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Origen.

Su etimología radica, del Árabe Hispano en este caso (Al-Wasiyya= el


testamento). Se refiere a la persona autorizada por ley para ejecutar un
testamento.

Aunque el origen de la institución del albacea es bastante discutido. La figura


para algunos se pierde en el tiempo y data del Derecho Romano, pero otros
afirman que el instituto no fue conocido por este último, y que pudiera tener
esbozos que fueron desarrollados en la Edad Media, siendo para algunas
realmente definidas en el Derecho Germánico. Se reseña también como
posible origen al Derecho Canónico que se gesta por la necesidad de ejecutar
las mandas ordenadas en el testamento frente a los herederos remisos.

Definición.

Según el Manual de Derecho Sucesorio. María Candelaria Domínguez Guillen.

“El albacea o también denominado “Ejecutor testamentario”, es la persona


designada por el testador a los fines de tener a su cargo algunas funciones
relativas a la sucesión; es el llamado por el testador a ejecutar las
disposiciones del testamento y de allí su denominación. Tiene a su cargo
velar por la ejecución del testamento, es decir, por el cumplimiento de la
última voluntad del causante. En nuestro ordenamiento el testamento es
normalmente ejecutado y cumplido por el propio heredero, pero puede
suceder que por un motivo u otro el testador no tenga la suficiente
seguridad o confianza en aquellos y pueda entonces encargar un albacea
o ejecutor testamentario. Se trata de una figura de gran positividad del
derecho actual.”

Según el diccionario jurídico Consultor Magno, Mabel Goldstein el albacea es


una persona o personas encargadas de hacer valer del testamento del
causante, cuyo nombramiento debe hacerse bajo las formas prescritas para los
testamentos pero no es preciso que se haga en el testamento mismo, cuya
ejecución tiene por objeto asegurar que se ejecute dicho testamento.

Según el Código Civil Venezolano comentado, albacea testamentaria es la


persona encargada de cumplir en todo o en parte la voluntad del testador.
Puede ser nombrado por testamento o escritura pública. Requiere de la misma
capacidad para ser mandatario y no ser incapaz para adquirir a titulo de
herencia. Los bancos pueden ser albaceas.

A propósito de ello, debemos señalar los diferentes tipos de albaceazgo que


existen en nuestro país que se asemeja con los tipos de albaceazgo que
existen en México y estos son:

 Universal: Recibe el encargo de ejecutar todo el testamento, tiene todas


las funciones, incluidas las de la partición.
 Particular: Solo se le dan determinadas facultades para cumplir con
determinados objetivos.
 Unipersonal: Una sola persona.
 Pluripersonal: Varias albaceas.

De modo que, hay albaceas testamentarios que son los designados por el
testador, legítimos que son los herederos a falta o inhabilitación de alguno de
los albaceas y dativos que son los nombrados por el juez, cuando no existan
los albaceas testamentarios o legítimos.

Caracteres.

1.- Es un cargo testamentario: Se trata de una figura que solo existe en la


sucesión testada o voluntaria. Indica el artículo 967: “El testador puede
nombrar uno o más albaceas”. En el ámbito nacional, refiere López Herrera que
en nuestro sistema legal, nadie -salvo el propio causante- puede nombrar
albacea; ni siquiera la autoridad judicial. Lo dicho sufre una excepción: El
ejecutor testamentario puede delegar sus funciones en tercera persona,
cuando así lo haya autorizado el testador de manera expresa. Se aprecia
decisión judicial que indica “la figura del albacea testamentario es exclusiva del
testador como facultad que le es inherente, nombrándolo en el testamento de
manera nominativa y sin necesidad de solemnidad alguna”.

Sin embargo, según indicamos previamente, autores como Sojo Blanco


distinguen los albaceas testamentarios, legítimos o dativos, según se designen
en el testamento, o que a falta de tal sean los herederos, o en defecto de tal
sea designado por el juez. En efecto, se indica que el albaceazgo, no siempre
es testamentario porque de faltar el ejecutor testamentario puede suplirlo los
herederos o alguien designado por el juez. Cabe recordar que López Herrera
admite que el testamento es normalmente ejecutado y cumplido por los propios
herederos, aunque el testador pueda designar albacea.

Claro Solar indica respecto del Derecho Chileno que dicha clasificación de los
albaceas no tiene realidad aplicación en el Código Civil. Sin embargo, señala
Serrano Alonso que, en rigor, los únicos albaceas son los testamentarios
aunque de modo impropio se habla de albaceas legítimos para designar a los
herederos como ejecutores testamentarios o de albaceas dativos para referirse
al nombrado por el juez.

