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EJERCICIOS DE DICCIÓN

TRABALENGUAS
Instrucciones: Realice la lectura de los siguientes trabalenguas, con la mayor rapidez y exactitud
posible. (Estos ejercicios se realizarán durante un minuto aproximadamente).

1. Recia la rajada rueda, rueda rugiendo rudamente rauda: rauda rueda rugiendo
rudamente la rajada rueda. Rueda rauda, recia rueda, rauda reciamente rueda.
Rueda recia, rauda rueda, rugiente, rajada rueda.

2. Abad y abadesa no son abaditas, sino abadiatos de una abadía; pues abad de
abadía sería abadita si fuese de musulmana dinastía, como la abadesa de una abadía
sería abadiato de la misma abadía.

3. En un santiamén os santiguásteis los seis. ¿Quién sois los seis? Los seis sois seis
saineteros sucios que osáis saciar vuestra sevicia zahiriendo a quienes a su vez no
osan zaheriros. ¡Eso es los que sólo sois los seis!

4. Puede el apodado apodar al apodador, porque si el apodador apodó con su apodo


al apodado y quedó el apodo del apodador, también el apodador será apodado con
el apodo que el apodado apodó con el apodo del apodador y así apodador y
apodado se apodan con su apodo.

5. Me han dicho un dicho que han dicho que he dicho yo. Ese dicho está mal dicho,
pues si lo hubiera dicho yo, estaría mejor dicho que el dicho que han dicho que he
dicho yo.

6. Quinto tocaba el requinto en su quinta, pues la quinta en que estaba Quinto tenía
varios requintos entre los quintos: porque era una quinta la de quinto en la que
entre los quintos había requintos que otras quintas no tenían quintos como Quinto.

7. Barro hay bituminoso. ¿Quién lo desbituminizará? El desbituminizador que lo


desbituminice buen desbituminizador será.

8. Catalina cantarina, Catalina encantadora: canta, Catalina, canta, que cuando


cantas me encantas; y que tu cántico cuente un cuento que a mí me encanta. ¿Qué
cántico cantarás, Catalina cantarina? Canta un canto que me encante, que me
encante cuando cantes. Catalina encantadora, ¿qué cántico cantarás?
9. Tengo una gallina, pitrinca, pitranca, piti, bili, blanca; si se muriera ¿qué harían los
pollitos, pitrincos, pitrancos, piti, bili,blancos?

10. Como como poco poco, poco poco compro, poco poco como como, compro
poco poco.
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11. ¿Cañamones vende la caracolera, y vende camarones la macarronera? ¿Caracoles


vende la cañamonera, y vende macarrones la camaronera? ¡Vende macarrones la
macarronera! ¡Cañamones vende la cañamonera! ¡Vende camarones la camaronera!
¡Caracoles vende la caracolera!

12. Yo tengo una muñeca pezcuecipelicrespa, el que la despezcuecipelicrespe buen


despezcuecipelicrespador será.

13. Ojeras tiene el ojeroso en el ojo, ojos que ojean de una ojeada; ojeador que ojea
con ojeras en el ojo, ojea ojeroso con ojeras de una ojeada.

14. Sobre el triple trapecio de trípoli trabajaban, trigonométricamente trastocados,


tres triunviros trogloditas, tropezando atribulados con el trípode, triclinio y otros
trastos triturados por el tremendo tetrarca trapense.

15. María Chuchena su choza techaba y un techador que por allí pasaba dijo:
- Chuchena ¿tú techas tu choza o techas la ajena?
- Ni techo mi choza ni techo la ajena, que techo la choza de María Chuchena.

16. Lunas que lucen luces, luces que dan los luceros, nunca lucirán las luces, las luces
que lucen los luceros.

17. Fábulas fabulosas hay en fabulosos fabularios, fabuladores y fabulistas hacen


fábulas fabulosas; pero la fabulosidad de las fábulas del fabulista no son fabulosas si
no hace un fabulario de fábulas.

18. Sobre la giba gigante de la garifa jirafa, Jimena la jacarera, la gitana jaranera,
jubilosa jugueteaba gorjeando la jácara, jamando la jícama, juergueando la jícara,
jalando la jáquima: jalaba, gorjeaba, juergueaba, jamaba, jáquima, jícara, jácara y
jícama.
19. Tres tigres y trigo tengo, pues trigo para tres tigres es menos trigo del que tengo;
ya que tres tigres no comen tanto trigo como tres veces tres tigres, tigres que tres
veces no tengo. Por lo que tengo trigo para tres tigres, pues trigo para nueve tigres
no tengo.

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20. Chupi chupe, chupi chupe, chupi chupe, chupitón, chupi chupe, niño o niña toma
leche en biberón.

