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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA


Departamento de Historia Medieval

LA ACCIÓN POLÍTICA Y LA PROYECCIÓN SEÑORIAL


DE LA NOBLEZA TERRITORIAL EN EL OBISPADO DE
CUENCA DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR


PRESENTADA POR

José Ignacio Ortega Cervigón

Bajo la dirección de la doctora:


María Concepción Quintanilla Raso

Madrid, 2006

• ISBN: 978-84-669-2934-9
Universidad Complutense de Madrid

Tesis doctoral

LA ACCIÓN POLÍTICA Y LA PROYECCIÓN

SEÑORIAL DE LA NOBLEZA TERRITORIAL

EN EL OBISPADO DE CUENCA

DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA

José Ignacio Ortega Cervigón


El dominio señorial de los Albornoz
en el siglo XIV

2. EL DOMINIO SEÑORIAL DE LOS

ALBORNOZ EN EL SIGLO XIV

El linaje Albornoz alcanzó un dominio señorial importante en el

territorio conquense, marcando en forma de arco sus posesiones en la

Alcarria y en la Sierra, en un sector colindante con los espacios comunales de

la ciudad de Cuenca y con gran valor ganadero11. En el primer cuarto del

siglo XIV Alfonso XI donó a García Álvarez de Albornoz las villas de Torralba

y Tragacete con sus castillos, junto a Poyatos, Uña, Las Majadas, Beamud,

Portilla, Valsalobre y Valdemeca. Después Álvar García de Albornoz compró

Beteta con sus siete aldeas a Leonor de Guzmán —que la había recibido de

Alfonso XI— y, por último, micer Gómez García compró las villas del

Infantado en 1371. A mediados de la centuria este personaje también guardó

provisionalmente la villa de Pareja y su alcázar.

Los derechos, rentas y facultades del señorío jurisdiccional de las

villas de los Albornoz vienen recogidos en la documentación que los

concedía o confirmaba.

Entre los derechos y facultades jurisdiccionales y de gobierno

disfrutaban del ejercicio de la justicia en las villas, podían nombrar alcaldes,

alguaciles, escribanos y otros oficiales de justicia y del concejo; podían

devengar tasas de las escribanías de las villas y del propio ejercicio

jurisdiccional; y podían obligar a los vecinos a cumplir cartas y mandatos del

señor.

11 José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Las tierras de Cuenca y Huete en el siglo XIV…, ob. cit., p.
21.

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LOS ESTADOS SEÑORIALES

Entre los derechos tributarios derivados del vasallaje se encuentran

el servicio y pedido, la fonsadera, el yantar y la posada, la cabeza del pecho

de los judíos, el portazgo y almojarifazgo y el diezmo y montazgo —ambos

tributos sobre el tráfico ganadero—.

Los bienes y derechos de dominio solariego eran las heredades y

posesiones de explotación directa o a través de arrendatarios, las rentas de

pechos territoriales como la martiniega, el derecho sobre montes, prados,

pastos, dehesas y ríos y sobre los términos por poblar —como el diezmo de la

madera—; y los derechos disfrutados sobre las salinas de Tragacete12.

García Álvarez de Albornoz adquirió seis yugadas de terreno cerca

de Tragacete en el primer tercio del siglo XIV y, después de 1338, el

comendador Fernán Gómez de Albornoz hizo lo propio con el término de

Cotillas, la torre de Buenache y la heredad de Aceña13. Álvar García de

Albornoz recibió, como recompensa a su apoyo enriqueño, cien excusados en

1370 y la renovación de todas las concesiones territoriales anteriores14.

Fernán Gómez de Albornoz, comendador de Montalbán, en la

década de 1370 cedió una casa y heredad en Sotoca. En 1394 su sobrina

Urraca Gómez, mujer de Gómez Carrillo, realizaba un cambio, dando por

aquella heredad —insuficiente para el pago de dos capellanías—, la dehesa

del Vasallo en la sierra de Cuenca, inmediata al territorio de Tragacete y

comprada años antes por García Álvarez de Albornoz. Tiempo antes el

12 Salvador de MOXÓ, “Los Albornoz. La elevación de un linaje…”, ob. cit., pp. 45-46.
En la compra de Beteta se pueden observar los derechos adquiridos, ibidem, pp. 68-
71.
13 Ibidem, p. 66.
14 José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Las tierras de Cuenca y Huete en el siglo XIV…, ob. cit., p.
71.

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El dominio señorial de los Albornoz
en el siglo XIV

cardenal Gil de Albornoz y sus hermanos Álvar García y Fernán Gómez

donaban los molinos del Castellar y una heredad en Chillarón.

El cabildo realizó dos trueques pactados con García Álvarez de

Albornoz. En 1314, a cambio de sendas casas en Cuenca, aportó a los clérigos

tierras que aquel había comprado en Las Zomas. Por el segundo, de mayor

valor, el cabildo se deshizo de los heredamientos con pozos de sal de

Valsalobre y Beamud, recibiendo en compensación tierras en Arquillos y su

término, cerca de la ciudad15. Esto indica la gran potencialidad expansiva de

la nobleza en esta época, que buscaba el interés ganadero, la garantía de

buenas rentas y cosechas y la rápida salida comercial de los productos de los

terrenos circundantes a Cuenca.

Las posiciones de Gómez Carrillo en lugares como Albalate, Priego o

Huete fueron importantes —en el apeo de una heredad de Albalate hecho en

1351—, pues figura como titular de parcelas vecinas en uno de cada cuatro

linderos. En 1378 Fernán Carrillo se hacía con un huerto en la vega próxima a

Huete16. García Álvarez de Albornoz recibió del cabildo catedralicio de

Cuenca los pozos de Valsalobre y Beamud, a cambio de una heredad en

Arquillos y su término; también se hizo con algunas heredades en las salinas

de Tragacete y Monteagudo17. Alfonso XI, como consecuencia de la

enajenación de explotaciones a favor de la Corona contemplada en el

15 José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Las tierras de Cuenca y Huete en el siglo XIV…, ob. cit.,
138-139 y 151.
16 Ibidem, p. 152. Estos ejemplos demuestran, según este autor, la conjugación de los
intereses ganaderos, la ambición por extender su dominio territorial, la garantía de
buenas cosechas y rentas y la rápida salida comercial de los productos de los
terrenos periurbanos.
17 Salvador de MOXÓ, “Los Albornoz. La elevación de un linaje…”, ob. cit., pp. 31 y
36-37 y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Las tierras de Cuenca y Huete en el siglo XIV…, ob.
cit., p. 178.

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LOS ESTADOS SEÑORIALES

Ordenamiento de Alcalá, autorizó el pago a Alvar García de Albornoz de

8.000 mrs. cada año para satisfacerle por la salina de Monteagudo, además de

otros 2.900 mrs. y veinte cahíces de sal por las de Tragacete, ambas

contempladas en la disposición de 1338. García Álvarez de Albornoz prestó

15.000 mrs. al obispo de Cuenca, quien se los devolvió en dos pagos

independientes de 10.000 y 5.000 mrs., respectivamente, en 1324; también hay

un testimonio de empréstito con el judío mosén Michaen, a quien debían

7.300 mrs.18; la judería conquense persistió, al menos, hasta 139119.

18 José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Las tierras de Cuenca y Huete en el siglo XIV…, ob. cit.,
pp. 179, 193 y 196.
19 Entre la abundante bibliografía que aborda la investigación de los judíos en el
reino castellano, consultar los trabajos de José María MONSALVO ANTÓN, Teoría y
evolución de un conflicto social: el antisemitismo en la Corona de Castilla en la Baja Edad
Media, Madrid, Siglo XXI, 1985; Julio VALDEÓN BARUQUE, “Las juderías castellanas
en el siglo XV: entre el pogrom y la expulsión”, en Los caminos del exilio. Actas de los
segundos encuentros judaicos de Tudela, Pamplona, 1996, pp. 181-195; El chivo
expiatorio. Los judíos, revueltas y vida cotidiana en la Edad Media, Valladolid, Ámbito
Ediciones, 2000 y Judíos y conversos en la Castilla medieval, Valladolid, Ámbito
Ediciones, 2000; Emilio MITRE FERNÁNDEZ, Los judíos en Castilla en tiempo de Enrique
III: el progrom de 1391, Valladolid, 1994; Enrique CANTERA MONTENEGRO, “La mujer
judía en la España medieval”, ETF, Serie III, Historia Medieval, 2 (1989), pp. 37-64;
“El obispo Lope de Barrientos y la sociedad judeoconversa: su intervención en el
debate doctrinal en torno a la “Sentencia-Estatuto” de Pero Sarmiento”, ETF, Serie
III, Historia Medieval, 10 (1997), pp. 11-30; “La imagen del judío en la España
medieval”, ETF, Serie III, Historia Medieval, 11 (1998), pp. 37-64; “La historiografía
hispano-hebrea medieval”, ETF, Serie III, Historia Medieval, 15 (2002), pp. 11-76;
Yolanda MORENO KOCH y Ricardo IZQUIERDO BENITO (eds.), Del pasado judío en los
reinos medievales hispánicos. Afinidad y distanciamiento, Universidad de Castilla-La
Mancha, 2005.

Para el ámbito conquense no existen investigaciones monográficas sobre los judíos,


aunque sí trabajos sobre la realidad conversa en la ciudad de Cuenca, como los de
Dimas PÉREZ RAMÍREZ, “La sinagoga de Cuenca, Iglesia de Santa María la Nueva”,
Cvenca. Rev. de la Excma. Dip. Prov., 19-20 (1982), pp. 47-78 y “Orígenes de la

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El dominio señorial de los Albornoz
en el siglo XIV

Fernán Gómez de Albornoz logró que Alfonso XI confirmara una

carta de Fernando IV en la que concedía al concejo de Cuenca y sus aldeas la

exención de pagar portazgo salvo en Toledo, Sevilla y Murcia, privilegio

adquirido en tiempos de Alfonso X y Sancho IV, porque los pendran por los

portadgos e por otras cosas e les toman todo quanto les falan, sin razón e sin derecho,

e non deviéndoles ninguna cosa nin aviendo razón por que ge lo fazer20.

Fernán Gómez de Albornoz solicitó la confirmación de unas cartas

de Pedro I y Alfonso XI que confirmaban a los herederos de Gonzalo

Rodríguez la donación del término de Cotillas hecha por el concejo de

Cuenca en 133821.

Entre otros testimonios posteriores, encontramos la queja de

Constanza de Villena a la reina Leonor en la que exponía que había

montarazes que quitaban los ganados y prendían a los hombres y las bestias

de Valdeolivas, Alcocer y Salmerón —lugares suyos y de su hijo Juan de

Albornoz— cuando los hallaban en su término paciendo o sacando pan o

leña. Algo parecido ocurría con los lugares de los hijos de Gutierre Díaz de

Sandoval y de los herederos de Alfonso Muñoz, que también pertenecieron a

la jurisdicción de la villa de Huete y eran en ese momento de señorío22. Estas

Inquisición en Cuenca”, en Cuenca y su territorio en la Edad Media, ob. cit., pp. 399-
410; Yolanda MORENO KOCH, “El cementerio judío de Cuenca”, I Congreso de Historia
de Castilla La Mancha, ob. cit., VI, pp. 257-259; Pedro Luis LORENZO CADARSO,
“Esplendor y decadencia de las oligarquías conversas de Cuenca y Guadalajara.
Siglos XV y XVI”, Hispania, LIV/186 (1994), pp. 53-94.
20 León, 12 noviembre 1311 y Sevilla, 20 abril 1346, AMC, leg. 2, exps. 7 y 19, publ.
Colección..., docs. 47 y 66, pp. 157-158 y 184-185. El concejo conquense argumentaba
que por esta razón que se yerma Cuenca e su término.
21 Valladolid, 12 octubre 1351, AMC, leg. 107, exp. 1, publ. Colección..., doc. 87, p. 226.
Esta confirmación fue realizada durante la sesión de Cortes reunida en Valladolid.
22 Valladolid, 20 noviembre 1410, RAH, Salazar y Castro, M-9, fol. 310 r-v.

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LOS ESTADOS SEÑORIALES

disputas fueron frecuentes entre la ciudad de Cuenca y, especialmente, los

lugares de señorío de la Sierra.

A comienzos del siglo XV continuaban los intercambios de

propiedades entre los Albornoz y el cabildo catedralicio. Doña Urraca

Gómez de Albornoz dejó dos heredades para la maitinada de la Santa Iglesia

de Cuenca en el lugar de Arcos de la Sierra, cuyo apeo se realizó en 140223. La

dehesa de Valsalobre, situada en la Sierra de Cuenca, volvió a la titularidad

de la Iglesia catedral años después, cuando María Álvarez de Albornoz la

cambió por una capellanía perpetua en la capilla de su linaje24.

23 Cuenca, 29 mayo 1402, Clementino SANZ Y DÍAZ, Reseña cronológica de algunos


documentos conservados en el archivo de la Catedral de Cuenca, ob. cit., doc. 599, p. 68.
24 Cuenca, 17 abril 1420, ibidem, doc. 643, p. 72. El acuerdo capitular se había
producido el 2 de agosto de 1418 y en él se insertaba la cláusula de doña María
Álvarez de Albornoz, mujer de Juan Alonso de la Cerda.

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Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

3. CONSTITUCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL

ESTADO SEÑORIAL DE CAÑETE

El patrimonio del estado señorial de Cañete se constituyó a lo largo

del siglo XV por tierras del obispado de Cuenca, sobre todo en la zona de la

Sierra de Cuenca, donde sus villas tenían una situación preeminente para su

explotación económica. El señorío de Cañete aglutinó varias aldeas que

habían pertenecido a los Albornoz e incrementó su dominio patrimonial

mediante compras o permutas. Sus titulares, los Hurtado de Mendoza, se

erigieron en el linaje de mayor influencia política y poder económico.

La mayoría de las aldeas del señorío estaban enclavadas en la Sierra

de la ciudad, por cuyo aprovechamiento económico entraron en continuo

conflicto jurisdiccional con las autoridades concejiles de la ciudad de Cuenca,

incapaz de impedir los abusos que cometía la nobleza territorial y los

vasallos de las villas de señorío. El adehesamiento de términos y la

ocupación ilegal de tierras que pertenecían al común de la ciudad fueron

algunos de los hechos característicos de la presión señorial ejercida por los

linajes nobiliarios, que así posibilitaron el afianzamiento de su influencia

político-económica en la zona.

La fundación del mayorazgo por Diego Hurtado de Mendoza y su

mujer Teresa de Guzmán consolidó la sucesión patrimonial del linaje, que

perduró hasta el siglo XVIII.

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LOS ESTADOS SEÑORIALES

3.1 Marco geohistórico del señorío de Cañete durante la

baja Edad Media

Cañete se encuentra ubicado en la Serranía de Cuenca, una de las tres

regiones naturales en que se divide el territorio conquense, al este de la

ciudad de Cuenca. Las condiciones naturales de su comarca determinaron la

dedicación económica de sus habitantes hacia la ganadería y el

aprovechamiento forestal, principalmente, aunque también se utilizó el suelo

para usos agrícolas y se practicaba la caza, la pesca y otras actividades

extractivas. Los pinares y sabinares se extienden por toda la Serranía, en

cuyo sector sur discurren las aguas del río Cabriel25. Era una zona de escaso

poblamiento, originado a raíz de la conquista del territorio en tiempos de

Alfonso VIII, que ganó Cuenca a los árabes en 1177; probablemente la

fortaleza de Cañete se ganó poco antes que Cuenca26. La villa de Cañete —

título otorgado por Sancho IV en 1285— fue disputada por castellanos y

aragoneses en varias ocasiones durante el siglo XIV, dado su interés

estratégico y su carácter fronterizo entre ambos reinos.

La orografía del señorío de Cañete era muy accidentada y la calidad

de su tierra fría, pues sus aldeas estaban rodeadas de sierras con extensos

pinares: albares en lo más alto y frío de los montes, y negrales en lo más

25 Ver mapa 2.
26 Tras su conquista, el obispo de Albarracín mantuvo sus derechos sobre Cañete,
hasta que en 1190 fue restituida a la sede de Cuenca; la Orden de Calatrava tuvo en
ella diversas casas y heredades desde diciembre de 1177, de ahí el interés posterior
de los Lara en su tenencia, Julio GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Repoblación de Castila-La
Nueva, Madrid, 1977, vol. I, p. 234 y “Repoblación de las tierras de Cuenca”, Cuenca
y su territorio en la Edad Media, ob. cit., p. 195. La etimología latina de Cañete es
Cannetum, que significa cañaveral; los árabes adoptaron el término Cannet.

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Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

hondo de ellos. Entre otros árboles silvestres que existían se enumeran los

avellanos, quejigos, manzanos, cerezos, cornicabras, espinos, almotezos,

acebos, enebros, tejos, endrinos, arlosmos, tajos y morrioneras. En esta tierra

se criaban venados y algunos corzos, y destacaba la abundancia de perdices

y liebres, que a veces eran víctimas de las raposas durante las nieves que en los

inviernos en los hondos y sierras caen [en] gran cantidad. Había también muchos

tasones, ardas, gatos monteses, lobos, zorros, hoinas y víboras27.

Entre las especies arbóreas de la Serranía conquense predominan los pinares.

Los lugares de Tragacete, Valdemeca, Uña, Beamud y Las Majadas

estaban enclavados en la Sierra y eran

tierra montosa, y de muchas peñas y fuentes, muy fría de invierno, muy

fresca de verano, de dulcísimas y cristalinas aguas, de grandes espesuras de

sombras de árboles muy verdes por los altos y riberas, y grande abundancia de

27 Huélamo, 3 diciembre 1575, Julián ZARCO CUEVAS, Relaciones de pueblos del obispado
de Cuenca, ed. cit., pp. 288-289.

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LOS ESTADOS SEÑORIALES

truchas, y para de verano no hay más que desear, y de invierno había de estar

sembrada de sal que no había de quedar nadie en ella28

Tras ser conquistada a los musulmanes a finales del siglo XII, la villa

de Cañete había pertenecido a los Lara en los reinados de Sancho IV y

Fernando IV, y después a la casa de Luna29, a raíz del matrimonio entre doña

Aldanza Cabeza de Vaca, que la había recibido en dote, y Juan Martínez de

Luna y Urrea. Éste cedió —mediante el arbitraje de su tío, el papa Luna—

Cañete a su hermanastro Álvaro de Luna y Albornoz, a cambio de Morata de

Jalón30. No obstante, hay testimonios contradictorios que aseveran que la

villa fue adquirida en 1400 por Juan Hurtado de Mendoza, quien la había

comprado a Juan Martínez de Luna por doce mil florines aragoneses31.

Su mujer María de Castilla, prima del monarca, era señora de Olmeda

de la Cuesta y, años después, Juan Hurtado de Mendoza obtuvo de Juan II,

28 Ibidem, pp. 294-295.


29 Miguel ROMERO SÁIZ, Cañete: historia y leyenda, ob. cit., pp. 50-55. En esta obra el
autor ensalza la figura del Condestable Álvaro de Luna, que nació y pasó su
infancia en Cañete.
30 Cristóbal GUITART APARICIO, “Cañete y Moya. Dos plazas fuertes en la serranía
conquense ante la frontera del Reino de Aragón”, Castillos de España (Boletín de la
Asociación Española de Amigos de los Castillos), Madrid, 57 (1967), pp. 168-169. Juan
Martínez de Luna era el sexto señor de Illueca, ricohombre de Aragón y Castilla y
copero de Enrique III.
31 La escritura de la venta fue otorgada el 18 de junio de 1400 en Salamanca y
confirmada por Enrique III el 25 de julio de 1401 en Valladolid, Miguel ROMERO
SÁIZ, Cañete: historia y leyenda, ob. cit., p. 59. Este autor recoge un dato aportado por
Juan Pablo Mártir Rizo, quien señala, en cambio, que Cañete fue donada por el
monarca Enrique III según un documento fechado el 30 de marzo de 1400 en
Madrigal. Nosotros no hemos podido contrastarlo en la obra reseñada de Mártir
Rizo. Fernando SUÁREZ BILBAO señala que fueron 15.000 florines, pero no indica de
dónde ha tomado el dato, ob. cit., p. 347.

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Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

junto a Pedro Briones, La Cañada del Hoyo y La Frontera32. Su hijo Diego

Hurtado de Mendoza recibió en herencia estas villas y se convirtió en el

primer señor de Cañete, como verdadero iniciador del linaje y la posterior

fundación del mayorazgo. La composición del patrimonio de los Hurtado de

Mendoza fue alterándose a lo largo del siglo XV por algunas permutas,

donaciones o ventas.

El castillo de Cañete simbolizaba el poder de los señores de la villa.

El paulatino proceso de señorialización experimentado por Castilla

desde la entronización Trastámara fue un fenómeno constatado y estimulado

en la frontera con el reino de Aragón. El señorío de Cañete —junto al de

32 Olmeda de la Cuesta fue una donación de Enrique III a Juan Hurtado “el Viejo” y
a su mujer doña María, según se alega en dos documentos de 1428 y 1441, cuando el
recaudador real del partido de Cuenca pretendió reclamar la martiniega de aquella
aldea, José M.ª SÁNCHEZ BENITO y Yolanda GUERRERO NAVARRETE, Cuenca en la Baja
Edad Media..., ob. cit., notas 199 y 200, p. 71.

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LOS ESTADOS SEÑORIALES

Molina o Villena— funcionaba como un colchón de la monarquía y matizaba

su ejercicio de la frontera: defensa, organización del territorio, poblamiento.

Estos señoríos fronterizos eran un instrumento necesario por su labor

defensiva —al custodiar fortalezas— y pobladoras —campesinos al amparo

del régimen señorial—, aunque crearan sus propios mecanismos fiscales y

jurisdiccionales33.

La fortaleza de Cañete, de origen musulmán, dominaba la cima alargada de un cerro.

33 Miguel Ángel LADERO QUESADA, “Economía y poder en la Castilla del siglo XV”,
Realidad e imágenes del poder. España a fines de la Edad Media, ob. cit., p. 378.

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Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

3.2 Fundación y acumulación patrimonial del señorío de

Cañete

La herencia del patrimonio de los Albornoz

El linaje Albornoz fue de los primeros en implantarse en la tierra de

Cuenca y durante el siglo XIV gozaron de gran importancia y preeminencia34.

Diego Hurtado de Mendoza casó a principios del siglo XV con Beatriz de

Albornoz, que recibió de la herencia paterna en 1403 Uña, Valdemeca y

10.000 florines; el resto del patrimonio de Juan de Albornoz y Constanza de

Villena —Albornoz, Torralba, Utiel, Beteta, Moya, Ribagorda y las villas del

Infantado (Alcocer, Salmerón, Valdeolivas y San Pedro Palmiches)— fue para

la hija primogénita María, casada con Enrique de Villena. El hijo de Beatriz

de Albornoz y Diego Hurtado, Luis Hurtado de Albornoz, heredó los lugares

de Uña, Valdemeca, Carcelén, Montealegre, Poyatos, Tragacete, Cañada el

Hoyo, Casa del Cardenal y los heredamientos de Valera de Suso, Valera de

Yuso, Ballesteros y Moya. Al fallecer Luis sin descendencia en 1431, el

patrimonio de los Albornoz lo heredó su padre Diego Hurtado de Mendoza,

quien, viudo de Beatriz de Albornoz, había casado en segundas nupcias con

Teresa de Guzmán35; ambos formaron el mayorazgo de la Casa de Cañete en

1442. Unos años antes, poco después de haber fallecido su hijo Luis, Diego

Hurtado había dado en trueque a Fernando de Ribera, su escudero, los

34 Sobre el patrimonio del linaje Albornoz ver los trabajos de Salvador de MOXÓ,
“Los Albornoz. La elevación de un linaje y su expansión dominical en el siglo XIV”,
ob. cit. y Caroline MIGNOT, “Evolución de la estructura jurisdiccional en la región
alcarreña (siglos XI-XV)”, Hispania, XLVI/163 (1986), pp. 245-281.
35 AHN, Osuna, leg. 3329, cit. Alfonso FRANCO SILVA, “El destino del patrimonio de
don Álvaro de Luna. Problemas y conflictos en la Castilla del siglo XV”, AEM, 12
(1982), pp. 549-583, en concreto p. 555.

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LOS ESTADOS SEÑORIALES

lugares de Carcelén y Montealegre por las aldeas de San Pedro de Palmiches

y Puente de Guadiela:

Yo, Diego Furtado de Mendoça [...], otorgo y conozco que do en canvio y en

nombre de canvio por juro de heredad, para sienpre jamás, a vos Ferrando de

Ribera, vasallo del dicho señor Rey, vezino de la çibdad de Cuenca, los mis

lugares Carcelén y Montealegre con el castillo y con todas las otras

pertenencias, y montes y pastos y dehesas y aguas corrientes y estantes y

manantiales, y con la justicia alta y baxa y juredicción civil y criminal y mero

y misto inperio, y los quales dichos lugares vos do con todos sus términos y

con todas sus entradas y salidas y serbidumbres reales y personales [...].

San Pedro Palmiches


era una de las villas
del Infantado.

A cambio recibió el lugar de San Pedro de Palmiches con sus montes y su

puente y los solares de molinos de la Ribera de Guadiela [...] con el puente que es en

Guadiela [...] y con el diezmo de la madera que por el dicho río pasare. El valor de

las villas que otorgaba Diego Hurtado era mayor (500 sueldos frente a 3.000

florines de oro), pero por muchos servicios y honrras que de vos he resçebido y

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Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

resçivo de cada día, vos lo do en pura y justa donación36.

