corta entre dos tierras por 4gosto 6
Setiembre: se desmenuza ó pica con u n corta-pajas; se seca al sol y
y después se trilla y se guarda en paraje seco. También se le suélé
moler con el ñ n de utilizarlo en los tintes.
Las especies laníferas arbóreas de la America del Norté, son él Abiés C á n a -
densis Hemlock d pino delGanadá. Las de la Australia, las mimosas y eucalyptusi
Las de Europa la encina, el roble y el castaño.
Y con el fin de proporcionar en pequeño volumen éstos ácidos d principios ác¿
tivos, se han ideado los estractos taniferos ó curtientes.
E l leño de castaño pulverizado, es un poderoso abono estimulante para l á s c a m e ^
lias, begonias, azaleas, hortensias, glosiriias y otras plantas extíticas de adorno.
E l extracto es útil en tintorería y curtidos.
E l extracto de roble de Estremadura, proporciona de 54 á 58 por ciento de tani-
no soluble. Las materias tam'feras exóticas, tienen la pt-opiedad de ser absorvfda§
por las pieles con mas rapidez que las de los vegetales taniferos de Europa^

PLANTAS BARRILLERAS;

Las plantas barrilleras, se cultivan, ó aprovechan las que espoli*


t á n e a m e n t e crecen, por el carbonato sódico que suministran á benefi^
ció de su incineración. H . Desde tiempos muy antiguos, se haíl
cultivado ó hervorizado las plantas barrilleras en Murcia, Cartagena^
Alicante y Tortosa y en Ciudad-Real. Mas desde que en Francia etí
1795 Leblanc dió á conocer la sosa artificial, ha decaído entre nosü--5
tros la industria y el cultivo; si bien nuestras barrillaa serán siéííl-
pre unas de las primeras de Europa.
SI
A la familia de las Quenopodeas pertenecen los género s de las
mas principalmente utilizadas á este efecto, tales como la Salsola
sativa. Barrilla; Salsola soda. Sosa ó salicor; Salsola Kali, Caram-
billo ó pistacho. Salicornia fruticosa. Garbancillo ó alacranera, Que-
nopodiun maritimum, Almajo y otras.
C. T. En nuestras costas de Levante y Mediodía, se encuentran
y pueden cultivar estas plantas en las marismas, y en los terrenos sa-
litrosos dsl interior tales como Albacete y Ciudad-Real.
Preparada la tierra, con una labor profunda, embasurada y des-
pués de allanada, se siembran á voleo ni muy claras ni muy espesas y
se cubre con la grada.
Los cuidados de cultivo, se reducen alas escardas; y cuando co-
mienzan á marchitarse se las arranca, se las deja secar al sol y des-
pués se queman en el mismo campo.
Usos y aplicaciones. Se usan estas plantas para barrillas y ceni-
zas que se emplean en la fabricación de jabones, en la del vidrio y en
las legias.
LAS FIAMAS YESQUERAS, no tienen verdadera importancia en la
actualidad.

PASTOS.—PRADOS SU DIVISIÓN.—FORMACIÓN DE LOS PRADOS NATURALES Y


ARTIFICIALES.—PLANTAS ECONOMICAS.

Pastos, son las pequeñas yerbas que paciéndolas los animales en


las dehesas y prados, les sirven de alimento, Llamánse también
yerbas de punta pastos ó pastillos.
Los prados, que son en los que crecen estas yerbas, se dividen en
naturales y artificiales y las principales plantas que en ellos se crian
pertenecen á las familias de las Gramíneas, Leguminosas y otras. Por
su duración pueden también dividirse los prados en temporales y
permanentes.
Tienen grande importancia, porque constituyendo la base atimen-
— 263 —
ticia de los animales de renta y trabajo, á m b o s aumentan la masa
de los estiércoles que en u n i ó n con los abonos vegetales y minera-
les, son uno de los principales fundamentos de la agricultura pro-
gresiva.
Prados naturales, son aquellos cuyas yerbas crecen e s p o n t á n e a -
mente; los cuales sin embargo, pueden sembrarse, resembrarse y
abonarse, sosteniéndolos de esta manera por tiempo ilimitado.
Les tercenas mas apropósitos para establecerlos, han de ser fres-
cos, ó algo h ú m e d o s , ó tierras bajas naturalmente dispuestas á re-
cibir las aguas de lluvia, con todos los materiales fertilizantes que
estas arrastran en disolución y suspensión.
Formación de prados naturales. Cuando un terreno r e ú n e estas
condiciones y en él se quiere establecer un prado natural, se co-
mienza por romper y labrar profundamente, y después de bien pul-
verizado y allanado se e m b a s u r a r á por igual con buen estiércol.
Siembra. Si no se dispone de semillas, estas se t e n d r á n de an-
temano recogidas de las plantas espontáneas, que mas lozanamente
crezcan en el país y sirvan á la alimentación de los animales. Se
s e m b r a r á n á voleo en otoño; y en primavera, en las localidades h ú -
medas; primero las cereales mezcladas y después las leguminosas cu-
briéndolas con la grada.
L a mezcla de simiente de gramíneas elegidas A esle objeto, variará según la m a -
yor ó menor hmedad del sitio, condiciones del terreno y animales para quienes se
destine; pudiendo ser eníre otras, el Alopecurus pratensis, Alopecuro de prados o
cola de zorra; Phalaris arundinacea, Alpiste con hoja de caña; Anthoxatbum vulga-
re. Grama de olor; Phleum pratense, Fleo de prados; Aira pratensis; Poa acuática;
P. pratensis; Frestuca nutans, Cañuela cavizbaja; Frcstuca ovina, Cañuela de ove-
jas; Bromus perennis y otros muebos.
La mezcla de las leguminosas la formarán el Trifolium albun. Trébol blanco;
T. pratense, Trébol de prados; T . repens trébol rastrero. Vicia sativá Veza c o m ú n
alberja ó alberjana. Ervus monantbos yeros de monte y otras.