En la doctrina francesa, defina el albacea como un mandatario; Andry y Rau en


su obra –Cours Droit Francais- lo define así: “El ejecutor testamentario es un
mandatario impuesto por el testador a sus herederos o legatarios universales
con el fin de obtener una más segura, exacta y más diligente ejecución de sus
últimas voluntades”.
En sentido semejante, indica López Vilas que en los casos de que el testador
no nombre albacea los herederos serán en realidad los ejecutores natos del
testamento. Realmente, lo que debe precisarse es que se trata de un cargo
testamentario, básicamente porque precisa de la sucesión testamentaria o
voluntaria –no siendo posible en la sucesión legal o ab-intestato- y que
generalmente el supuesto característico y natural, es la designación por el
propio testador. Pero, excepcionalmente puede acontecer el caso de la
existencia de testamento, sin que el testador haya designado expresamente
una persona específica como albacea. Pues bien, a pesar de la parca de
nuestra regulación legal al respecto, es allí donde encuentra sentido la
consideración de la doctrina que alude al albacea legitimo o dativo, porque la
lógica y la dinámica del proceso sucesorio apunta a que alguien debe asumir la
ejecución de su testamento. De allí que se afirme “el heredero puede ser
privado de su condición natural de ejecutor hereditario por el propio testador
mediante el nombramiento del testamento de un ejecutor hereditario que
tradicionalmente recibe el nombre de albacea”.

2.- Voluntario: Esto se trata de un cargo no obligatorio o de libre aceptación. Al


efecto indica el artículo 970 del Código Civil en cuanto al lapso para la
aceptación o exclusa: “El juez, a instancia de cualquiera de los interesados en
la sucesión, debe señalar un plazo razonable dentro del cual comparezca el
albacea a aceptar su cargo o a excusarse de servirlo. Si el albacea esta en
mora de comparecer puede darse por caducado su nombramiento”. Señala una
decisión judicial que se trata de un cargo voluntario tanto de parte del testador
como del designado, quien tiene un lapso para aceptar o excusarse y de
transcurrir el juez podrá considerar caducado su nombramiento.

“De la norma citada se colige que toca al juez apreciar si hay razones para dar
por consumado el nombramiento del albacea, que no ha comparecido a
aceptar ni excusarse del cargo recaído”; la solicitud de aceptación y
juramentación del cargo de albacea realizada ante el juez por cualquiera de las
partes es de jurisdicción voluntaria. Se aclara que el cargo es voluntario, pero
de ejecución obligatoria una vez aceptado, de conformidad con el artículo 983
del Código Civil: “El cargo de albacea es gratuito y voluntario; pero una vez
aceptado pasa hacer obligatorio si no sobreviniere escusa admisible al
prudente arbitrio del juez”.

En el derecho español, se admite la responsabilidad del albacea, quien debe


desempeñar su cargo con la diligencia de un buen padre de familia, y se cita
que esta fuera de discusión que los albaceas son responsables por culpa. Y
agrega Albaladejo que el albacea no solo responde por el daño causado en el
ejercicio doloso o negligente de su función si no por no ejercer el cargo. En
todo caso, debe recordarse que la responsabilidad civil en general incluso en
instituciones familiares tendrá lugar cuando concurran los requisitos que hacen
procedente la misma.
Por otra parte, la doctrina argentina aclara que el indigno podría ser albacea
pues aquella constituye una incapacidad para suceder y no para obligarse.

3.- Gratuito: se trata de un cargo en principio no remunerado según se


desprende claramente del citado artículo 983 del Código Civil, salvo disposición
contraria del testador, que a su deriva el articulo 984 eiusdem que prevé: “Si el
testador legó o señaló conjuntamente a los albaceas alguna retribución, la
parte de los que no admitan el cargo, acrecerá a los que los admitan”. Valdría
la pena considerar de lege ferenda el carácter en principio remunerado de una
función por lo demás delicada a los fines de constituir un incentivo para su
aceptación, como acontece en el caso del tutor (artículo 375 del Código Civil).
Podría referir la ley, como remuneración un porcentaje mínimo del activo de la
herencia, que pudiera ser aumentada por el testador sin perjuicio de la legítima.
Se trataría a todo evento, de una remuneración legal, cuya norma tendría
carácter dispositivo o supletorio y que por tal también podría el causante
imponer su gratuidad.