María de Albornoz había nombrado heredero de su patrimonio a su

primo Álvaro de Luna en 1432, previa licencia de Juan II. Su padre Juan de

Albornoz había ordenado en su testamento que, en tal caso, el patrimonio

pasara a Gómez Carrillo de Albornoz o, en segundo término, a Álvaro de

Luna, padre del Condestable de Castilla37. El patrimonio incluía la villa de

Salmerón, perteneciente al Infantado y administrada en parte por Diego

Hurtado de Mendoza en calidad de padre de Luis Hurtado de Albornoz38. El

Condestable, echando mano de amenazas, logró la renuncia de Diego

Hurtado a la mitad de Salmerón por muchos favores que le debia al Condestable y

los que esperaba recibir de él en el futuro:

Conoscida cosa sea a todos quantos la presente oyrán y verán como yo, Diego

Furtado de Mendoza, montero maior de nuestro señor el Rey y del su

Consejo, por quanto yo avía y he, y pretendía y pretendo aver acción y

derecho a la meitad de la mi villa de Salmerón y a los vasallos de ella, por

36 La escritura de permuta se hizo en Olmeda de la Cuesta, 8 de noviembre de 1431,


RAH, Salazar y Castro, M-9, fols. 303r-304r. Carcelén y Montealegre eran villas
situadas en la órbita del señorío de Villena y pertenecían al obispado de Cartagena;
en la actualidad son municipios de la provincia de Albacete.
37 Alcocer, 15 marzo 1432, RAH, Salazar y Castro, M-10, fols. 62r-64r, Alfonso
FRANCO SILVA, “El destino del patrimonio de don Álvaro de Luna. Problemas y
conflictos en la Castilla del siglo XV”, ob. cit., pp. 555-556 y José Manuel CALDERÓN
ORTEGA, Álvaro de Luna (1419-1453). Colección diplomática, ob. cit., docs. 36 y 37, pp.
110-117. María de Albornoz entregó a Juan de Salcedo el Mozo, en nombre del
Condestable, las villas de Albornoz e Veteta e Torre alva e la casa de Ribagorda e la villa de
Salmerón e de Alcoçer, con todos los heredamientos que yo he en tierra de Moya e de Utiel e
de Requena.
38 Diego Hurtado de Mendoza, Gómez Carrillo y Enrique de Villena tuvieron que
renunciar a sus pretensiones sobre los bienes de los Albornoz, Caroline MIGNOT, ob.
cit., p. 262.

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LOS ESTADOS SEÑORIALES

razón del señorío de la dicha villa, en los quales dichos vasallos yo he trabtado

y trabto pleyto ante los oydores de la Abdiencia del dicho señor Rey, pidiendo

a los dichos vasallos que me resciviesen a la posesión y señorío de la meytad

de la dicha mi villa, la qual me pertenescía y pertenesce aver así por fin y

herencia de Luis Furtado de Albornoz, mi fijo, al qual pertenesció aver por fin

y herencia de doña Constanza de Villena, su visabuela, como en otra

qualquier manera según que más largamente en el proceso del dicho pleito se

contiene. La qual dicha villa vos, el señor don Álvaro de Luna, Condestable de

Castilla y conde de Santesteban, posedes y tenedes por vuestra y como

vuestra. Por ende, reconosciendo las grandes gracias, y mercedes, y ayudas, y

buenas obras que yo he rescibido de vos, el dicho señor Condestable, y

entiendo rescevir en adelante, y el cargo que de vos tengo, de mi propia y

agradable voluntad, sin premia, y sin fuerza, y sin miedo, y sin engaño

alguno, y sin otro ynduçimiento nin costrenimiento, otorgo y conozco que

fago cesión, y alsamiento, y traspasación en vos y a vos, el dicho señor

Condestable, de todo el derecho y acción, o demanda, o petición, o buena rasón

que a mí, el dicho Diego Furtado, pertenezca o pertenescer pueda contra las

dichas meytad de la dicha mi villa y vasallos della, así por subcesión, y fin, y

herencia del dicho Luis Furtado, mi fijo, como en otra qualquiera manera, y

por qualquier razón que sea, de qualquier efecto, qualidat, misterio que sea o

ser pueda, callada o expresamente, en qualquier manera que me competa o

competer pueda, para que lo ayades todo ello por vuestro y como buestro para

sienpre jamás, ca yo renuncio el dicho pleyto y la acción que yo he contra la

meytad de la dicha mi villa y castillo y vasallos de ella, y me parto y quito dél,

y lo reuoco, y anulo y do por ninguno caso y de ningún valor con propósito y

intención de lo non proseguir de aquí adelante en juicio nin fuera dél,

constituyendo a vos, el dicho señor Condestable, en la mesma acción y en el

señorío de todo ello [...]; y fago gracia y donación pura y propia y simple, y

490
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

non reuocables que es dicho entre vibos, sin alguna condición nin

contradición, dela dicha mi meytad dela dicha mi villa, con el castillo y

fortaleza della, y con sus vasallos, y con el mero y misto imperio, y con la

juridiçión y justicia ceuil y criminal alta y baja, y con todo su término y

destrito, y con todas sus entradas y salidas, y con todos sus prados, y montes,

y pastos, y aguas corrientes, estantes y manantes, y con todos sus derechos

directos y útiles, y otros qualesquier que les pertenezca o pertenescer pueda en

qualquier manera y por qualquier razón, desde la fosa del monte hasta la

piedra del río y desde la piedra del río fasta la fosa del monte [...]; e levanto

qualquier pleyto homenaje hecho a Luis Furtado, o a él o a su nombre [...]. En

presencia de Martín Días y Furtán González, alcalde de la mi villa de

Valdeolivas39.

La ambición del Condestable era heredar todo el patrimonio de los

Albornoz y así consiguió que María de Albornoz le cediese todos sus

derechos a Moya y Utiel en 1437. En virtud de esta donación puso pleito a

Diego Hurtado de Mendoza por la villa de Valdeolivas y otros pueblos y

heredades que habían peretenecido a Beatriz de Albornoz, basándose en que

él era legítimo heredero del linaje y Diego Hurtado carecía de derecho para

ello, pues no pertenecía al linaje. Álvaro de Luna también puso a María de

Albornoz en contra de su cuñado por los bienes de su hermana; los tres

firmaron un compromiso para evitarse pleitos con motivo del derecho que

cada uno pretendía tener en la villa de Valdeolivas:

39 Escritura otorgada en Valdeolivas, el 7 de agosto de 1432, AHN, Osuna, leg. 1724,


nº. 161-2, cit. Alfonso FRANCO SILVA, ob. cit., p. 556. Existe una copia de este
documento en la Real Academia de la Historia: RAH, Salazar y Castro, 7 agosto
1432, M-25, fols. 206r-207v.

491
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Sepan quantos esta carta de compromiso vieren cómo yo, Diego Hurtado de

Mendoza, montero mayor de nuestro señor el Rey, por my, e yo, el bachiller

Iohan Sánches de Moya, por virtud de vn poder que yo he e tengo de doña

María de Albornos en nonbre della, e yo, Alfonso Gonçáles de Toro, escribano

del dicho señor Rey, por virtud de vn poder que yo he e tengo de don Álvaro

de Luna, condestable de Castilla, en su nonbre, los tenores de los quales son

estos que se siguen. Sepan quantos esta carta de poder vieren cómo por

quanto entre doña María de Albornos de la vna parte e de la otra Diego

Hurtado de Mendoza, montero mayor del Rey nuestro señor, son pleitos e

contiendas sobre rasón de çiertas villas, e logares, e vasallos e otras cosas que

la dicha doña María demanda al dicho Diego Hurtado, e el dicho Diego

Hurtado a la dicha doña María40.

Diego Hurtado se vio obligado a comprometer sus diferencias con

Álvaro de Luna en la sentencia dada en Valladolid en julio de 1437. Ésta

dictaminó que Diego Hurtado debía ceder a Álvaro de Luna, en los diez

primeros días siguientes, la villa de Valdeolivas, el lugar de San Pedro de

Palmiches con su puente y la heredad de Millana, con cuantas casas, viñas y

bienes raíces poseía en ellas, así como los bueyes y aparejos de labranza de

las mismas. El Condestable recibió además la aldea de Tragacete con cuantos

bienes raíces aboyados e aparejados poseía María de Albornoz en ella, salvo los

1.000 mrs. que esta señora tenía dados de renta anual al cabildo de la catedral

de Cuenca en la dehesa del Poyal. Los jueces determinaron que los lugares de

Poyatos, Uña y Valdemeca con sus dehesas quedasen para Diego Hurtado41.

40 Valladolid, 7 junio 1437, AHN, NOBLEZA, Osuna, leg. 1724, nº. 14. Álvaro de
Luna y María de Albornoz fueron representados por sus respectivos apoderados en
la firma de esta carta de compromiso.
41 AHN, NOBLEZA, Osuna, leg. 1724, nº. 14 y leg. 1729, cit. Alfonso FRANCO SILVA,
ob. cit., p. 557. Ya en 1428 consta ya la posesión por Diego Hurtado de Mendoza de

492
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

En 1439 María de Albornoz, que murió sin descendencia un año después,

añadió ciertas cláusulas a la donación de su cláusula al Condestable, que

también disfrutó la posesión de una casa en Albornoz, las villas de Salmerón,

Alcocer y Beteta, una casa y un heredamiento en Ribagorda y diversos

derechos en Moya y Utiel42.

Una de las puertas de acceso a la villa de Cañete, en el camino a Valdemeca.

Uña y Poyatos, aldeas insertas en el señorío de los Albornoz, AMC, leg. 187, exp. 2,
fols. 16v-17r y leg. 189, exp. 7, fols. 32v-33r, cit. José M.ª SÁNCHEZ BENITO y Yolanda
GUERRERO NAVARRETE, Cuenca en la Baja Edad Media..., ob. cit., nota 201, p. 71.
Tragacete está incluida en el mayorazgo de 1442, pero no podemos confirmar en qué
momento exacto quedó incorporada al dominio de Diego Hurtado de Mendoza,
aunque debió ser a partir de 1440, fecha del fallecimiento de María de Albornoz.
42 Torralba, 6 marzo 1439, RAH, Salazar y Castro, M-10, fols. 59r-60r y publ. José
Manuel CALDERÓN ORTEGA, Álvaro de Luna (1419-1453). Colección diplomática, ob. cit.,
doc. 56, pp. 183-185.

493
LOS ESTADOS SEÑORIALES

El mayorazgo de 1442

El mayorazgo suponía la integración vinculada de los bienes de la

familia en beneficio del primogénito del linaje con carácter inalienable. Esta

estricta práctica sucesoria, reconocida por una facultad real, estableció un

régimen de propiedad vinculada que puso fin a la amputación de los

patrimonios en repartos equitativos. La institución del mayorazgo comenzó a

formularse en las escrituras a finales del siglo XIV, en el ámbito de la

propiedad ostentada por efecto de donación o concesión feudal. En Castilla

favoreció la consolidación del régimen señorial, tanto en el dominio

jurisdiccional de las villas —con sus vasallos, rentas, pechos, derechos y la

justicia civil y criminal— como en el dominio eminente de la tierra —

pertenencias, heredades o bienes raíces bajo la disposición del titular del

mayorazgo—43. El mayorazgo derogó las cláusulas de reversión, mantuvo la

inconfiscabilidad de los bienes —en los que incluía las alcabalas y los

censos— y prohibió los arrendamientos enfitéuticos —a largo plazo

concedían el dominio útil de la tierra al colono— en el siglo XV44.

Diego Hurtado de Mendoza y su mujer doña Teresa de Guzmán

fundaron mayorazgo el 10 de abril de 1442, previa concesión del privilegio

real45; el beneficiario era Juan Hurtado de Mendoza, hijo primogénito del

43 Bartolomé CLAVERO, Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla. 1369-1836, Madrid,


Siglo XXI, 1974, pp. 26-27 y 39-40. El mayorazgo no suponía propiedad directa de la
tierra, sino titularidad inmediata de las obligaciones feudales de los colonos que las
detentaban; lo que realmente importaba era la posesión de las rentas que se
obtenían en cada terrazgo.
44 Ibidem, pp. 118-119.
45 Un traslado autorizado de la escritura de fundación del mayorazgo de Cañete,
fechado el 10 de abril de 1442, en AGS, Diversos de Castilla, leg. 38, doc. 7. Varios
manuscritos más de la escritura en RAH, Salazar y Castro, M-10, fols. 316-317v; M-
71, fols. 72-76; T-38, fols. 337-338. La facultad concedida por Juan II en Toro, el 18 de

494
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

matrimonio, y sus descendientes. El mayorazgo estaba compuesto por

Cañete y su fortaleza, junto a las villas de Poyatos, Tragacete, Valdemeca,

Uña, Beamud y Olmeda de la Cuesta46; en estas villas el linaje poseía la

jurisdicción completa, con todos los pechos y derechos, y las alquerías,

salinas, dehesas, tierras de pan llevar, montes y prados de sus términos.

El caserío actual de Cañete refleja la disposición del trazado medieval de su plano.

enero de 1442, aparece incorporada (AGS, Diversos de Castilla, leg. 38, doc. 7, fol.
1r-v y RAH, Salazar y Castro, M-71, fols. 72v-74r) o viene en un documento único,
RAH, Salazar y Castro, M-1, fol. 108v y M-14, fols. 250r-251v.
46 El lugar de Beamud, que aparece ahora vinculado a los Mendoza, perteneció hasta
1390 a Gonzalo Hernández de Albornoz, AMC, 23 agosto 1390, leg. 34, exp. 1, publ.
Actas..., pp. 315-316, doc. 131. Desconocemos fehacientemente el momento en que
pasó a poder del linaje Mendoza, pero parece probable que estuviera incluido en la
herencia de los Albornoz.

495
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Además, el linaje poseía otras propiedades en lugares más dispersos

de la Sierra y la Mancha conquense. Así, en Moya poseía casas, viñas, tierras

de pan llevar y dehesas; en Cuenca su morada habitual, con el horno y las

casas cercanas y las tierras de pan llevar; colindantes con el término de la

ciudad, las Casas del Cardenal con la heredad; finalmente, dehesas, viñas,

huertas y tierras de pan llevar en Valera de Suso, Valera de Yuso y

Ballesteros, aldeas de la jurisdicción de Cuenca (pertenecían al sexmo de

Arcas)47.

Tragacete era una de las


villas del mayorazgo de
1442 que pertenecieron a
los Albornoz.
© Diputación Provincial de
Cuenca

La villa de Uña junto a


su laguna homónima.
© Diputación Provincial
de Cuenca

47 RAH, Salazar y Castro, 10 abril 1442, M-71, fols. 72r-76r. Ver apéndice documental
n.º V.

496
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

La villa de Valdemeca
estaba situada entre
Tragacete y Cañete.
© Diputación Provincial de
Cuenca

Puerta de la muralla de
Poyatos, la villa situada
más al norte del señorío, y a
una considerable altitud.

Adiciones posteriores al mayorazgo

La villa de Las Majadas, que había estado incluida en el mayorazgo de

los condes de Priego, los Carrillo de Albornoz, pasó a poder de los Mendoza

en la segunda mitad del siglo XV, en una fecha que no hemos podido

determinar48. En 1470 Juan Hurtado de Mendoza asignó como dote a su hija

doña María Manrique de Mendoza

48 Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad
Media..., ob. cit., p. 71. En 1390 Las Majadas pertenecía a doña Elvira López, según

497
LOS ESTADOS SEÑORIALES

su villa de Las Majadas, con todos sus términos, e prados, e pastos, e justicia

criminal e civil, y juridición, y mero mixto imperio, y territorio y con todas

las otras sus pertenencias que pertenecen a Juan Furtado, apreciado y

estimado todo en 8.000 mrs.

La villa de Las Majadas se


concedió en la dote de María
de Mendoza, que se unió en
matrimonio a Pedro de
Barrientos. © Diputación
Provincial de Cuenca

Además de la jurisdicción y términos de la villa de Las Majadas, Juan

Hurtado concedió 80 marcos de plata labrada y marcada, por valor de 1.200

mrs., más ciertos objetos de ajuar (paños, una alfombra, ropas de lino para las

camas, joyas, alhajas, perchas) valorados en 800 mrs.49. María de Mendoza se

unió en matrimonio con Pedro de Barrientos, señor de Valdecabras. Juan

Hurtado impuso como condiciones no vender, ni empeñar, trocar, ni donar, ni

legar, ni en otra manera enajenar la dicha villa de Las Majadas, excepto a sus hijos

unos documentos sobre la delimitación de sus términos, AMC, 13 agosto y 16


septiembre 1390, leg. 34, exp. 1, publ. Colección..., pp. 305-308 y 317-319, docs. 131 y
132.
49 9 enero 1470, RAH, Salazar y Castro, M-71, fols. 26r-28v.

498
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

o nietos; asimismo, en caso de fallecimiento sin descendencia la dote volvería

a Juan Hurtado de Mendoza; finalmente, en caso de disolución del

matrimonio tornaría a él 30 días después y tendría un año para restituir

todos los bienes dotales, cuya suma ascendía a 2.000 mrs.

Durante la guerra civil entre Isabel y el marqués de Villena, los condes

de Paredes —Pedro Manrique y Leonor de Acuña— habían vendido La

Parrilla y Belmontejo al concejo de Cuenca —aunque no se debió hacer

efectiva la venta50— y a Juan Hurtado de Mendoza, aunque la condesa le

reclamase posteriormente su restitución: haciendo en 1480 un

emplazamiento contra Juan Hurtado de Mendoza y contra Alfonso de Iniesta

reclamando 333.333 mrs., que era la terçia parte de vn cuento de mrs., en

concepto de arras, que para que

fuesen çiertas y seguras, la dicha doña Leonor ypotecó e obligó espresamente

los sus lugares de La Parrilla, Belmontejo e Valera de Yuso con los pechos, e

derechos e rentas dellos [...], e vos ovo de vender y vendió los dichos logares en

esta guisa, La Parrilla e Belmontejo a vos, el dicho Juan Furtado de Mendoça,

e a vos, el dicho Alfón de Yniesta, a Valera de Yuso, e asymismo gastó los

otros bienes que tenía andando en las dichas guerras en vuestro seruiçio51.

50 Rodrigo Manrique dio su poder a Pedro Matute, caballero de la orden de


Santiago, para que representara al maestre en la venta de La Parrilla y Belmontejo al
concejo de Cuenca, Vélez, 6 abril 1476, AMC, leg. 59, exp. 6.

51 7 abril 1480, AGS, RGS, fol. 124. Pedro Manrique

fallesció sin bienes algunos e syn herederos, a los quales la dicha condesa dis que non
pudo con efecto pedir las dichas sus arras, por la qual dis que ella vos ovo requerido e
requiere muchas veses que le diésedes e pagásedes las dichas treçientas treinta e tres
mill e treçientos e treinta e tres mrs.

499
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Juan Hurtado, según consta en un documento de 1485, había obtenido

por compra las villas de Belmontejo y La Parrilla, para lo que debió vender el

censo de Ballesteros, una heredad en Valera de Suso con la dehesa de

Noguerón y otra dehesa de Noguerón —que está cabo Cañete—, pertenecientes

al mayorazgo. En una sentencia arbitral efectuada con su hijo Honorato en la

que se instituyeron las nuevas condiciones del mayorazgo52, Juan Hurtado

fue obligado a restituir a su nuera doña Francisca de Silva su casamiento,

según constaba tanto por confesión del propio Juan Hurtado como por

información de escrituras y dichos de testigos:

- Doña Francisca de Silva, por su casamiento con Honorato de Mendoza —

posibilitado por su padre el conde de Cifuentes—, recibió mucha suma de mrs.,

e joyas de oro e plata, e sedas, brocados e paños e otros atavíos de su persona, lo que

podemos ualorar e sumar por ser cosas diuersas e partydas en cantidad.

- Doña Francisca fue recompensada con La Parrilla y Belmontejo con todas

sus rentas, réditos y derechos, el señorío civil y criminal y el mero mixto

imperio, salvo el portazgo de las villas, por cuanto Juan Hurtado hizo

merced de ello a Pedro de Herriega cuando se casó.

- Como La Parrilla y Belmontejo eran

lugares dispuestos para la recreaçión e plazer de su persona del señor Juan

Furtado, e por estar çerca de Cuenca, e por le contentar e agradar, acatada su

persona e estado, mandamos que en su vida sea administrador de la justicia de

52 Cuenca, 5 diciembre 1485, ACC, Institucional, 1/15, fols. 4v-7r y RAH, Salazar y
Castro, M-9, fols. 38r-39v. Los jueces y alcaldes árbitros, arbitradores amigables
componedores y jueces de avenencia entre las partes fueron el noble caballero Juan
de la Panda, comendador del Hospital de Santiago de Cuenca, y el procurador y
mayordomo de Juan Hurtado, Pedro de Herriega, vecino de Cuenca.

500
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

las dichas villas, çiuil e criminal, e goce y lleue todas las rentas, pechos y

derechos que dieren,

suma que ascendía a 30.000 mrs. Debía pagar anualmente a doña Francisca

de Silva los 10.000 mrs. de su salario de guarda mayor (Juan Hurtado había

renunciado condicionalmente la guarda en Honorato de Mendoza para

gozarlos de por vida), 18.000 mrs. en los pechos y derechos del concejo de

Valdemeca, así de yeruas como de otras cosas, y 1.500 mrs. de las rentas de

Belmontejo. Debía cobrar los 30.000 mrs. desde el primer día de Navidad que

viniera.

- Doña Francisca no podría revocar el poder otorgado a Juan Hurtado de

llevar las rentas.

Cañada del Hoyo fue incluida en ese mismo documento de 1485 en el

mayorazgo de Juan Hurtado de Mendoza, junto a su fortaleza y la dehesa del

Oyo que es cerca de la dicha villa y todos los mrs. de juro que están en las alcaualas

de la dicha villa de La Cañada, e Valdemeca, e Uña e Tragacete, así como otros

bienes dispersos por el obispado de Cuenca: los solares de casas junto a la

casa principal de Juan Hurtado en Cuenca, con los edificios que estaban en

ellos; las heredades de Canigral; las salinas de Fuente el Manzano; las viñas,

casas y heredamientos de Santa Cruz de Moya y Cañada el Saz; la casilla Don

Juan y el heredamiento que hubo en la dicha villa de La Cañada de Martín de

Ruescas, vecino de Moya; y las heredades de Villarejo Rubio y Castil de

Vides, en la tierra de Moya. Para contrarrestar esta inclusión se debió excluir

del mayorazgo la villa de La Frontera y las casas y heredamientos de Valera

de Yuso, que quedaron para Juan Furtado sin inpedimento de Onorato53; estos

bienes dieron origen, posteriormente, al segundo mayorazgo que creó Juan

Hurtado. Las razones que se adujeron para añadir Cañada del Hoyo al

53 Ibidem, fol. 39r.

501
LOS ESTADOS SEÑORIALES

mayorazgo fueron tener fortaleza, ser copiosa en población e estar muy conjunta

a las villas del mayoradgo, porque éstas podrían correr gran peligro si la villa

caía en poder de otra persona.

Juan Hurtado puso casa a su hijo Honorato de Mendoza e hicieron

capitulación, pacto e yguala e convenencia de ciertas cosas e rentas e mantenimientos

que Juan Hurtado dio a Honorato de pan, vino y dinero, que debía mantener

en su vida. Honorato se dio por contento y pagado de lo que le pertenecía

por herencia y sucesión de doña Inés, su madre54.

Ruinas del castillo del Buen Suceso, en La Cañada del Hoyo.

© Diputación Provincial de Cuenca

54 Cuenca, 5 diciembre 1485, ACC, Institucional, 1/15, fol. 7v-8r. Ambas partes
debían presentar escrituras que la una parte tenga en favor de la otra, antes del fin de
febrero. Tanto Juan Hurtado como Honorato de Mendoza y doña Francisca
aprobaron la sentencia. Entre los testigos figuraba Rodrigo Rabanal, criado de Juan
Hurtado.

502
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

Juan Hurtado y Honorato de Mendoza, a la sazón guarda mayor de

Cuenca, obtuvieron la licencia de los Reyes Católicos para sacar del

mayorazgo

La Frontera y unas casas y una heredad de Valera de Yuso, con todo lo a ello

anejo, y en lugar dello anejarse la vuestra villa y el castillo de Cañada el Hoyo

con todo y la dehesa que dizen del Hoyo, villa comprada a la muger de Martín

de Ruescas, y más todas las heredades que compré del conde de Buendía en

tierra de Moya, y más todos los mrs. de juro que poseéis en las alcabalas de

ciertos lugares vuestros, y más todos los solares de casas con el heredamiento

que está començado que son cerca de las casas principales del dicho

mayorazgo, que son en la cibdad de Cuenca55.

Lo acordado en este capítulo sobre Cañada del Hoyo quedaba supeditado al

saneamiento de La Frontera y la heredad de Valera de Yuso, para que le sean

pacíficos a quien los tuviere, sanos e buenos, çiertos e seguros.

