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ENRIQUE OTTE

CARTAS PRIVADAS
DE EMIGRANTES A INDIAS
1540-1616
Con la colaboración de
G ua d alu pe A lbi

Prólogo de
R am ón C a ra n d e y T h g v a r

m
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
MÉXICO
Primera edición (Patronazgo,,,), 1988
Primera edición (fce), 1993
Primera reimpresión, 1996

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Patronazgo de la Asesoría Quinto Centenario de la Consejería


de Cultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía
ISBN 84-505-7803-5

D. R. © 1993, F o n d o d e C u l t u r a E c o n ó m ic a , S. A. d e C . V.
D , R . © 1996, F o n d o b e C u l t u r a E c o n ó m ic a
Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F.

ISBN 968-16-3975-8
Impreso en México
PROLOGO
«No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy»; así lo dice el refrán, y el refrán tiene
razón. S i lo hubiera escuchado entonces, hoy m e vería libre del tormento causado por la
convicción de que no puedo hacer ya lo que dejé de hacer ayer.
Son tristes las experiencias seniles de quienes estamos acostumbrados a gozar leyendo,
o escribiendo lo que nos apetece, o a caminar sin cansarse, o a viajar, o a conversar, etc. o a
dormir a pierna suelta. Hoy, a m is experiencias las acapara el aburrimiento, con la sensa­
ción dé la interminable pérdida de tiempo, sin ocupación alguna, sin ganas dé emprender
nada durante el día y sin sueño durante la noche. Cierto que, pesé a todos los pesares, sigo
disfrutando óptima salud, merced incalculable, compañera mía de 98 años.
Retrocediendo, en el tiempo, explicaré el porqué de estas alegaciones que el refrán me
ofrece.
Seria en el año 1949, o en otro inmediato siguiente, cuando en la Universidad m e ocu­
rrió algo que habría sorprendido a cualquiera en m i lugar. Uno de los escolares, un mucha­
cho, Enrique Otte, en quien hasta entonces apenas había yo reparado, me pedía, humilde­
mente, permiso para escribir en alemán el ejercicio de examen de prueba de curso. Temía
no poder escribirlo correctamente en castellano. Sin reparo alguno accedí a su demanda. En
alemán escribió su ejercicio, y obtuvo buena nota.
Aquel estudiante, nacido en M adrid de padres alemanes, llevaba poco tiempo viviendo
en Sevilla, y en cuanto a sus relaciones, a partir de aquel suceso, comenzaron a intensificar­
se; nos veíamos con frecuencia y pronto nos hicimos amigos. M e comunicaba, dentro y Juera
de la Universidad, lo que estaba haciendo o se proponía hacer. Ponía afán en el trabajo, te­
nía ganas de instruirse y de prosperar, y no le faltaban hues. Dominaba su lengua madre y
se expresaba correctamente en castellano, en francés y en inglés. Su laboriosidad obstinada
y lúcida, peculiar de las gentes alemanas (por las que siempre he sentido simpatía), «mayor
que la mía» m e dijo alguna vez, y, como a m i mismo m e ocurre, se sentía mu'y a gusto en
Sevilla, su pueblo, como él la llama.
Años más adelante (no puedo precisar las fechas) frieron acusándose nuestras afinida­
des. Creo que seria a partir del momento en que m e descubría Enrique Otte su qfición al es­
tudio de la Historia. Y (si no m e hago ilusiones) bien puede ser que yo llegara a ser, cerca
de Enrique, el promotor de aquella futura vocación.
Reconozco, como propia machaconería, el convencimiento de que la mejor tarea de
quienes se dedican a la enseñanza consiste en desvelarse para averiguar cuál podría ser la
vocación de los aprendices que tienen encomendados, o ellos mismos se encomiendan.
Igualmente he repetido, hasta la saciedad, que el secreto del hallazgo de cualquier vocación
está en comprobar qué es lo que cada uno de aquellos llegan a hacer bien, o cada vez mejor;
aquello que les gusta. De aqui que yo denomine gozoso el trabajo realizado en afanes de
nuestra vocación. Quienes consiguen tanto son para mi, seres privilegiados en cuanto pue­
den vivir haciendo lo que apetecen.
L a vocación de Enrique Otte no tardó en aparecer. De la Historia le atraía, en primer
término, lo concerniente a las Indias, a partir del Descubrimiento del llamado Muevo M un­
do (Estos vocablos m e hacen recordar un nombre preclaro que ha sabido sacarles jugo y ex­
plicar su uso y su sentido. Estoy pensando en el portentoso Antonello Gerbi). Ocioso será
declarar que Enrique no podía esperar de m i gran cosa en aquel campo de trabaja, n i tam­
poco le faltarían maestros en Sevilla, excelentes algunos, y menos habrían de faltarle papeles
desde que descubriera los que guardaban los archivos.

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8 ENRIQUE OTTE

Entre los maestros pienso, en primer término, en un profesor alemán que, huyendo de
los horrores de Hitler, había venido a España, y fue bien acogido po r algunos colegas y se
instaló en Sevilla, no recuerdo desde qué año, pero entre nosotros aprovechó el tiempo estu­
diando, enseñando e investigando. Las obras que escribió en España fueron publicadas por
la Editora Nacional en liradas demasiado cortas como lo denuncia hoy su rareza y desde
que aparecieron vienen ganando autoridad. Los temas tratados por Konetzke, en gran parte
novísimos, tenían pocos cultivadores en nuestra historiografía, y son de tal sustancia que
han determinado nuevas preguntas para las cuales, sobre las fuentes, Konetzke obtuvo res­
puesta, Era Konetzke discípulo de Meinecke, muy estimado por sus colegas, en su país y en
el nuestro. Aquí, repito, tuvo buena acogida en la Universidad y fu e asiduo cliente del
Archivo General de Indias. Pero, reconozcámoslo, la Universidad cometió un error, una tor­
peza y una injusticia al no hacer con empeño lo necesario para dejar inserto sü nombre en
el escalafón de catedráticos universitarios de España. -
Me parece decisiva la influencia de Konetzke en la formación de Enrique :O tte y, más
aún, en su trayectoria académica. No puedo decir otro tanto de mi protectorado.
En los últimos años de mi cátedra muy poco pude hacer a su favor y el de su inmediato
porvenir. Unicamente un puesto de ayudante de mi cátedra, con problemática retribución.
Ni yo ni él, ¿ramos personas gratas, mas bien estábamos en entredicho y tuvimos que sufrir
algunas humillaciones.
Desde ¡957, año de mi jubilación, sería aún más difícil que en la Universidad pudiera
favorecerle.
No por eso dejaba Otte de trabajar seriamente. Las obras que escribe en Sevilla, no to­
das publicadas, lo certifican. Persistía su labor en los archivos. Principalmente en el de In­
dias, pero no se cansaba de buscar manuscritos. Acaso no dejara de escudriñar en ninguno
de los excelentes, y desatendidos, archivos sevillanos. Recuerdo haberle oído hablar de ha­
llazgos suyos en el de la Audiencia, especie de fortín inaccesible para tos investigadores.
Por lo que dije del refrán no pretende este prologuillo juzgar las obras del autor. Presu­
mo que si me lo pidió, para sus cartas de Indias, sería recordando mi entusiasmo por la co­
rrespondencia epistolar de la que tengo dadas, pruebas en mis publicaciones. Hace tiempo
leía con delectación la edición inglesa de muchas menos cartas que las contenidas en este li­
bro, Estas son, claro está, más legibles y están perfectamente comentadas, pero como dije
antes, d el total de la obra de Enrique Otte, me libraré muy bien de criticar teniendo en
cuenta la fábula del raposo que no pudo alcanzar por estar muy altas las uvas de la parra.
Espero, tengo por cierto, que Sevilla solicitará su presencia en los certámenes que se or­
ganizan para festejar el V.° Centenario del Descubrimiento de América. Raro será el Con­
greso de Historia de las Indias que no reclame su presencia en Europa y en América.
No puedo ocultar mi gozo siempre que pienso en el prestigio de Enrique Otte. Sin hori­
zonte en Sevilla, al pasar a Alemania, pronto fu e reconocido. A llí se ganaba a pulso, paso a
paso, sin pausa y sin prisa, con autoridad auténtica, el puesto que ocupa en la Universidad
Libre de Berlín explicando Historia de las Indias. Le pido que m e perdone la pobreza de
este prologuillo que no da idea de mi cariño y de mi admiración por aquel muchacho que
escribía en Sevilla su ejercicio de examen en alemán y que, desde entonces, me enorgullece
siempre que declara ser discípulo de Ramón Garande.

R a m ó n Ga r a n d e r T h o v a r
ESTUDIO PRELIMINAR
En los expedientes de solicitud de licencia de emigración a Indias del Archivo General
de Indias se encuentran 650 cartas escritas por emigrantes españoles, pobladores de Indias, a
sus familiares o deudos, que los nuevos emigrantes adjuntaban a sus solicitudes como piezas
de prueba. La mayoría de las cartas, por lo tanto, son cartas de llamada.*1) Las 650 cartas
fueron escritas por 529 personas, de ellas 51 mujeres, entre las cuales se encuentran nueve
damas nobles. Los remitentes eran vecinos o habitantes de 108 lugares, desde el Norte de
México hasta el Sur de Chile. Hay pocas villas pequeñas o lugares rústicos,- lo que confirma
la tesis de que la colonización de América era una empresa urbana. Figuran en primer lugar
las dos capitales de América, México, con 146 cartas, y Lima, con 94. Siguen los grandes
centros industriales y portuarios: Puebla, con 38 cartas, Cartagena, con 33, y Potosí y Pana­
m á con 29 cada una.W Las fechas de las cartas van de 1540 a 1616. Los años de máxima
frecuencia son 1571 a 1594, con cumbres en 1574 (32 cartas), 1580 (28 cartas) y 1577 (27
cartas), lo que confirma que en 1580 comenzó la «madurez» de la colonización española de
América.*3)
Destinatarios de las cartas eran los familiares y deudos de los emigrantes-pobladores de
Indias en España. Figuran en primer lugar, naturalmente, las esposas, con 105 cartas; preva­
lecen en las demás las cartas a sotemos. Deslinos de las cartas, y, por consiguiente, los proba­
bles lugares de origen de los emigrantes-pobladores, eran, con la excepción de una carta,
dirigida a La Habana, 189 ciudades, villas y aldeas españolas. De 41 cartas, escritas por 37
remitentes, ignoramos el destino. No ha sido posible identificar el destino de 25 cartas, de
17 remitente»,*4) Entre las 583 cartas por 475 remitentes con destinos identificados® preva­
lecen como destinos las pequeñas villas y lugares. La frecuencia de los 173 lugares identifi­
cados de destino por provincias de los 474 remitentes (excepto La Habana) es la siguiente:

Badajoz............................................... 23 Logroño.......................................,... 3
Toledo................................................ 22 Málaga.............................................. 3

(1) Las cartas se encuentran en dos series, tituladas «Nueva Espada» y «Perú» (Indiferente General-J.G.- 2048-2075
y 2077-2107). Otras solicitudes de licencia de emigración con cartas de llamada se encuentran en las series I.G, 1209 ss. y
1374ss. 41 de las 43 cartas de Puebla, Tlaxcala y Atlixco (ntims, 149-154, 156-176 y 178-191) ya han sido publicadas
(«Cartas Privadas de Puebla del siglo XVI», Jainbuch fttr Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinameri-
kas -JbLA-Band 3, Kots Graz, 1966, págs. ^0-87, y Anuario de Historia, aflo Di. México, 197?. págs. 189-266). Además
ten sido publicadas las cartas siguientes: Ndms. 27. 51, 59, 226, 276, 423, 471, 528, 583 y 591 («Die europäisches Sied­
ler un die Probleme der Neuen Welt», IbLA, Baad 6» Köln Graz. 1969, págs. 1-40; una traducción española se esté pu­
blicando en México), y los ndms. 554 y .597 («Semblanza Espiritual de! Poblador de Indias, siglos XVI y XVII», Verhand­
lungen des XXXVin. Internationalen Amenfcaniste&koagresses, Baad HI, Stuttgart Mönche*. 1971, págs. 441*449), Ade­
más se han publicado, en Junes Lockhart and Enrique Otter «Letters and People of the Spanish Indies, The Sixteenth
Century», Cambridge, 1976, la carta nüm. 20 ea facsímil, espafloi e inglés, y en inglés, coa comentario, las caitas ntims.
27,51,59,149,162,170,174,181,226,528 y 591.
(2) Las cartas se han ordenado por lugares de procedencia y por »den cronológico, pero se han respetado los expe­
dientes, ordenando las distintas cartas dentro de ellos cronológicamente. Para facilitar la lectura, se ha adoptado la orto-
grafía moderna
(3) James Lockhart and Stuaii B. Schwarte «Early Latín America. A history o f colonial Spanisfc America and Bra­
sil», Cambridge, 1983, pág. 122,
(4) Aguijar, Almaguer, El Arroyo de Mérida, CarcicÓj, Castro Pérez, Concedo, El Corral, Geres (?>. Hinojos, Horca­
jo, Izubre, Melgar, Mosedo de los Caballeros. El Vinillo y Zurita.
(5) Se han usado Madce (Pascual Madoz: «Diccionario geográfieo-estadístko-hislórico de Espafta y sus posesiones de Ul­
tramar», 16 tomos, Madrid, 1845-1850) y el «Atlas nacional de Espalla». InstitutoGeográfico y Catastral, Madrid, 1965.

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12 ENRIQUE OTTE

Cáceres.............................................. 14 Piilencia............................................. 3
Sevilla................................................. 14 Segovia............................................. 3
Guadalajara.....................;............... 13 Soria................................................. 3
Madrid................................................ 10 Vizcaya............................................. 2
Vallado!«!.......................................... 8 Zamora.............................................. 2
Ciudad Real....................................... 5 Alava................................................ 1
Cuenca................................................ 5 Albacete............................................ 1
Jaén.............................. ...................... 5 Guipuzcoa....................................... . 1
Burgos................................................ 4 Las Palmas de Gran Canaria........... 1
C ádiz.................................................. 4 León.................................................. 1
Huelva................................................ 4 Murcia............................................... 1
Salamanca.......................................... 4 Navarra............................................. 1
Avila................................................... 3 Oviedo.............................................. 1
Córdoba.............................................. 3 Santa Cruz de Tenerife.................... 1
Granada............................................ 3 Teruel................................................ 1
173 <«)

Los lugares de destino de Sos 474 remitentes por regiones son los siguientes:*7)
Cádiz........................................... ......... 19
Córdoba....................................... ........ 8
1 Granada...................................... ......... 3
Huelva.................................................. 5
Jaén....................................................... 8
Málaga............................. .................... 6
Sevilla.......................................... ........ 122
ANDALUCIA..................................... 171 =36,16%
Ciudad Real......................................... 12
Cuenca.................................................. 8
' Guadalajara.......................................... 23
Madrid......................................... ........ 58
Toledo.......................................... ....... 52
CASTILLA LA HUEVA........... ........ 153 =32,35%
Badajoz........................................ ........ 46

E x iT O m B iH i::::::::::::: = 16,28%
Avila..................................................... 3
Burgos.................................................. 5
Logroño........................................ ....... 4
Falencia........................................ ....... 6
Segovia................................................. 3
Soria........................................... ......... 4
Valladolid............................................ 21
CASTILLA LA VIEJA....................... 46 = 9,73%
León.......................................... ........... 2
Salamanca............................................. 6
Zam ora................................................. 4
LEON................................................... 12 = 2,54%
A lava................................................1

(6) Los lugares andaluces, por provincias, son luí. siguientes: Sevilla: A lcali de Guadairm, Azsatcázar, Carmena.
Consíantiaa, Dos Hermanas, Ecíja, Esparíinas. Estepa, Fuentes (La Campana), Guadalcanal, Osuna, El Pedroso, Sevilla,
Triana. - Huelva: Aracena, Ayamome, Lepe, Moguer. - Cádiz: Cádiz, Jerez de la Frontera, Medtua-Sidpnia, Saniúcar de
Banameda. - Córdoba: Baena, Belaltázar, Córdoba. - Jaén: Alcalá la Real, Baeza, Jaén, Ubeda, Villanueva del Arzobispo.- Granada:
Granada, Mecina-Bombarón, Yátor. - Málap: Antequera, Málap». Ronda.
(7) Se ha adoptado el modelo de Peter Boyd-Bowmait: «Indice geobiográfteo de cuarenta mil pobladores espaBoles
de América en el siglo XVI», tomo 1.1493-1519, Bogotá, 1%4. pSg. XXXVII. (Véase también el segundo volutnen, 1520-1539, Milico,
1968). [Edición del 1.1 en el fce]
14 ENRIQUE OTTE

Guipúzcoa............. 1
Vizcaya................. . 3
VASCONGADAS. 5 = 1,05%
MURCIA.............. 3 = 0,63%
CANARIAS......... 3 = 0,63%
ARAGON............. 1 = 0 ,21 %
NAVARRA.......... 1 - 0 ,21 %
ASTURIAS... 1 = 0,21 %
474 = 100,00
En la cifra de Andalucía hay que tener en cuenta que el destino de 116 cartas, de 97 re­
mitentes, era Sevilla, y, como es lógico, debido al alto porcentaje de la población flotante, es
seguro que muchos remitentes no procedían de la ciudad. Lo mismo sucede con la cifra de
Castilla L a Nueva, ya que el alto ¡número de cartas dirigidas a Madrid (54, de 43 remitentes)
se explica por el hecho de encontrarse en la ciudad la corte.<8)
Teniendo en cuenta el caso de Madrid, los porcentajes de regiones de los remitentes de
las cartas se asemejan bastante a las cifras'halladas en la documentación sevillana referente
a la emigración, que para el período 1560-1579 da a Andalucía el primer lugar, con 37’2%,
seguido de Castilla la Nueva, con 19’0%, Extremadura, con 18’7%, Castilla la Vieja, con
11*3%, León, con 4*5% y V ascongadas, con 2 ’9%.<9> Los porcentajes para los años
1493-1559 y 1570-1600 son parecidos, figurando Extremadura en segundo lugar en los años
1493-1559/'0)

Los grupos profesionales.

Una exploración de las profesiones y estratos sociales se dificulta debido a que las cartas son
de carácter familiar, en las cuales prevalecen las noticias familiares, y que los emigrantes en
la mayoría de los casos callaban sus actividades y en qué habían ganado dinero. Es típica
en este sentido la contestación de un emigrante-poblador de Lima que escribe a su padre en
una aldea cercana de Madrid: «Preguntáis a qué he ganado lo que Dios fue servido de darme y
a qué oficio ha sido. Yo lo he ganado en labranzas que he hecho en el pueblo de Origancho
media legua de esta ciudad de Los Reyes, y es en cantidad de veinte mil pesos de a nueve
reales,M1) los nueve mil tengo en barras y reales, y las tierras que tengo me han costado otros
siete mil pesos, y en esclavos y ganados y otras cosas de casa tengo lo demás» (511).<I2> En
algunas cartas se gana la impresión de que los emigrantes-pobladores intencionadamente ca­
llaban sus actividades. Por otro lado los emigrantes-pobladores pertenecían a todas las capas
sociales excepto las más bajas. La falta de fracasados y vagabundos se explica por el hecho
de que los emigrantes sólo escribían cuando habían ya obtenido una situación económica
holgada que les movió a llamar a parientes.
Encontramos en los emigrantes-pobladores todas las profesiones militares y civiles. Un
típico soldado es Gaspar Mejía, que relata sus andanzas en las g uaras con los Cbichimecas,
sin que sepamos si obtuvo encomienda:

«Yo salí de México quince días antes de Navidad, y me entré la tierra


adentro, porque yo no quise ponerme a cosas bajas, y he venido a una
tierra que se dice Zacatecas, que está ochenta leguas de México, de tie­
rra despoblada, y de guerra, que desde que salí de México hasta entrar

(8) La corle también se encontró a veces, en Valladolid, pero nos hemos decidido « todos los casos de M icacita
del destino «en la corte» por Madrid.
(9) Peler Boyd-Bowjaao: «Patiems of Spanish Eimgration to Che Iridies until 1600», The Híspame American Histó­
rica! Review, Vol. 56, NumbeM, Durtiaro. Noveraber, 1976. póg. 585.
(10) Ibid. Los demás trabajos del autor referentes a los distintos períodos son mencionados en id., pág, 580, nota 1.
CU) Existe una gran confosióo de las unidades monetarias. Se mencionan ducados, a 375 maravedís, y pesos de
distintos reales (de a 34 maravefó): Pesos de tipuzque, de a 8 reales, o sea, 272 maravedís, de 9 reales, de 10 reales «pesos
de oro de minas», de a 13 reales, o sea, 442 maravedís, «pesos de plata ensayada, de 450 maravedís*, «pesos de plata en­
sayada a 13 reales y medio», o sea, 459 maravedís, y pesos de 15 reales, o sea. de 510 maravedís. En la mayoría de les ca­
sos solas ente se habla de pesos. El real era medio de especulación. Miguel Hidalgo escribe, desde Cartagena: «Envío dos­
cientos pesos de plata, que stm a ocho niales y cuartillo de moneda de Castilla, suele valer nueve en tiempo que no va la
flota. EJ oro en esta tierra y la plata sube y baja como las demás mercadurías» (346).
<12) Las cifras en paréntesis se refieren a las cartas.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 15

en Zacatecas no se me cayeron las armas a m í y a mi caballo de a


cuesta, y las annas de pies a cabeza yo y el caballo, porque hierve la
tierra.de Chichimecas, una generación del demonio, y oirás muchas
generaciones, que, por no ser largo, no digo, y a todo esto ningún po­
blado, y agua de ocho a ocho leguas, y poca y mala, durmiendo en el
suelo y con mucha nieve, la cual sintió bien mi herida y cuerpo, y
cada noche tocándonos arma, y de día matándome los amigos, y con
todos estos trabajos llegué, como digo, a esta tierra, que se dice Zacate­
cas, que es tierra de minas y de mucho trabajo. Aquí descansé cuatro
días, y pasé delante a una tierra que se llama Guardiana, porque me di­
cen que me irá bien allá. Yo voy arrimado a un factor del rey que dice
que, en habiendo ocasión, me acomodará. Tengo otro, tanto camino
que andar, y todo tierra de guerra. Dende ahí hago caso de pasar ade­
lante a una tierra que se dice Chiametla, que es todo lo que está descu­
bierto hasta lo de ahora, y a todo esto no ganando un real; Dios lo re­
medie todo. Veinte reales tengo de hasta cada día en esta tierra de comer
yo y mi caballo y un criado, que es una tierra del demonio». (234)
Igualmente el limeño Francisco de Meza Matamoros continuamente tomó parte en en­
tradas (483). Los demás conquistadores aparecen como encomenderos. Solamente se revelan
así en sus cartas 28, de los cuales dos eran mujeres. Tres aparecen simplemente como capi­
tanes, uno de los cuales actuó como capitán general en la conquista de Guazuce, Urabaimar
y Tranyo y otras tres provincias (366). Los ingresos de los encomenderos eran muy variados.
En Nicaragua y Guatemala alcanzaban 500 a 600 pesos (258, 267), en Quito 1.000 (388), en
el Magdalena y Cauca 2.000 a 3.000 (359, 360), y un encomendero de Lima, que en un va­
lle de la costa tenía 3.000 indios, alcanzaba 4.000 pesos (433). «Un caballero muy princi­
pal», Juan Velázquez de Sal azar, procurador de la Nueva España, «tiene de vasallos más de
diez o doce mil pesos de renta en cada un año» (226). Tan importante como los ingresos era
el honor, ya que los encomenderos se consideraban señores feudales. Así, un encomendero
de Toro dice: «Soy señor de vasallos», añadiendo con orgullo: «Acá no hay vos n i majesta­
des, sino ¡lustre, siendo uno señor de vasallos» (412). Catalina AJvarez dice igualmente, con
orgullo: «Yo estoy en estas partes de Indias en una ciudad que se Han» Mariquita, del Nue­
vo Reino de Granada, y estoy casada con un conquistador y poblador de estas provincias, y
tiene tres pueblos suyos, y soy señora de vasallos» (378). Un encomendero de Concepción,
en Chile dice; «Soy señor de un valle en la costa de la mar, que tiene más de mil indios»
(620). Pero, naturalmente, también hubo encomenderos pobres, como Diego Tomás de San­
tuchos, que escribe de Santa Fe, del Río de la Plata: «No le engañen, ni le digan bien de
acá, porque pluguiera a Dios no fuera vecina donde estoy de 20 indios, que Dios sabe cómo
vivo» (629).
Los conquistadores sin indios, naturalmente, aspiraban a ser encomenderos. Francisco
de Bolaños escribe a su mujer. «Yo ando por haber unos indios, porque acá en estas partes,
quien no tiene indios, no tiene de comer» (362).
Muchos encomenderos eran empresarios que empleaban otros para participar en la mi­
nería y agricultura. El capitán Alonso Rodríguez, empleaba en sus minas de Cáceres a un
minero, con salario de 400 ducados anuales, y a un labrador, para plantar maíz en una es­
tancia, con salario de 200 ducados, y con 40 esclavos que traía de España contaba con
7.000 ducados de renta (366). Andrés Chacón tenía en el valle de Casma una cría de midas,
5 o 6 asnos, ovejas y cabras (528). Cristóbal Vivas dice de San Cristóbal del Nuevo Reino
de Granada: «Tengo mi hacienda, que es muy buen pueblo de indios, y muchos ganados, y
muy labor, donde traigo ocho pares de bueyes» (363).
22 cartas corresponden a hombres que aparecen principalmente como agricultores y ga­
naderos, o como empresarios dedicados al campo. Oímos de un labrador que trabajó en
compañía de otro labrador en el valle de Atlixco durante un año. Buscó otras tierras, y
compró cuatro pares de bueyes, pero después compró del procedido de su cosecha de trigo,
200 fanegas, que vendió en México, una recua de caballos. Posteriormente vendió sus caba­
llos y volvió a la ganadería, comprando 1.500 carneros en 500 ducados, esperando duplicar
su ganancia dentro de dos años (149). Muchos poseían grandes estancias dedicadas a labran-
iras y a la ganadería. Un emigrante poblador de México poseía una caballería con una legua
alrededor con mucho ganado ovejuno que le había costado 10.000 pesos, y le rentó 2.000
anuales (4). A otro emigrante-poblador de México te costó una hacienda (te ganado ovejuno,
con 20.000 cabezas, 11,000 pesos (33 y 35). De Veracruz escribe uno que compró unas fie­
16 ENRIQUE OTTE

rras «en que se coge mucha cantidad de maíz», en 135 pesos (293). Gaspar de la Torre es­
cribe de Antequera que mandó dinero para comprar del marqués del Valle una estancia que
tenia a una distancia de cuatro leguas (204). De México dice uno: «Mi deudo y amigo Fran­
cisco de Monroy tiene muchas haciendas y estancias de ganado, potros y muías, sin las mi­
nas de cobre, que todo es de mucho valor» (115). Una hacienda de Guatemala con mil ca­
bezas de vacas y yeguas costó 4.000 ducados (83), Un emigrante-poblador de San Martín, en
la Nueva España, hizo una heredad, cuya renta cifró en 4.000 pesos anuales. Puso vacas,
ovejas y yeguas, y calculó .que 500 vacas se duplicarían en dos años. Tenía, además, colme­
nares, y calculó un rendimiento de 500 fanegas de trigo, a un precio de venta —en
1569—de 24 reales por fanega. En otras dos caballerías, de regadío, recogería mil fanegas de
trigo. Proyectó construir un molino (240). Un ganadero de Quito tenía 12.000 cabezas de
ovejas, 2.000 puercos, 400 vacas y 120 yeguas, «sin muchas tierras de labranzas y casas y
jardín de muchos naranjos» (392). Un emigrante-poblador de Guatemala tenía «una casa
muy buena, que vale 3.000 ducados, y unos molinos, con casa de morada en ellos, que va­
len otros cuatro. Tierra muy templada y de muchos bastimentos y frutas de la de esa tierra»
(249). Alvaro González de la Vega escribe desde Lima: «La hacienda que tengo es una chá­
cara con viñas de Chacay, con muchas tierras y ganados, que vale muchos ducados, y es de
tanto valor que andan en ello doce negros, sin los indios que me dan para beneficiar esta
hacienda. Que si vos, hijo, hubiérades venido acá, todos los años me hubiera rentado más de
cuatro mil pesos» (513). Varias cartas se refieren a chácaras de coca. Un emigrante-poblador
d?l Cuzco habla de una «estancia muy gruesa de coca, que renta cada un año más de ocho o
nueve mil pesos» (535). Francisco Alvarez escribe desde Guamanga: «Tengo una chácara de
coca en los Andes del Cuzco, que vale diez mi! pesos de plata ensayados» (532). Miguel de
Arriba cogía en su chácara de coca cada tres meses 300 cestos, de a 18 libras. En 1576 un
cesto valía de 3 ducados a 3 ducados y medio, mientras que tres años antes solamente había
costado dos ducados (549).
28 cartas corresponden a mineros, o los que se dedicaban principalmente a la minería.
El precio de coste de las minas varió enormemente. Un minero de Nochtepec gastó 12.500
pesos, y sacó cada semana más de mil pesos (215). Gonzalo de Soria compró en Potosí
«unas haciendas de minas e ingenios de agua, que me costaron setenta mil pesos» (597). Un
minero de Zacatecas ganó más de 6.000 pesos en cuatro años (233). Muchos mineros eran, a
la vez, señores de ingenios. Un emigrante-poblador de México tenía «una razonable hacien­
da, en que son bienes raíces, minas de plata e ingenios con que se saca y negros y muías
para el beneficio de las minas» (14). Un hombre de Zultepec tenía igualmente «minas muy
buenas e ingenios para sacar la plata y esclavos que sacaban los metales» (217). Un minero
de Zacatecas ganó más de 6.000 pesos en 4 años (233). El encomendero del Valle de Casma
en el Perú tenía 20 negros en sus minas, gastó en todo 7.000 pesos (527). Un hombre de
Guatemala empleó de 4 a 5.000 ducados en sus minas, teniendo «harta gente» en ellas. La
mano de obra eran esclavos negros e indios libres (245). Un pariente de Cristóbal Vivas, de
San Cristóbal, tenía una hacienda «que vale más de veinte mil ducados, y trae en las minas
de oro treinta indios lavadores, que cada semana le da a cada uno un peso, que vale cada un
peso quince reales» (363). Un hombre de Cáceres ganó en sus minas 3.000 pesos de renta
anuales, teniendo de gastos la comida de los 40 negros que empleaba, esperando 40.000 du­
cados de renta en diez años (366). Naturalmente también había minas de escaso valor. Un
hombre de Zamora, en el reino de Quito, tenía «unas minillas» que le daban de 10 a 12 pe­
sos cada día (418).
Un minero de Huancavelica calculaba sus bienes en 8 ó 9.000 pesos (533). Naturalmen­
te las minas de Potosí eran las más codiciadas, Cristóbal López Chito tenía «seis o siete mi­
nas muy ricas » (584). Como es bien sabido, el proceso de amalgamación dio a las minas un
empuje extraordinario. «Está ahora Potosí el más próspero que ha estado después que el
mundo es mundo, que con la nueva invención del azogue hay muchos hombres que he co­
nocido yo menos ha de tres años que no tenían tomín y tres o cuatro mil pesos de deuda, y
tienen ahora unos a cincuenta mil pesos, y otros a cuarenta mil, y otros que han venido de
dos años acá tienen a diez mil y doce mil » (591). También los mineros de Potosí tenían
otros bienes diversos, tanto raíces como muebles. Juan de Huerta escribe a su hermano que
tenía una hacienda «que creo valdrá más de treinta mil pesos ensayados. Y tengo de más de
cuatrocientos cameros y cargazones de vino, esclavos y plata y otras cosas» (608).
4 1 cartas corresponden a mercaderes, desde el aprendiz y empleado hasta el mercader
residente dedicado al comercio lejano. Obraban solos o en compañías. Juan de Cantoral es­
cribe desde México: «He hecho una compañía con un tío del señor Antonio de Espejo, que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 17

se dice Francisco de Santiago» que vino de España la flota pasada, hemos puesto 15.000 pe­
sos de puesto, y él se quedó en mi casa de Tezcuco, y yo rae vine a México para proveerle
desde aquí de lo necesario, puse por mi parte por puesto siete mil pesos....Yo resido en esta
ciu.dad de México en la calle de Santo Agustín en una muy buena tienda de ropa de la tierra
y de Castilla». Había hecho la primera compañía con Antonio de Espejo, «que es un merca­
der de esta ciudad, y ganamos con el favor de Cristo ocho mil pesos en año y medio, y des-
hicímosla, y somos muy grandes amigos. Vale su hacienda cincuenta mil pesos». Esperaba
de su nueva compañía 8 o 10.000 ducados en dos años (46).
El comercio con las minas del norte era muy activo. «Tengo empleados más de 10.000
pesos en pipas de vino para Zacatecas, y creo que se doblarán. Con parientes valiera mi ha­
cienda más de 40.000 pesos más de lo que vale» (22). Melchor Rodríguez escribe de Puebla:
«Me han hecho crédito de tres mil y de cuatro mil pesos de crédito, y así me parto a ocho
de enero a la provincia de Soconusco y los Susustepeques con tres mil pesos de mercaduría.
Díceme que es viaje que se gana de comer» (184). Un hombre de Guatemala escribe: «Afue­
ra de 1« tratos habrá poco más de un año que puse en esta ciudad un grande trato de confi­
tería y conservas, y es a ciento por ciento la ganancia, porque se lleva adonde hay minas de
plata» (252). Los mercaderes más modestos se dedicaban al comercio local y regional. An­
drés García escribe de México: «Yo resido en México en el Tiánguez de San Juan, en las
tiendas de Tejada. Trato en campeche y en mantas de algodón y en cera, y tengo también
cierto trato de cacao en Soconusco» (27). Los mercaderes del comercio lejano tenían sus re­
presentantes o/y socios en Sevilla. Pedro Gómez de Montejo escribe de México: «Envié con­
signados a Antón de Artnijo cinco mil y tantos pesos, para que el dicho me los emplease en
mercaderías, y me los enviase a esta tierra» (125). El comercio de la mar del Sur descansó
sobre el sistema de los centros comerciales y portuarios, como Panamá, Arequipa y Lima.
«Tengo mi asiento en Lima y en Arequipa, bajo a Panamá a emplear, y así en una partida
de negros que compré el año pasado ahorré en ellos doce negros, que tuve necesidad para
mis heredades» (492).Panamá era el gran centro de distribución. Uno escribe desde allí:
«Vine a Chile a emplear. Salí de Chile ha cuatro meses» (272). «Envío a Panamá cerca de
dos mil ducados en plata que me traigan empleados» (277). «Llevo empleado más de 8.000
ducados de empleo de Castilla» (342). Uno escribe del Nombre de Dios: «Estábamos en el
Perú yo y mi hermano, y empleó 12.000 ducados, y los fió» (309). De Cartagena: «Si viene
el empleo de Castilla será menester un año para venderlo y cobrarlo. Siendo hábil (mi sobri­
no) es mi voluntad volverle a enviar desde Sevilla con 4.000 ó 5.000 ducados de empleo a
esta ciudad d? Cartagena, y que de aquí se volviese vendiendo en la misma flota» (331). Un
mercader de Popayán: «tengo mi tienda como tres mil pesos laicos, y mi casa proveída ho­
nestamente» (404) y un mercader del Cuzco: «Por estar de camino para Potosí a cobrar mi
hacienda y vender mil cestos de coca, que es una yerba que acá comen los indios, no le en­
vío a v.m. algún socorro». Calculó su fortuna en 8.000 pesos (547). También hubo fuertes
pérdidas: «Di la vuelta de la China, de cinco años a esta parte perdí más de diez mil pesos»
(198). Benito de Ortega escribe desde Mompós: «De un año a esta parte me ha costado el
querer ser mercader poner mi dinero en confusión, que no sé cómo 1o cobraré... De dos mil
pesos que tenía no tengo hoy quinientos, y esos no sé si los podré cobran) (358). «Perdí más
de un cuento de maravedís... trato ahora con Zacatecas» (21). Muchos funcionarios se vol­
vieron mercaderes. Andrés López de Arcaya escribe, desde Lima: «Respecto de haber asen­
tado con un mercader que se llama Rodrigo Alvarez, en cuya compañía estoy granjeando
con un poco de mercaduría que compré en el puerto de cierto dinero que saqué del tenien-
tazgo de las cuatro villas que servía en la Nueva España» (478). Otros que no eran mercade­
res querían tomar parte en el comercio. Celedón Favalis dice en un largo relato, igualmente
desde Lima: «Yo fiii desgraciado en no acertar a traer, aunque no fuera sino seiscientos du­
cados empleados en algunas cosas de las cuales sin duda ninguna hubiera hecho más de tres
mil pesos, que era quedar rico para siempre, porque con enviarlo yo a v.m. o ir yo con ello
y tomarlo a emplear fuera un principio para que v.m. y yo tuviéramos muy largo de co­
men) (487).
En muchas cartas aparecen muchos hombres que se dedicaban a empresas diversas, sin
que sepamos si eran mercaderes. Pedro de Solórzano escribe desde México: «Yo vine de esta
ciudad de México a concluir ciertas cosillas que tenía que hacer, traje de camino un poco de
cacao, que se coge en Guatemala, que es el mejor género que aquí suele venir, y he llegado
en tal coyuntura que, si no es perdiendo en ello muchos dineros, no lo he podido vender, y
así me será forzoso volvérmelo en escrituras a Guatemala, dándolo fiado por algún tiempo»
(83). De Cartagena escribe Francisco del Barco: «Ha sido mi desdicha y desgracia tanta que
18 ENRIQUE OTTE

dende el año de 71 hasta el de 73 he perdido más de cinco mil ducados..,. Yo envío a Casti­
lla dos mil pesos de oro, que valdrán tres mil ducados, éstos se han de emplear en Sevilla, y
se han de traer a estas partes... Yo voy a los reinos de Peni en tanto que se ocupa por allá la
flota, y tardaré en el camino un año largo, porque son más de mil leguas por tierra. Hanme
llevado mucha suma de dinero. Voy a ver si lo puedo cobrar» (330). De México: «Pedro de
Atíenza estaba en esta ciudad desde la navidad pasada de partida para Castilla, con veinte y
cinco mil pesos» (121). Cristóbal Alvarez de Figueroa dice, desde Lima, que hizo compañía
con su primo Alonso Ramírez: «No hubo más de ocho mii pesos, que no es nada según los
gastos son en esta tierra» (508). Juan López de Sande escribe, desde México, a su mujer:
«Veo, señora, que v.m: habló al señor Pedro de Morga para que me diese negocios, y que le
dio la palabra de hacer lo que pudiese por mí, y así creo lo hará, porque es hombre que lo
suele hacer... Yo he acabado las cuentas con Rodrigo de Quesada, y le alcancé en setenta y
dos mil ochocientos pesos... y idebe más de 40.000 pesos al cuerpo. El está en la cárcel, y
andamos en concierto» (19). ¡
Algunos emigrantes-pobladores vueltos empresarios tenían grandes fortunas. «Compré
el año pasado 1597 una posesión de casas, en lo mejor de esta villa (Trinidad de Sonsonate),
con nueve casas de alquiler. Costóme 7.500 pesos, tiene de renta cada año 1.000 pesos fuera
de la casa donde vivo, y asimismo compré cuatro esclavos, que me costaron 2.000 pesos.
Enviaré tinta, que es la mercadería de esta tierra. Soy síndico del monasterio franciscano»
(256). El mismo dice en la carta siguiente: «Me costó 15.500 pesos, y me compré siete esclavos
que me costaron 3.500 pesos. Envío dos cajones de tinta añil» (257). De Honduras: «En­
víenme su sobrino, le daré hasta 30.000 pesos de oro» (260). «Yo tengo días ha 30.000 pe­
sos de oro aparejados para enviar a esa villa (Valencia de San Juan)» <261). Alvaro Zambra-
no dice desde México: «Valía lo que tenía cuando v.m. se quería ir seis mil y 500 pesos... lo
que me queda son catorce mil pesos» (3). Diego Díaz Galiano, desde México: «Vuestra tía
tiene más de diez mil pesos» (23). Inés de Solís, desde México: «De mi marido quedaron
como ocho a diez mil pesos en posesiones y haciendas» (61). «Más de 15.000 ducados vale
su hacienda» (70). «Compré una casa razonable en 8.125 pesos, unas casas muy buenas, casi
las mejores de esta ciudad», escribe Francisco Palacio desde México (96). Manuel Pérez de
Rojas escribe desde Panamá: «La hacienda que tengo es toda raíces, porque sólo en casas y
negros debe de haber más de treinta mil ducados, y en ganados y barcos y otras cosas habrá
otro tanto» (287).
El bachiller Jiménez Cuadrado, también desde Cartagena: «Eché la mayor parte de mi
hacienda en casas y otras que labré ... que con aquella venida del inglés perdí mucho, por­
que me derribaron unas casas...me costó m is de nueve mil pesos la burla» (348). De Tama-
lameque: «Me he casado con una señora viuda, hermosa, principal y rica... tiene cinco mil
pesos de oro... vale mi hacienda y la que tengo a cargo de cuatro sobrinos de mi mujer más
de veinte mil pesos, y tres pueblos de indios que rentan dos mil pesos cada un año» (359).
El capitán Alonso Rodríguez de Villaenizar, habitante de Cáceres: «...son tres mil pesos de
renta, que son más de 4.000 ducados, y pan para sustentar la gente de mina, que son cua­
renta piezas... y dándome Dios diez años de vida, son 40.000 ducados. 4.000 ducados cada
año» (366). De Ansenna: «Tengo dado a un vecino de esta gobernación ocho mil pesos para
que con ellos granjee» (383). Francisco Suárez Perea, desde Alinaguer: «Vale la hacienda de
nuestro tío de sesenta mil pesos arriba, y la de nuestro hermano de treinta mil» (410). Lucas
Rodríguez, desde Lima: «Loores a Dios yo tengo de cincuenta mil pesos de plata arriba, sin
deber de ellos cosa alguna» (490). Francisco Núñez, desde Guámanga: «Dios me ha dado
plata, y en cantidad, sea Dios loado, de treinta mil pesos... yo vivo en esta tierra rico y hon­
radamente» (531). Del Cuzco: «Tengo diez mil ducados para él... tengo para vos y para él
quince mil ducados» (536). Sebastián de Vera, igualmente del Cuzco: «Mi hacienda vale
más de veinte mil ducados» (550). Juan Sánchez de Gálvez, igualmente desde Arequipa:
«Yo tengo, gracias sean dadas a Dios, más de sesenta mil ducados» (561). Gonzalo Ribas
Valdés, que salió disgustado de España, e iba anónimo, para que no le conocieran, alcanzó
30.000 ducados (568). Alvaro Ramírez, desde La Paz: «Mi hacienda vale más de sesenta mil
ducados» (579).
Nueve cartas corresponden a industriales, sobre todo los industriales de paños de Pue­
bla. Juan de Brihuega tenía un obraje con doce telares de paños «con la gente que es menes­
ter en él, y tengo cuatro negros y una negra». Pide a su hermano que venga, para regir las
perchas y el batán «porque apenas hallamos acá oficiales que entiendan» (161). Macario de
Anzures tenía una estancia de pastel, colorante que gastó en su tinte y obrador. Lamenta
también que «acá se hallan muy pocos oficiales para batanes» (163). Diego de Pastrana,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 19

como los demás originario de la AIcarriaí,3>,fue igualmente señor de un obraje (J60). María
de Carranza pidió «dos oficiales tejedores de cordellate, y que peinen, y otro oficial de cere­
ro» (181). Solamente aparece en las cartas un señor de ingenio de azúcar, Alvaro Ramírez,
de La Paz (579),'y una mujer, doña Beatriz de Contreras, que se dedica a la pesquería de
perlas, de la isla venezolana La Margarita, que escribe: «Quedaríanme como de ocho o diez
mil pesos en negros de sacar perlas, que es la granjeria de esta tierra» (634).
Cuatro cartas corresponden a transportistas. Francisco de León escribe desde México a
su madre: «Señora madre, yo he mercado acá una recua de treinta y seis muías y cuatro ne­
gros, lo cual me. costó seis mil pesos» (20). Otro hombre de México escribe que compró una
recua y unas casas (69). Un hombre de Puebla tenía ocho carros (177). Oímos de un hombre
de Veracruz que sirve a sus carretas y criados en llevar las haciendas de un mercader «a tie­
rra adentro» (196).
29 cartas corresponden a artesanos. Varias son de artesanos textiles de Puebla. Sastres
de Puebla dicen: «Tenemos tienda de paños, con cinco o seis obreros». Les iba muy bien,
por los precios más altos que en Castilla: «Allá nos daban por un ferreruelo y un sayo ocho
reales, acá nos dan treinta y dos, y por un jubón estofado nos dan tres pesos, que son veinte
y cuatro reales, y por uno de mujer dan dieciseis reales» (170). Una razón de la prosperidad
de los artesanos textiles era el clima. Sebastián Carrera escribe desde Lima a su mujer: «To­
dos se visten las ropas hechas acá, y no dura un vestido más de un año, porque es el polvo
tanto que come la ropa. Y por tanto vale mucho el oficio de v.m. » (425). Un sedero de
México escribe que tenía seis esclavos que le devanaban seda (78). Dos cartas corresponden
a barberos, ambos de México. Uno afeitó a los frailes agustinos, a 120 pesos por año. Ade­
más afeitó en otros conventos. Posteriormente los agustinos le dieron 150 pesos (42 y 126).
Varias cartas corresponden a curtidores, considerado como «principal oficio» (53). Alonso
Ortiz, de México, tenía ocho indios y un negro, y no hacía más de «solicitar a décima» y
vender y comprar. Alquiló una tenería a 90 pesos de tipuzque, y otra después por 100 pesos
de minas. No encontraba indios de su oficio, pagándoles a 30, 20, 15 y 10 pesos. Compró
un negro por 350 pesos. Tenía la carnicería de Suchimilco por la mitad, y vendieron los
cueros al pelo, a dos pesos cada cuero, y los compraron a once reales, o sea, 374 maravedís.
«Es carnicería donde caen tres mil novillos, y está a tres leguas de México». En un año ganó
horros 500 pesos (51 -54). Un zapatero de Guatemala dice que los parientes de su mujer le
preguntaron si quería usar el oficio. Al decir que quería poner tienda, le dieron 100 duca­
dos. Puso con ello la tienda y empleaba tres oficiales y un aprendiz (243). Otra carta es de
un zapatero.de La Habana (639). Las oportunidades de artesanos eran grandes: «Se gana
mejor de confer que no en España, especialmente en el oficio de la panadería» (208). «Si su
hermano sabe acabadamente el oficio de alquimista, véngase también acá a mí costa, que yo
le prometo que en tres años tenga ocho mil pesos» (178). Una mujer de México escribe: «He
puesto a Bartolomé a bordador y lo toma muy bonitamente» (82). Juan Sedeño escribe a
Diego López, cerrajero en La Puente del Arzobispo: «Su oficio de v.m. es muy bueno para
esta tierra, que ganaría muy bien de comer, si viniese a ella» (334). Una mujer de Yucatán
escribe: «Mi marido era pintor y dorador de muchas obras de retablos en monasterios e igle­
sias» (209). De Cartagena: «En esta tierra no se usa el oficio de guadameeilero, pero arriba
en el Perú sí» (337). Además tenemos cartas de un gorrero de Cartagena y de un calcetero
de Lima (356 y 476). Un hombre de Lima trabajó como platero y se convirtió en mercader
(515). Cinco cartas se refieren a canteros y maestros de obras. Juan Salcedo de Espinosa tra­
bajaba como maestro del pueblo «que se hace en la verita de Buitrón, y las atarazanas del
rey y para los descargaderos y para hacer un puente en el rio de la Veracruz» (132). Alonso
Martínez López era maestro mayor de la catedral de México y del convento de Santa Inés
(147). Cosme Rodríguez era maestro de obras de Santo Domingo de Tehuantepec (212), un
cantero de Tunja hizo una iglesia, con ayuda de cuatro esclavos (369) y Pedro Sánchez era
maestro de obras de la catedral de Popayán y de la parroquia de Santiago de Cali, cobrando
2.000 pesos por la parroquia y 11.000 por la catedral (407). Un simple obrero parece haber
sido Antonio Torijano, de Puebla, que escribe: «Quedo en molino y batán de Macario An-
zures, donde gano buen partido» (175).
Entre los clérigos figuran el obispo de Quito, don Fray Pedro de la Peña (391), el maes­
treescuela de Lima (472), el deán de Tlaxcala, Tomás de la Plaza (164), un canónigo de Mi-
choacán (224-225), otro de Campeche, que antes lo había sido en La Habana, ganando 700

( \3) Sobre ello detalladamente Enrique Otte: «Cartas privadas de Puebla...»


20 ENRIQUE OTTE

ducados, mientras ahora ganaba 800 (637), el chantre de León de Nicaragua don Alonso del
Pozo (266), el provincial de Michoacán fray Pedro de Aguirre (229), el tesorero de Popayán
(406) y los curas y vicarios de Trinidad de Sonsonante (255), del Nombre de Dios
(304-305), de Lima (460, 468 y 481), del Cuzco (551) y de Potosí (591), El procurador de
Nueva España fray Gabriel de Santa Josefa pidió en la corte el envío de dos docenas de reli­
giosos, porque «acá toman pocos el hábito, y de dos años a esta parte han muerto treinta y
tantos religiosos» (74). Todos elogiaron las Indias por sus oportunidades. Alonso Zamora es­
cribe a su mujer desde Bogotá: «Venga con vos Bartolomé de Ortega, y deje el ser fraile, que
acá cantará misa, que tendrá cada año de renta quinientos ducados y más, que para clérigos
es muy buena tierra las Indias» (319). Hernando Juárez de Vínuesa, capellán de Quito, es­
cribe que fue vicario en Baeza, con mil pesos de renta cada año (394), y en otra carta de
Lima se dice: «En esta tierra ganan muy bien de comer los clérigos» (474). El clérigo de
Oruro, licenciado don Pedro de Alarcón, dice a su hermana que de 50 esclavos le quedaban
28, añadiendo: «Ya tengo hecho testamento, y registro de mi hacienda, y hallo que, en ven­
diendo los esclavos, tendré ciento y veinte mil pesos ensayados» (610).
También los médicos teñían grandes oportunidades en Indias. Miguel Hidalgo escribe
desde Cartagena a su suegro doctor Juan Martínez, médico: «Esta tierra es propia para v.m.,
que andan las barras de plata y oro bien al grueso... son millares los que aquí ganan dos o
tres cirujanos o boticarios, que médico no hay en tres meses que dura la flota» (343). En
otra carta, escrita el mismo día, le dice: «Los médicos son aquí tan tenidos que admira, y
sus ganancias, que no se puede encarecer... Aquí en una flota gana un médico diez mil pe-
ias» (345). Una carta del licenciado Juan de Godoy, médico en Guamanga, a su madre es
prueba de su prosperidad (530).
Los abogados igualmente ganaban mucho. Un emigrante-poblador de Quito dice: «En
estas partes los asnos ganan de comer, cuanto más los letrados» (394). Tenemos cartas de
abogados de México (113), de Drizaba (201), de Cartagena (343 y 348), de Panamá (276 y
280) y de Cali (408). Era importante que ios abogados fueran licenciados. Un emigrante-
pobiador de Panamá escribe a su hijo que hiciera el examen de licenciado, ya que «en esta
ciudad en la Audiencia Real de ella a ninguno reciben por abogado siendo bachiller, sino
que ha de ser licenciado» (283).
Entre los demás oficios liberales figuran un catedrático de México, fray Juan de Mora
(59) y varios músicos. Don Alonso Larido de Bonilla escribe de México a Juan de Villaru-
bia, presbítero, cantor de la catedral de Cádiz: «En esta catedral le recibirán con trescientos
pesos de salario cada año, y con otros ciento y sesenta y cinco del capellán del coro, y yo le
daré otra capellanía de ciento y diez, y mi casa y mesa y muía en que se pasee todo el tiem­
po que fuere su voluntad, y vienen a ser éstos casi seiscientos pesos, sin otras inteligencias
que se ofrecen, y yo procuraré que se le dé otra capellanía» (130).
También los escribanos ganaban mucho. Un escribano del Nombre de Dios escribe que
solicitó el oficio de Panamá en 4.000 pesos de plata ensayada (315-317). Un emigrante-
poblador de Quito dice: «Por la pluma vienen a valer los hombres, pueden estar seguros que
nunca Ies faltará» (399), y un hombre de Lima dice: «Vale acá mucho un buen escribano»
(475). En otra carta, de Sarama, se dice: «En estas partes valen mucho los escribanos reales
y ganan bien de comer» (612).
Las Indias ofrecían muchas oportunidades a buenos mayordomos o administradores.
Andrés Gómez escribe desde México: «Yo estoy acomodado con el señor Juan de Ribera,
que es un hombre muy principal y muy rico, y tengo a cargo una estancia suya, donde yo
soy el señor de todo» (90). Pedro Gómez de Montejo escribe, igualmente de México, a don
Luis Felipe de Castilla, en Madrid: «Habrá dos años que me vine a esta ciudad de México
con mi casa, para que, ofreciéndose, yo más acuda al servicio de v.m., adonde me va mucho
mejor que no en las minas, que ya me parece que han dado lo que tenían que dar... Los va­
sallos de v.m. están todos con salud» (123). Pablo Domínguez escribe, igualmente de Méxi­
co, a su mujer: «Don Pedro es a quien yo serví seis años de la otra vez... es de ios más prin­
cipales y más ricos de este lugar. El y yo estamos solos con más de treinta esclavos que tie­
ne. El no cuida de su hacienda sino yo» (148). Gregorio de Quintana escribe desde Pánuco-
Zacatecas: «Habrá dos años que está a mi cargo estas haciendas, y danme de partido mil pe­
sos cada año... Bien vale mí hacienda más de cinco mil pesos... Yo he de dar cuenta ahora
de dos años, que por cierto que tengo que dar cuenta de más de 200.000 pesos... Ahí van
unas cartas de un mozo que tengo por mayordomo de una hacienda que está a mi cargo...
También me sirve Hernando de Castro... y doyle cada año doscientos pesos de oro de mi­
nas; pásele en que me guardase una mina... He tenido muchas haciendas a mi cargo, y quito
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 21

y pongo muchos hombres» (235). Un gorrero de Cartagena se hizo cargo de los negocios de!
compadré de su mujer, y !e escribe: «Le Ste hecho cortesía en la encomienda, que, habién­
dole de llevar cinco por ciento, no le llevo más de dos por ciento, por ser nuestro compa­
dre» (356),
Entre los funcionarios figuran la caita de un virrey, el de la Nueva España don 1-orenzo
Suárez de Mendoza, conde de Coruña (85), y del gobernador de Cartagena Francisco Baños
de Lugo (326). Gaspar de Árcíniega residió en Onxaca, como corregidor de la provincia de
Ucila (206); Bartolomé Pérez Guillermo era teniente de Zinapécuaro y Ucareo (226). El
doctor Céspedes de Cárdenas era alcalde en la corte de la Audiencia Real de México, y fue
proveído corregidor de las villas del marquesado del Valle, con 2.000 ducados de salario,
más los 3.000 pesos como alcalde (60). Tenemos carias de los receptores de las Audiencias
Reales de México (41) y de Quito (393), del depositario del pan del pósito de México (que
ganaba mil pesos de salario cada año) (19), del alférez de México Gaspar de los Reyes (98),
del alcalde del crimen de la Audiencia Real de Lima, el licenciado Esteban Marañón (462),
del oidor de la Audiencia Real de La Plata licenciado Juan de Lapidana (573), del Tenedor
de Bastimentos de la armada en El Callao (516), del escribano de gobernación y del cabildo
y deí «despacho de las canoas que bajaban y subían al Nuevo Reino de Granada», en Mom-
pós (360) y de varios oficiales reales: Alonso de Funes, tesorero rea] de Acapulco (214) y el
contador real de Medina de las Torres (382). Un emigrante-poblador de México habla de un
paisano a quien el virrey dio un alcaldía mayor, con 2.000 ducados cada año (78) y Luis
Diez de Morales escribe a su mujer desde Pascare que el virrey le dio una comisión para vi­
sitar como juez las provincias de Cotabambas y Omasuyos, con cinco pesos ensayados cada
día Se ocupó seis meses en ello, ganando 700 pesos, ocupando después el cargo de teniente
general de un corregidor. Con estos servicios pidió el corregimiento de Cajamarca, Anda-
guailas o Parinacocha, añadiendo después: «En tres o cuatro años ganaremos más de treinta
mil pesos con el ayuda de Dios, y nos volveremos a Castilla» (557).
Los cargos oficiales dieron mucho honor, pero más importante era la ganancia. Así el
escribano del cabildo de Potosí Antonio de Salas calificó su cargo, «por ser el mejor oficio
que hay en este reino, de mucha ganancia y calidad», y lo pidió en propiedad,- ofreciendo
3.000 o 4.000 ducados por ello. Añade que, si se vende, costará 14.000 pesos. Un año des­
pués escribe a su hermano que renunciaría el cargo, «cosa de mucho honor, aunque no mu­
cho aprovechamiento» (600-601). También parece haber calculado más la ganancia que el
honor Diego de Rojas Antesana, que desde Potosí pidió uno de nueve cargos, algunos de los
cuales estaban «en buena tierra» (602).

Los motivos de la emigración.

Las actividades profesionales no eran más que un medio para conseguir la verdadera meta:
tomar parlé en la explotación de las riquezas de América. Por ello, el oficio no era impres­
cindible, Hernando de Soto, en caita a su hermana, desde Panamá, dice del marido de ella,
sastre en la corte: «Al señor vuestro marido que le deseo mucho ver y conocer, por las bue­
nas nuevas que me han dado, que es hombre de bien, y le ruego yo de mi parte que se ven­
ga luego, que aunque yo no tuviere lo que tengo, con su oficio, porque me ha dicho Francis­
co Hernández que es muy buen oficial, ganaré largo de comer. Mas, bendito Nuestro Señor, no
será menester, que lo que yo tengo os lo dejaré todo, señora hermana» (281). Diego Díaz
Gaiiano escribe desde México a su sobrino, oficial en lá Audiencia Real de Sevilla; «Venido
acá no habréis menester oficio» (22). En carta de Santo Domingo se dice: «Juan García venga
por barbero en la nao y no traiga propuesto de usar en esta tierra el oficio» (644).
Naturalmente, lo que más impulsa a los emigrantes es el afán de lucro. Esto se ve, so­
bre todo, en cartas escritas desde los grandes centros económicos. Un minero de Potosí dice:
«Hay tanta abundancia de plata que no hay miseria de cosa. Yo querría nos abajásemos por
allá hacia Lima, do está el señor virrey, mas mi mujer está tan codiciosa para estos hijos de
plata que la semana que no pesa doscientos pesos en plata no está en su seso» (590), Un
ganadero de San Martín dice: «Yo no he entrado en México en nueve años, ni he salido de
esta tierra, adonde estoy siempre procurando de recoger algo» (240). Para lograr la prosperi­
dad era imprescindible el propio empeño. «El que quiere trabajar no le faltan reales» (207).
«Los hombres que se aplican a trabajar en esta tierra medran más en un año que allá en
toda su vida» (381). «Llegamos empeñados en más de cien ducados, mas en cuatro meses
los ahorramos» (170). Aparte el ganadero de Sun Martín, a muchos impulsaba una gran mo­
22 ENRIQUE OTTE

vilidad: «En esta tierra nunca está un hombre en un cabo, sino siempre andando de aquí
para allá» (487).
Una de las causas de la prosperidad era ¡a gran fertilidad de muchas tierras americanas.
De México se dice: «Esta tierra es muy sana y muy abastecida de pan y carne y frutas de
España y de la tierra y se gana en ella muy largo de comer» (39). De Cartagena se dice: «No
se puede encarecer la grosedad de esta tierra» (345). Un emigrante-poblador escribe desde
Lima: «Cogemos quinientas (sic) fanegas de pan de una fanega, sin llover gota en todo el
año, que os parecerá cosa de milagro, sino todo de regadío» (471). Otro hombre de Lima
dice: «Esta tierra es la mejor que hay en el descubierto, rica, fértilísima de pan, carnes, pes­
cados, frutas cuantas hay en España. Es tierra que jamás llueve, ni truena, ni hay tempesta­
des, ni hace mucho frío ni mucha calor... y con no llover se cría todo lo que digo abundan-
tísimamente, porque hay ríos que bajan de las sierras, que es donde llueve, y con acequias
riegan todo lo que quieren, y ¿ara mayor fertilidad envía Dios a las noches una mollinita
muy menuda, como rocío, corique se refresca toda la tierra. En fin, ella es tal que ningún
hombre la verá que no olvide a España» (446). Otro hombre de Lima dice: «Es la mejor tie­
rra que calienta el sol en cristianos, porque no saben que' cosa es hambre ni frío, y tierra
muy sana de todo, que no hay más que derramar el trigo y echarle el agua, y hacerse un ca­
ñaveral de grano, que de una fanega cogen cincuenta fanegas. Y es tierra que nunca llueve
en todo el año» (425). Francisco Rodríguez escribe desde Trujillo a su hermano: «Deseo se
viniese a esta tierra, por ser la mejor que calienta el sol, que nunca en ella hace frío ni ca­
lor, nunca llueve jamás. Es muy bien proveída de pan, que hay tanto trigo que se provee de
aquí el reino de Tierra Firme de harina. Hay en ella muchas carnes de vacas, cameros,
puercos y cabras, muchas frutas de membrillos, granadas, higos y uvas y otras muchas de
esta tierra» (519). Particularmente rica era la tierra de Puebla. Todos los labradores elogian
la alta calidad del suelo. «Si acá quisiérades ser labrador, aprovecharos ha el trabajo mejor
que no allá, porque es la tierra fértil y abundosa, y se coge pan dos veces en el año, y es una
tierra templada, que no hace frío ni calor demasiado» (172).
Juan Cabeza de Vaca, de México, tras elogiar la fertilidad del suelo, afirma que, en con­
secuencia, no hay pobreza: «En esta tierra no se sabe qué cosa es hambre, porque se coge
trigo y maíz dos veces al año, y hay todas las frutas de Castilla, y muchas más de la tierra,
donde no se echa de menos a España, y así la gente pobre lo pasa mejor en esta tierra que
no en España, porque mandan siempre y no trabajan personalmente, y siempren andan a
caballo» (127).
En consecuencia, en las tierras fértiles los precios de ¡os artículos agrícolas eran baratos.
Algunas cartas revelan precios. En Puebla, en 1576, 16 libras de vaca valían un real,
ocho libras de camero y ocho panes igualmente un real, y una fanega de trigo de tres a Cua­
tro reales (170). En Zacatecas, en 1573, los precios eran aún más bajos: 30 libras de vaca,
16 de camero y ocho panes valían un real (233). También en Puebla, en 1576, una vaca va­
lía 18 a 20 reales, y un camero cuatro reales (172). En El Cuzco, en el mismo año, una
vaca, que antes había costado cien ducados, valía tres, y un carnero, que solía costar 30 du­
cados, había bajado a tres o cuatro reales (549). En cambio, en Bogotá, en 1591, una fanega
de trigo costaba tres pesos, o sea, 28 reales. Sólo la vaca era barata, a dos reales y medio
una arroba, y el arrelde de camero un real y medio (323). El hacendado de San Martín es­
peró vender su trigo, en 1569, a 24 reales la fanega (240).
Los salarios en los pocos casos en que nos son conocidos eran altos: En Puebla, en
1576, un obrero ganaba seis reales al día, más la comida: si cosía por piezas, ganaba de
ocho a diez reales (170). Otro obrero de Puebla ganaba en 1606 cuatro reales (187). En
Guatemala, en 1580, se ganaban igualmente.cuatro reales y la comida (243). El que trabaja­
ba por su cuenta ganaba en Cartagena, en 1580, 12 y 15 reales al día, «y otros días veinte,
sin tener tienda. Que si la tuviera, no hubiera día que con un mancebo o dos no se ganara
cuatro o cinco ducados» (332).<l4>También los sueldos anuales parecen haber sido relativa­
mente elevados. Un mercader de Lima pagaba a su joven jefe de tienda 300 pesos (437). Un
mozo de una chácara de coca del Cuzco ganaba como jefe de persona! 250 ducados (549).
Otro dueño de una hacienda de coca del Cuzco pagaba a cada uno de sus mozos 400 y 500
pesos (535). Como ya hemos dicho, el administrador de una mina de Pánuco-Zacatecas, que
se evaluaba en 200.000 pesos, ganaba mil pesos anuales y un joven mozo 200 pesos (235).

(14} Solamente consten en dos casos los salarios pagados a los indios libres: En San Crislóbal, en 1582, ganaban in­
dios lavadores de oro un peso de a 15 reales semanal, o sea, 2 reales diarios ¡363!. Un curtidor de Ménico pagó en I '>74 a
sus indios 30, 2Q, 15 y 10 pesos (52),
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 23

Un minero de Cáceres ganaba 400 ducados, y un labrador 200 (366). Una mujer de servicio
del Cuzco ganaba 400 pesos de a 9 reaies (553).
En consecuencia de la relativa prosperidad de las Indias no sorprende que los emigran-
tes-pobladores véían con desprecio a su vieja patria. La palabra que constantemente aparece
en las cartas es la miseria. Diego Díaz Galiano escribe: «salir de esa miserable España que, por
bien que trabajéis, viviréis muriendo» (22). «En esa tierra hay tantas miserias y trabajos que
no hay quien se pueda valer por ella» (266). «Me dicen que está esa tierra tan trabajosa de
pechos y de alcabalas y de tantas pobrezas que no se pueden sustentar los hombres» (369).
«En esa tierra no podrás medrar nada, sino siempre servir, y más quien no sabe oficio, ni
leer ni escribir, no sé yo qué puede ser sino venir a ser lacayo o rascamulas, y en esta tierra,
aunque no lo sepan, no falta en qué ganar de comer y cien pesos cada año» (75). También
los que están en servicio de nobles lo pasan mal. Doña Leonor de Aguilera escribe, desde
México: «Escríbeme v.m. que está en el Puerto de Santa Mana en servicio del duque de
Medinaceli, y que tiene una hija casada y cuatro por casar, y un hijo. Parécenme muchos hi­
jos para acomodarlos con los cómodos de los señores de España, que yo también sé algo de
esto, pues el servirlos y ver lo poco que hay en ellos me hizo venir donde estoy... estando yo
en Sevilla, sirviendo Francisco de Orozco al señor marqués de Almanzán de su mayordomo,
siendo allí asistente, y aunque nos hacía mucha merced, me pareció y le pareció a Francisco
de Orozco poco para cumplir con sus obligaciones, donde nos determinamos de pasar a esta
ciudad de México, donde nos ha hecho Dios mucha merced» (112).
Por primera vez en la historia el hombre europeo puede contemplar el viejo mundo,
comparándolo con su nueva tierra, y lo que ve es un abismo. Resultado es un gran orgullo:
«Por estas partes viven los hombres no con tanto descuido como por allá» (153), «Por acá
no se estiman los hombres que tienen las partes que vos triéis en tan poco como vos os ha­
béis estimado» (162) y una enorme jactancia. El minero de San Martín dice: «Gastaré yo
más carne en la semana que toda esa villa de Aranzueque» (240). De Guatemala: «Lo que
sobran a mis esclavos me holgará comeréis vos y mis sobrinos» (251). De Zacatecas: «En
esta tierra vale un día de trabajo más que ciento en España» (233). De Cartagena: «Os val­
dría a vos más de un año que allá veinte» (328). De Panamá: «Poseo yo más que todo mi
pueblo junto» (272). De Lima: «La carne es de balde,oro y plata no hay que decir, que es
como tierra. La mejor tierra que Dios ha criado en el mundo... Es una gloria esta tierra, que
no falta más del paraíso para ser cielo toda ella» (471). «Valdrá más el trabajo de un año
acá que el de cuatro allá» (604). «Acá ganaríades más en un mes a vuestro oficio que allá en
un año» (172). De Lima, en 1582: «Esta tierra está muy loca de plata, porque nunca estuvo
tan pujante cbmo ahora» (474).
Claro, también hay voces negativas. De México, en 1569: «El día de hoy se pasan tantas ne­
cesidades y trabajos en estas partes como en ésas» (21). De México, en 1577: «Esta tierra
está muy diferente de lo que solía, y muy al revés de lo que allá piensan» (48). Una qarta de
México, de 1576, habla de los «grandes gastos que hay en esta tierra, imposiciones y nueva
alcabala, que ya no son Indias sino en el nombre, y ya no hay a qué ganar la vida como
hasta aquí. Anda una pestilencia entre los naturales tan general y terrible que es la mayor
lástima del mundo, y en la provincia de Tlaxcala, donde yo resido, han muerto más de
80.000 personas, y en nuestra hacienda se nos murieron más de 200 personas... Anda la
peste de presente aquí en México muy terrible. La riqueza de ella eran estos indios, porque,
como son tantos, hay servicio y quien trabaje» y como han muerto tantos, ha parado todo»
(72). De Lima, en 1560: «Habrá cinco o seis meses hubo en este reino gran enfermedad de
romadizo y dolor de costado, que murió mucha gente, así de españoles como de negros e in­
dios, fue como pestilencia» (429). De Lima, en 1577: «El día de hoy mucho más perdidas
están las Indias que España» (447).
Parte de los males se atribuía a la mala fe de algunos. De México: «Hay poca cristian­
dad para cosa de dineros en esta tierra» (26). De Panamá: «En esta tierra todos procuran su
negocio» (293). De Quito: «Por acá se usa mucho abrir pliegos y hurtar cartas» (393). Sobre
todo se atribuía el malestar de algunos a la pereza de los hombres: «Hay pocos que se den al
trabajo, porque es la tierra tan viciosa que, aunque no trabaje el hombre, no le falta de co­
mer y vestir, y aún algunos granjean mejor su vida holgando que otros trabajando» (446).
«Hay mucha gente perdida, más que en España, y es por no se querer aplicar, que el que
quiere ser hombre de bien, aunque es poco el salario que dan, puede pasar con ello honrada­
mente» (487). Se condena la pereza, que «no mantiene más que pobreza y suciedad» (568).
«En este reino no han menester los hombres lerdos, sino que sean para todo y sepan cuan­
tos oficios hay, porque de otra manera también hay acá trabajo como allá» (571). Se conde­
ENRIQUE OTTE

na el despilfarro: Un emigrante-poblador de México dice a su hermana en Sevilla que no se


deben «gastar los dineros en profanidades, que el día de hoy no son menester profanidades,
sino trabajar las gentes, porque se ganan los dineros con mucho trabajo así acá como allá...
Me dicen que vuestro marido es amigo de (raer galas y de trabajar poco, porque en esta tie­
rra no ganan dineros sino quien lo trabaja muy trabajado, cuanto más allá, que tan delgadas
están las cosas en esta tierra como en ésa» (37), «Antonio Pelao llegó con salud y bien torpe
de entendimiento, hombre inútil para lo que es tratar con gentes... no sabe ni es para apren­
der a leer y escribir, y así no sé qué me hacer de él. Estoy determinado a enviarle a la Chi­
na, aunque tampoco es para allá, porque es tierra trabajosa y enferma» (97). Un hombre de
Zamora escribe a su sobrino: «Pues tenéis tan buena habilidad que no la empleáis tan mal
estándoos hecho torreznero en esa villa, sin tener en qué ocuparos» (228).
En consecuencia se condena la pobreza. «La gente principal, cuando es pobre, por la
mayor parte es olvidada» (140). «Sin dinero tan disgustosa y afrentosamente se vive» (343).
Se mira con recelo la pobreza de los parientes en España: «En lo que decís que estáis pobre,
eso ya me parece orden común de los españoles, en teniendo un pariente en las Indias, ha­
cerse pobres, pero pues que me lo deefe conjuramento, lo creo» (274).
Al hombre aplicado se le promete un bienestar imposible de alcanzar en España. De
México: «Es tierra buena y barata y mejor que no España para los hombres que son recogi­
dos como vos» (90). De Tunja: «La fertilidad de esta tierra es tanta que jamás falta el co­
mer, aunque el hombre no trabaje, y el que quiere trabajar, presto gana para volver a
España con honra» (368). Consecuencia es una enorme movilidad social. De Lima: «En dos
¿ños que puso tienda no se pasaron seis meses que no se paseó en un caballo, y no da paso
a pie, si no quiere, y cada domingo y fiesta no se pasa que no se van a holgar por la huerta
con cuatro o cinco escuderos de a caballo» (425). De Puebla: «El señor Anzures fue alcalde
de esta ciudad el año pasado, y en dejando la vara compró ser alférez y regidor, oficio de
mucha honra» (171). Se desarrolla un nuevo concepto de la honra, basado en el trabajo:
«Cierto se ponen a cosas que en España no lo harían los picaros, y acá lo tienen por muy
gran honra, y porque nunca preguntan a qué lo ha ganado fulano, sino qué «ene, y en di­
ciendo que tiene algo, tapan todos la boca y callan» (487). El joven corregidor peruano criti­
ca a su hermano, porque no se ocupa de su casa y bienes familiares en Antequera, debido a
lo cual la madre tiene problemas. Le requiere para que trabaje, porque no es posible que un
hombre de mediana fortuna se mantenga sin trabajo. El descanso sólo era posible una vez
hecho el trabajo Continúa: «Que vive Dios, que el hombre que nació con obligaciones y no
tiene cuidados, que no tiene honra. Porque, si es rico, por lo mismo son mayores y dobla­
dos; si pobre, ya se deja entender».<15>En Indias nadie desdeñaba el comercio. El corregidor
sigue escribiendo: «Allá, como me consta a mí, no le está bien a un hombre honrado ser
mercader. Y por acá se usa tanto que desde el virrey al más pobre oficial lo son, sin reservar
hábitos, ni oidores, ni eclesiásticos, aunque sean los príncipes; y el que no lo es, no es nadie.
Y es tanta honra, que no se tiene por honrado quien no trata ni contrata cada uno conforme
puede. Los corregidores y justicias de todas las Indias no pretenden con otro fin el oficio
más que para poder más a su salvo tratar y contratar. Y según esto, vea v.m. qué harán los
particulares, si los superiores no se desdeñan de hacerlo».*16) El emigrante ve con recelo el
concepto de honra en la vieja patria. Un mercader de Lima escribe a su hermano, espadero
en Santa Olalla- «V.m. me envía decir que le envíe socorro para venirse, casándose con tan­
ta honra como se casó. No sé yo para qué v.m. se quiere venir a Indias, que basta la honra
para tener de comer. Que cuando v.m. perdió la compañía que perdió, cierto, no quitando
el merecimiento a la que v.m. ahora tiene, muy honrada era la mujer que v.m. perdió, y yo
deseaba verla antes que Dios la llevara de esta vida, y por eso enviaba a suplicar a v.m. se
viniese a estos reinos, porque tengo miedo, si alguna cosa enviase a v.m., que no vendría
acá, ni saldría de ese pueblo. Porque hombre que tanta honra tiene, ¿qué quiere buscar
más?» (438).
Se mira con ironía la pobreza de tos parientes en la vieja patria. Como escribe el mer­
cader de Lima: «Tiene el que está en esta tierra esta desgracia consigo que, si no envían
para papel y tinta, se les hacen de mal comprarlo para escribirme» (438).

Cristóbal Alvarez de Carvajal a su hermano Rodrigo de Carvajal, Chueuüo, 31.111.1636 (Francisca López Estra­
da; «Cartas de Indias, escritas en el siglo XVD», Iberida, n" 6, Río * Janeiro, Dezembro 1961, p.121).
(16)td.,p..i22.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 25

Las remesas y las llamadas.


Pero los emigrantes no por ello dejan de ayudar a sus parientes. El fin principal de las cartas
es ¡a llamada a un pariente, y esta llamada siempre estuvo acompañada de envío de dinero.
Los fletes solían Ser pagados en América, pero los emigrantes envían dinero para los gastos
del viaje. En 153 casos los remitentes de las cartas anuncian el envío de dinero. En término
medio eran 50 hasta 100 ducados o pesos, en pesos, reales o pedazos de oro y plata. Las
mismas cantidades fueron enviadas para el mantenimiento de los familiares, en primer lu­
gar, naturalmente, para las esposas. No faltan casos en que se mandaron cantidades muy su­
periores, como 500 o i.000 ducados (115, 135) o aún 4.500 pesos de tipuzque (5). También
se envían cantidades fijas todos los años. El minero de San Martín escribe a su hermano:
«Espero será bastante enviar allí 500 ducados cada año, para ayuda a pasar la vida en esa
tierra tan corta y miserable» (240). A veces se incluía en las remesas el coste, que era el 12
por ciento (511). El dinero se daba a personas de confianza, que regresaban a España, pero
muchas veces éstos se quedaban con el dinero. Además, los emigrantes temían los secuestros
forzosos de las remesas por la corona.
Además de oro y plata se enviaban artículos de América, no muy diferentes de las re­
mesas mercantiles. Se envían cueros de la Nueva España —2.040 de Puebla (159), 60 de
Veracruz (192)—, y de Guatemala se envían en 1585 340 cueros, cuyo procedido en Sevilla
se calculó en unos 500 ducados (247). Se envían 500 cueros de toros de Chiapa (254) y 200
de Trujillo, Honduras (265), cochinilla de México (80), añil de Guatemala, cuyo precio en
Sevilla en 1600 se calculó a 20 reales la libra (250), tinta azul de Sonsonate (257), eañafísto-
la de Santo Domingo (643), joyas de muchas partes: 20 berilos (esmeraldas) de México, jun­
to con 24 imágenes de pluma, seis cajas de cuchillos y dos docenas de rosarios (73), unos,
zarcillos de oro con unas aguilitas de México (104), también de México un agnus dei (78), y,
sobre todo, perlas: una cadena de perlas de Chiapa (254). tres pares de zarcillos de perlas de
racimos de Panamá (277), perlas para una gargantilla de Cartagena (332) y de Santo Domin­
go una sortija con una perla (643). Además se envían animales exóticos: De Panamá un pa­
pagayo grande «que habla en demasía» (277) v de Santo Domingo un periquito «muy sala­
do» (643).
Las remesas incluían dotes para casamientos. Por regla general, se prefería que las mu­
jeres se casasen en España, antes de embarcarse, por tener que pagar menos dote: «Escribí
en esotras cartas la dota pasada que Francisca no viniese acá a casarse, ni menos a meterse
monja, porque para ninguna de estas dos cosas no hay acá aparejo, porque era menester
más hacienda que la que tengo, porque la Rascona, con tener para cada una de dos hijas
que tiene para casar cada XXD pesos, no halla con quien las casar, y hay de éstas cien don­
cellas en el pueblo (Puebla), que tienen a tres cuatro mil pesos y no hallan con quien casar,
y en Castilla con 150.000 maravedís se puede casar con un hombre de bien, y por tanto será
mejor casarla allá, y yo se los enviaré de aquí, y aún 200.000» (154). En cambio, los hom­
bres debían casarse en América. «Me desposé con una hya de un hombre muy de bien y
rico, que vale su hacienda más de 12.000 castellanos, y me dio con su hija veinte libras de
oro, que serán 3.000 ducados» (402). De México: «Acá son las dotes a veinte mil pesos los
moderados, que otros exceden a treinta mil y de allí arriba» (60). De Panamá: «Podéis casar
o meter en religión a vuestra hija con mil ducados, y acá la que es hija de hombre honrado
para casarla honradamente, en la boda y en la trasboda se gasta más de dos mil ducados, y
ie ha de dar más de cinco y seis mil por lo menos» (283). Otras cartas testimonian la falta
de mujeres europeas. Así, en México, en 1594, se dice: «Se casan mejor las hijas» (131), y
poco después escribe otro emigrante-poblador de México a sus hijas: «Sabe Dios si yo qui­
siera poderos traer a esta tierra sin casaros, para poder casaros a mi gusto» (135). En lea un
emigrante-poblador dice: «Se casan las hijas sin dote y con hombres de cinco mil o seis mil
pesos» (518).
Los emigrantes-pobladores trataron de influir sobre la educación de sus hijos y sobrinos
en la vieja patria, enviando dinero para ello. El encomendero de Lima escribe a su hijo:
«Yo más quería que estudiases y fueses clérigo, porque tienes acá cierto por la iglesia mil
ducados de renta, porque los doy a los extraños» (433). «El menor yo querría que siguiese el
estudio y fuese letrado» (444). Otro hombre de Lima a su hijo: «Hagáis mucho por ser hom­
bre honrado y aprendáis a leer y escribir y otras cosas virtuosas» (512), El médico de Gua-
manga escribe a su madre: «El que venga de mis hermanos sepa leer y escribir, porque acá
hace mucho al caso para el uso de esta tierra. Juanico, en sabiendo latín bastante, se envíe a
Salamanca, y holgaría que estudiase leyes, porque lo hará en más corto tiempo que estudiar
medicina, que yo le proveeré cada flota de ¡o necesario para ello. Y quedando letrado queda
26 ENRIQUE OTTE

muy rico» (530). Una mujer escribe a su madre: «Envíe mis hermanos a estas partes, estan­
do despiertos en leer y escribir, para saberse gobernar, porque faltando esto es muy gran
manquera» (33). «V.m. procure que sepa leer y escribir, que es lo que en estas partes es no
poco menester» (34).
El emigrante siente gran amor por la patria chica. «Yo tengo gran deseo de ver perso­
nas de allá, aunque no sean deudos» (488). Pero so impulso más fuerte va hacia su propia
estirpe. Los emigrantes añoran noticias de sus familiares y se enfadan, cuando la correspon­
dencia se interrumpe. «Este es el contento que tenemos, ya que quiere Dios que estemos tan
lejos, que tengamos regalo con las cartas, porque es grande lo que recibimos nosotros con
las de v.m. y con saber de su salud y de la de todas nuestras hermanas y hermanos» (47).
«Acá uno de los mayores regalos que yo tengo saber por menudo las cosas de allá, y así le
suplico que no se canse en escribírmelas» (83). De Lima: «Cierto más precio una carta de
todos vs. mds. que todos cuantps tesoros hay acá en las Indias» (438). «Humanamente teso­
ro en esta tierra no se puede comparar para mí que tanto gusto me dé como ver carta suya»
(464). «Saber de cosas de esa tierra es para mí el mayor regalo del mundo» (273).
Se añora la venida de los familiares. Francisco López de Salazar escribe a su hermana:
«Vendréis adonde os desean después de la salvación más que ninguna cosa» (256). Sobre
todo los viejos desean estar acompañados de sus parientes: «Porque en mi cabecera halle,
cuando me muera, quien me dé un jarro de agua» (454). Naturalmente hubo casos en que los
parientes abusaron de esto. «No me escriban con ninguno de Belalcázar, porque me tie­
nen tan enfadado y cansado, que aunque el hombre hace lo que puede por ellos de tenerlos
los ocho y los quince dias en su casa son tan desvergonzados algunos que piensan estarse un
año, y si les digo algo, se enojan, de manera que recibo pesadumbre» (348). El licenciado
Briceño escribe a su hermano desde Cali: «Traje parientes tan ruines, y los más cercanos
mayores bellacos, porque traje un sobrino que lo que con él pasó me quita los días de la
vida, pero yo le daré su pago» (408).
Con la mayor añoranza se espera la llegada de la esposa. Muchos emigrantes casados
requieren a sus mujeres que vengan por evitar el pago de la multa o/y el destierro. «Se me
prorrogue el término, porque se me dio licencia por tres años, es la pena 200.000 marave­
dís, pedirse ha por dos años» (106). «Determinado estuve de ir a España por vos, y prendié­
ronme por casado, y me tuvieron preso, y con mucha vejación» (95). «En vuestra venida no
haya falta, porque me cuesta muchos pesos la cárcel cada año, y he dado fianza que ven­
dréis esta flota» (186). «Quedo preso, y con unos grillos, por casado» (195). «Si no venís, me
enviarán preso a España y pobre, e ir de esta manera tengo por más seguro el infierno»
(221). «Quedan algunos casados acá a sombra de tejados, porque andamos huidos al monte,
porque no nos llevasen en esta flota» (194). De La Habana: «Yo no he de ir a España, sino
a ese Perú, adonde no sepan si soy casado o si soy soltero» (640). Se podían solicitar licen­
cias de prorrogación, si la mujer estaba de acuerdo: «He necesidad me envíes una licencia
por cuatro años, ante un alcalde, diciendo que, por cuanto yo estoy en estas partes en nego­
cios que a ti y a m í me convienen, me das y es tu voluntad de dar aquella licencia. Y esto
se hará con el parecer de un letrado... Si no, tomaré la vuelta del Perú, que por allá no seré
tan conocido» (323).
Pero en la mayoría de los casos el motivo es el amor de los emigrantes hacia sus muje­
res. «Sin mi mujer estoy el más triste hombre del mundo. Es tanto la tristeza que tengo que
me hallo tan solo como si estuviese cautivo en tierra de moros» (243). «Cuando vi entrar
una flota tan populosa y no os vi fue tanta la pena que recibí que entendí que me sepulta­
ran en el puerto y no volviera a mi casa» (66). Sebastián Pliego escribe a su esposa: «Mira
que sin vos no puedo yo vivir», dedicándole unos bastos versos de amor (174). «Soy vuestro
esclavo, que me comprastes el día que os vi, que entonces me cautivaste®» (277). «Con el
contento me hallaréis más mozo que cuando de vos me partí, y en lo que os han dicho que
yo estaba amancebado, yo os juro a Dios y a esta cruz que os mintieron, porque a más de
un año que no sé tal aventura, y también os digo que los que en esta tierra son amanceba­
dos que nunca tienen un real... quiero más vuestro pie muy sucio que a la más pintada de
todas las indias, porque en esta tierra es muy estimada una mujer de Casilla, siendo mujer
de bien, como vos le« sois» (86). Hernán García escribe desde Puebla a su mujer: «Mis ojos
son fuentes muchos días» (178).
El emigrante-poblador tenía un alto concepto de la mujer, cuya cualidad más destacada
era la honra. Gaspar de los Reyes dice á su mujer: «Bien mío, mira por la honra, no sea
parte nada para que se pierda» (98). «Las mujeres que son honradas, honradas van y vie­
nen» (127). «Lo que v.m. dice de su honor... todos los serviremos a v m-, pues sabe que es
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 27

cosa que en perdiendo no se puede cobrar» (99). Las mujeres se tratan mejor que en Euro­
pa. «No penséis que acá se tratan como allá las mujeres» (319). Para los efectos de la suce­
sión de los bienes, valen tanto las mujeres como los hombres: «Hermanas, todo lo que yo
tuviere será propio suyo hasta sacarme la sangre de mis brazos» (49).
A la mujer se le promete una vida holgada: «Acá las mujeres no hilan ni labran, ni en­
tienden en guisar de comer ni en otras haciendas ningunas, sino sentadas en los estrados,
sino holgándose con visitas de amigas que tienen concertado de ir a chácaras y otras holgu­
ras» (437). «Por acá es muy tenida una mujer honrada y moza como v.m.» (497). «Se tienen
en mucho las españolas, que no sirven ni hacen cosa ninguna, que todo lo hacen negras»
(510). «En esta tierra no se usa servicio de mujeres blancas, que para vuestro servicio yo os
prometo dos esclavas, que la una ya la tengo, que la compré luego que vine y me costé 350
ducados, que es muy buena cocinera» (644).
Este estado de cosas también podía peijudicar a la mujer. María Alfonso escribe desde
El Cuzco: «Acá las mujeres sin marido no valen nada, ni pueden ganar de comer, porque
acá no hay servicio» (553). Diego de Navarrete escribe desde Santo Domingo a su mujer:
«El amor que yo siempre, señora, os tuve, os lo tengo y tendré todos los días de mi vida
hasta que me muera, y el mayor dolor que tengo es no teneros conmigo, para poderos rega­
lar y serviros, como yo lo deseo, porque no como ni duermo que no es con vos, pues perdí
tan buena coyuntura... si vos, señora mía, estuviere ya acá, no se podía emplear mejor que
es en vos, porque en esta tierra son muy costosas las mujeres... ya, señora, podéis pensar
qué vida se puede hacer por acá los hombres sin sus mujeres, porque nunca faltan desagua­
deros, aunque sean más buenos, porque al fin son de carne, y es la mayor guerra, aunque por
mí hasta ahora no se podrá decir eso» (643).
Las mujeres estaban enamoradas de sus maridos. «Tengo el mejor casamiento, y soy
más querida de Valdelomar que mujer hubo en mi generación, que en toda Nueva España
no hay marido y mujer tan conformes» (56). Una viuda expresa su dolor: «He tenido miedo
de perder el juicio. Porque estaba una de las más amadas y envidiadas y prósperas mujeres
de las Indias» (361).
Tan grande era el amor hacia los padres. Beatriz de Carvallar escribe desde México a su
padre: «Me da cuenta de sus trabajos, esme Dios testigo cuán presentes los tengo siempre...
que si Su Divina Majestad es servido de darme vida, yo sacaré a v.m. de ellos» (56). Un
emigrante-poblador de Guatemala dice a su madre: «Siento tanto los trabajos de v.m. Plega
a Dios me la deje ver y muérame yo luego. Consuélese que Dios la quiere mucho, pues le
da tantos trabajos» (242). «El deseo que nos da el ver a v.m. y a mis hermanos y hermanas
sea Nuestro Señor servido que se acuerde de que veamos este día, y esto es lo que rogamos a
Dios todas las horas, porque después de la salvación no deseamos cosa que llegue a ésta, há­
galo Su Divina Majestad como puede» (47). «Si v.m. se atreve a pasar la mar y quiere venir­
se acá a esta tierra, vju. me avise, pero si v.m. se halla vieja, no se mueva, que yo le acudi­
ré siempre con remedio» (69). ,
pin primordial de las cartas, además de la llamada de la esposa, fue la llamada de los
hijos o de otros parientes y deudos, para que ayudaran a los emigrantes-pobladores o asu­
mieran sus labores. Solamente el pariente era fidedigno. «Mozos me destruyen más que vale
la hacienda de algunos de esa ciudad, todo por falla de no tener en esta tierra ningún parien­
te, porque si lo tuviera para confiarm e de él, valiera mi hacienda más de cuarenta mil
pesos más de lo que vale» (22). Pedro García Camacho escribe desde Lima: «Me sirvo de
personas, criados y esclavos, que me destruyen mucha hacienda, de quien no tengo confian­
za» (464). «Como yo tengo que tener un extraño en mi casa, para que mire por mi hacien­
da, más quiero tenerle a mi sobrino, porque él mirará por ella como cosas suyas» (70).
La carta servia como prueba en los expedientes de licencia de salida (473). Las licencias
se dieron en el Consejo de Indias, pero de acuerdo con un emigrante-poblador de México a
mujeres solteras se dieron las licencias en la Ca-sa de la Contratación de Sevilla (49). El Con­
sejo de Indias ponía muchas dificultades en la Concesión .de las Ucencias (501). Había que
probar no ser de los prohibidos —moros ni judíos—, «ni de Trujillo de Cáceres, ni casado ni
fraile» (223). En caso de dificultad, los jóvenes debían solicitar las licencias como mozo,
paje o criado de un caballero, o como grumete (93, 192, 292, 426, 446, 476). «Pasen, aun­
que sea por criados de otros, que así pasan los más» (637). Caso de ser rechazada la solici­
tud, era sin embargo posible la salida. «Espantóme que haya sido por falta de licencia, pues
sin tenerla a trueco de muy poco dinero vienen los que quieren, arrimándose a un capitán
de una nao» (227). Miembros de la baja nobleza debían traer las ejecutorias de hidalguía,
«porque aquí valen muy mucho los hidalgos de solar conocido» (61). «En esta tierra los que
28 ENRIQUE OTTE

son limpios y no tienen manchas los tienen por noble gente» (464). «Traiga la ejecutoria de
su hidalguía, porque acá es más necesario aue alia» (477). «En esta tierra los que son lim­
pios son muy respetados y tenidos en mucho» (532).

El viaje.
Más difícil que conseguir la licencia era vencer el miedo al cambio. Un emigrante-poblador
amonesta: «Los cojos y los-mancos envían aquí a sus hijos» (78). Sobre todo se atribuye a
los parientes la falta de valor. La palabra que constantemente aparece es «pusilánime». Pe­
dro de Cantoval escribe a sus hijos: «No seáis pusilánimes, sino que pues os 1c mando lo
hagáis y no otra cosa, aunque penséis morir» (14). Otro padre a su hijo: «No seas tan pusi­
lánime. ni tengas ios pensamientos tan humildes» (296). Cristóbal Vivas a su hermana res­
pecto a su hijo: «No sea pusilánime, que no puedo creer sinp que por miedo de la mar deja
de venir, pues donde cada un año tantos miliares de gentes vienen, también podía el venir»
(363).
El miedo al mar fue para muchos el motivo más destacado de la resistencia al viaje,
Inés de Solís dice: «Yo no me he atrevido a pasar la mar por causa de las grandes tormentas
de eiias, y los grandes trabajos que cuando pasé traje» (6i). «Los grandes trabajos y peligros
en que nos hemos visto en la mar, los grandes peligros y tormentas... cierto pensamos pere­
cer en la mar, porque fue tan grande la tempestad que quebró el mastel de la nao» (73). «Mi
marido es hombre muy delicado y muy enfermo y teme mucho ia mar» (77). Pero en los de­
más casos los viajes se elogian. «Es la mejor mar que hay en e! mundo, porque pasado de la
Gran Canaria llaman el Golfo de las Damas, por ser la mar tan buena» (243). «Es el viaje
mejor a la venida que a la ida, que es todo tres meses de trabajo de venir sentada en la nao»
(154). «Trajimos tan buen tiempo por la mar que por pasatiempo tendría andar en ella»
(170). «Es viaje de muchos trabajos, por ser negocio de la mar, y que hay peligro y riesgo en
él, aunque, gloria a Dios, a muchos días que no ha habido desgracia en las flotas, porque ya
el viaje está muy cursado y hay muy diestros pilotos» (240). «No se os ponga por delante
trabajo de camino, ni os amedrente la mar, pues la venida a esta provincia (Guatemala) es
tan segura, cuando los navios que van a la Nueva España los come la mar de tormenta, los
navios que vienen a esta provincia vienen a popa y a viaje segiiro y muy cierto, y sin traba­
jo» (256). «Creo que no osa venir de miedo del charco, que no tema le pasar, que todo es
comenzar» (228). «Más fácilmente se va y viene per la mar, que por tierra» (396). «Muchos
pasan a estos reinos sólo por ver mundo» (440). «Pasará algún trabajo hasta embarcarse,
que después vendrá v.m. como por el río de Sevilla a Sanlúcar» (524).
La navegación de la mar del Sur naturalmente era distinta. «La navegación de esta mar
del Sur no es en naos tan gruesas como las del mar del Norte. La nao en la que pasamos la
mar del Norte yo medí su largor, y tenía de largo pasados de setenta y cinco pasos... Las
naos de esta mar del Sur no son tan grandes, ni la mar es tan brava como la pasada» (455).
«De Panamá a Lima fue un viaje de grandísimo trabajo, donde pensé morir de hambre y sed
por muchas veces, porque a tres días que salimos del puerto hubimos de arribar cuatro le­
guas de él en una isla Taboga, porque nos íbamos anegando. Estuvimos en esta isla quince
días...anduvimos 40 leguas, y porque otra vez nos íbamos anegando hubimos otra vez de
arribar en un puerto que se llama Mariave... compré una gallina que me costó cuarenta rea­
les, el pan era de maíz, y a mí hacíame gran daño. De Paita a Lima hay doscientas leguas,
pero son peores de andar que todo lo demás, y caúsalo ser siempre los vientos contrarios.
En fin, toda la gente, en llegando a Paita, se va por tierra... veníamos holgado por ei cami­
no, comiendo muchas gallinas, porque no hay otra cosa, las cuales valen a real, y cada cua­
tro pollos un real» (487).
Los grandes puertos de llegada eran Veracruz y Nombre de Dios/Portobelo. Pero en
una carta de Potosí se índica que para llegar al Alto Perú también se podía ir por el Brasil.
«Si fuere por el Brasil, me hallaréis en Buenos Aires con plata, para pagar los fletes y costas
del camino hasta llegar aquí. Y si por Nombre de Dios, en Cartagena o en Panamá estará
plata... Aunque yo más querría fuese el viaje por el Brasil, por ser los puertos y el camino
más sanos y poder venir con más regalo» (606).
También el viaje de la China era largo y dificultoso. «Partió de la China a primero de
julio de 88 y llegó a Acapulco a tres de febrero, donde murieron en el viaje, por ser largo,
43 personas» (102). En lo demás había que ser fatalista: «No tengáis miedo a la mar, que el
que ha de morir en el agua consigo lo trae de adonde, que Dios es grande y misericordioso»
(119).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 29

«Y no miréis que hay agua en el camino, que cuando Dios quiere, tan presto se muere
uno en la tierra como en e! agua» (¡85), «No se ie ponga delante el decir que se ahogan en
la mar, que a esto no viene la muerte sino cuando Dios es servido, y que los que estén en
tierra no viven pára siempre, sino que también se mueren» (251).
Muchos dicen a los parientes que tomen una cámara, Francisco de León dice a su ma­
dre: «Vs. mds. procuren hacer buen matalotaje, y una cámara que sea buena a trueque de
cincuenta ducados, porque vengan todas a su placero (20). «Una buena cámara de las ordi­
narias son siete pies de ancho y ocho de largo» (283). Un hombre escribe a su novia: «Fleta­
réis una cámara, la primera de la parte de babor, que es a mano izquierda, y si os pareciere
pequeña, fletaréis otra junto a ella y haréis la una con la otra» (288). Otro dice que su espo­
sa tome «la cámara de popa» (301). Pero un hombre tan avaro como Sebastián de Pliego es­
cribe a su mujer: «No habéis de tomar cámara, ni camarote, sino un rancho como a los de­
más», añadiendo que «no paga flete la criatura que mama» (173-174).
Muchos daban instrucciones precisas sobre el avituallamiento. Lo más importante era el
agua. El flete incluía media azumbre por persona y día (173). «Agua es lo que más ha me­
nester en el navio» (31). En un caso se indica que se deben tomar doce botijas de agua
(173). Igualmente importante era el pan. En un caso se indica un quintal de bizcocho por
persona (173). En dos casos, sin duda de familias, se habla de seis quintales de pan, «en sus
barriles quintaleños» (181, 631). Se añaden: «una docena de gallinas, carne de puerco, acei­
te, vinagre, una libra de azafrán, dos libras de canela, dos de clavos y dos de pimienta»
(631). Otro escribe «Cuatro jamones de tocino de Ronda, cuatro quesos, doce libras de
arroz, garbanzos, habas, especias, vinagre y aceite, cuatro botijas de cada cosa, tasajos de
carnero y vaca» (183). «Toda la fruta seca que pudiere meter en el navio meta, porque vale
mucho por la mar, y algunas gallinas, si pudiere, y vinagre y aceite y vino y atún» (39). «Un
quinta! de pasas, tres jamones de tocino, almendras, azúcar, una arroba de pescada, otra de
tollo, un celemín de garbanzos, avellanas, vino dos arrobas, de vinagre otras dos, y una arro­
ba de aceite» (174). «Compre de Ronda cuatro jamones de tocino, cuatro quesos, doce libras
de arroz y garbanzos y habas, especias, vinagre y aceite, cuatro botijas de cada cosa, tasajos
de camero y de vaca» (181). «Frutas y pescados y gallinas y conservas, muchos pemiles de
tocino, cocido en vino algunos, y muchos quesos, ajos, mucho arroz, garbanzos, pasas, espe­
cias, bizcocho, sardinas» (288). «Traeréis el servicio de hierro, calderas y sartenes, cucharas
y asadores, toda la ropa blanca y lienzo que pudiéredes... tres o cuatro libras de azafrán,
otras tres o cuatro de pimienta y clavos y canela, algunas piernas de camero hechas cecina
bien curada, .y una docena de queso muy bueno, y en Sevilla compraréis una docena de ja­
mones de Arátena y algunas aves, y para cada persona que trajéredes un quintal de bizco­
cho, que sea blanco y muy bueno, una arroba de aceite y otra de vinagre, una docena de bo­
tijas de vino, aceitunas, almendras, pasas, higos, avellanas, nueces, garbanzos, arroz, miel,
azúcar y conservas, que todo es menester por la mar» (376).
Las mujeres no debían ir solas, sino «en un camarote con otras mujeres honradas, como
cada día vienen a esta tierrra» (127). A la hermana se escribe: «Procuren venirse en buena
compañía con alguna mujer honrada, y en buena nao» (497). «Miren por mí hermana Ma­
ría y tengan cuenta con ella por la mar, porque es muy bellaca la gente de la mar» (40).
«Las mujeres de la edad de v.m. pierden mucho punto en la navegación de Indias, si no son
muy cuerdas» (19). Pero también los hombres debían tener cuidado. A un hermano se dice:
«No vengáis sin una persona para servicio y defensa vuestra, donde no fuera criado sea deu­
do, porque os importa mucho por amor de los grandes peligros que hay de la mar a esta
parte» (386). ¡
También se dan indicaciones precisas sobre los vestidos de las mujeres. El rico minero
de Nochtepec exige mucho para su hija, heredera de sus minas: «Tres vestidos de seda, las
basquinas de terciopelo y raso, guarnecidos como se usa, muy pulidos, para la mar un vesti­
do de grana, basquina y turca, sus dos mantos de seda, finos chapines de terciopelo, sombre­
ro de tafetán pespuntado con su medalla de oro y sus plumas, su capotillo de damasco ne­
gro guarnecido, con su pasamano de oro, que venga muy galano, sus tocados los que ella
quisiere, de suerte que v.m. la envíe bien aderezada y galana, porque acá tiene fama de her­
mosa, y ha de haber muchos a la mira. También le compre v.m. una cadena con su agnus
dei, que traiga al cuello, y algunas sortijas pulidas, y un diamante, porque acá no los hay, y
una muceta galana, con su pasamano de oro, sus zarcillos galanos... El sillón para mi hija
ha de ser de terciopelo guarnecido, porque ha de ser sillón y angarilla, porque así se usa acá,
la gualdrapa de terciopelo, con su fleco de seda». Además quiere para ella la mejor cámara
que hubiere (215). Andrea López de Vargas, de México, igualmente da indicaciones precisas
30 ENRIQUE OTIB

para sus hermanas: «Para cada una una saya y ropa de (ámete (estameña?) con un pasama­
no de oro las ropas y 1« sayas, con tres franjas de oro, y para con esto un jubón de telilla
para cada una. Un manto de lustre para cada una. Para cada una una ropa y saya y jubón
de tafetán negro guarnecido con sus soguillas. Y en lo que toca a camisas y gorgueras y to­
cas migan las que le pareciere que han menester» (49). «Dos pares de vestidos, uno de color
y otro de terciopelo negro, una saya de terciopelo, una turca y jubón de raso todo llano, y el
vestido de camino colorado de saya entrapada con un pasamanólo de oro» (247). «No traiga
manto de añascóte, que no se usa por acá, sino es de burata, no cosa de paño, digo de sayas,
sino para la mar, y una ropilla de baílela» (42). «Un manto de tafetán con su ribete de ter­
ciopelo, y una ropa de tafetán, y una basquina de raso negro y un jubón nuevo y otro vesti­
do blanco... También traeréis la más ropa blanca que pudiéredes» (86). «Una turca de paño
de color y un sombrero grande y un capote negro, que estas tres ropas ha menester para des­
de la Veracruz a México» (8). Un hombre de Chiapa dice: «Los trajes que trajéredes sean
honrosos, de seda y de oro, porque ¡conviene así» (254). De Panamá se escribe al hijo: «No
traigáis ninguna cosa de paño, porque es pesado para esta tierra, vos traed capa de ropa,
vuestra mujer un par de sayas de tafetán de raso guarnecido y buen manto de burato. Vues­
tro vestido sea de raja y el de ella de tafetán raso, porque acá no se usa otra cosa por el ca­
lor de lá tierra» (283). Alonso Zamora escribe a su mujer que traiga dos vestidos de tafetán
negro y otros dos de raso pardo (319). De Cartagena: «Vistáis a todos muy honestamente de
dos pares de vestidos, tino de camino y otro de fiesta, y a mi madre con su monjil de bayeta
negra, y otro de paño fino y tocas en rosas y de viuda principal», añadiendo «pues sabéis
que donde una persona no es conocida, le hacen honra por el hábito» (351). Alonso Ramí­
rez Gaseo escribe a su hijo: «Si viniere vuestra mujer, hacerle es de vestir lo siguiente, y
más, si más pudiéredes: una basquina de terciopelo, con su jubón de raso muy bien guarne­
cido, otra de tafetán, un manto de burato de seda, una sobreropa de damasco, todo de las
colores que ella quisiere, y un capotico de grana, o manteo muy bien guarnecido, y un som­
brero de terciopelo, con un cordón o trenza de oro para de camino. Para vos haréis un ves­
tido negro del mejor paño que hallarédes, y unos imperiales de terciopelo y un jubón de
taso y una gorra de terciopelo y dos o tres pares de inedias de carisea y otro vestido de un paño
verdeoscuro o del color que a vos os diere más gusto para de camino» (376).
Juan de Ribera escribe a su cuñado, tintorero en Sevilla, desde Lima: «Los dineros que
a vj». envían son solamente para vestidos porque para el flete y todos los demás gastos ha­
llará en Tierra Firme, y así vjn, hará vestidos, para sí y para todas esas señoras, y si no pu­
diere ser de terciopelo, sea de tafetán, porque en esta tierra no se usa otra cosa. Los mantos
serán de burato de lustre. Vendrán en piezas, y entienda v.m. que en estas partes no tienen
más a la persona de como la ven aderezado, y así v.m. cumple no acordarse de que ha sido
oficia], porque esto asi cumple» (443). Un calcetero de Lima escribe a su mujer. «Comprad
buenas camisas y buenas tocas y un manto de lustro, porque no se usa otra cosa en esta ciu­
dad, por pobre que sea la persona, y otras menudencias y de servillas y chapines, muy bue­
nos aderezos de cabeza, porque se usa mucho» (476). Otro hombre de Lima escribe a su
hermana: «Os compre toes pares de vestidos, y dos mantos de seda, de manera que vengáis
muy honradamente» (496).
En muchos casos se aconseja la compra de esclavos negros para el viaje. Juan de Córdo­
ba escribe a su mujer en Madrid, desde Cartagena: «En Sevilla compre un negro y una negra
moza, y es lo mejor que vjn. puede traer, porque allá le costarán cincuenta ducados, y die­
ciséis de licencia para aquí, y acá valen trescientos y cincuenta y cuatrocientos pesos de a
diez reales, cuanto más que los ha menester para su servicio, porque acá no se puede servir
como en España, Y el negrito, si v.m. le quisiera comprar, sea muchacho» (337). Otro hom­
bre de Cartagena dice que envía 100 pesos de plata «para que compre un negro o una negra,
para que os vengáis sirviendo» (352).
Además se hacían pedidos a los nuevos emigrantes. Sobre todo se piden lienzos: «Todo
el lienzo que pudiere, porque según acá es de balde en Castilla, azafrán, especias, hilo, sillas
jinetas» (17). «Lienzo de hilo e hilo portugués porque acá no se puede sufrir lienzo» (192).
«Lo emplee todo en lienzos delgados, en manes y holandas» (181).
Bia importante traer algún caudal empleado para empezar a tratar. «Si no fuere que
p í e t e traer a esta tierra mil ducados empleados con que empezar a tratar, no vengan por
ninguna cosa» (456). B catedrático de México pidió biblias de Salamanca «y si hay mucho
lienzo en esa tierra de lo casero y bueno que en ella se hace, se ganará también en ello, y
será Principio para comenzar» (59). «No dejéis de traer algún vino y aceite entre las demás
mercaderías, porque al presente valen mucho en esta tierra» (79). «Emplea los dineros en
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 31

vinos, que sean de Guadakanal o de Cazalla, muy buenos» (212). «Traed cincuenta botijas
de vino, con los sesenta ducados, v valen acá mil pesos, vino de Guadalcanal o de Cazalla»
(319). El minero de Pánuco escribe; «Procura de traer algunas mercadurías, adonde son ne­
gros y azogue» (235). También otros pedían esclavos (283). Camas de guadameciles eran
muy apreciadas. «Tres camas de guadameciles y cojines de figura de muy buena estofa y un
par de antepuertas y una muy buena alfombra y cosas de calderas hechizas» (154). De Lima
se piden «algunas camas de guadameciles, porque acá tienen valor» (443). «Traed en un ca­
jón ocho cueros de Córdoba, plateados de figuras grandes» (254). «Una cama de guadameci­
les, nueve varas de raso pardo o naranjado, una vara de terciopelo pardo o morado, una
pieza de burato de seda, otra de seda y lana, diez varas de tafetán negro, dos varas de raso
negro y unas almojadas y una delantera de cama» (157). Un hombre de Cartagena escribe a
su mujer que traiga una cama de tafetán carmesí, y no de damasco, y otra cama de ruán de
cofre (329).
Naturalmente también se pedían instrumentos profesionales. El barbero de México pi­
dió una caja dorada guarnecida con dos pares de tijeras y un espejo y un pentinol y un es­
carpidor de marfil y dos de palo, dos molejones colorados y seis bacines de cuello buenos
(43). El industrial textil de Puebla pide 50 o 60 libras de añil y 50 o 100 pares de cardas
desde Córdoba (159). El locero de Puebla pide «de los mejores colores que hubiere, azul y
verde, porque tengo azulejos que hacer» (186). Ei zapatero de La Habana pide hormas de
chicareria y 30 libras de hilo de suela, 200 pares de corchos labrados, 2.000 brocas y una
cajeta de sedas (639). El conquistador pide una cota de malla con sus brazos y manoplas y
un par de espadas de las de Toledo, con sus dagas (467).
Alonso de Villadiego hace de Lima un pedido grande de telas de Segovia, holandas, ter­
ciopelos, sedas, pasamanería de Toledo, tafetanes y medias cortas de seda (479). Celedón
Favalis escribe, también desde Lima: «Las mercadurías que son buenas para esta tierra son
mercadurías de Milán... mazos de cristalinas, los cuales tienen cada mazo diez millares, y
vaien en España cada diez millares cuatro reales, y comprados por junto valen muy baratos,
y no hay mazo ninguno que acá en el Perú no se venda por tres o cuatro pesos ensayados.
Son también buenas mercadurías para acá medias de seda y sedas de colores, como no sean
negras ni pardas ni blancas. Véndese también acá muy bien los penachos negros, y no han
de tener ninguna cosa de color, porque no los quieren, y yo prometo a v.m. que, si las plu­
mas de peso que dejé en casa estuvieren aderezadas y yo las tuviera acá, que yo enviara a
v.m. muy buen dinero de ellas, porque vale cada penacho por junto a doce reales y a peso
ensayado, que es muy buen precio... Véndese también por muy buen precio sombreros de
Segovia, los cuales han de venir sin aforrar, y si, cuando yo vine, trajera no más de ciento,
los vendiera a seis pesos cada uno. En fin cualquier cosa que viene de Castilla se vende por
buen precio, como no sean cosas de broma ni avalorio, lo cual solía valer aquí muchísimo».
Añade: «El que viniere como traiga mercadurías, por pocas que sean, lo pasará bien, perp el
que no, ha de sudar más de seis años hasta alcanzar con qué poder tratar, porque en esta
tierra sólo está la ventura de un hombre en tener seiscientos pesos por lo menos, con que
poderlo hacer, que el que con esto no supiere granjear no lo sabrá con seis mil» (487). Otro
hombre de Lima dice: «Procura todo el dinero que tuviéredes traerlo empleado en ropas de
seda, que acá cuestan caras, y cosas de camisas y lienzo, que al fin cuesta más barato allí»
(497).
Antes de embarcar se prevenía contra los peligros de la estancia en Sevilla: «Es mala
gente de Sevilla mucha de ella, y viven de rapiña» (151).
Los recién llegados debían tener cuidado en los puertos malsanos. «No hay flota que no
dé pestilencia, que en la flota que nosotros venimos se diezmó toda la gente, que no quedó
la cuarta parte» (56). «Dejando los peligros de la mar, las enfermedades de la tierra, que en
la flota en que venimos murió las dos partes de la gente que vino» (57), «Veracruz es tan
peligroso que de 300 pasajeros que en 6 navios llegaron se han muerto los 200» (3). «Vera-
cruz es tierra enferma y no se detenga allí, si fuere posible, una hora» (125). «No comas fru­
tas por los puertos, porque caeréis malo» (15). También de México: «En esta tierra todos los
que vienen de España Ies da una chapetonada, que se mueren más del tercio de la gente que
viene» (75). «Estuvimos en Nombre de Dios más de un mes, y aunque veníamos con gran
miedo, por ser allí donde suele morir infinita gente, que en ninguna parte me hallé mejor
que allí. Pero yo comí poca fruta, que es lo que más daño suele hacer» (487). «En Nombre
de Dios, si acaso alguno viniere por desgracia, se guarde de mujeres y de andar por el pue­
blo de noche o a mediodía, por las calores que hacen y aguaceros, que si de esto no se guar­
da el que viene de España morirá, como hacen todos los que son desarreglados» (590).
32 ENRIQUE OTTE

La vuelta a la patria.
El emigrante que escribe a sus familiares, frecuentemente lleva mucho tiempo en América.
De los que declaran el número de años de su estancia en el Nuevo Mundo, la mayoría, diez,
llevaba más de once años —dos declaran 30 años y uno 40— mientras que nueve vivían
desde seis meses hasta diez años en América (31, 40, 41, 61, 69, 123, 259, 351, 399, 486,
495, 513, 528, 533, 552, 558, 568, 592, 612). El gran amor por la patria chica motivó e! de­
seo de muchos dé volver a España, sobre todo en los viejos. «Es cosa común los que esta­
mos en esta tierra, aunque más buena sea, darnos deseo de la nuestra y algún día se le anto­
jará volver» (207). «Nosotros tenemos voluntad, siendo Dios servido, de no envejecer en
esta tierra, porque, Dios queriendo, en teniendo un poco de resuello, nos iremos con el ayu­
da suya, porque, aunque esta tierra es buena para ganar de comer, no lo es para envejecer
en ella, porque es tierra donde se tiene poco contento para poder estar en ella, sino es,
como digo, mientras se gana para poder ir a esa buena de Castilla... Será parte para que co­
bremos ánimos para irnos con más brevedad a. esa buena tierra, que es lo que nos desvela
acordamos de ella, porque ésta no es para en ella permanecer» (47), Sobre todo era grande
el deseo de morir en España. Una viuda escribe; «No permitáis que yo esté en esta tierra
sola y desamparada, sino llevarme a tierra adonde yo muera entre los míos, porque después
de la salvación ninguna otra cosa más deseo» (73). Al hijo se escribe: «... eí mucho deseo
que tengo de que Nuestro Señor me dé tanta gracia que pueda ir con bien a dar sepultura a
, este cuerpo delante vuestros ojos, que ahora no deseo otra cosa después de la salvación, que
tomarme con bien a esta tierra, que como lo soy ya, por tener sesenta y un años, apetezco
e! natural, como es razón» (491 ).«Los que vivimos en partes tan remotas no vivimos con
otro deseo sino de gozar de Dios y morir en nuestras tierras» (526). «Morir en esas partes es
la cosa que por mí es más deseado en esta vida» (3). Un hombre de Potosí escribe: «Deseo
mucho morir en tierra de cristianos, rodeado de quien tanto quiero» (606).
Pero había que ir con dinero: «Los hombres qué vienen a esta tierra no pueden ir a
Castilla sin plata, porque les afrentarán todo el mundo» (483).
Los infelices también deseaban regresar a la patria. Una viuda de México dice: «... tan
mala tierra como ésta es. Que cierto no podré yo contar de ella ningún bien, pues perdí en
ella a mi marido, y yo ni tengo hora de salud ni de contento» (79).
Muertos los padres y parientes, disminuía el deseo de volver a la patria. Andrea López
de Vargas escribe a sus hermanas: «Aunque en las cartas pasadas escribí que yo me había de
ir, me he resfriado, pues ha llevado Dios a nuestra madre, y faltándome ella se me ha quita­
do la voluntad» (49). «Pues todos son muertos, no pienso pasar allá en toda mi vida» (22).
Otra mujer de México dice: «Estoy muy penada de la muerte de mi señora madre, porque,
si deseaba ir a España, era por solamente verla» (82).
En la mayoría de los casos, debido a su bienestar, los emigrantes renuncian a la vuelta a
España. «Aunque fuera yo de veinte y cinco años, y tuviera veinte y cinco mil ducados, no
dejara esta tierra por irme a esa, por ser de la suerte que es, que procuro acabar mis días
aquí» (488). Francisco Núñez, desde Guamanga, culpa de ello al rey de España: «Dicen que
en registrando las haciendas, en nombre del rey las toman en Castilla... por mí digo que,
aunque Dios me ha dado" plata y en cantidad, sea Dios loado, de treinta mil pesos, real mío
por ahora no se ha de ver en Castilla... Yo vivo en esta tierra rico y honradamente, l quién
me mete que vaya a España, como vos decís, y que me tome el rey mi hacienda y me vea
pobre? A pobre y necesitado bueno está San Pedro en Roma» (531). Desde Potosí: «... si
volviera a España fuera pisaterrones como antes» (590).
No debe intervenir en esta decisión el hecho de que España es la patria. Diego de Sal-
daña requiere a su mujer para que venga a América, «considerando que en cincuenta días
de navegación trocáis sayal por brozas... ni se os ponga por delante vuestra patria, pues lo
que se debe tener por tal es donde se halla el remedio» (351).

Indios y negros.
La actitud hacia el indio y el negro es despectiva, o, en el mejor de los casos, patriarcal, «De
estos indios no hay que fiar, y nos dan mucho trabajo, y es menester siempre andar encima
de ellos» (177). «Es tan mal servicio el de los indios» (498). El dueño de una chácara de
coca en El Cuzco dice de-sus indios: «Son de poco trabajo y menos andado y grandes ladro­
nes y mentirosos» (549). «Los negros lo que pueden hurtar no lo perdonan» (527). «Mi ha­
cienda anda en poder de negros, los cuales, como soy viejo, ya no me tienen miedo, y todos
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 33

hurtan» (241), «Se jfte han muerto y huido al monte cinco negros, y los dos de ellos me
ayudaban ya a trabajar, y aun a ganar de comer» (276).
Igualmente despreciativa era la actitud hacia los mestizos: «No querría de mi enemigo
mayor venganza que verle casado en esta tierra con mestiza» (235). Constituye una excep­
ción el mercader del Tiánguez de México: «Caséme en esta tierra con una mujer muy a mi
voluntad. Y aunque allá os parecerá cosa recia en haberme casado con india, acá no se pier­
de honra ninguna, porque es nación la de los indios tenida en mucho». El mismo dice que
le salvó la vida una mujer jie color moreno, añadiendo: «La debo más que a mi misma ma­
dre» (27).
También hacia los criollos el emigrante sentía desprecio, según revela una carta de Pas­
to: «Un cuñado mío que tiene más de tres mil ducados de renta en unos indios, que, aunque
es criollo de la tierra, es muy virtuoso. Tiene diez y siete años, y muy gentil hombre» (413).

La religiosidad.
El emigrante a Indias es de:una profunda religiosidad. «La hoja en el árbol no se mueve sin
la voluntad de Dios» (52). «Mira que el amor a mi Dios florece, que todo lo demás fenece»
(178).
Lo más importante es~ la propia salvación. «Lo primero que se ha de considerar es la
salvación de las almas, que lo demás todo es perecedero y se ha de acabar» (554). El cristia­
no vive en el temor del infierno. El chantre de León dice: «Yo soy cristiano y temo de irme
al infierno» (269). El encomendero del valle de Casma dice a sus parientes, tras explicar que
cobraba pocos tributos a sus indios: «Paréceme que dirán allá que eso que doy a los indios
que fuera mejor darlo a mis parientes. A estos hijos debo que me han servido treinta y tan­
tos años, y es deuda de vida, y si no lo diese irme ya al infierno. Y a mis parientes estoy
obligado a hacer lo que pudiere por ellos, pero si no lo hiciese no me iría al infierno por
ello» (528).
La muerte ocupa mucho el pensamiento del emigrante: «Por momento los hombres tie­
nen dolencias y se mueren como chinches» (155). Un hombre de Guatemala escribe a su
madre: «Tenga cuenta con visitar muchas veces la sepultura de mi padre, que, si en ella me
enterrase, me había de ir a la gloria» (242).
También los bienes temporales vienen de Dios: «Que la hacienda Dios la da a quien Su
Divina Majestad es servido» (508).
«Los \%ncidos hemos de pasar y estar por leyes de los vencedores, y pues toda esta vida
es una guerra» (72). «De ios hombres es errar y del diablo perseveran) (246), Un hombre de
Lima escribe: «Para mí no he menester nada más que un saco de sayal y meterme en un
monasterio» (444). «No nacimos para este mundo, sino que andamos peregrinando en él»
(515).
Las adversidades y particularmente las muertes de los seres queridos son llevadas con
estoicismo cristiano, sobre todo por las mujeres: «Fue Dios servido de llevárselo, y cierto
que fuera para mí, si Dios fuera servido, harto más contento que juntamente con él aquel
día me enterraran, para no verme viuda y desamparada, y tan lejos de mi natural» (75). «En
llevarme Dios en este tiempo un hijo que tenía de Matías, que era todo mi consuelo y mí
descanso, mozo de más de 25 o 26 años. Doy muchas gracias a mi Dios, que en esta vida no
he tenido ventura de gozar alguna cosa, que parece <^ue todos los trabajos me vienen juntos,
que estoy tan desconsolada» (36). «Haber llevado Nuestro Señor a nuestra querida madre,
que lo he sentido de manera que pensé morirme, y considerando que son cosas hechas por
la voluntad de Dios, Nuestro Señor, me he reportado, sea Su Divina Majestad servido de te­
nerla en su santo reino» (49). «Nuestro Señor ha sido servido de llevar de esta vida a su pa­
dre y madre y todos tus tíos y tía, mis hermanos. Sea Nuestro Señor loado por siempre ja­
más, amén. Nuestro Señor sabe la pena que con tales nuevas yo recibí, mas como son cosas
que no pueden dejar de ser no hay más que dar gracias a Nuestro Señor» (58).
También la pérdida de bienes temporales se atribuye a Dios: «Perdí más de un cuento
de maravedís, Dios sea loado por todo, yo estoy saneado conmigo y con Dios, que yo hice
lo que era obligado... Ha sido mi Dios servido que haya perdido por la mar y por la tierra
gran cantidad de hacienda, y otros han perdido mucho más, Dios sea loado con todo» (21).
Parte de los bienes se designan para obras pías. «La Hermíta de Nuestra Señora tam­
bién haré alzar, aunque mi señor (padre) no lo mandó» (288). «Envié 35 ducados, porque
con los 55 escudos que están allá, haya para hacer un retablo, y una lámpara que cueste
cien ducados, diez ducados para aceite en la iglesia de San Pedro de Escoriaza. Asimismo
34 ENRIQUE OTTE

envío una fuente de plata labrada que pesa 16 marcos y medio, y una medalla de oro con la
historia de Sant Joseph, que pesa 29 pesos y medio» (310).

La virtud.
La máxima norma del emigrante a Indias fue la vida virtuosa. Vemos aquí un eco del_ men­
saje de Erasmo, condensado en su obra «El Enquiridion o Manual del Caballero Cristiano»,
que enseña el camino de la virtud. Sabemos el enorme éxito de la obra en España e Indias.
La primera edición castellana de 1526 se agotó inmediatamente, y fue preciso hacer en el
mismo año una segunda tirada*17'. En febrero de 1528 un mercader vasco despachó cuatro
ejemplares del «Enquiridion» a la ciudad de Nueva Cádiz de la isla de Cubagua<l8>. En julio
un mercader burgaiés de Santo Domingo recibe de su socio de Sevilla un ejemplar de! libro,
y en marzo del año siguiente el licenciado Delgadillo pide desde México un ejemplar. En los
años siguientes, las obras de Erasmo ingresan en las bibliotecas del obispo Juan de Zumárra-
ga, de Diego Méndez, de un chantre y un sastre de México y del gobernador del Río de la
Plata Pedro de Mendoza*19).
En el «Enquiridion» Erasmo condensa su mensaje de la vida de Cristo. Predica un cris­
tianismo interior que prescinde de los dogmas, de las ceremonias y de las reglas, y que ense­
ña a tener en poco «las cosas visibles», es decir «el amor a la riqueza, a los honores y a los
placeres». El «miles christianus» debe vivir bien, cultivando las virtudes y aborreciendo los
vicios. «Pero hay que saber orientarse en cuanto a las cosas moralmente indiferentes, como
son salud, fuerza, don de agradar, autoridad, gloria, nacimiento, dinero. Si el dinero no es­
torba para hacer bien, si, por el contrario, está en las manos del hombre como en las de un
tesorero de Dios y (luye incesantemente hacia los pobres, entonces muy bien, Pero si no,
que se arroje al mar, como hizo Crates, el filósofo tebano». Según Erasmo, el error de esti­
mar las cosas exteriores y literales más que las interiores y espirituales es una «común pesti­
lencia que anda entre todos los cristianos». Por faltar a la ley de Cristo, «la cristiandad se ve
desgarrada por guerras perpetuas, los hombres se hallan lanzados sin reposo y sin escrúpulo
en una loca persecución de la riqueza, y lo profano y lo sagrado están entregados a odiosas
discusiones». Los más responsables de esta lamentable situación son los jefes laicos y espiri­
tuales de la cristiandad. Los principes, víctimas de «malas codicias» y ambiciones, perpe­
túan las guerras con su práctica de alianzas dinásticas y matrimonios reales. Los ministros
de Cristo, lejos de despreciar las cosas visibles, viven entregados a afanes de honores y rique­
zas.
Desconocemos el efecto que las obras de Erasmo, en el momento de su aparición, sur­
tieron sobre los hombres de las Indias. Pero parece seguro que en la segunda mitad del siglo
XVI, es decir aún después del tristemente célebre Indice de 1559, que marcó el fin del men­
saje público de Erasmo, siguieron ejerciendo influencia. Por lo menos es esto lo que parecen
indicar las cartas de los emigrantes a Indias.
El mensaje de Erasmo, al llegar al Nuevo Mundo, hubo de enfrentarse con la realidad
de la vida material. En Europa, el mensaje era principalmente un desafio a los gobernantes
y las clases dirigentes de la sociedad. Fue una voz a favor de los pobres y de los oprimidos.
Muchos de estos pobres y oprimidos buscaron y hallaron en América un remedio para su
miseria.
Todo el «Enquiridion» tuvo por fin enseñar a alcanzar la virtud, concepto que se presu­
pone en la obra y que es citado 19 veces en el texto, «Estrecho es el camino de la virtud
cristiana, y muy pocos van por él, mas no hay otro que nos lleve a la vida»*20*. «El camino
de la virtud es a los principios áspero»*21*. «La flaqueza se ha de esforzar, porque, si has co­
menzado a tomar el camino estrecho de la virtud, ni estés dudando de pasar adelante»*22*.
«Ningún hombre puede firme y constantemente conservar en sí la virtud, si no tiene muy
fundado y raigado en su entendimiento un cierto y determinado conocimiento de quál es en
la verdad lo bueno y honesto y quál es torpe y deshonesto»*23*. «No es otra cosa virtud sino
una ciencia o verdadero conocimiento de las cosas, quáles se deben huir, quáles se deben

(17) Enrique Otte: «Semblanza Espiritual dei Poblador de indias.,.», p. 442, también para lo siguiente,
(18) Enrique Otte: «Las perlas del Caribe: Nueva Cádiz de Cubagua», Caracas* 1977, p, 387.
(19) Marcel Bataülon" «Erasmo y España», 2* edición, México, 1966, pp. 807 ss.» también para lo siguiente.
(20} Erasmo: «£i Enquiridion o Manual de! Caballero Cristiano», edición de Dámaso Alonso, prólogo de Marcel
BataiJion, Madrid, 1932, p. 299.
(21) Id., p. 172.
(22) Id., p. 195.
' (23) Id., p. 292.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 35

desear»/24) «Saber y tener firmemente que sola la virtud es muy buena y deleitosa, muy dul­
ce y sabrosa, muy agradable y hermosa, muy honesto y honrosa, y finalmente muy provecho­
sa. y de grande excelencia, y que, por el contrario, el vicio es único mal y tormento y una
cosa vergonzosa y dañosa».*25*
. Para Brasmo, honra y virtud son sinónimos: «Y si algunas cosas te contentan de las que
son de tal calidad... y tener aquella honra que se le debe a la virtud y otras cosas de esta cali­
dad»/26) El emigrante lo ve de la misma manera. Domingo de Oria escribe a sus hijas: «Mi­
réis por vuestra honra y por la mía, pues que la de vuestro linaje lo han tenido siempre por
corona» (135). De Panamá la madre escribe a los hijos: «Tengáis siempre delante de los ojos
esta honra, queriendo siempre bien a vuestro marido, y le ruego os trate bien y honrada­
mente, apartándose de malas compañías» (279). Antonio de Blas escribe desde México a su
mujer: «El día de hoy no hay mayor riqueza en el mundo que es la honra» (17).
Para el emigrante, el virtuoso es «el hombre de bien». «Esta es buena tierra para los
que quieren ser virtuosos, aplicados y hombres de bien» (96). «Heme holgado mucho en sa­
ber (mi hijo) es buen oficial, y haberse aplicado a la virtud, como todo hombre de bien lo
debe hacer» (222). «Es buena tierra y rica y donde los hombres de bien valen mucho» (30).
«V.m. casó a mi señora doña María de Robles muy honradamente, con un hombre muy
honrado y virtuoso» (97). «Siempre con mucho cuidado miréis por mi virtud y mí honra y
la vuestra» (136). «Yo por mí he procurado siempre honra y seguir virtud» (139). Alonso de
Velorado escribe a su cuñada, desde México: «Vivirá v.m. con el encerramiento, recogi­
miento y clausura que a todos importa, y de manera que se conozca la virtud, cristiandad y
fineza de v.m.» (143). El deán de Tlaxcala escribe a su cuñado: «Si el estudiante, mi sobri­
no, es virtuoso y hábil, envíemelo, pero si no está hábil y no es virtuoso, no lo envíe v.m.»
(165). De Qrizaba un emigrante escribe a su hijo: «En todo muestra a los que te trataren la
virtud y cordura que es razón» (201). El licenciado de Panamá escribe a su hijo: «Presto co­
noceré en qué has empleado la vida, y plega a Dios que haya sido virtuosamente... Cuenta
con hacer lo que te mandare, y vivir siempre como te tengo dicho: muy templado en el ha­
blar y en el comer, y poco bullicio de tu persona, que parezcas en todo viejo de setenta
años» (276). Francisca de Trujillos escribe a su hija, también desde Panamá: «De que vos
tengáis buen marido, me da mucho contento. Que no sea rico, si es virtuoso y hombre de
bien y buen cristiano. Dios le dará la hacienda» (279). Juan de Olozaga escribe, desde Poto­
sí, a su hijo: «Lo que yo te encomiendo es que seas hombre de bien, y trates verdad y tengas
vergüenza... Abre el ojo por tu honra y por la mía». Tres años más tarde le dice: «Escríben-
me que eres mtfy gran bellaco y putañero y vicioso con mujeres. Yo te quería enviar plata,
paira que vinieras en busca de mí, pero paréceme enviar plata a un mozo tan bellaco y vi­
cioso paréceme que no es cosa. Y cuanto más bellaco y vicioso fueras, tú perderás más que
no yo, porque si tí fueras hombre de bien y virtuoso, tú ganarás, y si no fueras, tú perderás»
(592-593). Otro hombre de Potosí dice: «Vivo muy contento y en servicio de Dios y como
cristiano, y me parece que lo demás que he vivido en esta tierra fue vida de demonio» (597).
Para prosperar en Indias hacía falta la yuda de los parientes, pero más importante era
la virtud: «El que no quiere que no le sepan su nombre se está en la ciudad o villa los diez
años sin que de él se sepa. Y acá no tiene necesidad de parientes el hombre... no hay sino
abrazarse con las virtudes» (637).
En consecuencia, parece que el emigrante no actúa solamente por egoísmo cuando lla­
ma a sus parientes. Estaba verdaderamente convencido de la mejor calidad del Nuevo Mun­
do, y que la vida en América hacía a los hombres más generosos: «Aunque no tuviere sino
el hacer a los hombres de corazones largos, era causa para dejar las miserias de España»
(446), y otro dice que América le transformó: «Ya no seré lo que antes era, porque iré tan
otro que los que me conocieron digan que no soy yo» (571).
Visto así, América del Sur, antes que la del Norte, fue estimada por los emigrantes es­
pañoles como la tierra prometida, donde era posible realizarse plenamente y alcanzar la feli­
cidad.

(24) Id., p. 295.


(25) I I , p. 296.
(26) Id, p. 215.
CARTAS
I. NUEVA ESPAÑA

MEXICO

1.
Juan Rodríguez Zambrano a Juan Martínez del Gajo, cuñado del padre Juan Zam-
brano, clérigo en Fuente deI Maestre.
México, 15.V.J556
Señor:
Una de v.m. recibí que me dio un Juan Sánchez, amigo de v.m,, y con ella me dio un poder y
ciertas escrituras para cobrar de ciertas personas las deudas que dice que le deben, las cuales son
unos recaudos que dexó a Juan del Belmonte para que cobrase por él de Pedro Osorio y de otras
personas, y asimismo una escritura contra Palma en nombre de un Felipe Martin Galdo que dicen
que es amigo de v.m., a todo lo cual quiero responder conforme a lo que de allá escribe y a lo que
acá hay y es.
Que cuando me dieron las cartas no estaba aquí Juan de Belmonte, porque es ido a la Villa
Rica a recibir a su hermano a Luis de Belmonte que vino en esta flota; venido que sea yo le pediré
las escrituras y haré en ellas lo que a mí fuere posible en lo que toca a So de Pedro Osorio. El es
muerto días ha, y su mujer dicen que se ha casado con un Luis de Godoy, pariente de la mujer de
don Luis de Castilla, venido que sea Luis de Belmonte trataremos de ellos, aunque me dicen que
Pedro Osorio déjó muchas deudas y muy poco remedio, pero con todo eso haremos lo que pudié­
remos, porque si fuere posible se cobré.
En lo que toca a lo de Ñuño Ruiz yo he sabido que no está al presente en Tasco, porque dicen
que es ido a contar unos indios de Francisco Rodríguez; venido que sea también se entenderá en
ello. En lo que toca a Felipe Martin Galdoy Palma, ello está muy dudoso de cobrar, porque'él no
tiene un pan que comer, sino se lo dan de casa en casa, yo le hablé y le dije que me diese estos dine­
ros, y dice que no tiene un pan que comer, y que si le echan en la cárcel que allí se estará toda su
vida hasta que muera, porque no tiene con qué pagar. Y debe más de diez mil pesos, y paréceme
que si el poder que me enviaran fuera para hacer algún concierto con él, que todavía se cobrará al­
go de él, aunque no todo, y sería bien cualquiera concierto, porque sabrá v.m. que la escritura no
se puede ejecutar, por haber expirado, ya que ha pasado de doce años, y no se puede pedir ejecu­
ción por ella sino traer pleito ordinario que nunca se acabará, y paréceme que v.m. le debe acon­
sejar a Felipe Martín que si quiere cobrar algo que me envíe un poder, para que yo pueda acá ha­
cer algún concierto, para que se pueda cobrar algo de ello, aunque no todo, y lo mismo debe v.m.
hacer, porque todas sus deudas mé parece que están dudosas, y envíemelo a mí y a Esteban Zam­
brano, para que, sí viéremos que no tiene remedio, se haga en ello como a v.m. le esté bien, y esto
es lo que me parece. Y porque al presente no hay otra cosa que le hacer saber salvo que yo y mi
mujer y casa estamos buenos y lo mismo Esteban Zambrano. Al padre Juan Zambrano dará v.m.
mis besamanos y de mi mujer, y que no le escribo porque no he visto carta suya, ni creo se acuerda
de mí. A la señora María Zambrano dará v.m. mis besamanos y de mi mujer, y que me he holga-
domucho que haya v.m. ido a su casa y mujer e hijos, plega a Dios que largos tiempos se goce con
ellos. Al señor Lorenzo de Bolaños y a todos los demás señores parientes míos a quien yo soy en
obligación dirá v.m. que beso las manos de sus mercedes y con tanto quedo y ceso, en México.
Juan Rodríguez Zambrano.
(A mí señor Juan Martín de!-Gajo, cuñado del padre Juan Zambrano, clérigo en la villa de
La Fuente del Maestre).
39
40 ENRIQUE OTTE

2 .
Alvaro Zambrano a Juén Martin, en la Fuente de! Maestre.
México, 1. VI. 1556
Señor:
Esta será para hacer saber lo que acá pasa en esta hacienda que v.m. dejó a Pedro Osorio.
Dios ha sido servido de llevarlo de esta vida, la mujer trajo don Luis de Castilla a esta ciudad. Di-
cese en la ciudad que la tiene casada con Luis de Godoy, sobrino del tesorero Juan Alonso de Sosa
y sobrino de doña Juana, mujer de don Luis de Castilla. El poder que v.m. dejó a Belmente, lue­
go vista la carta y el poder que v.m. envió a Gutiérrez de Badajoz y a mí, se le quitó y está en nues­
tro poder y en el de Juan Rodríguez, procurador. Gutiérrez de Badajoz y yo fuimos a hablar a la
señora doña Bernaldina, mujer que era de Pedro Osorio, y nos dijo y prometió que al presente no
podía dar nada, porque andában todas sus haciendas en almoneda, que el primer dinero que se hi­
ciere que ella prometía que fuese para pagar a v.m., porque se lo debía muy bien debido, y porque
las naos están deprisa, no podía en ellas v.m. tener ningún recaudo para lo que toca acá en poner
diligencia en cobrarlo, pierda-v.m. cuidado, porque en ello se hará como cosa propia mia > Gutié­
rrez de Badajoz se lo hace de buena tinta.
Señor, d aviso que v.m, me dio dende Sevilla me ha hecho no me ir en esta jornada, plega mi
Dios que sea acertado, porque el temor de tomar los dineros tan disolutamente como v.m. por su
carta me dice me ha hecho dejar la jornada, como digo, plega a Dios que en este tiempo que otra
joínada se ha ya de hacer para ir a los reinos de Castilla vengan nuevas con que osemos ir sin este
temor. La merced que recibí en hacerme saber como era vivo el seftor mi tío Lorenzo de Bolaños y
sus hijos y mis hermanas tengo por tan grande que me obliga a lo que toca a v.m. tanto que, como
digo, pondré en ello tanta diligencia y más que si fuese propio mío, y pierda v.m. cuidado, porque
la voluntad de la señora doña Bernaldina me parece que estaba de pagar a v.m. que ello se hará
muy bien, placiendo a mi Dios, y en la otra primera jornada que de acá se hiciere ruegue v.m. a
Dios por el salvamento de ella, que allí irá placiendo a Dios su hacienda, y yo con ella, si mi Dios
fuere servido. No tengo más que hacer saber a v.m. sino que Dios dé a v.m. el contentamiento que
desea, y a la señora mi prima María Zambrano le dé v.m. mis besamanos, y que Dios me haga esta
merced que me las deje besar a mí. De México, a primero de junio de 1556 años. A servicio de
v.m.
” Alvaro Zambrano
(Al seftor Juan Martín, en la Fuente del Maestre).

3.
Alvaro Zambrano a Juan Martín, en la Fuente del Maestre.
México, 20.1.1558
Señor:
Esta será para hacer saber a v.m. de lo que por acá pasa acerca de lo que v.m. dejé en poder
de Pedro Osorio, que ya por otras mías he dicho cómo murió, estando v.m. en La Habana, Pedro
Osorio. Y se casó dofia Bernaldina con Godoy, sobrino del tesorero Juan Alonso de Sosa, y desde
el día que se desposaron han estado en México ambos en casa de don Luis de Castilla, que me pa­
rece que venirse a esta conversación ha sido y será gran parte para que v.m. tan presto no cobre su
hacienda, y la despedida que nos han dado a Badajoz y a mi cuatro o cinco veces que hemos ido
delante de dolía Bernaldina y de dofta Juana de Sosa que la hacienda de Pedro Osorio anda en
venta, y que en vendiendo se pagará de muy buena voluntad, y es excusa averiguada, porque pi­
den a la hacienda tres veces de lo que ello vale, porque nadie no la compre y por quedarse con ella
y detener los dineros de v.m. y de otros muchos. No sé qué remedio se tenga, porque ya sabe v.m,
mientras este virrey estuviere en esta tierra no hay justicia, que a don Luis de Castilla quieren eno­
jar, y de mi voto paréceme que convenía, pues Dios le ha dado hijos, que el uno que a v.m. le pa­
reciere más despierto para lo_s trabajos de estas partes que se enviase para que aclamase en esa
Audiencia Real, para que la vergüenza le haga hacer virtud, porque otra vía no hallo más acerta­
do, y también lo quiero decir todo por lo que soy obligado, que ha estado este puerto de la Vera-
cruz tan peligroso que de 300 pasajeros que en seis navios llegaron se han muerto los 200, y por
eso digo que lo vea v.m. bien y se le dé un poder muy bastante, para que por él pueda sustituir a
quien le pareciere para poder cobrar su hacienda, y por parecerme que v.m. lo ha hecho, yo he si­
do corto de ventura por pensar quecon las de v.m. viniera una del seftor Lorenzo Bolaños, mi tío,
y algunos de mis hermanos, que ha sido cosa tan deseada para que no sé cómo lo diga, pero sin
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 41

duda consiste en mi dicha y en no poder las partes que señaladas tengo que temo que los que yo
más quiero y más me vean no debían de ser en esta vida. Allá envío unas blancas a mis hermanos,
sino otros 100 pesos que después que v.m. se fue he enviado. El que la presente llevare ha de traer
razón de cómo los da allá y se reciben con él; me la hará v.m. en me decir por sus cartas la manera
que allá está ese mundo como quien bien lo entiende al de acá, para que por el parecer de v.m. de­
termine si Dios me diere vida de morir acá o ir a morir en esas partes, que es la cosa que por mí es
más deseada en esta vida, que con este intento hasta hoy no he determinado de tomar estado en mi
persona, aunque se me ha ofrecido, porque me parece que en esta opinión que quiero decir que en
esas partes es en general que no miran para este efecto del matrimonio tan bien acá como allá, si­
no que tenga dos maravedís, y no si es tuerto ni manco, y por esta razón aunque en mi persona no
haya los méritos que en otro tiempo se solia mirar, por codicia de pensar que Dios ha sido servido
de me dar dos maravedís no faltaría acá manera para tomar estado, como digo a v.m., que bien se
le acordará que le dije en la plaza de México que valia lo que tenía cuando v.m. se quería ir seis
mili y 500 pesos, bendito sea Dios, aunque sea poco según la cantidad del tiempo que ha que estoy
por acá vale sin lo que yo he enviado a mis hermanos, y he hecho acá a personas que soy en obli­
gación. Lo que me queda son catorce mili pesos, y paréceme que según la vida es corta y para lo
qup queda paréceme que basta, siendo Dios servido para tener una pasadía quería que, si mi Dios
quisiese despenderlos en esa villa, porque si en este intento no tuviese más largamente, habría ser­
vido a mis hermanos, y también por poder hacer, que es este mi deseo principal, una memoria
para mis padres y para mi y más personas que tengo obligación, pero paréceme que he sido
corto en ventura que, ya que mi Dios ha sido servido por méritos de otros de me dar con que
pueda ir allá, parece que la fortuna lo contraria en mudar los tiempos y divisiones mayores, y
más a la larga entre los reyes cristianos que hasta hoy se ha visto por donde será parte. Como
v.m. sabe y me escribió de Sevilla que tan disolutamente se tomaban y se toman los dineros
que me parece que al cabo de tanto tiempo y para ser en Sevilla, como a v.m. le acaeció, que
lo tengo por cosa recia. Haga mi Dios más lo que más su servicio sea, que El sabe lo que nos
conviene para nuestra salvación, y no digo más sino que Nuestro Señor dé a v.m. todo descan­
so con vida de la señora mi prima Mana Zambrano, a la qual dé v.m. mis besamanos, y que
haya ésta por suya. De México, a 20 de enero’de 1558 años, en servicio de v.m.
Alvaro de Zambrano
(A mi señor Juan Martín en la Fuente del Maestre). (I.G. 2051)

4.
Diego Martín de Trujiilo a Alonso de Aguilar, en Caracas, aldea de Trujillo.
México, 1. IV. 1562
Muy reverendo seflor:
Muy maravillado estoy a cabo de once años que a que vine a estas partes no haberme escrito
una tan sola letra, con haberle escrito a v.m. tres cartas por veces, no sé qué es la causa, si v.m. las
ha recibido, porque el camino es tan largo que no dejo de creer no haber llegado a ojos de v.m., ni
tampoco he visto letra de mis hermanos, en que tengo gran pena por no saber de su salud y de mi
hija Ana de Aguilar y su madre más, que es mucho el deseo que tiene de ella, porque será ya mujer
para tomar estado y tiene mucha pena su madre, si v.m: está vivo, y si está muerto para que v.ni.
la favoreciese y la administre como su padre, pues Diosjnos trajo tan lejos, plega a Dios, Nuestro
Señor, que Dios le dé tanta vida a v.m. como por mi es qeseado, y por su sobrina Mencia Alvarez,
la cual le pide por merced que v.m. no la haga de mirar por su honra, pues va de ella v.m., y si por
ventura fuere casada, que se venga a estas partes, si fuere la voluntad de su marido, y si no estu­
viere casada si hubiere alguna persona tal con que ella pueda venir, muy haya (?) su honra, mucho
es el deseo que tiene su madre de ella, por estar en tierra tan miserable como esa en que están vs.
mds., porque las nuevas que vienen de allá son tales que meten grima, y cierto tengo creído ser
más de lo que dicen, porque la tierra es tan mísera y tan lacerada que no sé quales son las gentes
que en ella están, y si supiera que mi hija Ana de Aguilar fuere viva y se quisiere venir a tener mí
compañía y la de su madre le enviara con qué viniera muy a su honra, y por estar en esta duda no
lo envío, y si fuere su voluntad me avisen de ello, pues que cada dia van y vienen navios a estas
partes, y las cartas vengan con las del señor Pedro de Vargas, porque va un mensajero del señor
Pedro de Vargas que es vecino de la ciudad de Trujiilo, hijo de Hernán García el zapatero, y es
mensajero cierto, que ha de volver a esta gran ciudad de México, donde residimos, y tenemos lo
que el Señor ha sido servido de darnos por su misericordia. De nuestras vidas quiero dar cuenta a
ENRIQUE o r r e

v.m., porque sé que v.m. se holgará con todo nuestro bien. Yo y la señora su sobrina Mencía Al-
varez estamos buenos de salud, bendito Nuestro Señor, que El ha sido servido de nos la dar, asi­
mismo nuestros hijos, los cuales quedan rogando a Dios por la honra y estado de v.m., también
quiero dar cuenta a v.m. de ios hijos que Dios ha sido servido de nos dar, que son seis por todos,
tres varones y tres hijas, sea todo para servir a Dios y a v.m., lo que tengo después que vine a estas
partes, le quiero avisar a v.m., y es que tengo una caballería de tierra con una legua alrededor por
mía, que merqué por diez mili pesos, con mucho ganado y ovejuno, que me renta todos los afios
dos mili pesos. Mi hermana y Diego López y Miguel Sánchez, mi cuñado, y Hernán Martín están
todos vivos y con salud. Andrés Martín no sabemos de él tres años ha, porque fue con mercadería
al Perú y lo esperamos cada día. No tengo más de que avisar a v.m. de lo que por acá pasa, que a
quien Dios quiso bien lo pasó a estas partes, por no saber las miserias de España, que, bendito
Nuestro Seftor, en esta tierra no habernos cuidado (?) haya (?) año malo, que llueva que no llueva
no hay hambre en esta tierra para ¡los que quieren ser buenos y usar de hombres de bien. A mis
hermanos y hermanas que Dios lesjdé aquello que desean, y asimismo a los hermanos y hermanas
de la señora mi mujer, que Ies dé Dios mucha salud, como para mí deseo, y que no dejen de me
avisar de su salud, porque el mayor contento que recibe mi corazón es saber de su salud y ver una
sola letra de mano de v.m., que será muy gran descanso para su sobrina Meneía Alvarez, que<no
tiene mayor dolor que no ir a ver la vista de v.m. para hacer las buenas obras que de v.m. ha reci­
bido. Nuestro Señor lo ordene como fuere su voluntad, y que sea a su servicio. Fecha a primero de
abril año de mil y quinientos y sesenta y dos años, do quedo con mucho deseo de ver a v.m. y a to­
dos los demás.
Diego Martín de Trujillo
(Al muy magnífico y reverendo señor Alonso de Aguilar en Garcicós, aldea de Trujillo).
(I.G. 2050).

5.
Bartolomé Flores a Francisco de Figueroa, en Torrijos.
M&ico, 15.IV.1562
Muy magnífico señor:
Muy espantado me estoy la poca cuenta que v.m. tiene en escribirnos, teniendo en México
dos parientes tan parientes, y en verdad que no dejase de hacer por v.m. o por cosas suyas lo que
yo pudiese, y pues v.m. tiene tantos hijos no sé como no aventura acá uno o dos que, siendo hom­
bres de bien y con buena pluma, en esta tierra ganarían de comer, mas siempre v.m. fue corto y no
lo sea en esto y en escribirme alguna carta y darla a mi padre para que venga a mi mano, que po­
dría ser vale (?) a v.m. algún día algo. Yo digo que si hijo de v.m. acá viniere he de hacer con él
como con m¡ hijo, y a la obra me remito.
Señor, otra carta escribo al seftor licenciado Alonso de Figueroa, mi primo, para que, si pue­
de alcanzar venir por oidor o fiscal de su majestad a esta ciudad de México, lo haya, por tanto
v.m. lo acucie, y Miguel de Tavira que al presente va allá dará muy larga relación de lo que es esta
tierra y lo que valen los hombres en ella. El lleva 4.500 pesos de tipuzque, y los ha ganado como
hombre de bien, y es muy buen mozo, y pues él informará a v.m. de todo, no quiero ser importu­
no, más de que v.m. me escriba y me avise cómo les va a todos y cómo está la señora mi tía y pri­
mas y cómo les va y cómo le va a v.m. y a la señora mi prima Elvira Hernández. Ya supe cómo mi
prima Ana de Figueroa se murió y se fue al cielo. De todo me dará v.m. mucha cuenta y también
de Pedro de Figueroa y del señor Gabriel de Figueroa y de todos los demás parientes, que me hol­
garé mucho en verdad. Al señor Bernal de Venegas escribo, aunque me dicen que no es del mun­
do, no le escribiré sino dos renglones. A todos los que he contado y a los demás parientes dará
v.m. mi besamanos muchas veces de mí y de Lorenzo Flores. Le hago saber que estamos buenos y
que con el favor de Dios nos irá bien. Ana de la Java está buena y tiene una hija y un hijo más des­
pués que vino, besa las manos de v.m. y las de esas señoras y señores, y también al señor Gabriel
Vanegas, y que nos escriban.
En lo que escribo al señor licenciado Alonso de Figueroa se ponga diligencia, que es cargo de
mucha honra y de mucho provecho, y pues Miguel de Tavira es vecino de v.m. y se podrá infor­
mar como dicho tengo. No más, de esta ciudad de México, quince días del mes de abril de 1562
años, besa las manos de vuestra merced su primo.
Bartolomé Flores
. <A mi Francisco de Figueroa, en Torrijos). (I.G. 2050). (Bartolomé y Lorenzo Flores
tienen tratos y tiendas de sedas y otras mercaderías).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 43

6.
.Doña Mariana de Morguiz a su hermano Diego Rodríguez, en Medina del Campo.
México, 26.IV.1562
Señor hermano:
Yo acordé de escribir a v.m. por un mercader que se llama Juan de la Isla, que es de Triana
junto a Sevilla, y por él escribo a mi padre, y también acordé de escribir a v.m., y estoy en esta tie­
rra muy apenada y con harto enojo de ver que no tengo acá mi madre ni hermano, y mi marido es
rmuerto, y estoy me viuda, y por este mercader que partió de donde yo quedo a 26 de abril, y por él
envío a mi padre dos pedazos de oro que va dirigido y lo den a v.m. con poder de mi padre, y trai­
gan con el poder esta carta y la de mi padre, porque conozca el mercader la carta, porque es de le­
tra de un criado suyo, y así va dirigido, que mostrando las cartas a este señor de Triana y e! poder
de mi padre los den a v.m. y no a otra persona, porque yo escribo a mi padre dé dineros a v.m. pa­
ra que vaya por este oro, y luego venga v.m. adonde yo estoy, para que nos vamos entrambos a
esa tierra y llevar mis hijas, porque diga v.m. a mi señor padre que los dineros que diere a v.m.
que yo se los pagaré con el doblo, porque también se lo escribo, y v.m. no tome pesadumbre en
venir por mí, que también envío a v.m, otro pedazo de oro que pesa 20 ducados y tantos reales pa­
ra vestirse v.m., y estos 20 ducados son para v.m. y no para mi padre, porque los 62 ducados son
para mi padre, y para vestir a mis hermanos hasta que Dios me lleve a esa tierra con bien. Y por­
que sé que vista la presente v.m. y el señor mi padre pondrán por obra lo que le suplico ceso.
V.m., señor hermano, dé muy gran prisa a mí padre para que se venga luego v.m., porque sé que
pondrá muy gran cuidado en ello. A todos mis hermanos y hermanas beso las manos y a todos mis
tíos. Yo quisiera alargar más y por no tener lugar ceso, porque quedo aguardando a v.m. De Mé­
xico, donde quedo rogando a Nuestro Señor lo traiga con bien, a 26 de abril de 1562, su verdadera
-hermana
doña Mariana de Morguiz
(A mi señor hermano Diego Rodríguez en Medina del Campo, o mi señor padre la encamina­
rá adonde estuviere sin falta).

■7.
Doña Mariana de,Morguiz a su padre Juan Rodríguez, en Medina del Campo.
México, 26.IV.1562
Muy magnífico señor padre:
Yo no he hecho esto y más presto por estar en tan larga tierra y no tener por quien escribir, y
las mujeres no tienen tanto aparejo para escribir y hacer todo lo que hombre querría como los
hombres, y aunque cierto siempre tengo yo memoria de v.m., aunque yo no me atrevo ni telníapor
quien hacer saber a v.m. de mí salud, sino ahora que se ofreció para hacerle saber de mis trabajos,
y la causa es que yo estoy viuda, sea Nuestro Señor servido con todo, yo quisiera muchas veces ir­
me para esa tierra con mis hijas, y por no tener con quien me ir no me atrevo, porque yo querría
morir adonde v.m. está, y poner mis hijas en remedio con este poco que Nuestro Señor me ha da­
do, aunque para mi no es sino mucho, plega a El sea servido que sea para su santo servicio. Yo
acordé por Juan de la Isla, vecino de Triana, por ser persona muy cierta, de enviar a v.m. dos te­
juelos de oro fino, que pesan entrambos sesenta y dos ducados y tres reales y medio y ocho mara­
vedís, y éstos envío para que mi hermano Diego Rodríguez venga a Sevilla en persona. Porque el
mercader que lo lleva es persona cierta y lleva comisión para que los dé a mi hermano, que v.m.,
como es largo d camino, no podrá ir por ellos ni él lleva comisión para los dar a v.m. sino a mi
hermano, porque para mi hermano va una pieza de dicho oro que pesa veinte ducados y seis reales
y medio, y v.m. dé un poder a mi hermano para que los vaya a cobrar, porque de otra manera no
se los darán, y traiga esta carta que yo envío a v.m. con el poder, y venga mi hermano derecho a
México, adonde yo quedo muy sola, y estoy tan sola en no ver hermano ni padre ni marido, que
no se lo puedo encarecer a v.m., y v.m. le dé dineros para el camino, porque yo los daré con el do­
blo, y este Juan de la Isla está en Sevilla, en Triana, y llevando éstos que digo, el poder y la carta
v.m. envíe luego acá a mi hermano, porque luego yo me iré con él. Allí escribo a mi hermano Die­
go Rodríguez otra carta. V.m. se la dará luego en su mano, porque yo sé que en viendo letra mía,
aunque no esté con v.m., v.m. lo envíe luego a llamar donde estuviere, para que v.m. lo envíe sin
falta ninguna, porque yo sé que él recibirá muy gran placer en ver letra mía y venir adonde yo es­
toy, y de estos sesenta y dos ducados que envié a v.m., v.m. vestirá a mis hermanos, sino no dé
44 ENRIQUE OTTE

v.m. ninguna cosa a mi hermano Diego Rodríguez, porque para él yo envío veinte ducados en un
pedazo de oro, como arriba digo, porque viniendo por mí no le faltará de comer a él y a v.m. Y
v.m., señor padre, le dé dineros para lo que arriba digo que vaya a Trian a por todo lo que digo a
v.m. A mi señora madre aunque no la conozco beso las manos y a mis hermanos y tíos y tías con
las de v.m., y les suplico rueguen a Nuestro Señor me deje llevar a esa tierra con bien, porque cier­
to yo lo deseo mucho, y a mi hermano Diego Rodríguez le suplico no tome pesadumbre de este
trabajo que le quiero dar; y no tengo más que hacer saber a v.m., y Nuestro Señor me los deje ver
con bien. De México, donde quedo esperando a mi hermano Diego Rodríguez, en la plaza mayor
de México, en las casas de don Alvaro de Portugal, a 26 de abril de 1562. Su verdadera y obedien­
te hija, que ver a todas vuestras mercedes desea,
Doria Mariana de Morguiz
(A mi señor padre Juan Rodríguez, mayordomo del señor licenciado lbarra, en la calle ma­
yor en Medina del Campo). (l.G. 2050).

8 .
Sebastián de Montes de Oca a su mujer María de Fuentes, en Sevilla.
México, 15.11.1563
Muy ideseada y querida señora:
El dulcísimo Jesús sea siempre con ella. Recibí su carta, con la cual holgué mucho, aunque
tengo muy gran pena de la soledad y trabajos que ha pasado con mi ausencia, y así deseo mucho
que ambos hagamos la voluntad de Dios y que estemos jumos como Dios lo manda, y que acabe­
mos esta mísera vida en su santo servicio, y así, señora de mi corazón, vista la presente se venga en
el primer navio que salga de Sanlúcar para este puerto de la Veracruz. Señora, el señor Juan Luis
de Chaves le dará un poder para que venda el tributo y compre una turca de paño de la color que
quisiere, y asimismo un sombrero grande y un capote negro, que estas tres ropas ha menester para
desde la Veracruz a México, y el señor Juan Luis le sacará una licencia y le concertará el flete por
un poder que lleva mío, y asimismo le comprará el matalotaje y todo lo necesario para la venida, y
mira, señora, que no sea bastante cosa de esta vida a estorbarle su buena venida a esta ciudad de
México, donde la quedo esperando, y mira, señora, que aunque andéis el mundo por la mar y por
la tierra habéis de vivir aquel tiempo que Dios tiene ordenado, y busque compañía con quien ven­
ga, y si no hallare, venga sola, que mujer es para mirar por su honra, y que llegando a la Veracruz
pregunte por Cristóbal Ortiz, carpintero, natural de Carmona él y su mujer, que él la hospedará
en su casa, y me escribirá para que yo vaya por ella, y ceso y no de rogar a Dios que acabemos esta
mísera vida en su santo servicio, y deseando su venida, de México, a quince de febrero de 1563
años, quedo con su deseo
Sebastián de Montes de Oca
(A mi muy deseada señora mujer María de Fuentes, en casa de su cuñado Jerónimo de León,
en canto de la iglesia de San Martín, es maestro de hacer órganos, en Sevilla). (l.G. 2050).

9.
Pedro Sánchez a su mujer Juana Ramos, en Sevilla.
México, 26.VI.1564
Señora mía:
Esta es para haceros saber cómo envío allá cien pesos para que os den, y con ellos me haréis
placer que busquéis una persona en que vengáis arrimada y os vengáis, y así se lo escribo al señor
mí tío que os la busque y os avie a vos y a vuestro hijo. También le escribo que venda mis casas, y
que lo que me cupiere os lo dé, y por vida vuestra que no haya falta en esto, sino que os aviéis y os
vengáis en la flota primera que de allá saliere. Mi madre está buena y os besa las manos, y a su nie­
to, y cada día os está aguardando los ojos tan largos. Porque ésta no es para más, Nuestro Señor
os dé su gracia y me os deje ver de mis ojos. Fecha en México, a 26 de junio de 1564 años, vuestro
marido
Pedro Sánchez
(A mi deseada mujer Juana Ramos, en la ciudad de Sevilla, en la collación de San Julián del
señor Juan Casado). (l.G. 2050).
.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 45

10
Gaspar de Vargas a Alonso Pérez Pocasangre, en Jaén.
México, 5.IX .1564
Señor:
Después que v.m. de esta tierra hizo ausencia ninguna suya he visto, bien creo como fue tan
desgraciado con su hermano no querrá acordarse de los amigos que acá dejó, aunque estoy cierto
conoció le fui amigo y servidor, y asi lo seré siempre que se ofrezca.
Al maestrescuela de Guatemala, Juan Pérez Pocasangre, canónigo que primero fue de Qaxa-
ca, hermano de v.m., llevó Dios para sí en un pueblo cerca de Guatemala, a do residía, creo no
dejó mucha claridad en su hacienda y lo demás, a causa de ser repentina su muerte, causada de en­
fermedad de cámaras. Dejó por sus albaceas a Gaspar de Molina y Jorge de Robledo, vecinos de
Guatemala, y en su poder quince mil pesos de tipuzque. Estos vienen y son de su madre de v.m.
derechamente, y seria justo, pues allá no deben sobrar muchos, y que v.m. diese orden cómo se
enviase recado para la cobranza de ellos a Miguel Rodríguez de Acevedo, que sabe v.m. bien la
persona que es, y gran amigo de su hermano, y que hará razón en el cobrarlos y enviarlos, y de
otro modo no sé si verán allá algo en su vida. Esto me pareció avisar por lo que a la amistad del di­
funto y v.m. debo.
Los recaudos que se enviaren vengan bastantísimos, para que acá no Ies pongan dolo. Y guar­
de y prospere Nuestro Señor lo por v.m. deseado, de México, a 5 de setiembre de 1564 años.
Beso las manos de v.m.
Gaspar de Vargas
(A mi señor Alonso Pérez Pocasangre, nuestro señor, y por su ausencia a la señora su madre
-o a cualquiera de sus hermanos, en Jaén). (l.G. 2050).

11.
lu is de Hlescas a su mujer Catalina Gutiérrez, en Jerez de la Frontera.
México, 24.1X.1564
Señora:
En la flota pasada escribí muy largo dando cuenta a sus cartas que con hartas pocas me hallé,
y aún verá por ésta de como menos tuve en la flota que llegó a esta tierra, mas no me maravillo de
ello, porque muy cétca del puerto se perdieron las cuatro naos de ellas, las mejores, y así se perde­
rían las cartas, no trato en esto más de que en las mías que dicho tengo habrá visto mi voluntad
tan determinadamente de que se venga eon toda su casa a esta tierra, porque yo no pienso de ir en
mi vida a esa, y esto hago por las causas ya dichas en las demás mías, y que no ponga por delante
cosa que otra cosa lo impida, y que esa miseria que allá hay que lo dé por dos reales, aunque no
sea más caudal para salir de allá hasta llegar al puerto de esta Nueva España, donde ya tengo di­
cho pienso morir, porque para mí no es ya caminos tan largos para esta miserable y poca vida, y
así tengo determinado de dejar a mis hijos en tierra donde no aprieten tantas miserias como en
esa, en que el día de hoy donde quiera hay un pedazo de mal camino y donde piensan hay tocinos,
no hay estacas, y al buen entendedor pocas palabras. Dígolo por las quejas de sus cartas y aún no
bastaban, sino las demás de sus vecinos que no declaro, y así doy cuenta por las mías de cómo ha­
bía comprado casas, y que me habían puesto en estrechura,y dar causa de no enviar dineros, y no
eran menester, sino hacer lo que yo digo, aunque se pierda todo, y vaya la soga tras el caldero, y
no tomar otro parecer contrario al mío, y quemar la miseria que allá tendremos. Y hacer lo que yo
digo es muy a servido de Dios, pues no creo sabe que es fingida su venida, pues ya conoce esta tie­
rra lo que es poner por delante cómo ha de venir una sola mujer por caminos tan largos y con car­
ga tan pesada de hijos, a esto respondo que para cuando uno ha de hacer su voluntad y poner por
obra, todo se le hace a su voluntad y halla las cosas a su propósito y compañías muy honradas,
que hartos hombres envían por sus mujeres. Mi compadre Gaspar Melchor envía por su mujer y
toda su casa, otros ciento que no declaro. No quiero ser más prolijo en todo, porque mucho más
papel que éste era menester para declararme, sino encamine Dios, Nuestro Señor, aquello que pa­
ra su santo servicio sea con que le sirvamos. De cosas particulares no trato, porque bastan mis
congojas y no las ajenas, y como no soy amigo de lisonjas es todo acabado. Nuestro Señor dé su
gracia y les dé buen viaje cuando sea menester a los sobre aguas de la mar se vean. Fecha en Méxi­
co, a 24 de setiembre de 1564 años.
Luis de Hlescas
En esa ciudad vive una señora que se dice Isabel de Torres, mujer que fue de Simón de Vara,
46 ' ENRIQUE OTTE

sastre, que es en gloria, recibe contento la visite, que están dos hijos suyos a mi cargo, que soy su
tutor y guardador, y que me escriba del recibo de estas mías que en la flota envié. Sus hijos están
muy buenos y a oficios uno a sastre, otro a calcetero, que es lo que a ellos pareció mejor de apren­
der.
(A la señora Catalina Gutiérrez, mujer de Luis de Illeseas, en Jerez de la Frontera),
(I.G. 2050)

12 ,
Rodrigo de Avila a su hermana Catalina López.
México, 20.1.1565
Señora: ,
Sea Nuestro Seftor con v.m., amén. Del reverendo padre fray Vicente de las Casas que el afto
pasado vino recibí una carta de v.m., con que holgué mucho por saber de su salud y casa, y no
menos me dio pena entender la mucha pena que dice le da no tener casada su hija y que con en­
viarle cuatrocientos ducados lo podrá hacer a su honra. Deseado he, cierto, hacer lo que dice. Yo
hubiera proveído antes, sino que por pensar ser el mensajero no lo he hecho hasta aquí, pero ya
que no voy, no es razón pase adelante. A v.m. envío los cuatrocientos ducados que dice para ayu­
da a casar mi sobrina Teresa de Froaño. Si se los quisiere dar todos o la parte que a v.m. parecie­
re, si casada fuera, le dé los docientos. En fin, que a elección de v.m . queda hacer a su voluntad de
ellos, y la mía se recíba, que sin falta, si más pudiera, me alargara más.
Mi sobrina Juana Rodríguez me escribió la desventura que a su marido sucedió, que me dio
harta pena, y que en tanta necesidad la favoreciese. Yo la escribo y envío docientos ducados. En-'
vio asimismo otros ciento, los cincuenta para Felipa de la Cruz, mi prima e hijas, y treinta para
María, mujer que fue de Juan Pérez, criado del visitador nuestro tío y para sus hijas, los veinte
que restan para la señora María Hernández, criada que fue del licenciado Alonso Anez, que si fue
fallecida los haya v.m. y pártaselos, pues lo ha de recibir luego como llegan, de manera que lo que
envío son setecientos ducados, en diez planchas de plata fina, que montan ciento e diez y nueve
marcos, que por ser buena vale más de a la ley, pagado lo que costare llevarlo, lo que sobrare se le
dé. Van registrados en el navio de Miguel de Oquendo, que se dice de La Trinidad, y a la Casa
de la Contratación de Sevilla, para que quede allí para los dar a v.m. Los saque el señor adelantado
Alonso Maldonado, natural de la ciudad de Salamanca, que va a negocios a corte, para volver
acá. Si acaso su señoría fuere allí, por la mucha obligación que a servir le tengo, recibiré muy gran
merced en que se haga todo servicio, y si se ofreciere no poderlos llevar, con enviar v.m. su poder
a la casa se los darán luego. En esto no más dé que luego me escriba de cómo los recibe y de la sa­
lud de v.m. e hijas, en cuya merced me encomiendo. Encomiende mucho al Señor, pues lo hago
yo, que estoy viejo, y tan enfermo que no oso hacer mudanza. El primo (?) está bueno y rico, y
por vivir fuera de esta ciudad no sé sí escribid a las señoras mis primas, sus hermanas. Beso las
manos y a la señora Bernardina Juárez, nuestra tia. Nuestro primo fray Alonso de la Anunciación
no escribe, por estar lejos de aqui, es gran siervo de Dios, y está tan adelante en la orden que le
dan cargos, y al presente es prior en una casa. Reciba sus encomiendas, que sin falta se ? a v.m.
Nuestro Seflor dé a v.m. lo que yo deseo para mí, de México, a veinte de enero de mil e quinientos
y sesenta y cinco años. Besa las manos de v.m, su capellán
Rodrigo de Avila

13.
Rodrigo de Avila a su primo (?)
México, 20.1.1565
Señor:
Sea Nuestro Señor con v.m., amén. El reverendo padre fray Vicente de las Casas que v.m. (?)
el año pasado me dio una de v.m. con que holgué mucho, y asimismo del buen tratamiento que en
su casa se le hizo que muy bien empleado (?) y para mí muy señalada merced. También me escri­
bió la señora mi hermana la pena y cuidado que le daba no haber casado a su hija, y que con cua­
trocientos ducados que le enviase lo podría hacer. Yo se tos envío y le escribo que si la hubiese ca­
sado no le dé más de los docientos. Envío otros docientos a mi sobrina Juana Rodríguez para su­
plir alguna parte de su necesidad, que me escribió estaba su marido cautivo. Más envío cien duca­
dos, los cincuenta para la señora mi prima Felipa de la Cruz, vuestra hermana, y treinta para una
María, mujer que fue de Juan Pérez, criados del visitador mi tío y para sus hijas. Los veinte que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 47

restan se den a la señora María Hernández, criada que fue del licenciado Alonso Anez, de manera
que lo que envío son setecientos ducados, que van registrados en el navio de Miguel deOquendo,
que se dice La Trinidad, consignados a la Casa de la Contratación, para que de allí los saque el
señor adelantado don Alonso Maldonado, que es natural de la ciudad de Salamanca, y los dé a mi
hermana, que si fuere difunta, Juana Rodríguez y Teresa Calderón, mis sobrinas, los reciban y
partan por igual los dichos seiscientos ducados. Si acaso su señoría allí fuere a v.m. suplico se le
haga todo el servicio posible, porque, demás de lo mucho que por quien es merece, ha sido mu­
chos años gobernador en La Española y en la provincia de Guatemala, tengo yo muy gran obliga­
ción a servir a su señoría por lo mucho que le debo. Va a negocios para volver, por dejar aquí su
mujer y casa. Si acaso se ofreciere no poderlos llevar, con enviar mi hermano su poder, como
v.m. mejor sabe, se los darán luego. Envío asimismo a nuestra prima doña Beatriz de Avila, que
vive en Zafra, cuatrocientos ducados para ayuda a casar una de sus hijas o para lo que mejor le es­
tuviere hacer de ellos. Van registrados en el mismo navio a la dicha casa y consignados a Hernán
Vázquez, mercader, vecino de Sevilla, para que los saque y se los envíe# Zafra. Envíolos por ma­
no de Diego de Aldana, cuñado suyo, y reside aquí y es de Llerena (?), que por estar tan cerca, se
darán en breve. Toda esta moneda va en plata fina, que por ser muy buena se ganará en ella, lo
que se ganare en la partida que va a esa villa (?), pagadas las averías. Querría v.m. me hiciese decir
de misas en el monasterio de allá, y si no le parece desea (?) mi hermana. En esto no más de que
acerca de lo que a mí toca v.m. sepa me hallo tan viejo y enfermo que no me atrevo a hacer mu­
danza. Deseo yo de cierto la ida por ver a mi hermana y servirla, y no menos a v.m. con todos los
demás señores y parientes míos, pero pues más no puedo, supliquemos todos al Señor nos veamos
en el cielo.
Nuestro primo fray Alonso no escribe, por morar lejos de aquí, es muy gran siervo de Dios y
tan acreditado en la orden que le dan cargos, y al presente es prior en una casa. A mi señora Fran­
cisca de Salinas y primos beso muchas veces las manos. No escribo a su merced, porque no he vis­
to letra suya en respuesta de mis cartas. V.m. le diga de mi parte se detiene contra justicia la parte
que a fray Alonso de la Anunciación por muerte de su padre le cupo, la cual parte compete y es
del convento y casa donde hizo profesión, los religiosos de la cual hicieron donación de ella a do­
ña Beatriz de Avila, su hermana, a petición del dicho fray Alonso, por saber estar tan necesitada.
Fray Alonso ha seis años que hizo profesión y cuatro que es de misa, lo cual bastará decirlo el
tiempo que de allá vino, y escribirle he yo tantas veces sin pedir otra probanza que suplico a su
merced por reverencia de Dios descargue, si no lo ha hecho, su conciencia, y se dé a quien tanto lo
ha menester lo suyo; mire que es viuda cargada de hijos e hija de quien tanto quiso. No más. A la
señora mi prima y hermana y sobrinos beso las manos, mis encomiendas a quien envío esa mise­
ria, reciban mi voluntad y perdonen no les escribí por no me hallar para ello, que rueguen a Dios
por mí que dé a v.m. lo que yo deseo para mí. De México, a veinte de enero de mil e quinientos e
sesenta y cinco. Besa las manos de v.m. su capellán
Rodrigo dt¡ Avila
(I.G. 2052)

14.
Pedro de Cantoval a sus hijos Pedro y Diego de Cantovat, en Aguilar de Campo.
México, 15.11.1565
Mis deseados hijos:
Otras muchas os tengo escrito de seis años a esta parte, de ninguna he habido respuesta, en
todas os he dado cuenta como a hijos de mi vida y suceso en estas partes, que ha sido Dios servido
de darme de sus bienes con que pueda pasar militarmente, aunque no tengo salud para regarlos (?)
y gobernarlos como es razón, y cierto con lo que acá se pierde por falta de solicitud podríades vi­
vir allá honradamente. Así conviene, pues que ya yo estoy viejo y gotoso, que no me puedo vestir
ni calzar, sea Dios servido por todo. Conviene que el uno de vosotros o entrambos, si ser pudiere,
vengáis a estas partes, para poner en recaudo lo que Dios acá me ha dado, que es una razonable
hacienda, en que son bienes raíces, minas de plata e ingenios con que se saca, y negros y muías pa­
ra el beneficio de las minas, y aunque yo quisiese venderlo no hay quien lo pague de contado, que
yo quisiera poder salir de ello para poder ir a morir a esa tierra, aunque no fuera por más de por ir
a morir ? ? bien aventurada de vuestra madre, que sea en gloria, y dejaros algún contento entre
vuesos deudos y parientes, y por no veros tan lejos de mi como estáis.
Ya Dios fue servido de echarme en estas partes, a donde siempre he vivido con deseo de os
48 ENRIQUE o r r e

ver, y yo no puedo cumplirlo por la razón que dicho tengo, estar viejo y gotoso, razón es que ven­
gáis vosotros a esta tierra donde yo estoy, pues que ésa a donde nacisteis no es para más de para
nacer y no para sustentar los hombres, y pues que en estas partes tenéis principio para vivir, no
seáis pusilánimes, sino que pues os lo mando lo hagáis y no otra cosa, aunque penséis morir. Yo
escribo al señor Alonso de Torres Calado a Medina de Ruiseco, para que os avie hasta Sevilla a
Gaspar de Espinosa, el cual os dará aviamiento hasta esta ciudad de México, a donde hallaréis un
caballero que se dice Ribadeneira, hijo del señor Alonso de Torres, persona rica y muy principal,
el cual os dará todo lo necesario, porque es amigo y señor mío, y en esta tierra habéis de preguntar
por Pedro de Bustillo, porque asi es en estas partes mi nombre, que por cierto negocio que me
convino así llamarme.
Por vía del señor Alonso de Torres que dicho tengo envío a vuesas hermanas ciento y veinte
ducados, que al presente no pude enviar más por la brevedad de la partida de los navios, y porque
me hallé alcanzado de dineros con unas obras que he estado haciendo y con una enfermedad que
tuve el año pasado, en que gasté más de dos mil ducados. Si éstos llegan allá en salvamento cada
aflo enviaré con que puedan pasar honradamente. Y si determináis de pasar a estas partes a vues­
tros tíos los canónigos, escribo So que habéis de hacer para pasar a estas partes. Y porque sé que
en todo lo haréis como mis hijos no digo más de que Nuestro Señor os me deje ver de mis ojos, de
esta ciudad de México, a 15 de febrero de 1565 años. A lo que mandáredes, vuestro padre
Pedro de Cantoval
(A mis más deseados hijos Pedro de Cantoval y Diego de Cantoval, hijos de Leonor Ro­
dríguez de Cavanzón, en la villa de Aguilar de Campo).
(Ha 18 años que pasó a las provincias de Nueva España, en la Nueva Galicia, cerca de las mi­
nas de San Martín, donde al presente reside). (I.G. 2050)

15.
Rodrigo de Prado a su hermano Pedro de Prado, en Sevilla.
México, 1.111.1565
Jesús, de México, a primero de marzo de 1565 arios.
Hermano:
Por cartas dei señor Francisco Arias y también por cartas del señor nuestro padre supe cómo
Nuestro Señor fue servido de ttevar a nuestra madre al cielo. No tengo más que decir de que como
buenos hijos estamos obligados a rogar a Nuestro Señor por ella, plega a Su Divina Majestad se la
llevar a su gloria, y a nosotros nos dé gracia con que le sirvamos. Por las que tengo escritas antes
de ahora sabréis cómo mediante Nuestro Señor yo he casado a nuestra hermana Leonor con un
primo de mi mujer, cierto un mancebo muy onrado y que tiene de comer, aunque el casamiento
ha sido a costa de mi hacienda, yo Jo doy por bien empleado por dar remedio a esa hermana, que
la tenía sobre mis ojos. Ellas son cosas que vienen guiadas por la mano de Dios, y a El se le deben
dar las gracias por todo.
Allí envío al señor Francisco Arias trescientos pesos para con que os avíe a vos y a vuestra
hermana. Ruégoos que no salgáis de lo que él os mandare, porque en lo hacer así tengo entendido
se acertará en todo, por ser como es hombre muy honrado y buen cristiano y que entiende muy
bien lo que hace, y le envío a suplicar os avíe y os dé todo lo necesario, y asimismo le digo mi pare­
cer acerca de vuestro viaje. Creo !o hará por su virtud y por me hacer merced. Todo lo que os
mandare haréis sin exceder punto, porque asi conviene, y mira que os digo que abréis el ojo en mi­
rar por vuestra hermana, y se os ponga por delante que es mujer y que su honra es la mía y vuestra
y la de todos. No os descuidéis punto en mirar por ella, porque el viaje es largo y suele haber mil
trabajos en él, dígolo porque lo sé muy bien, como hombre que lo he visto por mis ojos, y escribo
al señor Francisco Arias que os arrime a una buena compañía, hacerlo eis así y sea cosa tal. Y sin
embargo de eso os digo que abréis los ojos en mirar por ella y servirla todo lo posible, y porque al
señor Francisco Arias escribo largo de lo que ha de hacer, en ésta no lo seré, más de encargaros lo
que dicho tengo, y remitirme a la carta del señor Francisco Arias, y mira que lo respetéis y obedez­
cáis como a vuestro padre en todo lo que os mandare, porque yo soy cierto que no oso de mandar
cosa que no os esté muy bien. Si de algunos libros tuviéredes necesidad, pedírselos eis, que él os lo
dará. Dende que os embarquéis con vuestra hermana hasta que salgáis acá en San Juan de Ulúa, si
fuere posible no os apartéis de ella, ni salgáis a los puertos, porque se suelen algunas veces quedar.
No faltará un amigo que os compre en los puertos lo que hubiéredes menester por vuestros dine­
ros, quanto más que viniendo arrimado a buena compañía no os faltará quien compre lo que hu-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 49

biéredes menester. Procura despacharlo con toda brevedad, porque vengáis en las primeras naos
que salieren, y escríbeme con la primera nao que saliere en qué nao venís, y cómo estáis vos y
vuestra hermana, que cierto me holgaré mucho, y de vuestro avío, porque escribiéndome iré a re­
cibiros al puerto para os traer a esta ciudad de México, y no haya falta en todo lo que os digo,
porque os conviene a vos y a mí que así se haga. Nuestro padre me escribió que tenía necesidad, y
que estaba en Sevilla aguardando letra mía. Dios sabe quánto me pesa en no le poder proveer aho­
ra de alguna cosa, mas en verdad que m |s no he podido. Yo procuraré en las primeras naos de le
enviar todo lo que yo pudiere, y no habrá falta mediante Nuestro Señor, y así se lo escribo yo en
una que va con ésta. Y porque más no se ofrece, Nuestro Señor os traiga con bien y os me deje ver
con la salud que yo deseo.
No dejéis por el camino de estudiar! siquiera, porque no se os olvide lo que sabéis. Todo lo
que tuviéredes vos y vuestra hermana traed por delante, y mira que la sirváis y regaléis, y dadle
buenos consejos y haced como hijo de guien sois y yo espero haréis. No comáis frutas por los
puertos, porque caeréis malo, y mira que os aviso que es muy enferma toda la fruta, especialmen­
te de tierra caliente. Fecha ud supra, vuestro hermano
r Rodrigo de Prado.
(Al señor mi hermano Pedro de Prado, en Sevilla).

16.
Rodrigo de Prado a su padre Juan de Aguirre, en Sevilla,
México, 1.111.1565
Jesús, de México, a primero de marzo de 1565.
Señor padre;
Tres de v.m, he recibido, todas de un tenor, la fecha en Sevilla, a 23 de febrero de 64, y en lo
que foca a la muerte de mi señora madre no tengo que decir más de dar gracias a Nuestro Señor
por todo lo que El hace. El sea bendito por siempre, plega a Su Divina Majestad la tenga en su
gloria, y El sea servido de nos dar su gracia para con que le sirvamos.
De la salud de v.m. y mis hermanoslrecibí el contento que es razón, Nuestro Señor sea servi­
do de se la conservar por muchos años, como yo, su hijo, deseo. Por otras que tengo escrito antes
de ahora sabrá v.m. como tengo casada a mi hermana Leonor de Prado con un mancebo muy vir­
tuoso, y que tiene de comer. Tengo entendido que habrá v.m. hecho merced de la haber traído a
Sevilla, para que áljí se efectúe el negocio, y el señor Francisco- Arias me la avíe, según y cómo se
lo tengo suplicado por las cartas pasadas y en éstas que ahora van, y no habiéndola traído reciba
yo de v.m. ésta con las demás recibidas, que v.m. juntamente con mi hermano Pedro de Prado la
traigan a Sevilla, para que allí el señor Francisco Arias haga lo que dicho tengo. Atrévome a supli­
car esto a v.m., como a padre y señor, y pues Nuestro Señor ha sido servido de se acordar de ella,
procuremos Ja honrar todos en ¡o que pudiéremos. Obra es meritoria hacer por una pobre donce­
lla y huérfana, como esa es. En lo que v.m. dice haber enterrado a mi señora madre muy honrada­
mente, hizo v.m. lo que era obligado a quien es, demás que Nuestro Señor se lo pagará. Nosotros
quedamos en más obligación de servir a v.m., aunque harta teníamos de antes.
De Gonzalo de Prado sé decir a v.m. que ha salido muy al revés de lo que yo pensé, él se casó
contra mi voluntad, y en verdad que ha dado tan mala cuenta de sí que está hoy día de la fecha en
la cárcel preso por deudas. Este es el descanso que con él me ha venido; plega a Nuestro Señor que
los demás vengan para más quietud mía, visto cuán trapacero es y que no aprovecha reprensiones.
Tengo acordado de no lo ver ni oir. 1
Hasta esa ciudad de Sevilla me hará v.m. merced de traer a mi hermana y de allí acá la traerá
mí hermano. La orden de todo escribo al señor Francisco Arias, al cual me remito.
Para con que mis hermanos se avíen de lo que hubieren menester para su viaje envío al señor
Francisco Arias trecientos pesos. Tengo entendido que no ha de haber harto más. El señor Fran­
cisco Arias lo trazará de suerte que les baste. Certifico a v.m. que más no pude enviar de presente.
La causa es que yo hice una compañía acá en esta tierra y tenía mucho que cumplir de dineros que
debía para esta flota, y por esto no pude enviar más, y en verdad que esos busqué prestados.
En lo que v.m. dice que la necesidad le ha hecho venir a esa ciudad, Dios sabe si me ha llega­
do eso al atoa, y tanto como la muerte de la señora mi madre. Mas, vive Dios, que, como dicho
tengo, de presente más no he podido, y Dios sabe mi buena voluntad. V.m. se vaya enhorabuena
a su casa, que yo te doy mi palabra como hombre de bien de le proveer lo que yo pudiere con toda
brevedad, y en esto no habrá falta, y el señor Francisco Arias se lo enviará a v.m. mediante Nues­
tro Señor. V.m. me perdone por amor de Dios, que cierto más no he podido, como dicho tengo.
50 ENRIQUE OTTE

En el avio de esos mis hermanos dé v.m. toda calor, para que con toda brevedad vengan.
Cierto los deseo ver acá, para entregar mi hermana a su marido. En todas las que tengo escritas
antes de ahora he enviado poderes para que allá la puedan casar, y con éstas irán también, hacerse
ha con toda fijeza y con las solemnidades y firmeza que se requiere en semejante caso, porque
dende allá venga por su mujer, y porque entiendo en todo me la hará v.m. como siempre, no digo
más de que en todo me remito a las cartas del señor Francisco Arias, al cual debo tanto cual plega
a Nuestro Señor se lo pague y a mi me lo deje servir parte de lo mucho que le debo. Y porque más
no se ofrece, Nuestro Señor guarde y en estado prospere todo lo por v.m. deseado y yo, hijo de
v.m., deseo. Fecha ud supra. Lo que de por acá hay que hacer saber a v.m. es que yo y mi mujer
estamos buenos y me nació una hija a 12 de febrero de 65. Obediente hijo de v.m.
Rodrigo de Prado
(A mi señor padre Juan de ^guirre, en Sevilla). (I.G. 2050)

17.
Antonio de Blas a su mujer Leonor Bernal, en Sanlúcar.
México, l.XI.1566(?)
Señora y mujer:
Vista ésta luego pone por obra de venir a esta tierra con e! mensajero de ésta, que es mi her­
mano Yepes, y mira cómo venís, venid en compañía de un hombre casado, que vengáis mucho a
vuestra honra, mira que en vos está mi vida y mi muerte, por eso, señora, abrid los ojos, mira que
el día de hoy no hay mayor riqueza en el mundo que es la honra, mas yo estoy tan confiado de vos
y satisfecho que lo haréis como quien vos sois.
Allí lleva el señor Yepes trecientos pesos, para que gastéis en lo que hubiércdes menester. Los
primeros reales que gastáredes sea en una negra, para que os sirva por el camino, y vestios vos
muy bien, y mi hijo Antón Blas hacerle dos o tres vestidos, para que tenga que romper acá, y de
todo lo que fuere menester para su casa venga proveída, porque acá vale todo muy caro. Todo el
lienzo que pudiere traer traiga, porque a según vale acá es de balde en Castilla, y traiga mucho
azafrán, y de toda especia, hasta hilo, y toda vuestra casa, y traeme un par de sillas jinetas, que
sean tales, una para vos y otra para vuestro hijo, porque no las podéis excusar. Para mi me trae
para un vestido para sayo y capa y calzas, negro, y raso para un jubón, y si pudiéredes traer un pe­
dazo de paño de Perpiñán ha de ser de lo muy bueno, porque para vestidos será bueno acá. Ya os
tengo dicho de donde fuere paño, como sea bueno, y lienzo para proveimiento de vuestra casa.
Trae todo lo que pudiéredes, porque acá vale un ojo de 1a cara. Ya os tengo dicho que os proveáis
de todo lo que fuere menester vos y vuestro hijo, mira que vengáis proveída de todo lo que hubié-
redes menester, porque ya os tengo dicho que vale acá un ojo de la cara, y teniendo en casa lo que
hubiéredes menester es la vida, por eso os aviso que vengáis proveída. Cada día se me hace un año
hasta veros, porque en esta vida no tengo otro descanso sino a vos, ni tengo otro deseo. Y a mi hi­
jo Antón de Blas le dad mis besamanos y lo abrazad y le digáis que lo estoy esperando por horas a
vos y a él, os estoy esperando por horas. No tengo más que deciros, sino que Nuestro Señor Dios
os traiga con bien como yo deseo. De esta Nueva España, a do quedo, a primero del mes de no­
viembre. Señora,a vuestro padre y madre y a nuestros hermanos darás mis besamanos.
Estas cartas que van con ésta v.m. las encamine a Jerez y v.m. (?) sin respuesta de estas car­
tas, que me va mucho en ello. Tórnelo a rogároslo, que no vengáis sin respuesta de ellas, porque
me va la vida en ello. Y de mi hermano Juan Jiménez que me trae relación dónde está y cómo está.
Yo os beso las manos,
Antonio de Blas
(A mi señora mujer Leonor Bernal, en Sanlúcar, mi señora). { I.0 .2050)

18.
Gonzalo Román a su hijo Alonso Mancera Boiaftos, en la villa de La Puebla de Sancho Pérez
México, 15.11.1567
Señor hijo:
Algunas cartas he recibido vuestras y de mi hija, con que he recibido mucho contentamiento
y consuelo. Placerá a Dios que breve os pueda yo ir a ver a España, como yo deseo, para que en
mi tercio postrero tenga yo algún descanso, y os lo dé a todos. Más ha de dos años que me ando
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 51

recogiendo para este efecto, y como soy solo y viejo no puedo como yo quería. Mucha falta me ha
hecho ese muchacho Rodrigo, que si hubiera venido desde que os envié a rogar me lo mandásedes
ya estuviéramos con ayuda de Dios allá en España; por amor de María que en la primera flota que
viniere me lo enviéis, que yo escribo a Juan Fernández, piloto, que vive en Triana, en Sevilla, me
lo traiga, y le dé con que se vista, y se provea, que todo fo que él gastare yo lo pagaré con el doblo.
Y esto haced, asi Dios os dé su bendición, y a vuestros hijos envío la mía, y a! dicho mi hijo Rodri­
go de Lagos le mando y encargo os obedezca, que si él viene a me ayudar a recoger, suya será la
mejor parte.
Al señor bachiller Mancera y a su hermana dad mis encomiendas, y al señor Juan Mancera y
Diego Gallardo lo mismo, no olvidando a mi compadre Francisco López y al señor vuestro tío Lo­
renzo de Bolaños de la Fuente. Y porque confío lo haréis todo como lo digo ceso, y sea Cristo con
todos, de México y de febrero a 15 de 1567 años, de vuestro padre que vuestro bien desea,
- Gonzalo Román
(Aini amado hijo Alonso Mancera Bolaños, en la villa de La Puebla de Sancho Pérez, que es
en la Extremadura). (J.G.2051)

19 .
Juan López de Sande a su mujer Leonor de Haro, en Triana.
México, abril 1568
Señora mía:
La última de v.m. de 14 de febrero recibí, y con ella el alegría y consuelo que debo recibir
siendo de aquella a quien en esta vida más amo, y esto no perecerá hasta la muerte, y no me lo
agradezca v.m., pues es de ley divina y humana, estoy obligado a ello, y así suplico a v.m. que con
cualquier navio que venga tenga cuenta de escribirme, que este es el mayor consuelo que tengo.
Veo la pena que v.m. ha tenido y sentido de mis trabajos, que de ello me pesa a mí mucho,
que de lo que v.m. padece me duelo yo, y de mis hijos. Que de mí no hay de qué, que para ello na­
cí, y los hombres tienen otros desaguaderos que las mujeres, especialmente habiendo pobreza, pe­
ro pues nuestros pecados lo causan, resta dar gracias a Dios por todo, que El sabe porque lo hace.
No deseo en esta tierra sino salud para poder permanecer en servicio de v.m., dándole contento, y
dar remedio a lo que v.m. en mi ausencia padece, y así debe v.m. rogárselo, y pues que v.m. la tie­
ne, el contento detesto será causa para que sea servido Dios de que yo la tenga, la cual al presente
no me falta.
En lo de Alonso Melio ya creo cuando ésta escribo habrá llegado en salvamiento y visto a
v.m., y pues que así es, él tendrá dado larga cuenta de su vida, y aún de la mía, y a esta causa no
tengo que responder.
Veo, señora, que v.m. habló al señor Pedro de Morga para que me diese negocios, y que le
dio la palabra de hacer lo que pudiese por mí, y así creo lo hará, porque es hombre que lo suele
hacer y muy de veras. Plega a Nuestro Señor le pague todo el bien que nos ha hecho y hace cada
día, que cierto le somos en gran obligación, y espántome de v.m. tener tanto ánimo para atreverse
a decírselo, pero la necesidad es maestra de todas cosas, sea Dios loado por todo. Ello fue muy
bien dicho y acertado. Yo le he escrito agradeciéndoselo, y se lo pagaré lo que gastare con v.m-,
dándome Dios salud, que lo demás no basto yo a pagárselo con obras sino es con buena voluntad
y amor.
Heme holgado mucho de que mi señora Ana de Azamar y mí hermana se hayan venido a la
compañía de v.m., que para mí no pudiera ser mayor contento, que por mi alma juro que el no es­
tar juntos lo he sentido tanto, que el Dios me es testigo que sí fuera posible luego dejar los nego­
cios e irme lo hiciera. Recibí tanto enojo que no pudo ser más, pero pues tan bien lo han remedia­
do, la pena se me tomó en gloria. Yo le escribo sobre ello, agradeciéndoselo, y así tendrán la
cuenta, que siempre que, si Dios me da salud, yo les ayudaré a llevar mucha parte de sus trabajos,
que Dios sabe a lo que me llegan, y así la casa. V.m. le suplique al señor Pairo de Morga haga a
don Francisco (?) se la dé a vs. rods. por más tiempo, que yo proveeré siempre. En lo de Uceda yo
como hombre que desaba el remedio de v.m. por todas vías le escribí, de lo cual me ha pesado mu­
cho, pero pues que es hecho, paciencia. Lo que suplico a v.m. es que no tenga pena, y lo mismo
diga a mi señora Azamar y a mi hermana que bien sé que es hombre de poco estómago y no hay
para que tratar más de ello, antes le es de agradecer.
Yo he visto la carta que v.m. me envió de mi hermano Diego Ortiz y he recibido tanta alegría
con ella que no lo puedo encarecer, especialmente siendo la primera que de él recibí. En ser cosa
52 ENRIQUE OTTE

de v.m. me huelgo más que si fuera mía propia, y así lo ha de creer v.m. Muchas cosas me escribe,
holgara mucho ver las carias que ecribió a mi señora Azamar, porque me apunta algunas cosas
para poder responderle a ellas. Yo le responderé por esta oirá mar del sur, que dende que llegué a
esta tierra le he escrito dos cartas y no sé si han llegado a su poder. Plega a Dios las haya encami­
nado. Heme holgado mucho con su salud, aunque me pesó de sus trabajos.
Veo haber cobrado las cédulas que dejé, que está bien. Las visitas de los amigos míos, veo el
poco cuidado, especialmente de casa del señor Juan Muñoz, que estaban más obligados a ello.
V.m. les pague en la misma moneda, que bástales ser gente de Tri ana, que no tienen cimiento en
la cabeza, ni tienen el decoro que se debe guardar. Yo le escribo a mi señora doña Catalina, y de
tal manera que ha de dai al diablo el gallego, y Is agradezco mucho a Lope de Barril el cuidado
que tiene de esa casa. Dios se lo pague, quesi Dios me da salud no le perderá. De la llegada de Do­
mingo López a casa de v.m. me he holgado mucho por el contento de v.m., y veo el regalo que se
le hizo, que lo tengo en mucho. Que satisfecho estoy que v.m. a mis cosas las tiene en el grado que
las virtudes de v.m. lo representan, y así lo haga siempre, que no se pierde ninguna cosa. Habrá
v.m. oído hartas necedades de él e historias de la Florida, y holgárame que, pues escribo tan cerca
de esta tierra, que hubiera llegado a ella, que así lo han hecho otros, pero más me he holgado de
que haya vuelto en sal vamento. Bien creo del suceso que después de él ha habido. Me habrá v.m.
avisado en la flota que ahora se espera.
En el navio que fue de Alonso Martín, que fue de aviso en el año de 1566, envié a v.m. por
mano de Cristóbal Escudero 600 reales en plata, que no tengo aviso del recibo, más de que el di­
cho Alonso Martín, que es portador de ésta, me dijo haberlos dado al señor Pedro de Morga, del
cual estoy cierto los habrá dado a v.m. Asimismo envié en la flota de Juan de Velasco con Barto­
lomé Harina 900 reales, que cuando los envié, no tenía más, v.m. me avise del recibo. No envío
con el dicho Alonso Martín ninguna cosa, porque va en muy recio tiempo, y se temen de la llega­
da. Placiendo a Dios en el navio de aviso que fuere de esta flota que ahora se espera se enviará lo
que pudiere, y juro a Dios, señora, que hago más de lo que puedo, y que me empeño por proveer a
v,m. esa miseria hasta que los negocios se mejoren, que placerá a Dios que por alguna vía se en-
grosen, para que yo pueda dar algún descanso a vs. mds. Yo he acabado las cuentas con Rodrigo
de Quejada, víspera de la Magdalena, y le alcancé en setenta y dos mil y ochocientos pesos, y de
ellos hasta ahora no he cobrado blanca, ni la espero cobrar tan presto, y debe más de 40.000 pesos
al cuerpo. El está en la cárcel, y andamos en concierto. No sé lo que será. De lo que fuere en el na­
vio de aviso avisaré, que yo cierto querría concertarme para acabar cosas que, si no me concierto,
ello va muy a la larga, y si asi' es, yo daré orden cómo v.m. y mis lujos nos juntemos presto, que
cierto esta tierra está la más perdida que nunca se ha visto.
De que Blasillo ande a la escuela me lie holgado mucho, y por amor de Dios que le azoten si
hiciere porqué, y no se la perdonen, porque no se haga bellaco, al cual y a Aldonza me abracen y
besen, y a Juanilla la castiguen y miren por ella, porque la tenga en lugar de hija, y así prometo de
hacer lo que debo si ella es la que debe, y no tira a donde viene. A mi señora Ana de Azamar y mi
hermana beso las manos, y aunque les escribo aparte, pueden tener ésta por suya. A mi señora do­
ña Elvira Martel y la señora Ana de los Ríos beso las manos, y que las cartas yo las he dado al se­
cretario Cueba, muy grande amigo de su padre, y llegarán a su poder, que está por alcalde mayor
de una gobernación de esta Nueva España. 1fe procurado la respuesta, no me ía han dado, enviar­
se ha en el de aviso en la flota primera que de aquí saliere, y me encomiendo en sus oraciones. Del
casamiento de Espinosa me huelgo mucho y que Dios la deje gozar de él a ella y a las demás, que
por su carta v.m, me avisa, beso las manos y a la señora María Arias. Que si Lorenzo Núñez pone
tienda y sea examinado y tendrá bien que hacer, y que me veo en trabajo para corregirlo. Nuestro
Señor nos deje ver en esa España con el contento que v.m. desea y yo querría, y la conserve en su
santo servicio. De México, 18 de septiembre de 1567 años, etc.
Quejoso estoy del señor Juan Sande, porque no me escribe, holgarme ya saber cómo está. La
de arriba es copia de otra que a v.m. escribí en el navio de aviso, y lo que de nuevo se ofrece es que
yo estoy bueno de salud, a Dios gracias, y con gran deseo de verme con v.m. y con sus hijos, plega
a Dios me lo cumpla.
Veo lo que v.m. dice haberse mudado a Triana junto con el señor Francisco de Nabeda por
orden suya y del señor Pedro de Morga, de que me he holgado, y siempre que v.m. se gufe por tan
buenos consejos no puede ser sino muy acertado y a mi contento. Dios les pague las buenas obras
que siempre nos hacen. Pésame mucho la soledad que v.m. pasa, aunque la buena vecindad será
muy gran parte para que no haya tanta. Pero con esta jomada se acabaré, pues envío por v.m.
Al señor Francisco de Nabeda y a! señor Pedro de Morga y a Juan Gallego y a Francisco Rebo­
lo (?), vecino de v.m., envío poder, el cual ellos lo llevan para traer a v.m. y a mis hijos y a Juani­
lla adelante, con los cuales dicho Juan Gallego y Rebolo envío a v.m. 300 pesos y otros poquitos
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 53

que se han de cobrar en esa-Triana, según !a larga relación que de ello doy al señor Nabeda. Los
dineros los repartirá v.m.: los 100 pesos en pagar alquileres y algunas deudas que v.m. deberá, y
los otros 100 pesos matalotaje, y los otros 100 para ropa, según la memoria que es con ésta, asi
hará v.m., que el flete acá lo pagaré yo, y le darán cámara en que venga a su placer, que con cual­
quier de los que es gente muy honrada (?) podrá v.m. venir, y si pudiere con Rebolo sea antes que
con otro, aunque con cualquier de ellos será acertado. A ellos les escribo que hagan en ello lo po­
sible, y lo mismo al señor secretario. Todo el hato (?) venderá, excepto el paño de grana, si es vi­
vo, y los colchones en que ha de venir, y mire v.m. que las mujeres de la edad de v.m. pierden mu­
cho punto en la navegación de Indias, si no son muy cuerdas, y miran mucho en quitar las ocasio­
nes. En esto no tengo que decirle, pues que tan bien lo entiende, y se precia bien del honor, de to­
do esto tiene v.m. buen consejo en el señor secretario y en el dicho Rebolo y Juan Gallego, los
cuales darán en todo la orden que convenga. Que si Dios nos da salud, acá pasaremos mejor la vi­
da que en esa tierra, y con menos trabajo, y no rehúse v.m. la venida, pues que tanto va en ella, y
la navegación de venida es muy buena como vengan por vía derecha. Plega a Nuestro Señor de
traerla en salvamento, y pluguiera a El yo pudiera ir por v.m., que lo hiciera harto de mejor gana
que quedarme acá por darle a v.m. contento, pero no puedo.
Luego que ésta llegue, v.m. negocie con el señor secretario despachen a la corte para que m?
proroguen el término de la estada aquí por casado, y venga esta licencia por todas vías que venga
navio o nao de esas partes, porque no me molesten mientras que v.m. viene, y en esto no haya fal­
ta ninguna y sea con mucha diligencia, que el dicho Francisco Rebolo ayudará a negociarlo, y
v.m. dará el dinero que fuere menester, que será poco, que si esto no se hace iodos nos podremos
poner del lodo. Y asi con esto y con la buena venida de v.m. evitará tantos trabajos y soledad co­
mo padece.
Ayer me concerté con esta ciudad de México en que me han hecho depositario del pan del pó­
sito, y que lo reparta, y me valdrá cada un año ahora 1.000 pesos y más, y adelante se engrosará y
valdrá más, y otras cosas que con el favor de Dios y del fiscal y del doctor Puga, que son gallegos,
y ellos me han persuadido a que envíe por v.m. Estoy opuesto a una relatoría, creo saldré con ella.
Estando escribiendo ésta llegó Lorenzo Núñez de los Zacatecas, el cual venía con determina-
. ción de irse por su mujer y llegó tarde para poderse despachar. Hame dicho que le haga venir a su
mujer, y yo se lo he prometido, para que ella venga. Envía cíen pesos, que van juntamente con los
que envío a v.m., los cuales lleva en partida de 30 marcos y 6 onzas de plata. V.m. los reciba y se
los de, y venga juntamente con v.m. y en su cámara, y alárguese más la cámara, que yo me huelgo
mucho que v.m. traiga compañía con que entretengan el tiempo y vendrán bien acomodados y así
los señores Juan Gallego y Rebolo la acomodarán, y aunque la cámara en que vinieren coste más
10 ó 20 ducados, tómese a placer y vengan descansadas, y en esto no haya falta, pues que acá se
han de pagar los fletes, y en el matalotaje se avernán (?) como les pareciere, y la misma orden se
tenga en despacharla en La Contratación con v.m., y en esto no haya falta, porque con el resto de
esta partida y los 157 pesos y siete tomines que lleva Rebolo habrá con que v.m. se pueda despa­
char a su placer, y porque no sirve de otro, Nuestro Señor le dé a v.m. un buen viaje como desea y
yo querría. De México, de abril de 1568 años. Verdadero esclavo de v.m.
Juan López de Sande
(A mi señora Leonor de Haro, mi señora, en Triana) (l.G. 2051)

20. i
Francisco de León a su madre Francisca Díaz, en la puerta de Triana.
México, 15.X.1568
Muy deseada madre:
La de v.m. recibí con otra de la señora mí hermana Ana de Valencia que enviaba para el se­
ñor mi hermano Juan de Ojeda, con ¡as cuales hube muy mucho placer en saber de la salud de
v.m. y de todos los demás, aunque estuve con gran pena de no haber visto ai señor mi hermano
Juan de Ojeda, mas que he sabido que quedó en La Palma, yo no sé si se volvió a esa ciudad o si
se está por acá. V.m. se queja en su carta que no le he escrito. No ha habido flota que no le he es­
crito a v.m., y no tiene v.m. razón de quejarse de mi, porque cuando v.m. recibió esa carta que di­
ce que iba muy seca, esa envió Isabel Peña, que yo no la vi, que otras escribí que irán dando más
larga cuenta, por donde, si v.m. las recibiera, supiera v.m. en lo que acá entendíamos.
Señora madre, yo he mercado acá una recua de treinta y seis muías y cuatro negros, lo cual
me costó seis mil pesos, y deberé de ellos dos mil pesos escasos, porque los cuatro mil tengo ya pa­
54 ENRIQUE OTTE

gados, placerá a Dios que cuando v.m. venga no deberé nada, que para ese efecto envío al señor
Luis Sánchez, que es el que la presente lleva, envío por vs. mds. y lleva doscientos pesos en tosto­
nes para con que vs. mds. vengan a estas partes, y que no quede ninguno de v.m. allá, y suplico a
v.m. asimismo venga el señor Juan de Ojeda, él y toda su gente, porque yo imagino que se ha
vuelto a esa tierra, y también pido por merced al señor mi hermano Alonso Pérez en que sea servi­
do en venirse con v.m. y toda su casa, y no dejen de venir en todas maneras, porque será gran con­
tento y honra que a mí se me dará. Señora madre, suplico a v.m. que a la señora mi tía María Díaz
no la deje allá v.m. por amor de Dios, porque bien sabe v.m. que le debo yo mucho, y esos pocos
de días que Nuestro Señor fuere servido de le dar de vida, que los venga a pasar en buena tierra,
porque ya están hartas de pasar trabajos, y placerá a Nuestro Señor que vengan acá a descansar,
como Dios me dé vida. Que la señora Isabel Peña tiene muy gran deseo de las ver en esta tierra, y
así ella manda de estos docientos pesas los cincuenta para ayuda a la venida de v.m., y a v.m. su­
plico que le traiga una sava (?) blanca colchada en pieza, porque acá se haga a su medida. Tam­
bién suplico a v.m. si su hermana fde Isabel Peña, Ana Jiménez, quisiere venir, v.m. la traiga en su
compañía, en ello recibiré merced. Y en lo que v.m. me envía a preguntar si tenemos hijos, no los
tenemos, porque uno que el Señor fue servido de nos dar, llévolo para sí, lo cual después acá ha si­
do Nuestro Señor servido de nos dar ningtln fruto, lo cual doy gracias a Dios por ello, aunque
harto lo deseamos, nos conformamos con la voluntad del Señor.
Señora madre, en lo que a v.m. suplico me haga merced que se apresten la venida, porque no
va el portador a otro efecto, sino por vs. mds., como dicho tengo, porque quedo acá aguardando
por horas a vs. mds., y no se ponga cosa alguna por delante, porque llegados acá todo se remedia­
rá, y vs. mds. procuren hacer buen matalotaje y una cámara que sea buena a trueque de cincuenta
ducados, poco más o menos, porque vengan todas a su placer.
Señora madre, a todos mis hermanos y parientes dará v.m. mis besamanos, y que tengan ésta
por suya, y con tanto Nuestro Señor guarde la de vs. mds. y en su servicio prospere y les dé ventu­
ra que vengan con salud. La señora Isabel Peña besa las manos a vs. mds. y de todas sus sobrinas
les dé un abrazo. Fecha en México y de octubre 15 del año del 1568, besa las manos a v.m. su obe­
diente hijo
Francisco de León
(A mi muy deseada madre Francisco Díaz o en su ausencia a Juan de Ojeda, espartero, ori
la puerta de Triana, mi señora) - (I.G. 2052)

21 ,
Marcos Ortiz a su padre
México, 22.111.1569
Jesús, en México, a 22 de marzo de 1569
Señor:
Por hacer lo que soy obligado con v.m, en escribirle y dar cuenta de mi salud y de mi mujer e
hijo hago esto, y de otras cosas que darán contento n v.m., sea Dios loado, que tenemos de pre­
sente salud yo y mi mujer e hijo y todos los de esta casa, que es verdad que tuve falta de ella y tan
grande que entendí eran cumplidos mis días, porque a poco más de año y medio que he estado
muy indispuesto de fríos y tercianas dobles que me duraban más que seis meses, y fue Dios servi­
do que se me quitaran, y luego me dio un dolor en la pierna izquierda tan grande que en más de un
año que me duró no dormí una hora en noche ninguna, quedé flaco y tanto que no puedo arribar,
e luciéronme muchos beneficios y tantos que fueron parle para que se me quitó el dolor, que ha­
brá cinco meses que estoy sin él, a Dios sean dadas muchas gracias. Esto me causó una salida que
hice fuera de mi casa docientas leguas fuera de esta ciudad, que me convino ir a poner cobro en
suma de hacienda, que me debían, y estuve en esta jomada más de un año, y puse el mejor cobro
que pude en la hacienda, y no tan bueno que, por no-poder más, perdí más de un cuento de mara­
vedís, Dios sea loado por todo, que con la salud lodo se alcanza, la cual dé Nuestro Señor a v.m.,
para servirle y acabar en su santo servicio que yo le deseo, y lo mismo a esa buena compañera de
mi señora Quiteña (?) Díaz.
Dios sabe la pena que me ha dado de ver que el señor Baltasar de Madrid, que de estas partes
fue, se alzase con cuatrocientos reales que para v.m. llevaba, y es cierto que, escribiendo estos
renglones, tengo tanta pena y cólera de ver cuán mal en este caso lo hizo con v.m., que querría
mucho moderar mí pluma y templar mi cólera, y es cierto que no puedo acabarlo con mi mala
condición, porque no puedo disimular una tan grande bellaquería, que no puede ser mayor, y es
verdad que no lo puedo acabar de creer que cosa tan fea hiciese, y paréceme que hasta que de allí
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 55

se me avíse que los dio, que-no creeré sino que se alzó con ellos, y la culpa de que él se alzase con
ellos yo no la tengo, porque-yo no se los di a él ni de él hiciera yo tal confianza, como no la hice.
V.m, sabrá que un religioso fraile muy honrado de la orden de Sanio Domingo, natural del pue­
blo de Griñón, que se llama fray Juan Bolante, iba a esas partes el año que fue el señor Baltasar de
Madrid, e ¡banien compañía los dos para hacer su viaje, y yo le di estos 400 reales al dicho fraile
para que los diese a v.m. en su mano, y fue Dios servido que el fraile no hizo el dicho viaje y se
quedó por cierto impedimento que tuvo, que no dio lugar a que fuese, y por lo dicho dio el buen
fraile al señor Baltasar de Madrid los dichos reales para que él se los diese a v.m., y encargóle mu­
cho al dárselos, y tanto que no pudo ser más cuando ei fraile fue de vuelta a esta ciudad, y me dijo
que había dado lo dicho al señor Baltasar de Madrid, para que a v.m. lo diese, Dios sabe cuánto a
mi me pesó, porque siempre tuve por muy cierto que había de hacer lo que él hizo, que fue alzarse
con ellos. Esto he sabido por carta que escribió mi señora Quiteña Díaz a la señora mi hermana
Petronila Ortiz, por la cual le dice que no le dieron a v.m. los cuatrocientos reales, ni han sabido
la persona quelos llevó. Dios sabe la pena que yo recibí cuando lo supe, porque tenia contento de
saber que, habiéndose dado, tendría v.m. para trigo dos años, y ruego a Dios que le quite Dios los
días de la vida a quien a v.m. se los quitó. Contentárase el buen hombre con lo que yo le di y él lle­
vaba, que si fuera un hombre temeroso de Dios y de las gentes y tuviera vergüenza lo que llevaba y
de mi casa sacó le bastara para que pasara su vida moderadamente, sin haber menester madre. Yo
le di dende el día que entró en esta tierra hasta el día que salió mil y cincuenta ducados de Castilla.
Por los mil ducados me hizo una obligación, y los cincuenta ducados le dio un mi hacedor que se
llama Alonso de Torres, que hace mis negocios en la ciudad de la Veracruz. Así Dios'me salve que
esto me costó su venida, que yo sepa qué es lo que yo le di sumado por pluma, y más lo que él sa­
be, y D i« también lo sabe que fueron otras cosas de plata labrada y mercaderías que él tenía en su
poder, de que yo de él hacía confianza hasta que le conocí su buena condición y vivienda. El dicho
fray Juan Bolante escribe a v.m. sobre lo dicho, y dándole aviso de lo que pasa, y también escribe
al señor Baltasar de Madrid a las espaldas de la que va para v.m. Del dicho fraile va la que digo,
por donde v.m. verá ser así lo que digo. Por la dicha carta le puede v.m. pedir a ese buen hombre
los dichos reales, y si no los quisiere dar, yo le enviaré a v.m. la obligación que me hizo de los mii
ducados, para que v.m. le haga echar en una cárcel y allí muera y de allá no salga. Es cierto que
me dio con su buena venida a esta tierra tanto contento o por mejor decir tantos desabrimientos
que no vi la hdra de echarle de mi, porque certifico a v.m. que, aunque quedara sin camisa y lo
fuera acabar, le diera todo cuanto tuviera por desviarle de mí, porque sus obras eran tales que por
no ser prolijo no las escribo. Que algún día me dieron ocasión a que le diera de estocadas. Yo eché
de mí una mala cosa y no creí que hice poco en verle fuera de mi casa. Dicho me han que lo que
llevó lo puso atantnien cobro como yo de él esperaba, y que su buena mujer ha pedido divorcio y
se descasa de él. Es cierto que la tengo por más mujer de bien de lo que la tenía, por se apartar de
una tan ruin compañía como ha tenido. Dios le tenga de su mano, y le dé gracia que haga mejores
obras y se enmiende, y a mí también.
Habrá tres años y medio que llegaron a esta ciudad Gabriel Ramírez y mi hermana, sil mujer,
por los cuales he hecho lo que he podido, y más, que les he dado de lo que he tenido, y más de lo
que era obligado. Todavía los tengo en esta casa y a mí mesa. Ha parido mi hermana tres hijas
después que está en esta casa La mayor fue Dios servido que se la llevó para sí, tiene ahora dos, y
según veo que se dan prisa aparejo para tener muchos hijos, los que a mí me han faltado, que ha
sido Dios servido que no tenga más que a sólo Diego Ortiz, que a casi dos años que es. bachiller én
artes y oye teología, y será licenciado de aqui a dos años, siendo Dios servido, que espero en Su
Divina Majestad que será su siervo y buen letrado. Ruego a Dios que le haga su siervo y le tenga
de su mano. Está en unas minas el dicho Gabriel Ramírez a un año, fuera de esta ciudad, y yo me
tengo la carga a cuestas de su mujer e hijas. Es cierto que puede v.m. creer que el día de hoy se pa­
san tantas necesidades y trabajos en- estas partes como en esas.
Entiendo según he visto por algunas cartas que Alonso de Mejorada me ha escrito que debe
tener y fundar enojo conmigo sobre la cobranza a que envió a estas partes a Pedro García, por no
haberle enviado ni un real tan sólo, a lo que yo creo, porque yo por mi mano no le envié ni pude,
ni menos Pedro García haya enviado, ni le tiene para se lo enviar, ni aún para comer no lo tiene el
dicho Pedro García, porque se ha dado buena mafla a jugarlo.
Escribiendo ésta es lunes 21 de marzo, que es entrada de quinta semana de cuaresma, y así
Dios me la dé buena, y yo vea la Pascua en su santo servido, que en el caso no tengo culpa ningu­
na, porque avisaré a v.m. en ésta lo que pasa, cómo llegó Pedro García a esta ciudad con el poder
que trajo de Alonso de Mejorada, para que yo cobrase, y la cobranza era fuera de esta ciudad en
minas de Zacatecas, ochenta leguas de aquí. Fue a la dicha cobranza el dicho Pedro García y Juan
Téllez, mi primo, y cobraron en seis o pcho meses que allá estuvieron dos mil y quinientos duca­
56 ; ENRIQUE OTTE

dos, y no m is, porque había ditas que dejó su hermano, que debían cantidad de pesos, que no po­
dían pagarlos por no ser abonados, y como digo a v.m. no cobraron más, y de esto hicieron más
de trecientos ducados de gasto en la cobranza, y esta moneda me la entregaron a mi, y como Pe­
dro García fue a Zacatecas trató con una hija de su hermano Juan de Mejorada que dejó de se ca­
sar con ella, y ellos dos se casaron, y cuando yo lo entendí casé a Pedro García y a la menor a ley y
a bendición, y como Pedro Garda se vio casado, prometióme de que cobraría todo lo que pudiese
de la dicha hacienda y que se enviare un pedazo a Alonso de Mejorada, y volvió a Zacatecas a la
dicha cobranza, y antes que se fuese, como se vio casado, procuró luego de que le entregase yo lo
que en mi poder tenía de la dicha cobranza, y yo tuve excusas, las mejores que me parecieron para
no entregárselo, porque deseaba enviarlo a Alonso de Mejorada, y visto el Pedro García qué yo
no se lo quería dar, para hacerse el pago de cinco mi! ducados que había de haber de esta hacienda
con la mía, notificóme que no lo enviase a España, porque era suyo y lo había de haber con su
mujer, de manera que yo, para entretenerle y que él no lo cobrase, fuimos de acuerdo que hiciese
una obligación, aclarando la cantidad que era y que me obligase a acudir con ello al dicho Pedro
García, o a la persona que mejor derecho a ello tuviese, y por la obligación que yo hice no lo em­
bolsara tan presto Pedro García. Fue tan mafioso el dicho Pedro García, o por mejor decir caute­
loso, que envió a Alonso de Mejorada diciéndole lo que él quiso, y que le enviase un poder sobre
el mío, para que él cobrase de mi lo dicho. Paréceme que harta brevedad le envió el dicho Mejora­
da tres poderes en lugar de uno, los cuales fueron bastantes para que luego a la hora se le dieron y
pagaron a Pedro García lo que dicho tengo, y yo, cuando se le hizo la paga, no estaba en esta ciu­
dad, que andaba en la jornada que a v.m, dije en ésta, digo, Mejorada y el poder que envió a Pe-
drd Garda fueron causa para que él no vea un tan sólo real de esta hacienda en todos sus días,
porque Pedro García se ha dado tan buena maña que todo lo ha jugado y gastado, y es cierto que
le mantienen en mesa ajena, que no tiene qué comer, que así de premisión (?) de Dios, porque ha
andado con intención dañada, y escribió a España que yo estaba perdido y que pagaba mis deudas
con hacienda de Mejorada, Dios sabe cuánto yo quisiera que él no hubiera enviado el poder que él
envió, para que todavía le quedara algo que gastar. Yo estoy saneado conmigo y con Dios, que yo
hice lo que era obligado, y si otra cosa Pedro Garcia ha escrito, no pasa más de lo que he dicho,
porque, a gloria de Dios, yo estoy tan bien acreditado en estas partes de haber tratado y contrata­
do tartta verdad, burlando que sea como otros la tratan de veras, y yo entiendo y siento de mi que
cualquiera que me conociere y de lo dicho se tratare dirá en este caso mucho más de lo que yo di­
go, y esto viene de la mano de Dios, que yo no soy parte para ello, porque no tengo cosa que méri­
tos semejantes tenga.
Dende d año de sesenta próximo pasado que hice la compañía con Diego de Arteaga para el
trato de las mercaderías ha sido mi Dios servido que haya perdido por la mar y por la tierra gran
cantidad de hacienda, y otros han perdido mucha más, Dios sea loado con todo, y aunque Pedro
García escribió que yo estaba perdido, Dios sabe que yo quisiera mucho que el dicha Pedro Gar­
cía tuviera otro tanto, porque si lo tuviera, todavía socorriera mejor a Alonso de Mejorada de lo
que le podrá socorrer, no teniéndolo como no lo tiene, y lo que digo, Dios y las gentes lo manifes­
tarán ser así, y pues Nuflo Garcia, padre de este buen hombre, conocía las mañas y buen vivir de
su hijo, razón fuera que no engañaran a Mejorada en pedirle el poder que les dio, del cual poder
resultó el daño que claro he dicho, y al Pedro García no le vino provecho ninguno con el dicho po­
der, porque antes que le viniese había sentado su tienda, y trabajaba a su oficio y ganaba de co­
mer, y después que le vino el poder bailaba de placer y decía a voces que juraba a Dios que ya no
había de ser más calcetero, y arrojó el dedal y tijeras volando por alto. Esto todo pasó con el po­
der, y diose como he dicho tan buena maña que ha acabado de cobrar, y más lo que él había co­
brado, que según me parece será todo lo que se ha cobrado de esta hacienda, obra de seis mil du­
cados, y estos todos los tiene a su cargo Pedro García, y de ellos, como digo, no tiene para se sus­
tentar, que a mesa ajena come, y como alzó de ser calcetero, no ha vuelto más a usarlo. La pena
mayor que en todo lo dicho siento es tan solamente de la pobreeita de la menor, que tenía cinco
mil ducados en dote y se los ha puesto en buen cobro su bueno de marido. Dios, que este casa­
miento yo no fui el todo para hacerle que ellos dos, aunque muchacha la menor, se habian medio
casado, y yo lo acabé de hacer entendiendo que se acertaba, y que todo se cayera en casa, y por
dar contento al señor Nuflo Garda lo hice, y los tuve en mi casa tres años casados, y sin que gasta­
sen un real. Yo le digo a v.m. que me ha salido al rostro, ya estoy cansado de tantos diablos como
me han venido de esas partes a me gastar lo que he tenido, y a darme el pago cada uno cómo y
quién es. Yo certifico a v.m. en ley de cristiano que si de hoy más alguno viniese, que mis umbra­
les no ha de atravesar, ni un jarro de agua en mi casa no se les ha de dar, porque ya no es tiempo.
Dios sabe que si hubiera guardado lo que he tenido, que era hacienda para comprar dos mil duca­
dos de renta, y con lo que me queda y Dios es servido que haya quedado, 1e doy muchas gracias, y
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 57

no tantas como yo debo. Suplico a v.m. que me avise si dio Baltasar de Madrid los 400 ducados,
Dios sabe que de presente quisiera enviar a v.m. para trigo, y no hay aparejo. Espero en Dios que
lo enviaré para la flota que viene, aunque lo quite del comer, que si ese buen hombre diera los 400
ducados a v.m., hubiérase comprado trigo. Córrese gran peligro en enviar dineros de estas partes
a esas, que a quien se dan o se consignan los más se alzan con ello. Yo procuraré de enviarlos por
vía de persona de confianza y que los dé. Holgárame que Alonso de Mejorada, pues estuvo en me­
dio del camino, que llegara a esta tierra, para que viera y entendiera lo que he tratado ser así ver­
dad, y lo que Pedro García le ha tratado ser todo mentira. Y más me huelgo de que se haya queda­
do, porque muriera de enojo de ver la gran perdición que en breve puso a esta hacienda Pedro
García, que es cierto que me han informado que a los bolos jugó más de dos mil ducados.
Por ahora no más que quedar rogando a Nuestro Señor dé a v.m. lo que conviene para su
siervo, y lo mismo a mi señora Quiteña Díaz. Juana de Saucedo y el bachiller Diego Ortiz besan
las manos de vs. mds. y tienen salud. AI señor Diego García, mi hermano, con la señora mi her­
mana, su mujer e hijos v.m. dé mis encomiendas, y a Francisco Román, mi hermano, y a quien
v.m. más fuere servido, menor hijo de v.m. que sus pies besa
Marcos Ortiz
(I.G. 2055. Véase carta n.° 232)

22.
Diego Díaz Galiano a su sobrino Juan Galiana, en Sevilla.
México, 28.11.1570
Señor sobrino:
Una vuestra recibí por mano del licenciado Sedeño, con la cual recibí tanta alegría cuanto no
os lo sé significar, y más con haber sabido que rezáis de hombre de bien, aunque leída vuestra car­
ta me dio pena saber que estábades ya casado, y mayor con la muerte de vuestra abuela y de todos
mis hermanos y hermanas, que a no recibir vuestra carta andaba recogiendo mi hacienda para me
ir en España, para dar buena vejez a mi madre, y pues todos son muertos, no pienso pasar allá en
toda mi vida, pues Dios ha sido servido de llevar a todos, y la mayor pena que tengo es de que a
diez años que me casé y no ha sido Nuestro Señor servido de darme hijos, para que siquiera ésta
que he ganado con tanto trabajo lo heredaran, y así pues Dios ha sido servido que vos quedásedes
de todo nuestro linaje y no otra persona, ds ruego que os vengáis a esta Nueva España con vuestra
mujer y casa, para'gue vos lo gocéis y vuestros hijos. Vuestra tía Elvira Díaz habrá dos años que
falleció, y también no dejó hijos ni herederos, salvo que a mí me dejó dos mil pesos, y hizo gran­
des limosnas en México.
En lo que me decís de la hacienda que vi estra abuela dejó en Jaén, procura de vendería y
aprovecharos de ella, que más vale que vos la gocéis que no los extraños. Procura saber si vuestra
abuela cobró los ochenta pesos que le envié con Alonso Rodríguez de la Magdalena, vecino de Se­
villa, y otros cuarenta pesos que le envié con Pedro de Lucio, vecino de Sevilla, que es cuñado de
Rendón, alguacil que fue de La Contratación, y si no les cobró, enviáros he poder para que los co­
bréis para ayuda a socorrer las necesidades que decís que tenéis, y hasta que me aviséis la voluntad
que tenéis de venir a esta Nueva España no os quiero enviar dineros ningunos, en el entretanto
vender como digo aquesa hacienda de Jaén, que creo según me han dicho que vale hartos pesos,
con que podéis ser aprovechado hasta otra flota, porque alipreseníe tengo empleados más de doce
mil pesos en pipas de vino para llevar a las Zacatecas, y creo con ayuda de Dios que se doblarán,
con otras mercaderías que tengo compradas, aunque mozós me destruyen más que vale la hacien­
da de algunos de esa ciudad, todo por falta de no tener en esta tierra ningún pariente, porque si lo
tuviera para confiarme de él, valiera mi hacienda más de cuarenta mil pesos más de lo que vale.
Procura de que si no sois escribano, os hagáis, o procura cédula de su majestad si pensáis venir a
México, para que acá los oidores os hagan escribano, aunque venido acá no habréis menester ofi­
cio. Vuestra tía está buena y con deseo de veros en esta tierra con vuestra mujer, porque también
ella no tiene parientes en esta tierra. A vuestra mujer le beso las manos y le ruego que no quede
por ella de venir a esta tierra, pues ha de ser para su descanso y remedio de vuestro hijo, y con tan­
to Nuestro Señor os guarde y os tenga de su mano y os me deje ver en esta tierra. De México, y de
febrero a veinte y ocho días de mil y quinientos y setenta años, vuestro tío que vuestro bien y hon­
ra codicia
Diego Díaz Galiano
(A mi deseado sobrino Juan Galiano, oficial de Juan Hurtado, secretario de la Audiencia
Real de la ciudad de Sevilla).
58 ENRIQUE OTTE

23.
Diego Díaz Galiana a su sobrino Juan Galiana, en Sevilla
México, 10.111.1571
Sobrino:
La presente es para hacer saber cómo, bendito sea Dios, estoy bueno de salud, y recibí una
carta vuestra, con la cual recibí todo el contento del mundo, aunque mayor la recibiera con veros
en estr Nueva España, por hallarme tan solo en ella después que vuestra tía Elvira Díaz Galiano y
el canónigo mi tío murió. Y decísme por vuestra carta que os quisiéredes hallar mancebo y por
casar, para os venir a esta tierra. No se os ponga esto por delante, sino haceos escribano y sacad li­
cencia para vos y vuestra mujer e hijos, y venios en la primera flota, y si no tuviéredes dineros pa­
ra matalotaje hablad a Alonso Rodríguez de la Magdalena, que vive en esa ciudad en la collación
de San Vicente, decidle de mi parte que los. ochenta pesos que le di para que diese a mi madre,
vuestra abuela, que Dios tenga en gracia, os los dé para con que os podáis aviar, que venido que
seáis acá no tendréis necesidad de pineros, y asimismo os envío con Diego Mexías, que es el porta­
dor de ésta, veinte pesos, y no os envío más ni os pienso escribir más de esta, pues no querréis ve­
niros acá y salir de esa miserable España que, por bien que trabajéis, viviréis muriendo.
Vuestra tía, gloria a Nuestro Señor, está buena de salud, y desea veros en esta tierra con vues­
tra mujer e hijos, y así ella de su parte os ruega que os vengáis sin falta ninguna, porque no tiene
hijos, y tiene más de diez mil pesos, y dice que los tiene para vos y para vuestros hijos, viniéndoos
a México. A mí me parece no perdáis tan buena herencia, por temor de que os diga vuestra mujer
que tiene miedo a la mar, y en esto no quiero ser más importuno, hombre sois, ved lo que os me­
jor os conviene, y si determináredes de venir, avisarme en el primer navio de aviso, para que yo
vaya al puerto de San Juan de Ulúa con recaudo para traeros a México, sin que sea necesario pa­
rar en la Veraeruz, porque es tierra enferma, y por estar de prisa y de camino para las Zacatecas.
No me alargo más de que a vuestra mujer y a sus hermanos les beso las manos y que me hol­
gara tenerlos acá a todos, para hacerles algún regalo, y con tanto Nuestro Señor os tenga de su
mano' de México, y de marzo a diez días de 1571 años, el que desea más veros que escribiros,
vuestro tío
Diego Díaz Galiano
(A-mi deseado sobrino Juan Galiano, oficial de Juan Hurtado, secretario de la Audiencia Real
de la ciudad de Sevilla). - (LG. 2053)

24.
Francisco Pérez a su mujer Isabel Bellerive (?), en Sevilla,
México, 15.01.1570
Señora mujer y hermana:
Esta es para hacer saber a v.m, de cómo estoy bueno de salud, gracias a Dios, y no con mu­
cho contento en no tener a v.m. en mi compañía, plega a Nuestro Señor que sea así de v.m. por
allá. Acá he hallado en esta ciudad de México al señor Serna y a su mujer y a su hija, y todos están
muy buenos de salud, y nos hemos hablado y tratado muchas veces, y les pregunté por v.m., y
me dijeron cómo quedaba v.m. buena de salud, de lo cual recibí mucho contento, y que deseaba
de mucho venir con su marido, y visto esto yo y el señor Serna y su mujer tratamos y dimos orden'
cómo viniese v.m. acá, y concertamos de hablar con el capitán que los trajo a ellos a estas partes,
que es señor de navio, el cüal se llama Juan Gallego, y concerté con que trajiese a v.m. y a mi hijo,
y así quedó de hacerlo, que traería a v.m. con otra señora muy honrada y a su contento, y para
eso le di mi poder bastante, y más le di cincuenta pesos, los cuales son de a ocho reales de plata ca­
da un peso, los cuales se los di a v.m. para que haga su matalotaje, y compre lo que hubiere me­
nester, y en lo del flete no tenga vjn. pesadumbre, que acá le tengo de pagar, y quedó así conmi­
go, y le tengo hecha una escritura por ello, y en esto no dude v.m. sino que venga con el dicho ca­
pitán, que le traerá muy honrada, y en ello recibiré mucho contento, y en esto no tengo más que
decir a v.m., porque la señora de Serna se lo escribe en sus cartas y le avisa de lo que le cumple, y
para que sepa v.m. la casa del dicho capitán Juan Gallego para cobrar los dichos cincuenta pesos
y para negociar lo que hubiere menester, tiene su posada en Triana.
Y a la señora Morales dé v.m. mis besamanos más de mil veces y me perdone su merced de no
haber hecho lo que soy obligado, y que le suplico que de su parte le ayude a encaminar a v.m. y de
sus cartas que traje a estas partes, llegado que llegué, busqué para quién eran, y no le pude hallar
en todo México, y tuve entendido que en donde su merced me había endilgado en el hospital de
Nuestra Señora, y hablé con el propio padre, entendiendo que era hermano de su merced, y él
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 59

propio tomó la carta y leyó el-sobreescrito, y entendiendo que era suya la abrió y leyó parte de
ella, y dijo que no era para él, y que no conocía tal hombre, mas yo entiendo que es éJ, aunque no
quiso descubrirse, sino que él es tan buen cristiano y tanto está puesto en Dios y en servir a los po­
bres que no se acuerda de otra cosa sino de servir a los pobres, y tengo entendido que es él porque
muchos Morales han leido estas cartas y ninguno dice que es suya, y las otras cartas de la seflora
doña Jerónima acerté luego para quién eran y se holgó mucho cuyas eran con ellas, y le dé v.m.
mis besamanos y a la señora Elvira de Morales y a todas esas mis señoras que v.m. conoce les dé
mis besamanos y que me perdone por no le haber escrito.
Al señor Francisco Sánchez y a la señora su mujer le dé v.m. mis besamanos, y que se vengan
acá, que es buena tierra y se gana muy bien de comer a su oficio. Y a las señoras mis hermanas y
hermanos les dé a todos mis encomiendas muchas veces y a todos mis parientes, que son muchos.
Cristo con todos, fecho en México y miércoles a quince de marzo de mili y quinientos y setenta
años, el que más que a sí ama a v.m.
Francisco Pérez
(I.G. 2053)

25.
Pedro de Brizuela a su hermano Juan de Brizueta, en Madrid.
México, 27.111.1570
Señor hermano:
Por ser el mensajero cierto determiné escribir ésta, y por ella le hacer saber cómo, loado
Nuestro Señor, estoy bueno de salud y con deseo de saber de su salud, y maravillado de su descui­
do no me haber escrito, no sé la causa de ello, pues no por falta de mensajeros, que hartos vienen
a esta tierra. Cierto tuve entendido dos años atrás de ir a verle, y como dicen el hombre pone y
Dios dispone, y heme quedado hasta ahora. No sé lo que Nuestro Dios hará de mí. No he determi­
nado de mí por tener, como tengo, pensamiento de ir a esas tierras, y en el ínter quisiera me envia­
ra un sobrino o dos, por si Dios ordenara de mí, dejarle lo que Dios me ha dado, para que lo lleva­
ra-a esa villa y lo repartiera a todos mis sobrinos y sobrinas, y asi se lo ruego mucho me envíe el
mayor hijo que tiene o el que dejó mi hermana, que no faltará con quien enviarle, pues acuden to­
dos a esa corte por licencia, porque, como digo, no quería morir en esta tierra sin tener a quien de­
jar lo que tengo, lo que sé decir es tengo harta gana de irme, y no sé si será estos dos años, y atento
esto envío a decir mtvoluntad, lo cual haga por todas vías, y me avise largo por mi contento, y si
es vivo mi hermano Diego de Brizuela y donde está. De todo me escriba largo, pues a tanto tiempo
que no me escribe, y si me ha escrito no han venido a mi poder. De un canónigo que vino proveído
de esa corte para la ciudad de los Angeles tomé razón cómo era vivo y tenía salud, porque le hizo
cierta obra que trajo a esta tierra, después acá no he sabido de él.
El portador que es amigo y sacerdote dará razón de mi y se llama Juan de Machicao, ^ por­
que tengo entendido pondrá por obra lo que le ruego, no me alargo en ésta más de que Nuestro
Dios le dé salud y a toda su casa y nos deje ver con bien, como yo deseo. De México, hoy martes,
27 de marzo de 1570. A la señora mi hermana le beso las manos y que ruegue a Dios nos veamos
antes que yo muera. A lo que mandare presto como hermano
Pedro de Brizuela
(A mi señor hermano Juan de Brizuela, entallador, en la villa de Madrid, en España).
(I.G. 2053)

26.
Juan de Falencia a su mujer Magdalena Jiménez, en Villanueva del Arzobispo,
México, 16.XI1.1570
Señora:
Ya os he escrito muchas veces y nunca he visto respuesta de ninguna carta, no sé qué es la
causa de ello. El año de sesenta y nueve le escribí una con uno de Villanueva de los Infantes, digo
fueron los recados con las cartas de este hombre de Villanueva de los Infantes, y no sé el nombre
más de que tiene un hermano clérigo en esta Nueva España en unas minas que se llaman Tasco, y
se llama Garcí Rodríguez, y si por señas hubieren de lo buscar miren que se hizo clérigo en las In-
60 ENRIQUE OTTE

dias después que vino de España, y con los recados envié treinta ducados en reales, de a once rea­
les cada ducado. Ahora no envío por no tener por cierto el mensajero. Tres años ha que me despe­
dí de don Luis, mi señor, para me ir a ver con v.m., y mi fortuna y malos cristianos no me han de­
jado, porque con buenas palabras me han quitado mi hacienda, y no la he podido cobrar en todo
este tiempo, y ahora a causa de esto estoy perdido para como solía. Por amor de Nuestro Señor,
ella sea parte para ello, y no se le ponga nada por delante en contra de lo que le ruego que, vista la
presente, tome lo mueble que tuviere y se venga con nuestros dos hijos, que aunque venga empe­
ñada en seiscientos ducados de Castilla o más, yo lo puedo muy bien pagar en llegando, y aunque
fuesen mi!, y si esto no quiere, envíeme uno de nuestros hijos, el que ella quisiere, para que cobre
lo que se me debe. Yo me iré luego en la hora con poco o mucho con ¡o que tuviere, y mire, seño­
ra, que si esto no hace yo no podré ir tan presto por las malas cobranzas que tengo, y sea causa
que yo muera en este tiempo, porque estoy viejo y doliente de muchos trabajos que he pasado, te­
niendo a cargo haciendas ajenas, y las cartas a lo que viniere venga encaminado a esta ciudad a ca­
sa de! doctor Villanueva, mi señor, porque estoy en unas haciendas suyas, como me despedí de
don Luis, mi señor, para me venir en España, y no pude por lo que dicho tengo, fui importunado
del doctor, mi señor, que tomase sus haciendas a cargo, y no le pude decir de no, porque es un
hombre que vale mucho el día de hoy en esta tierra, porque es oidor en esta ciudad por su majes­
tad, y puedo tener de él todo el favor que quisiere, y si nuestro hijo viniese, lo pondría en mí lu­
gar, y sería hombre, porque cada año me vale el partido docientos y cincuenta ducados de Casti­
lla, pues, señora, si vos venís, yo juro que no tenéis más trabajo de ir a misa con mi señora, y par­
lar con ella el rato que no hubiese visita de otras señoras, y mire que si no hace esto y yo muero,
quedan pobres nuestros hijos, porque lo que yo he trabajado entrará en poder de justicia, y no lo
verán, y si de albaceas, lo mismo, porque hay poca cristiandad para cosa de dineros en esta tierra.
Fecha en esta gran ciudad de México, en diezyseis de diciembre de mil y quinientos y setenta años,
a do quedo rogando a Nuestro Señor por la vida y honra de v.m., su marido
Juan de Palencia
Todos los señores que v.m. mandare Ies dé de mi parte mis besamanos muchas veces.
Bien parece que yo no tengo hijos, y si los tengo que no deben de ser hombres, pues que de
tantas veces como su padre les ha escrito ninguno le ha querido ir a ver ni a buscar, pues aunque
yo no lo mereciera, hiciéranlo siquiera por cumplir con el mandamiento de Dios, yo prometo que
por no ver ni tener acá a ninguno, que me cuesta más de tres mil ducados de Castilla y más no ha­
ber yo ¡do a ver a su madre, que es más que todo. En ésta soy muy breve, por estar de prisa el
mensajero. Ya he dicho en otra cómo le envié con el hijo mayor de Morcillo setenta ducados, en
reales de once reales cada ducado, dende Sevilla, y se obligó de los dar a v.m. en su casa en Villa-
nueva del Arzobispo, y le envié un poder y la obligación de escribano que la hizo, se llama Godoy,
y vivía en la plaza de San Francisco en Sevilla. Con uno de Chíclana le envié una carga de sardi­
nas, no lo conozco, el hijo de Morcillo le vio y le conoce. Si la venida determinare, tome la ropa
que tuviere, no más, y todo lo demás se lo dé a mi hermana para mis sobrinos, y alguno de sus hi­
jos avise que se vengan a vivir a Sevilla, porque cada año en la flota les podemos enviar algún di­
nero con que tengan buena pasadía, y si alguno quisiere venir con ella, venga enhorabuena, que
yo les pagaré los fletes en llegando que Sieguen, y en esto no habrá falta. Su muy deseado
Juan de Palencia
(En Villanueva del Arzobispo a Magdalena Jiménez, mujer de Juan de Palencia. Es en el ade­
lantamiento de Cazorla, cinco leguas de Ubeda, y media de Iznatorafe). (I -G. 2053)

27.
Andrés García a su sobrino Pedro Guiñón, en Colmenar Viejo.
México, ¡0.11.1571
Señor sobrino:
En otras cartas os he escrito, avisándoos adonde estoy, y cómo me va, y lo mismo haré hasta
que vea carta vuestra, la cual por mí es deseada. Después que de vos y de nuestros deudos me
aparté he pasado muchos y diversos trabajos. Y, como visteis, vine en la nao de Felipe Boquín, el
cual en la Veracruz, que es puerto de esta tierra de la Nueva España, me vendió quanto tenía, para
pagarse cuarenta ducados que le debía, y yo llegué a la muerte, y sí no fuera por una mujer que se
dice Inés Núñez, que es de color morena, hízome mucho regalo, que la debo más que a mi misma
madre, a la cual, si Dios os trajere con bien, procuraréis de ir a su casa, porque yo la tengo avisa­
da.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 61

Sobrino, yo resido en México en el Tiánguez de San Juan, en las tiendas de Tejada. Trato en
campeche y en manías de algodón y en cera, y tengo también cierto trato de cacao en Soconusco.
Ya, sobrino, estoy muy cargado en días, y no puedo ya solicitar esto. Quería, si Dios fuere servi­
do, viniésedes a esta tierra, como os he escrito en otras cartas, para que yo descansase y vos que-
dásedes en este trato. Cáseme en esta tierra con una mujer muy a mi voluntad. Y aunque allá os
parecerá cosa recia en haberme casado con india, acá no se pierde honra ninguna, porque es una
nación la de los indios tenida en mucho. Y más os digo que en diez años que somos casados no he­
mos habido ningún hijo, loado sea Nuestro Señor. Y ella me da más guerra cada día, como le he
dado cuenta que tengo un sobrino que le crié desde niño, y que le quiero como si fuera mi hijo.
Está ella de propósito, si Dios, Nuestro Señor, os trae a esta tierra, de dejaros nuestros bienes, los
que tuviéremos, como a hijo legitimo y heredero, porque después de nuestros días queremos tener
acá quien hiciese bien por nuestras ánimas. Y si pudíésedes traer acá a vuestro primo Pedro Ló­
pez, hijo de Catalina López, nuestra parienta, porque con su oficio en esta tierra ganará cuanto
quisiere, cuanto más que no ¡o habrá menester, porque yo tengo para mi y para ellos, loado sea
Nuestro Señor.
Señor sobrino, vuélvoos a encargar esta venida, que es cosa que os importa muy mucho, y no
se os pongan por delante las tierras tan remotas y apartadas del natural y los trabajos que en estos
caminos suelen haber, sino el descanso que acá tendréis. Y si hiciéredes esta mudanza, en Sevilla
os dará buen recado, como sea para venir acá, Alonso Moreno, mercader, porque yo lo traté con
él cuando fue de acá, y se lo he escrito también, y sé que os aviará muy bien. Y si pudiéredes venir
en la nao del señor Antón Sánchez, es una persona a quien yo he hecho servicios, y sabiendo el pa­
rentesco que hay de por medio, seréis bien tratado.
A todos me daréis mis besamanos, y ésta tengan por suya, y entiendan que, si alguno aportar­
se por esta tierra, que no le faltaré, con la ayuda de Nuestro Señor.
Mi mujer Mari Hernández se os encomienda mucho, y os encarga lo mismo que yo, porque
es grande el deseo que tiene de veros en esta tierra. Nuestro Señor os guarde y os me deje ver como
deseo. Fecha a diez días del mes de febrero del año del Señor de mili y quinientos y setenta y un
años. De México, para todo lo que vos cumpliere, vuestro verdadero tío, el que más que a sí os
ama,
Andrés García
(A mí señor y deseado sobrino Pedro Guiñón, en la villa de Colmenar Viejo).
(l.G. 2053)

28.
Diego de Frías a su hermano Cristóbal de Frías, en La Puebla de Alcocer
México, 20.11.1571
Señor hermano;
L js dias pasados escribí a v.m. rogándole mucho se viniese a estas partes a estar en mi com­
pañía y ayudarme a conservar y beneficiar la hacienda que Dios me ha dado, pues yo no tengo pa-
raquien sea sinoparav.m . ypara los demás mis hermanos, y para ello he enviado poderes y reca­
dos para que en Sevilla se te diese a v.m. lo que pidiese paráel matalotaje y flete de lám ar. Yo re­
cibiré tanto contentamiento que no lo sé decir en que se vejiga luego, y hablará a Antón Sánchez
Armas para que le traiga en su nao y le dé lo que hubiere menester hasta llegar a la ciudad de la
Veracruz, que es cerca del puerto de San Juan de Ulúa, donde, dándose a conocer con Pero Nú-
ftez de Montalván, que es vecino de la dicha ciudad, el cual le dará todo el regalo posible, porque
es grande amigo mío, y tiene contratación conmigo y compañía para esas partes, y el principal
intento de haberle yo consignado quinientos cueros para que de lo procedido de ellos se provea a
v.m. de lo necesario, y porque tengo esperanza en Dios de verle por acá presto, en ésta no me alar­
go más, porque a la señora mi madre escribo más largo, ésta no sirve de más de que a los demás
señores mis hermanas y hermanos beso las manos, especialmente a mi hermano Antonio de Frías.
Nuestro Señor guarde a v.m. y le dé el descanso y contento que yo deseo. De México, a veinte de
febrero de mil y quinientos y setenta y un años. Besa las manos de v.m., su hermano
Diego de Frías
(A mi señor hermano Cristóbal de Frías, hijo de Juan de Frías, en La Puebla de Alcocer, en
Extremadura, de los reinos de Castilla). (I-G. 2053)
62 ENRIQUE OTTE

29 .
Alonso Moreno Serrano a su hermano Benito Vázquez Serrano, en Oliva.
México, 26.11,1571
Señor hermano:
No sé qué haya sido la causa que se hayan pasado tantos años que después que yo estoy en es­
ta tierra no me hayáis escrito una carta, y debéis de haber aguardado a que yo haga el principio, y
asi le hago, de tal condición que, vista la presente, veréis el poder que os envío y usando de él dis­
pondréis de todos los bienes que yo tengo en esa villa y los que pertenecen a mi mujer de parte de
sus padres, y los venderéis a ios más precios que pudiéredes, de tal manera que hagáis toda vuestra
solicitud en que se venda a lo más que pudiéredes, y porque podría ser que de presente no halláse-
des comodidad para efectuar esta venta, lo daréis en arrendamiento, y la cobranza de ello envió
poder a mi tía Isabel Bozo, y luego, usando del poder, os viniéredes a Sevilla, trayendo con vos a
mi mujer y a vuestro sobrino, adonde os dará Pedro de Aranguren docientos pesos que le envío en
este navio, para que os dé, los cufeles son para vuestro aviamiento y viaje, y antes que vengáis a
Sevilla os llegaréis a Madrid y daréis esa carta al señor marqués de Falces en su mano, y las demás
para las personas que van. Y daros han la licencia de su majestad, de la cual usaréis de suerte que
vuestro viaje tenga efecto con toda diligencia, y no hagáis otra cosa ni dejéis de traer a vuestra cu­
ñada, porque os conviene a vos y a mi, y holgaría que, sino estáis casado no os caséis, y os vengáis
acá a casar, porque os tengo mujer y rica con quien tendréis contento. Y con ésta va carta para
Pedro de Aranguren de su hermano Martín de Aranguren, para que os dé los docientos pesos, el
cual asimismo os encaminará en el navio que habéis de venir, y otra carta irá con ésta para mi her­
mano Gómez Rodríguez por vida vuestra, pues está cerca de Sevilla Marchena. Le vais a ver de mi
parte, y le digáis cómo quedo bueno de salud. Y porque no para más Nuestro Señor os dé el con­
tento que yo deseo, de México, a 26 de febrero de 1571 años, vuestro hermano
Alonso Moreno Serrano
(Al señor mi hermano Benito Vázquez Serrano, en la villa de Oliva.del ducado de Feria).

30.
Alonso Moreno Serrano a su mujer María Vázquez de Morales, en Oliva.
México, 1.V.1571
Señora:
En el navio de aviso que salió a veinte y cuatro de abril de este año de 1571 os escribí y envié
docientos pesos, cada peso de a ocho reales de buena moneda, para que luego os aderecéis y ven­
gáis vos y mi hermano Benito Váquez Serrano a esta tierra, porque cierto os holgaréis en ella, que
es buena y rica y donde los hombres de bien valen mucho, y en esto no haya falta, si me queréis
ver, porque ir yo allá será cosa excusada, no porque se me ha perdido el deseo mas porque tengo
acá de comer y vivo, bendito sea Dios, muy descansado. Y cierto si acá os tuviera viviera el hom­
bre más contento que hubiera en mi linaje. No dejo de conocer que es gran trabajo apartarse los
hombres de sus parientes y amigos, pero por mayor tengo no tener que comer, porque en España
es tanta la necesidad que los padres no pueden hacer por los hijos, ni los hijos por los padres, y a
esta causa he determinado de no me ir a España, que yo os prometo que tuve todo aderezado para
irme en esta flota, y fue Dios servido de desviármelo, y todos mis amigos me lo aconsejaron. Ple­
gue a Dios, sea por mejor y para que todos le sirvamos. Acá viene la mujer de Delgado y la de
Hernán González Barroca!, todas os podéis venir juntas como hermanas. Y escríbeme luego en el
primer navio de vuestra venida, para que os haya a recibir a la Villa Rica, y las cartas que envere­
des vengan dirigidas a casa del señor Jerónimo López, vecino y regidor de esta ciudad. Y de allá se
me envie en el primer navio una arroba de lino espadado y rastrillado de todos tres rastrillos, que
sea muy bueno y sea todo en vicas (?), que lo quiero para mi señora doña Ana de Peralta, mujer
del señor Jerónimo López, que es un caballero a quien yo tengo por padre y señor en esta tierra.
A mi madre Isabel Boza daréis mis besamanos, y que tenga ésta por suya, y que no reciba
ninguna pena de que yo no vaya a esta tierra, y que hartos sobrinos tiene su merced allá con quien
se puede consolar, y que en lo que yo pudiere servir se me mande, pues sabe que soy su hijo tan
obediente, a todo lo que me quisiere mandar, como si de sus entrañas saliera.
De acá no tengo otra cosa que haceros saber sino que Nuestro Señor os dé todo contento que
vos deseáis y me os deje ver con aquel contento y salud que mi corazón desea. Fecha en México, a
primero de mayo de 1S7I años. Beso las manos a v.m., su deseado y querido marido
Alonso Moreno Serrano
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 63

El que os ha de dar los dineros es Pedro de Aranguren, en Sevilla, que vive junto a la Casa de
la Contratación.
(A mi deseada señora María Vázquez de Morales, en la villa de Oliva, mi señora, en el duca­
do de Feria), (I.G. 2053)

31.
lu is Martin a su hijo Juan Fernández, en Alcaráz.
México, 1.V.1571
Hijo:
Vuestra mujer me escribió una carta que estábades enojado, que me escribís y no respondo,
yo escribí con Andrés Obejero, y yo he vivido en México sino es de dos años a esta parte. Si escrí-
biéredes vengan las cartas con las de Diego García, o de Pero Gonzálaz, han de venir encaminadas
a cai del fiscal de! rey. Envía vuestra mujer a pedir dinero. Yo al presente estoy necesitado, por­
que he mercado una estancia.
Mí sobrino fray Andrés del Río me escribió que estábades muy determinado para veniros con
él, no vengáis sino fuere que traigáis vuestros hijos y mujer, y trayéndolos os venís lo más presto
que pudiéredes, y sin ellos no vengáis, porque si venís de otra manera hay pragmática que hombre
casado ninguno que sin su mujer esté en Castilla no viva en esta tierra, sino que le envíen con pri­
siones-a hacer vida con su mujer. Si determináredes de veniros vended lo que tuviéredes, y venios
con vuestros hijos y mujer. Habéis os de aconsejar con Andrés Obejero el matalotaje que habéis
de traer. Agua es lo que más ha menester en el navio. Por amor de vuestros hijos, si Dios fuere
servido que vengáis a esta tierra, pregunta en San Juan de Ulúa quién es el alcaide mayor del puer­
to. Si es uno que se llama Gabriel de Castro, éste os encaminará y os dará lo que hubiéredes me­
nester, porque es deudo de mi mujer, y si no estuviere, habéis os de venir a un pueblo que se llama
Jalapa, no paréis en San Juan de Ulúa, ni en la Veracruz, Y en estando en Jalapa, escribí con el
arriero que quedáis allí, que yo iré por vos. Habéis.de escribir las de Andrés de Loya o a las de
Francisco de Castro, mira que os aviso que no vengáis sin vuestra mujer e hijos, porque yo os pro­
meto que no paréis en la tierra cuatro meses.
A mi tio Bartolomé Jerónimo y a vuestro padre Diego Hernández y vuestros hermanos y to­
dos mis deudos me dad mis besamanos, y vuestro hermano que yo no le envié con Andrés Obejero
a decir que pase a estas partes, y que le diese los cuatro mil maravedís que rfci tío Francisco Obeje­
ro había mandado a su madre. Escribió Andrés Obejero que no quería pasar a estas partes, sino
nació para asirse al esteva deí arado. Escríbeme mi hija que envíe los cuatro mil maravedís a vues­
tro padre, dice en el testamento que se den a Juana González, y si fuere muerta, que se lo restitu­
yan por su ánima. A mi hija y nietos me dad mis encomiendas.
Aquí me escriben dé razón una mujer de un Andrés Martin, que le avise si es muerto o vivo.
Cuando vine a estas partes oí decir a mi tío Francisco Obejero que este Andrés Martín residía en
un pueblo que se llama- Guadeaca, cincuenta leguas de esta ciudad, y que tiene una recua, y oí de­
cir que la vendió y que mercó una estancia de ovejas, y habrá esto diez y siete años. No he sabido
más de él, yo sabré si es muerto o si es vivo y avisaré en las primeras cartas que enviare.
Unos hijos de Martín Hernández, vecino de la villa de Serrejón, me enviaron un poder que
cobre unos bienes que su padre dejó. Este poder habrá quince días que vino a mi poder y no he te­
nido Jugar de negociarlo. El albacea que dejó es muerto, yo sabré lo que es y si se puede cobrar.
Yo avisaré de lo que pasare. No tengo más que escribir. Fecha hoy martes a primero de mayo año
de mil y quinientos y setenta y un años. Vuestro padre que desea más veros que no escribiros,
Luis Martín
(A mí muy amado hijo Juan Fernández, en ia villa de Alcaráz).
(I.G. 2059. Véase carta n.° 207)

32
Pedro de Robles a Juan Rodríguez, en Sevilla.
México, 4.V.157I
Muy magnífico señor:
En la flota que fue por general don Cristóbal de Eraso, que salió de aquí por el mes de abril
del año pasado, escribí a v.m. muy largo, dándole cuenta de lo que acá pasaba, y así en ésta, que
va por general Juan de Velasco de Barrio, diré lo que más me importa, en que v.m. me haga roer-
64 ENRIQUE OTTE

ced acompañando a las muchas que de v,m. he recibido, y es que cuando yo pasé a estas partes de­
jé un hijo llamado Juanico en poder de Isabel de Robles, mi prima, en León, que de María Ordót
ñez, mi mujer, no me quedó otro, como v.m, sabe, y en !a flota pasada envié por él, y aunque ha
venido navio, no he habido respuesta, y es por estar León tan desacomodado el trato de Sevilla,_
entiendo no llegarían las cartas, y me ha parecido que estando v.m. en esa ciudad, me hará mer­
ced de encaminar este negocio de manera que venga el muchacho en esta flota que va, que yo es­
cribo a Isabel de Robles que lo envíe a v.m., y lo hará, y para despacharlo v.m. acuda en casa deL
señor Pedro de Morga con esa libranza, que !e darán cien pesos de minas, porque ya los di aquí a;
Pedro de Arriarán, que entiendo serán menester para aprestarle, y si algo restare v.m. me haga
merced de ponerlo, que yo acudiré con lo restante, si algo fuere, y hable v.m. a Antón Sánchez de
Armas, porque él me prometió delante del señor doctor Villanueva que le traería en su nao como-
sí fuese su hijo, y si el dinero que envío no alcanzare, yo pagaré acá el flete al señor Antón Sán­
chez, que ello hará, diciéndole v.m. el negocio.
Yo envío a pedir un titulo de escribano remitido el examen a estos señores oidores de esta
Real Audiencia y el señor virrey, entiendo que allá se me hará toda_ merced.
' Nuevas de acá no hay ningunas por ahora después que se fue el navio de aviso en que fue
Juan de la Isla, porque en él avisaba a v.m. de algunas. Suplico a v.m., por amor de Dios, que ese;
muchacho no quede perdido por allá, porque es huérfano de madre, y no tiene quién se lo dé des­
pués de grande, y porque estoy confiado que v.m. me hará merced como siempre, y en ésta tan se­
ñalada no diré más.
, A mi señora María de Soto beso a su merced las manos, y que su merced me perdone que yo
no tengo con qué servir a su merced más de con esa imagen de pluma, que por ser su merced tan
devota de San Jerónimo se la envío. Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. guarde co­
mo v.m. y sus servidores desean, de México, y de mayo 4 1571. Besa las manos a v.m. su servidor'
Pedro de Robles
(Al muy magnifico señor Juan Rodrigue?, mi señor, en Sevilla, a la calle de la Rabeta, mi se­
ñor). (I.G. 2053)

33.
A na López a su madre Ana López, en Santa Olalla.
México, 15. V. ] 571
Deseada y señora madre:
Escrito he a vs. mds. dende que llegamos a México todas las veces que ha salido navio para
esas partes, no he tenido respuesta, entiendo no habrá sido por haber habido de parte de v.m. des­
cuido en no haberme escrito. Bien se entiende el trabajo que comunmente se suele tener en enca­
minar las cartas para esta tierra, aunque si ellas se encaminasen, como lo he escrito a Esteban Ló­
pez, no entiendo que habría ese riesgo, pues que Gabriel López, mi primo, escribe cada día y to­
das aportan acá.
En otras he dado a v.m. relación cómo El Señor fue servido de favorecerme, todo mediante
las oraciones de v.m., que como cosa propia entiendo que habrán sido bien a menudo. Tomé esta­
do y muy conforme, que entiendo ha respondido a lo que v.m. deseaba. Quedo corta en declarar
las partes que tiene, por haberlo en otras muchas escrito. Resúmome que, bendito Nuestro Señor,
yo tengo mucho contento y muy confirmado cuando escribo ésta, por haber estado indispuesta y
no con entera salud, y hallarme ahora con ella cumplidamente.
Escribí que sí hubiese disposición que enviar a mis hermanos Sancho y Juan a estas partes,
v.m. lo ordenase, porque acá se pagaría la costa que se hiciese. Hase de entender estando despier­
tos en leer y escribir para saberse gobernar, porque faltando esto es muy gran manquera, más el
día de hoy por estar la tierra tan delgada, que aún con mucho trabajo no se gana de comer. Lo
que me mueve para escribir esto es tener Juan Francisco dos hijas, niñas, y tener para poderlas ca­
sar muy aventajadamente, y en este caso no se hará más de lo que yo quisiere, por responder en al­
go a la voluntad que me he tenido y tengo en acudir a lo que toca al renombre de señora y madre.
Envío a v.m. para lino treinta pesos de a ocho reales, y para mi señor una caldereta con una
cadenilla y dos mascarones a las asas y una cenefa por en medio de verdura, pesa tres marcos y
tantas onzas, para que, si hubiere de beber en el camino de Malpica, no sea menester que las ma­
nos usen de vasija. Entiendo seré notada en no acudir con lo que yo quisiera. Consuélame con que
con el favor de Nuestro Señor será éste el primer escalón, y el que dijo estas palabras es Juan
Francisco, no poco corrido en no os enviar lo que quisiera, porque acabó cuatro días antes que me
escribiese ésta una hacienda de ganado ovejuno que tiene 20.000 cabezas de comprarla. Entiendo
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 65

está él en este caso tan bien intencionado como yo. Dijéronme cómo Nuestro Señor fue servido de
llevar para si a la señora mi abuela, cosa que yo tanto quería y a quien yo tamo debía. Yo me
acuerdo de ella y me acordaré aunque no como yo le debo.
A mi hermana Beatriz González que muy de veras acuda a servir a v.m., que lo que en ese ca­
so hiciere yo soy la que quedo obligada. Dijéronme cómo ei señor de mi hermana, Francisco Sán­
chez, había ¡do a io de Granada. Hemos oído tantos trabajos y muertes que han sucedido queme
dará pena todo el tiempo que no supiere de su salud. La propia tendré hasta que por entero sepa
de la señora mi hermana Juana Pérez y casa, a los cuales dará v.m. mis besamanos. A mi hermana
Muñoz y a Esteban Sánchez, y lo propio a mi señora tía Mari Díaz y a los señores mis primos y a
la señora mí tía Juana López y a sus hijos, aunque entiendo la obligación que tengo de nombrar­
los en particular a todos, dejo la mano a v.m., para que a todos y a cada uno en particular v.m. les
dé mis besamanos, no olvidando a mi señora Elvira Gómez y al señor Juan de Porras, a quien Fue­
ra de los besamanos dirá v.m. de mi parte que me recreo en enseñar al papagayo que dije qi-e ha­
bía de enviar a su merced. A mi señor Luis Pérez dará v.m. mis besamanos muy encarecic1 mente
con las de mi señora Ana de Acevedo, no olvidando las de mi señor Alonso Pérez y mi seña; a Ma­
ría Mejías y a mi señor Gonzalo de Bazán y mi señora María de Haro. El señor Gonzalo Hernán­
dez y mi hermana Mariana y Anica tienen salud, besan las manos a v.m., tienen gran pena en no
poder acordarse como ellos quisieran, de Mariquita ellos escriben a v.m. largo. A Luisico me re­
galen mucho, que tengo más cuenta con él por ser el menor y por imitar eij esto a v.m., cuya vida
y estado S|i Majestad conserve por muy dichosos años, así en lo espiritual como en lo corporal.
Con vida de mi señor, cuyas manos muchas veces beso como yo humilde hija de v.m., deseo, de
México, y de mayo 15 de 1571. Besa las manos a v.m. su humilde hija
Ana López
{A mi señora madre Ana López, mujer de Francisco Sánchez, en Santa Olalla, del reino de
Toledo).

34.
Ana López a su padre Francisco Sánchez, en Santa Olalla
México, 15.V.1571
Deseado señor y padre:
Corta conozco he quedado en no haber escrito a v.m. todas las veces que yo quisiera, que
bien se me puede dar crédito que hubieran sido no pocas, pero hele dado la mano al señor mi pri­
mo Luis López, y así entiendo ha escrito a v.m. muchas veces, y ha dado relación copiosa de 1o
que por acá pasa, en especial, cómo el Señor fue servido de darme compañía tan a gusto de todos
que yo tengo, bendito Nuestro Señor, no poco contento, aunque en tener a v.m. ausente ninguna
cosa me le puede dar cumplidamente, y lo que obra para poderme conservar es la esperanza que
tengo de ir a ese pueblo para comunicar el contento que tengo con v.m., y para que allá se entien­
da haber sido negocio y traza muy particular del Señor, El sea servido de encaminarlo y disponer
en todo como Su Majestad ve que conviene para su santo servicio.
Pocos días ha que escribí a v.m. que si a v.m. le pareciese encaminase para esta ciudad a mis
hermanos Sancho y Juan, por haber disposición donde puedan ser aprovechados. Juan Francisco
tiene dos Ijijas, para las cuales tiene bien que darles el propio, tratando de mis hermanos, apunta­
do el negocio, no entiendo habrá contradicción en todo lo pue yo en este caso hiciere. V.m. procu­
re que sepan leer y escribir, que es lo que en estas partes es no poco menester. Lo que gastaren en
el viaje acá se pagará. Envió a v.m. una caldereta de píate con una cadenilla larga, pesa más de
tres marcos, para que v.m. lleve cuando fuere a Malpica. Envío también treinta pesos a mi señora
para lino. Bien entiendo que quedo corta, pero yo procuraré de mejorarme en todas las flotas que
salieren de estas partes. El celo y voluntad reciba v.m. y entienda que verísimamente no hay nin­
guna cosa que tanto acompañe la imaginación sino el pensar cómo poder acudir en alguna manera
a lo que por tantos títulos debo. Aquí reside un sobrino de v.m. que se dice Alonso de Paz, hijo de
un Diego Hernández, primo de v.m., que vive en Talavera, persona que cierto merece mucho.
Acude muchas veces a mi posada. El, entiendo, escribe, v.m. le escríba a Talavera, y le dé parte de
lo que refiero, vale bien, y ha dado muy buena cuenta de si. El señor Gonzalo Hernández y la se­
ñora mi hermana tienen salud, besan las manos a v.m. Váles bien, una tela ha puesto de suyo de
terciopelo, Entiendo con el favor de Nuestro Señor ganará de comer. Escriben a v.m. Al señor mi
hermano Francisco Sánchez dará v.m. mis besamanos, con las de mi señora hermana, y que he te­
nido pena en haberme dicho que había ido a Granada, plega a Nuestro Señor haya tenido el
suceso que yo deseo. A mi señora tíá Juana López beso las manos muchas veces, y que haya ésta
66 ENRIQUE OTTE

por suya, las cuales dará v.m. como negocio propio en particular a todas las personas que había
necesidad cié particularizar tomando v.m. la mano, pues tan bien lo entiende. No las refiero, por
no hacer agravio a alguno, siendo todos mis señores. Suplico a v.m. merezca.yo ver letra de v.m.,
pues se entiende el contento que con ella recibiré, el cual dé Nuestro Señor a v.m. tan cumplido en
todo con vida de mi señor y casa, como yo, humilde hija de v.m., deseo, de México, y de mayo 15
de 1571, humilde hija de v.m., que sus manos besa r
Ana López
(A mi señor padre Francisco Sánchez, mi señor, en la villa de Santa Olalla, en el reino de To­
ledo).

35.
El bachiller Luis López a Francisco Sánchez, en Sama Olalla.
i - M éxico, 15.V. 1571
Muy magnifico señor:
Por no dejar de perseverar haré esto todas las veces que saliere navio de estas partes, aunque
entiendo habré dado fastidio con las que he escrito, que no han sido pocas. Seré breve en ésta, por
haber sido largo en otras, y haber dado copiosa relación de lo que por acá pasa. Bendito Nuestro
Señor yo tengo salud, tiénenla el señor Gonzalo Hernández y mi señora María Ama (?) y la niña,
están en esta ciudad, usa su oficio, váJes bien, que no es poco estando la tierra como está tan del­
gada, entiendo escriben a v.m. La señora mi prima Ana López la tiene, está muy contenta con el
nuevo estado, vále muy bien al señor Juan Francisco, porque cada dia compra haciendas no de
poco valor, cuatro días antes que escribiese ésta acabó de pagar una estancia que le costó once mil
pesos. Besa las manos a v.m. muchas veces. No me detengo en decir a v.m. cuán bienpuesto está,
por no referir una cosa muchas veces, y por haberme declarado en este caso por otras muchas. Di­
go que ella y todos tenemos mucho contento en haberse tan de veras acertado este negocio, Su
Majestad los tenga de su mano y les dé gracia para con que le sirvan. No lo tendría por mal acerta­
do que v.m. enviase a dos de los señores mis primos, porque habría disposición para poderlos
bien emplear con las hijas y entenadas déla señora mi prima. V.m. lo ordene como le pareciere
que más conviene, que yo soy de parecer que no se dilate por ofrecerse donde ellos pueden ser
aprovechados.
El señor mi tío Luis López tiene salud, aunque no poco inquieto en haber dado en entrar la
tierra adentro contra los indios chichimecas y guachlchiles, gente indómita y salvaje. Dícenme que
expresamente se le mandó por el Audiencia Real de Guadaíajara, por tener.su habitación y ha­
cienda entre ellos. Ocho dias antes que escribiese ésta supe que había venido bueno él y la gente
que llevó, besa las manos a v.m. muchas veces con las de mi señora tía, y lo propio hace la señora
.ni tía Mencía López, Francisco López, mi hermano, que es el que reside en esta ciudad, tiene sa­
lud él y su mujer. Besa las manos a v.m. con las de mi señora tía. Los demás residen adonde está el
señor mi tío, a más de tres años que no los veo, escríbenme tienen salud, besan las manos a v.m. A
mi señora Juana López dará v.m. mis besamanos, y que por haber poco que escribí a su merced
no le escribo, qué merezca yo perdón y que haya ésta por suya. Todas las veces que v.m. escribiere
recibirlo he por muy gran regalo, y suplico a v.m. no se me niegue la petición, pues se entiende el
contento que todos recibiremos en saber de la salud de v.m. y casa, siendo como es negocio pro­
pio, la cual sea tan cumplida así en 1o espiritual como en lo corporal con vida de mi señora tía, cu­
yas manos muchas veces beso, como yo, capellán de v.m., deseo, de México, y de mayo 15 de
1571, besa ias manos a v.m. su servidor y capellán
eí bachiller Luis López
(Al muy magnifico señor Francisco Sánchez, mi señor, en la villa de Santa Olalla, en el reino
de Toledo). (LG.2053)

36.
Jum a Bautista a su hermana Mariana de San tillan, en Sevilla.
México, 18.111.1572
Muy deseada hermana:
Una suya recibí en la otra flota pasada, que en ésta no he tenido ventura de recibir ninguna,
aunque cuando la otra me dieron ya había un año que estaba en México, y la flota era ya ida más
había dos meses, y así no pude responder en ella, y por ella me escriben cómo se querían venir a
esta tierra. Sabe mi Dios el contento que yo recibí pensando que ello fuera así, que cuando oí dii.i.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 67

que la flota era venida envié luego a México un hombre que los buscare, y no he sabido parte de
ellos, ni nadie me ha sabido dar razón, por lo cual Dios sabe quáJ está mi corazón, porque como
en esa flota se perdieron tantos navios estoy con muy gran pena, que no sé si se quedaron allá, o si
por mis pecados les haya acontecido algo por la mar, según soy de desdicha, que era tanto el gozo
que tenia pensando que vinieran, como me habían escrito, que no se lo sé decir, y asi todo se me
volvió en muy gran pesar, lo uno en no saber de ellos y lo otro en llevarme Dios en este tiempo un
hijo que tenía de Maclas, que era todo mi consuelo y mi descanso, mozo de más de veinte y cinco
o veinte y seis años, que era todo el consuelo de su padre y mío. Doy muchas gracias a mi Dios,
que en esta vida no he tenido ventura de gozar alguna cosa, que parece que todos los trabajos me
vienen juntos, que estoy tan desconsolada, lo uno de la muerte de este hijo, y lo otro de ellos, que
Dios sabe cual yo estoy. Por amor de Dios, hermana, le ruego que, si Dios fue servido que se que­
dasen en España, de lo cual yo me holgaría que no que les hubiera acontecido algo por la mar,
porque se han perdido muchos navios, y se ahogó en ellos mucha gente, así le ruego que, si se hu­
bieren de venir, que miren en qué navios vienen, que no sean podridos, porque no les acontezca
alguna desventura, y lo que siempre les he escrito que se vengan, que yo pagaré todo lo que traje­
ren de costas, y así lo torno a escribir ahora, que lo haré como dicho tengo. Hagan por venirse co­
mo quieran, porque acá no Ies faltará todo lo que hubieren menester, aunque vengan en camisa,
porque en verdad que le tenía hechos muy lindos vestidos para cuando viniera, y les tenía labrados
un cuerpo de casa que el rey se podía aposentar en él, y todavía tengo esperanza de verlos acá en
esta tierra antes que Dios me lleve de esta vida. Al señor mi hermano le diga que tenga ésta por su­
ya, y que ésta escribo como cosa de ventura, y que por eso no les escribo hasta que sepa de ellos,
para que escriba más largo. Y así Macías no escribe, porque en esos otros navios escribió él y yo, y
él ahora queda bueno, bendito Nuestro Señor, y Ies besa las manos muchas veces, y tanto deseo y
más tiene de verlos acá en esta tierra, y más que yo, y asimismo su sobrino Luis le besa las manos
y al señor mi hermano, y no tiene otro deseo sino de verles en esta tierra, y así demás todos los de­
más mis hijos le besan las manos muchas veces, y tienen gran deseo de verles en esta tierra. Señora
hermana, el que la presente lleva es un vecino de esta ciudad, es muy honrado, y deja su mujer y
sus hijos acá, y él Ies dirá de nosotros más largamente, yo le suplicaré que, si alguna cosa hubieren
menester y si quisieren venir, que se lo dé, porque yo le pagare acá todo lo que en ello se interesa­
re, porque yo no les envío nada, porque no sé de ellos, ni sé si han salido de España y qué ha sido
de ellos, y porque ahora no tengo más que hacerle saber, sino que Nuestro Señor me los deje ver
como mi ánima y mi corazón lo desea. A la señora mi prima María de Morales le dará mis besa­
manos, y asimismo a la señora su madre y hermanos, y asimismo le diga que me huelgo de todo su
bien y descanso. Plega a Dios que Dios se lo deje todo lograr, amén. Y al señor su marido le dé
mis besamanos, aunque yo no conocerlo y para servir. Fecha hoy a 18 de marzo de mil y quinien­
tos y setenta y dos. La que queda con más deseo de verla que de escribirla, su muy deseada herma­
na
Juana Bautista
(A mí 'deseada y querida hermana Mariana de Santillán, mujer de Giraldo Hernández, guar­
nicionero de espadas, en la calle de arqueros en Sevilla).

37.
Juana Bautista a su hermana Mariana de Santillán, en Sevilla.
México, 21.11.1574
Muy deseada hermana:
Una suya recibí habrá dos dias, que trajo Antonio López, que hasta ahora no había venido
de México, porque se le murió allá la mujer, y le habían sucedido muchos trabajos, que no había
venido hasta ahora, y en verdad que ha sido tanto el enojo que con él he tenido que ni lo he visto
de mis ojos ni lo pienso ver, si no fuere por alguna desdicha, porque cuanto los hombres se han de
ofrecer a hacer alguna cosa lo han de hacer o no ofrecerse a ello, aunque toda la culpa de ello no
la tiene sino ella y su marido, porque no se habían de creer de ligero que, pues que traspasaron la
casa, bien pudieran buscar licencia en Sevilla para con que se vinieran, y no gastar los dineros en
profanidades, que el día de hoy no son menester profanidades sino trabajar las gentes, porque se
ganan los dineros con mucho trabajo asi acá como allá. Y si su marido tuviera gana de venirse acá
él fuera con Antonio López a la corte y trajera licencia con que se vinieran, pues que habían tras­
pasado la casa a trueque de veinte ducados hicieran su hacienda sin agradecer nada a nadie. Yo no
puedo pensar cuánto le dieron por esa casa, pues tan presto lo gastaron y malbarataron, que pen­
sasteis que teníades otros dos pares de casas que traspasar, pues tan presto lo malbaratasteis, qué
68 e n r iq u e o rre

me hiciera si tuviérades media docena de hijos a quien sustentar cuando, siendo vos y vuestro ma­
rido, ni con eso ni con esotro vos pudisteis aviar. Yo creo que, aunque os envíe muchos dineros,
no os podréis aviar, porque me dicen que vuestro maridó es amigo de traer galas y de trabajar po­
co, porque en esta tierra no ganan dineros sino quien lo trabaja muy trabajado, cuanto más aílá,
que tan delgadas están las cosas en esta tierra como en esa. Por eso si os pensáredes venir allí os
llevan cincuenta pesos de a ocho reales, y ciento os pensé enviar, y visto que sois tan para poco
veo que eso habéis de hacer con éstos como con muchos, y si con éstos fuéredes para venir, ve­
nios, que yo os remediaré de todo lo demás que fuere menester, y si viniéredes, escribímc luego de
la Villa Rica con el primero quede allá viniere, y envia las cartas encaminadas en casa del presi­
dente, y mira lo que escribís, y en el camino de la Veracruz en una venta que se dice Perote halla­
réis a mi prima Mari Muñoz, mujer de Diego de Angulo, que la hallaréis allí, no os dejéis de estar
con ella algunos días, y escríbeme, y si os viniéredes a México idos derecho a casa de Pareja o en
casa de mi padrino San Ginés, que cualquiera de ellos os dará lo que hubiéredes menester, y vuél-
voos a decir que allí os llevan cincuenta pesos, de a ocho reales cada peso, por eso cobradlos, y si
os quisiéredes venir, aviaos lo mejor que pudiéredes. A vuestro marido no escribo, pues él no se
acuerda de escribir, darle eis mis besamanos, y decidle que tenga ánimo para este viaje, pues se
quiere poner en él que se anime, pues para los hombres se hicieron los caminos, y os traiga como
fuere razón, y pluguiera a Dios que hubiéredes pasado este viaje, y costárame a mí algo de mi ca­
sa, encomendadlo a Nuestro Señor que le encamine para con que le sirvamos y yo os vea antes que
mis ojos se cierren con la muerte.
i Vuestro sobrino Luis os bésalas manos y todos los demás, y vuestro hermano Blas Matías os
besa las manos y dice que, como nunca le escribís, que tampoco él escribe, y con todo eso dice que
seáis para aviaros en este viaje, pues lo habéis propuesto que, venidos que sean acá, que él hará lo
que sus fuerzas bastaren. A mi prima Maria de Morales y a su marido le daréis mis besamanos, y
con tanto ceso y no de rogar a Nuestro Señor os dé mucha vida y salud como yo deseo. Fecha hoy
a veinte y uno de febrero de mil y quinientos y setenta y cuatro años, la que queda con más deseo
de veros que de escribiros, vuestra deseada hermana
Juana Bautista
(A mi muy deseada señora hermana Mariana de Samillán, mujer de Giraldo Hernández, en
cal de la mar, en casa de Francisco Hernández Salguero, ballestero). (l.G. 2056)

38.
Pedro Martin Curtidor a su mujer Ana Martin, en Sevilla.
México, 22.IV. 1572
Señora-.
Recibí una vuestra y con ella mucho contento en saber de vuestra salud y de mi hija, y asimis­
mo de los señores mis hermanos y hermanas, plega a Nuestro Señor que dé a todos la salud que yo
deseo. ■
Servirá ésta para haceros saber cómo el portador de ésta, que es Alvaro de Astorga, vecino de
esta ciudad de México, persona que va para volver luego, lleva mi poder para que pueda fletaros,
y para pagar todo lo que se recreciere para vuestro aviamiento a esta ciudad, el cual lo lleva para
que con un hombre casado con su mujer vengáis en su compañía. Estoy acá obligado a todo aque­
llo que él os diere o gastare para lo que dicho tengo por ésta. Recibiré todo contento que con la
brevedad posible os aderecéis para vuestra venida, como dicho tengo, que el señor Astorga dará
todo aquello que hubiéredes menester, y no se haga otra cosa, porque así conviene que se haga,
porque yo tengo acá mi casa asentada, y sería con pocos tomines desaviarme y no hacer nada, y
así yo no dejo de trabajar mediante vuestra venida, y no se gasta tiempo ni tamos tomines.
A Cristóbal de Salas, mi hermano, suplico sea parte para vuestro aviamiento, que yo lo servi­
ré ofreciéndose en qué, y diréisle que en los tomines que dejó Francisco de Salas, su hijo, hay acá
una escritura que debía el mozo de trecientos pesos, y es muy poco más lo que puede restar, la jus­
ticia entendió en ello y ándase cobrando. Yo estoy de por medio, que cobrados que sean acudiré
con lo que fuere, poco o mucho. Y por estar el portador de ésta tan de prisa no le escribo a su mer­
ced, haya ésta por suya. Y porque otro no se ofrece, quedo con confianza que no haréis otra cosa,
que asi conviene. Darle eis a leer esta carta a mi hermano Cristóbal de Salas, para que vea lo to­
cante a su hijo. Fecha en México, a 22 de abril de 1572 años, vuestro marido que os desea veros
más que escribiros
Pedro Martín Curtidor
(A mi señora mujer Ana Martin, en la calle ancha de San Vicente, en la atahona grande, en
Sevilla). (l.G. 2054)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 69

39.
Segundo Martínez a su padre Domingo Martínez, en Sevilla
México, I.V.1572
Muy deseado señor padre:
Habrá v.m, de saber cómo yo vine desde Cartagena a Nueva España, donde estoy ahora en la
ciudad de México con mucho contento, bendito sea Nuestro Señor que me dejó venir a tan buena
tierra. Escribirle a v.m. los trabajos que he pasado después que salí de esa ciudad de Sevilla sería ,
nunca acabar, y viendo ser esta tierra tan buena como es, procuré buscar orden cómo pudiese
traer a v.m. y a mi señora madre y hermanos y hermanas, aunque ya sé que fue Nuestro Señor ser­
vido de llevarse a mi hermana Andresa, yo estaba bien malo cuando me trajeron la nueva. Nues­
tro Señor la tenga en su gloria, y a vs. mds, les traiga con bien acá. Señor, yo me concerté con un
amigo mío que se dice Pedro de forres Zurujano, para que trajese a v.m. y a mi señora madre y
hermanos, y él va obligado a traer a v.m. y a mi señora y a mis hermanos, él dará a v.m. los dine­
ros que fueren menester para matalotaje y para comprar la herramienta que a v.m. le faltare, y sa­
cará licencia del rey el señor Pedro de Torre para v.m. y toda su casa. V.m. no deje de venir por
ninguna cosa, pues que v.m. no ha de gastar rea 1en la venida, ni ha de tomar trabajo en otra cosa
más de en hacer una probanza de cómo es cristiano viejo, y lo mismo mi señora, así que por nin­
guna vía v.m. deje de venir, y tráigase v.m. su herramienta y una botija de arena de arenar, y otra
de arena de vaciar, y unas cabezas de torno y sus hierros, y un par de cajones, que la herramienta
que v.m. trajere puede venir en ellos. Matalotaje procure v.m. de traer muy bueno para por la
mar, y toda ta fruta seca que pudiere meter en el navio meta, porque vale mucho por la mar, y al­
gunas gallinas si pudiere, y vinagre y aceite y vino y atún, que antes les sobre que les falte, y sí vi­
niere v.m. y mi señora y hermanos avíseme v.m. con el primer navio que viniere, porque esté yo
apercibido para ir al puerto, en sabiendo quién es (?) la flota, y si no vinieren también, porque ha­
go saber a.v,m. que si no vinieren de me casar luego, porque hasta ahora yo no he querido hacer
de mi persona nada, por no estar v.m. y mi señora en esta tierra o en otras que se me ha tratado.
Sí v.m. fuere servidode venir yo le prometoa v.m. que se huelgue harto de haber venido a esta tie­
rra, lo uno y lo otro no andará v.m. por casas ajenas, ni verá tantas hambres y pestilencias como
hay allá, porque esta tierra es muy sana y muy bastecida de pan y carne y frutas de España y de la
tia ra , y se gana en ella muy largo de comer, tanto que tengo esperanza en Dios que «i v.m. viene
nos volveremos a nuestra tierra antes de cuatro años. Acá he sabido cómo le vamuy bien a mi her­
mano Gil Martínez, y que tiene docientos y cincuenta ducados de partido en la iglesia mayor. Te­
niendo eso yo ya le aconsejo que no venga, lo uno porque acá no ganará tanto, y lo otro porque si
de acá enviáremos algunos reales para emplear que haya allí quien lo negocie. No le quiero enviar
a rogar a mi hermano Gil Martínez que ayude a v.m. con algunos reales para la partida, porque
yo tengo entendido que si los tiene que él dará a v.m. todo lo que pudiere, porque es buen hijo, y
no puede dejar de hacer como quien es. Acá me han dicho que está un hermano mío a platero de
oro, v.m. haga por no dejar allá ninguno. Ceso y no de rogar a Dios traiga a vs. mds. con bien. A
mi señora, tjue ésta haya por suya, y a mi hermano Gil Martínez ni más ni menos, y que le suplico
yo que me escriba, y si me escribieren, vengan las cartas en casa del señor Gabriel de Villasana, o
en casa de Antón de Antes (?). Fecha primero de mayo año de 1572 años. Al señor Hernando de
Ballesteros beso las manos, y que le hago saber que aquí está su sobrino Alonso de Espinosa, y
Hernando de Espinosa está en la Habana. A Alonso de Espinosa le he rogado que se Salga de en
casa de Oñate, que es un platero que sabe muy poco, y que se venga donde yo trabajo, que es en
casa de Villasana, que es buen oficial, y él me dice que no quiere. Yo procuro de hacer todo lo que
puedo por él, mas no me ha querido estorbar en cosa ninguna. Al señor Cardenal dará v.m, mis
besamanos, y a todos los que v.m. más mandare, obediente hijo de v.m.
Segundo Martínez
El que ha de traer a vs. mds. se llama Pedro de Torres Zurujano. Es vecino casado y vive su
suegra en la Pajería, y es mesonera, su esposa se llama Mariana de Salazar.
(A mi señor padre Domingo Martínez, platero de plata en Sevilla, en gradas, y en su ausencia
al señor Hernando de Ballesteros, platero).

40.
Segundo Martínez a su padre Domingo Martínez, en Sevilla.
México, 2.V.1572 (?)
Muy deseado señor padre:
Escribirle a v.m. los trabajos que he pasado después que acá pasé sería nunca acabar, aunque
10 ENRIQUE OTTE

hartas cartas he escrito a v.m. y al señor Hernando de Ballesteros, y de ninguna he habido res­
puesta. Yo vine de Santo Domingo a Tierra Firme con propósito de pasar a Perú, y estando de
partida de Cartagena para Panamá tuve nuevas cómo habían venido dos navios de Perú, y.en
ellos dos mancebos plateros, y que se vienen porque allá no hallaban en qué entender. Visto esto
determiné de venirme a la Nueva España, donde me hallo muy bien, bendito Dios, y gano de co­
mer y tengo salud, que había harto tiempo que no sabía qué cosa era sino siempre malo, así que
doy muchas gracias a Dios por haberme traído a tan buena tierra, que yo le prometo a v.m. que, si
hubiera venido derecho a esta tierra, yo tuviera ahora hartos más dineros de los que tengo. Ya ha­
brá seis meses de la fecha de ésta que vine a esta tierra. El que la presente lleva es el señor Pedro de
Torres Zuruzano, y va en el navio de Juan Gallego, es muy grande amigo mío, y yo le he hecho
una escritura de que le pagaré todo lo que gastare con v.m. y mi señora madre y hermanos, si qui­
sieran venir acá. El ha de sacar la licencia, y v.m. ha de hacer una probanza de cómo es cristiano
viejo, y mi señora también. Esto fácilmente puede v.m. hacer en Sevilla, y no dejen de venir, pues
que vienen a buena tierra y no le^ ha de costar nada, que él le dará a v.m. los dineros que hubiere
menester para matalotaje, y también para algunas herramientas, si le faltaren a v.m., y ies fletará
de su mano en el navio que mejor le pareciere, y traiga v.m. herramienta para poder poner una
tienda, que yo espero en Dios que ganaremos de comer en breve tiempo y nos volveremos a nues­
tra tierra. Mucho lé encargo a v.m. que no pierda esta coyuntura, porque primero que otra se ha­
lle como ésta se pasará tiempo, y no me deje v.m. allá hermano ni hermana por ninguna cosa,
pues que no le ha de costar a v.m. nada traerlos consigo, aunque mi hermano Gil Martínez bien sé
que no ha de querer venir acá, porque sé que le va muy bien allá, y también me holgaría que se
quedase allá, lo uno porque acá los músicos no ganan nada, y allá me dicen que tiene cien ducados
en el coro de los canónigos y ciento y cincuenta en la capilla de los Reyes, y lo otro porque, si de
acá enviásemos algún dinero para alguna cargazón, hubiese allá quien se doliese de ello, y de esta
suerte podríamos ganar de comer, y teniendo nuestra tienda, porque yo no deseo otra cosa sino
verle a v.m. fuera de casas ajenas y con algún descanso. A mi señora madre le suplico no deje de
venir a tan buena tierra como ésta, que yo sé que ha de tener harto más descanso que no allá, y si
no quisieren venir escríbanmelo, porque al momento me caso, y si vinieren, también me lo escriba
v.m., porque tenga aparejado lo que fuere menester. A mi hermano Gil Martínez que me haga
merced de me escribir cómo le va, y de mi parte le suplico si al tiempo de la partida hubieren me­
nester vs, mds. algún dinero más de lo que el señor Pedro de Torres les diere, que se los dé él a
v.m., que yo te prometo de enviarle cosa con que se pague muy de su mano.
A mi señora y a v.m. les aviso que miren por mi hermana María y tengan cuenta con ella por
la mar, porque es muy bellaca gente la de la mar. No tengo más que escribir a v.m. sino que no de­
je v.m. de venir por ninguna cosa, y vengan, como digo, todos mis hermanos y hermanas. A mi
señora que ésta haya por suya, que plega Dios que yo vea en esta tierra con v.m. y con mis herma­
nos. Fecha a dos de mayo de 1572 (?) años, obediente hijo de v.m.,
Segundo Martínez
(A mi señor padre Domingo Martínez, platero de plata, gradas, en Sevilla).
(I.G. 2054)

41.
Juan López Tavera a Alonso Garda, en Montijo.
México, 30.X1.1572
Muy magnifico y reverendo señor;
Después que estoy en esta ciudad de México, que a diez u once años, me he acordado de v.m.
y del seftor mi hermano Cristóbal García, por no haber quedado de todos nosotros otros deudos
en parientes, y cierto si, como hay tanta distancia de tierra, fuera más cerca, yo propio fuera el
mensajero, y así he escrito a Sevilla dos o tres cartas, para que las envíen a v.m. encaminadas al
Montijo o al Alguijuela, donde yo dejé á v.m., y nunca he visto respuesta, y atribúyolo a mi mala
dicha, y asi ruego a Dios que ésta acierte a venir a manos de v.m., y sólo para efecto que v.m. en­
tienda mi voluntad y deseo. Yo resido en México, y soy receptor de la Real Audiencia, que es don­
de está el virrey. Es un pueblo muy grande. Yo estoy casado y tengo aquí mujer e hijos, ha sido
Dios servido de darme que comamos todos, sólo quiero suplicar a v.m. deje esa miserable tierra
y procure v.m. venirse a ésta, que es muy larga y muy buena, y adonde cada clérigo es prelado,
que por vida de v.m. y de mi ánima que vale tanto un año como diez en esa, y ahora tiene v.m. co­
yuntura mejor que nunca, porque vendrá arzobispo para esta tierra, y podrá v.m. venir arrimado
a él, que es ahora muy buen tiempo, y así suplico a v.m, mande determinarse y avisarme de lo que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 71

entiende hacer, porque si v.m. no acordare de venir envíe al señor mi hermano Cristóbal García,
porque acá lo acomodaremos como cosa propia, Y porque ésta no es para más, suplico a v.m. me
avise de a dónde está y 'a dónd e reside y cómo le va. Y Nuestro Señor la muy magnífica persona de
v.m. guarde como desea, de México y de noviembre a 30 de 1572, beso las manos de v.m., su ser­
vidor y hermano
Juan López Tavera
Suplico a v.m. me avise qué se hizo la hacienda de María de Acosta, nuestra tía.
(Al muy magnífico y reverendo señor Alonso García, clérigo en la villa del Montijo, junto a
Badajoz, y en su ausencia a mi señor Cristóbal García, su hermano, en el Montijo o en el Algui-
juela). (I .G. 2056)

42 .
Bartolomé de Morales a su mujer Catalina de Avila, en Constantino
México, 1573
Señora mía:
Esta es para hacer saber a v.m. cómo me hacen quedar por esta tierra, donde es el señor
Francisco Hernández de Avila y Alonso de Avila y Diego de Avila, en la cual he hallado cómodo
muy bueno, que es hallar una tierra con todos sus recados y un negro, donde pienso ganar de co­
mer, mediante Dios, y esto será si v.m. estuviere en esta tierra, mas, si no, todo se lo lleva el dia­
blo. Señora mía, allí envío cien pesos, que son cada peso ocho reales, y van encaminados en casa
de Gonzalo de Villarubia, mercader, y esto bien sabe la casa el señor Salvador de Avila. Señora,
yo de mi parte se lo suplico mucho, y la señora Ana de Villarubia y el señor Francisco Hernández
de Avila, de que v.m. venga por estas partes, porque si no, será para más perdición mía. Señora,
yo afeito a los frailes de San Agustín, que me dan ciento y veinte pesos cada año, que son éstos
buenos principios, y más otros conventos de alrededor de México. Señora mía, mire que no deje
de venir por ninguna cosa, ni se le pongan por delante nada. Y esto dice Alonso de Avila que ven­
ga Cristóbal con ella. Señora, mi señor y mi padre me harán merced de negociarlo, y allá va Her­
nando Botello y mi maeso, que vendrá muy a su gusto como si yo viniera. Señora mía, mira que
no deje de venir por ninguna manera, porque si la flota viene y v.m. no, será acabárseme los días
de la vida. Yo haré a mi padre que busque una licencia para v.m. y mi hijo Antón. Señora, de los
cien pesos mercará de vestir, porque por acá vale caro el vestido, y lo que sobrare será para el ma­
talotaje, que los fletes yo los pagaré acá, y mire que no traiga manto de añascóte, que no se usa
por acá si no es de burata, ni cosa de paño, digo de sayas, sino para la mar, y una ropilla de balis­
ta. Allí escribo a mi padre que me envíe unos bacines y unas muelas para, desque v.m. venga, po­
ner mi tienda, porque si Dios trae con bien a v.m., en llegando luego la hemos de poner luego a la
hora sin más detener.
Señora, no se me excuse ni me eche achaque ninguno, porque no habrá achaque que yo crea.
Aquí quiero ver la voluntad que v.m. me tiene. Y suplicóle que no haya falta en esto. Ya digo que
Botello va allá y mi maeso, que ellos y mi padre lo negociarán todo muy bien. A señor y señora,
que no le pongan mal corazón, sino que le animen en lo que pudieren. Alonso de Avila está en
Oaxaca con su tienda, que ganará muy bien de comer, y Diego de Avila está bueno de salud, ben­
dito Dios, allá le envía a señor cien pesos. Y en esto ceso y no de rogar a Dios que la vea yo en esta
tierra con salud, para que a mí me dé doblado contento y amén.
AI señor Alejos Martín y a la señora su mujer le dará mis besamanos, y al señor y señora por
el consiguiente. A María de Avila le dará mis besamanos, que plega a Dios que la vea yo muy bien
empleada, amén. A todos los parientes y amigos Ies dará mis encomiendas, y a Juan de Avila, si
quisiere venir, que me hará merced.
Mire v.m. que si no viene, me prenderán por casado, me costará lo que no tengo. El que más
a sí desea ver a v.m.
Bartolomé de Morales
(A mi señora mujer Catalina de Avila, mujer de Bartolomé de Morales, barbero, en Constan-
tina, en casa de mi señor Alonso de Avila, mi señora).
72 ENRIQUE OTTE

43.
Bartolomé de Morales a su padre Antón Pérez, en Sevilla.
México, 10.111.1573
Señor padre:
En el navio de aviso escribí a v.m. avisando a v.m, cómo me quedaba en esta tierra, y no sé si
han llegado allá las cartas. Entendiendo que en esta tierra me irá mejor que en España, con la ayu­
da de Dios, principalmente si viene Catalina de Avila, que en esta tierra los hombres solteros no
pueden ahorrar un real, que parece que la tierra lo lleva de suelo (?), por eso suplico a v.m, que la
haga venir en todo caso, y venga su hermano Cristóbal con ella, y en la nao que viniere Hernando
Botello la fletará v.m., que vendrá con él más segura que en otro cabo, porque entiende los nego­
cios de la mar muy bien. Con los dineros de Francisco Hernández de Avila van cien pesos de ti-
puzque míos, para que venga Catalina de Avila. V.m. los cobrará de ViOarubia, su cuñado de
Francisco Hernández, y con ellos la vestirá v.m. lo mejor que ser pueda, dejando dineros para el
matalotaje, que los fletes acá los pagaré yo. Y Hernando Botello, como digo, dará orden en esto
buena. Francisco Hernández de Avila y su mujer Villarubia tienen gran deseo de aprovecharme,,
pero quieren que sea en compañía de Catalina de Avila, por eso me hará mucho al caso que ven­
ga, V.m. la haga venir en todo caso sin falta ninguna. Ortuño de Bilbao me sacará el dinero de las
medicinas, y lo dará a v.m. al señor Francisco Rodríguez, para que se lo dé a v.m. V.m. pagará a
la boticaria, y io que sobrare dará a Catalina de Avila con lo demás. Señor, allá va el señor Fran-
cispo Rodríguez, yo quedo en su tienda, v.m. le hará todo el regalo posible, porque lo he yo recibi­
do yo en su casa tanto como en casa de v.m., no salga de su casa en cuanto estuviere en Sevilla.
Por amor de Mi Señor, de que Francisco Rodríguez venga, tengo de poner tienda, si Dios fuere
servido que estará ya bien acreditado, con la ayuda de Dios. Recibiré muy gran merced que v.m,
me envíe una caja dorada guarnecida con dos pares de tijeras y un espejo y un pentinol y un escar­
pidor de marfil y dos de palo, que sean buenos, y dos muelas y dos molejones colorados y seis ba­
cines de cuello buenos, y lo que v.m. pusiere de su casa de dineros v.m. me envíe la memoria, que
yo los enviaré en la flota sin falta. A la señora mi madre beso las manos y a mis hermanas y a to­
dos los demás, y con esto ceso, y no de rogar a Dios me los deje ver como yo deseo. De México-, a
10 días del mes de marzo de 1573 años, su obediente hijo de vs, mds.
Bartolomé de Morales
(A mi señor padre Antón Pérez, barbero, en la collación de San Román, mi señor).

44.
Bartolomé de Morales a su padre-Antón Pérez, en Sevilla.
México, 30.X.1573
Señor y.padre mío:
Tres cartas de v.m. he recibido, con las cuales me he holgado mucho en saber de la salud de
v.m. y de mi señora madre, plega a Dios que siempre las oiga yo de v.m. sedes buenos, porque se­
rá para mí mucho contento, porque cierto tenia yo deseo grandísimo de ver letra de v.m., y la pri­
mera carta que me dieron fue la que dicen que venia por vía del Fiscal, ya no lo es, sino alcalde de
corte, y cuando me la dieron sabe Dios que tal estaba yo la noche antes que en verdad que pensa­
ron que me muriera, que estuve con un dolor de cabeza que pensé perder el juicio, y mandáronme
echar una ventosa en el cerebro, y esto fue a las siete de la noche, y después que me la quitaron
perdí todos cuantos sentidos tenia, y perdí la habla y'me paré más yerto que una tranca, y desde
las siete hasta más de las nueve no pude menear la lengua y no pudo venir cosa a la mañana para
que yo me aliviara, que fue ver cartas de v.m. Cierto, consolóme mucho, y en verdad que los ojos
exteriores que derramaron algunas lágrimas, y acá en lo interior gotas de sangre, porque no mere­
cía yo tan buenos consejos, ni que v.m, me ios mostrara, porque hijo que tan mal lo hacía con su
padre y madre no había de nacer en el mundo. Mas, padres y señores míos, tómenlo como de mu­
chacho que era, que a fe que me he hallado muy en ello, que si por otra vía lo hiciera, fuera muy
bien empleado que no me tuvieran por hijo de Antón Pérez ni de Beatriz de Morales, mas sabe
Dios cuánta era mi inocencia, que no sabía lo que me hacía. Señor, en lo de mi salud daré parte a
v.m, que cierto yo he estado por veces muy mal dispuesto, y era la carga el convento de los frailes,
de como madrugaba a la una y las dos, y los serenos de esta tierra son muy malos, me hacían gran
daño, que en verdad que me quitaba los días de la vida, y así propuse de no servirlos, y después
que los dejé me adelantaban el partido, que me daban ciento y veinte pesos, ya me daban ciento
y cincuenta,-visto que se me gastaba mi salud y mis dineros, que a fe que desde que se fue el señor
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 73

maeso que he gastado en botica y doctor y en todo lo demás más de trescientos pesos, y al cabo de
que quería dejacel convento, la postrer rasura que había de hacer, una noche antes, yendo en mi
caballo, digo mío, que yf soy hombre al caballo, que me costó cincuenta pesos,- y como digo, yen-
do por una calle a las siete de la noche estaba en medio de una calle un palo hincado por las carre­
tas, y cogióme la pierna izquierda entre el palo y el caballo, que me la desconcertó, que la choque­
zuela de la rodilla se me pasó a la corva, y plugo a Dios que llamaron un indio, y me la volvió a su
lugar, y bendito Dios, ya estoy bueno, que pensé andar con muleta, y ames de esto, un día cabal­
gando en una muía de Francisco Hernández de Avila me dio una coz en la propia rodilla, que fue
menester concertarla. Yo bien creo que las oraciones de vs. mds. me tienen en pie, que de otra ma­
nera no sé qué fuera de mí, según de malo que soy. Señor, por esto de la pierna no he ido a besar
las manos al alcalde de corte. Pierda v.m. cuidado que yo iré y haré lo que v.m. me manda. Señor,
allá estí el señor mi maeso, v.m. me la haga de aposentarlo en su casa, porque es muy hombre de
bien, y he recibido de él y de toda su casa mucho bien, y de lo que fuere mercando que lo tenga en
casa encerrado en la bodeguilla, o en los aposentos de arriba, porque me parece que donde el po­
sadero esté su hacienda, y en esto me hará merced en ello.
A mi señora madre le beso muchas veces las manos, y que bien parece quererse vengar de mí
en no escribirme un capítulo para mí, ya tengo dicho que lo que hice lo hacía como muchacho, y
que no paré en ello, que se espantaría cuánto me he trocado, porque he considerado que lo que
allá hacía iba muy avieso, que a fe que podía decir, aunque de otra manera, lo que decía el hijo
pródigo cuando salió de casa de su padre con mucha prosperidad, y volvió desarrapado y lleno de
piojos. Ya digo que por mí fue de otra manera, que allá andaba desarrapado de bondades y muy
bien cargado de maldades, y ahora ya tengo un poco de más ser, y así le ruego que cuando
escribiere me envíe un capítulo por sí.
Señor padre, allá escribo a Catalina de Avila que en todas maneras se venga con el señor mi
inaeso y con Hernando Botello, porque ya que salí de entre vs. mds. y de entrar con alguna pasa­
día, y miré v.m. que no sea otra cosa, porque en verdad, que si no viene, que podrá ser que me en­
víen por casado, que cierto es gran afrenta, y si acá viene un hombre con otro, y el uno de ellos es
casado y tiene su mujer allá en Castilla, no hay mayor afrenta que decirle que lo harán llevar por
casado, porque los llevan bien aherrojados y sin blanca, y uno (?) lleven camisa en el cuerpo. Por
eso no permita v.m. de que yo me vea en tal afrenta, bien pudiera ello ser de que me llevaran pre­
so, mas en llegando al río de Sevilla no sé qué me hiciera, que la persona que no tiene honra no de­
biera de nacer así. No tengo más que encargar en esto sino que v.m. lo negocie por amor de Dios,
y con esto ceso, y no de rogar a Dias me los deje ver antes que yo me muera con mucha salud, fe­
cha en México,- a treinta del mes de octubre de 1573 años. A mi hermana Beatriz y Elvira e Inés y
Antón les dé mis encomiendas. Cuando es a Catalina de Avila yo les enviaré mil cosas, y al señor
mi compadre y mi señora comadre dé v.m. mis besamanos y que tenga ésta por suya, y al señor
Pizarro y su mujer y a Ternero y su mujer y a luán Martín, el calcetero, y su mujer y a el de la ca­
lle del Sol y a Bemal y su mujer y al señor Francisco Gutiérrez, que yo serviré la merced que se me
hizo, y a Suárez también, y que le ruego yo que no deje a v.m., sí posible fuere, porque en ello re­
cibiré merced. Avisóme v.m. cómo el doctor era muerto y Bartolomé Martín, cierto me pesó mu­
cho, a las viudas dará v.m. mis besamanos, y el pésame. A las monjas de Santa Isabel darf mis be­
samanos y a los frailes, y que me escriban algunos amigos. El señor Morales, el que era cura de
Santa Catalina, ya murió, que aquí estuvo y fue capellán de la Inquisición, También dicen por
allá que Pedro Cervantes está en la Audiencia. No está, sino en las minas de Guanajuato, que son
treinta y tantas leguas de México. Angulo está en esta tiernj, su hijo de vs. mds.
1 Bartolomé de Morales
(A mi señor Antón Pérez, barbero, en la collación de San Román, en Sevilla).
(I.G. 2055)

45.
Alonso López de Aldorta a su sobrino Antonio Ampudia, en Sevilla.
México, 28.ni. 1573
Muy magnífico señor:
La carta de v.m. recibí con Martín. Hernández, barbero de Ciudad Rodrigo, y porque, según
parece, v.m. por su carta y de palabra con el portador dice no haber recibido los setenta pesos que
yo di en confianza al señor Carlos de Ibarguen, que es un hombre tan principal y de quien el señor
general Juan de AJteega hacía tanto caudal de que estoy admirado, y por esta razón no me oso de­
terminar a enviar al presente cosa alguna, digo de dineros.
74 ENRIQUE OTTE

Castillo, el que está en La Habana, que es de Ciudad Rodrigo, me envió a decir que entiende
ir eti España, cuando pase por allí esta flota. Yo les escribo muy largo, y le encomiendo sus cosas
de v.m, acerca de darle lo necesario para su avíamtemo, y sé que lo hará como yo mismo, y cuan­
do fuese caso que é! no fuese en España, no por eso deje v.m. de venirse, y aunque sea vendiendo
¡o poco de hacienda que dice tiene, que, llegados acá, Dios lo proveerá, y yo haré lo que debo a
deudo y a cristiano, y en todo caso me haga merced que se traiga juntamento con mi sobrina Ma­
ría de Aldana a su hermana y mi sobrina Isabel Rodríguez, si estuviere por casar, y si acaso está
casada y no quisiere venir, haga su voluntad.
Acá me dijo Martin Hernández que querían casarla con un mancebo que se llama Tomás Gó­
mez Parragas, que es de los Parragas, Mire v.m. lo que en esto mejor le parece, que yo querría
que se viniese antes doncella, y si mi voluntad puede algo le ruego que, si no estuviere hecho, rio
pase adelante, sino que se venga con mi sobrina María de Aldana, pues acá'no le faltará marido,
pues por nuestros pecados no han quedado ya más de nuestro linaje.
A su tía María de Ampudia, ila que vive en la aldea, me encomiende, y que le ruego yo me en­
comiende a Dios en sus oraciones, y que cuando haya mensajero cierto le enviaré alguna cosa.
Por me hacer merced que no se pase esta" Ilota sin que se vengan en ella, que ya lo tengo tan
deseado que no pienso vivir tanto que lo vea. A mis sobrinas María de Aldana e Isabel Rodríguez
me encomiende mucho, y a Cristobalico, y le ruego mucho ponga en diligencia y no tengan escrú­
pulo de venirse, que yo tengo cuidado, llegados que sean a San Juan de Ulúa, remediar de mane­
ra que no entienda nadie su necesidad. No se ofrece más de que quedo bueno de salud, aunque
viejo, rogando a Nuestro Señor dejármelas ver con salud primero que me muera. De México, 28
de marzo 1573, su tío que todo su bien desea,
Alonso López de Aldana
(Muy magnífico señor Antonio Ampudia, en casa de la señora Costanza Gallegos, junto a
Madre de Dios, Sevilla). (1.G.2056)

46.
Juan de Cantoral a Juan Moran, en Sevilla.
México, 31.X. 1573
Muy magnífico señor:
En 28 de mayo de 73 años recibí dos cartas de v.m. por la vía del señor Diego López de Gra­
nada, que vinieron a casa de Antonio de Espejo, mercader, mi compañero, con las cuales sabe
Nuestro Señor la merced y contento que recibí en saber tienen v.m. y mi señora Leonor sajud,
Nuestro Señor se la aumente a vs. mds. tantos años como este su verdadero servidor de v.m. desea
para sí propio. Es tanta la merced que de v.m. recibo que me hallo muy corto para poder servir al­
guna parte, mas, pues el celo de v.m. es hacernos merced y favorecer a esas pobres huérfanas de
mis hermanas servidoras de v.m. que, aunque yo ni ellas no lo podamos servir, Nuestro Señor se
lo pagará a v.m. con darle el cielo, que tan buenas obras no las paga Su Majestad con»otra cosa.
Por la de v.m. veo que fue Nuestro Señor servido de llevar a mi tío Antonio de Canteal, que cierto
lo he sentido tanto como si fuera mi propio padre, que en el propio lugar le tenía, sírvase Nuestro
Señor, con todo será necesario, pues Nuestro Señor asi lo ha querido, que v.m. me la haga de con
el poder que con ésta será muy bastante se pidan y saquen de la Casa de la Contratación los seten­
ta pesos que allí están detenidos, que juntamente con el poder va una aclaración de Juan González
de Paredes como él envió en mi nombre los dichos 70 pesos, y asimismo va un traslado y fe del re­
gistro para mayor claridad, y es mi voluntad que v.m. me la haga de sacar esto en mi nombre, y
ello y lo demás que he enviado a v.m. se envíe a León a mi hermana Isabel Cornejo, y en su ausen­
cia a las demás mis hermanas, que pues v.m. me hace merced de avisarme que es virtuosa, quiero
por animarla hacer cabeza de ella mientras yo voy, que será mediante Cristo de aquí a dos años, y
en todas las flotas enviaré cien ducados o lo más qué pudiere para que v.m. me la haga de aviarlos
a la dicha mi hermana, como esto que está allá, y que por haber hecho un negocio antes de ver la
de v.m. no me vine en la primera flota que es. He hecho una compañía con un tío del señor Anto­
nio de Espejo, que se dice Francisco de Santiago, al cual conoce bien él señor Diego López de
Granada, que vino de España la flota pasada, hemos puesto 15.000 pesos de puesto, y él se quedó
en mi casa en Tezcuco, y yo me vine a México para proveerle desde aquí de lo necesario, puso por
mi parte por puesto siete mil pesos. Espero en Cristo es negocio en que se ganará, y se va ganando
muy bien, sírvase Nuestro Señor con todo. Yo resido en esta ciudad de México en la calle de Santo
Agustín en una muy buena tienda de ropa de la tierra y de Castilla, doy parte a v.m.
como a señor mío, y que sé se huelga de todo mi bien. En la flota pasada escribí a v.m. y envié
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 75

cierto regalo en un cajoncillo a mi señora doña Leonor, llevólo Andrés de Paz, natural de esa ciu­
dad, y va encaminado a la posada del señor Diego López de Granada, adonde encaminaré todo lo
que más enviare, por ser ta i señor de mis compañeros y mío por esta causa, y es que siempre le en­
viare el señor Antonio de Espejo, que es un mercader de esta ciudad, con quien ya he avisado a
v,m. hice la primera compañía, y ganamos con el favor de Cristo ocho mil pesos en año y medio,
y deshicímosla, y somos muy grandes amigos. Vale su hacienda cincuenta mil pesos, y así la he
vuelto a hacer con el dicho Francisco de Santiago, tío del dicho, y tenemos el propia negocio y me­
jor en hilado, espero en Cristo yendo como va podré llevar de aquí a dos años ocho o diez mil du­
cados, sea todo lo que Nuestro Señor fuere servido, y me dé gracia para que yo vaya a servir a
v.m., pues también lo debo. En la flota escribiré largo y enviaré con el favor de Cristo otros 100
ducados, y procuraré enviar algún servicio a mi señora doña Leonor, a la cual dará vjn. mis besa­
manos, y que su merced me la haga de avisarme de lo que de esta tierra por allá se tiene en algo,
para que yo lo envíe a su merced, que en esto recibiré sumo contento.
En lo que v.m. dice que mi hermano Iñigo de Tapia Cantoral llegó a esa ciudad y que v.m. me
la hará de enviármela, recibirla he (?) muy grande, que v.m. me ie envíe, que yo enviaré todo lo
que costare la licencia y lo que demás se gastare en su avíamiento, y mucho quisiera que fuera Mi­
guel de Tapia, mi hermano, que está en servicio del señor Antonio de Quiñones, porque entiendo
es para más. Si acaso quisiere venir, de lo que enviare les podía v.m. dar con que se venga, que por
la bondad de Dios tengo negocio en que podré ayudarles, y será ocasión para que mi ida sea más
breve, porque dejaré a alguno en mi propio negocio. Y porque sé en todo la tengo de recibir como
siempre, y en la flota escribiré largo, si Nuestro Señor fuere servido. En ésta no diré más de que el
poder reza que por ausencia de v.m. va al señor Diego López de Granada, y si esta orden no va a
gusto de v.m., recibirla he muy grande, como de mi señor y padre. Sea yo avisado de todo lo que
tengo de hacer, quede lo que v.m. me mandare no excederé un punto. No he visto carta la hora de
ahora del señor mi primo Antonio de Celada, ni de ninguno de mis hermanos, digo de Antonio de
Balderas, sino son las dos del señor Juan de Celada, mi primo. Las que van con ésta es una para la
señora mi hermana Isabel Cornejo y otra para el dicho mi primo y para su mujer de mi tío Anto­
nio de Contral. Suplico a v.m. las mande encaminar. Nuestro Señor guarde y prospere lo por la
muy magnífica persona de v.m. deseado en mi vida de mí señora doña Leonor y toda esa casa. De
México, y de octubre postrero de 1573 años, besa las manos de v.m. su muy servidor
Juan de Cantoral
(Al muy magnífico señor Juan Moran, en Sevil la). (I.G. 2054)

47.
Cristóbal Moreno de Vergara y Andrea ¡¿¡pez de Vargas a su madre María de Vargas, en Je­
rez de la Frontera
México, 841.1574
Señora madre:
Las de v.m. que nos trajeron en la flota 1lemán López Alfonso y los hijos de Astorga recibi­
mos, y con ellas el contento que era razón, sabiendo de la salud de v.m. y de mis señoras herma­
nas. Déla Nuestro Señor siempre a v.m. y a ellas como nosotros deseamos, que será muy mucha y
con mucho contento si ésta hay.
En los navios de aviso que de esta flota lian ido, que han sido dos, hemos escrito a v,m. lar­
go, y en todas manifestando el deseo que nos da el ver a v.m. y a mis hermanas y hermanos. Sea
Nuestro Señor servido que se acuerde de que veamos este día, que es la cosa con que más contento
recibiremos en esta vida, y esto es lo que rogamos n Dios todas las horas. El sea servido de acor­
darse de nosotros, para darnos este contento, porque después de la salvación no deseamos cosa
que llegue a ésta, hágalo Su Divina Majestad como puede.
En la que escribimos a v.m. en el postrero navio de aviso aviso a v.m. cómo estaba parida de
una hija, es muy linda, y cada día lo está más. Llámase María de Vargas, como v.m., que ésta es
la que me da contento, lo uno con ella y lo otro con su nombre que, como digo, es el de v.m. Hoy
día de la fecha cumple dos meses y medio, porque nació a 23 de noviembre, lunes a las tres horas y
media de la mañana. Tuve buen paito, bendito Nuestro Señor, que no estuve de parto más de tres
horas y media, porque a las doce de la noche fueron los primeros dolores que me dieron. Nosotros
tenemos voluntad, siendo Dios servido, de no envejecer en esta tierra, porque. Dios queriendo, en
teniendo un poco de resuello, nos iremos con el ayuda suya, porque, aunque esta tierra es buena
para ganar de comer, no lo es para envejecer en ella, porque es tierra donde se tiene poco contento
para poder estar en ella, sino es, como digo, mientras se gana para poder ir a esa buena de Casti-
76 ENRIQUE OTTE

lia. Si v.m. quisiere y le diere gusto que nuestro hermano Agustín López venga por acá, podrá ve­
nir en esta propia flota en compañía del capitán Hernán López Alfonso, y no deje de procurarlo,
y v.m. darle licencia para que venga, porque no le irá mal por acá, y será para nosotros cosa que
nos dará mucho contento, y lo tendremos con él, y será parte para que cobremos ánimos para ir­
nos con más brevedad a esa buena tierra, que es lo que nos desvela acordarnos de ella, porque ésta
no es para en eila.permanecer.
Juan Núñez, hijo de Gonzalo Núñez, que es el portador de ésta, se va a la Veracruz ahora, y
aunque su ida es muy temprano para la partida de la flota, por ser mensajero tan cierto escribimos
con él ésta, y no será ésta excusa para que en esta propia flota a partida de ella dejemos de escribir
largo a v.m. en dos o tres naos, para que, ya que alguna de ella no se dé, se den las demás. Porque
éste es el contento.que tenemos, ya que quiere Dios que estemos por ahora tan lejos, que tenga­
mos regalo en las cartas, porque es grande lo que recibimos nosotros con las de v.m. y con saber
de su salud y de la de todas nuestras hermanas y hermanos. Sea Dios servido de darla, y que nos
veamos juntos, para que podamos gozkr del contento que ahora carecemos, que esperamos en
Dios que nos lo ha de dejar ver con mucho comento.
En una de las que recibí me escribe que mi hermana Ana de Vargas parió una hija. Holguéme
mucho, como era razón, lo uno por su buen alumbramiento y lo otro por ser de ella tan deseada, y
que también había parido mi hermana María Bautista un hijo, holguéme mucho con ello, Dios
Nuestro Señor les deje gozar a ellas y a v.m. con ellos, y a mi me lleve a ojos de v.m., para que
pueda tenerle contento, que deseo que es verme con v.m.
i Si mi hermano Agustín López le diere gusto venir y v.m. lo dejare, que es lo que deseamos,
antes que salga de la Veracruz, así como llegue la flota, nos escriba con las primeras cartas que vi­
nieren a la ligera, para que pueda ir luego por él Cristóbal Moreno, y el propio avisa esto, y que
mientras nos escribiere para ir por él que se esté dentro en el navio, o en San Juan de Ulúa, que es
mejor tierra para estar que la Veracruz y más sana. Y porque en las demás cartas que escribiére­
mos en esta flota seremos largos, en ésta no más de que estamos buenos de salud, bendito Nuestro
Señor, que sea servido de dársela a v.m. y a mis señoras hermanas y hermanos, a las cuales besa­
mos a todas las manos muchas veces, y las veamos a todos y a todas con el contento que desea­
mos, y a mi hermana Catalina de mis ojos le dé v.m. un abracijo por mí y a Juana Bautista- De
México, a 8 de febrero de 1574 años, muy magnifica señora besa las manos a v.m. sus obedientes
hijos
Cristóbal Moreno de Vergara
Andréa López de Vargas
(A mi señora madre María de Vargas, mi señora, en la calle larga junto a Martin de Palacios,
perulero, en Jerez de la Frontera).

48.
Andrea López de Vargas a su madre María de Vargas, en Jerez de ¡a Frontera
México, 25.111.1577
Señora madre de mi corazón:
La de v.m. recibí, qué fue la que me trajo Pedro de Morales, y con ella recibí tanto contento
que quererlo decir aquí sería infinito, y lo recibí muy grande en que Pedro de Morales me dijo vio
a v.m. y estuvo hablando con v.m. y mis hermanas, que fue cosa que me dio el contento que sólo
Dios lo sabe y es testigo, y no he visto otra en esta flota que, aunque v.m, me avisa por ésta que re­
cibí, que me envía otra con una señora, yo no la he visto, sóla esta carta que respondo, y de la sa­
lud de v.m. y de mis hermanas tengo contento, déles Nuestro Señor a v.m. y a ellas aquella que yo
les deseo, que será la que a mí propia, y bien entiendo que seré creída.
El regalo de las gorgueras recibí, y las tengo en mucho, que son de la mano de v.m. y de mis
hermanas Catalina y Juana, Dios será servido darme salud y llevarme a España, donde yo sirva la
merced que se me hace en la memoria que de mí hay, y lo serviré y regalaré a mis hermanas el cui­
dado. Yo y Cristóbal Moreno tenemos salud, Dios sea bendito, y la que yo y él tuviere nos será
para servir a v.m., que es lo que deseo, verme en parte donde yo pueda acudir a esto, que será to­
do mi contento, Dios me lo dé como se lo pido, que será para mí gran regalo.
María de Vargas, su nieta de v.m., tiene salud, y está gorda y hermosa. Y ha sido Dios servi­
do de darme otra hija, que tiene cuatro meses, y llámase Beatriz, y es muy linda y hermosa, y más
hermosa que María, ambas besan a v.m. las manos, y yo por la parte que en ellas tengo las beso
por ellas.
Leonor Márquez, su madre de Cristóbal Moreno, y Beatriz Márquez de Liana, su hermana
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 77

de Cristóbal Moreno, las llevó Dios, y plégale a El de haberlas llevado, Dios las tenga en el cielo,
que cierto ninguna falta me hacen que, aunque a su fallecimiento me puse luto, hice cuenta que
era hábito muy galano, que para poca gente lo es este hábito, yo gusté traerlo algunos días, no di­
go esto porque las quería mal, cierto, sino porque con su falta tengo quietud, Dios me la dé.
Lo que dijeron a v.m. que Hernando de Vique dio un pez e acabó de él, no fue sino que en
Ocoa, viniendo de (ierra a la nao, yendo a subir del barco a la nao cayó a la mar y se ahogó, y sa­
cáronlo ahogado, y allí en Ocoa lo enterraron, Dios lo tenga en el cielo. Su hermano Fulgencio de
Vique tiene salud. De la determinación que v.m. diee le avise es que yo aconsejo que no se haga
mudamienio, porque esta tierra está muy diferente de lo que solía, y muy al revés de lo que allá
piensan. V.m. se esté queda, porque si Dios es servido, yo y Cristóbal Moreno pensamos sin falta
irnos con brevedad, y Agustín López se esté también quedo. En lo del casamiento de mi hermana
es acertado no casarla ahora, que querrá Dios que me halle yo allá al tiempo que se haya de hacer,
que será para ella dos contemos, el uno de verme a mí, y el otro de ver al mozo, pregúntenle que a
quién se holgará ver más, porque yo entiendo de mí, que, aunque mi voluntad es buena, que por
mucho que le dé más le dará el desposado, y más si es mozo. Y a mi hermana Juana digo lo pro­
pio. ;i ambas las quisiera ver conmigo, más querrá Dios que, como digo, iré presto, que es lo que
deseo. Con el portador de ésta le envío a v.m. diez pesos de a ocho reales. Por no estar Moreno en
la tierra no me hallo con más para poder enviar. A mi hermana Ana de Vargas envío otros diez
pesos, recíbase mí voluntad, que recibiendo ésta es grande, y será para servir a v.m. También en­
vío a mi hermana Ana de Vargas una nácara y unas higitas (?) y cien ovillejos de color, y le aviso
reparta la color con mis hermanas.
A todas mis señoras hermanas y hermanos y a mi hermano Agustín López beso a todos las
manos yo y Cristóbal Moreno. Al señor Alonso García de la Palma beso a su merced las manos y
a la señora Leonor de Fuentes y a todas esas mis señoras. De mí hermana María Bautista no digo
nada, porque me han dicho que está en Portugal. A mi hermana Mecía López beso las manos y
me huelgo que me dice que está gorda. Y porque otro no se ofrece, Nuestro Señor me las deje ver
a todas y a v.m.. romo yo deseo, y ruegue a Nuestro Señor ve« yo a todos vs. mds. antes que me
muera amén, que si Dios me da salud querrá Dios.que sea presto. Escríbanme v.m. y mi hermana
Ana de Vargas en el navio de aviso, y avísenme si reciben esto, porque de los veinte pesos que en­
vié a v.m. con Alvaro Rodríguez no tuve aviso si los recibieron. Y porque ésta no es para más,
Nuestro Señor, etc., señora madre, besa las manos a v.m. su hija
Andrea López de Vergara
(A mi señora madre María de Vargas, viuda, mujer que fue de Juan López de Cabra, en la
calle larga junto a Martin de Palacios, perulero, en Jerez de la Frontera).