Llámanse prados artificiales, á los que se consiguen por medio de


los cuidados de u n especial cultivo.
L a producción de las plantas forrageras ó de pastos, puede y debe alternar con
Jas de cereales, leguminosas, raices, tubérculos y plantas industriales, eligiendo
principalmente para ello, las forrageras anuales ó bisanuales y en ciertos casos hasta
las perennes.
L a distribución de un prado artificial variara según la estension y objeto á que
se destina.
— 261 —
G. T. Sí la localidad no es lluviosa, ó el suelo no contiene la su-
ficiente humedad, las tierras destinadas á este objeto han de ser de
fondo ligeras y de regadío.
Preparado el suelo, con buenas labores y bien embasurado y
allanado, se d i s t r i b u i r á en tablares para poderse regar; sembrando
i voleo en otoño ó primavera, antes ó después de tajado ó dividido
^1 terreno en eras.
Los abonos especiales, para los prados, sonlas cenizas vegetales,
las de turba, utla, y las denominadas de lignito, suministradas en
tiempo h ú m e d o . La cal y el yeso para las leguminosas que requieren
t a m b i é n tierras calcáreas.
Las plantas que deberán cultivarse, además de las raíces y t u b é r -
culos, mas apropiadas á la alimentación de los animales, serán de
aquellas que naturalmente crezcan mucho, yerbas altas, ó que pue-
dan segarse varias veces al a ñ o .
Eligiendo entre otras, de las Gramíneas, el Panicum altisimum, yerba de Gui-
nea; Lolium perenne. Vallico; Holcus lanatus, Holco lanudo ó heno blanco de San
Ildefonso; el llamado Bromo Scharader; el Sorgo y demás. De las leguminosas el
]V|ed¡cago sativa. Alfalfa; cultivada desde tiempo de los árabes y llamada por ellos
.^sfisat, para la cual se preparad terreno con profunda labor y bien abonado, serti-
brando en Setiembre ó en Marzo según los clima . Hedysarum onobrichis, Pipiriga-
}.lo d esparc:ta; Hedysarum coronarium; y Sulla para los climas cálidos; los tréboles
y ciernas. También debe utilizarse en las regiones del naranjo y ds la caña de a z ü -
ear la Reana luxurians, Tesosinté.

Recolección. Las plantas forrageras se siegan cuando están en


fior, usando para ello la hoz ordinaria, la g u a d a ñ a de dos manos, ó
inecanicamente por medio de la g u a d a ñ a d o r a .
La yerba segada y seca se llama heno; para desecarla se va de-
jando tendida, y para airearla y volverla, en los grandes cultivos, se
usa la volteadora. Para amontonarla, se emplean los rastros de ca-
ballo y para recogerla ycargarla en los carros se utiliza la henificado-
ya de combinación.
Usos y conservación. Las plantas forrageras se emplean en ver-
^e. y secas.
El heno se conserva formando, sobre ramas, estacas ó paja, y
$u tandas ó capas bien acondicionadas, montones circulares, es-
trechos en la base, anchos en el centro y terminados en punta lla-
gados, heniles. Cubiertos para resguardarlos de la humedad, desde
\% parte ancha hasta la terminación, con paja albardin, broza ó re-
lama. La mezcla de la grama de olor y de la sal común hacen los
henos mas sabrosos y apetecidos por los ganados.

PLANTAS ECONÓMICAS.

Las plantas económicas, son aquellas cuyos productos utilizados


geueralmente en pequeñas dosis, producen sus electos en los d i -
ferentes usos á que se las destina, teniendo á la vez cada una de
•ellas varias aplicaciones.
Se dividen en alimenticias estimulantes; especias y drogas aro-
m á t i c a s ; y narcóticas.
Las alimenticias estimulantes, comprenden el t é , café, coca, ca-
cao y g u a r a n á .
Cameliáceas, Ternstremiaceas. Thea Chinensis, Té Chino. H . A r -
busto siempre verde, procedente del Sudoeste de la China y país de
Assam en las laderas del Himalaya; cultivada desde muy antiguo
en la China, y en el Japón, desde el siglo V I , é introducido en E u -
ropa por los holandeses en el X V I I .
C. Contiene ácido tánico, materias albuminoideas, cafeína,
aceite esencial y una materia olorosa que es la estimulante del sis-
tema nervioso.
C. T. En la región del naranjo y en la de la caña de azúcar
puede cultivarse este arbusto, en terrenos de fondo bien dispuestos,
labrados, embasurados y con riego.
La siembra se hace en semilleros á últimos de otoño en esposi-
ciones abrigadas y con riego, y por Marzo ó A b r i l se trasplantan de
asiento á la distancia de metro y medio; conservándolos por medio
de la poda á poco mas de un metro de altura; acopados, en forma
cónica y bien aireados en su interior.
El té se falsifica, mezclando las clases superiores con las inferio-
res, con el que ya ha servido y con hojas de rosal, fresno, fresa y
otras.
Rubiáceas. Coffea Arábica. Café de Arabia. H . Originario de
la parte central del Africa tropical, sud de la Abisinia y p r o v i n -
cias de Galla, Kaffa y Eneara, donde a ú n vive espontáneamente.
Desde el Africa fué trasportado al Sudoeste de la Arabia, luego á
las Indias orientales y por último, á la América y á las islas del
— 266 —
Océano Pacífico, Manila, y Asía meridional. En España se en-
cuentran algunas de estas plantas viviendo al aire libre, en Málaga,
A l m u ñ é c a r , Granada, y en las islas Canarias.
C. Contiene un alcaloide que es la cafeína y al cual debe en
parte su acción sobre el sistema nervioso; aceite graso, sustancia
albuminosa, un ácido y pequeñas porciones muy divididas, de
a z ú c a r y almidón.
C. T. En la región de la caña de azúcar, en los buenos ter-
renos de fondo, en los de aluvión bien labrados y embasurados,
así como en las laderas expuestas al Mediodía y Sudoeste que re-
ciben los benéficos aires del mar, debe intentarse con seguridad de
éxito el cultivo en grande de esta planta.
*Se siembra, inmediatamente después de madurar la semilla
porque si pasa algún tiempo se enrrancia y no germina. Por me-
dio de la podase le dá y conserva la forma arbustiva, fundándole
bajo, acopado y abierto, á fin de que fructifique mucho y sea fácil
la recolección á mano.
El café se ha llegado á adulterar hasta con pastas artificiales, he-
chas en moldes que afectan la forma y el color de este producto,
confeccionadas con harina de bellotas y de trigo tostada. También
se adultera, con garbanzos, higos, cebada, chufas ó cotufas, maiz y
otras semillas.
Compuestas. Chicorium intibus, Achicoria de café, achicoria
amarga; se cultiva mucho en Holanda como sucedánea del café, tos-
tando sus raíces, á las cuales se suele a ñ a d i r la raiz también tosta-
da de la escarola. Así como en Alemania, se hace café de las raíces
tostadas de zanahoria, remolacha y de otras.
Bitneriaceas. Theobroma cacao, Cacao; H . Originario de la A m é -
rica ecuatorial, cultivándose en la América central y en la del Sud;
islas de las Indias occidentales; islas de la Reunión, Borbon F i l i p i -
nas, Java Célebes y Borneo.
Este cultivo debe ensayarse en los parages mas abrigados y en
l a zona mas inmediata al mar de la región d é l a caña dulce. Ha-
biendo localidades como Maro, Almuñécar y otros muchos, en donde
es posible al aire libre la producción de esta planta.
Lo mismo debe hacerse en los mismos sitios con las Fspecias y
Drogas aromáticas, tales como el clavillo, canela, pimienta, anis es-
— 267 —
trellado y otras. La mostaza blanca Sinapis alba y la morena S,
nigra, de las Cruciferas, se cultivan fácilmente en todas nuestras zo-
nas. La mostaza en polvo procede del Sinapis jnncea.
En las Narcóticas, se comprenden el tabaco y la adormidera; el
primero, Nicotiana tabacum. Solanáceas, puede cultivarse como
planta de verano desde la región de la v i d , hasta la de la caña de
azúcar, en donde vive todo el a ñ o , habiéndose conseguido de m u y
buena calidad en Madrid y Albacete; pero como g é n e r o estancado no
está permitido su cultivo en grande. De la adormidera ya nos he-
mos ocupado en otro lugar.