Así, en 1486, en el mayorazgo quedaba incluida la villa de Cañada del

Hoyo, cuya titularidad se reservó Juan Hurtado de Mendoza. El mayorazgo

original de Diego Hurtado de Mendoza quedaba modificado: Juan Hurtado,

de consentimiento escrito con Honorato, cambió Beamud y las Casas del

Cardenal con su fortaleza y jurisdicción por La Frontera a su hermano Íñigo

López de Mendoza y su mujer María Carrillo56, y aprobó la venta de la

55 Sus antecesores habían anejado al mayorazgo Beamud, con su término rredondo y


juredición, además de unas casas de morada que se dizen las Casas del Cardenal, con un
heredamiento de hasta 9 yuntas, Alcalá de Henares, 20 enero 1486, ACC, Institucional,
1/15, fols. 8v-10r, AGS, RGS, fol. 3 y RAH, Salazar y Castro, M-9, fols. 37r-38r.
56 Esta disposición está en la misma cédula de los Reyes Católicos que confirmaba el
trueque previo hecho con Íñigo López de Mendoza, hermano de Juan Hurtado, y su
mujer doña María Carrillo: Beamud y las Casas del Cardenal por el lugar de La
Frontera, ibidem, fol. 37v. La villa de Beamud y las Casas del Cardenal pertenecían al

503
LOS ESTADOS SEÑORIALES

heredad de Ballesteros y de Valera de Suso con la dehesa de Noguerón y otra

dehesa de Noguerón cercana a Cañete. Juan Hurtado no quería dividir ni

menoscabar las posesiones del mayorazgo, por lo que había inpetrado una carta

del Rey e Reyna en la que aprobaban el trueque e cambio57.

En el mayorazgo también quedaban incluidos 22.452 mrs. que los

Reyes Católicos le habían concedido a Juan Hurtado de Mendoza en un

privilegio: 3.000 mrs. situados en las alcabalas de La Cañada y 12.000 mrs. de

juro en las alcabalas de Poyatos. De los otros 7.000 mrs. quedaron libres y

exentos para disposición de Juan Hurtado 4.000, non embargante la sentencia

que decía que los ovo de aver en anuivalençia de otros 7.000 mrs. que Honorato y

doña Francisca se obligaron a pagarle, situados en Huete, los quales ge los tenía

conprados e pagados el dicho señor Juan Furtado. Por tanto, esos 7.000 mrs.

quedaban situados en las alcabalas de Uña, Tragacete y Olmeda de la Cuesta

para que Juan Hurtado pudiera disponer de ellos.

El mayorazgo de La Frontera y Beamud

Juan Hurtado de Mendoza solicitó a los Reyes Católicos facultad para

hacer otro mayorazgo no principal, destinado a su hijo Luis Hurtado de

Mendoza, tenido en su segundo matrimonio con doña Elvira de Rabanal.

mayorazgo original de 1442.


57 Cuenca, 25 octubre 1486, ACC, Institucional, 1/15, fols. 10v-14v. En este
documento figuraban como testigos Enrique, secretario de Juan Hurtado, Bartolomé
Enrique, su hermano, y Garci Garcés, criado de Juan Hurtado, moradores de
Cuenca.

Así consta también en una carta de obligación entre Sancho de Valdeolivas, vecino
de Cañada del Hoyo, villa del señor Iohan Furtado de Mendoça, y Lope Sánchez del
Castillo respecto al precio de unos panes, Cuenca, 16 marzo 1498, AHPC,
Documentación Judicial, 1-2.

504
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

Para ello, hizo un contrato público con su hijo Honorato de Mendoza por el

que se habían acordado e igualado acerca de ciertos lugares y posesiones que

Juan Hurtado había sacado, vendido y trocado del mayorazgo58.

La Frontera quedó incluida en el mayorazgo de Luis Hurtado de Mendoza.

Los monarcas accedieron a la petición por hacer merced y más memoria

del linaje y dieron su aprobación para constituir un segundo mayorazgo con

bienes, lugares y heredamientos que no estaban incluidos en el primero: una

casa y heredad en Valera de Yuso, así como los lugares de Beamud y La

Frontera —donde poseía una casa fuerte— con sus montes, términos, prados

y pastos. Juan Hurtado otorgaba este segundo mayorazgo a pro e honrra de mi

linaje e de mi generación, para que lo poseyera Luis Hurtado después de su

finamiento59. El mayorazgo quedó así constituido, a pesar de que Francisco

58 Cuenca, 25 octubre 1486, ACC, Institucional, 1/15, fols. 15r-16v. Hicieron pleito
homenaje en manos de Rodrigo de Rabanal, hombre hijodalgo, y juraron sobre la
cruz y los santos evangelios que cumplirían el contrato sin interpretaçión, cauilaçión ni
cabtela alguna.
59 Cuenca, 19 febrero 1487, ACC, Institucional, 1/15, fols. 16v-22r y RAH, Salazar y

505
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Hurtado de Mendoza, deán de Cuenca y capellán real, hermanastro de Luis

Hurtado, había manifestado tener como legítima de la herencia de su madre

las villas y heredades mencionadas, que no debían ser incluidas en el nuevo

mayorazgo instituido por su padre Juan Hurtado60.

Luis Hurtado de Mendoza inició su propia línea sucesoria como señor

de La Frontera61, aunque aún mantuvo varias disputas con su sobrino Diego

Hurtado de Mendoza, heredero del mayorazgo principal del linaje, sobre sus

prioridades sucesorias por ser hijo mayor de Juan Hurtado62. Luis Hurtado

pedía que los alcaldes de las fortalezas de Cañete y La Cañada no realizaran

Castro, M-10, fols. 318r-320v. Si cesara la línea descendiente de Luis Hurtado de


Mendoza, heredarían el mayorazgo Juan de Guzmán —hijo de Juan Hurtado de
Mendoza— o, en su defecto, Isidro de Mendoza. Otro traslado de la escritura de
mayorazgo, que incorpora la autorización regia hecha en Salamanca, el 14 de
diciembre de 1486, aparece en AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 13 y ACC,
Institucional, 1/15, fols. 17r-20r. La facultad regia recordaba que no debía hacer
perjuicio a un mayorazgo antiguo.
60 21 abril 1497, AGS, RGS, fol. 10. Esta problemática fue bastante general en el
contexto castellano bajomedieval, como pone de relieve el reciente trabajo de M.ª
Concepción QUINTANILLA RASO, “Propiedad vinculada y enajenaciones. Métodos y
lógicas nobiliarias en la Castilla bajomedieval”, HID. Homenaje al profesor D. Manuel
González Jiménez, 31 (2004), pp. 493-510.
61 AHN, NOBLEZA, Cañete, fols. 7r y ss. El título 10 trata la progenie y sucesión de
los señores de La Frontera y Buenache. Luis Hurtado de Mendoza fue designado
por los Reyes Católicos regidor de Cuenca en 1500 por renuncia de Rodrigo de
Torres, 15 enero 1500, AMC, leg. 215, exp. 1, fols. 25v-26v, cit. César OLIVERA
SERRANO, “Inventario de la documentación medieval...”, ob. cit., doc. 276, p. 406.
62 11 mayo 1503, RAH, Salazar y Castro, M-10, fols. 217r-218v. La raíz de las
alegaciones de Luis Hurtado está en ser él primogénito de un segundo matrimonio
de su padre, Juan Hurtado de Mendoza. En este mismo año Luis Hurtado y Diego
Hurtado mantenían fricciones por la intercepción de ciertas escrituras de mayorazgo
del primero por parte del segundo, AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 13.

506
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

pleito homenaje a Diego Hurtado, que había ordenado sustituir los anteriores

por parientes de su mujer

Diego Hurtado de Mendoza mandó al Consejo de los Reyes Católicos que

mandasen a Juan Hurtado, su agüelo, quitar los alcaides que tenía puestos en

las fortalezas de Cañete y La Cañada, y las entregase a otros criados antiguos

de su casa con pleito homenaje [...]; y se le mandase poner en parte segura los

instrumentos de su casa y darles copias autorizadas de sus maiorazgos63.

Como ya recogían las cláusulas, Diego Hurtado alegó que el sucesor era el

nieto, en defecto del hijo legítimo mayor, que fue Honorato de Mendoza; esto

ya fue confirmado por los Reyes Católicos en la ciudad de Burgos en abril de

1497 y, meses después, por el propio Juan Hurtado:

[...] Por quitar todas las dubdas aya de benir, e venga e subçeda en ella el

dicho sennor Diego Hurtado, su nieto, e sus desçendientes dél e de la dicha

sennora donna Ysabel. E que ansí se guarde de aquí adelante en la dicha

subçesión, e los nietos e otros desçendientes del hijo mayor sean preferidos al

otro segundo o terçero.

[…]

E por más abundante cautela e para mayor conseruaçión del derecho del dicho

Diego Hurtado, mi nieto, por la presente quiero e declaro que la subçesión del

dicho mi mayoradgo pertenesçe al dicho Diego Hurtado, mi nieto, como a fijo

mayor varón del dicho Honorato de Mendoça, que Dios aya, mi hijo mayor

varón64.

63 11 mayo 1503, RAH, Salazar y Castro, M-10, fol. 217r.


64 21 abril y 13 octubre 1497, AGS, Diversos de Castilla, leg. 38, doc. 6, fols. 1r-2v.

507
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Y en caso de haber sido heredero un segundo hijo, éste hubiera sido

Francisco Hurtado de Mendoza, que había renunciado su derecho en su

sobrino Diego Hurtado65. La sentencia final exponía que los bienes, la

hacienda, las villas, los vasallos y las fortalezas contenidas en el mayorazgo

fundado por Diego Hurtado y su mujer Teresa de Guzmán pertenecían a

Diego Hurtado, bisnieto del anterior.

Iglesia parroquial de Santiago, en Beamud.


© Diputación Provincial de Cuenca

65 Los monarcas, no obstante, salvaguardaron el derecho del deán y de sus hermanos


a los bienes de donna Yuanes Manrrique, su madre, ya difunta, para que no se vieran
agraviados por la fundación del segundo mayorazgo, 21 abril 1497, AGS, RGS, fol. 8.
Juan Hurtado de Mendoza solicitó la confirmación de este capítulo de las
capitulaciones matrimoniales entre su nieto Diego Hurtado de Mendoza y doña
Isabel de Cabrera. La constatación y capitulación de Francisco Hurtado de Mendoza
se había hecho el 8 de mayo de 1496 en Cuenca.

508
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

El marquesado de Cañete (1490) y las últimas adiciones

patrimoniales

En 1490 Cañete alcanzó condición de marquesado, título otorgado por

los Reyes Católicos a Juan Hurtado de Mendoza. No hay constancia

documental de este privilegio, sólo queda recogido el dato en la obra de

Mártir Rizo y Gutiérrez Coronel66. Los Reyes Católicos fortalecieron aún más

si cabe el poder señorial con la concesión de nuevos títulos de conde,

marqués y duque (de 49 pasaron a 59)67.

Juan Hurtado de Mendoza obligó en 1497 las villas de su mayorazgo

—Poyatos, Uña y Tragacete— para las arras de su nieto, Diego Hurtado de

Mendoza, en su casamiento con Isabel de Cabrera, hija de los marqueses de

Moya y criada de la reina Isabel, para lo cual solicitó la pertinente

autorización regia:

66 Juan Pablo MÁRTIR RIZO asegura que el título de marqués concedido por
Fernando el Católico a Juan Hurtado de Mendoza fue debido al valor que demostró
en la defensa de los obispados de Cuenca, Córdoba, Jaén y Murcia durante la tala de
la vega granadina. El noble conquense, “aunque le agradecio el fauor, haziendo del
la estimacion que deuia, suplicó al Rey, que le diesse por escusado, pues á sus
muchos años, y calidad no era permitido, que mudasse el nombre, que era tan
conocido, y temido de los contrarios de la verdadera Religion Catolica, y demas
enemigos de su Real Corona. Y aunque replicó el Rey, y le dio vn priuilegio de renta
sobre las carnicerias de Cuenca, porque le tomasse, acetando lo vno, y otro,
perseueró hasta el fin de su vida, en no firmar mas que su nombre”, ob. cit., p. 220.
Según Diego GUTIÉRREZ CORONEL, Juan Hurtado de Mendoza “recibió el título de
marqués de su villa de Cañete en el año 1490, pero le llegó esta merced dos días
después de su muerte”, ob. cit., p. 481. La documentación utilizada demuestra que
Juan Hurtado de Mendoza vivió hasta comienzos del siglo XVI y, efectivamente, no
utilizó tal dignidad de marqués en la firma de sus documentos.
67 Paulino IRADIEL MURUGARREN, “Señoríos jurisdiccionales y poderes públicos a
finales de la Edad Media”, en Poderes públicos en la Europa Medieval: Principados,
Reinos y Coronas. XXIII Semana de Estudios Medievales de Estella, Pamplona, 1997, p.

509
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Vos damos facultad e licençia para que vos, el dicho Juan Hurtado de

Mendoça o el dicho Diego Hurtado, vuestro nieto, e cada uno e qualquier de

vos, para seguridad del dicho dote e arras, podades obligar e obligades a las

dichas villas de Uña, e Poyatos e Tragacete, e sus tierras e términos con la

jurediçión çivil e criminal, e con los dichos pechos e derechos, e con las otras

cosas al señorío de las dichas villas e de sus tierras anexas e prósimas [...], non

embargante que las dichas villas e sus tierras sean de vuestro mayorazgo e

ynclusas e encorporadas en él, e subjetas e sometidas a rrestitución, e

proybidas de enajenar e de obligar68.

Al tiempo que se asentó este desposorio y casamiento, se hizo una

capitulación entre la marquesa de Moya y Francisco Hurtado de Mendoza,

deán de Cuenca, en nombre de Juan Hurtado de Mendoza. En esta concordia

—realizada en Burgos el 8 de abril de 1497— se aseguraba la descendencia

del mayorazgo para los descendientes de Diego Hurtado:

Iten que por quanto según la instituçión del mayoradgo del dicho señor Juan

Hurtado ha de subçeder en él su fijo mayor, e después dél en sus nietos e otros

desçendientes. E el dicho señor Diego Hurtado es nieto del dicho señor Juan

Hurtado, hijo del dicho señor Honorato, su hijo mayor, que para mayor

guarda e conseruaçión del derecho del dicho señor Diego Hurtado, el dicho

señor Juan Hurtado, su aguelo, por quitar todas las dubdas, aya de benir e

86.
68 21 abril 1497, AGS, RGS, fol. 9. Con esta misma fecha hay una carta de la reina
Isabel —cuyo traslado se hizo en Alcalá de Henares en 1503— en la que aprueba
este casamiento por los seruiçios que el marqués e la marquesa me han fecho y el amor que yo
tengo a donna Ysabel por su meresçimiento e por la criança que ha avido en mi casa. Juan
Hurtado de Mendoza había ordenado a su hijo Francisco, deán de Cuenca, acudir a
la corte para este cometido, 3 marzo 1503, AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg.
13.

510
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

venga e subçeda en ella el dicho señor Diego Hurtado, su nieto, e sus

desçendientes dél e de la dicha señora doña Ysabel [...]. E mando a mis

allcaydes e allcaldes de mis fortalezas e villas de la dicha mi casa e mayoradgo

que thengo, después de mis días, den e entreguen al dicho Diego Hurtado, mi

nieto, las dichas mis fortalezas e la justiçia de las dichas mis villas e lugares

con todas las otras cosas a ello anexas e pertenesçientes, ca yo les alço e quito

qualquier pleyto omenaje que me tengan fecho69.

Varios años después ambos Mendozas, abuelo y nieto, mantuvieron

un juicio entre sí a petición del abuelo, para lo que Diego Hurtado fue

autorizado a pleitear. Éste sentía

mucha dificultad de tener contienda en juizio nin contender judiçialmente

con el dicho Juan Vrtado, por que nunca vuestra yntençión nin voluntad fue

nin es saluo de le seruir y obedesçer y reuerençiar como hijo deue acatar a su

padre, y en esto guardar el preçeto de Dios nuestro sennor, pero que por

nesçesidad os atannía a la respuesta de la dicha petiçión70.

Los avatares del marquesado de Cañete retocaron parcialmente el

patrimonio existente desde la segunda mitad del siglo XV. Juan Hurtado de

Mendoza traspasó las villas de La Parrilla y Belmontejo —con su jurisdicción,

señorío, pechos y derechos correspondientes— en 1498 para la dote de su

nieta María de Mendoza, desposada por palabras de presente por su madre

doña Francisca de Silva con Pedro Pallás, vizconde de Chelva; doña

Francisca de Silva había de dar en dote 4.000 florines de oro e de peso de la ley e

69 Cuenca, 13 octubre 1497, AGS, Cámara de Castilla, Diversos de Castilla, leg. 38,
doc. 6.
70 Alcalá de Henares, 25 febrero 1503, AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 13.

511
LOS ESTADOS SEÑORIALES

cuño de Aragón71. Este mismo año Juan Hurtado fue citado para comparecer

en la Audiencia de Ciudad Real porque el comendador Alfonso de Iniesta

decía que la villa de Valera de Yuso era suya72. Existe una carta de venta de

Valera de Yuso por Rodrigo Manrique, comendador de la orden de Santiago

y conde de Paredes, a Alfonso de Iniesta por un valor de 530.000 mrs.73. Los

marqueses de Cañete tenían en esta villa determinados bienes y heredades

desde la fundación del mayorazgo en 1442.

En las disposiciones testamentarias de Juan Hurtado de Mendoza

quedaba confirmado el mayorazgo otorgado en 1485 a Honorato de

Mendoza, ya fallecido, para quien lo hubiera de suceder. El mayorazgo

original constituido por Diego Hurtado y doña Teresa de Guzmán había

quedado trastocado con la inclusión de la villa de La Cañada del Hoyo. De

igual forma, confirmaba el segundo mayorazgo concedido a su hijo Luis

Hurtado de Mendoza en 1487, con las villas de La Frontera y Beamud74.

En el testamento, que data de 1505, otorgaba y confirmaba dos

donaciones hechas a su mujer doña Elvira, una de ellas de su plata, y

71 29 agosto 1498, RAH, Salazar y Castro, M-1, fols. 109v-110r.


72 18 diciembre 1498, AGS, RGS, fol. 269. Alfonso de Iniesta mantuvo pleitos con
Juan Hurtado de Mendoza desde que éste custodió en secrestación ciertas fortalezas
en 1475.
73 Garcimuñoz, 3 febrero 1480, AMC, leg. 59, exp. 5. En la carta de rrobra e vendida se
decía que la villa estaba situada cerca de Valverde, Valera de Suso, Hontecillas,
Albaladejo, Mezquitas y El Olmeda. Se hizo un traslado del documento en Cuenca,
9 noviembre 1520.
74 Cuenca, dentro de las casas donde biue el dicho señor Juan Furtado que son en la calle de
la Pellegería, 18 enero 1505, ACC, Institucional, 1/15, fols. 1r-25r. Los testigos fueron
Esteban Ruiz de Castilblanque, vecino de Cañete, Fernando de Molina, escribano
público, Bartolomé de Arévalo, sillero, Juan de Vellisca, pellejero, el bachiller Diego
Mendaño y Pedro de Mendoza.

512
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

solicitaba que fueran pagadas cualesquier deudas que se averiguara que

debía. Por cuanto había comunicado enteramente su voluntad con doña

Elvira y porque, para cumplir por su ánima, eran menester 250.000 mrs. y

aún más, y una vez sacados los mayorazgos y donaciones, quedaban muy

pocos bienes para poderse cumplir, dejaba, mandaba y rogaba a su heredero

que le sucediere en el mayorazgo antiguo, lo tuviera Luis Hurtado de

Mendoza como pariente más cercano, so pena de su maldición, y desde su

fallecimiento hasta mes y medio o antes diera 200.000 mrs. para satisfacer y

pagar lo susodicho. Y Luis Hurtado diera otros 50.000 mrs. por el otro

mayorazgo a sus testamentarios: doña Elvira de Rabanal, Pedro de

Barrientos, Luis Hurtado de Mendoza y Rodrigo de Rabanal.

Juan Hurtado declaraba herederos universales, por una parte, a sus

hijos legítimos Luis Hurtado de Mendoza e Isidro de Mendoza, a los hijos e

hijas de Honorato de Mendoza, que santa gloria aya; por otra, a los hijos de

don Pedro de Barrientos y de doña María Manrique, su hija, en lugar de

doña María su madre.

Durante el siglo XVI se produjeron diversas alteraciones patrimoniales.

Durante los enfrentamientos nobiliarios que hubo en Cuenca en 1507, Diego

Hurtado de Mendoza perdió el señorío sobre las aldeas de La Parrilla,

Belmontejo, La Cañada, Tragacete y Poyatos, que fueron reincorporadas al

patrimonio real75.

En 1509 Diego Hurtado de Mendoza demandó a doña Inés de

Barrientos, mujer de Luis Hurtado de Mendoza, que entonces lo era de Luis

Carrillo de Albornoz. Reclamaba 19.500 mrs. de la dote de doña María de

Haro —primera mujer de Luis Hurtado de Mendoza, ya fallecida— en joyas,

perlas y otras cosas hasta 500 castellanos de oro. En 1515 se mandó entregar a

75 Máximo DIAGO HERNANDO, ob. cit., p. 138.

513
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Diego Hurtado la villa de Beamud, en prenda de los 19.500 mrs. de la dote de

María de Haro; pero tuvo que pagar a Inés de Barrientos 600.308 mrs. del

tercio de la dote de doña Inés Manrique —mujer que fue de Juan Hurtado—,

quien suplicó diciendo que Beamud era de su mayorazgo; Inés afirmaba que

Beamud venía de una donación de doña María de Carrillo, mujer de Íñigo de

Mendoza, hermano de Juan Hurtado de Mendoza76.

Por último, hay constancia documental de que Diego Hurtado de

Mendoza acrecentó el mayorazgo de Cañete en 1532, con las villas de La

Parrilla y Belmontejo y 985 fanegas de pan de renta distribuidas en Poyatos,

Cañete, La Cañada, La Parrilla y Belmontejo77. Otras noticias indican que las

aldeas de Val del Morillo, Val del Moro, Villarejo de Periesteban —integrado

en el sexmo de Altarejos— y el caserío de Peñarrubia de Cañete pertenecían

en el siglo XVI al marquesado de Cañete78.

La Renta del Tabaco, que es una fuente demográfica del siglo XVIII

muy completa al recoger la relación de pueblos de realengo, señorío y

abadengo, registra como villas del marquesado de Cañete las siguientes:

Cañete, La Parrilla, Belmontejo, La Cañada del Hoyo, Olmeda de la Cuesta,

76 RAH, Salazar y Castro, 9 julio 1509, M-10, fols. 216v-217r.


77 Diego Hurtado de Mendoza incorporó las villas de La Parrilla y Belmontejo y
otros bienes por un valor de seis cuentos de mrs. e 900 fanegas de pan de renta, la mitad
trigo e la otra mitad ceuada, que tenéis situado en las tercias de Cuenca, e 30 fanegas de juro
al quitar en Poyatos, 62 en Cañete, 63 en La Cañada, 900 en La Parrilla, 20 en Belmontejo,
RAH, Salazar y Castro, 14 abril 1532, M-1, fols. 108v-109r. Este acrecentamiento
respondía a los capítulos matrimoniales entre Diego Hurtado de Mendoza y Garci
Fernández Manrique, conde de Osorno, para el casamiento de Andrés Hurtado de
Mendoza, su hijo mayor y segundo marqués de Cañete, y María Magadalena
Manrique.
78 M.ª Emma ESPOILLE DE ROIZ, ob. cit., p. 222.

514
Constitución y evolución del estado señorial de Cañete

Poyatos, Tragacete, Valdemeca, Uña, Villarejo de Pedro Esteban y Los

Oteros79.

Entorno natural de la Sierra de Cuenca, en el término de Poyatos.

79 Estado de los Pueblos de que se compone el Reino de Jaen, el Partido de Cuenca, y San
Clemente segun el Orden del Gouierno de la Renta del Tabaco, los que son del Rei, los que
pertenecen a Señorio y los que de Abadengo, Biblioteca Lorenzana, Toledo.

515
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

4. LOS SEÑORÍOS DE LOS ACUÑA: EL ESTADO

SEÑORIAL DE BUENDÍA

4.1 CONSTITUCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL SEÑORÍO Y

CONDADO DE BUENDÍA

La política patrimonial del linaje Acuña se caracteriza por la

contracción paulatina de sus posesiones en la Alcarria, debido a una

deficiente gestión sobre sus dominios o por las presiones que soportaron por

la expansión territorial de los Mendoza sobre sus lugares. Además, la

dispersión señorial por los territorios de los obispados de Sigüenza y Cuenca

se originó por las sucesivas concesiones territoriales de la monarquía que

recayeron en distintos personajes del linaje en esta comarca80. Solo Buendía,

que había sido tomada en la primera mitad del siglo XIV por Alfonso XI a

García de Petrel81, permaneció vinculada al linaje durante un arco

cronológico considerable.

Las villas de Buendía y Azañón fueron entregadas por Enrique III a

Lope Vázquez de Acuña en 1397, como reconocimiento a su apoyo militar en

la lucha contra los musulmanes en Setenel, Ronda y Antequera82. Desde

80 Miren Begoña RIESCO DE ITURRI, Nobleza y señoríos en la Castilla centro-oriental en la


baja Edad Media, tesis doctoral inédita, Universidad Complutense, Madrid, 1996, p.
1029.
81 García de Petrel había poblado Buendía hacia 1300, convirtiéndola en guarida de
bandoleros hasta que el rey Alfonso XI tomó la fortaleza y condenó a muerte cruel a
su señor, Miguel Ángel LADERO QUESADA, “«No curemos de linaje ni hazañas
viejas…». Diego Hernández de Mendoza y su visión hidalga de Castilla en tiempo
de los Reyes Católicos”, ob. cit., p. 223.
82 Alcalá de Henares, 13 septiembre 1398, RAH, Salazar y Castro, C-15, fols. 47-48,

517
LOS ESTADOS SEÑORIALES

entonces, Buendía y su tierra fueron el principal dominio señorial de la Casa

de Acuña en el obispado de Cuenca. El título de condado fue concedido por

el infante Alfonso en 1465 y debió ser ratificado por don Fernando y doña

Isabel diez años después83.