49.
Andrea López de Vargas a sus hermanas, en Jerez de la Frontera.
México, 15.X. 1577
Queridas hermanas:
Fue para mí de tanta pena unas tan tristes nuevas como las que en esta flota me vinieron de
haber llevado Nuestro Señor a nuestra querida madre que me ha puesto en mucho extremo su fal­
ta, que lo he sentido de manera que pensé morirme, y considerando que son cosas hechas por la
voluntad de Dios, Nuestro Señor, me he reportado, y esta; consideración es la que me da pacien­
cia, sea Su Divina Majestad servido de tenerla en su santo reino y sea servido de darme salud, para
que, teniéndola, yo les favorezca. Hermanos míos, con toldo lo que yo pudiere, la cual voluntad
habrá siempre en mí, y no será como de algunos hermanos a otros sino como de madre a hijos y
esto tendrán, hermanos mios, siempre en mí, sin faltar en todo cuanto yo pudiere, que ya que
Nuestro Señor fue servido de llevar a su reino a nuestra madre y señora, la han de hallar en mí to­
do lo que en madre que a sus hijos ama mucho, y en esto no tengo que gastar tiempo sino que se
entienda mucho más que es esto de mi buena voluntad, y que cuando yo, hermanas mías, le falta­
re será cuando Dios sea servido de llevarme, y en el entretanto todo lo que yo tuviere será propio
suyo hasta sacarme la sangre d%mis brazos, siendo necesaria para sus remedios, y Cristóbal Mo­
reno con la propia voluntad que yo acudirá a todo, y mi parecer y el de Cristóbal Moreno es que
se vengan a esta tierra ellos tres, vos y mi hermano Agustín López y mi hermana Juana, y la orden
que ha de haber para venir ha de ser ésta que aquí diré, y en la flota que ha de venir, que está aho­
ra en Castilla, y por acortar el tiempo y que sus venidas sean más presto escribo la orden que aqui
diré, que si fuera aguardar más tiempo, Cristóbal Moreno fuera en la flota que está ahora acá, pa­
ra traerlas, y porque la venida sea más presto y sea en la flota que está allí en Castilla escribo
78 ENRIQUE OTTE

éstas en este navio de aviso, y acúdase a las personas que aquí diré, para que les den orden como
se han de despachar.
Han de vender las casas y las cosas que más tuvieren, poco o mucho, y antes que las vendan
hablar a Juan de Utrera, que vive en Sanlúcar de Barrameda, junto a Santo Domingo, que es un
piloto de la barra y piloto de las Indias, porque a él y a un cuñado suyo, que se llama Ortuño de
Bilbao la vieja (?) les escriben acudan a darles lumbre, cómo se han de aviar, y a aviarlas, y en la
propia nao del señor Ortuño de Bilbao la vieja han de venir, y porque es donde viene también el
señor Juan de Utrera, y sé que les traerán muy a gusto, y vendrán muy acomodadas, y cuando ha­
blaren al señor Ortuño de Bilbao la vieja, que vive en Triana, y al señor Juan de Utrera, que vive,
como digo, en Sanlúcar, les dirán que son las que Pedro de Morales les escribe para que las avíen,
que en diciéndoles esto acudirán a su avío con mucho cuidado, y no salgan de lo que ellos les dije­
ren, porque será acertar, y primero que hablen a Ortuño de Bilbao hablarán a Juan de Utrera en
Sanlúcar, porque les aviará deallí a Sevilla, y en Sevilla él y el señor Ortuño les darán la orden co­
mo han de sacar la licencia de La Contratación, que siendo mujeres solteras les darán en La Con­
tratación de Sevilla licencia sin ir 'a la corte. Esto será para vos, hermana Catalina y para mi her­
mana Juana, y la licencia para mi hermano Agustín López será que el señor Ortuño le buscará
una licencia de las que traen muchos de la corte para criados, y dándole algo por ella podrá venir
registrado debajo de la licenciá de criado, y podrá venirse en la propia nao con ellas, y cuando no
viniere orden de licencia, el señor Ortuño le dará la orden y el señor Juan de Utrera, de manera
que venga, y después de haber negociado esto y haber hablado al señor Ortuño y al señor Juan de
Utrera podrán vender las casas y todas las demás menudencias que tuvieren, y lo que han de gas­
tar para vestir sus personas. Para traer acá es lo que aquí diré: Para cada una una saya y ropa de
tamete (estameña ?) con un pasamano de oro las ropas y las sayas, con tres franjas de oro, y para
con esto un jubón de telilla para cada una.
Un manto de lustre para cada una.
Para cada una una ropa y saya y jubón de tafetán negro guarnecido con sus soguillas.
Y en lo que toca a camisas y gorgueras y tocas traigan las que les pareciere que han menester.
Y si algún manto, el que tuvieren, aunque raídos, tráiganlos para ordinarios demás de los de
lustre.
Y a Agustín López un vestido sayo y capa y calzas de paño negro y su jubón y una gorra y ca­
misas.
Y no dejen de acudir a las'personas que aquí les escribo, porque las espero cierto en esta flo­
ta, y porque las esperaré no dejaré ir a Moreno en la flota que está acá, porque las espero en la flo­
ta que está hoy en Castilla, y por ninguna manera dejen de hacer lo que aquí les digo, porque en
esta tierra no hay hombre, y acá querrá Dios que las casare, y aunque en las cartas pasadas escribí
que yo me había de ir, me he resfriado, pues ha llevado Dios a nuestra madre, y faltándome ella se
me ha quitado la voluntad.
En la flota pasada envié con este señor que digo, que se llama Juan de Utrera, veinte pesos,
los diez para Ana de Vargas y los diez para nuestra madre, y ya que Dios fue servido que nuestra
madre no recibiese sus diez, los recibiríais, y más le envié con el dicho a Ana de Vargas un caracol
de la China y un cestico con ovillos de color y unas higuillas (?) para las orejas.
Así como supe la nueva de que Nuestro Señor había llevado a nuestra madre le he dicho cua­
renta misas, y diré las que'más pudiere, y por nuestro padre le dije un treintenario, y diré por sus
ánimas todas las que más pudiere.
Si por la orden que aquí escribo no les diere gusto venir, escríbanme largo en la flota qué de­
terminan y porqué no vinieron, porque me pesa mucho si dejan de venir, y si vinieren, en llegando
a la Veracruz me avisen con toda diligencia asi como lleguen, que el señor Ortuño les aviará luego
las cartas desde la Veracruz, para que yo sepa que están allí, para que les envíe recaudo para subir
de la Veracruz a México.
A la señora mi hermana Ana de Vargas que venga, porque estando cargada de muchachos
como está no se lo digo, que es mucho trabajo venir con muchachos. A todas mis señoras herma­
nas beso las manos, y que a todas quisiera escribir a cada una de por sí, y por no saberlo yo hacer
no lo hago, más de que cada una haya ésta por suya. Yo y Cristóbal Moreno tenemos salud, y
Dios sea servido de dársela a todas sus mercedes como yo deseo, ty porque otro no se ofrece, Nues­
tro Señor, hermanas mías, las guarde como deseo. De México;« 15 de octubre de 1577 años.
A la señora Leonor de Fuentes beso a su merced las manos. Para lo que señora hermana
mandare presto ..............................
Andrea López de Vargas
(A mi señora hermana Catalina de Vargas, en casa de mi señora hermana Ana de Vargas,
mujer de Francisco Jiménez, en Jerez, en la calle de Avila, dirán de ella en casa de Martín de Pala­
cios, perulero, que vive en la calle larga en Jerez). (I.G. 2053)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 79

50.
Alonso Orliz a su mujer Leonor González, en Zafra.
México, 8.III. 1574
Señora mía:
La presente es para por ella os rogar que hagas por mí vos y vuestros hermanos los solteros o
cualquiera de los dos y a Melchor González se lo ruego más que a nadie, porque es aparejado para
ganar de ccmer acá en México conmigo.
Señora, recibiré muy gran merced que, vistas estas cartas, que os determinéis luego de aviar
vuestro viaje, y de que se venga Melchor González a Sevilla, y allí hallará ciento y cincuenta pesos
de oro común, de a ocho reales cada uno, en poder del veinticuatro García de León en Sevilla, y
tiene compañía con otro mercader de acá de México, que se dice Alonso Ramos, y éste os manda­
rá dar luego parte de ellos para empezar a aviaros, y lo demás dará cuando lo hayas menester para
matalotaje para veniros, porque este dinero os !o envia un amigo mío sólo para que vengas, y esto
es para sólo el comer y para lo que más necesidad tengas para el viaje para los fletes. Allí envío yo
mi poder a vos, para que lo sustituyas a quien vos quisiéredes, para que lo vayan a negociar, y
también para que me puedas obligar por los fletes, aunque sean hasta docientos ducados de Casti­
lla, que yo los pagaré luego como sea venida la flota en México.
De acá de México de esta Nueva España va un hombre por su mujer en esta flota, que es
grande amigo de mi compañero, y tiene su mujer en Moguer, acá en Castilla, y éste lleva encarga­
do de llegar a verse con vos, y si acaso fuere podéis darle a este poder, para que os lo negocie en
Sevilla, porque estando yo acá entiendo que basta negociarlo en Sevilla, y si fuere necesidad de ir
a la corte, él lo negociará, que ha de ir a negociar para él y su mujer. Dícese este hombre Juan de
Castro Ribera. Allí va con estas cartas mías una de mi compañero, lo que él os ruega por ellas en­
tiende que es para provecho de vuestros hijos, y aunque él dice por ella que si nc determinas de ve­
nir que no se os dé el dinero, si no determinas de venir no por eso dejes de procurar el dinero, por­
que al veinticuatro, a quien va el dinero, se le escribe que si acaso no quisiéredes venir, que tam­
bién os lo dé, y a vos se os escribe que no os lo den, porque lo determines y que vengas, porque si
no venís perderán mucho vuestros hijos y míos, y también porque se acabe más aina mi soledad y
pena, porque es muy grande. De lo que determináredes de hacer me lo escribid en el navio de avi­
so, porque sepa yo si venís o no, y en el sobreescrito le pone a las cartas un peso de porte, que ellas
vendrán a mi poder con esto, porque si venís quizá estaré ya en el puerto esperando con caballos y
todo recado, y si acaso no estuviere con el correo, me envía dos letras dende el puerto, que yo seré
entre noche y día allá con vos, aunque hay dende México al puerto sesenta leguas, y aunque hu­
biera ciento me parece que no había menester comer para andarlas, y que fuera volando, y tam­
bién porque, si no venís, entiende que no nos podemos ver tan aína, porque será cargo de concien­
cia y demandármelo a Dios, si yo dejo e! negocio que tengo entre manos para ganar de comer, pa­
ra que yo deje a mis hijos. Si no viniéredes envíame a Francisco, y encomiéndenlo a este veinticua­
tro, él lo hará venir, y si viniéredes, saca recados en Zafra de cómo sois mi mujer y lo demás que
fuere menester, y si no viniéredes, envíame una licencia vuestra con Francisco, para que pueda es­
tar en México cuatro años. A Elvira Rodríguez le decid que una carta suya recibí, que me dio Sa-
yago, y que antes que ella la escribiese le había yo hablado por ella a Cepeda, y que me dio buena
respuesta, que no sé lo que hará, que yo le volveré a hablar. De mi hermano no digo más que que­
da bueno él y su hijo, porque él escribe, y si su mujer quisiera encaminar a mí las cartas, por venir
más ciertas, que yo se las daré, porque él no reside en México, de lo uno y de lo otro me avisa, y
me escribid largo. El castigo de mis hijos os encomiendo, y a todos y a cada uno de por sí, y espe­
cialmente a mi hija Ana, que le ruego mucho que mire por su madre, y a la madre que mire por la
hija. A vuestro padre y madre le podéis decir que por amor de Dios que me perdonen, y le da mis
encomiendas, y que estas cartas que van para vos las pueden tener por suyas, porque yo no le es­
cribo, y que yo le empeño mi cara, aunque bien ausente, que no irán dos flotas sin que no lleven
recado, para que se pague todo lo que yo debo, y aunque sobre.
Señora, de lo uno y de lo otro que por mis cartas yo digo hace acá lo que os pareciere que es
mejor, y encomendadlo todo siempre a Dios y a su bendita madre, que Ellos hagan de vos y de mí
lo que Ellos quisieren y por bien tuvieren, porque yo así lo he hecho, y por mis cartas podéis ver ..'ríg¿
cómo lo han hecho, y por las nuevas que por acá os darán de mí en ésta no digo más. Nuestro Se-
ñor os dé lo que deseas, porque entiendo que si El os lo da que nos podíamos ver presto. Fecha en ígjSS
México, en el barrio de San Pablo en la tenería de Ronda, donde quedo bueno de salud, sea Dios ‘ ;"jsl
loado, amén. Fecha a ocho de marzo de mil y quinientos y setenta y cuatro años. Vuestro soy y a y “
vuestro servicio quedo.
Alonso Ortiz
(A la señora Leonor González, mujer de Alonso Ortiz, en Zafra, en el condado de Feria).
B i *
RAFAEL G-RC1A GRAPIA!
in s t it u t o oe

IN VESTIGA CI0N ES HISTORiC


80 ENRIQUE OTTE

51.
Alonso Ortiz a su mujer Leonor González, en Zafra.
México. 8,11,1574 (?)
Señora mía:
Esta será para daros cuenta de lo que por acá pasa y de cómo me va hasta el día de la fecha de
ésta. Habrá un arlo, poco más o menos, que yo me hallo bueno y que trabajo de mi oficio, y con
poca ayuda de indios, porque no los hallaba de mi oficio, que los tenían otros curtidores. Yo no se
los había de quitar. Y en este año habré ganado horros quinientos pesos, y si dijere seiscientos, no
miento en ello, que serán como quinientos ducados de Castilla, poco más o menos. Y ahora yo no
me descalzo para trabajar, porque tengo ocho indios, que a la contina trabajan, y un negro de mi
compañero, que me ayuda muy bien, y yo no hago más de solicitar a décima, y vender y comprar,
y esto basta por trabajo, y no es poco, aunque para mí me parece poco, y al fin no quiero trabajar
más de la solicitud, porque no me dé alguna enfermedad, con que se me acabe la vida, porque es
grande mi deseo de os volver a ver. Y de todo esto os podéis informar del mensajero que lleva es­
tas cartas, que es Juan Maya, vecino de Fregenal, que ha sido vecino mío un año, y éste mató en
mi casa mil chivatos, y la paga de ello me dio cual sea su salud, y ahora quedo yo en la tenería, que
él ha ganado lo que lleva, que llevará como diez mil pesos, y es un hombre malquisto, y que con
ningún vecino estaba bien. Si acaso lo viéredes, miradle las manos. Y mira que habla mucho, y
procura de sentaros y déjalo ir, porque no sabe acabar de hablar. Este mismo lleva consigo un hi-
, jo suyo, que lo trajo de acá. Si acaso lo pudiéredes ver, es de mejor razón que el padre. Y lo que
éste os dijere, no será más de lo que pasa acá de mi, y con éste pensé yo enviar cien cueros, y se lo
rogué, y me dijo que va mucho embarazo, y no se me dio nada, porque mi compañero acordó de
enviar por vos y de os enviar ciento y cincuenta pesos para sólo comer, y que acá os determinéis en
ello. Y este dinero lo hallaréis en Sevilla en poder de un veinticuatro García de León, que es com­
pañero de un mercader de acá de México, que se dice Alonso Ramos. El nombre del jurado no lo
digo aquí, porque no lo sé. En otra carta lo'diré, que habré sabido cómo se llama. Y para esto yo
os enviaré un poder a vos, para que lo podáis sustituir en quien vos quisíéredes, para que os lo va­
yan a negociar. Y también irá el poder a Melchor González y a Alonso González, vuestros herma­
nos, para que lo negocien ellos, y que se vengan con vos, que yo me atrevo de los hacer acá hom­
bres, si ellos quieren. Este dinero lo envía mi compañero, y es suyo, y va por suyo, para que esos
señores a quien yo debo no pretendan embarazarlo. Y al señor Alonso Sánchez y al señor Francis­
co Pérez le podéis decir que en estotra flota le envío cien cueros, que valdrán cien mil maravedís, y
dende arriba, porque se van escogidos uno a uno entre dos mil que tengo de curtir.
Este año, si Dios quisiere y quede allí, se harán pagados de lo que yo le debo, y se pagarán a
los demás a quien yo debo y estoy obligado. Y le decid que rueguen a Dios por mi salud, porque
yo así ruego por la suya, para que lo recíban y sean pagados. Y si acaso no determináredes de ve­
nir, envíame a Francisco, que a este jurado que va el dinero le irán cartas de acá, para que lo haga
embarcar. Y si acordáredes de no venir, envíame una licencia vuestra hecha por un letrado, que
traiga todas cuantas fuerzas pudiere, para que vos me la das, para que pueda estar en esta ciudad
de México por cuatro años, porque estoy ganando de comer para vos y para mis hijos. Y a Mel­
chor González y a Alonso González le decid que, cuando de acá no se le enviaba nada, sino que
ellos lo ganaran a coser (?) para os mantener, sabiendo que en dio me daban a mí contento, lo ha­
bían de poner luego por obra y hacerlo, y que si lo hacen, me darán a mi gran contento, y será
gran carga que me echaran, para que yo se la pague.
Y a vos, señora mía, que me envías a pedir en vuestras cartas que cumpla con vos la palabra
que os di por las cartas que os envié de Santo Domingo, en que dice que en todo el año de setenta
y cinco me aguardásedes, y ahora os digo que en cuanto al amor vuestro y de mis hijos, que yo la
cumpliera antes, pero que yo estoy puesto y entablado, para ganar de comer para vos y para
mis hijos, y será ir contra vos y contra mis hijos cumplirla, sino pasar mi tormento y ganaros que
comas. Por eso podéis acá determinaros y con brevedad venir en. esta misma flota, y que no sea
nadie parte para defenderos el viaje. Fecha en México, en el barrio de San Pablo, en la tenería de
Ronda, y a ocho de marzo,
Alonso Ortiz
(A la señora Leonor González, mujer de Alonso Ortiz, en Zafra),
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 81

52,
Alonso Ortiz a su mujer Leonor González, en Zafra.
México, 8.III.1574C?)
Señora mía:
Unas cartas recibí, que me dio Juan López Sayago, y otras recibí de un marinero, y éstas que
recibí de este marinero me dijo que se las tomó a un hombre que murió en la mar, que dijo que era
de la Parra. Con las unas y con las otras me holgué mucho en saber de vuestra salud y de todos
mis hijos, y más me dieron muy gran contento en que vino con las cartas que rae dio Sayago una
carta del señor mi compadre Leonis de la Parra, porque aunque me dice por su carta que me ha
escrito otras, yo no las he visto ni han venido a mi poder. Yo le escribiré en esta flota, al cual po­
déis decir de mi parte que yo lo he hecho mal en no haber escrito, que yo le escribiré en esta flota,
y que me perdone, porque hasta ahora yo no he podido, que todo se me ha ido en rogar a Dios y a
su bendita madre que me diese salud, y que me echase en parte donde yo pudiese aprovecharme
del tiempo y de la salud, y asi lo ha hecho, uno por lo que yo se lo he rogado, y lo otro por las lá­
grimas que El ha visto que de mis ojos han salido, y lo otro y más principal por lo que vos, señora
mía, se lo habrá rogado, que bien sé que yo no estoy olvidado en vuestra memoria de encomen­
darme a Dios y a su bendita madre. Y así lo han hecho ellas conmigo, y también entiendo que lo
han hecho y harán mucho mejor con vos y con mis hijos, porque aunque acá os parezca que pa­
sáis trabajos y tribulaciones, sabe que Dios no hace cosa mala, y que la hoja en d árbol no sé mue­
ve sin la voluntad de Dios, y que también he pasado yo hartos trabajos, hasta que Dios me enca­
minó aquí, donde estoy y quedo, y que todos los que yo he pasado no los siento ni los tengo en na­
da, porque los vuestros y de mis hijos son los que me dan muy gran pena y tormento, y aún tam­
bién me la dan los de vuestro padre y madre, y aún los de vuestros hermanos, y aún ahora lo sien­
to más que de antes porque, como Dios me encaminó que fuese yo curtidor, y en esta tierra no hay
mejor oficio, y más las buenas ganas que yo traía y tengo de aprovecharme de la salud que Dios
me da, y de no perder el tiempo, he trabajado y trabajo con gran cuidado, y procuro de no gastar
nada mal gastado, yo gano muy largo de comer. No hay en esto más de una falta, y ésta es no te­
neros yo a vos y a mis hijos conmigo, porqué si os tuviera y Dios me diera salud no me contentara
con ahorrar cada alio mil ducados de Castilla, y para que acá consideres esto yo he tenido arren­
dada una casa y tenería dende primero de abril de setenta y tres hasta postrero dé marzo de setenta
y cuatro, y ésta me costaba noventa pesos de tipuzque, que son de a ocho reales cada uno, y los
pagué cuatro meses antes que cumpliese en ella, y ahora para dende primero de abril de setenta y
cuatro años tengo arrendada otra casa por cien pesos de minas, que son de a trece reales y cuarti­
llo cada peso, y los tengo de pagar adelantados, y más tengo seis u ocho indios que trabajan con­
migo, y cada uno me tiene allá cual treinta pesos, cual veinte y a quince y a diez, y éstos nó les ha­
blo en ellos sino que le pago cada semana lo que trabajan, y esto os digo porque consideres acá
que, pues yo sufro esto, que gano muy largo.
Asf que visto esto un compañero que Dios me encaminó para que yo no perdiese más tiempo,
y visto él la gran pena que yo tengo por mi mujer y por mis hijos, y vístome el muy mucho afligir­
me por ellos, y que cuando yo hice la compañía con él yo no le saqué otra condición sino que si me
quisiese yo ir a Castilla antes de los tres años que fuese acabada la compañía, y él, porque no lo
deje, porque ve que gano largo de comer, acordó de enviar con un mercader amigo suyo a Sevilla
ciento y cincuenta pesos, para que vos los gastéis, y que a vos los den, y que os vengas vos y vues­
tros hijos, y éstos son para sólo comer y para matalotaje y para negociarlo, y éstos son suyos de
él, y díceme que conque yo haga la compañía con él que é[los quiere dar de su casa, y éstos son su­
yos y van por suyos, para que esos señores no pretendan ¡que yo los envío y los vengan a embara­
zar, ni os estorben la venida, porque me daréis a mí gran contento, y si lo determiniredes de venir
escribidme en el navio de aviso que ha de venir antes de la flota en que habéis de venir, y esos se-
fiores a quien yo debo le podéis decir que en estotra flota irán cien cueros, que valdrán de cuantía
para que todos sean pagados. Con estas cartas irá un poder mío para que lo sustituyas a quien lo
negocie, y para que me podáis obligar en Sevilla por los fletes, aunque sean por docientos ducados
de Castilla, que yo los pagaré en llegando. Fecha en México, a ocho de marzo,
Alonso Ortiz
(A la seflora Leonor González, mujer de Alonso Ortiz, en Zafra).
82 ENRIQUE OTTE

53.
Rodrigo Muñoz a Leonor González, en Zafra.
México, 25.111.1574
Señora:
Porque tengo ya a v.m. escritas muchas por diferentes vías y mensajeros, en que escribo lar­
go, sólo ésta que va por vía del señor veinticuatro García de León servirá de recordación para que
v.m . sepa que los ciento y cincuenta pesos que digo que envío, para que v.m . se avíe y venga a esta
tierra, van con ésta. V.m . mande aviarse con brevedad, de manera que venga en esta flota que
ahora va, porque si no viene en ella, no hay para que venga, porque vendrá v.m . por un camino y
el señor A lonso Ortiz irá por otro, porque para de aqui a que vuelva esta flota defenderle hemos
la ida, aunque se sepa que es casado, con decir que ha enviado por v.m ., pero si pasa este término,
si no se fuere, enviarlo han contr'a su voluntad, y perderá m ucho, porque lleva manera de ganar
muy bien de comer, dándole Diofe salud, y recibirá mala obra, y v.m . no la recibirá buena, pues
dejará de ganar de comer a cargo'de un primo m ío que se dice Juan de Castro Ribera, que va por
su mujer. Va él ayudar a aviar a v.m . y fletarla en la nao que él trajere a su mujer. N o deje v.m .
por ninguna vía de venir, que demás de que esta tierra es buena, es principal oficio el del señor
A lonso Ortiz, y de mucho provecho. Yo escribo al señor veinticuatro que, si v.m . quisiere venir,
le dé ese dinero para aliñar su venida, que acá pagaremos el flete, y que si no quisiere venir, que
no se lo dé, sino que me lo envíe de algunas cosas que para mi casa he menester. Nuestro Señor
traiga a v.m . con salud y le dé buen viaje. De M éxico, y de marzo 25 de 1574, servidor de v.m .
el racionero Rodrigo Muñoz
(A mi señora Leonor González, mujer del señor A lonso Ortiz, en la villa de Zafra, en la calle
de la Cruz).

54.
Alonso Ortiz a su mujer Leonor González, en Zafra.
M éxico, 1 4.X .1574
Deseada señora mía:
La gracia y consolación del Espíritu Santo sea con ella y con sus hijos y con todos lo que bien
nos hacen, y el ayuda de su bendita madre, amén. Gran consuelo he recibido con sus cartas, no
solamente en ver que haya sido mujer para poder llevar la carga a solas, com o por ver que dende
allá me dé consuelo y me anima a mí acá, para poder llevar mi soledad, de verme sin ella, y porque
ha sido una de las cosas que más pena me ha dado en esta vida, por tanto, señora mía, os pido
m ucho por merced y será para mi muy grande que lo que por esotras mis cartas os encomiendo
por ésta os lo vuelvo a rogar muy de veras, que por ninguna cosa ni contradicción que acá haya no
sea parte para os defender que no vengáis, y que no me hagáis mentiroso, porque tengo dicho a
todos mis vecinos que habéis de venir en esta flota donde os fuere el dinero, que son ciento y cin­
cuenta pesos, y los hallará en poder del veinticuatro García de León en Sevilla. A su padre y a
Melchor González y a Alonso González o a cualquiera de ellos que le ruego yo mucho que me ha­
gan este placer, que yo le doy mi palabra que el que se dispusiere a ello que le será muy bien paga­
do si se quisiere volver, que yo le dé con que se vuelva, y si no, que yo le ponga una tienda donde
le ponga en poder luego más de mil pesos, y que se gana de comer a su oficio, y lo m ismo diga a
Gaspar Rodríguez, aunque a Gaspar Rodríguez le decid que su hermano Baltasar Rodríguez es ya
muerto, y que murió aquí en México en el monasterio de San Agustín, y que murió víspera de San
Pedro pasado, el día de San Juan de este año de setenta y cuatro, y que lo que tenía, que sería co­
mo dos mil pesos, y que el monasterio se lo tomó, y que no tiene remedio de haber de él cosa nin­
guna, y que él murió de su muerte natural, y que él cayó m alo en su posada, y que el propio, des­
que se vio que estaba al cabo, mandó que lo llevasen al m onasterio, y desque lo llevaron estuvo
com o cuatro días en el monasterio, y luego se m urió, y los frailes lo enterraron muy honradamen­
te. Digo esto porque no sé si en este navio de aviso escribiré a Gaspar Rodríguez, si en éste no es­
cribiere, en otro, que ha de salir de aquí a un m es, yo le enviaré más relación.
A) señor mi compadre Pero Sánchez le diga que Pero Sánchez su hijo estuvo en mi casa todo
el mes de septiembre de este año de setenta y cuatro, que vino de la provincia de Soconusco a esta
ciudad, y que metió en mi casa mil y quinientos pesos, y aquí lo em pleó todo lo demás de ello, y lo
llevó cargado en sus muías, y que al cabo que andaba por irse compró aquí un negro por trecien­
tos y cincuenta pesos, y le dio luego ciento y cincuenta pesos, y por docientos pesos quedé yo por
su fiador, que los enviará de aquí a seis meses, porque él no viene a M éxico sino de año a año, y
que él está reparado y muy bienquisto por donde trata, y que aquí dejó cuatro cartas, para que yo
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 7 83

se las avíe. Yo entiendo que irán con estas mías mediante Dios, y que por tanto el bien hecho no se
perdió, y que no estoy olvidado, que bien sé que le debo cuatrocientos reales, trece reales más o
m enos, y que yo tendré cuidado de los mandar mejorados.
Si por ventura viere a Juan Maya, el de Fregenal, le dé mis encomiendas, y le diga que la car­
nicería de Suchimilco, donde él hizo los cueros que llevó, que la tenemos yo la mitad de ella, y
Martínez y el yerno de la viuda la otra mitad, y que Martínez tiene los que caen en Guatitán, y que
yo y Martínez enjugamos los mejores, y que los vendemos a un mercader al pelo, a dos pesos cada
cuero, y los tenemos comprados a once reales cada cuero, yo tuve entendido que enviara de estos
unos pocos de cueros, pero no faltarán otros tan buenos, porque es una carnicería donde caen de
tres mil novillos para arriba, y está tres leguas de M éxico, y nos los traen en una canoa por el agua
a la puerta, que cuando nos levantamos, muchas veces están esperando a la puerta de mi casa y te­
nería.
De mi hermano digo que está bueno, y su hijo también, y que él envió a su mujer cincuenta
pesos con Juan Maya, y que él anda con unas muías que com pró, y que pocas veces viene a Méxi­
co , y que si de todos cuantos acá hay de la tierra yo tengo de decir en mis cartas que no había me­
nester entender en otra cosa más de en eso, que muchas veces para escribir a la señora mi mujer no
me vaya sino de noche, com o diré yo de todos juntos cuando se ofrece, digo que aquel se me ofre­
ce acaso.
A su hermana Isabel González le dé por mí un grande abrazo, y a mi hija A na dos, y a su tía
María Sánchez le dé mis encomiendas, y a todos sus hermanos y parientes suyos.' N o digo los
m íos, porque a esos no haya para qué, y a todos los vecinos y vecinas y a todos los que acá viere
que yo tengo razón de acordarme de ellos, y con tanto ceso, y no de rogar a la madre de D ios que
me dé a mi mujer e hijos, y que ruega a su precioso hijo que me los vuelva, pues que El m e los dio,
que me los dé cuando sea su voluntad. Fecha en M éxico, en la Nueva España, jueves, catorce de
octubre de mil y quinientos y setenta y cuatro años, donde quedo bueno a Dios gracias, su amado
A lonso Ortiz
(A la señora Leonor González, mujer de A lonso Ortiz, en Zafra).

55.
Alonso Ortiz a su mujer Leonor González, en Zafra.
M éxico, 1 5.X .1574
Deseada señora mía:
En esta flota que vino a este puerto recibí una suya, la cual flota entró en el puerto en fin de
septiembre de setenta y cuatro años, y luego com o entró dende a cuatro días recibí una carta suya
de letra del señor compadre Leonís de la Parra, cuya fecha era a treinta de abril del dicho año, y
con ella me holgué m ucho, y luego dende a ocho días recibí otra, y con ésta venía una d fl señor
Gaspar Rodríguez, mi verdadero amigo y en las obras más que hermano, y recibí otra del mismo
para mi hermano, yo se la daré. Y recibí otra para Francisco Sánchez y otra para Diego Sánchez.
Yo tendré cuidado de darlas, si en esta flota vinieren más, hasta ahora yo no las he visto, pero con
éstas que he recibido estoy consolado en saber de la salud suya y de mis hijos y de su padre y ma­
dre y de todos sus hermanos y del señor mi compadre Leonís de la Parra y de todos los demás ami­
gos que en mi ausencia han hecho y hacen por ella y por mis hijos.
En la flota que ahora está en Sevilla envié ciento y cincuenta pesos de oro com ún, de a ocho
reales cada uno, y éstos los han de hallar en poder del veinticuatro García de León en Sevilla. Si
no los ha cobrado cóbrelos, éstos le envío para que se disponga y se venga en la misma flota, por­
que es mi voluntad que lo haga, y que no sea bastante nadie para se lo estorbar, y en ello recibiré
yo muy gran contento, y que me traiga todos m is hijos, siendo Dios servido que sean vivos. Tam­
bién envié a rogar a su padre que se venga con ella y con la mujer de Francisco Hernández, que
también él envió por ella, para que se hagan ambas en com pañía, y el m ismo Francisco Hernán­
dez me rogó que le escribiese, para que viniese con ellas, y que él le daría trecientos cueros puestos
en los navios, para que se vuelva en la misma flota. Si acaso no viniere su padre con ella venga
Melchor González, que yo le doy mi palabra que no sea el viaje m alo, y que le será bien pagado, y
si no, venga Alonso González. Y porque estoy confiado, señora mía, de vuestra parte y también
de la de sus hermanos y padre que harán lo que por mis cartas le ruego estoy cierto que vendrá en
la flota misma, que yo envío por ella, yo la quedo aguardando y me voy apercibiendo de lo nece­
sario para ir al puerto por ello.
También me dice, señora mia, que m e tiene ella y mis hijos y todos mis amigos prendada de
palabra que di en otra carta, que yo envié de Santo D om ingo, que m e aguardase en todo el año de
« ENRIQUE OTTE

setenta y cinco, a esto digo que si vos, señora mía, os disponéis a venir en la flota que está en Sevi­
lla que se cumplirá, y que acá nos veremos en Nueva España, y si no, que no pienso,cumplirla de
aquí al año de ochenta, porque me parece que me lo demandará Dios, y que irá contra vos y con­
tra mis hijos en dejar lo que tengo entre las manos, para ganar de comer para vos y para ellos, por
cumplir la palabra que en ese caso di, que díla como hombre que pensé que en llegando me habia
de valer de lo que mi hermano Cristóbal Ortiz había dejado. Yo tuve mejor seso, que me valí de
mi oficio, que no valerme de lo que estaba mal puesto, y se había de sacar por gran pleito y a ries­
go de mi persona. ' - .
Así, señora mía, si os determináredes de venir, allá os envío mi poder por dos vías, uno con
Juan de Maya, y otro con un Juan de Castro, que va por su mujer y ha de venir en esta misma Ilo­
ta. Si acaso éste aportare por allá es hombre de bien y que hará por amor de mí cualquiera cosa
que le encargare, porque él lo llevó encargado de acá del señor Rodrigo Mufloz, racionero, mi
compañero, y si acaso os determináredes de venir podéis poner en almoneda las tierras y casa a
quien más diere por ello, y por el tanto no se las quitéis al señor mi compadre Alonso Sánchez,
También fue mi poder para que me podáis obligar por los fletes por hasta docientos pesos, o
docientos ducados de Castilla, y para esto le fueron cartas al veinticuatro para qué dé crédito, que
será así como lo digo. Por tanto, seflora mía, yo quedo en buena tierra y con gran deseo de os ver
acá, y tengo gran confianza que venís en esta flota, y a todos mis vecinos y amigos me tienen dada
su palabra que han de salir a recibiros con mucha alegría, porque yo estoy muy bienquisto con to­
dos, y todos se huelgan mucho con vuestra venida. Por tanto digo, señora mía, que os cumple
mucho que esa palabra que la cumpláis vos por mí, y que vengáis en la flota que está en Sevilla, y
ijue por todas las contradicciones que allá se os puedan poner, no sea parte nadie para os lo estor­
bar.
Y mediante Dios, podéis tener por cierto que la flota que ahora vino acá que no irá sin llevar
cueros o dinero con que a esos señores se le pague lo que se le debiere, y se le dé todo contento. Al
señor Leonís de la Parra y al señor Alonso Sánchez y al señor Francisco Pérez y a la señora mi co­
madre Ana González le dará mis besamanos, y que le ruego yo que todos den gracias a Dios por
las mercedes que nos hace cada día. Al señor Francisco Pérez le dirá cómo su hermano Pedro Ro­
dríguez aportó aquí a México. Yo lo tuve en mi casa dos meses, y lo tuviera ciento si no fuera por
sus necedades, que no hay quien las sufra, demás que por dos o tres veces se puso a los viejos y me
echaba en afrenta con mis vecinos, y aquí queda en México y dice que se ha de ir en la flota a Es­
paña. Fecha en México, en la Nueva España, a quince de octubre de mil y quinientos y setenta y
cuatro años, donde quedo a vuestro servicio, señora mía,
Alonso Ortiz
(A la señora Leonor González, mujer de Alonso Ortiz, en Zafra). (I.G. 2056)

56.
Beatriz de Carvallar a su padre Lorenzo Martínez de Carvallar, en Fuentes de León,
México, 10.111.1574
Señor padre de mi corazón:
En el navio de aviso recibimos cuatro cartas, dos de v.m, y dos de mi hermana, con las cuales
recibí el mayor contento, que si no fuera ver a v.m. no lo podía recibir mayor. Por ellas da cuenta
de su salud, que era la cosa más deseada que en esta vida tenía. Señor, también me da cuenta de
sus trabajos, esme Dios testigo cuán presentes los tengo siempre, mas como a poco que venimos a
esta tierra no los he podido remediar los más, ruegue v.m. a Dios por mí salud, que si Su Divina
Majestad es servido de darme vida, yo sacaré a v.m. de ellos. Como a tan poco que venimos a esta
tierra, como arriba tengo dicho, y entramos con tantos trabajos en esta ciudad, digo con enferme­
dad, que por vida suya, y así me lo deje Dios ver de mis ojos, que se gastó en enfermedad más que
una buena hacienda de esa tierra (?), especialmente en la mía. También envía de decir por su carta
que tiene gastada mi muerte, así tenga v.m. entendido que tan milagrosamente me resucitó Nues­
tro Señor, como al bienaventurado señor San Lázaro, porque ya traje por la mar las más crueles
enfermedades que en cuerpo de persona vieron, no esperaran todos los que venían en la nao cuan­
do me habían de echar a la mar, y unos padres teatínos, que venían en la nao, me confesaron mu­
chas veces, y en un puerto el río de Ocoa, que es en el paraje Santo Domingo, hizo Valdelomar un
rancho donde recibí El Señor. Allí estuve muy en lo último, estos padres teatinos que venían en la
nao dijeron muchas misas de salud por mí, con toda esta enfermedad nos volvimos a la nao, y en
obra de un mes tomamos el puerto de San Juan de Ulúa, y la primera persona que echaron en tie­
rra fue a mí, echáronme como cosa muerta en la isla de San Juan de Ulúa. Estaba un amigo de
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 85

Valdelomar y su mujer, allí se me hicieron tantos regalos que fueron, mediante la misericordia de
Dios, parte para darme vida. Fueron tantos que en casa de v.m. no se me podían hacer más. En
tanto que estuve en la isla descansando fue Valdelomar a Hucacualco, y le dio el señor su herma­
no una esdava muy buena, también le dio un jarro de plata y una cabalgadura mansa y con que
pagase los fletes, y le rogó a su hermano que nos fuésemos a vivir allá, y como es tierra trabajosa,
que no hay pan en ella sino son las tortillas, otros regalos hay muy muchos, sino es éste de no ha­
ber pan, también no es aficionado aquella tierra cálida de muchos mosquitos, México es tierra
templada, que ni hace frío ni mucho calor, y es tierra que se gana de comer. Ha sido Dios servido
desde que estoy en ella de darme salud. Sepa v.m. cómo quedo parida de un mes, parí eí día de
Nuestra Señora de Candelaria una ñifla, la más linda que ha nacido en esta tierra. Está Valdelo­
mar tan alegre, la una por verme sana, y lo otro con su hija. Señor, tenga gran contento v.m.,
porque tengo d mejor casamiento, y soy más querida de Valdelomar que mujer hubo en mi gene­
ración, que «i toda la Nueva España no hay marido y mujer tan conformes, a mi Dios muchas
gracias por ello, y por tantos bienes y mercedes que como de Su Divina Majestad recibo por sus
cartas.
Envía v.m. a decir que quiere venir a esta tierra, padécese tanto por la mar que no me he atre­
vido enviarlo a llamar, y también no hay flota que no dé pestilencia, que en la ñota que nosotros
venimos se diezmó tanto la gente, que no quedó la cuarta parte, y así fue en ésta, con ser Valdelo­
mar baquiano en 1a tierra, le dio tal mal que no entendi que quedaba con la vida él y sus hijos, que
hasta hoy no están sanos. Si con todos estos trabajos que tengo dichos v.m. se atreviere, venga en­
horabuena, que yo haré todo lo que soy obligada como hija, y lo mismo Valdelomar, porque
quiere a v.m. cual nunca vi querer yerno a suegro. Si Dios me lo deja ver en esta tierra mi hacien­
da será suya, porque otro no es mi deseo sino darle contento y buena vejez. Señor, no envío dine­
rosa v.m, que, como Valdelomar compró esta hacienda, hemos pagado cuatro mil pesos en ella, y
esto nos tiene fatigados. Suplico a v.m, que, si no viniere en esta flota, me avise en el navio de avi­
so para, si no viniere, enviarle con que salga de sus necesidades, porque será muy sin falta y por
reverencia. Si v.m. se atreve, venga, porque v.m. salga de tanta soledad, pues que Dios fue servi­
do que fuésemos tan pocos y tan apartados, que el mayor dolor que tengo en esta vida es por no
haberlo traído conmigo, y asimismo Valdelomar. Señor, sus nietos quedan buenos-, y tan grandes
que, si v.m. los viera, no los conociera. Melchor escriba a v.m., Inés dice que la perdone que no
escribe por falta de escribano, que nunca Melchor le quiso escribir.
Señor, el día que escribí esta carta no se halló Valdelomar en la ciudad, que era ido al puerto
de la Veracruz. El me dio su palabra de le escribir de allá, entiendo que en ello no habrá falta. En
lo que v.m. envía a decir por sus cartas del seflor cura, que está en esta tierra, Valdelomar y yo lo
hemos procurado, y no está, y tuvimos nuevas en el camino que estaba en una isla par de Santo
Domingo, y le encamina Nuestro Señor las cartas que traíamos. Y con esto ceso, no de rogar a
Dios por v.m. que espero por Su Santa Pasión m eló deje ver antes que muera, A mi señora madre
beso mil veces las manos, y suplico a su merced haya ésta por suya, que no le escribo particular
hasta enviarle algunos tomines. A mi hermana Catalinica me encomiende, al señor Pedro Marmo-
lejo y a la señora mi hermana Teresa de Artiaga beso las manos muchas veces, y a la señora mi
hermana Catalina Domínguez y a la señora su madre Ies dé mis besamanos, no olvidando a la se­
ñora Catalina Bernáldez, y a todos los señores vecinos y vecinas y a todas las demás personas a
v.m, fue servido. A mis sobrinos, hijos de mi hermano que esté en gloria me encomiende. Fecha
en México, hoy viernes, a diez días del mes de marzo, año de mil y quinientos y setenta y cuatro
años, su muy obediente hija !
i Beatriz de Carvallar
(A mi muy querido padre Lorenzo Martínez de Carvallar, en Puentes de León, junto a Frege-
nal de la Sierra).

57.
Melchor Valdelomar a su suegro Lorenzo Martínez de Carvallar, en Fuentes de León.
Veracruz, 22.111.1574
Muy magnífico señor:
El navio de aviso que entró a quince de febrero de setenta y cuatro años me dieron un pliego
de v.m., en el cual había dos cartas, una para mi mujer y otro para mí, con las cuales recibimos
tanto contento y alegría que no lo podré escribir, que cierto deseábamos saber de su salud, que
moríamos por ello. Quéjase v.m. de mí, porque en la flota pasada, que fue en la que venimos, no
le escribimos, ni dimos cuenta de lo que nos había sucedido. Yo soy aficionado a escribir verda­
86 ENRIQUE OTTE

des, y en la flota en que vine no podía sino contar lástimas. Bien sabe que salí de Castilla sin un
real, y con mucha gente, y mi mujer muriéndose, que gasté más de quinientos pesos de tipuzque
en su enfermedad, y eJ día que llegué a México debía seiscientos pesos, y mi mujer y mis hijos en
una cama muriendo, que no nos podíamos valer. Mire v.m. qué le podíamos escribir, y por no
darle pena no escribí» ni dejé escribir a mi mujer, y por esta razón suplico a v.m, nos perdone, que
nuestra voluntad es buena, y no esté enojado, que mi intención no es de darle pena ni enojo. He
querido decir y dar cuenta qué razón tuve para no escribir.
Dice v.m. en su carta cuál mal se halla en Fuentes, y que no tiene puerta por donde entrar, y
que está esperando que lo enviemos a llamar. Entienda v.m. bien lo que digo: que yo y mi mujer y
mis hijos nos holgaremos tanto y recibiremos tanta alegría que v.m. venga como si mi padre, que
haya gloria, viniera» y lo que con él hiciera, haré con v.m., y en esto no hay poner duda, que de un
pan partiré la mitad y la daré. Sólo resta el mucho trabajo y peligro que en eí camino hay, que es
el mayor que se puede imaginar, fy, dejando los peligros de la mar, las enfermedades de Ja tierra,
que en la flota en que venimos miirió las dos partes de la gente que vino, y esto es ordinariamente,
que en verdad que a Melchor y a Inés les dan calenturas hasta hoy» y yo he estado muy al cabo, y
estoy harto flaco, que no puedo volver en mí, pues mi mujer ha hecho El Señor milagro con ella,
todos los médicos de México la desahuciaron, y fue Dios servido darle salud. Queda buena y muy
hermosa y gorda y parida de una hija, la más hermosa que ha nacido en este reino, y por parecer-
nos que se parecía a mi señora madre le llamamos María de Nieves. Yo quisiera que fuera varón
para llamarle Lorenzo, que cierto lo deseaba por extremo, pero con ser tan hermosa y parecerse
tanto a mi señora madre, estamos muy regocijados.
Si con todo lo dicho se atreve a venir, todo lo que gastare en el flete y pasaje lo pagaré, y haré
como dicho tengo. Holgaré poderle socorrer con algo, pero tengo tanta necesidad que no me pue­
do valer, que las Indias no son las que solían, que hay más necesidad que en Fuentes, y esto es
cierto como lo digo. Si v.m. se determinare para venir cualquier maestre le fiará ios fletes hasta es­
ta ciudad de la Veracruz, que por ésta digo que los pagaré y daré todo contento, que al presente
no puedo enviarles dineros, que tengo necesidad, como he dicho.
A mi señora Catalina Juárez beso las manos muchas veces, y a la señora mi tía Inés Juárez
me encomiende mucho, y a todos los señores nuestros vecinos .y amigos beso las manos. De esta
ciudad de la Veracruz, veinte y dos días de marzo de 3574 años, besa las manos a v.m. su servidor
y obediente hijo
Melchor Valdelomar
Señor, después de haber firmado ésta hablé con un señor que se dice Berna!, que es maestre
de una nao, vecino de Triana, que es muy devoto de las señoras monjas, y en especial de la señora
mi hermana Leonor de Encarnación, y me dijo y quedó conmigo que si v.m. se determinare a pa­
sar a este reino que él lo traerá en la nao que trujere, y el flete lo que se montare lo pagaré en esta
ciudad. V.m. venga a Sevilla y se vea con el señor Berna! o con cualquier otro maestre, que todos
se holgarán fiar el flete a pagar en esta ciudad de la Veracruz.
(Al muy magnífico señor Lorenzo Martínez de Carvallar, en Fuentes, cerca de Fregenal de la
Sierra). (1.G.2056)

58.
A ndrés Merino de Meneses a su hijo Francisco Merino de Meneses, en Fuentes
México, 28.111.1574
Muy deseado hijo:
Son tantas las cartas que te tengo escritas después que en esta tierra estoy, y no tan solamente
a ti mas a tus tíos y tías, por amor de tí, que cierto no las sabría contar, y de tí ninguna he visto, y
sólo de tu tío y de tu tía, mis hermanos Alonso Martín y Francisca Merino, su mujer, siendo vi­
vos. Recibí algunas en que, dejado lo demás de tí, me escribían no estar ya en aquel pueblo, y
siempre continuando el escribir. Parece que fueron a poder de Juan Martin, tu primo, hijo de
Alonso Martín y de Francisca Merino, mis hermanos, que serán en gloria, dos pares de cartas, las
unas del año de 1568 y las otras otro año adelante, a las cuales me respondió y recibí su carta este
año de 1573 años en el mes de octubre» fecha en Meneses en el mes de octubre del año de 1571, así
que había dos años que era hecha. En ella me da cuenta de cómo Nuestro Señor ha sido servido de
llevar de rata vida a su padre y madre y todos tus tíos y tías, mis hermanos. Sea Nuestro Señor loa­
do por siempre jamás» amén. Nuestro M o r sabe la pena que con tales nuevas yo recibí, mas co­
mo son cosas que no pueden dejar de ser no hay más que dar gracias a Nuestro Señor.
Así que, dejado esto y otras cosas de que largo me escribe, viniendo a lo que de tí dice es que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 87

ai presente que la carta escribió habrá ocho años que te habías venido de Meneses, y decías con in­
tención de me venir a buscar, y que de allí a cinco años había enviado a pedir una probanza de tu
linaje* para poder pasar a esta tierra, y que se te había enviado a un pueblo que se llama Fuentes,
junto a La Campana, y que no eras casado. Y dice más que, ai tiempo que la carta me escribió,
habrá tres o cuatro meses que un hombre de Meneses te había visto en el mismo pueblo de Fuentes
y hablado contigo, y que estabas en casa de un labrador del dicho pueblo, y que otra cosa no sabe
de tí, y que procurará buscarte y darte aviso de mis cartas, que creo si las vieses no dejarías de me
buscar, ya que no ío hicieses por amor de mí, hacerlo has por amor de tu madre que te parió y
crió, y cada día con lágrimas ruega a Nuestro Señor te traiga a sus ojos antes que de esta vida la
saque.
Yo te ruego por amor de Dios y como a hijo te lo mando te vengas con nosotros, porque,
aunque acá tenemos seis hijas, no por eso te tenemos olvidado, ni tampoco te faltará de Jo que
Nuestro Señor nos ha dado, que cierto es mucho, según nuestro merecimiento. Yo tengo casadas
dos hijas de las que digo que tengo, y las di cuatrocientos ducados, y, bendito Nuestro Señor, no
falta para las otras su parte, ni para tí faltará, si acá a lo gozar quieres venir, y mira que casado o
soltero como te hallares, rico o pobre, no dejes de lo hacer, por siquiera dar contento a aquellos
que después de Dios te engendraron, y como a hijo te desean ver, y si te falta posibilidad, vente a
Sevilla, que a cualquier maestre de navio que llegues y digas que en México tienes a tu padre, y
que tiene de comer, que traiga a estas partes, que acá se le pagará luego, lo hará, y no mire en que
te cueste poco o mucho, que por mucho que a tí te parezca yo tendré en poco por pagarlo por tí.
No sé que más te diga, ni tengo más que decirte, sino que de nuevo te ruego y mando que te ven­
gas, y cierto que, si yo supiese que eras vivo y que por falta de dineros no venías, yo te los habría
enviado a Sevilla, mas como a tantos días que de tí no sé, paréceme sería echar la soga tras el cal­
dero, quiero decir que, teniéndote a tí perdido, sería perder también el dinero, enviándolo sin sa­
ber de ti.
Porque ésta no es para más, Nuestro Señor te guarde y traiga a mis ojos, como yo, tu padre,
deseo. Tu madre te está buena» bendito Nuestro Señor, y te ruega y manda lo que yo. Tus herma­
nas y de las dos sus maridos se te encomiendan, y ruegan las vengas a ver y conocer. De esta ciu­
dad de México, hoy domingo, 28 de marzo de 1574 años. Junto a Santa Catalina tengo mis casas.
Tu padre, que como a su hijo te ama,
Andrés Merino de Meneses
(A mi muy deseado hijo Francisco Merino de Meneses, en el pueblo de Fuentes, junto al pue­
blo de La Campana, once leguas de Sevilla).
(I.G. 2057)

59.
¡
Fray Juan de Mora a sus hermanos.
México, 29.111A 574
Muy señores y amados hermanos:
Nuestro buen Dios sea siempre en sus ánimas y les dé tanta salud, gracia y paz cuanta yo les
deseo a ellos y a todas sus familias y casas. Por no haber visto carta de vs. mds. dos años ha en los
navios y flotas que han venido de esas partes, he estado con alguna pena y cuidado de su salud y
vida, y tanto que he venido a presumir que no debe ya de haber quedado hombre que se acuerde
de mí. Mucho holgaría de saber si h^ quedado alguno, y esto me movió a escribir ésta, para que
por ella se entienda que es todavía servido El Señor de me dar salud, cual al presente la tengo,
aunque muy ocupada en leer una cátedra de sagrada escritura y predicar muy a la continua. Es­
toy, gloria a Dios, con todo eso bueno, y mi asiento es en esta ciudad de México, adonde, si algu­
no de mis sobrinos fuese tan hombre que me quisiese venir a ver y tuviese ánimo y pecho para salir
de esas chozuelas que por allá tienen, me holgaría harto de lo haber, porque no creo habrá ya lu­
gar de poder yo volver por allá, si Dios no ordena otra cosa. Y entienda el que quisiere venir que
ha de ser hombre para se saber valer por su pico y por su buena industria y diligencia, como acá se
valen otros muchos y vienen a ser hombres. Yo de mi parte haré lo que pudiere por le ayudar y
acreditar en la tierra, si viniere en traje de hombre de bien. Y si quisiere traer algún caudal para
comenzar, tráigalo empleado en algunas cosas, por industria de algún buen mercader de Sevilla* o
de unas biblias que se han impreso, ahora poco ha, en Salamanca, que llaman de Ruperto Estéfa
no, y de otras que llaman de Isidoro. Claro que yo Ies daré acá salida, y se doblará en ellas el cau­
dal que en ellas emplearen. Y si hay mucho lienzo en esa tierra de lo casero y bueno que en ella se
hace, se ganará también en ello, y será principio para comenzar. Que por aquí comienzan algunos
88 ENRIQUE OTTE

y vienen con su buena industria después a ser hombres. Pero miren que lo han de ser los que acá
quisieren venir, y no borricos, que a lo menos el que hubiese de venir querría que supiese leer y es­
cribir y contar, y dar razón de lo que se le encomendase con mucha fidelidad, porque éste se esti­
ma en mucho en esta tierra, y doquiera.
Yo quisiera al presente tener que poderles enviar. No me hallo con qué por ahora. Andando
el tiempo haré lo que pudiere. Yo si alguna de mis sobrinas o dos de ellas les saliere buen casa­
miento, yo digo que por ésta les mando acá cien pesos, y los enviaré cuando de ello se me diese
aviso. Pero míren que se guarden de juntarse con gente ruin y de ruin casta. Y declaro y es mi vo­
luntad que las dos que esto hayan de llevar, sean las dos de más edad entre todas las que estuvie­
ren por casar, que Dios proveerá para las demás que tras ellas vinieren, si Su Majestad fuere servi­
do de me dar salud. Encomiéndenme a Dios, y procuren de ser buenas mujeres, honestas, recogi­
das y temerosas de Dios. Que Dios les hará merced y se acordará de ellas, como ellas sean las que
deben, y se ocupen en le servir y en ser muy obedientes a sus padres. Entienda que la que yo supie­
re que es tal, que yo la favorezca, y que la que no fuere tal, que se puede ir para ruin y no tenerme
por tío, porque yo no la tendré por sobrina. Y no piensen que aunque esté acá, que ha de faltar
quien me dé aviso de ellas. Y lo mismo digo de mis sobrinos, a los cuales ruego se precien también
de ser muy hombres de bien y muy obedientes y fieles criados por donde quiera que fueren, por­
que no les podrá faltar Dios si fueren siervos suyos y se preciaren de ser buenos cristianos y ami­
gos de las cosas de Dios, y muy constantes en su fe y obedientes a todo lo que la santa madre igle­
sia romana nos enseña. Precíense, por amor de Dios, de esto y míren todos no les engañe satanás,
Y si fueren pobres y se vieren en necesidades, tengan mucha paciencia, y den por ello muchas gra­
cias a la divina bondad, y entiendan que eso es io que más Ies cumple para su salvación, si sesaben
aprovechar de ello, sufriéndolo todo con mucha humildad y paciencia, y conformándose en todo
y por todo con la divina voluntad, que es la que todo lo rige y gobierna como más ve que cumple
para nuestra salvación y para honra y gloria suya.
Y si alguno de mis sobrinos supiere latín y quisiere ser religioso, me holgaría que lo fuese en
mi orden. Avíseme de ello, que yo lo enviaré a encomendar a quien tenga cuenta con él. Y si no,
véngase acá, que yo le haré dar el hábito, para que sirva con él a Dios. No se me ofrece otra cosa,
más de encomendarles a todos la paz, que como hermanos y deudos deben tener unos con otros.
Esta les encargo mucho, y suplico a mi Dios se la Üé, y con ella gracia, para le servir y amar como
son obligados, amén. De esta ciudad de México, a veinte y nueve de marzo de m ili y quinientos y
setenta y cuatro. A todas mis hermanas, deudos y amigos beso las manos. Besa las manos de vs.
mds, su menor y verdadero hermano,
fray Juan de Mora
Si quisieren escribirme con el que ésta diere, que es de Torre Milano, deudo del señor Antón
de Espejo, que está en esta tierra, se me podrá enviar el retorno, o con el pliego que escribiere una
señora doña fulana de Moya, que vive en Pedroche, la cual es hermana del arzobispo que está en
esta ciudad. Y con sus cartas vendrán a buen recaudo las que se me escribieren. Y miren cómo es­
criben y avísenme de todos los que faltan, y el número y los nombres de los que han quedado de la
hermandad y parentela, y de los sobrinos y sobrinas, y de las que están casadas y por casar.
(I.G. 2055)

6®.
Doctor Céspedes de Cárdenas a su primo el bachiller Alonso Berna!, en Oropesa
México, 1.IV. 1574
Muy magnífico señor;
Una de v.m. recibí en la flota pasada, que cierto me dio gran contento, como me la darán to­
das las que de v.m. recibiere, por saber tiene salud con esos señores mis primos. Acá la tenemos,
bendito el que nos la ha dado, amén.
Ya creo escribí a v.m, cómo su majestad me había hecho merced de una plaza de alcalde de
esta corte, con un canonicato para Alonso López, su primo. En ésta sirvo ahora, háseme acrecen­
tado por ayuda de costa, que el virrey de esta tierra me ha nombrado por corregidor de las villas
del marquesado del Valle por este año con dos mil ducados de salario demás de los tres mil pesos
que de alcalde llevo, ron que por cuatro tenientes por mí puestos administre el estado y villas, y
todo es menester según la costa, y para poder ahorrar alguna cosa para casar a su prima, que acá
son los dotes de a veinte mil pesos los moderados, que otros exceden a treinta y de allí arriba. El
canónigo sirve su dignidad y estudia, es bachiller, el año que viene con favor de Dios se hará licen­
ciado en cánones.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 89

En esta flota envío a suplicar a su majestad le haga merced de una dignidad de chantre o teso­
rero de esta santa iglesia que están vacas. Yo he hecho todas mis diligencias para ello, ordene Dios
lo que más sea servido.,
De Montoya he averiguado que su marido murió en la dudad de Antequera de estas partes, y
ella de allí vino a esta ciudad, y que se fue. Dicen está en Yucatán. Bien holgara que la edad de
v.m, fuera tal y la carga de hijos tan liviana que pudiera v.m. dar por acá un salto donde pudiere
yo servir a v.m,, que bien pudiera en qué. A esas señoras mis primas beso las manos y al señor mi
primo lo mismo, y no siendo ésta para más quedo en México, primero de abril 1574, servidor de
v.m.
doctor Céspedes de Cárdenas
(Al muy magnífico señor bachiller Alonso Beraal, en Oropesa)
' (I.G. 2056, Véase carta n.° 209)

61 .
Inés de Solís a su hermana Angela de Solís, en Medina del Campo
México, 25.X, 1574
Señora hermana:
En las flotas que han ¡do de esta Nueva España de cuatro y seis años a esta parte he escrito
siempre a v.m. dando cuenta de mi vida, y hasta hoy de veinte y tantos aflos que ha que estoy en
esta tierra no he visto carta ninguna de v.m ., ni menos he sabido de v.m., que estoy con pena. En­
tiendo que mis cartas no deben de haber ido a manos de v.m. ni a las de mis hermanas y herma­
nos, porque entiendo que a haber recibido alguna se me hubiera escrito y respondido a ellas, y así,
yendo persona tan cierta como es el portador de ésta, quise tornar de nuevo a dar cuenta por ella
de nuevo de mi vida. Yo, bendito Nuestro Señor, quedo con mucha salud y viuda y con un hijo,
que se dice Pedro de las Ribas Solís, y de mi marido quedaron como ocho a diez mil pesos en po
sesiones y haciendas, las cuales no me he atrevido a deshacer de ellas hasta ahora hasta saber pri­
mero de vs, mds. para saber si son vivos o muertos, y me aconsejan lo que deba hacer, porque yo
no me he atrevido a pasar la mar por causa de las grandes tormentas de ellas, y los grandes traba­
jos que cuando pasé traje. Y así he estado esperando ver cartas de por allá, que hasta tenerlas no
me determinaré en nada, ni a deshacerme ni vender mis haciendas. Yo quedo buena de salud, y
con deseo de saber de vs. mds. y en esta ciudad de México, que es buena tierra y sana, donde espe­
raré cartas y nuevas de la salud de todas vs. mds., porque hasta tenerlas, como digo, no me move­
ré a cosa ninguna, que cierto tuve entendido en esta flota y en las otras tener cartas. Y las que se
me escribieren, para que vengan a mis manos, vengan dirigidas a esta ciudad a casa de don Luis de
Castillo, y en el sobreescrito a mí o a mi hijo, a cualquier de nos, porque de allí me las encamina­
rán y darán luego, y vengan con buen porte.
Ya sabrán vs, mds. por allá cómo se ha descubierto en estas partes una tierra muy rica que
llaman la China, y se navega dende aquí, y han traído y traen de allá cosas muy ricas, que en Es­
paña no las puede haber mejores ni tan pulidas de cuantos géneros de cosas hay hoy en el mundo,
como son rasos, damascos, tafetanes, brocados, telillas de oro y seda y mantas a manos de ruán
de mil géneros, loza mejor que de la India de Portugal, toda trasparente y dorada de mil géneros,
de manera hecha que los muy curiosos oficiales de acá no saben determinar de qué manera vengan
hechas, cadenas y joyas de oro muchas y en abundancia, cera, papel y canela y en especial arroz
en cantidad. El bastimento que allá se tiene es arroz, donde hacen el pan, carne de puerco, galli­
nas'de Castilla, pescado en cantidad, vino de dos o tres maneras, de frutas que allá hacen, y esto
es en las islas donde ahora están poblados, que no pueden pasar adelante por la mucha morería
que hay, que es gente belicosa, tienen mucha artillería y artificios de guerra y muchas municiones,
sus castillos y ciudades cercadas, y esto es en la tierra firme, que es tierra donde el rey de ella pone
en horas 200.000 hombres en campo, y puede poner 50.000 hombres de caballo. Y según se tiene
nueva acá que es la tierra más próspera que hay en el mundo, y así el rey de Portugal ha enviado
armada para ver si puede entrarle, y no lo han desbaratado y hecho retirar atrás con el armada
que han hecho ellos primero (?), y ha costado de españoles que han ido de esta tierra al pie de
1.000 y tantos hombres, y todos los años del mundo envían 200 ó 300 hombres de socorro, que no
se pueden enviar más, porque no hay gente en esta tierra. Y así se tiene entendido que, si no es por
vía de cristiandad y paz, no se puede ganar, ni el rey don Felipe poderoso para ello, mas tiénese es­
peranza en Dios que con su ayuda vendrán todos a la ley, porque los españoles que allá están y
van tratan con ellos por vía de paz, y así negocian con ellos, porque de otra suerte de entrarlos han
(?) también, hay de las islas que han ganado, donde ahora están conquistadores que tienen a 3 ó
90 ENRIQUE OTTE

4.000 ducados de renta, y ¡a tierra firme, según a noticia y nueva, es muy sana y fértil, que se coje
aceite, vino y trigo y todo quanto puede haber en España, así, señora, que es muy buena tierra.
A mis hermanos Juan de Solís y Diego de Valladoiid y Aiejo de Solis beso ias manos, y a mis
hermanas Juana y Catalina de Solis, y a mi hermana Angela de Solís que haya ésta por suya, y le
ruego mucho me escriban, que deseo saber de la salud de todos vs. mds., y si son casadas todas
mis hermanas, y al señor mi hermano Hernando de Rosales beso las manos, y no dejen de enviar­
me por acá algún hijo o hija, que tengo gran deseo de tener acá alguno de ellos con quien yo me
consuele, porque estoy muy sola, y también porque mi hijo conozca sus deudos y parientes, y a
mis hermanas que le suplico me envíen el traslado de la ejecutoria de mi padre, porque ha venido
el pecho para acá, y pues yo no lo debo, no lo querría pagar, y con tanto Nuestro Señor guarde a
todas sus mercedes y les dé tanto descanso. Y con tanto como yo deseo a todos beso las manos y si
acá v.m. envía algún sobrino mío, no venga sin la ejecutoria de hidalguía, porque aquí valen muy
mucho los hidalgos de solar conpcido. De esta ciudad de México, a 25 del mes de octubre 1574
años. Mi hijo besa las manos a todos vs. mds. y parientes que allá tiene. Su hermana de v.m. que
sus manos besa, i
Inés de Solis
(Al muy magnifico señor Hernando de Rosales, o a mi señora hermana Angela de Solís, en
ias Cuatro Calles, en Medina del Campo). (I ,G. 2056)

62 .
Alonso Montagna a Alonso Mancera Zambrano y el bachiller García Hernándes Caballero,
en La Puebla de Sancho Pérez.
México, 8.X1U574
Muy magnífico señor:
Esta será para besar las manos a v.m. muchas veces. Del señor Juan López Sayago, hermano
de v.m., supe cómo v.m. estaba bueno y de salud, la cual plega a Nuestro Señor dar a v.m. por
muchos años con todo lo por v.m. deseado. Ya sabrá v.m. cómo yo envié con Alonso Gómez «El
carderò», que fue de esta ciudad y Nueva España a esa villa de La Puebla de Sancho Pérez cierta
cantidad de pesos de oro, para que, siendo mis hermanos Francisco Sánchez y Benito Gutiérrez
servidos de que entre mí y ellos hubiese claridad de lo que cada uno había de haber de la herencia
de nuestros padres Juan Sánchez Cordero y Maria Gutiérrez, y esto con amor y amistad de her­
manos, y para que, habiendo efecto entre los dichos mis hermanos en la dicha partición en amis­
tad y concordia, como dicho tengo, el dicho Alonso Gómez les diese a los dichos mis hermanos o
a sus herederos los pesos de oro que se concertase entre ellos. Esto, como v.m. sabe, ha ya tres
años que los envié, y hasta ahora yo no he visto letra ni razón de lo que se ha negociado, hanme
dicho que el Alonso Gómez entró luego con pleitos y contiendas entre mis hermanos y yo, de lo
cual me ha pesado en el ánima. Visto esto, acordé suplicar a v.m. y al seftor bachiller García Her­
nández Caballero, a quien juntamente con v.m. envío mi poder, como por él parecerá, que va con
ésta, se me haga merced que ambos a dos juntamente o cada uno por sí con este dicho mi poder
tratar buenamente con rriis hermanos Francisco Sánchez y mi sobrino, hijo de mi hermano Benito
Gutiérrez, si fueren servidos que buenamente nos avengamos, y para que, si quisieren hacerlo, en­
vío el dicho oro a v.m., para que, haciendo balanza de los bienes y de lo que yo he pagado, que es
en mucha cantidad, y ios bienes que mi padre dejó no son muchos, porque, si yo no me hallara
con dineros para pagar, como pagué, lo que mi padre por sustentamento mandó, y si hubiera de
vender los bienes que él dejó no bastara para cumplir sus mandas, que de todo esto bien le costa a
mis hermanos, que allá les tengo enviado, y en su poder está el testamento y mandas, y los bienes
que dejó, y el inventario de ello, pero deseando yo, como deseo, todo por quietud y amor entre
mis hermanos, como es razón, cuando Alonso Gómez partió de esta tierra le di seiscientos- pesos
en reales, para que los diese a mis hermanos, y ellos renunciasen la herencia, que de mi padre y de
mi madre le podía suceder, en mí, bien entiendo que en ello soy agraviado, porque, como tengo
dicho, fue mucho lo que mandó mi padre y muy poco lo que dejó, pero no para en ello, pues que
Dios ha sido servido hacerme merced, y, como tengo dicho, estos dineros y poder mío llevó el di­
cho Alonso Gómez ya ha tres años y no he sabido que haya hecho en ello, ni me ha escrito, y por
tener entendido que v.m. y el señor bachiller Garci Hernández son personas que lo negociarán
mejor que otro ninguno, les envío mi poder, para que me haga merced que con mi hermano Fran­
cisco Sánchez y con mi hermana Isabel Sánchez traten y concierten de que renuncien en mí los bie­
nes y herencia que quedaron por fin y muerte de nuestros padres, yo ni más ni menos que la re­
nuncie en ellos, y me parece cosa de que, si le parece a mis hermanos que en algo son agraviados,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 91

no concierten en darles entre ambos estos seiscientos pesos, ios cuales están en poder de Angelo
Brunengo, vecino de Sevilla, porque los habrá cobrado de Alonso Gómez, y si les pareciere a vs.
mds. alargarse a darle a mis hermanos cien pesos más, o ciento cincuenta, se los den, porque el di­
cho Angelo se los dará. Y hagan vs. mds. ¡as escrituras de partición bastantes, para que cada una
de las partes esté seguro de los otros, y en verdad que me alargo a enviarles esto, y dárselo, porque
a ellos le cumple y a mi no me hacen falta, bendito Nuestro Señor Dios. Y cuando no lo determi­
naren hacer, poca pena me da, porque con emplearme mis reales envíen ellos a procurar la heren­
cia que dejaron mis padres en esta tierra, que yo enviaré a procurar la que mis padres dejaron en
esa. Pero, como tengo dicho, yo no procuro sino toda hermandad y'quietud, si ellos quisiesen, y
en todo lo remito al buen parecer y juicio de vs. mds., y la merced que en ello quiero vs. mds. me
hagan es que sea con toda brevedad, dentro o fuera, y se me dé aviso de ello en la flota, y asimis­
mo se lé avise al Angelo Brunengo, para que, no habiendo efecto lo dicho, me envíe cargados los
dichos pesos de oro, y por su solicitud, siendo vs. mds. servidos y efectuándose el dicho negocio,
podrán servirse vs. mds. para cada uno un corte de calzas, y esto no Id reciban vs. mds. por paga,
porque muy más largo quisiera yo servir a vs. mds,, y así suplico a vs. mds, me envíen a mandar
en esta tierra, no ofreciendo mía más de las obras, Y con esto Dios Nuestro Señor las muy
magníficas personas de vs. mds. prospere y guarde para su santo servicio como por vs. mds. es de­
seado. De México, y de diciembre ocho de mil y quinientos y setenta y cuatro años, servidor de vs,
mds, que sus manos besa,
Alonso Montagno
(A los muy magníficos señores Alonso Mancera Zambrano y el bachiller García Hernández
Caballero, en la villa de La Puebla de Sancho Pérez). (LG. 2056)

63.
Alonso de Porras a su mujer Beatriz de Porras, en Sevilla.
México, 5.111.1575
Señora:
Jesús María, de México y de marzo a cinco de 1575 años, con salud.
Por otras tengo avisado a v.m. y de mi salud, désela Dios a v.m. y a toda su casa, como yo
deseo y he menester.
Por las que tengo escrito entenderá el deseo con que estoy y estaré hasta ver puesta en ejecu­
ción su buena venida de v.m., con sus hijos y con mi señora Catalina Martín, porque sin ella no
tendría entero contento como con la venida de todos, como son especial con la de Isabel de Po­
rras, mi hija, y su marido, y para conseguir este viaje y que se nos acaben trabajos, pues por las
demás habrá entendido v.m. no haber de presente otra comodidad. No es menester más consejo
para esta jornada de esta mi última determinación, para lo cual lleva mi hijo Mateo de Herrera
docientos pesos de oro común, con los cuales se podrán aviar para matalotaje y refresco en los
puertos, porque en cuanto a los fletes, le será aviso fletarse a pagar a un mes llegados que sean en
el navio en que vinieren al puerto de San Juan de Ulúa, y en ninguna manera deje v.m. de conse­
guir este presupuesto, aunque haya émulos por sus deudos de v.m., porque a mi ver el mejor deu­
do que hay en el mundo es el que entre mi y v.m. hay, y no más de que Nuestro Seflor me deje ver
lo que deseo, que es ver a v.m. y a to'da su casa, con mi seíiora, en esta ciudad, en la cual quedo
con esta buena esperanza. Nuestro hijo Juan de Porras fue a la provincia de la Nueva Galicia en
servicio del ilustrísimo obispo de Guadalajara. Pena me dio su ida, mas por su aprovechamiento y
por pedírmelo un prelado como el señor obispo, no tuve boca para decirle que no, y este día supe
de su salud y que está bueno, por cartas suyas, Dios le haga su siervo, para que le sirva. Muy mag­
nífica señora besa a v.m. las manos su marido que todo su bien desea,
Alonso de Porras
(A mi muy deseada señora mujer Beatriz de Porras, en Sevilla) (I.G.2056)

64.
Francisco de Sosa a su sobrino Martín de ¡sásaga, en Carmene).
México, 13. IH. 1575
Señor sobrino:
En todas las armadas siempre tengo cuidado de escribiros y daros aviso de lo que por acá pa­
sa, y nunca he tenido respuesta alguna, no sé si sea la causa no llegar a vuestras manos y no que­
92 ENRIQUE OTTE

rerme responder, que cierto sería para mí mucho contento, Y lo que en las demás siempre digo en
ésta diré lo mismo: es pidiéndoos que, señor, os vengáis conmigo, porque tengo mucha voluntad
de veros antes que Dios me lleve, pues sabéis lo que yo quise a vuestra madre, que no como a her­
mana la quería, sino como a madre que me crió, Escriboos esto tan encarecidamente para que no
dejéis de hacer lo que os pido, pues sabéis cierto que lo que yo tengo lo quiero para vos y para
vuestros hijos, pues no tengo en esos reinos otro deudo tan cercano, ni a quien tenga la obligación
como a vos. Con el señor- Diego de Hinojosa, vecino de Esealonilla, os envió trescientos pesos de
a ocho reales para ayuda al camino, que si pensara haber de ser cierta vuestra venida os enviara
más largamente, con que pudiérades venir más bien acomodado, mas llegado aquí, aunque no
traigas más que vuestra persona y vuestra mujer e hijos, no faltará con qué acomodarlos a todos
muy bien, y no querría que hubiese falta alguna en esto. No escribo más largo, porque del señor
Hinojosa sabréis más largamente de mi y de todo lo de acá quisiéredes saber, como de hombre tan
vecino de esa tierra, porque para dar cuenta particularmente de las cosas de acá son muy largas
para escribirse. Alonso Sánchez me dijo que, si os escribía, os enviase un recaudo suyo, en que os
dice que os besa las manos y os desea mucho ver en esta tierra, porque me dice que érades grandes
amigos. Vale muy bien, porque es un hombre muy aplicado y ganará de comer.
A la señora doña Teresa, vuestra hermana, beso las manos, y que lo hace mal en no escribir­
me, pues sabe el contento que me darán sus cartas. A la señora vuestra mujer daréis mis besama­
nos, y que haya ésta por suya, que si yo estuviera bueno, le escribiera. Pídole sea buena tercera
para lo que pido, y confiado haréis lo que por ésta y por otras os he pedido.
No digo más sino que Nuestro Seftor os me deje ver como yo deseo. De México, 13 de marzo
de mil y quinientos y setenta y cinco, el que os quiere más que a sí,
Francisco de Sosa
Los recaudos para cobrar los dineros de Hinojosa van en el pliego de! doctor Cepeda, vecino
de Talavera.
(A mi señor sobrino Martín de Isásaga, en el reino de Toledo, en Carmene).
(I.G. 2056)

65.
Juan Sánchez de Azcona a su sobrino Miguel Sánchez de Azcona, en Toledo
México, 14.III.1575
Sobrino:
Tres o cuatro cartas os he escrito, por cada una de ellas rogándoos me hicieseis placer de ve­
nir a esta ciudad de México, en donde yo vivo con deseo de aprovecharos, pues entiendo padece­
réis necesidad, habiendo quedado vos con vuestras hermanas, cuando yo me partí, sin padres, lo
cual, todas las veces que me pongo a considerar, me ¡lega al ánima, y siempre os hubiera enviado
alguna cosa, sí entendiera érades vivos, mas como nunca haya visto carta de vosotros, estoy tibio.
También os encargaría no os casásedes sin mi licencia, y hacedlo así, que no perderéis nada, te­
niendo, como tendréis vos y vuestras hermanas, en mí un buen padre, y para que lo conozcáis, os
torno por ésta a rogar muy de veras procuréis de sacar licencia para venir en la primera armada
que, viéndoos yo por acá, os daré con que vuestras hermanas sean casadas, y vos podáis casar, Y
pues ésta no es para más, quedo como verdadero tío, con deseo de veros y aprovecharos. De Mé­
xico, 14 de marzo de 1575 arios, vuestro tío
Juan Sánchez de Azcona
(A mi amado sobrino Miguel Sánchez de Azcona, en servicio del secretario Pantoja, en Tole­
do). (I.G. 2057)

66.
Pedro de Aguilera a su mujer Leonor de Paladines, en Sevilla.
México, 20.X. 1575
Muy deseada señora mía:
Entiendo que mis peregrinaciones hubieran fin en esta flota, y que Dios fuera servido de ha­
cerme merced, yo fui de esta ciudad de México al puerto, que son ochenta leguas, con cabalgadu­
ras y todo reato (7), dos meses antes que la flota entrara, entendiendo que viniérades en ella con el
padre fray Francisco de Espinosa y todos los demás señores y señoras que el señor Juan de Velas-
co esperaba. Y cuando vi entrar una flota tan populosa y con tan buen viaje como trajo y tanta
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 93

gente, y no os vi a vos ni anadie, fue tanta la pena que recibi que entendí que me sepultaran en e!
puerto y no volviera a mi casa, y así volví con tanta pesadumbre, y he estado hasta el día de hoy
puntualmente, que recibí vuestras cartas, que ya entendí no verlas, porque ha dos meses que la
flota llegó al puerto y hasta hoy no las había recibido, con las cuales tendré alguna quietud hasta
que mis ojos os vean, y se enmiende lo que hasta aquí ha habido de descuido mío, que también he
sido mezclado (?) con trabajos, dígolo porque me escribís que habéis pasado trabajos, por todo se
debe dar gracias a Nuestro Seftor. Veo lo que decís por vuestras cartas, y mucho quisiera hallar
persona que os llevara cien pesos, para que os vistiérades, pero no he podido hallar a quien darlos
que vayan ciertos, porque como es navio de aviso éste que va, tienen perdido el dinero las
personas que lo envían. No los envío, porque con otros doeientos más os vestiréis muy mejor acá,
y aunque sea en cueros, os vengáis en ta flota vos y vuestra hija, y si este bellaco quisiere venir con
vos, acá hallará padre y todo bien y descanso, y si no, buena horca hay que lo castigue, y haced
cuenta que no lo paristeis, y que conmigo habéis de acabar y hacer vida, y no con él, que si os obe­
deciere y sirviere, yo acá se lo tendré en mucho, y Dios ie hará merced, y le dará el pago y galar­
dón, y si no, desde aquí digo que la maldición de Dios y mía le alcance, que más le cabrá a mi hija,
así de lo que yo tengo, como de que Dios le hará merced, y al fin su gloria, y viniendo él, para to­
dos habrá, que para vos y para ellos Io.he trabajado y trabajo, Y diome gran pena en que me escri­
bís que vaya personalmente por vos, como hizo Pedro Fernández, Dios sabe si yo lo hubiera podi­
do hacer como él, sí lo hubiera hecho, pero en ninguna manera puede ser, y no hay más que repli­
car en este caso, sino que no se haga otra cosa, y ésta es mi voluntad, mediante Dios, pues se ofre­
ce tan buena coyuntura, y ha de venir el padre fray Francisco, y toda la demás gente que el señor
Juan de Velasco espera. He dado caso que todo esto faltase, se procure por todas vías, pues vie­
nen otras gentes de esa tierra que no tienen tanto bien acá como vos tenéis, pues yo he de estar con
ayuda de Nuestro Señor en el puerto aguardándoos, asi para pagar el flete y las demás costas que
hubiéredes hecho, como para regalaros y serviros, porque no es otro mi propósito, aunque me en­
viáis a decir que por justicia me querían enviar, es la tierra tal y tan larga que no bastara cuanta
justicia hay en el mundo a llevarme allá, sino que la justicia de Dios se me pone por delante y el
amor de Su Santa Majestad, y hacer lo que soy obligado, que si antes de ahora hubiera podido,
mas hiciera, y pues Su Divina Majestad ha sido servido de traerme a este tiempo y a esta coyuntu­
ra, de mi parte os ruego cuan encarecidamente puedo y, si necesario es, expresamente os mando,
que, aunque sea en camisa y con el ánima en los dientes, no dejéis de venir en la flota, porque, co­
mo digo, yo estaré, placiendo a Nuestro Señor, a la lengua del agua aguardándoos, y si me sale
vano segunda vez como primera, quizá no me pondré a tercera. Todo esto lo he dicho porque me
escribisteis que yo personalmente vaya, no porque entiendo de vos, señora mía, que aunque fuese
al cabo del mundo no iríades conm igo, pues tened por cierto que siempre os he tenido por espejo y
contemplación todos los momentos del mundo, a cuya causa entiendo Dios me ha hecho alguna
merced, y espero que me hará mucha más, viendo yo acá a vos y a vuestros hijos, asi para estos
pocos de días que Dios nos diere de vida tenerlos en su servicio y descanso de los trabajos pasa­
dos, como para poner en remedio a mi hija Isabel de Aguilera y a mi hijo Alonso de Aguilera que,
aunque haya sido travieso con la niñez, se puede disimular como haya enmienda, y si todavía no
quisiere venir, digo que lo que dicho tengo, así en esto como en lo demás. El señor Juan de Velas­
co también quería enviar doeientos pesos para el padre fray Francisco de Espinosa, con los cuales
también le había dado que enviara otros cientos para vos, y por ninguna vía en navio de aviso co­
mo éste no hay lugar de enviarlos, porque es echarlos en la mar, y escribe que no traigan nada, si­
no que se vengan, que acá valen ya las cosas tan baratas como allá, y así digo yo lo propio. Mu­
chas cosas, señora mía, quisiera escribir, pero dejarlas he,¡porque tengo el corazón a esta sazón
tan enternecido que, manifestándolo, la fuente de mis ojod me atajan las razones que quiero de­
cir, y porque estoy esperando y rogando a Nuestro Señor os dé buen viaje y se llegue ya el tiempo
de que yo redba el coñtento que deseo, no digo más, sino que Nuestro Señor os me deje ver como
yo deseo. A todas las señoras dad mis besamanos, y así todas mis primas os desean ver y también
se os encomiendan. De México, y de octubre veinte de mil y quinientos y setenta y cinco años, el
que más desea veros que escribiros, vuestro esclavo hasta la muerte,
Pedro de Aguilera
(A mi señora Leonor de Paladines, en Sevilla, en la calle del Cibashorta (?)).
(LO- 2057)
94 ENRIQUE OTTE

67.
Francisco Fonseca
México, 25.X,1575
Muy magnifico señor:
De cómo v.m, llegó a esa ciudad de Sevilla deseo saber como, a) fin, persona que deseo todo
buen suceso a v.m., y con razón io digo, pues que tenía a v.m. como a sefior, y tengo y deseo ver.
Yo envío a llamar a mi hermano a Zamora, y le envío poder para que me pueda obligar a pagar en
México hasta treinta mil maravedís, porque con el favor de Dios y de v.m. tengo que vendrá. Yo
los daré el día que llegaren, y más si más fuere. Porque el mensajero no es cierto no envío la plata.
Envío a decir que se venga a casa de v.m., y que sirva en lo que v.m. le acapare.
El doctor mi señor y mi señora están buenos, y las hijas, y de continuo nombrando a v.m. En
lo que v.m. fuere servido mandarme yo lo obedeceré como lo debo.
Dios guarde la muy magnífica persona de v.m. y aumente el estado como por un criado de
v.m. es deseado. De México, 25 lde octubre, servidor de v.m.
Francisco de Fonscca
(l.G. 2057)

68.
Cristóbal Vicente a su madre Mari González, en Lepe.
Veracruz, I.IV. 1576
Muy deseada mi señora madre:
Por haber escrito largo en esta flota con Juan de Coy, en ésta seré breve, y sólo servirá de dar
aviso a v.m. de que envío a v.m. cuarenta pesos de oro común, a traer a v.m,, y en esto me (?),
porque mi hermano va para ... prometió de traer a v.m. en la flota que ahora va, porque no me
halle al presente más, los cuales lleva el dicho Juan de Coy. Reciba v.m. mi voluntad, que es muy
larga, para de continuo acordarme de v.m., como estoy obligado como a madre. De hoy más en­
mendaré el descuido que he tenido de no acudir lo que debo como hijo obediente, mas no se mara­
ville v.m. haya tenido descuido, porque atín ahora empiezo a tener de comer. Darme aviso v.m.
del redbo de estos cuarenta pesos, y de otros cincuenta que envié con Diego Sánchez a v.m. Allá
va mi hermano. Yo quisiera poderle remediar más de lo que he hecho, mas bien sabe que el hom­
bre que es casado en esta tierra ha menester sustentar mucho.
Yo quedo bien de salud y mi casa. Y porque mí hermano dará cuenta de mi vida no más.
Nuestro Señor guarde a v.m. y me la deje ver antes que yo muera. De esta Veracruz, a primero de
abril 1576 años, beso las manos a v.m, su obediente hijo y servidor
Cristóbal Vicente
(A mi deseada señora madre Mari González, en Lepe, en la calle de traspalado).

69.
Cristóbal Vicente a su madre María González, en Lepe,
Mélico, 28.111,1578
Señora madre:
En la flota pasada escribí a v.m. y di cuenta de mi vida como, gloria a Dios, estoy bueno y ca­
sado, y Dios me ha dado con que paso la vida como hombre de bien. Sólo tengo pena de no estar
v.m. en esta tierra, para poder servirla y regalarla como debo, y es cierto que, si no fuera por de­
saviar mi hacienda, que me pusiera a ir a España por v.m., para darle buena vejez, sino que a sa-
lirme de mi casa es perder lo ganado, y así vivo con esta pena. Sólo suplico a v.m. no se descuide
de me escribir y avisar de su salud y de mis hermanos, y largo de todo, que yo remediaré la necesi­
dad que v.m. tuviere. Y si a v.m. no se le hace de mal me envíe acá a un hermano mío, porque es­
toy solo, y acá buscará la vida y se procurará de ser hombre que, estando en esta tierra, en cada
flota le enviaremos aún (?) dineros con que no tenga falta ninguna, y asi no le hará allá falta mi
hermano que, como digo, yo supliré lo que él allá hace. Y si no escribo a v.m. muy a menudo es
por no saber escribir, que como no me lo amostraron, paso trabajo, y muchas veces no tengo
quien me escriba, y asi v.m. no tiene razón para culparme como no escribo. Yo procuraré de escri-
.bir, y si hasta aquí no he enviado a v.m. dineros, es que compré una recua y unas casas, y he te­
nido que pagar de allí más que quería a Dios. Y pagado, no me descuidaré, sino que sin falta acudiré
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 95

como v.m. verá. El alio pasado'le escribí cómo tenía una hija, fue Dios servido de me la llevar de
nuevo, porque cierto lo sentimos su madre y yo, poixjue con ella teníamos algún contento. Y si
v.m. se atreve a pasar la mar y quiere venirse acá a esta tierra, v.m. me avise, que yo le enviaré con
que venga, y le traiga un hermano mío, pero si v.m. se halla vieja» no se mueva, que yo le acudiré
siempre con remedio. Dé mi hermana deseo saber cómo le va y si su marido ha salido hombre de
bien, y cómo pasan la vida. De todo me avise v.m. largo, que otro contento no tengo sino saber de
vs. mds, Y Dios sabe lo que me cuesta una mujer que tengo en mi casa con mi mujer, que mejor
tuviera a v.m. para servirla. Aquí vino mi primo Juan Rodríguez, y fue Dios servido que a cabo
de ocho meses murió, que parece que son desgraciados, pues dos han venido y hanse muerto. Con
él tenía algún contento, y Dios sabe la pena que me dio su muerte. Con el padre Diego Sánchez de
las Casas envío a v.m. cincuenta pesos de tipuzque de a ocho reales, v.m. los reciba y me perdone
que por haber andado trabajoso con pagar no le envío más, y avíseme del recibo, y las cartas ven­
gan con las del padre Diego Sánchez, que él las encaminará. Y pues v.m. no tiene cuidados dema­
siados, ocúpese algunos ratos en escribirme y avisarme largo de mis tíos y tías y de todos los veci­
nos y deudos de quien sabe v.m., qu.e me dará contento. Y en esto v.m. rto haga falta, y a mi cufia­
do y hermana que me escriban cómo les va y cómo están, que no se descuiden, que haciendo ellos
el deber yo Ies acudiré como hermano. Y me avise cómo está Bernaldo Saborido, mi hermano, y
cómo pasan la vida y sí tiene hijos, y a Juan Saborido, mi hermano, que pues a once años que salí
de allá, y sabe escribir, que me escriba, y no sea tan mal acondicionado, que cierto deseo saber de
él y por su vida, que acá me dicen de él que no hace el deber y que le da a v.m. hartos enojos, que
no me da poca pena, y que bien hace de no venir acá, que así que habíamos de reñir, que bien se
halla en Triana, que no hay quien lo saque de allí, que no tiene razón, que procure ser hombre de
bien, que no sé a quién parece en ser tan avieso.
A todos mis deudos dará v.m. mis besamanos y Nuestro Señor etc., de México y de marzo 28
1578 aflos, hijo obediente de v.m.
Cristóbal Vicente
(A mi señora María González, mujer que fue de Pedro Vicente, en Lepe).
(I.G. 2059)

70.
- Antonio Farfán a su hermana Catalina Farfán, en Sevilla.
México, 4.IV.1576
Señora hermana:
Muchas cartas le he enviado a v.m. y de todas no he tenido respuesta, no sé qué lo causa,
pues sabe que en la tierra no hubo dos hermanos que más se quisiesen que yo y v.m., y sabiendo
que no haya para mí mayor contento, que es saber de la salud de v.m. y de mi sobrino Juan Far­
fán, que cierto no tengo mayor deseo que es verlos en esta tierra, y así losuplico a v.m. se vengan,
y si v.m. hubiere de venir y no tuviere para el camino, vaya v.m. y lleve esta carta y déla al señor
Diego de Baeza, mercader tratante en esta ciudad de México, uno de los mayores amigos y señores
que yo tengo en esta tierra, y así con la confianza que yo tengo de v.m. me atrevo a suplicar a v.m,
lo haga como si fuesen cosas suyas, a mi hermana pondrá v.m. muy grande ánimo, para que ven­
ga. Sabe, señora hermana, que el marido de Juana de Medina ya es en la otra vida, y dejó más
muy bien de comer, más de 15 mil ducados vale su hacienda, y por eso deseo que vengáis vos y nú
sobrino, porque tengo entendido que casaré a mi sobrino con una hija suya, que no tiene más ni
yo, bendito Dios Nuestro Señor fue servido de me llevar a mi hijo, y así deseo vuestra venida y la
de mí sobrino, porque yo no tengo otro quien pueda dejar lo que tengo sino es a él y lo otro, como
yo tengo de tener un extraño en mi casa, para que mire por mi hacienda, más quiero tenerle a mi
sobrino, porque él mirará por ella como cosas suyas. Y si vinieren a esta tierra traigan camisas y
vestidos, que lo demás acá lo hay tan abonado que no puede ser más. Vuestro hermano os besa las
manos muchas veces y con más deseo de ver a v.m. que no de escribiros. Nuestro Señor aumente
la vida y estado de v.m. De México, a 4 días del mes de abril de 1576 años.
Vivo junto a San Francisco, a par del señor Francisco de Fonseca, el que es alguacil mayor de
las minas de las Zacatecas, vuestro hermano que os besa las manos,
Antonio Farfán
(A mí muy deseada hermana Catalina Farfán, vive en la plazuela del Pozo Santo, a la porte­
ría del Nombre de Jesús, en Sevilla).
96 ENRIQUE OTTE

71.
Antonio Farfán a Diego de Baeza, en Sevilla.
M éxico, 4 .IV .1576
Muy m agnífico señor:
Jesucristo, Nuestro Señor, sea siempre con v.m . Deseando saber de la salud de v.m . y de có­
mo llegó a esa ciudad de Sevilla deseo saber, porque será para mí muy gran contento en saber del
buen suceso que v.m . ha tenido en el camino. La merced que a v.m . envío a suplicar, allende de
las mercedes que v.m . me ha hecho, es que yo envío a llamar una hermana mía y un sobrino m ío,
que se dice Juan Farfán, para que se vengan a estar en mi compañía. V.m. me hará merced de dar­
les hasta en cantidad de treinta mil maravedís para su pasaje, que yo los daré y pagaré de la suerte
y manera que v.m . quisiere, pagados en México o en Sevilla. Tomará v.m . esta carta m ía, para
que por ella pagare el dinero que v.m . pareciere haber dado a mi hermana y sobrino. Más le quie­
ro hacer saber a v.m . cóm o Diego de Almansa ya es en la otra vida, mire si le queda buena hacien­
da a la mujer sin hijo ni hija. De México, a 4 días de abril de mil 576 años. Acreciente Nuestro Se­
ñor y prospere la vida y con mayor estado aumente la muy magnífica persona de v.m ., su muy
cierto servidor y menor criado de v.m.
A ntonio Farfán
(Al muy m agnífico señor Diego de Baeza, mi señor, en la calle de cal de Abades, en Sevilla).
(Í.G . 2058)

i
72.
Juan López de Soria a la condesa de Ribadavia.
México, 30.XI.1576
M uy ilustre señora:
En cumplimiento de lo que v.s. me tiene mandado siempre le avise y escriba y haga saber de
mi casa y familia y cóm o nos va y de cóm o lo hace el señor virrey de esta tierra, conm igo digo que,
loores a Nuestro Señor, la criada de v.s. y nuestros hijuelos y yo tenemos salud y tres hijos. Los
dos varones, que cuando más descuidada esté v.s. los ha de ver en esos reinos, para que sepan lo
que conviene que, criándose en esta tierra, aprueban mal. La niña quiero para mi vejez, que ya me
sirve y regala. Tenemos casi otro hijo, porque Inés Arronez está de siete meses a su cuenta. El se­
ñor virrey, dende que cumplí la merced que me hizo a ruego de v.s., nunca ha hecho otra, aunque
di mi residencia, y lo sabe, y he acudido muchas veces a le besar las m anos, y de parte de v.s. se lo
he suplicado y señalado cosas en que me la pudiera hacer, dame buenas palabras tres años ha y no
veo otra cosa. H e conocido de este señor y casi visto por experiencia, y todas las personas que ne­
gocian con él sienten lo m ism o, que para qualquiera buenas obras o merced que haya de hacer
quiere ser muy rogado, y aún importunado, mayormente de personas de valor com o v .s., y de
quien entiende que ha de haber menester, com o son a esos señores presidente y oidores del Conse­
jo de Indias y del Supremo. En la orden que se tiene en la militar disciplina v.s. hallará en un capí­
tulo que los vencidos hem os de pasar y estar por leyes de los vencedores, y pues toda esta vida es
una guerra y v.s. ha menester este señor para que por su respeto me haga merced y no me olvide
tanto tiem po, tengo siempre necesidad de tan principal favor y cartas, agradeciéndole las merce­
des que me hiciere y m e ha hecho, y no permita que un hombre com o yo esté tanto tiempo desocu­
pado, que por haber carecido de esta merced a tanto tiempo que estoy desocupado, y no entien
den más aquella hacienda (?), y en ésta basta, que esté la criada de v.s. con el servicio que tiene, y
yo que acuda de ordinario, y de esta manera nos sustentaremos, y de otras pasam os necesidad por
los grandes gastos que hay en esta tierra, imposiciones y nueva alcabala, que prometo a v.s. que
ya no son Indias sino en el nombre, y ya no hay a qué ganar la vida com o hasta aquí, y sobre esto
Juan Alvarez, mi hermano, ha de importunar y acordarlo a v .s., a quien suplico tenga paciencia,
y que siempre escriba y haga escribir a las personas que digo, para que el señor virrey se acuerde
con obras y merced de mi, que ahora que está v.s. en la corte está en la mar, y todos esos señores,
entendiendo que dan contentamiento a v .s., holgarán de servirla en todo que, aunque entiendo
que no es el tiempo que solía, com o v.s. me ha escrito, también entiendo que no es tiempo tan tra­
bajoso que faltara esto que digo, porque si este favor en cada armada no me viene, v.s. esté muy
certificada que padeceré mucho trabajo, mayormente de aquí adelante, porque de presente ha an­
dado y anda una pestilencia entre los naturales tan general y terrible que es la mayor lástima del
m undo, y en la provincia de Tlaxcala, donde yo resido, se habla que han muerto más de 80.000
personas, y en nuestra hacienda se nos murieron más de 200 personas, y entre ellas algunos ne­
gros, por lo cual ha parado la hacienda y andamos cada uno por lo que le toca, dando orden en
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 97

buscar gente, y no se puede haber. Anda la peste de presente aquí en México muy terrible, y ha da­
do en algunos negros. Dios por su misericordia guarde la gente española, que hasta ahora no ha
tocado sino en pocos, que estamos en grandísimo temor. Hanse hecho grandes oraciones y proce­
siones de disciplina y en otra manera en toda la tierra, Dios nos tenga de su m ano, que ha seis me­
ses que dura en la provincia de Tlaxcala, y así quedamos toda la tierra con gran necesidad, que la
riqueza de ella eran estos indios, porque, com o son tantos, hay servicio y quien trabaje, y como
han muerto tantos, ha parado todo. D ios lo remedie, que es verdad que toda la tierra está y ha es­
tado con grandísimo temor, y atento a esto y a que tengo de cumplir con Juan Alvarez, que es ra­
zón, a v.s. suplico no me falte en su favor de ordinario en cada armada, porque, com o he dicho, si
al Consejo es, quedo y estaré con mucha necesidad que si a v.s. se le acuerda. En la carta que este
señor le escribió, que me envió a esta tierra y tengo en mi poder, dice en ella. La de v.s. recibí, y el
que me la dio dirá lo que le valió, porque entonces me dio la escribanía de Tezcuco, por donde v.s.
entenderá lo que digo ser así, que quiere que v.s. le escriba de ordinario, porque de otra manera y
al dicho tórnolo a suplicar de nuevo humildemente a v .s., pues ahora más que nunca tengo mayor
necesidad, por tener mujer e hijos y otras cosas que mis buenos pensamientos y condición me
obligan a que acuda, porque quedo muy confiado que v.s. me la hará más cumplidamente de lo
que yo pido.
En ésta no diré más de que quedo rogando a Nuestro Señor me guarde la muy ilustre persona
de v.s. muchos años y com o yo deseo. De la ciudad de M éxico de la Nueva España, día de San
Andrés de 1576 años. Juan Velázquez de Salazar está en esa corte, fue por procurador de esta tie­
rra y criado de mi señora doña María de M endoza, a la cual entiendo visita cada día. D oy aviso a
v.s. que es hombre principal en esta tierra y que vale en ella m ucho, y que no quedan en ella tres
n id oscom o él. D ígolo para que v.s. siendo servida le hable lo que conviene, para que de acá yo re­
ciba de él buenas obras y merced, que es hombre muy cabal y me puede favorecer en muchas co­
sas, que a él yo le advertiré. Muy ilustrísima señora mía, besa a v.s. los pies su m uy humilde servi­
dor
Juan López de Soria
Vasco de Puga murió en Sevilla de cam ino para esta tierra, y Gamboa, criado de v.s. en la vi­
lla de Jalapa. Dios los tenga en el cielo, y me guarde a v.s. A mis sobrinos mande v.s. que se ven­
gan a esta tierra, que puestos acá yo los acom odaré, y vengan a buscar ventura para sí y para sus
hermanos, pues tan poco remedio tienen allá, que la ventura nunca fue a buscar al que no nació
con ella. (I.G . 2058)

73.
María Díaz a su hija Inés Díaz, en Sevilla.
M éxico, 31.III. 1577
Jesús:
H ija mía, lo que por ésta se ofrece será avisaros los grandes trabajos y peligros en que nos he­
m os visto en la mar yo y vuestro padre, que cierto, si entendiera los grandes peligros y tormentas
de la mar en que nos hemos visto, no digo yo venir m ás, pasarme por el pensamiento lo tuviera
por grande peligro, porque demás de las tormentas que nos han sucedido en la mar, sobre todas
fue una que nos tuvo dos días y dos noches, y cierto pensadnos perecer en la mar, porque fue tan
grande la tempestad que quebró el mastel de la nao, pero qon todos estos trabajos fue Dios servi­
do que llegásemos al puerto, donde estuvimos algunos días y despachamos alguna mercadería de
la que traíamos. Y de allí nos quisimos ir a M éxico, sino que fue Dios servido de dar a vuestro pa­
dre una cámaras juntamente con unas calenturas, y por entender que la tierra los debiera de cau­
sar aguardé que tuviese alguna mejoría, y luego que fue D ios servido de dársela, nos partimos pa­
ra M éxico. Y luego que llegamos, a cabo de quince días tom ó a recaer de la propia enfermedad,
en la cual fue D ios servido de llevárselo. Y cierto que fuera para m í, si Dios fuera servido, harto
más contento que juntamente con él aquel día me enterraran, para no verme viuda y desamparada
a tan lejos de mi natural, y en tierra adonde no me conocen, que no quisiera sino volverme luego a
la hora, si hubiera alguna persona de quien me pudiera fiar. Por amor de Nuestro Señor os ruego,
hija, que roguéis a mi hijo y vuestro marido Pedro D íaz que sobre todas las mercedes que m e ha
hecho sea ésta: que si posible es, aunque el cam ino sea tan largo y peligroso com o es, venga por
m í, porque el trabajo que tomare en la venida, dándom e D ios a mí salud, yo lo satisfaré. Y esto
también se lo envío a rogar a él por otra parte, y no permitáis que yo esté en esta tierra sola y de­
samparada, sino llevarme a tierra adonde yo muera entre los m íos, porque después de la salvación
ninguna otra cosa más deseo.
98 ENRIQUEOTTE

De Juan Pimenta recibiréis veinte berilos, y veinte y cuatro imágenes de pluma y seis cajas de
cuchillos y dos docenas de rosarios y una piedra para la ijada, y una piedra que va ahí colorada, es
de sangre. También recibiréis cien pesos, que os envío en aguinaldo para mis nietas, y recibid la
voluntad que es de mí más larga, que por no ser el mensajero tan cierto com e yo quisiera no envío
m ás. Aquí lo tenéis seguro para cuando, si Dios fuere servido, vaya allá. Y si vuestro marido acor­
dare de venir, vaya en casa del señor don Sancho Sánchez de Muñón, que es maestrescuela de la
iglesia de M éxico, que allí le darán razón donde vivo, y si no quisiere ir allí, en la calle de San
Agustín en M éxico procure por mí, que a cualquiera persona que preguntare le dará razón de mí.
A mi hijo Pedro Díaz y a mi hermana Inés Díaz y a mi nieta Costanza y a María y a Inés y a Fran­
cisca les daréis mis encomiendas, y Dios me las deje ir a ver com o yo deseo. A mi compadre Fran­
cisco de Cárdenas y a su mujer y al señor Benito López y a su mujer y al señor Plata y a su mujer y
al señor vuestro padrino Vergarq y a su mujer y a todos los demás señores a quien viéredes que
tengo obligación les beso las manos. Ceso, y no de desearos y rogar a D ios por vuestra salud y de
toda vuestra casa como siempreJ De México, en postrero de marzo de 1577 años, vuestra madre
que más que a sí os ama,
María Díaz
(A mi querida hija Inés Díaz, mujer de Pedro D íaz Cuello, en la plaza de San Leandro, en Se­
villa). (1.G.2060)

74.
Fray Gabriel de Santa Josefa a fray Domingo de Salazar, en la corte
M éxico, 6.X1.1577
Muy reverendo y clarísimo padre:
Premisso Jesu D om ino, después de haber cerrado y despachado las que van en este navio
donde escribo largo a v.r. quise tornar a repetir en ésta con más encarecimiento un punto de los
que en las otras trato, porque hay mucha necesidad de que se haga con diligencia lo que en este ca­
so pretendemos, y es que, como v.r. sabe, en todas mis cartas le he pedido procure enviarnos o
traer consigo dos docenas de religiosos que sean tales, porque en esta provincia no hay podernos
pasar ni conservar sin semejantes socorros, porque se mueren m uchos, y otros se vuelven a Espa­
ña, y acá toman pocos el hábito, y esos están m ozos y de poca experiencia, que en muchos años no
se puede la orden aprovechar de ellos, y, com o a tanto tiempo que no vienen frailes a esta provin­
cia, y de dos años a esta parte se nos han muerto treinta y tantos religiosos, casi todos lenguas y de
m ucho valor para conventos y pueblos de indios, y ahora habrá diez días el padre fray Francisco
de Murgia, suprior de la Puebla, viniendo de la Véracruz, y a esta causa vamos muy palpablemen­
te, sintiendo la falta, y conviene mucho remediarla, y así convendrá que v.r. ponga solicitud y cui­
dado muy grande en traernos hasta cuarenta religiosos que sean personas tales, y cuando no hu­
biere viejos y de mucha ciencia que quieran venir, tomaremos m ozos virtuosos y con deseo y bríos
de aprovechar acá, y que sean tales com o v.r. entiende que acá son menester, qui edificent et non
destruiant, y sea con este aviso que no traiga ninguno que haya ido de estas partes ni del Perú, ni
de otra de las Indias, porque entiendan que sin que ellos vuelvan nos proveerá El Señor, a sólo el
padre fray Nicolás Monardes, que ha de estar en Sevilla y tiene licencia mía para volverse acá, que
fue a ver a sus padres, podrá v.r. traer. Y en Castilla la Vieja y en Valencia, com o en otras tengo
avisado, espero en Dios hallará recaudo, y si para la costa y aviamiento no bastare lo que v.r. tie­
ne allá, podrá tomar lo que hubiere menester prestado, para darlo acá o enviarlo a quien v.r. deja­
re ordenado que se envíe. Y sería gran contento para mí y para todos que v.r. los trajese con sigo.
en la flota, y cuando no pudiese tantos, a lo menos los más, y los otros dejase orden para que vi­
niesen en otra, y traiga gran cuenta con avisarnos luego de su llegada, para que se le envíe recaudo
al puerto. N o más de que Nuestro Señor nos dé su gracia y nos junte en su gloria. De México, a 6
de noviembre 1577, siervo de v.r.
fray Gabriel de Santa Josepha
(Al muy reverendo padre carísimo fray D om ingo de Salazar, predicador, procurador de
esta provincia de la Nueva España en corte de su majestad). (I.G. 2059)

75.
Alonso de Alcocer a su hermano Juan de Colonia, en Madrid
México, I0.XI1.I577
Hermano mío:
Esta será para hacerte saber cómo yo llegué a esta ciudad de México, y después que a e l:. :,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 99

no he tenido un día de salud, porque en esta tierra todos los que vienen de España les da una cha
petonada, que se mueren más del tercio de la gente que viene. Ya, bendito Nuestro Señor, estoy
mejor, y estoy en casa de un mercader en una tienda. Y o, cierto, quisiera que os viniérades a esta
tierra, mas por haber estado m alo, com o digo, y haber gastado m ucho, no os envío con qué ven­
gáis. Mas, dándome Dios salud, yo os lo enviaré algún día, porque en esa tierra no podrás medrar
nada, sino siempre servir, y más quien no sabe oficio, ni leer y escribir, no sé yo qué puede ser sino
venir a ser lacayo o rascamulas, y en esta tierra, aunque no lo sepan, no faltan en qué ganar de co­
mer y cien pesos cada año. Lo que os ruego, hermano m ío, es que por amor de D ios que miréis
que no tenéis padre ni madre, y que no nos dejaron ningunos haberes, es que miréis por vos, y que
hagáis com o hombre de bien, y que el rato que os vagare que escribáis y procuréis de saber alguna
cosa, porque, com o dice el refrán «quien adelante no mira, atrás se halla», así os ruego que hagáis
lo que os tengo rogado, porque, com o tengo dicho, de esa tierra no se puede sacar nada sino es
mala ventura y siempre servir y m alcontento. Pues que estáis en tan buena casa roga al señor T o­
más Millar que os encamine a buscar la persona que os traiga a estas partes, algún pasajero u otra
persona que venga a esta corte de M éxico, porque de otra manera es todo mala ventura y traba­
jos, y si, com o digo, no halláredes quién os traiga, rógaselo a mi señor, y procuréis de juntar
lo que pudiéredes para con que podáis venir, y yo os enviaré alguna cosa también, que Dios sabe
si lo quisiera tener ahora para enviarlo, mas recibid la buena voluntad, y de otra manera ni ven­
gáis con maestre ni sirviendo nao, porque con venir yo con un escribano y trabajar lo posible en
Sevilla hasta que se cargó la nao pasé tantos y tan grandes trabajos que si bien lo supiésedes, os es­
pantaría y habríais lástima de m í, y aína os digo que de ninguna manera vengáis com o digo, si no
fuere con algún pasajero pagándolo, y de todo lo que por allá pasare me avisa, porque recibiré de
ello m ucho contento, pues que D ios, Nuestro Señor, fue servido de nos apartar tantas leguas uno
del otro, y no temáis en el trabajo, porque todo es dos o tres m eses, y también mi cuñado te ayu­
dará, para que puedas venir, y las cartas que escribieres envíalas a Sevilla a mi cuñado, para que
me las envíe, mas si ser pudiera seáis vos el m ensajero, y con esto no tengo más.que decir sino que
plega D ios, Nuestro Señor, me deje verte en esta corte, com o yo deseo. D e México, y de diciembre
10 del mes de 1577 años, tu hermano que m ás deseo tiene de verte que escribirte,
Alonso de Alcocer
A la señora doña María y a la señora doña A na y a todas las demás mis señoras beso muchas
veces las m anos, y al señor Juan Millar y al señor Enríquez Miller.
(A mi muy deseado hermano Juan de C olonia, en la calle del A tocha, en casa de los Fúcares,
en Madrid). (I.G .2056)

76.
Alonso González a su hermano Juan Rubio, en Trujillo.
M éxico, 8.1II.1578
Señor hermano:
Esta flota pasada escribí una carta con un criado de Gonzalo de las Casas, en la cual le dije
cóm o había llegado bueno, bendito D ios, aunque llegué harto fatigado, y aquí he hallado buen re­
frigerio, donde gano de comer. Y no he habido respuesta, dam e mucha pesadumbre dejarlos con
tanta pobreza, y no poder remediarlos de presente, y también esos m uchachos, que los quería te­
ner conm igo, y a ellos también, porque si m e sucediese algún mal tuviese quién se doliese de mí.
N o tengo dineros de presente que enviarles, por haber poco que vine, y en poner mi casilla y ade­
rezarme se han ido los que he ganado, envióle la obligación que tengo contra Juan de Vivanco de
los cuarenta y dos ducados del pedazo de casa que le vendí, que ya días que se cumplieron los pla­
zos, y llevan poder con estos cuarenta y dos ducados, y con la demás hacendilla que dispondrá se
podrán venir él y Juan González, mi hermana y mis sobrinos, que será salir de ruin tierra, aunque
ésta no está com o solía, mas al cabo trabajando las gentes se halla a que ganar de comer en ella, y
en esto no haya falta, porque se me dará gran contento, y vénganse con la primera armada en to­
do caso, y procure venir con el más contentam iento que pudieren, y si saliere gente de la tierra
vénganse en su com pañía, que aunque pasen trabajo a su casa se vienen, y si no lo hacen, no curen
de me escribir cartas, que ya sabe que cuando de allá partí me dieron palabra de hacerlo.
N o digo más sino que a mi hermana beso las m anos, y asimismo a Francisco Ramos y su mu­
jer y a nuestra tía y al padre A lonso García. De M éxico, y de marzo 8 1578 años, servidor de v.m .
su hermano,
A lonso G onzález, clérigo
(A mi señor Juan Rubio, en la ciudad de Trujillo). (I.G . 2059)
100 ENRIQUE OTTE

77.
Francisca Pérez a su hermano huir. Camazano, en Saucelle.
México, 26.111.1578
Muy deseado señor hermano:
En la flota del año de 75 y 76 recibí su carta y de todos nuestros hermanos, y por ellas entendí
que todos tienen salud, glorja a Dios, la cual se la dé tan cumplida como yo se la deseo. De acá
tenemos salud, gloria sea Nuestro Señor. Lo que, señor hermano, hay acá de presente que le hacer
saber es cómo Dios fue servido de llevarnos al señor Diego de Nava, el favor y estribo que allá y
acá teníamos, y así, señor hermano, yo hállome acá soia y extranjera después que Dios nos llevó
el estribo. Mi marido es hombre muy delicado y muy enfermo y teme mucho la mar, y así, señor
hermano, yo tengo determinado, juntamente con el señor mi marido y la señora mi tíat que vos
os vengáis a esta tierra, para que nos vamos juntos con mis hijas e hijos, porque yendo yo con vos
y con mi marido ¡ría yo favorablemente, porque de otra manera no se sufre que yo vaya, que si
Dios fuere servido de llevar a mi marido, que quedo yo con vos honrada, y sí Dios me llevare a
mí, que quede mi marido e hijas favorecidos a vos, y si no es de esta manera, nunca allá iremos,
y así podríamos favorecer'a mi padre, que bien sé que ha de estar pobre y trabajado, porque ha­
biendo casado las hijas que él ha casado, no puede ser menos. No lo pongáis en poco, porque me
daréis mucha pena. Ahí os envío quinientos reales para venir, porque no pongáis excusa, y en Se­
villa, en casa de Juan Domingo de Tudela, socorrerse, que le escribo que, si hubiéredes menester
alguna cosa o favor, que os lo dé. Mi marido os escribe largo lo mismo que yo os escribo.-A mis
hermanas y cuñada le daréis mis encomiendas, y que no le escribo porque, aunque muchas veces
yo les escribo, nunca me han escrito, no sé la causa. Esta letra es de Manuelico, que ya es grande-
cilio, y las niñas son ya para casar. Y así no más, sino que quedo rogando a mi Dios que me os
traiga a mis ojos, y confiado en que no habrá falta en su venida, etc. De México y de marzo a 26
de 1578 años, su hermana que su venida desea
Francisca Pcrez
(Al muy deseado señor hermano, en la villa de Saucelle, obispado de Salamanca).
(I.G. 2059)

78.
Alonso de Satazar a su padre Alonso de Espinosa, en Toledo. , , . ., „ ,
r México, 1.IV .1578
Señor:
Muy maravillado estoy de v.m., recibiendo ochocientos reales, no escribir una letra, que si no
fuera por ver una carta de mi señora, no tuviera paciencia. He tenido, a Dios gracias, muchos tra­
bajos, que seis esclavos que tenía, que me devanaban seda, fue Dios servido de un cocoliste que
hubo de llevárselos, y estaba esperando esas cartas del duque de Alba y del presidente Covarrubias
y de todos los demás que v.m, tiene allá la memoria de ellos, y para remediarnos con ellas y pro­
curar de casar a mi hermana, y a v.m. procurar de enviar de lo que tuviere, porque con una carta
del presidente envió, aunque no era su pariente, le dio el virrey una alcaldía mayor, que le vale
dos mil ducados cada año, con solamente enviar a decir que era su deudo y pariente, y los cojos
y los mancos envían aquí a sus hijos, aquí cartas de favor para el virrey, y los favorece, y les dan
en que ganan de comer, no sé qué es la causa que v.m. no hace por los suyos. También le sé decir
a v.m. que con todos mis trabajos, si hubiera querido casarla con alguno, como la gente que hay
en San Andrés, ya la hubiera casado. ¿Qué es la causa que, cuando v.m. escribe, no hace mención
de mis hermanos?, como la hace v,m.de mis hermanas, haga de hoyadelante de avisar de todos
mis hermanos, dónde están y en qué entienden y cómo les va.Calderónme dio la palabra que
traería a Dieguito, yo lo había de pagar acá. Si v.m. hubiere de enviar estas cartas de favor vengan
a vueltas de la mercaduría de Luis de la Rúa, y por la vía de Luis de Villareal venga aviso de como
viene y dónde viene, lo mismo otra de aviso por la vía de Juan Domingo de Tudela, y traigan de
porte lo que v.m. quisiere, y si v.m. no las enviare, Dios nos remedie a todos. Sin ellas o con ellas
no dejaré de enviar a v.m. de lo que yo tuviere, V.m. y mi señora sepan que tengo un hijo, que
Nuestro Señor me dio, el más bonito que hay en las Indias, y que parece a v.m., con todo mi se­
ñora me envió a decir que le cumpla la palabra que le di de enviarle para un Agnus Dei de oro y
un manto. Yo se lo enviaré por la vía de Luis de la Rúa. Mi señora me hará merced de regalarla
mucho, y a mis hermanas que rueguen a Dios por todos nosotros, que algún día puede Nuestro
Señor remediarlas. Todos estamos buenos y quedamos rogando a Dios por la salud de vs. mds. Si
no se pudieren haber todas las cartas, se hayan dos cartas de dos oidores del Consejo de Indias,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 101

los que más mandan en el Consejo de Indias, y si se pudiere haber una carta de! presidente del
Consejo de indias, y estas carias vengan con toda la calor del mundo para ei virrey don Martin
Enriquez, diciéndole que nos provea en algunas alcaldías mayores, que por cartas de los dichos
oidores las da acá, y son al tono de las varas de los alguaciles que se dan en Toledo, y si se pudie­
ren haber de ellos propios para los oidores de acá y alcaldes de corte, y éstas puede haber mi seño­
ra doña Juana de Castilla de la señora doña Casilda de Nunatrone o del secretario Sayas, Fecha a
primero de abril año 1578 años, el más obediente hijo que vuestras mercedes tienen, que sus ma­
nos besa,
Alonso de Salazar
(Al muy magnífico señor Alonso de Espinosa, alguacil perpetuo de su majestad en la parro­
quia de Sao Andrés, en Toledo) (I.G.2059)

79.
María Díaz a su hijo Pedro Díaz Cuello, en Sevilla.
México, 2.1II,1579
Jesús:
Hijo, no sé la causa que ha sido en no enviarme en la flota pasada respuesta de las cartas que
os envié a rogar, que fue que, pues Dios había sido servido de llevar a vuestro señor, me hiciésedes
merced de venir por mí, y en esto no os culpo a vos, sino a mi hija que, aunque vos no tuviésedes
voluntad de venir por mi, ella os lo había de rogar, como yo por algunas cartas se lo he encargado
que de su parte os lo ruegue, lo cual que debe de ser al revés que, aunque vos querráis venir, ella lo
debe de eslorbar, Y cierto que, si, como ella está en su natural y entre los suyos, estuviera en esta
tierra, yo misma fuera por ella, por sacarla de tan mala tierra como ésta es. Que cierto no podré
yo contar de ella ningún bien, pues perdí en ella a mi marido, y yo ni tengo hora de salud ni de
contento. Por amor de Nuestro Señor que en esto mostréis el grande amor que siempre os he teni­
do, pues sabéis vos y vuestra mujer y mi hermana que, si vuestro señor y yo venimos a las Indias,
fue la principal causa para granjear y adquirir alguna hacienda para .vosotros y vuestros hijos, y
esto no lo digo por encarecerlo, pues sabéis que ño tengo en esta vida otras personas a quien tenga
obligación, y pues esto es así, hacerme merced que en la flota que vendrá, siendo Dios servido, en
lugar de cartas seáis vos el mensajero, porque si vos no venís, aunque yo quiera ir, no sé si tendré
lugar, a causa de deberme Gabriel Jiménez, vecino de México, quinientos pesos que te di a guar­
dar, el cual me trae en traspaso y no me los quiere pagar, aunque tengo una cédula en mí poder,
que me hizo cuando se los di. Dicenme que es hombre marañero, no querría verme en algún traba­
jo para sacarlos de su poder. También tengo fiados a uno que se llama Juan González parte de la
hacienda que tenia, y no se cumple la paga hasta de aquí á tres meses, lo demás se despachó no
muy bien, y esto es por venir la ropa, alguna de ella, algo maltratada. Y si acordáredes de venir,
no dejéis de traer algún vino y aceite entre las demás mercaderías que trajéredes, porque al presen­
te valen mucho en esta tierra. Ahora no os envío cosa ninguna por no haber persona derla con
quien lo pueda enviar, pues me avisáis por vuestra carta que los cien pesos que.en la flota pasada
envié a mi hija en aguinaldo para mis nietas, no los dieron, y porque ahora no fuese asi, no os qui­
se enviar nada, que aquí lo hallaréis si viniéredes por mi. A mi hermana y a mi hija Inés Díaz y a
mi nieta (?) Costanza y a María y a Inés y a Francisca a cada una de ellas de mi parte les dad mis
encomiendas, y que rueguen a Dios me las deje ver como yo deseo. Al señor mi compadre, Fran­
cisco de Cárdenas, y a su mujer y al señor vuestro padrínp Vergara y a su mujer y a! señor Plata y
a su mujer y al señor Benito López y a su mujer les daréis de mi parte mis encomiendas.
Quedo rogando a Dios me deje ver entre visitas. Cfeso, y no de rogar a Nuestro Señor por
vuestra salud, de México, en 2 de marzo de 1579, vuestra madre que como a tal os ama,
María Díaz
(A mi deseado hijo Pedro Díaz Cuello, en la plaza de San Leandro, en Sevilla).
(1.0.2060)

80.
Francisco de Vera a su mujer Leonor de Fisco, en Sevilla.
México, 15.XÜ.I580
Señora mía:
En el primero navio de aviso que de este puerto salió a principio de octubre os escribí largo
del suceso de mi viaje, y de cómo El Señor fue servido de traer la flota a este puerto a 26 de agos-
1Ü2 ENRIQUE OTTE
10, aunque de las naos que de allá salimos se quedaron dos en el camino, que fue una la de Borgo-
novo, que se quedó en Santo Domingo e hizo dejación por haber llegado muy maltratada y ha­
ciendo mucha agua, y ta otra se perdió en isla de Arenas, que es la de Machorro. Que ésta y la que
se perdió a la salida de Sanlúcar en la barra eran ambas de esie Machorro, y gloria a Dios que en
ninguna de éstas no he corrido riesgo ninguno, que todas las naos donde yo cargué llegaron en sal­
vamento al puerto. Luego que fue llegado procuré subir a México, y fue Dios servido que en el ca­
mino adoleciese en tal manera que estuve en casa de mi madrastra cuarenta días en la cama, cu­
rándome, en la Puebla de los Angeles. Y, luego que me sentí mejor, me partí para México a casa
de mí hermana, donde fui muy regalado de ella y de mi cuñado, Y procuré luego de poner una
tienda para el despacho de las mercadurías, y asimismo en entrar en cuentas con Domingo
Hernández, el cual me entregó muchas escrituras de deudas que había hecho de lo que yo le habia
cargado. Que es menester tiempo para cobrarlas, donde no, se perderán la mayor parte de ellas,
porque es gente que es menester sobrellevarlos, y aún ellos procurarán de echarme de la tierra por
110 pagarme, que según me parece lo tienen por gala, cuando alguno viene de esa tierra a cobrar su
hacienda, le buscan la vida para echarlo de ella. Ya han sabido cómo yo no traje más tiempo de
dos años para poder negociar y cobrar mi hacienda, y así se me entienden y hacen fieros de que, si
no Ies aguardo, que no me podrán pagar, y temóme de éstos, ellos mismos no me hagan alguna
molestia de hacerme echar a España. Y así tengo grande necesidad que allá, señora, pidáis a su
majestad tres años de prorrogación, para que yo pueda de una vez acabar de negociar, y no haya
ocasión de volver acá, porque será remedio de vuestras hijas poderlas poner en estado, lo cual mi
Dios lo haga como yo se lo tengo suplicado, y se lo ruego cada día, y vaya yo acabar a esa tierra y
tenga en vuestra presencia y de mis hijas e hijos algún contento antes que El Señor me lleve de esta
vida.
Torno a encargaros, señora, la prorrogación que pido se procure alcanzar de su majestad,
por lo mucho que en ello nos va, que es nuestro remedio y el de nuestros hijos, porque, mientras
estuviere en esta tierra, os iré proveyendo muy largamente para vuestro gasto honradamente, por­
que aqui lo gano y allá se gasta. Y asi os envío en este navio de aviso veinte arrobas de cochinilla,
consignada al señor Diego Maldonado, para que os dé dociemos ducados hasta que la flota llegue
tengáis qué gastar, que sin falta ninguna enviaré en ella mil pesos, antes más que menos, y el resto
de la cochinilla. Le ruego al dicho señor Diego Maldonado me lo cargue en esa flota que allá está
de partida, encargárselo eis mucho. Va en su ausencia consignada ai señor mi compadre Rui Díaz
de Leiva. Yo tengo entendido que el señor Diego Maldonado cumplirá lo que le suplico, por la
mucha obligación que hay entre mí y su merced. A mi señora Ana López de la Fuente y a mi señor
Francisco Díaz Fisco les daréis mis besamanos, y que en la flota escribiré largo a sus mercedes, y
les daré larga cuenta de mi vida, qué hayan sus mercedes ésta por suya, y asimismo a los señores
Juan de Burgos y al señor mi tío Luis Jiménez, A mis hijas me abraza a cada una de por sí, y.asi­
mismo a mis hijos Pedro y Francisco, y que rueguen a Dios me dé salud y me lleve con bien a esa
ciudad, para que yo tenga contento con ellos y vea yo a esas muchachas puestas en estado antes
que Dios me ¡leve. Y porque no se ofrece otra cosa de presente. Nuestro Señor me os deje ver co­
mo mi corazón lo desea a vos y a vuestros hijos, amén. De México, y de diciembre 15 de 1580
años, v.uestro
Francisco de Vera
(A mi deseada señora y todo mi bien, Leonor de Fisco, mujer de Francisco de Vera, en Sevi­
lla). ■ (l.G. 2060)

81 .
Isabel Darán y Mateo Sánchez a Pedro de Torres, en Madrid.
México, 24.11.1581
Muy magnífico señor:
Esta es para hacer saber a v.m. cómo yo e Isabel Duran y sus hijos quedamos buenos, a Dios
sean dadas gracias, aunque tristes de saber de la muerte de mi señora, por no poderla regalar antes
que Dios se la llevara, mas fue El Señor servido¡ no hay sino darle gracias. Estamos quejosos de
v.m. como no nos escribió en esta flota, queriendo tanto a v.m. y teniéndole, como le tenemos,
por padre, plega a Dios que le dé Dios a v.m, tanta vida y salud como v.m. ha de menester y todos
deseamos, porque es tanto el deseo que yo e Isabel Durán tenemos de ver a v.m. bueno y con sa­
lud, que no se puede más encarecer. Bien nos va, bendito sea Dios, ganado habernos de comer, y
así vamos en mejoría, mientras más vamos adelante, todavía se gana de comer mejor que no allá,
y no se siente necesidad. Y espero en Dios de llevar bien de comer a esas personas a quien quedé
debiendo. Si alguno hubiere acudido a v.m., v.m. me lo escriba lo que es y lo que les debo, reci-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 103

biéndoies juramento, porque yo no tengo memoria de lo que debo y en sus conciencias, que yo les
enviaré todo lo que dijeren que les debo, que como a mi padre y señor le encargo esto, que yo ser­
viré y pagaré el trabajo que he dado.
Isabel Durán está parida de una hija, y se llama Felipa de Santiago, y nació a primero de ma­
yo. Es una niña muy bonita, la quiere Isabel Durán tanto que se torna loca con ella, que, como
Dios fue servido de llevarnos a Juanito y Apolan (?), estaba muy triste. Proveyó El Señor con esta
hija con que tenemos contento. A la señora nuestra tía dará v.m. nuestros besamanos, y a la seño­
ra María de Torres y al señor Francisco de Torres y ai señor Lorenzo de Torres y a todos los de­
más nuestros parientes y amigos. Y al señor Matías, que se nos olvidaba, y al señor Juan de Pantoja
le diga v.m. que, si se quiere pasar a estas partes, que se venga con Campos, el alguacil rea!, que
yo le hice una cédula de pagarle la cosía que hiciese acá. Que mejor ganará de comer acá y en más
breve líempo, y paréeeme que le conviene. V.m. le dé su parecer, porque (oda la costa que hiciere
yo se la pagaré, y el alguacil real los traerá, y si Diego, nuestro hijo, pareciere y estuviere en Tole­
do o en otra parte, v.m. se lo diga a Bartolomé de Campos para que él le busque y le traiga. No
iengo más que avisar a v.m., sino que Nuestro Señor le dé a v.m. muy entera salud a v.m. y a to­
dos los de su casa. De México, a 24 de febrero de 1581 años. Besamos las manos a v.m.
Isabel Durán y Mateo Sánchez
V.m. nos responda, que quedamos aguardando la respuesta, y ¿que'se hizo el señor Juan de
Torres? Y ¿qué parió la señora María de Torres?
(Al muy magnífico señor Pedro de Torres, en la villa de Madrid, vive junto a Sama Cruz, en­
frente el secretario Ledesma, es chapinero, y tiene tienda debajo de los portales de las carnicerías,
es de la villa).

82.
Isabel Durán a sus-hermanos, en Madrid.
México, 25.11.1581
Muy deseados se&ores hermanos:
Esta es para hacerle saber cómo iodos estamos muy buenos, bendito seá Nuestro Señor, y
con gran deseo de saber de la salud de vs. mds-, y estoy muy maravillada de, viniendo acá Cam­
pos, de no escribirme. Bien parece que nos tienen olvidados, y estoy muy penada de la muerte de
mi señora madre, que no ha habido trabajo que tanto me hubiese llegado, porque, si deseaba ir a
España, era por solamente verla. Así que, señores hermanos, pues El Señor fue servido de llevar­
nos nuestra madre, recibiría gran contento en que, si se hallan en disposición, que se viniesen a es­
tas partes, porque, aunque está cansada la tierra, todavía se gana mejor de comer, y si vs. mds. se
dispusieren a ello, ahí va Bartolomé de Campos que los fuera (?) en el flete de la nao y en el mata­
lotaje, sí no tuvieren para ello, que no tuviera yo poco bien si ese regalo hallara yo, y si no, traí­
ganse mi hijo consigo, y si no se sintiere con disposición, por amor de Dios que me encamjnen mi
hijo Bartolomé de Campos, porque me le ha de traer, y en esto será muy gran merced que me ha­
rán, que estoy muy fatigada en no saber de él. Perico y Bartolomé quedan muy buenos, y he pues­
to a Bartolomé a bordador, y lo toma muy bonitamente, y a Perico tengo conmigo, que traigo a la
escueta. Y le hago saber que tengo una hija, que me nació el día de mayo, que me quita cuantas
penas tengo. No tengo más que hacerle saber a v.m., sino que quedo rogando a Dios por la salud
de vs. mds., que Dios me los deje ver como yo deseo. No más de que a todos mis señores y amigos
darán mis besamanos. De esta dudad de México, 25 de febrero de 1581 años. Besa a vs. mds. las
manos su deseada hermana, que más que a si la quiere,
Isabel Durán.
Y si no pudieren sacar licencia, ahí va Bartolomé de Campos que se la sacará, que para todo
lleva poder, que él se me ofreció de hacerlo.
(AI muy magnifico señor Juan de Pantoja, chapinero, debajo de los portales de las carnice­
rías de la villa, en Madrid). - (l.G. 2060)

83.
Pedro de Solórzano a su hermano Bartolomé de Mendoza, en Aguilar del Campo.
México, 9.IV.1582
Muy magnífico señor:
Eri estas naos recibí la de v.m. de 12 de abril, y teníala tan deseada que no puedo creer que
v.m. de su voluntad quiso escribirla, sino que las importunidades de mi señora doña Ana fueron
104 ENRIQUE OTTE

ocasión que v,m. lo hiciese. Al fin, de cualquier suerte que haya sido, yo he recibido con ella mu­
cha merced y demasiado contento, y así la recibiré todas las veces que v.m. se acordare de hacér­
mela, aunque para ello tenga algún recordador que la anime.
De la relación que v.m. me da desús hijos tuve mucho contento, déjeselos Dios gozar a v.m.
por muchos años en compañía de mí señora hermana, y el tener v.m. tantos no les desanimen, que
Dios, que ha sido servido de darlos, tendrá cuidado de su remedio. Trabaje v.m. cuanto le sea po­
sible, y anímese, que yo jamás le faltaré en cuanto pudiere, y aunque le parezca a v.m. que estoy
acá y soy de los desechados, no por eso deje v.m. de avisarme siempre de sus sucesos.que, de que
sean buenos, nadie habrá que más contento reciba que yo.
Bien sé que le soy a v.m. deudor de todo cuanto tengo, y en especial de cumplimiento de a
cuatro mil reales sobre los que envié en días pasados, y aunque conforme a lo que escribí lo hubie­
ra ya habido cumplido, no ha sido mi culpa, sino de v.m., pues cuando le envié aquella menuden­
cia, me envió carta de pago y no me quiso escribir, y cierto que entendí que allá se estimaba en po­
co el dinero, y por esta causa me he detenido, y si, como al escribirle ésta, me hallo doscientas y
setenta leguas de mi casa estuviera en ella, enviaba lo que debo, más v.m. tenga paciencia, que se­
rán malas’ mangas, después de pascuas, en las primeras naos procuraré enviarlos.
Yo vine de esta ciudad de México a concluir ciertas cosillas que tenia que hacer, traje de ca­
mino un poco de cacao, que se coge en Guatemala, que es el mejor género que aquí suele venir, y
he llegado en tal coyuntura que, si no es perdiendo en ello muchos dineros, no lo he podido ven­
der, y así me será forzoso volvérmelo en escrituras a Guatemala, dándolo fiado por algún tiempo,
ta s demás cosas que traía que hacer tengo ya casi concluidas, volverme he a mi casa dentro de
veinte días y, llevándome Dios con bien seré el San Juan en ella.
De doña Fabiana he tenido cartas, en queme avisa tiene salud, besa a v.m. las manos con las
de mi señora doña Ana, no sé sí con mi ausencia se acordará de escribir a vs. mds., si no lo hiciere,
ésta se tenga por suya, que siendo yo tan de vs. mds., justo es que ella participe de esta merced,
siéndolo juntamente conmigo, y así será para ella y para mí mucha merced que vs. mds. la man­
den cosas de su servicio. Hasta ahora no ha sido Dios servido de darnos hijos, creo que la falta es
mía, que doña Fabiana muy dama y hermosa es. Si hubieren de ser para su servicio, El los dé, y si
no, cúmplase su divina voluntad. Mi ida a esa tierra ando procurando» será con la más brevedad
que yo pudiere, y para esto vine a ver esta ciudad, y cierto que me ha parecido tan bien que creo
que me he de venir a vivir a ella, entretando que fío la hacienda que tengo en Guatemala, que son
unas casas que me han costado más de cuatro mil ducados, y una estancia de vacas y yeguas que
serán mil cabezas, que me ha costado casi otro tanto, que ajuar, negro y otras cosas fácil me será
salir de ello, todo lo encamine Dios como sea para más servicio suyo, y en lo que v.m. dice que
por estar doña Fabiana por medio lo tiene por dificultoso, ella es la que más contento tiene de que
nos vamos, y ahora es con más ocasión, porque habrá siete meses que fue Dios servido de llevar a
su madre de un dolor de costado en ocho días, téngala Dios en su gloria. De la vendida que v.m.
hizo del oficio me ha parecido bien, pues es ocasión que v.m. se haya ocupado en algo que, aun­
que a la vejez, no es malo que v.m. tenga en qué ocuparse. Y no ponga v.m. excusa para avisarme
de sus sucesos y cosas el decir que no querría cansarme con escribir largo, pues no hay cosa deque
yo más contento reciba, que es saber sucesos de allá, y no digo los que tanto importan como éstos,
sino adn menudencias deseo saber, y muertes y casamientos de personas parientas, y aunque no lo
sean. Por cartas que tuve de Sevilla supe la muerte de mi sobrino Alonso de Sobremonte, el cual
me había avisado Miguel de Solórzano me enviaría en estas naos que ahora vinieron, y para ello le
había dado orden que gastase cien escudos, y no fue Dios servido que llegase acá, plégale haberle
dado su gloria, que yo confio que sí habrá hecho, porque me escribe Juan de Rebolledo que murió
como un santito, y que nunca se le quitó de la memoria mi nombre hasta que murió. Si v.m. qui­
siere enviarme algún hijo suyo, envíele dirigido a Miguel de Solórzano, que él me lo encaminará, y
con él tendré yo más cuidado que si fuera mi hijo propio, y esto se ha de entender queriéndolo mi
señora doña Ana, y siendo muy con su voluntad, porque no lo siendo, ni por la imaginación le pa­
se a v.m. Si v.m. determinare a enviármele, en estas naos va un grande amigo mío, y aún pariente,
que él se dice el capitán Melchor de Solórzano, que creo ha de ir a Burgos, con él te podrá v.m. en­
viar, que le traerá sobre sus ojos, y si el dicho Melchor de Solórzano se le ofreciere en que v.m. le
pueda hacer merced, será para mí muy grande que v.m. se la haga, creo que volverá en estas mis­
mas naos en que va.
De doña Fabiana tuve cartas, que las recibí habrá cinco días, avísame está con salud, aunque
con mucho alboroto, que ha dado en la ciudad un volcán de fuego que está dos leguas de ella, que
se ha encendido de tal suerte que han entendido se perdiera ia ciudad, abrasado los montes de al­
rededor , y a diez de enero se sobrevino tanta tempesta^ sobre la ciudad que se entendió era aquel
el día postrero. Ha habido muchas procesiones, y los más de los vecinos desampararon la ciudad,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 105

diose licencia a todo género de clérigos y frailes que pudiesen confesar y absolver, y todavía no se
ha acabado el fuego del volcán. No sé en qué parará. Tengamos Dios de su mano y encaminemos
aquello que rrsás sea pafa su servicio.
En estas naos envío a mi señora doña Ana seiscientos reales, por quedarle menos deudor, es­
cribo al señor Miguel de Solórzano que se los encamine a v.m. con la más brevedad que sea posi­
ble. Creo lo hará. V.m. recíba mi voluntad, que cierto es de servirle al señor Juan de Solórzano,
mí hermano, y a esa mi señora, su mujer, beso infinitas veces las manos, y hanlo hecho v.m. y mi
hermana tan cortamente que aún avisarme cómo se llama no han querido. No lo haga v.m. de
aquí adelante de esta manera, sino avíseme muy largo de todo en particular, que acá uno de los
mayores regalos que yo tengo es saber por menudo las cosas de allá, y así le suplico que no se can­
se en escribírmelas. También dará v.m. mis besamanos a Alonso de Sobremonte, Pedro de Rueda
y su mujer y a mi señora Isabel Morante y sus hijos, con todos los demás que v.m. mandare, que
por no saber los nombres de pila no los especifico. Nuestro Señor la muy magnífica persona de
v.m. guarde y dé lo que yo deseo, que si así fuere, no sería corto en pedir. De México, a S de abril
de 1582 años, muy magnifico señor, besa las manos de v.m. su servidor y hermano,
Pedro de Solórzano
(Al muy magnifico señor Bartolomé de Mendoza, en Aguilar). (l.G. 2061)

84.
Jerónimo de Solomayor a su hermano Bernardina de Carasa, en Alcalá.
México, 15. IV. 1582
. Ilustre señor:
En el pliego que va para Guadalajara escribo a v.m. en el pliego que va para el contador Die­
go Pérez de Vargas, y por ofrecerse Fresnada, paje que ha sido de su excelencia, me pareció escri­
bir a v.m. y hacerle saber cómo, loores a Nuestro Señor, yo estoy muy bueno, y su excelencia me
ha hecho y hace mucha merced, y así me ha dado algunos oficios de su casa y fuera, en que soy
muy aprovechado, y sólo tengo pena de no haber traído a v.m. conmigo cuando venimos, que no
lo procuré respeto de la enfermedad de mi señora doña María. Si acaso Dios haya sido servido de
darle la salud, sería muy buena coyuntura venirse a esta tierra, pues v.m. tiene tantas hijas y tan
poco remedio para ellas, porque yo sé que el conde, por hacerme a mi merced y a v.m., le acomo­
dará en cosa que sea aprovechado y se pueda entretener por acá tres o cuatro años. Y si le parecie­
re a v.m. traer consigo dos o tres hijas, lo procure, porque acá con el favor de Dios daremos orden
en remediarlas, que yo ayudaré mi parte lo que pudiere, y porque tengo escrito sobre lodo lo de­
más, no tendré más que decir de que a mi señora doña María beso las manos, y que haya ésta por
suya, y la suplico tenga por bien que v.m. venga sin falta, pues ha de ser en tanto aprovechamien­
to suyo y de sus hijas. De México, y de abril 15 1582, ilustre señor, besa las manos a v.m. su ver­
dadero hermano y servidor
Jerónimo de Sotomayor
(AI ilustre señor Bernardíno de Carasa, mi señor, en Alcalá). (l.G. 2061)

85.
El conde de Corma a su primo Diego de las Cuevas de Zúñiga, en Guadalajara.
! México, 25.X. 1582
Primo:
Una vuestra he recibido en esta flota de 14 de mayo y no he visto las que por ella me decís me
teníades escritas cuando recibisteis las mías del segundo navio, perdido se deben de haber y así no
podré responder a más de ésta.
De lo mucho que os holgasteis con las mías y saber de mi salud estoy bien satisfecho, y he
sentido mucho que la falta que vos tenéis de allá haya sido causa de no venir en esta flota como yo
pensaba. Bendito Dios, que me escribís estáis con mejoría y con el buen propósito que siempre de
venirme a servir y hacer compañía, que no lo deseo yo poco, por tener la vuestra y haceros placer,
que, aunque esta tierra es muy diferente de lo que allá se piensa, no faltará en qué ayudaros y
aprovecharos, y así quedo con esperanza que habéis de tener muy entera salud para venir en la
flota del año que viene, y si os determináredes, en Sevilla os dará Luyando todo lo que hubiéredes
menester para vuestro viaje y regalo y buena comodidad, porque yo se lo tengo escrito, y él res­
pondido que lo hará, y que os ha estado aguardando, pensando que viniérades en esta flota, y
IOS ENRIQUE OTTE

vendréisos con Andrés Felipe, que es un hombre muy honrado y amigo mío, maestre de una nao,
que traeréis muy buena compañía, y Luyando os dirá de éí, y en la Veracruz os dará el contador
Villanueva, que allí reside, lo que hubiéredes menester para venir a esta ciudad.
Y en lo que me escribís de los criados que allá quieren venir con vos, yo huelgo mucho trai­
gáis a Cristóbal de Murcia, pues decis es tan buen hombre y de quien se puede servir, que yo le
ocuparé acá, y si os pareciere traer a Valles para el vuestro, también lo haréis, que para todo se os
dará recaudo en Sevilla, como he dicho.
Por la memoria que me envía Diego de Vargas de las cosas que os escribí he visto que son
muy buenas y curiosas, porque hasta ahora no se han podido traer a esta tierra, vos hicisteis bien
de no ir a Madrid a ello, estando falto de salud, pues el contador lo hizo también.
Zárale, el procurador de corte, me escribe que le reciba un hijo de hasta quince años, muy
buen escribano. Yo huelgo de ello, y así le escribo que se podrá venir con vos, traeréisle en vuestra
compañía. Nuestro Señor guarde vuestra muy honrada persona como deseáis. De México, 25 de
octubre 1582, a lo que ordenáredes,
1 el conde de Coi uña.
(A mi primo Diego de las Cuevas de Zúñiga, mi mayordomo, en Guadalajara).
(i.G. 2061)

86.
Pedro Martín a su mujer Gregorio Rodríguez.
México, 15.IV.¡583
Hermana mia:
Las cartas he recibido vuestras y mucho contento con ellas, aunque mucho más recibiera con
vuestra vista y la de mi señora y mi Juaníco, mas yo confío en Dios de ver ese día, que será para
mí día de alegría y contento. Yo estaba docientas leguas de esta ciudad de México, que es unas mi­
nas más aUá de las Zacatecas, cuando tuve nuevas vuestras por un hombre que vino en la nao que
vino su mujer de Francisco García, y de que lo supe y tuve nuevas que estaba en México su mujer
de Francisco Garda, luego recogí lo que tenía y me partí para esta ciudad de México, adonde aho­
ra estoy, y con propósito de me ir en la flota para traeros a esta tierra, y luego que allegué me fui
en casa de Francisco García, el cual y su mujer me han hecho mucho regalo y me amenizan (?).
Mucho deseo de veros en esta tierra, porque al fin tendréis más descanso que no en esa como ellos
lo tienen. Y en esta ciudad está un señor mercader, que es de mi tierra, y está casado con una hija
del doctor Monardes, y me fui aconsejar con él, y me dio orden que os enviase dineros, para que
viniésedes, y que él haría que en Sevilla os encaminasen y os fletasen y diesen orden en vuestra ve­
nida, y que yo acá tratase con el dinero que me queda, que serán trescientos ducados, para que,
cuando Dios os traiga, que os vengáis a casa hecha, y que tenga otros docicntos ducados más,
porque, si yo iba, con esto cuanto estuviésemos de vuelta, y tenía gastádolo todo, y era menester
comenzar a ganar de nuevo. Así que, hermana mía, yo os ruego que no haya falta en vuestra veni­
da, pues me ha deparado Nuestro Señor quien lo negocie, pues me ha dado alguna hacienda con
que os pueda regalar, aunque cierto me ha costado mucho trabajo a ganarlo, y por malos cami­
nos. Y así os torno a rogar que no dejéis de venir, porque, si no venís, podrá ser no me veis más de
vuestros ojos. Y así lo ruego a mi señora que también venga, y la traigáis sobre vuestros ojos, por­
que en ello me haréis gran regalo, porque cierto entiendo se holgará mucho, porque ai fin es tierra
donde las mujeres como ella adquieren mucha hacienda. Y más le digo a ella y a vos que no ten­
gáis miedo de la mar, porque a quien va el negocio encomendado os lo negociará de suerte que no
tengáis trabajo, y en buena nao, y en compañía de una señora, mujer de un escribano, que tam­
bién envía su marido por ella, y para que sepáis la orden que habéis de tener es de esta manera:
Acudiréis en casa del señor licendado Porras, yerno del señor doctor Monardes, al cual van
encaminados ciento y cuatro pesos de oro común, de ocho reales cada peso, y van en una plancha
de plata y dos tejuelos, el cual luego los dará, y esto envío para que os aviéis vos y una señora, en
cuanto toca algunos vestidos y ropa blanca y matalotaje, porque el flete y algún dinero que en la
mar tengáis necesidad, como para comprar algún refresco, acabo tengo yo de pagar, porque así
envía un poder el señor Rodrigo de Brizuela, para que allá se obliguen al maestre de la nao por vos
y mi señora y un hijo, y si otra persona también trajéredes, y séaos aviso que aviséis al señor licen­
ciado Porras que os flete con tiempo, porque no os lleven tanto, y en lo que habréis de traer es lo
siguiente: un manto de tafetán con su ribete de terciopelo, y una ropa de tafetán y una basqutfla
de raso negro y un jubón bueno y otro vestido blanco, y a Juanico tráemelo muy bien vestido,
porque, si Dios me lo deja ver, yo le vestiré acá de damasco, y si me pudtéredes traer una espada y
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 107

daga, con sus vainas de terciopelo, que eoslará hasia cuatro ducados, tráemelo, porque acá valí
docejucados, y también (raeréis la más ropa blanca que pudiéredes, y alguna para cama de red
porque, aunque vengáis con alguna deuda, yo lo pagaré luego acá.
A mi señora ruego muy de veras que lenga ésta por suya, y que no deje de venir, y si ella nc
quisiere venir, que no os estorbe la venida, porque asi se lo encargo de parte de Dios, y le encargc
la conciencia, dermis de que será para ella y para vos gran bien y descanso, y vuestro remedio j
mío, pues me lia dado Nuestro Señor hacienda, no deis lugar a que torne a perder lo que con tantc
trabajo, como tengo dicho, podrá ser no poner más nada por delante, porque al fin vendréis a
buen recaudo y adonde no pasaréis hambre ni los trabajos, que querrías ni mentándoles (?), y las
gentes ganan los dineros en más abundancia. No tengo más decir, sino que, si fuere servido, cuan­
do la flota venga, estaré yo en el puerto con caballos y algunos regalos para recibiros, como aquel
que aguarda tanto contento, y también tendré dos sillas para vos y mi señora, y de vuestra venida
y del recibo del dinero me avisaréis en el primer navio de aviso, y en qué nao estáis fletada, para
que^'O viva con esperanza de vuestra venida, porque con el contento me hallaréis más mozo que
cuando de vos me parii, y en lo que os han dicho que yo estaba amancebado, yo os juro a Dios y a
esta cruz que os mintieron, porque a más de un año que no sé tal aventura, y también os digo que
los que en esta tierra son amancebados que nunca tienen un rea!, y si yo lo fuera, no-viniera de­
cientas leguas y de más camino por saber nuevas de vos. Yo os prometo que dejé más de cien du­
cados por cobrar que me debían por venir a tiempo de despachar esta plata, y piies yo con tanto
amor y voluntad envío por vos, ahí veréis ser mentira lo que os han dicho y escrito, y sabed que
quiero más vuestro pie muy sucio que a la más pintada de todas las indias, porque en esta tierra es
muy estimada una mujer de Castilla, siendo mujer de bien, como vos lo sois, y así entiendo que
vuestras oraciones os tiene Dios guardado ese bien, y a mí me ha dado salud para ganarlo para
vuestro descanso, y consolaos que, siendo Dios servido que vengáis, veréis acá muchos amigos
que allá pasaban trabajos, acá están con mucho descanso y con esclavas que le sirven, y no seréis
los menos porque, dándome Dios salud, yo tendré comprada el día que vos viniéredes una esclava
que os sirva. Y su mujer me han dicho que, cuando irá al Perú, les daréis mis besamanos, y que, si
quisieren tierra, les diréis que vengan, porque su oficio es acá bueno, y todos están ricos, y que al
fin es tierra de más gente y trato que no en el Perú. A todos los demás señores y amigos míos y
vuestros les daréis mis besamanos, y si mi hermano estuviere en esa ciudad, le'diréís que por sol­
dada o marinero o de otra cualquier manera dé orden para pasar acá, porque ganará de comer
mejor que no allá, y no digo más, sino que Nuestro Señor os deje ver, como yo deseo, amén. De
esta Nueva España y de México, a quince de abril de mil y quinientos y ochenta y tres años, el que
como a si os quiere, y amén, vuestro marido
Pedro Martin
Francisco García y su mujer Marina Díaz os besan las manos. Yo estoy en su casa, y aquí os
tengo de traer derecho, porque con el gran deseo que tienen de veros os harán muchos regalos, y
os ruego de su parte a vos y a mi señora que no haya falta en la venida, y daréis las cartas al señor
licenciado Porras, y t endrán encaminadas en casa de Francisco García, mercader de libros, eh cal
de San Francisco, en México.
(LG. 2061)

87.
Marcos Rodríguez a su mujer Catalina Manín, en Barzienze.
México, abril 1584
Hermana mía:
Ahí va el señor Francisco Sánchez, vecino de Santa Olalla, y lleva el dinero para vuestra veni­
da, que son cincuenta pesos, y diez pesos para Miguel Sánchez, envíaselos su hermano Juan Ló­
pez y su mujer, están muy enojados como no les escribe, y tienen mucho deseo de ver en esta tierra
un hijo suyo, porque no tienen ninguno, y a su hermana Catalina López que le pesó mucho de sa­
ber la muerte de su marido Bernardo García, y se holgó de saber cómo había desposado a su so­
brina, a Lázaro Muñoz y a Pedro, su hermano, besa ¡as manos.
El reverendo padre fray Pablo de Molina lleva las cartas y una cédula de cómo lleva el señor
I rancisco Sánchez los sesenta pesos, que son cuatrocientos y ochenta reales. No digo más, sino es­
toy muy connado en vuestra venida en la misma flota en que va el padre, tanto que, como digo en
mis cartas, os estaré aguardando en el puerto. Así os pide Juan López vengáis y le traigáis cartas
de sus hermanos y si se ha casado su hermano Pedro López, y con tamo Nuestro Señor os traiga
con bien, como yo lo espero y lo quedo rogando a mi Dios.
108 ENRIQUE o r r e

A la de Diego Muñía y ;i su hija y al señor Duara (?) y a la señora Inés Pérez y a Juan beso
las manos. Fecha en esta ciudad de México, de abril, domingo de Casimodo, ocho días después de
Pascuas, vuestro marido que más que a sí os quiere y vuestra vista desea,
Marcos Rodríguez
(Para mi querida y deseada hermana Catalina Martin, en Barzienze, cuatro leguas de
Toledo). , (I.G.2062)

88 .
El bachiller Hernando de Villa/ranea a su sobrino Amonio de Villafranca, en Toledo.
México, 13.IV.1584
Señor sobrino:
Después que supe la muerte de mi hermano Cosme de Villafranca, mi hermano, que esté en la
gloria, le he escrito dos veces, y ahora últimamente le escribí muy largo en los pliegos de esta Real
Audiencia, y a esta causa aquí en ésta no seré muy largo, sólo diré que el que ésta le dará es el ma­
yor amigo y señor mío que tengo en toda esta tierra, y por serlo tanto le supliqué, pues había de
pasar por esa dudad, los viese a todos y me trajese muy buenas nuevas de ellos, aunque más que­
rría yo que él y Pedro de Villafranca, su hermano, fuesen los que la trajesen, que no puedo pensar
, por qué causa no hayan querido venirse a esta tierra, de tantas veces como se lo he escrito, pues
saben lo que yo le deseo y que acá no les había de faltar de lo que yo tuviese, y que es mejor puesto
éste para remediar a esas hermanas que no el de allá, sin oficio ni hacienda, y pluguiera a Dios que
alguna de mis sobrinas estuvieran en edad para poder pasar con ellos, pero son muy mozas para
tamo trabajo. Torno a decir que miren en eilo y que, queriendo venir cualquiera de ellos o en­
trambos» serán bien recibidos, porque eso que tengo no lo quiero ni tengo para quien sea sino pa­
ra ellos y mis sobrinas» y determinándose a venir el dicho señor Escobar, me hará a mí merced de
darles para el camino y para que dejen algo a mis sobrinas hasta sesenta o setenta pesos, que yo
los daré al punto que me avise de haberlos dado su merced, o se los enviaré a Sevilla a poder de
Hernando de Porras con la primera flota, y porque el portador jdirá acerca de esto más que yo
puedo escribir, no más, de que a todas mis sobrinas me encomiendo y Dios me los deje ver a todos
muy presto. De México, y de abril 13 de 1584, señor sobrino, su tío que su bien desea,
el bachiller Hernando de Villafranca
(AI señor mi sobrino Antonio de Villafranca, en la ciudad de Toledo, junto a la gallinería, en
la posada de Francisco Alonso, jubetero). (I.G. 2061)

89.
Hernán Ruiz a su mujer Mariana de Montedoca, en Sevilla.
México, 21.X.1584
Señora mía:
No sé qué puede haber .sido no haberme querido alegrar con tan sola una carta en esta flota,
pues vale tan barato el papel, y si fue entender que había de ¡r en la flota, de entender es que en un
viaje tan largo y de tantos días puede haber sucesos contrarios de lo que los hombres pretenden,
cuanto más que nunca yo vine con intención de volver en la propia Ilota, de lo que os avisé en el
primer navio. Yo os envié veinte pesos con el señor Almenara, digo cor. su dinero, y pues no me
avisáis del recibo de ellos, no os debieron de dar, ni aún las cartas, y por esa ocasión no os envió
dineros, que no se debe de dar lo que va en los avisos cuando es cosa poca. Dende que de esa tierra
salí no he tenido día de salud, y todo el mes de julio y agosto estuve en la cama, y desahuciado,
que los médicos me querían abrir, por decir que mi mal era poctema, que tenía en el hígado. Nun­
ca quise consentir, porque yo traía sospecha que era mi mal de bocado o hechizos, que estando el
señor Robles en esta tierra se lo dije muchas veces burlando, en cincuenta y dos días que estuve en
la cama. De estos dos meses me sangraron veinte y dos veces del brazo derecho de la vena del arca,
y me purgaron cuatro veces los principios de la enfermedad, dice en la carta del señor Almenara,
porque es hombre que puede saber muy bien si se hizo lo posible, o si me erraron la cura a los
principios, porque a mi me curaron a lo último tres doctores. Yo estoy mejor, gloria a Dios, y es­
toy sin calentura, que no se me quitaba diez meses había. Placerá a Dios que sea para castigo de
algunos pecados y enmienda para lo por venir.
Estoy con determinación, queriendo mi madre y vos, que se vengan a esta tierra, porque de
acá le escriben ai señor Alonso de Lora personas a quien no dirá de no, si estuviere la venida de
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 109

Dios, Con el dinero que tuviere compraréis un manto de lustre, y si pudiéredes una sa (?) grande,
o coterena de borlilla, que asi se llaman en esta tierra, y ropa de lienzo harta, y a mi madre un
manto y un monjel nuevo y un par de jubones de ruán, y para vos un par de fustanes del fustán
colchado, y no de lo vareteado. Para el matalotaje yo le envío a decir al señor Juan de Robles me
haga merced de dar cincuenta pesos, y si no tuviéredes tan buen aparejo para venir como vos que-
rríades, o mi madre no quisiere venir, no os dé pena, que si no viniéredes, yo me iré mediante Dios
con esos señores amigos míos, venidos que sean acá, y en esta flota que está en este puerto os en­
viaré ciento y cincuenta pesos, y consignados a mi señor por vuestra ausencia, para que, si hubié-
rades venido, me haga merced de enviarnos una esclava, y si os hallaren allá, tendréis qué gastar,
que mi deseo es acertar según por la obra se verá acá o allá, Y asi digo que lo miréis muy bien vos
y mi madre, y que, en diciendo sí, no se les pongan los trabajos de ia mar por delante, y se arre­
pientan después, y se queden allá y el dinero gastado, y si tuviéredes pocos vestidos, no os dé pe­
na, que acá se proveerá ífc eso mediante Dios. En otra carta os avisaré de las cosas más necesarias
para la mar. La de Berna!, el jubetero, me dijo que habían casado a la s_eñora Catalina. Yo me
holgué mucho, plega a Dios sea para mucho contento de sus padres y tal el desposado como ella lo
merecía. Su hijo del señor Antonio Gómez se casó, que será ocasión para que no irá tan presto a
Castilla. La desposada es una prima de Higales, una Juana Bautista, que yo os dije hermana de
una mujer que estaba cuando vino Gonzalo Milano de las Indias en su casa, y se tapó de Mila (?),
que parió dos hijos de un vientre, y si os parece no lo sepa su padre ni su madre, sépalo de otro,
porque él estuviera muy bien casado hoy con una doncella muy hermosa, y con dos mil ducados
de dote, y pues no es para más, Nuestro Señor ordene lo que más para servirle nos convenga. De
México, y de octubre a 21 de 1584.
A mi señor y a mi señora daréis mis besamanos, con mi señora doña Elvira y mi señora Tere-
‘sa Ramírez con Catalinica de Vega, y a la señora Teresa Ramírez que aína estuviera mascando ba­
rro, mas que todavía estoy para hacer un poquíílo de mal. Vuestro marido, que os desea ver,
Hernán Ruiz
(A mi señora Mariana de Montedoca, en cal de Génova, en casa del señor Amonio Gómez,
jubetero, en Sevilla). (1.G.2062)

90.
Andrés Gómez a su hijo Gonzalo Gómez, en La Puebla de Sancho Pérez.
M éxico, 10. IV. 1585
Amado hijo:
La vuestra recibí, con la cual me holgué mucho de saber de vuestra salud y de cómo estáis en
esa tierra, lo cual yo quisiera harto al tiempo de mi venida a esta ciudad de México vos os halláre-
des ahí, que me acompañáredes en e! viaje, que cierto como ya sabéis yo soy un hombre cargado y
viejo, llegué con mucho trabajo y estuve muy malo en un mes, sin me levantar de la cama, en la
Veracruz, Hazme merced que en todo caso os vengáis a mi compañía, pues sabéis que lo poco que
tengo no tengo a quién lo dejar. Yo estoy acomodado con el señor Juan de Rivera, que es un hom­
bre muy principal y muy rico, y tengo a cargo una estancia suya, donde yo soy el señor de todo: y
donde tengo cómodo para vos, ahí escribo al señor vuestro tío Juan Montaña que os l'ie en todo lo
que hubiéredes menester hasta esta ciudad de México, que yo lo pagaré todo, y si no habéis vendi­
do esas tierras que de vuestra parte teníades, y la huerta de la Ondanada, tenéis con qué poder pa­
sar honradamente, sin tener necesidad de nadie, porque oso decir que es tierra buena y baraia, y
mejor que no España para los hombres que son recogidos‘como vos. Más largo escribo a vuestro
tío de todos mis negocios. No os encargo otra cosa más de que no dejéis de venir en todo caso, y
confiando nos hemos de ver presto mediante Dios. No alargo más, de que Nuestro Señor os guar­
de como yo deseo, y de México, y de abril 10 de 1585, vuestro padre que vuestro bien desea,
Andrés Gómez
(A mi deseado hijo Gonzalo Gómez, en La Puebla de -ancho Pérez). (l.G. 2063)

91 .
francisco González Gallego a su sobrino Diego Sánchez, en La Puebla de Sancho Pérez
México, 1S.1V.1585
Señor sobrino:
Después que de esta tierra vine no he escrito a v.m., porque cierto recibí pena por quedaros
no ENRIQUE OTTE

allá por io que la señora mi hermana y vuestra madre os dijo, teniendo respeto a la miseria que mi
padre y vuestro abuelo tenía, que a! fin ya habéis visto lo que de ello pudieres llevar, y más me­
tiéndolo de por medio vuestro tío Diego Sánchez, como se metió por la parte de mi hermano Juan
Gallego, porque estaba daro que yo bien sabia aquello, porque, si yo allá estuviera, yo lo podría
sacar, y harto mejor que no él. Paréceme que lo que tenéis que hacer es tomarle cuenta cada un
año, o cada dos años, con pago, y lo que rentaren que lo emplee, porque aquella hacienda no es
suya, ni ha de haber él nada de ella sino nosotros, por ser herencia de mi padre y nuestro abuelo, y
no de la parte de su madre por donde es su hermano, porque al fin los tiempos se pasan, y si vues-
[ro tío Diego Sánchez muere, yo no estoy allá, no hay quien nos la quite a vos o a algunos de vues­
tros hermanos.
Yo y vuestra tía y primos estamos muy buenos y con salud. Sabemos cómo estáis casado,
bien sabéis la voluntad que allá siempre os tuve, y por el mismo caso mi mujer e hijos, así todos os
besamos las manos y a la señofa vuestra mujer.
Os enviamos a decir que, ái en esa tierra padecéis necesidad y andáis a servir a otro, que os
vengáis a ésta con vuestra mujer e hijos, si los tenéis, porque esta tierra es mejor para hombres po­
bres que no España, porque con servir un hombre cuatro o cinco años tiene para vivir descansado
y sin servir más. Y si no tuviéredes bastantemente para venir a esta tierra de vuestros fletes, aun­
que os vengáis empeñado en cien ducados o más, no os faltarán acá para pagarlos.
Yo escribo a Hernando Alonso el Zorro si hubiéredes menester alguna fianza de fletes la ha­
ga, que acá yo los pagaré en esta ciudad de México, y no en 1a Veracruz, porque no resido en ella
sino en México. Mira que os torno a decir que os vengáis, si no es que tenéis con qué vivir en vues­
tra casa, que si lo tenéis, muy bien estaréis allá. No nos dejéis de escribir de cómo os va, porque
nos holgaremos todos de vuestro bien y descanso, cual plega a Nuestro Señor os dé con todo con­
tentamiento, con vida de la señora vuestra mujer, cuyas manos todos besamos. De México, fecha
a quince días del mes de abril de 1585 años.
A todos vuestros hermanos y madre daréis nuestras recomendaciones, y tengan ésta por su­
ya. Seftor sobrino, besa las manos de v.m. vuestro tío, que todo vuestro bien os desea,
Francisco González Gallego
(Al señor mi sobrino Diego Sánchez, de La Puebla de Sancho Pérez o en los Santos, donde
residiere).
(I.G, 1401)

92.
Francisco Pérez a su hermano Diego Pérez, en El Bodonal.
México, I6.IV.1585
Señor hermano:
La de v.m. recibí con d señor Garcí López de San J uan en esta ciudad de México, con la cual
sabe Dios el contento que yo y mi mujer recibimos en saber de la salud de v.m. juntamente con la
de la señora mi hermana, la cual plega a Nuestro Señor tengan vs. mds. por muy largos años, que
cierto se me puede muy bien fiar. Yo y mi mujer besamos a v.m. las manos. Hanos pesado mucho
de sus trabajos, que quisiera estar cerca para acudir a ellos y allanar esas pesadumbres. De salud
estamos buenos al presente, gloria a Dios, y en esta tierra nos ha ido muy bien, y nos ha dado Dios
bien con qué poder pasar y favorecer a nuestros amigos, y si gustaren de venirse a esta tierra v.m.
y sus dos sobrinos y míos, recibiré gran contento, y se podrán venir a mi casa como a la suya, pues
al fin se ha de acudir a la obligación que hay de por medio, porque me dicen que esa tierra no está
para poder vivir en ella los que son pobres, y en ésta ahorrará a su oficio muchos dineros, y así di­
go que por amor de Dios no reparen en su venida, porque, estando yo de por medio, no será me­
nester otro favor, y si no gustaren de venir, me avise su voluntad. Y a la señora mi hermana y cu­
ñados beso las manos yo y mi mujer, y a la señora María García y su hijos. Y porque no sirve de
otra cosa, no alargo más, deque Nuestro Señor guarde a vs. mds. muchos años, y de México, a 16
días del mes de abril de 1585 años. Señor hermano, besa las manos de v.m. su hermano
Francisco Pérez
(A mi señor hermano Diego Pérez, en el Bodonal).
(I.G. 2063)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 111

93.
Pedro de la Torre a su hermano Bartolomé de Io Torre, en Madrid.
México, 8 .V. 1585
Muy amado y querido hermano:
Movido estuve a dejaros de escribir por el enojo que tengo de ver vuestro descuido, pues, ha­
biéndoos avisado tantas veces que me escribáis por dos vias, por si acaso se perdiera el un pliego,
no lo habéis hecho, y así llegó un navio por ¡a semana santa que no hubo gato ni perro que no tu­
viese nuevas, sino fui yo, que como hijo de la madrastra no hay quien se acuerde de mi, sino fue
Baltasar de Valdivieso, .de quien recibí una carta sola, y como ésta llegó a mis manos, viniera el
pliego de mi señora, sí vos me escribiérades, pero no me espanto que los que están en su natural
no se acuerden de los que peregrinan por tierras extrañas, y no fue sólo éste el daño que hicisteis
que, por no saber si mi señora recibió cien pesos que la envié en la flota pasada con un cuñado del
doctor Avendaño, dejé de enviarla en ésta oíros tantos que tenía allegados de mi salario, por no
saber la orden que había de tener en encaminarlos, que fuesen ciertos, y asi lo dejé para la primera
ocasión: que más cuidado tengo yo de hacerlo que puedo con estar en tierra extraña dél que vos,
hermano mío, tenéis en escribirme, habiéndoos avisado que me enviéis un pliego por la vía de don
Diego de Olivares, que es muy cierta, y otro que será el principal, en que vengan todas las cartas
de amigos por la vía de Sierralta, para que él le ponga en el pliego del virrey que gobernare esta
tierra o de la Audiencia. Se os avisó esto para lo de adelante, porque da mucha pena que, ofre­
ciéndose tan de tarde en tarde una ocasión, se pase sin tener nuevas, y no me escribáis con pasaje­
ro, aunque sea el más conocido del mundo, porque puede sucederles una desgracia que les obligue
a perder las cartas, y cuando vengan en salvamento es gran enfado aguardar dos meses después de
llegado el navio a que venga en persona, y cuando sea tal de quien se pueda tener satisfacción es­
cribiréis con él una sola carta, dando cuenta de lo que se ofreciere, y las demás vendrán por la or­
den que tengo avisado.
Aquí se ha dicho por cosa muy cierta que estaba proveído por virrey don García de Mendoza,
hijo del marqués de Cañete viejo, y hermano del que ahora lo es. Mucho querría se anduviese de
los pies en hacer bueno diligencia en lo que toca a nuestro asiento, valiéndose de todos los brazos
y personajes que fuere posible, porque os hago saber que en esto consiste todo nuestro bien. Por
amor de Nuestro Señor que haya en esto el cuidado que conviene en negocio tan importante, y en
todo caso se haga vuestra comodidad, de suerte que paséis a esta tierra, aunque sea por grumete,
cuanto más pudiendo venir con buena comodidad. Plega a Dios que os vean mis ojos como deseo,
el cual os me guarde, hermano muy amado, y haga tan bien aventurado como puede. De México,
a 8 de mayo de 1585.
No os escribo más largo por haberlo hecho en los navios de aviso, y también porque os espe­
ro con la compañía de amigos en la flota. Pero si acaso os hubiéredes quedado, dad a Comparán
los pliegos y cartas que van para él, y si por ventura fuere venido, enviaréis a donde él estuviere las
cartas que dijere en el sobrescrito que van para él, y las de particulares daréis a muy buen recaudo.
Particularmente la que va para Sebastián de Samoya que se la daréis luego al punto, porque es de
un grande amigo que tengo en esta ciudad, y si estuviere fuera de esa corte, dejaréisla en su posa­
da, que es junto a Santiago, o en otra parte, donde se le dé muy a recaudo, y de lo que en esto hí-
ciéredes, me avisaréis muy particularmente en la primera ocasión. Vuestro hermano, que como a
sí os ama,
Pedro de la Torre
(A mi muy amado y querido hermano Bartolomé de la Torre, en Madrid).
(I.G. 2062)

94.
Diego González a su hermano Gurda González.
México, 13.V .1585
Señor hermano:
Dios sabe la pena que me dio la desgraciada muerte de nuestro buen hermano Jerónimo Gon­
zález, y lo que sentí el estar tan apartado de él al tiempo de su muerte, pero, pues Dios ha sido ser­
vido de ello, no hay sino darle muchas gracias.
En otras tengo pedido muy encarecidamente que me haga merced de quererse ya acabar de
desengañar de que en esa tierra tan corta no podrá tener nada de sobra, especialmente con tantas
hijas, sino que de hecho se hubiese venido a esta ciudad de México, adonde yo resido, que en ella,
mientras yo viva, no le ha de faltar, y sí muriere, ¡i) que icngo ha de ser para v.m. y sus hija? y pa­
112 ENRIQUE OTTE

ra esos dos huérfanos de sobrinos que, según soy acá informado de Alonso Pérez, que en esta últi­
ma flota vino, tienen harta necesidad, y que si no fuese por el hermano, no tendrían que llegar a la
boca. En ello me hace a mí muy gran merced, y así le suplico que no los desampare nunca y que,
pues son tan pequeños y harán tan poca costa hasta traerlos aquí, si se determinare a venir aquí,
pida a esos señores del Consejo de Indias licencia para que consigo los pueda traer, que luego se la
darán, pues es obra de caridad no los dejar desamparados.
Con el portador de ésta, que es el señor Francisco Ruiz, vecino de esa ciudad, envío doscien­
tos ducados de Castilla”, para si se quisieren aviar, y demás de esos, ordeno al señor Francisco
Ruiz que, viendo que es de hecho la venida, le dé por mi cuenta otros mil reales, que con el prime­
ro de aviso que de allá venga que me avise le proveeré de ellos con la primera ocasión, y sé que lue­
go lo hará, porque es muy mi señor. Lo que suplico a v,m. es que, si hubiere de venir, sea con toda
brevedad, porque tengo grandísimo deseo de le ver, y especial a la señora Leonor Gómez, mi her­
mana, que, aunque no la conozco, por las n uevas que acá tengo de su merced le soy muy aficiona­
do, a 1a. cual beso las manos mi! veces, y a mis sobrinas me encomiendo, y Jo mismo a los sobri­
nos, hijos de Jerónimo González, y porque no hay otro que decir, NuestrcrSeñor me deje ver pres­
to con bien a v.m. y a todos los demás de ella, amén. De México, y de mayo a 13 de 1S85 años, be­
sa las manos de v.m. su verdadero hermano
Diego González
(Al ilustre señor García González, mi señor y hermano) (l.G. 2061)

95.
Juan Díaz Pacheco a su mujer Ana García Roldan,
México, 30.1V.1586
Señora mía;
Con un hombre que se dice Diego Gómez envié docientos pesos, para que vengáis vos y vues­
tros hijos, y una mujer de un amigo mió vendrá en vuestra compañía, regaladla como si fuese
vuestra propia persona. Vive esta mujer en San Pablos, junto a casa de Vasallo, el barbero, en ca­
sa de Mateo de Olíver, tejedor de tramados, dícese María de Oliver, vedos con ella, pues habéis de
venir juntas en una nao y en una cámara. Determinado estuve de ir a España por vos, y prendié­
ronme por casado, y me tuyieron preso y con mucha vejación y, vístome en la cárcel, hombres que
me debían mi hacienda se me fueron con ella, y yo, por no perderlo lodo, deposité lo demás que
me quedaba, y víneme a México, y procuré Ucencia para quedarme, porque me vi perdido, y no
pude hacer otra cosa, Ruégoos, hermana de mí alma, por amor de Dios que no se os ponga nada
por delante, sino que vengáis, porque todo mi remedio y el vuestro está en venir vos, y donde no
quisiéredes venir, haced cuenta que no me visteis en toda vuestra vida. No traigáis ropa ninguna,
que yo os tendré acá todo de seda a vos y a vuestros hijos. Mira que habéis de ser en esta tierra
querida y servida y, mediante Dios, en tres o cuatro años que estemos nos volveremos, mediante
Dios, con algún descanso, y podréis pagar a vuestra tía todo el bien que os hubiere hecho, de mi
parte le daréis mis encomiendas, y le diréis que el día que yo os viere acá que le doy palabra de fa­
vorecerla más que si estuviéredes allá. Meteréis rnucha agua y matalotaje y regalos. Y a mí herma­
no fray Pedro Díaz que os flete la mejor nao de la flota, y la mejor cámara que en la dicha nao hu­
biere, y no salgáis vos ni vuestras hijas, burlando ni de veras, de la cámara, porque conviene así.
No os escribo más largo, aunque tenía, que sino que Dios os me deje ver. A Antonia de Santana y
Beatriz Díaz daréis mis besamanos, y a vuestro hermano, por amor de Dios, os ruego y encargo
que no dejéis de venir, mira que será mi total destrucción si no venís, no quiero ser importuno,
porque para una mujer de tan buen entendimiento como vos me parece que basta. Nuestro Señor
os me deje ver y, como dicen, muérame luego. De México, a treinta de abril de ochenta y seis
años. Señora mía, vuestro marido que en el alma os ama,
Juan Díaz Pacheco
Una mujer que se dice Catalina Muñoz, mujer de Francisco de Avila, que vive en los solares
de don Alvaro, al hospital de los colmeneros, a quien van estas cartas encaminadas, veos con ella,
y sí quiere venir, venios todas en compañía, y si no, traed las cartas que os diere, que su marido se
va conmigo a Oaxaca.
(A mi señora hermana Ana García Roldan, en la calle de ciegos, en casa de Marina Sánchez,
viuda, mi señora, mujer de Juan Díaz Pacheco). (l.G. 2063)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 113

96.
Francisco Palacio a' Antonio de Robles, en Calves.
México, 10.VI.1586
Ilustre señor:
Habrá diez días recibí una de v.m. y con ella el contento que es razón, en saber de la salud de
v.m. y de esa mi señora, mujer de v.m., e hijos, que se la dé Nuestro Señor tan cumplida como
v.rit. desea y yo, su servidor de v.m., deseo, que se me_ puede bien fiar.
En lo que loca a la capellanía que v.m. dice se imponga en cabeza de su hijo de v.m., yo le he
escrito al señor Esteban López, y no me responde a ello, que cierto de mi voluntad fuera que en
que el señor hijo de v.m. fuera capellán de estos señores, pero a lo que entiendo, por no acrecen­
tarla, no acuden a ello, y si el señor Esteban López afloja en ello, que ninguno es, porque a él le
parece tiene alguna obligación de acudir a eso, y por no hacerlo lo deja así. Entiendo que, sí no es
en muerte de alguno de estos señores, en vida no harán nada. Si ocasión hubiere, que sea tal, de­
searía saber la comodidad, estado y nombre det hijo de v.m., para que, si allegase a efecto alguna
cosa, yo acudiese a ello, y asi v.m. me avisará de lo que tengo dicho, porque acudiré a ello con
tantas veras como si fuera para mi propio.
Antonio Pelao llegó a esta ciudad con salud, y cuenta la merced que v.m. le hacía, aunque de
su voluntad de mejor gana estaría entre esos labradores, que no en las Indias, porque no es mucho
ladino, y por acá los hombres saben mucho. Tiene salud, creo escribe a v.m. y dará cuenta de su
vivienda y viaje.
En lo que toca a m¡ ida a esta tierra, no sé si habrá efecto, porque habrá un mes compré aquí
una casa razonable, que me costó 8.125 pesos, que es donde ai presente vivo, y para haberme de ir
quisiera estar más desocupado, porque en pleitos que se me han ofrecido y ocasiones muy bastan­
tes me tendrán por acá algunos días. Pero la voluntad que tengo de ir a ver a mi madre puede ser
que en todo me obligue y vaya, Dios encamine aquello con que más se sirva.
Dice v.m. por la suya que con gusto del señor Diego López y mío enviará alguno de los dos,
un hijo que tiene que el nombre no avisa, que es el segundo de los varones, y que es el que escribió
las cartas que ahora se recibieron, y que en falta del señor Diego López ni yo no le hayamos me­
nester, que para que le acomodemos con otra persona que le enviará, respondiendo por mí, digo
que si v.m. gusta enviarle, que yo gustaré mucho de que se venga a mi casa, donde le tendré y en­
señaré y acudiré a las cosas que le convengan, como haré a las de Antonio Palao, mi hermano. Y
esto lo haré tan fácilmente como cuantos hombres hay en el mundo, además que es deudo e hijo
de v.m., que basta para que con más amor y voluntad acudir a servirle, y si v.m. le hubiere de en­
viar, sea luego en la flota primera, porque es bien que se.prenda ser hombre desde luego, y no
cuando sea grande, y ésta es buena tierra para los que quieren ser virtuosos, aplicados y hombres
de bien que, siéndolo, se gana de comer en ella, y en esa tierra no pueden ser más que labradores u
otra gente así. Y porque tengo dicho lo que es mi ánimo y voluntad de servir a v.m., no soy más
largo. A mi señora doña Maria.de Robles he escrito, y no he visto respuesta de ella, no sé qué sea
la causa. Darle ha v.m. mis besamanos, y que en lo que me quisiere enviar a mandar esté muy cier­
ta que le soy muy humilde, y la quiero mucho, porque me ha dicho Antonio Palao que es hermo­
sa, discreta, gentil mujer. Y que no es mucho me escriba, pues yo no le tengo de pedir nada, sino
es un pliego de papel, que es con que recibo contento, y huelgo mucho saber de su salud. A esa mi
señora, mujer de v.m., con todos los demás beso las manos muchas veces. Nuestro Señor, etc., de
México, y de junio 10 de 1586 años. I
Sólo quiero suplicar a v.m. que se me haga merced que en lo que a mi madre se le ofreciere
v.m. le acuda de manera que ella entienda que por me hacer a mí merced se acuda a sus cosas, y de
que asi me lo escriba, la recibiré yo por muy grande, aunque para acá v.m. no habia para qué es­
cribir nada, que bien entiendo yo qué v.m. debe de acudir a todo como padre y señor, que será de
los que allá están. Fecha ui supra, ilustre señor, besa las manos a v.m. su más servidor,
Francisco Palacio
(Al ilustre señor Antonio de Robles, mi señor, en la villa de Menasalvas, digo en Calves).

97.
Francisco Palacio a Antonio de Robles, en Calves.
México, 16.XI. 1586
Ilustre señor:
Por no tener ninguna de v.m. a que hacer respuesta, seré por ésta breve, y de saber tenga
114 ENRIQUE o r r e

v.m. salud con esa mi señora e hijos de v.m. es para mí sumo contento. Désele Nuestro Señor a vs.
mds. como puede.
Tengo escrito a v.m. por dos o tres veces acerca de la capellanía que se ha de imponer con ese
caballero hijo de v.m., y no lie visto respuesta, no sequé sea la causa, o mis canas no deben de ir a
manos de v.m. o v.m. tiene poca gana de responder, o yo no entiendo qué puede ir. Esté v.m. muy
cierto que en lo que mi fuere, he de acudir a servir a v.m., que ninguno me hará ventaja. El señor
Esteban López me escribió que impondría la capellanía en un hijo de v.m., no sé si lo ha hecho,
holgaré saber lo que en eso ha habido, porque de ser asi como v.m. lo pide es muy justo, y yo que­
rría se hiciese, pero como v.m. no quiere avisar lo que allá hay n¡ lo que se hace, está todo en cal­
ma.
Escríbeme v.m. que quiere enviar por acá un hijo-suyo. Paréceme muy acertado, y de que yo
gustaría mucho que v.m. le enviase, y sea luego, y venga dirigido a esta su casa, porque en todo lo
que se le ofreciere y hubiere mfenester lo tendrá de mi más cierto y con más voluntad que de su
propio padre, porque yo le impondré en negocios, y en que sea hombre, y le ayudaré de mi hacien­
da en todo lo que yo pudiere. \Km. se determine a le enviar luego, porque se pasa el tiempo y no
sabemos cuándo llegará la muerte, que es la que todo lo desbarata. Este capítulo sirva de cárta pa­
ra el señor su hijo, que no le sé el nombre, v.m. se le lea.
Por carta del señor Esteban López he sabido cómo v.m. casó a mi señora doña María de Ro­
bles, dice muy honradamente, con un hombre muy honrado y virtuoso. Nunca yo menos entendí
del espíritu de v.m., sino que todas sus cosas habían de ser tan sublimadas como lo son. No avisa
de dónde es, ni cómo se llama, holgáralo saber y tratarle, para que en lo que se le ofrezca servirle
como a deudo y señor mío.
Antonio Palao tengo avisado cómo llegó con salud y bien torpe de entendimiento, hombre
inútil (?) para lo que es tratar con gentes, y para lo que es tratar en el campo, como quien echa un
caballo furioso debe ser de algún efecto, porque lo que allá hacía hace acá, y aún peor. Én suma,
sabe muy poquino, pues no sabe ni es para aprender a leer y a escribir, y así no sé qué me hacer de
él. Estoy determinado a enviarle a la China, aunque tampoco es para allá, porque es tierra traba­
josa y enferma, no sé, como digo, lo que haré de él.
Habrá un año compré unas casas muy buenas, casi las mejores de esta ciudad, que me costa­
ron ocho mil y ciento y veinte y cinco pesos, son, como digo, muy buenas para con ellas y con lo
demás y persona (?) servir a v.m. A mi señora, mujer de v.m., beso las manos muchas veces con
todos esos mis señores, hijos de v.m., y porque no se ofrece otro, Nuestro Señor la ilustre persona
de v.m. guarde y en mayor estado acreciente como por v.m. es deseado. De México, y de noviem­
bre 16 de 86 años, ilustre señor, besa las manos de v.m. su muy servidor
Francisco Palacio
(Al ilustre señor Antonio de Robles, en la villa deGalves). (¡.G,'2Ü63)

98.
Gaspar de tos Reyes a su mujer Catalina Domínguez, en Cartagena.
México, 23.X. 1586
Hermana:
No trato aquí en ésta lo del camino por la mar, porque en otras cartas,que escribí en la Vera-
cruz os lo envié a decir, más de mi llegada a esta dudad de México. Yo llegué bueno, aunque muy
gastado, por ser el camino largo. Yo holgara poderos enviar con ésta algún dinero, mas yo no lo
tuve, que juro a Dios y a esta cruz que para haber de pagar lo que debía el día de la fecha de ésta
vendí un caballo en que vine. Aquí hallé a Baltasar García bueno y de salud, y toda su casa. Bea­
triz está casada y parida, aunque no la he visto, porque está a catorce leguas de México en las mi­
nas de Pachuca, y dicen estar bien. En el alma me holgara teneros acá conmigo, y nuestro herma­
no ni más ni menos, según dice, vale muy bien. Dicenme sus vecinos que ha ganado cuatro mil pe­
sos, no sé lo que se es más de que tiene buen trato de su oficio. Baltasar y Gonzalo andan al estu­
dio, yo ahora no sé lo que será de mí. Ya entiendo entrarme la tierra adentro donde hay minas,
a ver srpuedo ganar para enviar por vos, que yo no pienso tener contento hasta veros. Si hubiere
orden que con la primera ilota vengáis, aunque debáis cien ducados, ni doscientos, en llegando a
la Veracruz despacha una carta a México a casa de Baltasar García en la calle de Santo Domingo,
porque yo acudiré dondequiera que estuviere. Esta tierra está cansada, mas con todo es mejor que
España. Si acaso se os ordenare la venida, mira cómo venis, que hay muchas maldades en los na­
vios y por los puertos. De la Veracruz a México yo iré por vos, y si no, estaos en vuestra casa y ha­
ced como mujer honrada, que yo tendré cuidado no se os ponga por delante decir «fuese y dejó­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 115

me», que realmente más vine a buscar vuestro contento que el mío, que para mí, sirviendo al rey,
pudiera pasar en España sin venir a pasar tanto trabajo como he pasado por la mar, y a quizás po­
nerme a lo que no pensé, y todo por amor de vos. Yo lo doy por bien empleado el dia que os vol-
viere a ver.
A la señora Isabel Gómez, mujer del señor licenciado Luis Hernández, a todos dos beso las
manos, y que su hermano está aquí en México y trabaja y le va bien.
Bien mío, acordaos de mí a menudo, que sé que así lo hago yo de vos, pluguiera a Dios yo no
viniera a estas partes para tener tanta pena por vos, que no como ni bebo sin vos, ya no es como
solía. Bien mío, mira por la honra, no sea parte nada para que se pierda, mas, pues que sois dis­
creta y está a vuestro cargo, no digo más. Nuestro Señor me os deje ver, que es lo que deseo. Las
cartas que yo enviare van a La Contratación con las demás. Allí podéis acudir, que en todas las
flotas escribiré y navios de aviso, y allí las hallaréis sin falta. Y es fecha en México, a veinte y tres
de octubre de 1586 años, ei que más que a sí os quiere, vuestro como siempre,
el alférez Gaspar de los Reyes
(Mi señora Catalina Domínguez, mujer del alférez Gaspar de los Reyes, en Cartagena).
(I.G. 2062)

99.
Juan de A vendaño a Ana de Terán, en Salamanca,
México, 24.XI. 1586
Señora hermana:
Cuando recibí la de v.m. en esta flota, general Francisco de Nova, antes de leerla me dio
grandísima pena y tristeza por representárseme las quejas que en ella venían con tanta razón, la
cual no sé cómo la encarezca, que para encarecerlo no sé con qué razones lo diga, plega a Dios lo
remedie, que si de arriba no viene el remedio, dudo que del suelo lo pueda haber, y prometo a
v.m. que ha tenido v.m. en mí el más bravo solicitador del mundo, que en todas las ocasiones que
se han ofrecido he cargado la mano, aunque está de aquí tanto como de ahí, afeándole mucho el
negocio, y lo mal lo que lo hace, y que si piensa residir por acá, vaya por v.m., y al cabo y a la pos­
tre entiendo ha de parar en esto. Aquí está un primo nuestro, que vino de allá a emplear, y está de
camino para volver,.e! cual dice que ha de ir a esos reinos por sólo traer a v.m. Yo le animo a ello,
para que nos juntemos todos los deudos en un cabo. V.m. lo encomiende a Dios muy de veras,
que acá tiene v.m. más solicitadores que v.m. quiera, y a mí me duele en el alma y en la vida la so­
ledad de v.m. Por amor de Dios, le suplico lo lleve en paciencia, que Dios ha de proveer de reme­
dio, y yo haré cuanto en mí fuere, para que v.m. sea socorrida y hayan cabo y sin tantos trabajos.
Pues v.m. es de tan principales deudos, v.m. acuda a quien es, y quien sufrió ¡o mucho sufra
lo poco, y haga acerca de lo que v.m. dice de su honor como hasta aqui, que mi hermanen y yo y
todos los deudos lo serviremos a v.m., pues sabe que es cosa quéen perdiendo no se puede cobrar,
Y porque sé que v.m, hade acudir a quien es, yen ello no pongo duda, no diré acerca de esto más.
He sabido por acá que murió mi sobrina, que me ha dado mucha pena. Dicen que no lo sabe
su padre, ni le han osado decir. Plega a Dios nos dé gracia, para que nos veamos en breve y sirva
yo a v.m. de rodillas. Y Nuestro Señor guarde a v.m. muchos años y le dé el descanso que yo, su
hermano, le deseo. De México, y de noviembre 24 de 1586 años.
Al señor doctor dará v.m. mis besamanos, y que si hay por acá en que le sirva, me lo mande
su merced. Yo encaminaré la de v.m. a recaudo con otra mía, en que le reñiré bien a mi hermano.
Besa a v.m. las manos su servidor y hermano
Juan de Avendaño
(A la ilustre señora doña Ana de Terán, en casa del muy ilustre señor doctor Palacios de Te­
rán, canónigo magistral de Salamanca en la iglesia mayor). (!.G. 2097)

100 .
Ana de Ureña a Juana de Espinosa, en La Puebla de Monialbán.
México, 2. V,1587
Habrá más de un año que no he visto carta de v.m. ni de mi señora ni de mi hermano Diego
de Villegas ni del señor Francisco Hurlado, de io cual he estado con pena hasta ver carta de v.m, y
de mi señora, que cierto lo deseo. Paréceme que Gil de Villegas envía por Antoñico, que dicees su
querido. V.m. le dé este contento, que lo que fuere en mí, yo le tendré en lugar de mi hijo, basta
116 ENRIQUE OTTE

ser jo sa que toca a Gil de Villegas, y le dé contento, para que me le dé a mí, y ser cosa de v.m ., que
él será el mejor librado. A mi señor Francisco Hurtado beso las m anos, que tenga ésta por suya, y
que me perdone que no le escribo. Sólo le suplico a v.m . le haga que me envíe el niño, por tener
cosas de v.m . acá, que en esto quiero pagar a v.m . algo de la voluntad que yo tengo a v.m . y a mi
señora hermana. Con el dinero que envío a mi señora envío a v.m . unos zarcillos de oro con unas
aguilitas. V.m . me perdone, que yo tendré cuidado de servir a v.m . Nuestro Señor sea en su ánima
de v.m . D e M éxico, a 2 de m ayo de 1587 años,
Ana de Ureña
(A Juana de Espinosa, en la Puebla de Montalbán).

101.
CU de Villegas a Francisco Hurlado, en La Puebla de Montalbán.
M éxico, 3 .V .1587
Sólo servirá ésta de hacer saber a v.m . cóm o estoy con salud, sea Nuestro Señor alabado, con
deseo de saber de la de v.m . y de mi hermana Juana de Espinosa y mis sobrinos y sobrinas, que
cierto he estado con pena. Suplico a v.m . sea servido que en todos los navios de aviso se me avise
de la salud de v.m . y de mi hermana y los demás.
! A mi madre escribo, a lo cual me remito, y tendrá v.m . por suya. Envío una cadena de oro
para Mariquita, y a mi madre cincuenta ducados. Suplico a v.m . me la haga de me enviar a Anto-
ñico acá en esta flota, que yo aviso a Sevilla se le dé recaudo para su viaje al señor Antón de Armi-
jo , al cual v.m . le podrá traer hasta Sevilla, y allí se le entregará, com o digo, al señor Antón de
Arm ijo, que él le despachará acá, y v.m . pierda en esto cuidado, que yo le tomo a mi cargo esto
del m uchacho.
Ana de Ureña besa a v.m . las m anos. Ella escribe a mi hermana Juana de Espinosa. En las
demás cartas me alargo m ás. V.m . las verá y las tenga por suyas. Lo que encargo a v.m . es a mi
madre y Mariquita. En lo que toca al casamiento de ella no me ha avisado, mas de que yo haré to­
do lo que pudiere, y v.m : lo vea allá.
Ana de Ureña envía a mi hermana Juana de Espinosa unas arazadas (?) de oro, que son unas
águilas en sus zarcillos, que costaron treinta pesos. Otra vez enviará más, de que valga más de cien
ducados. Y de M éxico, en 3 de m ayo de 1587 años,
Gil de Villegas
(A Francisco H urtado, en la Puebla de Montalbán). - (1.G .2064)

102 .
Rodrigo León a Catalina Hernández Esquerra, en Aguilar.
M éxico, 10.11.1589
Por cosa-nueva tendrá v.m . carta m ía, y cierto que no quisiera escribir a v.m ., ni que v.m . me
conociera por carta, mas com o son cosas que Nuestro Señor hace, no hay sino darle muchas gra­
cias, y así suplico a v.m . se consuele fue D ios servido de que el señor Cristóbal Sánchez de Rozas,
que vos tiene, fuese a la China en la nao Santa Ana con Juan Zorrilla de la Concha, el cual no pu­
do embarcar en la dicha nao, y así no vino, y vino el Juan Zorrilla, donde le tomaron toda su ha­
cienda ingleses, y no fue poco dejarle en la vida, y así escapó de ésta el señor Cristóbal Sánchez, y
se embarcó otro año en la nao Mora, que partió de China a primero de julio de 88 años, y llegó a
Acapulco, puerto de esta tierra, a 3 de febrero, donde murieron en el viaje, por ser largo, 43 per­
sonas, entre las cuales murió el señor Cristóbal Sánchez de Rozas, y por haber pocos días no he
sabido la hacienda que traía. Yo he enviado al puerto, que es 80 leguas de esta ciudad, a saber, si
hizo testamento que se me envíe, y por información de cóm o es muerto, para enviar a v.m ., y por
ser breve la partida de esta nao, no va a ir a todo recaudo en esta flota. Dicen que valdrá lo que
traía más de diez mil pesos, de a ocho reales peso. Podrá v.m ., siendo servida, con brevedad pro­
veerse de curadora de su hijo y darme poder para que se cobre su hacienda, y se saque de bienes de
difuntos, que será harto trabajo y costa, mas por servir a v.m . acudiré a ello, y cerca de lo que se
ha de dar para costas y lo demás, habiendo sacado el dinero, lo tratará v.m . con mi primo A nto­
nio de Quevedo. Y porque no se aneje y haya trabajo de cobrarse, mandará v.m ., luego que ésta
reciba, enviarme los recaudos com o el señor doctor González ordenare para la cobranza, envián­
dolos a Valladolid a Catalina León, mujer que fue de Andrés de Bascones, mi madre, que ella
acudirá a enviármelo. Y ya que fue Dios servido de perder al marido, es bien que se cobre la ha­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 117

cienda, y porque sobre todo escribo a A ntonio de Quevedo, mi primo, no más, de que Nuestro Se­
ñor guarde a v.m. para que haga bien por el difunto muchos años. De México, de febrero 10 de
1589 años, de v.m.
Rodrigo León
(A Catalina Hernández Esquerra, en Aguilar). (I.G. 2065)

103.
Alonsb Martínez déla Cunza y Arbizu a su hermano Juan Martínez déla Cunza y Arbizu, en
Pamplona.
M éxico, 15.V1I.1589
En alguna manera estoy admirado de vs. m ds., porque de tres años a esta parte tengo escritas
dos cartas, y de ninguna de ellas tengo respuesta, sólo por entender se descuidan tanto escribo
otra con un amigo m ío, el cual me ofreció daría a vs. m ds. en llegando luego en esa tierra, y con­
fiándome que será así, no quiero ser muy largo, sólo servirá que estoy bueno, bendito sea Nuestro
Señor, aunque habrá com o ocho meses que se me murió mi mujer de un tabardillo que le dio, y así
estoy huérfano sin mujer, hijos e hijas, y así, por falta de lo contenido, querría mucho que envia­
sen acá a Pedro Martínez, mi sobrino, en la flota que va, que entiendo volverá otra vez por San
Juan primero viniente, y esto escribo para que envíen al dicho mi sobrino, porque no tengo quién
herede mis bienes sino él, y porque entiendo lo harán así, Nuestro Señor guarde a vs. mds. por
muchos años, com o yo se lo suplico. De M éxico, a 15 de julio de 1589,
Alonso Martínez de la Cunza y Arbizu
(A mi hermano Juan Martínez de la Cunza y Arbizu, en Pamplona).
(I.G . 2065)

104.
Juan Fernández Sigurilla a Juan García Corbero y Ana Hernández, en Sigurilla.
M éxico, 13.X11.I589
Recibí una vuestra, por la cual me disteis relación que ya D ios ha sido servido de llevar a
vuestra madre, y que antes que falleciese os había dejado casada, y con quién, que ha sido harta
parte de consuelo para mí de ver quedásedes con com pañía, y tal com o por la vuestra me signifi­
cáis. Dios tenga en el cielo a vuestra madre, y a vos os dé salud y deje gozaros con vuestro marido,
al cual de mi parte daréis mis besamanos, y le suplico tenga ésta por suya. Y pues Dios ha sido ser­
vido hayáis mudado estado, os ruego y encargo le pidáis de mi parte, y de la vuestra le rogad,
antes que carguéis de hijos en esa tierra tan miserable os pase a estas partes, especialmente donde
yo estoy, que es en esta ciudad de M éxico, donde yo os podré favorecer, mediante Dios, con parte
de lo que yo tengo, pues a ello m e es forzoso por la obligación que os tengo, com o a mi sobrina. Y
si no os halláredes con posibilidad para hacer el viaje y fuere la voluntad de vuestro marido venir,
os advierto que con lo que tuviéredes os vengáis a la ciudad de Sevilla y preguntéis por Melchor
Herrera, mercader dé paños, que vive en la plaza de San Francisco, y os dará por esta carta y otra
que yo a él le tengo escrita ochocientos reales, con que podréis embarcaros, que, puestos acá,
cuanto yo tuviere es vuestro, que yo no tengo otro para qui¡en lo querer, ni mi pensamiento es de
ir a esa tierra. Yo de mi parte torno a suplicar a Juan García Corbero, quien por la vuestra me de­
cís ser vuestro marido, que de ninguna manera deje este viaje, pues él y vos sois los interesados en
él, y yo lo seré más si os veo de mis ojos, y estaré confuso hasta veros y saber vuestra voluntad,
que, siendo al contrario, me la quitaréis de hacer por vos y por él. Yo estoy bueno, bendito Nues­
tro Señor, y me va muy bien. Y si escribiéredes, escribidme a esta ciudad de M éxico, y en el so­
brescrito venga «a Juan López de Siguirilla, frontero de la botica de Barrientos», que es buén co­
nocido. Nuestro Señor los guarde y conserve en su servicio, com o yo deseo. De M éxico, a 13 de
diciembre de 1589 años.
El portador de ésta es Juan Illescas, de Talavera de la Reina. Yo le pagué acá el porte.
Juan Fernández Sigurilla
(Para Juan García Corbero y Ana Hernández, su mujer, en el lugar de Sigurilla, condado de
Oropesa, hase de dar en Talavera de la Reina a Pedro Martínez, cerero, para que la encamine).
(I.G . 2065)
118 ENRIQUE o r r e

105.
Alonso Pérez d e lo Muía a m i sobrino Diego Pérez de !u Muta, en Talayero de la Reina.
México, I5.X11.1589
J.H.S.
Dos cartas. y con ésta (res, os longo escritas, y a ninguna me habéis enviado respuesta, y es­
toy con mucha pesadumbre por no saber si se os ha dado, o sí sois difunto, pues a ellas no me ha­
béis respondido, y ahora, por ser el mensajero tan cierto, os escribo ésta, que el portador de ella es
Alonso Gómez l.echcro, que va de esta tierra rico y bien puesto. Yo tengo salud, y me va muy
bien, bendito sea Nuestro Señor, y deseando como siempre veros conmigo en esta tierra, para po­
deros favorecer como a mi sobrino. Y aunque por las cartas que os he escrito os tengo pedido os
vengáis conmigo a estas partes, no me habéis respondido de si ni de no, de que tengo harta pena, y
mayor la recibiré en que no os dispongáis a venir, pues sabéis que, si no es‘a vos, yo no tengo otra
persona a quien poder dar ni dfjar lo que yo tengo, pues Dios ha sido servido de que yo no tenga
hijos, y al presente que ésta os escribo estoy viudo, y con harta pena por me ver tan solo. Por
amor de Dios, que procuréis vuestra venida con la primera armada que venga, y traeréis con vos a
vuestros hijos y mujer, que, demás de favoreceros yo, esta tierra es mejor para ganar de comer, y
ahí siempre viviréis alcanzado, y prométoos de no me casar hasta tanto que vea vuestra respuesta,
y si venís con vuestra mujer, no lo habré menester, porque yo ya soy más viejo que mozo, y no os
enviaré cosa alguna hasta que me respondáis, que estaré hasta entonces con harto cuidado.
Francisco López, hermano de Diego López, vecino de Sevilla, está aquí, y muy bien puesto.
No he visto de esa tierra otra persona más del portador, y a Francisco López, a quien pude pre­
guntar y saber de vos, y Francisco López me dijo cómo estábades casado, y que teníades dos hi­
jos. Dios os los deje gozar con vuestra mujer, y a mi os me deje ver en esta tierra, para que por vos
y por ellos haga lo que soy obligado conforme al deudo. De esta tierra os digo otra vez-que es muy
buena, y que se puede granjear mucho más que en esa. A vuestra mujer y suegros me daréis mis
besamanos, y Dios os me guarde como deseo. De la ciudad de México, a quince de diciembre de
1589 años. Y si escribís, envía en el sobrescrito de la carta «para Alonso Pérez de la Muía, en la
plaza mayor de México»,
, - Alonso Pérez de la Muía
í A Diego Pérez de ía Muía, mi sobrino, en Talavera de la Reina, arzobispado de Toledo. Vi­
ve a San Salvador). (1 .C. 2066)

106.
Fernando de Isla a Juan de Atbear, en Madrid.
México, 22.1.1590
Dé Dios a v.m,-su Santo Spíritu y gracia, amén. Recíbi la de v.m. de 29 de julio a 20 de enero
de 90, y con ella mucho contento en saber tiene salud. Désela Nuestro Señor a v.m. con el conten­
to y alegría que desea y sus servidores deseamos. No soy tan mal mirado que había de dejar de es­
cribir a v.m, con el primero de aviso que salió de aquí, que partió a primero de enero del año pasa­
do.
Escribí a v.m. y aviso he tenido que su carta de v.m. llegó a Guadix con las demás. Detuvie­
ron el pliego en Sevilla muchos días, y a esta causa, cuando v.m. me escribió, no había podido re­
cibir mi carta. Han tenido tantos tropezones estos negocios que me han hecho andar más que de
paso, y en esta tierra negocíase tan maly tan despacio y a costa de tanto dinero que, sí no fuera
por un buen amigo de Sevilla, que cobré aquí de unos vinos suyos dos mil y trescientos pesos, ya
hubiéramos acabado yo y los negocios de don Diego, porque hasta hoy no he cobrado un real de
don Diego. Estoy ta i disgustado en esta tierra por el mal servicio que hay en ella que no lo sé de­
cir. Se ha de alquilar casa y comprar todo el aderezo para ella y comprar servicio, como lo he he­
cho, porque de otra manera no hay poder vivir, y la más cara que hay en el mundo. Vale todo al
cuatro tanto, y más que en Madrid, sola la carne es barata, y ella es tal que más la quisiera muy
cara y que fuera limpia. Los negocios se van entablando muy bien, la gloría a Dios, que presto co­
braremos un buen pedazo. Despachada tengo una libranza de 27.682 pesos de a ocho reales, y de
donde cobrar otros 15.000, y quedan en la caja real otros 22.000, que por ciertas diligencias que
ahora he de hacer, y la fe de vida de don Diego, no se libraron. Allá aportarán algunas cosas de
éstas, para hacer ahí cierta diligencia, y es que no quisieron librar los oficiales reales más que des­
de el día que murió don Martin Montezuma, último poseedor del mayorazgo, que fue desde 26 de
noviembre de 76 hasta 4 de agosto de 87, que se pronunció el auto de revista, porque dicen que ha­
bía de decir el auto, y lo que adelante corriere habráse de pedir ahi declaración, para que los ofi­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 119

cíales reales den y paguen todo lo que del dicho mayorazgo hubiere caído y estuviere en su poder
desde la vacante del dicho mayorazgo y muerte del dicho don Martín de Montezuma, último po­
seedor, y cayere, hasta que en contrario haya otra cosa, que se entiende si fuere condenado en la
propiedad. Y también me ha de hacer v.m, merced de pedir prorrogación de mi licencia, porque
fue por tres años. Relación le llevarán a v.m. para ello, que Dios sabe cuán contra mi voluntad es­
toy aquí, porque no es esta tierra más de para mercaderes y taberneros, y para gente viciosa.
Estoy admirado cómo no miró v.m. como se despachara el emplazamiento que me envió, y
así lo torno a enviar, porque viene muy errado. Dice: «sobre unas casas y solares que dejó en esa
ciudad don Pedro de Andrada Montezuma, padre del dicho don Diego de Montezuma». Su padre
de don Diego se decía don Pedro de Montezuma, y las casas y solares‘no las dejó ni fueron sino de
Montezuma, señor que fue de esta Nueva España. Vea v.m. la demanda que pusimos al marqués
del Valle, y conforme a ella se despache, conforme a la que yo envié notificada de aquí, bien ce­
rrada en dos cosas: en el sobrenombre del padre de don Diego y en que eran de su padre de don
Diego. Será necesario sacar otra.
Esta tierra ha estado la más triste que se ha visto jamás con el virrey pasado; está ahora muy
alegre con don Luis de Velasco, virrey nuevo, alentarse han para negocios, que cierto no me he ol­
vidado de procurar servir a v.m., porque lo debo muy debido, y esto reconoceré siempre. A mi se­
ñora Mari Francisca beso a su merced las manos, y que me huelgo que haya habido ocasión en
qué servirle, que si Dios fuere servido, cuando yo vaya, llevaré el hilo, porque enviarlo no ha de
llegar allá. Y Dios guarde a v.m. De México, y de enero 22 1590,
Fernando de Isla
Llevarle han a v.m. recaudos para que se me prorrogue el término, porque a mí se me dio li­
cencia por tres años, los cuales corren desde trece de abril de 88, y, según van los negocios, no es
posible llegar a tiempo. Es la pena docientos mil maravedís, pedirse ha, suplico a v.m., por dos
años, y si los recaudos que se le enviaren a v.m. no fueren bastantes, enviará v.m. por los que fal­
tare, que yo entiendo que con pedirse de parte de doña Luisa Pérez de Quintana, mi mujer, y de
nji parte v.m., se hará. Que Dios sabe, como he dicho a v.m., si no me pesa en el ánima la estada
aquí, porque no está de codicia la tierra.
Y no hay para qué enviarme la prorrogación a mí, sino envíesela v.m. a don Gaspar de Ava-
lós, o a Francisco Guerrero, mi yerno, que ya le escribo envíe a v.m. para la costa de ella.
(A Juan de Albear, procurador del número de la corte del rey, en Madrid).
(1.0. 2065)

107.
Alonso Martínez a su primo Antón Rodríguez Salmerón, en Granada,
México, 20.V11L1590
Una vuestra recibí, y con ella mucho contento en saber de vuestra salud y de todos tos desa
tierra, désela Dios, como nosotros se la deseamos. Habéisme enviado a decir en algunas vuestras
que veníais, y nunca habéis acabado de llegar. No sé en qué os habéis detenido tanto tiempo como
a que os enviamos a llamar por muchas que os habernos escrito, que por acá entendemos que es
que no las recibís, o nunca acabáis de venir, que tenéis la hacienda que os dejó vuestro tío Juan
González en mucho peligro de perderse. Si no venís, ponedlo en cobro, se os perderá, pues tenéis
de que salir de miseria y mucha mala ventura de que pasáis en esta tierra. Por vida vuestra, que os
vengáis con mucha brevedad, y traigáis a toda vuestra casa, porque os estamos aguardando por
horas y momentos, con deseo de veros acá. Y con esto no soy más en eso, por entender veros con
mucha brevedad. Y daréis mis besamanos a todos esos señores y señoras. La fecha de ésta es a
veinte, y del mes de agosto, año de mil y quinientos y noventa años. De México,
Alonso Martínez
(Antón Rodríguez Salmerón, que Dios guarde, en Granada).

108.
Alonso Martínez a su primo Antonio Rodríguez Salmerón, en Granada.
México, 24.VI, 1591
Primo mío:
No sé yo cómo os descuidáis tanto de hacerme merced de hacerme saber de vuestra salud y de
todos esos señores, que bien se parece que estamos muy lejos unos de otros, y que no nos pode­
120 ENRIQUE OTTE

mos ver cada hora como algún día solíamos, mas será Dios servido dejarnos ver con mucho con-
lenio y salud, y yo y vuestra tía estamos determinados de que os vengáis vos y vuestra mujer y
vuestro hijo a vivir a esta tierra, pues nosotros en elia no tenemos a quien poder dejar lo que tene­
mos sino es a vos, pues tan bien lo merecéis, que será todo muy poco para vos. Más podéis pasar
honradamente con lo que se os podrá dar mejor que no allá, y esto sea la venida con mucha breve­
dad, porque os estamos aguardando por horas y momentos, que yo me espanto mucho de vuestra
tardanza. Que no es tan dificultoso de sacar licencia para pasar a estas partes. Hacednos merced
de sacarla, y de veniros luego: Y daréis mis besamanos a Juan Rodríguez y Antonio Hernández y
a todos los demás que vos quisíéredes y fuéredes servido. Y con esto Nuestro Señor os dé salud a
vos y a vuestra casa. Por acá todos estamos muy buenos. La fecha de ésta es a veinticuatro del
mes de junio, año de mil y quinientos y noventa y uno, y de México,
Alonso Martínez
(Antonio Rodríguez Salmerón, que Dios guarde muchos aftos, en Granada).
(l.G. 2065)

109.
Doña María de Esquive! y Castañeda a su nieta doña Juana Osario, en Sevilla.
México, 14. IX. 1590
' Por muchas vías os he escrito, y todas las veces lleva duplicadas las cartas, y solamente he re­
cibido dos cartas. Y la primera fue con don Juan Maldonado, criado del señor virrey don Luis de
Velásco, y la otra recibí de Joaquín Gutiérrez, el clérigo, el cual me refirió más necesidad de las
que vos me escribís. Y cierto, hija mía, que, como vuestro padre, como tengo por otras referido,
dejó esta poca de hacienda con tantas deudas, que harto se ha hecho en que se pague muy gran
parte, y como soy sola y vieja y enferma, y no tengo quién me ayude, todos me quitan un pedazo,
y muchos dias ha que hubiera enviado por vos, sino no he podido hasta ahora, que ha habido
vuestro primo ocasión que lo envía Agustín de Herrera, el mercader, a averiguar sus cuentas a Se­
villa con los que se correspondía, y así, por amor de Dios, que procuréis de dar orden cómo no se
venga sin vos, porque cuanto yo tengo es para vuestro remedio, y de esta manera, con esta miseria
mía y con eso de vuestro padre, os podréis remediar muy honradamente. Y por haberos escrito
tan largo, y vuestro primo estar ya en España, que os dirá qué hay de lo que yo os escribiré, no
quiero tratar más. Ya recibí certificación de los cien pesos que os dio el agente de Agustín de He­
rrera. El tiene dada orden que se os dé todo lo necesario para vuestro viaje. Dios os traiga con
bien a esta ciudad, que con vuestra vista cobraré salud, que de noche no pienso en otra cosa, sino
que confío en Dios que os ha de traer a mi casa con salud. Muy largo tengo escrito a !a señora do­
ña Catalina Osorio, vuestra tía, la cual sé que ha de sentir vuestra ausencia, mas parece que, como
tiene tantos hijos y tan poco para su remedio, en parte le ahorráis de cosa. No más, sino que, por
amor de Dios, que cobréis ánimo para este viaje, y que estéis muy cierta que os traerá vuestro pri­
mo tan regalada y honrada como si fuera vuestro padre por vos. No más, sino que quedo supli­
cando Dios os me deje ver con salud. En esta ciudad, y de México y septiembre, a catorce, de mil y
quinientos y noventa años, vuestra abuela que vuestro bien desea,
doña María de Esquivel y Castañeda
(A mi deseada nieta doña Juana Osorio, en Sevilla). (l.G. 2065)

110
Diego Sedeño a su sobrino Diego Gómez, en Geres (?)
.
México, 26.V. 1591
La de v.m. recibí, y con ella mucho contento en saber que tiene salud, désela Dios como pue­
de, yo se la deseo, que para mí no hay mayor contento en el mundo todo de lo que es saber de
v.m. y de gente de esa tierra. Yo he estado y estoy con pena de que entiendo que mis días se me
han de acabar en esta tierra sin que nadie de allá me vea ni sepa de mí, que, como hay mar de por
medio, no se puede todas las horas y momentos escribir, ni salir de acá para ir allá, que no es co­
pio ir yo a su casa y venir de esa a la mía, como algún día lo hacíamos. Mas será Dios servido de
que algún día nos veamos de la misma manera, y será que se venga a vivir a estas partes a estar en
mi compañía, que yo me holgaré mucho. Será para mi el mayor contento del mundo todo, que un
pedazo de pan que yo tuviere, la mitad ya sabéis que ha de ser vuestro y de vuestra mujer e hijos,
que yo, ya sabéis, que no tengo a quién le dar este poco que tengo, ni quien más derecho se haga a
CARTAS PRIVADAS 0E EMIGRANTES A INDIAS 121

ello más que a vos, pues más quiero que os vengáis ahora que no después a procurar de mirar por
ello, pues Dios ha sido servido de darnos quien nos lo dejase. Y habla al secretario del presidente
de mi parte, y dadle cuerjta de vuestra venida, y también le daréis esta carta que va en este pliego,
que es de un amigo suyo. Yo estoy bueno a vuestro servicio, con deseo de veros más que de escri­
biros. Hacedme merced de disculparme con esos señores, y daréis estas cartas a quien ellas van.
Y Dios dé mucha salud, como yo os la deseo. De la ciudad de México, a 26 del mes de mayo
año mil y quinientos noventa y uno,
Diego Sedeño, que todo su bien desa, su tío

111.
Diego Sedeño a su sobrino Diego Gómez, en Geres (?)
México, 22.XI.t592
Después acá que vine de esas partes no he tenido hora de salud ninguna. Débelo de causar la
tierra el ser diferente de la nuestra, y ha sido Dios servido que me ha quitado de miserias de esa
tierra, que como vine, hallé muy bien de comer. Dios tenga en gloria a quien lo ha ganado, para
que yo le tenga, y así podréis creer que lo que yo tengo es ni más ni menos más mío como vuestro,
y asi !o podéis tener por muy seguro, y lo que habéis de hacer es veniros a esta lierra a estar en mi
compañía vos y vuestra mujer e hijos, y salir de tanta miseria como pasáis en esa tierra, que acá ha
ganado otro, para nosotros y para que pasemos honradamente. Y no tiene más que allí de sacar li­
cencia para venirse del Consejo de las Indias, y acudirá en casa de Pedro Martínez, para que le dé
cartas de haber para algunos señores del Consejo y para su señoría, que es presidente el más del
tiempo, y para otros algunos que él conoce.
No tengo más que decirle sino que encomiende a Dios a mi persona en sus oraciones, y asi di­
rá a mi tío Diego Hernández y a mi tía Catalina Sánchez que lo hagan ni más ni menos, que obli­
gación tienen para ello. Y con esto no os quiero cansar más, sino que Dios os dé salud, como yo os
la deseo, y os dé buen camino, y mira cómo os embarquéis, no os suceda como a algunos que_han
venido de esas partes. Hacedme merced de dar mis besamanos a todos esos señores y señoras, que
miren si soy de algún provecho. Y Diego Oribe, que le beso las manos muchas veces, y darle esta
carta que va con ésta. La fecha de ésta 22 del mes de noviembre, año 1592, y de México.
Diego Sedeño, su tío, que su bien desea
Hágame merced de escribir a mi hermana a Ciudad Rodrigo y traerme respuesta cuando ven­
ga, y mire no se detenga.
(A Diego Gómez, que Dios guarde en que es, en la calle de los Sordos, jumo a Santiago, en
Geres (?). (1.0. 2066)

112.
Doña Leonor de Aguilera a Francisco del Castillo, en A tierna.
México, 15.V11.1591
No sabré decir el contento que recibí con las que v.m. me hizo merced, porque deseaba ver
cartas de España, que ya entendí que todos eran muertos, y aunque yo no conozco a v.m. sino pa­
ra servirle, mi hermana doña Petronila me escribe quien es ,v.m. y el contento que tiene de haber
casado a mi sobrina con un hombre tan principal, que no lc¡ estoy yo poco de que haya cumplido
en su obligación, y así se lo escribo, que quedo yo muy agradecida de esto.
Escríbeme v.m. que está en el Puerto de Santa María en servicio del duque de Medinaceli, y
que tiene una hija casada y cuatro por casar, y un hijo. Parécenme muchos hijos para acomodar­
los con los cómodos de los señores de España, que yo también sé algo de esto, pues el servirlos y
ver lo que poco que hay en ellos me hizo venir donde estoy, con el favor del padre fray Juan de
Peñaranda, mi hermano, que fue Dios servido de tenerle en México, estando yo en Sevilla, sir­
viendo Francisco de Orozco al señor marqués de Almanzán de su mayordomo, siendo allí asisten­
te, y aunque nos hacía mucha merced, me pareció y le pareció a Francisco de Orozco poco para
cumplir con sus obligaciones, donde nos determinamos de pasar a esta ciudad de México, donde
nos ha hecho Dios mucha merced. Sólo nos ha ido mal de hijos, porque se me murió uno que traje
de allá, y no he parido más. Y así, pues v.m. dice tiene tantos, y estando ahí tiene hecha la mitad
de la jornada, yo holgaré mucho y Francisco de Orozco, que es el secretario de ésta, que v.m. se
disponga a pasarse acá con mi sobrina, y todos ellos que llegados aquí, nosotros los tomamos por
nuestra cuenta, y lo que v.m. ahí tuviere fuera de lo que hubiere menester para su camino déselo a
122 ENRIQUE OTTE

la hija casada, que con el favor de Dios, antes ha de poder v.m. dar de acá que pedir a los de ailá.
Y si v.m. se hubiere de determinar, sea con la mayor brevedad que pueda, porque soy vieja, y co­
mo ya estoy imposibilitada de ir a España, quería ver a mi sobrina y sus hijos y a v.m. antes que
me muriese. Y por esto no envío ninguna cosa en esta flota hasta ver respuesta de ésta, aunque la
que yo querría ver es a vs. mds. Sírvase Dios que lo vea antes que me muera.
El portador ha venido a punto crudo (?) por esta carta, y así no escribo a mi sobrina, ésta ser­
virá para ella. Y dígale v.m. que no se la pongan trabajos por delante, que yo también era mujer,
y no más fuerte que otra. Mas Dios me trajo con bien y me ayudó, y así hará a ella. Mi hermano
está treinta leguas de aquí, y le envié sus cartas de v.m., y está con el mismo deseo que yo, y le pa­
rece lo que a mi. No escribe, porque, como digo, éste ha venido a tiempo que aún yo lo hago de
prisa. Mande v.m. enviar esa carta a mi hermana, y si v.m. se determinare a venir, me traiga res­
puesta de ella, y si no, que no lo tendré por acertado, me escriba su determinación.
A mis sobrinos beso las man'os, en cuya vida guarde Dios a v.m. mucho años, y lo mismo ha­
ce el secretario que, aunque va ésta en mi nombre, es suya, y desea lo que yo. De México, y de ju­
lio 15 1591 años. Beso las manos a v.m.
su tia doña Leonor de Aguilera
(A Francisco del Castillo, regidor de la villa de Atienza). (I.G. 2066)

113.
El licenciado Rodrigo de Vivas a su hermano Bartolomé Vivas, en Cádiz.
México, 14.VI11.X591
Hermano:
Por la vía de Pedro Meléndez, que es quien lleva la plata a su majestad, le escribí el primer
viaje, que fue cuando llevó las galizabras, y no me respondió. Y ahora háseme ofrecido también
escribirle por la misma orden, así que Juan de Posadas, estante en la Florida, llegó aquí a México,
y estando yo con Alonso de Villegas se me ofreció de que daría a v.m. las cartas en su propia ma­
no, y con esta confianza le escribo, y lleva mit y cuatrocientos reales, para dar a v.m. para lo que
se ofreciere. Suplicóle sea servido de no dilatar el viaje, por amor de Dios, que cierto deseo verle
acá y a su mujer y niños, pues habrá de haber flota para el marzo que viene, y no se dilate más.
A vuestra mujer daréis mis besamanos. Nuestro Señor os me deje ver como yo deseo. De Mé­
xico, y de agosto a 14, de mil y quinientos y noventa y un años. Su hermano de v.m.
el licenciado Rodrigo de Vivas
(A Bartolomé Vivas, mi hermano, en Cádiz). (I.G. 2066)

114.
Francisco Rodríguez a su hermano Antonio Rodríguez, en Cádiz.
México, 9.X11.1591
Por ser el mensajero.tan cierto y persona de quien en esta tierra he recibido mucha merced
hago esto, porque he escrito a mi madre y a v.m. diversas veces, y estoy espantado como de ningu­
na de ellas he tenido respuesta. Y estoy con grandísimo deseo de saber qué ha hecho Dios de nues­
tra madre, y si es viva, y v.m. cuántos hijos tiene. Y aunque en las demás cartas le he suplicado
procure aviarse con su mujer e hijos para esta tierra, donde con más comodidad los hombres hon­
rados ganan de comer, bendito sea Dios, que me lo ha dado, y salud a mí y a Catalina Pérez siem­
pre, y si v.m. llegase a esta su casa, habrá bien en que le poder acomodar. Torno a suplicarle que
lo procure, que, como acomodo a estas personas, será mejor para con v.m. y sus hijos del bien
que Dios me ha dado, y estemos juntos hermanos que tanto nos quisimos. Tengo entendido que
nuestra madre es muerta, y así no envío alguna cosa con que pudiese regalarse este año que a v.m.
espero en Dios tenerle en mi compañía. A la señora su mujer y mi hermana les beso las manos mu­
chas veces, y a Catalina Pérez ni más ni menos con las de mis sobrinos y parientes. Avisarme ha
v.m. cómo están todos, y si están descansados, y si se han casado algunos, porque acá Marica an­
da en esos términos y pienso darle muy buen marido. Aqui aportó el hijo de Francisco González,
y me dio cuenta de lo que pasaba por allá, y cómo se metió monja nuestra sobrina. Dios la haga su
sierva. A este mozo que digo le acomodé aquí, y le va ya bien, y se lo podrá v.m. decir a su padre
allá. Mucho deseo tengo de saber nuevas de lo que por allá pasa, porque suelen venir muchas que
nos espantan. Cuando me escribiere, sea muy largo, dándome cuenta muy larga de todo, que si
v.m. me hubiere escrito, bien conocido soy en esta ciudad por hombre de bien, porque lo he pro­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 123

curado ser, y Dios me ha ayudado. Nuestro Señor guarde a v.m. y le dé mucha salud y comento
en vida de la señora su mujer e hijos y me los deje ver en esta tierra como deseo.
A Juan Martínez y fu mujer dará v.m. mis besamanos, y les mostrará esta carta, porque en­
tiendo se holgarán, que éramos muy amigos, y de todos los que han venido de por allá lo he pro­
curado ser y hacerles el bien que lie podido. Nuestro Señor le guarde. De México, a 9 de diciembre
d e 1591, m i hermano de v.m.
Francisco Rodríguez
(A Amonio Rodríguez, mi hermano, en las casas de Juan Rodríguez, calcetero, en Cádiz).
(i.G, 2067)

115.
Andrés Moreno ti Teresa González, en Trujíllo.
México, 1.VI.1592
El señor Francisco de Monroy, a quien lengo en estas partes por deudo y muy mi señor y a'mi-
go, ha comunicado de palabra y por cartas muy muchas veces conmigo el mucho deseo que ha te­
nido y tiene de ver a vs. mds. en ellas, y especialmente de pocos dias a estas partes que fue Nuestro
Señor servido llevar a m¡ señora doña Aldonza, su mujer, y asimismo me ha dicho que tiene cartas
de vs. mds. en que le escriben tienen el misino deseo de venir. Dando y tomando en este negocio se
ha resumido en que, enviando algunos dineros a vs. mds. para con qué pudiesen comenzar a
aprestarse, podría ser lo pusieren por obra, y así Ies dé sus minas de! cobre donde está y reside. Me
envió quinientos ducados de Castilla, para que enviase a vs. mds. en esta flota para este efecto, y
yo tengo enviado a la ciudad de la Veracruz seiscientos y ochenta pesos de tipuzque, en reales de a
ocho reales cada peso, para que el encomendero que alli hace mis negocios los registre y envíe en
las naos de la flota, consignados al señor Pedro de Mendoza en Sevilla, para que, recibido que los
h aya, los dé o envíe a vs. mds. No digo las naos en que van por no saber dónde los enviará el enco­
mendero, pero fácil cosa será saberse, llegada que sea en salvamento la flota. Del recibo de ellos
suplico a vs. mds. sea yo avisado. Parcceme que es cosa que a vs, mds. les conviene mucho, y esta­
rá muy bien poner por obra luego la venida, y dar este contento al señor Francisco de Monroy,
que por todo extremo desea verlos y tenerlos en su compañía, y con mucha razón. Y si fuere la vo­
luntad de Nuestro Señor y suya de venir, el dicho señor Pedro de Mendoza, vengan o no, dará lue­
go los dichos pesos, recibido que los haya, y por nos hacer merced, como suele hacerla a todos los
que de esa tierra vienen a éstas, Ies será buen amigo y acudirá a todo lo que a vs. mds. se les ofre­
ciere en Sevilla, fletándoles en unas de las mejores naos que vinieren de flota y tomando cámara,
cual convenga, haciendo recaudo que el dicho señor Francisco de Monroy o yo la pagaremos en
esta ciudad con todo lo demás que debieren, llegados que sean a ella, como es costumbre, y así se
lo escribo y envió a suplicar, por entender que me hará la merced, y que vs. mds. nos han de dar
este comento. Y llegados que sean con buen viaje a la ciudad de la Veracruz de esta Nueva España
aJli hallarán cartas y personas que los reciban en su casa con tanto contento como si fueran her­
manos verdaderos, y podría ser que hallasen deudo que para el tiempo de la llegada de la flota
fuese a recibirlos con dineros y todo lo que demás necesario para su buen aviamiento, conforme a
la calidad dé vs. mds., y en esta ciudad y mi casa serán tan bien recibidos y por tan propia como
lo es, y conforme a mi obligación y buen deseo que de servirlos tengo. Y podría ser que el señor
francisco de Monroy llegase a la Veracruz o cerca, por gozar con más brevedad de la vista y co­
municación de vs. mds., sin mirar a que él es ya viejo, y por esta causa querría que las muchas ha­
ciendas y estancias que tiene de ganados, potros y muías, sin las minas del cobre, que todo es de
mucho valor, pues Dios se lo ha dado, vs. mds. viniesen contento, viviendo a gozar de los frutos
de ello, como se lo han llevado y llevan otras gentes, y así vs. mds. no deben reparar en cosa nin­
guna, sino encomendarlo a Nuestro Señor y ponerlo luego por la obra, que cierto es cosa que con­
viene a todos. Con el primer duplicado de ésta envío una carta suya, y cada dia estoy aguardando
onos que me ha escrito enviaría, y si no fueren en esta flota será porque dice no es buen escriba­
no, y remitirse a mi carta, lo que suplico a vs. mds. que en la primera ocasión, pues, llegada
esta flota a España, luego se ha de enviar navio de aviso, nos escriban si piensan venir o no, o lo
que fuere de su voluntad, porque hasta saberla no podremos dejar de estar con cuidado, y a mí me
ei>»'¡en a mandar que lo que se ofreciere en que yo pueda servir y aprovechar lo haré por vs. mds.,
a quien Nuestro Señor por muchos años guarde y prospere, etc. De México, y de junio primero de
1592, y soy muy de vs. mds. , ,
Andrés Moreno
(A Teresa González, y en su ausencia a Francisco Enríquez de Trujíllo o Mayor García de
Monroy, en la ciudad deTrujillo). (I.G. 2066)
124 ENRIQUE OTTE

116.
Domingo Pérez de Castro a su tía fray Francisco de Castro, en ia isla de la Palma.
México, 3.X.1592
Como por otras dos vías tengo escrito a v.m. no seré en ésta tan largo como yo quisiera, y se­
rá la ocasión el tiempo no darme lugar, que en este punto me ha avisado Baltasar de Alvar se parte
de esta ciudad para la Veracruz a embarcarse. Que dice se irá de allá del puerto, en llegando, que
así se lo avisa el maestre de su nao. Yo también he de asistir con el obispo, mi señor, de la Puebla,
que a la sazón está en esta ciudad, y le he de acompañar a las vísperas de nuestro padre San Fran­
cisco, por esta vía y también por la obligación que tengo de acudir a la música como tenor de ella
heme de hallar de fuerza, y así ésta sólo servirá de rogar a v.m. de nuevo con su favor hayan mis
padres y hermanos licencia para pasar acá, pues que están tan cerca, y es más fácil y de más prove­
cho su venida acá que no la mía allá, porque en mi ida podía haber el peligro que v.m. sabe y al fin
allá morir de hambre, y la venida de mis padres y hermanos no es dificultosa, porque, llegado,
siendo El Señor servido, acá tengo yo una pobreza con que se puedan pasar, y así, por amor de
Dios, pues v.m. ha de ir al capitán general, como por las suyas me avisa, que por todas vías v.m.
haga todo lo posible por traer esta licencia, pues v.m. bien ve cuánto se servirá El Señor con reme­
diar esos pobres viejos y hermanos, pues ellos tienen a v.m. por padre, y con esto yo estoy fiado
que v.m. hará como de su religión se espera. Guarde Nuestro Señor a v.m. los años de mi deseo.
Es fecha en esta ciudad de México, víspera de San Francisco, que es a tres de octubre de este año
'de 92, y de v.m. menor sobrino
Domingo Pérez de Castro
(A mi tío fray Francisco de Castro, sacerdote y predicador de la orden de San Francisco, en
la isla de la Palma).

117.
Domingo Pérez de Castro a sus padres Vasco Pérez y Juana González de Castro, en ¡a islá de
la Palma.
México, 3.X. 1592
Porque tengo escrito a vs. mds. por muchas vías no seré en ésta largo como yo quisiera, por­
que mis obligaciones todas veces no me dan lugar. Con ésta son cinco las que he mandado en res­
puesta de dos que recibí, la fecha de ellas, que ambas debieron de venir juntas, fue de febrero an­
dados 7 del año de 92. Por vía de La Habana fueron las tres encaminadas a Luis de Santa Cruz de­
bajo de pliego de Benito Cortés para esa Palma. En este último escribo muy largo, respondiendo a
otras que debo respuesta, aunque yo no la debo, mas por mi poca ventura cosa que mande a Espa­
ña jamás llega, que parece que entonces están los ingleses tan a punto que jamás ninguno escapa
como lleve cosa mía, y así pienso recogerme con esta pobreza que tengo y no mandar cosa alguna,
pues que me ha costado tanto trabajo, que yo para mis hermanas la quiero y no para ingleses. Al
señor Benito Cortés escribo, como digo; y al señor mí tío fray Francisco de Castro muy largo se dé
orden cómo vs. mds. se vengan derechos a la Veracruz, pues hay navios cada día de vecinos y mer­
caderes, que yo confío en El Señor que tengo de gozar de su vejez algunos días, porque acá viven
los viejos mucho, y luego, llegados, daré orden cómo mis dos hermanas Ana Pérez de Castro y
Margarita se queden con mi tía Ana de Santa María en el monasterio de esta ciudad de México,
que cierto es una religiosa de mucha importancia, ahora la han hecho maestra de novicias. Para
haber de hablar conmigo es menester primero confesarse, no faltarán para este ministerio de mis
hermanas dos mil pesos, que esos aparte los tengo en poder de Juan de Villaseca, mi particular
amigo y señor, que son lo que he escapado de ingleses. Para los demás, dándome El Señor vida,
no nos faltará una pobreza con que acá se viva mejor que no en esas islas, y aunque hasta ahora
no me he determinado, no ha sido por faltarme voluntad, que esa siempre yo la he tenido muy con
obras, conforme a las obligaciones que debo a padre y hermanos, como digo largamente en las
mías. Siempre he teñido este pío deseo por irme a mi patria, y si lo hubiera hecho, hubiera errado
mucho, y así el mejor medio y más seguro es que vs, mds. vengan y se compongan con lo que por
allá tuvieren para el matalotaje hasta llegar a la Veracruz, que allí yo tendré todo apercibimiento,
casa de Juan de Villaseca y otros amigos que yo allí tengo, y también pagaré el flete del navio en
que vinierencom o en las otras cartas más largamente hago relación del orden que se debe tener
en todo. La licencia, pues que el señor mi tío siempre se ha ofrecido a negociarla, yo creé que con
su buena diligencia, informando a esos señores del Consejo de Indias, que como tan cristianos no
dejarán sus mercedes de dar la licencia, y si él no fuere a España, avisen al señor Benito Cortés,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 125

que yo le aviso y escribo muy largo sobre ello que por via del capitán Juan de Soto en Sevilla se ne­
gociará, y, queriendo El Señor que todo sea como yo se lo pido, no se carguen de cosa alguna más
que su matalotaje, como, por las otras aviso, y sus vestidos tan honestos como quien vienen a reci­
bir el hábito de una religión tan santa como es la de Santa Clara. Ya saben que yo no soy amigo de
los curas, cada uno como puede y no «jomo quiere. En una nave, llamado el maestre de ella Barto­
lomé de Porras, mando consignados cincuenta pesos a Jerónimo de Jáurequi, que es compañero
del señor Benito Cortés, y en su ausencia a Francisco Prieto de Belmonte. Estos mando, y no más,
sólo para que de Sevilla se les lleven a mis hermanas una poca de estameña parda» para que se vis­
tan, como digo,7con esta llaneza, y no más. Y no mando más con miedo que tengo de los ingleses,
como ya tengo dicho. Si se pudiere negociar la licencia y en ello no hubiere dilación, sea yo avisa­
do por una de La Habana, que cada día vienen navios. Y con esto no más de que Nuestro Señor
me deje ver a vs. mds, acá, como yo lo deseo, en paz y en salvo, Al señor mi tío escribo largamen-
(e. Con todo se .le dé ésta, la cual tenga por suya. A todos nuestros deudos de Tenerife siempre se
manden mis recomendaciones, y en particular al señor mi primo fray Luis y a toda su gente.
Guarde Nuestro Señor a vs. mds. los años de mi deseo, a quien suplico no me olvide en sus oracio­
nes, y en particular mis hermanas. Es fecha en andados de octubre 3 de este año de 92. De esta
ciudad de México y de su hijo y hermano
Domingo Pérez de Castro
(A mis padres Vasco Pérez y Juan González de Castro, en la isla de la Palma, en la ciudad).
(I.G . 2067)

118.
Pedro Jiménez Virués a su primo Alonso Jiménez Virués, en Medina Sidonia,
México, 5.X, 1592
Primo mío de mi alma:
Muchos días ha que os he enviado a llamar con muchas cartas con ésta, y de ninguna no he
tenido respuesta, de lo cual estoy con gran pesadumbre, por no haber sabido de vos y de rhi prima
doña María y de mis sobrinos y de toda vuestra casa y de lo que hay de nuevo en esas partes de Es­
paña. Por acá no hay nada de nuevo más de lo que sabéis por las demás cartas, que habéis visto
muchas veces. Como he dicho, os he enviado a llamar a vos y a toda vuestra casa, porque ya sa­
béis que soy viejo y no tengo hijos ni mujer que hereden mi hacienda si no sois vos y mi prima,
vuestra mujer. Y asi os suplico por amor de Dios que, vista esta carta, os partáis de esas partes y
os vengáis a estas partes de la Nueva España con toda vuestra casa, porque, en llegando, luego os
quiero entregar mi hacienda, pues que es vuestra, para que hagáis de ella como de cosa vuestra
qué es. Porque yo no la puedo administrar de puro viejo que estoy. Tened lástima de mi vejez,
pues que es tan grande que cierto que paso gran trabajo, que no puedo administrar mi hacienda,
como os he dicho. Y con esto no más, sino que Dios os guarde muchos años a vos y a mi prima»
como yo deseo. De esta ciudad de México, a cinco de octubre de 1592 años. Daréis mis besamanos
a Juan Padroto con todos los demás. La brevedad os encargo que sea posible, vuestro deseado
primo muchos dias ha,
Pedro Jiménez Virués
(Alonso Jiménez Virués en Medina Sidonia). (I.G. 2068)
1
119. ¡
Alonso Galván a su primo Juan Golván, en Medina Sidonia.
México, 23.1.1593
Espantado estoy si cierto en ver que poco se os de todas mis cartas, con cuántas«s he enviado
a llamar tantas veces, que más cuidado tengo yo de enviaros lo que puedo de estas partes que no
vos de hacer lo que os he suplicado, y es que os vengáis a esta ciudad de México, adonde os quedo
esperando. Que bien sé yo porque ha sido vuestra tan gran tardanza, la ocasión de yo os haber en­
viado lo que he podido de estas partes, lo cual no haré de aquí adelante más, sino que vengáis lue­
go a aquestas partes, adonde os estoy esperando para remediar vuestra grandísima necesidad, co­
mo se me ha certificado que la tenéis, que cierto que estoy con grandísima pesadumbre cada hora
y cada momento. Plega a Dios que os ponga en corazón la venida, que nó habría en el mundo
contento para mi como tener nuevas que veníais a esta provincia de la Nueva España con vuestra
mujer e hijos. Pues que lo tenéis, esto es lo que os encargo tanto, plega a mi Dios que os conduzca
126 ENRIQUE OTTE

el corazón a que lo hagáis, que acá seréis en mí casa señor, tenido y entregado en toda mí hacien­
da, porgue cierto que mi vejez, ya tendréis noticia, cuan grandísima es. No os soy más importuno.
Esto os suplico, querido primo, darme contento en esto. No tengáis miedo a la mar, que el que ha
de morir en el agua consigo lo trae de adonde, que Dios es grande y misericordioso, que lo hará
mejor. Nuestro Señor os guarde, yo os vea con bien en estas partes donde estoy.
A Francisco López del Valle daréis mis besamanos, y que presto podrá ser que nos veamos en
esas partes, aunque no sé sí vuestra venida es cierta, Y con esto no más, sino que la quisiera escri­
bir con sangre de mis venas, porque viérades si tenia de ello de verse en estas partes. De México, y
de enero 23, año 1593 años, vuestro querido primo
Alonso Galván
(A Juan Galván, vecino de Medina Sidonia). (I.G. 1245)

i 120.
Juan Garzón a su sobrino Pedro García Garzón, en Medina Sidonia.
México, octubre 1593
Ya pudiera ser tiempo que vos pudiérades partido, sobrino querido, de esas partes donde es­
táis, y hubiérades venido a estas provincias de la Nueva España con vuestra mujer e hijos, con lo
cual se hubiera acabado ya de remediar vuestra pobreza, como estoy informado por vuestras car­
tas y por las de Juan Rujero la gran necesidad que tenéis. Y así os ruego que, pues es vuestro pro­
vecho, no os descuidéis de acabar de poner por obra vuestra partida. Antes de ahora os he envia­
do muchas cartas, y dineros con ellas, para poder veniros de esas partes. La brevedad os encargo
que sea breve, y con cuidado mucho. Yo estoy bueno, gracias a Dios, Nuestro Señor. La brevedad
os encargo otra vez, que no os descuidéis en ello, porque v.m. sabéis cuán viejo estoy, que aún no
me puedo menear, y también sabéis que no tengo hijos ningunos, ni quien herede mi hacienda si
no sois vos, y si vos no viniera, a ponerla en v.m ., quedará perdida. Y con esto no soy más largo,
sino que ceso y no de rogar a Dios os me deje ver antes que yo me muera. Háceme merced de dar­
me mis besamanos a Juan de Orgaz y a María de Luciente, su mujer. De la ciudad de México, y de
octubre 1593, vuestro tío
Juan Garzón
(A Pedro García Garzón, mi sobrino, en Medina Sidonia). (I.G. 2068)

121.
Pedro de! Castillo a su hijo Pedro del Castillo, en Torija.
México, 1.X.1593
Recibí una carta vuestra, y otra de vuestra mujer, en quince de septiembre de la fecha de ésta,
eoir las cuales yo recibí mucho contento en saber de vuestra salud, y que teníades vida, según vues­
tras cartas, y lo que habían significado los cachopines de vuestra enfermedad y trabajos, que me
han llegado ai alma, y cuanto más vaya serán mayores, según lo que en esa villa pasa. Lo que os
ruego es que, si es posible,, os determinéis a venir por acá, y no se os ponga nada delante, que
quien no se aventura no la tiene. Determinaos, y avíaos hasta Sevilla, y fletaos del comer lo
mejor que pudiéredes, que en lo que toca al flete de la nao acá se pagará lo que fuere. No reparéis
en el dinero, y traeos con vos a Francisca, vuestra hermana, y a María de Salas le ruego yo de mi
parte lo haga con voluntad, porque su hermana Juana del Castillo la desea ver por acá, y no tema
¡a mar ni otra cosa, mediante la voluntad de Dios, Nuestro Señor, en quien se han de poner todas
las cosas, y si Dios la trajere por acá, la serviré con la voluntad posible, y a mi hermana Francisca
otro tanto. Y si Pedro Carrasco se estuviere mozo, se le traigan con ellos, no se le dejen allá, y si él
no viniere, otro de nuestra palria, lo traígan en compañía.
De lo que escriben de los que son muertos, los perdone Dios, Nuestro Señor, como puede,
que cierto me liega al alma. Mas como sean cosas de Nuestro Señor, toarle por todo, y darle mu­
chas gracias, como a Señor y criador de todas las cosas. Pedro de Atienza estaba en esta qudad
desde la navidad pasada de part ida para Casi illa, con veinte y cinco mili pesos y cinco hijas donce­
llas y un hijo, y fue Dios servido de la víspera de Señor San Miguel, a las tres de la tarde estaba
bueno, y a las nueve de la noche ya era muerto, y asi el día del glorioso santo a las tres de la tarde
Ic dimos sepultura en la iglesia .mayor de esta ciudad, de que hizo harta lástima, y así su hermano
puede creer que perdió buen arrimo en perderle, porque le tenia en el alma.
A mi hermana Francisca del Castillo y a su marido beso las manos muchas veces, aunque no
lo había de hacer, pues ellos no quieren acordarse de mí más. No mirando en eso, me quiero yo
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 127

acordar de lo que soy obligado como hermano. Heme gozado de! casamiento de mi sobrina
mucho, especialmente en ser su marido hijo de un amigo viejo, y tiene un hermano en esta tie­
rra rico y muy hombre de bien, y nos tratamos con mucha amistad. Lo que le ruego es que, si
esos muchachos se determinaren a venir, los aníme muy de veras, que si hubiera con quien yo
pudiera enviar dineros, que fueran ciertos, no habían menester a nadie. Sea Dios loado, que
nunca faltan reales en la caja míos o ajenos, lo que no se halla por allá, no digo cosas de esta
tierra, que sería nunca acabar. Juana del Castillo les besa las manos, y que, porque no.se acuer­
dan de ella, y que le hagan merced de darle a su suegra sus besamanos y ei pésame de su her­
mano, que le llegó su muerte al alma, y que Diego Pérez está bueno de salud, aunque no está
al presente en esta ciudad.
A la señora mi consuegra le beso las manos muchas veces, y que de la muerte del señor
mi consuegro he tenido tantosentimiento como si fuera mi hermano, y mucho más, y así v.m.
se conforme con la voluntad de Dios, que El sabe lo que hace, no hay más de darle muchas gra­
cias por todo, y asf suplico a v.m. me la haga de no estorbar la venida a sus hijos, que será para
mí mucha merced, antes los anime con todas veras, como yo lo espero de v.m. Su hermano Pe­
dro el Corvo y su mujer le besan las manos a v.m. y a sus señores padres. Han estado mal dis­
puestos, no escriben hasta la flota, porque no hay con quién, ni yo tampoco no escribo más de
ésta, porque no sé si ésta querrán llevar. En la flota escribiré más particularmente.
Esta reciban todos mis amigos v parientes por suya, que yo quisiera escribir a todos parti­
cularmente. No quiero ser más molesto en ésta, sino que todavía os encargo que no dejéis la
venida, que me haréis mucho placer, y con esta carta, mostrándola en Madrid y en Sevilla, ha­
réis mejor vuestro negocio, Y pues no es para más, Nuestro Señor sea con todos, amén. De
México, y de octubre primero de 1593 años, vuestro padre, que vuestro bien desea,
Pedro del Castillo
Pedro el Corvo y su mujer quedan en mí casa, Juan Pérez y sus hijos en casa de Chamorro,
los Perandreses en casa de Juan del Romo, Juan de Reboilasa está con un tocinero, Bernabé
Rojo y su mujer están en una tienda, han estado en mi casa tres semanas. Juan Redondo y sus
hijos están en casa de Corral. A la de Ruiz le besa las manos su hermana Leonor.
Unas cartas escribieron a esta tierra unos señores de esa villa, muy descomedidas y sin or­
den. Fue tanta la pesadumbre que dieron a todos los que la oyeron que las hicieron pedazos,
y sí pudieran, hicieran lo mismo al que las envió. No lo hagan otra vez, si no quieren que les
digan quién ellos son, porque a quien ellos injuriaron vive con más quietud que no ellos, y con
más amigos y aún reales. “ ^ q 2057)
(A Pedro del Castillo, mi hijo, en la villa de Torija).

122
Pedro Gómez de Monlejo a Hernando Valenciano, en Madrid. ,
‘ México, I.X.'l593
Dé Nuestro Señor a v.m. tanta vida y salud con vida de la señora mi prima y señores hijos,
como por esta casa v.m. es deseado, a quien Marcela de Carranza y yo besamos las manos
muchas veces. No puedo dejar de suplicar a v.m. se me haga merced siempre que se me
ofrezca, y es que sea v.m. servido de encaminar a mi padre y hermanos esas cartas que con
ésta van a Frías, que a muchos días que sé de ellos, después acá que fue Nuestro Señor ser­
vido de llevar a mi madre, que era la que deseaba saber de mí. Y en ellas envío a rogar
me envíen dos hijos de mi hermana, para que acá yo los encamine a que ganen de comer y
sean más de lo que son. Y para esto envío que traigan información, para que se vengan por
esa corte, y que v.m. como señor de todos nos haga merced de despacharlos a que se les de
licencia, para que pasen a estas partes, que en la flota que irá de esta tierra yo enviaré dine­
ros a Sevilla, para que desde allí vengan a gusto y bien acomodados. Y porque en todo te­
nemos de recibir merced, y yo servir a v.m. siempre que se me envíe a mandar, no más.
de que a la señora mi tía besamos las manos, y que mi prirno está con salud, y tiene dos hijas
muy hermosas, que bastarán sean como las de v.m., que nos dicen son las más hermosas que
hay en esa corte. Véalas v.m. tan bien empleadas como merecen y yo deseo, aunque nos
han dicho está la una tan bien empleada como era razón, a quien dará v.m. mis besamanos,
y al señor su marido. De México, y de octubre primero de 93 años, de v.m.
Pedro Gómez de Montcjo
La que va con ésta para el señor don Luis Felipe de Castilla suplico se le dé, que es muy
gran señor mío.
(A Hernando Valenciano, platero de oro, en Madrid).
128 ENRIQUE OTTE

123.
Pedro Gómez de Montejo a don Luis Felipe de Castilla, en Madrid.
México, I.X. 1593
Dé Nuestro Señor a v.m. tanta vida y salud como yo, servidor, deseo, y tenga yo nuevas del
contento y gusto de v.m., como v.m. merece y los servidores de v.m. deseamos. Habrá dos años
que me vine a esta dudad de México con mi casa, para que, ofreciéndose, yo más acuda al servicio
de v.m., adonde me va mucho mejor que no en las minas, que ya me parece que han dado lo que
tenía que dar, quese han salido de allí, después que yo, más de 20 vecinos. Los vasallos de v.m.
están todos con salud, y va a administrarles justicia Gaspar Ortiz Magarino dende navidad adelan­
te, el cual está proveído. Y ni más ni menos tiene salud Tomás del Rincón, que sólo para él es
aquella comarca. Que ésta dará el señor Hernando Valenciano, que es casado con una señora pri­
ma mía, al cual envío a suplicar me despache a mi tierra por dos hijos de una hermana mía, que
han de ser pequeños, y han de venir por esta corte a sacar licencia para pasar a estas parles. Supli­
co a v.m. yo, la reciba como señor mío, se haga por ellos lo que yo haré en servicio de v.m., man­
dándoseme siempre, pues tengo tanta obligación, a quien Marcela de Carranza y yo besamos las
manos muchas veces. Y de México, primero de octubre de 93 años, de v.m.
Pedro Gómez de Montejo
(A don Luis Felipe de Castilla, en Madrid).
i

124.
Pedro Gómez de Montejo a su primo el bachiller Pedro Ortiz, en Santa María de Ribaredonda.
México, 10.X.1593
Dé Nuestro Señor a v.m. la vida y salud que yo y Marcela de Carranza deseamos. Jamás
he dejado de avisar a v.m., en los navios que de esta tierra han salido, de nuestra salud, la cual
tenemos Marcela de Carranza y yo y toda esta casa de v.m., y besamos a v.m. sus manos infi­
nitas veces, y deseamos la tenga v.m. como la nuestra propia, que cierto, cuando se ve carta
de v.m. en esta casa, se tiene en tanta merced y regalo que no sabré significar, pues todos no­
sotros no tenemos a quien acudir a recibir merced, así mis hermanos como yo, pues yo y mi
casa no tenemos más consuelo de saber de la salud de v.m. la recibamos, que no haya remisión
en avisarme de ella, pues por vía de la corte las despachará Hernando Valenciano, o a Sevilla
por vía de Francisco de Villanueva Salazar, que dicen es de esa ciudad, o por vía de Luis Díaz
de Medina, receptor del almojarifazgo de Sevilla, que es mi encomendero. A mi padre y her­
manos escribo, para que se me envíen dos hijos de mi hermana, pues ellos no le« tienen. Así
suplico a v,m., como en otras he suplicado, sea parte se me envíen, y despacharlos de esa tierra
como deudos de v.m., pues el valer ellos más será para que ellos y yo más sirvamos a v.m. Pues
lo que yo tengo no tengo hijo que lo herede, y pues ellos, venidos que sean a esta tierra, han
de ser mis hijos y de mi mujer, adónde serán recibidos y regalados como hijos de mi hermana
que tanto quiero. Que yo enviaré en la flota que está en esta tierra a Sevilla dineros, para que
los encaminen y vengan regalados, la cual flota saldrá de este puerto para cuando el mes de
abril del año venidero de 94, que por no ir de esta tierra ahora más de un navio de aviso, como
llegó a esta tierra la flota con bien, no lo envío ahora. Y así suplico a v.m. sea parte para que
en esta flota que irá de esta tierra vengan. En las pasadas avisé a v.m. cómo habían de traer
información, para que en la corte se Ies dé liceneia para pasar a esta tierra, que v.m. les advier­
ta cuándo, y sean despachados de esa tierra como deudos de v.m., a quien todos tenemos en
tanta obligación, cuyas manos besamos Marcela de Carranza y yo muchas veces. Y suplicamos
seamos participantes en las oraciones de v.m. Ya escribí a v.m. cómo me había venido a esta
ciudad de México con toda mi casa habrá dos años, poco menos, adonde estoy muy contento
y me va bien, sea para servir a Nuestro Señor y a v.m. En la flota, como digo, escribiré a v.m.
Enviaré dineros para que esos niños vengan, que otros menores pasan acá y sin recurso, el cual,
como digo, yo lo despacharé a Sevilla. Y porque en todo tengo de recibir merced, Nuestro Se­
ñor dé a v.m. tanta vida y salud como yo deseo, y de méxico, y de octubre 10 de 1593 años,
su primo de v.m. que sus manos besa,
Pedro Gómez de Montejo
(A mi primo el bachiller Pedro Ortiz, en Santa María de Ribaredonda).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 129

125.
Pedro Gómez de Montejo a su padre Pedro Gómez de Moniejo, en Frías.
México, 15.XI.1594
Por haber escrito en la flota que salió de esta tierra por julio de este año de 94, en ésta no
diré más de que dé Nuestro Señor a v.m. tanta vida y salud como yo, menor hijo de v.m., deseo,
con vida de mis hermanos y hermana, a quien Marcela de Carranza y yo besamos las manos mu­
chas veces. Y estoy con pena en no haber tenido carta de v.m., ni del señor mi primo el bachiller
Ortiz, que las he deseado, como es razón, y aunque ha venido flota de España para esta tierra,
como digo no he visto ninguna, que me fueran de especial «intento, y más, si viera algún hijo de
mi hermana que le fuera provechoso venir a esta tierra, adonde estoy, porque, siendo Nuestro Se­
ñor servido de llevarme, no tengo heredero, y pues en hijo de mi hermana cobra bien hacerles
bien. Bien sería que se animase mi hermana a enviarme siquiera uno, pues con menos refrigerio
vine yo de esa tierra a Sevilla, y de allí pasé a esta tieiTa, donde con mi diligencia y solicitud me
he valido. La cual flota que digo vino a esta tierra a fin de septiembre del dicho año de arriba, y
en la flota que digo que fue envié consignados a Antón de Armixo cinco mil y tantos pesos, para
que el dicho me los emplease en mercaderías, y me los enviase a esta tierra, y también le envié
trescientos pesos, para que los enviase a esta tierra, y se les entregasen a cada uno de mis herma­
nos ciento, y a mi hermana los otros ciento, y se les entregasen conforme por las mías decía. Es
personal tal que lo hará según por las mías se lo digo. Y también le envié a decir que, si algún so­
brino mío, hijo de mi hermana, pues que mis hermanos no los tienen, viniese a Sevilla, me lo en­
caminase con el más regalo que pudiese, pues había de ser a mi costa, y acá al maestre que lo tra­
jese se lo pagaría, y en el puerto de la Veracruz, que está en esta tieiTa, adonde desembarcan, está
un Pedro de Cubillas, hijo de Pedro de Cubillas y de María Manzano, que vivían al ir al río, que
le hará allí el regalo posible, porque lo ha recibido de mí. Y enviándoseme tenga advertencia de
que se diga al maestre que lo trajere que me escriba, para que yo despache por él con cabalgadura
y regalos, y también diga el muchacho a Antón de Armixo, que es, como digo, el que le ha de en­
caminar, que, si fuere posible, me avise en el navio de aviso, que siempre viene antes que la flota,
porque yo tenga apercibido en la Veracruz sea despachado, porque es tierra enferma, y no-se de­
tenga allí, si fuere posible, una hora. Que yo le prometo que, venido que sea acá, se fe hará de
mi parte y de Marcela de Carranza tan buen tratamiento que olvide a su madre, a la cual ruego y
a mis hermanos no olviden de rogar a Nuestro Señor por la nuestra buena madre, pues debemos
de estar satisfechos que está rogando a Nuestro Señor por todos. Y porque quedo esperando algún
sobrino, Nuestro Señor dé a v.m. tanta salud y vida como yo deseo. Al señor mi cuñado y herma­
no que haya ésta por suya, y a todos mis hermanos que por qué no me escriben. De México, don­
de resido con mi casa habrá cerca de tres años, y de noviembre 15 de 94 años, hijo de v.m.
Pedro Gómez de Montejo
(A Pedro Gómez de Montejo, mi padre, en la ciudad de Frías). 2-068)

126.
Juan Moreno a su cuñado Amonio Rodríguez, en Segura de Extremadura.
! México, 3.1.1594
Espantado estoy en ver qué poco se os da de mis cartas,! pues tantas veces os enviado a llamar
de esta provincia donde estoy, y así suplico, cuñado mío, que, vista la presente, os partáis desa ciu­
dad donde estáis y vengáis con vuestra- mujer e hijos, y no haya descuido en esto, porque yo sé
que mi hermana, y vuestra mujer que es, tiene deseo de venir a verme, porque yo os he menester,
para que me ayudéis en mi oficio de barbero, y para que se remedie vuestra pobreza, que sé que
la tenéis grande. No os envío nada, porque sea más breve vuestra partida, que sé que lo será, y
antes os suplico no haya descuido en esto, porque mi vejez es grande, y bien sabéis que no tengo
a quien dejar mi hacienda si no es a vos, porque, como bien sabéis, no soy casado ni tengo hijos
a quien lo dejar si no es a vos. La brevedad os encargo que sea presto, A Agustín Díaz daréis mis
besamanos, y que estando v.m. acá le enviaremos alguna cosa. Y con esto no soy más largo, sino
que Dios os guarde muchos años y os vea con bien en estas partes. De México, 3 de enero de 1594
años,
Juan Moreno, vuestro cuñado
(I.G. 2068)
(Antonio Rodríguez, vecino de Segura de Extremadura),
130 ENRIQUE o r r e

127.
Juan Cabeza de Vaca a Elvira de -Caritatejas, en Osuna.
México, 24.IV. 1594
Hermana mía:
Una recibí vuestra ia primerasemana del mes de abril de este presente año de noventa y cua­
tro años, y fue la primera que he recibido después que de aquesa tierra salí. Fue para mí mucho
contento en saber que teníades salud y los niños y mi hermana María de Cantalejos y de todos los
demás a quien tenemos obligación, Y en la carta que recibí se me da a entender no haber recibido
ninguna mía, y son tres veces las que he escrito, y con ésta cuatro. Ahora un año escribí cartas con
Juan Lorenzo, y no aportó a España, porque, cuando llegó a La Habana, ya la ilota había salido,
y yo le di cien pesos de plata de a ocho reales y un poder mío, y que le pudiera instituir, para que
os trajese a esta tierra. Fuera para bií mucho contento, porque bien sé las necesidades que se pa­
san en esa tierra, y sabe Dios mi biien pecho, si quisiera, ser yo el portador. Y el poder lo instituyo
en Miguel de Alzate, maestre de esta catrera de ia Nueva España, y este maestre es vecino de Tria-
na, y él recibió los cien pesos y el poder muy bien y honradamente, y que había de dar el
poder sino a hombre que se pudiere fiar mucho de él, y había de venir en un camarote con
otras mujeres honradas, como cada día vienen a esta tierra. También había de venir Lucía
de Valeros, y Pedro Alonso Libenia bien así. Ha proveído Dios que ahora va Juan Loren­
zo de Silva, con quien podrán venir muy bien. El ir yo a esa tierra será tarde, y así podrán
despachar luego y venirse con Juan Lorenzo o con quien su poder tuviere, que las mujeres
que son honradas, honradas van y vienen. Si Marfa de Cantalejos quisiere venir, digo que
toda la costa y costas que hiciere en su venida y flete que yo lo pagaré, y así digo a mi her­
mana María de Cantalejos que, si mi mujer hubiere partido de aquesa tierra para ésta, que
venga con Juan Lorenzo de Silva o con quien mejor cómodo hallare, porque pagaré, como tengo
dicho, todo lo que se gastare y concertare. Porque en esta tierra no se sabe qué cosa es hambre,
porque se coge trigo y maíz dos veces al año, y hay todas las frutas de Castilla, y muchas más de la
tierra, donde no se echa de menos a España, y así la gente pobre lo pasa mejor en esta tierra
que no en España, porque mandan siempre y no trabajan personalmente, y siempre andan a caba­
llo. Pésame de que nuestros hermanos hayan sido tan para pocos, pues como vienen otros muchos
sin un real, no hayan sido para venirse a estas partes. A mis hermanas Juana Cabeza de Vaca y
Francisca beso las manos, y asimismo a todas las personas a quien tengo obligación. No digo más,
sino que Nuestro Señor les tenga de su mano. Fecha en la dudad de México, a veinte y cuatro días
del mes de abril de mil y quinientos noventa y cuatro años, de v.m.,
Juan Cabeza de Vaca
(A Elvira de Cantalejos, que Dios guarde, y en su ausencia a María Cantalejos, en la villa de
Osuna, en la calle de Antequera).

128,
Juan Lorenzo de Silva a Eh’ira de Cantalejo, en Osuna.
La Habana, 1ÍX.1594
Ahora a dos años di aquí a un maestre de una nao que se llama Miguel de Alzate cien pesos,
que son ochocientos reales, para que, se los diera a v.m., y le buscó en Sanlúcar, y no le halló, y
fue ésta la causa que no los dio y me los volvió a dar aquí. Llevarlos ha otro maestre, que se llama
Bartolomé González, que vive en Sevilla. Darán razón de él en gradas a la puerta de la iglesia ma­
yor, o en la Casa de la Contratación, y si no en casa de Juan de Oribe Palma (?), y en llegando la
flota, que será por pascua florida, v.m. acuda a este maestre que digo, que él dará los cien pesos a
vjn., y si viniere para la Nueva España, vendrá v.m. en su componía, que es un hombre muy hon­
rado, y trata a cada uno como merece. La que va con ésta escribió su marido estando en México
yo. Queda con salud. Yo vine a este puerto de La Habana, y vuelvo ahora donde él está, y volverá
a escribir de nuevo. Y porque otra cosa no se ofrece, Nuestro Señor a v.m. guarde muchos años.
De esta ciudad, primero de septiembre de 1594 años. Mande v.m. saber de la señora Lucía de Va­
leros, y decirle que me escriba si algo quisiere. Las cartas que van con ésta mandará dar. Beso las
manos de v.m,
Juan Lorenzo de Silva
(A Elvira de Cantalejo, en la villa de Osuna, mujer de Juan Gaspar, en la calle de Ante­
quera). (J.G. 2068)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 131

129.
Antonio de lllana a Juan de Villarubia, en Cádiz.
México. 3 .V. 1594
El portador es señor y amigo de todos. El canónigo Francisco de Paz envía a v.m. cien duca­
dos para su viaje, y es el corazón de nuestro arzobispo, que, venido a su iglesia, entiendo será
v.m. muy mejorado. También escribe a v.m. el doctor Ribera, que es un hombre muy principal, y
que acudirá a servir con muchas veras a v.m. El chantre escribirá más en particular, y a él me re­
mito en todo lo tratado. Venido v.m., todos le servirán, y sé yo desean su venida de v.m., porque
los tiples que hay en esta iglesia es el maestro, que es tiple mudado, y canta su contrapunto en el
coro sobre las antífonas y sobre los oficios, y está cansado, tiene por ayudantes algunos niños que
cantan como papagayos lo que les enseña su maestro con el caudal que tiene, que canta su voz.
llene un mulato que compró la iglesia, buena voz, y no sabe andar por casa. Los dos niños que yo
traje, que están en el cantar como cuando vinieron, porque la tierra lo lleva, que es tierra de hol­
gazanes, que yo les hubiere enseñado algo de lo poco que sé, y así es lástima la pobreza que hay, y
porque v.m. lo verá, con el favor de Dios, no digo más en esto. Si acaso hubiere algún contrabajo
bueno, le eche v.m. el ojo, y si acaso hubiere algún tenor y contralto, también Ies eche el ojo. Es­
tos han de ser contrapuntantes, porque hay grande pobre» en esta iglesia. Y deseo su venida de
v.m., para que nos regocije y asiente (?), que espero en Dios la iglesia premiará a v.m. Y si v.m. se
fuese a la corte, está la media ración del racionero sóia vaca, y en verdad que entiendo el Consejo
Real de las Indias la dará a v.m., y no la tome con carga de cantor, porque no le suceda lo que a
mí, que vino con esa carga, y como murió el arzobispo, no hay amigos a muertos, ni hay dos. Há­
gase todo con felice dicha y veamos a v.m. con salud en esta tierra. Remíteme a lo dicho. El señor
Oarcí Núñez ha de volver, y con su merced y con los demás vendrá v.m. muy regalado. Provéase
de vestidos de su persona y de sobrepellices y de ropa blanca. Que espero en Dios ver a v.m. muy
contento en esta tierra, que ya yo lo comienzo a estar, por me hallar mejor de salud. Ahí van
cartas para el señor Anastasio y para el señor Alejandro, su padre. V.m. las encamine. No sé sí
enviaré el libro al rey, porque había de enviar dinero, y no lo tengo, que me deben esta noche más
de mil ducados de Castilla, y no cobro un real. Si cobrare, irá, porque van cosas que nadie ni en
molde ni fuera de molde las ha hecho, diré de un verso del primero tono, que es un gloria patri a
seis, que lleva dos cantollanos en quinta, y cuatro voces discantan, y todo debajo de un compás
con los cinco tiempos del arte, y es cosa de mucho ingenio, y de mucha dificultad. Dios servirá
con todo y vea yo a v.m. con el acrecentamiento que le desea este su capellán. Al señor maestro
Alareón beso las manos, y a los señores músicos. En México, 3 de mayo de 1594,
Antonio de Jllana
(A Juan de Villarubia, en Cádiz).

130.
Don Alonso Lando de Bonilla a Juan de Villarubia, en Cádiz.
México, 25.V. 1594
Luego que llegué a esta ciudad escribí a v.m., y no me ha querido responder. No embargante
esto pregunté por la salud de v.m. a Luis de Quirós y Garcí Núñez, de los cuales supe la tenía, de
que recibí contento. Yo quedo con ella, y deseo de ver a v.m., y sabido quedaba v.m. con volun­
tad de venir a esta tierra, y por el amistad que tengo lo traté en el cabildo, y negocié que, si quisie­
se venir, le diesen en nombre de esta iglesia en Sevilla cien ducados para aviarse, y en esta catedral
le recibirán con trescientos pesos de salario cada año, y con otro ciento y sesenta y cinco del cape­
llán del coro, y yo le daré otra capellanía de ciento y diez, y mi casa y mesa y muía en que se pasee
todo el tiempo que fuere su voluntad, y vienen a ser estos casi seiscientos pesos, sin otras inteli­
gencias que se ofrecen, y yo procuraré que se le dé otra capellanía. Determínese. En lo que en mí
fuera, acudiré, como lo verá v.m., y por ninguna manera deje v.m. de venir, que mejor es que es­
tar en España. Van los cien ducados por mano del canónigo Francisco de Paz, que escribe a v.m.,
quien los dará, y estimaré en mucho se determine v.m. a venir, por servirle y tenerle conmi-
go.Guarde Nuestro Sefior a v.m. los años de mi deseo. De México, 25 de mayo 1594. El racio­
nero Illana escribe a v.m. sobre esto, y adviértase que los cien ducados que se dan a v.m. son
nuestros (?)
Don Alonso Larido de Bonilla
(A Juan de Villarubia, presbítero en la catedral de Cádiz). (I.G. 2067)
132 ENRIQUE OTTE

131.
Pedro de Molina a su padre Bernabé de Molina, en Cádiz.
México, 8.V.1594
Por haber escrito a v.m. con Jerónimo Cardoso largo, en ésta seré breve, que soto diré que
sabe Nuestro Señor el deseo que tengo de ver a v.m. y a mi señora y hermanas, a quien Nuestro
Señor guarde muchos y felices años, como yo deseo. Mafia de Monterey y Bernabelico y Mariani-
ca besan a v.m. las manos muchas veces, y cada uno en particular desean ver a vs. mds. Plega a
Dios le sea servido de dejarnos ver, para que lo poco que nos resta de vida nos gocemos.
Luego que llegó el recaudo de ios 400 pesos los entregué, como v.m. lo verá por este recaudo
que con ésta va. Y crea v.m. quisiera yo fueran 4.000, porque en eso no hacía yo nada, porque to­
do cuanto yo tengo es de v.m., aunque es poco, y creo que con el deseo que tengo de ayudar a
v.m. con ese me ha de favorecer Dios, porque así como me vide con principio lo quise tener con
v.m., para satisfacer lo que el bueno de Diego Núñez comió y gastó, y en esto me remito a lo que
Jerónimo Cardoso vio por sus ojos. De lo que me deben, ya yo lo he satisfecho, no se ha de tratar
más de esta causa hasta que la muerte Jo componga.
En lo que toca a Cardoso, él es mozo muy honrado, y, visto su buen tino, he hecho con él lo
que me pidió, medíante que me dijo quería mucho a v.m. El lleva designio de trabajar, para que
todos nos gocemos. V.m. se determine a lo que él dirá y yo a v.m. «cribo por mis cartas, quedes
qqe v.m., pues está más a la mano, se determine a venirse a esta ciudad, que en ella con algún
principio se gana de comer, y se casan mejor las hijas. Y hago esto, porque v.m. no trabaje ya
más, que yo quiero tomar a mi cargo eso, pues lo debo a ser hijo de v.m., yen estoy en lo demás
me remito a Cardoso.
Lleva en compañía de ambos cierta cantidad de pesos y poder, para que por su cuenta y la
mía pueda obligarme a 2.000 ducados de Castilla. Si esto se hace, quedo remediado yo y él y vs.
mds. Y si no conviniere a vs. mds. venir, nos determinaremos a ir a esa ciudad todos, que ahí
compraremos con qué poder pasar la vida. Que todo es necesario remitirlo a Dios, que El como
gran Señor haga lo que convenga en esto.
También lleva el poder y el recaudo por donde pague los 400 pesos, para que entienda v.m.
que, cuando yo puedo, no soy perezoso, principalmente que yo tengo obligación a no serlo con
vs. mds.
Bernalico envía a v.m. un poco de plata para un garuel (?) que era de su abuelo. Quiere mu­
cho a v.m., y cada día dice le ensillen un caballo para ir a Cádiz. Su intento bueno es, plega a Dios
verlo cumplido.
A mi señora me abraze v.m. y diga que si tiene deseo de verme. Yo lloro lagunas de sangre
para verlos a todos.
Si fuere posible, enviarme algunos papeles de cómo somos cristianos viejos. Me importa mu­
cho, que tengo un inquisidor, que es obispo de Guadalajara, por señor y amigo, y quiere hacerme
merced en algunas cosas. Y en esto no haya remisión, que Jerónimo Cardoso, dándole claridad,
los hará buscar, y no se emperece con esto, y en la fe del bautismo, que tengo deseo de saber
la edad que tengo.
No se o frece otra cosa, más de que N uestro Señor me deje ver a v.m., como yo deseo. De Mé­
xico, 8 de mayo 1594 años, de v.m. su muy obediente hijo
Pedro de Molina
(A mi padre Bernabé de Molina, que Nuestro Señor guarde, en Cádiz). (I.G. 1374)

132.
Juan Salcedo de Espinosa a su yerno Alonso de Aroyo, mercader, en La Habana.
México, 9. IX. 1594
Hay mucha noeitica en esta ciudad que la flota invierna en ese puerto de La Habana, y que
toda la gente que va en ella lo ha de pasar muy mal, y que se han de gastar, ante que salga, en co­
mer y posadas, todo cuanto llevan, y asimismo se vuelve mucha gente, por no se acabar de perder.
Holgara mucho que v.m. se volviera, y no acabara de echarse a perder, y todos sus amigos de
v.m. lo desean, porque más discreción es huir del daño que perseverar en él, y más en una cosa se­
mejante adonde se arriesga vida y honra y la hacienda. V.m, tome su consejo y el de algunos ami­
gos lo que más a su provecho sea, sin ponérsele delante cosas de pesadumbres ni intereses pasa­
dos, que si v.m. se vuelve, no habrá para mi mayor contento en el mundo. Y tome v.m. luego to­
do lo que me ha quedado, y véndalo y quémelo, y remédiese para la pérdida que v.m. ha perdido
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 133

en el viaje, que seré yo más contento en quedar sin hacienda que no quedar sin la vista de v.m. y
de mi hija, que toda la riqueza que yo deseo tener en esta vida es tener a v.m. y a mi hija delante
de mis ojos, y no digo más en este particular. En lo demás, todos estamos buenos de salud, loado
sea Nuestro Señor. Juán de Salcedo el mozo se casó con la doncellita que v.m. vio, la sobrina de
fray Cristóbal de Ortega, el prior de Santo Domingo, y está muy a su contento. Mi mujer parió un
hijo, y se llama Diego, porque nació ocho días antes del señor Santiago. Andrés Bermejo ha esta­
do preso sobre el obraje por parte de Mateo de Peregrina, Ya se dio corte en ello, y está en su ca­
sa. Mateo de Peregrina anda a monte, y el obraje y toda su hacienda en poder de los acreedores.
IVti sobrino Jerónimo de Salcedo libró muy bien con la demasiada diligencia que yo hice, que le
sentenciaron en dos años por soldado en La Habana, y a vueso ando negociando por él. Yo en­
tiendo que iré al puerto de San Juan de Ulúa por maestro del pueblo que se hace en la verita de
Buitrón, y las atarazanas del rey, y para ios descargaderos, y para hacer una puente en el rio de la
Veracruz, para que pasen las carrejas por ella, y así me mandó el virrey hacer el modelo, y ya se le
hice, y ahora andamos en el concierto, y entiendo por cosa cierta que me concertare, porque esta­
mos en poco, porque yo le pedí mil y docientos pesos, y mi ración cada año, y él me ha llegado a
dar mil pesos, y por esto digo que nos concertaremos.
No tengo más que avisar, sino que ruego a Dios que antes que yo muera os tornen a ver mis
ojos, y sea de cualquiera manera que mi Dios ordenare. Todos quedamos buenos de salud, y por
la prolijidad no pongo en particular las encomiendas, sino que todos en general les besamos las
manos, especialmente yo y mi mujer, y no descansaremos hasta ver la respuesta de esta carta, pa­
ra lo cual se lo suplicamos que sea breve, porque nos consolemos con ella, y asimismo, aunque in­
dignos, quedamos rogando a Nuestro Señor y a su bendita madre por el buen suceso de v.m. y de
mi hija Gracia de Salcedo, a quien Dios, Nuestro Señor, me guarde muchos años debajo del am­
paro de v.m. Fecha en la ciudad de México, a nueve días del mes de septiembre del aflo de noventa
y cuatro años, su deseado padre
Juan Salcedo de Espinosa
(Para Alonso de Aroyo, mercader, en el puerto de La Habana, llámase el maestre de la nao
en que va Cristóbal Mella). (I.G. 2069)

133.
Vicente Mateos a su sobrino Alonso Mateos, en Medina Sidonia.
México, 4.1.1596
Haráme gran placer que, vista la presente, se parta desa ciudad, adonde está, y venga a estas
partes con su mujer e hijos, jorque estoy informado por muchas personas que han venido de esas
partes de su gran pobreza, y para remediarla y darle parte de mi hacienda de lo que he adquirido
en estas partes adonde estoy. Porque cierto que ya estoy cansado de tantas como le he escrito, y de
ninguna entiendo que debe de hacer caso, plega a Dios que lo haga de ésta, porque para a será lo
mejor y para su mujer e hijos, no tenga descuido. No le envío ninguna cosa, porque sea breve la
venida, la brevedad le encargo, sobrino querido, y con esto no soy más largo.
Alonso de Santos besa las manos, y que, estando él acá, le enviaremos alguna cosa para ayu­
da pasar su vida.
Nuestro Señor os guarde, de México, a 4 de enero de 1596 años,
Vicente Mateos
(A Alonso Mateos, mi sobrino, en Medina Sidonia). ! (I.G. 2096)

134.
Doña Ana JRuiz a su prima Catalina de Pisa, en Almagro.
México, 1.IV.1596
Señora mía:
En la flota que fue de esta ciudad el año de 95 añosos escribí a v.m., y le envié a suplicar sí se
quería venir a esta ciudad y a esta su casa. Porque yo he sabido que v.m. enviudó, y quedó con ne­
cesidad y trabajo, y pesándome y condoliéndome de su soledad de v.m., señora prima de mi alma,
y mi padre se lo ha escrito a v.m. otras dos o tres veces, y asi, si gusta de venir y hay persona tan
principal con quien v.m. venga a gusto y honra, recibiré gran regalo que v.m. venga. Que Dios le
hará merced acá, y todos la serviremos. Todos los de por acá tenemos salud, gloria a Dios, mi pa­
dre y mi marido besan a v.m. las manos, y le suplican se venga a escribir de'sus cosas. A todos
esos señores nuestros deudos beso las manos, y si v.m. no determinare venirse, me escriba largo, y
134 ENRIQUE OTTE

me avise de todo lo de por allá, y no sea tan extraña en todo. Y con esto guarde Nuestro Señor a
v.m., prima de mi alma, y dé lo que yo deseo. De esta dudad de México, primero de abril de este
año 1596,
doña Ana Ruiz
(A mi prima Catalina de Pisa, viuda, mujer que fue de Bernardo Recuero, en Almagro).
(I.G. 2068)

135.
Domingo de Oria a sus hijas Inés Hernández y María Hernández, en Toledo.
México, 28.1V.1602
Hijas de mi alma: |
Sabe Nuestro Sefior si quisierja más veros que no éscribiros, mas yo, he sido tan corto de aven­
tura que, por muchas veces que he escrito, que con éstas son seis flotas que por todas vías he escri­
to, procurando saber de vuestra vida o muerte, y de ninguna he tenido respuesta. No sé a
qué lo atribuya. Y así determiné escribir ésta, por la cual sabréis cómo yo al presente tengo salud,
gloria sea dada a mi Dios. Y habrá dos años que me casé con una mujer muy a mi gusto y de mi
edad, y por su importunación os envío mil ducados, para cada una quinientos, para que podáis
tomar estado, y después de haberlo tomado, si vuestros maridos gustaren de traeros a esta ciudad
de México, de mí podréis hallar razón y noticia en casa de Marcos de Toledo, mercader, debajo de
los portales grandes de la plaza mayor, o en casa de Diego Martínez de Sandía, entre los tundido­
res, en la dicha plaza, o en el barrio de Sevitongo, pasando de Monsarrete, hacia el Tiánguez de
San Juan, en casa de Vasco López, en el propio barrio de Sevitongo. Y esta carta guardaréis, para
que por ella os podáis siempre guiar, para me escribir y avisarme de vuestros sucesos, para que yo
os pueda siempre acudir a vuestras necesidades, pues que yo no tengo otros hijos ni hijas a quien
acudir con lo que tengo y Dios me diere. Que bien pudiera yo enviaros más de tres mil ducados y
quedar bien puesto, si supiera o tuviera alguna noticia de que erais vivas. Porque, sea Nuestro Se­
ñor loado, posible tengo de más de doce mil pesos, y lo que más tenéis que dar gracias a Dios es
haber cobrado tan buena madre como es esta señora, porque ella no tiene otro heredero sino es
vosotras, y todo su deseo es veros en su poder, para regalaros y haceros sus herederas, porque ella
es tan buena cristiana que su oficio es siempre hacer bien, y más cosas que a mí me toca. Y, como
digo, estos mil ducados los envío para descubrir tierra, y los lleva Diego de Cuellar, hermano de
Gabriel de Cuellar, mercaderes y vecinos de la ciudad de Sevilla, que viven en las casas del duque
de Alcalá, junto a las monjas de Santa María de las Dueñas, y a estos dos hermanos yan consigna­
dos, y en su ausencia de ellos a Juan Rodríguez de León, mercader, y yo enviaré orden y poder pa­
ra las personas que han de acudir a vuestro remedio, y lo que os ruego que, si acaso algunos pa­
rientes vuestros vinieren a buscaros, para poneros en estado en mi tierra, donde vos nacisteis, os
vais con ellos, porque serán vuestros tíos, porqueyo les escribo acudan a vuestro remedio, y en es­
to me haréis mucho placer en ir a tomar estado adonde a mí me conocen y saben quien soy y los
parientes que tenéis, porque en esta ciudad no me conocen, porque en el tiempo que a ella vine
traje harta necesidad, y así, por mis trabajos y pecados que en aquel tiempo me seguían, no me
tendrán en lo que quizás será razón tenerme, si conocieran a mis deudos. Y cuando de esto no gus-
táredes, os ruego y encargo que no salgáis de lo que vuestros señores y señoras os mandaren, que
bien creo que os tendrán en lugar de hijas, pues que por tales os han criado, a los cuales suplico y
pido, por amor de Dios, miren por vosotras, no sea costando ni mirando a la ofreción (?) ni amis­
tad de algunos amigos a quien nos hayan de dar por maridos, sino que miren a la mucha cristian­
dad que siempre usaron, y, siendo posible, no os casen con oficiales, ni con hombre jugador, y en
todo haga como nosotros haga por sus cosas, que yo estoy cierto que harán como tan buenos cris­
tianos y cristianas que son, pues que tan de niñas os han criado. No os tengo más que encarecer. A
vosotras digo que miréis por vuestra honra y por la mía, pues que las de vuestro linaje lo han teni­
do siempre por corona, y os digo y aviso que, si alguna cosa a mi noticia alcanzase venir de que lo
contrario o menor cosa de ello en vos cabía, haré cuenta que no sois mis hijas, ni que nunca os he
visto, y me habrá pesado de haberos acudido con eso poco que os envío, mas con eso cerraréis la
puerta, y no procuréis decir que taréis padre. Mas yo tengo esperanza en Nuestro Señor de oir
siempre buenas nuevas de vosotras. Sabe Dios, si yo quisiera poderos traer a esta tierra sin casa­
ros, para poderos.casar a mi gusto, y partir con vos de lo que Dios me ha dado, porque, lo que al
presente tengo, mío es, y no de mi mujer, que con ella no tuve sino mucha virtud y cristiandad.
No me puedo hartar de rogaros y encargaros miréis siempre la virtud y sirváis con muchas veras a
Dios, y no me olvidéis en vuestras oraciones, que yo no me olvido en las mías de encomendaros a
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS : 135

Dios que os tenga de su mano. Por otra parte escribiré otra, para que alguna de ellas llegue a vues­
tro poder. Y con tanto Nuestro Señor os me deje ver de mis ojos con aque! remedio que yo deseo.
De esta ciudad de México, y abril 28 de 1602 años. Y, como digo, me escribid por tres o cuatro
partes, y en las casas donde dicho tengo, largamente de vuestra vida. No me atrevo ni atreveré a
enviaros a decir que v¡engáis a estas partes, si no fuere con vuestros maridos, o, a lo menos, la una
casada, y la otra arrimada a su hermana, porque, siendo tan muchachas, se puede correr mucho
riesgo y trabajo, y esto sería a mi cargo. Vuestro padre, que más que a sí os quiere.
Domingo de Oria
Este es mi nombre, aunque en esa ciudad me ¡laman Domingo Hernández, por ciertas ocasio­
nes, y así vengan en las cartas
Domingo de Oria
Digo en unas mías que os llevan, para vuestro remedio son, mil y ciento y setenta y cinco du­
cados, de a once reales cada uno, y más cien pesos que se han de cobrar del licenciado Vivero,
conforme a la razón que lleva a San Juan de Oria.
Domingo de Oria

136.
Domingo de Oria a sus hijas Inés Hernández y María Hernández, en Toledo.
México, 28.IV. 1602
Hijas de mi alma:
Otra va por otra vía, que la lleva Diego de Cuellar, por la cual os aviso más largamente, y doy
relación de todo, y en ésta sabed que el dicho Diego de Cuellar lleva mil ducados para vuestro re­
medio, van consignados al dicho Diego de Cuellar y a Gabriel de Cuellar, su hermano, mercade­
res y vecinos de la ciudad de Sevilla. Viven en las casas del duque de Alcalá, junto al monasterio
de las monjas de Santa Marta de las Dueñas, y en ausencia de éstos van consignados a Juan Rodrí­
guez de León, mercader, vecino de Sevilla, para que acudan a la persona que con vuestro poder y
mío y con certificación que sois las contenidas pareciere a la cobranza. Se los darán con más cien
reales de a ocho, que ha de dar el licenciado Vasco López de Vivero, que para todo envío memoria
y relación para cómo se han de cobrar por la vía de mi tierra, que para todo van cartas y poder. Y
asi en esto no tengo que me alargar más, sino que os encargo que siempre con mucho cuidado mi­
réis por la virtud y mi honra y la vuestra, porque yo, en teniendo algún aviso de que sois vivas, os
acudiré, como en la otra más largamente me ofrezco, y en todo guarda la orden de ella. Y en ésta
no digo más, sino que Nuestro Seflor me os deje ver con salud con el estado que yo deseo, Al se­
ñor Juan Ortiz y a mi señora doña Madalena y al seflor Baltasar Mexía y a esa mi señora, su mu­
jer, cuyo nombre se olvidó, les beso muchas veces las manos, y Ies suplico y pido, por amor de
Dios, miren por vos, y acudan a vuestro remedio como tales padres, que bien creo que no1os ten­
drán por rfienos que sus propias hijas, conforme la crianza que os hicieron, y les suplico tengan és­
ta por suya, porque por otra parte les escribo en particular. De esta ciudad de México, a veinte y
ocho de abril de 1602 años, vuestro padre, que más que a sí os quiere
Domingo de Oria
Digo que lo que he dicho de mil ducados, que es la cantidad que envío, digo que son mil y
ciento y setenta y cinco ducados de a once reales, y más cien pesos, que se han de cobrar al licen­
ciado Vivero, conforme a la carta que va con éstas.
Domingo de Oria
(A mis hijas Inés Hernández y María Hernández, que Nuestro Señor guarde, en la ciudad de
Toledo, en casa de Juan Ortiz, o en casa de Baltasar Mexía, platero, o en casa de Juan Sánchez de
Andrada),

137.
Domingo de Oria a su yerno.
México, I5.IV.1603
Hijo de mi alma:
Gran consuelo fue para mí ver una letra suya, que cierto lo tuve por gran descuido, aunque
por una del señor Baltasar Ortiz Yáñez supe tenía v.m. y Inesica, mi hija, salud. Désela Nuestro
Señor tan cumplida como yo desep, que se me puede bien fiar. También supe y veo estar Inesica
tan bien casada, por lo cual doy mil gracias a Dios, por hacerme tantas mercedes, y haber acerta­
136 ENRIQUE OTTE

do con tan buena compañía, y yo haber emparentado con hombre tan buen cristiano y tan honra­
do como v.m. es, porque así me lo significa y avisa por cosa cierta el señor Baltasar Ortiz Yáñez, y
yo to tengo por muy cierto, porque de tanta cristiandad como la suya no podía suceder menos,
Avísame que v.m. tiene voluntad de le venir a verme y conocerme. Param i sería el mayor conten­
to y regalo que en este mundo puedo recibir, y así, hallándose con esta disposición, podrá poner
por vía y traer juntamente a Mariquita, aunque me parece tiene poca salud, sea Nuestro Señor
loado, pero para que su madre Leonor de Saavedra las regale esos días que vinieren, que cierto
que, aunque Dios les ha llevado una madre, les ha dado tía, que no a menos las tiene en lugar de
hijas que la propia que las parió. Y así en todo se vea v.m. lo que más le conviene, y se aconseje
siempre con ei señor Baltasar Ortiz, que entiendo que siempre le aconsejará cosas que le estén
muy a cuento. Lo que le encargo por amor de Dios es que tenga cuenta con Mariquita, y la tenga
en su compañía, que en esto tengo de ver el amor que v.m. e Inés, mi hija, me tienen, y esto hagan
por amor de Dios, y le vayan sobrellevando su enfermedad, que obras son que Dios paga.
De lo que recibieron de Sos mil y setecientos pesos de a ocho reales que yo les envié juntamen­
te con otros cien pesos, que habían de haber de una cadena que llevó el licenciado Vasco López de
Vivero, y les había de acudir con ellos, y de todo me avise largamente, con el parto de mi hija Inés
Hernández, la cual encomiendo a v.m. que la mire y ame como tan buen cristiano y hombre hon­
rado como v.m. es. Y porque quedo aguardando la respuesta de ésta, no soy más largo, sino que
quedo rogando a Nuestro Señor que me los deje ver con salud en esta ciudad, y les ruego que en
sus oraciones me encomienden a Dios. Y de México, a quince de abril de mil y seiscientos y tres
años, su padre que más que a sí los quiere.
1 (Sin firma)

138.
La mujer de Domingo de Oria a sus hijastras Inés Hernández y María Hernández, en Toledo.
México, 15. IV. 1603
Hijas de mi alma: _.
Sabe Dios el contento que recibí en ver una carta del señor Baltasar Ortiz Yáñez. Escribió a
Domingo de Oria, mi marido, por la cual nos avisa de su salud y buen suceso en haber acertado
con tan buen marido. Gócelo muchos años con el contento que yo deseo, que se me puede bien
fiar. También sabe Dios la pena que tengo de la desgracia de mi hija Mariquita, y mayormente
por no la tener a mi lado para la regalar y consolar. El consuelo que me queda es que Domingo de
Oria dice que entiende que presto serán en esta tierra. Plega a Dios vean mis ojos tan buenas hijas
en mi compañía, porque lo que toca a mi condición no les pesará, y lo otro, estoy sin compañía y
muy sola, y por el contento de mi marido y mío plegue a Dios lo ordene por la vía que más con­
venga. Porque Domingo de Oria escribe más largo por la suya, a la cual me remito, no digo más,
sino que Nuestro Señor nos deje ver con salud. De México, a quince de abril de mil y seiscientos y
tres años, su madre, que más que a sí las quiere.
(Sin firma)
Vendrán las cartas a la ciudad de México, frontero de las carnicerías, o en los portales gran­
des de la plaza, a Marcos de Toledo, mercader de China, o a Diego Martínez de Sandía, a los tun­
didores, que las encaminen.

139.
Domingo de Oria a sus hijas Inés Hernández y María Hernández, en Toledo.
México, 15.1V.1603
Hijas de mi alma y en general a Inesica, como mayor:
Lo que os ruego y encomiendo de parte de Dios y de la mía, que conozcáis el bien y merced
que Dios os ha hecho en daros tan buen marido, como es el que tenéis, por lo cual debéis con todo
amor y cuidado servirlo y amarlo, como Dios manda, e, hija de bendición, porque en ello serviréis
muy mucho a Dios, y para mí será el mayor regalo y contento que en este mundo puedo recibir, y
en otra manera no hagáis cuenta que tenéis padre, ni por tal os nombréis por hija mía, que sabed
que, aunque trabajos me siguieron, tengo parientes honrados, y yo por mí he procurado siempre^
honra y seguir la virtud. Y a vos, hija María, os ruego tengáis cuenta con esa pobreeita de vuestra
hermana, pues que Dios ha servido de darle tantos trabajos, la sepáis sobrellevar y regalarla, que
para mí será gran contento y consuelo, que yo digo que no dejaré de acudiros, para que la podáis
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 137

sustentar, y así la tendréis siempre en vuestra compañía, y haced oficio de madre, y a ella le ruego
como a tal madre os obedezca.
Y por estar confiado de que haréis lo que tanto os conviene, Nuestro Señor os me deje ver
con salud y os dé su gracia, para que siempre le sirváis, y de esta ciudad de México, a quince del
mes de abril de 1603 años, vuestro padre, que más que su vida os quiere,
Domingo de Oria
<I:G. 2071)

140.
Juan Hernández Cabeza de Vaca 'a su madre.
México, 30.1 V, 1602
Señora madre:
La de v.m. recibí, y con ella muchísimo contento, como aquel que tan deseada la había teni­
do. Y en saber tienen salud, la recibí por entero. Ruego yo a mi Dios darla a v.m. y a mi hermana
doña Madalena los días de mi deseo. De que mi hija Clarica esté tan bonita, como me avisa, tam­
bién he recibido grandísimo consuelo. Ruego a mi Dios dé a todas v.m. la salud que yo deseo, pa­
ra que ella tenga abrigo en v.m.
Bien sabe v.m. por mis cartas cuán bien me va en esta tierra, la gloria a Nuestro Señor, y que
en ella no me falta sino es a v.m. y a mi hermana. Por amor de Nuestro Señor le suplico se venga
en esta flota, y me traiga a mi hermana, que la quiero casar de mi mano, porque son las cosas que
más deseo, que, aunque es verdad que en su tierra se pudiera hacer, la gente principal, cuando es
pobre, por la mayor parte es olvidada. Y así v.m. haga esto, que es cosa que a todos nos conviene,
que India es diferente que España. Y a mi hija me traiga v.m., que quiero que se críe en esta
buena tierra, y así el señor mi tío se lo suplica a v.m., como lo dirá por sus cartas. Recibirá v.m.
esos pocos dineros para el viaje, y no me alargo más, porque no sea ocasión de quedarse en Espa­
ña. Ni yo lo seré más largo, porque confio en Nuestro Señor que he de ver a v.m. a venida de flo­
ta. Todos estamos con salud, y nos va bien de oficios. A mi hija me abrace v.m. en mi nombre. De
la ciudad de México, treinta de abril de seiscientos y dos años, su obediente hijo de v.m.
Juan Hernández Cabeza de Vaca
(l.G. 2070)

141.
Florián Moreno a su mujer María Roldana, en Medina de Rioseco.
México, 16.11.1604
Hermana mía:
De todas las que os he escrito de sólo dos he recibido respuestas, y me holgué saber tenías sa­
lud, y me pesó de los trabajos que has pasado, y porque no pasen adelante, es mi regalo que te
vengas a esta tierra, porque acá lo pasarás mejor que allá. Y para eso te envío cien reales de a
ocho, los cuales te darán en Arjona en casa del señor doctor^ y te acomodará, para que pases a es­
ta tierra. Y si al presente no hubiere cómodo, y el señor doctor gustare que te estés en su casa con
las señoras sus hermanas, te estarás hasta que haya cómodolpara venir. Y así lo escribo a mi her­
mano en su carta que por ninguna cosa deje de venirse contigo, hasta quedarte en Arjona. Y si no
gustares de venir a esta tierra, cobrarás los cien reales de a ocho, y avisarme has de tu gusto, por­
que el ir yo allá por ahora es imposible, porque después que a esta tierra vine, y he tenido dos años
de enfermedad, y he gastado cuanto había ganado, y más me he empeñado, que hasta ahora tengo
harto que desempeñar, que Dios sabe si me queda otro tanto. Mas quedo con salud. Mi señor Die­
go de Ayala, que es un caballero muy generoso y principal, te escribe también sobre la venida, y lo
que hará por tí. Y en esto recibiré muy gran regalo, y te vengas lo más presto que pudieres. Y con­
fiado, Nuestro Señor te me guarde como puede. De México, y de febrero 16 de 1604 años, tu ma­
rido
Florián Moreno
(A María Roldana, en Medina de Rioseco, en la calle de San Marcos, y en la casa de Juan Ro­
mán).
138 ENRIQUE OTTE

142.
Diego Ayala de Haro a María Roldana, en Medina de Rioseco.
México, 4 .V. 1604
Yo a tres años que tengo en mi casa a Florián Moreno, y por ser ya viejo y tan hombre de
bien, lo estimo y tengo mucha voluntad, y, habiendo sabido es casado, le he importunado haga
fuerza a v.m ., para se anime a se venir a este reino, donde hallará mi casa con todo el gusto y rega­
lo posible. Y pues España es ian trabajosa, me parece será muy acertado el hacer esto, pues, vi­
niendo a este reino, se pasará mucho mejor el resto de la vida por muchas razones.
Florián Moreno entró en mi casa muy falto de salud, pero luego fue mejorando, y como en
este reino se vive con cuidado de enviar a España los casados en ella, yo he procurado y he hecho
en esto cuanto puedo, porque no le echen, así por estar pobre como por me haber dicho no puede
entrar en esa villa. Causas son éstas muy fuertes para que se anime v.m. a venir, pues las buenas
mujeres buscan a sus maridos y iSe vienen, aunque rio están ellos impedidos como Moreno lo está.
Y así, para que esto se haga mfejor, envío cíen pesos a mi hermano el doctor Alonso de Ayala,
prior de San Martín de Arjona, donde podrá ir por ellos. Y fe escribo que, tratando de venirse,
podrá estar v.m. en casa con mis hermanas, que la regalarán y despacharán a gusto, porque así lo
escribo. Y le aseguro que hay muchas en España que estimarán tener esta comodidad para venir y
para estar acá. Y si esto se determinare, se me avise, porque le tendré en el puerto todo lo necesa­
rio para el avío del camino. Todo esto he dicho para ver la voluntad que hallo a venir con su mari­
do, para vivir como Dios manda, y yo lo estimaré en mucho, demás de lo mucho bien que le estará
la venida, pues será para vivir con descanso. Dios nos lo dé a todos como puede y guarde a v.m.
De México, y de mayo 4 de 1.604 años,
Diego Ayala de Haro
(A María Roldana, en Medina de Rioseco, en la calle de San Marcos, en casa de Juan Ro­
mán).

142a.
Doctor Alonso de Ayala y Haro a María Roldana, en Medina de Rioseco.
Arjona, 15.V il.1605
Las cartas que van con ésta las recibí habrá quince días. Por ellas sabrá lo que por una de mi
hermano Diego de Ayala y Haro yo supe, cómo Florián Moreno, su marido, está muy bueno y
contento, más que lo ha estado en su vida, porque mi hermano le quiere mucho, y lo hace y hará
muy bien con él, y saldrá muy rico de su casa Dios mediante. Dice por ella cómo le envía cien pe­
sos, que hacen ochocientos reales, los cuales no han llegado. Pero haré diligencia con brevedad,
para que de aquí a San Miguel estén en mi poder. También me escriben le encarezca lo que gustará
su marido y mi hermano tenerle consigo en México, si ella se dispusiese a ello. Y cierto que, yén-
dole tan bien a Florián Moreno, que lo errará en no determinarse, que gozará de la mejor tierra
que tiene el mundo a trueco de un poco de trabajo, y más en la ocasión que a! presente yo espero,
que en la armada y flota que vendrá a fin de septiembre viene un criado de mi hermano Melchor
de Molina y Ayala, y ha de estar algunos días en esta casa mía, hasta que (a flota vuelva, que será
por el mes de mayo del año que viene. Y si gusta darle a su marido contento, para mí será muy
particular que se venga a esta casa, donde estará con mi madre y hermanas con el contento y gusto
que su marido tiene en casa de mi hermano. Y aquí le regalaremos, y daré todo el socorro que fue­
re necesario para la navegación. Y si de presente para despacharse tuviere necesidad de alguna
cantidad de dineros, aunque yo no los haya recibido, le enviaré lo que fuere menester para venirse
a esta tierra. Y yo holgaría se determinase, que cierto es cosa que le conviene, porque, según Flo­
rián Moreno se halla, entiendo que en su vida dejará aquella vida. Sólo le falta el no gozarla con
ella, y así me avise de su voluntad, y de lo que fuere menester yo le daré, aunque sea en mayor
cantidad. Y respóndame luego, porque en el navio de aviso, que vendrá este mes de agosto, vaya
el pliego. Y esas cartas las dará a sus hermanos, y si respondieren, vendrán todo punto. Y tórnole
a suplicar se determine, que yo le ofrezco en esta casa todo regalo y socorro. Y Nuestro Señor
le guarde y dé lo que más le conviene para su servicio. Arjona, 15 de julio 1605
doctor Alonso de Ayala y Haro
(A María Roldana, en Medina de Rioseco, en la calle de San Marcos, en casa de Juan Ro­
mán). (I.G.2072)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 139

143.
Alonso de Veíorado a su cuñada Juana de Paganos, en Nájera, .... „ „ ,,
México, 20.X. 1604
Por haber escrito de ordinario a mi hermano no he tenido ocasión de escribir a v.m,, y la que
ahora se ofrece es que yo me hallo aquí muy cansado y ocupado y sin ayuda con quien pueda des­
cuidar, y con mucho deseo de ir a esa tierra a descansar y a gozar de lo que Dios me ha dado entre
mis deudos. Y para que esto tenga efecto y se haga con brevedad me importa que venga aquí mi
hermano. Y aunque me ha ofrecido muchas veces de venir aquí, y ahora de nuevo en seis cartas lo
torna a referir, lo he rehusado cuanto he podido, considerando los inconvenientes y descomodi­
dades que había, sacándole de su casa y de la compañía de v.m. y de sus hijos, y para administrar
la hacienda y los censos que ahí tenemos, y que v.m. lo había de sentir mucho, como es razón. Por
otra parte, de considerar que sucede de ordinario hacer los hombres casados de todos estados es­
tas ausencias, unos por valer e ir a más, otros por pérdidas de hacienda, y otros por desgracias y
desventuras que suceden, y por enemistades y pendencias, y otros que, habiendo vivido la mayor
parte de la vida con mucha estimación, hacienda y descanso, por venir a pobreza les es forzoso de­
jar sus mujeres e hijos desamparados, y al tiempo de la vejez, cuando se siente más la ausencia, y
es menester más la compañía y la quietud y regalo, están más distantes y apartados y desacomoda­
dos, sin poderse ver ni gozar. Después de todo esto ha v;m. de considerar que, gracias a Nuestro
Señor, mi hermano ha de hacer esta ausencia con voluntad suya y de v.m., y con mucho gusto de
todos, y que conocidamente es para utilidad y provecho de v.m. y de él y de sus hijos, y que a true­
que de tres o cuatro años de ausencia asegura v.m. el gozarle todo el resto de la vida con mayor
acrecentamiento y descanso, y que esto se hace con fin de que con brevedad vamos todos a servir a
v.m. Yo no hallo en este negocio más de dos inconvenientes: el uno es que no querría que mi her­
mano se muriese por acá, como el licenciado, que Dios tenga en el cielo, porque lo sentiría mu­
cho, y contra éste hay que, si yo me muriese en esta tierra, todo lo que he ganado con tanto traba­
jo y cuidados se oscurecería y se perdería, y no lo gozarían mis hermanos y sobrinos, y sería gran
pérdida y desgracia, y para reparar esto y poder despacharme es bien que venga aquí mi hermano,
como él me lo ha escrito por muchas cartas, que Dios será servido de darle salud. El otro inconve­
niente hallo por mayor, que es el quedar v.m. ahí sola, y ser v.m. en quien todos tenemos puesta
y depositada nuestra honra. Pero según la relación y buena opinión que v.m. tiene estoy muy cier­
to y seguro que todo el tiempo que mi hermano estuviere ausente vivirá v.m. con el encerramien­
to, recogimiento y clausura que a todos importa, y de manera que se conozca la virtud, cristian­
dad y fineza de v.m. Y si de esto yo no estuviera muy seguro y satisfecho, yo no llamara a mi her­
mano, aunque me importara mi vida y hacienda, A mi hermano escribo que me parece que quede
en compañía de v.m. eJ señor Juan de Valorado, o algún hermano de v.m., y que para lo que toca
a administrar la hacienda que ahi tenemos, ponga tan buen cobro en todo que no haga falta su
ausencia, y que por diligencia no se pierda un real. Mi hermano y v.m., como quien están presen­
tes, darán la orden que mejor conviniere, y a trueque de ¡a seguridad de esto no se repare de dar
alguna ayuda de costa o salario conveniente al que ayudare a v.m. a administrarla o al que la ad­
ministrare. De aquí yo no puedo decir más de remitirlo a vs, mds., que como quien lo ve y está
presente hagan lo que conviniere.
Para poder pasar los hombres casados a las Indias han de traer licencia de su majestad, y ésta
no se da sin la de sus mujeres, y, dándola, es fácil de alcanzar. Y sin esta licencia de su majestad
en ninguna manera venga aquí mi hermano, que, como él sabe, las justicias hacen grandes moles­
tias y vejaciones a los casados, y en denunciando de ellos los tienen presos hasta que parta la pri­
mera flota, y en eila los envían, y mayores molestias se hacen en sabiendo que tienen dineros o
deudos o hermanos que los tengan. Para evitar esto dará v.m. licencia ante escribano, para que
con ella se pida la de su majestad. Y creo que se ha de poner en ella la razón que le mueve para ve­
nir a las Indias. Para esto mi hermano se informará de la mejor razón y más honrosa que se pueda
poner. A mi parecer dirá cómo vs. mds. tienen muy poco para sustentar y alimentar sus hijos, y
que en esta Nueva España tienen un hermano que les puede favorecer y aprovechar, y que para es­
to Ies importa venir aquí cuatro años, o que para este efecto de favorecerle le envío a llamar.
Ya yo he dicho todo lo que hay que decir sobre esta venida de mi hermano, y él holgará de ve­
nir, porque sabe que le estará bien, y yo también me holgaré de que venga, para que me ayude en
mis negocios a despacharme. Si con todo esto v.m. sintiera tanto su venida que le pareciere que se
quede, yo lo tendré por bien, aunque lo pase acá mal, y me desacomode y pierda parte de mi ha­
cienda, a trueque que v.m. no reciba pena ni disgusto.
Nuestro Señor guarde a v.m. muchos años. etc. De México, 20 de octubre 1604, de v.m.
Alonso de Velorado
(A Juana de Paganos, mi hermana, guarde Nuestro Señor, etc., Nájera).
140 ENRIQUE OITE

144.
A ¡orno de Velorado a su hermano Sebastián Velorado, en Nájera.
México, 20.X. 1604
En 27 de julio escribí por vía de La Habana en respuesta de la carta de 27 de marzo, creo al­
canzaría los galeones. Y en esta flota, general Juan Gutiérrez de Garibay recibí los dos pliegos de
v.m., duplicados con las cartas de 25 de mayo, con que recibí mucho contento, y también le ten­
go de que todas las cartas que de aquí envío se den a buen recaudo
Ya he escrito cómo recibi la certificación de haber dado los 100 escudos de limosna. También
recibí la relación de los censos, ya he dicho que se envía una de todos 2.000 ducados debajo de un
signo, poniendo en una margen el principal, y en otra los réditos, Santos Días de Villegas habrá
dos meses que fue a la Veracruz, adonde recibió las cartas de v.m. De allí ha de ir a Tehuantepec
con una partida de botijas de vino. Este año ha llovido aquí mucho, y tanto que parece que se han
pasado acá los diluvios de Sevilla. La laguna está tan crecida como una mar, que pueden navegar
en ella navios y galeras. Las acequias salen en muchas partes por las calles, y han hecho gran daño
en algunos conventos, y en muchas casas y bodegas, y ha derribado algunas casas pequeñas, y,
aunque ha veinte días que no llueve, y hace muy buenos soles, como esta ciudad está fundada so­
bre agua por lo interior de la tierra, va cada día en crecimiento, de manera que el día de hoy está la
ciudad con mucho cuidado y peligro. Hácense muchas procesiones, pidiendo a Nuestro Señor se
sirva de que vaya menguando el agua y torne a su ser. La muerte del señor licenciado Velorado,
nuestro primo, me ha dado mucha pena. Nuestro Seflor le tenga en el cielo. Hasta ahora no se me
había escrito. El virrey don Luis de Velasco se aguarda aquí en todo noviembre, y con él ha de ve­
nir navios de peruleros y empleantes, y de ellos sabré de Tomás de Baños, y avisaré, para que v.m.
lo diga a esos señores sus hermanos.
Mucho me pesa de la sentencia del señor Francisco de Ibarra. Plega a Dios que se componga
con sus acreedores y se remedie. A Martin Velasco envié las cartas de v.m. Si enviare la respuesta
irá aquí. Dice que está en Burgos el señor Alonso de Salinas, el viejo. Si hubiere lugar, le escribiré
en este navio. Diego Díaz de Pangua, hijo de Lope Díaz de Pangua, me ha tornado a encomendar
mucho que escriba a v.m. acuerde al señor Diego Díaz, su primo, le envíe la probanza de su lim­
pieza, porque la ha mucho menester. Tengáis cuidado de esto, y envíeseme, avisando lo que ha
costado. De la señora Juana Narros, nuestra tía, no he tenido cartas en esta flota en respuesta de
los 150 reales que le libré en el señor Juan de Ocón. El señor Martín Narras ha suspendido la ida a
España, Yo, gracias a Dios, he tenido razonables negocios esta flota, y estoy muy ocupado en
pleitos ajenos, y dejo perder los míos por no tener por ningún dinero quien acuda puntualmente a
solicitarlos, de manera que vivo muy cansado y atropellado. Esto me obliga a aceptar los ofreci­
mientos que me ha hecho de venir aquí a ayudarme. Sobre esto escribo largo a la señora Juana de
Paganos, porque tenga por bien la venida por tres o cuatro anos, pues éste ha de ser el medio para
que yo vaya a descansar a esa tierra, y a conocer y servir a su merced. A Sevilla escribo a! señor
Juan de Bustinza que le despache, y dé lo que hubiere menester para el viaje, y que le flete con al­
gún maestre conocido suyo y mío, donde venga muy bien acomodado, que como tan ejercitado en
navegar será fácil acomodarse bien. Yo me holgaré que venga a Sevilla bien tratado, y que, si fue­
re menester, haga allí algunos vestidos buenos, para visitar a mi señora y a mis conocidos, y para
traer aquí, y compre un negro que le venga sirviendo, que para todo dará el señor Juan de Bustin­
za lo que fuere menester. En Sevilla visitará a los señores Juan de Loyola, Luca de Velorado y Ra­
fael de Porres y Francisco Gallo de Escalada, que solía navegar para el Perú con Gregorio de Po-
lanco, y está casado en Lima, y va en los galeones con mucha plata. Que de todos estos señores
tengo negocios, y también visitará a Manuel Gómez de Figueroa, que es un mercader de cal de es­
cobas, que fue criado del señor Lucas de la Sal, y tengo correspondencia con él y con dos amigos
suyos. Va este navio de aviso tan temprano que no puedo decir ahora más sobre esto de su venida.
El hijo de Miguel de Briones salió muy vicioso y jugador, y dio en andar en malas compañías. Fue
forzoso echarle de aquí. Enviéle a la Puebla, para que allí se acomodase, y asentóse por soldado
para la jornada del Maluco. Si fuera un sobrino mío, no lo pudiera tratar mejor, así en vestirle co­
mo en procurar que aprendiese todo esto, y aprovechó poco. Yo procuraré que se quede en Mani­
la y que no vaya a la jornada del Maluco, y a Manila escribiré á amigos míos que le acomoden y
favorezcan. Por su padre me pesa, porque me escribe está viejo y pobre, y si su hijo fuera el que
había de ser, desde aquí le pudiera favorecer.
Por causa de su venida no sé si enviaré en la ilota los 1.000 ducados para dar a censo al con­
cejo de Arenzana. En viniendo aquí trataremos de esto. Y las cláusulas de la capellanía se enmen­
darán como le pareciere que estarán mejor, y si Dios fuere servido, se acrecentarán, que lo deseo
mucho. Holgárame que enviara los seis capones a la señora doña María de Montoya, aunque fue­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A 5ND1AS 141

ran más, porque lo tuviera gratos para otras ocasiones. Don Juan Fernández de Bobadilla escri­
bió cómo yo enviara por él los cincuenta pesos en partida de Juan de Bustinza. Yo me descuidé de
escribirlo a v.m., que a Juan de Bustinza si hice y lo puse asi en la relación. Miguel Sánchez de
Anguiano no ha enviado los 100 escudos, y asi no tienen que pedir ahí. En enviándolos, yo los li­
braré en Sevilla. Al señor doctor Juan de Salinas envío en este navio las cuentas del señor Alonso
de Salinas. Ya escribí cómo le debo un restíllo, y fue harta ventura no deberme él a mi, a mi seño­
ra se puede agradecer. Pero Fernández de Salinas me dice que estuvo en Sevilla y se volvía con el
duque de Fessia. Las que van con ésta se den a mi buen recado, y particularmente la que va para
Bartolomé de Angulo en Badarán (?), que es del padre fray Juan de Sania María, confesor del se­
ñor arzobispo. Tan ocupado he estado en el despacho de este navio de aviso que aún no he tenido
lugar de escribir de mi mano la carta de la señora Juana de Paganos, y, aunque he tenido aquel
gentil hombre, que solía estar en mi compañía, y otros dos muy buenos escribanos, he acabado
tarde. Otra cartilla, si pudiere, escribiré en este navio de aviso. Nuestro Señor guarde a v.m., etc.
De México, a XX de octubre 1604.
Alonso de Velorado
(A Sebastián de Velorado, mi hermano, guarde Nuestro Señor, Nájera).
(l.G. 2071)

145.
Diego de Herrera a su hermano Miguel Jerónimo de Herrera, en Almagro.
México, 28,111.1611
-Hermano:
El viaje pasado escribí a v.m. largo, dándole cuenta de mi salud y estado, duplicada en dos
pliegos, y no he tenido respuesta. Y así por entender las ha recibido, no me alargaré en ésta, la
cual servirá para que v.m. sepa que estoy con salud, bendito Nuestro Señor, aunque no faltan al­
gunos achaques de viejos, y estoy con deseo de saber de la de v.m. y de todos nuestros parientes, y
particularmente de Agustín de Herrera, mi sobrino, y de Eufrasia, su hermana.
Ya sabe v.m. que le he escrito siempre que me envíe a ese mozo, porque me siento muy viejo y
cansado, y mi hacienda anda en poder de indios y negros, porque no tengo para quién sea sino pa­
ra él, pues v.m. no tiene hijos, gracias a Dios, que a Eufrasia por ser monja al fin de mis días le
haré alguna manda. Y por eso querría mucho que Agustín viniese a gobernar esta hacienda, pues
al fin ha de ser suya. Y así v.m. haga con él que no se case, que acá se casará por mi orden muy
mejor que en España. Y si para el viaje, si se determinare a venir, se hallare imposibilitado de lo
necesario, v.m. le provea por cuenta de su legítima y hacienda, que, venido a estos reinos, yo me
ofrezco a enviarle a v.m. lo que con él gastare, pues lo ha hecho tan mal que le he enviado, como
v.m. sabe, con que se venga antes de ahora, y no lo ha querido hacer, y acerca de esto v.m. le
aconseje, que es cosa que le conviene esta venida, pues yo no tengo otro heredero, que a estar
v.m. para venir y dejar su hacienda, much-os días ha se lo hubiera suplicado, pues es más cercano
que él, visto que está tan rebelde en venir. Esta envío en un pliego que va, a los Fúcares, por la cual
vía irá cierta a manos de v .m., y no tendrá excusa para no responderme. Y confio que Nuestra Se­
ñora de las Nieves la encaminará, a quien v.m. me encomiende en sus oraciones. A todos esos se­
ñores deudos y vecinos beso las manos, y en particular al señor Alfonso de Oviedo, regidor, y al
doctor Rodríguez. Y porque no se ofrece de presente otra cosa, Nuestro Señor guarde a v.m. lar­
gos años,.y le prospere ¡os días de la vida. De esta ciudad de México, y de marzo 28 de 1611, su
hermano de v,m. ¡
Diego de Herrera
(A mi hermano Miguel Jerónimo de Herrera, en la villa de Almagro).
(I.G. 2074)

146.
El licenciado Blas de Sonde a su hijo Juan de Sande Téllez, en Sevilla o en Madrid.
México, 1S.V.1611
Hijo mío;
En todas las flotas y navios de aviso te he escrito largo, y he respondido a las tuyas, con que
había tenido mucho consuelo en tu ausencia. Y éste me ha faltado, y en su lugar he recibido mu­
cha pena con este navio de aviso, porque en él no recibí carta tuya. Hame tenido muy confuso.
142 ENRIQUE OTTE

¿Qué podrá ser? Rúegote, por amor de Dios, que, si yo fuere tan desgraciado que en ésta que es­
peramos no vienes, no lo hagas tan mal, dándonos a todos tan grande pena como no escribimos.
Tu madre y tus tíos y hermanos están buenos, a Dios gracias, y todos con la misma pena de no sa­
ber de tí. En esta flota va el señor virrey por presidente de Indias, y con su excelencia va el señor
Sebastián Velásquez, sobrino de mi señora doña Catalina de Luxa, que hace el oficio de secreta­
rio, Hele suplicado, y tu madre también, que te haga merced, y te lleva carta de tu madre. Bésale
las manos, que yo fío te la hará como lo ha prometido muy de veras. También va el señor visita­
dor licenciado don Juan de Villela, y por su paje don Francisco de Castejón, sobrino de mi señora
Leonor de Andrada. De todos te vale, que todos te harán merced. Y lo mismo hará el señor Juan
Bautista Rendón, contador de la visita, que va en esta flota a pretender, y te conoce y te Heva car­
ta mia, y le supliqué te la haga. Esta te dará el señor Fernando de la Maza, contador de la visita, y
me prometió favorecerte.
Hijo mío, yo espero en Dioi que viajes en esta flota que esperamos con el virrey, como me
has escrito, y si no es así, por amipr de Dios que te vengas luego, que mejor lo pasarás acá con no­
sotros, y 110 andes peregrinando más, ni nos dé tantos disgustos. Mira cuan nial lo hiciste en vol­
verte desde Sevilla, que acá supimos que estabas ya embarcado en la flota, y si no te hubieras ido,
ya te hubiera acomodado para China,
Mis negocios, espero en Dios que ha de venir la resolución de ellos contigo en esta flota que
esperamos. Dios la encamine, y te me deje ver en esta casa, y te dé su bendición y lamía. De Méxi­
co, 15 de mayo 1611, tu padre, que mucho te ama
el licenciado Blas de Sande
(A mi hijo Juan de Sande Téllez, que Dios guarde, en Sevilla o en Madrid).
(I.G. 2074)

147.
Alonso Martínez López a su primo Miguel de Castro, en Carranque.
México, 12.X.I615
De primero de mayo recibi una de v.m. en el pliego de mi amigo Luis de Milla, por la cual veo
la mucha necesidad que v.m. muestra tener, y mi tía y primas. Y también veo la mucha obligación
que tengo al acudir al socorro de todas vs. mds. Yo envío en cabeza de mi hermano algunas cosas,
y de ellas mando a Cristóbal de Barrionuevo dé a v.m, cien pesos con que se vistan mis primas,
que v.m. me parece muestra no quererse vestir, sino tan solamente el venir a estar en mi compa­
ñía, Yo pagaré esos buenos deseos algún día, que, aunque el sefior virrey dice que no he de ir a Es­
paña hasta que se acabe la fábrica de esta santa iglesia, y que tiene cédula de su majestad para no
dejarme ir, yo espero que, viniendo v.m. a esta tierra, será muy grande el descanso y alivio que he
de tener. Quedo aguardando las naos de China, que en ellas espero no sé qué cosas para esa igle­
sia, demás de las que en esta flota van. Yo estoy con el señor Antón de Milla, y besa a todos vs.
mds. las manos.
Luego que v.m. reciba ésta vaya a verse con mi amigo Luis de Milla, que yo le aviso y pido en
la mía favorezca a v.m. en hacer diligencia con el favor del señor secretario Juan Ruiz de Contre-
ras, le saque licencia para que venga a esta tierra, que prometo a v.m,, si hoy faltara mi salud, no
tengo quién me diera un jarro de agua, ni tener satisfacción ni seguridad de mí hacienda, por lo
que veo cada día en esta tierra. Yo espero en Dios que, si v.m. viene, tendrá a cuenta lo que Dios
me ha dado, que ha sido más de lo que yo merezco.
Voy dando fin a la obra de las monjas de Santa Inés. Yo entiendo me han de satisfacer mu­
cho más de lo que espero, por ser el fin de la obra muy mejor de lo que entendieron las monjas, y
esto, dicen, se debe a mi solicitud.
Vuelvo a decir, primo, que no deje de irse a ver con el señor Luis de Milla, que yo sé hará la
diligencia, porque en la suya se me ofrece mucho. Y si en la flota se viniere v.m., se disponga a ve­
nirse en su compañía.
En la flota seré más largo. Dios me deje ver a v.m. y le guarde. De México, 12 de octubre
1615 años,
Alonso Martínez López
(A mi primo Miguel de Castro, en la villa de Carranque). (I.G. 2075)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 143

148.
Pablo Domínguez a su mujer Catalina de Estrada.
México, 20.X.1616(?)
Mi hija y mi bien:
Por amor de Dios me perdones, que ya veo que sólo Dios sabe cómo por disculpa de tanta co­
mo tengo no puedo satisfacer sino con lo mucho que ha padecido mi corazón y mi alma desde el
día que dejé de verte, que Dios me castigue como a malo que soy, sin haber piedad de mi, si un
momento te me ha quitado de mi memoria, y yo os pongo por buen testigo las lágrimas que me
has costado, que ha querido Dios castigarme con este tormento, y por otra parte gusto de que
siempre piense en ti, y espere el remedio que entiendo ha de haber algo{?), Y pues ha de ser en su
santo servicio que mis deseos y oraciones y las tuyas, que te habrá oído Dios, pues eres mejor cris­
tiana que yo. Hija mía y mi bien, con la flota te escribí y a mi señor y hermano Juan de Salaman­
ca. No sé si habrán llegado allá. Tus cartas que me trajo el criado de! marqués, mi señor, Dios sa­
be lo que senti que me las envió al Perú desde Cartagena, y asi no recibí ese consuelo, aunque le
fue harto que me dijo estabas con salud y dispuesta a venir a esta tierra, habiendo ocasión. Yo en­
tiendo con el favor de Dios lo ha de ordenar para su santo servicio, como Su Divina Majestad sa­
be que conviene y yo lo deseo. Si Dios es servido, para marzo, que irá el segundo aviso, de aquí
irán cien pesos, que don Pedro, mi señor, ha hecho harta diligencia y yo porque fueran ahora, que
no ha querido nadie encargarse de llevarlos. Para marzo, siendo Dios servido, sin falta los dará el
señor Alonso de la Fuente, mayordomo del presidente, mi señor, que es un caballero a quien yo
debo mucho, y va encargado me haga merced de tomar a su cargo el negociar y saber, como yo se
lo suplico. Y don Pedro se lo pide por otra carta que él escribe. En la flota que ha de venir, si Dios
es servido, para el año que viene, dicen viene el licenciado Terrones por alcalde de corte con su
mujer. Es la mejor ocasión que puede haber. Y don Pedro, mi señor, escribe a su señoría, mi se­
ñora doña María de Icio, hija del presidente, mi señor, para que tenga merced de te traer en su
compañía, que confio en mi Dios por tan bien camino no ha de querer que yo consiga (?) tan bue­
nos deseos y se cumpla su voluntad. Mis ojos; el trabajo del viaje son dos meses, y es la venida
muy fácil, y mucho más para esos señores que vienen muy regalados y con mucho gusto. Yo con­
fío en mi Dios te tengo de ver en su servicio, pues se lo suplico cada día que nos ha de dar descan­
so, que no me falta más que tenerte conmigo para no me faltar nada y regalarte, como tengo obli­
gación. Don Pedro es a quien yo serví seis años de la otra vez, es cuñado de mi señora doña Ma­
ría, hija de! presidente, mi señor, y es de manera es viudo, y espera ahora la dispensación para ca­
sarse, es de los más principales y más ricos de este lugar. El y yo estamos solos con más de treinta
esclavos que tiene. Él no cuida de su hacienda sino yo, que por gracia de Dios, si algo he perdido
de crédito en esa tierra, acá tengo más que yo merezco. A Dios doy las gracias. A mi hermano y
señor Juan de Salamanca escribo suplicándole me perdone la mala correspondencia que he teni­
do. Yo confío en Dios de aquí adelante le tengo de obligar, y a mi señora doña Catalina, a que me
hagan merced, y de tu parte me les des mil recaudos, Y a Antonio de Salamanca, el clérigo, que
deseo verlo obispo, y a los demás mi! abrazos. A Lope y a Juliana dos mil recaudos, y que me es­
criban. Y a la señora Leonor, nuestra compañera, mil besamanos. Al señor Gabriel Mede! y a mi
señora Ana de Perea y a mi señora María de Perea y al señor Pedro de Buendía y a mi señora Ma­
ría Seca y a las niñas, mi señora Mariana de Valmaseda y al señor Varón y a todas esas mis seño­
ras hijas y a todas las mis señoras y señores que te han hecho merced Ies da mi besamanos y agra­
decimientos de mi parte. A mis señores y hermanos María de Estrada y Pedro del Valle no sé si
podré escribir. Esta tengan por suya. Si puedo, a mi hermano Antonio de Salamanca escribiré. Mi
hija y mi bien, Dios te me deje ver con salud para servirte y enmendar mis yerros. Mis ojos, perdó­
name la mala letra y el ser tan largo, que no quisiera hacerla mejor sino por escribir una mano de
papel que sostenemos los necios y aficionados en ser largos y enfadosos. Tuya quisiera ver una
resma de papel de tus razones, que me pareciera poco. Mi alma, no quiero cansarte más, Nuestro
Señor te me guarde y deje ver en su santo servicio. De México, y octubre en veinte, mi bien, tuyo
hasta la muerte,
Pablo Domínguez
<LG. 2075)
144 ENRIQUE OTTE

PUEBLA
149.
Antonio Mateos a su mujer María Pérez, en Alcuéscar.
Puebla, 27.XII.1558
Muy deseada señora mujer:
Habrá año y medio que os escribí, deseando mucho saber de vos y de vuestra salud y de mi
hijo Antón Mateos, y asimismo de mis hermanas y hermano vuestro y mío Antón Pérez, y nunca
he recibido respuesta ni carta después de la respuesta de los dineros que os envié con Juan de
Gcampo, y no sé si os las dieron, en que por ellas os avisaba cómo con Juan de Ocampo os envié
cincuenta ducados, y ahora de nuevo os aviso que los cobréis los demás. Pues no os dio más de
treinta, demandadle otros veinte a cumplimiento de los cincuenta, como digo, y en ellas os escribí
las cosas de esta tierra, y ahora no digo más de mi vida y tratos después que se fue Juan de Ocam-
po, pensando que viniérades con él si viniera acá, y con este deseo de vuestra venida fuime al valle
de Atlixco, adonde se coge trigo dos veces en el año, una de riego y otra de temporal, para que allí
acabáramos nuestra vida. Y fui labrador de un afio en compaftía de otro labrador de allí, y para ade­
lante tens'a tierras buscadas, y comprados cuatro pares de bueyes, y todo 1o necesario para nuestra
vivienda, por ser ¡a tierra más harta y abundosa de pan y viciosa de todas las cosas necesarias de
bastimento que hay en toda la Nueva España. Y después que recibí vuestra carta y no veníades, ni
era vuestra voluntad venir a estas partes, acordé vender los bueyes y todo el apero, porque es la
tierra más pobre de dineros que hay en estas partes, y la más rica de comida que hay, como arriba
dije, y a esta causa de no venir vos acá ni yo gar (?) dineros, vendí los bueyes y todo lo demás, y
compré una recua de caballos, para sacar el trigo que había cogido de allí, que me cupieron de mi
parte doscientas fanegas, y no hallaba quién me diese un real dentro en el valle por ello, y para
gastarlo compré la recua, como digo, y vendí mi trigo hecho harina en México, y otro que com­
praba también a vuelta de lo que yo tenía de mi cosecha, y en este trato he andado dos años, y
ahora vendí la recua y vuélvome a los ganados, adonde espero ganar dineros de aquí adelante más
en un año que hasta ahora en dos, porque en verdad, si no hubiera dejado los ganados, yo tuviera
dineros para me ir o estuviera allá, y dejé los ganados esperando vuestra venida, y no he podido
volver más presto a ellos, y ahora he vendido la recua y comprado mil y quinientos carneros, don­
de mediante Dios pienso ganar dineros, porque de quinientos ducados que yo empleo ahora de
contado en dos años espero ganar más de mil, mediante la voluntad de Dios, Nuestro Señor.
A la mujer de Francisco Hernández Franco daréis una carta que va con ésta de parte de Fran­
cisco Hernández, su marido, y atrevíme a escribirle dándole relación de él, porque el mensajero
iba de camino, y no hubo tiempo para avisarle que escribiese. A los hijos de Juan Fernández Lu­
cas daréis mi besamanos, y decidles que su hermano Gonzalo Martín difunto en gloria sea, que acá
quedó heredero un hijo que hubo en una india, y que rueguen a Dios por su ánima.
De las cosas de esta tierra no me alargo a contar, porque los bastimentos de comer son bara­
tos, y las cosas de España son caras. A mi hijo y vuestro Antonio Mateos os encomiendo que no
me lo quitéis de la escuela, sino que siempre aprenda y sepa más, y miréis por vos y por mí. A mis
hermanas y hermano vuestro y mío y a mis sobrinos y vuestros daréis mi besamanos, y asimismo a
todos vuestros primos y deudos y vecinos, y a todos los que por mí procuraren daréis mis enco-
-miendas. De mis primos ha cuatro años y nueve meses que no he sabido de ellos. Fuéronse de Mé­
xico, y no sé adonde, ni sé si son muertos o si vivos. No más, Sino que Nuestro Señor me os tenga
de su mano. De esta ciudad de Los Angeles, día de San Juan de 1558 años, ado quedo,
Antonio Mateos
De Leonor de la Cueva no he sabido. Habrá un mes que vi a Juan de Mesa, su marido, y me
dijo que estaba buena. Giomar de la Cueva y todas sus hijas se os encomiendan. (A rrn muy queri­
da señora hermana María Pérez, hija de Sebastián Pérez, en la villa de Alcuéscar, que es en Casti­
lla, o en las ventas de las herrerías).

