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Pero las infecciones por estafilococo pueden volverse mortales si las bacterias
invaden el organismo e ingresan en el torrente sanguíneo, las articulaciones, los
huesos, los pulmones o el corazón. Cada vez más personas que, fuera de esto,
son sanas desarrollan infecciones por estafilococo que pueden poner en riesgo la
vida.
Síntomas
Infecciones de la piel
Una infección por estafilococos en los alimentos no suele provocar fiebre. Los
signos y síntomas que puedes esperar con este tipo de infección por estafilococos
comprenden:
Náuseas y vómitos
Diarrea
Deshidratación
Huesos y músculos
Esta afección que pone en riesgo la vida es el resultado de las toxinas producidas
por algunas cepas de estafilococos y se ha vinculado con ciertos tipos de
tampones, con heridas en la piel y con cirugías. En general, se presenta de
repente con:
Fiebre alta
Náuseas y vómitos
Erupción cutánea en las palmas y en las plantas de los pies que parece una
quemadura de sol
Confusión
Dolores musculares
Diarrea
Dolor abdominal
Artritis séptica
La artritis séptica a menudo se produce por una infección por estafilococos. Las
bacterias suelen afectar las rodillas, los hombros, las caderas y los dedos de las
manos o de los pies. Estos son algunos de los signos y síntomas:
Fiebre
Cuándo consultar al médico
Fiebre
Infecciones cutáneas
Neumonía
Endocarditis
Osteomielitis
Artritis séptica
Bacteriemia estafilocócica
La bacteriemia estafilocócica, que con frecuencia causa focos metastásicos de infección,
puede producirse a partir de cualquier infección localizada por estafilococos, pero es
particularmente común después de infecciones relacionadas con catéteres vasculares u otros
cuerpos extraños. También puede producirse sin un sitio primario evidente. S.
epidermidis y otros estafilococos coagulasa negativos producen cada vez más casos de
bacteriemia intrahospitalaria, asociada con catéteres y otros cuerpos extraños, debido a que
pueden formar biopelículas sobre estos materiales. Estos microorganismos representan
importantes causas de morbilidad (especialmente de prolongación de las internaciones) y de
mortalidad en pacientes debilitados.
Forúnculo
Imagen cortesía de Thomas Habif, MD.
Endocarditis estafilocócica
La endocarditis puede desarrollarse principalmente en adictos a las drogas intravenosas y
en pacientes con válvulas cardíacas protésicas. Dado el aumento producido en el uso de
catéteres vasculares y en el implante de dispositivos cardíacos, S. aureus se ha convertido
en una de las causas principales de endocarditis bacteriana.
La endocarditis por S. aureus es una enfermedad febril aguda, a menudo acompañada por
abscesos viscerales, embolias, pericarditis, petequias subungueales, hemorragia de las
conjuntivas, lesiones purpúricas, soplos cardíacos e insuficiencia cardíaca debida al daño de
las válvulas.
Osteomielitis estafilocócica
La osteomielitis se produce con más frecuencia en niños, y causa escalofríos, fiebre y dolor
en los huesos afectados. Posteriormente, el tejido blando que lo recubre se torna
eritematoso y tumefacto. Puede producirse la infección de las articulaciones, lo que con
frecuencia genera derrames, indicativos de una artritis séptica más que de una osteomielitis.
La mayoría de las infecciones de las vértebras y los discos intervertebrales en adultos
involucra a S. aureus.
Deben realizarse pruebas de sensibilidad, porque son comunes los microorganismos con
resistencia a la meticilina, que requieren una terapia alternativa.
En la osteomielitis, los cambios radiológicos pueden no ser aparentes hasta pasados los 10
a 14 días, y pueden no detectarse la rarefacción ósea y la reacción perióstica durante un
tiempo aún más prologando. Las anomalías suelen aparecer antes en las imágenes por RM,
TC o gammagrafía ósea. La biopsia de hueso (abierta o percutánea) debe realizarse para
poder identificar el patógeno y establecer la sensibilidad a los antibióticos.
Estudios de cribado
Algunas instituciones que tienen una alta incidencia de infecciones nosocomiales por
MRSA buscan rutinariamente entre los pacientes internados la presencia de estos
microorganismos (vigilancia activa), mediante técnicas de laboratorio rápidas para evaluar
muestras de hisopados nasales. Algunas instituciones someten a este cribado sólo a los
pacientes de alto riesgo (p. ej., los ingresados en la UCI, los que han tenido infecciones
previas por MRSA o los que van a someterse a cirugía vascular, ortopédica o cardíaca).
