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EDUCACIÓN

SECUNDARIA

TEMA: “SER ABNEGADO”

“Entonces Jesús dijo a


sus discípulos: Si alguno
quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo,
tome su cruz y sígame”.

Mateo 16,24
LA ABNEGACIÓN
• La abnegación es un tipo de virtud moral que consiste en el sacrificio
espontáneo o por medio de la voluntad de los propios intereses,
deseos e incluso de la misma vida en favor de otros o de todos. Es
una forma de altruismo que exige autosacrificio o inmolación.
• Es un sacrificio voluntario de los propios afectos o intereses en
servicio de Dios o del prójimo.
Jesús nos pide abnegarnos

Jesús es un modelo de abnegación. Siendo Dios, nos dice San Pablo,


renunció a su condición divina y se hizo hombre, tan hombre como
cualquiera de nosotros, menos en el pecado. Cuando Jesús sufría su
débil condición humana, ¿lamentaba, acaso, haber renunciado a sus
poderes divinos? ¡No!; porque lo hizo por amor a nosotros.
Y Él, que tanto amó, nos pide a sus discípulos que, si queremos de
veras serlo, debemos renunciar a nosotros mismos y tomar su cruz.
(Mt 16, 24)
Ser uno con Jesús, seguirlo, consiste en renunciar a la propia
voluntad y tratar de hacer la voluntad del Padre Dios, tal como Jesús
mismo lo hace.
Si el motivo de la abnegación es Dios, entonces adquiere un especial sentido de
sacrificio, que significa hacer sagrado algo. Aquello a lo que renunciamos por amor,
se lo ofrecemos a Dios.

Nos hemos vuelto muy egoístas. Como vemos damos excesivo valor al tener, ya no
comprendemos el dar desinteresado y cuando alguien da, pensamos que está atentando
sus derechos. El egoísmo no comprende y hasta critica la abnegación. Ejemplos tan
sencillos como éstos, pueden ilustrar esta virtud el: de un hermano mayor por sacar
adelante a sus hermanos sin padre. Por amor una esposa es fiel y espera a su esposo
que va a trabajar fuera del lugar. Por amor los padres de un hijo autista buscan
continuamente su bien. Por amor un hombre asiste a un grupo de Alcohólicos Anónimos.
Por amor un nieto se va a vivir con sus abuelos para que no estén solos.

Estos hechos descifran: al que ama, nadie o nada lo obliga a renunciar a sus
derechos, lo hace por el bien de sus seres amados con toda libertad.

Y si la sociedad no entiende este tipo de abnegación, menos comprenderá y


aceptará lo que lleva a una joven a consagrarse o ser un sacerdote.

Jesús nos pide abnegarnos siempre, ¡atrévete!

Jesús es un modelo de abnegación. ÉL, siendo Dios, nos dice San Pablo, renuncio a
su condición divina y se hizo hombre, tan hombre como cualquiera de nosotros,
menos en el pecado.

Cuando Jesús sufría su débil condición humana, ¿lamentaba, acaso, haber


renunciado a sus poderes divinos? ¡No!; porque lo hizo por amor a nosotros.

Ser uno con Jesús y seguirlo, consiste en renunciar a nuestra propia voluntad y tratar
para hacer la voluntad del Padre, tal como Jesús mismo lo hace.
Se es abnegado…

• Cuando el hermano mayor, sin que nadie se lo diga, renuncia a su postre favorito para
darle a sus hermanos pequeños.
• Cuando la esposa se abstiene de su necesidad de quejarse ante su marido porque ve
que llega muy cansado del trabajo.
• Cuando el esposo es paciente y no reniega, ni dice palabras hirientes para no
lastimar a su esposa que lo ama.
• Cuando el hijo no tiene vergüenza de sus padres en público y delante de sus
amigos, cualquiera sea su condición.
• Cuando un vendedor rebaja el precio de algún producto a un cliente del que sabe que
tiene grandes necesidades y carencias económicas.
• Cuando prestamos atención y escuchamos a un amigo que nos cuenta sus
problemas y dificultades y le podemos ofrecer nuestra ayuda.
• Atender con mucho amor a los pacientes de esta pandemia aun sabiendo que pueden
contagiarse y perder la vida.
1. Cristo
Filipenses 2, 5–11: Cristo “No pensó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que, Él se despojó a sí mismo”. El sacrificó todo. Su vida
entera fue sacrificada para hacer la obra a la cual Dios lo había llamado.
2. Abraham
Cuando Dios llamó a Abraham él dejó su hogar, su parentela y sus amigos.
Pasó el resto de su vida en el extranjero, y murió sin recibir lo que le fue
prometido. Abraham hasta estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo cuando
Dios se lo pidió. Por fe él se abnegó y llegó a ser “el Padre en la Fe”
3. Moisés
Moisés sacrificó una buena carrera (hebreos. 11,24–26) a fin de cumplir el
propósito de Dios para su vida. Él dejó la gloria y las riquezas pasajeras de
la tierra, ganando así la gloria y las riquezas eternas.
4. Los pescadores de Galilea
Lea Marcos 1,18; Lucas 5,10 –11. Cuando Cristo llamó a los pescadores de
Galilea ellos dejaron todo y lo siguieron. Al dejar sus redes, estos
pescadores estaban dejando su medio de ganarse la vida. No conocían el
futuro, pero lo dejaron todo para seguir a Jesús.
5. Saulo de Tarso
Cuando vemos la posición que Saulo había logrado en su carrera religiosa
(Filipenses 3,1–10) entonces comprendemos lo que le costó a él dejar esa
carrera prometedora para servir al Dios vivo. ¿Acaso esto valió la pena?
¡Claro que sí! Pablo mismo da su testimonio en 2 Timoteo 4,5 – 8.
De estos y otros ejemplos podemos aprender que, aunque negarse a sí
mismo es un sacrificio, sin embargo, es la única manera de recibir las
bendiciones de Dios.
LAS RECOMPENSAS DE LA ABNEGACIÓN

Negarse a sí mismo no termina en sufrimiento y derrota. Más bien, es la


liberación para vivir en Cristo y tenerle a él viviendo en nosotros. Al dejar
los goces pasajeros de la vida recibimos el gozo del Señor y finalmente
obtendremos las realidades eternas del cielo mismo (Salmo 16, 11). Al
renunciar a nuestra propia justicia, Dios nos justifica gratuitamente. Al
negarnos las riquezas terrenales, las cambiamos por las riquezas eternas
del cielo. Jesús fue un ejemplo perfecto de cómo negarse a sí mismo. Él se
entregó a la muerte en la cruz.

TRABAJO ELABORADO POR:


LIC. HNA. MARLENI TICLLA - COORDINADORA ONDEC

RECOPILACION DE TEXTOS DE:


https://es.catholic.net/op/articulos/7029/cat/192/la-abnegacion.html#modal

http://www.elcristianismoprimitivo.com/doct48.htm

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