150.
Antonio Mateos a su hijo Antonio Mateos, en Alcuéscar.
Valle de Tlaxcala, miércoles de ceniza 1561(7)
Hijo mío muy amado:
Una carta de tu madre y tuya recibí, con la cual me holgué muy mucho en saber de vuestra vi­
da y salud, aunque por otra parte sabe Dios a lo que llegó mi corazón en saber de la necesidad que
al tiempo que me escribistes padeeíades tu madre y td, lo cual yo creo ser así, porque en esa mise­
rable tierra muchas veces suele haber necesidad. Escribísme de mi tardanza y dilación, que no sa­
bes qué ha sido la causa, fue un año de enfermedad, que cayó conmigo un caballo en un rió, y
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 145

acertó a ser mi desgracia en tiempo de muy grandes hielos, y la salida era cuesta que hacía barran­
ca mojada y toda helada, hecha carámbano duro, y al tiempo que iba a salir, que echó las manos
arriba y fue a arrojar los pies, resbaló de todos cuatro pies y cayó de espaldas conmigo en el agua,
y fue Dios servido guardarme que no me cojiese debajo, de la cual caída yo no saqué hilo de ropa
enjuto, caí de espaldas, y de que me enhesté me daba el agua a la cinta, y no tenía al presente ropa
que me vestir enjuta, que la había dejado en la ciudad, y acaecióme esto cinco leguas de la ciudad
de Los Angeles, lo cual me acaeció a cuatro días del mes de diciembre del año de 1559 aflos, enju-
góseme la ropa en el cuerpo, que no tuve remedio de haber ropa enjuta, y metióseme todo aquel
frío en las tripas, que no se me quitó dolor de ellas hasta el mes de abril, y asi como se me iba qui­
tando el dolor con el tiempo caliente, así me iba tulliendo de todos mis miembros, tanto que vino
tiempo que apenas podía llevar un jarro de agua a la boca, tanto que hube de ponerme en cura en
el mes de agosto y estuve nueve días en sudores, y gasté primero mis dineros con médicos necios, y
después fue Dios servido de me deparar un médico que en veinte días me dio sano. Fue necesario
volver a ganar de nuevo de esta enfermedad, no doy tanta ni tan larga relación a tu madre.
Para las primeras o segundas naos mediante Nuestro Señor yo os iré a ver con ¡o que tuviere,
que espero en Dios meter en España de mil ducados arriba con el ayuda de Dios. Mucho me hol­
gué de ver tu carta y letra. Dícesme que el padre Salvador García te lo ha enseñado, y va una carta
para él, que otras cinco le he escrito, y según tu carta y de tu madre no había recibido ninguna, ni
yo suya. Temiendo, pues tantas se pierden y tan pocas aciertan, no me atreví a enviaros dineros,
mas empero con el ayuda de la madre de Dios para otras yo me seré el portador.
Lo que te ruego hijo es que con los buenos trates y de los malos huyas, y de su conversación,
y siempre la verdad. Nuestro Señor te me deje ver como mi corazón desea, para remediar a tu ma­
dre y a tí. De este valle de Tlaxcala, miércoles de la ceniza, no con tanto deseo de escribir como de
ser el mensajero. No digo más, sino que la bendición del Padre y el amor del Hijo y la gracia del
Espíritu Santo sea siempre contigo, amén. Do qiiedo de salud. Dios loado, tu padre
Antonio Mateos
(A mi muy querido hijo Antonio Mateos, en Alcuéscar, tierra de Montánchez).
151.
Antonio Mateos a su mujer María Pérez, en Alcuéscar.
México, 1.IIL1566
Muy deseada mujer:
En veintiocho del mes de noviembre de mil y quinientos y sesenta y cinco recibí una carta
vuestra, la cual recibí de mano de Francisco Hernández Franco, la fecha de la cual decía del año
de mil y quinientos y sesenta y cuatro, en veintinueve días del mes de noviembre. El contento y
consuelo que mi ánima sintió sólo Nuestro Señor lo puede saber, por saber de vuestra salud y de la
de mi querido y amado hijo. Muchas gracias doy a Nuestro Señor Dios por tan grandes mercedes
como cada día me hace en darme vida para saber de vuestra salud y para enviaros algún socorro
con que se pasen, y se remedie alguna parte de la necesidad que por vuestra carta me decís que ha­
béis pasado. Bien creo será más que en vuestra carta me decís, de lo cual con razón me podéis cul­
par, por haber tanto tiempo que de mí no se ha recibido socorro ninguno, y la causa ha sido no
dar Juan de Ocampo lo que os envié, porque de que él se fue os he escrito once o doce cartas, y no
he enviado nada por la poca con fianza que se tiene de lós que van a España, y ésta ha sido la causa
y no otra cosa. Con ésta os envió cien ducados de Castilla. Plega Nuestro Señor sea servido que
vayan a salvamento. Para vuestro remedio y consuelo van-aviados por un mercader que se dice
Miguel Rodríguez de Acevedo, el cual ha encaminado dende aquesta ciudad todos los dineros que
Francisco Hernández Franco ha enviado a la señora su mujer. Es un mercader rico, y trae por la
mar a la contina mucho trato él y otros compañeros que tiene en Sevilla, a casa de los cuales ha­
béis de enviar por estos cien ducados juntamente con los hijos de Francisco Hernández Franco,
los cuales tanbién vendrán a Sevilla por ciertos dineros que tengo entendido que enviará junta­
mente con ésta. Y si enviáredes ese muchacho, avisadle que mire que dé buena cuenta de si, no le
acontezca alguna desgracia, porque es mala gente esa de Sevilla mucha de ella, y viven de rapiña.
Será menester para que en Sevilla os den esos dineros que se haga una información ante la justi­
cia, para que conste en Sevilla a quien los ha de dar cómo sois mi mujer y que van consignados a
vos. Plega a Nuestro Señor que los recibáis para vuestro socorro.
De las personas de esa tierra que hay en estas partes primeramente mis deudos que vinieron
conmigo estuvimos dos años cerca los unos de los otros, y cumplidos los dos años se fueron a vivir
más de cincuenta leguas de donde yo he estado, y no he tenido más noticias de ellos, ni sé si son
muertos o vivos. Giomar de la Cueva y sus hijos están buenos, y Leonor de la Cueva y Juan de
Mesa, su marido, y dos hijos que tienen, un macho y otra hembra, estén buenos. Viven diez le­
146 ENRIQUE OTTE

guas de la ciudad de Los Angeles en un pueblo que se dice Izúcar. Francisco Hernández Franco
está bueno de salud. De las demás personas desa tierra que por acá están yo no he tenido noticia
de ellos muchos días ha, y por tanto no aviso, porque no sé si son muertos o vivos.
No tengo más que decir sino es rogar siempre a Nuestro Señor por vuestra salud y de mi que­
rido y amado hijo, para que yo algún día me goce con vuestra vista para consuelo de mi vejez. De
esta ciudad de México, primero de marzo de mi! y quinientos y sesenta y seis años, a vuestro man­
dado y servicio, vuestro deseado marido
Antonio Mateos
(A mí muy deseada mujer María Pérez, en Alcuéscar, tierra de Montánchez).
(I.G. 2055)
152.
Andrés Pérez Maturanca a su hermano Francisco Gutiérrez, en Alburquerque.
1 Puebla, 8.VIIH559
Señor hermano:
Hemos recibido una carta de v.m., yo otra del señor mi primo Antonio Gutiérrez, y fue tanto
el placer que recibimos con ella que, primero que la leyésemos, nos hartamos de llorar en saber
que erais vivo, porque yo había escrito al señor Cosme de Ovando que me escribiese si estabais en
esa villa de Cáceres, y escribióme que erais ido al reino de Aragón, y a esta causa no hemos torna­
do a escribir hasta que por la vía de Alvaro de Cáceres, de manera que ha sido Dios servido que
hemos visto carta de v.m. Ahí ós escribe mi hermano Antonio Pérez que en Sevilla os darán cin­
cuenta ducados un mercader qde se dice Nusio de Colindes, vecino de Sevilla, y con estas cartas va
una carta para el mercader, que con ella os podéis venir a Sevilla y ahí os darán los cincuenta du­
cados, que comas hasta que vayan las naos, que han de salir de esta tierra por marzo o por abril
a más tardar, y allí os enviará mi hermano con que vengáis vos y la señora vuestra mujer e hijos, y
os enviará todo lo que hubiéredes menester, para que con vuestra mujer e hijos os vengáis acá a
esta tierra y estemos todos juntos. Yo hágoos saber que estoy ya muy viejo, aunque en el sujeto no
parezco tan viejo, aunque estoy blanco como una paloma, y sin dientes ni muelas. Yo tengo cua­
tro hijos, dos hijos y dos hijas, y el mayor es de diez años, que se dice Francisco, y el otro se llama
Antonio, y la muchacha se llama Ana Márquez, como mí mujer, y la otra se llama Juana, como
mi madre, y tengo otros tres hijos bastardos, dos hijas y un hijo, la hija mayor se llama Juana, co­
mo mi madre, y téngola casada, y tengo otra hija que se dice Leonor, como mi tía Leonor Gonzá­
lez, dos de toda cuenta.
Acá me escribid Antonio Gutiérrez cómo erais casado con una hija de Toribio Coroño, el
cual yo conozco muy bien, y él a mí también, y también conocí a la señora vuestra suegra, que era
hija de Toro, el que vivía en la calle del horno, a la calle de la Colmodilla (?), y ellos todos me co­
nocieron a mí.
Por vuestra vida que sepáis qué se hicieron las hijas de Vasco Rodríguez, nuestro tío. Con los
navios que han de ir os escribiremos más largo, sino que en Cáceres a todos nuestros parientes da­
réis todas nuestras encomiendas, especialmente al señor Antonio Gutiérrez y a la señora su madre
y a las señoras sus hermanas. A la señora vuestra mujer yo y mi mujer y mis hijos le besamos las
manos mil veces, juntamente a mis sobrinos, y al señor Toribio Coroño y a la señora vuestra sue­
gra, si son vivos, porque yo muy bien los conozco.
N o hay otra cosa, sino que plega a Dios, Nuestro Señor, que le traiga a esta tierra antes que
yo me muera. Nuestro Señor Dios vida y honra de v.m. guarde y dé el descanso que v.m. desea.
De esta ciudad de Los Angeles de la Nueva España, a ocho días del mes de agosto de mil quinien­
tos y cincuenta y nueve años, do quedo a servicio de vuestra merced,
Andrés Pérez Maturanca
(A mi señor hermano Francisco Gutiérrez, en la villa de Alburquerque, y por su ausencia al
señor Antonio Gutiérrez, en la villa de Cáceres). ■

153.
Antonio Pérez a su hermano Francisco Gutiérrez, en Alburquerque.
Puebla, 8.VIIU559
Señor;
Una carta de v.m. recibí. Sabe Dios cuánto con ella me holgué en saber de el que era viva, y si
le pudiera remediar su necesidad conforme a mi voluntad, sabe Dios si Jo hiciera, pues que acá no
nos hace falta el dinero, y por su carta veo la gran necesidad que tiene. Si Dios fuere servido y esta
nao llegare allá, con esta carta va una carta para Nusio de Colindres, mercader, vecino de Sevilla,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 147

que te dará cincuenta ducados, y éstos serán para entretanto que llega la flota que ha de salir por
marzo, que llevará todo recado para que se venga a esta Nueva España, y estará aparejado, por­
que acá, siendo Dios servido de pasarlo a esias partes y vivimos, no tendrá necesidad de nada. Y
traerá un testimonio de cómo es casado y velado con la señora su mujer, porque esto es menester
para loque toca a los señores de La Contratación de Sevilla, y estará presto, para que, llegada es­
tas naos a España, allí le dará Nusio de Colindres u otro por él todo lo que hubiere menester para
pasar a estas partes, y le fletará, porque le será avisado, porque yo envío hacienda con que a mi
costa le darán todo cuanto hubiere menester para el viaje, y una negra que le servir va por la mar,
y vendrá recogido en su cámara él y sus hijos y mujer y recatado, porque por estas partes viven los
hombres no con tanto descuido como por allá, y tendrá entendido que tenemos más deseo de verle
acá que no de escribirle, para partir con él de lo que hombre tiene.
-Nosotros somos casados con dos hermanas mucho a nuestro contento y hechas a nuestra vo­
luntad, e hijas de honrados padres. Mi hermano tiene cuatro hijos, yo no tengo ninguno, porque
no ha sido Dios servido de dármelo. Vivimos en la ciudad de Los Angeles juntas las casas, y que­
rría "mucho que no dejase de venir, porque acá estará muy a su placer, y con mucho descanso,
pues que Dios ha sido servido de toda nuestra generación no quedar más de nosotros, y su venida
será darnos gran contento.
Mi hermano y su mujer y la mía besamos las manos de la señora vuestra mujer mil veces, y
porque en otra escribiré más, en ésta no diré más, sino que Nuestro Señor Dios vida y honra de
v.m. guarde y de él descanso que v.m. desea. De esta ciudad de Los Angeles, VIII de agosto de
mil quinientos y cincuenta y nueve años, do quedo a servicio de v.m,,
Antonio Pérez
(A mi señor hermano, en la villa de Alburquerque, en Castilla, y por su ausencia a Antonio
Gutiérrez, en Cáceres). (I.G. 2049)

154.
Luis de Córdoba a su mujer Isabel Carrera, en Sevilla.
-Puebla, 5.11.1566
Señora:
En esta flota de Pedro Meléndez, que haya gloria, recibí una carta vuestra, que me envió
Juan Felipe, vuestro vecino, y vi por ella no haber recibido las cartas que había enviado la flota
pasada con un vecino de esta ciudad, que se llama Juan de la Calle, que iba por su mujer, y aquí
me si con Juan Felipe, el cual me dijo cómo érades vecinos, y que estábades muy buena de salud
vos y mi hermana y todos los demás. Yo me holgué mucho, Dios es testigo, y plega a Dios, Nues­
tro Señor, de dárosla siempre como yo os la deseo, pero más me holgara de veros venir a vos y a
mi hermana y quien vos más quisiérades traer, para que descansáramos ya y no anduviéramos va­
cilando y desasosegados el uno dos mi! leguas del otro, y así lo escribo en una carta como ló escri­
bo en la ilota pasada, porque no puede ser que de tres traslados que fueron alguno no Kubiésedes,
y los dos, como digo, llevó Juan de la Calle, un vecino que estuvo en esta tierra, como arriba ten­
go dicho, y porque si por ventura fui tan desdichado que fuese ninguno, haré relación en ésta de
mi intención, porque no quiero andar en demandas y respuestas con cartas, porque, aunque os
quiera responder a propósito de vuestras cartas, no las hallo a la sazón, que aquesta escribo de
bien guardadas. Y enviábaos, señora, a decir que de mi ida no hagáis cuenta, porque, aunque
quiera, no puedo, porque ir sin dineros no sé yo para qué, porque en Castilla no me atrevo a ga­
nar de comer con ellos ni sin ellos, porque las ganancias de allá yo no las entiendo, y primero que
las entienda me comeré lo que llevare. Y así, señora, os enviaba a decir que, vista la presente, ven­
dáis, señora, lo que allá está, y os vengáis, como digo, a tener descanso vos y quien vos quisiére-
des traer y quisiere venir, que acá no os faltará la merced de Dios tan bien y mejor que no allá,
porque hay más aparejo, y yo tengo conocida esta tierra, y podréis sustentar mi casa aquí a mi
placer, y aún enviar a Castilla a quien allá quedare algún remedio, y yendo allá no me atreveré a
vivir ni a sustentarme, aunque lleve de acá cinco o seis mil pesos, cuanto más que están en poder
de las gentes, y primero que se cobrasen se pasaría mucho tiempo y dineros, y quizá se acabaría la
vida, que es lo más cierto, y por tanto yo estoy determinado a que vengáis, señora, acá, pues es el
viaje mejor a la venida que a la ida, que es todo tres meses de trabajo de venir sentada en la nao, y
dende la Veracruz aquí, y para éste yo pondré en la Veracruz aderezo como vengáis a vuestro pla­
cer, y quedaréis, si Dios me llevare, en buena tierra, y no en tierra miserable, que por un comer se
desperecen, que, aunque otras veces os he escrito que la tierra está fatigada, no es para comer y
beber y vestir y calzar, porque esto con lo que a mí me sobra podríades comer allá vuestra casa, y
148 ENRIQUE OTTE

aún Ja de vuestras hermanas, y si esta tierra, como digo, está trabajada, es para aquellos que no
tienen caudal con que ganarlo, y no para mi, que doy muchas gracias a Dios que me hace mayor
merced que yo merezco, que me dio con que lo puedo ganar, y no debo en la Nueva.España un
real, ni hay hombre que me lo pida con verdad ni con mentira- Y en lo que allá dijeron que se me
habían ido ciertos deudores que me habían puesto en trabajo, fue muy gran burla, porque no se
me fue nadie con deuda que me hiciese perder el sueño, ni que llegasen a trescientos pesos, que acá
es un poco de aire, pero como muchos mercaderes quebraron y las quiebras fueron tan grandes,
no es maravilla que allá pensasen que yo habia quebrado como los demás, pero bien sabéis, seño­
ra, que no tengo tan poco juicio que me metiese en cosa que no podía salir muy a mi salvo, sólo
quien me hizo el daño fue Alonso de Córdoba, que no me pagó un real de lo que me debía a mi ni
a Nodera, y aún lo que debía a otros no acabé de pagar. Allá anda de esa parte de Guahotímallan
trabajando por acabar de pagar lo que debe, y después creo se meterá fraile. Está bueno de salud,
y aún creo gana de comer, pero no nos tratamos, ni aún nos escribimos tampoco, porque los pa­
rientes de acá ya os tengo escrito que no hago mucha cuenta de ellos, las mujeres de allá quisiera
remediar, porque son mujeres, y lo haré asi, si Dios me da favor para ello, y los hombres ganen lo
que así hago yo, que ninguno me ayudó a mi necesidad, si no fue a caer de hocicos.
Así qpe, por tanto, señora, vended lo que allá tenéis, y cobrad lo que debe el rey, pues que
decís que no lo habéis cobrado, y comprad servicio que os sirva por la mar de ur, par de esclavas y
un esclavo negro, tres piezas, que sean muy buenas, que es lo que más acá es menester, y lo demás
comprad tres camas de guadamecíes, y cojines de figuras de muy buena estofa, y un par de ante­
puertas, y una muy buena alfombra, y cosas de calderas hechizas para casa, y vestido para vues­
tras personas, aunque no venga hecho, porque mejor se hace acá que allá, y para cada una de las
que viniéredes un sillón para que vengáis de la Veracruz aquí, y si más os sobrare lo podéis com­
prar de ruanes y de tafetanes dobletes, y otras cosas que os parezcan allá que tendréis necesidad,
porque acá no hay necesidad de traer dineros ni joyas de oro, que aunque vengáis empeñada en
los fletes, ninguna se quedará en el navio por ellos. Por amor de Dios no se haga otra cosa, por­
que si otra cosa se hace tendré entendido que no me tenéis voluntad.
En la flota pasada no os envié dineros teniendo entendido que venderíades, como otra vez os
había escrito, las casas y lo que allá está, y cobrado del rey, como me decíades que estuviera co­
brado, si hubiera poder, y como lo envié tuve entendido que teníades cimeros de los que sobraban
de los trecientos ducados de la capellanía que habíade&de dar por consejo y parecer de letrados, y
también por poneros en necesidad para que hagáis este viaje, pues os conviene, y en la flota que
fue el año de sesenta y tres en XII días del mes de mayo os envié cien pesos en reales nuevos de a
cuatro, que son ochocientos reales, y no he tenido carta vuestra que los hayáis recibido. Fueron en
la nao nombrada La Trinidad, que fue por maestre Alonso Berna!. Fueron consignados a Her­
nando de Medina, mercader, con quien os envié la grana, y registrólos Pedro Núñez, nuestro
compadre, con otros que iban para su mujer en este dicho navio, como parecerá por una fe que
enviaré con ésta, y con éste hablado, si no estuvieren cobrados, los cobrad, o sabed del señor Her­
nando de Medina sí los cobró, u otra persona por su poder, y decidle a su merced que le beso las
manos, y que cuando de aqui fue me dio palabra de me escribir, y no me ha escrito, y yo le di pala­
bra de si por Alonso de Córdoba hubiese de pasar algo, qué lo pagaría a él, y así lo he hecho, que
yo he pagado mil y docientos y veinte pesos, y no le debo nada, que los he pagado a Melchior de
León.
En quanto a lo demás que tengo que decir y escribí en esotras cartas la flota pasada era que
Francisca no viniese acá a casarse, ni menos a meterse monja, porque para ninguna de estas dos
cosas no hay acá aparejo, porque era menester más hacienda que la que tengo, porque la Rasco­
na, con tener para cada una de dos hijas que tiene para casar cada XXD pesos, no halla con quien
las casar, y hay de éstas cien doncellas en el pueblo que tienen a tres o cuatro mil pesos, y no ha­
llan con quién casar, y en Castilla con ciento y cincuenta mil maravedís se puede casar con un
hombre de bien, y por tanto será mejor casarla allá, y yo se los enviaré de aqui, y aun doscientos
mil, con que viva a su placer, y sí caso fuese que se os hiciese de mal dejarla y a que hubiese de ve­
nir, viniese casada, que yo os doy licencia para que los podáis mandar esta cantidad, y yo lo cum­
pliré, y a esto me podéis obligar, que se los daré dende el día que viniere o dende el día que tomare
puerto la nao en un año, y si más le'diere quien quiera que fuere, lo tomará, y a mí no me faltará
voluntad para hacer más, si más pudiere.
En lo que toca a mi hermana tenga ésta por suya, y que le ruego me haga merced que dé otro
salto como de Arjona a Sevilla, y se venga acá a descansar, porque acá tendrá mucho más descan­
so que allá, y más buena vejez, y podrá tener acá un aposento y una mejor casa que allá tiene, y
más ancho, y en tierra de no tanta miseria como esotra, y si tiene amor a sus sobrinas las monjas,
de acá les puede hacer mejores obras, que les podrá enviar mejor para ayuda de sus necesidades
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 149

cincuenta pesos, que será harto mejor cumplirles la necesidad que dolerse de ellas, que Dios sabe
si yo las tengo en el corazón, pero he tenido hasta ahora harto que pagar lo que debo y salir de
necesidad, harto he tenido que hacer en soldar la llaga que su hermano Alonso de Córdoba me
hizo. Decirles heis que también tengan ésta por suya, y que si me he descuidado ha sido ésta la cau­
sa, y también porque su hermano las ha proveído hasta que yo tuviese fuerzas. Venida que, seño­
ra, seáis acá, partiremos con los de allá conforme a como Dios nos ayudare. Dios lo encamine todo
como sea para su santo servicio.
A Diego de Nodera le diréis que me acuerdo de él y tengo de él mucho cuidado, y le diréis
lo que os escribo, y con los demás señores y amigos y compadres y comadres haréis el cumplimien­
to que soy obligado, y yo trabajaré de les escribir en otros traslados.
Lo demás que tengo que decir es, señora, que yo tengo aquí en esta ciudad un muy último
amigo, que se llama Juan de Bustamanie, el cual es casado en esta ciudad y vivimos de una puerta
adentro, que ven las casas y solares que vendimos cuando de aquí fuimos al viejo Cabrera, que
haya gloria, que habrá que murió tres meses, que parte de ellas son mías, en que vivo, y él tiene
una madre ahí en esa ciudad que se llama Catalina de Villegas, para la cuál van cartas duplicadas
con sus traslados, que dirán de ella en casa de Manuel Ramírez, mercader, que vive junto a las
casas del capitán Hernán Juárez, do dicen que están ahora, y es el monasterio de la compañía del
Nombre de Jesús, y dirá de ella este señor que digo a una hermana suya, que se dice Teresa Ra­
mírez, y dada la carta de su hijo, que es para que se venga a esta ciudad de Los Angeles con él,
hacerme heis gran placer que la informéis de lo que es esta tierra, y la animéis no tenga temor de
la mar, y la traigáis con vos misma, y como si fuera vuestra hermana, porque el matalotaje que
habéis de hacer no ha de ser tan corto que no vengáis proveída de todas las cosas al doble de lo
que fuere menester, que todo es cien pesos más o menos. La comida no os falte, ni bebida por la
mar, que lo acá hubiéredes menester no os faltará con ayuda de Dios. Y en cuanto al flete, tam­
bién lo pagaré como el vuestro, especialmente que el portador de ésta, que es el señor Juan Felipe,
se ofrece a traeros a vos y a quien viniere con vos sobre sus ojos, especialmente que el señor Pedro
Antón de la Cerda me hará merced de fletaros, que yo se lo escribo. Y porque sé que en todo, y
en cumplir esto, me haréis placer, no diré más. Y si mi hermana María de Cañizares quisiere venir,
puede vender sus casas a San Llórente, y aunque no le den más de setenta u ochenta mil marave­
dís por ellas, o traspasarlas, y gastarlo en lo que ella quisiere, o dar a quien quisiere de ello, y traer
empleado lo demás, puede hacer un buen caudal con que pueda remediar a sus sobrinas cada un
año, y no lo tenga a burla, que por cierto que puede enviar cada año cincuenta pesos a sus sobrinas
con lo que trajere empleado y con lo que acá puede ganar. Y en cuanto a lo que digo de los cien
pesos que envié, no son los de la otra vez, porque aquellos se quedaron acá, que el factor de la
Veracruz los envió. Dios, Nuestro Señor, os tenga a todos de su mano para su santo servicio. De
esta ciudad de Los Angeles y de febrero cinco 1566 años, do quedo a vuestro servicio, vuestro ma­
rido,
Luis de Córdoba
(A mi señora mujer Isabel Carrera, en la feria de los caballos, junto al alatnillo, en Sevilla),
(I.G.2051)

155.
Juan de León, Leonor de Espinosa y Juan Hipólito de Espinosa al paire de ella Alvaro de-Es­
pinosa, en Alcalá de Henares. ,
I Puebla, 31.n i. 1566
Señor: l
Por ser el mensajero cierto y de esa tierra acordé de escribir ésta, aunque tenía propósito
de no escribir a causa de nos no querer hacer merced de nos dar aviso de todas vs. mds. cómo
están y quién son vivos. Suplicárnosle yo y mi mujer y mi hijo que tenemos de edad de ocho
años nos escriban, pues hay con quien quede estí tierra, va un fulano del Moral que deja acá
su mujer y ha de volver luego, con el cual serán ciertas las cartas, y también con el portador,
que dice ha de volver a esta tierra de nosotros. Y de nuestro suceso daremos aviso, y es que
habrá cinco años que estábamos de partida para esa tierra, y como no se safan los hombres
cuando quieren, me entrem etí en hacer una hacienda de hacer cal, y perdf en ella en
once meses ocho mil ducados, y de desgraciado de esto me empecé a derramar, de manera
que no me he podido recoger para me ir a esa tierra, que es tanto el deseo que tenemos de
nos ver en ella que no tenemos entendido lo hemos de ver. Empero, confiado en Dios, Nues­
tro Señor, yo me ando por recoger, y si me recojo les damos la fe y palabra de nos ir lo más
breve que pudiéremos.
ISO ENRIQUE o r r e

De nuestra salud les damos aviso como quedamos buenos, auqnue esta tierra no hay que fiar
de ella, que por momentos los hombres tienen dolencias y se mueren como chinches.
Esta carta ha de ser general para todos los deudos míos y de Leonor de Espinosa, mi mujer, y
especial para Alvaro de Espinosa, padre de mi mujer, si es vivo, el cual con todos los demás deu­
dos suplicamos nos escriban, porque no nos podrí legar mayor contento que ver letras de todos,
porque con ellas sabremos de los vivos y de los muertos, y ruego yo de mi parte que, si algún her­
mano mío fuere en esa tierra y vivo, me escriba de todo suceso. Y mi mujer por sí ruega a su
padre y hermanos y tías y tíos le escriban. Y como decimos, esta carta sea general para todos.
El portador de ésta nos dijo ser hijo de Juan de Campos, mercader, y él dijo llamarse Juan
Sánchezfel cual paséen mi casa una noche,y podrá dar razón de nosotros de vista y de nuestro
hijo.
Y porque ésta no servirá para más. Cristo sea con todos y nos deje ver a vs. mds. De la Pue­
bla de Los Angeles, a postrero del marzo de mili y quinientos y sesenta y seis años. Besamos las
manos de vs. mds. ;
1 Juan de León Leonor de Espinosa
Esta es la firma de nuestro hijo
Juan Hipólito de Espinosa
Acá supimos cómo Isabel de Espinosa, hermana de mi mujer, era casada, de que nos hol­
gamos mucho, a la cual ruega su hermana le escriba muy largo de su vida y casamiento, y si tiene
hijos.
Juan de León
(A mi señor padre Alvaro de Espinosa o a Juan y Francisco de Espinosa, sus hijos, en la villa
de Alcalá de Henares, en el reino de Toledo). (I.G. 2051)

156.
Diego de San Llórente a su mujer Luisa Sánchez, en Sevilla.
Puebla, J2.IV.1569
Hermana mía de mis ojos:
Mucho quisiera, si Dios, Nuestro Señor, fuera servido, estar en parte donde no fuera necesa­
rio escribiros, sino que por momentos con mis ojos yo os viera, y no viviera tan desconsolado por
vuestra ausencia. Plega a Dios, Nuestro Señor, que El sea servido encaminarlo de manera que se
cumpla el deseo mío y vuestro, que es vernos juntos en su santo servicio, para que, pues en la mo­
cedad habéis por mí padecido tanto trabajo, tengamos buena vejez, que yo confío en su miseri­
cordia será así.
De mí, señora, os hago saber estar bueno de salud, lo cual deseo saber de vos y de mi hijo
Luis y de mi hermano. En la flota pasada os escribí con Cuadrado y con Antón Sánchez, el viejo,
y con otro mi conocido del señor Esteban Gómez, no he visto en respuesta de ellas ninguna, no sé
si la causa haya sido estar enojada conmigo, y si es por otro, tendréis mucha razón, por haberlo
hecho yo tan mal, hacerme heis muy gran placer, de todo lo que allá pasa me escribáis, y deis la car­
ta a este señor que dará ésta, el cual se llama Alonso Rodríguez, y él os dará, señora, cuenta de
mí, porque me conoce muy bien y hemos estado en una casa ambos, porque él ha de escribir al se­
ñor doctor Juan Daza, que es vecino en esta ciudad de Los Angeles, y con cartas suyas serán las
que me enviarédes muy ciertas, y recibidas, en la primera flota que allá vuelva os enviaré recaudo
de dineros con que me hagáis placer de veniros a esta tierra, de lo cual os ruego me hagáis placer
de no recibir pesadumbre, pues lo hago porque tengáis algún descanso ,y regalo. Y la causa porque
yo no voy para venir con vos, señora, es la mucha dificultad y costa que hace y tiene un hombre
que con su mujer ha de venir a esta tierra, y pues cada viaje vienen a esta tierra muchas señoras
muy honradas, podréis venir vos, señora, y vuestro hijo muy a vuestro placer, pues que, como
tengo dicho, os enviaré yo dineros con qué. Y si otra cosa os pareciere, escribidme, porque así lo
haré, pero bien sabéis de mi condición, que para irme con poca posibilidad allá no lo querría, por­
que allá no querría haber menester a nadie, ni dar oportunidad como hasta aquí, porque, como
dicen, tras los años viene el seso. Así que acá nos podremos pasar muy a nuestro placer y con mu­
cho contento vuestro, y estando vos, señora, conmigo, yo seré rico presto.
A mi hermano Luis de San Llórente le ruego me escríba y me avise cómo le va, y mi hijo Luis
también me escriba por sí, porque quiero ver cuán hombre de bien se ha hecho, y que aprenda a
ser buen contador para cuando venga por acá, de lo cual bien sé que, señora, tendréis mucho cui­
dado, pues no tenemos otro. A mi señor Antón Sánchez beso las manos mil veces, y que Dios le
pague la merced que su merced me ha hecho en tener el cuidado y cargo que de vos, señora, ha te­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 151

nido y tiene, que dándome-Dios salud, yo se lo serviré, y cuando vea carta vuestra y os envío lo
arriba dicho, le enviaré a sumerced algunas cosas de las de esta tierra. A mi señor Gaspar Sánchez
y a mi señora Leonor Sánchez les dé mis encomiendas, y al señor Miguel de Córdoba y a la señora
Isabel de Córdoba, y al señor Francisco Rodríguez y a la señora Leonor Sánchez. Al señor Pedro
Fernández y a la señora Catalina Sánchez y a mi señor compadre Andrés de Córdoba y a la señora
Maribuena y al señor Rui López y a la señora Francisca Sánchez y a mi .señora vuestra madre y a
María de ¡a Cruz y a todos los demás beso las manos y les dé mis encomiendas. Y porque en sa­
biendo de vos y de vuestra salud que espero respuesta breve no escribo más largo. Nuestro Señor
Dios os guarde y os me deje ver como yo deseo. De Los Angeles, doce días de abril de 1569 años,
el que vuestro bien desea y como a si propio os quiere,
vuestro Diego de San Llórente
(A mi señora hermana Luisa Sánchez, en casa de mi señor Antón Sánchez, clérigo, en la
iglesia de San Jorge, en el Arenal de Sevilla).

157.
Diego de San Llórente a su mujer Luisa Sánchez, en Sevilla.
Puebla, 24.111.1571
Muy deseada señora hermana mía:
De un señor que se llama Tejeda, vecino de esta ciudad, recibí una carta vuestia, con la cual
sabe Dios el placer que yo recibí en saber por ella de vuestra salud y de mi hijo Luis. Plega a Dios
de os la'dar siempre, como, señora, vos lo deseáis. De mi os hago saber estar bueno y con
grandísimo deseo de os ver. Plega a Dios, Nuestro Señor, de cumplirlo como vos le deseáis. Con
un hombre que se dice Alonso Rodríguez, el cual fue de esta ciudad, que vino con doña María,
mujer del doctor Juan Daza, os escribí, y enviaba a decir me hiciésedes, señora, placer en dispone­
ros para venir a esta tierra con vuestro hijo en compañía de una señora, pues cada viaje vienen
muchas, para lo cual yo os enviaré recaudo para poder venir. Yo creo que, demás de escribíroslo
yo, este señor os lo aconsejaría, porque yo lo había tratado acá con él por la mucha amistad que
de mí a él había. Hase ofrecido coyuntura para poderse hacer, y es que en esta ciudad está un
grande amigo mío, que se llama Esteban de Coto, es casado en esa tierra cerca de Sevilla en un
pueblo que se dice San luán del Puerto con una señora que se llama Beatriz Suárez, la cual se ha
de venir luego en la flota primera que de allá saldrá. Roguéle me hiciese merced que con el dinero
que él envía enviase ciento y cincuenta pesos que yo acá le di, para que, señora, se os den luego, de
lo cual se holgó mucho, y le dije que en sus cartas le escribiese a la señora su mujer que vos, seño­
ra, y vuestro hijo os vendríades en su compañía de ella, y así se lo escribe y encarga mucho os trai­
ga y regale como a su hermana, y escribe que luego hablen al mi señor vuestro hermano Antón
Sánchez, para que con él se trate y concierte vuestra venida y reciba el dinero, para que s'e os dé.
Estará esta señora en casa de un mercader que se dice Juan de Villareal, que es pariente suyo, o en
casa del señor canónigo Lucero, que es pariente del señor Esteban de Coto, y dársele ha esta car­
ta, que es para ella, y dándosela dará luego los dineros, porque, como tengo dicho en otras cartas,
también lo envía decir para que se den, y de ellos se comprarán las cosas que aquí diré, porque se­
rá menester para vuestra casa, y es una cama de guadameciles, que sea muy buena, nueve varas de
raso pardo o naranjado, una vara de terciopelo pardo o morado, una pieza de burato de seda,
otra de seda y lana, diez varas de tafetán negro, y dos varas de raso negro muy bueno, y algunas
almohadas y una delantera de cama que sea buena. Y si no se pudiere comprar allá todo esto, no
tengáis ninguna pena, que no quiero más contento que es veros en mi compañía a vos y a mi hijo,
y Dios lo proveerá todo.
También os enviara más dinero, mas visto que hay poca necesidad de él para el camino, por
haber de dar esta señora todo lo que fuere necesario para el viaje, no envío más, porque el flete y
todo ello lo he de pagar yo acá. Y porque estoy cierto que por me hacer placer pondréis por obra
vuestra venida con brevedad, quedo rogando a Dios, Nuestro Señor, sea servido de os dar buen
viaje con mucha salud para con que le sirvamos.
A mi señor Gaspar Sánchez y a mi señora me encomiende mucho, y que Ies beso las manos, y
al señor Antón Sánchez, y al señor Miguel de Córdoba, y a la señora Isabel de Córdoba y a la se­
ñora Francisca Sánchez y al señor su marido y al señor Francisco Rodríguez y 1« señora Leonor
Sánchez y al señor Pedro Fernández de Amor y la señora Catalina Sánchez y a todos los demás
beso las manos.
152 ENRIQUE OTTE

Nuestro Señor sea con todos. De esta ciudad de Los Angeles, a 24 de marzo de 1571 años. El
que como a sí propio os quiere y vuestro bien desea,
Diego de San Llórente
(A mi señora Luisa Sánchez, mujer de Diego de San Llórente, en Sevilla, mi señora, en casa
del señor Saucedo, en el Arenal).

158.
Diego de San Llórenle u su cuñado Anión Sánchez, clérigo, en Sevilla.
Puebla, 24.111.1571
Muy magnifico y muy reverendo señor:
La gran paz y consolación de Nuestro Señor Jesucristo sea con v.m. y dé salud, como v.m.
desea. Otras dos he escrito a v.m., no he visto respuesta de ninguna de ellas, una envié con Este­
ban Gómez, un piloto, otra con Antón Sánehc2, el viejo, no sé si ha sido la causa no haberlas reci­
bido o ya estar v.m. muy cansado de importunidades mías, no habiendo yo hecho ningún servicio
por donde merezca se me haga merced, y aunque esto es asi, no puedo todavía dejar de suplicar a
v.m. se me haga como siempre.
En esta ciudad está un amigo mío, que se llama Esteban de Coto, es casado en esa tierra en
un pueblo que se dice San Juan del Puerto eon una señora que se llama Beatriz Suárcz, la cual,
porque asi se lo envía a mandar, ha de venirse en esta Ilota, creo la ha de traer un señor hermano
Suyo. Escríbele en este navio que va de aviso, y envía dineros para ello. Roguéle que con los suyos
envíase ciento y cincuenta pesos que yo le di, los cuales envía, y manda se den a v.m. y a mi mujer
Luisa Sánchez. A v.m. suplico se me haga en tomar a cargo este negocio de cobrarlos y dárselos,
para que compre ciertas cosas que yo le escribo. Y dársela han a v.m. dando una carta que va con
ésta para esta señora mujer de este señor que he dicho, la cual ha de posar en casa de un señor que
se dice Juan de Villareal, mercader, o en casa del señor canónigo Lucero, que es pariente suyo, y
hase de venir en su compañía de esta señora mi mujer Luisa Sánchez y mi hijo Luís. Vendrán muy
a su contento con ella, porque él así le escribe la traiga en tugar de su propia hermana. Hase de
tratar con v.m. su venida; recibiré muy gran merced, pues es tan buena obra. Sea todo ello guiado
por su mano de v.m., pues estoy satisfecho que se hará todo como v.m. lo quisiere mandar, y si
fuere menester en lo del flete concertar con el maestre, todo lo que v.m. hiciere por me hacer mer­
ced en ello me lo escriba, porque lo pagaré todo luego, como v.m. me lo envíe a mandar.
Nuestro Señor la muy magnífica y reverenda persona de v.m. con acrecentamiento de estado
guarde y conserve. De esta ciudad de Los Angeles, a 24 de marzo de 1571 años. Beso las manos de
v.m.
su servidor Diego de San Llórente
(Al muy magnífico y muy reverendo señor Antón Sánchez, clérigo, en el hospital de San
Andrés, en ¡a puerta dei Arenal, en Sevilla). (I.G. 2054)

159.
Diego de A mures a su primo Andrés Ortega, en Brihuega.
Puebla, 25.11.1571
Muy magnífico señor:
Estoy espantado en no haber v.m. venido por acá, habiéndosele enviado a suplicar (antas ve­
ces por cartas, sabiendo que yo estoy en esta ciudad tan bien acreditado, y que le tengo tienda de­
socupada a mi costa dos años. Y ahora, como de primero me la haga de venirse con la señora, su
mujer, y en esto recibiré yo muy gran contento, ahí envío 2.040 cueros, y envío despacho y poder
del señor mi hermano, Rodrigo de Anzures. Ahí le envío a decir que, si hubiere menester alguna
cosa de dinero, que se lo dé, para emplear, o para lo que a él más le cumpla, haciendo una obliga­
ción de lo que recibe, y enviarme la obligación a esta ciudad a Diego, mi sobrino. Quisiera mucho
despacharlo con la hija del amigo. No sé si se hará. Asimismo me hará merced de traer consigo a
Antoñico, el hijo de Juan de Pastrana, y le traiga bien aderezado, como si fuera su hijo, porque
no estoy aguardando otra cosa sino a v.m., para irme al natural, y por dejarle acreditado, y como
ha de quedar. Asimismo, si pudiere, se traiga consigo cincuenta o sesenta libras de añil, que será
buen principio para su ganancia, y otros cincuenta o cien pares de cardas desde Córdoba, que
también se ganará con ellas, y otras cosas que a v.m. le parezca.
Y confiando que, vista ésta, v.m. se partirá con la primera armada que vendrá, no digo más,
sino que Nuestro Señor le tenga de su mano, y a la señora su mujer, y los traiga con bien, como yo
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 153

deseo, donde quedo, en ia ciudad de Los Angeles, a servicio de v.m., año del Señor de mil y qui­
nientos y setenta y uno, a veinte y cinco de febrero. Su menor servidor de v.m., que sus manos be­
sa,
Diego de Anzures
(Al muy magnífico señor Andrés de Ortega, en la villa de Brihuega). (LG, 2054)

160.
Diego de Pastrana a su tío Juan Díaz, en Fuentelaencina.
Puebla, 30.1V.1571
Señores tios; -
En la flota pasada recibimos un carta de vs. mds., por la cual supimos cómo, bendito Nues­
tro Señor, estaban muy buenos, y también cómo la señora"mi tía había tenido una muy recia en­
fermedad de flujo de sangre, que le había durado por muchos días, y aún que pensaron que mu­
riera de ella, mas que ya estaba buena, aunque con muchaíreliquias, con la cual nueva mi mujer y
yo recibimos gran contento y placer en saber de vs. mds., que nunca está mi mujer mentando sino
a su tía Damíana Gil, que realmente es grande la voluntad que la tiene, porque dice que lo mucho
que la debe no Je pagará en su vida, que nunca fuera mujer si no fuera por ella. Y luego que supo
que el armada se quería partir, procuró no sé qué yerbas o no sé qué palos que por acá hay, los
cuales son muy apropiados para muchas enfermedades, de los cuales se aprovechan las gentes de
estas tierras, especialmente los que ya saben lo que es, y entendiendo que con ellos allá aprovecha­
ran también, los envía mi mujer con el señor Juan de Pastrana para su tía, y le rogó e importunó
mucho que él mismo se los diese, entendiendo que con ellos le ha de dar la saJud, porque según la
voluntad le tiene también se la enviara, y asi lo ha de recibir, que lo hiciera mejor que lo escribo
yo.
Al seftor Alonso Rodríguez de Encinas le dirán que lo que acá pasa con Francisco Rodríguez,
su hermano, es que no hay voz que topamos con él en mi casa, que no damos en él como en un
moro, diciéndole que ya sabe cómo su hermano está muy pobre, y que está ciego, rogándole que
le favoreciese, y significándole la extrema necesidad en que_ vive él y su mujer e hijos, estando co­
mo está ciego y pobre, y también le escribió Diego Rodríguez, clérigo, su primo, rogándole e im­
portunándole mucho, y encargándole la conciencia que le favoreciese, y lo que responde es que
por amor de se ausentó de su tierra que no espere de él ninguna cosa, y esto le podrán decir, que
aun escribir una carta no ha querido, mas él es tal que no hará virtud por nadie. Esto digo porque
allá le digan lo que en él tiene, y porque el señor Diego Rodríguez me escribió le hablase, aunque
yo le escribo a él también.
En lo demás antes de ahora les tenemos escrito otras, y por esas les habernos hecho saber có­
mo después que venimos a esta tierra nos ha ido y va muy bien, loado Nuestro Señor, porque en
ella después que venimos habernos ganado muy largo de comer, sino que ha sido Nuestro Señor
servido de nuestros hijos Miguel y Mariana, ya casaderos, y cierto nos han hecho grandísima lásti­
ma, por ser en tal tiempo, que en obra de cinco semanas se nos murieron entrambos, y después
que nos faltaron no hay cosa en esta vida que nos dé ningún contento ni alegría, y allende de esto
mi mujer nunca más ha estado contenta, porque otras dos veces que se ha hecho preñada, entram­
bas a dos ha movido un niño y una niña, de lo cual verdaderamente estamos en gran manera des­
consolados, que no nos da contento ni alegría cosa alguna de los bienes que tenemos en no darnos
Nuestro Señor herederos para ellos, porque; loado El, nds va tan bien en este trato que tenemos,
que si El fuera servido de darnos hijos, los dejáramos bi^n andantes. Mas si no es para nosotros
este contento, cúmplase su voluntad. Y por esto les habbmos escrito antes de ahora que, si vs.
mds. se quisieren disponer y tomar trabajo con lo que tienen de venirse a Sevilla, y embarcarse y
pasarse acá a esta tierra, y salir de tan malaventurada como es esa en que viven, que, venidos y
puestos acá, les podremos favorecer con lo que pudiésemos, y les daríamos con que vivir en este
nuestro trato, de manera que ganasen bien de comer, y después de nuestros días les podríamos de­
jar a sus hijos lo que tenemos, con que pueden pasar muy honradamente, porque lo que habernos
nosotros ganado y adquirido no quedase fuera de nuestros deudos y parientes, sino en cosas nues­
tras, que muchas veces lo habernos tratado mi mujer y yo, y como digo, a ninguna carta que les
habernos escrito no nos han enviado respuesta. Pues nosotros hacemos lo que podemos, ellos mí­
renlo bien, y determínense, y si se determinaren, no paren en vender lo que vieren, que si Dios acá
los envía y los deja llegar acá, lo darán pop bien empleado, que a tierra vendrán que para cada real
que pierdan ganarán acá ciento, y más estando en nuestra compañía, que mi mujer no desea otra
cosa, y mírenlo bien, porque hasta llegar acá se pasan muchos trabajos, especialmente por la mar.
154 ENRIQUE o r r e

De lo que acordaren, nos escriban con el señor Juan de Pastrana, que va por su mujer y sus hijos,
y se ha de tornar, el cual les dará relación de lo que por acá pasa y la tierra qué es y cómo nos va,
que realmente más vale acá un año que allá diez. Mí mujer lo tiene lama voluntad por amor de s»
tía que piensa que no los ha de ver por acá, y como ella está sola, que ames con los hijos no se
acordaba tanto desa tierra.
De por acá no hay otra cosa que íes hacer saber, sino que Nuestro Señor les ponga en corazón
que acá nos veamos. A los señores Martín de Madrid y a su mujer y Alonso de la Torre y a su mu­
jer y al señor Miguel Gómez con todas sus casas les besamos las manos, y si v.m. se le hiciere ca­
mino para Brihuega, dará mis encomiendas al señor Alonso de Ribas y a su mujer. Nuestro Señor
nos conserve en su santo servicio. De esta ciudad de Los Angeles, a postrero de'abril de MDLX-
XI años, donde quedamos a servicio de vs, mds,,
Diego de Pastrana
(Al muy magnífico señor Juan Díaz, mi señor tío, en Fiíentelaencina de la provincia de Casi i-
lla). I (l.G. 2054)
i

161 .
Juan de Brihuega a su hermano Pedro Garda, en Brihuega.
Puebla, 16.1.1572
Señor hermano:
La presente es para hacerle saber cómo, gloria a Dios y a su bendita madre, estamos buenos
yo y mi mujer e hijos, y aunque a la sazón m¡ mujer ha estado muy mala de dolor de costado y ha
estado muy peligrosa, porque estaba preñada en siete meses, y la sangraron seis veces, y a esta
causa llegó a tanto peligro. Tenemos trer r.iñ'as y un niño, dos niños que nos han nacido acá, y a
Juanico y a Marica que de allá trajimos, sin los que se nos han muerto y lo que mi mujer tiene en
la barriga.
En lo demás, gloria a Dios, nos va bien, que tengo un obraje con doce telares de paños, con
la gente que es menester en él, y tengo cuatro negros y una negra, y estamos bien puestos para ga­
nar de comer, si Dios fuere servido.
En ésta no seré largo, por estar el mensajero de partida, que es el que la presente lleva, que se
llama Diego Rodríguez, vecino de esta ciudad, grande amigo mío. Si Dios fuere servido, con otro
mensajero escribiré más largo de lo que por acá pasa. Lo que en esotras cartas que le escribo le
torno a rogar eri ésta, y es que yo tengo gran necesidad de él, por tener tan gran trato en mi casa,
para regir las perchas y el batán, que apenas hallamos acá oficíales que lo entiendan, por eso le
importuno que con su mujer e hijos arrínque (?) lo más presto que pudiere y se venga a esta ciu­
dad de Los Angeles, y esto no le tenga más que rogar, y si le faltaren dineros, en el navio que en­
trare para pasar acá, diciendo cómo tiene acá hermana tan rica, le fiarán la mitad del pasaje, que
yo lo pagaré en llegando acá todo, y si supiera cierto que su venida había de ser cierta, yo le envia­
ra con que pasara,
AI reverendo Juan García Navarro darás mis besamanos, y que me encomiendo en sus ora­
ciones, que ya le escribí en la otra dota; no sé si se llegó allá. Al señor Juan Ruiz y a todos mis ve­
cinos en general dará mis besamanos con todos los demás mis señores y amigos, y con tanto ceso.
Nuestro Señor guarde la muy noble persona de v.m. como yo deseo, y que presto nos veamos jun­
tos en esta ciudad de Los Angeles, donde quedamos, a dieciseis días del mes de enero de 1572. Be­
so las manos de v.m.,
Juan Brihuega
(A mi señor hermano Pedro García, mi señor, en Brihuega). tl.G. 2054)

162 .
Martin Fernández Cubero a su sobrino Pedro Hernández Cubero, en Fuentelaencina.
Puebla, 21.111.1572
Sobrino:
Muchas veces os he escrito dándoos cuenta de mi vida y la manera y orden que después que a
esta tierra vine he tenido en este trato y granjeria para ganar de comer, porque realmente, como
esta tierra es tierra gruesa y no muy cara de los bastimentos, y estando como yo continuamente he
estado y vivido solo, he ganado muy largo, como esos señores que de acá han ido lo podrán muy
bien decir como testigos de vista, en especial el señor Alonso Hernández y el señor Alonso de R¡-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 155

bas, el de Brihuega, porque anduvimos juntos mientras por acá estuvieron, y fuimos muy grandes
amigos, por ser como éramos todos de una patria, y así al tiempo que cada uno de ellos se fue a
esa tierra, a todos se les hizo de mal el apartarnos los unos de los otros. Y con el señor Alonso de
Ribas os escribí otra carta, y en la flota pasada recibí la respuesta de la carta que con él os había
enviado, por la cual dais, sobrino, a entender que os casastes, y muy a vuestro contento, con Ca­
talina, hija del señor Alonso Gil, la más pequeña, y que os dieron con ella hasta trecientos duca­
dos. Ello sea para servicio de Dios y para vuestro contento, mas sí vos, sobrino, quisiérades al
tiempo que yo os escribí con Alonso Hernández, el de Pastrana, pues entonces pudiérades mejor
que no ahora, pues os estábades mozo, pasar como yo os avisé con algunos de los que vinieron de-
sa tierra, que si vos viniérades entonces, con el ayuda de Dios yo pudiera poco o yo hiciera que
vuestro casamiento valiera por lo menos de quince mil pesos arriba, porque acá no se estiman los
hombres que tienen las partes que vos tenéis en tan poco como vos os habéis estimado, aunque yo,
por haberme estimado tanto, estoy ya viejo y por casar, como muchas veces os lo he escrito, pues
con todo eso vivo muy a mi placer, y sin cobijo alguno de lo que los otrps viven de hijos y mujer.
Cuando el señor Alonso de Ribas se fue de esta tierra quisiera, si pudiera, irme con él, y él lo
deseaba mucho más. Como yo tenía la mayor parte de mi hacienda y trato fiada, no pude desocu­
parme, y hubiera librado harto mejor, porque, como soy viejo y cargado, viniendo de camino, al
apearme de un caballo caí, y me quebré una pierna, y me costó la caída más dos veces que yo
gastara si con él me fuera, y diera por bien empleado haberme dejado acá la mitad de mi hacienda
si yo supiera que este suceso había de haber. Y creo que son mis pecados, porque no me puedo ro­
dear todas veces, y como hombre no tiene quien 1c duela ni le guarde su hacienda, todo anda co­
mo Dios quiere, que me costó el tiempo que estuve en la cama de entradores y salidores que no lo
acabo de averiguar, lo cual no fuera así si yo tuviera alguna persona de vosotros que me guardara
mi hacienda, echo menos un deudo a quien yo hiciera hombre. Y he sido tan desgraciado cuanto
vosotros cobardes, no haber uno de vosotros que tuviese ánimo, teniendo el arrimo que vosotros
acá tenéis en mí, para aventurarse a venir a verme y a gozar conmigo de mi hacienda, pues muchas
veces lo he escrito, como bien sabéis, que importuné a vuestro padre, y nunca quiso disponerse,
que otros tienen ánimo sin tener arrimo de por esa tierra, y con ellos hace hombre lo que puede sin
deberles nada, sino por ser desa tierra. Así que, sobrino, ruégoos por amor de Dios que, pues
cuando mozo no quisistes, que ahora con vuestra mujer e hijos, que decís tenéis dos, os vengáis
por acá, que mediante Dios mi deseo no es otro sino ver cosas mías en esta tierra, para favorecer y
ayudar con mis bienes y para tener quien mire por mí ahora a mi vejez, -que más que nunca lo he
menester para mi consolación, pues por la voluntad de Dios carezco der quien me la dé, que con
valer de veinte mil pesos arriba lo que tengo en trato, no me da contento alguno en no tener here­
deros ni hijos a quien dejarlos. Y para eso me daréis, sobrino, grandísimo contento si quisiéredes
veniros conmigo, porque yo no tengo para quien sea sino para vosotros, si de vuestra parte hicié-
redes lo que en vos es, que venidas, yo haré lo que en mi fuere, que mientras yo viviere, no os de­
jaré, porque no deseo otra cosa sino teneros conmigo, y después de mis días yo os dejaré lo que
tengo, pues yo lo he ganado para vosotros; si Dios os da ventura, lo quiero. Y sí por ventura aho­
ra que hay oportunidad no viniéredes, sí Nuestro Señor se sirve de mí, algún día os pesará, y que­
rréis y no podréis. Por ésta no digo más.
De mí sobrina Mana, su hija de Francisco Fernández, mi hermano, me avisad si se casó, y si
no, que le ruego yo aguarde, que yo le enviaré con qué se case, si aguarda un año o dos, que hon­
radamente se pueda casar. Nuestro Señor os tenga de su mano para su santo servicio. De esta ciu­
dad de Los Angeles, a veintiuno de marzo de mil y quinientos y setenta y dos años.
A los señores Martín Gómez y a su mujer e hijos y al señor Francisco Sánchez del Moral y
Alonso Sánchez, su hermano, y a todos los demás que por mí os preguntaren, daréis mis enco­
miendas. A vuestra mujer e hijos daréis mis encomiendas, que es tan grande el deseo que tengo de
veros acá que no lo sé encarecer, porque entiendo que en gustando esta tierra no os acordaréis de
la vuestra. El que todo bien os desea,
Martín Fernández Cubero
(A mi sobrino Pedro Hernández Cubero, en Fuentelaencina, de la provincia de Zorita).
(I.G.2054)

163.
Macario de Anzures a su cuñado Francisco Barbero, en Brihuega.
Puebla, 25.IV. 1573
Señor hermano:
Otras muchas cartas le he escrito a v.m., y creo ninguna le han dado, pues de ellas no he habi­
156 ENRIQUE OTTE

do respuesta. En ésta seré breve, porque escribo otras muchas duplicadas por muchas partes, y de
una u otra no pueden dejar de ir a poder de v.m. V es haciéndoles saber cómo yo no tengo hijos,
ni orden mi mujer, si Dios no lo provee, de parir. Toda esta hacienda deseo haya en quien se pue­
da emplear, que se me pierde, y si v.m. y la señora mi hermana e hijos se determinan de venir por
acá, sea luego en la primera armada, porque habrá muy mucho en que se aprovechar. Que tengo
unas estancias de pastel, y pues él entiende cosas del campo, podrá ocuparse en ellas, y yo lo gasto
en mi tinte y obrador. Y asimismo me dicen tiene casada una hija con Juan de Iñigo, el mozo, y es
muy buen maestro de batán, y pues lo ha usado toda su vida, se venga con su mujer por acá, jun­
tamente con v.m., que yo le daré mi batán, Y en él ganará muy bien de comer con su industria,
porque acá se hallan muy pocos oficiales para los batanes. Y aunque vengan empeñados para su
flete, no Ies dé pena, que yo lo supliré todo. Procuren sacar luego licencia, y a venir en la primera
flota, que acá les sobrará lo que allá les falta, y será a su aprovechamiento. Y lo que yo tengo, es
todo para vs. mds.
Y pues creo llegaián otras carias muy más largas y prolijas, en ésta no diré más, sino que
v.m. me encomiende a mi señora madre, aunque, si las cartas van alia, también le escribo, y a to­
dos mis hermanos, con la señora mi hermana Isabel de Anzures, y su mujer e hijos, y los vea yo en
esta tierra con la brevedad que yo deseo y necesidad tiene mi hacienda. En particular no escribo al
señor mi hermano Rodrigo de Anzures, porque le escribo de por sí. Nuestro Señor le guarde y dé
salud y descanso que yo les deseo. De esta ciudad de Los Angeles, y de abril veinte y cinco de mil y
quinientos y setenta y tres años. Desea todo su bien como hermano verdadero,
Macario de Anzures
(A mi señor hermano el señor Francisco Barbero, en el arzobispado de Toledo, junto a Gua­
dalajara, en la villa de Brihuega). (1.0. 2054)
(Véase carta n.° 171)

164.
Tomás de la Plaza, deán_dg Tlaxeala, a su hermana Leonor de la Plaza, en Alburquerque.
Puebla, 9.111.1574
Señora hermana: ;
Porque escribo largo siempre al señor mi hermano Francisco lzquerra, no me resta que escri­
biros a vos sino lo mismo que a él, que sirve de poco decirlo dos veces, mas aunque esto sea, por
daros contento digo que yo querría que me enviásedes acá a vuestro hijo el estudiante, si está para
enviar, como al señor mi hermano escribo, y aunque no esté tan adelante como allí pido, me hol­
garé que venga, porque, siendo el que debe, importa mucho su venida a esta tierra antes que yo
muera, para que le ponga, mediante Dios, en tan buen punto y estado que os dé buena vejez y
ayude a sus hermanas. Traerle ha consigo el canónigo Antonio de Vera, que es otro yo, el cual va
a corte y volverá en esta misma flota, y como entre en su poder y compañía perded cuidado y ha­
ced cuenta que viene y está conmigo.
Yo tengo salud, loores a Dios, el cual os la dé y tenga de su mano. A todas mis sobrinas abra­
zad en mi nombre, y les encomendad que rueguen a Dios por mí. De esta ciudad de Los Angeles, 9
de marzo de 1574,
vuestro hermano
Deán de Tlaxeala
(A la muy magnífica señora Leonor de la Plaza, mi señora, en Alburquerque).

165.
Tomás de la Plaza, deán de Tlaxeala, a su cuñado Francisco lzquerra, en Alburquerque,
Puebla, 9.111.1574
Muy magnifico señor:
En la flota pasada escribí a v.m. largo y le envié ciertos dineros que, según tengo aviso de
Melchior de Villanueva, los había v.m. ya recibido cuando Nuflo Nieto vino a Sevilla por los qui­
nientos que envió Espinosa, y pues que responden los de Sevilla a quien les va poco en ello, justo
fuera que v.m. y mis sobrinas respondieran. Bien creo que no habrá sido destruido ni pereza ni do­
lerías el gasto de un pliego de papel, sino que lo habrán dejado para cuando vuelva la flota, pare-
ciéndoles que basta, y asi es que poco va en ello. Ahora envia a v.m. Espinosa cien pesos en pago
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 157

de una agujeta que v.m, lo puso en un treno entre Zafra y el castillo de Montáchcz, y porque
ha menester proveer su persona y servicio de muchas cosas, no envía más.
Yo no envió dineros al presente porque no puedo, como allá dirá el señor Pedro Rodríguez
Caballero a v.m., que voluntad no me falla ni faltará con las obras posibles.
Si el estudiante, mi sobrino, hijo de v.m ,, que no se me acuerda como se llama, es virtuoso y
hábil, como tengo dicho, y tiene ya edad para ordenarse y quiere ser sacerdote, envíemelo v.m,
ahora que tiene muy buena coyuntura y comodidad para ello, que no ha menester sino solo vestir­
lo para que venga como quien es, porque un canónigo de esta iglesia, que se dice Antonio de Vera,
que es mí propia persona, va a España en esta nota a negocios que se le han ofrecido en corte, y
no podía ir de las Indias otro que mejor ni con más voluntad hiciera mis cosas que él, del cual es­
toy tan confiado que creo me hará ventaja, y que aunque yo fuera no le igualara, con el cual po­
drá v.m. enviar su hijo y perder cuidado. Pero si no está hábil y no es virtuoso, no lo envíe v.m.,
porque no se sufre enviarme quien a mí me dé acá pena y enojos, porque no lo sufriré, ni tendrá
en mí más que si no fuese mi deudo, ni aún de mi patria. Mas si es hábil y virtuoso, aunque le falte
un año o dos de edad para ser sacerdote, envíemelo v.m., porque este tiempo se ocupará en refor­
marse mejor en su estudio y en aprender la lengua mexicana, para que luego, en cantando misa,
sea proveído por vicario, donde gane largo de comer para sí y para ayudar a sus hermanas. Y este
negocio es de tanta importancia como ha sido y es el de Espinosa, que acá está tan bien puesto que
él solo podrá casar a sus hermanas, dándole Dios salud. Asi que el canónigo Antonio de Vera va a
corte en esta Ilota, y dándole Dios salud ha de volver en la misma flota, y creo vendrá por esa villa
de Alburquerque por ver a v.m, y a mi señora hermana Leonor de la Plaza y a todos mis sobrinos
y deudos, para lo cual, si así fuere, esté v.m. apercibido para regalarlo y darle contento siete u
ocho días que ahí podrá estar, y desde casa de v.m. podrá traer consigo a mi sobrino, si conviene
que venga, como dicho tengo, y sí no fuere a Alburquerque, que se podrían ofrecer causas para
ello, en sabiendo v.m. que está de vuelta en Sevilla para venirse en la flota, envíelo v.m. el mozo
con carta para él y para mí, que fácilmente tendrá v.m, aviso de su estada en corte y partida para
Sevilla por la vía de mi sobrino el licenciado Plaza, con quien et canónigo forzosamente se ha de
comunicar sobre cosas que le importan a él y a sus hermanas, en lo cual se cumplirá acá lo que él
determinare allá, y así a lo que dijere y firmare, en esto y otra cualquiera cosa se le podrá dar cré­
dito, porque acá se aprobará y cumplirá, ultra de que él solo es bastante para cumplirlo.
Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. guarde y prospere como yo deseo con vida
y salud de mi señora hermana y sus hijos, cuyas manos beso muchas veces. De esta ciudad de Los
Angeles, 9 de marzo de 1574, muy magnifico señor, besa las mañosa v.m. su hermano y capellán
Deán de Tlaxcala
Al señor Alonso Hernández Vivas que beso las manos a su merced y haya ésta por suya, por­
que no se me ofrece otra cosa que escribir más de lo que aquí se contiene, y porque me remito a
una que le escribe Pedro Gómez Espinosa en su nombre y el mío.
(Al muy magnifico señor Francisco lzquerra, mí señor, en Alburquerque), (I.G, 2056)

166.
Hernando Ortega a su hermano Juan de Ortega, en Montemolín.
Puebla, 1. IV, 1574
Señor herm ano:.
El que la presenté dará a v.m, es mi señor Alvaro de CÍáceres. Va a esos reinos a un cierto ne­
gocio, volverse ha en la propia flota, placiendo a Dios. Yo querría v.m, se viniese con él, y que
vendiese toda su hacienda y se emplease en lo que mi señor allá dijere que, placiendo a Dios, se ha
de trasdoblar la moneda, y venido que acá sea quería, siendo Dios servido, casarle con una hija de
mi mujer y del primer marido que tuvo, porque en ello ganaremos nosotros mucho, porque son
buenos, y mi hija tiene buena hacienda y no es fea, antes tiene muchas virtudes. De todo esto se dé
parte a todos nuestros parientes, principalmente a tío Jero Mateos y Juan de Castro y Garcí Her­
nández y nuestra tía Mari Gómez y a todos los demás parientes, que por ser muchos aquí no nom­
bro, a todos los cuales beso muchas veces las manos. También le muestre esta carta al licenciado,
nuestro sobrino, porque, aunque le escribo, no le doy parte de este negocio, y también se dé parte
a nuestra hermana Catalina Rodríguez, y le diga que tenga ésta por suya ella y todos sus hijos, y ni
más ni menos Benito de Chavez con mi señora sobrina, y que les beso las manos muy muchas ve­
ces, y que porque lo hace tan mal en no me escribir que me escriban. Y dígale a Benito de Chavez
y a mi señora sobrina cómo nuestro hermano Francisco de Castro es ya clérigo, y que es muy
hombre de bien, que por estar él fuera de aquí no escribe.
158 ENRIQUE OTTE

Y porque en otra carta que escribo a nuestra hermana Isabel de Ortega doy larga razón de todo,
en ésta no más, de que a todos nuestros parientes, todos sin dejar a nadie, les beso las manos muy
muchas veces. De esta ciudad de Los Angeles, y de abril primero de 1574 años, besa las manos de
v.m. su hermano, que su bien desea,
r Hernando de Ortega
Y si acaso acordare de venir, venga tratado como hombre de bien, y no se desperdicie en un
solo real, que venga que no venga, y sobre todo ser hombre de bien.
(A mi señor hermano Juan de Ortega, en Montemolfn, en el maestrazgo de Santiago).
(I.G. 2056)

¡ 167.
Jerónimo Rodríguez a su mujer,Francisca Rodríguez, en Triana. -
1 Puebla, 20.111.1575
Hermana:
Por una carta que escribo a nuestro hermano Hernán Martín le suplico que, si tiene lugar,
que os traiga a estas partes, porque, por mal que lo paséis, lo pasaréis mejor, la causa por estar al
abrigo de vuestro marido, y porque el hombre ya está hecho en esta tierra, especialmente habién­
dose ya muerto vuestra madre, que era el abrigo que en esa tierra teníades. Y pues así es, no se os
ponga ninguna cosa por delante, pues en ello me daréis contento. Ya le escribo a mi hermano có­
mo Juan Tejeda ha de llevar setenta pesos. Si los gastare mi hermano, yo lo pagaré, y pues yo no
sé la causa por qué yo no haya recibido cartas, sabiendo donde yo estoy, y si recibisteis cincuenta
pesos de Alonso Pérez, hijo de Alonso Gato. Y si acaso vuestro hermano Hernán Martín no estu­
viere en esas partes, no faltará alguna señora que venga a estas partes donde os arriméis, y esto si
a dicha alguno de nuestros parientes o hermanos no quisieren con vos. Y en allegando a la Vera-
cruz podréis escribir a casa de Cosme de Palacios en la ciudad de Los Angeles, porque yo acudiré
luego con lo que fuere menester para pagar el flete, y lo que hiciéredes de costa con la {?).
A mis hermanos daréis mis besamanos, si aportan por esa tierra, y a vuestra prima Elvira
García y a mi compadre Diego Hernández y a su mujer Ana Martín y a todos los demás parientes
y amigos. En esto no tengo más que os encargar, sino que quedo rogando a Dios, Nuestro Señor,
me os deje ver como yo deseo. De esta ciudad de Los Angeles, a 20 de mano 1575 años,

vuestro marido Jerónimo Rodríguez


(A mi señora mujer Francisca Rodríguez, en la calle del Peral, en Triana),
(I.G. 2059)

168.
Alomo Condado a su hijo Andrés del Condado, en Atanzón,
Puebla, 13.V1I.1575
Hijo:
Con Pascual López recibí una tuya, que la tenía bien deseada. Holguéme mucho en saber que
tenga salud, aunque mayor me la dieran le hubieras venido con él, pues hubo tan buena ocasión,
que él dice te lo rogó, y que tu tía no te dio licencia, Pero si tú tuvieras gana de venir, no era ese in­
conveniente. Como eres mozo, no consideras que somos naturales a la muerte, y que podría yo
morirme, y no habiendo a nadie que le hereda, desperdiciarse la mitad de la hacienda que Dios ha
sido servido de darme, que es buena. Hazme placer que al momento te vengas. Y para hacer el
viaje te dará el señor Alonso Ruiz cien ducados, y yo quedo acá a darlos por él a una persona que
los debe. Y mira que traigas vestidos para tu persona para muchos días, porque por acá vale muy
caro todo. En esta tierra te hallarás bien, que es muy abundosa de todas las cosas. Vuelvo a rogar­
te que te vengas luego, porque, dejado aparte lo que he dicho, le he menester para que me ayudes,
porque cada oficial me cuesta mucho. No tengo más que decirte en esto.
A tu tía escribo sobre lo demás. A Juan Barbero y Pedro de González darás mis besamanos y
a sus mujeres. Nuestro Señor te guarde y traiga con bien, como yo deseo. De la ciudad de Los An­
geles, a trece de julio de mil y quinientos y setenta y cinco años. Tu padre, que tu bien desea,

Alonso Condado
(A mi hijo Andrés del Condado, en el Atanzón). (I.G. 2057)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 159

• 169.
Ana Maclas a su prima María Deza, en Talavera.
Puebla, 6.XJ1.1575
Señora hermana;
En oirá sin ésta he suplicado a v.m. me haga merced de me mandar acá a su yerno y a una de
sus hijas, la doncella, pues v.m. sabe que yo no tengo a quien pueda dejar en esta tierra lo que ten­
go. Será justo que, para que no goce de ello quien no es suyo, que v.m. lo anime a que venga y
Iraiga a su mujer, que yo le quedaré con que viva muy descansado,-y si se quisiere volver, bien
puede, que yo Ic daré con que se pueda mantener en esa tierra. Y si determina de venir, se procure
por Marcos de Sandoval en Sevilla en casa de don Jorge de Portugal, que de allá lo encaminarán,
y le darán lo que hubiere menester. V.m. no haga otra cosa, porque en ello me hará muy gran
merced.
De la muerte del señor Andrés Pérez me pesó muy mucho. Nuestro Señor perdone su ánima,
y a v.m. de salud, para que por ella y las demás haga bien. De la Nueva España y de la Puebla
de Los Angeles, seis de diciembre de MDLXXV años, a servicio de v.m..
Ana Macías
(A mi señora hermana María Deza, en Talavera de Badajoz). (l.G. 2057)

170.
Alonso Morales a su primo Juan Ramiro, en Trujillo.
Puebla, 20.11.1576
Señor hermano:
Porque sé que os holgaréis de saber de mí, os escribo, y por esa carta os quiero dar cuenta có­
mo, bendito Nuestro Señor, trajimos tan buen tiempo por la mar, que por pasatiempo tendría an­
dar en ella, porque nos sucedió tan bien, que no pudo ser mejor. Mas sé os decir que después que
salimos a tierra pasamos algún trabajo hasta llegar a esta ciudad de Los Angeles, y en llegando me
tentó la tierra, y estuve harto malo, mas fue Nuestro Señor servido de darme salud para trabajar,
Y aquí tenemos tienda yo y vuestro hermano, y nos va bien, y no nos falta que hacer para noso­
tros y para cinco y seis obreros. Y sabe que si allá nos daban por un ferreruelo y un sayo ocho rea­
les, acá nos dan treinta y dos, y por un jubón estofado nos dan tres pesos, que son veinte y cuatro
reales, y por uno de mujer dan dieciseis reales. Que si un obrero cose por piezas, gana cada día
ocho o diez reales, y si por jornal, le dan seis reales y de comer. Así que me haréis muy gran placer
de quitaros desa miseria y de veniros acá, porque para vos será provecho y para mí muy gran con­
tento veros en esta tierra, porque yo os hago juramento a Dios que siempre estoy pensando en
vos, y con harta pesadumbre algunos dias, que descansaría sí acá estuviésedes, porque os podría
dar cuenta de mis negocios. Yo trabajo todo lo que puedo, y no llevo nada a vuestro hermano por
este año, porque se lo debo, como sabéis, aunque se me ha dado en bofetada muchas veces, y no
él, porque al fin hízolo con buena voluntad. Hacedme tanto placer que os vengáis con el que las
cartas lleva, que es compadre de vuestro hermano, y se dice Francisco Márquez, porque a él se lo
habernos encargado yo y vuestro hermano. Y él dice que os traerá como vos queráis venir, Y tened
por muy cierto que, si tuviera la posibilidad como os tengo la voluntad, que os enviara algún dine­
ro, mas yo os juro como cristiano que yo no llevo blanca de todo cuanto trabajo por ahora, por­
que veo la buena obra que vuestro hermano me ha hecho, Y también llegamos empeñados en más
de cien ducados. Mas en cuatro meses los ahorramos, y más, porque, como digo, se paga muy
bien la obra. Y las comidas son baratas, que por un real dan dieciseis libras de vaca, y de carnero
dan ocho por un real, y dan ocho panes, y el trigo se coje dos veces en el año, y vale una fanega
tres o cuatro reales.
Y si no venís, sabed que me enojaréis mucho. Y haced porqu.e venga mi hermano Pedro con
vos, y deja esa ruin tierra, porque no es más de para quien tiene mucho dinero, y acá, por pobre
que sea un hombre, no le falta un caballo en que andar, ni tampoco le falta de comer solo. B1vino
vale caro, que vale seis reales un azumbre, mas no por eso lo dejamos de beber, porque en tanto
tenemos acá un real como allá un ochavo. No quiero encargároslo más, porque bien entenderéis
que os tengo buena voluntad.
No tengo más que os avisar, sino que me hagáis merced de darme a Francisco Hernández mis
besamanos, y a Pedro Martín, y a Orellana, el sastre, y a Pedro Martín, y a Pedro González, y a
todos los que sabéis que son mis amigos y vuestros, y primeramente a nuestros hermanos y parien­
tes. Y con esto ceso, sino de rogar a Nuestro Señor os traiga a esta tierra, y os dé tanta salud como
160 ENRIQUE OTTE

yo para mí deseo. Fecha en ia ciudad de tos Angeles, a XX de febrero de mil DLXXVI años.
Quien todo bien os desea, vuestro hermano,
Alonso Morales
(Para mi señor primo Juan Ramiro, en la ciudad de Trujillo, o adonde estuviere).
(I.G. 2058)

171.
Macario de Anzures a su hermano Rodrigo de Anzures, en Brihuega.
Puebla, 18.IH.1576
Muy magnífico señor hermano:
Quisiera yo ser mensajero, para gozar de la vista de v.m. y de mi señora hermana y madre,
mas pues no podemos por vista, sea por carta las veces que pudiéremos. Y en esto v.m. me la haga
no tener descuido, porque para mí y mis hermanos será mucha merced de la salud de todos.
Hago saber a v.m. la tenemos; con el señor Diego de Anzures y Pedro de Anzures, nuestros
hermanos, desean la tengan v.m. El señor Diego de Anzures fue alcalde de esta ciudad el año pa­
sado, y cumplió para navidad de este año de setenta y cinco y principio del de setenta y seis. En
dejando la vara compró de su majestad ser alférez de esta ciudad y regidor, oficio de mucha hon­
ra. Creo que este fin no irá a España lan presto, y como Pedro de Anzures sea escribano, lo mis-
mp, porque con sus oficios no creo irán a España tan presto como quisieran. Desean tener en esta
tierra cosas de v.m. en quien poder hacer algo de lo que deben a las buenas obras, que de v.m. co­
mo padre han recibido, porque el nuestro para nos hacer bien nunca tuvimos, no lo conocimos,
loado sea Nuestro Señor, sino v.m., y yo lo deseo más que todos. Suplico a v.m., pues tiene otros
hijos, que le quedan hijas muchas que poner en recado, envíe a Diego de Anzures, mi sobrino,
porque en mi obrador de paños lo he mucho menester. Y yo le daré la mitad del interés, con que
favorezca a v m. y a mis sobrinas, pues son pequeñas, y en este tanto ganará de comer largo do yo
estoy, y el favor de los señores nuestros hermanos, donde v.m. tenga algún remedio para poner en
cobro mis sobrinas, conforme v.m. es. La misma voluntad tiene el señor Diego de Anzures y Pe­
dro de Anzures, nuestros hermanos, y en esto, que tanto va, ponga v.m. remedio, y no !o eche en
olvido, y sea en la primera armada.
El señor Angulo y su casa creo se irán el armada de setenta y ocho, porque tiene vendida su
hacienda. Todos los demás desa tierra, con Gonzalo Díaz y su mujer y los demás que v.m. desea
saber, están buenos. Ganan de comer largo, aunque las alcabalas atajan algún tanto de lo que so­
lían. Mas la tierra es tan buena que todo lo sufre.
Dará v.m. mis besamanos y un abrazo a mi señora madre, y a la señora mi hermana, su mu­
jer de v.m., con los señores vecinos Hernando Carrillo y su mujer e hijos, con el señor Lope de
Miranda, y todos los demás que v.m. me hiciere merced, que será para mí muy grande. Y sea yo
avisado de cosas nuevas que de allá pasan, que será para mí todo el contento del mundo saber
siempre de vs. mds, A la vieja ama de mi señora Juana del Angel me encomiendo, y que si Dios
me lleva a España, que yo haré por ella todo lo que me pidiere.
Y pues no se ofrece otra cosa, Nuestro Señor guarde v.m. por muchos años, como por mí, su
menor hermano, es deseado. De esta ciudad de Los Angeles, y de marzo diez y ocho de mil y qui­
nientos y setenta y seis años. Menor hermano de v.m., que está para su servicio,
Macario de Anzures
(Al muy magnífico y mi señor hermano Rodrigo de Anzures, en España, en el reino de Tole­
do, junto a Guadalajara, cinco leguas, en la villa de Brihuega).
(I.G. 2057. Véase carta n.° 163).

172.
Alonso Ramiro a su cuñado Pedro Alonso, en Cabañas.
Puebla, 25.ni. 1576
Señor hermano:
Ya he escrito otra carta, en la cual daba cuenta cémo estábamos buenos de salud, y de cómo
no había ido por Ja mar, y ésta no es más de para rogaros que hagáis a Juan que se venga a esta
tierra, y también holgara mucho que vos y vuestra mujer e hijos os viniérades también y os quitá-
redes de esa miseria que en esa tierra hay, porque es cierto que no sé cómo os podéis sustentar.
Acá ganaríades más en un mes a vuestro oficio que allá en un año, y hacedme placer que os dis­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS m
pongáis a venir, que todo es ponerse a ello, y si no tuviéredes dineros para fletaros, aunque os fal­
ten algunos, os fiarán hasta pasar acá, y venidos, yo pagaré todo lo que se debiere, y os ayudaré a
poner casa y tienda, porque a m í me va bien, bendito sea Dios, y con vos y mi hermana y sobrinos
ya veis el contento que tendré, especialmente estando tan solo como estoy en esta tierra. Ya os es­
cribí lo que nos daban de hechura de las ropas, y el valor de los bastimentos, y más os digo que va­
le una vaca diez y ocho y veinte reales, y un carnero cuatro reales, y si acá quisiéredes ser labra­
dor, aprovecharos ha el trabajo mejor que no allá, porque es la tierra fértil y abundosa, y se coge
pan dos veces en el año, y es una tierra templada, que no hace frío ni calor demasiado; y porque si
viniéredes acá lo veréis todo, no digo más.
Si hubiéredes de venir a estas partes, lo primero que habéis de hacer ha de ser ir a la corte por
licencia, y luego, habida la licencia, venderéis lo que tuviéredes y haréis todo el más dinero que
pudiéredes, y vendréis a Sevilla y concertaréis el pasaje por lo menos que pudiéredes, y meteréis el
matalotaje que os pareciere que habéis menester, y antes que sobre que no falte, y meter algunos
regalos para el viaje. Y si quédáredes a deber algo, escribidme con el navio de aviso, que yo iré al
puerto y lo pagaré todo, y os llevaré a mi casa. Y plega a Nuestro Señor que vengáis, y con tan­
to contento como nosotros venimos, que es cierto que es tanto el deseo que tengo de veros acá
que no lo podréis pensar. Yo confío en Dios, Nuestro Señor, que algún día nos hemos de ver
acá juntos.
Yo y mí mujer y los niños quedamos buenos de salud, y así rogamos a Dios que la tengáis to­
dos. A todos mis hermanos daréis mis encomiendas, y a mi hermano Andrés Ramiro y a su mujer
y al señor Salvador Cerezo. Y a todos esos señores que sabéis que eran mis señores y amigos y lo
eran de mi padre daréis mis besamanos. A mi hermana que le ruego yo que se anime a salir de tan
ruin tierra para venirse a la buena. Nuestro Señor sea con todos y les dé tanta salud como yo para
mi deseo. Fecha en la Puebla de Los Angeles, a veinte y cinco días del mes de mareo de mii y qui­
nientos y setenta y seis años. Para lo que mandáredes, vuestro hermano
Alonso Ramiro
(Al muy magnífico señor Pedro Alonso, en la villa de Cabañas; está seis leguas de Trujillo,
en Extremadura). (I.G. 2057)

173.
Sebastián Pliego a su hermano Pablo Pliego, en fator.
Puebla, marzo de 1581
Muy deseados señores hermanos:
La presente es para haceros saber cómo, loado Dios, estamos buenos, con deseo de saber de
su salud y de todos, mas les hago saber que otras cartas he avisado entrambos hermanos que, vista
la presente, vendan lo que tuvieren entrambos Baltasar Díaz y vos, hermano, y, vista la presente,
tomen los recaudos y vayan a Madrid, que en llegando Ies darán recaudo, porque va cómo soy ve­
cino de la ciudad de Los Angeles, y envío dos poderes con dos testimonios paía que, en llegando,
les darán licencia, y traigan sus informaciones de todos tres, y más un testimonio de mi mujer có­
mo está casada conmigo, y traigan también de Tendilla de Mancortes, y tomaréis tan buen recau­
do como ellos traerán, y vendan lo que tuvieren en Tendilla, y con lo que tuvieren vengan, y sean
hombres para hacer lo que fuere menester. Mira que los dineros no los darán sino a mi mujer,
porque va así. Vos darán cien pesos en reales, y más favor,i y más que va en el poder que os fíen
hasta docientos pesos para flete. Mira que no habéis de tomar cámara, ni camarote, sino un ran­
cho, como a los demás. Mira por esa gente que a vos os va para sacaros de comer pan de cebada,
por eso por amor de Dios que miréis lo que hacéis, y tened mucha paciencia. Y encomendadlo a
Dios y su madre bendita, que todo se os hará bien.
Mira que habéis de decir en Sevilla veinticinco misas, que os la dirá el maestre Cañal, que está
en la compañía, que tengo hallaréis en él cualquier favor. Animados, que a buena tierra venís,
la mejor que hay en el mundo. Lo que habéis de hacer en Sevilla, presentar vuestras licencias en
La Contratación. Y adonde venís, iréis a Santa María la Blanca, al jurado Sepúlveda, para el na­
vio y si no, otros muchos hay, y concertad el flete, y déos mi mujer alguna cosa para que vayáis a
Madrid.
Mira que no gastéis sino muy receladamente, porque tengáis para los puertos que meter algún
recaudo. Toma dos arcas, que os lo hurtarán todo, y dormid juntos. De la comida para cada uno
un quintal de bizcocho, y lo demás como mejor viéredes. En las cartas de mi mujer lo dice más
claro. Para mi mujer cómprenle en Sevilla una buena saya de palmilla de Baeza, con sus fachas, y
más un subido, con unos chapines;'a m í unas medias de aguja, y un jubón de holanda; pa­
162 ENRIQUE OTTE

ra las niñas zapatos, y lo que pudiéredes, ésíe lo hemos ordenado yo y mi hermano Francisco de
Pliego. Mira que os aguardo el agosto que viene en el puerto con seis caballos, algunos regalos, y
si no me la traéis, no veréis más letra mía ni real, porque es grande coyuntura. Por amor de Dios
os ruego que vengáis como hermanos, que vos lo habéis de hacer todo y de vos me confío.
A mi señor y señora que Dios los tenga de su mano, que no los tenga olvidados. A mi señor
Pedro de Torres y a mi señor Cristóbal Ruiz con las señoras, que les beso las manos. Al señor be­
neficiado con todos los desa tierra quien v.m. mandare, que les beso las manos. Mira que con lo
que tuviéredes, venid, no haya falta, que me va mucho.
No digo más, sino que quedo en la ciudad de Los Angeles para lo que os cumpliere, como
hermano que vuestro bien desea, de marzo de MDLXXX1 años.
Meted doce botijas de agua, amén de los darán cada día media azumbre para cada uno de
agua. Meted un servidor para las mujeres. Al hermano Baltasar Díaz, que se anime. Han de llevar
las señas de mi mujer e hijos a Brfhuega, para hacer las informaciones.
Si halláredes un buen mancebo para María de Pliego, desposadla, que sea hombre de bien,
que yo le daré acá su casamiento.'Dígoto por si no quiere venir Baltasar Díaz, para que traiga
compañía.
Hermano, digale a Blas Mateos que dice su hermano que sea hombre, y que se atreva a venir,
que él pagará el flete. Mira que se llama el hacedor de Juan de Brihuega Franco Gómez, o en su
ausencia su cufiado Alonso Rodríguez de Valencia. Mira lo que hacéis, pues me fío de vos mi hon­
ra y mi vida, mi mujer e hijos. Y vive en la calle que se vende el vino en Sevilla.
(Al mi deseado hermano Pablo de Pliego, en Yator, en el reino de Granada, mi señor).
174.
Sebastián Pliego a su mujer Mari Díaz, en Mecina de Buen Varón.
Puebla, marzo de 1581
Muy deseada y querida mujer:
La presente es para haceros saber cómo, loado sea Dios, Nuestro Señor, estoy bueno de sa­
lud, con mucho deseo de veros. En el navio de aviso os envié cartas que fue en llegando a esta ciu­
dad de Los Angeles, y os envié avisar de lo que habíades de hacer. Lo primero, mediante Dios y su
bendita madre, es que, vista la presente, "vendáis todo cuanto allá tenéis, así suerte como lo que
hay en casa, sacado el lienzo que pudiéredes, y compra lino, trae todo lo que pudiéredes, y más
unos ovillos de lino, para que gastéis en vuestra casa, si place a Dios, y un taleguilla de romero, y
espliego. Trae las verónicas, que acá hay desotras imágenes. Mira que habéis de venir con mi her­
mano y con el vuestro, que todo lo habéis menester.
Y vista la presente, vayan a Madrid con los recaudos que envío, que es poder para todos tres,
y más un testimonio, y más una probanza cómo soy vecino de la ciudad -de Los Angeles e hice acá
mi información. Y dadles lo que pudiéredes, y traigan buen recaudo que, llegando, lo darán con
los recaudos que envío, y traigan informaciones para todos, y más un testimonio cómo sois mi
mujer. Y por amor de Dios que os encomiendo la paz, que vengáis como hermanos, y aunque trai­
ga su mujer, no se os dé nada, que para todos habrá recaudo, mediante Dios. Y venda lo que tu­
vieren, y vuestro hermano lo mismo, y vaya a Tendilla y venda lo que tuviere. Y con lo que tuvie­
ren vengan, y compren unos bagajes en que vengáis .hasta Sevilla, y venid a posar a casa de Juan
Alvarez, en la puerta Larenas (?). Mira qué vénganlas informaciones de padres y madre, y si la
vuestra se pudiera hacer en Mecina, se haga, y si .no, en Brihuega, y venga la licencia para todos.
Siempre ruega a Dios y a su madre bendita, que todo se os hará bien.
En llegando a Sevilla iréis a casa de Francisco Gómez, o en casa de su cuñado Alonso
Rodríguez de Valencia. Mira que van vuestras señas y de mi mujer e hijos, para que en lle­
gando os dé el recado. Mira que no toméis cámara, ni camarote, sino un rancho, como los
demás. Mira que no ha de pagar flete la criatura que mama. A cada uno os darán por la
mar media azumbre de agua, dígolo que metáis .doce botijas de agua, y más quisiéredes,
más. De la del pan mete para cada uno un quintal de bizcocho, y para todos un quintal de
pasas, tres jamones de tocino, almendras, azúcar, una arroba de pescado, otra de tollo, espe­
cial un celemín de garbanzos, avellanas. De casa trae una buena sartén y un asador, hataca
y una cuchara. En Sevilla compra una olla de alambre (?), y platos y escudillas, más un her­
vidor, de vino dos arrobas, de vinagre otras dos, y una arroba de aceite, .y más lo que vues­
tra voluntad fuere. Compra dos arcas para echar todo lo que habéis de comer, u os lo hurta­
ran todo, y para que os durmáis encima, y no durmáis sóla, sino con mis hermanos, que
para todos habrá.
Lo primero que habéis de hacer iréis a la Casa de la Contratación a presentar vuestro
recaudo, y luego igualar el flete. Mira que por mi mano van contados los reales que os da­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 163

rán, que son cien pesos, y más favor que Juan de Berihuega los envía. En Granada envía a
decir que si no es a vos personalmente, que no los den a otra ninguna persona, porque van
vuestras señas de vuestra persona, y de vuestros hijos, y si no venís, que los traigan emplea­
dos. Por eso por amor de Dios que vengáis luego, porque va buen recaudo. Y si no venís, os
juro a Dios y esta cruz que no veréis más reales míos ni carta en mis días. Acá doy yo todo
lo que se os diere en Sevilla, en sabiendo que vos ios recibistéis.
Mira que os compren una buena saya de palmilla de Baeza con sus guarniciones, y un
subido, y chapines para estas niñas, lo cual compraréis, para mí un jubón de holanda, y
unas medias de agujas. De Mecina han de llevar las señas de mi mujer e hijas de sus perso­
nas para hacer las informaciones.
En el nombre de Dios, mi vida,
Uno y Trino omnipotente, os
quiero trovar ahora, porque
os holguéis al presente
Vos os llamáis Mari Díaz.
Para mí no hay otra tal.
Daros tengo una sortija de
oro, que es buen metal.
Señora tan deseada,
mujer de mi corazón,
como uséis tal traición,
dejaros desamparada en
tierra sin promisión.
Noches y días me ocupo
sólo en pensamiento.
Bien entiendo que por
mí vendrás donde Dios
me trajo, porque yo lo ruego así.
En esta tierra do estoy, no falta
sustentamiento. En esto, mujer,
no miento, porque do quiera que
voy, luego allí a comer me asiento.
Mira que se llama el hacedor de Juan de Brihuega Franco Gómez, o en su ausencia
Alonso Rodríguez, su cuñado, en la calle que se vende el vino en Sevilla. Trae las cartas a
Sevilla, y más los recados que envío.
Mira que sin vos no puedo yo vivir. Por eso, por amor de Dios, que vengáis, pues que
va buen recaudo. Envíame cartas en el navio de aviso.
Si vuestro hermano no viniere o estuviere casado, desposa vuestra hija, y traeréis más
compañía. Decidle a Blas Mateo que dice su hermano que se atreva a venir, que él pagará el
flete y todo lo demás que fuere menester.
No digo más, sino que a todos los de M ecina en general, que Dios los tenga de su
mano, y mi comadre, la de Alonso Yáñez, que Dios le dé salud. Algunas cosas enviara, sino
que no hay quien vaya a Granada.
No digo más, sino que antes que yo me muera os vea con mis ojos. Que las lágrimas
que yo he echado por vos todos los días principales no me pagaréis con cuanto hay. Mira
que quería veros contar, para que sepáis que no digáis que son más treinta que cuarenta.
A todos los de Ahudia, que Dios los tenga de su mano. Para lo que me mandares como a
marido, que vuestro bien desea. De la ciudad de Los Angeles, de marzo de MDLXXXI,
Sebastián Pliego
(A mi deseada y querida mujer Mari Díaz, en Mecina de Buen Varón, en el reino de
Granada, mi señora)
(I.G.2060)
175.
Anión Torijano a su mujer Catalina Portee, en Brihuega.
Puebla, 8.IV.1581
Señora hermana:
Recibí su carta y con ella mucho contento en saber que quedaba con salud, que todo lo demás
164 ENRIQUE o r r e

que me escribe bien siento yo lo que allá pasa, y si yo pudiera haber acudido a remediar con algu­
na cosa, lo hubiera hecho, pero salidos que fuimos de Sevilla pasamos tantos trabajos hasta en­
trar en esta tierra y tiempos, que jamás otros tales han pasado, que han sido parte para que en en­
fermedades se me haya pasado el tiempo, y esté al presente sin un real. Y pues fue Dios servido
que quedase con la vida, le doy muchas gracias.
Yo al presente estoy bueno, bendito Nuestro Señor, y quedo en molino y batán de Macario
Anzures, donde gano buen partido y entiendo de remediarme. Esta tierra está muy trabajosa, que
con más dificultad se gana de comer que no en España, y más los hombres que no tienen mujer.
Dígolo, porque desearía de que quisiese animarse y venirse acá, que mejor se podrá pasar la vida
que no allá, y ya que no sea sino por sacar a los hijos, que Dios ha sido servido de dejarnos, de tan
estrecha tierra. Y pues en esta flota hay tan buena coyuntura, desearía muy mucho que se dispu­
siese a venir, que para entonces podría ser que Dios me diese alguna cosa para poder estar en casa
aparte. Que sólo suben en esta tierra los que ya digo tienen quien les guarde un tomín y les lave
una camisa, que lo demás, como se gana, se gasta. Y a esta causa, que tanto otras muchas que hay
para que venga, se lo suplico, y por tener entendido la voluntad que me tiene y que lo deseaba más
ella por los peligros que no sabiéndolos pueden venir fuera de estar en el servicio de Dios, que es la
principal causa, no se lo encargo más por ésta, sino que Nuestro Señor le dé aquella salud y vida
que por mí es deseado, y la traiga a que yo 1a pueda ver con mis ojos.
A todos los señores que yo tengo obligación dará mis encomiendas, y que hayan ésta por su-
^a. Francisco Martínez, mi cuñado, quiere venirse a esta tierra, y podría se venir con él. Dirále
que haya ésta por suya, y que, aunque está algo trabajada esta tierra, que holgaría de verlo por
acá, porque viviría con mayor descanso, y sin tanto trabajo, que el que se aplica, muy largo gana
de comer. Y ya digo si viene, yo sé que mirará por ella como yo mismo. A mi padre y hermanos
dará ésta por suya, y le dirá que los trabajos que he pasado me hacen estar sin un real, que harto
lo siento de no acudir a favorecerle en su necesidad. Pero que, si Dios me favorece con salud, yo le
enviaré alguna cosa lo más presto que pueda.
Benito Ponce fue Dios servido de llevársele, y de recién casado. Antón del Castillo queda
bueno, y le va muy bien, y asimismo mi amigo Cristóbal Tribucio, los cuales le besan las manos.
Bien parece, hermana, la poca cuenta que mis hermanos han tenido y tienen de ella, pues me escri­
bieron que ellos y sus mujeres estaban buenos y de ella no se acordaron. Que a ser otro hombre, o
no tener la confianza que yo en ella tenia, pudiera sospechar algo. Y por esto le suplico que por
amor de Dios deje esa tierra, y se venga a ésta, y no haga pie en ninguno de ellos. Y porque con
mucho contento la estoy aguardando, ceso, sino de rogar a Dios que la traiga con bien, para que
en su santo servicio nos gocemos juntos el tiempo que El fuere servido.
En el pliego de Pedro de Anzures me hace merced de enviar el poder, para que pueda vender
y cobrar y hacer a su voluntad. Irá muy cierto, y de esta ciudad de Los Angeles, donde quedo, y
de abril, ocho, de mil y quinientos y ochenta y un años, señora hermana, el que con mayor deseo
la aguarda que no respuesta de ésta, verdadero hermano,
Antón Torijano
(I.G. 2060)
176.
Gonzalo Madalén a su hermano Martín de Madalén, en Bilbao,
Puebla, 4.V.1583
Sabe Dios el contento que con la carta de v.m. recibí, que la tenía bien deseada, habiendo
más de tres años que no he tenido otra, que no era para mí poca pena considerar fuese por falta de
salud, que me ha sacado de ella, entender que v.m. la tiene, juntamente con la señora mi herma­
na, a quien beso muchas veces las manos, y le suplico que haya ésta por suya.
La grandísima pesadumbre me ha dado.la muerte de Pedro de Madalén, mi hermano, y la
que me da el considerar el poco remedio que queda para los muchos hijos que deja. Sabe Dios si
yo quisiera poder se le dar conforme a mi deseo, porque no todos los que estamos en Indias tene­
mos, Indias. Consuélome en entender, ya que a esos muchachos les ha faltado su padre, les queda
otro en v.m. y en las señoras Tota de Madalén y Catalina de Madalén, mis hermanas, a las cuales
beso muchas veces las manos, y le suplico haya ésta por suya y haga el oficio de madre con esos
muchachos. En el tiempo que era vivo Pedro de Madalén, mi hermano, le envié a decir me enviase
acá a Antonico, su hijo, y no sé por qué razón lo dejó de hacer. Parécemé que ahora es el mejor
tiempo para ello, y así quería que v.m. me lo enviase con la primera flota, porque llegado acá, je
tendré en cuenta de hijo, pues, sea Dios loado, no tengo ninguno, y a las demás sobrinas enco­
miende v.m. mucho.
Ya tengo otra vez avisado por la vía que me ha de escribir, que encaminado las canas a Sevi­
lla a Pedro de Cuaco, que él las enviará con las suyas a buen recado, por la vía del cual va ésta
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 165

juntamente con el poder qué v.m. me envió a pedir ha tantos días. No se me ofrece cosa de nuevo
que poder avisar, sino que si yo valiere algo para su servicio, me la envíe a mandar, que lo haré co­
mo lo debo, cuya muy magnífica persona Nuestro Señor guarde, amén. De la ciudad de la Puebla
de Los Angeles, en la Nueva España, a 4 de mayo 1583 años. Besa las manos de v.m. su hermano
Gonzalo de Madalén
(Al muy magnífico señor, el señor Martín de Madalén, mi señor, en Bilbao).
(I.G. 2061)
177.
Alonso de Viñueim a su hermano Juan de Viñuelas, en Brihuega.
Puebla, 10.VIIl.i583
Deseado hermano:
Muchas cartas he escrito a v.m., y si no es de dos, no he tenido respuesta, y creo ha sido ¡a
causa no haber enviado a v.m. lo que me envió a pedir, y entienda v.m. que no ha sido falta de
amor sino no haber podido más, porque la tierra está ya tan estragada y esquilmada, que algunos
padecen más necesidad que allá, aunque los que quieren trabajar no les falta y ganan de comer,
porque como es tierra ancha, nunca falta. Yo he andado hasta ahora reparándome de cosas, y
tengo ocho carros en esta ciudad de Los Angeles, con los cuatro anda el hermano Martín, y con
los otros cuatro yo. Espero en Nuestro Señor nos irá muy bien, porque ya vamos ganando de co­
mer, y no tenemos otro deseo sino ver a v.m. por acá o cosas nuestras, porque si Dios nos llevare,
quede a quien encomendar lo poco que tenemos, y así suplico a v.m., y el hermano Martín ruega
lo mismo, se venga por acá lo más presto que pudiere, que acá partiremos con v.m. como con her­
mano, y esto le prometo a v.m. de cumplirlo. Y si v.m. no pudiere de presente, o no quisiere, nos
haga merced de hablar al primo Miguel Riaño y al primo Antón López y a Gil Alonso que se ven­
gan por acá todos tres, o a lo menos los dos, y si todo faltare, no deje de venir el uno, porque ten­
gamos persona de quien fiarnos, que ellos serán aprovechados, y nosotros también, porque de es­
tos indios no hay que fiar, y nos dan mucho trabajo, porque no hacen cosa que les mandamos, si
no es a su gusto, y es menester siempre andar encima de ellos.
El primo Andrés del Condado está bueno, y le va muy bien, porque tiene una tienda de paños
en esta ciudad de Los Angeles, y tiene mucho deseo que venga por acá alguno de nuestros deudos
para acomodarlos. También escribe, y creo que envía no sí qué dineros, y como tiene tan buen
oficio y a tanto que está acá, puede enviarlos. A Hernando Riaño, mi primo, y a Juan López, ve­
cino de Algeciras, enviará mis encomiendas, y a María de Vergara y al señor Juan de Pelegrina y a
todos los demás vecinos dé nuestros besamanos, y a la señora mi hermana e hijos lo mismo, y ple­
ga a Dios seamos puestos allá, que lo que lleváremos, todo ha de ser suyo. De la ciudad de Los
Angeles, a diez de agosto de 1583 años, donde quedo, su hermano que verle más que su vida de­
sea,
Alonso de Viñuelas
(A mí deseado hermano Juan de Viñuelas, en la villa de Brihuega). (I.G. 2061)

178.
Hernán García a su mujer Catalina Núñez, en Sevilla.
! Puebla, 4.X1.1586
Señora de mis ojos: '
Muchas cartas le he escrito en el aviso, y ninguna respuesta he visto de v.m. No sé qué es la
ocasión. Una suya recibí del aviso pasado, que me le dio el señor Antonio de Ocón. De esta flota
que ahora está en el puerto no he visto carta ninguna, lo cual estoy con mucha pena. La ocasión
debe de ser por darme más dolor del que tengo. Paréceme que poco a poco me va olvidando, pues
yo a v.m. no, ni a mis hijos, que prometo a Dios que pocos son los días que no me acuerdo de
v.m. y de mis hijos y de mi señor padre, y en todas mis oraciones rogando a mi Dios los traiga con
bien a estas partes, para que tengan descanso y contento. Que yo prometo a Dios a v.m. que mis
ojos son fuentes muchos días, y así estoy en esta esperanza, y confiado, mediante Dios, que en es­
ta flota que está en España vendrán, porque si no vienen, me verán ir a mí, con harto trabajo, y
viejo y pobre. Por amor de Dios, señora, sea servida que no deje de venir, pues otras muchas se­
ñoras vienen a hacer vida con sus maridos a estas partes. No se le ponga nada por delante. Mire
que amar a mi Dios florece, que todo lo demás fenece.
Señora, habrá de saber que de ninguna manera pude enviar en este navio de aviso cosa ningu­
na, porque he hecho compañía con un mercader, la cual es en el arte de la seda, y confiado está mí
166 ENRIQUE OTTE

señor que ha de venir v.m. y mi señor padre, porque es el fiador mío, porque he estado preso por
casado, y en esta flota que ahora esperamos de aliá los esperamos. Y mi tía Costanza de Esquive!
me dio una sortija para v.m., que le lleve al puerto para cuando enhorabuena venga. Yo le tendré
hecho un vestido de tafetán de borlilla, y le llevaré camisas, y hasta las trenzaderas para tos cabe­
llos, y llevaré con ayuda de Dios vestido para mi señor padre y para mis hijos, y en ello no habrá
falta, con ayuda de Dios. Señora mía, no podrá creer el deseo que todos tienen de verle acá, y mi
tía Costanza de Esquivel ha mandado decir misas al Espíritu Santo por su venida.
Señora, por un solo Dios, que no deje de venir, mire cuantos trabajos pasa v.m. y yo he pasa­
do, y pues Dios ha sido servido de apartarme a tan buena tierra, doy muchas gracias a mi Dios, y,
señora, trayéndola Dios con bien, viene a descansar, porque si hubiera de pasar trabajos, no le di­
jera que viniera a estas partes, y con esta confianza vivo y quedo hasta que Nuestro Señor los traí­
ga con bien. Señora mía, por amor de Dios, me míre por mi hija Ana de Esquivel, y castigue lo
malo, y a mi hijo Simón Garda. Y por su carta de v.m. supe que criaba lo que parió mi señora do­
ña María de,Montoya, y que mi hijo Simón, que era paje de mi señor Juan de Ocón.
Señora, dará a mi señor Jiiati de Ocón muchas encomiendas, y a mí señora, >■en particular a
mi señora doña Felipa, juntamente con todos los'demás señores, y al señor Celaya, y a su coma­
dre, le dará muchas encomiendas, y a mis tías, una por una, les dará mis besamanos, y a su madre
de v.m. y señora mía le beso las manos, y al señor Bezueco, y su mujer Antea Miaque, y dígale, se­
ñora, que me acuerdó del bien que me hizo, que si Dios no me mata, que yo io pagaré, y a mi se­
ñora también, y les prometo en la flota que está ahora en Sevilla de enviarles algunas cositas. Se­
ñora, a mi prima Antonia Pineda particularmente les dirá que me acuerdo muy bien del bien que
me hicieron, y que ruego a mi Dios que en el cielo lo hallen, y que si Dios no me mata, pienso yo
satisfacérselo dende acá en algunas cosas que yo le ertvie de acá, porque me va muy bien.
Señora mía, si por ventura no venís en esta flota, no me escribáis más, porque tengo pensado
de huirme, y pasar a la China, porque no quiero verme con los trabajos que he pasado en Sevilla.
Tres cartas he recibido de esta flota, la una de nú señor padre, y las dos para mi hermano Lope
García. Yo las enviaré a recado. Con el señor Diego de Beniditua hice los precios y escritura para
su pasaje de v.m. y de mi señor padre e hijos. Y si su hermano Andrés Toribio sabe acabadamente
su oficio de alquimista, véngase acá también a mi costa, que yo le prometo que en tres años tenga
ocho mil pesos. Sólo el matalotaje tendrán trabajo de procurar, porque ios fletes, en ¡legando at
puerto, yo los tengo de pagar acá.
Y con tanto Nuestro Señor me los deje ver de mis ojos para su santo servicio, y de la Puebla,
a 4 dias del mes de noviembre, mil y. D 86 años.
Señora, Cristóbal López vive en esta ciudad de Los Angeles en un obraje de paños en casa de
un amigo, y tiene salud. Dará aviso a su mujer. A todos los amigos que sepa v.m. que son buenos
dará mis encomiendas. Su querido marido, el que verle desea,
Hernán García
De todos mis negocios me avise v.m., y si se cobró el ferreruelo que se me quedó en Granada en
casa del señor Juan de Oslaros. Vivo enfrente de las carnicerías, que son ahora en casa de Miguel
Jerónimo, platero, que es marido de mi tía. Señora, esas cartas que van ahí son de Cristóbal Ló­
pez, Dénselas, y estoy muy enojado, porque no me escribió con e¡ señor Martín Sánchez.
(A mi querida mujer Catalina Núñez, en Sevilla, y vive en la collación de Santa María la
Blanca, en casa de m¡ señor Juan de Ocón, enfrente de la propia puerta de la iglesia, en una pla­
zuela de allí está). (l.G. 2064)

179.
Antón del Mío a su cuñado Andrés Alvarei, en Madrid.
Puebla, 20.X11.1588
Una de v.m. recibí, y con ella mucho contento en saber de la salud de v.m. y de la señora mi
hermana, y por otra parte mucho descontento en ver que aquella Beatricica anduviese tan desba­
ratada. Sea Dios bendito por todo, quizá son nuestros pecados. Rogar a Dios la traiga a buen co­
nocimiento, para que se enmiende. También me escribe v.m. que los cuarenta pesos que llevó Die­
go de Pastrana no los ha dado. Ya yo le escribo para que se den a v.m., y con esos y con lo que
y.m. vendiere de lo que su casa se animen, y se vengan con Gaspar de Mena, mi cuñado, y con
Alonso Alvarez, mi primo, que en Sevilla los aviarán y los fletarán, que acá pagaré yo lo que de­
bieren, y haré lo que pudiere como hermano. Y si no pudieren aviarse, en la flota enviaré lo que
pudiere. Mas con todo les encargo se vengan, y no se les ponga cosa ninguna por delante, que acá
-se pasará la vida mejor que no allá.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS ¡67

Y pues está en Madrid, j io salga sin licencia. Y pues tiene el favor con Juan de Gorja, su se­
ñor, procure sacar algún cargo de escribano real, o de otra cosa, y v.m. le hable a su señor que si
se atreve a que le haga merced del repartimiento de San Pablo, o de Atlixco,- que yo enviaré por
ello mil y quinientos pesos, Y si se atreve, avíseme, porque los enviaré en la flota, o en navio
de aviso, y v.m. le dé mis besamanos.
A mi hermana Isabel del Río beso las manos yo y mi mujer juntamente con sus hijos. Sebas­
tián del Río, nuestro tío, queda con salud, aunque ha estado muy malo. Y mi hermano Diego del
Rio y su mujer e hijos les besan las manos. Y pues no se ofrece otro, Nuestro Señor, etc. De Los
Angeles, y de diciembre 20 de 1588 años. También aviso a v.m., si hay algún rastro de esa nuestra
hermana, lo procure, y me avisen de ello.
Antón del Rio
(A Andrés Alvarez, en la villa de Madrid). (l.G. 2064)

180.
Juan de Campos a su hermano Pedro de Campos, el mozo, en Bríhuega.
Puebla, 25.111.1589
Recibí una de v.m. por la cual supe cómo v.m. tenía salud, y había tomado estado con una
hija de Juan de Durán, nuestro vecino. Plega a Dios de darle mucha salud a v.m. y descanso, como
por este su hermano es deseado. V.m. me haga merced de avisarme siempre de su salud por
carta, que recibiré yo mucho contento. Si escribiere, escriba sencillamente, y sin darme pesadum­
bre por otra parte, porque en unas cartas me dora, y en otras me pone del lodo. No había de mirar
v.m., sino que soy su hermano mayor, y que no he hecho hasta aquí flaqueza ninguna. Y si v.m.
se determinare de venir a esta tierra él y nuestro hermano Alonso, se vengan, que de mi pobreza
les pagaré toda la costa que hicieren desde Sevilla hasta entrar en la ciudad de Los Angeles. Y lo
que le encargo a v.m., si no tuviere voluntad de venir a esta tierra, que mire por nuestro padre en
respetarle y acudir a sus necesidades, y por mis hermanas, que, dándome Dios salud, yo lo paga­
ré.
No Ies envío a mis hermanas ni a v.m., por enviarle a nuestro padre. Pero, dándome Dios sa­
lud, no tos olvidaré. A su señor y a su señora dará v.m. mis besamanos, y a todos los que v.m. vie­
re que tengo obligación. Y con tanto Dios le dé mucha salud y contento en vida de esa mi señora,
a quien beso muchas veces las manos. De Los Angeles, y de marzo veinte y cinco de mil y quinien­
tos y ochenta y nueve años, su hermano, que bien desea,
Juan de Campos
(A Pedro de Campos, el mozo, hijo de Pedro de Campos, en Brihuega). (l.G. 2065)

181.
María de Carranza a su hermano Hernando de Solo, en Sevilla.
Puebla» 2.X. 1589
Deseado y querido hermano de mi corazón:
Muchas cartas le he escrito, y de ninguna no he visto respuesta. Sola una recibí, y con ella tu­
ve mucho contento en saber de su salud y de mi hermana y de mis sobrinos, los cuales me deje
Nuestro Señor ver, como yo deseo. No fue menos en participar de mi contento Diego Sánchez
Guadalupe, mi marido, aunque para él y para mí, pues lo tenemos tan deseado, fuera más conten­
to verlo, pues tanto nos ha costado enviarlo a llamar, y v.m. se quiere estar en esa pobreza y nece¿
sidad que en España se pasa. Pídole por amor de Nuestro Señor que no permita que yo pase tanto
dolor con su ausencia, y él tanta necesidad, pues yo le puedo dar descanso. Véngase luego, y no
haga padecer a sus hijos hambre y necesidad, y no haga otra cosa, Enviárale dineros para su cami­
no, mas como no he visto respuesta de mis cartas, no me he atrevido. Vaya a Ronda y cobre lo co­
rrido de mis casas, y si su voluntad fuere, las empeñe, tomando adelantado cuatro o cinco años
las rentas, y esto dejo a su voluntad. Y de ello los emplee todo en lienzos delgados, en ruanes y ho­
landas, y sólo deje para su matalotaje, y hágalo de su mano, no se confíe de otra persona.
Mire que es menester quien trae niños venir muy apercibido, con seis quintales de bizcocho
tendrá harto, y antes más que no menos, y hágalo de su mano, pues que tiene habilidad. Y compre
de Ronda cuatro jamones de tocino, y cuatro quesos, doce libras de arroz, y garbanzos y habas,
antes que le sobre que le falte, todas especias, vinagre y aceite, cuatro botijas de cada cosa, tasajos
de carnero y de vaca hartos y bien diñados, y ropa de su vestir blanca y de paño cuanta pudiere
traer, que vale acá mucho.
168 ENRIQUE OTTE

Procure todo ío del mundo a traer dos oficiales, para que tejan cordellate, y que peine, que
ganaremos mucho con eso, y otro oficial de cerero, que sea buen oficial y examinado. Y a éstos le
compre matalotaje, y les haga escritura de partido desde el día que salieren desde allá, que yo
cumpliré todo lo que v.m. pusiere, flete y toda la deuda que trajere lo pagaré en llegando. Y de es­
to lo cumplirá mucho mejor que yo.
Vuestro hermano Diego Sánchez Guadalupe, porque le debéis más que a mí, que vive con el
deseo que yo vivo, y por mi contento hubiera ya él ido, y yo lo hubiera dejado por v.m. y por mi
hermana y por mis sobrinos; y por no quedar desamparada y por ser hombre mayor no lo he deja­
do ir.
A mi hermana de mi ánima le dirá que tenga ésta por suya, y que cómo no se le derrite el co­
razón como a mi de verla, y entiendo que ella es parte para no haber venido, pues ella es la que
pierde y la que ha perdido en no gozar de tierra que no falta la comida y a darme buena vejez. Pí-
dole, pues es su remedio, que luego se venga, y me dé buena vejez con su venida y con la de mis
deseados sobrinos. :
Cristóbal de Velazco, mi cufiado, estuvo acá, y le regalé, y con él tuve algún contento, y fuése
luego a Panamá, y me dejó muy desconsolada con su ausencia. Sólo se me puede satisfacer con su
venida. Nuestro Señor cumpla mis deseos, para que v.m. tenga descanso, y yo contento.
A tía Ana de Ribera y a tía Ana Ruíz les beso las manos, y déjelas en parte do, venido acá, le
pueda enviar algunos regalos de dineros y otras cosas, para que se remedien, pues lo debemos,
pues son hermanas de nuestra madre. Diego Sánchez Guadalupe no le escribe,'porque está harto
daen viarle cartas, y mohíno, como no le responde, sólo me dio licencia que escriba yo. Quizá ten­
dré más dicha que él ha tenido. Pésame que para su remedio sea menester tanto.
Enviaréle poder para cobrar o venderlo aquello de Ronda, y no lo envío, por no tener cierto
que irá a sus manos, que yo creo que si mis cartas hubieran ido, que ya yo hubiera tenido alguna
letra con que regalarme. Y si no se determinare a venir con esta flota, por no tener aliñado, escrí­
bame, y dé las cartas a Francisco López de los Olmos, para que las encamine a la Puebla en casa
de Alonso de Casas. Y porque confío Nuestro Señor me dará ese contento, quedo con esta espe­
ranza yo y mi compaña, los cuales les besamos las manos a mi hermana y a mis queridos sobrinos.
Y a mi querida hija Mencia Gómez guardado le tengo un casamiento muy rico. Encamínelo Dios
para su santo servicio, como es mi voluntad. Fecha en la Puebla, a dos de octubre, año de mil y
quinientos y ochenta y nueve,
María de Carranza
(A mi hermano Hernando de Soto, en la ciudad de Sevilla, en calle la mar, en casa de Bar­
tolomé Mudarra, sedero, o en su ausencia a Leonor Gómez de la Peña, mi hermana, en Santa
Catalina, en la calle del azafrán). (I.G. 2065)

182.
Antonio Díaz a su hermana Isabel Díaz, en Cádiz.
Puebla, 23.111.1591
Ya tengo escrito a v.m. otras muchas veces se venga a esta tierra, adonde podrá v.m. estar
más a su gusto, y su hija lo estará, que, al fin, estando v.m. conmigo, que soy su hermano, podré
remediar mejor sus necesidades, que no estando ausente, por lo cual la pido muy encarecidamente
sea servida de venirse, que Juan de Reiaoso, mercader en Sevilla, tiene orden mía para darlas lo
que fuere necesario para el viaje, que con Baltasar de Vülanueva, maestre, vecino de la ciudad de
Sevilla, le envié una cédula de hasta ciento y cincuenta ducados, que será lo que v.m. habrá me­
nester para su viaje. Y vuelvo a suplicárselo de nuevo se venga, pues sabe estoy viudo y sin hijos.
Nuestro Señor la guarde como puede y yo deseo. De Los Angeles, y de marzo, a 23 de 1591.
A Catalina de Rojas, mi prima, dará v.m. mis besamanos, y le dirá que tengo mucho deseo
de verla. Y a mi tío Rodrigo Díaz dará v.m. mis besamanos. Su hermano,
Antonio Díaz
(A Isabel Díaz, mi hermana, en la ciudad de Cádiz). (I.G. 2066)

183.
Juan de Robles a su hermano Jaime de Mobles, en Valladolid,
Puebla, 20.V111.1592
Hermano de mi corazón:
Después que salí de esa tierra he sido tan desdichado que nunca he tenido más de dos cartas
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 169

suyas, la una con el señor Aparicio de Artiaga, y la otra con un pliego de mi primo Juan Rubio,
que me ha tenido con hartos cuidados, entendiendo si está con salud o qué haya hecho Dios de él.
En la última me avisó que hará lo que le tengo suplicado de venirse, y que lo tenia ya acabado con
mi hermano. Por amor de Dios le ruego no deje de hacerlo, pues sabe lo que yo lo deseo, y que lo
pasará mejor que allá, pues tengo con que favorecerles, y es todo para ellos, y no tengo otros deu­
dos ni parientes. Y si se determinare a hacerlo, en Sevilla en casa del barbero del cardenal, que se
llama Aste de Fuente, le dirán de mi buen amigo Jerónimo de Paz, y él dará orden para que se
avíe y .venga acomodado, que tiene mucho conocimiento en esta ciudad, y allá muchos amigos, y
he sabido que se lo ha escrito de mi parte.
No repare en nada, que Dios nos ayudará, y esta tierra tan buena es como la nuestra, pues
que Dios nos ha dado aquí más que allá, y podremos pasar mejor. Las tierras que allá tiene deje
vendidas, y todo lo demás que no será menester. Y la casa que era de mi abuela la deje ai monaste­
rio de los frailes franciscos, para que la vendan o hagan lo que quisieren de limosna, porque Dios
les dé buen viaje.
A Juanico me traigan regalado, que lo deseo ver lo que no podré encarecer. Aquí me han
traído muchos casamientos para Petronila, la sobrina de Rubio, que, como sabe, quedó en mi po­
der, y yo fui su curador. No lo he efectuado para guardarle y tratar de cierta cosa que creo nos ha
de estar bien a todos, según yo lo deseo. No creo será. Nuestro Señor lo haga como puede.
A todos los amigos dará mis encomiendas. Y porque le espero por otros y escribiré más largo
en el navio de aviso, no más, de que Nuestro Señor ie traiga con bien, y a mi hermana y sobrinos,
a quien beso mil veces las manos. De esta ciudad de Los Angeles, a 20 de agosto de 92 años, su
hermano, que su bien y salud desea,
Juan de Robles
(A mi hermano Jaime de Robles, en la calle de Esgeva, junto a la casa del cura Hurtado, en
Valladolid). (l.G. 2067)

184.
Melchor Rodríguez a su hermano Gaspar Rodríguez de Madrid, en Fuentelaencma.
Puebla, 2.1.1594
Esta no es más de para dar a v.m. cuenta de mi salud, y yo, gloria a Dios, la tengo para servir
a v.m., y estoy con mucho deseo de saber de la de v.m., la cual dé Dios muchos años en vida de
mi hermana María de Madrid y sobrinos. En lo demás yo vine a esta tierra y vine derecho a casa
de Rodrigo García, el cual me ha hecho mucha merced, y dado mucho crédito, todo por respeto
del señor Diego de Pastrana, porque se lo encargó en sus cartas, a quien le dará v.m. mis enco­
miendas, y decirte que le beso las manos junto con la señora Juana Díaz, y darles las gracias de mi
parte por la merced que me hicieron, aunque v.m. no se acordó dé me hacer esa merced, porque
en ninguna carta que v.m. escribió no me mentó en ninguna. Pues bien puede v.m. creer que no
ha de perder en esta tierra, ni nadie nada si antes ganar, porque doquiera que yo estuviere
no se ha de decir y hecho cosa que no deba si hacer cosas de hombre de bien. Suplicóle que
si v.m. escribiere, se acuerde de hacerme merced de encomendarme a sus amigos, que ya v.m.
sabe que con crédito se gana en esta tierra de comer.
Pablo de Pastrana me ha hecho mucha merced junto con el señor Rodrigo García, y me han
hecho crédito de fres mil y de cuatro mil pesos de crédito, y así me parto a ocho de enero a la pro­
vincia de Soconusco y los Susustepeques con tres mil pesos de mercaduría. Di cerne que es viaje
que se gana de comer. Plega Dios sea asi. 1
En lo demás dejo orden para que Juan de Fuentes, mi sobrino, envíe docientos pesos para su
hermano consignados, y en su ausencia a v.m., para que traiga a mi mujer. Y si acaso no quisiere
venir Alonso de Fuentes, mi sobrino, o fuere deservido de lo haber llevado, como estamos todos
sujetos a la muerte, se haga un mensajero a Alonso Rodríguez, mi cuñado, a Jaén, para que se
venga con ella y con mis hijos. Y si ninguno quisiere venir, tomará v.m. el dinero y echarlo en al­
guna cosa, írselo dando a mi mujer y a mis hijos, para que coman hasta que se acaben, que antes
que se acaben enviaremos más. Y este dinero lo envia mi sobrino Juan de Fuéntes para este efecto.
Y si vinieren, suplico a v.m. escriba con muchas veras a Bautista de Molina que los flete en un
buen navio, y que haga se los fíen hasta acá, que es muy fácil, que, aunque vengan empeñados en
docientos ni trecientos pesos, no les dé pesadumbre ninguna, Y en esto reciba yo merced con las
hechas.
En lo demás yo acudiré a pagar todo lo mucho que yo debo a v.m., y con tanto Nuestro Se­
ñor guarde a v.m. muchos años en vida de nii;hermana María de Madrid, a la cual beso las manos
170 ENRIQUE OTTE

conjuntamente con mis sobrinos y sobrinas. Y Juan Díaz, mi sobrino, está bueno, y está en Cho-
Iula con Anselmo López en su obraje. Sólo deseo hacer asiento de casa para hacer con él lo que
debo y estoy obligada-a vs. mds. Al señor Miguel de Alcázar beso mil veces ias manos. Al señor
bachiller Brihuega y Francisco de Guadalajara y a su mujer les beso las manos a toda su vecindad
y a todos mis parientes y amigos. Y quien v.m. viere que tengo obligación les dará v.m. mis besa-
‘manos. 77
Miguel Martínez le dirá v.m. a su padre y madre que está bueno, y que les besa las manos,
y que está bien acomodado. Micael Gis está bueno y bien acomodado. A García de Pareja le
beso las manos, y de Los Angeles, a dos días del mes de enero de 1594 años, su deseado herma­
no, que sus manos besa,
Melchor Rodríguez
(A mi hermano Gaspar Rodríguez de Madrid, que Dios guarde muchos años. Va de la ciudad
de Los Angeles de las Indias de te Nueva España, para dar en Fuentelaencina).
i (I.G. 2070)

185.
Juan Muñoz a su sobrino Francisco Muñoz, en Berzocana.
Puebla, 29.IV. 1595
Sobrino:
Con ésta son tres y no he visto ninguna vuestra. No sé la causa, debe de ser el poco amor que
tenéis a los parientes. Sabed que yo os tengo mucha voluntad, y a vuestro hermano, por ser mis
sobrinos, y debérselo yo a vuestro padre. Y bendito Nuestro Señor tengo en esta tierra honrada­
mente con que pasar, y querría favoreceros, si os parece que os está bien. Podréis traer vuestra
mujer y algún hijo, si tenéis, y a vuestro hermano, porque yo no tengo otro deseo en este mundo
sino veros en buen estado. Que yo soy ya hombre de días, y querría antes que Dios me llevase os
pudiese ver y dejar lo que tengo, pues no tengo otros parientes, ni hermanos ni hijos, a quien lo
dejar. Yo entiendo que será Dios servido se cumpla mi deseo que os veré en esta tierra. Procurad
venir en la primera flota que viniere, pues es provecho vuestro y descanso para vuestros días, y
mirad que os está bien.
Y no miréis que hay agua en el camino, que cuando Dios quiere, tan presto se muere uno en
la tierra como en el agua. Todo lo que en esta tierra hay y cómo se pasa os podrá decir Juan Her­
nández Monte, que es persona que lo sabe.
A vuestra mujer y a vuestro hermano me encomienda, y a Diego Sánchez, y a los demás ami­
gos y personas a quien yo tengo obligación: Y con esto Nuestro Señor os guarde y os traiga a esta
tierra, para que yo pueda gozar del deseo que tengo, etc. De la ciudad de Los Angeles, y abril 29
de 1595 años,
Juan Muñoz
(A Francisco Muñoz, en la villa de Berzocana, tierra de Trujillo). (I.G. 2068)

186.
Gaspar Encinas a su mujer María Gaitán, en Triana.
Puebla, 30.IV.1596
Hermana:
Por la duda que se tiene en perderse las cartas se envían siempre duplicadas a causa de lo di­
cho. Por la vía del señor Carmona os envío cien pesos en reales, para que sin falta ninguna vos y
todos vuestros hijos os vengáis a esta tierra. Y todo lo que más hubiereis menester para embarca­
ros os lo dará, porque yo le dejo escritura hecha en esta ciudad a su hijo por ello. Y mía no me
quede nadie, hasta paros y gatos. Y a mi hijo Gaspar, si no es casado, no se case, porque yo le
casaré muy a su gusto, y con muchos ducados y en buena parte. Y mirad que, como aviso en las de­
más, de las mejores colores que hubiere azul, verde, con las demás, y el libro de ellas también,
porque tengo cierta cantidad de azulejos que hacer, me traed, y un par de aderezos de espadas y
dagas muy buenas. Y en vuestra venida no haya falta, porque me cuesta muchos pesos la cárcel
cada aio, y no ha más de tres días que salí de ella, y he dado fianzas de que vendréis esta flota, y
no siendo así, me será fuerza no poder estar en la tierra e irme al Peni.
Yo he tomado una casa por tres vidas, buena y en la mejor calle de la ciudad. Por vida vuestra
que la vengáis a gozar, en compañía de vuestros hijos, los días que Nuestro Señor fuere servido de
daros. Y no lo haciendo, aunque tengo gastado en mejorarla más de cuatrocientos pesos, la
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 171

habré de dejar, y si acaso queréis que se pierda todo y que yo ponga en riesgo mi vida por sólo
querer vos hacer vuestra voluntad, haced lo que os pareciere. Y por lo menos meavisad con el pri­
mer navio de aviso que de España venga, para que pueda dar orden en mi persona.
Mi hijo Diego queda bueno, aunque casado, y de la manera que en las demás tengo dicho. Lo
que por acá hay de nuevo es que Aguayo y Tavira, su hijo del boticario, mataron a Cornieles, y si
no se sabe por allá, que Juan de Avila murió ahogado en el mar cuando se quemó la nave Santa
Bárbara. Yo quedo gracias a Dios con salud, y rogando a Nuestro Señor os la dé, y os deje venir
con bien a vuestra casa. De abril postrero, y de Los Angeles, año de mil y quinientos y noventa y
seis, vuestro marido,
Gaspar de Encinas
A mi hermano se le encamine luego su carta, y si quisiere venirse, que me holgaré muy mu­
cho, y que ya tengo dicho que para todo lo que fuere necesario para la embarcación dará Carmo-
na. Y porque en su carta no va de esta manera, le escribid venda su casa y se venga, con su mujer
en todo caso, que me holgaré en el alma. 1
(A mi mujer María Gaitán, y en su falta a Gaspar de Encinas, en los reinos de Castilla, pri­
mera, en Triana. Porte un real, 34 maravedís). (l.G. 2068)

187.
Pedro Lezcano a su mujer Mariana de Ruba, en Brihuega.
Puebla, 17. V. 1606
No sé, hermana mía, cómo encareceros el mucho deseo que tengo de veros. En esto sólo Dios
lo sabe, y a El lo dejo. Habéislo hecho muy mal en no haberme enviado a Juanico, que si él hubie­
ra venido, ya me hubiera yo ido a esa tierra. Mas lo que ahora os suplico es que en todo caso os
vengáis vos y vuestros hijos con mi hermano Martin Lezcano, pues está en Sevilla. Que ya tengo
enviados recados para que os den a vos y a mi hermano 200 pesos, y los ha de dar Cristóbal Gutié­
rrez de la hacienda de Juan Gutiérrez de Salas. Y por si acaso no hubieren llegado estos recados,
os envío cien pesos en un cajón de Francisco Alvarez, y va consignado a Cristóbal Gutiérrez. Y en
la otra flota os envié con Miguel Pérez cincuenta pesos, de manera que con esos cien pesos que
ahora van os podéis aviar y enviarme a Juanico, porque los otros cincuenta pesos ya estarán gas­
tados. Cuando éstos lleguen, si vos no queréis venir, avisarme, para que yo me vaya, o me esté
aguardaros. Así que con estos cíen pesos que ahora van en esta flota dispongáis lo que ha de ser, y
de todo me aviséis.
Demás de esto me da tanta pena el ver unas cartas tan preñadas, que no sé que me diga, pues
yo sé que habéis recibido en dos veces 100 pesos, y sé yo que sois vos mujer para ganar la comida
con este dinero, y me han dicho que cocéis cada día una fanega de pan, y por otra parte me da pe­
na lo que me escribís. Y si yo lo pudiera remediar, aunque me costara un real otro, Dios sabe si lo
remediara, y porque me parece que enfadaré, no digo más, sino daros cuenta de mi vida . 1
Y así digo que yo estoy en una tienda razonablemente acomodado, donde tengo mucho crédi­
to, gloria sean dadas a Dios, y donde gano cuatro reales, que, aunque no son millaradas, mas con
io que es estoy contento. Sólo quisiera veros, para que vos y mis hijos participárades de todo, y es­
to sólo lo digo porque sé que os doy contento, que no para que se publique. Y por no enfadar más
al lector, sólo digo que a Diego de Medina y a mi hermano y a todos los vecinos y a vuestra madre
en particular beso las manos, y de la ciudad de Los Angeles, y de mayo 17 de 1606 años. Mucho
deseo ver carta escrita de manos de mis hijos, quien más desea veros que escribiros, vuestro mari­
do,
Pedro Lezcano
(A Mariana de Ruba, en Brihuega). (I.G. 2072)

188.
Juan López de Figueroa al marido de su sobrina Juan Francisco de Orozco, en Sevilla.
Puebla, 16.X.I611
Recibí de mano del señor Miguel de Pineda y su hermano la carta de v.m., con la cual recibí
el contento doblado que pudiera recibir con la de mi sobrina y su padre, por dos cosas: la primera,
porque a más de tres años que no sabia de ninguno de ellos, aunque v.m. me dice me habían escri­
to muchas cartas. Lo otro, porque, aunque no conozco v.m. sino es para servirle, basta estar ca­
sado con mi sobrina para que ésta y todas cuantas v.m. me enviare las tenga yo sobre mis ojos.
172 ENRIQUE OTTE

De los portadores recibí asimismo el regalo que v .m .jm i sobrina me hicieron merced, y que­
do muy cogido en que se haya hecho tal conmigo, porque ha sido afrentarme, y darme a entender
que yo era el que lo había de hacer, y que, pues no lo he hecho, lo quisieron hacer vs. mds. Yo
confieso ser razón, mas la causa de no lo haber hecho no ha sido falta de voluntad, porque pro­
meto a v.m. que la he tenido, y como veo que se quedan con todo lo que se envia, me he acobarda­
do.
Y porque vea v.m. la voluntad que les tengo, y que no son palabras de cumplimiento, y que
deseo pagar este regalo, y muy colmado, por la obligación que tengo, y porque me obliga v.m.
con su carta, en que me dice que casó con mi sobrina tan pobremente como yo sé, por serlo ella,
mas que por haber oído decir a ella y a otras personas que tenía un tío muy rico y principal en'la
Nueva España, lo hizo v.m. de muy buena gana, yo lo agradezco a v . m y o lo tengo tan sobre mis
ojos lo que v.m. me honra que no lo sé encarecer. Y en pago de ello digo que yo me ofrezco reme­
diar parte de sus trabajos con ayudarle y prestarle y darle lo que yo pudiere para su remedio, ha­
ciendo v.m. allá lo que yo le dijere, y es que v.m. haga lo que pudiere de su parte, aunque pida por
amor de Dios y se venga a esta tierra a la ciudad de Los Angeles, que es donde yo estoy y estaré
hasta que Dios sea servido, por haberme casado en ella, por lo cual no pienso salir de ella.
Y porque me han dicho que España está perdida en pobreza, y porque v.m. vea que tengo de­
seo de acudir a sus necesidades, v.m. trate allá con cualquier señor de nao la paga del flete y mata­
lotaje para el puerto de la Nueva Veracruz, que yo holgaré mucho y lo pagaré todo. Y porque no
tengo de qué avisar de nuevo, Nuestro Señor guarde a v.m. en vida de mi sobrina y de su padre,
coino yo deseo, a quien yo y Ursula, mi mujer, besamos las manos muchas veces. De esta dudad
de la Puebla de Los Angeles, y octubre a 16 de 1611 años,
Juan López de Figueroa
(A Juan Francisco de Orozco, que Dios guarde muchos aftos, en la calle que va del hospital
de San Bernardo a San Juan de la Palma, en Sevilla, Porte 2 reales). (l.G. 2074)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 173

ATLIXCO
189.
Francisco Vázquez a su hermana Leonor Vázquez, en ViUanueva de Barcarrota. -:
Valle de Atlixco, marzo, sábado, víspera del Domingo de Ramos, 1581 (?)
Señora hermana:
Esta será para hacer saber cómo estoy bueno, bendito Nuestro Señor Dios, y con harto deseo
de os ver. Yo pienso, siendo Dios servido, de mi ir a esa tierra, y si no fuere por las malas nuevas
que dan de Castilla, enviaré por vosotras, irá Pedro Alvarez, que ha de ir por sus hermanas; a esta
causa no os envió dineros. Recibí una carta el año pasado, de la cual me decías los trabajos que
habéis tenido. Bien lo entiendo seré así, mas entiende que no os tiene Dios olvidadas, porque es
gran Señor. También me decías otras cosas que os han pasado. No tengas pena ninguna, que yo
enviaré por vosotras, y os enviaré con que tengas de comer, que harto me ha dado DIps, Nuestro
Señor. Y asi me escribid luego si os queréis venir o no a esta tierra. Nuestro Señor os dé el descan­
so y contento que yo os deseo. De las Indias, del valle de Atlixco, y de marzo, sábado, víspera del
Domingo de Ramos, vuestro hermano que mucho os quiere,
Francisco Vázquez
190.
Francisco Vázquez a su hermana Ana Pérezi en ViUanueva de- Barcarrota.
Valle de Atlixco, marzo, víspera del Domingo de Ramos, I581(?)
Señora hermana:
El afto pasado recibí una carta de v.m,, en la cual dice v.m. haber recibido unos dineros que
envié con Francisco Domínguez, y otros de un mercader de Sevilla. No envío ahora dineros, por­
que pienso, sí Dios, Nuestro Señor, fuere servido, de ser yo el mensajero. Y si yo no fuere, irá Pe­
dro Alvarez por vos y por vuestra hermana y por sus hermanas, y así me escribid si queréis veniros
a esta tierra, o lo que os pareciere, y si no, yo os enviaré con que podáis vivir en esa tierra. Ved lo
que mejor os está. Escribidme y enviad las cartas al señor Juan Botello a Sevilla, para que de allí
él me las envíe.
Nuestro Señor os dé el descanso y contento que yo os deseo. Del valle de Atlixco'y de marzo,
víspera del Domingo de Ramos, vuestro hermano, y a lo que me enviáredes a mandar,
Francisco Vázquez
Dad de mis besamanos a las hijas de Leonor Gómez y a todos los demás parientes y vecinos.
(A mi señora hermana Ana Pérez, la Barueta, Va de su hermano Francisco Vázquez. En Vi­
Uanueva de Barcarrota). (I .G. 2048)
191.
Cristóbal Maldonado a su mujer Clemencia Ponce de León, en Triana.
Atlixco, 8.X. 1616
En la flota que Dios ahí ha llevado con bien envié cien pesos, los cincuenta con Miguel Her­
nández, contramaestre de la nao de Constantín Pérez, y los .otros cincuenta con el piloto mayor.
No se pudo hacer más, porque las ganancias son cortas, y lo que me deben, se cobra mal. En este
navio de aviso, donde va mi señor con el, envío otros cien pesos, y carta para el capitán Pedro Sa-
logue, para que dé otros ciento, para que con ello se haga diligencia para venirse a esta tierra en la
flota primera que venga. Y para lo que más faltare, lleva pdder mi señor para poderme obligar a
que lo pagaré llegado que sea con bien.
Anímaos para hacer este viaje, qué yo quisiera que se excusara, y con mis pérdidas es tan po­
co el caudal que me ha quedado que, aunque lo tuviera recogido, no es para poder ir a España,
mayormente que tengo en ditas muy peligrosas la mayor parte de él, que será imposible, si les
apretase, cobrar, y así, dándoles tiempo, vendré a cobrar, y a estas causas es imposible poderme
embarcar, sino es pobre, y el mejor medio que he tomado es que os vengáis a esta tierra. Con
vuestra venida podríamos tener más comodidad para ganar de comer. Yo estaré aguardando en el
puerto con cabalgaduras, porque allí no os estéis mucho, y si hubiere navio de aviso antes que sal­
ga la flota, me avisaréis de lo que se ofreciere.
Otra cosa no se ofrece, que Nuestro Señor os guarde y dé la salud que yo deseo. De Atlixco, y
de octubre a ocho de 1616,
Cristóbal Maldonado
(A Clemencia Ponce de León, mi mujer, en Triana). (I.G. 2075)
174 ENRIQUE o r r e

V E R A C R U Z - SAN JUAN D E U LÚ A

192.
María de Avila a su madre María de Paz, en Tala vera de ¡a Reina.
Veraeruz, abril de 1568
Señora madre:
En el navio de aviso escribí a v.m. con un mancebo que iba a la corte llamado Pacheco, por
lo cual daba cuenta a v.m. de todo lo que acá pasa, suplicándole a v.m. y a mi hermana juntamen­
te con sus hijos se vengan a esta tierra, porque en extremo lo desea Juan Gómez, y si otra cosa
v.m. hace, será parte para no tener tanta cuenta como yo quería para su descanso de v.m., y para
esto, como tengo dicho, escribimos con aquel mancebo la orden que se había de tener para su ve­
nida, enviando a avisar que en casa de Pedro de Morga, banquero en Sevilla, se le diese todo lo
necesario para su aviamiento, porque asi se lo escribimos. Por ésta he avisado de acá que se les
diese todo recaudo, asi para el matalotaje de ahí a Sevilla como para estas partes, porque si pudie­
sen despachar primero que fuese la flota, porque en ella enviamos dineros para todos los gastos,
los cuales van registrados a Pedro de Morga en Sevilla, y esto va en sesenta cueros, para que el
dicho Pedro de Morga los venda, y le envíen a v.m. cincuenta ducados de Castilla, para que desde
ahí hasta Sevilla tenga que gastar, y lo restante quede en poder del dicho Pedro de Morga, para
que, venidas que sean a Sevilla, de lo demás se les haga el matalotaje para embarcarse, y en esto
no haya otra cosa, y no mire el viaje, porque todos son dos meses de camino,'y tiene ya nieto
hombre que puede venir con ella, porque, si no, manda Juan Gómez que, si no quisieren venir,
que no les den más de cincuenta ducados, y lo demás le traigan en mercadurías. Así, señora, por
amor de Dios que no pierda esta buena voluntad de su yerno, que no desea otra cosa sino conocer­
la a ella y a mi hermana. Llegada que sea esta carta, hagan luego estas informaciones, y supliquen
a esos señores Alvaro de Loaysa o al seftor don Luis que le recaben las licencias para mi sobrino y
para ellas, y si no pudieren, traigan las informaciones a Sevilla, que de acá se escribirá a Pedro de
Morga que recaude las suyas, que son breves de alcanzar de mujeres, y si no pudieren haber la de
mi sobrino, aunque sea por paje, hablarán a Pedro de Morga, para que le reciban en la nao o es­
condido o como pudieren, porque de acá se le escribirán todo suplicándole que haga todo lo posi­
ble, y así entiendo que lo hará, porque es persona de mucha calidad, y asi creo recibirá a v.m. en
su casa y les hará todo et buen acogimiento del mundo, porque de acá va muy encargado este ne­
gocio, porque sabrá v.m. que fue Nuestro Señor servido de que casase la señora mi prima a la Se­
ñora María de la O con un caballero principal con quien todos estamos muy contentos y muy ale­
gres, y así me hace merced el señor Martín de Marzana, que éste es su nombre, de haber tomado a
cargo este negocio, para que se haga a v.m. todo buen acogimiento.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 175

Juan Gómez escribe a v.m, más largo» y por eso no escribiré yo más sobre este negocio, salvo
que estoy esperando con toda :brevedad, y espero yo en Nuestro Señor que la tengo de ver junta­
mente con mi hermana, porque de otra manera será excusado podernos!ver, por caso de haber to­
mado Juan Gómez una hacienda por nueve años, y por eso tomo a decir que acá podrá v.m. pasar
su vejez con algún descanso, y mi hermana lo mismo, y queríalo mucho, poique a mí sobrino acá
le podríamos hacer hombre, y yo creo que el señor Martín de Marzana me hará merced de escribir
a v.m., y torno a decir que manda Juan Gómez que, si no vinieren, que no se les dé más de los cin­
cuenta ducados. Por eso mismo mire v.m. lo que hace, y por ponerse a un poco de trabajo no
pierda v.m. y mi hermana el remedio que le podrá venir, y esto digo por el gran deseo que tiene
Juan Gómez de servirlas y verlas acá. También envía mi prima a su hermana María de Paz cin­
cuenta pesos, para que se venga con v.m., si la salud no se lo estorba, y también un hijo de More­
no, que envía a su padre cien pesos, y todos han de ir consignados a Pedro de Morga, y por fuerza
han de venir Moreno por ellos u otra persona por ello. Así, señora, que con quien viniere a co­
brarlos, puede enviar su poder pagándole su trabajo, para que le sean dados los cincuenta duca­
dos para su aviamiento desde ahí a Sevilla, que lo demás estará depositado hasta que avise a Pe­
dro de Morga si han de venir, que no quiere Juan Gómez que le den más, y esto hace Juan Gómez
por traerlas más presto. Mucho quería saber si en la flota pasada recibió cincuenta pesos, que son
de a ocho reales cada uno, y quería que no viniese en mi carta, sino en la de mi prima, porque no
sabe Juan Gómez que los envié.
A mi hermana que reciba ésta por suya propia, que por no ser prolija no escribo, pues todo es
una misma cosa, y lo que digo a la una suplico a la otra. Si la venida fuere cierta, y si algún dinero
sobrare, mercaránme tres o cuatro pares de botillas y tocas para ellas delgadas, porque acá no se
puede sufrir lienzo, y también si hubiere algún lienzo de hilo de a tres blancas o de dos maravedís
me lo traigan para algunas camisas, y algún hilo portugués, o gordo de coser, y sí hubiere algunos
tramados que sean buenos.
De lo que toca al negocio de mi hermano yo no trataré a v.m. cosa ninguna, porque Juan Gó­
mez escribe a v.m. sobre ello y el buen deseo que tiene de trabajar para librarle. La señora mi pri­
ma y la señora María de la O besan a v.m. las manos. A mi señora doña Francisca y a mi señora
doña María con todas las demás mis señoras suplico a sus mercedes me perdonen y tengan ésta
por suya, que por estar en tierra que todas las veces no se halla escribano no hago lo que soy obli­
gado. Plega a Nuestro Señor de pagar'a sus mercedes las limosnas y mercedes que le hacen, y así
tengo especial cuidado en mis oraciones, aunque pecadora, de rogar a Nuestro Señor por sus mer­
cedes. Nuestro Señor me deje ver a v.m., como yo deseo. De la Veracruz, a de abril de 1568
años.
Por ésta digo que, si Nuestro Señor hubiere dispuesto algo de mi madre, que lo mismo le sea
dado a mi hermana Francisca de Avila para su venida y de sus hijos, o si no quisieren venir, para
su remedio, y dénseles los cincuenta ducados. Beso las manos a v.m. su verdadera hija,
María de ^.vlla

(A mi señora madre María de Paz, en Talavera de la Reina, mujer que fue de Tomás de Avi­
la, difunto, y en su ausencia a Francisca de Aviia, su hija). (l.G. 2052)

193.
Antonio de Aguilar a su mujer Juana Delgada, en Sevilla.
Veracruz, 21.IV,1568 (?)
Querida hermana;
No sé qué es la causa por donde os habéis acortado en vuestras razones y cartas, dende que
estoy en esta tierra no he visto una carta vuestra. Yo no sé qué es la causa de esto, ni menos a qué
razón para dejarme de escribir. Dende que estoy en estas partes he visto dos cartas, y han sido de
mí señora Mari de Herrera, porque siempre me ha hecho muy grandes mercedes, y hasta en esto
176 ENRIQUE OTTE

me las quiso hacer en acordarse de mí. Ahora en esa postrera carta, que el señor Esteban Gómez
trajo, supe como quedábades, hermana» buena, y que Juaníco que lo quiso Nuestro Señor para sí.
Démosle gracias por ello, y no recibáis pena ninguna por vida vuestra, que harta es ia que yo por
acá recibo de verme, señora, de vos apartado, y desde que mi compadre Jerónimo Rodríguez hu­
bo (?) a Castilla he estado en México, y puse tienda, y túvela puesta un año, y me fue muy bien, y
con la codicia y deseo de ver alguna carta vuestra me vine ál puerto de San Juan de Ulúa. Cuando
supe que la flota había venido no me quedó maestre ni piloto ni marinero ni pasajero que en la
flota viniese que pregunté si me traía alguna carta todos me decían que no, yalgunos amigos míos
me dijeron cómo os habían visto, hermana, y quedábades, y más me dijeron, que no me dio poca
pena» de decirme que todos los más días os topaban de acá para allá. Por vida vuestra que no ha­
gáis por que me dais enojo, tengáselo (?), El Señor Pedro de Almonte dijo que el señor fray Rodri­
go que era difunto, Dios sabe lo que yo siento por la gran falta que harán a ía señora doña Leonor
y a mi señora doña Juana y a las más mis señoras.
Hermana mía y todo mi comento, yo tuve entendido que mi compadre Jerónimo Rodríguez
os trajera en la flota que estamos aguardando, porque yo se lo había rogado, y él me lo había así
prometido, sino cuando lo vi venir ya que casi la flota que Dios salve se quería hacer a la vela, y
llegó perdido, que lo cogieron franceses y le tomaron el navio. El va en la flota, y con él, herma­
na, os envió veinte pesos, y perdóname que os quisiera enviar más, mas no pude ahora a! presen­
te, porque compré unas tierras en que se coge mucha cantidad de maís. Costáronme ciento y trein-
( ta y cinco pesos, y me la hizo haber el alcalde mayor de Jalapa, que es un señor a quien yo debo
mucho, y tiéneme prometido que en cumpliendo aquel cargo de Jalapa ha de venir a esta ciudad
de la Veracruz por alcalde mayor, y si viene, no dejaré de ser aprovechado en cargo, porque así
me lo ha prometido, y hame prometido de darme la vara de alguacil de aquí de esta ciudad de la
Veracruz, porque así me lo dio en Jalapa, y la traje seis meses. Yo quedo bueno, y con más deseo
de veros, señora hermana, que no de escribiros, en que ahora, a esta partida de flota y algunos
días de haberse ido, he andado en el monte diciendo que soy casado, que por el caso me querían
echar a Castilla, impacado (?) de esta furia pondré mi tienda aquí en la Veracruz, porque hay aquí
muy pocos oficiales, y he sido importunado de todos estos señores de esta ciudad que me quede
aquí y ponga mi tienda, y no dejaré de'ser aprovechado, ya que entiendo estar algunos días hasta
que vengáis, porque mi compadre lo lleva a cargo de traeros, y el señor Luis de Belmente me dice
que mi señora María de Herrera que dejará de venir en esta flota que ahora va, y viniendo no hay
con quien, hermana, vos pudiésedes venir, y cierto me holgaría mucho en que viniese mi señora
María de Herrera por el descanso suyo y el bien de la señora doña Isabel, porque he oído y se me
ha dado parte de cierto negocio que se ha tratado en este pueblo con la señora doña Ysabel. En la
carta de mi señora María de Herrera escribo más largo esto. A mi señora doña Juana y a la señora
doña Leonor beso las manos juntamente con la señora doña Violante, y a todas esas mis señoras,
Y a la señora Juana de Medina beso las manos. A Ana délos Reyes mi hermana beso las manos y
le daréis un abracijo por mí, y que no la tengo olvidada, a sus oraciones mé encomiendo. Y a Feli­
pa y a Marta le daréis un abracijo por mí, y por vida vuestra que le digáis a la señora nuestra co­
madre que si hay falta de papel y tinta por allá, porque yo se lo enviaré de acá, para que me escri­
ba. A mi señor Juan de Escobar, si lo vieres, le daréis mis besamanos, y a Ana de Aguilar. Porque
no tengo más que deciros ni ser más importuno, no digo más, sino que plega a Jesucristo que me
os deje ver, como yo deseo. Hermana, si hubiere remedio u orden para venir acá, enbíamelo a de­
cir en el navio de aviso, para que yo tenga la certidumbre de ello. Fecha a 21 del mes de abrí!, hoy
lunes, y quedo por vuestro,
Antonio de Aguilar

194.
Antonia de Aguilar a su mujer Juana Delgada, en Sevüla.
Veracruz, 26.IV.1568
Señora:
Porque con mí compadre Jerónimo Rodríguez le tengo escrito largo, ésta no servirá más de
para que, señora, sepáis cómo quedo bueno de salud, y de lo demás quedo como quedan algunos
casados acá a sombra de tejados, porque andamos huidos al monte, porque no nos llevasen en es­
ta flota, y a esta causa he andado desasosegado, porque aquí envían mucha gente presa y maltra­
tada, que, yéndose esta flota, luego pondré mi tienda aqui, porque siempre hay mucho que hacer,
y me irá bien con ayuda de Dios.
Por tanto, señora, allá va Pedro Bel monte por mi señora María de Herrera, porque él queda
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 177

también ausente. Lo que, señora, os ruego es que, viniendo ella, que vengáis en su compañía, y
cuando por ventura no viniese mi compadre Jerónimo Rodríguez, podéis venir con él, porque él
lleva veinte pesos» con que al presente me hallé. Venid, señora, en todo caso, porque esta es mi vo­
luntad, que en ésta haremos (?) ir a bien, y no nos faltará todo recaudo, porque en fin son Indias,
pueden los hombres ganarlo acá mejor que no allá, Y en el navio de aviso que viniere me puede es­
cribir cómo viene, y qué nao, porque lo sepa. Y todo cuanto allá se concertare de fletes y lo que
allá pusieren, yo ío cumpliré acá. A mis señoras doña Leonor y doña Juana y doña Violante les
beso las manos y que ésta hayan por suya. A la señora Juana de Medina y Ana de los Reyes mi
hermana beso las manos y a la señora vuestra comadre le dé mis encomiendas, y que, porque me
ha dejado de escribir, que si falta papel y tinta, y que mucho me pesó de la desgracia de Calderón.
Señora, acá me han dicho algunos amigos míos que os han topado en la calle muchas veces.
Excusadlo, porque no hay allá cosa que pase que acá no se sabe. Y con tanto Nuestro Señor me
deje veros, como yo deseo. De la Veracruz, a 26 de abril de 1568 años, de vuestro marido
Antonio de Aguilar
(A mi señora Juana Delgada, en casa de mi señora María de Herrera, en Sevilla, en San Mar­
cos).

195.
Antonio de Aguilar a su mujer Juana Delgada, en Sevilla.
Veracruz» 16.1.1569 (?)
Mi señora y mi contento:
Yo quedo cual Dios me remedie, pues quedo preso, y con unos grillos por casado, y esto, se­
ñora, bien se pudiera haber remediado con vuestra venida, mas no os pongo culpa, señora, por­
que bien entiendo yo no haber sido más en vuestra mano, ni tengo de quien quejarme, sino de mi
mismo, pues de bueno que soy hacen todos burla de mi, como mi compadre lo ha hecho de mí,
que ha venido a esta tierra dos veces perdió, y lo he hecho con él, como Dios sabe, y haberle dado
siempre dineros para daros, y no habéroslo dado. Mi alma, por vida vuestra y mía que hagáis lo
que os he enviado a rogar en mis cartas, en que vengáis acá por cualquiera manera que pudiere-
des, porque mira, mí alma» no penséis que venir acá que es ahora mucho; no es nada, porque en la
era de ahora vienen muchas señoras con quien podéis venir. Yo pagaré acá el flete y ío demás que
fuere menester. Mi alma, no os tengo más que decir, sino que plega a Nuestro Señor que me os de­
je ver, como yo deseo, y quedo por vuestro como siempre. A dieciseis días del mes de enero. A mi
señora María de Herrera le escribo más largo y a esa mi señora también,
Antonio de Aguilar, vuestro
(A mi deseada señora Juana Delgada, mujer de Antonio de Aguilar, en casa de la señora Ma­
ría de Herrera, en Sevilla, a la puerta mayor de San Marcos). (l.G. 2052)

196,
Bartolomé Ruiz a su hermana Luisa Hernández, en Sevilla.
Veracruz, 16.111.1574
Señora hermana: !
Habéis de saber que nuestra madre es muerta, y murió este año de 1573. Murió por febrero a
4 del mes, y ella tenía propuesto de enviar por vos y por vuestro marido, y fue Dios servido de ata­
jarlo con su muerte, de lo cual vos puede pesar muy mucho, tanto como a mi, pues también os
quería, y también estábades casada, y ella dejó cierta hacienda para vos y para mi, la cual está en
manos de albaceas, y no la quieren dar a mí ni a nadie» si vos y vuestro marido Lope de Torres no
venís a pedirla, y aunque quisiéredes que vuestro marido venga por ella, no se le dará, aunque más
poderes traiga, porque está en el testamento que a vos y a él juntos se entregue, porque entendía
que os quedaríades en esta buena tierra, y más viendo el buen aparejo de vivir en ella en más des­
canso que allá, y con menos necesidad. Por eso, señora hermana, no dejéis de venir vos y vuestro
marido en la primera flota que se hiciere, a poner en recaudo vuestra hacienda, porque en poder
ajeno cada día valdrá menos. Y para vuestro viaje yo quisiera enviaros algo, aunque fuera de lo
que e$ mío, pero no pude acabar que se me diese. Procura de venir con lo que tuviéredes en cual­
quier navio que para esta provincia de Nueva España viniere, que si en algo os acreditaren para
vuestro flete, yo digo que lo pagaré un mes después que seáis venidos a estas partes sin ninguna
falta, y en cualquiera navio que os queráis fletar, sabiendo que es cosa mía, os traerán con todo
178 ENRIQUE OTTE

regalo, porque todos los más de los maestres son mis conocidos y amigos, que los regalo yo aquí
en este puerto de la Veracruz, y los sirvo con mis carretas y criados en llevar sus haciendas a tierra
adentro con mejor voluntad que otros, y si acaso por ventura no halláred« quien os traiga, por
cosa mía procuraréis de preguntar por un mancebo que fue en ía carabela de aviso de esta flota,
que se llama Hernando de Seralta, y decidle que por señas que su tío Gaspar de Serralta se quedó
en estas partes, que os traiga, que yo lo serviré en todo lo que él acá me mandare, allende de pa­
garle todo lo que otro le pagare. Y de esto me haréis merced de no dejar de venir y poner toda ta
diligencia posible, que demás de cobrar vuestra hacienda, por haber entendido vuestra necesidad
tendréis parte en la mia, y no pongáis inconveniente en la venida por falta de posibilidad, pues,
como digo, cualquier maestre os favorecerá por mi respeto. Lleva esta carta un hombre que se lla­
ma Pedro de Urrutia, que ha de volver y es vizcaíno, y estuvo en mi casa muchos días, y se lo en­
comendé mucho que se la diese, )¡ ha de volver a lo que me dijo.
Y con esto, esperando vuestra venida, no digo más, sino que Nuestro Señor os traiga, como
yo deseo. A Segura y a su hija daréis mis encomiendas y a todos los conocidos. De la Veracruz, y
de marzo 16 1574, vuestro verdadero hermano, que vuestro bien desea,
, ■‘ Bartolomé Ruiz
(A mi seflora hermana Luisa Hernández, mujer de Lope de Torres, a San Bernardo, en Sevi­
lla. Porte cuatro reales). (1.0.2056)

197.
Juan Rubio a su padre Francisco Rodríguez Rubio, en la Puebla de Sancho Pérez.
Veracruz, 17.IV. 1577
Señor padre:
Por la presente suplico a v.m. que yo sea favorecido en que mi mujer se venga con el porta­
dor, que es Francisco Hernández, y es vecino de Zafra, él dará doscientos pesos con que venga,
puede venir ella y mi hermano Diego López y su mujer, porque con doscientos pesos de oro co­
mún, que vale cada peso ocho reales, tiene harto para venir y traer algunas cosas, y en esta parle
no digo más, sino que afuera de estos ‘doscientos pesos dará a v.m. el propio portador diez pesos,
seis para una saya a mi señora madre y dos para mi hermana Isabel López para alfileres, otros dos
a mi hermana Francisca Vázquez para una mantilla. Y porque quedo con esperanza de ver acá a
mi mujer y a mi hermano, no quiero suplicar más, de que tenga yo respuesta en el navio de aviso,
y esa miseria de los diez pesos no haga v.m. caso de ellos, porque, dándome Dios a mí salud, yo
remediaré mientras Dios me diere vida y v.m. la tuviere.
Ceso y no de rogar a Dios dé a v.m. aquel descanso con vida de mi señora madre que yo de­
seo. De la Veracruz, y de abril 17 de 1577 años, su menor y más obediente hijo, que sus manos be­
sa,
Juan Rubio
(Para mi señor padre Francisco Rodríguez Rubio, en la Puebla de Sancho Pérez, junto a Za­
fra). (LG.2058)

198.
Juan Zorrilla de la Concha a su hermano Pedro Zorrilla de la Concha, en Espinosa de los
Monteros.
San Juan de Ulua, 12.VI. 1589
Después que di la vuelta de la China tengo escritas muchas en todas las ocasiones que se han
ofrecido, y dado cuenta de mis trabajos y pérdidas, Dios sea loado por todo, que con tantas ven­
tajas me ha querido regalar, pues de cinco años a esta parte son más de cien mil pesos los que he
perdido y pudiera sacar de lo que me han llevado ingleses y la mar.
Muchos años ha que no he visto carta de v.m., aunque por un capítulo de una del señor Die­
go Caballero entendí habías tomado estado con mi señora doña Casilda de Bustamante, que no
me dio poco contento habernos cabido tan buena suerte, y puedo decir con verdad que nunca sen­
tí la pérdida de mi hacienda sino después que lo entendí, porque quisiera yo ir a servir con toda
ella a quien tan bien lo merece y que fuera señora de toda, y sobre esto ya tengo escrito largo en
las fragatas y navios de aviso que han salido, deseo que se hayan recibido. También escribí a mi
señora doña Casilda, a quien beso las manos mil veces.
Hermano, yo estoy ya tan cansado en estas partes que me parece es temeridad querer tentar
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 179

más la fortuna, pues Dios no se debe de servir de ella, y ver a la clara que, cuanto más trabajo y
más me desvelo por llevar algo, más me lo va quitando por donde El sabe, y así estoy determinado
de dar mano a esta tierra e ir a morir entre esos bardales, que, según los muchos infortunios y tra­
bajos en que me he visto, me serán de gran contento, y para lo que resta de la vida poco es menes­
ter. V.m. me escriba largo y avise de su parecer, porque ese será el más acertado y el que yo esco­
geré, y hasta que vea carta de v.m. estaré siempre con cuidado, y pues estoy a la puerta de la Nue­
va España, con cualquiera que a ella venga que se le den las cartas, serán seguras, y las más por la
vía del señor Juan Carrillo a Sevilla.
En esta flota, general Martín Pérez de Olazábal, envió cien pesos, consignados a Juan Carri­
llo, para que los envíe a v.m., que son de Mari Savín, mujer que fue de Hernán Sánchez Aparicio,
que son de lo que dejó su hijo Juan. Suplico a v.m. que dé orden para que los haya, y se reciba re­
cado del recibo, y ha de mandar decir veinte misas en la iglesia de Valcaba, y otras veinte en San
Felipe, y diez en San Martín. V.m. le avisará de todo, y si estuviere en Extremadura, podrá v.m.
avisarla, y que envíe poder y recado a Juan Carrillo con cana de v ,m., para que se los dé. Y guar­
de Nuestro Señor a v.m. muchos años, como yo deseo.
En el pueblo de San Miguel de Rozas vive una señora que se llama Catalina Izquerra, casada
que fue con Cristóbal Sánchez de Rozas, el cual murió viniendo de la China, y dejó hacienda, la
cual está en poder de Hernando Pacheco, y ames que muriese me escribió que fuese su albacea
con el dicho Pacheco. Es menester que, para que se le pueda enviar estos dineros, envíe poder pa­
ra mí y para el dicho Hernando Pacheco. En otra tengo escrito a v.m. y a casa con un vecino de
Valmaseda que me prometió de ir a v.m., y si acaso no llegare allá, por esta carta la avise
v.m. a la dicha Catalina Izquerra, y venga lo más presto que ser pueda. De la isla y puerto de San
Juan de Ulúa, a 12 de junio de 89.
A nuestra hermana encomiendo mucho por amor de Nuestro Señor hasta que yo vaya que
quite de ese cuidado.
Juan Zorrilla de la Concha
(A Pedro Zorrilla de la Concha, en Espinosa de los Monteros), (I.G. 2065)

199.
Pablo de Mayorzo a su mujer Isabel de Herrera, en Triana.
San Juan de Ulúa, 9.11.1594
Hermana mía:
Mucho me ha pesado los trabajos que pasáis por allá, aunque por acá no nos faltan ningu­
nos, de alcabalas y otros trabajos que son muy largos de contar, hasta que Dios nos haga mprced
que nos juntemos por acá, porque tengo determinado de irme con El a España, y si por ocasión
no fuere con El, tengo determinado de no irme en toda mi vida a España, porque trabajos en Es­
paña y trabajos en Nueva España más vale allá que no acá. Ya estoy más conocido acá que no
allá, hago cuenta que mí compadre, si comprare navio, él traerá orden con que vengáis con él me­
jor que no conmigo. Hasta otros maridos, sintiendo los trabajos de España, no quieren ir allá, y
venir sus mujeres muy bien, como si viniere su marido propio con ellas. En esto se determine lo
que le pareciere mejor, porque fletes y otras cosas no haga cosa, porque yo pagaré todo lo qué
montare. No tiene que procurar sino es dos barriles de bizcocho, no tiene que gastar otra cosa, y
el muchacho lo traiga consigo. Yo rehusó de ir allá por no gastar, porque nos acomodemos me­
jor. Con mi compadre o con Cristóbal López enviaré dineros con que podáis venir muy a vuestro
gusto. Mucho he sentido la muerte de su madre, que también se murió la mía, y hemos dar gracias
a Dios por todos. Y con esto Nuestro Señor os guarde la salud, como yo deseo. Y con el primero
que pudiéredes escribir, enviarme respuesta al puerto de San Juan de Ulúa a la banda de Tierra
Firme de Butrón y Pescude (?) por la casa de Juan Griego, pescador. Y si es que ha de venir, trai­
ga menos ropa consigo que pudiere, su cama y sn caja, no caldera ni ollas ni ¿edenes ni espuertas
ni otras menudencias. Si es que habéis de venir, envíame de buena letra, no sea de mujer, para que
se entienda, y yo busque adonde mejor nos acomodemos. Fecha en San Juan de Ulúa, a nueve de
febrero de mil y quinientos y nóvenla y cuatro años,
Pablo de Mayorzo
Las cartas envíe a casa de Juan la Banda de Tierra Firme de Butrón.
(Para mi mujer Isabel de Herrera, en Triana, en la calle de Sebastián, en casa de Isabel de
Arenillas. Al porte un real). (I.G. 2068)
180 ENRIQUE OTTE

200.
Gregorio Cobos a su mujer Ana Pacheco, en La Palma.
San Juan de Ulúa, 24.X ,1615
Por vía de La Habana os tengo escrito largo de todos mis sucesos, y porque ahora es el porta­
dor de ésta nuestro vecino y amigo Pedro Pérez, el piloto que vino en el navio de Vallejo, que es
persona cierta, os quiero avisar de nuevo de mis cosas y salud, la cuál ai presente me la da Nuestro
Señor muy entera, de que le'doy infinitas gracias, pues desde que estoy en esta Nueva España no
me ha faltado. Permita su Divina Majestad dármela hasta que yo os vuelva a ver, que no puedo
encarecer la pena y cuidado que tengo continuamente de teneros tan lejos de mí, y con tanta falta
de salud, como en la vuestra me avisáis. Y lo principal y que mayor sentimiento me da es la necesi­
dad que pasáis, sin que yo lo pueda remediar, como deseo, pues aunque en esta tierra me va bien y
gano de comer con mi trabajo y solicitud, no es tanto que pueda enviaros el remedio con la largue­
za que yo quisiera para vuestra necesidad y enfermedades. No hay sino tener paciencia, dando a
Dios las gracias de todo, y que, pues es su voluntad, se cumpla, que si Dios fuera servido darme
algún caudal para poder ir a España y alcanzar licencia para traeros a esta tierra, en ella pasare­
mos nuestra vida con menos trabajos que en esa isla, y fuera posible que Dios se serviría daros
mejor salud. Pero hasta ahora no he podido juntar cosa de consideración, para poder determinar­
me a ir por vos, que, aunque el señor Francisco Fernández Franco me hace merced y me favorece,
no es para en cuanto a prestarme dineros ni ponerlos de su casa.
1 Con el dicho Pedro Pérez, portador de ésta, os envío cincuenta pesos, los cuales !e he dado
aquí para su despacho, y me ha hecho un conocimiento de dároslos en llevándolo Dios a esa isla,
el cual va con ésta. Llegado que sea, los cobraréis, y con ellos os remediaréis lo mejor que pudiére-
des, pagando vuestras deudillas, para que otra vez os fíen y socorran quien hasta ahora os ha
prestado. Sabe Dios si yo quisiera que fueran cincuenta mil, pero no puedo más. Y ya estaréis sa­
tisfecha de mi cuidado que de vos tengo, sin que, por estar lejos, me olvide de mis obligaciones,
pues no soy de los hombres que se olvidan de sus mujeres, y siempre tendré este mismo cuidado de
partir con vos de lo que con mi trabajo adquiriere, que, como he dicho, si Dios me diera ventura
de poderos traer a esta tierra con la orden que en ella tengo de vivir, y ganar de comer con mi tra­
bajo, pasaremos ía vida razonablemente. Tened paciencia hasta que Dios quiera, que yo de mi
parte pondré todas mis fuerzas para esto.
Y pues el señor capitán Sebastián de Valle tiene amigos en la corte, rogadle que por amor de
Dios encargue allá a alguno de ellos os alcance una licencia de su majestad para poder venir a esta
Nueva España, que, supuesto que es para hacer vida con vuestro marido, pienso que su majestad
será servido de concederla, si hay allá quien lo solicite con cuidado, y si el dicho señor capitán Se­
bastián de Valle enviare por esta licencia y se alcanzare, en teniéndola venios en todo caso en la
primera ocasión que se ofreciere derecha a este puerto de San J uan de Ulúa, que en él o en La Ha­
bana me habéis de hallar, y cuando acaso fuere que yo haga algún viaje a La Habana o Campe­
che, no dejaré de volver aquí. Y así procuraréis en todo caso veniros, si v.m. ordenare ello, y yo
confío de la merced y amistad que me hace el señor capitán que tendrá efecto vuestra venida, si él
toma la mano en ello. Yo le escribo la carta que va con ésta, dádsela de vuestra mano, y avisadme
de todo lo que en esto se hiciere, porque, si por este camino no se alcanza vuestra venida, yo estoy
por ahora imposibilitado de ir por vos.
Avisadme muy largo de vuestra salud, y de todo lo que por allá pasa, y del recibo de estos
cincuenta pesos, que aho'ra presto habrá en esa isla navio que venga con vino para el presidio de
La Florida, y en él me podréis escribir, para que yo esté avisado si os podré aguardar. Y con esto
no se me ofrece más que decir. A todas nuestras vecinas y comadres daréis mis besamanos, y en
particular a la señora doña Ana y el señor Jerónimo Bote y los demás de su casa. Dios os me guar­
de y os me deje ver con salud y contento que deseo. De este puerto de San Juan de Ulúa, y de octu­
bre 24 de 1615, vuestro marido
Gregorio Cobos
(A Ana Pacheco, mi mujer, en la isla de La Palma, con Pedro Pérez, piloto, que Dios lleve
en paz). (I.G. 2075)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 181

ORIZABA

201.
Doctor (?) Palacio a su hijo Diego García de Palacio, en corte.
Orizaba, 8.11.1590
Recibí tu carta de julio pasado, con otra para tu madre, y ambos recibimos contento por sa­
ber de tu salud. Détela Dios siempre, para que le sirvas, y creo que le has sentido mis trabajos, co­
mo hijo que debe tener tanta parte en ellos, espero que son regalos del Señor, para conocerle me­
jor y alabarle, y que los ha de volver en regalos de mayor fruto. A tu tío escribo que, para que me
ayudes a llevarlos en cualquier suceso, te envíe en la primera flota con buen, hábito y trato de
hombre de bien. Entiendo que lo hará si tu no lo desmereces, procúralo, y en todo muestra a los
que te trataren la virtud y cordura que es razón. V sobre todo encomienda tus cosas a Dios, y no le
ofendas, pues con esto le agradarás y te hará mercedes, y parecerás bien a los hombres, y no olvi­
des lo que has aprendido, pues con el tiempo sentirás en saberlo mucho provecho, y pues has de
navegar, y es razón que los hombres cuerdos entiendan lo que tratan, procura de aprender las co­
sas de la mar, porque, si te inclinares a ellas, las sepas y entiendas, y yo te ayude para que ¡as go-
ces.^Tu madre y hermanos tienen salud, y se te encomiendan, y ruegan a Dios te traiga con bien. A
tu tío envío cartas que lleves a Sevilla. Haz todo lo que te mandare, sin exceder un punto, y en to­
do te trata como hombre recogido y cuerdo, pues sin esto ni hallarás en mí padre piadoso ni pro­
vecho en cosa alguna.
Dios te guarde y tenga de su mano. De Orizaba, a 8 de febrero de 90,
Doctor (?) Palacio
(A mi hijo Diego García de Palacio, en corte), (l.G. 2065)
182 ENRIQUE OTTE

CÓRDOBA

Ocotitlán
202 .
Doña Francisca de Fuentes a su hermano Juan del Casal Almagei, en Plasencia.
Ocotitlán, 2.IV.1614
Jesús:
Hermano de mi alma, esté siempre la gracia de Dios en su alma y le dé la salud y descanso a
v,m. y a sus hijos y míos que yo deseo, y de esto, que son mis hijos, esté v.m. seguro que lo son
mis hijos, y lo serán mientras yo viviere, en el amor y obras. Si hasta ahora no lo he hecho no ha
sido por falta de deseo ni de voluntad, que sabe Dios, a cuyos ojos no es nada oculto, cuántas lá­
grimas he derramado y derramaré mientras no los viere, porque me he inclinado a amarlos y a de­
searlos y ayudar a criárselos a v.m. cuantas veces por momentos. Refiero a su hermano con lágri­
mas del corazón que considere que no se los dio Dios a él, porque tenga los de v.m. por propios y
los ampare, y así crea de mi que soy tan su madre que, si los viera y tuviera conmigo y entregada a
la Isabel de mi alma las llaves de mi casa y de mi corazón y me muriera luego, fuera con contento
que dejaba hija a su hermano, y para descansar había yo labrado y mis criadas unas camisas esta
cuaresma al uso de esta tierra, para enviar con ese pedazo (Je plata, para que siquiera se acordara
la hija de mi alma de mí y me encomendara a Dios que me la deje ver a ella y a sus hijas. A la Pa-
chita de mi alma que v.m. dicen la suya les dé v.m. mil abrazos por mi, porque son mis nietos y
mis hijos. A Tomás, nuestro mayorazgo, me anime v.m. que venga a ver a sus padres y a gozar lo
que hubieren ganado, para guardarlo para él y su hermana y sus sobrinos, que, encaminando para
estas partes con este seguro y con este contento de ver a sus padres, no sentirá el camino,
A mi hermana isabel Méndez y a nuestro hijo beso las manos mil veces, y que Dios me los
guarde y me los deje ver, y a v.m. dé entera salud, y de esta su casa de Ocotitlán, y abril 2 de 1614
años, su hermana que más que a sí le ama
doña Francisca de Fuentes
(A mi hermano Juan de Casal Almagei, en la ciudad de Plasencia, en Extremadura).
(l.G. 2075)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 183

OAXACA

Antequera

203.
Gaspar de la Torre a su sobrino Juan Ruiz, en Patencia,
Antequera, 22.H.I570
Señor:
Gaspar de Ordejón llegó a esla casa por este mes de noviembre pasado, y llegó bueno, y asi­
mismo nos halló con salud, sea El Señor bendito. Holguéme de su venida, porque es hombre para
cualquier cosa, y dase buena maña, y ayuda en la hacienda en que me hallo ocupado. Un vecino
que ha sido de esta ciudad, que se llama Francisco Martínez, que es natural de Toledo, que trajo
de allá su mujer y ahora se vuelve a su'tierra con ella y con sus hijos, lleva cien pesos de a ocho
reales, y aunque van en el registro que se han de dar a Francisca Rodríguez, y asimismo en la escri­
tura que hizo, que va con ésta, Gaspar de Ordejón tiene por bien que Ana Rodríguez haya parte
de ellos, y lo deja a la voluntad de v,m., porque se holgaría mucho que su mujer estuviese en casa
de v.m., y con su hermana, y yo lo mismo, y asi, si no lo está, luego la lleven consigo, porque en
ello recibiré yo merced y contento.
También ha parecido y parece a Gaspar de Ordejón que v.m. se viniese a esta tierra con su
mujer e hija, y trajesen a Francisca Rodríguez, porque le ha parecido de la tierra, que, ya qiie no
se alleguen tantos señores como allá piensan, nunca por acá falta, y no hay las necesidades que
por allá. También me ha parecido a mí, y tendrialo por acertado, porque acá se puede ganar de
comer sin escribir, y yo tengo casas en esta ciudad allende de las en que vivo, donde se podrán ve­
nir sin que la hayamos de alquilar, bendito sea Nuestro Señor.
Y en lo demás, yo los ayudaré con todo lo que puedo, mediante el favor del Señor. Así que se -
acordaren, no habrá más que hacer sino venirse en la primera flota, y si no, avisamos luego, por­
que se vaya Gaspar de Ordejón con brevedad, y creo será para traer su mujer, porque le ha pareci­
do bien esta tierra. Y porque Gaspar de Ordejón escribe largo a todos, no lo seré yo, más de que,
si estas cartas recibieren antes que las que lleva el dicho Francisco Martínez, le vayan a buscar a
Toledo. El es muy hombre de bien, y lleva de comer, y aún acá deja hacienda, que no la pudo re­
coger. Es calcetero, y por estas señas le hallarán luego, y aunque la escritura dice que ha de dar los
dineros tres meses después de desembarcado, él los dará luego.
A mis sobrinas hayan ésta por suya, y a Miguel Cerezo se dará la que va con ésta, en la cual le
doy cuenta de cómo fue Dios servido de llevar a Juan Martínez, su cuñado, el cual entérramos
honradamente el día de los finados, éste que ahora pasó. Y con tamo Nuestro Señor nos tenga a
todos de su mano. María de Robles besa a todos las manos. De esta ciudad de Antequera, 22 de
febrero 1570 años,
Gaspar de la Torre
(A mi señor Juan Ruiz, en la ciudad de Falencia).

204.
Gaspar de la Torre a su sobrino Juan Ruiz, en Patencia.
Antequera, 14.1V.1572
Señor:
En la flota que partió de esta tierra escribí a v.m., y no he teñido carta, aunque han venido
muchos navios, ni en la flota que vino por noviembre, de lo cual estamos maravillados. Acá tene­
mos todos salud, bendito Nuestro Señor, aunque hemos tenido a Gaspar de Ordejón algunas ve­
ces maldispuesto, empero, como es hombre recio, defiéndese bien. El va a esa tierra por su mujer
e hijos, y venirse a vivir a esta tierra. Paréceme que será acertado venirse v.m. con Ana Rodríguez
y toda su casa juntos, porque creo que acá lo pasarán mejor, y pues Gaspar de Ordejón tiene ya
bienvista la tierra, y la tiene entendida, él dirá lo que más conviene.
El lleva unos dineros míos para comprar del marqués del Valle una estancia que tiene cuatro
leguas de aquí. Si ésta comprase, bien habría de comer para todos, y si no, que los traíga emplea­
184 ENRIQUE OTTE

dos. V.m. verá allá los poderes y memoria, y le ayudará con el consejo y lo demás que sea necesa­
rio. Y si acordaren de venirse, bien, y si no, de acá les enviaremos en cada flota alguna ayuda de
cosía.
Ordejón me dice que debe por allá setecientos ducados, y que no puede dejar de pagarlos de
este camino. Yo mucho quisiera que se aguardara a la otra flota, porque no se deshiciera este di­
nero que lleva, empero remitome a lo que sobre ello y sobre todo se pudiere hacer. Acá vino tam­
bién unas escrituras contra él, y pagamos ciento y ochenta y tantos pesos. No sé qué me diga, por
una parte parece diligente, por otra que debe tanto. Dios lo remedie todo.
Si v.m. no acordare de venirse, me avisará de su salud y de mi sobrina Ana Rodríguez, y
cuántos hijos tienen, y cómo se llaman, porque yo tenga acá memoria de todo, y también me avi­
sará en todo lo demás que convenga. Y por ser el mensajero Ordejón, no hay necesidad de ser más
largo. A mi sobrina haya ésta por suya, a la eual juntamente con v.m. María de Robles besa las
manos, y la envía un jarro y una taza de plata, para que, si se vinieren, en que beban por el cami­
no.
Y con tanto Nuestro Señor nos tenga a todos de su mano y nos dé buen fin. De esta casa de
v.m. en la ciudad de Antequera, 14 abril 1572 años. Besa las manos de v.m.
Gaspar de la Torre
(A mi señor Juan Ruiz, en la ciudad de Falencia).

205.
Gaspar de la Torre a su sobrino Juan Ruiz, en Falencia.
Antequera, 14.111.1573
La gracia y consolación del Espíritu Santo sea siempre con v.m. y con la compañera y toda su
familia. Gaspar de Ordejón estuvo aparejado y en el puerto para irse a esa tierra, y por cierto in­
conveniente no hubo efecto, y se quedó. Y aunque en ella escribimos y enviamos unos pocos de
reales, y habíamos escrito y enviado otros pocos en la flota antes, no hemos visto respuesta, de
que hemos estado maravillados. Avisarme han de la causa, porque cierto hemos tenido mucha pe­
na. Digo que estuvo para irse en la flota del año pasado. Ahora con el favor del Señor va en ésta,
con voluntad e intento de traer a su mujer. Tengo entendido que, allende del contento que yo reci­
biré, ella se hallará bien en esta tierra. Animarla han a que venga de buena voluntad, y sí v.m. y
Ana Rodríguez, mi sobrina, también quisieren venir, aunque no hay por acá que hacer de su arte,
otras granjerias hay por donde se sustentan las gentes, y yo ayudaré lo que pudiere. Y si Gaspar de
Ordejón comprare una estancia que lleva orden de comprar del marqués del Valle, sin duda se po­
drían venir, porque con ella habría para todos. Y sobre todo él dirá a v.m. todo lo que hace al ca­
so de por acá, para que conforme a ello haga lo que mejor le pareciere.
Acá tenemos salud yo y María de Robles, bendito sea el Señor, y deseo de saber que lo mismo
se tenga.por allá. Y pues no hemos podido saber hasta aquí, por no haber recibido carta de v.m.,
no sea así de aquí adelante, sino que siquiera cada año me escriban, si no acordaren de venirse por
acá.
Y por ser el mensajero de casa, no me alargo más. A Ana Rodríguez y Francisca Rodríguez
yo y María de Robles encomendamos mucho al Señor y a v.m., y a ellas y a todos tenga Su Majes­
tad de su mano, y habrán ésta por suya, que, como digo, por ser el mensajero Gaspar de Ordejón,
basta. De esta casa de v.m. en la ciudad de Antequera del valle de Oaxaca, sábado, víspera del so­
lemnísimo Domingo de Ramos, 14 de marzo de 1573 años. Al señor canónigo Diego Ortega con
todos los señores sus hermanos dará v.m. mi besamanos. Besa las manos de v.m.
Gaspar de la Torre
(A mi señor Juan Ruiz, en la ciudad de Palenda). (I.G. 2054)

206.
Gaspar de Arciniega a su hermano Francisco de Arciniega, en Frías.
Oaxaca, 10.111.1577
Señor hermano:
Con justa causa podré estar quejoso de v.m., pues estaba presente cuando el señor licenciado
me escribió, no se me quiso hacer merced de escribirme, habiendo tan particular ocasión, ofre­
ciéndose darme aviso de la muerte de nuestro padre, que esté en gloria. Que cierto recibiera gran­
dísimo contento saber de v.m. el fin y muerte de mi padre, y de las cosas que dejó y mandó en su
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 185

testamento, y en qué poder quedó mi hacienda, y la partición que en los bienes que dejó hubo, y
de la salud de v.m. y negocios en que se ha ocupado, y de la de nuestros hermanos. Suplico av.m .
se me avise de todo lo que digo muy largo, y no tenga descuido en cosa que tanto contento y mer­
ced recibiré
Por la del señor licenciado supe andaba v.m. indispuesto de unas cuartanas, por lo cual se re­
cogió el invierno pasado a su casa. Diome pena estar v.m. con semejante enfermedad, porque,
aunque no es peligrosa, es de mucha pena y enfadosa. Deseo saber en el ánima el suceso de ella, y
asi suplico se me avise muy particularmente de ello. V.m. procure por su salud, pues importa, que
cierto es lástima ver cómo nos vamos acabando todos nosotros.
Asimismo entiendo por la del señor licenciado estar v.m. soltero, que cierto me he holgado
en el ánima, y me holgaría grandemente que no dispusiese de su persona, y se determinase venir a
esta tierra, porque recibiríamos dolía Mariana y yo la mayor merced y regalo y contento del mun­
do, y asi lo suplico se ponga en efecto, porque a v.m. y a nosotros nos estará muy bien estando
v.m. soltero,‘porque, si v.m. quiere casarse, hallará mejor casamiento en esta tierra y muchos más
dineros que en casa.
Yo resido en esta ciudad de Oaxaca con mi casa, por ser doña Mariana nacida en ella, y tener
aquí su hacienda. Al presente estoy proveído por corregidor en la provincia de Uciia, habrá quin­
ce dias traje mi casa a esta ciudad, por hallarse doña Mariana mal de salud en aquella tierra, y así
no sacaré mi casa de esta ciudad, sino ir yo sólo a mi corregimiento. Al presente tenemos salud
doña Mariana y yo y Juanico. Todos besamos las manos de v.m. muchas veces.
Hame dado tanto contento y consuelo habernos hecho Nuestro Señor tanta merced en dar a
nuestra hermana tan principal marido, y a nosotros hermano y padre, que cierto por la suya en­
tiendo que en todo nos hará la merced a él posible. Yo me he holgado que mi hermana esté tan
bien empleada. Yo deseo saber qué fue el dote que mi padre dio al señor licenciado, y dónde es,
que cierto por su carta entiendo será muy principal, al cual deseo en extremo ver y conocer, para
sólo servirle, porque estoy satisfecho lo merece. Avíseme v.m. cuántos hijos tienen, y sí se hace
preñada, que me holgaría tuviesen muchos hijos, pues que yo tengo uno tan sólo, aunque espero
en Nuestro Señor tener más, por ser doña Mariana moza de 28 años.
Suplico a v.m. me avise de la salud de Marcó Antonio, y qué es su vida, y en qué'entiende,
que, por ser enfermo, es justo que todos le ayudemos y regalemos, y cierto que lo quisiera tener
conmigo para hacerlo.
Yo deseo ver el testamento de mi padre y almoneda e inventario y partes que de sus bienes se
hizo. Suplico a v.m. que se me envíe todo a la hora que ésta reciba a Sevilla a Pedro de Mendoza,
que él me lo encaminará. Yo tengo determinado quedarme al presente en esta tierra, por ser buena
y hacérseme en ella mucha merced, y a esta causa envío poder a los señores licenciado Quintanilla,
Agustín de Arciniega, Ramón Bonifaz, para que mi hacienda se cobre y se venda, y lo procedido
de ella se me envíe a la hora a Sevilla a Pedro de Mendoza, mercader, para que me lo envie em­
pleado en las cosas que le tengo escrito, el cual tiene poder mío bastante para recibirlo y dar cartas
de pago de ello. V.m. ayude en lo que pudiere para el despacho y brevedad, y si v.m. determinare
venir a esta tierra, será acertado venir en la flota que se me enviare mi hacienda. También pido
que se me envíe la carta ejecutoria; v.m. ayude para que se me despache con brevedad.
Avíseme v.m. muy largo de todos esos señores deudos, así de los que han muerto como de los
que han mudado estado, y en especial del señor Diego Ruiz de Arciniega, y de mi señora María de
Arciniega e hijos, que recibiré mucho contento. De la muerte de nuestro tío Miguel de Arciniega
me pesó en el ánima, Dios le tenga en el cielo. Parece que tía se acordó de nosotros, ni de nuestra
propia hacienda. Ahí escribo al señor licenciado que se le pida a su mujer lo que él nos debía. En
todo me remito a la que escribo al señor licenciado, porque1le escribo largo, y v.m. me avise muy
particular de todo y me envie a mandar en todo lo que se le ofreciere, que lo haré como hermano.
Nuestro Señor a v.m. guarde y en estado aumente con la prosperidad que yo deseo. En Oaxaca,
10 de marzo 1577. Besa las manos de v.m. su hermano.
Gaspar de Arciniega
(A mi señor Francisco de Arciniega, en Frías). (I.G. 2090)
186 ENRIQUE OTTE

MIXTECA

207.
Fray Andrés de Arroyo a Juan Hernández, en Alcaraz.
Mixteca, 14.111.1572
Muy amado hermano:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre en su alma, amén. Después que vine a esta tierra nun­
ca he visto a mi tío Luis Martín, que ha ya más de un año, ni carta suya hasta habrá diez días que
recibí una caria suya, que no había visto otra, como digo, un año ha. Escríbeme por ella que le ha
enviado a llamar a él y a su mujer que se vengan a esta tierra a vivir. La tierra es buena, aunque no
está como solía, pero al fin ganan los hombres de comer mejor que en España, y el que quiere tra­
bajar no le faltan reales, pues decir vale caro el pan, bendito Nuestro Señor no hay de decir en esta
tierra vale caro el pan, ni hay mal año, porque, aunque uno no tenga un real, la comida no le
falta, y si quiere trabajar, no le faltan reales. Si se determinare venir, no venga sin su mujer, si
quisiere venir, y sus hijos. Los trabajos de la mar son grandes, y cada hora peligros de muerte. En
esto bien verá lo que le cumple. Doyle por consejo que, si vinieren, lo primero disponer de su áni­
ma, y la hacienda no la venda, a lo menos las raíces, casa y heredades, porque es cosa común los
que estamos en esta tierra, aunque más buena sea, darnos deseo de la nuestra, y algún día se le an­
tojará volver y hallarse a sus casas y hacienda en pie.
No deje de hablar a mi hermana, si se atreve su mujer pasar la mar, pero no vengan sin sus
mujeres, si vinieren, porque los hacen luego el rey volver a España, o que las traigan.
Yo estoy bueno, bendito Nuestro Señor, y me hallo bien en esta tierra, Nuestro Señor le ten­
ga tan de su mano como yo deseo. A su mujer e hijos me encomiende, y a su padre y hermanos,
do quedo, de esta Nueva España, y de esta provincia de la Mixteca, y de marzo 14 de 1572, su muy
cierto capellán y verdadero amigo
fray Andrés de Arroyo
(A mi deseado amigo y en lugar hermano Juan Hernández, hijo de Diego Hernández, en Al-
caraz). (l.G. 2059. Véase carta n.° 31)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 187

COATZACOALCOS

208 .
Juan de Obregón a su sobrino Juan de Obregón, en Toledo.
Coatzacoalcos, 15JX-1602
Sobrino:
Vuestra carta recibí, y con ella mucho contento en saber que teníades salud y vuestra mujer e
hijas. Y asimismo me holgué mucho de saber de la salud de mi hermana Isabel Díaz y de sus hijos,
y de ello recibió, mucho contento mi mujer Ana Diaz, y digo que más quisiera verlos acá que no la
carta, pues que tantas veces os he enviado a llamar a vos y a ellas. Digo así que, vista la presente,
os vengáis luego vos y vuestra mujer e hijos, y asimismo diréísle a mi hermana Isabel Díaz que se
venga luego con vos, porque su hermana no t iene otro deseo, sino es verla a ella y a sus hijos, por­
que será para ella muy gran consuelo en tenerlos acá a todos, porque nosotros no tenemos hijos
ningunos, porque Juanico se nos murió, que era muy buen estudiante, y así con la pena suya de la
muerte de Juanico sus ojos son fuentes de llorar, Y asi por amor de Dios os ruego, sobrino, que
luego pongáis por la obra el veniros a esta tierra, porque lo que yo tuviere será vuestro y de mi
hermana, porque como se hace por los que no tenemos obligación, mejor lo haremos por los
nuestros, porque esta tierra es muy más larga, adonde se puede ganar mejor de comer que no es en
España, y especialmente en el oficio de la panadería, porque se gana muy largamente de comer en
ella. Y, confiado de que os vendréis para la armada de San Juan, porque yo estaré con apercibi­
miento en el puerto de San J uan de Ulúa, para cuando vengáis en buena hora. A vuestra mujer y
vuestros hijos me la encomendaréis, y asimismo a mi cuñada Isabel Díaz y a sus hijos. Y porque
no es para más, Nuestro Señor os traiga con bien a todos. Y de Coatzacoalcos, y de abril a quince
de mil y seiscientos y dos años,
Juan de Obregón
(A mi sobrino Juan de Obregón, en Toledo, en el arrabal, al porte cuatro reales).
(I.G. 2070)
188 ENRIQUE OTTE

YUCATAN

209.
Ana de Montoya a su primo el bachiller Alonso Berna!, en Oropesa.
Yucatán, 12.1.1573
Muy magnífico seftor:
Muchas cartas he escrito a v.m. y no he habido respuesta, ni he visto carta de v.m. desde que
yo y Diego Flores, mí marido, estuvimos en la isla de Santo Domingo, de la cual partimos para ve­
nir a este reino de la Nueva España por la orden y con las cartas que v.rn. nos dio para Francisco
Gómez, su primo, y llegamos aquí a este reino, y estuvimos en la ciudad de México, adonde pro­
curamos por él, y nos informaron que estaba y tenia su repartimiento en la estancia y minas de
Zultepec, y fuimos allá, y él nos recibió bien, y con él hallamos que había asentado por su mayor­
domo a Francisco Jaramillo, vecino de esa villa, y por estas comarcas nos anduvimos haciendo
Diego Flores de su oficio de pintor y dorador muchas obras de retablos en monasterios e iglesias,
y aquí en un pueblo principal murió habrá ocho años, y dejóme a mí con trabajo de cobrar lo que
se le debía de las obras, y vine a este pueblo y comarca de Yucatán, adonde he estado y estoy pro­
curando de cobrar y recoger lo que se me debe, y estando aquí he sabido que el señor doctor Cés­
pedes de Cárdenas está en la ciudad de México por fiscal de su majestad real, al cual le he escrito a
propósito de que, pues es primo mío y de la sefiora Francisca López, mi hermana, mujer de v.m.,
me diese alguna orden para cobrar y recoger lo que se me debe, e irme en España a morir allá en­
tre v.m. y mis hermanos, y no veo orden para ello.
He sabido que Pedro López Bernal, su hijo de v.m., mi sobrino, que está ya hecho hombre y
tiene habilidad para entender en cualquier negocio. Deseo yo, aunque a v.m. se le haga pesado,
viniese acá, para que entendiese en mis negocios y cobrase lo que se me debe, y lo recogiésemos y
se fuese conmigo y me acompañase hasta allá, porque la costa que hiciere en el viaje pagaré yo
luego, y lo demás que yo tengo lo quiero para él y para sus hermanas, mis sobrinas. He sabido que
mi señor padre Pedro López es muerto muchos días ha, y no he entendido si son vivas María de
Pineda y Casilda de Terrazas e Inés Montoya, mis hermanas, ni qué ha sido de ellas ni del alférez
Andrés López, mi hermano. Deséolo mucho saber, y así suplico a v.m. que por amor de Dios reci­
ba yo esta merced antes que Dios me lleve de este mundo que v.m. me envíe a mi sobrino, y le
mando en todo caso venga, pues, como tengo dicho, todo lo que tengo lo quiero para sus herma­
nas, y tengo gran deseo de saber de las cosas de allá y de volverme a mi naturaleza. No envío las
costas de su viaje con ésta, porque tengo entendido que nunca se da cosa que se envíe de acá, sino
que los que lo llevan lo encubren, ni lo dan, ni las cartas, y estamos muy escandalizados en estas
partes de ello.
A la señora mi hermana Francisca López, si es viva, beso las manos muchas veces, y lo mis­
mo a las demás hermanas, y por días y horas estaré esperando esta merced que suplico. No digo
más, sino que Nuestro Señor guarde la muy magnífica persona de v.m. con la salud y acrecenta­
miento que yo deseo. De Yucatán, y de enero doce días de 157 y tres años, besa las manos de v.m.
su hermana
Ana de Montoya
(Al muy magnífico señor el bachiller Alonso Bernal, mi señor hermano, en la villa de Orope­
sa). (I.G. 2056. Véase carta n.° 60).

210 .
Jerónimo de la Paz a Lucas de la Paz, en Sevilla.
Yucatán, 20.V.I589
Sobrino:
Cerca de que.os vengáis a estas provincias vos y mi sobrina y vuestros hijos os he escrito otras
muchas cartas, para os hacer bien de las mercedes que Nuestro Señor me ha hecho en estas pro­
vincias. En todo caso, vista ésta, os partid, que me haréis mucho placer, porque no ha sido Nues­
tro Señor servido de me dar hijos, y lo que Nuestro Señor me ha dado lo quiero para vos y para
vuestros hijos, y para que nos gocemos lo poco que nos queda de la vida juntos. Que os hago sa­
ber que, si la gente en esta tierra se quiere dar a la virtud o a trabajar como en esa se trabaja, que
vale tanto un año como cuatro, y la tierra más fructífera y de mucho más llevar. Hacedme tanto
placer que, como ésta veáis, no esperéis a otra flota. Y porque os quedo esperando, no más de que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 189

a vos y vuestra mujer e hija y Suegra os beso las manos y quedo esperando. De Yucatán, a 20 de
mayo de 1589,
Jerónimo de i|t Paz
(A Lucas de la Paz, a la puerta de Triana, Sevilla), (I.G. 2065)

211 .
Martin de Ascorra a su suegra (?¡ Catalina García, en Sevilla.
Mérida, 12.VI.1614
Por la que recibí de doña Catalina supe que v.m, gozaba de salud, la cual Nuestro Señor se la
conserve por muy largos años, como yo, su hijo de v.m,, desea. Yo la tengo muy al servicio de
v.m. para todo lo que valiere y pudiere acudir con muy gran voluntad muy al servido de v.m., que
no han de ser parles las cosas que han usado conmigo estos caballeros, hijos de v.m., para que yo
deje de acudir a mi obligación. Y digo, mi señora, que ahora le quiero a v.m. más que antes, y por'
amor de Dios se lo suplico a v.m. muy encarecidamente no deje venir sola a doña Catalina, sino
que v.m. se venga con ella, que le prometo a v.m,, como muy fidedigno hijo, de acudir con todo
lo que yo tuviere, y esto con muy gran voluntad, que no quiero ya sino a v.m. y a mí buen amigo y
hermano Pedro Lorenzo, porque estos caballeros tres que están por acá no quieren ya mi comuni­
cación ni hermandad, ni yo tampoco de ellos, aunque ellos quieran, porque no me han hecho
obras para ello.
A mi me va muy bien en esta tierra, y todos estos señores me hacen mil mercedes, y no -tos ha
de faltar cosa ninguna mientras yo tuviere salud y vida. A doña Catalina le encomiendo a v.m.,
que es la lumbre de mis ojos, y me hallo muy mal sin ella, y siento mucho su ausencia, más que
otros viajes. Pero consuélome que la he de ver bien presto. Dios me guarde a v.m. mil años. De
Mérida de Yucatán, a 12 de junio de 1614 aftos, de vuestro hijo
Martín de Ascorra
(A Catalina García, en Sevilla). (I.G. 2075)
190 ENRIQUE OTTE

TEHUANTEPEC
, 212 .
Cosme Rodríguez asa mujer Catalina Guillen, en Sevilla.
' ■ Tehuantepec, 15.X. 1556
Señora mía:
Esta es para haceros saber cómo yo estoy bueno de salud, bendito Nuestro Señor, lo cual de­
seo saber de vos y de vuestros hijos. Señora mía, dos cartas tengo recibidas de v.m,, y a entrambas
he respondido, y ahora de nuevo torno a responder, y es que yo me había aviado para irme, y los
frailes de Santo Domingo trataron con el señor visorrey que no me dejase ir hasta que se acabase
una casa que tenían.empezada, y no me pude defender de ellos, y a esta causa me hicieron quedar,
y por tanto fue acordado que enviase por vos y por vuestros hijos y míos, por manera que yo di mi
poder a un hombre honrado, y el poder va para otro, su factor de Sevilla, el cual veréis allá, y en­
vío dineros, quinientos pesos de oro común, que vale cada peso ocho reales de plata, para que os
den lo que hubiéredes de menester para vuestro viaje, y para que compréis una negra y vengáis co­
mo mujer de bien.
Señora mía, por vuestra vida que me hagáis tanto placer que, si mi señora vuestra tía Catali­
na Hernández fuere viva,.y no se quisiere venir por acá, que se le queden las casas en que viva, y
que haga de ellas como cosa propia suya, y si quisiere venirse con vos ella y un nuestro hijo o en­
trambas, como a vos mejor os pareciere, que lo hagáis, y si Nuestro Señor hubiere Hevádola de es­
ta presente vida, vended las casa, y emplead los dineros en vinos, que sean de Guadalcanal ó de
Cazalla, muy buenos, y en otras cosas que os aconsejara el que tiene el poder, y machetes, que
sean largos y fornidos, aunque sean mil.
Señora mía, ya sabéis el tiempo que anduve angitado (?) y a mala ventura, que no nos quedó
estaca en pared, y tanto tiempo en la cárcel que ningún pariente mío ni vuestro nunca me entraron
siquiera a ver, y también mi madre, que haya gloria, cual andaba con vos, de todo tendréis espe­
cial memoria, y si acaso tenéis algún testamento de mis padres, traéroslo consigo, no porque lo he
menester sus heredamientos, que Dios, Nuestro Señor, me ha dado más que todo mi linaje tenía.
Por tanto, señora, no pongáis excusa en vuestra venida, por los ojos que en la cara tenéis, que re­
cibiré tanta consolación con vos, con mis hijos, que no tengo lengua para os lo decir del placer
que a mi ánima sentirá, que, aunque yo quiera ir, ponen los frailes tantas cosas por delante, y veo
por otra parte mi hacienda, que no se sufre mal venderla, que, bendito Dios, harto tenemos para
lo que tenemos de vivir. Y si nuestra criada está en casa y se quisiere venir con el señor su marido,
por cierto que yo me huelgue como si fuese mi hermano propio, y si no quisiere venir, quédese con
mi señora en compañía, y no le lleven nada por la casa. También fuistes muy corta en no avisar si
mi compadre Juan Moreno si los dineros si los dio, los cuales dejé, y más los treinta ducados que
di para pasar acá a vuestro tío Llórente Guillén. El me los negó acá, que me dijo que nunca tal
le había dado. Con su pan se lo coma, que Dios se lo demandará.
No tengo más que decir, sino que a vuestro tío Francisco Guillén, si es vivo, que le beso mil
veces las manos, y a vuestra tía Isabel Guillén y a mi señora Catalina Hernández y a nuestros hijos
y criada y su marido a todos me los encomendad.
Mira, señora mía, que vuestra venida sea luego con toda brevedad, y con tanto Dios, Nuestro
Señor, os guarde y os traiga con bien delante mis ojos, como yo, señora, tenía, ni más deseo,
amén.
Hecho en la villa de Tehuantepec, que es del marqués del Valle, donde yo resido y hago la
obra de Señor Santo Domingo, a quince días del mes de octubre de este año de mil y quinientos y
cincuenta y seis años, el que desea más veros que no escribiros, vuestro marido,
Cosme Rodríguez
(A mi deseada señora mujer Catalina Guillén, en Sevilla en la collación de San Llórente, en
cal de Lisos). (I.G. 2049)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 191

ACAPULCO
213.
Juan de Tolosa a su hermano Matías de Tolosa, en Sevilla.
Acapulco, 15.X1.I574
Señor hermano:
Por la noticia que Leonardo de Tolosa, nuestro hermano, me ha dado de vos he sabido cómo
tenéis gana de pasar a estas partes, y que lo habiades procurado en los galeones de Pedro Melén-
dez, y no tuvistes coyuntura para aportar acá. Ahora he entendido estábades en Madrid, cuando
Leonardo vino, y que este verano habiades de venir a esa ciudad, y que habiades de acudir en casa
de Gómez Hurtado, junto a los Teatinos. Y por esta causa he acordado de hacer esto: vista ésta
iréis a La Contratación y preguntaréis por el señor Juan Carrillo, escribano mayor de las arma­
das, y diréisle cómo sois mi hermano, que yo le he escrito me haga merced de acomodaros en cual­
quier plaza, para que paséis acá, y que en el entretanto estéis en su oficio y le ayudéis a escribir allí
lo que os mandare, Y como Dios os traiga a estas partes, en México preguntaréis por mí en casa de
Fernando de Santotis, junto al monasterio de San Agustín, que allí os darán razón de mi, porque
algún tiempo del año estoy fuera de México. Y mira que digo que, si el señor Juan Carrillo os
mandare algo en que le podáis servir, que lo hagáis, que él os acomodará, y también lo que carga­
re al señor capitán Gaspar de Serralta, que ha de tornar con su nao a estas partes, para qutí ambos
os ayuden en vuestro pasaje. Hablaréisle de mi parte, que Miguel os pondrá con él, al cual daréis
mis besamanos.
Leonardo me ha dicho que está ahí en esa ciudad en el Potro un tal de Olea, tendero, que es
de Morales, bien le conocéis, habladle y daros a conocer con él, para las cartas que desde aquí es­
cribiéremos a la tierra. Y procura conocer otras personas que sean de aquella tierra, que tengan
asiento en esa ciudad, para por todas vías las encaminar. Como hayáis recibido ésta escribiréis a
Morales a nuestra madre, y a Esteban de Olea, cómo, gloria a Dios, estoy bueno, y to mismo llegó
acá Leonardo, y en esto no os descuidéis, y que en la primera flota procuraré enviar poder allá.
Esta carta va encaminada al señor Juan Carrillo, escribano de las armadas, como he dicho..
Le iréis luego a besar las manos, y por su orden, si viniere algún navio de aviso antes que vos ven­
gáis, me escribiréis. Una cobranza tiene mía de unos 500 ducados contra los bienes de un Martín
de Valdenebro. Decidle que, si es menester solicitar algo en ello, que vos lo haréis con lo que más
os mandare, y procura saber lo que en esto pasa, que el señor-Carrillo os dará razón de todo, y
también el escribano ante quien pasare el pleito de ella dirá las diligencias que se han hecho, ÁI
fin, escríbeme y tráeme razón de lo que en este negocio hay.
Otro no se ofrece, de que Nuestro Seflor os traiga con bien, como yo deseo, Del puerto de
Acapulco, costa del mar del Sur, a 15 de noviembre 1574, vuestro hermano
Juan de Tolosa
(Al señor mi hermano Matías de Tolosa. Hase de dar al señor Juan Núñez, en casa del seflor
Gómez Hurtado, frontero del almona del jabón, para que se le dé en su mano, en Sevilla).
(I.G. 2057)
192 ENRIQUE OTTE

214.
Alonso de Punes, tesorero real de Acapulco, a su suegro Alonso de Oodoy, en Valladolid.
Acapulco, 30.1 V. 1611
A los quince de éste recibí un pliego de v,m,, que vino en el navio de aviso, y no he visto otro
ninguno de España, y según v.m, dice en la suya, no ha llegado a sus manos la carta que escribí
desde México del discurso de viaje y navegación y llegada a este reino, que fue con salud, y con la
misma todos los de mi casa-, de que di más larga cuenta a v.m, de todo.
A los 20 de noviembre llegué a este puerto de Acapulco, y este día tomé posesión de mi ofi­
cio. Este ustalaje (?) es muy cálido, y está en 17 grados; habrá doscientos vecinos, y como puerto
de mar es muy caro, por traerse los bastimentos de acarreo, pero aparejado más que ninguno para
enriquecer, porque todo lo de la China viene a desembarcar aquí, y así enriquece mucho esta tie­
rra.
Los gajes y raciones qué el rey da aquí a los oficiales reales y propietarios llega a mil y qui­
nientos pesos todos los años, sin las denunciaciones que, como juez, tengo la tercia parte de todos
los descaminos y cosas que vienen fuera de registro, que éstas crecen y menguan conforme las
hay.
Siento mucho que sus negocios de v.m., así los de la iglesia mayor como los demás, no estén
en mejor estado que cuando salí de ahí, y que v.m. no acuda a ellos con mucha solicitud y diligen­
cia, pues le importa lanto para su alivio y descanso, y para que, si se muriese, quede su hacienda
libíe y desembarazada, y así suplico a v.m. tenga mucho cuidado en no ios dejar de solicitar hasta
que estén acabados, pues será sosiego para v.m. y alivio para sus hijos.
Hemos sentido tamo el no haber traído con nosotros a mi hermano Juan Alonso, lo uno por
el gran deseo que tiene doña Isabel de tenerle en su compañía, y lo otro porque me fuera de ayuda
para mi oficio, por ser persona de quien se podía descuidar y confiar, y así he suplicado a v.m., sí
no siente mucho su ausencia, nos la haga a mi y a su hermana de dejarle venir, por lo que tengo di­
cho, que yo escribo a Juan de Salazar le acomode o haga dar licencia para que venga, pues le será
tan fácil el hacerlo, y sabiendo que yo estoy aquí lo será mucho más el alcanzar la dicha licencia,
cuando no venga acomodado con el virrey o con algún general, como yo se lo pedí. En las que he
escrito a v.m. se lo he pedido, y en otras, y en las que escribiere no lo dejaré de hacer hasta verle
acá. A los doce de febrero fue Nuestro Señor servido de darle a v.m. una nieta muy preciada, y a
nosotros una hija, aunque fue servido de llevársela para sí, llevando el agua del bautismo, y por
nombre Escolástica. Quedó su madre muy desconsolada, por ser la primera, y tan deseada. Ahora
queda con achaques de preñada, no sé si serán ciertos.
Espinosa y los demás besan a v.m. sus manos, y yo las de v.m. y de mi hermano fray Francis­
co y Juan Alonso, a quien suplico no deje de cumplir a su hermana el deseo que tiene de verle,
pues es tan mozo, y el viaje tan corto.
Nuestro Señor a v.m. guarde muchos años. De Acapulco, y de abril a 30 de 1611 años,
Alonso de Funes
(A Alonso de Godoy, en Valladolid) (I.G. 2074)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 193

TASCO
Nochtepec
215.
Francisco Ramírez Bravo a Juan Cerazo de Artega, en Lepe
Nochtepec, 8.DI. 1582
Ilustre Señor:
En esta flota de ochenta y dos entendí tuviera carta de v.m., que no fuera para mí pequeBo
contento verla y saber de la salud de v.m. y de la de mi señora doña Isabel y de su casa, y así en
ella, como en dos navios de aviso que vinieron, no he recibido carta, ni he sabido de v.m. ni de
persona de esa tierra, y así quedo con pena hasta saber de vs. mds. Yo estoy con poca salud, y re­
cién levantado de una enfermedad que he pasado grande y peligrosa. Ha sido Dios servido darme
salud, y en este año he pasado cuatro enfermedades, todas recias, y que pusieron en condición mi
vida, plega a Dios sea para con que yo le sirva.
Los días pasados escribí a v.m. enviaría por mi hija, y aunque he procurado excusarlo por el
deseo que de ver a vs. mds. yo tenía, no ha sido posible, y pues Nuestro Señor ha ordenado otra
cosa, según lo que ha sucedido habrá dos años, que fue El Señor servido se descubriese una veta
rica, que en esta sierra al presente no hay cosa mejor ni tan buena, en la cual tiene mi hija todo lo
bueno de ella. Parece que en ventura suya en ella se descubrió tan buena cosa que, estando con
propósito de irme a esa tierra, me sucedió un pleito con un vecino de estas minas en la mina descu­
bridora, y otra a la estaca, que es lo más rico de la veta. En prosecución del pleito fui a México, y
en él gasté hartos dineros, fue Dios servido que el que me puso el pleito muriese, yo comprase su
hacienda, y con ésta se acabase el pleito. Costóme doce mil y quinientos pesos; está pagada, y en
cabeza de mi hija. Es buena hacienda, y vale mucho dinero con las minas que ella tiene, y es tanto
que no lo sé encarecer. Con ambas haciendas se saca cada semana de mil pesos arriba, y cada día
será mas, porque la cantidad del metal que de las minas se saca es mucha, y habiendo más molien­
da de (?) como se va haciendo, habrá mejor recaudo para beneficio de los metales, y hacerse ha
mucha hacienda, y así, visto lo dicho; ha acordado de enviar por esa muchacha, para que goce de
lo que Dios le ha dado, porque, dándole Dios estado e hijos, hay para ella y para ellos. Envío dos­
cientos marcos de plata quintados, con que se avíe. A v.m. suplico cuanto puedo que por mano de
v.m. se avíe mi hija en la primera flota se venga, porque si otra cosa, me dará pena, y mucha, y
entiendo, estando v.m. de por medio, de poner por obra su venida. Esta muchacha me escribió los
días pasados poniendo muchos Inconvenientes en su venida, y son cosas y pareceres de personas
de esa tierra que no entienden más de lo que dicen. Venida que sea acá, no hay mejor casamiento
en la tierra que el suyo, y será tan estimada que habrá pocas que sean más que ella. Van Jos dos­
cientos marcos por la vía de Baltasar Rodríguez, consignados a v.m., y aunque v.m. verá lo que
más convenga a su viaje, no dejaré de decir en ésta lo que se podrá hacer y cómo se ha de gastar lo
que envío.
Primeramente se ha de vestir mi hija, y de la color que quisiere, y sacarle tres vestidos de se­
da, las basquinas de terciopelo y raso, guarnecidos como se usa, muy pulidos, para la mar un ves­
tido de g'ana, basquinas y turca, sus dos mantos de seda, finos chapines de terciopelo, sombrero
de tafetán pespuntado, como allá se usa, con su medalla de oro y sus plumas, su capotillo de da­
masco negro guarnecido, con su pasamano de oro, que venga muy galano, sus tocados los que ella
quisiere, de suerte que v jn . la envíe bien aderezada y galana, porque acá tiene fama de hermosa, y
ha de haber muchos a la mira. También le compre v.m. unajcadena con su agnus dei, que traiga al
cuello, y algunas sortijas pulidas, y un diamante, poique ac | no los hay, y una m uceta galana, con
su pasamano de oro, sus zarcillos galanos.
V.m. mandará se compren en Sevilla dos sillones y unas angarillas, y los traigan en una caja,
el uno para mi hija, y el otro para la señora Beatriz Ramírez, a quien escribo me haga merced de
venirse con mi hija, por ser la parienta más cercana y más vieja que mi hija tiene, y ser mujer tan
honrada, y las angarillas para la otra mujer que con ellas viniere. El sillón para mi hija ha de ser
de terciopelo guarnecido, porque ha de ser sillón y angarilla, porque asf se usa acá, la gualdrapa
de terciopelo, con su fleco de seda, y la guarnición de hierro pavonado toda ella, la guarapera
(?) y pretal y las demás guarniciones de terciopelo, y el otro sillón su gualdrapa y guarnición de
paño negro.
Mandará v.m. que se busque una mujer honrada, más vieja que moza, y un hombre muy de bien,
aunque sea marido y mujer, y si fuere posible sea deudo suyo, que venga con ella, porque ten­
ga quien mire por mi hija, y al hombre que la trajere, en saltando en tierra le daré quinientos
pesos por su trabajo, de manera que pueda volverse en la flota, y si quisiere quedarse acá, le haré
194 ENRIQUE o r r e

muy buen acomodo, así a é! como a ella, y si fuere mujer viuda, a ella se lo pagaré por sí aquello
que v.m. le señalare, que para ello le enviaré mi poder. Quería fuesen deudos suyos, y que el hom­
bre que viniese fuese hombre de hecho, porque vienen por la mar, y es viaje largo, y la gente del
navio es ruin. También holgaría que el navio en que viniese fuese de gente de la tierra, con que el
navio fuese el mejor d éla flota.
Mandará v.m. fletar la mejor cámara que en él hubiere, y pagarse allá lo menos que ser pu­
diere por el flete de la cámara y la gente que trajere, porque acá, allegados a tierra, hallará dineros
para todo lo que hubiere menester, y asi de esto como de regalos y todo lo que hubieren menester
lo hallarán en el puerto, y los estarán esperando un mes antes que llegue la flota, y lo que hubieren
menester para el matalotaje lo proveerá v.m. muy cumplidamente.
Dame pena la que me parece se recibirá de ambas partes al despedirse las primas, que a v.m.
no dejará de alcanzarle partes, y que mi hija pague lo mucho que debe a vs. mds. con apartarse,
aunque, trayéndola Dios con bi¡en, desde acá podrá pagar y servir alguna parte de lo mucho que
debe. Holgárame en ei alma que el señor Manuel Cerazo, si v.m. y mi señora doña Isabel, mi so­
brina, tuviesen voluntad, que vsi mds. lo enviasen con mi hija, pues con ningún deudo podría ve­
nir más bien acompañada y honrada, pues se han criado juntos, como más en particular lo escribo
a v.m. por otra carta.
Al padre Diego Sánchez de las Casas venga a esta tierra con mi hija, y que, allegado acá, le
daré los quinientos pesos que he de dar al hombre, y que le haré muy buen acomodo, y no perderá
nada en gastar por acá algún tiempo, en el cual podrá ser muy aprovechado, pues conoce la tierra,
y ha estado por acá. V.m. lo trate con él, y le dé la que va con ésta, que en todo me remito a lo que
v.m. hiciere y ordenare. Y cuando él no venga, sea otro clérigo, deudo de vs. mds., y si fuere Die­
go de Garfias, hijo del señor Juan Bautista de Garfias, primo hermano de mi señora Doña Isabel,
me holgare mucho con él, y con el señor Manuel Cerazo, con quien mi hija vendrá muy bien
acompañada, y que venga Gaspar Ortiz, por ser yerno del ama que me crió, y deseo hacerle bien.
Yo quedo con este cuidado, y aunque estoy cierto que en ia venida de mi hija no habrá falta,
todavía me holgaré ver carta de v.m. en el navio de aviso que de allá saliere; v.m. me la haga. A
mi señora doña Isabel beso las manos, con las de esos señores hijos. Y Nuestro Señor la ilustre
persona de v.m, guarde y en estado acreciente, como yo deseo. De Nochtepec, a ocho de marzo de
mil y quinientos y ochenta y dos años. Ilustre señor, beso las manos de v.m., su servidor
Francisco Ramírez Bravo
(Al ilustre seflor Juan Cerazo de Arteaga, en Lepe).

216.
Francisco Ramírez Bravo a su hija doña Isabel Bravo, en Lepe.
Nochtepec, 8.111.1582
Amada hija:
En la flota pasada te escribí, y muy breve, por estar malo y recién salido de una enfermedad
que me llegó al cabo, como en ella te escribí, con la cual te envié una plancha de plata de tus mi­
nas, que valía trescientos y cincuenta pesos, poco más o menos, por la vía de Baltasar Rodríguez,
consignados al señor Juan Cerazo. Entendí tuviera respuesta de esto en esta flota, y un poder que
habías de otorgar, y enviármelo. Asimismo escribí al señor Juan Cerazo, también no he visto res­
puesta en esta flota, ni en dos navios de aviso que vinieron antes. Estaba en México cuando llegó
la flota, y los que de allá vinieron hubo muchas cartas y nuevas, y de personas de esa tierra, y no
supe ni tuve nueva. Al presente estoy de la misma suerte, que ahora un año recién salido de otra
enfermedad, que llegué al cabo» bendito Nuestro Señor estoy mejor. Yo ando con poca salud, y
tengo poco regalo, y me parece que, viéndote acá, ¡a tendré. Yo, visto esto, y lo que por acá he or­
denado, la fortuna, y quien, ventura tuya, que así lo entiendo, te ha dado Dios mucha riqueza,
con que tengas descanso, y mucho, y que convenía envíase por tí,'y gozases de lo que acá tienes, tó
hago, y asi te envío doscientos marcos de plata, con que despaches en la primera flota que de allá
saliere, que será esta misma cuando vuelva. Van consignados al señor Juan Cerazo, para que por
orden suya se distribuyan conforme a cómo yo le escribo. Lo mismo, aunque breve, diré en ésta,
para que entiendas, hija, lo que has de hacer.
Lo primero es que, so pena de mi maldición, y que en mí no tendrás padre, y ni yo te llamaré
hija, que, vista ésta y entendido mi voluntad, te vengas a esta tierra, luego determines, y poner
por obra lo necesario para el viaje, porque, como padre que desea tu bien, pretende tu venida acá,
en donde tienes casa y hacienda que yo he comprado para tí, que me cuesta doce mil y quinientos
pesos, en donde hallarás negros y negras que te sirvan, donde tendrás todo el descanso que quisie­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 195

res. Demás de esto, que me fue forzoso hacerlo, tienes muchas minas, rocas que valen mucho di­
nero, y parte por la orden que Dios lo ha guiado, que El es servido goces de esto acá, y no en esa
tierra. Y cierto que yo te fuera más padre si otra cosa hiciera, y no mires a dichos de gentes de esa
tierra, que no hay para qué, porque acá serás más estimada y más honrada que en esa tierra, por­
que basta que seas mi hija. Demás de esto tienes hacienda con que te casarás principalmente con
hombre que tengas contento y honra, y cuanto tu quisieres, Y entiende, hija, que no te digo tanto
en este particular como ello es y yo te podría decir. Abre los ojos y mira lo que haces, que por tí
va, y haciendo mi mandado tendrás padre que te pondrá en tanta honra, como tengo dicho.
Porque todo lo que yo tengo, que al presente es mucho, y lo que Dios me diere, todo ha de ser
para ti y para los hijos que Dios te diere. Al señor Juan Cerazo escribo que haga tres vestidos, las
basquinas de terciopelo y raso damasco, con sus turcas de raso, y jubones de lo mismo, de los
colores que tu quisieres, y más galanas, guarnecido con sus pasamanos de oro y plata, conforme
al uso de allá, y asimismo se saque un vestido de grana, basquina y turca y faldellín, con su pasa­
mano de plata; para la mar dos mantos de seda finos, los tocados que quisieres, que sean de oro y
los mejores que allá se hicieren y que más gusto te dieren, para de camino un tudesco de damasco
guarnecido, sombrero como allá se usa, con su medalla y pluma, y, porque quiero vengas muy ga­
lana, chapines de terciopelo, con sus caireles de plata, dos pares de ellos. Y que todo esto se com­
pre y haga en Sevilla, porque venga bienhecho. Asimismo para tí y para la que ha de venir en tu
compañía se han de comprar dos sillones, con las gualdrapas y guarniciones que escribo al señor
Juan Cerazo, y no se ha de olvidar de hacer unas mucetas de cordobán, por la misma orden que
tengo escrito, y unas angarillas para la moza de tu servicio. Asimismo escribo al señor Juan Cera­
zo se ha de buscar un hombre muy de bien que venga contigo, que sea deudo tuyo, si ya no enviare
el señor Juan Cerazo a su hijo mayor que es tu sobrino, para que te acompañe. Y escribo al padre
Diego Sánchez que se venga contigo, y sí no, un clérigo deudo de mi señora doña Isabel, mi sobri­
no, y si fuere Diego de Garfias, su hijo de Juan Bautista de Garfias, que es primo de mi señora do­
ña Isabel, mi sobrina, vendrá muy bien, porque tengo buena relación de su virtud. Y si quisiere
venir contigo la señora Beatriz Ramírez, por ser la parienta más cercana y de días que tienes, hol­
garé de ello, y que venga Gaspar Ortiz, por ser yerno de mi ama que me crió. Y en todo traerás la
compañía que te señalare el señor Juan Cerazo,-y no saldrás de lo que él te ordenare, pues que él y
mi señora doña Isabel, mi sobrina, te han criado con tanta honra, te encaminarán como vengas
con ella y con tan buena compañía, que no tenga ninguno que decir, porque, demás del dinero
que para tu viaje le envío, va poder, para que me obligue en todo lo demás que fuere menester. Y
porque todo !o que se ha de hacer envío por relación al señor Juan Cerazo, no quiero decir aquí
más, sino que sin réplica cumplas lo que aquí te mando, y no hagas otra cosa, porque así te con­
viene para ser mi hija y venir a gozar de lo que Dios te ha dado. Y porque estoy confiado lo- mira­
rás todo muy bien, y espero en Dios de verte, no tengo más que decir, sino que en todo te remitas
a lo que el señor Juan Cerazo te ordenare, y por él te rijas.
Nuestro Señor te guarde y traíga con bien ante mis ojos. De este pueblo de Nochtepec, flocho
de marzo de mil y quinientos y ochenta y dos. Amada hija, tu padre que mucho te ama y tu bien
desea,
Francisco Ramírez Bravo
(A mi amada hija doña Isabel Bravo, en Lepe).
(I.G. 2061)
196 ENRIQUE OTTE

ZULTEPEC

. 217.
Pedro Vázquez de Mercado a su madre Ana Flores, en Salamanca.
Zultepec, 3.111,1574
Señora madre:
Por ser el mensajero tan cierto, que es el señor Melchor de Alba, a quien yo debo mucho en
esta tierra, y va, según me parece, con probanzas de servicios que ha hecho a*su majestad en esta
tierra, para pedir a su majestad le dé de comer a él y a sus hijos, muchas cartas he escrito a v.m.,
yo no he visto respuesta ninguna. Débelo de hacer como no le he enviado plata, para casar a mi
hermana Juana Bautista, o para remediar a v.m., pues Dios, Nuestro Señor, llevó a mi padre.
Hasta ahora yo he tenido muchas necesidades. Ahora yo estoy casado en estas minas de Zultepec
con una viuda muy honrada, mujer que fue de un Francisco Erce (?). Yo tengo minas muy bue­
nas, e ingenios para sacar plata, y esclavos que sacan los metales. Y pluguiera a Dios tuviera yo a
v.m. acá, y a mi hermano y a mi hermana, para quitarlos de trabajos, porque acá en las minas hay
en qué entender para todos, y muy a nuestra honra, y en esa tierra yo no lo sé como todos ellos lo
padecen. Hanme dicho se casó mi hermana con un maestro de escuela, y mi hermano Juan Flores
se casó en la corte. Por amor de Dios le ruegue de su parte a él y a mi cuñado que, si tienen necesi­
dad, se vengan acá con sus mujeres e hijos, que yo los favoreceré acá hasta la muerte en todo lo
que yo pudiere, y, si fuere posible, venid v.m. con alguno de ellos. Toda la costa que v.m. hiciere
y fletes yo los pagaré como soy obligado, pues v.m. me dio cuando a esta tierra vine todo cuanto
tenía, y si no tuvieren posibilidad para venir, creo yo que el señor Melchor de Alba, aunque lo
busque prestado, lo remediará, porque así me lo prometió en estas minas, adonde por el presente
estoy. Er, viniendo la flota no habrá falta, porque yo tendré plata en cantidad, mediante Dios.
No sé si son vivas mis abuelas; si lo fueren, darles ha mis besamanos, y si no, Nuestro Señor
las tenga en gloria. A mi señor tío (?) Mercado, juntamente con todos los demás que soy obliga­
do, dará mis besamanos. Mi mujer, aunque no conoce a v.m., se le encomienda mucho, y que
quisiera más verla en esta tierra que no escribirla.
No digo más, sino que me escriba muy largo con el señor Melchor de Alba, pues ha de ir a la
corte y a Salamanca. Fecho en estas minas de Zultepec, a tres días de marzo del año de 1574 años.
En lo que v.m. me quisiere mandar como hijo obediente,
Pedro Vázquez de Mercado
(A mi deseada señora madre Ana Flores, mujer que fue de Melchor de Alcántara, que haya
gloria. A San Juan del Alcázar, en Salamanca). ' (1,G. 2055)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 19?

PACHUCA

218 .
Carda Sánchez de Bañares a su yerno Juan Martínez, en Navalagamella.
Pachuca, 4.1V.1584
Hijo;
Muchos días ha que no he visto carta vuestra, y hubiérame holgado ver alguna, por saber de
vuestra salud, y de la de mi hija Inés Sánchez. Yo he deseado vender mi hacienda, por irme a mo­
rir a esa buena tierra, y, considerando mi poca vida y menos salud, lo he deseado mucho. Mas ha­
ciendas de minas tienen mala venta, por ser de muchas costas, y haber los afios por acá sucedido
con muchas mortandades y gran carestía, y a esta causa no os he podido enviar algunos dineros.
Acuérdome que me escribistes que teniades voluntad de veniros acá con vuestra mujer y casa, y
cierto yo holgaría de ello, aunque conozco los trabajos que habéis de pasar en el camino, así por
tierra como por la mar, que son grandes, y más trayendo mujer e hijos. Aunque creo que mi vida
es breve, por mi mucha edad y enfermedades y poca salud, y entiendo que en mis días no podré
vender lo que tengo, para poderme ir allá, y al fin de fuerza, si Dios os da vida después de la mía,
habréis de venir a estar en lo que yo dejare, porque, aunque yo muera, no se podrá vender si no
fuese con mucho menoscabo de lo que vale, y para estar en ella, es hacienda donde podréis vivir
honradamente en ella, solicitándola y andando sobre ella, pues ia mayor parte de ella ha de ser
vuestra y de mis nietos. Y así querría que me avisásedes lo que en ello determináis, que, vista vues­
tra respuesta, yo procuraré enviaros algún socorro para el camino, que cierto pensé poder envia­
ros alguna cosa en esta flota, mas con la carestía grande que en estos años ha habido, y principal­
mente en éste que estamos, no he podido. Mas placerá a Dios que el año que viene haré lo que pu­
diere, y escribirme largo lo que determináis, y cuántos hijos tenéis, y de todo lo que por allá hay.
Y con ésta va una para mi hermano Martín Sánchez de Bañares; procuraréis dársela. Y querría
que me supiésedes de una mujer que vivía en Guadarrama, que se llama Francisca Toledana, que
era sobrina de Francisco Nicolás, que vivía junto a San Sebastián, y escribirme si es viva o casada
o soltera, y qué hijos tiene, y cómo le va. Y también en el mismo pueblo de Guadarrama vivía un
hombre que se llama Pedro Zubero, vizcaíno, que casó eh Navalagamella con Isabel López, hija
de Antonio Romero, si son vivos o muertos, y si es viva üna hija suya que se llama María, y que
será de edad de más de treinta años, y si es casada o monja o soltera o viuda, y cómo se llama su
marido, y qué hijos tiene, y cómo se llaman, y de qué edad son, y si son vivos. A todos daréis mis
besamanos, que, por no saber si son vivos o donde están, no les escribo, y por pensar haber sido
yo el mensajero. Y que les ruego yo al Pedro Zubero que me escriba largo de todo, que me holgaré
con sus cartas, y saber de su salud y bien. Francisco Sánchez os besa las manos, está bueno, y con
deseo de irse también de esta tierra. Podréis enviar vuestras cartas con las de Robledo Alejo de
Murgía, y en la corte hallaréis siempre mensajeros hartos y personas que vienen y escriben a esta
tierra, porque todos o los más que están allá de esta tierra me conocen.
Otra cosa no se ofrece. Nuestro Señor os tenga de su mano y os dé la salud que deseáis. A to­
dos daréis mis besamanos, no olvidando al señor Bartolomé Martínez, al cual suplico haya ésta
por suya. De estas minas de Pachuca, 4 de abril de 1584 años, hijo, a todo lo que os cumpliere,
García Sánchez de Bañares
(Al muy magnífico señor Juan Martínez, en el pueblo de Navalagamella, población de Sego-
via y arzobispado de Toledo). (I.G. 2062)
198 ENRIQUE OTTE

219.
Francisco de Am or a su mujer María de Frías, en Madrid. i
Pachuca, 18.X.IS94
Hermana:
De personas que han venido de esta corte a esta Nueva España, donde yo resido en las minas
de Pachuca, he entendido vive en esa villa de Madrid, corte de su majestad, de muchos años a esta
parte, y que en ella padece mucha necesidad. Heme holgado en el alma en saber que esté ahí, para
rogarle, como por esta carta le ruego, se venga a la ciudad de México, donde me pasaré a vivir, en
la primera Ilota que a estas partes venga, en compañía del señor Juan Palomo, vecino de esta ciu­
dad de México, que va a traer a dos hermanas suyas que tiene en Torrijos, que él va muy encarga­
do de traer a v.m, regaladamente, y yo quisiera harto poder ir a traerla, y mis ocupaciones no me
dan lugar a ello. Y pues será razórt que a cabo de tantos años nos veamos, por amor de Dios no
deje de venirse a estas partes con el portador y sus hermanas, y, confiado en que hará lo que la
ruego, no más. Dios la guarde, cokrro yo deseo, en Pachuca, 18 de octubre 1594.
Francisco de Amor, su marido
(A María de Frías, en la calle de la Greda, a las espaldas de la quinta del marqués de Aguilar,
en Madrid). (I.G.2067)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 199

VALLE DE SAN JERÓNIM O Y MINA DE SANTA BÁRBARA

220.
Jerónimo de Castro a su mujer Bernarda de A ¡faro, en Sevilla.
Valle de San Jerónimo y mina de Santa Bárbara, 28.IV.1584
Señora:
Muchas veces tengo escrito que se viniese, y con ésta os torno a decir que, vista la presente, y
al portador de ésta, que es el señor Melchor de Alba, grande amigo y señor mío, que luego os pro­
curéis de venir con él, y traed a vuestro sobrino Luis Guillén, que venga en vuestra compañía. Y
ahora un año, entendiendo que veníais en la flota, procuré de avisar al señor Pedro TrujiJIo, y al
señor Bartolomé de Cabreras, que residen en la ciudad de México, que luego me avisasen de vues­
tra venida, para que, sabiéndolo, fuese luego a veros, que es la cosa que en este mundo más deseo.
Y es cierto que, si me pudiera desocupar de los muchos negocios que tengo a cargo, yo fuera allá a
traeros, mas será perder mucho de mi hacienda, y así, confiado de que haréis lo que os pido por la
mía, lo cual os lo pido por amor de Dios que no queráis darme este pesar, sino que, siendo Dios
servido, os ve^n mis ojos venir en la flota, como os lo digo, y a mi sobrino Luis Guillén que no os
deje de acompañar, pues la persona, que es el que la presente lleva, sé que me hará merced de (rae­
ros, como yo se lo tengo ya pedido de merced, y asi me lo prometió. Y venda toda esa hacienda,
pues ya tiene el poder mío para ello, y dispóngase que, con la ayuda de Dios, El lo haga como yo
deseo.
Yo al presente quedo con salud, glorias sean a Dios Nuestro Señor, y con deseo de saber de
todos esos mis señores, y que tengo que quejarme de ellos, pues después de haber vuelto las espal­
das no se acuerdan de nadie. Y es cierto que todas las veces que va de acá persona cierta no dejo
de escribir, y en no ver yo carta estoy muy descontento. No me dejen de escribir y avisar de todo
lo que por allá pasa. Ya tengo escrito al señor Bartolomé de Cabreras en la ciudad de México, pa­
ra que, en sabiendo vuestra venida, os haga el recibimiento posible, y él lo hará. Yo creo que él es­
cribe; haced lo que os dijere. Y porque quedo aguardándoos, y no se ofrece cosa de nuevo, no seré
más largo, sino que a todos les deis mis encomiendas. En el inter que venís yo quedo procurando
de recojer toda la más plata que posible fuere, porque bien sé que será menester, demás de que yo
debo no sé qué pesos a Pedro de Trujillo, y si los tengo de pagar, porque muchos días ha que se
los debo. Y si mi sobrino, luego que viniere a la Veracruz, se atreviere a venir aquí, adonde yo es­
toy, a traerme la nueva de cómo vos habéis llegado, véngase por el valle de la Peña (?), que allí es­
tá vuestro sobrino Diego de Figueroa, que tiene una estancia de labor, y él 1¿ favorecerá, y dirá
adonde yo estoy. Y porque quedo confiado, no me alargo más. De este valle de San Jerónimo y
mina de Santa Bárbara, y de abril a 28 de este año de mil. y quinientos y ochenta y cuatro, vuestro
como siempre,
Jerónimo de Castro
(A mi señora Bernarda de AHaro, en la ciudad de Sevilla, en la calle de Santa Clara, en casa
de mi cuñado Juan Guillén). (I-O* 2061)
200 ENRIQUE OTTE

MINAS DE SAN LUIS


221 .
Juan Bravo de Salamr a su mujer Catalina de Baeza, en Sevilla.
Minas de San Luis, 28.IV, 1598
Mucha pena me dio ¡a llegada de esta flota respecto a no veros venir en ella, que tuve por
cierto que os vinierais con el capitán Bernardo de Paz, y, confiado que en venir él con su nao vi­
nierais, tuve en la Veracruz dineros en poder de Francisco Sánchez, boticario, para que os enca­
minase a estas minas de San Luis, donde estoy, porque no puedo estar en México ni en otra ciu­
dad respecto que saben que soy casado en España. Y la justicia me tiene inquieto, que puedo decir
que, lo que gano, al cabo de un año es para ellos. Ya que Dios quiso que en este viaje no hubiese
yo sido tan venturoso, convendrá que en esta flota primera que vendrá para esta provincia os ven­
gáis vos, y en vuestra compañía traigáis a vuestra sobrina Catalina Romera, porque en el viaje
traigáis compañía, y también la tendréis acá. Y pues no tenemos hijos, lo que Dios nos diere será
para ella, que sólo por ser vuestra sobrina siempre la he tenido yo en lugar de mi hija, y así gustaré
mucho que no os vengáis sin ella, y cueste lo que costare. Para vuestro despacho envío con Ber­
nardo de Paz doscientos pesos de oro común; procuraréis con ellos vestiros y proveeros de mata­
lotaje lo más honradamente que pudieres, que el flete de la nao yo lo pagaré acá. Y traeréis un
mozo, para que os sirva por la mar, que, llegada que seáis con salvamento, en poder de Francisco
Sánchez hallaréis dineros, para que os avie y despache luego. Y por amor de Dios, que por ningún
temor de la mar ni otra cosa dejéis de veniros, respecto que, si no os venís, me enviarán preso a
España y pobre. E ir de esta manera tengo por más seguro el infierno, y de venir eso poco que he
ganado, servirá de pasar el resto.de la vida con menos trabajo que en España.
A vuestra prima Juana Sánchez beso las manos, y a vuestro primo Alonso Ruiz, y le suplico
os ayuden y favorezcan en vuestro despacho. Para ello les escribo, y les aseguro que, si algo hicie­
ren por vos, lo pagaré luego en dineros, luego que yo lo sepa. Y porque estoy confiado que vues­
tra venida será cierta, no pienso escribir más hasta saber vuestra determinación, la cual me enviéis
a decir en el primer navio de aviso que viniere, para que yo provea lo que conviniere. Nuestro Se­
ñor os guarde y me deje veros como deseo. De estas minas de San Luis, a 28 de abril 1598 años,
Juan Bravo de Salazar
(A Catalina de Baeza, mi mujer, en casa de doña Bernardina de Isla, junto a Santiago el vie­
jo, en Sevilla) (1.G.2069)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 201

QU ERÉT A RO

222 .
Antón Criado a Marcos de Reina, en Sevilla.
Querétaro, 2,11.1577
Señor hermano:
Una de v.m. recibí en casa de Juan López, y con ella todo contento en saber de su salud;
Nuestro Señor se la dé siempre, amén. Diceme por su carta que no viene mi hijo por acá por no te­
ner posible para ello. No es causa bastante eso, sino la poca gana que de verme tiene. Tengo en­
tendido no me conoce, porque todos cuantos quieren venir a esta tierra vienen sin dinero, pues no
es él tan maniaco que, si quisiese venir, no lo traerán, y en lo demás está el dia de hoy el mundo de
suerte que no hay que fiar de nadie para enviar dinero. Ya lo hubiera enviado si a ello me atrevie­
ra. Heme holgado mucho en saber es buen oficial, y haberse aplicado a la virtud, como todo hom­
bre de bien lo debe hacer. Muy gran contento sería para mí verlo acá. El que la presente lleva es un
fraile de San Francisco muy honrado, y él me prometió de hacer de suerte que pase a esta tierra;
tengo entendido lo hará. Si al presente me hallara con dinero no dejara de enviar algo para ayuda.
Mas digo verdad que ha dado en la tierra entre los naturales de ella tan gran pestilencia que no hay
quien compre trigo ni maís ni otra cosa que hombre tenga, ¡que, si no fuera esto, yo enviara, como
digo, con que se viniere.
De lo que v.m. dice de la muerte de nuestra madre y hermanos recibí pena; Nuestro Señor los
acabe a su santa gloria y perdone sus pecados. Y a v.m. guarde, con que siempre se acuerde de ha­
cer bien por ellos, que lo mismo hago yo acá. No hay más que le hacer saber; Nuestro Señor me lo
deje ver, como yo deseo. A mi hijo me encomiende mucho, y que haya ésta por suya, y que le rue­
go yo haga lo que el fraile le dijere. Y si ser pudiere traer consigo a su primo Cristóbal de Sana-
bria, holgaré de ello, que para mozos es buena tierra.
A la señora mi hermana y a mis sobrinos beso las manos muchas veces, y lo mismo mi señora
(?) se le encomienda mucho.
' Y en esto de mi hijo no haga otra cosa, sino que se haga ¡o que el padre le dijere, porque él
dará orden cómo vengan. De Querétaro, y de febrero a 2 de 1577 años, beso las manos a v.m.,
Antón Criado
(A mi señor hermano Marcos de Reina, en Sevilla, en calle de la mar). <l.G. 2057)
202 ENRIQUE OTTE

MICHOACAN i

Valladolid

223.
Juan Alonso Velázquez a Juan García, en Torrecilla de ios Cameros,
Michoacán, 30.IX.1577
Muy magnífico señor:
Tengo tan estrecha amistad con el señor Francisco García que de parecer de entrambos que­
mamos convertir el amistad en deudo, y para ello me ha pedido una hija doncella que tengo, y
por la bondad de Dios muy virtuosa, para un hijo de v.m,, el cual pretende que v.m. se le envíe,
para darle cuanto tiene, y es cierto que por emparentar con el padre Francisco García yo he deja­
do de casar mi hija con quien me estuviera bien, y que tiene más hacienda que la que él puede dar
a su sobrino, aunque no es poca, y cualquier pérdida en esto tengo por ganancia a trueque de dar­
le este contento, y yo recibirle con tales deudos como él y sus parientes. Conviene que, luego que
v.m. reciba sus cartas y ésta, despache al mozo a Sevilla o a Cádiz a casa de Miguel de Aymerique,
mercader, a quien se envía recado para enviar por él a ese pueblo, y después enviarle a esta Nueva
España, para que, trayéndole Dios con bien, haya este negocio cumplido efecto, Y para poder ve­
nir en la flota del año que viene de 78 ha de estar en Sevilla por abril o mayo. Ha de traer consigo
una información, hecha en ese' lugar, de cómo es soltero y no casado, Y podráse venir por corte y
sacar licencia de su majestad para pasar a esta Nueva España. Y como este recado traiga^el señor
Miguel de Aymerique, le dará buen aviamiento, para que, con el favor de Dios en breve tiempo
esté donde esté rico y contento. La información ha de venir comprobada de dos o tres escribanos.
Díceme el señor Francisco García escribe a v.m. le envíe uno de dos sobrinos que allá tiene. Yo
quería que fuese el mayor de ellos, porque la moza tiene 22 años, y quería que fuese avisado y gen­
til hombre, porque la moza no es necia, y es hermosa, y sobre todo de conocida virtud. Encamine
Dios aquello con que El más se sirve, y guarde la muy magnífica persona de v.m, largos años en su
santo servido. De Michoacán, y de septiembre 30 de 1577, muy magnífico señor, besa a v.m, las
manos su servidor
Juan Alonso Velázquez
La información que }ia de traer el gentil hombre ha de ser como se suelen hacer para pasar a
Indias, y es que ha de pedir ante un alcalde que él pretende pasar a la Nueva España, adonde está
Francisco García, clérigo, su tío, que le ha enviado a llamar, y que para haber licencia de su ma­
jestad para hacer su viaje, y para que en la Casa de la Contratación de las Indias de Sevilla conste
a los señores jueces de ella cómo no es délos prohibidos, moro ni judío, ni deTrujillo ni Cáceres,
ni casado ni fraile, conviene a su derecho probarlo, y las señas de su persona, y la edad que puede
tener, y cuyo hijo es. Por tanto, que su merced mande recibir la información que sobre ello diere,
y de ella le mande un traslado o dos o más, para lo presentar donde viere que le conviene. Esta es
la sustancia de la petición, que ha de presentar ante el juez, y traiga dos traslados de ella, porque
el uno ha de quedar en La Contratación, y el otro traiga consigo. Y si de Sevilla escribieren a v.m.
Juan Moreno Adán o Miguel de Aymerique, que no es menester venir por corte, porque en Sevilla
se habrá licencia, podráse excusar la dilación en esto, y lo más cierto es que venga por allí, y traiga
su licencia y la información. En cualquier manera no venga sin ella. Cristo con todos.
También va cometido este negocio a un hidalgo de Sevilla, que se llama Juan Moreno Adán,
el cual le escribirá por ventura a v.m. También cualquier de estos dos le dará acomodo para su
viaje. V.m. le envíe luego, y esté en Sevilla, si fuere posible, en todo marzo, que más vale que so­
bre tiempo que no que falte.
(Al muy magnífico señor Juan Garda, Torrecilla de los Cameros). (I.G. 2059)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 203

224.
Cania Rodríguez Pardo, canónigo, a Pedro Pardo, en Vega de Ruiponce.
Michoacán, 1.111.1578
Muy magnifico señor:
Refiriendo lo que el marzo de 76 a todas vs. mds. escribí desde México, escribí el año próxi­
mo pasado, hace un año, poco más o menos, habrá, y la flota donde el pliego fue se partió del
puerto a 6 de abril de dicho año, y fueron las cartas encaminadas con persona cierta, y que había
de parar en Villalón, según me dijo Pedro de Vega, nuestro deudo, que se las dio, y las recibió,
con cuidado de darlas, que, habiendo llegado allá, ha ya muchos días que se recibieron, y con
ellas envié el poder que verían, para que acá me obligasen en trescientos ducados de Castilla para
ayuda a las costas del camino, si vs. mds. querían enviar acá alguno de sus hijos, o cada uno el su­
yo . Para el octubre de este presente año espero la respuesta de éstas, porque en aquel mes suele to­
mar puerto de España para acá la flota.
Los dineros que el marzo de 76 a vs. mds. envié no fueron por la malicia del portante; acá los
cobraré de quien le fió, aunque me hizo harto daño y a otros muchos vecinos de esta ciudad, por
no dar de los papeles que le entregué la cuenta que debía. En esta flota va despacho para los co­
brar y hacer las diligencias, que creo aprovecharán, que es un testimonio que saqué de La Contra­
tación, que en la Real Audiencia de México hice a la translación de esta catedral.
De salud estoy bien, Dios loado, y todos los de mí casa también. Pedro de Vega,'nuestro deu­
do, murió en mi casa último de noviembre del año próximo pasado. Queda aquí un hijo suyo, sa­
cerdote también, que creo tendrá de comer en esta iglesia. Quedaron dos hijas en México, una ca­
sada y otra doncella.
Yo ando en víspera de ir a México a negocios de esta catedral que allá se tratan. Si fuere, en el
primer navio que para esas partes vaya, escribiré. Al señor Alvaro Pardo escribo largo, como allá
se puede ver expreso, no lo refiero aquí.
A todos esos señores, clérigos y deudos reciban mi besamanos y encomiendas, y si en algo
puedo servir aprovechar me manden. Guarde Nuestro Señor en su servicio y con aumento de sa­
lud y prosperidad la muy magnífica persona de v.m., como desea. De Michoacán, primero de
marzo de 1578. Muy magnifico señor besa las manos a v.m. su servidor y capellán ’
García Rodríguez Pardo, canónigo
(Al muy magnífico señor Pedro,Pardo, en Vega de, Ruiponce).

225.
García Rodríguez Pardo, canónigo, a Pedro Pardo, en Vega de Ruiponce. 1

Michoacán, I6.X.1582
Muy magnifico señor:
En 4 de marzo de este presente año respondí largo a una de v.m. de Valladolid a 3 de noviem­
bre de 80, que a 8 de junio de 81 recibí en México. Y después escribí otra, que fue en el mismo
pliego en que dije dará a v.m. cincuenta ducados el canónigo Joaquín Gutiérrez, amigo mío, que
los llevó y fue a corte con negocios suyos y míos; del recibo sea yo avisado y el cuándo.
Tengo salud, Dios loado, y todos los de mi casa, y la deseo a v.m. con toda la suya. Espero
respuesta, y que alguno de mis sobrinos venga a verse conmigo, que lo deseo, y será para mi mu­
cho contento, como escribí, para hacer en él, siendo el que debe, que no siendo tal, no venga acá.
Aunque al presente estoy falto de dineros, por los muchos gastos que de un año acá he teni­
do, y lo mal que se pagan los diezmos en esta provincia, que de lo corrido de mi prebenda se me
deben desde el año de 76 hasta hoy más de cinco mil pesos de oro, y a dos años que trato pleito
con la iglesia sobre una partida de 1584 pesos, y no se ha determinado, sin otras deudas que parti­
culares .ue deben, y se pagan mal. Haré mi posible por enviar a v.m. algunos dineros cuando la
flota se vaya, que será en el abril del año venidero, que cierto lo deseo. Tenga Nuestro Señor siem­
pre de su mano la muy magnifica persona de v.m. con la deseada salud y prosperidad. A todos
esos señores deudos envío mi besamanos. De Michoacán, 16 de octubre de 1582. Muy magnífico
señor besa las manos a v.m. su servidor y capellán,
García Rodríguez Pardo, canónigo
(Al muy magnífico señor Pedro Pardo, en Vega de Ruiponce), (LG. 2063)
204 ENRIQUE o r r e

ZIN A PÉC U A R O

226.
Bartolomé Pérez Guillermo a su sobrino Gregorio Sánchez de Moscoso.
Zinapécuaro, 6.X.1577
Muy magnifico señor:
La de v.m. recibí por la vía del señor visorey postrero de septiembre de este año de setenta y
siete, la fecha de veinte y ocho de mayo. Recibí con ella tanto contento, como la razón lo obliga,
en querer v.m. venir a esta tierra sólo por verme, que cierto yo lo he deseado en el ánima ver por
acá alguna cosa mía de esa tierra, aunque un hijo de Andrés López, que vivía al cantillo de la calle
de los mártires, que aportó a esta tierra a una provincia que dicen Zacatecas, donde un Juan Nico­
lás, hijo de un Cristóbal Sánchez, que vivía junto a la plaza, que vino a esta tierra en busca de un
hermano suyo que se decía Benito Martín, me avisó de este hijo de Andrés López cómo había ve­
nido a esta tierra, y que v.m. era alguacil mayor del pueblo, y que mi hermano Alonso Pérez esta­
ba viudo y con trabajos, y que no tenia en esa tierra más de a la señora mi hermana Ana Domín­
guez y a Teresa Alonso. No sé qué es la causa de que no me escribe el señor mi hermano Alonso
Pérez, pues yo le escribí, si tiene necesidad, véngase con v.m. a esta tierra, que yo le daré de mi ha­
cienda con que viva muy honrosamente, porque enviar de acá dineros no hay de quien se puedan
fiar, y danse mal en esa tierra a quien van encaminados, y por esta causa no se pueden enviar. Yo
he acá procurado cómo v.m. venga bien acomodado en la flota que vendrá a esta tierra el año de
setenta y ocho, como v.m. lo dice por su carta. Y es el caso que en esa tierra está un caballero muy
principal que fue de estas partes, que se dice Juan Velázquez de Salazar, que fue a la corte por
procurador de esta Nueva España, y es persona que puede mucho y vale mucho, así en esa tierra
como en ésta, y tiene de vasallos más de diez o doce mil pesos de renta en cada un año. Escribe mi
señora doña Ana de Esquive!, su mujer, que traiga a v.m. en su servicio, por me hacer a mí mer­
ced. Yo también le escribo al señor Juan Velázquez, suplicándole a su merced me la haga de que a
v.m. le admita en su servicio para pasar a estas partes. Por tanto, vista v.m. ésta, se parta luego en
su busca, y procure v.m. en todas maneras de le ver y hablar y ofrecérsele a su servicio, porque,
como tengo dicho, es muy principal caballero, y por su mucha bondad se tiene mucha noticia de
su persona en esa tierra, y ha de estar en la corte o en Sevilla. Y si acaso v.m. y el señor mi herma­
no Alonso Pérez vinieren, yo le escribo que me haga merced de los favorecer de cien pesos para el
camino, que yo los pagaré luego que v.m. sea venido, y asimismo se la escribe mí señora doña
Ana de Esquivel, y creo que no habrá falta por escribírselo su merced, que es mucho mi señora y
me desea todo bien.
Fue El Señor servido de llevarme de esta presente vida a mi mujer Isabel Ponce, que Dios ten­
ga en 1a gloria, de quien me quedaron dos hijos, el uno varón, y otra niña muy linda. Tórneme a
casar en.casa de esta mi señora doña Ana de Esquivel, y he querido dar a v.m. esta cuenta, porque
v.m. entienda que hay obligación para que mi señor Juan Velázquez admita a v.m. en su servicio,
que, viniéndole v.m. sirviendo, ganará muy mucho, porque será obligarle a que haga por v.m. lo
que en esta tierra se le ofreciere. Cáseme con una doncella muy honrada, de muy nobles parientes,
porque tiene tres hermanos-frailes, los dos agustinos, que son los que en esta tierra pueden mucho
y mandan mucho, y otro tiene dominico, muy principales todos tres. Y así digo a v.m. que yo me
casé muy a mis ventajas, por ser mi mujer tan noble y de tan buenos parientes. Y besa a v.m. las
manos, porque ella vio la carta que v.m. me escribió, y la leyó, porque sabe leer y escribir, y es
avisada, y lo más principal es ser de muy principales padres, que Dios tenga en el cielo, porque ya
son muertos. Decíase su padre Cristóbal Pérez Lozano, y su madre se decía Catalina de Contre-
ras, y mi mujer se dice Isabel Pérez de Lozano. La carta que v.m. dice escribirme con un canónigo
de Michoacán no la he recibido hasta ahora.
El señor mi hermano Rodrigo Ponce besa las manos a v.m., y mí señora Ana Vanegas, mi se­
ñora suegra, y otra hermana de mi mujer, que sea en gloria, que se dice Ana Vanegas.
^Todo lo posible hice por despachar a v.m. esta carta en el navio de aviso que el señor visorey
envía de esta tierra, porque él me encaminó la carta que v.m. me escribió, porque soy al presente
teniente por su majestad de este pueblo de Zinapécuaro, y de otro que se dice Ucareo, que tendrán
ocho leguas de jurisdicción, y a más de tres años que lo soy, y aún cuando escribí a esa tierra lo
era, y no curé de escribirlo a v.m., ni tampoco ahora lo escribiera, si no hubiera ocasión, y fue que
el señor visorey me hizo merced de encaminar la de v.m. Y así estoy bienquisto en toda la tierra,
porque yo más me precio de hombre de bien que del interés que puedo adquirir con el cargo. Mu­
chas cosas tenía que escribir de esta tierra a v.m., sola quiero decir una, y es que los hombres que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 205

saben trabajar y se dan a la virtud tienen de comer, que los que no, no. Tantos perdidos hay en es­
ta tierra como en esa, y caúsajo el mucho vicio de la tierra, porque, por doquiera que un hombre
vaya, halla quien le dé de comer, aunque ya se va apretando de lo que solía ser.
A los señores mis hermanos y a los señores primos y parientes beso las manos, y les suplico
me escriban con v.m. Nuestro Señor la muy magnifica persona de v.m. guarde y en mayor estado
aumente, como v.m. desea y yo, su tio de v.m., lo deseo. De este pueblo de Zinapécuaro, seis dias
del mes de octubre de mil! y quinientos y setenta y siete años. Besa las manos a v.m. su tio,
I Bartolomé Pérez Guillermo
(Al muy magnífico señor Gregorio Sánchez de Moscoso, en España, en Extremadura, en cal
Cadilla, que es en el camino que va de Sevilla a la corte, que se dice el camino de la plata).
(l.G. 2059)
206 ENRIQUE OTTE

PÁTZCUARO
227.
Diego de Castañeda a su hermano Hernando de Castañeda.
Pátzcuaro, 1.V.1586
Señor hermano:
Porque con el primero que salió de aviso de Nueva España escribí largo, servirá ésta para dar
aviso de lo que hoy se ofrece. Hemos toda esta casa y servidores de v.m. tenido siempre salud, pa­
ra servir a v.m., nuevas que siempre deseamos de v.m. y del señor doctor nuestro hermano y mi
señora doña Antonia y de mis muy caras sobrinas y sobrinos, a los cuales juntamente con v.m.
ruego a Dios les vea en esta tierra. Y diomé mucha pesadumbre suspendiesen su viaje para otra
flota, y espantóme que haya sido por falta de licencia, pues sin tenerla a trueco de muy poco dine­
ro vienen todos los que quieren, arrimándose a un capitán de una nao, y espantóme del doctor
nuestro hermano, que, teniendo tantos señores en la corte que le hacen merced, no haya alcanza­
do una cosa tan fácil, pues de ella pende el descanso de v.m. y de esas mis sobrinas, las cuales no
habrán bien llegado a esta provincia cuando tengan su remedio. Siento en el alma las necesidades
que v.m. me representa, acordándome de la obligación en que nos dejaron nuestros padres, que
sean en gloria. V.m. por amor de Dios se aliente y haga fuerza como venir en la primera flota,
porque, demás del remedio de sus hijas, tengo grandísima necesidad de su persona de v.m., para
que asista en cuatro minas que tengo descubiertas, que con el divino auxilio serán de mucho pro­
vecho. Hágalo Dios como puede y yo deseo.
Avisé muy largo en aquel pliego las grandezas de esta tierra, en especial para los hombres que
la mandan y gobiernan, y euan adobados y servidos son en ella, para que en todo caso v.m. insti­
gue al doctor nuestro hermano haga todas las diligencias humanas para conseguir una plaza de
oidor o alcalde de México, y sea de manera que no cese en esta pretensión, porque de ella pende el
remedio de todos, aunque, gloria a Dios, yo tengo con que pasar honradamente la vida, pero de-
séolo en el alma por el amor que le tengo, y porque cabe todo en el valer de su persona y letras.
Dios acuda a esto como puede, que, si bien se considera él pasar la mar para esta tierra, no es sino
de mucho regalo y recreación, y la dificultad que tiene no es sino no haberlo experimentado, que
todo lo demás es facilísimo. Digo esto por la contradicción de mi señora hermana doña Antonia,
a la cual escribo largo, y le suplico no se le ponga ninguna cosa por delante, especialmente habien­
do ahora tan buena ocasión, porque se entiende habrá muchas suspensiones, por lo que resulta de
la visita del señor arzobispo de México. Con ésta va un testimonio, que importa se vea y haga dili­
gencia conforme a él y a la instrucción que va con ésta; v.m. lo vea y lo envíe al doctor nuestro
hermano. Y porque en el pliego que refiero escribo más largo, no digo más, que Nuestro Señor
guarde a v.m., y en todo le dé la felicidad y contentamiento que yo, su verdadero hermano, deseo.
Doña Inés besa a v.m. las manos, con las de los señores mis sobrinas y sobrinos. Es de Pátzcuaro,
y de primero de mayo de 1586. Besa las manos de v.m. su servidor y hermano
Diego de Castañeda
(A mi señor hermano Hernando de Castañeda). (l.G. 2064)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 207

ZAMORA
228. :
Juan de Mendoza a su sobrino Cristóbal de Ayala.
Zamora, 18.111.1574
Señor sobrino:
Ya son cinco carias, con ésta seis, que os he escrito, por las cuales os he enviado a rogar os vi-
niésedes a esta tierra, para estaros en mi compañía, pues tendréis bien conocida la gran voluntad
que os tengo, y que deseo que seáis hombre. Y pues tenéis tan buena habilidad, que no la empleáis
tan mal, estándoos hecho torreznero en esa villa, sin tener en qué ocuparos. Con el señor Pedro de
Salas os escribí otra, por la cual os enviaba a rogar que os viniésedes en la primera flota, y que, si
hubiésedes menester dineros para veniros, que acudiésedes a é!, porque él me dio la palabra, que,
como vos os quisiésedes venir, de os dar todo lo que hubiésedes menester a mi cuenta, porque yo
le hice un conocimiento de que todo lo que por vos gastase, mostrando conocimiento de vuestra
mano de que lo habiades recibido para el d.icho efecto, y no para otro, yo se lo pagara al tornavia­
je. Paréceme que os dio la carta, y os lo dijo de palabra, como yo se lo había suplicado, y se volvió
a esta tierra, y vos no os quisistes venir en su compañía, pues podíades venir tan bien acomodado
con él, y con todo el regalo del mundo. El vuelve en esta flota, y si quisiéredes veniros, él os dará
todo recado para el viaje, porque lleva dineros míos para ciertas cosas que me ha de enviar. Y, si.os
quisiéredes determinar a veniros en la primera flota, aunque deje el señor Pedro de Salas de en­
viarme lo que llevó en su menjoria, yo lo tendré por bueno, si vos hubiéredes menester el dinero
para aviaros, y no de otra manera. Si quisiéredes determinaros de venir, hablarle eis de mi parte
que escriba a Diego de Hoyos, maestre, que es vecino de Rota, que es conocido y amigo mío, que
los traerá en su navio con todo el regalo posible. Y no dejéis de veniros, pues sabéis que no os ten­
go de faltar mientras viviere, y que a vos os conviene hacerlo, y dejaros de andar perdido tras de
una miseria. No tengo más que deciros, porque por otras os he escrito lo que hace ai caso, sino
que miréis lo que os conviene, que por vos va. AI señor Diego de Paz, teniente de cura, daréis mis
besamanos, y al señor Diego de Vega y a la señora mi tía Francisca de Salazar y a todos los demás,
y al señor Alonso Díaz de Manzanilla le diréis de mi parte que, como nunca acaba de hacer este
viaje, cuanto a que me escribió que había de venir a esta tierra, que creo no osa venir de miedo del
charco, que no tema le pasar, que todo es comenzar, y que, si quisiere venirse con lá primera ar­
mada, que le tengo buscado un muy buen acomodo.
No tengo más que avisaros, sino que os encargo la venida, y Si tornare el señor Salas con él,
os podréis venir mejor que no con otra persona alguna. Pero entiendo que, ya como está rico, que
no quiere más indias, porque él me dijo aliiempo que se partió de mí para embarcarse que ya no
quería más volver a las Indias, que ya estaba cansado. Y porque os tengo escrito por otras largo,
no alargo más, sino que Nuestro Señor os guarde y os dé la salud que yo os deseo. De esta ciudad
de Zamora, lunes, a diez y ocho días del mes de marzo de este año de mil y quinientos y setenta y
cuatro años, para lo que os cumpliere, vuestro tio
Juan de Mendoza
(I.G. 2057)
208 ENRIQUE OTTE

JARIPO— TIRIPETÍO

229.
Fray Pedro de Aguirre, provincial, a su hermano Martín de Aguirre, en Bilbao.
Jaripo, 25.V.1584
Señor hermano:
En la flota que al presente está en San Juan de Ulúa recibí unas de v.m. escritas de Bilbao, y
después recibí otra, su fecha en Madrid, con. las cuales recibí mucho contento, y saber de su salud
y de la de todos esos señores deudos, plega a Nuestro Señor la conserve, como yo se lo deseo;
yo la he tenido y tengo al presente, bendito Dios.
Bien entiendo que v.m. y esos señores deudos tienen deseo de verme en esa tierra, y en verdad
que tengo yo harto más deseo de estar ya en ello, aunque veo mal aliño de presente, porque estos
padres de esta provincia de Michoacán, adonde estos años he residido, me han elegido por provin­
cial de ella, y yo, por la obediencia, no pude dejar de lo aceptar, y, aunque me sentía harto cansado
y fatigado de tantos trabajos pasados, me he forzado a andar por esta provincia visitando, y
como estas tierras de por otra son apartadas y ásperas, lo paso con harto trabajo. Plega a Nuestro
Señor Su Majestad Divina se sirva de ello y lo reciba en cuenta de nuestros pecados. En lo que dice
de los trabajos de nuestra prima Mari Pérez de Aguirre he recibido la pena que es razón. Yo qui­
siera tener con qué la poder consolar. V.M., si acaso no ha vuelto a Bilbao, me haga merced de le
escribir mis encomiendas, y que se esfuerce con Dios, Nuestro Señor, y que reciba esos trabajos
como venidos de su divina mano.
Señor hermano, yo, como antes refiero a v.m., me hallo en esta provincia con esta carga muy
trabajado, y lo que más siento es no tener en todas estas partes un deudo en que me consolar, y
querer ya ir a esas partes de España, y a v.m. ver, que es excusado deseo, en tanta manera que no
lo podría encarecer que v.m. forzase su voluntad de pasar a estas partes y venirme a ver, lo cual
sería para mí de mucho alivio y consuelo. Suplico a v.m. por servicio de Dios me haga esta merced
y me dé contento, que, venido v.m. acá, no le faltará en qué se ocupar y entretener, sirviendo a
Dios, y yo procuraré de que esté en parte a su contento y donde honradamente gane de comer, y
esto le suplico y ruego con todas las veras que puedo, que, pues está en esas partes fuera de su casa
y pasa su tiempo, también lo puede pasar acá, y aún quizá yendo lo mejor que por acá. Y querien­
do v.m. venir es fácil alcanzar licencia, y con ella puede venir en la primera flota, y, siendo Dios
servido, llegado a estas partes a la Veracruz, y de ahí a México, y en la Veracruz Diego de Herre­
ra, mercader, le dará lo que hubiere menester, porque ya está avisado, y en México Juan Pérez de
Otalgui o Juan de Landa, que son amigos, le tendrán, hasta que yo sea avisado, en sus casas, y le
regalarán, y llegado acá,.Dios no nos ha de faltar, y porque ésta no es para más, ceso.
A todos esos señores deudos, y particularmente al señor Pedro Ruiz de Aguirre, enviará mis
besamanos, y Nuestro Señor guarde a v.m, muchos años, y nos veamos con contento y salud. De
Jaripo, provincia de Michoacán, 25 de mayo 1584 años, hermano y capellán de v.m. que sus ma­
nos besa,
fray Pedro de Aguirre, provincial
(A mi señor hermano Martín de Aguirre, en la villa de Bilbao, y en su ausencia a mi señor Pe­
dro Ruiz de Aguirre, para que se la envíe donde estuviere).

230.
Fray Pedro de Aguirre, provincial, a su hermano Martín de Aguirre, en Bilbao.
Tiripetío, 20.V.1585
Muy magnífico señor:
El año pasado recibí unas de v.m., a las cuales di respuesta, y la envié por mano del señor
Juan de Bustanza de Sevilla, que es hacedor del señor Juan Pérez de Otalgui, que vive en esta pro­
vincia, y tiene sus haciendas en un pueblo que se dice Taximaroa, que es junto a Jaripo, adonde
tenemos un monasterio de nuestra orden. Y aunque este año recibí otra de v.m., y me la envió el
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 209

padre fray Pedro de San Sebastián, provincial de la provincia de México, no hace mención del re­
cibo de elias. Y lo que en ella le avisaba entre oirás cosas era de mi salud, la cual tengo al presente,
y la he tenido, bendito Dios, aunque d o han faltado algunas indisposiciones por el mucho trabajo
que padecemos con el oficio presente, que por ia obediencia es necesario, y para lo usar como se
debe es menester padecer, por ser la provincia larga y áspera; plega a Nuestro Dios sea para su di­
vino servicio. También le significaba la mucha soledad que padezco, porque, como v.m. sabe, en
estas partes no tengo deudo ni pariente con quien tomar algún alivio y consuelo, y aunque éste no
se debe-buscar en este mundo, pero como hombre es flaco, me siento muy desconsolado, y que­
riendo v,m. venir y pasar a estas partes, podría pasar a su placer, y pues así que así está fuera de
su casa y natural, según acá me han dicho, mejor pasará su vida adonde yo estoy, porque tengo
amigos que le ayudarán y favorecerán a v.m. Suplico por servicio de Dios me dé este contento y se
pase por acá, que licencia de su majestad, como ¡o alcanzan otros muchos, no le faltará, ni ami­
gos que a esto le ayuden. Y si tuviere necesidad de dineros en Sevilla, tengo escrito al señor de
Bustanza, que es hacedor del señor Juan Pérez de Otatgui, le favorezca y dé todo lo que hubiere
menester hasta México, y mismo le tiene escrito el señor Juan Pérez de Otalgui, y, venido acá, vos
lo ha de remediar todo. Y porque espero en Dios de verle en breve por acá, en ésta ceso. A lodos
eses señores deudos Ies escriba mis saludos, allá escribo a algunos con ésta, v.m. las encamine pa­
ra quien van, y guarde Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m., señor hermano, como
yo se la deseo. De Tiripetío, provincia de Michoacán, 20 de mayo 1585, señor hermano, besa las
manos a v.m. su capellán
fray Pedro de Aguirre, provincial
(Al muy magnífico señor Martín de Aguirre, en la villa de Bilbao, o en la corte de su majes-
. tad, en Madrid), (IG . 2063)
210 ENRIQUE OTTE

NUEVA GALICIA

Guadalajara
' 23 1 .
Gregorio Ruiz a su padre Pedro Ruiz, en Valhermoso.
Guadalajara, 4 .III.1573
Señor padre:
Casi todos ios años qué después que vine a esta Hueva España, he escrito a v.m., y sola una
de v.m. y otra de mi hermano he recibido, y así no me oso determinar a cosa ninguna, pues de allá
no tengo certificación de cosa, y ahora, siendo el mensajero tan cierto como el señor Castillo, por­
tador de ésta, escribo a v.m. estos renglones, para dar a entender a v.m. cómo casi todo el tiempo
que acá ha estado hemos estado juntos. No trataré de mi persona, ni de negocios que trato,
pues él dará a v.m. larga cuenta de mi vida, y de cómo yo vivo, si algo te quisiere preguntar.
Y asi no seré largo, ni daré más razón de mí, sino es avisar a v.m. de mi salud, de cómo yo quedo
muy bueno y con mucho deseo de saber de la salud de v.m. y de mi señora madre y hermanos, y
para le suplicar y pedir por merced sea servido de no tomar pesadumbre ni recibir enojo, porque
es verdad que mi voluntad es ordenarme de clérigo, y para ello tengo necesidad que v.m. me envíe
una información de la limpieza de mi linaje, de todas cuatro partes, para que yo me pueda orde­
nar, y sea servido de enviar con ella algunos de mis hermanos o deudos, para que con ellos yo me
consuele en esta tierra, que de aquello que yo tengo hará cuenta que es suyo, pasando yo adelante
con mi oficio (?), si Nuestro Señor fuere servido. Escríbame v.m. cómo le va de salud a él y a la se­
ñora mi madre y hermanos, parientes y amigos, a quien Nuestro Señor guarde y en esta vida les dé
todo contentamiento, para que le sirvan, y en la otra les dé su gloria, amén.
De Guadalajara, Nueva Galicia, de marzo a cuatro dias del mes de marzo de 1573 años, me­
nor hijo de v.m. que sus manos besa
Gregorio Ruiz
(Al muy magnífico mi señor Pedro Ruiz, en Valhermoso, que cae en la diócesis de Toledo).
(l.G. 2056)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 211

ZACATECAS m
Gabriel Ramírez a Bernardino de Madrid.
Zacatecas, 4.II1.1568
En las minas de los Zacatecas, 4 de marzo .de 1568.
Señor;
Esta servirá para besar a v.m. las manos y para hacer saber a v.m. cómo yo y Petronila Ortiz
tenemos salud y deseo de ver a v.m. y a mi señora.
Maravillado estoy que, después que acá venimos, no habernos escrito v.m. una carta siquie­
ra, para que sepamos de la salud de v.m. y de mi señora, porque por acá en verdad que hay tantos
desaguaderos de trabajos que no lo sé decir, porque hallamos al señor Marcos Ortiz con tantos
trabajos que harto he tenido después que vine de entender en sus negocios, sin que en otra cosa yo
me haya ocupado, ni la hora de ahora otra cosa no hago, por le ayudar a cobrar lo que le deben.
El estuvo un año fuera de su casa, y yo quedé en ella, y ahora vine yo habrá tres meses a estas mi­
nas de los Zacatecas, donde al presente estoy cobrando su hacienda, y estaré un año por lo menos.
Pensamos, señor, venir acá a descansar, y trabajamos más, sea Dios alabado por todo, A mi se­
ñora me hará v.m. merced de leer esta carta, y decirle que la haya por suya, y que beso a su mer­
ced las manos.
No sé quién aconsejó al señor Alonso de Mejorada que revocase el poder que dio al señor
Marcos Ortiz, y le diese a Pedro García. Lo que de ello ha sucedido no quiero que se sepa de mí,
más de que, cuando llegó el poder, no estaba el señor Marcos Ortiz en México, y yo, como perso­
na que tenía todos sus negocios en su nombre, le di cuenta con pago de todo lo que tenía en su po­
der, que fueron tres mil y ochocientos pesos de tepuzque, que es cada peso ocho reales, y a gloría
de Dios se lo pagué todo en planchas de plata. Creo que piensan esos señores y el señor Mejorada
que es el señor Marcos Ortiz algún hombre de poco más o menos, pues si le conocieran, no le en­
viaran a revocar el poder. El que lo hizo preguntarle ha v.m. que qué tanto le va en esta flota de
ello; son cosas que dan pena, y no quiero tratar más de ello. Nuestro Señor dé a v.m. lo que desea
para le servir. Petronila Ortiz está buena, y tenemos dos hijas, la una Mencía y la otra Juana. Be­
so a v.m. las manos,
Gabriel Ramírez
En otras tengo escrito cómo murió Francisco de Nájera.
(A mi señor Bernardino de Madrid, en la plaza de lllescas).
(I.G. 2055. Véase carta n.° 21)
233.
Gonzalo García de la Hera a Diego Pérez, en El Pedroso.
Zacatecas, 12.111.1573
Señor hermano: ,
Lo primero es para hacer saber a v.m. cómo quedamos buenos de salud, bendito Dios, en es­
tas minas de los Zacatecas, donde, bendito Nuestro Señor, me va muy bien, y tengo ganados más
de seis mil pesos en cuatro años que a que estoy en ellas. Esta tierra es muy buena, que valen trein­
ta libras de vaca un real, y dieciseis de carnero un real, y ocho panes un real, que pluguiera Dios os
hubiérades venido cuando yo a esta tierra, que es muy buena para gente pobre. Fue Dios servido
de llevarme a mi hijo Juanico que de allá traje, de que he recibido harta pena, y nunca más ha pa­
rido mi mujer, ni entiendo parirá. Quería muy mucho, si vos fuéredes servido, que os viniésedes
acá, y trajésedes a mi hermana Francisca Ruiz y vuestros hijos, porque sería para mí un mucho
contento, pues sabéis que lo que tengo no es sino para ella y vuestros hijos, demás que en esta tie­
rra vale un día de trabajo más que ciento en España. Y esto no lo hago sino porque os deseo mu­
cho bien, que sé que los trabajos de España son grandes, y vuelvo a rogaros que os vengáis acá,
que sería para mi muy gran contento.
Mi mujer les besa las manos, y está con más deseo de verlos que no de escribirles. A mis tíos y
primos y amigos me encomienden mucho. Todos tengan entera salud, como yo la deseo, y me ha­
rán muy gran merced de escribirme de todo lo que por allá pasa, porque será para mí muy gran
contento y regalo saber lo que por allá pasa. De estas minas de los Zacatecas, a doce dias de mar­
zo de mil y quinientos y setenta y tres años, do quedo con mucho deseo de veros, vuestro herma­
no, que vuestro bien desea,
Gonzalo García de la Hera
A mi compadre Juan Baragán y su mujer me encomendarán mucho, que tengo mucho deseo
de saber de su salud.
(A mi señor hermano Diego Pérez, en El Pedroso). (I .G. 2056)
212 ENRIQUE OTTE

234.
Gaspar Mejía a su mujer Catalina Domínguez, en Dos Hermanas.
Zacatecas, 5.1.1587
Bien mío:
Yo salí de México quince días antes de Navidad, y me entré la tierra adentro, porque yo no
quise ponerme a cosas bajas, y he venido a una tierra que se dice Zacatecas, que está ochenta le­
guas de México, de tierra despoblada, y de guerra, que dende que salí de México hasta entrar en
Zacatecas no se me cayeron las armas a mí y a mi caballo de a cuesta, y las armas de pies a cabeza
yo y el caballo, porque hierve la tierra de chichimecas, una generación del demonio, y otras mu­
chas generaciones, que, por no ser largo, no digo, y a todo esto ningún poblado, y agua de ocho a
ocho leguas, y poca y mala, durmiendo en el suelo y con mucha nieve, la cual sintió bien mi herida
y cuerpo, y cada noche tocándonos arma, y de día matándome los amigos, y con todos estos tra­
bajos llegué, como digo, a esta tierra, que se dice Zacatecas, que es tierra de minas y de mucho
trabajo. Aquí descansé cuatro días, y pasé delante a una tierra que se dice Guadiana, porque me
dicen que me irá bien allá. Yo voy animado a un factor del rey que dice que, en habiendo ocasión,
me acomodará. Tengo otro tanto camino que andar, y todo tierra de guerra. Dende ahí hago caso
de pasar adelante a una tierra que se dice Chiametla, que es todo lo que está descubierto hasta lo
de ahora, y a todo esto no ganando un real; Dios lo remedie todo. Veinte reales tengo de hasta ca­
da día en esta tierra de comer yo y mi caballo y un criado, que es una tierra del demonio. Muchas
cosasi tenía que deciros, bien mío, mas para no daros pena no os la digo, que no habrá hombre hu­
mano lo crea el trabajo que se pasa en esta tierra, los hombres que tienen honra para haberla de
sustentar. Bien mío, el mayor dolor que tengo es no veros, y el alejarme tanto de vos, aunque no
de la imaginación, y cada día va en mayor crecimiento, que si Dios no lo remedia, no sé lo que ha
de ser de mí. Bien mío, vea yo cartas vuestras, y vengan encaminadas a México a casa de Baltasar
García en la calle de Santo Domingo, junto a la plazuela del monasterio, y él las encaminará don­
de yo estuviere, y no os enfadéis, bien mío, en escribirme por muchas vías, porque, si erraren
unas, acertarán otras. Bien mío, si fuere posible venir acá, vos haced por traer mi hermano con
vos, y avisa primero en el aviso, y avisa cómo habéis de venir, porque os vaya yo a recibir a la Ve-
- racruz, y si yo no estuviere en parte donde no pueda iros a recibir, ira vuestro cuñado, marido de
Beatriz Vázquez, que sé que es un hombre honrado, yo sé que acudirá, que así me lo prometió un
día que comí allá, que no comí otro. Baltasar García me consintió vender las camisas, por no em­
prestarme para un caballo, ni aún unos zapatos me dio sin que primero los pagase, y esto dígolo
porque sepáis quién es. No quiero tratar de esto más, que es fama que tiene cuatro mil pesos, yo
así lo creo. Si viniéredes a México, venios a posar a casa de la Romera, que vive junto a Santa Ca­
talina, y por mejor decir frontero de San Sebastián, que es una mujer honrada, y de vuestra tierra,
y desea hacerme merced. Bien mío, no os encargo nada que está a vuestro cargo, sino que miréis
en los trabajos que me pongo, y todo por daros gusto, y para poderos regalar. Dondequiera que
yo hiciere asiento, os avisaré; acudí a La Contratación a todas las flotas y avisos, porque yo os es­
cribiré sin falta, y, como dicho tengo, escribí vos ni más ni menos. A Inés de Jerez vos le diréis que
su marido está en !a Nueva España en la Puebla de Los Angeles, que se venga, que él lo desea. Al
señor licenciado y a Isabel Gómez, su mujer, beso las manos muchas veces, y a Cristóbal Már­
quez, y a su mujer, ni más ni menos, y a Beatriz Gómez, y al padre Gonzalo Gómez les beso las
manos, y a las de Juan Rodríguez y a Bartolomé Romero y a Ana Martín, su mujer, beso las ma­
nos, y a todos esos mis señores Bocanegra y a Juan Mozo, y primeramente al señor licenciado
Bartolomé Alonso. Y pues no es para más. Nuestro Señor me os deje ver, bien mío. Fecho en Za­
catecas, a cinco de enero de 87 años.
Aquí hallé a Leonor de Cortés en Zacatecas, y le va bien. El que más que a sí os quiere,
Gaspar Mejía
(digo Gaspar Mejía, porque así me nombro acá).
(A mi señora Catalina Domínguez, en Dos Hermanas, o donde estuviere). (I.G. 2062)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 213

PANUCO DE ZACATECAS

235.
Gregorio de Quintana a su hermano Juan de Molina, en Rioseco.
Pánuco, 6.I11.1575
Señor:
Habrá seis meses, poco más o menos, que recibí una de v.m., con la cual recibí tanto conten­
to que no sé cómo lo encarezca, aunque en el primer capítulo se remite v.m. a las cartas que Fran­
cisco de Quintana, nuestro hermano, había de traer. Y paréceme que fue tan hombre de bien que
se dio tan ruin manera, que, habiéndose v.m. aviado tan bien y dádole lo que había menester, no
tenía él necesidad, sino procurar de hacer como hombre de bien y aviarse a estas partes y no gastar
cuanto tenia y juntarse con ruin compañía. Mas no es de maravillar, que son cosas de muchacho.
Más pena me dio a mí la pena que v.m. recibiría que todo lo demás, aunque harta pena recibí yo
cuando vi la de v.m., y no hallaba nuevas de Francisco de Quintana, que cierto tuve entendido
que se había perdido en los jardines, mas Nuestro Señor la ordena mejor.
Es tanto el deseo que tengo de ver a Francisco de Quintana, nuestro hermano, que por Dios
no habría cosa en esta tierra que más contento me diese, y así lo pongo por la obra, y es que yo en­
vío con el portador de ésta, que es el señor Juan López Cámara, vecino de la ciudad de Vitoria,
una plancha de plata, que pesa diez y nueve marcos y dos onzas, que vale a la ley cada marco ocho
pesos y un tomín, que son ciento y doce ducados de Castilla, los cuales van consignados al señor
comendador Francisco de Medina Salazar, para que él se los dé a Francisco de Quintana, nuestro
hermano, para que con estos ciento y doce ducados se avíe para estas partes, y venga muy breve.
Ahí escribo al señor comendador acerca de ello, y también le escribo que, si por dicha Francisco
de Quintana estuviere embarcado ya fuera de España, que se den los ciento y doce ducados a
v.m., para que v.m. me haga la misma merced en pasarse a estas partes, porque sería para mí
grandísimo contento ver a v.m. por estas partes, y si v.m. determina de venir, procure de traer por
delante todo cuanto v.m. tiene, y procurar de traer algunas mercadurías, adonde son negros y
azogue y otras cosas necesarias para esta tierra, qúe se podrá v.m. informar de los que de acá van,
y viéndose en Sevilla, lo sabrá v.m. mejor. Mire v.m. que está ya hecho hombre, y que es menes­
ter, antes que sea viejo, ganar de comer, y con lo que v.m. trajere y con lo que yo haré acá, como
v.m. verá por la obra, podría ser que se volviese v.m. a esa tierra luego, si quisiere, y si no, hará
v.m. lo que yo haré, que bien sabe v.m. que de un peso que yo tenga no he de negar el medióla
v.m., y mírese bien v.m. en este negocio, y no lo eche por alto, y no se esté v.m. atenido a ese há­
bito que ha heredado, que por Dios que no hago yo más caso de lo que por allá tengo que si fuese
un tomín.
Escríbeme v.m. que le envíe recado, para que entre en poder de v.m. lo que heredé de mi se­
ñora, que Dios tenga en su santa gloria, que a fe que me dio harta pena, y tanta que en más de
ocho días no había hombre que me hablase de lástima de ver las cosas que yo hacía, y así determi­
né de pagarla de lo mucho que todos la debemos. Yo la hice unas exequias, y la mandé decir cier­
tas misas, que en verdad que me costó todo más de ciento y cincuenta pesos. Yo lo di por bien em­
pleado, por gastarlo por quien se gastó; plega a Nuestro Señor la tenga en su santa gloria. Y como
digo acerca de este capítulo que v.m. me escribe, a esto respondo que, para que v.m. no tenga
ocasión de quedarse en tan mala tierra, como es esa, no quiero ni es mi voluntad que v.m. goce
cosa ninguna mía, y juro a Dios y a esta cruz que, si le pudiera quitar a v.m. lo que tiene, que se lo
quitara todo, porque v.m. se viniera a estas partes, y cierto me puede v.m. creer esto, que esto que
digo no lo hago por desamor que tengo a v.m., sino porgue es tanto mi deseo de ver a v.m. por
acá, que tengo de buscar todas las maneras y vías que pudiere para que v.m. se venga por acá. Por
vida de v.m. que lo ponga por la obra, o me escriba su determinación, para que yo haga lo que
conviene acerca de mi hacienda.
Escríbeme v.m. cómo el licenciado Francisco de Quintana había de desposarse de la fecha de
la que v.in. me escribió en seis días. Cierto yo me he holgado que topase quien le diese algún des­
canso, y heme holgado de que tenga tan buena parentela la señora doña María Laso de la Vegá,
v.m. la dé mis besamanos de mi parte, y que, aunque no sea sino sólo para servir a su merced, ten­
go de ir a esas partes, y así lo haga v.m. todo el tiempo que v.m. estuviere en esas partes a servir a
esa señora y al señor licenciado Quintana, porque todos se lo debemos, y somos obligados a servir
a su merced todos los días que viviéremos.
También me escribe v.m. que sepa de un hermano de la señora Isabel Quende (?), mujer del
señor Antonio Pérez, suegro de la señora nuestra hermana. Acerca de esto digo que él está en C it
liacán, una provincia que está ciento y sesenta leguas de estas minas, y todo el camino es despo­
214 ENRIQUE OTTE

blado, y lleno de Cmchimecas, y aun esianao aíla es mala tierra, que por cierto que no se yo quien
es el hombre que quiere habitar en ella, y así son muy poquitos, o no ninguno, los que de allá vie­
nen ricos, y así este señor por quien v.m. dice se llama Miguel Cuadrado, y es casado con una
mestiza, porque le hicieron por fuerza casar con ella, y por Dios que no le sobran los tomines, y
otras cosas hay que se podrían escribir, que no quiero que piensen que yo me huelgo de su mal,
que por Dios que no querría de mi enemigo mayor venganza que verle casado en esta tierra con
meztiza. A la señora Isabel Quende dé v.m. mis besamanos, y al señor Antonio Pérez. A la señora
mi hermana dé v.m. mis besamanos, y la dé dos mil abrazos en mi nombre, y que Nuestro Señor
la guarde, y a mí me dé gracia, para que yo vaya a esas partes a verlos a todos, que con el ayuda de
Nuestro Señor sea presto.
Ahí escribo al señor licenciado Francisco de Quintana, para que su merced me haga merced
de negociar cómo se me saque un traslado de la ejecutoria, digo un original autorizado, por ante
los señores alcalde de hijosdalgo, de¡manera que sea válido, y así le conviene a v.m. hacer otro, y
a Francisco de Quintana, mi hermano, otro. Y no se deje de hacer, aunque queden en camisa,
porque cada hora y momento So ha'menester el hombre, y en este negocio se ponga todo calor,
aunque v.m. sepa llegarse a Aragón a probar la filiación de Juan de Molina, nuestro padre, y sea
de manera que no se venga sin él mi hermano, y mire v.m. que me conviene mucho, y juro a Dios
y a esta cruz que, aunque supuse gastar dos mil pesos, que he de salir con ello, y v.m. y mi herma­
no, porque es cosa que conviene a todos tres.
De mi vida hago saber a v.m. que siempre he residido en esta casa de estos señores, y resido la
hora de ahora. Y habrá dos años que está a mi cargo estas haciendas, y danme de partido mil pe­
sos cada año, no embargante que hay otros negocios adonde el hombre gana más de dos mil pesos
sin el principal, y asi, siendo Nuestro Señor servido, si yo persevero en esta hacienda, yo pienso
con el ayuda de Nuestro Señor de ir rico a esa tierra en breve tiempo, porque la hora de ahora,
loores a Nuestro Señor, bien vale mi hacienda más de cinco mil pesos, que si el hombre se quisiera
ir a España, bien los pudiera llevar, aunque me ha costado harto trabajo de mi espíritu y persona.
Que por cierto que a más de dos años que no tengo hora de salud, que más de un año estuve tulli­
do de pies y manos, que para salir fuera era menester llevar conmigo dos negros e ir a caballo, y fue
Nuestro Señor servido de darme salud, aunque no dejo de tener algunas reliquias, que por cierto
que no tengo hora de salud. Escríbolo a v.m. porque, si a mis hermanos no doy cuenta de mis tra­
bajos, no sé a quién se ha de decir. En cuanto lo que toca al amor que estos señores me tienen, no
hay que decir más de que, cierto, ellos me tienen tanto amor como si yo fuese su hermano. Yo he
de dar cuenta ahora de dos años, que por cierto que tengo que dar cuenta de más de 200.000 pe­
sos. No sé cómo me irá, mas con el ayuda de Nuestro Señor yo daré buena cuenta. A la señora mi
hermana y al señor Antonio Pérez y a la señora Isabel Quende dé v.m. mis besamanos. Al señor
Luis de Ortega dé v.m. mis besamanos, y al señor Luis García y a todos los vecinos. Ahí van unas
cartas de un mozo que tengo por mayordomo de una hacienda que está a mi cargo, el cual se lla­
ma Francisco del Carpió; es vecino de Palacios de Meneses, una legua de esa villa. Suplico a v.m.
lleve las cartas a sus parientes, y haga que escriban, y vengan las cartas con las mías, porque quie­
ro mucho a este mozo. También me sirve Hernando de Castro, hijo de la de Antonio de Castro, y
doyle cada año docientos pesos de oro de minas; púsele en que me guardase una mina. El primer
hombre que he visto de ese pueblo ha sido a éste, para yo poder hacer por él. Por cierto que yo ha­
go por él tanto como si fuese mi pariente, porque por los extraños lo hago, ctianto más por los na­
turales. Ahí escribe una carta a su madre de la v.m. (?), habrá seis días que la tengo en mi compa­
ñía. Es un cargo éste que tengo que puedo enriquecer a hartos, porque he tenido muchas hacien­
das a mi cargo, y quito y pongo muchos hombres. No deje v.m. de poner toda diligencia en el sa­
car de la ejecutoria, porque poder va para v.m. juntamente con el señor licenciado.
Otra cosa no hay más que poder hacer saber a v.m., más de que Dios, Nuestro Señor, guarde
a v.m. largos años y en estado acreciente, como yo deseo. De Pánuco de los Zacatecas de la Nueva
Galicia, a 6 de marzo de mil y quinientos y setenta y cinco años. Besa las manos de v.m. su herma­
no, que le quiere más que a sí,
Gregorio de Quintana
(A mi señor hermano Juan de Molina, en Rioseco). (l.G. 2056).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 215

FRESNILLO

236.
Gaspar de la Rúa a Alonso Hernández, en Sevilla,
.Fresnillo, septiembre 1575
Muy magnífico señor:
Aunque v,m. no me conoce, ni sabe quien soy, por el testimonio que con ésta va verá v.m. y
entenderá quien soy, y el efecto para que escribo ésta. Y así v.m, sabrá que el señor Iñigo Hernán­
dez, su hermano, es fallecido; dejó dos hijos mancebos pequeños por sus herederos. Cierto les de­
jó buena doctrina, porque murió una muerte cual me la dé Dios a mí cuando El sea servido de lle­
varme de esta vida. Téngalo Dios en su gloria, y a v.m. dé salud, para que haga bien por su ánima.
Aquí dejó a v.m., para le dar, si fuere vivo, cierta hacienda, unas varas de minas cierto buenas,
que son de las mejores que hay en esta tierra. Paréceme que, si v.m. viniese, que será aprovechado
bien en ello, y tendrá de comer, porque la hacienda es razonable, y v.m. será remediado con ello,
mediante Dios, y si no quisiere venir, sepa que perderá mucho, si las vende, porque no hallará de
veinte partes la una de lo que valen, ni tampoco hallará comprador aquí, así que será mejor aven­
turarse y venir a estas partes. Y si viniere, traígase un testimonio de la probanza que hiciere para
pasar acá en La Contratación, y averigüe cómo es el mismo contenido, porque, si no trae testimo­
nio de cómo es él a quien este testimonio contenido, no le darán un real de ello. Y pues allá lo en­
tienden bien, venga apercibido de buen recado. Y sí pudiere traer v.m. a la señora su mujer, no
venga sin ella, que acá no le dejarán estar, porque a todos los casados envían a España presos. Y
esto le doy por aviso que lo haga, aunque no me conoce v.m. ahora, conocerme ha, después que
lo traiga Dios con bien. Y en lo que acá se ofreciere, yo serviré a v.m,, que se lo debo a la amistad
del señor su hermano, que sea en gloria. Y v.m. me haga merced de responderme a esta carta, que
valga o no, y enviarme claridad de siis padres y de cómo recibió este testimonio que con ésta va,
para descargo de mi conciencia. Y venga la carta a México a la calle de Santo Domingo en casa de
Alonso Hernández, cerero, que de allí me la enviarán a estas minas, y en esto recibiré merced.
Que no haya descuido, pues en mi no lo hubo, ni lo habrá en lo que a v.m. cumpliere. Y con tanto
Nuestro Señor dé a v.m. todo contento. De estas minas de Fresnillo, y de septiembre de 1575
años.
Hágole saber que esta tierra es muy buena y sana, y se hallará bien acá. No deje de venir si
pudiere, beso las manos a v.m.
Gaspar de la Rúa
(Al muy magnífico señor Alonso Hernández, carpintero. Vive en cal de las armas, en Sevilla,
junto al hospital del sefior Santo Antón, y por su ausencia se dé a la señora Catalina de Cantilla-
na, su mujer). (I.G. 2057)
216 ENRIQUE OTTE

SOMBRERETE: LLERENA

237.
Martín de Salinas a Lorenzo Diez de la Peña, en Toledo.
Sombrerete, 20,1.1579
Muy magnífico seftor:
Porque el portador es mensajero tan cierto, que es un fraile grande amigo mío, y me prome­
tió de dar ésta en mano propia, quise escribir ésta a v.m., aunque tenía propuesto de no escribirle,
porque me responde a mis cartas muy de tarde, y por haber tan buena ocasión, lo hago, aunque
seré breve.
Yo he escrito desde que v.m. me escribió con Francisco Sánchez cuatro cartas, y en todas le
he enviado a rogar que, sin aguardar a largas, se venga por acá, y yo soy muy corto de razones, y
no quería cansarme con ofrecimientos. Yo tengo ofrecido a v.m. que, venido por acá, lo que yo
tuviere no le faltará, y así le suplico que no lo dilate, que en los principios me escribió con mucha
determinación, y ahora he visto que se ha enfriado. Sospecho que se le hace de mal dejar a Tole­
do, y en las pasadas le tengo significado que acá me valgo para mis negocios de personas extrañas,
y gustaré de valerme y tener en mi compañía a v.m., pues hay tanto deudo de por medio, demás
de la obligación que yo me tengo, y realmente entienda que yo le deseo mucho por acá, y que le he
mucho menester.
Al señor Pedro Díaz de la Peña beso muchas veces las manos, y estoy muy quejoso que nunca
me escribe; y a todos los demás a quien yo tengo obligación dé v.m. mis besamanos. Empero
Nuestro Señor guarde a v.m. y le traiga con bien, como yo deseo. De las minas de Sombrerete, y
de enero a 20 de 1579 años. Besa las manos a v.m.
Martín de Salinas
(Al muy magnífico señor Lorenzo Diez de la Peña, en Toledo. Hase de dar en casa del seftor
Pedro de la Peña, a la sillería). (I.O. 1391)

238.
Catalina Rodríguez a sus hijos Pedro Rodríguez y Ana Rodríguez, y a su marido Antonio Rodrí­
guez, en Peñaftel.
Sombrerete, Llerena, 6.XÍ.1580
Muy deseada hija:
Muchas veces os he escrito haciendo ... gran deseo de saber de vosotros y de vuestra ... dos
cartas no-he recibido más, y son pocas para las muchas ... especial en algunas de ellas enviando a
llamar a mi hijo ... que se venga a ver conmigo, que pudiera ser que, si hubiere venido ... yo y mi
marido a esa tierra, y si no fuéramos, hubiera llevado ... con que os viérades remediado entram­
bos a dos, y mi hijo ... Antonio Rodríguez, porque yo os prometo, hijos, que esto que tengo y
Dios me ha dado que no es sino para vosotros. Por eso, por la mejor vía que pudiéredes, no dejéis
de venir, aunque yo tengo esperanza en Dios que será servido que, aunque estoy vieja yo y mi ma­
rido,-en algún tiempo de ir allá, mas no aguardéis a eso, porque, si Dios me lleva de esta vida, yo
entiendo que no gozaréis nada, porque será tan malo de ir a vuestras manos que, cuando penséis
que tenéis algo, por ventura no tendréis nada. Con un viejo, que me dio una carta vuestra, os res­
pondí a ella, diciendo, como este viejo se habia obligado a traeros a este pueblo donde yo vivo a
su costa, porque concerté con él, e hice escritura de por cada ducado que gastase de darle dos. Si
acaso este viejo os dio la carta, y quisiéredes venir, é! os traerá, como dicho tengo. Por eso, hijo,
vos como sois hombre, podéis disponer a veniros por esta vía que digo a pasar a estas partes, co­
mo pasan otros muchos que no serán tan hombres como vos; que muchos vienen a ganar de co­
mer, y vos, hijo, lo tenéis ganado. Y aunque pensásedes morir en esta demanda, era justo que,
cuantas veces os he enviado a llamar por mis cartas, hubiérades venido, aunque fuésedes casado y
dejásedes vuestra mujer e hijos, si los tuviésedes, en compañía de vuestra hermana Ana Rodrí­
guez, mi hija, pues que la venida era por el provecho que se os sigue, y por el gran contento que yo
recibiría, que cierto sería grande para mí. Mas si, hijo, no lo quisiéredes hacer, ni darme este con­
tento, quien más pierde seréis vosotros, que con haberos avisado tantas veces, y no lo haber queri­
do hacer, con esto me descargo para con Dios y con mi conciencia, que yo os prometo, hijos, que,
si-de aquí a-año y medio o dos años no veo cartas vuestras, oque venga mi hijo acá, de no osescri-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 217

bir hasta que otro os escriba de mi muerte. Y si quisiéredes escribir y responder a ésta, escribiréis a
Juan Berrueco, cuñado de mi marido, que es el que ésta os enviará, que con el Juan Berrueco, que
ha de escribir a mi marido, vendrá vuestra respuesta. Y confiando que lo haréis como yo os lo
mando, no más, de que Nuestro Señor os me deje ver con bien antes que de este siglo vaya, de las
minas del Sombrerete y villa de Llerena, en la Nueva España, y reino de Galicia, y de noviembre 6
de 1580 años. Vuestra madre, que más que a sí os ama,
Catalina Rodríguez
(A mis deseados hijos Pedro Rodríguez y Ana Rodríguez, su hermana, y Antonio Rodríguez,
su marido, en la villa de Peñafíel). (l.G. 2060)

239.
Rafael Rodríguez a su mujer Isabel de Espinosa, en Sevilla.
Llerena, Sombrerete, 5.V lll.1582
Señora mía:
Con Luis Castellanos, vecino de Triana, os escribí y envié plata, para que, con el favor de
Dios, vengáis en esta flota que ahora está allá, y por ser persona tan cierta y segura y haber salido
de esta villa para esos reinos de Castilla y llevar el designio de volver con la propia flota, le enco­
mendé este negocio de vuestra venida, y entiendo hará todo lo posible hasta poneros en esta mi
tierra, que será menester bien poco trabajo,' llevando como llevó el dinero, que es el principal
avío. Pues de vuestra parte, según me significáis por vuestras cartas, estáis de mi parecer, y por
entender en este particular no vivir engañado, no torno a encargar de nuevo no haya obstáculo al­
guno para dejar de venir, pues por otras os tengo dado a entender el descanso que os está guarda­
do, y la gran pérdida que vendría a mi persona y hacienda si lo contrario hiciéredes. Querer yo sig­
nificaros por escrito lo que sois deseada en esta tierra, no sólo de mí, sino por mi contento y sosie­
go de todos los vecinos de esta villa, es tanto grado que, si hubiera de ser este negocio de vuestra
venida alcanzado por ruegos, no hubiera vecino que no acudiera con los suyos, y esto debajo de la
buena voluntad que todos me tienen, como más largo os habrá contado el dicho Luis Castellanos,
y os contará, si quisiéredes saberlo por extenso. De mi salud os hago saber quedo bueno, loores a
Nuestro Señor, y con gran deseo de que se acabe ya este hallarnos por escrito, y que nos veamos
ambos en servicio de Dios, antes que mis dias se acaben.
Hacedme placer que, antes de vuestra partida, escribáis a mi señora madre, y os despidáis de
ella con el orden, amor y voluntad que yo me despedí de vos y de señora. A seftora beso las manos
mil veces, y haya ésta por suya, y le ruego se esfuerce lo mejor que pudiere para tomar el trabajo
de este viaje, y tenga firme esperanza que le será remunerado con mucho descanso, siendo enho­
rabuena ¡legada a esta su casa y vuestra.
A Catalinica abrazad por mí mil veces, y le ruego se acuerde de rogar a Dios por la salud de
su padre, y el buen viaje de todos, para que yo la vea en el estado que deseo, para servir a Dios.
No dejéis de traer algunos labrados, y sea azul y verde floja, pues se hace ya tiempo que los ha de
haber menester. Holgaría trajésedes una buena cama de red, con ricas almohadas y delantera, y
una docena de sábanas de ruán. Que con esto y lo que acá está no faltará todo, si Dios fuere servi­
do encaminarle, lo que de su mano espero, lo cual plega a Su Divina Majestad vea yo cumplido,
como deseo para su santo servicio. Y pues ya es mujer, mirad por ella como es razón. Que sabe
Dios si me atraviesa el corazón el no poder traerla yo debajo de mi mano, pero bien tengo entendi­
do que donde vos, señora, viniéredes, no haré yo falta. Todo lo encomiendo a Nuestro Señor, el
cual sea servido daros tanta salud y tan buen viaje como vos deseáis.
Al señor mi hermano Antón Clemente y a la señora mi liermana Leonor López y queridos so­
brinos beso muchas veces las manos. A |a señora mi hermana Luisa de Medina y a la señora María
de Medina lo propio. Y porque otro no se ofrece, Nuestro Señor os traiga con bien a mis ojos, que
es la cosa que para en esta vida más deseo. De esta villa de Llerena y minas del Sombrerete, y de
agosto 5 de 1582, más que a sí os ama vuestro marido
Rafael Rodríguez
(A mi mujer Isabel de Espinosa, en casa de mi señora Catalina Sánchez, junto a Santiago el
Viejo, en Sevilla). (I.G.2061)
218 ENRIQUE OTTE

SAN MARTIN

240.
Hernán Sánchez a su hermano Diego Ramos, en Aranzueque.
San Martín, 7,11.1569
Muy noble señor y hermano:
Los días pasados recibí dos cartas suyas, ambas casi a un tiempo, y ambas eran una duplica­
da; siempre lo haga así, porque, ya que se pierde la una, la otra vendrá. Holguéme mucho en'sa­
ber que tenga salud él y toda su casa y mis hermanos, Dios se la dé siempre, para que puedan su­
frir los trabajos de esa tierra, que pempre los hay. Yo estoy bueno, gloria a Dios, y con harto de­
seo de verlos, y siempre tengo mi intento en procurarlo y recogerme para poderlo hacer, sino que
ios negocios de esta tierra son tan ¡desbaratados que no es en mano de los hombres traer en efecto
su deseo. Mas confío en Dios, Nuestro Señor, con brevedad haré una de dos cosas, o irme para
esas partes o enviar con persona de recado dineros para dar orden en que se vengan v.tn. y su ca­
sa, y alguno de mis hermanos, a morir conmigQ en esta tierra, si estuvieren en ello. Porque tenga
entendido que, considerando las miserias de esa tierra, se me quita el ánimo de ir allá, y para este
efecto yo hago al presente una heredad bastante, para que nos dé de comer, y poder vivir descan­
sadamente, bien libres de los trabajos que por allá hay, dejando aparte los que Nuestro Señor nos
quisiere dar por nuestros pecados, que de éstos no hay que huir, sino recibirlos como de su bendi­
ta mano. Y espero en Dios será bastante para poder enviar a los que allá se quedaren quinientos
ducados cada año, para ayuda a pasar la vida en esa tierra tan corta y miserable, y los que acá vi­
nieren, sin arar ni cavar, holgarse el tiempo que les quedare de vida. Y sobre esto me escribirá lo
que determinare, porque para otra flota sería posible hacer lo que digo, de enviar persona que va­
ya y vuelva con ellos, y los acompañe en todo el viaje. No haga cosa ninguna, ni se mueva, hasta
que vea el recado mío. Adviértole que es viaje de muchos trabajos, por ser negocio de la mar, y
que hay peligro y riesgo en él, aunque, gloria a Dios, a muchos días que no ha habido desgracia en
las flotas, porque ya el viaje está muy cursado, y hay muy diestros pilotos. Mas con todo eso será
bien que lo mire, y me escriba de su determinación, y comuniquelo con mis hermanos, porque a lo
menos el uno de los más mozos querría se viniese con él, y a los demás que allá quedasen, con pro­
veerlos y darles para ayuda a pasar la vida, pasarán en algún contento. La razón que me mueve a
dar esta traza de que se vengan acá algunos de ellos es que, como he dicho, yo hago aquí una bue­
na heredad, que me rentará con el favor de Dios cuatro mil pesos cada año, que es cada peso ocho
reales, y conociendo yo esta tierra, que hace muy gran ventaja a esa en ser muy larga, y que en ella
no hay hambre ni necesidad, y que es muy más sana que no esa, háceseme de mal dejarla, y perder
una tan buena pasadía como acá tendremos en esto que digo, porque, ya que yo lo vendiese, aun­
que me den diez ni doce mil ducados por ello, no podríamos pasar, llevando allá el dinero tan
bien como acá. Es heredad adonde tengo comenzadas a poblar vacas y ovejas y yeguas, y de todo
puede haber en cantidad mucha, porque habrá un mes que eché quinientas vacas, y antes de dos
años serán más de mil, y así será lo demás, porque es tierra fértil. Y yo le prometo que, estando la
hacienda puesta en razón; me atrevo a decir que gastaré yo más carne en la semana que toda esa
villa de Aranzueque, porque, aunque ahora con comenzar se comen una vaca y dos o tres carne­
ros, y esto porque la tierra es fértil y lo sufre. También se pueden coger cada un año mil y qui­
nientas fanegas de trigo, que no hay fanega qué no se venda en veinte y cuatro reales, y éstas se co­
gerán con agua de riego, la cual estoy sacando al presente de un río, y me cuesta más de mil y qui­
nientos pesos, porque a seis meses que ando en ello. Fuera de esto tengo otras dos caballerías de
tierra en otra parte, también de riego, para el que se quisiere venir con él, que podrá coger por lo
menos mil fanegas de trigo, y para todo pienso hacer molino mío, porque tengo adonde en la he­
redad que ahora hago, adonde nos estaremos yo y su casa, que deseo acabar la vida con mi her­
mana. Fray Francisco está bueno, aunque anda en nueve años que no nos hemos visto, más de por
cartas, y esto es a menudo. Podría ser ahora que han hecho capítulo los frailes le mudasen por
aquí cerca, de que me holgaría porque nos viésemos. De Carrillo no sé más de que está en México,
y muy viejo, según me dicen, y no con muchos dineros, porque se ha desbaratado mucho, fiando
su hacienda de quien se la ha perdido. Yo no he entrado en México anda en nueve años, ni he sali­
do de esta tierra, adonde estoy siempre procurando de recoger algo, para poderos dar. Espero en
Dios me lo cumplirá. Y pues sabéis ya la vía para las cartas, no dejéis de escribirme vuestro pare­
cer, que acá tiene buen cuidado el señor Juan de Aranda de acudirme con las cartas. A mi herma­
na y a sus hijos y a todos mis hermanos mis encomiendas, y a todos los parientes y amigos que le
pareciere, y que hay obligación, y avíseme si han muerto o si son vivos mi tío Lorete Sánchez y
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 219

Miguel Sánchez, y de la tierra si hay alguna cosa que sea digna de saber. Quedo suplicando a
Nuestro Señor guarde su muy noble persona con el descanso qjie yo deseo de mi señora. De San
Martín, a siete días del.mes de febrero de 1569 años. Su verdadero hermano
Hernán Sánchez
(Al muy noble señor Diego Ramos, mi hermano, en la villa de Aranzueque, tres leguas de
Guadalajara). (I.G.2054)
220 ENRIQUE OTTE

II. AMERICA CENTRAL

GUATEMALA
Santiago

241.
Jerónimo de Legarde a su hermano Juan de Legarde, en Vitoria.
Guatemala, 15.X1.1567
Señor hermano:
Con razón me podré yo quejar de v.m. y de los señores mis sobrinos en no quererme escribir
jamás después que parti de esa tierra, aunque Ies tengo escritas muchas cartas después que vine
con ¡os que han ido a esas partes. No sé si habrán recibido mis cartas, que, como estoy tan metido
la tierra adentro y lejos de la mar, doylas a algunos amigos míos que me las encaminen.
En otras que a v.m. tengo escritas le enviaba a rogar siempre que me hiciese placer de enviar­
me a mi sobrino Jerónimo, que creo estará ya hombre, si es vivo, al cual he tenido siempre mucha
voluntad de dar parte de mi hacienda, pues, loado Dios, me ha dado y repartido conmigo de sus
bienes, plega a Su Divina Majestad sea para su servicio. V.m. vea lo que le parece, y si se determi­
nare de lo enviar, escríbame con él muy largo de todo lo de por allá, que será para mí mucho con­
tento saberlo, y, si no, procure de que venga Francisco, su hermano, y de una manera o de otra
venga el uno de ellos, o entrambos a dos, y no le aborrezca a v.m. darme este contento, pues ellos
ganarán, y siquiera teniéndolos acá, o alguno de ellos, tendré un poco de descanso, que ya la edad
me lo manda, y entenderá en la hacienda, y procurarla a como suya, porque, como digo, ya no
puedo, y anda en poder de negros, los cuales, como soy viejo, ya no me tienen miedo, y todos hur­
tan, y hállome tan solo acá que, aunque esté en la cama, no me hallo con pariente cabe mí, ni per­
sona que de mí se duela, que es darme harta pena, y si no quisiere enviarme ninguno, se podrá
quejar de mí en ningún tiempo que no le avisé muchas veces, si viere que otros gozan lo que yo ga­
né, pues Nuestro Señor ha sido servido de no darme hijos a quien lo deje, y la edad no me da lugar
a esperarlos.
De por acá no tengo más que le escribir sino que yo y mi mujer y casa quedamos buenos, y
ella con mucho deseo de ver cosa mía por acá; besa las manos a v.m. y a la señora mi hermana. A
mi señor Juan de Usaldi beso las manos y a la señora su mujer Catalina Sánchez y a todos los de­
más señores de ese pueblo y parientes, de los cuales me avisará muy particularmente, y quién son
vivos y los hijos que dejaron.
Por no estar cierto que venga dejo de enviar recado para su venida, pero v.m. lo envíe como
es razón, que en las primeras naos que vayan yo enviaré recado a v.m. de alguna ayuda para lo
que v.m. gastare con Jerónimo, y Nuestro Señor a v.m. guarde y dé mucha salud con todo con­
tento, como desea. De Guatemala, a la ventura, a 15 días del mes de noviembre de mil y quinien­
tos y sesenta y siete años. Besa las manos a v.m. su hermano
Jerónimo de Legarde
Porque creo habrá ya sabido cómo Nuestro Señor fue servido de llevar a Pablo Guerra ni di­
ré más, sino que dejó dos mil pesos para sus hijas.
(Al muy magnífico señor Juan de Legarde, en Vitoria, en la provincia de Alava).
(I.G. 2052)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 221

242.
Aparicio de España a su madre Elvira la preciada, en Huele.
Santiago, 2.111.1570
Señora madre:
No sé por do me empiece a decir y escribir lo que he sentido con ver dos cartas que de v.m. he
recibido después que pasé a estas partes, y cierto que yo me holgué muy mucho de saber de v.m. y
de mis hermanos cuanto puede ser, como cosa que tenia y siempre tengo muy deseada, y la segun­
da carta que recibí el año de sesenta y siete en el mes de diciembre diome tanta pena y dolor que me
traspasó el corazón, por muchas cosas que siento como hombre e hijo de v.m., y para cumplir a lo
que debo al amor maternal, y juro a v.m. como cristiano que, si estuviera como estaba ahora dos
años, que yo me fuera a la hora a consolar a v.m., mas Dios es grande, y todo lo puede. Hamelas-
timado mucho la muerte de mis dos hermanos, por muchas cosas, porque cierto eran muy grande
parte de mi tesoro, y me fueron muy buenos hermanos, y el uno hizo por mí en esa tierra como
bueno en mis necesidades y trabajos, y el otro fue parte por me socorrer, para que yo pasare a es­
tas partes. Vivía consolado con decir: «gózarélos algún día», vivía descuidado con que sus hijos
tenían padres y remedios, sus mujeres maridos y consuelo, con quien vivían honradas y contentas.
Vivía alegre con decir: «mi madre tiene con que pasar su vejez», y esto me causaba ensanchar mi
corazón, y no dárseme nada por las cosas. Véolo ahora todo por el suelo, y que no hay piedra so­
bre piedra, ni cosa en el concierto que la dejé yo des que salí de ese pueblo. Sea Dios alabado, que
El lo ha hecho, y está todo bien hecho. Helo sentido las muertes de mis hermanos como hombre, y
consoládome como cristiano. Dios los tenga en su gloria, que yo he tomado el mejor medio que
hay, que es encomendarlos a Dios, y he hecho el bien por sus ánimas que he podido, y siempre ha­
ré hasta la muerte; Dios lo perdone, y nosotros des que halláramos (?), no puedo dejar de llorar a
sus hijos y mujeres, ni menos estaré con contento hasta que haya hecho lo que yo deseo, para
mientras Dios provee otra cosa, y a mí me lleve a España, si ve que es para su gloria, que cierto en
este mundo ésta es la mayor felicidad que deseo.
Siento mucho lo traspasada que estará mi hermana Teresa Díaz, que estará bien casada, y sé
que quería mucho a su marido, y débole muy mucho, que ha sido más mi hermana que todos los
demás mis hermanos, y si yo no me muero tan presto, ella conocerá tenerle yo el amor que ella a
mí. Sólo quiero de ella que no se case, ni por pienso, ni menos case a su hija en estos cuatro años.
Duélome también mucho de Madalena de Santa María, que estaba bien casada con mi hermano, y
la amaba sobre manera, y véola con siete hijos, y no fea, deseo también no se case, sino que, si tie­
ne con qué se pase algunos días, que yo procuraré, si Dios quiere, ir a alegrar a v.m. y a mis her­
manas lo más presto que pueda.
Y lo que más me duele de todo es de v.m., que sé que está vieja y con trabajo, y que los traba­
jos de todos los lleva sola a la vejez, y que ahora se ve más lidiada, que tiene sus hijos criados, y
algunos desobedientes y malos. Siento tanto los trabajos de v.m. que yo le juro por el ánima de mi
padre que, si no fuera por este bellaco mundo, queme fuera con lo que tengo, poco o mucho, sólo
por dar a v.m. algún consuelo y alivio, que bien entiendo lo ha menester. Plega a Dios me la deje
ver, y muérame yo luego, y plega a Nuestro Señor la esfuerce para llevar tantos trabajos y penas.
Consuélese que Dios la quiere mucho, pues le da tantos trabajos, y lleve las cosas con la sagacidad
que siempre, pues Dios le dio claro juicio, y ruegue a Dios por mí, que yo le juro como cristiano
de no le escribir otra carta sin le enviar siquiera dos mil tostones o seiscientos ducados, y esto será
con brevedad, si Dios fuere servido, que más me deleitaré yo. de enviarlos que v.m. de recibirlos, y
todo lo que hiciere será poco para lo que debo, y para lo que a v.m. amo.
Vea la carta que escribo a nuestro señor Alonso de Almansa, que a ella me remito, y yo le
prometo como a madre y señora que no haya falta sino pena de su maldición, y si no he enviado
algo, es por lo que en aquella carta digo. Estoy muy penoso de que mi hermano Blas de España se
casase fuera del contento de v.m.; Dios se lo perdone. A lo menos dejaríalo (?) yo qué hombre es,
y consolaría esas pobres viudas, y así suplico a v.m. las tenga debajo de su mano y consejo, que,
aunque son sabias, son mujeres.
Por amor de Dios v.m. me avise a do enterraron a mis hermanos, y qué dejaron de hacienda,
y cómo están mis hermanas, y de qué manera viven, y tenga en mucho a mi hermano Alonso de
Almansa, que cierto tengo que se lo dio Dios para consuelo de tantos trabajos, que yo sé que es
bueno, y que hará como hijo de bueno, y él me escribe que quiere mucho a v.m. Por amor de Dios
tengan todos toda conformidad, hermandad y amistad; que bien sé que v.m. no quiere otra cosa,
y si hay esto, ahí mora Dios.
De mis hermanas me escriba v.m. muy particular, y qué hijos tienen, y de ese nuestro fraile,
que ya estoy enojado con él, pues no hace lo que debe, consolando y regalando a v.m. De García
222 ENRIQUE 0TTE

de España deseo saber, y cómo le va, y de su mujer* y qué hijos tienen, Cristóbal de la Torre no
me quiere escribir; también deseo saber de él y de Ana de España. Deseo saber con quién casó
Blas de España, y cómo le va, y si tiene hijos, aunque me holgara verlo por acá. De Cristóbal de
España deseo saber* y qué piensa hacer* aunque quisiera me viniera a buscar, que no le fuera mal,
que a fe que, sí viene, que podría ser ponerlo breve a do estuviese, y fuese mejor que yo. A todos
les beso las manos, y me acuerdo mil veces a! día de ellos, y los encomiendo a Dios, que tos tenga
de su mano, y a todos escribo esta caria y las demás, y ruego a Dios Jos vea yo con el bien y des­
canso que deseo, y después en la gloria.
A todos mis deudos, tíos y tías, vecinos y amigos beso muchas veces las manos, y deseo saber
muy largo de todos. De mi tía Juana de España y de sus hijas deseo saber, de mi tío Angel de Es­
paña y de su mujer e hijos deseo saber, y de mi tía ía de Lucas Rojo y de todos los preciados» y en
fin a todos les beso muchas veces las manos, y me pesa por no poder tener su quietud.
- A la señora Angela de Parada* y a ios señores sus hijos y a ía señora beata y sobrinas y ai se­
ñor Julián González y a la señora eíhijos, y al señor Juan Vaquero y a la señora y sus hijos, y al se­
ñor Miguel Ruiz y a la señora e hijos, y a la señora Belírana con Ía señora beata su hermana, y ai
señor Peñalosa y a la señora, y a todos los demás mis señores, vecinos y amigos beso muchas veces
las manos, y los encomiendo a Dios muchas veces, y de todos me acuerdo.
A mi padre Valdelomar y al padre Pedro de Guadarrama y al padre Pedro de Parada y Diego
de Nava y a] padre Sancho de Vaíldecañas con Pedro de Montoya y todos ios demás clérigos beso
muchas veces ías manos, y que no Ies consejo Indias (?).
A mi tía la Vaquera y a la señora de Nava y a Alonso García y Diego de Nava con los demás
sus hermanos beso muchas veces las manos. Al señor Guadarrama y a la señora con todos sus hi­
jos beso muchas veces las manos; que les debo muy mucho, y en todo me remito a la carta de mi
hermano Alonso de Almansa, que doy larga relación.
Concluyendo suplico a v.m. me encomiende a Dios y tenga cuenta con visitar muchas veces la
sepultura de mi padre, qué me parece que, si ía viese Ja sepultura, y en ella me enterrase, que me
había de ir a la gloria. Ese muchacho y muchacha suplico a v.m. sean doctrinados, y no aprenda
el muchacho oficio, que quiero que estudie, como yo diré, Dios queriendo, con brevedad. Sean
castigados, suplico a v.m., y la muchacha allá la señora Teresa Díaz la amaestre labrar y coser,
que yo no soy muerto, y sobre todo sepan ía doctrina. Escribo a nuestro hermano Alonso de Al­
mansa y a v.m. y a mis dos hermanas* y todos los tengo escritos en mi corazón. En las cartas de
mis hermanos verá v.m. más largo mi suceso, En ésta no quiero ser más prolijo, sino suplicar a
Nuestro Señor me la deje ver en este mundo, y después en ta gloria. De Santiago de Guatemala,
dos de marzo de 1570 años, menor y obediente hijo de v.m., que humildemente sus manos besa
Aparicio de Espa.ña
(A mi señora madre Elvira la preciada, mujer que fue de mi señor padre Cristóbal de España,
en 1¿ciudad de Huete, obispado de Cuenca). (LG. 2052)
243.
Pedro de Salcedo a su hermano Juan Martínez, en Alcalá de Henares,
Santiago, 22.111.1580
Señor hermano:
Esta es para hacer saber a v.m. cómo yo llegué a esta ciudad muy bueno, bendito sea Dios,
aunque pobre. Que ya sabe v.m. que yo no salí de mi casa sino es para llegar a Sevilla, y Dios fue
servido de ordenar otra cosa, en que yo pasase a estas partes, doyle muchas gracias por ello, que a
tan buena tierra me trajo, y me cumplía el deseo que yo tenía de pasar acá. Topé con sus parientes
de mi mujer, y me hicieron mucho regalo de que dije que estaba casado con ella. Y, preguntándo­
me qué oficio tenia, dije que era zapatero, y dijéronme si quería usar eí oficio, o que viese en qué
me quería entretener, que ellos me darían lo que hubiese de menester. Yo dije que quería poner
tienda, y luego me dieron cien ducados, y puse tienda, la cual tengo ahora ai presente, y tengo tres
oficiales y un aprendiz, que es de allá de Madrid, y sabe hacer. Téngole por tres años. Igualado
cada oficial de los que tengo gana cada día cuatro reales y de comer. Gánase muy largo de comer
en el oficio, pluguiera a Dios que v.m. con la señora su mujer estuviera acá, que no pasarán mu­
chos años sin volver a España rico. Ahora envío por mi mujer, para que venga acá, porque sin ella
estoy el más triste hombre del mundo, aunque sus parientes me hacen mucho regalo, todo me pa*
rece nada en no tener mi mujer conmigo. Es tanto la tristeza que tengo que me hallo tan solo co­
mo si estuviese cautivo en tierra de moros, aunque con la compañía de Juan Franco y de su mujer
es parte para aliviar mi pena, que ha sido tan grande* y es que caí de una enfermedad, que llegué a
dada la extremaunción, y, viéndome tan malo, sus parientes de mi mujer dieron esta orden de en­
viar por ella. Por amor de Dios, que v.m. me haga merced de dar orden de que mi mujer venga, y
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 223

la niña, y que no tenga miedo de la mar, porque le hago saber que es la mejor mar que hay en el
inundo, porque pasado de ia Gran Canaria llaman el golfo de las Damas, por ser la mar tan bue­
na, que no es más navegar por elia que por el rio de Sevilla. Ahora no hay paso malo en toda esta
navegación, porque manda el rey que salga la flota de la barra de Sanlúcar en el mes de mayo. Ahí
le envía a rogar Caravantes, y su tía de mi mujer se le ruega también, que venga con ella, aunque
no sea más de hasta Sevilla. Yo de mi parte le aconsejo que venga acá, que no perderá nada en el
viaje, y si no lo quisiere hacer v.m., como mi hermano y mi sangre, ponga la orden que es menes­
ter, como yo lo hiciera por v.m. Ha de venir a Sevilla, y preguntar en cal de Francos por Juan de
Madrid, mercader, que allí le han de dar todo lo que hubiere menester» y salir por el flete del na­
vio. y, porque estoy confiado que me hará v.m. merced de encaminar esto que tengo dicho, ceso
y no rogar a Dios por la vida y honra de v.m. y toda su casa, y por amor de Dios me perdone los
enojos que le he dado, que no traje otra pena por la mar, y ahora la tengo, en haberme venido sin
hablarle. A la señora mi hermana, mujer de v.m., dará mis besamanos, y ai señor Damián de Ver-
gara y a la señora su mujer se las dará v.m. de mi parte. La fertilidad de la tierra no le escribo,
porque en la carta que envío a mi mujer lo oirá v.m. Al señor Bautista Garcés y ¿1 señor Parra y al
señor Martín de Corpa y a todos los demás amigos míos y de v.m. dará mis besamanos» y a Sali­
nas en Madrid se las dará v.m. de mi parte. En la ciudad de Santiago de Guatemala, a veinte y dos
días del mes de marzo año de 1580, su hermano
Pedro de Salcedo, que
todo su bien desea
(Á mi señor hermano Juan Martínez, en Alcalá de Henares). (I.G. 2060)

244.
Juan Teüo a su mujer Inés de Llanosf en Jerez de la Frontera.
Guatemala, 10.X.I581
Señora y hermana mía:
Ya por otra os he avisado cómo me va y cuán trocada esta tierra de como solía, en especial
para los que no estén conocidos y acreditados y que conocen con quien les conviene tratar» que no
se les alcen con su hacienda, como conmigo lo han hecho, y os he avidado (?), ahora, sea Dios
bendito, me va razonablemente, aunque no he acabado de cobrar lo que se me debe. El señor don
Juan de ViHacreces envía por la señora doña Teresa de la Cueva, su mujer, porque no acuerda de
irse tan presto a esa tierra, y a mí me conviene mucho, y a vos también, que, para que tengamos
algún descanso, vengáis con la señora doña Teresa sin poner en ello excusa. Pues una señora tan
regalada como esa se ha de poner a hacer este viaje, y en su compañía podéis venir tan regalada
como ella, y es cosa que nos conviene tanto. Ahí os envío poder muy cumplido para cobrar y
vender o a dar a tributo esas casas y viñas, y para que me obliguéis en Sevilla a quinientos tostones
para costa de vuestra venida, demás de lo que se vendiere» y el poder va con condición que, si la
señora doña Teresa no quisiere venir, para que vos vengáis con ella, no valga, y si ella no viene, ha
de enviar licencia al señor don Juan, para que pueda estar por acá otros cuatro años. Por vuestra
vida, que en todo caso me enviéis a mí otra, por otros cuatro años, porque a los que saben que son
casados Ies hacen tantas molestias, porque se vayan, que los destruyen, y si a mí por ahora, no vi­
niendo vos, me apremiasen a que me fuese, será destruirme, porque tengo repartida y fiada casi
toda mi hacienda, y voy ahora comenzando a aprovecharme, y, yéndome, será vivir toda nuestra
vida pobres, y en estos cuatro años, mediante Dios, pienso ganar con qué poder ir, y vivir descan­
sado. Y esta licencia ha de venir como la del señor don Juan, que su merced envía el orden que se
ha de tener en ello, el cual podréis ver allá.
No os envío por ahora ninguna cosa, porque no quiero menoscabar el caudalejo, con que
tengo dé ganar de comer, y allá tenéis con que razonablemente con qué poder pasar. No hay cosa
de nuevo de que avisaros, más de que tengo salud, aunque estoy muy triste con vuestra ausencia, y
me parece que, si en esta tierra estuviese, no habría más descansado y alegre hombre que yo. Tór­
neos a encargar encarecidamente no dejéis de venir, pues hay tan buen acomodo, y, si no, enviar­
me esta licencia, que importa todo nuestro descanso, que no sabe lo que en este tiempo he de sen­
tir el no veros, mas con la esperanza de que al fin ha de ser para más bien lo pasaré. No tengo que
encargaros a Tellita y vuestro gobierno, porque estoy tan satisfecho de vuestra discreción y bon­
dad que no hay necesidad de mis avisos. Dios os guarde muchos años y me deje verost como de­
seo. A mi señora vuestra madre beso las manos, y le suplico no tenga a pesadumbre vuestra veni­
da ni mi dilación, pues es para más bien.
224 ENRIQUE OTTE

Dios os lo dé, como yo deseo. De Guatemala, a 10 de octubre de 1581. Besa vuestras manos
vuestro hermano que os ama más que a si
Juan Tello
(Para mi querida mujer Inés de Llanos, junto a San Marcos, en Jerez de la Frontera).
(I.G. 2060)

245.
Luis Aceituno a su padre Bartolomé Aceituno, en Talavera de la Reina.
Santiago, 4.1.1582
Ilustre seflor:
Por muchas vías he escrito, no sé si ha aportado alguna, y dándole cuenta a v.m. de mi vida,
estoy por casar, y tengo una mina, loado sea Nuestro Señor, que será para dar muy buena vejez a
v.m. con el ayuda de Nuestro Señor. Traigo gente harta en ella, ando muy molido y hecho peda­
zos. Suplico a v.m. por amor de Dios, si v.m. quiere que le vea con mis ojos, que v.m. me envíe un
hermano mío, para que yo le deje en ella, y para que me recoja el empleo y trato que tengo em­
pleado, serán como cuatro o cinco mil ducados. Tengo esperanza en Nuestro Señor que, hacién­
dome v.m. esta merced, aunque sea casado y traiga su mujer consigo, seré con v.m. antes de dos
años. Yo quedo bueno, con el mucho deseo de ver a v.m. y a mi señora madre, y quedo muy con­
tento en pensar que me ha de cumplir esta merced El Señor.
A Martin Aceituno y a mi señora doña Elvira de Rojas beso a su merced las manos, a todos
mis señores hermanos y hermanas beso las manos muchas veces. Nuestro Señor guarde la ilustre
persona de v.m. en vida de mi señora madre. Fecha de Santiago de Guatemala, y de enero a 4 de
mil y quinientos y ochenta y dos años. Ilustre señor, besa las manos de v.m, su obediente hijo
Luis Aceituno
(AI ilustre señor Bartolomé Aceituno, mi señor y padre, en Talavera de la Reina, junto a San
Francisco, en la calle de la zapatería). (I G. 2062)

246.
Felipe Gutiérrez a su mujer Catalina dei Castillo, en Alcalá de Henares.
Guatemala, 5.IV.1582
Hermana mía:
Yo os tengo escrito por muchas vías, y así no seré en ésta largo, porque en resolución trataré
lo que en las otras os escribo. Yo os envío dineros para que os vengáis conmigo, que os aguardo
con entrañas de amor y con corazón sacrificado, para que sirvamos a Dios lo que nos queda de vi­
da, atento a que hemos de dar cuenta a Dios, y quien yerra y se enmienda a Dios se encomienda.
De los hombres es errar, y del diablo perseverar. Digo esto acerca del descuido mío, y sabe Dios
que me duele en el ánima haber carecido tanto tiempo de vuestra compañia, mas ya que ello ha si­
do así, yo haré la enmienda de tal suerte que quedéis satisfecha, y es cierto que, atento a las mu­
chas calamidades que en España se pasan de hambres y pestilencias, me ha dado suma pena, y me
duele el ánima por lo que toca a vuestra parte, hermana mía, y porque entendáis ser así como lo
digo, me dispuse enviaros recado, para que os viniésedes conmigo, y sirvamos a Dios con conten­
to. Yo me obligué y quedo obligado acá a un capitán y señor de un navio, que se llama Bernardino
de Nori, natural de Sevilla, el cual os dará recado en Sevilla, y para hasta poneros en Sevilla, tam­
bién os dará lo que hayáis menester para el camino, y puesta en Sevilla, allí os vestiréis y adereza­
réis para por la mar, que acá os tendré yo vestidos mejores de lo que pensáis. En lo que toca a la
mar, él os dará una cámara para vos y lo que hayáis menester de comida para el viaje, sin que en
ello tengáis cuenta, Y para que más a gusto vengáis, un amigo mío llamado Salcedo envía por su
mujer, que también es de Alcalá, y se llama Isabel de Castellanos, es hermana de Juan Núftez, que
vive en la calle Mayor, enfrente del hospital de Altozana. Por vuestra vida, hermana mía, que la
habléis y os vengáis juntas, y no hagáis otra cosa, y mira cuán bueno es tener vuestra casa y vues­
tro regalo, comiendo y vistiendo lo que os diere más gusto, y regalada y querida de mí, como lo
veréis por la obra. Y si esta carta llegare a vuestras manos antes que otras que escribo con Bernar­
dino de Nori, el capitán, no dejéis, mi alma, de escribirle con el arriero, pues va cada mes, y dadle
razpn de vuestra persona, que él acudirá luego. Y porque confio en que no dejaréis de venir, no
diré más, de que el no venir me daréis por respuesta, o por mejor decir tendré por respuesta que
no nos veremos más, hasta que Dios nos juzgue. Al señor Alonso de Calavera beso las manos y a
i

CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 225

la señora Juana Mexia. De Guatemala, y de abril 5 de 1582 años, vuestro marido que como a la vi­
da os quiere y desea ver
Felipe Gutiérrez
(A mi muy deseada y querida mujer Catalina del Castillo, hija de Alonso de Talavéra, car­
pintero en Alcalá de Henares). (I.G. 2060)

247.
Francisco de Mesa a su madre Isabel Chaves, en Baena.
Guatemala, 5.IV.1585
Señora mía: '
En la flota recibí una dev.m., ala cual respondí. Aunque dije en ella enviaba cien pesos de ti-
puzque, no fueron, porque mis pecados son grandes, y no fue posible, por hallarme al tiempo del
despacho fuera de mi casa, y en la flota no he visto carta de v.m., ni de nadie de esa tierra, que
cierto me ha dado pena. Sólo he sabido que los cien pesos que envié en la flota de ahora dos años
se estaban en Sevilla en poder de Alonso Ramos, que es un hombre rico, que fue de Nueva Espa­
ña, y escribió a Diego de Cepeda, vecino de México, que no habían venido por ellos, aunque ha­
bía hecho diligencia. Ni tampoco sé si se cobró lo de la tinta, que tenía Luis Gutiérrez, maestre,
para que envié poder por dos vías, y así me hallo algo desconsolado de las cosas de allá. Tengo sa­
lud, y todos los de esta casa la tenemos, y sus nietos de v.m. están buenos, y si hubiera recibido
carta en esta flota, fuera allá el uno de ellos.- Yo quedo en esta ciudad de Guatemala, adonde estoy
de asiento con mi casa, que es treinta leguas de la villa adonde vivía, y heme venido por ser tierra
templada, y de mejor gente y mantenimientos, y aquí me podrá v.m. escribir. En estas naos envío
trescientos y cuarenta cueros de vaca y novillos, consignados en esa ciudad de Sevilla a Juan Bau­
tista Calderón, que es un vecino de Sevilla y vive en cal de Francos, y es mi conocido y donde (?)
Juan de Herrera, vecino de Sevilla, o Juan de Morales, los cuales envío para que los venda, y del
procedido, que podría ser obra de quinientos ducados, algo más o menos, haga lo siguiente: que
queriendo venir mi hermana Isabel de Mesa, o habiendo comodidad para que venga, u otra de las
doncellas, se gaste todo lo necesario para su aviamiento, que yo aviso al dicho Juan Bautista Cal­
derón se haga así, aunque todo ello sea necesario, pero paréceme a mí que, habiendo de venir,
será necesario si ahí hubiese una buena mujer conocida que viniese con ella, pagándole lo que fue­
re justo, y también algún pariente nuestro que sepa escribir, que con esto vendrá bien, y con venir
en compañía de alguna señora de las que cada año pasan acá. Y en Sevilla se podrá vestir de vesti­
do de doncella honesta: para de camino dos pares de vestidos, uno de color y otro de terciopelo
negro llano, una saya de terciopelo, y turca y jubón de raso todo llano, sin guarnición, y el vestido
que digo de camino colorado de saya entrapada con un pasamanillo de oro, que acá se podrá ha­
cer lo que ínás fuere necesario, y si, comprado el matalotaje y gastado todo lo necesario, sobraren
dineros, porque acá se han de pagar los fletes, podrá comprar una negrilla que le venga trayendo y
le sirva acá, y también querría que, pudiendo ser, le dejase a v.m. algo para gastar, pero si no hu­
biere mucha necesidad, mejor es que se avíe a su gusto, que en la flota pasada tengo de enviar a
emplear a Sevilla una buena cantidad, y siempre lo tengo de hacer, y enviaré a v.m. lo que ahora
dejaré de recibir. También aviso al señor Juan Bautista de Calderón que, no queriendo venir nin­
guna de mis hermanas, que del dicho dinero dé a v.m. y » mi hermana Catalina de Mesa a cada
una cien ducados, y lo demás me lo envíe empleado, y haciéndose así, en la flota del año que viene
enviaré lo que pudiere a mi hermana Beatriz de Mesa, quej aunque me he tardado, Dios mediante
yo llegaré, y también regalaré a las demás mis hermanas, como lo debo, y crea v.m. que ni puedo
ni he podido, mas ahora he hecho más de lo que he podido para acudir a esto.
No escribo a nadie, y así todos tengan esta carta por propia. Y al señor licenciado Luis de
Calderón y a mi hermana Catalina de Mesa beso las manos, y lo mismo hago a su hijo de v.m. y
todas mis hermanas, y hasta ver si viene mi hermana, no enviaré a su nieto de v.m., porque si no
viene no irá allá.
V.m. avise a mi hermana, si acá viniere, que en Sevilla compre veinte y treinta ducados de co­
sas curiosas de mujeres, unos guantes adobados de mujeres, para darle a Isabel López cuando acá
venga. Y Nuestro Señor me guarde a v.m. y le vea yo antes que muera. De esta ciudad de Guate­
mala, a 5 de abril 1585 años. Su obediente hijo de v.m., que sus manos besa,
Francisco de Mesa.
(A mi señora Isabel Chaves, mi señora y madre, en Baena).
226 ENRIQUE OTTE

248.
Francisco de Mesa a su sobrina Francisco de Mesa, en Baena.
La Trinidad, 25.1V. 1585
Ilustre señora:
La de v.m, recibí en fecha a diez y seis de marzo de ochenta y cuatro, y cierto que, cuando me
la dieron, que entendí que estaba v.m, y su hermana en el puerto de Caballos, que me había ale­
grado tanto que no se io podré significar, y también me holgué, ya que esto no fue, saber que te­
nían salud, y pesóme mucho de que v.m. no se viniese y quiera estar en esa tierra, no debiéndolo
hacer, porque desde el día que Dios fue servido llevarse a mi hermana, no había de estar más en
ella, pues no tiene lo que a su calidad requiere, ni parientes que puedan acudir a remediarlas en
nada, y así, pues les enviaba con qué poder venir, no había de hacer otra cosa, porque, si viniera y
hubiera hecho lo que tanto deseo, y ¡estuviera casada muy bien con un mercader, amigo, mío muy
honrado, y así tengo concertado con él que aguarde a la vuelta de los navios, porque yo envío a
v.m. a rogarla que por mi contento tbme este trabajo, y para ello envío que den a v.m. quinientos
ducados, y más todo lo que fuere menester, porque venga bien aderezada de vestidos-y otras co­
sas, y para ello se ha de acudir a Juan Bautista Calderón, en cal de Francos, que él lo dará luego,
porque ya tiene orden mía, y déle de todo v.m. carta de pago, y avísele de las personas que ven­
drán, porque, cuando lleguen a Sevilla, Ies tenga hecho matalotaje, y buscado la nao mejor que
viniere, porque yo se lo escribo que a mi cuenta flete y todo lo demás lo haga, y v.m. se traiga su
negrita, ya que no le quedó otra hacienda, que para el camino de mar y tierra la ha mucho menes­
ter. Y si quisiere venir su hermana Mariana, v.m. la traiga, que tan bien recibida será como v.m,
Y si algunas criadas trajeren, que serán menester dos, las hagan que se obliguen que servirán dos o
tres años, llegados a esta tierra, porque de otra suerte no cumplirán cosa, y para todo se envíe al
Consejo de Indias por licencias, y llegados a la ciudad de Trujillo, escriba v.m. de su llegada con
el que viniere a traer el pliego del rey a esta Audiencia, porque les tenga en el golfo todo recua de
bestias y refrescos que será necesario. Y porque entiendo que en ello no habrá falta, no digo más,
de que quedo bueno, suplicando a Nuestro Señor los traiga con bien y dé tan buen viaje como yo
deseo. Y de la villa de La Trinidad, a veinte y cinco de abril de ochenta y cinco. Ilustré señora, be­
so las manos a v.m. su tío que todo su bien desea,
Francisco de Mesa
(A la ilustre señora Francisca de Mesa, en Baena).