PLANTAS HORTICOLAS.

has plantas hortícolas, son íoáaiS aquelldiS que se cultivan en las


huertas con la denominación vulgar de hortalizas.
La huerta, ha de estar situada, siempre que sea posible, inmedia-
ta á las poblaciones y con fáciles medios de comunicación; en bue-
nos terrenos, de fondo despejados de árboles y con riego.
Según el objeto que con estas producciones se desea conseguir,
su. cultivo puede ser ordinario ó normal, anticipado, forzado y tar-
dío y todos ellos reclaman muchos abonos.
El normal, es el que se lleva á cabo en la época natural en que
comunmente se producen las hortalizas, en cada una de nuestras
regiones.
El anticipado es en el que se consigue adelantar los productos,
en relación con la climatología del pais, valiéndose para ello, de las
buenas esposiciones del terreno, de abonos estimulantes y cuidados
esmerados de cultivo.
El forzado, es aquel que aprovechando las esposiciones abriga-
das,© construyéndolas artificialmente con especialidad á s u s variados

objetos, valiéndose de camas calientes, cajoneras, acristaladas ó con
zarzos, y utilizando los abrigos rústicos de todas clases, se consiguen
las hortalizas en distintas épocas y aun estaciones á las en que se
producen á campo raso.
El tardío ó retardado, es en el que se emplea el método sucesivo
de siembras y los demás medios apropiados, para conseguir las hor-
talizas, inmediatamente después de haber terminado la época normal
de su producción.
Puede dividirse el cultivo de las plantas hortícolas, en seis seccio-
nes. 1.a Raices, bulbos y tuberlos. 2.a Legumbres 3.a Verduras.
4.a Ensaladas. 5.a Condimenticias. 6.a Frutos y frutas.
Be las raices y tubérculos, nos hemos ocupado anteriormente y so-
lo trataremos del Raphamis sativus, Rábano; del cual se conocen d i -
versas variedades y subvariedades que se distinguen por el color
t a m a ñ o y forma.
En las tierras sueltas, ligeras y frescas y en las huertas, se hacen
las siembras claras desde Febrero hasta Mayo y desde Agosto á Oc-
tubre ó Febrero según los climas. Se entresacan las plantas que estén
muy juntas, se escardan y riegan y se arrancan cuando a ú n están
tiernos y aguanosos.
Los bulbos ó cebollas, pertenecen á la familia de las Liliáceas.
Allium cepa, de allium, nombre latino del ajo, ó de una palabra celta
que significa cálido. Cebolla. H . Originaria del Asia, m u y c o m ú n en
el Egipto y cultivada en el Oriente por el pueblo judio.
Las variedades y subvariedades que se conocen, se distinguen por
el color, forma y t a m a ñ o y por ser mas ó menos precoces ó tardias.
Se siembran en semilleros desde Setiembre á Noviembre y por
Febrero hasta Mayo.
Preparada la tierra en caballones, se t r a s p l a n t a r á n por Febrero
ó Mayo; y por Setiembre y Octubre, las cebollas grandes que p r o -
ducen cebolletas denominadas siempre vivas.
El Allium saíivum, Ajo, ó alcanfor de los pobres, s e g ú n Raspaií,
se planta por Octubre y Noviembre y hasta principios de Enero.
Verduras se denominan así, todas "las hortalizas que se comen
en la olla ó cocido. Y las principales que necesitamos conocer, per-
tenecen á las familias de las Cruciferas, Quenopodeas, Esmilaceasy
Compuestas.
— 26*) —
Cruciferas. Brassica de hresic, nombre celta de la col. I I . de íá
Brassica sylvestris, espontánea en las costas y varios otros puntos
de E s p a ñ a , proceden todas las castas y variedades de coles, ó plantas
de troncho, que se cultivan, las cuales pueden dividirse en tres claa
ses. 1.a Coles propiamente dichas. 2.a Berzas que repollan» 3»*
Coles cuyos pedúnculos de la flor, reunidos ántes de desplegarse
los petalos son comestibles. Los de la primera, se conocen con glos
nombres vulgares de coles o berzas, colinabos, llantas y bretoneSi.
Los de la segunda, con el de repollos y lombardas. Los de la tercera ^
broculis y coliflores. El cultivo de todas ellas es bastante parecido»
Se prepara el terreno, con una cava profunda y una entrecava
para envolver el abono, porque las berzas esquilman mucho el
terreno.
Se verifica la siembra, desde Febrero ó Marzo, hasta Mayo, según
los climas y se comienzan á trasplantar en Mayo. E l p u l g ó n y la
oruga denominada lagarta les son perjudiciales.
Quenopodeas. Beta vulgaris cicla* Acelga H . Cultivada por loá
antiguos griegos y romanos y t a m b i é n entre nosotros^
Se siembra desde A b r i l y Mayo, hasta Agosto; y en las regiones
frías desde Febrero, en semilleros, ó de asiento, en pequeños surcos
ó rayas, en eras alomadas, en caballones y en el borde de los cante-
ros y regueras. Requiere frecuentes riegos y se cultivan general4*
mente dos variedades, la verde y la blanca.
El producto de esta planta, son las hojas q u é principiarán á re*
cojerse á los dos meses y medio de sembradas. Admite el cultivo
forzado.
Spinacia olerácea, Espinaca. H . Originaria de Oriente, criándo*
se espontánea en la Tartaria. Los árabes la introdujeron en España
en el siglo X V y de aquí se estendió por Europa.
Esta planta dioica se siembra, de asiento y en surcos desde Se¿
tiembre á Noviembre entresacándolas después si nacen muy espesaSi
Esmilaceas. Asparagus officimlisi de una palabra griega que
significa r e t o ñ o . E s p á r r a g o esparraguera» H . Cultivada y m u y
apreciada por los griegos y romanos; s e g ú n Plinio, tres espárra^
gos de los de Ravena pesaban una libra; posteriormente los mejorei
vinieron del Asia y se estendieron por Europa»
El olor de estos turiones, se hace notable en el agua y comunican
U
—m ~
á esta y á la orina cuando se comen un olor desagradable. Contie-
nen un principio diurético llamado asparaguina.
Se multiplica, por semilla y por sus cepas ó conjunto de raíces.
La plantación, se hace desde Noviembre á Marzo, en zanjas de
un metro de anchas dejando en cada lado el espacio de uo metro,
en donde se echará la tierra que se apisonará, formando paredes i n -
clinadas hacia la zanja. En esta se p l a n t a r á n tres filas de cepas al
t r i á n g u l o ó tresbolillo y se c u b r i r á n con tierra bien embasurada á
medida que vayan creciendo.
Cuidados de cultivo. Se escardan, binan, embasuran y riegan
estos plantíos, cortando á su tiempo los turiones, que son los que
constituyen su producción y se siega la planta por Noviembre, á
fin de prepararla con los mismos cuidados al brote de nuevos t u -
riones. Esta planta se presta mucho al cultivo forzado y las p r i n c i -
pales variedades son la verde, morada y holandesa.
Compuestas. Cinara cardunculus. Cardo común ó de comer, el
cual procede del Mediodía de Europa.
Son dos las especies, la espinosa y sin espinas, siendo esta ú l t i -
ma, denominada cardo común de E s p a ñ a y sus variedades, íes mas
generalmente cultivadas.
Preparada la tierra, con labor profunda, se riega y con tempe-
ro se entrecava, encasillando el terreno al tresbolillo, distando las
casillas entre sí poco mas de un metro.
Se siembra, de asiento en Mayo y el tardío por Febrero, colo-
cando tres ó cuatro simientes repartidas en cada casillero, entresa-
cándolas después de nacidas á fin de que no queden mas que las
necesarias. Binándolas y regándolas hasta su completo creci-
miento.
Se aporca el cardo, tendido ó en p i é ; en el primer caso, se abre
una zanja en la dirección en que se ha de enterrar, franqueando ó
desbragando la planta por el lado opuesto hasta dejarla caer. En
el segundo se van aporcando, ó arrimando tierra por ámbos la-
dos, á medida que vayan creciendo. E n los dos casos se ha de pro-
curar que el agua no penetre en el interior.
Cynara Scolymus, Alcachofa, cardo alcachofero. Cultivado en
Roma y después en Grecia, desapareció su oso y reapareció su cul-
tivo en el s i d o XV en líalia.
— 271 —
Se c u e n í s n diferentes variedades que se mejoran con ei buen
cultivo.
Se multiplican, por semillas, y por esquejes, hijuelos ó retoños
que se plantarán en Setiembre, ó en Febrero y Marzo, dejando fue-
ra de la tierra el cogollo.
Crecida ya la planta, se le aporcará por ámbos lados de modo
que quede en el medio del caballón y los riegos serán frecuentes.
Esta planta se presta bien al cultivo forzado. A la alcachofa la sue-
le atacar y destruir un hongo esencialmente contagioso, denomina-