4.- Personalísimo e indelegable: Se trata de un cargo otorgado en función de


las características personales del seleccionado. Esto es, de confianza o intuito
personae y de allí su carácter indelegable, salvo previsión expresa del
causante. No podrá el albacea delegar el encargo que le hizo el causante, a
menos que este hubiere autorizado expresamente la delegación. De allí que
establece el artículo 982 del Código Civil:”Sin expresa autorización del testador,
el albacea no puede delegar sus funciones las cuales terminan por su muerte o
remoción o por la expiración del lapso señalado por el testador o por la Ley”.
Solo podrá ser expresamente prevista por el causante la delegación del cargo
de manera personalísima.

5.- Temporal: Es un cargo que a falta de previsión testamentaria tiene un lapso


de ley para su ejecución, a saber, un año que pudiera prolongarse según las
circunstancias, de conformidad con el artículo 978 del Código Civil: “El albacea
debe cumplir su encargo en el termino señalado por el testador. Si el testador
no lo señaló tendrá el de un año, a contar desde la muerte de aquel, término
que el juez podrá prolongar, según las circunstancias, a petición de cualquiera
heredero o del mismo albacea”. Si bien algunos consideran que el testador
puede disponer una duración indefinida al albaceazgo, resulta más lógica la
consideración de que no procede asentar en el testamento la continuación
indefinida del nombramiento del albacea. Salvo previsión de otro lapso por el
testador su misión debe ser cumplida en un año, aunque excepcionalmente
prorrogable por el juez según las circunstancias.

6.- Individual: Se trata de un cargo que ejerce un solo sujeto o individuo salvo
disposición contraria del testador. Por lo que pueden existir varios albaceas por
previsión expresa del causante. Según se deriva del artículo 981 del Código
Civil: “Si muchos albaceas han aceptado el encargo, uno solo puede intervenir
a falta de los demás, salvo disposición contraria del testador; pero están
obligados solidariamente a dar cuenta de los bienes que se le haya confiado,
con tal que el testador no haya dividido sus funciones y que cada uno de ellos
se haya limitado a los que se le hubiere atribuido”. Por lo que en principio, de
ser destinados varios ejecutores testamentarios desempeñan el cargo
conjuntamente. De tal suerte, que por voluntad expresa del causante la
ejecución testamentaria podría asignarse simultáneamente a una pluralidad de
individuos o sujetos. Señala Sanojo que puede haber varios albaceas y pueden
ser nombrados en distintos testamentos, salvo la resolución que pueda recaer
sobre si los nombramientos posteriores han revocado los anteriores. Se
distingue así entre albaceas singulares y plurales, y se admite que los últimos
por voluntad del causante podrían actuar separados, así como mancomunados
o conjuntos.

7.- Ejecutor testamentario: Aunque parezca reiterativo, y se deriva de la


propia definición de albacea, su intervención en un proceso sucesorio particular
se dirige a hacer posible o efectiva la voluntad del causante. Sus facultades o
atribuciones deben reducirse a la ejecución del acto testamentario.

Atribuciones de los Albaceas.

Son las señaladas por el testador para que haga cumplir sus disposiciones
testamentarias a falta de tal indicación rige lo prescrito por la ley, y son:

- Disponer y pagar los funerales del testador, con arreglo a lo ordenado


por éste, y en defecto de tal disposición, según la costumbre del lugar y
las facultades de la herencia.
- Pagar los legados que consistan en cantidades de dinero, haciéndolo
saber al heredero y no contradiciéndolo a éste.
- Vigilar la ejecución de los demás ordenados en el testamento; y
sostener, siendo ellos justo, su validez en juicio o fuera de él.
- Si por disposición del testador esta en posesión de todos los bienes, sus
atribuciones se extiende a pagar las deudas.
- Cuando no hubiere en la herencia dinero suficiente para hacer los pagos
y los herederos no lo afrontasen de lo suyo, solicitaran autorización del
tribunal para la venta de bienes, previa notificación de los herederos.
Pero no podrán los albaceas, so pretexto de pago delegado y funerales,
proceder al inventario de los bienes y del de cujus contra la voluntad de
los herederos. Procederán a la formación del inventario siempre que el
testador lo hubiere ordenado o entraran en posesión de los bienes a
menos que exista herederos capaces de administrar sus bienes y se
opongan a ello.
- Si alguno de los herederos no tuviere la libre administración de sus
bienes o fuere alguna corporación o establecimiento público, los
albaceas deberán poner inmediatamente en conocimiento del padre,
tutor, curador o administrador, que se debe proceder a la formación del
inventario y si estos se hallaren fuera del domicilio del de cujus
procederán a formar el inventario sin necesidad de tal partición.

Cesación o Extinción del Cargo de Albacea.

La doctrina refiere que las funciones del albacea se extinguen por: muerte,
remoción, renuncia, incapacidad, cumplimiento del cargo, expiración del
término, nulidad del testamento y extinción de los bienes de la herencia.

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