249.
Francisco de Mesa a su madre babel Rodríguez, en Baena.
Guatemala, 5.X.1585
Seflora mía:
Después de despachadas las naos de la flota pasada recibí una carta de v.m., que vino por la
Nueva España, por cierto cosa bien excusada que las cartas rodeen trescientas leguas, pudiendo
venir por aquí, y con todo vinieron con tal orden que un amigo mío las halló en poder de persona
que yo me espanté cómo no las había echado en un arroyo. Y aunque hice mucha diligencia para
enviar respuesta, me quedé con las cartas escritas, y las tengo hoy, porque no pudieron llegar a
tiempo al puerto, aunque ya tenia escrito en las naos y avisaba no haber visto carta de v.m., y en­
viaba, como envié, trescientos y veinte y dos cueros vacunos, uno más o menos, que fueron bue­
nos, los cuales consigné a Juan Bautista Calderón, mercader de Sevilla, que vive en cal de Fran­
cos, para que les diese el valor de ellos para el despacho de mi hermana Isabel de Mesa, o la que de
ellas hubiese de venir, como más largo avisé de ello. Y también con la misma carta fue otra de un
oidor de esta Audiencia para el mismo Bautista Calderón, para que en lo que pudiese, le aviase, Y
ahora me parece que v.m. ensanche un poco el pecho, pues lo que se hace es para descanso de esas
señoras, y es que v.m. deje venir a dos de mis hermanas juntas, las que a v.m. le parezca tienen
más cordura y discreción para pasar caminos y mostrar quién son en tierra extraña, y a mi paréce-
me que fuese una de las beatas, y otra de las que no lo son, y si ambas beatas, en fin, como a v.m.
le parezca, porque a lo menos ellas tendrán acá vida regalada y descansada, y aún digo que a to­
das cuatro las recibiré de muy buena gana. Y pues los fletes se han de pagar acá, paréceme a mí
que no es poco lo que está allá para aviamiento. Y demás de los dichos cueros yo envió en esta
nao, que es la de aviso, por mano de Diego de Ojeda, vecino de México, y dirigido al dicho Juan
Bautista Calderón y a Alonso Ramos cien pesos de a ocho reales. V.m. se anime a todo lo que en
esto pudiere hacer, y acabar con su condición, porque mediante Dios, yo aseguro un honrado pa­
saje, de manera qué no Ies pese de haber venido, y que tienen acá una cuñada que holgará mucho
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 227

de verlas contentas, y veniendo dos o más juntas, parece que se tendrán compañía, y sentirán me­
nos el camino, y podrán en Sevilla comprar una negra que les venga sirviendo, y no curar de mu­
chos hábitos, más de lo que honradamente fuere menester. Solamente les aconseje v.tn. que trai­
gan diez o quince oncados (?) de dijes a Isabel, su nieta de v.m., que es como un oro. También es­
cribo a Juan de Morales, a cuya mano va ésta, y porque aguardó en las naos de este aflo a esas se­
ñoras en puerto de Caballos, no quiero ser largo, más de su hija de v.m. y sus nietos tienen salud,
y en esta ciudad más contento que adonde vivíamos, adonde tenemos una casa muy buena, que
vale tres mil ducados, y unos molinos, con casa de morada en ellos, que valen otros cuatro. Tierra
muy templada y de muchos bastimentos y frutas de la de esa tierra, y adonde hay monasterios de
todas órdenes, y tenemos por obispo al hijo del señor don Iñigo de Córdoba, y una Audiencia
Real, y adonde yo soy fiador, que se holgarán de haber validó las que vinieren, y ellas y yo ten­
dremos cuidado de regalar a v.m. y servirle, y pues, ya que yo no puedo ir por allá, v.m. tenga por
bien que yo goce de algo de mi sangre. Nuestro Señor me guarde a v.m. muchos años y le dé bue­
na vejez. De esta ciudad de Guatemala, a 5 de octubre de 1585 años, obediente hijo de v.m., que
sus manos besa
Francisco de Mesa
(A mi seflora Isabel Rodríguez, mujer que fue de mi señor Juan de Mesa, en Baena).
(I.O. 2063)

250.
Pedro Elsar (?) a su mujer María de Alcocer, en Fuentelaencina.
(Guatemala ?), 15.IV.1600
Jesucristo por su bondad lo guíe todo de su bendita mano y la virgen Santa María sea nuestra
intcrcesora de rogar a su Hijo Bendito que El os traiga con bien delante de mis ojos, siendo su
santísima voluntad servido, para que los trabajos que yo veo que habréis pasado pasásedes algún
descanso en mi compañía, que yo espero en mi Dios y en su bendita madre que lo habernos de te­
ner con mucho contento, trayéndoos Dios con bien. Pues por esta carta sola que yo he visto des­
pués que estoy en esta tierra vuestra, por la cual veo la buena gana y voluntad que tenas de venir a
verme, y ahora, para que con esa buena voluntad y deseos los cumpla, que no sea falso, como me
significáis, porque me decís que con mis cartas que os leyó Juana Riqueri, con los recaudos de
Melchor Rodríguez, os habíades movido para veniros, y que no fue así. A mí me traspasó más el
corazón, porque no fuese así, pues no fue en mi mano ni en ¡a de Melchor Rodríguez, sino fue lo
que Dios quiso, no fuese el navio que llevaba el dinero por entonces. Mas ya me escribió Melchor
Rodríguez que se había partido de La Habana los primeros días de enero de este año de 600, que a
buena cuenta habían de llegar a España mediando marzo, y si asi es que yo espero en Dios que sí
será, y habréis cobrado los mil y seiscientos reales que van por la orden de Melchor Rodríguez,
cuando no los habías cobrado, porque no desmayéis ahí os enviamos yo y Pablo Gil nueve arro­
bas de aJlil, que suele valer veinte reales la libra, y también os enviamos un poder, para que nos
podáis obligar por otros dos mil y cuatrocientos reales, si fueren menester, para que vengáis vos y
mis hijos y Juan de Retuerta y su mujer e hijos y la de Pablo Gil y un sobrino mío que es hijo de su
hermana y a Pabla Llavenides (?), de Juan de Retuerta, pues me decís que también lo ha hecho
con vos. Yo le suplico que no se canse hasta venirme a ver de acudir a todo lo que habías menes­
ter, que yo le doy mi fe y palabra que, trayéndolos Dios con bien, que todo lo que yo tuviere esta­
rá a su servicio. Y esta tinta y el poder va consignado a Pedro de Mendoza, que es el hacedor de
toda esta tierra, y a Juan Riqueri, y a Juan del Valle, que es un amigo mío, vecino de esta ciudad,
y que va a Sevilla con mucha hacienda y él me prometió de hacer todo lo que se os ofreciere, que si
Juan Enríquez está allá, él dará razón de todo, yo por otra, así lo declaro, más lo cual veréis que
con la tinta, y os darán todas las cartas, si no os las han dado antes, y por otras tres partes os escri­
bo, que yo entiendo con el favor de Dios que todas han de ir a vuestro poder, y por todas veces to­
do lo que en ellas va, y de todo adviertan de suerte que es para negociar, Y entre ellas va una carta
que no es de mi letra, y es de mi madre y vuestra, que en las obras que ella me ha hecho y hace, y a
vos os espera hacer, trayéndoos Dios con bien, son de más que de treinta madres, y todo muy no­
ble y honradamente, y os juro a esta cruz que por su intercesión tengo esta hacienda, que vale
ahora más que cuando Juan Enríquez se fue al tres doble, y de todo esto es buen testigo Pablo Gil,
y por su carta veis la amistad que os tiene por amor de ella, traed lo que os pide por su carta.
Estas son las postreras cartas que escribimos, que son fechas a quince de abril de este año de
mil y 600 aflos, ya digo que por todas aviso y despierto (?) todo lo que han de hacer, y en lo de las
licencias Juan Enríquez lo negociará bien, y con tanto Dios os traiga con bien. Y si podéis com­
228 e n r iq u b o r n :

prar un sillón de mujer, compradlo, que costará cuatro ducados, y acá vale veinte {?), y no podéis
andar sin él. Y la venida sea al puerto de Caballos, hasta quince jornadas de Guatemala; por Mé­
xico hay tres meses de camino, que hay trescientas leguas desde La Puebla basta Guatemala, y de
vuestra hacienda y molinos, que son cuatro pied (?). Así aviso en otras que me traigáis la medida
de un cubo, y de un saetín, y de un rodezno. Y también sepan lo que muelen los molinos, que ahí
entren a mirar y pregunten todo cómo es, y si van a Madrid, mire los molinos de Loranca (?) y to­
dos, aunque se detengan algún día, porque traigan alguna buena razón acá, para que sea de pro­
vecho. Ya digo que todo lo miren esos muchachos, porque acá todo es menester, que sí yo supiera
a lo que había de venir, que a comprar este molino, yo viniera más despierto en lo que tocaba a los
molinos, aunque estuviera con Juan Romero un año para aprender. Dios, Nuestro Señor, os trai­
ga con bien, y a mí me deje veros. Fecha hoy sábado, á quince de abril de este año de 600. Y a
Juan de Retuerta le encargo todo esto, que para todos será provecho.
Pedro Elsar (?), vuestro marido,
que mucho os desea ver.
(A María de Alcocer, en Fuentelaencina, dos leguas de Pastrana, al porte un real).
(I.G. 2070)

! 251.
Juan López Bravo a su hermano Baltasar Díaz, en Córdoba.
Guatemala, 2.HI.1601
Con más voluntad de veros que de escribir os aviso de cómo estoy yo y vuestra hermana Gi
nesa de Ortega, juntamente con nuestro hermano, el cual tiene tanto deseo como yo deciros de la
manera que lo pasamos en esta provincia, es que, si fuera posible, me holgara de que todos cuan­
tos somos estuviéramos juntos en esta tierra, poique, gloria sea dada con alabanza a Nuestro Se­
ñor para siempre, que me ha dado y da tantos bienes que, realmente conozco y entiendo que, a
conforme es vuestra necesidad, me sobran a mí los bienes, porque mis tratos son de considera­
ción, que tengo ganado cantidad de dineros y hacienda, y sólo tengo de pesadumbre que, pues
Nuestro Señor no me ha dado hijos para quien sean, y estoy con harto disgusto, viendo, como di­
go, no tenerlos. Así digo por ésta que, si tenéis ánimo de veniros vos y vuestra mujer con vuestros
hijos, os venid, que, si no tuviéredes más caudal que para embarcaros, no importa, que, siendo
Nuestro Señor servido de que aportéis a esta ciudad con vuestra persona y los demás, no se me da­
rá nada de que no traigáis, como creo que no traeréis respecto de las muchas necesidades en que
yo os dejé cuando salí de España, que casi con la misma entré en esta ciudad. Empero como es tie­
rra tan grande, Dios me ha hecho mucha merced, porque el señor presidente de esta provincia me
ha ocupado y me ocupa en negocios de mucha consideración y ganancia, y luego a mis tratos,
que, a fe que lo que sobran a mis esclavos me holgará comeréis vos y mis sobrinos y ese mozo que
dejé en vuestra casa, que, por ser el más chico, de haberlo traído, mas como era tan chico, como
en efecto era al tiempo que me partí de España, no me atreví a traerlo. Y así os vuelvo a decir que,
si queréis venir a gozar vos y vuestros hijos la hacienda que tengo, os pongáis en camino, que mu­
chas veces he estado determinado de enviaros algunos dineros, o mercadería que los valiesen. Mas
vuelvo luego a considerar dos cosas: la una, que por ventura no os serán dados, porque las más
veces suceden estas cosas, y lo segundo, porque sea causa de que, aunque pidáis por el amor de
Dios, lo pidáis y os embarquéis para que vengáis descansado vos y vuestra mujer y mis sobrinos,
porque eso es lo que deseo yo y mi mujer y nuestro hermano, los cuales ellos de su parte os lo pi­
den muy encarecidamente, y que tengáis ánimo para aveniros, pues de tan buena voluntad todos
estamos de este parecer. A vuestra mujer me encomendad mucho, y que esto que aquí digo yo lo
cumpliré muy a la raya, y que no se le ponga delante el decir que se ahogan en la mar, que a esto
no viene la muerte, sino cuando Dios es servido, y que los que están en tierra no viven para siem­
pre, sino que también se mueren. En cuanto de la fertilidad de la tierra no digo nada, que si no es
verlo, no se puede decir por letra.
A mis sobrinos mi bendición, y la de Dios primeramente que les alcance. No más, sólo que
cada armada que viniere, enviaré al puerto a ver si venís, para que seáis allí socorrido de lo que
fuere menester. No más, sólo que Nuestro Señor os traiga, como yo lo deseo. De esta ciudad de
Guatemala, y de marzo 2 de 601 años, de vuestro hermano
Juan López Bravo
(A Baltasar Díaz, mi hermano, en la ciudad de Córdoba. Porte cuatro reales, 136 mrs.).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 229

252.
Juan López Bravo a su hermano Baltasar Díaz, en Córdoba.
Guatemala, 28.1V.1603
Estoy tan maravillado de que hará tanto tiempo que estoy en esta ciudad y que os haya escri­
to muchas cartas, y no haya recibido alguna en respuesta de alguna de las muchas que os tengo en­
viado. Acuerdóme de una de ellas, en que os enviaba a decir que yo estaba con muchos bienes, sea
Dios bendito, y que Nuestro Señor era servido en no me dar hijos. Ahora digo lo mismo, que tam­
poco de entonces acá los he tenido, y pues Dios, Nuestro Señor, no me los da, El sabe lo mejor,
que pues los bienes y tratos me van de bien a mejor, creo que quiere Dios que vos y mis sobrinos
los vengáis a gozar. Que realmente creo y tengo entendido las muchas necesidades que habréis pa­
sado y tendréis, respecto de lo que vi cuando me embarqué, y como yo no he tenido carta vuestra,
me ha quitado el ánimo de enviaros algo para ayuda de vuestro remedio y de mis sobrinos, que
Dios sabe la pena que todos los días tengo, acordándome en la mala ventura que pasáis con vues­
tros hijos en esa ciudad, porque para enviar dineros u otras cosas, y no serán dadas, será más pe­
na para mí, que, como digo, que no he visto carta vuestra hasta el presente, así digo que debéis de
ser muerto vos y todos los de vuestra casa. Así os pido yo y vuestra hermana Ginesa de Ortega, y
más nuestro hermano, que, por amor de Dios, vista ésta, os pongáis en camino, y no queráis an­
dar mendigando vos y vuestros hijos, pues yo tengo qué darles a ellos y a vos, que, afuera de los
tratos y contratos que he tenido hasta ahora y tengo, habrá poco más de un año que puse en esta
ciudad, donde asisto, un grande trato de confitería y conservas, que es cosa de mucho momento,
porque hay gran saco para muchas partes, y es a ciento por ciento la ganancia, porque se lleva a
donde hay minas de plata, y por esta razón es de mucha ganancia. Y así no tengo más que deciros,
«i ofreceros, que lo que digo haré, siendo Dios servido. Vuestra hermana se os encomienda mu­
cho, juntamente con nuestro hermano, y a vuestra mujer por lo consiguiente, y a mis sobrinos mi
bendición, y la de Dios primeramente, y que si algún bien he de tener grandioso y de contento, sea
verlos a ellos y a vos juntamente con el muchacho, si es vivo, que os certifico como hombre hon­
rado que después de la salvación no deseo otra cosa en este mundo, y cúmplame Dios todo lo que
digo, si El fuere servido, para que yo le sirva y dé gracias. No soy más largo, sólo rogaré a Dios,
Nuestro Señor, os traiga a esta tierra con salud, que, aunque no traigáis más que vuestras perso­
nas, tendré mucho contento, y Nuestro Señor haga como puede y es mi deseo. De esta ciudad de
Guatemala, y de abril 28 de 1603 años, de vuestro hermano
Juan López Bravo
Las cartas dirá el sobreescrito «a Juan López Bravo, persona a quien el señor presidente ocu­
pa en negocios de comisiones, que tiene trato de confitería en la ciudad de Guatemala».
(A Baltasar Díaz, mi hermano, eñ la ciudad de Córdoba, porte dos reales, 68 nirs.).
(l.G. 2072)

253.
Alonso de Salcedo a su mujer María Escudera Vanegas, en Ayamonte.
Guatemala, 23.111.1610
En esta ocasión de este año de seiscientos y nueve no he tenido más de una carta tuya, y harto
cortada, y me ha causado grandísima pena. Por amor de D¡j>s, que en todas las ocasiones que hu­
biere no dejéis de escribirme, pues sabes no tengo otro contento.
En esta tierra, Dios sea loado, me.hallo bien, aunque con poca ganancia, pero al fin se pasa
la vida. Y porque lo que se gana no es tanto que con ello se pueda dividir en sustentar dos casas,
así me ha parecido que te vengas acá tú y la niña y mi señora, pues, haciendo información de có­
mo somos casados, acudirás luego al Real Consejo de las Indias, que con ella '"ego los señores del
dicho Real Consejo darán licencia para las tres. Y de la hacienda de allá se pus den hacer los más
dineros que se puedan. Y envío con ésta sesenta pesos para ayuda al coste, y, por amor de Dios, se
haga esta diligencia lo más presto que se pueda, por ser tan del servicio de Dios que hagamos vida
juntos, pues tanto lo deseo. Y por no haber tenido más de ésta, no me alargo.
A mi seílora mil recaudos, y a la niña mis abrazos, y a ti te me guarde Dios, como es menes­
ter. De Guatemala, a 23 de marzo de 1610
Alonso de Salcedo
(A María Escudera Vanegas,'mi hermana, en la villa de Ayamonte). (I.G. 2074)
230 ENRIQUE OTTE

CIUDAD REAL DE CH A PA

254.
Gaspar Viera a su mujer Cecilia Rodríguez Verdugo.
Ciudad Real de Chíapa, 2.1.1595
Hija de mi alma:
Las vuestras recibí» que vinieron encaminadas por vía del señor secretario Villavicencio, las
cuales fueron para mí de tanta gloria que no sé cómo poderlo encarecer, porque como en esta vida
no tengo más bien ni más gloria que saber nuevas de vos, mi regalo. Y doy mil gracias a Dios que
os haya dado salud, pues con ella podré gozar del tesoro de mi alma, pues Dios me lo dio el día
que por mi buena suerte os me dio por mi esposa y compañera, aunque la suerte me ha sido ene­
miga en castigarme con sólo estar alísente de vuestro regalo, la cual ausencia me ha sido disciplina
para poder enmendar las mocedades que en esa tierra tenía. Y así en ésta he procurado por todas
vías alcanzar la virtud, la cual me dio la mano, y, visto mi continuo trabajo, y con tanta honra, ha
querido mi Dios, visto mi buen celo, favorecerme con mucho crédito y fe, y querido y bienquisto,
conque be aumentado bienes, los cuales me han costado mucho trabajo, y lo he tenido por feliz
gloria en saber que todos son para vos, mi señora, pues es bien conozca la deuda que tan en mi al­
ma tengo, la cual quise pagaros conque, viéndoos, bien de mi alma, es vuestro todo lo que yo ten­
go, y mi persona reconozca y se recoja con la compañía que mi Dios me dio con vos. Y pues esta
fe no se ha perdido en mí, suplicóte, bien mío, vista ésta, procures en la primera ocasión te vengas
a tu casa, que no es justo se pierda más tiempo, ni Dios lo permita. Y para que vengáis como es ra­
zón digo que procuréis el mejor navio que hubiere, y al señor o maestre de él me obliguéis en qui­
nientos ducados y en el flete de vuestra persona y de quien viniere con vos. Que per ésta digo y me
obligo a la persona que os los diere de pagárselos en reales con sus ganancias, como es uso y cos­
tumbre, o en,cueros de toro, que con esta carta y firma mía hallaréis muchos que lo hagan. Y dán­
dooslos, mi señora, os lo echaréis encima, y en dos negras, que para mí no es menester me traigáis
nada, porque no lo he menester. Y los trajes que trajéredes sean honrosos, de seda y de oro, por­
que conviene así. También gustaré os traigáis en un cajón ocho cueros de Córdoba, plateados, de
figuras grandes, que sólo con esto está hecha vuestra casa. Que bien pudiera enviaros este dinero,
mas temo de que no suceda lo que con los quinientos cueros de toro que os envié con Juan
de Chagoya, y no se los perdono para ante Dios. Y si él fuera vivo, él me los diera, porque
yo me averiguara con él porque no se alzara con bienes ajenos, y no se lo perdono, porque
me costaron mucho trabajo. También os envié, mi bien, con el maestre Juan Oinete, que se
ahogó, una cadena de perlas y doscientos ducados, y pues Dios ha sido servido de que yo ha­
ya sido tan desdichado que todo se haya perdido y no haya ido a vuestro poder, por lo cual,
aunque tuviere cien mil ducados, no os enviara un real. Y así he tomado por mejor la orden
que todos en esta tierra hacen en no obligarse, como por ésta digo, que me obliguéis en los di­
chos quinientos ducados y flete de vuestra persona, que, como digo por ésta, los daré con sus ga­
nancias a quien los diere. Y avásaréisme en el navio de aviso si habéis de venir en la flota, para que
os salga a recibir, aunque sea quinientas leguas. Y las cartas vengan encaminadas al factor Pedro
de !os Ríos, para que las encamine a Oaxaca a Juan Díaz Greno, y en su ausencia a Gabriel de
Mota, porque de esta manera serán muy ciertas en mis manos a doquiera que estuviere. Eseribís-
tesme, bien mío, que se os hundió la casa, y se os perdió vuestra hacienda, y que os puso esto en
extremo de pedir limosna. Escapada vuestra vida, es lo que yo estimo, que la hacienda no se os dé
nada, que y o la tengo para vos, y así no hay para que se me escriba otra vez; porque me avergüen­
zo mucho, que no he menester limosna de nadie, sino de mi Dios. A esa mi señora que tenéis en
vuestra compañía le beso tas manos por la mucha merced que recibo en que haya estado en vues­
tra compañía, por lo cual le suplico que, si quisiere venirse con vos, se venga, que haga cuenta se
viene a su casa, que no será menos la vuestra que suya. A esta tierra vino, que es en la Chontalpa,
un piloto vecino del Altozano, que se dice fulano de Aguilar, el cual me dio buenas nuevas de vos,
con el cual os había escrito, y me las volvieron, porque se había ido a la Veracruz, al cuál podréis
llegar a procurar vuestra venida, pues me conoce y sabe tiene seguro su dinero. Y vuestro viaje
muy bien sea en flota, y derecho al puerto de San Juan de Ulúa. Y porque de vuestro buen juicio
se puede fiar el venir en semejante viaje, como de vos se espera, quedo muy consolado, y no per­
deré de vuestra parte, sino antes ganaré mucha honra. No más, sino que Dios os dé la vida de
vuestro deseo, para que mis ojos os vean. De esta Ciudad Real de Chíapa, y de enero, dos de mil y
quinientos y noventa y cinco años. El que más que a sí os ama, vuestro esposo
Gaspar Viera
(1.0 , 2068)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 231

TRINIDAD DE SONSONATE

255.
El bachiller Alonso A raque del Castillo a su hermano Juan A raque del Castillo, en Guadalcanal.
Sonsonate,T8.X.1574
Hermano:
Ya os he escrito otra carta particular a vos, sin las que a señora he escrito, por la cual os daba
cuenta de los tratos y granjerias con que los hombres viven en esta tierra, pues que en una que vos
rae escribistes muchos días ha me loencargastes, de la cual no tuve respuesta. No os lo torno a re­
ferir, pues he sabido que Ja redbistes. De mi salud» gloria al Señor, bien me va, pues ha sido Dios
servido de dármela todo el tiempo que en esta tierra he estado, que es muy sana, y muy buena, y
que en ella se me hace mucho regalo. Sirvo todavía el beneficio de cura y vicario de ella, que, aun­
que no es demasiado de provecho, es bueno, y que me ha dado dinero que, a tenerlo yo en Espa­
ña, pudiera haceros harto provecho a vos y a nuestras hermanas, y no envío ninguno hasta otra
armada primera que se vaya, que ha de ir un amigo mío en ella y de mucha confianza. De Cristó­
bal de Araque he sabido que está muy bueno en México por cartas que me escribió, y asimismo
del padre Galavís, que de aquí partió a la dudad de Los Angeles a buscar al obispo Morales, y no
paró hasta México, el cual me escribe que está bueno, y que tiene dos capellanías qué sirve en la
iglesia mayor, de mucha renta. A nuestros cuñados escribo ríñéndoles cómo en la armada pasada
no me escribieron. A nuestra hermana Ana de la Trinidad no le escribo, ir a visitarla, y diréis que
haya ésta por suya, y daréis mis encomiendas a la señora abadesa y a la señora Juana de San Pe­
dro. Ya os escribí en la carta que dije arriba avisándoos y encargándoos que viniésedes a esta tie­
rra, pues tanto os convenía, y ahora de nuevo os lo torno avisar y a encargar, pues os podré apro­
vechar mucho, como a Cristóbal de Araque lo he hecho, pues lo armé, y tiene hoy muchos dine­
ros, y si determináredes de venir, dejadle a señora puesto a buen recaudo la hacienda, y echadle
las cuentas que tuviere aparte, dando fin a todas, de manera que no le quede necesidad de quien se
lo solicite, Vendréisos derecho a México, donde está nuestro hermano Cristóbal de Araque y el
padre Galavis, que os harán-buen recibimiento, que dende allí a Sonsonate, donde yo estoy, se va
muy fácilmente.
No tengo más que deciros acerca de esto, pues que a vos os cumple tanto. Al señor mi padri­
no Amador Pérez y a los señores Antonio de Ortega y Francisco Martín beso las manos, y Nues­
tro Señor os dé mucho contento, como por mí, vuestro hermano, os es deseado. De Sonsonate,
que por otro nombre se dice la villa de La Trinidad, y de octubre 18 de 1574, vuestro hermano,
que todo bien os desea
el bachiller Araque del Castillo
(Al muy magnifico señor Juan Araque del Castillo, en la villa de Guadalcanal, que esien la
provincia de León). (l.G. 2057)

256.
Francisco López de Solazar a su hermana doña Inés de Solazar, en Talavera de ¡a Reina.
28.1.1598
Maravillado estoy, hermana de mi corazón, de que mis cartas no hayan llegado a vuestras
manos; que cierto que en todas las flotas que han ido de estas partes he escrito por duplicadas
vías. En estos jiavios he recibido tres cartas vuestras, y sabe Dios, que en buen juez de la verdad, sí
quisiera yo harto más ir a veros y serviros y remediaros que no escribir esta carta. De una cosa es­
tad cierta, y es ésta: dándome Dios vida conque le sirva que no os olvidaré, como lo veréis por la
obra en todas las ocasiones de navios que fueren de estas partes, ato menos con enviaros lo nece­
sario para vuestro sustento honrado tan sin falta que antes me faltará a mi. Ya os tengo avisado
dos años ha cómo, hallándome en una enfermedad muy grave, que estuve al cabo, determiné to­
mar estado por vivir vida cristiana, y así el año de 93 me casé con Francisca de Vargas, hija de
Diego López de Onego y de Juana Vargas, gente principal y caballeros, primos hermanos de don
Diego de Guzmán y de doña Margarita de Onego, encomenderos de los ycallos (?), que es gente
muy granada, y de lo mejor que hay en estas partes, muchacha de diez y seis años, hermosa de
rostro y de muy buenas costumbres y condiciones, conque Dios me ha hecho señaladas mercedes.
Todos cuantos días Dios echa en esta vida no me persuade ni ruega otra cosa más de que por amor
de Dios envíe por vos, con tantas veras y lágrimas que, oyendo vuestras cartas, ha sido menester
232 ENRIQUE OTTE

sacar yo fuerzas para consolarla, certificándole que sin duda lo haré. Justamente me podréis decir
que esto todo es palabras, pues obras no van por delante, en especial en esta ocasión, que va a Se­
villa un gran amigo y señor mío, que se llama Jerónimo de Pereda, casado en Sevilla, el cual por
su via fuera todo lo que enviare muy cierto. Yo compré el año pasado de noventa y siete, necesita­
do de casa en que poder vivir, una posesión de casas en lo mejor de esta villa, con nueve casas de
alquiler, y casa honradísima y de las mejores del pueblo para mi vivienda y de mi mujer. Costóme
siete mil y quinientos pesos. Tiene de renta cada año mil pesos, fuera de la casa donde vivo, y asi­
mismo compré cuatro esclavos,.que me costaron dos mil pesos, sin dos que tenia, que ha sido cau­
sa de ponerme en necesidad, mas no de más de cuanto pasen estos siete meses, que, dándome El
Señor vida con que yo le sirva, quedaré con comodidad para ayudaros y serviros, como os debo, y
os quiero y amo, y tanto con más veras, pues mi buena compañera quiere que todo lo que ella con
sus esclavas ganare y granjeare sea para vos. Una cosa me persuade, y quisiera yo persuadiros, la
que os determinéis a veniros a estas partes con nosotros, adonde seréis amada, servida, regalada y
remediada con todo cuanto yo tengo, con tanta verdad os digo esto, como Dios sabe, pues Nues­
tro Señor no me ha dado hijos en cuatro años y medio, y aunque me los dé, tengo bastantísima-
mente para vuestro remedio, y será sin falta con lo mejor de esta villa, pues en vos hay partes para
ello, y de la mía no puede faltar. Va tratado con Jerónimo de Pereda que el año que viene le envíe
tinta, que es la mercadería de esta tierra, bastante para vuestro avío, y para que os compre una es­
clava que os venga sirviendo, y os envíe conque os venir hasta Sevilla, y en ella os hospede en su
casa, y os acomode de navio y cámara y regalos y matalotaje y servicio y arrimo, que, llegada acá,
yo to^no el cuidado de vuestro camino hasta esta villa, pues yo bajaré por vos al puerto. No se os
ponga por delante trabajo de camino, ni os amedrente la mar, pues la venida a esta provincia es
tan segura que, cuando los navios que van a la Nueva España los come la mar de tormenta, los na­
vios que vienen a esta provincia vienen a popa y a viaje seguro y muy cierto, y sin trabajo, y ésta es
tierra harta abundante, y donde con facilidad se gana de comer. Y todo el trabajo es venir de esa
villa a Sevilla, para lo cual os enviaré recaudo bastante de dinero y crédito para lo demás que se os
ofreciere haber menester. Y mira, hermana de mi corazón, que nadie en este mundo os quiere más
que yó, ni os ama ni desea más vuestro remedio, ni le duelen más vuestros trabajos, ni los desea
más remediar, y pues que yo me dispongo a escribiros y aconsejaros esto que lo tengo tanteado y
mirado, porque en Sevilla habrá persona y personas principales casadas que vienen a estas partes
con quien vendréis acomodada en la mar. Y para vuestro avío yo procuraré no os falte nada nece­
sario, ni de vuestro gusto, por via del dicho Jerónimo de Pereda, me avisaréis de vuestra volun­
tad, y por su vía me escribiréis, y yo os enviaré siempre encaminado a él lo que os enviare, y así ca­
da año tendréis cartas y razón de mí y de mi compañera, la cual está presente a ésta que os escribo,
y os pide y ruega cuanto puede que hagáis esto que os digo, pues para vos será remedio y para ella
compañía y descanso y alivio, teniendo cosas mías presentes y sirviéndolas, pues es'lo que más de­
sea. Bien entiendo que el pensar dejar vuestra tierra, salir de ella una doncella sólo a tierra ajena y
otras cosas que se ofrecen, se os ha de hacer duro de sufrir y trabajoso de determinar. Mas consi­
dera que por cuatro meses de trabajo, y el mayor es determinaros, vendréis adonde os desean des­
pués de la salvación más que ninguna cosa, y adonde tengo ganado ya vuestro sustento y remedio,
siendo Dios servido, que a ello os determinéis, y pues os venís a vuestra casa y regalo y adonde se­
réis espejo en que todos nos veamos, rompe por las dificultades y determinaos a ello, que a quien
quiere todo le es fácil.
En lo de la venida desde Talavera a Sevilla no os digo nada, porque, estando de parecer de
hacer nuestra voluntad, como creo lo estaréis, daréis en ello el medio honrado que viéredes que
conviene, que para ello yo enviaré dinero y crédito para lo demás que fuere vuestro gusto y nece­
sario para vuestro avío y camino.
A mis primas les diréis por mí lo mucho que he sentido su soledad, y lo que siento sus traba­
jos como sangre mía, y a quien yo tanto quiero, y rogadles que os ruegen a vos que os determinéis
a venir, como yo os lo pido, que vuestra venida será parte.para ayudarles en algo y favorecerles, y
dadles mis encomiendas con todos los demás señores parientes y amigos mios.
Aquí está en esta villa un primo hermano mío, hijo de Diego López, hermano de doña María
de Avila, fraile de San Francisco, un monasterio que hay en esta villa de mucha veneración, cuyo
síndico soy, y así les ruego a todos los frailes que rueguen a Dios lo encamine en su servicio y os dé
gracia para que os determinéis; que yo espero en El os veré en esta villa de La Trinidad, y será mi
contento cumplido.
Aquí hay mucha gente de ahí de Talavera: está Juana Gómez y María Gómez, que vinieron
con doña Inés de Escobedo, muy ricas. Murió su marido día de San Sebastián, dejóme por su al-
bacea. Creo valdrá su hacienda diez mil pesos; dejó dos niños, el mayor de doce años. Está María
de Córdoba y su hija María de San Juan; Bartolomé López, Y en Guatemala, tres jomadas de es­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 233

ta villa, está Juan de la Cueva y su mujer doña Inés, Luis (?) Aceituno de Guzmán y Martín Acei­
tuno y Bernardo Niño y otros muchos de Talavera, todos bien puestos, y en San Salvador, una
jornada de aquí, está Martín Lobo Aceituno, que vino tres años ha, y Rodrigo de Lervas, y el al­
calde mayor de aquella ciudad Francisco Aceituno es de Talavera y vino con su mujer e hijos.
Y digo esto, para que veáis qué fácil es el venir, y no lo dificultéis. Dios os guarde, como a
mí, y os me deje ver con salud. Francisca de Vargas os encomienda a Dios cada día, y os ruega
cuanto puede hagáis lo que os digo. De esta villa, a 28 de enero de 1598 años, vuestro hermano,
que como a sí os quiere y ama

.
Francisco López de Salazar
257
Francisco López de Salazar a su hermana doña Inés de Salazar, en Talavera de la Reina.
Trinidad, 20.XI.1599
El aflo pasado en los navios que fueron de esta provincia os escribí avisándoos cómo había
recibido vuestras cartas, y mucho contento con ellas, aunque pesar harto de vuestros trabajos,
con voluntad de remediárselos en lo que en mí fuere; y de esto estad, hermana, muy cierta. Res­
pondí al padre rector de los Teatinos, que me hizo merced de escribirme por vuestra orden. Y res­
pondí a Hernán Pérez de Avila, que asimismo me escribió, y a todos escribí, y encaminé las cartas
a esa villa por mano de Jerónimo de Pereda, que estuvo en esta villa donde yo resido algunos
años, y es casado en Sevilla. Y por esta vía os avisé me habíades de escribir por la correspondencia
que este hidalgo tiene con tos vecinos de esta villa, y por esta vía serán ciertas vuestras cartas, que,
aunque vienen llenas de lástimas y trabajos, os los ayudo a llorar a mis solas, deseando harto re­
mediároslos. Ya os tengo avisado, hermana, que me casé en esta villa con hija de Diego López de
Onego, primo, hijo de hermano, de don Diego de Guzmán, un caballero de los más honrados de
esta provincia; y que es muchacha y hermosa y muy bien acondicionada, y que no desea en esta vi­
da otra cosa sino teneros acá con todo lo demás que os escribí en las pasadas.
Aviséos que había comprado una hacera de casas en lo mejor de esta villa, que rentan cada
un aflo mil pesos de alquiler, y que me costó quince mil y quinientos pesos, y que no os enviaba
nada en aquellos navios a causa de esto, y de haber comprado siete piezas de esclavos, que me cos­
taron tres mil y quinientos pesos, y de todo, como a quien descubro mi corazón, vos di larga cuen­
ta. Por la vía de la Veracruz de México envío dos cajones de tinta añil, consignados en Sevilla a
Jerónimo de Pereda, o en su ausencia de Francisco de Valdivieso, vecinos de ella, para que, lle­
vándolo Dios en salvamento, lo vendan, y, queriendo vos veniros con nosotros, os dé todo su pro­
cedido de la tinta, y más lo que fuere necesario para vuestro avío y compra de una negra o dos pa­
ra vuestro servicio. Y así, hermana de mi corazón, venir conmigo, que Dios me ha dado con qué
remediaros honradamente, y la venida a esta parte es muy fácil, á viaje muy sin peligro, la nave­
gación muy segura, y acá tenéis a vuestro hermano y hermana, que en saltando en tierra no os fal­
tará nada para vuestro camino hasta esta villa. Somos solos, y hasta ahora no nos ha dado Dios
hijos, sin suegra, sin parientes más de a vos, aguardándoos con tanta voluntad cual, plega a Dios,
os dé de veniros a consolar y acompañar con vuestra vista a quien tanto os desea acá. Y aunque
podéis decir que más fácil es a un hombre ir allá que a una mujer sola el venir tan largo camino, el
camino es hasta Sevilla, que lo demás es venir en un aposento sentada dos meses, y aún uno. Y yo
para recoger mi hacienda y enviarla, y de que esté allá segura, irme es cosa muy larga, porque ir
hombre, allá pobre con ocasión de remediaros seria nieno (?), y así es más fácil vuestra venida,
pues no ha de faltar una señora que venga a estas partes de oi^or y oficial real y otras personas de­
bajo de cuyo amparo vengáis, no para que os dé nada, sino para vuestra compañía. Y créeme,
hermana, que como quien os ama como a sí os aconseja, y hacedlo sin ponérseos nada delante,
que es lo que conviene, siquiera para que estos cuatro días que nos queda los viváis sin necesidad y
yo tenga con vos contento. Francisca de Vargas os lo ruega, y mira que os tiene ya el ajuar hecho,
y cada día me solicita os importune a que vengáis. Venid, hermana, que como vuestro hermano
mayor en lo que puedo os lo mando, y esto para que lo hagáis con más ánimo, si mis ruegos no
bastaren, hermana, que estoy cierto que sí harán, ordeno a Jerónimo de Pereda os dé cien duca­
dos para vuestro gasto, y todos los años haré lo que pudiere sin haber descuido.
A mis primas Antonia y su hermana daréis muy encarecidas encomiendas de nuestra parte, y
a todos mis parientes, haciendo por mí el oficio como hermana. Dios os dé lo que yo os deseo, y
os me deje ver. Esta va por vía de la Veracruz, por puerto de Caballos. Os tornaré a escribir a par­
tida de navios. De esta villa de La Trinidad, a 20 de noviembre 1599 aflos, vuestro hermano
Francisco López de Salazar
(A Inés de Salazar, mi hermana, en la villa de Talavera de la Reina, en los reinos de Castilla).
(I.G. 2070)
234 ENRIQUE OTTE

SAN SALVADOR

258.
Ana Hernández a su yerno Juan de los Reyes, en Pasírana.
¡ San Salvador, 6.XU.1570
Deseado hijo:
He sentido tanto vuesa ausencia y de mi hija Leonor Arias cuanto ha sido causa de me acabar
estos breves días, y cierto que, si entendiera que tanto me había de lastimar mi corazón y sentir
tanta soledad y desconsuelo, que, aunque me costara vida y hacienda, no os dejara apartar de mi
presencia, y sobre mis trabajos de vuestra ausencia ha sido Dios servido de me llevar a mi marido,
vuestro señor, de esta vida, conque del todo quedé desconsolada, y lo uno y lo otro siento tanto
que no puedo significarlo con palabras, más de que esta letra me detendrá, después de Dios, estos
pocos días que me quedan con algún consuelo, esperando vuestra venida. Los pueblos y lugares
de Indias que tenia vuestro señor después de sus dias los pusieron en mí por la segunda vida, de
que sentí harta pena, porque mí voluntad y deseo siempre fue que, faltando mi marido o yo, se
pusieran en vuestra cabeza, como persona a quien más derecho le viene, y por ser, como son, mis
días breves, porque vuestro señor lo ganó con tanto trabajo y guerras, y si yo tuviera todo conten­
to de que ellos estuvieran puestos en mi hija, vuestra mujer, como bien sabéis mi deseo, y de todo
esto habéis sido vos, mi hijo, la causa en averos ¡do de esta tierra, y tan sin propósito a poner
vuestra vida con tanto riesgo y pérdida de hacienda, porque si claro entendimiento tuviérades,
bastara el azote que Dios os había dado en el puerto, do os llevó casi toda vuestra hacienda, para
no seguir viaje, ya no hay remedio. Digo ésto por llegarme al alma vuestra ¡da, y los indios estu­
vieran puestos en mí hija, y no en mí, yo haber recibido aquel deseo que mayor pena me da con
todo esto, no os debe dar pena, porque, si yo vivo, yo daré remedio para todo. Los pueblos de los
lepezontes me dan de renta cada un año, como bien sabéis, seiscientos pesos de renta. Estos,
mientras yo viviere, los gozaréis vos y mi hija, y tendréis por vuestros, asimismo toda mi hacien­
da, que vale oro y plata, casas y aredo (7) de casa más de ocho mil pesos de minas. Lo uno y lo
otro todo es para vos y mi hija, pues sabéis cuánto os quiero y tengo obligación, pues es hijade mi
marido, pues lo ganó con tantas guerras, y también lo merece, y así me obliga a daros a entender
este mi deseo así que todo esto que tengo dicho podéis venir a lo gozar, si quisiéredes tomar traba­
jo de venir a esta tierra, ya que no os mueva el interés, debéis lo hacer por ver mi voluntad y amor
con que os amo, que es con el corazón y hacienda. No os debe dar pena lo de los pueblos, porque
en mis días los habéis de gozar y toda mi hacienda, lo demás yo daré orden cómo los pueblos se
pasen en mi hija, lo uno por la razón que hay de dar de comer a todos los hijos de los conquista­
dores, juntamente con el favor que acá tenemos con estos señores de está Audiencia, que cual­
quiera merced nos harán, y más la justicia que tenemos, ya que esto no haya lugar, ahí está su ma­
jestad que lo remediará como gran señor, y esto yo lo haré, aunque me cueste mil pesos de oro,
porque, visto las informaciones tan bastantes que de acá se enviarán de cómo vuestra mujer es hi­
ja de Alonso Arias, conquistador de los primeros e hijodalgo, no dejarán de ponerlos en su cabe­
za, ya que esto no haya lugar, y os dejaré hacienda con que muy honradamente podáis vivir, y a
vuestro placer. En una cosa os aviso, y es que, si no venís a darme este contento, y con brevedad,
que, visto no ser vuestra voluntad de os venir a ésta,'dispondré de todo según Dios me diere a en­
tender, y entienda que allá no irá solo un real. Y esto será como lo digo, en una palabra remato, y
es que por amor de Dios, Nuestro Señor, miréis mi amor y deseo, y sea yo gratificada en esto que
tanto os ruego, porque, si mis días fueran dados, tomara yo este trabajo, según es mi deseo gran­
de, y con tanto Dios, Nuestro Señor, os traiga con aquella salud que yo deseo, y mis ojos reciban
este contento, do quedo, en la ciudad de San Salvador, y de diciembre seis de mil y quinientos y
setenta años, vuestra deseada madre que veros desea
Ana Hernández
(Al muy magnífico señor Juan de los Reyes, en la villa de Pastrana, y en su ausencia a su mu­
jer Leonor Arias, de porte dos reales). (I.G. 2054)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 235

HONDURAS

259.
Cristóbal Rodríguez a su hermano Alonso Rodríguez Bravo, en Almodovar del Campo.
Honduras, 23.111.1575
Señor hermano:
Esta será para avisar a v.m. de cómo quedo en la gobernación de Honduras en unas minas de
plata que se han descubierto en ellas. Por otras he avisado a v.m. cómo estaba y residía en la go­
bernación de Veragua, y salí de allá, y vine a esta provincia, donde ahora estoy, a mercar negros,
y de negros se volvió el caudal que teníamos en minas que he mercado de plata. Ando en ellas ha­
brá dos años, porque he armado una hacienda, como lo dirá el que la presente lleva, que se llama
Pedro Hidalgo, el cual dirá a v.m. más por entero cómo quedo y la hacienda que tengo. Por no
saber si recibió una carta en que avisé cómo nuestro cufiado Marcos del Puerto fue Dios servido
de llevarlo a su santa gloria. A nuestra señora madre le dirá que no la escribo, porque este señor
pasó por un pueblo de indios donde yo estaba, y no. tuve más lugar para escribir. Merced recibiré
que me escriba, y las cartas vengan a Honduras a la ciudad de Comayagua, en casa de doña Elvira
de Guzmán, que allí darán noticia donde yo estoy, y si v.m. pudiere venirse por acá, yo entiendo,
con la ayuda de Dios, que estas minas nos darán de comer, que son muy ricas, y tengo armado
muy buena hacienda en ellas.
A nuestras hermanas y hermanos les dará mis encomiendas, y que rueguen a Dios que yo va­
ya allá, que yo llevaré para todos. Y con tanto Nuestro Señor guarde a v.m. muchos años. De esta
provincia de Honduras, a 23 de marzo 1575 años, muy magnífico señor, besa a v.m. las manos su
verdadero hermano
Cristóbal Rodríguez
(A mi señor hermano Alonso Rodríguez Bravo, en la villa de Almodovar del Campo, en el
campo de Calatrava). (1.G.2057)

260.
Blas Ruiz de Ia Vega a su tío, en La Calera.
Honduras, 25.XII.I576
Muy magnífico y muy reverendo señor:
Muchas cartas tengo escritas a v.m. y a mi hermano Andrés Ruiz y a Hernando de Perales,
mi hermano, y de toda ha sido mi ventura que de ninguna tengo recibido respuesta. No sé si lo ha­
ce los largos caminos y falta de mensajeros que debe de haber de esa tierra, y si escriben, no vie­
nen bien encaminadas para que vengan a mi poder, de lo cual recibiría gran contento en ver algu­
na letra de esa tierra de mano de v.m. o de mis hermanos, como siempre he significado a V.m. y a
los demás en mis cartas. Y ahora en ésta ruego y pido por merced a v.m. que, si por ventura hu­
biere algún pariente o sobrino a quien v.m. vea tengo obligación a hacer por é!, recibiría merced
me le enviasen por acá, especialmente a nuestro sobrino Andrés de Perales, hijo de Hernando de
Perales y de mi hermana Germana Ruiz, a quien pienso tengo obligación de hacer por él, atento
que por una de v.m. he entendido no tener otro pariente más cercano. Suplico a v.m., si fuere po­
sible acabarse con su padre, de que me le envíe, porque yo le daré hacienda con que se vuelva y se
case y viva descansado en su tierra, porque donde yo, le daré hasta treinta mil pesos de oro, con­
que se puede volver con toda brevedad para su tierra, porque yo estoy muy enfermo y tullido de
las piernas, porque de otra manera yo fuera el mensajero, y me volviera dejándole acomodado, y
mientras viviera no le había de faltar hasta que me muriera. A su padre escribo sobre ello; en este
caso v.m., allende de lo que yo le escribo, le dé espuelas, para que me le envíe con brevedad, pues
ello será lo mejor, pues no tengo hijos a quien lo dejar. Enviar yo dineros en cosa alguna porter-
eeras personas no me atrevo, por ser cosa incierta, y cosa que nunca se da. Y pues yo no lo pido a
su padre más de por un año o dos, razón será que me visíte, pues tendrá ya edad y discreción para
ello, y me holgaré mucho de verlo y partir con él lo que tuviere. Y si acaso el dicho mi sobrino An­
drés de Perales fuere muerto, y el dicho Hernando de Perales, mi cuñado, tuviere algún hijo, y lo
quisiere enviar con sus cartas e información, me le envíe, que yo haré por él lo que estoy obligado,
y si no, a la persona a quien v.m. vea tengo obligación a hacer por él» y en ello servicio a v.m. Tor­
no a suplicar a v.m. en lo que toca a la venida de mi sobrino Andrés de Perales, si acaso pusiere su
padre dilación en no lo poder enviar, por falta de recaudo de no tener aparejo ni orden para su
viaje, v.m. sea servido de hacérmela en aviármelo, y darle todo el recaudo necesario que fuere me­
23(5 ENRIQUE OTTE

nester para su viaje, que yo prometo y me obligo por ésta de enviarlo a v.m. por la vía que v.m,
mandare y fuere servido.
Adviertan que en el Consejo de indias hallarán noticia de estas Indias de Guatemala de Hon­
duras, y quien venga a esta provincia, con quien se puede aviar, que hallarán ciento que vengan si
ponen diligencia. Y porque estoy cierto me la hará como siempre, no alargo más, de que Nuestro
Señor prospere la vida y estado de v.m. acreciente, como por este sobrino y servidor de v.m. es de­
seado. De Guatemala de Honduras, a veinte y cinco de diciembre de 1576 años, muy magnífico y
muy reverendo señor su sobrino, que sus manos besa
Blas Ruiz de ia Vega
{Al muy magnífico y muy reverendo señor mi señor tío, prior de San Marcos de León, en La
Calera o en Barrueco Pardo).

261.
Blas Ruiz de la Vega a su cuñltdo Hernando de Perales, en Valencia de Don Juan.
Honduras, 25.XU.1576
Muy magnífico señor:
Es tan grande la pena que tengo y he tenido de no haber respuesta de tamas cartas como he
escribo a v.m. que yo estoy tan desconfiado de no tener respuesta de ésta que de las demás, que asi
me atreví en esta armada de escribir a v.m. y a mi señor tío prior de San Marcos por un caballero
que va de acá, que es natural de Ecija, a quien encomendé mucho me aviase ésta por la vía de La
Calera, porque de allí las enviarían a mi tío a Barrueco. Escribióme mi tío el prior en una carta
que por desgarro vino a mi poder cómo ya en Valencia no tenía madre ni hermanos, más de v.m. y
a mí sobrino Andrés de Perales. Yo creo que el prior mi tío hablará a v.m. sobre lo que le escribo
de mi sobrino, y lo que pretendo y me ofrezco hacer por mi pariente, y le escribo que, si v.m. fue­
re servido que yo haga por Andrés de Perales, hijo de v.m. y sobrino mío, me le envíase a esta tie­
rra, porque yo tengo ganado para mí y para él, que pueda pasar muy bien su vida a honra de v.m.
y provecho suyo. Yo le he encargado mucho a mi tío el prior para que v.m. me le envíe atento que
no tengo otro pariente por quien hacer si no es por él, y así suplico a v.m. sea servido se me envíe
con toda brevedad, que yo pagaré el costo que hiciere en la jornada, y pues él es ahora mozo y me
puede venir aquí por un año o dos, como lo escribo al prior, dé orden para enviarle, si v.m. no se
halla con disposición y aparejo, pues será tener descanso para toda su vida.
Yo tengo días ha treinta mil pesos de oro aparejados para enviar a esa villa, y no me atrevo a
enviar cosa ninguna por ser cosa tan incierta, como lo veo por las cartas, y así tengo determinado
de no enviar cosa ninguna, si no fuere darlo a algún pariente o a persona a quien tenga obligación,
y pierda cuidado de ello, por no quedar con la lástima, que otros muchos han quedado y quedan
cada día, que no hay de quien se fiar. Si yo me hallara en disposición de ir allá, yo fuera el mensa­
jero, mas una gota.de piernas no me deja. Hubiera ido a besar las manos de v.m. y de mi tío el
prior, y trajera a mi sobrino conmigo, porque vale más el mal de acá que el bien de allá.
Y confiando que en todo v.m. me la hará, no alargo más, porque en otra lo he sido, y no he
habido respuesta de ellas. Con esto Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. guarde lar­
gos años y en estado acreciente, como su servidor desea. De las Indias, de Guatemala de Hondu­
ras, a 25 de diciembre de 1576 años. Su verdadero hermano, que sus manos besa
Blas Ruiz de la Vega
(Al muy magnífico señor hermano Hernando de Perales, en Valencia de Don Juan).
(l.G. 2054)

262.
Manuel López a su mujer doña María de Cabrera, en Sevilla.
Guatemala, 30.1V.I613
Hermana de mis ojos:
Esta sólo servirá para os hacer saber cómo quedo bueno y de salud, y deseando saber de la
vuestra y de mí hija, que os la dé Dios muy largos años, para con que a Dios sirvamos. Veo por la
vuestra me avisáis de mi ausencia tan larga, no ha podido ser menos, porque un hombre que vino
tan pobre como yo de España, y para buscar cuatro reales, se pasa mucho trabajo. Sabe Dios lo
que yo tengo sentido vuestra ausencia, mas con la ayuda de Dios será poco más descanso, porque
Dios me ha dado remedio. Y asi ahora os envío con Gregorio de Ynaga, que es el portador de és­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 237

ta, cuatrocientos tostones, pata que se os den a vos, va mi señor Baltasar de las Casas, para que
con ellos os aviéis y os vengáis a esta provincia de Honduras, pues tenéis tan buena comodidad de
mi señor y tío, pues todos sus viajes son a esta tierra, y viniendo en tan buena compaña, como es
la suya. Yo allá se lo escribo, y al capitán Francisco Ferrera, que os avien y os despachen, porque
por ningún acontecimiento lo dejéis de hacer, trayendo con vos a nuestra hija, que si fuere menes­
ter licencia de su majestad, ellos la procurarán. Y también les escribo que todo lo demás que fuere
menester para vuestro despacho os lo den, que asi se lo escribe también el señor mi tío Diego Jai­
mes de Ja Peña. Y viniendo a esta provincia estoy yo muy contento vengáis con qualquiera de
ellos, ya que fue Dios servido que llevase Dios a mi señora Inés Gómez de Cabrera, que era vues­
tro amparo, que sabe Dios lo que yo lo he sentido, como es razón. Y así, si para vos hayáis de es­
tar en España, y yo en las Indias, no se sirve a Dios con eso, y porque tengo muchas cobranzas
que cobrar en esta provincia, ésta es la causa no ir yo por vos. Aquí he recibido de vuestro tío Die­
go Jaimes de la Peña mil amistades, y me ha favorecido en todos mis negocios. Está muy rico, y
dice os vengáis vos y vuestra hija para ampararos a vos y a raí y a vuestra hija, porque lo que tie­
ne, dice es para nosotros, y asi permita Dios vea yo este día, que yo confío en El será presto con su
ayuda. ;
Y así no tengo más que decir de venir, como dicho tengo. A todos mis compadres y comadres
daréis mis encomiendas, particularmente a mi compadre Damián de Alarcón y a su mujer, A mi
hija Inés mi bendición le alcance. No se ofrece otra cosa, sino que Dios os me guarde y nos deje
ver en esta provincia, para conque a Dios sirvamos. De Guatemala, postrero de abril de mil y seis­
cientos y trece años. De quien más que a sí os ama
Manuel López
(A doña María de Cabrera, mi mujer, a la Puerta de Triana, en los esparteros, en Sevilla,
porte un real).

263.
Diego Jaimes de la Peña a su sobrina doña María de Cabrera, mujer de Manuel López, en Sevilla.
Guatemala, 2.V. 1613
Sobrina-mía:
Esta sólo servirá para os hacer saber cómo quedo con salud, y deseando saber de la vuestra,
que os la dé Dios, Nuestro Señor, como puede y por mí es deseada.
Hame dado mucha pena la muerte de mi señora prima Inés Gómez de Cabrera, vuestra ma­
dre. Téngala Dios en su santo reino. Por vuestra soledad me ha pesado mucho, y saber estáis tan
pobre. Y así por otras tengo avisado se viniesen a esta provincia, pues Dios me ha dado con qué
los poder remediar, y así lo escribo a mi primo Baltasar de las Casas y al capitán Francisco Ferrera
os traigan en su compañía, y así os 5o escribe mí sobrino Manuel López, vuestro marido. No de­
jéis de venir por ningún acontecimiento, yo lo he favorecido y favoreceré en todo lo que yo pudie­
re. Está bien puesto, y no va por vos, porque le deben muchas deudas, y no las ha podido cobrar.
El me dijo enviaba por vos, y os había enviado cuatrocientos tostones para vuestro avío. Y así yo
he escrito a mi primo Baltasar de las Casas y al capitán Francisco Ferrera que todo lo que hubiére-
des menester para vuestro buen despacho vos lo den, que por ésta, firmada de mi nombre, lo pa­
garé luego. Y trayéndoos'Dios con bien a Trujillo, de allá con el correo que despachan de la llega­
da de las naos me avisaréis de vuestra llegada, para que yo mánde luego al golfo avío de muías y lo
demás necesario para subir a esta ciudad. Y si en ella estuviere, mi sobrino Manuel López irá lue­
go por vos, porque muchas veces acontece no estar en dos ni tres meses en esta ciudad, que anda
contratando fuera de ella, y asi no tengo que decir más de lo dicho, sino que os vengáis con la ma­
yor brevedad que ser pudiere en compaña de mi sobrina Inés, porque délo que yo tuviere no os ha
de faltar. Y porque confío en Dios veros presto, no soy más largo. Al señor mi tío Diego Melián
de Betancor le daréis mis besamanos, y tenga ésta por suya, porque me han dicho está en esa ciu­
dad, y a todos los demás parientes. No se ofrece otra cosa, sino que Dios os me deje ver presto. De
Guatemala, y de mayo dos de 1613 años
Diego Jaimes de la Peña
(A mi sobrina doña María de Cabrera, mujer de Manuel López, vive fuera de la Puerta de
Triana, entre los esparteros, en Sevilla). (I-G. 2075)
238 ENRIQUE OTTE

SAN MARTÍN DE H ON DU RAS (?)

264.
Pedro López a su hermana, en Toledo.
San Martín, 18.VI1L1582
Muy deseada hermana:
La presente es para hacer saber a v .* . cómo yo he escrito a v,m. tres veces, y no habido res­
puesta de ninguna. Espantado estoy de su descuido de v.m. y de mis sobrinos, teniendo tantos, y
habiendo enviado a decir que me, enviase v.m. uno de ellos, por estar tan viejo y cansado de traer
las armas a cuestas, y no tener a quien volver la cabeza, y tener toda mi hacienda repartida en di­
ferentes cabos, porque en Guatemala me deben seis mil pesos, y en la villa de la Trinidad tres mil,
y en otros cabos, y por no tener quien me poder fiar, tengo mucha hacienda perdida. Por el tanto
me haréis merced de que me envíe un sobrino, hijo de v.m. y del señor Juan González, con infor­
mación de cómo es mi sobrino, hijo de v.m. y de Juan González, porque, visto que le vea en esta
tierra, y cobrando lo que me deben, vendiendo mis minas y mis esclavos, me iré a morir a esa tie­
rra. Y en esto no tenga v.m. descuido, y escribirme si le dieron cien mil maravedís, que llevó el ba­
chiller Ruesga, porque me dijo que se ios había dado, porque, si no, cobraránse enviando razón
de cómo no los recibieron, que aquí está en Guatemala. No digo más, sino que quedo con gran de­
seo de saber de v.m. y de ver por acá a mi sobrino. De la villa de San Martín, a dieciocho de agos­
to de mil y quinientos y ochenta y dos años.
A mi hermano Francisco Rodríguez me encomendará v.m., si fuere vivo, y que estoy con mu­
cho deseo de verle, y será v.m. parte en enviarme mi sobrino, porque será parte para irme de Hon­
duras. En la villa de San Martin, en las minas del Sombrerete, donde resido y se me ha de escribir.
Su deseado hermano, que todo su bien desea
Pedro López
(A mi señora hermana, mujer del señor Juan González, junto a Santo Domingo el Antiguo,
enla ciudad deToledo. De porte cuatro reales). (I.G. 2062)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 239

TRUJILLO DE HONDURAS

265.
Alonso Rodríguez a su sobrina Francisca Rodríguez, en Ocaña,
Trujillo, 2.1Vr ]585
Ilustre señora:
Por otras cuatro tengo rogado a v.m. tome-trabajo de venirse a esta ciudad, y sóla una de
v.m. he recibido, en que me dice que por falta de dineros y de compañía lo ha dejado de hacer, y
que padece mucha necesidad, de lo que a mí me pesa, y siempre he enviado a v.m. con que pudiese
hacer el viaje muy a su gusto, y de esto no he tenido razón del recibo, y así, porque en estas naos
van a esos reinos personas de confianza, y amigos míos, y que el que dará ésta lo es mucho, y me
lo prometió, me determiné enviar a v.m, doscientos cueros, consignados a Juan de Madrid, mer­
cader que vive en la ciudad de Sevilla, en cal de Francos, para que con lo procedido de ellos v.m.
se venga. Si no tuviere harto, envío recado para que me pueda obligar en cuatrocientos ducados,
porque venga más bien acomodada, y en la nao tome su cámara, y haga el flete de manera que
venga con contento por orden de Juan de Madrid, que yo se lo ruego por las mías, y entiendo que
lo hará. Será necesario que v.m. envíe al Consejo de las Indias, y se pida a esos señores licencia
para v.m. y una criada, que la ha menester en la nao y acá. Y también han de venir a esta tierra
dos sobrinas de Francisco de Mesa, con quien tendrá v.m. compafiía, de que yo estoy muy conten­
to, porque con estas ocasiones v.m. se vendrá, y yo ta tendré en lugar de hija, pues no tengo hijos
ni pariente que más obligación tenga que a v.m., pues no tengo otra sobrina, y todo lo que Dios
ha sido servido de darme se lo tengo de dejar, Y porque entiendo hará lo que aquí le ruego, no di­
go más, de que yo y Catalina del Aguila quedamos con salud, gracias a Dios, y con harto deseo de
ver a v.m. en nuestra casa. Nuestro Señor me la deje ver y guarde a v.m., como yo deseo. Y de
Trujillo, provincia de Honduras, a 2 de abril de 1585, ilustre señora, besa las manos a v.m. su tio,
que su bien desea
Alonso Rodríguez
(A la ilustre señora Francisca Rodríguez, en la villa de Ocaña). (I.G. 2063)
240 ENRIQUE OTTE

LEÓN DE N ICARA GU A

266.
Don Alonso del Pozo, chantre de León, a Sebastiana del Pozo, en Hinojos.
León, 12.11.1581
Muy magnífica señora:
La de v~.m. fecha en febrero del año de setenta y nueve recibí al principio deí año de ochenta
con otras que vinieron de mis hermanos. Diome mucho contento saber que v.m. tiene salud, y que
los señores sus hijos, mis sobrinos, asimismo la tengan, y que sean ya hombres, Dios se los guarde
a v.m. por muchos altos, para que los goce con el contento que desea.
Díceme v.m. en la suya que holgará enviarme uno de mis sobrinos, si entendiera que yo lo tu­
viera por bueno, porque en esa tierra hay tantas miserias y trabajos, que no hay quien se pueda
valer en ella, a lo cual digo que v.m. me envíe uno de ellos, el cual fuere más hombre, que yo reci­
biré mucho contento en ello, y haré con él lo que fuere en mí, para que él sea aprovechado, y, tra-
yéndole Dios con bien, v.m. puede estar descuidada de él, que cuando vuelva a esa tierra, será pa­
ra servir a v.m. y aprovechar a sus hermanos de lo que él llevare a las señoras mis primas y herma­
nas de v.m. Les beso las manos, y lo mismo hago a los señores mis sobrinos.
i Yo tengo salud, bendito Dios, el cual la muy magnífica persona de v.m. guarde por muchos
años para su santo servicio. De la ciudad de León, en la provincia de Nicaragua, a 12 de febrero
de 1581 años. Besa las manos a v.m. su servidor
don Alonso del Pozo, chantre de León
(A la muy magnífica señora Sebastiana del Pozo, en los Hinojos).
(l.C. 2060. Véanse cartas nos. 268-269)

267.
Juan Antonio Gaseo a su padre Pedro Gaseo, en Almoguer.
León, 20.111.1582
Ilustre señor:
Después que salí de casa de v.m. y vine a estas partes en compañía del oidor, que haya gloria,
no he hecho esto ni cumplido con la obligación que debo tener a mi señor y padre, porque durante
la vida del oidor él escribía a v.m., y tenia muy especial cuidado de dar a v.m. cuenta de todo lo de
acá. Después que él me faltó y yo me hallé casado en esta tierra, que está un poco a trasmano,
aunque fue por su orden y mandato, siendo forzado dividirnos y venirme yo a vivir a esta ciudad
de León, que es en la provincia de Nicaragua, donde, como he dicho, estoy casado con hija de un
caballero vecino de esta tierra y encomendero de indios en cantidad de quinientos a seiscientos pe­
sos de oro de renta cada un año, en los cuales sucede mi mujer, por ser sola hija legítima de Juan
Arias Riquel, mi señor, y de mi señora Catalina de Añero, su mujer. La mía se dice Isabel Arias,
en la cual he tenido dos hijos varones y una hija, que fue Dios servido de llevarme, que llamaba
Juana. Los niños, el mayor es de cinco años, y llamélo como v.m. Pedro, el otro es de un año, dí-
cese Juan. Estoy y vivo con mucho contento, porque me dio Dios una compañera a mi gusto, dis­
creta y hermosa. Que sólo me falta para entero gozo la vista, consejos y conversación de v.m.
Porque esta ciudad es donde fue obispo mi tío don Lázaro Carrasco, y aquí está enterrado, y de
los aficionados que tuvo tengo yo amigos, hartos amigos ya (?). Esta es buena tierra, pero pobre,
finalmente pasaré en ella la vida hasta que Dios ordene otra cosa. Mucho cuidado me da el suceso
de mi hermana doña Catalina, que querría hubiese acertado, como yo lo deseo, y lo propio que­
rría de mis hermanos Martín y Andrés Gaseo, y sea v.m. servido dar mi besamanos a mis señoras
doña Catalina y doña Cristina Gaseo y a todos los más que v.m. fuere servido. Y porque por acá
andan recios los pechos y otros inconvenientes, suplico a v.m. comunique con el señor Martín
Gaseo se me envíe un traslado de la ejecutoria, y en esto no haya descuido, que lo serviré.
Mi mujer y mis hijos y suegros todos quedan buenos, y besan las manos de v.m. muchas ve­
ces. De León de Nicaragua, 20 de marzo 1582 años. Ilustre señor, besa las manos de v.m. su más
obediente hijo
Juan Antonio Gaseo
(Ilustre señor Pedro Gaseo, mi señor y padre, en el corral de Almoguer). (I.G. 2094)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 241

MASAYÁ

268.
Don Alom o del Pozo, chantre de León, a Pedro Sánchez del Pozo, en Hinojos.
Masayá, enero 1574
Muy magnifico señor:
No se me debe dar culpa por parecer a v.m, que muchos años se han pasado y no he escrito a
v.m., que, por no haber recibido mis cartas, se habrá sospechado haber en mi descuido u otra
causa para no lo hacer, y es cierto que he escrito hartas veces, y mi ventura es tal que se pierden
mis cartas, y se verá por relación del portador que a seis días de noviembre año de 72 despaché un
pliego y unos reales, y los franceses estaban en la boca del desaguadero de esta laguna esperando
la fragata, y la tomaron, y se la llevaron con lo que en ella había, excepto los papeles, que en ellos
se hallaron mis cartas a cabo de cuatro meses. Digo esto, porque por acá hago el deber, y si el se­
ñor deán escribe cada año y sus cartas van en salvamento, caúsalo su buena ventura que en todo le
ha favorecido, y no escribir yo con su merced. Allá se le podrá preguntar por qué no me daba avi­
so cuando escribí, y harto deseo he tenido de ver carta de v.m., y después que vine a esta tierra só-
1ámente he recibido dos cartas solas del señor Juan Izquierdo, que todo era una a vueltas de un
pliego que el señor mi tío despachó para el señor deán, y él me hizo merced de me escribir, y la se­
ñora María Alvarez, v.m. ni mis señores hermanos no escribieron, no sé qué fue la causa.
Este pliego que digo trajeron los Chacones a España. A v.m. he.enviado por otras dos cartas
que me enviase a mi sobrino Pedro Sánchez del Pozo, y ahora se lo torno a pedir por merced me
lo envíe, que tengo mucha necesidad de él, porque, si Dios fuere servido de llevarme al cielo antes
que vaya a esa tierra, quería tener conmigo persona a quien dejar mi hacienda, porque no quedase
a alguno de los de por acá, que no sé cómo harán lo que yo mandase en mi testamento. Y pues
v.m. tiene otro hijo que puede tener a cargo su hacienda, justo será que se me haga esta merced
que pido, que, si Dios le trae con bien, desde acá podrá servir a v.m. mejor que de allá.
El señor don Pedro del Pozo va a ver su padre y hermanos. Va rico por su buena diligencia y
dicha, que todo le ha sucedido bien. Deseo que se halle bien allá, que me parece cosa dificultosa.
Yo quedo bueno de salud, y no muy rico, aunque, si pudiera deshacerme de mi hacienda y me
contentara con lo que tengo, pudiera vivir honradamente en esa tierra.
El señor Juan Izquierdo me escribió cómo mi señora me había hecho una manda, y no dijo
qué, si acaso fue la huerta, no se parta, sino téngala v.m. hasta que yo vaya, que mostrando ésta,
le darán todo crédito, y mis hermanos se holgarán de ello.
El señor don Gómez de Córdoba llegó a esta provincia y obispado suyo primero día de marzo
del año de 1573. Es principal prelado, y a todos nos hace merced.
No escribo más largo, porque el señor deán dará larga cuenta de lo que v.m. quisiere saber. A
la señora mi hermana, su mujer, e hijos dará mis besamanos, y asimismo al señor Antonio Ramí­
rez y su muj'er e hijos y a los demás que v.m. viere que yo tengo obligación para ello. Y no dé pena
a v.m. la ida del señor deán, y yo no, porque convenía así. Yo procuraré dar todo contento a
v.m., cuya magnífica persona Nuestro señor guarde, etc. De Masayá, y de enero de 1574 años,
muy magnífico señor, beso las manos a v.m. su servidor
don Alonso del Pozo, chantre
(Al muy magnífico señor Pedro Sánchez del Pozo, en'el Hinojoso, en la mancha de Aragón).

269.
Don Alonso del Pozo a Francisco Patino del Pozo, en Hinojos.
Masayá, 18.1.1574
Muy magnífico señor:
Recibí una de v.m. fecha a último de febrero del año de setenta. Creo fue yerro, porque las
demás que con ella venían decía la fecha del año de setenta y uno. Sea como fuere, yo recibí gran­
dísimo contento y placer y muy notable merced, por ¡o cual beso a v.m. las manos y a la señora mi
hermana y prima Ana de Tapia, que me dice casó con su merced. Holgara mucho hallarme allá
aquel tiempo para mejor gozar de servirla, como era razón, y pagar alguna parte de las mercedes
que me hizo antes, que no fueron pequeñas ni pocas.
A la señora María de Tapia dé mis besamanos, aunque creo debe estar en el cielo, porque ni
en cartas, ni Amaro de Saldafia, que-estuvo aquí ocho meses, ni fray Diego de Salinas, ni fray Fe­
242 ENRIQUE OTTE

lipe, que estuvieron en ese pueblo y trajeron cartas al seilor deán, no supieron dar razón de ella,
digo que la señora Ana de.Tapia y Maria de Tapia me hicieron muchas y grandes mercedes dig­
nas, cierto, de ser remuneradas y servidas, por proceder de sóla su bondad y magnificencia. Guar­
dólas en el libro de mi memoria, para cuando sea tiempo y pueda.
El señor deán va a ver su padre y hermanos, y lleva de comer, que va rico. Yo no voy tan
presto hasta que desbarate de mi hacienda. De todo dará allá relación a v.m. Quedo bueno de sa­
lud, aunque no sin asma, que me da harta pena cuando me visita. Dice v.m. que le envíe donación
de lo que tiene por mi poder y hubo en mi nombre de herencia de mis padres. Bien me holgara yo
poderlo hacer cristianamente, y sin dar ocasión a que digan como dijeron cuando se supo del po­
der que me había engañado. Yo soy cristiano, y temo de irme al infierno. V.m. me perdone por
esta vez, que mi voluntad no fue de le hacer donación de ella, sino de que se aprovechase de ella y
gozase del usufruto solamente el tieppo que fuese mi voluntad. De lo que yo he adquirido acá no
sin trabajo, y con mucho riesgo de mi persona, podréle servir como a mi hermano y señor, y lo ha­
ré a su tiempo, y no habrá la peor; parte.
Ya v.m. sabe que en esa hacienda yo no trabajo, antes gasté alguna parte de ella en ef estudio,
aunque siempre bien roto y no como era razón siendo clérigo, como lo era ya, y lo sufría, por no
dar ocasión de que nadie murmurase, pues qué dirían o qué cristiandad notarían en mí, si tal hi­
ciese, Antes por el descargo de mi conciencia envío poder para que por iguales partes se parta en­
tre vs. mds., sin exceptuar cosa alguna para mí, solamente lo que recibió mió sin intereses ni ren­
tas. Tenga v.m. paciencia, y muestre holgarse, pues me huelgo yo no m is de con la herencia de mi
padre, y la tengo en mucho. Cuando yo vaya, se remediará ese daño, y deshará el agravio, y no lo
cumpliendo, formará queja de veras contra mí, y con mucha razón. Nuestro Señor la muy magní­
fica persona de v.m. guarde, etc. Al señor bachiller Moreno dará mis besamanos. De Masayá, 18
de enero de 1574, muy magnifico señor, besa las manos a v.m. su servidor
don Alonso del Pozo, chantre
(Al muy magnífico señor Francisco Patiño del Pozo, en el Hinojoso del marquesado).
(I.G. 2056, Véase carta n .“ 266).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 243

NUEVA SEGOVIA

270.
Capitán Juan tandero a su hermana Clara Landero, en Alburquerque.
Nueva Segovia, 1.1.1574
Jesús
Muy deseada señora hermana muy amada:
Por ser el mensajero cierto acordé de escribir esta carta, para le dar cuenta de mis trabajos, y
son que yo me casé con doña Ana de Cáceres, hija de un caballero que se decía Diego de Cáceres,
de la ciudad de Segovia, natural de Castilla, la cosa más honrada de mujer, y muy señora. Murió
de edad de veinte y cinco años, fuimos casados seis años. Murió doña Beatriz, mi hija, y doña Isa­
bel, mi hija, y un niño, que se llamaba como yo, y otra niña. He quedado solo, quería y deseo mu­
cho que viniese Diego de Osma acá. Llevaría dos mil pesos para mi sobrina María Landera, que
valen casi un cuento, para que la casen, y que trajesen a Landero, mi sobrino, para que se case
con una cuñada mía, hermana de la malograda de doña Ana, mi mujer, que Dios tenga en su glo­
ria, amén. Porque tengo dos hermanas de mi mujer en mi casa, una de quince años, otra de once
años, la cosa más linda y hermosa que se ha visto en Indias, y queríala emplear en mi sobrino, pa­
ra que les quedase lo que me queda. Dáles los dos mil pesos para Beatriz Landera, lo demás a mi
sobrino, no será pena de que vengan acá, que luego se volverán, porque no se pierda mi hacienda,
que nunca se lleva, y tómala el rey prestada, gócenla, pues estoy pobre, por haber gastado mi ha­
cienda en servicio de su majestad, y tengo deseo de más le servir, pero querría ver o saber que mi
sobrina Beatriz Landera se casase con mi hacienda, pues se llama como mi señora madre, que
Dios tenga en su gloria. Plega a El de la hacer tan buena, y tal como ella era, que no haría poco,
mas pocas veces vemos los hijos ser tales como sus padres, favorézcala Dios, y la tenga de su ma­
no, para que siempre le sirva, y a nosotros nos dé su gloria, amén.
De esta Nueva Segovia, provincia de Nicaragua, a primero de enero año del señor de mil
y quinientos y setenta y cuatro años. Nuestro Señor la guarde y la conserve en su santo servicio,
amén. A mi hermano Juan Ifiiguez beso las manos.
Su humilde hermano, que sus magníficas manos besa
Juan Landero
(A la muy deseada mi señora hermana Clara Landera, en Alburquerque).

271. 1
Capitán Juan Landero a su sobrino Diego de Osma, en Alburquerque.
Nueva Segovia, 1.1.1574
Jesús
Muy magnífico señor:
Los días pasados recibí una de v.m. con un Muñoz Herrador, que se la dieron en Panamá un
caballero que iba a Perú, y decía que tenía licencia para venir a Indias, Hase tardado tanto que yo
no lo entiendo. Doña Ana, mi mujer, y cuatro hijas se me han muerto, Dios se sírva con todo.
Perdí una mujer que yo no la merecía, nieta de doña Ana de Cáceres, camarera mayor de la du­
quesa de Arcos, fuimos casados seis años, casó conmigo de edad de veinte años. Casóme el presi­
dente de Panamá con ella, porque era muy amigo de su padre. Murió mi suegro y mi señora y su
hijo, el mayordomo, y mi cuñado y doña Isabel y doña Ursula. Tengo en mi casa dos cuñadas
mías, la una de quince años, la otra de once, la cosa más hermosa que se ha visto en Indias, aun­
que de todos la malograda de mi mujer era más señora y magnánima. He gastado mucho, y como
vine desbaratado de la entrada de Tegucigalpa, estoy pobre, y hánseme muerto muchos indios tri­
butarios de grandes pestilencias, Dios se sirva con todo. Quería que v.m. viniese acá, y darle he
dos mil pesos de oro para casar a mi sobrina Beatriz Landera, y traígase conmigo a mi sobrino
Juan Landero, para lo casar con doña Francisca, mi cuñada, para que se quede en todo lo rema­
nente. Vénganse luego, porque yo estoy viejo, y si no, no hay acá quien cobre esta miseria, todo se
perderán mis sobrinos. Querría mucho que llevasen dos mil pesos de oro, que son novecientos mil
maravedís, para casar a Beatriz Landera, mi sobrina, para que tenga memoria de mi ánima, que
se acuerde de hacer bien por mi ánima. Por amor de Dios que se vengan en los navios y flota que
viene a puerto de Caballos, o la Nueva España, porque allá está Domingo Landero, mí hermano,
244 ENRIQUE OTTE

en Toluca, y muy rico, harto más rico que yo, porque este capitanear me ha desbaratado con los
grandes gastos y deuda (?) para todo. Y de México se puede venir por tierra hasta donde yo estoy,
en la provincia de Nicaragua, en >a Nueva Segovia. Por amor de K os que se despachen a venir. El
portador de ésta es el deán de esta provincia de Nicaragua, muy gran amigo mío, de quien v.m. se
puede informar, que va por Mérida, y hasta que v.m. se vea con él, no irá de Mérida, y él dará ra­
zón de todo lo de acá y a verlos ya acá (?). Ahí escribo a mi hermana Clara Sánchez Landera, para
que ayude con un grito (?) a la venida, porque ya he gastado mucho, no se pierda lo que queda.
De esta Nueva Segovia, a primero de enero año de mil y quinientos y setenta y cuatro afiós. A Ma­
ría Landera, mi sobrina, me encomiende en sus oraciones. Muy magnifico señor, besa las manos
de v.m . su tío
Juan Landero
(Al muy magnífico señor Diego de Osma, yerno de Clara Sánchez Landero, en Alburquer-
que, o a Juan Landero, su hijo, en su ausencia). (I.G.2057)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 245

PANAMA

272.
Francisco Morales a su tío Domingo de Mondragón, en Madrid.
¡ Panamá, 3.IV. 1566
Muy magnífico señor: :
Aunque v.m. no se acuerda de mí para me enviar a mandar, cierto si hasta aquí no lo he he­
cho lo que era obligado a hacerlo, y como la razón me obliga, que es escribir y avisar a v.m, de la
salud de mi señora madre y hermanos, porque si hasta ahora no lo he hecho, ha sido la causa, co­
mo dicho tengo, no haber querido v.m. hacer cuenta de mí, pues tanto parentezco tengo a v.m.
como mi señora madre y hermana, pero de la manera que v.m. quisiere e hiciere estará muy bien
hecho, y yo muy contento. Viniendo que vine de Chile a emplear a esta dudad de Panamá, hallé
cuatro cartas que v.m. escribía a mi señora-madre y hermana, en que en ellas v.m. les daba cuenta
de la vida y suceso de mi señor padre, y de la enfermedad que tenía. Pésame cierto mucho, como
es razón, y también entendiendo que jamás por jamás mi padre y madre se podrían ver juntos, si­
no fuese queriendo venir mi padre acá, porque pensar de que mi madre ha de ir allá, entiendo que
jamás será en esta tierra. La causa es María Mondragona, mi hermana, y la hacienda y descanso
que mi madre tiene. Pesádome ha de que se diga en esa tierra mi madre pretender vender hacienda
de su marido, y que de Lima se h'abía escrito que yo. andaba vendiendo la hacienda de mi madre.
Fue al revés, y entienda v.m. que ninguna necesidad mi madre ni yo tenemos, para que nos hiciese
246 ENRIQUE OTTE

vender lo que allá estaba, porque doy mi palabra a v.m. poseo yo más que todo mi pueblo junto,
y esto en moneda, así que ninguna necesidad tengo de lo que está en Castilla. Y si no se quisiere
dar crédito a lo que digo, los portadores de las cartas dirán lo que yo poseo, y el crédito que en es­
te reino tengo. Y pues esto es así, y no sé qué le mueve a mi padre querer olvidar a mujer e hijos,
que tanto quieren y aman estarse en una tan baserada (?) tierra como ésta. Asi que suplico a v.m.,
si ser pudiere, haga con mi padre se venga, aunque sea sin un L° (?), porque, si él quiere hacienda
e hijos, tiene a quien mandar, y si él quiere que yo venga hasta Nombre de Dios por él, yo lo haré
de muy buena voluntad, porque pasar en España entiendo que nunca será jamás. Yo ha que salí
de Chile cuatro meses, dejé a mi señora madre y hermanos buenos de salud, bendito Dios, con
gran deseo de ver a todos vs. mds. De mí sé decir a v.m. estoy bueno, bendito Dios, y de partida
para mi casa. No tengo más que hacer saber a v.m., sino que Nuestro Señor dé a v.m. el contento
y descanso que yo, su sobrino de v.m., deseo, y v.m. desea. A mi señora tía e hijos de v.m. beso
mil veces las manos, juntamente pon las de las señoras mis tías Maria de Mondragón y Francisca
de Mondragón, las cuales suplico ;hayan ésta por suya. Y a vs. mds. juntos les suplico y ruego vea
yo cartas de sus mercedes, y me envíen a mandar y a pedir lo que quisieren, que es de cristiano de
se lo otorgar y enviar, según y cómo me lo enviaren a mandar. Por las cartas que v.m. escribe veo
tener dos primas mías en casa de v.m., hijas de Pedro de Mondragón, mi tío, que Dios perdone. A
v.m. supBco me avise de lo que hay, porque, aunque sea quitarlo de mi comer, haré lo que estoy
obligado a hacer, como a parientas que mias son. No tengo más que hacer saber a v.m., sino que
Muestro Señor,etc. Panamá, a 3 de abril de 1566. Beso las manos a v.m., su sobrino
Francisco Morales
(A mi señor tío Domingo de Mondragón, en Madrid). (I.G. 1219)

273.
Francisca Hernández del Pedroso a su sobrina María de Barrera, en El Pedroso.
Panamá, 20.111.1572
Señora sobrina;
Espantada estoy cómo no me habéis escrito, ni ninguna de mis parientes, tanto tiempo ha; de
que he recibido harta pena en no haber sabido de vuestra salud. No tengo en esa tierra paríenta
más cercana que a vos, y cada una carta que viera vuestra la hubiera pesado a oro, porque saber
de cosas de esa tierra es para mí el mayor regalo del mundo. Haréisme placer de no ser tan descui­
dada, pues ¿a quién tengo en mi memoria y bien continuo que a vos? Que por mis pecados no me
ha quedado ningún hijo, que por mis pecados uno que me había quedado murió en la mar en una
navegación que hizo de aquí al Perú, y cuanta hacienda tengo es para vos y para vuestros hijos. Y
así seria para mí grandísimo consuelo veros en esta tierra a vos y a vuestro marido e hijos, que lo
deseo tan de veras que después de la salvación de mí ánima no hay otra cosa que más. desee.
Si os diere gusto aliñar vuestro viaje, podéis os venir a mí casa como a vuestra casa propia,
que no querría que lo que he ganado con tantos trabajos lo gozase cuyo no es. Y así. Dios me dé
su gracia, que con lo que he perdido de seis meses a esta parte pudiérades vos vivír honradamente.
Y como no me habéis escrito, he tenido sospecha no fuésedes muerta, y así no he"osado enviaros
de acá con qué pudiérades pasar a estas partes. Pero yo os envío sesenta y cuatro pesos con Alvar
Gómez, vecino de Sevilla, y con ésta va la obligación que de ello os hice. Los sesenta tomaréis pa­
ra vuestra casa, y de los cuatro haréis decir una misa con sus oficios cumplidos por el ánima de mi
madre, y se haga con responsos sobre la sepultura, y se ofrende muy cumplidamente. Por vida
vuestra, que os torno a encargar que os vengáis a esta tierra, para que, si yo muriere, haya quien
herede estos bienes que tengo, y no uséis conmigo de tanta crueldad sin escribirme en cada flota,
que yo os prometo que os sea bien agradecido, pues es así. Avíseme de todo lo que allá ha sucedi­
do. A vuestro marido e hijos me encomendad, y a todos mis parientes y amigos, y en especial a
Gonzalo Hernández Sevillano y a Isabel Mateos, mis primos, que tengo mucho deseo de veros.
Otra cosa al presente no se ofrece, sino que sólo quedo rogando a Nuestro Señor me los deje ver.
De Panamá, a veinte días del mes de marzo de mil y quinientos y setenta y dos años. Vuestra tía,
que vuestro bien desea
Francisca Hernández del Pedroso
(A la señora Maria de Barrera, mi sobrina, mujer de Gonzalo García Marín, en El Pedroso,
diez leguas de Sevilla). (I.G. 2087)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 247

274.
Bernardino Rodríguez a su hermano Pedro Rodríguez, en Sevilla.
Panamá, 1S.XII.1572
Hermano:
Muchos días ha que recibí una vuestra, y por ser la compasión mucha y el camino muy largo,
no he podido responderos hasta ahora. En vuestra carta me decís que os habéis casado con una
mujer muy honrada, aunque pobre: de eso me huelgo mucho. En lo que decís que estáis pobre,
eso ya me parece orden común de tos españoles, en teniendo un pariente en las Indias, hacerse po­
bres, pero pues que me lo decís con juramento, lo creo, y yo deseara mucho de estar en parte don­
de con brevedad os pudiera socorrer. Y más ya sabéis por otras cartas que os he escrito el deseo
que tengo de os ver a vos y a vuestra mujer. Por tanto, yo os ruego todo lo que puedo que, con la
mayor brevedad que ser pueda, vengáis, que yo os doy la palabra a ley de hombre de bien de os fa­
vorecer todo lo que yo pueda, como lo veréis por la obra. En lo que en vuestra carta me decís que,
por no pedir la licencia para venir, no venís, no sé yo por qué no la pedís, pues que no sois de los
prohibidos por su majestad, y teniendo partes para venir acá, porque con esta carta mía encomen­
dándoos a uno de esos señores oidores, no dejarán de haceros la merced, y, si acaso os determiná-
redes a venir, iréis a Antonio Fernández, sastre, que vive en la borceguinería en Sevilla, que él os
dirá quién os dará el dinero que os faltare para venir; él tiene recaudo mió por donde os lo darán
luego.
No tengo más que deciros, sino que Nuestro Señor dé salud a vos y a vuestra mujer, y os dé
buen viaje, si acá viniéredes, y me hallaréis en esta ciudad en la parte que en otras cartas os he di­
cho, presto y aparejado para os favorecer en todo lo que yo pudiere. Y de Panamá, y de diciembre
a quince de 1572 años, vuestro hermano que vuestro bien desea
Bernardino Rodríguez
(A mi hermano Pedro Rodríguez, platero, en la ciudad de Sevilla). (I.G. 2087)

275.
Antonio Báez a su hijo Antonio Báez, en corte.
Panamá, 8.IV.1573
Hijo:
En la segunda flota, y aún en la tercera, de que vino por general Diego Flores de Valdés, os
escribí largo, dándoos cuenta de mi vida y suceso, y de cómo a vuestra hermana le va bien; que no
es poco consuelo para mis trabajos, que han sido muchos y muy grandes, porque se me haq muer­
to y huido al monte cinco negros, y tos dos de ellos me ayudaban ya a trabajar, y aún a ganar de
comer. Por todo doy muchas gracias a Dios, Nuestro Señor. Y pues que su Divina Majestad lo
permite, es justo creer que esto es lo que me conviene. Sólo querría, porque yo ando muy enfer­
mo, y estoy viejo y cansado, que, antes que Dios me llevase, viniésedes a esta ciudad a recibir mi
bendición y poner recaudo en esta hacienda que aquí tenéis, porque, aunque es poca, os hará pro­
vecho, y es ganada con mucho trabajo. Aquí tengo conmigo a otro hermano vuestro, que he habi­
do después que vine de España. Es muy bueno oficial, y gana de comer, aunque es muchacho. Así
hayáis mi bendición, y por el siglo de vuestra madre os juro y ruego que vengáis en la primera flo­
ta, que será para mi mucho contento, porque me tenéis mal enojado en no me haber querido escri­
bir tanto tiempo ha, que, aunque yo no fuera vuestro padre, sois obligado a ley de naturaleza a
darme contento, pues os le deseo yo dar a vos, mayormente habiéndoos engendrado y criado con
tantos trabajos. Y no temáis la venida por la mar, porque el viaje es breve a la venida, y pásase
con mucho contento y regalo. Y ruégoos y mándoos que pueda más el amor de este padre, que
tanto os desea, que el temor de la mar, pues con vuestra venida'os perdonaré todo lo pasado. Y
porque sé que como bueno y obediente hijo haréis este viaje, no digo más, sino que Nuestro Señor
os traiga a esta tierra antes que mis ojos se quiebren. El que Ja presente lleva es el señor licenciado
Diego García de Franco; es muy mi señor y hará por vos lo que pudiere. Servidle en lo qué hubiere
menester, que no perderéis nada en ello. De Panamá, a ocho de abril año 1573 años, vuestro pa­
dre, que mucho os quiere,
Antonio Báez
(A mi amado hijo Antonio Báez, platero de oro, en corte de España, o en Vaüadolid o en
Medina del Campo. Al porte dos reales, 68 mrs.). (1.0.2087)
248 ENRIQUE OTTE

276.
El licenciado Diego Pérez a su hijo Manuel Pérez, en Fuente la Peña.
Panamá, I0.IV.1573
Hijo Manuel:
Esta debe de ser la primera que has visto y recibido mía» y asimismo la primera vez que en­
tiendes que le llamo hijo, pues desde que naciste nunca he visto que me hayas llamado padre. Las
causas que para ello hayas tenido no sé ni entiendo cuáles sean, y asi no las puedo alabar ni vitu­
perar. Porque si ha sido por descuido, negligencia o poco amor que a tu padre hayas tenido, de
suyo se están condenadas, y tú con ellas cuando tal haya acontecido. Y si lo ha causado algún
buen respeto de entender y creer tú que yo te quería tener encubierto, y que por no contravenir a
mi voluntad no te nombraba hijo ni me escribías, ésta es causa y razón lo hable. Mas cuál de las
dos sea verdadera, tú lo sabes. Yo fio en Dios que no habrá sido la primera, sino la segunda, por­
que no creo yo que, teniendo tan buenos abuelos, tíos y parientes, haya caído en tí causas ni pen­
samiento de descuido e ingratitud contra mí, que mejor sería contra tí. No he tenido razón de es­
tar admirado de tí, que, ya que no te habías aventurado a venirme a buscar desde que hubiste diez
años, aunque fuera, como dicen, en una barca rota, a lo menos me hubieras escrito una y muchas
veces, porque entendiera yo que eras vivo y qué sabias siquiera escribir, y que me dieras a enten­
der tu manera de vivir y tus menesteres, si algunos tenías. Y declarándome tu voluntad en todo lo
que más te pareciera, como lo suelen hacer los buenos y avisados hijos» con deseos de ver y servir
a sus padres, y especialmente con más obligacipn tú que los demás, pues nunca me viste para co­
nocerme y la necesidad que para ello tenías y tienes. Mas como eres mozo y criado entre esas mor­
cillas, uvas y melones, no entiendes lo que más te conviene. Paréceme que sólo ese apetito basta
para que hayas vivido harto y contento. Y has de entender que los que pretenden cosas mayores,
no se han de criar en los lugares donde nacieron, ni vivir en regalos, porque éstos en la vejez se ha­
llan siempre flacos y enfermos. No te digo más, que no hay para qué. En razón de esto, que, si
Dios fuere servido que yo te vea acá, presto conoceré en qué has empleado la vida, y plega a Dios
que haya sido virtuosamente, porque esto es lo que deseo.
En la carta de Cristóbal Pérez, tu tío, escribo lo que has de hacer para venir acá. Que quiero
que vengas en la primera flota, y no hagas otra cosa por ninguna manera. Y en Sevilla hallarás al­
gunos dineros para tu a viamiento. Traerás para el viaje las más camisas que pudiéfedes, porque es
lo más necesario para la mar y fuera de ella.
En la de tu tío dice a qué partes has de acudir en Sevilla para hallar algún recado, y podrá ser
que en otra que irá con ésta te lo escriba más claro. Tendrás cuidado de traerme claridad qué ha­
cienda me quedó ahí de tus abuelos, que están en gloria, demás de las casas y paneras y del soto
con la vifla del mismo soto, porque quiero saber qué tierras y qué tantas y quién las tiene en su po­
der, y lo que renta todo, y si algún prado con ellas, porque quiero disponer de todo ello como me­
jor me pareciere.
Acá he sabido cómo tu primo Francisco Pérez ha venido dos o tres veces a Sevilla con deter­
minación de me venir a ver. Y después que se vio junto al río» como no debe de saber nadar, no se
osó a arrojar al agua. Por cierto él hizo muy bien por no salir de la costumbre de todos los demás
mancebos de ese pueblo. En fin, el estar quedo es más acertado.
Ten cuenta que no traigas a nadie contigo cuando viniéredes, y avisóte otra vez que no trates
con mozuelos livianos, y que seas honesto y no vicioso, ni jugador, ni padero (?), ni mentiroso,
porque, si algo de esto hubiere, allí acabaste el camino, y en otra manera Dios y los hombres te fa­
vorezcan. Y no te olvides jamás de lo que aquí te digo, y con tanto no se ofrece otra cosa más de
que tengas cuidado de salir de ese pueblo razonablemente puesto, y te vengas a Sevilla sin hacer
gastos, más de venirte con un arriero, sin cuidado de tener cabalgadura, ni darle cebada, y guar­
das el dinero que trajeres. En. llegando a Sevilla» entrégalo a una persona conocida, vecina de Se­
villa, y no sea de los engaftádores. Nuestro Señor te tenga de su mano y traiga con salud. De Pana­
má, y de abril diez, mil y quinientos y setenta y tres¡ tu padre que tu bien y verte desea
el licenciado Diego Pérez
En lo que te tengo dicho que vayas a la corte, ahora digo que no vayas, sino derecho a Sevi­
lla, cuando tuvieres aviso que es tiempo, y acudirás en casa del señor Luis Monte, que es la perso­
na que te ha de dar aviamiento y lo que hubieres menester. Mas cuenta con hacer lo que te manda­
re, y vivir siempre como te tengo dicho: muy templado en el hablar y en el comer, y poco bullicio
de tu persona, que parezcas en todo viejo de setenta años, y lo mismo has de hacer por la mar, sin
tener diferencia con criatura ninguna. Y a los demás que te dije que acudieses será para besarles
las manos y ofrecerles que te manden en qué les sirvas. Si acudieres antes de tiempo a Sevilla, te
podrás volver, y en efecto hacer lo que te mandare el señor Luis Monte. Ya te digo que te ha de
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 249

dar lo que hubieres menester," y fletarte y aviarte, que no has de tener cuidado de nada, y no trai­
gas a nadie contigo, y no te olvides de la información que tengo dicha. Y una carta que va con ésta
para Pedro Hernández de Aguijar, corredor de lonja, vuélvela a traer contigo cerrada, y si hubie­
res menester algo, que no creo que habrás, dásela a él o al señor Luis Monte, para que juntamente
contigo se ¡a dé. Y con esto sea Dios con todos. ( l . 0 . 2087).

277.
Hernando de Cantüiana a su mujer doña Magdalena de Cárdenas, en Sevilla.
Panamá, 7.V.1575
Alma mía y iodo mi bien:
Después de haberos escrito largo con Baltasar de Escobar y con Juan Martín de Herrera y
con Melchor Pérez seré en ésta breve. Sólo diré cómo yo he quedado harto melancólico en ver irse
a Escobar de mi casa y no poder yo hacer otro tanto. Dios me cumpla este deseo, que me parece
que no tendré más que desear Dios lo haga como puede. Por la manera que os he enviado veréis
cómo os envío setecientos y tantos pesos, y con qué personas, y cómo recibidlo todo, y haced de
ello vuestra voluntad, que todo es vuestro, eso y lo que yo tengo, y lo que gáne y ganare toda mi
vida, pues soy vuestro esclavo, que me comprastes el día que os vi, que entonces me cautivastes,
que hasta entonces no me daba por tal.
Con Baltasar de Escobar os envío un temo de mangas, cofia, gorguera de oro y plata, hilada,,
que pesa treinta y dos onzas y tres ochavas, para la mitad de lo que valiere deis a María Hernán­
dez, nuestra parienta, que es de su hijo Vicente Díaz, la mitad que ha diez y seis años que la tenga
en Lima, y ahora me lo envía conque no se vende, y por eso os lo envío. Dádselo, y llevaos más
seis onzas de color y tres bordones, los dos guarnecidos de plata, y el otro sin guarnición, que uno
es para mi señora doña Isabel de Cervantes, el grande y gordo, y el otro es para el doctor Zurena.
Lleva más una hamaca chiquita, y un papagayo grande que habla en demasía, que me lo dio Gon­
zalo de Vides, para que os lo enviase, y.dos chiquitos, y en una cajita como de carne de membrillo
docientás y tantas piedras besares {?), que ésta es para vos la mitad y mitad para el señor Alonso
de Cazalla, que me las envió su hermano, y no se abra sin estar él delante, que lleve su parte. Lleva
aparte cinco piedras besares, tres grandes muy finas y dos chicas, éstas me habian dado amigos
antes. Lleva más tres pares de sarcillos de perlas de racimos, los unos para que dé a su hermana, y
una gargantilla de oro de caravesillos (?), que muy bien se lo debía yo a su padre, y todos los días
de mi vida tendré reconocimiento de ello, y vos también, que os quería mucho. Y los dos pares os
ha de dar a vos, para que el uno de ellos deis a mi señora doña María de Cervantes, con (?) de pie­
dras besares, y los otros deis a la hija de doña Isabel y del doctor Reyes de León, que se lo debo
muy bien, y se lo prometí por el conocimiento que va con esta carta lo veréis. Y quedo haciendo
otros dos pares de sarcillos de la propia manera, los unos para la hija del señor licenciado León,
que no me he olvidado de las mercedes que me hizo y os hace, y los otros para mi ama de mi hijo,
la segunda, que es Jerónima Ortiz, que los traiga por mi servicio, si alcánzare, que creo yo que sí
alcanzará, los reúna mi yerno Diego de Castro.
Allá envío cerca de dos mil ducados en plata, y un poder para otros mil pesos fiado, que me
traigan empleados, para que gane algo para ayudar mi ida. Bien pudiera enviar otros cuatro mil
ducados, mas no quiero arriesgar más que esto, y no se lo envío a mi compadre Juan de la Lana.
Llévalos Juan Martínez de Lara, que es un gran amigo mío; y lo hará muy bien. El os ha de ir a
ver y llevaros el pliego de cartas, y la plata labrada encárgaselo, y no lo digáis a persona, que no es
menester que lo sepa nadie que a vos, porque no puedo dejar de decíroslo, y no ha de haber cosa
encubierta os lo escribo.
Yo estaba determinado de no enviar cosa ninguna a mi hermana, ni verla, y visto (?), que si
no se lo envío, la pasará mal, y que quizás seré yo parte para hacer algún mal recabarle.
Determiné de enviarle con el mismo Juan Martínez ciento y tantos pesos, porque de ello haga
una obligación en ella y sus hijos, para que, si ha de llevar la parte de las cosas, se le quite, que yo
ando procurando no las lleve, por lo que ha hecho conmigo, enviar a otro el poder. Con todo esto
no le escribo, ni le pienso escribir, mientras ésta me durare, y ella no hace lo que es obligada.
Daos, mi alma, buena maña en lo de Diego de Castro, que él no hará, con ésta será una carta
que me escribió de Nombre de Dios sobre ello, y en ella veréis la voluntad que tiene para ello.
Háganse las diligencias en que le hablen el conde de Barajas y el de Castellar, que yo entiendo
los han muy quedo (?). Esto no hubiere éxito, que yo entiendo que lo habrá. No dejen de hablar a
Melchor Pérez, que yo se lo he escrito de acá. Dios lo encamine como puede y como yo deseo.
250 ENRIQUE OTTE

Encárgoos, mi alma, que me enviéis la prolongación de dos años, que por vida vuestra que
no lo pido de vicio, sino porque no nos lleven 200.000 maravedís de pena, y por estar seguro acá.
No nos hagan otra buena obra como la pasada, que yo tenga tanta gana de ir, y estoy tan vuestro
amancebado que antes me habiades de enviar a rogar no me fuese tan presto como yo querría, se­
gura estáis de esto, que lo más breve que yo pudiere entended que me iré, sin que sean todosjos
del mundo parte para quede acá, que por eso haga que venga mi primo Pedro de Jaén, para que
quede aquí, y yo me vaya en habiendo coyuntura, y que se quede aquí con todo. Dios lo encami­
ne, asi como yo tengo la voluntad y el deseo de ir a veros a vos y a mis hijos, que os quiero más
que a mi vida. Yo espero en Dios que los tengo de ver muy breve, placiendo a mí Dios.
A mi señora querría ver con otro yerno, y conque no esotro mi deseo sino es servirla, regalár­
mela mucho, porque quiere mucho a mis hijos. Dios me os deje ver como puede y con descanso.
A la señora Marina de Vergara le c(ad mis encomiendas, que algo le enviaré yo en la primera flota,
lo mismo a Jerónima Ortiz y a mi ama de Hernando, y dadle la gargantilla, si os pareciere. De Pa­
namá, a 7 de mayo de 1575, el que más que a sí os ama y os quiere hasta la muerte
Hernando de Cantillana
(A mi señora doña Magdalena de Cárdenas, en Sevilla). (I.G. 1225)

278.
Juan Jiménez del Río a Diego de Torres, en Valladoiid.
Panamá, 9.V.1578
Señor:
Aunque me vine sin daros parte a vos ni a nadie de mi venida, no he dejado de tener memoria
y cuenta de lo que os conviene para vuestro remedio. Yo he procurado con vuestra señora suegra
y con su marido que os enviasen a esta flota ciento o doscientos pesos, para conque os remediáse-
des. Y parece que, como hay tan pocos de quien fiar, que acuerda vuestra señora de que os ven­
gáis vos y vuestra mujer a vivir a estas partes, donde os podrá remediar y socorrer con mucha faci­
lidad. Y así quiere que os vengáis, y que luego procuréis sacar licencia del Consejo de Indias para
vos y vuestra mujer y un criado o criada. Y que, sacada, aviséis de ello, y os vengáis a Sevilla. Y,
sabido que estáis allí, os enviará doscientos pesos, para que os aviéis con contento. Y esta es sú de­
terminada voluntad. La licencia ha de ser para Tierra Firme y el Perú; así que en esto de la licencia
pondréis calor y la sacaréis, sin que os desasoseguéis de vuestra casa, sino por pasos contados.
Porque, si no viniéredes esta flota, vendréis la otra. En otras os he dicho cómo está rica ella y su
marido, y alcanza catorce o quince mil pesos de plata ensayada, que es trece reales y medio cada
peso. Y si ahora no envían dineros, es porque tienen intento de os lo enviar cuando estéis en Sevi­
lla,'despachados con licencia de la corte, para os poder venir. Con ésta va una memoria de lo que
habéis de hacer, que miraréis por ella lo que conviene para vuestro buen aviamiento. No tengo
más que decir, sino que Dios lo haga todo de su mano como puede y como más se sirva. A todos
esos señores vecinos dad mis besamanos y encomiendas, no olvidado a Antonio Diez y a su mujer
y Ana María y a la señora de Pedro Pérez y a los demás. Ahí van cartas para el cura Aiagalde (?),
porque ayude a sacar esas licencias, y enseñadle esa memoria mía. Del Panamá, y de mayo, día de
la Ascensión de 1578 años. A lo que mandáredes como amigo vuestro
Juan Jiménez del Río
(A mi señor Diego de Torres, librero, en la librería en Valladoiid).

279.
Francisca de Trujillos a sus hijos Diego de Torres y Juana de Trujillo, en Valladoiid.
Panamá, 9.V.1578
Amados hijos:
Vuestras cartas he recibido, las unas con mi hermano Hernando Pecero y las otras con Juan
Jiménez del Río, el cual está al presente en esta ciudad y os escribe. En lo que, hija, me enviáis a
decir habéis pasado y pasáis mucho trabajo, yo estoy informada que será así, y duéleme tanto y
hame dolido que no sé cómo lo signifique. Para eso nacimos en este mundo, para pasar trabajo, y
que si yo significase los que he pasado, son hartos, pero con ser las gentes buenas y virtuosas Dios
se acuerda de ellas a las mayores necesidades. Pésame que vuestro tío haya usado tantas cruelda­
des con vos; débelo haber hecho no haber vos sabido llevarle la voluntad. Como quiera quesea, es
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 251

vuestra sangre, y habéis de sufrirle como vuestro padre, pues no conocisteis otro. A las buenas y a
los buenos da Dios trabajos en este mundo, y se acuerda de ellos. Y así, hija mía, os ruego que no
tengáis odio con vuestro tío, sino que lo obedezcáis corno a padre, y le tengáis como a señor, si él
no hiciere lo que debe o no lo ha hecho. Es menester que perdáis ese rencor, y no os acordéis de
nada, sino entender que Dios os hace mucha merced, y que no nacisteis en su hucia (?), sino en la
de Dios, que es padre de todos. Escribfsme sois casada con un librero, hombre de bien, y que es­
táis pobre y pasáis trabajos. De que vos tengáis buen marido me da mucho contento. Que no sea
rico, si es virtuoso y hombre de bien y buen cristiano. Dios le dará la hacienda, mayormente que,
pues Dios me ha dado vida hasta saber de vosotros, espero en Su Divina Majestad me la dará has­
ta veros muy bien remediados. Y así es mi determinación que, vista ésta, procuréis que vuestro
marido saque licencia del Consejo Real para poder venir a estas partes y al Perú, y, sacada, ven­
dáis las heredades que vuestro tío os dio, y os vengáis hasta Sevilla, donde es mi voluntad de que
estéis hasta que tengáis orden de lo que habéis de hacer. Y para esto os escribirá mi marido y vues­
tro señor, y os enviará alguna plata. Lo que os enviare tendréis en mucho, y sabréislo gobernar
asentándolo a las espaldas de vuestra carta de dote, y escribiendo luego el recibo de ello. Y aunque
sea poco, tenedlo en mucho, porque quien os ha de dar siempre y remediaros como a hijos, es me­
nester que vaya sabiendo vuestro marido lo que vale el real. Y venidos acá, Dios queriendo, os re­
mediaremos y daremos orden en vuestras vidas. Y para esto escribe el señor luán del Río una me­
moria cómo os habéis de guiar, para que no erréis en lo que os conviene y cumple para vuestro
buen aviamiento. Dios lo encamine como puede y os me deje ver con bien, y veros y remediaras y
debajo de mi ala.
Esta sirva para vos y para vuestro marido. Yo os ruego, hija, que, pues habéis sido mujer
honrada, y tales nuevas tengo de vos, que tengáis siempre delante de los ojos esta honra, querien­
do siempre bien a vuestro marido, ausente y presente, y estimándole en mucho. Y a él digo por és­
ta que le tengo por hijo y me huelgo esté casado con vos, y le ruego os trate bien y honradamente,
apartándose de malas compañías, y procurando de hacer como hombre honrado. Y haciéndolo
así, lo tendré en mucho y lo estimaré, aunque sea más pobre que puede ser, porque las virtudes so­
brepujan a las riquezas.
Así que, hijos, no os tengo más que os avisar, sino que, gloria a Nuestro Señor, tengo salud,
y vuestro señor padre también la tiene, y vuestros hermanos y todos se os encomiendan y ruegan a
Dios os tenga de su mano y os me deje ver con bien. Decirme tenéis un hijo y nieto mío, y no me
enviáis a decir cómo se llama ni qué edad tiene. Avisarme heis de todo y escribiéndole a vuestro se­
ñor padre, y respondiéndole. Y con tanto Nuestro Señor os me guarde por muchos años, amén.
De Panamá, y a 9 de mayo de 1578 años, vuestra madre, que vuestra honra y descanso desea,
Francisca de Trujillos
Vuestra hermana os quería enviar unas joyas de oro: por no haber de quien fiarlo, no os lo
envía. Cuando vengáis acá ¡o gozaréis.
(Para los muy deseados hijos Diego de Torres y Juana de Trujillos, en la calle de la librería,
en Valladolid). (I.G. 2091)

280.
El licenciado Juan de Ribera a su hermano Hernando de Ribera, en Sevilla.
Panamá, I0.IH.1579
Hermano:
Vuestra carta recibí, con la cual me holgué mucho, y más en saber de vuestra salud y de la se­
ñora mi hermana, la cual os encomiendo mucho que miréis por ella y por los demás hermanos,
pues no tienen otro favor sino es el de Dios y el vuestro. Que es cierto verdad que yo no aguardaba
carta sino vuestra persona con las demás, con mi hermana y hermanos acá, pues que os lo había
enviado a decir por la otra mi carta. Y así os ruego no dejéis de dar orden cómo no quedéis en Es­
paña a otro viaje, sino que os vengáis a estas partes, pues sabéis cuán rico está nuestro tío en Gua­
temala, y os podrá favorecer. Porque él dice que os vengáis y traigáis las dichas consigo, que él os
dará con qué tratéis y ganes de comer por acá descansadamente. No dejéis de hacerlo, por amor
de Dios, porque es cosa que nos cumple a todos. Hermano, ahí os envío cien pesos de plata, los
cuales os dará Juan González, mercader, para ayuda a vuestro viaje. Yo quisiera enviároslo de
oro, mas por ahora no puedo. Venid vos por acá, que vos veréis cómo lo hago yo. Mi tío Carlos
de Ribera me dice que no os quiere enviar nada hasta que vengáis acá, porque tiene gran deseo de
ver a sus sobrina y sobrinos por estas partes. Hermano, no tengo más que decir, sino que, por
amor de Dios, lo hagáis; ordenadlo de manera que venga descansadamente. Hermano, esas cartas
252 ENRIQUE OTTE

os encomiendo enviéis a Ubeda, pues hay mensajero cierto cada día. A Alonso de Olivares, mer­
cader, dará esa carta, y a Rodrigo de Cabrera también. Y a Rodrigo Méndez, mercader, por­
que en ellas les encargo que tengan cuenta de acomodar a v.m. y a mi hermana lo mejor que pu­
diere ser.
No tengo más que decirle, sino que no deje de hacerlo. A todos los que sabe que tengo obliga­
ción dará v.m. mis besamanos, y a mi hermana tenga ésta por suya. Fecha hoy, viernes, a diez
días del mes de marzo de 1579 años, vuestro hermano que vuestro bien desea
el licenciado Juan de Ribera
(A mi hermano Hernando de Ribera, en casa de Mari Vázquez, joyera, en cal de Francos, en
Sevilla). (1.0.2091)

281 .
Hernando de Soto a su hermana Beatriz Zapata, en corte.
Panamá, 8.IX.1580
Señora hermana:
Estoy maravillado de tantas como tengo escritas de no haber tenido respuesta al cabo de tan­
tos años como ha que salí de esa tierra. Y ahora fue Nuestro Señor servido que supe de Francisco
Herpández, vecino de ese pueblo de Valladolid, cómo Nuestro Señor fue servido de llevarse a mi
señora madre, y también me dijo cómo v.m. se había casado, señora hermana, con Juan de Jas
Heras, y que tenía cuatro hijas y dos hijos, y que pasábades mucho trabajo y necesidad. Y habién­
dome dicho esto el señor Francisco Hernández, como vecino y hombre que os conoce muy bien,
cierto me pesó mucho de vuestros trabajos, y os doy mi fe que tengo escritas más de diez cartas en
todas las armadas que salen de Tierra Fírme con amigos míos de este pueblo de Panamá y de Pe­
rú, y nunca he tenido noticias de vos, señora hermana, sino ha sido con este vecino vuestro que
me dio estas nuevas. De lo cual me dio gran pena de la muerte de mi señora madre, y de vuestros
trabajos, aunque me dijo que vuestro marido era hombre de bien y sastre, mas que pasábades
gran trabajo. Lo que os ruego que no se os ponga cosa por delante, sino que, vista ésta, procuréis
luego vos y vuestro marido e hijos de veniros a esta tierra. Porque, bendito Nuestro Señor, El me
ha dado muchos bienes, que tengo más de treinta mil pesos, y no tengo quién los herede, ni a
quién dejarlo, y yo estoy muy viejo y enfermo, y no habré en esta vida mayor contento que veros a
vos, señora hermana, y a vuestro marido e hijos en esta tierra. Y si tuviéredes necesidad en Sevi­
lla, os dará Luis López todo lo que fuere menester para vuestro viaje, y os aviará muy a gusto. Y
torno a decir que no se os ponga cosa por delante, ni peligros de la mar, que algo se ha de pasar de
trabajo para tener algún descanso. Y en Cartagena yo os tendré refresco y recaudo, porque allí es­
tá el capitán Mendoza, que os hará buen hospedaje, y os aviará hasta Nombre de Dios, y de allí en
dos días seré yo con vos, señora hermana. Y será para mí gran contento de veros a vos, señora
hermana; y a vuestro marido e hijos.
Y confiado que en esta flota vendréis, no alargo más, de que daréis mis encomiendas a Gon­
zalo de Toro y a su mujer, y decidles que me escriban, aunque no sea más que por la amistad y pa-
rentezco que había entre nuestros padres y ellos. Al señor vuestro marido que tenga ésta por suya,
y que le deseo mucho ver y conocer, por las buenas nuevas que me han dado, que es hombre de
bien, y le ruego yo de mi parte que se venga luego, que, aunque yo no tuviere lo que tengo, con su
oficio, porque me ha dicho Francisco Hernández que es muy buen oficial, ganará largo de comer.
Mas, bendito Nuestro Señor, no será menester, que lo que yo tengo os lo dejaré todo, señora her­
mana. Confiado que en todo me daréis este contento. Nuestro Señor os me deje ver antes que me
lleve de esta vida. De Panamá, hoy miércoles, ocho de setiembre de 1580 años, vuestro verdadero
hermano, que más os desea ver que no escribir
Hernando de Soto
(A mi muy deseada señora hermana Beatriz Zapata, mujer de Juan de las Heras, sastre, en
corte). .

282 .
Hernando de Soto a su hermana Beatriz Zapata, en corte.
Panamá, 24.IV.1581
Señora hermana:
Nuestro Señor sabe el contento que recibí con una nueva que tne dio Francisco Hernández,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 253

vuestro vecino, de cómo érades casada, y que a mi señora madre la había llevado Nuestro Señor.
Nuestro Señor sabe el contento que me dio lo uno y el pesar que me dio de la muerte de nuestra
madre. Mas como sean cosas que Nuestro Señor hace, darle gracias, que delantera es que nos lle­
van, Nuestro Señor la ponga en su santa gloria.
También me dijo cómo teníades muchos hijos, y que pasábades gran trabajo. Ya os tengo es­
crita otra carta dende que me dijo Francisco Hernández esto en el armada pasada. Y ahora os es­
cribo en ésta con un grande amigo mío que no se os ponga cosa por delante, sino que luego pon­
gáis por obra vos y vuestro marido e hijos de veniros a esta tierra. Porque, Nuestro Señor sea loa­
do, yo tengo más de treinta mil pesos, y estoy solo y viejo y enfermo, y no tengo a quién dejarlo si­
no es a vos y a mis sobrinos. Por tanto no se os ponga cosa por delante, Luis López, que os
acomodará lo que hubiéredes menester, y os fletará en un buen navio, y en Cartagena, donde to­
man los navios escala, está el capitán Mendoza, que os regalará y dará refresco y lo que fuere me­
nester. Y llegados al Nombre de Dios, yo seré con vos, señora hermana, dentro de dos días, que
será para mí gran contento. Y el no me haber respondido a la carta de la flota pasada me ha dado
que ha de ser cierta vuestra venida en esta flota.
Confiado que no haréis otra cosa más de la que os escribo, para que salgáis de trabajos,
Nuestro Señor os dé salud y os traiga con bien, Al señor Gonzalo de Toro y a su mujer beso las
manos, y decidles que me escriban, aunque no sea más sino por la amistad y parentezco que había
entre nuestros padres y los suyos, porque me dijo Francisco Hernández que estaban ricos; Dios se
lo deje gozar. Al señor vuestro marido beso las manos, y que tenga ésta por suya. Y no se le ponga
por delante ningún trabajo, que lo que yo tengo no le ha de faltar, y a vos, señora hermana. De
Panamá, hoy lunes, y de abril veinte y cuatro de 1581 años, vuestro verdadero hermano, que más
os desea ver que no escribir
Hernando de Soto
(A mi muy deseada y señora hermana Beatriz Zapata, mujer de Juan de las Heras, sastre, en
corte). (I,G. 2092)

283.
Hernando Gutiérrez a su hijo el licenciado Alonso García Velázquez, en Monbeltrán.
Panamá, 6.IV.1583
Hijo;
Recibí vuestra carta juntamente con un pliego que me dio un Nieto de Jerez, el cual se detuvo
en Cartagena cinco meses, guardando en la empanada, tanto que estaba maravillado cómo no ha­
bía venido ninguna, las cuales me dio martes de carnestolendas, y este dia, que parece se habían
hecho a una, me dieron el otro pliego Andrés González Herrador, que también se detuvo en el
mismo tiempo, en el cual redbí otra vuestra replicada. Aunque vinieron tarde, recibí mucho con­
tento yo y vuestra madre en saber que vos y mi hija y nietas teníades salud, Dios la dé a todos, pa­
ra que le sirvamos. También me holgué recibiésedes aquellos reales que os envié, aunque de no ha­
ber sido allá las dos cartas de Francisco Sánchez recibí mucha pena, y no puedo imaginar qué fue
la causa, aunque en haber recibido otra por la vía de Oropesa quitó toda sospecha, aunque no la
culpa del que quitó las cartas. Dios se lo perdone a quienquiera que fuere, que no puedo imaginar
para qué efecto, pues yo envié el dinero que envió Francisco Sánchez repartido conforme a su co­
misión. |
Én lo que a vuestra partida, ahí os envío dos mil y trecientos reales en reales para ayuda a
vuestro viaje, aunque os parezca poco, entended que para ih¡ posibilidad es mucho. Bien creo que
con trabajo habéis de venir el viaje, pero no será tanto que no lo podéis pasar muy bien.
Llegado que sea el primer pliego, porque va duplicado, entiendo que con él os escribirá Beni­
to Luis, avisándoos cuándo le parece que se partirá la flota, al crédito de que os va dinero. Otro
dia siguiente de como el pliego llegare os partí para la corte, para negociar vuestra licencia y lo
que más tuviéredes que hacer, y daréis poder a quien fuere por el dinero de Juan Sánchez, y si él
fuere, dejará que lo cobre, porque por lo menos se tardará en ir y venir un mes, y esto ahorráis pa­
ra vuestro aviamiento, y no hagáis otra cosa, aunque diga Benito Luis que se detendrá la flota
cuatro o cinco meses que se pasan en Flores (?).
Ido a la corte sacaréis vuestra licencia, y procura, si pudiéredes, que sea con la mayor breve­
dad que pudiéredes. Y procura en la secretaría del Consejo Real de Indias de que se busque un
proceso que yo traté en esta ciudad contra el licenciado Juan Rodríguez de Mora, ante el doctor
Cáceres, oidor que fue en la Real Audiencia de ella como juez de comisión, en que fue condenado
en mil y quinientos pesos, habiendo de ser condenado en más de cinco mil. El se presentó en grado
254 ENRIQUE OTTE

de apelación con el proceso en el Real Consejo en veinte y siete de oct ubre de mil y quinientos y se­
tenta y ocho años, y le dieron testimonio signado de Diego de Encinas, escribano de su majestad,
que asistía en la dicha secretaria, entiendo que no hay más que una, y es secretario el señor Fran­
cisco de Lesma. Con ésta va la memoria del dicho testimonio, el cual pleito está concluso definiti­
vamente. Y no hay más que hacerle ver, sí os pareciere, pedir os le den, para informar, lo pedid, a
Benito Luis le encomendé este negocio muchos días ha, y le envié dos ejecutorias de dos pleitos
que me pusieron los hombres de cómo fui dado por libre sin costas. Y le aviso que os la envíe, y si
la enviare, llevadlas a las cortes e informaros sí, estando concluso, tas podáis presentar sin que se
alargue el negocio, y hacerlo sentenciar, porque la primera sentencia que dio acá el oidor es de vis­
ta, y la que diere el Consejo es de revista, y de donde diere que no me han de condenar en nada,
antes entiendo con el favor de Dios que lo han de sentenciar en más de lo que fue condenado, así
por lo que de proceso constaba coipo porque el dicho licenciado Juan Rodríguez de Mora no está
bien puesto en el Consejo de las Indias, porque es uno de los oidores que volvieron la trama que
hicieron en el Nuevo Reino de Granada con el licenciado Monzón, visitador que fue de aquella
Audiencia. Y por vuestra vida que me hagáis placer que por ninguna vía no le dejéis de hacer sen­
tenciar, que si confirmaren la sentencia y le condenaren en más cantidad en la ejecutoría que sacá-
redes, vendrán insertas las fianzas que dio, así para mi negocio como para otras demandas. Y el
un fiador de dos que dio es Alonso de Paz, vecino de Sevilla, hombre muy rico y de quien cobra­
réis luego eis injusta a la aduana (?), como dice el refrán, y todavía con ello vendréis más descan­
sado y acomodado. El otro fiador es Francisco Núflez de Silva, vecino de esta ciudad, y aunque
tiene juros y rentas en Sevilla, no cobréis de él, sino del dicho Alonso de Paz. Todavía os encargo
que lo hagáis sentenciar, aunque os cueste doscientos reales, porque tengo para mí que ha de ser
condenado, y si pudiéredes, no le dejéis de presentar las ejecutorias, y por la una veréis la maldad
que use un oidor de los tres que me prendieron para tomar la información, porque tomó tres testi­
gos por estampa, y para que entendáis la estampa, fue que ordenó tres dichos en tres papeles a su
talla y medida, como a él le pareció, y envió a llamar a un receptor, y le dijo ir aquel año, y dadle
este papel, y esto que él aquí diga en su dicho, y asimismo le dio los otros dos papeles por la mis­
ma orden, y el receptor que escribió los dichos al tenor de las estampas, y así lo hallaréis alegado
en la ejecutoria después de la publicación.
Si fuere condenado el dicho Juan Rodríguez dé Mora por el dicho pleito de la condenación,
procuraréis de comprar buenas piezas de esclavos y esclavas, y vestiros vos y vuestra mujer, y no
traigáis ninguna cosa de paño, porque es pesado para esta tierra. Vos traed capa de ropa, vuestra
mujer un par de sayas de tafetán de raso guarnecido y buen manto de burato. Y esto aunque se co­
bre de la Mora procura de remidarlo (?), mediante Dios.
Con ésta va poder para lo de Mora, y asimismo os envío otra orden de Francisco Núfiez de
Silva, que es grande amigo’y señor mío, hombre muy rico y principal, para que vos como princi­
pal y él como fiador os podáis fletar con cualquier maestre vuestra persona y mujer e hijos, casa y
familia, y tomar una buena cámara de las ordinarias que toman los otros pasajeros, que son siete
pies de ancho y ocho de largo, en la cual vendréis bien acomodado, si pudiéredes meter una tinaja
para agua de siete y ocho botijas, lo haced, y arrimada a una esquina de la cámara por dentro, y la
hinchar en cada puerto de agua, porque llevaréis con ella gran descanso. Y aunque lo quitéis de
otras cosas, no le dejéis de comprarlo.
Advertid que en el fletamiento pongáis a un mes entrada la flota, y que en el Nombre de Dios
la paga, y que no os detengan ni embarguen los bienes a la partida por ello, pues hay buen fiador,
y si no quisieran (?) acá (?) aviamiento de Sevilla, en un capítulo de esta carta escribo que se lo
rueguen, que lo harán.
Si en Sevilla tuviéredes necesidad de trescientos y quatrocientos reales para vuestro despacho,
pedirlos eis a Pedro y Lope de Tapia, vecinos de Sevilla, y hermanos, a quien el dicho Francisco
Núñez de Silva envía toda su hacienda, y tiene cuenta de sus juros y rentas, y por su carta les da
comisión para que os los den, y en esto entiendo que ninguna falta habrá.
En lo que toca a graduaros de licenciado, si no lo estáis hecho, lo habéis hecho muy mal, y
procurar de hacer luego, y no aguardéis a decir «en Sevilla me graduaré», porque cuando vais,
quizá será tan breve el tiempo de la partida de la flota que no os dé lugar a ello. Y en esta ciudad
en la Audiencia Real de ella a ninguno reciben por abogado siendo bachiller, sino que ha de ser li­
cenciado, más de que lo mismo es en otras partes de él, sino es en lugarejos de poco momento. Y
venir sin graduar me daríades gran pena y enojo, así que no lo dejéis de hacer, si no está hecho, y
para las cosas de honra vela y trasnocha, y no durmáis de noche y de día. En Toledo y en Sigtienza
o en Valencia os podéis graduar dando buena mafia. Eneomendéislo a Dios todo, para que se ha­
ga para su servicio.
En lo que toca a vuestra partida, me parece que de dos hijas que tenéis, sí no son tres, cuando
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 255

a esto llegue, trataréis con esas mis señoras Catalina Sánchez e Isabel Martínez, tías de las ñiflas,
que tomen la una la mayor y menor, como les pareciere y a quien más afición le tenga puesta, por­
que os hará mucho avíq para el viaje, especialmente para la mar, y desde acá, dándoos Dios salud
y buen suceso, la podéis casar o meter en religión, como ella lo quisiere, con mil ducados. Y acá,
la que es hija de hombre honrado para casarla honradamente, en la boda y en la trasboda se gasta
más de dos mil ducados, y le ha de dar más de cinco y seis mil pesos por lo menos, que otros hijos
hay y habrá, mediante Dios, que no haga falta lo que allá dejaren, y su madre, aunque lo sienta
como madre, y vos como padre, mira adelante, que es lo que hace al caso, y que queda en buen
poder, que la tratarán y doctrinarán mejor que sus padres. Así que no lo dejéis de hacer, mira que
os será muy provechoso. Y para vuestra partida no traigáis a nadie con vos, mujer ni hombre,
porque, si es hombre, tráese y pásase hasta las Indias, y después dan cantonada, pues mujer, lle­
gada a las Indias, se alzan a mayores y quieren ser ellas sus amas, y sus amas las mozas. Y esto, así
Dios me sane de la enfermedad que tengo, que no lo digo porque dejéis de hacer bien, ni menos
porque dejen de venir a mi casa, porque esta es casa de mesón, y viniendo vos, que es vía mejor,
pero, como digo, hay inconvenientes, como dicho tengo.
El señor Francisco Sánchez envía a sus hermanos dos tejos de oro, los cuales van repartidos
conforme a su orden y comisión, y cartas que va con ésta; Dios lo sabe lo que me cuesta importu­
naciones, para que ¡es proveyese bien proveídos de una vez. Dios os remedie en todo.
Yo y mi mujer y todos estamos buenos, pues esto que yo tengo, una enfermedad que es ramo
de pellesía (?), que medio ahora tres años. Ando en pie y uso mi oficio, aunque con poca salud, y
estoy muy flaco, Dios me la dé, si fuere servido. Y ya tengo dicho que vos ni vuestra mujer no
traigáis ropa ninguna de paflo, sin que vuestro vestido sea de raja, y el de ella de tafetán y raso,
porque acá no se usa otra cosa por el calor de la tierra, cuando más para la mar, y una saya.
En Sevilla acudid a Benito Luis, para lo que hubiéredes menester de ser informado, no le pi­
diendo dineros, porque me los debe, ni yo le envío para que los dé, sino para cosas que se ofrecen,
como sé será el fletamento, si se le hiciere de áspero (?) al maestre, que no os puedan embargar a
vos ni a vuestra ropa, pues que es tan buen fiador y tan llano que, en llegando en Panamá, lo da­
rá, y el Benito Luis tiene muchos amigos maestres. Tome su parecer para fletarle, y procura sea
fletado por su mano. Y con tanto Nuestro Señor os tenga de su mano y a vuestra mujer e hijos, a
quien yo y mi mujer besamos las manos, y que haya ésta por suya. Y de Panamá, a 6 de abril de
1583 años, el que vuestro bien desea ver, vuestro padre
Hernando Gutiérrez
En la rúbrica segunda que hacéis en la forma es muy prolija, que no parece sino asa de armas
de esquilón mayor. Por amor de mf, aquí adelante no la hagáis, sino que, como he echado el rasgo
postrero, le hagáis así el remate de ella.
(dibujo)
i
Vuestro dinero va registrado y consignado en esta presente flota a Benito Luis, y por su
ausencia Hernando de Torres, vecino de Sevilla, grande amigo mío, que va de acá, para que, cual­
quiera que lo recibiere, os Ib dé, y por la misma orden va registrado el oro que envía el señor Fran­
cisco Sánchez a sus hermanos. No sé en qué navio va, porque lo ha de registrar Hernando de To­
rres, que va de esta ciudad. El sacará fe de registro, y lo meterá en cada pliego una. Daréis mis en­
comiendas a los señores Gabriel Núñez y Chomín (?) Blázquez, y Juan Sánchez el Zargo (?), y
Juan Sánchez de la Fuente, y a los demás vecinos y amigos que os pareciere.
Porque tengáis mejor recaudo para cobrar en Sevilla de Pedro y Lope de Tapia los cuatro­
cientos reales, que esta carta os aviso os darán, con ésta va una carta del mismo Francisco Núñez
de Silva, y en el otro replicado va otra. Van abiertas, para que las leáis, y si ambos replicados hu­
biéredes recibido, cerrar ambas cartas, llevadlas a Sevilla, y dándoos a estos señores Pedro y Lope
de Tapia, que son gente muy principal, que ellos os darán los cuatrocientos reales, y advertid que,
si les hubiéredes menester, hará otra cosa, la gente honrada lo harán, porque así se les escribe
Francisco Núfiez. Con estos cuatrocientos reales no dejaréis de tener para vuestro viaje, verán có­
mo lo hay el real (?). Sabedlo gastar, Bernardo López, como dice (?).
El virrey del Perú falleció como un santo, que ha hecho gran lástima en estos reinos. Paréce-
me que con su muerte para proveer nuevo virrey, y despacharle, se habrá de detener la flota más
de lo que se había de detener. Y así tenéis más lugar para poderos despachar del que tuviéredes.
Dados buena mafia en todo, para que hagáis vuestro viaje con contento.
Dos cartas recibí ayer, una de Juan Sánchez Guerra, hecha en Arequipa, estando allí vuestro
hermano Diego Sánchez, que venía de Potosí. Llegado a Lima me escribió el otro, y para que
veáis que coino es mundo (?), para la de Juan Sánchez bueno, y por la de Diego Sánchez, queda
256 ENRIQUE OTTE

ahogado, Dios lo Heve a su gloria, que cierto recibimos tanta pena cuanta he recibido de mis her­
manos, y uno de los dos va replicado, el de Diego Sánchez, porque es muy larga, y refiere muchas
cosas. Daréis a mí primo Bernardo Sánchez y a Juan Sánchez.
En lo que toca a mi hija Juana Rodríguez, llegado a Sevilla, en el fletamento la pone doña
Juana, porque acá no se usa otra cosa, y por el camino asi se llame.
No embargante lo que arriba os escribo, no dejéis de traer un mozo debajo de vuestra licen­
cia, o como pudíéredes, que os sirva por la mar, y si no lo trajéredes en el navio, no faltará un gru­
mete que sirva por poco.
(Al licenciado Alonso García Velázquez, por su ausencia a doña Juana, su mujer, en la villa
de Monbeltrán). (I.G. 2094)

284.
A na de Espino a su hermana María de Espino, en Logroño.
Panamá, 22.IV. 1583
Señora hermana:
Muchas tengo escritas a v.m. y de ninguna tengo respuesta, de lo cual estoy espantada, que
solía v.m. responderme a todas. Ello es una de dos cosas: la primera, que no recibe v.m. las mías,
y la segunda, que debe v.m. de faltar del mundo; como sean cosas de la mano de Nuestro Señor,
sea enhorabuena. Yo no acabo de entender qué sea, sino que v.m. no quiere o tiene poca gana, o
no puede más. Muy mucho me holgará en saber de su salud y del sefior su marido y sus hijos, que
fuera para mí particular merced y mucha alegría, que ya v.m. sabe que los que están ausentes de
sus naturales se huelgan mucho de saber de sus deudos, a lo menos de sus hermanos, como yo
ahora de v.m.; que a tres flotas que no he sabido de v.m. si es muerta o viva. Digo esto, porque
tengo enviado a v.m. dos veces dineros, y no he sabido si los ha recibido. Quisiera yo saberlo, pa­
ra que en ésta lo hiciera también, mas v.m. no nos hace saber ninguna cosa a mí ni a su hermano,
que también lo desea en el alma, que con ésta va otra suya. Yo le tengo en casa y hago más de lo
que puedo. Por él quisiera yo saber de v.m., y cómo está, y, vista ésta, me avise, que Dios sabe si
le deseo todo contento y descanso como a mí misma.
. Mi hermano Antonio de Espino es el que escribe ésta, está con salud, y tiene deseo de saber
de v.m. y del señor Rodrigo Calvo y sus hijos.
Diego de Mendoza, mi marido, envía una barra de plata, y se ha de repartir con sus sobrinas
en Burgos y su hermana, y de ella se han de dar a v.m. cincuenta pesos ensayados. V.m. los cobre,
y escríbame de todo de lo que cobra, y si se lo dan, digo los cincuenta pesos ensayados.
No tengo más que hacer saber a v.m., sino que me escriba, y si su marido fuere muerto, lo
que a mí me llegara al alma, se venga, tomando los cincuenta pesos ensayados, que acá no le falta­
rá lo que tuviere necesidad, y v.m. mire que venga con buena gente y honrada, aunque venga sir­
viéndolos, que hasta llegar a esta ciudad de Panamá será el trabajo, y acá descansará v.m., con­
forme lo verá.
El portador de ésta es«l señor capitán Montenegro, hijo del señor Montenegro el de la Er-
bentia. V.m. le procure ver, que él dará orden a v.m. de lo que tiene de hacer. Nuestro Señor la
persona de v.m, guarde como deseo y v.m. desea. De Panamá, y de abril 22 de 1583 años. Señora
hermana, besa a v.m. las manos su menor hermana, que verla desea más que no escribirle
Ana de Espino
(A mi señora hermana María de Espino, en la ciudad de Logroño, o en la villa de Cintrueñi-
go)-

285.
Antonio de Espino a su hermana María de Espino, en Logroño.
Panamá, 24.IV.1583
Señora hermana:
Ya son muchas las que tengo escritas a v.m., y de ninguna tengo respuesta, ni sé si he sido en
algo venturoso de que v.m. haya habido a las manos alguna de las mías; yo entiendo, si hubiera
v.m. sabido de mí, lo hubiera hecho ahora. Entiendo no se perderán las mias, que van juntas con
las de mi hermana Ana de Espino. Querrá Dios veamos a v.m. en esta ciudad, que yo entiendo de
ella, como es verdad, desea ver a v.m. acá; plegue a Dios se le cumplan los deseos, que son los
■propios que yo tengo. Ella y su marido envían una barra a Burgos, y de allí se han de dar a v.m. 50
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 257
pesos de plata ensayada. No-hago yo lo propio por falta de voluntad, y que mejor lo deba a v.m.,
porque de tres años a esta parte, una en la mar del norte, y otra en la del sur, me he enbarcado en
dos navios, y entrambas se perdieron, el uno con muy gran Cantidad de hacienda, y el otro casi
con toda. Allí perdí niis pocos caudales, que, sí no por esto, hubiera dado una vuelta a esa ciudad
de Logroño, a ver parientes y a~v.m. No deje de avisar a mi hermana si le dieren los 50 pesos ensa­
yados, escribiendo a mi hermana y a su marido, que se le agradece mucho. Y ruegue v.m. a Nues­
tro Señor me dé gracia y ventura, que yo enmendaré con poco lo que ellos no hacen con lo mucho
que tienen, que prometo a v.m. están con el descanso que se imagina. Tienen más de 26.000 pesos
muy bien hechos, antes más que menos, sin deber, que es lo mejor que en estas partes se puede
pensar. Y si yo tuviera no más del tercio de esto, como quien ha visto y sabe las necesidades de esa
casa de v.m., la hubiera remediado; que como v.m. sabe de la corte, teniendo bien poco y ganán­
dolo con harto trabajo, remediaba a nuestro padre, que sea en gloria. No puedo hacer ahora na­
da, porque estoy perdido, mas consuélome conque estoy en tierra adonde en un año vuelven los
hombres en sí con facilidad, y Con ella, teniendo con qué, haré lo que pudiere, como v.m. lo verá.
No tengo más que hacer saber a v.m., sino que estoy en esta casa de mi hermana y de v.m., y
que bajé ahora del Perú con necesidad, y fue la causa lo arriba referido, que todos bajan de allá
con dinero, y yo y los que fuimos en aquella nao venimos sin lo que llevamos, Dios por su miseri­
cordia me remedie, para remediar a quien tengo deseo, que es a v.m. Y no me alargo más, porque
pienso con obras satisfacer estas razóneselas cuales me salen del alma, la cual desea ver a v.m. co­
mo es razón, y v.m. y sus obras hechas a mí merecen. De Panamá, y de abril, hoy jueves, 24 de 83.
Señora y hermana, besa a v.m. las manos su menor y más obediente hermano
Antonio de Espino
Bien sé mi hermana tiene gana de enviar a v.m. algunas cosas, mas no osa, porque ha envia­
do dos veces, y sabe no ha recibido v.m. nada. Escríbanos v.m., que encamine las cartas a mí, y
no diga en el sobrescrito sino «al señor Antonio de Espino en Panamá, o donde estuviere», y digo
esto, porque pienso hacer un viaje a Lima, como el primero, con un empleo de 2 barras de plata.
Podrá ser sea mejor que el deantes, ruéguelov.m. a Dios en sus oraciones, quesu parte le tiene de
caber de lo que se ganare, teniendo salud.
(A mi muy querida hermana María de Espinó, en Logroño, o en la villa de Cintrueñigo, en
los reinos de Navarra), (1.0.2095)

286.
Manuel Pérez de Rojas a Gregorio Miguel, en Fuente la Peña.
Panamá, 3.1 V. 1587
No pensé de escribir a v.m., porque en laque escribo a mi esposa Juana Miguela se entiende
ser para v.m., y v.m. la mire bien, y me haga merced de cumplir lo que en ella va, y partirse luego,
para verme, pues es remedio para v.m. A la señora Mari Coja suplico sea servida no estorbar a
v.m. el camino por ninguna manera, porque luego a la hora se ha de volver v.m. y le llevara con
qué viva descansada. Y Dios sea con v.m. De Panamá, y de abril 3 de este aflo de 1587 años
Manuel Pérez de Rojas
(Para Gregorio Miguel, en luiente la Peña).

287.
Manuel Pérez de Rojas a su hermano Hernán Sánchez, en Fuente la Peña.
Panamá, 3.IV. 1587
Demás de otras dos o tres cartas que he recibido de v.m., recibí ahora otra en el mes de octu­
bre del año de ochenta y seis con el señor Diego de Herrera y Antonio Arias, su hermano, los cua­
les llegaron a esta tierra y a mi casa, y me holgué mucho de que me diesen tan buenas nuevas de
v.m. y de todos los demás deudos, muy especialmente de Juana Miguela, mi esposa, la cual deseo
ver presto en esta tierra, porque yo la envío a llamar a ella y a Gregorio Miguel. Y a v.m. le supli­
co sea parte, para que no hagan otra cosa por ninguna manera, porque les conviene a su remedio
y al de v.m, y de todos mis deudos. Porque yo prometo, como cristiano, de, venidos que sean, de
tener cuenta y cuidado en la misma flota que vinieren, que será la primera que de allá saliere, de
enviar con el mismo Gregorio Miguel a todos mis deudos su aguinaldo, especialmente a Anica y a
Hernandico, porque me acuerdo por momentos de ellos, y de la (?), que me pidió cuando salí de
esa tierra, que no lo tengo olvidado. Y digo que lo enviaré con Gregorio Miguel, porque; en lie-
258 ENRIQUE o r r E

gando a esla tierra, lo he de enviar en la flota con cinco mil ducados, que es para hacer una cape­
llanía por el ánima de mi señor padre, que sea en gloria, y para comprar cien fanegas de trigo para
los pobres de renta cada un año. Y no hay persona con quien yo lo pueda enviar más seguramen­
te, sino es el Gregorio Miguel o su hermano, y si su hermano quisiere venir, con él venga Alonso
Pérez, mi primo, y si él no quisiere, sea Gabriel Pérez, de manera que traerá en su compañía un
compañero, sucediendo de la suerte que va declarado, y si acaso quisieren venir más, no los admi­
tan, porque recibiría mucha pesadumbre si excediesen de la orden que tengo dicho, sino que se es­
tén quedos, que yo tendré cuidado de remediar sus trabajos. En este poco de tiempo que pienso de
estar por acá, porque, si hasta ahora no lo he hecho, ha sido el no haber yo podido, ni poseído un
real, sino trabajar por mar y por tierra, procurando de servir a mi señor, Dios le dé el cielo. No
desvié un punto de su voluntad, y si ahora me atrevo a remediar a mis deudos, como tengo dicho,
fue Dios servido de llevar para sí am i padre en una enfermedad repentina, que sólo duró cuatro
días, y no pudo hacer testamento, ajunque es verdad que tres o cuatro veces dijo a voces que yo era
su hijo, y me dejaba por heredero pelante de veinte testigos, con los cuales tenia ya hecha infor­
mación. Con todo eso hubo algunas personas que dijeron que no estaba én su juicio cuando lo di­
jo. Y así el rey se apoderó en toda la hacienda, sin hacer caso-de mi, para darme tan sólo un peso.
Mas fue Dios servido, sin yo merecerlo, que hubo un hombre que se acordó de un testamento que
mi señor había hecho el mismo afto que envió por mí a Castilla, en que me dejó por heredero uni­
versal de todos sus bienes, así los que tiene en Iqs Indias como en España, habidos por herencia de
sus padres, abuelos míos. Y asimismo me dejó por patrón de una capellanía que se ha de hacer en
esa villa, y me holgaría que hubiese algún deudo mío, para que la fuese sirviendo, porque yo le da­
ré renta con que viva descansadamente. También quiero yo de mi voluntad, cuando yo vaya, sien­
do Dios servido, alzar la ermita de Nuestra Señora de los Billares (?), y así para esto es menester
que vengan las personas que tengo dichas, porque me conviene para llevar este dinero y ayudarme
a conservar esta hacienda, que soy solo, y no tengo de quien me pueda confiar. Yo no puedo salir
de aquí en estos cuatro o cinco años, lo uno porque traigo pleitos con dos muchachas que preten­
dían ser hijas naturales de mi señor, para si pudiesen sacar alimentos para sus personas, y los plei­
tos duran aquí muchos años, mas yo no los estimo en dos más. Lo otro, que no puedo deshacerme
de las haciendas tan presto, porque ya las Indias andan muy necesitadas, y ha de ser fiado a dos y
a tres años lo que se vendía, y para no perder la mitad en ello hemos de aguardar a que nos vengan
a comprar, y no irles a rogar que compre, ni sacarlo al almoneda, porque es perderlo haciéndolo
asi. Porque la haeienda que tengo es toda raíces, porque sólo en casas y negros debe de haber más
de treinta mil ducados, y en ganados y barcos y otras cosas habrá otro tanto, poco más o menos, y
si lo vendiese, como digo, no haría quince mil de todo. Así que, por amor de Dios, v.m. dé calor a
Juana Miguela y a Gregorio Miguel que, por todo cuanto hay debajo del cielo criado, no dejen de
venir, pues que vienen a casa hecha, llena de los bienes y regios que hay en toda la tierra, y no ha­
gan otra cosa por ninguna manera, porque me han querido amonestar, y he estado preso por ca­
sado, mas no hubo más de un solo testigo, y ese de oídas. Y eso ha sido por las parlerías que allá
hacen con los que van de acá, porque yo juro a Dios y a esta cruz y a los santos cuatro evangelios
de la misa, que comuniqué con dos teólogos mi negocio, diciendo cómo no había más de dadas las
manos, y que yo la dejé doncella, como se estaba, y me dijeron que me podía meter fraile. Y si
fuere causa para que alguna molestia se me hiciese, yo juro cierto de hacerlo, y si con mi contento
y remedio suyo y de mis deudos todos está en sólo venir luego a verme, porque sólo quiero que
vengan para ayudarme a salir de esta tierra, que la tengo aborrecida, y estoy solo, y no tengo de
quien me fiar, y hay muchos que me tienen grandísima envidia, y no vivo seguro ni con contento.
Y vendránse a Sevilla derechos a casa de EstebanGarcía, que vive en la calle de la caza, junio
a Santisidra, y allí hallarán recaudo, donde han de acudir para quien les ha de dar el dinero, para
gastar en tanto que allí estuvieren, y para matalotaje y fletes y cuatro esclavas que las sirvan. Y
cuando, pongo por caso, que alguna cosa hubiesen menester, irán a besar las manos a Juan Amo­
nio Corzo, y con una carta que irá con ésta cerrada, y les dará todo lo que hubiere menester, y pa­
ra llegar hasta Sevilla, si no enviaren el dinero de allá; v.m. las favorecerá, que no lo echará v.m.
en saco roto, porque derto v.m. me lo debe, y en obras lo he yo de gratificar. Y todas estas cartas
traerán consigo para mostrar a las personas que se las pidieren, y otra que va cerrada para Gabriel
de Ariaga, que se la envía un amigo mío, para que les favorezca alcanzar la licencia de su majes­
tad, porque es criado suyo, y dársela han en Madrid, adonde va encaminada, y harán su informa­
ción de cómo son los contenidos por estas cartas, y hagan su información conforme a este
interrogatorio, que vendrá inserto en la misma información, y podrán hacer comprobación de có­
mo esta firma es mía, para que dé más entera fe, para que den la licencia, y sí no tuviere lugar, es­
cribir a mi hermano Juan de Cañada y Pedro García y Juan de Dios, les dará v.m. mis besama­
nos, y a mis hermanas sus mujeres, y, aunque son primas, y ellos cuñados, no puedo llamarlas
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 259

menos de hermanas, por haberme criado con ellas, y comunicado con ellas de esta suerte. Y les su­
plico que todas las que yo escribiere tengan por suyas, y sepa v.m. que las memorias de plata que
me enviaron las recibi,. y las tengo guardadas, aunque ios fieros que en ia carta venían me dieron
mucho disgusto, y causábalo la poca confianza que vs. mds. tienen de mí, que, si supiera v.m. lo
que yo he pasado por acá y la voluntad que yo tengo y he tenido, no me escribieran lo que se me
escribió. A esos mis señores y señoras besa las manos: a Francisco Sánchez y su mujer, Sebastián
Miguel y mi tío Francisco Pérez y sus hijos, y Juana García, Juan Calvo y Beatriz Calva, Juan Pé­
rez, Leonor Pérez Ageda, coja, y su marido, y su madre, la de Miguel Pérez, viuda, y su hijo Her­
nán Martín, Juan Rodríguez, y a todos mis primos, hijos de mi tia Aldonza, y a mi primo Rodrigo
Pérez, Hernán Pérez, Juan Pérez y Diego Pérez, mi ahijado, y a todos suplico tengan ésta por su­
ya, y pues que no me han querido escribir, no se espanten que yo no les escriba, y a todos les supli­
co sean servidos de dar calor a Gregorio Miguel que salga de esa tierra. Y con tanto, Dios sea ser­
vido con v.m. De Panamá, y de abril a 3 de este año de 158? años
- Manuel Pérez de Rojas
(Para mi hermano Hernán Sánchez, en Fuente la Peña, obispado de Zamora, una legua de
Fuente del Sábalo). :

288.
Manuel Pérez de Rojas a su novia Juana Miguel, en Fuente la Peña.
Panamá, 21.V.1587
Tres veces he recibido cartas vuestras, en las cuales me envias amenazando con justicia, espe­
cialmente en una en que vinieron unas, memorias de plata. Y aunque recibí con ella muy gran con­
tento, con las amenazas mucha pesadumbre, en tanta manera que procuré meterme fraile, y para
ello informé a algunos teólogos de mi negocio de la suerte que me pasó con vos, y cómo yo no tu­
ve cópula con vos, que yo no llegué a vos. Y me dijeron que bien podía tomar el hábito, porque yo
les conté la verdad, y yo os juro cierto que, si los recaudos vinieran, que yo lo hiciera sin duda, o si
ipi.padre, Dios le dé el cielo, lo viniera a saber, mas yo tuve mucha diligencia en que las cartas no
fuesen a sus manos. Y pues yo he andado con mucho cuidado, sirviendo a mí señor por sólo reme­
diaros, pagáísme mal, porque he vivido tan justo, con tanto trabajo, como cuantos han pasado a
las Indias, que siempre he andado por la mar, visitando las haciendas del campo que yo las he go­
bernado, que mi señor no las veía, procurando darle contento. Y fue Dios servido de llevarle para
si en el mes de octubre de ochenta y sets. Y en aquel mismo llegó Antonio Arias y Diego de Herre­
ra a mi casa, y los regalé lo que pude, y me dieron cuenta de lo que por allá pasa. Yo alabo a Dios,
que, aunque perdí mucho en perder a mi padre, me dio gracia, para que le fuera obediente, y estar
en su gracia, y me dejó por heredero universal de todos sus bienes, así los que tiene en Indias co­
mo en España, habidos por herencia de sus padres, abuelos míos, Dios les dé el cielo, ,
Ruégaos mucho y a todos los demás deudos míos que den muchas gracias a Dios por tanta
merced que me hizo, que será remedio para todos, y el día que murió se apoderó el rey en la ha­
cienda, que no hizo testamento, aunque dijo tres veces que me dejaba por heredero delante de
veinte testigos, Y si no pareciera un testamento que había hecho antes que yo saliera de Castilla,
yo tuviera mucho pleito con el rey. Mas remediólo Dios, por lo que Su Divina Majestad sabe, con
parecer el testamento con tanto tiempo hecho. Que sólo un hombre se acordó de él y entre los pa­
peles, que estaban todos rotos y maltratados, el testamento sano, y por él fui heredero como di­
go. Y con todo esto traje pleitos con tres mozas que quieren decir que son hijas naturales, para
pretenderlas esta parte de la hacienda, Y cuando muy buena probanza hagan, no les darán más de
alimentos, por no hacer caso mi señor de ellas en el testamento. Y estos pleitos durarán mucho en
esta tierra, y no puedo salir de aquí en estos cinco o seis años, por ser la hacienda raíces toda, y no
se puede vender tan presto, que se ha de fiar por mucho tiempo, y a esta causa y los pleitos no sé
cuándo podré salir de aquí.
Asi que, por amor de Dios, pues tanta merced me ha hecho Dios, y a vos también, que luego,
vista ésta, vos y Gregorio Miguel os partáis para Sevilla. Que allí hallaréis el recaudo muy bastan­
te para vuestro aviamiento, y para comprar cuatro negras que os sirvan, y otros tantos negros.
Que también envió más dinero para emplear. Y no hagáis otra cosa en ninguna manera, Y si fuere
muerto Gregorio Miguel, uno que quisiere venir venga, Diego Miguel o Alonso Pérez, mi primo,
y si Gregorio Miguel quisiere venir, no venga otro ninguno, salvo si quisiera venir con él Juan Ro­
dríguez, marido de Leonor Sierra, en efecto, o traerá consigo un compañero hasta Sevilla. Si no
quisiere pasar acá, otra vez digo que no dudéis en la venida, que me haréis muy gran daño y cae­
réis en desgracia conmigo para siempre jamás, porque ochocientas mujeres vinieron con Antonio
260 ENRIQUE OTTE

Arias a la ventura, y vos venís a casa hecha, llena de plata, y negras que os sirvan.
A todos los señores que ésta vieren les suplico sean parte para echaros de ahí, y a Gregorio
Miguel le encargo mucho la diligencia, y pues va su remedio para vivir descansada toda su vida. Y
a mi señora María Coja le suplico que no se lo estorbe, pues es camino de dos meses, y dos de
vuelta, que luego ha de volver con dinero, para hacer una capellanía, y holgarme ya que hubiese
algún deudo que fuese clérigo, que yo le haría capellán de ella, porque me dejó mi señor. Dios le
dé el cielo, por patrón de ella, y así sería bueno que siempre hubiese deudos estudiantes para que
gozasen de ella. La ermita de Nuestra Señora también haré alzar, aunque mi señor no lo mandó.
Yo juro como cristiano que, en llegando que seáis a esta ciudad, de enviar al señor Gregorio Mi­
guel, y demás del dinero que ha de llevar de la capellanía, enviaré muy buenos aguinaldos a todos
mis primos, Alonso Pérez y Gabriel Pérez, y a mis hermanas, que así las quiero llamar, aunque
son primas: Isabel Pérez y Catalina Pérez y Ana Ballestera y María Ballestera y Elvira Ballestera y
Andrés Pérez, hijo de Quítería, y a su.hermana, la de Pedro García, y a Juan Rodríguez. Y si no
viniere acá por la orden que va declarado, y a otros deudos, que yo entendiere que lo hubieren me­
nester a todos ios dichos, les enviaré con Gregorio Miguel luego, en llegando, buen aguinaldo.
Mas ha de ser que luego ha de tornar a venir acá.
Otra vez digo que por cosa del mundo no dejéis de venir, porque yo os juro a Dios y a esta
cruz de meterme fraile si me amonestan por amor de vos, porque por el camino por la mar seréis
la más regalada, que en el viaje viniere de todos los regalos de frutas y pescados y gallinas y con­
servas que vos quisiéredes meter en el navio. Y fletaréis una cámara, la primera de la parte de ba­
bor, que es a mano izquierda. Y si os pareciere pequeña, fletaréis otra junto a ella, y haréis la una
con la otra, que no la habrá mayor en ese pueblo. Y traeréis muchos pemiles de tocino, cocido en
vino algunos, que es comida guisada, y muchos quesos, ajos, conforme a esa memoria que ahí va,
haréis lo que en ella fuere: mucho arroz, garbanzos, pasas, especias, bizcocho regalado, sardinas.
Cuanto más que la persona a quien habéis de acudir, le suplicaréis de daros buen acomodo y avia-
miento. Y luego que lleguéis a Sevilla le iréis a besar las manos, y en gradas preguntaréis adónde
vive, porque es una persona muy principal, que se llama Lope de Tapia, el cual os ha de avisar y
dar lo necesario, y para ello lleva una barra de plata número 5, ley de 1600, y pesa marcos setenta
"y tres, que valen doscientos y cincuenta y nueve pesos de plata ensayada y cuatro tomines y tres
granos, y más cien pesos de nueve reales cada peso, y esto le envío a este caballero, para que os dé
para vuestro aviamento. Y si algo sobrare, será para comprar una esclava que os venga sirviendo.
Y digo que se guarde la orden que tengo dicha. Y con esto Dios sea con v.m. De Panamá, 21 de
mayo ¡587
Manuel Pérez de Rojas
(Para Juana Miguel, en Fuente la Peña). (I.G. 2097)

289.
El capitán Pedro Carreña a su hijo Sebastián Vallados Carreña, en Escalona.
Panamá, 2.1V.I588 (?)
No sé si enojado te diga lo mucho que he sentido tu descuido, porque ni en la flota pasada ni
en ésta no he visto carta tuya. Con la señora doña Francisca, tu prima, te escribí cómo me había
holgado en que, ya que te casaste, te casases con mujer tan paridera. No quiero tratar más de esto
por no darte pesadumbre, aunque, como he dicho en otras, no tenías tú necesidad de casarte en
España, "sino acabar tus estudios y venirte, como yo te tenía avisado. Y pues ya esto no tiene
remedio, quiero dar el que tiene, y es, pues me dices estás pobre, que te vengas. Que si no te halla­
res con tanta posibilidad como yo querría, el señor Hernando de Céspedes, cuñado del señor doc­
tor Loarte, que fue presidente en esta Audiencia de Panamá, mostrándole ésta te dará lo que hu­
bieres menester, que así se lo escribo yo, y él me lo ha enviado a ofrecer; y así no se dilate más tu
venida, Tu señora está buena y con mucho cuidado de tí cada día. Y porque en las del señor Her­
nando de Céspedes escribo iargo, seré en ésta corto, sólo torno a decir sea tu venida en la primera
flota. De Panamá, y de abril 2, Dios te guarde y te traiga con bien
el capitán Pedro Carreño
(A mi hijo Sebastián Vallados Carreño, en su ausencia a Hernando de Céspedes, en Escalo­
na)- (l.G. 2097)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 261

290.
Don Diego de Hemstrosa a Juan de Langa, en Ecíja.
Panamá, 13.VI.1589
Antes que llegare a esta ciudad de Panamá supe que Juan Bautista de Langa, su hijo de v.m.,
y su mujer eran muertos pocos días había, délo queme pesó muy mucho. Como servidor de v.m.
las cartas di a Francisco Núflez de Silva, que es un hombre muy principal, porque él lo casó, y su
nuera de v.m. trajo de Castilla, y casó en su casa, y porque entendí que una nieta que v.m. le que­
dó la tenía en su casa y la hacienda, después me dijo que estaba en casa, en casa de un hombre
muy honrado, que tiene !a hacienda en tutela, y que él escribirá a v.m., para que envíe por ella, y
que en la flota pasada había enviado Juan Bautista de Langa no sé qué cantidad de pesos a Sevi­
lla, para que le enviaran empleado, que lo está esperando en esta flota. El escribirá más largo. Yo
he escrito esto a v.m. a persuasión de una persona que me ha pedido que por amor de Dios escri­
biese a v.m. envíe por su nieta, antes que conozca las cosas de las Indias, que con el caudal que tie­
ne puesto en Ecíja en tutela la casará en España v.m., teniendo edad, muy a su gusto. Y aquí no
tiene deudos, ni persona que haga por ella, sino es este caballero Silva. Y como es' viejo y viudo y
muy enfermo, no podrá acudir a todo. Su voluntad es grande, que cierto v.m. le es en mucha obli­
gación, así por lo que ha hecho con su hijo de v.m. como por la voluntad que a v.m. tiene. Yo me
excusaría de escribir a v.m. estas malas nuevas de la muerte de estos caballeros, y pidióme esta
persona tan encarecidamente esto por el remedio de esta señorita que lo hube de hacer.
Nuestro Serior guarde a v.m. muchos años. A Rodrigo de Burgos beso las manos, y a Juan
Bautista, que desde Cartagena Ies escribí, y holgaré mucho saber de su salud. Hecha en 13 de ju­
nio de 89 años
don Diego de Henestrosa
Pablos López me dicen está en Lima, y en Nombre de Dios está un hermano de Gonzalo de
Silva con salud. A Sancho de Mendoza me haga v.m. merced de decir que tuve nueva en Cartage­
na que su hijo don Sancho está casado junto a Caracas, y le envié el despacho que su merced me
dio, porque mi viaje es diferente de donde está.
(A Juan de Langa, escribano público, en Ecíja. Porte dos reales). (I.G. 2098)

291.
Juan Racionero a Luis de Guzmán, en Cuenca.
Panamá, 29.V1.1589
Holgara mucho de poder besar a v.m. las manos antes de mi partida, y por amor de los mu­
chos negocios que tuve al tiempo de ella, y andar v.m. tan ocupado con los suyos, no hubo orden
que yo pudiese ver a v.m., aunque deseé tuviese v.m. ocasión de que nos viéramos en la corte, pa­
ra satisfacer algunas cosas de las que v.m. me había mandado por cartas, en especial poder decir a
v.m. la orden que se había de tener sobre los sobrinos de v.m. de Ciudad Real, nuestros deudos, a
quien todos tenemos la obligación, que como a hijos de tal padre se deben, y quisiera poder traer­
me alguno conmigo. Por siquiera, para lo que se ofreciera en mal o en bien, tener con quien me
pudiera consolar en la necesidad y holgarme en la prosperidad. Y he pensado, ya que entonces no
hubo lugar, suplicar a v.m. por ésta. Trate v.m. con el señor Torre de Hervías si se contentará de
enviarme alguno de sus hijos, el que él quisiere entrambos,¡porque, como se han de estar gastando
parte de la hacienda de su padre, en Ciudad Real, los tendjréyo acá en mi compañía. Y podrá ser
que se puedan emplear puestos acá en lo que más se inclináren en servicio del rey, nuestro señor, o
en otras ocupaciones, según la ocasión que acá se ofrecieren. Y pues son mozos y dispuestos y
para cualquiera cosa, mejor es que empleen sus personas en adquirir algo que no en ayudar a gas­
tar a su padre la hacienda. Y v.m. con los amigos que tiene, a quien dará cuenta, habiendo pedido
licencia a su padre, tratará de que el Supremo Consejo de las Indias les dé licencia para poder ve­
nir. Y si se le diere a los dos, procuren también que se les dé para un criado, y si no para sus perso­
nas con licencia de traer algunas armas para su servicio. Y, siendo necesario, podrá v.m. hablar,
si v.m. se hallare en la corte, a alguno de esos señores del Consejo, diciendo que yo le he suplicado
a v.m., o enviará v.m, esta mía a algún amigo o a Alonso de Alcocer, pues hace sus negocios de
v.m., para que en el nombre de v .m. y en el mío, siendo necesario, muestre esta mía a alguno de
esos señores, para que más fácilmente se les pueda dar licencia. Y porque en otras que he escrito
daba más larga relación a v.m. de mi viaje y suceso de él, y lo haré de lo que me se ofreciere, por­
que ésta es sólo para este efecto, otro no se ofrece. Nuestro Señor Dios guarde a v.m. con vida de
mi señora doña Mariana y los niños, suplicando a v.m. dé mis encomiendas al señor Pedro Chico
262 ENRIQUE o r r E

de Guzmán y ai señor Gabriel de Guzmán y a los demás nuestros deudos y amigos, y en lo que se
ofreciere me manden. De Panamá, y de junio 29 de 1589
i Juan Racionero
(A Luís de Guzmán* regidor y depositario general de la ciudad de Cuenca).
(LG, 1374)

- 292.
Diego de Cárdenas a Bartolomé de la Cueva, en Baeza.
Panamá, I1.V.J590
El Espíritu consolador sea con yin . Porque se escribió el día de pascua por la carta del señor
Hernando de la Cueva, supe la gran merced, y por tal la tengo yo, el enviarle v.m, a mis hermanos
los dineros y las cartas. Nuestro Señpí le pague a v.m. la buena obra, y me le deje ver, para que le
sirva. Mis hermanos me han escrito cómo me hizo v.m. tanta merced de darle las cartas y el dine­
ro. Mis hermanos me escriben cómo me quieren enviar uno un nieto y otro un hijo. Allá les escri­
bo a ellos cómo por mano de v.m. ha de ver v.m. cuál es más hábil y suficiente para venir a estas
partes, y que sin afición ninguna v.m. haga la merced como siempre de que el que fuere para ello
que v.m. lo saque de las de su padre y}si hubiere lugar, que v.m. me haga tan gran merced de que,
sí v.m. estuviere en Baeza, v.m. se sirva de él desde luego, y lo ponga en buenas costumbres. Y, si
hubiere lugar de que v.m. me lo envíe en esta flota, como tiene v.m. muchos amigos que han de ve­
nir en esta flota, o por paje o por grumete, y lo que gastare me lo envíe v.m. a decir, que yo lo da­
ré al señor Hernando de Cueva. Estando visitando al señor Hernando de la Cueva de una enfer­
medad que tuvo trabajosa, estándolo visitando, llegó el padre Riviera con una carta de la señora
Monroy, en que v.m. estaba muy bueno de salud, y cómo llevaba v.m. su pleito muy bueno, y que
su hermano y yo nos holgamos mucho, y así, hoy, día del Espíritu Santo, salió a caballo y con sa­
lud, Nuestro Señor se la dé* V.m. sabrá cómo tiene una sobrina y un sobrino más, son los más lin­
dos que hay en toda esta tierra.
Mi señora doña Leonor está buena. Ana de Silva besa a v.m. Jas manos, y plega a Dios que
v.m. venga con salud, para que le sirvamos. Fecha hoy, día del Espíritu Santo, a once días del mes
de mayo de 1590 años
- Diego de Cárdenas
(Para Bartolomé de la Cueva, en la muy noble ciudad de Baeza). (1,G. 2099)

293.
Alonso Gutiérrez de Avila a Hernando Jijón Recuenco, en Almodovar del Campo.
Panamá, 2 7 .V i l.1590
Por ser el mensajero tan cierto y que forzosamente ha de pasar por ese lugar, el señor capitán
Roque López de Unda, que es mucho mi señor, a quien por me hacer merced como siempre, que
todo se lo den a tan gran voluntad, como tiene a todas mis cosas, hame dado palabra no pasará
por ese lugar sin ver a v.m. Pasa su merced a Vizcaya, creo se va a casar, no sé si lo hará, si acaso
su majestad le ocupa.
Mucho he sentido la muerte de mi hermana doña María de Avila. H asta ahora no se lo habe­
rnos dicho a mi madre, por ver lo mucho que lo ha de sentir, cosa que no se puede excusar el decír­
selo, porque ha de dar poder para cobrar su dote, pues fue Dios servido no íe quedasen hijos, ni
de que yo los tenga.
De mi hermana doña Ana tuve una carta de veinte y cuatro de agosto del año de ochenta y
nueve, en que me avisa de su salud y del señor Diego de Ayala, mi cufiado, y de cómo ha sido
Nuestro Señor servido de darles un hijo, de que estoy muy contento de saber tiene mi madre un
nieto de tantos hijos como tuvo, que por nuestra desgracia ya no somos más de dos. Yo me hallo
solo y tan lejos de mi natural que en todas mis necesidades no tengo quién me acuda, porque en
esta tierra todos procuran su negocio. Así que, queriendo v.m. hacerme merced de enviarme a mí
primo Juan Jijón, será para mí de grandísimo contento, cuando no sea por estar» como digo, solo
en esta tierra, sea porque, si mi madre y yo faltáremos, no se pierda esta hacienda, como la de mi
tío Alonso de la Morena, que murió en Chile, y nunca más se ha sabido nada de la hacienda que
dejó. Yo quedo en la ciudad de Panamá. Vine aquí a ciertos negocios; no sé lo que me detendré en
ellos.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 263

Con ésta va una para hermana; v.m. la encamine a Baeza, y cuando venga mi primo* avisará,
para que me responda. A esas señoras mis tías y primos beso las manos. Dios guarde a v.m. como
yo deseo. De esta ciudad de Panamá, a 27 de julio de 1590 años
Alonso Gutiérrez de Avila
(A Hernando Jijón Recuenco, procurador en !a villa de Almodovar del Campo de
Calatrava). (LG. 2100)

294.
Pedro de la Huerta a su sobrino Rodrigo de Borje, en Mosedo de ios Caballeros.
Panamá, 20.IV. 1592
A veinte y (?) del mes de septiembre del año 1588 recibí una vuestra, y con ella mucho contento
en saber que teníades salud. Pero paréceme que ha sido para no volver a ver otra vuestra, que, se­
gún su mucho descuido, no sé quién se lo podrá sufrir, pues a tantas cuantas tengo escritas no me
habéis respondido a ninguna. Yo no sé a qué fin lo eche, que os habéis muerto, o debéis de estar
enojado conmigo. Si lo estáis, no tenéis razón ninguna de lo estar, des que no os he hecho obras
por donde lo estéis y os podáis quejar de mí, que si te acuerdas cuando me partí de su compañía
que le dije que no tuviese pena ninguna, que si Dios me dejaba llegar adonde yo venía, que yo le
sería bueno acá, y adondequiera que estuviese. V ahora que me hallo con posibilidad, para ello os
pido me hagáis merced de sacar licencia del Consejo y de veniros acá. Y si no tuviéredes dinero,
acudí en Sevilla a Diego Núñez, mercader, que él os dará todo lo necesario para el camino, que yo
le escribo que a cuenta de lo que me debe, os lo dé, y yo os dé una cédula de ello, y vos la traeréis.
Y si os venís hasta acá con vuestra mujer e hijos, que os estoy aguardando por horas, que si ya pu­
diera enviaros lo poco que tengo, lo hiciera, pero soy vuestro tío, y no os puedo negar que sois mi
sobrino, y tengo de acudir a vuestras necesidades. Y por no me atrever a poner en el peligro en que
me vi cuando vine, no me atrevo a volver a esa tierra. Y no quiero que entiendas de mí otra cosa
más de esto. Hazme merced de dar mis besamanos a don Luis, y que me holgué en el alma de su
bien y contento y de su mayorazgo. Y que Dios se io deje gozar muchos años, como él desea. Y
que no le escribo, por entender que estará en Madrid, y así me disculparéis con él.
A todos esos señores y señoras darás mis encomiendas, y al señor don Juan, su tío, y a Rodri­
go Gómez y a Pedro de Borje, su tío, y a doña Luisa, su tía, mis besamanos. Con estas cartas que
aquí van con ésta, por estar de prisa el portador, no soy más largo, ni yo quiero ser hasta verte. Y
hágame merced de decirles que me respondan cuando tu vinieres. Y sea la partida con la mayor
brevedad que fuere posible. Y mira cómo se embarca, y sea el navio bueno. Y con esto ceso, y no
de rogar a Dios me le deje ver. Su tía le besa las manos, y su prima ni más ni menos. Adviértote
que estoy viudo, y que mi hija se ha muerto, y estoy solo. Por eso mira que no sea la tardanza mu­
cho tiempo. De Panamá, a 20 del mes de abril año 1592, tu tío
Pedro de la Huerta
(Será dada en su mano de Rodrigo de Borje, en Mosedo de los Caballeros, y si no, a su mujer
María Rodríguez).

295.
Pedro de la Huerta a su sobrino Rodrigo de Borje, en Mosedo de los Caballeros.
Panamá, mayo 1592
No sé cómo me atrevo a hacer ésta; pues a tantas cuantas tengo escritas no he tenido respues­
ta, sino ha sido de una. Sabe Dios de la manera que estoy, que para quien no tenía otro contento
sino es el saber de todos esos señores y señoras todas las horas y momentos, y principalmente de
quien yo tanto quiero como a tí. No sería mucho que su buen proceder se echase de ver en algo, si­
quiera de escribirme, pues hay mejor ocasión de ala que de agua. Por acá vino Pedro Núñez, y me
dijo que quedaban buenos todos, y que se había despedido de tí y de todos, y que no ha sido nin­
guno para hacerme merced de acordarse de mí, sino fue Martín Sánchez, que me escribió sobre un
poco que me quedó a deber cuando yo me vine, y quedó por cobrador de ello Antonio Martínez.
Yo no me espanto sino de ver de vuestra amistad, que cuando esto no os moviera, os había de mo­
ver el ser yo vuestro tío, y que os había criado, y os tenía en lugar de hijo. Mas ahora lo he echado
muy bien de ver, pero no por eso os tengo de, sino ayudaros en todo lo que yo pudiere, como lo
veréis por la obra. Y así quería que, vista ésta u otra que lleva Gil Martínez, que va de aquestas
264 ENRIQUE OTTE

partes, y vase a su tierra Valdeprados, y acertó a decirme que se había de ir para allá por esas tie­
rras a ver a sus parientes, os dispongáis de veniros con vuestra mujer, que yo estoy viudo, y no
tengo hora de salud, que si Dios fuere servido de que me hailedes vivo, vos os holgaréis mucho
más, y si no me halláredes, yo dejaré a vuestra tía lo poco que tengo, para que os lo dé a vos, vi­
niendo para estar en estas tierras con vuestra mujer. Pues Dios ha sido servido de llevarme a mi
mujer y a mi hija Anilla, que no falta otra cosa sino meterme fraile, y cree que, si no fuera del
tiempo que soy, que lo hiciera, que me veo de manera que no sabré decir, y si vos quisiéredes ha­
cerme merced y Dios os trajere, será para mi el volverme yo en los días en que nací, y con esto no
os quiero cansar más, que quien no se acuerda de mi, mis cartas le enfadarán.
Su tía le besa las manos muchas veces, y que lo hace muy mal el no se acordar de los parientes
y servidores. Y con esto Dios me le deje ver, como yo lo deseo. Mire que le aguardamos todas las
horas y momentos, por eso mire lo que hace, y la otra que lleva el de Valdepeñas a Lara lo que ha
de hacer. A todos esos señores beso las manos muchas veces. De la Fadestan (?) del mes de mayo,
año mil y quinientos noventa y dos años, y de Panamá, su tío
Pedro de la Huerta.
Adviértote que, si no hubieres recibido antes la otra, que procures de enviar por ella a Valde­
prados, que te importa para el recaudo que lleva de lu venida, si no te la ves con posibilidad para
ella.
(A mi sobrino Rodrigo de Borje, en Mosedo, y si no, a su mujer Marta Rodríguez, que Dios
guarde). (I.G. 2101)

296.
Pedro González a su hijo Francisco Sánchez, en La Fuente el Maestre.
Panamá, 8.XII.1592
Querido y amado hijo de mi alma, cuya vísta y de mi querida hija, tu mujer, Leonor López y
del niño Pedro que me escribiste tenías, es de mí tan deseada, cuanto no lo podré encarecer. Basta
que te diga que es más el deseo de verte que de verme en España. Y no sé en qué te fundas, pues
con tantas veras te he pedido te vengas a estas partes, y traigas a tu mujer e hijo, y no lo has he­
cho, y que sólo porque vengas no te envió plata ninguna más de para el flete. No seas tan pusiláni­
me, ni tengas los pensamientos tan humildes, pues sabes que lo que tengo es todo para tí y tus hi­
jos, y que sólo pido a Nuestra Señora de Guadalupe te me deje ver y a tu mujer y a mi querido nie­
to Pedro.
Hijo, por vida tuya, que vengas, pues vienes a casa bien abundante y de tu padre. Ahí te en­
vío que te den trescientos pesos para tu flete y regalos con el señor Pedro Sánchez de la Cruz,
nuestro deudo, vecino de la villa de Villafranca, para que te los dé, y, si más fuere menester, más.
Y mire que, si no vinieres, que él lleva orden de no te dar más de cien pesos de a ocho reales. Dios
sabe si t.e volveré a escribir, ni acordarme de tí, si no vienes. Haz lo que te suplico, y después, si
vienes, harás tu voluntad.
A las hijas de mi hermana Juana García le envío otros cien pesos para vestidos. Muchos vie­
nen de esa tierra, a que los he acomodado en que ganen plata, son honrados todos, en especial el
señor Bolaños y Bartolomé Martín, Quedo bueno, a Dios gracias. AI niño me ten cuenta mucho
con él, y Dios te me deje ver, querido hijo. De Panamá, y de diciembre ocho de mil y quinientos y
noventa y dos años, su padre
Pedro González
(A mi querido hijo Francisco Sánchez, en La Fuente el Maestre, en la provincia de León, en
Extremadura). (I.G. 2102)

297.
Francisco Vázquez de Puga a Pablo Rodríguez de Nova, en Concedo.
Panamá, 4.IV.1594
Porque os tengo escritas ya seis, estoy tan cansado, que si no entendiera que ei señor Francis­
co de Nova me hiciera merced de haceros venir a la ciudad de Sevilla, para que con e! dinero que
os tengo enviado para vos y para vuestras hermanas. Holguéme en extremo con la carta del señor
francisco de Nova, en que me dice que vos habéis casado a Ana e Isabel, habéis hecho como yo
esperaba de vos. Y ahora, pues las tenéis puestas en estado, os vendréis a esta ciudad de Panamá,
porque no os faltará mi persona ni hacienda, para que vos tengáis quinta con ella, porque doña
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 265

Isabel está de holgada de que ha tenido aquí a otros parientes que yos bien conocéis, que es Diego
de Puga y Mendoza de Puga. Ya tendréis noticia por la del señor Francisco de Nova de lo que yo
hago con ellos y he hechp, pues no siendo más que en el cuarto grado, les tengo en estado de hom­
bres. Y pues de tantas veces como os he escrito fuera justo veniros, pues yo habia enviado dinero
y orden al señor Francisco de Nova, para que os viniésedes, entiendo que él despacharía largo con
Juan Seyjo (?), para que vos os viniésedes, y trajésedes la ejecutoria que tenemos, pues he enviado
el dinero para sacarlo, y si es posible que vos vengáis luego, me haréis mucho placer. Y traer con
vos a Sevilla a vuestro cuñado Diego Núñez, porque allí le darán trescientos pesos, para que acabe
de fundar aquella capilla que vuestro padre tenía empezada. En lo del juro haréis de manera que
se queden vuestras hermanas con él, y le daréis poder, porque no se ha de mirar en cosas tan po­
cas, pues yo soy ya viejo, y no tengo hijos a quien lo dejar si no es a vosotros, a los cuales echo mi
bendición. Y que hagan como hijos de quien son. No os vendréis sin la ejecutoria, porque es nece­
saria en esta tierra, y porque no habrá falta en vuestra venida. -
No digo mas, de que me remito a lo que hiciere el señor Francisco de Nova, porque ya tiene
orden para daros para vuestro bagaje. Y con esto, Dios os guarde. De Panamá, y de abril 4 de
1594
Francisco Vázquez de Puga
(Para Pablo Rodríguez de Nova, en la villa de Concedo, en el reino de Galicia, y en su ausen­
cia a Ana de Puga). (I.G.2102)
298 .
Pedro Gallegos a su mujer María Jiménez, en Llerena,
Panamá, 6.VL1594
Hermana, la suya recibí en cuatro del mes de mayo y la fecha de ella era de diez y ocho de
enero de 594 años. Por ella recibí mucho contento en saber que tenía salud con todos los demás a
quien Dios ha dado vida. Bien tengo en la memoria todos los trabajos que v.m. representa haber
pasado por mi ausencia. Porque lo ha permitido Dios, yo le doy muchas gracias por las mercedes
que continuamente me ha hecho, y por las enfermedades que me ha dado y escapado de ellas. Y
espero en Dios que estos mis trabajos y suyos han de ser para descanso algún dia. V.m. crea que
todos los trabajos que ha pasado en mi ausencia no hubiera mar en medio, que yo los hubiera re­
mediado con el favor de Dios, porque fue para mí muy gran desconsuelo. En la flota pasada enga­
ñarme ya como me engañé por no haber enviado dineros para esa necesidad. Y así, escarmentado
de esto, los envío en las primeras fragatas que se partirán para Castilla. Si en la flota pasada me
engañé en no enviar dineros fue por estar yo de camino para Sevilla, y fue Dios servido que lo or­
denó de darme una enfermedad, que me duró mucho tiempo, de suerte que cuando me vine a le­
vantar, ya todos los navios se habían ido, Y asi fue para mí gran desconsuelo no poder remediar la
necesidad. Y así fue causa de durarme más la enfermedad, y fue de tal suerte que me duró mucho
desde el día que me dio perdí el juicio, porque fue todo una calentura, y me martirizaron este
cuerpo con muchas ventosas sajadas, que ya no me quedaba coyuntura por sajar. Y así mis ami­
gos, viéndome de esta manera, todo se les fue en procurar mi salud, y no advirtieron en enviar di­
neros para remediar la necesidad que allá había, porque entendieron que no quedaba. Y así una
señora de Segovia, mujer de un grande amigo mío, que habia de venir con uno, yendo yo a Espa­
ña, y habiendo recibido cartas del tiempo que uno las recibió, y viendo que yo me tardaba, como
me tardé por mi enfermedad, se animó y se fue a Sevilla, y se embarcó lo mejor que pudo, y está :
ya acá con toda su casa, y aún es la mayor envidia que yo terfgo el día de hoy. Juntamente con ésto
tengo esperanza en Dios y en su madre que, como le cumplió a ella sus deseos, se cumplirá el
mío y el de v.m. con el favor de Dios, y así v.m. de su parte se anime, que no le ha de faltar lo que
hubiere menester para su viaje, porque con los dineros que yo envío, que son trescientos pataco­
nes de a ocho, pagará v.m. todo lo que debiere, y si tuviere necesidad de más, amigos tengo yo en
Sevilla, que dirá mi hermano quién son, que van de acá, que los proveerán. Y así v.m. por la or­
den que mi hermano diere se aviará. Y en lo que toca a esas casas que tenemos en Llerena, yo en­
vío recados a mi primo Andrés Martín y a Domingo Amador, para que ellos saben la orden que
han de tener. Y si v.m. determinare de traer consigo a su yerno e hija y nietos, porque me parece
que me queda a mí en los oídos, yo digo que concedo en lo que v.m. determinare, y en lo de dejar
la casa por virtud del poder ese sobre la orden que han de tener, porque no es mi voluntad que se
venda mientras yo fuere vivo. V.m. advierta que no me deje papel chico ni grande que no me los
traiga, asi libros como borradores, de manera que no quede ninguno, y advierta que no gusto que
los muestre a nadie, para que los vea. Las cajas que procuraren para el camino mire que no sean
más de que tengan una vara de hueco, porque son convenientes para el camino. Y si no se hubiere
deshecho de la cama de red, traígala, aunque sea remendada, porque gustaré yo de ello. Y si acaso
266 ENRIQUE OTTE

se hubiere deshecho de ella, no se le dé nada. No les envío ninguna joya, aunque las tengo desde la
flota pasada hechas en nombre de v.m. y de María. Y hay joya que costó treinta pesos de hechura.
Dándoles Dios buen viaje, vendrán a gozar acá de ellas.
Los vestidos que hubieren de traer para su viaje se comprarán en Sevilla, y sean ligeros y ho­
nestos, porque la tierra por acá es muy cálida. Y no les ha de faltar con el favor de Dios todo lo
que hubieren menester.
La carta que vino de Francisco con la de v.m. me dio gran contento de verla, porque me pare­
ce que tiene discreción. Y en lo que a él toca, su tío dará la orden que ha de haber. Y pues Dios ha
sido servido de llevarnos-a nuestras madres, demos gracias a Dios por todo, y consotémosnos en
que Dios las llevó a descansar, pues que sabemos que eran tan buenas cristianas, y que por la mi­
sericordia de Dios están en el cielo. Yo por acá he hecho lo que he podido, sabido que supe la nue­
va, y. pues no tenemos ya madres, esfuércese v.m. en este viaje. El no ir yo en persona no es por
falta de voluntad, sino que mis enfermedades he quedado muy achacoso. Y así no me atrevo a ir a
ninguna parte por ningún tesoro, áunque fuera mucha razón que fuera por amor de v.m. y de mi
hija María. Y pues no voy y no me atrevo por mi poca salud, bien entiendo que mi hermano y
v.m. darán orden para que yo no haga falta en esto.
A mi primo Andrés Martin escribo que, estando en esa tierra, acompañe a v.m. con las cabal­
gaduras que fueren menester, pagándole su trabajo. Y viéndose v.m. con mi primo a su mujer, les
dirá lo mucho que me ha pesado de la muerte de sus hijos. A mi hermana Francisca del Castillo y
a Hernando Moncayo con todos los demás les dará mis encomiendas, y que no Ies escribo por las
muchas ocupaciones que tengo al partir de las fragatas. También dará v.m. mis encomiendas a
Domingo Amador, porque no sé si le escribiré de por sí, a todos los de Juan de la Vera y a Mari
González, la Maldonada, mujer de Juan Millán, que haya gloria.
Y con esto ceso, Dios nos deje ver con salud. Su hermano, y de Panamá a seis días de junio
de 594 años
Pedro Gallego
299 (l.G. 2102)

Leonor López de León a su hermana Luisa de León, en Alcalá de Henares,


Panamá, 6.VI. 1594
Hermana mía de mi alma:
Por orden de Fernando de Torres del Salto de la ciudad de Sevilla escribí a v.m. en esta flota,
y con ella envié cien ducados, que yo quisiere fuera mucho más. Reciba, hermana mía, mi volun­
tad,.y cuando escribí no estaba determinada de hacer esto, y fue, porque vino aquí Garci López
Morales, y me quería llevar a la ciudad de Lima, y he acordado para ponerme en camino, que será
bien que sea para España. Y asi, hermana mía, le suplico que, vista ésta, se venga mi sobrino' Ju-
sepe de Carpa, para que en la primera flota que haya para Castilla nos lleve a mí y a mi buena ma-
dfe que, habiéndome de poner en camino, ninguno hay de más gusto, principalmente siendo para
dar contento a nuestra buena madre, y cumpliéndole su deseo, que es la mayor ocasión. Porque
me dispongo a hacer este viaje contra mi voluntad, por ser mujeres y solas. Pero, confiando que
me hará merced de enviarme a mi sobrino Jusepe de Carpa, para que nos favorezca y regale en es­
te viaje, iré algo fiada, lo uno en esto y lo otro confiando en las oraciones de tantos buenos como
hay en esa villa. Y por amor de Dios le ruego, hermana mía, me haga tanto bien de hacer una no­
vena a la virgen del Val. Que yo espero en ella que, si me veo en España, que llevaré con qué pue­
da regalar a todas vs. mds. y pagar este trabajo de mi sobrino, porque será todo lo que yo llevare
para servirlos a todos. Garci López Morales me dijo cómo quedaba bueno el licenciado Martín
Vázquez de Carpa, y que no había acabado la visita. Quería mucho que, si se hubiese aplicado
con lo que ha ganado, que nos fuésemos juntos. Mas él es tan gran gastador que no sé si lo ha de
hacer. Por amor de Dios le ruego que no haya falta en enviarme a mi sobrino, porque, si Dios fue­
se servido, quería antes que me muriese verla, hermana mía, y poner en estado a algunas de mis
sobrinas.
Del flete para hasta Panamá le hará Fernando de Torres por mi cuenta. No encargo más a
v.m., sólo digo que esta nuestra buena madre tengo cosa de este viaje que no lo puede creer. Há­
galo Dios como puede y en nuestra soledad.
A mi hermano Martin de Carpa que tenga ésta por suya, y que no le dé pena enviarme a su hi­
jo y mi sobrino, que yo espero en Dios que ha de ser para descanso de todos. De Panamá, y de ju­
nio a seis de 1594 años
Leonor López de León
(A mi hermana Luisa de León, mujer de Martín de Carpa, en la calle mayor, en Alcalá de
Herrares). (I.G. 2104)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 267

NOMBRE DE DIOS ;

300. :
Diego de Virués a su mujer Ana López, de León, en Sevilla.
Nombre de Dios, JO.X. 1559
Señora:
Porque en otra os he escrito más largo, ésta sólo servirá para avisaros cómo a mí me conviene
que os vengáis a esta tierra, lo uno por vuestro contento, y lo otro por mi quietud. Estaréis acá sa­
na y con más contento que en España. Y esto haced, porque no conviene hacer otra cosa. Para
ello escribo al señor Antonio Rodríguez dé la orden cómo vengáis. Vendrá con vos mi'hermana
Beatriz y Barrasa y su mujer, con dos negras de vuestro servicio. Traeréis con vos las cajas de
vuestras ropas y tapicería y cueros y las demás menudencias. Dejaréis a mi madre que quedará en
su casa. María quedará en Santa María de las Dueñas o Santa Inés o Madre de Dios, encargada a
alguna monja conocida que la doctrine, y se le dará al monasterio lo que fuere. Y esto toma con
buen ánimo, pues no puede ser otra cosa, y es para más descanso vuestro, que de aquí a cuatro
años nos volveremos a descansar, mediante Nuestro Señor. Diréis a Barrasa que se venga con vos
con su mujer, que acá le irá bien. Y si caso fuere que no viniere él, se buscará otro hombre casado
que venga con vos, que, pasándolo de balde, no faltará quien venga.
No tengo más que os decir. Nuestro Señor os guarde y traíga con bien. Del Nombre de Dios,
a treinta de octubre de mil y quinientos y cincuenta y nueve años, vuestro
Diego de Virués
(A mi señora Ana López de León, en Sevilla).

301,
Diego de Virués a Antonio Rodríguez, en Sevilla.
Nombre de Dios, 30.X.1559
Señor:
Porque en otra escribo a v.m. largo, ésta sólo servirá para que, no haciéndose lo que por otra
escribo a v.m., mande venga mi mujer en la nao de Granillo o en otra que a v.m. pareciere, y se le
tome la cámara de popa, y venga con ella mi hermana Beatriz y Barrasa y su mujer con un par de
negras, y María quede en uno de tres monasterios, Santa Inés, Santa María de las Dueñas, La Ma­
dre de Dios, dando lo que fuere menester cada un año para sus alimentos. A mi madre tomará
v.m. una casa pequeña, y le comprará una negra muchacha o negra mayor de poco precio, y le da­
rá v.m, dos fanegas de trigo cada mes, y tres ducados, y le pagará la casa. Y si otra cosa se ofrecie­
re, también a mi mujer, habiendo de venir, le comprará v.m. una saya de raso blanco guarnecida,
y una sobreropa de raso carmesí, con un pasamano de oro, y a mi hermana otro tanto, salvo que
la sobreropa sea de tafetán pardo guarnecida. Y lo demás de matalotaje y cosas de servicio. Y per­
done v.m. este trabajo, que no puede ser menos, sino por estar acá seguros hacer esto. A Barrasa
avisará v.m., y ha de ser con tiempo, y si caso fuere que no vcnga.él, otro hombre casado, que,
pasándolo acá a mi costa, no faltará quien venga. En todo me remito a loque v.m. mandare, aun­
que más querría la cédula, por no tomar este trabajo. Y estas cartas que van con éstas no las dé
v.m. Si no hubiere de ser la venida de mi mujer, que sólo para su venida son, Y si no hubiere de
ser, no se den, así la de Barrasa como las demás.
No tengo más que avisar. Nuestro Señor guarde a vuestra merced. Del Nombre de Dios, a
treinta de octubre de mil y quinientos y cincuenta y nueve años. Besa las manos de v.m.
Diego de Virués
(A mi señor Antonio Rodríguez, en Sevilla).
268 ENRIQUE OTTE

302.
Diego de Virués a su mujer Ana López de León, en Sevilla.
Nombre de Dios, 20.V. 1560
Señora:
Porque este navio se despacha aprisa, seré breve, por lo que en la flota, mediante Nuestro Se­
ñor, os escribiré largo . Recibí vuestras cartas con todos los navios que han venido, y la que envias­
te en el navio de los negros. Hame pesado mucho de las cosas tan sin orden en esa casa encendi­
das, y más he sentido sobre todo lo que mi madre ha hecho. Es seflal que no están bien conmigo,
ni con mis cosas. Por darle más contento le podéis decir que no le pienso escribir en toda mi vida,
ni parecer ante ella, y con esto es acabado. Entiendo que pensó que era yo muerto. Bendito Nues­
tro Señor, estoy bueno, y con más dineros que nunca estuve. Sirva a la condesa, que ella le pagará
como a los demás que le han servido.
Mi hermana vino a este reino, cosa para mi bien nueva. Como entiendo que las cosas de mi
madre son tan sin orden, no me espantaré de cosa, creelo. Se quedará aquí, porque la merced que
le han hecho es mandarla barrer y enjabonar. Déle las gracias a la condesa; yo trabajaré no pase
adelante, y, si no, quedará en Panamá. Yo envío por vos, y vendrá en vuestra compañía Barrasa y
su mujer, y, si no, el otro hombre casado. Traed con vos a Juana y a Leonor, si quisiere traer to­
das vuestras cajas de ropa y cama, lo demás vended. María quedará en uno de tres monasterios,
que he escrito al señor Antonio Rodríguez. Y en esto no haya otra cosa, porque, aunque vos ven­
gáis, no estaré aquí cuatro años, que no me iré a Castilla. Y esto haced, porque conviene. En lo
demás del pleito que me escribió Barrasa en lo de Antón López, una obligación dejo al señor An­
tonio Rodríguez, para que el doctor pague lo que yo fuere condenado. Háganle que la cumpla.
No le escribo, porque no hay lugar, porque estoy muy ocupado. En la flota lo haré largo, aunque
entiendo estaréis ya de camino para acá. Y el señor Antonio Rodríguez dará todo lo que fuere me­
nester para vuestro aviamiento. Vendréis en las primeras naos. Yo estoy bueno, y me va bien,
bendito Nuestro Señor. Será vuestra venida lo más secreto que pudiéredes, porque no deis cuenta
a nadie.
No hay otra cosa que os avisar. Nuestro Señor os guarde y dé salud. A la señora doña Inés
beso las manos, y que no me ha escrito su merced. Del Nombre de Dios, a veinte de mayo de mil y
quinientos y sesenta años. A María dejad encargada al monasterio donde quedare. Vuestro
Diego de Virués
(A mí señora Ana López de León, en Sevilla). (I.G. 2080)

303.
Juan de Cuenca a su primo Nicolás de Cuenca, en Toledo.
Nombre de Dios, 29.VIII.J562
Señor primo:
Muchas he escrito a v.m., que no he visto respuesta de v.m. de ninguna, y estoy muy maravi­
llado no haber v.m. venido a buscar a su padre, aunque fuera pidiendo por amor de Dios. Ahora
escribo solamente, para que sepa que el señor su padre Juan de Cuenca murió esta cuaresma pasa­
da, y yo no me hallé en el pueblo donde murió, sino muy lejos, y paréceme que dejó por heredera
a su mujer, no pudiendo. Lo que me dicen que le dejó a v.m. fueron mil y quinientos pesos, que
envió a Castilla con Diego Alonso, un cuñado suyo que está en Guadalcanal, y se ha alzado con
ellos. Yo me he informado de letrados, y dícenme que no le pudo dejar por heredera a ¡a mujer.
V.m. ponga faldas en cintas, y lo deje todo y se venga a cobrar su hacienda, y traiga probanza
bastante, cómo es hijo legítimo de Juan de Cuenca, y de su madre fulana, y cómo fueron casados
y velados. Y v.m. me hallará acá a mí y a mi hacienda, para cobrar la suya, y que no se le alcen
con ella, y ha de ser con toda brevedad, y véngase a Sevilla y pregunte por gente de Quito, y diga
cómo es hijo de Juan de Cuenca, que luego le aviarán, pero no se confie en (?), sino traiga y venda
lo que tuviéredes para pagar. Y si fuere caso que por enfermedad no pudiere venir, envíeme el po­
der muy bastante, que no se pueda mejorar, y sus probanzas, que yo se lo cobraré y gastaré mi ha­
cienda, si fuere menester en ello, pero yo más querría viniese v.m., que imaginemos hallará mi
persona y hacienda a su servicio. Y mire lo que le digo, que no le va uno ni dos pesos, sino más de
seis mil pesos. Yo escribo a mi señora sobre ello. Luego se despache y venga. Y porque no es para
más, Nuestro Señor me le deje ver. Del Nombre de Dios, a 29 de agosto de 1562 años, su primo
que queda con más deseo de verle que no de escribirle
Juan de Cuenca
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 269

(A mi señor primo Nicolás de Cuenca, en Toledo, hanse de dar a mi madre Francisca de


Cuenca, mujer que fue de Juan Ruiz, dorador, abajo de Cevodonbre (?), junto a Juan de la
Orta), , (1.0,2081)

304.
Juan Lázaro Navarro, cura del Nombre de Dios, a Hernando Sabido, clérigo presbítero, en Sevi­
lla,
Nombre de Dios, 29.VI.1563
Muy magnífico y muy reverendo señor:
Aunque no conozco a v.m. por vista, no puedo dejar de hacer esto, para darles las gracias y
gratificación que es razón, habiéndome hecho tan grandes mercedes que no puedo pensar, aunque
yo las pagase. Y éstas son más dignas de satisfacción que ninguna otra, pues me las hizo no cono­
ciéndome a mí, ni a mis cosas. Mas como sea de los buenos sembrar obras en los pobres, ya que de
ellos no pueda haber satisfacción, Nuestro Sefior la da, y así v.m. será galardonado de su mano,
pues en esto y en todo lo demás tiene fama de buen cristiano, porque el señor deán y otras perso­
nas me han informado de ello y de su caridad, plega a Nuestro Señor se lo pague.
Señor, mi hermano Domingo Lázaro me avisó cómo v.m. me había hecho a mí merced de
acaridarlo en su casa, y que le debe muy mucho, porque en v.m. ha hallado padre y madre, y que
¡e «»prestó treinta ducados. V.m. cierto ella fue una obra la que ie hizo que se ha de agradecer
muy mucho, porque pocos amigos lo suelen hacer esa obra, y v.m. la hizo a quien no conocía, por
donde, como dicho tengo, merece gran agradecimiento, y que se le tenga en muy mucho. Y así, de
hoy en adelante, le suplico tenga por su verdadero amigo, y en lo que se ofreciere me haga tan se­
ñaladas mercedes se sirva de mí, y en lo de los treinta ducados que v.m. emprestó a mi hermano,
con lo procedido de una sobrepelliza que me dio el señor deán dev.m . los enviaré yo en los navios
que acá quedan, y un poquito más. Y asimismo enviaré a mí hermano Domingo Lázaro todo lo
que yo pudiere, para que v.m. por su padre también le avíe, de cualquiera suerte o manera que ser
pudiere. Y no envío recaudo de dineros ahora, porque van estos navios en ruin tiempo, y por­
que hay en esta costa muchos ingleses y franceses, y sería que corran riesgo. Y en estos otros na­
vios irán mejor, porque van en buen tiempo, Y así suplico a v.m. me haga tan señaladas mercedes
que de hoy en adelante nos comuniquemos con cartas, y me avise adónde vive, porque lo que yo
enviare lo enderece a v.m., para que de ahí v.m. lo avíe a mi tierra a mis hermanas, porque que­
rría poner allá, si pudiese, algún dinero, y no tengo en Sevilla persona de quien yo me fie. Y esto
será enviando yo mis poderes a v.m., y así, si alguna cosa v.m. quisiere enviar por acá para ven­
der, puede servirse de mí, porque yo asisto por cura en esta dudad del Nombre de Dios, y, si no,
en Panamá, porque soy más conoddo que la ruda, e infórmese v.m. de los que de acá van de mi
persona. Y asimismo le suplico siempre ampare a mi hermano, porque no lo perderá v.m. conmi­
go. Y si mí hermano puede haber una licencia, para que también pueda pasar a Perú, recibiré
merced se negocie, porque acá ponen impedimento.
Señor, en la otra ñota pasada fue de aquí un amigo mío a negocios a la corte míos y suyos,
que se dice Juan Bautista de Nava, el cual se ha criado en esa ciudad de Sevilla en La Contrata­
ción, y con el contador Melgosa. Ahí le escribo una carta. Suplico a v.m. pesquise por él, y se la
den, porque éste, si ahí está, será gran parte para aviar a mí hermano, porque es grande amigo
mío, y porque tengo entendido en todo me hará mercedes, i
Nuestro Señor la muy reverenda persona de v.m. guarde y prospere, y en mayor estado
aumente, como por v.m. es deseado. Del Nombre de Dios, y fie junio 29 de 1563, muy magnífico
y muy reverendo señor, besa las manos de v.m,
Juan Lázaro Navarro
(Al muy magnifico y muy reverendo señor Hernando Sabido, clérigo presbítero en el barrio
de San Martín, en la ciudad de Sevilla).

305.
Juan Lázaro Navarro a su hermano Domingo Lázaro, en Sevilla.
Nombre de Dios, 3.V11.I569
Señor hermano:
Porque con un fraile dominico, amigo mío, le escribo largo, que se llama fray Juan de Vene-
gas, seré por ésta breve. Y así digo que se ofreció que otro amigo mío, que se dice Zuazo, se irá
270 ENRIQUE OTTE

para España, y roguéte me hiciese merced que le ¡levase cincuenta ducados, para dárselos a v.m.
para ayuda a se aviar, y que, si más fuese menester, se lo diese y encaminase, porque para todo lo
demás que a v.m. diere le hice yo acá una cédula de pagárselos, y enviarlos a la persona que él por
sus carias me mandare, de todo lo cual tengo confianza lo hará, porque es mucho mi señor y ami­
go, y así se me ofreció a mí muy mucho. Muy gran merced recibiré procure de se aviar y venir, y
traiga consigo a nuestro sobrino, que no venga sin él, si ser pudiere, porque ya estoy viejo, y deseo
mucho verlos acá en esta tierra, porque yo no puedo ir por ahora a España. Y esto sea que se ven­
ga en ios primeros navios que salieren para el Nombre de Dios, o para Cartagena o para esta Tie­
rra Firme. Y al señor Hernando Sabido le dirá que le beso las manos muchas veces, y-que se lo
tengo en muy gran merced la cortesía y bien que ie ha hecho, y que yo se lo pagaré algún día a su
merced. Y mirad, si le debéis alguna cosa, pagádselo, porque el señor Zuazo os dará todo lo que
hubiéredes menester, que así quedó conmigo, y lo hará. El seftor deán me dijo cómo os dio diez
ducados, de que lo ha hecho muy1,mal conmigo en no os aviar y traer con él a estas partes, pues se
ha servido de doscientos ducado?, y aún más, míos, cinco o seis años,.y así yo se fo recibí acá, y
me dijo que no había podido más. Una sobrepelliz tenía para vender del señor Sabido, y se la to­
mé yo para mí. Decirle ha que en los navios que acá quedaron le enviaré el dinero de ella, y que le
suplico yo sea parte para aviar a v.m. y a nuestro sobrino, que yo lo serviré. Y si viniere, procure
de meter todo lo que hubiere menester de matalotaje para él y el muchacho, Y confiésense como
buenos cristianos antes que entren en la mar, y acomíMense lo mejor que pudieren con el maestre
del navio, porque, si algo hicieren por ellos, yo se lo pagaré, porque al presente yo estoy en esta
ciudad deJ Nombre de Dios, que soy cura, y aquí me hallarán, si vinieren y yo estuviere con salud,
y si acaso no me mudo por amor de la salud, porque aquí ando enfermo a ratos.
Y porque, como tengo dicho, escribo más largo con el padre fray Juan de Vencgas, fraile do­
minico, no diré más. Nuestro Señor le dé aquel contento que deseo yo, amén.

Juan Lázaro Navarro


(A mi señor hermano Domingo Lázaro, «1 casa del señor Hernando Sabido, clérigo, en el ba­
rrio de San Martín, en la ciudad de Sevilla), (I.G. 2084)

306.
Alonso González a su hermano Jerónimo González, platero, en corte.
Nombre de Dios, 30.IV.1566
Señor hermano:
Dos de v.m. he recibido, ambas de un tenor, la fecha de ellas a postrero de diciembre de 1564
años, que cierto las tenia bien deseadas, porque dende el ano de 61 no había visto carta de v.m. Y
aunque por cartas de Enrique Bul y de Diego déla Serna sabía que v.m. era ido a Monzón, y esta­
ba bueno, todavía quisiera ver su carta. Y ya que vino a mis manos, fue hecha 15 meses habrá,
que cierto no tiene v.m. razón en descuidarse tanto en escribirme, pero écholo a que me tiene por
hombre que, estando en Indias, no piensa verme más. Entienda v.m. que hoy día tengo más gana
que nunca, y tengo mejor, aparejo para ello, y si Dios me da dos o tres años de vida, pienso ir con
su ayuda, y para no haber menester a nadie. Y esto digo, para que entienda v.m. que tiene acá' un
hermano, a quien hace mucho agravio en no le escribir cada seis meses, pues hay navios que van y
vienen, y las flotas ordinarias, sino que en cinco años no he visto sino solas dos cartas, y éstas las
tengo guardadas con las que me envió desde Flandes, estando yo en La Palma, y por mi consuelo
las leo cuando más afligido estoy. Veo las cosas que v.m. me dice por su carta. No tengo a qué res­
ponder, sino rogar a Dios le sucedan todas sus cosas tan prósperas y favorables cuanto yo se lo de­
seo. A mi señora María de Cerdeño beso cien mil veces las manos, y que sólo por verla y servirla
tengo de aprestar mi ida lo más breve que pudiere, y no por v.m., que, pues no quiere escribir a un
hermano que tiene, no es justo que le desee ir a ver. Con todo esto le suplico y pido por merced
que escriba cada seis meses, porque será gran consuelo para mí, y envíe las cartas a Sevilla a Mel­
chor de Roa, mercader, que él me las encaminará. También he escrito a v.m. en otras dos cartas
que, en sabiendo Andresico, mi sobrino, escribir muy bien y contar, procure de enviármele, por­
que tendré acá gran descanso con él para mis negocios, y para mi contento, y por tener acá cosas
de v.m., para si Dios quisiere disponer de mí. A todas esas señoras mis tías y parientes dé v.m. mis
besamanos, juntamente con los señores sus suegros. Y a v.m. guarde Nuestro Señor juntamente
con mi señora María de Cerdeño. Del Nombre de Dios, 30 de abril de 1566, besa las manos de
v.m. su hermano
Alonso González
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 271

{A mi señor hermano Jerónimo González, platero, en corte de su majestad, en Madrid o Va­


lladolid).

307.
Alonso González a su madre María Bul, en Valladolid.
Nombre de Dios, 30.IV.!566
Señora:
Habrá un ario escribí a v.m. dos cartas» y envié cincuenta ducados a Sevilla, para que los en­
viase a v.m. a Valladolid, o a mí hermano Jerónimo González a la corte, para que ellos enviase a
v.m., los cuales entiendo habrá v.m. recibido. Y envié tan poca cosa sólo para un zamarro, por­
que donde mi hermano está estoy muy descuidado. Y habrá seis meses torné a escribir a v.m., ha­
ciéndole saber de mi salud, y ahora, por no perder el estilo de escribir, hago esto, y, siempre que
haya con quien, lo haré, porque se que doy a v.m. contento, como yo le recibo en ver cartas de
v.m. De mi hermano Jerónimo González estoy muy quejoso, que de cinco años a este cabo no he
recibido sino dos cartas suyas. No sé qué es la causa de no acordarse de mí, viniendo cada seis me­
ses flota a esta tierra. También le he escrito en dos cartas que, en sabiendo su hijo Andresico escri­
bir y contar, me le envíe, porque allende de haberle menester para mis negocios, tendré gran con­
tento en tenerle acá, para, si Dios dispusiere de mí, tener a quien dejar mi hacienda, porque está
hombre tan embarazado en negocio que, aunque se quiera desasir, no puede tan presto.
Ruego a Nuestro Señor guarde a v.m., y me dé gracia para que yo vaya a sus ojos antes que
me lleve de esta vida, que es el mayor deseo que tengo en esta vida. Suplico a v.m. me encomiende
a Nuestro Señor en sus oraciones. A las señoras mis tías beso muchas veces las manos, y que ha­
yan ésta por suya. A todos los demás parientes dé v.m. mis besamanos. Nuestro Señor me guarde
a v.m. muchos años, y me la deje ver con bien. Del Nombre de Dios, 30 de abril 1566, besa las ma­
nos a v.m. su hijo
Alonso González
(A mi señora María Bul, mujer de Andrés González, platero, que sea en gloria, en la costani­
lla en Valladolid). ^ (1.G.20B3)

308.
Juan Romero a Diego de Monloya, en San Clemente.
Nombre de Dios, 12.1V.1567 (?)
Muy magnífico señor:
Espantádome estoy de v.m. no haberme escrito, pues he visto otras de v.m. en el Perú, mas,
como dicen el refrán: «Si...» El que la presente lleva es Gabriel de Pliego, con otra que lleva pkra
mis padres, si fueren vivos, y si no, para mis hermanos, aunque les serán tristes nuevas para ellos,
mas como Dios lo haga, y estemos atenidos más a la muerte que a la vida, y sea deuda que todos la
hemos de pagar tarde que temprano, hemos de dar muchas gracias a Nuestro Señor. Sepa v.m.
que a once de agosto de 67 (?) murió mi hermano Alonso Romero en el Nombre de Dios. Yo vine
a cobrar la hacienda, y no la puedo cobrar. El tenía empleado, y lo que tenía empleado, lo mal­
vendieron, donde se perdió más de dos mil pesos del costo, y por lo demás que él alcanzó, ando a
pleito con el albacea, que es un Alonso de Cevallos, y ha que lo tengo preso dos meses, que dice
no tiene dineros, y como saben que no lo han de ahorcar, se alzan con las haciendas.
A v.m. suplico les escriba a mis padres y hermanos que me envíen un hermano de los míos, y
que por la mano de v.m. me sea enviado, porque yo quedo maldispuesto, y porque, si Dios me lle­
vase, quedase lo que tengo en poder de mis hermanos. En Panamá, si Dios me da salud, dejaré re­
cado, para que pase de allí al Perú. Y si aquí yo muriere, hallará mi testamento, y traiga fe y testi­
monio de cómo es hijo de mis padres y mi hermano, y poder de todo.- Les advierte v.m. de lo que
ha de hacer, y si viene, yo me parto con él luego a esa tierra. En la primera casa que yo vaya será ir
a besar las manos a v.m. Que Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. y de mi señora e
hijos guarde, y vida y honra acreciente, como por vs. mds, es deseado. Del Nombre de Dios, y de
abril de 12 1567 (2).
Y si hay en que yo sirva a v.m. ya sabe v.m. que lo haré como yo soy obligado muy de veras.
El hijo del señor sobrino de v.m. Martín de Ibuedo ahora un año pasó a Potosí. No he sabido
más de él. Acá nos conocimos, y lo tengo por mi señor. Beso las manos de v.m., su muy cierto ser­
vidor
Juan Romero
272 ENRIQUE OTTE

(AI muy magnifico señor Diego de Montoya, en la villa de San Clemente, en la mancha de
Aragón),

309.
Juan Romero a su padre Pedro Romero de Escantilla, en El Vinillo.
Nombre de Dios, 10. IV. 1568
Deseados padres:
Sálveos Dios. Con más deseo de ver a vs. mds. que no de escribirte les hago saber cómo, glo­
ria a Dios, Nuestro Señor, estábamos en el Perú yo y mi hermano Alonso Romero, y vino a em­
plear ropa al Nombre de Dios, y empleó obra de 12.000 ducados, y, en lugar de enviármelos al Pe­
rú, como yo se lo tenía mandado, los fió, donde creo no se cobran los seis mil, y él de esta pena de
cómo los fió creo murió, aunque no hemos de echar mano de esto, sino que fue Dios servido darle
su enfermedad, que no duró sino tres días. Dejó por albacea y tenedor de los bienes a un Alonso
de Cevallos, y escribiéronme amigos al Perú cómo era m uerto. Sabe Dios lo que me ha costado en
dejar la hacienda que tenemos en ei Perú perdida. Y la enfermedad que ahora tengo en el Nombre
de Dios, que plega a Dios, Nuestro. Señor, de darme salud, para que recoja lo que tuviere que,
aunque no sea sino con la capa en el hombro, querría estar allá. Y este Alonso de Cevallos, que
quedó por albacea y tenedor de los bienes, ha enviado el dinero a España, y no tiene por dónde
págarme, y lo tengo preso hasta que me pague, que es el más mal cristiano que hasta hoy he visto
ni pienso ver. Que no sé quién envolvió a mi hermano con él, que cierto era tan bueno que se con­
fiaba de todos, Hame costado su muerte tanto que, aunque viera morir toda mi generación, no
me costará tanto, asi de mi salud como de mi hacienda, que perdí el mejor hermano que hombre
perdió. Perdí hermano, padre y madre, y cuanto yo puedo pintar, y él hizo testamento que mandó
demandas más de dos mil y quinientos ducados, de los cuales están bien mandados, aunque algu­
no de ellos fuera mejor los mandara a deudos suyos y míos que allá aprovecháredes (?). Ahora
dos aflos le mandé yo enviar quinientos ducados con un Diego Hernández de Las Pedroneras,
junto a Belmonte, Dice que es hombre de bien, y no sé si se habrán dado.
El año de sesenta y siete envió una barretilla de oro, que valdría cien ducados. Enviólos mi
hermano, Dios le tenga en gloria, a un Pedro Núñez y Vasquiñán, vecino de Sevilla, y enviólos en
ei navio de aviso, para que se los diesen al Diego Hernández, el que llevó los otros para que se los
diesen a vs. mds., si fuesen vivos, y si no, se diesen a mis hermanos.
Este Pedro Núñez Vasquiñán, vecino de Sevilla, que es el que tiene la barretilla de oro, es
hermano del albacea y tenedor de los bienes, que lo dejó hasta en tanto que yo viniese y enviase
poder, y con todo cierto por gozar de mi hacienda, que la envió a España a emplear, y me la mal­
vendió, que se perdieron en ello más de diez mil pesos, y ahora traigo pleito con él, y lo tengo en la
cárcel. Y es una tierra ésta que más querría perderlos que no estar en ella, porque un dia de salud
no tengo, y temo de esta enfermedad que tengo no morirme. Yo querría que vs. mds. mandasen
que me enviasen uno de mis hermanos que, ya que Dios quiso llevarme a tan buen hermano, tu­
viese otro desoíros en mi compañía, para que, si Dios me llevase, hubiese quien recogiese mi ha­
cienda, para que la llevase v.m., para que la gozasen. Y si viniere, irnos hemos luego entrambos,
placiendo a Nuestro Señor. Y si ha de venir, he de ir luego a hablar a Diego Hernández, para que
le encamine a Sevilla algún amigo, para que le haga pasar luego, y vayan a San Clemente a hablar­
le a Diego de Montoya que me haga merced de encaminarle en Sevilla a algún amigo, y escribirle
que le haga pasar al Nombre de Dios, y llegado al Nombre de Dios preguntará por cal de Diego
Sánchez, un hortelano que tiene la huerta del monasterio de Santo Domingo, y allí estará dos o
tres días, no más, y luego se pasan a Panamá, que es diez y ocho leguas, que es a otra mar, y alli
tengo un mayordomo o compañero, y preguntará que quién vende allí las harinas de Juan Rome­
ro, el del Perú, y allí tendré proveída Cuenta (?) para que pase, y allí es tierra más sana que no en el
Nombre de Dios. Esta carta escribo pensando que mis padres estén vivos, y si no estuvieren, mis
hermanos la hayan por suya. Y le ruego que el uno o entrambos se vengan, para que acá lleven al­
gún descanso para la vejez, y de acá podemos proveer a nuestros hermanos y cuñados y deudos. Y
si Juan Bonillo, nuestro primo, quisiere venir, dadle mis besamanos, y decidle que haré tanto por
él como por cualquiera de vosotros, y que no le escribo por estar maldispuesto, que yo juro como
cristiano que me toca frío y calentura ahora, y que en más de 20 días que no se me quita la calen­
tura, y por eso me excuso de escribir. Y a nuestro primo Juan Bonillo y deudos y deudas a todos
les beso las manos, y que ésta hayan por suya. Nuestro Señor les dé su gloria y descanso, y vos dé
el fin que mi hermano Alonso Romero tuvo, porque no hubo hombre que no tuviese envidia a su
muerte, que era tan buen cristiano, cual plega a Dios seamos todos, y nos lleve a su gloria. Del
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 273

Nombre de Dios, y de abril diez de 1568 años. Besa las manos de v.m. su muy obediente hijo.
Ruégole por amor de Dios que no tomen para {?), sino que ruegue a Dios que nos dé a todos
tan buen fin, y que alaben a Dios, y ruegen a Dios por mí, que lo he bien menester,
Juan Romero
(A mis deseados padres Pedro Romero de Escamilla, yen su fin y muerte a mis deseados her­
manos Pedro Romero y Bartolomé Romero, en la villa del Vinillo, cinco leguas de la ciudad de
Alcaraz). (I.G. 2080)

310.
Pedro Martínez de Olaeta a Miguel Martínez de Murcia, en Escoriaba.
Nombre de Dios, 26.V.1578
En esta flota no he tenido ninguna de v.m. ni de mis hermanas ni deudos, de que estoy con
harta pena, por no saber de la salud de v .m. ni de mis deudos. Será Dios servido la tengan, y espe­
ro respuesta de ellas en las primeras naos. Lo que ahora tengo que avisar a v.m. es que yo envié en
la flota pasada un amigo con mis negocios a Sevilla, que se dice Pedro de Plaza, y le di por memo­
ria que enviase cincuenta ducados. Ahora le torno a escribir que, si no los ha enviado, los envie
treinta y cinco ducados, porque con los 55 escudos que están allá, haya para hacer un retablo, se­
gún me escribe Sant Juan de Sardaneta. Y más le escribo que haga una lámpara, que cueste cien
ducados, y se envíe juntamente con ella diez ducados para aceite. Todo ello se lo encargo a v.m.
que, por amor de mí, se tenga mucho cuidado, y con la presteza posible se haga, y se ponga en la
iglesia del señor San Pedro en Eseoriaza. Asimismo envío una fuente de plata labrada, que pesa
16 marcos y medio, y una medalla de oro con la historia de Sant Joseph, que pesa 19 pesos (?) y
medio. Todo ello mandará v.m, dar a mi hermana, la doncella, y ella lo tenga en su poder, por
amor de mí, que yo entendí ir en esta flota y se me va alargando mi ida.
Holgarme ha mucho que estuviese casada, y cuando no, se procurase su remedio, porque se
le va pasando su tiempo y la partida mía. Se me van cada día ofreciendo cosas nuevas, y son las
salidas de esta tierra tan tardías, aunque yo ya voy recogiéndome todo lo posible, y pudiendo te­
ner efecto. Tengo escrito al dicho Pedro de Plaza envíe los 60 ducados. Con los 400 que allá tenía
Juan de Otalora y lo demás le enviarla en la primera flota, teniendo a tal persona calidad de que a
mi me diese mucho gusto, pero no tal, solamente dos ni tres mil ducados. Pero mucho más le daré
y le ayudaré, siendo Dios servido. Y así deseo con toda instancia, aunque no tenga muchos bienes,
que sea la persona tal. También va consignado al dicho Pedro de Plaza un tejo pequeño de oro,
que pesa 35 pesos y medio, para que en Sevilla se venda, y lo hagan reales, y se envíen a Ochoa de
Mendiola, que los envía su hermano Miguel de Mendiola, digo Martín de Mendiola. V.m. le dé
esta carta, que va con ésta, para que cobre esta cantidad.
Mucho me holgaría que v.m. pudiese venir a este reino, asi para ayudarme para mi despacho,
como para dejarle un par de años en esta hacienda. Pero paréceme que será excusado tratar de
ello, y mejor es al fin que, pues se están solas mis hermanas, no falte v.m. de casa.
No tengo que avisar más, de que v.m. mire por todo. Y en esto del retablo y de la lámpara se
ponga mucha diligencia en que se ponga en su lugar, como ha de estar. Y si Dios a mi me lleva con
salud a esta tierra, espero en Dios de hacer alguna buena obra. Plega a Dios que lo encamine co­
mo más se sirva para su santo servicio. No deje v.m, de regalar a mis hermanas, suplico a v.m.,
que yo lo serviré. '
Otro no se ofrece. Nuestro Señor guarde la muy magnífica persona de v.m., como es desea­
do. En Nombre de Dios, a 26 de mayo de 1578 años.
Los cuatrocientos ducados que cobró Juan de Otalora de Antonio Rodríguez de Cabrera los
cobre v.m., si no estuvieren cobrados. Muy magnífico señor, besa las manos a v.m. su servidor
Pedro Martínez de Olaeta
(Al ilustre muy magnifico señor Miguel Martínez de Murcia, en Eseoriaza). (I.G. 2091)

311.
Antonio Correa a su hermano Diego Fernández Correa, en Valdemaro.
Nombre de Dios, 20.V.1584
Señor:
Dos meses ha que salió de este puerto de Nombre de Dios una carabela para España, y en ella
274 ENRIQUE OTTE

no pude escribir, más de que había recibido sus cartas de v.m. y los traslados del título de mi ofi­
cio. La partida de la flota se dilata por muchas causas que hay para ello, y así va otra carabela,
Dios la lleve en salvo, que a la una y a la otra temo que no han de llegar; por sí o por no escribo és­
ta, y aún duplicada. En la cual lo primero será decir que tengo salud, y que deseo que lo mismo
sea en v.m. y mi señora hermana Luisa de Chaves. Y cuanto a la venida de ese niño que yo pedí, lo
deseo, y metióse de por medio nuestro cuñado Gabriel de Ocaña, el cual me escribió que trajese
acá otro hijo suyo, y aún el señor licenciado Gálvez me lo mandó. Y ver en Sevilla mis compañe­
ros, que me vienen dos sobrinos juntos, pesarles ha, porque, como de ordinario los que estamos
acá tenemos las haciendas de los de allá, justa razón tienen de temer que los heredemos en su ha­
cienda, así que por ahora no conviene que vengan ambos, sino sólo su hijo de v.m. Así se comuni­
que con el señor licenciado, y también he de estar acá poco, y no quería ver muchachos mal aco­
modados, que uno es más fácil encaminarle que no dos, y cuando no quedase, como yo deseo, me
le llevaría conmigo. Así que su hijd de v.m. esté apercibido, para que en septiembre u octubre va­
ya a Sevilla, que creo la flota partirá por diciembre. Y lo cierto se sabrá del señor licenciado, y es
bien que esté un mes antes allá dirigido a mis compañeros, que son dos mercaderes ricos y princi­
pales, que se llaman Luis Monte y Francisco Núñez Durán. Viven en la calle de las Palmas, junto
al potro. No ha menester traer más de un vestido de camino, que sea bueno, y como hijo de hom­
bre honrado. Y él venga también instruido, que por niñez no diga o haga algunas cosas que den
materia de tenerle en menos, o por de gente de poca estima. Yo le escribo ahora que, si viniere allí,
que lo reciban, y me lo envíen aderezado, y en orden traiga su licencia e información de cristiano
viejo limpio, y licencia para un par de criados. Y adviértale v.m, que ha de tratar en Sevilla con
gente muy puntosa, y que le han de dar muchos alcances por cosas que me tocan a mí cerca de pa­
rentescos y emparentar. Y para hombre tan cuerdo como v.m. ésta basta. El enviarle a Sevilla será
por mano del señor licenciado Gálvez, con alguna persona que vaya allá, sin que le dé nada, sino
que v.m. le dé su muía, o lo que fuere necesario, para ponerle en Sevilla, y pues que me dice v.m.
que tendrá ya acabado los cursos de !a gramática, procure v.m. darle a entender cuánto le importa
no dejarlo olvidar, que en Sevilla le darán los libros que él pidiere, que se los traiga consigo, y se
ejercite siempre hasta que llegue a mi mano, que entonces yo seré su ayo, y cuanto a esto no digo
más.
El título de mi ofldo original no llegó acá, porque una nao de las de esta flota, que era la me­
jor, se fue a fondo cuarenta leguas de aquí, sin que se escapase sino la gente, que pasó a otras
naos. Debía de venir en ésta el pliego del rey, porque la Audiencia de este reino no ha recibido nin­
gún pliego en esta flota. Contradíjome el fiscal, diciendo que faltaba el original, y que no decía
que yo fuese recibido, aunque se hubiese pasado el tiempo en que era obligado a traerle. Por mi
parte se alegó que en el Consejo había constado que no lo traje cuando debía, y sin embargo man­
daron darme título. Proveyó la Audiencia auto que presentase el título original, y no mandaron
dar título ni recibir a la persona a quien yo lo había vendido, aunque ofrecí el tercio del precio y
valor. He suplicado, alegando que basta el traslado, y que se debió de perder en aquel navio. Está
en grado de suplicación, y sospecho que en revista se ha de confirmar, aunque he ofrecido fianzas
de traer otro título, Y es necesario que, vista ésta, v.m. se vaya a la corte, y con el favor del señor
licenciado Gálvez se negocien dos cosas; la una sacar el título otra vez original duplicado, y la otra
que se gane cédula para que no se me ponga impedimento por razón de haberme tardado en traer
el titulo el tiempo que me tardé; que ya el señor licenciado trabajó esto. Y para las costas se vende­
rá un pedacito de oro, que creo que está allá, de hasta treinta o treinta y dos castellanos. Y lo que
más valiere dirá v.m. al señor licenciado o a mi señora doña Ana que lo den a mi hermana, la mu­
jer de Gabriel de Ocaña, que por ser cosa tan poco no lo escribo en la carta del dicho señor licen­
ciado, sino v.m. muestre ésta a mi señora doña Ana, que con esto bastará. Y va tan a la ventura
este pliego que ni yo quiero escribir, ni se puede hacer provisión ninguna. A mi señora Luisa de
Castro y a mis hermanas y a los señores mis cuñados mande v.m. dar mis besamanos. Nuestro Se­
ñor guarde a v.m. etc.
Del Nombre de Dios, 20 de mayo de 1584 años.
Traiga ese niño por memoria ver y visitar al señor Juan de Torres Montes, que vive en Sevilla
en la calle ancha de San Martín, en las casas de don Juan de Saavedra, que es un grande amigo y
señor mío, y le escribo yo que le vea y provea de lo que quisiere, aunque mis compañeros lo harán
asimismo, porque, como digo, es muy amigo de acá, y le sirvo yo en otras cosas. Fuese la flota pa­
sada, y llevó más de sesenta mil ducados. En todo caso le vea, que el dicho le procurará asimismo,
y le regalará. Señor hermano, besa las manos de v.m.
Antonio Correa
(A mi señor Diego Fernández Correa, en la villa de Valdemoro). (I.G. 1398 y 2094)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 275

312.
Luis Jiménez a su hermana Antonia Jiménez, en Triana.
Nombre de Dios, 26.V.1589
En el navio de aviso, maestre Domingo de Iturmendi, que partió de este puerto de Nombre de
Dios a 13 de julio del aflo pasado, escribí av.m . dando cuenta de lo que por acá se ofrece; Y ahora
doy aviso a v.m. cómo quedo con salud, a Dios gracias, aunque con mucho sentimiento y pena
por la muerte de mi hermano, que me ha hecho muy gran lástima. Dejó hasta 15.000 pesos de mi­
nas, que todo lo habrán menester su mujer e hijos, así para sustentarse y poder vivir, como para
enviar a esa dudad de Sevilla lo procedido de las mercadurías que le remitió por su cuenta Juan de
Palacios. Y parte de esto creo irá en la primera flota, y así se lo dirá v.m. de mi parte, para que no
esté con cuidado.
Antes de ahora he dicho a v.m. lo que yo deseo que venga por acá a estarse conmigo, pues
allá está sola y pobre, y sin tener a quien acudir. Yo, bendito Dios, tengo alguna hacienda y sus­
tancia que he granjeado en esta tierra y en el Perú. Y ahora tengo mi asiento en la ciudad de Pana­
má, y por verme viejo y con falta de salud, que en esta tierra es imposible tenerla por su destem­
planza, deseo mucho que v.m. se venga en la primera flota, y traiga a mí sobrina consigo, que, si
ha de venir, ha de ser con esta condición que, pues no tengo hijos ni otro heredero más propincuo,
querría dejarla remediada y puesta en estado, que hay aquí buenas comodidades. Y así lo suplico
a v.m., mi señora hermana, y que se disponga a hacer este viaje, pues a todos nos importa. Y en­
vío para este efecto en ei navio, maestre Jerónimo de Porras, 200 pesos de buen oro de 22 quila­
tes, que v.m. recibirá, acudiendo sobre ello a la Casa de 1a Contratación, para que se los entregue.
Y porque espero que su venida será sin falta, y en la otra carta escribí más largo, en ésta no lo
seré. A mi sobrina dará v.m. mis encomiendas, y que Dios la tenga de su mano y dé lo que desea.
De Nombre de Dios, a 26 de mayo 1589
Luis Jiménez
(A Antonia Jiménez, mi hermana, en Triana). (1. 0 . 2099)

313.
Daniel Lanza Vechia a su mujer Luisa de ¡a Vega, en Sevilla.
Nombre de Dios, 19.V1I.1589
Con otras tengo escrito muchas veces avisando a v.m. cuán poca salud he tenido en estos rei­
nos, y cuánta es la ocupación que he tenido y tengo, por la cual causa veo no hay remedio poder­
me venir a España, y en efecto he determinado que v.m. se venga a vivir este poco tiempo que nos
queda, porque será Dios servido con la buena venida de v.m. darnos algún descanso, y asi recibiré
merced que se ponga esta mi voluntad en efecto. Con Pedro de Aguijar envío a v.m. un poder, pa­
ra que v.m. me pueda obligar en todo lo que fuere menester para que v.m. siga este viaje. Y pues
v.m. ve que esta es mi voluntad, me hará merced de no volver a guardar más réplicas, porque asi
nos conviene, y v.m. vendrá a una tierra muy buena, que poca falta o ninguna. Y con esto no digo
más. V.m. tendrá cuidado cómo siempre suele criar a nuestros hijos que tengan respeto y temor a
las cosas de Dios, Nuestro Sefior. De la ciudad de Nombre de Dios, a 19 de julio de 1589 años,
Daniel Lanza Vechia
(Para Luisa de la Vega, mi mujer, en cal de Francos, en Sevilla).

314.
Daniel Lanza Vechia a su mujer Luisa de la Vega, en Sevilla.
Nombre de Dios, 19. VII. 1589
La presente será para avisar a v .m . cómo, considerando las cosas que los hombres pasan para
alcanzar cuatro reales para poder sustentar su casa, y conforme tes gastos grandes que son necesa­
rios, y particularmente a los tiempos que corren ahora, yo no veo remedio a poder suplir a hacer
dos gastos, por tanto veo será mejor que nos juntemos. Y porque más fácilmente se puede en estas
partes granjear con qué acudir a los dichos gastos, me ha parecido que será bien que v.m. se venga
con toda la gente de su casa. Y para venir será necesario muchos dineros, y pues al presente hay
falta de ellos, envío a v.m. con Gaspar de Maya, maestre de su navio, mil reales, registrados en
una talega con un escrito que dice: «Son mil reales para Luisa de la Vega», con esta marca DZ.
V.m. nos mandará a cobrar, y perdonar no se puede más. Y también lleva un hidalgo, portador
de ésta, que se dice Pedro de Aguilar, un poder mío, para que v.m. me pueda obligar para lo que
276 ENRIQUE OTTE

toca al flete de lo que se concertare. Y también lleva unos recaudos y carta de pago de cuatro mil
reales que me han hecho pagar, que los debía a Antonio Gutiérrez. Y porque Dionisio me ha escri­
to que tenía pagado parte de ellos, si es así, procurarán cobrarlos. También lleva el dicho ciento y
treinta y cinco reales, que son del procedido de parte de unos paños de manos, que se me enviaron
con Miguel de Acarreto, los cuales dará el dicho a mis hijas, que serán para lo que quisiesen.
También envío con Hernando una frazada de esta tierra; hágansela dar, para cobijar los niños. Y
porque a este hidalgo le debo mucho, v.m. le mandará regalar, si algo hubiere menester de la tien­
da, dénsele, y hagan toda la cortesía que se pudiere.
Y con esto no digo más. Nuestro Señor le traiga a v.m. a mis ojos que la vean. Y porque v.m.
no sabe leer, no digo más. V.m. se venga y traiga mucho matalotaje y regalos para regalar a los hi­
jos, y mucha agua, que es lo principal. Y en todas las cosas adonde hubiere faltas procurarán hen­
chir las de lentejas, para que, si sobrara algo, se venderán acá a dos reales la libra. Y todas las co­
sas que fueren menester para el servicio sea de todo de cobre, porque siempre se saca el dinero con
ganancia. Y con esto no digo más. A mis hijos dará v.m. mis encomiendas. De Nombre de Dios, a
19 de julio de 1589 años.
No vengan sin Dionisio y su hermano de v.m.
Daniel Lanza Vechia
(Para Luisa de la Vega, mujer de Daniel Lanza Vechia, en cal de Francos).
(I.G. 2098)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 277

VERAGUA

315.
Diego del Castillo a Juan de la Peña, solicitador del Real Consejo de Indias, en Madrid.
Veragua, 10.V.1580
Ilustre Señor:
Por mano del sefior Tristán de Silva, tesorero de Tierra Firme, recibí una de v.m ., su fecha de
veinte y ocho de mayo de setenta y ocho, y túvola en su poder más tiempo de seis meses, respecto
de estar yo ausente de Tierra Firme. Beso a v.m. muchas veces las manos por el cuidado que v.m.
de hacerme merced tiene, así de regalarme con sus cartas, como de darme aviso de mi señora y
hermanos. Son obras que no se pueden pagar con cuanto tesoro hay en el mundo. De que v.m.
tenga salud me huelgo mucho, auméntela Nuestro Señor con la prosperidad que yo deseo, amén.
Dice v.m. que en la flota pasada no escribí a v.m. Digo que en todos los papeles escribí largo
a v.m., especialmente escribí la flota pasada, general Juan de Velasco de Barrio, con Cristóbal de
Espinosa, factor de un mercader rico de Lima, con el cual enviaba 80 pesos de buen oro y mil rea­
les en reales de a ocho, para que diesen a mi señora, y un pliego que envié con el dicho Espinosa, y
otro que envié con Francisco Lorenzo, maestre, se me volvieron, y el dinero empleado. Y recibí la
ropa en el Nombre de Dios, porque ni saben dónde está mi señora, ni yo lo sé, ni a mí me escriben,
ni se acuerdan de mí. Sólo recibí dos años ha una carta simple, de letra de un muchacho, que ni sé
qué decía ni la entiendo.
Mándame v.m. por la suya dé un pliego que con la que v.m. me hizo merced decía venía para
Pedro Gordo de Rosales. Digo que no vi tal pliego, ni sé que tal haya recibido, porque se lo pre­
gunté, y dice que no lo recibió. También me manda v.m. que encamine la carta para el cabildo de
Veragua, Digo que la carta se dio, y yo vine a esta dudad de La Concepción, donde se han recogi­
do ciento y tantos pesos de buen oro para enviar a v.m. Helo solicitado, como es razón, y como
cosa de mi señor, y así en esto como en todo lo demás que en esta provincia y en Tierra Fírme se
ofreciere acudiré a ello con mucha voluntad, como v.m. verá. Y los despachos que se hubieren de
enviar para Veragua y otros que v.m. tenga en Tierra Firme envíemelos v.m. todos debajo de un
pliego a Panamá por duplicado, y el sobrescripto diga: «A Diego del Castillo, escribano de su ma­
jestad, y en su ausencia a los señores doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en
la Real Audiencia de Panamá, o Tristán de Silva Campofrío, tesorero de la Real Hacienda de Tie­
rra Firme», Y de esta manera luego se me darán los pliegos en mi mano, y en caso que haya salido
de Panamá, me los enviarán, porque siempre dejo dicho y saben donde vengo. Y daré a cada uno
el recaudo que v.m. enviare, guardando la orden que v.m. me avisare, y haciéndose esto, asi po­
dré ser de provecho en el servicio de v.m., y atreverme he a suplicarle todo lo que se me ofreciere,
y me holgaría mucho que lo que Veragua envía a pedir se negociase, porque yo entiendo la tierra,
y si yo le doy los despachos, pagarlo han bien, y antes que los entregue tendré en mi poder la paga.
Y en lo que toca a los 60 pesos que dicen enviaron por mano de Miguel Angel Lanbias (?) ni
fueron, ni hay tal, porque yo me he bien informado.
Las cartas que van con ésta mande v.m. ser servido se den en sus manos a quien van, y la que
va para el señor Diego Muñoz de Rojas, en La Puebla, se encamine luego, que me va en ello mu­
cho. Y no venga pliego de v.m. sin respuesta. Y v.m. me haga merced de avisar dónde están mi se­
ñora y hermana Antonia, que es la cosa que en este mundo yo más quiero, porque, si la flota viene
para cuando se dice e invierna, iré a Castilla a sólo traerla-.conmigo, y recogeré lo que se me debe,
y venderé lo que tengo en Tierra Firme. Y en caso que la ida allá por alguna via se me impidiere,
tengo necesidad de que v.m. sea servido en dar orden cómo en el primer pasaje se me despache a
un hermanico mío, llamado Felipe, para que con su venida dé orden en lo que más convenga. Y si
para su despacho fuere necesario sacar licencia y otra diligencia, v.m. sea servido de lo hacer y
despachármelo, que yo lo serviré y pagaré muy bien. Y si en el entretanto fuere Dios servido de
disponer de mi señora, le suplico a v.m. por vía de amistad, caridad y por quien v.m. es sea servi­
do de la amparar y recoger, a avisarme de ello, y proveerla de alguna cosa, que yo lo serviré y pa­
garé muy de veras.
No envío un real en esta flota, porque acá se dice por muy público que su majestad para estas
guerras toma dinero. En el primer pasaje, teniendo aviso dónde está mi señora y hermana, lo en­
viaré. Aunque sea en el navio de aviso, en el cual aguardo cartas de v.m. en respuesta de esto.
En lo que v.m. dice que se cobró mal lo de Francisco de Céspedes, tengo yo un cufiado que,
habiendo de favorecer a mi señora, hace que embarguen el dinero que yo envío, por deudas que
dicen debe mi padre, y por esta ocasión yo no sé lo que tengo de hacer, sino enviarlo a mi herma­
na. Tenía mucho que decir a v.m., y porque en Panamá tengo unos recaudos que enviar a v.m,,
278 ENRIQUE OTTE

los cuales enviaré con dineros, no digo ahora en lo que v.m. me ha de hacer merced; entonces avi­
saré.
Suplico a v.m. sea servido de me hacer merced que con la brevedad posible se me escriba, y
avise de esto que suplico, y atrévome a suplicarlo a v.m., visto el deseo que v.m. muestra de hacer­
me merced, y que yo serviré a v.m. en lo que acá se ofreciere con la voluntad que v.m., cuya ilus­
tre persona Dios, Nuestro Señor, guarde y en estado acreciente, como yo, su servidor, deseo en vi­
da de esa mi señora, a quien muchas veces beso las manos. De Veragua, y de mayo diez de 1580,
ilustre señor, besa a v.m. las manos su más servidor
Diego del Castillo
(Ai ilustre señor Juan de la Peña, solicitador en el Real Consejo de Indias, en cortes).

316.
Diego del Castillo.
Veragua, 28.X.1582 (?)
Ilustre señor;
El señor licenciado Gonzalo Núñez de la Cerda, oidor en la Real Audiencia de Tierra Firme,
me envió un pliego de v.m. para el cabildo de esta ciudad, y en él vino y se me dio una de v.m., su
fecha a 28 de febrero de este año, conque recibí gran merced y regalo de que v.m. continúe a me
hacer merced, como la hace el señor Juan de la Peña, a quien Nuestro Señor tenga en la gloria, y
de que haya v.m. sucedido en su oficio, para que mejor yo pueda servir a v.m. Los despachos y
cédulas que v.m. envió estaba aguardando, y si por mi mano vinieran, como quien sabrá más de
la urgente necesidad de ¡a tierra, fuera v.m, mejor y más servido. Yo creo vinieron por mano de
fulano de Malvaseda, y el señor licenciado encargó y envió a mandar a este cabildo la respuesta
fuese por su mano. Ordénase de que en la flota se le lleve o envíe a v.m. un poco de oro. De mi
parte haré lo que en mí fuere, de modo que sea más de la que se pretende. Para entonces enviaré a
v.m. unos despachos míos, y ahora y siempre estoy satisfecho recibiré merced de v.m. Y pues el
señor Juan de la Peña gustaba de que sus despachos, así para esta dudad como algunos de Tierra
Firme, viniesen a mis manos, y yo siempre procuré servirle, suplico a v.m. lo haga así, que jamás
me cansaré de servir a v.m.
Sólo el cuidado que v.m. tuvo de avisarme de mi señora y hermanos me ha puesto en obliga­
ción de acudir muy de veras al servicio de v.m., y cuando no hubiera otra causa, ésta sólo bastaba
para estar siempre muy en pie en su servicio. No he visto, cuatro años ha, carta de mi señora y
hermanos, ni sé qué diga a v.m. Crea de mí v.m. que ño me olvido, pero ni sé adónde tengo de
acudir, ni a quién escriba, y estoy tan confuso que jamás he tenido otra nueva más de la que v.m.
me hizo merced de escribirme, que no tuviera poco contento si con ella viera carta. Los tres-duca­
dos que v.m. dice dio el señor Juan de la Peña enviaré en la flota, Dios mediante, con lo demás
que tengo de enviar a v,m.
Yo aguardo por horas a mi hermano. Si acaso no hubiere venido con el gobernador, yo avisa­
ré lo que se ha de hacer, y si antes hubiere pasaje por acá, suplico a v.m. me avise, y escriba v.m.
en qué manda le sirva, y con carta de v.m. venga carta de mi señora, a quien escribo la que con és­
ta va.
Y porque ésta no sirve de otra, no más estoy a la mira aguardando carta de v.m. El sobrescri­
to de ¡a cual, para que con más brevedad venga a «lis manos, diga: «Y en su ausencia al señor doc­
tor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad, en la Audiencia Real de Panamá». Guarde
Nuestro Señor la ilustre persona de v.m. y en estado acreciente, como yo, su servidor, deseo. De
Veragua, y de octubre 28 de 1582 (?). Ilustre señor, besa a v.m. las manos su más servidor
Diego del Castillo
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 279

317.
Diego del Castillo a Domingo de Oribe, solicitador en el Real Consejo de Indias, en Madrid.
Nombre de Dios, 17.VI.1585
Ilustre sefior:
Ayer, 15 de este mes de junio, salió de esle puerto la ñota, general don Antonio Osorio, y,
aguardando al capitán Francisco de Sevilla de Veragua, que llegó aquí el mismo día, dejé de hacer
esto que por otras había y tengo escrito a v.m, lo había de hacer. Otorgo poder a v.m. para los ne­
gocios de Bartolomé Gutiérrez, que va á ellos fray Francisco Morán, por la noticia que yo le he
dado de v.m. Tiene v.m. obligación a acudir a sus negocios con mucho amor y voluntad, que será
granjeria, porque es hombre principal, rico y largo. Envía para todo oro a v.m. V.m. le avise de
todo, y lea v.m. el poder, que por él verá el letrado lo que conviene. Y antes que se relate el proce­
so haga v.m. se vea. Y no venga pasaje sin que v.m. avise de Veragua. Envían a v.m. cincuenta
pesos, que escribí de acá, y aún envié la' que v.m. me escribió. Yo acudo a todos los negocios de
v.m., como es razón. V.m. acuda a éste del capitán, que es el mejor amigo que tengo en las Indias,
el cual me otorgó hoy un poder para obligarle en compra del oficio de provincia de Panamá, que
tengo casi tratado y concertado en 4.000 pesos de plata ensayada. Es oficio honroso, donde yo
podré servir a v.m. No lo he escrito a mi señora ni al señor Francisco de Santa María de Aranzo,
mi cuñado, porque habrá dos días que me 1o escribieron de Panamá, y hasta estar en .el uso de él
no quiero avisar. V.m. lo comunicará, y vea v.m. a mi señora, suplico a v.m. Y con el pasaje del
señor Pedro Ortiz de Erija no se perderá carta, y podré yo de aquí adelante acudir con la obliga­
ción que tengo. Esto es en cuanto a los negocios ajenos, que ya digo que el del capitán es propio, y
así quiero que lo entienda, y v.m. se lo escriba, que en lo demás afladiráse aceite, y él viene a vivir
a Panamá, y yo por su causa pretendo este asiento.
Ya tengo escrito a v.m. que en la flota de don Diego Maldonado envié un pliego de cartas
grandes con unos despachos y treinta y tres pesos de buen oro para v.m., registrados en la nao de
Diego de Navea, para Alonso de Paz, en Sevilla. Hablé aquí a Diego de Navea, dice no se acuerda
de tal, que quizá iría en su cuñado. No me han venido unas fees de Cartagena, ni es posible ir en
esta flota. Escribí a Alonso de Paz; él creo dará razón. V.m. sea servido de avisar a quien hace sus
negocios en Sevilla, para que no se pierdan estos papeles y oro; porque lo que por ellos pido es fá­
cil, y de acá va ordenado. No me quedaron originales. Por esta causa se registró en Cartagena,
que valiera más que no, que ya tuviera mil años acá las cédulas, y espero en Dios, cuando ésta lle­
gue a manos de v.m., se habrán negociado, que no se pueden perder estos papeles, que, cuando
más escondidos estén, estarán en la Casa de la Contratación, porque dice Diego de Navea que
aquella flota, uno de esos señores oidores tomó todos los pliegos al seftór Francisco de Santa Ma­
ría, y al señor Baltasar Gómez escribí de su parte, harán las prevenciones necesarias, para que no
se pierdan estos papeles. Y v.m. no se descuide en avisarme de todo, y enviarme por duplicado las
cédulas, conforme a como tengo avisado, que con ésta son cuatro las que tengo escritas a v.m.,
cuya ilustre persona guarde Nuestro Señor y en estado acreciente, como yo, su muy servidor, de­
seo. Del Nombre de Dios, y de junio diez y siete 1585, ilustre señor, besa a v.m. las manos su más
servidor
Diego del Castillo
A ningún tiempo podría venir mejor mi hermano que es esta ocasión, si compró este oficio,
que no hay duda, si hubiere lugar, v.m. lo trate, y que se examine.
(Al ilustre señor Domingo de Oribe, solicitador en el Real Consejo de las Indias, en Madrid).
(I.O. 2096)
AMERICA DEL SUR

III. NUEVO REINO DE GRANADA

SANTA FE DE BOGOTA

318.
Isabel Rodríguez a su padre Juan Diez, en Sepúlveda.
' Sarta Fe, 4,1.1557
Seftor padre:
Una de v.m, recibí hoy lunes, a cuatro de enero de mil y quinientos y cincuenta y siete años, y fue
tanto el placer mío y de mi marida Juan Ordóñez que no lo puedo escribir, y me he holgado mucho en
saber que v.m. había recibido las mías, que cada día estaba en rogativa a Nuestro Seftor que las recibie­
se y me trajese buenas nuevas, así que, aunque yo muy pecadora, me lo ha concedido.
A lo que v.m. me envía a mandar que procure por mi hermano Andrés Rodríguez, hoy día de la
fecha hace cinco días que dio poder Juan Ordóñez a un hombre que iba de esta tierra adonde está, que
es en la ciudad de Santo Domingo, que le trajese para mi compañía. Y en esto creo que se será muy cier­
to, porque yo he recibido dos cartas suyas, una de Sevilla y la otra de Santo Domingo, la cual trajo un
hijo de la de Ñuño González, diciendo que no andaba por estas partes por otra cosa sino por verme.
Bien creo yo que no estará engañado, pues que Dios no ha sido servido de darme hijos para él, y para
mis hermanos y hermanas es todo cuanto Dios me diere, porque, escribiendo a v.m., enviándole de ¡o
que Dios me ha dado dertos pesos de oro, se ahogaron, estamos escarmentados, porque dicen que
«donde no está su dueño, allí está su dudo», y fue Nuestro Señor servido que no llegasen allá, y si a
ventura algún marido de las muchachas quisiere venirse por acá y traer a las que le paredere, tenga por
muy cierto que no les faltaré, como a hermanas, y si a ventura vinieren, escríbanme dende cualquier
puerto que llegaren, porque no envío por ahora ninguna cosa hasta ver que venga mi hermano, para ver
qué le parece, todavía le quería enviar con algunos, aunque se le hiriese trabajo, porque lo tiene en gran
voluntad Ordóñez, y yo mucho más. Si a ventura yiniere y no se hidere esto, yo proveeré lo más presto
que yo pudiere, porque di®) que pensé de ser la mensajera, no fue Dios servido de darme trabajos por
donde no fuese tan presto, porque se me han quemado mucha parte de mi hacienda, que fueron más de
dos mil y quinientos pesos de buen oro, y esta es la causa. A lo que v.m, me escribe del hijo de Morales,
no le he visto en estas partes. Si yo le viere, haré lo que v.m. me manda muy por entero.
A lo que me dice de doña Ana Sánchez, yo me he holgado mucho que allá vaya a valer, porque lo
merece, y todos nos hemos de holgar. Yo quisiera que viniera cerca de estas tierras, para de presente ha­
cerle algún servido. Mas está tan lejos que hay más de aquí adonde ella-está que no dende donde yo re­
sido a esa villa de Sepúlveda, y ni más ni menos está doña María de Contreras, que está en e! Perú. No
tengo más que al presente hacer saber a v.m., más que quedo rogando a Nuestro Señor por la vida, ya
que el estado que yo le deseo de v.m. y mis hermanas y hermanos, y ésta tengan por suya, y de mis tíos
y tías y a todos en común, y les digan que todos lo han hecho muy mal, que no acordarse de mí no tie­
nen razón, pues otra deuda no tienen más alejada de su tierra, y a Frandsco de Ita le diga que aquí veo
la buena crianza que en mí hizo, que le ruego yo que no me olviden tanto, pues que mi madre no era pa­
ra olvidar.
A mis hermanos y hermanas darán v.m. mis encomiendas, y que nieguen a Dios por mí que me
lleve con bien a esa tierra, que, pensando en ellos, no tengo un día de salud. Mi marido besa las manos
de v.m., y en verdad que tiene tanta voluntad de conocerlos como yo propia. De Santa Fe ut supra, su
hija de v.m., que más le quería ver que no escribir
lsabd Rodrigara
A las hermanas y hermanos de doña Ana Sánchez y a la señora doña Catalina de Tapia y a su her­

280
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 281

mana doña Juana les dé parte efe esta carta, y les dé mi besamano, y les diga que nieguen a Nuestro Se­
ñor que me lleve con bien a verlas, que después de la salvación no deseo otra cosa,
(A mi muy deseado señor padre Juan Diez, en la villa de Sepíflveda). (I.G. 1382B)

319.
Alonso Zamora a su mujer Isabel de Ortega, en A ¡maguer.
Santa Fe, 26.1.1577
Señora mía:
Aunque he escrito otra, que va con ésta, no dejaré por ésta de referir y trataros algunas cosas
de las otras, añadiéndoos así, trayendo a la memoria algunas cosas de las que conviene hagáis, y
es que, si no enviáis a Sevilla el recaudo que trato en la otra carta, que en todo caso vengáis, y no
haya falta en esto, y si viniéredes, como he dicho, haréis con mi hermano el conchabo sobre la ha­
cienda, que, como he dicho, para ello os va poder, y no hagáis otra cosa, ni mirando con él en po­
co menos, y aunque se avisa mi madre, traspasadle el dinero mío a la parte de allá. Y asimismo, si
viniéredes, vended vos allá todas las cosas que tuvíéredes de aderezo de casa, que no traigáis a Se­
villa vos y vuestra hija más de lo que trajéredes encima, y cada dos camisas, que en Sevilla lo com­
praréis mejor y más barato, y no tendréis que venir desde allá cargados de ropas y embarazado, y
asimismo vended todas las redes y cosas de manos que allá tienes, que, como digo, con sólo cada
sendos vestidos tenéis harto hasta Sevilla, que serán de faldellines verdes y trenzas verdes, y capo­
tillos de lo mismo muy bien hechos, y vuestros sombreros, y éstos podéis guardar para la mar. Pa­
ra con los vestidos verdes, cada sendos jubones de holanda muy bien hechos. En Sevilla os vesti­
réis de la forma que va aqui: cada sendos vestidos de tafetán negro, y otros cada sendos vestidos
de raso pardo, que se entiende balquilla (?) y jubón, y ropa de lo mismo, comprarás dos alfom­
bras, una grande y una chica, y tres cojines de terciopelo azul. Contratarás con el señor García de
Barrionuevo, que os alquila una cámara en el fletamento, que para el flete no tenéis necesidad de
dar cosa ninguna allá, que yo tendré dinero en Cartagena, o estaré yo allá, y si hubiéredes de ve­
nirse a luego a la hora a Sevilla, digo para cuando escriba García de Barrionuevo, y porque en es­
to y en lo demás haréis lo que entendéis que conviene. Y procuraréis en todo caso, hecho lo que he
dicho para vestiros, de traer cargadas cincuenta botijas de vino, porque con los sesenta ducados
las traeréis, y valen acá mil pesos, y si lo traes, sea el vino de Guadalcanal o de Cazalla. Y compra­
rás vuestros tocados de mujeres muy juiciosos; no penséis que acá se tratan como allá las mujeres,
que andan muy bizanas (?). Y por cuanto haréis lo que confío, no digo más, de que Nuestro Señor
me deje ver, como confio en El. De Santa Fe de este Nuevo Reino de Granada, y de enero 26 año
1577, vuestro
Alonso Zamora
También comprarás algún ruán, siquiera dos piezas, y una pieza de holanda, y alguna seda,
para que acá cosáis, y, como he dicho, vuestras bujerías (?) de tocados.
Todo aquesto se entiende no haciendo la diligencia que he dicho, aunque lo mejor será veni­
ros. Y venga con vos Bartolomé de Ortega, y deje el ser fraile, que acá cantará misa, que tendrá
cada áfio de renta quinientos ducados y más, que para clérigos es muy buena tierra las Indias. Di­
go que ia diligencia que escribo en mi carta se haga en todo caso, y si no, venios a Sevilla cuando
Barrionuevo escriba que vengáis, y no saques del corral cosa alguna, como he dicho, sino vended­
lo todo, solas cada dos camisas, y no más de sendos vestido^ de palmilla verde de camino. Rué-
goos que no haya falta en ello, que, como digo, García de Barrionuevo os lleva doscientos y tres
pesos de oro de a veinte quilates, que montan doscientos y Sesenta y tantos ducados.
Y porque en todo haréis lo que confio, no digo más, de que en todo hagáis lo que siempre,
guardando lo que hace al caso, que, llegada acá, no os faltará descanso cierto, como es razón, ni
no viniendo o enviando el recaudo dicho. Yo y vos quedamos destruidos para toda nuestra vida,
que, como he dicho, yo he ido a sombra de tejados sobre este caso de casado, que me quieren en­
viar a España, y que me deje acá mi hacienda. Entended una cosa: que más es venir del corral has­
ta Sevilla que desde Sevilla a Cartagena, mi mujer, y si no, rogad a Manuel Naranjo se venga con
vos ella y vuestra hermana María de Ortega, que yo se lo escribo a Manuel Naranjo.
(A mi deseada mujer Isabel Ortega, en el corral de Almaguer, en el reino de Toledo).
(I.G. 2089)
282 ENRIQUE OTI'E

320.
Mateo de León a su primo Diego de león, en Guadalcanal.
Sama Fe, i.IV. 1578
Mi señor primo:
Dios sabe cuánto quisiera dar mejores nuevas a v.m. que no las que doy. Pero como sean co­
sas que Dios ordena. Su Divina Majestad sabe lo mejor, y es menester conformarse con su volun­
tad. Ya v.m. habrá sabido del desgraciado suceso de mi señor primo Andrés de León y hermano
de v.m., que saliendo una jornada con el apuntamiento de unos indios, que le ha mandado para
remedio de todos vs. mds., fue Dios servido de llevarlo a su santa gloria; plega a Su Divina Majes­
tad se sirva con todo. Sabrá v.m. que habrá cinco o seis aftos que hizo un testamento, en que hizo
heredero en confianza a un vecino de Los Remedios, que se dice Vasco Pérez de Figueroa. Y yo,
sabida su muerte, y que este vecino tenía la hacienda en su poder, que será hasta dos mil ducados
de esa moneda, pedí en esta Real'Audiencia una provisión, en que se m,andase depositar en la caja
real aquella hacienda, y hasta ahora no ha venido el juez que fue con la provisión. Será muy nece­
sario que v.m. se disponga a hacer informaciones de cómo la señora madre de v.m. es su legitima
madre de dicho Andrés de León, en quien han de suceder estos bienes. Y sean las informaciones
muy bastantes, comprobadas de todos los escribanos de este pueblo y de La Contratación de Sevi­
lla. Y juntamente con estas informaciones me envíe mi señora tía poder en causa propia, y para lo
poder sustituir en una o dos personas o más, y se envíen dos copias, la una por una parte y la otra
por otra, porque, si la una no llegare, que llegue la otra. Y si mis hermanos hubieren de venir, se
les den a ellos, y sean tan bastantes que no haya necesidad de volver otra vez a España, porque los
negocios de las Indias servirán mucho.
A mi señora Costancia Ramos dará v.m. de parte de María Escudera y de mi hijo, que Dios
ha sido servido de darnos, un abrazo, y asimismo a mi señor tío León, y a mi señora tía e hijos, y
al señor Juan Gavilán, y a mi señora prima María de León, y a mi señor primo Francisco de León,
y a todos mis señores y amigos, principalmente al señor Martín Alonso, les dará v.m. a cada uno
de ellos de nuestra parte un abrazo y nuestros besamanos. El señor Garcí Díaz y Cristóbal Rico es­
tán en .esta dudad, aunque en una jornada donde han pasado mucho trabajo, e hicieron como
muy principales soldados, no han salido de ella. No sé lo que sucederá en ello. No soy más largo,
por no ser importuno. Nuestro Señor etc., de Santa Fe de este Nuevo Reino de Granada, y abril el
primero de 1578 años, muy deseado y mi señor primo, que más desea ver a v.m. que escribirle, su
primo
Mateo de León
(A mi señor primo Diego de León, en Guadalcanal). (l.G. 2090)

321.
Gabriel Román a su hermana Man Hernández, en Vittarubia de Ocaña.
Santa Fe, 12.IV. 1587
Señora hermana:
Las mía (?) redbí con un caballero que de esa villa vino a este reino, el cual me dijo se la ha­
bía dado en sus manos, para que me la diese, el cual me significó su necesidad tan grande y cómo
tenía tantas niñas y niños y pequeños, y que había menester que la remediase para ayudar a criar­
los. Ya yo hubiera enviádole algún socorro, roas como en la carta pasada, cuando la otra armada
vino, me envió a decir que me enviaría a mi sobrino, el mayor, yo he tenido y tengo toda la pena
posible en no haber venido, ni escribirme, ni saber si ha sucedido algo. Porque, como le avisé,
quería enviar a llamar a Pedro Román, que está trescientas millas de donde yo estoy, y dar orden
de enviarle con un mercader que ha de ir de Santa Fe a España a emplear algún dinero, y de cami­
no la dejara algún remedio, y se trajera a mi sobrino con nosotros. Fue Dios servido de que cayó
malo, y a esta ocasión no se ordenó (?) la ida. Por tanto, yo le suplico las veces que puedo me le
procure enviar, que habrá muchos acomodos con quienes venga arrimado hasta este reino, y no
será bien llegado aquí, cuando esté acomodado muy bien con un pariente de doña Ana.
Y porque el portador de ésta dará más larga razón de mí y de mi hermano, por ésta no diré
más» sino que Nuestro Señor me dé ventura de me poder ver con ella presto que no le sabré enca­
recer el deseo que tengo de verme en esa tierra. A Alonso Sánchez y a mi hermana Ana Hernández
beso muchas veces las manos, que hayan ésta por suya, y que, como he sabido, que tienen lo que
han menester, por ésta no me ofrezco de les enviar nada, aunque teniendo, como deseo, la prenda
de mi sobrino acá, será (?) para yo no haber el descuido que hasta aquí he tenido. Avísame tam­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 283

bién que para remedio de esos-niños que han querido casarse. Por amor de Dios, que no lo haga,
porque parece que se le descarriarían luego todos. Haga lo que mejor le pareciere, de manera que
se sirva a Nuestro Señor, Dios. Con ello torno a decir no soy importuno, porque el portador dará
más larga cuenta de lo que por acá me pasa a v.m. Y de este Nuevo Reino de Granada, de Santa
Fe, y de abril a 12 de 1587 años, el que su bien y descanso desea como hermano
Gabriel Román
{A Mari Hernández, viuda, mujer que fue de Francisco Hernández, mercader, en Villarubia
de Ocaña, en Castilla La Nueva, en el reino de Toledo. Porte un peso de plata).
(LG. 2097)

322.
Magdalena de Castillo a su sobrina Luisa del Castillo, en Madrid.
Santa Fe, 12.1.1591
Con otras personas y cartas os he escrito y avisado hartas veces, y asimismo le pedí a Juan
Iturricavaleta, y un vizcaíno que de este lugar se partió habrá dos años, poco más o menos, que
llegase hasta esa villa de Madrid, y él me respondio que él se iba derecho a esa corte, de que le ro-
gué me hiciese merced de hablaros y daros a entender lo mucho que os quiero, y de cómo estoy
viuda tres años ha, y sin ningún hijo. Y tengo alguna hacienda, y por no tener a quien dejar, sino
a vos, os ruego que, luego que ésta recibáis de mano de Pedro de Vargas, que es el portador de és­
ta, procuréis de alcanzar una licencia para vos y para una criada, para que vengáis con la primera
flota. Que, pues estáis en esa corte, donde está su majestad y su Real Consejo, podréis alcanzar
estas licencias. Pues es hacer en ello mucha merced, porque yo no os llamo sino para ayudaros y
dejaros mi hacienda, y si pudiere, casaros de mi mano. Que para estas licencias podréis alcanzar y
procurar algún favor. Y para en lo que toca a dineros, yo he dado orden por vía de algunas perso­
nas que en esta ciudad hay y tienen amigos en Sevilla, para que os den hasta doscientos ducados, y
si fueren menester cumplir hasta trescientos, también os den. Que para todo hallaréis orden en Se­
villa en casa de Hernando Rodrigo de Pereira, un mercader que dice que vive en la Pajería. Y no
siendo vuestro gusto de venir acá, avisaréisme con el portador de ésta de vuestro designio. Y Dios
os guarde y os vea como deseo. De Santa Fe, a 12 de enero de 1591 años.
Asimismo procuraréis de saber qué se hizo de Juan Aldrete y Juana Pérez, su mujer, que vi­
vían en Segovia, y de todos los demás deudos. Vuestra tía, que vuestra vista desea
Magdalena de Castillo
(A Luisa del Castillo. Dirán de ella los padres de la compañía de Jesús, en Madrid).
(I.G. 2100)

323.
Baltasar de Valladolid a su mujer Clara de los Angeles, en Toledo.
Santa Fe, 1.VT591
Alma mía:
Dos cartas tuyas recibí, su fecha de entrambas de veinte de enero del año de noventa, la una
recibí día de Nuestra Señora de las Nieves del dicho año, y la otra de allí a algunos días. Con las
cuales y con cada una de ellas recibí el contento y alegría que se puede imaginar, porque, cierto,
que las tenía bien deseadas, por haber tantos días quede tí no sabía. Holgué saber tuvíésedes sa­
lud, juntamente con Juaníco, mi hijo, y Clarita, tu hija, que, por no haberla visto, la doy este
nombre, la cual tengas por largos años, juntamente con ellos, como yo deseo. Yo tengo salud,
gracias a Dios, aunque hondo harto achacoso y melancólico en estar ausente de tu presencia, aun­
que tengo esperanza en Dios de tornar a verte. Lo cual ruego a Dios cada día te me deje tornar a
verte, para que de los bienes que Su Majestad fuere servido de me'dar goces de ellos y de mí, como
gozas de los trabajos y soledad. Y esto me lo puedes creer, lo pido a Dios.
Otras dos cartas te tengo escritas en la flota que fue, entiendo serán éstas tan breves como
ellas, por haberse quedado a invernar la flota en La Habana, por las cuales te doy más por entero
cuenta de mi vida y de las miserias y trabajos que se pasan y pasé, y la grave enfermedad que tuve,
que fue tan grave que me parece milagro haber escapado, a según las gentes que allí murieron, te­
niendo, como tenía, riquezas y muchos regalos. Y fue Dios servido de me dejar a mí acá, Dios sa­
be para qué, plega a El sea para que le sirva, amén.
Dicesme por las tuyas que ahora sientes el ausencia, porque, cuando estaba en Sevilla, sabías
284 ENRIQUE o r r e

cada día de mí, y que ahora que estoy por acá, son las lágrimas y suspiros. Yo con más razón me
podría quejar y llorar con cuatro ojos, si tantos tuviera, porque primero que por acá aporta una
carta, se acaba la vida, y se suelen pasar dos años primero que acá llega, y aún, plega a Dios, ven­
ga a las manos- Lo que no tendrán mis cartas, porque el día que de acá se despacha navio de
aviso o flota, lo ha de saber por fuerza el Audiencia, y así despáchanse las cartas seguramente y
con brevedad. Y en poco más de un año han venido tres navios de aviso, y en ninguno he tenido
carta, y la han tenido otras personas que están aquí de la tierra, y esto de no tener yo de allá carta
atribúyolo a poco cuidado que hay en ello. Tenle de aquí adelante, que gustaré mucho de ello.
En lo que me avisas que me aparte de las mujeres y del juego, aunque es verdad que hay mu­
chas, ya sabes cuán poco me cuestan ellas, aunque me parece que te veo decir: «Ya que yo no es­
toy presente, él tendrá su acomodo». Pues yo te prometo, como hombre de bien, que desde el día
que partí de Castilla no me han costado el valor de un maravedí. Y en lo del juego, no me sobran
tantos pesos para poderlos jugar, que el día de hoy quería juntar un peso, y me faltan los siete to­
mines. Y así podrás entender que de entrambos vicios estoy bien apartado, porque más cuidado
tengo en cómo tengo de ganar de comer para volver a verte a ti y a tus hijos y a todos mis amigos y
parientes. Y esto ruego a Dios muy encarecidamente cada día.
Dícesme por la tuya que me acuerde de ti y de tus hijos, y que mire que ha muchos días que
estás en casa de tu padre, y que con la mayor brevedad que pudiere te envíe algún oro. Yo tengo
de eso muy gran cuidado, y bien podrás creer que, si como tengo el ánimo tuviera el posible, que
remediara presto lo que pides. Mas ya tú sabes cómo vine pobre, y que a poco que estoy en estas
partés, y que he hecho harto en buscar orden para empezar a ganar de comer, y entiende de mi
que no soy hombre tan desajp-adecido que no conozco la merced que señor te hace a ti y a mf en te­
nerte en su casa, sino que gaste contigo su hacienda. Alonso del Pulgar, sobrino del capitán Pedro
de Mora, es el portador de ésta, no entiendo tendrá lugar de llegar allá, yo holgaría le vieses, para
que él sanease mi justicia contigo, y te contase de la manera que por acá se gana. Porque las In­
dias no son para los hombres que vienen pobres, que el que no trae, no lleva; y esto ten por ver­
dad. Si él allá no llegara, te enviara cuatrocientos reales que he podido juntar. Recibe la voluntad
que es grande, que la moneda para tus necesidades bien veo que es poca. Ruega a Dios me dé sa­
lud, que para la flota yo doblaré la parada, y toma de mí esta palabra, que entiendo no habrá en
ello falta. Porque yo empiezo ahora a ganar de comer, he necesidad me envíes una licencia, no co­
mo la que me enviaste, que no es de ningún efecto. Hasla de pedir por cuatro años, ante un alcal­
de, diciendo que, por cuanto yo estoy en estas partes en negocios que a ti y a mí convienen, me das
y es tu voluntad de dar aquella licencia. Y esto se hará con el parecer de un letrado, que él sabrá
mejor de la manera que ha de ser. Y enviársela luego al dicho Pulgar, para que la despache en Se­
villa de la manera que ha de ser. No haya falta en ello, porque me tomarán tan pobre como vi­
ne, y no volveré allá por ninguna cosa. Y avisóte que, cuando esto hubiera de suceder, que con lo
que hubiera ganado, tomaré la vuelta del Perú, que por allá no seré tan conocido, y será peor que,
si hubiere ganado algo, lo gaste en caminos y carreras. Pues es cosa que tan importa, no venga
sin ella. .
Avísasme que hay allá grande carestía en el pan y carne. De por acá te sabré decir que, aun­
que allá dicen que por acá no es menester abril ni mayo, es fábula. Que hasta en esto es este reino
estéril y mísero. Porque hoy se hacen procesiones y rogativas por el agua. Y vale tres pesos una fa­
nega de trigo, que son de la moneda de allá cerca de 28 reales, y no se halla. Y tres libras de pan
valen 40 maravedises, que es tan caro como en Sevilla. Sola la vaca vale barata, y esto vale una
arroba dos reales y medio, y el camero yo le he comido más barato allá que no acá, porque aquí
vale el arrelde real y medio. Y así digo que es acá más caro que no allá. Vale una vara de paño de
color noventa reales, y la de negro diez ducados, y lo propio la de terciopelo, y una de tafetán y
una onza de seda y una docena de botones más de veinte y dos reales, y un par de medias vale cien­
to y cincuenta reales. Hete dado cuenta de estas cosas, aunque a ti no te hacen al caso, porque
entiendas lo que son las Indias, y que harto hará un hombre en ganar para el sustento y un vesti­
do, sin ganar para dar a mujeres y jugar. De todo te he dado cuenta larga; así me escribirás largo
de todo lo de por allá, que gustaré de ello mucho. No tengo más que escribir, más de que quedo
rogando a Dios te dé vida y salud por largos años, y te me deje tornar a ver.
A señora abuela dará mis encomiendas, y que ruegue a Dios por mí en sus oraciones. Y que yo
tuve cuidado de hablar a Melchor y Pedro de Santiago sobre su encomienda. Y ellos están hoy tan
pobres que Melchor de Santiago tiene hoy cuatro hijos, y algún día no tiene un peso con qué
sustentarlos. Pedro está cargado de hijos, y con la mujer moza que pare cada año, y hace harto en
sustentarse a él y a ellos. Ha puesto la palabra conmigo de enviar la flota que viene alguna cosa;
yo tendré cuidado de solicitarlo. A mi hermana y secretaria tuya beso muchas veces las manos, y
que ruegue a Dios yo vaya a esa tierra, que yo le pagaré su trabajo. A Francisco de Santiago tam­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 285

bién beso las manos. A señor y a señora beso las manos juntamente con Magdalena e Isabelica.
También darás mis encomiendas a Catalina la tuerta de Hernán Vázquez juntamente con las de su
marido. A mi Juanico le ^írás que aquí me dio un recaudo de su parte el secretario Velázquez, y
que yo tendré cuidado de ganar aprisa el oro que pide para llevárselo. Encárgote tengas cuidado
de azotarle muy bien, porque aprenda a leer y escribir, que es lo que le importa.
De Santa Fe» primero de mayo de mil y quinientos y noventa y un años, tuyo hasta la muerte
Baltasar de Vaüadoiid
Tórnole a rogar, por amor de Dios, porque yo estoy ya en buena orden de ganar de comer,
no se vengan sin !a licencia, que es de mucha importancia. Que ya de aqui adelante podré ganar de
comer más descansadamente por tener ya algún resuello (?). Mas que hasta aquí no vengan menos
de 4 años, porque en llegar aquí se está un ano, y a veces más, y de esta suerte se puede hacer cuen­
ta no viene sino por tres. Y confiado que no se vendrá sin ella, quedo con alguna manera de con­
tento.
(A mi hermana Clara de los Angeles, en Toledo, en casa de Gaspar de Santiago, cordonero).
(l.G. 2100).
286 E N R IQ U E O T T E

CARTAGENA

324.
Juan de Aguilar a su cuñado Lope de Parada, en Huele.
Cartagena, 23.V11.I557
Muy magnífico seftor:
Esta es para besar las manos de v.m. y para responder a dos cartas por v.m. enviadas que re­
cibí, en que por ellas envía v.m. a mandar que le escriban de acá el suceso que ha sucedido. Bien
creo que v.m. sabrá la muerte de Juan del Castillo, que haya en santa gloria, y la muerte de los so­
brinos de v.m., y asimismo la muerte de su hermano, que haya en gloria, que fue tomado por los
indios a manos y le comieron. Esto sólo lea v.m. para sí, y no dé parte v.m. de ello a mi señora ni
a la señora mi hermana Beatriz de Parada. Porque esto que a v.m. escribo todo lo sabía Antolín
de la Torre, porque él estuvo con Catalina de Parada en Urabá, y él mismo trató el casamiento de
Catalina de Parada y mío. Porque, según fama, yo era casado en esta tierra con una hija del chan­
tre de Granada, y por esta razón estuvo Antolín de la Torre en mi casa antes que su prima murie­
se, y por aquel conocimiento trató el casamiento que tengo dicho, y Catalina de Parada está muy
congojosa, porque dice que era el chantre su tío. Esta señora con quien yo primero era casado de­
cía que era hija de una dueña que se llamaba la hermosa, y que era parienta de los Cañizares de
esa ciudad, suplico a v.m. que con toda diligencia se sepa, porque se gane dispensación del delega­
do, porque el casamiento hizo el licenciado Santa Cruz por el conocimiento que con él entretenía,
y como yo hubiese sido su capitán y teniente todo el tiempo que fue gobernador, atreviéndose a la
amistad que conmigo tenía, sin darme parte ninguna, se desposó con esta señora por roí, lo cual
me cuesta cantidad de moneda, por ser mujer muy gastadora.
Escríbeme v.m. que quiere enviar a Luis, hijo de v.m., para que se esté con la señora su tía.
La mayor merced del mundo recibiré que v.m. le envíe con toda brevedad, por dar descanso a su
tía, pues que Dios fue servido de no le dejar hijo, ni yo le he habido en ella. Por el tanto, tendré-
mosle en lugar de hijo, porque, si Dios de este mundo me llevare, tenga mi mujer una sombra de
sobrino que le acompañe y entienda en su hacienda. Esto escribo a v.m., porque soy hombre ma­
yor, y somos más cercanos a la muerte que no los mancebos, y la mayor congoja que yo llevaría
seria dejarla sola, sin arrimo de pariente, porque los amigos en estas partes no son fijos, y yo y mi
mujer tenemos acordado de casar a Luis con una nieta mía, y darle todo lo que acá tengo, que son
once pueblos y vacas y puercos y plata y todo el mueble de mi casa con esclavos y caballos, tanto
que, mientras Dios diere de vida a la señora mi mujer, no la quiten el mando y señorío asi como
ahora le tiene, siendo yo vivo. Y para que un nieto mío case con una hija de v.m., le daré mil y
quinientos ducados, para con que vivan allá en España. Mi hijo está en ValJadolid, y vive en la
plaza mayor, y llámase Alonso de Aguilar, y no me escribe en su carta en la calle donde vive. Irá
v.m. a Juan de Oribe, procurador en el Consejo de Indias, que él dirá a v.m» donde es su posada,
y, vistose v.m. con él, y acordado en lo que escribo, responderme han con toda brevedad. Y en­
viarme a Luis sobre todo con el señor Ropero, que es el que la presente lleva. Porque, como él sea
venido, me iré yo en España a negociar unos pleitos que traigo sobre otros dos pueblos, del uno
tengo sentencia (?) pasada en cosa juzgada, y estaba a poder de mí hijo, bien sé que es mucha par­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 287

te merced si se halla en corle, por intercesión de don Juan Sarmiento, y si v.m, lo negociare,
negociarlo para sus hijos, que para mí y para mi mujer bien tenemos de comer.
En mi casa murió 1411 mancebo de paraíso de arriba, hijo de Juan capataz, yerno de María de
la Cesa (?) de esa ciudad. Acá tenia por nombre Juan Sánchez de Espinosa. Dejó treinta y seis pe­
sos de oro de minas, pagado su entierro y las misas de una cofradía y entrada. Valdría todo loque
dejó suyo cuarenta y dos escudos. Antes que muriese entregó esta moneda a Catalina de Parada,
mi mujer, para que se me diese, porque yo estaba en misa, y cuando me fueron a llamar, hállele fi­
nado, y no hizo testamento. La justicia se quería meter en ello, y yo lo defendí, porque no entrase
en poder de tenedores de difunto, porque entre la justicia y el tenedor de difuntos se gastará la mi­
tad, e hízose el depósito en mi, conque quedé obligado, si a la segunda armada no viniese recaudo
de su mujer e hija, que lo entregaría a la justicia, para que lo metiese en la caja de las tres llaves de
los difuntos. Por eso suplico a v.m. que con toda diligencia lo haga saber a su mujer y padre, con
información que es éste, y conque venga la escritura firmada de dos escribanos, porque, luego co­
mo viniere, los enviaré a Valladolid, adonde señalaren que se den. Y asi ceso y quedo rogando a
Dios por la vida y honra de v.m., como por v.m. es deseado. A la señora mi hermana y sus hijos
suplico que hayan ésta por suya. Fecha en la ciudad de Cartagena, a 23 de julio de 1554 años, besa
las manos de v.m.
Juan de Aguilar
(Al muy magnifico señor Lope de Parada, en la ciudad de Huele). (LG. 2079)

325.
Sebastián de Llerena a su mujer Beatriz de Aguilar, en Sevilla.
Cartagena, 1.X.I567
Señora:
En un navio que salió de este puerto, que era de Juan Rejón, os escribí largo en respuesta de
la que vuestra recibí, y a todos esos señores nuestros deudos, en la cual os di cuenta de mi suceso,
del tiempo que acá he estado, y la causa porqué no lo había hecho antes. Y asimismo os escribí en
el navio de aviso que de aquí partió habrá quince días, con un Diego de la Concha, vecino y casa­
do en esa ciudad, que es, según me dijo, grande amigo del licenciado Medina, con el cual envié y
lleva un pedazuelo de oro, que pesa cincuenta y cuatro pesos de oro de veinte y un quilates y tres
granos, para ayuda de gasto, hasta en tanto que llegase lo que ahora os envío, lo cual envié dirigi­
do al señor licenciado Medina, para que como señor mío y como persona de quien yo tengo toda
confianza hará por mi y por vos lodo lo que yo le envío a suplicar, y atrevíme más aína a su mer­
ced como a persona más desocupada de negocios que a los demás señores nuestros deudos, por
causa de estar de ellos presos y de ellos retraídos, y 110 poder en este caso hacerme merced. Y que
de este oro que dicho tengo se trocase a reales, y proveyese a mi madre de treinta ducados, que en­
tiendo que tendrá harta necesidad de ellos, y lo demás os acudiese con ello para gastar mientras
llegase la flota.
Ya os he dicho en mis-cartas la causa de mi quedada. Por esto iio tocaré más en ello, y hace­
ros saber cómo yo empleé lo que traía en una partida de negros para llevar a la gobernación, por
tener entendido que en ello se ganaría de comer, y ahora que estoy de partida dejo en esta ciudad
de Cartagena en poder de don Alonso de Vargas Carvajal, yerno del capitán Alvaro de Mendoza,
un pedazo de barra de oro de veinte y un quilates, que pesa doscientos y treinta pesos largos, para
que, venida que sea aquí la flota del Nombre de Dios, donde el presente está, los dé y entregue al
piloto Juan Márquez, para que los lleve a esa ciudad y los dé al señor licenciado Medina para
vuestro aviamiento, al cual le he escrito y escribo largo, suplicándole os vea y comunique lo que
habréis menester para vuestro viaje, y os lo compre y aliñe de manera que en la flota que viene en
todo caso os embarquéis y vengáis a esta ciudad de Cartagena, donde os estaré yo aguardando. Y
mira, señora, que os encargo mucho que en todo caso os despachéis y vengáis, porque el señor li­
cenciado, por su parte, procurará una persona honrada con quien vengáis, pues vienen cada casa­
da que venga cotí su marido, que yo pagaré acá los fletes. Porque este oro que envío es sólo para
vuestro aviamiento y matalotaje. Allá escribí a mi primo Juan Ruiz si quisiere y fuere servido de
venirse con vos, porque vengáis más a vuestro placer, que yo haría con Ó lo que por mi carta dije,
y en ello no habrá falta, sino que lo haré cumplidamente, y si quisiere que venga su hermana Jua­
na de Ribera, nuestra prima, haré también lo mismo que porque mi carta le escribí. Y si no quisie­
re venir, ni enviar a su hermana, procura de traer a Jerónima de la Cruz con vos, que yo le haré
tanto bien acá como lo pudiera hacer mi hermana, y a la obra me remito, Y si ninguno de ellos
288 ENRIQUE OTTE

quisiere venir, procura de escribir a Sanlúcar de Barrameda a un Antonio de la Garza, que fue de
estas partes, grande amigo mió, porque yo le he escrito, y me dicen que se quiere venir con su mu-
jer acá, para que con él y con su mujer os podéis venir, porque yo entiendo de él que vendréis en
su compañía muy a vuestro contento, y si 110 quisiere, busca la mejor vía que os pareciere, porque
en estos tiempos y en cosa que tanto nos va para vuestro remedio y el mío se ha de mostrar el valor -
vuestro y buen ánimo para disponeros a dejar toda vuestra patria y venir en busca mía. Pues yo
envío por vos y os envío remedio conque vengáis, y os vengáis sin haber menester a nadie. Y mira,
señora, que en esto me va mucho, y es darme en ello gran contento, y asimismo lo tendréis vos, _
porque con vuestra venida es grande el remedio mío, y de otra manera será echarme a perder, y:
hacerme andar corrido más de lo que he andado, y si no lo hiciéredes y yo fuere descuidado, no os
maravillaréis de que lo haga, pues hago lo que debo en hacer esto, porque entended que con mu­
chas personas muy doctas y honradas me he aconsejado acerca de esta ida a España, y visto los.
trabajos muchos que allá hay y lo que yo debo, y cómo el rey toma la moneda, y, yendo yo allá,"
no me quedará nada, habiendo de remediar muchas cosas, y así, visto que tenía en la mano el re­
medio de ganar de comer en este empleo que ahora hice, me dispuse a querer trabajar este año, y
otros tres, que serán cuatro. Y en este tiempo, mediante Dios, estando vos acá, ganaremos largo,,
conque nos volvamos a España con descanso. Porque yo en todo caso volveré a Cartagena a os
aguardar al tiempo que venga la flota de_España. Y mira, señora, no seáis parte para que coir
vuestra quedada me venga mal y me destruyáis (?), mira que estoy enfilado en ganar de comer. Y
aue no sea nadie parte para que vuestra venida no haya efecto, pues por vuestra carta me decís
que, en viendo letra mía, luego os vendréis, pues ésta es mi voluntad. Mira por vuestra vida 110 se
haga otra cosa, y en todo os encargo miréis vuestro honor y lo que sois obligada, y siempre ven­
gáis con unos borceguíes por la mar, y honesta, porque bien entenderéis cuán mala gente es la de
la mar, y en lo que toca a vuestra partida no sea con dar cuenta a todo el mundo. Dios es testigo si
quisiera yo ir por vos y traeros, pero no es cosa que nos conviene ir a España ahora, porque es
destruirme. No os encargo más este negocio, porque entiendo que lo haréis, por me dar en ello to­
do contento, como en efecto Jo recibiré. Juntamente con el oro envío mi poder, y escribo aJ señor
licenciado, para que en todo me la haga, y no se entienda que yo os envío un peso, sino que él os
avía, y os da lo que habéis menester,y antes se publique aHá-que me he ido a la Nueva España,
porque no me envíe alguien a molestar. Todo lo que hiciéredes sea guiado por el señor licenciado,
y procura de escribir a mi madre, y tráeme cartas de ella, y decidle que de hoy demás yo le provee­
ré. Y por vuestra vida que pongáis calor en que le lleven los treinta ducados. Nuestro Señor os me
deje ver antes que yo muera, amén. De Cartagena, primero de octubre de 1567 años. El que más
os desea ver que escribir, vuestro marido
Sebastián de Llerena
No envío poder, porque estoy confiado de que haréis lo que os envío a rogar, y que no será
menester.
(A mi señora Beatriz de Aguilar, en la ciudad de Sevilla, en la collación de Santa Cruz, en ca­
sa del'señor Francisco de Abreu). (I.G.2083)

326.
Francisco Baños de Lugo, gobernador de Cartagena, a su mujer doña Magdalena de Zúñiga, en
corte
Cartagena, 4.V11.1572
Muy magnífica señora:
Yo allegué a esta gobernación con poca salud, y con los negocios de la tierra, que son mu­
chos, he tenido menos aún, que bendito Nuestro Señor ya voy mejorando. Hasta ahora todo ha
sido papeles y trabajos, y aún no he comenzado a entender en mi vida. Yo he acordado de enviar
por esa niña, para que la traigan a Sevilla, y de Sevilla aquí. Escribo sobre ello al señor Lope de
Otazu, que está en Contaduría de Contratación de Sevilla, y al señor Esteban Franquis, para que
escriban a v.m. y den recaudo, para que traigan a esa niña, y que v.m. con favor del señor mar­
qués Melchor de Herrera haya la licencia en el Consejo para esa niña, y para una dueña y una
doncella que venga con ella. Ella ha de estar en Sevilla en casa del señor licenciado Loreto de
Añasco hasta que de allí la embarquen con buena compañía, y acá Dios le encaminará alguna
buena fortuna. Si v.m. quisiere traerla hasta Sevilla su hija, bien podrá.
Yo envío a v.m. que le den cien ducados, y que los señores Lope de Otazu y Esteban Fran­
quis, genovés, en Sevilla los provean a corte. Luego perdóneme y reciba la buena voluntad, todas
las veces que pudiere hacer lo propio lo haré. Al señor marqués, si v.m. lo viere, le diga que no de­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 289

je de traer a la memoria el señor presidente mis negocios. A la señora su madre dará mis besama­
nos, a la señora doña Petronila de Guzmán hará lo propio, y si me quisieren escribir, darán las
cartas al señor Luis de,Barahona, tasador de procesos de corte, que vive a la plazuela de San Gi-
nés, frontero de un boticario, el cual hace mis negocios en esa corte.
Bonifacio Barbero está aqui; con ésta van unas cartas para su madre, y yo le envío ahora a
una provincia que envió a poblar. Allí mandaré que le den un repartimiento de vasallos donde co­
mer.
No tengo más que decir, sino que Nuestro Señor la guarde y la tenga de su mano. De Carta­
gena en Indias, y julio 4 de 1572 años, besa las manos a v.m.
Francisco Baños de Lugo
(A la muy magnífica señora Magdalena de Zúñiga, a la puerta de Santo Domingo real, fron­
tero de un barbero, en casa de la lavandería de la reina pasada, en corte).
(I.G. 2086)

327.
Juan de Espeleta a Juan de Samaniego, secretario del príncipe de Eboli, en corte
Cartagena, 25.V.1573
Muy magnífico señor:
A dos cartas que de v.m. he recibido en esta flota respondí habrá cuatro meses en el navio de
aviso. Ahora torno a hacer lo mismo, para que v.m. entienda he recibido sus cartas, y con ellas la
cuenta y relación del oro que se cobró de lo que de acá envié. Beso a v.m. por el cuidado y solici­
tud muchas veces las manos, que cierto han de estar v.m. de por medio en estos socorros que hago
a mis sobrinas. No sé qué orden tuviera que bastara al buen despacho y seguridad de lo que se en­
viara. Este es negocio de pobres, y Dios lo encamina, y así v.m. no se ha de cansar con las impor­
tunidades que en esto se le pueden seguir, pues todo viene a redundar en negocio propio de v.m.
por nuestro cercano deudo, que si Dios por su misericordia fuere servido que yo salga de esta tie­
rra y llegue a ver a v.m., lo que me restare de vida gaslarélo en su servicio.
Yo quedo disgustoso de ver que mi ida en esta flota se ha dilatado por el mal despacho y sali­
da de mi hacienda, que esta tierra ha venido este año en tanta disminución que no se halla un pe­
so, y así me será forzado poco a poco dar orden en deshacerme de lo que tengo; Dios lo encamine
para su servicio.
En lo que v.m. me escribió del señor nuestro primo Francisco de León he recibido contento
muy crecido en saber que esté en tan buen puesto, que cierto soy muy lisiado por mis deudos. En
lo demás que v.m. me apunta por su carta es negocio que se puede mal trazar con mi ausencia. Si
Dios fuere servido dé algún efecto con mi ida a esos reinos, lo podrá haber, pues son tantas las
piezas que, a falta de una, quede otra que dar que el socorro lo hace todo.
Yo tengo muy grande necesidad de tener a quién dejar mis indios y hacienda, si he de salir de
esta tierra con la brevedad que pretendo. Lope de Espeleta, mi primo, me escribió enviaba con el
obispo del Cuzco a su hijo Juan de Espeleta. Fuérame grande contento que lo hubiera efectuado.
Yo le escribo con mucha instancia me lo envíe en la primera flota, y para su despacho y aviamien-
to he prevenido de crédito en Sevilla lo que fuere necesario, para que venga en buena orden. Escri­
bo que acuda a v.m., para lo que toca a la licencia, que con dar información de que yo le envío a
llamar será fácil de haber, que, aunque esto cesase donde v.m. está, nada sería dificultoso. V.m.
le ayude y haga merced para este efecto, y le avise para cuando haya de venir a Sevilla, que sea dos
meses o mes y medio antes que haya de partir la flota. Yo je envío instrucción de lo que en Sevilla
ha de hacer, que allí hallará dos o tres amigos míos que de acá van, que le traerán en su compañía,
y le darán lo necesario muy cumplidamente.
En esta flota envío para Miguel Bartol, vecino de la parroquia de San Miguel, y para sus hi­
jos doscientos pesos de oro. V.m. se los mandará encaminar, y avisarme del recibo. Las cartas
que van con ésta son de fray Martín de Salazar, su hijo, que es el que hace el socorro. Con mi se­
ñora doña María Conde Garrido envío a mi sobrino Juan Jiménez de Oco ochenta y cinco pesos
de oro para ayuda a algún socorro de su estudio. Deseo que se aplique a virtud, y procure algún
colegio. Para esto le envío recomendación para el gobernador (?)del arzobispado de Toledo de un
caballero hermano suyo, con quien yo tengo antigua y particular amistad, y según lo de acá exce­
de a deudo, creo harán mucho efecto en todo lo que v.m. le pudiere hacer merced y favor. Se lo
suplico, que deseo se ponga en buen puesto, de donde se pueda tener alguna buena esperanza de
su aumento.
A mi señora doña Beatriz y a todos esos señores hijos de v.m. beso las manos. La partida de
290 ENRIQUE OTTE

la flota no me da más lugar. Guarde Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. con el acre­
centamiento que yo, su servidor, deseo. De Cartagena, en las Indias, 25 de mayo 1573, besa las
manos de v.m. su servidor muy cierto
Juan de Espeleta
(Ai muy magnífico señor Juan de Samaniego, comino de su majestad, secretario del señor
príncipe de Eboli, en corte). (I.G. 2086)

328.
Juan de Mena a su hermano Diego de Espiga, en Madrid.
Cartagena, 31.1.1575
Muy deseado hermano: ,
Después que de allá salí no he tenido deseo de veros si no es ahora, y ha sido la causa que,
loado sea Jesucristo, me ha dado Un poco de descanso, más del que solía tener. Y es que yo trato,
como el que la presente lleva, que es el señor Tamayo, os lo dirá. Y para mí sería mayor descanso
que estuviésedes acá, porque estando juntos nos favoreceríamos el uno al otro, y os valdría a vos
más un año que allá veinte, como os podéis informar del que la presente lleva. Y si quisiéredes ve­
nir, no lo dejéis de hacer, porque et señor Tamayo os dirá lo que habéis de hacer. Y con esto ceso,
y no de rogar a Nuestro Señor por vuesa salud. De Cartagena, a postrero de enero de 1575 años,
vuestro hermano, que veros desea
Juan de Mena
A Alonso de Vivanco le daréis mis besamanos, y que le ruego que no venga acá, pues que tie­
ne padre y madre, porque yo le prometo que los hombres regalados como él que no habían de na­
cer si vienen a las Indias. Y a Juanes de Molinillo daréis mis besamanos. Al señor Juan de Vallejo
y a la señora su mujer beso muchas veces las manos.
(A mí hermano Diego de Espiga, en casa de Juan de Vallejo, en Madrid).
(I.G. 2091)

329.
Diego Daza a su mujer Isabel López, en Sevilla.
Cartagena, 22.V.1575
Muy mi-señora:
Parece que en la suerte mía había causa en no poder despacharme tantas flotas, como lo he
dicho, para poder ir de esta tierra, y ésta, que tanto lo deseaba por muchas cosas, en ésta he teni­
do mayores estorbos, la gloria sea a Dios por ello. Es menester tener paciencia, y entender que pa­
ra algún fin se ordena de esta manera sea El servido, que escapara con que El se sirva, amén.
El señor Juan Gómez va con su mujer e hijos a descansar a esa dudad. Es la persona con
quien más amistad yo he tenido después que en esta tierra estoy. Lleva orden mia para aviar a
v.m. y a mis señoras hermanas, o la que de ellas quisiere venir. V.m. en todo lo que él ordenare
será v.m. servida de no salir de ello, entendiendo que soy yo el que lo hace. Lo primero se vendrá
v.m., en recibiendo ésta, a su casa, porque de ella se podrá mejor despachar. Traerá v.m. consigo
las señoras mis hermanas, y rogará v.m. a la señora Mari Méndez que me haga merced de venir
con v.m., y estarse en su casa. Juan Gómez, nuestro compadre, lleva a cargo de venir con v.m. en
el navio, y también lo escribo al señor Cristóbal de Escobar. Porque acerca de ello le escribo, y me
parece que lo hará, venderá v.m. a Catalina y a la morisca, porque ambas están imposibilitadas de
poder pasar a las Indias, la negra por casada. Comprará el señor Juan Gómez dos negras, que
vengan con v.m., las cuales lleva a cargo el señor Juan Gómez de comprar con todo lo que más
fuere menester, y así en el vender de esas piezas será con su parecer y todo lo que v.m. hubiere de
hacer, ni más ni menos, para compañía de v.m., demás de la que tendrá v.m. con la señora Mari
Méndez los días que estuviere en Sevilla. Si le pareciere que se venga con v.m. su madre de nuestro
compadre Juan Gómez, harálo v.m., porque yo se lo he rogado, y él lo hará. De manera que la
orden que el señor Juan Gómez diere y cómo ¿1 lo hiciere y con quién él ordenare, v.m. se vendrá
sin poner estorbo a ninguna cosa, ni los que las gentes dijeren porque el que dijere estoy yo tan
satisfecho que será a nuestra honra que tengamos todos contento. Traerá v.m. para su persona y
casa las cosas que a v.m. tengo escrito, y para todo ello dará recaudo el señor Juan Gómez, com­
prándose y haciéndose con su parecer la cama, que envié a decir a v.m. trajese ha de ser de tafetán
carmesí, y no damasco, si no fuere hallarse a algún lances (?) en gradas, y otra cama de ruán de
cofre, que sea grande, y de todo lleva memoria el señor Juan Gómez. Escríbame v.m. acerca de
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 291

hacer traspaso de las casas, parieeme que no hay para qué, sino que queden arrendadas, porque
no faltará a quién se libre la renta de ellas. Y si Dios fuere servido, nos hade volver a morir a Es­
paña, y tengamos dónde, sin ir a casa ajena. Toda su ropa de lienzo que v,m. tenía venga, y si fue­
re menester hacer más, se procure. Quería trajese v.m., si hallasen de buen precio, unas almoha­
das (?) de oro bordadas, que fuesen muy buenas, y lo demás que será menester para su casa. Aquí
me dijo nuestro compadre Juan Gómez cómo la señora hermana quería enviar a Luísíco acá.
V.m. no lo consienta, porque se perderá, muy mejor queda allá aprendiendo a escribir y leer, y
encaminarlo por la iglesia, porque dándonos Dios con qué, se le pueda procurar de comer. En to­
do lo que se hubiere de hacer va remitido al señor Juan Gómez, cuyo parecer se ha de servir en es­
te particular, y ño otro. Encomiéndelo v.m. a Dios, y plega a Su Majestad El lo encamine, si ha de
ser para su servicio. Mandará v.m. decir algunas misas a la madre de Dios sobre ello, y sobre todo
lo que hubiéremos de hacer. Nuestro Señor me os deje ver, amén. De Cartagena y dia de Pascua
del Espíritu Santo, a veinte y dos de mayo de mil y quinientos y setenta y cinco años, su servidor
de v.m.
Diego Daza
(A mi señora doña Isabel López, mujer de Diego Daza, en Sevilla). (I .G, 2087)

330.
Francisco dei Barco a sus hermanos Antón Rodríguez y Catalina González, en Las Casas de Omi-
ttán.
Cartagena, 24.V.1575
Mi muy deseada señora hermana y hermano:
Recibí una de vs. mds. firmada de entrambos, que la fecha de ella a de 71, recibíla en 72
años, y con ella no se podrá por ésta declarar el contento y alegría que a mí corazón llegó, Y en
verme que en aquel provljo (?) no pude efectuar mi voluntad, y mi deseo se me convirtió en triste­
za, y por recibir algún descanso todas las horas del día procuraba leer la carta. Dice v.m. por la
suya que escribí a mi hermano Pedro Hernández, y que por ser v.m. mujer, había faltado el pa­
pel, por esa misma razón era más justo dar a v,m. noticia de mi salud y vida, pero, remitiéndome
a la que yo escribí a nuestro hermano, la tuviese v.m. por suya, y a esta causa no soy digno de cul­
parme. Víde por la de v.m. la buena compañía que v,m, tiene con el casamiento de mí hermano
Antón Rodríguez, que cierto yo no me acordaba de la mucha amistad que en tiempo de mozos tu­
vimos, y ahora estoy tan contento conque hayamos emparentado, que lo dejo para decir cuando
sea Dios servido que nos veamos, que con la ayuda de Dios ha de ser breve. Ha sido mi desdicha y
desgracia tanta que dende el año de 71 hasta e( de 73 he perdido más de cinco mil ducados, y esto
es a! pie de la letra, como lo digo, y a esta causa no fríe voy, puesto que v.m. me dice que con lo
que allá tengo puedo vivir bien. Ya yo sé 10 que hay allá, poco filás o menos, aunque ahora parece
debe estar más aumentada el hacienda. Yo envío a Castilla dos mil pesos de oro, que valdrán tres
mil ducados, éstos se han de emplear en Sevilla, y se han de traer a estas partes, y si Dios es Servi­
do de traerlos a salvamento, creó nos podremos ir a descansar con lo que de ello se hiciere, y res­
tauraremos lo perdido.
Dice v.m. por la suya que tiene un hijo que se llama Juan, que, según entiendo, es del primer
marido Toribío González, que Dios tenga én la gloria. Dícenme que es hábil, y qué sabe bien es­
cribir y contar. Recibiré gran contento se me envíe acá, porque nos vandearemos (?) bien. Yo doy
mí fe y palabra de hombre de bien que en la otra flota siguiente con la ayuda de Dios seremos allá
entrambos, con poco o mucho, o lo que Dios fuere servido. Y.erí esto no haya falta de enviárme­
lo. Ha de procurar en Sevilla en gradas por Juan Avila, que es del Nuevo Reino de Granada de es­
tas partes, o por Mana de Saucedo, y venirse en compañía del dicho Juan Avila, y entender los
precios de la ropa en Sevilla, y de todas las cosas que a estas partes se traen, porque querría, cuan­
do enhorabuena fuésenos tornarlo a enviar a esta ciudad de Cartagena con tres o cuatro mil duca­
dos, y vendido aquí, se vuelva luego en la flota. En Sevilla le consignarán mil o mil quinientos du­
cados, para que pase acá por mercader, y esto hará Juan Avila, que es amigo mío, y nos tratarnos
de tales, y también digo que, si tuviere necesidad para matalotaje solo, que hubiere menester, se le
den cincuenta ducados viniendo acá, y dando SU carta de pago, que por ella yo los pagaré a Juan
Avila,
Una nueva de harto dolor para mí me han dado aquí en esta ciudad, el cual me la dio Pedro
Alonso, sobrino de Juan Alonso, estando en ese pueblo entendió cómo mi señor y hermano ma­
yor era muerto, y que murió yendo a ver su hacienda de uría caída de una cabalgadura. Plega a
Dios por quien El es le tenga en su gloria, y a mí me dé gracia, para que vaya hacer bien por él y
292 ENRIQUE OTTE

por los demás difuntos a que tengo obligación, que éste es mi principal intento. Que quería dejar
ahí una capellanía donde nuestras ánimas y de nuestros pasados tuviesen algún refrigerio espiri­
tual. Y si por ventura yo soy mal informado de la muerte que arriba digo de mi señor hermano,
recibiré merced que tenga ésta por suya, que a esta causa no le escribo por sí particularmente, y
porque la flota está muy de camino, y con tanto Nuestro Señor me dé gracia, para que con breve­
dad los visite, y vea que es la cosa que más deseo en este mundo después de la salvación. Que es fe­
cha en la ciudad de Cartagena, a 24 de mayo de 1575 años.
Yo voy a los reinos de Perú en tanto que se ocupa por allá la flota, y tardaré en el camino un
año largo, porque son más de mil leguas por tierra. Hanme llevado mucha suma de dinero. Voy a
ver si lo puedo cobrar. Para cuando vuelva la flota seré en esta ciudad de Cartagena, donde quedo
con deseo de ver a vs. mds, A mi muy deseada señora hermana y hermano besa las manos de v.m.
su hermano, que más que a si los quiere
Francisco del Barco
(A mi señor hermano y hermana Antón Rodríguez y Catalina González, en Las Casas de
Omillán, término y jurisdicción de Plasencia).

331.
Francisco deI Barco a su suegro el bachiller Maclas Gil, en las Casas de Omillán.
Cartagena, 24.V. 1575
Muy magnifico y muy reverendo señor:
Año de setenta y dos recibí una de v.m., que la fecha de ella fue del año de setenta y uno, y el
alegría y contento que con ella recibí fuera menester para declararlo gracia del Espíritu Santo,
porque, dejando yo a v.m. tan niflo y tan fuera de propósito de la orden que ha tomado, parece
una cosa de incomparable contento, porque debajo del amparo y sombra de v.m. estará muy abri­
gada mí señora y hermana Inés González, a las cuales me deje Dios verlas con la brevedad posible.
Yo me hubiera ido antes de ahora, porque ya era razón y tiempo. Parece que mi desgracia y desdi­
cha, o lo poco que merezco de contento en gozar de la conversación de v.m. y los demás, lo debe
de causar la razón es que dende el año de setenta y uno hasta el de setenta y tres ha sido Dios servi­
do que haya tenido tantas quiebras de hacienda, que es la cantidad de más de cinco mil ducados.
Y para restaurar estas pérdidas con el ayuda de Dios acordé de enviar a España dos mil pesos de
oro fino, que serán tres mil ducados, y, si Dios es servido y vienen a salvamento, restaurarse ha lo
perdido, y podré ir a gozar de lo que tanto deseo, que es conocer y conversar con v.m., y estar con
mi señora y hermana, que es lo que más deseo en este mundo, que cierto se me puede creer.
Yo envío a llamar a un sobrino mío, hijo de mi hermana. Recibiré mucha merced que v.m.
sea parte con su madre para que venga, porque en ello no perderé nada, y nos volveremos los dos
con el ayuda de Cristo a la otra flota adelante, porque antes no podrá ser a causa que, si viene el
empleo de Castilla, será menester un año para venderlo y cobrarlo. Y en el inter que viene me ocu­
po yo en ir a los reinos del Perú, por ver si puedo cobrar el mucho dinero que por allá me han lle­
vado, aunque es un camino bien largo, que serán mil leguas por tierra, y volveré a esta ciudad de
Cartagena, para de la fecha de ésta en un año a recibir la ropa que vendrá de Castilla. Y para en­
tonces quería viniese ese muchacho, que ya debe ser hombre, según su madre me escribe, viniese
con la dicha ropa, porque cierto ya yo estoy cansado y harto de trabajar, y porque entendiese los
tratos de esta tierra. Porque es mi voluntad, siendo hábil para ello, volverle a enviar dende Sevilla
con cuatro o cinco mil ducados de empleo a esta ciudad de Cartagena, y que de aquí se volviese
vendiendo en la misma flota. Yo envío allá recado, para que ¡e avien, y le den cincuenta ducados,
para lo que hubiere menester, V.m. sea buen tercero en que venga, porque viniendo será más bre­
ve mi ida. Será necesario en su propio pueblo haga una probanza de cómo es cristiano viejo, y no
es de los prohibidos, y que acuda a Sevilla y procure por Juan Avila, que es mi amigo, y le consig­
nará mil y quinientos ducados, y le dará por lo que de su madre verá, y traíga la dicha carta, y la
muestre al dicho Juan Avila, que no habrá falta en lo que digo. Llévala un hombre de Mirabel,
que su nombre no me acuerdo. Recibiré contento se le haga buen hospedaje, porque así lo he di­
cho yo acá, se le hará. Y el portador de ésta es Pedro Alonso, sobrino de Juan Alonso, mucha
merced recibiré que se le sirva en todo lo posible, porque son mucho mis señores y amigos su tío y
él, y, si volviere con brevedad para estas partes, se venga mi sobrino Juan, hijo de mi hermana, en
su compañía hasta Sevilla, que él le pondrá con el dicho Juan Avila contenido en esta carta, y por­
que la flota está muy de camino y yo vine tarde, no soy más largo, más de que deseo la brevedad
de mi ida, y con tanto ceso, y no de rogar a Nuestro Señor me deje ver a v.m. y a todos los demás
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 293

mis señores y amigos, a los cuales suplico tengan ésta p , je es fecha en Cartagena, a 24
de mayo 1575 años.
A mi señora y herinana suplico tengan ésta por suya. Kiuy magnífico y muy reverendo señor,
besa las manos de v.m. su hermano, que más que a si lo quiere
Francisco del Barco
(Ai muy magnifico y muy reverendo señor el bachiller Macías Gil, en las Casas de Omillán,
término y jurisdicción de Plasencia). (I.G. 2088)

332.
Alonso de Valdemoro a su padre Alonso de Vatdemoro, en Monlalvo.
Cartagena, 29.V.1580
Por ser el mensajero tan cierto no seré largo, aunque para cartas de Indias no quieren ser cor­
tas. Y así digo que el portador de ésta es el señor Juan López, es un amigo mío y muy de veras. Es
de Torrejoncillo, y muy pariente del licenciado Valdés. Paréceme que, siendo tan amigo, seria ha­
cerle mucho agravio escribir el discurso de mi vida y salud, que él es buen testigo de todo lo que yo
podré decir. Sólo quiero en ésta suplicar a v.m. y a mi señora me encomienden a Dios y ruegen
por mi salud, que, teniendo ésta, con el favor de Dios, yo espero de darles buena vejez, porque en
tierra estoy donde hay comodidad para ganar de comer. Que cada día que quiera trabajar se ga­
nan doce y quince reales, y otros días veinte, sin tener tienda. Que si la tuviera, no hubiera día que
con un mancebo o dos no se ganara cuatro o cinco ducados. Pero espero, con el favor de Dios,
ponerla en saliendo de este pueblo. Que espero, con el favor de Dios, de irme al Nuevo Reino de
Granada dentro de quince días de la fecha de ésta. Y así estaré en el reino aguardando al portador
de ésta, y a uno de mis hermanos, si v.m. fuere servido de darle licencia a Pedro o a Juan, que
bien entiendo que mi hermano Diego de Valdemoro ya será casado. Aunque por otra parte entien­
do que será ido en esa jornada que va su majestad alguno de mis hermanos; si no fuere ido, supli­
co a v.m. me envíe alguno, que sería cosa muy importante dos hermanos, para poder llevar de co­
mer dentro de seis años.
Yo quisiera enviar a v.m. algún tejuelo de oro para remediar alguna necesidad, pero el poco
tiempo que a que vine a las Indias, y más poca salud, me lo impedirá por ahora. Que en Nombre
de Dios estuve cinco meses con calenturas, que gasté más de ciento y cincuenta ducados, que me
prestaron, los cuales he ya pagado, y me he vestido de lo que he trabajado desde el dia de los Re­
yes, que comencé a trabajar. Y por esto no envío a v.m. alguna cosa. A mi hermana Catalina le
envié una onza, menos un adarme, que entró en el horadar, de perlas para una gargantilla, con
condición que no dígan «que cosa tan poca se envía de las Indias». Pero espero yo en Dios que a
otra flota que venga a las Indias de Tierra Firme enviaré alguna cosa que sea de provecho.
De salud, bendito Nuestro Señor, quedo bueno, y sano de un pie que vine muy cojo, tanto
que no entendí verme sano en mi vida. Fue Dios servido que al cabo de mi enfermedad me hallé
sano del pie, que se puede tener por milagro.
A mi señora le beso las manos, y que ésta haya por suya. Y al señor Palomino y a toda su ca­
sa les beso las manos, y al señor Roque Pérez y a la señora Costanza de Palacios, digo lo mismo al
señor Escantilla y a mi tía y al señor Alonso de Palacios y a Pedro de Escantilla, al señor Juan de
la Plaza y a Juan Romero y a tocios los que v.m. viere que yo lo debo. A mis hermanos me enco­
miende v.m., y al que viniere, con el favor de Dios, que será bien recibido, y con el favor de Dios
le tendrán más envidia que mancilla. Yo he hablado a un cajpitán de un navio que se dice Antonio
Mancera, y me ha prometido que, como él venga a Sevilla,i que él me le traerá por acá a su costa
hasta que venga, que yo se lo pague. Y así va una cédula en esta carta del mismo, diciendo que,
mostrándosela, él le traerá, porque el .mensajero es tan mi señor.
No me alargo más, sino que él dirá la comodidad que por acá se tiene. Hacerla con él lo que
se hiciera conmigo, que no es hombre que son menester ceremonias ni cumplimientos. Si fuere
menester enviar a su tierra a esos muchachos, lo harán. Guarde Nuestro Señor a v.m. y dé la salud
y descanso que yo deseo. Fecha en Cartagena, a 29 de mayo, día de la Trinidad, año de 1580 años,
humilde hijo de v.m.
Alonso de Valdemoro
(A mi señor Alonso de Valdemoro, en Montalvo, y en su ausencia a mi hermano Mego de
Valdemoro).
294 ENRIQUE OTTE

333.
Alonso de Va/demoro o su hermano Pedro de Valdemoro, en Montalvo.
Cartagena, 8,VI, 1580
Hermano:
El señor Juan López, que es el portador de ésta, os dará de mi parte lo que hace al caso, que
sabe que estar en esa tierra es cansancio y nunca tener un real, y aqui con el favor de Dios dentro
de seis años podríades ser más rico que el más rico de esa aldea, y no haríades mucho.
Sabe que yo estoy puesto donde, con el favor de Dios, valdré para ayudaros con todo lo que
un hermano podrá. Y así os ruego mucho que luego pidáis licencia para veniros, que yo creo que
padre os la dará. Que yo espero en Dios de favorecerle y muy presto. Y así le digáis a Diego de
, Vaidemoro que le ruego que no se case de aquí a cuatro años, que yo le enviaré conque pueda pre­
tender casarse bien. Y si acaso se casare, que sea cosa con quien todos podamos honrarnos. Y »
si fuere casado, me avisen con quién, que yo regalaré a su mujer con lo que pudiere,
i Y asi, hermano, os lo torno gj rogar que os vengáis con el señor Juan López, que él lo hará
“muy bien con vos, y os acomodará muy bien, Y no se os ponga ninguna cosa delante, que yo os
prometo que, si Dios os trae con bien, que seáis uno de vuestro linaje.
A todos los amigos me encomendad mucho. Yo estaré aguardando vuestra venida en este
puerto de Cartagena. De la fecha de ésta a 8 de junio de 1580 años, vuestro hermano, que vuestro
bien desea
Alonso de Valdemoro
(A mi hermano Pedro de Valdemoro, y en su ausencia a Juan de Valdenjoro, en Montalvo).
(I.G. 2092)
'SS:

334.
Juan Sedeño a Diego López, cerrajero, en La Puente del Arzobispo.
Cartagena, 12.VI.I580
Muy magnifico señor:
Ya v,m. habrá sabido cómo estábamos en Santo Domingo, y, aunque-cierto me va bien de sa­
lud y ganar de comer, fue Dios servido de llevarme dos hijos, que fue causa de venirme a esta ciu­
dad de Cartagena, do estoy al presente, y pienso estar algunos días, aunque la tierra es trabajosa,
"que todo cuanto se come es de poca sustancia y regalo, mas con la esperanza de ganarse de comer
se suple todo. Porque, aunque se pase trabajo, se gana para que en dos o tres años ahorre el hom-
-bre para irse a descansar a su casa. Y su oficio de v.m. es muy bueno para esta tierra, que ganaría
muy bien de comer, si viniese a ella. Aunque, como digo, se pasa mucho trabajo, y si por allá hay
acomodo, no le aconsejaría a v.m. que viniese. Hasta ahora harto he tenido que poner en orden
mi casa y comprar servicio, que me costó una negra trescientos pesos, y a esta causa no envío
a v.m. por ahora ningún regalo. Mas andando el tiempo tendré cuidado de servir a v.m.
Y por no ser para más, Nuestro Señor guarde a v.m., y le dé la salud y contento que yo deseo.
A la señora Catalina de Carlos y a la doncella mi mujer y yo besamos las manos. Y estamos bue­
nos, bendito Nuestro Señor Pedro Hernández, sillero, y su mujer estamos juntos y nos holgamos
mucho, y están buenos, y dice se holgará de hallar en San Bernardo con v.m. De Cartagena, a 12
de junio de 1580 años, besa las manos de v.m. su servidor
Juan Sedeño
(AJ muy magnífico señor Diego López, cerrajero, en La Puente de! Arzobispo). (I.G. 2093)

335.
Juan Gutiérrez de Ia Cueva, secretario del obispo de Quito, a Juan Gutiérrez de Rozas, en Medina
de Rioseco.
Cartagena, 1.VII.1580
Ilustre señor:
Muchas cartas sin ésta he escrito a v.m. y no ha sido mi ventura tal que de ellas haya tenido
respuestas, ni sé haberlas recibido. Y ya, cansado de escribir y con deseo de dar buena vejez a
v.m. y contento y a mi señora y hermanos, y a toda la demás parentela, habiendo ocasión para
ella, me determiné, aunque con harto trabajo, de ir a esas partes, y así vine a este puerto de Carta­
gena, que es más de quinientas leguas de la ciudad de Quito, donde ai presente habré (?) bajado de
Potosí, otras setecientas leguas más arriba de Quito, y de aquí mil y doscientas, todas que se an­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 295

dan por tierra. Llegué aquí con harto trabajo y pérdida, que en un rio aína me ahogara, y perdí
más de mil ducados de oro que llevaba conmigo. Y con todo esto no me espanta nada, antes con
más ánimo y deseo de vera v.m. proseguí mi camino. Y aqui me embarqué en la nota en un navio
que iba por almirama, él mejor de toda ¡a flota, y que más buena fama tenia. Y fue Dios, Nuestro
Señor, servido que nos dio un temporal tan recio que nos abrió la nao por la proa, y nos íbamos
anegando con gran tormenta, estando todos pidiendo a Dios misericordia, al fin, a cabo de quince
días, teniéndonos por perdidos, fue Dios servido arribamos al puerto, donde salimos no con poca
ventura, sino muy mucha, y con la tormenta alijaron en la mar todo cuanto llevábamos, no tenien­
do cuenta cada uno sino con sólo salvar la vida que tan perdida juzgábamos estar. Quedé tan pobre
que no me atreví ni fuera posible volver a proseguir el viaje, y así me vuelvo de aquí a Quito, a
dar cuenta al señor obispo de aquella ciudad, que se dice el maestro don fray Pedro de la Peña, de
lo dicho y sucedido. Que por haberme su señoría ordenado de sacerdote y haberme hecho
otras muchas mercedes, por ser de Covarrubias, junto a Burgos, y de la patria, tomé este viaje en
su nombre para ir, juntamente con ver a v.m., a la corte a negocios suyos y de gran importancia
de aquel obispado y del servicio de su majestad. Envío ¡os negocios a Sevilla,.junto con este plie­
go, a un caballero alguacil mayor del señor arzobispo de Sevilla, que se dice Hernando de Rozas,
pariente del señor obispo de Quito, y de allá de la patria, y por nombrarse de Rozas no sé si es pa­
riente de v.m. Escriboie envíe este pliego a v.m. con mucho recado, y que hago los demás nego­
cios que yo llevaba a cargo del señor obispo, con todo cuidado, V.m. ayudará lo que pudiere, que
en la córtese topará v.m. con él y con el señor doctor Alonso de la Peña, arcediano y canónigo de
la iglesia de Covarrubias, hermano del dicho señor obispo.
En llegando a Quito, y dando cuenta allí de mí y del suceso a su señora hermana, me iré a Po­
tosí, donde tengo mi casa y un niño muy bonito del tiempo que era soldado, que anduve por allí.
Dejéle, cuando bajé a Quito, tras un hombre a quien confié mi hacienda, para que emplease por
entrambos, a Diego Martínez, que es un caballero de esa villa y casado en ella, que él y un Pedro
de Vega me dieron noticia de v.m. Y cuanto es el Diego Martínez de buen hombre y muy honrado
y buen cristiano es el Pedro de Vega. V.m. me escriba por muchas vías a Potosí, y me dé noticia
de cómo v.m. y mi señora y los demás mis señores hermanos y hermanas están, y el estado de to­
dos, que será para mí mucha merced. Y para esto en Sevilla está Alonso de Carrión, corredor de
lonja, que es hermano de un mi amigo que está en Potosí, que se dice Alvaro de Carrión, a quien
él escribe cada día, y serán ciertos.
Ultra de esto van en esta flota muchos amigos y conocidos de Potosí, que se embarcaron en
otras naos, y han de volver, que uno es señor Francisco Pérez, y otro Alonso Brasa, y Francisco
Hernández, y otro Sosa, y Francisco González, y otro de Ciudad Rodrigo que se dice Martín de
Lugonés, y otro fulano de Salamanca de Medina del Campo, que va allá, y también me conoce del
Cuzco, que va en compañía con el Lugoñés, y otros muchos. Así que v.m. me escriba por amor de
Nuestro Señor. También va otro caballero de Ciudad Rodrigo, que lleva este pliego, que se dice
Hernán Centeno. ,
También envié los días pasados otra carta desde Quito a v.m. y una aprobación, para que
v.m. en mi nombre pidiese a su majestad un beneficio de los de acá para mí. Convíéneme mucho
que v.m. vaya en persona a la corte, y represente v.m. a su majestad cómo yo he servido a su ma­
jestad, y en un negocio de mucha importancia que el obispo de Quito envió, en que le iban a su
majestad ciertos avisos que aumentaban su real patrimonio más de un millón de renta en cada un
año. Lo llevaba yo, y por me hacer perdido, como me perdí tantas veces, lo envié al señor Her­
nando de Rozas a Sevilla con las cartas para su majestad y su Real Consejo del obispo y del inven­
tor que da los avisos, para que él los comunicase a su majestad, y yo quedé perdido, que, pues por
las propias cartas que el señor obispo escribió a su majestad con ésta, y le hace saber mi vida y
costumbres y ser clérigo benemérito, que su majestad me haga merced de un beneficio que sea en
el distrito de Potosí, donde resido, que el uno es de los Caranparas (?) dentro de Potosí, que tiene
en beneficio el padre Ramírez por colación del virrey, y si éste no, sea el de Santiago, o ei de San
Juan, o el de Santa Bárbola, o el de San Agustín, cualquiera de ellos es bueno, y dentro de Potosí,
con que diga la cédula que se me da el beneficio, no embargante que, conforme al patrimonio
real, esté dado por el virrey o presidente o gobernador. Y si esto no, sea el de Callapa, provincia
de los Pacajes, y si no, sea el de Porco, y si no, sea el de Hílave, provincia de Chucuito, o de Aca-
pia, o de Zepita, de la dicha provincia de Chucuito, que cualquiera es bueno. V.m. ponga correas
y toda fuerza, que yo lo enviaré doblado, y tráigalo un pariente o deudo mío, que no perderá na­
da, Y, como digo, venga en la cédula que se me hace merced, no embargante que esté proveído
por el virrey o gobernador de aquel distrito y partes donde se me hiciere la merced, que para que
se pida mejor, envío una aprobación con ésta del señor obispo. Ya v.m. ve lo que me importa, que
será ir presto a gozar de v.m. y tener descanso, no haya falta ni flaqueza por me hacer merced.
296 ENRIQUE OTTE

No tengo que decir más, de que, plega a Nuestro Señor, me traiga a tiempo que yo goce y sir­
va a v.m. y a mi señora y a mis hermanos, a todos los cuales beso las manos muchas veces, y les
hago saber tengo más deseo de verles que no de escribir, y ruego que me escriban todos largo, que
yo responderé, que ahora, por estar los navios tan de prisa, que van de aquí a La Habana, y de allí
han de ir a España, no tengo lugar de escribir a todos ni a mi señora. Que ésta hayan por propia, y
me encomienden a Dios, a quien suplico me los deje ver con bien, y guarde muchos años con mu­
cho contento y prosperidad, como yo deseo, que se me puede bien fiar, amén.
De Cartagena, primero de julio de mil y quinientos y ochenta años.
Con ésta envío una carta para su majestad y su Reai Consejo de Indias, y una memoria de ¡os
secretos que se le daban por aviso a su majestad, en que interesaba cada año mucha suma de pesos
de oro de renta. Todo con la carta presentará v.m., para que se me haga merced del beneficio que
se me pidiere. La carta que escribo a su majestad se ha de dar en su Real Consejo de Indias, y, en
dándola, pedir la merced del beneficio. Ilustre señor, besa las manos a vs. mds. su menor y obe­
diente hijo y capellán
Juan Gutiérrez de la Cueva
(A) ilustre señor Juan Gutiérrez de Rozas, en la villa de Medina de Rioseco).
(l.G. 2092)

336.
Luis de Larraga a su mujer Luisa Ramírez, en Sevilla.
, Cartagena (?), 8.VI. 158i
Deseada señora:
Esta noche pasada le escribí una carta con harta pesadumbre, enojado por no haber tenido
carta suya en este navio de aviso. Y por ver que se acaba de determinar en ésta su venida, siendo
cosa que a ella y a mí y a sus hijos nos conviene, después de dadas las cartas, entendiendo que se
fuera la flota esta mañana, y no se fue hasta mañana, viéndome despacio, me puse a leer una car­
ta de mi hermano, donde me avisa de la muerte de mis hermanas y de mi hermano Juan de Esco­
bar, que en tal reputación lo tenía yo, porque lo quería mucho. Y cierto que he recibido tanta pe­
na con su muerte, y con la soledad de mi hermana Inés López, que no Jo sé decir con letras. Nues­
tro Señor lo tenga en la gloria, y a la señora mi hermana la consolé, y le dé mucha vida, para que
siempre haga bien por el ánima de su marido, la cual beso las manos muchas veces. Sobre todo es­
to me escribe mi hermana, el hambre y mortandad de esa tierra, y cómo ella y sus niños han esta­
do malos. La gloría sea a Dios por todo.
Vísta ésta, mudé propósito y acordé de me quedar sin un peso, como de presente me quedo, y
enviarles a ella y a mi hermano doscientos y veinte pesos, ciento y diez para mi hermano, y ciento
y diez para ella, que con lo que más le envío por otra carta, son todos lo que Je envío en esta flota
doscientos pesos, poco más o menos. Todo lo cual lleva Martín de Abayén, persona de casa de
Alonso de Chaves, para registrarlo en La Habana, consignado al dicho Alonso de Chaves, para
que el dicho lo reparta conforme a mis cartas. Esto le envío, para que en todas maneras se venga
en la flota, y salga de las hambres y mortandades de esa tierra, que acá, venida que sea, descansa­
rá, y le parecerá que está en paraíso ai respecto de lo de allá. Y si de esta vez no viniere, quejarse
ha de sí propio, y tomará los tiempos como vinieren.
Al señor Alonso de Chaves le encomiendo esta su venida; acuda a é!, porque entiendo me ha­
rá toda merced. Asimismo lo encomiendo a mi hermano. A mi hermana.María Gómez, que le be­
so las manos muchas veces, y que me perdone, que adelante yo enmendaré lo pasado, que de pre­
sente no puedo. Jerónimo está bueno, y fue conmigo y vino al Río de Ja Hacha. Os escribe por sí
sus cartas como hombre. Al señor mi hermano Rodrigo Villarejo dará mis besamanos juntamente
con todos los demás, a quien tengo obligación. Esas niñas me abrace muchas veces. Y no se ofre­
ciendo otra cosa Nuestro Señor me la deje ver, y la traiga con bien. Fecha en 8 de junio de 1581
años. Deseada señora, suyo hasta la muerte,
Luis de Larraga
(A la muy magnífica señora Luisa Ramírez, en San Román, en Sevilla). (l.G. 2091)

337.
Juan de Córdoba a su mujer Catalina Pérez, en Madrid.
Cartagena, 27.V.1583
Señora mía de mis ojos:
A veinte días de junio de ochenta y dos años llegó aquí la flota, en la cual vino el licenciado
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 297

Prieto, y me dio dos cartas: una suya y otra de don Alvaro, mi señor, con las cuales me holgué
mucho en saber de su salud y de la de su madre y hermanos, aunque nunca me ha hecho relación
de María, ni con encomiendas. Díceme que su hermano es guadamedlero. En esta tierra, donde
yo estoy, no se usa, mas arriba en el Perú si. Y dondequiera que son hombres de bien, valen en es­
tas partes, y no con tanta miseria como en España. De su salud de v.m. me huelgo mucho. Expli­
carle el deseo que de verla tengo, hay poco papel en las Indias para decirlo. Siete años ha que es­
toy aquí esperándola, y al presente pierdo la mejor coyuntura que español ha perdido, porque el
licenciado Monzón me llevaba al Perú, que es el oidor más antiguo que hay allá. Y es muerto el vi­
rrey, y ha de gobernar él hasta que el rey provea virrey, Y todo esto no lo tengo en nada perderlo,
aunque es mucho, atento a aguardarla en este puerto, y asi la ruego que sin impedimento ninguno
se venga luego a la hora, si hallare desde allá acomodo con alguna señora enhorabuena. Y si no,
véngase a Sevilla en casa del mercader que escribirá a v.m., porque va por su mujer que tiene allá,
y desde allí entrambas se vendrán juntas. Y sus hermanos la puedan a v.m. traer hasta Sevilla, y si
alguno se quisiere venir acá, yo pagaré el flete y lo que fuere.
En lo que toca a la casa, de mi parecer es que v.m. la venda, y en Sevilla compre con su valor
un negro y una negra moza, y es lo mejor que v.m. puede traer, porque allá le costarán cincuenta
ducados, y dieciseis de licencia para aqui, y acá valen trescientos y cincuenta y cuatrocientos pesos
de a diez reales, cuanto más que los ha menester para su servicio, porque acá no se puede servir
como en España. Y el negrito, si v.m. le quisiere comprar, sea muchacho. Y Sebastián Pérez, que
es el mercader, que le lleva reales de Castilla para sti avío, le dirá o escribirá lo que ha de hacer. A
mi señora beso las manos, y tenga ésta por suya, y a su hermana María, y a sus hermanos, y que
les ruego yo no me olviden. No les envío nada, porque cuando vino la flota de Nombre de Dios a
mucha prisa, había enviado cien leguas de aquí por un poco de bálsamo y otras cosas que hay
aquí, y no hubo lugar, porque el general mandó echar bando que al cuarto día se hacía a la vela, y
asi fue tan breve.
A v.m. le conviene no dejar la casa, y esto le aconsejo como cristiano. Ahí va un poder para
que la pueda vender, y para que me pueda obligar en Sevilla por el flete y otras cosas que hubiere
menester, porque todo eso acá lo he de pagar, que así se usa. No la encarezco su venida, más de
que es mi voluntad que venga, porque sé que es cosa-que toca al servicio de Dios y salvación de las
almas. En lo demás haya lo que ella quisiere, que yo no la apremio más. Sé que se arrepentirá si
no vende la casa, y lo trae empleado en lo que digo, que no hemos menester dineros acá.
Al señor Francisco Pérez y su mujer e hijos beso a sus mercedes las manos, y si en algo puedo
servir a sus mercedes por acá, que me avisen. Al señor Torres y su mujer y al señor Carrión y su
mujer lo mismo. A Alonso de Medina y a su mujer y a Jusepe de las Cuevas y su mujer y a todos
los demás amigos y parientes de v.m., que yo no los tengo, y al señor Juan Madero y su mujer,
aunque no la conozco, y a sus hijas Ies beso las manos y que me escriban, que yo espero en Dios
que ella y yo hemos de volver de suerte que nos conozcan todos muy de veras. Vuelvo, señora
mía, que ninguna cosa haya de por medio que sea parte para estorbar esta venida. Allá escribí en
un navio de aviso con el alguacil real de las galeras, no sé si le dieron el pliego. De aquí va un veci­
no por procurador general de esta ciudad, que se llama Gaspar Bernal, que es turbio de los ojos,
al Consejo de las Indias ha de acudir cada momento, procure hablarle e.informarse ha de él, y,
aunque yo no le he dicho nada, si algo se ofreciere, yo sé que lo hará.
Y con ésta Nuestro Señor la guarde y me la deje ver con salud, como yo deseo y se lo pido a
Nuestro Señor, si Dios fuese servido. Cuando venga a Sevilla procure de traerme unas tijeras, que
sean buenas, cuesten lo.que costaren, y unas puntillas que sean todas de acero. Y si Alonsode Me­
dina quisiera pedir algunos patrones de picar al romano, que es de cinceladores, traigalos, porque
acá picamos. Y con esto Cristo con todos. No deje de pedirleW señor don Alvaro alguna carta de
favor, principalmente para el virrey del Perú, porque se ha de proveer allá en esa corte, y también
para el gobernador de aquí, si acaso viene otro, que luego se sabrá allá, porque estotro llámase
Pedro Fernández de Busto. Fecha de Cartagena de las Indias, a 27 dias del mes de mayo de mil y
quinientos y ochenta y tres años, su marido hasta la muerte, que más que a sí la quiere,
Juan de Córdoba
(A mi muy amada y querida hermana Catalina Pérez, en casa de Alonso de Zamora, merca­
der, en la puerta de Guadalajara, en Madrid).
298 ENRIQUE o r r e

338.
Juan de Córdoba a su mujer Catalina Pérez, en Madrid.
Cartagena, 23.XJ.I5B3
Señora mía de mis ojos:
A veinte y cuatro días del mes de junio de ochenta y dos anos Jlegó aquí la flota, y el licencia­
do Prieto me dio dos cartas; una de v.m.*y otra de don Alvaro de Córdoba, mi señor, con la cual
recibí el contento que Dios sabe, conque entendí que venía en la flota. En lo que me dice de las
cartas de don Luis de Rojas, ni las vi, ni las entendí, ni vino él acá, ni ha venido, que allá está en
España.
En lo de su venida hizo muy discretamente tomar el consejo que tomó, porque no quiero yo
que venga sino muy a su honra, como es razón y v.m. lo merece. Donde van estas cartas es un na­
vio de aviso, que envía el general de la flota, y mándanle salir por el tiempo con mucha prisa, y
van en gran riesgo por ir en invierno. La flota saldrá de aquí mediado mayo del año de ochenta y
tres (?), Y ahí un mercada rico,* que va a Sevilla a emplear y íraer su mujer, la llevará mil reales,
para que se avie y se vísta. Que flete y otras cosas acá se pagan, y no hay maestre ni capitán de na­
vio que, sabiendo ser mi mujer, que no le den lo que hubiere menester, a pagar aquí, que así es uso
y costumbre, V.m. esté presta, y saque licencia, y para dos criadas, que no faltará quién las tome
si hallare alguna señora desde esa corte con quien venir mejor será, y si no, en llegando la flota,
tendrá cartas mías, para que envíe a Sevilla a cobrar el dinero, y se vendrán con ella sus hermanos,
o uno, si quiere Juan, que yo enviaré dónde o cómo, sí no hallare acomodo desde allá. Su persona
traiga ío que el dinero alcanzare, y bueno, que en llegando para ella es lo que Dios me da.
En lo de mi hermano Juan, en esta tierra, donde yo estoy, no ha venido ningún oficial de ese
oficio, pero más arriba en el Perú se usa, y si tiene voluntad de venir acá, negocian muy bien los
hombres de bien. Por muchas vías, en ninguna de sus cartas he sabido de mi hermano, ni herma­
na, ni de nadie, debo de estar olvidado, pues nunca más vivo estuve que ahora, doy gracias a Dios
por eílo.
En lo de su casa haga lo que quisiere y por bien tuviere, que lo que allá hiciere seré contento
en ese particular. Aunque yo tendría por mejor se deshiciese de ella, y lo trajese en cosas para su
persona, que si Dios nos volvíere allá, no habrá menester ese rincón. Haga lo que quisiere. No la
digo más, sino que con diligencia procure„su venida, porque conviene al servicio de Dios y mío y
suyo. Y así se ío mando y ruego, porque soy cristiano, y sé que he de morir y pésame de lo pasado.
A mi señora tenga ésta por suya, y Dios sabe si me holgara verla acá. Y si algún hermano de ella
quisiere venir acá, fletes o flete y lo demás yo lo pagaré acá, que puedo con el favor de Dios.
A mi hermana María beso las manos, que ya que no se acuerda de mí. yo de ella sí. a Juan y
Miguel lo mismo, y ésta tengan por suya. No me alargo más, porque estando escribiendo van a
echar el navio fuera del puerto. Alonso de Medina tenga ésta por suya, a Cuevas su hijo y mujer,
lo mismo a Catalina de Oviedo y su marido, y que tuve noticia que vino aquí su hija, y nunca la vi
ni lo supe hasta ya ida para el Perú, que si yo la viera la regalara en lo que pudiera, que el que la
traía me dio dos cartas, y nunca me dijo de ella más iba buena. A mí padrino Juan Pérez y mujer y
madrina y a todos los demás amigos beso las manos. Y a Alonso Pérez y a los demás, que la prisa
no me da lugar, que en verdad que escribiendo ésta, mandé a un oficial fuese a cortar por poder
escribir.
Al señor Miguel Cerón vaya, y le de ésta, y sé que se me hará toda merced, y que ésta es
para su merced. A don Alvaro, mi señor, le hable y negocie, que sé que su merced nos hará
toda merced. Y con esto Nuestro Señor me la deje ver como yo deseo, y la dé mucha salud.
Fecha de Cartagena de las Indias, Tierra Firme, a 23 de noviembre de 83 años.
Al señor Alonso de Zamora su merced tenga ésta por suya, y que soy muy servidor de su
merced, y el señor Hernando de Medina estuvo aquí y subió al Perú, y me dijo que pensaba
volver para la vuelta de la flota con toda su casa, para irse a España a descansar, que yo íe hice
aquí de vestir, y él pensé yo que la trajere, que me había dicho que pensaba traer dos sobrinas.
Quien la quiere más que a sí propio en vida y muerte y verla desea, su marido
Juan de Córdoba
(A mi muy amada y querida hermana Catalina Pérez, en Madrid). (I.G. 2094)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 299

339.
Antonio Bautista a doña María de Ribadeneira, en Madrid.
Cartagena. 3.111.1584
Muy ilustre señora: :
El Espíritu Santo sea con v.m. Por haber escrito de Sevilla, respondiendo a la que v.m. me
hizo merced» seré breve» sólo servirá para disculpa de la que no tengo, porque luego que llegué a
Sevilla escribí a la señora María de Hervás me enviase a sus hermanos, cumpliendo ío que vs.
mds. me habían mandado, y ella rogado y le esperé hasta dos días después de los Reyes, que cuan­
do vine a salir de Sevilla, apenas hallara la flota, porque el día que llegué a Cádiz salió luego. En
tardarme yo me quedaba en tierra, que me fuera harto mejor para lo que yo pretendía, como diré.
Así que el no venir ellos fue causa de que yo no los trajese y sirviese a v.m., como debo. Qué
daño me causaron, pues no me aproveché de las licencias, ni traje servido por su causa. Sabe
Dios, si dado me fuera ir por ellos, si lo hiciera, pues los tuve"fletados, y no quedó más sino por
tardarse, Allá por parte del señor licenciado don Diego de Zúñiga se puede alcanzar licencia, y
vénganse a me buscar, que no les faltaré hasta la muerte, y en todo serviré a v.m., y no habrá falta
en esto. Poco se habrá perdido en que un año se les pasase baldío, al fin serán bien recibidos, es­
tando yo en mi casa, do será de ellos con muchas veras.
A 16 de enero salió la flota de Cádiz* en nueve días después llegamos a vista de Canarias. Por
el buen tiempo no quiso el general tomar la isla, y así se pasó de largo sin la tomar. Mire v.m *qué
sentiría quien había dieciocho años que no había visto a su madre, hermanos y deudos, pasarse de
largo y no tener esperanza de más verlos, cuál quedaría. Certifico a v.m. que entendí morirme, y
sí el consuelo de amigos el buen tiempo no fuera, creo fuera mi fin. Al fin llegué a cabo de cuaren­
ta y tres días a este puerto de Cartagena, gracias a Nuestro Señor con salud, do quedo de camino
para Nombre de Dios, Panamá y de allí a Lima. Y porque no se presuma n a tengo en memoria lo
mucho que debo, aunque el navio dio prisa, por satisfacer a v.m. de lo que ni venialmente tuve
culpa, sino porque no fuese importado de ella, escribí esta breve. Llegado que haya do voy con sa­
lud escribiré más largo. A mis señoras doña Catalina y doña Magdalena beso las manos a sus mer­
cedes muchas veces, y Ies-suplico ésta hayan por propia, y me manden en qué yo pueda a sus mer­
cedes servir.
Nuestro Señor la muy ilustre persona de v.m. guarde y en estado, con la prosperidad que
v.m. desea y merece prospere por muchos años, como ios capellanes de v.m. querríamos. De Car­
tagena, y de marzo a tres de 1584 años, muy ilustre señora besa las manos a v.m. su señor y cape­
llán
Antonio Bautista
(A la muy ilustre señora doña María de Ribadeneira, en Madrid).