21. Acodar y acodalar es una acodadura, acodo, acodadura y acoderar, es acodillar:


luego acoderar es acodar y acodalar, como acodillar y acodalar es acodar. Unos
acodalan y acodan por acodillar, mientras otros acoderan y acodan por acodalar.

22. Bárbara barba tenía el barbero de la barbería, barbudos barbean en la barbería,


barbudos barbean en la barbería al barbero, pero la barbada barba del barbero
barbudo era más bárbara que la que barbeaban los barbudos.

23. Cestas castas hacía Custo, pues la casta de las cestas que Custo costeaba por
costas, eran costas a costa de Custo que costeaban a Custo las cestas las cuales
Custo hacía castas por costas.

24. Zainos con Zaida, Zipi y Zapa: ¡zape!, dice Zaida a Zape y Zipi, Zape lanza un ¡zas! a
Zipi y Zaida, ¡zuzos!, azuza a Zaida y a Zipi Zape.

25. Trompear es jugar al trompo y a la trompa, trampear es jugar al juego de las


trampas: pero trompear con trompo y trampear con trampa no es igual que
trampear a trompas o trampear con trampa, pues hay quien trompea sin tener
trompa de trompear y quien trampea con la trompa de su trampa.

26. Don Tristras tenía tristeza, pero las perdía en un tris tras. Por eso las tristezas de
don Tristras no eran tristes por su tristeza, sino que sus tristezas eran tristes por un
tris tras de don Tristras.

27. Querer decimos que es poder, pues sin poder no hay querer: unos quieren y no
pueden, otros pueden y no quieren; aunque poder sin querer es peor que querer sin
poder.
28. María la de Juanito tiene un pequeño pavito, regordito y chiquito; pero otro
hermoso pavito tiene su amigo Pablito que es tan bonito y chiquito como el
pequeño pavito de María la de Juanito.

29. El titiritero titiritable, titiritaba terriblemente. Si no hubiera titiritado el titiritable


titiritero, tampoco otros titiriteros titiritables hubieran titiritado terriblemente.
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30. Tengo una cabra ética, perética y pelapelambrética. Si los hijos de la cabra ética,
perética y pelapelambrética fueran éticos, peréticos y pelapelambréticos, la cabra no
estaría ética, perética y pelapelambrética.

DICCIÓN DINÁMICA
Instrucciones: lea en voz alta, con la mayor rapidez y exactitud posible las siguientes
oraciones.
1. Sobrevino un desmembramiento exacerbado.
2. Se rehusaba a descalzarse por ser inaccesible.
3. Observaba fingimiento para empeorar su pusilanimidad.
4. Con maledicencia, tergiversaba y zigzagueaba transversalmente para producir un
abigarramiento.
5. Se decía sustituto con templanza para substraer un enredo y ensombrecido
envanecimiento.
6. Demudado practicaba un endiosamiento en forma dadivosa para favorecer a los
damnificados.
7. Se decía descendiente para ensalzar su inconsciencia.
8. La deidad demostraba contentamiento en forma dadivosa para favorecer a los
damnificados.
9. Ignoto y denodado recibió ensalzamiento imperecedero al demostrar ser
fidedigno.
10. La insensibilidad se demuestra al envenenar y estigmatizar impertinentemente a
una persona.

11. La dilucidación fluctuante se demuestra sin fingimiento y con decisión


imprescindible.
12. El despiadado desmembramiento no puede deshilvanarse en forma
imperturbable.
13. Deshacer lo faccioso en forma jarifa resulta intrascendente y magnánimo.
14. Objetar con obediencia es parapetarse con paroxismos y sonrojo.
15. El laicismo genera insociabilidad en toda su magnificencia.
16. El paralelepípedo es onomatopéyico a lo rimbombante, es por lo tanto, un
excipiente al floripondio.
17. El ronroneo momentáneo es mojigatería y a la vez reverberador.
18. El narcisismo demuestra poltronería y deshonestidad al pordiosear ubicuidad.
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19. El plebiscito demuestra probanza y prestidigitación a nivel propedéutico social.
20.La reminiscencia es resarcir con transición y sin perversión.
21. El pretorianismo y la sinrazón son causa de proscripción.
22. El remanente produce un subsidio para subsistir sin subterfugio y suficiencia.
23. Resquebrajar la redada es deshonestidad y resulta subrepticio al prójimo.
24. Obturar sin obtestación es el padrastro de lo malhadado y posdata de la vida.
25. El transeúnte con tortuosidad no logra trascender, y surge la transgresión.
26. Tergiversar el tecnicismo es zafarse la capacidad de expresión.
27. La monstruosidad es un omnímodo jalifa del transformismo.
28. Transigir lo ulterior es sulfurarse en forma sorprendente.
29. Al aplicar un soporífero llega el desistimiento sin excepción.
30. Lo zarrapastroso es vergonzoso, y por lo tanto, refrigerado y retrógrado.