Las relaciones topográficas realizadas por Felipe II detallan la

geografía de Buendía y las actividades económicas de sus habitantes con

gran minuciosidad. Era tierra abundante en leña de pino y madroñeras, y

montosa en las sierras hacia la parte de poniente, de las que se proveía de leña y

en las que se podían hallar venados, lobos y zorras. Por sus términos pasaban

las aguas de cuatro ríos: el arroyo Jabalera, el río Mayor —que pasa por junto a

la ciudad de Huete y viene a los términos de Buendía—, el río Guadiela y el río

Tajo, ambos caudalosos y que se juntaban en el término de la villa. En todas

sus aguas había pescados de barbos y algunas anguilas. El Guadiela tenía

riberas plantadas de viñas, y arboledas, y alamedas, y olmedas, y otros árboles

frutíferos e no frutíferos; en ellas existían molinos harineros de cinco ruedas a

los que acudían, en tiempos de molienda, mucha gente de La Mancha y de la

orden de San Juan. Estos molinos tenían una presa de mucha costa que

sustentaba la villa, y en la otra presa de la otra parte del río había batanes y casa

de tintes. Buendía era tierra de labranza en la que se producía cereales, vino

—éste en abundancia, porque había saca de ello para Cuenca, Huete, Molina,

la Serranía y otras partes— y aceite. Algunos vecinos tenían ganados, aunque

no muchos, y se proveían de las salinas de Belinchón y de Atienza,

cit. ibidem, nota 933, p. 1030. Aunque Enrique III hizo merced a Lope Vázquez de
Acuña de las villas de Buendía y Azañón en Don Jimeno, aldea de Arévalo, el 5 de
noviembre de 1397, el privilegio rodado le fue entregado posteriormente en las
Cortes de Alcalá.
83 Arévalo, 8 junio 1465, RAH, Salazar y Castro, M-45, fol. 137r-v.

518
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

principalmente. Otra ocupación menos habitual era la producción en las

granjerías de paños burieles y pardos de poca suerte.

Del mismo modo, conocemos cómo eran las viviendas de la villa, que

estaba cercada de cal y canto con sus almenas. Las casas y edificios de Buendía

usaban las paredes de las fronteras y las portadas se componían de cal y canto.

Los materiales utilizados en el interior eran la madera, que se corta e cría en las

sierras de la dicha villa de Buendía, y aquellos que querían facer obras polidas

compran madera de la Sierra de Cuenca, que viene por agua a través de los cursos

fluviales del Tajo y el Guadiela. Mientras existían edificios e casas de buena

suerte, los vecinos con menores recursos económicos tapiaban sus casas de

tierra y yeso, según la voluntad e posibilidad de cada uno84.

Una de las puertas de entrada al recinto amurallado de Buendía.

84 Buendía, 7 diciembre 1578, Julián ZARCO CUEVAS, Relaciones de pueblos del obispado
de Cuenca, ed. cit., pp. 195-197.

519
LOS ESTADOS SEÑORIALES

4.2 LA ACUMULACIÓN PATRIMONIAL DEL

CONDADO DE BUENDÍA

El mayorazgo de Buendía y Azañón

El mayorazgo de Buendía fue constituido por Lope Vázquez de Acuña

y su mujer doña Teresa Carrillo de Albornoz para su hijo primogénito, Pedro

de Acuña de Albornoz, gracias a la facultad regia otorgada en 1446. El albalá

de licencia especificaba que podía traspasar maravedís, así de tierra como de

merced, que tuviera por concesión regia en doña Teresa Carrillo de

Albornoz, su mujer, o en cualquiera de sus hijos. El mayorazgo incluía la

donación de tierras, vasallos, villas, lugares y otros heredamientos

pertenecientes al patrimonio del linaje85.

En él quedó incluida la villa de Buendía —que partía términos con la

ciudad de Huete y la Orden de San Juan— con su tierra y vasallos, pechos,

derechos, rentas y términos, prados, pastos, y jurisdicción y justicia civil y

criminal alta y baja y mero mixto imperio, y con todas las otras cosas

pertenecientes al señorío de la villa. Asimismo, unas casas que estaban en

Buendía junto a las casas que decían de Lope Sánchez, con la cueva y vasijas,

y la parte que les pertenecía de las casas y heredades de Jabalera, Monforte y

Portal Rubio. A su vez, Teresa Carrillo de Albornoz, por licencia del rey y

con el consentimiento de su marido, estableció mayorazgo en su hijo Pedro

de Acuña de Albornoz, de su villa de Paredes —que partía término con

85 Berlanga, 10 junio 1446, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 6v-9r. Los ejecutores
fueron el obispo de Sigüenza, Pedro de Acuña de Albornoz y su criado Fernán
Yáñez de Escalona. El documento fue rubricado ante Diego García de Illescas,
escribano del rey. Los mayorazgos de las villas de Buendía y Paredes estaban
incluidos en el documento testamentario de sus titulares, fechado en Portilla, el 3 de
agosto de 1446, ibidem, fols. 5r-15r.

520
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

Huete y Uclés—, así como sus casas y heredades de Huelves y Valdejudíos

—término y jurisdicción de Huete— y las casas que habían comprado en la

propia Paredes.

Según recoge esta documentación, Teresa Carrillo también hizo

mayorazgo de las villas, lugares, bienes y casas que pertenecieron a Diego

Álvarez de Albornoz, después a su hijo Alvar García de Albornoz —su

abuelo—, luego a su hijo Micer Gómez de Albornoz —hermano de su

madre—, más tarde a su hijo Juan de Albornoz —su primo— y finalmente a

su hija doña María de Albornoz —su sobrina—, mujer que fue de don

Enrique de Villena, todos difuntos que Dios aya. Las villas eran Moya, Utiel,

Torralba, Beteta con sus alquerías, la casa de Ribagorda y el lugar y

heredamiento de Albornoz, y los heredamientos y bienes de Moya y Utiel,

con todas las cosas que la pertenecían y debían. En la ciudad de Cuenca, una

torre con sus casas en el Alcaecería fondón de la Zapatería a la Puerta Ferrada,

mercadas a Fernán Manuel. Todo ello para que lo tuviera su hijo Pedro de

Acuña de Albornoz.

La línea de sucesión era la habitual, los descendientes directos con la

preferencia de la vía masculina. Los primogénitos mandaban que lo

susodicho fuera para Pedro de Acuña de Albornoz y después para su hijo

mayor legítimo. Y si muriese sin hijos varones, hijas, nietos, bisnietos u otros

descendientes legítimos, lo heredara su hijo Lope de Acuña. En siguiente

término, los parientes transversales de ambos según el grado de

primogenitura, e guardados los grados de la generación masculina. Y después su

nieto Alfonso de Silva, hijo de Juan de Silva, Alférez del rey, y de doña

Leonor de Acuña, su hija que Dios aya. Y después su nieto Alfonso Carrillo,

hijo de Gómez Carrillo, nuestro hijo que Dios aya. Y al fallecimiento de sus

descendientes, su hermana doña Leonor, su nieta, hija de Gómez Carrillo. Y

si no, lo heredaran los parientes más cercanos. Y quien los heredara no los

521
LOS ESTADOS SEÑORIALES

pudiera vender, dar, cambiar, enajenar ni traspasar cosa alguna. El heredero

debía ser uno solo de los varones o de las hembras, el que fuere maior de días,

para que estos mayorazgos no fueran repartidos ni amenguados.

Pedro de Acuña de Albornoz heredaría el mayorazgo por mejoría de

la tercera parte de la herencia y los bienes en que sus progenitores podían

mejorar a cualquiera de sus hijos.

Además del mayorazgo principal de Buendía, Lope Vázquez y doña

Teresa Carrillo instituyeron, con el consentimiento de sus hijos, un segundo

mayorazgo para Lope de Acuña de la villa de Azañón —que partía término

con Cuenca, con Pedro Núñez de Prado y con la orden de Santa María de

Onila. Asimismo, Teresa Carrillo otorgaba a Lope de Acuña la mitad del

lugar Valtablado —en el obispado de Cuenca—, que compartía con su

sobrino Luis de la Cerda. Si muriera sin descendencia, lo heredarían,

sucesivamente, el hijo mayor Pedro de Acuña de Albornoz, Alfonso Silva,

Alfonso Carrillo y doña Leonor, e que tomen e tengan el apellido e armas de

Acuña. Lope de Acuña recibiría de su padre 19 lanzas que yo he del rey, e ruego

a Pedro de Acuña de Albornoz que le plega que él las aya, para que quiera dárselas

en casamiento, así como los 30.000 maravedís que tenía por merced del rey.

Las casas en las que Lope Vázquez de Acuña y Teresa Carrillo vivían

en Cuenca, que llaman del Cardenal, con todas las otras cosas que tenemos a censo

del deán y cabildo de la iglesia de Cuenca, quedaban para Pedro de Acuña de

Albornoz si hiciera su asentamiento y vivienda en la dicha ciudad o su

obispado. Y si así ocurriera, que diera otras casas en Cuenca a su hermano

Lope de Acuña para que honradamente pueda vivir e morar. Y si no, que las

tuviera Lope.

Sobre el patrimonio situado fuera del obispado de Cuenca, Teresa

Carrillo mandaba a su nieto Alfonso Silva las casas que tenía en el obispado

522
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

de Sigüenza, en Medinaceli —que es de ella y de su sobrino Luis de la Cerda—, la

casa de Anguita, de Alfaranueva, de Miño —con la parte que me corresponde de

la fortaleza— y de Huerta Pelayo, en cumplimiento de lo que fue mandadoen

el casamiento de su hija Leonor. Asimismo, lo que fue dado como descuento

de dicho enlace matrimonial la casa y los molinos de Trillo y 10.000 mrs. de

juro de heredad sin el ajuar. Lope Vázquez legó a Alfonso de Silva 5.000 mrs.

de los que poseía de por vida por el rey.

Teresa Carrillo concedía a sus nietos Alfonso Carrillo y doña Leonor,

hijos de Gómez Carrillo, el lugar de Portilla con sus tierras, vasallos, señorío

y jurisdicción. Y también las casas y heredamientos que tenía en término y

jurisdicción de la ciudad de Cuenca: la casa de Miguel López con su señorío,

jurisdición, rentas, pechos y derechos según le pertenecían a ella, que estaba

cerca del lugar de Portilla; las casas y herededades que estaban en Sotoca,

Villarejo del Espartal, Pajares, Albengonzar —con sus dehesas del monte y

del río—, Cañaveras de Cuenca y Buenache de Alarcón. También heredarían

Alfonso Carrillo y Leonor las casas y heredades que poseía en Arcos de la

Sierra, Cabrejas y Albalate, aldeas de Cuenca, y 6.000 mrs. de los que tenía

Lope Vázquez de por vida por el rey.

El obispo de Sigüenza, electo de la iglesia de Toledo, hijo de Teresa

Carrillo, conseguía todos los ganados lanares y cabríos que tenían los señores

de Buendía. Y como a él se le había dado más que a ninguno de los otros nuestros

fijos, se contentara. Además, mandaba al obispo de Sigüenza las casas que

doña Teresa tenía en la ciudad de Murcia, con todas las heredades, censos y

rentas que tengo en su reino.

Para su nieta Teresa de Acuña, hija de Pedro de Acuña, Doña Teresa

dejaba los 3.333 mrs. y dos cornados que tenía de juro de heredad en cada

año del rey, que estaban situados en la renta de las alcabalas de los paños de

523
LOS ESTADOS SEÑORIALES

la ciudad de Cuenca, heredados de su padre Gómez Carrillo, que Dios dé

Santo Paraíso. Y si su nieta muriera sin hijos, lo que Dios no quiera, los heredara

su padre Pedro de Acuña.

De las prescripciones testamentarias de su padre Gómez Carrillo doña

Teresa hizo que se guardara y cumpliera que las rentas que tenía de la

dehesa del Cabrón quedaran perpetuamente para pagar el censo de las casas

que tenía del deán y del cabildo, y lo que rindiese de más la dehesa se

utilizara para pagar el censo de las casas del Cardenal, que pertenecían ahora

a ella. También recordó que su padre había mandado 5.000 mrs. que tenía en

la renta de las alcabalas de los paños de Cuenca para que se cantasen tres

capellanías perpetuas. Que se cumpliera y fueran pagadas de los 5.000 mrs.

de juro de heredad.

Los mayorazgos, mandas y legatos quedaban ordenados para los

hijos, nietos y bisnietos que sobrevivieran, y en ellos solo los ejecutores

tenían potestad para entrometerse o tomar bienes. Las deudas verdaderas

que tuvieran debían pagarse de sus bienes muebles y las que les eran debidas

fueran cobradas por nuestros ejecutores. Entre los bienes había monedas de

oro, plata, blancas, plata quebrada y labrada, joyas de oro y de aljofar, paños

de ras y de seda, además de las joyas y ornamentos de casa. Finalmente, los

señores de Buendía estipulaban que a Pedro de Acuña le establecieran la

mejoría de la tercera parte y la manda del quinto.

Los bienes de Pedro de Acuña y los acuerdos con el concejo de

Huete

En 1430 el monarca castellano Juan II concedió las martiniegas y

escribanías de Huete a Pedro de Acuña, su criado y oficial del cuchillo. Éste

había recibido previamente los bienes confiscados de Rodrigo de Rebolledo,

524
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

que había estado en servicio el rey Juan de Navarra: heredades de pan y vino

coger que tenía en la villa de Paredes de Nava y en sus términos y territorios

(que son las campanas de las iglesias de Santa Olalla, San Martín, Santa

María y San Juan); tierras de pan llevar de La Cepeda, que se solían labrar y

sembrar, y de los montes de La Cepeda; tierras de la dehesa y del prado de

Gordaliza (por gracia y donación del rey de Navarra). Después Juan II se lo

quitó e hizo merced a Pedro Manrique, adelantado de León, y para

enmendarlo le concedió las martiniegas y escribanías de Huete. Presentado

este albalá al concejo de Huete, que era el encargado de llevar anualmente los

maravedís que rentaran, algunos de los oficiales y receptores del concejo

pusieron dudas en 1439 si eran todas o las martiniegas del señor, pero fueron

instados por el monarca a pagarlas con todo lo que rentasen en qualquier manera,

sean llamadas del señor, quier mías o por otra qualquier manera o vocablo que sean

nombradas, e sin desquento alguno86.

Juan II concedió a Pedro de Acuña, por una cédula real, los 400

vasallos —de un total de un millar— que faltaban asignarle por las villas de

Rueda, Mansilla y Castilberrón, y los condados de Colle y Porma, que había

recibido del monarca y posteriormente había otorgado a don Enríquez. En

enmienda el monarca le dio 90.000 mrs. de juro de heredad salvados en

ciertas rentas del reino. Como no le podía dar los 400 vasallos, le concedió la

retención vitalicia de los 90.000 mrs. y le otorgó 100 vasallos de tierra de

86 E para que lo podades vender e empeñar y trocar y cambiar y enagenar y fazer dello y en
ello como de cosa vuestra propia, tanto que lo non podades enagenar a persona de orden ni de
religión, ni de fuera de mis regnos, sin mi licencia y mandado, Huete, 4 mayo 1430 y
Medina del Campo, 11 febrero 1439, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 56r-57v y M-
45, fols. 70v-72v.

Los escribanos eran elegidos desde el siglo XIV por el concejo, José M.ª SÁNCHEZ
BENITO, “El poder en una pequeña ciudad castellana: el ejemplo de Huete en el siglo
XV”, EEM, 25 (2002), p. 207.

525
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Huete: 60 de Villalba, Moraleja y Mercadijas, y los 40 restantes de la tierra de

la ciudad. También se garantizaba que sus vasallos pudieran gozar de los

montes, aguas y pastos de Huete, quedando reservado para la Corona las

alcabalas, las tercias, los pedidos y monedas, los metales de oro y plata, la

mayoría de la justicia y las cosas que no podían apartarse del señorío real87.

Pedro de Acuña fue protagonista de algunos conflictos en tierra de

Huete. En 1448, en las casas donde moraba Pedro Coello, señor de Montalbo,

estando presentes los honorables caballeros Gómez Carrillo de Albornoz,

Pedro Coello, Gutierre de Sandoval, Álvaro de Luna, los regidores de Huete

y fray Juan de Alcocer, religioso de San Francisco en observancia, en nombre

de Pedro de Acuña, para alcanzar un acuerdo sobre los debates e contiendas

que había entre éste y el concejo de Huete por la perturbación en las aldeas de la

ciudad, se sosegaron e igualaron en la forma siguiente88:

- Que Pedro de Acuña desembargara y dejara libre a la ciudad su casa y

heredad de Villalba, aldea de Huete, y ésta le diera 400.000 mrs. de la

moneda usual, pagados en la forma y en los plazos que habían

concertado el licenciado Diego López y Fernando Alonso de la Muela.

- Que la merced regia de 100 vasallos de tierra de Huete no se había podido

hacer según los privilegios de la ciudad, por lo que Pedro de Acuña debía

apartarse de esta merced y jurar y prometer no molestar a la ciudad —

que le ayudaría a lograrlo fuera de su término— pidiendo más vasallos

suyos.

- Que el arzobispo de Toledo y Pedro de Acuña juraran dar favor a Huete

para resistir la minoración de sus aldeas, jurisdicción y términos.

- Que la ciudad de Huete y Pedro de Acuña y su villa de Buendía hicieran

vecindad para que los términos fueran comunes, de forma que los vecinos

87 Ávila, 6 septiembre 1440, RAH, Salazar y Castro, M-45, fol. 37r y D-13, fol. 297v.
88 Huete, 2 marzo 1448, RAH, Salazar y Castro, M-45, fol. 37r-v y D-13, fol. 298r-v.

526
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

de ambos lugares pudieran pacer las hierbas, beber las aguas, cortar y

rozar, tal y como Huete tenía concertado con La Ventosa, lugar de

Gutierre de Sandoval.

- Que Huete suplicara al rey hacer enmienda a Pedro de Acuña de los

vasallos que le dio y no había podido conseguir en su término. Y que para

tratar todo esto con Pedro de Acuña fueran por diputados de la ciudad

Juan el Bachiller, Diego López y Fernando Alonso de la Muela.

A estos capítulos respondió Pedro de Acuña de la siguiente forma:

- Que dejaría Villalba por los 400.000 mrs. y, con fianzas de la ciudad de

que le sería hecha la enmienda de los 100 vasallos, no de otra manera,

entregaría a Villalba y desistiría de la merced de los 100 vasallos.

- Que le placía la comunidad de pastos entre Huete y Buendía.

- Que su hermano el arzobispo de Toledo no tenía tales cargos de la ciudad

como para dar favor y ayuda, pero le placía hacerles el reconocimiento si

lo merecían, guardando lo que a él fuere dado de guardar. Él, en cambio, era en

cargo de algunos caballeros que se le ofrecieron con 600 o 400 rocines y,

para guardar su honra, le placía hacer por la ciudad lo que buenamente

pudiera.

- Que había hablado con su primo Diego Hurtado y él estaba bien

informado de su voluntad y, todo lo que en este hecho se concluyera, lo

daría por concluido.

El concejo de Huete y Gutierre de Sandoval, guarda mayor de la ciudad

y su tierra por el rey, dieron poder a Pedro Coello para igualarse con Pedro

de Acuña sobre la venta que había de hacer a la ciudad de su casa de

Villalba, sobre la comunidad de pastos y sobre la enmienda que Huete le

había de hacer, porque con mano armada fue contra su casa fuerte de Villalba y

527
LOS ESTADOS SEÑORIALES

otras suyas, además de ciertos daños que había cometido Pedro de Acuña en

Huete y su tierra89.

Unas décadas más adelante Pedro de Acuña, conde de Buendía, y

Alejo de Sandoval, vecino de Huete y guarda mayor de la ciudad y su tierra,

sellaron entre sí un compromiso porque se esperaban pleitos por la heredad

de Palomarejos y los molinos de Caracenilla del Río, sobre los que Alejo de

Sandoval tenía cierto compromiso con su dueño Juan de Heredia, de quien el

conde de Buendía, a su vez, los había comprado. Para evitar gastos y pleitos

hicieron —el conde estaba representado por su procurador y mayordomo

Alfonso García Romo— firme y valedero compromiso en manos del doctor

Alfonso Díaz de Montalbo y el bachiller Gómez de la Muela, jueces para el

apeamiento de la heredad. Se esperaba debate e contienda porque la sentencia

fue perjudicial para el conde y, conocida la voluntad del dicho señor conde, y

afección y amor que el dicho Alejo de Sandoval tiene, determinaron:

- Que el apeamiento, determinación e inventario hecho de las heredades

ante Juan García Izquierdo, no quede su contradicción al conde.

- Que la dehesa que estaba en término de Palomarejos quedara para los

vecinos moradores y renteros de Palomarejos y Caracenilla, y no la

pudieran vender ni arrendar unos sin otros.

- Que el prado que estaba en par de Palomarejos, de tal suerte que parte de

él era de cada uno de los señores, se determinara y amojonara por Pedro

Alfón y Juan de Palomarejos, vecinos de Palomarejos, y Pedro Sánchez y

Pedro Fernández, vecinos de Caracenilla90.

89 Huete, 10 septiembre 1448, ibidem.


90 Huete, 8 marzo 1480, RAH, Salazar y Castro, M-40, fols. 4r-5v.

528
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

El mayorazgo de Pedro de Acuña

Pedro de Acuña redactó su testamento en 1482 con las siguientes

cláusulas referentes a la sucesión de su patrimonio91: a su hijo don Fernando

de Acuña, además de la villa de Agramonte y 1.500 florines de oro que le

había dado en su libramiento que la reina le había concedido como merced

en el libro de las rentas del reino de Sicilia, le otorgaba 100.000 mrs. de juro

de heredad, que el conde había concertado con el Adelantado que le había de

dar por unos bienes a los que renunció en pro de éste. De esta cantidad

mandaba 50.000 mrs. para don Fernando, que debería suplicar en tal forma

que hubo de gozar. Además, le concedía los ganados que tenía en Dueñas,

sus términos y sus comarcas, con todos sus hatos, bestias y perros.

Su hijo Luis de Acuña debía recibir del hijo segundo del conde, el

Adelantado, un cuento de maravedís que la condesa le había dejado y la villa

de Cubillos de Cerrato. Junto a las casas de Valladolid, también daba a Luis

la renta del pan en Valle y Ontoria y los otros 50.000 mrs. de juro de heredad

de la reina. Asimismo, debían darle el valor de los bienes muebles y

semovientes por cuantía de 600.000 mrs. en cuenta de los cuales le serían

dados los ganados que tenía en Buendía —cuya cuantía ascendía a 350.000

mrs.— y lo restante le sea pagado en diversos o como más agradado fuere.

El conde de Buendía Pedro de Acuña traspasó en 1480 a su hijo

Fernando de Acuña, segundogénito, las aceñas y pisones de Dueñas, las

viñas, huertas, tierras de pan llevar que tenía en la villa, unas casas junto al

puente y los tintes, así de pastel como de bullón. Asimismo, le traspasó las

viñas, huertas, tierras de heredamientos y molinos que tenía en Buendía y su

comarca, todo lo cual lo poseía por títulos de compras. Y, por último, le dejó

91 Buendía, 25 octubre 1482, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 95r-97v.

529
LOS ESTADOS SEÑORIALES

7.000 cabezas de ganado menor que tenía y 10.000 mrs. de juro de heredad

situados en el alholí de la villa de Llanes.

Al ordenar su mayorazgo principal a Lope Vázquez de Acuña, Pedro

de Acuña, no quiso dejar del todo punto excluso de mis bienes, sin parte ni porción

alguna, a Fernando. Y, por ello, si algunos bienes estaban incluidos en el

mayorazgo del Adelantado de Cazorla, los apartaba y quitaba de él para que

quedaran en la legítima parte de Fernando, después de sus días. Solicitó a los

monarcas que aprobaran esta donación a pesar de lo susodicho, que no hizo

por dolo o temor alguno. Añadía que no la revocaría aunque su hijo fuera

ingrato o cometiera alguna culpa, y que renunciaba a las leyes que exponían

que las donaciones de más de 500 sueldos deben ser ensinuadas92.

92 Buendía, 7 marzo 1480, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 90r-91r. Testigos de la
donación fueron Alonso Sánchez, clérigo cura de Buendía, Alonso Ortiz de Cazorla,
el mayordomo Alonso García el Romo y Rodrigo Vaca, criados del conde.