do lepra blanca Pernospora ganglnformis.
Ensaladas, son las que se comen crudas y aderezadas, siendo
las mas comunes el ápio, escarola y lechuga. El cardo y el ápio se
comen cocidos y crudos.
Umbelíferas Apium graveokns, del celta apon agua. H . del ápio
silvestre, proceden las variedades que se cultivan, habiendo sido
los italianos los que lo dieron á conocer, estendiéndose después por
toda Europa.
Las variedades, son el ápio común ó de Italia, el macizo y otras.
Se siembra en Marzo, y el tardío en A b r i l , en semilleros, para
después trasplantarlo de asiento, en eras bien embasuradas y á
la distancia de 60 centímetros.
Para aporcar el ápio, se atan tres ligaduras equidistantes y se
aporca ó arrima tierra hasta la primera ligadura; á los l o ó 20
dias se hace hasta la segunda y hasta la tercera unos ocho dias antes
de sacarlo ó cuando esté del todo sazonado.
Compuestas. CicJiorium endivia, Escarola, camarroya, alcabela,
endivia.
H . Originaria de la Italia oriental y conaturalizada en varios
puntos de España.
Sas variedades son dos: la larga y la rizada de donde han tomado
origen todas las subvariedades cultivadas.
Se siembra, de asiento, en Junio y Julio y la tardía en Agosto y
Setiembre, entresacando después de nacidas lasque estén muy
juntas.
Necesita frecuentes riegos disminuyéndolos así que se van á
atar para blanquearse.
Atado. Esta operación se ejecuta cuando han adquirido todo su
crecimiento acogollándolas con tres ligaduras. También para blan-
— 272 —
^uearlas se aporcan como los ápios.
Lactuca sativa, de /ac leche por su jugo, Lechuga H . cultivada
clesde muy antiguo, la fábula representa á Adonis durmiendo en
un campo de lechugas, t a m b i é n las consideraban n a r c ó t i c a s .
La planta ya crecida contiene un jugo lechoso, acre y amargo:
y evaporando el que resulta esprimiendo la corteza del tallo se
oMiene el tridacio.
Sus variedades son dos: la larga y la repolluda de donde proce-
den todas las que se cultivan.
Se hacen siembras sucesivas, de l o en 15 días, desde Agosto hasta
Hayo, con las precauciones convenientes en las regiones frías, d u -
rante el invierno, ó suprimiendo la siembra cuando lo exijan las c i r -
cunstancias.
Se trasplantan así que tienen cinco hojas, á las eras ó caballones
y en sitbs abrigados según los climas y clase de cultivo, regando
p i t e s y después de plantar y atendiéndolas durante su cultivo con
abundantes riegos. E l escesivo calor les perjudica. También las pue-
és destruir el Pernospora gangluformis ó lepra blanca; debiéndose
granear todas las atacadas quemándolas ó destruyéndolas con cal
viva y no echándolas nunca al basurero, porque c o m u n i c a r á n la en-
fermedad á estas y otras plantas cuando se abonen las tierras.
Condimenticias. Son aquellas plantas de huertas que se emplean
para sazonar los alimentos, haciéndolos mas estimulantes y sabrosos;
tales como el peregil, yerba buena, alcaravea, mejorana, acedera y
otras muchas, todas ellas de muy fácil cultivo.
M Agaricus campesfris. Seta comestible; se cultiva en lechos de
estiércol de caballo situados en la oscuridad, los cuales formarán
plano inclinado y t e n d r á n por la parte anterior 28 á 30 centímetros
ée espesor y por la posterior 35 á 37. Sobre esta cama se e s t e n d e r á
una capa de mantillo o de tierra de prados y se c u b r i r á con otra de
musgo.
La plantación, se verificará en primavera y a ú n por siembras
tuoesivas, por líneas, en donde se irá colocando el blanco de se-
tas, que es el polvillo blanco que se encuentra en |donde las setas
i e han criado y desecado y que contiene los esperulos de la plan-
ta, regándolo con frecuencia pero evitando que se encharque y
aue la cama tenga demasiado calor.
La recolección, se hace por tandas á medida que las setas se va-
yan desarrollando.
Frutos. Los frutos que son los ovarios desarrollados á beneficio
de la fecundación, se comen crudos y cocidos; figurando entre los
mas generalizados en las huertas, ios pimientos, tomates, berenge-
nas, pepinos y calabazas.
Solanáceas. Capsicim annum, de una palabra griega que signifi-
ca picante por el sabor de sus frutos. Pimiento. H . Sus especies
son originarias del Asia y América tropical y su cultivo se gene-
ralizó en tiempo de los árabes.
Se conocen diferentes variedades, que se distinguen por su for-
ma, t a m a ñ o y color.
Las siembras se verifican en camas calientes, en exposiciones
abrigadas, y al aire libre, desde Diciembre, Enero y Febrero en la
región de la caña dulce y del naranjo, y en Marzo y A b r i l en las
del olivo y la v i d .
Después de trasplantadas se les dará un riego continuándolos en
la estación de los calores.
Solanum lycopersicim. Tomate; originario de la América meri-
dional su cultivo es análogo al del pimiento. Ambos frutos aumen-
tan su importancia porque dan lugar á la fabricación de conservas.
E l pimiento ó pimento de primera, se obtiene moliendo el fruto sin
la semilla y el de segunda moliéndole con ella.
Solanum meiongena. Berengena; S. esculentum. EL Originaria de
la India oriental y de Africa; los árabes la introdugeron en España,
y s e g ú n la vulgar preocupación de la época, se creyó que aquellos
la trageron para matar á los cristianos.
Las variedades cultivadas son tres: la c o m ú n , moruna ó morada
y la de huevo. Su cultivo es parecido al del pimiento.
Cucurbitáceas. Cucumiss sativus de Cucumis vasija por algunos
frutos empleados como vasijas, Pepino. H . Originario de la Tarta-
ria y de la India, encontrándose también en Egipto y cultivado
desde la mas remota antigüedad.
Se conocen diversas variedades. El terreno se prepara en alman-
tas de metro y medio á dos metros de anchas, con regueras por
los lado í, y encasillado el terreno á unos 80 centímetros, se verifica
en ellos la siembra de asiento desde Enero ó Febrero, ó por Marzo
ó A b r i l s e g ú n los climas.
— 274 —
El Cucumis flexuosus Cohombro, requiere los mismos cui-
dados.
Cucúrbita Pepo. De c u c ú r b i t a vaso, Calabaza; originaria de
Oriente cultivada desde muy antiguo, se cuentan muchas varieda-
des y subvariedades.
Se siembran asiento desde Enero ó Febrero, ó por Marzo ó
A b r i l según los climas.
El terreno se dispone en eras, ó en almantas de dos metros de
anchas, ó poco mas, regándolas abundantemente.
Dé las frutas, que en las huertas se crian como plantas h e r b á -
ceas, las mas estimadas y comunmente cultivadas son la fresa, los
melones y sandias.
Cucurbitáceas. Cucumis meló. Melón; en árabe albudeja, alzuchí.
Oriundo del Asia, desde antiguo cultivado en nuestro país que es
el que posee en Europa mayor n ú m e r o de variedades á cual mas
selectas.
La tierra se prepara, en almantas de metro y medio á dos
metros de anchas y se encasilla á la distancia de u n metro.
Se siembra en dichas casillas tres ó cuatro pipas humedecidas,
de simiente de dos años; estando los casilleros bien embasurados
y pulverizada la tierra, y suprimiendo, asi que han nacido, aque-
llas mas endebles. Se escarda y bina el terreno hasta que la plan-
ta comience á florecer. Se darán los riegos necesarios procuran-
do que el agua no innunde las almantas y se contenga . ú n i c a m e n -
te en las regueras, á ün de que la aprovechen las raíces. Tampoco
se p l a n t a r á n alrededor del melonar calabazas n i pepinos. También
se cultivan de secano.
Estos mismos cuidados se t e n d r á n presentes, en el cultivo del
Curcuhita cytrulus varietas. Sandía; zandía, pepón, albateca, melón
de agua, de Argel, originaria de Egipto.
Rosaceas Fragaria vesca de fragrans aromático por serlo los
frutos. Fresa Fresera mayueta; se encuentra en el estado natural en
varias colinas, valles y bosques de Europa.
Producto de los esmerados cuidados del cultivo existen en la
actualidad, numerosas variedades de fresas y fresones F . chilensis
que de dia en dia se aumentan. Las hay t a m b i é n procedentes de
América y de Surinam, Guyana Francesa.
Se multiplica, por semillas y mas comunmente, por sus vásia-
— 275 —
gos, rizomas, plantas y renuevos, en eras acofradas y bien em-
basuradas. Es planta que requiere riegos frecuentes desde que
comienza á florecer v en el verano.