VOCABULARIO
Abigarramiento Mezclar
Abismarse Sumergirse
Damnificado Causar daño
Deidad Divino
Demudado Turbado, Variar, Alterarse
Denodado Valiente, Intrépido
Desheredado Pobre, Excluir a una persona de la herencia
Deshilvanar Descomponer
Deshonrar Desprestigiar, Quitar dignidad
Desmembramiento Separar
Desistimiento Anular, Renunciar
Despiadado Cruel, Inhumano
Dilucidación Explicación
Endiosamiento Soberbio, Altivez
Enraizado Profundo, Arraigar
Enredado Complejo, Complicado
Ensalzar Alabar
Ensombrecido Negro, Obscurecer
Envanecimiento Inmodestia, Vanidad
Envenenar Matar
Estigmatizar Difamar, Afrentar
Exacerbar Irritar
Excipiente Accesorio, Sustancia neutra para incorporar
Faccioso Rebelde, gente en rebelión
Favorecer Ayudar
Fidedigno Fidelidad, Digno de fe 6
Floripondio Adornado
Fluctuante Variable
Ignoto Desconocido
Imperecedero Perpetuo
Impertinente Inoportuno
Imperturbable Sereno
Imprescindible Obligatorio
Inaccesible No acceso
Inconsciencia Irreflexión
Indecisión Dudar
Insensibilidad Indiferencia
Insociabilidad Soledad, Falta de sociabilidad
Intrascendente Insignificante
Jalifa Apoderado, Rey árabe califa
Jarifa Alegre, Vistoso, Bien compuesto
Laicismo Ateísmo
Magnánimo Bienhechor, Grandeza
Magnificencia Liberalidad para grandes gastos, grandeza
Maledicencia Maldecir
Malhadado Infelicidad, Desgraciado
Mimetismo Semejante
Mojigatería Fingimiento, Disimulado
Monstruosidad Delito, Calidad de monstruoso
Narcisismo Vanidoso
Objetar Impugnar, oponer una opinión.
Obtestación Juramento.
Obturar Cerrar.
Omnímodo Absoluto, comprende todo.
Onomatopéyico Semejante.
Paralelepípedo Muchos lados.
Parapetarse Defenderse.
Paroxismo Entusiasmo, exacerbación.
Perversión Vicio, corrupción.
Plebiscito Juicio.
Poltronería Pereza.
Pordiosear Pedir.
Posdata Final.
Prestidigitación Extraordinario, habilidades en juego de mano.
Pretorianismo Injusticia, política abusiva.
Probanza Justificación.
Propedéutico Principio, introductorio.
Proscripción Expatriación, correcta. 7
Pusilánime Cobarde.
Redada Pluralidad, conjunto de personas.
Redundancia Ratificar, abundancia.
Remanente Sobrante.
Reminiscencia Recordar.
Resarcir Ganancia, indemnizar.
Resquebrajar Deshacer, quebrarse.
Retrógrado Oscurantismo, posiciones pasadas.
Reverberar Brillantez.
Rimbombante Exceso, ostentoso.
Ronroneo Ruido bajo.
Somnolencia Dormitar, inclina al sueño.
Sonrojar Vergüenza.
Soporífero Dormir.
Submúltiplo Fracción baja.
Subrepticio Oculto.
Subsidio Amparar, socorro.
Subterfugio Excusa.
Subvención Amparar.
Sulfurar Ira.
Tecnicismo Lenguaje técnico.
Templanza Fortaleza.
Tergiversar Cambiar.
Tortuosidad Rodeo, Vueltas.
Trascender Traspasar los límites de la experiencia posible.
Transformismo Mutaciones rápidas.
Transición Transformar, pasar de un estado a otro.
Transgresión Culpabilidad, violar una ley.
Transigencia Tolerar.
Ubicuidad Abundancia, en todas partes.
Ulterior Último.
Zarrapastroso Andrajoso, desaseado.
EJERCITANDO LAS VOCALES 1
Instrucciones: Lea en voz alta, de izquierda a derecha, los fonemas que a continuación
se presentan. (Por lo menos, 5 veces, cada ocasión que realice el ejercicio).