530
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

4.3 LOPE VÁZQUEZ DE ACUÑA, EFÍMERO DUQUE DE

HUETE

Tras la guerra civil de 1474, Enrique IV hizo merced de la fortaleza y

ciudad de Huete y su tierra a Lope Vázquez de Acuña, para que la tuviera

por juro de heredad por siempre jamás, por lo que ordenó que el concejo le

pusiera en posesión, propiedad y señorío della y de todos sus pechos y derechos. El

monarca exponía en este documento que a los reyes conviene hacer mercedes a

los suyos que los sirven les son leales. Por tanto, por los servicios que Lope

Vázquez hizo frente al marqués de Villena como leal caballero, era su merced

y voluntad que desde el día de Navidad primero viniente, que es en este año de

setenta y quatro, vos podades llamar y llamedes don Lope Vázquez de Acuña, conde

de Viana y duque de la çibdad de Huete93.

Lope Vázquez de Acuña


recibió como merced la
fortaleza de Huete en 1474
y alcanzó de forma efímera
el título de duque de
Huete.

Posteriormente, los Reyes Católicos, en un albalá fechado en 1477,

ordenaron que entregase la ciudad de Huete a Gonzalo de Huélamo, vasallo

93 Estremera, 13 noviembre 1474, RAH, Salazar y Castro, M-45, fols. 35v-36v y 146v-
147r y D-13, fol. 300r-v.

531
LOS ESTADOS SEÑORIALES

del rey y del Consejo Real, a vista de Gutierre de Cárdenas, maestresala y

contador mayor, y de Juan de Ayala, cuya es Cebolla, y por tercero al padre

Fray Alonso Guardián, del monasterio de Alcalá de Henares. Gutierre de

Cárdenas y el padre Guardián determinaron que, por dejar la ciudad y fortaleza

para nos, se hiciera merced a Lope Vázquez de Acuña de 150.000 mrs. de juro

y de heredad para él y sus herederos, en las rentas que quisiere

señaladamente: 100.000 mrs. en el arzobispado de Sevilla —con el obispado

de Cádiz— y 50.000 mrs. en el obispado de Córdoba. Lope Vázquez consintió

y traspasó cualquier acción que tuviera a la dicha ciudad, y suplicó que los

50.000 mrs. del obispado de Córdoba le fueran situados 30.000 mrs. en las

alcabalas y tercias de Azañón y Viana, 13.000 mrs. en las alcabalas y tercias

de Mantiel, La Puerta, La Cereceda y Piedralveche, solicitando que estos

43.000 mrs. le fueran pagados antes que otros, situados en cualesquier

personas desde el 16 de diciembre de 1476, fecha en que entregó a Gonzalo

Dávila la ciudad de Huete en tercería, fasta oy que son cumplidos los 150.000

mrs. Los reyes aprobaron estos acuerdos y le situaron 107.000 mrs. en el

obispado de Cádiz, en las alcabalas de Jerez de la Frontera, con facultad de

poderlos vender, trocar, cambiar, traspasar, enajenar y renunciar. Como sus

altezas habían de haber de esto 60.000 mrs. de Chancillería y diezmo de

cuatro años a razón de 400 mrs. el millar, según su ordenanza, se le

descontaban y quedaban consumidos en los libros de contaduría. Los

arrendadores, fieles, cogedores, terceros y degaños de las rentas podían

acudir con los 150.000 mrs. para el venidero año de 147994.

94 9 junio 1477, RAH, Salazar y Castro, M-45, fols. 30r-31v. Los 107.000 mrs. de las
alcabalas de Jerez de la Frontera se distribuyeron del siguiente modo: 10.000 en las
alcabalas de la carne, 8.000 en la fruta, 10.000 en los paños, 2.000 en el lino y la lana,
4.000 en el aceite, 8.000 en las heredades, 10.000 en el almojarifazgo mayor, 4.000 en
las libras de la carne, 3.000 en la veintena del pescado, 3.000 en el pan, 6.000 en la
renta del pescado, 4.000 en la especiería, 6.000 en la ropa vieja, 2.000 en la renta del

532
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

Lope Vázquez adquirió rentas en la tierra de Huete y otros lugares, al

recibir de Isabel Álvarez, priora del monasterio de Santo Domingo el Real de

Madrid, el traspaso de una merced de 20.000 mrs. hecha por Enrique IV el 20

de diciembre de 1472, porque aquél le había dado cierta equivalencia de

maravedís. Lope Vázquez pidió que se los situaran en las rentas de las

alcabalas de Huete: 2.000 mrs. en los heredamientos, 3.000 mrs. en las

alcabalas de Carrascosa, 3.000 mrs. en las de Palomares, 2.000 mrs. en las de

Villar del Águila, 5.000 mrs. en las de Torrejoncillo, 2.000 mrs. en las de

Horcajada, 2.000 mrs. en las de Valparaíso y 1.000 mrs. en las de Valparaíso

de Yuso95.

hierro, 6.000 en los lienzos, 5.000 en el vino, 4.000 en la lencería o mercería, 4.000 en
el aceite, 2.000 en la veintena de la fruta, 3.000 en la miel, cera y grava, 3.000 en la
zapatería, Sevilla, 14 marzo 1478. Este privilegio se presentó a los veinticuatro y a
Juan de Robles, alcalde y corregidor, que era sobrino de Lope Vázquez de Acuña,
aseverando su cumplimiento, Jerez, 25 septiembre 1478. Otra copia de este
privilegio está fechada en Castil de Acuña, 16 noviembre 1480. Entre los testigos
figuran Alfonso Carrillo, maestresala de Lope Vázquez de Acuña, Pedro de Godoy,
camarero del señor, y Albelda, criado suyo.
95 El traspaso de la merced se hizo en el monasterio de Santo Domingo el Real de
Madrid, 15 marzo 1474; el privilegio fue librado en Segovia, 28 marzo 1474; Juan de
Guzmán, vecino de Toledo y de la villa de Illescas, presentó este privilegio en la
corte en nombre de Lope Vázquez, Illescas, 18 junio 1485, RAH, Salazar y Castro, M-
45, fol. 32r-v.

533
LOS ESTADOS SEÑORIALES

4.4 LOS SEÑORÍOS DE AZAÑÓN, VIANA Y ANGUIX

El señorío de Anguix en los siglos XIV y XV

Anguix se convirtió en jurisdicción señorial cuando Alfonso XI donó

la villa, junto a Villarejo de la Pinilla, a Alfonso Martínez de Huete, por los

servicios hechos contra don Juan, hijo del infante don Juan Manuel, que

había provocado muchos daños al monarca. Alfonso Martínez recibió en

1328 en merced la villa por juro de heredad, con todos sus términos, pechos,

derechos y fonsaderas, salvo de moneda forera, que quando acaesciere, de siete

en siete años, que tengo por bien que me la den a mí. Posteriormente, todos los

monarcas guardaron la merced de forma sucesiva: el propio Alfonso XI a

Alfonso Martínez un año después; Enrique II a Lope López, hijo de Alfonso

Martínez, en 1371; Enrique III a Alfonso López, hijo de Lope López, en 1401;

Juan II a los herederos de Alfonso López en 1409. En 1454 reivindicaba su

derecho Fernando Gómez de la Muela, vecino de Huete, en nombre de doña

Elvira García de Jaraba, mujer del honrado caballero Fernando de Ribera96.

Pedro Carrillo, hijo de Alfón Ruiz Carrillo, amparado en una carta de

la reina por la que le donaba Anguix97 con su justicia —fechada en Toledo a

15 de abril de 1398—, expuso ante el concejo de Huete que bien sabía éste

96 Real de Escalona, 27 mayo 1328; Madrid, 9 diciembre 1329; Toro, 9 septiembre


1371; Valladolid, 2 marzo 1401; Simancas, 3 junio 1409; Montalbo, 28 septiembre
1454, RAH, Salazar y Castro, F-8, fols. 87r-90v.
97 En la segunda mitad del siglo XIV Anguix pertenecía a Alfonso Martínez y su
mujer. El rey Pedro I mandó vender los bienes de éstos —El Villarejo de la Peniella,
Anguix y San Pedro Palmiches—, que fueron comprados por el común de Huete.
Enrique II mandó que estos lugares fuesen tomados y apoderados a Inés Fernández,
mujer de Alfonso Martínez. Huete donó los 18.000 mrs. que pagó por Anguix al hijo
de Alfonso Martínez, Iglesia de Santa Ana, en el arrabal de Huete, 25 julio 1373,
RAH, Salazar y Castro, F-8, fols. 77r-78v.

534
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

cómo el lugar de Anguix había pertenecido a su abuelo Alfonso Martínez y

ahora era parte de él de Pedro Carrillo, y por cuanto estaba alongado de la

dicha villa e apartado de su tierra, sus moradores no podían acudir a pleitos ni

juicios, sino con muy grant trabajo e grant peligro dellos, por quanto es allende del

río Tajo e del río Guadiela. Tras esta argumentación, solicitó por merced la

justicia del dicho lugar, con el mero mixto imperio. El concejo de Huete fue

placentero en la concesión, para que no se despueble por mengua de justicia, ya

que la villa no obtenía perjuicio alguno98.

Los señoríos de Azañón, Viana y Anguix a finales del siglo XV

Azañón y Viana habían sido villas pertenecientes a la órbita de los

señores de Cifuentes desde el siglo XIV99, hasta la donación hecha por Enrique

III a Lope Vázquez de Acuña en 1397100. Durante el siglo XV estos señoríos

estuvieron vinculados al linaje Acuña.

En 1479 se firmó un convenio entre el protonotario don Alfonso

Carrillo y su hermano Lope de Acuña por los debates que pudieran surgir a

raíz de la herencia de sus padres Lope Vázquez y María de Mendoza. Los

acuerdos fueron los siguientes:

98 Huete, en la cámara que es en la puerta de Almazán, donde suelen hacer concejo, 29


noviembre 1398, RAH, Salazar y Castro, F-8, fols. 90v-92r. Entre los testigos estaban
Gómez Carrillo, Alcalde mayor de los fijosdalgo de Castilla, Pedro Carrillo, hijo de
Fernando Carrillo, Gómez Carrillo, hijo de Rodrigo Ruiz Carrillo y Martín
Fernández, Alcalde mayor de las alzadas.
99 Fernando IV concedió el privilegio a los vecinos de Alcocer, Cifuentes, Viana y
Azañón y del valle de San García para que no se les repartiera tributo en ningún
otro lugar donde tuvieran hacienda, Valladolid, 26 mayo 1302, RAH, Salazar y
Castro, F-8, fol. 93r. Este privilegio fue sucesivamente confirmado a los señores de
Cifuentes en los años 1338, 1375, 1379, 1402 y 1420.
100 Miren Begoña RIESCO DE ITURRI, Nobleza y señoríos en la Castilla centro-oriental en la
Baja edad Meida (siglos XIV y XV), ob. cit., p. 90.

535
LOS ESTADOS SEÑORIALES

- Don Alfonso se quedaba con la casa y la fortaleza de Castillejo, mientras

para Lope serían las casas de Castil de Cuña, Anguix, Viana y Azañón.

- De los maravedís de juro y los heredamientos debían ser satisfechas doña

María, doña Inés y doña Beatriz de sus herencias. Y lo que sobrara, lo

dividieran por la mitad.

- Las tercias de la ciudad y tierra de Huete eran para Lope de Acuña.

- Los alcaides de Castillejo, que hacían pleito homenaje a Lope de Acuña,

debían hacerlo a Alfonso.

- Si hubiera de venderse las fortalezas, tomarían a dos parientes para verlo

y tasarlo. Si Lope quisiera vender algo del dicho patrimonio, debía

requerir primero el consentimiento de Alfonso.

Ambos juraron guardar y cumplir esta concordia, a vista y consejo de

letrados, con pleito homenaje, so pena de 10.000 doblas para la parte

obediente. Y en el caso de que Lope Vázquez no estuviera conforme, ellos lo

cumplirían so pena de perjuro101.

El arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, como su sobrino Lope de

Acuña le había hecho muchos, buenos y leales servicios, y por el debdo y amor

que le sabía, y por le facer bien y merced, le donaba la fortaleza y villa de Viana

con toda su tierra y jurisdicción102. También le traspasó el derecho sobre

Azañón por tener mujer y herederos legítimos que conservaran el linaje:

101 Santorcaz, 4 noviembre 1479, RAH, Salazar y Castro, D-13, fol. 67v y M-45, fols.
14v-15r.
102 Palacios arzobispales de Alcalá de Henares, 1 julio 1482, RAH, Salazar y Castro,
D-13, fols. 293v-294r, F-8, fol. 93v y M-45, fol. 33v-34r. El protonotario Alfonso
Carrillo recibió como merced de su padre Lope Vázquez de Acuña la fortaleza de
Anguix con sus términos, jurisdicción, pertrechos y rentas, para que la venda o lo que
quiera para su ida a Roma. Se concordó que, pasada la tercería, se tomara en manos de
García de Salinas, su mayordomo, para que la diera al dicho Alfonso; la fortaleza
venía de la herencia de doña María, que santa gloria aya, s. f., ibidem, D-13, fol. 294r-v
y M-45, fol. 34v. Entre los testigos figuraban García de Salinas, García de Segovia y

536
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

Yo, el protonotario Alfonso Carrillo de Acuña, hijo de Lope Vázquez de

Acuña, en cuyo mayorazgo se concertó que yo oviera la fortaleza de Anguix y

la heredad de Villaconejos, como vos, mi hermano Lope de Acuña, tenéis

esposa lexítima e hijos lexítimos que puedan conservar el linaje y honra del

dicho Lope Vázquez, nuestro padre, traspaso el derecho sobre Azañón, que fue

de nuestro abuelo Lope Vázquez de Acuña, que tiene su padre mientras

viva103.

Lope Vázquez de Acuña el Viejo dio a su hijo Lope de Acuña sus

villas de Azañón y Viana, con la condición de poder disfrutar los frutos y

rentas de ellas de forma vitalicia104. No obstante, Lope de Acuña y su mujer

doña María de Contreras vendieron ambas villas, obligándose a darle

anualmente 52.000 mrs. que allí tenía de renta mientras viviera.

Lope de Acuña vendió en 1485 Azañón y Viana a Íñigo Lopez de

Mendoza, conde de Tendilla105. El convenio firmado por Íñigo López de

Mendoza y Juan de Guzmán, como procurador de Lope de Acuña,

explicitaba la venta de las villas de Azañón y Viana, la fortaleza de Viana y la

casa y aposentamiento de Azañón con los vasallos, pechos, derechos,

martiniegas, portazgos, yantares, escribanías, presentes, servicios,

Diego de Iragal, criados de Lope Vázquez.


103 Uclés, en somo del camino que va del Castillo de Acuña a la dicha villa de Uclés, 22 julio
1483, RAH, Salazar y Castro, M-40, fols. 10r-11r.
104 Lope Vázquez de Acuña realizó igualas y conveniencias con sus hijos Lope de
Acuña, Alfonso Carrillo y doña María por el pago de los bienes que habían de
heredar de su madre doña María de Mendoza, que santo Paraíso aya. Los otros hijos
renunciaron a los bienes (lugares del valle de Viana, y las fortalezas de Castillejo y
Castil de Acuña), Castil de Acuña, 22 julio 1483, RAH, Salazar y Castro, M-48, fols.
115r-116v.
105 Córdoba, 24 marzo 1485, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 288r-289r y M-45, fol.
16r-v.

537
LOS ESTADOS SEÑORIALES

jurisdicción civil y criminal, montes, aguas, prados, pastos, dehesas, ejidos,

molinos, batanes, viñas, huertas, arboledas y 43.000 mrs. de juro de heredad

que Lope de Acuña tenía situados por provisión en las alcabalas y tercias de

las villas y lugares del valle de Viana (Montiel, La Puerta, Cereceda y

Piedralveche). Cada vasallo raigado que hubiese en las villas contaba por

6.000 mrs.; por cada millar de renta cierta en las villas y sus vasallos, 20.000

mrs.; por cada millar sobre molinos, batanes y censo, y por cada fanega de

trigo, cebada y centeno según se suelen vender en la comarca de Azañón y

Viana; por cada millar del heredamiento de los que allí tenía salvados en las

alcabalas y tercias, 8.000 mrs.; por la fortaleza de Viana y la casa de Azañón

lo que fuere tasado y aprobado por Juan de Guzmán y el licenciado De la

Muela. Y si estos no lograran un acuerdo, se tomaría por tercero al licenciado

General de Lupiana:

- Que en treinta días los señores Lope de Acuña y doña María de Contreras

otorgaran carta de venta, y que ella renunciaría cualquier obligación de

su dote y arras que tuviera sobre las dichas villas, y se obligaba con su

marido al saneamiento.

- Que en cuatro meses se diera carta de aprobación y consentimiento de

Lope Vázquez de Acuña, padre de Lope de Acuña, y todas las escrituras

de saneamiento y el privilegio de los maravedís de juro106.

- Que Lope de Acuña, para seguridad de esto, entregara en treinta días la

fortaleza de Viana a Juan de Luján, vecino de Madrid, o por su ausencia, a

Francisco de Guzmán, vecino de Alcalá, para que la tenga en tercería,

haciendo pleito homenaje al conde hasta que pagara los maravedís en un

plazo de ocho meses.

106 La licencia para vender Azañón fue confirmada cuatro meses después en
Córdoba, 20 julio 1485, AGS, RGS, fol. 29. En el documento se hacía constar que
podía realizar la venta de la villa syn caher por ello en pena alguna.

538
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

- Que el conde se obligaba a pagar en ocho meses y en señal entregaría 100

castellanos el día que el tercero entendiere por entregada la fortaleza.

- Según era costumbre, se hizo pleito homernaje en manos de Juan Parrilla,

hombre hidalgo, para mayor firmeza y seguridad de lo acordado

Lope de Acuña ratificó la escritura de Juan de Guzmán, aunque

solicitó que se pagara en catorce meses porque el plazo para tasar vasallos se

había pasado. Lope Vázquez nombró a Juan de Llanes para aprobar el

concierto de venta de Azañón y Viana, mientras el conde nombró a Fernando

de Celada, alcaide de Tendilla, y así contarlos vasallos y tasar la fortaleza;

para contar los vasallos del valle de Viana se nombró a Juan González de

Pareja y a Martín González de Valdeolivas, vecino de Tendilla107.

Lope Vázquez de Acuña concedió licencia a su hijo para poder vender

las villas de Azañón y Viana, con los lugares del valle de Viana, donde tenía

situados 43.000 mrs. de juro108. Lope de Acuña, Juana de Portugal y María de

107 Casa de San Juan, término de Guadalajara, 31 mayo 1485, RAH, Salazar y Castro,
F-8, fol. 94r y M-45, fol. 16v. Juan González de Pareja, mayordomo del conde de
Tendilla, otorgó una carta de arrendamiento del batán de Azañón a Antón Mez,
para toda su vida, y la de un hijo suyo, por razón de 1.100 mrs. al año, Azañón, 6
agosto 1485, ibidem.
108 Castil de Acuña, 7 junio 1485, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 294v-295r y M-
45, fols. 34v-35v. Alfonso Carrillo, arcediano de Moya, también ratificó la venta de
Azañón y Viana, pues había renunciado a los derechos de aquella concordia con su
padre Lope Vázquez el Viejo y su hermano mayor Lope Vázquez el Mozo,
recabando el lugar de Anguix, que pertenecía a la diócesis de Toledo. Tras la venta
de Anguix, Azañón y Viana al conde de Tendilla, para evitar empañar su reputación
y dignidad con algún posible pleito con su padre y su hermano, viendo que la venta
se hizo de buena fe y el conde de Tendilla pagó los precios concertados, queriendo
conocer la buena fe, de la qual ha de haber razón particularmente entre nobles varones,
espontánea y libremente, aprobó la renuncia de dichos lugares y el derecho del
mayorazgo y cualquier otro que pudiera competirle, y remitió todo al conde, 21
febrero 1487, ibidem, fols. 17v-18r. Dos años más tarde Alfonso Carrillo ratificaba su
renuncia a Anguix para no perjudicar al conde, 21 mayo 1489, RAH, Salazar y

539
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Contreras debían dar todos los maravedís que tenía de los 43.000 en la

dehesa de la Puebla de la Horcajada, en dos pagos: el primero ocho días

después de entrado el ganado en la dehesa; el segundo a finales de abril de

cada año, por todos los años y días que Lope Vázquez viviere. Lope de Acuña hizo

pleito homenaje como cauallero y ome fijodalgo en manos de Juan de Guzmán.

Lope de Acuña mandó a Pedro de Isla, alcaide de Castillejo, que hiciera

homenaje y seguridad que si los pastores que tuvieran la dehesa no

cumplían, entregaran la fortaleza a Lope Vázquez a su mandado.

Posteriormente, Lope de Acuña mandó a Juan García, alcaide de

Viana, entregar la fortaleza a Francisco de Guzmán y, dos días después, dio

poder a Pedro de Isla para que diese Azañón y Viana al conde de Tendilla,

que las tomó por su mano recibiendo las llaves y las varas de los alcaldes,

volviéndoselas a entregar después de haberle besado la mano y reconocido

por señor109. Lope Vázquez de Acuña y su mujer doña María de Contreras

otorgaron carta de venta al conde de Tendilla de las villas de Viana y

Azañón, con la casa de aposentamiento y los 43.000 mrs de juro de heredad

por una cuantía de 1.720.000 mrs.; la venta del juro ascendió a 344.000 mrs.110.

Don Fernando y doña Isabel concedieron la facultad a Lope de Acuña para

vender la villa de Azañón al conde de Tendilla, porque pertenecía a su

mayorazgo111.

Castro, D-13, fol. 286r-v.


109 Viana, 11 junio 1485, RAH, Salazar y Castro, F-8, fol. 93v.
110 Illescas, 23 junio y 29 agosto 1485, RAH, Salazar y Castro, F-8, fol. 94r. Lope
Vázquez de Acuña dio su consentimiento para que su hijo pudiera vender ambas
villas, 5 julio 1485, ibidem. A finales de este año, Francisco de Villarreal, recaudador
mayor de las alcabalas y tercias del partido de Cuenca, otorgó carta de pago a favor
del conde de Tendilla de lo que importaran las alcabalas de la venta de Azañón y
Viana, 16 diciembre 1485, ibidem.
111 Córdoba, 20 julio 1485, ibidem. Hasta 1487 no se hizo efectivo el pago de la venta

540
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

Después de esto hubo otros conciertos por donde él ovo de faser

mayoradgo a Lope de Acuña. Lope Vázquez de Acuña, de su agradable y

espontánea voluntad, por la facultad del rey —dada en Salamanca, el 9 de

diciembre de 1486— hizo mayorazgo de la casa y la fortaleza de Castillejo,

que tenía por merced del arzobispo don Alfonso Carrillo, por venta a Luis

Carrillo, a quien se pagaron 300.000 mrs.; la casa y huerta de Huete cercana a

la Iglesia de San Nicolás de Almazán, que era aledaña de la casa de los

herederos de Pedro de Huete, escribano, y, de la otra parte, colindaba con la

calle pública y la casa de Alejo de Sandoval, que valía 100.000 mrs.; la

heredad de Valdejudíos, por valor de 40.000 mrs., y la de Naharros, por valor

de 20.000 mrs.; y los 8.000 mrs. de los derechos sobre las escribanías de Huete

que valían 80.000 mrs., de los que eran pagados anualmente 43.000 mrs. de

juro de heredad situados en Azañón y Viana y los lugares del valle de Viana

que, con su licencia, su hijo vendió. Alfonso Carrillo, la priora doña Inés de

Acuña y doña María, mujer del comendador Diego de Avellaneda,

renunciaron al mayorazgo, que quedó para Lope de Acuña112.

En 1494 Lope Vázquez de Acuña entregó en mayorazgo a su hijo y a

su mujer doña María de Mendoza la fortaleza de Castillejo con todos sus

montes, prados, molinos, batanes y viñas, 8.000 mrs. de juro en las

escribanías públicas de Huete, los heredamientos de Valdejudíos y Naharros,

y una casa con huerta en Huete, cerca de la iglesia de Nuestra Señora de

de Azañón y Viana, al otorgar una carta de pago Lope Vázquez y su mujer al conde
Tendilla, Illescas, 29 marzo 1487, RAH, Salazar y Castro, F-8, fol. 94r.
112 Castil de Acuña, 10 enero 1487, RAH, Salazar y Castro, M-40, fols. 13r-19r. El que
se quedara con este mayorazgo —Lope de Acuña y sus herederos— debía ser
patrón de la capilla que Lope Vázquez de Acuña había comenzado a construir en el
monasterio de San Francisco de Huete. Además, pasaría con susarmas y apellidos.
Si Lope de Acuña perdía el derecho, pasaría a Alfonso de Acuña, nieto de Lope
Vázquez de Acuña.