ARBORICÜLTLIRA.—GENERALIDADES.—DIFERENTES FORMAS DE MULTIPLICA-


CIÓN DE LAS PLANTAS.

ArhoricuUura, es aquella rama de la fitotecnia que tiene por obje-


to el cultivo de las plantas leñosas; las cuales s e g ú n su porte y ta-
m a ñ o , se denomioan subarbustos ó arbustilios, arbustos y árboles.
Su cultivo es de suma imporkmcia, no solo por los productos, ho-
jas, frutos y maderas, sino porque este es el medio de aprovechar
m u l t i t u d de tierras incultas ó dispendiosas, para las cereales y de-
mas plantas herbáceas, y en donde los árboles son la única, mas
económica y lucrativa producción. Higiénicamente considerados,
purifican la atmósfera, y algunos, como los eucalyptus, neutralizan
los miasmas palúdicos que sa desprenden de los sitios pantanosos.
Se dividen en arbustos y árboles frutales; de rivera; adorno y
sombra; y maderables ó de construcción.
Su multiplicación, se efectúa como en las herbáceas por fecunda-
ción ó sea por semilla, ó sin fecundación ó por parte ó trozos de un
vegetal, como en los esquejes, estacas, acodos, ingertos y d e m á s .
La fecundación, puede ser natural, artificial, y forzada ó h i -
bridación.
L a natural, es la que común y espontáneamente se lleva á cabo
para la perpetuidad de las especies, siendo su vehículo el aire y en
ocasiones los insectos que, libando las flores, trasportan el polen
contenido en la celdilla ó celdillas que forman la antera y le de-
positan en los ovarios fecundándose de este modo los huevecillos.
La artificial, es la que se ejecuta de exprofeso para facilitar en
ocasiones esta operación de la naturaleza, en los vegetales poco
fecundos como en ciertas variedades de v i d y otros, ó ya en las
— 176 —
palmeras y demás que teniendo los sexos separados, en distintos
piés de planta, hay que fecundarlos á mano por encontrarse aisla-
dos y á gran distancia.
La hibridación, es la que tiene por objeto cruzar una especie ó
variedad con otra, á fin de obtener plantas intermedias, ó mejorar
y modificar las condiciones de las flores y frutos.
^ Cuando se trate del cruzamiento entre dos especies afines, ó entre dos varié--
dades de un mismo género, es preciso elegir con sumo C'.i ado el individuo que
ha de suministrar el polen y la planta que ha de ser fecundada. Esta, sej ha de
aislar evitando el contacto de las dsmá-; de su especie, castrando ó cortándole los
órganos masculinos asi que estén bien manifiestos. Desarrollados los pistilos y ma-
duro el polen, se introducirá osle con una brochita apropósito con la cual se toca-
rán y restregarán los pistilos á fin de ponerlo en contacto con el estigma, cubrien-
do la flor así fecundada con una caperuza de papel ó de tela impermeable, cuya
operación puede repetirse va'ias veces para asegurar el éxito.
Los productos conseguidos suelen parecerse á ambos vegetales, mas por regla
general los individuos ibridos, participan mas de la madre que del padre y en oca-
siones difieren de á m b o s . L a hibridación*entre vegetales afines se verifica también
naturalmente y porajedio de los insectos, cuando las plantas están en flor y se e n -
cuentran inmediatas ó reunidas
Semillas. De la multiplicación por semilla, se han originado
todas las variedades que en la actualidad se conocen y cuanto des-
de mas antiguo se cultiva una planta, mucho mas se mejora y ma-
yor n ú m e r o de variedades se consiguen. Los individuos proceden-
tes de semilla, son muy robustos, resisten mejor las causas de en-
fermedad y viven por mas tiempo, pero tardan mas en desarrollar-
se y sobre todo en fructificar.
La almaciga ó semillero, es el sitio destinado á las siembras, el
cual deberá estar soleado y ventilado, si bien al abrigo de los aires
nortes ó de los que le sean perjudiciales s e g ú n el clima y esta-
ciones.
La tierra se prepara, labrándola profundamente dejándola l i m -
pia desmenuzada y mezclada con mantillo, de modo que resulte
suelta y ligera dividiéndola en eras para poderse regar.
Los métodos ó modos de sembrar, son á voleo ó á p u ñ o , á chorri-
llo, rayas ó surcos y á golpes ó mateado; y la época de verificarlo
es por otoño ó primavera, s e g ú n la mayor ó menor humedad de
los climas. Las semillas aceitosas y resinosas, conviene sembrarlas
inmediatamente después de su m a d u r a c i ó n y cuando se despren-
den de la planta. Las demás aunque resisten por mas tiempo,
— r¡i ~
siempre es ventajoso el que 110 sean muy allejas, y la profundidad á
que han de quedar enterradas las semillas variará según su ta-
maño.
El cuidado de los semilleros, consiste en las escardas y riegos;
entresacando las plantas cuando nazcan muy juntas, para trasplan-
tarla > á otro sitio y cuya operacioirse llama p c a r y repicar.
Los viveros, criaderos ó planteles, son los sitios destinados á tras-
plantar los árboles y arbustos nacidos en el semillero, para criar-
los ó para multiplicarlos de estaca ó por otros medios, hasta su
trasplantación de asiento.
El terreno señalado á este objeto, será de mediana calidad, de
fondo, suelto ligero no muy abonado y con riego y se binará y l i m -
piará de malas yerbas.
La ingertera, es aquella sección del vivero, destinada á plantar
y criar los árboles que han de ser ingertados.
Las diferentes formas de multiplicación sin fecundación, en las plan-
tas dicotiledóneas ó exogenas, son por raíces y trozos de raiz; ta-
llos s u b t e r r á n e o s , rizomas ó cepas; t u b é r c u l o s ; bulbos; bulbillos;
yemas ó botones; hojas; esquejes; estaquillas ó estacas; acodos; t r o -
zos de tallo y por tronco; guias centrales ó cabezas; mamelones;
ingertos; é hijuelos.
Las monocotiledóneas ó e n d ó g e n a s , por hijuelos y por ramos.
Las celulosas, ó acotiledóneas por rizomas rastreros como en los
heléchos; por raíces primitivas y adventicias, como en las hepáticas;
por esporulas que hacen oficio de semillas, los heléchos, el oidium y