340.
Antonio Bautista a María de San Rafael y Hervás, en Madrid.
Cartagena, 3.III.1584
Ilustre señora:
El Espíritu Santo sea con v.m. Por las que a v.m. escribí de Sevilla habrá visto la brevedad
que el tiempo me daba con la prisa de la flota, y por v.m. se dar espacio fue causa de que sus her­
manos de v.m. no vinieran en mi compañía, que lo deseé yo harto más traer, por dar gusto a v.m.
y servir a esas mis señoras, que ellos venir. Cierto que hasta dos días después de los Reyes los espe­
ré en Sevilla, y no di mis licencias, ni me aproveché de ellas, ni traje servicio por sus ocasiones,
sino que como un guillote me vine solo, y cuando llegué a Cádiz salió la flota, que a no traer la
prisa que traía, me quedaba en tierra, así que pues ellos no vinieron a tiempo, ni v.m. los envió,
no tengo que disculparme, pues no tengo culpa para enmienda. Y digo que por parte de don Die­
go de Zúñiga con facilidad se podrá alcanzar licencia, v.m. los despache, con carta de v.m. y de
esas mis señoras, que en mi casa serán bien recibidos como hermanos y de mi mano los acomoda­
ré, y no habrá falta, sino que lo haré mejor que lo digo* por este navio estar de prisa y yo muy
ocupado. No soy más largo; por la que escribo a mi señora doña María verá v.m» lo que en ésta
falta.
Encomiéndeme a Nuestro Señor, el cual me guarde a v.m. muchos años, con la prosperi­
dad, salud y contento que yo para mí deseo. De Cartagena, y de marzo a tres de 1584 años. Ilustre
señora besa las manos a v.m. su servidor y capellán
Antonio Bautista
(A la ilustre señora María de San Rafael y Hervás, en Madrid).
300 ENRIQUE o r r e

341.
Amonio Bautista a doña Inés de Ribadeneira, en Madrid.
Cartagena, 3.III.1584
Muy ilustre señora:
El Espíritu Santo sea con v.m. Porque ya de Sevilla escribí a v.m. y di respuesta a la que de
v.m. había recibido, y escribí a mi señora doña Maria largo, por donde v.m. sabrá lo sucedido en
mi viaje. Y llegado a este puerto quedo, y de camino para mi iglesia, do más largo escribiré a v.m.
y daré cuenta de todo a mí sucedido. Seré breve en ésta¡ sólo servirá besar a v.m. las manos y pe­
dir perdón de lo que aún ni venialmente pequé. Y por las fechas de las que escribí se habrá visto el
mucho cuidado que tuve en servir a v.m., y por ellos no despacharse y venirse, como lo escribí,
fue causa de v.m, no ser servida, y yo perder de despachar mis licencias, y venirme como guillote
solo. Mas a lo hecho no hay, sino que allá alcance licencia, y se vengan enhorabuena derechos a
mi casa, do serán como hermanos recibidos y acomodados, y se suplirá lo pasado y v.m. será ser­
vida.
A mi señor Juan de Ribadeneira beso las manos, y-que ésta haya por propia, mandándome
en que yo sirva, como debo y v.m. me escriba.
Nuestro Señor la muy ilustre persona de v.m. por muchos años guarde, y en todo el estado,
prosperidad y contento que v.m. desea prospere, como los servidores de v.m. deseamos. De Car­
tagena, y de marzo a 3 de 1584 años. Muy ilustre señora, besa las manos a v.m. su servidor y cape-
lláp
Antonio Bautista
(A la muy ilustre señora doña Inés de Ribadeneira, en Madrid). (I.G. 2094)

342.
Pedro Díaz a su hermana Elvira Díaz, en Sevilla.
Cartagena, 13.VI.1584
Señora hermana:
Habrá 20 días que llegué a este puerto de Cartagena, donde hallé una carta de v.m., con la
cual recibí mucho contento en saber tenía salud, aunque este contento vino mezclado con la muer­
te del señor Pedro Gómez. Sentílo en el alma, como era razón, plega a Dios esté en el cielo, y a
v.m. dé vida y salud, para que ruegue a Dios por él. Los.días pasados recibí otra carta en el reino
de v.m., con la cual yo y mi hermana y sobrinas y mujer todos nos holgamos mucho con ella.
Quéjase v.m. por ella que no le he escrito y que la tengo olvidada. Yo doy mi palabra cierto que
ninguna vez que ha habido ocasión he dejado de escribir, pero como vienen desde e! reino y co­
rren tanto, sin duda ninguna se deben de perder, pero yo prometo a Dios que la voluntad jamás se
me ha perdido, ni perderá de aquí adelante de aquí a que me muera de querer a v.m. como a mi vi­
da. Porque bien sabe v.m. 1q que yo siempre he querido a v.m., y pues esto es así, creo se podrá
fiar de que en esto digo verdad. Mi hermano Alonso de Cárdenas y hermana y sobrina todos lle­
garon buenos de salud, aunque yo no hallé en esta costa cuando vinieron, pero bastó hallarse mi
primo Santiago, que hizo por ellos todo lo que pudo, pues yo allá no hice menos, porque de creer
es que tanta gente y tan desnudos como llegaron a Santa Fe que se gastaría harto con ellos. Yo lo
doy por bien empleado por verlos acá, porque ellos se hallan todos con mucha salud, y Alonso de
Cárdenas gana muy bien de comer, y yo hago siempre lo que puedo con ellas, y lo haré, pues Ana
de Mendoza, en verdad que se me puede creer esto, que los quiere más que yo, porque en las In­
dias no debe de haber topado hombre mujer tan a gusto como yo topé, sean a Dios dadas las gra­
cias por ello. Juana de Baro, mi sobrina, llegó viuda al reino, porque murió su marido en Mom-
pós en un pueblo del río grande, dentro de dos meses la casamos luego, y muy bien, porque se ca­
só con un hijo de Hernán Vázquez, un mercader que vive ahí en Sevilla. Es hombre muy rico, y le
vienen a este mozo de su parte más de seis mil ducados, y él tiene más de otros tres, y fuera de eso
es muy virtuoso. Ya a ésta, con el favor de Dios, la tenemos remediada. No queda más de María
sola, y esa algún día vendrá su remedia. Huélgome que, ya que son pobres, son hermosas y vir­
tuosas. Aquí escribo toda esta relación, porque sé que le dará a v.m, contento, y porque, ya que
ellos han sido descuidados, por esta carta sepa v.m. el suceso que han tenido.
El señor Francisco Díaz lleva dos pedacitos de oro de 21 quilates y un grano, que pesan 20 pe­
sos y cuatro tomines» que todavía valdrán casi treinta ducados. Mandarlos ha v.m. cobrar. Yo
quisiera enviar una barra de doscientos, pero yo creo que ya no será menester enviarlo, porque
quiero que en la primera flota v.m. se venga acá, porque, ya que en esa ciudad no tenemos más
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 301

deudos, acá estamos hartos, y me parece que el resto de la vida que nos queda lo pasáremos mejor
por acá, porque es una tierra muy sana el reino, y las comidas muy baratas. Y, si v.m. quisiese ha­
cerme este regalo, el señor Francisco Díaz le dirá a v.m. lo que ha de hacer, que yo se lo he supli­
cado, y v.m. no traiga consigo compañía ninguna, porque suelen dar a las veces pesadumbre. Di-
golo esto, porque me dicen que tiene v.m. en su compañía madre y sobrina de Pedro Gómez. Un
fraile dominio), grandísimo amigo mío y muy de casa, que se dice fray Pedro de Riquelme, que es
el portador de ésta» va a traer una madre y unas hermanas suyas, y ha de volver al reino. Hame
prometido de que vendrá v.m. en compañía de su madre y sus hermanas, y que la regalará y servi­
rá en todo lo que pudiere, porque es muy honrado fraile. El me ha prometido de ir a visitar a v.m.
Y, si descuidare todo, será llegarse a San Pablo y hablarle. Y, si a v.m. le pareciere que de esta
suerte no vendrá bien acomodada, se venga v.m. con el señor Francisco Diaz hasta aquí, y llegada
aquí v.m. dé orden cómo ir a ver el señor gobernador y a mi señora doña Micaela, su mujer, que
ellos aviarán y acomodarán de manera que suba al reino. Y v.m. se traiga todos sus vestidos, y no
se deshaga de nada, y el dinero que tuviere lo eche en algunas cosas curiosas de mujeres, y aunque
v.m. pase algún trabajo en el viaje, con la llegada al reino se acabará. Y dé v.m. gracias a Dios
que tiene v.m. un hermano que ha dado tan buena cuenta de sí, y que tiene tantos amigos en estas
partes. Que dondequiera que llegare v.m., le harán mucha cortesía. En Mompós, que es en el rio
grande, por donde se ha de subir, se ha de ir a posar en casa de Marcos Gómez, y serta posible que
mi primo estuviese aquí para entonces, porque yo no podré, Dios sabe cuánto quisiera yo que
v.m. estuviera aquí ahora y viera cómo la iba sirviendo y regalando. Yo estuve determinado de ir
a España, y algunos amigos míos me lo quitaron, porque hallé aquí buen acomodo, que llevo em­
pleados más de ocho mil ducados de empleo de Castilla. Espero en Dios que, si me lleva con bien
esta vía a mi casa, que he de quedar muy bien puesto. Diceme v.m. por su carta que le avise los hi­
jos que tengo. Digo que son cuatro: los dos varones y las dos hembras, y la una de ellas que se dice
María es un traslado de v.m., y por sólo eso la quiero más que a ninguno. Tendrá cuatro años, y el
mayor tiene cinco, y esotros de ahí para abajo. A Ana de Mendoza dejé con salud, y deseará mu­
cho ver a v.m. por acá, porque de sólo oídas la quiere mucho, y también porque sabe que quiero
mucho a v.m. Yo quedo con salud, y saldré de esta ciudad para mi casa dentro de ocho días, Y
porque no es para más, Nuestro Señor me deje ver a v.m. como yo deseo. De Cartagena, 13 de ju­
nio de 1584. Señora hermana, besa a v.m. las manos su muy querido y deseado hermano
Pedro Díaz
(A Elvira Díaz, en Sevilla). (I.G. 2095)

343.
Miguel Hidalgo a su suegro doctor Juan Martínez, en Villanueva de Alcardete.
Cartagena, 4.VI. 1587
Aunque por las demás que he escrito a v.m. y cada día escribo con los navios de aviso que de
aquí van he respondido a las que v.m. me envió con los de Villanueva, quise referirlo aquí con el
gran deseo que tengo para contento mío que aproveche, ya v.m. sabe la ocasión y fundamento
que me movió a casarme con doña Maña, que sólo fue demasiada afición de su bondad y cristian­
dad, con tantQs contrastes e impedimentos, así de mi padre como de v,m„ que tan desordenada­
mente hacia el oficio de padre para allegarle nada para su [remedio, todo lo miré y vi, y sólo su
persona quise y me obligó a posponerlo y recibirla por mujer el día que ella refiere por sus cartas,
y también pospuse lo que antes se me representaba que habla de hallar en esta tierra, que he visto
ya por experiencia que son treinta mil pesos en casamientos, y mil veces se me han ofrecido, pen­
sando que estoy libre y no casado, y hállome más contento por tenerla por mujer que si me hicie­
ran señor de toda esta tierra, y si un punto es menos, no me la deje Dios ver, y más entero cada día
este amor, porque de otra manera ya estuviera en las Charcas con mi hermano, y esperando me he
detenido por ver a v.m, y a ella aquí, que es la primera tierra donde se toma tierra en desembar­
cando y venido, tan fácil y de contento como todos los de esa tierra dirán largo, que aquí hemos
estado medio corral juntos. Y si esto me ha obligado a lo que he dicho y a tener tanto cuidado a
tener dinero, sin lo cual tan disgustosa y afrentosamente se vive, porque v.m. no le tendrá a en­
mendar la perdición pasada, y quitar de la cabeza vanidades y torres de viento. Y a suplicarse a
procurar alegrarlo y guardarlo que cosa es hacer fundamento en ese pueblo ni tierra, ni en la gente
de ella, que he tenido lastimado el corazón de los trabajos que mi señora doña Ana y doña María
me contaron, pasaron después de yo venido, que por no le tomar mayor no les refiero como se me
dijeron, y qué hombre de entendimiento hace pie donde asi le han tratado y no procura aplicarse
302 ENRIQUE OTTE

para no ver otro tal ya hubo de cuarenta años de salarios, que me envió v.m. a decir que, si tuviera
doscientos ducados que dejarles para comer, se viniera, malditos sean los doscientos ducados, que
juro a Dios que los he ganado yo aquí en un día sólo, y remíteme a los que de aquí van que lo han
visto, y los cuatrocientos ducados del salario de Madrid son millares los que aquí ganan dos o tres
cirujanos o boticarios, que médico no hay en tres meses que dura la flota. Ya no me quiero más
cansar en esto.
La tierra es la mejor del mundo, peligro no hay ninguno, en treinta dias se viene aquí, es
grande recreación venir por la mar. El señor Juan Gaseo, portador de ésta, va encargado de me
hacer merced de acompañar y mirar por v.m. en su venida, y dará orden para todo. Guíese por su
orden, que es mi principal y gran señormío, y aquí lo pagaré con fas setenas lo que por vs. mds.
hiciere. Lleva el seftor licenciado Pedro López doscientos pesos, cada uno es ocho reales y un
cuartillo, que así valían por ser partida de flota, que suele el peso yaler nueve reales. Otros dos­
cientos, como he escrito, se perdieron por tomar ¡os franceses, e ir apeligro sin flota. Envíelos pa­
ra que llegasen para algunas necesidades, enviara dos mil ducados, para que se emplearan en Sevi­
lla, no me atreví confiarlos de v.m., que es harta lástima por parecer de Delgado, y de otros de Vi-
Hanueva, que me dijeron que los jugaría por persuasión de los de ese pueblo. Harta pena me da
que de v.m. tal por lo pasado se sospeche debiendo regir a otros. Esta tierra es propia para v.m.,
que andan las barras de plata y oro bien al grueso, y aunque más se gaste, se tiene en poco. Yo no
quiero esa tierra ni verla, estando aquí, está tal que sí conmigo tuviera a doña María, más rico es­
toy que el rey. Aquí me tengo de velar, mediante Dios, y con lo que tengo en pesos para ella de
perlas y esmeraldas tuvieran algunos buen caudal para ser ricos, y esto es cierto, que soy amigo de
quedar corto. V.m. sín ruido, pues hay harto tiempo, saque sus licencias, pídalas doña María di­
ciendo que aquí tiene su marido, y dando información que de ahí llevará con testigos hartos de
vista, que son el señor Juan Gaseo y Pascual de Orea y el señor licenciado Pedro López, y dirán en
la información que tengo y gano bien de comer, abogado de esta ciudad, y darse ha luego, no lle­
garan a maestre y seBor de navio que no me conozca en Sevilla, y haga mucho favor, especial los
que van nombrados por esta cédula, que es bien para el regalo del navio. A doña María escribo
que venga, no saldrá de mi voluntad, y aquí dirán v.m. cuánta merced los ha hecho Dios, y verán
el contento que tenemos. La casa t e tendré aparejada para la venida con la flota, ni tienen que te­
ner ruido de gasto ninguno de'vestidos, que aquí hay harto acopo, sino allegar lo que tienen para
el camino, sólo tienen que gastar matalotaje, el flete aquí se paga y sin ruido al llegar, si algo le de­
ben a v.m., y venirse a Sevilla a posar adonde mejor le pareciere de los referidos en esa memoria,
que son mis amigos y conocidos vecinos de esa ciudad, no les faltará mucho favor, a quienquiera
que pregunten por mí de los indianos dirán de mí, y acudirán con todo favor, y el seftor Juan Gas­
eo hará lo posible con la voluntad que me lo ha prometido, y en recibiendo ésta por duplicado
v.m. me escriba su determinación, y venga en el pliego del señor Juan Gaseo, que aquí me han de
escribir, y al señor racionero he encargado por carta que envíe las cartas en los navios de aviso,
que cada hora podré saber de v.m., porque hay navio de aviso, y quedaré con gran deseo por sa­
ber luego del recibo de éstas y de su determinación. Plega a Dios yo los vea conmigo, como deseo,
que fácil es queriendo darme tanto contento de venir. A Rivera (?) y a todos los que vinieron del
corral he alojado en mi casa, y favorecido y dado dineros.
A mi señora doña Ana y doña María, que hayan ésta por suya. Y espero en Dios presto verlos
juntos aquí conmigo. Si mi señor quisiese venir, sería grande bien para él. A mi señora beata Orti-
ja con los demás que tengo obligación beso las manos muchas veces. De Cartagena, junio 4 de
1587
Miguel Hidalgo
El señor Juan Gaseo y los demás dirán cuánto ganará v.m. en esta tierra, y será tenido, y lo
mismo en Sevilla. Y en la flota que se gana mucho viniendo con amistad del general. Los señores
Cerdeñas son deudos del gobernador de aquí don Pedro de Cerdeña, cada día tramos (?) de ellos.
V.m. les dé mis besamanos, y traiga cartas, y lo mismo de su madre del gobernador de Madrid,
que vive en las casas del presidente de Indias, que son suyas, aunque es gran amigo mío, es bien
traerlas.
(Al doctor Juan Martínez, en Villanueva de Alcardete, tierra de Madrid).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 303

344.
Migue! Hidalgo a su novia doña María de la Cruz, en Villanueva de Alcardete.
Cartagena, 4.VI. 1587
Hermana mía;
Por escribir largo a vuestro padre seré aquí breve, aunque vuestras cartas nunca querría se
acabasen, que me dan tanto consuelo cuanto puedo encareceros. La muestra del corazón, que por
ellas me enviáis, me traspasa mil veces el mío. Yo os quiero más que a mi vida, y ninguna cosa del
mundo puede ser parte ninguna para disminuir este querer, y este amor es puesto por Dios, y así
espero en Su Divina Majestad veros presto conmigo, para vivir en vuestro compañía y en su servi­
d o, y en mi ánima, que con ese gran deseo estoy con todo el recogimiento del mundo, quitado de
todas ocasiones, que hay aquí hartas, y así os pido y ruego con el encarecimiento que puedo que,
pues está en vuestra mano quitarme de tanta pena, como siento con vuestra ausencia, y de ocasio­
nes para caer y ofender a Dios, que lo hagáis, procurando, como escribo, venir aquí, donde estoy
aguardando, que ni hay inconveniente ni peligro ninguno. El mayor es llegar hasta Sevilla, donde
estaréis con gran contento, harto más que ahí, y dárosle a venir con vuestro marido, que más que
a sí os quiere y desea. Que mil mujeres harto aborrecidas vienen aquí en busca de sus maridos, que
dieran harto por no verlas. Yo no espero otro bien, ni lo deseo en el mundo, sino veros conmigo, y
saldréis de las necesidades que habéis ahí tenido. No pongáis inconveniente ninguno, que me da­
réis gran pena, y será quitarme la vida y desacomodarme, porque, no viniendo y haciendo esta mi
voluntad, tengo de ir sólo a traeros; que será quitarme el tener mucha hacienda. Hasta venir aquí,
que es el primer puerto, es tan fácil que no se puede encarecer. Plega a Dios os vea conmigo, como
deseo. Estos señores del corral, que aquí han estado conmigo, os darán larga relación, y el señor
Juan Gaseo va encargado de haceros merced y dar orden en el viaje. No hay que hacer más gastos
del matalotaje en Sevilla, que el flete y lo demás aquí se paga. De Cartagena, junio 4 de 1587,
quien más que a sí os ama
Miguel Hidalgo
Ahí os envío doscientos pesos, como escribo con vuestro padre. Llévalos el licenciado Juan
López. Sólo tuve pesadumbre q uelo demás no llegase, por si teníades alguna necesidad.
(A mi deseada hermana doña María de la Cruz, en Villanueva de Alcardete, junto a Ocaña).

345.
Miguel Hidalgo a su suegro doctor Juan Martínez, en Villanueva de Alcardete.
Cartagena, 4.VI.1587
En las que envío con el señor Juan Gaseo va larga relación. Quise escribir por duplicado con
el señor Orea, portador, y también con el señor licenciado Pedro López, para que, si unas s? per­
dieren, vengan a manos de v.m. otras, que es el que lleva los doscientos pesos que envío, que aquí
le dí. Todos estos señores darán larga relación de lo que por acá pasa, y grosedad de la tierra, y
cómo me va, que es tan bien que, mediante Dios, en breve no me contentaré con treinta mil pesos,
y yo espero en Dios breve tenerlos. Mi hermano está en la mejor doctrina de las Charcas, muy
contento, y le va muy bien. No se puede encarecer la grosedad de esta tierra. Es propia para v.m.,
y así le quedo esperando con el señor Juan Gaseo, que me ha prometido no venir sin traer a vs.
mds. Es muy principal y muy señor mío. En Sevilla téndrá v.m, todo el favor del mundo, que no
hay ninguno de los maestres indianos que aquí han de venir que no me conocen, y harán mucha
amistad. Y el tiempo que allí estuviere, y en la misma navegación, tendrá v.m. harta mano, por­
que los médicos son aquí tan tenidos que admira, y sus ganancias, que no se puede encarecer. Co­
mo en otras tengo dicho, no hay necesidad de traer más del vestido de camino ordinario, que aquí
hay más que es menester. Luego que éstas lleguen, vaya v.m. recogiendo su hacienda, que será
harta poca en tantos años, que esto había de confundir a v.m. para no estar en esa tierra, donde
ha sido tan mal agradecido, si lo supiese conocer, como yo lo conozco. Aquí en una flota gana un
médico diez mil pesos. Nuestro Señor me deje ver a v.m, y a mi señora y dofla María como deseo,
que serán cumplidos mis contentos, que hasta verlo cuánta plata y oro hay acá y yo tengo no me
da contento. De Cartagena, junio 4 de 1587
Miguel Hidalgo
{Al doctor Juan Martínez, en Villanueva de Alcardete, junto a Ocaña).
304 ENRIQUE OTTE

346.
Miguel Hidalgo a su suegro doctor Juan Martínez, en Villanueva de Alcardete.
Cartagena, 4.VI.1587
Aunque en las que escribo con el sefior Juan Gaseo y Pascual de Orea doy larga relación de
por acá, quise escribir con el señor licenciado, portador de ésta, con quien envío doscientos pesos
de plata, que son a ocho reales y cuartillo de moneda de Castilla, suele valer nueve en tiempo que
no va la flota. El oro en está tierra y la plata sube y baja como las demás mercadurías. Es grande
grosedad las cosas de ella, que sdlo comprar reales a sus tiempos y vender hay quien se haga muy
rico las ganancias procedentes (?). Es propia tierra para v.m., y así le estoy esperando. El señor li­
cenciado dará larga relación de lo de acá, e irá a ese pueblo a verse con v.m., que meló ha prome­
tido, Vendráse v.m. con el seftor Juan Gaseo, que tan fácil como llegar a Sevilla, y quedo aguar­
dando. Plega a Nuestro Seftor sea con tanta salud y contento como deseo, que ninguno me da
cuanto por acá hay hasta ver este deseo cumplido. En Sevilla tendrá v.m. gran favor de mis cono­
cidos y de los de la tierra, a quienes he escrito para ello. De Cartagena, junio 4 de 1587
Miguel Hidalgo
(Al doctor Juan Martínez, en Villanueva de Alcardete, tierra de Madrid, junto a Ocaña),
(1.0. 2097)

347.'
Diego de Morales a su mujer Marina de Casares, en Las Palmas de Gran Canaria.
Cartagena, 1S.IX.1589
Señora:
Con ésta son dos o tres las que os he escrito y en todas os he enviado a decir que os vengáis,
porque estoy aquí bueno en Cartagena, y me va muy bien. Por vida vuestra, que lo más presto que
pudiéredes os vengáis vos y mis hijas y con vuestra tía doña Juana, porque haré cuenta que venís
con vuestra madre. Que yo gustara mucho de poder ir por vos, mas estoy acá tan embarazado con
mi hacienda, y hacienda de otros que tengo a cargo, que no me da lugar a poder ir por vos. Por vi­
da vuestra, que no deis lugar a que os escriba otra vez, sino que, vista ésta, os vengáis lo más pres­
to que pudiéredes, que aquí me hallaréis en Cartagena, porque no hay cosa que más desee después
de la salvación, que es veros por acá a vos y a mis hijos y a mi señora doña Juana. No se os ponga,
señora, nada por delante, pues sabéis el contento que recibiré de veros por acá. No os envió dine­
ros, porque podéis vender toda vuestra hacienda, pues tenéis poder mío para hacerlo, y veniros
con ello, y si pudiéredes venir con flota, venid, porque vengáis más segura y más acomodada. A
mis hijitas me abraza por amor de mi, especialmente a Beatriz, que es la lumbre de mis ojos. Y
con esto no tengo más que deciros, sino que quedo con salud y con mucho deseo de veros por acá.
Fecha en Cartagena, a 15 de septiembre de 89. El que más que a sí os quiere, vuestro marido
Diego de Morales
(A mi deseada mujer doña Marina de Casares, en la Gran Canaria, en la ciudad rea! de Las
Palmas, junto al fiscal de la inquisición). (I.G. 2065)

348.
El bachiller Jiménez Cuadrado a su cuñado Alonso de la Torre, en Belalcázar.
Cartagena, 28.IV.1590
Sebastián, hijo de Clara Jiménez, me trajo una carta suya, y me holgué de saber de su salud y
de la de mi hermana, y de lo que en esos negocios del puerto habían pasado. El me ha contado lar­
gamente lo que ha habido acerca del patronazgo, y pues Nuestro Señor quiso llevarse a nuestra
hermana, no quiero que Diego de Medina goce más de mis casas, sino que se arrienden, y le echen
de ellas. Al padre Morgado le escribo sobre ello, y lo que valiere el alquiler se dé a mi tía Marina
Morillo, y tendrán cuidado de acudir al padre Morgado, para que lo haga, que por hacerme mer­
ced tendrá este cuidado. Mucho me holgué le diese los ochenta pesos Alonso de Benavides; él lo
hizo como me lo prometió, y yo fié de él. En esta flota envío con Gaspar de Perales, mercader,
grande amigo mío, ciento y cincuenta ducados, de los cuales envío dos conocimientos para que se
cobren. Va pagado de esto los derechos y averías y de todo lo demás que podía pagar. Y así se los
ha de dar sin faltar blanca, como lo dicen los conocimientos. Estos envío, porque me escribió está
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 305

imposibilitado para poder venir. Con esto se despachan luego, y gastarán lo que fuere necesario
para su venida, la cual pongan por obra luego y se vengan, porque lo deseo mucho. Gaspar de Pe­
rales lleva muy encomendado y encargado, si hubiere menester alguna cosa más para su venida, lo
dará. Y así acudirán a él cuando se vengan a Sevilla, que él lleva orden mía de ayudarles lo que
fuere menester. Y esto se haga en esta primera flota. Y pues saben, como se lo tengo avisado, que
yo no puedo ir a España, porque, como eché la mayor parte de mi hacienda en casas y otras que
labré, no me es posible venderlas, si no es con mucha quiebra de lo que me han costado, y demás
de esto parece que ya yo estoy aquí asentado, y me hallo bien. Deseo, hermano, verle aquí con mi
hermana, tanto que me parece que no los he de ver. Y aquí no tengo ningún pariente, aunque ten­
go muchos amigos, y tengo necesidad de persona que mire por mí hacienda y por mí; porque estoy
cansado, y querría quitarme de cuidado. Sebastián es muchacho, y no es para lo que yo lo he me­
nester. Tiene dos negros, que andan a jornal. Parece virtuoso, no sé lo que será delante.
Podrán vender el colmenar, porque no es hacienda para dejarla encomendada a nadie, y re­
cogerá lo que más pudieren, para emplearlo. Y si pudiere traerse consigo alguno de los hijos de mi
prima Marina Sánchez, lo procuren, cuando saquen licencia en Madrid. También la pueden pro­
curar para él, y si sus padres no tuvieren que darle para el viaje, ayúdenle en lo que pudieren, Y le
ruego no me escriban con ninguno de Belaicázar, porque me tienen tan enfadado y cansado, que
aunque el hombre hace lo que puede por ellos de tenerlos los ocho y los quince días en su casa, son
tan desvergonzados algunos que piensan estarse un año, y si les digo algo, se enojan de manera
que recibo pesadumbre, y para quitar esto no hay para qué encomendarme a ninguno. Tenga
cuenta con tiempo de acudir a Sevilla y de hacer el despacho y lo que han menester, y acudir a Mi­
guel Hurtado y al señor Perales, como tengo dicho. Y no envío más de esos ciento y cincuenta du­
cados, porque no ando muy sobrado de dineros. Que con aquella venida del inglés perdí mucho,
porque me derribaron unas casas, y me cupo una buena cantidad de lo que se le dio, y aún tomé
parte de ello prestado, y lo he ido pagando, porque le certifico me costó más de nueve mil pesos la
burla. Y por esto no envío a mí tía nada; hacerlo he con la primera flota.
A todos les beso las manos, y al señor Juan de la Torre, su padre, y a mi hermana me enco­
miende, y le diga no reciba pena de dejar su tierra y. deudos, pues viene con él y a estar en nú com­
pañía, que, placiendo a Dios, acá nos avendremos bien. Cristo con todos. De Cartagena, y de
abril 28 de 1590
el bachiller Jiménez Cuadrado
(A Alonso de la Torre, mi cuñado, en la villa de Belaicázar). (I.G. 2099)

349.
Alonso de Trujillo a su hermana Francisca de TrujUlo, en Cádiz.
Cartagena, julio 1590
Con Antonio de Salas, un perulero, escribí a v.m. largo, y le supliqué, si algo más de lo que
tengo enviado fuese menester para su venida de v.m., se lo diese. El cual, creo, lo haría, y asi es­
toy aguardando a v.m. en la flota, y no escribiera sino por la brevedad que con estas zabras lleva­
rá ésta, y para tornar a advertir que ya le he escrito que estoy tan arraigado con la huerta que com­
pré y otras haciendas de raíces, que no me es posible salir por ahora de aquí, ni acudir más de a lo
que he dicho, por haber quedado tan empeñado en la compra de estas haciendas. Será Dios
servido que con el fruto de ellas pasemos honradamente, y nps dé Dios para que casemos a Isabel,
A v.m. no se le ponga nada por delante, sino véngase luego, y si acaso no le diere el señor Salas lo
que prometió, aunque se empeñe para este efecto, no importa, que yo lo pagaré todo luego que
v.m. llegue, Dios mediante. El cual guarde a v.m. largos años, y la traiga con bien con esos niños,
a los cuales me encomiendo, y Nuestro Señor, etc. De esta su casa de Cartagena, sábado y de julio
de 1590 años, su verdadero hermano
Alonso de Trujillo
(A mi hermana Francisca de Trujillo, viuda, mujer que fue de Juan Rodríguez Bejarano, en
Cádiz). (I.G. 2100)

350.
Jusepe Díaz a su hermano Esteban Díaz, latonero, en Jerez de la Frontera. .
Cartagena, 1 Vil I59Ó
Hermano Esteban Diaz:
Acabado yo de llegar a Nombre de Dios me dieron una carta con otras, y era de v m , en la
306 ENRIQUE OTTE

cual me da relación de la muerte de nuestra hermana y del trabajo de mi hija. Todas esas cosas
vienen por la mano de Dios, y pues El lo hace, hágase aquello que le fuere servido, que hay mucha
razón que no salgamos de su voluntad. Envíame v.m. a decir que estoy bien amancebado. Supli­
cóle a v.m. que le dé al que le llevó las nuevas unos borceguíes por el regalo que me hizo, que no sé
yo quién tiene gana de congraciarse por allá, que cierto que no hago obras a los de esa tierra para
que vayan a dar esas buenas nuevas a v.m.; mas no importa, que yo hago lo que puedo. Envíame
v.m. a decir del dinero de Jaén; cierto que io hace mal, y para que v ,m. se informe, ahí va Ortiz, el
platero, que es yerno de Juan Sánchez, el herrero, que delante de él se los di, y el se lo dirá. Y el no
enviar dineros con el alférez Palomino fue, porque no me han querido firmar una libranza, que,
cierto, que era de ochenta pesos, y la daba por sesenta, para que me dieran el dinero, y como era
al partir de flota, no hallé.
Hermano, ahí va en la nao capitana, que es de ella el maestre Pedro Rodríguez, cien pesos de
a ocho. Esos podrán a mi mujer, tfara que con ellos aliñe de venirse con v.m. o con alguno de sus
hermanos. Y si es posible me traiga la herramienta de mi oficio, que allá quedó, y lo demás lo ven­
da todo, para lo que hubiere menester, que el flete acá lo pagaré yo. Y cuando algunos de sus her­
manos no pudieren venir, v.m. me hará merced de hacer alguna cargazonsita, y venirse con ella. Y
cuando esto no pudiere ser, v.m. la encamine con el más cercano pariente, porque venga a toda su
honra, y con esto quitaremos el decir de ruines. Porque cuando no, iré yo por ella. Mas yo entien­
do que aliñándolo v.m. vendrá, porque estando ella acá me valdrá y ahorraré muchos ducados,
porque yo tengo las herrerías del rey, nuestro sefior, a mi cargo, y soy artillero mayor, y demás de
ésta tengo muchos provechos en mi oficio.
La señal que lleva el lienzo donde va el dinero es una cruz a este talle de ésta que queda aquí.
Lo que ruego que regale a nuestra madre, y a la beata nuestra hermana, que bien crea que, si v.m.
viene y mi mujer, no dejarán de tomar pesadumbre, pero que yo prometo, sí v.m. no viene, de
con toda brevedad posible, venido que haya mí mujer, que, aunque no sea sino con mediano des­
canso, volver a España,
A todos dará mis encomiendas, y a nuestra madre, que no tome pena y que ruegue a Dios por
mí, Y porque no es para más, Nuestro Señor le dé salud y a la señora mi hermana. A mi mujer no
le escribo, ni a mi madre, porque escribiendo a v.m., a entrambas escribo, Y de Cartagena, de
Tierra Firme, a primero día"del mes de julio de mil y quinientos y noventa, su hermano
Jusepe Díaz
(A mi hermano Esteban Díaz, latonero, en la calle de la cansería (?), en Jerez de la Frontera).
(l.G. 2099)

351,
Diego de Saldaña a su mujer Agueda Martínez, en Villanueva de A ¡cárdete.
Cartagena, 8.Vil. 1590
Persuadido de la grande obligación y deseo que tengo de serviros y gozaros, siquiera este últi­
mo tercio de la vida en retorno y satisfacción de lo mucho que os debo, salí de Potos! antes de aca­
bar de cobrar lo que llevé del reino de Quito. Pareciéndome perdía flota y tiempo, con intento de
traeros a tierra de promisión y sacaros de tantos años de purgatorio, me vine por la vía de Quito
con intento de llegar a esta ciudad a tiempo de partida de galeones. Y aunque hice lo que fue en
mi, me faltó tiempo. Fueme forzoso hacer alto en Santa Fe del Nuevo Reino, aguardando la parti­
da de esta flota, donde a pocos dias como allí llegué tuve nuevas de imo de esa tierra cómo mi hijo
Diego estaba en esta ciudad, y por mis cartas y su diligencia supo de m£ y subió adonde me halló
en Santa Fe. Quereros significar el contento que recibí con verle no lo sabré decir, creo de él me
pagó en buena moneda mi deseo, y así dentro de dos meses como nos vimos partimos para esta
ciudad con tanto deseo de conseguir el viaje como tengo de mi salvación. Aunque estoy temeroso
no me habéis de creer por el poco crédito que mis obras han granjeado con vos. Pero a Dios, que
nada se le esconde, pongo por testigo de mi verdad, a quien suplico os persuada a que creáis de
mi. Os he pagado con verdadero amor y deseo del alma de volver muchos años ha, sino que mis
pecados han sido causa que yo no gozase de todo mi bien. Y lo que más me llega al alma es que
haya yo sido causa para padecer tantos trabajos la que nunca sus obras ios merecieron. Espero en
Dios será servido no mirar a mis grandes miserias, sino a quien es, y a vuestras lágrimas, que creo
que con ellas me habéis rescatado muchas veces de cautivo, y que han de ser medio eficaz para que
yo os vuelva a ver, servir y gozar. Plega a Dios por los merecimientos de su pasión y por la limpia
concepción de su santísima madre, abogada y Señora Nuestra, me deje ver tan dichoso día, ya que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 307

no ha sido servido que yo hiciese este viaje para mí tan deseado. Y las causas que lo han impedido
son que, llegado a esta ciudad, tres días después del señor San Juan, tiempo de haber salido la flo­
ta con sazón, aún no eta bajado de Lima el virrey, que va por general de esta flota, y llegado que
fue a esta ciudad, halló pliego de su majestad, del cual se entiende, sin duda alguna, ha de inver­
nar la flota en La Habana por salir de este puerto tarde, y porque su majestad avisa cómo han sa­
lido sesenta galeones de armada de ingleses para dar con nuestra flota y robar La Habana. Y con
invernar allí, ha parecido que el riesgo de aguardar la flota se excusa, y que, si quisiere dar sobre
La Habana a vuestra defensa con nuestra armada, y con este acuerdo salieron de este puerto dos
zabras con el tesoro de su majestad hoy ocho de julio, dejándose la flota poca y poco apercibida,
que no ha cansado poca flaqueza a los que estaban determinados a hacer este viaje, porque creo
que de cien hombres que habían de ir, se quedan los sesenta diciendo que no quieren en aflo de
tanto riesgo aventurarse, y que, aunque se libren del inglés, su majestad ha de tomar el dinero pa­
ra suplir parte de lo mucho que tiene a que acudir, y con esta confusión pasé algunos días y noches
como hombre sin entendimiento y atajado. Acordé hacer de ahí algunas misas al Espíritu Santo, y
aconsejarme con religiosos, devotos mios, en especial con fray Cristóbal Jurado, que es guardián
en esta casa del señor San Francisco, el cual como señor mío y deudo lo encomendó a Nuestro Se­
ñor, y con esto fue de parecer que no se echase toda la carne en un asador, sino que, pues Dios fue
servido de traer a mi hijo a tan buena coyuntura, fuese él a hacer lo que yo iba a hacer, en especial
habiendo allá otros dos hijos tan hombres como yo y que era disparate hacer otra cosa, por estar
las cosas con sombras de tantos riesgos, Y siendo como es mi intento traeros, y no vivir en tierra
que tan oprimidos viven los hombres con tantas alcabalas y pechos, que será imposible hallarme
ya en esa tierra, y si todo lo que pudiera decir acerca de esto y de lo mucho que se granjea en tro­
car esa tierra por ésta, faltara tiempo. Y así, confiado de la misericordia de Dios y que El lo guía y
encamina así, y que ha de ser para su servicio, acordé con vuestra voluntad que os animéis a hacer
este viaje, pues Dios fue servido de daros suerte tan buena para saber pasar trabajos con varonil
pecho, queráis hacer este viaje con buen ánimo, considerando que en cincuenta días de navega­
ción trocáis sayal por brozas. Y animéis a mi madre y mandes a vuestros hijos Francisco Caballe­
ro y Lucas y Ana no excedan un punto de vuestro mandado y de este parecer, ni se os ponga por
delante vuestra patria, pues lo que se debe tener por tal es donde se halla el remedio. Y placerá a
Dios que por vuestro gusto juntemos con qué poder ir a hacer dos mil ducados de renta, y enton­
ces no hay que temer pechos y alcabalas. Pero hasta entonces esto es lo que conviene, y mi volun­
tad ruégoos mucho sea la vuestra.
El señor doctor y estas señoras creo os escriben cuán acertado viaje será, y cómo ellos vinie­
ron con mucho contento y lo están, y cómo os quedan aguardando, para que todos nos vamos al
Perú, donde es tierra de regalo y contento, y provechosa para ganar de comer.
Para hacer viaje tan importante tendréis necesidad de sacar licencia de su majestad para mi
buena madre y para vos y vuestros hijos, sin que quede rastro de nadie por quien suspirar, y he­
chas las información« que conciernen veniros a Sevilla, teniendo noticia cuándo partirán galeo­
nes o flota,- y no venir de otra manera, y muy antes de partida llegar a Sevilla, para que haya tiem­
po de poderme obligar por algunos ducados, para ayuda a lo mucho que se ha de gastar. Diego
¡leva mi poder para ello, y el maestre del navio que lleva a Diego, que llaman Hernán Guillén, es
de los hombres honrados que hay en la carrera, y se obligará y saldrá fiador por todo lo que se tra­
jere. Y os traerá con mucho cuidado y regalo. Y os vendréis derecha a esta casa del señor doctor
Martínez, donde seréis de él y de estas mis señoras muy bien recibida, y, aunque me será forzoso
salir yo luego de esta ciudad para no comer de lo ganado, yo estaré en esta ciudad cuando la flota
llegue, siendo Dios servido. Y en esto no habrá duda, para luego salir a tierra más apacible que és­
ta, y de más regalo y menos calor, aunque es tierra sana, y donde con mediano gobierno se vive
con mucha salud. Y así estas señoras y el señor doctor la han tenido siempre, sólo les ha faltado la
presencia del licenciado Hidalgo, marido de mi señora doña María, al cual encontré en Lima, que
subía a Potosí, y hasta ahora no ha bajado, por no haber podido despacharse con su hacienda y
no dejarla como yo, de los que han bajado ahora en esta flotilla del Perú han tenido cartas y bue­
nas nuevas quedaba de camino y rico. Cuando Dios os traiga estará esta casa tan mejorada y con­
tenta con su buena venida que a todos nos alcance mucha parte.
Lo que debéis, señora mía, hacer es que, llegados a Sevilla, toméis un rincón de casa y vistáis
a todos muy honestamente de dos pares de vestidos, uno de camino y otro de fiesta, y a vos prime­
ro que a nadie. Y a mi madre con su monjil de bayeta negra, y otro de paño fino, y tocas en rosas
y de viuda principal. Pues sabéis que donde una persona no es conocida la hacen honra por el há­
bito. Y tener mucho cuidado de tener el dinero que hubiere en vuestro poder, y no dejarlo gastar
sin orden, sino considerar que, en faltando hasta la vida, Diego lleva con qué venir honrosamen­
te, y no lleva para dar a nadie un tomín, sino son ciertas encomiendas forzosas. Digo esto para
308 ENRIQUE OTTE

que desde luego se descuiden parientes que no Ies podréis favorecer en nada, ni traer a nadie más
de vuestra casa, que no haréis poco. Y si yo debo a mis deudos y vuestros como confieso les debo
amistad, yo tendré cuidado en otra flota de menos riesgo de se lo pagar, y no quedarles deudor, y
lo que yo quede debiendo yo lo enviaré como lo hayan sus dueños con menos riesgo del que ahora
hay. Bien creo que vuestros hermanos y mis tíos han acudido mucho a vuestras necesidades, y que
les debo mucho, no se aflijan por no ver el premio de su trabajo. Yo espero en Dios de la flota que
viene enviarles algo, aunque estoy admirado que de tantos deudos e hijos y mujer y madre en
veinte y tres años no haber tenido una carta, sino sola una de Francisco de Marcos habrá doce
años. No sé qué me diga, ni qué es la causa. Conozco la causa, mi poca suerte, y no merecer más
que con venir mi propio hijo no trajo un solo renglón de nadie. A mi buena madre os ruego ia re­
galéis mucho, y la traigáis sobre vuestros ojos. Y a mis hijos Francisco Caballero y Lucas de Resa
Lozano y a mi hija Ana Ies ruego mucho os vengan sirviendo y regalando con mucho cuidado.
Que lo que con vos, que sois todo mi bien, ellos hicieren, yo lo haré con ellos. Que no les quede a
deber nada. Y Nuestro Señor os traiga con bien y tenga de su mano, y os guarde, y me deje veros y
gozaros en compañía de mi-madre y todos mis hijos. De Cartagena, 8 de julio 1590 años, vuestro
marido, que desea veros más que vivir
Diego de Saldarte
(A mi deseada mujer Agueda Martínez, la Montera, en Villanueva de Alcardete, en La Man­
cha). (I.G.2100)
I

352.
Hernando López Calcinas a su mujer Mari Diez de Castro, en Sevilla.
Cartagena, 17.1.1591
Por ser el mensajero tan cierto como lo es el seftor Jerónimo Ruiz no quise dejar de escribir
estos renglones, y seré breve, por haber escrito en la flota muchas cartas y en ellas dado cuenta de
lo que se ha de hacer. Y asi digo que yo quedo aguardando en esta ciudad de Cartagena, aunque
con harta pesadumbre, porque quisiera yo ser el mensajero, mas por haber fiado la ropa que com­
pré a plazo largo, no pude irme ahora. Y así os ruego me perdonéis y con toda brevedad os ven­
gáis, porque perdemos mucho todo el tiempo que yo estoy fuera de mi oficio.
Señora, en todas las demás cartas os he avisado que, si el señor Francisco de Corquera no vi­
niere en la flota, por llevar negocios para la corte, y por este respeto no pudiere despacharse en
ella, procuréis vos venir en todo caso en ella, que ahi va el señor Jerónimo Ruiz, que me hará mer­
ced de acudir en todo lo que se ofreciere.
En la flota envié con Hernando Guillen doscientos y doce pesos y medio de oro de ley de 22
quilates y medio, para vuestro aviamiento, y también le di al seftor Francisco de Corquera una
olleta y un cubilete de plata y un platillo y dos cucharas y dos tenedorcillos, todo de plata, para el
viaje. También lleva el señor Jerónimo Ruiz otros cien pesos de plata; éstos son para que compre
un negro ó una negra, para que os vengáis sirviendo. Y si más pudiera enviar, más enviara, mas,
como digo, por haber fiado a largo plazo no puedo.
Yo quedo bueno, la gloria sea a Dios, y con más deseo de veros que de escribiros.
A mis hijas os encomiendo juntamente con todos los demás, y no ofreciéndose otro, Nuestro
Señor etc. De Cartagena, y de enero 17 de 1591 años, mi alma, de vuestro marido, que todo vues­
tro contento y bien desea
Hernando López Calcinas
(A Mari Diez de Castro, mujer de Hernando López Calcinas, en Sevilla).

353.
Hernando López Calcinas a su mujer María de Castro, en Sevilla,
Cartagena, 6.V. 1591
En todos los navios que de este puerto han salido he escrito avisando de mi salud, que la he
tenido y tengo, la gloria sea a Nuestro Señor, la cual deseo saber siempre la tengáis juntamente
con mis hijas, a las cuales os encargo mucho mires por ellas, y las regaléis mucho, para que ven­
gan con mucho regalo y contento a esta ciudad de Cartagena, adonde quedo aguardando. Y ruego
a Nuestro Señor os vean mis ojos con aquel contento que desea mi alma, para que este resto de vi­
da que nos queda lo pasemos con contento en servicio de Nuestro Seftor; que yo espero en Su Di­
vina Majestad que será asi, porque así se lo ruego yo muy encarecidamente todos los días, y así no
veo ya la hora de ver este día.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 309

Y asi os ruego, mi alma, que me aviséis de vuestra venida en el primer navio de aviso que ven­
ga, porque tengo ya deseada una carta vuestra, porque ha mucho tiempo que no he visto carta
vuestra.
Lo que os suplico- es que sea vuestra venida con brevedad y en la flota, y si acaso el señor
Francisco de Corquera no pudiere despacharse en esta flota, por llevar negocios para la corte, os
procuras vos despachar en todo caso, porque seria mucha pérdida de hacienda hacer otra cosa.
Y porque entiendo que en todo lo habéis de hacer como os lo tengo suplicado en todas las
cartas, no digo más, sino que Nuestro Señor me os deje ver con aquel contento que vos, señora,
deseáis y yo deseo, amén. De Cartagena, y de mayo 6 de 1591 años.
A todos esos señores beso las manos, y por les haber escrito muchas veces no les escribo aho­
ra. Vuestro marido
Hernán López Calcinas
(A María de Castro, mujer de Hernando López Calcinas, en Sevilla). (l.G. 2099)

354.
Martin Domínguez a su mujer Isabel de Fuentes, en Sevilla,
Cartagena, 26.V1I1.1591
Porque os tengo escrito largo y por muchas vías, y en todas os he pedido y rogado que os ven­
gáis con vuestros hijos, pues sabéis que yo no puedo dejar mi oficio, ni me dejan que yo vaya a
traeros, seré en ésta breve. Y sólo servirá de tornaros a pedir y rogar que por ninguna cosa dejéis
de venir en la primera flota que viniere, y sea por orden de Alonso López de Villar, mercader, que
vive a San Martin y va en estas fragatas, que es gran amigo mió, y sé cierto que acudirá a vuestro
aviamiento, como me lo ha prometido, y ha de volver en 1a flota. Y así le di mi poder para ello, y
para todo lo que hubiéredes menester os dará dineros a mí cuenta, como me lo prometió. Y mira
que no dejéis de venir a gozar de muchos regalos que aquí tenéis, y no queráis pasar tantos traba­
jos y miserias como pasáis, por no pasar los cincuenta días en la mar. No quiero en esto ser más
largo, porque ya os lo he dicho tantas veces, que ya será trabajar en balde, si vos no queréis venir
de vuestra voluntad a verme, y que acabemos lo que nos queda de vida juntos, pues sabéis cierto
que yo no puedo ni me dejan salir de aquí.
Mi hermana os torna a rogar y pedir que os vengáis en esta ocasión, y creo os escribe y dice
que no dejéis de venir por orden de Alonso López, que le ha prometido de traeros y a vuestros hi­
jos con mucho regalo de todo lo que hubiéredes menester, y no faltará en nada, porque es hombre
honrado, y tanto como lo podréis saber en Sevilla, donde es bien conocido, aunque vos no lo co­
nocéis.
A los muchachos mi bendición, y a cada uno sendos abrazos, y Dios os me deje ver con tanta
salud y contento como deseo. De Cartagena, 26 de agosto de 1591
, Martín Domínguez
(A Isabel de Fuentes, mujer de Martín Domínguez, en Sevilla), (l.G. 2100)

355.
Andrés de Medina a su hija Catalina de Medina, en Sevilla',
¡ Cartagena, 13.IX.1592
Por carta de vuestro cuñado Alonso de Mata supe la míierte de vuestro marido, que me dio
harta pena» Dios le tenga en el cielo. También me avisa que quedastes pobre, y que él y vuestra
hermana os ayudarían todo lo que pudiesen. Ahora recibí otra de mi yerno Alonso de Mata, en
que me avisa os habéis tornado a casar con un hombre muy de bien, aunque pobre. Yo me holga­
ra en el alma de hallarme de manera que os pudiera socorrer vuestras necesidades, pero sabe Dios
que no he podido hacerlo esta flota, que, aunque para enviar a vuestro cuñado cien pesos de unos
libros que me envió aquí, que los fié a un hombre del reino, sabe Dios lo que aún debe.
Lo que a mí me parece es, pues conocéis esta tierra, y allá tenéis tanta pobreza, queriendo
vuestro marido, os vengáis acá, que aquí podré os ayudar y comeremos todos de lo que hubiere. Y
pues vuestro marido es oficial, aquí ganará de comer mejor que en ninguna parte.
Yo escribo a mi yemo que, si os determináredes de venir, que os dé a mí cuenta cincuenta du­
cados para ayuda de despacharos, que hoy se los enviaré con lo que le queda acá de los libros. Yo
entiendo que lo hará. Y los fletes concertarlos a pagar aquí, que yo ios pagaré. De lo que determi­
náredes me avisaréis, aunque yo mucho más quería que os viniésedes luego, porque no padeciese-
310 ENRIQUE o r r e
des allá tantos trabajos. A vuestra hermana María de Medina me encomendad mucho, que sabe
Nuestro Señor que me holgaré de que ella y su marido y mis nietos se vinieran también acá, por­
que estuviéramos todos juntos. Y por no saber el nombre de vuestro marido, no le escribo, que
haya ésta por suya. Mi mujer os besa las manos, y está con gran deseo de veros. De Cartagena, y
de septiembre 13 de 1592 aflos
Andrés de Medina
(Para mi hija Catalina de Medina, en casa de Alonso de Mata, librero, en cal de Genova, en
Sevilla). (1.G.2101)

356.
Juan de Mercado a su mujer Marta de Cárdenas, en Sevilla.
' Cartagena, 20.VI. 1596
Una vuestra recibí, con la cual me holgué en extremo en saber que Nuestro Señor os había
alumbrado, y quedábades con salud y vuestro hijo que paristes y Juana, Dios os la dé siempre y os
me deje ver, que es las cosas que más deseo yo.
Recibí la carta día de San Juan de Portalatín, y es verdad que luego hice traer dos toros con
cuerda a mi calle, y me regocijé con la vecindad, que no hubo otra falta más de vuestra presencia.
Y el pareceros que por cosa nueva me avisáis que Luisico es muy hermoso, no hay para qué
avisármelo, que bien sabía yo que, siendo cosa vuestra, no había de ser sino muy lindo; Dios os lo
deje gozar y lo guarde para su santo servicio. Yo estoy muy agradecido a Herrera y a Velázquez y
a los demás que me escribís que os han acudido, y en lo que yo pudiere se lo serviré.
En la nao capitana van registrados den ducados de Castilla para vos, que supláis lo que hu-
biéredes menester; yo holgara ser el mensajero. A mí me ha parecido que en esta ciudad voy ga­
nando de comer, y ganaré mucho más estando vos conmigo, y así, hermana, por vida vuestra, que
no recibáis pesadumbre, sino que os aprestéis lo mejor que pudiéredes con todos los regalos posi­
bles, para que comáis en el camino y vuestros hijos, y os vengáis en el navio o navios que os pare­
ciere, mejor de que os puede avisar vuestro compadre Vicente Orsuchi, que todo lo que vos con-
certáredes o todo lo que gastáredes y hubiéredes menester yo lo pagaré en la misma hora que lle-
gáredes aquí, y no reparéis en venir a vuestro gusto, aunque os cueste cien ducados, que en más
estimo yo el venir vos bien acomodada que todo lo que puede costar. Y no traigáis ropa de volu­
men, sino una caja o dos de vestidos y ropa blanca, porque lo demás costará más el traerlo que
acá vale y el dinero que envío, lo que hubiéredes menester luego. Y ahí le envío a decir a vuestro
compadre que os acuda con ello prestado, mientras se saca de La Contratación, las encomiendas de
mi tío Andrés Bautista y de Hernando de Torres y de Juan Esteban. Envío registrado al dicho An­
drés Bautista, para que los reparta lo de ellos dos, y lo de Juan Esteban pague en su nombre a Lá­
zaro Jiménez, porque le está a él mejor no correr el riesgo. Envío a decir esto, porque no os vayan
con cuentos diferentes.
A mi padre y a mi madre y a mis hermanos y a todos los demás vecinos y amigos beso las ma­
nos mil veces, y encomendadme a Juanica y a Luisico, y dadle a cada uno un abrazo por mí, que
yo me holgara harto hallarme donde pudiera dároslos a vos y a ellos. Yo quedo con salud, que
Nuestro Señor os dé siempre en compañía de vuestros hijos, amén. De Cartagena, y de junio vein­
te de mil y quinientos y noventa y seis años, vuestro marido
Juan de Mercado
Escribidme en las cartas «A Juan de Mercado, gorrero, en las cuatro calles», porque vivo
allí. A vuestro compadre envío todo lo procedido de su hacienda, y cuenta y razón muy buena, y
va registrado en tres navios, y he trabajado como sí fuera la hacienda mía, y mucho más. Dígoos-
lo porque le he hecho cortesía en la encomienda, que, habiéndole de llevar cinco por ciento, no
le llevo más de dos por ciento, por ser nuestro compadre. También os hago saber cómo Lopillo
está bueno, y tiene deseo de veros en esta tierra, y os besa las manos.
El señor Alonso Romero y la señora Leonor Núñez os besan las manos, y os ruegan mucho
que no dejéis de veniros, por vuestra vida, porque os irá acá muy mejor, y estaréis muy regalada,
y la señora Leonor Núñez os ruega mucho le traigáis una imagen de Nuestra Señora de bulto para
vestido. Y por vuestra vida, que no os dejéis de venir de ningún género, y que no se olvíde de
traerla, y mira que os lo torno a rogar, que no os dejéis de venir, aunque cueste lo que costare.
(I.G. 2103)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 311

SANTA MARTA

357.
Francisco González de Castro a Diego Jiménez y Juana González, en Trujillo.
Santa Marta, 3.11.Í568
Muy magníficos señores:
Esta será para hacer saber a vs. mds. cómo, loado Nuestro Señor, yo estoy bueno de salud,
aunque cansado de trabajos, que por acá no faltan, aunque, loado Nuestro Señor, siempre sali­
mos de ellos con honra; plega a El que todo sea para servirle.
Señores, recibí sus cartas, y por ellas vi estar vs. mds, de salud, de lo que me holgué mucho,
aunque de sus trabajos y necesidades me pesó. Yo hubiera hecho lo que ahora, sino que el tiempo
y por las causas en que he andado no me ha dado tanto lugar a dio como yo quisiera. Ahí os envío
un pedazo de oro de ley de veinte y tres quilates y un grano, que pesa ciento y cuarenta y cinco pe­
sos, que he echado la cuenta a lo que allá valdrá serán doscientas y treinta coronas. Esto recibirán
vs. mds. para ayuda a casar sus hijas, y ruegen a Nuestro Señor me dé salud y deje acabar en su
santo servicio, que yo me acordaré de ellos cada vez que pueda; éstos los lleva un vecino de Carta­
gena, que es acá mi vecino, y está en Sevilla para venir acá en la primera flota, que Dios salve. Es­
críbanme con él cómo lo recibieron y cómo allá están de salud.
Decíanme vs. mds. en sus cartas que, si quería, me enviarían acá un hijo suyo y mi sobrino.
Por cierto yo me holgaré de ello por tener acá conmigo a quien deje la miseria que tuviere, si me
alcanzar por días, aunque, si ha de salir tan travieso y enemigo de mi condición como el de Fran­
cisco Garda que acá vino, más querría que no vieniese, porque a éste ni le veo ni sé donde se anda,
ni trae otro oficio sino jugar y bellaquear, que ni cartas mías ni ruegos de Juan de Castro, que está
allá adonde reside, le pueden hacer que se acuerde de enviar algola sus padres, pues para jugar no
le faltó. Si vs. mds. me enviaren su hijo, tráiganle a Sevilla, y en'jrtguenle a éste a Juan Antonio,
que digo que éste le pasará acá, y traerá adonde yo estoy, siendo Nuestro Seftor servido, y envíen­
me con él dos docenas de pemiles» que sean buenos, y tres o cuatroarrobas de quesos de la tierra,
y, traído a Sevilla y puesto todo en una caja se entregue al mismo Juan Antonio, porque él es tan
señor y amigo mío que hará esto y mucho más por mí.
No se ofrece acá otra cosa que les hacer saber a vs. mds. Nuestro Señor guarde y en muy gran
estado acreciente sus muy magníficas personas con lo mucho que merecen y yo, su hermano, lo
deseo. De Santa Marta, hoy cinco de febrero de este presente año de mil y quinientos y sesenta y
ocho años, besa las manos a vs. mds.
Francisco González de Castro
(A los muy magníficos señores Diego Jiménez y Juana González, su mujer, en la ciudad de
Trujillo, en los portales de la plaza, en Extremadura). (I-G. 2083)
312 ENRIQUE OTTE

MOMPÓS
358.
Benito de Ortega a su mujer Elvira de León, en Llerena.
Mompós, 13.VU.1604
Hermana mía de mi corazón:
No sé qué es la causa de haberos olvidado este año de escribirme. Yo sé que no os habéis olvi­
dado, porque he hecho yo mucha diligencia, y no he podido ver persona de esa villa, y ésta es la
causa que me parece a mí no haber tenido cartas. V para quitar este cuidado y de tanto trabajo, y
porque es cosa que me conviene, tengo determinado que en todo caso vengáis en compañía de do­
ña María de Heredia, que su madre os encargará a ella; dende acá dice su marido, que ahora va
por ella Alonso López de León. Si caso fuere que viniéredes, no habréis menester más de poneros
en su compañía, porque acá he de pagar yo lo que ellos dijeren. Y para vuestro trato que vengáis
como quien sois vestida, os envío ochocientos reales, y si no viniere, y hallárades otra comunidad
que sea tal, venios, porque os tengo de estar aguardando en el puerto de Cartagena, y hace por
traer en vuestra compañía a mi sobrino Juan, que el señor Alonso López lo traerá por paje, como
de acá le he encargado. Y procura de venir lo más bien aviada que pudiéredes, y si no viniéredes,
desengañaos de una cosa, que tengo muy mala gana de ir allá, que en las Indias no se negocia co­
mo los hombres quieren, que hoy están ricos y mañana pobres. Que de un año a esta parte me ha
costado el querer ser mercader poner mi dinero en confusión, que no sé cómo lo cobraré, con casi
todo perdido con un negro que se me murió, y unas cámaras de sangre que tuve. De dos mil pesos
que tenía rio tengo hoy quinientos, y esos no sé si los podré cobrar. Mas yo confio en Dios que los
cobraré. Y teniendo salud, como, bendito sea Dios, la tengo, no temo a nadie, que mejor me sale
acá el trabajo que no allá.
Y con esto Nuestro Señor me os guarde, para que mis ojos os vean. De Mompós, a trece días
del mes de julio de mil y seiscientos y cuatro años, vuestro marido, que veros desea
Benito de Ortega
(A mi hermana Elvira de León, en I.lerena). (1.0.2106)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 313

TAMALAMEQUE

359.
Juan de Camargo a Juan de Camargo Sanabria, en Uerern.
Tamalameque, I7.IV. 1573
Señor hermano:
Esta dará aviso a v.m. de cómo yo he tomado nuevo estado, y me he casado con una señora
viuda, hermosa, principal y rica. Llámase doña Catalina de Aranda, es muy a mi voluntad, y me
regala mucho. Tiene una hija de doce años, llámase doña María, y tiene cinco mil pesos de oro.
Tengo dada palabra de casarla con Juan de Camargo, mi hijo mayor, luego que llegue a esta ciu­
dad. Conviene que luego, sin falta ni ninguna excusa, se me traigan o envíen todos mis hijos, por­
que a todos los tengo remediados, que vale mi hacienda y la que tengo a cargo de cuatro sobrinos
de mi mujer más de veinte mil pesos, y tres pueblos de indios que rentan dos mil pesos cada un
año, y también holgaría que v.m. o un hijo suyo, el mayor, viniese con ellos, que todos se reme­
diarán por acá, y esa hacienda que allá tenemos se venda, y vengan bien aderezados esos niños
con moderación, y el resto empleado en lo que el señor Gonzalo Pantoja, que ésta lleva, dijere co­
mo hombre que sabe esta tierra, y dará cuenta de todo. Y en esto no haya falta para la primera
flota, porque por momentos los estoy esperando, y vengan a Cartagena a casa de Francisco Mar­
tínez, escribano mayor de gobernación, o a casa de Lorenzo Martín, padre de Francisco de Alba,
escribano, que allí serán recibidos, de donde se me dará aviso, para que yo vaya o envíe por ellos.
Al señor Bernardino de Camargo y a esas mis señoras hermanas tengan ésta con las demás
por suyas, porque ya yo me despido por estos diez años de ir a Llerena, si Dios no provee otra co­
sa. El cual guarde a v.m. y a esas mi señoras hermanas y sobrinos y al señor Bernardino de Ca­
margo muchos años, como vs. mds. lo desean y merecen. De la ciudad de San Miguel de las Pal­
mas de Tamalameque, y de abril 17 de 1573 años, muy magnifico señor, besa a v.m. las manos su
hermano y cuñado
Juan de Camargo
(AI muy magnifico señor Juan de Camargo Sanabria, escribano de su majestad y de secues­
tros de inquisición, en Llerena, en el maestrazgo de Santiago de la provincia de León. Vive junto a
la fuente pellejera).

360. ;
Juan de Camargo a sus hijos Juan de Camargo y Francisco y Diego de Camargo, en Llerena.
Tamalameque, I7.IV.1573
Deseados hijos míos:
Después que escribí los despachos que con ésta van en la ciudad de Cartagena, os escribí otra
carta desde la villa de Mompós, que es en este río grande de la Magdalena, dándoos aviso de que
allí era escribano de gobernación y del cabildo y escribano del despacho de las canoas que bajaban
y subían al Nuevo Reino de Granada, la cual os escribí con el señor Gonzalo Pantoja, que asimis­
mo lleva ésta y los demás despachos. Después de esto, como hombre que no he tenido asiento tan­
to tiempo ha, acordé de tomar nuevo estado, y así, a gusto de toda esta tierra y de mis amigos, me
he casado en una ciudad que se dice San Miguel de las Palmas de Talameque, en este río grande,
con una señora muy principal, viuda y muy hermosa y honesta y muy honrada y rica. Tiene una
hija, ella se llama doña Catalina de Aranda, y su hija doña María. Esta niña tiene edad de doce
años, y su madre puede tener veinte y siete. Vale lo que tiene esta niña cinco mil pesos de oro.
314 ENRIQUE OTTE

Tengo dada la palabra de casarla con Juan de Camargo, que es el mayor de vosotros, en viniendo
que seáis llegados a esta ciudad.
Asimismo me han entregado una tutela y curadoría de cuatro sobrinos de esta mi mujer, dos
hombres y dos niñas. La una de ella se llama doña Francisca Vázquez, y es de edad de trece años,
y es asimismo rica, la otra niña es de tres años, y los dos muchachos el uno es de diez y siete años,
y el otro de doce. Son muy ricos, y todos de muy buena generación. Vale lo que tienen más de
veinte mil pesos, y demás de esto tienen tres pueblos de indios, que rentan cada un año más de
otros dos mil pesos, délos cuales y de sus hacienda tengo su administración. Conviene que, sin
poner excusa ninguna, por la orden que más convenga para la primera flota que de España vinie­
re, os vengáis todos a Cartagena a casa de Francisco Martínez, escribano mayor de gobernación,
o a casa de Lorenzo Martin, padre de Francisco de Alba, escribano público. Que en cualquiera
parte de éstas seréis recibidos, y de allí me avisaréis, para que yo vaya o envíe por vosotros, o ven­
gáis a esta ciudad, y no hagáis otjra cosa, porque a todos os tengo remediados con el favor de
Dios, el cual os traiga con bien. La hacienda luego se venda, y venid todos bien aderezados con
moderación, y el resto de la hacienda venga empleado conforme a lo que el señor Gonzalo Panto-
ja os dijere. Y si vuestro tío Juan de Camargo acordare venir, venga, y haga lo mismo, y si no vi­
niere, envíeme a su hijo Juan de Camargo, mi sobrino, que yo miraré por él, y tendrá remedio, y
no haya falta en lo que digo, sino que en todo caso vengáis todos, porque yo ya me despido de ir a
Llerena en estos diez años, si Dios no permite otra cosa. Dios os tenga de su mano, y os traiga con
bien, como yo deseo. De la ciudad de Tamalameque, y de abril diez y siete de 1573 años, vuestro
padre, que todo vuestro bien desea
Juan de Camargo
(A mis deseados hijos Juan de Camargo y Francisco y Diego de Camargo, en la villa de Llere­
na, en Extremadura, maestrazgo de Santiago, y en su ausencia a Juan de Camargo Sanabria, es­
cribano, o a Bernardinó de Camargo, su hermano, clérigo). (I.G. 2086)

361.
María Baiin de Espelela a su hijo Pedro Rodríguez de Medina, en Jerez de la Frontera.
Tamalameque, 25.IV. 1575
Muy amado y deseado: hijo mío de mi corazón:
Otra le tengo escrita, dándole aviso de lo que por acá pasa. Seré en ésta breve, y porque son
cartas, y podrá ser, porhaber faltado mi buen marido, que sea en el cielo, no haber tanto cuidado
de dar mis cartas, diré en ésta la sustancia de la otra. Y es cómo por mis pecados me llevó Dios a
mi marido, Juan de Espeleta, vísperas de Todos Santos. Quedé la más triste y desconsolada mujer
del mundo. Y después de su muerte me han venido tantas pérdidas y desgracias, que se me huyó
una partida de negros, que valían cuatro mil pesos, y mataron un cristiano. Y la más parte de la
hacienda estaba en el reino, adonde él murió, y se han alzado los acreedores con ella. Como soy
mujer, todo se ha perdido, y hanme remanecido más de diez mil pesos de deudas. Sólo me queda
para mi consuelo su buena muerte, que murió como un apóstol, y supo la hora que había de mo­
rir. Tengo necesidad que un hijo de los suyos, el mayor, venga en el primer navio o carabela que
viniere, porque, según me ha llegado esta tan grande desdicha y pérdida, creo será mi vida poca, y
como en la otra tengo escrito, traia poder suyo, para que, si me muriere, cobre lo que le quedare.
No puedo escribir con lágrimas, considerando que pensé ir a acabar mis días entre ellos, y ahora
por mi gran desdicha estoy tal que, si Dios no me sustentase un poco mí vida, y no oso representar
aquí lo que siento por no acabarme la vida que, en tomando la pluma y considerando lo que dicho
tengo, van en cada carta más lágrimas que letras, en pensar que, si Dios no me provee de vida, no
los veré más. En la otra escribí que se informe el hijo y yerno suyo de Francisco de Nova si le con­
viene venir acá, y de la calidad de la tierra y de todo, lo demás, y si le cuadrare venir acá será para
mí un consuelo, y no deje de venir mi hijo y suyo, el mayor, y esto no haya falta, porque solo con
este consuelo y esperanza me sustentaré. El vino que me envió y pasas, todo se tomó en Cartagena
por bienes del difunto que debía, y así no gocé de ello. Si hubiere lugar de enviarme una pipa de
tinto para mí, daráme contento. No aclaro aquí lo que me ha quedado de mi hacienda, porque
hasta ahora no se ha cobrado ni vendido la más parte, y a esta causa no sé qué me cabrá de porte.
Quédanme los indios, que los heredo. Dice, mi amado hijo mío, que no case a su sobrina doña
Mariquita, aún no tiene siete años, y en el testamento me manda mi buen marido, que sea en el
cielo, que la case con su sobrino Juan de Espeleta; que les deje los indios, por emparentar con tal
sangre, como allá tendrá sabido. Creo lo haré, aunque hay tiempo que, como digo, no tiene ocho
años. Acá es grande la gravedad que en esta casa se tenía, y así imponga a mi nieto de mi alma que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 315

venga con mucha y bien aderezado. Y como ya tengo escrito, Pedro Fernández es gobernador de
Cartagena. Ya tendrá noticia de la gran amistad que entre él y mi buen marido.había. Véngase a
pasar a su casa, y de ahí él me dé aviso a Tamalameque por la posta, que yo enviaré canoas en que
venga. Tengo conmigo a un sobrino de mi marido y a otro deudo suyo, que se dice Gonzalo Ramí­
rez de Ojeda, que somos él y yo albaceas, que me regalan. Escríbale, porque parezca que se hace
cuenta de ellos, y no por más, que yo mando y velo en mi hacienda. Porque vea el modo que acá
se tiene de escribir le envío esa carta que del reino me escribió Pedro Fernández, que, como digo,
teníale gran respeto a esta casa. Creo que no ha de entender bien esta letra, que con lágrimas no
veo lo que escribo, y por darle a éí y am i amada hija consuelo con mi letra, no quise que criado
mío lo escribiese. No escribo a su hijo y mío ni a mi amada doña Leonor ni a la Maruja, porque sí
a todos hubiese de escribir, según me deshaga en lágrimas, sería acabarme la vida. Rueguen allá a
Dios me la den para su servicio, porque quizá les veré y no pierda de Nuestro Señor la esperanza.
Avíseme en la suya de su tía la beata, y de la de Juan de Vargas y de sus hijos y qué es de ellos y
cuántos son y si es vivo el clérigo su tío, y dé todo me avise. A sus consuegros y señores míos no
escribo por lo que dicho tengo, que traer a la memoria y tratar de una tan grande desdicha como
la mía no me basta paciencia, y más en no morir en mi casa hoy (?). Mire que tal estoy que el pri­
mer pliego de la carta va escrito al revés, y por no escribir otra, se va así. Si es vida, hijo de mi al­
ma, que estoy tal que he tenido miedo de perder el juicio. Porque estaba una de las más amadas y
envidiadas y prósperas mujeres de tas Indias, y si no considerase que es hecho de la mano de Dios
y me abrazase en su pasión y me consolase con su buena muerte, no sé qué habría sido de mí. Rue­
go a Dios me tenga de su mano, amén. Y si de ello fuere servida, me los deje ver. No envío ai pre­
sente nada, porque, como digo, hasta ahora no sé lo que es mío, que está todo por cobrar, y hube
más huido (?) en el reino. Rueguen allá a Dios lo encamine. Como pueda yo irme en esta otra flo­
ta, y sí en ella no voy, no sé lo que será. A mi Mariquita de mi alma me deje Dios ver, y abrácela
por mí. Amado hijo de mi alma, deseo que, si mi doña Leonor acá viniese, por ser la tierra tal, y
estar hecha a Jerez no se hallase mal, infórmese, como digo, que como mi vida, si Dios no lo re­
medía, creo será poca. No querría dejarlos en esta tierra. No le pido, amado hijo mío, que venga
él acá, aunque para mí fuera acrecentarme muchos años de vida, sino que como a mí me aconte­
ció esta desdicha de no morir en mi casa, no quería que a la lumbre de mis ojos que se le acontecie­
se algo, que por lo demás totalmente me daría la vida. A todos esos mis señores y consuegros su­
yos e hijos dé mis besamanos, y que ésta sea suya, pues yo lo seré perpetuamente. Y a mi amada
hija, que entienda que la amo más que a mi, pues por no quitarle a su marido y consuelo carezco
yo de él, y esto me lo tenga en gran servicio, porque debajo del cielo para mí no hubiera igual con­
tento y salud. Todo sea, amado hijo mío, como allá lo ordenaren; que así seré yo muy contenta.
Todos le rueguen allá a Dios, el cual, amado hijo mío, le dé el contento y consuelo que $u desdi­
chada madre le desea con vida de su mujer. Hijos, no vengan galeones ni flota en que uno de ellos
no venga, que esta esperanza me sustenta. De Tamalameque, a veinte y cinco de abril año de mil y
setenta y cinco. A mi amado hijo de mi alma, su madre, que más que a su vida le desea 1
María Bazán de Espeleta
(Ami muy amado hijo Pedro Rodríguez de Medina, en Jerez de la Frontera, y procurador de
ella). (1.G.2087)
316 ENRIQUE OTTE

RIO M AGDALENA
362.
Francisco de Bo/años a su mujer Ana Mateos, en Moguer.
Río Magdalena, 20.V.1578
Muy deseada y querida mujer:
Bien conozco la gran crueldad que he tenido a cabo de tanto tiempo que estoy por acá. Halo
causado quedarme en esta tierra tan corta, y a esa causa me he descuidado tanto, y por acá se ga­
na con tanto trabajo que no puede ser más. Porque, señora, si yo os trajera conmigo, valiera más
mi hacienda de lo que vale, porque en fin ayudara y me lo guardara, y no fuera tan desperdiciado
como soy. Así os ruego, señora mía, que pongáis por la obra de veniros con mi hermano, si él qui­
siere, o si no, con un sobrino vuestro de los hijos de Alonso Bartolomé, y trae a vuestra hija, por­
que en fin acá se remediará mejor que allá. Llegada que sea, todos estos señores me favorecerán,
para que la casemos. Yo ando por haber unos indios, porque acá en estas partes, quien no tiene
indios, no tiene de comer.
Con Juan de Mora os envié cincuenta pesos en reales. Nunca me respondisteis, ni me hicisteis
saber de vuestra salud, ni de mi hija. Tened entendido que, aunque yo soy malo, no hay hora ni
momento que me dejo de acordar de vos y de mi hija, aunque pecador, mi intención es buena.
Dios me os deje ver de mis ojos antes que yo me muera a vos y a mi hija.
Ahí os envió poder mío, para que vendáis todo lo que hubiere, y os vengáis. También envío
cincuenta pesos para matalotaje, porque lo demás gasto que se hiciere yo lo pagaré, llegado que
seáis, en este puerto de Cartagena. Y si quisiere venir con vos vuestra sobrina, hija de vuestro her­
mano, que está casada con Juan López de Rojas, traedla con vos. El me dice que envía dineros;
todo el más gasto que ella hiciere pagará su marido acá. El está en una hacienda, y le va muy bien,
aunque ha tenido trabajos. Está cerca de donde yo estoy, porque todas las semanas nos vemos.
Todo esto que aquí os escribo poned por la obra, porque es cosa que nos conviene, y en es­
tando cuatro o cinco años, nos podemos volver con lo que Dios nos diere a descansar. A mi seño­
ra suegra Ana Mateos y a mi cuñada Juana García y a mi hermano Alonso Bartolomé y a mi her­
mana Antonia Pérez y a su marido y a todos vuestros parientes daréis mis encomiendas, que rue-
guen a Dios por mí. A mi hija María de Bolaños os encomiendo, y tened gran cuenta con ella, que
sea tal como vos sois. De este Río Grande de la Magdalena, y de mayo veinte de mil y quinientos y
setenta y ocho.
Estos pesos que os envío no digo con quién, porque el capitán Francisco de Carvajal los ha de
enviar de su mano, por estar yo acá en el río. Muy deseada y querida mujer, vuestro marido, que
vuestro bien desea
Francisco de Bolañps
(A mi muy deseada y querida mujer Ana Mateos, en la villa de Moguer). (I.G. 2090)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 317
SAN CRISTOBAL 363.
Cristóbal Vivas a su hermana Catalina Vivas, en Santa Marta.
San Cristóbal, 17.X .1582
Muy deseada señora hermana: r
Son ya tantas las veces que he escrito a v.m. y a mi hijo, que ya estoy harto de escribir. Y sin
haber habido respuesta ninguna, no sé a qué lo pueda atribuir, sino es a dos cosas: o es que no
tengo ventura, que mis cartas no van a manos de v.m., o es que no se hacen cuenta, por no haber
enviado oro con ellas. Y pues las cartas se pierden en el camino, muy más es de pensar se perde­
rían llevando oro. Porque el día de hoy son tantas las maldades que hay por el mundo que ya no
hay de quien fiar, no digo yo moneda ni otra cosa ninguna se puede fiar, especialmente de gente
de Indias. Con un clérigo de Jerez de Badajoz escribí ha tres años, respondiendo a una de v.m. y a
otra de mi hijo, y otras de mis buenos amigos Bartolomé Sánchez Hebrero y Garcí Hernández,
que Dios sabe el gran contento que yo recibí con ellas. Y por parecerme que, por ser el mensajero
de tan cerca de esa villa, y ser, como era, el clérigo tanto muy amigo, no sé a que lo pueda atri­
buir, sino es morir por la mar, y no haber ido a esa tierra. Y visto que a cabo de tanto tiempo no
han respondido, ni mi hijo haber venido como yo lo he enviado a llamar, acordé tornar a escribir
con este buen fraile, que es de tierra de Alcántara, y de pasar por fuerza por esa tierra, y digo que
de ninguna manera mi hijo deje de venir adonde yo estoy, pues su venida será para mucho reme­
dio, así para acá como para allá, y podría ser dejarlo en mi casa y hacienda, y yo dar una vuelta
por allá, pues tanto lo deseo. Y no ponga v.m. duda, sino que será así. Por esto póngase por obra
su venida, y no sea pusilánime, que no puedo creer sino que por miedo de la mar deja de venir,
pues donde cada un año tantos millares de gentes vienen, también podía él venir. V.m. sea parte,
para que luego se ponga por obra su venida aquí. Me dijo Esteban Ruiz, el cuñado de Alvar Sán­
chez, que estuvo aquí en mi casa, y me dijeron dos hijos de Alonso Sánchez Bermejo que mi hijo
alcanzaba trescientos ducados. Si es así, no tiene necesidad acá de ellos, sino dejarlos a sus hermá-
nas, y él que venga bien tratado, que por Dios que tiene acá un hermano casado, que vale su ha­
cienda más de veinte mil ducados, y trae en las minas de oro treinta indios lavadores, que cada se­
mana le da a cada uno un peso, que .vale cada un peso quince reales, y esta hacienda le dejó su
abuelo, y cierto desea mucho que su hermano venga, y él vive en la ciudad 4e Pamplona, y yo en
la villa de San Cristóbal, que hay del uno al otro diez y ocho leguas, donde yo tengo mi hacienda,
que es muy buen pueblo de indios, y muchos ganados, y muy labor, donde traigo ocho pares de
bueyes. Y si mi hijo viene y quisiere echar veinte pares, los podrá echar, y es echarse encima de un
muy buen caballo. Y si v.m. tiene algún hijo que no sea casado, se venga con él, que no perderá
nada, y mire que, cuando quisiere venir, no traiga consigo ruin compañía, sino personas que sean
de buena casta, porque acá los buenos son los que valen, y no me venga sin una información de
quién eran sus abuelos, y si eran cristianos viejos, y más si han sido en ese pueblo y tenido cargo
de justicia, y qué cargos, y aún de sus bisabuelos, y qué oficio, y de qué vivían, porque hará cuen­
ta que es ejecutoria de buena hidalguía, y esto será para mí muy gran contento. Y si viniere, pro­
cure de venir por la vía de Santo Domingo o Puerto Rico, porque es mejor navegación, y no venga
por Cartagena, porque es a mucho trabajo, y con más riesgo de su persona. Esteban Ruiz se fue
de esta tierra, y me dice su hermano el fraile, que está en Quito, que hay de aquí allá más de mil le­
guas, mas si allá tiene quien le quiera escribir, cada día hay mensajero. No quiero escribir a mis
amigos, porque por otras les he escrito, y le he dado muy larga cuenta de mi vida, y no sé si las
han recibido, y no han hecho cuenta de me responder, pues cada día hay mensajeros para Camas.
Esta tendrán por suya todos mis amigos, y no dejen todos losique lo son de me escribir con mi hi­
jo, si viniere, porque, si lo hicieren, yo lo haré. Y otra vez torpo a suplicar a v.m. que se dé orden
que mi hijo no deje de venir, y esto digo, si no es casado, y si lo es, procúrese de que venga un so­
brino, cual quisiere. Y él, si es casado, no venga acá ni por pensamiento, porque el hombre casado
en España y viene acá no vive como cristiano, sino coma luterano.
No quiero ser más largo, sino tornar a suplicar a v.m. se ponga por obra esto que aquí digo.
Y con tanto Nuestro Señor sea servido que antes que yo muera vea a v.m. y a todos esos señores,
<)ue yo bien quiero. Y digo que, si v.m. cumple esto, que es la venida de mi hijo, no ponga v.m. en
ello duda. Mi mujer besa las manos a v.m., y por no ser estas cosas ciertas, no envía a v.m. una
buena, que bien pudiera, más que espera ella en Dios que la he yo de ir a llevar. Al señor mi her­
mano Garcí González beso las manos muchas veces, y a Garcí Hernández y a Bartolomé Sánchez
Herrero y a todos esos mis señores y amigos. De esta villa de San Cristóbal, hoy miércoles, y oc­
tubre diez y siete de mil y quinientos y ochenta y dos años. Muy deseada señora hermana, besa las
nianos a v.m. su hermano Cristóbal Vivas
(A mi muy deseada hermana Catalina Vivas, en la villa de Santa Marta," en el ducado de Fe-
na). (1.G .2095)
318 ENRIQUE OTTE
ANTIOQU1A 364.
Sebastián Gómez a su mujer Isabel de Tena, en Campanario.
(?) 7. V.1589
A que esa será para que v.m, sepa cómo quedo con salud en Tierra Firme, gloria a Dios,
Nuestro Señor, la cual ruego a Dios que se la dé a v.m, y a mis hijos, como yo deseo,
Darále noticia al licenciado y dirále cómo por ninguna vía yo pude pasar a mi hijo Andrés,
porque llegó al partir la flota, y ni para comer no teníamos ya, porque Juan de Molina obligaba
toda la ropa que llevaba, y no hubo carne (?), y para mí pretensión tuvo por más bien acordado ¡r
yo a enviarlo a él. Salimos de España a 13 de marzo. Saltamos en Santa Marta, que es el primer
puerto que tomamos de las Indias al 7 de mayo. Vamos, queriendo Dios, la vía de Quito, no sabe­
mos lo que Dios dispondrá de nosotros, sólo tenemos necesidad para alabar nuestro viaje, prime­
ramente de la gracia de Dios y deppués de sus oraciones.
.Haránme placer de a esos muchachos ponerlos en las mejores costumbres que se pudiere, y
descargarse a los ruidos que pudidre, y de conversaciones las menos que pudiere en casa, aunque
de esto estoy satisfecho, que no era menester encargarle nada.
A Andrés me hará merced de la primera flota enviármelo, que en Cartagena habrá noticia de
mí en casa del tesorero. Si viniere, meterá matalotaje, y no venga mención del navio, porque pasa­
rá mucho trabajo.
No digo más, sino que quedo rogando a Dios me dé gracia para volver con brevedad, Y de
mayo a 7 de 1589 años, quien todo su bien desea, su marido
Sebastián Gómez
(A mi mujer Isabel de Tena, en la villa del Campanario).
365,
Sebastián Gómez de Altamirano a/ licenciado Francisco de Tena, en Campanario.
Antioquia, 20.IV.1592
Después que sali de España tengo escritas dos cartas a v.m., y de ninguna he habido respues­
ta, y la una de ellas escribí desde Cádiz, y la otra desde Cartagena de las Indias, a do yo llegado
embarcarme con salud, gracias a Nuestro Señor, con salud, como digo. Por las cartas que a v.m.
escribía envío a suplicar a v.m. me enviase un traslado de la ejecutoria que yo dejé a v.m., para
que la diese a mi hijo Altamirano, el mayor, y con ella una información de seis testigos refrendada
de dos o tres o más escribanos, si más hubiere, y la filiación de cómo son, y el contenido en lo uno
y en lo otro, porque bien sabe v.m. que yo no tuve lugar de traer otros recaudos, porque si pudie­
ra, no viniera sin ellos, y ni más ni menos me envíe v.m. información hecha con cuatro o cinco tes­
tigos de cómo no soy casado, porque ha ya seis aflos que murió su hermana de v.m. Yo quedoen
una ciudad que se llama Santa Fé de Antioquia, en la gobernación del gobernador Gaspar de Ro­
das, que es natural de la ciudad de Trujillo. Háse de poner en el sobrescrito de la carta: «A Sebas­
tián Gómez Altamirano en la gobernación de Gaspar de Rodas en Iji ciudad de Santa Fé de Antio-
quía», A mis hijos le ruego a v.m. por amor de Nuestro Señor tenga cuenta con ellos, aunque bien
sé que no haré yo falta donde v.m. estuviere, y dándome Dios salud, yo acudiré a lo que soy tan
obligado. Y de presente no envió oro, porque para ganar de comer en las Indias es dificultoso el
principio, aunque, loado Nuestro Scftor, le tengo ya, aunque no tanto como yo quisiera, porque si
lo tuviera, no dejaré de enviar algo, que los vestidos que traje, llegado que fui a las Indias, fue ne­
cesario venderlos para remedio de mi camino, y prometo a v.m. que me he bajado para ganar un
principio para ganar de comer, que no eS lícito escribirlo, ni que se sepan los oficios que los hom­
bres tienen para ganar de comer en las Indias, que están ya las Indias de tal manera que hay más
ladrones en ellas que en España.
Con la señora doria María, prioresa del convento de las monjas de Orellana, lo que v.m. te­
nía tratado con ella, v.m. lo trate y le diga de mi parte y que lo que yo pudiere, pasada esta flota
que vendrá, yo enviaré ciertamente trescientos ducados de Castilla, Y a Juan el estudiante, no de­
je los buenos principios que llevaba, y de Andrés Gómez no le digo nada, porque es hombre que
lo sabrá ganar.
Otro no se ofrece, más de que Nuestro Señor guarde a v.m. y le dé aquella salud y vida que
yo, servidor de v.m., para mí deseo.
A mi hermano Francisco Núñez, primo hermano de v.m., me dé v.m. mis encomiendas, y a
Hernán Gómez Pizarra y a Diego Mejda de Ovando, el capitán. De Santa Fé de Antioquia, veinte
de abril de 1592 años, su muy querido hermano de v.m., que su bien desea
Sebastián Gómez de Altamirano
(Para el licenciado Francisco de Tena, clérigo presbítero, cura de la iglesia mayor de la villa
del Campanario). (l.G. 1374)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 319

CACERES (y Puerto de Santa María)

366.
Capitán Alonso Rodríguez de Villaenizar a su mujer Catalina Ruiz de Aviles, en Doimil (?)
Puerto de Santa María, 1.V.1571
Deseada y querida señora:
Con c! señor maesescuela Diego Serrano, mi primo, recibí un envoltorio de cartas, que su
merced me encaminó desde Cartagena, y con él recibí mucho comento, y por otra parte suma pe­
na en entender que este mal hombre de Juan Rodríguez así destruyó 14,000 reales que metí en esa
casa, que en otras manos cayeran que se hubieran hecho ducados, y ahora, entendido cómo lo
quemó todo y destruyó, y de que allá no había que destruir, vino acá, que ha sido mi cuchillo y
destrucción, y pluguiera a Dios por su pasión que el día que yo le envié a llamar que aquel día tu­
viera yo una calentura de cuatro días, aunque es verdad que yo no le enviaba yo a llamar a él, sino
a mi hijo Mateo Ruiz. Que para que se entienda cuán mal hombre es, yo juro asi Dios me lleve a
ojos de quien me desea ver, que éste fue un hombre después de venido a mi casa que no me dijo ni
dio a entender de necesidad, ni que tuviesen sino buena pasadía, y que habia comprado muchas
viñas y muchas tierras, y que pasaban la vida muy a su gusto. Porque ¿en qué juicio de cristiano
puede caber que, si él me dijera por semejas en la necesidad que dejaba a su madre y hermanos, y
320 ENRIQUE OTTE

que para su aviamiento fue menester tomar fiado en Ciudad Real en cantidad de 30.000 marave­
dís, que yo no me vendiera y me empeñara y enviara en alguna cantidad? Mas como entendí que
con lo que llevó tenían algún acomodo, porque no fuesen las cartas solas, di a San Juan de la Vay-
na aquel poco de oro, y esto, considerando lo que tengo de hacer cuando casó, y yo corto, ni lo he
sido adonde tanta obligación yo tengo de enviar la sangre del brazo, si allá fuese de provecho. Yo
juro a Nuestra Señora de la Concepción que me ha jugado y destruido después que aquí vino más
de cuatro mil ducados, y ahora haberme hecho una pérdida en una coyuntura que mi señor gober­
nador me había hecho merced de me nombrar por capitán general para las conquistas de Guazuce
y Urabaimar y Tranyo y otras tres provincias, adonde ambas cosas estaban juntas de honra y pro­
vecho, y estando ya hecha la nao y enviándolo a él a la ciudad de Zaragoza, que es treinta leguas
de esta ciudad, con mi cuadrilla, para que dende allá enviase a Francisco Sánchez de Archidona a
la costa a hacer gente y por municiones y otras cosas necesarias para la dicha jornada, tiró cuanto
oro sacó mi cuadrilla, y lo que más él pudo hallar prestado entre mis amigos^ se lo jugó y tomó lo
que pudo sacar a mi minero y se fue a la costa con achaque de decir que tenía unas calenturillas, y
así yo caí en muy gran falta, aunque en ser, como es, tan mi señor el señor gobernador me mandó,
como lo verán por esa carta suya, que dejase la jornada, y que para lo que yo pretendía, que era
un buen repartimiento para Mateo Ruiz o para otro hijo, no tenía yo necesidad de salir de mi ca­
sa. Y asi la dejé, y se encarga de ella el capitán Diego Morgado, un grande señor y amigo mío, y va
con él Juan Infante de Lanieta, que está aquí en mi casa, y queda bueno, y siendo Dios servido
tendrá de comer en esta jornada que ahora se hace, y yo le doy servicio, y aún hacemos un con­
chabo, que la suerte y repartimiento que dieren a uno de mis hijos lo gocemos de por mitad por
seis años, adonde será muy aprovechado con el favor de Dios, porque es tierra de oro, y él es
hombre muy de bien y muy virtuoso, es nieto de Juan González de la Roma, junto a Juan de Avi­
la, el herrero, y está ya a la sazón, que salió de Duymil (?), en casa del señor Roque Ramírez, al
cual beso muchas veces las manos. De su merced estoy corrido, cierto, que Se ha notado de harto
en el gran descuido de no haber enviado oro, y han sido las causas de ir quien lleva ésta hasta Car­
tagena, es un gran señor y amigo mío, que se dice Juan Barco, y no sé si irá a España. Si él fuere,
el llevará el oro, que él me quisiere prestar, y si se quedara, lo dará a mi señor capitán García de
Barrionuevo, que él lo llevará, y si no fuere el señor capitán Garda de Barrionuevo, el señor Fran­
cisco Barco lo dará a persona que lo lleve, y enviará dentro de este pliego el recibo, porque yo no
sé la certidumbre de la cantidad que será, mas que se enviará, y mi voluntad se reciba, que es muy
buena, ésta ha sido entrañable del corazón. Y quien tiene la culpa y ha sido la causa, se lo deman­
de Dios, y no se lo perdone, que yo no se lo perdono ni se lo perdonaré, pues así volvió las espal­
das a Dios y a su madre y hermanos, habiéndolos dejado en el extremo y estado que los dejó. Digo s
pues que la cantidad que recibieren no se compre heredad ninguna, sino Mateo Ruiz los traiga en- ¿
tre manos en un trato de puercos o de otra cosa que les pareciere, porque no sé la vida que Dios í
me dará, y son tres mil pesos de renta, que son más de 4.000 ducados y pan para sustentar la gente »
de mina, que son cuarenta piezas, y para casa y pescado y mucha fruta. Y dándome Dios diez ?;
años de vida, son 40.000 ducados, 4.000 ducados cada año. Y porque este bellaco no goce en mi i
vida de esta hacienda, pues yo tengo otros cuatro hijos, más hombre de bien que no él, estoy de- i?
terminado de traer mi casa y familia aquí. Y no tendremos trigo de treinta y seis reales, ni tampo- á
co cuenta con abril y mayo. Y los dos de mis hijos, como yo doy mi dinero y se aprovecha un mi- f
ñero de 400 ducados cada un año y un labrador para hacer maís en la estancia de doscientos duca- ;gj¡
dos, que son 600 ducados cada un año, mejor se aprovecharán ellos. Y los otros dos no faltará en JS
qué entender. Y en esto estoy determinado, y, siendo la voluntad de Dios de ello servido, la flota
que vendrá con lo que pudiere iré a traer mi casa, y pluguiera a Dios que lo hiciera antes de ahora,
porque esta tierra es muy rica si la hay en las Indias, de minas de oro, y en sus cartas que me escri- 7
bió este ladrón dende Zaragoza, entenderán el oro que cada semana saca mi cuadrilla, la cual la .
traigo ahora más acá, por estar más cerca, y con cuarenta esclavos que yo traje de España tendré
más de 7.000 ducados de renta, y más la costa, como he dicho, del maís y de lo demás hecha. Digo A
esto, porque, ido yo con el favor de Dios, no digan esta ballesta (?), que todo son hasta llegar aqui ;
tres meses de camino, dos meses por la mar y uno un río arriba hasta las casas de Miguel te llegan
las canoas para desembarcar, que es el puerto en mi mismo repartimiento. Así que en lo que digo ■
de traer el dinero entre manos para cuando lo quisieren sacar se saque, porque no os haré otra co­
sa por todo el resto del mundo, porque este ladrón no lleve lo que no es suyo en mis días, pues ten­
go otros hijos, y quiero que lo que Dios me diere lo gocen ellos, mientras Dios me diere vida. 0
está casado con mi hija doña María de Cañizares, que podía ser mujer de otro más hombre de-
bien, que es fiel mujer y muy hermosa. Dábame tanta prisa que lo casase que me escribía muchas
cartas a las minas adonde yo estaba, que aunque fuese con una negra que lo casase, y no tengo du-'
da, sino que, si fuera a Daimill (?), que se casara con una mozuela, que Mateo Ruiz me dijo que lo.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 321

avisase de ello. El es abonado, para todo, y juro a Dios y a esta cruz que a cabo de tres meses des­
pués de casado que me echó personas que me dijesen que hiciese dejación de los indios, y los pu­
siese en su cabeza, y que yo me fuese y me viniese a misa, y que él me daría de comer. «Ladrón» le
dije yo, después de muerto no lo haré yo. Y por vida de todo lo que puedo jurar que, aunque yo
vaya a España por mi casa, que no ha de quedar en la hacienda, sino dejaré una persona que sea
tal que esté en ella, y le dé a él lo que dijere la justicia que sea justo cada un año que coma. Ya le
tengo revocado el poder, para que en cosa mía no entre ni salga, porque no puedo yo compararlo
a hombre de esa tierra, y pluguiera a Dios y fuera hombre de bien que yo le diera y partiera con él
de todo lo que Dios me diera. Y por no meterme más en cólera, ni digo más en este artículo, que
tenía que decir de aquí a un año de sus maldades y embustes y mentiras y marañas. Y juro a Dios
que me han certificado que me desea la muerte, y lo ha dicho a personas fidedignas, y confio en
Dios de ver yo la suya antes. Y de todo cuanto dijere e hiciere con este mal hombre tengo mucha
razón, pues no me avisó de cómo quedaba su madre y hermanos en la necesidad que los dejó. Que
es verdad que, si de 4.000 ducados que me ha hundido hubiera enviado a su madre doscientos du­
cados de ellos, no les hablara en ello, y de todo este oro ni él ha comprado sayo ni capa, sino todo
ha sido jugarlo. Bien dice mi hijo Mateo Ruiz que fueron manderos (?) de pértigo de carro las que
hizo allá.
A mí me parece que venga uno de mis hijos, el que fuere para más, y, aunque vengan dos,
vengan enhorabuena, y vengan bien tratados, que dos licencias, con una información de cómo
son hijos de un vecino conquistador de la gobernación de Antioquía de la ciudad de Cáceres, la
habrá.
En lo que dicen de la limosna de Nuestra Señora de la Santa Concepción se hará como lo
manda mi señora abadesa Catalina Evangelista, y yo escribo a su merced. Mucho he sentido la
muerte de mi hermano Diego Rodríguez, Dios por su pasión lo ponga con sus escogidos en su glo­
ria, que después de veros y de mi salvación cosa no he tenido en esta vida tanto deseo de ver como
a él, y pues yo no tengo en esa ciudad otro hermano, aunque tengo muchos deudos y señores, fal­
tándome él, no me calienta el sol nada. A mi señora hermana Catalina de Córdoba y a mi señor
sobrino Juan Rodríguez, con todos los demás mis señores sobrinos me encomienden mucho, y
que Dios me los deje ver. A todos mis señores hermanos y deudos suplico hayan ésta por suya. A
Gaspar Rodríguez se le dé para su estudio, que los haga con mucha codicia, y dése lo que tuviere
menester, y vístanlo de lo necesario.
Del oro que recibieren se den a los señores religiosos de Nuestra Señora del Monte Carmelo,
que residen en La Paz, ciento y cincuenta reales, de a treinta y cuatro maravedís cada real, que
son cinco mil y cien maravedís, con cargo que me digan cada viernes una misa de pasión en todo
un año, con un responso cantado, que, dándome Dios vida, yo lo acrecentaré pudiendo, rogando
a Nuestro Señor me lleve a mi casa. Y la misa ha de ser rezada, y el viernes que fuere fiesta se diga
el miércoles de la misma semana, y el responso de «no recorderis». Y asimismo se den a los seño­
res religiosos de Nuestra Señora del Carmen otros cien reales de limosna, con cargo que cada sá­
bado digan una salve cantada con el órgano y su responso cantado de «no recorderis». Bien veo
que es poca limosna, mas Dios me dará con qué lo sirva y gratifique adelante.
Y vístanse moderadamente los mancebos, y no cese el estudio Gaspar Rodríguez, que, si el
bellaco ladrón de su hermano me dijera lo que pasaba, yo le ayudara para su estudio. Y aún, si yo
recibiera el pliego que el maestro Serrano me trajo antes que se casara, yo lo enviara a alcázar de
Curnenga (?), como enviaban los mayores en otros tiempos. No tengo qué decir, sino remitido to-
■do a Dios y a tan buen hijo como Nuestro Señor Dios me dio en Mateo Ruiz, su bendición le ven­
ga y la mía, amén. Y siempre le bendigo por tan bien como lo ha hecho con su madre, y el Dios lo
haga así con él, y lo tenga de su mano para su santo servicio.^ El tenerme oculto este mal hombre la
necesidad que dejó en mi casa no fue otra cosa, sino porque yo me entendiese como distribuyó lo
que llevó. Mas si él fuera bueno, sin que yo lo entendiera, podía de todo esto, que me ha destruido
haber enviado mil ducados en veces, y yo le bendijera toda mi vida, mas es todo malo, y así no de­
jaré de maldecir, no me importa meterle debajo de la tierra quien tanto me ha hecho a su madre y
hermanos, y hacerles padecer, que para cien pesos, aunque no enviara más cada flota, de una
asentada los pierde el buen hombre. Y a lo que Mateo Ruiz y sus hermanos dicen en sus cartas,
que dicen en el pueblo que no pueden creer que tengo lo que digo, tienen mucha razón, pues en
tanto tiempo no haber enviado oro, y de cualquier cosa que dijeren tienen razón de decir. Mas a
nú no se me da mucho porque digan io que quisieren, que, como decía mi señora, que esté en glo-
r>a, ni me han de dar la comida ni la cena. Y pues así es poco se me da que digan lo que quisiere
cada uno, fuera de mis deudos, a quien bien tienen licencia para decir lo que quisieren, pues al fin
como deudos lo sentirán, y habrán sentido las necesidades que se hayan pasado. Y mucha culpa
Pongo yo a Mateo Ruiz en esto, que como hombre de negocios y que todo lo alcanza, porqué ha­
322 ENRIQUE OTTE

bía de consentir que su madre y hermanos pasasen necesidad, sino vender una haza y otra y otra,
que ia hacienda para eso es, y no para dejarse morir, que hoy se vende y otro día se compra algu­
na, Y suplico a su merced y a los demás mis señoras y religiosos, especialmente a mi señora Pre­
sentación, se acuerde de mí en sus oraciones, y lo mismo de Juan Rodríguez, mi hijo, y que mi de­
vota, aunque fue mi devoción de poco dará (?), no deje de rogar a Dios por mí, que comoquiera
se pasa un año más o menos, y que su encomienda y la de la señora abadesa yo las llevaré cuando
Dios quiera que vaya.
Cuando fui a Cádiz no osé llevar conmigo a Juan Rodríguez por temor no se hiriese de las
landres, porque por la mayor parte da más en la sangre nueva que no en los hombres de edad y en
mujeres. La cual ciudad me hizo la mayor lástima del mundo, porque, cuando yo la dejé por Na­
vidad, dejé en la bahía, que es el puerto de ella, más de cien navios gruesos y más de cincuenta me­
dianos, e hirviendo de gente de todas naciones la tierra, Y cuando fui a sacar la ropa, que eran
2.500 ducados de empleo en 5.000 varas de lencería y veinte paños y otras cosas, no hallé si sólos
tres navios sin gente, y en la plaza no más que cinco hombres, que me hizo muy gran lástima. Fue
Dios servido que en veinte horas hegocié y saqué la ropa, la cual estaba en la compañía de Jesús,
en la casa de los teatinos, a buen recaudo. Y yo llevé mantenimiento y gente para este tiempo del
Puerto de Santa María, adonde está nuestra nao, que es «Nuestra Señora de los Remedios», el
mismo navio que nos tomó de aquel trabajo adonde estábamos en la isla de Cuba, por donde en­
tiendo que Dios, que en él nos remedió, nos dará en el mismo buen viaje. Así que Dios fue servido
que salí con salud, que ir allá se espantó el rector de la compañía de verme, porque hombre no
asoma a esta ciudad, y otro por mi no podia hacerlo, sino yo mismo. Y asi me fue forzoso de ir, y
Dios fue servido sacarme en salvamento. Como Su Majestad siempre me hace merced, se acuerda
de mí, no por mis méritos, sino por quien Su Majestad es, y por sus oraciones y de otras personas
que allá se acuerdan de mi. Todo a gloria y honra de Dios, para que todos le alabemos y demos
gracia.
V.m. me escriba largo, y las cartas vengan a Sevilla al señor Alonso de Merlo a la Puerta de ia
Carne, y escríbale v.m. una carta agradeciéndole mucho lo que hace por mí y por v.m., que es ver­
dad que le debo mucho, porque comodeudo muy cercano mío me trata, que él me enviará las car­
tas a Canaria. Y no me escriba cosa que me déjpena, porque los hombres que por acá andamos
fuera de nuestras casas poca pena es mucha. Antes cosa que me dé contento y alegría, y mire que,
como digo, se alegre que le tengo una joya muy rica para cuando yo vuelva, y trátese bien, como
si yo fuera presente, que éste es mi contento. Y no esté sin dineros en su caja, para que no tenga
que pedir a nadie prestado para mantener sus hijos, a ios cuales trate bien y anden bien vestidos y
bten calzados, y si de aquí tuviera persona conocida, yo le enviara un pedazo de Londres de ciu­
dad para ella, y para ellos no deje de hacer un retazo en casa para vestirlos.
Señora, en Sevilla supe por muy cierto cómo el señor mi hermano Hernando Diaz sin duda
viene esta flota, que será en finije agosto en España. Luego como v.m. sepa que está en Argama-
silia lo envíe a visitar con Mateo Ruiz o con mi hermano Diego Rodríguez, porque hará todo lo
del mundo por v.m., porque me lo tiene prometido, y si viniera a Argamasilla, lo vaya v.m. a ver,
que no se perderá nada. No tengo al presente otra cosa que decir, más que Nuestro Señor por su
pasión la guarde y dé salud, para que críe sus hijos y los acompañe muchos años con mi buena ve­
nida y del Juan Rodríguez, mi hijo. A todos los señores vecinos y deudos beso las manos muchas
veces. De este Puerto de Santa María, a primero día de mayo de este año de 1571 años, el que más
desea ver a v.m. que a sí mismo
Alonso Rodríguez de Villaenizar
(A mi deseada señora Catalina Ruiz de Avilés, mujer del capitán Alonso Rodríguez, en la vi­
lla de Doimil, en la orden de Calatrava, y al muy magnífico señor Alonso de Merlo, a la Puerta de
la Carne, en Sevilla, para que lo envíe). (i.G. 2098)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 323

TUNJA 367.

Isabel Domínguez a su padre Gonzalo Domínguez, en Llerena.


Tunja, 18.111.1556 (?)
Muy deseado señor padre y señora madre:
Esta será para hacer saber a vs. mds. cómo vivimos en este mundo yo y mi marido muy traba­
josamente, y nos ha dado Dios tres hijos, dos machos y una hembra, ei uno se llama Pedro, el
otro Gonzalo, y la otra Virgeda. Sabe Dios deseo que todos tenemos de verlos por acá, cierto no
se hubiera errado en haberse dispuesto para venirnos a ver, porque más descansadamente se casa­
ran mis hermanas, y vs. mds. tuvieran más descanso. La señora mujer de mi tío besa las manos de
vs. mds. Tiene mucho deseo de verlos por acá. Bien ciertos estamos que no irán a España, aunque
ellos han escrito a vs. mds. que habían de ir. Hales dado Dios dos hijos, el uno se llama Miguel, y
el otro Juan. Mi tía, la de Pedro Rodríguez y Leonor Pérez y María Rodríguez, les besan las ma­
nos muchas veces. A mis hermanas les beso las manos, y que tengo muy gran deseo de verlas por
acá. A vs. mds. sea yo perdonada én no haber hecho lo que soy obligada. Pluguiera a Dios fuera
mi mano, que muy poco será la mitad de lo que hay en las Indias para el deseo que yo tengo. Nue­
vas de acá no hay que hacerles saber a vs. mds. Allá va Hernán Mateos y Gaspar de Torres, que
darán cuenta de lo que por acá hay. Francisco Sánchez y su mujer residen en la ciudad de Pamplo­
na, y a Mari Sánchez casaron muy bien, y ha parido un hijo y una hija.
No tengo más que hacer saber a vs. mds., sino quedar rogando a Dios, guarde ai vs. mds. co­
mo yo las deseo. De esta ciudad de Tunja, a 18 días del mes de marzo, donde quedo, muy obe­
diente hija de vs. mds.
Isabel Domínguez
(A mi muy deseado padre Gonzalo Domínguez, en la villa de Llerena, y en su ausencia a mí
señora madre Mari Sánchez). (l.G. 2079)
368.
Marcos Martín a su mujer Mari Alonso de Retes, en Zafra.
Tunja, 19.111.1580
Deseada señora:
Yo escribo a vuestro padre y mi señora que tenga por bien de venirse a esta tierra, y si lo hi­
ciese, no se arrepentirá, porque la fertilidad de esta tierra es tanta que jamás falta el comer, aun­
que el hombre no trabaje, y el que quiere trabajar, presto gana para poder volver a España con
honra. Por tanto, por amor de Dios, que se lo roguéis muy de veras, para que venga en vuestra
compañía, y traiga a mis hermanas a gozar de buena tierra, y a mi hermano Bartolomé de Retes,
que si viene mi hermano, como digo, antes de dos años cantará misa, porque el arzobispo quiere
mucho a estos señores, a quien yo sirvo, y el arzobispo es de Llerena, y ellos de Villafranpa, Así
que, por amor de Dios, señora, os lo ruego que no dejéis de venir vos y los que tengo dicho, y, si
mi desventura fuere tal que no merezca yo de vuestro padre esta merced, por todo lo del mundo
no dejéis de veniros vos con vuestro hermano e hijos. Y otra vez os lo ruego lo hagáis, que no me
conviene otra cosa a mí ni a vos, para servir a Dios y remediarlos. Y si esto que os ruego no hacéis,
yo juro a Dios y a esta cruz que podéis hacer cuenta que no me conocistes. Que yo me despacharé
al Perú y a la China, y no se sabrá de mí cosa alguna, y allí acabaré con dolor mí vida. Así que, sé-
tora, no permitáis que esto pase por mí, pues mi pretensión es para sólo daros contento. Por
amor de Dios, no lo dejéis de hacer, pues ya tengo yo de comer para todos. Y si de aquí me voy, lo
pierdo. Pues recia cosa será tornar a trabajar de nuevo y desasosegado. Pues aquí me gana otro de
comer, y yo me paseo, y así será siempre, especial cuando yo tenga más caudal y contento. El que
esta carta lleva dará cuatrocientos reales para licencia y matalotaje y el flete. El propio mercader
•os acomodará, y vendrán con ellos hasta Cartagena, donde yo estaré con doscientos pesos para
pagar fletes y arriba (?). Y si acaso no vienen, que será grande mal para mí, el mercader no dará
más que ciento y cincuenta reales, porque él me los presta. Y si a í fin no se me hiciere esta merced,
envíese aquí un testimonio o información con testigos firmada y signada en manera que haga fe
cómo mi mujer es muerta, y sea tal que acá la pueda yo presentar, y no hagan burla -de ella por
amor de Dios, que de cualquier manera se haga lo que por estas cartas pido. Y Nuestro Seflor os
me deje ver, como yo lo deseo. De Tunja, y de marzo 19 de 1580 años, deseada seflora, vuestro
marido y el que todo bien os desea
Marcos Martin
En las otras cartas decía que el portador daría ciento y cincuenta reales, y le rogué que los
diese allá, que yo se los pagaría acá! Y ahora le rogué que dé cuatrocientos reales, que todo lo pa­
garé acá. Esto es para matalotaje, y el flete del navio él quedará a pagarlos, que para Cartagena
324 ENRIQUE OTTE
yo tendré mil reales allí, para que subáis acá, y ahí con los que me conocen y con este Juan Anto­
nio hagan información cómo yo estoy acá, y estas cartas y la información presentará el que fuere
a la corte. Y luego dará su majestad licencia. Y miren que persiguen acá mucho a los hombres ca­
sados, que, si no venís, que tengo de apretar donde 110 me conozcan, ni sepan de donde soy, por­
que pobre no tengo de ir a Castilla, pues andar enviando lo que enviare para ella es poco, y para
mí mucho, porque si despierno lo que gano para enviarlo, no me quedará con qué granjear,- viviré
pobre toda mi vida. Y si vienen, estaré yo quieto, y nos ayudaremos unos a otros de manera que
volvamos a Castilla con honra. Una hija de Herrezuelo ha de venir acá a casarse. Juntos podéis
venir todos, y si no, haz cuenta que no me conocéis, ni me vistes en la vida, que yo apretaré donde
no me conozcan. Va de dos letras, porque una se escribió en el campo, y la otra en la ciudad, y yo,
ya sabéis que no sé escribir. Deseada señora, vuestro marido, que todo bien os desea
Marcos Martín
(A mi muy deseada señora Mari Alonso de Retes, hija de Bartolomé de Retes, en la villa de
Zafra). (l.G. 2091)
369.
Bartolomé de Moya a su hija Catalina de Moya, en Córdoba.
Tunja, 20.111.1580
Hija:
Entendido he que estáis casada con un hombre d j bien, cierto no por vuestras cartas, ni por
laside vuestro marido, quienquiera que es, aunque me han dicho que es oficial de mi oficio. Yo me
huelgo mucho. No debía de merecerlo yo darme tan buen contento, pues no he visto letra vuestra
ni suya, sabiendo el contento que yo y vuestra madre hubiéramos recibido. Mas por eso dicen
que, desque se casen las mujeres, olvidan a padre y madre. No lo debiades de hacer así conmigo,
sabiendo el querer que yo y vuestra madre os muestra, y si no, vedlo por las obras pasadas, que si
no os envío de lo que puedo, no veo carta ninguna, de manera que no me habéis de escribir sino es
por vía de interés. Aquí paro, porque, según estoy enojado, no os quería escribir, pues desde que
fue Balbuena, que han venido dos flotas, no he visto siquiera un renglón. Pues yo no he dejado de
hacer lo que puedo, y gora (?) lo hiciera mejor yo y vuestra madre si el diablo no hubiera traído a
vuestro tío acá, que me dejó perdido sin remisión. Aunque no es tanto que por la bondad de Dios
no me quedo con qué ganar de comer, pues que vino en cueros vivos, y lo armé para conque cual­
quiera hombre de bien podía pasar en las Indias, y ser él rico, y yo también. Diolo Dios tan buena
habilidad que lo jugó todo, plega a Jesucristo El se lo perdone, pues vino para tanto trabajo mío y
de todos sirviese, de escribiros todo como ello fue no habría papel. Mas con todo eso dándonos
Dios salud a mí y a mi mujer todo se remediará.
A vuestro marido e hijo mío les beso las manos yo y vuestra madre, que, aunque no lo cono­
cemos, le enviamos a suplicar y a vos también que, vista ésta, si quisiere pasarse a estas partes vos
y él, recibiremos todo contento. Que me dicen que está esa tierra tan trabajosa de pechos y de al­
cabalas y de tantas pobrezas que no se pueden sustentar los hombres. Yo envío recaudo para lo
que hubieran menester para su viaje, que mejor se pasa los hombres pobres en esta tierra que no
por allá, con traspasar las casas para ayuda sus vestidos, para lo demás no les faltará.
Yo envío por Martín, y le mando que vaya a verse con vos y vuestro marido, para dar orden
lo que mejor convenga. Y si no se hallaren en disposición para venir en esta flota, por ser breve,
avísenme de los que les pareciere, porque con su parecer haré yo lo que me mandare, y si viniére-
des a esta tierra, aunque no traigáis otra cosa sino es aderezos de vuestra persona y de vuestro ma­
rido, lo demás, dándome Dios salud a mí y a vuestra madre, no os ha de faltar. Aqui hay una obra
muy curiosa, y estos señores de adonde ella es están muy aficionados a mí, y creo yo con el ayuda
de Dios, la cual es de una iglesia, y es porque hice una en el pueblo donde estoy, tengo cuatro es­
clavos, que son todos oficiales, que la puedo yo hacer mejor que cuantos hay en toda la tierra.
Por tanto digo que en esto y en otras cosas no le faltará de comer. De todo esto sea yo avisado, si
no fuesen ellos los mensajeros, séalo Martín de Moya, porque él ha de venir con toda brevedad.
De esto no quiero ser más prolijo.
A vuestros tíos de parte mía y de mi mujer a ellos y a esas mujeres y sobrinas les besamos las
manos con todos aquellos que vos mandáredes. Y digo que el mensajero de ésta es un grande ami­
go mío que se dice Alonso Meléndez, que lo hallarán en Sevilla'. Es el que ha de dar lo que fuere
menester. Y con tanto Dios, Nuestro Señor, os guarde y encamine aquello que convenga a su san­
to servicio. Fecho en Tunja, a veinte de marzo de mil y quinientos y ochenta años, vuestro padre,
que todo bien os desea
Bartolomé de Moya
Vuestra hermana Mariquita la hermosa y vuestros hermanos os besan las manos.
(A mi hija Catalina de Moya, en la ciudad de Córdoba). (l.G. 2093)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 325

370.
Alonso Herojo a su mujer Teresa González, en Reina.
Tunja, 10.111.1583
Muy deseada y querida mujer;
Cuatro cartas vuestras tengo recibidas, que las dos me dio el señor Pedro Hernández» el que
os dio las cincuenta y ocho coronas de a cuatrocientos maravedís, con las cuales me holgué mucho
en saber que érades viva vos y mis hijos, y las tengo guardadas como a la lumbre de mis ojos,
hasta que mis ojos os vean. Y en ellas no hago sino leer, y cuando las leo es por mis regalos, y me
harto de llorar cada vez que las leo, por no poder yo ir allá a besar las manos a todos esos señores
vecinos y tíos y parientes vuestros y míos. Porque ahora que estaba de partida para irme a Casti­
lla, por mis pecados me sucedió una desgracia, que cayó conmigo un caballo en un hoyo, donde
me cogió debajo la pierna que tenía mala, por donde estoy muy mal tratado y cojo, porque no
puedo caminar, que a misa me llevan cargado en una hamaca cuatro o cinco hombres. Y pues no
me he muerto, doy muchas gracias a mi Dios que me ha guardado y dado salud, El sabe para qué»
cúmplase su santa voluntad. Y visto que yo no puedo ir ni caminar para irme a Castilla a holgar-
me con vos y con mis hijos y tíos y hermanos y parientes vuestros y míos, acuerdo de escribiros a
vos y a mis hijos que os vengáis luego acá, donde yo estoy, que, aunque yo esté cojo, con lo que
Dios, mi Señor, ha sido servido de me dar, viviremos en esta tierra holgadamente, sin servir a na­
die. Y así os mando a vos y a mis hijos y yerno, por el poder que tienen los hombres sobre sus mu­
jeres e hijos, que» vista ésta, que luego os vengáis acá adonde yo estoy, porque ya os digo que con
la ayuda de Dios y con ío que yo tengo viviremos bien. Pues sabéis que allá hay tantas miserias y
necesidades de hambres y alcabalas y pechos, aunque de los pechos ya yo sé qué segura estáis vos
y mis hijos, de ambas partes, mas de las hambres y de las grandes alcabalas a todos alcanzará par­
te. En esta tierra no hay pecho ni tampoco alcabala, aunque un hombre venda cada día en cien mil
ducados. Hambres no hay acá, porque es la tierra muy abundosa de pan y de carne y de todo lo
que los hombres han menester, porque el más pobre mata en su casa cada semana un carnero» y
no se contenta, sino que ha de tener su gallina o pollo con su tocino asado, y si no tiene gallina, ha
de tener su cuartillo de cabrito o cordero. Y pan nff lo escribo, porque sobra por la gracia de Dios,
Nuestro Señor, y de esta manera pasan acá los hombres pobres, que los ricos no los cuento, por­
que todo lo tienen sobrado.
Mujer e hijos míos, ya habréis visto venir a muchos hombres casados, y venden allá lo que
tienen, y dejan sus padres y parientes y se vienen acá, sin tener acá parientes ni amigos ningunos,
sino a la ventura, donde Nuestro Señor es servido de guiar a cada uno. Pues es así, con cuanto
más razón vendréis vos y mis hijos acá, y dejaréis esas torres y paredes de esa villa, pues me escri­
bís que ya no hay ninguno de mis parientes ni vuestros, teniendo acá como tenéis vos a vuestro
marido, que os recibirá con mil brazos abiertos a vos y a vuestros hijos y míos, y hallaréis la mesa
puesta, y la cama hecha, y la puerta abierta, que no os estorbe nadie la entrada de casa. Acá está
Francisco*Durán, el de Valverde, entenado de mi tía Leonor Mateos, con sus hijos y mujer, y me
cuenta tantas cosas de las necesidades que pasan las gentes en Castilla que es espanto, y no es él
solo, que más vienen cada flota que hormigas. También está acá Hernando Alonso, hijo de Gon­
zalo Alonso, regidor, vecino de esta tierra, no sé si escribirá por su gente» que también me ha di-
choque quiere escribir, y otros muchos de esa tierra que vienen cada día. Y otro hijo de Alonso
Muñoz, vecino de la Fuente el Arco, ha poco que estuvo aquí conmigo, y me dicen todos que cuál
es el hombre que no trae su mujer e hijos a esta tierra, y los ¡quita de las necesidades y miserias de
España, que más vaJe acá el mal día que el bueno en Castilla. Ya veis lo de allá, y también estaréis
informados de algunas personas de lo que hay acá. ¡
No hagáis otra cosa más de lo que aquí os mando, que es, que vista ésta, vendáis mis casas y
lo que fuere más mío y vuestro, y os vengáis luego acá con el que la presente os dará, que es un
hombre muy de bien, y lleva mi poder y dineros que gastéis vos y mis hijos, y se llama Alonso Sán­
chez Merchán.
Beso a sus mercedes las manos, no olvidando las demás señoras y señores, que a todos, chi­
cos y grandes, les beso las manos muchas veces. La cual es fecha en esta ciudad de Tunja, en casa
del señor capitán Francisco de Avendaño, a diez días del mes de marzo de este año de mil y qui­
nientos y ochenta y tres años, vuestro marido y hermano
Alonso Herojo
(Es para mi deseada y querida mujer Teresa González, en la villa de Reina).
326 ENRIQUE OTTE

371.
Alonso Herojo a su yerno Juan Hernández de León, en Reina.
Tunja, 10,111,1583
Muy magnifico señor:
Dos o tres cartas tengo recibidas, que me las dio el señor Pedro Hernández de los Santos, el
que os dio las cincuenta y ocho coronas de oro de a cuatrocientos maravedís, las cuales me parece
que las escribistes en nombre de mi mujer y vuestro, y me parece que ia letra es toda de una mano,
y creo que es de la mano de v.m. Si es así, me huelgo mucho más, porque los hombres que no
saben escribir no valen nada. Hijo mío, escribisme y avisáisme cómo estáis casado con mi hija
Mari Hernández, y que tenéis dos hijas, y que v,m. y vuestra señora y Lorenzo, vuestro hermano,
os estáis todos juntos eD mis casas como padres e hijos, de lo cual he recibido mucho contento y
consuelo, porque los hombres de bien asi lo han de hacer, abrigar y favorecer a sus cuñados y se­
ñoras, y pues es asi, y Dios, Nuestr.o Señor, fue servido que v.m, se juntase con mi hija Mari Her­
nández, yo recibo la merced y soyimuy contento de ello, como si yo mismo la casara, porque las
cosas que mi mujer y sus parientes han hecho yo las he por bien hechas. Y asi digo por esta carta
que ahora y para siempre recibo a v.m. por mi hijo, como lo es vuestra mujer y es Lorenzo Hero­
jo, mi hijo, hermano de vuestra mujer. Y digo que todo lo que yo tengo que no lo quisiera para
otras personas sino para v.m. y para vuestro hermano y cuñado Lorenzo Herojo. Y asi os ruego y
suplico que, vista ésta, que luego os aprestéis y os vengáis con vuestra mujer e hijos y cuñado y
vuestra señora Teresa González, mi deseada y querida mujer, donde yo esté. Y digo que, si v.m.
hace esto, que en mi hallará todo lo que v.m. hubiere menester, y todo lo que yo tuviere será de
v.m. y de mi hijo Lorenzo. Y no haciéndolo como aquí lo escribo, recibiré pena, y no poca, sino
mucha. Y confiado que en esto lo haréis como mi hijo legítimo, y haciéndolo, me tendréis obliga­
do a daros todo lo que yo tengo y tuviere. Hijo mío, os ruego y suplico que animéis a vuestra se­
ñora, y la consoléis, y la esforcéis, para que luego os aprestéis y os vengáis acá, donde yo estoy es­
perando. Que para que vengáis noblemente, digo para que comáis y os vistáis, os dará el señor
Alonso Sánchez Merchán doscientos pesos de oro de a veinte quilates, que valen allá buenos rea­
les, y con él habéis de venir, que su merced os tiene de encaminar como mi señor. Porque el señor
Merchán os lleva a v.m. y a mí mujer y Lorenzo muy encargados para traeros, porque el señor ca­
pitán Francisco de Abendafto, que es muy mi señor, se lo ha rogado al dicho Alonso Sánchez
Merchán que mire por mi mujer e hijos, y así su merced lo hará, que es hombre muy de bien y
muy principal y es de , y deja acá su mujer e hijos y hacienda, y se ha de volver luego acá.
Por tanto os ruego que vista ésta, que luego os aprestéis y os vengáis a esta tierra con vuestra mu­
jer y señora y cuñado. Que si Nuestro Señor es servido que me halléis vivo, yo os prometo de po­
neros en orden como ganéis de comer sin servir a nadie, y también digo que no se os mojarán mu­
cho los pies, porque no habéis de salir del pueblo si no quisiéredes, porque con los dineros que yo
os diere, y haciendo lo que yo os dijere dentro en el pueblo y ciudad de Tunja ganaréis largo de co­
mer, y todas las noches al lado de vuestra mujer, y almorzar y cenar ni más ni menos, y esto toma
de mí, si Dios es servido que me halléis vivo, yo lo cumpliré lo que aqui digo. Pues hijo mío, mira
las miserias que me escribís que hay en Castilla de hambres y trabajos de todas suertes, pues veis y
sabéis que muchos hombres tienen allá de comer razonablemente, y venden lo que tienen y toman
su mujer e hijos y se vienen a sus aventuras a buscar sus vidas, por quitarse de tantas necesidades
de hambres y trabajos como me escribís que hay cada un año, y como me escribís que está la tierra
tan trocada de otra manera que no la conoceré si ahora fuera allá, y pues se vienen a su aventura
sin saber adonde los echará la muerte, con más justo título vendrá v.m. con mi mujer y adonde yo
estoy, que, mediante Nuestro Señor, hallándome vivo, hallaréis la mesa puesta, y la puerta que no
os estorbará nadie la entrada. Y si por mis pecados yo no fuese vivo, ni merecedor de veros, ni de
recibir tanto contento como seria veros a v.m. y a mi mujer, hallaréis la casa de mi señor capitán
Francisco de Avendaño, hijo del señor capitán Juan de Aven daño, en gloria sea, abierta su puer­
ta, y os recibirá como a mi hermano, porque es mucho mí señor, y a quien yo debo mucho, por­
que en su casa se me ha hecho muy señaladas mercedes doce años ha, y me tienen en lugar de her­
mano, y en esta casa como y bebo como en casa de mi señor y padre. Y digo que, si vuestra ventu­
ra fuere tal que no me halléis vivo, que en esta casa hallaréis mis dineros, y lo que yo tuviere, y os
lo darán, sin que falte un caballo, porque aquí se me hace toda merced, como si yo fuera propio
hijo.
Y no tengo más que encomendaros, ni avisaros, sino que quedo rogando por vuestra salud,
que Dios me os deje ver a v.m. y a mi mujer y a Lorenzo, vuestro hermano. A todos mis parientes
y de mi mujer y vecinos y vecinas de esa villa daréis mis besamanos, y Nuestro Señor os traiga a
esta tierra con mucha salud, amén.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 327

Donde mis ojos os vean¡ amén las necesidades que me constriñen a no ir allá, ahí ¡as veréis en
la carta que escribo a mi deseada mujer, y hace cuenta que es para v.m„ la cual es fecha en Tunja,
a diez días de marzo de este año de 1583 años, muy magnífico señor, beso av . m, sus manos, vues­
tro señor y padre
Alonso Herojo
(Ai muy magnifico señor mi hijo y yerno Juan Hernández de León, en la villa de Reina).

372,
Alonso Herojo a su mujer Teresa González, en Reina.
Tunja, 15.111.1587
Mujer y hermana mía:
En la flota pasada os escribí y vos di cuenta de mi vida, y de cómo era mi voluntad que vos y
mis hijos y vuestros os viniésedes a esta tierra, donde al presente estoy. Y os envié con Alonso
Sánchez Merchán, vecino de esta ciudad de Tunja; doscientos pesos de a veinte quilates, y con
Francisco Durán os envié veinte pesos, y os envié mi poder bastante, para que vendiérades mis ca­
sas y las vuestras y tierras y viñas y todo lo que tuvíéredes, y os viniésedes con uno de estos dos se­
ñores a esta ciudad de Tunja de este Nuevo Reino de Granada vos y mis hijos y yerno. Y no habéis
venido, ni me habéis escrito una carta, haciéndome saber de vuestra vida, y cómo os iba a vos y a
mis hijos. Y, visto que han venido muchas gentes, y no veo letra ni carta vuestra, acordé de escri­
biros esta carta con lágrimas de mis ojos. No sé, mujer mía, qué ha sido de vos y de mis hijos y
vuestros. Y pues no me avisastes en esta flota, ya que no queríades venir, justo fuera que me avi-
sárades y dijérades «no quiero ir por esta causa», para que con vuestra carta tomara yo algún con­
suelo y alegría, como la he tomado cuando me escribís otras veces, y mejor la tomara ahora. No
sé porqué me olvidáis, pues yo no os olvido, sino os envío de lo que tengo, y de la merced que mí
Señor Dios me ha hecho y dado, que es más que yo merezco. Mujer mía, mi voluntad es que, lue­
go como esta mí carta viéredes, vendáis todo lo que tenéis y os vengáis a esta tierra vos y mis hijos
y vuestros, y mira que lo hagáis así como aquí os lo escribo y mando, y os lo vuelvo a mandar con
todo el poder que tienen ios maridos sobre sus mujeres e hijos, y os lo mando una y dos y tres ve­
res que, luego que esta mi carta veáis, os aprestéis y vengáis, o me deis razón porqué-no queréis
venir, y si no queréis venir, escríbemelo por lo claro, y decí que no queréis. Mujer mía» entended
que no os tengo olvidada a vos y a mis hijos y vuestros hasta que me muera y me echen la tierra
encima, y muerto he de estar, y no os tengo de olvidar, porque siempre os tengo a vos y a mis hijos
atravesados en mi corazón, y esta carta estoy escribiendo y las lágrimas de mis ojos me mojan el
papel. Y si yo no voy, es por dejar a mis hijos en buena tierra, donde tengan de comer, y con poco
trabajo lo ganen, y si yo estuviera bueno, yo fuera en persona y os trajera a vos y a mis hijos acá,
porque con lo que yo tengo podemos vivir en esta tierra y comer, sin servir a nadie. Y en Castilla
no puedo yo pasar la vida que acá paso, y por esto quiero que mis hijos vengan a gozar de lsls mer­
cedes que mi Señor Jesucristo me ha hecho, y para cuando yo me muera, que queden mis hijos en
buena tierra, que con poco trabajo tengan de comer en su casa sin servir a nadie, como hacen
otros que vienen descalzos, y en poco tiempo tienen de comer, pues vienen de allá hombres con su
mujer e hijos desnudos, y acá tienen de comer en poco tiempo, que no Íes falta un pedazo de pan
para comer. Porqué no vendréis vos y mis hijos, porque os venís derechos a vuestra casa, y cuan­
do acá llegáredes, hallaréis la mesa puesta y la cama hecha, y si viniéredes desnudos, no os faltará
la merced de Dios, que es grande, que yo os vestiré y os honraré con mi persona y dineros, porque
yo lo que tengo no lo quiero sino para vuestros hijos y míos. Que en esta tierra no tengo ningún hi­
jo a quien dejar lo que tengo, y tomo a decir que, si yo estuviera sano y bueno, que yo. fuera en
persona por vos y mis hijos. Mas no puedo, que estoy muy cojo y viejo, y si queréis decir que por
no tener compañía de quién os fiar no queréis venir, qué más ni qué mejor compañía que dos hijos
que Dios os ha dado, que son hombres de veinticinco años el más chico, que es Lorenzo. Si de es­
tos dos no os fiáis, de ¿quién os tenéis de fiar? '
Escribísme que es regidor vuestro sobrino Francisco de Vera, sea por muchos años. Y mi pri­
mo Alonso Pérez, hijo de Alonso Pérez, y mi primo Antón Martín, fiel ejecutor de esa villa, yo les
beso las manos, y me huelgo de su bien y honra. Dios, Nuestro Señor, se la aumente con mayor
estado, como sus mercedes desean, y yo, su muy servidor, lo deseo para mí, A vuestro sobrino, el
señor padre cura, le beso las manos, y ahí les escribo a todos, digo entrambos a dos, vuestros so­
brinos. A todos esos señores y señoras de esa villa, en general que no quede ninguno, les beso las
manos mil veces, y que me perdonen, que yo quisiera ser el mensajero de ésta, mas no me atrevo a
caminar, que estoy muy cojo y malo, y por eso no me atrevo a caminar.
328 ENRIQUE OTTE

Mujer mía, mira lo que es razón, y mira para qué trabajan los padres, sino para dejar a sus
hijos de comer. Para eso, mi ventura me echó a esta tierra donde estoy. Mujer mía, mira lo que
hacéis, venios acá con vuestros hijos y míos, no seáis causa que mis hijos estén en miseria toda
su vida. Allá tenéis poder bastante para poder vender toda mi hacienda y la vuestra. Y si no que­
réis venir, avísamelo por lo claro. Y Nuestro Señor me os deje ver a vos y a mis hijos en esta tierra
para mayor contento mío y vuestro. Mujer mía, muy mucho me ha pesado la muerte de vuestros
parientes y hermanos y míos; Dios, Nuestro Señor, los perdone. Donde quedo en esta ciudad de
Tunja de este Nuevo Reino dé Granada, rogando a Dios, mi Señor, sea servido de os dar salud
hasta que nos veamos juntos. La cual es hecha en esta ciudad de Tunja de este Nuevo Reino de
Granada, a quince días del mes de marzo de este año de 1587 años, vuestro desdichado marido, el
que todo bien os desea a vos y a vuestros hijos y míos
Alonso Herojo
(A mi muy deseada mujer Teresa González, en la villa de Reina, en el maestrazgo de Santia­
go).

373.
Alonso Herojo a su yerno Juan Hernández de León, en Reina.
' Tunja, 28.111.1587
Hijo mío:
En la flota pasada os escribí dando cuenta cómo a mi hijo y yerno envié doscientos pesos de
oro de ley de veinte quilates para mi mujer, para que ella y v.m. y mi hijo Lorenzo os viniésedes a
esta tierra donde yo estoy, y para esto os envié poder bastante, para que vendiésedes mis casas y
tierras y viñas y de mi mujer y todo cuanto tuviésedes, y ahora va lo mismo, y nunca he visto una
letra. No sé qué es la causa por donde no venistes. Ya que no veníades escribirme cómo no quena-
des venir, y el porqué, solamente distes carta de recibo de los doscientos pesos que os dio el señor
Alonso Sánchez Merchán, carta otra ninguna no la he visto de vuestra mano ni de mi mujer, de lo
que he tenido y tengo gran pena por no saber si sois vivos o muertos. Dios, Nuestro Señor, me os
guarde y me os deje ver por su santa misericordia. Mira, hijo, que, vista ésta, vendáis toda mi ha­
cienda y os vengáis acá con vuestra señora y Lorenzo acá, y con vuestra mujer e hijos, que os de­
seo ver acá. Y mira que os ruego que miréis por mi mujer, y la sirváis y la regaléis por esos cami­
nos que, venidos que seáis acá, yo os regalaré, y os vestiré, y os daré dineros con que granjeéis la
vida como hacen otros, porque me holgaré que vengáis acá, porque con la moneda que yo os diere
granjearéis por donde en poca cosa os ganéis la vida, como veo que hacen otros. A esto diréis, hi­
jo mío; ¿Pues vos, señor, cómo no lo hacéis? A esto, hijo mío y de mi corazón, sabréis que yo no
tengo pies para poder andar por esos caminos, que si yo tuviera pies, yo tuviera hoy diez mil pe­
sos, mas no tengo pies para nada, y por eso no lo hago, que si yo tuviera pies, no me faltará enten­
dimiento, gloria a Nuestro Señor, que me lo dio, mas entended que estuve dos años y medio que
no asenté el píe derecho en el suelo, ni me pude calzar zapato ni botas ni cosa buena, y en estos
dos años y medio mi caballo iza (?) dos muletas, que traía una a un sobaco y otra a otro, y por es­
tas enfermedades que me dieron quedé muy cojo, y con todos estos trabajos ha sido Dios servido
de darme algún remedio de dineros, por donde con ellos podréis granjear y ganar la vida para
vuestra mujer e hijos, que yo partiré con v.m. de lo que yo tuviefe. Mira que el amor que tuve a
v.m. cuando niña, que no lo tengo olvidado, y si entonces la quería bien, ahora la quiero mucho
más, y a v.m. lo mismo, por saber que sois sobrinos del señor cura Gaspar de Aguilar. Y mira, hi­
jo mío, que os ruego que a mi mujer y a vuestra mujer que las abracéis en mi nombre, y me las
traigáis acá, que yo las regalaré y las vestiré, llegadas que sean acá. Entended, hijo mío, que en el
punto que estas palabras digo, que mis ojos son fuentes de agua, que no puedo olvidar a mi mujer
e hijos.
Gil Martín Bermejo, el de la tentelar (?), me dijo acá cómo ya queríades venir, y se espanta
cómo no venistes en la otra flota, ni en ésta tampoco habéis aparecido. Hijo, mira lo que os con­
viene, si queréis tener de comer y dejar a vuestros hijos, porque en esta tierra no hay hambre, y si
no quisiéredes venir con el señor Martín de Zuriaga, que es el señor que lleva mi poder para todo,
me avisa por lo claro cómo no queréis venir, y lo que recibistes del oro que os envié la flota pasa­
da. El señor Martin Luzuriaga os dará un poquito de oro, lo que su merced quisiere daros. No os
digo qué tanto os ha de dar, sino lo que os diere de su voluntad no más, y venios con su merced,
que Dios, Nuestro Señor, me deje veros acá en esta tierra a v.m. y a mi hija Mari Hernández y a
mis nietos y nietas y a mi mujer, donde quedo en esta ciudad de Tunja de este Nuevo Reino de
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 329

Granada, rogando a Dios, mi Señor, me os deje ver, la cual es fecha sábado,a 28 de marzo de
1587 años, vuestro suegro y padre
- Alonso de Herojo
(Para mi hijo y yerno Juan Hernández de León, en la villa de Reina, enel maestrazgo de San­
tiago). - (I.G.2093)

374.
Diego de Sandoval a su mujer Luisa de Perea, en Sevilla.
Tunja, 25.1V.1584
Señora mía:
Desde que estoy en esta tierra ha sido tan grande mi deseo de teneros conmigo que este deseo
me consume, y ninguna cosa me da contento sin vos. El señor Pedro Jone (?), que es el portador
de ésta, va a esa tierra, y lleva orden mia para traeros en la primera flota a vos y a mi hermano sin
falta ninguna. Os apresta, que su merced os aviará para que vengáis, y si estuviere en esa tierra mi
hermano Lope, decidle al señor Pedro Jone para que le sirva, y así se diga a mi hermano Belmes
(?), dejando vos que se lo dé, porque su merced lo traiga asimismo, porque los sirva por el cami­
no. Y con tanto Dios nos deje ver, como deseo. De esta ciudad de Tunja, a veinte y cinco de abril
de 1584 años, vuestro esposo, que mucho os desea
Diego de Sandoval
Y si fuere necesario, presentarse esta carta ante su majestad y señores de su Real Consejo.
(A mi deseada y querida esposa Luisa de Perea, en Sevilla). (I .G. 2062)

375.
Pedro de Mantilla de los Ríos a su mujer Ana de Villalta, en Madrid.
Tunja, 4.111.1587
Si por momentos hiciese esto, no sé si bastaría para cumplir mi deseo, con el cual estoy mu- -
chos días ha engañándole de una y otra suerte. Considerando mis cosas y la que más cierta hallo,
es el haber recibido muchas mías y dárseos poco de la solicitud que desde aquí hago para saber de
vuestra salud y de la de mis hijos, los cuales os encomiendo miréis por ellos como madre. No sea
que me juzgue el no haberme escrito sino dos cartas a las muchas que os tengo escritas, que no me
lastima poco ni menos el-ver el sosiego que en esa tierra tenéis, sabiendo cuál estaré yo en ésta sin
vos y con las veras que he procurado pasaros conmigo, y cuán de burlas lo tomáis, pues aún decir­
me cuándo será vuestra venida no habéis gustado, sabiendo de cuánta consideración era para mi
sosiego, el cual no podré tener hasta que os vea conmigo, o a lo menos entienda gustáis de venir.
A la hora que ésta escribo estoy con salud, gloria al Señor, deseoso la tengáis con todos vuestros
hijos. Mi habitación y estancia es en la ciudad de Tunja, como en las demás os he dicho, desde
donde despacho ésta por tres partes, porque si acaso se perdiere alguna, no falten todas, ni sea ex­
cusa ni ocasión para decirme no habéis recibido con esta flota cartas mías, que si no soy desgra­
ciado, o vos no gustáis de que yo sepa las habéis recibido, tengo por imposible que una de las di­
chas no llegue.
Yo estoy, como en las demás os he dicho, en compañía de mí hermano. Vamos bien, gloria al
Señor, él también desea veros acá, para emplear la mayor parte de ello en vuestro regalo y aprove­
chamiento de nuestros hijos, los cuales tiene por tan suyos que otra cosa no dice ni hace que no
sea de sus sobrinos, porque, como sabéis, no tiene hijos ni otros sobrinos. Son grandes las ansias
que tiene por ellos, en especial por mi querido Pedro, el cual como yo tengo en mis ojos los suyos
es tan deseoso de verle, que los días le parecen años, y si será lo mismo y más de mí, juzgadlo vos
misma. No puedo dejar de daros cuenta de lo que por acá pasa, y así sabréis cómo mi tío, el arce­
diano, ha sido Dios servido de llevársele, del cual recibía grandes mercedes, y me favorecía mu­
cho, aunque a la hora de su muerte y última voluntad no lo mostró como yo esperaba. Dejóme
parte de sus bienes, y no los que yo entendí; al fin es bueno lo que se da sin deuda. Por no quedar
con ella, a causa de tener empleado mi dinero, no os envío algunos, ni querría fuese parte para
desmayaros, y así, pues hay muchos de esta tierra allá, sé cierto os favorecerán, y en Cartagena os
estaré aguardando, y pagaré el gasto con más las ganancias, y venía de gratificarlo, lo serviré con
muchas veras, Dios se sirva de que mi deseo se vea cumplido, para que yo me sosiegue, donde
ahora quedo aguardando cuando será vuestra venida, y saber por extenso de los sucesos de vues­
tra hermana, la cual se goce muchos años en vida de mi cuñado, a los cuales deseo ver en esta tie­
rra, pues como me d ecís« hombre de tales partes. Aunque os sé decir, si no se hubiera casado
330 ENRIQUE OTTE

vuestra hermana, la acomodara yo acá a gusto de todos con grandes riquezas, aunque el cuñado
con su buena industria será para granjeárselo esto y más. Dios les dé ia ventura que para mí
deseo, que se me puede fiar. Y si acaso, como he entendido, tuvieren ánimo de pasar a estas par­
tes, no le pierdan por ver vuestra poca voluntad, mas antes los animad y poned alas y nuevos
deseos en vuestro corazón, para con esta flota dar orden que nos veamos todos, que, como di­
cho tengo, os aguardaré en Cartagena, adonde seréis tan bien recibidos y regalados cuanto lo
veréis por la obra. Y porque entiendo bastará esto para quien bien me desea, no más, de que
Dios os me guarde muchos años, y El se sirva de que presto os vea, cuya vida, etc. De la ciudad
de Tunja, y de marzo 4 de 1587 años.
Pedro de Mantilla de los Ríos
A vuestra hermana y cuñado y vuestra tía Polonia, la de Tembleque, y sobrinos daréis mis
besamanos, y mostrarles eis ésta, la cual tendrán por suya.
(A mi mujer Ana de Villalta, ¿n casa de Rafael de Arigón. en Madrid). ( I .0 .2097)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 331

TRINIDAD

376.
Alonso Ramírez Gaseo a su hijo y yerno Juan García Ramírez y Pedro Sánchez de Corrales, en
Víllanueva de Alcardete.
Trinidad, 1.1.1577
Hijos:
El grande amor paternal que a vos y a vuestra hermana os tengo, y el buen aparejo que se
ofrece, me ha hecho enviaros a mandar lo que por ésta veréis. Y es que el señor García de Barrio-
nuevo es muy grande amigo y señor mío y deudo de nuestros deudos, va a esa tierra para volver
luego, ofreeióseme que os traería en su compañía, que no lo debéis tener en poco, porque es per­
sona que ya ha venido y vuelto a esa tierra, y sabe lo que es menester, y cómo se ha de hacer todo
lo que conviene al viaje, y así en todo haréis lo que él os dijere y mandare, y por el presente es mi
voluntad que vos con vuestra casa os vengáis a gozar de lo que yo he ganado, pues el rey os hace
merced de ello. Y para que lo podáis hacer, el señor García de Barrionuevo lleva cien pesos de oro
de veinte quilates. El lo venderá, que sabe mejor lo que es, y os dará los reales que de ello se hicie­
ren, y vos vended de vuestros muebles todos los de la labor y pan y vino y otros que no sean para
traer, y que los raíces no toméis, sino dejadlos a vuestra hermana, para que se aprovechen de
ellos, hasta que de acá yo os los pague y les enviemos carta de venta lo que de vuestra hacienda
traeréis, que acá es menester toda. La ropa blanca y de calzar y cama y vestidos los que estuvieren
buenos, y los no tales dejarlos allá, traeréisos el servicio de hierro, calderas y sartenes, cucharas y
asadores, toda la ropa blanca y lienzo que pudiéredes, y si a trueco de otras cosas que no podéis
traer pudiéredes haber tres o cuatro libras de azafrán son acá muy necesarias y valen muy caras, y
para con ellos otras tres o cuatro de pimienta y clavos y canela. Para vuestro matalotaje lo que po­
dréis traerdes a tierra (?) es algunas piernas de camero hechas cecina bien curada, y una docena de
queso muy bueno, y en Sevilla compraréis una docena de jamones de Aracena y algunas aves, y
para cala persona que trajéredes un quintal de bizcocho, que sea blanco y muy bueno, compra­
réis una arroba de aceite y otra de vinagre, una docena de botijas de vino, aceitunas, almendras,
pasas, higos, avellanas, nueces, garbanzos, arroz, miel, azúcar y conservas, y todos los regalos
que halláredes, que todo es menester por la mar. Y el fletamento el señor Barrionuevo lo hará, to­
maréis una cámara, en que vengáis vos y vuestra mujer, y flétense a pagar en Cartagena, que yo
tendré allí recaudo para pagar lo que fuere, y en esto y en todo lo demás haréis la voluntad del se­
ñor García de Barrionuevo, porque ésta es la mía. Para traer vuestra casa a Sevilla traeréis un ca­
rro en que venga todo lo que hubiéredes de traer. Traed de respeto algunos reales para gastar en
las islas, que son menester. En Sevilla preguntaréis por Gonzalo de Cabrera, veintenero de. la igle­
sia mayor de Sevilla, y diréisle cómo sois mi hijo, que él os advertirá de los deudos que tenemos en
Sevilla, y os. llevará adonde estuvieren, y os favorecerá como deudo, porque yo por tal lo tengo.
Visitaréis a todas las monjas, nuestras deudas, y si acaso vuestros suegros tuvieren muy a mal la
venida de su hija, no les deis enojo, sino venios vos con el señor Barrionuevo, que todo lo hará un
año de venida y vuelta, y venderemos lo que por acá hubiere, irémonos (?) todos, por si me murie­
re yo, que llevéis lo que hubiere.
Si viniere vuestra mujer, hacerle heis de ■rostir lo siguiente, y más si más pudiéredes: una bas­
quina de terciopelo, con su jubón de raso muy bien guarnecido, otra de tafetán, un manto de bura­
to de seda, una sobrerropa de damasco, todo de las colores que ella quisiere, y un capotico de
332 ENRIQUE OTTE

grana, o manteo muy bien guarnecido, y un sombrero de terciopelo, con un cordón o trenza de
oro para de camino. Para vos haréis un vestido negro del mejor paño que hailáredes, y unos impe­
riales de terciopelo y un jubóitde raso y una gorra de terciopelo y dos o tres pares de medias de ca-
risea y otro vestido de un paño verdeoscuro o del color que a vos os diere más gusto para de cami­
no.
La orden que habéis de tener entre vos, vuestra hermana y su marido Pedro Sánchez, mí hijo,
el cual le ruego tenga ésta por suya, como lo es, es la siguiente: que vos recibáis todo lo que lleva
Barríonuevo para hacer vuestro viaje, y vos le dejéis vuestra parte de las casas y Jas demás hereda­
des que tenéis, para que de ellas se aproveche. Y sí esto no quisiere deshacer, partiréis lo que lleva
Barrionuevo con él, porque esta es mi voluntad.
Hijos, a mis hijas me daréis mil abrazos en mi nombre, porque aquí estoy escribiendo, y me
está saliendo el alma por ellas.-De mi salud os hago saber que he tenido cinco años de enfermedad
muy trabajosa y costosa, y con esto y con los gastos de mi enfermedad y de mi libertad no he
podido favoreceros hasta ahora, y ahora Dios ha sido servido de librarme de la enfermedad y
de las deudas, y de aquí adelante yo tendré cuidado de los que allá quedaren.
Esta carta sirva para todos mis señores y sobrinos, como son el señor mi consuegro Esteban
de Corrales, con toda su casa, el señor mi consuegro Juan del Pozo, con la señora mi consuegra
Catalina Muñoz con toda su casa. A los señores mis sobrinos de Romero con todos sus hermanos
y hermanas, al seflor Lucas Sánchez, nuestro primo y cuñado, al señor licenciado Narundo y su
mujer o Miguel García Botija, y nuestra querida prima Inés García, a todos los demás deudos y
a m ip s y vecindad. La casa dé Juan de la Sierra, que sea en gloria, la de Miguel de Lázaro, la de
Garcí Garrido, la de Mari Gallega, y dígale que su hermano murió en la jornada que murió Anto­
nio Gaseo. A nuestro primo Alonso Trigo con todos los demás deudos y amigos. Y con tanto ce­
so. Nuestro Señor os tenga de su mano, y os haga sus siervos. De esta ciudad de la Trinidad de
Musos, y de enero primero de mil y quinientos y setenta y siete. El que queda con gran deseo de
veros y aprovecharos como padre
Alonso Ramírez Gaseo
(A mis amados y queridos hijos Juan García Ramírez y Pedro Sánchez de Corrales, en Villa-
nueva de Alcardete).
(l.G. 2058. Véase carta siguiente)

377.
Pedro Sánchez de Corrales a Juan García Ramírez, en Villanueva de Alcardete.
Trinidad, 1.V.15S5
Ilustre señor:
Después que estoy en esta tierra no he visto ninguna carta sino es de mi padre y de Aria la Ro­
mera. De la muerte de mi prima María del Pozo me ha pesado mucho por su soledad, Dios le dé
gloria.
Hemos tenido tantos trabajos por acá que su padre estuvo dos años en una cama hasta que
fue Dios servido de llevarle y sacarle de trabajos. Gastamos con él cuanto yo trabajaba, que en su
poder no hallé un sólo tomín, que aún las casas en que vivimos y las estancias le tenían vendidas, y
las he comprado yo con lo que Dios me ha dado, que aún se está por pagar parte de ello, y hasta
una mina que labraba me dieron pleito a ella, y me la quitaron, y después me dieron pleito por los
indios, y aún no hemos acabado, que me ha costado mucho oro y trabajo y desasosiego.
Después casé mi hija con Miguel Gómez, entendí que tuviera descanso, y por tener tan mala
orden en su hacienda, después de muerto, me ha costado un año de pleito. Que he gastado más de
dos mil ducados y deudas de su padre, que son más de quinientos ducados he pagado, que si Dios
no me hubiera remediado con su misericordia en darme algún remedio en las minas, después de su
misericordia, que he tenido más trabajo que si cavara de noche y día. Gasté con Miguel Gómez en
su casamiento y en su muerte cuanto tenía, y en el pleito todo mi reposo, y su hacienda que tenia
la tenía en otra parte, y ni hemos visto y sabido qué se ha hecho. Entendemos que las enterró y es-
condió, porque estando enfermo le dio plesía (?) en la lengua, y preguntando que dónde tenía las
piedras, señalaba con la cabeza y decía: «Allá, allá». Que nunca he entendido dónde las tenía,
preguntando maliciosamente que si las tenía yo o mi mujer o hija dijo: «Claro que no», como está
en el testamento, lo cual nos valió mucho. Y a causa de tantos trabajos ni a mi padre ni a v.m. no
he podido enviar alguna cosa, como yo quisiera. Dándome Dios salud, si tuviéremos, yo tendré
cuidado.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 333

Y como su sobrina de v.m. la he casado dos veces, he ganado mucho. Está casada ahora con
un hidalgo muy hombre de bien. Es juez depositario de bienes de difuntos, con voto en cabildo,
que es regidor. Estamos,todos muy contentos y muy conformes, bendito Nuestro Seflor, Hasta los
oidores y presidente de la Real Audiencia está bien con él. Es cristiano viejo.
Al tío Juan García y a su señor y al primo Juan García con todas sus mujeres e hijo y al licen­
ciado Narindo con toda su casa y a Lucas Sánchez Botija con toda la suya y a Alonso Sánchez con
la suya, a Francisco Martínez de Mondejar y a Mari Ramírez con toda su casa y a mi primo Fran­
cisco Sánchez, Ule (?) Martin, a la tía de Pascual Sánchez con todos sus hijos y a Miguel Romero
y a Francisco Romero y a Gaspar Pradillo con todas sus casas y al padre Alonso Sánchez y al pa­
dre Miguel Hernández con todas sus casas y a todos los vecinos con todas sus casas, Ana Ramírez
Gaseo, su hermana, y doña Luda Ramírez Gaseo, su sobrina, les besamos las manos, y mi hijo
Gómez Martín lo misino, y tiene gran deseo de conocerlos a todos y tiene gran deseo de ir en esa
tierra. Entendido he ha ido por atlá un licenciado Castillo, que le dé esta razón de Santa Fé, y por
maldades que hizo y dijo a algunas personas que le había de comprar la herencia de Miguel Gó­
mez a Ana la Romera le mandó cien pesos y esa casa que tenía allá, y si su madre de Miguel Gó­
mez era muerta, cuándo murió, le deja toda la hacienda a mi hija, si es viva, y ha dado poder al­
guno, revóquelo, y envíeme poder, que yo tendré cuenta con lo que fuera suyo, y se lo enviaré,
Una partida de piedras vendió a un soldado de aquí, hermano de un Patiño, le está puesta deman­
da de seis mil pesos, no sé cómo se librará. Y otro poco se empleó, y si no fuera por nosotros lo
que todo se lo mandara a mi hija, hasta un negro dejó, y otro, si fuere viva, y enviaré poder, sea
comprobado por tres escribanos, y así lo traten con ella. Yo gasté en su entierro, que se hizo muy
cumplido, mucho. A su hijo Juan Garda y a Alonso y María y Catalina, mi hija, se le encomienda
mucho, y tiene gran deseo de verlos, y si Dios nos lleva allá, les llevará alguna cosa buena, Está
preñada de ocho meses, está tan grande como mi hermana Ana García. Si alguno me olvido nos
encomiende, que si lo dejo no es por falta de voluntad, sino que, como somos tantos, no me pue­
do dejar de olvidar algunos. Al tío Antón Sánchez y a su hermano Juan con todas sus casas nos
los encomienden. Y con tanto Nuestro Señor le tenga de su bendita mano y le dé salud, como to­
dos deseamos, amén. De esta ciudad de la Trinidad de las minas, primero de mayo de 1585 años.
Ilustre señor, quien todo su bien y salud desea, su~deseado hermano
Pedro Sánchez de Corrales
(Al ilustre señor Juan García Ramírez, en Villanueva de Alcardete, en La Mancha).
(LG. 2096. Véase carta anterior)
334 ENRIQUE OTTE

M ARIQUITA

378.
Catalina Alvarez a su hermano García Martín, en Villamayor.
Mariquita, 1. VI. 1565
Señor y querido hermano:
Yo estoy en estas partes de Indias en una ciudad que se llama Mariquita, del Nuevo Reino de
Granada, y estoy casada con un conquistador y poblador de estas provincias, y tiene tres pueblos
suyos, y soy señora de vasallos. Ha sido Dios servido de darme de sus bienes, y darme un marido
que en todas estas tierras no hay mujer mejor casada, ni más bien aventurada, y con todo esto no
ha sido Dios servido de darme hijos de este marido. Cúmplase su voluntad, aunque con este dolor
viviré mientras en este mundo viviere, por no tener a quien dejar esta hacienda después de los días
de mi marido y mios. Así que por esto, señor hermano, si un hijo que yo de mis entrañas parí es
vivo, por la pasión que pasó Dios os ruego que me lo enviéis, pues no tengo a quien lo dejar sino
es a él. Podría ser que ya no os acordásedes de mí, pues ha tantos años que de allá salí, y a mi hijo
dejé. Así que quiero que entendáis y sepáis que es viva vuestra hermana Catalina Alvarez, hija de
Juan Sánchez de Luchena y de Mari Aivarez, su legítima mujer, que fui de Juan Muñoz de Ber-
langa casada y velada, como lo manda la santa madre iglesia, y de éste hubimos un hijo llamado
Juan. Este es el que demando y pido. Desposéme en casa de García Martín, mi hermano, desposó­
me mi hermano y mi cuñada Mari Sánchez, hija de la Machacona, y fueron mis desposorios con
este Juan Muñoz de Berlanga, que tenga Dios en gloria, enfrente de la casa de Mari Torrecilla,
la cual tengo por hermana y por señora, y le den mis besamanos, y que se acuerde de cuando
juntas nos habíamos, y escríbame de su suceso.
Fueron mis padrinos de boda Andrés Serrano y Sabina López, su mujer. Este mi hijo es de
edad de diez y nueve años, poco más o menos. Y pues que de mi persona, señor hermano, yo no
puedo daros más declaración, ni decir dónde ni cómo se crió, tengo entendido que v.m. o alguno
de mis hermanos no pueden dejar de saber de él.
Yo dejé vivos tres hermanos, que son Juan Sánchez de Luchena y a Diego Sánchez de Luche­
na y a vos, señor. Solo me resta decir que el nombre de mi marido, el que ahora tengo, para que
puedan escribir, se llama Antón de Palma.
Se lo suplico a v.m. y a todos mishermanos que fueren vivos, y demás de v.m., que escriban
haciéndome saber de este hijo, y le hagan que en todas maneras se venga,, pues que no tengo a
quien poner los ojos sino en él.
Roga a Dios, Nuestro Señor, que nos quiera dar su gracia, para que nos veamos todos juntos
antes que nos muramos.
De salud estamos yo y mi marido y mi casa muy buenos, y de comer de lo bueno que en este
pueblo hay.
Nuestro Señor me deje veros, porque certificóos que tanto lo desea mi marido, y más que yo,
y a todos os besa las manos. De Mariquita, arriba nombrada, a primero de junio de 1565. Aquí os
desea más ver que escribir vuestra hermana
Catalina Alvarez
(A mi señor hermano García Martín, en Villamayor, de cara de las casas de María
Torrecilla). (I.G. 1223)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 335

LA VICTORIA 379
Alonso de Elvas a su hermano Francisco de Flvas, en Trujillo.
La Victoria, 9.III.1566
Muy magnífico señor:
Yo estoy de asiento en esta ciudad de La Victoria habrá cuatro años, poco más o menos. Que
no me hallaba bien en Cartagena, y a esta causa me pasé a esta ciudad, en la cual estoy y estaré to­
do el tiempo que Dios fuere servido. Aunque más presto sabré nuevas de v.m. en Cartagena que
no eri esta ciudad, que después que estoy en ella no he visto más de una carta de v.m., y esa me en­
vió Juan Alonso desde la ciudad de Cartagena, que la traía un amigo suyo, y visto que era para
mi, me la encaminó a esta ciudad. Aunque en ella me dice v.m. cómo me ha escrito otras dos sin
ésta, supe por ellas la necesidad de v.m., y cómo era casado, y tenía un niño, y otro para nacer.
Dios se los deje criar para su servicio, que de eso estamos bien quitados nosotros, que Dios, loa­
do, no nos los da. El sabe de lo que más se sirve. Mucho quisiera, si v.m. fuera servido, que se
aviara para venir a esta ciudad, para que entendiese en mi hacienda, y se aprovechase de ella como
de cosa suya. Que yo ando enfermo, y no puedo todas veces andar en lo que conviene, y. se me
pierde mucho por no poder entender en ello, y v.m. remediaría mis faltas. Y para ayuda a criar
sus niños a nuestro primo Gonzalo Gil di cincuenta y ocho pesos, para quede ellos diese a v.m.
veinte y ocho, y treinta a vuestros padres, y él lo hizo tan bien que se fue a Panamá, y empleó lo
que tenía, y se fue al Cuzco, y allá he sabido que está, y me ha enviado a decir que los envió a v.m.
Yo así lo tengo entendido. Reciba v.m. la buena voluntad, que yo enviaré a v.m. a otra armada lo
que yo pudiere, aunque más querría y recibiría yo mayor contentamiento de que v.m. viniere por
acá, para que todos nos holgásemos. Mientras v.m. no se dispusiere haga con nuestros padres lo
que es obligado. Que yo dende acá haré lo que en mí fuere.
A mi señora hermana Isabel Alvarez beso las manos, y a todos mis señores y amigos. De La
"Victoria, de marzo nueve días del año de 1566, su hermano, que sus manos besa
Alonso de Elvas
(Al muy magnífico señor mi señor hermano Francisco de Elvas, platero en la ciudad de Truji­
llo).
380.
Alonso de Elvas a su hermano Francisco de Elvas, en Trujillo.
La Victoria, 15.1.1568
Muy magnífico señor:
La de v.m. recibí, y la fecha de ella por abril de sesenta y siete, y en ella me avisa v.m. cómo
el señor nuestro padre es fallecido, gloria a Dios por ello. Y la señora nuestra madre queda con
muchos trabajos, y v.m. con poco remedio. Dios, Nuestro Señor, se ha servido dar salud a v.m. y
a mi, para que yo remedie las necesidades de todas vs. mds.
Señor, suplico a v.m. haga lo que es obligado con la señora nuestra madre y nuestra herma­
na, hasta que yo provea más largo. De lo que ahora va, señor, en poder de Juan Alonso, veci­
no de Cartagena, dejé cincuenta pesos de oro muy encomendados, para que los enviasen en la flo­
ta. Yo creo que será cierto, porque él es muy mi señor. V.m. los recibirá y partirá con nuestra ma­
dre hasta que yo provea de más. Pero, señor, suplico a v.m. que, aunque v.m. tenga hijos peque­
ños, como v.m. me dice por su carta, que sin más detenimiento se avíe para venir en esta flota,
porque v.m. hallará todo cuanto v.m. hubiere menester en Cartagena a poder de Juan Alonso,
como digo, porque yo tengo entendido que, si él sabe que v.m. es mi hermano, hará con v.m. to­
do lo que fuere menester, y esto le encargo, porque yo soy enfermo, y no tengo hijos ni herederos,
sino son los de v.m., y también porque yo no estoy para entrar en ia mar, que si lo estuviera, por
ventura quizá rae determinara de ir a ésa tierra, mas los médicos me dicen que me moriré en en­
trando en la mar. Por esto, y por tener con quien me consolar, le suplico a v.m. y a la señora mi
hermana, Isabel Alvarez, se dispongan, porque los estaré aguardando, y no se les ponga delante el
Peligro de la mar. Y esto, como digo, no haya otra cosa, porque cada día aguardo la muerte. Y a
la señora mi madre que no reciba pena, porque yo la proveeré en cuanto la vida me durare. No
más, de que v.m. a todos los amigos de v.m. beso las manos. De esta ciudad de La Victoria, y de
enero quince, adonde siempre estaré aguardando a v.m. Fecha en el año de 1568 años. Y con esto
la muy magnífica persona de v.m. guarde con la de mi señora hermana Isabel Alvarez, e hija,
como puede. Beso las manos de v.m.
Alonso de Elvas
(Al muy magnífico señor mi señor hermano Francisco de Elvas, platero en la ciudad de Truji­
llo). (l.G. 2083)
336 ENRIQUE OTTE

T OCAIM A

381.
Antonio Portillo Cantalejo a su primo Sebastián de Velasco, en Montemayor.
Tocaima, 1.IV,1569
Señor:
Una suya recibí primero de enero el año de mil y quinientos y sesenta y nueve, con la cual me
holgué mucho, y más en saber que mi tía era viva, lo cual no había sabido hasta ver la carta de
v.m. Los que son muertos Dios los ponga en la gloria. Díceme por su carta que está por casar; no
me ha pesado, que deseo verle por acá, según las nuevas de su persona me han dado, y por otra
parte me pesa que deje su madre y a mi tía, porque el día de hoy no tengo mayor carga, que es no
poder remediar mis tíos y parientes, aunque, loado Dios, no me falta con qué, sino que los mensa­
jeros no son todas veces ciertos para poder enviar dineros, porque otras veces los he enviado y no
han ido allá. Yo envié ahora con un vecino de este pueblo, que se dice Francisco Ortiz, cincuenta
pesos, los treinta para mi hermana, Dios la perdone, y los veinte para mi tío Francisco Basto. Y
por no saber que mi tía Catalina era viva, no hice mención; placerá a Dios que, en habiendo per­
sona con quién, haré lo que soy obligado. Han de saber que es grande la determinación que tengo
si me iré a esa tierra o si me quedaré por acá. Es tan grande el deseo que tengo de ir en España que
el día que se me quitase se me acabaría la vida, sino que hay acá tantos locos, que tiene el demonio
embarazado los hombres', podría ser que, viéndole por acá, me determinase de me ir más breve.
Sola una cosa le quiero decir, que los hombres que se aplican a trabajar en esta tierra que medran
más en un año que allá en toda su vida, porque cada año le darán ciento y cincuenta ducados y
mantenido. Yo tengo de costa de hombres cada año seiscientos pesos, éstos en oro. Digo esto por­
que quiero que sepáis lo que por acá se gana, aunque si viníésedes por acá, no consentiría que lo
hiciésedes, porque no me sería a mí dado, ni a ningún pariente mío que acá viniese. Y no se os dé
el deseo que tengo que venga, porque muchas veces se suelen quejar los parientes después que es­
tán por acá y atenerse a decir: «Si no me escribiéredes, yo no viniera acá». Y esto no lo digo
porque é¡ se quejará, ni yo soy hombre que él ni otro ninguno que acá viniese de todos mis parien­
tes se quejen de mí, cuanto más teniendo tan gran deseo de ver a un pariente y tan cercano como
es él. Mas quiero decir que con lo que a mí se me olvida y se me pierde que no lo veo, podría mi
primo ser hombre, aunque me dicen que lo es por su persona.
No escribo más largo por no tener lugar. A todos mis tíos y primos y sobrinos me perdonen
en no les escribir, y que hayan ésta por suya. Y a mi tía, que Dios me la deje ver, me la encomien­
de mucho. Nuestro Señor dé a v.m. la salud y contentamiento que yo para mí deseo. De Tocaima,
primero de abril del año de 1569 años. Vuestro primo, que más os desea ver que escribir
Antonio Portillo Catalejo
(A mi señor primo Sebastián de Velasco, en Montemayor, tierra de Cuellar).
(I.G. 2085)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 337

M EDINA DE LAS TORRES

382.
Hernán Páez de las Parras al canónigo Jerónimo Gudiel de Espina, en Sevilla.
Medina de las Torres, diciembre 1586.
Muy ilustre señor:
Desde Cartagena escribí a v.m. cómo mi viaje no se hizo por haber socorrido el virrey de la
Nueva España a La Habana, y cómo nos hicieron venir en compañía de los galeones, y de cómo
hallamos a Cartagena perdida, y cómo yo traía licencia de hacer lo que me pareciese de mi perso­
na. Llegado que fui me partí para el Nuevo Reino de Granada, y de ahí irme a Lima, y viniendo
para la gobernación de Popayán en un pueblo que se dice la dudad de Anserma hacía un capitán
gente para una jomada que se dice el Chaco, y como yo soy aficionado a esto del arte militar, fue
menester poco para llevarme a ella, donde luego a pocos días entramos al efecto, y al presente es­
toy en la tierra, y se ha poblado en ella un pueblo de españoles que se dice la ciudad de San Andrés
de Medina de las Torres. Tiénese noticia que es tierra muy rica. Han salido de paz dos o tres caci­
ques, los cuales nos dan y hacen rosas de maís, y lo traen. Yo estoy en esta ciudad por contador de
la Hacienda Real de su majestad. No he hallado en toda esta tierra hombre que me conozca, ni de
la tierra. Tengo necesidad que v.m. me haga merced con las muchas que yo de mano de v.m. he
recibido, de una carta de favor de esos señores de la Contratación del presidente o contador para
que estos señores de la Real Audiencia de Santa Fé de este Nuevo Reino de Granada me hagan
merced de lo que les suplicare, que entiendo que lo habré menester mucho, y será parte para que
yo pueda en breve tiempo ponerme bien para poderme ir. ‘
No escribo a mis padres ni tíos ni a otros muchos señales que tengo obligación, por estar en
tierra de guerra, y no haber aderezo conveniente para ello. Suplico a v.m. sea servido de cumplir
de hacerle saber al señor mi tío, cura dé Alcocer, o al señor Miguel de Arribu, para que de ellos lo
sepan mis padres, y para que me puedan escribir de su salud. Y porque de presenté no hay de que
hacer saber a v.m. por acá, no digo más. Al señor canónigo don Francisco beso las manos, no ol­
vidando las del señor racionero Marín. Nuestro Señor la muy ilustre persona de v.m. guarde mu­
chos años y en estado acreciente, como los muy servidores de v.m. deseamos. De esta dudad de
Medina de las Torres, y de didembre de 1586 años, muy ilustre señor, besa las manos de v.m. su
más humilde y fiel servidor de v.m.
Hernán Páez de las Parras
Las cartas que se me hideren merced suplico se encaminen a la ciudad de Anserma, goberna­
ción de Popayán, a casa del capitán Hernán Benítez.
(Al muy ilustre señor Jerónimo Gudiel de Espina, canónigo de la santa iglesia de Sevilla, en
la collación de Santa María, en Sevilla). (I.G. 2097)
338 ENRIQUE OTTE

ANSERMA
383,
Pablo de Salazar a su hermana Catalina de Solazar, en Huete.
Anserma, 19.XI.156?
Muy magnifica señora: ¡
Querer significar la merced y contentamiento que recibí con la letra de v.m. sería imposible
por carta, y así dejaré de tratar dé esto y remitir el sentimiento de ello a lo interior de las entrañas
de amor tan verdadero» de hermana tan querida» como v.m. lo fue siempre de mí. Nuestro Señor
por su infinita bondad me traiga a tiempo de que tengamos todos cumplido contentamiento con
nuestra vista, que para mí no hay cosa que más deseo.
Díceme v.m. soy descuidado en el escribir, y que fue Baltasar Carrillo sin carta mía. Verda­
deramente yo lo deseé y procuré grandemente, y al tiempo que le topé en cierta provincia tuve tan­
tas ocasiones y moynas (?), cuantas v.m. entenderá por la que escribo al señor mi hermano, por
las cuales quedo sin culpa en este articulo. De una cosa satisfago a v.m., que perpetuamente falta­
rá voluntad en mí para que se consiga la de v.m., y ponerlas en efecto irme a gozar de la vista de
v.m. y de todos mis deudos. V para ponerlo en ejecución ha sido Dios servido de que al cabo de
tantos trabajos y peregrinación tan larga fue su voluntad que me casase, y así en el año de sesenta
y seis por San Juan de junio me casé con hija de un caballero de esta gobernación, que se llama
doña Isabel Sánchez de Avila, la cual tiene el mismo deseo que yo de ir en España y conocer a
v.m. No podré de presente irme, ni sé si podrá ser en otra armada, pero correl favor de Dios será
de aqui a tres o cuatro años, encaminándolo El para su servicio. Pongo este término, porque ten­
go dado a un vecino de esta gobernación ocho mil pesos, para con ellos se granjee, para poder sol­
dar algo de los gastos que hice en servicio-del rey en cierta jornada de que quedé gastadísimo. No
cese v.m. de sus buenas devociones, yo confío en Dios serán parte para me llevar a esa buena
tierra, cosa que yo tanto deseo.
También escribo a esos señores que será parte para que se abrevie mi partida, si con brevedad
se me envían ciertos despachos y prueba de.quién soy» porque el capitán, mi señor, pretende hacer
cierto mayorazgo de un hijo mío, y hase de efectuar en esa tierra o en su naturaleza. Anime .v.m.
al seftor mi hermano Bautista Salcedo, si por falta de salud el señor Alonso de Salazar estuviere
impedido, se llegue a Ocaña y a la Solana por el traslado de la probanza que ahora nuevamente
Juan de Salazar ha hecho con el traslado de esa ejecutoria y prueba que venga de cómo Juan de
Salazar, su padre y mi abuelo el alcaide Alvaro de Salazar eran hermanos. Y será menester se use
de mucha brevedad, porque la una ejecutoria de mi padre como la de mi madre las pueda traer
Baltasar Carrillo» al cual mandará v.m. dar a mí sobrino Gaspar de Salcedo, para que me lo trai­
ga, que yo le escribo que le pagaré todo lo que con él costeare, y desde ahora yo lo tomo a mi car­
go. Con el llevador de ésta, que se llama Antonio de Cotrina, natural de Cáceres, envió cien pesos
de veinte quilates, para que, sacados de ello veinte ducados que se han de dar al señor Alonso de
Salazar y lo que se gastare en las ejecutorias y probanzas, se reparta entre v.m . y mi hermana
Francisca de Torres. Y si fuere ida a México con su marido, es mi voluntad lo haya a todo v.m.» y
porque de aquí adelante tendré más asiento de donde podré escribir a v.m. y enviar más recaudo
de lo que ahora va, no me alargaré a más, de que doña Isabel queda buena y preñada de cinco me­
ses. Besa a v.m. las manos muchas veces» y ló mismo al capitán, mi señor, y yo las de todas esas
señoras vecinas de ese barrio, que no poco sabor me da acordarme del carro (?) de dentro muy en
particular. Me avíse v.m. de todos, y si viven en sus casas el señor Egas de Sandoval y la señora
doña Isabel, su mujer, y la señora doña Ana, mujer del señor García de Pisa, y también me avisa­
rá v.m. en quién han.quedado las casas del licenciado Luis Pérez.
Nuestro Señor la muy magnifica persona y casa de v.m. guarde y acreciente con mayor esta­
do, como yo deseo. De esta ciudad de Anserma, y de noviembre 19 de 1567, besa las manos de
v.m.
Pablo de Salazar
(A la muy magnifica señora mi hermana Catalina de Salazar, en la ciudad de Huete).
(I.G. 2085)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 339

384.
Diego Alonso Cid a Diego Andújar, en Don Benito.
Anserma, 28.XI1.1569
Muy magníficos señores:
La presente será para hacer saber lo que por acá ha pasado. Y es que Juan Martín es muerto,
y nos dejó por albaceas y testamentarios y tutores y curadores de dos hijas que tenía, que la mayor
es de seis años y la otra de tres, a las cuales le mandó a entrambas quinientos pesos, y que las llevá­
semos a España a costa de los demás bienes. Y antes que se cumpliese el año se entremetió la justi­
cia, y nos los tomó todos los bienes, para meterlos en la caja del rey, porque dijeron que no tenía
heredero forzoso, y que hasta saber si su madre era viva y viniesen recados de Castilla, para que
los diesen. Por tanto v.m. envíe poder bastante para poderlos sacar y llevar a Castilla. Y el poder
venga conforme a una memoria que va con estas cartas, que ha de ser con probanza muy bien he­
cha cómo es v.m. la contenida su madre, y refrendado de tres escribanos públicos, de tres pueblos
diferentes, que será uno de Don Benito y el otro de Don Gonzalo y otro de Medellin, porque todo
esto es menester, y sí su madre de Juan Martín fuere muerta, se haga información y probanza
cuándo murió, para que, si murió, después de su hijo será heredero Diego Andújar y las demás
hermanas, y si fuere muerta la señora su madre de Juan Martín Barragán, venga el poder por la
orden que está escrito, con su probanza de Diego de Andújar, y de sus hermanas, y ha de venir a
mi, Diego Alonso Cid, vecino del Manzate, y a Pedro Martin, vecino de la villa y natural de AI-
mendralejo, y a cada uno por sí, porque somos mortales, y en esto no haya descuido, porque, si
no se envía con muy gran recado y en la primera flota, no se sacará de todo ello un peso. El porta­
dor de esta carta se llama Pascual García, vecino de la villa de Alburquerque, y a mi hermano
Alonso Martín escribo, para que lleve estas cartas y lo negocie y traiga los recados y los dé en Al­
burquerque al don Pascual García, y si el don Pascual Garda no los pudiere traer, por ser venido
a Sevilla, pregúntele dónde tiene su posada en Sevilla, para que le lleven allá los poderes. Y por­
que no se ofrece otra cosa, más de que Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. guarde
con todo el descanso que v.m. desea. De Anserma, que es en la gobernación de Popayán, y a vein­
te y ocho días del mes de diciembre de mil y quinientos y sesenta y nueve años, donde quedo a ser­
vicio de v.m.
Murió Juan Martín a veinte y cinco días del mes de octubre del año de mil y quinientos y se­
senta y ocho.
Diego Alonso Cid
(Al muy magnífico señor Diego Andújar, y en su ausencia a su madre Leonor Sánchez, mujer
de Juan Andújar, en San Benito).

385.
Diego Alonso Cid a Leonor Sánchez, en Don Benito.
Anserma, 29.XII.1569
Muy magnífico señor (?):
Como seamos tan obligados a morir en este mundo no nos habernos de maravillar délas co­
sas que Nuestro Señor hace, y darle gracias. Y es que después que llegué a estas partes murió mi
compadre Juan Martín, en que me quedó por albacea y tutor de dos hijas, y los demás bienes que­
daron por heredera a su madre de v.m. y suya, de manera que me quedo que los había de llevar a
España, la justicia los tomó y los metió en la caja de los difuntos, y es menester que v.m. y su ma­
dre me den poder, para que yo los cobre y los saque de la caja para llevarlos a v.m, y a su madre,
en que también manda que lleven las niñas a España a costa de los demás bienes. Mí hermano irá
a negociar todo esto a Don Benito, y míre v.m. que venga todo como ha de venir, porque una me­
moria lleva ahí por donde ha de hacer el poder, y venga duplicado en dos navios, y después que de
salvamento lo traiga Nuestro Señor se den a Pascual García el uno, y el otro se dé a otra persona
que venga a esta gobernación, para que lo encamine acá. No escribo a su madre de v.m., porque
me parece que v.m. basta, y también digo que todos los herederos, sus hermanos y hermanas y
madre, me envíen poder muy cumplido, porque, si no viene bastante y cumplido, no querrán dar
la moneda, y si yo me voy sin llevarla, no irá allá toda la vida, porque así son cosas de Indias, y
asimismo su tía de v.m. envíe poder, porque le mando unos cincuenta pesos, y asimismo a todas
sus hermanas. A Juan Cabeza, el clérigo, se le dará v.m. mis besamanos, y le suplico de mi parte
que dé orden cómo se ha de hacer esto, pues sabe los negodos de por acá que hizo, que de tan cié-
340 ENRIQUE OTTE

go (?) que es verdad que no se pudo más hacer de lo que se ha hecho. Y con tanto Dios, Nuestro
Señor, ia muy magnifica persona de v m. guarde, como por v.m, es deseado y yo, su servidor de
v.m., deseo. En esta ciudad de Anserma, a 29 de diciembre de 1569 años. La señor* su madre y
hermanas beso las manos muchas veces, y que rueguen a Dios que yo tenga salud, que yo las lleva­
ré para casarlas. Beso las manos de v.m., su servidor r
Diego Alonso Cid
(A la muy magnifica señora Leonor Sánchez, en Don Benito, y en su ausencia a Diego Andú-
jar, su hijo, hermano de Juan Martín Barragán). (I.G. 1222)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 341

SANTA AGEDA (?)

386.
Juan de Tineo a su hermano Alom o de Tineo, en Horcajo.
Santa Ageda, 8.1.1577
Amado hermano:
Recibí una de vuestra mano, y con e!la recibí merced en saber de vuestra persona y de vues­
tros buenos propósitos como hijo de tal padre, plega a Dios sean tan buenos los fines. Recibiría
mucho contento en ver vuestra persona en esta tierra, pues que en todas las demás cosas siempre
lo habéis hecho valerosamente, en ésta, que es más encumbrada, lo hariades mejor, como seria en
este caso de servir a Dios y a su majestad de nuestro señor el rey don Felipe. Y pues entendéis la
jomada ser tan buena y tan acertada, os ruego lo hagáis, que en ello pongáis gran diligencia. Y
para esto supliquéis a su majestad y a los muy altos señores de su Consejo en Indias den su licen­
cia para ello, y no vengáis sin una persona para servicio y defensa vuestra, donde no fuere criado,
sea deudo, porque os importa mucho por amor de los grandes peligros que hay de la mar a esta
parte. Y todo esto no ha de haber dilación, sino que para luego que se sepa que sale la flota estéis
de todos los recaudos apercibido, porque os vengáis con ella, y ésta será para mí mucha merced,
porque los hijos de los semejantes parecen muy bien andar en servicio de Dios y del rey.
Y con esto Nuestro Señor os encamine y os deje hacer buen fin en esta jom ada, como por mi
es deseado. De Indias, en el Nuevo Reino de Granada, y de la ciudad de Santa Ageda, donde que­
do bueno de salud. Dios loado, y de enero ocho andados de este presente año de mil y quinientos y
setenta y siete años.
Juan de Tineo
(A mi amado hermano Alonso de Tineo, en la villa de Horcajo, tres leguas del convento de
Vélez).

387.
Juan de Tineo a su padre Alonso de Tineo, en Horcajo.
Santa Ageda, 8.1.1577
Muy magnífico señor:
Recibí una de v.m., y con ella mucha merced y regalo en saber de la salud de v.m. y de todos
mis hermanos y parientes; plega a Nuestro Señor darla a v.m. y a todos esos mis señores tanta y
tan larga como yo deseo. Recibiré mucha merced en que v.m. enviase por acá a mi hermano Alon­
so de Tineo, y pues que es mozo y está en edad para ello, para que los dos sirviésemos en esta tie­
rra a Dios, Nuestro Señor, y a su majestad del rey don Felipe, pues que yo estoy en ello y he gasta­
do seis años y entrado en ciertas conquistas y he salido, por la bondad de Dios, de ellas muy bien.
Así me parece que ninguna cosa se podría mejor gastar en tiempo de la mocedad los caballeros hi­
josdalgo, como vos lo sois, que en esto que tengo tratado. Y para esto suplicaréis a su majestad y
a los señores de su muy alto Consejo de Indias den su licencia para ello, y asi ni más ni menos trai­
gáis una persona de vuestro servicio para defensa de vuestra persona, de donde no fuere criado,
sea un deudo vuestro, porque os importa mucho por amor de los grandes peligros que hay de la
mar a esta parte. Y ésta que os he rogado lo habéis de pretender con mucha instancia, pues que
entiendo que será jornada muy acertada, y a mi señor padre le suplico lo tenga por bien de os fa­
vorecer en ello, pues entiendo que todas las partes vuestras se holgarán, y yo mucho más por saber
vuestras buenas nuevas de cómo sois tan hombre de bien y de hecho,
Y pues no es para más, Dios, Nuestro Señor, la muy magnífica persona, casa y estado de
v.m. guarde y acreciente, como por mí es deseado, Y de Indias, en el Nuevo Reino de Granada, y
de la dudad de Santa Ageda, donde os quedo aguardando y con indios conquistando, y de salud
muy bueno, Dios loado, y de enero ocho días de este presente año de mil y quinientos y setenta y
siete años, su muy humilde hijo de v.m. besa a v.m. muchas veces las manos,
Juan de Tineo
(Al muy magnífico señor Alonso de Tineo, en la villa del Horcajo, tres leguas del convento
de Vélez). (I.G.2090)
342 ENRIQUE OTTE

. IV. QUITO
S A N FRANCISCO DE QÜITO
388.
Diego de Arcos a su mujer Catalina de Palma, en Sevilla.
San Francisco de Quito, 1.II.1560
Señora;
Muchas os he escrito, y con mi hermano Francisco Arcos lo mismo, y nunca ninguna he visto
vuestra. No sé qué es la causa. También envié a mí hermano por vos con todo recaudo, y me pare­
ce que no quisistes venir, según vi por un testimonio y probanza que de ello me trajo. Espánteme
mucho, y pusistes en mí falta de salud, pero después me dijeron que la causa de no haber venido
había sido mi hermano por su mala condición. Pero no embargante ser él la causa, no estáis fuera
de culpa, porque las mujeres honradas como vos e hijasdalgo ninguna cosa ha de ser parte para
dejar de hacer lo que son obligadas a Dios y al mundo, especialmente se ha de poner toda diligen­
cia y a todo trabajo por salvar el ánima. Y pues yo he padecido tantas hambres y trabajos corpo­
rales y he derramado tantas veces sangre por procurar y adquirir lo que ahora Dios me ha dado,
para con ello más largamente servirle, que'con pobreza no hay tanto aparejo, y pues en la moce­
dad hemos deservido con culpas y pecados a Su Majestad, y ha sido servido de nos dar con que
restauremos algo de dio, y podamos dejar nuestros hijos honrados y puestos en estado de gracia,
vista ésta, por nú amor, primeramente por el de Jesucristo, os ruego que os animéis a venir adon­
de yo estoy, a gozar de este mayorazgo que Dios nos ha dado para con que le sirvamos. Harto qui­
siera poder ir yo personalmente por vos, pero el repartimiento que tengo no me da lugar» y por
tanto rogué a Francisco Arcos, mi hermano, fuese por vos, pagándoselo como se lo pago, y le pa­
gué el otro viaje. Por tanto, como digo, se venga con él y traiga consigo a su hermano, que me di­
cen que es hábil de .negocios, porque acá hay aparejo para ser en breve rico, especialmente tenién­
dome a mí después de Dios. Porque así lo he dicho a mi hermano que lo traiga consigo, porque lo
que con él gastare yo lo pagaré acá, porque me holgaré mucho de tener conmigo un mancebo tan
bien inclinado y hermano vuestro.
Hame parecido ser mucha razón darás cuenta de lo que Dios os ha dado, y es que ya vistes
cómo mi hermano me trajo del rey mil pesos de renta por des vidas, y llegado que fue a esta ciu­
dad me partí a la de. Los Reyes, que es trescientas leguas de aquí, adonde está el visorey y el
Audiencia Real, a la aceptación de la merced que su majestad me hizo, y en cumplimiento de ella
el marqués de Cañete me hizo merced de un repartimiento de indios en esta ciudad de Quito de
mucho provecho y renta, ía cual tengo y poseo con mucha honra por dos vidas, conforme y de la
manera que los demás vecinos y conquistadores de este reino los tienen. Y para más satisfaceros y
daros más contento os envío con Francisco Arcos una probanza de ello, y más el testimonio de la
cédula de encomienda que de ellos tengo, con la posesión que de ellos tomé.
Tengo vuestra casa bien aderezada y llena de servicio para cuando enhorabuena vengáis. A
mi muy amada y querida hija Isabel de Arcos le daréis mis encomiendas y un abrazo en mi nom­
bre, y le diréis que, lo mismo que a vos os ruego, le ruego a ella que os anime a esta venida, y os
sirva como buena hija, pues Dios íe ha dado mayorazgo, y si acá se intitula en las escrituras, serlo,
como lo es, y si no está casada, llegada que sea, medíante Dios, yo la casaré con mucha honra
nuestra. Y si está casada, no por eso deje de venir a gozar de este repartimiento, pues es suyo en
fin de nuestros días, porque si yo me muero estando ella allá, no goza de nada, y el repartimiento
vaca y se pone en cabeza del rey. Por tanto, de nuevo os mego no hagáis más de lo que rogado os
tengo, y asimismo haréis todo lo que mi hermano os rogare y aconsejare, y no temáis el camino,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 343

que todo es tres meses de viaje, que yo estaré en la costa aguardándoos con todo el refresco nece­
sario, y en Nombre de Dios tendré puestos dineros de respecto para lo que debiéredes lo paguéis, A
mi señora hermana Inés-de Vaícr y a las demás, que sus nombres no me acuerdo, beso muchas ve­
ces sus manos» y les suplico me sean favorables. En vuestra vida, que llegada que seáis, en la pri­
mera armada que a esa ciudad volviere les enviaréis de vuestra mano socorro de dineros» pues hay
aparejo para todo, Dios sea loado. De la muerte de mi señora me pesó en el corazón,, pero como
sea natural y todos hayamos de pasar por el camino y carrera de la muerte, lo que hace al caso
es hacer bien por su ánima y rogar a Dios por ella, que la tenga en su gloria, amén.
Y porque el presente no se ofrece qué hacer saber, en ésta no diré más, de que Dios, Nuestro
Señor, os guarde y os tenga de su mano para su santo servicio, y me os deje ver de mis ojos, como
todos deseamos. De esta ciudad de San Francisco dei Quito, primero de febrero de este año de mil
y quinientos y sesenta años, el que desea más veros que otra cosa ninguna en esta vida, vuestro
marido
Diego de Arcos
(A mi muy deseada señora mujer Catalina de Palma, en la ciudad de Sevilla).

389.
Diego de Arcos a su cuñado Diego de Valer, en Sevilla.
San Francisco de Quito, 1.II. 1560
Señor hermano:
Aunque v.m. ha hecho poco caso de mi en no haberme escrito, no por-eso dejaré de hacer y
conocer la razón, y por tanto v.m. sabrá que mi hermano Francisco de Arcos me dio relación di­
ciendo cómo estaba en esa ciudad, y asimismo de la habilidad de su persona, de lo cual me he hol­
gado y huelgo, como es razón. También me dijo la voluntad que v.m. tenia de pasar a este reino, y
que por la poca posibilidad que tuvo no le pasó acá, por haberlo gastado ío que de acá llevó en la
corte para traerme los mil pesos de renta que v.m. allá vio, los cuales, llegadas que acá fueron las
provisiones de ellos, me partí a la ciudad de Los Reyes a la aceptación de ellos, fue Dios servido de
dar gracia al marqués de Cañete que en cumplimiento de la merced que su majestad me hizo me
dio y encomendó un repartimiento de indios en esta ciudad, que fue del capitán Martín de Aguí-
rre, difunto, con el cual tengo bien de comer, bendito sea Dios, y mucha honra y aparejo para ser­
vir a Dios y hacer en aquellos a quien obligación tuviere. Y así, siendo v.m, servido de pasar a es­
tas partes, trayendo a su hermana y mí mujer consigo, no le faltará a v.m. siempre de lo que Dios
me ha dado, y su persona muy honrada en todo. Así lo he encargado a Francisco Arcos, mi her­
mano, que para la venida de v.m. lo que se gastare lo pagaré yo todo. Ahí escribo a mi mujer Ca­
talina de Palma y hermana de v.m. que luego se venga con mi hermano a gozar de este mayorazgo
que Dios le ha dado. V.m. le anime y le regale en el camino, porque lo que v.m. con él la hiciere,
no embargante que lo hace sn su hermana, lo serviré yo acá, y envío una probanza de mis iridios y
el testimonio de Ja cédula de encomienda con la posesión que tomé de ellos, para que v.m. y mi
mujer lo vean y se satisfagan de que no vienen a humo de pajas, sino a mucho descanso.
Y porque tengo entendido v.m. me hará toda merced con protestación de servirlo en ésta no
diré más, sino que v.m. se apreste y traiga a su hermana y a su sobrino, y se venga a descansar y
salga de esa miseria. Nuestro Señor guarde a v.m. muy largos tiempos, y le dé todo lo que desea
para su santo servicio, y nos veamos juntos, para que unos a otros nos honremos y hagamos en
nuestro linaje. De esta ciudad de Quito, primero de febrero de 1560 años. Besa las manos de v.m.
su hermano
Diego de Arcos
(A mí señor hermano Diego de Valer, en Sevilla, en los escribanos que están en la plaza de
San Francisco). (l.G. 2080)

390.
Martin de Ayala a su hermana Isabel de Ayala, en Sevilla.
San Francisco de Quito, 1.XI. 1576
Deseada hermana:
Aunque ha muchos días que no hago esto, no ha sido por falta de memoria que de vos, her­
mana, y de los demás tenga, sino porque, desde que a estas partes vine, nunca he tenido asiento ni
quietud, sino siempre de acá para allá con mucho trabajo hasta ahora que, gloria a Nuestro Se­
ñor, tengo un poco de reposo y alguna hacienda con que poder pasar. Vivo muy descontento en
344 ENRIQUE OTTE

verme solo y con gran deseo de ver acá a mi madre y a vos y a mis hijos. Porque yo no me pienso
casar, pues Nuestro Señor fue servido llevar a mi mujer, y así he rogado al señor Garcí Ponce, hi­
jo de Francisco Poncc y de la señora doña Guiomar de Covarrubias, que sea en gloria, que va a esa
ciudad, y ha de volver, que traiga a mi señora y a vos, y a mis hijos, hame prometido de lo hacer.
El dará el recaudo que fuere menester para el viaje. En ninguna manera dejen de venir, porque yo
no pienso ir por allá, y acá no faltará remedio para todos, y no vivirán con tanto trabajo y necesi­
dad como hasta aquí han tenido. Y pues mi deseo y voluntad no es sino darles algún descanso y
servir a mi señora el tiempo que viviere, no se deje de hacer esto que digo, todos se vengan con el
señor Garcí Ponce. Y porque entiendo se hará como lo digo, no más, de que Nuestro Señor os
guarde muchos años y os me deje ver como deseo. De esta ciudad de San Francisco de Quito, pri­
mero de noviembre 1576 años, vuestro hermano
Martin de Ayala
(A mi muy deseada hermana Isabel de Ayala, en Sevilla). (I.G. 2088)

391.
Don fray Pedro de la Peña, obispo de Quito, a su hermana Isabel de la Peña, en Covarrubias.
Quito, 8.II.1578
Muy amada hermana:
i Teniendo cuenta con daros contento acordamos enviar a vuestro hijo, para que le veáis y go­
céis, y para que se acabe de rasgar en tratar negocios, y adelante sea hombre. Sea Dios bendito,
que hasta ahora ha mostrado tener partes parajo que al presente le añamos {?), y esperamos la
tendrá para mucho más. Lleva nuestros negocios con ayuda de su tio y de los demás señores y
amigos, esperamos despachará bien. Asimismo le fiamos nuestra hacienda, para que, llevada allá
con el dicho parecer, se distribuya en obras pías y santas, de lo cual os cabrá una parte.
Y porque él os dará de todo larga y verdadera relación, en ésta no más. Si os pareciere, por
darnos contento, enviarnos a Alonso o a otro de vuestros hijos, se podrá volver con él o con otro,
si él no volviere. Entended que tendremos siempre cuidado de vos y de vuestras cosas.
A vuestro marido y a vuestros hijos nos encomendad mucho, y El Señor os tenga siempre de
su mano. De Quito, 8 de febrero de 1578 años, vuestro hermano que como a sí os ama
el obispo de Quito
(A mi muy amada hermana Isabel de la Peña, en Covarrubias). (I.G. 2090)

392.
A lom o Martín de Amores a Alonso de Herrera del Puerto, procurador del Consejo de Indias.
Quito, 8.1.1580
Muy magnífico señor:
Porque estoy esperando al cerrar del pliego que esta Real Audiencia va despachando, que se
cerrará dentro de 15 o 20 días, en ésta seré breve, porque lo dejo para en el dicho pliego enviar a
v.m, los negocios que he juntado de que en el dicho pliego avisaré de todo largo, y ésta servirá pa­
ra aviso de ello y para que, juntamente con ellos, enviaré los dineros que he juntado. Que éstos
son fuera de los que v.m. habrá recibido con Rui Díaz de Fuenmayor, de que por duplicados en­
vía el recaudo y aviso. Y asimismo se ofrece ahora que hoy, viernes, ocho de enero de mil y qui­
nientos y ochenta años, falleció don Diego de Salas, chantre de la santa iglesia de esta ciudad de
Quito, que era un hombre muy honrado, que ha sido provisor de este obispado en el tiempo que
tuvo salud. Para esta prebenda se ofrece en que tengo por muy señor mió al señor Jácome Fraile
de Andrada, clérigo, que es comisario del santo oficio en esta ciudad y provisor de este obispado,
y aunque estos dos negocios son honrosos, cabe más én su persona. Y como por otras he significa­
do a v.m. lo mucho que yo le debo, y él así ha entendido por negocios que ha enviado suyos a
v.m., por ser mi señor y hermano, acudió luego a mí, para que yo escribiese a v.m. sobre ello. Re­
cibirla, y más que propia, que v.m. tenga la solicitud necesaria, de manera que esta prebenda se le
provea, porque, como he dicho, lo merece, y el señor obispo lo desea y escribe sobre ello a su ma­
jestad. Y porque v.m. no ande el camino en balde, me hizo una cédula, para que quedará a v.m. y
a mí, en su nombre, para cada y cuando que le entregare el título de la dicha prebenda, cien pesos
de buen oro de ley de veinte y dos quilates y medio. La cual dicha cédula yo tengo en mi poder.
V.m. me envíe el título en su pliego a mí mano o a Hernando Martín de Amores, mi hijo, que yo o
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 345

él lo cobraremos a v.m. con otras cuantías de concierto, de que daré aviso, como he dicho. Y en­
víeme poder bastante a mí y al dicho Hernando Martin de Amores, mi hijo, general, para cobrar
cuanto a v.m. le debieren en este reino, de atrás o de presente, y para hacer conciertos para nego­
cios. Y que sea bastante, porque con él cobraré los conciertos que he hecho en nombre de v.m. de
atrás, y haré otros que sean necesario, y en todo con él haré alguna cosa en parte de lo mucho que
yo debo servir a v.m.
Francisco Martín de Amores está en Potosí. Es bravato; entiendo, con el favor de Dios, será
hombre de bien. Dios lo tenga de su mano y a nosotros también.
No toco en cosa de mi hija por esperar lo que v.m. ha hecho acerca de ella, de que escribi y
envié recaudos a v.m. con Pedro Hernández de Espinosa. No quería morir sin verla, o haberla
ayudado conforme a mi voluntad, que no es pequeña; Dios lo ordene todo como más se sirva.
A mi señora doña Mariana de Monzón beso las manos muchas veces, y a los niños que v.m.
tiene encomiende. Dos hijas y un hijo tengo, y dos que me ha llevado al cielo. Si lo que tengo en
ganados y labranzas lo tuviera en Tordesillas, para ellos y para los de v.m. no había poco. Y acá,
con ser tierra gruesa, no es poco, porque tengo cantidad de más de 12.000 cabezas de ovejas y
2.000 cabezas de puercos, y cuatrocientos vacas y ciento y veinte cabezas de yeguas, sin muchas
tierras de labranzas y casas y jardín dé muchos naranjos, aunque me dicen que el jardín de v.m. es
muy bueno, holgarme, Ya que su bondad no ocupase a v.m. en que le estorbase los negocios, no
sea perezoso en escribir a los de quien tiene negocios, porque esto es lo que acá mucho se desea y
de que se carece mucho, porque vino el arcediano y no trajo cartas al señor obispo ni al señor íá-
come Fraile que enviaron a v.m. con el negocio y dineros.
Tengo mucho regalo, y por no hacer falta a los negocios a la hacienda, que he dicho, en Dios
y en mi conciencia que ha tres aftos, que por no tener lugar no la he visto, pero el buen Hernando
lo hace tan bien que no hace falta mi presencia.
Doña Juana está buena y besa a v.m. las manos y a mi señora doña Mariana.
Aviso particular de ésta pido al tiempo, y torno a suplicar que en ello haga lo que conviene.
De Quito, 8 de enero 1580 años. Muy magnífico señor, besa las manos a v.m. su menor hermano
Alonso Martín de Amores
Siempre que v.m. me escriba venga en el pliego de la Real Audiencia o en el del señor obispo
que su merced le escribe, pues lo puede hacer, y asi vendrá bien.
(Al muy magnífico señor Alonso de Herrera del Puerto, procurador del número del Consejo
Real de Indias, en el patio del Consejo Real de Indias dirán de él).

393.
Alonso Martín de Amores a Alonso de Herrera del Puerto, procurador del Consejo de Indias.
Quito, 12.11.1580
Señor hermano:
Hasta el punto que ésta escribo he estado con mucha pesadumbre y pena, y quedo con ella,
porque en los muchos pliegos que han venido a esta ciudad, a la Real Audiencia y señores de ella y
al señor obispo de Quito, en ninguno de ellos ni en otra manera no he tenido carta de v.m, Y co­
mo supe del arcediano de Quito que v.m. había llegado muy al cabo de una enfermedad, se me ha
crecido más la pena, y la tendré hasta saber de su salud y vida., Y también he deseado grandemente
saber de lo que sucedió del despacho que envié a v.m. con Pedro Hernández de Espinosa, que éste
fue duplicado, acerca de la orden que se había de tener para casar a mi hija María, para que, casa­
da, viniese con su marido a gozar de lo que Dios me ha dado, que esto lo deseo tanto cuanto se
puede encarecer, y doña luana lo desea tanto que entiendo no lo desea menos que yo; Dios enca­
mine aquello que más se sirva.'
Después que vine de España a esta ciudad puedo decir que no he entrado en vuelta para pujar
en hacienda como ahora. Y la causa ha sido algunas tormentas que han sucedido de pesadumbres
y de gastos y de no tener en esta Audiencia señor y cabeza de ella que hiciese por mí. Porque a
quien he tenido y tengo por señor, que es el señor doctor Pedro de Inojosa, oidor en esta Real
Audiencia, no ha mandado como cabeza en ella, sino es de medio año a esta parte, que, por muer­
te del presidente don Diego de Narváez, que murió habrá seis meses, preside como oidor más anti­
guo. Muy entendido tengo que, si su majestad y los señores de su Consejo de Indias fuesen infor­
mados de la mucha suerte y valor y experiencia que tiene de esta tierra, que a ninguno de los que
están en España ni acá se le daría la dicha plaza de parte de Quito, sino que se le daría al señor
doctor Pedro de Inojosa. Porque delante de Dios entiendo que ninguno la serviría mejor que él.
346 ENRIQUE OTTE

En esta flota llegará un hidalgo que se llama Ñuño Ruiz de Rojas, que envié a sus negocios, y a lo
que entiendo, de la dicha plaza. V.m. procure de le servir en todo lo posible del mundo, infor­
mando a esos señores de cuán bien lo merece, y que ha que sirve en esta Audiencia desde que se
fundó, que vino a ella. Que como hombre de tan tal experiencia ninguno podría mejor servir a su
majestad, ni descargar la real conciencia como el dicho señor doctor. Y pues es cosa tan justa,
v.m. lo procure por toda la vía y diligencia del mundo. Y para ello se vea con el dicho Nuflo Ruiz
de Rojas, que para ello, de lo que por acá entiendo, lleva grandes recados. Y si nuestra suerte fue­
se tal que saliese con ello, entiendo que yo seria muy rico, y v.m. muy remediado y gratificado,
porque pagan muy bien a sus servidores, y en tanta manera me ha hecho y hace merced, que cuan­
to ha que estoy en esta Audiencia, no he podido encaminar a v.m. aprovechamiento como ahora,
que, por entender gentes de por acá la mucha merced que me hace, y que yo le soy servidor, que se
ha juntado para v.m. la cantidad de doscientos y veinte pesos de buen oro que con ésta van para
v.m., y más 45 pesos de plata, como verá por los registros que con ésta van. Y esto entienda v.m.
que se le lleva por el mucho gastó que de ello ha recibido el dicho señor doctor, y porque así lo
han entendido de su merced, por mi voluntad y mí diligencia a solas no fuera parte para esto, v.m.
se lo gratifique y sirva, como he dicho, porque de ninguno del mundo será v.m. tan bien pagado,
y de todo lo que sucediere en su servicio le avise largo siempre que se ofrezca con quien.
Los negocios que con ésta van a v.m. de las personas contenidas en el registro del oro son los
siguientes:
Un pliego de Miguel Entrambasaguas, que es un hidalgo pobre, escudero del dicho señor
doctor, el cual me mandó lo encargase mucho a v.m., de éste no va paga ninguna, y será buena
paga servir en ello al señor doctor.
Asimismo va otro pliego con ésta del señor Gabriel de Mingolla, clérigo, para los negocios de
que en su carta avisa. Éste es muy amigo del dicho señor doctor, y me lo encargó mucho. Dio 50
pesos de plata marcada para v.m., y más me hizo una cédula por 100 pesos de oro de 20 quilates
que queda en mi poder para cuando yo le entregare, en nombre de v.m., el títuio de la merced que
se le hiciere. Por eso, v.m. tenga la diligencia que conviene por lo dicho.
El señor general don Rodrigo Núñez de Bonilla es hijo de mi señora doña María de la Cueva,
mi madrina, mujer del señor tesorero Juan Rodríguez, mí padrino. Y sobre la desventura del aso­
lamiento de las ciudades de Archidona y Avila, en que fueron muertos todos los cristianos de ellas
por los indios de aquella tierra, de la provincia y gobierno de los Quixos, para socorrer la ciudad
de Baeza, para que no se hiciese de ella lo que de las demás, esta Real Audiencia proveyó por capi­
tán general al dicho don Rodrigo Núñez de Bonilla, el cual fue y sirvió notablemente a su majes­
tad, en que dejó de ser asolada la ciudad de Baeza como las demás, y con la gente que llevó entien­
do que ha gastado más de 10 o doce mil pesos de buen oro. Halo hecho como buen caballero, en
que apaciguó y pobló la tierra, y con esto, las dichas dos ciudades de cristianos. Y de este notable
servicio entiendo envía a pedir algunas mercedes. En este mi pliego no va carta ni recado suyo,
más de solamente 50 pesos de buen oro para v.m., y me dijo que en su carta ofrecería a v.m., para
cuando le enviase recaudos, 500 pesos. V.m. haga lo posible en el mundo, porque lo merece, y lo
gratificará a v.m., como él en su carta lo dijere, y yo recibiré particular merced.
El señor comisario Jácome Fraile de Andrada escribe a v.m. sobre sus negocios, de que avisa
en su pliego que con ésta va. Es muy señor mío, como por otras he avisado. De presente no se ha­
lló con oro; hízome una cédula de 100 pesos de buen oro, para cuando se le diere título. V.m. ten­
ga particular cuidado por su buena paga, y porque es muy señor mío, porque yo recibiré muy gran
merced.
El señor canónigo Alderete escribe el pliego que con ésta va. Diome para v.m. 11 pesos de
plata, y más 200 reales, para que se den, conforme avisa, a v.m. en su carta. Díceme que es pa­
riente de los Alderetes de lndesillas, es cosa muy honrada y buena. A respecto de lo dicho v.m.
haga lo posible por él.
El padre Pedro Arias, clérigo, escribe el pliego que con ésta va, y dio 40 pesos de plata, e hizo
obligación por 100 pesos de plata. V.m. sea cierto' los pagará bien. Por eso, en lo que pudiere, lo
haga por él.
Pedro de León, vecino de Loja, escribe el pliego que con ésta va, y dio 25 pesos y tomines en
un pedazo de oro, e hizo obligación por 100 pesos de plata. V.m. haga por él lo posible, porque lo
pagará muy bien.
Juan escribe el pliego que con ésta va. Dio 25 pesos de plata, e hizo obligación por 100 pesos.
Es muy amigo mío. V.m. haga lo posible por él, porque lo pagará muy bien.
Cebrián de Moreta su carta fue dentro del pliego de esta Audiencia, la que v.m. habrá. Va
con ésta su poder. Dio dos partidas de oro y plata, como lo dirá el registro que con ésta va, e hizo
obligación por 80 pesos de plata. V.m. haga lo posible, que lo pagará bien.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 347

Meíchor de Arévalo escribe el pliego quecon ésta va. Dio 50 pesos y 5 tomines de plata. Hizo
obligación por 100 pesos. V.m. haga lo posible por él, porque io pagará muy bien.
El capitán Benito de Barreda escribe el pliego que con ésta va. Hizo obligación por 100 pesos,
y dio luego 25 pesos y 7 tomines de buen oro. V.m. haga lo posible por él, porque lo pagará muy
bien.
Esteban Rodríguez Cabeza de Vaca escribe a v.m. el pliego que con ésta va, y dio como 11
pesos de plata. Ya v.m. ha hecho por él otras veces, y esto que dio es como si diera 1.000 ducados,
porque es pobre, es muy honrado hombre y muy amigo. En todo caso le encargo este negocio,
porque, como es pobre, es justo que se haga mucho por él.
Esta carta se escribió muy a deshoras, de noche, a causa de la prisa del mensajero, y asi por
despachar breve algunas cosas no van tan claras cuanto fueran si estuviera más despacio. Por eso
me remito a las dos escrituras de registro del oro y plata que con ésta van para v.m., en que en
efecto van 321 pesos, 7 tomines y medio de buen oro, 321 pesos, 7 tomines de 22 quilates y medio.
Para v.m. 221 pesos, 5 tomines, 6 granos, y los .100 pesos, 2 tomines del dicho buen oro los envío
yo a v.m. para que los dé a mi deseada y amada y querida híj«i María Martín de Amores, sobrina
de v.m., para que, si Dios ha sido servido que se haya casado por la orden que yo envié a v.m. con
Pedro Hernández de Espinosa por duplicado, que ella los gaste con su marido para ayuda de los
fletes y matalotaje. Porque, siendo Dios servido, para la primera flota que adelante de la fecha de
esta carta ha de venir yo enviaré a Hernando Martín de Amores, su hermano, a Tierra Firme, pa­
ra que allí la provea a ella y a su marido de todo lo necesario conforme a mi voluntad, que se la
tengo grande. El cual los regalará desde allí, porque, loado Dios, me ha dado con qué, y para ella
quiero lo más y lo mejor. Y aviso a v.m. que de ninguna vía, sí no fuere casada y con su marido,
que no venga de otra manera, porque en el camino hay gente endemoniada, desvergonzada y atre­
vida. Y quiero más la honra de mi hija que cuanto hay en el mundo. Y si no se hubiere casado,
v.m. use del dicho oro para el remedio de la dicha mi hija, como a v.m. mejor le parezca, porque,
en efecto, yo los envío para la dicha mi hija, y para esto lo dejo a la mejor discreción de v.m. Y
por no saber del estado en que está mi hija, no me declaro más hasta ver y saber lo que se ha he­
cho.
Mucho querría que viniese también con su hermana, si fuese posible, mi hijo Esteban Martín
de Amores. Y si mi hija no viniere, que venga el dicho mi hijo, el cual venga hecho servicio real. Y
si al punto que ésta llegare no estuviere proveído en los oficios que por otras tengo avisado, por
ésta aviso que v.m. se la haga a él y a mí de que no procure para Quito otro oficio de receptor co­
mo yo, porque en esta Audiencia no hay más de yo y otro que se llama Diego Vaca. Y aunque ven­
gan proveídos más, suplico a v.m. que el dicho mi hijo traiga el dicho oficio de receptor, que con­
forme al aviso de v.m. acudiré con el oro de que se me avisare para ello. Y sería para mí gran con­
tento que viniese como he dicho. Porque a todos los querría ver conmigo, porque gozasen de lo
mucho que Dios me ha dado; El sea loado por ello. Y si no pudiere traer, otra cosa venga hecho.
Escribo, como he dicho, que se holgará de haber venido acá. i
Es menester que v.m, me envíe un poder para cobrar lo que acá a v.m. se le queda debiendo y
lo que adelante se le debiere, y sea bastante, porque de aquí adelante espero en Dios que cada flo­
ta le tengo de enviar muchos aprovechamientos.
Aviso a v.m. que acá algunos majaderos, o por mejor decir bellacotes, han querido decir que
v.m. es perezoso, y que Santander y Orive por Juan de la Peña son diligentes. Por eso en todos es­
tos negocios tenga v.m. gran diligencia, porque yo quiero ganar honra, y que v.m. gane muchos
dineros y crédito. Los despachos que v.m. enviara vengan en pliegos para mí bien cerrados y meti­
dos en el pliego del rey que viniere para esta Audiencia, o en los pliegos que enviare al señor obis­
po de Quito, porque por esta vía podrán venir mejor que de otra, porque por acá se usa mucho
abrir pliegos y hurtar cartas.
Los señores licenciados Diego Ortegón y Francisco de Nuncibay, oidores, y licenciado Gas­
par de Peralta, fiscal en esta Audiencia, todos son mis señores y me hacen mucha merced. Pero
con todo eso, pues v .m. hace sus negocios, recibiré mucha merced que a cada uno de ellos cuando
tos escribiere me recomiende a ellos, como a cosa que a v.m. tanto le var porque en esta tierra en­
tienda v.m. que estos señores valen mucho, y tanto que no lo sé encarecer, y basta su favor para
enriquecerse mucho. Por eso aviso a v.m. que me importa mucho, y esta orden tenga con todos
tos señores que vinieren a esta Audiencia, y en especial para el que fuere presidente, pues será ga­
nancia para v.m. y para mí, como he dicho. En esta tierra los que tienen negocios en esta corte re­
ciben gran contento con cartas de sus procuradores. Por eso, con poca o mucha ocasión v.m. es­
criba y avise que con estas cartas y avisos acuden a sacar oro y a enviar a sus parientes particular­
mente. Le sea esto aviso a v.m., porque entiendo con esto se ganará mucho oro y crédito para
adelante.
348 e n riq u e o rre
Aviso a v.m. que en la primera que avíse qué amigos tiene en Sevilla, y a quién quiere que le fe
envíe los pliegos que yo de aquí adelante enviare, porque éste de ahora irá dirigido a Lope de Ota-
zu en La Contratación, que, a lo que he entendido, es amigo de v.m ., o a Luis de Aldaz, maestre
en cal de Castro en Sevilla, a quien acude la gente de Quito, porque conforme a lo que v.m. avisa­
re se tendrá por orden delante. Juan Vizcaíno, que lleva este oro y despacho para v.m. y m ittja,
es maestre y vecino de Quito, el cual es honrado hombre y amigo mío, y conforme al registro del
oro que con ésta va v.m.. envíe poder a Sevilla para lo cobrar del que el dicho Luis de Aldaz dirá
en qué parte posa el dicho Juan Vizcaíno, el cual ha de descontar por la encomienda del llevarlo
12 pesos del dicho buen oro.
Mi hijo Francisco Martín de Amores está en Potosí habrá dos años. Entiendo será hombre de
bien, Dios le tenga de su mano. Holgárame, si fuera posible, se le enviara título para escribir.
Hernando Martin de Amores no es tan bravo como Francisco, pero es más provechoso para
sus hermanos. Desea mucho ver acá a su hermana. Entiende en las haciendas y ganados, y lo hace
tan bien que él sólo basta para que, si muchos más hermanos tuviera y !e vivieran, los favoreciera
y ayudara á ser rico; Dios le tenga de su mano. Está bueno y de ordinario ocupado en lo dicho, y
besa las manos a v.m.
Con ésta va un registro de 45 pesos de plata, que Gómez de Moscoso, clérigo, envía a v.m.
con el padre Gaspar de Ulloa, clérigo, y haga aquel negocio para a t a ehantría de esta santa iglesia
de Quito, que está vaca por muerte del chantre don Diego de Salas. Hay muchos pretensores, co­
mo v.m. verá, y, como para esta dignidad lo principal que requiere es ser buen cantor, y pues el
séflor Pedro del Campo, nuestro sobrino, lo es, y es negocio tan honroso y v.m, tiene tanta mano,
seria de mi parecer que, queriéndolo él, haga lo posible sobre ello, y pues es negocio como he di­
cho tan honroso, y que acá yo y sus primos le serviremos y regalaremos, y vendría con mis hijos e
hija, y séle decir a v.m. que tendría buena casa y mesa, adonde sólo podría hallar menos la presen­
cia de v.m., porque lo demás lo tendría más sobrado en esta ciudad que no en Tordesillas, v.m..
me haga merced de le avisar y tomar este negocio muy de veras, porque en Tierra Firme hallará a
su primo Hernando Martín de Amores, como he dicho, y le regalará y aviará y servirá, porque lo
quiere mucho. V.m. le dé mis besamanos, y me haga merced, si es posible, este negocio no le lleve
otro, pues es de tanta honra cuanta v.m. sabe, y mayor provechoso, y otras muchas veces, cuanto
encarecidamente puedo, se lo suplico, porque por ésta digo que, si costare cantidad de pesos a al­
canzarlo, que yo los enviaré a v.m. conforme a su aviso.
V.m. siempre me avise de su salud y de mi señora doña Mariana, y de los hijos e hijas que tie­
ne, y del nombre de un hermano o pariente de mi señora doña Mariana, que entendí de Francisco,
mi hijo, era procurador en el Consejo de Indias, de cuyo nombre no me acuerdo, porque he sabi­
do su nombre, irá juntamente en los poderes que se dieren a v.m.
No se ofrece otra cosa de que avisar de presente, más de que doña Juana Banfaz y yo estamos
buenos y con dos ñiflas y un niño, que el mayor no ha cinco años. Y todos besamos las manos a
v.m. y de mi señora doña Mariana muchas veces; y délos niños y niñas que tiene ya mi hija María
Martín de Amores. Y a mi hijo Esteban me encomiende, y a Esteban le diga que digo yo tome mu­
cha gana de venirse conmigo con su hermana, porque lo deseo mucho ver acá, para que se huelgue
con su hermano Hernando Martín de Amores y con su hermano Francisco, que será en esta ciu­
dad presto, según me ha escrito. Los recaudos y despachos de las personas dichas van en el pliego
que esta Audiencia envía a su majestad. Allí acuda v.m., y conforme a ellos y a los pareceres de
esta Real Audiencia negociará v.m. lo que conviene por las dichas personas v.m. advierta. En esto
Nuestro Señor etc., de Quito, 12 de febrero de 1580 afios. Besa las manos de v.m. su hermano y
servidor
Alonso Martín de Amores
(A Alonso de Herrera del Puerto, procurador del Consejo de Indias). (I,G, 2092)

394.
Hernando Juárez de Vinuesa, capellán, a su padre Andrés de Vinuesa, en Torrejón de Velasco.
Quito, 4,0.1580
Mi señor y padre:
Una de v.m. recibí en esta ciudad de Quito, y la fecha de ella de ocho de mayo de 1578 años,
con la cuai recibí tanto contento y alegría como si me dieran el arzobispado de Toledo en saber de
la salud de v.m., porque después que salí de casa de v.m. tal carta no me han dado, ni he visto
hombre que me pudiese dar razón de v.m., aunque lo he procurado con gran calor, y así fue Dios
servido que la de v.m. aportase por acá y viniese a mi poder, para que recibiese yo algún contento,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 349

que, como digo, fue para mí el mayor que me podía venir en este mundo. Escríbeme v.m. que me
vaya. Es verdad, Nuestro Señor, que yo fuera el portador de ésta, sino que no me hallo con posi­
ble para poderme ir, que a una poca de hacienda que tengo, si el valor de ella tuviera en plata, yo
fuera a dar a v.m, buena veloz, y a remediar y suplir los trabajos de v.m., mas yo espero en Dios,
Nuestro Seftor, que antes que yo me muera he de ver a v.m, y pagar la deuda paternal que los hi­
jos debemos a los padres.
Del casamiento de mis hermanas Francisca de Vinuesa y Luisa que v.m .m e escribe que están
casados en Toledo padre e hijo con mis dos hermanas, y que están bien casadas, yo me he holgado
tanto cuanto es posible, porque laslenía atravesadas en mis entrañas. Mucho me holgara de saber
cómo se llaman sus maridos, y si tienen ya hijos, y me holgara de ver letra suya del casamiento de
mi hermana Catalina Suárez» que me escribe v.m, que se casó con fulano Boioño de Noves, me
pesa que tan corta fuese su ventura que le diese Dios un marido tan desbaratado, y que fuese cau­
sa de dar a v.m. trabajos. Pésame mucho, pluguiera a Dios él hubiera aportado por acá, o aporta­
se, que yo procuraría de hacerle volver a su mujer e hijos, aunque yo le diese de mi hacienda, mas
no ha aportado por acá, holgarme ya por lo que digo.
Escríbeme v.m. tan corto que n i me avisa cómo se llaman mis sobrinos, ni si son machos o
hembras. También me escribe v.m. que tengo seis hermanos y cuatro hermanas, hijos de mi seño­
ra María López, a la cual por la dé v.m, fue Dios servido de llevarla para si, Dios la tenga en su
gloria, que cierto me pesó en el alma, mas ya que yo no la pude servir en esta vida, estará v.m.
cierto que mientras yo la tuviere tendrá capellán en mí, pues mis hermanos no quieren ser de la
iglesia. Poco les tengo que agradecer, pues no han querido escribirme, que me holgara mucho de
ver carta suya, pues vino a esta ciudad un clérigo llamado Luis López, que me dijo que eran bue­
nos letrados. Escríbeme v.m. que avise si hay algún oficio vaco en esta Audiencia. La relatoría es­
tá vaca, que murió el relator en Panamá, que venía a ella, que vale dos mil pesos, y diez mil de cré­
dito, u oidor, pues otros que no son tan buenos como mis hermanos lo son, cuanto más que en estas
partes los asnos ganan de comer, cuanto más los letrados. Holgárame de ver alguno de ellos
por acá, aunque fuera alguno de los menores, o algún sobrino mío. Yo estoy, bendito Dios, bue­
no, aunque ya estoy muy cano, que en esto me parezco a Luis de Vinuesa, aunque no en el guar-
-dar, yo espero en Dios me ha de dar vida para ir a morir entre mis hermanos y hermanas, y que no
le han de haber menester a él ni a su hacienda.
Ya tengo escrito a v.m. cómo estoy en este obispado de Quito, y tengo mi beneficio tres le­
guas de la ciudad, y mi hacienda, y el señor obispo me hace tanta merced como si yo fuera su pro­
pio hermano. No me falta otra cosa si no es verme yo con v.m., aunque con todo esto he tenido
muchos trabajos, porque el señor obispo por hacerme merced me había dado la visita de una pro­
vincia llamada Los Quitos, y el vicariato de una ciudad, la principal de aquella gobernación,
adonde tenía mil pesos de renta cada año, y fue Dios servido que se rebelasen y se alzasen todos
los indios de aquella gobernación, y asolaron dos ciudades, que no dejaron a vida hombre chico
ni grande, que todos los mataron, y día del año nuevo de 79 vinieron sobre la ciudad de Baeza,
adonde yo residía, y era vicario, y nos cercaron, que nos fue forzoso a clérigos y frailes con la de­
más gente que estaba en la ciudad pelear, y estuvimos peleando desde las ocho del día hasta las
tres de la tarde, hasta que a estas horas fue Dios servido que los pocos indios que quedaron con vi­
da se huyeron y nos dejaron, aunque nos quemaron y robaron todo el hato, que, como son las ca­
sas de paja, echábanles fuego, y asi se vengaran. Yo me sai! de aquella tierra, y estoy, como digo,
junto a Quito, adonde gano de comer, que a fe que ha sido causa lo que digo para que yo no abre­
vie mi ida, mas será Dios servido de remediarlo. (
A mis hermanos y hermanas cuñados dará v.m. mis besamanos, y que tengan ésta por suya, y
que no se descuiden como hasta aquí lo han hecho de hacerme merced de escribirme. Yo enviara
doscientos ducados para vestir a mis sobrinos, mas no hay de quien poderlos fiar que los dé a v.m.
Con el primero que fuere de esta ciudad a esa corte los enviaré.
A mi tía Ana de Avila más de un millón de besamanos, y que ruegue a Dios sea servido de lle­
varme por allá, que yo la serviré con todo cuanto yo tuviere, harto mejor que no Luis de Vinuesa,
A mi primo Jerónimo de Molina dará v.m. mis besamanos, aunqile lo hizo mal en quitarse el
nombre de su abuelo.
Y porque espero en Nuestro Señor me dejé ver a v.m., no diré más en ésta, sino que Dios,
Nuestro Señor, dé a v.m., tanta vida cuanta yo deseo, amén. De Quito, y de febrero cuatro de
1580, mi señor y padre, humilde hijo y perpetuo capellán de v.m.
Hernando Juárez de Vinuesa
(A mi señor padre Andrés de Vinuesa, en Torrejón de Velasco, en el reino de Toledo).
(I.G. 1397)
350 ENRIQUE OTTE

395.
Bartolomé de ía Muela a su hija Isabel de la Muela, en Sanlúcar de Barrameda.
Quito, 15.III.1583
Deseada hija:
Tres cartas te he escrito, la una con Francisco Licea, mercader, que va de estos reinos, eí cual
me dijo que te conocía, porque cuando otra vez estuvo allá, te habló, el cual te lleva veinte y tres
reales de a ocho, y lleva más otros siete reales de a ocho, para pagar un libro que le mandé com­
prar, y para pagar la probanza que te encomiendo por mis cartas me envíes, y que, si alguna cosa
sobrare después de pagadas ías cobranzas y mercado el libro, te ío dé. También te envío con Diego
Vara, un mercader que de acá va, otros diez reales de a ocho, que por todos son treinta y tres rea­
les de a ocho. Cóbralos de estas personas que te los llevan, y mira que hagas lo que por mis cartas
ie envío a mandar. Y lee muy bifcn ío que por ellas te envío a decir, y consuélate ahora con eso que
te envío. Y escríbeme largo de toda tu vida y de tu marido y tía y primos, y de cómo recibes los di­
neros, y cuánto, y ten cuenta delque vayan de Quito cada armada de preguntar por mí, y por car­
tas que yo te escribiré, y te enviaré ío más que pudiere, haciendo lo que te envío a mandar, aunque
yo más quería verte por acá. Una carta te envío a un hombre que se llama Zurita, en la cual te en­
viaba a decir que Alonso de Hinojosa te había de llevar diez reales de a ocho, el cual es éste que te
dará esta carta. No te lleva más de esta carta, porque los diez reales de a ocho los lleva Diego Va­
ra. Pensando que no fuera, el señor Inojosa llévate esta carta sólo para que sepas quién lleva los
reales y para que los cobres de el)os.
Y porque no es para más, Dios te guarde y te dé el descanso que yo deseo. De Quito, a quince
de marzo de 1583 años, tu padre que todo bien te desea y verte
Bartolomé de la Muela
(A mi deseada hija Isabel de la Muela, en Sanlúcar de Barrameda, es mujer de Juan Camayo,
en casa de Benito Morante). (I .G. 2093)

396.
Diego Ramírez de Bonilla a sus hijos Pedro Núftez de Bonilla y Diego Ramírez de Bonilla, en
Guadalcanal.
Quito, 10.ÍÍÍJ585
Deseados hijos:
Acá he sabido de la muerte de vuestro abuelo, Dios lo tenga en su gloria. Garcí Sánchez, mi
primo, que es el portador de ésta, que va a emplear cierto oro suyo y de sus amigos, lleva poder y
orden mío para cobrar y vender la hacienda que vuestro abuelo os dejó, y para traeros a esta tierra
y hacer sacar la ejecutoria y traer lo demás empleado. No hagáis otra cosa, sino Ío que él ordena­
re, y veniros con él» porque es cosa que os conviene. Porque allá no podréis vivir con tan poca ha­
cienda, aunque cavéis y aréis toda vuestra vida, y por acá no se pasa necesidad. Porque esta tierra
es muy abundante de trigo y carne y ios demás mantenimientos para la vida humana, y tierra apa­
rejada, para que, teniendo un principio, se pueda ganar de comer fácilmente, y así con lo que se
trajere empleado podréis tratar, y pues tenéis edad ahora para poderlo hacer y aún para poder
volver a Castilla ricos.
No hagáis otra cosa, sino veniros con Garcí Sánchez» que él os vestirá en Sevilla y os dará to­
do lo que hubiéredes menester.
Francisco Martínez de Bonilla, vuestro hermano, está en esta ciudad, y os escribe. Está bueno,
y estudia para clérigo o para letrado, que con cualquiera cosa de éstas que use ganará muy
bien de comer en esta tierra. Yo, gloria a Dios, tengo salud, y mucho deseo de veros y saber de la
vuestra, ía cual os dé Dios siempre como yo deseo.
En esta tierra hay mucha gente de Guadalcanal, con quien os holgaréis mucho, y no tengáis
temor de la mar ni de cosa ninguna, porque más fácilmente se va y viene por la mar que por tierra,
y venidos que seáis, podrá ser que os volváis antes de cinco años, ricos y con qué poder vivir, a
Castilla, y aún podrá ser nos iremos todos juntos. Y para vivir pobre, como he dicho, mejor tierra
es estaque esa. Y porque no es para más, Nuestro Señor os tenga siempre de su mano y me os deje
ver, como deseo. Y fuera justo que, pues ya tenéis edad, nos hubíérades escrito con (?) o con Ma­
drid y otros muchos que han venido de esatierra. De Quito, y de marzo lOde 1585 años, deseados
hijos, de vuestro padre que os desea todo bien
Diego Ramírez de Bonilla
(A mis deseados hijos Pedro Núñez de Bonilla y Diego Ramírez de Bonilla, en la villa de
Guadalcanal). (l g . 2096)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 351

397.
Lorenzo Ramírez a su sobrino fray Andrés Ramírez, en Sevilla.
Quito, 15.11.1588
Señor sobrino:
Habrá año y medio que recibí una carta vuestra, por la cual me avisáis de vuestra salud y de
algunos de vuestros deudos, aunque no de todos. Y pudiérades hacerlo más larga, pues sabéis de
cuánto gusto y contento es para mí saber de vuestra salud y de todos los deudos y cosas de Espa­
ña. Yo respondí a ella en el navio de Juan de Uribe y en otros por tres cartas, y no sé que ninguna
haya llegado a vuestro poder, a lo menos no he visto respuesta de ella. Con cuidado estoy si sois
vivo o muerto, plega a Dios os guarde, para que me encomendéis en vuestros sacrificios y oracio­
nes. Y de mí os sé decir que estoy muy viejo y fatigado de ia ijada, como solía ser en mi mocedad;
como la virtud se va acabando, me va apretaníio cada día más el mal. Así que, dejando esto, pues
yo no tengo otros hijos y deudos, sino los que allá están, ha muchos días que deseo tener orden
para comunicar y acordar con vos cómo disponer lo que Dios me ha dado, bendito sea El que me
lo ha dejado ganar, para que no se pierda cuando Dios me llevare y preste a mi ánima y a mis deu­
dos y vuestros. Y tengo deseo en el alma de hacer testamento, y así, por las llagas de Dios, que si
os podéis disponer, pues sois mozo, a hacer este viaje, que por mi consuelo le hagáis y me vengáis
a ver en la primera flota, que de otros padres de vuestra orden, a quien he preguntado por vos, he
sabido que es fácil la licencia del prelado y del rey. Aunque sea trabajo vuestro, disponedos a ello
por mi consuelo y por el remedio de nuestros deudos, pues sabéis cuán pobres son, y entended que
deseo tanto vuestra venida que me parece que, con vuestro parecer, dispondré de mi hacienda y
ordenaré mi testamento. No me parecería que me daña pena acabar la vida, a servicio de Dios,
sea todo, por El cual os lo suplico y encargo, de vuestra alma dejo lo que dejaren de gozar vues­
tros deudos por vuestra culpa, porque esto que Dios me ha dado para vos y para ellos lo quiero,
que no tengo a quien dejarlo sino es a vos y a ellos. Y como cristiano no puedo hacer más, y a
Dios hago testigo, que en vuestra venida está su remedio y casamiento de tantos pobres como vos
sabéis, en especial los hijos de vuestra hermana Ana Ramírez, y de los demás deudos. Dios me lo
ha dado para vos y para ellos, no se dilate más la venida, porque será para mí acabarme la vida,
porque, en viéndoos, parece que luego descansaré. Y con esto Nuestro Señor me os deje ver «mies
que me muera. De la ciudad de Quito, a 15 de febrero de 1588 años, vuestro tío
Lorenzo Ramírez
(Para mi sobrino fray Andrés Ramírez, en el convento del Carmen, en la ciudad de Sevilla.
Porte un real), - ( I .0 .2099)

398.
Pedro Miguel a Pedro Alonso, en el Arroyo de Mérida.
Quito, 12.V1U.1588
Hermano:
Ya os tengo escrito tres o cuatro veces de cómo en esta ciudad de Quito estoy ya de asiento, y
de cómo me casé con una viuda muy rica, y así estoy con mucho deseo de veros, porque os hago
saber que ya yo estoy viejo y mi mujer también, y no tenemos ningunos hijos a quien dejar nues­
tra hacienda, y asimismo me ha rogado la dicha mi mujer, como en las otras os tengo escrito, que
os viniésedes con toda brevedad. Y así le rogué a Juan Machado, portador de ésta, que pasaba
por esta ciudad, que os la diese con todo el cuidado, y cien escudos para lo que fuésedes menester
para el camino y flete, el cual os dará mas el día que estuviéredes determinado de veniros por acá.
Y vendréis juntamente con Juan Macías, nuestro primo, a quien le diréis lo que en esta carta y en
otra os tengo escrito. Y así vuelvo que vengáis luego con la primera flota que hubiere, porque es-
taréos aguardando.
Y poco cuidado habéis tenido en no avisarme cómo están esos parientes nuestros, y de Juan
Macías el viejo, y de todos esos vecinos, que en más de diez años no he sabido más de una vez, que
me dijo un hombre que por aquí pasó a un lugar cerca de esta ciudad, que dijo que era capitán, y
nie dio muy buena razón, de que recibí mucho,
Y porque sé que el dicho portador de ésta os la dará esta carta, dándole Dios salud, no digo
más, de que os guarde más como puede y me deje veros.
352 ENRIQUE OTFE

A Juana Martín, sí fuere viva, daréis mis besamanos, y a todos esos señores. De San Francis­
co de Quito, a 12 de agosto de 1588:años, el que desea veros con toda brevedad
Pedro Miguel
(A Pedro Alonso, mi hermano,-en el Arroyo de Mérida, y en su ausencia a Juan Macías o a
Martín Alonso). (I.G. 2099)

399.
Antonio Martín a su sobrino Pedro Martín Vaquero, en La Zarza.
Quito, 24.X. 1594
‘Quisiera saberle significar con palabras, señor sobrino, el contento que recibí con su carta,
que cierto la tenía bien deseada, y holguéme de saber que tenía salud y toda su casa. Yo quedo con
salud, a Dios gracias, y con deseo de verle en esta tierra, que ya echo de ver por su carta que tiene
necesidad. Yo, loado Dios, como te he dicho otras veces, tengo bien de comer, y no tengo a quien
dejarlo, sino es a él y a sus hijos, porque, como le he escrito, fue Dios servido de llevarme a doña
María, que cierto siento mucha soledad sin ella, porque no dejó hijos. Y así gustaría que se viniese ,
por acá, y trajese consigo a su mujer y a sus hijos, para poder vivir descansado, que ya estoy vie- J
jo, porque, sí bien se acuerda, hace hoy catorce años partí de ese lugar, y tenía cuarenta y cuatro ,
años. Así que a esta cuenta tendré ya mis cincuenta y ocho años, plega a Dios que se haya servido J
con todo su Divina Majestad. •>
Perico está bueno, que yo, como le he criado, le trato siempre de esta manera. No tiene deseo f
de volver a esa tierra. Yo le he hecho que aprenda a escribir, ya escribe bonitamente, y esta carta ¡
va de su mano. Que acá por la pluma vienen a valer los hombres, pueden estar seguros que nunca
les faltará. •
El portador, que es el señor Juan de Soto, le dará cien pesos, y esto les envío para que apres- ¡f
ten su viaje, y así le suplico que en la primera flota que viniere a este reino se venga, trayendo con- í
sigo a su mujer e hijos. ‘
No hay cosa de nuevo de que avisarle. A todos nuestros deudos me encomendará y dará besa->;.||
manos de mi parte. Y a Alonso Martín le dirá que su sobrino queda bueno, y le va bien, si no ju- ¡J*
gase. Y porque no se ofrece otra cosa, Nuestro Señor le guarde y a toda su casa, y me los deje ver •/
Dios presto. De este reino de Quito, y de octubre 24 de 1594 3
. Antonio Martín
(A Pedro Martín Vaquero, mi sobrino, en la villa de La Zarza). (I.G. 2102)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 353

POPAYAN
400.
Doña María de Pecellín a su hermano Cristóbal Pecellin de Vargas.
Popayán, 1 .VI.15SS (?)
Señor hermano: •
Porque por otras tengo escrito a v,m. largo, seré en ésta breve. Y será para hacer saber a v.m.
cómo yo y Pedro Manso y mis hijos estamos buenos, y con muy gran deseo de saber el suceso de
v.m. Y asíle suplico que todas las veces que se ofrece v.m. me escriba. Y por las cartas que me es­
cribe Alonso de Vargas tengo entendido cómo la voluntad de v.m. es tomar el hábito de San Juan,
de que no me he holgado poco, y me dice le envíe a v.m. fiara ello recaudo de dineros. Y por otras
tengo escrito a v.m. que, como haya persona cierta con quien yo los pueda enviar, enviaré. Y si
por ventura, como tengo dicho, si el obispo, mi seflor, fuere, como se cree se irá antes de dos
años, le enviaré a v.m., y si antes fueren personas ciertas. Y al presente no envío a v.m. nada, por­
que no tengo certinidad en el mensajero que ésta lleva será cierto, no le envío, porque escribo a
ventura, si llegaren allá, porque v.m. de mi no tenga tanta queja que no les escribo, de lo cual no
se debe de espantar, porque cosa que de estas partes vaya, a maravilla llegará allá, especialmente
de esta tierra en que yo estoy, que está tan a trasmano. Y también me escribe Alonso de Vargas
que desea pasar v.m. a estas partes. De nuevo se lo suplico a v.m. reciba yo esta merced, en que
roe venga a ver después de haber tomado el hábito, y no habrá falta en lo que tengo dicho en en­
viar lo necesario para el efecto. Al señor comendador Juan de Vargas dará v.m. mis besamanos.
Muestro Señor guarde a v.m. en su santo servicio, y le dé el descanso que yo le deseo. De Popa­
yán, primero de junio 1558 (?), besa las manos de v.m. su hermana
doña María de Pecellin
(A mi seflor Cristóbal Pecellín de Vargas, adonde estuviere). 0 -0 - 2087)
354 ENRIQUE OTTE

401.
Francisco González a Pedro Pérez, en Ubeda. ■
Popayán, 7.V, 1570
. Señor:
Una carta recibí de v.m., en que por ella me envía a decir que envió poder a Ramo Gi!, para
que cobrase de Diego Palomino ochocientos pesos. Ya los ha cobrado, mas no tiene pensamiento
de enviarlos a v.m., porque se ha hecho mercader, y trata con ellos desde esta ciudad de Popayán
a Cartagena. Y yo le mostré dos cartas de v.m,, y la respuesta que me da a todo lo que le digo es
que él se tiene cargo de enviarlos. Y le he dicho muchas veces la necesidad que v.m. tiene, y me pa­
rece que él menos cuidado tiene de enviarlo. V.m. envíe un hijo suyo, para que los cobre y lleve,
que de otra manera no hay remedio. Porque, si su hijo viene acá, haremos de manera que luego
los dé y en volviendo el armada lo encaminare. Y si le pareciera a v.m. emplearémoslos en cueros.
Y escríbame v.m. con su hijo que lo que v.m. me mandare lo haré de muy buena voluntad, y si
aquí no hubiere corambre, mientras viene el armada de Nombre de Dios, iremos a Jamaica a com­
prarlos, porque ¡leve alguna ganancia. Las otras cartas que envié no sé si las han dado a mi her­
mana.
V.m. me escriba largo lo que allá pasa, porque me hará muy gran merced de avisarme lo que
allá pasa, porque habré muy gran placer en saber las cosas de España, y me envíe a decir si toma
su majestad los dineros, y si los da en renta, porque, si Dios fuere servido, me iré con su hijo. No
tengo más que hacer saber a v.m. Nuestro Señor guarde a v.m. y me lleve en España con la vida de
v.m., que viva muchos años, con vida de la señora Inés de Avalos e hijos. De Popayán, a siete de
mayo de 1570 años, servidor de v.m.
Francisco González
(A mi señor Pedro Pérez, en Ubeda, o a su mujer Inés de Avalos, o a sus hijos, de porte dos
reales). <1.G. 2085)

402.
Alonso Rodríguez a su padre Alonso Rodríguez de Cueltar, en La Puebla de Montalván.
Popayán, 4.11.1578
No he hecho esto antes de ahora por no haber tenido en qué dar a v.m. cuenta de mi vida.
Ahora le quiero dar a v.m,, aunque breve, en ésta, y es que Dios, Nuestro Señor, ha sido servido
de darme estado, aunque no ha sido con la licencia de v.m. y de mi señora madre. Y es que el dia
antes de San Juan de 77 años me desposé y velé con una hija de un hombre muy de bien y de bue­
nas prendas, que es lo que más me holgué, y rico, que vale su hacienda más de doce mil castella­
nos, y a mí me dio con su hija veinte libras de oro, que serán tres mil ducados. Y se llama mi sue­
gro Juan de Aranda, y tiene el propio nombre su liija, que es mi mujer, que se dice Juana de
Aranda. Es. cosa que yo tengo mucho contento, aunque por estar tan lejos de vs. mds. está mez­
clado el contento, pero tengo la esperanza en Dios de ir breve a ver a vs. mds.
Tuve nueva de un hijo de Troche, otro hombre de esa tierra después que de ella salí, holgué-
me mucho en ver persona de allá. Diome por nueva de que mi hermano Juan Rodríguez había de
venir por acá. Vs. mds. no tengan pena si él viene, porque llegará a una coyuntura que le van mu­
cho. Yo haré por él todo lo que un padre puede hacer por un hijo, porque aquí un señor se me ha
ofrecido, diciéndole yo cómo venía, y me respondió que se holgaba mucho, porque si es hombre
diligente, en tres años valdrá su hacienda cinco mil ducados, si es como yo se lo he encarecido,
que sabe leer y escribir y contar, y diligente en el trato de la mercadería. Porque el que por acá no
entiende en estas cosas, no gana de comer, y así hay mucha gente perdida, porque el que no tiene
en principio de alguna moneda, nunca tiene un real, ni te alcanzará.
Y porque ésta no es para más, de que Nuestro Señor dé a vs. mds. salud, y me los deje ver en
esa tierra, y de Popayán, cabeza de gobernación, a 4 de febrero de 1578 años.
Aquí está un primo de v.m., que se dice el capitán Cristóbal de Carrera, que besa a v.m. las
manos. Es hombre que he recibido mucha mercal en su casa, porque ha cuatro años que me da de
comer en su casa. Está viejo y enfermo, y cargado de muchas hijas e hijos. Señor, besa a v.m. las
manos su obediente hijo
Alonso Rodríguez
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 355

403.
Alonso Rodríguez a su hermano Juan Rodríguez, en La Puebla de Montalván.
Popayán, 4,11.1578
Deseado y querido hermano:
Una de v.m. recibí, y ia fecha de ella a 25 de septiembre de 1577 años, enviando a decir las co­
sas que han sucedido y suceden. No me admiran, porque es mundo, y han pasados tantas sobre
mi, que ias muchas que otros me cuentan. Doy gracias a Dios por todo.
Holguéme mucho en que nuestro hermano Millán Rodríguez me escribió diciendo que había
cantado misa. Holguéme mucho en extremo, y quisiera saber con qué legítima o capellanía se ha­
bía ordenado, para que quien le hizo tanto bien ruegue yo a Dios por él. El hijo de Troche me dijo
cómo le había visto a v.m, y a Luis de Toledo, en Toledo, en hábito de clérigos, y que no supo
más, de que je parecía que residía hacia Cuadalajara, porque tenía allá un curato. Pesóme mu­
cho, porque todos desamparamos a nuestros padres. Siquiera, pues v.m. está en esa tierra, los ale­
gre en estar presente, porque no tengan los corazones repartidos en tan extrañas tierras. Que, cier­
to, que si yo pudiera, o fuera el viaje más corto, yo me hubiera ido por verlos, que no deseo otra
cosa todos los días del mundo. Mas como la tierra sea tan lejos, que hay de distancia dos mil le­
guas o más, parece que este camino no se puede andar más de una vez en la vida, y otra en la
muerte. No digo esto porque estoy despedido con la voluntad de ir a esas tierras y ver mi natural,
porque es cosa que siempre está en el corazón, dando voces por su natural, como digo.
Yo me casé en esta ciudad con una hija de hombre muy de bien, y rico, que vale su hacienda
más de doce mil castellanos, y a mí me dio con su hija veinte libras de oro, que son 2 mil castella­
nos, que son tres mil ducados.
A nuestro hermano Juan estoy aguardando, porque me dijeron que habia de venir a Tierra
Firme, y si él llega donde yo estoy, espero en Dios que le he de favorecer, que en tres años valga su
hacienda más de cinco mil ducados.
Y porque no es para más, de que Nuestro Señor dé a v.m. salud, y en dignidad vea yo a v.m.
acrecentado, como v.m. desea. A Bustamante dará v.m. mis besamanos, y que le suplico mucho
me escriba de cosas que por allá pasan. A nuestros padres y hermanos dará v.m. mis besamanos,
y que Dios me los deje ver en esa tierra, amén.
No les envío nada hasta otra flota, que Nuestro Seftor será servido de que tenga algún oro
junto para enviar. De Popayán, cabeza de gobernación, a 4 de febrero de 1578 años. Deseado y
querido hermano, para lo que manda, su hermano
Alonso Rodríguez

404.
Alonso Rodríguez a su padre Alonso Rodríguez de Cuellar, en Im Puebla de Montalván.\
Popayán, 24.111.1578
Señor mío:
Después de tener escrita ésta, me pareció cosa justa que, ya que no me hallo de presente, con
más posible enviar a v.m. ese poco de oro con voluntad, que quisiera yo fuera mucho más, la cual
reciba v.m. como de un hijo tan obediente, y que le desea servir y enviarle mucho más. Y así digo
que, dándomelo Dios, le cabrá a v.m. parte, como es razón. El señor Juan Calderón, que es una
persona que va de éstas partes, lleva para v.m. en dos pedazos de barreta de oro y un pedazo chi­
co, de ley de veinte y un quilates y un gramo, que pesa del dicho cuarenta y un pesos y dos tomines.
Va dirigido a mi hermano Juan Rodríguez en Sevilla, para que él se los envíe a v.m., y así suplica
se reciban, y yo merezca recibir de v.m. carta de cómo se reciben, juntamente haciéndome saber
de su salud y de mi madre y de mis hermanas, la cual Nuestro Señor conserve muchos largos años,
como yo deseo. Estaré con pena hasta saber del recibo de esto. V.m. con el primero me avise, y
v-m. no tenga ni mi madre pena, que yo estoy bueno y tengo salud, gloria a Dios, que yo creo en
las oráciones de v.m. me sustentan, y, gloria al Señor, hame dado tanto bien que no me falta lo
que es menester. Moderadamente tendré de caudal para le servir conque trato y tengo mi tienda
como tres mil pesos largos, y mi casa proveída honestamente.
A mi hermano Juan querría que viniese, para que ambos nos ayudásemos, que no le iría mal.
De Popayán, y de marzo 24 de 1578 años, su muy obediente hijo, que sus manos besa,
Alonso Rodríguez
(A mi señor Alonso Rodríguez de Cuellar, en La Puebla de Montalván, reino de Toledo).
(I.O. 2091)
356 ENRIQUE OTTE

405.
Francisco Sánchez de Migolla a su padre Pedro López de Alvar Sánchez, en La Mota.
Popayán, 26.111.1578
Muy magnifico señor padre:
La gracia del Espíritu Santo sea siempre en el ánima y corazón de vs. mds., amén. Es tanto el
deseo que tengo de saber de la salud de vs. mds. qué tengo mucha pena por ver que nunca haya
llegado que ningún barco que pueda traer cartas, y he sabido por cosa muy cierta que ha muchos
dias que vino el armada. Dame pena por no ver cartas de vs. mds., porque sola una hemos tenido
de mi señora Mari Ruiz, que se ia dio a un hombre que venia a estas tierras, pasando por Almodo-
var del Campo. Hizo relación de mi tio Luis Ruiz. Al principio cuando le vi, tuve mucho conten­
to, después se me volvió en pesadumbre, porque recibí tanta pena cuando no hizo mención de vs.
mds., que mé dio unas calenturas que me duraron por espacio de 15 días. Ya, gloria a Dios, estoy
muy bueno, aunque con pena por ¡a poca salud de nii señor el tesorero, que a más de un mes que
está en Cali, por si pudiese tener más salud. Ya, bendito y alabado sea el Señor, tiene mucha sa­
lud. Y sucedió muy bien su ida a Cali, que un día, yendo a ver los ganados, a medio cuarto de le­
gua se halló unas minas de plata muy ricas. Espero en Jesucristo que han de suceder muy bien,
porque se ha hecho fundición y sale mucha plata. Yo ando tan corrido que no me puedo valer, lo
uno con estas vacas, porque anda mucha gente a causa de que son mucha, porque está ¡a estancia
donde andan veinte leguas de Popayán. Junto a la ciudad de Calí tengo también necesidad de es-
' tar presente a la labor de estas minas, porque el seflor tesorero harto tiene que cumplir con su dig­
nidad. Yo quería que viniese mí hermano Pedro López, y si acá quiere ser clérigo, en pocos años
será rico, ya varte lo mico (?). También quiere el seflor tesorero que viniese suliermano Luis Ruiz,
porque el señor tesorero le desea, y vendrán bien juntos. Todos estos y más son menester para be­
neficiar estas minas, porque demás de éstas, que dicho tengo, hay otras en otro pueblo llamado
San Sebastián de la Plata, las cuales son muy ricas. Bien sé que a mi deseada madre le dará pena
de que yo envíe a llamar mis-hermanos, pues tanto le costé yo solo, ¿qué hará cuando vengan en­
trambos?
Dejado esto aparte, el seflor tesorero suplica a vs. mds. de su parte y por carta que animen a
mis hermano» que vengan. Con su venida tendremos mucho contento, y ellos, si tienen salud, se­
rán de buenaventura pasando a esta tierra.
Ceso y no de rogar a Dios tenga a vs. mds. de su bendita mano. A mis señores hermanos y
hermanas beso muchas veces las manos con las de mis tíos y tías y parientes, y a mi señor tío Luis
Ruiz. Y con tanto Nuestro Señor guarde las muy magníficas personas de vs. mds. y prospere en su
santo servicio, como por mí, su hijo obediente de vs. mds., deseo. De Popayán, y de marzo a 26
días 1578 años, besa las manos de vs. mds. su humilde hijo
Francisco Sánchez de Migolla
(AI muy magnífico señor Pedro López de Alvar Sánchez, en la villa de La Mota).

406.
El tesorero de Popayán a su hermano Pedro López de Alvar Sánchez, en La Mota.
Cali, 7.IV.1578
Muy magnífico señor hermano:
Nuestro Señor sea siempre en el ánima de v.m. Aunque no he recibido cartas de v.m. en esta
flota, por no haber llegado ningún barco que las pueda traer, y haber sido la nueva de ella tan re­
pentina, he sabido de la salud y vida de v.m. y de la señora mi hermana. También supe de nuestro
hermano Luis Ruiz y de nuestra hermana María Herriega y de las aflicciones y pobreza en que es­
tán. Aunque por una parte lo primero me dio contento, lo segundo me lo quitó, y más por hallar­
me fuera de Popayán, y falto de algún dinero conque pudiese remediar a v.m. y a nuestro herma­
no Luis Ruiz. Pero si no se ofreciere persona cierta al tiempo que pueda juntar algún oro que
cambiar a vs. mds. en esta armada, espero en Dios que El lo remediará, y yo, medíante su divino
favor, le enviaré en la primera flota que viniere. Porque ya querrá Dios que nos sobre para enviar
aunque cuando ésta se escribió se estaba fundiendo cierto metal de unas minas de plata que me
hallé junto a la ciudad de Cali habrá ocho días, como dos tiros de arcabuz. Confío en Nuestro Se­
ñor que han de ser nuestro remedio, en especial las vacas que tengo, demás de tres minas muy ricas
de plata que Nuestro Señor me ha dado en otro pueblo llamado San Sebastián de la Plata, de las
cuales tuviéramos prosperidad si los indios de guerra no hubieran quemado el pueblo. Procurarse
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 357

ha pacificar aquella tierra, para lo cual será menester que v.m. envíe mi sobrino Pedro López y
uno de los más pequeños, para beneficiarlas, y también venga nuestro hermano Luis Ruiz, y v.m.
Ies mime para que vengan. Ellos serán de buenaventura, y yo tenga algún descanso, porque tengo
poca salud, y no estoy para hallarme presente a la labor de ellos. Aunque de éstas, si tales fueren,
sí por estar, como dicho tengo, tan cerca. Entretanto v.m. avise a nuestro hermano no peche, si le
cuesta la vida y la de su mujer e hijos, si tiene con qué se defender y seguir el pleito, sígalo, que en
poder de un fulano Beliejo, escribano de hijosdalgo, están en Granada las informaciones y pro­
banzas que nuestro abuelo Bartolomé Ruiz hizo en la Ciudad Reai, las cuales v.m. las muestre a
dos o tres grandes letrados, si dicen que basta probar ser hijo legitimo de Francisco Ruiz, nuestro
padre, y nieto por la vía masculina de nuestro abuelo, presente las que él hizo, y v.m. le hará hacer
estas diligencias, y si por falta de testigos se temiere que no podrá probar propiedad, pruebe pose­
sión, y cómo el dicho nuestro padre nunca pechó y fue habido y tenido por hijodalgo, y cómo fue
muchos años alcalde de hijosdalgo, y advierta de se informar de grandes letrados si dañará su jus­
ticia intentar propiedad y no la poder probar. Porque, si esto daña, intentarse ha, como dicho
tengo-, sola posesión.
Nuestro Señor guarde a v.m. muchos años. Esta escribo de prisa y con mano ajena por mi
flaqueza e indisposición, aunque, gloria a Dios, estoy muy mejor que he estado, hidérame daño
escribirla. Por lo cual dará v.m. .mis besamanos un millón de veces cuando vaya a Los Hinojosos
a mi señor deán don Pedro del Pozo y al licenciado Bautista Fernández, cura del Hinojoso del Mar­
quesado, con todos nuestros deudos y amigos. Francisco Sánchez Migolla está muy bueno y
muy gentil hombre de a caballo. Espero en Dios que nos ha de remediar en breve, porque anda
muy solícito en estas minas que hemos registrado habrá quince días, nos haya dado Dios plata de
la fundición; ordénelo Dios para su santo servicio, el cual guarde la muy magnífica persona de
v.m. y de la señora mi hermana e hijos y de la señora Catalina Ramírez guarde y conserve en su
santo servido muchos años. Y de esta ciudad de Cali, a 7 de abril de 1578 años, muy magnífico se­
ñor hermano, su hermano el capellán
el tesorero s. de Popayán
(Al muy magnifico señor Pedro López de Alvar Sánchez, en la villa de La Mota el Cuervo,
en la mancha de Aragón). 407^ (I.G. 2091)
Pedro Sánchez a su padre.
Popayán, 2.IV.1583
Señor padre:
A v.m. he escrito otras dos cartas en esta flota, y no sé si irán a manos de v.m., y ahora, por
ser el mensajero cierto, escribo a v.m. ésta, dándole cuenta de todo lo que por acá me pasa. Y es
que en esta gobernación de Popayán he tomado dos edificios de iglesias, la una es la Catedral, ca­
beza de obispado, y la otra es parroquial de un pueblo que se llama Santiago de Cali. Por la pa­
rroquial me dan dos mil pesos de buen oro, y por la otra se me dan once mil pesos de buen oro. Y
esto es por solas mis manos, que ellos me dan indios que me sirvan y toaos tos materiales. Y han
de ser los edificios de albañería.
Un día antes que el portador de ésta, que se llama Diego Farias, partiese de esta ciudad de
Popayán me concerté en los once mil pesos, y por estar tan de camino, como digo, a v.m. no en­
vió algún oro. Mas la flota que viene sin falta ninguna enviaré persona propia a sólo llevar oro, y
a mercar dos clavazones para puertas de la propia iglesia.
El portador de ésta, que es Diego Farias, va a ese pueblq a un pleito de unos indios que le han
quitado acá sin razón. Es el mayor amigo que en estas partes tengo, y las amistades de las Indias
no son conforme a las de España, porque acá somos pocos,! y pénese por un hombre hacienda y
vida, y así v.m. me la hará en que todo el tiempo que en esa corte estuviere se le dé casa y comida
como si mi propia persona fuera. Y en- sus negocios v.m. me hará merced de poner todo el calor
posible, pues v.m. tanto alcanza con esos señores, y v.m. entienda que mucha más merced que la
que yo encargo que por él se haga allá se me hace acá en su casa. Y con tanto no digo más, ni ten­
go más que encargar a v.m., pues que sé claramente que más cumplidamente lo hará v.m.
A mi hermana Mari López dará v.m. mis encomiendas, y que ésta reciba por suya, y que ten­
go esperanza en Dios que todas estas tormentas se han de volver en bonanzas, y que en otra flota
se le enviará todo d remedio que fuere posible, y será muy a su gusto.
Al señor Bartolomé López y a Juan Sánchez, mi hermano, se le den muchas encomiendas, y
que les beso las manos, y a mi madre le beso muchas veces las manos como obediente hijo que
soy, y que ruegue a Dios en sus oraciones por mí. Y Nuestro Señor me guarde a v.m. como yo de-
seo y en estado aumente todo para su servicio. De Popayán, y de abril 2 de 1583 años. Señor
Padre, besa la mano a v.m. su obediente hijo Pedro Sánchez
(I.G. 1397)
358 ENRIQUE o r r e

CA L!
408.
Licenciado Briceño a su hermano Martín Briceño, en Valladolid.
Cali, 4.VIII.1550
Sefior hermano:
Con gran deseo vivo de ver una letra de España, y después que de ella salí no la he visto. Yo
hartas he escrito, no sé si han llegado allá. Yo, bendito Nuestro Señor, estoy bueno, y lo he estado
siempre, aunque con grandes trabajos y sobresaltos, por razón de lo sucedido en Nicaragua, que,
porque tengo por cierto que ya en España es viejo, no lo escribo.
A los cuatro de mayo le escribí largo, especialmente le pedía por merced que en mi nombra se
pidiese a esos señores alguna ayuda de costa, habido respecto a los grandes gastos y pérdidas de
hacienda que me han sucedido. Comunicado primero con el obispo, mi señor, lo mismo le ruego
en ésta, deseo en extremo saber de las cosas de allá y de la salud de nuestro padre y mis hijos y her­
manos. Por amor de Dios, que ipe escriba muy largo. De mí le hago saber que, bendito Dios, me
entiendo bien con esta gente, y que fueron tantos los gastos del camino que en todo un año dende
ahora no saldré de deudas por la gente inútil que conmigo traje, que no son sino para gastar, y
tengo necesidad de buscar quién me sirva. Yo me lo merezco, pues traje parientes tan ruines, y los
más cercanos mayores bellacos, porque traje un sobrino que lo que con él pasó me quita los días
de la vida, pero yo le daré su pago.
A esos señores del Consejo no escribo particularmente, porque al presente me fue imposible,
pero por la que escribo a su majestad verá lo que pasa. A esos señores todos de casa beso las ma­
nos, y tórnole a rogar me escriba largo.
Al señor licenciado Pedro Gaseo y a la señora doña Ana beso las manos, y avíseme de ]a sa­
lud de todos. Nuestro Señor guarde a v.m. y me lo deje ver en España. De Cali, a 4 de agosto de
1550, hermano y servidor de v.m.
el licenciado Briceño
(Mi señor hermano Martín Briceño, en casa del presidente, en Valladolid).
(I.G. 1382 B)
409.
Gonzalo López a su hermano Sebastián Jiménez, cirujano, en Santiago del Campo.
Cali, 17.XII.1601
Por haberos escrito en otras largo, en ésta seré breve. Y por haber en tantas enviado a llamar,
estoy enfadado, sabiendo, como sabe, mi poca salud y regalo que tengo en esta tierra de deudos.
Que si Nuestro Señor me llevase de esta vida, me parece que cuanto he ganado en esta tierra que
ningún deudo mío lo gozaría, según las cosas andaren en estas partes, que no son las indias ya co­
mo solfa, que no hay ya de quien se fiar. Y por esta ocasión hasta ahora no os he enviado cosa
ninguna. Y por me haberos enviado a decir que cada día estáis de camino para venir a estos rei­
nos, y así os ruego mucho que, si heis de venir, sea a la primera armada que se partiere para esta tie­
rra. Y para poder venir vos y vuestra mujer e hijos, vendréis a Badajoz a casa de Jerónimo Gutié­
rrez, perulero, que va de esta tierra a hacer empleo, el cual os dará todo lo que hubiéredes menes­
ter a mi cuenta para poder venir. Y si es posible, vendréis con él, para, si os faltare algo, lo pro­
vea, porque él lleva orden mía para lo que se gastare lo provea, Y asimismo os dará cuarenta
pesos, de los cuales daréis un frontal a señor San Antonio, y unos manteles, los mejores que se ha­
llaren, y más daréis cuatro ducados a Catalina Gómez, y lo demás que sobrare tomaréis para toca­
dos a vuestra mujer. Y pues me significas estáis tan pobre, gloria a Dios, ya veis yo no tengo otros
herederos, y, vista mi poca salud, os determina a la posada, pues es cosa que tanto os conviene,
aunque no os faltaren trabajos en el camino, que son grandes las agonías que se pasan, siendo el
camino tan largo, especialmente trayendo mujer e hijos. Mas, visto el poco remedio que tenéis, a
todo se han de poner los hombres, especialmente ganando tan poco, como me decís que se gana
en esas partes. Que si en esta tierra estuvierais, con solo vuestro oficio ganaréis de comer mis, que
es muy necesario, así de cirujía como de cataratas.
Y con esto ceso, Nuestro Señor os guarde y os traiga con salud a estas partes. A vuestra mu­
jer e hijos mis encomiendas, y a todos los vecinos y personas a quien yo tuviere obligación. De Ca­
li dé Popayán, y de diciembre diez y siete de mil y seiscientos y uno, vuestro hermano que todo
Men os desea,
Gonzalo López
(A Sebastián Jiménez, cirujano, en Santiago del Campo, en Extremadura, junto a Cáceres),
(I.G. 2105)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 359

ALMAGUER

410.
Francisco Suárez Perea a su hermano Alonso el Harto Perea, en El Corral.
Almaguer» 29.IV. 1587
Señor hermano:
Dos veces tengo escrito a v.m., y la última por dos partes, porque por una vía u otra llegasen
las cartas a sus manos, que creo con el favor de Dios llegarán, porque los que las llevan son seño­
res y amigos míos, que así me prometieron las llevarían a recaudo, y se las enviarían luego que se
desembarcasen. Por las cuales le ruego mucho tenga por bien venirse a esta tierra de las Indias del
Nuevo Reino, y dejar esa miseria y desventura de España. A esto que digo he sido y soy persuadi­
do de nuestro tío el capitán Alonso Suárez y de nuestro hermano Alejo Suárez de Perea, los cuales
están muy ricos y sin hijos ni herederos, y no tienen otras personas en quien hacer y dejar sus ha­
ciendas sino en nosotros. Y yo, por la bondad de Dios ya soy sacerdote, y para me ordenar entre
nuestro tío y mi hermano me dieron quince mil pesos, y os juro de verdad a ley de sacerdote que
vale la hacienda de nuestro tío de sesenta mil pesos arriba, y la de nuestro hermano de treinta mil.
Y como digo," el uno y el otro sin hijos ni herederos, pues no será justo que, deseando ellos hace­
ros bien y enviándoos a llamar por esta carta, que la podéis tener por de ambos, que vos no os dis­
pongáis a venir a gozar de la buena coyuntura que se os ofrece. Y sea vuestra venida en todo caso
con la primera flota que viniere, en la cual yo y ellos deseamos vengáis, y os doy mi palabra a ley
de sacerdote que, si venís, seáis de mí y de ellos muy bien recibido y regalado, y que vuestro viaje
sea bien acertado, porque con el favor de Dios yo pienso irme presto a España, y nos iremos am­
bos juntos y llevaremos para poder pasar la vida honestamente en España, porque lo que yo tengo
lo quiero para él y sus hijos, pues no será menos de lo que nuestro tío y hermano le darán si viene,
que en todo caso no deje de venir, como arriba digo. Y suplico mucho a mi señora hermana su
mujer tenga por bien de le animar para este viaje, pues tanto le importa a v.m. y a ella y a sus hi­
jos, que con el favor de Dios será negocio y ausencia dedos o tres años a lo más largo, dando Dios
a todos salud. Y porque en las demás tengo escrito más largo de-cómo me ordené, y la merced y
regalo que nuestro tío y hermano me hicieron, en ésta no diré más, sino que por un solo Dios se
disponga a hacer lo que todos tanto le rogamos y le conviene. A mi señor tío Gabriel de Venita y
mi señora tía Ana García dará v.m. mis besamanos. A nuestro primo Alonso Pérez Rodriván y su
mujer y a nuestro tío Marcos Rosales y tío Alonso Sánchez y Cristina de Rosales dará nuestros be­
samanos. Y Nuestro Señor guarde a v.m. y me le deje ver en estas partes, amén. Dé esta ciudad
de Almaguer, y de abril 29 de 1587, señor hermano, besa a v.m. la mano su hermano y capellán
Francisco Suárez Perea
(A mi señor y hermano Alonso el Harto Perea, en la mancha de Aragón, en El Corral).
(I.G. 2098)
360 ENRIQUE OTfE

TORO
411.
Juan Muñoz a su primo Diego Muñoz, en La Puente del Arzobispo.
Toro, 6.XII.1576
Señor primo:
El grande amor y voluntad que a v.m. tengo me fuerza a tener cuidado por estas partes con
v.m. y sus cosas, Y por otra carta que a mi hermano escribo podrá v.m. saber en la tierra que vivo
y cómo me va. Y ésta servirá sólo para decirle a v.m. lo que querría hacer atento a la gran deuda
en que somos a v.m. mi hermano y yo porque, desde que mis padres murieron, que ha diez y ocho
años, no hemos tenido otro padre que nos albergase si a v.m. no. Y, visto esto, mi celo y voluntad
es que, pues tiene v.m. nueve hijos, y, gloria a Nuestro Señor, poco con que los remediar, me en­
víe acá v.m. a mi sobrina María Díaz, su hija, y también con ella en su compañía puede traer a
María Díaz, hija de su hermano de v.m. Francisco Díaz, que yo me ofrezco casárselas en esta ciu­
dad de Toro con dos vecinos conquistadores de esta tierra, buenos hidalgos y gente principal, por­
que los hay aquí, y algunos me lo han rogado. Porque, como es tierra nueva y los que la ganaron
por la mayor parte solteros, casarse han, si hallasen cosa que les conviniese conforme a ia calidad
de sus personas. Y pues mis sobrinas por sus virtudes merecen mucho, espero en Nuestro Señor
que en esto que tengo intento de hacer acertaré en ello y le relevaré a v.m. y a mi primo Francisco
Díaz de este cuidado. Y para su compañía podrá venir con ellas Rodrigo Muñoz, su hijo de v.m.,
y mi hermano, que también envío por él.
Presente v.m. esta carta, junto con la de mi hermano Gabriel Muñoz ante los señores del
Consejo de las Indias en Madrid, que espero en Nuestro Señor su majestad dará licencia, para que
vengan acá sólo por el remedio de esas dos doncellas atento a ser la obra tan justa y caritativa.
Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. guarde y en estado acreciente, como yo se
lo deseo. De Toro, a veinte y seis de diciembre de mil y quinientos y setenta y seis años.
A la señora su mujer e hijos beso mil veces las manos. Servidor y capellán de v.m. su primo
• ' Juan Muñoz
(Al muy magnífico señor Diego Muñoz, en la Puente del Arzobispo, en el reino de Toledo).
(I.G. 2092)

412.
Diego Cordero Osorio a sus hijos, en Cilleros.
Roldanillo junto a Toro, 1577
Muy magníficos señores y muy deseados hijos:
Por cosa nueva tendrán recibir carta mia al cabo de tantos años como ha que no les he escri­
to, que creo ha sido tres años, y Dios, Nuestro Señor, me es testigo como no ha sido ni quedado
por falta de voluntad, sino porque ha cuatro años que sigo la milicia de la guerra y conquistas en
esta gobernación de Popayán, todo por más valer. Y a la hora que ésta escribo hace diez y siete
días que salí de otra jornada llamada la del Chocó, que es la cosa más afamada que había en estas
partes, y aún en esas, y salimos desbaratados (?) la gobernación de Popayán, en la ciudad de
Nuestra Señora de Consolación de Toro, que yo ayudé a conquistar y poblar. Tengo unos indios,
soy señor de vasallos, y por la bondad de Dios he deseado grandemente que uno de vosotros, hi­
jos, viniésedes acá, porque ya soy viejo y cansado, e ir a esa tierra no hay para qué, porque hay
mucha pobreza y trabajos por allá, y acá pasásemos mejor, como os podréis informar todos del
portador de ésta, que es el licenciado Francisco Galavís, natural de Vedobroca {?), que es arcedia­
no de la ciudad de Quito, y ha de tornar a volver, y con él podréis, sí quisiéredes, venir uno de vo­
sotros, porque lo deseo grandemente por veros y muchas cosas. Y de presente, como el señor li­
cenciado Galavís dirá, no puedo enviaros nada. Si quisiéredes, vuestro será el provecho, y si no,
Dios sea con todos. De vuestra hermana Juana me avisad y de todos que hay en Alcántara. Podéis
enviar las cartas a Juan Verdugo, el escribano, para que con las de Diego Hidalgo y sus cuñados,
y cuando viniere la flota, me las envíen, y de todo me avisad largo, pues estamos tan lejos, que de
me ir a Castilla, no puedo por esto y verme viejo y cansado, como digo. No dejéis de venir a ver­
me, porque lo que fuere vuestro, no os puedo quitar, ni ella tampoco, y en todo me avisad, y quié­
nes más sois muertos, y si es vivo Martín Vázquez, vuestro suegro. Al tío y sus hermanos, cómo
les va a todos, y a mis tías y tíos y primos y primas, y al buen Martin Alonso Guijo y su mujer. Hi­
jos, a mi hermana María Cordera a sus hijos, a vuestros primos los hijos de Juan Cordero, a to­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 361

dos me encomendad, y a Teresa Alonso la de Juan Amado. A Francisco González de la Plaza y a


Juana Martin, su mujer, lo mismo, y al buen Alonso Sánchez Palacin y a su mujer, y a vuestro tío
Francisco Martín y su mujer, y a vuestros tíos Alonso Sánchez Asencio y Sebastián Cordero de
Cifuentes, a sus mujeres e hijos. A todos nietos, los de Chari Niquera y a sus hijos, a María Mu­
ñoz y sus hijos y yernos y a todas sus hermanas, y a Francisco Cordero de Matas y a sus hijos y
madre, a Juan Mateos y a su mujer, mi madrina, y a todos los demás los deudos, a todos de mi
parte daréis mi besamanos muy muchas veces, y que Dios, Nuestro Señor les dé tanto descanso a
todos como para mí deseo, y a vosotros os vea como que yo os deseo antes que muera. Y lo que os
ruego es que hagáis como buenos y miréis a la virtud, que vale mucho, y con todos os améis y tra­
téis como deudos y amigos. A vuestra hermana María me abrazad, y a vosotros con ella. Y Dios,
Nuestro Señor, me os dé su bendición y rocío, y os tenga de su mano, y a vs. mds. lo mismo, señor
y hermanos míos, y a Juana Martín, mí hermana, olvidara, y a Noxe (?) abrácenmelos, y a mis
primas Catalina Cordera y Antonia Martín. Sea Cristo con todos, de este pueblo de Roldanillo
junto a Toro, do soy vuestro padre. Miércoles de ceniza de 1577 años, muy magníficos señores y
muy deseados hijos míos, vuestro padre
Diego Cordero Osorio
Cuando me escribiéredes, en el sobrescrito ha de decir: «En la ciudad de Toro, en la goberna­
ción de Popayán, en las Indias, a vuestro padre Diego Cordero Osorio», y comedios que acá no
hay vos ni majestades, sino ilustre, en siendo uno señor de vasallos.
(A los muy magníficos señores Pedro Alonso el Viejo, y Juan Cordero Cieza y Pedro Ramos,
en la villa de Cilleros, en la orden de Alcántara). (I.G. 2086)
362 ENRIQUE OTTE

PASTO

413.
Rodrigo de Salinas a su madre doña Leonor Pérez, en Sevilla.
Pasto, 8. IV. 1587
Por haber escrito a v.m, en todas las pasadas muy largo, dándole cuenta de mi vida y suceso,
sólo servirá ésta de tornar a suplicar a v.m. lo que en las pasadas, pues que mi hermano Andrés
Pérez de Salinas lo hace tan mal y con v.m. y a las señoras mis hermanas de no acudir como es
obligación, teniendo tanta hacienda como tiene, que, cierto, si yo me hallara con el aparejo que él
tiene, v.m. no tuviera necesidad ninguna, ni la tendrá v.m., haciendo lo qué tantas veces le tengo
suplicado, que es venirse a esta tierra con las señoras mis hermanas, que si v.m. lo hubiera hecho
desde el principio yo se lo tengo suplicado, ellas estuvieran ya puestas en estado, y v.m. muy rega­
lada y servida en mi casa. Que esto lo podré yo hacer acá muy mejor que poder yo socorrer a v.m.
para tantas necesidades y trabajos como v.m. me significa tiene. Que al fin esta tierra es larga y la
gente principal, todo el mundo la socorre y ayuda, y yo doy mi palabra a v.m. que ya tengo trata­
do un casamiento para mi hermana doña María con un cufiado mío que tiene más de tres mil du­
cados de renta en unos indios, que, aunque es criollo de la tierra, es muy virtuoso. Tiene diez y sie­
te años, y muy gentil hombre, y él y su madre y hermanas me persuaden cada día envíe por v.m. y
mis hermanas, porque desean tener acá prenda para que a mí se me acabe de quitar la gana de ir a
Castilla, que les llega al alma cada vez que les trato que tengo de ir y llevar a mi mujer conmigo.
V.m., por amor de Dios, si quiere tener buena vejez y ver a mis hermanas puestas en estado, se
venga. Que el portador, que es Francisco de Cabrera Anaya, vecino de San Francisco de Quito,
lleva poder mío para poderme obligar en esa ciudad en cantidad de quinientos ducados, a pagar
en el Nombre de Dios, para el matalotaje y algunos vestidos. Que allí yo bajaré a recibir a v.m. y a
las señoras mis hermanas y a emplear un pedazo de mi hacienda, y vendré sirviendo a vs. mds.
hasta esta su casa, adonde entiendo se habrá v.m. holgado de haber llegado, porque es un pueblo
de mucho regato y muy principal gente. Y todos ellos me hacen mucha merced.
Al señor mi tío Rodrigo de Salinas beso cien mil veces las manos y les suplico ayude y favo­
rezca a v.m. para su despacho, como yo confio lo hará, que también el portador lo hará de su par­
te, por ser muy señor mió, y me ha dado su palabra que como v.m. se determíne a venir, que él
pondrá su persona y hacienda en servicio de vs. mds., porque lleva comisión mía que, siendo ne­
cesario más dinero para su aviamiento de vs. mds., lo ponga por mi cuenta. A mis señoras herma­
nas doña Francisca de Salinas y doña María y a doña Beatriz y a doña Ambrosia les beso las ma­
nos, y que sabe Nuestro Señor cuánto deseo verlas en esta tierra, y que me encomienden en sus
oraciones a Nuestro Señor, el cual guarde y dé vida a v.m. por muchos años, como yo deseo. De
Pasto, y de abril ocho de mil y quinientos y ochenta y siete años. Su muy obediente hijo de v.m.,
que sus manos besa,
Rodrigo de Salinas
(A mi señora madre doña Leonor Pérez, mujer que fue de mi señor Gonzalo de León, que sea
en gloria, en Sevilla). (I.G.2I03)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 363

CHIMBO
414.
Juan Fuero a Juan Fernández Resio, en Cuenca.
Chimbo, 28.III.1587
Ilustre señor:
Una de v.m. recibí fecha en Cuenca, y otra del señor Baltasar de Pareja, y por ellas veo tener
todos salud, gloria al Señor, el cual se la dé a todas vs. mds., como yo deseo.
El dinero que recibí (?) llevara el padre Lo rea no lo llevó, de lo cual he tenido tanta pena que
lo sabré encarecer, porque les tuve dinero en Panamá, pensando que vinieran, y juro a Dios que
pensé morirme de pena. Por amor de Dios que, vista ésta, se venga v.m. y su mujer y su madre
adonde yo estoy, que es en Chimbo, donde no pasará necesidades, Dios mediante. Y para que esta
venida tenga efecto, lleva Julio Ferrosin, mercader, sietecientos ducados de a once reales menos 9
reales, los cuales lleva en un tejo de oro que le entregó Pedro López de la Hera, como consta por
una carta suya que va con ésta. Así que, luego que Dios sea servido de llevar allá este dinero, se
vendrán luego, porque será para mucho contento y tener buena vejez. Y mande v.m. comprar un
par de esclavas negras, hermosas muchachonas, que les vengan sirviendo, y traer toda la ropa
blanca que tuvieren en casa, porque por acá se estima en mucho, y las mujeres vengan bien vesti­
das de seda, porque acá vale muy cara, y traigan seis cojines de terciopelo de colores y una alfom­
bra buena, de manera que estos 700 ducados se gasten en lo que fuere menester, y les quede para
el camino hasta el Nombre de Dios, que allí tendré yo dineros para pagar sus fletes y para pasar
adonde yo estoy. Y si esos muchachos no estuvieren ahí para poder veiür luego con vs. mds.» no
los aguarden, porque no se detenga v.m., que ellos son hombres y vendrán cuando quisieren, y es­
to digo, porque querría que su venida de v.m. fuese con mucha brevedad por el deseo grande que
tengo de tener acá a v.m. y a su mujer y a su madre, que es lo que más deseo después de mi salva­
ción.
A mi señora beso las manos juntamente con todos los parientes y amigos. V.m. me haga mer­
ced de traer media docena dé buenos hierros de partesanas y alabardas, y traiga una silla jineta y
una adarga para v.m., pues me significa es jinete, que yo le tendré acá el caballo, que la yegua
v.m. la trae consigo, pues es cadañera. El nifto me miren por él, pues ha de ser mi contento y mi
heredero, y Dios me lo guarde para que yo fo vea, y porque espero en Dios lo va de traer con bien
y me ha de dar tan buena vejez, no digo más.
Nuestro Señor la ilustre persona de v.m. guarde muchos años en vida de su mujer y de su ma­
dre y me los deje ver. Fecha a i Chimbo, hoy sábado santo, 28 de marzo de 1587 años. Ilustre se­
ñor, beso a v.m. las manos su más servidor
Juan Fuero
También traiga v.m. media docena de hierros de lanzas, que sean buenos.
. (Al ilustre señor Juan Fernández Resio, en la ciudad de Cuenca). (I.G. 1403)
364 ENRIQUE O T O

CUENCA

415.
Esteban García al licenciado Juan de Morales, cura de San Salvador, en Sevilla,
Cuenca, 2.11.1580
¡lustre y muy reverendo señor:
Porque a v.m. tengo escritas muchas» en ésta seré breve. Sólo diré que sóla una carta de v.m.
recibí habrá casi un año ya. Recibí mucha merced y contento, y por no haber sabido de v.m. ni de
mí hermano no me he osado a determinar a hacer merced.
Espantado estoy de v.m., siendo tan mi seBor, olvidárame tan breve, pues, a fe de hombre de
bien, que se pasan pocos dias que yo no me acuerde de v.m., y en lo que se ofrece soy servidor.
De mí sé decir a v.m. que de salud estoy, gloria a Nuestro Señor, bueno, aunque siempre no
falta achaque de piernas (?), y lo propio deseo saber de v.m. en la ánima. Nuestro Señor dé a v.m.
la salud qué v.m. desea, y yo, servidor de v.m., querría. En lo que toca a mi hermano, si v.m. no
me ha hecho la merced de le animar, el portador de ésta es un amigo y señor mío, creo le traerá, y
me hará toda merced en lo que se me ofreciere, teniendo salud. Aunque, cierto, me ha tomado de­
sapercibido, porque a pocos días que salió de esta casa para Guayaquil, y no con determinación
de ir a España, y ahora me tomó de sobresalto, y habrá ocho días que pagué en oro 1.200 pesos
'que debía, y a mi compañero, que Dios perdone, otros dos mil y tantos pesos. Como dirá a v.m. el
portador no tengo un peso en oro, porque como ochenta pesos de buen oro o ciento que me que­
daban los presté a nuestro amigo Francisco de Espinosa, para enviar a Guayaquil a sus yernos que
vienen de Panamá, y en esta tierra hay muy poco oro. Vaya yo por ciento, y no se halla, porque
este aflo no han sacado oro hasta habrá dos meses en el alzamiento de I q s indios jibaros, y la
tierra está fatigada de moneda, aunque muy harta de pan y carne. Gloria a Nuestro Señor a mí me
deben en este pueblo sobre ocho mil pesos, y tengo mi tienda. Hame ido, gloria a Dios, razonable­
mente. Heme concertado con mi compañero antes que se muriese, que se murió en Guayaquil,
yerno de su amigo de v.m. Gabriel Pérez. Y porque el mensajero dará a v.m. larga relación de to­
do lo de por acá, que lo sabe todo, ceso.
Nuestro Señor la ilustre y muy reverenda persona de v.m. guarde y dé mucha salud. Todos
sus amigos de v.m. le besan las manos, en especial Gaspar López, que es regidor, para servir a
v.m. Su amigo de v.m. Moscoso está muy malo de cada año (?), aunque algunos contemplativos
dicen que es de ciertas nuevas'que le han venido de esa tierra acerca de este beneficio que dicen.
Cáceres tomó a Muñiz los recaudos en corte que llevaba suyos, por se pagar de cierta residencia
que él tomó en Zamora. Y también le han venido de Panamá ciertas nuevas de cierto empico que
ya arma a tanto por ciento. De Cuenca, y de febrero dos de 1580 años. Ilustre y reverendo señor,
besa a v.m. las manos su muy servidor
Esteban García
(Al ilustre y muy reverendo señor el licenciado Juan de Morales, cura de San Salvador, en Se­
villa).

416.
Esteban García a su hermano Bartolomé García de Arráez, en Sevilla.
Cuenca, 2.II.1580
Señor hermano:
Porque tengo escritas'muchas y de ninguna he visto respuesta, en ésta seré breve. Sólo que es­
toy espantado de v.m., pues dice que es mi hermano, no haberme escrito una carta a cabo de tan­
to tiempo que ha sabido de mí y han venido tantos mensajeros que me conocen. Ya que no ha te­
nido ventura de venir en persona, que pues el señor licenciado tuvo lugar de escribirme y avisarme
de v.m. con tener tantas ocupaciones y no viéndole nada, más debía tener v.m. y con más solici­
tud lo habría de (?). Sóla una recibí del señor licenciado Morales, en que me trata de v.m. y según
las señas yo voy cayendo en que v.m. quede en los pechos de nuestra madre, que Dios perdone.
Acá hice lo que pude por el ánima de nuestros padres, lo que era obligado, que gasté cien duca­
dos, por lo que supe de la carta del señor licenciado Morales cómo eran muertos. El portador de
ésta, que es el señor Juan de la Redonda, es amigo mío, y así lo será de v.m. A pocos días que sa­
lió de esta ciudad, y no han determinado aun de ir a esa ciudad, y así me ha tomado desapercibido
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 365

que, si cuando él salió de esta casa, yo supiera había de ir a España, diérale recado bastante, para
que trajera a v,m., ya que, como digo y dicho tengo, no ha tenido ventura de haber venido, aun­
que fuera volando. El está en otra ciudad que se dice Guayaquil, que es 30 leguas de esta ciudad.
Hame tomado de sobresalto, que no se puede haber un tomín de oro, porque habrá como ocho
días que hice un pago de 1.200 pesos que debía en oro. Pero con todo esto yo creo que él traerá a
v.m. consigo, y le darán lo necesario hasta que v.m. llegue donde yo estoy, y entiéndese de comer
y flete, y lo que a él le pareciere que conviene a v.m. Por tanto, v.m. le obedezca y sirva y respete
como si fuese a mi mismo, porque ésta es mi voluntad. Que él tratará a v.m. como hermano, y sea
justo, que es muy honrado, y no haga v.m. otra cosa. Y si v.m. no ha traído nuestra ejecutoria de
hijosdalgo, no se le dé nada, porque yo estoy medio determinado de me ir a morir, si Nuestro Se­
ñor fuese servido, a Villaviciosa. Que no espero sino es a v.m., para saber lo que hay de nuevo. Y
porque, como digo, he escrito largo, y el portador dará a v.m. la dicha relación de mí, el dicho
Nuestro Señor traíga con bien a v.m., y le dé mucha salud. Mi mujer y su hermana de v.m., Leo­
nor Muñíz, y su padre besan a v.m. ias manos muchas veces y le desean acá mucho. Sea hombre
en todas sus cosas y no tengan que notar de v.m. De esta ciudad de Cuenca, del Perú, y de febrero
dos de 1580 años, señor hermano, el que más deseo tiene de verle que el escribirle, su hermano
Esteban Garda
No envío plata, porque no la quieren llevar, y no sabe el hombre lo que envía en enviarla.
(A mi señor hermano Bartolomé García de Arroez, en Sevilla). (I.G. 2092)

417.
Alonso Durán a Juan Sánchez, en Trujillo.
Cuenca, 22.IV. 1589
Cuatro días ha escribí a v.m. y a la señora mi sobrina. Después acá he tenido nueva que la se­
ñora mi tía Francisca Cervera es fallecida, y así acordé lo que en ésta diré, que es que la renta que
allá tengo, Juan López, mi gran señor y amigo clérigo de misa, me la venda. El cual lleva mi poder
para venderla y empleármela en Sevilla y traérmela a esta dudad de Cuenca. Traerme también la
ropa blanca que me dejó mi señora madre y tia Francisca Cervera y una colcha que me escribió
que me tenía y otras cosas. También lleva poder para añadir diez misas más de las setenta, que son
todas ochenta. Y para que se dé la limosna que se ha de dar sea de la renta que allá tengo ante to­
das, cosechado a juro o censo perpetuo para siempre jamás. Y aquellas condiciones que v.m. me
escribe yo no me acuerdo. Digo que no hay condición ninguna, sino que quiero y es mi voluntad
que sean para siempre, y que el señor obispo o provisor de su mano lo confirmen y hagan a su vo­
luntad, porque yo no quiero ni quise que haya condición, y si allá fue, seria hierro de pluma, que
yo no me acuerdo ni tal ha sido ni es mi voluntad. Digo que v.m. tiene gcan razón en la condición,
porque he mirado el testimonio y la hallé, no estuve en ello cuando lo escribí.
Asimismo lleva el padre Juan López a cargo para, si vs. mds. quisieren pasarse a estas partes,
lo tendré a dicha y me holgaré, porque las personas como v.m. hábiles y de buen entendimiento y
discreción, como bien y claramente lo prueban sus cartas y estilo y lenguaje, son los que tienen
acá hacienda, oro y plata. Lleva el padre Juan López a cargo y por memoria que, si v.m. quiere
venir, como me lo ha escrito por otras, que venda v.m. las casas y muías para pasar acá. Y procu­
re v.m. con toda diligencia de traer cargo y oficio de escribano real. Y véngase v.m. junto con el
padre Juan López, y ayudarle en todo lo que v.m. pueda. Esta tierra es sana y harta y todos ganan
de comer y enriquecen, si no son los necios, haraganes y perezosos. Y si v.m. no acordare de ve­
nir, llegado Juan López acá, yo enviaré a v.m. alguna moneda. Y en eso de vender esos censos y
comprar la ropa, v.m. le ayude en lo que hubiere lugar. Y de manera que la ropa blanca y censo
corrido desde que murió la beata, se me envíe todo. Y porque espero respuesta, no más. El señor
Diego Moreno me hará merced de su parte en todo, como siempre me la ha hecho.
A la señora mi sobrina Catalina Cervera beso las manos de su merced, y que holgaría de ver
acá a su merced, adonde caerá rocío sobre cosa suya con ayuda de Dios, Nuestro Señor, el cual
guarde a v.m. muchos años. De Cuenca, a 22 de abril 1589,
Alonso Durán
(Para Juan Sánchez, de Martín Sánchez, en Trujillo). (I.G. 2099)
366- ENR1QUE OTTE

ZAM ORA
418.
Alonso de Sosa a su padre Juan de Sosa, en Toledo.
Zamora, I.ÍXJ 560
Señor:
Encaminadas por doña Sebastiana de Loaysa de esas partes a las de Nueva España en esta
ciudad de Zamora, provincia dei Perú, recibí olerías cartas suyas y de mi hermano Gabriel de Sosa
y del señor Luis de Sosa, mi primo. Diome gran pena no ver letra de v.m., por figurárseme ya
v.m. del todo me tiene olvidado, pues ha ya más de seis anos que no la he visto de v.m. ni de mi se­
ñora doña Francisca. Por amor de Nuestro Señor v.m. se acuerde tiene un siervo en estas partes, y
tan remotas y fuera de toda recreación» que, si la esperanza de recibir consuelo con cartas de v.m.
falta, ningún ánimo bastará ni fuerzas a sufrir los trabajos de esta tierra, y los de hasta aquí sin
duda han sido grandes, y con esto figura de los presentes. Ya tengo escrito a v.m. la causa de mi
venida de Nueva España a esta tierra, que fue la perdición de ella el no poderse los hombres sus­
tentar con cargos ni sin ellos, y haber tenido noticia de unas minas de oro ricas que hay en esta tie­
rra, y tener Alonso de Sosa, que haya gloria, unos indios, que si no muriera» fuera yo el portador
de ésta, porque había ocasión de ser muy aprovechado, y con su muerte todo se deshizo, aunque
lo que yo tenía y tengo, que eran unas minilías, me dan diez y doce pesos cada día, que son más de
quince ducados, y si los bastimentos no valiesen caros, breve podría ir a servir a v.m., porque no
es justo a cabo de tanto tiempo vaya, sino ha de ser para poderlo hacer y no dar fastidio, pues de­
be bastar el pasado.
A la hora que ésta escribo estoy con gran duda, porque me importunan y no poco vaya con
cargo de capitán y gente a poblar un pueblo que se llama Santiago, y la provincia Masquisínango,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 367

muy cerca de esta ciudad, donde hay oro visto y cantidad de indios domésticos, y que, en llegan­
do, servirán. Sí voy, tendré-de comer y muy bien, y podría, andando el tiempo, servir largo a v.m.
y aprovechar a mis henéanos, y si no voy, lo más breve que yo pueda iré a España, dándome
Nuestro Señor salud, a cumplir el mayor deseo que hasta hombre, creo, ha tenido. Aunque no se­
rá con muchos dineros, porque toda esta tierra está por extremo perdida, y sólo este rinconcülo es
algo por haber este oro general en ella y donde algunos se remedian.
Suplico a v.m., porque se me figura ese muchacho que dicen es mi hijo debe andar como yo
en su edad, y v.m. no podrá hacerme más merced, v.m. con el primero que de esa tierra a ésta qui­
siere venir, me le envíe, porque sí me determino ir esta jornada, le queden estos indios, y yo pueda
ir a servir a v.m. como tengo dicho, y si no, poco se aventura, si él va conmigo. Y al que le trajere
entienda le será bien pagado su trabajo, y si por la vía de Nombre de Dios no quisiere venir, venga
por la de Nueva España, volviéndose a embarcar en Nicaragua venga uJco (?) y desembarquen en
Guayaquil, y de ahí por tierra vengan a un pueblo que se dice Cuenca, que de allí yo tendré aviso,
y les enviaré todo aviamiento, o yo saldré por ellos. No envío la muestra de este oro, porque no
hay mensajero particular, y es llevar éstas el fuego, para que se quemen, y nunca allá vayan. Si un
hermano mío tuviese ánimo de venir, pues como ha de estar enchozado (?), no es perder tiempo, y
los costos y gastos con sus intereses yo se los pagaré, sería hacerme grandísima merced y ocasión
para que juntos nos volviésemos como ese muchacho te venga en su servicio. A mi señora doña
Francisca no escribo por no darme lugar el portador de ésta, y porque, habiendo su merced ésta
por suya, no me parece es menester. Doña Sebastiana y mi hermano Gabriel de Sosa me han escri­
to v.m. no les da mis cartas. Suplico a v.m., pues no tienen ningún misterio por donde no se les
deban dar, v.m. Ies dé este pequeño contento. A mi hermana doña Isabel no escribo porque no le
puedo enviar, por lo que he dicho, nada, y para (?) se holgará más con una punta de oro, de las
que hay acá, aunque no fuera sino de cien pesos que con cien mil cartas. Nuestro Señor guarde a
v.m, tantos años como yo deseo, y con tanta felicidad como yo querría para mi ánima. De Zamo­
ra, y de septiembre primero de 1560 años. Besa las manos de v.m. su hijo
Alonso de Sosa
(A mi señor Juan de Sosa, en la parroquia de Santiago, en Toledo).

419.
Diego de Sosa a Juan de Sosa, en Chozas de Canales,
Lima, octubre 156 (?)
Muy magnífico señor:
Una carta de v.m. que venía encaminada por la vía de Pedro Gómez de Cáceres, que de la
Nueva España fue a esa tierra, que también habrá estado en esta del Perú, vino a mis manos, la
cual yo guardé algunos días hasta encaminarla al señor Alonso de Sosa, y desde a dos meses que
estuvo en mi poder vino nueva a esta ciudad que era muerto con otros ocho españoles, que ios ma­
taron los indios adonde nuevamente habían poblado y estaban de paz y muy sosegados, y habían
ido los que he dicho a ver ciertos indios suyos que en aquella provincia les habían dado, y entre
ellos fue uno el señor Alonso de Sosa, que allí le había cabido en suerte su repartimiento, y fue pa­
ra acabar la vida. No quisiera escribirlo a v.m. por la pena que sé recibirá mi señora doña Francis­
ca, pero, como sean cosas que no es en manos de ios hombres poderlas remediar, me pareció dar
cuenta a v.m. de lo que por acá pasa, para que allá vs. mds, ordenen lo que mejor Ies estuviere, y
lo que de su hacienda hubiere puedan disponer.
Sabido que hube la muerte del señor Alonso de Sosa, que sea en gloria, me pareció abrir la
carta de v.m. por saber cosas de por allá. Vi el fallecimiento del señor Juan de Sosa, mi tío, que
me pesó, como era razón, y más sabiendo el desasosiego y pérdida de su hacienda que la fianza ie
causó. Vs. mds. den gracias a Dios por todo, pues en la muerte ya no hay remedio. Dejé a v.m.
tan pequeño que casi no me acuerdo de v.m., aunque estuve muchas veces en ese pueblo. Pero
pues v.m. es el mayor de sus hermanos, obligación tiene a mirar por ellos, y servir a la señora do­
ña Francisca, pues por todas vías lo debe v.m. a quien es, y de que esa señora hermana de v.m. se
haya casado tan a contento de todos vs, mds., por lo que a mí me toca, le he yo recibido, plega a
Dios todos los negocios de v.m. encamine como yo le deseo, que bien se podrá v.m. fiar de mí,
aunque no nos conozcamos, pues el mucho deudo nos obliga a dio. Los días pasados recibí cartas
del señor don Francisco de Rojas y don Pedro de Ayala, su hermano, y también de Simón Vargas,
mi cuñado, en que en ellas me decían algunas cosas de por allá, y también me enviaron el traslado
de la ejecutoria de mi hermano Francisco de Sosa, que sacó sobre lo del asiento. Sé decir a v.m.
que, aunque acá estamos apartado de nuestra patria, que somos bien conocido, pero como dicen
no se pierde nada que se esté a un rincón de la caja. Yo escribo al señor don Francisco de Rojas,
368 ENRIQUE OTTE

suplicándole tenga cuenta con Simón de Vargas y con mi hermana, si hubieren menester el favor
de v.m. así para con él como por otra cualquier via. Suplico a v.m. se acuerde de ellos. Según he
visto por la carta de v.m. poca noticia debiera de dar Pedro Gómez de Cáceres de los que por acá
estábamos, pues él bien me conocía a mí, así de la Nueva España en casa de su padre como en el
Perú, porque estuvimos muchos días aquí en Lima en tiempo de don Antonio de Mendoza. Pero
cuando él salió de este reino yo no estaba en él, porque había ido al descubrimiento de la tierra
adonde el señor Alonso de Sosa murió, y por parecerme mala la tierra no quisimos poblarla, que
yo estuve hartos días adonde le mataron, que es una provincia que se dice Yagualcingo, todo tie­
rra de montaña y muy lluviosa.
Por la carta de v.m. vi un capítulo que trataba de cierto casamiento que en vida del señor
Juan de Sosa, mi tío, se trató para v.m. con una señora que se dice doña Inés de Caravantes, so­
brina de Gómez de Caravantes y Juan de Mazuelos, dos caballeros que en esta ciudad de Lima re­
siden, y el Gómez de Caravantes es el mayor y vecino de esta ciudad. (Llámase acá vecino el que
tiene repartimiento de indios). Y visto lo que v.m. decía y qué había de nuevo, siendo cosa que a
v.m. le estaba bien, habrá tornado a tratar del negocio, y que allá se ponia inconveniente en no
poder disponer de esa señora sin la voluntad de sus tíos. Yo hablé a Gómez de Cervantes y a Juan
de Mazuelos, porque los tengo por muy señores y amigos, el también en el negocio. Y el Gómez de
Caravantes me pidió la carta de v.m., para responder a ella y cometer el negocio de Ambrosio de
Mazuelos y a un Ribadeneira y a esa señora monja, para que ellos allá, viendo la persona de v.m.,
puedan efectuar el negocio, porque la calidad ya ellos la saben lá cantidad. Y a v.m. la nombrara
i en su carta, y demás de esto yo le dije que muerto Alonso de Sosa, v.m. tendría muy bien de co­
mer, lo de acá está en buen estado, lo de allá procure v.m. tenga buen fin, que lo que en mí fuere
procuraré con la voluntad que soy obligado tenga el efecto que v.m. desea. Y pues mi hermano
me ha faltado suplico a v.m. siempre me avise de todo lo de por allá, pues ya como dicen salido de
ese pueblo no tengo otros deudos si a vs. mds. no, porque los hijos de mi hermano aún son mu­
chachos, y por ahora no hay que hacer cuenta de ellos, y no deje v.m. de saber de ellos, aunque
adonde está el señor don Francisco de Rojas bien nos podemos descuidar, porque le tengo por tan
buen caballero que bien tengo entendido tendrá en memoria cuán sus servidores habernos sido to­
dos nosotros y de su casa. A la señora doña Francisca y a todos esos señores hermanos de v.m. be­
so mil veces las manos, y si se ofreciere en qué yo por acá pueda servir a sus mercedes, lo haré con
la obligación que debo.
Al señor Luis de Sosa mande v.m. dar mis besamanos, aunque su merced no se ha querido
acordar de mí, y yo le he escrito, ni sé si ha aportado a sus manos alguna carta mía. También he
escrito tres o cuatro veces al señor Juan de Sosa, que sea en gloria, y en todas ellas le daba cuenta
del señor Alonso de Sosa, no sé si aportó por allá carta mía que juntamente con las del señor don
Francisco de Rojas escribí a su merced.
Esteban de Sosa vino a esta tierra habrá cuatro años, y algo más. Estuvimos juntos en esta
ciudad de Lima siete u ocho meses hasta tanto que acordó irse a Potosí, que es adonde habrá po­
cos días ha se asentó otra Audiencia Real, y adonde es la riqueza de esta tierra, y por ser muy sus
conocidos y señores el presidente y algunos oidores le dieron la vara de alguacil mayor de la
Audiencia. Valerle ha cada un año como dos mil castellanos, y con esto al presente pasa la vida.
Está bueno, porque yo he recibido cartas suyas habrá quince días. Y así lo estoy yo para servir a
v.m. en todo lo que se me enviare a mandar. Y si en el negocio que de v.m. se ha tratado se ofre­
ciere otra cosa de por acá, escríbamelo v.m., porque estos caballeros como he dicho son muy mis
señores, y creo me harán toda merced. Y si para efectuar el negocio fueren menester buenos terce­
ros, no deje v.m. de valerse de los señores de Rojas, pues me tienen obligación y deudo, y de la se­
ñora doña María de Avalos, que es una señora de mucha calidad y entendimiento. No quiero dar
a v.m. más pesadumbre en leer tan mala letra más de suplicarle se acuerde está en esta tierra y resi­
do en esta ciudad de Lima, donde le serviré en todo lo que se ofreciere. Guarde Nuestro Señor la
muy magnífica persona de v.m. y le dé el contento y descanso que yo deseo. De Los Reyes y de oc­
tubre 156(7). Besa las manos de v.m. su servidor
Diego de. Sosa
(Al muy magnífico señor Juan de Sosa, en Chozas de Canales). (I.G. 2082)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 369

PAITA

420.
Cristóbal de Mendieta a su madre.

Paita, 20.IV. 1589


Una carta de v.m. recibí que trajo Juan de Caldibar, la cual me fue enviada desde la ciudad
del Cuzco a cabo de dos años que había llegado a este reino, que era para mí bien deseada, porque
después de la salvación no deseo otra cosa en este mundo más que tenga v.m. salud y Dios me la
dé a mí, para que yo pueda ir a hacer lo que tan obligado me tiene. Y yo lo deseo para poder acu­
dir a servir a v.m. y dar algún descanso, tanto cuanto yo lo deseo dar, que sólo para ello vine a es­
tas partes, adonde trabajo con muchas veras por acaudaladar alguna hacienda que v.m. pueda se­
ñorearse de ella. Yo entiendo que, dándome Dios salud, será con mucha brevedad. Con mucha
pena quedo que por el portador, que es el señor Hernando de Espina, no lleve a v.m. alguna pla­
ta, porque sé la grave necesidad que v.m. tiene y ha tenido. Y el no poder hacer yo esto ha sido la
causa mis pecados que en un empleo que hice perdí más de mil y quinientos pesos, y lo que me
quedó lo tengo empleado, de manera que yo juro a v.m. que no puedo sacar un real de todo ello
hasta que con el tiempo lo vaya vendiendo, lo cual pienso vender y negociar muy bien, por haber
venido adonde estoy ahora al presente, así que, dándome Dios como puede salud, con Gaspar
Gómez de Velasco, que es vecino de Saracho Varbieto (?), cuñado de Juan de Caldibar, que ha de
ir para otra flota, enviaré a v.m. doscientos ducados, y de esto esté v.m. tan confiada cuanto yo lo
estoy de v.m. me desea y verme allá, y en esto no habrá otra cosa. La pena que tengo, como tengo
dicho, no es sino el no poder enviarlo ahora al presente con el portador, por ser como es tan ami­
go y señor mío, de quien se puede hacer toda confianza. Yo deseo mucho ver un par de hermanos
en esta tierra, para que todos volviéramos juntos a servir a v.m. que, viniendo ellos y estando yo
aquí, con brevedad serían ricos ellos y yo, porque en esta tierra no es menester más sino un arrimo
como de hermano que soy yo y no Juan de Mendieta, de quien vivo ni muerto no sé de él. Así que,
si viniesen, no sería para servirme de ellos, sino para acomodarlos con mi hacienda y la de mis
amigos, así que, si viniesen, sería de mucho efecto su venida, y, estando confiado en que han de
venir, tendré cuidado de enviar plata a la ciudad de Panamá, para que de allí les den cobro, que
será de muy gran socorro. :
A mi hermana Isabel le beso las manos y que tenga"ésta por suya, y esté confiada que los tra­
bajos que ahora pasa en servir a v.m. le doy palabra que^ si Dios es servido, se le han de volver en
mucho descanso y contento. Por lo cual le suplico reciba todos los trabajos en paciencia, y, si aca­
so no hubiere casado, no se case por ninguna cosa, y haga como mujer de bien, como lo es, que
yo le doy mi palabra, con juramento a Dios y a Santa María, que yo la remedie de tal manera
que esté con mucha prosperidad y descanso, y tome esta palabra que será con la más brevedad que
imagine.
Recibí mucho contento de lo que v.m. me avisó del nuevo estado que la señora María de
Mendieta tomó, y mayor en decirme v.m. ser con un hombre tan principa] como es el señor licen­
ciado Llanos, al cual le escribo ofreciéndome me tenga por su servidor, y suplicándole me haga
merced acuda a hacerla a v.m. con cargo y protestación que le hago de servirlo yo muy de veras.
Escribe v.m. tan corto que en forma es para recibir pena y no darme aviso de todo lo que pasa y
ha pasado, y de los negocios de mi padre, que Dios lo tenga en su gloria, y de cómo quedaron los
pleitos entre mi padre y Francisco de la Riba, más de que Francisco de la Riba lo tiene marañado.
En este particular no hay más de que Dios me dé salud pará que yo pueda ir a desmarañar sus ma­
rañas, que entiendo que conmigo no le han de valer nada. &>r lo cual suplico a v.m. que cosa nin­
guna no le dé pena, que la pena que ahora tendrá v.m. después se volverá en contento, en que ten­
drá v.m. todas sus haciendas con mucha más mejoría que no de antes.
Al señor Domingo Ortiz de Aldayturriaga le beso las manos muchas veces, y le suplico me
haga merced de tomar la mano en me escribir y de todo me dar aviso juntamente en qué estado de­
jó mi padre los pleitos de la ejecutoria, y ante qué secretario se seguía la causa. De mis primos me
hará v.m. merced de me avisar cómo están y qué ha hecho Dios de ellos.
Procure v.m. que las cartas que v.m. me enviare vengan a Sevilla a persona que las encami­
nen para la ciudad de Los Reyes a casa de Juan de Saracho, receptor del santo oficio, o al secreta­
rio Jerónimo Esqui del santo oficio, para que a mí las encaminen a la villa de Valverde de Isla,
adonde resido, y de donde soy familiar del santo oficio, que es un cargo que muchos hombres
principales lo pretenden en este reino por muchas cosas muy honrosas.
A Antonio dirá v.m. lo que arriba digo, y que yo he procurado por el capitán Zavala, y que
370 ENRIQUE OTTE

tal hombre por esta tierra no está, y que asimismo he preguntado por el Juan de Gorbea, marido
de mi señora María de bareta, a quien le beso las manos muchas veces. Y por no ser para más.
Dios, Nuestro Señor, dé a v.m. la salud que yo deseo y a mí me la dé para que con ella sirva
a v ja . De este puerto de Paita, a veinte de abril de mil y quinientos y ochenta y nueve años
Cristóbal de Mendieta
(I.G.2098)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 371

JAÉN
421.
Gonzalo Hernández a Juan Francisco, en Alcalá de Henares.
Jaén. I.V.I582
Muy magnífico señor:
Aunque la vergüenza me ocupa y manda que no haga esto, la necesidad me constriñe a que lo
haga, y es el caso que a este reino vino un sobrino de v.m., que se llama Juan Ortiz de Vargas, hijo
de Melchor Ortiz, mi cuñado, que haya gloria, el cual supo de mi y vino al pueblo donde vivo, que
es bien apartado de conversación y metido en montañas, apartadas, de conversación de buenos
pueblos. Tuvo noticia que tenia alguna pasadía. Vino en mi busca y bien distraído. Recibíle con
mi posada, como a deudo. (Avísele que vino bien pobre). Estuvo en mi compañía tres o cuatro
meses. Aprovechóse del aviso qué yo le pude dar para su persona y diciendo blas (7) para irse a
buena tierra. Intentó de tomarme mi hacienda, y, aunque a la sazón que se quiso ir yo estuve a la
muerte de una enfermedad que Dios me dio, defendí que no llevase más de lo que digo. Salió de
este lugar, haciéndome grandes amenazas, diciendo traería del virrey recaudo para destruirme, y
así lo hizo. Volvió a este lugar tres veces, amancebóse en él bien feamente, con las provisiones que
trajo contra mí. Le di para que enviase a su tía ochocientos y cincuenta pesos, y después de recibi­
dos le pedí hiciese una escritura que se obligase a enviarla a España. No la quiso hacer sino de qui­
nientos y cincuenta, diciendo que en los caminos haya gastado lo demás hasta los 850 que había
recibido. Así que se fue con esto a la ciudad de Lima y echó mi hacienda en galillos (?), con que se
casó, y no ha enviado ni enviará lo que me llevó. Envié mi poder y la escritura a Lima, ausentóse
así, que él me tomó mi hacienda, $ yo ni mi mujer, para quien yo la di, no la veremos más. Hízo-
me otro daño mayor que fue con las provisiones que trajo, que quedaron en poder de las justicias
de este pueblo, en el cual se me deben cerca de cuatro mil pesos de oro, en pidiendo a quien me de­
be luego acuden a me hacer mal, hanme secuestrado toda mi hacienda. No soy señor de unpe (?),
si padezco necesidad, y lo que es peor, que yo estoy muy viejo y muy enfermo, y me moriré man-
cera (?), y ni yo ni mis herederos lo verán.
Escribo ésta para que, pues esta pobreza que tengo es de mi mujer y de mi hija, no se Ies pier­
da por mí sin que conforme a una memoria que va con ésta se me recaudará provisión de su ma­
jestad, como la pido, y para esto basta estar v.m. de por medio y haber yo y mi mujer servido a
tan grandes señores, para que se recabe cosa tan poca como esto.
Y con esto ceso, más que digo que no escribo a mi mujer ni a mi hija por no dar pena con en­
carecer mis trabajos; Dios ponga su mano en todo. También digo que de dos enfermedades o de
tres he perdido la abla y la mano derecha que no la mando más que si no la tuviese. Para los re­
caudos o provisión que pido va con ésta una memoria de cómo venga la provisión o provisiones
que para esto convienen. Ceso, Nuestro Señor les den todos los bienes del délo y de la tierra, co­
mo todas vs. mds. desean. De este reino del Perú y de la ciudad de Jaén, que es en el distrito de
Quito, la fecha a primero de mayo de 1582 años. Muy magnífico señor, besa las manos a v.m. su
siervo
Gonzalo Hernández
(Al muy magnífico señor Juan Francisco, en la villa de Alcalá de Henares).
(I.G . 2094)
372 ENRIQUE OTTE -

V. PERU
LIM A
422.
Juan de Castro a su hermana Beatriz de Castro, en Dueñas.
Lima, 31.X. 1556
i Muy amada hermana mía:
Con un compañero mío os escribí largo en la flota pasada, y por cierta enfermedad dejó de
¡r, él os había de proveer de dineros. El viene a esta ciudad, porque empleó en Nombre de Dios.
Llegado que sea, sabré lo que hizo, y conforme a ello os escribiré largo por Navidad, que se va un
Antonio de Gamarra, vecino de Curiel y muy gran amigo mío, y os enviaré dineros, y tengo enten­
dido que tan aína llegará como el portador de ésta. No os envío ahora dineros por ciertas causas
que veréis en la carta de mi señor el bachiller Conparán. Lo que os encomiendo es lo que siempre,
y es que miréis mucho por lo que mi señor el bachiller Conparán os mandare, y en todo lo
obedeced, porque en ello me haréis muy gran placer, y porque sé en todo me la haréis no digo
más, de que a todos esos señores daréis mi besamanos, y que me perdonen porque particularmen­
te no les escribo, y que yo enmendaré con el mismo Antonio Gamarra el Viejo, y escribiré a todos.
Por ahora no se ofrece otra cosa, más de haceros saber cómo, bendito Nuestro Señor, yo estoy
muy bueno, y siempre rogando a su Divina Majestad os tenga de su mano y os me deje ver muy
presto, la cual si será dando medios, salud y encargos que.luego digáis a Alonso de Castro, nues­
tro hermano, que, pues es mancebo y yo estoy solo y cargado de negocios y no podré tan presto ir
a España como quería, que procure de venirse a estas partes a verme, y que llevará dineros para
vos y para él para vuestras necesidades, y que no hagáis otra cosa, porque en esto me haréis muy
gran placer, y a mi señor el bachiller Conparán se lo pido por merced, que así se lo mando. De Li­
ma y de octubre a 31 de 1556 años. Vuestro hermano que vuestro bien más que el suyo desea
Juan de Castro
(A mi muy amada hermana Beatriz de Castro, en Dueñas). (] .G. 1214).

423.
Alonso del Castillo a su padre.
Los Reyes, 10.11.1557
Señor:
Por no saber si a v.m. le dura todavía el enojo que de mí tenía cuando se fue v.m. de Sevilla
por no verme, estaba suspenso si escribiría ahora a v.m., porque habiendo escrito otras y no me
haber respondido ninguna, lo tenia todavía por cierto. O es que no estaría v.m. en Sevilla, y po­
dría ser no le haber dado las mías, y no me habría v.m. querido escribir, por pensar yo no habría
escrito. Con todo, para que v.m., así como en Sevilla de mí tuvo queja, aunque en algunas cosas
con razón, ahora no la tenga, pues estoy acá tan desviado, donde antes para el hombre es menes­
ter consuelo que no quejas, determino de a v.m. de nuevo, aunque en suma, dar cuenta de mi vi­
da, y también suplicarle se acuerde de la prenda que allá dejé y v.m, tiene, pues hay obligación pa­
ra ello.
Señor, ya v.m., creo, habrá sabido mis infortunios sucedidos después que partí de Puerto Ri­
co, habiéndome robado como me robaron los franceses, y dejádome desnudo, lo cual ha sido cau­
sa no me.haber yo ido a España, y también alejarme acá tanto, porque no se tuviese tanto conoci­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 373

miento de mí y pudiese hombre servir para poder hombre pasar la vida sirviendo, pues de otro ar­
te es por ahora excusado. Porque habiendo estado en Tierra Firme más de un año, donde había
ganado alguna cosa, me dio una enfermedad que pensé muchas veces que el fin de mis miserias
era llegado, mas plugo a Dios, sin cuya ayuda no es hecha cosa, de darme salud, y aunque harto
gastado, todavía envié a mi señora y a mi mujer dos pedazuelos de oro, aunque no tan grandes co­
mo yo quisiera. Y desde allí, visto que cfa tan mala tierra, me vine a ésta, que decían todos que era
la mejor del mundo para ganar los hombres de comer, lo cual es verdad si el hombre tiene algún
principio. Mas yo, no habiéndolo traído, porque algunos dineros que me habían quedado los gas­
té desde Tierra Firme hasta esta ciudad, y aún vine con harto trabajo, donde he estado cuatro me­
ses ha, los tres de ellos sin hallar poco ni mucho a que ganar de comer a mi arte ni a otra cosa nin­
guna , hasta que habrá obra de un mes me puse con un mercader, en donde estoy ganando una ba­
rra, que lo ha hombre menester para vestirse, según lo que todo cuesta. Podrá ser que placerá a
Dios se me abrirá algún camino conque, estando acreditado, como lo estoy, por hombre de bien,
y que entiendo algunas cosas de mercadería, bien pueda hombre ganar para más que de vestir, y
como una vez entre en andana, en breve se ganan los dineros. Holgara de ver a v.m. con sus po­
cos, porque creo se acrecentarán bien, trayéndolos empleados en algunas cosas que allá valen po­
co y acá mucho. No le quiero a v.m. decir las cosas en que, porque estoy fuera de que me haría
v.m, esa merced, y tráeme a la lumbre de mis ojos consigo, la cual si conmigo estuviese, tengo en­
tendido me haría Dios merced más que otra cosa no se puede hacer. El sea servido con todo, por
tanto a v.m. suplico tenga cuidado por lo que a v.m. toca de mirar por su hija y mi mujer, que
placerá Dios, aunque ahora me veo pobre, me traerá a tiempo conque lo pague.
No tengo otra cosa que escribir, sino suplicarle me escriba, y con tanto Cristo le dé a v.m. to­
do el contento que desea, y sea con todos, amén. De esta ciudad de Los Reyes, y de febrero a diez,
mil y quinientos y cincuenta y siete afios. El que todo su bien desea, su obediente hijo
Alonso del Castillo
(LO. 2080)

424.
Ortufto de Vergara a su hermano Francisco de Vergara, en Balmaseda.
Los Reyes, 28.VIIL1558
Señor hermano:
Porque sin ésta tengo escritas a v.m. dos o tres veces, y ala señora mi madre lo mismo, y muy
largo, en ésta seré breve. Yo vine del pueblo donde soy vecino a esta ciudad de Lima, que hay
ciento y cincuenta leguas, y donde yo estoy se llama Moyobamba, que es hacía la provincia de los
Chachapoyas. Vine aquí a tratar ciertos negocios con el señor visorey de parte del pueblo y mía, el
cual me ha hecho muchas mercedes, así para el pueblo como para mi, en que me ha confirmado
los indios que tenia, y me dio otros trescientos indios más, los cuales de presente no sirven, porque
están de guerra, y todo lo uno y lo otro podrá ser hasta seiscientos indios, y no dan de presente
más de la sustentación. Andando el tiempo podrá ser que den algún provecho. Y cierto en este
tiempo no es poco en esta tierra tener segura la comida y una casa en que hombre se albergue, por­
que prometo a v.m. que hay en ella hartos más perdidos que en España. Yo he sido en esta tierra
muy mohino, y muchas cosas que me han sucedido, las cuales por ser prolijas y no dar pena a'vs.
mds. no las escribo, aunque con todo esto, bendito Nuestro Señor, jamás he dejado de servir a su
majestad en todo lo que se ha ofrecido con mi vara (?) y Caballo, y a mi costa como hijodalgo, y
siempre me eché como tal en todos mis negocios, y por estar pobre jamás he habido lugar de en­
viar alguna cosa a la señora mi madre, si quiero hacerlo y hombre es obligado, y si fuere viva, se
lo diga v.m., y viendo letra suya proveeré de la miseria que tuviere para ayuda de pasar vejez. Y
ahora no lo envío, porque lo toma todo el rey. No me dejen de escribir largo de todo lo de por
•allá, porque lo tengo gran deseo, y si me hallara conque honestamente poder ir a esa tierra, cierto
lo deseo, y si me escribiere v.m., venga la carta de tal manera que, aunque se abra, porque pasa
por muchas manos, se pueda bien ver sin pesadumbres. Y v.m. me la haga de me enviar mucho re­
caudo. El traslado de la probanza que v.m. hizo de nuestra hidalguía, y que diga cómo está en el
Perú un hermano suyo de padre y madre, que se llama Ortuño-de Vergara, vecino de la ciudad de
Santiago de los Valles de (?), porque yo me holgaré mucho con ella, y venga bien autorizado, que
no me hará ningún daño a Pedro de Mollinedo, que la encamine a Pedro de la Cruz o a Ifligo Cor­
tes, que están aqui en Lima, donde me parto a la fecha de ésta para mi casa. A todos mis herma-
nos y hermanas dé v.m. mis besamanos, y a la señora mi madre, si fuere viva, que haya ésta por
suya, y le beso las manos, y que me escriba largo, si alguua necesidad hay, que yo la proveeré de lo
374 ENRIQUE OTTE

que tuviere. A todos esos señores amigos míos, a Juan López de la Puente y Hernando de Salinas
y todos los demás a cada uno por sí dé v,m, mis besamanos, y que, pues Dios los ha guardado en
su natural y no andar siempre en guerra y trabajos como yo, que Dios t e ha hecho muchas merce­
des, y al cabo desterrado de mi natural, que cierto les tengo más envidia que mancilla, aunque yo
digo a v.m. que, sí la renta de aquí la tuviere en esa tierra, y aún la mitad, que no Ies tuviera envi­
dia, pero'acá vale todo caro y todo se gasta, y más que hubiese, y, bendito Dios, que lo pobre ja­
más falta para andar como hombre de bien. V ,m. me la haga de no se descuidar en me escribir con
toda brevedad, y si ser pudiese, v.m. me negocie con el cuñado de v.m., el fraile, que se dice Pe­
dro Hurtado de la Puente, que por su parte y por parte de) señor Lope Hurtado se me envíen car­
tas para este visorey y de los caballeros que v.m. le pareciere por allá que se negocie, que, pues yo
lo he servido en esta tierra, se me dé bien de comer. Y sí v.m. me hace la merced de lo negociar,
tendrá v.m. tanto descanso que nadie de allá lo tenga más, porque esté visorey es deudo de estos
señores, que es el marqués de Cañete, y se llama don Hurtado de Mendoza, y si v.m. negociare al­
go, me envíe un hijo suyo con ^llo, y a mucho recaudo, porque en esta-tierra hace mucho al caso
favor, y si ser pudiere haber una carta del señor condestable, hará mucho al caso que Pedro de
Velasco, el de Vigo (?), lo puede alcanzar a don Hernando de Velasco. No deje v.m. de poner to­
da diligencia en ello, pues le cabrá su parte y, como digo, enviarlo a mucho recaudo, aunque sepa
venir a la corte a negociarlo, y si algo me quedó de mi padre, se venda para ello, que yo lo daré
por bien por ésta firmada de mi nombre.
Y porque ésta no es para más, Nuestro Señor dé a v.m. la salud y prosperidad que yo para mí
deseo. Escribo ésta para que sepan que Dios ha sido servido de me guardar de tantos peligros, y
que soy vivo, aunque ya estoy todo cano de trabajos y sin edad. De esta gran ciudad de Los Reyes
de Lima, y de agosto 28 de mil y quinientos y cincuenta y ocho anos.
A todos esos señores amigos míos y mis cuñados y hermanas que me escríban, si mis hijos
fueren vivos y alguno viene por acá, hotgarme con él.
Muy espantado estoy que después que de esa tierra salí jamás he visto letra de por allá ni de
v.m. ni de la señora nuestra madre, no sé qué sea la causa. Besa las manos de v.m. su verdadero
hermano, que más que a sí le ama
. • Ortuño de Vergara
(A mi señor hermano Francisco de Vergara, en la villa de Balmaseda). (l.G. 2078)

425.
Sebastián Carrera a su mujer.
Los Reyes, I.XI. 1558
Muy deseada señora mujer:
La presente es para hacer saber a v.m. como quedo muy bueno de salud, bendito Nuestro Se­
ñor, aunque con muy gran pena de estar tan ausente de v.m. como estoy, porque no es otra mi
grovia (?) sino estar con v.m. en servicio de Dios, Nuestro Señor. Y si v.m. fuese servida y mi her­
mano Alonso Sánchez y su mujer de venirse a estas partes, y si mi señor fuere vivo, véngase con
vs. mds., porque recibiré muy gran contento, porque la tierra donde estoy es la más abastecida
que hay en el mundo, que no hay hombre en él que tenga voluntad de se ir a España, si no está
muy demasiado de rico. La carta de Gregorio Moran recibí, y con ella muy gran contento en saber
de la salud de v.m. Y otras dos cartas hube en que me dan relación cómo mi hermana Ana Sán­
chez es muerta. Nuestro Señor haya su ánima y a nosotros cuando de éste mundo fuéremos. En­
tendido tengo yo, señora, que era ella vuestra madre, y en ese lugar la tenía yo. Señora, entendido
tengo que sois mi mujer, y en ese lugar os tengo. En que no hago las obras de ello como v.m. dice,
en verdad, que si v.m . estuviera a mano, que yo supiera (?), que cierto hubiera de recibir lo que yo
le enviara, que no se pasara año que no le enviara dineros. Mas en haber tanta mar en medio y
gentes no conocidas, no me atrevo a enviar ninguna cosa, y más mi hacienda siempre está con
deudas, aunque no muchas, que cuando acabo de pagar doscientos pesos, me empeño en trescien­
tos pesos por tener más caudal, porque veo que la hacienda en esta tierra es la que nos ha de dar
de comer.
De mi vida quiero dar cuenta a v.m., como es de razón. Mi hacienda, y vuestra, valdrá dos
mil pesos, y, bendito Nuestro Señor, yo gano de comer con ella sin estar a mesa de nadie, ni casa*
A v.m. suplico que, vista ésta, v.m. y mi señor hermano Alonso Sánchez y su mujer se vengan a
estar en esta ciudad, porque más vale lo que Gregorio Morán da a sus mozos que cuanto ganan
cuantos están allá, porque en dos años que puso tienda no se pasaron seis meses que no se paseó
en un caballo, y no da paso a pie si no quiere, y cada domingo y fiesta no se pasa que no se van a
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 375

holgar por la huerta con cuatro o cinco escuderos de a caballo, y caúsalo que todos se visten las
ropas hechas acá, y no dura un vestido más de un año, porque es el polvo tanto que come la ropa,
Y por tanto vale mucho el oficio de v.m. Y en esto no ponga v.m. duda en que sea que no vengan
con más de una camisa en el cuerpo. Vs. mds. se vengan hasta ei Nombre de Dios, y allí a mi cuen-
ta le darán cualquier maestre doscientos pesos para pagar en esta ciudad, que no hay mercader
que, sabiendo que v.m, es mí mujer, que no le den todo lo que hubiere de menester. Y sin esto yo
tendré dineros en Panamá y en el Nombre de Dios. Es tanto el deseo que tengo de ver a vs. mds.
en estas partes que no sé cuándo mis ojos lo han de ver, que primero ha de ser Dios servido de lle­
varme de esta vida.
En lo que v.m. me dice que están todos maravillados de mí, no se espanten, que no soy yo só-
Iq, que otros están más años perdidos que no yo, y lo habrán hecho más mal con sus mujeres. Que
si yo no he enviado dineros no he estado, señora, acá holgando, sino buscando con que os dar al­
gún descanso. Si Dios, Nuestro Señor, fuere servido que nos veamos juntos en algún tiempo, que
no lo quiero para mí solamente, acordándome que mis padres son viejos, y no lo tienen, Y si Dios
fuere servido de me ver con ellos, no puedo dejar de darles de lo que Dios me ha dado, que para
eso me lo da, y para v.m., que no es mío nada, que si yo fuera solo no se me diera nada del mun­
do, que verdad que ya estuviera metido en un monasterio, donde me dieron de comer, por no pa-
■sar tantos trabajos, que algunos de ellos habrá v.m. tenido noticia. En que me dice que yo tengo
la culpa, Dios lo sabe todo que otro no.
Señora, no se le ponga a v.m. la mar por delante, y ni al señor mi hermano, Alonso Sánchez,
porque es la mejor tierra que calienta el sol en cristianos, porque no saben que'cosa es hambre ni
frío, y tierra muy sana de todo, que no hay más que derramar el trigo y echarle el agua, y hacerse
un cañaveral de grano, que de una fanega cogen cincuenta fanegas. Y es tierra que nunca llueve en
todo el año. Y el señor Gregorio Morán me lo ha encargado que le envíe cartas a v.m. que se ven­
ga a estas partes, porque se hallarán muy bien en ella. Yo, señora, habrá cuatro años que estoy de
asiento en esta ciudad, y, bendita Nuestra Señora, no he sabido qué cosa es estar mal dispuesto,
de lo cual doy muchas gracias a Nuestro Señor Dios por ello, y otra pena ni dolor no tengo sino no
tener a v.m. conmigo en estas partes, porque vivo con muy gran descontento en estar solo, sin'pa-
riente ni hermano, que si Dios me ahora llevase, no parecería la mitad de mi hacienda, porque lo
veo en otros que se mueren por acá, que no parece nada al cabo de la jornada, sino todo se hunde,
Señor hermano Alonso Sánchez, v.m. me la haga de tomar este trabajo, que no es más de po­
nerlo por la obra, que ya vio v.m. cómo vino Morán de allá, porque el oficio de v.m. es tan bueno
que dondequiera que llegare ha de ganar de comer. Y no se le ponga nada por delante a v.m., por­
que después que se vea acá se holgará de se ver por estas partes. Y luego daremos la vuelta, si Dios
fuere servido, y en esto y en todo no haré yo más de lo que v.m. me mandare. Y porque sé que le
ha de ¡r muy bien, importuno a v.m. en esto y en todo. Y esto haga v.m. por su hermana y por mí,
porque no venga sola, sin pariente. A mi señor padre y madre darán mis besamanos, y a mi señor
Juan Sánchez Piedrahita y a mi señor hermano Alonso Sánchez y su mujer y a mi hermario Juan
Carrera y su mujer, y que plega a Nuestro Señor que El me los deje ver, como yo deseo para mí
con mucho bien, y a todos mis señores Alejos Rodríguez y su mujer darán mis encomiendas, y que
cómo están.
Y para cuando Dios, Nuestro Señor, fuere servido que se vengan, yo tendré aparejada una
casa en que estén. Y con tanto quedo rogando a Dios, Nuestro Señor, me los deje ver, como yo
deseo, con mucha salud y bien, como yo deseo para mi, y Nuestro Señor sea con todos. De esta
ciudad de Los Reyes, a primero de noviembre de 1558 años, el que le desea más ver que escribir su
marido
Sebastián Carrera
Y en llegando a Nombre de Dios luego se vengan a Panamá, porque es tierra más sana, y hay
mejor de comer, y me conocen todos, y en mi nombre le darán todo lo que fuere de menester.
Porque soy muy conocido de todos entre mercaderes y hombres de la mar, maestres y pilotos,
pues acuden por mi en el trato de las carretas en el Callao. - (LQ, 2080)

426,
Gonzalo Guillén a su hermano Juan Martín, en Sevilla.
Los Reyes, I8.VII.1559
Deseado hermano:
Maravillado estoy del mohinp descuido que habéis tenido de no escribir al señor nuestro pa­
dre ni a mi cosa ninguna de vuestra vida, ni de lo que allá pasa, pues que tenéis edad para ello, y
376 ENRIQUE OTTE

también creo que no vos faltan habilidad, o debéis de creer parecer a mí en ser corto en no escri­
bir, y descargándome con el señor nuestro padre, no he escrito, no me ponga culpa como acá se la
podremos poner. Con el gran placer haréis a nuestro padre y a mi y a nuestros hermanos de, en
viendo la presente, poner por obra de venir vos a esta tierra adonde residimos, porque, venido
acá, en compañía nuestra nos holgaremos, y vos os quitaréis de trabajos, y al señor nuestro padre
de gran cuidado. Allá le envío un poder, para que el señor nuestro tío Diego Martínez dé ese poco
que allá tiene mió para su necesidad, y para que lo gaste en lo que él quisiere. El seftor nuestro pa­
dre quisiera enviar dineros, para que gastáredes en el camino, y no tiene remedio de enviarlos,
porque no hay cosa segura para que los dé allá. Paréceme que busquéis remedio.de venir con al­
gún caballero, y pase a estos reinos, o con algún mercader por criado, o por cualquiera vía que
pudiéredes, que, puesto en el Nombre de Dios o en Panamá, se vos proveerá todo lo que hubiére-
des menester, porque el señor nuestro p^dre tendrá proveído los maestres de esta otra mar que vos
traigan, porque él dará memoria de vuestro nombre, y para que vos traigan sin que tengáis necesi­
dad de gastar nada allá. Escribe el señor nuestro padre al señor nuestro tío Juan Martín para que
se venga a esta tierra, si acordare de venir; con él vos vendréis. Y háceme tanto que no hagáis
otra cosa sino lo que aquí vos escribo, so pena que seréis desobediente al señor nuestro padre, si
otra cosa hacéis. A mi señora nuestra abuela le beso las manos, y que'ruegue a Dios por mí y por
mi enmienda (?). Y asimismo a los señores mis tíos y tías y a los señores nuestros primos, a todos
Ies dé mis besamanos, y que me manden en alguna cosa en que les pueda servir, que yo lo haré co­
mo soy obligado.
i No hay otra cosa que al presente se ofrezca, sino que quedo rogando a Dios, Nuestro Señor,
le dé buen viaje para esta tierra, y lo vea yo de mis ojos, como yo deseo. De esta ciudad de Los Re­
yes, hoy lunes a 18 días del mes de julio año de 1559 años, do quedo a servicio de v.m.
su hermano Gonzalo Guillén
(A mi deseado hermano Juan Martín, en la ciudad de Sevilla, casa de la señora mi tía Isabel
Guillén).