541
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Atienza. Su hijo le debía dar de sus propios 52.000 mrs. para su

mantenimiento, aunque paresçe que con todo esto él no se podía sostener113. En la

sentencia —dada por Pedro Núñez de Toledo y por el bachiller Pedro Díaz

de la Torre— se exponía que Lope de Acuña le daría cada año 60.000 mrs.

para su mantenimiento ‒de forma que acrecentaba en 8.000 mrs. la cantidad

inicial‒, pagados por los tercios de cada año, además de llevarse los frutos y

rentas de ella durante su vida. También quedaba obligado a no vender los

bienes incluidos en el mayorazgo. Para resolver los debates que surgieron

entre padre e hijo fueron encomendados como jueces árbitros Pedro Núñez

de Toledo, cuya es Villafranca, del Consejo Real, y el bachiller Pedro Díaz de la

Torre, procurador fiscal, quienes

declararon por su sentençia que, como quier que los bienes de suso nombrados

e deslindados, el dicho Lope Vásques los auía constituydo por mayoradgo a

vos, el dicho Lope de Acuña, su hijo, que la verdad era que la mitad de la

dicha fortalesa e labores della, e la mitad del dicho heredamiento e término de

Castillejo, e los dichos ocho mill mrs. de juro de las dichas escriuanías

públicas, e el dicho heredamiento de Valdejudíos, e las dichas casas de la dicha

çibdat de Huete perteneçieron a doña María de Mendoça, muger del dicho

Lope Vásques e madre de vos, el dicho Lope de Acuña, la meytad dellos como

bienes avidos e multiplicados durante el tiempo del matrimonio, e que la dicha

heredad de Naharros hera toda de la dicha doña María de Mendoça, vuestra

madre, por que la truxo entre otros bienes en casamiento e poder del dicho

113 La mitad de los bienes del mayorazgo pertenecían a María de Mendoza, madre
de Lope de Acuña, como bienes habidos y multiplicados durante el matrimonio,
monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid, 26 mayo 1494, RAH, Salazar y
Castro, D-13, fol. 287r y M-45, fol. 18r-v. Álvaro de Huete, criado de Lope Vázquez,
recibió poder cumplido para presentarse ante el Consejo y los reyes y aprobar estas
suplicaciones. Entre los testigos se encontraba Pedro de Liébana, criado de Lope de
Acuña.

542
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

Lope Vásques. E que vos perteneçía la mitad de los dichos bienes e

heredamientos e mrs. de escriuanías públicas e todo el heredamiento de

Naharros a vos, el dicho Lope de Acuña, su hijo e heredero legítimo, por la

parte que vos perteneçió de la dicha vuestra madre e por la açesyón e

traspasamiento que en vos fisieron los dichos vuestros hermanos. E asy

mismo declararon los dichos jueses árbytros que la otra meytad de los dichos

bienes heran e perteneçieron a vos, el dicho Lope de Acuña, por virtud del

dicho mayoradgo quel dicho Lope Vásques de Acuña, vuestro padre, vos fiso

della. De manera que todos enteramente vos perteneçen e que asy avéys tenido

los dichos bienes por los dichos tytulos114.

En 1497 Lope Vázquez de Acuña se quejó de que, de dos años a esta

parte, su hijo Lope de Acuña no le quería dar ni pagar los 60.000 mrs. y que,

además, de su propia renta le habían tomado otros 11.500 mrs., mientras

declaraba su temor a que vendiera las villas del mayorazgo, como así

sucedió115.

En 1499, ya difunto su padre, Lope de Acuña y su mujer doña María

de Contreras obtuvieron la licencia regia para poder vender la fortaleza de

Castillejo, en aras de obtener ingresos para el casamiento de su hija, porque

estaba vinculada al mayorazgo. El rey Fernando compró a Lope de Acuña la

fortaleza de Castillejo —con sus términos, prados, pastos, molino y batán—

por tres cuentos y 200.000 mrs. Le dieron 228.571 mrs. de juro de heredad, a

razón de 14.000 mrs. cada millar, situados en ciertas rentas de las alcabalas

114 Granada, 28 agosto 1499, AGS, RGS, fols. 7 y 8 (este segundo documento está
incompleto).
115 Medina del Campo, 12 agosto 1497, AGS, RGS, fol. 293; Valladolid, 30 septiembre
1497, AGS, RGS, fol. 30 y Valladolid, 1 octubre 1497, AGS, RGS, fol. 195. Para este
asunto fue comisionado don Pedro de Castilla, corregidor de Toledo.

543
LOS ESTADOS SEÑORIALES

de la ciudad de Toledo, para que los gozase a partir del 1 de enero de 1500116.

Asimismo quedaba libre de pagar los 60.000 mrs. que estaba obligado a dar

cada año a Lope Vázquez de Acuña.

Los Reyes Católicos reclamaron la fortaleza de Castillejo a Lope de

Acuña y su mujer, para que fuera entregada como merced a Pedro Patiño e le

apoderaran en lo alto e baxo e fuerte della libremente, a su voluntad, con todos los

petrechos, bastimentos e armas e otras cosas a ella pertenesçientes e anexas, segúnd

que de vosotros la conpramos, quedándogela vosotros. Los monarcas se daban por

contentos della e pagados e vos damos por libres e quitos de la dicha entrega a

vosotros e a vuestros bienes e herederos e subçesores para syenpre jamás117.

116 Granada, 7 agosto 1499, RAH, Salazar y Castro, D-13, fol. 67r y M-45, fol. 14v.
117 Granada, 26 octubre 1499, AGS, RGS, fol. 249.

Bien sabeys cómo, por la contrataçión e asyento con vos por çierto mandado fecho,
soys obligados a nos entregar la fortaleza de Castillejo con sus términos e tierras e
prados e pastos e otras cosas a la dicha fortaleza pertenesçientes, e con todos sus
petrechos e armas. E agora sabed que nuestra voluntad es que sea entregada la dicha
fortaleza con todas las cosas a ella pertenesçientes a Pedro Patiño, contino de nuestra
casa.

544
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

4.5 LOS SEÑORÍOS PALENTINOS DE LOS ACUÑA

Dueñas, cabeza del señorío

Juan II hizo merced por juro de heredad a Pedro de Acuña, su criado,

oficial del cuchillo, guarda mayor y del Consejo Real, de las villas de

Mansilla, Rueda y Castilberrón, con sus casas fuertes y castillos, los condados

de Colle y Porma y lo que le pertenecía de Las Graneras y otros lugares, para

premiar los buenos servicios que había hecho él mismo y, especialmente, su

abuelo Gómez Carrillo, durante su crianza y minoridad118. Pero

posteriormente, el monarca mandó restituir al rey de Navarra Juan, su

primo, todas las villas y heredamientos que él tenía en el reino castellano al

tiempo que él partió. Y por enmienda y satisfacción de algunas de ellas que

Juan II había dado como merced a sus servidores, entregaba ahora a Pedro

de Acuña la villa de Dueñas, cabeza de la Merindad de Campos. El señorío

de esta villa, primeramente, había pertenecido de forma vitalicia a la reina

doña María, mujer de Juan II; no obstante, el monarca, respaldado por su

cierta ciencia y poderío real absoluto, porque cumplía así a su servicio y al

pro y bien común y pacífico estado de sus reinos, se la tomó para dársela a

Pedro de Acuña, compensándola con 40.000 mrs. de juro de heredad.

Además, Juan II otorgó como merced a Pedro de Acuña 600 vasallos de los

1.000 que le daba como enmienda de las mencionadas villas, castillos y

condados. Las alcabalas, tercias y pedidos o monedas, minas de oro, plata y

otros metales, y todo lo perteneciente al señorío real, quedaba reservado para

118 Valladolid, 6 julio 1432, RAH, Salazar y Castro, D-13, fol. 46r-47v.

545
LOS ESTADOS SEÑORIALES

la corona castellana119. Pedro de Acuña recibió una seguridad en 1442 para

reforzar la firmeza de la merced de la villa de Dueñas120.

El rey Juan de Navarra, primo de Juan II mandó a Pedro de Acuña que

entregara la fortaleza de Castilberrón, para que la tuviera Fernán González

de Valladolid, camarero de su primo el almirante mayor de Castilla don

Fadrique121.

En 1431 Pedro de Acuña, señor de Buendía, recibió merced de unas

casas en Valladolid de Juan II a su doncel y oficial del cuchillo: casas

pequeñas que fueron de Garci Álvarez de León, su escribano de cámara y su

recaudador mayor de ciertos obispados y merindades, en la collación de San

Miguel, cerca del Azoguejo; pertenecieron al monarca por cierta recaudación

fraudulenta de maravedís que hizo. Juan de Perea interpuso demanda a

Pedro de Acuña por unas deudas anteriores de Garci Álvarez, por lo que se

puso el caso en conocimiento de la justicia regia122.

119 Dueñas pertenecía al obispado de Palencia, y Juan II la entregaba

como de cosa mía e libre, con sus castillos, casas fuertes, términos y vasallos,
territorios, lugares, aldeas, justicia, jurisdicción criminal y civil, alta y baja, mero
mixto imperio, con las penas e calunias e homecillos e yantar y escribanías e
portadgos, martiniegas e pechos e derechos,

Madrigal, 9 noviembre 1439, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 72r-74v.


120 Toro, 10 enero 1442, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 68r-69r.
121 Madrigal, 21 enero 1440, RAH, Salazar y Castro, D-13, fol. 78r-v y M-45, fol. 70r-v.
En aquellos momentos Pedro de Acuña era guarda mayor del rey.
122 Medina del Campo, 6 marzo 1431, RAH, Salazar y Castro, D-13, fol. 66r y M-45,
fol. 15v. Gonzalo de Ocaliz, escudero de Pedro de Acuña, requirió a Alfón
Fernández del Peso, procurador de Juan de Perea, el cumplimiento de una carta del
rey fechada el 16 de marzo de 1431; como no lo hizo, quedó emplazado a aparecer
ante el rey el día 19 de marzo.

546
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

Juan II dio en 1454 ciertas aceñas y heredades de Dueñas que fueron

de la abadesa, monjas y convento de Santa María la Real de las Huelgas de

Burgos a Pedro de Acuña, primer conde de Buendía, en satisfacción de 20.000

mrs. que renunció de los 25.000 que tenía por merced anual para situarlos

donde quisiera (aceñas, presas, canales, pesqueras, casas, corrales, casares,

montes, prados, pastos, tierras, viñas, huertas, árboles y censos) en la villa de

Dueñas y su tierra y comarca. El monarca adquirió esos bienes por trueque

de la abadesa y las monjas del mencionado convento123.

Posteriormente, Pedro de Acuña hizo una carta de donación entre bivos e

traspasación a su hijo Fernando de Acuña de las aceñas de Dueñas y los

pisones que estaban junto a ellas, las viñas, las huertas, las tierras de pan

llevar que tenía en la villa, unas casas junto al puente y los tintes, así de

pastel como de bullón124.

Doña María Acuña, vizcondesa de Altamira, mujer de Juan de Vivero,

vizconde de Altamira que santa gloria aya, recibió por una carta de donación

de su hermano Alfonso Carrillo, obispo de Pamplona, todos los bienes que le

pertenecían de su madre Inés de Herrera, condesa de Buendía, que santa

gloria aya —la parte de la casa y el palacio que tenía en Dueñas—, y a su vez

la trapasó a su hermano Pedro de Acuña. Asimismo, afirmaba conocer que,

al tiempo que se contrataron palabras de casamiento entre Pedro de Acuña y

doña Teresa Sarmiento, su mujer, la condesa de Buendía le dio las tercias de

la villa de Villaviudas y 4.000 mrs. en las alcabalas de la villa: estos bienes

123 Valladolid, 2 marzo 1454, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 54r-55r y M-45, fols.
72v-74v.
124 Buendía, 7 marzo 1480, RAH, Salazar y Castro, D-13, fol. 90r.

547
LOS ESTADOS SEÑORIALES

estaban situados por dos cartas de privilegio del rey. María de Acuña

consiente en ello y quiere que tengan efecto125.

A lo largo del siglo XV los habitantes de Dueñas reclamaron un

privilegio que tenían ciento y tantos años ha: daban 50 ducados al conde de

Buendía, pero don Juan de Acuña —tercer conde Buendía, considerado por

algunos como demente— y doña María de Padilla, su mujer, se opusieron

diciendo que no daría más por él que por un tocadero para su rueca. Juan II los

echó sin quererlos oír y Enrique IV mandó ahorcar a cinco de los

alborotadores, quienes aún no escarmentados, acudieron a don Fernando y

doña Isabel; éstos dijeron que al conde antes le avían de hacer muchas mercedes

que no revocarles las hechas126: los príncipes se habían alojado en mayo de 1470

en el palacio de los Acuña y allí nació cinco meses después su primera hija,

Isabel, bautizada en la iglesia de Santa María de Dueñas. De hecho, la

confirmación del título condal de Buendía pudo ser otorgada en

agradecimiento a los servicios prestados durante esos dos años que don

Fernando y doña Isabel pasaron allí alojados.

125 Valladolid, 28 febrero 1483, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 32r-33v. La carta de
donación de Alfonso Carrillo para su hermana María de Acuña estaba fechada en
Pamplona, a 23 de octubre de 1480.
126 Estos hechos son narrados por Pedro de Acuña, IV conde de Buendía, que fue
virrey y Capitán General de Navarra por la relación que mantuvo con los reyes
Fernando y Felipe. Su abuelo, Lope Vázquez de Acuña, para sustentarlos y dar lo
necesario vendió tanta cantidad como agora vale lo que tengo en Dueñas, y esto contra la
voluntad del arzobispo de Toledo, su hermano, que le prometió ocho cuentos de
renta alrededor de Dueñas por seguir su voluntad y partido, s. f., RAH, Salazar y
Castro, D-13, fols. 38r-40v. Acusado de absentismo prolongado en su villa de
Dueñas, Pedro de Acuña se defendió con estos argumentos: Yo vine a esta corte de
edad de ocho años y, hasta 70 que he agora, nunca estube ausente dos años enteros, y esto no
tres veces, y muy mozo en Barcelona, en tiempo de la reina Isabel.

548
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

La intención de los habitantes de Dueñas era regirse por la jurisdicción

de realengo y abandonar la tutela de los condes de Buendía. Juan de Acuña

pidió a los monarcas que le mantuvieran informado de las posibles

peticiones de tres vecinos que mantenía presos por provocar determinados

alborotos127. Aún durante la revuelta de las Comunidades128, los habitantes de

Dueñas se levantaron contra los condes de Buendía, que no les quisieron

entregar su fortaleza y acordaron de le tomar la dicha Dueñas y su fortaleza,

hechando al dicho conde y a la condesa su muger, afrontada e deshonestamente,

tomándoles de lo suyo lo que pudieron. Aunque la junta le ofreció al conde las

rentas de la villa a cambio de dejar libre la fortaleza, éste no las quiso tomar y

suplicó al rey Carlos I, entretanto que Dios llebe a vuestra majestad en España, de

hacerle merced de dos cédulas: una para todos los fiscales regios, que no se

entrometieran ni pidieran cosa alguna contra la villa de Dueñas y sus

términos y tierras, ni le molestaran por ninguna vía ni razón, y otra para el

conçejo y conçejos de la dicha villa y su tierra y términos, para que se tornen sin

enbargo alguno al dicho conde e le tengan por señor como antes e le acudan con todas

127 Muy poderosos señores,

Miguel López de Alegría, en nonbre de don Juan de Acuña, conde de Buendía,


suplica a vuestras majestades le manden dar traslado de cualquiera petición que ayan
presentado e presentaren Pedro Niño, o Françisco Niño o Rodrigo Niño, vesinos de
la villa de Dueñas que están presos en esta su cárçel, para que él, en el dicho nonbre,
pueda satisfacer a la dicha petición e pueda alegar del derecho su parte e, sobre todo,
pide serlos fecho entero conplimiento de justiçia.

S. f., AGS, Cámara de Castilla, leg. 141, doc. 147.


128 No es nuestro cometido el análisis de la guerra de las Comunidades, abordado
con gran profusión por la historiografía. Baste recordar el título de uno de los
mayores especialistas en este tema, Juan Ignacio GUTIÉRREZ NIETO, Las comunidades
como movimiento antiseñorial: la formación del Bando Realista en la Guerra Civil castellana
de 1520-1521, Barcelona, Planeta, 1973.

549
LOS ESTADOS SEÑORIALES

sus rentas, pechos e derechos, según e como le solían acodir129. Tras la derrota

comunera de Villalar, los condes de Buendía reprimieron duramente a la

población, a pesar de la solicitud de clemencia por parte de los vecinos.

Otras posesiones

Pedro de Acuña recibió la villa y el castillo de Tariego —en la

merindad de Cerrato— por juro de heredad para siempre jamás, por

donación de Diego Sarmiento, Adelantado mayor del reino de Galicia, y su

mujer Teresa de Estúñiga,

con sus tierras y términos, y vasallos y destritos y territorios, y logares y

aldeas, y prados y pastos y montes y dehesas, y ríos y aguas corrientes,

estantes y manantes, y con su justicia y juredición civil y criminal alta y

baxa, y mero mixto imperio, y con las penas y caloñas y omecillos y yantar y

escriuanías y portadgos y martiniegas, y rentas y pechos y derechos y con

todas las otras cosas pertenescientes al señorío de la dicha villa de Tariego y

su tierra y castillo,

que resultaba mui nescesario y complidero para defensión y provisión y guarda y

amparo de la villa de Dueñas y su tierra, ya que partían término una con la

otra130.

Juan II, dio la villa de Laguna de Negrillos a Pedro de Acuña, con su

fortaleza, vasallos, pechos y derechos131.

129 17 junio 1521, AGS, Cámara de Castilla, leg. 141, doc. 240.
130 Valladolid, 23 octubre 1440, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 64r-65r y M-45,
fols. 29r-30r.
131 Ávila, 10 julio 1450, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 62r-63v y M-45, fols. 68r-
69v. Esto fue producto de las confiscaciones que llevó a cabo el rey contra los condes

550
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

Pedro de Acuña cedió su villa de Berlanga a Juan de Tovar, señor de

Astudillo, y a sus hijos Luis y Juan. Juan II se la confiscó y dio al arzobispo de

Toledo, Alfonso Carrillo, quien la donó a Pedro de Acuña por el debdo y amor

que le tenía. Éste se desprendió de ella por su libre voluntad para evitar

pleitos y debates132.

También vendió la villa de Cubillas de Cerrato por 795.000 mrs. a

doña Isabel de Guzmán, mujer de Luis de Tovar, cerca de Valloria, población

que parte término con Dueñas. La cantidad fue pagada en oblas y florines de

buen oro y en monedas de blancas133. En 1460 cedió la mitad de Cubillas a su

mujer doña Inés de Herrera en concepto de arras, tasando su valor en 5.000

florines de oro del peso de Aragón, aunque aún no asignados ni dados. Una

vez fallecido, la mitad de la villa debía quedar para el mayorazgo de Lope

Vázquez de Acuña134.

de Benavente y de Alba, el almirante don Fadrique y su hermano don Enrique,


Pedro de Quiñones y Suero de Quiñones, Diego Gómez de Sandoval —hijo del
conde de Castro—, Juan de Tovar —guarda mayor del rey—, Fernando de Rojas —
adelantado mayor de Castilla— y su hermano don Diego.
132 Valladolid, 11 julio 1457, RAH, Salazar y Castro, D-13, fol. 52r-v y M-45, fols. 88r-
89r. El bachiller García Garci de Sevilla actuó como procurador de Pedro de Acuña,
por un poder que tenía fechado en Dueñas, el 9 de abril de 1457, y presentó una
copia fechada el 4 de abril.
133 Villada, 14 julio 1457, RAH, Salazar y Castro, D-13, fol. 48r-v y M-45, fol. 247r-v.
Luis de Tovar dio licencia a su mujer Isabel de Guzmán —menor de 25 años, mayor
de 17— para efectuar esta transferencia.
134 Dueñas, 5 julio 1460, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 92r-93r. Pedro de Acuña
renunciaba a la ley del dolo y del mal engaño, así como no daría más de una décima
parte de su haber en una donación. Entre los testigos se encontraban los criados del
conde el licenciado Rodrigo Rodríguez de Dueñas, prior de la Iglesia mayor de
Valladolid, y Fernando de Villadiego y Asturias.

551
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Pedro de Acuña mandó derribar en 1473 la fortaleza de Cevico de la

Torre a Martín Fernández de Jovar. La reina Isabel redimía a sus hijos de

pagar nada por ello135.

Pedro de Acuña, primer conde de Buendía, realizó distintas ventas. En

1455 vendió a Sancho de Salazar, canónigo en la iglesia de Palencia, el

término y heredad de Fuentescárcel, cuyos linderos eran Soto, Fontoria,

Rebollar y Valle, por una cuantía de 150.000 mrs. de la moneda usual

corriente en Castilla que seis cornadas facen el maravedí. El canónigo renunció a

la venta y se la devolvió a Pedreo de Acuña, quien la vendió por 125.000 mrs.

a su mujer Inés de Herrera136.

En 1458 el conde de Buendía vendió Palazuelos el Viejo y Villavelasco

a Gutierre de Robles, señor de Trigueros, y a doña María de Guevara, su

mujer, con las riberas del río Pisuerga y todas las presas, pesquerías, canales

y edificios allí hechos. Pedro de Acuña había obtenido estas villas del abad y

los monjes del monasterio de Palazuelos, como lo adquirido con la compra

de las granjas. No obstante, no vendió los 20 escusados que tenía del abad y

de los monjes ni la veguilla que fue de Palazuelos, que estaba de la parte de las

granjas, ni la aceña de Quiñones con sus canales y pesquera —aunque sí

podía labrar o edificar en ella sin perjudicar la aceña, la pesquera y la

molienda—, ni la casa que estab en el circuito del monasterio. También

incluyó en esta carta de venta las heredades de pan y vino llevar, casas,

solares, corrales y prados que tenía en los lugares de Valdetrigueros,

Canaleja, Los Santos y Valhenoso, por una cantidad total que ascendía a

135 Alcalá de Henares, 1 enero 1486, RAH, Salazar y Castro, M-45, fol. 62r-v.
136 Palencia, 14 octubre 1455 y Dueñas, 16 octubre 1455, RAH, Salazar y Castro, D-13,
fols. 44r-45r. Entre los testigos se encontraban Juan de Valdedoncellas, Martín Ruiz
de Terrazas, arcipreste, Ruy González de Toledo e Inocente, criados del conde de
Buendía.

552
Los señoríos de los Acuña:
el estado señorial de Buendía

500.000 mrs. de la moneda usual castellana que dos blancas viejas o tres nuevas

facen un maravedí, pagada en su totalidad137.

Pedro de Acuña vendió por juro de heredad las granjas de Valbeni en

1462 a Íñigo de Zúñiga, alcaide de Burgos, y a doña María de Fonseca, su

mujer, señora de aquella villa. Los bienes eran las granjas y la casa que dicen

de Santiago con sus montes y prados; las granjas que dicen de Fuentaza y

San Miguel con la heredad que llaman de la Casa Nueva; la granja de

Gramales y Valdecelada; la granja de Quiñones con la aceña y la caña; la

granja de Boada con la heredad que dicen de la Torre del Pino y de

Villacastín con sus tierras de pan llevar y viñas. Pedro de Acuña los había

recibido del marqués de Palazuelos con sus pechos y derechos, como

entonces lo tenía, salvo lo que vendió a Gutierre de Robres y La Veguilla por

950.000 mrs., además de las casas que tenía Íñigo de Zúñiga en la villa de

Dueñas a la Puente. En 1475 se hizo la donación de las mismas granjas a

Lope Vázquez de Acuña, segundo conde de Buendía138. En 1485 persistía el

pleito entre éste y Juan de Zúñiga, señor de San Martín de Valbeni, quien

pidió que se verificara la falsedad o autenticidad de la carta de venta y las

otras escrituras presentadas por el conde139. Hacía 19 años que Pedro de

137 Valladolid, 9 octubre 1458, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 42r-43r.
138 Dueñas, 20 diciembre 1462 y 10 enero 1475, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 42r-
43r.
139 En el pleito que ante nos pende entre don Lope Bázques de Acuña, conde de Buendía
e adelantado de Caçorla, e su procurador en su nonbre, de la vna parte, e Iohan de
Çúñiga, cuyo es el lugar de Sant Martín de Balbani, e su procurador en su nonbre,
de la otra. Fallamos que deuemos reçebir e reçebimos a amas las dichas partes e a
cada vna dellas a la prueva de las tachas e contradicciones propuestas por cada vna
de las dichas partes contra los testigos presentados por la otra parte e por las
abonaçiones dellos, saluo jure impertinençia […].

S. f., AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 114, doc. 121. El Consejo Real

553
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Acuña y sus padres habían otorgado el contrato, pero no se cumplieron los

plazos del pago de los 950.000 mrs., por lo que retornó a posesión del conde.

La resolución, tomada en 1487, dictó que se ajustasen las cuentas a lo pagado

y que las costas —que ascendían a 39.126 mrs.— las pagara el conde, quien

había acusado de no haber cumplido las condiciones al monasterio de Santa

María de Palazuelos, por lo que justamente —según figuraba en el contrato—

había retomado las granjas y había mandado cortar leña del monte de

Santiago140.

dictaminó que eran escripturas públicas e abténtycas e sygnadas de escriuanos públicos. Y


para probar lo susodicho, los reyes emplazaban a ambas partes a presentar sus
respectivos testigos en un plazo determinado, Valladolid, 22 octubre 1485, AGS,
Cámara de Castilla, leg. 117, doc. 215.
140 Salamanca, 31 noviembre 1487, RAH, Salazar y Castro, M-45, fols. 58v-59v. Entre
los testigos criados de estos acuerdos estaban Alfonso Ortiz de Cazorla, Fernando
de Beamud y Pedro de Beamud.

554
Constitución y evolución del
condado de Priego

5. CONSTITUCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL

CONDADO DE PRIEGO

5.1 CONSTITUCIÓN DEL SEÑORÍO Y CONDADO DE

PRIEGO

El señorío de Priego se conformó por la donación de Fernando IV a

Alfonso Ruiz Carrillo en 1298; poco después, su hijo Juan Alfonso Carrillo

recibió la confirmación de tal merced. Durante el siglo XIV, bajo la titularidad

de Fernán Carrillo, Montero mayor de la casa real, el patrimonio de la casa

aumentó con el señorío de la villa de Cañaveras y determinadas propiedades

en la tierra de Huete. Pedro Carrillo, Halconero mayor de Juan II, logró

asignaciones territoriales y económicas en la tierra de Cuenca. El matrimonio

entre su hija Teresa Carrillo y Diego Hurtado de Mendoza vinculó ambas

líneas nobiliarias y recibieron el título de Condes de Priego en 1465.