d e m á s plantas parásitas de la clase de los hongos; y por micelios,
que se asemejan á las raíces, y el polvo de las setas ya pasadas en
donde se encuentran los esporulos y cuyo conjunto se denomina
blance de setas, la seta comestible.
has raices cortadas en menudos pedazos, del flox perenne y del
Dais Cotinifolia sembradas en tierra ligera, dan lugar al brote de
nuevos individuos.
Los trozos de raices, y las raíces enteras del olivo; los trozos do
raiz de la Paulownia imperialis, Madura aurantiaca, Cydonia j a p ó -
nica. Araucaria Cuunighami, Halepsia díptera y otras, plantadas
en Marzo y las del olivo en Febrero, ó Enero, s e g ú n los climas, se
reproducen de este modo.
Por raices adventicias, en algunos íicus.
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— 278 —
Los rizomas del lirio y de la eaña, los de la fresa, con ramas es-
(oloniferas y el de otras varias se utilizan á ios mismos fines. Las
cepas ó rizomas oblicuos do la esparraguera, es el medio de m u l t i -
plicar prontamente dicha planta.
Por látigos, sarmientos renuevos ó p r o p á g a l o s , se aumentan las
fresas y fresones, yedra terrestre, violetas y d e m á s .
Por tubérculos, se propagan las patatas, patacas y otras.
Por bulbos ó cebollas,se multiplican el azafrán y todas las Irideas,
Amarilideas y demás cebollas de flor; por casquitos ó escamas, las
azucenas; y por dientes ó bulbitos sueltos el ajo.
Los bulbillos, ó apéndices carnosos semejantes á los bulbos que
nacen sobre las raíces, en las axilas de las hojas, en el sitio de los
órganos florales, ó en el ovario de las plantas denominadas vivíparas,
sembrados en tierra sirven para multiplicarlas.
Por yemas ó botones, la Paulownia imperialis y la hortensia.
La corteza, con algunas capas del liber, es uno de los diferentes
medios de aumentar el olivo.
La multiplicación por hojas se puede llevar á cabo en todas las
plantas crasas, como la Crassula arborescens, ladea coccínea, etc.
Hoya carnosa, flor de cera; y congeneres; por trozos de hojas, las
Glosinias, Briophyllum y d e m á s .
Los esquejes, son los tallos do las plantas herbáceas y los cogo-
llos ó renuevos de las leñosas que cortados por debajo de las yemas,
ó desgajados como en los claveles, se plantan en tierra para que
crien raíces. Los vegetales que tienen mucho tegido celular,se pres-
tan mejor á esta forma de multiplicación y la tierra usada para ello,
es la de monte ó la de brezo y en su defecto una tierra fina suelta
y arenisca. Los esquejes de plantas exóticas necesitan criarse bajo
campanas de vidrio de color violado y en invernáculos, estufas
templadas ó calientes, según su procedencia, á f i n de proporcionar-
les u n grado de calor, luz y humedad convenientes al desarrollo del
nuevo individuo.
Las estaquillas y estacas, son los trozos leñosos de ramas ó tallos
jóvenes que introducidos oblicuamente en una tierra ligera y bien
mullida, arrojan raíces por las partes enterradas. Los terrenos á
este objeto destinados, han de estar situados á la sombra entre
sol y sombra y con la suficiente humedad, pero no escesiva, para
que no se pudran las estacas. Por este m é t o d o se plantan de asien"
to algunos de los árboles y arbustos mas importantes de la produc-
ción agrícola como la v i d y el olivo, el granado, la higuera, la
morera y otros.
Las estacas de casquillo, ó talón, son las que se labran separan-
do en redondo, en las ramas ds 2 ó 3 años, toda la parte que las
une á las ramas ó tallos.
Las estacas enterradas en zangiílas, se emplean en la multiplica-
ción de la caña dulce y del b a m b ú y en la plantación de diques en
las orillas de los rios, en forma de cerramiento, cuando para ello se
nsan las de sáuce b á r d a g u e r a ; chopo y álamo blanco.
Los esquejcj y estaquillas se pueden conseguir que arroje i raíces ea el agua,
colocándolos convemontemenle en vasijas apropósilo y do esta manera hemos c o n -
seguido multiplicar rosales, geranios, y pelargonios, fuchsias, hortensias, la vid,
higuera, grandedo y hasta las ananas ó pina de América.
Los acodos, mugrones ó hundidos, son las ramas que sin sepa-
rarlas de la planta madre, ss entierran en zangillas, á fin de que
arrojen raices por los nudos y entrenados de las partes soterradas, en
cuyo caso se cortan á casco por su unión con el ramo, tronco ó ta-
llo. Por este sencillo medio se reponen las plantas pérdidas en las
viñas y se consigue multiplicar los árboles y arbustos difíciles de
arraigar por estaca, haciendo en la rarna, antes de enterrarla, una
incisión circular ó una ligadura, para que deteniéndose allí la sávia
arroje fácilmente las raíces. En los acodos altos, las ramas se me-
ten en cajones ó macetas con tierra y se colocan suspendidas re-
gándolas cuando lo necesiten.
Por trozos de tallo, no son masque estacas de mayor diámetro;
y los troncos gruesos del olivo, moral, higuera, sáuce y otros, sir-
ven para multiplicarlos y conseguir de este modo árboles ya cre-
cidos.
Los trozos de las guias centrales, terminales ó cabezas, de las co-
niferas plantas siempre verdes, como los cedros, araucarias, pinos,
cipreses, etc. y los de algunas especies de leguminosas, se utilizan
para la multiplicación resultando individuos bien conformados.
Las ramas laterales d é o s l o s árboles, no producen mas que ramas de la misma
índole; si bien existen especies como el Abies lanceolata, el Gingko biloba y otros
que multiplicados por este medio dan lugar á individuos bien conformados.
Por trozos de los tallos articulados, denominados vulgannento
— 280 —
palas ó pencas, la higuera chumba, la de la cochinilla y todas lab
opuntias.
Por mamelones y trozos de sus tallos globosos y carnosos, se pro-
pagan las Cácteas como sucede á la Mammillaria longimamma y
sus congeneres al Cereus Peruviamis monstsuosus á los echinocactus
ó echinopsis, cereus y d e m á s .