427.
Gonzalo Guillén a su madre Leonor Guillén, en Aznalcázar.
Los Reyes, 19.V11.1S59
Señora madre:
Sus cartas recibí, y me holgó de saber de su salud. Y de los trabajos que por allá pasan me pe­
sa, como es razón, Y a lo que v.m. me escribe sobre que seria mejor que tuviese acá a Juan, mi hi­
jo, Dios sabe si me ha pesado de no haberlo traído conmigo, que, como pasaron los demás, pasa­
ra él. Así que ahora he acordado de que se venga a esta tierra con su padre y hermano, porque, ve­
nido acá, no tendrá necesidad de servir a nadie, pues que Dios ha sido servido de darle con qué los
sustente a él y 9 sus hermanos, Gran merced recibiré, y en que todos le favorezcan, para que se
venga, vista la presente. Su hermano Gonzalo Guillén le escribe una carta rogándole de su parte
que no haga otra cosa, sino venirse, como dicho tengo, y también le envía a v.m. un poder junta­
mente con Juan Martín, su hermano, para que se cobre eso poco que tiene mi hermano Diego
Martínez para la ida de su viaje, y en él cobrarse haya, como de padre a hijos. Señora, sabrá que
mi voluntad es de permanecer en esta tierra, porque me parece que le hago placer, y asimismo a
mis hermanos y hermanas, yo le prometo de no hacer otra cosa sino lo que dicho tengo, sí Dios,
Nuestro Señor, no ordena otra cosa. Allá escribo a mi hermano Juan Martín que se venga a esta
tierra, porque me será aprovechado, y no vivir en esa, donde pasan tantos trabajos y miserias, se­
gún él me escribe. Y si asi lo hace, no lo errará de tomar mi consejo y venir a tierra donde no hay
hambre, y en poco tiempo ios hombres que se quieren aplicar están ricos. Así que dígolo, porque,
si tiene necesidad, como escribe, yo le favoreceré en todo lo que tuviere. Señora, Dios sabe cuánto
me pesa de no hallar remedio este año para enviarle alguna moneda para su sustentamiento, como
soy obligado, y lo he prometido, que así Dios me dé el cielo como .tengo vergüenza del escribir sin
enviar cosa ninguna. Y es la causa que no hay hombre en quien lo confíe, ni tampoco sé quién en­
cargar de ello, como el rey toma la moneda, que solían dar coronas en España dándoles acá pesos
de oro de cuatrocientos y cincuenta maravedís cada uno, y ahora no los quieren dar, aunque Ies
den ciento por ciento de ganancia. Dios sabe mi buena voluntad que por falta de dineros no deja­
ra de enviarlos. A mi hermano Diego Martínez escribo largo, y le escribo que muestre mi carta a
v.m. v a todos mis hermanos.
. No tengo más que mi mujer Marta de Basiñana besa las manos de v.m ., y asimismo los de­
mas mis hijos. Quedamos todos buenos de salud al presente. Por ahora no tengo más que 1c hacer
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 377

saber a v.m., sino quedar rogando a Dios, Nuestro Señor, guarde y aumente la vida de v.m,, y le
dé buena vejez, y al fin le dé su gloría. De esta ciudad de Los Reyes, hoy miércoles, a 19 días del
mes de julio, año de 1559 años, do quedo a servició de v.m, su obediente hijo
Gonzalo Guillén
(A mi señora madre Leonor Guillén, en la villa de Aznalcázar).

428.
Gonzalo Guillén a su madre Leonor Guillén, en Aznalcázar.
Los Reyes, 1.VI11.1559
Señora madre:
En otra carta que le he escrito no hice relación de lo que al presente le envío, aunque hice re­
lación en la carta que escribí a mi hermana Isabel Guillén y a mi hermana Juana de Almonte, en
que hice relación que enviaría cien pesos en oro. Ahora va el padre fray Alonso Méndez, como di­
je en las dichas cartas, y lleva un tejuelo de oro de diez y seis quilates y dos granos, que pesa ciento
y cuarenta y nueve pesos y cinco tomines, que resumido en buen oro vale ciento y nueve pesos y
cinco tomines, para que v.m. los haya en su poder, y, vendido el dieho oro, dé a mi hermana Isa­
bel Guillén veinte ducados, y a mi hermana Juana de Almonte otros veinte ducados, porque yo les
escribo que se los envío, y que v.m. se los dará luego que se venda el oro. También escribo que me
envien a mi hijo Juan Martínez. No haga otra cosa, sino que en los primeros navios que vinieren
me lo envíen, o con el padre fray Alonso Méndez, porque él me ha prometido de traérmelo, y que
sacará licencia en la corte para ello, y si hubiere menester algunos dineros v.m. se los dé así para la
licencia y para su viaje.
También escribo a mí hermano Juan Martínez Suárez que se venga, si se quisiere venir; v.m.
le favorezca lo que fuere su voluntad. Gonzalo Guillén, mi hijo, envía un poder a v.m. y a su her­
mano Juan Martín, para que cobren de Diego Martínez, mi hermano, la herencia de su tía Juana
Buene (?). Digo que no le lleven nada, sino que por virtud del poder le den carta de pago de, mane­
ra que quede libre de ello, porque yo se lo debo, y sé lo he pagado acá a mi hijo Gonzalo’ Guillén.
Y con mi hijo Juan Martín me envíen seis hoces de podar, porque tengo gran necesidad de ellas, y
sean hechas de mano de mi compadre Juan Ruiz, o del mejor oficial que hubiere. Y me traiga en
una redomita pequeña simiente de cohombrillo amargo, que en los baños hay gran cantidad de
ellos, y si no me hubieran enviado las semillas que he escrito por mis cartas y memoria tráigalas mi
hijo. Y v.m .m e haga merced de que pase la vida honradamente, como Siempre ha vivido, y no en­
dure para sus hijos, porque, dándome Dios vida, yo tendré cuidado de proveerle para pasarla
honradamente, como tengo dicho. Y ruegue a Dios por mí, que yo le proveeré, como dicho tengo.
Y v.m. me la haga en cumplirlo, como lo escribo, porque en ello me hará muy gran placer, y siem­
pre tenga v.m. cuidado de escribirme, porque sepa de su vida, porque para mí será gran consuelo.
Mi mujer María de Basiñana besa las manos de v.m., y asimismo mis hijos, sus nietos y nie­
tas. Quedamos a! presente buenos de salud, rogando a Dios deje a v.m. acabar en su santo servi­
cio.
Suplico ;i v.m. se le envíen de mi parte a Ana Jiménez, mujer de mí primo Alonso Jaimes
diez ducados. De los Reyes, primero de agosto de )55*J años, su obediente hijo
Gonzalo Guillén
(A mi señora madre Leonor Guillén, en la villa de Aznalcázar).

429.
Gonzalo Guillén a su madre Leonor Guillén, en Aznalcázar.
Los Reyes, 12.111,1560
Señora madre:
En la flota pasada escribí a v.m. por dos vías: la una por cartas de Gonzalo de Medina, que
vive en Sevilla en cal de Monteros, y otra con un fraile de la orden de Santo Domingo, que se dice
fray Alonso Méndez, el cual llevó un tejuelo de oro de quilates de ciento cuarenta y nueve pesos,
<iue resumido a buen oro monta ciento y nueve pesos, para que se los diese a mi hermano Cristó­
bal Verdugo, a mi hermana Isabel Guillén, para que se los diese a v.m. e hiciese de ellos lo que por
mis cartas escribo. Hágame tanto placer que se cumpla asi como yo lo escribo. En sus cartas que
de v.m. recíbi me escribe que mejor estaría mi hijo con su padre que, no habiendo allá diferencias
Por él, plugíera a Dios que, cuando yo pasé en esta tierra, él viniera conmigo, y pues que mi vo­
378 ENRIQUE OTTE

luntad fue dejarle por complacerle, y porque en ello me parecía hacer placer a v.m. y a lodos mis
hermanos, y ahora parece que me escribe que mejor estará con su padre. Hágame tanto placer que
me lo envíen, como lo he escrito en esotras cartas, porque ya soy viejo y cansado, y tengo necesi­
dad que mis hijos me ayuden. Días pasados que habrá cinco o seis meses hubo en este reino gran
enfermedad de romadizo y dolor de costado, que murió mucha gente, asi de españoles como de
negros e indios, fue como pestilencia, que no hubo ninguna casa por maravilla que no hubiese di­
funto, y fue tan grande como dicho tengo, que mandó el arzobispo que el Santísimo Sacramento
no llevase campanilla por las calles, porque no lo oyesen los muchos enfermos que había. Hirié­
ronse muchas plegarias suplicando a Dios, Nuestro Señor, por la salud. De los de mi casa todos
caimos malos, que no quedó ninguno. Yo allegué en término que ya pensé que era llegada la fin de
mis días, fue Dios servido de darme vida, para que crie estos muchachos, y no dejamos de pagar el
diezmo como los demás. Falleció Melchor, hijo de mi mujer y de su marido, que sea en gloria.
Señora, maravillado estoy, que en esta flota que ha venido no he recibido carta ninguna, ni
creo me la escriben, porque de todos los navios que vienen de Tierra.Firme sólo uno falta por ve­
nir, y también esperaba las semillas, que tan deseadas las tengo. Y porque me habían escrito mis
hermanos que en los primeros navios me las enviarían, lo hicieron, y como lo han hecho. lo harc
yo con c I I o n . A l l á escribo a mi hermano Juan Martínez que se venga a esta tierra, porque me escri­
ben que tiene mucha necesidad. Si se quisiere venir, yo lo haré con él como dicho tengo por mis
cartas, y como hermano. Y porque de allá nunca me escriben sino pobrezas y trabajos, tengan por
cierto que por acá no faltan, que tan bien se gana trabajando como en Castilla, y la obligación
que tengo yo a favorecerles también la tienen ellos conmigo, para hacer lo que les envío a rogar.
Bien tengo entendido que por no perder dos días de trabajar en sus haciendas no harán lo que les
ruego, siendo cosa que tanto me importaba, prometiéndoles el galardón por ello, que lo cumplie­
ra mejor que lo escribo, porque bien sabe v.m. mi condición, y que por mis amigos suelo poner la
vida y la hacienda, mejor lo hiciera por mis hermanos y cumpliera mi palabra.
Señora, acá tenemos nuevas de cómo hay paces ahora. Tendré tiempo para desquitar lo que
se ha perdido de no haberle enviado socorro, como yo lo deseo, que así me dé Dios el cielo, que no
siento en esta vida mayor gloria que cuando algo le envío, y pues que ahora cada día habrá navios
que vengan, hágame tanto placer de siempre escribirme a menudo.
No hay otra cosa que al presente se ofrezca, sino que yo y mi mujer e hijos quedamos muy
buenos rogando a Dios la deje acabar en su santo servicio. Por amor de Dios le ruego que se
acuerde de mí en sus oraciones, y asimismo mi hermana Juana de Almonte, y ésta haya por suya,
porque al presente no tengo que escribirle.
De Los Reyes, 12.UK1560, su obediente hijo de v.m.
Gonzalo Guíllen
(A mi señora madre Leonor Guillen, en la villa de Aznalcázar).

430.
Gonzalo Guillén a su madre Leonor Guillén, en Aznalcázar.
Los Reyes, 15.iV.156I
Señora madre:
Maravillado estoy de no haberme escrito. Tres años ha que no he recibido carta ninguna de
v.m. ni de mis hermanos. Tengo deseo de saber de sus vidas, y si han recibido los ciento y nueve
pesos de-buen oro que envié con fray Alonso Méndez, fraile de la orden de señor Santo Domingo,
y mis cartas que llevaba. Y también escribí por otra vía en un envoltorio con cartas de Diego de
Santiago, mercader, que enviaba a su hermano Gonzalo de Medina, que vive en casa colcheros en
Sevilla, también escribí con un mercader que se dice Eulaíio de Herrera, y como dicho tengo, de
todo este tiempo nunca he visto carta ninguna, y por no tener que responder a ninguna, como di­
cho tengo, no escribo más que a v.m., para hacerle saber cómo al presente estoy bueno yo y mi
mujer e hijos, y con gran deseo de saber nuevas de v.m. y de todos mis hermanos. Y porque en
esotro escribo largo, en ésta no me alargaré más. Con ésta va una carta que es de Pedro Martínez,
hijo de Nicolás García. Désela a mi hermano Diego Martínez, porque en esa querrá que se la lean,
y se le dieren la respuesta, envíenla con las mías de manera que vengan a nuestro poder, porque,
como he escrito muchas veces, no me pueden hacer mayor placer que es escribir muy a menudo de
enviármelas que vengan a mi poder. No sé si allá saben cómo es muerta la hija de la Roldana de
Sanlúcar, que la mató su marido. Y también se ha dicho que su marido es muerto, yéndose huyen­
do de esta dudad para las Charcas. Dicen que se ahogó en un rio, no sé si fue fama hecha. Dicen
quedó un hijo suyo muchacho en casa de un Alonso Castro, quien fue causa de su muerte de ella,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS - 379

porque en casa de éste la mató.;Escríbolo porque tenía mucha conocencia con ella, y me decía que
conocía a mí hermana Isabel Guillén. Cada día estoy esperando a mi hijo Juan Martín, no sé si me
lo enviarán,
A mi mujer he tenido muy mala, creí que se me muriera, y quedó tan asombrada de
esta enfermedad que tiene gran deseo de ir a morir a España. Y la causa principal es por de­
jar a su hija Isabel Guillén entre sus tías, y no en tierras extrañas, donde no tiene pariente.
Hasta ahora ella ha sido la causa de no haberme ido a España, y ahora dice que acabada la
compañía con la heredad que hace, que si Dios nos da vida que hemos de ir a morir allá. A
esos señores mis hermanos y hermanas que tengan ésta por suya.
No hay otra cosa al presente que se ofrezca, sino que Iodos quedamos buenos, rogando
a Dios que la vea yo de mis ojos antes que yo muera. Fecha a 15 de abril de 1561 anos en
esta ciudad de Los Reyes, su muy obediente hijo
Gonzalo Guillén
(I.G. 2080)

431.
Hernando del Río a sus hijas doña Catalina y doña ¡sabe! Sarmiento, en Sevilla.
Los Reyes, l.III. 1563
Amadas hijas:
En la flota pasada en que fue por general don Antonio Manrique os escribí cómo había llega­
do con salud aquí al Perú, donde ahora quedo en la ciudad de Los Reyes, donde me hallo muy
bien de salud. Y creo que podré aventajar algo para vuestro remedio con ayuda de Dios. Aunque,
después que he sabido el fallecimiento de vuestra madre, tengo quitada la voluntad de volver a Es­
paña en toda mi vida. Y así me he determinado de que, en todo caso, os vengáis a estas tierras,
donde resto. Donde con el ayuda y favor de Dios espero en El que os está guardada vuestra ventu­
ra, porque hay por acá muy gran falta de mujeres de vuestra calidad. Y así os ruego y os mando
como padre que luego, vista esta mi carta, os dispongáis para vuestro viaje, que para lo poco que
hubiéredes menester envío dinero con el señor Juan Cortés, mi primo. El cual ha de venir en la
misma flota primera que de ahí saliere para Tierra Firme, y en su compañía estoy yo muy seguro
que vendréis con toda honra, cuanto más que tengo mucha confianza que seréis siempre hijas de
vuestra madre, y si acaso de ahí viniere alguna señora, mujer de algún oidor o gobernador,-tantos
parientes honrados tenéis en ese lugar, podréis venir en su compañía, por ser el camino tan largo.
Y creo yo que esto es lo que os cumple, y que os lo aconsejo como paire que tanto os amo. Y si,
después de haber visto esta tierra, no os pareciere bien ni quisiéredes que yo os ponga acá en esta­
do, teniendo más con que pasar ahí la vida y habiendo acrecentado algo, nos volveremos, que ya
yo estoy viejo, y no tengo de querer más de lo que a entrambas os estuviere bien.
También pagarán todo lo que deviéredes al monasterio en que habéis estado recogidas des­
pués que quedastes solas, que en todo lo habéis mirado como yo siempre lo he esperado de voso­
tras, y a esas señoras que tanto han hecho en teneros en su compañía déjeme Dios pagarles esa
buena obra. También os dará el señor Juan Cortés otros ciento y cincuenta pesos más para sí
debiéredes otras cosas. No pude ahorrar de presente más, y también porque en la carabela pasada de
aviso os envié otros cien pesos. Y con esto acabo, y con que Dios, Nuestro Señor, os dé su gracia,
para que siempre hagáis su voluntad y le sirváis, amén. De la ciudad de Los Reyes, primero de
marzo 1563. El que más que a sí os ama, vuestro padre
Hernando del Río
(A mis hijas y todo mi bien doña Catalina y doña Isabel Sarmiento, en Nuestra Señora del .
Cerro, en la ciudad de Sevilla, en la collación de San Marcos). (1X5.2093)
380 ENRIQUE OTTE

432.
Francisco de Alba a su hijo Juan de Alba, en Toledo.
Los Reyes, 5.VI.1566
Deseado hijo:
Una carta vuestra recibí, y el placer que hube en verla se nos tornó en pena desque la leí» por­
que tuve entendido que érades vos e) mensajero, y la fecha era de diez y nueve meses, y enviáisme
a decir cómo estáis con su yerno del señor Diego López, y que habíades venido hasta Sanlúcar pa­
ra venir acá, pues si vos quisiéredes venir no habíades menester más de a los mercaderes que van
de acá preguntar por mi, y decir que érades mi hijo, que yo os digo que no faltara quien os tuvie­
ra. Y también recibí una carta del señor Diego López, y otra de Bartolomé Sánchez, y dicen que.
estáis bueno y en casa de su yerno. Y otra que recibí de Francisco de Madrid dice que a un año que
os habíades ido a Valencia, de lo cual hemos tenido mucha pena, y que estábades con un canóni­
go. Es mi voluntad y de vuestra madre que, vista ésta', no hagáis otra cosa sino veniros con el se­
ñor Antonio de Gelves a Sevilla en casa del señor Martín de Quiñón, que los dará luego cien arro­
bas í?) para vestiros y lo que fuere menester. Y si más fuere menester, os lo dará, y os fletará para
el Nombre de Dios. En casa del doctor Cabreros adonde hallaréis todo lo que hubiéredes menester
para que luego os envíe aquí en el primer navio que saliere, porque vuestra madre dice que no
saldrá de aquí hasta que vengáis, porque está con mucha pena, que ha sido Dios servido en ocho
meses llevarnos dos hijas, y la una de diez años Se decía Micaela, y otra de tres, y dos niños, de
pan era que no hay sino dos hijas y un hijo, sírvase Dios con ello. Y parece que viene esto con lo
que decís en vuestra carta que con los hijos de acá nose acuerdan de vos. No tenéis razón de decir­
lo. A un Hernando de Páez le di ha días y a ventura un tejo de plata, que os diese, que vale treinta
y ocho pesos ensayados, y con Juan del Campo os envié otros diezyocho ducados, que le di acá
pesos, y con Antonio de Campo un tejo de oro que envié. Si no os lo dan ni os dicen nada yo no.-sé
qué es la causa. Estoy con pena que no ha llegado Juan Alonso, para saber la verdad como vino
sin vos, porque si él tuvo culpa no me le irá a penar al otro mundo. En Jo que decís que vuestra
madre no os escribe, lo que yo escribo y ella todo es uno, y enviáisle a decir que es mal acondicio­
nada, Bien sabe de donde salió esa frecha {?), pues ella tiene esperanza de veros en la primera flo­
ta que venga, para que veáis lo que os quiere. Tiene mucha pena de que decís que la carta que en-
viastes la escribistes a la luna.
No digo más, sino que en todo caso no hagáis otra cosa, si quieres que nos vamos, aunque
allá tienen entendido que no tenemos ganas de ir allá. Nuestro Señor os traiga con bien como to­
dos deseamos. A todos esos señores y amigos daréis mis encomiendas. De Los Reyes, a cinco
de junio de 1566 años, vuestro padre
Francisco de Alba
(I.G. 2084)

433.
Gabriel Ramírez de Arellano a su hijo Jerónimo Leandro Maldonado, en Ocaña,
Los Reyes, 15.VIII.1568
Deseado hijo:
Una tuya recibí, y Dios sabe el contento que yo recibí con ella, y tu. madre también, que es
cierto que a tí y a tus tíos tengo escritas hartas cartas, y el bordón de los descuidados, es decir que
no han recibido ningunas. Con Francisco de la Muela te envié cien pesos, y escribía largo, y como
se murió en Panamá, ni se dieron las cartas ni los cien pesos. Después fue de aquí un gran señor y
amigo mío a la corte a negocios, que es secretario de cámara en este reino de su majestad, y me
prometió de darte cien pesos para libros y vestidos', los cuales yo le daba acá, para que te llevase, y
se corrió de ello por ser tan mi señor, y me dijo que te los daría en Madrid, y te escribí muy largo y
a los señores nuestros tíos y tío Juan García y mi hermana Mari López y poder para te traer acá. Y
cuando volvió me dijo que ciertas probanzas mías y provisiones reales y con todos sus despachos
se perdieron en la mar, por manera que el mismo señor secretario Pedro de Avendafio, que así se
llama, es vuelto a la corte, y está allá. Acude a él y sabe primero si está en corte, porque luego lo
avisarán de los que negocian en el Consejo de Indias, y darles has esa carta que va para él, que yo
estoy satisfecho que te dará lo que hubieres menester. Y si quisieres venir con él te traerá a buen
recaudo, aunque yo más querría que estudiases y fueses clérigo, porque tienes acá cierto por la
iglesia mil ducados de renta, mientras viviere tendrás cierto cada año, porque los doy a los extra­
ños, que los tengo de dar por fuerza del curasco (?) de los pueblos que tengo por la doctrina que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 381

han de hacer a los indios, que tengo de encomienda el valle de Montuje, adonde hay tres mil vasa­
llos, que valdrá cada año cuatro mil pesos de renta, y al presente pago una pensión a una mujer, y
muerta la mujer hereda su hermano y yo los 800 pesos, y quería que se cayese todo en casa, por­
que después de mis días té quede de comer a tí y a Lucas, tu hermano. Enviarte dineros al presente
es cosa imposible, porque después de haberlos Dios escapado de mar y viento y cosarios es tomar­
la el rey para sus gastos, y hasta que se entienda acá otra cosa nadie envía plata. Andando el tiem­
po o iré yo allá o te enviaré todo lo que yo pudiere para el efecto que digo, que te ordenes de cléri­
go y estudies, que el gasto que tus tíos hicieron contigo yo se lo tengo de pagar con obras y no con
cartas, como tu dices que les escriba. Aunque no les envié nada entiende que yo querría teneros
acá a todos, porque a todo tu linaje de partes de tu madre, doña Francisca Maldonado. Yo, si
Dios es servido y no me muero, os tengo de dar a todos remedio, y los que primero llegaren lo ten­
drán, y ¡os que no vinieren, yo haré todo lo que pudiere con ellos, en especial con los sefiores tus
tíos Juan García y mi hermana Mari López, a la cual darás por mí un abrazo y beso en la boca,
porque es la fermana que yo más he querido, y así lo verán por las obras. Porque lo que yo tuvie­
re para todos vosotros lo quiero, y para eso lo he trabajado, y entiende que a tus primas las hijas
de Juan Maldonado y Ana Maldonado, si Dios no me lleva, yo las casaré a todas acá o allá; mas
yo querría más acá, porque se casaría muy mejor y más ricamente. Yo escribo a todos tus tíos,
placerá a Dios lleguen estas cartas, que todas van a la ventura, y no pienses que por falta de amor
no te he escrito cien cartas, sino que tu has sido desdichado en no haber recibido ninguna, digo tus
tíos, porque para tí no he escrito carta, que como creía que eras todavía muchacho, escribiendo a
tus tíos bastaba, y ahora que sé que estudias y te das buena maña, yo te escribiré, aunque quería
mucho más verte allá. Yo espero visorey, si lo pudiere negociar, pasar allá alguna renta y hacien­
da yo iré, y si no, darse la orden en lo que más convenga. Yo tenía primero en la caja real 800 du­
cados de renta, ¿frécense cosas que tocan al servicio de su majestad, por donde cada día espero
recibir mayores mercedes. Algo estoy viejo con los trabajos, mas cotí brío de ir y venir a España y
diez veces, si menester fuese. Yo escribo a tus tíos y primos Luis Serrano y Luis Alonso se vengan
acá, si fueren para ello. Yo les casaré todas sus hijas muy bien.
No tengo más al presente que te hacer saber, sino que mi deseo es que seas clérigo, porque
tendrás descanso y de comer y a todos tus tíos de parte de tu madre darás mis besamanos, y hayan
ésta por suya, a todos los demás de mi parte que están vivos, aunque se muriesen todos hacia poco
al caso, y aun hartan poca falta al pueblo. Nuestro Señor te dé la salud que te deseo y te me deje
ver muy presto. Tu madre y hermanos están buenos y desean verte. De esta ciudad de Los Reyes,
y de agosto quince de este año de 1568, el que tu bien y honra desea, tu padre
Gabriel Ramírez de Arellano
Esa carta que va para el señor secretario Pedro de Avendaño en corte, dásela tú en su mano,
y como él te conozca, él dará lo que yo le escribo, y la envío abierta, para que la veas y la cierres, y
se la des y harás lo que él te mandare.
Vaya uno de tus tíos contigo o de tus primos, porque demás de vestirte dará cien ducados,
porque yo los daré acá pesos a su mayordomo.
Y escríbeme de aquí adelante muy largo, pues eres de casta de españoles, hijosdalgo, y no de
vizcaínos, que son cortos, así en razones como en obras, porque, como les falta el talento, luego
se arremeten a las armas como locos y faltos de juicio, y asi has hecho tú diciendo que, pues soy
falto en obras de no te haber enviado dineros, que escriba a tus tíos, y con cartas que son muchas
palabras estarán contentos, pues hágote saber que soy muy enemigo de ellas, sino de muchas y
buenas obras, como tus (ios las han tenido contigo, y a éstas np hay satisfacción de palabras, sino
eon mejores obras en muerte y vida. i

434.
Doña Francisca Maldonado a su hijo Jerónimo Leandro Maldonado, en Ocaña.
Los Reyes, 24.VIII. 1568
Hijo mío de mis entrañas;
Una carta tuya recibí a cabo de quince años que ha que te dejé allá con harto dolor de mi co­
razón. Y quererte encarecer el gozo que a mi ánima allegó con verla no podría con palabras, y lo
que me consuela es entender que mí ausencia ni la de tu padre no te habrá hecho falta. Lo que te
ruego es que sirvas al señor tu tío y a mi hermana de mis entrañas, y los tengas en mi lugar y de tu
Padre, porque en esto me darás muy gran contento, y mi ánima recibirá muy gran consolación en
saber que lo haces así como yo te lo envío a decir. Escribesme que no te he escrito en todo este
382 ENRIQUE OTTC

tiempo, siquiera para dar gracias a los señores tus tíos y mis hermanos del bien que te hacen. Las
gracias no se las quisiera dar con palabras, sino con verdaderas obras, como ellos han hecho con­
tigo, y esto no ha sido por falta de voluntad de hacerlo, sino lo uno por haber yo pasado y;tu pa­
dre muy grandes trabajos, y no haberlo podido hacer como yo quisiera, y lo otro por decirnos qui­
no va blanca a esa tierra que el rey no la toma, y por no haber ido persona tan conocida que pu­
diese la persona fiarlo, para que se diese cierto. Mas yo te prometo que a la otra carta que te envie
que con persona cierta, que será cierto que yo te envíe todo lo más que yo pudiere.
Escríbenme las señoras mis hermanas enviándome a decir que no he escrito (?) y acá ninguna
carta bordón (?) de descui... (?), que yo te aprometo así Dios te guarde, y te roe deje ver, que pa­
san de más de tres veces las que tengo escrito allá, y en todo este tiempo no he visto letra de ningu­
nos de los que allá están, sino fue la mitad de medio pliego de papel que me escribió el señor mi
hermano Juan García habrá seis años de la fecha de ésta, en que me enviaba a decir cómo “murió
mi madre y Francisca Gómezj y cómo yo he visto descuido, pensaría que ya no había nadie vivo
allá, y a esta causa me había descuidado, aunque no mucho, que dos años antes que ésta había es­
crito muy largo yo y tu padre y doña María. Ahí te escribe tu padre muy largo, y te enviad decir
de lo que acá tenemos, y te escribe que vayas a la corte y lleves esa carta al secretario Pedro de
Avendaño, para que te dé esos dineros que ahí dice. Hazlo asi, porque bien tengo entendido que
te proveerá de ellos el secretario. Ahí te escribe tu hermana doña María, y te envía con el portador
de ésta treinta pesos; por no hallarse ahora con más no te envía más.
Los trabajos que yo he pasado acá han sido por haberme sucedido en el casamiento de tu her­
mana tan mal, y haber sido ella y yo tan cortas de ventura en durarle tanto este viejo que Dios o
mis pecados se le dieron en suerte, y a no haber sido esto, ella y nosotros estuviéramos allá con
harto descanso. Mas pues Dios ha sido servido de ello, denle muchas gracias los ángeles por todo
lo que El hace. Ruega tu a Dios, que Je dé libertad de este viéjo, que ella tendrá muy gran remedio.
A la señora mi hermana de mis entrañas y a la señora mi sobrina beso las manos muchas ve­
ces, y las besarás en la boca por mi. Y mira, hijo, que estoy ya muy vieja y sin dientes, no permitas
por amor de Dios que Dios me lleve sin verte, y si vieres que acá nos tardamos y no vamos por allá
tan presto que procures de (?) un donado de San Agustín, que se llama fray Baltasar, y él te dará
los treinta pesos que te envía tu hermana para libros. Dice que te dará las cartas en tu mano. Re­
gálalo en lo que pudieres, que es muy hombre de bien y buen cristiano, y ha de volver acá. Con él
escribirás y hazme tanto placer que de que escribas que no escribas diezyocho renglones, como me
escribiste ahora, y que me envíes a decir todo lo que allá hay de mi hermana Juana Maldonado y
de sus hijas, las cuales darás mis besamanos, que me escriban muy largo, que será parte para ha­
cernos ir allá más presto. No tengo más que escribir. Tu hermano Lucas Ramírez te besa las ma­
nos, sino que Nuestro Señor sea en tu guarda y te me deje ver antes que me Heve de esta vida. Tus
hermanas doña Madalena y doña Jerónima te besan las manos. Que es fecha de esta ciudad de
Los Reyes, a 24 de agosto, tu madre que tu bien desea,
doña Francisca Maldonado
(A mi deseado y querido hijo Jerónimo Leandro Maldonado, en la villa de Ocaña).
(I.G. 2085)

435.
Jimeno de Berio a Amonio de! Peso, regidor en Avila.
Lima, 28.X11.I569
Muy magnífico señor:
Por muchas partes escribo largo a v.m., y ésta no es más de para hacer saber a v.m. cómo yo
hablé al virrey don Francisco de Toledo, suplicando a su excelencia mandase ver mi proceso y la
justicia que me harían de hacer en España su excelencia me la mandase hacer aquí. Y respondió­
me que estaba remitido al rey a España, y que no se podría ver. V.m.me hará merced de mandar
poner diligencia que se vea, conque no haya alguna falta en que no dejen de venir mis hijos, por­
que tengo gran deseo de verlos, y tengo entendido que con ayuda de Dios.se podrán mejor reme­
diar por acá que no en España. Por la vía de Plasencia envié poder para que se venda toda mi ha­
cienda, que le lleva un gentil hombre que se llama Santa Cruz, y otro poder lleva un caballero que
se llama Polanco, que es de Burgos. En todo me hará v.m. que se ponga diligencia para que mis
hijas vengan con brevedad, que ellos ni yo lo serviremos a v.m. en algún tiempo. A mi señora do­
ña Luisa y a mi señora doña Juana beso mil veces las manos. Nuestro Señor acreciente el.estado
de v.m. como por v.m. y sus servidores es deseado. De Lima, a veinte y ocho días de Jíciembre
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 383

año de mil y quinientos y sesenta y nueve años. Muy magnífico señor, muy cierto servidor de v.m.
quien sus manos besa
Jimeno de Berio
(Al muy magnífico señor Antonio del Peso, regidor de Avila).

436.
Jimeno de Berio a Antonio del Peso, regidor de Avila.
Lima, 26.1.1570
Muy magnífico señor:
Yo hablé al virrey don Francisco de Toledo, y trabajé que viese mi proceso, que fue remitido
a España, y vióle, y me respondió que por ser remitido a España a su majestad que no podría ha­
cer ninguna cosa. Mostróme voluntad de hacerme mercedes, no sé lo que hará. V.m. me hará
merced de trabajar que se vea mi proceso, y que me paguen nueve años que me deben de mis sala­
rios de capitán de artillería, que es cada año a razón de seiscientos pesos cada año en ensayados.
Más me deben por berio (?) de las municiones cuatrocientos pesos en ensayados de cinco años que
tuve las municiones, que se deberán por todo más de siete mil castellanos de oro, como parecerá
por el proceso, porque yo he estado siempre en la corte, y de justicia me parece que se me debe.
V.m. me hará merced que se ponga diligencia para que se vea, porque no es razón que tanto dine­
ro se pierda, pues lo he bien servido. En lo de mis hijos suplico a v.m. se ponga toda diligencia,
para que vengan donde yo estuviera, porque en otras cartas escribo más largo a v.m.; por eso no
me alargo más. En ésta a mi señora doña Luisa beso mil veces las manos, y a! señor don Pedro
que plega a Nuestro Señor de guardarle y dejármele ver, que con ayuda de Dios yo o alguno de
mis hijos iremos a servirle. Nuestro Señor alargue la vida y acreciente el estado de v.m. como por
v.m. y sus servidores es deseado De Lima, a veinte y seis días de enero año de mil y quinientos y
setenta años, muy magnífico señor, muy cierto servidor de v.m., quien sus manos besa
Jimeno de Berio
(Al muy magnífico señor Antonio del Peso, regidor de Avila). (I.G. 2084)

437.
Alonso Hernández a su hermano Sebastián Hernández, espadero, en Santa Olalla.
Los Reyes, 4.1.1570
Muy deseado señor hermano:
Las cartas de v.m. y de los señores mis hermanos recibí y con ellas tuve todo el contento del
mundo en saber de la salud de v.m. y de todos mis hermanos. Lo que a v.m. suplico es que no me
dejen de escribir por todas las vías del mundo, porque ese es todo el contento del mundo que yo
recibo en saber de las saludes de vs. mds., y da gran contento a sus sobrinos en escribirlos en parti­
cularmente, porque ya son hombres que se les puede escribir, y ya que no conocen a v.m. de vista,
conózcanle por sus cartas, porque, si en algún tiempo fuere Dios servido vean a v.m. o cosas su­
yas que por sus cartas se conocen, porque el mayor deseo que tienen en esta vida es de conocer a
vs. mds. y verse con ellos. Y en lo demás sabrá v.m. que a Tofino le arrebataron en justo y en cre­
yente, y lo llevaron a embarcar, y deja su hacienda por acá derramada y perdida, por no dejarles
cobrar su hacienda, como tengo dicho. El va con intento de volverse luego con su mujer y casa.
No tuve dineros que le poder dar para v.m. y para los señores mis hermanos, pero cierto enviaré
lo que pudiere con un hombre de bien que aquí queda para irse tras él, que se llama Román. Lo
qne a v,m. suplico que a la señora María de Salazar le suplique de mi parte que se venga a esta tie­
rra, y no tema el camino ni la mar, porque, llegada que sea a esta tierra, se holgará como una rei­
na y no se acordará de Santa Olalla, ni aún si la hay en el mundo, porque acá las mujeres no hilan
ni labran ni entienden en guisar de comer ni en otras haciendas ningunas, sino sentadas en los es­
trados, sino holgándose con visitas de amigas que tienen concertado dé ir a chácaras y otras hol­
guras. Y esto es el ejercicio de ellas. Por eso, señor hermano, si a v.m. le diare gusto de venir acá
con la señora mi hermana y su hija, no traer otra carga ninguna, dispóngase v.m. de ello, porque
tenga v.m. por entendido que cuanto sus sobrinos ganaren será v.m. señor y poseedor de ello,
porque todos ellos ganan plata, glorias sean dadas a Dios, y acá vivirá descansadamente, sin an­
dar por ferias ni por sierras, porque yo »prometo a v.m. que tengo un mozo en casa que le doy
trescientos pesos por un año, y cada día me hace fieros, y yo ando por dejar la tienda, por no po­
der entender en ella, y mejor estaría vjn. en ella que no otro ninguno, Y en esto haga v.m. su pa­
384 ENRIQUE o r r e

recer, porque éste era el mío, porque, puesto en Panamá, no le faltará a v.m, refrigerio para po­
der venir brevemente a esta ciudad, porque más bien le podré hacer estando cerca de mi que tan
lejos como estamos, y si mi sobrina Dios la trajere a esta ciudad, la casaré con un hijo de mi mu­
jer, que se podrá informar de Tofino quién el muchacho es y lo que vale.
No tengo más que hacer saber a v.m,, sino que Dios guarde y prospere la honra y estado de
v.m. como por v.m. es deseado y yo, su menor hermano, le deseo. Al señor doctor Oríona beso
muchas veces las manos por la merced que siempre su merced me ha hecho en escribirme sin ha­
berle yo hecho ningún servicio, pero mi deseo es servir a v.m. en todo cuanto mis fuerzas alcanza­
ren, y mi mujer besa las manos de vs. mds. muchas veces. Y sabrá v.m. cómo la niña mía, que no
tenía otra, se me murió ya de cinco aflos, lo cual nos ¡legó a mucho. Tenemos un hijo, aqueste nos
consuela, Dios sea servido de guardárnoslo. Gran deseo tiene mi mujer de conocer a la señora mi
hermana, Teresa Díaz. Tengo para mi que se llevaría muy bien con mí mujer y seria gran compa­
ñía para ella. Y no se encarguen de traer otra gente ninguna consigo, porque no se queje nadie
después de v.m. ni de mí.
Francisco Hernández, mi hijo, que v.m. tenga ésta por suya. No tengo más que hacerle sa­
ber. De Los Reyes, a cuatro de enero de mil y quinientos y setenta, su hermano que más que a si le
quiere y desea ver
Alonso Hernández
Mis encomiendas le dé a la señora mi hermana María Alvarez y al señor Juan Sánchez, mí
hermano, y al señor Hernández, y a la señora su mujer. Y de Diego Hernández me haga saber có-
, mo está, porque oímos decir acá que Granada toda está alterada. Al señor Arroyo y señora su
mujer beso las manos y al señor Ontiveros, y a la señora mi hermana beso las manos muchas ve­
ces, y yo escribiré particularmente a todos, y que yo tengo en mi memoria el señor Arroyo y a sus
cosas, y que yo recibiré sus cartas y le escribiré mediante Dios.
(A mí muy deseado señor hermano Sebastián Hernández, espadero, en la villa de Santa Ola­
lla, en el reino de Toledo).

438.
Alonso Hernández a su hermano Sebastián Hernández, espadero, en Santa Olalla.
Los Reyes, 22.IV.1572
Muy magnífico y señor hermano:
Su carta recibí y recibíla en Jueves Santo, año de setenta y dos, y bien pareció venir para mí
en la semana que vino, que fue de pasión para mi ánima, en perder las cosas que yo más quería en
este mundo, que es a la señora mi hermana Teresa Díaz. Que de la muerte de mi hermano no me
pesó tanto como de la muerte de la señora mi hermana, porque en parte con razón tengo de decir
que me pesó más por el amor que me tenía a mí y a mis hijos y a mí mujer, que esto déboselo bien
debido. Pero a las cosas que Dios hace no hay sino darle gracias y loores por todo ello. En lo que
v.m. me hace saber que se tornó a casar con hija de Rodrigo de Bazán v.m. hizo cristianamente. A
la señora mi hermana besamos las manos yo y mi mujer y todos sus sobrinos de v.m. Aunque no
la conocemos deseamos conocerla, para poderla servir, y recibiré merced que v.m. me escriba si
su padre es vivo, y su tío Ravanal, porque recibiré contento en saberlo. Y en lo que v.m. me envía
a decir que le envíe socorro para venirse, casándose con tanta honra que se casó. No sé yo para
qué v.m, se quiere venir a Indias, que basta la honra para tener de comer, que cuando v.m. perdió
la compañía que perdió, cierto no quitando el merecimiento a la que v.m. ahora tiene, muy hon­
rada era la mujer que v.m. perdió, y yo deseaba verla antes que Dios la llevara de esta vida, y por
eso enviaba a suplicar a v.m. se viniese a estos reinos, para darle algún descanso de los trabajos
que en esos reinos había pasado. Pero si todavía procurare v.m. quererse venir, haga v.m. como
yo hice, que no saldrá tan pobre como yo salí, que, visto que yo vea que está v.m. en Panamá, yo
enviaré recaudo, para que v.m. suba a estos reinos conforme a como es de razón, porque tengo
miedo, si alguna cosa envíase a v.m., que no vendría acá ni saldría de ese pueblo, porque hombre
que tanta honra tiene, qué quiere buscar más, porque ni la señora mi hermana no querrá venir
acá, ni v.m. tiene mucha gana, porque veinte años ha que estoy en Indias, si gana tuvieran de ver­
me ya hubieran venido a estos reine», y por eso veo que es fingido cuanto me envía v.m. a decir.
Pero con todo eso no dejaré de en estotra flota de enviarle un poco de oro, para que le haga v.m.
joya a la señora mi hermana, que eso es lo que v.m, tendrá en más que mi vista, que por Dios que
esos pensamientos los entiendo yo acá mejor que v.m. De mi hermano Gonzalo Hernández; me pe­
sa que está cargado de hijos. Lo que suplico a v.m. es que le favorezca en lo que pudiere, pues que
es su hermano, y podrá hacerlo, y tenga ésta por suya, y que me pesó mucho de la muerte de la se­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 385

ñora mi hermana, como era razón de pesarme, pero como quiera que seamos mortales, hemos de
dai gracias a Dios por lo que Dios hace, y recibirlo en paciencia. Al señor mi hermano Juan Sán­
chez le besamos las manos muchas veces, y cierto estoy maravillado de ver el poco acuerdo que
tiene de mi. No sé a que me lo eche. Si es que la señora mi hermana no se acuerda de mí, no tiene
razón por cierto, porque yo siempre me acuerdo de ella. Pero no me espanto, que siempre fueron
despegados de mí, pues que no se acuerdan de escribirme.
Su primo Luis Gómez es vivo, y está arredrado de esta ciudad, y le he escrito, y nunca me ha
respondido a ello más de que me envía a decir que él vendrá a esta ciudad, y hará todo aquello que
le dijere sobre lo que le envío a decir en mis cartas. A la seftora mi hermana María Alvarez le rue­
go mucho me escriba y me envíe a decir cuántos hijos tiene e hijas, y cómo se llaman, porque me
dará contento en ello, y si Diego, mi sobrino, es vivo. Que a ese conozco y recibiré contento de sa­
ber de él. Al señor Ontiveros y a la seflora mi hermana Isabel Alvarez le beso las manos muchas
veces, y que estoy yo tan ahito de sus cartas que, aunque no fuera por el parentezco que tenemos,
me habían de escribir por el amistad que había habido entre nosotros, sino que tiene el que está en
esta tierra esta desgracia consigo que, si no envían para papel y tinta, se les hacen de mal comprar­
lo para escribirme, pues cierto más precio una carta de todos vs. mds. que todos cuantos tesoros
hay acá en las Indias. Al señor Arroyo le besamos las manos muchas veces, y que nos ha pesado
de la muerte de la señora mi hermana. Plega a Su Divina Majestad de tenerla en su santo reino, y
a él le dé gracia, para que su ánima se salve y haga bien por su ánima. Al sefior doctor Oriona le
beso las manos muchas veces por la merced que siempre su merced me hace en escribirme, que me
acuerde de v.m, Ya sabe su merced que yo no me puedo acordar de otro, sino es de v.m,, pero te­
niendo tal pilar en el señor doctor Oriona, no podrá v.m. creer de quien v.m. es, porque es poco
lo que yo puedo hacer, pero todavía haría alguna cosa si tuviese 3 v.m. cerca de mí. No tengo más
•que escribir, sino que plega a Dios todo poderoso de dejármelo ver antes que yo de esta .vida vaya,
porque cierto no hay cosa que yo más desee ver en este mundo que es a v.m.
De mi hermano Diego Hernández no escribo a v.m. cosa ninguna, porque no se esperaba
otra cosa ninguna de él; Dios le perdone, sino aquello que hizo, pues que él se casó contra nuestra
voluntad con quien se casó, y quisiera yo, ya que v.m. había ido a Granada, que se hiciera alguna
diligencia para sacarle el dote de la otra mujer y la mitad de la hacienda para su hijo, hasta saber
si era vivo o muerto, y no dejárselo en poder, para que lo gaste como a ella le pareciere gastar­
lo. De Los Reyes-, a 22 de abril de 1572 años.
A la señora mi sobrina le beso las manos, y que cierto quisiera más tenerla acá que no escri­
birle. A todos mis señores y amigos beso las manos muchas veces, y al señor Juan Portillo princi­
palmente, y le harán saber cómo su hijo está bueno, y Balboa está muy bueno, y cómo tenemos
acá al señor doctor loarte y a la señora doña Inés, y están buenos, y nos holgamos mucho con
ellos. Gaona se fue a Chile. Ahí van unas cartas suyas, v.m, las dará a cuyas fueren. La tierra está
muy alcanzada después que vino el virrey, provéalo Dios, porque cierto es menester. Besa Jas ma­
nos a v.m. su menor hermano Alonso Hern4ndez
(I.G 2090)
439.
Inés de Cabañas.
Los Reyes, 15.IIU571
El señor Gabriel de Pliego, que es el portador de ésta, dará a v.m. cuenta de mí y de mi salud
e hijos. Esta sólo servirá para suplicar a v.m. muy ahincadamente se pase a esta parte, pues habrá
entendido cuán buena tierra es. Hame dado palabra, la cual creo cumplirá, habiendo disposición
de parte de v.m., el señor Gabriel de Pliego que traerá a v.m. a estas partes, y lleva memoria para
que, cobrándose de Alonso de Castro, dé a v.m. lo necesario para el viaje. Creo que, aunque no se
cobre, lo hará, porque así se lo he pedido.
Asimismo me ha dado palabra traerá consigo a Diego de Rúa, nuestro hermano. V.m. ha de
avisarle luego que venga adonde estuviere el señor Gabriel de Pliego, y le sirva y se venga con él. Y
si ser pudiere, se haga servido, pues tiene edad y habilidad para ello, que el señor Gabriel de Plie­
go lo llevará consigo a la corte.
Torno a suplicar a v.m. no sea parte cosa ninguna del mundo para que v.m. deje de venir, y
no viniendo v.m., encamine a nuestro hermano Diego de la Rúa.
Nuestro Señor guarde y en mayor dignidad aumente la persona de v.m. De Los Reyes, y de
marzo 15 de 1571 años, besa las manos de v.m. su menor hermana
Inés de Caballas
(I.G, 2087. Véase carta n.° 442)
386 ENRIQUE OTTE

440.
Diego Díaz a su padre Benito Díaz, en Sevilla,
Los Reyes, 18.1V. 1572
Seftor padre:
Siempre que ha habido mensajero escribo a v.m., lo uno por hacer lo que debo como hijo, lo
otro porque ahora se ha ofrecido necesidad como por otras que antes de ésta tengo escrito. Y por
éstas v.m. verá al presente todos estamos de salud, gloria a Dios, y con mucho deseo de ver a v.m.
Plega a Nuestro Señor por su bondad me traiga tanta merced que yo pueda salirme de esta tierra y
ver a v.m. y a mi señora madre, para que todos recibamos gozo y contento en alabanza del Señor.
Y caso que yo y todos tenemos muy gran voluntad de salir de este reino, son tantos los embarazos
que hay, que no es posible poder salir de él. Porque si yo tengo algunos pesos, todos son en deu­
das, que muchas veces no puedo cobrar para comer en casa. Y las costas de esta tierra son tantas
que no se pueden compadecer, | que yo viva muchos años todos tengo de traer el azuela en la ma­
no, y trabajar toda la vida, que de otra manera no hay hombre qué se pueda sustentar, aunque
tenga diez mi! ducados. Y así por esto como por ver a v.m. y mi deseo es grandísimo por salir de
esta tierra. Lo que a v.m. suplico es que en sus oraciones lo encomiende a Nuestro Señor. Con el
señor Monzón, oidor de esta Audiencia de esta ciudad, recibí una carta de v.m., por la cual vi
quedaba v.m. y la señora mi madre buenos de salud, de lo cual nos holgamos todos mucho. Plega
a Nuestro Señor tenga yo estas nuevas muchos años, para que todos nos gocemos en alabanzas del
Señor. Y con la carta me holgué mucho, porque nos hace mucho al caso para el pleito que trae­
mos, como por ésta v.m. verá, y por otras tengo escrito largo. Y es que un nieto de v.m,, hijo de
mi hermana Catalina Díaz y de Diego de Torres, se murió en la ciudad de Huamanga en casa de
Hernán Guillen, que es casado con una nieta de v.m., hija de Catalina Díaz, mi hermana, y de
Diego de Torres, hermana del muerto que se llamaba Diego de Torres, como su padre. Y este di­
funto tenia dos mil pesos por bienes suyos, los cuales el dicho Diego de Torres, difunto, había he­
redado de su padre Diego de Torres y de mi hermana Catalina Díaz, hija de v.m. y de mi señora
madre, y, porque al tiempo que se murió estaba, como tengo dicho, en Huamanga, que es setenta
leguas de esta ciudad, y no pudiendo testar hizo testamento, y dejó por herederos a dos hijas de
Hernán Guillén y de Leonor de Valdespiu, nieta de v.m., sobrinas del dicho difunto. Y porque el
dicho difunto no pudo testar, por cuanto v.m. y mi señora madre son herederos forzosos, hame
sido forzado poner pleito a los dichos bienes, los cuales pido en nombre de v.m. por el poder que
tengo. Ei cual poder es muy corto, y no se extiende a cosa alguna más de a cobrar, y tengo necesi­
dad de otro poder, que sea muy compendioso, y para ello va este poder o traslado de poder, para
que por él v.m. haga y otorgue otro, y otros otorgados me los envíe por todas vías, y con todo ca­
lor, de manera que con toda brevedad y como en cosa que tanto a v.m. le importa, vengan estos
recaudos, y con el poder juntamente ha de hacer v.m. una información y probanza en esa ciudad
o en Ecija, y ha de venir la probanza muy bastante de cómo v.m. y la señora mi madre son casa­
dos a ley y a bendición, y cuántos años ha que se casaron, y enviar un testimonio del libro de la
iglesia en donde se desposaron y velaron, y de cómo durante el matrimonio hubieron por sus hijos
legítimos a todos los que han tenido, nombrados cada uno por su nombre, y principalmente de mi
hermana Catalina Díaz, de la cual enviará v.m . del libro de) bautismo sacado un testimonio de có­
mo es ella la contenida, y de cómo la casó con Diego de Torres, albañil, y todo ello se haga muy
bien hecho, de tal manera que se pueda acá poner adición alguna, y hecha toda la información,
haga v.m. que la firmen y signen otros dos o tres escribanos, los más conocidos de Sevilla, para
que haga acá más fe, y en la información venga, como dicho tengo, que la dicha mi hermana Ca­
talina Díaz es la contenida, casada con el dicho Diego de Torres, y es hija de vs. mds. y mi herma­
na, y que la hubieron durante el matrimonio, y de cómo el dicho Diego de Torres, albañil, pasó a
estos reinos del Perú habrá tantos años, los. años que puede haber, y de cómo durante el matrimo­
nio de los dichos Diego de Torres, albañil, y de Catalina Díaz, hija de v.m., los dichos hubieron
por sus hijos legítimos a Leonor de Valdespiu, qiie es la que mi hermana trajo de Sevilla, y a Beni­
to Díaz, que es el que no parece, y a Diego de Torres, que es el difunto, de cuyos bienes pedimos a
Franco de Torres, el cual lo tengo yo en mi casa, y más otras tres hijas, que son monjas en esta
ciudad, en el monasterio de Nuestra Señora de la Encarnación, como en otras tengo escrito largo,
y todo venga muy bastante, como dicho tengo, que no falte cosa alguna, y para esto v.m. haga
leer muchas veces est? carta que, hecho esto y sacados estos bienes, v.m. me puede esperar en la
ciudad, porque con ellos podrá v.m. vivir largamente lo que le restare de vida.
Ahora de presente no envío dineros, porque estoy muy fatigado, como el portador dirá v.m.
muy largamente. De mi hijo Benito ya estoy cansado, así de le esperar como de escribir, paréceme
que él debe ser tan flojo que no es para pasar acá, o que es tan vicioso que tío se le da cosa alguna
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS

por sus padres, y pues otros muchos pasan a estos reinos sólo por ver mundo, con más razón lo
había él de traer, pues sabe que liene acá sus padres, y pues él a mi no me quiere ver, no recibo de
ello más pena que desear hacerle más hombre de lo que es. Por cartas de v.m. supe cómo había de
venir con Antón Maneera. Luego hice en esta ciudad una probanza de cómo es mi hijo, y la envié
a Panamá, y escribí a amigos que allí tengo, para que lo hiciesen pasar a estos reinos y lo aviasen,
lo cual fue sólo trabajar yo en vano, y gastar en la información. Creo, entiende que sus tíos le han
de hacer más bien que yo, de lo cual está engañado. A todas mis hermanas y cuñados y primos y a
todos mis señores y amigos beso las manos. Nuestro Señor dé a v.m. todo el contento y vida y sa­
lud que desea y yo deseo. De Los Reyes, a 18 de abril 1572 años. Besa las manos a v.m. su hijo
Diego Díaz
(A mi señor y deseado padre Benito Díaz, en Sevilla, en la collación de Omnium Saneto-
rum). (i.o. 2086)

441.
Inés Alonso Cernerá a su hijo Garda de Escobar, en Trujillo,
Los Reyes, 1.1.1575
Hijo mío:
En esta ciudad de Los Reyes, estando recién viuda, recibí vuestra carta, y con ella consuelo
grande, lo uno por saber tenéis vida, y lo mismo vuestra mujer, lo otro, porque tenía ya la espe­
ranza perdida de veros. Plegue a Nuestro Señor os la dé como yo deseo.
Habrá dos meses enviudé en esta ciudad. Fue Nuestro Señor servido, ya que me quitó mi ma­
rido, remunerármelo en bienes, que tengo muchos. A El sean dadas gracias. Y no tengo heredero
ninguno, ni amparo ninguno, por lo cual os ruego mucho que, vista ésta, en habiendo navios, os
vengáis, que por ésta serán esos señores servidos darte licencia, constándoles la necesidad que de
vos tengo. Porque, como digo, no tengo amparo ninguno, ni quien mire por mi hacienda, que ca­
da día irá a menos. Y traed a vuestra mujer e hijos, pues Nuestro Señor, como digo, nos ha dado
con qué vivir honrosamente. A los cuales en mi nombre os ruego abracéis en particular a cada
uno. Y porque por otra vía escribiendo lo mismo le he escrito más largo, en ésta ceso. De estos rei­
nos de ia ciudad de Los Reyes, a primero de enero, del año de 1575. Vuestra madre que todo vues­
tro bien desea, y más ver que escribir
Inés Alonso Cervera
(A mi muy deseado hijo García de Escobar, en la ciudad de Trujillo, en la calle de olleros).
(I.G. 2090)
442.
Inés de Cabañas a su hermano Sancho de Cabañas, en Trujillo.
Los Reyes, 28.11.1575
Deseado hermano:
Muchas veces le he escrito, siempre rogándole y persuadiéndole que pase a esta tierra, en es­
pecialmente con el señor Gabriel de Pliego, que sé que recibió mi carta, en la cual le enviaba muy
ahincadamente a rogar pasase acá a estas partes. Porque, allende de ser tan buena tierra como es,
Dios ha sido servido de darme a mí bienes con que le podría remediar a él y a su mujer e hijos, si
los tuviere, y mi señor y marido holgara de ello mucho. Y en otra suya me escribió que sin falta
ninguna pasaría en la primera armada, y así le estaba esperando con todo el deseo del mundo, y
en no haber venido quedé harto desconsolada, aunque no faltó quien me dijo de cómo quedaba
v.m. en Trujillo en servicio de cierto caballero, de lo cual me pesó mucho en saber que servía a na­
die, lo cual se evitará todo en determinándose v.m. de venirse a esta tierra. Y para ello dará a v.m.
lo necesario el señor Gabriel de Pliego y Alonso de Castro, a quien va encomendado, los cuales le
darán todo lo necesario para su pasaje y de su mujer, y no harán mucho, porque lo han de cobrar
de quien me lo debe en la ciudad de Sevilla. Y si fuere posible, traiga consigo a Diego de la Rúa,
nuestro hermano, y si se determinare, ha de avísar luego al señor Gabriel de Pliego, que no sé si
irá a la corte sobre ciertos negocios, y procure de i: servir en lo que pudiere, y tómole a decir que
en todas maneras no deje de se venir, ni sea cosa ninguna parte para lo estorbar el pasaje. Y sí
cuando sea, que no quiera determinarse de venir, v.m. dé orden cómo se avíe nuestro hermano.
Nuestro Señor guarde y en mayor dignidad aumente la persona de v.m. De Los Reyes, y de febre­
ro 28 de 1575 año_. Besa las manos de v.m. su hermana jn^s de Cabañas
(Ai muy magnífico señor mi hermano Sancho de Cabañas, en la ciudad de Trujillo).
(I.G. 2087. Véase carta n.° 439)
3S8 ENRIQUE OTTE

443.
Juan de Ribera a su cuñado Rodrigo Díaz, tintorero, en Sevilla.
Los Reyes, 15,111.1575
Muy magnífico señor hermano:
Yo entendí ser el mensajero, y por haber tenido cartas de nuestro hermano Juan de Zamora,
por las cuales me manda, vistas sus cartas, luego me fuese donde él está, y por entender ser cosa
tan acertada hacer su mandado, por esto cesó mi partida, y estoy de camino para irme con él, y
asimismo escribo a v.m. acerca de que se venga a este reino con mi hermana y mí mujer, como
v:m. verá por sus cartas, y pues a todos nos cumple y nos está muy bien no haga v.m. otra cosa.
Sólo quiero avisar y es que los dineros que a v.m. envían son solamente para vestidos, porque pa­
ra el flete y todos los demás gastos hallará v.m. en Tierra Firme, y así v.m, hará vestidos para sí y
para todas esas señoras, y si no pudiere ser de terciopelo, sea de tafetán, porque en esta tierra no
se usa otra cosa. Los mantos serán de burato de lustre. Vendrán en piezas, y entienda v.m. que en
estas partes no tienen más a la persona de cómo la ven aderezada, y así v.m. cumplc no acordarse
de que ha sido oficial, porque esto asi cumple. También suplico a v.m. que en cuanto toca al avía-
miento de mi mujer v.m. lo haga como yo hiciera por la suya, y aunque gaste cincuenta o cien du­
cados en el aderezo de su persona, v.m. los gaste, los cuales yo haré buenos a v.m. llegado que sea
en esta tierra. Y si v.m. pudiere traer algunas camas de guadameciles, las traiga, porque acá tie­
nen valor. En el matalotaje advierta que no sea a chapetón, tomado harta agua y vino, porque en
, el navio vale un ojo de la cara, y esto sin que nadie lo sienta, y vendrá todo en la cámara que v.m.
tomare, la cual sea grande, en que puedan caber todos. Conservas y aves vendrán juntas para lo
que durare el viaje hasta Tierra Firme, porque allí hallarán recaudo para la otra mar. Advierta de
traer un mozo o un negro y sacar licencia para ello, porque esto es muy necesario para la mar. En
Cartagena, llegado que alli sean, preguntará v.m. por casa de mi primo Bartolomé Sánchez, don­
de se aposentarán. También me hará merced de decir a mi hermana María de Ribera que poca ne­
cesidad había de escribir a mi hermano Juan de Ortega, si era perdido mi ganado, porque estas
cartas vinieron a mi poder, pues sabe que soy hombre que doquiera que estuviere, daré buena
cuenta de mí. También dirá v.m. a mi hermana Juana de Ribera y a Catalina de Ribera y a Novica
que confíen en Dios que cualquier acomodo que tuviere serán ellas participantes de ello. Y porque
la venida de v.m. y de esas señoras estoy aguardando será en la flota, y dándome Dios vida, me
hallarán en Tierra Firme, donde estaré aguardando a vs. mds,, en ésta no diré más. Nuestro Señor
la muy magnífica persona de v.m. guarde muchos años en vida de la señora mi hermana Antonia
dé Ribera y a la señora Juliana beso las manos. De Los Reyes, y de marzo 15 de 1575 años, muy
magnífico mi señor hermano beso a v.m. las manos, su servidor
Juan de Ribera
(AI muy magnífico señor hermano Rodrigo Díaz, en Sevilla). (l.G. 2087)

444.
Francisco Garavito a Diego de Liñán del Cano, en Maqueda.
Los Reyes, 3.IV. 1575
Señor e hijo:
Por ser el mensajero ta.; cierto como es el señor Esteban de Zavala, aunque tengo escrito bien
largo a v.m. y al señor Diego Tofino con el señor Pedro Serrano, que es natural de Torrijos, e!
cual demás de la relación que lleva mía para tratar con v.m. y con Francisco Garavito mi casa y
heredad, porque se lo rogué que lo hiciese, porque el navio en que fue en esta mar tocó en Guavía
(?) y tomó allá carga para Tierra Firme, y el propio por su mano cogió granadas y membrillos y
plátanos e higos pasados, y vio la heredad de vina, y así dirá allá lo que tengo, lo cual tengo
empeñado, y en más cantidad de lo que por el presente vale, mas como las deudas son a personas
que no me han de ejecutar, voy pagando poco a poco, y he pagado este año más de sietecientos
pesos, y así ando arrastrado sólo por dejarle, señor sobrino, algo, que para mí no he menester na­
da más que un saco de sayal, y meterme en un monasterio, que, aunque soy viejo y enfermo, en
cualquiera de cuatro que hay en esta ciudad, me recibirían de buena gana por la pretensión de mi
industria para cosas.
Volviendo a lo que en ésta quiero aftadir a la pasada, es que, si Francisco Garavito quisiere
venirse, como tengo escrito, y ahora le escribo la donación que hiciere a v.m. sea vinculada en ma­
yorazgo con lo demás que yo dejé a vuestra madre, que sea en gloria, para el primer hijo que Dios
a v.m. diere, y yo también ayudaré después de haber gratificado a Francisco Garavito lo que diere
muy cumplidamente como razón, y si no lo hiciere, no por ello, señor sobrino, Je tenga enemistad
CARTASERIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 389

ni odio, sino como mayor le encargo, y, si como buen hombre y verdadero padre puedo, le mando
que los mire como a hijos propios, porque haciendo esto hará lo que debe a quien es y a Dios,
Nuestro Señor, gran sej\jrio, y dará a todos buen ejemplo, y todos pondrán los ojos en v,m., así
que yo recibiré mucho contento con saberlo y aumento de vida, lo que por el contrario seria oca­
sión de acabar más breve la vida. El menor, yo querría que siguiese el estudio, y fuese letrado, y,
aunque se pase trabajo, no se deje de hacer. Y de todo tenga yo respuesta, porque será para mí
gran contento, Y el señor Esteban de Zavala creo volverá acá, y si viene, se podrá venir Francisco
Garavito con él, sirviéndole comola señor y padre.
Al señor Diego de Villa y al señor Diego Tofino beso las manos con las de mi señora Juana
Maldonado. Y porque no se ofrece otra cosa que hacer saber, Nuestro Señor, etc. De Los Reyes,
tres de abril de 1575 años, besa las manos a v.m. quien más bien le desea
Francisco Garavito
A mi señor tío Juan de Baria dé v.m. mi besamanos, y mira, señor sobrino, que, demás de la
obligación que tenéis de servirle, por ser hermano de vuestro abuelo, que es en gloria, por su bon­
dad y canas somos todos obligados a servirle con nuestras personas y haciendas, porque es deuda
que le debemos, que lo haría con vuestro abuelo él siempre.
(A mi señor e hijo Diego de Liflán del Cano, en Maqueda. Si hubiere algún inconveniente de
no ir a !a tierra, se dé en Sevilla al señor Micael Flores de Medrano, en ca! de Gallegos).
(l.G. 2094)

445.
Pedro Ruiz de Baena a su hijo Juan Pérez de Baena, en Córdoba.
Lima, 20.111.1576
Deseados hijos míos:
Nuestro Señor sabe el contento que recibí con la carta que me enviastes, aunque no dejó de
dolerme la muerte de mi muy querida Andrea Ruiz, vuestra madre. Hasta ahora, aunque os he en^
viado a llamar con toda instancia, no era sin falta de confianza que tenía, que podría ser que iría
yo allá, por no poner en tanto camino a Andrea Ruiz, mi mujer y vuestra madre. Y pues que
Nuestro Señor fue servida de la llevar, y sean cosas que Nuestro Señor Dios las hace o es servido
que sea así, alabándole le loemos (?) y sirvamos. Y pues, hijo mío Juan Pérez, pues sois ya huérfa­
no y no tenéis en esa tierra quien os duela, con la bendición de Dios y después con la mía podréis
hacer una cosa: recoger eso poco que tenéis y disponga de ello, y con ello y con trescientos pesos
de minas que os dará con su carta Burbán (?) Marques, haced información de los buenos servicios
que yo he hecho y estoy y continúo como buen soldado, y de cómo sois mi hijo, y haced relación a
su majestad o a los muy poderosos señores, su presidente y oidores del muy alto y supremo Con­
sejo de Indias, y concederos han licencia para que podáis pasar y venir adonde estoy, y traer a vues­
tra mujer y a mis queridos nietos. Que después de la salvación de mi ánima no deseo otra co­
sa, sino veros y teneros aquí, como padre que soy ya viejo, y en esto no haya descuido. Mirad que
pretendo de no escribiros más. Abrevia y venid, que, venido, no pasaréis tanta laceria y miseria
como allá padecéis, que con lo que yo tengo comeremos todos, y en llegando a cualquier puerto
de Tierra Firme con el primer navio me avisad, para que yo provea lo que sea necesario, y en esto
no haya falta. A todos esos nuestros deudos y parientes les dad mis encomiendas. Nuestro Señor
os tenga de su mano y nos junte con bien y con mucha salud. De la ciudad de Lima, y de marzo a
20 de 1576 años, vuestro padre, que vuestro bien desea 1
¡ Pedro Ruiz de Baena
(A mi muy deseado hijo Juan Pérez de Baena, en la cíudaá de Córdoba). (I.G. 2089)

446.
Alonso Martín del Campillo a su hermano Salvador Ruiz, servillero, en Sevilla.
’ Los Reyes, 2.X1I.1576
Señor hermano:
En la flota pasada escribí a v.m. y envié obra de trescientos pesos con Martín Sánchez, zapa­
tero. No he tenido respuesta, de que tengo harta pena, y en las cartas que escribí avisaba a v.m.
que en esta flota iría yo. Dios sabe cuánto lo he procurado, pero no ha sido mi ventura que me su­
cediese como yo pensaba. Fue la causa que, después de la flota ida, me prendieron en Panamá
acerca de haber pasado sin licencia, porque en aquella tierra nunca faltan malsines envidiosos.
390 ENRIQUE OTTE

Resultaron de aquí otros trabajos, lo cual me ha costado lo que Dios sabe. Recibí en este tiempo
cartas de mi hermano, en que me persuadía pasase al Perú, do él estaba, a verme con él, y que él
remediaría mis trabajos, porque él tenia ocho o nueve mil pesos, y que no tenia hijos, ni para
quién quererlos, sino para mi. Yo, viendo estas ofertas, determiné de probar por esta vía la fortu­
na, y así pasé al Perú, y en ei primer puerto, que es en Guayaquil, hallé a mi hermano, que no fue
poco el contento que recibió en verme. El había bajado de Potosí, que es donde tiene su casa, que
habrá desde un cabo al otro al pie de seiscientas leguas. Díjome que su bajada y el haber tomado
aquella mano fue sólo a buscarme, porque él no quería más riqueza que verme en su compañía.
Yo le dije y le puse por delante cómo mi deseo era ir a España, que mí deseo era traer mi casa a es­
ta tierra. A esto me respondió que él tenía allí cuatro mil pesos, que había bajado a emplear en
aquella tierra, que los empleásemos, y subiésemos con el empleo adonde tenía su casa, que es en
Potosí, y que él me daria la mitad de su hacienda, para que fuese a España por mi mujer. E hici­
mos el empleo, y embarcárnoslo e hicimos escala en el puerto de esta ciudad de Los Reyes. Fue
Dios, Nuestro Señor, servido qüe al salir del puerto se perdió el navio sin poder salvar ropa ningu­
na, sino fueron dos esclavos qufe yo había comprado en esta ciudad. Sentí esta pérdida tanto cuan­
to era el deseo de ir a España, que fue causa de desamarme de mi hermano el decir no sintió ni
siente sino el verme desconsolado y triste, porque no puede entrar en mí alegría estando ausente
de mi consuelo. Para remedio de esto dio mi hermano otra orden, y fue que nos fuésemos a Poto­
sí. El me daba mil pesos conque fuese por mi mujer, pues no quedaba tan desnudo que aún le que­
daban cuatro o cinco mil pesos, y que, por verme contento, tendría por bien de gastarlos todos.
En fin podré decir con verdad que no hay padre que más ame a su hijo que mi hermano me ama y
desea mi remedio. Pero todo se me hace hiel, viendo cuán contraria me es la fortuna, y que se me
pasan tantos años fuera de la compañía de mi mujer e hijos. Pero, como digo, estando de camino
para Potosí, para que mi hermano me diese los mil pesos, como he dicho, me dio una enfermedad
que estuve dos meses en una cama. Fue por mi bien, porque, si no cayera maio y fuera a Potosí,
que son de esta ciudad trescientas leguas, no podía alcanzar la flota, por venir como vino rriás
presto de lo que acá pensaban, y así ni yo fuera ni pudiera enviar cosa alguna, porque estando ma­
lo, vino nueva a esta dudad que la flota estaba en Tierra Firme. Yo, visto esto, ordené, ya que no
podía ir por la causa que digo, de ir a Potosí por los mil pesos, ordené de vender los negros que di­
go que se salvaron, por enviar alguna cosa, y asi envío ciento y cuarenta y cinco pesos de oro fino
de ley perfecta, que valdrán allá doscientos y veinte pesos, poco más o menos, para que con ellos
se avien.
Llévalos un mercader que va a emplear. Deja en esta ciudad su mujer c hijos. Es muy noble
y mucho mi señor. Dicese Hernando de Guzmán, éste los dará a v.m., que él lleva la orden de ello.
Deseo mucho ver a v.m. en esta tierra, y así entienda que, si yo allá fuera, que no había de venir
sin v.m., porque es la mejor que hay en el descubierto, rica, fértilísima de pan, carnes, pescados,
frutas, cuantas hay en España. Es tierra que jamás llueve, ni truena, ni hay tempestades, ni hace
mucho frío ni mucha calor, ni crecen los días, ni menguan en todo el año. Y con no llover, como
digo, se cría todo lo que digo abundantísimamente, porque hay ríos que bajan de las sierras, que
es donde llueve, y con acequias riegan todo lo que quieren, y para mayor fertilidad envía Dios a
las noches una mollinita muy menuda, como rocío, conque se refresca toda la tierra. En fin, ella
es tal que ningún hombre la verá que no olvide a España. El que se quiere dar a la virtud y traba­
jar gana de comer. Pero hay pocos que se den al trabajo, porque es la tierra tan viciosa que, aun­
que no trabaje el hombre, no le falta de comer y vestir, y aún algunos granjean mejor su vida hol­
gando que otros trabajando. Y si quisiere comprobar esto, infórmese de la gente que va de acá,
que, aunque no tuviere sino el hacer a los hombres de corazones largos, era causa para dejar las
miserias de España. Que yo prometo a v.m. que, sí en esta tierra yo tuviere mi mujer, que no sin­
tiera la pérdida. Y asi acontece cada dia por diferentes vías perderse muchos hombres y quedarles
tan buen ánimo como si no perdieran nada, porque conocen que están en tierra que, en querién­
dose aplicar, facilmente vuelven en sí, lo que no hay en España. Y así le encargo a v.m. dé orden
de venirse, que para eso envío ese oro, y no se le ponga cosa por delante, que el día que v.m. llega­
re a Tierra Firme yo tomaré todos sus trabajos sobre mí, como v.m. ha tomado los míos. Y así pa­
ra la otra flota yo bajaré a Nombre de Dios a aguardarle, y aunque venga empeñado en trescien­
tos pesos, yo los pagaré, que para entonces no faltarán cuatro o cinco mil pesos para remediar­
nos. Y v.m. traíga a Mencia de Montalván y a su madre, si quisiere venir Alonso Martin, mi sobri­
no. Y para las licencias a Mencia de Montalván se le darán haciendo información cómo está acá
su marido, y en su licenda pida para una mujer y un mozo, y será su madre y mi sobrino y v.m.
Para él y la señora trátelo con el Hernando de Guzmán, que lleva de oro, que de mí lo lleva encar­
gado, porque él ha de ir a Toledo, que es de allá. El dará a v.m. orden para ello. Y cuando esto
faltare, en lugar de su madre de Mencia de Montalván venga la señora su mujer, y v.m. en lugar
CARTAS PRIVADAS ES EMIGRANTES A INDIAS 391

de mi sobrino, y mi sobrino podrá venir por mozo y grumete, de manera que, como digo, a true­
que de la plata no deje de venir, que yo lo pagaré todo, aunque sean quinientos pesos, porque yo
no pretendo más riquezas de ver a v.m. en estas partes. Yo me partiré de esta ciudad para Potosí
del día de esta fecha en ocho días, porque está allá mi cuñada, y desea verme, y es !a mejor tierra
para ganar de comer que hay, excepto que es desabridísima, y así estaré en ella hasta que me pa­
rezca que vendrá la flota al Nombre de Dios, que para entonces bajaré a aguardarles.
No tengo más que encargarle a v.m., sino que, pues siempre me ha hecho merced, se me haga
ésta de venir en la flota, pues tantas gentes vienen sin tener acá más de sus personas, y v.m. basta
tenerme a mí. Y confiado de verme con v.m. en Nombre de Dios, bajaré sin falta. No tengo más
que decir, sino que v.m. se despache y mire por mis cosas como yo confío. ¡
Dios, Nuestro Señor, me lo deje ver por su infinita misericordia, y ios traiga con bien. Fecha
en la ciudad de Los Reyes, en dos de diciembre año de mil y quinientos y setenta y seis. A la seño­
ra besó las manos muchas veces, al señor Saucedo por ese niño me mire y me lo doctrine por amor
de Dios. Su hermano, que todo su bien desear
Alonso Martín del Campillo
(A mi señor hermano Salvador Ruiz, servillero, en casa de Alonso de Arroyo, sastre, en la
plaza de San Francisco, o en casa de Cristóbal de Sanabria, zapatero, en cal de la mar, en Sevilla).
(l.G, 2089)

447.
Diego de Arce, capellán del hospital de Lima, a su hermana Gracia de Arce, en VaüadoKd.
Lima, 12.11.1577
Señora y hermana mía de mi alma:
La gracia del Señor sea siempre en su alma, amén. Hoy, día de la fecha, que se contaron 12
de febrero de 1577 años, recibí una suya de Madrid, hecha a quince de noviembre de 1575 años, y
con ella recibí todo contento humano como carta de quien yo tanto amo y tan atravesada tengo en
las entrañas. Y escribisme, señora, una carta tan seca y corta, que redbistes lo que os envié con
Cosme de la Peña, y no me envías a decir qué ni cuánto. Que me ha dado una sospecha por cono­
cer la letra ser del propio Cosme de la Peña. Que acá me ha dado pena no pequeña y causa para
que yo me detenga, según soy de desdichado, que cosa que envíe no llegue a vuestras manos. A
colmo no sepa de ello, ni jamás vi respuesta de cosa del mundo, demás de 1.500 pesos de oro que
os he enviado a vos y a nuestros padres. Creo' que El Señor, por mis pecados, me quita este con­
tento de que jamás sepa si lo recibís o no. Y ahora que veo una cana vuestra decísme, señora mía,
que redbistes lo que os envié y no me decís qué ni cuánto. También en esa propia armada os envié
con un caballero, que se llamaba don Francisco de Valenzuelas, 205 pesos de oro y un doblón pa­
ra joyas a esa niña en tres planchitas metidas en una carta, porque no fuese carta sola, qué no lo
tengo de costumbre. Y de nada veo razón, principalmente de 450 pesos de oro que el propio, Cos­
me de la Peña ¡levó en mi nombre para la señora doña Isabel de Tovar, que se los enviaba su hijo.
Así que, hermana mía, no veo jamás cosa que de allá venga con razón, y acá deseárnosla, porque
lo que allá se envía cuéstanos mucho trabajo, y el día de hoy mucho más perdidas están las Indias
que España. De manera que no sé qué me díga, sino enviar papel sólo con palabras, porque éstas
irán, y si llevan más, todo se tiene de perder como hasta ahora. Y esas señoras no fuera mucho me
escribieron por sus letras es conocida, y como, señora, escribís por mano ajena, y tan corto, no
doy crédito a nada. Y si tengo razón verlo vos, pues os dio Dios entendimiento.
Esta armada vino tan sin término, y cuando no se esperaba, que a todos nos desconcertó. A
cuya causa no envío nada. Mas, empero, con el favor divino, enviaré a esa niña y en su nombre,
que por su inocencia no permitirá Dios que se pierda.
Yo me despedí del señor obispo, y plugiera a Dios que hubiera muchos años que lo hubiera
hecho. Y estoy en esta ciudad de Lima sirviendo a los pobres de un hospital que en ella hay, qtie se
dice de San Andrés, esperando ese muchacho, al cual había enviado a Tierra Firme 1.300 pesos,
para que me lo trajesen a esta ciudad. Hasta hoy, día de la fecha, no he sabido si ha venido o si
no. Tengo alguna salud, m&s de la que solía. Trabajos por acá no faltan, y aún muchas pérdidas
de hacienda. Dios sea alabado, y con todo sea El Señor servido. A nadie escribo, pues nadie tiene
de mí memoria. A sólo el señor mi hermano recibirá ésta por suya, y esa niña también, la cual se
esté como se está hasta que yo le envíe su dote de mi parte, y Dios, siendo ella tal, la dotará de la
suya. Venido García, yo dispondré de.mí, y avisaré de todo, Al cual, señora, Dios sabe cuánto mi
corazón desea ver, por tener cosas vuestras, que vuestras cartas en mis trabajos han sido para mí
392 ENRIQUE O T IE

gran consuelo. Vuestras cartas vengan dirigidas a la ciudad de Lima a! hospital de los españoles, y
sean más continuas que hasta ahora.
Digo que no envío nada por el gran desconcierto de la armada. Pasaos, señora mía, como pu-
diéredes hasta !a segunda armada. Porque, cierto, ésta me tomó muy desapercibido. Ahí os torno
a enviar la carta que me enviastes. De todo, señora, me avisa muy largo, y no quede niñería que
no me aviséis. Con tamo Nuestro Señor os teriga de su santa mano y conserve en su santo ser­
vicio, amén. De Lima, y de febrero 12 de 1577 años, hermana mía de mi alma, besa vuestras
manos el que más que a sí os ama
; Diego de Arce
(A la muy magnífica y mi señora hermana Gracia de Arce, en la cal de Francos, junto a la
portezuela deEsquera, detrás de la Antigua, en Valladolid). (I.G. 2091)

448.
Miguel González a su hermano Melchor de la Torre, en Oropesa.
Lima, 28.11.1577
Señor hermano;
Porque con Juan de Soto escribo más largo, seré breve, sólo servirá ésta cómo el virrey, mi
señor, está con mucha salud, y tengo me ha de hacer mucha merced por muchas cosas que me ha
significado: lo uno en mandar que se diese una ración a María, mi hija, y lo otro en proveer a Car­
vajal de una capellanía, como parecerá en la carta de don Femando. Estándole pidiendo esta mer­
ced al virrey, y mi señor, le dije cómo yo tenía dos cuñados, y que deseaban mucho servir a su ex­
celencia, y respondióme muy bien, y dijo que, si alguno de ellos estuviera por acá, que él se holga­
ría de servirse de él. Fue para mi mucho favor, demás de las mercedes que, doce años ha que le sir­
vo, de su excelencia he recibido. Paréeeme que lo acertaría en venirse para acá, pues vendría a ser­
vir a quien nos desea hacer tanta merced, que está esta tierra muy buena, que sin falta es la mejor
del mundo. No quiero cansar con palabra, que, como digo, por la vía de Juan de Soto escribo más
largo, más de que en la armada primera, si Dios quisiere, le espero en esta ciudad de Lima, donde
quedo con salud, y Catalina Rodríguez lo está, y todos sus hijos. Nuestro Señor le guarde muchos
años. De Lima, de febrero postrero de mil y quinientos y setenta y siete años. Su hermano y servi­
dor
: Miguel González
(A mi señor y hermano Melchor de la Torre, en Oropesa). (I.G. 2089)

449.
Juan de Ittescas a su hermana A na Vázquez, en Sevilla.
Lima, 6.III.1577
Señora hermana:
Maravillado estoy, y no menos Isabel Vázquez, su hermana de v.m., de ver y entender lo po­
co que se le da de cuanto por tantas cartas que le tenemos escritas le tenemos avisado y escrito. De
que no hemos recibido poca pena, pues no tiene ninguna razón, y había de considerar que nadie
desea tanto su bien y descanso como nosotros. Y si por esto no se quisiere rendir, considere que no
tenemos hijo ni hija a quien dejar lo que Nuestro Señor ha sido servido de nos dar. Y creerá que
lo que le tengo escrito, y por ésta le tom o a referir, será cierto. Y si lo ha dejado de hacer, porque
quizá el señor Medrano, su yerno, o Mari Vázquez, su mujer, mi sobrina, se les hace de mal de
meterse en la mar, y v.m. no los quiere dejar, haga lo que mejor le estuviere. Pero holgaría estar
cierto de todo, porque, si lo estuviese de que no han de venir, comenzaríamos luego a disponer de
esto que Nuestro Señor nos ha dado, y no aguardaría a que por bienes de difuntos se entregasen
de ellos, como lo hacen de otros, va todo con el demonio. Y pensar en esto me da mucha pena, y
más por no teñera quien dejarlo, para que nos lo agradezcan y hagan bien por nuestras ánimas. Y
basten ya estas lamentaciones y las que por las otras le tengo hechas, y pues entiendo que v.m. es
el todo, para que se cumpla nuestro deseo, que lo habían de tener todos, no reine en ellos más la
pereza, sino luego que ésta recíban se determinen, y se apresten y vengan en la primera flota, sien­
do Dios servido, que acá tendremos cuidado de rogar a Nuestro Señor les dé buen viaje. Y hacien­
do de esta vez lo que tanto les tenemos rogado, quedaremos con perpetua obligación de servirlos
toda la vida, la cual ruego a Nuestro Señor nos la aumente a todos, para que nos gocemos el tiem­
po que Su Divina Majestad fuere servido.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 393

Isabel Vázquez dk,j lo mismo, y que, si supiera, escribiera a v.m. una mano de papel de que­
jas. Y con tanto, Nuestro Señor etc. De Lima, y de marzo 6 de 1577 años, besa las manos a v.m.
su más que hermano
Juan de Illescas
(A la muy magnífica señora Ana Vázquez, en Sevilla).

450.
Juan de IIleseas a Martín de Medrana, en Sevilla.
Lima, 6.111,1577
Porque a la señora Ana Vázquez, mi hermana, escribo largo, seré en ésta breve, y sólo servirá
de decir cómo yo e Isabel, Vázquez, mi mujer, tenemos salud, lobres a Nuestro Señor. Aunque es­
tamos viejos, y a esta causa, como a la señora mi hermana le tengo escrito otras veces, no osamos
tornar a tomar otro tanto trabajo como el que pasamos a la venida. Si como por otras y por la que
va con ésta tengo escrito a la señora mi hermana, v.m. y ella con toda su casa se quisieren venir,
háganlo, y no emperecen, que todo será pasar un poco de trabajo, que, si así pudiéramos noso­
tros, no se nos pusiera nada por delante, pero ya se nos pasó el tiempo que, venidos acá, Dios lo
remediará todo. Y no aguarden a que Dios disponga de nosotros, y a que nuestra hacienda vaya
allá por bienes de difuntos, pues saben cómo se cobran las que van de esta manera.
No digo más, de que se apresten y se vengan en la primera flota, y con tanto Nuestro Señor
etc. De Lima, y de marzo 6 de 1577 años. Besa las manos a v.m. su servidor
Juan de Illescas
{AI muy magnifico señor Martín de Medrano, en Sevilla). . (l.G. 2089)

451.
Jerónimo Núñet de Andrade. a su hermana Francisca Núñez, en Talavera de la Reina.
Los Reyes, 8.IH .1577
Señora hermana mía:
Quisiera escribir ésta con más espacio del que tengo, y a esta causa seré breve. Sólo servirá de
avisar que recibí la de v.m. y de mi señora madre, a la cual me guarde muchos años Nuestro Se­
ñor, juntamente con v.m. y toda su casa. Por ella veo las necesidades que se pasan por allá. Yo no
he hecho lo que soy obligado hasta ahora. De aquí adelante lo haré como v.m. lo verá, que no irá
flota en que yo no envíe que coman. Al presente envío con el señor Hernando de Guzmán, gran
señor y amigo mío, setenta y ocho pesos de oro fino, que valen ciento y veinte ducados. De los
cien reales haga v.m., señora hermana, que digan por el ánima de nuestro padre. Y de los ciento y
diez ducados podrá nuestra madre y señora y v.m. comer hasta que en otra flota yo Ies envíe más,
y si Dios hubiere sido servido de llevarse a nuestra madre, díganle otras den misas, y lo restante
tómelo v.m. para sí, como tengo dicho. Y avisarme ha v.m. de todo largo.
Diceme v.m. que tiene una hija y grande. Procúrese de que yo sea avisado qué estado quiere,
que, como lo tome con voluntad de vs. mds., yo le enviaré trescientos ducados para casarse, y me­
terse monja, que esa no quiero yo que sea hija de v.m., porque la tomo yo por propia, y escríbame
si es hermosa, y si se parece a nuestra madre y dígale de mí parte que me escriba ella una carta no­
tada de su entendimiento, para ver si es avisada, que yo le daté por ella las arras y joyas que se le
han de dar cuando tome estado. i
También quería que en todas maneras me enviase v.m. un hijo suyo, y por la orden que él po­
drá enviar es que el señor Hernando de Guzmán, portador de ésta, se encargará de él, y le traerá
gastando con él lo que fuere menester. Dénsele y enséñenle esta carta, que yo sé que por hacerme a
mi merced le traerá. Y si acaso d señor Hernando de Guzmán no fuere a Talavera, envíe v.m. al
hijo que quisiere a Sevilla, y procure por un perulero de este nombre y enséñele esta carta que le
traerá consigo.
Lo que la ruego, señora hermana, es que me regale mucho a mi madre y señora, que yo le doy
palabra como hombre de bien que yo se lo pague en el remedio de sus hijos, dándome Dios vida,
que bien sabe que se lo debemos.
Y mire que luego, al punto que reciban ese oro, hagan lo que digo por nuestro padre y madre,
si acaso la hubiere llevado Dios, que como v.m. me escribió en otra que era muerta, no creo que es
viva. A dos sobrinos míos que me escribieron escribo; envíenles las cartas, y a mi sobrina no escri­
bo hasta que vea una suya.
394 ENRIQUE OTl'E

Envíeme a decir cuántos hijos tienen, y cuántos son frailes, y cómo se llaman, y qué edades
tienen. Yo estoy más viejo de la edad que tengo. Nuestro Señor dé a v.m. mucha salud, amén. De
Los Reyes, a 8 de marzo 1577 años. h
Señora hermana, mire que el oro que envío es de la ley que vale los ciento y veinte ducados
que digo, si el que lo quisiere comprar no tomare por de la ley, háganlo quilatar porque lo vale.
Señora hermana mía, besa las manos a v.. su hermano
Jerónimo Núñez de Andrade
(A mi muy deseada señora hermana Francisca Núñez, mujer del señor Andrés Vázquez, en
Talavera de la Reina).

452.
Jerónimo Núñez de Andrade i su hermana Francisca Núñez, en Talavera de la Reina.
> 7 • Los Reyes, 25.01.1577
Señora y hermana mía:
Con un hidalgo, grande amigo mío, que se dice Hernando de Guzmán, que va a España a
emplear, escribí a v.m. largo, con el cual envié un pedazo de oro, que vale ciento y doce ducados.
El mensajero es tan cierto como si yo los llevara propio. Hará v.m., hermana mía, que, si ésta lle­
gare primero, que las que él lleva se procure de saber si la flota está de partida en Sevilla. Porque
si está, el Hernando de Guzmán lo enviará, y si ha de tardar algunos dias, él ha de ir a Toledo, se
pasará por Talavera, y lo dará con las cartas que mías lleva, y de él podrá saber todo lo de por
acá,
,En la otra !e escribí a v.m. que de aquel oro se diesen, luego que lo reciban, cien misas por el
ánima de mi padre. Ahora lo torno a decir, y se lo encargo mucho. Ni más ni menos digo que, si
Dios fuere servido de haber ¡levado a mi querida madre, se digan también por su ánima otras cien
misas. Y lo restante podrá v.m. comer con sus hijos hasta que, siendo Dios servido, yo les envíe en
otra flota que coman, Y crea y tome de mi esta palabra que cada flota tendrá de mí ayuda para
pasar la vida. Ruegue a Nuestro Señor y a su madre por mi, y que me tenga de su mano, y envíe a
encargar mucho a sus hijos, sobrinos míos, que tengan muy particular cuenta con encomendarme
a Dios, que si yo les vivo, yo le remediarfesus hijos. Porque, como le tengo dicho, yo no tengo nin­
gunos, y esos tengo por propios. No haya falta por amor de mí en lo de las misas.
En lo que envié a decir que me enviase un hijo suyo, procúrese por todas las vías posibles de
enviármelo, que el señor Hernando de Guzmán lo traerá consigo, y le hará todo buen tratamien­
to.
Hermana mía, yo tengo gran sospecha que mi señora madre no es viva. Avísamelo, y envía­
melo por testimonio escribano por mi contento, y si, como tengo dicho, fuere muerta, díganle las
misas que digo, y haced bien por su alma y la de nuestro padre, que yo lo supliré desde acá, como
v.m., señora hermana, lo verá.
En lo de mi sobrina haga v.m. todo lo que le escribo en la otra, y envíeme a decir la edad que
tiene esa muchacha, y qué estado quiere tomar, porque, visto yo, enviaré desde este reino en la
flota que irá para su dote lo que tengo dicho.
Mi mujer está buena, y besa a v.m. las manos. Nuestro Señor por su misericordia me os deje
ver antes que muramos y nos dé su gracia. De Los Reyes del Perú, 25 de marzo 1577 años. Señora
hermana mía, besa las manos a v.m. su querido hermano
Jerónimo Núñez de Andrade
(A-mi señora y querida hermana mía Francisca Núñez, mujer del señor Andrés Vázquez, mi
hermano, en Talavera de la Reina).

453.
Jerónimo Núñez de Andrade a su cuñado Andrés Vázquez, en Talavera de la Reina.
Los Reyes, 25.111.1577
Muy magnífico señor:
Dios dé a v.m. y a su casa tanta salud como yo para mí deseo. Con un grande amigo mió, que
se llama Hernando de Guzmán, escribo a v.m. largo. Con el cual escribo asimismo a mi querida
madre y hermana y sobrinos, mujer e hijos de v.m., y envío un pedacillo de oro, que vale ciento y
veinte ducados. Procure v.m., si no han recibido lo que digo, que se sepa del Hernando de Guz­
mán, porque es tan cierto mensajero, como si yo propio fuera.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 395

En la pasada escribí a v.m. que me enviase un hijo de los suyos, y que se diese al señor Her­
nando de Guzmán que lo traerá, y haría con él como con cosas mías. En ésta se lo torno a decir a
v.m. que procure por todas las vías posibles de enviármelo. Asimismo me avise de la edad de su
hija, y qué estado determina v.m. que tome, porque, conforme a lo que me escribiere, haré lo que
en la otra escribo.
Beso a v.m. las manos muchas veces. Por el cuidado que ha tenido de regalar a mi querida
madre, demás que Dios se lo pagará a v.m., crea de mí que yo se lo serviré y pagaré como verá, así
en enviarle que coma cada flota, como en remediarle sus hijos. Sí mi madre fuere muerta, suplico
a v.m. haga luego que digan las cien misas que encargo a mi hermana que le digan, y lo mismo a
mi padre.
Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. guarde como yo deseo. De Los Reyes, 25 de
marzo 1577 años. Muy magnífico señor, besa las manos a v.m. su hermano
Jerónimo Núñez de Andrade
(Al muy magnífico señor mi hermano Andrés Vázquez, en Talavera de la Reina).
(I.G. 2090)

454,
Pedro de Quirás a sus hijos Antón García y Juana de Quirós, en Sevilla.
Lima, 20.10.1577
Muy deseados y amados hijos:
Desde doce años que ha que estoy en estas partes, así de esta ciudad de Lima como de
otras partes de esta provincia del Perú. Siempre he escrito y he hecho saber de mi salud y
de mi voluntad y de mi suceso. Y antes qué muriese vuestra madre, deseada hija, tenía de­
seo de ir yo allá, y después que murió y, teniendo consideración a que soy viejo y estoy ya
acreditado y arraigado, que, loado sea Nuestro Señor, ha sido servido de darme con qué
buenamente podamos vivir y dejar, por tanto asf Dios os dé el contento que deseáis que en
la primera flota que saliere de ese río de Guadalquivir para esta tierra os vengáis en ella, an­
tes que Dios disponga de mí otra cosa, yo os pueda veros a vos y a vuestro marido e hijos,
si lo tenéis, que nunca me habéis avisado de nada. Con el señor Melchor Bernal os envío
doscientos pesos de minas, y con ellos procurad luego el despacho y veniros, porque en mí
en mi cabecera halle, cuando me muera, quién me dé un jarro de agua, y podáis poner en
cobro lo que Dios ha sido servido de darme. Y si tuviéredes con qué, traer una esclava, y si
no, no dejéis de traer una criada para vuestro servicio. Y el señor Melchor Bernal se obliga­
rá al flete, y mete buen matalotaje, y con el favor de Dios encomendádoos a él, os favorece­
rá, y llegado aquí, no habréis menester de trabajar tanto como en esa ciudad, porque Dios
me ha dado para mí y para vosotros, y llegado que seáis a Tierra Firme, luego escribirme a
esta ciudad de Lima, para que yo vaya o os provea !o que fuere menester, y sed cierto que,
si no viniéredes en la primera flota, que ni os escribiré ni os enviaré más dineros, y esto te­
ned entendido que será así, y no seré más prolijo.
A todos estos nuestros parientes y amigos y conocidos les daréis mis besamanos, y con
tanto Nuestro Señor os dé el contento que deseáis, y os me dejen ver mis ojos.
Del Perú, y de la ciudad de Lima, a veinte de marzo de mil y quinientos y setenta y sie­
te años. Vuestro padre, que vuestro bien desea
Pedro de Quirós
(A mis muy deseados y amados hijos Antón García y Juana de Quirós, en la ciudad de Sevi­
lla, en Cantan-anas (7) ).
(I.Cj . 2089)

455.
Juan de Córdoba a su hermano.
Panamá, 25 .XI. 1577
Señor hermano:
Porque todas las veces que hemos tomado puerto mis hermanos y yo hemos escrito a
v.m. y a mi señora hermana y tíos, seré breve en ésta. Que sólo dirá cómo, loado Dios, to­
dos vamos con salud, aunque no nos sobran dineros. Empero estamos ya en tierra de Indias,
que es grande ánimo el de por acá, y así vamos lo mejor que podemos, sin perder jornada,
396 IÌNR1QUE OTTE

que, íoado Dios, hemos ¡legado todos a esta ciudad de Panamá, adonde el sábado día de San
Andrés, alzará vela una nao en que estamos fletados, conque, siendo Dios servido, acabare­
mos con esta navegación, que es la de Ja mar de! Sur, y la postrera. Y acabada, restara sólo
quinientas leguas de tierra hasta llegar a ver a mi hermana. La navegación de esta mar del
Sur no es en naos tan gruesas como las del mar del Norte, que hemos pasado, ni es tanto
viaje, porque la nao en ¡que pasamos la mar del Norte yo medí su largor, y tenía de iargo
pasados de setenta y cinco pasos. Era una muy hermosa nao, llamada la urca «San Salva-
don). Las naos de esta mar del Sur no son tan grandes, ni la m ar es tan brava como la pasa­
da. Mi hermano lleva gran gana y cuidado, como siempre, de que, en llegando, dará orden
de que v.m. sea proveído, y ultra su gana mi hermana y yo somos quien siempre le traemos
a la memoria la necesidad en que v.m. quedó. Mi hermana doña María creo que escribirá a
v.m,, si hubiere lugar, y escribe a don Juan que, sin falta, venga como le diere contento, sin
graduarse o como quisiere, que acá ahora de nuevo en la ciudad de Los Reyes, trayendo
probados los cursos, hay universidad y se graduara. Por amor de Dios, que v.m. de su parte
lo sea, para que ese hombre venga a esta tierra.
Breve soy en ésta, sólo diré que a mi señora hermana beso las manos muchas veces.
Nuevas de esta tierra solas hay que en la mar del Sur ha habido franceses, que hicieron
grandes presas de navios que venían del Perú, mas yo con buen recado, que esta Audiencia
se dio, y el visorey envió de gente, los desbarataron, y tomaron doscientos mil ducados que
habían robado, y ellos se salieron, digo los que escaparon, y se andan en estos arcabucos y
lps soldados tras ellos.
Y porque otra vez, con ayuda de Dios, seré más largo, ceso. De esta ciudad de Panamá,
y día de Santa Catalina de noviembre de 1577 años. Mi hermano no sé si tendrá lugar de
escribir. Menor hermano de v.m., que sus manos besa
Juan de Córdoba

456.
Doña M aría de Córdoba a su hermana.
Lima, 27.111.1578
Hermana de mi vida:
Ya que estoy en las Indias quiero, señora mía, dar a v.m. en breves razones cuenta de
esta tierra, porque del viaje y a Córdoba la da a mi hermano, y es que Indias, de Indias tie­
nen sólo el nombre, y que es, a mi parecer, la más mala tierra que hay en el mundo, que al
fin es un traslado, como si se sacaren todo de España.
Hermana mía, si, a dicha, Villagómez, que ha de dar vuelta a esa tierra presto, dijere
que las quiere traer a v.m. y a mi hermano, si no fuere que puedan traer a esta tierra mil
ducados empleados con que empezar a tratar, no vengan por ninguna cosa. Yo estoy harto
descontenta, y digo que las Indias para quien las quisiere.
Y porque, t on ayuda de Dios, en otra seré larga, que éste es tiempo embarazado y san­
to, cesaré suplicando a v.m. que se dé la orden que se pudiere dar en enviarme a don Juan,
que ya le escribo que venga, y la orden que ha de tener. De mi hermana no hemos tenido
cartas hasta ahora, sólo sé decir que dicen que está buena.
A mi señor hermano beso las manos, y que tenga ésta por suya, y que mis hermanos y
yo nos acordamos de su necesidad muy a menudo. Juan de Cofdoba besa a v.m. las manos.
Villagómez no escribe a v.m. ni a mi hermano, porque anda muy ocupado.
Nuestro Señor me guarde a v.m. y me os deje ver como yo deseo. De Lima, hoy jueves
santo, a 27 de marzo de 1578 años, besa las manos de v.m. su hermana
doña María de Córdoba

457.
Doña María de Córdoba a su prima.
Potosí, 7.1.1585
Señora mía:
, Todas las veces que se ha ofrecido esta ocasión he avisado a v.m. de mi llegada a Poto­
sí, y del señor Pedro de Toro, hermano de v.m., y de ninguna de éstas he visto respuesta.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 397

No sé qué ha sido la causa de tanto descuido. A la señora Isabel Manrique también he escri­
to, avisándole de los trabajos que el señor Pedro de Toro pasa en una tierra tan remota y
tan áspera como Chile.. Habrá dos años que, pasando a caballo por una puente, se le espan­
tó el caballo, y cayó, y se le metió el gavilán de la espada por un ojo, y se le saltó, y se le
dio una herida en el rostrci, y de ello ha estado muy malo. Y está en una tierra que, entran­
do en ella, no los dejan salir, por ser de guerra. Está muy pobre, y no ha podido bajar al
Perú. Según esto, mal podrá acudir a lo que tiene obligación. El cuñado de v.m. se casó po­
bremente. No he tenido cartas de estos señores, ni entiendo saben que estoy aquí. Holgára-
me de enviar a v.m. mercedes nuevas de más contento. Pero quien no le tiene, mal le podrá
enviar. Que cierto digo que, después que saH de esa tierra, no he tenido sino mil trabajos
por hallar a mi hermana, aunque en Tucumán con muchos trabajos, quitados tes indios y
fttera de su casa por ei ausencia de su marido, y a esta razón no pudo acudir a la obligación
que tenía. A la señora Isabel Manrique beso muchas veces Jas manos, y que no he podido
cumplir lo que prometí por lo que arriba tengo dicho. Que me encomiende a Dios, que si El
es servido de llevarme con bien, será para servirla y a todos vs. mds.
Sóla una carta he tenido de mi hermano Pedro de Córdoba, y otra de don Juan Pache­
co,, en la cual me envía a decir que en esta flota ha de venir. Y si en esto se descuidare, de
la fecha de ésta en un año pienso salir de aquí para esa buena tierra a ayudar a pasar los
trabajos que el buen Pedro de Córdoba tiene.
Con ésta va otra para la señora doña Ana Hurtado de Meneses, que es aquella señora
donde yo estaba. Suplico a v.m. se le envíe a dondequiera que estuviere. Al señor Villalo­
bos, marido de v.m., beso muchas veces las manos, y al señor Miguel de Toro beso las ma­
nos, y que tenga ésta por suya. Y pues ésta no es para más, Nuestro Señor me deje ver a
v.m. con mucho contento. Y de Potosí, a 7 de enero de 1585 años, señora mía, besa las ma­
nos a v.m. su servidora y prima
doña María de Córdoba
(l.G. 2099)

458.
Inés Alonso Certera a su hijo Garda de Escobar, en Trujillo.
Los Reyes, 6.I1I.1578
Deseado hijo:
Esta es para haceros saber cómo yo estoy buena de salud, bendito Nuestro Señor, y con
más deseo de veros que no de escribiros, porque cada día suplico a Nuestro Señor me dé
vida hasta que .yo os vuelva a ver a vos y alguno de vuestros hermanos, porque, como soy
vieja, no me atrevo a volver a pasar este lago. Especialmente que, aunque alguna vez me da
deseo de volver a esa tierra, considerando los bienes y descanso de ésta en que Dios fue ser­
vido de me echar, no se sufre ir donde tantos trabajos se pasan, como es en España. Así que
más quería que os dispusiésedes a os venir a esta tierra, que al fin no es menester andar los
hombres arrastrados para comer, ni estamos aguardando abril ni a mayo.
Hijo, en estotra ilota pasada os escribí con el señor Diego Pérez, clérigo, y os envié sie-
tecientos reales, los quinientos para vuestra hermana María de Escobar, y los doscientos
para vos. Ahora envío cuarenta ducados de Castilla, los cuales se repartirán por la orden
que envío a mandar en la carta de vuestro hermano Bartolomé Sánchez. Asimismo escribo
una carta a vuestra hermana Inés Cervera, y a su tía escribo otra. A Inés le envío a rogar se
venga en esta flota, porque Je cumple mucho, porque yo tengo buscado en esta tierra aco­
modo para ponerla en estado, y esto lo he hecho por quitar a su tía de algún cuidado, por­
que yo entiendo que ella está harta de hacer por mi cosas, pues lo veo por experiencia que
cuanto ha que vine a estas partes, no he visto una letra suya, y según que por vuestras cartas
he visto, lo poco que hizo por mi hija Juana Gutiérrez quiero quitarle ese trabajo de que no
case a esotra.
Mucho me he holgado en saber que Diego García, nuestro cuñado, es hombre de bien,
al cual escribí en las cartas de Bartolomé Sánchez que se venga a esta tierra, porque es muy
buena tierra para él, y asimismo le envío ahora a rogar lo mismo, y a vuestro cuñado Barto­
lomé Sánchez lo mismo, lo cual les ruego que pongan diligencia, porque es cosa que les
cumple, y haréisme placer de los ayudar aviar, pues tenéis en esa tierra gracia para todo.
A mi hija Ana Ruiz me daréis mis encomiendas, y os doy palabra de os enviar a otra
398 ENRIQIJI! OTTE

flota conque os podáis venir. Háceme merced de enviar en vuestras cartas a Miguel Redon­
do gran agradecimiento, porque es persona que me hace mucho bien.
No digo más, sino que os ruego me encoméndeis a Dios. De ¡a ciudad de Los Reyes, a
seis días del mes de marzo del año de 1578, vuestra madre, que veros desea
Inés Alonso Cervera
(A mi deseado y querido hijo García de Escobar, en la ciudad de Trujillo).
(I.G. 2090)

459.
Bartolomé Sánchez a su hermano Mateo Sánchez, en San Martin de val de iglesia de Ran-
dol. \
1 Los Reyes, 23.111.1578
Muy deseado hermano:
Vuestra carta recibí y con ella mucho contento en saber de vuestra salud y de vuestra
mujer e hijos. Enviásteisme a decir que pasábades mucho trabajo, por lo cual he acordado
en que os vengáis a estos partes, porque todo lo que yo tuviere partiré con vos, y en ello me
haréis mucho placer, porque, viéndoos yo acá, tendré mi corazón descansado. Y por enten­
der que el mensajero no será cierto, no os envío dineros, mas si algunos hubiéredes menester
y viniéredes en esa armada, pediréisios al señor Juan Palomeda, que va y viene a la armada,
dándole parte cómo sois mi hermano, y él proveerá de lo que hubiéredes menester, porque
está en La Contratación de Sevilla. De las demás mercadurías que a la flota envié os suplico
tengáis cuidado.
En lo del casamiento de Juana Díaz merced me haréis de que haya justicia.
No digo más, sino que Nuestro Señor os traiga con bien, y no se os ponga delante la
navegación, que hay ton larga.
En lo demás daréis mis besamanos a todos esos señores y amigos de Sevilla en esa tie­
rra, a Juan Pérez y a Alonso Díaz y a todos los demás beso las manos. Y porque ésta no es
para más, Nuestro Señor, etc. De la ciudad de Los Reyes, provincia del Perú, a veinte y tres
de marzo de 1578 años. Vuestro verdadero hermano, que vuestro bien desea
Bartolomé Sánchez
(A mi deseado hermano Mateo Sánchez, en San Martín de val de iglesia de Randol. Al por­
te dos reales).
(I.G. 2090)

460.
Fray Pedro Gutiérrez Flores a su hermano Gonzalo Gutiérrez Villalobos, en Las Brozas.
Lima, 20.IV.1578
Magnífico señor:
Mi flaqueza y las muchas ocupaciones me harán quedar corto en ésta, y no responder
en particular a todos los capítulos de la de v.m., a la cual satisfaré la primera vez que escri­
ba. Ya me ha hecho v.m. la mayor merced del mundo en darme tan particulares nuevas de
todo lo de esa tierra, porque no hay cosa para mí de más gusto que recibir cartas de España,
y más cuando son tan copiosas de nuevas como la de v.m., y así le suplico muy de veras lo
haga siempre con todas las flotas.
En el particular de su hijo de v.m. Gonzalo Gutiérrez ya yo tengo dicho, días ha, lo que
deseo, y pues a v.m. le parece que en lo que toca al sacristán mayor no hay para qué repa­
rar, como sea con su gracia, recibiré yo mucha merced en que él venga. Porque es cierto
verdad que me hallo tan solo y falta de quién me fiar, que no lo sabría encarecer, porque,
aunque mi hermano Juan Gutiérrez está en estas partes, está su gobierno tan lejos que esta­
mos años sin vemos. Y pues mi sobrino sirve a don Pedro Manuel, que es persona que le
puede hacer tanto merced, desde el lugar adonde está, podrásele pedir lo encargue a alguna
persona que tenga cuidado de él hasta llegar acá, aunque, si don Alvaro de Mendoza acaba 1'
sus negocios y se viene, con él podrá venir más regalado. Y no ponga v.m. la dificultad de
que podría morírsele a Gonzalo Gutiérrez, mi tío, su mayorazgo, que cuando esto fuese, o el j;'
sacristán mayor le dejase su hacienda, también podría ir de acá como vendría de allá. Y yo
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 399

no lengo por acertado que él se esté sirviendo toda su vida en espera de lo que su tío puede
hacer por él, y por acá podrá pasarse mejor estando en mi compañía, pues el bien o mal
que por mí pasare pasará por él, y pues, gracias a Dios, mi hermano Francisco Gutiérrez no
ha tenido hijos y Juan Gutiérrez, que acá tiene bien, no está inclinado a casarse, por quién
ha de hacer sino por los hijos de su hermana,
Paréceme que mi primo Alonso Flores acabó ya de casarse; Dios lo goce por muchos
años, que yo holgádome he de que no haya querido salir de entre sus deudos, y más con
persona tal como la señora dofta Teresa, que no puede dejar de salir y corresponder al valor
y nobleza de sus padres.
A mi hermano Francisco Gutie'rrez tengo escrito muy largo, y de él podrá v.m. saber lo
de por acá, y mi pretensión ya yo le digo lo comuniqué con v.m.
A todos esos señores deudos y amigos beso las manos, y en particular al señor Gonzalo
Gutiérrez, mi tío, que al sacristán mayor por sí les escribo. Guarde Nuestro Señor la ilustre
persona de v.m. como deseo. De Lima, y de abril a 20 de 1578, ilustre señor, besa las m a­
nos a v.m, su hermano y servidor fray Pedro Gutiérrez Flores
(Ai ilustre señor Gonzalo Gutiérrez Villalobos, en Las Brozas).
(I.G. 2091)

461,
Domingo de Azpeilia a Gabriel Gutiérrez de Burgos, en Alcalá la Real.
Los Reyes, 22.IV. 1579
Muy magnífico señor:
Habrá ocho meses que vino Alonso Gutiérrez, hijo de v.m., de Potosí, que es trescientas
leguas de aquí a esta ciudad, a emplear con lo que tenía, el cual empleó en ciertas mercadu­
rías lo que traía, y después de empleado andaba algo indispuesto, y algunos amigos suyos y
servidores de v.m. procuraron que hiciese testamento, para que, sí muriese, los bienes que
tenía hubiesen sus herederos, y así otorgó un testamento, que es el que va con ésta, y suce­
dió adelante que acrecentó su enfermedad, que era de melancolía, en tal manera que vino a
perder el juicio, y le llevaron al hospital donde se curan todas enfermedades, que fue agra­
vando su enfermedad en tal manera que dentro de tres meses que cayó en la enfermedad
murió. Que pareció que había hecho el testamento cerrado, y sus amigos hicieron que me
dejase a mí por su albacea en esta ciudad si muriese en ella. Y así, como él estuvo fuera de
su juicio, la justicia, entendiendo por el indicio que tenían, me mandaron entregar sus bie­
nes, y como cuando él murió yo hice lo que era obligado a tal albacea, y cumplí el testa­
mento y las mandas que m andáen esta ciudad que se cumpliesen, y las demás que se ha­
bían de cumplir allá en Potosí, donde él había residido, y hablé allá con poder recaudos a
sus amigos, y para que los hiciesen así lo que tocaba al cumplimiento de las mandas, como
averiguaciones de cuentas que allá tenía con algunas personas, y se pagase a quien se debie­
se, como él lo manda por su testamento, y si quedase algunos bienes pasados fue deudas o
mandas, lo demás que hubiese de sus bienes me lo enviasen, para que yo juntase con lo que
acá tenía. No tengo claridad por el testamento de los bienes que dejó allá en Potosí, y así he
escrito a sus amigos, como dígor me avisen de todo, y se haga en sus negocios como si él es­
tuviera vivo, pues son sus amigos. De los bienes que acá en mi poder quedan, cumplido y
pagado su testamento, pueden ser hasta tres mil pesos, poco más o menos, que después de
liquidado lo que está dado que allá en Potosí tenía, entiendo que serán los mismos, porque,
como no tengo claridad de lo que allá tenía y debía no puedo resumirme en lo que es. V.m.
verá el testamento, y conforme a él enviará v.m. recaudo, para que se le puedan enviar los
pesos que acá hubiere suyos, que estarán para entonces cobrados, porque Ja memoria de la
ropa que dejó, que es la que había empleado, se vendió fiado para año y medio, porque no
se perdiese mucho si se vendiera de contado, y así hice en ello lo qué debía a mi conciencia
y al bien de la hacienda, como v.m. puede entender en ello. Y si fuere necesario informarse
de algunas personas que fueren de este reino, o escribí a quien a v.m, le pareciere y enviará
los recaudos v.m. a la persona que le pareciere que más convenga.
Y pues ésta no es para más, Nuestro Señor, etc. De Los Reyes, a veinte y dos de abril
de mil y quinientos y setenta y nueve, muy magnífico señor, besa las manos de v.m. su ser­
vidor _ . . .
Domingo de Azpeitia
(Al muy magnífico señor Gutiérrez de Burgos, en Alcalá la Real),
400 ENRIQUE OTTE

462.
El licenciado Esteban Marañón.
n Lima, 16.VIII.1581
M uj ilustre señor
'Cuando llegó a esta ciudad Ventura Gutiérrez recibí una de v.m. de catorce de agosto
del año pasado de ochenta, y a ésta tengo respondido en la flota que partió a los veintiocho
de mayo de este año. Después llegó la ropa de Ventura Gutiérrez, que vino por la mar, que
él saltó en tierra en el puerto de Paita, y desde allí hizo su camino por tierra. Y en sus cajas
vino el descacho de Alonso Gutiérrez, muchos días después de partida de aquí la flota, que
llevó la plata del rey a Tierra Firme, y con este despacho recibí otra de v.m. de dos de
mayo de ochenta, y a esta causa no se pudo enviar la plata, pero luego se tomó cuenta a
Domingo de Azpeitia, y fue alcanzado en mil y novecientos y treinta y cuatro pesos de plata
ensayada, los cuales irán en la flota primera, como v.m. lo manda, y en este tiempo habrá
lugar de cobrar en El Cuzco y en Arequipa lo que allí se ie debe, que es lo que él en su tes­
tamento declaró, que para ello sustituí el poder en Luis de Torres, natural de Granada, pri­
mo hermano dei difunto, que subió a aquella provincia a negocios suyos propios. Hechas las
diligencias, lo que cobrare se traerá aquí, para que todo vaya junto. Cierto yo venía muy
contento, porque en Panamá supe cómo él quedaba aquí en Lima, y cuando llegué, ya ha­
bía dos meses que había fallecido, que lo sentí mucho, póngalo Nuestro Señor en su gloria,
iy a su madre y hermanos guarde muchos años. Ventura Gutiérrez se detuvo aquí más de lo
que él quisiera a causa de haberle dado una recia enfermedad, que estuvo en cama más que
cuarenta días; fue Dios servido darle salud. Y en su enfermedad y convalecencia se le hizo
en esta casa todo el regalo posible, como se hará en todos los que de casa de v.m. aportare.
Temo mucho que Machuca el factor no ha de querer usar de la licencia, y así su pretensión
le había de salir a ventura incierta, de que me pesaría, con este medio tengo hechas diligen­
cias en Los Charcas, para que en caso de Machuca vaya tenga algán entretenimiento hasta
que v.m. le ordene otra mejor comodidad.
El señor don Martín F.nríquez llegó a este puesto por el -mes de mayo con grande con­
tentamiento de todo este reino. Es muy principal señor y cristianísimo y de grande gobierno.
Ha dado mucho gusto a todos en el modo de proceder. Dios le guarde muchos años, que
este reino tiene el gobernador que le conviene, con quien Dios y el rey son muy servidos.
He conocido en su excelencia la mucha voluntad que tiene en lo que a v.m. toca. Hame
preguntado dos veces por el señor don Antonio y fue el nuevo su casamiento, porque no lo
sabía, ni en México se le dijo, v.m. le satisfaga a esto cumplidamente. Ayer ¡e supliqué diese
un corregimiento a Pedro Hernández de Valenzuela, y salí muy contento y satisfecho de mi
pretensión, y así de esta consulta, que es la primera que saldrá en todo este mes, entiendo
que habrá alguna buena plaza. De mí particular no le he tratado nada, aunque me ha signi­
ficado buena voluntad, y estoy cierto que lo que se ofreciere la recibiré. Pero con todo esto
hará mucho al caso una recordación de v.m., y así suplico por ella.
Por la que recibí de catorce de agosto me manda v.m. escribir a menudo por estas pala­
bras; «Escribidme a menudo y de lo que hubiéredes menester, que no os será daño estar fue­
ra del Consejo de Indias». Usando de esta licenciación puedo insistir en suplicar a v.m. en
lo que por otras muchas tengo hecho, que es licencia para casar mi hijo, que tiene ya edad y
buenas partes, que es la principal consideración que tienen los que se determinan a ponerse
en el peligro y trabajo que se pasa hasta llegar aquí. También tengo suplicado se le envíe cé­
dula, para que de las lanzas ordinarias que ha de haber, que son ciento, se le dé una, que
tienen de sueldo a mil pesos ensayados, conque se podrá entretener mientras no toma esta­
do, sin ponerme a mí en trabajo. Que los gastos de esta tierra son grandes, y las obligaciones
muchas y muy costosas. También se le podría pedir el oficio de alcalde mayor de minas en
Potosí, ya que no fuese perpetuo, por seis o más años, y esto en virtud de lo que yo he ser­
vido a su majestad en paz y en guerra. De toda esta ensalada podrá v.m. escoger lo que más
gustó le diere.
Anoche, después de haber escrito hasta aquí, llegó un pliego que se despachó desde Pai­
ta por tierra al virrey. Y por lo que su majestad escribe se entiende cómo Nuestro Señor fue
servido llevarse a su gloria la reina, nuestra señora, cuya muerte ha puesto en mucho senti­
miento a toda esta ciudad. Y así se trata en hacer la demostración de tristeza que es justo;
guarde Dios a su majestad, amén.
Por las relaciones que algunos escriben se ha sabido la provisión del señor licenciado
Cepeda a la presidencia de Los Charcas, y la de Quiñones a la de Panamá, y el que estaba
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 401

proveído para Quito dicen, murió en el camino. También dicen vino cometida la visita de
Los Charcas al doctor don Diego de Zúñiga, alcalde de corte en esta Audiencia, y mí com­
pañero. S.eñal es que otro día será la muestra, pues él me ha dicho hoy que le escriben de
Sevilla, le hace v.m. favor, de que huelgo mucho, que es de los mayores amigos que aquí
tengo.
También tuve carta de Francisco de Herrera, en la cual me dice haberse recibido las
que yo envié con el aviso de la vacante de estas presidencias, y que v.m. me la hacía, pero
que convendrá pasar por otro escalón primero, y así ha de ser. A v.m. suplico me la haga en
dar orden como ponerme en él. Y asimismo tuve otra de Francisco de Valmaseda de catorce
de enero del presente año. No me trata en ella de la salud que v.m. tiene, de que estoy con
cuidado, porque por otras se sabe las grandes enfermedades que ha habido en España, y así
la tendré hasta tener certificación de ello.
Por las de Panamá me han escrito me avisan haber llegado allí el licenciado Pedro Va-
negas, que va por oidor a Quito, y que allí se había casado con una señora viuda mujer que
fue del doctor Cáceres, oidor de aquella Audiencia, di'cese esta señora doña Madalena, es
muy principal de tener buen caudal, la cual y su marido, cuando yo estuve allí, nos hicieron
todo el regalo. Y aún no he sabido que haya llegado a Quito, aunque le tengo esorito a pro­
pósito que estará ya en su plaza. He holgado mucho con su buena venida, porque me pare­
ce estar allí propincuo a ser mejorado en esta corte, adonde nos podremos tratar con más
comunicación.
En la que me escribió Francisco de Herrera me dice cómo el señor don Diego Cabrera
casado a mi sobrina con la señora doña Luisa, nieta de Gaspar Serrano, la cual había here­
dado a don Gaspar, su hermano. Hame dado contento, aunque quisiera mucho saberlo por
letras de sus padres, pero ya de todo punto nos han allá olvidado, pues de ninguna persona
veo carta, y así me descargo de darle pesadumbre con las mías. Esta caita se despacha a la
aventura a Tierra Firme, para que en la primera ocasión que se ofrezca se envíe, aunque sea
por la vía de Santo Domingo. Y por esto no me alargo más. En esta casa tenemos todos de
presente salud, aunque ha más que ocho meses ha habido falta de ello, porque hemos enfer­
mado todos, bendito sea Dios, aunque las enfermedades fueron peligrosas, especialmente la
de doña Lucía y mi hija, fue servido damos vida.
Doña Luisa besa las manos de v.m., y ambos las de mi señora doña Beatriz, cuya muy
ilustre persona y casa Nuestro Señor muchos años guarde. De Lima, a diez y seis de agosto
de mil y quinientos y ochenta y uno, muy ilustre señor, beso las manos de v.m. su servidor
el licenciado Esteban Marañón
(I.G. 2096)

463.
Pedro de Salvatierra a Martin García de Ataunga, en Sevilla,
Los Reyes, 4.IV.1580
Muy magnífico señor:
Con luán Pedro Corzo, que fue hace un año, escribí a v.m. de lo de por acá, y así sólo
servirá de besar a v.m. las manos y de hacer saber de mi salud, la cual tengo al presente,
gracias a Dios. Espantado estoy en que v.m. no me escribiese esta flota, pudiendo v.m. escri­
birme todas las veces que escribe el señor Juan Antonio,' y meter la carta debajo de su plie­
go, que, como vengan a manos de Bernabé de Menuese t¡), no se me perderá carta ninguna,
y así una que v.m. me hizo merced de enviarme debajo del pliego del señor Juan Antonio
de mi señor padre, luego me la dieron, y así estoy muy enojado con v.m. que, enviándome
v.m. carta de mi señor padre, no me hubiese escrito, y así estoy con pena por no saber de la
.salud de v.m., y tampoco he tenido cartas de mí señor tío más ha de tres años. No sé qué es
la causa, que todos me olvidan. Por la carta de mí señor padre veo cómo el señor doctor y
todos los señores tíos y tías y toda la parentela están con salud. Yo doy muchas gracias a
Dios por tantas mercedes que nos hace, en que donde hay tanta parentela, que todos tengan
salud, plega a su Divina Majestad que les dé tanto como yo para mí deseo.
El portador de ésta es Alonso Hernández Barrial, a quien yo debo mucho, y servirle to­
dos los días de mi vida, porque yo estuve cerca de dos años en su servicio, y puedo hacer
cuenta que no lo estuve, porque estábamos como hermanos, y mejor, porque no se hacia
más de aquello que yo quena. El lleva más de cincuenta mil ducados para emplear. Suplico
402 ENRIQUE OTTE

a v.m. que en todo lo que pudiere le ayude como cosa de v.m,, porque entiendo que todo lo
que v.m. hiciere por él, que sabrá gratificar, y así en esto recibiré merced, que todo lo que
v.m. pudiere en comprar la ropa y hacer de los fardos y otras cosas que habrá menester, que
v.m. le ayude como cosa propia, y en esto recibiré mucha merced. El lleva para mi señor
padre y para mi señora madre cartas y un pedazo de oro, que vale sesenta y cuatro pesos y
medio de buen oro. V.m. me hará merced, juntamente con el señor Alonso Hernández, que
se venda io mejor que pudiere en esa ciudad, y se le envíe con persona segura al señor doc­
tor o a mi señor padre, a cualquiera de jos dos. Y si ser pudiere, que sea en doblones. V.m.
les escriba y decirles que me hagan merced de responderme luego, y así me hará merced
que, aunque no vengan cartas de mi [adre, que v.m. me escriba en el primer navio o cara­
bela, y venga la carta debajo del pliego a Juan Antonio, o por mano del señor Alonso Her­
nández Barrial; v.m. me avise de todo lo de por allá, porque lo deseo mucho. V.m. me haga
merced que, si no estuviere muy a su contento en esa ciudad, y si no piensa que le ha de fa­
vorecer el señor Juan Antonio, que v.m. procure de pasarse a este reino, porque en fin todo
lo de por allá es burla para ¿n comparación de lo de por acá, y'porque se podrá v.m. infor­
mar del portador de ésta, no quiero alargar más, sino qué v.m. mire lo que más le cumple,
pues v.m. ve por sus ojos cada día la riqueza que va de este reino. Al señor doctor le escribo
que me envíe a mi hermano a este reino, y que me envíe por mano del señor Juan Antonio.
V.m. me haga merced que en todo lo que pudiere que v.m. le favorezca, pues está v.m. en
parte que lo puede encomendar alguna persona que se venga a este reino. Al señor Alonso
Hernández le hablé, y me dijo que él procuraría todo lo que pudiese, y así lo tengo entendi­
do que me hará merced. Y así ceso, y no de rogar a Dios por v.m. que le ponga en corazón
de pasarse por acá, y le traiga con bien, juntamente con mi hermano. V.m. me haga merced
de no olvidarse de escribirme en el primer navio o carabela de aviso que viniere, porque re­
cibiré muy gran merced ver carta de v.m., y de saber de la salud de mi señor padre y de mi
señora madre y hermanas y tíos y tías, y así me hará merced de avisarme de todo y cómo
les va.
Nuestro Señor guarde a v.m. de malas compañías, y le tenga de su mano. Fecha a 4 de
abril de 1580 años, de la ciudad de Los Reyes. Muy magnífico señor, besa la mano a v.m.
su primo, que todo su bien desea
Pedro de Salvatierra
(Al muy magnífico señor Martín García de Alaunga, en casa del señor Juan Antonio Corzo,
en Sevilla).
(l.G. 2060)

464.
Pedro García Camacho a sus hermanos Isabel López «La Camocha» >• Francisco López el
Viejo, en Cabezaarados.
Los Reyes, 14.1V. 1580
Muy deseados señores y hermanos:
Una carta de vs,mds. recibí juntamente con otra que venía dirigida al tío Francisco Mo­
reno y Brígida López Camaeha, a seis de junio del año pasado de quinientos y setenta y
nueve, que la data de ella era de cuatro de enero del dicho año. La cual fue para mí cosa de
tanto contento cuanto se puede entender, que humanamente tesoro en esta tierra no se pue­
de comprar para mí, que tanto gusto me dé como ver carta suya, pues cada año las estoy
deseando, como hombre que tan apartado está, apartado de los suyos, principalmente de
v.m., a quien yo más quise y fui más regalado que de otra hermana ni hermano. Porque los
que acá estamos somos pocos, y divididos los unos de los otros, que entiendo que no nos
habernos de juntar hasta que vamos de este mundo, y Dios sea servido de heredamos en su
santo reino. Y dejando a una parte el sumo contento que de ver su carta me ha dado, me ha
causado mucha pena la infeliz nueva de la muerte de mi señor cuñado Benito López, en la
cual siento lo que v.m. puede sentir de ver a sus hijos sin padre, y ella sin marido en el me­
jo r tiempo de su vida que había menester el regalo, y como todo ello sea cosas guiadas por
la mano de Dios, confórmese con su voluntad, pues la muerte es cosa natural, y darle gra­
cias por ello. Huélgome que murió en su casa como buen cristiano, y que ordenó su ánima,
que es lo principal que un hombre puede llevar de esta vida, para descargo de su concien­
cia. También estoy consolado en dejar tener sus hijos criados, aunque las hembras me escri­
be que son niñas y de poca edad. Yo tengo tal confianza en Dios, que las ha de amparar, y
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 403

de mi parte serán favorecidas tanto cuanto yo lo deseo principalmente, teniendo el gobierno


de tan buena madre, y el calor del hermano Francisco López, a quien beso las manos, y de
mi parte se las encardo mire por ellas, y tenga ésta por suya, y lo mismo a mis sobrinos, que
estarán hechos hombres. Y en lo demás de Tas obsequias de él y del hermano Diego López,
que santa gloria haya, acá se ha hecho lo que debemos.
Cada año en las flotas que vienen tengo cuidado de acudir o enviar persona de mi parte
a ver a Panamá y a otras partes si acaso vienen de esa tierra gente, que me diera con ellos o
sus cartas, procurando por algún deudo, y parece que soy tan corto de ventura que no apor­
ta ninguno que me deba con alguno de ellos, y no estoy deseando sino ver persona que me
duela, para remediarlo y tenerlo de mi compañía. Alguno de mis sobrinos, principalmente a
Francisco el Camachito, que lo dejé niño, y a Martinico, que, según me escribe, son grandes
hombres, y más mi sobrino Francisco López, que sabe leer y escribir, y me dan contento sus
cartas, y tiene habilidad para esta tierra y mi trato de mercaderías, que es tan grande que no
me puedo valer, y para mi ayuda, descanso y regalo y confianza de mi hacienda, dende que
á que me escribe lo deseo por horas acá, para tener de quien me confíe, porque, como digo,
el trato que tengo es mucho, y tengo trabajo en no tener hijos ningunos, sino una mucha­
cha, y los varones habérmelos llevado Dios. Y así me sirvo de personas, criados y esclavos,
que me destruyen mucha hacienda, de quien no tengo confianza. De todo lo cual y más lo
que Dios me diere v.m. y mis sobrinos participarán de ello mediante Su Divina Majestad.
Conviene mucho que con toda diligencia y cuidado venga acá y me envíe a mi sobrino
Francisco López Camacho, pues el pasaje ha de costar poco a trueque de enviar a corte de
su majestad por licencia, la cual recabada véngase con ella a Sevilla a casa de nuestro primo
Juan Camacho, el armador, que vive en Triana junto a la Victoria, a quien yo le escribo. El
dará orden cómo lo pasen, y venga con buena compañía, y le mercará matalotaje y lo de­
más que fuere menester para su viaje, porque yo así se lo escribo y encargo, y no haya dila­
ción en la venida de mi sobrino sino que con mucha instancia prosiga el viaje, pues tanto
importa para bien suyo y mío. Que, venido él acá, me dará razón de todo, para cuya oca­
sión dejo lo mucho que tenía que decir, y le enviaré con qué viva más descansado, y lo mis­
mo a mi hermano, aunque me escribe que tiene buena pasadía, y que por ser ya viejo y pe­
sado, no se atreve a pasar a estas partes. Yo me holgara verlos a todos acá, y no en esa mi­
seria de España, como lo tengo dicho en otra.
El hijo de nuestro hermano Diego López está casado muy honradamente en esta ciu­
dad, y tiene dos hijas y un hijo, y Francisco Moreno tiene cinco hijos, las cuatro son hem­
bras, y todos desean la venida de mi sobrino. Y me espanto de ese rapaz, teniendo, como
tiene, habilidad, y teniendo noticia de mí, no haber pasado acá. Débelo de causar el regalo
de v.m., y ponerle mal ánimo el pasaje de la mar, la cual yo le digo que no la tenía, sino
tenga ánimo, y se encomiende a Dios, que, pasado acá, no se hallara de contento.
Advierto a v.m. alinto (?) a v.m. que en todo caso mi sobrino, habiendo de venirb traiga
probanza de quién es, de toda nuestra descendencia, que venga bien probada, porque en esta
tierra los que son limpios y no tienen manchas lo tienen por noble gente, y alcanzarán a ser
hombres y casan bien, porque cuando acá pase, yo tenga una probanza, y podrá ser que la
que mi sobrino trajere será de más substancia con testigos más viejos. Lo mismo traerá pro­
bada su filiación, y de cómo es soltero. Aguardando estoy que pase a España un amigo mío,
que ha estado en mi compañía y quiere hacer viaje allá, para traer de España mercadería.
Ido que vaya, con él enviaré por ser persona de confianza cuatrocientos pesos, para que
v.m. y mis sobrinos se remedien, y mi sobrina Catalina se pare rubia (?), que es negra, y en-
cárgole mucho que no se case ninguna de ellas con hombre que no sepa leer y escribir y
cristiano viejo. Y avisándome de ello, de lo que por allá pasa y de las cosas que hay nueva­
mente en España, y de la salud de todos, me escriba largo, y envíen la carta a Sevilla a Juan
Camacho, para que él la encamine con la que él me enviare. No hay que avisar de esta tie­
rra, porque la nobleza y fertilidad de ella ya es notorio. Yo y mi mujer y los demás de mi
casa quedamos buenos, lo mismo Brígida López y Cristóbal Gallego, los cuales desean mu­
cho la venida de mi sobrino Francisco López. Y a él y a los demás señores encomendará,
cuya persona de V.m. Nuestro Señor guarde por largo tiempo. De la ciudad de Los Reyes, y
de abril 14 1580, su verdadero hermano, que su bien desea
Pedro García Camacho
(A mis señores hermanos Isabel López «La Camacha» y Francisco López el Viejo, en la vi­
lla de Cabczaarados, porte a cuatro reales a 36 mrs.).
(I.G . 2092)
404 ENRIQUE O'ITE

465.
Sancho de Llanos a Inés de Tamayo, en Burgos.
Lima, 10.Vi.1580
Señora:
Con Miguel de Casayas, vecino de Castro, que fue de aquí habrá diez meses, escribí a
v.m., y, aunque volvió acá, no vi respuesta de ella, y debió de causarlo el perderse, porque
me dice se ie ahogó un hijo en Sanlúcar, y se le perdió mucha hacienda. Dios lo remedie.
Yo estoy en esta ciudad de Lima, entendiendo en los negocios de un hidalgo mercader,
que se llama Cristóbal Ortíz de Cervantes, y a causa de las muchas pérdidas de atrás estoy
alcanzado, y por esto deseo mucho que venga a estos reinos uno de esos muchachos, el que
le pareciere que tiene más habilidad, y escribe mejor, que acá no le faltará en que gane de
comer. Siendo mi voluntad de irme en la segunda flota, y gustaría mucho dejarle acomoda­
do, y así digo que me haría mucho placer en enviármelo.
De mí sé decir que estoy muy viejo, cano y sin dientes, y aún cojo, Dios lo remedie
como puede, que bien empleado es en mí, y en descuento de mis pecados vaya lo que por
estas tierras he pasado.
Juanico está en Chile, tuve cartas suyas habrá tres meses. Está bueno y bien acomoda­
do, según él dice.
Yo no soy más largo, porque tengo escritas muchas, y de ninguna veo respuesta, Nues­
tro Señor me la deje v e r con bien y la guarde. De ias provincias del Perú, de Lima, a diez
de junio de 1580. Besa a v.m, las manos el que desea más verla que escribirla
Sancho de Llanos
(Para mi señora Inés de Tamayo, en Burgos).
(I.G. 2094}

466,
Lorenzo López de Silva a sus sobrinos Pablo López de Silva y Juan Bautista de Langa, en
Ecija.
Los Reyes, 15.X1.1580
Queridos sobrinos:
Por otras cartas os he enviado a llamar, y aún no me habéis querido enviar respuesta,
de que estoy quejoso, porque ya habréis sabido, y yo os lo he escrito por otra, la mucha
merced que Nuestro Señor ha sido servido de hacerme, y no por mis merecimientos, sino
por su gran bondad y misericordia. Yo estoy muy bien puesto en la ciudad de Los Reyes
con crédito y amigos y señores que, aunque yo no lo merezco, me hacen mucha merced. Y
con todo esto que os digo carezco de contento, poique tengo poca salud, y vuestra tía tam­
bién, que siempre está con dolor, y, aunque tengo muchos amigos y señores, no tengo quien
se duela de mí ni de ella, porque no tengo hijos ni otro pariente ninguno en esta ciudad, y
soy viejo. Y si Dios fuese servido de llevarme, no tengo a quien dejar mi hacienda.
Por amor de Dios os mego que, pues que sois mozos y libres, que procuréis alcanzar li­
cencia del Real Consejo de las indias, para pasar a estas partes, pues que no tengo a quien
dejar mi hacienda sino a vosotros, que sois mi sangre. Porque, si no lo hacéis, habré de de­
jarlo a quien no me lo agradecerá.
Con el señor Sílvíano os podréis venir, que va a España y ha de volver a esta ciudad de
los Reyes, por hacerme a m í merced. Os hará la costa, que yo acá se lo pagaré todo cuanto
por vosotros gastare, Y no digo más, de que plega a la Majestad de Dios os traiga con bien y
salud a mis ojos, como yo deseo. De la ciudad de Los Reyes, a quince días del mes de no­
viembre de mil y quinientos y ochenta años. Para lo que mandáredes, vuestro tío
Lorenzo López de Silva
(I.G. 2093)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 405

467,
Benito Sánchez a su hermano Alonso Sánchez, en Zamora.
Los Reyes, 22.XIL 1580
Muy magnífico señor:
El año pasado escribí a v.m. diciéndole que se viniese a esta ciudad, y que trajese consi­
go su mujer e hijos, y que partiríamos lo que yo tengo, pues yo no estoy casado ni me pien­
so casar. Y así sólo deseo tener en esta tierra a v.m. y a sus hijos, para que nos holguemos,
pues Dios me ha hecho merced de darme de comer, sirviendo a su majestad en la guerra.
Pretendo que el señor virrey me haga merced como ha hecho a otros que han servido
menos que yo en esta tierra, y les ha dado repartimiento, porque son de poco valor.
El señor Juan de la Encina, que es mercader y vecino de Zafra, dará a v.m. trescientos
ducados, los cuales yo le di para que, en llegando a Sevilla, los enviase luego a v.m, a Za­
mora, a su costa. Y le va orden mía para que se vengan en su compañía, procurando orden
y licencia de su majestad. El les dará todo recaudo, Hame de traer una carta de favor para
el señor virrey deJ marqués de Cerralvo, y otra de la duquesa de Alba, para que me haga
merced en mis pretensiones. Y con esto se pueden venir con el señor Juan de la Encina,
mercader. Y si fuere posible, me traiga una cota de malla con sus brazos y manoplas, y un
par de espadas de las de Toledo, muy bien aderezadas, con sus dagas.
A mi hermana la monja dará v.m. cincuenta ducados para sus necesidades.
No digo más, porque el año pasado escribí todo lo que se había de hacer en sus nego­
cios, y en qué estado había de dejar sus cosas, porque la vuelta no será jamás de esta tierra.
Nuestro Señor traiga a v.m. con bien y le guarde. De la ciudad de los Reyes, y de diciembre
22 de 1580 años, besa a v.m. las manos su hermano
Benito Sánchez
(Al muy magnífico señor Alonso Sánchez, en Zamora).
(I.G. 2093)

468.
Diego de Ordás, clérigo, a Gil de Oíel, en Melgar.
Los Reyes, 16.1.1581
Ilustre señor:
La flota pasada, que ahora hace dos años, escribí largo a v.m., dando cuente muy en
particular de mi salud y de otras cosas de esta tierra. Como soy viejo, no pienso ya de po­
nerme en trabajo de ir a esas partes, sino de acabar acá la vida en servicio de Dios y de su
majestad en la doctrina y conversión de estos naturales. Hame dado pena no ver carta de
v.m. en respuesta de muchas que sin ésta tengo escritas. En ellas decía cómo de personas,
que de allá vinieron, me había informado que v.m. tenía muchos hijos e hijas. Y los varones
es cosa justa que salgan por el mundo a buscar su remedio. Y entre los demás mis sobrinos
me dicen tiene v.m. uno de más de veinte años de edad, y de quien se puede tener buena es­
peranza, por ser hábil, humilde y de buena inclinación, y muy diligente y virtuoso, que son
las partes que se requieren que tengan los hombres mancebos que a estos reinos han de ve­
nir. Y así, lo que en todas las demás he dicho, tom o a'decir en ésta, que v.m. me lo envíe
acá, que yo le ayudaré en todo lo que pudiere, y le daré ¡orden e industria que, siendo el que
a mí me significan que es, busque remedio en estas partes para sí, y aún para alguna de sus
hermanas. Y para que él entienda lo que ha de hacer v.m. le aperciba y prevenga que, para
que él busque con qué volver a España, tiene necesidad de ser en esta tierra muy solícito y
cuidadoso y ajeno de todos vicios e inclinado y amigo de toda virtud. Y con estas condicio­
nes me lo puede v.m. enviar luego y perder cuidado de él, y, siendo de otra manera, nos hay
para qué venga acá, porque ni lo veré, ni lo oiré ni le haré ningún bien. Y venga luego en
esta primer flota, en la cual ha de venir un mercader grande amigo mío, que en esta fiota
va, que se llama Tomás Calafre, que es el portador de ésta, y lleva muy a cargo de encami­
narla luego que llegue a v.m., y a este mi amigo mío que yo estoy muy satisfecho que tendrá
particular cuidado de en llegando en Sevilla encaminar ésta luego a v.m., para que haya
tiempo que mi sobrino haya licencia y se pueda aviar y venirse a Sevilla a la posada de To-
niás Calafre, que él le dará allí y en todo el viaje todo lo que hubiere menester hasta que
allegue a está ciudad. Y éste, mi amigo, escribirá con ésta a v.m. adonde posa en Sevilla,
Para que derecho a su casa se venga mi sobrino, que de acá lleva orden para todo.
406 ENRIQUE O T I E

Yo quedo con salud, loores a Nuestro Señor, y con deseo de que v.m. y la señora mi
cuñada y hermana y sus hijas e hijos la tengan como yo deseo. De mi parte les dé v.m. mis
besamanos junto con los de mi señora doña Coslanza Cabeza de Vaca y del señor Bernardo
de Ote!, y que recibiré mucha merced que me escriban, avisándome de su salud y lo demás
que fueren servidos. Del Perú y de esta ciudad de Los Reyes, a 16 días deí mes de enero
158 í años, ilusíre señor, besa Jas manos a v.m. su verdadero deudo y servidor
Diego de Ordás
(Al ilustre señor Gil de Otel, en Castilla la Vieja, en Melgar).

469.
Diego de Ordás, clérigo, a Gii\de Otel, en Melgar,
1 Los Reyes, 3.J1J.1581
Ilustre señor;
Por dos cosas seré breve en ésta: La primera por ser el mensajero natural de esa tierra y
muy particular amigo de v.m, y mío, el cual se me ofreció que la daría en sus manos, y que
informaría a v.m. muy en particular de todo lo que de acá quisiese saber. La segunda es
porque en esta flota que salió de aquí el mes de enero pasado de este año de ochenta y uno
escribí a v.m. por un mercader grande amigo mío, que se llama Tomás Calafre, dándole
muy particular cuenta de mi vida. Yo estoy tan confiado de que encaminaría mi carta a
v.m. dende Sevilla, según llevaba orden mía» que no tengo que decir más de remitirme a ella
y. suplicar a v.m. no discrepe en cosa ninguna de lo que por ella le suplico, pues es cosa tan
lícita y provechosa, de que yo recibiré mucho contento y merced.
Y porque estoy muy confiado que en esta primera flota que viene veré a mi sobrino en
esta tierra, y cumplido todo mi deseo, no alargo más de hacer saber a v.m. que quedo con la
salud que para v.m. y todas esas mis señoras y señores deseo, a los cuales beso las manos
muchas veces, y recibiré mucha merced que me avisen de su salud y contento. Del Perú y
de esta ciudad de Los Reyes, 3 días del mes de marzo, año de de 158í, ilustre señor, besa
las manos a v.m. su verdadero deudo y servidor
Diego de Ordás
(AI ilustre señor Gil de Otel. en Castilla la Vieja, en Melgar).
(I,G. 2092)

470.
Doña Juana Farfán a su hermano Francisco de Nava Mariano, en Sevilla.
Lima, 4.ÍV.1581
Ilustre señor:
Muchas tengo escritas, y no he visto respuesta de ninguna, no sé cómo lo hace v.m, tan
mal con una hermana que tanto le quiere, que no había de venir flota que tres o cuatro car­
tas no había de recibir de v.m., ya que no son tantas, fuera siquiera una para conque yo re­
cibiera mucho consuelo, y se alegrara doña Nicolasa. Ya que v.m. se descuida conmigo no
se descuide v.m. con su hija, pues sabe el contento que nos da en saber de su salud, y así no
dejaré de quejarme siempre de cuán mal lo hace v.m. en avisarme de su salud y de mis so­
brinas, cómo les va, y si ha tomado alguna de ellas estado, porque me dará a mí mucho
contento, porque de noche y de día no es otro mi pío ni mi contento sino pensar en ellas- si
han tomado estado o cómo están. Ha me puesto cuidado, más del que yo tensa, en decirme
que está en Alcalá dei Alameda, que es un pueblo que nunca tal o í , aunque me crié en esa
tierra. Avíseme v.m. cuántas leguas son de Sevilla, porque sepa yo adonde escribo, porque
digo Alcalá del Alameda y no sé dónde se es. En tenerlas v.m. fuera de Sevilla me da mu­
cha pena, y más no saber si se han casado o si se han metido monjas alguna. Con Juan Del­
gado, un mercader que fue a emplear a esa tierra» que es compadre mío, llevó cien pesos
para mis sobrinas, no he visto carta de si tos han recibido o si no. Cartas llevó Alonso Her­
nández Berna!, un mercader, y poder para que los pueda cobrar. También lleva cartas un
fraile de Nuestra Señora del Carmen, y lieva relación por una memoria de lo que puede
v.m. hacer y mis sobrinas. También lleva este Juan Delgado, que lleva el dinero, de lo que
v.m. puede hacer y de cómo me envíen a Bartolomé Farfán. Y no me lo dejen de enviar por
F
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 407

ninguna vía, y se aprovechará y ganará de comer por acá, y será para mi mucho contento.
Ya les digo a mis sobrinas y mis hijas que enviarlas yo a llamar no las envío, sino que, si
tienen alia con qué remediarse, que lo hagan, y v.m. lo haga por amor de Dios remediándo­
la como se remedian las otras, y así digo que, si no hubieren (?) mado y quisieran venir a
esta tierra, que vengan enhorabuena, que para mí será muy gran contento, y no lo habrá
mayor. No les puedo decir que íes daré haberes ni riquezas, más de lo que tengo partiré con
ellas, como si las pariera yo, pues son hijas de mi hermana y de mis entrañas, y más presto
se remedia una doncella en esta tierra que no allá, las que no lo son lo hallan, cuanto más
las que lo son. Grande es mi desed de verlas, ordene El Señor aquello que sea para su servi­
cio. Si acaso v.m. procurase algún oficio de los que íe tengo dado noticia a v.m. allá por mis
cartas, seria gran descanso para v.m., y si v.m. viniere con sus hijas acá, hallará acomodo
conque se pueda remediar. A Bartolomé Farfán, si v.m. no lo ha enviado, envíemelo, por­
que lo quiero aprovechar. Será para mí gran regalo y contento para su hermana, porque to­
dos los que vienen a esta tierra que haya quien les dé la mano ganan de comer, y así, estan­
do yo en esta tierra, yo o Juan Gutiérrez no dejaremos de servirla, Juan Gutiérrez está bue­
no, besa a v.m. las manos, lo mismo doña Elvira y sus hijos e hijas. De Rodrigo de Herrera
no digo nada, porque nunca está en esta tierra, que siempre anda barqueando a los jugado­
res, y no para medrar nada en su casa» remédieio Dios como puede, que hasta que muera
creo será así.
No envío nada en esta flota, porque ni estoy al vado ni estoy a la puente, porque ni sé
si están aliá ni sé si vienen acá. Por eso no envío nada hasta saber nuevas de vs. mds. Doña
Nicolasa está buena y gorda, y tan hermosa que no la conocerá v.m. ni aún sus hermanas,
según ha echado el cuerpo. Mucho contento me da y más.me le diera si viera a ¡as otras,
Dios por su misericordia me haga tanto bien que, antes que me muera, las vea acá en esta
tierra o en esa.
Suplico a v.m. por amor de Dios me mire por ellas, y me las regale como hijas de v.m.
Yo he tserito por la vía de Lorenzo y de unos mercaderes, y por La Contratación procúrelas
v.m. y hallarlas ha. Y porque otro no se ofrece, Nuestro Señor guarde la vida de v.m. y au­
mente en mayor estado. De Lima, y de abril a 4 de 1581 años, ilustre señor, besa las manos
de v.m. su hermana
doña Juana Farfán
{Al ilustre señor Francisco de Nava Moriano, en Sevilla, en las casas del marqués don Pedro
López Portocarreño, y no estando ahí, en Alcalá del Alameda).
(I.G. 2093)

471.
Francisco- Sanz Heredero a su hermano Juan Heredero, en San Torcas.
Los Reyes, 8JV.1581
Señor hermano;
Dos o tres veces tengo escrito a v.m. dende esta ciudad de Los Reyes de esta tierra, dán­
dole cuenta de cómo siempre he andado peregrinando dende que de allá partí hasta que
Nuestro Señor ha sido servido de aportarme a este reino, donde vivo, como más no puede
ser, en grandísimo contento, pero siempre con grandísimo deseo de ver acá a v.m. y a mis
sobrinos, al menos a mis sobrinos, que ya vos sois viejo, y no querría que pasásedes tanto
trabajo como es la mar. Pero a mis sobrinos, digo al mayor, que es Juan Heredero, y a sus
hijos se pueden venir por acá, para que se remedien, Porque hay la mejor labranza que hay
en el mundo, todo que cogemos quinientas fanegas de pan de una fanega, sin llover gota en
todo el año, que os parecerá cosa de milagro, sino todo de regadío. La carne es de balde.
Oro y plata no hay que decir» que es como tierra, y podrán venir como unos príncipes.
No os envío dinero, porque dice que nunca los dan allá, y como son hombres mis so­
brinos, comoquiera se pueden pasar hasta llegar acá. Así que, si fuere posible, mi hermano
Juan Heredero y sus hijos procuren de venirse en todas maneras como pudieren, que yo
&go que, llegados que sean, luego enviaré dineros a v.m. conque descanse hasta la muerte.
Que siempre he tenido en memoria a v.m., y sabe Dios que no como bocado que no sea con
v-m., y con mis sobrinos, y siempre he vivido con esta esperanza, y he de verlos, mediante
Dios, para que pasen a la mejor tierra que Dios ha criado en el mundo. Y dispóngase luego
a venir para los primeros navios, que con ellos mismos enviaré para que desempeñen las
408 ENRIQUE OTTE

tierras. Quinientos ducados quería enviaros, y no me he atrevido, porque me dijeron que to­
maba nuestro señor el rey todo lo que de acá se llevaba, y como esto vi, digo, no lo quiero
enviar ahora, no nos lo rapen, que se separa después. Así que no haya falta sino que ven­
gan.
A mi señora Mari Sanz, mujer de v.m., dé mis encomiendas, y le diga que en hora
mala, porque no me creyó a mí en lo de venir por acá, que a fe que otro gallo le cantaría a
ella y a sus hijos. Yo le enviaré dinero cuando vaya lo demás. Y le diga que me encomiende
a Dios en sus oraciones. -A todos mis sobrinos y sobrinas me den mis encomiendas, y hagan
lo mismo por mí, que, en viniendo, yo se lo pagaré acá en dinero, que, gloria a Dios, no fal­
ta. Que es una gloria esta tierra, que no falta más del paraíso para ser cielo toda ella.
Y porque no se ofrece más, no digo más. Nuestro Señor guarde a v.m. y le dé buena ve­
jez. De Los Reyes del Perú, a ocho de abril de mil y quinientos ochenta y uno. Señor her­
mano, besa las manos a v.m. su menor hermano
Francisco Sanz Heredero
(A mi señor Juan Heredero, vecino de la villa de San Torcas, junto a Aicalá).
(I.G. 2095)

472.
E l maestrescuela de la iglesia de Los Reyes a Francisco Vázquez, en Madrid.
25.1X.1581
Muy magnífico y reverendo señor:
Porque entiendo será ya v.m. en Castilla y en casa de mis hermanos, y por tener un
aviso que dar a v.m. de la canongía del canónigo Leonés, que murió dos meses ha de la fe­
cha de esta carta, como va en el testimonio, y porque escribe más largo él señor Marcos
Cano, primo de v.m., que vino a este pueblo, y con tanto cuidado de saber de v.m. y de su
salud, como si le fuera a él la vida, y tiénele tanto amor que v.m. le debe mucho, por esto
escribo a v.m. por la vía de México, y en ésta sabrá v.m. de mi salud cómo, gracias a Dios,
estoy bueno, y con deseo de ver a v.m. en esta iglesia. V.m. lo procure muy de veras. Su
madre me escribió, agradeciéndome el servicio que se hizo a v.m. en esta su casa.
Acuérdese v.m. de mi memoria, y de daf nuevas a mi madre y hermanas de mí con esta
carta. Que por estar tan de prisa el mensajero, no alargo más, de que Nuestro Señor le dé
muy buen viaje.
Si mi sobrino, hijo de mi señora hermana Francisca Marcela, no hubiere venido, y v.m.
se hubiere de venir en la primera flota, me haga merced de traérsele consigo, o aviarme con
algún amigo. Conociendo otros avisos de doctrinas y beneficios v.m, los tiene, Nuestro Se­
ñor, etc. De esta ciudad y se septiembre a 25 de 1581, muy magnífico y muy reverendo se
ñor, besa las manos a v.m. su servidor
Maestrescuela
(Al ilustre y muy reverendo señor Francisco Vázquez, en casa de Juana de la Parra, viuda,
mujer que fue de Alonso de Villaverde, junto a la portería del monasterio de San Felipe de
los Agustinos, en Madrid).
(I.G. 2093)

473.
Gabriel Hernández a su sobrino Gabriel Hernández, en Talavera de la Reina,
Lima, 18.X. 1582
Señor sobrino:
Yo os tengo escritas dos cartas de esta ciudad de Lima, y ahora, viendo la buena oca­
sión de mensajero, que es el señor Juan de Frías, acordé de escribir ésta. Tom o para que
vengáis a este reino del Perú, pues yo no tengo acá quien pueda haber los bienes que Dios
ha sido de me haber dado. Pues yo tengo para tantos días que no seré de provecho amarrán­
dome (?), porque yo ando tan cansado que, sino es a misa, no salgo de casa, y no deseo más
de veros acá.
El portador de ésta, que es, como digo, Juan de Frías, os dará cien pesos para vuestro
camino y aviamiento a este reino. Pues por vos va, procura de venir con diligencia, y avia-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 409

ros en ia primera flota que viniere, que para la licencia no será menester más de presentar
ésta en el Consejo, que luego se os dará recaudo y despacho. Yo os tengo enviado a mandar
viniésedes, y no habéis, querido venir. Ahora, pues hay tan b.uena ocasión de venir con gente
de esa tierra, traed a vuestra mujer, que será para mí muy gran contento, y yo espero en
Dios y confio de os ver muy breve en este reino.
A vuestra madre y padre dad mis besamanos, aunque los escribo en todas las que escri­
biere, escribiré acordándome de ellos, y, venido que vengáis acá, seréis parte de los proveer
de la necesario. Nuestro Señor os traiga con salud. De Lima y octubre 18 1582 años, señor
sobrino, el que os desea más ver que escribir
Gabriel Hernández
(A mi señor sobrino Gabriel Hernández, en Talaveís de la Reina, con el señor Juan de
Frías y con cien pesos ensayados).
(I.G. 2.093)

474.
Francisco Hernández a su hermano Diego Hernández, clérigo.
Los Reyes, 12.XI.1582
Señor hermano:
Una de v.m. recibí en la ciudad de México de la Nueva España, y sabe La Divina Ma­
jestad el contento que yo recibí con ella, porque venía como de hermano a quien yo quiero
más que a mí, y sé decir a v.m. que en mi vida cosa me llegó tan a l o vivo de la razón, ni
jarra tirada de tan lejos me acertó tanto como fueron sus palabras- de v.m., porque venían
como de persona que las sentía mejor que las sabía decir, porque, aunque yo fuera de un
corazón de hierro, me parece que me habían de mover, especialmente siendo hermano de
v.m., y que de justa justicia había de hacer lo que v.m. me pedía, que era el socorro y reme­
dio de nuestras hermanas, y así no quiero vender más palabras, y en esto no quiero detener­
me, sino sólo decir que del fruto que sus palabras de^ v.m. hicieron en mi corazón, enviar,
como envío, a nuestra hermana María Hernández trescientos ducados, y a v.m. cien reales y
a nuestra hermana María Hernández otros cien reales, y otros cien reales para ia costa que
el dinero hiciere, que por todos, son tres mil y seiscientos reales. V.m. me perdone ser tan
poca cosa, que yo quisiera enviar a v.m. cien ducados para sólo su reparo, y no me alargo
mucho, pero el tiempo vaya dando testimonio de lo que está en mi corazón.
Señor hermano, v.m. me escribe en su carta que fue muy desdichado de que, cuando yo
estuve en Salamanca, no quise ver a v.m. A esto respondo a v.m. que plega a Nuestro Señor
que nunca yo me vea en esa tierra con el descanso que deseo, porque, después de salvarme,
no deseo otra cosa, si yo pase por Salamanca, y si otra pena mi corazón trajo, si no fue no
haber visto a v.m., y cierto digo a v.m. que cosa no he sentido en mi vida tanto como fue
esto, pero todo lo ofrezco a mi Dios, que así como Et sabe que en esto digo la verdad, así
me favorezca, y suplico a v.m. me haga merced de satisfacerse en esto de que digo verdad.
Señor hermano, también me avisa v.m. que le escriba si me parece que pase a estos rei­
nos, A esto respondo a v.m. que pluguiera a Nuestro Señor que ya estuviera v.m. acá, sien­
do sacerdote, porque le sirviera yo de día y de noche, poique en esta tierra ganan muy bien
de comer los clérigos, y casan a sus hermanas con muchji ventaja, y favorecen mucho a su
madre, y así que digo que, vista ésta, v.m. se dé prisa a ordenarse y pase por acá, porque su
venida de v.m. será de mucho efecto,, pues sé que en el Consejo de las Indias le darán a v m.
licencia para pasar acá, y el señor doctor podrá acomodar a v.m. para que no venga hacien­
do costa, y en esto no haya falta, pues que importa.
Esta tierra está muy loca de plata, y ganan muy largo de comer los clérigos en ella, por­
que nunca estuvo tan pujante como ahora, que si yo las veces que pretendí pasar pudiera,
ya mis hermanas y de v.m. estuvieran casadas, y con tanto no más.
Nuestro Señor me deje ver a v.m. por acá como yo deseo, y sea Cristo con todos. Fecha
en la ciudad de los Reyes, 12 de noviembre de 1582 años. Besa las manos a v.m. su herma­
no que más que a sí le quiere
Francisco Hernández
(A mi señor hermano Diego Hernández).
(I.G. 2096)
410 ENRIQUE OTTE

475.
Blas Arroyo a su hermano Gaspar García, en Plasencia.
Lima, 11.11.1583
Señor hermano:
Desde España escribí otra a v.m., la cual va en el pliego de Santos García, por la cual
verá v.m. el suceso de la venida hasta allí, desde allí acá, sabrá v.m. por ésta. Yo di aviso
por la que escribí cómo García Aivarez era casado y paréceme que no se efectuó nada de
esto; cada día le traen casamientos, no sé lo que se harfi. El, bendito Dios, tiene de comer, y
así le salen cada día muchos casamientos. Por otra parte dice que la flota venidera que se
quiere ir a Castilla. No sé lo que se hará; haga Dios lo que fuere servido. De Hernando
Arroyo sabré decir, si acaso las otras cartas que escribí no aportaron, que más largamente
sabrá v.m. por ellas el suceso: de lo que hay por acá, los cuales lleva uno de Oropesa, y lleva
encargado de traer a Juanico, el que está con el deán, porque él llevaba de García Aivarez
comisión de me traer a mí, y como me topó, le rogué yo y Hernando Arroyo le trajese, el
cual me prometió le traería, y asimismo Alejandro Corzo lleva recado, y otro Corzo amigo
mío de que le traerá. No hay más de si allá aportaren estas cartas saber de ellos por cartas si
acaso le han de traer, y si respondieren, enviarle luego a Sevilla, para que les sirva, entretan­
to que no se viniere la flota, que no perderá nada, y a él hacerle que haga como hombre de
bien, y que entienda en escribir y contar, y si no viniere ahora, hacer que esté con un escri­
bano, para que le acaben de mostrar a escribir, que vale acá mucho un buen escribano; que,
ya que esta flota no venga por ventura que yo entiendo que vendrá sin falta a la otra no
quedará allá. A los hijos de Ana García o los que de ellos v.m. quisiere enviar, y si Dios
fuere servido, otro día vendrán los de v.m., los de esa mujer que está viuda se remedie ahora que
los ha menester, que los de v.m. otro día vendrán, y hágales v,m, que escriban y cuenten que para
acá no es menester otra cosa.
De mi tío os sé decir que no hay que hacer caso de cosa ninguna, porque como testigo
de vista le podré decir a v.m. lo que pasa. Yo le di las cartas, y ni él procuró por nadie más
que si no tuviera allá a nadie, sólo por Santos García me procuró, y no por otra persona, y
no hace más mención de cartas que si no le trajera nada paréceme que lo mejor es no le es­
cribir porque tanto ha de ser así que así. Yo llegué a esta ciudad el día de los Mártires bue­
no, gloria a Dios. Y se holgó mucho mi hermano García Aivarez conmigo y mi tío y su
mujer, el cual me tiene ahora en la tienda. No sé lo que se será cierto, una tienda me tenía
mi hermano tomada, para me poner en ella. No sé si mi tío querrá más que me esté con él
que en ella. Mucho me agrada esta tierra, y más de ver el aparejo tan bueno como en ella
hay, para ser un hombre rico en ella, y de ver los trajes y las cosas que hay acá, como que
costará todo más barato que en Castilla. Yo doy la palabra que hay mucho que contar de
ver las grandezas de acá. De los de la tierra sé decir a v.m. que Juan de Rosa me parece que
tendrá tan poco como allá tenía; lo demás no sé cómo se será. El hijo de Pedro Alegre aho­
ra está entendiendo en una tarretería {?), y no sé qué partido tiene. El clérigo no había veni­
do. Ahora no hay otra cosa de presente de que avisar a v.m. Yo tendré cuidado de avisar
siempre de lo que acá hubiere.
La que va con ésta me hará v.m. merced de dar y se la leer a Catalina López, que creo
se holgará mucho con ella, A mi hermana beso las manos y a Costanza. Nuestro Señor
guarde a v.m. como yo deseo. De Lima, y de febrero a once de mil y quinientos y ochenta y
tres años. Besa las manos de v.m. su hermano
Blas Arroyo
(A mi señor hermano Gaspar García, en la ciudad de Plasencia).
(I.G. 2098)

476.
Roberto de Burt, calcetero, a su mujer Ana Franca.
Los Reyes, 20.11.1583
Seflorá mía:
Esta será para hacer saber a v.m. cómo estoy bueno de salud, esperando en Dios que así
será de vos y de todos los amigos y amigas. Yo estoy m uy enejado y con m ucha pena de no
■haber recibido carta vuestra, ni de ningún amigo desde que yo salí d e España. Sóla una fue
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS

la que he recibido, y esa fue en Panamá, que vino por vía de Santo Domingo con las cartas
del señor Beltrán de Polanco, por la cual entendí vuestra buena voluntad y deseo de venir.
Yo envié la respuesta éon la ilota postrera quinientos reales, los cuales eran por vuestro re­
galo, Y envié a decir en la carta que se viniese en compañía de la señora María de Valderas,
lo cual Dios fue servido que no viniésedes en aquella flota. Quizá fue para mejor, porque
murieron mucha gente en el viaje.
Yo os envío cien ducados, para os aviar con la primera flota. El señor Beltrán de Po­
lanco ha de ir a Toledo por una hermana suya, que también ha de venir por acá. Y vendréis
en su compañía, de lo cual me huelgo mucho que haya tan buena coyuntura y buena com­
pañía. Seáis muy animosa como me habéis escrito, aunque bien tengo entendido que no de­
jaréis de venir, alma de ada (?), por la mar.
Procurad de traer buenos regalos. Lo que podéis comprar de la plata que tuviere, bue­
nas camisas y buenas tocas y un manto de lustre, porque no se usa otra cosa en esta ciudad,
por pobre que sea la persona, y otras menudencias y de servillas y chapines, muy buenos
aderezos de cabeza, porque se usa mucho. En lo demás de vestidos por acá se harán al uso.
Al presente no he podido enviar más plata, porque ha habido grandes vacaciones de
nuestro oficio por los muchos calzados que vinieron _en la flota. En lo del flete y matalotaje
suplicaréis al señor Beltrán de Polanco que os favorezca, porque tengo yo poca plata, y en­
tiendo que lo hará, porque es muy mi señor y amigo. Y no olvidéis de comprar un sombre­
ro de dama con lindas plumas, que es para presentar a una señora que me lo ha'encomen­
dado. A mi señora doña Leonor de Toledo le beso muchas veces las manos, y a mí señor
don Pedro y a todos ios demás gentes de casa, que Dios les tenga a todos de su mano, y se
lo pague en el cielo de tanta merced que me han hecho en haberle sostenido en su casa. An-
dresillo procura con el señor Beltrán de Polanco, que le ponga con amo para pasar o por
grumete.
Porque no es para más, Nuestro Señor os me deje ver con aquella salud que yo deseo
como para mí propio. De Los Reyes, fecha 20 de febrero del mil 583 años.
De aquesos cien ducados daréis ai señor Andrés Lamonte doeientos reales, que son para
dar a su mujer dé un flamenco que se dice Juan de Puño, que murió en Panamá, y me los
dejó para enviar a su mujer. Mi señora, vuestro marido que todo vuestro bien desea
Roberto de Burt
A la señora mi hermana Melchora de los Reyes le beso las manos muchas veces, y que ten­
go mucho deseo de verla. Que si yo tuviese mucha plata, yo enviaría por ella, para que se
viniese en su compañía. Y se podría mejor remediar por acá que no allá. El señor Juan
Mayor besa a v.m. las manos. Está ya muy rico y próspero, que se quiere volver a España,
porque él tiene para vivir sin usar oficio. Yo poso en su casa, y como y bebo, y me hace
mucha merced y regalo.
(A mi deseada mujer Ana Franca, en casa de la muy ¡lustre señora doña Leonor de Toledo,
en el barrio de don Pedro Ponce de León).
(I.G. 2093)

477.
Rodrigo de Oviedo a Juan de Oviedo, en Almagro.
Los Reyes, 22.IV. 1583
Ilustre señor:
Muchos tiempos ha que deseo ver letra de v.m. y de saber de su salud y de la de mi se­
ñora doña Luisa, mujer de v.m., y cómo les va de hacienda. Porque de algunos que de esa
tierra han venido he procurado de saberlo y de cuántos hijos, tienen y qué edad tienen y
cómo se llaman. Porque de todo deseo saber muy particularmente como pariente tan cerca­
no de v.m. y a quien tengo obligación de acudir por las buenas obras que he recibido de mi
señor tío Gonzalo de Oviedo y mi señora doña Isabel de Pisa, sus padres de v.m., y el amor
con que me criaron como a hijo propio suyo. Esto tengo tan asentado en mi memoria que.
Pues a ellos no los pude servir ni pagar tan buenas obras, pretendo y deseo acudir a cosas
suyas.
Infórmanme los que de esa tierra vienen que v.m, está cargado de hijos y que le va can­
sadamente de hacienda, y que no se puede valer bien, para cumplir con la obligación que
tiene. Asimismo me informan que entre los hijos que V.m. tiene hay uno que sirve de paje
412 ENRIQUE OTIE

al duque de Feria, y que tiene buen talento y está bien industriado. Yo, señor, estoy ya vie­
jo, que no me he casado ni tengo hijos, y tengo alguna cantidad de hacienda, que es más de
lo que yo merezco, y por estar viejo y cansado de los trabajos que por mí han pasado, no la
puedo gobernar ni acudir a ella como conviene, por lo cual está perdida gran parte, y si mu­
riese sin tener aquí persona a quien dejarla, se consumiría toda, o forzosamente la había de
dejar a personas extrañas, lo cual yo no querría hacer, sino dejarla a mis deudos, especial­
mente a sus hijos de v.m., por la obligación que tengo a los pasados y amor a los presentes.
Mande v.m. dar orden cómo con !a mayor brevedad que sea posible me envíe acá uno de
esos señores, sus hijos, y deseo que sea el que está sirviendo de paje al duque de Feria, que
me dicen se llama Rodrigo de Oviedo, por ser de mi nombre y por lo que de él me han in­
formado. Porque me ayude a gobernar esta hacienda, y trabaje en ella, pues se ha de llevar
ia mayor parte. Y cuando v.m. le enviare venga bien puesto en orden, como es razón, y
traiga la ejecutoria de su hidalguía, o traslado de ella, porque acá es más necesario que allá,
y aquí hallará casa hecha y mesa puesta. :
No envío a v.m. nada, porque ordinariamente. los que lo llevan se quedan con ello, y
porque como a tantos días que no nos comunicamos no sé quién son vivos o muertos. Veni­
do que sea su hijo de v.m. él tendrá cuidado enviar y acudir a la parte más necesitada. Esta
tierra es tan próspera y rica como allá se sabe para los que se quieren dar a la virtud. Y si se
quieren dar a la perdición, es tan perdida como la de allá.
No tengo más que decir, sino que se abrevie la :enviada del hijo, porque así conviene. A
esos señores hermanos de v.m. juntamente con mi señora doña Luisa beso las manos mu­
chas veces con los demás deudos, que no me acuerdo sus nombres. Nuestro Señor la ilustre
persona de v.m. guarde y estado acreciente por muchos años, como yo deseo. De la ciudad
de Los Reyes, de estos reinos del Perú, a 22 de abril de 1583 años. Ilustre señor, besa las
manos de v.m. su hermano 1
Rodrigo de Oviedo
(Al ilustre señor Juan de Oviedo, en Almagro).
(I.G. 2095)

478.
Andrés López de Arcaya a su hermano Sebastián de Arcaya, en Madrid.
Lima, 21.XI. 1583
Señor hermano:
Las cartas que v.m. me hizo merced de escribir recibí en esta ciudad de Lima de las
provincias del Perú, donde quedo con salud, y me las envió el señor Juan Velázquez de Sa-
la?ar. Como por las que v.m.. habrá tenido suyas ha entendido, y no me pesa sino de no ha­
ber venido antes a esta tierra, y del tiempo y años que he gastado en la Nueva España tan
mal gastados, porque es esta tierra más rica y mejor y donde con el ayuda de Dios me ha de
ir bien. Respecto de haber asentado con un mercader que se llama Rodrigo Alvarez, adonde
me podrá v.m. encaminar las cartas, en cuya compañía estoy granjeando con un poco de
mercaduría que compré en el puerto de cierto dinero que saqué del tenientazgo de las cua­
tro villas que servía en la Nueva España.
Creo que me ha de ir bien, y sólo siento la soledad de la tierra, y no tener a ninguno de
vs. mds. por acá. Pues si v.m. hubiera querido, como desde México se lo supliqué, ya me
hubiera enviado allá a nuestro hermano Luis, con quien pasara allí la vida, al cual suplico a
v.m. que en ninguna manera le deje de enviar a esta tierra del Perú, o con el virrey que vi­
niere o con algún oficio a favor, porqué con esto será rico presto, y ya que con esto no pue­
da, véngase sin nada, que aquí pasaremos con lo poco que yo tengo lo mejor que pudiére­
mos, aumentándolo para con ello poder remediar a nuestra hermana. V.m, le procure en­
viar lo más presto que pudiere, y no se descuide en ello ni en enviar las cartas que van con
esta para nuestra hermana la cual yo procuraré socorrer lo más presto que pudiere. Entre­
tanto v.m. le acuda como lo debe, y también me acuda a mí en enviarme el título de escri­
bano que desde México pedí, y cartas de favor, y no se olvide v.m. en hacer diligencia con
el que viniere por virrey de estas partes, para que me haga merced, y si v.m. pudiere enviar
a nuestro hermano con él, será un negocio muy grande.
Dele v.m. mis encomiendas, que no le escribo, y también envíe v.m. a decir lo mismo a
Logroño a nuestros tíos y primos, y que tengan cuenta con nuestra hermana. De esta tierra
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 413

no se pueden escribir nuevas, que allá sean de gasto. De las de allá me mande v.m. avisar,
pues no hay otro mayor para los desterrados de ésta, y ponga v.m. a mi cuenta toda la mer­
ced que en esto me hiciere, que la tengo de servir con ayuda de Dios muy presto. De Lima,
a 21 de noviembre 1583, menor hermano de v.m., que sus manos besa
Andrés López de Arcaya
(A mi señor hermano Sebastián de Arcaya, criado de su majestad en su contaduría mayor
de cuentas, en Madrid).
(I.G. 1397)

479.
Alonso de Villadiego a su sobrino Tomé Sánchez de Guzmán, mercader, en Salamanca.
Los Reyes, 8.VII.1584
Sobrino:
Una vuestra recibí acá trece días del mes de mayo del año de mil y quinientos y ochen­
ta y tres años, que por la flota de este año os esperaba en este reino. Yo os tuve cuatrocien­
tos pesos en Panamá, por entender que los que vienen de esta tierra no traen sobrados los
dineros, y cuando supe que no habíades arrancado de esa ciudad de Salamanca, no pudo ha­
ber cosa en este siglo de mayor pesadumbre para mí y para doña M ana Alonso del Peso,
vuestra tía. Y por intercesión vuestra nos bajamos a la ciudad de Los Reyes, adonde al pre­
sente estamos, y no partiremos para España hasta que vengáis o tengamos carta vuestra en
Quito. Resumís (?) de venir o no, porque tengo acá en qué quería dejaros tan bien acomoda­
do como si hubiérades estado en esta tierra mucho tiempo. Y determinándoos, podréis traer
empleada vuestra hacienda en estas mercadurías siguientes, que es negocio que por acá se
tiene gran salida con muchas ventajas, porque por acá no hartan:
veintidosenos negros de Segovia de Gumiel,
rajas negras de Segovia o de Las Navas,
y azafrán de Ontiveros, y entre ellos no traiga
ninguno de Aragón.
Holandas delgadas, aunque sean subidas (?),
Terciopelos negros de pelo y medio,
sedas flojas,
pasamanería de Toledo y tafetanes,
y medias cortas de seda.
Y con esto cosas extraordinarias, que los que de acá van dirán allá que por acá se gana, y es
hacienda segura.
Y pues otro no se ofrece, ni tengo más que encarecer lo mucho que le importa venirse a
esta tierra, aunque no sea más de una docena de años. De la ciudad de Los Reyes, y de julio
ocho del año de mil y quinientos y ochenta y cuatro años, vuestro tío, que vuestro bien de­
sea
Alonso de Villadiego
A mi sobrina Catalina del Peso le beso las manos, y que tenga ésta por suya, y en sus ora­
ciones me encomienden a Dios.
(A mi sobrino Tomé Sánchez de Guzmán, mercader, en ¡la ciudad de Salamanca).
, (I.G. 2096)

480
Hernando González a su mujer Leonor Gómez, en Trujillo.
Los Reyes, 15.IV.t585
Mi señora:
Una de v.m. recibí, y con ella grandísimo contento en saber v.m. tiene salud, con la
cual se disimulan muchos trabajos y se sale de ellos, y con la confianza en Dios de que tras
este tiempo ha de venir otro que mejor nos sea, me he sustentado yo en todas mis adversi­
dades. A así lo podrá v.m. hacer, considerando que con la vida no hay cosa que no se alcan­
ce; déla Dios a v.m., como yo para mí deseo, que, teniéndola, será Nuestro Señor servido se
remedie todo.
414 ENRIQUE o r r E

Escríbeme v.m. grandes quejas en descuidos que he tenido, y, aunque en disculpa de


ellas pudiera decir muchas cosas, que ía menor de ellas me disculpara, no quiero tratar de
cosas pasadas que me dan m uchapena y son muy largas. Sólo diré a v.m. que no he podido
más, cierto, porque las cosas honrosas y que tanto obligan a los hombres, nunca yo las re­
husó de hacer y acudir a ellas, principalmente quien tan en la memoria siempre tiene a v.m.
como yo sé que la razón me obliga. Tampoco puedo enviar a v.m. cosa ninguna, aunque Jo
deseara harto, de que es buen testigo mi hermano Juan Sánchez, portador de ésta» de que le
dará a v.m. más larga cuenta. V.m. no reciba pena, que yo quedé tan fatigado de los traba­
jos pasados que no he podido más. Mi hermano va a emplear para volverse luego, v.m. se
anime y determine a venirse con él por la traza y orden que él diere y de la suerte que él di­
jere. Y pues el señor mi hermano" Juan Gómez ha sido Nuestro Señor servido de ponerle en
tai estado y me escribe está con determinación de venirse, v.m. se lo pida muy encarecida­
mente que se venga con v.m. y se quite de las miserias de esa tierra hasta que Dios lo reme­
die. Y no ¡o deje v.m. de la manó en ninguna manera, porque su remedio y el nuestro está
en su venida. Yo le escribo sobre ello, v.m. se lo pida muy encarecidamente, y vendan todo
lo que hubiere, y dejen a mi señora alguna cosa, que de acá ía proveeremos, si es viva. Le
beso las manos muchas veces, aunque a las nuevas que mi hermana me dio entienden que
será muerta, porque me dicen quedaba muy enferma.
Mí hermano lleva trazado el negocio como se ha de hacer. El dará la orden, no se haga
más de lo que é! dijere, y regálele mucho v.m. por el camino, y sírvanle esos niños en lo
que hubiere menester, y han de ser siempre con el Alonsico (?), o entrambos, y asimismo
sírvan ai señor mi hermano Juan Gómez. Yo sé que, si él viene, se verá él y nosotros muy
breve con mi remedio, y así le conviene mucho, como digo a él y a nosotros. De la muerte
de mi hermana Mari Gómez me pesó mucho; Dios la tenga en su gloria. Ai señor Miguel
Sánchez y ai señor.Sancho Donaire con todas las señoras tías de v.m. beso las manos mu­
chas veces, y al señor Diego García por el consiguiente. Y le dirá v.m. que se venga acá, que
le conviene mucho. De ía muerte de Alonso Donaire me pesa mucho; Dios le tenga en su
gloria. Diga v.m. al señor Sancho Donaire que es menester enviar un poder muy bastante
para cobrar lo que dejó. Que yo no sé lo que es, porque está embargado en la caja de bienes
de difuntos, y traía no sé qué plata ajena que llevaba empleada, y hasta que acudan ios due­
ños con las escrituras a cobrar lo que fuere suyo no se sabe lo que le quedará. Con el señor
Juan Gómez pueden enviar el poder, que él lo cobrará y se lo enviará. En lo demás de su
venida de v.m. se lleve muy bien con mi hermano, que para el tiempo que vs. mds. hayan
de venir yo estaré con cuidado. Deseo mucho ver acá a v.m. y al señor mi hermano y a esos
niños. Traiga Nuestro Señor a vs. mds. con salud, y íes dé buen viaje, y de lo que pudiere
traer por delante no dejen nada por allá, que si Dios nos volviere a esa ciudad, lo qué yo es­
pero se hará, no será menos lo que ahora hay. Déjeme Nuestro Señor ver a v.m. De Los
Reyes, y de abril 15 de 1585, mi señora» su verdadero hermano, que más que a sí la quiere
Hernando González
(A mi señora Leonor Gómez, en Trujíllo).
(I.G. 2096)

481.
Hernán Gutiérrez de Uíloa a Lorenzo Franco, en Aímodévar del Campo.
Los Reyes, 15.1V. 1585
Ilustre señor
En la flota pasada escribí a v.m. y creo no tan a su gusto como v.m. quisiera, y creo,
que convino así para la paz que conviene que haya entre suegros y yernos. Ya v.m. ve la
mucha obligación que tengo a mi hermana, y así no hay más que tratar en esta materia,
sino que v.m. tiene obligación de acudir a sus suegros como a padres, y ellos a v.m. y a su
mujer como a hijos. Y así crea v.m. que la dureza de sus cartas es causa de la mía.
Yo tengo salud, gloria a Dios, pluguiera a Su Divina Majestad que sin los trabajos que
se pasan por los caminos pudiera yo tener a vs. mds. en esta ciudad, porque creo vivieran
con tanto contento y regalo como todos cuantos hay en él, y si se me enviare la tesorería o
deanazgo de esta iglesia, o cuando esto falte, el curato beneficio de San Marcelo, o el curato
de Chanca, y con sus indios de repartimiento, que por otro nombre se llama Arnedo, v.m. y
la señora mi sobrina María de Talavera se vengan con ello y vénganse (?) por mí, y no sien­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 415

do cualquiera de las cosas dichas no hay para qué hacer mudamiento. Y porque no es para
más, Nuestro Señor Ies dé el contento y descanso que yo Ies deseo en esta tierra. De Los
Reyes, y de abril quince de 1585 años, ilustre señor, besa las manos de v.m. su servidor
Hernán Gutiérrez de Ulloa
(Al ilustre señor Lorenzo Franco, en Almodóvar del Campo)
(I.G. 2096)

482.
Juan de Lartaún (?) a Luis de Aldaz,
Los Reyes, 28.111.1586
Ilustre señor:
De Panamá escribí a v,m. con cierta información, para que su majestad le fuese notorio
los negocios que tenía en estas partes, y me mandase prorrogar la licencia que me tenía
dada para más tiempo, que creo que los negocios han de pedir, así que, teniendo este cuida­
do, he acordado de enviar otra ai presente, que será con ésta, al señor Juan Orella de Aldaz
a que me haga merced de presentarla en Consejo, que entiendo será fácil con su buena soli­
citud de alcanzármela. Que con ella, entiendo, estará v.m. libre de la fianza que me hizo en
La Casa de la Contratación de esta ciudad, y yo siempre obligado al servicio'de v.m., a
quien suplico me emplee en su servicio, que en ello querré dar a entender lo mucho que le
soy. Encargo a v.m. esta información al señor Aldaz con sus cartas, a v.m, suplico le haga
memoria o que ponga la diligencia que convenga. He hallado las posas a que vine algo oscu­
ras y enredadas respecto de muchos pleitos que hay en razón de la hacienda que dejó el
obispo, mi señor. Los demandantes, entiendo, no tendrán el suceso que desean, y los comi­
sarios que dojó el difunto hacen lo que son obligados, y hasta que se definan las cosas no
tengo porqué me hacer .parte por estar así ordenadas las cosas. Y en esto no digo más de
cuanto entiendo mejor hacer mis cosas que si estuviera en España sin venir acá, y así ha
sido cosa muy acertada. Todo sea para servir a Dios y a v.m,
A mí me conviene saber en esa ciudad del hijo de Mateo de Almonacir, escribano, que
vivía junto a San Juan de la Palma, que creo que en el dicho hijo se quedó su oficio de Ma­
teo, su padre, ante quien el obispo, mi señor, otorgó su testamento cerrado el ano de 72 al
tiempo que partió para estos reinos. Han me significado acá que en su poder o del licenciado
Sarriá Abecia (?) quedó una copia del dicho testamento, aunque para mí lo tengo que no,
porque lo había de saber. Recibiré merced muy señalada en que tome trabajo de saber si
acaso en el registro o de otra manera se hallare rastro en el oficio del dicho Mateo de Almo-
nacir o en casa del señor licenciado Sarriá de Abecia en los papeles que dejó, que esto es
para sacar la duda que se tiene; y avisarme. Y si acaso se hallase, hacerme merced de Auto­
rizarle ante la justicia, que poder envío a v,m. y a los señores Juan de Gomar y Jácome de
Vidanivia, para que me envíen dos traslados de él, y en esto no digo más de que v.m. me
perdone el atrevimiento. Y de Los Reyes, 28 de marzo 1586. A v.m. suplico lo que enten­
diere de este testamento lo comunique al señor Juan de Aldaz. Ilustre señor, besa las manos
de v.m. su muy cierto señor
Joannes de Lartaún
(Ai ilustre señor Luis de Aldaz).
(I.G. 2096)

483.
Francisco de Meza Matamoros a su mujer Gregoria de Meza, en Sevilla.
Lima, 28.X.I586
Señora herm ana:
Estaréis quejosa de mí, aunque no os falta razón, aunque, si supiésedes lo que por acá
pasa, no me pondríades culpa, porque de contino he andado en entradas, y nunca me han
faltado trabajos, porque en todo he sido desgraciado hasta la hora que ésta escribo, y en par­
tes do nos pudiese regalar, ni saber de vos como yo quisiera. Que si me viésedes, no me co-
noceriades de viejo que estoy, y cano, y es gran trabajo, porque los hombres que vienen a
esta tierra no pueden ir a Castilla sin plata, porque les afrentarán todo el mundo. Y así que
416 ENRIQUE OTTE

estoy maravillado de que me dicen que habéis escrito, y no he visto carta ninguna de vues­
tra mano. Mas, pues decís que tenéis tanta ansia por mí, por qué no escribisteis con Luis de
Alfaro. Yo al presente no me hallo con más plata de quinientos reales, los cuales vos envío
con un hombre que se llama Francisco de Arce, vecino de Sevilla, que vive en la collación
de San Juan de la Palma, en la plazuela frontero de la cruz, y este hombre ha de acudir con
esta plata a un mercader que tiene tienda en cal de Escobas, y se llama el mercader que está
en cal de Escobas Alonso Rodríguez Pantoja, a quien este mercader que va de las indias,
que se llama Francisco-de Arce, ha de dar la plata a Alonso Rodríguez Pantoja, para que él
se la dé a Gregoria de Meza, mi mujer que es, y ella ha de acudir al uno y al otro, al Fran­
cisco de Arce, que es el que vive en San Juan de la Palma, para saber si ha llegado de las
Indias, y, si dio la plata, Alonso Rodríguez Pantoja, mercader de cal de Escobas, os dará los
quinientos reales. Señora, procura de haber orden de, si fuere posible, de con alguna señora
que venga a estas partes de veniros con ella hasta Panamá, que yo tendré plata aparejada
para pagar la costa que hubiéredes hecho con toda instancia, que, aunque sé hay hecho de
costas hasta trescientos pesos, digo que lo que se hubiere hecho de costas que yo tendré
aprevenido en Panamá. Y de todo esto me hacéis merced de responderme de sí o de no, con
el primer navio que saliere de Castilla para estas partes, para que yo esté apercibido para
enviar la plata. Y Jas cartas que escribiere envíelas a Panamá en casa de un platero de oro,
que se dice Alonso de Salas, para que luego me las envíen a la ciudad de Los Reyes, en casa
de Miguel Angel de Peñalosa, trapero, que vive junto a las monjas de la Encamación, o, si
< no, en casa de Luis de Alfaro, mercader, en la calle de los mercaderes, y en el sobrescrito
dirán: «A mi hermano Francisco de Meza Matamoros», o dirán «a mi hijo», lo que quisié-
redes, todos sobrescritos podrán poner en la carta el que quisieren de los dos, porque en di­
ciendo en la carta «A mi marido fulano» luego los persiguen, y no les dejan ganar de comer,
y los destierran de la ciudad, y no ganan de comer, y así v.m. se determine de venir o decir­
me la verdad de lo que piensa hacer, porque yo no quena ir a Castilla pobre, porque yo no
iré allá sin plata. Y al presente no tengo ninguna gana de ir allá, así que del todo se declare
conmigo, aunque en partes estoy enojado que bien sabéis que me dijistes delante de una
mujer que, aunque os viésedes dos mil leguas de mi, que no se os haría nada. Ya estaréis
contenta que ha mucho tiempo que os habéis visto sin mí, mas ya se os habrá quitado el
enojo. A mi señora y madre vuestra que es, si es viva, me la abraza, porque de contino la
traigo en mi corazón de ordinario, y tengo tanto deseo de verla, más que a ninguno de to­
dos. Y a mi madre me dad mis encomiendas, y me la abraza de su deseado hijo Francisco
de Meza, y mi hermano Antonio de Meza, y de todos me avisaréis cómo están, y a mi her­
mano le rogaréis que me escriba de todo lo que hubiere y de su salud. Yo quedo con salud,
gloria a Dios, Nuestro Señor, por ello, y no tengo' más que decir al presente, sino que Dios,
Nuestro Señor, me deje veros como yo deseo, o como lo deseáis, porque mejor se os pinte.
N o digo más, que es fecho en veinte y ocho de octubre del año 1586 años.
. Señora, bien sabéis que yo no sé leer ni escribir, y yo no me oso fiar de nadie, porque,
como tengo dicho, los hombres casados tienen en esta tierra gran riesgo, y si no escriben con
persona secreta, no saben de quien fiarse, y por eso no he escrito hasta ahora. Lo que le tor­
no a encomendar a v.m. es que se determine de venir, o de decirme la verdad de lo que de­
termine de hacer. Porque yo estoy con gran cuidado de contino en no ver a v.m., y quedo a
servicio de v.m. como aquel que más que obligación tiene. A servicio de v.m. su deseado
marido, marido de v.m.
Francisco de Meza Matamoros
Señora, después que salí de Sevilla nunca supe de ninguna persona de ellos, sino fue Luis de ,
Alfaro, que me dijo de ellos y que os había hablado.
(I.G .210I) y

484.
Pedro de Nájera a su hermano Diego González de Nájern, en Cuenca.
Lima, 30.XI.1586 i | ;
Señor herinano: _ . -jfe
Habrá ocho días que recibí un pliego de cartas, la fecha a tantos de enero, querer signí-
ficar el contento que todos recibimos seria menester mucho papel, porque al I n con la salud
que v.m. dice tienen todos, bendito Nuestro Señor, se remedian todas las demás dificultades
y trabajos. Ruego a Nuestro Señor se las dé a todos como yo la deseo, amén. •
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 417

Yo tenía escrito a v.m.- desde en fin de abril, y dado un pliego de cartas a Julio Anfría-
no con trescientos pesos en oro, que entonces se pudo juntar de estos paños de v.m. En esta
carta tenía escrito muy largo de los sucesos de todos, y de la venida del virrey, y lo que has­
ta allí había hecho, por muchas cosas. Y lo primero, por no dar pena con cosas, acordé ras­
garla, y en ésta por las menos palabras que pudiere responder a v.m. Y cuanto a lo primero
digo que Julio Anfriano y Baltasar de Zamora trajeron los paños con hartas costas, como en
esas memorias verá v.m., y antes que ¡legaran no tenía vara por dar, y aún muchos quejo­
sos, porque sólo don Pedro de Cabrera para él y su tío el inquisidor quería treinta varas, yo
las guardaba por momentos, y fue Dios servido que ellos salieron tan diferentes de lo que
acá se pensaba, y yo había dicho, que estuve confuso no los hubiesen trocado, y aún lo tuve
por cierto, mas de ver que todos cuatro conforman en las varas, aunque difieren en poco, y
también que yo no puedo hacer otra averiguación, y también que un Pedro Pretel, que es
tundidor, que se crió en esa ciudad, que me dijo creyese eran ellos los recibí y di a Lorca
para que los vendiese los tres, y otro se puso en una tienda. Ha sido la venta como de paños
los más comunes que de Castilla han venido, porque veintidosenos comunes se han vendido
a ocho pesos lo menos, y algunos a nueve y a diez, y alguno habido a doce, y de ver esto y
lo poco que yo en ello he podido he estado tan fuera de mí que a muchos días que no he te­
nido cosa que más al alma me llegue, que se me figura que en mí mohina sucede esto al re­
vés de lo que sucediera si otro lo hiciera, y aquí veo palpablemente que Dios es servido de
guiarlo todo de esta manera. Yo, señor hermano, no querría tratar de esto ni de otras cosas
que suceden, mas no se puede hacer menos, Dios sabe quisiera yo que se hubieran vendido
mejor, que aún v.m. pesaba, que si ellos fueran delgados, que es lo que acá se pretende, y no
miran ai provecho de la ropa, si se vendieran bien. Ahi envío dos o tres pedacillos de dos
paños, y sí v.m. los conoce por los suyos todos serán, y no hay sino echar la culpa a nuestra
poca ventura, que es bien poca, y encomendarlo a Dios. Va la cuenta de lo que se ha vendi­
do, y a cómo, y lo que me han prestado para cumplir eso que va hasta que se acabe de
vender lo que queda, que queda en poder de Lorca, que él lo acabará de vender, y se harán
pago de lo que prestan. Ruego a Nuestro Señor se le Heve con bien y en salvamento.
El virrey llegó a esta ciudad domingo a veintitrés de este mes’ de noviembre hizo un
año. Y al remo hubiera sido mejor que no hubiera venido, y aún al rey, porque con él han
venido todas las las tormentas y males que en él ha habido. Y aunque se lo dicen a sus oídos
él lo ve, no hay sacarle de su orden que lleva, sino es que Dios le saque del mundo. El llegó
cuando digo, y hasta el día de navidad no hubo remedio de dejarse venir a hablar, y enton­
ces conque no se tratase más de darle las buenas pascuas, y como estaba mucha gente de
todo el reino, y algunos se quejaban que no Ies daba audiencia, acordó un día llamarlos, y
pensando quería tratar algo les dijo: «Dícenme que os quejáis de que no os oigo ni despa­
cho. aun no se me ha quitado el polvo de las botas, y no hay para que os quejéis, cuanto
más que los más que aquí estáis, bien sabéis habéis sido traidores, reportaos y callad, que
cuando pueda, yo os oiré y despacharé». Y así se fueron muchos a sus casas. Y en este co­
medio, víspera de Santa María, llegó a esta ciudad la nueva de la pérdida de Santo Domin­
go, que le ató de pies y manos, y si acaso asomara algún navio de enemigos, así nos tomara
como a los demás. Con todo en fin de abril hizo llevar la plata del rey, y los que quisieron
registrar, y que la había de enviar, y él se fue al Callao, y teniendo ya la plata embarcada, y
los que iban sus matalotajes, y que decía se habían de ir, otro día llegó la nueva de la toma­
da de Cartagena, y entonces hizo desembarcar la plata, y que los soldados y capitanes se
quedasen en los navios, y él se quedó en el Callao, y estuvo hasta la noche del temblor, y
así se los tuvo, que a una misa no los dejó salir hasta qúe a 4 de octubre vino nueva que era
ido el inglés, que entonces les dio licencia, y luego en fin del dicho mes llegó la nueva de la
venida de los galeones con lo que en España se hace sobre ello, y él pregonó luego que en
fin de este mes se había dé ir la flotilla. Entendióse que aguardara, porque ahora y después
de navidad es cuando sale la plata de Potosí y de las demás ciudades, y es imposible llegar si
no es por los tiempos que solía, que es en todo marzo. Y visto que los navios estaban pres­
tos y que ahí a seis días empiezan a llevar la plata del rey, acordé y me di yo prisa, porque
esto de v.m. no quedase acá. Y así va, como digo, y por la memoria verá v.m. lo que es, y
porque sé este dicho, y vaya todo en un lugar sus cosas. V.m. sabrá que hasta hoy no ha
querido dar un indio a hombre nacido para minas nuevas, antes se declaró en la cuaresma
pasada que hasta que lo comunicase con el rey no los daría, fue cosa de muy gran lástima
para los que han gastado su tiempo y sus haciendas en buscarlas, y en materiales, que yo le
prometo a v.m. que a éstas que-yo iba que se han gastado más de sesenta mil pesos en ínte­
rin y herramientas y pertrechos, y todo queda perdido. Hizo otra crueldad con otros que te­
418 ENRIQUE OTTE

nían 30 leguas de Potosí descubierto otras muy ricas que, ya Cuando Luis de Molina se tue,
estaban descubiertas, y se iban los hombres a ellas desbalados (?), y por su mandado el Au­
diencia de las Charcas mandó no fuesen, y no aprovechaba, y al fin envió un criado suyo
con una provisión a que los echase de allí, porque da por color que así conviene al servicio
de Dios y del rey, y que se despoblará Potosí, Es lástima ver lo que hacen los que estaban
allá, y se tiene por cierto que estaban gastados más de docientos mil pesos. Y porque vea
parte de ello le envío esa de Martín Rufa, que escribí a Carranza, y así quedamos todos los
que teníamos ojo a ir a ganar de comer, que no nos falta, sino abrir un hoyo y metemos en
él, porque, aunque sobre ello se envía al rey, para mí es tan largo que cuando venga del rey
que se la avíen, y nos den indios, ya yo no seré de provecho según esto, y encamínelo todo
Nuestro Señor que puede.
Cuando recibí la primer^ de v.m. en que venía el licenciado Aguilera no diera mis es­
peranzas por muchos dineros^ y no le pensaba poner sino en hacer me diera indios conque
le ofreciera una paite que crpo fuera de algún provecho si viniera, porque a los primeros
descubridores permite se queden en el asiento de la corte, que les tomó la provisión y a te­
ner yo el favor de éste me metiera entre ellos. Yo le prometo a v.m. que le tuve aderezada
la casa que el virrey pudiera posar en ella, y que le había enviado a Paita regalos de conser­
vas y fruta, que lo tuviera él en mucho si viniera, empero aguardábale yo que bastaba para
que no viniera. Y así no hay sino en sólo Dios esperanza, que El nos tenga de su mano,
como puede, y en esto no quiero tratar más. Y en lo que v.m, escribió sobre los recados de
aquel maese Antonio, cuando vinieron era vivo. Yo le hablé y me lo agradeció mucho, y
me rogó fuese parte para que v.m. se lo cobrase e hiciese, porque me dijo que lo había en­
cargado a dos, y que aún respondídole no habían. Yo le dije que v.m. me haría la merced
de hacerlo, y así vino a hacer un recado que no sé, cuando ésta escribo, si irá para v.m., y el
señor Francisco Pardo, y para Marcos Manuel y en Sevilla el señor Mancio de Gutniel y
Bernabé de Menucho, y estuvieron dados estos recados con las demás cartas. Y como murió
tiene una hija monja en esta ciudad, y la priora los pidió, y no sé lo que hará, si los envia­
ren y fueren de algún provecho, bien, y si no, se le dé a v.m. Mucho el maese Antonio en
los recados mandaba se pagase muy bien, y así con esto no digo más.
Y en lo que v.m, me escribió del casamiento de mi sobrina no sé yo como a v.m, lo en­
carezca, lo que todos nos holgamos, y todos rogamos a Nuestro Señor vea a todas las demás
también casadas. Yo escribí en las pasadas que aún se estaba aquí el señor Francisco Pardo,
dándole él para bien, y lo mucho que me holgué, y ahora le tornaré a escribir dándole el
para bien del hijo, que Nuestro Señor se lo guarde, y a ellos les dé mucha salud, ya que con
otra cosa no puedo, y en lo que v.m. me escribe sobre las necesidades que allá se pasan, es­
pecialmente con estos años, yo lo creo todo como v.m. lo dice, poique por otras he visto lo
que puede haber. Dios me es testigo que lo siento todo como es razón, y no puedo más. Yo
había tratado con e) señor Carranza que enviara alguna cosa de esto que debía, y le hallé
tan bueno y tan adelante en ello que me dio su palabra que, pues él acababa ya sus cosas,
que si cuando esta flotilla se fuese no se hallaba con ellos, los tomaría a censo, y digo ver­
dad que, yendo yo a la fiesta de Corpus Cristi que se hace en el Callao quince días después
iba de esta ciudad mucha gente como Lorca dirá a v.m. me echaron por rogada, para que de
Navidad en adelante diere dos pares de casas y me dijo dé orden v.m. que paguen adelanta­
do, porque Jos que las tienen lo darán para que con ello juntemos esto que he de enviar, y
él estaba ya muy contento, y yo más, porque en efecto no lo dejara ya de la mano, y cuando
pensamos que estaba ya fuera de trabajos, que en efecto lo estaba, vino Nuestro Señor, y en
un credo lo dejó sin nada. Por 6 , miércoles, a dos horas, poco más o menos, de la noche dio
un temblor de tierra, fue de tanto daño en haciendas que en esta ciudad ni treinta leguas a
la redonda quedó casa ni iglesia que no recibiese muy gran daño. Cayeron muchas. Las que
no cayeron quedaron abiertas de corte, que no se puede vivir en ellas. No quedó chácara ni
tapia que no viniese al suelo. Fue Nuestro Señor servido fuese este azote en las haciendas
para que los hombres nos enmendemos, porque gente murió muy poca, y si fuera a media
noche no dejara de morir mucha. Acabado que pasó que nos pusimos el señor Alonso Ami­
go y mi sobrino en un corral a procurar hacer un toldo. Estándolo haciéndolo vino del Ca­
llao nueva que había salido la mar de madre, y los había ahogado a todos. Viera v.m. con
nuestro mal lo que sentiríamos, que habría diez días era ida mi hermana, y llevado consigo
un niño de poco más de dos años. Envié luego a mi sobrino el bachiller, que hacía la noche
muy oscura, y de mucho aire. A una hora como se fue llega una carreta con dos negras, la
una quebrada la pierna, y la otra molida, y un negro muerto, la mejor pieza que había en
este reino, que éste no acaba de llorar Carranza. Y como cuando ellos salieron del Callao,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 419

no había sucedido lo de la mar, y tornó a decirse diferentemente, y trajeron al virrey en bra­


zos, que se vio en harto aprieto. Acordé yo de ir tras mi sobrino, y cuando llegué y vi todo
el pueblo hecho una 'laguna, y más que no hallaba a mi hermana ni a Carranza, ni de los
que topaba me sabián dar razón con bien, entenderá v.m. cuál andana. Hallélos cual Dios
fue servido, y allí viera v.m. mi hermana llorando y Carranza que con todo su ánimo se le
iban por la cara las lágrimas, que era lástima. Consolélos lo mejor que pude, procuré traér­
melos, y por recoger el hato lo que pudiesen no vinieron, tomé el niño y víneme luego por
enviarles la comida y los negros que Alonso Amigo tenía en Lima, y al fin empezaron a sa­
car lo que pudieron, y por un cabo los sacaban, y a la noche daban los indios en ello que yo
le prometo a v.m. que hurtaron a sólo Carranza más de seiscientos pesos de cosas. Yo iba y
venía cada dos días a sólo llevarles la comida, porque la tomaban a los que la llevaban, y a
sólo animar a Carranza, que cierto estaba muy quebrantado. Lo primero fue aderezar las ta­
pias de las chácaras y hacer un rancho donde dormir, y luego se dio tras las casas, y, con la
buena diligencia de Carranza, van cuatro pares de casasque para Navidad estarán alquila­
das, mediante Dios. Y si tuvieran adobes dejarán este año mucho hecho, porque han junta­
do Alonso Amigo y él la gente, y entrambos andan sobre ella, y van de los que más adelante
andan, y si el virrey le hubiera favorecido, hubieran hecho mucho. Ha estado tan cruel que
a hombre no ha dado un indio, todo ha sido hacer para él, y también como los indios hacen
en sus haciendas no los ha querido ocupar. Y también como ahora es tiempo de sementeras
va esta semana al Callao a despachar la flotilla, y verá la perdición de él, y más que manda
venir de todas estas ciudades gente para tener en guarnición, y no han de tener donde cu­
brirse del sol. Quizá le moverá a favorecerlos, que lo han bien menester. Yo le prometo a
v.m. que, si le hubiese de significar lo que es y lo que fue, no hay papel donde quepa, y así
no hay sino dar gracias a Dios que nos tenga de su mano, pues yo, señor hermano, con estas
mis idas y venidas al Callao y lo que sentía de verlos cual amanecí aquella mañana peor
que todos, porque al fin a ellos y a todos los demás quédoles, como dicen, y a mí no fue
nada lo que llevó, y por no quedar otro tanto fue mucho, porque, como se cayeron las pare­
des y el t *cho de mi aposento tomó debajo la ropa de mi cama y la de mi sobrino, y su
manteo y sotana y otro vestido mío y sus libros. Como no kfpudim os sacar, luego, cuando
se sacó, no fue la ropa de cosa de provecho, que, aunque fue como digo poco, fue para mí
mucho. Teníamos en el Callao, en casa de Carranza, seis quintales de azogue y ciertas he­
rramientas, que se iba mi compañero mío a las minas en sus badanas, que, aunque lo tomó
también debajo, entendí que el azogue no se perdiera, y como los golpes de la mar fueron
tan furiosos, y estas paredes son de tierras, pasó por ellas con tanta furia como por la calle.
Y así, cuando se sacó la tierra y adobes, que pensé hallar el azogue, ni grano hallé, de ma­
nera que, aunque no tenía, como los demás, haciendas, no dejó de darme en lo que tenía;
sea Dios loado. Yo le prometo a v.m. que estuvo mi sobrino ocho días que no pudo salir de
casa, que ni Carranza ni Alonso Amigo no cayeron en ello. Yo los veía tales que no se lo
dije hasta que no faltó quien me prestó para vestirle, porque, aunque también me llevó a mí
los vestidos, bendito Nuestro Señor, tenía en la casa otros que al fin me puse. Es un juicio
tratar en ello, y más en la crueldad de este virrey, que dende el día que llegó a esta ciudad
no hemos tenido un día bueno, y a dos días se fue al Callao a despachar esta flotilla. Yo fui
ayer por ver cómo se ponía, y en efecto vi que con mucha furia despacha, y pregonó que el
domingo no quedase hombre por embarcar, porque el que no lo estuviese no iría, y aunque
ha habido de parte de los mercaderes muchos requerimientos, me certificó el general, que es
mucho mi señor, que no haría otra cosa. Y así me vine anoche, y he andado esta mañana
en busca de ciento y veinte pesos de oro, para que con los trescientos que comprados, y no
se hallan ni un barretón de plata, porque se le hace a Julio Anfriano de mal llevar reales,
aunque en efecto de no hallarse los llevara, aunque viniéndome a casa me dijo Pedro López
que en comiendo iría a casa de un amigo que creía le daría lo uno o lo otro. Julio Anfriano
no sale de esta ciudad con determinación de ir a España, porque conforme viere en Tierra
Firme ha de hacer, y aunque a todos estos señores parecía que no le diésemos esto, sino al
cuñado de Lo rea, que saldría de aquí con los demás mercaderes, porque dicen que estos ga­
leones han de aguardar la flota, y que los han de alcanzar estotros que fueron después, lo
que ayer me trató el general, y por muy cierto, porque yo no fue a otra cosa sino a saberlo,
es que esta flotilla llegará para Navidad a Panamá, y que si la flota de España fuera venida,
que aguardaran todo enero y mediado febrero a los que de acá fueren, y que, si no es veni­
da, que no harán sino llegar las barras al Nombre de Dios, e irse luego, y así yo no quise
aguardar, ni quedar en esta duda, sino aventurar esto de v.m. con dos o tres millones que
van de su majestad, y encomendarlo a Nuestro Señor le lleve en salvamento, y a manos de
420 ENRIQUE OTTE

v.m., que es lo que yo deseo, que si ello es así que los galeones se van sin aguardar a éstos
que quedan, va a decir al menorete (?) más de tres meses, y éstos querría yo ahorrase v.m.
de pena, y así yo lo encomiendo a Nuestro Señor y a su bendita madre y a señor San Julián.
También Pedro López a enviar esto de Juan Fuero y de esos señores Cetinas. Yo tenía escri­
to de la flotilla pasada, y pensaba romperlas, y escribir otras, y creo la prisa no me ha de
dar lugar, porque hasta tener entregado esto no tengo sosiego ninguno, y entregado escribiré
hasta el punto que se vayan a embarcar, porque me iré al Callao, y si acaso no pudiere es­
cribir a todos disculparme a v.m., que con el cuñado de Lorca escribiré a todos esos señores.
Díceme v.m. que, cuando se casó mi sobrina, hicieron hablase v.m. a mi sobrino, y que lo
hizo. Yo me holgué mucho, y digo verdad, que muchas veces lo tuve para escribir, y que
siempre se me olvidaba. Yo me holgara de que v.m. estuviera más descansado, y que se des­
cargara de trabajar, pues está ya viejo, y pues él es mozo y hábil, trabajará en ese oficio.
Mas figúraseme que v.m. como está tan cargado de hijos, y ese es el grano con que se=sus­
tentan, que quizá no dará lugar a v.m. a hacerlo tan presto, Dios me es testigo que cuando
llego a estos pasos que se me entristece el corazón de corte, que en medio día vuelvo en mí,
mas ya digo que falta la ayuda del que todo lo puede.
Díceme v.m. en ésta que se le murió la mujer, y que le hizo Dios merced porque vivia
enferma. Si ello había de ser con tanto trabajo, mejor está ya, plega a Nuestro Señor la per­
done, y a él tenga de su mano, amén, y le dé lo que yo le deseo, al cual v.m. con todos los
demás vea con el remedio que yo les deseo, y déle v.m. mis encomiendas; Dios sabe quisiera
1yo irlos a ver y a dar algún remedio.
Ayer, cuando estuve en el Callao, tratamos Carranza y yo muy largo sobre esta ida de
España, y hállole con tanta voluntad que me admira, y Alonso Amigo ni más ni menos, mi
hermana que no les trata otra cosa. Creo con el ayuda de Dios ha de llegar a efecto, porque
no mirarán en mil ni aún en dos mil pesos, y más que Pedro López dice que no ha de que­
dar en otra flota en este reino, porque dos días antes que el virrey se fuese al Callao, porque
fue el lunes, salió y ha determinado le toman el galeón, y está notificado que dentro de tres
días nombre tercero, y creo lo nombró esta mañana, y si no, lo nombrará esta tarde, porque
esto escribo mientras es hora de ir a negociar a (?) el virrey, y no le ha bastado el favor de
todos los frailes de San Francisco, porque dende en fin de agosto hizo un año le detiene de
armada en el puerto el galeón, que a quince meses que al menorete hubiera hecho tres: via­
jes a Guayaquil, y aún casi cuatro, que al menorete le quedaban horros tres mil pesos cada
viaje, aunque él dice más, estos serán largos y con una crueldad, la mayor del mundo, se lo
ha tenido, que si no fue ahora x>cho meses cuando le mandó aprestar para ir en el armadilla,
que dio dos mil pesos corrientes para las velas que se habían podrido con las garvas y para
(?) Aún no ha querido pagar la gente, y sobre todo le manda poner tercero, que no se lo han
de venir a dar, que con el cuñado de Lorca habrá lugar de escribir esto, y ver cual está esta
tierra, y cuál va, que por momentos se va destruyendo, y todo parece lo trajo este virrey
consigo, porque después que estoy en ella no he visto hambre, y después que vino no se ha­
lla qué comer de pan, y carne, con ser que nos solíamos dar con ello, ha venido a que no lo
podemos haber, porque en la cría ha habido descuido por falta del gobierno, y en el pan,
aunque ha habido muy buena cosecha, y mucho, ha entrado en ello una que llaman palomi­
lla, que no le deja sino el ollejo (?). Hemos pasado tres meses de muy gran trabajo, porque
el pan que se hace hiede, y da muy mal sabor, no hay quien lo coma, y aunque se empieza
ya a segar, no se dejará de pasar trabajo hasta mediado diciembre, que habrá ya nuevo, y a
lo que parece, hay buena cosecha, si no le cae esta plaga de palomilla. Hácense muchas pro­
cesiones para que Nuestro Señor se apiade de nosotros, El lo haga como ve que lo hemos
menester. Fuera de esto, después del temblor, ha dado una sama, que en la casa donde entre
no queda hasta los gatos. En esta nuestra lo hemos pasado muy mal. Mi hermana tomó
unos huevos con azufre, salióle de golpe y tuvo harta. Alonso Amigo refregóse con unos li­
mones, y aunque mató la comezón, págalo ahora y muy bien, que a más de un mes no sale
de casa de unos granos muy bellacos que le han salido en las piernas y en las manos. Mi so­
brina y mi sobrino como mozos lo han pasado con más ánimo. Carranza, como está curtido
en el Callao, tiene carnes de perro y no lo siente. Los niños há sido lástima. Yo, todo se me
va en rascar, y como había tantos años que no sabía que era siéntolo mucho, y más unos
aradores que me traen las manos lastimadas. De este arte quedamos ahora, y yo en esto no
quiero tratar más de ello, y lo dejo aquí en este punto, y voy a negociar, y después diré lo
que hubiere lugar.
Yo me vine hoy sin hacer nada, y así con mohina me pongo a escribir, y no sé si he de
acertar. Y diré aquí que en la carta grande que tenía escrito daba cuenta de muchas cosas
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 421

que, como digo al principio, rasgué, lo uno porque me pareció cuando la escribía dar cuenta
de cosas que suceden tan fuera de orden, y de otros muchos de la tierra, y como en ésta casi
no hay sino mohínas, no quise fuese en ella. Escribía muchas quejas de Pedro López, y aún
de Lorca, y como después me he reportado y allá no se pueden remediar, sino antes dar
pena, y también que en esto de v.m., aunque a mí me parece pudieran en la flotilla pasada
hacer más, y que a v.m. fuera lo que va ahora queda, que ni fue la principal mohina, aun­
que hubo otras cosas conmigo, de que no deje de tenerla. Al fin han venido a prestar lo que
falta tan limitado lo que queda, que es esto lo que a mí me da pena, porque, cuando yo
hago algo, hágolo con más liberalidad, y así han hecho mil veces la cuenta de lo que queda
por vender. Y Alonso Amigo me hizo placer de quedar que, cuando no se vendiese en la
cantidad que ellos prestaron, que lo pagaría él. Yo espero en Dios que antes le han de so­
brar a v.m. cincuenta pesos que no faltar un grano, y así lo que van son 756 pesos corrien­
tes cié a nueve reales el peso, de esto se compró el oro, que están comprados los trescientos
pesos que iban en la otra flotilla, y ahora se buscan ciento y veinte pesos de oro o un barre­
tón de plata. Lo que está vendido de v.m. serán hasta seiscientos pesos, digo seiscientos y se­
senta pesos, de estos se pagaron ciento y sesenta reales a Julio y al cuñado de Lorca de los
derechos y costas. Quedan quinientos, de éstos estaban por cobrar cincuenta pesos, de ma­
nera que había 450 pesos vendidos y cobrados. Prestó Lorca 120 pesos, que juntado con
esto son 570 pesos. Pedro López lo cumple a los sietecientos y cincuenta y seis. Quedan por
vender 31 varas de paño a la cuenta de lo que ellos traían, y nueve sombreros. Yo procuraré
que esta Navidad no quede sombrero, y en el paño haré lo que pudiere, como he hecho has­
ta aquí, que, aunque han estado los tres paños dende el punto que llegaron en casa de Lorca,
lo más que se ha vendido yo los he llevado. El otro puso Alonso Amigo en una tienda de
un amigo suyo, y de éste en todo este tiempo no se han vendido sino seis varas y media, y
así se tomó y llevó esta semana a la de Lorca, lo uno porque en ella se venderá mejor, lo
otro porque él se haga pago de lo que prestó, y pague a Pedro López. Yo espero en Dios
que con su cuñado ha de ir que no queda cosa por vender, y lo que sobrare yo enviaba esa
cuenta en las pasadas, y por sólo (?) que no podré escribir eso de ese carpintero, lo dejo ir
así. Y en lo que toca a lo del fraile sacristán fray Juan Portero, lo lleva Julio, porque el frai­
le por ahorrar encomienda lo tomó, y dice lo ha de llevar el cuñado de Lorca. Si acaso a
v.m. preguntaren algo a quién iba, esto es lo que pasa, y Pedro López creo escribe.
Yo, señor, tenía determinado de no enviar a v.m. carta de nadie, ni hacer ensalada de
esto que va, porque algunos de allá lo agradecen muy mal, y he estado muy mohíno, que no
sé quién escribió a fray Alonso de Cetina que había pleitos entre sus hermanos sobre lo que
les iba y qué era la causa, que v.m. le daba las cartas y no el dinero, como si el dinero fuera
a v.m. Yo le escribí al fray Alonso que yo me holgara el dinero hubiera ido a v.m., que yo
estaba satisfecho no hubiera pleitos entre ellos, y aún estaba con determinación de que aún
cartas no fueran con las de v.m., mas fray Alonso es un buen fraile, yo le quiero mucho, y
porque también Pedro López se quejaba de mí, tom é a que fuese junto. Yo le prometo a
v.m., porque esos señores sus hermanos anden bien en pleitos, que si Pedro de Nájera no es­
tuviera de por medio, que esto que ahora va no fuera, y que el fraile lo pasara mal, porque
el provincial estaba bien indignado. El inquisidor por parte de don Pedro de Cabrera tne
hizo merced de tomar la mano, y él por su cabo, y el doctor Lucio por el suyo le hicieron
hiciese lo que yo quería, que fue pagaron los trescientos patacones, y a él le mudaron donde
deseaba, y esto les podrá v.m. decir. En la otra flota espribía a Diego de Cetina diciéndole
mi parecer, porque así me lo había rogado el fraile, y hele escrito otras dos veces, y a ningu­
na me ha respondido, y así acordé rasgarla, y habré de escribir a Diego Valle de Luna que
recibí ahora con éstas de v.m. una. Ya le diré algo de lo que decía a Diego de Cetina. Y con
esto acabo en esta materia. También escribía en la dicha carta acerca de Tomás Ginés, que
le mataron en Potosí, y cuando se fue el padre Lorca, se supo aquí, y yo no lo supe hasta
ser ido, y escribía yo a v.m. que, si acaso su mujer no hubiera enviado poder, y lo quería
enviar a Carranza y a Alonso Amigo y a mí, como no viniera a más, que, aunque Carranza
fuera a cobrar los fuera, y que la encomienda fuera para una de mis sobrinas, y entendíale
hacía buena obra, porque dentro de seis meses que llegara estuviera el dinero en esta ciudad,
y en la primera flota fuera, mas yo creo vaya tarde, y también que Martín Ruiz me escribió
habia escrito sobre ello, y a lo que yo he visto en una carta que Hernán Ruiz escribía al To­
más Ginés, él tiene allá mano con la mujer, porque le escribía sobre los mil reales que le
enviaron, y Pedro López entendiendo era de la mujer, para ver lo que escribía, y cómo se
llama, la abrió, estando yo delante, y leímosla, y tratábale de estos mil pesos, y decía que no
se los habían dado, porque decía v.m. que no los habían cobrado en Sevilla, y que Mancio
422 ENRIQUE OTTE

de Gumiel los había de cobrar, y que en yendo los darías , y a la fecha de aquella carta bien
sabía yo se estaban en Sevilla, y aún más de un mes después íbaJe diciendo, y como Pedro
López ios envió a Diego González de Nájera, no se han cobrado, en lo que yo la podré ser­
vir que yo haré se los pague, y sería de parecer que, cuando v.m. le enviare otra vez dineros,
no vengan a él, y otras necedades, pues yo le prometo que no fue su hermano el que se los
hizo enviar, sino Carranza, y una carta mía, y sí yo no tuviera a su hermano por tan amigo
que yo les escribiera si fueran más seguros a él, y esto no lo escribo a v.m. para que haya
enojo, sino para que entienda v.m. que ésta es la causa, que pensaba no enviar carta de na­
die, pues son mal agradecidos. Con todo digo, si no hubiere enviado el poder, y lo enviare
como digo, se hará sólo por lo que digo de que así de a una de las hijas de v.m. la enco­
mienda para ayuda a Chapines, y en esto v.m. hará como mejor a v.m. pareciere.
Con éstas de v.m. vino una para Alonso de Valdemoro, yo se la he enviado ya, que está
en un valle de ese cabo de Potosí. El me escribió ésa los días pasados, y con esta nueva de
ingleses creo se ha resfriado. Yo le escribí y se la envié; en respondiendo yo la enviaré . Y
por ésa verá su padre está bueno. Y con esto cierro aquí hasta mañana, que sea Dios servido
haya entregado este oro.
Hoy, sábado, 29 de noviembre, en saliendo de misa de Nuestra Sefíora entregamos este
oro y barra a Julián Fríano, y había ya enviado su hato, y habré yo por la mañana de enviar
a mi sobrino que lo lleve al Callao, porque asi quedé con él, y esto es lo que se pega, y dan
las gracias como las dan, aunque prometo a v.m. que yo lo he hecho siempre con mucha
voluntad, y calor, sino que al fin no hay nadie tan bueno que viendo y gratitud no le pase.
Aconsejóme Lorea dirigiese a v.m. la barra, porque cuando se compró ese oro valía el en­
sayado a 44 por ciento, y vino el oro a salir ISO, y díceme se ahorran dos por ciento, que
adonde ha habido tantas costas me parece que quiera es bien ahorrarlo es la barra de ley
baja, y más vendible, es número 72, ley 1800, pesa 65 marcos y dos onzas, vale 261 pesos
ensayados, y más docíentos y cuarenta y cuatro pesos de oro de 22 quilates y medio reduci­
do a ellos, y más siete pesos en reales, conque con lo que costó el oro y la barra se consu­
mieron los 756 pesos de nueve reales de v.m., y más 500 reales que Carranza envía al señor
Rodrigo de Belmónte, como v.m. verá por la escritura, No hay más de encomendarlo a
Nuestro Señor lo Heve en salvamento, y a v.m. le dé muchos días'dé vida, amén.
También tenía escrita esa carta para Juan Racionero, que le avisaba de la cobranza que
Bastidas hizo tan en gracia de todos, y que fue a muy buena coyuntura que, si medio día
tardara, en su vida no los cobrara, y entonces no los enviaba por el inglés, y habrá quince
días le pregunté si le enviaba algo, y me dijo que no, porque él venía en esta flota, que ha­
bía tenido cartas suyas. No sé lo que hará, que no le he visto estos días, y creo fue veinte
leguas de aquí a ver a don Pedro de Córdoba, el sobrino del marqués, que iba a Potosí; cayó
muy malo, y se entendió muriera. Ya está mejor, y va con un gran cargo del virrey, y así
queda y va ya otro. V.m., si no se hubiera venido, se la envíe, que, como está rico, no se
acuerda de mí, y ahora le daré yo menos vino.
Y en lo que v.m. dice que en todo caso vendrán mis sobrinos en la flota, y que Pedro
de Nájera viene de misa, yo los querría ya ver acá. Lo que ruego a Nuestro Señor es les dé
buen viaje, y me los traiga con bien antes que yo me muera. Dios sabe querría saliesen de
allá con quien mirase por ellos. Yo no les envío, nada con Julio Anfriano, porque se entien­
de la flota no será venida en tos navios que después han de ir, ha de ir un corzo que se lla­
ma Marcos Pérez, que fue casado con una ahijada de mi hermana, que es ya muerta, y le te­
nemos en casa una hija. Este llevará bizcocho, y algún regalo, y cargo de traerlos, porque
aunque ahora no tiene navio suyo, es piloto, y créese lo comprará, y si no, en el que él vi­
niere lo traerá, que así lo ha prometido a mi hermana, y él lo hará, porque a su hija hace­
mos todo lo que podemos. Yo prometo a v.m. que el propio día que leimos las cartas fue
mi hermana a casa del doctor Balboa, que es el que los desanima (?), y no se da título a clé­
rigo si no lleva su aprobación, y es nuestro vecino, y fue vicario en el Callao muchos años,
aunque ahora es canónigo en esta iglesia, y le dijo venga enhorabuena, que llegado, haremos
con él lo que no se hará con nadie. Lorca le dirá a v.m. lo que puede en ello, y mientras
descansa su primo le amostrará la lengua, y aún se irá dos meses con él hasta que él la en­
tienda. Yo espero en mi Dios que lo que yo no he podido hacer ha de hacer él; hágalo
Nuestro Señor como puede, y yo se lo suplico, amén. Que si él es buen hijo, bien podrá, y
aquí tendrá en nosotros harta ayuda para no gaste un real en cosa, y asi yo lo encomiendo a
Nuestro Señor lo encamine todo como puede.
Yo, señor, creo que no he de poder escribir al señor Francisco Pardo ni al señor licen­
ciado otras cartas sino t e que estaban escritas, porque, después de comer y de ir a hacer sa­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 423

car las escrituras y después .escribir a Diego Valle y a Pablo de Priego que me escribieron, y
parece que se puede el hombre con los hermanos descuidar, y no con los extraños, y es me­
nester dar las cartas con tiempo, que me certifican se irán el lunes sin falta. Y en io que
v.m. me escribe le dio al rey privilegio de hidalgo y que goza de ello, yo me holgué, como
es razón, y mucho más me holgara que con ello gozara un cuento de renta, mas de (?) que
Su Divina Majestad fuere servido le dé muchos días de vida, si acaso no traen mis sobrinos
testimonio de ello en la primera v.m. lo envíe, que todavía se tiene ya acá en mucho, aun­
que hasta aquí todos eran hidalgos y caballeros.
De Alonso López lo que hay que decir era mucho, ya basta decir se está tan bellaco, y
más tiene un hijo, y anda tan inchado que don Pedro no anda tanto por no me (?) enemis­
tad con él. Don Pedro no le echó una burla, que se le bajara la cólera, y al fin le quiere sus­
tentar como anda en esos negocios de su tío, y creo le deben dineros y también que tengo yo
vergüenza de haber hecho tanto caso de él. Cierto díceme don Pedro que envía venga su
mujer, y que él escribe a su hermano le dé lo que fuere menester para el camino. Son cosas
d'e risas, y porque, sí alguien hablare con el favor del inquisidor decir que ya envió por su
mujer. Ya le dije a don Pedro mi parecer, y que fuera mejor que se fuera, y que, ya que no
iba, le enviarán plata; él se hace familiar, y ha ido a los oídos del inquisidor, y le ha dado
una fraterna. Míre v.m. si supiese la cepa de donde es, y lo del hermano a don Pedro se lo
he dicho yo todo, y aún ai Alonso López le di habrá un año y medio una fraterna de mí a
él, porque fue menester, que no me ha hablado más, y si puede, cuando me topa, no quitar­
me la gorra lo hace, y yo lo he dejado ya de arte que ni aún verle quisiera. Quisiera tener
lugar para escribirle lo que le sucedió, a un nieto de Juan de Buendía con él y con don Pe­
dro, y viera su soberbia, en estotra carta que rasgué lo escribía, y con el cuñado de Lorca lo
escribiré, para que v.m. acabe de conocer su ruin pecho; Dios le convierta, amén.
Al señor Gabriel de Valenzuela diga v.m. que habrá dos meses me escribió mi herma­
no. Estuvo allí el señor Juan González, y que le dijo iba a Potosí, y que no me ha escrito
más que yo quisiera fuera aquí carta fresca suya y aún dineros.
A la mujer de Juan Fuero que ya envié las cartas a su marido. Y porque no me puedo
detener más, no diré más de que a mi señora hermana Catalina de la Hoz dé v.m. mis besa­
manos con todos los demás señores y amigos a quien hay obligación y a todas mis sobrinas.
Y ruego a Nuestro Señor me lo deje ver a todos con el contento y descanso que yo deseo,
amén. De Lima, hoy domingo 30 de noviembre de 1586 años, muy mí señor hermano, besa
a v.m. las manos su hermano, que más que a sí le ama y desea ver
Pedro de Nájera
Francisco Gómez de Nájera está bueno. Ayer tuve cartas, porque el virrey don Martín Enrí-
quez dejó una orden que cada día primero del mes sale de esta ciudad para todas las de arri­
ba un chasque, que es un indio como correo, y de diez a diez leguas se mudan, y de este
arte vienen de Potosí, y van en 28 días, y los que van y vienen viene por el Cuzco,, Hua-
manga, Pueblo Nuevo y los demás pueblos que hay en el Camino. Conque por una carta se
da dos reales, y hasta peso de una onza, dos reales, ida allí al respecto, y a esta causa sabe­
mos cada mes unos de otros. Escribe está bueno; allá le envío las de v.m. Escribe a sus hijos
escriba a v.m. y al señor Rodrigo de Belmonte con el cuñado de Loica, escribirá a entram ­
bos. Queda bueno, y es ya bachiller habrá trece meses. Va muy adelante con sus estudios, es
muy hombre de bien, y de mucha vergüenza, y es bien empleado lo que se hace con él. Ple­
ga a Dios le lleve adelante, queda aquí, a tres o cuatro años podrá muy bien favorecer a su
padre. Desea mucho ver a su primo, hale de ser de mucho provecho; hágalo Nuestro Señor
como puede, y le traiga con bien, y a entrambos les dé gracia que hagan como buenos hijos.
También sepa v.m. que Francisco Vázquez Mejía no ha venido, y a muchos días no sé de
él. Habíanme dicho se casó en España, y que había vuelto del Nombre de Dios por su mu­
jer. La carta que venía para él yo se la guardaré.
Yo pensé sacar, digo que pensé Lorca me sacara, la cuenta de su libro, y fuera claridad
a v.m. de lo que ha vendido. Yo para ver lo que estaba vendido y hacer la cuenta había sa­
cado esa cuenta. Es al pie de la letra como él lo tiene en el libro. Con su cuñado habrá más
espacio y se sacará con lo que se hubiere vendido y la enviaré.
(Al muy mi señor y hermano Diego González de Nájera, en el ciudad de Cuenca).
Esa carta que va para Diego de Cetina me la dé v.m. al señor Diego Valle de Luna con ésa
que va para él, porque le escribo la abra y la vea y se la dé si quisiere.
424 ENRIQUE OTTE

485,
Pedro de Nájera a su hermano Diego González de Nájera, en Cuenca.
Lima, 27.111.1587
Señor hermano:
El viernes de Lázaro recibí un pliego de v.m. que el que lo traía lo encaminó dende
Cartagena, que vino con las primeras cartas que a esta ciudad vinieron de la flota por un
cabo. Recibí tanto contento que no lo sabré encarecer, porque en saber tenían todas vs.
mds. salud es lo para todos nosotros muy gran consuelo, ya que por otro cabo no falten tra­
bajos en todos cabos; remédielos Nuestro Señor como puede y ve lo hemos menester, amén.
Por otro cabo tuve mucha tristeza de ver que en nada es Dios servido de cumplirme estos
deseos, porque como v.m. me escribió en ¡os galeones que mí sobrino Diego González de
Nájera iba a Madrid a cierto negocio y sacaría licencia para los dos, estaba ya tan cierto que
los tenía en esa flota que entendí no fuera menos, porque mi hermana está muy satisfecha
que, si vinieran a Sevilla entrambos con licencia, que con el favor de Bernabé dé Menucho
no dejaran de venir, y asina aún en el que vino pongo duda que no viene, porque ellos de­
bieron de venir tan tarde a Sevilla, porque la fecha de éstas de v.m. son a 26 de septiembre,
y dice v.m. había ocho días habían salido él y un hijo de Hernán Ruiz, y si ellos llegaron
tan tarde, no es posible menos, sino que en mi mohína se quedaron, y háceme lo creer más,
porque, si mi sobrino o el hijo de Hernán Ruiz encaminaran estas cartas desde Cartagena,,
que no dejaran de escribir un renglón con ellas, y Dios me es testigo que dende el punto que
llegó el chasque con el pliego, que como siempre vienen de particulares, salí a sólo encargar
a todos los que Juan Racionero podía escribir, y como hombre de acá lo haría para ver si
escribía algo de mis sobrinos, cuando no me caté, diéronme este pliego que digo, y aún en la
de v.m. no hace mención de él, y siempre en todas las demás lo ha hecho, y así se me caye­
ron las alas de ta! arte que aún no he vuelto en mí. Y cierto he estado tal que pensé no po­
der escribir, y hasta ahora no se sabe si el Juan Racionero viene, y por momentos se aguar­
da la nueva de la ¡legada de la flota ai Nombre de Dios, y aquí se dirá de los que vienen, es­
pecialmente de los que fueron de esta tierra, y podrá ser venir alguno de la flota que me dé
nuevas de mi sobrino si viene o quedó, porque hasta saberlo no he de estar en mí, porque
ya que no tuve ventura vinieran entrambos, iquem'a éste no se hubiese quedado. Yo le pro­
meto a v.m. como cristiano que había yo ido el lunes cuatro leguas de esta ciudad, que es
junto de do salía el padre Lorca tener su doctrina, a una chicara de don Juan Tello, porque,
si él viere esto, sabe lo que es por seis fanegas de trigo para hacerles bizcocho, porque fuera
que es de lo mejor que hay en esta ciudad y su distrito como hemos tenido tanta hambre, y
se espera no habrá menos éste, tiene el corregidor puesta' guarda en las eras, y por harta
amistad las traje, porque, aunque para casa tenemos lo que es menester, no es tan bueno, y
así el propio día que recibí las cartas se había amasado las tres fanegas, y las otras quedaron
para el sábado, que al fin se hizo, y hame pesado no porque se perderán, aunque supiese an­
tes que lo enviase que no venían sino porque yo lo había hecho hacer para enviarlo en esta
armadilla, y así no lo enviaré hasta que venga, como digo, nueva de haber llegado la flota al
Nombre de Dios, que no dejaré de tener nueva. Escríbese en esta flotilla al maestre del ga­
león de Pedro López. El Pedro López le escribe sepa de él y del hijo de Hernán Ruiz, y si
vinieren, los acomode, y dé lo que hubieren menester. Y yo escribo a tres o cuatro amigos
me sepan de él, y si hubiere venido, le diga hable a Pedro Contero, que es el maestre, por­
que fuera de lo que Pedro López le escribe Carranza escribe también a Pedro Contero y al
piloto, que son mucho sus amigos, y no dejarán de hacerles mucha merced. También creo
irá en esta flotilla Marcos Pérez, que es un corzo que al presente posa en casa, que tiene
una hija aquí, mi sobrina. Es un piloto de esta mar, y siempre tiene navio suyo, aunque al
presente no lo tiene, y si no va en la flotilla, irá en el primer navio, que será a quince días
después. Este le lleva tan encargado de mi hermana y de mi sobrina, que creo yo no hiciera
más que él hará. Lleva orden para que, si el galeón se detuviere en cargar y saliere navio
que seabueno, que nos lo meterá en él, o si él halla su ropa en Panamá, que le traen diez o
doce mil pesos de empleo de España, y va por ello, que se vendrá en el primer navio, y le
traerá. Y si no, que hará lo que mejor viere que convenga. Así que, si él vino, no tengo
pena de que lo pasará mal en Panamá, ni por esta mar. No es ahora mi pena ni congoja,
sino saber si vino. Yo espero en Dios que, antes que el navio primero después de la flotilla
viniere, saberlo. Que lo sepa o no en él irá este bizcocho y algunos regalos que su prima le
ha hecho, porque, si acaso viniere, no deje de ir a tiempo, y si no vinieren, no se perderán,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 425

como dos veces se me ha perdido io que he enviado, que el Marcos Pérez lleva orden de lo
que ha de hacer.
No querría que en mi mohína fuese como las pasadas, porque yo le prometo que lo sin­
tiese tanto que no lo sabré encarecer, porque, aunque a v.m. nunca le he escrito lo que es­
cribo a mi sobrino, lo que, si Dios fuera servido y él acertara a venir, cuando venía hubiera
sido acertado y de provecho, así para él como para v.m. y sus hermanas, y ya que aquello se
erró lo que fuera de provecho, que vinieran ahora entrambos los que habían de venir, que
por no tom ar a llorar lo dejo, y porque allí lo podrá v.m. ver, que en ver cuán mal ha suce­
dido todo, se me quita todo el sentido, y así no hay sino encomendarlo a Dios todo y nos
tenga de su mano, amén.
Luego el domingo de Lázaro estuvo aquí en casa Blas de Vazcuña, y como es tan hom­
bre de bien y me vio tan mohíno, empezóme a consolar, y acerté a decirle, y prometo a
v.m. que ya no tengo paciencia, y más es mi mohína de ver que esté aquí mi sobrino que
Dios me dio, que en el tiempo que yo pude hice lo que pude, y no tengo ánimo a decirle
que, pues va su cuñado, que le encargase me lo trajese que, como de fuerza él ha de haber
menester quien le ayude, lo hará él, que sabe muy bien escribir y contar, dijome, pues que
hará el uno ni el otro en hacer eso, díjele yo tenerlo ya a mucho, díjome pues: «Déjame,
que yo se lo diré». Y en efecto se lo dijo, y antes que el Vazcuña me diese la respuesta me
habló é!, y me dijo que estaba muy corrido, que para cosa tan liviana como aquella le ha­
blase nadie, que bastaba enviárselo a decir yo, que ya él había hablado a su cuñado que es­
cribiese se lo enviasen, que él lo recibiría luego,' y lo traería. Y al instante llegó el cuñado,
yo les di las gracias a entrambos lo mejor que pude, y' al Lorca le dije que el decírselo Vaz­
cuña (?) fue que él me quiso hacer la merced, porque, como yo me siento tan mohíno en
todo que me pareció que, aunque él tenía esta buena voluntad, se había de despintar por yo
hablarlo, y que esto tenía yo en tanto que seria parte para no mirar en los descuidos que a
mí me parecía se habían tenido conmigo, y así se pasaron palabras de mucho cumplimiento
de mi parte y de la suya, y me dijo: «Escriba v.m. que se lo envíen», y después acá me lo ha
dicho otras dos veces, y me vino a decir la postrera vez: «Escríbalo v.m., que, cuando no se
hubiese licencia, o no se pudiese haber, todo será registrarle cuatro o cinco mil pesos», así
que, pues ésta voluntad mostró, no creo el cuñado os hará hacer otra cosa, que lleva suyos
quince mil pesos, y lo demás que lleva él se lo ha hecho dar mi hermana. Escribe al padre
Lorca su hermano que tiene mucha mano con el que va, y le ruega haga de manera que io
traiga de arte que v.m. no tenga menester gastar con él, más de enviárselo v.m. le dé la car­
ia, y si acaso hubiere venido a Sevilla, se la envíe, y si estuviera hoy, holgaré mucho le
muestre este capítulo, y le diga que no me he podido persuadir a escribirle de ninguna ma­
nera de ver que haya escrito a mi hermano tres o cuatro veces, y que, ya que a mi no lo
hizo, no fuera mucho que a Carranza lo hiciera, pues sabe que a todos los tiene él en lugar
de hijos, y que, habiéndolo hecho con él o con Alonso Amigo, no hubiéramos mirado tan­
to en ello. Mas que ya a lo pasado no hay que hablar, y todo se lo perdonará, y le quedare­
mos en deuda conque tome la mano en esto y lo haga como mi hermana se lo ruega, y que
le beso las manos, y que más me huelgo en que viva en Cuenca que en Sevilla, que para Se­
villa mejor es Santa Inés y M ana, y que haya ésta por suya, y a la señora su madre y her­
mana ni más ni menos le beso las manos muchas veces, y que deseamos saber haya Dios
dado muy buena compañía a la señora hermana, y Dios se la dé como ellos lo desean,
amén, ,
También sabrá v.m. que un caballero que se llama don Martín de Guzmán, que el pa­
dre Lorca dirá el amistad y las obligaciones que me tiene y a todos los hermanos, especial­
mente a mí, tuvo también cartas en esta flota y aviso de que era menester su presencia para
cierta^ hacienda que tiene en Salamanca, y el presidente que ahora es deudo de su mujer,
y paréceles que, yendo allá, negociará lo de allá, y procurará un hábito para un hijo que tie­
ne, y mas que, cuando él vino, que vino él en la flota que vinieron mis sobrinos y Alonso
López vino en su navio. Traía una cédula de 4.000 pesos por servicios pasados, que había
estado acá dos veces, y se halló en la batalla de Gonzalo Pizarro, y después ahora treinta
años, cuando vino mi hermana vino segunda vez, y venimos en esta mar juntos, y dende en­
tonces es nuestra amistad, y yo se la he hecho en sus necesidades, porque, cuando vino, ve­
nía muy adeudado y el virrey le dio 1.250 pesos en unos indios con la propiedad de ellos.
Luego, don Martín Enríquez, el otro virrey, le dio un corregimiento de indios, donde se re­
medió algo, y pagó lo que debía, y ahora este virrey, aunque fue al primero que hizo mal en
este reino en recompensa, y porque alzase la mano, que el Audiencia de Quito en la vacante
de virrey le había dado toda su cédula en lo mejor de Quito, porque la mujer del que era
426 ENRIQUE o r r e

presidente era su prima, y, como digo, en Paita la primera cosa que este virrey hizo fue dar­
lo por ninguno, y otros agravios, asi que en recompensa y porque alzase la mano de lo que
la Audiencia de Quito le había dado le dio en los propios indios otros 1.250 pesos que otro
tenía que murió, de manera que tiene ahora 2.500 pesos, y parécele que, teniendo al presi­
dente de su -mano, que habrá recados para que lo primero que vacare en sus indios, donde
tiene él la propiedad, no lo encomienden a nadie hasta que él esté enterado en sus cuatro
mil pesos, y esto habrálo con facilidad, porque ya hay cédula de atrás para que el que tu­
viere la propiedad herede al que tuviere pensión en ello hasta entrarse en lo que el tal tuvie­
re por cédula del rey, y así que a esto y a otras cosas que negociará ha determinado de irse,
y así como lo determinó fue a estos indios donde ha sido corregidor, y le han prestado creo
tres mil pesos. Vino ayer, Domingo de Ramos, y el día de Nuestra Señora han de hablar dos
oidores al virrey, para que le dé licencia a ir a sus negocios a España, y si se la da, irá en
esta flotilla, y si acierta a ir éste me hará merced de traerme uno de esos muchachos, y po­
drán venir por esta orden dos. Yo le hablé, y se lo dije luego como se determinó, y le dije
que, como en Castilla había de tener un paje y traerlo me había de hacer merced fuese mi
sobrino, díjome: «Señor-, si yo voy, no hay sino escribir al señor hermano me lo envíe a Ma­
drid, que yo lo traeré encima de mi cabeza, que en eso no hago yo nada a lo que debo a
v.m.» He dado toda esa cuenta, para que v.m. entienda si este caballero va la obligación que
tiene a hacerme la merced, como el padre Lorca, que sabe mucho de ello, lo dirá, y,si ahora
yo no los veo, si vivo, hasta la vuelta venir por esta orden. Yo no sé a qué me lo echa, sino
a mi muy gran mohina: encamínelo todo Nuestro Señor como puede y yo se lo suplico,
amén. De manera que si la licencia se da antes que se acabe ésta será y yo lo pondré abajo,
había tantas cosas que poder decir acerca de este virrey y de lo que hace en este reino, que
era no acabarla. Víspera de Navidad vino un alcalde de corte del Cuzco, que había ido a
cierto ruido que allá hubo, descubrióse allí cerca unas minas, y trajo él quince pifias y más
cuatro quintales de meta!, que la Navidad se benefició de-él ante dos oidores. Es un juicio la
riqueza que hay en ellas, que se pueden empedrar los caminos con barras. Lo que hay es
que las pinas y lo que salió y lo demás que de las demás minas ha salido envió al rey, y pla­
cerá a Nuestro Señor que no vea la respuesta, y aún se entendió que no viera ir la flotilla,
porque toda esta cuaresma ha estado en la cama, y a lo que han dicho bien malo. Y así de
mí ni de mis pretensiones no hay cosa de nuevo, más de lo que escribí en las que llevó Julio
Anfriano, y así me estoy que ni muero ni vivo, y ya el mayor deseo que tengo es ver llegado
a mi sobrino, y que los demás los traiga Dios con bien.
Mi hermana ha estado muy mala, y pensé no quedara, fue Nuestro Señor servido darle
mejoría, e iba convaleciendo, aunque muy flaca. Viernes le volvió calentura, y estuvo muy
fatigada hasta el domingo, y ayer, lunes, tuvo mejoría, y esta noche reposó un poco, y hoy
ha ido con su mejoría; Dios se la Heve adelante como su hija y sus nietos la han menester,
que les haría harta falta.
Alonso Amigo, aunque no lo escribí a v.m., ha sido tanta la tristeza que le ha caído
dende el temblor, que yo entiendo que de aquí es su mal, porque de unos granos que han
sido la causa se ha consumido, que está desfigurado. Verdad es que han sido muchos como
diviesos (?), y esta cuaresma ha tenido en el cogote unos tan bellacos, y con ellos muchas
calenturas, que es cosa extraña. Entendióse que eran carbuncos. Aunque está todavía bien
ruin, está mejor. Hase de éstos del cogote sangrado seis veces, y purgado, y de lo demás
otras tantas y más, y aunque no sale de casa más de seis meses, ni ha ido al Callao, que, si
Carranza no lo hubiera tomado tan bien, y con tanto color,- no quedara cosa en pie. Y así es
él solo el que trabaja, y está tan animoso que me pone a mí harto ánimo verle, y más que,
si Dios le da compradores para esta hacienda, está muy en irse, porque me dio en el mal de
mi hermana y aquí: «Sí su hermana se muere, otro día moriré yo, y otro v.m., y su sobrina
queda sola como el espárrago, pues si Dios me da vida dos años, yo la he de llevar adonde
quede entre sus primas, yo se lo pongo muy en la voluntad». Y entre otras cosas que le dije,
le dije: «Bien sabe v.m, que a quien le estaba bien el no irse v.m. era a mí, porque al fin
cayendo o levantando pasaría lo que queda de vida, y porque mal que me fuese estándose
aquí v.m. me iría mejor y habría quien mirase en mis enfermedades por mí, y con todo esto
holgaré más de verlos ir sólo por mi sobrina quede entre sus primas». Díjome: «Pues pensa­
ba quedar acá». Díjele: «Yo no tengo con qué, que Dios sabe mi voluntad». Y a esto me
dijo: «Vendamos esto, que lo que fuere de mí, será de v.m.». Y así quedamos de acuerdo de
poner cédulas en pasando Pascua; hágalo Nuestro Señor como yo se lo suplico, amén. Y si
ello ha de llegar a efecto, ha de ser por Pedro López estar con mucha determinación de, en
viniendo el galeón, venderlo, e irse, y aún me ha dicho que lo venderá antes, si halla com­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 427

prador y venido, no dejará de venderlo, porque están en Panamá tres o cuatro que lo ape­
tecen, que serán ya venidos. El empezó el domingo a escribir, y fue ayer al Callao, como mi
hermana tuvo mejoría vendrá, creo, esta noche, y acabará, y a su carta me remito. Quisiera
poder pasar sin hacer mención de estos paños, si pudiera, y no dar más pena, ni tomarla,
con haber habido falta de todas las demás cosas de paño no la ha habido, y se están veinte
varas por vender, y a esta causa no se ajustó la cuenta. No quiero decir más de que vea
nuestra poca ventura, que ya que esto vino, si la cantidad viniera en otras cosas; por mines
que fueran, estuviera olvidado, y con mucha más ganancia. Y así no sé qué me diga, más de
encomendarlo a Dios. Vazcuña está con muy gran determinación de irse esta flota que vie­
ne, si no le niegan la licencia, y para si se la negasen, se quiere prevenir de licencia de Espa­
ña. Escribe a v.m. y a su hermano sobre ello, para que se lo procure, y v jn . le haga merced
en lo que pudiere favorecerle, yo recibiré merced que en lo que v.m. pudiere, v.m. lo haga,
porque el Vazcuíia es un hombre de bien, y lo merece todo. Al señor Gabriel de Valen-
cina le dará v.m. mis besamanos, y que su cuñado escribió habrá veinte días a Pedro López,
y envió a que se le pagasen los setenta y cinco pesos que el Pedro López había prestado a
un su amigo, como yo en la pasada escribí a su merced, porque los colió, y a él del otro, y
así se los dieron ya, que me holgué yo mucho, porque había sido en hacerlos prestar, y es­
críbele que va a Potosí con cierta hacienda. No escribió a España ni a mí, y creo es porque
le escribí que lo hacía mal, pues Dios le daba tantos bienes, que en efecto está rico, que lo
sé de personas que han estado en aquella provincia, y amigos suyos, que fuera justo lo hicie­
ra, y también que lo hacía mal en detener a Pedro López la paga, pues por su intercesión
los dio, y, como digo, no me ha respondido, y por raí no me diera mucho, porque yo no lo
he de emplear en cosa, antes por esos señores me holgara que él respondiera con obras, y no
con palabras, y yo me holgara de ello, y con esto no sabré decir más de que quedaba bueno.
Estando escribiendo esto me vino a la memoria de la mujer de Juan Fuero que, como a
vjn. escribí, le van sietecientos ducados, y yo prometo a v.m. como cristiano que le van por
amor de v.m. Escribírmelo, y yo buscarlo como lo busqué, y acertó a ir este caballero a
Quito cuando le dio el Audiencia la renta allá, digo este don Martín de Guzmán que digo,
que ha de ir si le dan licencia, y está en el desembarcadero de un río que es el camino de
Quito. Escribíle con él la primera vez que le escribí, en sabiendo que estaba allí, y como él
vio que el don Martín era primo de la presidenta y se mostraba tan mi amigo, no osó hacer
otra cosa, sino enviarlo, que, aunque yo le tengo por muy hombre de bien, todavía fue esto
harta parte, y pues esto se ha hecho de parte Je v.m. y de la mía, tanta voluntad no harían
mucho, si vienen entre ellos traerse a alguno de mis sobrinos, que, fuera de que en Tierra
Firme, si ellos viniesen, yo tendría regalos para mi sobrino y piara ellos, en lo demás que yo
se lo pudiese servir lo haría yo, y más me holgaría que viniese con ellos alguno, porque al
fin, donde viene mujer hay más cuidado, si liay alguna indisposición, y v.m. le diga que
Juan Fuero está bueno, que esta semana de Ramos vino gente de Quito, y como él es hom­
bre de bien, y está en el pasaje (?), y también como lo cuesta poco hácelo muy bien cén to­
dos los que pasan, y todos dicen mucho bien de él, y a esta causa he sabido de los que vie­
nen quedaba bueno, y esto diga v.m. a su mujer y a su yerno, y que yo les ruego mucho esto
que digo, y aún le muestre v.m. este capítulo de Alonso López. Había tantas cosas que de­
cir, y todas tan bellacas, que por no empezarlas las dejo. El anda malo dende Navidad, y
aquella mujer en quien tiene el hijo, que es la que trajo de Panamá, y él están muy desave­
nidos por intercesión de una mujer de un escribano de bienes de difuntos, que parece anda
con ella, quitóle una negra que le había comprado, para que le criase este hijo, y parece que
se la quitó para darla a la otra, y acertó a morir luego, y así no sirvió a la que iba a servir,
ni crió al hijo, y sobre esto y otras cosas han venido a tan malas que se quitó la mujer de
mal ruido, y se fue a un oidor, que es vizcaíno, porque el marido de la otra dama es tam­
bién vizcaíno, y su criado, hale dado cuenta de iodo, y aún al marido ha dicho parte de ello,
el oidor halo tomado muy a pechos, y ha jurado no le ha de quedar en el reinevaunque el
inquisidor le favorezca. Llamó al secretario de la inquisición- y preguntóle si era familiar,
porque en todas las ocasiones que se le ofrecen dice que lo es, que me espantó como no lo
ha costado, triunfó, porque a otros que lo han dicho les ha costado harto, y halo sabido ya
una vez el inquisidor, y liase contentado con reprendérselo, y creo si lo torna a saber, no le
ha de poder don Pedro de Cabrera, ni su tío valer. Yo le hablé a don Pedro, cuando le di la
carta que venía para él, y le dije que ya sabía lo que había usado con nosotros, que no le
quería hablar, que le dijese que enviase a su mujer algo. Díjome mil quejas de él, sino que,
como anda en estos negocios de su tío, susténtale. Díjome que él lo haría, y que su tío le en­
vió esta Navidad un libramiento de mil pesos, que se los dieron luego, y unos recados con-
428 ENRIQUE OTTE

Ira Juan Racionero de 2.500 pesos ensayados, que le debía. Tíénelos embarazados de estos
8.500 que le había cobrado Bastidas, como a v jn. le escribí, y por una diligencia que se ha
de hacer en Huancavelica, que la aguarda por momentos, no los ha cobrado, así que de esto
me dijo creía cobraría a tiempo y haría enviase. Yo acerté á decirle esto que me había di­
cho esta mujer, para que también se lo riñiese, porque yo a muchos días no le hablo, y pa-
réceme que con las quejas que él me había dicho que no estaba bien con él, y así me dijo
que lo llevase el diablo, que no pensaba verlo ni oirlo. Y a lo que creo le ha avisado, por­
que a más de sets días.que no parece, porque yo he hecho me tengan cuenta con él, sospe­
chándolo, y no si está en la cama o si se ha quido (?) de entre los pies de los caballos, y
aunque pensé no decir nada de él, todavía he dado esta cuenta por si el oidor le saca de ras­
tro, y lo enviase por su mujer, porque va que harto bien le haría Dios si se lo llevase, y con
esto no digo más.
En estos galeones vinieron quince frailes de San Francisco, los tres de ahí de Cuenca, y
otros que han estado ahí. Todos me dieron nuevas de vs. mds., y todos ellos escriben. L la­
man se ios de Cuenca fray Pedro de Agreda, fray Ginés de Brihuega y fray Juan del Olmo, y
otro que ha estado ahí mucho y ha dado mucha cuenta de todos se llama fray Antonio de
Olivares. Este ha dicho era confesor de la señora mi hermana y sobrina, y, aunque a todos
hemos regalado, a éste lo ha hecho mi hermana mejor, porque en esta su enfermedad la han
venido cada día a ver, y iodo se le ha ido en hablar de su hermana y sobrinas. Estarán aquí
hasta agosto, porque no habrá navio antes para Chile.
A Juan Racionero le envía Julián de Bastidas los seis mil pesos, que le quedaron a Tie­
rra Firme, porque dice en los galeones le escribió vendría en la flota, y hasta ahora, como
he dicho, no hay nueva que venga. Creo van con orden, si no viene, se los envíen a España.
Con el padre Lorca escribió Pedro López, porque yo no acerté a saberlo hasta después
de ido, cómo en Potosí habían matado a Tomás Ginés, y murió sin decir Dios balme (?).
Halláronle siete mil y quinientos pesos ensayados, que están depositados, y aunque Martín
Ruiz lo escribió a Pedro López a tiempo que se lo pudiera escribir con Bernabé de Menu-
cho, cómo él estaba malo, no había leído las cartas como tuvo mejoría antes que Lorca se
fuese. Leyólas, y escribió, y füe todo tan de prisa que por andar yo ocupado no me lo pudo
decir. Escribió a van. sobre ello, y envióle la propia carta que el Martín Ruiz le envió, y es­
cribió a otros que le han escrito a él no haber recibido carta, y como v.m. no hace mención
hácemelo creer que se le perdieron las cartas, pues no se responde a ellas, y van dirigidas a
v.m. Yo escribo a v.m. en las demás sobre ello si esa mujer no hubiere enviado recaudos
v.m. se lo diga, y los envíe bastantes, porque si vienen y vinieren por la orden que en ella
dije, hacerse ha todo lo que pudiere, y si no, buena obra será avisarle que en plata lo tiene
todo. Al señor Gabriel Ruiz escribí en los navios pasados. Por no haber cosa nueva no es­
cribo a su merced. V.m. le dé mis besamanos con las de las señoras mis primas y toda su
casa, ni más ni menos. Al señor nuestro tío Juan de Nájera que Dios sabe le escribiera de
muy gran voluntad, si con ella pudiera hacer algo. Que ruego a Nuestro Señor le dé tan
buena vejez como yo deseo, amén.
Este Marcos Pérez que digo va a Tierra Firme casado con una ahijada de mi hermana.
Tuvo dos hijas de ella,, la una está monja y la otra está en casa, que será de once años, y,
aunque mi hermana la quiere mucho, había yo pensado no sé qué, porque el padre tiene
veinte mil pesos, aunque se pretende casar y acertéle a decir a mi hermana: «Si Dios trae a
nuestro sobrino por aquí podría empezar a hacer bien a su padre». Díjome: «Venga él y
tráigale Dios, que no le faltará así que ella», aunque en verdad es muy hombre de bien el
Marcos Pérez, y la mujer, como digo, su ahijada e hija de un Pedro Vela, que el padre Lor­
ca conoce a todos muy bien; tiene a su sobrino en más, y dicen no le faltará otra cosa. Esta
niñería escribo para que v.m. vea en qué gastó el1juicio, y también por henchir esta plana,
mientras sé la respuesta de don Martín, que es hoy día de Nuestra Señora en la tarde, cuan­
do esto se escribe. El virrey negó la licencia a don Martín, ya bastaba haber yo puesto el
pensamiento en ello, para que no llegara a efecto. Por estotra vía v.m. lo procure, porque
Lorca estuvo ayer, día de Nuestra Señora, en casa, vino a ver a mí hermana. Yo era ido fue­
ra y le dijo entre pláticas que tuvieron: «Esté v.m. cierta que no vendrá mi cuñado sin él, si
se lo dan, porque en mi memoria va puesto en lo primero». Y así v.m. lo trate luego con el
padre Lorca, si estuviere ahí, y si acaso estuviere en Sevilla, sería de parecer que con la car­
ta v.m. se lo enviase luego, porque le empiece a ayudar dende luego, y v.m. diga a mi sobri­
no que antes peque de cana de más en bien comedido, y en los fardos, y escribir, y en lo
que fuere menester le ayude sin rezongar, porque fuera de ganar la voluntad al que lo trae él
ganará mucho en ello, porque, como ellos lo alaben de buen hijo, con más facilidad se hará
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 429

mis pretensiones, porque no ha de ser más de hasta llegar acá, y en esto bien entiendo v.m.
lo entenderá todo mejor que yo lo sabré decir. Escribirá v.m: con él al Baltasar de Zamora,
con agradecimiento de io que hace, y al Bernabé de Menucho, encargándoselo que su tía les
escribe, y con.la mujer de Juan Fuero se trate lo que he dicho, y si Dios lo encaminare por
todas las vías que v.m. pudiere, me lo avise» para'que, si vinieren, yo lo sepa y haga lo que
he de hacer. A! padre Lorca a v.m. dejarle (?) la carga decirle que aún queda cara, y su her­
mano lo ha encargado. Entiende v.m. si él no toma la mano, no llegará a efecto, porque,
como digo, el Andrés de Zamora no hará sino lo que él le dijere.
Hoy, Viernes Santo, en la tarde cerré esta carta y el pliego, y hasta este punto no ha ve­
nido nueva de Panamá; si viniere entre mañana y el día de Pascua, porque dicen que sin
duda se irá el lunes la flotilla, aunque sea en dos renglones, lo avisaré a v.m., para que sepa
lo que he sabido. Nuestra hermana ha ido con su mejoría, y hoy se ha levantado, y en una
silla le llevamos a casa de un amigo, para ver la procesión de la Piedad, plega a Nuestro Se­
ñor la dé la salud que vea menester. Su hija, que a mí mucha lástima me hacía, porque la
he tenido mucho; no escribe, porque yo no le he podido escribir, que me lo rogó. Y el que
la suele escribir, tómole la mano. Pedro López, que también ha estado de la orina veinte
días sin salir de casa, ayer y hoy ha estado en la iglesia. Mi sobrina escribe a su prima, y así
no diré yo en ésta más, de que todos ellos besan a v.m. muchas veces las manos y las de mi
señora hermana Catalina de la Hoz, y yo con ellos, y ruego a Nuestro Señor le dé a v.m. la
salud que yo Is deseo y vea a todas mis sobrinas en e! estado que yo las deseo, amén. De
Lima, hoy Viernes Santo, 27 de marzo de 1587 años. Mi señor hermano, besa a v.m. las
manos su hermano que más que a sí le ama y desea ver
Pedro de Nájera
A Marcos Manuel acordé en este punto de escribirle sólo porque él tome la mano con Lor­
ca, y su madre, para que esto haya efecto, v.m. se la dé.

Señor hermano:
Anoche-después de anochecido llegó el pliego del rey, y como siempre vienen cartas de
particulares en él, porque a los cuales vienen -después que este virrey vino se les hace pagar
el porte, para pagar las costas que se hacen desde Paita aquí. Y así acudí luego, y de ventura
hallé un pliego de Diego Valle de Luna, y como yo lo tenía encargado al que las da, tenía-
melas ya apartadas, porque le había prometido fuera del porte para gallinas, y quedéme con
mi deseo, y con las gallinas menos, porque'no se pudo dejar de dárselas por tenerle la
mano, y así no sé qué decir más de que en mi mohína hasta ahora tampoco ha habido carta
de Juan Racionero, sino es que las traiga algún pasajero, y hasta que lleguen no hay sino te­
ner-paciencia y encomendarlo a Dios lo traiga con bien, amén.
Señor hermano, con la mohína y andar con esta confusión no me acordé de escribir
como este doctor Balboa, que es el que tiene Ja mano en todas las doctrinas de este reino, y
si él no le da por suficiente, no da el virrey la presentación ni el arzobispo, me trató habrá
quince días que no sería malo enviar una información de lo mucho que Carranza ha traba­
jado en el Callao para ennoblecerlo después que vive en él, y como es casi de los primeros
que empezaron a labrar de adobes en el Callao, porque antes eran rancherías de cañas, y ni
más ni menos él ha hecho y sustentado la iglesia, porque a que es mayordomo de ellas des­
pués que vive allí, y en su ausencia lo fue Alonso Amigo,¡y de este temblor no quedó cosa,
y así en muchos días no hubo donde decir misa, y si no fuera por lo que ha trabajado, que
el miércoles de ceniza tenía ya hecha la capilla mayor, y cubierta, y se dice ya misa en ella,
dende entonces iba haciendo el cuerpo, que con estar este vinrey allá dende mediado de no­
viembre que fue a despachar la flotilla hasta navidad, y verlo por los ojos y pedírselo los ve­
cinos casi de limosna no hizo nada, y así en atención a esto que se pidiese al rey que el cu­
rato de allí, que es tan bueno como una canongía de esta ciudad, y de más provecho, y el
propio doctor lo fue allí seis años, y más, y salió rico de él, que con esta información y
atención a lo que ha trabajado se pidiese para el uno de nuestros sobrinos, para el que viene
o el que está acá. El que está acá pretende en el Cuzco, como nació en él, y así acordamos
pedirlo. Para el que viene no tuvimos lugar, ni hubo tiempo de hacer información, y ésta
procuraré hacerla luego, y tenerla a pique para otra flota. Yo me holgaría mucho que, si tan
en tanto que va, si mi sobrino no se quedó y vino en esta flota, y si v.m. pudiere pedirle la
doctrina de Santa Inés y María (?), que está donde estaba el padre Lorca, que el dirá por la
orden que se ha de pedir, aunque el doctor me ha prometido que dará orden venido que se
le dé, todavía me holgara más la tuviera por nombramiento del rey que, aunque yo le hu­
430 ENRIQUE OTTE

biera otras de más interés, por muchas cosas apeteció a ésta, y porque ío que las otras tuvie­
ra de más provecho, estando nosotros aquí se Jo daremos ahorrar, porque ni para pan ni
otras cosas que llevan los sacerdotes no tendrá menester gastar un real, ni lo gastará, y a no
ser la del Callao, como digo, apeteció a ésta por muchas cosas, y porque, aunque en el tiem­
po que estuvo el padre Lorca no le entré en elía, ni la vi cuando fui por el trigo, llegué allí y
vine tan enamorado de elía que, si Dios le trae y íe veo en ella, lo más del año me estaré.
Hágalo todo Nuestro Señor como puede, y yo se ío suplico, amén.
También si no trajo mi sobrino un testimonio o traslado de cómo v.m. goza de hijodal­
go, lo traigan los que vinieren, y Dios me los deje ver, y a v.m. le guarde muchos años y ve
las primicias de ellos que yo deseo, amén. _ .
Esas cartas que van para Carrascosa, que es tierra de guerra (?}, me envió Francisco de
Nájera. Son de un clérigo q^e ha posado en su casa. El clérigo me escribió muy encarecida­
mente lo rogase a v.m. se encaminen, y en las primeras de v.m. le procure venir respuesta, y
así que v.m. me hará la merced. También escribe él a v.m.
(A mi señor hermano Diego González de Nájera, escribano del número de la ciudad de
Cuenca).
(l.G. 2096)
486.
Pedro Fernández de Lascoyn a su madre Ana López de Lascoyn, en Sevilla.
Lima, 12X1587
Los navios de aviso que de esta tierra fueron a esos reinos escribí a v.m, muy largo, res­
pondiendo a sus cartas, y dándole particular cuenta de mi vida. Y por saber que llegaron las
cartas a sus manos por carta de Alonso Sánchez, mi primo, no envío el duplicado de ellas.
Por ellas envié a suplicar a v.m, que, pues Dios, Nuestro Señor, había sido servido de lle­
varse a mi padre en la carrera, y quedaba v.m. con tanta necesidad y pobreza con esos ni­
ños, se viniese a esta tierra, para que yo pueda socorrer a mis hermanos, y servir a v.m.,
como los hijos tenemos obligación de hacerlo. Porque, aunque yo en esa tierra quisiese ha­
cerlo, no tengo tanta posibilidad como era necesario, y estando v.m. acá con más comodi­
dad podré favorecerla y ayudar a acomodar a esos muchachos adonde puedan ganar de co­
mer, y para poder sustentar a v.m., porque en esas partes veo el poco remedio que v.m. ni
ellos tienen» que me da grandísimo cuidado, y también le tengo de no poder enviar a v.m.
algún socorro, aunque en esta flota procuraré enviarle cincuenta pesos para remediar sus ne­
cesidades que, cierto, no puedo por ahora enviar otra cosa.
En lo que toca al particular de mi hermana me he holgado en el alma que v.m. te haya
casado, y también de que su marido esté con determinación de pasar en estas partes, y de
que tenga ya licencia para ello, lo cual también había v.m. de haber procurado que, pues mi
hermana se viene, y yo estoy acá más ha de ocho años, no es justo que v.m. quede tan sola
en esa ciudad con dos niños y sin tener quién mire por ella. Y holgárame yo mucho que,
pues mi hermana se ha de venir, viniera v.m. en su compañía y de su yerno por el socorro
que le hicieran para su matalotaje. Y así suplico a v.m. cuanto puedo que lo procure, sacan­
do licencia para v.m. y para sus hijos, que se dará muy fácilmente respecto de haber mi pa­
dre servido al rey tantos años en la carrera, y haber acabado en su servicio, y dejado a v.m.
y a sus hijos tan pobres y necesitados, que viendo esto su majestad y los de su Consejo le
harán merced, pues en conciencia están obligados porque v.m. no padezca en esa tierra tan­
ta estrechez con sus criaturas, y esta diligencia por amor de Dios que v.m. la procure hacer
luego, pues ve io que le importa, y a mí hace lo mismo.
Ya tenga avisado a v.m, cómo yo estoy desposado con una hija de vecino de esta ciu­
dad, hombre muy honrado, mercader, y me dan tres mil y seiscientos pesos, y por ser ella
de poca edad no me he casado hasta ahora, y también porque deseo que v.m. se hallase pre­
sente, que será para mí* de mucho contento, y así hasta saber su voluntad no me casaré. Por­
que, si v.m. se determina a venir, aunque aguarde tres o cuatro años, no lo he de hacer has­
ta que haya llegado, y se halle presente a ello. Llámase la moza Catalina García de Anaya,
y el padre Alonso García* que es hombre que tiene muy largo de comer, y habrá veinte años
que vino a esta tierra, que era natural de esa ciudad, que conocerá v.m. algunos deudos
suyos, que son un Sebastián García y Juan Gutiérrez, que viven en la collación de San Mar­
tín, que si v.m. hubiera menester alguna cosa, ellos la favorecerán, que yo he pedido a mi
suegro les escriba lo hagan, y con ésta van dos cartas para ellos, que les dará v.m.
También escribo a mi primo Alonso Sánchez otra carta que va con ésta. V.m. se la
mande dar, y a él van dirigidos los cincuenta pesos. El los (?) y se los dará. Y en su carta le
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 431

escribo que, si v.in. se quisiere venir, le dé otros cincuenta para algunas cosas de su matalo­
taje, y para lo demás que tuviere necesidad, que yo se lo enviaré en la primera ocasión muy
aventajado, que por hallarme falto de dineros no le envío a v.m, más, porque habrá quince
días que se me ofreció una ocasión en que tengo empleados mil y quinientos pesos, y confío
en Dios será de algún efecto el empleo. Yo estoy de partida al Cuzco a cierto negocio que
allí se le ha ofrecido a mi suegro con el capitán Martín Hurtado de Arbieto, gobernador de
la provincia de Vilcas Huaman (?) sobre cierta cantidad de pesos que le debe de mercadurías
rezagadas, sobre que hay pleito ante la justicia del Ouzco¿ y así pienso no volver a esta ciu­
dad tan presto. Ya dejo orden a mi suegro que, si en eJentretanto hubiere cartas de v.m.,
me las envíe, para responder luego a ellas, y saber la determinación de v.m. En lo que toca
a las misas que v.m. me envió a mandar hiciese decir por el ánima de mí padre que esté en
el cielo, lo hice luego. Y quedo muy corrido que v.m. me avise, pues yo lo había de hacer
sin mandármelo v.m. Hícele decir doscientas misas en e} monasterio de San Francisco de
esta ciudad, y siempre tendré memoria de le ayudar con las más qufe pudiere según mis fuer­
zas. Y por entender que la respuesta de ésta será v.m. en persona, no digo más. A mis her­
manos y a todos mis deudos Ies dará v.m. mis encomiendas. Nuestro Señor me la guarde
como puede y he menester. De Lima, y de enero 12 de 1587 años
Pedro Fernández de Lascoyn
(A mi madre Ana López de Lascoyn, en la collación de San Román, en la calle, del Baño*
en Sevilla).
(I.G. 2097)

487.
Celedón Favalis a su padre Simón Favalis, en Madrid.
Los Reyes, 20.HI. 1587
Señor y padre:
Desde Cartagena escribí a v.m. tres cartas, las cuales entiendo que habrán ido a buen
recaudo, porque iban con personas muy ciertas, en las cuales avisé a v.m. de mi viaje hasta
allí, e! cual fue bueno, a Dios gracias, aunque se pasó gran trabajo en él, porque llegamos
con cuarenta y ocho días con venir rodeando, y causó pasarse algún trabajo por venir entre
soldados con quien teníamos cada credo cien pesadumbres. Entramos en el puerto a los diez
y ocho de julio del año de 86. Estuvimos allí hasta el día~de San Lorenzo, que embarcamos
para Nombre de Dios, donde llegamos día de Nuestra Señora de agosto. Y luego aquel mis­
mo día a las dos de la tarde salimos a tierra y estuvimos allí más de un mes, y cierto que,
aunque veníamos con gran miedo, por ser allí donde muere infinita gente, que en ninguna
parte me hallé mejor que allí, gracias a Dios. Pero yo comí muy poca fruta, que es lo'que
más daño suele hacer. Desde allí nos aviamos para Panamá, y e! capitán García de Paredes
me rogó que me fuese con su ropa por el río de Chagre, y aunque se me hizo muy costa
arriba, lo hube de hacer, porque me lo rogó mucho. Pero es con camino de grandísimo tra­
bajo. En fin me embarqué en Nombre de Dios, y fue con camino donde pensé mil veces pe­
recer y acabar la vida, porque una vez, sí milagrosamente Dios no me remediara, me ahoga­
ra sin remedio. Pero fue Dios servido que estando ya medio ahogado, me sacaron entre más
de veinte negros, y salí cual Dios sabe. Aquí en este río se me pudrió todo el vestido de
mezcla, sin que me haya podido servir de él, ni aún de hacer una ropilla, y causólo el traer­
le yo muy guardado, y no paró solo en esto, porque se les pudrieron a otras personas más
de 4.000 ducados de vestidos. En fin también a m í hubo de caer la desgracia, en este mismo
camino me mordió no sé qué sabandija en la mano izquierda, de manera que tuve la mano
y el brazo para perder, porque se me hinchó todo como una bota, y el brazo no le podía ex­
tender, y toda la mano tenía gafa. Y como no tenía debajo de la capa del cielo cosa ninguna
que le poner, por ser en un despoblado donde no hay criatura humana, si no son micos y
monos y caimanes sin número, fue grandísima ventura no peligrar, pero valíme del ensal­
mo con que me curaron la mordedura del lobo, y con esto fue Dios servido que al cabo de
algunos días se me abrió la hinchazón, y salió muchísima materia» con lo cual se aplacó, y
poco a poco se fue sanando, pero prometo a v.m. que en mi vida me vi en mayor tribula­
ción; sea Dios loado por todo. También en este camino pensé morir de hambre, más de diez
días, y causólo el decimos algunos hombres baquianos, y ha de saber v.m. que quiere decir
hombre que sabe ya el trato de ella, y a los recién venidos llaman chapetones, que es casi
como cuando ios estudiantes en Alcalá corren a los novatos, en fin nos dijeron que era ca­
432 ENRIQUE o r r e

mino de doce días, y como tardamos veinle y cinco vúnonos en gran trabajo, porque en más
de los diez días que digo a v.m. no comimos sino fruías del arcabuco y palmitos, con ¡o cual
lo pasamos lodo este tiempo, y no fue poca ventura no enfermar, según las frutas eran ma­
las, que aún los negros no las querían comer con estar enseñados a ello. En fin fue Dios ser­
vido que llegué a Panamá, aunque muy flaco, pero lo mejor que pude me rehice allí, de
suelte que, aunque la tierra es en sí mala, estuve allí bueno, a Dios gracias, aunque andaba
muy dejativo, por ser la tierra así en todos estos tres puertos. Hice diligencia por saber de
mí tío, y hasta en Panamá no pude saber nada, porque estando allí vino un navio de Lima,
y luego me procuré ver con la gente de él, y aceité a hablar a un hombre de Sevilla, grande
amigo suyo, el cual me dijo que había ocho meses que mi tío había estado embarcado en el
Callao para irse a España con ocho mil pesos en barras, y que queriéndose hacer a la vela
las naos para Panamá, vino en aquel tiempo la nueva de que los ingleses habían robado a
Cartagena, y por esta causa el virrey y la Audiencia mandaron desembarcar toda la plata,
así del rey como de particulares, y díjome este hombre que en aquel mismo tiempo había en
el Callao un navio de un grande amigo de mi tío, y que iba a México, en el cual se metió él
y toda su plata, y dijo que lo fue a emplear, aunque yo no lo tuve por cosa muy cierta.
También me dijo que allí en el Callao había perdido (res mil pesos ensayados, de a trece
reales y medio cada peso, y esto fue verdad según después supe.
Partí del puerto de Panamá para subir a Lima en compañía del capitán García de Pare­
des, aunque veníamos muy encontrados, jueves del octavario del Corpus Cristi, y fue un
i viaje de grandísimo trabajo, y donde pensé morir de hambre y sed por muchas veces, por­
que a tres días que salimos del puerto hubimos de arribar cuatro leguas de él en una isla
que se llama Taboga, porque nos íbamos anegando, y el navio no podía andar de muy car­
gado, y hacía mucha agua, y fue necesario alijarle de más de quinientas arrobas. Estuvimos
en esta isla quince dias, donde se gastaba lo que Dios sabe, poique no había sino gallinas
que comer, y sin pan, y valía cada una a doce reales, y como el capitán no me daba de co­
mer gasté mucho y hube de comprar algunas ensillas para meter. Así yo como todos parti­
mos de aquí y anduvimos cuarenta leguas, y porque otra vez nos íbamos anegando hubimos
otra vez de arribar en un puerto en Tierra Firme que se llama Mariave (?), donde hallamos
muchas terneras muy buenas, a diez y seis reales, y algunas gallinas, pero pan ni por un ojo,
sólo hallamos tortillas de maíz, que es el trigo de las Indias que llaman allá, pero es comida
muy mala para quien no está enseñado a ella, porque luego se hincha todo el cuerpo de gra­
nos y ronchas, y es comida que cría mucha sangre. En este puerto estuvimos diez días, y fue
necesario tornar a meter aquí matalotaje, porque íbamos muy faltos de ello, luego nos en­
golfamos, para tomar la costa del Perú, y lo que más sentimos hasta tomarla fue tener desde
que salimos de Panamá todos los credos así del día como de la noche aguaceros sobre nos­
otros, que era lástima. Y como no teníamos donde nos meter dábannos encima y matában­
nos. A mí, sé decir que me causaron seis calen turas muy malas, de las cuales me hube de
sangrar dos veces, que me dio la vida después de Dios, porque venía entonces todo el cuer­
po lleno de ronchas y granos, y causábalo el maíz y los aguaceros y la mala cama, de lo
cual padecía lo que Dios sabe, porque en todas las partes que me caía agua se me hinchían
de ronchas y comíame tanto que me desollaba vivo, de manera que todo mi cuerpo era una
llaga, y juntábase a esto no haber sino vaca salada que comer, y esto muy poca, y prometo a
vjm. que mientras estuve malo, que hnbo día que a las seis de la tarde no me había desayu­
nado, y no por falta de tener gana, sino de no tener que comer, y cuando me daban algo era
como he dicho un poco de vaca salada, que no había quien lo metiera en la boca, y cierto
que no había faisanes entonces que mejor me supiesen, pero era lo malo que había poco. En
fin fue Dios servido que con toda esla mala comida estuve bueno, aunque quedé flaquísimo,
y convalecí con una gallina que compré en la nao, que me costó cuarenta reales, que los di
por muy bien empleados, y lo que a mi más pena me dio fue que ni una sed de agua ni cosa
ninguna de regalo no me hizo el capitán con traer tanto, y verme de la manera que estaba.
En fin tuve salud, y no se me dio nada, fue Dios servido que al cabo de pasar grandísimos
trabajos descubrimos la costa del Perú, y al cato de algunos días llegamos a Puerto Viejo,
que es el primer puerto de la costa del Perú, un día antes de la víspera de Pascua de Navi­
dad, donde fue necesario, por venir necesitados de comida y agua, arribar, y en sólo aquel
día se metió lo que se pudo, y luego aquella noche nos hicimos a la vela, que fue a media
noche antes de la víspera de la Pascua, y quiso Dios castigamos, de manera que nunca pudi­
m os ir adelante, antes en tres horas que tuvimos de calma volvimos diez y siete leguas
atrás, porque nos llevaban las aguas, y fue, como digo a v.m., castigo de Dios, porque, ya
que nos había hecho merced de que en un día tan señalado tomáramos puerto donde pudié­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 433

ramos celebrar, aunque no fuera sino la víspera de la dicha Pascua, y los dos días primeros
no quisieron sino salir aquel día que entramos, en fin el tercer día de Pascua en la noche
hubimos de tornar a) puerto, donde estuvimos oyendo misa, y holgándonos cuatro días, y
aquí comimos muchas gallinas, porque no había otra cosa, el pan era de maíz y a m í hacía­
me gran daño. Desde que me despedí de v.in. y de mi señora nunca he estado tan triste y
melancólico como la víspera de la Pascua de Navidad en la noche, y todo era acordándome
cómo me solía yo holgar aquella noche, y cómo me veía tan lejos de ello y en la mar y sin
tener con qué la celebrar sino con un poco de queso y pan de maíz, por no haber otra cosa,
aunque no lo tuve por poco regalo Dios sabe lo que sentí. En fin hicimos allí matalotaje de
nuevo y partimos de este puerto para el de Paita, que está ciento y cuarenta leguas de allí,
donde llegamos en ocho días, y nunca navegamos tan bien como entonces, tardamos desde
Panamá a este puerto sesenta y seis días, y es viaje que ordinariamente se suele andar en
veinte o veinte y cuatro, y cierto que nos tuvieron en muchas partes por anegados, porque
salieron dos navios quince días después que nosotros y llegaron otros tantos y más antes, y
lo que sentí en este camino hasta aquí fue que, como venia tanta gente en el navio, venía­
mos tan estrechos, que así me deje Dios oir buenas nuevas de v.in. y mi señora y toda su
casa, que las más noches dormí sentado, por no haber donde me echar, que era una cosa
que me llegara al alma, Bn fin salté en Paita y sin el capitán, porque se venía desde Puerto
Viejo por tierra, y con el primer hombre que hablé fue con un deudo de Alonso García, el
platero, que se llama Quirós, que es aquel confitero que entraba en casa del aguacil Salsear,
el cual me contó muchísimos trabajos que había pasado, pero como son tan ordinarios a los
que pasan a estas partes, no me espanté mucho, con el cual sabe Dios lo que me holgué. Es­
tuvimos comiendo y durmiendo juntos seis días, y estaba allí esperando al capitán García de
Paredes, para ver si le traía cartas, porque él fue el que le hizo venir a estas partes, y cierto
que le echaba maldiciones, que era cosa de espanto. En fin vino el capitán, y no se las dio,
aunque él supo por cosa cierta que las traía, y había bajado seiscientas leguas por tierra sólo
por aquellas cartas, y también había más de un mes que le estaba allí esperando y haciendo
costa. En fin se despidió de mí allí en Paita, y se fue a río Bamba, porque supo que tenía
allí cartas, y también porque tenía hasta seiscientos pesos de algunas cosas que vender. El
tiene grande deseo de volverse a España. Hágame v.m. merced de decírselo a Diego García,
para que se lo diga a su mujer, porque yo sé que se holgará.
Desde Paita a Lima hay doscientas leguas, pero son peores de andar que todo lo demás,
y cáusalo ser siempre los vientos contrarios. En fin, toda la gente, en llegando a Paita, se va
por tierra. Allí me prestó el capitán dineros con que yo también fui y allí me junté con un
sobrino del presidente Hernando de Vega, grandísimo amigo mío, y con un fraile gran pre­
dicador, y con otros hombres muy honrados, que seríamos por todos ocho personas, todos
los cuales nos veníamos holgando por el camino, comiendo muchas gallinas, porque no hay
otra cosa, las cuales valen a real, y cada cuatro pollos un real, pero, aunque son muy gor­
das, no tienen aquel sabor y substancia que las de España, porque vale más una de las de
allá que cu&renta de las de acá. En este camino hay seis ríos muy peligrosos, en los cuales se
suele ahogar muchísima gente. Pero fue Dios servido que los pasé muy bien gracias a Dios,
todo lo cual entiendo mediante las oraciones de v.m. y de mi señora, (a la cual ruego yo
muy encarecidamente tenga ésta y las demás por tan suya como de v.m., aunque por otra
vía la escribo dos), porque de otra manera en peligros me he visto que imaginarlos confunde
todo, lo cual, como digo, ha sido mediante las oraciones de vs. mds., las cuales suplico no
falten por amor de Dios, porque será faltar mi remedio. |
Yo llegué a Lima el viernes antes de carnestolendas, donde la hallé toda casi asolada y
por el suelo, aunque ya estaba mucho hecho, y causólo un grandísimo temblor que hubo
casi por toda esta tierra, que asoló muchísimo, y en cerca de un mes que ha que estoy aquí
haya temblado dos veces, pero como es tan ordinario, así no se escandaliza la gente, y si,
como el temblor grande que hubo duró un cuarto de hora, durara más, se asolara todo, y
también, si, como fue a las Avemarias, fuera más tarde, muriera mucha gente, aunque dicen
que murieron siete personas, las cuales eran indios. El Callao está dos leguas de aquí, don­
de, como es el puerto, es el trato de la ciudad, y hay allí muchas casas de las cuales no que­
daron, según dicen, sino dos o tres, porque salió la mar de madre, y las derribó, y dicen que
hizo de daño más de quinientos mil ducados, en mercadurías de la China que estaban en el
dicho Callao. En Lima ha sido sin número lo que se ha gastado en hacer las casas, porque
no quedó casa ni monasterio en pie, sino la casa de los Teatinos, y gran parte de San Fran­
cisco, donde se metió el virrey, e hizo hacer unos aposentos de tabla, y allí se está todavía
sin querer salir de allí.
434 ENRIQUE OTTE

Luego aquella noche que llegué hice diligencia por saber de mi tío, y díjome un grande
amigo suyo que había nueve meses que se había ido a México con ocho mil pesos, y que fue
para irse desde allí a Castilla, lo cual no tuve por cosa cierta, por ser un rodeo del diablo.
En fin yo he hablado a muchos hombres, sus amigos, y me dicen que fue a emplearlos en
cosas de la China, y que ha de volver aquí, y que, si Dios l e trae con bien, que ganará muy
largo. Yo no he parado hasta que he sabido su casa, donde he estado, y me enseñaron un
billete que él escribió un día antés que él se hiciese a la vela, donde dice que volverá a esta
ciudad dentro de ocho meses. Ya son pasados nueve, y no se ha sabido de él, y cáusalo el
no haber venido navio ninguno de allá, pero de aquí a dos o tres meses es cuando empiezan
a venir navios, de donde se sabrá si ha de venir, o qué ha hecho Dios de él. Todos me dicen
que, si él vuelve, que no habrá para él cosa de mayor contento que verme, y que hará mu­
cho por mí. Plega a Dios lo qncamine como más se sirva. Luego otro día que llegué, que fue
sábado, salí a dar las cartas que traía, y el primero con quien hablé fue con Pedro de Rei-
naltes, hijo de Alonso Sánchez, pintor de su majestad, con el cual me holgué mucho, y me
dijo que habría quince días que le había dado el virrey una lanza, que le valía mil pesos.
Desde allí fui a buscar la posada del señor Juan Giménez: del Río, al cual no hallé en casa,
y estúvele esperando hasta que vino, y allí en su casa hablé a Simón de Roa, que solía ser
criado de Blas de Robles, el librero, y así como vino le dijo el dicho Simón quién yo era, y
cierto que se holgó mucho, y lo primero que dijo fue decir a Simón de Roa que hiciese que
me aderezasen en casa un aposento, y luego me fui con él a su casa, donde hallé a su mujer,
que es una dama muy hermosa, de hasta veinte años, y muy bien nacida. Yo prometo a
v.m. que tiene dos hijas, la una de año y medio, y la otra de seis meses, las más lindas, Dios
se las guarde, que hay en toda Lima, y quiérelas que no se puede creer por cierto que no
podré encarecer a v.m. la merced que me hace, que prometo a v.m. que me (?) muchas ve­
ces, y siempre me está diciendo la amistad de v.m. y suya, plega a Dios me dé lugar en que
se lo pueda servir. Su mujer no sabe que tiene hija en España, y él me avisó que no lo dije­
se. Escríbale vjn. siempre que a mí me escribiere, pero sea con gran tiento acerca de esto.
El está enojado con su hija, pero mucho más con Bernardo, según lo escribirá a v.m. el se­
ñor Juan Giménez muy largo. Habrá quince días que el capitán me dio la caja, la cual viene
buena, aunque hay tan mala salida de ella que es lástima, y es porque no hay tienda donde
no haya muchísimas, cierto yo lo echo a ser yo desgraciado, porque en tiempo pudiera venir
que valiera la caja más de seiscientos pesos, y ahora no se hallarán trescientos por ella. Sea
Dios bendito con todo.
La tierra está muy rica, y nunca tanto como ahora,-pero como hay tanta gente, anda
el dinero muy repartido, y así no se écha tanto de ver hemos venido en tiempo que se han
descubierto ahora la mayúr braveza de minas que los nacidos han visto, y son las unas junto
al Cuzco y las otras junto a Potosí. Yo fui desgraciado en no acertar a traer, aunque no
fuera sino seiscientos ducados empleados en algunas cosas de las cuales sin duda ninguna hu­
biera hecho más de tres mil pesos, que era quedar rico para siempre, porque con enviarlo
yo a vjm. o ir yo con ello y tomarlo a emplear fuera un principio para que v.m. y yo tuviéra­
mos muy largo de comer. Pero en fin no son los hombres adivinos, ni saben lo que ha de
suceder.
Las mercadurías que son buenas para esta tierra son mercadurías de Milán, que es todo
cosa que en España vale a que no (?) y acá se hace un poco de oro de ellas. En lo que se
gana muchísimo es en los mazos de cristalinas, los cuales tienen cada mazo diez millares, y
valen en España cada diez millares cuatro reales, y comprados por junto valen muy baratos,
y no hay mazo ninguno que acá en el Perú se no venda por tres o cuatro pesos ensayados.
Son también buenas mercadurías para acá medias de seda y sedas de colores, como no sean
negras ni pardas ni blancas. Véndese también acá muy bien los penachos negros, y no han
de tener ninguna cosa de color, porque no los quieren, y yo prometo a v.m. que, si las plu­
mas de peso que yo dejé en casa estuvieran aderezadas y yo las tuviera acá, que yo enviara a
v.m. muy buen dinero de ellos, porque vale cada penacho por junto a doce reales y a peso
ensayado, que es muy buen precio, y plugiera a Dios que todo lo que yo traje fuera de esto,
que a fe que hubiera mejor salida de ella que no habrá. Véndese también por muy buen
precio de sombreros de Segovia, los cuales han de venir sin aforrar, 5' si, cuando yo vine,
trajera no mas de ciento, los vendiera a seis pesos cada uno. En fin cualquier cosa que viene
de Castilla se vende por buen precio, como no sean cosas de broma ni abalorio, lo cual solía
valer aquí muchísimo. Hame dicho el señor Juan Giménez del Río que él enviará a v.m.
una memoria de las cosas que son vendibles y de mucha ganancia, para que la tenga v.m.
para lo que se le ofreciere.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 435

Aquí me hace mucha merced Vicente Rodríguez, marido de Felipa Enciso, hermana de
Mariana Forcela, y he comido dos veces con ellos, y se me ofrecen mucho. Están ricos, aun­
que lo estuvieran mucho más si no les hubieran sucedido algunas desgracias, porque se les
han muerto diez negros, que valía cada uno a mil pesos, y de ellos a más de mil quinientos.
El y yo andamos procurando de vender esta caja, porque el señor Juan Giménez a cuatro
días que yo entré en Lima cayó malo, y lo está también ahora, que si él pudiera salir de
casa ya estuvieran despachados. A mucha gente he hablado aquí de Madrid, que es consuelo
grandísimo en unas partes tan remotas topar con quien conversar, y más siendo de la tierra.
También he hablado aquí a un hombre de Roa, que es aquel que ahora ocho años fue a
Madrid por su mujer, que es padre de Ochoa, aquel que murió en Monzón, que era ayuda
de guardajoyas de la reina, y dice que están pobres, y tienen siete u ocho mil pesos. Avíse­
me v.m. si fue verdad la muerte del hijo, porque ellos no lo acaban de creer.
En esto del decir que venga acá gente no digo nada, y digo esto porque suelen enviar a
decir a España los que están acá, y tienen allá hermanos o deudos, que vengan. Yo prometo
a v.m. que acá que se pasa mucha necesidad, y hay mucha gente perdida, más que en Espa­
ña, y es por no se querer aplicar, que el que quiere ser hombre de bien, aunque es poco el
salario que dan, puede pasar con ello honradamente, aunque también digo que el que vinie­
re como traiga mercadurías, por pocas que sean, lo pasará bien, pero el que no, ha de sudar
más de seis años hasta alcanzar con qué poder tratar, porque en esta tierra sólo está la ven­
tura de un hombre en tener seiscientos pesos por lo menos, con que poderlo Hacer, que el
que con esto no supiere granjear no lo sabrá con seis mil. Yo prometo a v.m. que, si yo los
tuviera, que yo espero en Dios que tuviera de comer, aunque había de ser a costa de mucho
sudor y trabajo, y pasando malas noches y peores días, y sabe Dios el deseo que yo tengo de
verme en ello y de tener algo con que volverme, porque en el mundo no hay tal día como el
de España, y sé decir a v.m. que, si allá los hombres se pusiesen a lo que acá, que no ha­
brían menester más Indias que estarse en España, porque cierto que se ponen a cosas que en
España no lo harían los picaros, y acá lo tienen por muy gran honra, y porque nunca pre­
guntan a qué lo ha ganado fulano, sino qué tiene, y en diciendo que tiene algo tapan todos
la boca y callan. Con-lo que hiciere de las plumas, si Dios quisiere, pagaré cerca de cien pe­
sos que debo, y con lo demás iré hacia Potosí a buscar mi vida, y por esta causa no enviaré
a v.m. por ahora nada, pero a su tiempo lo haré, como v.m. lo verá.
Suplico a v.m. por amor de Dios me haga merced, porque es cosa que conviene mucho
para cosas que se ofrecen de procurar cartas de favor para algunos oidores de esta ciudad,
porque, como digo, importa mucho, y si algunos vinieren de nuevo a esta tierra, ni más ni
menos procurar que les hablen, para que en lo que a mí se me ofreciere me favorezcan, por­
que como en esta tierra nunca está un hombre en un cabo, sino siempre andando de aquí
para allí, es cosa muy necesaria, y por amor de Dios no haya descuido de esto. A la,señora
Juana Rodríguez y al señor Francisco de Paredes dará v.m. mis besamanos, a los cuales su­
plico me hagan merced de en lo que pudieren favorecerme como siempre, y decirles que el
capitán me ha hecho mucha merced, pero que bastara estar sus mercedes de por medio,
para que en todo se me hiciese; plega a Dios de darles la salud que puede y yo les deseo.
Ahí en esa calle en la misma acera de v.m., frontero del pastelero, vivía un hombre fla-
quito, mozo, que estaba casado con una mujer alta, que llevaba siempre una niña consigo a
la iglesia de Santiago, y un niño también. Vendía cosas de aceite y vinagre y otras cosás de
naipes y brujerías, llamábase él Juan Pérez, y de ella no sé él nombre, más de que era her­
mana de un pelotero, que se llamaba Carrión. Está por acá el marido, suplico a v.m. sepa si
es muerta la mujer, y si tiene hijos o algo para que le demos ánimo que les favorezca, que él
entiende que no le conocemos este mozo Juan Pérez, fue con la de Aparicio, que curaba
con los aceites a Sevilla de ahí. Entiendo que se vino a esas partes. El es natural de un lugar
del Alcarria junto a Guadalajara. El señor Juan Giménez ruega a v.m. haga diligencia por
saber qué se ha hecho de ellos, y yo ni más ni menos.
Hágame v.m. merced de en las primeras cartas que v.m. me hiciere merced de escribir­
me de enviarme en ellas muy bien pintadas sus armas de v.m., porque acá haga hacer un se­
llo, porque las cartas que escribiere a v.m. vayan selladas, para que más fácilmente conozca
v.m. mis cartas, y en esto recibiré mucha merced. De un hombre que vino en la flota que
partió después de los galeones supe cómo v.m. y mi señora y todos mis hermanos quedaban
buenos, a Dios gracias. Y díjome que cuatro días antes que saliera de Madrid estuvo allá en
casa, pero que no dijo nada a v.m., porque no sabía que había de venir a estas partes. Llá­
mase Hernán García, y es un hombre que siempre estaba en casa de Robles, el librero. Lie-
436 ENRIQUE OTTE

gó a esta ciudad de Lima en menos de cinco meses, y Dios sabe lo que me holgué de las
buenas nuevas que me dijo. Vino a un negocio de importancia.
Hará me v.m. merced de decir a Luis Navarro, el pellejero, que aquí he visto a su her­
mana y su sobrina, aunque han pasado muchos trabajos, como más largo lo sabrá por sus
cartas, y que quedan buenas, y que le besan las manos. A la señora Juana Rodríguez man­
dará v.m. decir que Mateo Moreno queda bueno en esta ciudad, y de partida para Potosí, y
decirla asimismo que el capitán me ha hecho mucha merced, porque en algunas me le ha
hecho y en otras se ha mostrado muy escaso.
Gran deseo tengo de saber qué se ha hecho de todos mis hermanos, y si tienen salud, y
cómo está la señora Claudia y Gasparito, y ni más ni menos todos mis tíos y tías y primos y
primas, a los cuales mandará v.m. dar mis besamanos, y que tengan ésta por suya. Plega a
Dios de guardar a v.m. y a mi señora y hermanos tan largos años como yo deseo, y perdone
v.m. el ser tan breve. Suplico a v.m. por amor de Dios me avise de todo lo que por aJlá hu­
biere de nuevo, así en casa como en casa de mis tíos, y vengan las cartas encaminadas en
casa de Juan Giménez del Río, y en su ausencia vengan en casa de Vicente Rodríguez, sede­
ro, en la calle de los mercaderes. En fin en ausencia del uno vengan en casa del otro, porque
aquí serán ciertas, y vengan encaminar las cartas por muchas vías, porque si unas se perdie­
ren vengan otras. Y porque no es para más, Nuestro Señor guarde a v.m. y a mi señora y a
mis hermanos y a toda la casa con tanta salud como yo deseo. En habiendo ocasión yo ten­
dré cuidado en acudir a v.m. como tengo obligación. Fecha de los Reves, a 20 de marzo de
87.
A Francisquita mandará v.m. darla un abrazo, y que en teniendo alguna cosa yo tendré
muy gran cuidado con ella. A todos mis tíos y tías me haga v,m. merced de dar mis besama­
nos, y que les ruego me encomienden a Dios, y a vs. mds. suplico lo mismo, porque cierto
que estamos en una tierra muy trabajosa. Señor y padre, el más humilde hijo de v.m., que la
salud de v.m. y de mi señora desea más que la suya propia
Celedón Favalis
Yo llegué a esta ciudad empeñado en más de cien pesos, los cuales hoy día debo, y no lo
tengo por mucho, según los gastos tuvimos en las arribadas.
(Al ilustrísimo señor Simón Favalis, en la calle de Santiago, Madrid).
(I.G. 1404)

488.
(?) a Antonio González', en Izubre.
Los Reyes, 10.IV.1588
No sé si v.m. habrá recibido alguna mía, que creo que no será imposible menos.
Ésta será para hacer saber a v.m. cómo yo quedo con poca salud. Y mucha parte de
ello fue de ver que no se me ha enriado respuesta de ninguna, y de lo que en ellas enviaba a
suplicar. Y, aunque Dios me dé salud, no tendré contento hasta ver en esta tierra a Pedro
González y a Miguel González, mis sobrinos, para que, si Dios me llevare, Ies deje la pobre­
za que tengo. Aunque yo estoy casado, como por otras tengo avisado a v.m., con una mujer
viuda que ya tuvo otro marido, y de él le quedaron un hijo y una hija, ya de buena edad,
que ninguna pena nos dan, y nuestro nunca tuvimos ninguno. Ahora será imposible tenerlo,
porque seremos ya viejos. Y viniendo esos mozos Miguel González y Pedro González, po­
drá ser que con la hija de mi vieja y alguno de ellos se efectúe algo como lo tengo tratado.
Y creo que, viniendo a esta tierra, no tendrán voluntad de volver a una tierra tan miserable
como esa, que no sé cómo en ella se puede sustentar, Y cuando por causa de v.m. o por
causa de ellos, o por su muerte, de que Dios no quiera llevarles sin que yo les vea, no me
quiera v.m. hacer merced de enviármelos acá, me enviará a un hijo de Pedro de Castro. Que
yo tengo gran deseo de ver personas de allá, aunque no sean deudos. Y si yo tuviera algún
hijo o hija, no lo suplicara tanto a v.m. Y aunque fuera yo de veinte y cinco años, y tuviera
veinte y cinco mil ducados, no dejara esta tierra por irme a esa, por ser de la suerte que es,
que procuro acabar mis días aquí, y no sé si, aunque vengan en esta jom ada, los podré ver
por mis enfermedades y trabajos.
Y con esto no digo más, sino que v.m. me escriba largo, aunque ellos me darán acá re­
lación de todo lo que hay, porque v.m. no se canse.
De esta ciudad de Los Reyes, a 10 días del mes de abril de 1588.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 437

(A Antonio González, y en su ausencia a Pedro González o a su hermano Miguel González,


en Izubre, junto a Coruña, reino de Galicia).
(I.G. 2103)

489.
Marcos de Irunaga a Martin de Irunaga, en Ciudad Real
Los Reyes, 2.IV. 1589
Señor hermano:
Habrá tres años que recibí una de v.m., la cual fue para mí de grandísimo contento y
regalo, la cual tenía bien deseada, y por ella me avisa cómo tiene salud, plega al Señor que
v.m. la tenga tan cumplida como yo la deseo para mí. Gloria a Dios, yo estoy bueno de sa­
lud, y va muy bien, deseando ver a v.m. por esta tierra, porque yo no tengo a quien volver
cabeza si no es a v.m. Y así, teniéndolo en mi compañía, tendré todo el contento y regalo
posible. Y lo que yo tengo, poco o mucho, es para v.m., pues fue Dios servido de llevar a
nuestros padres. Así será v.m. servido, vista ésta, aprestarse para la primera flota, pues es
v.m. sólo, y está desocupado de familia, y si v.m. no se hubiere ordenado, se podrá ordenar
en esta tierra, que habrá mejor orden para ello que no por esas partes.
Así será v.m. servido de no hacer otra cosa, sino ponerla por obra luego, y si fueren
menester dineros para el viaje, los proveerá nuestio buen amigo y natural Juan de Bustínza
en Sevilla, al cual escribo para que los provea los que fueren necesidad. Y también escribí a
un grande amigo mío a Cartagena, que es el deán don Juan Fernández, para que le provea
asimismo de lo que tuvieren necesidad. Y venga muy bien tratado su persona, aunque sobre
este artículo no será menester darle aviso a quien tan bien entiende las cosas. Y podrá traer
a un criado consigo, para que le sirva. Y ante todas cosas mande v.m. sacar licencia de su
majestad, para pasar a estas partes, y no se venga sin ella, porque no conviene. Y porqué
entiendo será v.m. el mensajero en lugar de la respuesta de ésta, y nos veremos con breve­
dad, no me alargo más, aunque, si hubiera de escribir cosas que han pasado por mí había
menester otros tres pliegos. Así lo dejo para cuando en buenahora nos veamos. Con tanto
Nuestro Señor le traiga a v.m. con bien, y con salud, con mucha bonanza como yo deseo.
De esta ciudad de Los Reyes, y de febrero 2 de 1589
Marcos de Irunaga
(A Martín de Irunaga, en Ja Ciudad Real del reino de Toledo).
(I.G. 2098)

490.
Lucas Rodríguez a su hermano Hernán Rodríguez, platero, en Ciudad Real
Los Reyes, 16.1V.1589
Señor hermano:
En la flota pasada escribí largo a v.m. y a nuestras hermanas y a nuestra tía Inés Gon­
zález. Y a lo que entiendo no han pasado las cartas de Patam á hasta ahora, que irán en esta
ilota. Enviamos con estas cartas seiscientos ducados, por rhitad, yo trescientos y nuestro her­
mano Diego Rodríguez trescientos, para que se hiciese conforme a nuestras cartas. Fije un
pliego de cartas dirigido al regente, el doctor Beltrán, y otro a un fulano de Herrera, en Se­
villa, familiar del Santo Oficio. Y en cada uno iba una escritura de obligación del recibo de
estos seiscientos ducados. Fue el que los recibió para llevarlos un hidalgo que se dice Cristó­
bal Ruiz, vizcaíno, que ha sido ensayador en Potosí. Y entiendo que lo va a pretender, por­
que se lo quitaron. Yo creo que, si fue en la flota pasada, que cuando ésta llegue, ya estará
todo en poder de v.m.
Este dinero que se ha de cobrar de Baltasar Sánchez Pinedo se cobre luego, y se le en­
víen cincuenta ducados a Catalina Mejías, y lo demás se junte con los otros, y se distribuya
en lo que fuera más necesario a nuestras hermanas. Pues v.m. está de por medio, no hay
que referir quede esto, sino que v.m. hinque el hombro en remediar esas pobres con esta mi­
seria, y aún que v.m. supla algo de su hacienda. Y hecho, v.m. se determine de se venir.a
esta tierra con su hija Faviana. Que, llegado acá, no tiene que cuidar más de su p e rs o n a l:
de ella cosa alguna, porque loores a Dios yo tengo de cincuenta mil pesos de plata arr)M|
438 ENRIQUE OTTE

sin deber de ellos cosa alguna. Y nuestro hermano Diego Rodríguez entiendo tiene más can­
tidad, y, aunque tenemos hijos, holgaremos como a hermano mayor de servirle y ayudarle y
poner en estado a Faviana, su hija,
Y porque esto y lo demás lo tenemos escrito largo en los dos pliegos que van adelante,
no digo más, de que Nuestro Señor guarde a v.m. y me io deje ver en esta tierra como yo
deseo» salido de esa tierra trabajosa. De Los Reyes, y de abril a 16 de 1589 años, su menor
hermano y servidor
Lucas Rodríguez
Aunque en ías pasadas, como digo, escribo largo sobre lo que aquí digo, tomo a decir que
en todo caso v.m., señor hermano, se venga luego a esta tierra, y sea con su hija Faviana,
como digo, y traíga consigo también a nuestro Jerónimo y a una de nuestras hermanas, ía
que de ellas quisiere venir. Y encomiéndeme a las señora María de Soto y a mi sobrina Ma­
ría y a Eugenio y a todas nuekras hermanas, a las cuales doña Luisa besa las manos con las
de v.m., y los desea mucho cqnocer y servir. Y Nuestro Señor, etc. De Los Reyes, ut supra
Lucas Rodríguez
(A Hernán Rodríguez, platero, en Ciudad Real, o en ía villa de Almagro).
(I.G. 2100)

491.
Andrés López a su hijo Andrés de Estrada, en Córdoba.
Los Reyes, 1.II. i 590
Por haber escrito ayer el pliego que lleva el señor Hernando de Albarecín, en que os
doy parte de mi salud y dei mucho deseo que tengo de que Nuestro Señor me dé tanta gra­
cia que pueda ir con bien a dar sepultura a este cuerpo delante vuestros ojos, que ahora no
deseo otra cosa, después de la salvación, que tomarme con bien a esa tierra, que como yo lo
soy ya, por tener sesenta y un años, apetezco el natural, como es razón. Por las que os dará
el señor Hernando de Albarecín veréis cómo os envío quinientos pesos, él los lleva registra­
dos en su nombre con su hacienda, héselos dado en confianza como es tan gran cristiano sé
que en allegando a Córdoba os los dará luego con el pliego que lleva. Este dinero quiero que
sea para vuestra hermana doña Francisca que luego, en recibiéndolo, le haréis entrega de
eíío, que así se lo he encargado al señor Hernando de Albarecín, que lleva orden de encami-
raros de la manera que habéis de venir a este reino, y pues sabéis el contento que tengo de
tener con vuestra venida para mi descanso, que cierto con ella lo tendré.
No os digo más, sino que estoy aguardando con el deseo de padre. El del cielo me dé
gracia que mis ojos os vean antes que yo muera; El os traiga con bien como yo deseo. De la
suerte que habéis de pedir licencia al rey ha de ser para vos y para un mozo, que os la da­
rán, visto la razón que hay de haceros esta merced.
Y venid como hijo de quien sois, que con esto no tengo que deciros más. Tened mucho
cuidado de dejar contenta a vuestra hermana, y dadle esperanza de que será vuestra tornada
muy presto, y yo con vos. Yo se lo escribo así a ella también, que vuestra venida no es más
que para llevarme, como lo es. Tráigaos Dios con bien y presto. No temáis el agua, que no
hay de qué temer, que con vuestra venida me volveré yo con vos en una cuna (?).
Mira si podéis venir en un navio seguro
Fecha en la ciudad de Los Reyes, a primero de febrero de 1590
Andrés López
Hele asegurado a vuestro tío vuestra venida, y me ha dicho le traigáis una adarga que
sea muy buena y grande, y un aderezo de jineta de campaña. Que de valor no le quiere, que
éi tiene hartos, ha de ser de cuero. El señor Jorge de Lima se os encomienda.
(A mi hijo Andrés López de Estrada, en Córdoba).
(I.G. 2101)
492
Melchor de la Peña a su madre Beatriz Núñez, en Sevilla
Los Reyes, 12.11.1590
Más ha de un año y medio que no he visto carta de v.m., aunque he escrito hartas, ni
en las que tengo recibidas me hace v.m. mención de haber recibido muchos días ha carta
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 439

mía. Debe de ser que no aciertan mis cartas con v.m., porque me dicen que se pasó de San
Bernardo a dentro de la ciudad junto a Santa Cruz, adonde encamino esta carta, que plega a
Dios ¡a reciba v.m. y me responda a ella, y me avise de su salud, y si recibió los cien duca­
dos que le envié el aiío de 87 con Miguel Enrique, que me pesaría mucho que no los hubie­
se dado por la necesidad que sé que tendrá.
Señora madre, yo estoy bueno. Tengo mi asiento en Lima y en Arequipa, bajo a Pana­
má a emplear» y así en una partida de negros que compré el año pasado, en que me fue
muy bien, que ahorré en ellos doce negros que tuve necesidad para mis heredades. Así que,
gloria a Dios, me va muy bien, y querría que v.m, se dispusiese, pues no es tan vieja, a ve­
nirse en la primera flota, y traer a mi hermana Isabel de la Peña, a la cual espero en Dios
pondré luego en estado, que yo le daré un pedazo de mi hacienda, que ya tengo persona
muy a mi gusto con quien casarla. Y así no haga v.m. otra cosa, pues ve lo que importa eí
remedio de mi hermana. Y tráigame v.m. ese niño, y que en Cartagena pregunte v.m. por
Luis de Esplugas» que él pagará en mí nombre lo que v.m. debiere.
Y porque quedo esperando a v.m,, no digo más, de que a mi hermana beso las manos,
Dios guarde a v.m. y me ía deje ver de mis ojos.
Tom o a suplicarla que no se le ponga delante la mar, que llegada acá espero en Dios
tendrá mucho contento. De la ciudad de Los Reyes, 12 de febrero de {590 años, su muy
obediente hijo
Melchor de la Peña.
(A mi madre Beatriz Núñez, y en su ausencia a Isabel de la Peña, mi hermana, en 1a calle­
juela (fe Santa Cruz, en Sevilla).
(I.G. 2099)

493.
Martin Diez de Pareja a Cristóbal M uñoz de Pidrile, en Baeza.
Los Reyes, 2 U ÍL 1590
Por haber escrito a v.m. largo en los pliegos que lleva a esos reinos y yo remití de aquí
a Baltasar Callejo, que va a ellos a negocios que se han ofrecido, seré en ésta breve, la cual
sólo servirá dar respuesta a un capítulo de la última que de v.m. recibí, en que me dice hay
algunas pesadumbres entre v.m. y doña Francisca,, mi hermana, cansadas de ser travieso
Femando de la Cueva, mi sobrino.
Vista ésta, me le envíe v.m., para en la primera ocasión, la cual nunca falta acá, en qué
ocupar los hombres mancebos. Y si él fuere tal, yo le favoreceré con mucha mano, y si no,
jomadas hacen aquí cada día para Chile {?), aviaremos allá. Y si caso fuere que no estuviere
aviado al tiempo que Baltasar Callejo saliere de esos reinos, con él se podrá venir, qué yo sé
que por hacerme merced la traerán.
Doña Ana y mis hijas quedan buenas, y besan a v.m. las manos, cuya persona Nuestro
Señor las guarde como puede. De Los Reyes, y de marzo a 21 de 1590
Martín Diez de Pareja.
(A Cristóbal Muñoz de Pidrile, en Baeza),
(I.G. 2099)

494.
Francisco de Leiba Maldonado a su hermana Isabel de Leiba, en Sevilla.
Lima, I8.IV.1590
Con Rodrigo de León, vecino de las islas de Canaria, recibí una de v.m. , y harto con­
tentamiento con ella por el largo tiempo que había que de v.m. no sabía ni había visto car­
ta. Porque habrá cuatro años que no me ha escrito v,m., aunque de lo mismo se queja v.m.
por la suya, pues le certifico que no ha ido flota que no haya escrito a v.m., dando la cuenta
de mi vida. Hame dado mucha pena la muerte de mi hermano Francisco de Ribera, porque
cierto le quería yo mucho, y por la soledad de v.m., pero son cosas que hace Dios. V.m. se
consuele conque no le quedó más de a mi sobrina. Dios se la guarde para su compañía, que
mayor trabajo fuera quedar cargada de hijos como quedan otras.
Signifícame v.m. ha quedado con necesidad. Dios sea loado, y v.m. no se fatigue, pues
440 ENRIQUE O'ITE

Dios ha sido servido de me haber hecho tanta merced que habrá cuatro años que me casé
en esta ciudad de Lima con una señora viuda casi de nuestra patria, porque es de Jerez, y
sin hijos, y hasta ahora no nos los ha dado Dios, aunque tiene edad de poderlos tener. Y
como ha visto v.m., esta viuda me ha persuadido envíe por v.m. y mi sobrina, y así se lo su­
plico se venga en la primera flota con mi sobrina, pues Dios ha sido servido de darme ha­
cienda con que poder vivir yo, mí mujer y v.m. Y si acaso mi sobrina no se atreviere a venir
por hacer mal la mar, y le pareciere a v.m, que quedará bien en poder de Diego de Ribera,
su abuelo, soy de parecer v.m. se la deje, Y en todo haga v.m. lo que le pareciere, porque
cuando quede, yo le doy palabra a v.m. de la proveer de acá, pues sabe v.m. yo no he de
faltar a v.m. y a sus hijos mientras yo viviere, pues ha sido Dios servido que no hayamos
quedado de yo y v.m., que es las cosas que más deseo ver en esta vida.
Ahí va una carta para Francisco de Pesquera, que bien conoce v.m. Y, queriendo v.m.
venir, la aviará de todo lo que hubiere menester para su viaje y pasaje, así de dineros como
de matalotaje, el cual lo hará con mucho cuidado, porque yo tengo correspondencia con él,
de suerte que para su avío no haré yo falta. Y no se le ponga a v.m. por inconveniente el
pasar la mar, que no es de tanto trabajo, como a v.m. algunas personas la informarán. Que
será Dios servido que la dará buen viaje, y nos veremos presto.
Yo y doña Francisca de Vera quedamos con salud, y ella con harto contento de saber
yo escribo a v.m. que venga. También escribo a Francisco de Pesquera compre algunas co­
sas para doña Francisca, y de todo le envío memoria. También le aviso se embarque en
riombre de v,m,, porque quiero que entienda doña Francisca le trae v.m. esas cosas. Procure
v.m. se ponga en el navio en parte do no se moje, porque son sedas y otras niñerías, que si
se mojan no servirán.
No se ofrece otra de nuevo de que avisar, más de que Nuestro Señor me deje ver a v.m.
y a mi sobrina y dé salud y buen viaje como yo deseo. De Lima, y de abril 18 de 1590 años
Francisco de Leiva Maldonado.
(A mi hermana doña Isabel de Leiva, en la calle de la Armas, junto a San Antón, al barrio
de Duque, en Sevilla).
‘ ‘ (I.G.2100)

495.
Salvador Camacho a su hermano Bartolomé García Camocho, en Don Benito
Los Reyes, 29.IV.1590
Señor hermano, una vuestra recibí, la fecha a 12 de enero de 1589 años, con la cual fue
tanto el contento que recibí en verla y en saber que tenía hermano que no sé cómo me lo
diga,-porque ha más de 8 años que no he tenido carta vuestra, ni de nadie de esa tierra,
aunque yo he escrito muchas, y en la flota pasada escribí con un fraile que fue a esa tierra,
que llevó cartas de Pedro Martín Moreno, y no he visto respuesta. Avisáisme por la vuestra
que es muerto nuestro hermano Alonso García. Hame dado mucha pena, mas como son co­
sas que Dios ordena hémosle de dar gracias. Dios le tenga en su santa gloria, amén. Hame
dado gran pena el poco remedio que tendrán sus hijos. Yo quisiera estar donde los pudiera
remediar, que lo hiciera como es razón hacerlo; plega a Nuestro Señor que Dios me deje ir
a ampararlos, y dar remedio a mi ahijada María Cortés, que, aunque estoy por acá, no la
tengo olvidada, y así quería que no se casase hasta que yo vaya, que será muy breve me­
diante Dios, Avisáisme por la vuestra que estáis espantado cómo no me he ido a esa tierra
más aína, y que no le he enviado alguna cosa para pasar sus necesidades. Por cierto v.m.
tiene razón en decirlo, mas sabido, porque no me culpará, porque, si no fue esta carta que
me escribió el año pasado de 89, no he visto o ta más ha de 8 años, ni sabía si tenía herma­
no o si no, y a esta causa no tengo culpa. Avisáisme por la vuestra que tenéis cinco hijos, y
mucha necesidad. Yo quisiera estar en parte donde os pudiera ayudar a criarlos y sustentar­
los porque cierto lo hiciera mejor que lo digo, Dios será servido algún día no tendréis tanta
necesidad, si Dios me lleva a esa tierra, Avisáisme por la vuestra lo poco que nuestros pa­
rientes os favorecen. Dios les dé mucha salud y no tengáis pena, que mientras menos hicie­
ren, menos tendremos que agradecerles. Con el capitán Alonso de Paredes, que va a la corte
a negocios, os envío cien ducados de Castilla. Pedírselos heis, y daréis de ellos a nuestra her­
mana Catalina Díaz, mujer de nuestro hermano Alonso García, que sea en gloria, si no se
hubiere casado. Y si se ha casado, gastarlos heis con nuestros sobrinos. No envío más por es­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 441

tar de camino para esa tierra, que entiendo será la flota que viene, sí puedo despacharme en
cobrar unos dineros que me deben, aunque pierda algo de ellos, porque yo estoy ya viejo y
cansado. Y quisiera, si posible fuese, que para la flota que viniere a estas partes que v.m. vi­
niera hasta Nombre de Dios, para irse conmigo. Porque, como digo, yo me hallo viejo y
cansado y sin dentadura, y estos viajes de la mar son peligrosos para los que no tienen den­
tadura, por causa de los mantenimientos que se llevan por la mar, y a esta causa quisiera
que v.m. se viniera acá para, sí Dios me llevase, que quedase v.m., para que no se perdiese
la miseria que el hombre ha ganado con tanto trabajo. Y así, si posible fuere, le ruego que
lo ponga por la obra, y si lo hiciere, ha de ser que v.m. procure en Sevilla por los mercade­
res que de Lima van, y les diga cómo es mi hermano, y que quiere pasar al Perú o hasta
Nombre de Dios, y que le traigan a esta tierra por su criado. Que lo que con ellos concerta­
re, digo que por ésta firmada de mi nombre lo pagaré, y este viaje será todo tiempo de un
año,: mediante Dios, y podría ser parte su venida para ir yo a esa tierra y no morirme en el
camino.
No tengo más que decir, sino que Nuestro Señor me deje veros como yo deseo. A la se­
ñora: mí hermana, vuestra mujer, y a la señora nuestra hermana Catalina Díaz, mujer de
nuestro hermano que sea en gloria, y a todos sus hijos de v.m. y los suyos beso las nan o s
muchas veces. Y a mi ahijada le dará v.m. un abrazo por mí, y Se diga que haga como mu­
jer de bien, y que tenga a v.m. por padre hasta que yo vaya a esa tierra; que sí Dios me lle­
va allá, yo la tendré en lugar de hija.
De Los Reyes, y de abril 29 de 1590 años, vuestro hermano que más quisiera veros que es­
cribiros
Salvador Camacho.
Van pagadas las costas de los cien ducados hasta ponerlos en Don Benito.
(A Bartolomé García Camacho, en Don Benito).
(l.G. 2101)

496.
Juan Martínez de Huaguaqueca a su hermana Juana de Huaguaqueca, en Sevilla.
Lima, 28.V.1590
Por carta escrita por mi primo Hernando de Urrutia supe el fallecimiento de vuestro
marido, que Dios perdone, y que os había dejado muy pobre y necesitada, por haber sido
larga la enfermedad que había tenido. Y así determinó de enviar por vos en Bilbao, y trae­
ros a esa ciudad de Sevilla, y os tenía en su casa en compañía suya y de su mujer Catalina
del Aguila y sus hijos, de que recibí contento. Por ello, porque a la fin lo hizo como buen
pariente y como yo lo hiciera por cosas mías, como lo he hecho acá con su hermano Diego
de Urrutia, que llegó a esta ciudad de Lima muy necesitado y enfermo y luego lo traje a mi
casa y lo hice curar, y lo regalé como mí propia persona, y lo tuve conmigo muchos días. Y
después lo acomodé muy bien con un mercader de esta tierra, de manera que va ganando de
comer muy bien, y, si vive, lo tendrá de suerte que, cuando vuelva a esas partes, lleve harta
hacienda con que viva descansado.
De todos vuestros trabajos, hermana mía, me ha pesado mucho, mas considerando que
son cosas que Dios, Nuestro Señor, hace y se sirve de ellas, hemos de conformamos con su
voluntad, y tener paciencia y darle muchas gracias por ello.
Hermana mía, lo que habéis de hacer, vista ésta, de determinaros veniros a estas partes
conmigo en la primera flota que partiere de esa ciudad para estas partes, donde, siendo Dios
servido de traeros en salvamento, seréis bien recibida y regalada, Y para este efecto hallaréis
en la ciudad de Nombre de Dios a Miguel de Urrutia, mi hijo el mayor y sobrino vuestro,
para que os traiga consigo a esta ciudad y os regale en todo el camino como a tía y a her­
mana. Porque así él como los demás sus hermanos y sobrinos vuestros y su madre os desean
conocer y veros para serviros y regalaros. Y es de manera que, viniendo alguien a esta tierra
de la patria que tratamos de vos y de vuestra bondad y nobleza, más se les acrecienta el de­
seo de veros y me ruegan que envíe por vos. Y así, tenía determinado de enviar a uno de
mis hijos a Bilbao por vos, mas pues estáis en Sevilla, os ruego que pongáis por la obra la
venida. Que sobre esto tengo escrito muy largo a Hernando de Urrutia, vuestro primo, don­
de estáis en su compañía, os avíe y os dé todo lo que menester hubiéredes, que dineros tiene
míos^hartos, con que lo podrá hacer. Y os compre tres pares de vestidos, y dos mantos de
442 ENRIQUE OTTE

seda, de manera que vengáis muy honradamente. Y traed con vos una criada que os sirva
por el camino, y venga en vuestra compañía, porque así conviene, y en la nao donde vinié-
redes procurad que sea donde venga gente honrada, y tal que ganéis mucha honra hasta lle­
gar en salvamento a Nombre de Dios, donde desde allí para acá queda a mi cargo lo demás.
Y confía en Dios que, si perdistes buen marido, que yo os busque otro con quien viváis
muy descansada y honrada, que yo me ofrezco de hacerlo, aunque me cueste parte de mi
hacienda, que, bendito sea Dios, la tengo para lo poder hacer, sin que haga falta a mí mujer
e hijos, porque ellos todos lo quieren así, y lo han por bien.
Procura de aviaros y animaros para este efecto, y no se os ponga nada por delante que
os lo impida, pues os va en ello todo vuestro remedio y descanso.
A todos esos señores deudos míos y vuestros beso las manos muchas veces, y ceso ro­
gando a Dios os me deje ver en esta tierra como yo deseo. De !a ciudad de Lima, veinte y
ocho de mayo de mil y quinientos y noventa años, vuestro hermano
í Juan Martínez de Huaguaqueca.
(A Juana de Huaguaqueca, en Sevilla, en casa de Hernando de Urrutia).
(I.G. 2099)

497.
Diego Hurtado a su hermana Juana Hurtado, en Sevilla.
Lima, 23 .XI. 1590
Con las naos que llevó Alvaro Flores, en que fue la plata, os escribí y envié cien pesos,
que por carta que recibí de Antonio de la Peña de Nombre de Dios me dijo los había lleva­
do Pedro de Alio, que era hombre honrado y de confianza. Sien creo los habrá recibido.
Después acá no he tenido carta suya.
En ella le avisé que, pues me escribió era muerta mi señora madre y había quedado
v.m. e Isabel huérfanos, que con ese dinero se procurasen despachar. He estado esperándolas
acá en todas las ocasiones, y no he visto ni aún carta. Hermano era yo, para que v.m; fuera
servida de escribirme, y sabe Nuestro Señor, si no estuviera con mujer e hijos, si hubiera yo
ido personalmente a buscarla, porque soy demasiado de hermano. Así que lo que ha perdi­
do el mes no pierda el año. En esta tierra se ha publicado y aún dado mucha prisa a que se
lleve la plata a Nombre de Dios, para llevar a Castilla en unas fragatas que vienen. Por ella
yo escribo al señor Antonio de la Peña, que tiene dineros míos, que le envíe con persona de
confianza otros cien pesos. Recibiéndolos v.m. procure luego licencia para v.m. e Isabel,
pues ha sido Dios servido que queden huérfanas. Y procuren venirse en buena compañía
con alguna mujer honrada y en buena nao. Y llegadas a Nombre de Dios, sabrán del señor
Antonio de la Peña, y hablarle ha que yo le tengo escrito que, viniendo v.m., las despache
luego a mi costa a Panamá, donde también acudirá v.m. a saber de Diego Hurtado, mi pri­
mo, que es factor de un mercader de Sevilla, que se dice Francisco de Vivero, que también
le tengo escrito sobre este negocio, que en la primera nao del armadilla le aviará y enviará
con cartas adonde yo estoy, que ha de escribir al Callao de Lima, para que ahí tome v.m.
lengua de lo que ha de hacer. Y por amor de Dios le encargo la honra, y mira a hija de
quién fue, que por acá es muy tenida una mujer honrada y moza como vs. mds. Que ha­
ciendo esto, tienen la gente valor, y lo contrario, no dándoseles nada, que así son tenidas en
nada. Por esa muchacha procurará mirar que acá no le faltará casamiento, que yo les pro­
meto que de mi pobreza partir con ellas, como sí la hubiera heredado de mis padres» pues
tengo obligación, aunque tengo hijos, mas no son tantos que lleguen a tres. Dos tengo, el
uno se dice como yo y nuestro, padre Diego, y una hija que se dice como vos, Juana.
Admíranme lo que dicen de Castilla, que está perdida, y créolo según la gente discurre
por acá. Sea Dios loado, que acá no pasamos hambre ni sed, ni andamos desnudos. La parte
que a vos y a mi hermana os cabe siento la tengo atravesada en mis entrañas, y hasta que os
vea, no he de tener contento. En la que me escribisteis no me avisasteis de la casa, si la ven­
dió o no mi madre antes que muriera. Si no la vendió, procura venderla, y no dejar allá ras­
tros. Y pues me avisasteis que habíais enviudado de Francisco Hernández, vuestro marido, y
halláredes alguna buena comodidad de casaros, a trueque de que no vengáis sola, me holga­
rá, y ya que no corra de tu mente por vuestra honra, Dios me cumpla los deseos que tengo
como los que yo quena. Sabe Dios si me da algunas veces deseo de ir a ver a Sevilla, que al
fin es mi patria, y acordándome de lo que hay de mar y riesgo se me quita.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 443

No tengo más que deciros sino que Juana Díaz, mi mujer, os besa las manos y de lsabe-
Hca, y que os deis (?), pues así ya tiene ella más deseo que yo de veros, que se hará cuenta
que tiene a una hermana que se le murió habrá un ano, todos los demás de casa y vuestros
sobrinos quedamos con salud y os encomiendan. Procura todo el dinero que tuviéredes
traerlo empleado-en ropas de seda, que acá cuestan caras, para vos, que será Dios servido
que las hayáis menester presto. Dígole vendiendo la casa, si no la vendió nuestra madre. Y
cosa de camisas y lienzo, que al fin cuesta más barato allá. Y de esta ciudad de Lima, a 23
de noviembre de mi! y quinientos y noventa años, su hermano, que su bien desea
Diego Hurtado
(A mi hermana Juana Hurtado, en la collación de la Magdalena, en cal de la Muela, fronte­
ro de las casas de.García Gorescoíes, en Sevilla. Al porte cuatro reales).
(1.0 . 2100)

498.
Alonso de Castro a Francisco Sánchez de Porras, en Fuente de Cantos.
Los Reyes, 17.111.1591
Por otras que he escrito a v.m. entiendo habrá sabido de todo el suceso de mi viaje y de
la muerte de mi mujer, que es en gloria, y por eso no seré largo en ésta, porque sólo servirá
de hacer saber a v.m, cómo yo quedo bueno y con salud, bendito Dios, aunque del trabajo
que pasé en tan largo viaje y de unas calenturas que me dieron estuve algunos días en cama.
Habrá como un mes que se me quitaron, de que doy gracias a Dios por tanta merced como
me hace.
Con Diego de León, mercader, escribí a v.m. que me enviase a Mariquita y a Miguelito,
mis sobrinos, para que se estuviesen conmigo hasta que tuviesen edad que los pusiese en es­
tado. No sé si recibió v.m. la carta con un poder que iba en el pliego, para que v.m. mé pu­
diese obligar por todo lo que costase el flete y matalotaje, a pagar en Cartagena. Que allí
tengo puestos en poder de Francisco Hernández, nuestro cuñado, trescientos pesos, para que
de ellos se pague lo que se restare debiendo, y lo demás que quedare será para que se avíen
y pasar esto tratamar (?).
Llegado que lleguen a Cartagena, con el ayuda de Dios hallarán el orden que han de te­
ner para pasar adelante. El Diego de León me prometió que todo el dinero que fuere menes­
ter para aviarlos lo daría. Y no es mucho, que lo haga, que más le debe él a v.m, que yo le
encargué los trajese en su compañía, porque ha de volver en la primera flota que se apresta­
re para estas partes, que llevó dinero para traer empleado. Así que v.m. se disponga luego, y
me envíe estos dos muchachos en la primera flota que viniere para estas partes- Porque yo
me hallo muy solo, y es tan mal servicio el de los indios que yo no me hallo con tan mal
servicio. Traígase una moza que le sirva, y venga como es razón, y cueste lo que costare, y
mucho me holgara vinieran en la nao que viniere el Diego de León, y si quisiere enviar otro
hermano mayor con ellos, lo puede enviar, que todo ha de ser costar cincuenta o sesenta pe­
sos, más o menos. Mucho me holgara v.m. se viniera por esta tierra, para que dejase los de­
más mis sobrinos en vuestra tierra. Mas paréceme v.m. no quiere dejar su casa. Hácelo no
estar v.m. en edad para ponerse en tanto trabajo.
A mi sobrino Juan García, el clérigo, le dirá v.m. me encomiende a Dios en sus oracio­
nes, y me diga algunas misas en Nuestra Señora la Hermosa. A todos los demás mis sobri­
nos me encomiende v.m. y a mi hermana Isabel Sánchez, y al señor Diego García, a quien
beso las manos muchas veces.
No me deje de escribir v.m, con cualquier navio de aviso que viniere, encaminadas a
casa de nuestro cuñado. No digo más, sino que Dios guarde a v.m. muchos años para ampa­
ro de mis sobrinos. De la ciudad de Los Reyes, y de marzo 17 de 1591 años. Encamínense
las cartas que van con ésta a Zafra, que son de un amigo
El señor Alonso de Castro
(A Francisco Sánchez de Porras, familiar del Santo Oficio de la Inquisición, en la villa de
Fuente de Cantos, provincia de León, maestrazgo de Santiago).
(l.G . 2 1 0 0 )
444 ENRIQUE OTTE

499.
Juan'de Carvajal a su cuñado Alonso Martin, cerrajero, en Jerez de la Frontera.
Lima, 29. IV, 1591
En las vuestras me escribíais significando la necesidad que pasáis en España. Yo lo
creo, por las personas que de España vienen, y más me cuentan de lo que v.m. me escribe.
Como estamos en estas partes sin esa necesidad, casi no lo creemos. Si quisiere disponerse
de venir a estas partes de! Perú con solo su oficio podrá pasar honradamente, y yo lo entre­
tendré en cosas que pueda ser aprovechado, porque su buen ingenio podra ser de mucho
provecho en estas partes. Y a mi hermana con sus buenas manos también podrá ganar de
comer, y así me olvido con el parentesco de hermano.
Le ruego que se determine con su mujer e hijos a venirse a esta ciudad de Lima, por­
que, llegado a ella, no sentirá las necesidades de España una vez idos. Se lo ruego que se de­
termine a venir, que mi ayuda y casa está todo para aprovecharle con todo lo demás. Mi
mujer e hijos están deseando aqueste día, porque su deseo y el mío es todo uno.
Ño tengo más que escribir, sino que ruego a Dios que lo cumpla conforme en mis ora­
ciones se lo encomiendo. Mi mujer y mis hijos le besan muchas veces las manos. Y con esto
Nuestro Señor le guarde muchos años.
A veinte y nueve días del mes de abril del año de mil y quinientos y noventa y un años,
,fecha en la ciudad de Lima
Juan de Carvajal
(A mi hermano Alonso Martín, cerrajero, en Jerez de la Frontera, en la calle larga. Porte
dos reales).