El condado estaba integrado por las villas de Priego, Cañaveras, Villar

del Saz de Don Guillén y Castilnuevo, y su dimensión señorial integraba la

obtención de rentas territoriales por la explotación de sus propiedades, los

tributos señoriales (derechos solariegos, cargas vasalláticas, derechos

correspondientes al gobierno y administración, tasas derivadas del ejercicio

de la justicia) y el ejercicio de la fiscalidad extraseñorial141. Es significativo la

escasez de datos sobre rentas territoriales y derechos derivados al ejercicio

del gobierno y la jurisdicción, mientras que las referencias sobre tributos

141 Para conocer con detalle la evolución señorial del condado de Priego es necesario
consultar el trabajo de M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “El condado de Priego
de Cuenca. Un ejemplo de estrategia señorial en la Baja Edad Media castellana”,
HID, 19 (1992), pp. 393 y ss.

555
LOS ESTADOS SEÑORIALES

vasalláticos son más abundantes y pormenorizadas. De forma global se

puede apreciar la escasa participación de los privilegiados en la fiscalidad

directa, y la exención fiscal de los hidalgos y del mayordomo; la cuantía de

ciertos tributos quedaba sujeta a criterios socioeconómicos; existía una

adecuación del pago de rentas con el calendario festivo en el sentido

económico-religioso; por último, ciertas prestaciones vasalláticas estuvieron

compensadas económicamente por el señor.

La villa de Priego se situaba en las primeras estribaciones de la Sierra de Cuenca.

556
Constitución y evolución del
condado de Priego

5.2 EL PATRIMONIO SEÑORIAL

Características del régimen señorial del condado de Priego

Los derechos de fiscalidad y la capacidad de exigir tributos, pagos y

prestaciones por parte de los titulares del condado de Priego pone de relieve

la realidad de su dimensión señorial. Los conceptos que integran esta

capacidad extractiva señorial eran: la obtención de rentas territoriales por la

explotación de sus propiedades, los tributos señoriales (derechos solariegos,

cargas vasalláticas, derechos correspondientes al gobierno y administración,

tasas derivadas del ejercicio de la justicia) y el ejercicio de la fiscalidad

extraseñorial.

Como rasgo general, cabe señalar que los habitantes del condado de

Priego estaban sujetos a obligaciones habituales dentro del régimen señorial

de fines de la Edad Media. Es significativo la escasez de datos sobre rentas

territoriales y derechos derivados al ejercicio del gobierno y la jurisdicción,

mientras que las referencias sobre tributos vasalláticos son más abundantes y

pormenorizadas. De forma global se puede apreciar la escasa participación

de los privilegiados en la fiscalidad directa, y la exención fiscal de los

hidalgos y del mayordomo; la cuantía de ciertos tributos quedaba sujeta a

criterios socioeconómicos; existía una adecuación del pago de rentas con el

calendario festivo en el sentido económico-religioso; por último, ciertas

prestaciones vasalláticas estuvieron compensadas económicamente por el

señor.

En el Villar del Saz de Don Guillén, las atribuciones señoriales se

acordaron desde 1438 entre el concejo y oficiales y los señores don Diego

Hurtado de Mendoza y doña Teresa Carrillo en sus palaçios. A lo largo del

siglo XV, los titulares del estado señorial debieron afrontar los debates de sus

557
LOS ESTADOS SEÑORIALES

vasallos de Cañaveras —que contaba con unos 246 vecinos pecheros— en

relación con las obligaciones que les correspondían. Priego, con unos 400

vecinos pecheros, era el señorío más poblado e importante del condado.

Además de los tres núcleos señoriales conquenses, existía otro en

tierra de Molina que se mantuvo vinculado al mayorazgo principal del linaje,

Castilnuevo. Los Carrillo de Mendoza pusieron allí una política de vasallos

solariegos, sus renteros, y ejercieron derechos de gobierno y jurisdicción,

cuestionados por el concejo de Molina, como la instalación de la horca en

1494. También practicaron la injerencia en la esfera de la hacienda regia,

cobrando las alcabalas.

Otros bienes que litigaron los Carrillo de Mendoza fueron una casa en

Daganzo, que pertenecía a la jurisdicción de la ciudad de Guadalajara, con

todas las tierras de pan llevar y con todas las viñas, casas, solares, eras,

huertas, montes, prados, pastos, dehesas, ejidos y aguas corrientes, estantes y

manantes. Don Diego Carrillo de Mendoza, hijo mayor de Pedro Carrillo de

Mendoza, cuyas son de Priego, Cañaveras y Castilnuevo, alegó en el Consejo

Real que Pedro González de Mendoza y doña Aldonza de Ayala —padres de

Íñigo López de Mendoza, su bisabuelo, padre de Diego Hurtado de

Mendoza, conde que fue de Priego, y de su padre Pedro Carrillo—, hicieron,

establecieron y ordenaron mayorazgo de estos bienes en Daganzo para que el

dicho mayordomadgo quedase para syenpre jamás en las personas de su linaje142.

142 Toledo, 22 mayo 1480, AGS, RGS, fol. 181. Don Fernando y doña Isabel
emplazaron a don Pedro de Valverde, vecino de Santorcaz, a restituir a don Diego
Carrillo de Mendoza la casa y las tierras de Daganzo, en guisa que le non menguen, so
pena de la nuestra merçed e de dies mill mrs. para la nuestra cámara.

558
Constitución y evolución del
condado de Priego

Cuadro 4. Derechos señoriales de las villas conquenses


del condado de Priego.
VILLAR DEL SAZ DE
CAÑAVERAS PRIEGO
DON GUILLÉN
120 fanegas de pan de la 442,5 fanegas de cebada y
Rentas heredad de Perales. centeno anuales del censo
territoriales de las tierras junto al
palacio.
885 almudes de cebada y
Derechos
centeno anuales del pan de
solariegos
cabeza.
Martiniega
5.000 mrs. anuales a 11.000 mrs. a pagar por 5.000 mrs. a pagar de los
pagar por el concejo. el concejo. propios del concejo.
Facenderas
Derecho a contar con Derecho a contar con Trabajos en los caminos,
todos los hombres y todos los hombres y trabajos en las viñas
acémilas necesarios acémilas necesarios para señoriales y en la
para trabajos labores de mensajería y vendimia, a cambio del
agrícolas, reparación acarreo (llevar muelas al pago de un jornal de 10
de caminos y otras molino de La Ruidera mrs. por el señor.
cosas, a cambio del hechas en Priego y Las Transporte de muelas y
pago de jornales por Llanas, echar agua a los trabajos de repearación en
el señor (10 mrs. el molinos, transportar los molinos.
peón, 5 mrs. el yeso a la fortaleza y
animal). otras), trabajos de
vendimia en la viña de
Los Arenales y trabajos
en la obra de la
fortaleza, todo a cambio
del pago de jornales por
el señor (10 mrs. el peón,
6 mrs. la acémila y 4
mrs. el asno; 6 mrs. el
varón que trabajaba en
la fortaleza y 4 mrs. la
mujer; 6 mrs. por cada
cahiz de yeso; 2 fanegas
de trigo y 4 cántaros de
vino por cada muela del
molino).
Obsequio navideño y pascual

559
LOS ESTADOS SEÑORIALES

4 carneros, 12 pares Ciertos presentes cada Ciertos presentes.


de gallinas y 10 pares año.
de perdices, a pagar
por el concejo y omes
buenos en las Pascuas
Cargas de Navidad y
vasalláticas Resurrección.
Pagos
Una carga de leña Una carga de leña al año Un par de gallinas al año
por Navidad a pagar cada vecino. cada vecino.
por los omes buenos. Un lechón de cada parto Una carga de leña o su
Una carretada de de la cerda. valor.
paja en agosto los Cargas de paja.
labradores con un
par de mulas o
bueyes y media
carretada los que
tenían un animal.
2 gallinas los
labradores con un
par de mulas o
bueyes, y una gallina
los que tenían uno,
todos los vecinos,
aunque no labren.
3 lechones de cada 10
paridos.
Servicios
Derecho del señor a
solicitar ayuda para ir a
cazar, sin compensación
económica.
Posada
Derechos de ropa 30 cargas de leña y 100 Para los señores y criados,
para los escuderos cargas de paja cuando y ropa para los que
del señor que los condes estaban en la dormían fuera de la
dormían en la casa villa. fortaleza señorial.
señorial. Derecho de hospedaje de
Hospedaje para los sus escuderos.
que dormían fuera.
Derechos exclusivos
Exención de un El berraco exento señorial,
berraco señorial, que transformado en la renta
podía entrar en las del berraco.
tierras de cereal y Veda de ciertos pedazos
viñedo de los de monte para la corte de
vecinos. leña, el pasto y la caza.
Veda de la ribera del río
Escabas para la pesca.
Pedido señorial

560
Constitución y evolución del
condado de Priego

80 pares de gallinas al
año, cuando el señor lo
pedía.
Veladores (velas)
Derecho a pedir servicio Para la vigilancia
de vigilancia para la nocturna de la fortaleza
fortaleza de señorial.
Castilnuevo, con
compensación
económica por parte del
señor (una fanega de
trigo y 150 mrs.) y el
resto por parte de la
mencionada villa.
Monopolios
Derecho a que todos los
vecinos acudiesen a los
molinos señoriales
(molinos harineros y
batanes) pagando por
ello.
Derecho de relego
Derecho a vender el vino
a precio más elevado
Fiscalidad 8.000 mrs. en alcabalas y 12.000 mrs. en alcabalas y
extraseñorial tercias tercias

Unos años después, Diego Carrillo Hurtado de Mendoza, conde de

Priego, exponía frente a Íñigo López de Tovar, cuya es Coveta, que le

correspondían por justos títulos unas casas en Daganzo, para lo que

presentaba diversas probanzas143. Los monarcas emplazaron a Íñigo López

de Mendoza, cuyo es el lugar de Mochales, y a doña Aldonza, mujer de don

Juan de Haro, para zanjar esta cuestión. Íñigo López de Tovar había hecho

relación de que Diego Hurtado de Mendoza, ya difunto, vendió a doña

María de Mendoza —hija de Diego Hurtado y su mujer, y asimismo ya

difunta— en pago de 8.000 florines de oro mandados para su dote y

143 Diego Carrillo afirmaba que ciertas escrituras de Iñigo López no eran válidas al
carecer de los pertinentes elementos de signado, Valladolid, 19 agosto 1485, AGS,
RGS, fol. 30. Esta carta de reçebtoría iba dirigida a las villas y lugares del arzobispado
de Toledo y de los obispados de Cuenca y Sigüenza.

561
LOS ESTADOS SEÑORIALES

casamiento, la heredad e casas, e tierras, e viñas e olivares que son en el lugar de

Daganzo. Íñigo López de Mendoza fue obligado a dejar la heredad libre y

desembargada para Íñigo López de Tovar, pagándole además todas las costas

e dapnos que sobre la dicha rasón se le han recresçido144. Diego Carrillo de

Mendoza había sido requerido para hacer juramento de calumnia ante el

alcalde de la villa donde se encontrara y responder a las posyçiones efectuadas

por Íñigo López de Tovar. Sin embargo, no atendió el mandato de la carta

regia e hizo esconder a tres alcaldes que estaban en la villa de Priego, donde vos a la

sazón estávades, e asy mismo al escriuano de la dicha villa, segund que paresçería por

vn testimonio que en el nuestro Consejo fizo presentaçión. Finalmente, fue habido

por confieso en lo tocante a las dichas posyçiones145.

Entre las capacidades señoriales de los condes de Priego figuraba el

nombramiento de oficiales para las villas: regidores, alcaldes, alguacil (salvo

Villar del Saz), escribano público, mayordomo. Los castillos señoriales eran

utilizados como manifestaciones simbólicas de poder: los palacios (Villar del

Saz), la casa fuerte (Priego) o la fortaleza (Cañaveras y Castilnuevo) eran

residencia suya y de sus vasallos y escuderos, o escenario de las relaciones de

vasallaje.

El ejercicio del poder señorial descansaba en el gobierno concejil, que

podía intervenir en asuntos locales de naturaleza económica (posesión de

tierras y propiedades, gestión de algunos pagos como la martiniega y

144 Pedro de Valverde, vecino de Alcalá de Henares (en un documento anterior


figuraba como vecino de Santorcaz), exponía que Pedro Carrillo —al que
representaba como procurador— demandaba la dicha heredad argumentando que
eran bienes pertenecientes al mayorazgo, Valladolid, 16 septiembre 1485, AGS, RGS,
fol. 123.
145 Valladolid, 17 diciembre 1485, AGS, RGS, fol. 62. El juramento de calumnia es
una figura jurídica de origen romano en el que las dos partes juraban decir la
verdad en un pleito.

562
Constitución y evolución del
condado de Priego

percepción de multas o derechos señoriales146) y política (presentación de

candidatos a ser nombrados oficiales por el señor, capacidad par nombrar

guardas de los montes que evitaran los usos indebidos, tramitación de

acuerdos entre señores y vasallos). Los habitantes de Priego demostraron un

decidido afán en limitar sus cargas y obligaciones, y lograron la sujeción

señorial a las normas comunes en ciertos usos económicos —como la corta de

leña en Villar del Saz o el pago de dinero por el uso de agua de la acequia

para regar sus huertas en Priego—, la imposibilidad de otorgar la exención

fiscal a gentes de su entorno inmediato salvo al mayordomo y la obligación

de compensar económicamente alguna de sus prestaciones147.

Además de los lugares ya reseñados de su señorío, el conde de Priego

Diego Hurtado de Mendoza disfrutaba del privilegio de la martiniega en la

tierra de la villa de Molina. En 1491 trató cierto pleito en el Consejo Real con

el común de Molina por razón de las dehesas de las Novellas y Tajada. Juan

de Aguilera, el mayor regidor de la villa de Molina, suplicó que le dieran un

trasladado del dicho privilegio para que fuera examinado en el Consejo Real

porque se entyende mucho aprovechar del priuilegio de la martiniega148. Años

después, a petición del conde de Priego, los reyes mandaron una carta a los

concejos y hombres buenos de los lugares de la tierra de Molina para que le

pagaran cien cahíces de pan anuales, privilegio concedido por los reyes de

146 Así sucedía en Villar del Saz de Don Guillén, donde los oficiales concejiles
cobraban algunos derechos señoriales, las rentas de almotacenazgo, la correduría y
las correspondientes al horno, cedidas en 1438 por los Carrillo de Mendoza, M.ª
Concepción QUINTANILLA RASO, “El condado de Priego de Cuenca...”, ob. cit., nota
56, p. 399.
147 Los Carrillo de Mendoza tuvieron dificultades para imponer algunos derechos
exclusivos habituales dentro del régimen señorial, como la veda de caza a los
vecinos de las villas, no efectiva hasta 1558, ibidem, p. 400.
148 Córdoba, 8 agosto 1491, AGS, RGS, fol. 36.

563
LOS ESTADOS SEÑORIALES

gloriosa memoria, en la martiniega de esos lugares. El procurador de Molina

Juan Fernández Cabezudo se presentó ante el Consejo Real con un poder

bastante, y alegó muchas razones sobre la guarda del derecho de la villa,

pero mientras se determinara el pleito se dictaminó el pago al conde del

dicho pan según y a los plazos que se solía pagar149.

En otra faceta económica, el abastecimiento de carne para el señorío,

se generó otro pleito en 1499 con Alonso Gómez, vecino de la villa de

Alhóndiga, quien no había recibido la cantidad correspondiente al

suministro en Priego: de los 60.000 mrs. de carne fiada para la despensa y

mantenimiento del conde de Priego, Diego Hurtado de Mendoza, 10.000 mrs.

le quedaron a deber150.

La autoridad señorial, de cualquier forma, se superponía en sus villas

como plenos propietarios de inmuebles, casas, fortalezas y tierras. Los logros

de los vasallos en sus capacidades fueron conseguidos por compromisos que

seguían a prolongados enfrentamientos, originados por los abusos del poder

señorial, que desembocaron en repartos de poder. Esta estrategia señorial se

destinaba a desarrollar extremadamente sus poderes en combinación con un

comportamiento más condescendientes ante las protestas locales. Las

prestaciones satisfechas a cambio de un jornal supone un ejemplo de esta

estrategia, que permitía a los señores contar con la mano de obra campesina

en cada momento y para cada tarea.

En alguna ocasión, hubo algún conflicto jurisdiccional con otras villas

cercanas. El concejo de Cañaveras, lugar de don Pedro Carrillo de Mendoza,

149 Madrid, 22 noviembre 1494, AGS, RGS, fol. 513. Por parte del conde de Priego se
suplicó tomar juramento de calumnia del procurador de Molina.
150 Ocaña, 19 febrero 1499, AGS, RGS, fol. 123. Alonso Gómez fue carnicero en la
villa de Priego en los años 1497 y 1498.

564
Constitución y evolución del
condado de Priego

expuso que un vecino trajo a esta villa vn cauallo que se falló en término del

dicho lugar, cuyos alcaldes lo recibieron en sí. Después el concejo y alcaldes de

Torralba les requirieron que les diesen y otorgasen el dicho caballo, que

debía entregarse ensyllado e enfrenado con todo que se les obligaron de lo sacar en

pas e saluo sy el dicho cauallo por alguna persona o personas les fuese demandado en

algund tienpo. Después un escudero dueño del caballo llegó a Cañaveras y les

requirió la entrega del caballo o una suma de 10.000 mrs. por él. Como no se

lo dieron, el concejo de Cañaveras fue condenado a pagar al escudero 4.500

mrs. A pesar de cumplimentar el pago, protestaron al Consejo Real porque

debía haberlo hecho el concejo de Torralba151.

Las disputas entre Pedro Carrillo de Mendoza e Íñigo López de

Mendoza

Los hijos del conde de Priego mantuvieron un enfrentamiento por el

dominio de la fortaleza de Ocentejo. Íñigo López de Mendoza, criado del rey

y Repostero mayor de la cera, tenía e poseía por justos e derechos títulos la su

villa de Honçetejo, que es en el obispado de Çigüença, çerca del condado de

Medinacely, y desde 1466 la había poseido pacíficamente por herencia paterna

y llevaba los frutos e rentas de la dicha villa. Once años más tarde, en 1477,

presentó una demanda ante el Consejo Real porque su hermano Pedro

Carrillo, por fuerça e contra su voluntad, syn liçençia e mandamiento de jues, entró

e tomó la posesión de la villa, lleuando los frutos e rentas del, puede aver çinco años

poco más o menos tiempo. Los monarcas aplicaron la ley dada en las Cortes de

Valladolid de 1447 y de Madrigal de 1476, ya mencionadas, sobre la

151 Toledo, AGS, RGS, 20 noviembre 1479, fol. 49. Esta comisión fue enviada a los
corregidores, alcaldes y otras justicias de las ciudades de Cuenca y Huete y de la
villa de Molina.

565
LOS ESTADOS SEÑORIALES

prohibición de confiscar bienes sin mandamiento de juez, en vista de que

muchas personas, por propia autoridad, tomaban bienes y heredades ajenos,

utilizando la fuerza152.

Los hechos volvieron a repetirse unos meses después, como queda

reflejado en un documento posterior. El licenciado Micer Solanas, procurador

fiscal, se presentó en julio de 1478 ante el Consejo Real narrando que el 26 de

abril de ese mismo año Pedro Carrillo se presentó, con gentes vuestras e de

otros caballeros, con poco temor de Dios e mío, e menospreçio de la mi justicia, así

como de las cartas y mandamientos recibidos del rey don Fernando, en

Ocentejo y causó la muerte a varios hombres. Mientras su hermano Íñigo

López de Mendoza estaba en la corte al servicio del monarca, combatió una

fortaleza que allí hacía con licencia regia,

y por vos combatida, con fuerça le entrastes, e tomastes e matastes vn onbre

que se disía Juan de la Huerta e feristes otros de dyuersas feridas, e que

tomastes e lleuastes preso a Gonçalo de Çorita, jues comisario por mí dado

para poner e defender al dicho Iñigo Lópes en la posesión del dicho lugar de

Hoçentejo, e a Fernando de Sanguino e a Montemayor, vesinos de Huepte, e

Juan de Molina, e a Pedro de Aguilera, e a Pasqual e a otros que dis que non

sabe sus nonbres, en lo qual dis que fesistes cárçel priuada e que ocupastes e

tomastes la dicha fortalesa y lugar al dicho Iñigo Lópes, que la tenía e poseya

por justos e derechos títulos.

Por estos hechos delictivos, Pedro Carrillo había incurrido en graves

penas civiles y criminales, había perdido todos sus bienes muebles, raíces y

semovientes, que habían pasado a pertenecer a la cámara regia. Los afectados

152 Sevilla, 16 noviembre 1477, AGS, RGS, fol. 196. En el encabezamiento de este
documento se escribe, erróneamente, contra don Pedro Carrillo e don Yñigo Lópes de
Mendoça, fijos del conde de Paredes.

566
Constitución y evolución del
condado de Priego

suplicaban que Pedro Carrillo recibiera su querella y acusación, que le

procedieran a las mayores penas civiles e criminales que se fallase que incurristes

por aver cometido lo sobre dicho como contra público matador, robador e

quebrantador de mis reales mandamientos e como contra público que fase cárçel

priuada. Vista cierta información en el Consejo Real, los monarcas

determinaron que, como no era muy seguro ir o enviar a leer esta carta a la

villa de Torralba, donde vos más contynamente beuides e morades, se pidió que la

carta se pusiera fija en una de las puertas de la ciudad de Guadalajara, que es

donde vos soles estar e está vuestra muger e suegros, con vastante fuerça e vigor,

como sy en vuestra presencia fuese leyda e notificada153.

El monarca mandó a las justicias de Cuenca, Huete, Molina,

marquesado de Villena, maestrazgo de Santiago y del resto de las villas y

lugares del reino que pusieran en secrestación todos los bienes que se

hallaran de Pedro Carrillo de Mendoza. Éste por su propia autoridad, sin

mandamiento de juez ni alcalde, y con mano armada, hacía siete años, syn le

aver fecho ni dicho el dicho Íñigo López cosa alguna por que le debiese faser mal ni

daño, le tomó el dicho lugar y le derribó la fortalesa del e lo robó e quemó en el dicho

lugar trigo e otros bastimentos, e ropa e harmas por un valor total de 400.000 mrs.

Viéndose despojado, Íñigo López pidió ser restituido por virtud de la ley de

Valladolid y por una carta del rey fue metido en la tenencia e posesión del dicho

su lugar. Pedro Carrillo, no contento de la primera fuerça e despojo, e males, e

daños que contra el dicho Íñigo López fiso, mas ayuntando males e males, un día del

mes de abril deste presente año, estando labrando la dicha fortalesa con licencia, con

gente suya e de otros caballeros, e escuderos, los prendió y los llevó presos a

Torralba, e que allí los ha tormentado e maltratado.

153 Sevilla, 17 julio 1478, AGS, RGS, fol. 94.

567
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Resçiuió, allende de los males e daños que a las personas de los dichos sus vasallos

vinieron çient mill mrs. E en el aver derribado la dicha su fortalesa, reclamó más de

seiscientos mill mrs., que son por todos vn cuento e çient mill mrs.

Finalmente, se ordenó que le procesase por los casos tan feos e enormes y

poner en secrestación sus bienes y rentas, en poder de buenas personas llanas y

abonadas por inventario (bienes muebles y raíces, rentas y maravedís de

juro)154.

154 Sevilla, 17 julio 1478, AGS, RGS, fol. 95.

568
El dominio señorial de Valverde

6. EL DOMINIO SEÑORIAL DE VALVERDE

El señorío de Valverde estaba formado por las villas de Valverde,

Talayuelas y Veguillas de las Truchas, asentadas en la tierra de Alarcón. La

principal fuente de recursos del lugar de Talayuelas fueron los pastizales que

sustentaban la cabaña ganadera del linaje Alarcón.

Los hermanos de Martín Ruiz también lograron promocionar

individualmente con la adquisición de otros señoríos: Garci Ruiz el de

Buenache y Alvar Ruiz el de Albaladejo. La rama principal del linaje continuó

aumentando su patrimonio territorial a lo largo del siglo XV155: Lope de Alarcón

amplió sus propiedades en Moya en 1423, recibió el señorío de Hontecillas por

parte del monarca Juan II en 1426 y la población de Zafra —con las aldeas de La

Torrecilla y La Solana— por el concejo de Alarcón en 1439 —en premio a su

defensa de la villa y su tierra frente al ejército aragonés, así como a las

cantidades desembolsadas y a los servicios prestados por su padre Martín Ruiz

de Alarcón156— y adquirió más propiedades en la sierra de Moya entre 1459 y

1469.