INGERTOS.-GRuros EN QUE SE DIVIDEN.—PODAS.-ODJETO Y s u s DIFERENTES


FORMAS.

Ingerto, es toda parte que separada de u n vegetal, é implan-


tada sobre otro, vive y se desarrolla con todos los caracteres y pro-
piedades del individuo á quien pertenece.
La planta sobre quien se ingerta se llama patrón y la porción
que en el se ingiere recibe el nombre genérico de ingerto.
Las plantas procedentes de semilla, barbados ó hijuelos que no
han sido ingertadas, se denominan silvestres ó sierpes; en el ciruelo
endrinos y en el peral peruétanos.
Se llaman francos, los patrones de fruíales que procedentes de
simiente, se destinan á ingertos de la misma especie y g é n e r o , co-
mo el albaricoque, para los albaricoqueros; el peral ó p e r u é t a n o
para los perales; el membrillo para los membrillos y asi en todos
ios d e m á s . Y si por los diversos métodos de propagación sin fe-
cundación, se multiplican las plantas anteriormente ingertadas
t a m b i é n reciben el nombre de francos de pié.
Se denomimn bastardos, los destinados á ingerir especies del
mismo g é n e r o ó afines, como el ciruelo y almendro para el albari-
eoquero; el membrillo para el peral, etc.
H. El arte de mgertar es muy antiguo y la naturaleza lo hubo
de dar á conocer en el ingerto de aproximación. Los chinos lo prac-
tican desde tiempo inmemorial; lo conocieron t a m b i é n los fenicios
y de ellos b aprendieron los cartagineses y los griegos, que á su
— 281 —
vez, lo enseñaron á los romanos y estos á los españoles. En la
edad media quedó olvidado el arte de ingertar, esceptuando á
España en donde se practicaba hasta por los monges, en las huer-
tas y vergeles de los conventos. El conocido horticultor francés
La Quintinie, célebre jardinero de Luis XYI, lo dió á conocer en
su país y desde allí se generalizó por Europa.
Para que prendan los ingertos, hade existir intima analogía fi-
siológica y anatómica, entre el patrón y el ingerto; de modo que
las especies de un mismo género se pueden ingertar, unas con
otras. Así como los géneros de una misma familia, ó como vulgar-
mente se dice, frutales de hueso, con los de hueso, y los de pe-
pita ó pipa con los de pipa. ^
Verificándolo en este caso sobre el albaricoque, el abridor y el melocotón; so-
bre el ciruelo, e! albaricoque, abridor y melocotón; sobre el almendro, el albarico-
que, ciruelo y abridor; sobre membrillo, los perales y manzanos; sobre espino, los
nísperos, acerolos, azufaifos y algunos perales y manzanos; sobre cidro el naranjo,
limón y lima.
Y sobre todo; las variedades de una misma especie que es la
práctica más generalmente seguida, puesto que el ingerto engorda
y mejora los frutos; perfeccionándose las castas siempre que se
ingerta sobre peral, manzano, membrillo, albaricoque, ciruelo, na-
ranjo y demás sobre sus diferentes variedades.
La reingertacion, ó sea el ingertar dos ó más veces, sobre un
mismo ingerto, no engorda ni mejora los frutos como infundadamen-
te han llegado á creer algunos.
En cuanto á las condiciones anatómicas, ó de vegetación, se han
de tener presentes la coincidencia del movimiento de la sávia,
elasticidad y dureza de las cortezas y maderas y persistencia ó
caida de las hojas. Y aunque existen algunas escepciones con-
trarias á estas reglas generales, no deben sin embargo olvidarse,
ni mucho ménos dar crédito á los ingertos raros, maravillosos é inif-
posibles.
Las épocas de ingertar, son en el ascenso y descenso de la
sávia; los instrumentos para esta operación, son el serrucho de
dientes de lobo, la navaja corva y la de ingertar, cuchilla para
abrir los patrones, punzones y cuñas de madera dura ó de hueso,
guvias,é ingertadores apropiados á la forma y especialidad de ciertos
ingertos modernos.
Los ingertos se dividen, en tres grupos: 1.° Ingertos por aproxi- ,
—m —
niácion. 2.° Ingertos de p ú a , ó vastagos con yemas y leño. 3.° I n -
gertos de corteza y yemas.
El ingerto por aproximación, ó de j u n t a r , consiste en la íntima
u n i ó n de dos tallos ó ramas; el cual se verifica naturalmente en
los bosques, vergeles y jardines, cuando rozándose dos ramas ó
tallos de igua| especie concluyen por soldarse.
Para practicar este ingerto, se raspan, descortezan ó despren-
den la epidermis, parte de la albura y aun del leño, y en ocasio-
nes con muescas y entalladuras que penetran hasta la madera, ha-
ciendo que en todos los casos coindan el patrón y el ingerto en
sus planos de contacto; a s e g u r á n d o l o s con ligaduras y evitando la
entrada de la humedad y del aire por medio del u n g ü e n t o de inge-
ridores ó con arcilla amasada con boñiga de vaca.
Los objetos con que se verifican, constituyen las diferentes for-
mas y clases comprendidas en este grupo.
Hl de aproximación ordinaria, se emplea para ingerir ramas con
ramas y entre otras aplicaciones sirve para formar setos vivos, plan-
tando en zangillas los cidros, manzanos, granados y otros frutales,
en la forma é inclinación con que se construyen los cañizos y ca-
nastillos, formando rombos, en cuyos puntos de contacto se h a r á n las
ligaduras.
Pueden servir para cubrir las partes desguarnecidas de ramas, en
los frutales que afectan formas s i m é t r i c a s .
También se utilizan para nutrir, ramas desmedradas y árboles
viejos, plantando alrededor otros árboles de la misma especie é i n -
gertando las ramas, para que de este modo s 3 alimenten y le
presten todos su sávia.
Los ramos de fruto, se i n g e r í a n t a m b i é n por este medio.
Elllamado ingerto herbáceo de la v i d , pertenece igualmente á es-
te grupo; así como el de retorsión de Laliman, que consiste en entre-