ABAB EBEB IBIB OBOB UBUB


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ACAC ECEC ICIC OCOC UCUC
ADAD EDED IDID ODOD UDUD
AFAF EFEF IFIF OFOF UFUF
AGAG EGEG IGIG OGOG UGUG
AJAJ EJEJ IJIJ OJOJ UJUJ
AKAK EKEK IKIK OKOK UKUK
ALAL ELEL ILIL OLOL ULUL
AMAM EMEM IMIM OMOM UMUM
ANAN ENEN ININ ONON UNUN
AÑAÑ EÑEÑ IÑIÑ OÑOÑ UÑUÑ
APAP EPEP IPIP OPOP UPUP
AQAQ EQEQ IQIQ OQOQ UQUQ
ARAR ERER IRIR OROR URUR
ASAS ESES ISIS OSOS USUS
ATAT ETET ITIT OTOT UTUT
AVAV EVEV IVIV OVOV UVUV
AXAX EXEX IXIX OXOX UXUX
AYAY EYEY IYIY OYOY UYUY

EJERCITANDO LAS VOCALES 2


Instrucciones: Lea en voz alta, las siguientes palabras. (Por lo menos, 5 veces, cada
ocasión que realice el ejercicio).
AE-AI-AO-AU EA-EI-EO-EU IA-IE-IO-IU OA-OE-OI-OU UA-UE-UI-UO

AUMENTAR EURÍPIDES IGUAL AUTOBIOGRAFÍA


MIOCARDIO NUEVO FUE ESPECIE
CONCIENCIA DÍA MUERTO CIUDAD
REINO DESEO CUADRO ABIERTO
CONVENIENCIA COMEDIA NUESTRO COINCIDENCIA
MUSEO REALIDAD AGUA CASUALIDAD
CONCIERTO DICIEMBRE CAUSA AUTÉNTICO
SEIS HICIERON CASUALIDAD NAUFRAGIO
COINCIDE HERRAMIENTA PROPIO SURREALISTA
RACIONAL INMEDIATO ALDEA INVESTIGACIÓN
RUIDO COINCIDIÓ CUANDO TEORÍA
QUIEN PAULINA VARIOS SITIO
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CUAL EMOCIÓN CIELO SERIO
RELACIÓN SIMULTÁNEO NEURONA CAUSA
INVIERNO MIENTRAS PROPIEDAD TEÓLOGO
TEATRO TAMBIÉN BOLIVIA CUENTO
AUSTRALIA VIENA VIADUCTO AUTO
MANAOS AEROLITO ELEUTERIO ECUADOR
EUROPA TIERRA JUGUETEAR EXTRAORDINARIO

EJERCITANDO LAS VOCALES 3


Instrucciones: Lea en voz alta, las siguientes oraciones. (Por lo menos, 5 veces, cada
ocasión que realice el ejercicio).
 Recibe un aumento autorizado  Tierra encantada amablemente
 Presunto asesino hipócrita  Deliciosa, almibarada e intocable
 Su esposa adolescente  Persona insoportable e incorregible
 El mismo hotel  Valioso artefacto académico
 Cruza a la otra acera  Entra hablando a escena
 Como ella anunció  Hago una hora a esta escuela
 Sonido aumentado y utilizado  Penetra haciendo escándalo
 Un ala extra  Anunció a otro amigo
 Triste episodio alterado  Elimina otro obstáculo
 Fenómeno auditivo obsoleto  Una fotografía aceptable
 Dentro está ella incomunicada  En la oficina otro habla
 Todo orgánico o inorgánico  El oso hace helado
 Cruzaba el Atlántico oleante  Observó otro aerolito
 Nuevo oleoducto iluminado
 Europa apacible y eufórico

FONEMAS
Instrucciones: lea 5 veces cada grupo de fonemas, incrementando paulatinamente
la velocidad.
M
Mecha, mucha, mapa, mofa, moda, muda, dama, moro, armero, armiño, almorzar,
mojado, comedor, Camelia, caramelo, mariposa, embudo, ampolla, Amparo,
ambición, almidón, mueble, campana.
10
N
Nata, vena, vino, lana, luna, lino, cuna, cono, nivel, nogal, normal, conejo, canino,
dinero, enero, nieto, nieve, anuencia, andador, angina, banda, cancelar, canción,
candado, encaje.
Ñ
Añejo, uñero, otoño, engaño, mañana, pañoleta, pestaña, piñón, ponzoña,
puñetazo, bañera, dueña, saña, señal, señora, señorita, riñón, ruiseñor, leña, caña,
cañaveral, cañería, pezuña, cuña.
L
Lupa, loma, lobo, lava, lodo, lata, lira, loro, lana, lino, leña, lechuga, lengua, levantar,
libélula, almidón, palmar, empalizada, paloma, anulado, calamar, calumnia,
calmante, caliente, caldera.
LL
Llanura, llave, llaga, llorar, llano, llenar, llamarada, molleja, olla, falla, tallarín,
callejón, escollo, puntillas, galleta, malla, polilla, bullicio, sellar, arrullo, pimpollo,
gavilla, taller, pellizco, botella.
R
Par, por, mar, faro, arena, arenque, aroma, caracol, caramelo, caravana, caridad,
corona, garabato, heredero, furia, mariposa, marinero, nardo, mercurio, garbanzo,
paraguas, martillo, cuerda, ordinario, barquero.
RR

Rol, red, rama, rema, reno, rizo, rollo, rosa, rusa, parra, barra, zorro, borrego,
carreta, carril, carroña, cerrojo, cachiporra, correa, corral, chicharrón, barril,
borrador, burra, guerra.