500.
Juan de Carvajal a su cuñado Alonso Martin, cerrajero, en Jerez de la Frontera.
Lima, 10.XII.1594
Estoy espantado de haber tenido tan poco cuidado de lo que envié en las cartas a supli­
car, de que me cobrasen aquel dinero en la cochinilla que envié a Sevilla, y no he recibido
ninguna respuesta de lo procedido. Recibiré merced de con todas veras poner diligencia,
porque no se venga a estas partes sin cobrarlo y aprovéchese de lo que hubiere menester de
ello, y si a esto restare, traígase!© empleado, que será para ayuda de costa. Y entiendo quedé
corto por no haberlo puesto por obra. No está cobrado, porque el mercader a quien yo lo
envié me envía a decir que np ha ido nadie a demandarlo. No lo deje por diligencia, que las
costas que hiciere, de allí se pagará que con docientos ducados tendrá para poder fletar su
casa y lo demás de necesidad. Y todo esto hacer, porque no pase la necesidad que me escri­
be. Ruego que por ninguna cosa lo deje, pues que no le faltará con qué venir, y mí hijo Ber­
nardo Benítez se lo encarece, con todas veras, y por ser esta carta tan suya como mía no es­
cribe en particular. Hermano, por amor'de Dios que os vea yo en estas partes como yo y
mis hijos y mujer lo deseamos.
Tenía muchas cosas que escribir, porque me habían dicho que os habíades determinado
otra vez a venir a estas partes, y no pudistes por faltaros el posible, y así ahora me determi­
no a que no os falte. No lo deje por ningún temor, porque no es tanto el trabajo que se
pasa, como algunos lo ponderan, y así digo que tenga ánimo, como otras cosas me dicen
que ¡o tiene.
Ya tengo una nieta muy hermosa, que se llama del nombre de nuestra madre, y se pa­
rece mucho. De mi hermano Juan Moreno no he sabido en estas partes ningunas nuevas, si
en España sabe de él me lo escriba, si antes que v.m. se venga hubiere algún navio de aviso,
y de sus hijos y de su mujer Martía de Artiaga sepa de ellos.
No tengo más que decir, sino que ruego a Dios que lo cumpla como yo lo deseo, su
hermano Juan de Carvajal,
Fecho a diez dé diciembre de mil y quinientos y noventa y cuatro años, en la ciudad de
Lima
Juan de Carvajal
(A mi hermano Alonso Martín, cerrajero, en la calle larga, en Jerez. Al porte dos reales).
(l.G. 2102)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 445

501.
Alonso Gómez a su primo Martín Gómez, en Ronda.
Los Reyes, 14 de (?) 1592
Primo querido, estoy muy espantado en ver cuán poca se os ha dado y da de mis cartas,
y también veo vuestra pobreza cuán grande es, que por esta ocasión sola de podérosla yo re­
mediar días (?), primeramente que ya habíades haber venido a estas provincias del Perú,
adonde estoy tanto tiempo aguardándoos, y de cuántas cartas os he escrito, de ninguna he
tenido respuesta, sino fue de una que fue el afio pasado de noventa y dos, en la cual me en­
viáis a, decir que habíades procurado pasar a esta partes, donde estoy, con vuestra casa, y
que el Consejo Real de las Indias daban tan limitadas las licencias que no os habíades atre­
vido a pedir licencia para pasar a las dichas partes. Yo estoy muy viejo, y no tengo hijos ni
mujer a quien dejar toda la hacienda que tengo, sino a vos, a quien suplico procure licencia
para venirte a estas partes con vuestra mujer e hijos, para que se remedie vuestra pobreza.
No soy más largo por no os importunar, ni hay cosa nueva que os hacer saber. Y con
esto Dios os guarde muchos años, y vos os vea con bien. En estas partes de Los Reyes, 14
de (?) 1592, vuestro primo
Alonso Gómez
(A mi primo Martin Gómez, en Ronda).
(I.G. 2103)

502.
Pedro del Almendro a su hermano Juan del Almendro, en Madrid.
Los Reyes, 15.111.1592
Hermano, ésta os escribo para haceros saber cómo estoy con mucho deseo de veros más
que no de escribiros. Tres os tengo escritas con ésta, y de ninguna no he habido respuesta.
No sé qué puede ser la ocasión, si lo hace el no quereros venir a esta tierra, aunque por otra
parte imagino que no os las habrán dado. Y así no os cul¡M tanto, porque como es tan largo
el viaje no me espantaré que se pierdan. Y así quiero escribiros por ésta lo que por las otras
os tengo escritas, y es así que, luego que recibáis esta carta, os embarquéis con vuestra mujer
con la primera flota que se parta para estas partes. Porque si así lo hacéis, me daréis en ello
contento, porque me han dicho que estáis muy pobre, y que pasáis gran necesidad. Yo ten­
go hacienda, para que, en viniendo que vengáis, os daré con qué podáis vivir y os sacaré de
trabajos, porque para eso me ha dado Dios la hacienda que tengo, para remediare» con ella,
pues estáis pobre y lo habéis menester, y así os ruego mucho que sin falta ninguna os em­
barquéis con vuestra mujer con la primera flota que se parta de esas partes para esta tierra
del Perú, adonde os quedo aguardando en la ciudad de Los Reyes, porque yo estoy ya muy
viejo, y tengo poca salud, y quería remediaros antes que Dios me llevase. Mira que os tengo
proveídos dineros en Panamá, para que lleguéis a esta ciudad de Los Reyes, porque los gas­
tos de los caminos son grandes. Y así no os digo más, sino que Dios os me deje ver en esta
tierra, donde os quedo aguardando, y no haya falta, porque en ello me daréis grandísimo
contento.
Y con esto Nuestro Señor os guarde y os traiga con bien. De la ciudad de Los Reyes, y
marzo quince de mil y quinientos y noventa y dos años, vjuestro hermano
Pedro del Almendro
(A mi hermano Juan del Almendro, en la calle del olivo, en Madrid, porte dos reales, 68
mrs.)
(I.G. 2101)

503.
Pedro Chacón de Oliva a su sobrina Catalina de Oliva, en Sevilla.
Lima, 15.V.1592
Hame pesado tanto de la muerte de mi sobrino, por ver que tenía v.m. el abrigo y am ­
paro de padre en él, y por estar yo en estas partes, pero ya que Nuestro Señor fue servido de
llevarle, camino es que todos hemos de hacer, solamente llevamos él la delantera. Paréceme
446 ENRIQUE OTTE

que su mujer quedará algo fatigada, porque le quedan cuatro hijos, así yo estoy determinado
a que v.m, se venga a estas partes en que yo resido, en la ciudad de Lima. Porque aquí me
he casado y m i mujer desea mucho ver a v.m. por acá, porque aunque de oídas se tiene
granjeada la voluntad a v.m., ya sabe v.m. que hasta aquí Dios no me ha dado hijos, y deseo
tener a v.m* en-el estado que es razón, pues no tengo otra deuda de más obligación que a
v.m. Yo deseo verla puesta en estado. Yo he escrito ahí a Sevilla a mi compadre Diego de
Rivera, que es con quien yo tengo correspondencia en algunas cosas, y que para v.m. venir
le dé y provea el recaudo y dineros y matalotaje de todo lo que hubiere menester para su
pasaje. Y así no se le ponga nada a v.m. por delante, pues mi mujer y yo son una de las eo*
sas que más deseamos ver a v.m, A la señora María, mujer de mi sobrino, dará v.m. mis be­
samanos, y que-por otras mías le he escrito lo que me ha pesado de la muerte de mi sobri­
no, y plega a Dios que me dé vida, para que pueda remediar a algunos de sus hijos.
Por acá no hay de qué avisar a v.m., sino que yo y mi mujer estamos, bendito Dios,
con salud, y con deseo de ver a v.m. De la ciudad de Lima, a quince de mayo de 1592
Pedro Chacón de Oliva
(A Catalina de Oliva, mi sobrina, en Sevilla).
(LG. 2101)

504.
(?) a 5« tío Miguel Gómez, en Fuentelaencina.
Los Reyes, 2,1.1594
Por otras tengo a v.m, avisado cómo fray Miguel, mi hermano, murió el año pasado de
noventa y uno,'a los primeros de mayo, de que yo quedé muy'desconsolado. Y gloria a Dios
tengo de comer, y como si la hacienda que tengo la tuviera toda en plata, me hubiera parti­
do para esa mi tierra y natural. No he dispuesto de mi persona, aunque se me han ofrecido
buenos casamientos. Yo he escrito muchas veces se me envíe acá alguno de mis deudos,
porque venido alguno de allá, daré orden de disponer de mi persona o le dejaré acomodado,
y me iré yo a España. Deseo en extremo saber si Francisca de Valles, mi prima, se casó o si
se metió monja, según su inclinación. Si fuere casada, se le muestre esta carta a su marido, y
que, si se determinaren de venirse a estas Indias, yo les favoreceré en más de lo que puedo
significar por esta carta, porque esta es mejor tierra para vivir honradamente que no esa. Y,
avisándome de su venida, Ies enviaré yo alguna plata para su viaje y camino. Y si hubieren .
de venir, no se los ponga impedimento decir que es jom ada larga, y por agua, porque es
muy segura cosa la venida. Y deseo ver carta de v.m., en que me avise de las cosas- de esa
tierra y suceso de mis deudos y parientes. Porque confío en Dios que, viendo carta de v.m. y
aviso de todo, me dispondré a irme a esa tierra.
Por una de Diego de Encinas supe de la muerte de Pedro Gómez y de Mari Gómez,
mis primos, que me dio harta pesadumbre. Dios los tenga en el cielo, que como es camino
que todos hemos de andar, no hay más que dar gracias a Dios por todo. Y porque escribo a
v.m. más laigo por otra que envío duplicada, con ésta no digo más de que Dios guarde a
v.m. muchos años, y conserve en su santo servicio. De esta ciudad de Los Reyes, y de enero
dos de mil y quinientos y noventa y cuatro años. A todos esos señores mis deudos y parien­
tes dará v.m. muchos recaudos míos.
V.m. envíe las cartas que me escribiere a Sevilla a casa de Hernando Alvarez de Soria,
a Ja calle de las Armas, porque vendrán muy ciertas, porque allí encamino yo ésta y es muy
mi señor para cuanto se ofrece en España.
(A Miguel Gómez, comisario del Santo Oficio de la Inquisición, mi tío, en la villa de Fuen- Ñ
telaencina, en e! obispado de Toledo, junto a la ciudad de Guadalajara, en el Alcarria, junto
a Pastrana).
(I.G. 2103), /

505.
Pedro Gónzaíez Romano a su hermano Jerónimo Romano, en Pinto. :t
Lima, 15.VII.1594
Porque con el capitán Vera os tengo escrito muy largo, seré breve en ésta, pues él es
hombre de tan buen recaudo que creo le dará en que la mía venga a vuestras manos. Con el ; •
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 447

señor Juan de Avila no puedo dejar de escribir también, por ser tan coterráneo nuestro, y
por la razón que he significado y ser testigo de vista de lo que por acá pasa,-no duplicaré lo
dicho, sino que os encargo, antes que os partáis, procuréis dejar a nuestra madre con nuestra
tía María Romano, para que con su compañía no eche de menos la vuestra, la cual de mí es
tan deseada, como podré significar, pues me hallo como podréis vos bien considerar; Y así
os ruego no dilatéis más vuestra venida, para que yo quede algo consolado, y vos podáis ser
participante del bien que Dios ha querido darme.
Aquí estamos aguardando virrey nuevo, y así podréis con él darme este contento, pues
Dios me es testigo que, dejado aparte el deseo de vuestra llegada,, por saber de nuestra ma­
dre y hermanas daría cuanto poseo, y pues todo es suyo y yo no puedo por ahora ir a vería,
ya tendréis por bien de exponeros a este camino, pues podría ser que a vuestra tomada os
hiciese compañía.
Con ef capitán Vera envié a nuestra madre quinientos escudo?, y enviara más, pero»
como ando negociando, habríame hecho mucha falta. También ando por casarme, quiera
Nuestro Señor lo enderece como mejor fuera para su santo servicio. De esto tengo muy lar­
go con la acusada avisado. Y con esto, Nuestro Señor os me guarde y dé la salud que deseo.
De Lima, y julio 15 1594» vuestro hermano que todo e! bien os desea
Pedro González Romano
(A mi hermano Jerónimo Romano, eñ la villa de Pinto),
(I.G.2103)

506.
Antonio de Landa a su sobrino don Pedro de Monguía, en Segovia.
Lima, 24.1X.1594
En la flota pasada escribí a v.m. don Garabiel (?) y le dije el deseo que tengo de que os
vinieses por acá. No me ha respondido. Ya sabéis que en esta tierra no tengo persona a
quien dejar lo poco que tengo, porque el hijo que me había quedado ha sido Dios servido
de llevarlo para sí. Y así estoy solo. Si os quisiéredes animar y pasar para acá podréis con­
tentaros, Y si temiéredes la costa, consigno que, en llegando, la pagaré yo. Esto mismo tor­
no a deciros.
Yo tengo, gloria a Nuestro Señor, salud, aunque mucha vejez. Y porque a vuestro her­
mano escribo muy más largo y entender que nos hemos de ver, no digo más, sino que Nues­
tro Señor os guarde muchos años, como deseo.
De Lima, a 24 de septiembre 1594 años, vuestro tío
Antonio L^tnda
(A don Pedro de Monguía, en Segovia).
(I.G.2103)

506 a.
Ana García a Juan Ramírez de Aguilera, en Sevilla.
Trigueros, 5.X.1594
Hermano, Dios me os deje ver de mís ojos, como yo deseo. Tres son con ésta las que yo
os he mandado, y de ninguna he visto respuesta. No sé qué es la causa de ello.
Hoy en este día recibí una carta que me envió a mí vuestra cuñada, con otras tres jun­
tamente con ellas, las dos de las Indias y otra de vuestra cuñada, que van con ésta, y sola­
mente para ello hizo un mensajero, y no otra cosa, porque primero se las mandó a Sevilla, y
no lo hallaron ahí, y atribuyó estaba en Trigueros, por la cual me avisó le rogase yo pusiese
diligencia en esto, como por ella lo verá. Así que digo que, pues que le mandó vuestro her­
mano dineros, y los que ella tenía, que vais a Zafra y os veáis con ella a ver lo que determi­
na, pues le disteis la palabra, y mandó a decir que ahora que lleváseis a quien quisíéseis.
Al portador recibí y le hice mucha merced de todo lo que pude, y le respondí todo lo
Que había acerca de esto, y de lo que vos me avisábais por las vuestras, que habíais de ir a
Madrid, y que era larga vuestra voluntad.
Los frailes me piden treinta y un real de corral, y dicen que (?) trazado y en la huerta,
Porque cada vez viene a menos, y dicen que haga yo dejación de ella por causa de pedirme
448 ENRIQUE OTTE

los menoscabos, y yo, como no estoy obligada a ello, me dice el licenciado que menos me
haga hechora, y que le arrienden ellos. Vea en esto su parecer. Las puertas me hurtaron y
los ladrillos vienen a menos, y la rueda quebrada, Dios lo remedie.
Jerónimo está como un gigante, y anda como penitente blanqueado con jubón. Yo que­
do rogando a Dios con muchas veras por su salud y lo guarde para remedio de mis trabajos.
No digo más, Nuestro Señor os guarde como puede. Trigueros, 5 de octubre de 1594 años,
la que vuestro bien desea
Ana García
(A Juan Ramírez de Aguilera, escribano de su majestad, preguntar por él en casa del tenien­
te don Juan Bermúdez, en Sevilla).

507.
Alonso Ramírez de Aguilera a su mujer María Fernández Mazariegos, en Zafra. .
Los Reyes, 15.111.1595
Por la vía de Ciudad Real he escrito por muchas vías a vuestro cuñado Luis de Soto, en
las cuales os aviso muy largo de todo, y creo, cuando.ésta llegue, habrán llegado otras mu­
chas que os he escrito en el armadilla y navios particulares, que entiendo os enfadarán tan-
, tas por haber estado represadas en La Habana. Y por ser el mensajero tan cierto como es
Alonso Martín Gordillo, no pude dejar de escribiros, aunque entiendo habéis de haber reci­
bido las otras que os he escrito por la vía de Ciudad Real, en las cuales es aviso muy largo
de todo. Y lo que al presente hay que avisaros es que, gloria a Dios, tengo salud, y la he te­
nido después que estoy en esta tierra, y me bastan bien, que no deseo otra cosa en este mun­
do más de veros en esta tierra y a vuestro hijo, que es lo que más siento. Y así os digo que,
por una que me escribistes que vino a mis manos que pasáis mucha necesidad, y que de
cualquier suerte habéis de dar orden de veniros adonde yo estoy, y que Sebastián Gallego ha
de venir a estas partes, y que os habéis de venir con él. No es otro mi deseo, sino veros en
mi compañía, porque, bendita la Divina Majestad, tengo muy bien lo que he menester, que
de otra cosa no carezco, sino de vuestra vista y el deseo de mi hijo. Y asi, si-determináredes
de venir, como me avisáis, os envío para ayuda de costa un ajorca de plata, que con ella y
con lo que vos tenéis y habéis cobrado de las deudas que os dejé, podéis venir muy descan­
sadamente hasta Cartagena. Que allí, cuando flegue el armada, os tendré algún refresco y so­
corro de plata para llegar hasta Panamá, y podrá ser haga alejar (?) a v.m. Hernando Ruiz,
que está cerca de Cartagena, para que se venga con vos, y os lleve algún refresco para esotra
navegación, que está en la ciudad de Altamira, y es cura allí. Y me avisa que gana allí muy
poco, y así me envía una información del tiempo que ha estado allí doctrinando a los in­
dios, para que su majestad le haga merced en mejorarle en otra parte, y poderes que os en­
vío con esto, para que, si hubiere orden, se le procure lo que pide con su majestad. Y cuan­
do hubiéredes de venir, os excusaréis, si pudiéredes, de no venir con Sebastián Gallego, sino
con mi hermano Juan Ramírez, si quisiéreis, y os traeréis con vos a mis hermanas, pues es­
tán tan solas que podrá ser, siendo Nuestro Señor servido, tengan acá más ventura. Que lo
que yo tengo no lo quiero para otra cosa sino para ponerlas en estado, y otro no es mi de­
seo.
Mi primo Cristóbal de los Trigueros habrá siete meses se concertó de casar con una se­
ñora muy honrada, que se llama doña María Velázquez, y le dieron más de ocho mil pesos,
y desde que se concertó pusimos compañía él y yo, y nos va muy bien, y ganamos muy lar­
gamente de comer. Estoy en su casa y me hace tantos regalos doña María cuantos se pueden
hacer, pero ninguna cosa me da contento sin vuestra presencia. Y así digo que, si determi­
náredes de venir y tuviéredes con qué poder, comprar un esclavo o esclava que os venga sir­
viendo, porque acá se gana muy bien de comer en ellos. Y así digo que, si mi hermano no
quisiere venir o no pudiere, por estar ocupado en su ofició de escribano, en tal caso os ven­
dréis con Sebastián Gallego, y de mi parte se lo rogad, que no perderá nada en hacer con
vos como se requiere.
No se ofrece otra cosa más de lo dicho, sino que Dios os me deje ver y a vuestro hijo
con salud en esta tierra. A vuestra madre y hermanas beso las manos, y que hayan ésta por
suya. De esta ciudad de Los Reyes, y de marzo en quince de 1595 años, vuestro
Alonso Ramírez de Aguilera.
(A Maria Fernández Mazariegos, en la villa de Zafra, en el ducado de Feria).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES AINDIAS- 449

508.
Cristóbal Alvarez de Fieiieraa a María Hernández de Mazariegos, en Zafra.
Los Reyes, 17.111.1595
Siempre en todas las ocasiones que ha habido he procurado de hacer esto, y ío haré siempre
que las hubiere. Después de haber escrito a v.m. recibí una en un pliego que venía para el
señor Alonso Ramírez, fue de mucho gusto y merced para mí en querérmela v.m hacer en
regalarme por cartas, aunque más que holgara de que v.m fuera la portadora. Mas páreceme
que no le quede a v.m por falta de voluntad, que bien pronta la muestra tener, y yo me hol­
gara estar desocupado para sólo ir por v.m. Mas, como por otras tengo escrito, sabrá v.m.
que yo estoy recién desposado de siete meses en esta ciudad de Lima, aunque no muy prós­
pero, mas a gusto, que es lo que importa. Que la hacienda Dios la da a quien su Divina
Majestad es servido, aunque no tan pobre cuanto yo era, que, aunque no hubo más de ocho
mil pesos, que no es nada según los gastos son en esta tierra, todavía doy gracias a Dios por
haberme hecho las mayores mercedes que hizo a hombre en el mundo, por hallar y darme
compañero tan a mi contento.
El señor Alonso Ramírez está bueno, aunque algo descontento por verse ausente de v.m
y carecer de su vista, que, aunque es verdad doña María Blázquez lo regala mucho, todavía
siente el verse ausente de v.m., mas vive con una esperanza, que ésta, entiendo, le sustenta
que es el ver a v.m. en esta tierra. Breve Dios les cumpla a vs. mds. sus deseos y a mí tam­
bién, que también es harto grande, según el deseo que tengo de ver a v.m.
Luego como me casé, puse compañía con el señor Alonso Ramírez, mi primo, y está en
mi casa y lo tengo en lugar de padre. Será Nuestro Señor servido que se gane algo, para que,
cuando v.m. venga enhorabuena, viva con algún descanso, que trabajos, ya por la de v.m.
veo, está harta de ellos. Saberlos llevar en paciencia,'pues mediante ello se merece algo con
Dios.
Dice v.m. que sin falta se vendrá con Sebastián Gallego, cierto que lo acierta v.m., por­
que venir con tan honrada compañía, coyuntura esa en que v.m. muestre el valor que siem­
pre tuvo. Yo procuraré de que, si 'v.m. viniere, en Panamá tenga v.m. refresco de todo lo
que v.m. hubiere menester, que bien será menester, según los muchos gastos que ahí hay, y
los que se padece hasta llegar aquí.
A mis hermanas escribo que, sí alguna de ellas quisiere venir en compañía de v.m., lo
hagan. V.m. se sirva de hacerme merced de que, si quisiere venir, de admitirla en su compa­
ñía, que ella vendrá sirviendo a v.m. Y los gastos que con ella se hicieren los pagaré yo, y
mucho más, y es cierto que, si hubiera persona de quien poder fiarse, al presente yo enviara
docientos o trescientos pesos para el efecto. Mas, como digo, éstas van de la ventura si se
darán.
Doña M ana Blázquez besa a v.m. las manos muchas veces, y dice v.m. la tenga por su
servidora, y la mande en cosas tocantes al servicio de v.m. Yo digo lo propio. A mi sobrino
Juan beso las manos, y le dé v.m. un abrazo por mi. Nuestro Señor guarde a v.m. como yo
deseo. De Los Reyes, y de marzo 17 de 1595 años, servidor de v.m.
Cristóbal Alvarez de Figueroa
(A Mana Hernández de Mazariegos, mujer de Alonso Ramírez de Aguilera, en Zafra).

508 a. ¡
Jerónimo Ramírez de Aguilera a su hermano Juan Ramírez Aguilera, en Sevilla.
(?), 3.VI 1595
Señor hermano mío, con las de v.m. recibimos mucho contento en saber tiene v.m. sa­
lud. Dios se la dé a v.m. como deseamos. Nosotras la tenemos, gloria a Dios, aunque con
muchos trabajos y necesidades, y aguardando el día de San Juan, que entonces nos han de
echar de la casa por los corridos del censo, y no sé realmente adonde habremos dé ir. Esta­
ríamos esperando en el mes de mayo que viniese v.m. por nosotras, y paréceme que se ha
pasado, y no hay ahora más que el primer día; no sé qué es la causa. Por amor de Dios,
v.m. se determine a venir, porque de ninguna manera no se puede vivir, que si tuviéramos
alguna orden de vivir no importunara a v.m., en especial con este censo, que se debe mucho
de corrido. Y asi suplico a v.m., hermano, que, antes de San Juan venga por nosotras, por­
que, como digo, nos han de echar de la casa, y no nos traiga v.m. en traspaso, lo uno por
450 e n riq u h o r r e

esto y ¡o otro ptMpie ya no sé qué responderles a las gentes y a nuestros parientes. Que no
hacen sino d e c i r l e cómo no viene v.m. a cumplir su palabra, que es razón que v.m. la
cumpla, no p o rq « desean que nos vamos de esta tierra, que harto Ies pesa, sino por ver la
necesidad que paáfccemos, y ellos no lo pueden remediar.
En lo que v.m. me envía a mandar que hablase a Gonzalo Rodríguez puse más diligen­
cia que pone en ores tras cosas. Hablé al señor Francisco Mejía que hablase, y así lo hizo, y
la escribió con .m cho encarecimiento. El señor Francisco M qía escribe a v.m. y me dijo
que le escribiese, ape mire lo que hace, y que haga los negocios como hombre honrado, y
que se acuerde ífcBpuesto de Granada, que estuviera hoy rico si lo supiera conservar, y que
se deje ya de niflaáas de mujeres, que le han dicho que anda perdido con ellas, y así se lo
suplico yo de mi parte, porque dice que, siendo bien su oficio en el aduana, ganará de co­
mer, y que to m e * consejo que se le dé como si fuera su hijo, y que sea de suerte que no se
queje el león (?)dk Gonzalo Rodríguez, porque no dijo que es v.m. su deudo. En este parti­
cular no tengo iras que encargar a v.m., sino que mire que es hijo de buenos padres.
En lo que to o a la carta del señor Pedro Bermúdez le hablé, y me dijo que él le escribi­
ría de buena gara. No sé si irá con ésta, porque no la han traído. Si no fuere, sin falta ira
con los serranos, « a s de qué ha de servir si v.m. lo descontenta por momentos. .
De nuestro tato hermano Alonso Ramírez hemos tenido nuevas de dos personas que
han escrito de OM ad Real que es un hermano de Pedro del Sao, y dice que un Alonso Ra­
mírez, hijo de J a » Ramírez de Aguilera, está con él en el Perú, en la ciudad de Potosí, y
que está bueno y fe va muy bien, y de Cristóbal de las Higueras dice lo mismo. Y también
lo dice así otra carta que enviaron a Belez el idiano (?), lo dice ni más ni menos, y que tiene
tienda y es la tiena donde está adelante de Lima. V.m. procure cartas de esta tierra que no
dejan de escribir.
Si v.m. escrifcre a nuestra hermana María Fernández le dará nuestras encomiendas, y
que cumpla su ¡siabra de irnos a las Iridias. Nuestra hermana Luisa Ramírez besa a v.m.
las manos, y que tiene mucho deseo de ver a v.m en esta tierra, que no lo dilate v.m más,
sino que se venga con los Serranos, o antes si ser puede.
No tengo masque avisar a v.m., sino encargarle la brevedad de la venida, porque, como
digo, no puede ser menos. La señora doña Ana y Juana de Mora y Antonio Mejía y todos
los primos y prinas besan a v.m. las manos, y que no les haga tanto desear su venida. Nues­
tro Señor guarde a v.m. y dé la salud y contento que yo deseo. Y de junio 3 de 1595, su
hermana de v.m , que más que a sí le quiere y desea ver
Jerónima Ramírez de Aguilera
(A Juan Ramírez de Aguilera, en Sevilla).

508 b.
María Fernández a Juan Ramírez de Aguilera, en Trigueros.
Zafra, 20.1X.1595
Señor hermano, mi ventura to debe de causar y el poco merecimiento que yo merezco
en no tener ventara de que v.m. me la haga, de no venir acá, mas v.m. en la de hacer ésta,
pues que yo hago mensajero propio, no para otra cosa, más de que v.m. venga, vista esta
carta. Porque con Diego Martín escribí a v.m., y no he habido respuesta. Esto pido por
amor de Dios, y no se le ponga cosa por delante, pues soy mujer de su hermano, y me man­
da que luego, visla esta carta, me vaya en la costa que v.m. me ha de hacer en la venida. Yo
digo que yo lo quiero pagar todo. Mi marido me envía docientos pesos para el camino, y to­
dos están a servicio de v.m. La obligación que tengo a v.m. y la palabra que me tiene dada
la pido ahora muy encarecidamente, a mi señora Ana García pongo por ¡ntercesora de todo
esto. En lo que toca a sus hermanas que la lleve y lleve a quien quisiere, que yo estoy con­
tenta en que v.m. se quiera, servir de mí. Y esto no haya falta, sino, vista, se parta luego. Y
en lo que toca del camino ya digo que yo quiero sea a mi costa, y pagarlo, y hasta esta villa
de Zafra, porque mi hermano m e ha dado un grandísimo enojo, que he tenido tres o cuatro
calenturas del encyo. Aunque dice Alonso Ramírez en la carta que Sebastián Gallego me
lleve, mas quiero yo a v.m. por ir con más honra. Ya he estado muy espantada cómo v.m.
no ha hecho caudal de estas cartas que le he escrito, y esto no lo ha de hacer v.m, por mí,
sino por amor de su hermano Alonso Ramírez, que si él supiera que v.m. le quería hacer
ese regalo, le enviara más encarecimientos que Sebastián Gallego. Y en esto tengo gran con-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 45!

fianza en v.m. que primeramente Dios y v.m. me ha de remediar en esta necesidad tan gran­
de que, si !a hubiera de manifestar, no hubiera papel para decirlo. Mas con ta gran confian­
za que tengo de v.m. estoy muy confiada, porque v.m. no se ha de volver su palabra atrás
como mi hermano. Mis hermanos están enojados conmigo porque en las cartas no los mien­
ta, que algo le he escrito de quejas de ellos, por donde no los avisa de nada. T
Y pues ésta no es para más, sino que Dios guarde a v.m. muchos años para mi reme­
dio, y con el deseo grande de esta su venida. Dos cartas van con esta vuestra de Trigueros, y
otra de Alonso Ramírez, para que v.m. las vea, y vea lo que dicen. Fecha en Zafra, a veinte
de septiembre de noventa y cinco años, por lo que v.m. mande, su hermana
María Fernández
Mi vecino Juan de la Torre luego escribe estas dos caitas a un niño que se le fue,* la una que
dicen que está con un doctor en la plaza de San Salvador. V.m. se lo encargo al amo, por­
que también quiere ir con nosotras, y a Francisco López Luengo la otra, que ambas van ahí,
v.m. las dé. Este Francisco López es de La Parra, y es carpintero de cajas de escopetas.
{A Juan Ramírez de Aguilera, en Trigueros).

508 c.
María Fernández a Ana García, en Trigueros,
Zafra (?), 20.1X.159S (?)
Señora hermana, por ser el mensajero cierto quise hacer ésta atreviéndome a v.m., mi
hermano Juan Ramírez se ha ofrecido de quererme hacer no de quererme llevar con Alonso
Ramírez, su hermano. V.m. no se fe ponga cosa delante, porque yo le prometo a v.m. que el
día que me faltare a mí, y antes a mí que a vs. mds., porque Alonso Ramírez cumplirá su
palabra con fos extraños, mejor lo hará con su hermano, y en esto pongo ya a v.m. por in-
tercesora, porque mucho alcanzan las mujeres con Jos hombres, y en esto no quiero ser más
molesta. V.m. me responda con el mensajero que envío, porque no va para otra cosa, sino
para traer la respuesta de estas cartas.
Así Dios guarde a v.m. y a Jerónima. A v.m. y Jerónima beso las manos muchas veces,
y le dé v.m. un abrazo por mí. Y pues no es para más, Nuestro Señor guarde a v j t i . muchos
días, y con vida de mi hermano Juan Ramírez. Y si no estuviere aquí mi hermano, v.m. en­
camine esas cartas adonde quien que estuviere
María Fernández
(A Ana García, mujer de Juan Ramírez de Aguilera, en Trigueros).
(J.G. 2102)

509.
Pedro López a su hermano Diego López de Baena, en Sevilla.
w , . Los Reyes, 15.VI.1598
Muchas cartas os he escrito y con ellas dineros para vuestra venida a estas Indias. N i he
visto vuestra persona ni respuesta de ninguna. No sé si soys muerto o vivo, pues cierto que
la hacienda que tengo ha de ser para vos, viniendo acá. Pues yo no tengo otro heredero. Y
no viniendo, la perderéis. Que ya estoy cansado de enviároslo a decir, y vos no hacéis caso
de ello. Determinaos a venir o enviarme ta certidumbre de todo, que no te haciendo, no
pienso cansarme más en escribiros, ni deciros nada, ni jamás enviaros dineros ningunos. An­
tes dejaré mi hacienda a quien yo quisiere, que no m e haya parentesco ninguno, porque me
tenéis muy enojado con vuestra tardanza, y sin ver siquiera letra' vuestra.
Y tom o a deciros, y encargaros, vengáis con brevedad o enviéis a decir vuestra determi­
nación, porque yo ya estoy viejo y cansado y con poca salud.
No tengo más que deciros. A tedas mis primas beso las manos con las demás a quien
tengo obligación, y Dios me los deje ver a todos, y os guarde muchos años. De la ciudad de
Los Reyes, a 15 de junio de 1598, vuestro hermano
Pedro López
(A Diego López de Baena, escribano real, en Sevilla. Porte 4 reales).
(1.0. 2104)
452 ENRIQUE OTTE

510.
Cristóbal Páez de Becerril a su mujer Agustina de Vara, en Sevilla. '
Lima, 30.IV. 1599 ¡:
Señora, ésta servirá de daros cuenta de cosas, porque si os determináis de veniros a esta
tierra, os estará muy bien, y viviremos con mucho contento, y en servicio de Dios, que es lo
que hace al caso. Porque es muy regalada, y se tienen en mucho las españolas, que no sir­
ven ni hacen cosa ninguna, que todo lo hacen negras. Y el que estas cartas lleva es el señor
Gaspar de Perales, que es un hombre al que yo quiero más que a mi padre. Y asi me haced
placer de se lo agradecer y se lo decir como yo lo digo. Y si os determináis de veniros, no
tenéis más que hacer lo que él os dijere, que él os favorecerá con muchas veras, y con él os
podéis venir en su navio, que no os faltará lo que hubiéredes menester hasta Cartagena o .
Nombre de Dios, que.yo estaré allí, que no habrá falta ninguna. Y-os llevaré con la señora
María Jorge a Panamá, que allí os holgaréis con ella hasta que nos vengamos a Lima. Y por
amor de Dios, que no lo dejéis de hacer, que es cosa que os conviene, aunque vengáis ras­
trando, cuanto y más que podéis venir muy bien y regaladamente, y no os dé pena la mar, :
que no hay mayor contento en el mundo. Yo me quise ir en esta flota para traeros a esta .
tierra, que fuera para mí harto contento, pero soy tan desgraciado, que no se me hace cosa
como quería, porque había enviado a vender una bordadura a Trujillo, que valía trescientos :
pesos, y con otros trescientos que yo juntara de trastos de casa, me determinaba a ir por vos.
Y yo os doy mi palabra que no os puedo enviar un real ahora de presente, por no quedarme
sin caudal, que lo que os había de enviar no me han traído retomo de ello.
Ya tengo dicho que el señor Gaspar de Perales, que es el cono_cido de Juan Alvarez, os .
ayudará mucho, que es muy honrado y principal, y podéis venir con él como conmigo, por­
que si no lo hacéis, me ponéis de lodo, y me han de llevar a Castilla pobre, que .no tiene V .

traza otra cosa.


Aquí está Muñón y su mujer muy contentos, que si yo os tuviera en esta tierra, no hu- ,
biera hombre más rico que yo. Mas no tengo yo tanta ventura que mis ojos os vean como ^
yo deseo, aunque vos habéis sido la causa de que yo hubiera venido a las Indias, que si vos
no quisiérades, nunca yo viniera a estas partes ni viviera con tanto disgusto como vivo sin
vos. Y pues el yerro vos le podéis remediar con vuestra venida, no se habrá perdido nada Y
no se os ponga nada por delante, que yo os doy mi palabra que si me pusiese a contan n
orden de esta tierra que sería nunca acabar. Y así no os digo más, de que quedo rogando a .
Dios que mis ojos os vean en estas partes. A mi señora beso las manos y a todos los demás.
De abril a postrero, y de Lima, de este año de mil y 599 años, vuestro leal marido, que más
que a sí os quiere
Cristóbal Páez de Becerril
(Para Agustina de Vara, en Sevilla-).
(I.G. 2099)

511.
Juan Delgado de Salido a su padre Juan Aguado, en Alcovendas.
Los Reyes, 30.IV.1599 .
En todas las ocasiones que se han ofrecido siempre he escrito a v.m., dando cuenta de ^
mi salud y vida, y de mi mujer, y en lo que me he entretenido después que llegué a estas -
partes, y de cómo Dios, Nuestro Señor, fue servido de repartir conmigo de sus bienes en
más cantidad de la que yo merezco. Y nunca después que salí de esa tierra he visto ninguna
de v.m., salvo una, y otra de mi tío Juan Aguado, y otra de mi tía la de Francisco López,
que debe de haber más de cinco años, y estoy con pesadumbre, porque quisiera que en
ocasión de flota que viene a estas partes me avisara v.m. de su salud y de la de mis hijos y '
otras cosas de por allá, que fuera para mí de tanto gusto cuanto en ésta no podré encarivei
Por la que recibí de v.m. preguntáis a qué he ganado lo que Dios fue servido de darme, £
y a qué oficio ha sido. Yo lo he ganado en labranzas que he hecho en el pueblo de Origan- ^
cho, media legua de esta ciudad de Los Reyes, y es en cantidad de veinte mil pesos de a
nueve reales, los nueve mil tengo en barras y reales, y las tierras que tengo me han costado .
otros siete mil pesos, y en esclavos y ganados y otras cosas de casa tengo lo demás. A Dios
gracias por cuantas mercedes me hace, porque las tierras que tengo he tenido por defender- '
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 453

las muchos pleitos. Ha sido- Dios servido que salí bien de todos ellos a pesar de mis enemi­
gos. Al presente no tengo pleito ninguno, que no es poco no tenerlos en estas partes.
Lo que suplico a y.m. es que esos niños, mis hijos, qué pues Dios fue servido de darme
tantos bienes y todos son para ellos, que no tengo otros hijos, que uno que tuve en estas
partes fue Dios servido de llevarle, que fue para su madre y para mí de harto sentimiento,
que v.m. los mande ir a la escuela y les haga enseñar a cosas virtuosas. Por amor de Dios,
que yo, siempre que se ofrezca, acudiré a ello de acá y a v.m., como tengo obligación, y en­
cargo lo propio que v.m. haga a mis hermanos Bartolomé Delgado y Francisco Delgado, a
los cuales ruego de mi parte acudan a favorecer a v.m. y a servirle, y no se descuiden en
ello, porque es servicio de Dios, y harán como hijos de bendición.
En esta flota envío a v.m. doscientos ducados, que se le han de dar a v.m. sin faltar
cosa, porque yo he dado el costo acá, que fueron veinte y cuatro ducados, y los lleva el ca­
pitán Francisco de Cañizares, que ha sido camarero del marqués, mi señor, en el tiempo
que estuvo en estas partes, y es persona muy honrada, y de buena conciencia, que acudirá a
v.m. con ellos y según de la manera que tengo dicho. El ha de ir a Madrid derecho a besar
las manos al marqués, nuestro señor. Dice avisará luego a v.m. y le enviará mis cartas y de­
más recaudos, para que conforme a ellos acudirá allá v.m. a cobrar la plata del que envío a
v.m., que son los doscientos ducados justos, sin descontar de ellos ningunas despensas. Y
quiero que, si Dios fuera servido de llevarlos a salvamento y estuviere, vivo v.m., digan de
esa plata por el ánima de mi madre cuarenta misas y diez misas por el ánima de mi herma­
na Mari Delgado. Y también quiero que v.m. de1, esa plata, siendo viva mi cuñada Mari
Crespa, la que está en Fuencarral, se le den veinte ducados, y si fuere muerta, se los den los
diez de ellos a su hija la mayor, y los otros diez a los demás hijos. Y más le dará mis enco­
miendas y de mi mujer.
Y si mi padre fuere muerto, quiero que cobren los dichos doscientos ducados mí tío
Juan Aguada y mis tíos Diego López y Pedro López, y Alonso Magano y mis hermanos
Bartolomé Delgado y Francisco Delgado y mi cufiado Miguel Crespo. Todos o cualquiera
de ellos o como les pareciere, a los cuales suplico y pido por merced hagan de los dichos
doscientos,ducados lo que tengo dicho que haga mi padre, y más digan por el ánima de mi
padre otras cien misas. Y todo lo demás que sobrare lo den a mis hijos.
Al presente yo no tengo comodidad de ir a España estos dos años. Si acaso don Beltrán
de Castro, mi señor, viene a estas partes por virrey o de otra manera, u otra cualquiera per­
sona de confianza, les encarguen me traigan a mis hijos, que yo además de pagar todo lo
que hicieren de gasto por el camino lo serviré en otra cosa muy bien, trayendo a Juan Del­
gado y Francisco Delgado mis hijos, que será para m í y su madre de perfecto gusto. Y si
dentro de estos dos años yo no me fuere a esa tierra, siendo mi padre vivo, le enviaré para
su vejez conque la tenga buena mil ducados, y así pondrá diligencia que en la primera oca­
sión, siendo buena, enviarme a mis hijos.
Nueva? de por acá al presente es que yo y mi mujer Juana Crespa quedamos con salud,
a Dios gracias, y Francisca López, hija de mi tío Francisco López, y su marido Francisco de
Aeevedo de Andrade, que es un hombre muy honrado, también quedan con salud, aunque
pobres, mas andando el tiempo Dios proveerá y será: Que yo he escrito al marqués, mi se­
ñor, que me han dicho preside el Consejo de Indias, les envíe un corregimiento a estas par­
tes, y si sus padres ponen diligencia en ello, con facilidad lo alcanzarán del marqués, mi se­
ñor, o de otras personas que tengan mano en estas partes, aunque les cueste allá alguna
coa, que también es hija como los demás, que en menos de cuatro años les valdrá más de
treinta mil ducados, porque su marido es hombre muy entendido de negocios, y se aprove­
chará bien. Yo sé de él que lo que sus suegros gastaren en adquirir el corregimiento, se lo
enviará con muchas ventajas. Martín Crespo y Felipe Diez y Antonio de Pastrana están ha­
cia Potosí ganando la vida. Cogolludo murió en la ciudad de la Paz, que son de esta ciudad
cosa de trescientas leguas, y, aunque me dejó por albacea, yo no pude ir allá, por ser tan le­
jos, y así yo no he visto plata suya ninguna, ni ha entrado en poder a mí. Me han dicho en
Poder del juez de bienes de difuntos, y así yo no he podido más.
La tierra de por acá el presente está abundosa de comidas, aunque cara de mercaderías
de Castilla. Y en Chile los indios de aquella provincia han muerto al gobernador de ella y a
muchos soldados. También ha habido personas que se rebelaron en Potosí, y fue Dios servi­
do de remediarlo, porque a los principales les han cortado las cabezas. No sé lo que será.
También anclan ingleses por esta mar.
Pedro de Torres está en esta ciudad con su mujer y dos hijos. Tiene salud y gana de co­
mer. Catalina de Jara habrá des años que se fue a España. No sé si habrá llegado allá y va
454 ENRIQUE OTTE

bienpuestá. También el hijo de Maldonado está rico, y es ido a ia Nueva España a emplear
su piata. Pedro de Pedraza es muerto, que estaba en esta ciudad con una tienda de merca­
der, en que yo Je había puesto con tres mil ducados que le presté, y dentro de cuatro meses
cayó malo y tuvo un año de enfermedad, y aunque se curó como rico, no le aprovechó. Que
en ello me gastó de mi hacienda más de dodentos ducados. Yo se los perdono, y cierto que
bien lo pude remediar, mas vayan con Dios, Enterráronlo en la iglesia mayor de esta ciu­
dad.
Al señor secretario Diego de San Juan y a su mujer yo y Ja mía Ies besamos las manos,
y le pedimos por merced míre por mis hijos, y en la cobranza de ios docientos ducados le
suplicamos sea parte para que con brevedad se den a mi padre, si fuere vivo, ó a mis hijos.
A mis tíos Francisco López y a su mujer Catalina Aguada les besamos las manos mi mujer
y yo, y asimismo a todos los demás tíos y tías arriba referidas, y a todos los demás parientes
y amigos de esa tierra. Y a ¡mí padre, siendo vivo, yo y mi mujer nos encomendamos en su
bendición, y plegue a Dios ¡que en sus días buenos le veamos con salud en esa tierra. Y por­
que otro no se ofrece, Nuestro Señor los guarde a todos vs. mds. muchos años. De la ciudad
de Los Reyes, y de abril postrero de 1599 años.
Del recibo de la plata se me avise en la primera ocasión. Besa a vs. mds. las manos
Juan Delgado de Salido
(A mi padre Juan Aguado y en su ausencia a mis tíos Juan Aguado, Diego López y Pedro
López y Alonso Magano y a Bartolomé Delgado, Francisco Delgado y Miguel Crespo, mis
hermanos y cuñado, en Alcovendas, tres leguas de Madrid).

512.
Juan Delgado de Salido a sus hijos, en Alcovendas.
Los Reyes, 30.IV. 1599
Hijos míos muy amados: „.
Lo que os encargamos vuestra madre y yo, así hayáis nuestra bendición, que hagáis mu­
cho por ser hombres honrados y aprendáis a leer y escribir y otras cosas virtuosas, que en
ello nos daréis mucho contento, y que sirváis a vuestro abuelo muy bien. Y advertid que en
la primera ocasión que se ofrezca de algún hombre honrado rico que pase a estas partes os
podréis acomodar con él y venir por acá, porque tenemos grandísimo deseo de veros. Que al
que os trajere pagaré acá todo lo que con vosotros gastare en el camino muy honradamen­
te. Y demás de eso le serviré en otras cosas, que a fe que no pierda nada la persona que
ios trajere a estas partes. Y tened cuenta que sea persona rica y honrada. Y en todo haced
como hijos de bendición, que acá tenéis harta hacienda que hemos ganado para vosotros, a
Dios muchas gracias por cuantas mercedes nos hace. Y mirad que hagáis como hijos de
buenos padres, y no os caséis en esa tierra sin nuestra licencia, porque 3o sentiremos yo y
vuestra madre muchísimo, Y porque estoy cierto que en todo acudiréis como os encargo, la
bendición de Dios y la mía y de vuestra madre os cubra, y plegue a Dios por su misericor­
dia que antes que yo y vuestra madre nos muramos os vean nuestros ojos en esta tierra o en
esa con salud. Quedamos con grandísimo deseo de saber de las vuestras y nuevas de todos
los de ese pueblo. Pedro de Torres, que fiie el que ésta escribió besa a todos ios amigos las
manos, y esperamos en Dios irnos todos juntos. De la ciudad de Los Reyes, y de abril pos­
trero de 1599, mis queridos hijos, vuestro padre
Juan Delgado de Salido
(A mi padre Juan Delgado de Salido, en la villa de Alcovendas, arzobispado de Toledo, tres
leguas de Madrid).
(1G.2105)

513.
Alvaro Gónzalez de la Vega a su hijo Juan González de la Vega, en Madrid.
Lima, 29.IV.1601
Muchas veces te hemos enviado a llamar, para que vengas tü y tu mujer, si la tuvieres* /-
a estos reinos a poner en cobro mi hacienda que tengo perdida» pues ha de ser tuya y no tan •.
CARI AS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 455

solamente no vienes, ni cumples lo que te mando» pero apenas veo carta tuya para saber de
tí ni de mi hija.
Hijo, ía hacienda -que tengo es una chácara con viñas en Chacay, con muchas tierras y
ganados, que vale muchos ducados, y es de tanto valor que andan en ello doce negros, sin
los indios que me dan para beneficiar esta hacienda. Que sí vos, hijo, hubiérades venido acá*
todos íos años me hubiera rentado más de cuatro mil pesos, que son casi cuatro mil duca­
dos. Demás-de esto me deben muchas deudas, y si vos estuviérades acá, hubiérades cobrado,
y no se hubieran perdido, por estar en poder de mayordomos y personas ajenas. Procurad
de os venir con brevedad en la flota de Nueva España o galeones del Perú,
Escnbísteme que vuestra tía María González estaba buena, aunque muy vieja, y su hijo
qué estado tiene, porque si quiere estudiar para clérigo o letrado le enviaré con lo que pue­
da hacer, Y avísame de lo que pasa por allá y de lo que hay de nuevo m esa corte, porque
como hombre que residís tanto en ella lo sabréis bien, porque por acá se dicen tantas cosas
y diferentes unas de otras que no se pueden dar crédito a ellas, aunque yo más quisiera que
vos fuérades el mensajero que no carta. Mirad que lo hagáis así, so pena de mi bendición, y
no vengáis sin vuestra mujer,
Y pues residís en esa corte, y tendréis muchos conocidos y señores que os hagan mer­
ced, pedidles atento mis servicios que os den licencia para tener en esta hacienda doce in­
dios más de los que tengo, porque son muy necesarios para el beneficio de ella, y cuando no
se diere, pedid una carta de recomendación para el virrey que acá me los dé.
Y mirad, hijo, que estoy ya muy viejo, y si fuere muerto cuando vengáis a esta ciudad
procuréis en ella por el capitán Diego de Agüero, a quien yo dejaré por mi albacea y tene­
dor de mis bienes, y a Pedro de Orduña, hijo de Valladolid. Y porque os conviene vengáis
con brevedad, no soy más largo.
Nuestro Señor me os deje ver con salud. Y de Los Reyes, que es en esta ciudad de
Lima, a 29 de abril de 1601. Avisadme de mi sobrino y demás deudos y parientes. Y si Pe­
dro González, mi hijo, fuere vivo, procurad traerle con vos
Alvaro González de ía Vega
(A Juan González de ía Vega, mi hijo, en ladilla de Madrid, porte cuatro reales 136 mrs,).
(I.G. 2105)

514.
Juan Delgado a su sobrino Pedro Hurtado, en Sevilla.
Lima, 15.IV.1604
Sobrino, la presente es para hacerle saber cómo yo estoy bueno y vuestra tía está buena
de salud, .bendito sea Dios. Enviáisme a decir en vuestras cartas que pasábais necesidad, de
lo cual me pesa mucho, plega a Dios que yo estuviera en España para ayudaros como a so­
brino. Mas, vista la presente, pon por obra de aviaros para esta fierra, que Diego Cogollado
os dará cincuenta pesos que os lo envío para que y todo lo demás que hubiéredes menester.
Y no os vengáis sin vuestra información de quien fueron nuestros padres, porque os convie­
ne. Si fuéredes casado, con vuestra mujer e hijos si lo estuviéredes, y si no, soltero, porque
después de nuestra salvación no deseamos otra cosa sino veros en esta tierra, porque no te­
nemos en ella deudo ninguno a quien dejar lo que Dios nos ha dado. Y haced como hijo de
quien sois, padre que aquesta viéredes (?).
Y con esto no os digo más, sino que Dios os guarde para su servicio. Fecha en la ciu­
dad de Lima, a 15 días del mes de abril de 1604 años, vuestro tío, que vuestro bien desea
Juan Delgado
(A mi sobrino Pedro Hurtado, en Sevilla, porte dos reales).
(LG. 2106)

515.
Lorenzo de Peralta y Palacios a su madre María de Palacios, en Alcalá de Guadaira.
Los Reyes, 23.111.1611
Madre mía y señora de mi alma, recibí la de v,m. de seis de enero de 6(0 años, y aun­
que me lastima ver los trabajos y necesidades de v.m. y de mis hermanas, todavía en saber
456 ENRIQUE OTTE

tienen salud quedo con mucho gusto, pues lo demás dondequiera lo hay, pues la principal
causa que nos muestra que no nacimos para este mundo, sino que andamos peregrinando en
él, es ver las cosas que todas en general aquejan, sin que se halle nadie sin que no tenga mil
pesadumbres. Dios del cielo sabe si quisiera yo tomar todas las de esa casa sobre estos hom­
bros, y que sólo hubiera en ello gusto y descanso, pero ésta sólo se goza en la gloria, que
plega a Dios de damos a todos como yo deseo.
Veo cómo ei señor Diego Correa acudió a hacerme merced. Escríbole en agradecimien­
to de ello, como es razón, y también veo cómo se suspendió el partir v.m. con él de alguna
de mis hermanas, y tengo por cierto ambas cosas que si v.m. le diera alguna que él lo hicie­
ra el bien que pudiera, y también que, pues v.m. no vino en esto, que es lo mejor y más
acertado, pues Dios pondría en esto como persona que tiene la cosa presente que yo, movi­
do de la amistad que Diego Correa me tiene decía eso, pero bien está cada uno en su rin­
cón.
Tratado he en otras mías de bajar a España, y sabe Dios del cielo que el blanco y fiel
de esto era en desear el ver a v.m. y a mis hermanas, y dar este contento a esa su casa de
v.m., que yo era el que había de tener m is que todos juntos, pero esto había de ser mi seño­
ra, dando de mano este ejercicio en que me entretengo de platero, y convirtiéndome en mer­
cader, y deshaciéndome de los adherentes, había de ser con mucha pérdida conocida, y la
ganancia en estado de mercader muy dudosa, particularmente este año que prometo a v.m.
todos vienen descalabrados, y así bien mirado tengo por mejor valerme del refrán que dice
'«el camino que sé por madre me lo he», y aunque es la resolución la tomé con el sentimien­
to que es justo de ver que he de carecer de ver a v.m. y a mis queridas y amadas hermanas,
me resolví en ello, y así v.m. ponga en olvido esto, y lo encomiende a Dios, que El es el que
sabe lo que más conviene.
Veo cómo no se ha efectuado nada en el acomodo de mis hermanas, y también cómo
con la esperanza de verme con ellas con el buen amor y voluntad que corresponden á la
mía lo dilataran hasta verme pareciéndoles que mi presencia seria de consideración para
acrecentar su gusto, no vivían engañadas, pues si Dios ordenara mi bajada a España, no ha­
bía de volver sin haber efectuado su negocio, y yo les estimo la voluntad que en esto me
muestran con nueva voluntad. Y la mía es, mi señora de mi alma, que v.m. no lo dilate
más, y que, después de haberlo encomendado a Dios les procure v.m. su remedio, que es la
cosa que más deseo en esta vida, plega a Dios de darles tan buena suerte como yo deseo,
que pueden creer que es con todo acrecentamiento, y crean de mí que, si guardan la volun­
tad de v.m., que Dios les ha de hacer mil mercedes, y yo las he de servir siempre. Creo muy
bien, de la merced que me hace el señor capitán Alonso Miguel que la escribo en agradeci­
miento de ello la que va con ésta, y al señor Alonso Miguel de Quintanilla, su hermano,
hice el servicio que pude, como siempre hago con los que veo de este pueblo. Llegóme al
alma su muerte, que fue en el reino de Chile, que lo mataron los indios, y no lo quise escri­
bir el año pasado, porque lo.supieran de otra persona, que si fueran buenas nuevas, yo ga­
nara por la mano.
Ai señor mi primo Juan Gallego de Palacios beso las manos mil veces juntamente con
las de mi señora Catalina de Trigueros, su mujer e hijos, y lo propio al señor Cristóbal de
Baeza y su mujer e hijos, y que tengan ésta por suya, que cierto quisiera escribirles a cada
uno en particular, y por ocasión que en despacho de armada se ofrecen no puedo cumplir
este deseo.
Veo, mi señora y madre de mi alma, cómo recibió la barreta de oro, y los ciento y se­
tenta y cinco patacones que llevó el dicho señor Diego Correa, y la distribución de ello creo
seria con la cordura que de v.m. se espera, y como tal acudió a hacer las honras de mi pa­
dre, con que me he holgado mucho, y crea v.m. que a eso había acudido yo acá con las ve­
ras posibles, y también en esta provincia toda la orden San Francisco le cantó una misa por
mi hermano, que es de San Francisco, le cantan una misa por muerte, que por los padres de
los.religiosos se haga siempre, y así espero en su Divina Majestad está gozando de la gloria,
sin embargo debemos por todas maneras encomendarlo a Dios.
A mi buena hermana Marina de Palacios beso las manos y yo quisiera consolarla en to­
dos sus trabajos, pero esto ha de venir de la mano de Dios. El se sirva de remediarlo todo.
Veo que gozó de su parte en aquella sazón. Ahora escribo a mi señora y madre que de lo
que envió de docientos reales, que prometo a v.m. son tales las obligaciones que por acá hay
que no se puede hacer lo que deseo. Pero con todo he procurado acudir a mi obligación.
V.m. me encomiende a Dios, que EL es el que merece darle las gracias.
A Francisco de Barinqua, que es un mercader que bajó el año pasado a España, escribo
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 457

que reciba en su servicio a Luis, mi hermano, y que me le pase acá. Es mi amigo y me


hace toda merced. V.m, le dará la que va con ésta para él, y si quisiere tenerle consigo den-
de luego se le dé v.m. .que es bien vea como se despachó con sus mercadurías, y si no, el
tiempo de la partida, ¿ como él quisiere, y si por este camino no se acomodare, tengo por
cierto que pidiéndolo v.m. a Diego Correa, lo dará a algún amigo que lo pase acá.
Con lo dicho y satisfecho a la de v.m. lo que de nuevo se ofrece es lo siguiente:
A mi tío Pedro de Palacios he persuadido diferentes veces que acuda a socorrer a v.m. y
a mis hermanas y sus sobrinas, pues lo ha dado Dios puede hame dado buenas esperanzas, y
para esforzar más este intento, le escribí una carta fingida, como que la escribía v.m., con la
cual el buen señor determinó de responder a ella y enviar a v.m. cien reales de a ocho. Píde­
me que yo pague la lleva, y que le envíe testimonio del recibo. Hágolo a la letra, sin que fal­
te punto, para que conserve siempre el acudir a esto, que yo le he escrito tantas cartas, y
plegarias, como si esta pitanza fuera muy grande cosa, y para mí, y al cabo y a la postre, si
viene a ser, pues quiero yo más su bien de v.m. que el mío propio. Escríbale v.m. mostrán­
dole mucho contento de que hayan allegado a sus manos las de v.m., que yo le dije en !a
fingida que le había v.m. escrito diferentes cartas, y que nunca había gozado de ninguna,
para que vengamos con una razón.
Envióme v.m. una carta para Reina con orden de que la diera en sus manos. Yo lo
hice, y le importuné que enviase algún socorro, y me dice que envía ciento y cincuenta pe­
sos, van con esta respuesta suya, mande v.m. que se dé con cuidado, que en m í le ha habido
de hacer lo que v.m. mandó como le habrá siempre.
Mi señora y madre, yo envié una barra número cuatrocientos y treinta y nueve, ley des
mil trescientos y ochenta, pesó ciento y veinte marcos y cinco onzas que costó aquí mil y
- veinte y seis patacones y dos reales, que se ha de entregar a Diego Correa en Sevilla, que de
ella se dé a Miguel Pérez, platero, ochocientos pesos de a ocho reales, menos las costas que
le cupieren dende aquí. Y lo que más valiere la dicha barra, que tiene más valor que el que
yo di aquí, lo haya v.m. descontadas las costas que le cupieren, la cual cuenta hará el señor
Diego Correa, y en esta cantidad entran le» cien patacones que me envió mi tío, como he
dicho, y de lo demás mande v.m. dar a mi señora Mirina de Palacios docientos reales, y lo
que más queda, v.m. lo distribuya con mis hermanas en lo que más necesidad tengan, que
ya sabe Dios las tengo atravesadas en mis ojos, y v.m. crea que, si el tiempo da lugar a que
las vea, que lo pondré en ejecución, pero lo dicho se entiende por ahora.
Fray Alonso no ha cerrado la mollera. Mil pesadumbres tengo con él sobre que asiente
el paso, y se ? a buscar el acomodo de v.m. y de mis hermanas. Todo se le va en hacer
amistades con frailes, y aquí me traía a ratos algunos, y ayer fue la postrera, que los di de
almorzar, y hago esto al descuido esto con gusto, y por otra parte le digo mi parecer, y él
hace.el suyo, que si fiiera buen hijo, el podrá enviar mejor que yo. No le debe de salir del
corazón que lo debe de tener empedernido.
A Diego de Peralta, mi hermano, que estaba en Arequipa, he acomodado con don Die­
go de Portugal, que es un caballero de este lugar, que fue por presidente de las Charcas, creo
que está ya allá. Hasta ahora no sé como le va. Mi deseo es bueno. Dios le dé de los sucesos
que querría para mis hijos.
Doña Beatriz de Camargo escribe a v.m. Anda con algunos achaques, creo son de pre­
ñada. Todos los nietos de v.m. quedan con salud, y mil veces besan a v.m. las manos, y se
encomiendan a sus tías, y piden a v.m. les dé abrazos en sus nombres.
Estos días atrás que no ha quince me llevó Dios un; negro. Tengo un mulato muy malo.
Dios lo ordena, no yo. Mande darle gracias y rogarle pie guarde a v.m. mil añqs. De Los
Reyes, a 23 de marzo de 1611 años.
V.m. sabe las obligaciones que me corren con parientes y amigos, y pues sabe les sirvie­
ra a todos, ofreciéndose en qué con muchas veras.
Mi señora doña Isabel de Camargo besa a v.m. las manos muchas veces, y desea siem­
pre oir buenas nuevas de v.m. No se ofrece otro.
Con ésta va una carta para el dicho Miguel Pérez, entiendo había de ir a Jerusalén. Si
al presente no estuviere en Sevilla v.m. se la guarde hasta que vuelva, que mediante ella ha
de haber los dichos ochocientos pesos. De v.m. muy obediente hijo, que sus pies besa
Lorenzo de Peralta y Palacios
(Mi querida y deseada madre, señora María de Palacios, en Alcalá de Guadaira).
(I.G. 1378)
458 ENRIQUE OTTE

EL CALLAO

516.
Diego de Espina a su mujer María Sánchez, en Sevilla.
El Callao, 9.1V. 1597
Mi señora, tanto descuido habéis tenido en avisarme de vuestra salud, ya va para seis
años, que si no fuera por la fe que tengo de vuestro amor y voluntad para conmigo, creyera
que en los nidos de antaño no había pájaros este año, y que con la ausencia habías perdido
¡a memoria de mí. Pero de tc|do esto me asegura lo mucho bueno que de vos he conocido, y
siempre en la mayor queja que de vos he podido tener os he disculpado cuanto he podido,
persuadiéndome a que no haberme venido a mi poder carta vuestra no ha sido vuestro des­
cuido ni remisión, sino poca buena fortuna mía, pues para colmo de todo lo que yo podía
desear al presente sólo me faltara este regalo. Dios dé salud al señor Lorenzo de Salas, que
por una suya me avisó de la vuestra. Consérveosla Dios para su servicio, y a mí me traiga a
tiempo que en vuestra presencia, sirviéndoos pueda satisfazer algo de lo mucho que os debo.
Del estado de mis cosas os he escrito siempre en todas las flotas, sin dejar ninguna, y
enviádoos los dineros que he podido con el licenciado Matías de Paz el año de noventa y
dos, y con Juan Pérez de Lezcano el de noventa y tres, y el de noventa y cinco con Bartolo­
mé Salvador de Solóm no, que hasta ahora ni de ellos ni de vos no he tenido resolución ni
respuesta. Todavía me estoy, aunque con salud y descanso, sirviendo al rey, nuestro señor,
en la plaza de tenedor de bastimentos de sus reales armadas en este puerto del Callao, pero
con mucho disgusto y poca quietud en no teneros a mi lado, que con éi y vuestra sombra,
según la fortuna * me ha mostrado próspera, mis cosas y hacienda hubieran crecido como
espuma, que, aunque tengo alguna, no hago caudal de ellas mientras vos no la poseyéredes
personalmente.
En todas os he pedido os alentásedes a pasar a este reino, donde gozaríais de la quietud
que yo. Y si no lo tobéis hecho hasta ahora, ño os pongo mucha culpa respecto vuestra so­
ledad y necesidad, pues con ella ninguna cosa se puede hacer bien, cuanto más un viaje tan
largo. Y así me lo escribió el señor Asencio de Meda y el señor Alonso de Salas, que, consi­
deradas las razones que vos les dijistes os obligaban a no salir de Sevilla, antes, por ellas,
merecéis estimación más que enojo. Y así, mi señora, agradezco mucho vuestros buenos res­
petos, los cuales todos es fuerza cesen ahora, de que sin embargo de ninguna cosa ni aún de
la vida y salud, pues por vuestro gusto aventuraré yo la mía, os embarquéis luego, pues no
os obliga a menos que con el mandato expreso del señor virrey, el cual por no destruirme y
enviarme a Castilla tan pobre, o más de lo que yo lo salí de allá, teniéndome ya para em­
barcar por casado, tuvo consideración a que no podría recoger el caudal que tengo (tenién­
dolo dividido en muchas partes, ya que sería mi embarcación ruina y destrucción de mis fia­
dores, pues en tan breve tiempo no podría yo dar cuenta de los cargos de mi oficio, si no
fuese dándola mala y perdiendo en ella lo poco que con tanto afín he ganado, y con ello la
hazienda de mis fiadores) ha tenido por bien que mi viaje se suspenda hasta vuestra venida
por un año, en el cual le di palabra, fiado de quien vos sois y de que nunca me habéis falta­
do, de que en esto no había falta. Y para que podáis todas las que tuviereis presente en ha­
cer vuestro viaje con comodidad y tan honradamente como vos sois honrada, os envío regis­
trado para este efecto y no de otra manera con —pesos corrientes de a nueve reales, que ho­
rros de costas y averías quedarán limpios— ducados de Castilla, poco más o menos. Van
consignados al señor Asencio de Meda y al señor Alonso de Salas. Paréceme dinero bastante
para que a la ligera hagáis un vestido de camino de algunas de esas jerguillas, que se usan,
de un color honesto y otro par de los negros o pardos con sus mantos, con que podáis saltar
en los puertos y con un baúl y vuestra cama, y ocho o diez camisas, hagáis matalotaje para
vos y una criada, que si la hallásedes de vuestra edad seria más a propósito que muy moza.
El flete se paga en el Nombre de Dios, adonde para entonces yo tendré bastante recaudo
para con que lo podáis pagar y subirá al'Perú como quien vos sois y en (? ) gura de mujer
de Diego de Espina. A vos y a mí nos importa no menos que descanso perpetuo que hagáis
este viaje. Y pues tantas mujeres, aunque no de vuestra estofa y respetos en duda y sin saber
adonde van sólo por la voz del pueblo se animan a pasar el pequeño trabajo de una embar­
cación por el amor de sus maridos, y por el descanso que esperan, como digo, en duda,
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 459

cuanto mejor vos que no os falta dinero para que lo hagáis, y acá os aguardan deudos tan
honrados como lo son Juan de Espina Careaga y mi señora doña Jerónima de Morales, su
mujer, que sin conoceros por la relación que tienen de vos, os aman y quieren tanto como
vos veréis. A esos señores les escribo, suplicándoles me la hagan de ayudaros y acudí ros en
vuestro despacho, pues fue Dios servido fuésedes tan sola, advenid que, si se hallase solo
para compañía alguna gente principal casado, sin cuya compañía pudiésedes avenir a vues­
tra costa, que me parecería muy bien sólo por el gusto de la compañía.
No os encarezco más vuestra venida, pareciéndome que es impertinencia, pues cuando
no os estuviera tan bien salir de los trabajos y enfermedades que en Castilla se pasan, lo hi-
ciérades por sólo mi gusto y amor. Y prométeos, como cristiano, que, sí las haciendas de las
Indias no fueran tan dificultosas de recoger, que yo os quitara de este trabajo yéndome a Se­
villa, pero para juntar cinco mil pesos, que debe ser todo mi caudal, será menester alzarme
un años antes, en el cual y en las costas que se han de hacer en mi persona y en el dinero,
desde aquí a Castilla se gastaría casi la mitad. Y esotro es tan poco que no hay para nada,
ya que a) fin está el caudal en pie, y cayendo y levantando con el sueldo y otras inteligen­
cias se come y pasa bien, y el caudal se adelanta. A mi señora doña Magdalena escribo, y en
todo me remito a esta carta. Mostrársela eis, y a todas las demás personas a quien escribo.
Dios me os guarde, y me os deje ver con la prosperidad y descanso que yo os deseo. En el
Callao, a nueve de abril de mil y quinientos y noventa y siete años.
Advertid, señora, que sólo tenéis que comprar lo que fuere menester para vuestro vesti­
do y matalotaje a la ligera, que acá hallaréis todo servicio de casa, camas y mesa hecho de
nuevo, que empiezo desde ahora para cuando vos enhorabuena vengáis. Hasta la muerte
vuestro
Diego de Espina
(l.G. 2104)
460 ENRIQUE OTTE

ICA

517.
Cristóbal González a Maleo Gutiérrez, en Cúteres.
lea, 7.X IJ572
Señor hermano:
Dios, Nuestro Señor, sea en el ánima de v.m. Es tanto el deseo que tengo de ver a v.m.
que no lo sabré escribir con no conocer a v.m., mas basta ser v.m. mi hermano y tener yo
obligación a servir a v.m. Lo que le diré en ésta es que el portador de ésta es el señor Cristó­
bal Gómez, que él dará a v.m. de todo lo que hay por acá relación, y si v.m. quisiere le
traerá acá muy a su contento, y le dará todo lo necesario que v.m. hubiere menester. Por­
que, aunque acá falte la plata, se pasa mejor que allá. Esto digo a v.m., porque lo oigo a to­
dos los que han venido de allá. Mi señor está enojado, porque ha escrito a v.m. muchas ve­
ces que se viniese, y nunca ha querido v.m. venir. Yo no sé por qué es la causa. No diré
más a v.m. en ésta, sino que tengo ya dos hermanas casadas, y la otra para casar, y con muy
hombres de bien y ricos, y tengo otro hermano el fraile, predica ya, y tondo (?) otro herma­
no Gabriel. A todos esos mis señores, tíos y parientes beso muchas veces las manos. Nues­
tros padres están buenos, y vivimos en este valle de lea muy contentos, y con gran deseo de
ver a v.m. Mis hermanas besan a v.m. las manos y quedamos rogando a Nuestro Señor deje
venir acá a v.m. y le dé su gracia, para con que le sirva, y nunca le ofenda. De lea, hoy vier­
nes a siete de noviembre de mil y quinientos y setenta y dos años. Besa las manos de v.m.
su hermano
Cristóbal González
A mi señora abuela, si estuviere viva, que todos sus nietos y nietas besamos las manos.
(A mi deseado hermano Mateo Gutiérrez, en Cáceres).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 461

518.
Lorenzo Gutiérrez a mí hijo Mateo Gutiérrez, en Cáceres. .
lea, 7.XI, 1572
Hijo mío:
Por haber escrito muchas a tu tío en ésta no diré más de que el portador de ésta es el
señor Cristóbal Gómez, que te dirá todo io que hay por acá, como testigo de vista, y te trae­
rá, si quisieres venir, y te dará todo lo necesario muy cumplidamente, aunque seas casado,
porque ya el ir nosotros allá no tiene cura, porque ya tenemos dos hijas casadas, y casi tres,
y es buena tierra, aunque -ya está algo gastada, que se casan las hijas sin dote y con hombres
de cinco o seis mil pesos. Esta carta mostrarás a todos esos señores tus tíos, que la tengan
por suya, y lo que al presente Ies sé decir de la herencia del Cuzco es que yo a dos años que
vine de allá, y después acá nunca me ha escrito Gonzálo Martín, y procurando por él me
han dicho se metió en los teatinos, y que allí estaba medio recluso por deudas, y que preten­
día ordenarse, y ya no le escribo por no darle pesadumbre, ni él a mí, y también procuran­
do a muchas personas que vienen del Cuzco por él y por su hacienda. Me dicen que está
toda su hacienda perdida y que en los nidos de ante año no hay pájaros ogaño.
Abora os escribe vuestra madre, hijo mío. Ahí os escribe vuesto padre, y os ha escrito
otras muchas veces, y no habéis querido venir. Ahora va ahí el señor Cristóbal Gómez, si
quisieres y fuera tu voluntad vente con él, que él te dará todo lo necesario, aunque seas ca­
sado. Ya tu padre está enojado de que han ido muchos por tí, y nunca has querido venir.
Ahora no tendrás excusa, porque el que la presente lleva te dará todo recado. En lo demás
no cures de procurar otra cosa ahora, porque los trabajos que hay en esa tierra no los haya
■acá, aunque no sobran los dineros, pásase la vida bien. Aquí tengo tres hijas y tres hijos,
gloria a Dios, y María Gutiérrez la mayor está ya casada, y Catalina Gutiérrez lo mismo, y
Anica que está ya para ello, y fray Juan, el fraile, es ya de evangelio, y otro que se llama
Cristobalieo, y otro que se llama Gabrielico, aunque no vengáis por vuestros padres son por
tan buen hermano como Dios os ha dado, que es ya predicador, y ver estos hermanos y her­
manas casadas, y porque no os tengan en menos'que a los otros, que otros de menos edad y
con tanta necesidad como vos podréis tener vienen acá, y no falta quien Ies haga bien, cuan­
to más que el que la presente lleva nos promete de hacer toda merced y de os aviar en todo
lo que fuere necesidad. Yo entiendo que lo hará muy cumplidamente, porque siendo tan
honrado no podrá dejar de hacerlo como quien es y como ha hecho con otros que no los
conocía, especialmente enseñándonos la voluntad tan buena como nos enseña, diciendo que,
si Dios es servido de darle vida para que vuelva, os traerá en lugar de hijo. Plega a Nuestro
Señor de nos dar su gracia para conque le sirvamos. A todos mis hermanos y hermanas Ies
beso muchas veces las manos, especialmente a Francisco González, porque lo tengo en lugar
de padre, y que tenga ésta por suya, que por estar tan de prisa el mensajero no le escribo.
No tengo más que deciros, sino que a la señora su mujer y hermana mía beso muchas veces
las manos y a sus hijos. De lea, hoy, viernes a siete de noviembre do quedo como siempre,
ano de mil y quinientos y setenta y dos años, vuestro padre y vuestra madre, que más que a
sí os quiere
Lorenzo Gutiérrez
(A nuestro deseado hijo Mateo Gutiérrez, en la villa de Cáceres, en la plaza, en casa de su
tío Francisco González). I
; (I.G. 2086)

,,áiSÉ¡É
462 ENRIQUE OTTE

T RU JILLO

519.
Francisco Rodríguez a su hermano Pedro Hernández, en La Puente del Arzobispo,
Tnijillo, 19,111.1560 (?)
Señor hermano:
Porque con un Valerio de Gaona, mercader, que va de esta ciudad a España, tengo es­
crito largo a v.m., en ésta no lo seré. Sólo servirá de avisarle cómo el dicho Valerio de Gao-
Mi llera juntamente con las Cartas un pedazo de oro, que vale sesenta y cinco pesos de oro
fino, de cuatrocientos y cincuenta maravedises cada un peso, el cual ha de vender en Sevi­
lla, porque lleva comisión mía para ello. Y del procedido que saliere ha de dar a v.m. la mi­
tad, que serán cuarenta ducados, seis más o menos, y la' otra mitad ha de dar a otra persona
estos cuarenta ducados. Tomará v.m. para suplir alguna necesidad, que yo espero en Nues­
tro Señor que llegarán a su poder muy cierto. En las demás escribí a v.m. qué deseo se vi­
niese a esta tierra, por ser la mejor que calienta el sol, que nunca en ella hace frío ni calor,
nunca llueve jamás. Es muy proveída de pan, que hay tanto trigo que se provee de aquí el
reino de Tierra Firme de harina. Hay en ella muchas carnes de vaca, cameros, puercos y ca­
bras, muchas frutas de membrillos, granadas, higos y uvas y otras muchas de estas tierras
gran salud, bendito Dios. Y si yo tuviese a v.m. acá, paréceme que no tendría que desear. Y
entiendo que en tres años ganaría cinco o seis mil pesos, según las ganancias son grandes, y
si se determinare a venir, yo le enviaré al Nombre de Dios cíen castellanos, para que pague
algo si lo debiere del camino. Y porque cfeo que v.m. me dará este contento, pues es su
provecho, ceso. Nuestro Señor dé a v.m, lo’ que deseo para mí, de Tnijillo, y de marzo 19
de 1560 (?) años, besa las manos de v.m, su hermano
Francisco Rodríguez
(A mi señor hermano Pedro Hernández, en La Puente del Arzobispo).
(I.G. 2087).

520.
Francisco Ojalvo a su sobrino Gonzalo Ojalvo, en Cáceres.
Tnijillo, 15.X. 1575
Señor sobrino:
En las armadas que han ido después que se fue el señor Cosme de Ovando, siempre os
he escrito el deseo que tengo de que os vengáis a esta tierra, y veo que nunca lo hacéis. Aho­
ra será la postrera. Y así digo que, bendito Nuestro Señor, al presente tengo salud, aunque
de cuatro a cinco años a esta parte se me han recrecido algunas enfermedades, y la mayor
pena y congoja que en ellas tengo es no teneros al presente en esta tierra, para daros eso
poco que tengo, aunque no se puede llamar, con razón, poco lo que Dios da. •
Háceme placer que, luego que ésta veáis, os vengáis, porque, como digo, será la postre­
ra, en la primera armada que venga, y pues yo os tengo como a hijo y por hijo, háceme tan­
to regalo que en esto me obedezcáis, y que vuestra venida sea con toda brevedad. Porque si
me muriese, la mayor pena que llevaría sería que no estuviésedes a recoger lo que dejase,
porque esta tierra es de tal condición que casi todo se pierde en cerrando hombre el ojo. Y
porque entiendo que haréis lo que os ruego y encargo, no digo más, de que Dios os guarde y
os traiga a mis ojos con la salud que yo deseo, Y mira que ya estoy muy viejo y tullido, y
tengo cada día los pies en la huesa, y me pesaría de que esto fuese sin veros.
Y porque ésta va a la ventura, no digo más, de que os guarde Nuestro Señor muchos
años a vos, como yo deseo, amén.
AI señor bachiller, mi primo, y a mi hermano fray Juan beso las manos. De Tnijillo, y
de octubre a 15 de 1575, vuestro tío, que como a hijo os quiere,
Francisco Qjalvo
(A mi deseado sobrino Gonzalo Ojalvo^ en Cáceres).
(I.G. 2089)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 463

521.
Juan Ruiz a sus sobrinos Antonio de Coria y Bartolomé de Coria, en Antequera.
Trujillo, 20,111.1577
Deseados y queridos sobrinos;
No hay navio ni flota que siempre no he escrito, y en todas os escribo el ansia que mi
corazón siente y tengo por veros en esta tierra. Y en demás, ahora que me veo viejo y solo y
viudo y entre gente que ni sé si me quieren bien o mal, porque hay muchas generaciones.
Nuestro Señor sabe lo que sentí cuando supe y leí la carta que me enviastes, y de cómo es-
tábades huérfanos, y que eran fallecidos mi querida y amada hermana, vuestra madre, y mi
buen cuñado, vuestro padre. El mensajero que ésta lleva es persona principal, y de quien yo
confío mucho, y es de La Fuente la Piedra, dos leguas de esa ciudad de Antequera. Con él
os envío ciento y cincuenta pesos de minas, para que entrambos a dos hermanos os aviéis
en la primera flota os vengáis, y pues que yo no tengo otros herederos ni otra sangre si no es
la vuestra, de esto •'que Dios, Nuestro Señor, ha sido servido de darme lo gocéis, y no se
pierda antes que venga a vuestro poder.
No lengo ánimo de escribiros, sino rogaros que me cumpláis este deseo que tengo de
veros. Que si yo no fuera tan viejo, yo me determinaría a iros a ver. Mas mi edad no me da
lugar. Nuestro Señor os tenga de su mano, como yo deseo me tenga a mí. De la ciudad de
Trujillo, y de marzo a 20 de 1577 años, vuestro tío que vuestro bien desea
Juan Ruiz
(A mis deseados y queridos Antonio de Coria y Bartolomé de Coria, en la ciudad de Ante­
quera, con el señor Alonso Pérez de la Granja).
(I.G. 2090)

522.
Don Alvaro de Mendoza a Francisco Fardo, en Madrid,
Trujillo, 5.VJI.1580
Hermano Pardo: 1
Yo llegué a esta ciudad de Trujillo ayer a medio dfa, y con salud, a Dios gracias, en
donde me detendré hasta hallar dineros. Porque cu Sevilla, como ya os escribí, no hallé un
real, y asimismo os escribí cómo el voto del señor licenciado Gasea se había enviado.
Si cuando ésta llegare a vuestras nimios no hubiéredes recibido mi pliego de Sevilla, a
la hora dad petición en Consejo diciendo cómo el voto está allá, que señalen tiempo para el
votar y para ser informados esos señores, y hablad de mi parte al señor licenciado Ovalle y
señor doctor Orellana, para que se junten y acuerden la orden que han de tener en informar
y, dada al tiempo necesario, los solicitaréis, para que vayan a informar, e id vos con ellos, y
en todo haréis lo que de vos confío. El pleito de Andrés Jiménez holgaría que se hubiese
sentenciado, porque Sebastián González hubiese ese dinero, al cual llevaré lo que pudiere y
pagaré al sobrino de Bilbao, y gratificaré la buena obra que me ha hecho en esperar, en que
me tiene muy obligado. A vos y al anuí no he enviado dineros, por no haber hallado con
quién. Hacerlo he con el primero. '
Y porque cada día os escribiré, no. más. AI ama dad mis encomiendas. A los señores
doctor Ribera y a doña Francisca beso las manos, y asimismo al señor Gerónimo de Prado,
y mi señora doña Luisa. Nuestro Señor os guarde. De Trujillo, 5 de julio 1580, a lo que
mandarédes
Don Alvaro de Mendoza
En el pliego que os envié de Sevilla escribí al señor licenciado Ovalle y doctor Orellana.
(A mi amigo Francisco Pardo, en Madrid).
(I.G . 2 0 9 1 )
464 ENRIQUE OTTE

523.
Aldom a Rodríguez de Buena a su hija Leonor de Baena y de Cuevas, en Trujillo.
Trujillo, 1.IV. 1585
Muy amada hija:
Bien tendréis entendido que tengo poca memoria de vos y de vuestras cosas, lo cual me
ha dado y da tanta pena que no lo puedo encarecer. Pero hanse rodeado las cosas de mane­
ra que no han podido'ser ;más en tiempo de vuestro padre, que Dios dé el cielo, no tuve
mucho cuidado, aunque, cierto, como casó a vuestras hermanas quedamos gastados. Des­
pués de muerto, a vuestro hermano le sucedieron, después de casado, muchos trabajos, de
manera que fue necesario irse a Potosí en busca de su suegro, y cuando llegó allá, era muer­
to, y con lo que le dieron se dio tan buena maña que ha sido Dios servido que ha ganado
largo de comer, y se estuvo allá unos cuatro años, y dejó allá su dinero cuando vino en ha­
ciendas, y fue ahora necesario tom ar allá y poner en cobro lo que allá dejó, y no creo ven­
drá hasta la Navidad de ochenta y seis años, Dios me le traiga como ve que es menester.
Tiene su mujer, que se llama Leonor Carrasco, en mi casa con dos hijos. Quedó vuestro
hermano de os enviar dineros, los cuales enviará con Luis Martín de Cáceres, y él los dará a
luán Sánchez Padilla, que es natural de esa ciudad de Trujillo, portador de ésta y cuñado
del dicho Luís Martín, y por no saber la cantidad de lo que os envía vuestro hermano, no os
lo digo, más de que será cierto. Y dicho Juan Sánchez va por una cuñada suya, y dice que
1 os traerá con ella muy honradamente, pues que allá no tenéis a nadie, bien sería que os
aventurásedes a venir, que mejor lo pasaríades acá, pues Dios fue servido de llevar a vuestro
marido y a vuestros hijos, como me escribístes, y estando tan desembarazada, no hay de qué
temer, que Dios os guardaré como os ha guardado en Trujillo, y pues allá habéis mirado
tanto por la honra, por la mar y acá también lo miraréis. Y Dios os guardará, como os ha
guardado, y por si faltare el dinero que digo, os envío una cláusula del testamento de vues­
tro padre, en que manda que hayáis toda su herencia que le venía de parte de su padre, que
él nunca cobró nada, y así que enteramente la podéis cobrar y os hace heredera de ella, y os
mejora en ella, y va muy autorizada de tres escribanos. Y porque nadie con buen título lo
pudo comprar sin su poder, informaos y daos buena maña, que esto no os puede faltar, ni
vuestro hermano os faltará,; dándole Dios salud. Y en Panamá, como aviséis que venís, ha­
llaréis dineros para pasar acá y matalotaje. Miradlo todo muy bien, y con diligencia lo pro­
curad que no dejaréis de sacar esta legítima de vuestro padre, que también se debe por ha­
ber comprado sin poder d e vuestro padre, y con el favor de esos mis señores donde estáis,
que por no saber sus nombres- no lo digo, lo cobraréis, que sé que os favorecerán, y que rue­
go a Nuestro Señor me deje servir las mercedes que de continuo os hacen, y que Nuestro
Señor dé a sus mercedes el galardón que por tan buena obra merecen.
Yo estoy tan vieja, y tengo tanto deseo de veros que sería gran descanso que determiná-
sedes vuestra venida, porque cumpliésedes mi deseo. Vuestras hermanas Francisca de Esqui-
vel e Isabel de Baena están buenas, y os besan las manos, y que no las echarán del templo
por estériles, que cada una tiene ocho o nueve hijos, y tenéis otra hermana que está por ca­
sar, que se llama Ana Verero, y se murió otra que se llamaba Mana Magdalena, y dejó un
hijo, el cual tengo y crio en mi casa, y su padre me lo deja, que bien tiene para poderlo te­
ner.
Nuestro Señor os tenga de su mano y guarde y traiga a mis ojos como yo deseo. De
Trujillo, primero de abril de ochenta y cinco años, la que desea todo vuestro bien como
vuestra madre
Aldonza Rodríguez de Baena
(A mi muy amada hija Leonor de Baena y Cuevas, en Trujillo).
(l.G. 2096)

524.
Cristóbal de Montalvo a su suegra Margarita de Ayala, en Sevilla.
Trujillo (?), 10.VI1.1590
Mi señora:
El día que llegó la flota a este puerto de Nombre de Dios, había quince días que la esta­
ba aquí aguardando. Llegó el día del ochavario del Corpus, que no fue para todos poco con­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 465

tentó, y para mí más que para nadie, por tener por cosa muy cierta de ver cartas de v.m.
Recibí tres cartas, que todas ellas contenían una misma cosa, en las cuales me envía v.m.
muchas quejas, en que .dice haberme descuidado en no haber escrito en tantos navios como
han venido de España. En alguna manera parece tener v.m. razón, y en otra no. En la ma­
nera que v.m. la tiene, es por la mucha obligación que a v.m. tengo de acudir al servicio de
v.m. Y en lo que no la tiene, es por tener mi asiento tan a trasmano, como le tengo, que
aunque es verdad que hay otras tierras más remotas en este reino que en la que yo vivo, son
más pasajeras de gente que van y vienen a tierra, y así no debo con todo rigor ser culpado,
que bastará entender v.m. de mí en lo mucho que me tiene obligación para no culparme tan
de veras. En lo que v.m. dice que mi María de Guevara no se acuerda de v.m. por tenerme
a mí presente y estar tan remota de v.m., dícelo v.m. por no saber sus oraciones y peticiones
que hace, rogando a Dios no se le acabe la vida hasta ver a v.m. delante de sus ojos, si dije­
ra v.m. que no se acuerda de su hijo yo ni él allá en un mes lo que de v.m. en una hora aun
podía ser, en que ha sido Dios servido de darle a v.m. una nieta, la más linda muchacha
que hay en esta tierra, y más graciosa, cortada la beca de su madre, aunque no en la agude­
za, porque es más viva que un fuego, que, aunque a v.m. le parezca que soy importuno, no
dejaré de hacer relación de sola una gracia que hizo, siendo de catorce meses. Y fue que, en­
trando yo en casa un día, enojado, la hallé en el patio, y como me vio comenzó a decir «ta
ta ta» tres veces, y como no la respondí, p.or venir, como dije, enojado se arrimó a la pared
con las manos cruzadas, y moviéndome a compasión por como lo habia sentido, la llamé
diciendo: «Hija», y como quien estaba muy agraviada con ira me dijo: «A puta». Mire v.m.
si hay muchachos. Ya quiérela su madre, que se desperece en ella. T riela de manera vestida
que quien no la conoce piensa que es hija de algún hombre principal. Y por ella no se le da
nada, que con lo que llevó de acá se ha estado hasta ahora diciendo que no se ha de poner
cosa hasta que vea a v.m. de sus ojos. Con todo eso le Ilevaré un buen vestido esta flota, lo
mejor que yo pudiere, que, aunque se lo llevara de brocado, no le diera la mitad de lo que
ella merece, porque es tan bien mirada y tan cuerda en todas sus cosas que tiene robada la
voluntad a cuantas personas tratan con ella. Y así, adondequiera que llegamos nos hacen
mil mercedes, que hacen cuenta de ella como si fuera mujer de hombre de mucha más suer­
te que yo. Quererle yo a v.m. hacerla relación que pudiera amohinarme de tanto escribir, y
si fuere corto en mi carta en no dar gusto a v.m. me perdone, que yo quisiera ser muy ade­
lante en todo, para no hacer falta. Y reciba v.m. esta carta por de su hija de v.m. y todo mi
bien, pues no tengo en esta vida otro sino es a v.m, y a ella, mientras viviere. Y así los po­
cos días que me quedan querría gastar en adquirir algo con que quedasen reparados los que
me enterraren. Y así, de lo mucho que. Dios me ha dado para lo poco que yo merezco, me
he esforzado a enviar a v.m. conque v.m, pueda, aunque trabajosamente, disponerse a venir
a esta tierra, adonde v.m. es tan deseada de mí y de mi Guevara, que no sé cual es mayor,
el suyo o el mío. Y esto bien se me puede fiar que no es fingido. El capitán Diego Felipe
lleva un tájo de oro que pesa ochenta y nueve peses de oro de veintiún quilates, que reduci­
do a la ley de veintidós quilates y medio pesa 83 pesos y seis granos. Cuando no se venda
allá a más de a quince reales y medio, monta ciento y cuarenta y tres pesos, de a nueve rea­
les el peso, que son reales mil y docientos y ochenta y siete reales, Envíoselo a v.m. en oro
porque no se le caiga por entre los dedos, y porque no lo gaste sino en lo que hubiere me­
nester para su aviamiento, y no abra v.m. la mano a prestar lo que ha menester, que nunca
falta quien obliga con palabras más que otros con obras, ,Coma v.m. de su trabajo hasta tan­
to que esté para venir, y ahorre todo lo que pudiere, pue$ no ha de hallar en' esa tierra quien
le dé un maravedí. Procure v.m, su licencia muy con tiempo, y ruéguele v.m. al señor An­
drés de Escobedo de mi parte, y le diga que le beso las manos y que tengo más confianza en
él que ha de acudir a hacemos merced que en otra persona de esa tierra, especialmente en
lo de la licencia y el aviamiento del navio. Y en lo que tocare a mi parte serviré lo que por
v.m. hiciere en lo que me quisiere enviar a mandar. Demás de esto el señor capitán Diego
Felipe Andino me ha prometido de que hará por v.m. todo cuanto fuere menester, y como
yo conozco que son más sus obras que sus palabras, quedo muy contento, aunque quisiera
yo ser el portador de ésta para traer a v.m. como merece y aliviarle algún trabajo. Pasará
v.m. alguno hasta embarcarse, que después vendrá v.m. como por el rio de Sevilla a Sanlú-
car, y vendrá v.m. a casa hecha, que no le parezca ser poco bien, que de aquí allá irá v.m.
como una reina, y avíseme v.m. en el primer navio de aviso que venga, sin falta, para que
yo baje a recibir a v.m. de toda su pretensión y muy por entero, cómo y cuándo han de ve­
nir navios y para cuándo, porqué por acá entendemos volverán estos navios que van por los
que acá quedan, y por la plata. De todo me avise v.m. en suma, porque si no me avisa v.m.
466 ENRIQUE OTTE

m e hará p erder m u ch a plata. Vengan las cartas encam inadas en casa de F rancisco R o d rí­
guez, p u lp ero en el N om bre de D ios, o a Juan Jerónim o, p ulpero en P anam á, con ocho rea­
les de porte, y no lo deje de poner, a u n q u e las traiga quien quisiere. Y ninguna venga sin
porte, com o dicho tengo. Y cuan d o yo no hubiese bajado a tiem po, no tenía m ás de enviar
a P an am á en casa de Ju a n Jerónim o, pulpero, u n a carta que a la h ora enviaría a P an am á a
su casa, que en allá no haré yo falta, que es a quien v.m. llam ará P anduco en cal de T rip e ­
ras, que está m uy rico, y p o r m i tiene lo que tiene después de D ios, que yo le casé, y por mí
tiene, co m o digo, lo que tiene. Y, visto yo p o r su carta de v.m . la determ inación de v enir a
hacem o s m erced, m e dispongo yo a pasar tan to trabajo, digo trabajo, po rq u e a pie quedo
p udiera yo ganar de com er tan bien com o barqueando. Y pues yo me dispongo a ello, no
acobarden a v.m ., po rq u e si de esta vez no se determ inare v.m . puede decir que busca su
daño y no su provecho, y asim ism o nos puede b o rrar de su libro para siem pre, porque en
eso os dará a en ten d er hacer m ás caso de lo adoptivo que de lo legítim o. C on todo eso no
m e p uedo persuadir en creer que h abrá en v.m. falta, ni será nadie pare ello parte. N o gaste
en vestidos p a ra los niños, m ás de lo que fuere con esto, que acá no les faltará, o para v.m.
com pre lo que pudiere, de m anera que no le haga falta hasta llegar acá, que yo le envío aquí
poder, p a ra que m e pueda obligar en todos los fletes y gastos que hiciere, que en llegando lo
pagaré todo.
A cá m e dijeron de m i hijo cóm o estaba tan lindo, y que and ab a al escuela. Y que M i­
caela estaba ya para casar, para todo dará D ios si acá nos viérem os con bien. A todas esas
m is señoras con quien v.m . está en c o m p añ ía beso m uchas veces ¡as m anos, y que, aunque
no las conozco sino es de oídas, m e tengan p o r criado, po rq u e me dicen que quieren m ucho
a m is niños. Q uisiera estar en p arte donde se lo p udiera servir, pero p odría ser algún tiem po
cum plirse el plazo. Q uisiera yo ser tan poderoso com o anim oso para aviar a vs. m ds. a esta
tierra. Pero reciban vs. m ds. m i larga voluntad. Y con tan to N uestro Señor dé a v.m. salud
para conseguir su viaje. Y o quedo y m i M aría con salud, gloria a Dios. En 10 de ju lio de 90
años, hijo de v.m ., que sus m anos besa,
C ristóbal de M ontalvo
(Para M argarita de A yala, frontero del m onasterio de Santa M aría de Jesús, en Sevilla).
(I.G. 2101)

525.
Don Pedro de Espinosa Pardo a su madre doña M aría de Armenta, en Sevilla.
T rujillo, 4.1.1592
Señora de mi alm a, después que D ios fue servido de traerm e a estas partes y au se n ta r­
m e de v.m . ha sido Su D ivina M ajestad servido de hacerm e tan ta m erced que no m e faltaba
sino gozar de la presencia de v.m . y de ese ángel de m i alm a. A v.m . suplico y a m i h erm a­
n a de m is ojos pido cuan encarecidam ente puedo tengan ánim o y fe y se pongan en cam ino.
Porque a m í no m e es posible ir a E spaña, porque tengo tres pueblos en este reino, que
a esto llam an por acá encom enderos, y visto esto estaban tan de asiento, y por po d er acudir
a la obligación que tengo, com o es verdad, y porque m e quitab an la vida los trabajos de
v.m . y m e d a n m ucho cuidado ese ángel, v.m. le diga que, si la veo en esta tierra, que yo le
daré estado tan a su gusto que dé p o r bien em pleado todo el trabajo del cam ino, por grande
que sea, y com o digo p o r poder a cu d ir con las veras que debo a verdadero hijo. M e casé con
u n a señora viuda, que tiene de com er, y es m uchacha, y m erece m ucho. L lám ase doña
A gustina de L eón, y ella está rogando a D ios de ver a v.m. acá. y a su herm ana. Por am or
de Dios que se le ponga a v.m. p o r delante el rem edio de esa niña, y en E spaña ha de p a d e ­
cer v.m. y ella, porque cuan d o yo envíe algún socorro, llegará tarde o nunca, porque no se
puede fiar de todas personas, y v.m . lo padecerá. A m i h erm ano H ernán de C arrión escribo,
y le pido acom pañe a v.m . y a la n iñ a com o hijo. T am bién escribo a mi herm ana. V.m . en ­
víe luego m is cartas, po rq u e se queja de m í que no le escribo. A mi abuela m e abrace v.m .,
y m e la deje v.m. en E spaña, porque espero en Dios que la tengo de ver para regalarla m u ­
cho. A R ojas y su hija m e encom iende v.m . y a todas las personas a quien tengo obligación.
Y o quedo con salud, gloria a D ios, y doña A gustina la tiene y besa las m anos a v.m . y a sus
herm anas de su alm a. Fecha en T ru jillo , a 4 de enero de 1592 años
D on Pedro de E spinosa Pardo
(A m i m adre doña M aría de A rm enta, en Sevilla).
(I.G. 2102)
466 i r ENRIQUE OTTfí

me hará perder*. p «las cartas encaminadas en casa de Francisco Rodrí-


guez, pulpero ene! ¡-c, ,ac otóp.s^íí ja Juan Jerónimo, pulpero en Panamá, con ocho rea-
íes de porte, y » áck ti? penw&r^amique las traiga quien quisiere. Y ninguna venga sin
porte, como d íi e ^.<vr Y £aiastói^yojn.o hubiese bajado a- tiempo, no tenía más de enviar
a Panamá en cae é - : J^^fim ^fU ftlp ero , una carta que a la hora enviaría a Panamá a
su casa, que en * r: ^ Stó^a^que es a quien v.m. llamará Panduco en cal de Tripe-
ras, que está umgr U?i que tiene después de Dios, que yo le casé, y por mí
tiene, como diga •*-»c. por su carta de v.m. la determinación de venir a
hacemos mercec. igo $g£k%:pasar tanto trabajo, digo trabajo, porque a píe quedo
pudiera yo gana- 1&§¿ní:e®mo barqueando. Y pues yo me dispongo a ello, no
acobarden a vje de«s»^avvez no se determinare v.m. puede decir que busca su
daño y no su prí .¿sipáwwaoiínos puede borrar de su libro para siempre, porque en
eso os dará a coi*, iM fe s^ c k d e lo adoptivo que de lo legítimo. Con todo eso no
me puedo persas en v.m. falta, ni será nadie pare ello parte. No gaste
en vestidos para ■; que fuere con esto, que acá no les faltará, o para v.m.
compre lo que pt a w a s ^ p e no íe haga falta hasta llegar acá, que yo le envío aquí
.poder, para que ?: todos los fletes y gastos que hiciere, que en llegando lo
pagaré todo.
Acá me dijere estaba tan lindo, y que andaba al escuela. Y que Mi-
caeía estaba yapar- srrjadteflo dará Dios si acá nos viéremos con bien. A todas esas
mis señoras cmtQuk. ^ fe tm e o m p a ñ ía beso muchas veces las manos, y que, aunque
no las conozco «nc **5 a. tengan por criado, porque me dicen que quieren mucho
a mis niños. « r e r .- t donde se ío pudiera servir, pero podría ser algún tiempo
cumplirse el pfaro \ . ysjísamían poderoso como animoso para aviar a vs. mds. a esta
tierra. Pero r e c to vi rr -k. - i jí ^ f g a voluntad- Y con tanto Nuestro Señor dé a v.m. salud
para conseguir»Wi«:o. V . ;c^io\ym i María con salud, gloría a Dios. En 10 de julio de 90
años, hijo de vm*is; :c s . ™aast.besa,
Cristóbal de Montalvo
(Para Margarita* \va!.- ;í£é£í0 ¿del monasterio de Santa María de Jesús, en Sevilla).
(I.G. 2101)
A
525.
Don Pedro de madre doña María de Armenla, en Sevilla.
Trujillo, 4.1.1592
M o r a <k«6 áín. i. Dios fue servido de traerme a estas partes y ausentar­
me de v.m. haaífls Sv. ítStfJHÉwestad servido de hacerme tanta merced que no me faltaba
sino gozar de fcpe^cr. ^-«uMuy de ese ángel de mi alma. A v.m. suplico y a mi herma­
na de mis ojosgteuu^ í^wwá¿lamente puedo tengan ánimo y fe y se pongan en camino.
Porque aafevm e e> ■ ir a España, porque tengo tres pueblos en este reino, que
a esto NamanjV£&¿iK»¿vM¿ft>s* y visto esto estaban tan de asiento, y por poder acudir
a la obligaciéB^te&ngp, 'CmütP-^s verdad, y porque me quitaban la vida los trabajos de
v.m. y me da a — ángel, v.m. le diga que, si ía veo en esta tierra, que yo le
daré estado tau»@ u«}.q)He 4 ^ p o r bien empleado todo el trabajo del camino, por grande
que sea, y coii»% » p y j^ r ^ c u d ir con las veras que debo a' verdadero hijo. Me casé con
una señora 4 r «pomer. y es muchacha, y merece mucho. Llámase doña
Agustina de Lofa, ? A e&á «sgpndo a Dios de ver a v.m. acá, y a su hermana. Por amor
de Dios que se itp a ^ a^ .& § „ j**!*{delante ej remedio de esa niña, y en España ha de pade­
cer v.m. y elU.fonjK’aian Jo y<P.envíe algún socorro, llegará tarde o nunca, porque no se
puede fiar i r iwlm jm u n t_~, y ViifO-'lo padecerá. A mi hermano Hernán de Carrión escribo,
y le pido a c o n g a ie a tm y a la r«ma como hijo. También escribo a mi hermana. V.m. en­
víe luego mis CKfes* porqué ¿e qw^Ja mí que no le escribo, A mi abuela me abrace v.m.,
y me la deje V4n .€ x ^ j a ^ if poEflu’c espero en Dios que la tengo de ver para regalarla mu­
cho. A Rojas ym ím p me étícóirtísnde v.m. y a todas las personas a quien tengo obligación.
Yo quedo co n * * rf,gjoria a tjidis, y doña Agustina la tiene y besa las manos a v.m. y a sus
hermanas de Fecha en ínuiM o, a 4 de enero de 1592 años
Don Pedro de Espinosa Pardo
(A mí madre doga liaría <je Xxfñznta, en Sevilla).
(l.G. 2102)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 467

526.
Pedro del Castillo a su primo Francisco del Castillo Raye. en Màlaga.
Trujillo, 23.XII.1S92
Ya es más que deseo ei que tengo de saber nuevas de España, y mucho más de saber de
su salud y de ia de su mujer e hijas de v.m., y en particular, de mi querido don Periquito.
Porque los que vivimos en partes tan remotas no vivimos con otro deseo sino de gozar de
Dios y morir en nuestras tierras, Y como me veo ya tan viejo y enfermo, no tengo tal espe­
ranza de que mis huesos sean sepultados en los de los míos, porque cierto como Dios ha re­
partido.de sus bienes temporales y me ios ha dado en estas partes, me hubiera dado fruto de
bendición, fuera el hombre más dichoso de este mundo, porque, la honra y gloria a Dios, si
lo que acá poseo lo pudiera pasar en España, yo levantara en alguna manera mi casa y la de
v.m., pues es toda una, sírvase Dios con todo.
Hubiéraie enviado algunos pesos o cosa equivalente a ellos, si no fuera por el gran ries­
go que en estos desdichados tiempos hay, porque, si los envío en la flota, no son para los
cristianos, sino para los luteranos* y si los confío de pasajeros, sé que hay en esto muchos
engaños, y no ios dan, y así como he experimentado un escarmiento, y no quiero que v.m,
traiga pleito como ahora ocho años que no dieron a v.m. cabales los cuatrocientos pesos
que, según v.m. me tiene referido, en muchas no le dieron más de trescientos pesos, y esos
con grandes, pleitos e inquietud, y así Dios sabe mi buen deseo y voluntad que no se me
puede atribuir a falta de deseo sino por el riesgo que tengo referido a v.m,
Según en las pasadas v.m. me tiene escrito, ya mi sobrino don Pedro será grande escri­
bano y contador, y según mi cuenta y los años que ha faltado de España ya será de los veinte
y dos años. Bien sabe v.m. cuan encarecidamente se lo he enviado a pedir, y así ahoraiìo su­
plico que antes que mis ojos se cierren yo lo vea, porque, haciéndome v.m. merced de en­
viármelo, se remediarán muchos, porque sera amparo para que sus hermanas tengan estado
cuando sea tiempo, que bien sé la necesidad que v.m, pasa con tantos hijos, que en verdad
que de ellos le tengo envidia.
Ya tengo escrito a v.m. que para flete tengo librados a mi cuenta en Cádiz en Pedro del
Castillo, proveedor, se le den doscientos escudos, y éstos se entiende para su viaje, porque
en Nombre de Dios y en Panamá yo le tendré tan bien librado que hubiere menester en
abundancia hasta llegar acá, y por am or de Dios que mi ánima reciba este consuelo. Lo que
a v.m. suplico es sea en esta flota, porque en ella va aguardado. Y porque en lo que toca a
este particular y en lo demás que por acá pasa y de mi salud, le tengo avisado en muchas
que he escrito duplicadas, le tengo avisado de mí largo.
No digo más, sino que Nuestro Señor me deje ver en esta ciudad de Trujillo con bien y
en salva a mi querido don Pedro y a v.m. en el cielo, porque no tengo esperanza que nos
veremos en la tierra. De esta ciudad de Trujillo, víspera del nacimiento de Nuestro Señor
Jesucristo de 92 años. Y a esa mi señora, mujer de v.m., y mis sobrinas beso mil veces las
manos, y que siga que, llegado acá don Pedro, suplirá las faltas que en mí ha habido y hay,
su primo de v.m. que sus manos besa
Pedro del Castillo
(A mi primo Francisco del Castillo Rave, en la ciudad de Málaga, al porte cuatro reales,
digo 136 maravedís).
(LG. 2102)
468 ENRIQUE OTTB

VALLE DE CASM A

527.
Andrés Chacona Pedro Chacón, en Hinojos.
Valie de Casma, 31.).1569
Señor:
Estando en la villa de Santa esta pascua de Navidad, que es vía puerto de este mar del
Sur, llegó allí un navio que venía de Lima, que iba a Tierra Firme, y me dijo un fraile como
había de venir en otro navio otro fraile de su orden, que se llama fray Sebastián de Aillón, y
que sería breve en aquel puerto, yo me partí para mi pueblo, que es el valle de Casma, para
escribir éstas a Dios y a ventura si vinieres, pues poco se pierde, y a esta causa no podré en­
viar algo, que, si ésta viera en Trujillo, todavía enviara alguna cosa, aunque lo buscara pres­
tado, y si cuando vaya a Trujillo hay navio, yo enviara lo que pudiere, que el año pasado
envié un tejo de oro a Tierra Firme, y cuando fuere ya ida la flota de Nombre de Dios, y el
licenciado Montalvo no lo quiso enviar, porque era un navio sólo, y a esta causa ellos que­
daron sin dineros, y el oro se metió en unos negros que me compró el licenciado para estas
minas, que ando ahora gastando en ellas lo que tengo, y aún lo de mis amigos, pero ellas lo
dejara, placiendo a Dios que, hecha la molienda, que andamos haciendo la molienda, y he­
cha con el ayuda de Dios, tendremos plata, y enviaré la qué ahora faltare, y en esto no ha­
brá falta, siendo Dios servido que saquemos, que si sacaremos, porque, como digo, hecha la
molienda yo tengo ya al pie de veinte negros en las minas, y recado de ellos es necesario, si
por acá viniese alguno de esos mozos que andan allá baldíos, acá harían provecho a ellos y
a mí, que, como ya soy viejo, no puedo visitarlo todo, y tienen una cosa las haciendas de
esta tierra que, no visitándolas su dueño, luego a la hora se caen. Si acá viniese un mozo de
esos que anduviese sobre estas mis haciendas, él se aprovecharía, yo no perdetía nada, y
como él fuese para ello, mis criados tendrían amo, y mis negros señor y quien los castigase y
favoreciese, y andaría mi hacienda a las derechas. Si acaso fuere que viniere, y la ejecutoria
se ha sacado, traigásela debajo el sobaco, pero creo que debe de ser burla esto de la ejecuto­
ria. No sé qué me diga, sino que debéis de pasar tiempo conmigo, y que no hay nada, pues
en verdad que os ensañáis conmigo, que yo no soy hombre que digo una cosa por otra, y así
quiero que me traten los que trataren conmigo, porque entre buena gente así a ello de hacer
en lo de por acá no hay qué decir, sino que yo estoy bueno, loado Dios, que me da salud
más que yo merezco, tengo-un día y vivo para pasar la vida, siempre os escribo que tengáis
cuidado de escribir, y por maravilla veo cartas, y paréceme que, si no es cuando os envío di­
neros, nunca m is os acordáis de escribir, que yo tengo vergüenza de Ana López de lo que
nie dice de vosotros, que no sabe qué gente os sois, que, si no es cuando envío algo, nunca
jamás escribís, ni os acordáis de mí, y en verdad que ella tiene razón, yo así se lo digo, que
todos cuantos hay allá, escriben, y vienen las cartas, sino sois vosotros, y no lo digo por lo
que me habéis de enviar de allá, sino que parezca que os acordáis de mi, y que hay una me­
moria como gente de razón, que debéis más a Ana López que aún no conocerás tiene cuida­
do de que os envíe, y ella lo procura, que otra fuera que lo estorbara y riñera conmigo, pero
ella se huelga tanto que, si fuésedes sus propios hermanos, no se holgaría más. A vuestra
mujer e hijos daréis mis encomiendas. Nuestro Señor os dé el contento que deseáis. De este
valle de Casma, postrero de enero de mil y quinientos y sesenta y nueve años, etc. servidor
de v.m.
Andrés Chacón
(A mi señor Pedro Chacón, en la mancha dé Aragón, en la villa de Hinojos).

528.
Andrés Chacón a Francisco Chacón, en Hinojos.
Valle de Casma, 1.1.1570
Muchos días ha que no he recibido carta de esa tierra, y ahora en esta flota que vino de,
España pensé que hubieran algunas cartas, y paréceme que no han venido, porque yo he
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 469

pesquisado por cartas de allá, y no hay memoria de cosa ninguna. No sé qué sea la causa,
no deben de querer allá escribir sino es cuando envío dineros. En verdad que leyeran sino
escribir a menudo, acordarme a mí, si yo me descuido, y esto me parece a m í que sería lo
mejor. También no habrán allá recibido días ha cartas mías, porque antaño escribí y envié
un tejo de oro al licenciado Montalvo, que reside en Tierra Firme, y fue sabido de v.m. y de
los demás que lo habían de haber que llegó tarde, y era ya ida la flota para España, que no
quedaba sino un navio, y el licenciado no lo quiso enviar por no ser más de un navio, de lo
cual me pesó harto, porque no lo envió, y así se quedó, y después envió a Tierra Firme a
comprar unos negros para unas minas que tengo, faltaron dineros y metió el tejo de oro en
la compra de los negros, y ahora al presente no sé si enviaré algo, porque estoy fuera de mi
casa treinta leguas de Trujillu en mis pueblos, y el mensajero que va a España no creo h a d e
tocar en Trujillo, y a esta causa no sé si se podrá enviar algo, si no fuere al presente, y hay
navios para cuando yo vaya a Trujillo, yo procuraré de enviar alguna cosa, aunque no sea
mucho, porque al presente no lo tengo, pero con el ayuda de Dios, si estas minas que ando
- labrando van adelante, yo lo enmendaré, dándome Dios vida y salud para ello, que espero
en Dios que de estas minas que ando labrando tendremos plata para allá, y para acá, que
tengo unas minas de plata, y créese que serán buenas, y siéndolo, yo enmendaré lo perdido,
y lo que me cuestan tuviera allá se remediarían bien con ello. Tengo ya en ella docena y
media de negros, y de herramientas y cosas tengo gastado hoy en negros y lo demás más de
siete mil pesos, y con la ayuda de Dios nos darán plata, que hasta ahora todo ha sido gastar.
De lo que al presente tenía necesidad era de lo que allá sobra, que es de un mozo de esos
mis sobrinos, para que anduviese en un caballo a visitar mis haciendas, y estas minas, que
es cosa que han menester quien le duela, porque los negros lo que pueden hurtar no lo per­
donan, y los españoles que tengo en ellas cada uno tira para sí, y, como digo, tengo mucha
necesidad de quien ande sobre ello, porque yo estoy viejo y cansado, que ya no puedo acu­
dir a todo, y como estas minas están lejos de Trujillo, y yo trabajo en ir allá, y están en la
sierra, que estará fría, ya yo no me hallo bien en tierra fría, y para excusar esto holgara de
tener acá un mozo de esos, y nunca han acertado a venir, que él se aprovechará y a mí me
quitará de trabajo, siendo él el que convenía, y si algúnó que quiera venir que esté desocu­
pado, yo he escrito a un amigo mío o a dos a Sevilla, para que lo encaminen, cuando ven­
gan, traigan las cartas, yo creo que les darán avío para que pase, porque aquí escribo que es
luán Antonio Corzo, que es un hombre muy rico, trata acá, y sin que le cueste nada, lo
hará pasar. Yo lo pagaré acá lo que costare, que así se lo escribo yo a Juan Antonio Corzo,
y vengan y salgan de esa miseria están ahí metidos, que vienen acá dos mil pelados y buscan
maneras para pasar, y al fin pasan, que ha cuarenta años que ando yo fuera de esa tierra, y
que no haya habido uno que haya venido acá de ese pueblo, sino ha sido Alonso de Lara,
hijo de Rodrigo de Lara el Bermejo, que se hizo clérigo, y tiene ya de comer, y si lo quiere,
irá ganar antes que fuese clérigo, lo tuviera mejor. Yo he escrito otras veces que, si algunos
muchachos que sean aficionados a aprender que los pusiesen para fuesen letrados, o para
clérigos, porque si todo ha de ser arar y cavar, en esto se están y estarán toda la vida ellos y
los padres, y todos cuantos de ellos vinieren y hagan algunos, que yo ayudaré a sustentar mi
parte, y digo que en comenzando a haber provecho de las minas yo enviaré dineros para
ello, todos los afios que yo viviere. He estado esperando lo de la sentencia de la hidalguía, y
no veo cosa. Debe de ser burla todo, o no sé qué me diga a cabo de diez años no haya habi­
do sentencia. Yo lo tengo por burla. En lo de acá estoy, bueno, y Ana López lo está, aunque
viejos y cansados, y esta tierra está muy pobre por calió, y no valen todas las haciendas ya
tres tomines, que si no fuera por una cría que tengo de muías, no tuviera tus (?), que parar,
que con esto me he sustentado, porque tengo mucha costa, que de solamente salarios del
clérigo que tengo en la doctrina de m is indios y de criados españoles y de indios tengo mil
pesos de solos salarios, sin costa de comida, mire v.m. que será menester para sustentar cos­
ta, pues yo tengo otros dos mil de costa para sustentar mi casa, y ahora entra la costa de las
minas, pero con la ayuda de Dios ellas lo darán para lo uno y para lo otro. Tengo, como he
dicho, una cría de muías, y cinco o seis asnos, que hay uno de ellos que me han dado mil
pesos por él, y no lo daré por mil y quinientos, que es muy bueno y grande, que las más
muías que echa me valen a cien pesos, y algunas más. Los demás ganados menudos que ten­
go, como son ovejas y cabras, no valen nada, que la una oveja da tomines unas con otras, y
a tres, cuando mucho, un carnero m e dio pesos, hay gran barata de carne en esta tierra. To­
dos los días se comen en las minas los negros y los cristianos un capado de cabrío o un car­
nero, y aquí y en Trujilo se comerán cada día otro, de manera que tengo todos los días de
carne dos reses de costa, y aún en verdad que los negros que no andan contentos, pues que
470 ENRIQUE OTTE

hará de lo demás, digo de la demás costa. He dicho esto para que entiendan allá que, aun­
que más tenga acá un hombre, todo lo ha menester, y plega a Dios que le baste. Bien sé que
allá los que van de acá dicen que soy rico. Cierto tengo más que yo merezco, a Dios, pero,
como tengo dicho, todo se gasta, y al cabo del año sale lo comido por lo servido, y aún las
veces no alcanza. Y como mis indios no me dan nada, digo que les llevo poco, y tengo gasto
con ellos deshacer, y de otrás cosas, y están destruidos de las guerras pasadas, que están en
el camino real, y han sido maltratados y destruidos, y así han quedado pocos, que eran más
de dos mil indios, y habrá ahora hasta doscientos. Yo los tengo como si fuesen mis hijos, que
me han ayudado a tener de comer, y, como digo, yo los reiievo de tributos y de todo lo de­
más que puedo, téngoles dado docientos y veinte pesos de renta, los sesenta al quitar, y los
sesenta perpetuos, y si Dios me da vida, les tengo de dejar libres de tributos cuando yo
muera, que el que los llevare no les maltrate por los tributos. Paréceme que dirán allá que
eso que doy a los indios que fuera mejor darlo a mis parientes. A estos hijos debo que me
han servido treinta y tantos años, y es deuda de vida, y si no se lo diese irme ya al infierno.
Y a mis parientes estoy obligado a hacer lo que' pudiere por ellos, pero si no lo hiciese no
me iría al infierno por ello. Yo estoy aquí mucho tiempo del afto, por ser, como es, vicio,
para estar tengo aquí ganados de ovejas, cabras, puercos y he tenido vacas, y ahora las he
vendido, porque hacían daño a los indios.^ Tengo de contino la leche, las natas y requesones.
Está este valle, digo estos indios y mi hacienda, junto a la mar, donde los indios matan mu­
cho pescado de mil géneros, y muchas redes con que pescan, y como me quieren bien, en
tomando el buen pescado luego vienen con él para mí. Tengo maíz de tributo y un molino
en que muelen el trigo, y cierto está- muy buena pasadía los capones que me dan de tributo
los .«nos, los cabritos y carneros muy gordos, que todo de la cosecha y del tributo que,
bendito sea Dios, que con lo que aquí sobra pudieran comer allá esos muchachos, tengo
para cada día dos arreldes de pescado de tributo, y dos gallinas, y en la tasa pasada me eran
obligados a dar cuatrocientas fanegas de trigo y quinientas fanegas de maíz, y ahora en esta
tasa que se ha hecho ahora me quitarán la mitad, y fue porque lo pedí yo al visitador, que si
yo me muero que queden descargados, que a mi me sobra, y del trigo y del maíz que ahora
me dan tengo aquí junto al molino cuatrocientas a quinientas higueras que dan higos, que se
pesan cincuenta quintales, y hay naranjos, y unos parrales que dan uvas para comer. La fal­
ta que tienen estos indios que este río de este valle es como jiguela (?), que de invierno lleva
mucha agua y de verano no hay agua, o tienen falta algunos años, pero como son pescado­
res a trueque de pescado de los comarcanos traen todo lo que han .menester. En Trujillo
tengo una heredad donde cojo trigo para mantener mi casa, y tengo un molino en medio de
la heredad, donde se muele el trigo que se coge, y otro de vecinos que cogen por allí alrede­
dor, y tengo una docena de indios casados y dos negros, el uno guarda un hato de cabras y
machos y ovejas y cameros para mantener la casa, pero como hay mucho ganado del pue­
blo, anda flaco, y no hay tanta abundancia de ieche como hay aquí, y de lo demás tengo en
Trujillo dos negras que sirven de amasar para la gente, y de cocinar, y tengo una mulata
que sirve a Ana López, y labra y cose y. sirve en ¡a mesa con otras indias y muchachas. Hay
otras cinco o seis indias que son lavanderas, y ayudan a amasar a las negras, de manera que
hay en casa veinte o veinte y cinco personas que comen, y de ellas llevan sai, que son las in­
dias y muchachos y negros que sirven en casa. He dicho esto como digo para que vean si
tengo que mantener y sustentar. Dirá v.m. cómo nunca me habéis escrito esto, digo que
como siempre es culpa de Trujillo, escribía de Trujillo. A la señora mi hermana Mari Ló­
pez y a ios señores hijos beso las manos muchas veces. Nuestro Señor dé a v.m. el contento;
y descanso que desea. De este valle de Casma, primero de enero de mil y quinientos y seten­
ta años. Servidor de v.m.
Andrés Chacón
(A mi señor Francisco Chacón, en la mancha de Aragón, en la villa de Hinojos).
(l.G. 2085)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 471

GUAMANGA 529.
Rodrigo A Iva re: a su hermano Baltasar Aharez, en Badajoz.
Guamanga, 22.VI1.1568
Señor hermano.
Nuestro Señor Dios sea en vuestra guarda y os tenga de su mano con vida de la señora
mi hermana e hijos, amén. Escribiendo ésta y acordándoseme, hermano, de vos y vuestros
hijos pensé con lágrimas de mis ojos de no la poder escribir, mas con la esperanza que tengo
en Nuestro Señor Dios que me os dejara ver de mis ojos antes que muera, tengo en mi cora­
zón algún consuelo. Yo, Señor, recibí vuestra carta con Rafael Martínez, la fecha de ella de
diez y seis días de diciembre del año de mil y quinientos y sesenta y tres años. Sabe Diera,
Nuestro Señor, el contento que recibí en verla, y que todos estábades buenos, siempre El Se­
ñor os la dé como yo deseo. De mí os hago saber cómo, bendito Dios, Nuestro Señor, estoy
bueno, aunque viejo y cansado con los trabajos pasados de las guerras que tuvimos, y ahora,
Dios sea loado, tiene hombre algún descanso y sosiego. Que cierto os digo que, si os tuviera
acá en estas-partes con vuestra mujer y mis sobrinos, vuestros hijos, que estaría el hombre
más contento que en el mundo podría ser. Porque cierto no deseo otra cosa más, después
que la tierra estuvo pacífica, sino de os tener acá. Y así le escribí a nuestro padre y madre,
Dios los tenga en su gloria, que os diese licencia para que viniésedes ahora a doce años, y la
respuesta que nuestro padre me envió fue que él os la había concedido, y que vos no quisis­
teis venir, y en respuesta de la que os envié no vi ninguna de vuestra mano de sí ni de no,
por donde me pareció que no quisisteis venir. Yo cierto mi voluntad no era otra sino de os
dar con qué fuérades hombre y entendiérades en trabajar y ayudarme, que lo que tengo yo y
trabajo bien sabéis vos que no tengo otro hermano, ni hijo ni hija a quien lo dar, pues que
nunca me he casado ni pienso ahora a mi vejez de me casar. Por tanto me haréis muy gran
placer que, vista ésta, os determinéis de os venir con vuestra mujer e hijos, porque antes que
muriese querría mucho casaros esa moza, mi sobrina, de mi mano, y daros lo que tengo,
pues tenéis hijos. Que para mí me bastará un pedazo de pan y un rosario para me encomen­
dar a Dios e irme a misa cada día. Estando yo en la ciudad de Los Reyes, que fui a hablar a
la señora mí tía Juana de Vargas de la muerte de nuestro primo hermano Alonso de Mesa,
que aún no la había ido a hablar de la muerte de Juan de Mesa, me dijo que de su parte os
pida mucho que os vengáis, y lo mismo me rogó María de Mesa e Isabel de Vargas, y todos
los demás parientes os lo piden de su parte cuando yo solo no bastare. Así, que, señor, no
hagáis otra cosa por amor de mí, sino sabed que ésta será la primera y postrera que os en­
viaré. Y para que, Señor, sepáis lo que habéis de hacer, habiendo de venir: lo primero es
iros a la corte y ante los señores del Consejo de su majestad del Consejo de Indias meted
una petición, para que os den licencia para venir donde yo estoy en Guamanga, que se os
dará luego. Y, esto hecho, habéis de veniros a Sevilla antes un mes o dos que la flota se par­
ta, y en un navio, el mejor que halláredes, que luego lo sabréis informándoos, vos fletaréis
en él y toma una cámara para vuestra mujer e hijos y vos, y compraréis todo el bizcocho
que hubíéredes menester, que antes os sobre que os falte, y conservas, para que, si alguno
cayere enfermo y de todo, antes que os sobre, que deis a otros que no que lo que lo pidáis.
Y como llegáredes al Nombre de Dios luego haced por alquilar bestias, y luego os partid a
Panamá. En Panamá preguntaréis por Bartolomé Martínez de Jerez, que es un mercader
rico, y decidle como sois mi hermano, y él os dará todo lo que hubiéredes menester, sin que
os falte nada, porque yo lo tendré avisado que lo haga así. De manera, señor, que no salgáis
un punto de lo que os digo, no más de que antes que os vengáis llegaréis a Ribera o a Galis-
ca (?), donde quiera que don Alonso Manrique, mi señor, y mi señora doña Inés estuvieren,
y les beséis las manos por mi parte. y que sus mercedes manden a un criado que tienen en
estas partes en que se les sirva. Asimismo a todos esos señores parientes y amigos que a vos
os pareciere que tenemos razón, les dad mis besamanos. Dineros os enviara para ayuda al
camino, mas no sabe hombre de quien se fíe. En Panamá, como tengo dichp, halláreis lo
que fuere menester. Vuélvoos a encargar lo que os tengo mandado. No más, de que Dios,
Nuestro Señor, os guarde como yo deseo, amén. De Guamanga, a veinte y dos días de julio
y mil y quinientos y sesenta y ocho años. A la señora mi hermana le beso las manos» y que
le ruego no tema el camino, porque tengo muy gran deseo de la conocer y servir por las
buenas nuevas que siempre tuve de allá. De vuestro hermano, que todo bien y honra os de-
sea Rodrigo Alvarez
(A mi muy deseado señor hermano Baltasar Alvarez, en la ciudad de Badajoz).
(I.G. 2084)
472 ENRIQUE OTTE

530.
Licenciado Juan de Godoy, médico, a su madre Leonor González, en Alburquerque.
Guamanga, 4.I1I.1585
Muy deseada y seflora madre:
Sus cartas de v.ra. recibí en 24 de agosto de 1584, la fecha de ellas era de 1580, y según
esto tardaron en el camino en llegar a mi poder casi cuatro años, porque quien las traía no
vino a do yo estaba en todo este tiempo. Fueron para mí de mucho dolor y descontento en
entender le ha faltado a v.m. la compañía del señor mi padre, la cual hay tanta razón que se
sienta, y más v.m, que nadie, que tanto quería a v.m. como a sí -mismo, y con mucha razón
a cabo de tantos años. Ha sido para mí de tanta pena que no lo sabré decir, .por la mucha
razón que hay para sentirlo, pues a su vejez le di tantos trabajos sin merecerlos, habiendo dé
procurar darle mucho contento, lo cual siento en el alma cada día en no haber podido regaj
larle antes de su muerte, como yo lo debía hacer. Lo cual yo, cierto, mucho deseaba hacer,
mas no quiso mi ventura darme tamo contento como aqueste. Plega a Dios darle su gloria
para su descanso, que yo entiendo la debe gozar, según vivió, y me avisa v.m. que murió.
Yo le hice sus honras en el monasterio de San Francisco de esta ciudad, donde me hicieron
mucha merced los frailes de ella, como mis conocidos y señores, y le hago decir despúes acá
algunas misas por su ánima, que bien entiendo hago muy poco cuando más hubiere hecho
, para lo mucho que debo, y no me olvidaré siempre que pueda de hacerlo.
Asimismo me avisa v.m. de la muerte de mi hermano fray Hernando, al cual tengo mu­
cha envidia de lo que sin duda debe estar gozando, porque su buena vida que siempre tuvo
no lo da a entender menos. Cuanto de v.m. tengo mucha lástima que pierde y ha perdido su
contento y regalo que tenía, y me da mucha pena no poder remediarlo como deseo hacerlo
en el alma. Y v.m. me perdone el no hacer lo que debo en todo que a lo menos hago y haré
lo que pudiere, aunque no conforme a lo mucho que deseo servir a v.m. como a mi señora
que siempre quise y querré hasta que muera, con tanta razón.
Yo recibí con las cartas de v.m. que vinieron por la vía de Cáceres del señor inquisidor
Ulloa un título solo de mi grado de medicina, y no el de artes. Beso a v.m. las mános por
tanta merced, que me ha sido de mucho contento, aunque esperaba también el de artes,mas
puédole pasar sin él. “
Muchas otras cosas me avisa v.m. en su carta, y de las que son de pesar me pesa en que
no sean todas al contento de v.m., lo cual yo deseo mucho lo fueran, mas v.m. pase por
ellas, pues no son en nuestra mano, y en algunas escribo que se remedien.
Yo escribí a v.m. la postrera vez de esta ciudad de Guamanga, do ahora quedo, año de
1582 en 25 de marzo por la vía del señor Baltasar Díaz, que vive en Lima, do parten los na­
vios para España. Envié a v.m. un tejo de oro que entiendo valdría en España cuatrocientos
y cuarenta ducados, poco más o menos. He tenidd nueva que llegó la flota a España en sal­
vo. Entiendo lo habrá v.m. recibido con salud, como deseo mucho hubiese sido así. Asimis­
mo me escribió mi hermano Gil González de Godoy que había enviado a v.m. una barra de
plata de más de trescientos ducados con un Gonzalo Alonso que de acá iba, natural de La
Fuente de Maese, hombre que iba muy rico y que le daría sin falta. Tengo nueva que llegó
con salud a su tierra y la habrá dado a v.m., de lo cual todo me ha dado mucho contento
entender habrá sido así, para que v.m. haya suplido parte de la mucha necesidad que allá
hay, porque el señor Baltasar Díaz, hombre de mucha verdad, me avisa de Lima tiene nue­
va de esto. Y quedando letrado queda muy rico, y muy pobre sin ello, aunque tenga algo.
Yo escribo lo mucho que me ha pesado en que no den mucho contento a v.m. en todo, y
así se lo encargo y a Juanico, que sirva a v.m. siempre, porque ésta es mi voluntad, y en lo
que rae dará contento siempre que lo haga.
De la señora mi hermana Isabel González supe, que v.m. no me ha avisado de ello,
cómo M ana de Godoy se casó contra la voluntad de sus padres, y que no quiso ir a ver á
mi padre cuando murió. Pésame lo haga como siempre en dar a v.m. enojos. Avíseme v.m.
de todo, porque no me avisan con quién casó, y asimismo de todos mis hermanos y herma­
nas, y si ha dado v.m. estado a mis hermanas o alguna de ellas, y lo que hay en ello, porque
me da pena hasta saber lo tengan con el contento que v.m. desea y yo se lo deseo.
Mi hermano Gil González de Godoy se casó más ha de un año a veinte leguas de la vi­
lla de Potosí. He entendido se casó muy bien con una hija de un hombre que llaman Fran­
cisco Pérez Verdugo, de La Parra o cerca de allí, según me dicen. Porque de que se casó no
he tenido carta suya, que me avise de ello, que tan descuidado es siempre en escribirme.
CARTAS PRIVADAS PE EMIGRANTES A INDIAS 473

aunque entiendo se descuida con ei señor Francisco Pérez de Frías, el cual me ha escrito dos
veces de ello. Díceme es su suegro hombre muy honrado e hidalgo, y la mujer muy virtuosa
y hermosa, y que le dieron más de diez mil ducados en dote en una heredad muy buena, ga­
nados y otras cosas, y me ha avisado después acá que por sola la heredad le dan diez mil
ducados, y que la quería vender para irse a España. Yo le he avisado que holgaría lo hiciese,
no me ha respondido a ello. El, podrá ser, escribirá a v.m. de su ida. No se diga allá nada,
porque no hay para qué. Yo le había escrito y encargado mucho enviase a v.m, una barra
de plata, y nunca me ha respondido a ello, porque me escribe muy pocas veces, que se ha
hecho muy sobre sí en avisarme de sus cosas, y quiere mucho sus dineros, que si yo tuviera
lo que él, hiciera mucho más de lo que él hace. Yo le envié a su esposa, luego que lo supe,
unas joyas y aderezos de cabeza, que valían más de ciento y cincuenta ducados. Cuando lle­
garon no estaba él en su casa, y así no me escribió sino Francisco Pérez de Frías, a quien
iban encaminadas que se los enviase. Llámase el pueblo dó casó Tomina, y su mujer Catali­
na de Verdugo. La carta que venía con las mías para él le envié luego que las recibí, y le
avisaba de algunas cosas que en las mías había. Pésame que se haya descuidado tanto en no
escribirme, porque tenía entendido me enviara algunos dineros para v.m.
El señor Blas García, gentil hombre, me avisó muchos días que le habían quedado cier­
tos dineros de los que le di para v.m., y que los enviaría con persona de recaudo. Yo entien­
do lo hará sin falta, pudiendo, porque es hombre muy honrado, y de mucha verdad, y decir
que estuvo en Sevilla y que empleó y no los dio. Yo sé que se lo levantan así que lo que él
dijere o hubiere escrito v.m. lo crea, como si yo lo dijese y escribiese, y me avisa que no ie
quedó la cuarta parte de lo que llevaba. El señor Francisco Pérez de Frías está en Potosí,
veinte leguas do casó mi hermano, y tiene salud y más de dos mil ducados, y cada día ten­
drá más, porque quiere breve irse a esa tierra, y así lo avise v.m. allá a sus deudos.
De mis libros no he sabido; si han quedado algunos me harán al caso. Acá yo encargo
al señor Baltasar Díaz ciertos libros que me traiga, y si algunos de los míos se podrán traer
con los demás que van encargados, y en esto y en que se me traigan los que aviso al señor
Baltasar Díaz me hará v.m. merced.
El señor Baltasar Díaz, que es el portador de ésta, que va a España lleva a v.m. cartas
mías y un recaudo de una información mía que se ha de presentar en la corte en el Consejo
de Indias para cierta cosa que pretendo en la villa de Potosí que me haría mucho al caso
que se me proveyese, porque sería causa de en pocos años tener muchos dineros para servir
a v.m. y a mis hermanos. Ahí escribo al señor luán de Nisa, mi hermano, que dé orden en
ello, y que, si ser puede, vaya a la corte a ello, o envíe persona que valga a solicitarlo, ora
sea alguno de mis hermanos o sobrino, el que más se entienda que será para ello, porque
me va mucho en ello de mi descanso y provecho. Llévase poder para v.m. y los nombrados
en él, y que lo puedan sustituir a quien más convenga, y de ello se tome parecer de un letra­
do de esa villa cómo se ha de hacer muy en forma. Asimismo van dos cartas: la una para el
licenciado Francisco Chumacero de Sotomayor, natural de Valencia de Alcántara, que en
esa villa tiene deudos, que es Suila (?) Chumacero, el cual es mucho mi señor y conocido de
Salamanca, y me hará merced, que es del Consejo Real, Y asimismo va carta para el señor
licenciado Alonso Martínez Espadero, natural de la villa de Cáceres, que también es del
Consejo de Indias, el cual me hará merced, así de procurar cartas de esa villa de los deudos
del señor licenciado Chumacero, en que se le pida me haga merced en lo que se le suplica
en la mía para su merced, porque él me puede hacer esta iperced con facilidad queriéndolo,
y en la corte se ha de tomar letrado o procurador para que:se sepa pedir por orden lo que se
pide conforme a una petición que va de acá con estas cartas. Y tom o a encargar a v.m. que
de ir a la corte persona de recaudo y que sepa solicitar con las cartas que van por estos se­
ñores oidores conocidos de Salamanca, que luego caerán, entiendo, en mí, viendo mis car­
tas, que para ellos van, y que no se salga de la corte hasta que se vea lo que se provee en
esto, que se ha de pedir en el Consejo de Indias a su majestad de la merced que se le pide
en mi petición.
Si el señor mi hermano Juan de Nisa me hace merced de ir a Madrid a esto, a v.m. su­
plico mánde darle para gastar en su camino mil reales de los que van con ésta para ello.
Abajo avisaré de ello a v.m. lo haga a su gusto en todo. Y trayéndome recaudo de lo que
pido a su majestad quien fuere a negociar lo prometo que lo hallará en mí en todo tiempo,
porque me valdrá cada año más de dos mil ducados horros, con que yo pueda servir a todos
mis deudos, que con ese deseo lo pretendo, y si así fuere, se me envíe con el señor Baltasar
Díaz un traslado, y otro duplicado por la vía del señor inquisidor Ulloa de Cáceres, porque
así vendrá más seguro, por si se acierta a perder un navio en la mar, que suele ser, que ven­
474 ENRIQUE O T l í

ga otro duplicado y en recaudos importantes. Así se suele hacer, y si se le pareciere a v.tn.


venga un hermano mió con el señor Baltasar Díaz, que yo ¡e aviso me haga merced de
traerle, y venga con licencia del rey para el Perú, que se ganará fácil en Madrid por parte de
estos' señores a quienes escribo, o por la vía que más convenga, y sí así fuere, sea de mis
hermanos el que fuere para más, y querría que sepa leer y escribir, porque acá hace mucho
al caso para el uso de esta tierra.
Avíseme v.m. de Juanico que lo quiere mucho, y lo tree (?) a leer con mucho cuidado,
beso a v.m. las manos por tanta merced, porque es muy grande para mí, y así lo suplico a
v.m. se haga siempre, y que lo más breve que ser pueda en sabiendo latín bastante se envíe
a Salamanca, y holgaría que estudiase leyes, porque lo hará en más corto tiempo que estu­
diar medicina, que yo le proveeré cada flota de lo necesario para ello, y en esto me haga
v.m. merced que se dé orden, como digo, con la más brevedad que ser pueda, porque no le
falte quizá al mejor tiempo favor para ello. Y quedando letrado queda muy rico.
El señor Baltasar Día£ lleva de acá para v.m. entiendo serán en España cuatro mil rea­
les, o poco menos. Lo qué fuere él lo dará a v.m. sin que falte un real, con las demás cosas,
que es un crucifijo de oro de palo de La Vega, que es una de las primeras reliquias que
hubo de este reino, de una cruz que los indios quisieron quemar, y jamás el mucho fuego
que le pusieron le pudo hacer mal ninguno. Y así ha sido muy tenida y acatada por reli­
quia. Más lleva a v.m. 130 piedras bezares, que en España son muy tenidas y estimadas, y
valen dineros para muchas cosas, como allá se sabrá de los médicos más largo. Y así llevan
a mi hermana Leonor González otro crucifijo de oro, esmaltado y tres piedras bezares, y a
mi hermana Isabel González llevan un anillo y dos piedras bezares. Todo a cuanto va en esos
papelitos en una cajita v.m. mande dárselo a cada una, y v.m. me perdone en que no puedo
más. Y asimismo me haga v.m. merced de dar a mi primo Juan Roas cien reales, y que me
perdone, que otro viaje le haré más servicio, y asirnismo a mi primo Francisco Roas, porque
sé pasarán allá trabajos, no mereciéndolos. Y v.m. no tome pena en que hago tantas reparti­
ciones, que no faltaré a v.m. siempre que pueda. Asimismo aviso al señor Baltasar Díaz me
compre ciertos libros; tomará algunos reales para ellos. Digo que, si mi madre faltase, lo que
Dios no quiera, que mis hermanos Juan de Nisa y Martín Clemente hagan lo que más vie­
ren que convenga a lo que a mis hermanos y hermanas cumpliere, y suplico a v.m. que al
señor Baltasar Díaz v.m. y mis hermanos le regalen y sirvan como a mí harían, porque se lo
A debo en amistad, y me hará merced en todo lo que se le encargare. Y porque no se ofrece
sMi» más, quedo de salud muy a servicio de v.m., como debo siempre hacerlo como hijo muy
obediente. Fecha en la ciudad de Guamanga, do quedo, 4 de marzo de 1585 años, muy de­
« ¡t M ¡ seada y señora madre, besa las manos a v.m. su obediente hijo
el licenciado Juan de Godoy.
(A mi deseada y señora madre Leonor González, en la villa de Alburquerque).
(I.G. 2097)

531.
Francisco Núñez a su hermano Manuel Núñez, en Córdoba.
Guamanga, 5,1.1590
No sé qué ha sido la causa de que no me queréis, hermano, responder a cien cartas que
os he escrito. Sola una he visto, y ésta con pocos renglones, su fecha en Córdoba. Sólo me
dais cuenta de los trabajos y necesidad que padecéis, y que habéis casado vuestra hija. Pare-
ceme que, asen tiendo, yo os he rogado que os vengáis y remediaréis vuestras necesidades,
porque de otra manera yo no pienso enviaros un grano, lo uno, porque hay pocos hombres
de quien se fie, lo otro, por las muchas costas que tiene. Lo otro, porque dicen que en regis­
trando las haciendas, en nombre del rey lás toman en Castilla, Y así hay muchos hombres,
que no hacen bien a sus deudos ni osan enviar a emplear sus haciendas, porque los que vie­
nen de allá cuentan y no acaban de las vejaciones y molestias que ¡es hacen, Y por mí digo
que, aunque Dios me ha dado plata y en cantidad, sea Dios loado, de treinta mil pesos, real
mío por ahora no se ha de ver en Castilla, Si vos queréis venir, seréis de ellos como yo, mas
de otra manera descuidados. Más cantidad de tres millones se retuvieron, que no osaron ir
sus dueños a España ni enviadlos de este temor. Así que, si queréis venir, si no, como vos
mandáredes.
Yo vivo en esta tierra rico y honradamente, ¿quién me mete que vaya a España, como
vos decís, y que me tome el rey mi hacienda y. me vea pobre? A pobre y necesitado bueno
CAR I AS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 475

está San Pedro en Roma. Así que, sí vos queréis venir, ora sea con vuestra mujer e hijas y
yerno, ora sólo con vuestro yemo. Mis puertas hallareis abiertas, y mi hacienda presta para
' serviros y remediar vuestras necesidades. Y entended que sobre este caso no os escribiré
más, Dios os dé la salud que yo deseo, y os deje acabar en su servicio. A vuestra mujer e
hija y yemo y a vuestros hijos me encomendaréis. De Guamanga, y de enero 5 de 90 años
Francisco Núñez
(A mi hermano Manuel Núñez, junto a la corredera, en Córdoba).
(I.G. 2100)

532.
Francisco Alvarez a su sobrino Alonso Alvarez, en Madrid.
Guamanga, 20.111.1594
Antes de ahora os he escrito de la ciudad de Los Reyes de cómo estoy en este reino con
salud bien haciendo gracia a Dios, y estoy casado en la ciudad del Cuzco, y no tengo hijos,
por lo cual me holgaría mucho que viniésedes acá, que yo os acomodaría y partiría con vos
de mi hacienda. Porque tengo una chácara de coca en los Andes del Cuzco, que vale diez
mil pesos de plata ensayados, antes más que menos. Mi mujer cada día me importuna que
os escriba que vengáis acá. Con Pedro Barroto, que va de la ciudad del Cuzco a emplear a
Sevilla, os escribí largo, y más que os diese para vueso aviamiento de fletes y lo demás que
hubiésedes de menester para ’vuestro viaje cien pesos de plata ensayados de mi hacienda, en
todo caso vengáis con toda brevedad. Yo os enviaré a Tierra Firme cien pesos, para lo que
hubiéredes de menester, y estarán en poder del capitán Hernando de Berrio, residente en la
ciudad de Panamá. Por vida vuestra que traigáis información cómo mi hermano Hernando
Alvarez y su mujer eran hidalgos cristianos viejos, y cómo sois su hijo legítimo, de legítimo
matrimonio, y residían en Getafe, aldea de Madrid, porque también me aprovecharía a mí,
porque en esta tierra los que son limpios son muy respetados y tenidos en mucho.
No tengo m is que deciros, sino que Nuestro Señor os guarde y os traiga a esta tierra
con bien, como yo deseo. Catalina de Avila, mí mujer, os encomienda y desea grandemente
veros en este reino. No se ofrece otra cosa, Nuestro Señor os guarde como puede. De la ciu­
dad de Guamanga, en 20 de marzo de 1594 años
Francisco Alvarez
(A mi sobrino Alonso Alvarez, en Madrid).
(I.G. 2 1 0 2 )
476 ENRIQUE OTTE

R U A N C A VELICA

533 .
Rodrigo Hidalgo a su madre Ana Rodríguez, en Valladolid.
Huancavelica, 15.V1I.157I
Señora madre:
Después que con el conde de Nieva, mi señor, pasé en estas Indias yo no he visto a
cabo de doce años cartas de_ v.m,, sino solas dos, y la postrera habrá dos años que la recibí, .
y por ella veo la gran necesidad que v.m. me escribe tiene a causa de tener a mi hermana e
hijas en su casa, y otros muchos trabajos que v.m. me cuenta tiene. De la cual a mí me ha
dado gran pena en no haber remediado alguna cosa para sobrellevar a v.m. sus trabajos
como a viuda y madre mía. Y causa de estar tan lejos la tierra no me he atrevido a enviar
alguna cosa para ayuda a remediar a v.m., pensando xada año yo pasar en España, y nunca
se me ha aliñado, y ahora ha sido Dios servido que estoy muy enfermo, y no me atrevo en­
trar en agua, y por el tanto yo determino de quedarme en estas tierras hasta pasar mi vida.
Yo estoy mancebo, que nunca me he casado, ni querido, pensando pasar en España. Y aho­
ra, para que yo haga y pague a v.m. algo de lo que debo, como a señora y madre, acordé
que v.m. mande procurar de enviar a mi hermano Juan de Hidalgo a esta tierra, para que,
pues es hombre de negocios y sabe tratar y conoce todas mercadurías, pues estuvo con mi
tío Luis de Dueñas en Medina del Campo, yo he determinado para remediar a v.m. y a mis
hermanas, pues tanta necesidad allá tienen de, venido mi hermano Juan Hidalgo, enviarle
que vaya y venga con el armada y traiga mercadurías, y las ganancias, Dios mediante, serán
la -mitad para mi hermano y la otra mitad para remediar a v.m. y a mis hermanas, viuda' la
de Juan de Mones, y para ayuda casar a mi hermana Catalina Hidalgo, y para descanso de
v.m. Yo tengo, loado Nuestro Señor, ocho o nueve mil pesos para servir a v.m., y por el
tanto, como estoy tan enfermo de las heridas que me dieron estando cautivo cuando me salí
de Argel, danme gran dolor, y hantne puesto en grande enfermedad. Y por el tanto no me
atrevo entrar en agua, mande dar v.m. orden en que en todo caso v.m. procure que mi her­
mano Juan Hidalgo venga aquí, para dar orden en el remedio de por allá, y bien para que;
mi hermano ande vaya y venga hasta Sevilla y se remedien v.m. y mis hermanas, pues tanta
necesidad hay en esas tierras.
Yo, señora, de presente quedo en lugar del señor Salvatierra de unas minas de azogue
que me han sido encomendadas para el goviemo y cuenta de ello, y estoy en esta villa de
Huancavelica en el Perú. Y sí mi hermano viniere con ei señor Salvatierra, que ha de volver
a la misma tierra y casa donde yo estoy, se puede venir, y en esto no haya falta de que ven­
ga mí hermano, porque me siento fatigado.
Y en esto, porque el mensajero dará cuenta larga, que es de esa tierra, no alargo más,
de que Nuestro Señor sea servido de me dar salud, para que yo pueda hacer lo que tengo en
voluntad y lo que debo.
A los señores mis hermanos y hermanas y sobrinas dará v.m. mis encomiendas. De-
Huancavelica, a 15 de. julio de 1571 años, obediente hijo de v.m., que sus manos besa
, _ Rodrigo Hidalgo
(A mi señora madre Ana Rodríguez, viuda, mujer de Pedro Hidalgo, difunto en Valladolid).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 477

534.
Rodrigo Hidalgo a su hermano Juan Hidalgo, en Medina del Campo.
Huancavelica, 16. VII. 1571
Señor hermano:
Después que salí con el conde de Nieva, que habrá doce años, y más, cuando estuve en
Medina del Campo con v.m., estando con Luis de Dueñas, mi tío, no he visto carta suya, si
no fue una que recibí estando en Lima, andando con e! capitán Lizana, que me escribió con
un sastre de Medina del Campo. Después acá no he visto carta ninguna de esa tierra, sino es
una de mi madre, por la cual veo ía necesidad que todos tienen, loores a Dios. Yo, señor
hermano, he determinado de escribir a mi señora, para que, pues Dios ha sido servido de
echarme en estas partes y estar enfermo, y no poder yo hacer por mi persona lo que quisiera
por la mucha enfermedad que me ha sucedido, acordé de dar orden en que v.m. pase en es­
tas partes, pues es hombre que entiende mercadurías. Yo no puedo por mi persona hacer lo
que quería, a causa de la mucha enfermedad que Dios me ha dado, no me atrevo entrar en
agua, acordé que v.m. para remediar a mi madre y hermanas, viendo la necesidad que tie­
nen, que v.m. venga, y v.m. se remediará, aunque pase trabajo, y dará a mi madre algún
consuelo y descanso, mediante Dios, siquiera por lo mucho que por todos nosotros ha he­
cho. V.m. en la venida no dilate, porque para remediar a tal madre y que tanto ha hecho
por nosotros no se le ponga delante trabajos de agua ni otra cosa, porque será hacer servicio
a Dios y remediar a nuestra madre y hermanas. Yo tengo, loado Nuestro Señor, de ocho
mil pesos arriba, con lo que yo pudiere dar de presente para que trate, vaya y venga en Se­
villa, gane para sí y mi madre y hermanas. Que no quiero que sea para mí nada, sino que lo
<]ue le diere me vuelva, y lo que ganare para él y mi madre, y lo que yo aparte pudiere, yo
lo haré. Y con esto, por haber sido en otras más largo, en ésta no diré más, sino que, estan­
do con el capitán Lizaña me dieron en las Charcas un sombrero con pespunte y cordón de
oro y una escarcela bordada, que la tuve yo en tanto como era razón por ser de v.m. Y en
la venida, para remediar a esa triste de nuestra madre, que tanto por nosotros ha hecho, no
deje de venir, ni se le ponga ningún trabajo delante, póngasele delante la buena obra y el re­
medio que hace en venir para remediar tantas huérfanas como son mis hermanas y viuda mi
madre y en tanta necesidad una mujer como nuestra madre, justo es que, pues tanto ha he­
cho por nosotros, hagamos y pongamos algún trabajo de nuestro cuerpo y hacienda para re­
mediar tanto trabajo como me dicen y escribe que tiene. Y con esto, Nuestro Señor le traiga
con bien y plega a Su Majestad no me lleve de esta vida hasta que vea a v.m en esta tierra.
Fecha en Huancavelica, 16 de julio 1571 años, besa las manos de v.m.
Rodrigo Hidalgo
(A mi señor hermano Juan Hidalgo, en Medina del Campo o donde estuviere).
(I.G. 2087)
478 ENRIQUE OTTE

EL CU ZCO

535.
Francisco Gómez Marrón a su hijo Jerónimo de Marrón, en Ciudad Rodrigo.
El Cuzco, 2,1.1561
Deseado y amado hijo:
Esta no sera más de para haceros saber cómo yo y vuestra madre y hermanos estamos
buenos de salud, y con grandísimos deseos de os ver y tener acá con nosotros, pues allá en
España no nos quedó cosa que nos dé pena sino vos. Nosotros, como digo, bendito Dios, es­
tamos buenos, y habernos tomado asiento y vecindad en esta ciudad del Cuzco, que es lo
mejor de este reino, a causa que hallamos que vivía en la dicha ciudad vuestro hermano Pe­
dro Gómez Mairón, el cual tiene una hacienda y granjeria muy gruesa de una estancia de
coca, que le renta cada un año más de ocho -o nueve mil pesos. Y tenemos todos una casa
en esta ciudad, y tiene de ordinario dos o tres hombres que andan en el beneficio de esta ha­
cienda, que ninguno de éstos no se da menos de a cuatrocientos y quinientos pesos de sala­
rio. Y visto esto y la gran ansia que vuestra madre tiene por vos, que tengo entendido que
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 479

vuestra ausencia le ha de causar ia muerte, habernos acordado yo y vuestra madre y herma­


no que, pues nosotros no hemos de volver a España y acá tenemos de comer, de perpetuar­
nos acá, y tenemos hacienda y granjeria en que vos podáis vivir y ser aprovechado, como lo
son otros que entienden en ello, que luego, sin que traigáis otra cosa, os vengáis. Porque de­
más del contentamiento que me daréis en darle a vuestra madre con vuestra venida, porque
con la hacienda y granjerias que tenemos todos podemos vivir descansados y honrados. Y
para vuestra venida yo he escrito a Francisco Velázquez que de los alquileres de las casas y
de esotra hacienda que yo le dejé a cargo que o lo venda o de ello os dé con que os vengáis,
pues es tan poco que no hay para que tenerla allá. Y asimismo para cuando venga el arma­
da en que creo que vendréis con mercaderes que van de este reino a emplear a Tierra Fir­
me, yo tendré proveído para que en el Nombre de Dios y Panamá os traigan consigo a estos
reinos, y os den lo necesario, así para ello como si vinieres adeudado en algo, y en Los
Reyes asimismo, después que lleguéis, hallaréis dos mercaderes de Ciudad Rodrigo, que se
llaman el uno Francisco Vázquez y el otro Francisco Maldonado que también os proveerán
y recogerán, porque yo les tendré prevenidos y escrito sobre ello, y si no lo- hicieren, lúego
que lleguéis me avisad, para que yo vaya o envíe por vos, y allí diréis al sefior Nicolás de
Ribera, el mozo, cómo sois mi hijo, que yo sé que él os llevará a su casa, y tendrá hasta
que, como digo, me aviséis o al señor Francisco de Ampuero, que también io hará. Y por­
que entiendo que no haréis otra cosa y quedo aguardando vuestra vista, en ésta no diré más,
de que vuestra madre se os encomienda mucho, y vuestros hermanos Pedro Gómez Marrón
y Juan Gómez Marrón y Andresíllo y todos os ruegan lo mismo.
Nuestro Señor os me deje ver, como yo deseo. De la ciudad del Cuzco de este reino del
Perú, a dos de enero de 1561 años. El que queda con gran deseo de veros vuestro padre
Francisco Gómez Marrón
(A mi deseado y amado hijo Jerónimo de Marrón, en Ciudad Rodrigo).
(LG. 2080)

536.
Diego Trujillo.
El Cuzco, 7.1.1564
Señora:
Con Francisco de Aguilera, que va de estas parles, que es natural de Toledo, y lleva de
Martín de Olmos doce mil pesos, halos de llevar a esa ciudad, os envío doscientos y veinte y
cuatro ducados, libres de toda costa y derechos. Y con el mismo Francisco de Aguilera y
con Francisco de Buenaño os escribo y envío una obligación signada de Vadeón, escribano
de esta ciudad, de cómo lo recibió de mí para os dar los doscientos y veinte y cuatro duca­
dos. El es muy honrado hombre, y no hará otra cosa más de dároslos, y también lleva cin­
cuenta ducados para dar en Fuente de Cantos a Elvira Pérez, hermana de Beatriz de Salda-
ña, mi mujer. Y lo vuestro y lo suyo va en una barra de plata ensayada y marcada que vale
docientos y veinte y siete pesos y cuatro tomines, que monta docientos y setenta y cuatro
ducados. Y porque con Francisco de Aguilera os escribo largo, en ésta no diré más de que al
señor Juan Pizarro de Orellana deis mis besamanos de su merced, y que el señor Diego de
Vargas, que haya gloria, no tuvo lugar de hacerme merced, aunque fui a Los Reyes a que
me la hiciese. A mi señora os encomiendo, y como en las demás os escribo, envíame a vues­
tro hijo, que yo tengo diez mil ducados para él, pues no tengo hijo, y si acordáredes venga y
lo encamine el señor Francisco Sánchez de Meló, que venga con una cargazón suya, para
que lo dejen pasar, que yo le escribo sobre ello. Como os escribo, con Pedro López, vecino
de Llerena. que se va de hoy en un año, os enviaré dineros y también a Isabel Alvarez, y ,a
Alvaro Vázquez, y le enviaré el recaudo de la cofradía del Santo Sacramento, si hay vivos
alguien de mi señora la sillera me avisa para les enviar algo, y me los encomienda, Dios sea
en vuestra guarda. Del Cuzco, siete de enero de mil y quinientos y sesenta y cuatro años.
A los herederos de Gonzalo Antón que yo no tengo nada suyo, y aunque io hubiera, no ten­
go poder para enviarlo. Que me envíen a tom ar cuenta, que yo la daré con pago, si algq de­
biere, y me envía el contrato que hicieron conmigo ante Hernando Mendo, que no vino acá.
Vuestro hermano
Diego Trujillo
480 ENRIQUE OTTE

537.
Diego de Trujillo.
El Cuzco, 14.11.1565
Señora:
Los días pasados os escribí con Aguilera, con el cual os envié doscientos y veinte y seis
ducados. Y por no estar en el Cuzco no os envío ahora otros .cien ducados co.n Gómez de
Palacio, que es el que la presente lleva. El que os llevó los dineros es el que llevó los de
Martín de Olmos, yo os enviaré para Navidad que viene doscientos ducados, y tened cierto
que cada Navidad, mientras yo viviere, os enviaré dineros mediante Dios. En otra os tengo
escrito me enviéis a vuestro hijo, que venga por vía de Francisco Sánchez de Meló, porque
yo estoy viejo y tengo para vos y para él más de quince mil ducados, y, muerto yo, cobrarlo
ha ir a os dar buena vejez, y también dejo a mis hermanos y a sus hijos más de tres mil du­
cados, que hecho tengo mi testamento, y Alonso de Loaysa y Martín de Mcneses son mis al-
baceas, pero querría ver acá ese muchacho, para pagar lo mucho que debo a su padre, y esta
carta hayan mis hermanos por suya. Otra vez os ruego me enviéis a vuestro hijo. A Alvaro
Vázquez, m i hermano, que lo que me escribió sobre el censo que Márquez murió, y que
con sus albaceas se trata en las Charcas de quitarlo, y si acá se puede hacer se quitare, y si
no por Navidad yo le enviaré con qué se quite, y le enviaré lo de la cofradía del Sacramen- ::
to. A los herederos de Gonzalo Antón que envíen poder a quien me tome cuenta, y no di­
gan que les tengo yo hacienda, que a fe que deseo darla, y verán lo que tienen, y que enviéis
un recado de lo que allá les dieren por concierto, que, aunque acá tuvieran algo, yo no ten­
go poder para lo enviar, que el concierto que hicieron conmigo quedó en poder de Hernan­
do Mendo, y se hizo el año de cuarenta y cinco años, y este concierto en todo caso me le
habéis de enviar. A todos los que son vivos beso las manos, y a mis hermanos al señor Juan
Pizarro de Orellana, y al señor Diego García de Chaves beso las manos. Beatriz de Saldaña,
mi mujer, os besa las manos, y es mujer que me la dio Dios para mi descanso y vejez, y de­
sea a vuestro hijo más que yo, y sin mi hacienda vale la suya diez mil ducados, y dará a
vuestro hijo parte de ello. Dios sea con vos. Del Cuzco, a catorce de febrero de mil y qui­
nientos y sesenta y cinco años a vuestro servicio
Diego de Trujillo
(I.G. 2084. Véase carta n 545)

538.
Hernando Caballero a J u m a García, en Trujillo.
El Cuzco, 22.1.1566
Señora:
Por cierto que me pesa mucho de escribir lo que en ésta « crib o a v.m., mas por ser for­
zoso lo escribo, y también para que allá v.m. como quien v.m. es yo hice lo que allá prome­
tí a v.m., que era hablar al señor Pedro Martín, para que se fuese a esa ciudad, y esto le dije
muchas veces, y no hubo remedio para le poder hacer ir, y cierto yo pensé ir por v.m., y
pluguiera a Dios que lo fuera, porque él no parará en lo que paró, que fue en mucho más,
para v.m. El estaba rico, que alcanzaba más de ocho o nueve mil pesos, y, como digo, con
esto no se quiso ir, y Nuestro Señor permitió que se metiese en comprar en compañía de
Márquez Aojado una chácara de coca, y de tal manera se hubo con ella que se vino a per­
der del todo, y también tenía fiado parte de su hacienda sin cédula ni otra cosa, y a perso­
nas que no sé cómo ni cuándo lo podían pagar, así que todo lo llevó el viento, y a esta cau­
sa quedaron de ambos muy perdido, porque el Márquez quedó debiendo más de tres o cua­
tro mil pesos, y el señor Pedro Martín quedó debiendo obra de quinientos o mil pesos, los
cuales fueron causa de traerle a la muerte. Y sin hacer testamento murió de una muerte que
por ser de ia manera que fue no la escribo aquí. Solamente sabrá v.m. que él es muerto, y
quedó des hijos, de Jos cuales fui curador, y puse pleito al que fue causa de su muerte, y en
lo que el pleito paró fue que les dieron por libres. El quedó una mina en Potosí, y obra de
trescientos o cuatrocientos pesos en dos personas que Ies debían, y con haber doscientas le­
guas de aquí a Potosí fui allá, y saqué tres cartas de descomunión, que me costaron veinte y
cuatro castellanos, y con estas cartas descubrí estas deudas. Hice que hicieran ciertas escritu­
ras para sus hijos. Lo que hay necesidad es que v.m. y sus hijos envíen un poder bastante, y
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 481

como acá haga fe, para que, si se pudiere cobrar, se cobre, y se envíe a v.m . y a sus hijos,
que yo acá haré lo que en mí fuere. La mina, cuando yo fui a Potosí, la saqué a vender con
un poder que lleva de,la justicia, y no hallé nada por ella, y quedóse así por vender. V.m.
por amor de Dios se consuele, pues en esto no hay remedio, y también se esté queda, y no
venga acá, porque se arrepentirá muy muchas veces, y con esto no digo más, de que de am­
bos sus hijos besan las manos de v.m. y la de sus hermanos. Del Cuzco, veinte y dos de ene­
ro de mil y quinientos y sesenta y seis años. Y yo y todos mis hijos besamos las manos de
v.m. más de mil veces. Besa las manos de v.m. su. servidor
Hernando Caballero
<A la muy magnífica señora Juana García, mujer de Pedro Martín, en la ciudad de Trujillo).
(I.G. 2082)

539.
Alonso Carrasco a María Gil, en Zurita.
El Cuzco, 1.11.1569
Muy magnífica señora:
Por otras tengo escrito a v.m. acerca de la muerte del señor Bartolomé Chico de Halía,
que sea en gloria, y es así que él murió en la provincia de las Charcas, doce leguas de esta
ciudad, y por ser tan lejos se tarda mucho tiempo en cobrar su hacienda, y traerla a esta
ciudad. Acá se ha hecho todo lo que dejó mandado en el descargo de su ánima. Dejó un
hijo en esta ciudad, que se llama Bartolomé Chico, y mandó que no lo llevasen a España, y
tupiéronle ochocientos pesos, los cuales se le dierpn en lo mejor parado que acá pudimos, y
como escribí a v.m. su majestad tiene mandado <Jue estos dineros que fueron de difuntos se
metan en una caja que tiene el regimiento que tiene esta ciudad, y así a más de un año que
se metieron en la caja de los difuntos para enviarlos a España a sus herederos, y entiendo se
enviarán presto.-Llevan el testamento con todas.las cuentas que me tomaron por provisión
de su majestad, y el día que de aquí salieren escribiré largo y avisaré de todo a v.m., porque
en las cartas que tengo escritas enviaba a pedir:poder para lo poder cobrar y enviarlo a
v.m., y así lo estoy esperando por días, el cual holgara que hubiera venido para enviarlo de
mi mano, porque yo recibiera contento por hacer este negocio, aprovecho de v.m. y de sus
hijos, y por el testamento se verá lo que restó para los herederos de España, que fueron tres
mil y cien pesos corrientes, poco más o menos, y cuatrocientos y ochenta ensayados, poco
más o menos, y porque en llevarlo y en recibirlo no podrá dejar de hacerse algunos gastos
más, como allá aparecerán en La Contratación, donde han de acudir a cobrarlos, y como
tengo dicho por el testamento se verán las cuentas más claras, y cuando se envíe Ja plata es­
cribiré a v.m., y si antes viniere el poder que tengo dicho,.yo la sacaré de la caja y la envia­
ré de mi mano a v.m., cuya muy magnífica persona Nuestro Señor etc. Del Cuzco, primero
de febrero 1569 años, besa las manos a v.m. su servidor
Alonso Carrasco
(A la muy magnifica señora Mana Gil, mujer que fue de Bartolomé Chico de Halía, en Zu­
rita).

540. '
Alonso Carrasco a María Gil, en Zurita.
El Cuzco, 25.111.1570
Muy magnífica señora:
Recibí las cartas y despachos y poderes de v.m., que vinieron a buen tiempo, y, aunque
los dineros estaban ya en la caja de los difuntos, con el poder de v.m. me los mandó dar la
justicia. Sacáronse de la caja dos mil y ochocientos pesos de plata ensayada y marcada, poco
más o menos, y ahora no se ha podido enviar, porque no tenemos por cierta la armada, y
unos vecinos de esta ciudad, que habían de ir a esos reinos de España, personas ciertas y se­
guras, se han detenido por la causa dicha. Y así con la más brevedad que ser pueda ¡os en­
viaré siendo Dios servido, porque cierto yo tengo pena, porque ellos no han ido antes, y ha
sido la causa haberlos detenido en la caja de los difuntos, aunque yo los defendí más de un
año, y por no los querer dar me tuvo la justicia detenido en mí casa más de ocho meses, y
482 ENRIQUE OTTE

en efecto los hube de entregar a los tenedores de bienes de difuntos, donde se hicieron costas -
de ello. Y como tengo dicho, habiendo persona cierta de esta ciudad, los enviaré con toda la
brevedad que ser pueda, y con los dineros el testamento de Bartolomé Chico de Halia, que
sea en gloria.
El hijo que dejó está en esta casa, y se tiene cuidado con él en mostrarle toda la mejor
doctrina que ser pueda* y asimismo se tiene cuenta con lo que le dejó su padre, y está bue­
no, y besa las manos de v.m. y de sus hermanas. Fueron los dineros que le dejó su padre
•ochocientos pesos. Y él tiene madre cual cura de él. A los hijos e hijas de v.m. beso las ma­
nos muchas veces, y hayan ésta por suya, y el señor Hernando Solano besa las manos de
v.m. y tiene todo cuidado en despachar toda esta hacienda de acá, y por el deudo y paren­
tesco está obligado al servicio de v.m., cuya magnífica persona Nuestro Señor guarde y acre­
ciente como v.m. desea. Del Cuzco, a veinte y cinco de marzo de mil quinientos y setenta
años, besa las manos a v.m.
i Alonso Carrasco
(A la muy magnífica señora María Gil, mujer de Bartolomé Chico Halia, en Zurita, térmi­
nos y jurisdicción en tierra de Truiillo).
(I.G. 2085)

541.
Alom o Barba a Lázaro Méndez de Soíomayor, en Carmona.
El Cuzco, 31.111.1569
Muy magnífico señor:
Por muchas cartas que a v.m. tengo escritas, así del Nuevo Reino de Granada, donde
v.m. sabe que yo vine encaminado cuando de España salí, como de este reino del Perú, don­
de al presente resido, y cierto estoy con pena en no haber visto respuesta de ninguna de
cuantas a v.m. tengo escritas. Que no es poca pena para mí, porque no habría mayor con­
tento que es ver carta de v.m. y de todos esos caballeros amigos y señores míos, y por cum­
plir con alguna de la parte de lo mucho que al servicio de v.m. debo, todas las veces que se
ofreciere mensajero no lo dejaré de-hacer.
Hase ofrecido en que v.m. me ha de hacer merced en lo que a v.m. tocare demás de lo
que en esta quiero suplicar a v.m., y es cuanto a lo primero, como yo estoy en la mejor tie­
rra del mundo, y no tan a pique para poder ir a España, y aunque voluntad no me falta,
que por no saber lo que será un día para otro del hombre de lo que Dios hará de mí, deseo
mucho ver por acá antes que me muriese esos muchachos, o por lo menos uno de ellos. Y
esto es lo que a v.m. tengo suplicado que sea v.m. parte con ellos y con mis señores herma­
nos a que no haya otra cosa, porque esta es mi voluntad. Especialmente que de este reino va
un caballero gran señor mío, que se llama Antonio de Quiñones, natural de la ciudad de
León, vecino de la ciudad del Cuzco, va por procurador de todo este reino a la corte, es
muy principal caballero y con quien se tiene en este reino muy mucha cuenta, y en España
es muy conocido como v.m. así lo entenderá. Querría yo que v.m. me la hiciese de que Se­
bastián Pérez Adalid y v.m. y más quien v.m. le pareciere fuesen a Sevilla a besarle las ma­
nos, en que creo que por me hacer merced me cumplirá la palabra que irá a esa villa a ver a
vs. mds. y conocer a mis deudos. No querría que hubiese alguna cosa en que dicen ser de
Carmona, y así suplico a v.m. se tenga gran cuenta en que no lo haya, porque cabe en él
todo lo que dicho tengo, y mucho más, y débole mucho, y deseo que se le haga si allá fuere
todo servicio, y confiado en que se me hará como lo tengo suplicado en esto no digo más.
Un poder va con éstas que lleva Antonio de Quiñones por el dicho, y para v.m. y para mi
hermano Francisco de Cabrera por todos tres juntamente, y cada uno por sí, el cual v.m.
verá para que si mi hermano Francisco de Cabrera no tuviere algunos de mis hijos puesto al
estudio es mi voluntad que, si lo estuviere alguno de ellos, lo prosiga adelante, y se gaste
con él su patrimonio, para que deprenda aquello que mi hermano le hubiere puesto, y al
otro se le dé su parte cuando Antonio de Quiñones viniere de corte para estas partes, y si no
le hubieren dado estudio, como dicho tengo, quiero que los aderecen de un vestido de cami­
no y otro de ruán honrosos, y un caballo, y asi se los entreguen al dicho Antonio de Quiño­
nes, para que los lleve consigo a la corte dondequiera que él fuere, porque así me lo ha pro­
metido de llevarlos consigo y traérmelos acá cuando vuelva de corte a este reino, y para en­
tonces va poder, como dicho tengo, a v.m. y a todos los demás señores dichos, que para esas
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 483

haciendas se vendan y esté el dinero a pique, para que se emplee en lo que Antonio de Qui­
ñones dijere, que como a persona que sabe las cosas que acá tienen valor, loado Dios, y yo
no lo he menester lo .que ellos trajeren, porque a mí, bendito Dios, no me falta, antes les
ayudaré como a hijos, pues tengo obligación para ello, y así se lo puede v.m. decir a quien
otra cosa le pareciere, sino sólo es mi voluntad de verlos por acá, porque tengan más presto
remedio, y también por otras cosas que dejo de decir que sin decirlas soy entendido.
Demás de lo que tengo dicho la calidad y valor de Antonio de Quiñones, que,de ello se
podrá v.m. informar de Lázaro de Priones, tiene en España cuatro mil ducados de renta en
León, y lleva para gastar con haberse de volver de aquí a dos años treinta mil pesos. Y tor­
no a decir que, si el uno de mis hijos estuviere al estudio, como dicho tengo, el otro se le dé
a Antonio Quiñones, para que le lleve y traiga, como digo, lo que es suyo empleado, y así
lo suplico a v.m. lo solicite v.m., y no haya falta en esto. Yo les escribo a mis hijos dándoles
cuenta de todo; creo yo que harán lo que yo por mis cartas Ips mando, pues a ellos les con­
viene, y también escribo a todos mis hermanos suplicándoles- me la hagan en esto, que será
para mí muy grande.
A mi señora María Barba beso las manos de su merced más de mil veces, y al señor ju ­
rado Diego López beso las m a n « de su merced, no olvidando las del señor Jerónimo Barba,
al cual suplico haya.ésta por suya, para que su merced no me la deje de hacer como de su
merced la espero, y que las cartas que de su merced traje para Alonso Barba se las envié del
Nuevo Reino llegado que fui ahora once años, y después que a este reino llegué he sabido
que está en Panamá, y le he escrito muchas veces, y. no he tenido respuesta de ninguna. En­
tendí tenia seis mil pesos, y que se perdió después en ciertas granjerias que tenía, y esto es
lo que he sabido.
También me han dicho que un nuestro primo que no sé cuál es de los dos hijos de Je­
rónimo de la Milla está loco, y en su compañía. Holgárame más de verles de camino para
España y con prosperidad que no escribir a vs. mds. de la manera que están. También dirá
v.m. a su amigo Pancracio, el clérigo, cómo su hermano Góñgora está en las provincias de
Chile, factor de su majestad, válele a cada año mil pesos, tuviéralo por bueno si fuera perpe­
tuo. También dirá v.m. a.Pedro Núñez Navarro y a Rodrigo Navarro, su hermano, cómo
Rodrigo de Torres está bueno y en la ciudad de Guamanga, que es en este reino. Está cin­
cuenta leguas de adonde yo estoy. Vémonos cada día, tiene una mina de azogue y es muy
rica, y entiendo será muy aprovechado. Tiénela en compañía de una nieta de doña M ana de
la Milla. Ayudámonos el uno al otro como somos obligados, y podemos, y hemos acordado
de dejar las conquistas para ahora. Al señor licenciado Barba dará v.m. mis besamanos, y a
Góngora Tamarís y al buen Benito García, y que cierto tengo por mejor tierra ésta que no
la barbacana de San Blás. De-acá no tengo otra cosa que hacer saber a v.m., aunque había
bien que decir, las cuales no digo por no ser más prolijo en mi carta, las cuales diré a su
tiempo que será viendo carta de v.m.
Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. guarde y en aumento de estado 1acre­
ciente como v.m. desea, y yo, su cierto servidor de v.m., deseo. Del Cuzco, a postrero de
marzo de 1569 años. De este reino del Perú, muy magnífico señor, besa las manos de v.m.
su. más servidor
Alonso Barba
(Al muy magnífico señor Lázaro Méndez de Sotomayor, en Carmona).

542.
Alomo Barba a sus hijos Francisco de Cabrera y Sancho Verdugo, en Carmona.
Guamanga, 1.IV.70
Hijos míos:
El Espíritu Santo sea en vuestros corazones, y os haga tan buenos cuanta la obligación
a serlos tenéis y yo deseo. Mal me pagáis este amor de padre, pues no os acordáis de me es­
cribir, pues no tenéis en esta vida quien más os quiera que yo, ni que más desee ver vuestras
cartas, porque aunque me confesáis por las vuestras que tenéis muy gran pena por no me
haber conocido, más mayor es la mía, por no haber gozado de vosotros, ni os haber criado
como a hijos. Por am or de mí que no ta y a el descuido que hasta aquí en me escribir.
Que hagáis en todo y por todo lo que vuestro tío Francisco de Cabrera os mandare,
como siempre lo habéis hecho, y'mejor, si mejor pudiéredes, porque esa es mi voluntad, y
484 ENRIQUtTOTTE

!o será siempre que lo hiciéredes. Ha sido Nuestro Señor servido de darme algún principio
para que tengáis algún remedio, más del que ya os dejé, dad a Nuestro Señor muchas gra­
cias por ello. Querría y es mi voluntad que uno de vosotros el que en mejor disposición se
hallare me venga a ver, para que yo tenga mayor descanso, que, aunque no tengo canas, me
hallo ya cansado, A vuestro tío escribo os dé licencia, para que venga uno como tengo di­
cho. Vendrá el que viniere aderezado como es razón, fletarse ha en navio que venga a Nom­
bre de Dios y a Panamá. Vendrá en demanda de Lima, vendrá preguntando por mí, que en
cualquier parte de este reino que pregunte por mí me conocen, y le encaminarán a donde
estuviere, cuanto más, que, llegado al puerto de-Nombre de Dios me ha de escribir y avisar
de su llegada, para que yo le despache recaudo, par* que venga más acomodado, y si me ha­
llare yo en disposición le iré a recibir ciento y cincuenta o doscientas leguas de aquí, y si
vuestros tíos estuvieren tibios en vuestra venida, suplicárselo eís muy muchas veces, hasta
que os la concedan la licencia, porque haciendo al contrario iréis contra mi voluntad, y re­
cibiré de ello muy gran pena, y porque estoy confiado que no haréis más de como os lo
mando y quedo aguardando.
Nuestro Señor os haga tan buenos como yo deseo, y os tenga de su mano, para que le
sirváis. De Guamanga, de este reino del Peni, a primero de abril de 1570 aftos.
Quiero que me traigas el testimonio del día que fui bautizado, y asimismo el del señor Ro­
drigo de Torres, porque me muele en decir que soy más viejo que él. Y asimismo me traigas
un escudo de tus abuelos de parte de tu madre y otro de los míos. Hijos míos, el que os ama
y quiere más que a sí propio, vuestro padre
Alonso Barba
(A mis deseados hijos Francisco de Cabrera y Sancho Verdugo, en la villa de Carmona).
( 1.0 . 2085)

543.
BartolorrJ de Scddaña a su hijo Rodrigo Payán, en Fuente de Cantos.
El Cuzco, 1.II. 1570
Hijo:
Una carta tuya recibí, que parecía más cartel de desafio que no carta de hijo a padre.
Estoy espantado de tí y de tu madre que hayáis querido ser tan contumaces de no haber que­
rido venir acá, donde hubiérades dado a mí descanso y a vosotros también. Que tus herma­
nas estuvieran casadas y ricas, y a tí no te faltará en que te remediar, y más, pues así lo ha­
béis hecho, no 'debe ser por vosotros lo querer sino por mis pecados lo permitir. Mucho t<e
ruego por el amor que te tengo y te lo mando como padre que, vista ésta, vengas luego acá,
porque estoy muy viejo y enfermo, y para que te vea antes que me muera, y para que se dé
orden que lleven con qué se casen tus hermanas. Habrá diez años y medio que valía mi ha­
cienda ocho mil pesos, y en cierta venta que hice se perdió más de la mitad, donde puede
valer ahora cuatro o cinco mil pesos. Está en una heredad que yo he hecho, que rentará to­
dos los años dos mil pesos. No envío al presente nada, porque debo mil pesos, y ándolos pa­
gando, que se pagarán de hoy en seis u ocho meses, y también porque los dineros acá se ga­
nan con mucho trabajo, y se llevan con mucho riesgo. El año pasado enviaba a tu madre
cincuenta ducados con un hombre que se decía Diego de Montagudo, y murió en Panamá.
Ya creo los habrá recibido, porque un vecino de esta ciudad, que se dice Alonso de Loaysa,
que fue allá, que es de Trujillo, llevó el poder para cobrarlos y darlos. Si no los hubiere,
dado, le diréis que os lo dé, que él lo hará, que es muy buen caballero. Y si vinieres acá,
darse ha orden como te vuelvas a casar a tus hermanos, que plugiera a Dios que yo tuviera
el remedio que vosotros tenéis en mis padres, aunque fuera en los confines de Arabia, a ver
si los fuera yo a buscar, que yo os digo que no os falten cinco o seis mil castellanos, y aun­
que yo muera, quedan vuestro tío Francisco Hidalgo y vuestra tía Beatriz de Saldaña, que os
los darán, que por mi trabajo os los he ganado, para dejároslos conque viváis, si fuéredes los
que debéis ser. Y si todavía no quisieres venir, ahí escribo a mi hermano Juan Hidalgo ven­
ga acá, que no perderá nada, que como digo, yo estoy muy viejo y enfermo, y mira por tus
hermanas y madre como buen hijo, que mozas han venido acá sin remedio de padre ni ma­
dre de cuarenta años a buscar parientes que les hagan bien, y vosotros con tenerlos no los
buscáis. Y en esto no quiero tocar más, que es nunca acabar pensar en ello. Por no saber los
que son vivos y muertos no escribo de ninguno, a mi madre y hermanas honrarás, que yo
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 4*5

espero en Dios de remediarlas breve. Dios te dé salud y te meta en el corazón que busques a
tu padre. De la ciudad del Cuzco, primero de febrero de mil y quinientos y setenta años. El
que te desea todo bien, tu padre
Bartolomé de Saldaña
Si no se cobrare los cincuenta ducados me lo hace saber, porque no se pierdan.
(Al mi hijo Rodrigo Payán, en Fuente de Cantos, maestrazgo del señor Santiago).

544.
Bartolomé de Saldaña a i« mujer Elvira Pérez, en Fuente de Cantos.
El Cuzco, 1.11.1570
Señora hermana:
Habrá dos años que recibí una carta vuestra, y estoy tan espantado de vuestra contuma­
cia que no lo puedo encarecer, que otras mujeres sin marido ni recurso de parientes se vie­
nen de sus tierras con sus hijos por remediarlos, y vos con tenerlos no lo habéis hecho. No
sé si le llame a vuestros hijos desdichados con tener tal madre, o dichosos, yo no sé a que lo
eche, sino que mis pecados son tantos que permite Dios que en esta vida no tenga sino tra­
bajos, plégale a El por quien es en la otra no los tenga. De ninguna cosa tengo tanta pena ni
tanto llegue a mis entrañas cada vez que se me acuerde que es de no poderos ver antes que
me muera, porque estoy muy viejo y muy enfermo.
Ahí escribo a vuestro hijo venga luego acá, que luego se volverá, para que lleve con qué
case a esas muchachas hijas vuestras, y si me pudiere’desembarazar de unas heredades que
tengo, nos iremos ambos, porque, sí me muriere en el camino lleve él lo que lleváremos. Y
si no, venga mi hermano Juan Hidalgo, porque con él me iré. No envío nada al presente
porque debo mil pesos, y ándolos pagando, y también porque acá se ganan los dineros con
muy gran trabajo, y se llevan con gran riesgo. Con un hombre que se decía Diego de "Mon-
tagudo enviaba cincuenta ducados, y murió en'Panamá. El poder para cobrarlos llevó un
vecino de esta ciudad de! Cuzco, que se dice Alonso de Loaysa, de Trujillo natural, ya los
habrá dado, y si no, le enviaréis que os lo dé, y si no, me avisa de lo que dice. Y al remedio
de vuestros hijos yo tengo cinco o seis mil pesos para ellos ganados por mi trabajo, y antes
me acorto en harto, porque una heredad renta dos mil pesos cada año, aunque, como digo,
debo mil pesos. En pagándolos, si no me fuere, os enviaré lo que pudiere. Bien sé que es
tarde, mas yo no he podido más, que me ba sucedido de tres años a esta parte muy mal, que
más alcanzaba de diez mil pesos, aunque en dineros no los tuve, porque se me alcanzaron
unos con ocho mil pesos. Mas no tendrán pobreza vuestros hijos, que yo os digo que valga
más de dos mil pesos lo que a cada uno le quede, y mi hermana también está rica, y no tie­
ne hijo ni'hija. Que si hubiérades venido acá, hubiérades casado a vuestras hijas, y vos estu-
viérades más descansada que otras también, y como vos han venido para dar remedio a sus
hijos, mas vos no queréis salir de esta ratonera, ya es en balde dar voces. A vuestras hijas y
mías me encomendad y que más deseo tengo yo de conocerlas que no ellas a mí, que sean
buenas, que yo les dejo de comer, y su tía le dejará su parte. No le digo más, sino que, si
son mujeres, ellas verán lo que les conviene. Porque yo le digo la verdad, que vale lo que
cada una de ellas tiene hoy más de tres mil pesos, y si no, de los que de acá fueren se infor­
men. Pagada esta deuda que debo yo proveeré que no les falte, aunque, como digo, lo mejor
es que venga su hijo o Juan Hidalgo por ello, que yo le doy mi palabra que no lo detener
acá, que yo más deseo tengo de su remedio que ellos, y si fueren de Dios, bien os acordaréis
que no érades vos de menos edad. Sean ellas los que deben, que en sus personas lo hallarán.
A mi madre y hermanas os ruego os tratéis con amor, y escribidme de todo lo de allá, que
por no saber los que son vivos ni muertos no señalo a nadie. Mi hermano Francisco Hidal­
go no está aquí, también ha estado enfermo, y por eso no escribe. Mi hermana Beatriz de
Saldaña se os encomienda, y ella tiene todo cuidado de vuestros hijos. Diego de.Trujillo os
besa las manos.
Dios os dé salud y me os deje ver antes que me muera. De esta ciudad del Cuzco, y de
febrero primero de mil y quinientos y setenta años, vuestro hermano
Bartolomé de Saldaña
(A mi señora hermana Elvira Pérez, en Fuente de Cantos, maestrazgo del señor Santiago).
(I.G. 2085)
486 ENRIQUE OTTE

545.
Diego de Trujillo a Alvaro Vázquez, en Trujillo.
El Cuzco, 20.1.1571
Señor:
Muchas de v.m. he recibido, y por ellas veo la voluntad y amor que v.m me tiene, y
cierto asi le tengo yo a v.m y a sus cosas. Yo he escrito muchas a nuestra hermana Juana
González, que me enviase acá a Baltasar, su hijo. Y la causa es porque yo estoy muy viejo y
aparejado para dar cuenta a Dios, y aunque no soy rico de-dineros, porque siempre ando
pie con bola, soy lo de haciendas, bendito Dios. Y querría dejar mi hacienda a mis sobrinos
y hermanos, y qilé hubiese acá quien la granjease y llevase lo que de allá se hiciese a España
a repartirlo como yo lo teijgo ordenado en mi testamento. Y si yo deseo que venga su hijo
de nuestra hermana, es por el cargo grande que les tengo, irías recibiré contento que venga
uno de vuestros hijos, y paja esto con el factor Juan de Salas,.que es persona cierta, yo en­
viaré recaudo, para que le enviéis, porque ya no se puede fiar enviar plata con nadie, sino es
con personas semejantes. Yo estoy viejo, mas todavía confio en Dios de ver acá a mis sobri­
nos y gozarme de dejarles lo que tengo, y esta carta mostraréis a mi hermana. A vuestra
mujer e hijos Beatriz de Saldafla y yo nos encomendamos.
Nuestro Señor guarde a v.m. y le dé el contento que yo deseo. Del Cuzco, 20 de enero
de 1571 años, besa las manos de v.m.
Diego de Trujillo
(A mi señor Alvaro Vázquez, en la ciudad de Trujillo).
(I.G. 2085. Véanse cartas n.oi 536 y 537)

546.
Juan de Contreras a doña Leonor de Contreras, en Ubeda.
El Cuzco, 18.1V.1571
Mi señora:
Mucho me desconsuela el poco cuidado que v.m. ni mis hermanos tienen de escribir­
me, sabiendo la merced y el contentamiento que recibiré con sus cartas, y aunque hasta
aquí habian tenido disculpa, diciendo que no se ofrecían mensajeros, ya por otras muchas
he avisado a v.m., para que se encaminen las cartas de manera que vengan a mis manos.
Que no torno a decir, porque ya he tenido respuesta de v.m. donde dice haber recibido carta
de este aviso, que es la misma donde me da cuenta de la muerte del señor mi tío Miguel de
Durango, y de la de mi hermana doña Isabel. Que sentí tanto que no lo sé encarecer, y por­
que bástame la falta que acá tengo de deudos, que me da harta pena, y no tenerla doblada,
con perder los que alíá tengo. Y viendo esto, y que Dios me ha hecho solo, deseo tener por
acá a quien dejar lo que Nuestro Señor ha sido servido de darme con hartos trabajos, y para
poder tener persona de mi sangre que en mis enfermedades me regale con verdadero amor,
y para esto querría suplicar a v.m., si no recibiese mucha pesadumbre con la soledad que
tendrá, que me enviase acá a mi hermano Miguel de Contreras, si por caso está mozo, y de­
socupado para venirse por acá. Porque viniendo, lo que tengo no hay para quien sea si no
es para él, y en mis días ha de ser tan suyo como mío, porque el mayor contento que en
esta vida podría tener sería verle en mi compañía. Y así, suplico a v.m. sea parte con él,
para que quiera hacer esta jornada, y se lo mande expresamente, pues ha de ser para mayor
acomodo suyo, y no se excuse por los trabajos que se han de pasar hasta llegar acá, que no
son tantos como dicen. Y así lo suplico a mi hermano. A mi señora tía Francisca de Duran­
go y a mis hérmanas beso las manos muchas veces, y le suplico me encomienden a Nuestro
Señor en sus oraciones. Al señor Rodrigo Mejía beso las manos muchas veces, y dígale v.m.
que, aunque me he holgado con el alumbramiento de mi hermana, me parece que ya son
muchas hijas, y sería bien que diese compañero a mi sobrino. Lorenzo Mejía. Y porque has­
ta ver carta de v.m. y la determinación de mi hermano, que confío en Dios será para que yo
tenga entero contento, no diré más, de que Nuestro Señor guarde a v.m. muchos años,
amén. De la ciudad del Cuzco, y de abril diezyocho de mil y quinientos y setenta y uno
años. Obediente hijo de v.m., que sus manos besa
Juan de Contreras
(A la muy magnífica señora doña Leonor de Contreras, en Ubeda).
(I.G. 2068)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 487

547.
Cristóbal de Heredia a su sobrino Francisco Martínez de Heredia, en Talayera de la Reina,
El Cuzco, 12.11.1574
Señor sobrino:
Todas las veces que he hallado mensajero escribo a v.m., y dádole la cuenta de lo que
ha sido de mí. Si no ha sido una carta, no he visto otra, y por ella me parece v.m. estar ca­
sado después que Nuestro Señor fue servido llevar al señor mi hermano. Plega a Nuestro Se­
ñor le tenga de su mano, y a la señora mi hermana, y a él ponga en el cielo. He deseado sa­
ber mucho de v.m., si tiene hijos, porque todo lo que yo tengo fuese para ellos.
Muchos de ese lugar vinieron cuando vino el virrey, y si no fue Juan de Grijelmon, no
me supo otro decir si v.m. tenía hijos. Díjome que v.m. tenía tres hijos, y aún que pasaba
alguna necesidad. Con él escribí a v.m. largo y le doy cuenta de mi vida, y por estar de ca­
mino para Potosí a cobrar mi hacienda y vender mil cestos de coca, que es una yerba que
acá comen los indios, no le envío a v.m. algún socorro con él, como le había dado a v.m. si
se hubiese visto más larga relación y con los demás, que siempre he escrito deseando v.m. se
viniese a esta tierra, que por estar yo siempre enfermo no me atrevo a ponerme en tan largo
camino.
Con el portador de ésta, que es el señor Antón Pérez, que es de Toledo, y va para vol­
ver a esta tierra, holgaría mucho que se viniese con él. Que él dará a v.m. trescientos pesos,
para que en Nombre de Dios y Panamá yo tendré dineros para si faltaren hasta el Cuzco,
adonde v.m., con ayuda de Nuestro Señor me hallará. Y mire v.m. no deje de venir, porque
le va a v.m. tener de comer, porque, si yo me muero, primero que cobre lo que yo dejare,
pasará harto, y después de cobrado se perderá más de la mitad, porque acá lo veo cada día,
que en muriendo uno, si no tiene a la cabecera a quien dejarlo, todo se pierde. Yo tendré
como ocho mil pesos, a mí me hacen de más. Esto es la verdad.
D i« , Nuestro Señor, me deje ver a v.m. antes que yo muera, y porque estoy confiado
en que v.m. se vendrá, no diré más. Nuestro Señor guarde a v.m. muchos años en vida de la
señora hermana y mis sobrinos. Del Cuzco, a doce de febrero de mil y quinientos y setenta
y cuatro años, a su servicio su tío
Cristóbal de Heredia
(l.G. 2089)

548.
Pedro de Cáceres a Lorenzo de Andrade, en Taiavera.
El Cuzco, 9.Xt. 1575
Señor hermano:
Después de haber escrito a mi señor, su padre, dando cuenta de cosas de por acá y de
cómo al presente tenemos salud su hermana y yo, a Dios se den gracias, como creo habrá
visto las cartas, si por allá hubieren aportado. Entre cosas que le suplico es una que nos
haga tanta merecd a su hermana y a mí que dé orden en cómo se venir a esta tierra, que es
de mucho contento, donde se gana muy bien de comer, y se vive sin necesidad. Y asimismo
lo suplico a mi señora se conforme y procuren enviárnosle pqr acá, porque demás del con­
tento que recibirá su hermana, que será muy grande, tenemos casi tratado de le dar una
muy buena compañía, y con mucha hacienda, y esto será para conque Dios se sirva. Así
que le rogamos mucho de su párte lo ruegue a sus padres que estén en ello, pues tanto le
importa a todos. Y determinado de lo hacer, el señor Francisco del Castillo, que va de esta
tierra al reino de Toledo, dará luego a mi señor sesenta escudos que yo acá le di en un pe­
dazo de oro, para que con ellos y con lo que sus padres le dieren haga este viaje con la
mayor brevedad que pudiere. Y tiene de ir a Madrid y llevar esta carta, y presentarla en el
Consejo de ¡as Indias, y dar información de cómo es mía, y los señores del Consejo le darán
licencia, para que pueda venir a este efecto que digo. Y como escribo otras muchas cartas a
esa tierra, y por diferentes mensajeros, creo serán éstas las más ciertas, porque me hace el
mensajero cierto que ha de pasar por Taiavera. Quisiera estar menos en escribir, porque su
hermana se recrea mucho en escribir a España, y queda rogando a Nuestro Señor le guarde
y se le deje ver conforme ella lo defcea. Anita y Lorenzana y Juanito sus sobrinos están bue­
nos, y con esperanza en Jesucristo que le hemos de ver. No digo más de que Nuestro Señor
488 ENRIQUE OTTE

le guarde y tenga de su mano, y le guíe a estas partes para conque le sirva. Del Cuzco, y de
noviembre a los nueve del mes de quinientos y setenta y cinco años, do quedamos como sus
verdaderos hermanos, para hacer todo lo que cumpliere. Su hermano que todo su bien desea
Pedro de Cáceres
(l.G. 2089)
549.
Miguel de Arriba a su hermano Antón de Arriba, en la villa del Campo.
El Cuzco, 20,1.1576
Muy magnífico señor;
Placerá a Dios que yo fuera el mensajero. No he hecho ésta antes de ahora por muchas
causas. Lo uno por no haber sido el mensajero tan cierto como es el que la presente dará, y
las demás aquí diré algunas de ellas. Yo habrá diez años que vendí mi hacienda con pensa­
miento de irme a España, y fui tan venturoso que cuando se me había de hacer la paga fue
Dios servido que bajaron el precio en tanto grado que se llamaron a engaño. Yo, visto el
poco remedio, toméme a tomar mis haciendas con harta pérdida de ellas, porque estaban
casi perdidas, que en más de dos años no me pude casi aprovechar de ellas, porque son unas
haciendas tan delicadas que, si cada tres meses no las labran, piértlense mucho. No son tie­
rras de pan llevar, ni viñas ni olivares, sino una yerba como zumaque, tan altas como un
hombre, ni más ni menos, que se llaman chácaras de coca, y es una yerba que la comen los ,
naturales de esta tierra, y no la tragan más que mancarla, y es de grande estima entre ellos, y
está en poder de nosotros, que ella no es gente que la sustente, sino muy poco. Ella es la
mejor moneda que hay en esta tierra, porque por ella se halla cuanto estas Indias tienen,
oro y plata y ropa y ganados, y cuanto tienen dan por ella no más de para mascarla. Es un
árbol que dura poco. En muchas partes tuve más pérdida cuando vendí mi hacienda, que
luego se puso estanque en que no plantase nadie, que fue para mí harta pérdida, y como
digo me la echaron a perder a los que se la había vendido. Es como digo de mucho precio,
que vale un cesto de ella que así se llama, que tiene diez y ocho libras de coca, ordinaria­
mente tres ducados y medio, y tres ducados. Esto ha sido de un año a esta parte, porque tres
años antes no valía m is de dos ducados, y casi nos perdiéramos todos. Ahora vale como
digo. Yo cojo cada tres meses trescientos cestos, y más, y algunas veces menos, pero tiene
muy gran gasto, que sólo un mozo que me alquile peones le doy doscientos y cincuenta du­
cados, y así. con todas las costas. Pero bien se ahorran cuatrocientos ducados, y algunas ve­
ces más de setecientos y seiscientos. Y así como acude es tiempo, de manera que de esta
manera se paga por acá, son de gran cojijo, más que allá el agosto, porque es menester muy
mucha gente, y éstos son de poco trabajo, y menos andado y grandes ladrones y mentirosos,
y esta es la causa que nos da gran trabajo. Por esta razón quería que viniese por acá alguno ,
de mis sobrinos, especialmente mi sobrino Juan del Campo. Porque, si el viniere y otro al­
guno de los demás, sería ocasión para que Nuestro Señor nos aportase a esa tierra, adonde
yo tanto deseo tengo de ir a morir, porque yo soy ya de más de setenta años, Y por tanto
suplico a vs. mds. me envíen a mi sobrino Juan del Campo, y traiga consigo el pariente que
más gusto a él le diere, Y hágoles saber cómo para mi intento está la tierra muy para mi -.
disgusto, porque valen las cosas tan baratas que no vale una vaca más de tres ducados, y va­
lía cuando yo vine a esta tierra cien ducados, y un camero que solía valer treinta ducados :
no vale más de hasta tres o cuatro reales, r;
A todos mis parientes y amigos les dará mis besamanos, especialmente a Pedro García ;
Delgado y a Juan Castaño y al bachiller Pedro Martín, cura de esa villa. De todo lo sucedí-
do en esa villa me avisen muy particularmente, porque me holgaré de ello. Escribióme v.m. ;
a decir que había dejado el padre maestro aquí plata. Espántome yo, porque no era tan ma- -
nirroto. Yo no sé él haber dejado grano de plata, ni tal he oído ni había para qué. Así que ;■
sus herederos no piensen en ello. _
Nuestro Señor nos deje acabar en su santo servicio, y me oiga mis oraciones de que mis ;
sobrinos vengan por acá, para que yo me alivie con ellos y me vaya a morir a esa tierra. Fe­
cha hoy sábado y del mes de enero veinte días del año de 1576 años.
Lo que allá quedó me harán merced que se esté como estaba. Si el licenciado Jofre fuere
vivo, le darán mis encomiendas. Beso las manos a v.m. su hermano, de la ciudad del Cuzco, >
do quedo muy bien
Miguel de Arriba
(Al muy y magnífico señor Antón de Arriba, mi hermano, en la villa del Campo)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 489

550.
Sebastián de Vera a su hermano Francisco de Vera, en Llerena.
El Cuzco, 15.111.1576
Señor hermane:
De una carta que mi madre y hermanas me enviaron con esta flota supe como habíades
vuelto de Italia a nuestra tierra Llerena, y cómo en aquellas partes habíades pasado muchos
trabajos, y que os habían casado en vida de mi padre con Isabel de la Pila, hija de Francisco
de León y de Isabel de la Pila, vecinos de Llerena. De que yo recibí mucho contento así .por
ei vuestro como por haberos juntado con tan buena gente que vos y los vuestros estén muy
honrados, todo lo prospere Dios en su santo servicio, amén.
Como hombre que tanto os quiere y desea más vuestro contento y quietud y pasadía,
en dos legajos que a mi señora madre escribo en esta ilota con diferentes personas y en dife­
rentes naos, os he escrito otras dos cartas que contiene la misma sentencia y paradero que
ésta. Y es que si Dios hubiere dispuesto de nuestra madre, atento que ella es ya muy vieja,
luego dispongáis de todo lo que quedó en bienes muebles y raíces, y vos y vuestra mujer y
mis hermanas os vengáis en la primera flota a esta ciudad del Cuzco, que es el Perú, adon­
de, si me halláredes vivo, halláreis vos y vuestras hermanas y mías más que padre, pues por
sólo remediaros a vos y a ellas no he querido tomar estado, y así estoy hoy día soltero. Y si
fuere muerto, en mi testamento os dejaré a vos y a mis hermanas por universales herederos,
para que se parta mi hacienda, que vate más de veinte mil ducados, entre todos muy como
tales herederos y hermanos, como más largamente se contiene en los dichos dos legajos a
que me refiero. Y si acaso nuestra madre fuere viva y se sintiere en disposición de entrar en
los trabajos y peligros de la mar, recibiré mucho mayor contento de que venga a gozar de
esta hacienda, pues toda es suya. Y no queriendo ella venir, hacedme merced de que vos y
vuestra mujer y alguna de mis hermanas y sobrinos os vengáis con la primera flota, y no sea
otra cosa. Paréeeme que por muerte y por vida será bien que traigáis información muy au­
torizada de testigos de cómo soy hijo de Francisco de Vera y Catalina de Torres, vecinos de
Llerena, y cómo durante su matrimonio me procrearon y me tuvieron y me llamaron por su
hijo a vos y a los demás, cómo somos todos hermanos camales e hijos legítimos. Y si nues­
tra madre fuere viva y no quisiere venir, os dé su poder para, si yo fuere muerto, para en su
nombre cobrar la hacienda que yo dejaré. No tengo más que decir sino que os quedo espe­
rando por respuesta de lo dicho. Nuestro Señor me os deje ver como yo deseo. Del Cuzco,
en el reino del Perú, a quince de marzo de 1576 años, vuestro hermano
Sebastián de Vera
(A mi querido hermano Francisco de Vera, en Llerena).
(l.G. 2090)

551.
Francisco Gil, clérigo, a Diego Gil, en Llerena.
El Cuzco, 31.XII. 1576
Muy magnífico señor: ,
Después que de v.m. me partí, llegado que fue al Hombre de Dios escribí a v.m. todo el
suceso de mi viaje, el cual, bendito Nuestro Señor, fue bueno, aunque yo llegué mal dis­
puesto, y procuré despacharme del puerto muy breve, porque el puerto es malsano. Y así
pasé a Panamá, donde me rehice de salud y cosas necesarias para el viaje que queda de allí
hasta Lima. Y de allí fue Dios servido que topé con gente de la tierra y pasamos hasta la
ciudad de Lima, donde estuve muy al cabo, y después que convalecí, que fue dentro de cua­
tro meses, procuré de irme al Cuzco, y hallé buen acomodo con un sacerdote amigo mío
que había estado en aquella tierra, y así me hizo la costa de esta ciudad hasta El Cuzco. Y
allí fui a besar las manos al señor obispo, y me di a conocer con su señoría, el cual me ha
hecho muchas mercedes, y me proveyó en una doctrina donde me va muy bien, porque,
bendito Dios, yo tengo salud y gano de comer, y hame dado aprender la lengua, en la cual
he aprovechado, que se me da razonablemente, y esta es cosa muy necesaria para esta tierra,
especial para los sacerdotes. No le quiero enviar a decir particularidades de la tierra, que
hay hartas, porque no las entenderá, y también, porque en otras cartas que de aquí le he en­
viado se las contaba, de las cuales no he habido respuesta, de lo cual estoy espantado, que
490 ENRIQUE OTTE

pienso no se las deben de haber dado, pues a ninguna se me ha respondido. Y ahora procu­
ré mensajero cierto, que pienso no las dejará de dar, porque es muy mi amigo y persona a
quien yo he hecho cortesía en lo que yo por acá he podido, el cuai si viere a v.m., dará muy
larga cuenta de todo lo que por acá pasa como hombre que lo ha visto.
Lo que tengo ahora que decir a v.m, es que yo quería que v,m. con su casa se viniese a
esta tierra, porque, si acá viniese, yo digo que casaríamos mis sobrinas muy principalmente,
porque cuanto yo tengo y cuanto ganase todo seria para ellas, y así tengo la una apalabrada
con un hidalgo muy honrado y muy rico, y por esto suplico a v.m. que con toda brevedad
se venga, porque cumple. Y puede v.m. estar cierto que en el puerto le tendré dineros para
cuando vinieren, y si fuere caso que la señora mi cuñada no quisiere venir, v.m. venga, que
yo remediaré acá de modo que mis sobrinas se casen y v.m. les llevará el dote. Pero si posi­
ble fuere, muy mejor seria que todos se viniesen, Y no teman nada, porque esta tierra está
ya tan buena como España. Esto trate v.m. con los señores mis hermanos, a los cuales tam­
bién escribo dando cuenta de este negocio. Yo le quisiera enviar algunos dineros, mas no
hallé persona que me cuadrase, porque el día de hoy hay pocos de quien fiar. Basta que yo
los daré cuando v.m. viniere, y de esto puede estar muy cierto.
A todos mis amigos dará v.m. mis besamanos, especialmente al señor Montiel, y si caso
fuere que no venga en esta flota, v.m. me escriba muy largo cuanto por allá hubiere. Acá
me dijo el hermano de Ruíz cómo mis padres eran muertos, de lo cual tomé harta pena,
aunque eran viejos, quisiéralos ver por acá para regalarlos.
No tengo más que escribir de este negocio sino que quedo rogando a Nuestro Señor me
los deje ver como yo deseo. Del Cuzco, do quedo, postrero de diciembre de 1576 años, ro­
gando a Nuestro Señor lo traiga con salud. Menor hermano de v.m. que sus manos besa
F. Francisco Gil
(Ai muy magnífico señor Diego Gil, en Llerena).
(l.G. 2089)

552.
Pedro Domingo a su tía Catalina de Nestares.
El Cuzco, 9.11.1581
Muy magnífica señora tía:
La gracia y consuelo de Nuestro Señor sea con v.m. A diez y siete del mes de septiem­
bre de quinientos y sesenta y ocho recibí una de v.m., con la cual recibí mucho contento en
saber de la salud de v.m. y de! señor mi primo Diego de la Plaza, al cual plega Nuestro Se­
ñor guarde por muchos años. Asimismo me escribe v.m. cómo Nuestro Señor fue servido de
llevar de esta vida a mi buen tío Andrés de la Plaza, el cual plega Nuestro Señor haya en su
gloria. Y cómo era casado el señor mi primo Diego de la Plaza, de lo cual me he holgado
mucho y asimismo que mi parienta Isabel Domingo se ha metido monja en el monasterio
de Cañas (?), de lo cual he recibido mucho contento, porque estaba con mucha pena en no
me haber escrito en tanto tiempo que ha que me partí de esa tierra, que va para trece años.
Que me ha dado sospecha que v.m. no e a viva, en el cual tiempo tengo escritas cuatro le­
tras, y de ninguna he tenido respuesta. Cierto lo ha causado ser tan corta mi dicha, que no
ha dado hjgar a ello, y así como cosa muy deseada me ha dado particular contento.
Escrito tengo antes de ésta en la tercera letra que a v.m, envié, y particularmente ahora
escribo cómo me holgara en extremo de tener en mi compañía a mi buen primo Diego de la
Plaza, pues sabe que lo que yo tuviere, que viva que muera, es tanto suyo como mío propio,
y que yo no tengo otra persona a quien yo pueda dejar esto, que ha sido Dios servido de me
dar, ni a quien pueda yo encomendar mis cosas sino a él. Y pues sabe que deseo yo todo su
bien y sosiego como el mío propio, y v.m. está con tan buena compañía como la del señor
Diego de Salcedo, al cual beso muchas veces las manos juntamente con la señora Clara de
Salcedo, y me encomiendo en sus oraciones, para que por medio de ellas me dé Dios gracia
que ante que me muera me vea yo en es& tierra para que, mediante el favor suyo, sirva yo
las muchas mercedes que de v.m. y de todos esos mis señores tengo recibidas. Suplico a v.m.
que, si fuere servida y hubiere por bien de venir el señor mi primo, venga a estar en mi
compañía, v.m. lo traiga con él, que la recibiré en particular, y demás de esto, lo haré yo
como tengo dicho, y como lo debo a hijo de v.m. y primo mío en este particular no tengo
más que tratar, sino que confío en Nuestro Señor que en todo v.m. y el señor mi primo se
harán merced.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 491

Yo estoy en el Perú, en- el Cuzco, bueno de salud y de lo demás, loado Nuestro Señor,
por tantas mercedes como me hace. No me alargo más en ésta, porque el portador de ella,
que es el señor Carvajal, dirá a v.m, más largamente todo lo que por acá pasa, y con tanto
ceso y no de rogar a Nuestro Señor guarde a v.m. con acrecentamiento de estado. Del Cuz­
co a 9 de febrero 1581 años, a mandado de v.m.
Pedro Domingo
(A la muy magnífica señora Catalina de Nestares).
(I.G. 2093)

553.
María Alfonso a Juana Gutiérrez, en Trujillo.
E! Cuzco, 6.1.1585
Señora hermana de mi corazón y d e mi alma:
La de v.m. recibí, y en ella sumo contento en saber v.m. tiene salud. La pena que el pa­
dre Tomé Gracia dio a v.m., mi señora, me dio mucha pena, porque es verdad cierto que
cuando se fue me topo a la entrada de Andaguailas, él que salía yo que entraba, que iba a
ver a mi hermana que estaba oleada, y fue Dios servido que escapase de aquélla enfermedad
y tiene salud. No había para qué dar allá pesadumbre, ni tomarla, sin ver carta; señora mía
y de mi corazón. Yo no he estado en el Cuzco, y a esta causa no he escrito, porque he esta­
do en los Aymaraes con una señora que me daba cuatrocientos pesos de a nueve reales el
peso, por cada un año. Mi hermana doña María sentíase muy agraviada, y así lo dejé, y me
volví a su casa, donde no puedo ganar ni un tomín. Estoy muy enferma de gota ártética y
del pecho, que me da a manera de asma, y así tengo mucho trabajo y siento por extremo
ver mi necesidad, tan enferma y por tierras ajenas y casas ajenas. Asi, mi alma y mi señora,
no sé si podré cobrar alguna cosa de estos cuatrocientos pesos que a mí se me deben, que no
he podido cobrar nada. Si cobrare, como digo, partiré con v.m. que es verdad cierto, que
siento tanto sus trabajos como los míos, y ver que me saliese todo tan al revés de como allá'
pensaba para podérselos remediar.
Mi hermana de mi alma y de mí corazón, decísme que os queréis venir por acá, Dios
me es testigo cuan tanto deseo tengo de veres, mas es tan largo el camino y tantas las nece­
sidades que por él se pasan que los temo, y más a mi hermano Juan de Belvis, que es enfer­
mo, y acá las mujeres sin marido no valen nada, ni pueden ganar de comer, porque acá no
hay servicio. Nuestro hermano me dice anda aliñando para ir allá a pedir de comer. Si por
ventura fuere, con él se pueden venir. Y si no, no sé que me diga, si fuera posible para en­
viar socorro al camino deje/a (?), que si pasara más todas juntas nuestros trabajos. Mas en
nuestro hermano no tengo ninguna confianza, porque cinco leguas está del Cuzco y se le pa­
san los dos años que no me ven ni me escriben, pues que ya con la habla no me da, menos
dará la plata. Que sólo le debe treinta o cuarenta pesos que dio a Hernando Gutiérrez que
me prestaron para acabar de pagar mis fletes, que el señor don Carlos, que esté en gloria,
me dio trescientos pesos que gasté dende Panamá hasta el Cuzco con nuestra hermana que
está en él. Sabe Dios cuántos descontentos tiene, y ésto cállaselo para sí, no la cuenta nadie,
y esta sino dígoselo para que vea el favor que tengo en él. Y por esto hijo el anillo (?>.
A mi hija tengo muy mala, dos meses ha y va para tres, que no se levanta de la cama
de muy grandes calenturas, y dolor en un oído. Que es esta tierra muy enferma de reumas.
Isabelita he tenido mala a que de allá salí hasta ahora que le echamos un hábito de la Lim­
pia Concepción y abacarba (?). A Bejarano traigo al estudio, para que sea clérigo, si mi Dios
es servido que dé buena vejez a su madre y remedio a su hermana.
El portador de ésta es la señora doña Leonor Soto, cuñada de mi hermana doña María,
sí por ventura fuere a esa ciudad, v.m., mi alma, la regale, y ella le dará más larga cuenta de
nuestra vida, que va a pedir de comer al rey. Si pudiere cobrar, como digo, mi parte, con
ella enviaré docientos pesos: los ciento para v.m., mi señora, y los otros ciento para que me
compre una negra que me gane de comer. Y si por ventura se los atinaren de venirse, yo le
he suplicado de venirse con ella, y si sobrare plata, la socorra y venga consigo, que yo le pa­
garé acá lo que gastare. Allá tratarán con ella lo que le pareciere.
Mi hija y sus hijos besan a v.m. las manos y todos sus sobrinos. Yo las del señor Juan
de Belvis, y que como me escriba así le escribo. A mis sobrinos me abrazará por mi, _
Del Cuzco, de enero, día de los gloriosos reyes del año de 85. Por ventura pudiere en­
492 ENRIQUE OTTE

viar plata en esta flota; a otra enviaré sin falta, que habré cobrado. A todas mis señoras y
amigas y paríanlas y vecinas dará v.m. mis besamanos, en especial a la beata Paredes, y que
no deje de encomendarme á Dios. Hermana de mi alma, Nuestro Señor me deje ver a v.m.
con el contento y descanso que yo deseo, su verdadera hermana
María Alfonso
(A mi señora hermana Juana Gutiérrez, en la ciudad de Trujillo).
(I.G.2098)

554.
•Anión Sánchez a su mujer María de la Paz, en Sevilla.
El Cuzco, 8.1.1590
Mujer mía de mi vida:
Vuestra carta recibí, y con ella mucho contento en ver carta vuestra, porque había tan­
tos días que no sabía de vos si érades muerta o viva, y así me he holgado tanto de saber de
vos que por cierto no tengo lengua con que poderlo encarecerlo. Porque estaba con tanta
pena por no saber de vos, porque por cierto que andaba muy desasosegado, y con la carta
vuestra he tomado sosiego y reposo; plega a Dios que me lo lleve adelante. Esta os escribo
con más deseo de veros que no de escribiros, pofllo cual quiero y es mi voluntad que, luego
que veáis ésta, os embarquéis con la primera flota que de esa ciudad de Sevilla se parta, y
vengáis con vuestros hijos a esta ciudad del Cuzco, donde yo resido y os quedo aguardando.
Porque habéis de saber que tengo grandísimo deseo de hacer vida con vos, y así no tengo ni
tendré hora de contento hasta que os vea juntamente con nuestros hijos, que es lo que más
estira de mi corazón, y después de mi salvación no deseo otra cosa. Y así, hermana de mi
vida, yo quiero recogerme y recogeros a vos y a mis hijos, y servir a Dios, y no puedo ser­
virle si no hago vida con vos y os tengo en mi compañía. Y para esto os pido, por amor de
Dios, que con la primera flota que se parta de Sevilla os embarquéis y vengáis a hacer vida
conmigo, juntamente con nuestros hijos. Porque andáis descarriadas y fuera del servicio de
Dios. Porque lo primero que se ha de considerar es la salvación de las almas, que lo demás
todo es perecedero y se ha de acabar. Y mi hacienda estará en manos y poder de quien no
os la entregue ni la podáis cobrar en vuestra vida. Y si me pedís que por qué no voy yo y
me embarco para hacer vida con vos y remediar a mis hijos, es porque los doctores me han
mandado que no me embarque, porque me moriré en el camino por amor de mi enferme­
atoa dad que es muy grande. Porque de otra manera yo vendiera mi hacienda y me embarcara
antes de haceros venir a vos. Casi tengo esperanza en Dios que os verán mis ojos en esta
ciudad, adonde os quedo aguardando.
A todas esas señoras y parientes beso las manos muchas veces, y que tengo mucho de­
seo de verlos. Y con esto Nuestro Señor os guarde y os traiga con bien a mis ojos como yo
deseo. Del Cuzco, y de enero ocho de mil y quinientos y noventa años. Vuestro marido, que
más que a sí os quiere
Antón Sánchez
(A mi mujer María de la Paz, junto a la casa de la moneda vieja, en Sevilla).
(I.G. 2099)

555.
Hernando de Solazar a su hermano Martin López de Salazar, en Madrid.
El Cuzco, 25.111.1590
. _ Hermano mío, maravillado estoy que en tres años no haya sabido por palabra ni de es­
crito nada de lo que por allá pasa, que a mí es causa de que tenga en la memoria ^ a d v e r ­
sidades que de ordinario suelen acontecer de muertes y calamidades de trabajos, siempre
adivinando ruines sucesos. Y dejado esto aparte, quiero dar cuenta de lo que por acá me
han acontecido, que cierto eran bastantes a que por ellos me sobreviniesen muchos más con
pesadumbres y enfermedades que por acá he pasado. Que el año de 88 fui desde Lima a Pa­
namá, y en el camino a la ida fue Dios servido me sucediese bien, porque llevaba diez ba­
rras de plata para emplear en la ciudad de Nombre de Dios en la flota del virrey, que esta­
ban aguardando por momentos, que debían de valer las dichas barras más de cuatro mil y
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 493

quinientos ducados de Castilla, los cuales empleé en muchas mercadurías, y la mayor parte
de ellasrembarqué en una nao en que venía desde Panamá al puerto de Callao el licenciado
Ferrer de Ayala, que acá se dice es hermano del fiscal de la cárcel real de esa corte, por
cuya orden va ésta dirigida, y fue Dios servido de que sobreviniese tal tempestad que, des­
pués de haber echado toda la mercaduría a la mar la nao diese en unos bajíos, que a la sa­
zón era menguante la marea, y antes que viniese la creciente en dos bateladas se escapó la
mayor parte' de la gente, y se escapara toda sino algunos confiados en que sabían bien nadar
se echaron a nado, y como los cuerpos estaban tan cansados de la tormenta y la nao legua y
media de tierra no pudieron arribar y se ahogaron, y los que no sabían nadar en los bateles
se escaparon, y de los que esta ventura tuvieron murieron en tierra los más de ellos de mu­
chas enfermedades, viéndome yo también con harta indisposición y pesadumbre del ruin su­
ceso de la vuela. Y al fin fue Dios servido que de puerto en puerto llegásemos al Callao,
adonde la demás de mi mercaduría que quedaba me había en otras dos naves la hallé en sal­
vamento, y con ellas vine a sacar lo que de mi casa había sacado y algo más, y teniendo
consideración a que mejor me era tener tierra seguro uno que en ¡a mar dudoso dos, me re­
tiré la tierra dentro en el Cuzco, adonde ahora de presente estoy granjeando la vida hasta
que Dios sea servido me deje ver en España, y en estas cosas no quiero alargar más, sino en
suplicar a v.m. cuanto puedo y como a hermano que, si a Gregorio, mi sobrino, le naciere
de voluntad y ánimo el venir a esta tierra me le envíe, que será para mí y para él y v.m. de
gran utilidad y provecho, pues estará ya grande y buen mozo y podrá entender en ayudarme
a granjear la hacienda que, pues ha de ser para todos, será bien tener conmigo quien le due­
la el desperdiciarla, y también que lo que otro se ha de aprovechar valdría más que se apro­
vechase mi sobrino. Y en esto lo tom o a encargar por amor de Dios que en todo caso me
le envíen, pues no tengo por acá a quien pueda dar ni dejar algo, si Dios es servido de lle­
varme.- .
Ya tuve respuesta del recibo de lo que envié el año pasado de ochenta y siete. Por amor
de Dios que, pues mi deseo es tan bueno que me den este placer en escribirme a menudo,
pues hay tantos navios de aviso, y por una vía o por otra, porque alguno acierte por la or­
den que estaba lo podrá v.m. hacer, dando la carta para que la meta en el pliego del licen­
ciado Eerrer, que él me la encaminará aquí al Cuzco, y lo mejor será lo que’tengo dicho de
enviarme a Gregorio.
Dará v.m. mis encomiendas a mi cufiada y los sobrinos que quedaren y hubieren a
nuestros parientes, escriba a la tierra cómo estoy bueno y con deseo de ver alguno por acá.
Que, aunque se pasan algunos y muchos naufragios es mejor esta vida que no las esterilida­
des que por allá se padecen.
Y con esto no digo más, sino que dé Dios a v.m. la vida que para mí deseo. Y del Cuz­
co, a 25 de marzo de 1590 años
Hernando de Salazar
(Para Martín López de Salazar, mi hermano, en la calle del Barrionuevo, y en su ausencia al
doctor .Espinosa, en la calle de las Fuentes, en Madrid).
(f.G.2101)

556.
Juan de Arroyo a su hermano Hernán González dk Arroyo, en Sevilla.
i El Guzco, 15.V.I592
Hermano, cuatro cartas os tengo escritas, y de ninguna no he habido respuesta, y la
causa de no haber recibido respuesia no la sé, imagino que lo hace el no querer hacer lo que
por otras os tengo rogado. Aquí vino Rodríguez, y me dijo que estábades bueno, y que te-
níades salud, y me dijo vuestra necesidad, de lo cual, sabe Dios lo que yo sentí. Y porque
vos tenéis la culpa de la necesidad que pasáis, y si vos hubiérades hecho lo que os he escrito
ya estuviérades conmigo y tuviérades más descanso del que tenéis. Porque yo no tengo otro
deseo sino es veros en esta tierra para regalaros y daros con qué viváis. Porque como os crié
de recién nacido, os tengo tanta voluntad y os quiero tanto que espero en Dios de que, si
venís a estar en mi compañía, que os daré todo lo que yo he ganado. Porque bien sabéis ya
que mi mujer murió, y luego de ahí a tres meses llevó también Dios a un hijo que teníamos,
y así me he quedado con toda la hacienda y solo. A Dios doy muchas gracias por todo, y
pues Dios lo hace, sírvase con ello. Lo que os ruego y encargo muy de veras es que no
494 ENRIQUE OTTE

aguardéis a otra flota para embarcaros y veniros conmigo, sino que os embarquéis el primer
año que saiga de Sevilla flota, y traigáis vuestra casa. Y mirad que no hagáis como habéis
hecho con las cartas pasadas, que no habéis hecho cuenta de ellas, porque si así lo hacéis
me enojaré mucho, y no os escribiré más.Y podría ser que, si os tardáis mucho, que cuando
queráis venir ya me haya muerto y seréis vos el peor librado. Y porque no estoy seguro en
si os darán los dineros que os enviare, no os envío más de ciento y cincuenta pesos, de a
ocho reales cada peso, y éstos no os los han de entregar hasta que estéis despachados para
veniros conmigo a esta ciudad del Cuzco, donde yo estoy, y os quedo aguardando. Porque
van con orden y aditamento que, si no quisiéredes veniros con ellos, que no os los entre­
guen, sino que los tom e a traer, porque no penséis hacer burla de mí más de la hecha, pues
que os quiero yo hacer el bien y daros con qué viváis y tengáis descanso, y vos no lo queréis
conocer. Y así os ruego otra vez que, vista ésta, os embarquéis y vengáis a esta ciudad,
adonde os estoy aguardando. Y si viniéredes, escribirme en el primer navio de aviso que
venga para que os haya apercibido dineros y otros regalos en Panamá, porque es muy largo
el camino, y es menester muchos dineros. Y con esto no digo más, sino que Nuestro Señor
os guarde muchos años y os traiga adonde mis ojos os vean con bien, etc. De la ciudad del
Cuzco, y mayo quince de mil y quinientos y noventa y dos años, vuestro hermano
Juan de Arroyo
(Para mi hermano Hernán González de Arroyo, junto a la. puerta del Rosario, porte dos rea­
les, sesenta y ocho maravedís, en Sevilla).
(I.G.2I01)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 495

PASCARO

557
Luis Diez de Morales a su mujer Lorenza Clara de Artiaga.
Pascaro, 12.IV. 1604
Hija mía, desde Puertobelo te escribí un pliego con un criado de mi señora, duquesa de
Frías, un hidalgo vizcaíno que nos visitó en Madrid, y te avisé que me escribieses con todos
los avisos a Lima. No he visto respuesta ni letra tuya por ninguna vía ni manera he sabido
de tí. Sabe Nuestro Señor, hija mía de mi alma, lo que lo he sentido y sentiré hasta que lo
sepa, y no puedo imaginar sino que, como si no fuera en el mundo, me has olvidado. No
tienes razón, pues sabes la palabra que me diste delante de Nuestra Señora de los Remedios
en Madrid que darías orden de venirte eonmigo.No lo tengas por dificultoso, que cada día
vienen señoras muy principales, y por venir con sus maridos se ponen a todo. Así lo debie­
ras tu de hacer, y en todas las que te escribiere no puedo dejar de ponerte esto por delante.
Y que consideres que un hombre sota mal puede ganar de comer, si no tiene quien se lo
guarde. Así te pido delante de Dios no se te ponga cosa por delante, y habla at señor Bemar-
dino de Valverde y da orden aviarte con un oidor o alcalde de corte que venga a Lima con
su mujer.Vendrás muy honrada, y como sepas tienes acá marido te darán todo lo que hubie­
res menester, que yo lo pagaré todo y serviré a esos señores la merced que te hicieren, y
también escribo sobre ello a mi señora y a mi hermano fray Diego, todos te ayudarán para
una cosa como esta. Mira que todos cuantos pecados yo hiciere han de cargar sobre tí, pues
eres parte para poderlos estorbar, y no quieres.Y si te confiesas bien y dices que yo te envío
a llamar, y no quieres ir, no te absolverán, porque sólo puedes reparar en el avio, y éste yo
sé que, si tu quieres, mi señora, y el señor Bemardino de Valverde y mi hermano entre to­
dos lo cumplirán, que yo se lo enviaré. Y si no te envío plata es porque te vengas, que te
doy mi palabra que es viaje muy seguro, y viniendo a estar en servicio de Dios con tu mari­
do, éste, traerá en salvamento y trae cartas de mi señora y del condestable para el señor vi­
rrey conde de Monterey, que viene ahora por virrey a Lima, será aquí con el ayuda de Dios
dentro de dos meses. Y si todavía dieres en no venir, envíame estas cartas en pliego del se­
ñor Bernardina de Valverde o de mi hermano con las tuyas, para que me las encaminen. Y
si te resuelvas en no venir, escríbemelo, para que yo no me canse en escribirte, y serás una
de las más crueles criaturas que se hallará en el mundo no venir con su marido.
Fue Dios servido que llegué a Lima por el agosto del año de seiscientos y tres, y hablé
de parte de mi señora al señor virrey don Luis de Velasco, e hízome merced de darme una
comisión para que como juez visítase la provincia de los Cotabambas y Omasuyos, que es
encima de Lima, antes de llegar al Cuzco, con cinco pesos ensayados cada día. Ocupóme
496 ENRIQUE OTTE

obra de seis meses, gané sietecientos pesos, con que me vestí y puse mi persona como es ra­
zón andar en esta tierra. Y acabada, el corregidor del partido que me conoció de Madrid me
nombró por su teniente general, en que estoy entretenido hasta que llegue a Lima el señor
conde Monterey, y hablaré de parte de mi señora, pero con sus cartas y si fuese posible de
su madre del virrey que la dejé yo en Madrid, éstas harían al caso, para que me haga mer­
ced, y así trabaja, vista ésta, en cobrarlas y traerlas contigo, o enviármelas con el armada
que viene por marzo dej año de seiscientos y cinco, sin que haya falta. También envío al se­
ñor Bemardino de Val verde un traslado de mi comisión y el título de teniente general, para
que, mediante estos servicios y la merced que mi señora me ha de hacer en esto, como se lo
escribo, me provean en uno de tres corregimientos, u n a de Cajamarca la grande, que se ha
encomendado ahora en el conde de Altamira, otro de Andaguailas la grande, otro de Pari-
nacocha, que están antes de llegar al Cuzco. Que todos son corregimientos de indios. Pon
diligencia, vista ésta, por amor de Dios, en hablar a mi señora, y que se dé memorial en el
Consejo de Indias, pidiendo se me haga esta merced de uno de estos tres corregimientos, que
también acudirá a ello el señor Bemardino de Valverde y fray Diego Matías, mi hermano. Y
trabaja cuanto pudiéredes en que se me haga esta merced, y vente con los recaudos, que se­
rás una reina, y en tres o cuatro años ganaremos más de treinta mil pesos con el ayuda de
Dios, y nos volveremos a Castilla. Y a no venir no dejes de enviarme los recaudos y cartas
luego que se despachen con el primer aviso que vinieren, que mi hermano o el señor Ber-
nardinó de Valverde lo encaminarán luego.
Al señor Felipe Sánchez de Aguilar y a la señora María de Artiaga beso muchas veces
las manos, y les suplico por me hacer merced te ayuden a procurar se me haga esta merced
de uno de estos tres corregimientos. Y lo mismo suplico al señspr doctor Mariano Empera­
dor y a mi señora doña Petronila, que guarde Nuestro Señor en vida del señor Plácido y de
esos señores. AI señor Luis de Albistru y a mi señora doña Mozuela beso mil veces las ma­
nos, y que me holgaría se inclinasen a pedir uno de estos tres corregimientos, y se aviasen
contigo,que es negocio que en tres o cuatro años se ganarán treinta mil pesos, a quien supli­
co te ayuden como yo confío. En este particular oid al señor Felipe Sánchez. Que en corre­
gimiento de Santa, camino para Lima, topé al señor Francisco de Aguilar, su hijo, teniente
del corregidor de aquel partido, bueno y gentil hombre, y con deseo de escribir a esos seño­
res, y me regaló e hizo mucha merced.
Esta carta muestra a mi hermana Catalina Bautista, a quien beso mil veces las manos, y
la suplico la haya por suya, y que, pues tiene tanta mano en casa del conde Altamira, tome
la mano en que se me alcance uno de estos tres corregimientos que digo, presentando mis
servicios, y fíe de mí, que, si lo alcanzase, lo sabré servir. A su marido Antonio Roque beso
las manos y a la niña y a todos sus hijos, y que me escriba! Dios te guarde y te tenga de su
mano y te me deje ver como deseo. No dejes de escribirme con el primer aviso, y da las car­
tas a mi hermano o a mi tío, o escríbeme a Lima, encaminando el pliego adonde Alonso
Fernández de Córdoba, secretario mayor de la gobernación de estos reinos en Lima, o a
Martín Diez de Contreras, secretario de la inquisición de Lima, que a cualquiera de estos se­
ñores vendrán seguros.
Al señor Francisco de Somontes y a la señora su mujer beso mil veces las manos. Y a
la niña da mil abrazos por mí, y que por haberle escrito de Lima no le escribo ahora. Que
le suplico al señor Somontes por su parte se encargue de solicitar este corregimiento, que yo
se Jo serviré, y que me escriba en su pliego largo, y si pudiere, me envíe algunas cartas para
el señor virrey.
A la señora Francisca de la Cruz da la que va con ésta, y dile cuan mal lo ha hecho en
no escribirme, y cómo me prometió enviarme que me avise si ha venido a las Indias, y si el
señor maestro salió de España o se está ahí. Que si lo está, hará mucho a) caso para que se
me despache esta merced de este corregimiento. Dale mis besamanos, que por entender no
estará en España no le escribo.
Avísame de todo muy en particular, y en qué para mi oficio, que, si Dios quiere, yo ga­
naré para pagar y satisfacer a todos cuantos debo, que no es otro mi deseo. Y también escri­
bo largo al señor Sebastián Hurtado, para que acuda a esto del oficio, para poderle pagar ■
más presto. De Pascaro, provincia de los Cotabambas, a 12 de abril 1604 años, tu marido
que te desea ver. Luis Diez de Morales.
A la señora Lucrecia da mis besamanos, y le suplico me perdone acordarme tan al
cabo, que pida a mi señora me haga merced como siempre.
(A Lorenza Clara de Artiaga). . .
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 497

AREQUIPA

558
Diego Hernández Hidalgo a su sobrino Diego Hernández Hidalgo, en La Higuera de
San Juan de Vargas.
Arequipa, 20.1.1560
Señores sobrinos:
De ver son trabajos(?) me ha pesado mucho en saber que mi hermano, vuestro padre, es
muerto. Hijos, por amor de Dios que lo tomes con paciencia, que así hago yo, conformán­
dome con la voluntad de Dios, así os ruego a vosotros que lo hagáis, porque para ello naci­
mos.
Pedro de Ribera, el mercader que llevó el dinero ahora dos años, vino acá hogaño, y él
me dio dos cartas de vosotros, señores sobrinos, y una carta de pago de vosotros y de Juan
de Avila, cómo habías recibido el dinero que él llevó, y con vuestras cartas me holgué mu­
cho, como quien tanto os desea de ver, y en ella me hacías saber la muerte de mi hermano
y vuestro padre. Yo ya lo sabía de uno de La Higuera de Fregenal. Dios sabe lo que sentí
cuando la nueva me dieron, mas, acordándome que para ello nacimos, doy a Dios muchas
gracias.
El que la presente lleva se llama Diego Núñez, natural de Córdoba, y es un muy grande
mi amigo, y él os lleva doscientos pesos de plata marcada para vosotros y para mi hermano
Juan de Avila, los cuales se han de repartir de esta manera: los cien pesos para vosotros, los
que fuéredes vivos, y de los otros ciento se han de quitar treinta pesos para decir de misas
por el ánima de mi padre, y los otros setenta para Juan de Avila, mi hermano. Y el porta­
dor los repartirá conforme a una memoria qué lleva mía firmada de mi nombre. Por am or
de Dios que no os oiga nadie, que a los ruines oyen, porque me dijo acá Pedro de Ribera
que cuando el otro dinero habías habido pasión vosotros y Juan de Avila, vuestro tío y mi
hermano, y me dijo que Juan de Aviia tuvo la culpa. Allá le escribo también diciendo lo
que digo a vosotros. Mucho tenía en este negocio que os escribir, mas porque el portador es
tanto mi amigo, él os dará cuenta de todo lo que quisiéredes saber de mí.
Hijos, ya pensé que estuviérades acá por mandar rogar a vuestro padre que mandase
acá a dos de vosotros con Pedro de Ribera, y escribistes que no tenías aliñado entonces, mas
que luego a otra flota os partiría. Quiera Dios que sea así, y si no os hubiéredes partido, lue­
go os partid ambos a dos los que estáis solteros, que son Diego Hernández y Pedro Hernán­
dez, pues me escribís que estáis pobres, y que por eso no os habéis casado. Sobrino, el dia­
blo es pobre, por eso me dio a mí Dios cincuenta mil ducados para vosotros y para mí, que
a cabo de treinta años que pasé acá razón fuera que hubiera acá venido alguno, por eso os
ruego, hijo, Diego Hernández, pues os llamáis como yo, luego os partid a buscarme vos y
vuestro hermano Pedro Hernández, que yo os daré con que vivas, porque soy ya viejo, y no
oso meter en la mar. Venido-que seáis acá, placiendo a Dios, volverá el uno en España por
mercaduría, y llevará dinero para las que allá quedaren, y si me muriese a quién puede que­
dar mejor mi hacienda que a vosotros, pues que nunca me he casado, y si os faltaren dine­
ros, no temáis con veniros hasta el Nombre de Dios, y ahí mi primo Lavanda os dará lo que
hubiéredes menester hasta que lleguéis adonde yo escribiere, porque así se lo he escrito.
Yo no tengo más ahora razón, que a todos nuestros parientes y amigos le dais mis en­
comiendas, y que a vosotros Dios me os dg’e ver en está tierra para os hacer bien, y a todos
os dé salud. Fecha a veinte de enero año de mil y quinientos y sesenta años. Esta ciudad de
Arequipa, donde quedo rogando a Dios guarde y dé salud como para mí la deseo, vuestro
servidor y tío
Diego Hernández Hidalgo
(A mi señor y deseado sobrino Diego Hernández Hidalgo, en La Higuera de San Juan de
Vargas).
(I.G. 2080)
559.
Francisco de Grado a Cristóbal Maldonado, en Madrid.
Arequipa, IO.III. 1574
Ilustre señor:
Porque con el pliego del rey va una mía para v.m. en que le doy larga cuenta de mi
498 ENRIQUE OTTE

vida y hacienda, en ésta seré breve, y por ser el portador el señor Afiaya, que va ahí a cier­
tos negocios, suplico a v.m. le favorezca en lo que pudiere, que haré cuenta que ia merced
que él recibiere será a mi propio hecha. No quiero poner en olvido lo que por otras muchas
tengo suplicado a v.m.t que a Jusepico de Grado, su sobrino de v.m, y mío, me le envíe,
pues sabe que no tengo aquí pariente alguno, ni hijo ni hija ni a quien dejar mi hacienda. Y
pues hasta ahora v.m. me lo ha dejado de enviar, porque era muchacho, y según lo que v.m.
me ha escrito será de diez y nueve o veinte años, que es propio para que lo haga a mis cos­
tumbres y tenga cuenta con mi hacienda, suplico a v.m. me lo envíe en la armada que ven­
drá, porque me siento muy viejo y no sé lo que de mí será. Y con esto ceso. Nuestro Señor,
la ilustre persona de v.m. guarde y en mayor estado aumente, como sus servidores desea­
mos. De Arequipa, a 10 de marzo de 1574. Ilustre señor, besa a v.m. las manos su servidor
Francisco de Grado
(Al ilustre señor Cristóbal Maldonado, guardadamas de la reina, nuestra señora, en Madrid).
j (I.G. 2089)

560.
Bartolomé Martínez a su mujer Mari Gómez la Vellosa, en Las Pedroñeras,
Arequipa, 22.111.1596
Hermana, con mi padre de la compañía del Nombre de Jesús, que fue de estos reines a
esos el año pasado de 95, os escribí muy, largo de lo que por acá pasaba y de mi salud. De­
cía en ella cómo os enviaba un poco de plata, la cual no llegó a tiempo para que el padre la
llevase. Y así se quedó en esta ciudad de Arequipa, donde al presente estoy y estaré hasta
que llegue alguno de mis hijos, para irme con él a veros, que es lo que más deseo después de
salvarme. Porque quisiera daros buena vejez, ya que la mocedad habéis tenido mala, y po­
der poner vuestros hijos en estado, como merece su suelo. Esto de la venida de mi hijo es­
cribo al padre que os llevó la otra carta, que ha de volver a esta ciudad, que le traíga y asis­
ta, que yo pagaré todo lo que gastare. En su venida quisiera que fuera Matías, porque_ es
más hombre, y si no pudiere, venga Juan. Yo os ruego que hasta que yo llegue o sepáis de
mí que no se case María, ni ninguno de esos muchachos.
Ahora os envió trescientos reales de a ocho, para que gastéis mientras que yo voy, que
será sin falta, en llegando vuestro hijo, porque, como estoy viejo, no me atrevo a ir solo. Es­
tos reales os dará«! padre que he dicho, porque se los envío a él, para que os los dé. Dios
os guarde hasta que os vea y me cúmpla este deseo. Encoméndame a Dios y a mis hijos y a
vuestro tío Andrés Velloso, si fuere vivo, y a todos vuestros parientes y amigos, etc. De Are­
quipa, 22 de marzo de 1596, vuestro marido
Bartolomé Martínez
(A mi mujer Mari Gómez la Vellosa, en la villa de Las Pedroñeras, en el marquesado de Vi-
llena, junto a Belmonte).
(I.G. 2104)

561.
Juan Sánchez de Gálvez a su hermana doña Catalina de Gálvez, en Baena.
Arequipa, 20.V.I614
Hermana mía, con sus cartas de v.m. de 613 recibí particular contento, si no vinieran
mezcladas con la muerte de mi cuñado, téngale Dios en el cielo, que yo acá con sufragios le
encomiendo todos los días a Dios. Muchas veces les había escrito a vs. mds. se viniesen a
estas partes, donde lo pasarán con mucho descanso y regalo, y ahora lo vuelvo a pedir de
nuevo, por no tener persona de obligación a quien yo pueda acudir, sino es a v.m. y a mis
sobrinos, pues no tengo en esta vida otra cosa que más quiera. Y así he determinado que no
venga mi sobrino si no es trayendo a v.m, y a toda su casa, por las incomodidades que pasa­
ren con su soledad, que bien sabe v.m. que no tengo otros sobrinos sino son sus hijos, y ese
muchacho de mi hermano que también le suplico lo traiga consigo, porque no quede huér­
fano y solo. Dios ha sido servido de darme hacienda con que vivir, y quiero tener a mi ca­
becera persona que le duela, cuando Dios sea servido de llevarme, que ando con harto poca
salud. Y porque, si Dios me llevare, que esté aquí v.m. y mis sobrinos, que la hacienda de
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS <(99

los que mueren en estas partes toda se deshace como la sal en el agua, porque se quedan
con ella los albaceas, y lo que se envía a España se quedan con ello, que de lo que he envia­
do a v.m, me escribe que ha recibido muy poco.
Yo tengo, gracias'sean dadas a Dios, más de sesenta mil ducados conque casar a mi so­
brina muy bien, que es buen caudal para esta tierra, y tierra más barata y mejor que la de
España. No dejarán de venir por falta de dineros que ahf le envié a su tío de mis sobrinos a
Sanlúcar crédito de quinientos ducados, que con eso y lo que v.m. vendiere habrá para pa­
sar conforme a su calidad hasta Paita. Que allí tengo mil pesos ensayados en poder del se­
ñor don Juan Colmenero de Andrada, para que se avíe y todo lo que más necesario fuere
dará para su viaje. Suplico a v.m. en esto no haya falta, que me dará mucho disgusto el no
venir. Y asi no tienen que escribirme sino poner luego el viaje en ejecución, pues tienen di­
nero para todo, en la primera ocasión que haya se vengan luego, que será para mí el mejor
día que he tenido, después que pasé a las Indias, cuando los vea.
A mi sobrina beso las manos, y a todas las personas a quien tengo obligación. Guárde­
me Dios a v.m. los años de mi deseo. De Arequipa, a 20 de mayo de 1614 años. A ese mu­
chacho le suplico a v.m. lo traiga en todo caso. Su hermano de v.m.
Juan Sánchez de Gálvez
(A mi hermana doña Catalina de Gálvez, en Baena).

562.
Juan Sánchez de Gálvez a su sobrino licenciado Gaspar de Ariza Gálvez, en Baena.
Arequipa, 20.V.1614
Sobrino mío, he sentido mucho la muerte de su padre de v.m. y de que haya dejado a
mí hermana y a v.m. tan pobres. Yo he determinado que en todo caso que v.m. y mi her­
mana y toda la casa se vengan a esta tierra, que lo pasarán mucho mejor que por allá, pues
estoy solo y no tengo otra persona en este mundo si no es a vs, mds., y quisiese, por si Dios
fuere servido de llevarme de esta vida, tener a mi cabecera cosas de mi corazón, que desde
acá lo que se envía a España luce poco, porque sé que se quedan con ello las personas a
quien se le entrega, y hay pocos hoy de quien fiar. Ahí envío crédito a su tío de v.m. Juan
Sánchez Ariza, que reside en Sanlúcar, que dará hasta quinientos ducados, que esa cantidad
tiene orden de dar para el alivio de su casa, que con eso y lo que se hiciere de lo que allá mi
hermana vendiere, llegarán a Paita, donde tengo mil pesos ensayados en poder del señor
don Juan Colmenero de Andrada, que los dará, y lo necesario más que fuere menester para
e! alivio de todos.
Y suplico a v.m. no se venga sin traer a Juanico, el hijo de mi hermana, pues es primo
de v.m. y no tiene allá ningún amparo, sino es el de vs. mds., que todo lo que tengq ha de
ser para mi sobrina, a quien, dándome Dios salud, entiendo casarla con más razón, que,
pues Dios ha sido servido de darme más de sesenta mil ducados de hacienda, quiero tener a
mí cabecera quien sepa mirar por ellos, y así no le duelan a v.m. los gastos, sino con la pri­
mera ocasión que hubiere se venga, que para todo me ha dado Dios.
Al señor Simón de Luque y a todos esos señores beso las manos. Guárdeme Dios a v.m.
los años de mi deseo. De Arequipa, a 20 de mayo de 1614 años, su tío de v.m.
Juan Sánchez de Gálvez
(Al licenciado Gaspar de Ariza Gálvez, mi sobrino, en Baena).

5 6 2 a.
El licenciado Juan Sánchez de Ariza a su sobrino licenciado Gaspar de Ariza Gálvez, en
Madrid.
Sanlúcar, 20.III.1615
Con este aviso que vino del Perú recibí las cartas que envié a su madre de v.m., que ya
estarán allá cuando ésta llegue. Por ellas verá v.m. lo que su tío envía a decir, que en todo
caso v.m. no se venga sin traer a su madre y a sus hermanos consigo. Procure hacerlo y ne­
gociarles la licencia con brevedad, pues le importa tanto darle gusto a su tío en todo orden.
Me envió para que diese a v.m. quinientos ducados para su avío. Procure negociar con bre­
vedad, que yo iré comprando lo necesario para el viaje, que me parece que no hay mejor
500 ENRIQUE OTTE

ocasión que me ir en la flota de por San Juan de Honduras, Que es viaje más cierto y de ,
menos gasto y más acomodado que no en galeones, por la mucha gente que va y lo apreta- ■.
dos que van. En todo caso abrevie v.m. y se venga. No sea menester que lo vamos a echar
de la corte que parece le ha tomado amor. Guárdeme Dios a v.m. los años de mi deseo. De
Sanlücar, a 20 de marzo de 1615 años, su tío de v.m.
eí licenciado Juan Sánchez de Ariza
(Al licenciado Gaspar de Ariza Gálvez, en Madrid. Porte 16 mrs).

562 b.
Doña Catalina de Gálvez a su hijo licenciado Gaspar de Ariza Gálvez, en Madrid.
Baena, 25.111.1615
Hijo mío, heme holgado mucho que no se haya concertado vuestro viaje en estos galeo­
nes, porque fiiera forzoso volver a esa corte a sacar licencia para mi casa, que más bien pa­
recerá que vaya yo en vuestra compañía que no sola.
Ese pliego de carta que tuve del Perú de vuestro tío os envío, y otra de vuestro tío de
Sanlúcar. Por ellas veréis cómo tiene dineros y orden para despachamos. Por vuestra vida,
que abreviéis vuestra venida, que será de importancia, para que despachemos con brevedad.
Nuestro Señor os guarde los años de mi deseo. De Baena, y marzo a veinte y cinco de
615, vuestra madre
doña Catalina de Gálvez
(Al licenciado Gaspar de Ariza Gálvez, en Madrid. Porte medio real).
(1.G.2107)
CARTAS PRIVADAS I * EMIGRANTES A INDIAS 501

LAS CHARCAS
LA PLATA
563.
Juan de Quiroga a Cristóbal Borzalb de Quiroga, en Madrigal.
La Plata. 9.1.1558
Ilustre señor:
Cuatro años ha que no he visto carta de vjm. ni de mi señora, que me desconsuela mu­
cho no saber de mi señora, y es la de v.m. tan corta como si estuviéramos a jornada de un
día, que para entender el contento que me dan sus cartas y mi buen deseo me lo paga v.m.
bien es descuidarse tanto, y hácelo mejor mi señora doña Bernardina en ño me haber escrito
ninguna, cuanto ha que salí de España, pues no puede decir que no sabe escribir y estoy
muy corrido si no lo enmienda. Yo tengo escritas muchas cartas á v.m. y en las pocas que
yo he recibido no se hace mención sino es de sola una. Yo creo que, como esta tierra es tan
remota y apartada que todas las más cartas que van y vienen se pierden en el ínterin, que
hubiere tanta agua y tierra de por medio habernos de tener paciencia.
Escríbame v.m. largo cuántos hijos tiene y qué edad tiene la mayor, porque el haberme
yo ordenado de clérigo ha sido por su remedio de ellos. Ya habrá diez años que fue Nuestro
Señor servido tomase este hábito, de que estoy muy contento, como ya muchas veces tengo
avisado. Y estoy tan contento que no tengo ya tanta voluntad de ir a España como la tenía
antes, y a esta causa deseo ver a v.m. en esta tierra donde le podré servir, y acomodad de
manera que en breves días con el favor de Nuestro Señor tendrá v.m. algún remedio, el cual
en España no se puede haber sino con mucho trabajo.
A mi señora doña Bernardina beso las manos muchas veces, y que le suplico no se le
ponga por delante el trabajo de venir, pues para el remedio y descanso suyo y de sus hijos le
conviene, porque yo soy hombre enfermo, y no querría lo que tanto trabajo me ha costado
se perdiese con dejarlo a tercera persona, como lo vemos cada día.
Y porque ésta no es para más, Nuestro Señor la ilustre persona de v.m. guarde muchos
502 ENRIQUE O T O

años como yo deseo. Hecha en la villa de Plata, 9 de enero de 1558 años, ilustre señor besa
las manos de v,m. su servidor
Juan de Quiroga
(Al ilustre señor Cristóbal Borzallo de Quiroga, en Madrigal).
(1.G.2080)

564.
Hernán Sánchez de la Barrera a Antonio Díaz de Soto, en Ronda.
Los Charcas, 3.VI.1576
Muy magnífico señor: i
No podré significar ¡el contento que hube cuando recibimos mi hermano, el licenciado,
y yo el pliego de v.m., don el cual hice cuenta tener a v.m: y a la señora mí hermana pre­
se n te con tanto placer cuanta razón me obliga a ella, y por la que v.m. me escribe entendí
lo que por ella se me significa, y es las adversidades que a v.m. se le han ofrecido con tantas
pérdidas, sin poderlas restaurar, ni tener arrimo de nadie sino solo de Dios, del cual siempre
lo tenga, amén. Yo de mi parte en todas las flotas he enviado a v.m. plata para ayuda de re­
parar parte para las muchas pérdidas que v.m. ha tenido, y cuando envío plata escribo a
v.m. suplicándole se me hiciese tanta merced que se me enviasen a mis dos sobrinos e hijos
de v.m. Juan de Soto y Francisco de Soto para favorecerlos con lo que tengo, pues es dé
ellos. Allende de esto, aunque no fuera por más de por saber v.m. por mis cartas mis indis­
posiciones y ocupaciones, y pues doy mi hacienda a extraños, y ellos me la administran
como les parece, me los había v.m. de haber enviado, cuanto a que le tengo suplicado a
v.m. y a mi-señora hermana, y el licenciado mi hermano por otra parte, y mi voluntad es
tanta de hacer por ellos, lo cual Dios me es testigo, pues tengo tanta obligación de hacerlo
no embargante que ellos sean mi sangre, pero por las buenas obras que yo recibí siempre de
v.m. estando en esa tierra. Así que, pues Dios me ha dado conque yo pueda hacer por todos
vs. mds. quem a que, como digo, que luego en esta flota que viniere de ahí, nos los enviase
v.m. sin ninguna dilación, como lo escribí antes de ahora. En lo que v.m. dice que me los
hubiera enviado, y que por falta de no tener recado conque poder despacharlos no los ha
enviado, para eso los señores Gaspar de los Reyes y Mateo Vázquez darán a v.m. cuatro­
cientos pesos en una barra de plata ensayada que va registrada y lleva por sello las armas de
los Velázquez, que son éstas, y más lleva dos caras por sellos en ambas partes. Así que estos
señores darán a v.m. más particular razón de nosotros, con los cuales podrán mis sobrinos
venir muy acomodados, trayendo de su majestad licencia. Y confiado que se ha de hacer
mejor que yo lo sé suplicar, no trata « más de ello. Y doy palabra a v.m. que por no tener
en mis minas persona de quien me poder fiar, se me pierde cada un año más de lo que dos
hombres de bien pudieran gastar paseando y sustentar dos caballos. Así que teniendo de
quien me pudiese fiar podría valerme por año harto, pues todo había de ser para sus hijos
de v.m., pues me he puesto en tantas mares y trabajos para sus hijos.
No tengo más que decir a v.m. salvo que a mi señor primo Juan de Velasco y a los se­
ñores mis sobrinos beso las manos y les suplico hayan ésta por suya. Y sin otro, Nuestro Se­
ñor, etc., de la ciudad de las Charcas, en 3 de junio 1576, muy magnífico señor besa a v.m.
las manos su hermano que le ama
Hernán Sánchez de la Barrera.
(Al muy magnífico señor y hermano Antonio Díaz de Soto, en la ciudad de Ronda).

' 565. .
Hernán Sánchez de la Barrera a su sobrino Juan de Soto, en Ronda.
Las Charcas, 3.VLI576
Señor sobrino;
_En dos de mayo de 76 recibí de vuestros padres un pliego de cartas, entre las cuales
miré si en particular me escribíais a mí o al licenciado vuestro tío, y así vos lo hicistes me­
jor de no darnos cuenta de vuestra salud a uno ni a otro. No se sufría que un hombre como
vos y de tan buen juicio lo hiciera así, sabiendo el contento que yo había de recibir con
vuestra letra, aunque no fuera por más de por haber visto por las cartas que a vuestros pa­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 503

dres tengo escritas, suplicándoles de que me hiciesen tanta merced de que os enviasen a vos
o a vuestro hermano donde, yo y el licenciado mi hermano estamos, lo habíais de hacer. No
os pongo culpa, porque, como mozo, lo habéis hecho no teniendo con nadie cumplimiento.
Todo os lo perdonamos, porque nuestros padres y el señor bachiller Cansino me escriben
cuán bien os habéis aprovechado en el estudio. Y pésame cuan fuera de mi contento os sa-
listes de é! para ser boticario. Pero escríbeme vuestro padre que no os pudo favorecer para
proseguir vuestro estudio. Pésame de ello, pues cada año enviamos el licenciado, vuestro tío,
y yo plata para proveerse lo ordinario. No puedo creer en qué se distribuya. Lo que tengo
que deciros es que en la primera flota que saliere para Tierra Firme con licencia de vuestros
padres o sin ella os vayáis para Madrid vos o vuestro hermano Francisco de Soto a pedir li­
cencia en Consejo de Indias para vuestro hermano y para vos, llevando la información de
quien sois, para que mediante ella se os conceda licencia para que, si ponéis diligencia en
veniros donde estamos, que como sabéis es en la ciudad de las Charcas, donde es el licencia­
do vuestro tío chantre. Vos y vuestro hermano viniendo, os daremos lo que tuviéremos con­
que viváis honradamente, y proveáis a vuestros padres cada dota. Yo ando muy ocupado en
estas minas, y además de esto andaré trescientos pasos, trayendo bastimentos de una parte a
otra para provisión de los indios, y llevando y trayendo mercaderías, y yo no puedo a uno
ni a otro. Así que vos administraríais una cosa u otra, porque hijos ajenos me consumen mi
hacienda. El señor Gaspar de los Reyes y el señor Mateo Vázquez darán a vuestros padres
cuatrocientos pesos en una barra ensayada, para que de ellos se den para vuestros despa­
chos, y más cien ducados para la obra de Nuestra Señora de la Cabeza, y lo demás que se
aproveche en casa. Y así sobre esta venida no tengo más que deciros, sino que pongáis dili­
gencia en vuestro despacho.
A las señoras mis sobrinas me encomendaréis mucho. A los señores Juan Velasco y al
señor Juan Gil y a mi señora doña Isabel su mujer beso a sus mercedes las manos, y sin otro
etc., de la ciudad de las Charcas, a 3 de junio de 1576, señor sobrino, vuestro tío que veros
desea.
Hernán Sánchez de la Barrera
(A mi señor sobrino Juan de Soto, hijo de Antonio-Díaz de Soto, en la ciudad de Ronda).

566.
Licenciado Antonio Sánchez a Metchora de la Cruz, en Ronda.
Las Charcas, 3.VI. ] 576
Señora hermana; „
La gracia del Espíritu Santo siempre sea con v.m. y con toda su cgsa, como yo deseo,
amén. En dos de mayo de 1576 recibí un pliego de cartas para mí y para mi hermano Her­
nán Sánchez de la Barrera, con las cuales recibimos particular contento en saber de la salud
de v.m. y de toda su casa estar buenos, plegue a Dios, Nuestro Señor, que siempre oiga yo
buenas nuevas de todos vs. mds. como deseo, amén.
En lo que v.m. me escribe de las pérdidas que a vs. mds. en tan poco tiempo se le han
ofrecido sin tener remedio de poderlas restaurar, gloria a Dios por ello, y que ha venido
v.m. al estrecho de no’poder remediar sus hijos, sabe Dios el dolor que siente mi corazón
por hallarme tan lejos de v.m,, porque siquiera favoreciera a v.m,, pues, gloria a Dios, me
ha dado conque poderlo hacer.
Yo tengo escrito por muchas cartas a v.m. y al señor mi hermano suplicándoles me hi­
ciesen merced de enviarme a mis dos sobrinos Juan de Soto y a Francisco de Soto, para fa­
vorecerles y darles con qué vivan honradamente, y ellos me administrasen mi hacienda,
pues yo no puedo, que cada día estoy en cama por la gota, y otras indisposiciones que' me
fatigan, pues hijos ajenos andan en mi hacienda y comen mí pan, y no se les da nada por mi
hacienda, con cuanto mejor título mi sangre, que son mis sobrinos, me mirarán pór ella,
pues es suyo, que no tengo para quien sea sino es para ellos, que con lo que se me pierde
por año podría yo casar a dos de mis sobrinas, hijas de v.m., así que, estando ellos conmigo,
ellos propios proveerían a v.m. y conque se casen mis sobrinas principalmente. Así que,
hermana, por amor de Dios me los envíe en esta flota, que a ellos propios importa para su
ser y honra y de todos vs. mds., que, según yo estoy, creo viviré poco. Y así quisiese que an­
tes que Dios me llevase tenerlos a mi cabecera. Mi hermano Hernán Sánchez de la Barrera
también anda achacoso siempre, y con todo esto nunca para, llevando de esta ciudad de las
504 ENRIQUE OTTE

Charcas adonde tiene sus minas, que es en el cerro de la plata, mercaderías y bastimentos; .■
para la provisión de sus indios. Que si él tuviera persona que le doliese y que anduviese en
las minas o que trajese a cargo las mercaderías, así que el uno de ellos-andaría en la hacien­
da de mi hermano y de v.m. y el otro andaría en la mía. Confiado que se ha de hacer mejor
que yo lo sé decir no seré más molesto, que cierto mi chantaría no puedo servir ni adminis­
trar.
Señora hermana, en lo que dice v.m. que el señor mi hermano Antonio Díaz de Soto
que todo cuanto en todas las flotas les enviamos que todo lo paga en esas deudas que tiene.
Pésame que tan poco se gocen con ello, pero no tenga pena v.m., que no le ha de faltar con­
que viva honradamente. Ahí enviamos mi hermano y yo a v.m. cuatrocientos pesos y dos
tomines en una barra de plata, que son ducados de España, para que de ellos se provean
mis sobrinos de ropas, y paguen fletes y matalotajes, y la licencia para su pasaje y se cobre
licencia en Madrid de su majestad, y uno de mis sobrinos irá por ellas; y lleven información
de quien son y de ellos se den a Nuestra Señora de la Cabeza cien ducados. El señor Gaspar
de los Reyes y el señor Mateo Vázquez son los que llevan la plata, ellos ayudarán a ban­
dearlas para que con brevedad se despachen, porque son personas principales, que lo harán •
como yo se lo tengo suplicado.
No tengo más que decir a v.m. salvo que a los señores mis sobrinos me encomendará
muy de veras y al señor Juan Velasco y al señor Juan Gil y a la señora doña Isabel, su mu-' .
jer, y a la señora mi comadre Isabel Gómez, a todos beso a sus mercedes las manos y que
por otro les escribo. De la ciudad de las Charcas, a tres de junio de 1576 años. De su her­
mano que le desea todo bien
el licenciado Antonio Sánchez
(A mi deseada hermana Melchora de la Cruz, mujer del señor Antonio Díaz de Soto, en la
ciudad de Ronda).
(I.G. 2089)

567.
Juan Fernández a Francisco de Madrid, en Odón,
:La Plata, 19.VII.1576
Señor hermano:
Una carta de v.m. recibí por vía de fray Juan del Campo, que cierto tuve gran contento,
por una parte de saber de la salud de v.m. y de mi hermana y sobrinos y de todos los de­
más, y fue tanta pena la que recibí de la muerte de mi hermano, que en toda mi vida se me
quitará, bendito Nuestro Señor, que su ventura fue tan triste y tan desastrado, Nuestro Se­
ñor le perdone y le lleve a su gloria, y también de la muerte de su mujer, doy gracias a Dios
por todo.
Espantado estoy de mis hermanos y hermanas no haberme escrito una carta dende Ma­
drid, pues hay tantos que vienen cada día. Dice el refrán viejo que «a muertos y a idos no
hay amigos». Mas yo espero en Dios y en Nuestra Señora de ir en salvamento y servirlos a
todos.
Escríbeme v.m. tan corto que no me da cuenta de nada. Yo di en este reino dos mil du^
cados por una hacienda que heredaron en este reino unos herederos de un hidalgo que mu­
rió en Casarubios y envío los recaudos para que Catalina de Pareja tome la posesión de ello,
tengo entendido que será buena.
A todos mis hermanos escribo, no sé si llegarán allá las cartas. A mi señora hermana >
a sus hijos me encomiende mucho, y a todos esos señores vecinos de esa villa, que cierto
tengo grande deseo de verlos, y más, como digo, con ayuda de Dios iré presto a ese reino.
Escríbeme Catalina de Pareja que estuvo mi hermana en Casarubios, y mi sobrina. Heme
holgado mucho. Hubiera dado un dedo de mi mano que un sobrino, hijo de Gregorio Her­
nández, que sea en gloria, hubiera venido a este reino, porque diera orden que fuera rico, y
remediara a sus hermanas, u otro cualquier deudo mío. A Francisca Núñez, mi hermana, y
a su hija y a su yerno y a todos los demás me encomiénde mucho, y les beso las manos, y
que nieguen a Dios que me Ueve con bien, para que yo los sirva, y si Dios fuere servido qué
los vea yo de mis ojos, mucho quería que las cartas mías fuesen a manos de todos.
No digo más, sino que mi ida será breve con el ayuda de Dios antes que pase el año de
setenta y ocho, sin duda.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 505

Al señor Melchor de Córdoba beso Jas manos, que cierto le tengo en lugar de mi her­
mano. Nuestro Señor guardé a v.m. en vida de la señora mi hermana. De la ciudad de la
Plata, 19 días del mes de julio de 1576 años. Besa las manos de v.m. su hermano
Juan Fernández
(Al muy magnífico señor Francisco de Madrid, en la villa de Odón).
(I.G. 2090)

568.
Gonzalo Ribas Valdés a su padre Alvaro Hernández de Ribos, en Oviedo.
Las Charcas, 24.111.1580
Muy ilustre señor padre:
En pasando que pasé a esta provincia hiciera esto por lo que debía a v.m. como a padre
avisando a v.m. de mis trabajos, que en aquel tiempo no creo eran pocos, y esto hiciera por
lo que como lo que debía como hijo a padre, pero, como entendería v.m., cuando de casa
de v.m. me partí, el gran juramento que hice que en tos primeros veinte años no sabrían de
mí, si era muerto ni vivo, y así, viéndome tan desfavorecido de v.m., como sabe, siempre
|: procuré de que nadie me conociese, y esto hice, porque si anduviese menos de como me
pertenecía, no fuesen con más nuevas, y parcciéndome que para remedio de esto y lo otro
| por mejor cumplir mi juramento acordé de pasar y salir de España, y pareciéndome emplea­
ría mejor, si salud tuviese, mi juventud, pasándome a las Indias que en ninguna otra parte
del mundo, y lo otro por más me apartar de la presencia de v.m. y de mi linaje, para que de
mí nadie pudiese dar nueva ni verdadera relación, y así, siempre me he negado sin darme a
conocer a ninguno de esa tierra, aunque he visto parientes hartos míos, como fue al general
que fue de esta provincia del Perú Diego Flores de Valdés. Ya sabe v.m. si es persona a
quien yo me pudiera dar a conocer, y así fue el primero que de mí supo. Y ahora, conocien­
do mi yerro, como vi que no hice lo que, como digo, estaba obligado a hacer, como los hi­
jos somos obligados a los padres, primero que es como humilde hijo me atrevo a suplicar a
van. como a mi señor y padre me sea perdonado el yerro hasta aquí hecho, pues como sabe
no fue más en mi mano de lo que hice, pues para lo hacer tuve razón harta, pues siendo el
principal heredero y primero hijo de v.m. me desfavorecía tan de veras, y así hice lo que
| más me pareció conveniente, como arriba digo, para mi remedio, para el cual, como digo,
hice el viaje que digo, la sucesión del cual verá v.m. por el capítulo siguiente.
Señor, viéndome como digo tan desfavorecido ya como desesperado, y no de la miseri-
| cordia de Dios, que con sólo su divino favor pasé el año sesenta y dos a estos reinos o pro­
vincias del Perú en hábito de soldado con tanto trabajo como más no se puede encarecer,
| así con grandes enfermedades como con tormentas fuertes que padecí, por donde me fue for­
zado de embarcarme en la isla de Santo Domingo, con más muestras de muerto que de
vivo» y con esta larga enfermedad y el cansancio largo que fue más, más de seis meses, al
cual Sn pasé en compañía de un rico mercader hasta la ciudad de Panamá, el cual me hizo
más merced que yo le podré pagar jamás, en cuyo servicio estuve otros ocho meses, aprove­
chándome de mi pluma. Al cabo de los cuales el buen hombre me dio con que tratar, por
donde con el trato y el aprovechamiento de pluma y el contino trabajo, que sin él poco se
alcanza, pasé la mayor parte de estas provincias, de las cuales habrá pocas parles de que yo
no dé buena relación, y estas partes que digo las pasé con harto trabajo mío y peligro de la
persona, pero, pues Nuestro Señor fue servido que también sucediesen, los doy por bien pa­
sados. No seré más largo en cuanto relación más de cuanto confieso tener en todo lo que
avale mi hacienda treinta mil ducados en barias de oro y plata, con las cuales, siendo Nues­
tro Señor servido, me querría pasar a España, y para esto querría con la flota del año de
ochenta y tres, o a lo menos antes, si ser pudiese, pasar a España, siendo Nuestro Señor ser­
vido, con toda mi hacienda, y de ella y de mí yo haré, y dispondré conforme a la voluntad
de v jn., como es justa razón que se haga. Y con esta voluntad de v.m. y de mi señora desde
luego se procure lo que más al propósito viniere y conviniere, pues para que más a m í salvo
se haga pido y suplico a v.m, se me envíe con la primera ilota algún hermano mío, el cual
me traiga las armas de mi linaje bien probadas, y para el embarque Jes advierto informará
íe lo que necesario se probará en la información pida en la licencia para sí y para un cria­
do, que para todo le daré recado harto para pasar en Sevilla, le darán hartos dineros para lo
que fuere menester, y también pidan le den armas dobladas como sean dos arcabuces, dos
506 ENRIQUE OTTE 1

pistoletes, dos espadas, dos dagas, porque lo tengo mucho menester para io que toca al repa­
ro de mi hacienda. El que de mis hermanos viniere no sea casado, ni velado, ni tenga otras
órdenes sacras. Dará información de esto, de lo más se informará.
Iten que, no habiendo el tal de mis hermanos que pueda hacer esta jomada mando y
pido me envíen ai pariente más cercano que de la condición susodicha se hallare, y éste sea
primo mío u otra persona de quien yo pueda fiar mi hacienda, y partir con éí de elia, lo
cual yo haré largamente de manera que sea hombre, dándole Dios salud, para que pase a
esta tierra. Pero me parece que cuando me vine a buscar mis aventuras me tengo por cierto
tenía un hermano chiquito, el cual creo que se llamaba Baltasar. Dígolo porque, si este tal
es vivo, estará en la perfecta edad para recibir el trabajo que le viniere. El cual trabajo que
él pasare en esta jomada yo le prometo que le será bien pagado, porque será tan señor de
mi hacienda como yo mismo. Y esto no habrá otra cosa más de lo por mí dicho, que yo
partiré cabalmente con éí ¡de la más parte de lo que tengo. Esto no habrá otra cosa, y vendrá
encaminado a la ciudad de las Charcas a casa de don Pedro Meléndez de Arcos o en casa
del señor don Juan de Ludeña, o en las partes que en Sevilla le darán la orden que yo en­
viaré allí a las personas que ésta darán a v.m. en mi nombre. También le suplico a mi her­
mano no sea si se tema de cosa alguna en este viaje, y no sea en él perezoso, pues la pereza
no mantiene más de pobreza y suciedad. El será muy bien tratado, como le pertenece, para
ello le proveerán bien en Sevilla en mi nombre.
Así pues que hasta aquí hablé con quien primero era obligado por este capítulo hablar
con todos mis hermanos y parientes, a los cuales pido y suplico me perdonen que no les es­
cribo, por no saber ni entender si tengo padres o parientes a quien expresamente pueda es­
cribir. Así que a todos en general suplico reciban ésta por suya y con el portador o mensaje­
ro que viniere les suplico me avisen de todo lo que hay largamente, y también Ies suplico,
siendo el dicho mi hermano, que es el muchacho que arriba digo, vivo, me le envíen luego
muy en orden, y queriendo venir el dicho Baltasarico, no venga otra persona, porque siendo
aquel vivo» es el que me conviene, porque me tendrá cuenta con la hacienda y la cobrará en
tanto que yo tengo de entender en otra cosa. Adviértase en todo lo que se ha de probar en
la información que ha de traer para que den paso, y en esto, que él deje de venir, no haya
falta ni se consienta- otra cosa, porque si caso fuere que me sucediese otra cosa, pudiese de­
jar expresamente toda mi hacienda, haciendo de cuentarque le dejaba a un mi hermano, que
para mí será muy gran contento cuan ser podría. En Sevilla se le darán cédulas de cambios
para la ciudad de fos Reyes, a mi costa si le faltaren dineros algunos. En Sevilla le darán
toda la orden que ser pueda. También le suplico venga que no es más de él ser hombre en
un año, dentro del cual, como llegue aquí, siendo Dios servido, estaremos en España.
A todos vuelvo a rogar me le envíen, o amado hermano, y raégolo cuan encarecida­
mente puedo. Le mueva el gran deseo que tengo me ver cerca de todos los de mí linaje. La
licencia, como digo, sea también para un criado que le sirva por la mar, que yo tengo dado
orden en Sevilla cómo le sea dado el dinero que le fuere menester.
Las armas de las casas anejas donde venimos y descendemos traiga pintadas en un per­
gamino, que las tengo gran necesidad. Y mire que tan mozo pasé a estas partes como él, y
con más mortal trabajo; Porque pasé sin amparo de persona, salvo el de Dios, que es El que
siempre me ayuda. En hábito de soldado me pasé.
No tengo más que suplicar ni avisar, sino que el que ésta les dará, les dará la relación
que fuere menester, y la orden que yo le envíe de lo que se ha de dar y tener cuenta de lo
que se ha de hacer. Nuestro Señor sea con todos. Hecha en las Charcas, a veinte y cuatro de
marzo de mil y quinientos y ochenta años, ilustres señores, besa las manos de v.m. su me­
nor hijo y servidor
Gonzalo de Ribas Valdés
(Al ilustre señor Alvaro Hernández de Ribas y Friera, en Oviedo).
(I.G 2092)

569.
Cristóbal Rámirez de Montalvo a su hermano don Rodrigo de Montaba, en Sevilla.
La Plata, 1.XII. 158?
Ilustre señor:
Con la de v.m. fecha a 15 de marzo del año pasado, recibí muy crecida merced, poiqué
beso a v.m. las manos muchas veces, que bien tengo entendido que v.m. habrá sentido mis
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 507

trabajos tan como hermano y señor mío. Yo me holgué mucho de saber tenía v.m. salud, la
cual dé Dios a v.m. muy cumplidamente, como puede y yo lo deseo. Siempre tuve entendi­
do que mi hermano don Alonso lo había de hacer» como tan principal caballero que es, y
que él había de ser el que me había de rescatar y ayudar, Dios se lo pague, que yo le he de
servir toda mi vida muy de veras. Ahora, mi señor, falta el perdón del rey y ha de venir en
todo caso, y ha de decir que me perdona a mí y a Zayas el crimen de la muerte de Juan de
Roa, y que, sí por ella no hubieren condenado, la Audiencia en algo nos lo vuelvan, y a mí
mis tributos corridos y por correr y demás haciendas. Por eso v.m. lo solicite y ayude alcan­
zar, y yo daré lo que costare mi peregrinación. Escribo al señor Don Alonso, nuestro her­
mano que es, de gran pérdida de mi hacienda, Dios sea loado, que con la merced que vs.
mds. me han de hacer se ha de restaurar todo. Doña María besa a v.m. las manos muchas
veces, y sus sobrinas de v.m. hacen lo mismo, y v.m. se venga en todo caso por acá, y con
un hábito de Santiago, que quien también lo puede traer razón es que venga con él. Por es­
tar tan necesitado no envío a v.m. para las costas, pero enviarlo he sin falta. Nuestro Señor
la ilustre persona de v.m. guarde como yo deseo. De La Plata, a primero de diciembre 1582
años, ilustre señor, besa las manos de v.m. su muy servidor y hermano
Cristóbal Ramírez de Montalvo
(Al ilustre señor don Rodrigo de Montalvo, en Sevilla).
(I.G. 2097)

570.
Juan de Esguivel a doña María de Espinos, en Covarrubias.
La Plata, 20.1.1584
Ilustre señora:
Esta va a la ventura y así seré breve en ella, porque tengo escrito tres por diferentes
partes, y muy largas, y en ellas doy cuenta larga de las cosas de por acá, y por si acaso fuere
que ésta llegare primero, por llevarla un hidalgo de Torquemada, que se llama Pedro Sán­
chez Ceano, que va de esta ciudad a la corte a pretender cierto negocio y hame prometido
de ir a esa villa o de enviar ésta con otras que van con ella, las cuales se darán luego en
mano propia. Y con él puede v.m. escribir largo de todo lo que en las otras cartas escribo,
lo cual ya cuando ésta llegue habrá sabido v.m. Mas para que v.m. no ignore de ello, en ésta
lo diré en suma, por no ser tan enfadoso con mis cartas que van bien largas, y es que ya,
cuando ésta llegue, habrá sabido v.m. la muerte del viejo que esté en gloria, el cual murió
como vivió, y como quien era hizo testamento, y ordenó su ánima como cristianísimo. Y
sobre otras cláusulas que dejó declaró el dote que a v.m. había dado, y a su hermana y man­
dó se tomase al montón, y que partiesen por iguales, pues por manera que según las hacien­
das que dejó de chácaras, estancias de ganado, casas y solares y barras y reales y otros bienes
muebles que fueron hartos, como v.m. sabe, vendrá v.m, a heredad más de cinco o seis mil
pesos, más de los cuales llevó en dote. Y para que esto se cobre y venga a efecto esta co­
branza y no se quede Rodrigo de Soria con más de veinte mil pesos que es a cargo al viejo
de tos diezmos que tuvieron en compañía es necesario que v.m., vista ésta, envíe a esta ciu­
dad una persona tal que ni tenga ni deba y que sobre todo sea hombre de bien, para que
pida cumplimiento del testamento y cuentas a Rodrigo de Soria, y a los albaceas que fueron
del viejo y para que saque cartas de descomunión que se entiende al tiempo que el viejo
murió se escondieron muchos reales y tejuelos de plata y barras, que, como sabe v.m., tenía
de esto harto, y para que dé poder de cualesquiera escribanos saquen cualesquier escrituras,
y también para que pueda hacer cualesquier conciertos y esperas sueltas, y para nombrar
contadores y jueces árbitros, y para vender y hacer todas las demás cosas que convengan, de
manera que el poder venga muy amplio y ha de ser como tutora y curadora de Juan de Es-
quivel e Isabel de Esquivel, y venga de manera que acá no le tachen el poder que trajere el
que viniere, y también puede venir a mí y ponerle este gravamen, que no haga cosa en el
poder contenida sin que primero me lo diga, y trata conmigo, porque de otra manera bien
sabe v.m. que soy perro viejo en esta tierra, y que le advertiré yo de muchas cosas más de
las que él sabrá. Y esto ha de ser con mucha brevedad, porque cuanta más tuviere más bre­
ve le ira a v.m. hartos reales. Y esto sea todo de acuerdo y parecer de los dos mejores letra­
dos de Valladolid, y para ello se vaya allá.
También, en suma, advertiré en ésta en lo que toca al negocio de Juan García Torneo,
y es que, como v.m. sabe, mi tío, que esté en gloria, le vendió el oficio en siete mil pesos, y
sos ENRIQUE OTTE

al tiempo cuando se le vendió este Juan García era falsario, que había falseado tres o cuati»
provisiones en la Audiencia de Panamá, como de esto y otras cosas dirá bien ei doctor Ba­
rros, que está en la corte, que fue privado, y por ser tal falsario y que no advirtió de ello a
esta Real Audiencia ni a los del cabildo ni a mi tío, está obligado a volver y restituir todo
cuanto en el oficio ha ganado, que son más de cincuenta mil pesos, y aún no está libre de
estas falsedades, y habiéndose dado provisiones para prenderle acerca de esto le prendieron
en el Cuzco y llevándole a Lima se soltó y huyó en el camino, y de esto hay cien testigos en
este reino y de todas- las demás cosas.
Hay letrados en esta ciudad y son de parecer está éste obligado a restituir a v.m. y a mis
primos todo cuanto ha ganado, y de esto se puede informar el señor Carrillo mejor en Va­
lladolid de otros mejores letrados, y se le puede poner demanda de ello en esa villa o en Va­
lladolid o en el Consejo de Indias, por manera que, dándose en ello razonable manera a di­
cho de todos los de por acá por vía de concierto se sacaran mucha cantidad de pesos de oro.
Y este Juan Garría está temeroso de esto y está muy rico y llevará a España más de sesenta
mil pesos. V.m. ponga en esto mucha calor, pues le va tanto, y no haya descuido. AI señor
Carrillo beso las manos y haya ésta por suya. A Juanico suplico a v.m. se tenga mucho cui­
dado estudie. Nuestro Señor, etc. De La Plata, y de enero 20 1584, besa las manos de v.m.
Juan de Esquivel .
(A la ilustre señora doña María de Espinos, en Covarrubias).

571.
Juan de Esquivel a su primo Cristóbal de Aldana, en Covarrubias.
La Plata, 20.1.1584
Ilustre señor:
Por otras tengo escrito a v.m. muy largo dando cuenta de mi llegada a esta ciudad, y de
otras cosas, y por ofrecerse ahora el señor Pedro Sánchez Ceano, que es natural de la villa,
de Torquemada, el cual va de estos reinos para la corte a pretender cierto negocio y ha de
volver acá, y a esta causa va pobre, y para que v.m. sepa del cuando se tiene que volver,
para que me escriba largo de todo lo que por esa tierra pasa quise escribir ésta, aunque cor­
ta, por no enfadar con las demás que tengo escritas. Y asi, sólo servirá ésta de cómo estoy
bueno y tengo salud, y muy contento de verme en esta tierra, porque era de mí muy desea­
do y pluguiera a Dios hubiera sido antes, que yo fuera muy rico, mas no se ha perdido
coyuntura ahora, porque está esta tierra la más fértil y abundosa de plata que jamás estuvo,
y muy aparejada para ganar de comer, y esto procuraré yo de hacer y dejar cosas pasadas, .
porque cierto he sentido mucho el venir a estas partes, porque han sido grandes los trabajos
que he pasado, y sé ya lo que vale un real, y lo poco que vale quien no tiene, y así, mirando
esto y habiendo pasado por mí lo que he pasado valdráme más un año que cuatro, aunque
esto de gastar no se puede excusar, mas de gastar a gastar va mucho, porque si fuese lo que
solía sería nunca acabar. Yo confío en Dios de estar presto en esa tierra, y muy rico, y que
no habré menester a nadie, ni le pediré su hacienda, y entenderán soy para ganarla, y para
perderla y jugarla, y haré lo que mejor me estuviere sin dar cuenta a nadie, ni que nadie me
la pida, y ya no será lo que antes era, porque iré tan otro que los que me conocieron digan
que no soy yo, y de esto yo lo aseguro, y quizá pesara a alguno. Después de haber escrito las
otras cartas que entiendo llegarán antes de ésta como se recreció la ida del señor Ceano,
acordé de tratar con él de que me trajese en su compañía a Dionisito, mi sobrino, el cual
me lo prometió de hacer así. Ahí escribo a Periquito me le envíe con él y que le dé el avia-
miento necesario para su venida. Suplico a v.m. que de su parte haga lo que en sí fuere,
porque me hallo muy solo en esta tierra sin ningún deudo, y lo deseo, porque somos morta­
les, y vale más que goce mis parientes de mi hacienda o el pariente que viniere que no los
extraños. Yo entiendo que Dionisito se holgara de ello por verme, y yo me holgaré más por
verle, porque quiero a ese niño en el alma, y deseo aprovecharle todo lo que pudiere, por­
que demás de ser bien inclinado tiene habilidad para caer en él cualquier cosa que en él se
hiciere, y en este reino no han menester los hombres lerdos sino que sean para todo, y se­
pan cuántos oficios hay, porque de otra manera también hay acá trabajos como allá.
Ahí escribo a doña María que me envíe ciertos recados, o envíen persona para ello para
cobrar la herencia de su padre, que entiendo que si h a « lo que la envío a decir le valdrá
más de lo que sacó de esta tierra, y cuando ella no lo quisiere hacer, Juanito es hombre y lo
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 509

pedirá en algún tiempo, que yo estoy aquí y no le tiene de faltar lo que yo tuviere mientras
viviere, y papeles le tengo yo guardado que, aunque sea de aquí a cien años, habrá tiempo,
mas no aguardaré yo a que él lo pida tan a lo largo, que 'no aguardaré más de la respuesta
de las cartas que envío en esta Ilota, o con sí o no, le enviaré luego a llamar para el efecto, y
yo le haré muy buenas espaldas, y le enviaré que gaste por el camino y venga muy a su gus­
to, y él y yo nos entenderemos acá, y nos habremos dar muy buena maña. A v.m. suplico
me haga a mí merced de tener cuenta con ese niño y mirar no ande ocioso y que estudie,
que yo confio en Dios que él será muy rico y tendrá mucho contento.
AI señor Cristóbal de Aldana beso las manos muchas veces y que haya ésta por suya. A
la señora doña Catalina de Olmedo y a la señora doña Jerónima y doña Isabel beso las ma­
nos y las suplico me encomienden muy a Dios y a señor San Miguel y San Antón y a los
gloriosos mártires San Cosme y Damián, y que en hacer ésto harán lo que deben, demás que
yo les dé mi palabra de servirlas con muchas veras en todo lo que mis fuerzas alcanzaren.
Al señor Alonso Martínez y a mi señora Francisca de Castejón beso mil veces las manos. Al
señor Nicolás del Campo suplico a v.m. de mi parte le diga beso mil veces tas manos a su
merced, y le suplico que, aunque yo no lo haya merecido, en sus sacrificios y oraciones me
encomiende a Dios, porque además de debérmelo a mi voluntad está obligado su merced a
hacerlo por ser quien es, y que de las personas tales se han de ayudar los que poco pueden.
Demás que de aquí adelante de lo que a esa tierra enviare ha de ser mi tesorero y tenedor
de todo ello, y asi irá dirigido a su merced. No hay otra cosa. Nuestro Señor guarde a v.m. y
nos deje ver con brevedad que así será. De La Plata, y de enero 20 1584, ilustre señor, besa
a v.m. las manos este verdadero primo
Juan de Esquivel
(Al ilustre señor Cristóbal de Aldana, en la villa de Covarrubias).
. (I.G, 2097)
572.
García de Zárate a su hermana Ana de Zárate, eñ Baeza.
Las Charcas, 24.IX. 1594
Tres cartas he escrito a v.m. y no he tenido respuesta más que de la una, y por ella
v.m. me hace saber cómo ésta buena, a Dios gracias, que no ha sido para mí poco contento
en saber que v.m. y mis sobrinos la tienen. Ya por ellas había entendido v.m. la voluntad
que tengo de acudir a lais necesidades de v.m. y para el remedio de mis sobrinas, pues que­
daron con la necesidad que yo sé.
No le he enviado hasta ahora nada, por entender que se iba de ahí un amigo mío que lo
llevara, mas ahora suplico a v.m, que me envíe uno de sus hijos o entrambos, pues sabe que
lo que Dios me ha dado no tengo a quien dejarlo sino a ellos. V.m. haga instancia de que
con la Ilota primera me los envíe, siquiera a uno, que será muy bien recibido, pues los tengo
deseados. Y prometo a v.m. que el no haber acudido a las necesidades de v.m. y mis sobri­
nas que no ha sido falta de voluntad, y no lo he dejado de hacer sino por no tener con
quién seguramente enviarlo. Si Dios fuere servido venidos mis sobrinos a esta tierra, habrá
con quien enviarlo, aunque se vuelva con la primera ilota cuando no hubiere otro remedio.
Tomo referir a v.m. que sin falta sea su venida, pues así se seguirá mucho provecho para to­
dos. Yo tengo encargado a un capitán de un galeón, que se llama Gonzalo de la Puente, que
mostrando mis cartas le embarcará aunque no sea (?) con qué embarcarse, que yo se lo ten­
go rogado, y lo hará así. A mis primas María de Zárate e Isabel de Zárate beso las manos.
No tengo más que decir, sino que guarde Dios a vJm. y a mis sobrinas como puede y yo
la deseo. De la ciudad de las Charcas, a 24 de septiembre de noventa y cuatro años
García de Zárate
(A mi hermana Ana de Zárate, en la ciudad de Baeza).
(I.G.2102)

573.
Licenciado Juan de Lapidaria, oidor de la Audiencia Real, a su hijo Pedro de Lapidana, en
Madrid o Valladolid.
La Plata, 12.111.1597
Hijo Pedro, ya os parecerán muchas mis cartas, y no puedo creer que no las deseáis que
510 ENRIQUE OTTE

sean muchas más, pues son de vuestro padre que mucho os ama. La causa de escribiros tan­
tas es el contento que recibo en hacerlo, y que es razón acudir a esta ocasión del agravio
que se nos ha hecho al presidente de esta Audiencia y a mí uno muy grande por nuestro vi­
sitador otro no menor por los oidores que hay en esta Audiencia, que son dos.
Por el mes de noviembre escribimos al Consejo lo que en esto pasaba, y yo os escribí
viniésedes a Madrid a tratar de ello, cuando ésta recibáis creo yo que tendréis despachado
las dos cosas que pido; que nos restituyan las plazas, y hecho esto, se me diese a m í licencia
para ir a esa corte a dar relación a su majestad de algunas cosas de su servicio.
Ahora sucedió que el visitador, visto que nos había hecho agravio en suspendernos, nos
desagravió con proveer autos en que nos alzaba la suspensión, y nos restituía las plazas. Y
presentándonos ante los dos oidores, no quisieron admitimos por decir que no tiene el visi­
tador comisión de su majestad para restituir, aunque la tuvo para suspender. Sobre lo cual
hemos acudido al virrey. No sabemos lo que proveerá, y así acudimos al Consejo.
Mis recados y papeles *van dirigidos al señor don García de Alvarado, para que su mer­
ced lo haga ver en Consejo ¡y haga despachar en las dos cosas que arriba digo. Si no hubiére-
des ido a Madrid por no haber recibido mis cartas, vista ésta, os id y acudir al señor don
García, que su merced os dirá lo que habéis de hacer conforme a los papeles y el estado que
el negocio tuviere. Y lo mismo os advertirá Domingo de Uribe, y no menos el señor secreta­
rio Francisco de Valmaseda, cuya orden seguiréis e iréis a la corte bien tratado con dos cria­
dos, y procederéis con cordura y reportamiento, y las cédulas que se mandaren despachar
las enviaréis por triplicadas por diversas manos, y llevaréis dinero para paga letrado, procu­
rador y oficiales.
A mi señora doña Ana y a mi María escribo, porque querría besar las manos a su mer­
ced en persona, y esto se hará en enviándome vos la licencia, la cual se pedirá con las cau­
sas que tengo avisado, y con ayuda de costa por los días de mi vida, que ya no pueden ser
muchos. Y tomaré la librada en la caja de Potosí, donde se me pagan los 4.000 pesos en
sayados de mi salario. Y con esto ahora no os quiero decir más de que Nuestro Señor os
haga tan hombre de bien como yo deseo. De la Plata, 12 de marzo 1597
el licenciado Lapidara.
Poder para lo que fuera menester va en el pliego de Juan Suárez de Cepeda, que esos señores
os dirán quienes.
(A mi hijo Pedro de Lapidana y Hueva, en Madrid o Valladolid).
(I.G. 1248)

574.
Agustín Tozoni Saavedra.
La Plata, 13.111.1616
Muy gran contento recibimos todos los amigos y servidores de v.m. con sus cartas en
saberle su salud y buen estado de sus negocios, y vayan siempre en aumento como desea­
mos, para que se venga presto a su casa, que hace v.m. por acá mucha falta.
Lo que hay de nuevo que avisar a v.m. es que la persona que dejó nombrada para el
uso de su oficio se murió y por el poder que v.m. dejó se nombró a otra por cuatro años, y
dio adelantado mil quinientos pesos, que con lo que estaba acá ido se le enviarán a v.m. en
la primera ocasión dos mil pesos, y así v.m. podrá acudir a Sevilla a casa de aquel caballero
amigo de v.m., adonde han de ir consignado.
Hubo por acá una. pestilencia de un mal que llaman garotillo. Murieron muchas perso­
nas, que fue cosa extraña, y entre las personas conocidas murieron doña Juana, la mujer del
relator Velázquez, de parlo, también murió el licenciado Lázaro N iñ ez de Loaysa, que le
mató Lorenzo Hernández Carvajal. También murió Francisco Hernández, el jurado amigo
de v,m„ y dejó de hacienda más de quince mil pesos, porque dejó cuatro esclavos oficiales
de aquel oficio, y una esclava, gran cocinera, y mucho corambre curtido, y la pecunia y ca­
sas y otros muchos bienes, y por lo que v.m. me escribió de que era casado en esa tierra
quise ver el testamento que hizo, y en él dice que es viudo y que fue casado con una Isabel
de Cuellar que suponía ya difunta, y que no tiene hijos con esa mujer, ni padre ni madre, y
declara que recibió en dote con su mujer cierta cantidad de ducados, como parecerá, manda
que se le den tres mil ducados a once reales de su dote, y bienes gananciales por haber con
ellos. Encarga a sus alhaceas que se los den de lo mejor parado de sus bienes, y nombra en
la ciudad de Sevilla a una persona por su albacea, para que se los dé, porque dice la conoce
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 511

muy bien. También mandó otros dos mil pesos para una cofradía que está en la parroquia
y colación donde él vivía para casar huérfanas, y a un hijo suyo mestizo le deja todo lo de­
más por heredero de su hacienda, y así la hacienda que manda está toda en un depositario
general hasta que vengan por ello o envíen con recados bastantes, para que se lo entreguen,
porque las deudas que acá dejó ya se pagaron todas y sobre esto no digo más. De la Plata, y
marzo 13 de 1616, de v.m. su servidor,
Agustín Tozoni de Saavedra
(I.G. 1377)
512 ENRIQUE OTTE

A U LLA GAS

575.
Diego de la Pila Vanegas a su primo Manrique de Chaves Chacón, en Villagarcia. <
Aullagas, i 5.V.1595
El no haber escrito a v.m. en las dos flotas pasadas ha sido por no haberme respondido
a la postrera que escribí a v.m., que no merece mi voluntad esa paga. Y aunque estaba con
determinación de no escribir a v.m., el amor grande que le tengo no me da lugar a otra
cosa, pues sabe v.m. que siempre lo tuve a v.m. y a la señora mi tía, que esté en el cielo,
como a quien tanto debía, que pluguiera a Dios me hiciera tanta merced que ella fuera viva,
y yo me hallara en esa tierra con el posible que Dios ha sido servido darme para la regalar y
servir como se lo debía. Que cierto de su merced a mis padres, si los tuviera, no hiciera dife­
rencia, y de aquesto bien creo tendrá v.m. satisfacción así como sabe las obligaciones que:
para ello tengo. Y para que más se entere v.m. en esto, señor primo, por la poca salud que
tengo dicho a años, venga v.m. en la primera flota, que, pues Dios ha sido servido de darme
con que pueda vivir en España, me quiero ir adonde, cuando Dios me'lieve, sea en su casa
de v.m. y a quien deje cuatro maravedís que Dios me ha dado. Y no le impida a v.m. la di­
ficultad del camino, que muchos pasan por venir a ganar hacienda por sus personas, y, pues
v.m. la tiene aquí ganada, no será bien la deje perder, no teniendo a quien poder darla sino
a v.m. y a mis sobrinos.
A la señora mi prima suplico tenga por bien su venida de v.m., pues la vuelta ha de ser
tan breve, pues será en la primera flota que se parta, venido v.m. a esta tierra. De que doy a •
su merced palabra que por su soledad y ausencia de v.m. se lo serviré ¡legándome Dios a
España, y no quiero que v.m. se acobarde por el gasto que ha de hacer, que yo di a v.m. mi
palabra que, en llegando, de pagar con el colmo, porque espero, siendo Dios servido, de ver
presto a v.m. cumpliéndose mi deseo. No soy más largo. Fecha en las Ahullacas a quince de
mayo de mil y quinientos y noventa y cinco años, su primo - •
Diego de la Pila Vanegas
(A mi primo Manrique de Chaves Chacón, en el maestrazgo de Santiago, en Villagarcia).
(I.G. 2104)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 513

LA PAZ

576.
Capitán Alonso de Mendoza a Alonso Niño Sufre, en Rioseco.
La Paz. 31.111.1540
Magnifico señor:
Algunas veces he escrito a v.m. y de sólo una tengo respuesta. No sé a quien echar la
culpa, y por esto callo. En ellas he dado larga cuenta a v.m. de mi vida y trabajos, y en ésta
seré breve, pues el señor Juan de Avalos Sufre, mí hermano, es el portador, y él dirá todo lo
que yo podré escribir.
■ Con Gaspar de Viilaruel escribí a v.m. me enviase dos hijos de los suyos, por tener acá
deudos en mi compañía, y ahora con la ausencia del señor mi hermano tengo más deseo y
necesidad de ellos, v.m. me los envíe en la primera armada, que allá darán recaudo para
todo, y acá serán mirados y tratados como el deudo me obliga, y pues ellos vienen a hacer
lo que yo, que es servir a su majestad, si viven tendrán de comer. Nuestro Señor guarde la
magnífica persona de v.m. como desea. De Nuestra Señora de la Paz, postrero de marzo año
de quinientos y cuarenta, besa las manos de v.m.
Alonso de Mendoza
(Al magnífico señor Alonso Niño Sufre, en Rioseco).
(I.G. 2078)

577.
Francisco de Barrionuew a Juan de Barrionuew, regidor de Soria.
' La Paz, 4.1.1559
Muy magnífico señor:
- Muchos días ha que Juan de Barríonuevo, mi hermano, que haya gloria, me escribió
dos o tres veces que su hijo Roque Barríonuevo estaba ya de edad de podérmelo enviar, y
cierto yo lo deseo mucho, porque, como yo estoy tan viejo y tan solo quem a que fuese ya
venido. Otra vez le he escrito que venga; no sé si han llegado allá las cartas. Si él no se ha
partido, v.m. me le envíe luego, porque dejado de no tener acá nadie y estar tan solo estoy
gotoso, que se pasan tres meses que no me puedo levantar de la cama. Que no querría mo­
rirme hasta que acá le viese. Yo estoy con gran voluntad de irme a esa mi tierra.
Al señor Hernando de Barrionuevo y a todos esos caballeros beso las manos. A la seño­
ra doña Catalina, mi hermana, no escribo. V.m. le díga lo que en otras caitas escribo del
monasterio, y de todo lo de allá me escriba con Roque de Barrionuevo, mi sobrino. Esos se­
ñores del Consejo darán luego licencia, viendo la causa que hay, v.m. le dé esta carta. El me
ha escrito una carta en que me dice que su tardanza ha sido por no haberle dado licencia. Si
él tiene gana de venir, póngalo luego por obra. Nuestro Señor guarde a v.m. como él desea.
De Nuestra Señora de la Paz, a cuatro días del mes de enero de mil y quinientos y cincuen­
ta y nueve años, a lo que v.m. encomendare !
¡ Francisco de Barrionuevo
(Al muy magnífico señor Juan de Barrionuevo, regidor de la ciudad de Soria).
(I.G. 2080)

578.
María de Solazar a Catalina de Rebolledo, en Reinosa.
La Paz, 24.X. 1569
Muy magnífica señora:
Tengo escritas tantas a v.m. que ya no tienen cuenta, y sola una de v.m. he visto, cuan­
to a que estoy en este reino, siendo recién casada. No sé qué es la ocasión, porque v.m. me
ha olvidado mostrando v.m. quererme tanto en tiempo que era pobre, y habiéndome criado
y entendido v.m. de mí que a ninguna de mis tías ni aun a mi señora, que Haya gloria, quise
5J4 ENRIQUE OTTE
tanto. Porque, como v.m. sabe, no la conocí, para poderme acordar de ella. Y es verdad,
cierto, que después de salvarme no deseo cosa tanto como de ver a v.m., y verla antes que
me muera. Hácelo v.m. mal que, como vienen las cartas a Sevilla a las cosas de Hernando
de Rebolledo, no seria mucho que viniesen a mi poder, y por no poder saber si v.m. es
muerta o viva, he dejado de enviarle dineros, y otras cosas, y así envié una fuente de plata,
que valía a cien ducados, para v.m., y unos cálices de plata y vinajeras para San Sebastián y
San Esteban, y cuatrocientos ducados para que casasen las hijas natural« de Francisco de
Rebolledo, y de Juana Gómez, y una joya de oro para María de Brizuela, que valia cien du­
cados, y de ninguna cosa de esto he sabido si fue allá, porque yo lo di a mi hermano, que
haya gloria, para que lo llevase, que iba entonces allá, y por mis pecados quedóse en Tierra
Firme. Escribióme antes que muriese que lo había enviado, ni sé si lo recibieron. Esta es la
razón porque he dejado de enviar muchas cosas, y no porque no podía enviarlo.
Al tiempo que murió ¡el malogrado de mi hermano dejó seis mil pesos para hacer una
alhóndiga en ese pueblo. Y es cosa muy buena y provechosa para los pobres. No veo que,
aunque lo he escrito y enviado el traslado del testamento me ha respondido. También escri­
bí a mi hermano fray Diego de Rebolledo, y pues no me ha respondido, creo debe ser muer­
to. No sé qué lo hace, sino que tienen en poco las cosas de por acá, que piensan que es
como la laceria de allá, pues a fe que no dejar, de perder más de lo que piensan, porque loo­
res a Dios, yo tengo conque poder hacer a mis parientes tanto bien como otra mujer a los
suyos, y no tengo otra lástima sino estar tan sola en esta tierra, que no tengo a quien poder
dar el bien que puedo y tengo, y así es deseado mucho que algunos hijos de v.m. viniesen
por acá. Pero pues v.m. no los quiere enviármelos, menos venir, aunque bien sé yo que si a
otro alguno de mis parientes que viniesen lo harían, no me quiero detener, porque escribo
con duda que sea v.m. viva. Esta sólo quiero que sirva, para que, en recibiéndola; v.m. me
avise de su salud, y me responda a las que hasta ahora he escrito» y me dé relación de las
cosas de por allá. Y pues que v.m. no es servida de me haber enviado a ninguno de sus hi­
jos, suplico a v.m. diga al señor Elgueta y a mi señora tía Ana de Rebolledo, si le da gusto
me envien a Melchor de Elgueta, su hijo. Que yo sé que no dejarán de lo hacer, y deles v.m,
mis besamanos, y que se acordaren de enviarle, y si el padre fray Diego, mi hermano, fuere
vivo, haga v.m. con él que también se venga acá, y venirse han juntos, que yo les enviare re­
cado a Sevilla o Francisco de Aguilar se lo dará, porque de esta manera estaré consolada, y
tendré algún contento. Y porque cada día estaré aguardándoles y carta de v.m., no diré más
MR de quedar suplicando a Nuestro Señor nos deje ver con bien. Mandará v.m. dar mis besama­
nos a todas esas señoras conocidas, y las de v.m. besa Diego García de Viliaión, De La Paz,
24 de octubre de 1569. Muy magnífica señora, besa las manos de v.m. su servidora
Wait. María de Salazar
(A la muy magnífica señora Catalina de Rebolledo, en la villa de Reinosa).
(I.G. 2085) .
579.
Alvaro Ramírez.
La Paz, 15.1.1586
Ilustre señor:
Una de v.m. recibí y con ella toda merced y contento en saber v.m. y mi señora herma­
na y todos sus hijos de v.m. tienen salud, la cual dé v.m. a vs. mds. con mucho contento,
amén. Y paréceme que v.m. está disgustoso, porque yo no he escrito a vs. mds. La causa ha
sido por no haber podido enviar alguna plata a vs. mds. y a la señora mi hermana Mencía
Ramírez, porque tenía propósito de hasta enviarlo a vs. mds. no escribirle, lo cual cumplie­
ra en ésta, sino fuera porque no diga v.m. que lo hago mal, y así me quiero disculpar. Yo a
seis años que ando en pleitos sobre un ingenio de azúcar que tengo, en el cual tiempo he
gastado muchos dineros, ya que vine a salir con él estaba ya perdido todo, y de unas fianzas
que hice gastado trece mil pesos, y estas causas me han puesto de tal manera y los gastos
que se han hecho en lo de los luteranos, que gastó García Enríquez más de tres mil pesos,
que todas estas eosas me han dejado tal que no alcanzo un peso a tenerle en mi casa, ni he
hallado sobre toda mi hacienda, que vale más de sesenta mil ducados, mil y quinientos pe­
sos, que tomar a censo para enviar a v.m. Mas yo prometo con el ayuda de Dios ir cobran­
do y restaurando lo perdido, de manera que yo enviaré a v.m. plata, para que no se pase
tanta necesidad, y esto sera sin falta para de aquí a un año, mediante Dios, y así lo prometo,
a mi señora hermana le diga a v.m. que no estoy tan olvidado como le parece, sino que es­
tos trabaje» no me han dado lugar a hacer lo que tanto he deseado, y deseo más para cuan­
do digo no habrá falta.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 515

A todos esos señores sobrinos y sobrinas, hijos de vs. mds., beso las manos muchas ve­
ces, y asimismo en el entretanto recibiré mucha merced de v,m. me la haga, que para estar
algo descansado acá y. para librarme de ios trabajos que acá tengo andado sobre mis hacien­
das me envíen a Gaspar Enríquez de Piedrahita, hijo de vs. mds., mi sobrino, para que ande
sobre eilo y me descuide de algo, que yo le haré acá hombre con el ayuda de Dios, para que
lleve para dar descanso a vs. mds. Y en esto no haya falta de enviármele, porque será para
mí muy gran merced, y darle he parte de mi hacienda, porque ya yo soy viejo y no puedo
andar en todo.
Doña Juana besa las manos de v.m,, y ella y yo las de mi señora hermana. Holgarme de
saber de mi señora hermana doña Leonor Enríquez, y la certinidad y con quién pasó y
cómo está y dónde reside y cómo le va. Escríbeme v.m. tan corto que no me avisa de todo lo
que allá pasa, que será para mí muy gran merced escríbeme v.m. A la señora María Bautis­
ta beso las manos. Al señor Luis Ramírez, que la carta para Luis Ramírez no se la he dado,
porque está en Potosí, que no quiso estar en mi casa por reñirle sus juegos, y se fue a Poto­
sí, y que me escribió una carta sobre un primo mío, llamado Martín de la Cruz, que dicen
murió en La Buraca, para que supiese lo que había dejado. Hay más de dos mil leguas de
aquí a La Buraca, porque es allá en las islas junto a Tierra Firme, y a esta causa no puedo
saber ninguna cosa. De Payo Sotelo se dice que es vecino de Camay, ha traído grandes tra­
bajos y pleitos con el gobernador y salió con bien de ellos y está rico y con bien de comer.
Esto diga v.m. a su madre y parientes.
Y porque García Enríquez escribe largo, Nuestro Señor me deje ver a vs. mds. presto,
que si puedo, venido mi sobrino Gaspar Enríquez de Piedrahita, yo estaré allá muy presto.
De la Paz, y de enero quince de ochenta y seis años, ilustre señor besa las manos de v.m. su
más servidor
Alvaro Ramírez
No escribo a mi hermana Elvira Ramírez, porque su hijo escribe. Y a mi hermana doña
Leonor avíseme v.m. de su casamiento y cómo fue, porque se casó ese caballero más por
pensar que era rica que por su edad.
(I.Gr 2097)
516- ENR1QUE OTTE

CHUQUIABO

580.
Francisco de Vascones a su primo Esteban Malla de Salceda, en Aguilar del Campo.
Chuquiabo, 24.IX.1596
A dos cartas de v.m. debo respuesta, la una que me dio Pedro de Quevedo, vecino de la
villa de Reinosa, y la otra por la vía del secretario Navamuel, en que dice v.m. tiene salud y
mi señora doña Juana, y les ha dado Dios hijos de bendición; gócenlos vs. mds. muchos
años con el aumento que sus primos y servidores deseamos.
Asimismo dice v.m. por la suya que mi señora doña Francisca de la Madrid y mi her­
mana Catalina de Vascones, que por la vía dei dicho secretario Alvaro Ruiz de Navamuel
han escrito largo de las cosas de la tierra, no han llegado a mi poder. Yo les escribo que en
la primera ilota que saliere de la ciudad de Los Reyes les enviaré una barra de plata ensaya­
da y marcada, y que me avisen si han recibido los trescientos ducados con Juan de Aguilar
Rebolledo, porque no he recibido carta de que los haya dado; v.m. me lo avíse presto y con
brevedad o por la vía del dicho secretario Navamuel.
Cartas tuve de Hernando de Bustamante, nuestro primo, de cómo había fallecido Ana
de Torres, su suegra de v.m., y madre de mi señora doña Juana de Santillán, y había dejado
de hacienda más de veinte mil pesos ensayados a Lucas de Medina Fumar, su yerno. Sí v.m.
gustare que hagamos la diligencia, lo haremos como v.m. lo verá, enviándonos los poderes y
recaudos que sean necesarios, la haremos. Y si v.m. los enviare, vengan muy amplios y
comprobados a mí y a Hernando de Bustamante que reside en el asiento de Potosí. Y verá
v.m. como lo ponemos luego por obra. De lo que se hiciere daremos aviso a v.m.
Fue Dios servido de me llevar a doña María, y dejarme cuatro hijas y dos hijos. Fue
para mí gran pérdida, la mayor que me pudo venir. Sírvase Dios con todo, amén, y nos deje
ver algún día, que yo estoy determinado de irme a España y acabar mi vida donde la acaba­
ron mis padres.
_ A mi señora doña Juana beso las manos muchas veces, y que no quisiera avisar esta
nueva por el disgusto que su merced sentirá, son cosas que Dios hace, sírvase con ellas. No
hay que avisar más a v.m. de por acá. No eche en olvido v.m. esta causa, porque ¡e vendrá
de interés más de ocho mil ducados, porque el cuñado está muy rico, que le hacen de cien
mil pesos ensayados, y tres pares de casas, y pagará luego lo que a v.m. tocare. Y de Chu­
quiabo, a 24 de septiembre 1596 años.
Francisco de Vascones
(A Esteban Malla de Salceda, mi primo, en la villa de Aguilar del Campo, del obispado de
Burgos, al porte cuatro reales)..

581.
Hernando de Bustamante y Solórzano a su primo Esteban Malla de Salceda, en Aguilar del
Campo,
Potosí, 9.XI.1596
Por personas que han venido de esa villa de Aguilar del Campo y de Sevilla, deudos
míos, he sabido v.m. y mí señora doña Juana tienen salud, y les ha dado Dios hijos de ben­
dición. Muchos años los gocen vs. mds., como este deudo y tan servidor desea.
De lo que por acá hay de que avisar a v.m. de nuevo, aunque muy mal ha cumplido
v.m. la palabra que en Potosí tantas veces me dio de que me avisaría de mi madre y herma­
nos, qué había Dios hecho de ellos, que después que de allá salí no he sabido de ellas por
estar tan a trasmano, como es en Rocín de los Molinos, que por maravilla viene gente a es­
tas partes, y haber quedado mi señora madre doña Ana de Solórzano, tía de v.m., tan huér­
fana y tan pobre, y haberle muerto a su marido, como v.m. mejor sabe. Suplico a v.m., se­
ñor primo, me escriba qué ha hecho Dios de ellas, y adonde están, y si sirven en alguna par­
te, que por acá me han dicho ciertas personas que andaban a servir, y que mi madre pasaba
trabajo. Suplico a v.m. la favorezca con lo que pudiere, que en la primera flota que hubiere
le enviaré una barra de plata ensayada, e irá dirigida al licenciado Solórzano, alcalde de gra­
das en Sevilla, y de allí podrá v.m. pagarse.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 517

Puede haber diez meses, poco m is o menos, fue Dios servido de llevar a Ana de Torres,
su suegra de v.ra,, y se enterró muy honradamente, y quedó fama de haber dejado más de
veinte mil pesos en poder de Lucas de Medina Pum a^ su cuñado. Si v.m. fuere servido de
que por acá yo haga alguna diligencia en los cobrar, enviándome v.m. los recaudos y pode­
res muy bastantes, y por dos duplicados, para que si uno se perdiere venga otro, y vengan
comprobados, que yo haré la diligencia que v.m. verá, que buen rico está su cuñado, que
vale su hacienda cien mil pesos ensayados, y más menester lo ha v.m. que no él, que harto
tiene, y de ¡o que yo hiciere avisándome v.m. y venidos los poderes le avisaré con Antonio
de Hergueta que está de camino para España, o con Luis Diez de Solórzano, nuestro primo,
que asimismo se va a España. En Sevilla está Pedro de Moya, mercader, que ha de venir en
la flota. Con ese puede enviar v.m. los recaudos, que yo haré !a diligencia como primo. A
Antonio de Solórzano, mi tío, beso las manos, y al señor Francisco de Bustamante, mi pri­
mo, con todos los demás deudos y parientes que v.m. viere hay obligación.
No digo más de que Nuestro Señor nos deje ver, y con descanso en esa villa, que yo es­
pero en él que dentro de tres años irá a España.
Todavía anda el cerro y metales de él muy prósperos y ricos, mejor que nunca anduvie­
ron. Otro no se ofrece, y de Potosí, y de noviembre 9 de 1596 años
Hernando de Bustamante y Solóizano
(Esteban Malla de Salceda, en la villa de Aguilar del Campo, en el arzobispado de Burgos,
de porte 4 reales).
(I.G. 2104)
518 ENRIQUE OTTE

POTOSI

582.
Juan Sánchez a su mujer Eulalia García, en Mirandilla.
Potosí, 8.111.1557
Señora:
Habrá tres años escribí a v.m. con Juan Diez Palomo, y envié a v.m. ciento y diez pe­
sos de buena moneda. Bien creo los haya recibido, que estoy espantado no haber visto carta
vuestra, ni sé si son vivos ni muertos. Suplícoos me escribáis siempre. Ni de padre ni her­
mano no tengo carta ninguna.
Con el que la presente lleva, que es Francisco Márquez, es mi voluntad que os vengáis
a estos reinos del Perú, provincia de las Charcas, con vuestros hijos y hermanos, y mira que
no hagáis otra cosa, por amor de Dios, porque yo estoy muy arraigado en esta provincia de
las Charcas, donde al presente resido, y lo que me deben no lo puedo cobrar, y por esto os
ruego no hagáis otra cosa sino veniros, porque ésta es mi voluntad, y acá viviremos muy
descansadamente con lo que Dios Nuestro Señor nos ha dado.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 519

Esta tierra es muy sana y proveída de todas las cosas que son menester y para que nues­
tra tierra A mi padre y madre si son vivos les beso las manos, y a mis hermanos y a Pedro
Sánchez y a Marcos Hernández y Martín Hernández dé v.m, mis besamanos. Y sí alguno de
mis hermanos quisiere venir con vos no perderán nada, porque esta tierra es muy rica, y vi­
virán acá descansadamente. Si alguna de mis hijas estuviere casada, la traed con vos. A
Alonso Núñez, mi hermano, dé v.m. mis besamanos, y si no viniere con Francisco Már­
quez, mi amigo, procure de venir con otra persona que sea segura.
Y con tanto quedo rogando a Nuestro Señor nos deje ver juntos como yo deseo. De este
asiento en minas de Potosí, provincia de las Charcas, a 8 días del mes de marzo de 1557
años, a servicio de v.m.
Juan Sánchez
ÍA mi señora mujer Eulalia García, en el pueblo de Mirandilla, término de Mérida)
(l.G. 2080)

583.
Cristóbal López Chito a su hermana Catalina García, en Ronda.
Potosí, 12.1.1564
Señora hermana:
Habrá seis meses recibí dos de un tenor de v.m., las cuales me envió Gonzalo Franco,
que reside en la ciudad de la Paz, que es ochenta leguas de esta villa de Potosí, donde estoy,
con las cuales sabe Dios, Nuestro Señor, el placer que con ellas hube en saber de la salud de
v.m. y de los demás. Aunque por otra parte me ha pesado en el ánima de las muertes de los
nuestros, y de los trabajos y soledad que se padece. Mas pues son cosas de Dios, hémosle de
dar muchas gracias por todo y conformamos con su voluntad.
De mi salud, señora hermana, le hago saber a v.m. cómo, bendito Nuestro Señor, estoy
bueno, aunque viejo y cansado. Y como sea esta tierra de tan mala desistión de temple, y
los trabajos que se pasan muchos, y los pocos regalos, estoy tan viejo que cierto no me co­
nocerían si me viesen por allá, y a veces enfermo y gastado lo que tenía en este cerro en se­
guimiento de estas minas, con esperanza cada día de dar en alguna cosa rica, la cual espero
en Dios la tendré presto, porque estoy en víspera de ella, y a esta causa no me he ido a esa
tierra. Y querer deshacerme de esta hacienda y venderla para irme no hallaré quién me dé
de ocho partes la una de lo que yo he gastado en ello, y teniéndolo, será para favorecer a
v.m. y los demás mis hermanos, y hacer bien por nuestros difuntos, Rueguen a Dios siem­
pre me dé salud para ello y gracia para acabar en su santo servicio y a todos. Señora herma­
na, con un mercader, persona muy honrada y muy rico, que va de estas partes, que se dice
Alonso Castellón, y es casado en la ciudad de Sevilla, envío seiscientos pesos de ¿lata en­
sayada y marcada, de valor cada un peso de cuatrocientos y cincuenta maravedís, que son
ducados de Castilla setecientos y veinte ducados. Va en una barra de plata número cuarenta
y ocho, de ley mil y ochocientos y diez maravedís, pesa sesenta y un marcos y siete onzas,
vale docíentos y cuarenta y ocho pesos y siete tomines. Otra barra número ciento y noventa
y uno, ley 1.810, pesa 59 marcos y una cuarta, vale doscientos y cuarenta y cuatro pesos. Es­
tas dos barras llevan por señal en las espaldas unas letras, con un cincel hechas, que dice
López Chito, que valen cuatrocientos y noventa y dos pesos y siete tomines. El cumplimien­
to a los seiscientos pesos, que son ciento y siete pesos y 1 tomín, va en otra barra del dicho
Alonso Castellón. Por manera que lo que yo envío, seiscientos pesos, como tengo dicho, y
más le di para la costa de ello hasta ponerlo en la ciudad de Sevilla, Lleva una memoria
mía de cómo lo ha de repartir, que es de esta manera: primeramente a demandar decir cin­
cuenta misas por las ánimas de nuestros padres, y más veinte y cinco misas por el alma de
nuestro hermano Marcos, y otras veinte y cinco por mí, que son todas cien misas, que son
nueve ducados y un real. Los demás sietecientos y diez ducados y diez reales se han de repar­
tir de esta manera: a v.m. se han de dar doscientos y quince ducados y dos reales, y a mi her­
mano Alonso López Chito ciento y sesenta y cinco ducados y dos reales, y a mi hermana
Ana Gutiérrez, mujer de Bartolomé Domínguez, otros ciento y sesenta y cinco ducados y
dos reales, y a mi hermana Juana, mujer de Alonso Guerra, otros ciento y sesenta y cinco
ducados y dos reales, por manera que queden todos iguales, y v.m. con cincuenta ducados
más. Y si algunos de éste» ftiere fallecido, lo hayan y repartan entre sus hijos y hagan algún
520 ENRIQUE OTTE

bien por sus ánimas. De esta manera se ha de repartir los dichos sietecientos y veinte duca­
dos que vale la plata que envío.
A lo que dice, señora hermana, que se quería venir por acá a verme, y que por falta de
dinero lo dejó, a esto digo que por ninguna manera lo haga, porque el camino es muy largo,
y de muy gran trabajo. Que los hombres no lo pueden sufrir, y se mueren por los caminos,
cuanto más una mujer. Lo que le ruego es que, pues Dios me ha dado aquí hacienda y yo
estoy ya muy viejo, y cada día estoy esperando cuando Dios me ha de llevar, que vengan
por acá dos de mis sobrinos, para que hayan y hereden lo que Dios me ha dado en esta tie­
rra, que tengo muchas minas de plata y ricas, juntamente con dos hijos que Dios me ha
dado mestizos, y dejarlos he por mis albaceas, y herederos con mis muchachos y tutores de
ellos, y podrán desde acá favorecer a los de allá cada un año con hartos dineros de lo que
darán las minas. V esto les ruego que lo hagan, porque no se pierda, muriendo yo, todo lo
que tengo y gocen de ello. Ahí escribo, a todos van las cartas juntamente con ésta. V.m. se
las envíe y me respondan largo de todo, porque cierto tenía bien deseadas las cartas de v.m.
Aquí va la escritura que me hizo el señor Alonso de Castellón de la plata que lieva. Será
menester que cada uno envíe por su parte con poder, y la escritura con carta de pago, para
que luego los dé. Tiene su casa este Alonso Castellón en Sevilla a la puerta de Goles, perso­
na es conocida que largo acertarán con él, y a él le podrán dar cartas, para que me las enca­
mine adonde yo estoy.
No se ofrece otra cosa, de que les ruego que siempre se acuerden de las ánimas de nues-
i tros padres, de hacer bien por ellas, que cierto sentí lo que la razón me obligaba a sentir la
muerte de ellos, cuando lo leí en la carta. Nuestro Señor les dé aquella salud y descanso que
yo les deseo, y Ies deje acabar en su santo servicio, y nos deje ver en la gloria. De esta villa
imperial de Potosí, provincia de tas Charcas, 12 de enero del año 1564, besa las manos a
v.m. su hermano
Cristóbal López Chito
(A mi señora hermana Catalina García, mujer que fue de Juan Márquez Cañamero, difunto,
en la ciudad de Ronda).

584.
Cristóbal López Chito a su hermano Alonso López Chito, en Ronda.
Potosí, 12.1.1564
Señor hermano:
Muy quejoso estoy de v.m. de no me querer escribir, pues nuestra hermana Catalina
García, aún ser mujer, me escribió y dio cuenta de la muerte de nuestros padres, la cual he
sentido mucho, plega Nuestro Señor de los hacer herederos de su gloria. Quisiera que tam­
bién' v.m. me escribiera, porque me consolará con sus cartas, ya que hasta aquí ha habido
descuido, suplicóle que de aquí adelante no lo haya. Con el portador de ésta, que es el señor
Alonso Castellón, un mercader muy rico que va de estas partes y es casado en la ciudad de
Sevilla, y vive a la puerta de Goles, envío seiscientos pesos de plata ensayada y marcada,
que valen sietecientos y veinte ducados de Castilla, para que los reparta en esta manera, lle­
vándolo Dios en salvamento: a nuestra hermana Catalina García se le den doscientos y quin­
ce ducados y dos reales, y para v.m. ciento y sesenta y cinco ducados y dos reales, y a nues­
tra hermana Ana Gutiérrez otros ciento y sesenta y cinco ducados y dos reales, y a mi me­
dia hermana Juana, que está casada con Alonso Guerra, otros ciento y sesenta y cinco duca­
dos y dos reales, de manera que hayan todos iguales partes, salvo que Catalina García lleva
cincuenta ducados más. Y si alguno fuere fallecido, lo hereden sus hijos y hagan bien por su
ánima. También ha de mandar decir cincuenta misas por las ánimas de nuestros padres y
veinte y cinco misas por el ánima de nuestro hermano Marcos, y otras veinte y cinco misas
por mi ánima. De esta manera se han de repartir los sietecientos y veinte ducados que vale
la plata que envío con el señor Alonso Castellón. Y los fletes hasta ponerla en Sevilla yo se
los pague acá. Acudan con el recaudo a Sevilla, porque luego los dará los dineros a cada
uno su parte, como lo lleva encargado por una memoria que le di. Asimismo, señor herma­
no, le ruego, porque yo me hallo ya muy viejo y cercano a la muerte, y pues Dios me ha
dado lo que tengo en este cerro, que tengo seis o siete minas muy ricas, y aunque diga más
no mentiré, que me enviéis un hijo de los vuestros, y otro hijo de nuestras hermanas, y ven­
gan aquí donde estoy, porque los haré herederos de los que Dios me ha dado, juntamente
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 521

con dos muchachos que D ios m e ha dado m estizos. Y gocen de ello y podrán cada año en­
viar a esa tierra hartos dineros, para que todos sean remediados, porque, si y o m uero y no
está acá alguno de los' m íos, que ponga cobro en lo que dejo, todo se perderá, y no irá nada
allá, porque el día que uno muere, aunque tenga las cajas llenas de barras, todo se consum e.
Y el señor A lonso Castellón los encaminará com o vengan por acá, porque es m uy m i señor
y am igo de m ás de veinte y d os años, y lo lleva a cargo de hacerlo. Y esto le ruego por
amor de D io s que lo hagan, porque será bien de todos, y si no, sea otro cualquier deudo de
los m íos, el más cercano, porque lo m ism o haré con él, juntamente: con m is dos m uchachos,
y dejarlos por albaceas de m i ánima y curadores de m is muchachos.
N o se ofrece otro m ás, d e que a m is herm anas A na G utiérrez y Juana, la m ujer d e
A lon so Guerra, les d iga de lo que les en vío y que m e perdonen que no le s escribo ahora,
que tengan ésta por suya, y nieguen a D ios por todos. A todos lo s dem ás deudos dará v jn .
mi besam anos, y v.m . m e escriba largo de todo y del recibo de esto que envío, cóm o lo reci­
bieron. Nuestro Señor le dé aquel contento y descanso que yo le deseo. D e esta imperial vi­
lla de P otosí, 12 de enero del año 1564, besa las manos de v.m . su hermano
Cristóbal López Chito
(A mi señor hermano A lonso López Chito, en la ciudad de Ronda, o en Osuna).

585.
C ristó b a l Ló p ez C h ito a su herm ana C a ta lin a G a rc ía , en Ro nd a.
Potosí, 12.11.1568
Señora hermana:
Con A lonso Castellón, que-es vecino de Sevilla, escribí a v.m . acerca del estado en que
estaba, y envié con él para v.m . y m is hermanas seiscientos pesos en plata ensayada y mar­
cada, pagadas todas costas. D espués acá he recibido carta de v.m . y de mi sobrina en cóm o
los había recibido, y ella se m e queja m ucho en que no envié a m i sobrina particularmente
alguna cosa, pues ella había levantado la casa en saber de m í, y o tendré especial cuidado,
placien d o a la voluntad de D ios, de enviarle alguna cosa aparte, y a todos lo s dem ás m is
hermanas y sobrinos, porque ahora ando poniendo en orden una fundición para sacar plata,
mediante la voluntad de D ios, porque llevo en algunas minas que tengo en este cerro rico de
P otosí cantidad de m etal de plata. Y he tenido m uy gran contento en saber cóm o han reci­
bido esa poca de m oneda que les envié. Cada día enviaré de hoy m ás, todo lo que pudiere,
porque, com o digo, no falta metal en m is minas.
D e la muerte de mi hermano A lonso López Chito me ha pesado m ucho, y lo he sentido
tanto que n o lo sabré encarecer, plega a D ios háyale su ánima, que en fin estam os atenidos
a estas caídas que D io s se es servido. El traslado de mi testamento en vío a v.m . y a todos
m is herm anos, para que vean m i intención, porque si lo trabajo es principalmente para ser­
vir a D io s y a todos vs. m ds., porque ya yo estoy m uy viejo y m uy cansado a causa de los
grandes trabajos que he pasado, y cada día espero cuando D io s será servido de llevarm e.
V isto e l testam entó por m is sobrinos, si quisieren algtino o algunos pasar a esta tierra, su
majestad les dará licencia para venir acá, porque vendrán a sus haciendas, com o lo verán por
el testamento, y si no quisieren venir, m is albaceas enviarán los bienes que quedaren. Supli­
co a todos vs. m ds. por servicio de D io s siem pre nieguen a D ios por m í en su s oraciones.
D e m i ida a España no digo nada, porque, com o digo, estoy tan quebrantado que no lo po­
drán allá, pero si D io s lo s encam ina com o sea su voluntad, podría ser ir a esa tierra. Siem ­
pre m e escriban cóm o les va, m uy particularmente de todo, que yo tendré cuidado de enviar
siem pre dineros, placien d o a D ios, y a cada uno m uy particularmente lo que ha de deber,
porque no se queje nadie. Y porque ésta no es para m ás ceso, rogando a D ios lo s tenga a to­
d os de su m ano para que le sirvamos. D e esta villa imperial de P otosí, a 12 de febrero de
1568 años, el que desea veros m ás que escribiros vuestro hermano
Cristóbal L ópez Chito
(A m i señora hermana Catalina García, y en su ausencia a mi hermana Ana Gutiérrez, en la
ciudad de Ronda).
(I.G. 2082)
522 ENRIQUE OTTE

586.
Miguel de Avendaño a Maleo Mexía, en Alcalá de Henares.
Potosí, 24.11.1573
Por las que mi señora y el señor Mexía de Avendaño me escriben entiendo estar v.m.
muy hombre, de que recibo gran contento, y que no le falta sino mucho descanso, el cual se
le deseo en extremo. Y para ponerse en efecto, será v.m. servido de venirse adonde yo estoy
obligado hacerlo, y v.m. no ponga excusa ninguna, porque perderá descanso para lo que
quedare de la vida. En Tierra Firme tendrá v.m. plata para seguir su viaje, porque la enca­
minaré con persona que se la dé a v.m. en la suya propia. Y sí otra cosa hiciere, habré cum­
plido el mucho amor que le tengo.
Y por no saber a do le tomará ésta, no seré largo, sino que me remito a la que escribo al
Señor Mexía de Avendaño! Nuestro Señor, etc., de Potosí, 24 de febrero de 1573, muy mag­
nifico señor besa las manos a v.m.
Miguel de Avendaño.
(AI muy magnífico señor Mateo Mexía de Avendaño, en Alcalá de Henares).