lazar dos sarmientos, uno de v i d americana resistente á la filoxera,
y otro de la variedad que se quiera multiplicar, descortezándolos
en los puntos de contacto y con tres ligaduras, en la base, en el
medio y en la extremidad.
La estaca-ingerto que se verifica en la v i d , yusíaponiendo i n t i -
mamente destrozos de sarmiento cortados en formado c u ñ a , los
que d e s p u é s de ligados se plantan en tierra y de este modo á la
vez arraigan y se verifica la soldadura.
— 283 —
Existen oíros varios en este grugo, que estando menos generalizados son m a s
difíciles de practicar
Los ingertos de púa, son los trozos ó vastagos que llevan yemas
> leños y pueden ser cachados ó sin cachar.
Los de cachado ó de hendidura, usados mas generalmente, son los
de meseta, pié de cabra, el de estaquilla para las vides, el de p ú a
sobre raíces y el h e r b á c e o .
El de meseta ó cachado ordinario, se usa para los frutales y á r b o -
les de patrones gruesos destinados á todo viento.
Para egecutarle con perfección, al cortar ó desmochar la cabeza
ó copa del p a t r ó n , para labrarla meseta, en vez de dejar esta ho-
rizontal, se l a b r a r á en plano inclinado, porque de ese modo se c i -
catrizan mejor estas heridas; y en lugar de dividir por completo
el p a t r ó n , se le rajará solo la mitad por el lado en que se ha de
colocar la p ú a .
Las varetas para sacar las p ú a s , se c o r t a r á n en Diciembre, Ene-
ro ó Febrero s e g ú n los climas, de los vástagos del año anterior y se
c o n s e r v a r á n enterradas en parage fresco. Si se ingerta al dormido
se c o r t a r á n por Setiembre.
Las pilas, se labraran con los trozos ó partes medias de las va-
retas ó ramas y nunca de la base ó punto de u n i ó n con el tallo
ó ramos, n i de las extremidades, serán de un grueso proporcio-
nado al p a t r ó n y llevarán dos ó tres yemas.
A l ejecutar este ingerto se labrará la púa en forma de cuña, comenzando el c o r -
te, en ámbos lados, por debajo de la ú'tima yema y dejando dos filetes de corteza;
el interno mas fino y adelgazado por la punta y el externo mas ancho y grueso.
Descabezado el tronco y dejando la meseta afinada y en pleno inclinado, se raja
el patrón lo necesario á la longitud de la púa, por el lado mas liso y mejor c o n -
formado, con una cuchilla apropo'sito, golpeándola con un mazo do madera, ó r a s -
gándolo con la navaja si es delgado; y apalancando y abriendo suavemente la
hendidura con una cuña, con la punta de la cuchilla 6 de la navaja, se introduce
la púa de manera que coincida en un todo con la corteza del patrón. Después se
hace la ligadura con un aúllo de lana y en su defecto de cáñamo, esparto, mimbre,
ó retama, se e n v u é l v e con un papel y se cubre con una mezcla caliente de sebo y
pez, ó se embarrará con arcilla amasada con boñiga do vaca.
El ingerto de cachado se hace, al empuje de l a s á v i a desde Febre-
ro ó Marzo, hasta principios de A b r i l , s e g ú n los climas y al dormi-
do por Setiembre.
El de pié de cabra que es una variación del anterior, es mas se-
guro y usado para patrones delgados; l a b r á n d o s e la meseta en-do£!
— 284 —
planos cuyo conjunto afocla la forma que le ha dado el nombre.
En el de estaquilla para las vides, se descubre la cepa á unos 30
c e n t í m e t r o s de profundidad, se la da un corte en bisel á cosa de la
mitad descubierta y tomando un sarmiento bien nutrido y con
recalce, se le hace inmediato á éste una incisión ó muesca que se
introduce en la hendidura del p a t r ó n . Inmediatamente se le liga ó
ata, se embarra y se vuelve á tapar el hoyo con tierra.
El de púa sobre raices, consiste en separar ó cortar cerca del
punto de u n i ó n con la central, una de las raíces mas vigorosas
y colocada entre dos tierras, introducir en ella una p ú a que en-
seguida se . ligará y e m b a r r a r á .
Para el ingerto herbáceo de púa, se e m p l e a r á n los trozos de guias
terminales, de consistencia entre h erb ácea y leñosa, y se usa para
las coniferas, nogales, encinas y d em ás especies difíciles de i n -
gertar.
El ingerto de corona ó de entrecorteza, se lleva á cab ) sin cachar
ó hendir el p a t r ó n , de modo que una vez descabezado y alisada la
meseta, con u n p u n z ó n de hueso, de boj ó de encina, se despe
ga con suavidad y sin romper n i magullar, la corteza del p a t r ó n
y en este hueco se introducen las p ú a s entre la corteza y la
albura.
Las púas se labrarán, con varetas de dos años si el p a t r ó n es
grueso, dándoles u n corte igual y fino en forma de pico de flauta
ó de pluma de escribir, con el fin de introducirlas y que sienten
}a cara provista de corteza con la parte interior de la corteza del
p a t r ó n ; y se colocarán en él 2, 3 ó 4 p ú a s , s e g ú n su d i á m e t r o .
Este ingerto se emplea en los árboles de tronco demasiado grue-
so y en los que pudiera ser peligroso el ingerir de cachado y la
época apropósito para ejecutarlo es por A b r i l y Mayo, cuando la
sávia se encuentra ya en movimiento y se despegan con facilidad
las cortezas.
Este ingerto se ha perfeccionado cortando en bisel el patrón y haciendo que l a
púa penetre entre las primeras capas de la albura. Pertenecen también á los ingertos
de púa sin cachar 6 hedir, los denominados de lado ó costado, por el sitio en que se
practican, los cuales se emplean para cubrir la falta de rama de los frutales podados
en espaldera pirámide y otras formas.
En los ingertos de corteza y yema, se hallan comprendidos co-
mo mas generalmente usados los de escudete, canutillo y los de
botón con fruto.
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