TEXTOS LITERARIOS EN PROSA


Instrucciones: Lea en voz alta los siguientes fragmentos literarios, respetando las pausas e
intenciones que los signos de puntuación señalan.
1. Norma abrió los ojos al sol y quiso que sus rayos le calcinaran las pupilas. Luego los cerró
para vivir la fuga de puntos azules y centellas amarillas que crecían como las ondas del
estanque una vez arrojada la primera piedra. Pero el sol se concentraba en los labios. El sol
la besaba. Norma quiso recordar, recordar los besos. Abrió de nuevo los ojos y se irguió
rápidamente. Es que siempre había rogado que la recordaran a ella, y nunca había deseado
recordar a nadie. Ahora sentía, más que terror, un leve sentimiento de ultraje, de
desprecio, al pensar que tuviera que empezar a recordar mientras los demás la olvidaban. 11

Dilató la nariz para aspirar el perfume de retama que ascendía del jardín. Era idéntico al
otro, al del pequeño jardín de la pequeña casa donde celebró sus diecisiete años.
¿Alguien, además de ella, lo recordaría? ¿Alguien, en este instante – en todos los instantes-
recordaría toda la vida de Norma? Alargó el brazo y tomó el frasco de aceite mientras el
sol, comprimido, se desbarataba en la luz propia que el cuerpo brillante le devolvía,
disparado desde las puntas moradas de los senos.
Carlos Fuentes La región más transparente (fragmento)
2. Por miedo a un nuevo atentado, no oso permanecer en mi mesa por la noche. Me
acuesto, sin atreverme a dormir, con la lámpara encendida en la negra noche. Frente a mi
ventana, sobre la pared, se proyecta la sombra de una forma humana. No podría asegurar
si era hombre o mujer, pero tuve la impresión de que era una mujer.
Cuando me levanto para observar, cae bruscamente la cortina con un ruido seco. Luego,
oigo al desconocido entrar en la habitación vecina, y se hace el silencio. Durante tres horas
permanezco despierto, privado del sueño que habitualmente no se hace esperar. Una
sensación alarmante se desliza por mi cuerpo; soy víctima de una corriente eléctrica que
circula entre las dos habitaciones contiguas. La tensión va creciendo y, a pesar de la
resistencia, salto de la cama obsesionado por esta idea:
_ ¡Me matan! ¡No quiero que me maten! August Strindberg Infierno (fragmento)

3. Él se arrojó a sus pies, el rostro contra su regazo, con un terror indecible a quedarse
solo. Ríos devastadores por su interior, un mar encerrado, que buscaba una salida, hizo
saltar en pedazos los diques de los ojos. La mano de ella le recorría los cabellos. Vacío. La
cálida tarde. La ciudad tras los visillos azules. Tranvías. Automotores. Voces de niños desde
el parque. Pronto despertará Gerd. Ir de paso con ella. Cisnes en el parque. Gerd riéndose,
jugando en la hierba. La propia vida de Gerd. Y la vida que ella vivía en el bebé.
Mientras él lloraba sobre sus rodillas, ella viajaba. Siempre viajaban, cada uno por su lado,
por paisajes cambiantes. A veces se encontraban en casuales estaciones, luego seguían
adelante, a través de aromas, de regiones desconocidas, de elementos revolucionados.
Cuando sus miradas volvían a encontrarse, reflejaban mundos transoceánicos. Peter Weiss
El duelo (fragmento)
4. Unos días antes de las fiestas patrias alguien levantó la cabeza. No se sabe si fue Ramón
o Martín o Jesús el primero que lo vio. Lo que sí se sabe es que al instante todo el pueblo
levantó la cabeza y vimos a don Chico arriba del campanario con las alas puestas, iniciando
cauteloso el aleteo que habría de conducirlo a la gloria. Detenía a veces el movimiento, se
mojaba con saliva el dedo y comprobaba la dirección del viento, abría de par en par las alas
y descansaba la cabeza sobre el hombro, semejante a nuestro viejo escudo nacional. De
pronto reinició el aleteo, arresortó la pierna derecha contra el muro del campanario para 12