Tratamiento
Medidas locales (desbridamiento, retiro de catéteres)
Selección de antibióticos según la gravedad de la infección y los perfiles locales de
resistencia
Sitio de la infección
gravedad de la enfermedad
Probabilidad de que cepas resistentes estén involucrados
Así, es esencial conocer los perfiles locales de resistencia para la terapia inicial (y así
conocer la sensibilidad real del microorganismo aislado).
Resistencia a antibióticos
Muchas cepas de estafilococos producen penicilinasas, enzimas que inactivan varios
antibióticos betalactámicos. Estas cepas son resistentes a penicilina G, ampicilina y
penicilinas antiseudomónicas.
El MRSA se ha hecho cada vez más frecuente, especialmente en los hospitales. Además, en
los últimos años han aparecido cepas CA-MRSA en la mayoría de las regiones geográficas.
Las cepas de CA-MRSA tienden a ser menos resistentes a múltiples fármacos que las de
MRSA intrahospitalarios. A pesar de ser resistentes a la mayoría de los betalactámicos,
suelen ser sensibles a TMP/SMX y tetraciclinas (minociclina, doxiciclina) y a menudo son
sensibles a la clindamicina, aunque hay un riesgo potencial de aparición de resistencia a la
clindamicina en cepas con resistencia inducida a la eritromicina (el laboratorio puede
informar la presencia de estas cepas como un resultado positivo en la prueba D). La
vancomicina es eficaz contra la mayoría de los MRSA, a veces con rifampicina y un
aminoglucósido agregados en algunas infecciones graves (osteomielitis, infecciones en las
prótesis articulares, endocarditis de las prótesis valvulares). Un medicamento alternativo
(daptomicina, linezolid, tedizolid, dalbavancina, oritavancina, tigecyclina,
quinupristina/dalfopristina, TMP-SMX, posiblemente ceftarolina) deben ser considerados
al tratar MRSA cepas con vancomicina MIC> 1,5 mcg/ml.
Infección Fármacos
Infecciones cutáneas Dicloxacilina o cefalexina 250–500 mg orales cada 6 h, durante 7–10
extrahospitalarias (no días
MRSA)
Pacientes alérgicos a Eritromicina 250–500 mg orales cada 6 h; claritromicina 500 mg
penicilinas orales cada 12 h; azitromicina 500 mg orales el primer día, luego 250
mg orales cada 24 h; o clindamicina 300 mg orales cada 6 hs
Infecciones cutáneas Trimetoprima/sulfametoxazol 160/800 mg VO cada 8-12 h o
extrahospitalarias, clindamicina 300 mg VO cada 6 h o 600 mg VO cada 8
probablemente debidas a h, linezolid 600 mg VO cada 12 h o tedizolid 200 mg VO cada 24 h
MRSA
Infección Fármacos
Pacientes alérgicos a Clindamicina 600 mg orales cada 8 hs, o doxiciclina 100 mg orales
sulfas cada 12 hs
Infecciones graves, poco Nafcilina u oxacilina 1–2 g IV cada 4–6 h, o cefazolina 1 g IV cada 8
probable que debidas a h
MRSA
Pacientes alérgicos a Clindamcina 600 mg IV cada 8 h o vancomicina 15 mg/kg cada 12 h
penicilinas
Infecciones graves, muy Vancomicina 15 mg/kg IV cada 12 h, linezolida 600 mg IV cada 12
probablemente debidas a h, tedizolida 200 mg IV cada 24 h, daptomicina 4–6 mg/kg cada 24 h
MRSA (no para infecciones pulmonares), ceftobiprol 500 mg IV cada 8 h o
ceftarolina 600 mg IV cada 12 h
MRSA confirmado Según sensibilidades informadas
Estafilococos resistentes a Linezolida 600 mg IV cada 12 hs, quinupristina/dalfopristina 7,5
vancomicina* mg/kg cada 8 hs, daptomicina 4–6 mg/kg cada 24 hs, dalbavancina
1000 mg IV seguidos por 500 mg IV una semana más tarde,
oritavancina 1200 mg IV una vez, ceftobiprol 500 mg IV cada 8
horas o ceftarolina 600 mg IV cada 12 h
*No hay datos clínicos disponibles, pero los fármacos mencionados parecen ser activos in vitro;
las dosis no se han establecido.
Prevención
Las medidas de precaución que mantienen la asepsia (el lavado de manos concienzudo
entre paciente y pacientes, la esterilización del material compartido) ayudan a controlar la
diseminación dentro de las instituciones. Deben aplicarse procedimientos de aislamiento
estricto a los pacientes portadores de microorganismos resistentes, hasta que su infección
haya sido curada. Un portador nasal asintomático no requiere aislamiento, a menos que la
cepa corresponde a MRSA o sea el origen sospechado de un brote.