587.
M iguel de Avendaño a M exía de Avendaño,
Potosí, 24.11.1573
Muy magnífico señor:
He dejado de hacer esto en respuesta de la de v.m. por no haber habido armada, y no
por falta de voluntad. Que ésta, estará v.m. bien satisfecho que no hay cosa en esta vida que
más desee servir que a v.m., porque el punto que le aparto de mi voluntad me parece que
no hago lo que debo, a la mucha merced que siempre de v.m. he recibido. Yo espero en
Dios que me cumplirá este deseo y breve y con posibilidad para poderlo manifestar con
obras.
Las cosas de por acá van de manera que es menester vivir con gran cordura, porque la
tierra va en tanta delicadeza que, por poco que un hombre tenga, ha menester sustentarlo.
Esto no lo digo por disculparme en no haber hecho lo que soy obligado con v.m., en servir­
le, porque conozco de mi condición que ella no me diera lugar a dejar de manifestar lo mu­
cho que deseo hacerlo. Sino que no he podido más, porque he tenido dos desgracias, que en
ellas he gastado más de diez mil pesos, y ésta ha sido la causa y no por falta de hacer yo lo
que debo, que esta obligación tengo tan delante que no hay cosa en esta vida que a más esté
obligado. Espero en Dios hacerlo breve y de manera que v.m. tenga mucho descanso, y des­
de ahora me tome v.m. la palabra, y se la ofrezco para cumplírsela, porque voy enhilado a
ser muy rico, y tanto que nadie en ese lugar lo será más que yo, aunque entre Sancho de
Vera, porque se ha descubierto un secreto de beneficio por azogues que de un quintal de
metal de este cerro se sacará cuatro marcos de plata. A este beneficio acuden mucha gente
para seguirlo, y gastan mucha cantidad de hacienda para ponerlo en el punto que ha de es­
tar.
De mí sé decir a -v.m. qxie hice una compañía con un señor de minas, que pienso que al
cabo del año salir con más de cuarenta mil pesos horros, y hasta ponerlo en el punto que
convenga, tengo de tener trabajo, del cual no huiré por la obligación que tengo a ir a esa tie­
rra y dar descanso a todos vs. mds. La cosa que más me aguijará a hacerlo será ver a mi se­
ñora y manifestarla lo mucho que la debo.
Y porque el portador dirá a v.m. lo que más quisiere saber, lo dejo de hacer. Espero de
él seguirá, a quien suplico a v.m. regale, porque se lo debo y lo merece su persona; va rico.
El señor factor me hace mucha merced, porque toma mis cosas como las del señor
Alonso de Gamboa. Va en grado a tener quinientos mil ducados, Dios se los dé, como todos
lo hemos menester, porque no ha salido de ese reino hombre de tan principales partes, y de
tanta bondad. Decir a v.m. que no hay en el mundo más amistad y hermandad que entre los
dos, sería nunca acabar, porque es mucho más que lo que puedo decir.
En lo que toca al negocio de Arenillas sabe Dios lo que lo siento, pues no ha sido más
en mano de v.m., buen corazón, que lo que se perdió por una parte se hallará por otra, y a
esto me ofrezco como digo arriba. Satisfecho estoy que en revista saldría v.m. con el negocio
de la hidalguía, por ser cosa tan notoria, que lo que Dios da no ha de ser El servido de os-
CARTAS PRIVADAS DF, EMIGRANTES A INDIAS 523

curecerló, sino manifestarlo para ¡a honra de sus siervos. Lo que en esto tengo que decir que
si v.m. puede me envíe un traslado de la ejecutoria» porque las cosas de acá van tan menu­
das que no sé si será menester que cada uno muestre su nobleza. No envío a v.m. poder,
porque se siga este negdcio en mi nombre, porque me certifican que no ha de ser menester,
sino que v.m. lo puede pedir en mi nombre.
Por la que v.m. me hizo en esta flota pasada entiendo haber pasado Mateo de Avenda-
ño en Flandes, y que no se lo pudo estorbar v.m. ni mi señora. Lo que aquí tengo que decir
es que v.m. me le envíe acá, que lo que yo tuviere partiré con él, porque más me importará
su vista de lo que aquí puedo decir. Porque ha de ser este beneficio de los azogues de mucha
confianza, y de nadie la puedo hacer sino de mi hermano. La que va con ésta le escribo ten­
dré cuidado de enviarle plata a Tierra Firme, a do tengo socorro para seguir su viaje. Y en
esto no haya falta de escribírselo v.m.
Hame parecido muy bien haber metido a mi señora doña Francisca en el monasterio de
San Juan de la Penitencia. Deseo en extremo que se haga lo mismo con la señora doña Pe­
tronila, porque estará más a gusto, y darán a v.m. menos trabajo. '
De muertes de deudos y señores míos me pesa, plega a Nuestro Señor guarde a los que
quedan, para que todos nos gocemos.
Mi señora me manda que escriba al señor Alonso Mexía; con ésta va una para su mer­
ced, porque se debe cumplir con él el mandato suyo. Yo le serviré tan de veras que entienda
que cumplo con lo que debo.
A mi señora doña Francisca beso las manos muchas veces y que no he sido tan ventu­
roso en ver carta suya, que no ha tenido razón en desfavorecerme tan de veras, que deseo en
extremo saber cuantos hijos tiene. Que v.m. ha estado tan descuidado en esto que nunca me
!o ha escrito.
Por estar el mensajero tan de prisa no escribo al señor Rodrigo de Gamboa, al cual
beso las manos muchas veces, y que haya ésta por suya, con todas esas mis señoras, sus her­
manas y de v.m.
Con Ana de Colmenar tenga v.m. cuenta que esté en servicio de mi señora doña Fran­
cisca y de mi señora, porque es justo que se tenga con ella. Cuya muy magnífica persona de
v.m. Nuestro Señor guarde y le dé el descanso que yo y todos somos menester. De Potosí, a
24 de febrero de 1573 años. A todos esos caballeros a quien v.m. y yo tenemos obligación
beso las manos muchas veces, muy magnífico señor, beso las manos a v.m. su muy servidor.
Miguel de Avendaño
No tengo que suplicar a v.m. en el regalo de mi señora, pues siempre lo ha hecho v.m.
como buen hijo. Sólo diré que mire v.m. en la mucha obligación que la somos.
(I.G. 2089)

588.
Rodrigo de la Fuente a doña María de la Torre.
f . Potosí, 1.IX .1574
Ilustre señora:
Muchos días ha que no he visto carta de v.m., aunque por la de mi señora doña Teresa,
nuestra hermana, he sabido de la salud de v.m. y de sus hijos y muerte de los señores Rodri­
go de la Fuente y Alonso Juárez, que lo he sentido temísimamente. Plega a Nuestro Señor
de darle el cielo, y a e s a s señoras paciencia para tanto trabajo como le quedan. Que estoy
maravillado que más haciendas tan .buenas como las que tenían se hayan perdido, pues
cuando yo pase en estas provincias sola la herencia que Rodrigo de la Fuente hubo de doña
Teresa, nuestra prima, valió más de cuarenta mil ducados, aunque más me maravillo de la
de Alonso Juárez, siendo vinculada, se haya deshecho. Dios lo remedie todo.
__ Por otra he escrito a v.m., pues Dios ha sido servido que de tantos hijos como dejó mi
señor Juan de la Fuente, nuestro padre, que esté en gloria, no tengo otros sobrinos varones,
smo los hijos de v.m,, aunque tengo pena no se hayan derramado como nosotros nos derra­
mamos me enviase v.m. uno, y así le suplico que si alguno tuviere cerca de sí, con la prime­
ra flota que partiere me lo envíe v.m., porque querría que gozase de los bienes que Dios me
ha dado, y estuviese en mi compañía Jos pocos días que me quedan. Y si Juan de la Fuente
se aficionare a hacer esta jomada, sena doblado contentamiento para mí, por tener el nom-
bre de su abuelo.
524 ENRIQUE OTTE

Escríbeme mi señora doña Teresa cómo ha casado a doña Micaela, nuestra sobrina, con
Gonzalo de Medrano. Heme holgado mucho haya comenzado a poner sus hijas en estado, y
para ayuda a ponerle a doña Beatriz envío dos mü y trece pesos de plata ensayada, pagadas
todas costas hasta ponerlo en la Casa de la Contratación de Sevilla, los cuales lleva un cléri­
go amigo mío, que se dice Juan de Santa Cruz, natural de San Clemente, en la mancha de
Aragón. Ha hecho escritura de llevarlos y entregarlos en Sevilla a Melchor o a Hernando 1
Almansa. Aunque el dicho Santa Cruz, por ser tan amigo mío, me tiene prometido, dándole
Dios salud, ponerla en poder de mi señora doña Teresa, y por no hallarme ahora con más
plata no envío a v.m. én esta flota ninguna más. Con la siguiente enviaré lo que pudiere,
que la venida de Francisco Hurtado me ha dejado con poco dinero, porque de lo que tenía
le presté muy libremente, para que por ahora se valiese en cierta compra que ha hecho, que
por no ser de mi profesión no doy más relación. El ha probado también que lleva las pisa­
das de su padre.
Mucho deseo saber que se han hecho los hijos de Juan de Cfea y doña Leonor Ponce.
Que en fin no puedo olvidar las buenas obras que de aquella casa he recibido. Y porque es­
cribo largo a mi señora doña Teresa, remitiéndome a su carta, ceso:en ésta, rogando a Nues­
tro Señor guarde a v.m. como yo deseo. De Potosí, y de septiembre a primero de 1574 años,
besa las manos de v.m. su capellán
Rodrigo de la Fuente
(A la ilustre señora doña María de la Torre).
(I.G. 2089)

589.
Juan Valero a Francisco Acedo, en La Garlera,
Potosí, I.XII. 1576
Señor hermano:
Por escribir largo en la carta de mi señora, no seré en ésta de v.m. tanto más de hacerle
saber cómo, gloria a Dios, quedamos todos de salud muy buenos y~con grandísimo deseo sa­
ber de la de v.m. y de mi señora y de todos mis hermanos.
No tengo que encalcar a v.m. ni rogar más de dos cosas: La primera que, por amor de
Dios, pues nosotros estamos tan lejos, que v.m. mire por mi señora y hermanas como tiene
la obligación. La otra, que, pues es tan mozo y tiene tan buen aparejo para ver el mundo,
nos venga a ver a esta tierra. Que lo puede hacer como irse de Oropesa a Toledo, que no es
más de llegar a Sevilla y allí ya escribo que procure v.m. por Sancho de Esquivel, que yo se
lo encargué acá muy mucho, por él aviará a v.m. Y si no, con su oficio le traerán todos
cuantos maestros de navios hay en Las Palmas. Y venido, yo le daré conque vuelva a Espa­
ña por toda esa gente, si quisieren venir, y si no, quedarse ha con su hermana y sobrinos, y
yo iré por ellas, y quitarse a v.m. de oir lo que quizá "no quiera. Y ya aviso en la de mi se­
ñora, si acaso se dispusiere v.m. de venir, lo que ha de hacer en Nombre de Dios. Y en esto
no quiero ser más inoportuno, sino que no deje, por amor de Dios, de venir v.m. o Martín
Acedo, mi hermano. Que de verdad no digo el diezmo del bien que hay en esta tierra.
Y si acaso no quisieren hacer una ni otra me avisen y escriban largo, que de Oropesa
cada 6 días vienen cartas, y pueden encaminar las cartas a Lima a Diego de Frías o a Dioni­
sio Aceituno, que ellos la encaminarán a la villa imperial de Potosí.
Nosotros pensábamos irnos breve a España, y ahora, viendo las miserias de allá y las
cosas que acá pasan no queremos ir allá, sino quedamos en esta tierra, que es rica y buena,
e irnos a poblar a una tierra nueva y rica que cada día se descubren, porque va a poblarla
un caballero de Avila, grande amigo mío. Por eso, si v.m. se determinare de venir, véngase
con Juan Gutiérrez que irá a ese pueblo. Y si no, como digo, no tiene necesidad v.m. para
venir de nadie.
No quiero ser más inoportuno. Su hermana de v.m. y Pedro e Isabel y Catalina Martí­
nez besan a v.m. Jas manos muchas veces. Nuestro Señor, etc. De esta villa imperial de Po­
tosí, primero de diciembre 76 años, besa a v.m. las manos su hermano
Juan Valero
(A mi señor y hermano Francisco Acedo, en el lugar de La Gartera).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 525

590.
Pedro Valero a su madre Catalina Martínez, en La Gañera.
Potosí, I .XII. 1576
Señora:
De dos años a esta parte he escrito tres o cuatro veces a v.m., y de allá no hemos visto
ninguna, y entiendo y mi mujer lo tiene por cierto que v.m. es muerta. Por amor de Dios,
pues de Oropesa cada día vienen, v.m. sea servida de escribirnos, pues son los mensajeros
ciertos. Que acá no tenemos otro mayor consuelo que ver cartas de v.m., y éstas vienen tan
raras, que cuando vemos una la tenemos por milagro. De acá, como ¡os que van son de di­
ferentes tierras, aunque escribimos por milagro deben aportar allá las cartas. Pero con Tomé
Alonso, un criado del señor virrey, escribimos, que fue a Torralba de esta tierra, y de aque­
lla carta no hemos tenido respuesta, y por esta razón no se espante v.m. si, como digo, la te­
nemos por muerta y su hija, que la tenga muy llorada, y la llorará hasta ver carta o quien
nos dé algunas nueyas de v.m., y por esta causa y por la buena muerte o desgraciada de mi
hermano Hernando Aeevedo, que sea en gloria, ya tenemos quitada la gana de ir a Castilla,
porque acá ha habido quien nos ha dicho cómo murió, y porque, aunque de allá no nos han
escrito cosa ninguna, y bien fuera lo supiéramos de v.m., y no de otros. Y por ésta, y por
otras poquedades que acá nos dicen hay en los de nuestro linaje, estamos bien en esta buena
tierra, donde, gloria a Dios, no hay frió ni hambre, que quien está acostumbrado a traer
cada sábado, es verdad Nuestro Señor, para casa y para el servicio de ella dos cuartos de
vaca y un camero vivo y cada quince días matar un puerco, cómo podrá ir a la miseria de
España, donde, por rico que esté un hombre, no ha de osar comer. Acá, como digo, no hay
necesidad de cosas, que aunque caras, hay tanta abundancia de plata que no hay miseria en
cosa. Yo querría nos abajásemos por allá hacia Lima, do está el señor virrey, mas mi mujer
está tan codiciosa para estos hijos de plata que la semana que no pesa doscientos pesos en
plata no está en su seso. Digo esto a v.m. para que, sí es servida de venirse a esta tierra con
sus hijas y mis hermanas, yo enviaré plata harta, para que v.m. venga muy a su placer. Esta
tierra tiene lo que digo, y no hay pecho ni derecho. Y venida que fuese v.m., iríamos a vivir
a tierra nueva, donde mis hermanos y hermanas serán vecinos, y tendrán indios que les da­
rán renta, y donde serán tenidos y honrados. Y si acaso v.m. se determinare venir, buen
aparejo tiene con dos hijos que las acompañen. Y si no, avíseme v.m., que yo mismo iré a
España por v.m. Con Juan Gutiérrez, hijo de Pedro de Oropesa, boticario, que vino de esa
villa días ha a esta tierra, también escribiré, porque vaya alguna a manos de v.m., y enviare­
mos recaudo para que dé a v.m. docientos ducados, y más, si se dispusiere a venir.
De esta tierra va un compadre mío, que se dice Sancho de Esquivel; residirá en Sevilla
o en Sanlúcar de Barrameda. Si v.m. se dispusiere a venir a esta tierra o alguno de mis her­
manos, no hay más que preguntar por él, que es hombre principal, y que volverá a la vía de
la navegación, como él solía antes que a estas partes viniese. Yo se lo encomendé, y él me
lo prometió, que es hombre, como digo, muy principal. De que, si acaso alguno de mis her­
manos aportase en Sevilla, para venir a estas partes, él los aviará, y por ventura los traerá
hasta Nombre de Dios, adonde, si acaso alguno viniere por desgracia, se guarde de mujeres
y de andar por el pueblo de noche o a medio día, por las calores grandes que hacen, y agua­
ceros, que si de esto no se guarda el que viene de España morirá, como hacen todos los que
son desarreglados. Y guardándose de esto, tendrá con ayyda de Dios salud. Y, como digo,
diciéndole que viniere como es mi hermano, le dará el Sancho de Esquivel todo aviamiento,
o ¡e traerá consigo. Y mi hermano Francisco Acedo, si es para ello con el oficio que tiene,
si viene a Sevilla, no habrá ningún señor de navio que no huelgue de traerle en el navio, y
aún pagárselo muy bien. Pero esto bien veo es trabajar en vano, que no dejará v.m. sus ca­
sas y viñas, que todo es miseria, por cuanto yo le puedo decir, pues a fe que no creo que tie­
ne v.m. persona ni hijo que más bien le desee que yo y su hija, y donde v.m. será tenida y
regalada, y donde le avíen y sirvan sus nietos, y donde no sabrá qué cosa es miseria, y don­
de tenga v.m. negros y negras que la sirvan corno, gloria a Dios, tienen sus nietos. Un caba­
llero de Avila, grande amigo y señor mío, va a cierta jornada, y yo le tengo dada la palabra
de ir con él a poblar una ciudad, y teniendo de v.m. cierto que vendrá a estas partes iría de
mejor gana, y tomaría tierras y solares para todos mis hermanos, c indios conque fuesen se­
ñores. como lo son todos los que quieren permanecer en esta tierra. Que las hijas todas de
Toribio (?) González, que vino de mi pueblo, se fue a poblar a una tierra harto ruin, y.,en
Tin tuviera indios en todas sus hijas dones (?), y si volviera a España fuera pisaterrones corto
antes. Con la riqueza que se ha descubierto del azogue en Potosí se casan las mujeres muy
526 ENRIQUE OTTE

honrada y ricamente, y, si v.m. a mí no me creyere, infórmese de Juan Gutiérrez, que es el


que digo, dará a v.m. el recaudo. Y si se dispusiere a venir o aiguno de;mis hermanos, se
podrán venir con él, y no deje de hacer que venga uno de ellos, y verá lo que yo digo, y vol­
verá por v.m. Y si no, quedarse ha con su hermana y sobrinos, y yo iré por v.m.. Yo que­
rría enviar a Pedro Valero el mozo a v.m., y su madre no quiere, ni Polonia, que le crió,
tampoco, que dice: «Si va allá el niño no se dispondrá v.m. a hacernos esta merced». Y
cierto para v.m. sería el descanso y para nosotros el contento que más le tendría v.m. harto
de lo que yo digo y mis hermanas más. Y quitarse hayan de telares y desventuras. No quie­
ro decir más, aunque no quisiera acabar en un mes de escribir, sino que todos quedamos de
salud, gloria a Dios, buenos. Y a v.m. y a mis hermanos y hermanas, mi mujer y Pedro Va­
lero e Isabel y Catalina y su madre Polonia besan a vs. mds. muchas veces las manos, y que
en todo caso no deje v.m, de hacer con su tío Francisco Acedo que venga a estas partes.
Nuestro Señor nos dé su ¿racia. A todos nuestros amigos y deudos nos délv.m. nuestras be­
samanos. De esta villa imperial de Potosí, primero de diciembre de 16: Escriba largo de
todo v.m. Besa a v.m, las 'manos su obediente hijo
Pedro Valero
(A mi señora Catalina Martínez, en La Gaitera).
(l.G. 2092)

591.
Bachiller Francisco de la Calzada a su hermana María de la Calzada, en Valencia de don
Juan.
Potosí, 15.1.1577
Señora hermana:
Después que en estos reinos del Perú estoy habré escrito a v.m. y a mi sobrino Próspero
de Viso muchas cartas, más de quince, Y he recibido solas dos de v.m., y una de mi sobri­
no, las cuales tengo en tanto y tan guardadas que han de ir conmigo, si Dios me deja ir,
con bien a España.
Siempre he suplicado a v.m. me encaminase acá a mi sobrino Pedro de la Calzada, que
me haría mucho provecho a mí y a sí. Ha sido tanta la falta que me ha hecho que no fuera
mucho estar de caminos para España, si hubiera venido, dos años. Porque está ahora Potosí
el más próspero que ha estado después que el mundo es mundo, que con la nueva invención
del azogue hay muchos hombres que he conocido yo menos a de tres años, que rio tenían
tomín y tres o cuatro mil pesos de deuda y tienen ahora unos a cincuenta mil pesos, otros a
cuarenta mil, y otros, que han venido de dos años acá, tienen a diez y doce mil pesos. Y los
clérigos y frailes que tienen un sobrino de quien se fiar están muy ricos, los unos y los otros,
y los que no tenemos de quien nos fiar, no tenemos nada más que nuestros salarios de doc­
trinas, que gastamos más que ganamos. Que este virrey nos ha hecho mala obra, que nos
acortó los salarios, y nos quitó las raciones, que valía todo más de dos mil pesos, y dejónos
solos seiscientos pesos ensayados, que no tenemos para agua. Y si no hay otras inteligencias
de tratos o contratos no se puede aviar para España. Y el que tiene quien le ayude muy bre­
ve se puede ir. Si mi sobrino hubiera venido, le hubiera comprado un ingenio de azogue,
digo de plata, que se labra por azogue. Conque, en menos de dos años nos pudiéramos ir:
con cada seis mil o siete mil pesos. Y así, yo no sé cuándo podré ir, porque yo estoy puesto
en gastar tan largo con unos y con otros que, aunque me quiera acortar, ya no puedo. Yo
hubiera enviado tres o cuatro barras de .plata, aue valen allá mil y quinientos ducados, sino
que acá nos dan tan malas nuevas que allá en Sevilla la toman toda para el rey, que lo he
dejado. Y muchos que estaban de camino para España lo han dejado por esta causa. Y tam­
bién unos cuentan tantas desventuras de guerras y sucedáneos y otros muchos trabajos, que
se quiebran las alas a los hombres de ir a España. Y muchos compran posesiones y hacien­
das y muchos se casan con intento de no ver a España. Yo no sé qué haré. Mi deseo cierto
no es de morir en esta tierra, sino donde nací, y si me tengo de ir será dentro de tres años,
aunque no lleve sino cuatro o cinco mil pesos. Y si determinare de quedarme, compraré
una muy buena heredad de chácara con viña de diez o doce mil cepas, y muchos árboles de
Castilla y de acá, que me dé de comer cuando me quiera recoger o descansar, y no andar
doctrinando indios, que cierto es gran trabajo. Pero como he dicho, pudiendo más querría
irme a España. Que estoy muy cano y muy gordo, que es harto trabajo para mí.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 527

Suplico a v.in. me escriba siempre y avíse de su salud y de su casa toda, de mis sobrinas
y mis sobrinos, y todas las nuevas que supiere de por allá, y de nuestros deudos. Acá me
han dicho que es muerta su mujer de Rodrigo de la Calzada y su hijo el mayor, Antonio de
la Calzada. Mucho me ha pesado, que nos vamos apocando. No he sabido nada de los canó­
nigas nuestros deudos de León y Astorga, v.m. me avise de todo. Yo quedo bueno, bendito
Nuestro Señor. Luis Alvarez, yerno de Luis del Cerro, está aquí en Potosí y se aplica a ga­
nar de comer por el azogue. El licenciado Gómez Hernández, cuñado del licenciado Flores,
es aquí corregidor, es vecino de Arequipa, y es muy rico. Desea saber de sus sobrinos, y sí
es vivo el licenciado Flores. No se ofrece otro, Nuestro Señor, etc., de Potosí, de enero quin­
ce de 1577 años, señora hermana, besa a v.m. las manos su menor hermano
el bachiller Francisco de la Calzada
(A mi señora hermana María de la Calzada, en Valencia de clon Juan en Castilla la Vieja,
seis leguas de León).
(I .G. 2092)
592.
Juan de Olozaga a su hijo Juan de Olozaga, en Tordesiilas.
Potosí, 1.1.1578
Hijo:
Recibí una tuya y con ella el contento que reciben los padres con las cartas de sus hijos,
que fue harto para mí. Aunque un caballero de mi tierra, que se llama Miguel de Asurcia,
me avisó en una suya cómo estabas bueno, y Miguel, tu hermano, era muerto. Tú me escri­
bes que te dejé a ti y a tu hermano en casa de mis señores Antonio de Vega y doña Juana
de Sotomayor, y que no he hecho cuenta de vosotros, y no escribes si tu hermano es vivo ni
muerto, ni tampoco me escribes ninguna cosa particular de que si mis señores son vivos, ni
si son muertos, ni me escribes de ninguno de esos caballeros, si son vivos ni muertos, ni me
avisas de cosa ninguna. Pues ten entendido que, aunque ha veinte y un año que salí de esa vi­
lla, yo no la tengo olvidada, sino que el poco posible lo ha hecho. Debes de tener poca ha­
bilidad, también como yo.
Yo he escrito a mis señores Antonio de Vega y a mi señora doña Juana de Sotomayor
muchas cartas, y ya de puro cansado de escribir he dejado de tres años a esta parte de escri­
bir. Y también como el hombre no tenía mucha plata y he andado perdido en descubri­
mientos y perdido de los cascos por valer como los demás por no abajar el lomo. Ahora,
bendito sea Dios, tengo algún alivio, que, si me pagan lo que me deben, podríamos tener en
Tordesiilas o en Tolosa mediana pasadía.
Lo que yo te encomiendo es que seas hombre de bien, y trates verdad y tengas vergüen­
za, porque adonde no hay todo esto no hny cosa buena, y más te digo que, si posible es, ten­
gas manera de poderte pasar a esta tierra, lo hagas, porque me ayudes a pasar mis trabajos,
y en ello no perderás nada, antes ganarás harto. También te digo y te mando que tú no pre­
tendas casarte, porque si te casares, aunque yo me vaya de esta tierra, con el ayuda de Dios
y llevaré algo ten entendido que no tendrás en mí nada, sino lo que tuvieres. De eso harás
cuenta, si tuvieres ventura, para la iglesia, aunque no sea sino clérigo, eso de la mano del Se­
ñor viene. Pero, como te digo, tú no tomes estado de casarte, y mira lo que te digo y abre el
ojo, y si tú haces lo que te envió a mandar, tendrás parte en lo que yo tengo y Dios me die­
re. Y si tú haces otra cosa, tendrás lo que tuvieres, como digo arriba. Y no te envío nada
por no saber tu voluntad. Y aunque vengas acá y nos ¡levare Dios a esa tierra a mis señores,
no dejaré yo de servirlos, y aunque no hayas recibido en tanto tiempo de m í nada, no es de
maravillar, porque otros hay en la tierra de más tiempo, y no alcanzan un jarro de agua, de
lo cual yo no podré decir sino que mi Dios siempre me ha hecho muchas mercedes, pues
me ha dado salud y vida y un rancho con razonable pasadía que otros desean y no lo tie­
nen. Como digo abre el ojo por tu honra y por la mía, y, si pudieres venir a buscarme, haz­
lo, que, como digo, no perderás nada si eres para ellos, y si no, no lo hagas.
Respóndeme a ésta muy particularmente haciendo relación de m is señores y de todos
esos señores hijos de sus mercedes, a quien beso las manos muchas veces. También me avisa
de Diego tu padre, si es vivo o muerto, y su mujer, y de todo, que si Dios es servido de lle­
varme a esa tierra en salvamento, no perderá tu crianza. Y con tanto Nuestro Señar te guar­
de y te tenga de su mano y te conserve en su servicio. De esta villa imperial de Potosí, a
primero de enero de 1578, tu padre
Juan de Olozaga
(A mi hijo luán de Olozaga, en Tordesiilas, en casa de mi señor Antonio de Vega).
528 ENRIQUE OTTE

593.
Juan de Olozaga a su hijo Juan de Olozaga. en Tordesillas.
Potosí, 25.1.1581
Hijo:
Por el mes de enero de 1578 años te escribí por dos vías, la una con un hidalgo de Bie-
bas (?), que se llama Miguel de Seca, y la otra con un caballero Villoría, natural de las Vi­
llorías de Salamanca, en respuesta de una tuya. No sé si has recibido alguna de ellas. Y en
la tuya muestras la habilidad que tienes, que es tan buena como la de tu padre. Porque en
ella no me escribes de la vida de ninguno de esos señores míos. Mira que te digo que cuan­
do me escribieres otra vez, me escribas muy largo de todos mis señores, quién son vivos y
cómo y de qué manera están sus mercedes, pues yo recibo muy gran contento en saber de
sus mercedes y de mi señora doña Juana de Sotomayor, a quien beso mil millones de veas
las manos, y a mi señora doña Ana de Aras mis besamanos muchas veces. Estaba muy con­
tento de que me escribieron que estabas en servicio del señor licenciado Fernando de Vega
en la corte, y ahora he sabido que volvistes a Tordesillas. Si ello fuera para servir a mi seño­
ra mucho enhorabuena tu y yo pueblo el venío (?), pero escríbenme que eres muy gran be­
llaco y putañero y vicioso con mujeres. Yo te quería enviar plata, para que vinieras en bus­
ca de mí, pero paréceme enviar plata a un mozo tan bellaco y vicioso paréceme que no es
cosa. Y cuanto más bellaco y vicioso fueres, tú perderás más que no yo, porque si tú fueres
hombre de bien y virtuoso, tú ganarás, y si no fueres, tú perderás como digo. En las otras
dos cartas te escribí que fueses hombre de bien y no vicioso, y buen cristiano y temeroso a
Dios, que es lo que te hace al caso. Y si por el pensamiento te pasare tomar estado de casa­
do, tú no tendrás en mí valor de un tomín, sino lo que tuvieres, eso tendrás, y no más. Por­
que para dos reales que yo tengo, yo tengo a quién los dar y quién me herede. Y si fueres
hombre de bien, como digo, y de vergüenza, tu tendrás parte en lo que Dios a mí me ha
dado, por eso abre los ojos y mira por tí, que a tí te va más que a mí. Holgara mucho que,
siguieras los pasos del señor licenciado Fernando de Vega, y la corte con su merced, que dé
puro emperrado, de que has salido tan malo y tan vicioso, le escribo ésta. Y ten cuenta de
lo que te digo, en ésta escríbeme como digo muy particularmente de todos esos señores
míos, aunque querría que vinieses a buscarme, y si has de venir ha de ser, vista ésta, que to­
davía te favorecerá el señor licenciado Fernando de Vega, para la licencia, aunque te darán
por esta carta en el Consejo. Y si ha de ser, sea luego, y has de venir derechamente a la mía,
y sabrás allí en casa de Francisco de la Pala, un hidalgo de mi pueblo, adonde yo estoy, y
desde allí no te faltará aviamiento donde yo estuviere. Y con tanto Nuestro Señor te tenga
de su mano y te tenga buen cristiano y temeroso de El. De esta villa imperial de Potosí, y
de enero 25 de 1581 años, vuestro padre
Juan de Olozaga
(A mi hijo Juan de Olozaga, en Tordesillas, en casa de mi señora doña Juana de Soto-,
mayor).
(l.G. 2095)

594.
Francisco de Paredes a su primo Juan Díaz de Gueremi, en Madrid.
Potosí, 4.IV.I578
Muy magnífico señor;
El portador de ésta es el señor capitán Diego Martínez Palomeque, grande amigo y se­
ñor mío, el cual le informará a v.m, largo de las cosas de por acá, y suplico a v.m. le regale
en^ lo que pudiere, que es una persona muy noble, a quien yo debo mucho, y la merced que
a él le hiciere la tendré por mía. En lo demás ha sido Nuestro Señor servido de llevar a mi
padre de esta presente vida a la otra, por el tanto vea v.m. lo que podré sentir. Dios le tenga
en su santo reino. Dejóme tres hermanas y un hermano, las hermanas de edad de catorce
hasta veinte años, y el hermano de siete a ocho años. Ordenóme por su testamento procura­
se de recoger la hacienda que debía, y tuviese cuenta de mis hermanos, como él tuvo de to­
dos nosotros, y que me fuese a esa tierra y natural nuestro. Y así deseo mucho cumplir con
su voluntad, y también porque a que no tengo el remedio que conviene para remediar a mis
hermanos, y lo otro yo estoy muy malo de mi persona, lleno de lepra, que no me puedo va-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 529

ler por mis pecados. Y temo me poner en camino tan largo sin alguna persona tal deudo
como v.m., por, si Dios dispusiese de mi vida en el camino, no quedasen mis hermanos de­
samparados y !a hacienda perdida. Y por tenerle como tenemos yo y mis hermanos a v.m.
por señor y primo nuestro, y que conocerá que con vivas entrañas !e suplicamos nos haga
merced de disponerse y venir a esta tierra, para que podamos venir en compañía y amparo
de v.m., y la poca hacienda que yo tengo y tuviere partiré con v.m., y lo mismo mis herma­
ne» harán lo propio. Y aunque el camino es largo, suplicamos a v.m. por amor de Dios se
disponga a hacer esta tan buena obra. Y determinando, procurará de haber licencia de su
majestad en el Consejo de Indias, y procurará de venir en Sevilla en casa de nuestro tío Or-
doño y de Valdés, el cual le dará a v.m. el dinero que hubiere menester para hasta Panamá,
que forzoso suelen dar los navios allá, y en Panamá le dara el señor contador Vivero para
hasta la ciudad de los Reyes, y allá le dará para hasta esta ciudad de Potosí el señor Martín
de Avendaño todos los dineros que hubiere menester, y en esta ciudad de Potosí me hallará
juntamente con mis hermanos, con el favor de Dios. Y porque fío que nos hará toda mer­
ced, quedamos rogando yo y mis hermanos por la salud y llegada de v.m. a Nuestro Señor,
y mis hermanos besan a v.m. las manos. También le escribo a mi señora tía doña Petronila
y a mi señora Juana sobre ello largo. De esta imperial ciudad de Potosí, a 4 de abril de
1578, besa las manos de v.m. su servidor y primo
Francisco de Paredes
(A Juan Díaz de Gueremí. estante en Madrid).

595.
Francisco de Paredes a su tía doña Juana de Juan, en Madrid.
Potosí, 4.1V. 1578
Ilustre señora:
Recibí una letra de v.m, la cual venía para mi padre, y con ella recibí grande contento
en entender que quedaba v.m. con salud, la cual Nuestro Señor le conserve por muy largos
años. En lo demás cuando llegó la de v.m. era fallecido mi padre, de lo cual ya pensará el
dolor que yo y mis hijos tenemos. Sea Dios servido de todo.
De mí digo a v.m. que estoy muy malo, lleno de lepra y enfermedad por mis pecados,
que no me puedo casi valerme de mi persona. De mis hermanas y hermano le hago saber a
v.m. que están buenos de salud, y besan a v.m. las manos juntamente con las demás señoras
nuestras tías. Dejóme ordenado mi padre por su testamento que mirase por mis hermanos
como el miró por todos nosotros, y que recogiese la hacienda que tenía, y que procurase de
ir con mis hermanos a esa tierra y natural nuestro. Y deseo cierto, y para esto, querría que
mi señor primo Juan Díaz.de Guremí me hiciese merced.de disponerse a venir a esta tie­
rra, para ¿juc con su merced fuésemos. Y porque fío en su bondad, que, si Dios hiciese de
mi vida algo en el camino, serían remediados y llevados mis hermanos con mucha honra y
la hacienda seria bien mirada y guardada como si todo fuese suyo, con esta confianza le he
escrito muy largo. Suplico a v.m. de su parte le ruegue y le ponga ánimo, y le dé todo el ca­
lor y favor que le conviene. Yo le escribo, si se determina, dónde le darán todo el dinero
que habrá menester desde Sevilla a esta ciudad de Potosí, y los primeros dineros que hubie­
re menester le dará mi señor tío Ordoño de Valdés, en ¡Sevilla, y en Panamá le dará el señor
contador Vivero, y en Lima el señor Martín García y¡ et señor Avendaño. Y porque confío
que v.m. de su parte me hará toda merced, y hará a ¡estas sobrinas y sobrino de v.m. que
tanto deseo tienen de ver a v.m. y besan a v.m. las manos.
De esta imperial ciudad de Potosí, á 4 de abril de 1578, ilustre señora, besa a v.m. las
manos su servidor y sobrino de v.m.
Francisco de Paredes
(A doña Juana de Juan, estante en Madrid).
(l.G . 2091)
530 ENRIQUE OTTE

596.
Juan de Mata Barahona a su hermano Francisco Mata Barahona, en Castro Pérez.
Potosí, 15.X11.I578
Muy magnífico señor:
Las cartas que venían por la vía de Juan de Vega se detuvieron tanto en Lima que lle­
garon a tiempo que pudieron suplir ia falta de las que esperaría en esta armada, que no me
ha dado poca pena no tener respuesta, pues de mi parte lo encargué a v,m., y lo que en ellas
se trataría lo requería, asegurarme que no será falta de salud los muchos inconvenientes que
hay en medio, y así quiero más imaginar que se habrán quedado olvidadas en algún tambo,
que pensar de v.m. descuido o falta de salud, que no le faltando a v.m. ésta podrá Nuestro
Señor traer medios de mucho contento. El tener cartas de v.m. lo es para mí de manera que,
no lo sabré encarecer, y así entiendo que ha sido salsa que Dios ha querido enviarme, para
que no me olvide de que El es el Sumo Bien y contento.
La muerte de nuestra padre, que sea en el cielo, que es lo primero que veo en estas
cartas, y no ha sido parte la mucha tierra y agua que hay en medio para no sentir la mayor
pena que jamás he recibido, y esto muy cierto que según su vida y la buena muerte que
v.m. me escribe la tendrá Dios en su gloria. Tengo mucho contento de que se haya cumpli­
do su testamento tan bien y con tanta brevedad, y sin que se haya dado nota de necesidad
con hacer almoneda, pues debía ser poco lo que se podía vender, y mucha la falta que ha­
ría. Y gustaría en extremo que llegase a tiempo el señor Domingo de Céspedes, que es un
gran señor mío, con un poco de plata que envié, para que excusase el aprovecharse de ese
medio, que el no haber enviado hasta ahora más ha sido falta de ello que de voluntad. Y no
crea v.m. las cosas que sobre esto le dicen, que, aunque tengo mucho más de lo que merez­
co, es mucho menos de lo que dicen. Lo que ahora lleva este caballero Ginés de Medina de
Fumar, y va de asiento allí, son dos barras de plata ensayadas y marcadas con la marca real
de su majestad y contramarcadas con una marca que dice las letras de ella «Juan de Mata
Barahona», las cuales son de los números, ley, peso y valor siguiente: Número 50: ley 2.380,
pesa 65 marcos, vale 343 pesos 6 tomines. Número 49: ley 2.380, pesa 23 marcos, 7 onzas,
3 ochavas, vale 126 pesos y 3 tomines. Cuyos recados duplicados van por la vía de Alvaro
de Camón debajo de cubierta para su hermano, y otras por ia vía de Juan de Vega. Y por­
que allí escribo muy largo de mi voluntad, la cual entiendo se cumplirá sin falta, pues me
tendré por más obligado en ello que no a v.m. en haber recibido tan poca plata, y cierto
que, si no me hubieran sucedido algunas desgracias y entre ellas una que fue la postrera, en
que me llevó un río que se llam a Cicolmayo, que bien veloz pájaro fue para mí, que esto
quiere decir en lengua india, un infierno, y cantidad de plata que valía 8 mil ducados que
me dejó perdido. Doy infinitas gracias a Dios, pues con todo me dejó hacienda, que a tener­
la en esa tierra viviera pocos con más descanso. Escribo también a mi hermana lo que v.m.
verá cerca de su vida, y así le suplico se dé la mejor orden que pudiere ser para su descanso,
y en lo de esa hacienda sea de manera que, cuando Dios nos llevare por allá, no tengamos
lástima de verla en otro poder que el de Dios o el de nuestros parientes, y remitiéndome en
todo a su bueno entendimiento en esto t»o más.
Su venida de v.m. a este reino es la cosa del mundo que más deseo, y así le suplico no
sea inconveniente la mucha mar, pues todo se facilita con esperanza de tener de comer, y
esto tenga v.m. por tan cierto que yo partiré con v.m. tan bien que nunca le pesará de ha­
berse fiado de mí. En Sevilla acudirá a v.m. Alonso de Carrión con 200 ducados embarcán­
dose, porque con esta condición va la letra, y en Nombre de Dios dará Alonso de Sevilla
todo lo que quisiere, y lo mismo en Lima Diego de Encinas, y desde allí a esta villa, que
son 300 leguas, hallara crédito a cada legua. Suplico a v.m. que no pueda más esa tierra,
donde ni tiene ni puede dar lo que merece, que ésta, que para v.m. debe bastar sólo el estar
yo en ella para que, aunque fuera mucho más lejos y con muchas más dificultades, las atro­
pelle a todas, y se venga donde será tan bien recibido que jamás le pesará de haber venido a
ella, y porque entiendo que en esto escogerá lo mejor y acogerá mi voluntad como merece,
no más, de quedarle aguardando a la segunda flota.
De las novedades, muertes y casamientos que han sucedido en nuestra tierra no tengo
admiración, pues es moneda que corre por todo el mundo. Hame tocado tan en Heno la
muerte de nuestra madre, que esté en el cielo, que no me deja sentimiento para desgracias
ni gusto para regocijos. Tenga Dios en su gloria los muertos y de sus manos los vivos. Los
caballeros que están en este reino de ese lu^ir están todos buenos, y Ies va muy bien, en es­
pecial a Alvaro de Carrión, que está muy rico, y Gonzalo Santos, ni más ni menos. Y por­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 531

que todos escriben, remítome a sus cartas. Respondo también a las que vinieron con las de
v.m., van con ésta. Y habiendo dicho lo que después que escribí largo se ofrece» no digo
más de besar las manos a todos esos caballeros, nuestros parientes, con los demás que v.m.
mandare, en especial las del señor tesorero.Y con tanto guarde Nuestro Señor la muy mag­
nífica persona de v.m. como desea. De Potosí, y de diciembre 15 1578, besa su mano a v.m.
su servidor
Juan de Mata Barahona
(Al muy magnifico señor Francisco de Mata Barahona, en Castro Pérez).
(I.G. 2078)

597.
Gonzalo de Soria a su padre Alonso de Soria, en Granada.
Potosí, 1.1.1580
Señor
Por otras que he escrito he avisado a v.m. cómo a más de tres años que no he visto car­
ta de v.m, ni sabido de su salud y de mi señora, de que he estado con mucho cuidado y
pena. Y bien entiendo que, si Dios le ha dado vida a v.m., que se me habrá escrito, pero
como sea tan remota esta tierra de esa, no llegan las cartas.
También he tenido pena de no saber si v.m. recibió una barra de quinientos y veinte y
tres pesos ensayados, que envié de este pueblo habrá tres años con un hidalgo que se dice
Sancho de Esquive!, natural de Sanlúcar de Barrameda, compadre del licenciado Herrera. Y
también envié otra barra de trescientos y treinta y tres pesos ensayad« habrá dos años, con
un Hermosa, que murió en Tierra Firme, que la llevaba un Diego Vello, y se quedó en
Lima. Llevaba poder por muerte de estos dos un Miguel de Teca para darla en Sevilla al li­
cenciado Valdepeñas, mi tío.He sabido llegaron en salvamento todos ellos y la plata. Y en­
tiendo que ya la habrá v.m. recibido, y hasta saberlo no envío plata.
Ya por otras he avisado a v.m. de cómo vine a parar a este pueblo de Potosí, al cabo de
haber peregrinado muchos años por este reino, adonde compré unas haciendas de minas e
ingerios de agua, que me costaron setenta mil pesos, y de éstos quedo a deber hasta siete
mil pesos por todo cuanto debo. Que, siendo Dios servido, me desempeñaré de aquí a un
año. Plega a Dios lo haga, para que yo le sirva.
También he escrito a v.m. en otras el nuevo estado que he tomado, porque, considera­
do que el señor virrey nos quitó el poder vender las haciendas, y que nos perpetuó, visto el
riesgo que los mozos corren en esta tierra y que lo principal es el alma, acordé de tomar es­
tado, visto que mi ida a España iba a la larga. Y así los padres Diego de Bracamonte, hijo
del fiscal de esa ciudad, y Diego de Baena de Alcalá la Real, criado en esa ciudad, benditos
hombres ele la compañía de Nombre de Jesús, que en este pueblo fundaron casa, muy seño­
res y amigos míos, y el señor licenciado Torres de Vera, hermano del que fue por embaja­
dor a Roma, oidor que es de estas Charcas, trataron de casarme con doña Francisca de
Mendoza, hija del gobernador don Jerónimo de Cabrera y nieta del comendador Miguel Je­
rónimo de Cabrera de Sevilla, de lo mejor de ella, deudos de los principales señores de Sal­
va, y de partes de madre hija de doña Luisa Martel de los Ríos, prima hermana de la señora
de Fuentes, de lo mejor de Córdoba. Es moza de diez y seis años, y vieja en el seso y de
portes como hija de quien es. Besa a v.m. y a mi señora las manos muchas veces y dice la
tengan como a hija propia, y desea ir a ver y a servir a vs. mds. Dios se lo cumpla por su
misericordia. Entiende que está preñada de dos meses, a un año y dos meses que nos despo­
samos y velamos. Tengo en mi casa dos hermanos de mi mujer que se dicen don Miguel Je­
rónimo de Cabrera y don Pedro de Cabrera y una hermana que se dice doña Florencia de
Cabrera. Y mi señora doña Luisa Martel de los Ríos se entró a Tucumán, adonde fue gober­
nadora con otros dos don Pedro de Cabrera y doña Petronila de la Cerda, todos niños, que
el mayor tiene diez y siete años. Degolló a su padre Gonzalo de Abrego, que le tomó resi­
dencia por quitarle su hacienda, y así los señores de esta Audiencia le han dado por buen
juez y gobernador y le mandan a sus hijos dar la hacienda que era de su padre, y le tomaran
ahora residencia. Entiendo que no quedará con vida, porque es mal hombre. De esto y de
todo lo demás que v.m. se quisiere informar dará laiiga relación el portador que va a esa ciu­
dad y es muy señor mío. Llámase Diego Hurtado, deudo de esos señores de la Fuente de
Toledo. Diéronme cuatro mil pesos en dote en esclavas y plata labrada y joyas. Yo vivo
532 ENRIQUE OTTE

muy contento y en servicio de Dios y como cristiano, y me parece que io demás que he vi
vido en esta tierra fue vida de demonio; doy gracias a Dios por ello. Hasta desempeñarme
paso trabajo, con tener muy gruesas haciendas, porque se nos hace poca merced de parte de
los que gobiernan la tierra. Remédielo Dios, que puede.
Si fuera posible y mi hermano Luis de Soria viniera por acá, me fuera de mucha ayuda,
porque me parece que ya será hombre, y a él le fuera de provecho, porque estas haciendas
son de mucha confianza y cantidad, y las fiamos de quien no conocemos, y así acontece ro­
bamos. Sí a v.m .le pareciere que venga recibiré yo mucha merced. Y yo querría a otra flota
enviar a mi cuñado don Miguel de Cabrera a su majestad le haga merced. Y querría, como
digo, viniese Luis de Soria, que nos sería de mucha importancia y en esto no quiero más de
lo que v.m.. Yo estoy bienquisto en esta tierra de todos y del comendador Loyola, que es
corregidor de este pueblo y me hace mucha merced, y mi suegro lo fue ahora cinco años.
Deseo saber de mis hermanas Leonor de Soria y Ana de Soria y de María de Soria y de Pe­
tronila, cómo están, si son vivas y de los demás deudos, y así suplico a v.m. me avise largo
y de la salud de v.m. y de mí señora, a quien suplico haya ésta por suya, y de doña Francis­
ca, mi mujer, que la desea ver y servir como a su propia madre. También me avise v.m. del
recibo de la plata que digo he enviado y de todo lo demás. Y no pierdo la esperanza de ira
ver y servir a vs. mds,, dándome Dios vida, y también de recibir cartas de vs. mds., en esta
flota que dicen es_ venida, y hasta verlas seré breve en mis cartas. Nuestro Señor dé a v.m.
largos días de vida y descanso con vida de mi señora, y me los deje ver. De Potosí, y de ene­
ro primero de 1580 años. Besa a v.m. las manos su humilde hijo
Gonzalo de Soria
(A mi señor Alonso de Soria, en Granada)

598.
Gonzalo de Soria al licenciado Valdepeñas, en Sevilla.
Potosí, 15.1.1580
Ilustre señor.
Son tantas las cartas que he escrito a v.m. que ya no las tengo en memoria, y de ningu­
na he visto respuesta. Aunque entiendo que no habrá dejado v.m. de escribirme, sino que el
estar tan apartada esta tierra es causa de no haber recibido yo tanta merced.
Por otras tengo avisado a v.m. de cómo yo compré en Potosí, donde resido, haciendas
de setenta mil pesos de valor, y que debo poca cantidad de ellas. Y que en este año, siendo
Dios servido, me acabaré de desempeñar y quédame con de comer.
Y que, visto que estaba arruinado y que el señor virrey nos quitó la libertad de poder
vender y que estábamos perpetuados, acordé, por quietar mi conciencia, de tomar estado, y
fue jcon persona que dentro en esa ciudad no la pudiera topar más a mi honra y provecho.
Y fue con doña Francisca de Mendoza, hija del gobernador don Jerónimo de Cabrera y
doña Luisa Maitel de los Ríos, nieta del comendador Miguel Jerónimo, padre de don Pedro
de Cabrera y prima hermana de la señora de Fuentes de esa ciudad. Besa a v.m. las manos y
a mi señora doña Inés.
También he escrito a v.m. cómo habrá tres años envié consignado a v.m. una barra de
quinientos y veinte y tres pesos ensayados con un vecino de Sanlúcar que fue de aquí, que
se decía Sancho de Esquive!. Y he tenido nueva llegó en salvamento y no del recibo de la
plata. Y también envié ahora dos años otra barra consignada a v.m. con un hidalgo que se
dice Miguel de Teza, que valía trescientos y treinta y tres pesos ensayados, y he tenido nue­
va que llegó en salvamento y no del recibo de la plata. V.m. me avise de todo ello y de su
salud y de toda esa casa de v.m.
Del portador sabrá v.m. largo de nuevas de por acá, que es un hidalgo amigo mío, que
se dice Diego Hurtado, al cual me remito que, como he escrito tantas y de ninguna he visto
respuesta, abrevio hasta ver letra de v.m. y no pierdo la esperanza de verla en esta flota que
hay nueva es llegada.
También a tres años que no he sabido nueva de mi señor Alonso de Soria y de mis her­
manos ni si recibieron la plata que les envié. Y así estoy con cuidado y en no saber si son
muertos ni vivos. Plega a Nuestro Señor me les deje ver y servir, que espero en Su Divina
Majestad me hará merced y que pueda ir yo a esa ciudad a servir a v.m. como 1o deseo.
No se ofrece otro de que avisar, por remitirme, como digo, ai portador. Cuya ilustre
- CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 533

persona Nuestro Señor guarde y en mayor estado aumente, como todos los servidores de
v.m. deseamos. De Potosí, primero día de enero de 1580 años.
Yo he escrito en las demás flotas a un hidalgo amigo mío, que se dice Pedro Hernández de
Aguilar, que pasamos a estas partes de camarada,"y me dicen reside en esa ciudad, y que ha
sido corredor de lonja. V.m, le dé mis besamanos y le diga no he visto respuesta. Que me
haga merced de escribir y que haya ésta por suya, y que aquí están dos hijos suyos y el mo­
meo (?). Ilustre señor, besa las manus de v.m. su muy servidor
Gonzalo de Soria
(AI ilustre señor licenciado Valdepeñas, en Sevilla).
(I.G. 2092)

i 599.
Gonzalo Santos a Juan Pérez de Samillana, escribano de remas, en Sevilla.
Potosí, 16.11.1581
Ilustre señor:
Una muy breve recibí de v.m. al despacho de esta flota, y en ella se me avisa cómo con
Antonio Ruiz de Navamuel y con otro caballero, que se dice e l capitán Moya, se me escribe
largo, en particular y en general, y hasta ahora no han llegado a mi poder, porque Antonio
Ruiz está en la ciudad de Los Reyes con el señor Alvaro Ruiz de Navamuel, su tío, el cual
me escribió pensaba venir a esta provincia de las Charcas, y que hasta se ver conmigo no
pensaba enviar e l despacho, y así no tendré que responder a las que v.m. me hacía merced,
sólo a esta breve que de v.m. recibí. Y en lo que en ella v.m. me manda que con todo calor
trate con un Pedro de Castro, que reside en esta villa, se cobre de él 89,000 maravedís, que
debe a un caballero de Castro, que se dice Juan Martín Somero, por cesión que le hizo Die­
go de Astudillo, yo fui luego a la hora con las escrituras que me hiciese merced, que pues
era tan poca cosa y tan debida de diez y ocho años le mandase proveer. El cual me respon­
dió que él no debía más de 50 ducados, porque estando retraído en la iglesia el señor Diego-
de Astudillo le fue a pedir el resto de esta escritura, y se lo dio en el negria (?) de aquella de
que la escritura procedía, y que de fenicimiento de todo no le debe más de estos 50 duca­
dos, y que así se hallará en la partida de sus libros, y así me los daba, y yo no los quise. Pa-
réceme que es un pleito muy largo, por haber de pedirse por nueva demanda, por ser diez y
ocho años, y haber por escrito. Con todo eso dice que me dará 100 ducados, para que los
envíe a v.m., y que debajo de juramento que haga el señor Diego de Astudillo que le debe
más, que enviándome v.m. el testimonio de ello lo pagará todo. Y así escribe sobre ello al
señor su compadre Diego de Astudillo con cartas de Alvaro de Carrión, si se hallare recua
que lo pueda llevar al puerto podrá ir en esta flota. Hacerse ha lo posible, aunque es tarde.
Y esto es lo que pasa en este negocio.
En la flota pasada escribí a v.m, con un Bartolomé de Cantillana, que partió de esta vi­
lla para ir a esa ciudad a cobrar cierta cantidad de dinero que Martín Rodríguez, un hidalgo
que asimismo salió de aquí, que tenía en su poder de un amigo que se dice Francisco de Vi­
llalobos, con el cual envié un pliego de cartas y en proceso que se había de enviar al Conse­
jo en suplicación de la Audiencia de estas Charcas sobre ciertas varas de mira (?) que eran
4 j Francisco de la Serna, en las cuales yo fui condenadci, Y también enviaba una barra de
plata y poderes y recaudos para que el señor Sebastián de Santoyo lo mandase solicitar a un
criado suyo en la corte, y a v.m. le suplicaba me hiciese ¡merced que con mucho cuidado se
mandase enviar juntamente con el dinero para pagar letrado y procurador y las demás cosas
que fueren necesarias para el pleito, y que, si acaso el sobrino de Francisco de la Sema esta­
ba en esa ciudad, fuese a la corte al negocio, y que, despachado, tuviese yo aviso de lo que
de él había resultado en la primera carabela o navios que de esa ciudad saliesen, y junta­
mente con esto se me hiciese merced se diese prisa a los herederos de Francisco de la Sema
viniesen a tomar esta hacienda que aquí me dejó, porque de otra manera no podría yo des­
pacharme a ir a servir a v.m. como se me manda, y aunque se me ha respondido que estaba
en esa ciudad para venir, hasta ahora no ha llegado. Suplico a v.m. que en todo caso se des­
pache y venga y si fuese posible traiga cédulas de su majestad para poder vender la hacienda
conforme a la clausula del testamento que allá habrán visto, porque de otra manera perpe­
tuamente se pueden vender, y habiendo lugar podría sacar de 20.000 ducados para arriba de
la hacienda que hay acá. Y si acaso no estuviere en disposición de poder venir, envíeseme el
recaudo, que yo dispondré de todo y lo llevaré, y si no, hagan lo que fueren servidos, y yo

»
534 ENRIQUE OITE

trataré de desembarazarme de este negocio, aunque se pierda, que harto he trabajado en sus­
tentar con hartos pleitos y desasosiego mío.
La barra de aquel criado de! señor Sebastián de Santiyo va en esta flota registrada a su
merced, que es la que dio Luis de ArgüeJJes, escribano público de esta villa por la cédula
que se le envió de su majestad, para que por teniente usase su oficio.
También envío a v.m. en esta flota nueve barras de plata ensayadas y marcadas, regis­
tradas a v.m. y a los señores don Alonso Manrique y Antonio Velarde, para que las tres ba­
rras de ellas, que son del señor Antonio Ponce, que valen 1.057 —4— ensayados sé que vie­
nen para dar conforme acá instrucción y carta que a v.m. escribe, que son para meter monja
a una hermana prima nuestra, que siendo para tan buena obra v.m. será servido de mandar­
las despachar con toda brevedad, para que haya efecto este negocio. Y de los míos que valen
2.082 —2— son para que v.m. las mande enviar al señor Juan Santos, nuestro hermano,
para el casamiento de nuestra sobrina, que es la que está en su poder, hija de Francisca San­
tos, mi hermana, la que .casó en Castro, que es lo que mi señora doña Isabel me envió a
mandar por su carta hiciese, porque convenía muy mucho, y mandándomelo así lo hice.
Juntamente con ésta escribo que, si fuere tal persona con quien la hubieren de casar, ayudán­
dola el señor nuestro hermano con un pedazo y con la hacienda queyo en Pina (?) tengo, se
la dé toda, porque querría que por ser la primera cosa fuese persona tal y que no lo hice
con su madre se hiciese con su hija. Y si acaso cuando ésta llegue hubiere dispuesto de su
persona, désele un pedazo, y lo demás désele a su madre.
Holgarme ya mucho que, si no es de muy madura edad se estuviese este negocio hasta
la otra flota, porque en ella entiendo irá según dice el señor Antonio Ponce y Juan de Mata
Barahona, que es un hidalgo de Castro, y con ellos enviaré cantidad de dineros, y juntamen­
te, si quisiere ir el señor Antonio Fernández, nuestro hermano. Y ellos harán en este nego­
cio lo que yo acá les suplicare con mayor cantidad de dineros para el casamiento de esta se­
ñora nuestra sobrina, que con el ayuda de Dios yo enviará cantidad de plata, para que se
haga alguna venta, para'que todos comamos, y para que se haga alguna memoria de las que
yo deseo en ese pueblo de Pina, donde están enterrados mis padres, porque mi ida a esa tie­
rra no estoy determinado cuándo será, porque una haciendilla que aquí tengo de minas e in­
genios de sacar plata el gobernador de esta tierra no nos deja disponer de ella, a m f ni a los
demás,, que aquí las tenemos hasta tanto que su majestad provea él si la podemos vender
con la gente de los naturales que para el beneficio de las minas e ingenios nos hizo merced
el señor virrey, porque, si no se dispone el poderlo hacer, todo ello no vale nada, y así ha­
bremos de prestar paciencia hasta que Dios sea servido y estarnos quedos, porque lo que
tantos años a que hemos trabajado en hacerlo y sustentarlo no será justo dejarlo, sino gozar
de ello, porque no se lo lleven otros. Y si acaso este negocio fuese adelante, y no se pudiese
salir de ello, me parece seria cosa acertada que, pues v.m. tiene tantos hijos, se me enviase
acá uno de ellos, porque seria posible dejarlo en todo donde podría aprovecharse a sí y a Ies
demás sus hermanos, y en poco tiempo tener mucho aprovechamiento, y yo poder salir de
esta tierra, porque la hacienda daría lugar a lo que digo. Ordénelo Dios todo para que sea
para su servicio. Otras veces se lo he escrito a v.m., y como no se me ha respondido a nada,
no quiero poner demasiada calor en este negocio. Que, pues yo soy ya viejo, por acá me
quedaré, y de lo que procediere ayudaré cada año con un pedazo para los cargos que allá se
tienen. A mi señora hermana no escribo, porque donde v.m. está no hay que decir más que
esto. El señor Antonio Ponce saldrá de esta provincia por fin de agosto, y se irá a la ciudad
de Los Reyes a dar cuenta de negocios que aquí ha tenido de mucha calidad y cantidad. En­
tiendo será Dios servido saldrá muy bien de ellos, porque los ha hecho con mucho cuidado,
y vivido muy virtuosamente, como de él se esperaba. Paréceme que irá rico y conforme a lo
que de los negocios resultare saldrá de esta tierra, y entiendo que sin falta irá en esta flota, y
si acaso no fuere para quedarse allá, será para volver a esta tierra, y el señor Juan de Mata y
el señor Antonio de Vallejo sin falta ninguna irán en ella. Y juntamente, si fuere posible,
como digo irá el señor Antonio Fernández, y con ellos escribiré mi determinación en todo,
que, aunque siento mucho el quedarme solo y que se vayan tan buenos deudos y amigos,
me huelgo mucho, porque me harán todos tanta merced en esa tierra, que servirán a v.m.
en aquel lugar que yo tenía tanta obligación. Y porque no se ofrece otra cosa que de presen­
te poder decir, en ésta no diré más de que a v.m. suplico que un caballero, que de esta villa
partió para esa tierra, que se dice Iñigo de Arguello Carvajal, lleva de Antonio de Vallejo
dos barras consignadas a v.m., para enviar a una hermana suya a Támara. Y asimismo
Francisco de Guzmán, que es hermano del señor de Olmos, envía otras cuatro barras, para
que se den a unas hermanas suyas monjas, y se envíen a su hermano. Que v.m. con todo ca­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 535

lor las mande despachar, y se tenga aviso por acá del recibo, escribiéndoles v,m. que las car­
tas vengan a esa ciudad y por mano de v.m. se nos encamine a esta provincia donde Fran­
cisco de Guzmán residirá tres o cuatro años en negocios que tiene en esta villa de muy mu­
cha calidad e importancia, de que no se podra despachar en menos tiempo del que digo, y
en esta tierra, jdos los que se irán la flota que viene, no me queda otro amigo de nuestra tie­
rra si sólo es uno, y para este tiempo, si antes no se determinare mi ida, aunque todo se
pierda, iré a morir entre mis deudos. A Iñigo de Arguello Carvajal suplico a v.m. que lo que
en esa ciudad se le ofreciere v.m. le ayude, y le tenga por señor y amigo, porque en esta vi­
lla fue mucho mi señor y de todos estos caballeros, señores y amigos míos, y entienda que
por parte nuestra se le sirve haciéndonos v.m. a todos merced.
Nuestro Señor ¡a ilustre persona de v.m. guarde y acreciente en el estado que yo deseo,
con vida de mi señora doña Isabel e hijos, a los cuales Dios sea servido de me dejar ver
como deseo. De Potosí, 16 de febrero de 1581.
Digo en las tres barras de Antonio Ponce no embargante que van registradas en mi
nombre y por mías, son del dicho Antonio Ponce, y como tales dispondrá v.m. de ellas con­
forme su voluntad, y a lo que él escribiere, que por ésta digo que serán bien dadas. También
digo que la barra de 253 pesos que se cobró de Luis de Arguello, escribano, va registrada a
v.m. a esa ciudad y a costa y riesgo de Diego de San Martín, solicitador de corte de su ma­
jestad; cuya es. Hale de quitar v.m. de los dichos 253 pesos 4— 4 ensayados que costó llevar
de esta villa a Arica, y I— I del flete de mar hasta Lima, y más todas las demás costas que
tuviere desde Lima hasta esa ciudad. Respecto de las costas que tuviere la derftás plata mía
y de Antonio Ponce y estas costas y 3— 2— que sobran más en barra, haga v.m. buenos a
Antonio Ponce con lo que valieren sus tres barras, porque es suyo.
Asimismo digo que, si mi sobrina fuere casada cuando ésta llegue, que se le dé parte de
esta plata que envío, y parte a su madre, y esto a elección y cómo le pareciere a mi herma­
no el bachiller Juan Santos, porque como persona que está más cerca de mi sobrina y de mi
hermana entenderá lo que mejor convenga, y así lo remito a él. Ilustre señor, besa las manos
a v.m. su servidor
Gonzalo Santos
(Al ilustre señor Juan Pérez de Santillana, escribano de rentas de la ciudad de Sevilla).
(I.G 2094)

600.
Antonio de Salas, escribano del Cabildo de Potosí, a Pedro de Oña, oficial del R eal Consejo
de Hacienda, en corte.
Potosí, 18.jiV.1582
Ilustre señor
Porque en la flota o galeones que entiendo que a la fecha de ésta partieron o estarán en
Tierra Firme, escribí a v.m. y respondí a las que había recibido en el navio de aviso. Y así
en ésta seré breve, porque tengo por dificultoso alcanzar ésta la flota, irá a la ventura guiada
por orden del señor licenciado Alcedo, fiscal de la Inquisición de estos reinos, y entiendo
por aquí irán más breves. Deséolo por lo que abajo diré, que se ha ofrecido después que es­
cribí hasta este punto. Y es que el señor don Martín Enriquez, virrey de estos reinos, ha
dado por vaca la escribanía pública del número y Cabildo de esta villa de Potosí, que vacó
por muerte de Melchor de Victoria, escribano que usaba los dichos oficios. Y sin conocerme
ni haberme visto, por sola noticia que de mí tuvo, me ha hecho merced de estos oficios en
el entretanto que su majestad lo provee o manda otra cosa. Y aunque ha querido que sirva a
su majestad en cada año con dos mil pesos ensayados, entiendo se ganará en él largo de co­
mer, por ser el mejor oficio que hay en este reino, y de mucha ganancia y calidad y mucha
mano para hacer servicio a amigos. Llegué ayer y luego fui recibido por el Cabildo de esta
villa, con tanto contento de todo este pueblo que no lo sé encarecer. Ello viene de mano de
Dios, y creo son parte las oraciones de mi madre, que Nuestro Señor me deje ver como yo
deseo, y es cierto verdad que el principal intento que tuve es el poder remediar a mis her­
manos, porque estando aquí me será fácil. Con ésta envío a v.m. la provisión, digo testimo­
nio de ella y el recibimiento, para que v.m. trate allá su majestad me haga merced dar en
propiedad, aunque sea ofreciendo a dar hasta tres o cuatro mil ducados a su majestad o a la
persona que lo negociare o a la persona que lo hubiere, que no la viere acá, y para ello po­
536 ENRIQUE OTTE

drá v.m. hacer dejación de lo que se me hubiere hecho merced. Y ponga v.m. calor en ello,
que importa, y el dinero irá en la flota que viene, siendo Dios servido, para este efecto, o
para que» no le habiendo, se me eche en venta el oficio. Si se vende se hallarán 14.000 pesos
por él. Conforme a esto no tengo más que decir de que ello es de v.m. todo y conforme a
esto hacer diligencias en ello, procurando haberlo del rey o de quien allá lo hubiere, y ofre­
cer, como digo, 4.000 ducados. Y avisarme por la posta, que ésta hasta Lima va en los chas­
ques, que irá en 20 días. Ponga v.m. calor en ello. Y digo que, si hubiera quien llevara la
plata la enviaría, como digo, en la primera flota, siendo Nuestro Señor servido.
A mi señora beso mil veces las manos con las de las señoras mis hermanas y el señor
Francisco de la Peña y señores mis tíos, no les escribo por la brevedad del chasqui. Y lo
mismo al señor Gabriel de Arriaga. Y guarde Nuestro Señor la ilustre persona y casa de
v.m. con el aviamiento que yo deseo. De Potosí, y de abril 18 de 1582 años. Ilustre señor,
besa a v.m. la mano su menor hermano Antonio de Salas
(Al ilustre señor Pedro de Oña, oficial de su majestad en su Real Consejo de Hacienda, en
corte).

601.
Antonio de Salas, escribano del Cabildo de Potosí, a Pedro de Oña, oficial del Real Consejo
de Hacienda, en corte.
Potosí, 6.1.1583
Ilustre señor
En esta flota no he tenido carta de v.m., de que estoy con admiración, porque no me ha
acaecido después que vine a esta tierra dejar de haber tenido cartas de suerte que hubieran
podido ir con la flota. No sé qué ha sido la causa. Ni tampoco he tenido nueva ninguna de
mis hermanos, ni aun si han venido en la flota. Dios los traiga con bien, que han sido causa
de no me haber ido en esta flota, para dejarlos animados y encaminados en que sean hom­
bres y ganen conque poder volver a su patria. Y así, con esta ocasión procuré el virrey me
hiciese merced de la escribanía pública y del Cabildo de esta villa de Potosí, donde a ocho
meses que la uso. Es cosa de mucho honor, aunque no mucho aprovechamiento. Yo despa­
ché luego el título a v.m. por la vía del señor licenciado Alcedo, fiscal de la Inquisición de
estos reinos, para ver si allá v.m. podrá con su majestad me hiciera merced de él, y creo no
hará, pues lo que envié habrá tres años de la de minas y registros no he tenido respuesta. Y
v.m. debe estar cansado de escribirme duplicado, pues, como digo, no he visto carta ni nue­
vas de mis hermanos; querré ya que ellos las traerían. Yo envié recaudo a todos los puertos,
para que los avíen, y ellos hallaran más regalo que yo cuando vine, y con el favor divino
con su llegada yo me iba. Si no vinieren me iré en fin de este año, y dejaré esta tierra, por­
que, como digo, estoy viejo y cansado, con grandísimo deseo de ir a servir a v.m. y a mi
madre, a quien escribo y va con ésta. Dios me la deje ver, que yo lo deseo como mi salva­
ción.
Y no escribo más largo por no se ofrecer qué, ni tener a qué responder, pues, como
digo, no he tenido cartas.
AI señor Juan de Salas y mi señora María de Carranza y todos esos señores deudos beso
mil veces sus manos, y Nuestro Señor me los deje ver con el contento y descanso que yo de­
seo, y guarde la ilustre persona de v.m. con el aumento que yo su menor hermano deseo.
De Potosí, y de enero, día de los Reyes de 1583 años, ilustre señor, besa a v.m. las manos
su hermano menor
Antonio de Salas
(Al ilustre señor Pedro de Oña, oficial del Consejo de Hacienda, en corte).
(I.G. 2095)

602.
Diego de Rojas Antesana a su madre Teresa de Avila, en Madrid.
Potosí, 2.1.1585
Ilustre señora:
Habrá cuatro días que recibí una carta de v.m. con otra de mi hermano Gaspar de Ro-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 537

jas, sus fechas de quince de enero del año de ochenta y tres, y con ellas sumo contento, por­
que eran de mí muy deseadas, por haber días que no sabía de la salud de v.m. ni había teni­
do cartas de ninguna persona de allá, y creo que debe ser la causa el no encaminármelas por
buena parte, porque en lo demás yo entiendo que tiene v.m. cuidado de hacerme la merced
que siempre en escribirme. A mí, bendito sea Dios, me ha ido siempre de salud y de lo de­
más razonablemente, y me hubiera ido mucho mejor si me hubiera acomodado en algunos
de los oficios que he avisado por otras mías. Porque el que se me envió es de muy poco
provecho, aunque con él y con otras cosas en que por acá me entretengo lo paso bien. Y no
he menester pedir nada a nadie, pero para conseguir lo que deseo, que es volverme a ver a
v.m. y poderla servir, como es razón, será necesario se haga diligencia en procurar que yo
sea acomodado en alguno de los oficios que aquí diré. Porque, siendo con más comodidad,
en poco tiempo podría tener de comer, de manera que pudiese hacer lo que tanto deseo. Y
los oficios que por acá se entienden están vacos son los siguientes: contador o factor o teso­
rero del Cuzco, si allá no se han proveído, o la vara de alguacil mayor del Cuzco, que la tie­
ne Montalvo por seis años, que los cumple presto, que acabados, se me dé a mí; o la vara
de alguacil mayor de las Charcas y villa imperial de Potosí, con voto en Cabildo, que la tie­
ne Montalvo, hermano del alguacil mayor del Cuzco, o contador de Quito, o factor o teso­
rero contador de Chile, que está vaco. Este es buen oficio y en buena tierra. O factor de
Chile o tesorero, contador o factor o tesorero de Guamanga y Huancavelica, contador o fac­
tor o tesorero de Arequipa y Arica, es en buena tierra, aunque no son tan buenos. La vara
del alguacil mayor de Guanuco y su tierra, éste no es tan buen oficio, pero es razonable con
voto y voz en Cabildo. Cualquiera de estos es buen oficio para hombre de capa y espada, y
en que holgaría ser acomodado, y asi suplico a v.m. se haga en procurar esto toda la diligen­
cia posible, pues tengo servicios y méritos para que se me provea cualquiera de los oficios
que aquí digo. Y más teniendo al señor licenciado Gasca por tan señor nuestro, y que tanta
merced siempre nos ha hecho, que con su favor y buena diligencia de v.m. será fácil conse­
guir lo que se pretendiere.
Por otras mías he enviado a suplicar a v.m. que de ninguna manera las casas que eran
de mi padre, que esté en el cielo, se vendan, sin que la parte que me había de caber a mí de
su herencia se me señale en ellas, porque holgaré mucho, si Dios me lleva como espero en
El lo hará con salud en esa tierra, vivir en ellas, y así se lo pido a v.m. y a mis hermanos.
También he escrito en otras dos mías que creo llegarán a poder de v.m. cuando ésta en­
víen a decir a mi hermano Cristóbal de Rojas se pase a las Indias conmigo, y venga aquí a
Potosí, adonde yo estoy y resido, porque deseo mucho tener en mi compañía un hermano
de quien fiarme en mis negocios, porque nos iría a entrambos bien en ellos. Y yo estoy,
bendito sea Dios, acomodado de manera que lo podríamos pasar razonablemente, y así su­
plico a v.m. le pida de su parte y de la mía haga esta jomada y se venga con la primera flo­
ta de la manera que pudiere, que llegado acá no le faltará lo que hubiere menester, y lo que
yo tuviere en mi compañía. Y esto no se deje de hacer, en todo caso que lo que le costare su
viaje yo lo pagaré aquí en llegando.
V.m. no deje de escribirme por tres o cuatro vías, siempre que hubiere carabela de avi­
so, y con todas las ocasiones con tres o cuatro duplicados, porque, si algunas se perdieren,
lleguen otras, que lo mismo hago yo con todas las que se ofrecen. Y avíseseme de todo lo
que por allá hay de nuevo, y particularmente de la salud de v.m., que es el mayor consuelo
que yo tengo en esta tierra, ni tendré lo que me durare el estar en ella el saber que v.m. la
tenga siempre como deseo, y mis hermanos y deudos, a los cuales escribo. Y así no seré más
largo en ésta, porque en otras de la misma fecha lo soy ^visando muy en particular de todo
lo que hay que hacer, y así acabo suplicando a v.m. me encomiende a Dios y le pida me dé
salud, para que pueda ir a servir a v.m. y darla algún descanso, como lo deseo, que yo no le
pido otra cosa. De Potosí, a 2 de enero 1585 años. Ilustre señora, besa las manos de v.m. su
obediente hijo, que más que a sí la quiere y ama
Diego de Rojas Antesana
(A la ilustre señora Teresa de Avila, mujer que fue de Francisco de Rojas, en la calle de To­
ledo, en Madrid).
(l.G . 2095)
538 ENRIQUE OTTE

603.
Maleo de Almonazir a su mujer Catalina Millán de Bohórquez.
Potosí, 21.XII.1586:
Lumbre de mis ojos y señora mía:
Por muchas mías os tengo escrito y largo dándoos cuenta de mi vida y de lo que tengo
determinado, y lo propio digo por ésta, y es que quiero que os vengáis a esta tierra con el
señor mi hermano Bartolomé de Torqueniada, a quien tengo escrito muy largo suplicándo­
selo, porque lya no puedo sufrir tanta ausencia, y sin su compañía no quiero que vengáis en
respecto del riesgo que se corre, por no venir con compañía que entienda de navegación, y
de las cosas que son necesarias para por la mar. Y sabida esta voluntad, luego con toda bre­
vedad enviare dos mil ducados para ello, y tendré otros mil ducados en Tierra Firme para
cuando lleguéis, y yo estaré en el puerto que llaman de Paita para recibiros y traeros donde'
seáis servida'y regalada pon muchas ventajas, y mis hijas tengan descanso. Así que en esto
procura con vuestro hermano lo acepte, haciendo cuenta que hace un viaje a las Indias para,
ganar dineros, que de mi parte yo se lo serviré, como lo verá por la obra. Con un capitán,
que se dice Andrés García Garrido de Escobar, os envío doscientos y cincuenta ducados,
para que de ellos compréis lo que quisiéredes, y no os envío más, porque quiero que vengáis
acá a gozar en mi compañía, en la cual ruego a Dios os vea antes que mis ojos se quiebren,
que es, fuera de la salvación del alma, lo que más deseo en esta vida, Y porque, como dicho
está, os tengo muy largo escrito, no digo más sino que a mis hijas me abraza y besa por mí,;
que aunque sean muy grandes, tengo de hacer lo propio cuando las vea. A mi señor y a mi
señora beso las manos, y también le tengo escrito. De la villa de Potosí, 21 de diciembre dev
1586. Lumbre de mis ojos y señora mía, el que os quiere y ama más que a sí, vuestro
Mateo de Almonazir.
(Para mi señora doña Catalina Millán de Bohórquez). :
(I.G. 2097):

604.
Gonzalo del Campo a su sobrino Juan Gómez, en Trujillo.
Potosí, 8,1.1590
Sobrino, muchas veces os he escrito que vos y vuestra mujer e hijos os viniésedes a es­
tas partes, para que gozásemos de vosotros, pues Dios nos ha dado para poderos hacer bien,;
y estamos en tierra donde no hay las necesidades que en España. Que lo que Dios me ha
dado todo lo quiero para vos y para mi sobrina Juana Gómez, vuestra mujer, y mis sobrinos
y para mi sobrina Beatriz Gómez. Que cierto que deseo que acabásemos la vida juntos, y'
también Juan de Monroy, vuestro tío y mi primo, que reside en el Cuzco, me ha escrito que.:
también os desea acá para os hacer bien, que le ha dado Dios bien, de que por vida vuestra
que me hagáis tanto placer de con la primera flota os vengáis, pues os he enviado dineros
para el viaje conque podáis veniros, qüe yo os haré dar repartimiento de heredades en el
ayuntamiento de esta villa, donde podáis arar y granjear la vida sin que os cueste nada, y si ’
queréis trabajar, creed que valdrá más el trabajo de un año acá que el de cuatro allá. Y por-:
que muchas veces os he escrito esto, en ésta no seré más largo, de que os ruego muy encaré- ¡
cidamente que os vengáis, para que nos podamos gozar, que acá os favorecemos yo y mi
primo Juan de Monroy, y porque muchas veces he escrito esto, en ésta seré breve. ■;
Y porque no es para más, guárdeos Nuestro Señor y os traiga con bien. De Potosí, y dé i
enero 8 de 1590 años ^
Gonzalo delCampo ■
(A Juana Gómez, mujer de Juan Gómez, en Trujillo)
(I.G. 2098)

605.
Pedro de las Parras Valeros a su hermano Diego de las Parras Valeros, en Almagro.
Potosí, 25.11.1592
En otra que este día os escribo en un pliego que envía el señor Gaspar Ruiz digo lo pro-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 539

pió que en ésta, y es que yo tengo noticia de vuestra habilidad, y sé que sois buen papelista,
que me lo ha dicho Francisco de Merlo, el hijo de la Zamorana, y, viendo que estaréis per­
dido en esa villa dond.e los que no tienen renta es harta mala ventura, he acordado, si a vos
os diere gusto venir a estas partes, que los señores comendador y Francisco Ruíz os avíen en
esta manera: Que os alcanzaran licencia en Madrid, y os dará para vuestro viaje ochocientos
reales, habiendo de venir acá, y si no, escribo a sus mercedes que no os den nada. Acá se­
réis rico y seréis hombre, lo cual no seréis en Sevilla en vuestra vida, y si os determináredes
a venir y idos con sus mercedes a Madrid, y traeréis unos recaudos que os darán para el se­
ñor Gaspar Ruiz, y no los perdáis, antes perderéis el pellejo que los recaudos.
En Tierra Firme hallaréis un hidalgo, amigo y señor nuestro, que va a emplear su plata
y la de! señor Gaspar Ruiz. Es un hombre muy rico y principal, llámase Andrés de Ceva-
llos. Si viniéredes, como digáis que sois mi hermano y le enseñéis este capítulo, os aviará y
dará lo necesario de suerte que vengáis antes todas cosas como hombre muy honrado, y si
no hubiéredes de venir con este hábito y titulo de hombre honrado ,no vengáis acá, que gen­
te baladí y bellaca no vale acá nada. Y antes que. vengáis acá dejaréis casada a María de las
Nieves, y si os pidieren, casándose a gusto de señora y de los señores comendador y Francis­
co Ruiz, bien os podéis obligar por dos mil ducados de Castilla, que yo ios daré y .los envia­
ré luego a Sevilla, y acá yo os ayudaré, y lo propio hará el señor Gaspar Ruiz. Y avisadme
siempre de lo que habéis de hacer, y cómo venis de todos los puertos que tomáredes a esta
villa de Potosí, para que yo de acá escriba os den todo avío. Y mira si importan los recau­
dos que habéis de traer, pues yo estaba con las espuelas calzadas para ir a España por ellos,
y porque los señores comendador y Francisco Ruiz acuden siempre con muchas veras a los
negocios del señor Gaspar Ruiz, se acordó yo no fuese, sino escribir a sus mercedes que los
negocien y los envíen por dos o tres vías. Los unos habéis de traer vos y venir siempre co­
lando (?) tierra, que Francisco de Merlo llegó a esta villa sin traer ni sacar v.s mds. de Al­
magro. Lo que habéis de hacer ha de ser salir breve de Tierra Firme para Lima, y avisarme
para que yo os escriba y envíe aviamiento. Y porque yo confio haréis esto que os pido con
las veras que un hombre honrado está obligado, no digo más.
Nuestro Señor os guarde y dé buen viaje. De Potosí y febrero 25 de 1592 años, vuestro
hermano
Pedro de las Parras Valeros
(A mi hermano Diego de las Parras Valeros, en la villa de Almagro).
(I.G. 2066)

606 .
Francisco Negrillo a su hijo Francisco Negrillo de Rozasalvas, en Sevilla o Madrid.
Potosí, 15.ÍII. 1594
Hijo, ahora un ano te escribí muy largo, dándote aviso de lo que habías de hacer, que
creo que ésta y ellas llegarán juntas, porque los que llevaban los pliegos, que eran Jerónimo
Bus de Mincha y Jerónimo de Padilla, invernaron en Panamá. Y remitiéndome a ellas y a
las que ahora escribo a tu madre y al señor doctor, en ésta no me alargaré, porque todo lo
que te tenía que decir verás en ellas.
Lo que importa es que pongas mucha diligencia, olvidando mocedades, y que tenga
efecto a lo que fuiste y para que le tenga seas despeitader (?) del señor doctor de SueJandete
(?) en darle gusto y servirle y a tu madre sin darles pesadumbre en nada, que en las cuales
escribo doy la orden de lo que se ha de hacer, para que vengan bien acomodadas. Y pues es
negocio de tanta importancia, conviene que por tu parte no haya descuido, y que tengas el
punto y celo que conviene para salir con esta empresa. Que, si Dios te da tanta ventura que
las traigas a mis ojos, será de mí tan agradecido como verás por la obra, porque serás señor
de lo que yo tuviere que si habrá partes en tí para hacer de todo confianza. Y porque con el
favor de Dios no tengo duda que por este tiempo estaremos todos juntos de aquí a un año,
que el tiempo corre de manera que será bien breve, considerando que a que te partiste de
aquí dieciséis meses y medio que regalado con esto casi no falta nada según ha pasado pres­
to. AI señor doctor escribo me avise qué derrota habéis de traer, y por qué tiempo ha de ser
la embarcación, y el que se puede tardar en la navegación, y el puerto adonde habéis de ve­
nir a desembarcar que, si fuere por el Brasil, me halláreis en Buenos Aires con plata, para
pagar los fletes y costas del camino hasta llegar aquí. Y si por Nombre de Dios, en Cartage­
540 ENRIQUE OTTE

na o en Panamá estará plata en poder del licenciado Juan López en Cartagena, y en Pana- ’
má en poder de Josepe de Parraces o Juan de la Fuente Almonte. Aunque yo más querría
fuese el viaje por el Brasil, por ser los puertos y el camino más sanos y poder venir con más
regalo. Y pues de ambas navegaciones tenéis noticia el señor doctor y tú, cierto está que eli­
giréis lo mejor.
Séate aviso que no has de venir acá sin traer tu madre y hermanas. En caso que por al­
gún inconveniente o falta de plata no puedan venir cuando venga el señor doctor, porque
quiero que quedes por su defensor, haciéndoles compañía y dándoles gusto en todo lo que,
en teniendo aviso de tí de las causas que ha habido para no poner en ejecución mi deseo,
acordaré lo que más convenga, tomando el camino en la mano con lo poco que tuviere,
porque me falta el sufrimiento para poder pasar adelante con tanta soledad y ausencia. Que
si pretendo la venida de tu madre y hermanas es por su remedio, que le tendrán acá mejor
que no allá, que a mí, para lo que me resta de la vida con poco tengo harto, y tendré por
gran riqueza verme con ellas antes que me muera, que llevándome Dios ante sus ojos habré
conseguido mi deseo. Tomaré muy en paciencia que Dios haga de mí lo que sea servido,
porque deseo mucho morir en tierra de cristianos, rodeado de quien tanto quiero, que será
para mí toda la felicidad que en este mundo puedo tener. Deseo mucho des muestras de vie­
jo y que olvides Jas mocedades, que las ocasiones te pueden causar que haciendo esto y
guardando la obediencia a tus padres te hará Dios mucha merced, Y porque como digo, he
sido largo en las que a todos tengo escrito, en ésta no lo quiero ser más, remitiéndome a
ellas.
Habrá tres meses que llegó a Lima Juanico tu hermano, en compañía de Bernardo de la
Vega y doña María, su mujer, la cual falleció allí sin ver a su hermana, y al presente se ha­
lló allí el tesorero con quien estuvo Juanico aguardándole le encaminase aquí. Y en el pro­
pio tiempo fue allí don Pedro Zoreo de Ulloa, el cual lo recibió en su servicio, y me hizo
merced de traerle consigo hasta Arica, adonde cayó malo y fue forzoso dejarlo allí hasta que
convaleciese y llegó aquí víspera de carnestolendas, y hasta ahora no ha venido tu hermano,
de que no tengo poca pena, aunque he sabido que estaba ya sin calentura convaleciendo.
Espero en Dios que será aquí con salud y brevedad,
Y porque otro no se ofrece de que poder darte aviso, Nuestro Señor te guarde y te dé
ánimo y fuerza para cumplir mi deseo. De Potosí, quince de marzo 1594 años. Tu padre
que más que a sí te quiere
Francisco Negrillo
El señor de ésta besa a v,m, sus manos y queda en este valle de lágrimas, rogando a
Dios le traigan con mucha vida y salud en compañía de su madre y hermanas, que aunque
servidor no conoce, les beso un millón de veces las manos, con cuyas vidas Nuestro Señor
etc. Su padre de v.m. está muy confiado de su buena industria y diligencia, y así, ha menes­
ter v.m. trabajar para corresponder con ello o no venir acá, si no los trae por delante. De
v.m.
Luis Flores de Burgos
(A Francisco Negrillo de Rozasalvas, mi hijo, en Sevilla o Madrid).
(l.G. 2102)

607.
Francisco de Ortega a su mujer Jerónimo de Loaysa (?), en Sevilla (?}.
Potosí, 16.Xll.I594
Por otras tengo escrito más largo con el señor Diego Pérez, y ahora sólo os avisaré
cómo con él os envío quinientos pesos, para que con ellos hagáis buen matalotaje y os ven­
gáis a esta ciudad, y traigáis con vos a vuestra tía, para que os venga regalando, y también
' traigáis una criada que os sirva, que por la mar todo será menester. El señor Diego Pérez
me hará merced de fletaros en buena nao, que él me dio palabra de hacerlo, que para cuan­
do lleguéis a Panamá yo tendré allí dineros, para que os den, podrá ser, si yo no tengo algún
negocio forzoso que me impida bajar yo a Panamá, que me halléis allí. Que bien entendí ir
yo a España en esta flota, pero agradecedlo a mi hermano que me llevó más de mil y qui­
nientos pesos, y fue forzoso hacer diligencia. Hasta ahora tengo nueva que se quería pasar a
la China, que a lo que entiendo no se me escapará, porque he de hacer más diligencia que si
fuera extraño, pues las obras que me ha hecho no son sino de enemigo mortal.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 541

En el primero aviso que saliere me escribiréis avisándome vuestra venida, y de lo que


por allá pasa. En la flota pasada no tuve carta, no sé si fue descuido vuestro. A vuestra tía le
beso las manos, y que me haga merced de venirse con vos, que el trabajo que pasare yo lo
tomo a mi cuenta para gratificarlo. Que, viniendo ella, no haré yo falta. A mi primo Antón
de Ortega y su mujer beso las manos mil veces. Dios os dé buen viaje y os traiga a mis ojos
con salud. De Potosí, a diez y seis de diciembre de mil y quinientos y noventa y cuatro
Francisco de Ortega
(I.G. 2102)

608.
Juan de Huerta a su hermano Rodrigo Pérez, en Tembleque.
Potosí, 15.11.1602
Su carta de v.m. recibí, que vino en el pliego de Alonso García Parras, clérigo, y con
ella y por ser de m í tan deseada recibí el contento que se puede encarecer, y más en saber
v.m. quedaba con salud y mi señora hermana y mujer de v.m. Ana Hernández, a quien beso
mil veces las manos, con quien se goce v.m. muchos años y les guarde a mis sobrinos, hijos
de v.m., que me dicen tener tres, y que el mayor será de edad de hasta quince años, y que
pretende v jn . sea de la iglesia y le empieza a dar estudio, sírvase v.m, de continuarlo, por­
que yo pienso dejar alguna parte de mi hacienda para una capellanía, y me holgaría fuese él
el administrador y primer capellán, y que ello fuese en esta tierra, porque Juan García Ro-
cel, nuestro primo, y yo queremos hacer esta capellanía de conformidad de entrambos de
nuestras haciendas. Y creo será de gran consideración, porque Dios ha sido servido de ha-
8 berme dado, sin yo merecerlo, hacienda para ello, que creo valdrá más de treinta mil pesos
ensayados, y Juan García, nuestro primero, creo tendrá poco menos. Y lo valdrán la plata
ya nuestra, que tengo de más de cuatrocientos carneros y cargazones de vino, esclavos y pla­
ta y otras cosas. Y pues Dios ha sido servido de darme esta hacienda después de haber pues­
to de ello alguna parte para esta capellanía, a la resta, que no será pequeña parte, no tengo
’ € para quien sea, y me siento viejo y me holgara, porque v.m. me dice padece trabajos en esa
I tierra y necesidad grande, que se venga a ésta. Que mi hacienda será de v.m., porque para
mí, según mi edad, poco me basta. Y pues yo no tengo otro hermano a quien pueda regalar
y servir sino a v.m., por amor de Dios se anime y se venga luego. Y no repare en falta de
hacienda ni traer demasiados vestidos, porque, cuando v.m. no tenga para ellos hallará plata
en Panamá en casa de Diego López de Vezar, que son de este reino y vive en la plaza y es
tan grande amigo que, aunque no tuviera hacienda mía, sé que acudirá a'hacerm e merced
de este despacho, mostrándole v.m. esta carta dará hasta cantidad de mil pesos de plata, y
aviará a v.m. para Lima de mi plata. Y si fuere necesario más, hará más. Y en San Agustín
vive un mercader que se dice Bernabé de Mesa, con quien asimismo tengo correspondencia,
g. tiene orden para aviar a v.m. y darle lo necesario, sin embargo de que en la plaza de Lima
* vive el capitán Melchor de Herrera, que es hijo de la trapera que vivía en ese pueblo, hon­
rada y rica y vive en las mismas que le dieron en dote. Y por ser de la tierra y gran amigo
acudirá a servir a vjn., y este socorro, dándome Dios Vida, le tendrá a v.m., aunque se dila­
te su venida por tiempo de seis años. V jn. se anime a venir y deje esa tierra miserable, que
tengo muy buena gana de servirle y favorecerle en cuanto yo pueda para sí, y para que vea
con remedio a sus hijos, a los cuales me encomiende con los demás que Dios le hubiere
dado, y me avise luego en la primera ocasión de su determinación, encaminando las cartas a
cualquiera de los dos que digo de Lima, porque me la enviarán luego. Y si entendiese de su
venida de v.m., bajaría yo, si pudiese desocuparme, a Lima, para que viniésemos juntos.
Alonso García Parras, clérigo, estuvo muy bienpuesto, y por un pleito que tuvo con
otro clérigo y el obispo de esta tierra le han descompuesto de manera que no tiene de ha­
cienda dos mil pesos. Y por esta razón se ha dilatado de irse tan presto a esa tierra. No sé si
escribir a sus hermanos por el disgusto grande que tiene.
Juan de Pavía se casó en esta tierra con una señora criolla, y le dieron muy gran dote.
Tiene compañía con Cojenio (?) García Mocejón, y les va muy bien, por ser el trato muy
grueso que tiene.
A mi primo Francisco de Huerta, si es vivo y a Marcos de Huerta y a m i primo Die-
542 ENRIQUE Orti­

go Ramírez y a todos los demás que v.m. vea tengo obligación les dé mis encomiendas, y
que tengan ésta por suya, y me envíen a mandar en que les sirva, que lo haré con mucha vo­
luntad.
Dios guarde a v.m. y me le deje ver con el contento y descanso que yo deseo. Y de Po­
tosí, y de febrero 15 de 1602 años
luán de Huerta
(A Rodrigo Pérez, mi hermano, en la villa de Tembleque, priorato de San Juan).
(I.G. 2106)

Kt
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 543

COCHABÁMBA

609.
Ambrosio de Celina a Francisco de Celina, en Madrid.
Cochabamba, 10.X1I.1589
La carta de v.m. recibí, juntamente con la de la señora Ana Pérez, mi hermana, y de
mis sobrinos. Tuve con ellas mucho contento en saber que v.m. y toda su casa tengan salud.
Suplico a Dios la tengan por muchos años. Llegaron en tan breve tiempo que me espanté.
Dice v.m. en su carta que compró unas casas en la calle de los jardines en esa villa de
Madrid. Gócela muchos años, que yo, estoy muy contento que se haya empleado tan bien la
miseria que envié, porque gran cosa es tener casas propias en esa corte.
Dame v.m. cuenta particular de nuestros -hermanos, y en qué pasan su vida, que no me
he holgado poco, especialmente del señor Diego de Cetina que, según me dice v.m., tiene
muchos ganados y labor, y le va muy bien con todo ello. De Gregorio e Isidro ;de Cetina,
que no vivan con tanto recogimiento no es de maravillar, porque son mozos. Andando el
tiempo verán lo que les cumple. Y v.m. siempre me escriba diciéndome de ellos, porque en
ello recibo contento.
Y en lo que v.m. me escribe de las muchas necesidades que por allá se pasan, especial­
mente los que tienen tantos hijos como v.m. tiene, no nacieron en confianza de nadie sino
en la de Dios, que pues los dio y los ha criado los ha de remediar. Bien quisiera yo reme­
diarlas, si fuera poderoso para ello, pero ya v.m. sabe y entiende bien mi voluntad. Aupque
en alguna manera v.m. tiene mucha culpa, pues le he escrito muchas veces enviándole a de-
I cir me envíe a Juan de Cetina, su hijo mayor, para que con lo que yo le diere y con la in­
dustria y orden que se ha de tener para granjear y aprovecharse pueda honrosamente vivir y
í favorecer a v.m. y los demás sus hermanos, y v.m. no lo ha querido haber. Y pues allá
aprietan tanto los trabajos de necesidad, como v.m. me dice, será menester que con la pri­
s mera flota que venga me envíe a Juan, mi sobrino, porque yo haré de manera que él tenga
conque vivir honradamente, y provea a v.m. y a sus hermanos, porque yo estoy viejo y en­
fermo, y no puedo acudir a mis contrataciones. Y venido el que sea, hará y entenderá en
mis negocios y suyos, y, señalándole yo su caudal, para que más codicia tenga de aumentar­
lo y vivir honrosamente, y pueda proveer a v.m. con lo más que se pudiere, y de tal maneta
le pondré en lo que debe hacer, que con el ayuda de Dios, dentro de cuatro años se pueda
volver a España y llevar conque vivir honradamente, y dar a v.m. buena vejez. V avisarle
ha v.m. que, en llegando a la ciudad de Lima, se vaya a casa de Pedro de Nájera y de Do­
lí mingo de Carranza, y les diga cómo es mi sobrino, que ya yo les tengo escrito que le den
todo lo necesario para venir a este valle de Cochabamba, adonde resido.
Y porque ésta no es para más, Nuestro Señor la persona de v.m. guarde por muchos
años en compañía de mi señora Ana Pérez y de esos señores mis sobrinos, a los cuales v.rn.
vea en el estado que desea. De este valle de Cochabamba a 10 días de diciembre 1589 años
Ambrosio de Cetina
(A Francisco de Cetina, en la calle de los jardines, en Madrid). ¿
(I.G. 2099);;

' í' sr
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!
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544 ENRIQUE OTTE

ORURO !
610.
Licenciado don Pedro de Alarcón, clérigo, a su hermana Ana de Álarcón, en Toledo.
Oruro, 3,11.1614
Hermana, con el gran deseo que tengo de saber de su salud y:de la de mis sobrinos y
sobrinas me hace, aunque no estoy para ello, ponerme a escribir, y actualmente estoy harto
malo del acostumbrado dolor de ijada que me persigue hoy día más que habrá cuarenta
años. Dios sea loado, que sin duda ninguna me quiere Su Majestad mucho, pues se acuerda
tanto de mí, y más con enfermedad que en esta tierra tan pocos hay que la tengan, lo uno
por ser la tierra tan sana, y lo otro por remedios que hay más particulares que no por acá.
Mas desde que me hurtaron la piedra que dije a v,m. que me había dado un indio de los de
mi doctrina, que así como me la ponía se me quitaba, perezco. Dios se lo perdone a quien
me hizo el bien o no, si ve que es razón. Ofrecida me tienen otra, mas ya veo que tarda mu­
cho.
Pésame en el alma de la muerte del señor Alonso de Paz. Y por otra parte estoy muy
contento de las buenas nuevas que me envían de la suerte que murió, que es cierto de buena
vida tener buena muerte. Yo confio en Dios que está en el cielo, por ser tan bueno. Como
verá no se puede decir que queda v.m. viuda, ni mis sobrinos y sobrinas huérfanos, ni que le
han de echar menos mucho, porque ya como viejo también como yo, pues pienso que no le
llevó más de dos años no serviría sino de comer y enfadar, quedando mi sobrino el licencia­
do vivo, y dándole Dios salud, él pondrá a esas mozas en el estado. Ya se lo he enviado a
decir otra vez que mire con quién las casar, que aunque sean pobres son bien nacidas e hi­
dalgas de todos cuatro costados. Y no les faltará remedio, pues no falta Dios a nadie, y más
siendo ellas tan honestas y tan recogidas como me dicen que son, y hermosas, que tienen el
dote consigo. Yo quisiera poderlas casar de mi mano y que estuviera cerca, para darles el
dote de mi mano, pues que en cuatro flotas con ésta he enviado a decir a mi sobrino el li­
cenciado que venga, que no tengo a quien volver la cara si me duele la cabeza, y si estoy
malo no hay a quien quejarme. Y si Dios me lleva no tengo quien herede ni de quien fiar­
me para dejárselo en confianza hasta que vengan por ello, porque todos tiran para sí, y
como estoy tan escarmentado de la que escribí la vez pasada, temo ahora mejor y más que
nunca, porque todos tiran para sí, y es la gente tan desalmada que del altar si pudieran lo
quitaran, y como, gracias a Dios, son tantos es menester andar con muy gran recelo y con
siete ojos, porque a vuelta de cabeza me roban las entrañas, y como estoy tan viejo dicen
que caduco, y hacen burla de mí, no es más en los esclavos, que en las esclavas que todos
hacen lo que quieren, y dicen que no me han quedado sino pico y manos, plugiera a Dios
las hubiera, que yo sé cómo les fuera y cada día hecho menos mil cosas de plata de casa,
que me las hurtan y llevan a vender a los pulperos, y no hay quien lo averigüe en quien los
mande ni gobierne, y así he dado en irlos vendiendo antes que se me pierda mi hacienda
por no hacerlo, o antes que se me mueran, que desde la flota pasada hasta ésta se me han
muerto cinco, y he vendido diez y siete, y me quedan veinte y ocho, aunque con el favor de
Dios si vivo un año no pienso tener ninguno, sino es en plata. Digo dos me quedarán, que
son los que me llevan a la iglesia, y éstos los dejo libres en mi testamento, aunque cierto,
que me han ofrecido mil pesos por cada uno, mas la lealtad con que han servido y sirven
merece que haga esto, y más por ellos. Ya tengo hecho testamento, y registro de mi hacien­
da, y hallo que, en vendiendo los esclavos, tendré ciento y veinte y mil pesos ensayados,,
antes más que menos. No tengo, como dicho tengo, quien los pueda gozar acá en esta tierra.
Mas a quien dejo por albacea de toda mi hacienda es al padre fray Antonio Chamorro, frai­
le dominico, compañero del señor arzobispo, o por mejor decir secretario suyo. Esta elec­
ción he hecho, quiera Dios no me salga vana, porque al fin es fraile y también tira para sí, y
mejor que los seglares como el arzobispo, que mientras más religión tiene, más es la codicia
que les cerca, y como están tan lejos del remedio, son señores absolutos y disolutos, como
otro que ha llegado a una ciudad que llaman Arequipa, fraile agustino, que dicen o es la
fama por acá que es tanta la codicia y tiranía que tiene que en lugar de dárselo a los pobres
los desuella en tanta manera que el obispado vale catorce mil pesos, y él ha sacado este año
pasado treinta mil, de suerte que están más hartos de obispo que quedaron del volcán cuan­
do reventó ahora. Da tras las doctrinas sacándoles de la cuarta o haciéndoles pagar cuatro­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 545

cientos pesos a cada uno, estando en costumbre de pagar doscientos. No más, sino que,
como dicho tengo, está el Consejo que lo puede remediar tan lejos que hacen lo que quie­
ten, y acá las Audiencias no hacen nada tampoco, y así va todo devota y perdiéndose si
' Dios no lo remedia y usa de misericordia con nosotros. Este fraile a quien digo que dejo por
mi albacea es español, y rae dice que conoce a v.m. y a mi sobrino el licenciado, y pregun­
tado de qué me dijo que una vez o de» había ido a su casa con el padre fray Tomás de Pe­
ralta nuestro pariente, estando en Toledo, y que el licenciado le conoce muy bien de vista y
trato. Hame dicho que tiene un hermano en Madrid, que es jardinero mayor del rey, que se
llama Pedro Chamorro.
Si mi hermana, pues que es la viuda, fuere necesario sacar licencia para venirse o si no
mi sobrino, no dejen de informarse de este hombre y saber si es verdad, y si lo fuere, díganle
si quiere algo para esta tierra, y tráigase quien viniere las cartas y sepan de camino si recibió
un poco de plata que le enviaba su hermano. Junto con la mía que le envié a v.m., y perdo­
ne por la poca, que quisiera enviarle muchos ducados más, como quiera Que, siendo Dios
servido, lo ha de llevar todo junto. No se me dio mucho de enviar más que esos quinientos
pesos, y esos los envío para el camino del que viniere, que si no, no los enviaba, aunque
tengo por acá fama de duro no soy tanto como parezco, y no hacen sino decirme que se me
ha de que'dar todo acá, y que soy desventurado y que coma, y me huelgue que no achique
tanto, y yo les digo a ellos desventurados, por eso he guardado para la vejez, por no tener
que pediros a vosotros, sino antes tener cien mil ducados que dejar para casar a mis sobri­
nas. Bien veo que todo esto me lo dicen de burla, y por holgarse conmigo, y por holgarme
yo también les digo mi parecer, y lo que siento y así nos entretenemos.
Por amor de Dios que tom o a encaigar a mi hermana que se venga conmigo, que aquí
estará regalada y querida y tenida y mis sobrinos de la propia suerte, y a las doncellas las
casaré como tengo dicho de mi mano. Y no lo tengan ¡a cosa de burla que, mediante Dios,
les dejaré más de ciento y veinte mil pesos ensayados, [porque vean si es de perder, y no le
dijera esto si no me sintiera tan apretado como estoy y Taita de salud y con necesidad de re­
galo, y no le podrá haber para mí mayor que tener a v.m. conmigo en mi compañía, para
ver si me lleva la condición que me dicen la tengo muy mala, y que lo causa el defecto que
tengo. Sea Dios loado por todo, que tanto se acuerda de mí, sea para darme el cielo, no por
los méritos de mis obras, que éstas son ningunas, sino por los de su santísima pasión y
muerte, y guarde a v.m. en vida de mis sobrinos, a quien me deje Dios ver con salud, amén.
Por acá no hay cosa de nuevo de que hacer saber a v.m. más de que hace hoy quince
días que escribo a v.m. esta carta, y por estar cansado no soy más largo. De la ciudad de
Oruro, y febrero, tres de 1614, su hermano de v.m.
el licenciado don Pedio de Alarcón.
(A mi hermana Ana de Alarcón, viuda de Alonso de Paz, o a mi sobrino el licenciado Jo-
seph de Paz,'clérigo presbítero capellán de los reyes viejos de la santa iglesia de Toledo).
546 ENRIQUE OTTE

LA ASCENSIÓN

613.
Alonso de Encinas a su sobrino Hernando de Encinas, en Trujillo.
La Ascensión, 17.X.1588
Sobrino:
De muchas que le tengo escritas, por las cuales le digo la merced y buena ventura que
El Señor me ha dado en esta vida, sola una he recibido, en la cual me dice cómo El Señor
fue servido de llevar de esta presente vida a Brígida de Encinas, mi hermana, madre de v.m.
Y aunque esto me dio mucha pena, considerando la brevedad de la vida, y que es camino
que todos habernos de andar y cosa natural a los vivientes, alabo a Dios y suplico a Su Ma­
jestad la tenga en su gloria.
En lo demás me he holgado mucho en saber que v.m. tiene vida y está en estado de ca­
sado, y que tiene muchos hijos. Que al fin, como dice el refrán: «La sangre sin fuego hier­
ve», y que unos que otros podría ser que antes que mis ojos se quebrasen viese a alguno de
ellos, que como tengo escrito por otras muchas, en esta vida no deseo después de mi salva­
ción otra cosa si no es ver a v.m. y a sus cosas, pues no tengo otro deudo que sepa que sea
vivo, sino es a v.m.
Por la bondad de Dios, como tengo escrito, yo estoy muy viejo y sin hijo ni hija ni otra
persona que herede mis bienes, si no es v.m. Y mucho de ello es en hacienda que, si se hu­
biese de convertir en oro o en plata después de mis días, no estando v.m. presente, lo que
vale cincuenta mil pesos podía ser que no llegase a su poder la tercia parte, y es gran des­
consuelo para m í el haber trabajado cincuenta años de peregrinación y no lo dar a mi san­
gre, y por tanto le tomo a pedir encarecidamente que, vista ésta, se venga con su mujer e hi­
jos a esta tierra, y no se le ponga delante cosa ninguna ni trabajo que haya de pasar, pues
viene a cosa hecha. Que muchos vienen a ganar sin reftigio ninguno y a v.m. no le ha de
faltar en cualquiera puerto ayuda de costa, sábiendo que es mi sobrino, y mostrando ésta en
los puertos hallará mucha gente que me conocen y le harán merced de socorrerle.
Ya le tengo dicho por otras que todo lo que tengo lo quiero para él, y si no le he envia­
do plata ha sido por incitarle a que se venga a estas partes. Y lo propio le digo ahora.
Y no siendo esto para más, Dios le tenga de su mano, amén. Ote octubre diez y siete de
mil y quinientos y ochenta y ocho años, La Ascensión, reinos del Perú, vuestro tío
Alonso de Encinas
(Para mi sobrino Hernando de Encinas, en la ciudad de Trujillo).
(I.G. 2098)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 547

Sarama, 4.II.1585
; Ilustre señor, habrá tres años que recibí una carta de v.m. en respuesta de otra que yo
i ¡r escribí a España, la cual vino dentro en ia de v.m,, y p o r ella vi, según v.m. escribe en ella,
iJ no tener en esa ciudad más de a v.m, y mi señora cuñada Margarita Díaz. Sabe Dios, Nues­
tro Señor, cuánto yo lo sentí cuando yo recibí la carta, la cual yo había escrito para saber
; los que eran vivos de mis deudos. Plega a Dios, Nuestro Señor, de los perdonar y a v.m. de
í ¿ dar muchos días de vida y a mi señora cuñada, y plega a Dios, Nuestro Señor, me dé vida,
' para que me vea con vs. mds. para servirles con lo que Dios me diere y me ha dado. Que
■í cierto el mayor deseo que tengo enceste mundo, primero la salvación, es ver a v.m. y a la
patria donde nací, porque a que salí de ella bien hecho treinta años. Que cuando yo de allá
salí era v.m. bien niño y yo era buen mozo, Y he sido tan corto de ventura en estas partes.
Cuatro veces me he visto remediado y otras tantas he perdido, y ahora hase ofrecido coyun­
tura que a esa tierra va el que la presente lleva, que es el señor Alvar Sánchez, va a emplear
para volver a estas partes. El lleva un poco de oro y una memoria para dar a v.m. lo que en
• ■ la memoria va declarado, que no habiendo deudo más que v.m. se le dé doscientos ducados,
; ;; y si la escribanía que v.m. dice en su carta se pudiere comprar por cuatrocientos ducados va
j también en la memoria que se le den a v.m. Y yo estoy rico, envío a v.m. de lo que tengo,
; f mi voluntad es buena, y si Dios me diere bienes será todo para servir a Dios y a v.m. con
; i ellos. V.m. ruegue a Dios vaya a esa tierra, con ello será para servir a Dios y a v.m, con
| ello, y si el hermano que v.m. dice que tiene quisiere venir a estas partes y fuere Hábil de es-
í| eribano con el señor Alvar Sánchez le dará avío y le vendrá ayudando, y a mí me hará toda
1;{ merced, porque yo le pagaré acá al señor Alvar Sánchez el flete de la mar, y si viniere1venga
:| examinado de escribano real, porque en estas partes valen mucho los escribanos reales y ga-
' I nan bien de comer. Vs. mds. le sirvan en todo lo que pudieren, porque es persona que lo
1 1 merece. Y demás de esto entiendo que es nuestro deudo. De nuestros deudos en la memoria
que llevaba he declarado que se han de decir en la iglesia de Santa Olalla, que es en la igle­
sia de la vicaria, donde están enterrados mis padres y mis abuelos de v.m., y mis herederos
y difuntos se hagan unas honras y se gaste cien ducados en ellas y en lo que fuere menester.
Para ello el señor Alvar Sánchez me hará merced de tom ar « te trabajo y v.m. le ayude,
pues es cosa que le toca. A tres años que el señor Alvar Sánchez salió de estas partes para
esa tierra a emplear, y empleó, y en Tierra Firme, y se volvió por no hallar coyuntura para
i esas partes, y entonces llevaba lo propio que ahora envío. No m e tenga v.m. por tan descui-
| dado que no le he hecho antes de ahora en el tiempo que salí de Castilla para estas partes
I de las Indias, hice una información para pasar acá de cómo era cristiano viejo, con dos es-
j I críbanos o tres reales, en que los testigos era el uno un Lope Chamizo, que tenía ciento y
i dos años, y con un Berzo Ocaña, que tenía otros cien años, y con un Gonzalo Rodríguez
I Carretero, que pasaba de ochenta años, y con un Alonso Becerro, que era de nuestros deu-
I dos, y García Sánchez, que no sé si los alcanzó v.m. a conocer. Con todos estos hice la in-
formación. Procure v.m. en los archivos que si hallara el registro de esta información, y en­
viarme ha v.m. un traslado de ella, porque tengo necesidad acá de ellá, que en La Contrata­
ción de Sevilla se me quedó por descuido mío, y no quererla sacar un traslado de ella. A
v.m. suplico que procure por todas vías de me la enviar, pues v.m. es escribano y le puede
costar poco buscarla en el archivo y escribir v.m. que me la traiga Alvar Sánchez. Ya v.m.
548 ENRIQUE o r r e

sabrá que mi padre se llamaba Garci López como v.m. De partes de mi madre eran los Ga­
lindos, primos hermanos de mi madre, y los Bellosos: Serván Rodríguez Belloso y Hernán
Rodríguez Belloso de Pérez, y de mi padre era del Arroyo de Mérida. V.m, podrá hacer in­
formación quiénes eran mis padres y quiénes eran sus parientes, y enviármela con el señor
Alvar Sánchez. Y si viniere acá su hermano de v.m. la puede él traer, Y de todo lo de por
allá me avise v.m. y lo que hay con lo que se puede vivir en Castilla.
No se ofrece otra cosa que a v.m. suplicar siempre ruegue v.m. a Dios que me lleve a
esa tierra. A v.m. y a j a señora su mujer de v.m. y cuñada e hijos de v.m. beso muchas ve­
ces las manos y que hayan ésta por suya. Nuestro Señor Dios tenga a v.m. de su mano
como desea, amén. Y de Sarama, cuatro de febrero del año de 1585, ilustre señor, vuestro
tío que todo bien os desea
Diego López
(Al ilustre señor García López, escribano de los del número, en la ciudad de Mérida).

613.
Diego López a su sobrino García López, escribano, en Mérida.
Sarama, 2.1.1589
Según parece por una carta que recibí suya no ha recibido v.m. otra que he enviado, y me
responde a una de Sarama de cuatro de febrero de mil y quinientos y ochenta y cinco años,
en que lo propio me avisa de haberme escrito otras con la información que me envió. Reci­
bí mucho contento y me pesó en el alma de que el señor Alvar Sánchez no fuese a España,
lo uno, por dar a v.m. el poco de dinero que llevaba, el otro porque se hiciese el bien que se
había de hacer por el ánima de mis difuntos, Dios se sirva con todo. Yo supe cómo había
hecho empleo en Cartagena, y esto en la ciudad de Loja procurará cobrarlo, si no vuelve.
Habiendo venido yo tendré cuenta de con él o con otro de remediar a v.m., de todos sus tra­
bajos y sucesos de v.m. Me pesa en el alma de no estar en parte que se los pueda remediar,
porque en el alma siento no poderlos hacer. Y me parece, pues me avisa que su hermano
que me había de enviar acá es muerto, que para que yo viva con contento que v.m. y sus
hijos se vengan que yo le enviaré con qué, para que, si Dios me llevare, gocen de lo que
Dios ha sido servido de me dar. Que estoy bien remediado, porque yo ya seré de edad de se­
senta años, aunque, Dios sea bendito, estoy en buena disposición, por ser la tierra fresca, y
mi mujer será de noventa años, y no tenemos hijo ni hija, sino una niña que hemos criado.
Y así v.m. procure de venirse, y si el señor Alvar Sánchez fuere, creo irá o llegará tan presto
como ésta. Le dará a v.m. dinero bastante, para que pague lo que debe y para su viaje. Que
por no ser conocido la persona con quien escribo ésta no lo lleva.
De las demás cosas que me avisa, de la muerte de mi hermana, su madre, y otros deu­
dos me ha dado pena. Plega a Dios que mis ojos no se quiebren hasta que yo le vea a él y a
sus hijos, pues me ha quedado ya tan pocos sobrinos y deudos.
A v.m. y a la señora su mujer, mi cuñada e hijos de v.m. beso muchas veces las manos,
y que haya ésta por suya. Nuestro Señor Dios le tenga a v.m. de su mano como yo deseo,
amén. De Sarama, y de enero 2 de 1589, vuestro tío que todo bien desea
Diego López
(A mi sobrino García López, escribano de los del número de la ciudad de Mérida).
(I.G. 2100).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 549

Guadacheri, 20.XII.1577 (?)


Muy magnífico y ¡ni señor:
Recibí la de v,m. juntamente con la de mi madre, y Alonso Regodón Calderón, mi so­
brino, y tanto consuelo con ellas que no lo sé encarecer, porque había muchos días y más
de tres años que no había recibido carta de v.m. ni de mi madre y sobrinos, tanto que me
ponían sospecha, Dios guarde a v.m. y me le deje ver como yo deseo. Que es cierto que des­
pués de mi madre, que es todo mi consuelo en esta vida, no deseo cosa más ver y servir que
a v.m. Huélgome que v.m. se haya casado tan a su gusto y con señora tan principal, plega
Nuestro Señor goce v.m. en su compañía largo tiempo. Pésame mucho de tan gran pérdida
como sucedía en perder el arrimo de la casa de v.m. A esto no hay sino dar gracias a Dios.
Quisiera yo tener muchos millones para emplearlos todos en servicio de v.m. y en favor de
mis sobrinos, pero eso poco que Dios me diere y en mi testamento lo dejo declarado y será
de mi sobrino Alonso Regodón Calderón, pues le tengo como a mi hijo. El se ha descuidado
mucho en no me venir a ver, y pudiera ser que más de cuatro mil pesos que se me han per­
dido por hacer confianza de deudos lejanos lo hubiera él recobrado, pues es suyo, porque mi
madre me escribe que le es obediente y la sirve y regala en mi lugar, y así se lo medie v.m.
no exceda un punto, pues está en mi lugar y me ha de heredar. Ya le escribo, si se determi­
nare, la orden que ha de tener en venirme a ver. Si pudiere v.m. vea la carta, que en ella es­
cribo largo, v.m. la haya por suya. De mi sobrina Leonor de Cuevas v.m. suplico a v.m. me
avise de ella, y siempre me escriba v.m., cuya muy magnífica persona Nuestro Señor etc. De
Guadacheri, que son indios (7) de don Diego de Carvajal, y de diciembre 20.
Los cocos encargué a la señora Leonor de Hinojosa que envíe a v.m. por estar yo lejos
y a Sevilla van hartos, ella los enviará. Muy magnífico y mi señor, besa a v.m. las manos su
más servidor
Francisco Regodón
(Al ilustre y muy magnífico señor Vasco Calderón, en Trujillo).
(I.G. 2090)
550 ENRIQUE OTTE

: VI. CHILE
i
LA SERENA

615.
Isabel Mondragón a su hermano Domingo de Mondragón, en Madrid. 'Y
La Serena, 10.lX,1557r;
Señor hermano:
Cierto más deseo que fuera esta mía consonada de más contentamiento que la que lie-, .
vara, aunque no poco ha sido el deseo que de lo hacer he tenido antes, y siempre por enten­
der el servicio que con d ía haré, como no menos merced la hubiera yo recibido en haber
visto letra de v.m., y así hago esto para disculpa de lo pasado, y para que v.m, sabrá cómo
después de haber pasado en nuestro viaje los trabajos comunes, y que a v.m. habrá dicho _
Hernando de Morales y puesto a mi hija María Mondragón en aquel estado y descanso que
él y yo deseábamos, y estando en participación del gozo de ello determinó de ir a emplear
ciertos dineros a la ciudad de Los Reyes, que es en el Perú, dejándome sola y con. sólo mi
hijo Peruchico, como si verdaderamente me dejara entre v.m. y los demás mis señores her­
manos, y considerando en la breve espera de su venida lo supliera todo lo hube por bien,
llevando, como llevó consigo a mi hijo Morales, y después parecióle que era bien ir a Pana­
má, que es la primera tierra do se llega después que de esos reinos se sale a hacer el empleo :;
que digo, y así fue sin considerar cosa alguna de las que a mirarle obligaban, y no contento
con lo dicho se fue a esa tierra, y tomóme a enviar a mi hijo con tan buen aderezo para el y
para mí cual para suplir su ausencia convenía, sino que es verdad que una tan sola vara de
ruán para ellos ni para mí no me envió, sabiendo que ni ello ni una jervilla yo no tenía en
ellos tampoco, y para que con más cantidad hiciese el empleo que a hacer iba no dejó cosa
que no vendió, así suya como y envióme a decir que luego me partiese de esta ciudad en su
busca, y si para ello yo hubiera de ser tan inconsiderable como él no dejara de hacerlo para
que más constara y diere testimonio de sus buenas obras y especialmente, sabiendo él por lo
dicho la poca posibilidad mía, todo esto he dicho y digo, para que podrá ser cuando ésta lle­
gue estar allá, y podrá v.m. saber de él la causa de lo dicho, porque en verdad que acá y si
por mí como por los que de ellos han alcanzado parte no lo saben ni pueden comprender, % .
aunque para con otra persona no se sufría especificar tan laiga queja aunque la graveza del <
caso lo pedía hágolo con v.m., para que de ello se le pueda allá dar reprehensión conveni- -
ble. En lo demás, si acaso no hubiere salido de esa tierra para ésta conmoverle a v.m. para ,
ello, pues para lo hacer obligación divina y humana le obliga, porque, aunque yo hacer lo ■
quiera que le dé tal arte que no puedo en lo que toca al casamiento de mi hija, y lo demás
sucedido después que de esa tierra salimos no doy tan larga cuenta cuanto la de andar, por- .
que tengo por cierto como ello habrá sido que Hernando de Morales la jhabrá dado más lar­
ga y más por extenso de lo que yo en ésta darla podría. Lo que me resta suplicar a v.m. es
que de aquí adelante v,m, me la haga de me escribir continuamente, pues se sabe ya donde .
residimos y estamos, porque sepa v.m. que una carta de esa tierra se tiene en mucho de ésta,
y da muy gran contento, y donde tanto se ha de recibir y gozar de él como yo, que lo deseo
en todo dará v.m. justo es que esto se me conceda, con cuya esperanza y satisfacción de ella ,
quedo. Mi hija María Mondragón y su marido besan las maños de v.m. muchas veces, y asi- "i
mismo mis hijos, los cuales y yo quedamos rogando a Nuestro Señor guarde a v.m. por mu­
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 551

chos años con aquel descanso y gran contento que v.m. desea. De esta ciudad de La Serena
de estas provincias de Chile, y de septiembre 10 de 1557 años, beso las manos a v.m. su
obediente hermana y servidora
Isabel Mondragón
(Al muy deseado señor hermano Domingo Mondragón, en Madrid),

616.
María Mondragón a Domingo de Mondragón, en Madrid.
La Serena, 10.X11.I557
Magnífico señor:
No he hecho esto antes de ahora por muchas causas, que diría sí no diese importunidad
y también por haberme descuidado con mi señor padre que con todos los mensajeros que se
ofrecían escribía y daba larga cuenta de todo lo que "en esta tierra nos ha acontecido, y por­
que de él ya v.m. estará informado de todo, en ésta seré breve, y daré cuenta de cómo se sa­
lió de esta ciudad con propósito de ir al Perú a emplear ciertos pesos de oro en mercadurías
para traer a esta ciudad, el cual fue a Panamá, y desque se vio allí acordó de se ir a España,
no sé si lo causó la moneda que llevaba o quererse apartar de su mujer e hijos, que con el
efecto que digo llevó cuanto tenía, que no les dejó una camisa que vestir, sin'hacer cuenta
de lo que atrás dejaba, sino con una carta que envió con mi hermano desde Panamá sin otro
recaudo prometo a v.m. que no ha hecho vacilar, y aún sospecho mal, Dios lo remedie,
pues ve que es menester, porque sé decir a v.m, que es tanto lo que lo hemos sentido todos
que por escrito no lo sé decir. A v.m. suplico que, si él fuere a esa tierra, o de él supieren en
cualquier manera, que luego le apremien a que venga por mí señora y sus hijos o venga a
hacer vida con ellos, y si sobre ello fuere menester se saque con información provisión del
Consejo de las Indias para y sea con brevedad, porque un hombre suelto en breve gasta lo
que tiene, porque sabrá v.m. que él llevó, como dicho tengo, lo que tenía, sin dejar nada,
que puede montar lo que lleva tres mil ducados antes más. Y le suplico que sea en breve,
porque no se desbarate, y si en algo v.m. fuere servido enviarme a mandar lo envíe, porque
lo hace como la razón lo obliga. A mi señora mujer de v.m. e hijos beso las manos y que
quisiera hallar mensajero cierto para poder enviar de la fruta de esta tierra, para que hiciera
alguna joya, mas Dios fuere servido habiendo efecto lo llevarán.
Nuestro Señor la muy persona de v.m. guarde y le dé el contentamiento que merece y
yo le deseo. De esta ciudad de La Serena, y de diciembre 10 1557 años, a servicio de v.m.
su servidora
M ana Mondragón
(Al magnífico señor Domingo de Mondragón, en Madrid). 1
(I.G. 1219)

617.
Isabel Mondragón a su hermano Domingo Mondragón, en Madrid.
La Serena, 24.XII.1568
Señor hermano:
Siempre he tenido cuidado de escribir a v.m. y responder a sus cartas que he recibido, y
en ellas me hace saber de cómo Hernando de Morales, mi marido, está malo de los ojos, y
que a esta causa no puede venir a estos reinos. En verdad que me pesa de que v.m. sea tan
descuidado en lo que toca a hacerle venir con su mujer e hijos, pues a tanto tiempo que nos
dejó a mí y a ellos. Y pues él no tiene necesidad de estarse allá, teniendo como tiene acá su
mujer e hijos, así que por amor de Dios que v.m. haga de manera que se venga.
Por otras que he escrito a v.m. con el capitán Juan Gómez, vecino de Santiago, envié a
rogar a v.m. que, pues Dios había sido servido de darme tanto bien en esta tierra, que me
enviase acá una de sus hijas para remediarla, y así lo tom o a decir en ésta, que reciba yo
este bien de v.m., que he sabido que Juana Bautista la mayor está casada con un hombre
que se dice Pedro de Mora, calcetero. Se dé orden de cómo se me envíe adonde estoy, por­
que si quiere tenga yo alguna persona de las mías en quien hacer yo y mi hija María Mon­
dragón algún bien, pues sabe v.m. ha sido Dios servido de que casase tan bien a mi hija
552 ENRIQUE OTTE

como la casé, porque si hubieren menester algún aviamiento en Tierra Firme, como sepan
que son mis deudos se lo darán todos los mercaderes que de este reino van.
No quiero ser más inoportuna en mi escribir, sólo rogar a Nuestro Señor que antes que
yo me muera vea yo cosas mías en esta tierra. De esta ciudad de La Serena, y de Chile, a 24
de diciembre de 1568 años. Beso las manos a v.m. su menor hermana
Isabel Mondragón
(A mi señor hermano Domingo de Mondragón, calcetero, en la villa de Madrid, en la pla­
za).

618.
Isabel Mondragón a su sobrina Juana Bautista, en Madrid.
La Serena, 15.IX. 1569
Hija mía;
Siempre que ha habido con quien os he escrito a vos y a vuestro marido, Pedro de
Mora, haciéndoos saber de cómo yo y vuestra prima M ana Mondragón y su marido Luis
Ternero estábamos buenos de salud, y en ellas siempre os enviaba a rogar que, pues allá pa-
sábades tanta necesidad, como siempre me habéis escrito, que os viniésedes a aquesta tierra,
! pues sabéis que no habría contento para mí ni para vuestra prima y su marido que veros
acá, y favoreceros vuestros trabajos, pues, bendito Dios, podemos. Porque nunca ha sido
deudo ninguno de todos cuantos allá estáis para venimos a ver, pues sabéis que yo y vuestra
prima, los podíamos remediar. Asi que os ruego mucho a vos y a vuestro marido que os
vengáis lo más breve que pudiéredes, porque doquiera que llegáredes hallaréis socorro de lo
que hubíéredes menester, y así os prometo que no habría contento hoy en el mundo que
mayor fuese para vuestra prima, que veros en su compañía, por estar, como está,sola, y sin
hijo ninguno, y muy rica para poderos favorecer a vos y a vuestro marido y a vuestras dos
hermanas, y por amor de Dios os lo ruego que las traigáis acá, porque acá las casaré muy
bien, y así os lo ruega Luis Ternero y vuestra prima que las traigáis con vos, pues están
huérfanas, y sin padre y madre. Por allá anda vuestro primo Francisco de Morales Mondia-
gón, bien creo que si acaso aportase por allá que os traería muy a vuestra honra. No tengo
más que os encargaf este negocio, y si queréis informaros de cómo estamos acá, allá van
hartos hombres de Chile de quien podréis informaros de la verdad.
Luis Ternero y María Mondragón, vuestra prima, os besan las manos y las de vuestro
marido Pedro de Mora, al cual ruegan mucho me favorezcan (?) en la venida, pues es para
vosotros el provecho, que no para mí. De esta ciudad de La Serena, a quince de septiembre
de mil y quinientos y sesenta y nueve años.
A vuestra tía María Mondragón le decid que, si recibió los cien pesos que le llevó Mar­
tín Hernández, que era un hombre casado en esta ciudad, natural de la villa de Olmedo.
Vuestra tía, que todo bien os desea
Isabel Mondragón
(A mi deseada sobrina Juana Bautista, mujer de Pedro de Mora, calcetero, en la villa de
Madrid, en la plaza).
(l.G. 2085)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 553

LA CO N CEPCION ¡

619 .
Cristóbal Pérez a su padre Cristóbal Pérez, en Medina del Campo.
La Concepción, 20.X. 1551
Muy deseado señor padre:
Dos cartas recibí de v.m. en el mes de marzo de 1551 años, de mano de Rodrigo Pérez,
entrambas de un tenor, y lo que decía la una decía la otra y muy cortas de razones, que en
esto veo no me haber perdido la mala voluntad Rodrigo Pérez, que siempre me tuyo, y pues
a fe que yo nunca se la tuve mala ni ahora se la tengo, lo cual verá por la obra, si Dios me
da salud. Respondiendo a la de v.m. me holgué mucho con las cartas por saber de la salud
de v.m. y de mi señora madre y hermanos, plega a Dios que siempre sea así, y a mí me la
554 ENRIQUE OTTE

dé, para que yo vaya a darles el descanso que yo deseo, y soy obligado, porque ya ha sido
Dios servido de traerme adonde tantos años a que deseaba que no sin falta, Dios tanto en
corazón me lo ponía, para que yo remediase tan grandes necesidades como entre todos vs.
mds. hay. Y esto yo lo haré mejor que lo digo, porque estoy en tierra do lo puedo muy bien
hacer, y tengo ya el aparejo y remedio de ello, muy mejor que nadie de los que acá están.
Porque el gobernador de esta tierra me tiene muy buena voluntad, y me ha hecho su mayor­
domo y alcaide de una casa fuerte de todos sus indios de un valle que se llama Arauco, con
toda la demás tierra que él tiene por aquí, que nadie tenga que hacer conmigo, que yo lo
castigue, y que los caciques indios que lo merecieren, y que oro que sacaren los indios, que
yo lo tenga en mi poder, y la comida que se cogiere tenga en mi poder, tenga debajo de mi
mano seis hombres de a caballo para guardar esta casa. Es cargo honroso y muy provecho­
so, no embargante que el gobernador me da indios, porque yo soy conquistador y descubri­
dor de esta tierra, y ya me lo tiene mandado para cuando haga el repartimiento de la tierra.
Del portador de la presente, que es Casasola de Olmedo se podrá v.m. informar de todo lo
que digo y de mi vida y fama y del cargo y de todo lo demás, y sobre esto no diré más de
encomendarlo a Dios todo que El lo guíe como sabe que es menester. Y yo tengo la volun­
tad que es buena. De la muerte de mi tía y tío me ha pesado mucho, plega a Dios de tener­
los en su santa gloria. En lo que v.m. me escribe de Luis, nunca pensé menos de él, v.m. le
diga que deprenda bien su oficio, que yo le enviaré con que ponga tienda muy venturilla (?).
Si alguno de ellos no quisiere venir a verme, lo cual yo querría mucho que algunos de mis
hermanos viniese acá. En la venida, aunque pasen trabajo, no dejen de venir alguno y ven­
gan con licencia del Consejo, y tomen ejemplo de mí como vine yo. De la traída de mi hijo
yo se lo pagaré a Rodrigo Pérez. A v.m. suplico por amor de Dios que se mire mucho por
él, y se castigue siempre. De en lo que v.m. dice que sea devoto de las ánimas yo lo soy, y
que no juegue, no tengo cargo para usarlo, y que trate verdad, yo la trato, y si alguna vez no
la trataba, era por la necesidad que tenía, y no por tenerlo de vicio. Del descanso que v.m.
escribe que tienen todos esos señores vecinos, de eso huelgo yo mucho, y también lo tendre­
mos nosotros, si Dios fuere servido, y con más honra ganado, y muy breve, que ya que yo
no vaya tan presto no dejaré de proveer en comenzando a sacar oro, qué será de aquí a un
año, y habiendo mensajero. En lo que v.m dice de Juan Bravo, mucho me huelgo que se
trate como hombre de bien, y v.m. le diga que de aquí a un año va Diego de Medina, her­
mano de Alonso de Medina, marido que fue de Luisa Romero, y llevará 12 ducados, y que
lleva propósito de hacer por él mucho, y que le hallé en hábito de hombre de bien. A Juan
de Oñate v.m. dé mis besamanos, y le diga que use el oficio de escribano, y siempre se trate
bien y tenga más seso que hasta aquí, que yo quiero hacer en él lo que él verá por la obra.
En lo que v.m. me escribe de mi mujer yo haré lo que v.m. me envía a mandar, y con toda
la brevedad que yo pudiere, y mucho quisiera que me escribieran cómo le va y cómo vive, y
los niños cómo están de todo suplico a v.m. me escriban largo. Rodrigo Pérez me escribió
que quería llevar a v.m. a vivir a Salamanca. No sea' tal cosa, aunque sepan comer tierra,
que yo proveeré lo más breve que ser pueda, y en todo tendré el cuidado que v.m. verá por
la obra. A todos esos señores hermanos y hermanas beso las manos, y al señor Diego del
Alamos y a Agustín de Villalobos que me encomiende en sus oraciones. Al señor Blas de
Olivera y a la señora mi tía beso las manos, y al señor Diego Arias, y a la señora su mujer,
y al señor de Paredes, y a la señora mi tía beso las manos. Al señor licenciado Ibar dé v.m.
mis besamanos, y al señor abad de Sansadomín con todos los demás que v.m. mandare dé
v.m. mis besamanos. Al señor Diego Pérez, clérigo, hijo de Francisco Pérez, dé v.m. mis
besamanos. Y cómo quedo en servicio del gobernador Pedro de Valdivia, y que no escribo a
su merced nuevas de acá, porque se la dirá Casasola, portador de ésta, y si por acá hubieren
servir a su merced, que me lo envíe a mandar, que lo haré de muy buena gana, como su
merced verá por la obra. El señor Milto de Gaete (?) me dijo un día que quisiera tener acá
un su hermano, para hacer por él mucho, y que el gobernador le dará muy bien de comer.
Porque con el padre Diego de Medina escribiré a v.m. más largo, por ésta no diré más
de que Nuestro Señor guarde a v.m. y a mis señora madre y hermanos, y les dé la salud que
yo deseo para mí, y a mí me la dé, para que yo vaya a darles el descanso que yo deseo y soy
obligado. De esta casa de Arauco, do quedo hoy lunes, a 20 de octubre de 1551 años, el que
desea más de ver a v.m. que no de escribirle, su humilde hijo
Cristóbal Pérez
(A mi deseado señor padre Cristóbal Pérez, al cañón de San Nicolás, en Medina del Cam­
po).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 555

620 .
Cristóbal Pérez a su padre Cristóbal Pérez, en Medina del Campo.
La Concepción, 2.IX.I552
Muy deseado señor.
Con un caballero de Olmedo que se dice Casasola escribí largo a v.m., dándole cuenta
de mi vida, como era razón. Por tanto en ésta seré breve. Por ser el portador de ésta el se­
ñor Diego de Medina, clérigo, a quien yo tuve en esta tierra por señor y amigo, el que le
dará a v.m. entera cuenta del suceso de mi vida, con el cual envío 100 pesos, para v.m. los
cuarenta, y para mi mujer e hijos los sesenta. Y perdone v.m. que por el presente no tuve
más, que con el primero que vaya yo proveeré largo, como soy obligado, y yo lo haré como
digo y muy mejor, porque Dios ha sido servido de me dar aparejo para yo poder remediar a
quien soy obligado, y es que por mi persona en la guerra he ganado un repartimiento de in­
dios, y soy señor de un valle que está en la costa de la mar, que tiáne más de mil indios, los
cuales me sirven y tengo mi cédula de ellos del gobernador en nombre de su majestad. Y
demás de esto, por ser para ello, me hizo el gobernador su mayordomo en sus indios en un
valle que se llama Arauco, hice una casa fuerte do estoy con gente de a caballo y traje toda
aquella provincia a servidumbre, quemando y ahorcando como justicia y alanceando por mi
persona hasta que a todos traje de paz, y sirven muy bien, y el gobernador está muy bien
conmigo, y v.m. crea que tengo oficio y mis indios que, si Dios me da salud tres o cuatro
años que yo lleve con que pueda vivir en Medina del Campo, pacíficamente y dar descanso
y buena vejez a vs. mds. Y porque todo esto informará a v.m. el señor Diego de Medina en
esto no diré más de que Dios lo encamine como más ser/ido sea.
Mucho quería que algún hermano mío se atreviese a venir por acá, porque de la venida
sacaría buen fruto, que ahora han de venir ciertos caballeros que van de esta tierra por sus
mujeres, y por la del gobernador, y con decir que es mi hermano todo al día le favorecerán,
y si no hubiere ninguno que quisiere venir, vivan como hombres de bien, que yo les provee­
ré en echando a las minas de oro, porque en esta tierra no hemos hallado oro sobre la tie­
rra, que todo se ha de sacar de minas, y comenzaremos, siendo Dios servido, para el mes de
octubre primero de este año, porque en esta tierra es por entonces verano, que es al revés de
España. Y, como digo, sacando oro y habiendo mensajero cierto, yo proveeré largo hasta
ver lo que yo haré de mí, si iré o enviaré por mi mujer e hijos. De todo yo avisaré a v.m. de
acá. No quiero encarecer a v.m. los trabajos, ni menos escribir nuevas de la tierra ni otras
cosas que pudiera escribir, por ser el mensajero el señor Diego de Medina.
A Hemandico suplico a v.m. mire mucho por él, por amor de Dios, y le ponga en bue­
nas costumbres, que en teniendo posibilidad yo escribiré que se vengan ahí mi mujer e hijos
hasta que yo acuerde lo que tengo de hacer. A v.m. suplico me escriba largo de todo, y ten­
ga paciencia a los trabajos, que ya es venido el tiempo donde se han de remediar, todo con
la ayuda de Dios si yo vivo. 1
A todos esos señores hermanos y hermanas dé v.m. mis encomiendas, y que nieguen a
Dios por mí, y al señor Diego de Alanos. A Juan de Oñate que viva como hombre de bien,
que si Dios me da salud que yo le haré escribano del número de Sevilla. Y a mi señora ma­
dre beso las manos, y que si alguna cosa me ha de llevar a España ha de ser por ella y darla
el descanso que yo soy obligado. A todos esos señores tíos.dé v.m. mis encomiendas, y me
perdonen porque no les escribo. Al señor licenciado Juan de Ibar beso las manos más de
mil veces, y aismismo al abad de Sansadomín dé v.m. mis besamanos. Con todos los demás
que v.m. mandare. De esta ciudad de la Concepción, 2 de septiembre de 1552 años, do que­
do. Humilde hijo que sus manos besa
Cristóbal Pérez
En el sobrescrito de las cartas que v.m. enviare han de decir Cristóbal Pérez Bravo, en las
provincias de Chile, vecino en la ciudad imperial.
(A mi deseado señor padre Cristóbal Pérez, en Medina del Campo, frontero al cañón de San
Nicolás).
(I.G. 2079)
556 ENRIQUE o r r e

V A L D IV IA

621 .
Sebastián Carrera a su mujer Mari Sánchez, en Sevilla.
Valdivia, 22.IV. 1564
Muy deseada seflora:.
Por la vía de Francisco .Martínez Enriquez tengo escrito a v.m. dos cartas, las cuales
van suplicando a v.m. se venga luego como vea mis cartas. Y asimismo darán a v.m. ciento
y cuarenta y un pesos de oro de Valdivia, los cuales dará a v.m. Rodrigo Alonso, un herma­
no de Francisco Martínez Enriquez, naturales de Palos, para que v.m. y mi hermano Alonso
Sánchez se vengan luego como mis cartas vean. Y siendo Dios servido que v.m. se venga,
me hallarán en el Nombre de -Dios esperando Ja buena venida de v.m., y en esto no haya
falta alguna, porque en verdad sé decir a v.m. que mi ida a España al presente no podrá ser
tan breve, a cuya causa yo tendré mis dineros derramados y no poderlos recoger tan presto
acordé suplicar a v.m. se viniese lo más breve que ser pudiese. Que si v.m. se viese por acá
no se acordaría de España, porque en verdad que no faltan todas las cosas como dentro de
Castilla y no hay frío ni calor ni hambre. Finalmente es el mejor temple que tengo visto en
mi vida, de tal manera que no llueve todo el año y lo que se coge es de regadío. Señora, el
que la presente lleva se dice Juan de Jinaga, es mucho mi señor y a veinte años que nos co-
'nocemos, Hame encargado que enviase unas cartas con él, las cuales son éstas, hame dicho
que no ha de parar hasta darlas en manos de v.m. El es hombre que conoce muy bien a Ro­
drigo Alonso, hermano de Francisco Martínez Enriquez, el cual encaminará a v.m. para que
se cobre la moneda, y de él se podrá informar v.m. de todo lo de por acá. Y la cortesía que
se le pudiere hacer v.m. se la haga, porque como digo a v.m; héseme ofrecido tanto que no
he podido dejar de escribir con él. A mis señores padres y hermanos y hermanas dará v.m.
mis besamanos. Nuestro Señor me os deje ver de mis ojos antes que yo muera con salud. De
Valdivia, a 22 de abril de 1564 años, su muy cierto marido
Sebastián
Como digo en las demás cartas digo en ésta que, en que v.m. lo pase trabajosamente hasta el
Nombre de Dios v.m. no venga sin una negra, para que a v.m. y al señor mi hermano los
sirva, porque no podrán vivir de otra manera, porque, como yo digo, yo tendré dineros a
v.m. para pagar los fletes del navio y lo demás que v.m. debiere, siendo Dios servido, por­
que comprarla acá que están muy caras, y no se puede servir una casa sin una esclava. Y
también para la m ar que la han de menester mucho. Nuestro Señor me la deje ver de mis
ojos con salud, vuestrñ muy cierto marido, que vuestras manos besa
Sebastián Carrera
(A mi señora mujer Mari Sánchez, en Sevilla, en la collación de San Llórente, al potro, en
casa de Alonso Sánchez).
(I.G. 2081)

622 .
Juan de Zamora a su cuñado $bdrigo Díaz, en Sevilla.
Valdivia, 9.1.1575
Muy magnífico señor:
La gracia y consolación del Espíritu Santo sea con v.m. y con todas sus cosas. Los días
pasados recibí unas cartas de v.m. y hanme dado gran contento el parentesco, y en haber te­
nido mi hermana tal ventura, plega a Nuestro Señor sea para conque le sirvan muchos
años, y deje acabar en su santo servicio. Al presente estoy bueno, aunque viejo y muy blan­
co y con muy gran deseo de verle y a mis hermanas, y así con este deseo vivo. También me
escribió Juan de Ribera desde la ciudad de Lima, diciendo que había llegado a aquella ciu­
dad en búsqueda mía, y que estaba en casa de mi prima Francisca Vázquez, adonde le han
hecho todo regalo, por haber estado mal dispuesto. Ya está bueno, bendito Nuestro Señor, y
yo le tengo escrito luego si viniese adonde yo estoy y estoy aguardando por horas. Así que,
viendo como estoy viejo y tan pesado y determinado de enviar por v.m. y por mis herma­
nas, porque, si Dios dispusiere de mí, no tengo para quien deje mi hacienda, sino es a v.m.
y a ellas y a Juan de Ribera y a su mujer mi hermana, y para este efecto envío a v.m. dos-
C'ARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 557

cientos ducados, los cuales,, llegada la flota a Sevilla, se le darán, con los cuales v.m. y mis
hermanas se apresten y se vengan en la flota en todo caso. Y mire que no se haga otra cosa
más de, vista ésta, aderezar su viaje, porque en Tierra Firme hallarán dineros para pagar el
flete, y para que de allí se vengan a Panamá, donde hallarán orden mía para pasar la mar
del sur y venir adonde yo estoy, y para todo se tenga- buena consideración, y v.m. lo ordene
como mejor viere que conviene, pues la venida de v.m. y de mis hermanas se sigue tanto
bien para todos ellos, como tengo dicho, pues mi deseo no es otro sino que v.m. y ellas ten­
gan algún remedio y querer encarecer el deseo que tengo de los ver a v.m. y a ellas seria no
acabar. Rogaré a Dios me los deje ver antes que de este mundo vaya, ya que no tuve ventu­
ra de ver a mi señora madre, a las cuales beso muchas veces las manos y les suplico siempre
se acuerden de mí en sus oraciones. Y porque de presente no se ofrece otra cosa, más de
volver a decir que en Tierra Firme hallarán todo lo que hubieren menester para venir adon­
de yo estoy, porque así lo tendré todo proveído. Y con tanto Jesucristo con todos. De Valdi­
via, y de enero 9 de 1575 años, muy magnífico señor, verdadero hermano de v.m. que mu­
cho le ama y quiere
Juan de Zamora
(Al muy magnífico señor Rodrigo Díaz, en Sevilla).

623.
Juan de Zamora a sus hermanas Antonia de Viveros y Ana Pérez de Viveros, en Sevilla.
Valdivia, 9.1.1575
- Muy queridas hermanas mías:
La gracia y consolación de Dios sea con vs. mds. Ya hé respondido en otras la mucha
pena que a mi ánima llegó de la muerte nuestra señora madre, sólo por no haberla visto de
mis ojos antes que de este mundo fuera. Natural cosa es morir, lo que les encomiendo le
tengan gran cuenta con encomendarla a Dios, pues es tan justo y con tanta obligación. Por
una parte era gran contento el que recibía con sus cartas, hermanas de mi corazón, por otra
parte se me partía el corazón con muchas lágrimas en no poderlas haberlas yo casado de mi
mano, mas, pues Dios fue servido de darles tal compañía, entiendo haber sido muy acerta­
do. Y el no poder yo ir a remediarlas a España es por estar como estoy muy viejo y calvo y
pesado, y no para meterme en caminos, y por eso escribo al señor Rodrigo Díaz, vuestro
marido, que luego que mi carta vea dé orden de venirse en la flota- y os traiga a vos y a
nuestra hermana, porque Juan de Ribera, su marido, lo estoy aguardando aquí por horas,
poroue le he enviado a llamar, que está en Lima en .casa de Francisca Vázquez, nuestra pri­
ma, y en el entretanto que todos venís él se aproveche de algo en esta tierra. Y por el avia-
miento de vuestro marido envío doscientos ducados, y para vosotras, así que, hermanas, lue­
go, vista ésta, se vengan no dilatando tiempo ninguno, porque, como digo, estoy viejo y esta
hacienda que tengo la tengo para vosotras, y querría dejároslo todo repartido, y por las car­
tas que escribo a mi hermano Rodrigo Díaz veréis lá orden que le doy para su venida.
En ésta no digo más. Nuestro Señor las tenga de su mano, amén, y me las deje ver an­
tes que muera. De esta ciudad de Valdivia, de este reino de Chile, y de enero 9 de 1575
años, muy queridas hermanas mías, su hermano que verlas desea
I Juan de Zamora
(A mis señoras hermanas Antonia de Viveros y Ana Pérez de Viveros, en la ciudad de Sevi­
lla). '
(l.G. 2087)
558 ENRIQUE OTTE

V ILLA R IC A 7

: 624.
Juan de Cereceda a su mujer, Catalina Sánchez, en Jerez de Badajoz.
¡ : Villa Rica, 1.IX. 1565
Muy deseada señora:
Este año en que estamos de sesenta y cinco a veinte días del mes de agosto recibí una
carta y letra de mi hijo y vuestra, en que me haríades saber cómo teníades salud, que no pe­
queño contento fue para mí. Y asimismo cómo habíades recibido los dineros que yo envié
con Juan Núñez de Vargas, aunque fue poco.
Bn lo que, señora, me escribís tan ahincadamente me vaya a esa tierra. Dios es testigo
si yo lo tengo en deseo, mas no es justo, habiendo yo gastado tantos años y trabajos en esta
tierra, ir ahora pobre a esa ciudad. Que si no hubiera habido tanta guerra con los naturales
hubiera podido enviar más de tres mil pesos de oro, que fueran más de cuatro mil ducados.
Y así todo lo que los indios me han rentado se ha gastado en la guerra, y aún he estado
adeudado en otros tantos. Ya, gloria a Dios, estoy sin deudas, y este año, siendo Dios servi­
do, se acaba la guerra, porque nos ha venido socorro del Perú, y de aquí en delante tendre­
mos remedio y descanso, por lo cual será cosa justa que, habiendo gozado de la guerra y de
tantos trabajos, gocemos ahora del descanso y del fruto de mi sudor que con tanto peligro
de mi cuerpo he ganado. El cual no podré gozar enteramente» siendo vos, mí señora, ausen­
te de mí. Por lo cual os ruego muy mucho» señora, que vos y mi hijo os vengáis a esta tierra
lo más breve que pudiere, y así lo mando a mi hijo que, aunque sea en sus hombros más no
pudiendo, os traiga. Vendiendo esas casas y viña, que es todo nada para que penséis hacer
hincapié en ello, y dejar de venir a gozar de lo que yo he ganado y ser señora, especialmente
siendo los trabajos de nuestra España tantos. Ahí os envío, señora, cincuenta pesos de oro
con un mi compadre, que se dice Bautista de Chavar. Irá mi amado hijo a Sevilla y procu­
rará por él en el mesón del Toro o en San Francisco en la misma ciudad, a do podrá ser que
vaya encaminado a fray Juan Moyano. Y si acaso éste mi compadre no llegare a España,
enviarlo ha con mercaderes seguros encaminados a San Francisco al señor padre fray Juan
Moyano. Y saliendo vos, señora, de España para acá, llegada que seáis a Nombre de Dios y
a Panamá, hallaréis socorro así mío como de amigos míos que van de aquí allá a mercadu­
rías, y de esta manera no os faltarán dineros para acabar vuestro viaje, y asimismo os encar­
go que, llegada que seáis al Perú, por do tenéis de pasar, está una ciudad que se dice Are­
quipa, tengo una hija, que vaya mi hijo y la procure, y si no estuviere casada, la traiga con
vos, que con los trabajos y guerras no le he podido enviar remedio tampoco como a vos, y a
mi amado hijo. Y ruego a Dios me dé grada con que os pueda ver conmigo y en descanso
para servicio suyo, amén. De esta ciudad Rica, primer día de septiembre año de mil y qui­
nientos y sesenta y cinco. El que más que a sí os ama y desea ver con su amado hijo, vues­
tro marido
Juan de Cereceda
Y asimismo, mi amada mujer, os encargo que el día que comenzáredes a poneros en camino
para acá y saliéredes lo toméis por fe y testimonio, firmado y signado en manera que haga
fe, con tres escribanos, de cómo venir a las Indias do está vuestro marido, porque es menes­
ter así. Porque si Dios fuese servido llevarme de esta vida vos y mi hijo podáis gozar de es­
tos indios que tengo, porque yo ando achacoso, que me ha dado un dolor de ijada muy re­
cio, que me trata muy mal.
A mi amado hijo que me holgué de ver su letra. Dios me lo deje ver. Tres cartas van con
ésta, y a un tenor, poique sí fuere la una si no la otra.
(A mi muy carísima señora mujer Catalina Sánchez» hija de Hernán Sánchez, en la calle los
Pilares, en Jetez de Badajoz).
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 559

625.
Bautista de Chavar a Catalina Sánchez, en Jerez de Badajoz.
Los Reyes, 26,11.1566
Muy magnífica señora:
Yo, cuando partí de Chile, venía con propósito de ir a España, y me dio el señor Juan
de Cereceda unos dineros para enviar a v.m., y con un negocio que tuve en esta, ciudad de
Lima los gasté. El señor Gonzalo de Palma dará a v.m. cincuenta pesos en plata que yo le
di. Reside en Sevilla, allí los dará a v.m.
El señor Juan de Cereceda enviará a v.m. dineros con el primero que fuere, que por ha­
ber en aquella tierra tantas guerras no ha enviado muchos dineros a v.m. Ya, bendito Nues­
tro Señor, está de paz, y le darán sus indios mucho tributo. Os escribe a v.m. y por sus car­
tas verá v.m. lo que dice. El queda muy bueno, con deseo de ver a v.m. No se ofrece otra
cosa. Nuestro Señor dé a v.m. su gloria. De Los Reyes, el 26 de febrero 1556 años. Beso las
manos a v.m.
Bautista de Chavar
(A la muy magnífica señora Catalina Sánchez, en Jerez de Badajoz).
(I.G. 2092)
560 ENRIQUE OTTE

VII RIO DE LA PLATA


LA PLATA

626.
Bachiller Baltasar Sánchez a su hermano Gaspar Sánchez, en Estepa.
La Plata. 22.1.1578
Muy magnífico señor:
Por dos vías tengo escrito a v.m. muy largo, y así seré breve en ésta, remitiéndome en
todo al portador. Y lo que de nuevo se ofrece escribir es que, pues esa tierra es tan trabajosa
como se entiende, que pudiendo dejar la deje, y si de presente no pudiere, apercíbase para
cuando alguna gente de ese pueblo viniere al Río de la Plata al gobierno del señor licencia­
do Juan de Torres de Vera, porque casó su merced con ¡a hija del adelantado Juan Ortiz de
Zarate, gobernador de aquel reino, y sucede el señor licenciado en él. Y si acaso v.m. con­
forme a las que tengo escritas antes de ésta viniere, luego vemos hemos. Y si no, hágalp
cuando digo y váyase con la gente que fuere al Río de la Plata, que el señor Carlos de Vera
lo sabrá. Porque, aunque no nos veamos por la mucha tierra que hay de una parte a otra,
estaré con contento en saber v.m. lo tendrá. Porque el señor licenciado me hace tanta mer­
ced y amistad, que no desea otra cosa sino ver cosas mías para les honrar y aprovechar. Sé
decir que, como v.m. llegue con salud, que el resto de su vida e hijos habrán acabado con
las miserias de España y trabajos y hambres y desnudez de ella. Y tendrán mucho descanso,
y quien les sirva y de comer, y así digo se tenga cuenta con esto que importa mucho a true­
que de algún poco de trabajo. Y porque de una manera o de otra pasándose v.m. acá, como
sucediere haremos, porque para juntam os buscaremos el mejor lugar, que aunque la distan­
cia de tierra como he dicho es mucha, al fin nos trataremos y veremos lo que mejor nos es­
tuviere, que acá me duele y siento la extrañeza de esa tierra. Y de todo me avise con el por­
tador, que es el sobrino del señor licenciado y del señor Carlos de Vera, que nació acá, y ha
de volver, que va sólo a negocios sobre el gobierno y otras cosas del señor licenciado. Y con
tanto, Nuestro Señor, etc. De la Plata y de enero 22 de 78. Muy magnífico señor besa las
manos a v.m. su hermano
el bachiller Baltasar Sánchez.
Como a v.m. escribí envío con el padre Villoría 171 pesos de plata ensayada. Hanse de sa­
car de estos 60 ducados para el procurador que hace mis negocios, y quedaran para v.m-
145 ducados y 75 maravedís, porque van pagados los fletes.
(Al muy magnífico señor Gaspar Sánchez, en Estepa).
(I.G. 2091)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 561-

SANTA FE

627.
Diego Tomás de Santuchos a su hijo Antonio Tomás de Santuchos, en Espartinas.
Santa Fe, 24.IV. 1588 .
Deseado hijo: -
En otra carta te tengo escrito bajo pliego de Cristóbal Higueras, vecino de Salteras y
hermano de tu madrasta, en la cual te ruego mucho que en el navio que va el señor don~
Francisco de Zarate o el seftor adelantado Torres te vengas luego, vista ésta, y me dés este”
contento. Y si tu hermana es viva veas si hay algún hombre casado que venga y la trae arri­
mado al hombre casado, y tu ven con ella. Y si estuviere casada, su marido y ella vengan,
que de todo cuanto yo tuviere no les faltaré. Y esto te niego so pena de mi maldición. A
cuatro hermanas y dos hermanos (?) traer a tu hermano Juan (?) y le da si es vivo mis besa­
manos, y le ruego de mi parte que me haga esta merced de que vengáis juntos adonde yo es­
toy. Yo soy vecino de la dudad de Santa Fe, y en Buenos Aires hallaras quien te haga amis­
tad y te dé todo aviamiento, y siquiera por darme buena vejez lo haz en venirte.
No te envió nada, porque no estoy en tierra que hay plata, ni te la puedo enviar. A Za­
ragoza escribí que te enviaran cien escudos, no sé cómo no te los han enviado.
Yo sirvo en esta ciudad a su majestad de su contador real. Un tío tienes en Milán que
se dice Jusepe Tomás de Santuchos, secretario de todo el estado, que tiene dos mil escudos
de renta. Procura de que la carta que va con ésta se lleve a casa del conreo mayor. Y Dios te
me deje ver como yo deseo. De Santiago del Estero, y de camino para ir a mi casa, y de
abril 24 de 1588. ‘
A mi señora Leonor González y a mi señor Alonso Gil y a todos tus tíos daris mis besama­
nos
• • Diego Tomás
(A mi hijo Antonio Tomás de Santuchos, en Espartinas, en casa de Alonso Gil y Leonor-
González, junto a Sevilla). :

628.
Diego Tomás de Santuchos a su hijo Antonio Tomás de Santuchos, en Espartinas.
Buenos Aires, 6.V. 1591
Deseado hijo:
Muchas veces te he escrito y no tengo respuesta de ninguna carta. No dejes de respon­
derme, pues sabes el contento que yo recibiré en ver letra tuya. No te he podido enviar pla­
ta por estar en tierra que no la hay, mas con todo eso procura de venir a verte conmigo, que
de ahí al salir de Sevilla un navio con el adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón y po­
drás venir con él Antón Rodríguez, mi cuñado, y una hermana tuya que te ayudarán. Y
más adelante en otro pueblo que se llama Santa Fe vivo y soy vecino, y tienes tus hermanos
y no te faltará de lo que hay como los demás, y no hagas, otra cosa.
A todos tus deudos beso las manos. De este puerto de Buenos Aires, a seis de mayo de
1591 años, tu padre que todo tu bien desea ¡
Diego Tomás de Santuchos
(A mi hijo Antonio Tomás de Santuchos en Espartinas, en casa de Alonso Gil y Leonor
González).

629.
Diego Tomás de Santuchos a su hermano Jusepe de Santuchos, en Madrid.
Santa Fe, 28.0.1593
Señor y hermano:
A tres cartas que de v.m. recibí en el año de 91 tengo satisfecho cumplidamente en dos
pliegos duplicados, y los he encaminado a Buenos Aires, el uno por vía de los oficiales rea­
562 ENRIQUE OTTE

les, y el otro por vía d el señor arcediano don Martín Barco d e Centenera. S oy tan venturoso
que va para año y m ed io que están represados en B uenos Aires, y m e holgaría m ucho apor­
tase alguno a manos d e v.m ., para que supiese lo que acá hay. Los in gleses saquearon a San­
ios y a San Vicente, y a esta causa no ha habido navios, aunque ahora volvieron otra vez, y
Ies fue m al, que por n o saberlo bien no lo escribo a v.m . Don Hernando de Zarate viene a
gobernar la p rovin cia de Tucum án, y esta del R ío d e la Plata, y estam os espan tad os de
cóm o no viene el señ or adelantado. Y caso que no venga m e holgaría que v.m . prosiguiese
su propósito en lo que ha pretendido para m í acerca de lo s o ficio s d e B u en os A ires, pues
allá tiene v.m . quien le ayude, que en la coyuntura que yo escrib í no pude hacer nada. La
causa no la puedo d ecir. El poder en vié a v.m . N o le engañen a v.m . ni a m i señora doña
M aría, ni le digan b ien d e acá, porque pluguiera a D io s fuera de lo s m enores de casa de
v.m . y no fuera v ecin o donde estoy de 2 0 indios, que D ios sabe cóm o vivo. Y de allá no
deje v.m . a sus am igos, particularmente al señor adelantado m e recom iende en sus cartas al
señor don Hernando d e Záráte, gobernador de estas provincias, para que se acuerde de m í y
m e haga m erced.
N uevas hay del Perú qiie en Quito se han rebelado y puesto en defender las alcabalas, y
han preso al presidente y oidores de Quito y ahorcado cin co regidores que firmaron que se
p agasen . D io s lo rem edie. E stá todo el n u evo reino alborotado y P otosí su p licó de ello, y
han andado en tinta y papel, y no ha habido rem edio, y am anecieron ciertos p ap elon es a
manera de nivelo (?) sobre las alcabalas con unas firmas que dicen «el procurador de las al­
cabalas», D ios, Nuestro Señor ponga la m ano en todo.
Y no deje v jn . d e enviarm e a A ntonio Tom ás, m i hijo, y m e avise d e todo lo de por
allá, y por duplicadas, y con buen porte, porque no se pierdan. Yo estoy con m uchos traba­
jo s , y lo estaré si v.m . 110 m e rem edia. El o ficio que y o tenía, m ientras fui al Perú por un
ju e z d e com isión para enterar el señor adelantado m e había tomado cuentas en ausencia, y
llevádom e el alcance. Y com o vi de esto que era cargo sin provecho y hallé coyuntura me
exim í del oficio . Y así se dio a otro, el cual por un n egocio crimen está en galeras por diez
a ñ os, que fu e Jusepe d e Orantes. Y pues allá está A ntonio de Torres Pineda y A lo n so de
O ntiveros y e l capitán F ran cisco de P uejo y el señor adelantado, puede v.m . procurar un
o ficio de lo s del m em orial que m e escribe v.m . Y pues D ios fue servido que siendo v jn . el
m enor de todos, haya sid o el m ayor en virtudes y estado, razón será que p articipem os de
ello , pues en ello sirve v.m . a Nuestro Señor, y entiende v.m . que no perderá v.m . nada en
e llo , porque si estoy pobre no ha sid o la causa sin o no haber habido uno que m e d iese la
m ano para levantarme, y esto todo puede v.m . remediar si quiere. Y o tengo cuatro hijas y
dos hijos, y las hijas ya mujeres, y con todo lo que tengo no hay harto para darle igual, sino
e s que ponga lo s ojos el hombre en cosas que no estén bien a nosotros. D oy cuenta a v.m.
de todo en B uenos Aires. T engo m i hija la mayor doña Cándida de Santuchos ya de' quince
años, y va para diez y seis, y está con su abuela y con su tío Antón Higueras de Santuchos,
D io s la abrigue com o puede. A Isabelilla v.m . la podrá acom odar lo m ejor que pudiere, y
hacer cuenta que da estado a una criada de casa. D esp ués que vin e a esta tierra m e vi de
bienpuesto, y com o lo s b ienes sean de fortuna, m e he visto sin ellos, doy gracias a D io s por
todo. Tam bién escribí a m i hermana Germana de Santuchos. R ecib í carta suya, y al señor
su m arido ofreciéndom e por su servidor y hermano. Catalina Correa y Santana y todos mis
hijos quedan con salud y besan las m anos de v.m ., y por entender que no tiene de lo de Sa­
lom ón m i parte de ello sino com o en la tierra que se ha criado, no lo en vío. N uestro Señor
guarde a v.m . m uchos años con vida de m i señora doña María de M ora, a quien Catalina
Correa Santana y yo besam os las m anos de su m erced, y las de m i sobrino Jusepico y las de
lo s dem ás. D e esta ciudad de Santa Fe, y de febrero postrero de 1593 años. B esa las manos
de v.m . su m ás servidor y hermano
D ie g o Tom ás de Santuchos
(A m i hermano Jusepe de Santuchos, en Madrid, frontero el m onasterio del señor San Feli­
pe, porte cuatro reales).
(I.G. 2101)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 563

LA ASUNCION

630.
Juan de Valderas a su hermano Francisco de Valderas, en Almodovar del Campo.
La Asunción, 5.VII. 1556
Señor.
Con el secretario don Diego Barba escribía otra a v.m. como persona irá en los reinos
de España por la vía de San Vicente, y por llegar el obispo habrá tres meses a esta ciudad,
se volvió aquí, la cual juntamente con ésta lleva el señor Hernando de la Cueva, del cual
como persona de vista, trato y conversación se podrá v.m. informar por extenso. Juntamen­
te con otros algunos señores y amigos míos que por ahí irán de todo lo que quisiere. No es­
toy poco admirado no haber habido en esta armada carta alguna ni haber sabido otra cosa
más de que el señor Martín de Urre me dijo que había hablado con v.m. Esto debe estar
verdaderamente en mi desgracia, y no en otra cosa. Con algunas personas que acá darán la
vuelta podrá escribirme largo de todo. Allá llevan cierto metal de plata y oro, si es afgo hay
en tanta Cuantía que no tiene número. Si algo fuere rica es como digo la tierra, y si no, no
procure venir nadie acá, y si todavía algún loco viniere, traiga mucho hierro y todo lo de­
más que pudiere, porque cualquier cosa vale y es menester. El título de la escribanía se me
perdió en cierta jomada. Procure enviarme v.m. el traslado de él, digo otro de nuevo de do
quedó en casa de Sámana, el secretario, que lo podrá encargar a alguna persona que vaya a
la corte.
Nuestro Señor dé a v.m. el descanso y prosperidad que yo deseo. De esta ciudad de la
Asunción, y de julio cinco días de 1556. Besa las manos de v.m. su verdadero y menor her­
mano
Juan de Valderas
A un caballero que se dice Diego de Torralba, hermano del capitán Juan de Camaina, di­
funto que acá murió, que era muy grande amigo mío, que reside en corte y estaba en Ale­
mania cuando esta armada partió de ahí escribo por otra parte sobre que me negocie una
escribanía de minas. No deje v.m. de encabarlo a alguna persona que vaya a la corte, y es­
cribirle un renglón. Es natural de Torralba.
En Sevilla en la Casa de la Contratación reside un gentil hombre de Ciudad Real que se
dice Lorenzo de Miranda, a quien v.m. podrá escribir, porque está allí casado, y es escriba­
no, y amigo mío, de Castilla, que podrá encaminar cualquier cosa que sé me hubiere de en­
viar acá. Tenga v.m. cuenta con él, porque yo le escribo y que escriba a v.m.
(A mi señor hermano Francisco de Valderas, en Almodóvar del Campo).
(I.G. 1213)
564 ENRIQUE OTTE

VIII. VENEZUELA
BORBU RATA

631.
Agustino (?) a su mujer Ana de Santiago, en Sevilla
! Borburata, 23.1.1564
Señora:
Esta no será para más hacer saber a v.m. como quedo con salud, así plegue a Dios que
siempre lo haya de v.m. y de sus cosas. Cierto después que ha partido el señor Juan de
Guardo me he mudado de voluntad, y la pura fuerza y no poder más me lo hace hacer así,
y por no querer poner mano a gastar aquello que no es mío, yo determiné antes que Juan
de Guardo se partiese de, acabado de vender esta hacienda que me queda en las manos, de
ir a España y dar mi cuenta y razón a mis señores y amigos, y después tom ar a volver acá y
traeros conmigo. Y ahora me se ha ofrecido esto que la presente lleva es mi amigo y va a
España y es vecino de aquí, y también tiene su mujer en Sevilla y va por traer un navio de
suyo, y me se ha ofrecido que me hará merced de os traer en su compañía. Y yo, visto que
me hacía muy grandísima merced, pensando que a ir yo en España había de gastar muchos
dineros, y no los tengo, era fuerza que yo los gastase de esos señores. Yo cierto no lo deter­
mino gastarlo, de no hacerle más daño en la hacienda, más de aquel que he hecho, aunque
cierto no ha sido por mi falta ni diligencia, y pongo a Dios por testigo, pero, aunque el daño
ha sido grande, confio en Dios que sus haciendas irán todas, y aún se ganarán dineros har­
tos, y podrá ser que, antes que sean ocho meses de hoy en día, que los tengan todos en las
manos. El señor Juan de Guardo lleva todas las costas y gastos y dineros y mercaderías,
como parece por esta escritura que aquí va en este pliego del señor Francisco de Arazaín, y
asimismo lleva la memoria de aquello que a mí me queda para beneficiar en cuenta y nom­
bre de esos señores. En ello haré todo aquello que soy obligado, y Dios me será testigo de
ello.
Señora, vista la presente, no tenéis dificultad ninguna de venir con éste que la presente
lleva, porque sé que vendréis tan bien como si viniéreis conmigo, porque cierto que yo ha­
bía querido ser aquello, pero quien no puede más morir se deja. El se llama el señor Diego
Díaz, y os trae unos dinerillos de vuestras cosas que vendí, los cuales serán buenos para
mercar matalotaje y cosas necesarias que habréis menester para vuestra persona. Merced re­
cibiré que digáis a vuestra hermana Francisca que venga en vuestra compañía, porque le
prometo que haré aquel que su padre no ha hecho por ella, y asimismo rogáis de mi parte a
vuestro hermano Juan Núñez que os quiera acompañaros, porque podría ser que enhora­
buena él fuera llegado acá, yo le prometo que usaré con él como hermano, y si a vuestro
contento no fuere y que mejor os pareciere si el hermano de Paulo Matosi os quisiese acom­
pañar, le podréis decir de mi parte y mostrarle esta carta que, si él viene, que antes que sean
dos años podría dar de comer a su hermano y aún a su padre. En esta tierra hay mucha fal­
ta de hombres, y cierto en punto está hoy en día la tierra de dar de comer a muchos hom­
bres. Espero en Dios que antes que sea un año de hoy el día ha de haber un repartimiento
de indios míos, que me darán de comer, y aún que me darán de poder pagar mis deudas. Y
si acaso ni uno ni otro de estos dos quisiesen venir rogar a Pedro de la Puente, vuestro cu­
ñado, que os quiera dar a Juan su criado, porque os acompañe y os sirva, y cuando todo os
faltare buscar un mozo donde quiera por allí que venga con vos. Bien sé que muchos pa-
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 565

rientes y deudos y amigos de v.m. y míos dirán que no,' y que no los creáis, porque sabéis
que no os darán de comer, y veáis aquel que yo os digo, porque yo buscaré forma y manera
conque tengáis largo de comer, y si otra cosa hiciéreis, no os quejéis de mí, que os prometo
a Dios y a esta cruz que, si no venís luego como yo os ruego que no me veréis tan presto.
Yo rogaré al señor Francisco de Arazaín por mis cartas que hable a todos esos otros señores
de mi parte, y que os favorezcan aquel que pudieren. Cierto querría escribir a todos particu­
larmente, pero no puedo a causa que no hay papel en esta tierra.
De esos dineros que lleva daréis a la señora beata seis ducados, que son de sus sábanas,
y los dechados no se han vendido; como se vendieren, tendré cuidado de enviar con lo de­
más, si la negrilla ha venido de Cabo Verde, si os parece la podréis vender, mercaros algu­
nas cosas necesarias, y asimismo si hubieren venido los dineros de Nueva España, y asimis­
mo de los dineros que habría quedado de las memorias que había dejado a mi compadre
Diego del Castillo de las cosas que se habían de enviar para Nueva España, que trajo Fran­
cisco Ramos de Lisboa. Y sabréis si la negra y el negro eran buenos, y si se registraron todos
conforme como lo habían dicho. Yo hube una nueva en las islas que no me contentó mu­
cho, que me decían que Francisco Ramos estaba en la cárcel en Lisboa por una fianza que
había hecho por su hermano por el tiempo pasado, y que su hermano había quebrado y ha­
bía ido a Flandes. No quería por ninguna cosa que por sus tardanzas de sus pleitos en Lis­
boa no hubiese venido a tiempo que haya podido ir en la flota sabréis me decir de todo.
La orden que habéis de tener en las cosas por vuestra comida para el viaje seis quintales
de pan en sus barriles quintaleños, y si viéreis que la moneda os rencansaré (?) más presto,
tomaréis ocho. En el gallinero podréis tomar una docena de gallinas, con alguna oreja de
puerco o carne de puerco podréis tomar, y haréis como yo hice con vuestro aceite y vinagre
■y vuestras especias. No es excusa a ninguna manera que no traigáis una libra de azafrán, dos
libras de canela, dos de clavos, dos de pimienta, y que todo sea muy fresco y bueno y mer­
cado por vuestras manos. Me haréis merced que este amigo mío con quien vendréis que me­
nos pesadumbre con esos muchachos que se le podrá dar que se le dé. No os dé pesadumbre
ninguna en pensar que el viaje sea largo, porque es más corto que no pensáis, porque dende
Sanlúcar a las islas no hay más de ocho días de camino, y dende las islas acá treinta días.
Será necesario que hagáis una información por cuanto no sois de las prohibidas, y esto se ha
de hacer delante de un alcalde ordinario, y para ello tomaréis consejo de nuestro compadre
Juan Francés, y asimismo haréis una información cómo sois mi mujer y que venís a mi
mando, de que con la carta se podrá dar fe y hacer una información de todos juntos y venir
como mujer. Bien sé que no será menester deciros nada, que seréis para todo.
El señor Juan de Guardo os lleva por una parte doce pesos y medio de oro fino de Bor-
burata, y por otra parte ochenta y seis reales, los cuales le di cuando partió para Cartagena,
que habrá dos meses, porque os los entregase en Sevilla, porque el peso vale ducado y me­
dio, porque cuando vengáis a vender el oro no os engañen. Si acaso el señor Juan de Guar­
do no hubiese llegado dejaréis comisión, porque se dé al señor Francisco de Razaín, y asi­
mismo si la negrilla no hubiere venido de Cabo Verde, y asimismo si viniere después que
v.m. partiese que se dé ál propio Francisco de Arazaín. Y, visto esta presente, v.m. me hará
merced un día después haber recibido éstas de ir en devoción en romería a Nuestra Señora
de Utrera, y allí haréis una limosna de treinta y dos reales, los cuales diréis que se digan de
misa a mi intención, y daréis estas cartas que aquí va en Utrera. Digo que las deis con vues­
tras propias manos. En esa casa hay una señora mujer de un hombre vecino de acá, la cual
ha de venir en vuestra compañía, a la cual convidaréis que le haréis toda la compañía que
se pudiere, y así de mi parte os lo ruego que le hagái? así, el señor su marido no le envía
mucho, porque por el presente no puede, pero si hubiere menester alguna cosa de aquel que
v.m. hubiere, a ninguna manera se le diga de no. Y con ésta hago fin. Cristo con todos y
quedo rogando a Óios que nos dé gracia que nos podamos ver y nos deje acabar en su santo
servicio. De Borburata, a 23 de enero de 1564 años, de parte de aquel que más os quiere,
vuestro marido y mejor amigo
Agustino
(A mi señora mujer Ana de Santiago, en Sevilla, en la tauna (?) a las espaldas del hospital
de las ánimas de purgatorio, en una callejuela que no tiene salida).
(I.G. 2081)
566 ENRIQUE OTTE

R IO DE LA H ACH A — M A RA C A IB O

632.
.Francisco Camocho a su mujer Marina González, en dracena
Rio de la Hacha, 8.1.1571
Señora mujer.
Muchas veces he escrito y nunca he visto respuesta, no sé qué es la causa. Si acaso ésta
aportare allá sabe que estoy en la laguna de Maracaibo, que es en la gobernación de Vene­
zuela. Procura de avisarme si sois vivos o muertos, porque tengo gran sospecha no haber
visto respuesta de ninguna carta que había enviado. Aunque más contento recibiría si qui­
siese venir alguno de mis hermanos o vuestro. Que vendiésedes lo que allá tenéis y os vinié-
sedes, porque yo me hallo viejo y cansado, y hacérseme ha de mal ir allá, y si acordáredes
de venirse ha en armada y a Santo Domingo, porque de ahí podáis venir a Coro o a Borbu-
rata. Con dos vecinos míos he enviado dineros y cartas, y creo que por no dar la moneda no
dan las cartas. Yo tengo, bendito Dios, de lo que en la tierra hay de comer, tengo indios de
repartimiento, y querría que viniésedes vos y vuestras hijas antes que me muera a gozar de
lo que he trabajado. Y con tanto, plega a Nuestro Señor, me deje veros, que es las cosas que
más deseo. Si mis hijos no están casados, uo se casen hasta venir acá, y mira que os enco­
miendo la honra. De este Río de la Hacha, y de enero ocho de mil y quinientos y setenta y
uno años, vuestro marido
Francisco Camacho
(A mi señora mujer Marina González, hermana de Diego Ramos, en la villa de Aracena,
tierra de Sevilla).
(I.G. 2086)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 567

M A RG A R IT A

6 33.
Fray Gaspar Manso de Conireras a fray Hernando Manso de Contreras, en Valladolid.
Margarita, 16.X. 1584
Muy reverendo padre mío:
Después que escribí otra no poco larga, aunque no con poca prisa, pero habrá de ser
ésta por el consiguiente con la misma sólo porque vayan dos duplicados, para que si la una
no fuere, la otra llegue. Y en la otra escribía y no poco largo, y el principal intento para que
se escribió fue persuadiendo a v.r, a que por ningún caso deje de venir en esta flota especial
por venir en compañía de nuestra hermana que, como en la otra escribo y largo, va recau­
dos bastantísimos para que venga, y los llevan dos señores Manuel de Abreo y Hernando
Velasco, y tan encargado que no habrá duda, siendo Dios servido, que deje de venir, y tam ­
bién escribí y di razones no poco urgentes para que, aunque ei prelado no diese licencia, la
pudiese tomar muy conforme a lo que es cristiano hacer, si no hay duda que v.r. significan­
do lo que en ella digo le darán para esto solo, y para dar este aviso escribí la una y la otra, y
también decir cómo doña Rafaela y yo somos religiosos, yo que tengo el hábito a ocho o
nueve meses, y ella y yo que estamos de camino para ir a Santo Domingo adonde en el mo­
nasterio de Regina de la misma orden que yo le ha de recibir, y tomaremos a ser segunda
vez hermanos, pues lo somos de hábito, y también pedir perdón por no haber militado del
abajo de la bandera que v.r. milita del alferez de Cristo, pero decía la hermandad que los
dos santísimos padres habían tenido San Francisco y Santo Domingo y las razones porque
yo le había tomado el hábito que digo. También de paso dije la salud de nuestros padres y
hermanos deudos y los que nos tocaban, y así que no. hay cosa que decir solo volver a refe­
rir lo en la pasada dicho, nuestro padre queda bueno y hace y ha hecho tanta hazaña en
después de haber casado tanto hijo ahora haber proveyó a tres como es el enviar por mi
hermana, y la dote de doña Rafaela allega a casi mil ducados, y yo que por ser la casa pobre
de necesidad hube menester algo, y esto con no muchas rentas, sino "por el favor divino, que
ha querido favorecer al ardentísimo deseo que siempre ha tenido y tiene de remediar sus hi­
jos y ponerlos en estado lo mejor que ha podido, y no ha sido tan mal que otro con muchas
rentas y hacienda no lo hubiera hecho mejor, porque lo granado de esta isla tiene por yer­
nos y emparentado de tal suerte que no es poco envidiado, y nosotros que por ser los meno­
res que nos tenemos y aün nos tienen por los mejor librados, aunque siento no poco el ha­
berme metido fraile por suS fines, y principalmente por lo que digo de que, viendo las mer­
cedes que Dios le había hecho, no dejaba tener enemigos, y era yo buen amigo, porque
siempre me hallaba a su lado en todas las ocasiones, pero como cristiano lo soporto, aunque
fue mucho que lo »portase, y vive, aunque ya viejo, muy entero y recio, y con tal disposi­
ción que está tan presto en las ocasiones que ahora convienen, como hoy ha veinte y tin co
años. Dios sea servido de le conservar en su servicio como yo le ruego, siquiera hasta que
pueda coger algún fruto de lo mucho que en mí ha hecho, que yo prometo corresponder
harto mejor que v.r. ha hecho, siendo más querido y con más razón que yo. De nuestra ma­
dre digo lo mismo, y el sentimiento mayor, porque ella se ha esmerado en quererme aún
más que a v.r., ni que a los demás juntos. Está también buena, y tai que, si a v.r. viese vivi­
rá muchos años, porque tiene lindísima complexión, lo mismo digo a Dios viva hasta que la
pueda ser de provecho para regalarla, y es justo que todos lo hagamos a madre que tanto
trabajo ha pasado en pasar caminos, mar y tierra, pero todo lo da por bien empleado, por­
que se halla en esta tierra, que parece que para ella nació para tener salud, la cual Nuestro
Señor la conserve.
De los demás hermanos, doña Beatriz, que si entendiese que esta carta sólo v.r. la había
de leer, dirá mucho, porque realmente es tan señora y de tal manera procer en sus cosas que
nos podemos loar tenerla por hermana, de doña Escolástica la imita en todo solo en ser me­
nor, aunque en tener cuñada y deudos le hace mucha ventaja, por ser nobilísimos, y quien
en toda la tierra tienen puesto los ojos, porque la mucha voluntad que tienen lo merecen. El
bachiller es hombre tan por sí que casi de él no sé nada, porque hace allá otro bando de pa­
rentela, que son más que los de Rojas, tiene salud y dos hijos, un hijo y una hija. Doña Es­
colástica otros dos hijos, también hija, que hacen no poca ventaja a estos otros, porque son
muy de la nosta (?). Sola doña Beatriz es la que es desgraciada, que no tienen hijos, y es la
que más los desea, porque tiene por qué, que Jusepe de Torrecilla, su marido, diera no pe-
568 ENRIQUE OTTE

quenas albricias porque estuviera preñada, porque es muy rico, y ni a mi deudo con quien
partir no tiene, sino uno que tiene más que él. En fin, digo que esa tierra es buena, y tal que
a ésta hace mucha ventaja, pero la pobreza en ella es incomportable, y en ésta no hay quien
se abaje a pedir por las calles por amor de Dios, demás de que tiene su sobrehueso que para
la quietud del ánima es peligrosa.
El remedio de las que allá están por ahora hay dificultad por las razones referidas, así
en la otra como en ésta, pero siendo Dios servido no les faltará su remedio, si a nuestro pa­
dre Dios le da vida, porque su voluntad es tal que no puede ser mayor, y, visto esto, Nues­
tro Señor lo encaminara de manera como esto haya efecto. Lo que en la otrá encomiendo
no se olvide, que es cuando v.r. venga, venga proveído de sermones y relaciones de lo de la
tierra largamente, y cosas que ha sucedido nuevamente, y de acordar en Sevilla a Manuel de
Abreu que me traiga el breviario de la orden, porque acá de ninguna manera se hallan. Y
porque en la otra escribo muy largo, Nuestro Señor, etc. De esta isla Margarita, y de octu­
bre 16 de 1584. Muy reverendo padre mío, besa a v.r. las manos, su hijo
Gaspar Manso de Contreras
(Al muy reverendo padre fray Hernando Manso de Contreras, fraile profeso de la orden del
señor San Francisco de la provincia de Valladolid).
(I.G. 2062)
634.
Doña Beatriz de Contreras a Ana de San Pablo, monja del convento de Sanio Domingo, en
iMadrid.
Margarita, 18.11.1588
Antes de ésta tengo escrito a v.tn. largo de los desastrados sucesos que en poco tiempo
me han sucedido, porque, demás de la muerte de mi hermana y de la de mi hermano fray
Gaspar, que se ahogó, fue Dios servido de llevarme a Jusepe de Tordesilla el postrer día de
enero, y el de mi contento y amparo, porque no tan solamente me era marido, más padre y
todo mi bien, y así lo mostró en su muerte haberlo sido en su vida, porque, como ya v.m.
habrá visto por la que digo que escribí pocos días ha, me dejó por su heredera. Quedarían-
me como de ocho o diez mil pesos en negros de sacar perlas, que es la granjeria de esta tie­
rra, la cual ha menester persona que lo solicite, porque de otra manera sus haciendas de esta
tierra se consumen con facilidad, y como yo no puedo que no es cosa a que las mujeres pueden
acudir, veo me dé manera que intentando venderlas para irme a nuestra tierra.
Mi hermano el licenciado me estorba, y no puede acudir a mis cosas por su abogación
y otras ocupaciones que cargan de él. Y así con vos hemos tratado después que mí sobrino
Hernando de Alvarado es mozo y allá no puede hacer mucha falta escribamos a v.m. nos le
envíe, que como hermana le obedecerá mejor. Creo lo escribirá mi hermano, aunque no
confío de su cuidado, y con sí le he tenido yo de escribir a v.m. por este particular a v.m. le
tengo escrito tan poco y tan largo suplico a v.m. si no le tuviere aún bien llamar a Becerril
y le meta por camino, pidiéndole encarecidamente de mi parte y de la suya procure en los
primeros navios venirse a esta tierra, que cuando todo le falte en ella no faltaré yo de serle
tía en mi vida y muerte, y asegúrele v.m. que, aunque ésta sea, luego no perderá nada con
su venida, y que le seré tan buena tía como otros padres, y que podrá ser bien aprovechado,
y yo ganaré mucho, porque como he dicho, son estas haciendas buenas para quien anda so­
bre ellas, y si determinare su venida, v.m. le dé esta carta, para que, en mostrándola en Se­
villa a Jerónimo de Velasco, que es un mercader de allí, le conozca por mi sobrino, y sepa
es por quien yo íe tengo escrito, para que le encamine y despache y provea de lo necesario,
y de su casa no le trajere, y por vida mía que v.m. haga en-ello como tan querida sobrina,
que, aunque le parezca se aleja su hermano de su compañía, de aquí la podrá mejor servir y
regalar, que yo tomo ésta a mi caigo, y porque confío se dolerá v.m. de mi soledad y traba­
jos, y en todo me hará merced, no digo más, de que me remita a la otra en otras particulari­
dades, y que niegue v.m. a Dios por mí muy de veras, que estoy de manera que he bien me­
nester su consuelo.
A la señora Dorotea de la Madre de Dios suplico lo mismo, pues sabe lo mucho que le
he querido siempre. Nuestro Señor guarde a v.m. y me la deje ver con tal que me viniera.
De la Margarita, y de febrero a diez y ocho de mil y quinientos y ochenta y ocho
doña Beatriz de Contreras.
(A Ana de San Pablo, monja profesa del religiosísimo convento de Santo Domingo el real,
en Madrid).
(I.G. 1392)
CARTAS PRIVARAS DE EMIGRANTES A INDIAS 569

IX ANTILLAS
CUBA,

La Habana

635.
Cristóbal Velázquez a su mujer Ana de Zamora, en Sevilla.
La Habana, 25.VU.1568
Señora:
Después que allegué a La Habana os he escrito dos cartas. No sé si han aportado a
vuestro poder, dándoos cuenta de los trabajos y enfermedades que Nuestro Señor ha sido
servido de me dar por mis pecados. Lo que, señora, os enviaba a decir en la postrera carta
era que os viniésedes con el señor Diego Mazafiegos, y que nos fuésemos con él a doquiera
que fuese proveído, porque acá supe cómo Gregorico os le habían quitado, y esto por carta
de Diego Mazariegos, que envió a la señora dona Francisca. Después acá llegó Sebastián Ló­
pez y Juan Griego, y me dijeron que estábades muy flaca y descontenta, de lo cual me alle­
gó .al alma, y quisiera ir a ayudaros a pasar los trabajos, mas hállome tan pobre que muchas
veces querría comer y no lo tengo, porque no he hallado en esta tierra una persona que de
una vez arriba me lo haya dado. Dios os lo perdone que por vuestra causa el uno y el otro
estamos perdido. Espantado estoy de Vicente Brújolas no hacer con vos lo que era obligado.
Dios se lo demande, que por su causa estamos perdidos y descasados, aunque yo tengo harta
culpa en tomar parecer vuestro. Si quisiéredes venir con el señor Diego Mazariegos venid,
que yo sé que holgará de traeros, y si no, escribidme, porque, vista vuestra carta, me iré lue­
go. Estoy aguardando al adelantado, para ver si podré cobrar los dineros del remolar. Hol-
guéme que me dijo Sebastián López que os habiades vuelto en casa de la señoxa de Bautista.
Dios me dé vida para que yo pueda servirla a ella y al señor Sebastián López parte de las
mercedes que de ellos recibimos, a los cuales.beso las manos muchas veces, no olvidando a
la señora de Sebastián Lópéz y Sebastiana y a la señora su tía. A Francisquito os encomien­
do, y siempre lo tened en vuestra compañía. ¡
Nuevas de acá son que Inés de Gamboa murió en Campeche, bien en breve sin hacer
testamento. Han partido Arceo y el comendador ¡os esclavos y hacienda, y anda en pleito
con el herrero y su mujer sobre su libertad. A Catanica compró la señora doña Francisca en
lugar de María Angola, que se ahorró por estar manca de una mano.
Vuestro compadre Vasco Rodríguez falleció antes que llegase su yerno. Sentí mucho su
muerte. Alonso Sánchez falleció harto mezquinamente, como siempre lo fue.
Víspera de Santiago llegó aquí el teniente de gobernador para tomar residencia a García
Osorio, la cual espera que ha de ser harto mala, según las obras que ha hecho.
No escribo al señor Sebastián López ni a la señora su hermana. Suplico a sus mercedes
hayan ésta por suya. Dijeron Sebastián López y Juan Griego que habiades puesto una tien-
decita, y que malsines os habían llevado cuanto ganábades, bien os lo dije, y estuve siempre
en ello, que no había de ser aprovechado quien en Sevilla estuviese puesto en tienda, sino
fuera de ella, porque todos son robos y cohechos y maldades.
Jorge y su mujer e hijos están buenos, y se os encomiendan. Roquito está bueno en la
Nueva España, ahí va con ésta una carta suya.
570 ENRIQUE OTTE

Degollaron a Sotelo su amo en México cuando este alzamiento, no porque él se hallase


en él, sino en uno en el Perú antes que fuese a La Florida, y tuviéronseio guardado para en­
tonces con otros hartos caballeros que degollaron y criados suyos que ahorcaron.
Lo más presto que pudiéredes me escribid avisándome de vuestra salud y de Grigorico
lo que ha hecho Brújolas con él, y Dios me dé vida para que yo le vea antes que mis ojos se
cierren.
Después que se fue la flota de Tierra Firme he tenido unas calenturas harto malas que
me dejaron harto flaco, y con el poco refrigerio he tenido harto que volver en mí. Mas, loo­
res a Dios, quedo bueno, aunque harto pobre.
Nuestro'Señor os guarde y os me deje ver con aquel descanso que deseamos. De La Ha­
bana, día de Santiago, 25 de julio de 1568 años, vuestro como siempre
i Cristóbal Velázquez
(A mi señora Ana de Zamora, mujer de Cristóbal Velázquez, y en su ausencia al señor Se­
bastián López, enfrente de lá puerta del monasterio del señor San Francisco).
(I.G. 2051)

636.
E l canónigo Olivares de Collazos a su hermano Alonso de Collazos, en Yebra de Zorita.
La Habana, 30.X.I582
Hermano:
Vuestra carta vi y entendí y hasta el cabo leí, y con ella recibí mucho contentamiento y
consuelo. Plega al señor os 1o dé siempre como a mí ¡fie lo distes con vuestras buenas razo­
nes que en ella me decís, y el buen estilo que en ella lleváis.
Y en cuanto a lo primero que me avisáis de mis señores padres estar buenos, Dios sabe
el contento que yo y vuestro hermano recibimos, que él os lo significará, siendo Dios servi­
do que os veáis juntos. Que el mayor consuelo que en estas partes se recibe, en especial los
que no tenemos otros tratos ni contratos, es con una carta y como ésta que vos me envias-
tes.
En lo que me avisáis de vuestra manera de vivir y el estado que queréis, siendo Dios,
Nuestro Señor, servido, de tomar, yo de mi parte lo significo ser muy acertado, y es el mejor
y más subido que podéis tomar ni escoger. Para lo cual llegado que sea Gabriel os partiréis
vos y Melchor, y procura traer libros, que acá hay tan buen aparejo como en Salamanca y
mejor, porque, aunque allá estén todas las cosas muy de balde, sábese que el que no tiene
dineros es como si valiesen en subidísimos precios, y por acá es al revés, en especial donde
yo estoy, que con el favor de mi Dios lo remediaré todo. Y son estas tierras mucho más
abundantes en todo que no esas. Y cuando no os contentaren iréis con otro tanto, bien
como vuestro hermano, y habráse conseguido verme y yo veros, que será mucho. Y pues
sois hombres y mozos no lo rehuséis. Que nuestro hermano, con no se haber criado por acá,
se le hace harto de mal, si no fuera por la necesidad que hay allá, que como buen hijo y hu­
milde ha de acudir y se ha hallado tan bien como si en ella hubiera nacido, y con no haber
en ella tantos regalos como donde vos iréis a estudiar, pero con todo eso no faltan regalos.
Y deja que se crien los demás que allá pequeños están, que para todos ellos ha de haber,
siendo Dios servido. Y también será parte para a nuestros señores padres aliviarles la carga
que tienen con tantos hijos. Gabriel lleva conque vengáis honradamente, y él dará la orden
que yo acá le he mandado, que entiendo lo ha de hacer como tal. Y si Melchor no quisiese
venir con vos, traed el que a vos os pareciere. Mira que el navio donde él va es de un mi
amigo, y que vendrá adonde yo estoy aguardándoos. No os mueva otra cosa, porque me da­
réis mucha pena, que en ver la vuestra me ha dado contento de veros p or acá.
El os traerá hasta donde os habéis de embarcar, y allí le. mando os compre un esclavo,
para que os sirva, y vengáis con contento. También os comprará en Sevilla lo que más ha­
béis de traer, lo es a mucho recaudo todo. Y como hombre toma lo que él os dijere, que ha­
gáis y acertaréis en esto que lleva de que pueda sacar más de quinientos ducados, si él lo
sabe aprovechar.
Decísme que porqué no encomiendo con besamanos a todos. Yo os doy a vos ese en­
cargo que lo hagáis por mí, así clérigos como frailes de esa villa les dad mis saludos, y a los
alcaldes y vecinos y vecinas al s.s. (?) y su mujer, y las de Francisco de la Parra y la de Juan
de Extremadura, y que me pesó de la muerte de su marido, y a la de Marcos Hernández, y
M ana de la Parra, con los demás que mandáredes.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 571

Pesóme en el alma de la muerte de mi hermana María de Olivares, pero en ser cosas


que Dios» Nuestro Señor, hace no hay sino prestar paciencia y rogarle por lo que queda
mire con ojos de piedad y de misericordia, y nos dé su bien vivir y acabar en su santo servi­
cio. Yo lo sentí e hice lo que como hermano era obligado en rogar a mi Dios por ella y los de­
más, y así lo haré siempre, y por la salud de nuestros señores padres y vuestros.
Lo que os ruego a vos y a vuestro hermano antes que os vengáis es que por mi vais a
Nuestra Señora de la Ceceda y a Señor San Salvador y a Señora de la Concepción de Almo-
nacid y Nuestra Señora de la Oliva, a las cuales vos a mí encomendad y ofreced algunas li­
mosnas, y oraciones, porque por intercesión de estos bien aventurados santos no he puesto
mano en cosa que no me suceda bien. Y así os ofrece vuestros hermanos, que al tanto hará
Su Divina Majestad por intercesión de ellos. En Almonacid me encomendad al bachiller
Plaza, y Velinchon, y a la de Marcos y Hernández. Y significadles el deseo que tengo de
verlos y que me manden.
Nuestro Señor que puede os guarde y dé salud y os traiga con bien para su santo servi­
cio. De La Habana, y de octubre 30 de 1582 años, para vuestro mandado vuestro hermano
el canónigo Olivares de Collazos.
(Para Alonso de Collazos y los demás de sus hermanos, en Yebra),

637.
El canónigo Olivares de Collazos a su padre Gaspar Méndez, en Yebra de Zorita.
Veracruz, 2.1V.1589
Señor padre:
Pena recibo en ver que se pasen de claro los años 4 y 5 y no vea de v.m. letra ninguna,
que, si no es la que se despachó por la vía del artesano amigo, Blas Santos, no he visto otra
después que estoy en estas partes, que fuera ja ra mí mucho consuelo. Déle Dios, Nuestro
Señor, a v.m. y casa toda salud, que siendo la voluntad de v.m. esa, no hay sino confirmar­
nos con ella.
A Gabriel de Collazos, mi hermano, tengo en mi compañía. Por algunas veces le han
salido acomodos buenos para casarse y tomar estado, pero no lo he consentido, porque mi
designio es el año que viene, que vaya por vs. mds. y los traiga donde yo estoy, porque de
un pan ha de ser todo de (?) y esto mirando que yo no puedo ir allá, ni hay tanto, que se
pueda dividir en partes. Y así él llevará conque poder traer donde yo estoy a vs. mds. des­
cansadamente, y con él escribiré más largo. Sólo digo que se hallarán muy bien, como se
verá por la obra, trayéndolos El Señor con bien por acá. Y llegados los señores mis herma­
nos darse ha orden en su estado. Ello es fácil, y la mayor jomada es salir de casa jiasta El
Pozo o Fuente Novilla, que lo demás es más llano que La Palma. Y así lo tendré proyecta­
do que desde luego se empezase a aliñar y vender todo cuanto hay, de manera que no quede
allá cosa que dé congoja ni pena, porque, habiendo el dinero, doquiera se hallan alhajas y
mejores, y la orden es en suma que con solos los vestidos de camino se viene hasta Sevilla
en un carro o dos, y allí se aliñan de todo para pasar adelante, y no les espante nada, que,
como digo, la primera jom ada es la que será más dificultosa. Acá hay iglesias, catedrales y
colegiales y parroquiales y conventos de todas órdenes, y escalera por donde se puede muy
bien subir al cielo el que fuere bueno. Demás de eso hay tierra más barata y acomodada
para cualquier género de gentes vivir. No hay esas esterilidades ni calamidades como en Es­
paña, sino que el que no quiere que no le sepan su nombre se está en la ciudad o villa los
diez años sin que de él se sepa. Y acá no tiene necesidad de parientes el hombre, porque los
que los quieren, no hay sino abrazarse con las virtudes, y éstas son el padre y madre y todo
parientes. Y con quien tan poco le han favorecido como a v.m. no hay para que pesaros de
dejarlos. .
Mi señor padre, muy gran pena aun acordarme de ellos cuanto y más irlos a ver, y tan­
ta que podré decir estar tan fresco en mí cuando ese buen hombre de cura iba a Alcalá de
Henares, y no era siquiera para darme en aguillando (?) un real parajibros, y así esto es ha­
blar muy claro, para que antes que nos llame Dios para su reino en éste nos gocemos con la
vista, y yo con servir a vs. mds., que no es otro mi pensamiento ni designio sino es éste, y si
otro hay, Dios me lo aparte, por lo cual diré a v.m. lo que he hecho:
Yo estaba en mi casa y canongía en Cuba de La Habana, y porque no era tierra para
donde pudiésemos todos vivir, acordé de dejarla y pasarme en una provincia que llaman de
572 ENRIQUE o r r e

Campeche, donde con e! buen celo y presupuesto que tenía fue El Señor servido hube un
beneficio curado, que me renta más que el que dejé. Que el otro no rentaba sino setecientos
ducados, y éste renta ochocientos, y en temple sobrepuja tercio y quinto. De suerte que me
hallo mucho mejor de salud y en todo. Y así nu me falta para que me sea cumplido lo de
arriba, sino ver en esta casa a vs. mds., en la cual tengo ya trazado la vivienda de vs. mds, y
mía, Y así fíense de mí, que pues yo me hallo bien y descansado, no había de procurar me­
nos a vs, mds. Demás que esa tierra no es para que los hombres vuelvan a ella, sino que an­
tes la olviden, y sé decir que todos sus hijos en teniendo un poco de razón no han de parar
ahí y tanto que tratar a Gabriel de que vaya allá es sacarle la vida. Y así, venido el fallo, no
sé si podré que vaya allá.
Acá, señor, está Patino, y se halla bien. Acá están los Temerás y se hallan bien. Acá es­
tán el padre Padilla y otros muchos y de Pastrana, y se hallan bien. Y aún el padre Padilla
dice ser deudo de mi señora madre, que es guardián de un principal convento. Y otros mu­
chos que como están ahí que no salen de entre esos navios, no hablan con nadie, pues pre­
gunten qué cosa es la Nueva España, y oirán lo que es para todos y cuanto y más para
quien viene a descanso.
Y porque mi hermano podrá ser suceda algo por donde no se haga como pensamos, no
tengo a mal que se vengan Alonso y Melchor o los que v.m. mandare, porque con ellos en­
viaré yo para descansadamente se pueda venir. Y si no es de esta manera no lo daré yo en
otra. Y ahora hay más aparejo, porque van muchos religiosos de estas partes de Pastrana y
, podran venir, y si no, salgan de ahí a Madrid y sepan quién viene. Y si no, a Sevilla, y pa­
sen, aunque sea por criados de otros, que así pasan los más, y vengan, que también digo
esto porque de esto otro tengo muy poco contento, que en lo que le he encomendado ha
dado muy mala cuenta, y no es más de para pasar y no para otro, Y pueden venir derechos
donde vienen todos, que es a la Veraeruz, que es San Juan de Ulúa, y allí preguntar por el
sacristán, qué es de Almonacid, a quien yo tengo avisado, y les dirá dónde mora o vive mi
persona, y de esta manera acabarán de salir de laceria y de comer nabos pardos. Llámase el
sacristán Juan Esteban, el que era escribano a la puerta de Zorita, y tenía junto a su puerta
un peral, y enfrente a Francisco Salcedo. Traigan cartas de su padre cuando vengan, que
esto basta, y véngase a Sevilla y enseñen ésta, que por ella digo a todo lo que gastaren en
sus partidas, se les dará en llegando aquí, y no habrá falta, porque estroto no entiendo ir a
más que la sandre (?), porque es muy avieso de lo que v.m, no pensaba, y salió muy fuera
de traza en todo, tanto que le envié a España a llevar a vs. mds. trescientos y cincuenta cue­
ros, y no trae ni carta de vs, mds., y no obstante eso, después de seis años que vino le recibí
en mi gracia con aditamiento que lo pasado, pasado. Le traje conmigo y traigo y él es el que
me deshonra y afrenta y me echa mis faltas en la calle con traerle, que no hay en la tierra
donde estoy mozo más bien traído, y tanto que habrá días le compré un solo vestido, que
me costó ciento y veinte ducados, y con todo no hay perorar (?), y en lo que es no es en jue­
go ni putas, que,aún no es para.eso, ni es otro que no es sino en ser malicioso más que
hombre ha nacido de. Y vea v.m. a Pedro Ruiz de Paz, pues así será éste entre nosotros, y
el tiempo le doy a v.m. por testigo. Y esto digo, porque no se regalen a esotros mucho, sino
echarlos para donde sepan, y no malicias como éste. Y porque entiendo se (?) no trataré de
ello más, sino de que me envíen los dos dichos para que vayan con algún remedio para lo
dicho, porque a estroto no le daré ni un real, porque no lo merece, ni es para que se le
compre, porque es de los maliciosos que presumen y saben poco.
A mi señora madre, aunque he también hablado con su merced, beso sus manos y su­
plico me encomiende a mi Dios, que al tanto hago yo una por su merced, y por todos mis
hermanos y mi hermana la difunta, y que se disponga a venir, aunque sea con un bordón,
que acá hay ya sedas y alta gracia dulnija (?) y más.
Y porque no es para más, Nuestro Señor Dios los tenga de su divina mano y conserve
en su santo servicio. De la Veraeruz y de abril 2 de 1589 años, de v.m. su humilde hijo
el canónigo Olivares de Collazos.
(A Gaspar Méndez, en la villa Yebra de Zorita, que es en el reino de Toledo. En Sevilla en
cal de Harinas, mesón del Elefante, y en Madrid a la puerta El Sol hallarán quién la lleve
dé esta tierra. Al pórte un real).
(I.G . 2098)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 573

638.
Juan Garda de la Fuente a su sobrina Catalina García, en Sevilla.
La Habana, 4.IX.1591
Holgádome he mucho con vuestra carta y mucho más me holgara si, como dijo el
maestre luán Giménez Rodríguez de Santa María de la Victoria, hubiérades tomado estado,
como me dijo lo tomábades por orden de vuestra tía, a quien sabéis tengo, demás de ser mi
hermana, mucha más obligación que a ninguno de los parientes. Y así me haréis placer de
que el tiempo que estuviéredes en España no os pongáis en quintas con ella. Porque, demás
de ser mujer mayor y hermana mía, quiero la obedezcáis como mi propia persona,, pues
hace ella más en disimular y teneros en su casa por sólo mi respeto que vos en sufrir. Em­
pero como es llaga vieja y costumbre pestilencial,^ mudarla será a par de muerte, y no digo
más.
Vine de Potosí y fueme forzoso llegar a la Rabana, porque, demás de tener que hacer
allí con el señor Pedro Meléndez, había de dar respuesta de un despacho que trajo Marco
Antonio, por otro nombre Julián de la Fuente, que vino por capellán en las zabras y con
cartas del señor inquisidor Llanos de Valdés, que reside en la ciudad. Hice lo que pude por
favorecerle, que se me mostró muy agradecido, y dijo tenía cierta amistad con Pedro de la
Torre. Por orden de Antonio Vázquez cambió de la villa de Madrid, por haber sido su cria­
do, empero como yo no lo conocía, y al dicho Marco Antonio le doy poco crédito, no hice
caso. Porque, si lo hiciera con el dicho Pedro Fernández de la Torre, vos enviara esa mise­
ria que envío y mucho más. Y esto con intento de que procuréis de veniros adonde yo es­
toy, pues sabéis que recibiré grandísimo contento teneros en mi compañía, y dejaros reme­
diada antes que Dios me lleve de esta vida.
Y pues tantas veces os he escrito y enviado a llamar, y siempre vos habéis excusado,
haced lo que quisiéredes. Juan Rodríguez Giménez lleva a su cargo traeros, el cual os dará
ochenta pesos. Ruégoos que la mitad deis a vuestra tía. N o os alcéis a mayores, como soléis,
y hicistes cuando envié en la flota pasada unos pocos dinerillos para el rescate de Gabriel.
Encárgoos la venida, en todo caso que el dicho Juan Rodríguez Giménez, maestre, os traerá
en su nao, y os dará lo que hubiéredes menester, que así quedó conmigo de hacerlo. No os
envía nada vuestra tía, porque ella se quedó en Potosí. Yo escribo ésta dende la Habana.
Todos los dejé con salud, y sé la tienen, la cual Nuestro Sefior os dé como yo deseo. Adver­
tid que también escribo a mi hermana Ana García, para que, si no hubiere dado los ochenta
pesos, los pidáis entrambas. Que yo sé que no les negara. En vuestras oraciones me enco­
miende. Nuestro Señor os guarde como yo deseo. De La Habana, y septiembre cuatro de
1591, vuestro tío que vuestro bien desea
Juan Garría de la Fuente
(A mi sobrina Catalina García, en Sevilla, en casa de Andrés Giménez, a la puerta del Are­
nal, enfrente de cal de Bayona).
(I.G.2100)

639.
Alonso Ruiz de Medina a su mujer María de Espinosa, en Sevilla.
¡ La Habana, 27.X1I.1593
Por haber mensajero cierto escribí ésta, y de muy bellaca gana, porque después que es­
toy en esta ciudad os he escrito más de veinte cartas y no he visto una letra vuestra, con ha­
ber venido más de veinte navios a este puerto. No sé qué haya sido la causa, o no haberlas
vos recibido o no dárseos nada por amor de mí. Ya no pienso escribir más carta. Yo quedo
bueno de salud al presente, gloria Dios por ello, y con más deseo de veros que de escribiros,
y cada día se me hace un año en estar fuera de vuestra presencia, pues es para mí cosa de
tanta importancia. Por vida vuestra, que vengáis lo más presto que pudiéredes, pues sale
cada día navio para estas partes. Con un piloto que se llama Hernán Pérez, que fue en el
navio del maese de Campo, os envié cien reales. Cobradlos de Gaspar González, que vive
en cal de la Sierpe, que el que llevó mi poder y el dinero en las fragatas pone diligencia en
cobrarlos, que yo sé que hablando con él os aviará lo más presto que pudiere. Avisadle a mi
hermano Juan Ruiz, que se venga con vos, y que traiga todos sus títulos y recaudos, que yo
le favoreceré acá en todo lo que pudiere, y la costa que hiciere yo la pagaré. Y tenga ésta
574 ENRIQUE OTTE

por suya. Y a mi señor, vuestro padre, si quisiere venirse por estas partes traiga hormas de
chicarería, que ganará aquí muy bien de comer» y tríem e treinta libras de hilo de suela y
primo, y doscientos pares de corcho labrados, y cincuenta hierros de alesransacados (?), y
dos mil brocas y una cajeta de sedas.
No tengo más que decir, sino que Dios os me deje ver. De La Habana, a veinte y siete
de diciembre de 1593 años, vuestro marido
Alonso Ruiz de Medina
(Para María de Espinosa, en corral del Arzobispo, en la borcequinería o Miguel Sánchez, su
padre, en los chicareros de grada, en Sevilla).
(l.G. 2067)

, 640.
Hernán López, ¡amero, a su>mujer Juana Tello, en Tríana.
La Habana, 30.X11.1607
Hermana de mi corazón, si fuera caso que yo pudiera ser la carta, lo hiciera, conforme
tengo la obligación, pero, visto que el moverme de este lugar será para perderme por los
muchos gastos que se suelen hacer desde aquí a España, y para que entretanto que yo gano
alguna cosa para ayuda del gasto que se hace de allá para acá con vuestra persona y la de
vuestra madre» es bien no moverme ni hacer ausencia de esta tierra, porque veo que no hay
otro oficial sino yo, porque si lo hago podía no faltar algún oficial que en mi ausencia se
atreviese por mi falta a oponerse al oficio, conque yo viniese a perder lo que hasta ahora
tengo cobrado. Demás de esto que yo tengo mucha cantidad de obra hecha, y parte de ella
fiada, acaso que en esta tierra se usa no pagar sino es después de que los galones se hayan
ido por ocasión de que a los soldados se les paga entonces, y corriendo el dinero cobra el
hombre lo que se le debe, y por entender que por el mismo caso me vendrá gran daño. Por
ruego que, atendiendo a lo que referido tengo, os vengáis con la mayor comodidad que para
vuestra persona ser pueda, que por ésta me obligo tan firme y bastantemente como si fuese
escritura pública, a dar y pagar todo aquello que se gastare con vuestra persona y la de
vuestra madre, confesando vos lo mismo. Que mujeres tan honradas como vos pueden venir
en ausencia de sus maridos, como quien bien lo sabe conforme tengo la satisfacción podra
hacer lo que dicho tengo, pues quiero conforme la ley divina y humana vivir en servicio de
Dios, y asi escribo lo que dicho tengo que, cuando para mí solo fuera, en tierra estoy que
para sólo comer no tuviera necesidad de trabajar, y así el amistad que os tengo me obliga a
la obligación que los hombres casados tienen. Por donde os podéis determinar de venir,
pues en ello se consigue mi gusto y el remediamos. Y con esto os dé Dios el viaje que yo
mismo deseo, pues no veo la hora de veros acá. Hanme dicho que viene gobernador. Si tu-
viéredes orden de venir con él procurarlo con las veras posibles, o en el navio de ropa que
viene o en la mejor ocasión breve, todos me dicen que es la ocasión. La licencia no debéis
de hacer diligencia, envíamelo a decir para que determine de mi persona, porque Nicolás de
los Reyes llevó cien pesos, y él me dijo que si fueran menester otros cincuenta que los pres­
taría, y todos me dicen las pocas diligencias que ponéis para sacar esta licencia ahora que os
llevan dineros, y de ver en qué topa, pues no echaréis la culpa al dinero y a diligencia de
amigos, que ya harto os tengo encomendada, y no os descuidéis en amigos, que quien le
dude la muela que se la saque. Y si es que no queréis hacer diligencia por venir escríbeme­
lo, porque me pase al Perú, y aunque no me lo escribáis que no vengáis en tantas ocasiones
como de presente tenéis, me he de ir, porque cumplo con el término que el señor obispo me
ha dado, y yo no he de ir a España, sino a ese Perú, adonde no sepan si soy casado o si soy
soltero.
No tengo más que decir, sino que Dios os. dé salud y a vuestra madre. Y de La Habana,
y de diciembre treinta [607
Hernán López
Mi camarada Simón de Silva y su esposa os envían tantas encomiendas y con más deseo de
veros que de escribir, que somos todos iguales en los deseos, y él quería partirse con un po­
der mío, para ir por vos, y por la poca comodidad de adonde su mujer quedase no fue.
(Juana Tello, en Triana, en ía calle larga frontero de Bemardino de Noli, al porte dos rea­
les).
(I.G.2Ü7I)
; CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 575

ISLA ESPAÑOLA. .

Santo Domingo ■

641.
Toribio de Narváez a su mujer Juana Hernández, en Sevilla.
: Santo Domingo, 15.XII. 1564
Señora:
Porque desde que salí esta vez postrera de España tenéis recibida dos cartas mías, y en
ellas os mandaba que -en todo caso os viniésedes a la ciudad de Santo Domingo, adonde os
había de aguardar. Ahora por ésta os tom o a rogar que os vengáis luego, sin aguardar a cosa
ninguna, derechamente a esta Isla Española a !a ciudad de Santo Domingo en casa de Beni­
to Pérez, donde de él y de la señora Luisa García seréis muy bien recibida, a los cuales, des­
pués que él esta vez postrera se partió de esa ciudad, le va tan bien que ha ganado un negro
y una negra y más de mil pesos que trae en trato, demás de ser, como es, corredor de lonja,
los cuales me han hecho mucha cortesía. Y os estaré aguardando en su casa y mía, Señora,
que os digo que, si con los primeros navios no venís, aunque estéis mala, que no vengáis
acá, porque viendo que no venís, no embargante que tengo comprada una procuradoría de
esta Audiencia Real, lo dejaré todo y me iré adonde Dios me ayudare, porque ésta es la ter­
cera vez que os lo tomo a rogar, y sobre esto no me quiero alargar más de que quedo rogan­
do a Dios, Nuestro Señor, y a su bendita madre que, si os embareáredes, os traiga con bien,
para que descansemos eso poco que nos queda.
Ahí de esa ciudad ha de venir en los primeros navios una señora mujer de Rodrigo
Ruiz, que os darán razón de ella en casa de Juan Guillén Fontana, tonelero, a la puerta del
Arenal, y ella se llama María de Medina, mujer del dicho Rodrigo Ruiz, porque él me ha
hecho merced de la escribir a la dicha su mujer sobre vuestra venida, y en esto no hay lar­
gas, y con ella os podéis venir, porque Juan García, cuñado de los Jeiges, la ha de despachar
en un su navio, y vendréis con la dicha compañía muy honradamente, y a mi contento. No
dejéis de os comunicar con ella, por ser persona honrada, y no perderéis nada en su compa­
ñía, y no dejéis de escribir en casa de Benito Pérez o con las cartas de esa señora, si no vi-
niéredes. Al señor Antonio de Segovia y a la señora su mujer que le beso las manos mil ve­
ces, y lo mismo al señor Juan de los Reyes Argujo le daréis, y a su mujer, mis encomiendas.
Esta carta que va dentro daréis al señor licenciado Almorox, que no la cierro, porque no es­
cribir tanto volumen.
De Santo Domingo, y de diciembre 15 de 1564 años.
Tomo a decir que no pongáis tardanza en vuestra venida, que si tardáis de lo demás de lo
dicho, yo me iré donde nadie me conozca ni sepa de mí, que con ésta cumplo co'n vos.
Vuestro marido que vuestro bien desea
Toribio de Narváez
(A mi señora Juana Hernández, mujer de Toribio de Narváez, en casa del licenciado Almo­
rox, en cal de Catalanes, o en casa de Antonio de Segovia, a San Pablo, junto al hospital de
San Bartolomé, en Sevilla. Porte un real)
(LG. 2082)

642.
Diego Sánchez de Angulo al licenciado Dionisio Chacón, médico en la corte, en Madrid.
• Santo Domingo, 29.XII. 1569
Muy magnífico señor:
_ Por otras muchas tengo suplicado a v.m. y al doctor mí señor me enviasen cédala de su
majestad para enviar esta hacienda de mis sobrinos y de v.m., porque de otra manera no me
atreveré a cargar. Porque, si lo que Dios no permita, sucediese alguna desgracia, quedaría yo
destruido, habiéndome costado mucho trabajo lo que Dios me ha dado, y puesto que trabajo
para ello, quiero más dárselo que pedirlo, y pues esto se puede hacer con tanta facilidad y
sin costa, cosa justa será que se haga, pues a tanto tiempo que se pide, y porque Antonio de
Angulo está ya hombrecito y pierde tiempo y porque no le pierda irá con el favor de Dios
576 ENRIQUE OTTE

por mayo en España a estudiar, y hubiera más de un año que estuviera en España, sino fue­
ra por cierta herida que se dio cayendo de un árbol.
Otra cosa de que avisar a v.m. no se ofrece, más de que ésta es la principal causa que
me tiene inhabilitado para disponerme a ir en España, porque idos « to s niños y la niña
como quiere el doctor, mi señor, no será posible tenerme por acá. A mi señora doña Ana de
Losada y a mi señora doña Luisa y al señor licenciado Diego Alvarez, doña Francisca y yo
besamos las manos de vuestras mercedes muchas veces. Guarde Nuestro Señor como puede
la muy magnífica persona y casa de v.m. con aumento de mayor estado. De Santo Domin­
go, y de diciembre a 29 de 69 años, muy magnífico señor, besa las manos de v.m. su muy
servidor
Sánchez de Angulo.
(Al muy magnífico señor licenciado Dionisio Chacón, médico en la casa real de su majes­
tad)
(l.G. 2052)

043,
Diego de Navarrete a su mujer Catalina Gutiérrez, en Triana.
Santo Domingo, 26.V.1583
Mujer mía de mi corazón;
Vuestra carta recibí juntamente con la de mi señora doña Ana Muñoz de Aguirre, por­
que en ser su merced la secretaria la tengo por suya, y Dios sabe el contento que yo recibí
en ver cosa que tanto yo deseaba ver letra vuestra, porque, aunque me tenéis por descuida­
do, cierto que no son parte las damas de Santo Domingo, ni las mulatas, como por acá se
dicen, porque el amor que yo siempre, señora, os tuve, os lo tengo y tendré todos los días de
mi vida hasta que me muera, y el mayor dolor que tengo es no teneros conmigo, para pode­
ros regalar y serviros, como yo lo deseo, porque no como ni duermo que no es con vos,
pues perdí tan buena coyuntura, como fue la de la urca, que fue poder venir como en vues­
tra propia casa, y toda la urca por vuestra, como entiendo lo habréis sabido por el maestre y
escribano de ella, el cual os da de dar cuatrocientos reales, menos no sé cuántos, lo cual me
refiero al conocimiento y carta que os envié con Ojeda, despensero de la nao, y más tres on­
zas de perlas para vuestro contento, las dos ornas menos dos adarmes era de cadeneta, y la
otra onza de media, y tengo entendido que no habrá hecho falta, porque los tengo por tan
hombres de bien que más que eso fiara de ellos. En este viaje, señora de mi alma, os envío
doce quintales de cafiafistola con el señor Antón Conquero, maestre del señor Vasco Mar­
tín, que vive en la propia calle de Peral, la cual he encomendado a él para que se os dé y
entregue, y al señor Antón Conquero, para que os la despache como la suya. También os
envío una sortija con una perla, que la deseasteis mucho, esta os envío por memoria. Tam­
bién lleva el señor Vasco Martín, a quien va consignado todo esto, ciento y setenta y cinco
reales, que le di en dineros, por no me hallar con más, porque hasta ahora no conocemos
moneda de la paga, sino ha sido de lo que me he valido por mis uñas. A otro viaje, si Dios
me da salud, entiendo enviar mejor retorno, poique estaré ya más baquiano, que hasta aho­
ra somos chapetones, y hoy hice un empleo en una almoneda de dos sayas de seda con mu­
cha guarnición de oro, pasamanos y franjas, que mé costaron mil y trescientos pesos, con
los cuales pienso emplear en cueros que os valdrán buenos dineros, aunque si vos, señora
mía, estuviere ya acá, no se podía emplar mejor que es en vos, porque en estas tierras son
muy costosas las mujeres.
También, señora, os ruego que, si acaso Vasco Martín viniere a Santo Domingo, os
vengáis con él, porque me ha prometido de traeros sobre sus ojos, y que, aunque yo no se lo
rogaba, os había de traer, porque ya, señora, podéis pensar qué vida se puede hacer por acá
los hombres sin sus mujeres, porque nunca faltan desaguaderos, aunque sean más buenos,
porque al fin son de carne, y es la mayor guerra, aunque por mí hasta ahora no se podrá de­
cir eso. A mi señora hermana beso las manos muchas veces, no la envío nada, porque don­
de vos estáis, yo no haré falta. Al señor Mateo Mellado hago lo mismo, a mi señora doña
Ana de Aguirre beso sus manos con la señora María Muñoz, su madre, A María la Pequeña
m e dad un abrazo, y que su hermano anda muy perdido y lleno de bubas, y hecho pedazos.
Yo he hecho lo que he podido por él, no ha querido tomar mi consejo en cosa que le haya
dicho, y as1 no me doy nada por él.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 577

En lo de la cañafistola, señora, os digo que, si al presente no valiere a buen precio, no


la vendáis, sino guardadla en vuestra casa, pues no ha de comer pan, porque me dicen que
ha de valer a treinta.ducados el quintal. Por eso no os ahoguéis en poca agua, porque, si
Dios os trae a esta tierra, traigáis empleado algo, que eso es lo que vale acá, y vuestra perso­
na bien puesta, porque no digan de vos chapetona, como dicen de las otras que han venido,
que lo que para el camino hubiéreis menester no habéis menester gastar nada, porque todo
os lo dará Vasco Martín, que venida acá, será poco venderme por amor de vos. Y no se os
ponga nada delante, pues no tenéis otro padre ni madre sino es a mí, ni que más bien os de­
see ni más descanso como soy yo, y, señora, si bien me queréis, en esto lo veré, y si no lo
hiciéredes, no me culpéis.
Acá hablé al bizcochero de la señora Ana Bemal, y me ha dicho cómo no se había co­
brado cosa ninguna de lo de Salvago, salvo que quedaba ahí su madre, y aguardaba no sé
qué recaudos de las islas. El iba bueno de salud, lo cual podéis decir a la señora su mujer, y
que no estuvo en Santo Domingo más de dos días, porque la nao había quedado en Ozoa, y
luego se partió para allá por tierra, y así de mi parte a la señora Ana Bemal la beso las ma­
nos, y que se acuerde del bien que a su marido hice cuando pude. Al señor Alonso Hernán­
dez no dejéis si algo ha hecho por vos de pagárselo, y agradecérselo muy mucho, y de mi
parte besarle las manos con todas esas señoras de su casa, que yo también le escribo por sí a
todas esas señoras. No dejéis de mi parte de besarles las manos. Al señor Tinoco beso sus
manos y que entiendo que sus oraciones han sido parte para mi salud, y que me perdone,
poique no tuve lugar de despedirme de él, ni tampoco me dio lugar mi corazón a ello. M ar­
tín Fernández besa las manos y que no tiene hasta ahora qué enviaros. Gaspar está bueno y
está con don Diego y le sirve de paje hasta que lo enviemos a Tierra Firme, donde está su
hermano Diego. Los días pasados tuve una carta del capitán Martín González, de cómo ha­
bía pasado Diego a Lima y en buen partido, que le daban doscientos y cincuenta pesos de
buena plata, y que Cristóbal Pérez había pasado también a Lima, y que por no estar Diego
bueno, lo había dejado en Panamá con el obispo.
No quiero ser más prolijo en esto, el cual quedo bueno, bendita sea la Madre de Dios, y
a la de la Victoria me encomiendo como lo hago todos los días que amanece, a lo cual me
encomendad, y me decid algunas misas. De Santo Domingo, a 26 de mayo de 1583 años.
Vuestro como siempre hasta la muerte este es vuestro
Diego de Navarrete
Señora, allá os envío un periquito muy salado, por me conoce como una criatura, y duerme
conmigo como un niño, y hace como gana la moza la saya, amenazándolo con la mano.
Porque habéis de venir no os envío más. Ahí os envío más una barrita de oro que pesa 24
pesos y dos tomines 6 granos, que viene a valer 22, que vale todo en reales monta 390 rea­
les. Yo quisiera, señora de mi alma, enviaros diez mil ducados para lo mucho que os quiero
y no me pedías más.
(A mi señora mujer Catalina Gutiérrez, en la calle del sol, en la casa de doña Ana, en Tria-
na).
(I.G. 2062)

644 ,
Alonso Márquez a su mujer Isabel Ortiz. [
Santo Domingo, 30.V. 1587
Hermana, si os pagara conforme merecéis había de dar orden de que en todos vuestros
días me verías, pues que de esa tierra han salido seis navios y gente de esa calle, y no ver
una letra vuestra. Yo no sé qué es la causa. Mas al fin no me he de pagar en eso, sino en
daros este trabajo, de lo cual sé que os habéis de espantar, Y es que es mi voluntad de que
vengáis a esta tierra. Porque considerando muchas cosas hallo que lo mejor es asistir en esta
tierra algunos días, por ser tierra en que os hallareis bien, y donde podréis descansar todo el
tiempo que en ella estuviéredes, Y de la vivienda de él os podéis informar de Andrés Ortiz,
que es el que lleva este negocio a cargo, que es un hombre muy honrado, a quien y° debo
mucho, y él se ha obligado a acudir a ello con muchas veras. El lleva poder para to d o y
para obligarme en todo lo que viereis menester, aunque entiendo que de nadie no t e n d r é i s
necesidad, porque envío ahí sobre una nao más de doscientos ducados. Si Dios es senndo ae
que allegue con bien, y lo que lleva cas (?) por Agustín que va en la flota que aquí me n
578 ENRIQUE OTTE

escrito. Y más lo que hiciéredes de lo de vuestra casa, y las perlas las venderéis a mi prima
la Linera a trueque de hilo casero, y que sea delgado y recio, y a trueque de lino, y el lino
que sea el más negro que se hallare, y el más de hilo sea crudo y delgado, que en acabándo­
lo de torcer no lo laven, sino revolverlo en él los papeles bien apretado, y así venga. Y digo
que en este hilo y en el lino negro las vendáis, y no toméis hilo casero ninguno, que aquí se
gana ya muchos dineros. Yo os tendré acá compradas otras mejores, y ahora os compré dos
sortijas, que me costaron cuatrocientos reales, y si no me creyéredes informáos de Andrés
Ortiz. Y pues ha habido tan buen aparejo de que él nos haga merced ponedlo luego por la
obra. También me dijo uñ hombre de esta tierra portugués que ha de venir su mujer que
está en Portugal a Sevilla, y que vendréis todas tan bien. Me habló otro hombre que envió a
llamar a su mujer, que es para quien va esta carta, que dice el sobrescrito a Simón López en
la taberna de la nao. Ellas os irán a buscar. Si la portuguesa viniere, su marido dice que es
una mujer muy llana. El m e dice que le haga merced de que os escriba acerca de que la ten­
gáis .en casa. En esto haréis lo que más bien os estuviere, de forma que, si viere cualquiera
mujer, yo entiendo que vendréis bien. Y si todo faltare, en la nao que viméredes no faltará
compañía de mujeres. Venderéis la taza y salero, y os quedaréis sólo con dos cucharas y un
tenedor. Todo lo demás venderéis para que antes es sobre que no os falte. Y si esta nao en
que va esto que enviare va en salvamento, compraréis lo que es vestidos, y de lo demás iréis
entresacando donde son muebles de casa, cuantos más, que yo entiendo según confio en
vuestro buen juicio, que no ha de faltar, que antes se han de traer algo empleado. Lo que
más siento es lo que debo al boticario y a Sansón, que lo del vino de Juan Pinto ya lo pagué
yo acá a Hernando Caballero. Porque si esta nao no llega lo sentiría mucho. De ese dinero
que va sobre la nao, he prometido a Nuestra Señora de la Feria una lámpara de plata que
cueste con hechura y todo docientos reales. En cobrándolo, acordaréisselo a Ortiz que la
mande hacer, y no saldréis de lo que él os dijere, o Juan de Ayala, que yo le escribo a él
también sobre ello, que yo entiendo me hará merced, y haréis porque no falte nada de esa
memoria, principalmente de los vestidos, y se os aviso que la saya y ropa sea muy buena, y
haréisla por comprar de lance, aunque sea un poco ajada, y haréis que sea de terciopelada, y
si hubiere ropa de lo propio. Ahí escribo a Juan García acerca de su venida que, si quisiere
venir a esta tierra, venga por barbero en la nao que vos viniéredes, y que no traiga propues­
to de usar en esta tierra el oficio. Y si le diere gusto quedarse en esa casa, negociaréis con él
como él quisiere, y a vos os diere gusto. Ahí le escribo a él largo sobre ello, que a él le será
muy buena su venida, y si todo quisiere mí ventura que falte, os embarcad con Frasquito y
mi hermano Juan, cuanto más que yo tengo tan buen concepto de Andrés Ortiz que habéis
de venir bien acomodada, y también si Juan de Ayala va en la flota, él hará sus poderíos, y
aun entiendo que él vendrá con vos, que yo se lo envío a rogar mucho. Y a él le estará bien
la venida, que es ésta muy buena tierra. Y pues que yo estoy acá no tendrá necesidad de
gastar un cuarto. Yo le ayudaré como tengo obligación. Con Juana lo haced lo mejor que
pudiéredes de modo que quede contenta su madre, que en verdad que yo quisiera traerla a
esta tierra, mas porque entiendo que no se hallará, no se lo envío a decir, y le daréis mi pa­
labra de que en la flota que os viniéredes de enviarle para ayuda de su casamiento y alguna
cosa a su madre. Y haréis por traer a Giterilla, si su madre os la quisiere dar, que sobre eilo
yo le escribo, porque no entienda que la traemos para servir, que en esta tierra no se usa
servirse de mujeres blancas, que p a n vuestro servicio yo os prometo de teneros dos esclavas,
que la una ya la tengo, que Ja compré luego que vine, y me costó trescientos y cincuenta
ducados, que es muy buena cocinera, y se os aviso que, cuando hagáis el concierto de la
casa que se la habéis de entregar a fin de mayo. Y que si no aliñare la venida, que no sea
nada lo concertado, porque no sé lo que Dios hará si acaso vuelve el francés a esta tierra, y
no se os aliñara y podría yo tomar el camino, aunque siendo Dios servido, la primera y la
postrera será la pasada. Aquí va una carta para Antón López, si ha venido a veros, y acudi­
do a vuestra casa se la daréis, y si no, la romped, acordaréisle a Andrés Ortiz que compre
las cuentas cobradas, y las envíe en el navio que saliere por islas. Aquí va una carta sin so­
brescrito, no la envío, que yo os escribiré en el aviso, y si no, poco tengo que deciros, pues
que el que lo lleva a cargo lo sabrá negociar y vos que pondréis de vuestra parte lo que fue­
re menester. No más. De Santo Domingo, a 30 de mayo del año de 87
Alonso Márquez
(Para Isabel Ortiz, mi mujer).
(l.G. 2097)
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 579

645.
Francisco Martínez a Juana Martínez, en Sevilla.
Santo Domingo, 2.XÍ.1589
Las de v.m. recibí y con ellas mucho contento, y en no haberle respondido fuego ha
sido el estar tan lejos de v.m., aunque dos le he escrito, fas cuales ha sido dada a Pedro Fer­
nández, piloto, ia una de ella, y la otra a Francisco Bemaldo, los cuales han salido de esta
tierra, y por me parecer que no han sido dadas, y querido hacer esto, para que la una o la
otra tuviesen ventura de llegar a manos de v.m.. En el cual aviso a v.m. de mi salud y de
vuestra tía Isabel Rodríguez de como «tam os buenos de salud, y así vos suplicamos nos
haga v.m. merced de, en viendo ésta, de mi mano escrita, saquéis licencia del dicho Consejo
Real de esa tierra, pidiendo para vos y vuestra hermana y una mujer para honestidad y mi­
ramiento de sus personas. Y habiéndoos la dado, hablaréis con Pedro Fernández, piloto,
para que se os acomode en parte donde puedan venir a su gusto, y así le diréis de mi parte
que yo se lo suplico, y le enseñaréis esta mi carta, para más certificación de lo que yo le
tengo dicho. El cual os dará dineros para el camino, que es muy largo, y sera necesario todo
esto, y entended que yo deseo casaros y poneros en cobro de manera que podáis estar hon­
radamente. Yo, por no tener ni hijos, ni hijas ni parientes ni allegados que vs. mds. he teni­
do por bien y lo tengo de que vengáis a estar en mi compañía y de vuestra tía, porque tengo
yo y ella conque poder remediarles, y haber tantos años que no los he visto, y la otra por
ser huérfanas, y de miramiento de sus honras haréis luego lo que aquí os envío a decir en
esto sin aguardar más tiempo, y mira que os vuelvo a decir que traigáis a vuestra' hermana y
una mujer, y daréis mis besamanos a luán Tomás y a Rodrigo Hernández y a Juana María,
y que yo no deseo en este mundo cosa ninguna sino es estar en esa tierra en compañía de
vs. mds., aunque yo entiendo que algún día cumpliré nii deseo, dándome Dios salud, aun­
que nunca sea de más efecto mi ida sino ver a vs. mds. y a todos esos señores, el cual quedo
muy contento en saber que todos tienen salud, y me pesa de la muerte de Juan García, que
Dios tenga en el cielo, dirá v.m. a su mujer del dicho difunto que yo le beso las manos, y
que me pesa en el alma de su soledad, y que quiera Dios darle el remedio y consuelo que
más viere que es para su santo servicio, y que si alguna cosa fuere necesario de esta tierra en
que yo le pueda servir, no tiene sino mandarme en cosa de su servicio, porque me hallará
presto y aparejado para todo lo que me quisiere mandar, porque tengo yo obligación para
ello. Y dejando esto aparte, le suplico me avise en particularmente de todos sus hijos y
cómo están. Y con esto guarde Dios a todas vs. mds. como yo deseo y desean todos sus ser­
vidores de vs. mds. de la fecha de ésta y del mes de noviembre a 2 del año de 1589, de San­
to Domingo
Francisco Martínez
(A Juana Martínez, que Dios guarde muchos años, en la calle de la madera, en Sevilla).
(I.G. 2065)

646.
Pedro Alonso de Avendaño a su primo Bernabé el Rojo, en Trijueque.
Santo Domingo, 13.1.1591
Por haberme avisado muchas veces cuánto trabajo y necesidad se pasa en esa villa y los
desastres que por vuestra hacienda ha venido querría y os ruego mucho hagáis de manera
como podáis veniros a esta mi casa que en la isla de Santo Domingo tengo, adonde y er«
ella podréis estar en mi compañía con vuestra mujer y vuestros hijos los que tuviéredes, sa­
cando licencia en el Real Consejo de Indias, y aguardando se ofrezca armada para esta pro­
vincia, dándoos yo la palabra de teneros como a primo hermano que sois mío, obligándome
también de daros lo que hubiéredes menester para vuestro oficio, que podáis t r a b a j a r y exer-
cer el oficio que tenéis, que con él y vuestra habilidad podréis ganar lo que allá os falta. A
vuestra mujer me encomendaréis mucho y a Catalina de Morales Rabanera, que "i
chas partes la tengo escrita a ella y a vos y nunca después que vine de esos r e i n o s n e naijaao
arte ni parte ni nombre de Juan Sanz, aunque me habían dicho que estaba por acá. Ru
mucho que me escribáis las más veces que pudiéredes, dándome cuenta de todo, y paro
de si vendréis a esta flota. ,
No- querría tener tan mala dicha que ésta se perdiese con las demas que escnps.^
580 ENRIQUE OTTE

para mi abuelo y a mi tío Alonso Ruíz el Rojo, que les envío no sé qué rosillas, haced de
suerte que no se pierdan, y atrévome a enviarlas, porque son cosas que se crían por acá, y
allá las tendréis en mucho. Van envueltas en un encerado, y encima un letrero «para mi
abuelo», que, porque es viejo, creo holgará de ver cosas.
Yo me hallo por acá muy bien, bendito Dios, aunque también hay enfermedades en mi
casa, ya que no necesidad, bendito sea Dios que me lo dio. Plega a Dios sea para servirle
con todo lo que me dio.
A todos esos señores vuestros vecinos daréis mis encomiendas con la de vuestro herma­
no Roque de Losa y su mujer. Al presente quedo bueno, gracias a Dios, y Antonico os besa
las manos, que es el que la escribe. Está muy buen muchacho, que os holgaréis de verlo, y
todos los demás sus hermanos lo están con harto contento, entendiendo os tendrán en su
casa.
No tengo más que os avisar, sino que Dios os guarde y os dé el viaje que deseo. De esta
isla de Santo Domingo, de enero a 13 de 1591 años, vuestro primo hermano que desea
vuestra salud y bien
Pedro Alonso de Avendaño
(A Bernabé el Rojo, en la villa de Trijueque, o en su ausencia a su mujer Catalina Núñez.
Porte 8 reales)
(I.G, 2066)
Ì
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 581

LA Y A G U A N A

647.
a Buenaventura Vázquez de Quiñones, en Zamora.
La Yaguana, 10.XI.1552
Muy magnífico señor;
No pensé que el amor que v.m. me tenía era tan poco que a cabo de cinco años no hu­
biera un poco de tiempo desocupado para escribirme una carta, más, aunque v.m. no se
acuerda de mí, yo no lo he hecho así, sino que no se ha ofrecido vez ninguna que yo no lo
haya hecho, porque es mucha la pena que tengo en no saber en qué estado están los nego­
cios de v.m.. Plega a Nuestro Señor hayan sucedido como yo deseo, suplicóle me escriba
largo, dándome cuenta de todo, porque demás de la merced que en ello se me hará será
gran consuelo para mí, porque, según al presente estoy, lo he bien menester, porque habrá
catorce meses que mi señora Ginomar me casó con un vecino de la Yaguana, que es en la
isla Española, donde al presente estoy, hombre rico y de sabidad. Fue Dios servido que es­
tando la mujer más contenta del mundo de llevármelo para sí, que de tal cual v.m. puede
pensar moza y sola y en tierra ajena, sin tener persona que por mí haga, el consuelo que me
quedó fue quedar preñada, y cada día para parir, y alumbrándome Dios, nos queda a mí y a
mi hijo bien de comer, y si no manda que la hacienda se parte entre mí y un su hijo que
hubo siendo soltero, y deja que queriéndome yo ir a España me pueda vender toda la ha­
cienda, sin que justicia ni otra persona me lo puedan estorbar, y lleve a mi hijo conmigo
ello es asaz que yo mucho deseo ir a morir entre vs. mds., porque pariendo o no yo no lo
dejaré de hacer por cosa del mundo, poique con lo que yo llevare viviré muy honradamente
en mi natural, y para esto poner por obra sólo v.m. es el que lo puede remediar, porque
siendo yo hija de quien soy y hermana de v.m. no será justo que me meta en la mar sola y
sin amparo de nadie, si v.m. fuere servido hacerme la ¡merced será para mí muy grande que
toda la costa que se hiciere en venir yo la pagaré demás de que hará v.m. cuenta que viene
por cosa suya y a recabar su hacienda, y si para ello rio hubiere lugar a mi señor Juan Váz­
quez escribo y a todos mis hermanos que el que más desocupado se hallare venga y si nin­
guno no se hallare en disposición, se dé allá orden que venga algún pariente u otra persona
con quien yo honradamente pueda ir, y de todo la brevedad, suplico a v.m., porque yo apa­
reje acá lo que necesario para hacer el viaje, que demás de los trabajos que aquí tenemos
hay otro mayor, que es tener tan por vecinos a los franceses que cada día nos roban cuanto
tenemos, que habrá seis meses que nos tomaron la tierra y nos quemaron el pueblo, después
de haberlo robado y anduvimos más de un mes por los montes con hartas hambres y enfer­
medad, y porque tengo gran confianza se remediará lo que tengo dicho, acabo suplicando a
Nuestro Señor la muy magnífica persona de v.m. guarde y acreciente, con el descanso y
contento que yo deseo. De la Yaguana, y de noviembre diez de 1552 años, besa las manos
de v.m. su servidora.
(Al muy magnífico señor Buenaventura Váquez de Quiñones, en la ciudad de Zamora).
582 ENRIQUE OTTE

JA M A IC A
6 48.
Juan de Escobar a su hija Ana de Escobar, en Sevilla.
Jamaica, t.IV. 1567
Deseada hija:
Muchos días ha que os he escrito muchas cartas por muchas vías, así a parientes como
a amigos por saber si érades muerta o viva. Habrá un año poco más o menos que fue un
clérigo de esta isla, y el dicho clérigo luego como llegó supo como érades viva, y me lo avisó
por la vía de Santo Domingo. Ruégoos que, si estáis casada y vuestro marido os quisiere
traer a estas partes, no dejéis de venir, porque lo que tengo será para vos y vuestro marido,
porque yo no me atrevo a ir a España, porque siempre estoy enfermo, y no quería morirme
por la mar, y si Dios acá os trajere recibiré muy gran consuelo en veros, y podría ser darme
Dios salud en veros. Todas las costas y gastos que hiciéredes yo digo por ésta que los pagaré
a quien vos trajere, adondequiera que desembareáredes.
Nuestro Señor os dé la salud que yo para m í deseo. Que es fecha en la isla de Jamaica,
a primero día de abril de 1567 años, a lo que mandáredes
Juan de Escobar
(A m i deseada hija Ana de Escobar, en la calleja de San Pablo en la collación de la Magdalena,
en Sevilla).
( I .G .2 0 5 1 )
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 583

X FILIPINAS
M A N ILA

649.
Juan Verdugo de Cadena a su padre L uis Verdugo, en Arévalo.
Manila¡ 15.VI.1583
Señor
El año pasado recíbí un pliego de v.m. y yo acababa de llegar de fuera y con poca sa­
lud, y fue tanto el contento que con ellas recibí que fue parte para darme salud, y más con
las buenas nuevas que mi hermano me escribió de esa tierra. Yo no escribiré a vs. mds. co­
sas de esta tierra, porque por otras lo tengo avisado, y así no escribiré ésta sino para dar
cuenta de mi desgracia, la cual me sucedió en una jomada, yendo a hacer una población
que se hada nueva, do iba por mandato del gobernador, que murió, la cual fue que, estan­
do peleando con unos indios enemigos, que nos salieron al encuentro y andando escaramu­
zando, a uno de los amigos que iba a mi lado, se le'disparó, sin quererlo hacer, el arcabuz, y
me llevó el brazo derecho por junto al hombro, y así está de la suerte que vs. mds. podrán
entender. Y suplico no les dé pena esto, porque son cosas que Dios ordena, y así yo entien­
do será parte de mi salvación, porque son cosas venidas de la mano de Dios, y mis pecados
lo merecen todo. Todos estos caballeros de esta tierra y los que no me conocen me tienen
gran lástima. Y se entiende que se me hará merced, pues lo perdí en servicio de su majes­
tad, y también serán parte para que se me haga merced.
Las cosas de esta tierra ha habido tantas novedades en ella que no faltarán autores de
quien lo sepa. Sólo diré cómo murió a tantos de marzo don Gonzalo Ronquillo, de lo cual
pesó mucho a todo este reino. Dejó por gobernador a Diego Ronquillo, que, aunque es de
esa tierra, hace tan poco por los de esa tierra que no se entiende hará nada.
Yo ftoi desgraciado, porque mi desgracia no lo supo el que murió, porque entiendo me
hiciera más merced. Todo eso yo espero en Dios que se dolerán de mí y la hará, para ayuda
á lo cual procurará v.m. algunas cartas de favor, que no se perderá nada.
Y por no poder hacer esto, no escribo a los demás que tengo obligación, y así suplico
cada uno haya ésta por suya, porque tengo excusa forzosa, y si no vieren vs. mds. por allá
tan a menudo cartas mías, será por no poder escribir, y no por falta de voluntad.
A mi señora doña Ana y a mi señor Don Rodrigo y a toda esa casa beso las mane» mu­
chas veces, junto con las del señor don Gonzalo de Avila y mi señora doña Antonia de Me­
dina, y a todos los que tengo obligación.
A v.m. tom o a suplicar por amor de Dios no le dé pena esta desgracia, porque, como
yo digo, son «Mas enviadas por la mano de Dios, y a mi madre que me encomiende a Dios,
y no le escribo particularmente, porque ésta sirve de todo. Mi hermano me escribió el año
pasado que quería venir acá con el señor don Gonzalo. No le pase por el pensamiento.
Yo quedo con salud, glorias a Dios, y con deseo de saber de la de v.m., la cual dé por
muchos años, y con deseo de verme con alguna cosa, para con ello servir a vs. mds.. Será
Dios servido dármelo y con ello acudir a tanta obligación. Mi señor guarde a v.m. muchos
años con el contento y descanso que vs. mds. desean y yo querría.
De las muertes que acá ha habido los de la tierra lo avisan más largo. Mi amigo Anto­
nio de Velasco murió en el Maluco, yendo una jom ada con el señor don Juan. De Manila,
15 de junio de 1583 años.
584 ENRIQUE o r r e

Francisca lbañez besa a vs. mds, las manos y me hace mucha merced, que le debo más
que a todos los de esta tierra, porque me favorece en todas mis necesidades, y así vs. mds. le
escriban, porque de ello me holgaré mucho.“ Señor, besa la mano a v.m. obediente hijo de
v.m.
Juan Verdugo de Cadena
(A mi señor Luis Verdugo, en Arévalo).
(I.G. 1230)

650.
Juan de Leiba a su sobrino Martin Sánchez de Leiba, escribano en Madrid.
Manila, 12.111.1588
Sobrino, por otras que escribí a vuestro padre Martín de Leiba, mi hermano, que esté
en el cielo, le di a entender mi designio, y aunque tuve respuesta suya, no tuve resolución
en lo que le enviaba a decir, pareciéndole que eran lejas tierras no teniendo más que a vos.
No sé si os dio parte de ello, y así me ad ató con vos, ya que Dios fue servido de llevarle. Y
digo que me gustaría mucho que con las veras posibles, pues soy ya de tanta edad, y no ten­
go quien me herede, que procurásedes con esos señores del Consejo de las Indias que se os
diese licencia para pasar a estas partes por tres o cuatro años, porque cada día me siento
más viejo y cansado, de manera que de quince a quince días me da una enfermedad y me
temo de morir. Y que esto que he adquirido con tantos trabajos no quede entre los míos,
habiéndome socorrido vuestros abuelos en mis necesidades. Y vuélvoos a encargar muy de
veras que procuréis la dicha licencia para vuestro viaje, pues es tan seguro y no tengo hijos
ni deudo más cercano que vos para en cualquier acontecimiento pueda gozar de mis bienes,
pues según he entendido tenéis tantos hijos, y si hubiéredes menester dineros para el viaje,
el que ésta os dará, que es Juan de Reinoso, os socorrerá por mi cuenta con algunos dineros.
Y porque os quedo aguardando sello, y Nuestro Señor sea con vos y con todos. De la ciu­
dad de Manila de las Filipinas, en doce días del mes de marzo de 1588 años, vuestro tío
Juan de Leiba
(A mi sobrino Martín Sánchez de Leiba, escribano del rey, en Madrid).
(I.G. 1404)
INDICE DE PERSONAS

Abayén Martín: 296 Almendro, Pedro del: 445


Abrego, Gonzalo: 531 Almonazir, Mateo: 538
Abreo, Manuel: 567 Almonte, Pedro: 176
Acarreto, Miguel: 276 Alonso, Diego: 268
Acedo, Francisco: 524 Alonso, Gonzalo: 325, 472
Aceituno, Bartolomé: 224 Alonso, Hernando: 325
Aceituno, Dionisio: 524 Alonso, Juan: 335, 380
Aceituno, Francisco: 233 Alonso, Pedro: 160,291 s., 351
Aceituno, Luis: 224 Alonso, Rodrigo: 556
Aceituno de Guzmin, Luis: 233 Alonso Tomé: 525
Acevedo de Andrade, Francisco: 453 Alonso de Avcndaño, Pedro: 579
Agreda, fray Pedro: 428 Alonso Cervera, Inés: 387, 397
Aguado, Juan: 452 Alonso Cid, Diego: 339
Agüero, capitán Diego: 455 Alonso de! Peso, Maria: 413
Aguila, Catalina del: 239 Alonso de Retes, Mari: 323
Aguilar, Alonso: 41 Alonso el Viejo, Pedro: 361
Aguilar, Antonio: 175 ss. Altamira, conde de: 496
Aguilar, Beatriz: 287 Alvarez, Alonso: 475
Aguilar, Francisco: 496 Alvarez, Andrés: 166
Aguilar, Juan: 286 Alvarez, Baltasar. 471
Aguilar Rebolledo, Juan: 516 Alvarez, Catalina: 13, 334
Aguilera, Francisco: 479 Alvarez, Francisco: 14,171,475
Aguilera, doña Leonor. 21, 112 s. Alvarez, García: 410
Aguilera, Pedro: 92, 275 Alvarez, Luis: 527
Aguirre, Juan: 49 Alvarez, Mencía: 42
Aguirre, Martín: 208 Alvarez, Pedro: 173
Aguirre, capitán Martín: 343 Alvarez, Rodrigo: 16, 412,471
Aguirre, fray Pedro: 18,208 Alvarez de Figueroa, Cristóbal: 16,449
Aillón, fray Sebastián: 468 Alzate, Miguel: 130
Alarcón, Ana: 544 Alio, Pedro: 442
Alaicón, licenciado don' Pedro: 18, 544 Amigo, Alonso: 418 ss., 421, 425 s., 429
Alba, Francisco: 313 s., 380. Amor, Francisco: 198
Alba, Juan: 380 Ampudia, ¡Antonio: 73
Alba, Melchor: 196, 199 Ampuero, Francisco: 479
Aibarecín, Hernando: 438 Andrada Montezuma, Pedro: 119
Albear, Juan: 118 Andrade, Lorenzo: 487
Alcedo, licenciado: 535 s. Andújar, Diego: 339
Alcocer, Alonso: 98 Anfriano, Julio: 417 ss., 422,426
Alcocer, María: 227 Angeles, Clara de los: 283
Aldana, Cristóbal: 508 Antón, Gonzalo: 479 s.
Aldana, Diego: 47 Anunciación, fray Alonso de la; 46
Aldaz, Luis: 415 Anzures. Diego: 152, 160
Alderete, canónigo: 346 Anzures, Macario: 17, 155, 160, 164
Aifaro, Bernarda: 199 Anzures, Pedro: 160, 164
Alfaro, Luis: 416 Anzures, Rodrigo: 152,160
Alfonso, María: 25,491 Afiero, Catalina: 240
Almendro, Juan del: 445 Aranda, Catalina: 313

585
586 ENRIQUE OTTE

Amnda, Juan: 218, 354 Báez, Antonio: 247


Aranda, Juana: 354 Baeza, Catalina: 200
Arangiren, Martin: 62 Baeza, Diego: 95 s.
Aranguren, Pedro: 62 Banfaz, doña Juana: 348
Araque, Cristóbal: 231 Baños, Tomás: 140
A raque del Castillo, bachiller Alonso: 231 Baños de Lugo, Francisco: 19, 288
Araque del Castillo, Juan: 231 Barba, Alonso: 482 s.
Arazaín, Francisco: 564 s. Barba, don Diego: 563
Arcaya, Sebastián: 412 Barbero, Bonifacio: 289
Arce, Diego: 391 Barbero, Francisco: 155
Arce, Francisco; 416 Barco, Francisco del: 16, 291.
Arce, Gracia: 391 Barco, Juan: 320
Arcimega, Francisco: 184 - Barco de Centenera, don Martín: 562
Arcimega, Gaspar. 19, 184 s. Barinqua, Francisco: 456
Arcos, Diego: 342 Baro, Juana: 300
Arcos, Francisco: 342 s. ' Barreda, capitán Benito: 347
Arévalo, Melchor 347 ! Barrera, María: 246
Argüelles, Luis: 534 s. 1 Barrionuevo, Franciscó: 513
Arguello Carvajal, Ifiigo: S34 Barrionuevo, García: 281, 331
Arias, Alonso: 234 Barrionuevo, capitán García; 320
Arias, Antonio: 257 ss. Barrionuevo, Juan: 513
Arias, Francisco: 48 ss. Barrionuevo, Roque: 513
Arias, Isabel: 240 Barros de San Millán, doctor Manuel: 508
Arias, Pedro: 346 Barroto, Pedro: 475
Arias, Riquel, Juan: 240 Basiñana, Mana: 376 s.
Ariza, Gálvez, licenciado Gapar 499 s. Bastidas, Julián: 428
Amienta, doña Mará: 466 Bautista, Antonio: 299 s.
Aroyo, Alonso: 132 Bautista, Juana: 66, 552
Arriba, Antón: 4S8 Bazán de Espeleta, María: 314
Arriba, Miguel: 488 Belmente, Juan del; 39
Arroyo, fray Andrés: 186 Belmente, Luis: 39
Arroyo, Blas: 410 Belmonte, Pedro: 176
Arroyo, Hernando: 410 Belvis, Juan: 491
Arroyo, Juan: 493 Bellerive, Isabel: 58
Anega, Diego: 56 Benavides," Alonso: 304
Artiaga, Aparicio: 169 Beniditua, Diego: 166
Aseorra, Martín: 189 Benítez, Bernardo: 444
Astorga, Alvaro: 68 Benítez, capitán Hernán: 337
Astudillo, Diego: 533 Berio, Jimeno: 382 s.
Atienza, Pedro: 16, 126 Bermejo, Andrés: 133
Avalós, don Gaspar: 119 Bermúdez, Pedro: 450
Avalós Sufre, Juan; 513 Bemal, bachiller Alonso: 88, 188
Avendaílo, capitán Francisco: 325 Bemal, Gaspar. 297
Avendaño, Juan: 115 Bemal, Leonor 50
Avendaflo, Martín: 529 Bemal, Melchor: 395
Avendaño, Mexía: 522 Benío, capitán Hernando: 475
Avendaño, Miguel: 522 Berueeo, Juan: 217
Avendaño, Pedro: 380 s. Blas, Antón: 50
Avila, Alonso: 71 Blas, Antonio: 50
Avila, Catalina: 71,475 Blázquez, doña María: 449
Avila, Diego: 7 1 Bolante, fray Juan: 55
Avila, Juan: 171,291,320,447 Bolaños, Francisco: 14, 316
Avila, María: 174 Boquín , Felipe: 60
Avila, Rodrigo: 46 Borje, Rodrigo: 263
Avila, Teresa: 536 Borzallo de Quiroga, Cristóbal: 501
Ayala, Cristóbal: 207 Botello, Hernando: 71,73
Ayaia, Isabel: 343 Bracamonte, Diego: 531
Ayala, Margarita: 464 Brasa, Alonso: 295
Ayala; Martín: 343 Bravo, Isabel: 194
Ayala y Hato, doctor Alonso: 138 Bravo de Salazar, Juan: 200
Ayala de Haro, Diego: 137 s. Briceño, licenciado: 24, 358
Ayraerique, Miguel: 202 Briceño, Martín; 358
Azpeitia, Domingo: 399 s. Brihuega, fray Ginés: 428
Brihuega, Juan: 17, 154
Baena, Diego: 53 i Brizuela, Juan: 5?
Baena, Isabel: 464 Brizuela. Pedro; 59
Baena y Cuevas, Leonor 464 Brizuela, Rodrigo: 106
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 587

Buenaño, Francisco: 479 Cardoso, Jerónimo: 132


Bul, María: 271 Carpió, Francisco del: 214
Burt, Roberto: 410 Carranza, Domingo: 543
Bus de Mincha, Jerónimo; 539 Carranza, Marcela: 127 ss.
Bustamante, Juan: 149 Carranza, María: 17, 167
Bustamante y Solórzano, Hernando: 516 Carrasco, Alonso: 481
Bustanza, Juan: 204 Carrasco, don Lázaro: 240
Bustillo, Pedro: 48 Carrasco, Leonor: 464
Canneño, Capitán Pedro: 260
Caballero, Hernando: 480, 578 Carrera, capitán Cristóbal: 354
Cabañas, Inés: 385, 387 Carrera, Isabel: 147
Cabañas, Sancho: 387 Carrera, Sebastián: 17, 374, 556
Cabeza de Vaca, Juan: 20, 130 Carrillo, Baltasar 338
Cabrera, doña Florencia: 531 Camón, Alonso: 530
Cabrera, Francisco: 483 Carrión, Alvaro: 295, 530, 533
Cabrera, don Jerónimo: 531 s. Carvajal, don Diego: 549
Cabrera, María: 236 Carvajal, capitán Francisco: 316
Cabrera, don Miguel Jerónimo: 531 Carvajal, Juan: 444
Cabrera, don Pedro: 421, 427, 53! Carvallar, Beatriz: 25, 84
Cabrera, don Pedro, hijo: 531 Casal Almagel, Juan del: 182
Cabrera Anaya, Francisco: 362 Casares, Marina: 304
Cabreras, Bartolomé: 199 Casas, Baltasar de las: 237
Cáeeres, Alvaro: 157 Casas, fray Vicente de las: 46
Cáceres, Ana: 243 Casayas, Miguel: 404
Cáeeres, Diego: 243 Castañeda, Diego: 206
Cáceres, Pedro: 487 Castañeda, Hernando: 206
Caceres de Ovando, doctor Alonso: 253, 401 Castejón, don Francisco: 142
Calafre, Tomás: 405 s. Castellanos, Luis: 217
Calderón, Juan: 355 Castellón, Alonso: 519 ss.
Calderón, Juan Bautista: 225 s. Castilla (Castillo), don Luis: 39 s., 89
Calderón, Vasco: 549 Castilla, don Luis Felipe de: 19, 128
Calzada, bachiller Francisco de la: 526 Castillo, Alonso del: 372
Calzada, María de la: 526 Castillo, Antón del: 164
Calle, Juan de la: 147 Castillo, Catalina del: 224
Callejo, Baltasar: 439 Castilla, Diego del: 277 s.
Camacho, Francisco: 566 Castillo, Francisco del: 121, 487
Camacho, Salvador. 440 Castillo, Juana del: 127
Camarga, capitán Juan: 563 Castillo, Luisa del: 283
Camaifo, doña Beatriz: 457 Castillo, Magdalena: 283
Camargo, Diego: 313 Castillo, Pedro del: 126,467
Camargo, doña Isabel: 457 Castillo, Pedro del, hijo: 126
Camargo, Juan: 313 Castillo Rave, Francisco del: 467
Camaigo, Juan, hijo: 313 Castro, Alonso: 378,443
Camargo, Sanabiia, Juan: 313 Castro, Beatriz: 372
Camazano, Juan: 100 Castro, Francisco: 63
Campo, Antonio: 380 Castro, fray Francisco: 124
Campo, Gonzalo del: 538 Castro, Gabriel: 63
Campo, Juan del: 380 Castro, Hernando: 19, 214
Campo, fray Juan del: 504 Castro, Jerónimo: 199
Campos, Bartolomé: 102 Castro, Juan: 84, 311, 372
Campos, Juan: 167 Castro, Miguel: 142
Campos, Pedro: 167 Castro, Pedro: 533
Cañizares, capitán Francisco: 453 Castro Ribera, Juan; 79, 82
Cano, Marcos: 408 Centeno Hernán: 295
Cantalejos, Elvira: 130 Cepeda, licenciado: 400
Cantilla, Hernando: 249 Cepeda, Diego: 225
Cantillana, Bartolomé: 533 Cerazo, Manuel; 194
Cantoral, juan: 15, 74 Ceiazo de Arteaga, Juan: 193
Cantoval, Diego: 47 Cerda, doña Petronila de la: 531
Cantoval, Pedro, hijo: 47 Cerdeña, don Pedro: 302
Cañizares, doña María: 320 Cereceda, Juan: -558 s.
Carasa, Bemardino: 105 Cervantes, Pedro: 73
Caravantes Gómez: 368 Céspedes, Domingo: 530
Cárdenas, Alonso: 300 Céspedes, Hernando; 260
Cárdenas, Diego: 262 Céspedes de Cárdenas, doctor 19, 88 188
Cárdenas, doña Magdalena: 249 Cetina, Ambrosio: 543
Cárdenas, María: 310 Cetina, Francisco; 543
588 ENRIQUE OTTE

Cevallos, Alonso: 271 Cuevas de Ziñiga, Diego de las: 105


Cevallos, Andrés: 539
Clara Artiaga, Lorenza: 495 Chacón, Andrés; 14.468
Cobos, Gregorio: 180 Chacón, licenciado Dionisio: 575
Cogollado, Diego: 455 Chacón, Francisco: 468
Colindres, Nufro: 146 Chacón, Pedro: 468
Colmenero de Andrada, Juan: 499 Chacón de Oliva, Pedro: 445
Colonia, Joan: 98 Chamorro, fray Antonio: 544
Collazos, Alonso: 570 Chavar, Bautista: 558 s.
Collazos, Gabriel: 571 Chaves, Alonso: 296
Concha, Diego de la: 287 Chaves, Isabel: 225
Condado, Alonso: 158 Chaves, Juan Luis: 44
Condado, Andrés del: 158, 165 Chaves, Luisa: 274
Conparán, bachiller: 372 Chaves Chacón, Manriqu:e 512
Conquero, Antón: 576 Chico, Bartolomé: 481
Contero, Pedro: 424 Chico de Halía, Bartolomé: 481 s.
Contreras, doña Beatriz: 568
Contreras, doña María: 280 Daza, Diego: 290
Contreras, Catalina: 204 Daza, doctor Juan: 150
Contreras, Juan: 486 Delgado, Juan: 406,455
Contreras, doña Leonor: 486 Delgado, Juana: 175 ss.
Cordero Osorio, Diego: 360 Delgado de Salido, Juan: 452 ss,
Cordero Pieza, Juan: 361 Deza, María: 159
Córdoba, Alonso: 147 ss. Díaz, Ana: 187
Córdoba, don Gómez: 241 Díaz, Antonio: 168
Córdoba, Juan: 296,395 s. Díaz, Baltasar: 228 s., 472 ss.
Córdoba, Luis: 147 Díaz, Benito: 386
Córdoba, María: 232 Díaz, Catalina: 386
Córdoba, dolía María: 396 Díaz, Diego: 386.564
Córdoba, don Pedro: 422 Díaz, Elvira: 300
Coria, Antonio: 463 Díaz, Esteban: 305
Coria, Bartolomé: 463 Díaz, Francisca: 53
Corquera, Francisco: 308 s. Díaz, Francisco: 300
Correa, Antonio: 27,273 Díaz, Garcí: 282
Correa, Diego: 456 s. Díaz, Inés: 97
Correa y Santana, Catalina: 562 Díaz, Isabel: 168
Cortés, Benito: 124 s. Díaz, Juan: 153,170
Cortés, Iñigo: 373 Díaz, Juana: 169,443
Cortés, Juan: 379 Díaz, Jusepe: 305
Cortés, Martín, marqués del Valle: 14 Díaz, Mari: 162
Corvo, Pedro el: 127 Díaz, María: 97,101
Corzo, Alejandro: 410 Díaz, Marina: 107
Corza, Juan Antonio: 469 Díaz, Pedro: 300
Corzo, Juan Pedro: 401 Díaz, Rodrigo; 388,556 s.
Coto, Esteban: 151 s. Díaz, Cuello, Pedro: 101
Cotrina, Antonio: 338 Díaz, de Fuentnayor, Rui: 344
Coy, Juan: 94 Díaz, Galiano, Diego: 16, 20 s., 57
Crespa, Juana: 453 Díaz, Greno, Juan: 230
Crespo, Martín: 453 Díaz, de Gueremí, Juan: 528
Criado, Antón: 201 Díaz, Pacheco, Juan: 112
Cruz, doña María: 303 Díaz de Soto, Antonio: 502 ss.
Cruz, Martin de la: 515 Díaz de Villegas, Santos: 140
Cruz, Melchora de la: 503 Diez, Felipe: 453
Cruz, Pedro de la: 373 Diez, Juan: 280
Cuadrado„Miguel: 214 Diez de Castro, Mari: 308
Cubillas,, Pedro: 129 Diez de Contreras, Martín: 496
Cuellar, Diego: 134 Diez de Morales, Luis: 19, 495
Cuellar, Isabel: 510 Diez, Palomo, Juan; 518
Cuenca, Juan: 268 Diez de Pareja, Martín: 439
Cuenca, Juan, padre: 268 Diez de la Peña, Lorenzo: 216
Cuenca, Nicolás: 268 Diez de Solórzano, Luis; 517
Cueva, Bartolomé de la: 262 Domingo, Pedro: 490
Cueva, Guiomar de la: 144 Domínguez, Catalina: 114, 212
Cueva, Hernando de la: 262,563 Domínguez, Gonzalo: 323
Cueva, Juan de la: 233 Domínguez, Isabel: 323
Cueva, Leonor: 145 Domínguez, Martín: 309
Cueva, doña María de la: 346 Domínguez, Pablo: 19,143
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS

Dueñas, Luis: 477 Fernández, Antonio: 534


Durán, Alonso: 365 Fernández, Juan: 51, 63, 504
Duran, Francisco: 325, 327 Fernández, don Juan: 437
Durán, Isabel: 102 s. Fernández, María: 450 s.
Fernández, Martín: 577
El Rojo, Bernabé: 579 Fernández, Pedro: 315, 579
Elsar (?), Pedro: 227 Fernández de Busto, Pedio: 297
Elvas, Alonso: 335 Fernández de Córdoba, Alonso: 496
Elvas, Francisco: 335 Fernández Correa, Diego: 273
Encina* Juan de la: 405 Fernández Cubero, Martín: 154
Encinas, Alonso; 546 Fernández Franco, Francisco: 180
Encinas, Diego: 254* 530 Fernández de Lascoyn, Pedro: 430
Encinas, Gaspar: 170 Fernández Mazariegos, María: 448 s.
Encinas, Hernando: 546 Fernández Resio, Juan: 363
Enrique, García: 514 s, Fernández de Salinas, Pedro: 141
Enrique, Miguel: 439 Fernández Sigurilla, Juan: 117
Enríquez, Juan: 227 Fernández de la Torre, Pedro: 573
Enríquez, virrey don Martín: 101» 400,423, 535, Ferrer de Ayala, licenciado: 493
Entrambasaguas, Miguel: 346 Ferrara, capitán Francisco: 237
Erce (?), Francisco: 196 Ferrosín. Julio: 363
Escobar, Ana: 582 Figueroa, licenciado Alonso: 42
Escobar, Baltasar: 249 Figueroa, Diego: 199
Escobar, García: 387, 397 Figueroa, Francisco: 42
Escobar, Juan: 582 Fisco. Leonor: 101
Escobedo, Inés: 232 Flores, Alvaro: 442
Escudera, María: 282 Flores, Ana: 196
Escudera Vanegas, María: 229 Flores, Bartolomé: 42
España, Aparicio: 221 Flores, Diego: 188
Espejo. Antonio: 15, 74 s., 88 Flores, Lorenzo: 42
Espeleta, Juan: 289,314 Flores de Burgos, Luis: 540
Espiga, Diego: 290 Flores de Valdés, Diego: 247, 505
Espina, Diego: 458 Fonseca, Francisco: 94 s.
Espina, Hernando: 369 Fraile de Andrada, Jácome: 344 ss.
Espina Careaga, Juan: 459 Franca, Ana: 410
Espino, Ana: 256 Francisco, Juan: 371
Espino, Antonio: 256 Franco, Gonzalo: 519
Espino, María: 256 Franco, Juan: 222
Espinos, doña María: 507 Franco, Lorenzo: 414
Espinosa, Alonso: 69,100 Frías, Cristóbal: 61
Espinosa, Alvaro: 149 s. Frías, Diego: 61,524
Espinosa, Cristóbal: 277 Frías, Juan: 408
Espinosa, Francisco: 364 Frías, María: 198
Espinosa, fray Francisco: 92 Fuente, Alonso de la: 143
Espinosa, Hernando: 69 Fuente, Julián de la: 573
Espinosa, Isabel: 217 Fuente, Rodrigo de la: 523
Espinosa, Juan Hipólito: 149 Fuente Almonte, Juan de la: 540
Espinosa, Juana: 115 Fuentes, doña Francisca: 182
Espinosa, Leonor: 149 Fuentes, Isabel: 309
Espinosa, María: 573 Fuentes, Juan: 169
Espinosa Pardo, don Pedro: 466 Fuentes, María: 44
Esquí» Jerónimo: 369 Fuero, Juan; 363,420,423,427,429
Esquivel, dofla Ana: 204 Funes, Ajonso: 19,192
Esquivel, Francisca: 464
Esquivel, Juan: 507 Gaitán, Marta: 170
Esquivel, Sancho: 524 s., 531 s. Galavís, licenciado Francisco: 360
Esquivel y Castañeda, doña María: 120 Galdoy Palma, Felipe Martín: 39
Estrada, Andrés: 438 Galiano, Juan: 57
Estrada, Catalina: 143 Galván, Alonso: 125
Galván, Juan: 125
Farfán, Antonio: 95 s. Gálvez, doña Catalina: 498 ss.
Farfán, Catalina: 95 Gaona, Valerio: 462
Farfán, doña Juana: 406 Gallego, Cristóbal: 403
Farías, Diego: 357 Gallego, Juan: 52,58
Favalis, Celedón: 16, 29,431 Gallegos, Pedro: 265
Favalis, Simón: 431 Gallo de Escalada, Francisco: 140
Felipe, Juan: 149 G amarra, Antonio: 372
Felipe Andino, capitán Diego: 465 Gamboa, Alonso: 522
590 ENRIQUE o r r e

Gamboa, Inés; 569 Gómez, Gonzalo: 109


Garavito, Francisco: 388 Gómez, Juan: 174s., 290, 538
García, Alonso: 70, 430 Gómez, capitán Juan: 551
García, Ana: 447,451 Gómez, Juana: 232
García, Andrés: 15, 60 Gómez, Leonor: 413
García, Antón: 395 Gómez, Luis: 385
García, Baltasar: 114* 212 Gómez, Marcos: 301
García, Catalina: 189, 519,521, 573 Gómez, María: 232
García, Esteban: 364 Gómez, Martín: 445
García, Eulalia: 518 Gómez, Miguel: 332, 446
García, Francisco: 106 s., 202 Gómez, Sebastián: 318
García, Gaspar: 410 Gómez de Altamirano, Sebastián: 318
García, Hernán: 25,165,435 Gómez de Cáeeres, Pedro: 367 s.
García, Juan: 20, 202 , Gómez Espinosa, Pedro: 357
García* Juana: 480 Gómez de Figueroa, Manuel: 140
García, Luisa: 575 ¡ Gómez Lechero, Alonso: 118
García, Martín: 529 Gómez Marrón, Francisco: 478
García, Nuflo: 56 Gómez Marrón, Juan: 479
García, Pascual: 339 Gómez Marión, Pedro: 478 s.
García, Pedro: 55 s,, 154 Gómez de Montejo, Pedro; 15,19, 127 ss.
García, Rodrigo: 169 Gómez de Montejo, Pedro, padre: 129
García, Santos: 410 Gómez de Nájera, Francisco: 423
García de Alaunga, Martín: 401 Gómez de Velasco, Gaspar: 369
García de Anaya, Catalina: 430 Gómez la Vellosa, Mari: 498
García de Arroez»Bartolomé: 364 González, Alonso: 99,270 s.
García Camactao, Bartolomé: 440 González, Antonio: 436
García Camacho, Pedro: 25,402 González, Bartolomé: 130
García Corberó, Juan: 117 González, Catalina: 291
García de Franco, licenciado Diego: 247 González, Cristóbal: 460
García de la Fuente, Juan: 573 González. Diego: 111
García Garrido de Ecobar, capitán Andrés: 538 González» francisco: 295, 354
García Garzón, Pedro: 126 González, García: 111
García de la Hera, Gonzalo: 211 Gonzá!ezvGaspar: 573
García Mocejón, Cojcnio (?}: 541 González, Hernando: 413
García de Palacio, Diego: 181 González, Jerónimo: 270
García Panas» Alonso: 541 González, Juan: 101, 251
García Ramírez, Juan: 331 s. González, Juana: 311
García Rocel, Juan: 541 González. Leonor: 79 ss., 82 s., 472
García Torneo, Juan: 507 s. González,, Mari: 94
García Velázquez, licenciado Alonso: 253 González, Marina: 566
Garza, Antonio de la: 288 González, capitán Martín: 577
Garzón, Juan: 126 González, Miguel: 392
Gasea de Salazar, licenciado Diego: 463,537 González, Pedro: 264
Gaseo, Antonio: 332 González, Teresa: 123,325 ss.
Gaseo, luán: 302 s. González, Torihio: 525
Gaseo, Juan Antonio: 240 González de Arroyo, Hernán: 493
Gaseo, Pedro: 240 González Barroca!, Hernán: 62
Gil, Diego: 489 González de Castro, Francisco: 311
Gil, Francisco; 489 González de Castro, Juana: 124
Gil, Gonzalo: 335 González Gallego, Francisco: 109
Gil, bachiller Macías: 292 González de Godoy, Gil: 472
Gil, María: 481 González Herrador, Andrés: 253
Gil, Pablo: 227 González de Nájera, Diego: 416 ss ., 424 ss,
Giménez del Río, Juan: 434 ss. González de Paredes, Juan: 74
Giménez Rodríguez de Santa María de la Victoria, González de la Roma, Juan: 320
Juan: 573 González Romano, Pedro: 446
Ginés, Tomás: 421,428 González de la Vega, Alvaro: 14,454
Ginete, Juan: 230 González de la Vega, Juan: 454
Godoy, Alonso: 192 Gorbea, luán; 369
Godoy, licenciado Juan: 18, 472 Gordo de Rosales, Pedro: 227
Godoy, Luis: 39 s. Grado, Francisco: 497
Gómez, Alonso: 90,445 Griego, Juan: 179,569
Gómez, Andrés: 19,309 Guardo, Juan: 564 s.
Gómez, Cristóbal: 460 s. Gudiel de Espina, Jerónimo: 337
Gómez, Diego: 112,120 s, Guerra, Pablo: 220
Gómez, Esteban: 151,176 Guerrero, Francisco: 119
Gómez, Francisco: 188 Guevara, María: 465
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 591

Guillén, Catalina: 190 Hernández Cabeza de Vaca, Juan: 137


Guillen, Gonzalo; 375 ss. Hernández Carvajal, Lorenzo: 510
Guillé«» Gonzalo, hijo: 377 Hernández Cubero, Martín: 154
Guillén, Hernán: 307,386 Hernández Cubero, Pedro: 154
Guillén, Hernando: 308 Hernández de Espinosa, Pedro: 345 ss.
Guillén, Leonor: 376 ss. Hernández Esquerra, Catalina: 116
Guiñón» Pedro; 60 Hernández Franco, Francisco: 144 s.
Gutiérrez, Alonso: 339 s. Hernández Hidalgo, Diego: 497
Gutiérrez, Catalina: 45,461, 576 Hernández de León, Juan: 325,328
Gutiérrez, Felipe: 224 Hernández de las Pedroneras, Diego: 272
Gutiérrez, Francisco: 146, 339 Hernández del Pedroso, Francisca: 246
Gutiérrez, Hernando: 253,491 Hernández de Ribas, Alvaro: 505
Gutiérrez, Jerónimo: 358 Hernández de los Santos, Pedro: 326
Gutiérrez, Joaquín: 203 Hernández de Valenzuela, Pedro: 400
Gutiérrez, Juan: 398 s., 407, 524 ss. Herrojo, Alonso: 325 ss.
Gutiérrez, Juana: 491 Herrera, Agustín: 120
Gutiérrez, Lorenzo: 461 Herrera, Diego: 141,208,257 ss
Gutiérrez, Luis: 225 Herrera, Eulalio: 378
Gutiérrez, María: 461 Herrera, Isabel: 179
Gutiérrez, Mateo: 460 Herrera, María: 176
Gutiérrez, Ventura: 400 Herrera, Mateo: 91
Gutiérrez de Avila, Alonso: 262 Herrera, capitán Melchor: 541
Gutiérrez de Burgos, Gabriel: 399 Herrera, Miguel Jerónimo: 141
Gutiérrez de la Cueva, Juan: 294 Herrera, Rodrigo: 407
Gutiérrez Flores, fray Pedro: 398 Herrera del Puerto, Alonso: 344
Gutiérrez de Garíbay, Juan: 140 Hidalgo, Francisco: 484 s.
Gutiérrez de Rozas, Juan: 294 Hidalgo. Juan: 477
Gutiérrez de Ulloa, Hernán: 414 Hidalgo, Miguel: 18,301 ss.
Gutiérrez Villalobos, Gonzalo: 398 Hidalgo, Pedro: 235
Guzmán, don Diego: 231 Hidalgo, Rodrigo: 476
Guzmán, doña Elvira: 235 Higueras, Cristóbal: 561
Guzmán, Francisco: 534 s. Higueras, Cristóbal de las: 450
Guzmán, Hernando: 390,393 ss. Higuera.-? de Santuchos, Antón; 562
Guzmán, Luis: 261 Hinojosa, Diego: 92
Guzmán, don Martín: 425,427 Hinojosa, Leonor; 549
Hoyos. Diego: 207
Harina, Bartolomé: 52 Huerta, Juan: 15, 541
Haro, Leonor. 51 Huerta, Pedro de la: 263
Harto Perea, Alonso: 359 Hurtado, Diego: 442, 531 s.
Henestrosa, don Diego: 261 Hurtado, Francisco: 116, 524
Heredero, Juan: 407 Hurtado, Juana: 442
Heredia, Cristóbal: 487 Hurtado, Pedro: 455
Hergueta, Antonio: 154 s., 215,383 s. Hurtado de Arbieto, capitán Martín: 431 '
Hernández, Ana: 117,234 Hurtado de Mendoza, virrey don Andrés Marqués
Hernández, Diego: 385, 409 de Cañete: 342 s,, 374
Hernández, Domingo: 102
Hernández, Domingo: véase Oria, Domingo de Ibáñez, Francisca: 584
Hernández, Francisco: 144, 178, 252, 295, 409, Iharguen, Carlos; 73
443, 510 Illana, Antonio: 131
Hernández, Gabriel: 408 IUescas, Juan: 117, 392 s.
Hernández, Gabriel, sobrino: 408 IHescas, Luis: 45
Hernández, licenciado Gómez: 527 Infante de Lanieta, Juan: 320
Hernández, Gonzalo: 65 s„ 371 Inojosa, doctor Pedro: 345
Hernández, Inés: 134 ss. Irunaga. Marcos: 437
Hernández, Juan: 186 Irunaga, Martín: 437
Hernández, Juana: 575 Isásaga, Martín: 91
Hernández, Luisa: 177 Isla, Femando: 118
Hernández, Mari: 61, 282 Isla, Juan de la: 43, 64
Hernández, María: 134 ss. Iturmendi, Domingo: 275
Hernández, Martín: 73 s., 552 Iturricavaleta, Juan: 283
Hernández, Miguel: 173 Izquerra, Francisco: 156
Hernández, Pedro: 294,325,462
Hernández, Sebastián: 383s. Jaimes de la Peña, Diego: 237
Hernández de Aguilar, Pedro: 533 Jaimes de la Peña, Jaime: 237
Hernández de Avila, Francisco: 71,73 Jara, Catalina: 453
Hernández Barrial, Alonso: 401,406 Jaramillo, Francisco: 188
Hernández Caballero, bachiller García: 90 Jáuregui, Jerónimo: 124
592 ENRIQUE OTTE

Java, Ana de la: 42 López, Andrés: 438


Jerónimo, Juan: 466 López, Anselmo: 170
Jerónimo, Miguel: 166 López, Antonio: 67
Jijón Recuenco, Hernando: 262 López, Bartolomé: 232
Jiménez, Antonia: 275 López, Catalina: 46
Jiménez, Diego: 311 López, Cristóbal: 166
Jiménez, Gabriel: 101 López, Diego: 42,294, 577 ss.
Jiménez, Luís: 275 López, Francisca: 453
Jiménez, Magdalena: 59 López, Francisco: 66,118
Jiménez, María: 265 López, Francisco, el viejo: 402
Jiménez, Sebastián: 358 López, García: 547 s.
Jiménez Cuadrado, bachiller: 16, 304 López, Gaspar: 364
Jiménez del Río, Juan: 250 López, Gonzalo: 358
Jiménez Virués, Alonso: 125 López, Hernán: 574
Jiménez Virués, Pedro: 125 López, Isabel: 290
Jinaga, Juan: 556 López, Jerónimo: 62
Jone (?), Pedro: 329 López, Juan: 201, 293 s., 365
Juan, doña Juana: 529 López, licenciado Juan: 303,540
Juárez de Vínuesa, Hernando: 18,348 López, bachiller Luis: 65 s.
Jurado, fray Cristóbal: 307 López, Luis: 66,349
López, Manuel: 236 s.
Lanbias (?), Miguel Angel; 278 López, Mencía: 66
Lauda, Antonio: 447 López, Pablos: 261
Landa, Juan: 208 López, Pascual: 158
Landero, Domingo: 244 López, Pedro: 61, 238, 419 ss., 422 ss., 426 ss.,
Landero, capitán Juan: 244 429,451* 479
Langa, Juan; 261 López, licenciado Pedro: 302
Langa, Juan Bautista: 261,404 López, Sabina: 334
Lanza Vecbia, Daniel: 275 López, Sebastián: 569
Lapidana, licenciado Juan: 19,509 López, Simón: 578
Lapidana, Pedro: 509 López, Vasco: 134
Lara, Alonso: 469 López de Aldona, Alonso: 73
Larido de Bonilla, don Alomo: 18, 131 López de Alvar Sánchez, Pedro: 356
Larraga, Luis: 296 López de Arcaya, Andrés: 16,412
Lartaún, Juan: 415 López de Baena, Diego: 451
Lázaro, Domingo: 269 López Bravo, Juan: 228 s,
Lázaro Navairo, Juan: 269 López Calcinas, Hernando: 308
Leandro Maldonado, Jerónimo: 380 s. López Camacha, Brígida: 402
Legarde, Jerónimo: 220 López «la Camacha», Isabel: 402
Legarde, Juan: 220 López Cámara, Juan: 213
Leiba, Isabel: 439 López Chito, Alonso: 520
Leiba, Juan: 584 López Chito, Cristóbal: 15, 519 ss.
Leiba Maldonado, Francisco: 439 López de Figueroa, Juan: 171
León, doña Agustina: 466 López de Granada, Diego: 74
León, Andrés: 282 López de la Hera, Pedro: 363
León, Diego: 282,443 López de Lascoyn, Ana: 430
León, Elvira: 312 López de León, Alonso: 312
León, Francisco: 17,27,53 López de León, Ana: 267
León, Juan: 149 López de León, Leonor: 266
León, Luisa: 266 López Morales, Garcí: 266
León, Mateo: 282 López de Onego, Diego: 231
León, Melchor: 148 López de Salazar, Francisco: 24, 231 ss.
León, Pedro: 346 López de Salazar, Martín: 492
León, Rodrigo: 116,439 López de Sande: Juan: 16, 51
Lervas, Rodrigo: 233 López de San Juan, Garcí: 110
Lesma, Francisco: 254 López Sayago, Juan: 81
Lezcano, Pedro: 171 López de Silva, Lorenzo: 404
Licea, Francisco: 350 López de Silva, Pablos: 404
Lima, Jorge: 438 López de Soria, Juan: 96
Linón del Cano, Diego: 388 López Tavera, Juan: 70
Lizana, capitán: 477 López de Unda, capitán Roque: 262
Loarte, doctor Gabriel: 260 López de Vargas, Andrea: 2 8,75 ss.
Loaysa, Jerónima: 540 López de Vezar, Diego: 541
Lobo Aceituno, Martín: 233 López de Villar, Alonso: 309
López, Agustín: 77 I-ópez de Vivero, licenciado Vasco: 134 ss.
López, Alonso: 88, 309,423,425,427 López de Zúñiga y Velasco, virrey don Diego,
López, Ana: 64 s., 66,468 ss. conde de Nieva: 476 s.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS

Lorenzo, Francisco-. 277 Martín del Gajo, Juan: 39


Lorenzo, Juan: 130 Martín Galdo, Felipe: 39
Lorenzo de Silva, Juan: 130 Martín Gordillo, Alonso: 448
Loya, Andrés: 63 Martín de Herrera, Juan: 249
Loyola, comendador. 532 - Martín Moreno, Pedro: 440
Lucero, canónigo: 151 s. Martín de Trajillo, Diego: 41
Lucio, Pedro: 57 Martín Vaquero, Pedro: 352
Ludeña, don Juan: 506 Martínez, Agueda: 306
Lugonés, Martín: 295 Martínez, Alonso: 119
Llanos, Inés: 223 : Martínez, Bartolomé: 498
Llanos, Sancho: 404 Martínez, Catalina: 524 s.
Llanos de Valdés, inquisidor: 573 Martínez, Diego: 295
Llerena, Sebastián: 287 Martínez, Domingo: 69
Martínez, Francisco: 183,313 s„ 579
Macías, Ana; 159 ~ Martínez, Gil: 263
Macías, Blas: 68 Martínez, Juan: 197, 222
Machado, Juan: 351 Martínez, doctor Juan: 18,301, 303 s.
Machicao, Juan: 59 Martínez, Juana: 579
Madalcn, Gonzalo: 164 Martínez, Miguel: 170
Madalén, Martín: 164 Martínez, Pedro: 378
Madrid, Baltasar: 54,57 Martínez, Rafael: 471
Madrid, Bemaidino: 211 Martínez, Segundo: 69
Madrid, Francisco: 504 Martínez de Bonilla, Francisco: 350
Madrid, Juan: 233,239 Martínez de Carvallar, Lorenzo: 84 s.
Maldonado, Alonso: 46 s, Martínez de la Cunza y ArbiwJ, Alonso: 117
Maldonado, Cristóbal: 173,497 Martínez de la Cunza y Arbizu, Juan: 117
Maldonado, don Diego: 279 Martínez Enríquez, Francisco: 556
Maldonado, doña Francisca: 381 Martínez de Heredia, Francisco: 487
Maldonado, Francisco: 479 Martínez de 1luaguaqueca, Juan: 441
Maldonado, don Juan: 120 Martínez de Huaguaqueca, Juana: 441
Malla de Salceda, Esteban: 516 Martínez de Jerez, Bartolomé: 471
.Mancera, Antonio: 293 Martínez de Lara, Juan: 249
Mancera Bolafios, Alonso: 50 Martínez López, Alonso: 18,142
Mancera Zambrano, Alonso: 90 Martínez de Murcia, Miguel: 273
Manrique, don Antonio: 379 Martínez de Olaeta, Pedro: 273
Manso, Pedro: 353 Martínez Palomeque, capitán Diego: 528
Manso de Contretas, fray Gaspar: 567 Martínez de Sandía, Diego: 134 ss.
Manso de Contreras, fray Hernando: 567 Marzana, Martín: 175
Mantilla de los Ríos, Pedro: 329 Mata Barahona, Francisco: 530
Marañón, licencíalo Esteban: 19,400 Mata Barahona, Juan: 530, 534
Márquez, Alonso: 577 Mateos, Alonso: 133
Márquez, Francisco: 159, 518 s. Mateos, Ana: 316
Márquez, Juan: 287 Mateos, Antonio: 144 s.
Mant5n, Jerónimo: 478 Mateos, Antonio, hijo: 144
Martel de los Ríos, doña Luisa: 531 s. Mateos, Hernán: 323
Martín, Alonso: 52,444 Mateos, Vicente: 133
Martín, Ana-, 68 Maya, Gaspar: 275
Martín, Andrés: 42, 63 Maya. Juan: 80,83 s.
Martín, Antonio: 352 Mayoizo. Pablo: 179
Martín, Bartolomé: 264 Maza, Femando: 142
Martín, Catalina: 107 Mazariegos, Diego; 569
Martín, García: 334 Máznelos; Ambrosio: 368
Martín, Gonzalo:461 Máznelos, Juan: 368
Martín, Hernán: 42 Medina, Andrés: 309
Martín, Juan: 40,339,375 Medina, Catalina: 309
Martín, Lorenzo: 313 s. Medina, Diego: 554 s.
Martín, Luis: 63,186 Medina, Gonzalo: 377
Martín, Marcos: 323 Medina, Hernando: 148,298
Martín, Pedro: 106,480 Medina, María; 575
Martín, Vasco: 576 s. Medina de Fumar, Ginés: 530
Martín de Amores, Alonso: 344 s. Medina Puntar, Lucas: 517
Martín de Amores, Francisco: 345,348 Medrano, Martín: 393
Martín deAmorcs, Hernando: 344 s., 347 s. Mejfa, Antonio: 450
Martín Bermejo, Gil: 328 Mejía, Francisco: 450
Martín de Cáceres, Luis: 464 Mejía, Gaspar: 13,212
Martín del Campillo, Alonso: 389 Mejorada, Alonso: 56
Martín Curtidor, Pedro: 68 Mejorada, Juan: 56
594 ENRIQUE OTTE

Melchor, Gaspar: 45 Montezuma, Martín; 118 s.


Meléndez, Alonso: 324 Montoya, Ana: 188
Meléndez, Pedro: 573 Montoya, Diego: 271
Meléndez de Arcos, don Pedro: 506 Monzón, licenciado Juan Bautista: 254, 297, 386
Mena, luán: 290 Mora, Juan: 316
Méndez, fray Alonso: 377 s. Mora, fray Juan: 18, 87
Méndez, Gaspar: 571 Mora, Juana: 450
Méndez de Sotomayor, Lázaro: 482 Mora, capitán Pedro: 284
Me adieta, Cristóbal: 369 Morales, Alonso: 159
Mendieta, Joan: 369 Morales, Bartolomé: 71 s.
Mendiola, Martín: 273 Morales, Diego: 304
Mendoza, capitán Alonso; 513 Morales, Francisco: 245
Mendoza, don Alvaro: 398,463 Morales, Hernando: 550 s.
Mendoza, capitán Alvaro: 287 Morales, Jerónima: 459
Mendoza, Ana; 300 ’ Morales, licenciado Juan: 364
Mendoza, virrey don Antonio: 36* ¡ Morales, Pedro: 76,78
Mendoza, Bartolomé: 103 1 Morales Mondragón, Francisco; 552
Mendoza, Diego: 256 Morán, fray Francisco: 279
Mendoza, doña Francisca: 531 s. Morán, Gregorio: 374
Mendoza, Juan: 207 Morán, Juan: 74
Mendoza, Pedro: 227 Morena, Alonso de la: 262
Meneses, Martín: 480 Moreno, Alonso: 61
Menueho, Bernabé: 428 s. Moreno, Andrés: 123
Menuese (?), Bernabé: 401 Moreno, Florián: 137 s.
Mercado, Juan: 310 Moreno, Francisco: 402 s.
Merino de Meneses, Andrés: 86 Moreno, Juan: 129,444
Merino de Meneses, Francisco: 86 Moreno, Mateo: 436
Merlo, Francisco: 539 Moreno Serrano, Alonso: 62
Mesa, Bernabé: 541 Moreno de Vergara, Cristóbal: 75 ss.
Mesa, Francisca: 226 Moreta, Cebiián: 346
Mesa, Francisco: 22S Morga, Pedro: 16,51 s„ 64,174 s.
Mesa, Juan: 144 s. Morgado, capitán Diego: 320
Mesa, María: 471 Morguiz, dona Mariana: 43
Mexía, Mateo: 522 Moscoso, Gómez; 348
Mexlas, Diego; 58 Mota, Gabriel: 230
Meza, Gregaria: 415 Moya, capitán; 533
Meza Matamoros, Francisco: 13,415 Moya, Bartolomé: 324
Miguel, Juana: 259 Moya, Catalina: 324
Miguel, Pedro: 351 Moya, Martín: 324
Miguel de Quintanilla, Alonso: 456 Moya, Pedro: 517
Milla, Antón: 142 Muela, Bartolomé de la; 350
M illín de Bohórquez, Catalina: 538 Muela, Francisco de la: 380
Mingolla, Gabriel: 346 Muela, Isabel de la: 350
Molina, Bernabé: 132 Muñiz, Leonor: 365
Molina, Gaspar 45 Muñoz, Diego: 360
Molina, Juan: 213 Muñoz, Francisco: 170
Molina, Luis: 418 Muñoz, Juan: 170, 360
Molina, fray Pablo: 107 Muñoz, Mari; 68
Molina, Pedro: 132 Muñoz, Rodrigo: 82
Mollinedo, Pedro: 373 Muñoz de Ber langa, Juan: 334
Monarde, fray Nicolás: 98 Muñoz de Pidrile, Cristóbal; 439
Mondragón, Domingo: 245,550 s. Murgía, fray Francisco: 98
Mondragón, Isabel: 550 ss.
Mondragón, María: 550 ss. Nájera, Francisco: 430
Mongufa, don Pedio: 447 Nájera, Pedro: 416 ss., 424,543
Monroy, Francisco; 14,123 Nanas, Martín; 140
Monroy, Juan: 538 Narváez, don Diego: 345
Montagno, Alonso: 90 Narváez, Toribio: 575
Montagudo, Diego; 484 Nava, Diego; 100
Montalvo, licenciado; 468 s, Nava, Juan Bautista: 269
Montalvo, Cristóbal; 464 Nava Moriano, Francisco: 406
Moltalvo, don Rodrigo: 506 Navarwte, Diego: 25,576
Monte, Luis: 274 Navea, Diego: 279
Montedoca, Mariana: 108 Negrilla Francisco: 539
Montenegro, Capitán: 256 Negrillo de Rozasalvas, Francisco: 539
Monterey, María: 132 Nestares, Catalina: 490
Montes de Oca, Sebastián: 44 Nicolás, Juan: 204
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 595

Niño, Bernardo: 233 Ortega, Isabel: 281


Niño Sufre, Alonso: 513 Ortega, Juan: 157,388
Non, Bernardino: 224 Ortegón, licenciado Diego: 347
Nova, Francisco: 264 s.' Ortiz, Alonso: 17, 79 ss., 82 s.
Nuncibay, licenciado Francisco: 347 Ortiz, Andrés: 577 s.
Núñez, Beatriz: 438 Ortiz, Cristóbal: 44
Núñez, Catalina: 165 Ortiz, bachiller Diego: 55,57
Núñez, Diego: 263,497 Ortiz, Francisco: 336
Núñez, Francisca: 393 s. Ortiz, Isabel: 577
Núñez, Francisco: 17, 30,474 Ortiz, Marcos: 54,211
Núñez, Garcf: 131 Ortiz, bachiller Pedro: 128 s.
Núñez, Inés: 60 Ortiz, Petronila: 55,211
Núñez, Juan: 76 Ortiz de Cervantes, Cristóbal: 404
Núñez, Leonor: 310 Ortiz de Ecija, Pedro: 279
Núñez, Lorenzo: 53 Ortiz Magarino, Gaspar: 128
Núñez, Manuel: 474 Ortiz de Vargas, Juan: 371
Núñez, Pedro: 148,263 Ortiz Yáñez, Baltasar 136
Núñez de Andrade, Jerónimo: 393 s. Ortiz de Zárate, adelantado Juan: 560
Núñez de Bonilla, Pedro: 350 Osma, Diego: 244
Núñez de Bonilla, don Rodrigo: 346 Osorio, Antonio: 279
Núñez de la Cerda, Gonzalo: 278 Osorio. García: 569
Núñez Durán, Francisco: 274 Osorio, doña Juana: 120
Núñez de Loaysa, licenciado Lázaro: 510 Osorio, Pedro: 39 s.
Núñez de Montalván, Pedro: 61 Otalora, Juan: 273
Núñez de Silva, Francisco: 254 s., 261 Otel, Gil: 405 s.
Núñez de Vargas, Juan: 558 Ovando. Cosme: 462
Núñez Vasquiñán, Pedro: 272 Oviedo. Juan: 411
Oviedo, Rodrigo: 411
Obejero, Andrés: 63
Obregón, Juan: 187 Pac beca, Ana: 180
Obregón, Juan, sobrino: 187 Pacheco, Hernando: 179
Ocampo, Juan: 144 s. Pacheco y Osorio, virrey don Rodrigo, marqués de
Oeón, Antonio: 165 Cerralbo: 405
Ojalvo, Francisco: 462 Padilla, Jerónimo: 539
Ojalvo, Gonzalo: 462 Páez, Hernando: 380
Ojeda, Diego: 226 Páez de Becerril, Cristóbal: 452
Ojeda, Juan: 53 s. Páez de las Pairas, Hernán: 337
Oliva, Catalina: 445 Paganos, Juana: 139 ss.
Olivares, fray Antonio: 428 Pala, Francisco de la: 528
Olivares, Diego: 111 Palacio, doctor: 181
Olivares de Collazos, canónigo: 570 s. Palacio, Francisco: 16, 113
Olmo, fray Juan del: 428 Palacio, Gómez: 480
Olmos, Martín: 479 s. Palacios, Cosme: 158 i
Olozaga, Juan: 33,527 s. Palacios, María: 455
Olozaga, Juan, hijo: 527 s. Palacios, Pedro: 457
Onego, doña Margarita: 231 Paladines, Leonor: 92
Ontiveros, Alonso: 562 Patencia, Juan: 59
Oña» Pedio: 535 s. Palma. Antón: 334
Oquendo, Miguel: 46 s. Palma, Catalina: 342
Orantes, Juscpe: 562 Palma, Gonzalo: 559
Qrdás, Diego: 405 s. Palomeda, Juan: 398
Qrdejón, Gaspar: 183 s, Palomino, Diego: 354
Ordóñez, Juan: 280 Palomo, Juan: 198
Qrduña, Pedro: 455 Pantoja, Gonzalo: 313
Orea, Pascual: 302 s, Parada, Catalina: 286 s.
Orella de Aldaz, Juan: 415 Parada, Lope: 286
Oria, Domingo: 134 ss. Pardo, Francisco: 418,463
Oribe, Domingo: 279 Pardo, Pedro: 203
Orozco, Francisco: 21,121 Paredes, capitán Alonso: 440
Orozco, Juan Francisco: 171 Paredes, Francisco: 528 s.
Ortega, Andrés: 152 Paredes, capitán García: 431 ss.
Ortega, Bartolomé: 18 Pareja, Baltasar: 363
Ortega, Benito: 16,312 Parraces, Josepe: 540
Ortega, prior fray Cristóbal: 133 Parias Valeros» Diego de las: 538
Ortega, Francisco: 540 Parras Valeros, Pedro de las: 538
Ortega, Giiiesa: 228 Pastrana, Antonio: 453
Ortega, Hernando: 157 PasHana, Diego: 17, 153,166
596 ENRIQUE OTTE

Pastrana, Juan: 153 s, Pérez de Lozano, Isabel: 204


Pastrana, Pablo: 169 Pérez Maturanca, Andrés: 146
Patino del Pozo, Francisco: 241 Pérez de la Muía, Alonso: 118
Pavía, Juan: 541 Pérez de la Muía, Diego: 118
Payán, Rodrigo: 484 Pérez de Olázahai» Martín: 179
Paz, Alonso: 65 Pérez de Otalguí, Juan: 208
Paz, Andrés: 75 Pérez Pocasangre, Alonso: 45
Paz, capitán Bernardo: 200 Pérez de Quintana, doña Luisa: 119
Paz, canónigo Francisco: 131 ' Pérez de Rojas, Manuel: 16,257 ss.
Paz, Jerónimo de la: 188 Pérez de Santillana, Juan: 533
Paz, Lucas de la: 188 Pérez Verdugo, Francisco: 472
Paz, María: 174, 492 Pérez de Viveros, Ana: 557
Paz, licenciado Matías: 458 Peso, Antonio del: 382 s.
PecelKn, doña María: 353 Pila Vanegas, Diego de la: 512
Pecellín de Vargas, Cristóbal: 353 Pineda, Miguel: 171
Pecero, Hernando: 250 Pisa, Catalina: 133
Pedraza, Pedro: 454 Plaza, Leonor de la: 156
Pelao, Antonio: 22,113 Plaza, Pedro: 273
Peña* Antonio de la: 442 Plaza, deán Tomás de la: 18,156
Peña, Cosme de la: 391 Pliego, Gabriel: 271, 385,387
Peña, Isabel: 54,344 Pliego, Pablo: 161
Peña, Juan de la: 277 Pliego, Sebastián: 25,161
Peña, Melchor de la: 438 Polanco» Beltrán: 411
Peña, don fray Pedro de la: 18,295,344 Polanco, Gregorio: 140
Peñalosa, Miguel Angel: 416 Ponce, Antonio: 534 s.
Peñaranda, fray Juan: 121 Ponce, Benito: 164
Perales, Gaspar: 304 s., 452 Ponce, Catalina: 163
Perales, Hernando: 236 Ponce, Garcí: 344
Peralta, Ana: 62 Pone», Isabel: 204
Peralta, Diego: 457 Ponce, Rodrigo: 204
Peralta, licenciado Gaspar: 347 Ponce de León, Clemencia: 173
Peralta y Palacios, Lorenzo: 455 Porras, Alonso: 91
Perea, Luisa: 329 Porras, Beatriz: 91
Pereda, Jerónimo: 232 s. Porras, Jerónimo: 275
Peregrina, Mateo: 133 Porras, Juan: 91
Pérez, Alonso: 54,112 Portero, fray Juan: 421
Pérez, Ana: 173 Portillo Cantalejo, Antonio: 336
Pérez, Antón: 72,487 Portugal, don Diego: 457
Pérez, Antonio: 146 Pozo, chantre don Alonso del: 18,240
Pérez, Benito: 575 Poto. Pedro del: 241
PéreZ, Catalina: 122,296 Pozo, Sebastiana del: 240
Pérez, Cristóbal: 553 ss., 577 Prado, Gonzalo: 49
Pérez, Diego: 110,127,211,397, 540 Prado, Leonor: 49
Pérez, licenciado Diego: 248 Prado, Pedro: 48 s.
Pérez, Elvira: 485 Prado, Rodrigo: 48
Pérez, Francisca: 100 Pretel, Pedro: 417
Pérez, Francisco: 5 8,110,295 Prieto de Belmonte, Francisco: 124 s.
Pérez, Hernán: 573 Puejo, capitán Francisco del: 562
Pérez, Juan: 127 Puente, Gonzalo de la: 509
Pérez, doña Leonor 362 Puerto, Marcos del: 235
Pérez, Manuel: 248 Puga, Diego: 265
Pérez, Marcos, corso: 422,425,428 Puga, Vasco: 97
Pérez, María: 144 s. Pulgar, Alonso del: 284
Pérez, Melchor,' 249 Puño, Juan: 411
Pérez, Miguel: 171
Pérez, Pedro: 180,354 Quesada, Rodrigo: 52
Pérez, Rodrigo: 541 553 Quevedo, Pedro: 516
Pérez, Sebastián: 297 Quintana, Francisco: 213 s.
Pérez, Vasco: 124 Quintana, Gregorio: 19,213
Pérez de Baena, Juan: 389 Quiñones, licenciado: 400
Pérez Bravo, Cristóbal: 553 ss. Quiñones. Antonio: 482 s.
Pérez de Castro, Ana: 124 Quúoga, Juan: 501
Pérez de Castro, Domingo: 124 s. Quirós, Juana: 395
Pérez de Frfas, francisco: 473 Quirós, Luis: 131
Pérez Guillermo, Bartolomé, 19,204 Quirós, Pedio: 395
Pérez de Lezcano, Juan: 458
Pérez Lozano, Cristóbal: 204 Racionero, Juan: 261,422 ss,» 427
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 597

Ramírez, Alonso: 16,450 ■ •11 ' Robles, Antonio: 113


Ramírez, Alvaro: 17,514 Robles, Blas: 434
Ramírez, fray Andrés: 351 Robles, Jaime: 168
Ramírez, Beatriz: 193 Robles, Juan: 168
Ramírez, Gabriel: 55 Robles. María: 184
Ramírez, Lorenzo: 351 Robles, Pedio: 63
Ramírez, Lucas: 382 Rodas, Gaspar: 318
Ramírez, Luisa: 296,450 Rodrigo de Pereira, Hernando: 283
Ramírez, Manuel: 149 Rodríguez, Alonso: 14,150 s. 239,354 s.
Ramírez de Aguilera, Alonso: 448 Rodríguez, Alvaro: 77
Ramírez de Aguilera, Jerónima: 449 Rodríguez, Ana: 216,476
Ramírez de Aguilera, Juan: 447,449 s, Rodríguez, Antón: 291
Ramírez de Arellano, Gabriel: 380 Rodríguez, Antonio: 129,216,267
Ramírez de Bonilla, Diego: 350 Rodríguez, Baltasar: 82
Ramírez de Bonilla, Diego, hijo: 350 Rodríguez, Bernardina: 247
Ramírez Bravo, Francisco: 193 s. Rodríguez, Catalina: 216,392
Ramírez Gaseo, Alonso: 28,331 Rodríguez, Cosme: 18, 190
Ramírez de Montalvo, Cristóbal: 506 Rodríguez, Cristóbal: 235
Ramírez de Ojeda, Gonzalo: 315 Rodríguez, Diego: 43 s., 153 s„ 437 s.
Ramiro, Alonso: 160 Rodríguez, Francisca: 158,183,239
Ramiro, Juan: 159 Rodríguez. Francisco: 2 0 ,3 9 ,7 2 ,1 5 3 ,4 6 2 ,4 6 5
Ramos, Alonso: 79,225 Rodríguez, Garcí: 59
Ramos, Diego: 218 Rodríguez, Gonzalo: 450
Ramos, Francisco: 565 Rodríguez, Gregaria: 106
Ramos, Juana: 44 Rodríguez, Hernán: 437
Ramos, Pedio: 361 Rodríguez, Isabel: 226,280
.Rebolo, Francisco: 52 Rodríguez, Jerónimo: 158,176 s.
Rebollasa, Juan: 127 Rodríguez, Juan: 4 0 ,4 3 ,6 3 ,9 5 ,3 4 6 ,3 5 5
Rebolledo, Catalina: 513 Rodríguez, Lucas: 17,437
Redonda, Juana de la: 364 Rodríguez, Marcos: 107
Redondo, Juan: 127 Rodríguez, Martín: 533
Regodón, Francisco: 549 Rodríguez, Melchor. 15,169,227
-Reina, Marcos: 201 Rodríguez, Pedro: 8 4,2 16 ,24 7,3 06
Remaltes, Pedro: 434 Rodríguez, Rafael: 217
Reinoso, Juan: 168, 584 Rodríguez, Vasco: 569
Rejón, Juan: 287 Rodríguez, Vicente: 435 s.
Rendón, Juan Bautista: 142 Rodríguez de Acevedo, Miguel: 45,145
Reyes, Gaspar de los: 1 9 ,2 5 ,1 1 4 ,5 0 2 ss. Rodríguez de Baena, Aldonza: 464
Reyes, Juan de los: 234 Rodríguez Bravo, Alonso: 235
Reyes, Nicolás de los: 574 Rodríguez Caballero, Pedro: 157
Ribadavia, condesa: 96 Rodríguez Cabeza de Vaca, Esteban: 347
Ribadeneira, doña María: 229 s. Rodríguez de Cuellar, Alonso: 354 s.
Ribas, Alonso: 154 s. Rodríguez Giménez, Juan: 573
Ribas Solís, Pedro de las: 89 Rodríguez de León, Juan: 134
Ribas Valdés, Gonzalo: 17,505 Rodríguez de Madrid, Gaspar: 169
Ribera, doctor: 131 Rodríguez de la Magdalena, Alonso: 57 s.
Ribera, Callos: 251 Rodríguez de Medina, Pedro: 314
Ribera, Hernando: 251 Rodríguez de Mora, licenciado Juan: 253 s.
Ribera, Juan: 1 9 ,2 8 ,3 8 8,5 56 s. Rodríguez de Nova, Pablo: 264
Ribera, licenciado Juan: 251 Rodríguez Pantoja, Alonso: 416
Ribera, Nicolás: 479 ■ Rodríguez Pardo, García: 203
Ribera, Pedro: 497 Rodríguez Rubio, francisco: 178
Rico, Cristóbal: 282 Rodrigue^ Salmerón, Antón: 119
Rincón, Tomás del: 128 Rodríguez Verdugo, Cecilia: 230
Río, Antón del: 166 Rodríguez de Villaenízar, capitán Alonso: 17,319
Río, Diego del: 167 Rodríguez Zambrano, Juan: 39
Río, Hernando del: 379 Rojas, don Francisco: 368
Río, Juan del: 251 Rojas Antesana, Diego: 19,536
Río, Sebastián del: 167 Rojo, Bernabé: 127
Ríos, Pedro de los: 230 Roldana, María: 137 s.
Riquelme, fray Pedro: 361 Román, Gabriel: 282
Riqueri, Juan: 227 Román, Gonzalo: 50
Rivera, Juan: 109 Román, Pedro: 282
Roa, Juan: 507 Romano, Jerónimo: 446
Roa, Melchor: 270 Romero, Alonso: 271,310
Roa, Simón: 434 Romero, Juan: 271 s.
Robledo, Jorge: 45 Romero de Escamilla, Pedro: 272

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598 ENRIQUE OWE

Romo, Juan del: 127 Sánchez, Alvaro: 547 s.


Ronquillo, Diego: 583 Sánchez, Antón: 61,150,492
Ronquillo, don Gonzalo: 583 Sánchez, Antón, clérigo: 152
Rosa, Juan: 410 Sánchez, licenciado Antonio: 503
Rozas, Hernando; 295 Sánchez, bachiller Baltasar 560
Ruba, Mariana: 171 Sánchez, Bartolomé: 388,397 s.
Rubio, Juan: 98,169,178 Sánchez, Benito: 405
Ruesga, bachiller: 238 Sánchez, Catalina: 558 s.
Ruiz, dofia Ana: 133 Sánchez, Diego; 8 3 ,9 4 ,1 0 9 ,2 2 5 ,2 7 2
Ruiz, Andrea: 389 Sánchez, Francisco: 65 s„ 83, 187, 197, 200, 216,
Ruiz, Bartolomé: 177 255,264,323
Ruiz, Cristóbal: 437 Sánchez, Garcí: 350
Ruiz, Esteban: 317 Sánchez, Gaspar: 560
Ruiz, Francisco: 112,539 Sánchez, Hernán: 218,257
Ruiz, Gaspar. 538 s. ; Sánchez, Juan: 39, 150,365,414,518
Ruiz, Gregorio; 210 j Sánchez, Leonor: 339
Ruiz, Hernán: 108 Sánchez, Luis: 53
Ruiz, Hernando: 448 Sánchez, Luisa: 150 ss.
Ruiz, Jerónimo: 308 Sánchez, Mari: 3 » , 334, 556
Ruiz, Juan; 183 s., 463 Sánchez, Mana: 458
Ruiz, Martín: 418,428 Sánchez, Martín; 389
Ruiz, Mateo: 320 s. Sánchez, Mateo; 102,398
Ruiz, Ñuño: 39 Sánchez, Miguel: 42
Ruiz, Pedro: 210 Sánchez, Pedro: 18,44,82,357
Ruiz, Rodrigo: 575 Sánchez de Angiano, Miguel: 141
Ruiz, Salvador: 389 Sánchez de Angulo, Diego: 575
Ruiz de Avilés, Catalina: 319 Sánchez Aparicio, Hernán: 179
Ruiz de Baena, Pedro: 389 Sánchez de Archidona, Francisco; 320
Ruiz de Medina, Alonso: 573 Sánchez de Ai iza. licenciado Juan: 499
Ruiz de Navamuel, Alvaro: 516,533 Sánchez Armas, Antón: 61, 64
Ruiz de Navamuel, Antonio: 533 Sánchez de Avila, Isabel: 338
Ruiz de Rojas, Ñuño: 346 Sánchez de Azcona, Juan: 92
Ruiz de la Vega, Blas: 235 Sánchez de Azcona, Miguel: 92
Sánchez de Bañares, García; 197
Sabido, Hernando: 269 Sánchez de la Barrera, Hernán: 502 s.
Sal, Lucas de la; 140 Sánchez de la* Casas, Diego: 95
Salas, Alonso: 416 Sánchez Ceano, Pedro: 507 s.
Salas, Antonio: 19,305,535 s. Sánchez de Cotrales, Pedro: 331 s.
Salas, don Diego: 344,348 Sánchez de la Cruz, Pedro: 264
Salas, Juan: 486 Sánchez de Espinosa, Juan: 287
Salas, Pedro: 207 Sánchez de Gálvez, Juan: 17,498
Salazar, Alonso: 100 Sánchez Guadalupe, Diego: 167 s.
Salazar, Catalina: 338 Sánchez Guerra, Juan: 255
Salazar, fray Domingo; 98 Sánchez de Guztnán, Tomé; 413
Salazar, Hernando: 492 Sánchez de Leiba, Martín: 584
Salazar, doña Inés: 231 ss. Sánchez de Luchena, Diego: 334
Salazar, Maria: 513 Sánchez de Luchena, Juan: 334
Salazar, flay Martín: 289 Sánchez de Meló, Francisco: 479 s.
Salazar, Pablo: 338 Sánchez Merchán, Alonso; 325 ss.
Salcedo, Alonso: 229 Sánchez de MigoIIa, Francisco: 356 s.
Salcedo, Gaspar: 338 Sánchez de Moscoso, Gregorio: 204
Salcedo, Jerónimo: 133 Sánchez de Muñón, don Sancho: 98
Salcedo, Juan: 133 Sánchez Padilla, Juan: 464
Salcedo, Pedro: 222 Sánchez de Porras, Francisco: 443
Salceda de Espinosa, Juan; 18,132 Sánchez del Pozo, Pedro: 241
Saldaña, Amaro: 241 Sánchez de Rozas, Cristóbal: 116,179
Saldaña, Bartolomé: 484 Sánde, licenciado Blas: 141 s.
Saldaña, Beatriz: 479 s., 484 ss. Sande Téllez, Juan; 141
Saldaña, Diego: 31,306 Sandoval, Diego: 329
Salinas, Alonso: 141 San Juan, María: 232
Salinas, fray Diego; 241 Sau Llórente, Diego: 150 ss.
Salinas, Martin: 216 San Pablo, Ana: 568
Salinas, Rodrigo: 362 San Rafael y Hervís, María; 299
Salvador de Solórzano, Bartolomé: 458 San Sebastián, provincial fray Pedro: 209
Salvatierra, Pedro: 401 Santa Cruz, Juan: 524
Samaniego, Juan: 289 Santa Cruz, Luis: 124
Sánchez, Alonso: 405.434,569 Santa Josefa, fray Gabriel: 18,98
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 599
Santa María, Ana; 124 Telío, Juan; 223, 424
Santa María, fray Juan: 141 Tello, Juana: 574
Santiago, Ana: 564 Tena, licenciado Francisco: 318
Santiago, Diego: 378 Tena, Isabel: 318
Santiago, Francisco: 15, 74 Terán, Ana: 115
Santiago, Melchor: 284 Ternero, Luis: 552
Santiago, Pedro: 284 Terrones, licenciado: 143
Santilíán, Mariana: 66 Tineo, Alonso: 341
Santos, Alonso: 133 Tineo, Alonso, padre: 341
Santos, Gonzalo: 530, 533 Tineo, Juan: 341
Santolis, Femando: 191 Toledo, virrey don Francisco: 382 s,
Santuchos, Cándida: 562 Toledo, Marcos: 134 ss.
Santuchos, Jusepe: 561 Tolosa, Juan; 191
Sanz, Juan: 579 Tolosa, Matías: 191
Sanz Heredero, Francisco: 407 Tomás de Santuchos, Antonio; 561
Saraeho, Juan: 369 Tomás de Santuchos, Diego; 13,561
Sarmiento, doña Catalina: 379 Tordesilla, Josepe; 568
Sarmiento, dofla Isabel: 379 Torijano, Antonio: 18,163
Saucedo, Juana: 57 Toro, Pedro: 396
Savtn, Mari: 179 Torre, Alonso de la: 304
Seca, Miguel; 528 Torre, Antolín de la: 286
Sedeño, Diego: 120 s. Tone, Bartolomé de la; 111
Sedeño, Juan; 18, 294 Tone, Gaspar de la: 14,183 s.
Seralta, Hernando: 178 Torre, doña Marta de la. 523
Sema, Francisco de la: 533 Torre, Melchor de la; 392
Serralta, Gaspar: 178,191 Tone, Pedro de la: 111
Serrano, Andrés: 334 Torrecilla, Jusepe: 567
Serrano, Diego: 3 19 TotTecilIi Mari: 334
Serrano, Pedro: 388 Torres, Alonso: 48
Sevilla, Alonso: 530 Torres, Ana; 517
Sevilla de Veragua, capitán Francisco: 279 Torres, Diego; 250,386
Silva, Simón: 574 Torres, Franco: 386
Silva, Tristón; 227 Torres, Gaspar 323
Silva Campofrío, Tristón: 277 Torres, Hernando: 255
Solano, Hernando: 482 Torres, Luis: 400
Solís, Angela: 89 Torres, Pedro: 102,453 s.
Solís, Inés: 16, 89 Torres. Rodrigo: 483 s.
Solórzano, capitán Melchor: 104 Torres Montes, Juan: 274
Solórzano, Pedro: 16,103 Torres Pineda, Antonio: 562
Soria, Alonso: 531 Torres del Salto, Femando: 266
Soria, Gonzalo; 14,531 s. Torres (le Vera, licenciado Juan; 531,560
Soria, Rodrigo: 507 Torres de Vera y Aragón, adelantado Juan: 561
Sosa, Alonso; 366 ss. Torres Zurujano, Pedro; 69 s. 1
Sosa, Diego: 367 Tozoni Saavedra, Agustín: 510
Sosa, Esteban: 368 Tribucio, Cristóbal de los: 448
Sosa, Francisco: 91 Trujillo, Alonso: 305
Sosa, Juan: 366 s. Trujillo, Diego: 479 s., 485 s.
Sosa, Juan Alonso: 40 Trujillo, Francisca: 305
Sosa, doña Juana: 40 Trujillo, Juana: 250
Sotelo, Payo: 515 Trujillo, Pedro; 199
Soto, Hernando: 20, 167, 252 Trujillo, Francisca: 33,250
Soto, Juan; 352,39 2 ,5 0 2
Soto, capitán Juan: 124 Ulloa, Gaspar. 348
Soto, doña Leonor: 491 Ureña. Ana: 115
Sotomayor, Jerónimo: 105 Urihe. Juan: 351
Suárez, capitán Alonso: 359 Urre, Martín: 563
Suárez de Mendoza, virrey don Lorenzo, conde de Urrutia, Diego: 441
Corona; 19 ,105 Urrutia, Miguel: 441
Suárez de Perea, Alejo: 359 Urrutia. Pedro: 178
Suárez Perea, Francisco; 17,359 Utrera, Juan: 78
Tamayo, Inés; 404 Vaca, Diego: 347
Tapia Cantral, Iñigo: 75 Valdelomar, Melchor. 84 s.
I'avira, Miguel; 42 Valdemoro, Alonso: 293,422
Teca (Tcza), Miguel; 531 s. Valdemoro, Alonso, padre: 293
Tejeda, Juan: 158 Valdemoro, Pedro: 294
Téllez, Juan: 55 Valdepeñas, licenciado: 532
600 ENRIQUE OTTE

Valdcras, Francisco: 563 , ¡ 1■ ; Vello, Diego: 531


Valderas, Juan: 563 1 Venegas, fray Juan: 269
Valdivia, Pedro: 554 Vera, capitán: 446
Valdivieso, Baltasar: 111 Vera, Antonio: 156
Valenciano, Hernando: 127 s. Vera, doña Francisca: 440
Valer, Diego: 343 Vera, Francisco: 101,489
Valero, Juan: 524 Vera, Sancho: 522
Valero» Pedro: 525 Vera, Sebastián: 17,489
Valero, Pedro, el mozo: 526. Verdugo, Juan: 360
Valverde, Bernardina: 495 Verdugo, Luis: 583
Valíadolid, Baltasar: 283 Verdugo, Sancho: 483
Vallados Carreño, Sebastián: 260 Verdugo de Cadena, Juan: 583
Valle, Juan del: 227 Verero, Ana: 464
Vallejo, Antonio: 534 Vergara, Francisco: 373
Vanegas, Ana: 204 Vergara, Ortuño: 373
Vanegas, Ana, hija: 204 Vicente, Cristóbal: 94
Vanegas, fray Juan: 270 Victoria, Melchor: 535
Vanegas, licenciado Pedro: 401 Vides, Gonzalo: 249
Vara, Agustina: 452 Viera, Gaspar: 230
Vara, Diego: 350 Villacreces, Juan: 223
Vargas, Diego: 479 Villadiego, Alonso: 29, 413
Vargas, Francisca: 231 ss. Villafranca, Antonio: 108
Vargas, Gaspar: 45 Villafranca, bachiller Hernando: 108
Vargas, Isabel: 471 Villalobos, Francisco: 533
Vargas, Juana: 231,471 Villalta, Ana: 329
Vargas, María: 75 s. Villanueva, Baltasar: 168
Vargas, Pedro: 41,283 Vilianueva Zapata, Diego: 277, 279
Vargas Carvajal, Alonso: 287 Villaieal. Juan: 151 s.
Vascones, Francisco: 516 Villanihia, Ana: 71
Vazcuña, Blas: 425 Villarubia, Gonzalo: 71
Vázquez, Alvaro: 486 Villarubia, Juan: 18,131
Vázquez, Ana: 392 Villaniel, Gaspar: 513
Vázquez, Andrés: 394 Villaseca, Juan: 124
Vázquez, Antonio: 573 Villegas, Gü: 115
Vázquez, doña Francisca: 314 Villela, licenciado Juan: 142
Vázquez, Francisca: 556 s. Vinuesa, Andrés: 348
Vázquez, Francisco: 173, 408, 479 Viñuelas, Alonso: 165
Vázquez, Hernán: 300 Viñuelas, Juan: 165
Vázquez, Isabel: 392 s. Viñuelas, Martín: 165
Vázquez, Juan: 581 Virués, Diego: 267
Vázquez, Leonor: 173 Vique, Fulgencio: 77
Vázquez, Mateo: 502 ss. Vivanco, Juan: 99
Vázquez Mejía, Francisco: 423 Vivas, Bartolomé: 122
Vázquez de Mercado, Pedro: 196 Vivas, Catalina: 317
Vázquez de Morales, María: 62 Vivas, Cristóbal: 14, 26, 317
Vázquez de Puga, Francisco: 264 Vivas, licenciado Rodrigo: 122
Vázquez de Quiñones, Buenaventura: 581 Viveros, Francisco: 442
Vázquez Serrano, Benito: 62 Viveros Antonia: 557
Vega, Bernardo de la: 540 Vizcaíno, Juan: 348
Vega, Hernando: 433
Vega, Juan: 530
Ynaga, Gregorio: 236
Vega, Luisa de la: 275
Vega, Pedro: 203, 295
Velasco, Antonio: 583 Zambrano, Alvaro: 16,40
Velasco, Hernando: 567 Zambrano, Esteban: 39
Velasco, Jerónimo: 568 Zambrano, Juan: 39
Velasco, Juan: 93 Zamora, Alonso: 18, 28, 281
Velasco, viney don Luis: 119 s., 140,495 Zamora, Ana: 569
Velasco, Sebastián: 336 Zamora, Baltasar: 417,429
Velazco, Cristóbal: 168 Zamora, Juan: 556 s.
Velázquez, Cristóbal: 569 Zapata, Beatriz: 252
Velázquez, Juan Alonso: 202 Z£rate. Ana: 509
Velázquez, doña María: 448 Zirate, don Francisco: 561
Velázquez, Sebastián: 142 Zirate, Garcia: 509
Velázquez de Salazar, Juan: 13,9 7 ,2 0 4 ,4 1 2 Zarate, don Hernando: 562
Velorado, Alonso: 139 ss. Zavala, Esteban: 388
Velorado, Sebastián: 140 Zoreo de Ulloa, don Pedro: 540
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 601

Zorrilla de la Concha, Juan: 116» 178 Zúñiga, doña Magdalena: 288


Zorrilla de la Concha, Pedro: 178 Zúñiga y Acevedo, virrey don Gaspar, conde de
Zúñiga, doctor don Diego: 401 Monterey; 495 s.
INDICE DE LUGARES

Acapia: 295 Badajoz: 40, 358, 471


Acapulco: 19, 27, 191 s. fiaena: 225 s., 498
Aguilar 116 Baeza: 18,346,349
Aguilar del Campo: 47, 103, 516 Baeza (España): 262, 439, 509
Alburquerque: 146, 156 s., 244, 339, 472 Balmaseda: 373
Alcalá: 105 Barrueco: 236
Alcalá de! Alameda: 406 Barzienze: 107
Alcalá de Guadaira: 455 Belalcázar. 24, 304
Alcalá de Henares: 149, 222s., 266, 371, 522, Belmonte: 272
571 Berzocana: 170
Alcalá la Real: 399, 531 Bilbao: 164, 208, 441
Alcántara: 360 Borburata: 564, 566
Alcaraz: 63, 186 Brihuega: 152, 154 ss., 160, 162 s., 165, 167
Alcovendas: 452 ss. 171
Alcuéscan 144 Buenos Aires: 539, 561 s.
Algeciras: 165 Burgos: 256, 295, 404
Almagro: 133, 141, 411, 538
Almaguer (España): 281 Caballos, puerto de: 226 ss., 233, 244
Almodovar del Campo: 234, 262, 356, 414, Cabañas: 160
563 Cabeza arados: 402
Almoguon 240 Cáceres: 14 s., 17,21,319
Almonacid: 571 s. Cáceres (España): 26, 146, 338, 406 s., 462,
Altamira: 448 472 s. ‘
Andaguailas: 19,491,496 Cádiz: 18, 122, 131 s., 16«, 202, 299, 305, 318,
Anserma: 17, 337 s. 322, 467
Antequera: 14, 183 Cajamarca: 19,496
Antequera (España): 89, 463 Caldiban 369
Antioquía: 318 Cali: 18,24, 356,358
Aracena: 27, 331, 566 Callapa: 295
Aranzueque: 21, 218 Camas: 317
Arauco, valle: 554 s. Camay: 515
Archidona: 346 Campanario: 318
Arequipa: 15, 17, 255,400, 439,457, 497 ss., Campeche: 18, 180, 569, 571
527, 537, 544, 558 Caracas: 261
Arévalo: 583 Carcicós: 41
Argamasitla: 322 Carmene: 91
Arica: 535, 537, 540 Carmona: 44, 482 s.
Aijona: 137 s., 148 Carranque: 142
Atanzón: 158 Cartagena: 15 s., 18 ss., 21, 27 ss., 69 s., 143,
Atienza: 121 252 s., 261, 270, 279, 281, 286 ss., 311 s.,
Atlixco: 14, 144, 167, 173 314 ss., 318 s., 323, 329, 331, 335, 337,
Aullagas: 512 354, 388, 417, 424, 431s., 437, 443, 448
Avila: 346, 382 s., 524 s. 452, 539, 548, 565
Ayamonte: 229 Cartagena (España): 114
Aymaraes, los: 491 Casma, valle de: 14, 31, 468
Aznalcázan 376 ss. Castro: 404, 534

603
604 ENRIQUE OTTE

Castro Pérez: 530 Galves: 113


Cazálla: 29, 281 Geres (1): 1.20 s.
Cilleros: 360
Ciudad Real: 261, 320, 357, 437, 448,450, 563 Granada: 119, 163, 166, 385, 450, 531
Ciudad Rodrigo: 295, 47S Guadacheri: 549
Coatzacoalcos: 187 Guadalajara: 105,210,355,435
Cochabamba: 543 Guadaícanal: 29,231, 268, 281 s„ 350
Colmenar Viejo: 60 Guadarrama: 197
Comayagua: 235 Guadeaca: 63
Concedo: 264 Guadiana: 13,212
Constantina: 71 Guadix: 118
Córdoba: 182 Guahotimallan: 147
Córdoba (España): 29, 152, 228 ss., 324, 389, Guamanga: 14, 17 s., 30, 386, 423, 471 ss.,
438,474,497, 531 483, 537
Coro: 566 Guanajuato: 73
Cotabambas: 19,495 Guanuco: 537
Covarrubias; 295, 344, 507 s. Guatemala: 14 s í ., 17, 21, 23,2 5 ,4 5 , 47, 104,
Cubagua: 32 220 ss., 232, 238
Cuenca: 364 s„ 367 Guatitán: 83
Cuenca (España): 261, 363, 416 ss„ 424 ss. Guayaquil: 364 s., 367, 390,420.
Culiacán: 213 Guazuce: 13,320
Curiel: 372 Gumiel: 413
Chacay: 14, 455
Chanca: 414 Hiiave: 295
ChiameUa: 13,212 Hinojos: 240 s., 468
Chiapa: 23, 28, 230 Hmojoso del Marquesado: 357
Chimbo: 363 Honduras: 16,235 ss.
Cholula: 170 Horcajo: 341
Chontalpa: 230 Huencavelica: 15,428, 476, 537
Chozas de Canales: 367 Hucacualeo: 85
Chuquíabo: 516 Huete: 221,286, 338
Doimil (?): 319 lea: 460
Don Benito: 339, 440 Isla Española: 47, 575 - •
Don Gonzalo: 339 ¡/ubre: 436
Dos Hermanas: 212 Izúcar: 145
Dueñas: 372
Jaén: 371
Ecija: 236, 261,386,404 Jaén (España): 45, 169, 306
El Arroyo de Mérida: 351 Jalapa: 63, 97, 176
El Bodonal: 110 Jamaica: 354
El Callao: 19,417 ss., 420,422 s„ 426 s., Jaripo-Tiripítío: 208
429 s., 432 s., 442, 458, 493 Jerez de Badajoz: 558 s.
El Campo: 488 Jerez de la Frontera: 45, 75 ss., 223, 305, 314,
El Corral: 359 440,444
El Cuzco: 14-s., 17 s„ 20, 25, 31, 295,335,
369, 4 0 0,426,429,431, 434, 461,475, La Ascensión: 546
478 ss., 495 s„ 508, 537 s. La Asunción: 563
El Pedroso: 211, 246 La Buraca: 515
El Pozo: 571 La Calera: 235 s.
El Vinillo: 272 La Concepción: 13,277, 535 ss.
Escalona: 260 La Florida: 180
Escoriaza: 273 La Fuente el Arco: 325
Espartinas: 561 La Fuente el Maestre: 264
Espinosa de los Monteros: 178 La Fuente la Piedra: 463
Estepa: 560 La Gaitera: 524 s.
La Habana: 17 ,2 9 ,4 0 ,6 9 , 74, 124 s„ 130,
Fresnillo: 215 132 s„ 140, 180, 227, 283, 296, 307, 337,
Frías: 129, 184 448, 596 ss.
Fuencariral; 453 La Higuera de Fregenal: 497
Fuente de Cantos: 443,479, 484 La Higuera de San Juan de Vargas: 497
Fuentelaencína: 155 s., 1S9, 227, 446 La Mota el Cuervo: 356
Fuente la Peña: 248, 257 ss. La Palma: 571
Fuente del Maese: 472 La Palma, isla de: 124, 180, 270
Fuente del Maestre: 39 s. La Parra: 472
Fuente Novilla: 571 La Paz: 17,453, 513, 519
Fuentes de León: 84 ss. La Plata (Charcas): 19, 501 ss.
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 605

La Plata (Río de la Plata): 560 Monbeltrán: 253


La Puebla de Alcócer: 61 Montalvo: 293
La Puebla de Montalbán: 115 s., 354 s. Montemayor: 336
La Puebla de Sancho Pérez: 50,90, 109, 178 Montemolín: 157
La Puente del Arzobispo: 294, 360, 462 Montijo: 70
La Serena: 550 ss. Monzón: 270
La Trinidad: 226, 238 Mosedo los Caballeros: 263
La Vega: 474 Moyobamba: 373
La Victoria: 335
La Yaguana: 581 Nájera: 139
La Zarza: 352 Navalagamella: 197
Las Brozas: 398 Nochtepec: 14, 28, 193 ss.
Las Casas de Omillán: 291 Nombre de Dios: 15, 18, 27, 30,249, 252 s.,
Las Navas: 413 261, 267 ss., 277, 279,287, 293,297, 299,
Las Palmas: 304, 524 343, 362 s„ 367, 372, 375' s„ 380, 391, 424,
Las Pedroñeras: 498 431, 441 s., 452, 458, 4(54, 466 s., 471, 479,
León: 482 s, 484, 487,489,492,497, 524 s„ 530, 539,
León de Nicaragua: 18, 240 556, 558
Lepe: 94, 193 s. Nueva Cádiz: 32
Lima: 13 ss., 16 ss., 19 ss., 22 ss., 25 s., 29, Nueva Segovia: 243
249, 255,26!, 266, 299, 307, 337, 342 s„
367 371 ss., 374,471 s„ 475, 477, 479,' Oaxaca: 19,45, 71, 183 ss., 230
484, 489, 492,*495 s., 506, 508, 516, 524 s. Ocaña: 239, 338, 380 s.
529 ss., 533 ss., 539 ss., 543, 550, 556 s., Ocoa: 77, 84
559, 577 Ocotitlán: 182
Lisboa: 564 Odón: 504
Logroño: 256 Oliva: 62
Loja: 346, 548 Olmedo: 552, 554 s.
Los Hinojos: 357 Osamuyos: 19, 495
Los Remedios: 282 Ontiveros: 413
Llerena: 265, 312, 323,479,489 Origancho: 13, 452
Orizaba: 18, 33, 181
Madrid: 19, 28, 59, 62, 98, 102 s.; 111, 11S, Oropesa: 88, 188, 253, 392, 524 s.
127 s„ 141, 166 s., 191,198,208, 222,228, Oruro: 18, 544 s.
245, 247, 258, 263, 270, 277 ss., 283, Osuna: 130
288 ss., 296, 299, 302, 329, 391,408, 412, Oviedo: 505
424,431,445,447,453 s., 463, 475 ís„ Ozoa: 577
487,492,495 ss., 499 s„ 503 s„ 509 s„
528 s., 535 s., 539, 543, 545, 550 ss., 561,
568, 572 s„ 575, 584 Pachuca: 114, 197s.
Madrigal: 501 Paita: 26 s„ 369,400,418, 425, 429,433, 499,
Málaga: 467 538
Manila: 583 Patencia: 183 s.
Maqueda: 388 Palos: 556
Maracaibo: 566 Pamplona: 317, 323
Margarita: 17, 567 Pamplona (España): 117
Mariave (7): 432 Panamá: 15 s., 18, 20 ss., 23, 26 ss., 33, 70,
Mariquita: 13,334 245 ss., 268 s., 271 s., 275,278,299, 335,
Masayá: 2 4 1 363 s., 369, 375 s., 380, 384, 387, 389,
Merina de Buen Varón: 162 s. 395 s., 400 s., 403, 411 ,413,415 s., 419,
Medellín: 339 424, 426 s., 429, 431 s., 437, 439,442,
Medina del Campo: 43, 89, 476 s., 553 ss. 445,448 s., 452, 464,466 s., 471,475,
Medina de Rioseco: 13J, 235 ss., 294 479,483 s., 487,489,491 ss., 494, 505,
Medina Sidonia: 125 s., 133 529, 539 ss., 550 s., 557 s., 577
Medina de las Torres: 19, 337 Pánuco: 19, 21,. 29, 213
Melgar. 405 s. Parinacocha: 19, 496
Mérida: 189 Pascaro: 19,495 s.
Mérida (España): 244, 547 Pasto: 362
México: 13 ss., 16 ss., 19 ss., 22 ss., 25 s., 28 ss., Pastrana: 234, 572
31 s., 39 ss., 188, 193, 198 s„ 203, 208, Pátzcuaio: 206
211 s„ 215,219,225 s„ 228,231,233, 338, Peñafiel; 216
400,408 s„ 412,432,434. Pina: 534
Michoacán: 18,202 s., 208 Pinto: 446
Mirandilla: 518 Plaseneia: 182,410
Mixteca: 186 Popayán: 15, 18, 353 ss.
Moguer. 316 Poreo: 295
Mompós; 16, 19, 300 s., 312 s. Portobelo: 495
606 ENRIQUE OTTE

Potosí: 14 s„ 18 ss., 27, 30, 33, 255,271, 294 s., Soria: 513
307, 345, 348, 368, 390 s., 396, 399 s„ Suchimilco: 17, 83
417 s., 421 ss., 437, 450, 453, 464, 472 s„ Susustepeques, los: 15, 169
480 s., 487, 510, 515 ss., 518 ss., 562,
573 Taboga; 432
Puebla; i 5, 17 s„ 20 ss., 23, 25, 29, 59,98, Talayera: 159,487
102, 144 ss., 212,228, 231 Talayera de la Reina: 118, 17 4 ,2 2 4 ,2 3 1 ss.,
Puerto Rico: 317, 372 393 s„ 408, 487
Puerto de Santa Mana; 121 Tamalameque: 16,313
Puerto Viejo: 432 Támara: 534
Tasco: 39, 59, 193
Queretaro: 201 Taximaroa: 208
Quito; 13 s„ 18 s., 22, 268, 294 s., 342 ss., 362, Tegucigalpa: 244
4 01,413,425,427, 537, 562
Tehuantepec: 18, 140, 190
Reina; 325 ss. \ Tembleque: 330, 541
Reinosa: 513, 516 ¡ Tendida de Mancortes: 161
Río de la Hacha: 296, 566 Tepezontes, los: 234
Río Magdalena: 316 Texcuco: 15, 75, 97
Rioseco: 513 Tlaxcala: 18,21, 33,96 s., 144
Rocín de los Molinos: 516 Tocaima; 336
Ronda: 27, 167 s., 445, 502 s„ 519 ss. Toledo; 29,92, 100 s„ 108, 134 ss., 183, 187,
216, 238, 254,268, 283, 349, 355, 366,
Salamanca: 29,46, 115, 196,409, 413, 425, 474, 380, 390,394, 411,413, 479, 487,524,
554 531, 544 s.
Salteras: 561 Tolosa; 527
Salva: 531 Toluca: 244
San Clemente: 271, 524 Tordesillas: 345, 348, 527 s.
San Cristóbal; 14 s., 317 Torija: 126
San Jerónimo, valle de: 199 Toro; 13, 360
San Juan de Honduras: 500 Torquemada: 508
San Juan de Ulúa: 48, 58, 61, 63, 74, 76, 84, Torralba: 525, 563
91, 133, 176 ss., 187, 208, 230, 572
Sanlúcar de Barrameda: 50, 288, 350, 380, 404, Torrecilla de los Cameros: 202
Torrejoncillo: 293
499, 525,531 Torrejón de Velasco: 348
San Luis, minas de; 200 Torrijos: 42, 198, 388
San Martín: 14,21, 23, 218
San Martín de Honduras (?): 238 Tranyo; 13, 320
Triana: 170, 173, 179, 217, 275, 574, 576
San Martín de val de Iglesia de Randol: 398
San Miguel de Rosas: 179 Trigueros: 447, 450 s.
Trijueque: 579
San Salvador; 233 s. Trinidad: 331
San Sebastián de la Piala: 356 Trinidad de Sonsonate: 16, 18,231,
Santa: 468, 496 Trujillo; 20,23, 41, 159, 226,237,239, 452,
Santa Ageda: 34 1 462 ss., 468 ss.
Sante Fe de Bogotá: 18, 21,280 ss., 300, 306 Traillo (España): 26,99, 123, 311,318, 335,
Santa Fe (Río de la Plata): 13, 561
Santa María de Ribaredonda: 128 365, 387,413,464,480, 484,486,491,
538, 546, 549
Santa Marta; 311, 318 Tucumán; 397, 531, 562
Santa Marta (España): 317 Tunja: 18,22, 323
Santa Olaila: 64 ss.', 383 s.
Santiago (Chile): 551
Santiago (Guatemala); 220 Ubeda: 252, 354, 486
Santiago (Quito); 366 Ucareo: 19, 204
Santiago del Campo: 358 Ucila: 19, 185
Santiago del Estero; 561 Urabá: 286
Santo Domingo: 23, 25, 32, 70, 84 s., 102, 188, Utabaimar 13, 320
280, 294, 317,401, 411,417, 505, 566 s„ Utrera; 565
575 ss., 582
San Toreas: 407 Valdemoro: 273
Sarama: 19, 547 s. Valdepeñas; 264
Saucclle: 100 Valdespiu: 386
Segovia: 29, 243, 265, 283,413,434, 447 Valdivia: 556 s.
Segura; 129 Valencia: 254, 380
Septilveda: 280 Valencia de Alcántara; 473
Sigüenza: 254 Valencia de don Juan; 236, 526
Sigurilla: 117 Valhermoso: 2 10
Soconusco; 15,61, 82, 169 Valverde de Isla: 369
Sonsona(e: 23 Valladolid: 202
CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS 607

Valladolid (España): 116, 168, 192,.203, 250, Vitoria: 213, 220


252, 271, 286.s., 358, 39], 476, 567
Vega de Ruiponce: 203
V e n e n a : 14, 17 s., 23,27 s., 30, 44, 58, 60 s., Yator. 161
63,68,76, 85,94,98, 106, 110, 114, 123 s., Yebra de Zorita: 570 s.
129, 133, 140, 148, 158, 174 ss., 199, 200, Yucatán: 18, 89, 188 s.
208,212,230,233, 571 s.
Veragua: 235,277 ss,
Villafranca: 264,323 Zacatecas: 13 s., 15 s., 20 s., 53, 55 s., 58, 106,
Villagarcia: 512 204,211 s.
ViHalon: 203 Zafra: 79 ss„ 82 s., 157,178,323,405,443,
Villamayor: 334 447 ss., 450 s.
Villanueva de Alcardete: 301 ss., 306,331 s. Zamora: 22,364, 366 ss.
Villanueva del Arzobispo: 59 Zamora (EspaflaJ 207,405, 581
Villanueva del Barcanwa: 173- Zaragoza: 320, 561
Villanueva de los Infantes: 59 Zepita: 295 . ^
Villa Rica: 558 Zinapécuaro: 19,204 7
Villambia de Ocaña: 282 Zultepec: 14, 158,196
Villaviciosa: 365 Zurita: 481

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