tomar impulso, apuntó el pie izquierdo hacia El Porvenir, que tal era el nombre de la
cantina que está enfrente de la iglesia y se dispuso a iniciar la epopeya. Alguien le
preguntó tocándole la punta del ala izquierda:
- ¿Va usted a volar, don Chico?
- Seguro- respondió.
- ¿Y... llegará lejos, don Chico?
- Lejísimos.
- ¿Y de altura, don Chico?
- Altísimo.
- ¿Al cielo llegará, don Chico?
- Al cielo mismo.
La cara de aquel que preguntaba se iluminó.
- Por vida suya, don Chico, llévele al cielo este queso a mi mamá que se murió con el
antojo.
Don Chico aceptó con ligereza el queso, buscando deshacerse del impertinente sin
considerar el error que había cometido. No se sabe si fue Ramón o Martín o Jesús, el
primero que hizo el encargo al otro mundo. Lo que sí se sabe es que al instante todo el
pueblo subió al campanario y don Chico siguió aceptando quesos y chorizos, dulces y
aguardiente, tostadas y jamones para llevar al cielo.
Cuando don Chico resorteó la pierna derecha, siguiendo la dirección a El Porvenir, abrió el
espectáculo grandioso de sus alas. El pueblo escuchó el estruendo de carrizos
rompiéndose y petates rasgándose en el aire y quesos rodando por la calle.
Cuando el silencio volvió, alguien dijo:
- Lo mató el sobrepeso. Si no fuera por los encarguitos, don Chico vuela. Eraclio Zepeda
Don Chico que vuela (fragmento).
5. En realidad lo que nos servía de celda era uno de los sótanos del hospital. Se sentía
terriblemente el frío, debido a las corrientes de aire. Toda la noche habíamos tiritado y
durante el día no lo habíamos pasado mejor. Los cinco días precedentes había estado en
un calabozo del arzobispado, una especie de subterráneo que debía datar de la Edad
Media: como había muchos prisioneros y poco lugar, se les metía en cualquier parte. No
eché de menos mi calabozo: allí no había sufrido frío, pero estaba solo; lo que a la larga es
irritante. En el sótano tenía compañía. Juan casi no hablaba: tenía miedo y luego era 13

demasiado joven para tener algo que decir.


Pero Tom era buen conversador y sabía muy bien el español. En el subterráneo había un
banco y cuatro jergones. Cuando nos devolvieron, nos reunimos y esperamos en silencio.
Jean-Paul Sastre El muro (fragmento)
6. El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los
huesos de las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera
pelada, pensativo un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba
vivo, y para recordar la fecha y su correspondencia en el santoral. “Martes cuatro de
octubre”, pensó; y dijo en voz baja: “San Francisco de Asís”.
Se vistió sin lavarse y sin rezar. Era grande, sanguíneo, con una apacible figura de buey
manso, y se movía como un buey, con ademanes densos y tristes. Después de rectificar la
botonadura de la sotana con la atención lánguida de los dedos con que se verifican las
cuerdas de un arpa, descorrió la tranca y abrió la puerta del patio. Los nardos bajo la lluvia
le recordaron las palabras de una canción.
“El mar crecerá con mis lágrimas”, suspiró.
El dormitorio estaba comunicado con la iglesia por un corredor interno bordeado de
macetas de flores, y calzado con ladrillos sueltos por cuyas junturas empezaba a crecer la
hierba de octubre. Antes de dirigirse a la iglesia, el padre Ángel entró en el excusado.
Orinó en abundancia, conteniendo la respiración para no sentir el intenso olor amoniacal
que le hacía saltar las lágrimas. Después salió al corredor, recordando: “Me llevará esta
barca hasta tu sueño”. En la angosta puertecita de la iglesia sintió por última vez el vapor
de los nardos. Gabriel García Márquez La mala hora (fragmento)
7. Las Balandro habían entrado por la puerta de la casa de la señora Benavides, estaban
cruzando el boquete que unía las dos casas, y entrando en su comedor cuando oyeron
pasos, traspiés, pujidos. Arcángela estaba a punto de preguntar ¿qué pasa? Cuando oyó
primero un golpe sonoro –nalga contra barandal- después un crujido- el barandal se
desprende- , golpe reverberante – barandal contra el piso-, golpe seco –cabezas contra
cemento.
14
Es posible que alguna de las que vieron ocurrir el accidente haya gritado, que una o varias
mujeres hayan bajado por la escalera corriendo, pero la muerte acaba siempre por
imponer su silencio en los que la contemplan. Podemos suponer entonces que cuando las
Balandro abrieron la puerta que da de la casa al cabaret, todo estaba en silencio. Entraron
en un recinto lleno de polvo calizo y fueron distinguiendo, primero los fierros retorcidos,
después las muertas, y por último, al levantar la mirada, en el marco del balcón sin
barandal, cinco, seis y más mujeres que miraban hacia abajo. Jorge Ibargüengoitia
Las muertas (fragmento)
8. Ahora voy a contarles alguna historia de pájaros. En el lago Budi perseguían a los cisnes
con ferocidad. Se acercaban a ellos sigilosamente en los botes y luego rápido, rápido
remaban... Los cisnes, como los albatros, emprenden difícilmente el vuelo, deben correr
patinando sobre el agua. Levantan con dificultad sus grandes alas. Los alcanzaban y a
garrotazos terminaban con ellos.
Me trajeron un cisne medio muerto. Era una de esas maravillosas aves que no he vuelto a
ver en el mundo, el cisne cuello negro. Una nave de nieve con esbelto cuello como metido
en una estrecha media de seda negra. El pico anaranjado y los ojos rojos.
Esto fue cerca del mar, en Puerto Saavedra, Imperial del Sur.
Me lo entregaron casi muerto. Bañé sus heridas y le empujé pedacitos de pan y de
pescado en la garganta. Todo lo devolvía. Sin embargo, fue reponiéndose de sus
lastimaduras, comenzó a comprender que yo era su amigo. Y yo comencé a comprender
que la nostalgia lo mataba. Entonces, cargando el pesado pájaro en mis brazos por las
calles, lo llevaba al río. Él nadaba un poco, cerca de mí. Yo quería que pescara y le indicaba
las piedrecitas del fondo, las arenas por donde se deslizaban los plateados peces del sur.
Pero él miraba con ojos tristes la distancia.
Así cada día, por más de veinte, lo llevé al río y lo traje a mi casa. El cisne era casi tan
grande como yo. Una tarde estuvo más ensimismado, nadó cerca de mí, pero no se
distrajo con las musarañas con que yo quería enseñarle de nuevo a pescar. Se detuvo muy
quieto y lo tomé de nuevo en brazos para llevármelo a la casa. Entonces, cuando lo tenía a
la altura de mi pecho, sentí que se desenrollaba una cinta, algo como un brazo negro me
rozaba la cara. Era su largo y ondulante cuello que caía. Así aprendí que los cisnes no
cantan cuando mueren. Pablo Neruda Mi primer poema (fragmento)
9. “Fue un automóvil compacto, de color oscuro: posiblemente azul marino o negro”. Ese
era el único dato concreto que teníamos. A él se fueron sumando declaraciones muy
vagas: “Mi sirvienta dice que ella sí vio el coche pero que no pudo apuntar las placas
porque no sabe escribir”. La señora de la casa verde que está en la esquina les platicó a los
vecinos que se despertó al oír el golpe, pero que creyó que estaba soñando y volvió a
dormirse.
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El velador de la armadora fue mucho más explícito, quizá para demostrar que a la hora del
accidente estaba haciendo el rondín obligatorio: “Yo, la verdá, sí oí el coche. Me di cuenta
de que estaba lleno de muchachos porque me asomé al primer enfrenón, pues me dio
pendiente que fueran a estamparse en la reja. Deben de haber andado medio alegres,
porque se pusieron a echar carreritas como si la avenida fuera pista. Se ve que en una de
esas el que manejaba perdió el control del automóvil y vino a perjudicar a esa persona...”
“Esa persona” se llamaba Santiago. Era mi hermano mayor, medía un metro ochenta y
siete centímetros de estatura. Acababa de cumplir cincuenta años. Era músico en un
restaurante. Sabía infinidad de canciones. Le gustaba silbarlas cuando venía de regreso a
la casa. Un automóvil oscuro, posiblemente negro o azul marino, lo mató y dejó nuestras
noches muy silencias. Cristina Pacheco Música en la noche (fragmento)

10. …¡Paf! Su frágil cuerpecillo se estremeció adolorido, abrió los ojos y se vio rodeado de
un musgo suave y casi cubierto por las aguas verdosas y frías de un pantano.
Era verdad, no había muerto, se sentía herido, pero allí estaba, mudo de terror.
A lo lejos contempló una vieja casona rodeada por jardín, donde los últimos trinos de otras
aves se escuchaban apenas. Había muchos árboles, y en ellos, multitud de nidos colgaban
dejando ver el acogedor ambiente que la avecilla ahora tanto deseaba.
Quería alcanzar uno de aquellos nidos para poder descansar, pero ¿cómo lograrlo, si
buena parte de su cuerpo estaba hundido en el cieno y casi no podía moverse? Sara María
Lugo Pantano ( fragmento)
11. ... llegué a mirarlo con inexpresable odio y a huir en silencio de su detestable presencia,
como si fuera una emanación de la peste.
Lo que, sin duda, contribuyó a aumentar mi odio fue descubrir, a la mañana siguiente de
haberlo traído a casa, que aquel gato, igual que Plutón, era tuerto. Esta circunstancia fue
precisamente la que le hizo más grato a mi mujer, quien, como ya dije, poseía en alto
grado esos sentimientos humanitarios que alguna vez habían sido mi rasgo distintivo y la
fuente de mis placeres más simples y más puros. 16

El cariño del gato por mí parecía aumentar en el mismo grado que mi aversión. Seguía mis
pasos con una pertinencia que me costaría hacer entender al lector. Dondequiera que me
sentara venía a ovillarse bajo mi silla o saltaba a mis rodillas, prodigándome sus odiosas
caricias. Si echaba a caminar, se metía entre mis pies, amenazando con hacerme caer, o
bien clavaba sus largas y afiladas uñas en mis ropas para poder trepar hasta mi pecho. En
esos momentos, aunque ansiaba aniquilarlo de un solo golpe, me sentía paralizado por el
recuerdo de mi primer crimen, pero sobre todo – quiero confesarlo ahora mismo- por un
espantoso temor al animal. Édgar Alan Poe El gato negro (fragmento)

12. Cierto es que después de la primera agresión no se había metido jamás conmigo.
Cierto, también, que durante todo el curso no me obligó a hacer ningún trabajo, ni me
endilgó tarea alguna; que tampoco me interrogó, como a los demás, ni me llamó bestia
peluda, cagarruta de zopilote, tercer cuerno del diablo u otras florituras con las que
acostumbraba lacerar a sus alumnos; cierto, por último, que cada vez que me veía en su
clase me guiñaba un ojo y meneaba la cabeza como diciéndome ya verás deformidad
humana cómo te pongo a la hora del examen. Sentada en el banquillo de los acusados,
tuve que esperar un cuarto de hora para que el infeliz se dignase a mirarme siquiera y,
después de bostezar groseramente, mascullara: ah, es verdad, tengo que examinar al
sabio hermafrodita, porque no me dirás que eres mujer con esa facha. A ver, a ver, dime,
dime la verdad, a qué sexo perteneces, narizotas. Mi silencio no hizo más que enfurecerlo.
Era obvio que estaba cometiendo una crueldad indescriptible, comparable a la tortura que
utilizan los gorilas de la represión para lastimar a sus víctimas, y que esto era demasiado
fuerte para su degradado carácter. Eugenio Aguirre La suerte de la fea (fragmento).
13. Sintió que el hombre aquel que llevaba sobre sus hombros dejó de apretar las rodillas y
comenzó a soltar los pies, balanceándolos de un lado para otro. Y le pareció que la cabeza,
allá arriba, se sacudía como si sollozara.
Sobre su cabello sintió que caían gruesas gotas, como de lágrimas.
- ¿Lloras, Ignacio? Lo hace llorar a usted el recuerdo de su madre, ¿verdad?
Pero nunca hizo usted nada por ella. Nos pagó siempre mal. Parece que, en lugar de
cariño, le hubiéramos retacado el cuerpo de maldad. ¿Y ya ve? Ahora lo han herido. ¿Qué 17

pasó con sus amigos? Los mataron a todos. Pero ellos no tenían a nadie. Ellos bien
hubieran podido decir: “No tenemos a quien darle nuestra lástima”. ¿Pero usted, Ignacio?
Allí estaba ya el pueblo. Vio brillar los tejados bajo la luz de la luna. Tuvo la impresión de
que lo aplastaba el peso de su hijo al sentir que las corvas se le doblaban en el último
esfuerzo. Al llegar al primer tejabán, se recostó sobre el pretil de la acera y soltó el cuerpo,
flojo, como si lo hubieran descoyuntado.
Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido sosteniéndose de su cuello y,
al quedar libre, oyó cómo por todas partes ladraban los perros.
- ¿Y tú no los oías Ignacio? – dijo -. No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza. Juan
Rulfo El llano en llamas (fragmento).

LOS AMOROSOS (JAIME SABINES)


Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,


no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor. Los amorosos


viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.


El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡qué bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.


Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir 18

porque si se duermen se los comen los gusanos.


En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, solo locos,


sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,


a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,


a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
TE QUIERO (MARIO BENEDETTI)
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos


mi amor mi cómplice y todo 19

y en la calle codo a codo


somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro


contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía


tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos


mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero


y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola


ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos


mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

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