En el testamento de doña María Carrillo, mujer de Martín Ruiz de

Alarcón, se explicitan las disposiciones del mayorazgo del linaje en 1451. Lope

155 Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS, “Procesos de movilidad social en la nobleza conquense:


la tierra de Alarcón en la Baja Edad Media”, ob. cit., p. 55.
156 Alfonso FRANCO SILVA, “Notas sobre la villa de Alarcón y su tierra en la Baja Edad
Media”, ob. cit., p. 431. Los términos de Zafra “parten con Montalbo, lugar de Pedro
Cuello, y con Palomares y Villar de Aguila, lugares de Huete, y con Villar de Sas de Don
Guillén, lugar perteneciente a Pedro Carrillo de Huete, halconero mayor de Juan II, y con la
Torre del Aceite, lugar de la Orden de Santiago y con la poveda del Obispo y con el Villarejo de
Per Esteban y con la Cauada del Mançano que es tierra de Cuenca”. La posesión fue
confirmada por Juan II en 1442 en virtud de una declaración previa de la reina doña
María, el príncipe Enrique y el Almirante don Fadrique.

569
LOS ESTADOS SEÑORIALES

de Alarcón heredó los lugares de Talayuelas, Valverde y las Veguillas con las

casas de Alarcón. Entre los bienes semovientes, recibió mil ovejas vendidas para

quitar la heredad de las Veguillas, que no podían ser demandadas por ninguno

de sus hermanos.

Para el casamiento de doña Constanza, el testamento de Martín Ruiz

ordenaba que le otorgaran mil cabezas de ganado y doña María le otorgó joyas

por una cuantía de 5.000 mrs., además de los bienes dotales.

Para la dote y matrimonio de su hija doña Teresa Carrillo dejaba las

heredades de Otea Viejo y Matamalas, según se contenía en un recaudo firmado

por el escribano real Manuel González.

Las heredades de Gascas —que le correspondía a su hijo Martín de

Alarcón, fallecido— y Villalba, con todo lo que doña María compró y mejoró

tras el finamiento de su marido Martín Ruiz, las heredó su hija doña María

Carrillo, con todos los otros bienes muebles et joyas et ropas que estan de las puertas

adentro de mis casas, además del ganado que sobrara una vez repartido.

La heredad de Palomares y del Villar del Horno las heredó su hijo mosén

Alfonso de Alarcón157.

Lope de Alarcón fue obligado el 25 de septiembre de 1458 por Juan

Pacheco, marqués de Villena y privado de Enrique IV, a enajenar la jurisdicción

de Zafra y sus dos alquerías de ese año, por una suma de 700.000 mrs y un juro

anual de 22.000 mrs. en las alcabalas de Alarcón. Unos meses antes, ambos

personajes habían aceptado la sentencia arbitraria dictada por Lope de

Barrientos, obispo de Cuenca, en la que a cambio de la venta, Lope de Alarcón

157 Valverde, 8 diciembre 1451, publ. Miguel LASSO DE LA VEGA, El señorío de Valverde,
ob. cit., doc. XXVI, pp. 77-81. Los cauezaleros et aluaceas para cumplir el testamento eran
sus hijos Lope de Alarcón, heredero primogénito, y Juan Carrillo, arcediano de Cuenca,
y Francisco Fernández, clérigo de Valera de Yuso.

570
El dominio señorial de Valverde

obtenía una regiduría perpetua en Cuenca, el lugar de Albadalejo del Cuende

que el marqués le vendía a su vez a razón de 4.000 mrs. por cada vasallo que en

él hubiese, y conservaba la posesión de Hontecillas, Valverde y Talayuelas, así

como el derecho de la puente del lugar de Talayuelas junto al río Júcar.

También hubo de venderle en pública subasta unas casas en Alarcón y las

extensas dehesas de Gasca, Villalba y Vado del Parral, y todas las casas y

heredamientos que en Zafra y sus lugares tenían sus criados, por una suma de

111.880 mrs.158.

El testamento de Lope de Alarcón, otorgado en Valverde, a 19 de enero

de 1472, declaraba sucesor principal a su hijo Diego de Alarcón, que heredaba el

mayorazgo como primogénito la villa de Veguillas de las Truchas, con la casa

fuerte y sus heredamientos, las casas y las villas de Valverde y Talayuelas, con

todas las praderas, dehesas, molinos, puentes y mesa de Talayuelas, además de

todos los otros heredamientos que poseía en ambos términos, con todo su

señorío y justicia civil y criminal alta y baja y mero mixto imperio.

La villa de Albadalejo quedaba para su hijo Pedro de Alarcón, con la

condición de que diera cien mil maravedís para cumplir su ánima, y que si

hubiera de venderla o empeñarla lo hiciera a su hermano Diego de Alarcón.

Tres días después Lope de Alarcón, estando en una cama en su casa e

fortaleza, enmendó su testamento para otorgar la villa de Hontecillas —con

todos sus montes, pastos y jurisdicción— a su hijo Diego de Alarcón, para que

acreçentase en mayor estado, tal y como había prometido en un juramento y pleito

homenaje al señor Pedro Carrillo de Albornoz, hermano de doña Leonor

Carrillo, su mujer, al tiempo que se contrató el enlace entre ambos. Así, Diego

158 Alfonso FRANCO SILVA, “Notas sobre la villa de Alarcón y su tierra en la Baja Edad
Media”, ob. cit., pp. 430 y 432. La villa de Zafra fue apartada del mayorazgo del
marqués Diego López Pacheco y vendida en 1497 a su pariente Luis Pacheco, señor de
Villarejo de Fuentes por 3.000.000 de mrs.

571
LOS ESTADOS SEÑORIALES

de Alarcón podría acometer el desembolso de cien mil mrs. para el enlace

matrimonial de su hija Catalina de Alarcón y, además, pagar a Martín de

Alarcón cien mil mrs. de toda la parte que le pertenecía de la herencia familiar.

Lope de Alarcón había satisfecho a Martín de Alarcón el regimiento de la

ciudad de Cuenca y cierto número de yeguas y vacas. Por último, mandaba a

Juan Carrillo todos los heredamientos con sus renteros que tenía en Mezquitas

y en sus labranzas y términos159.

Don Gabriel Condulmario, arcediano de Alarcón, canónigo de la Santa

Iglesia de Cuenca, y provisor de dicho obispado, don Nuño Álvarez de

Fuenteencalada, chantre de dicha Iglesia, y don Gonzalo Barroso, tesorero de

ella, emitieron una sentencia arbitraria en 1474 por en el litigio entre Pedro

Carrillo de Albornoz, señor de Torralba y Beteta, en nombre de doña Leonor, su

hermana, viuda de Diego de Alarcón, señor de Valverde, y éste, sobre la

restitución de la dote de dicha señora, y sobre la tenencia y posesión de las

Veguillas por razón que durante el matrimonio se hicieron. Pedro Carrillo

estaba representado por Juan de Morillas, vecino de Torralba, mientras que

Pedro de Alarcón, señor de Valverde y comendador de La Membrilla, acudía de

la otra parte.

Los jueses arbitros, arbitradores e amigables, componedores e jueses de

abenençia mandaron que Pedro de Alarcón pagara a Pedro Carrillo 400.000 mrs.

por la dote y 50.000 mrs. por los reparos habidos en la casa de las Veguillas, y

que Carrillo le entregara dicha fortaleza con todas las armas y pertrechos y

otras cosas que en la casa estaban al tiempo que Pedro Carrillo la tomó.

159 Valverde, 19 enero 1472, publ. Miguel LASSO DE LA VEGA, El señorío de Valverde, ob.
cit., doc. XXIX, pp. 93-99. El traslado de este documento fue otorgado a petición de su
nieto Jorge Ruiz de Alarcón en Valverde, villa del muy magnífico señor Antonio de Fonseca,
a 8 de agosto de 1507.

572
El dominio señorial de Valverde

Además, le exigía la devolución de todo el pan que había en aquel

momento, así como el pan, maravedís y rentas de hierba que hubiera rendido

después la casa. Y el pan que restara, Pedro Carrillo lo debía pagar a 300 mrs.

cada fanega de trigo y a 200 mrs. cada fanega de cebada, salvo 120 fanegas que

se habían de cuantificar a 216 mrs. cada una. Se debían descontar 144 fanegas

de trigo que se tasaron para la costa de los doce hombres que guardaron y

defendieron la fortaleza y que hubo de contratar Pedro Carrillo (se entendía sin

llevarse los 50.000 mrs. tasados para la costa de la dicha casa). También debía

devolver todas las escrituras y privilegios que pertenecían a Pedro de Alarcón y

las que se llevaron de su casa de Valverde. Igualmente, se anulaba el valor de

cualquier obligación o contrato que Pedro Carrillo tuviera hecho al dicho Diego

de Alarcón de los maravedís de juro de la ciudad de Cuenca y del lugar de

Llanas160.

El testamento de Pedro Ruiz de Alarcón se otorgó el 30 de diciembre de

1485, ante el escribano de cámara Ruy González Palomino161.

A comienzos del siglo XVI , el señor de Valverde, Jorge Ruiz de Alarcón,

que era regidor de la ciudad de Cuenca, defendió el adehesamiento y labranza

del término de Mezquitas con la intención de impedir la entrada de ganado a

los pastos y sustraerlos a los usos comunitarios162.

160 Cuenca, 31 marzo 1474, publ. ibidem, doc. XXXVII, pp. 121-126. De los 400.000 mrs.,
Pedro Alarcón debía entregar 100.000 en manos y poder de Pedro de Heruias, vecino de
Ribatajada, quien debía dar seguridad de que la casa y la fortaleza de las Veguillas
serían entregadas. Los 300.000 mrs. restantes debían hacerse efectivos en tres pagos
durante el periodo de un año.
161 Orden de Santa Clara de la ciudad de Jaén, 30 diciembre 1485, publ. Miguel LASSO
DE LA VEGA, El señorío de Valverde, ob. cit., doc. XXXVIII, pp. 127-133.
162 Jerónimo LÓPEZ-SALAZAR PÉREZ, “Poderosos y adehesamientos en Castilla La
Nueva durante el reinado del Emperador”, ob. cit., p. 410. Durante la primera mitad
del siglo XVI los señores de Valverde obviaron hasta tres sentencias regias que les

573
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Iglesia de Santa María Magdalena, originaria del siglo XV, en Valverde del Júcar.

obligaban a devolver los términos de Mezquitas a la ciudad de Cuenca. Juan Ruiz de


Alarcón, en 1557, compró la jurisdicción del heredamiento de Mezquitas.

574
El señorío de Torralba y Beteta

7. EL SEÑORÍO DE TORRALBA Y BETETA

El matrimonio entre Gómez Carrillo y doña María de Albornoz posibilitó

la herencia de parte de las villas serranas que poseyeron los Albornoz, como

Torralba y Beteta. Cuenca reclamó al rey Juan II en abril de 1440 la restitución

de los términos de estas villas a la jurisdicción de la ciudad, por cuanto habían

sido enajenados por Enrique II en beneficio de la familia Albornoz, cuya

descendencia legítima se había extinguido163.

El mayorazgo de Gómez Carrillo, señor de Torralba y Beteta

Gómez Carrillo de Albornoz traspasó el mayorazgo que había heredado

de su tía doña María de Albornoz —Torralba y Beteta y su tierra con sus

fortalezas, Albornoz y la casa de Ribagorda—, con los mismos vínculos, a su

hijo mayor Juan de Albornoz, en 1457. Y todo lo que heredó de su tío don

Alfonso Carrillo, cardenal de San Estacio —la villa de Ocentejo con su castillo164,

el lugar de El Sabinar, la mitad de Cañamares, la mitad de la casa y las

heredades de Alcantud, la mitad de todas las heredades que tenía en tierra de

Cuenca, la villa de Paredes con su término y justicia civil y criminal, con todos

163 Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad
Media..., ob. cit., pp. 70 y 74.
164 Ocentejo pertenecía al obispado de Sigüenza, estaba situado en llano aunque era
muy pedroso, porque está entre dos ramblas que en tiempo de aguas traen crecidas muchas
piedras de las sierras que están en derredor. Su tierra era abundante en leña de carrasca,
pino y rebollo, pero tenía pocos pastos y de pocas labranzas. No obstante, se cogía
trigo, cebada, centeno, avena, heno, cáñamo y hortalizas, y se criaban ganados de lana,
cabrío y puercos. Se solía abastecer de trigo y vino unas veces de zerca, y otras de lexos,
Ocentejo, 20 diciembre 1578, Carmelo VIÑAS y Ramón PAZ, Relaciones histórico-
geográficas estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II. Provincia de
Guadalajara, Madrid, CSIC, 1949.

575
LOS ESTADOS SEÑORIALES

los pechos, derechos y rentas, así de pan como de vino y de maravedís, y otras

cosas que tenía en la villa, con el batán y el molino de Barajas, y la casa y solar

de la ciudad de Huete—, quedó para Juan de Albornoz, así como lo de María de

Albornoz sería también para él y sus herederos. Y si no, que lo heredara su hijo

Pedro Carrillo, o su hija doña Leonor y su hijo primero, tomando sus armas y

apellidos; si no, cualquiera de los hijos de Fernando Velasco y de su hermana

doña Leonor Lara; si no, cualquiera de los hijos de su primo Pedro de Acuña, o

su hijo Gómez Carrillo de Acuña; si no, los hijos legítimos de Lope de Acuña;

finalmente, que lo tuviera el pariente más cercano por línea masculina.

La villa de
Beteta y su
fortaleza
estuvieron
vinculadas al
linaje Carrillo
de Albornoz
en el siglo XV.

A su hijo segundogénito legítimo, Pedro Carrillo, le dejaba las heredades

de Navahermosa, el Aldehuela, Gascueña, Albendea, Arandilla y Vellisca, para

que con ellas pudiera asentar su vivienda en la ciudad de Huete. Y para mayor

honra, rogaba a su hijo Juan de Albornoz que le diera la villa de Paredes, las

casas de Huete y el batán y el molino de Barajas. Mientras, Cañamares y Llanas,

que las tuvo por la dote y las arras de su mujer, quedarían para Juan de

Albornoz, a quien mejoraba la tercera parte. Por último, Una herencia que tuvo

del marqués de Santillana por una heredad de su abuela doña Leonor de la

576
El señorío de Torralba y Beteta

Vega y de su tío Gonzalo Ruiz de la Vega, se repartiría equitativamente entre

sus hijos Juan de Albornoz, Pedro Carrillo, doña Leonor, Álvaro Carrillo, Íñigo

y Micer Gómez y Alfonso Carrillo165.

Algunos conflictos hereditarios: Paredes

Previamente a esta declaración, la reina Isabel encomendó al corregidor

de Huete, Juan de Ávila, la resolución de la petición de Álvaro Carrillo de

Albornoz, que tenía

por justo e derecho título por fin e herençia de Gómes Carrillo de Albornos, su

padre, pasçíficamente, el lugar de Paredes con toda la jurediçión çeuil e criminal,

alta e baxa, e mero misto enperio del e con las rentas e heredamientos al dicho

lugar pertenecientes.

Álvaro Carrillo había recibido, además, por herencia paterna, la posesión de

unas casas en Huete (en la colación de San Pedro), unos heredamientos de

casas, viñas y tierras en los lugares de Navahermosa, El Aldehuela, Gascueña,

Arandilla y Albendea, que estaban en término y jurisdicción de Huete. Su

hermano Pedro Carrillo, por fuerças de armas e contra su voluntad, por su propia

autoridad e syn mandamiento de jues ni alcalde, entró, e tomó e ocupó la villa de

Paredes —ubicada en el obispado de Sigüenza— y los mencionados lugares,

usurpando sus frutos y rentas de ocho años a esta parte, estimando que las rentas

anuales podían alcanzar las 800 fanegas de pan. Y Pedro Carrillo, no contento

dello, pospuesto el temor mío e en menospreçio de la mi justicia [de la reina Isabel], le

prendió e le touo preso fasta agora por su propia autoridad.

Así, recogiendo la legislación sobre deudas emitida por Juan II en las

Cortes de Valladolid de 1447, refrendada posteriormente en las Cortes de

165 Torralba, 11 agosto 1457, RAH, Salazar y Castro, M-40, fols. 19r-23r.

577
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Madrigal de 1476, en las que se decía que no se tiene ya por honbre aquel a quien

alguna cosa debe, doña Isabel mandó que Pedro Carrillo entregara el lugar de

Paredes y los heredamientos a su hermano Álvaro Carrillo166.

Los monarcas, pues, intervinieron para solicitar a Pedro Carrillo de

Albornoz que restituyera la villa de Paredes, ocupada por la fuerza de nveue

años a esta parte, a Álvaro Carrillo y le devolviera un cuento de maravedís por el

valor de los frutos y rentas que había tomado desde entonces, y no había

querido pagar poniendo a ello escusas y dilaciones167. El concejo de la villa de

Paredes corroboró que Pedro Carrillo había tenido preso a su hermano Álvaro

Carrillo desde el año de sesenta e ocho fasta agora poco, y le había tomado las

rentas, pechos y derechos de Paredes; además, había obligado a sus vecinos y

otras personas cercanas al dicho lugar darle 800 fanegas de pan (por meytad

trygo e çebada) por cada año que labrasen en sus tierras. Y por que en alguno de los

años pasados de su arrendamiento e deste presente año no pudieron pagar el dicho

pan que habían de dar a Pedro Carrillo, y su hermano Álvaro también

reclamaba el pan que se debía, temían que sy al qualquier de uos pagan el dicho pan,

que el otro se lo fará pagar otra vez, por lo que recibirían gran agravio. El Consejo

Real dictaminó el sobreseimiento temporal de la recaudación del pan hasta

poder juzgar los títulos y derechos que aportaran los demandados168.

166 Sevilla, 14 agosto 1477, AGS, RGS, fol. 300.


167 Sevilla, 16 diciembre 1477, AGS, RGS, fol. 41. Esta carta fue leída y notificada a
Pedro Carrillo en el logar de Bólliga, que es logar çercano de la vylla de Torrallva, donde vos
estades más continamente, e puesto el traslado della e fixo en las puertas de la yglesia.
168 AGS, RGS, Sevilla, 26 diciembre 1477, fol. 15. El Consejo Real mandó al concejo de
Paredes no acudir a Pedro Carrillo ni a Álvaro Carrillo en sesenta días hasta que el
dicho pan esté librado y solicitó a ambos hermanos los tytulos e derechos que tenedes por
donde el dicho pan uos perteneçe e por que se uiese quién de uosotros lo a de auer. Esta carta
también fue leída y notificada a Pedro Carrillo en el logar de Bólega, que es çerca de la villa
de Torralva, donde vos más contynuamente beuis e morays, e puesto el traslado della sygnado

578
El señorío de Torralba y Beteta

Unos meses después, don Fernando escribía a Pedro Gonzalo de Fuentes,

provisor del obispado de Tuy, sobre el proceso comenzado entre Pedro Carrillo

y sus hermanos, para que anulara las determinaciones tomadas por instigación

de Pedro Carrillo y del obispo de Palencia. Álvaro Carrillo recordó al monarca

que, después de haber emitido la sentencia de pena de muerte para su hermano

—que alegó la nulidad del delito imputado por ser clérigo de prima tonsura,

privilegio obtenido de forma fraudulenta una vez cometido el fraticidio—,

Pedro Gonzalo de Fuentes había acusado al resto de hermanos169. Respecto a la

herencia del mayorazgo de Juan de Albornoz —bienes, vasallos y

heredamientos—, el rey indicó que se entregara a Álvaro Carrillo la heredad de

Valdemoro, e el pan que della le pertenesçía, e la vendimia, e majuelos e casas de la dicha

çibdad de Huete170. Los monarcas instaron a Sancho Díaz, cura de San Nicolás, a

enviar al Consejo Real el proceso original cerrado y sellado que él trató entre los

hermanos Carrillo, por la petición del obispo de Palencia. Después se volvieron

a dirigir al provisor del obispado de Tuy, quien no había aparecido ante el

Consejo Real —alegando ciertas razones por las que no pudo cumplir el

mandato regio— para que, en nueve días, se presentara personalmente en la

corte e de aquí no parta syn liçençia del Rey e de la Reyna, advirtiéndole que en otra

carta ya habían mandado secrestar los frutos, e rentas e tenporalidades que en

por ante escribano público e puesto e fixo en las puertas de la yglesia del dicho logar.
169 Toledo, 8 noviembre 1479, AGS, RGS, fol. 84, ver apéndice documental n.º XIV. Unas
semanas más tarde, los monarcas instaban al provisor del obispado de Tuy a reuocar e
dar por ninguno todo lo por vos proçedido, ya que éste se había escusado porque estaua en la
fasienda e negoçios del dicho obispo de Tuy, Toledo, 17 enero 1480, AGS, RGS, fol. 80.
170 Juan de Albornoz había realizado la venta de algunos bienes y heredades al obispo
de Palencia. El rey Fernando mandó a Pedro Gonzalo de Fuentes que revocara todo lo
procesado contra Juan Osorio, corregidor de Cuenca y Huete, por sy y en nonbre de
Diego de la Cámara, alcalde que hizo la ejecución del requerimiento, absolviéndolos de
cualquier excomunión que hubieran incurrido y alzando cualquier entredicho que se
les hubiese impuesto, Toledo, 17 enero 1480, AGS, RGS, fol. 62.

579
LOS ESTADOS SEÑORIALES

nuestros reynos teníades e que non fuesedes acogido en ninguna çibdad, ni villa ni lugar

de nuestros reynos. Entonces se presentó en la corte, pero partió de ella sin la

licencia regia especial, por lo que cayó e incurrió en las penas contenidas en las

cartas171.

Durante el tiempo que Pedro Carrillo estuvo sirviendo a los monarcas en

la guerra de Granada —en la defensa de la ciudad de Alhama junto a Íñigo

López de Mendoza, conde de Tendilla—, los pleitos que sus hermanos contra él e

los suyos traían fueron suspendidos a petición e instancia de Álvaro Carrillo.

También se mencionaba çierta sentençia e carta esecutoria que contra él e contra sus

bienes dis quel altesa del dicho señor rey ouo dado [para] que todo estouiese suspenso.

Alonso de Alarcón, procurador del señor de Torralba y Beteta, hablando con el

acatamiento a la preminençia real deuido, por las cabsas de ynjustiçia que della se

manifiestan e en espeçial por las syguientes:

- Lo vno por aquella aver seydo ganada e inpetrada por non verdadera relaçión.

La qual sy fuera fecha nonmandara dar nin diera la dicha carta de suspensión

por que la que fue dada al dicho mi parte non contiene nin fase mención de la

tal sentençia ni carta esecutoria, nin menos de los dichos sus vasallos. E

quanto a la que dise sentençia por vuestra altesa e por su alto Consejo mucho

tiempo ha e por otras justas cabsas ovo dado perpetua suspensión e non agora

171 Toledo, 23 febrero 1480, AGS, RGS, fol. 119. Se le volvió a notificar al provisor del
obispado de Tuy en las puertas de su morada

donde más contynamente beuides e morades, por manera que pueda venir a vuestra
notiçia e dello non podades pretender ignorançia, fasta nueue días primeros syguientes
vengades e parescades personalmente ante nos en la nuestra corte. Asy venido a la dicha
nuestra corte vos non partays ni absenteys della syn nuestra liçençia y espeçial
mandado, e non fagades ende al so pena de la nuestra merçed e de perder la naturalesa e
tenporalidades que en nuestros reynos teneis.

Toledo, 17 marzo 1480, AGS, RGS, fol. 384.

580
El señorío de Torralba y Beteta

nuevamente de que paresçe la dicha suretyçia relaçión e, por consyguiente, la

dicha ynjustiçia.

- Lo otro porque estando algunos de los vasallos del dicho mi parte despojados e

rovados de sus bienes por el dicho Áluaro Carrillo e teniendo sobre ello

conclusos sus pleitos por más ha de año e medio en su alto Consejo, e otros

para resçebir a prueva, non auiendo seydo por ellos pedida nin inpetrada, nin

por vuestra altesa mandado les dar suspensyón alguna que se obiesen de

suspender los dichos sus pleitos contra el dicho Áluaro Carrillo, resçebirían

en ello manifiesto agrauio e injustiçia.

- Lo otro por que de la voluntad de vuestra altesa non es de quincar su derecho

a los tales labradores vasallos del dicho mi parte nin a otros algunos syn

justyçia e legytyma cabsa, quanto más non auiéndola.

- Lo otro por que la cabsa por que fue dada la dicha suspensyón en lo que atañe

al dicho mi parte fue justa, e probable e conforme al derecho en quanto el dicho

mi parte estouiese ocupado en la dicha guerra e seruiçio de vuestra altesa. La

qual cabsa e rasón della çesa en el dicho Áluaro Carrillo e seguirse y a que la

carta dada a favor del dicho mi parte se tornase e redundase en su daño,

agrauio e prejuysyo.

- Lo otro por que en la dicha carta al dicho mi parte otorgada se contiene que él

e los dichos sus vasallos podiesen seguir sus pleytos, la qual non pudo nin

deuió ser revocada syn interbenir cabsa alguna para ello.

- Lo otro por que segund las leues reales destos reynos de vuestra altesa,

quando quiera que las cartas de justiçia no bienen libradas del número

destynado de los que resyden en su alto Consejo no deven aver efecto e allende

de lo susodicho, por que las palabras en ella contenidas en que dise

dependientes, e conexos e conjuntos podría padesçer diversos entendimientos

en prejuysio del dicho mi parte. Por las quales sobre dichas cabsas e por cada

581
LOS ESTADOS SEÑORIALES

vna dellas, suplico de la dicha carta como de ynjusta e agrauiada, e pido e

suplico vuestra altesa conpliendo lo asentado e capitulado con el conde de

Tendilla el dicho mi parte, la mande anular e reuocar, ynplorando sy para ello

es neçesario su real ofiçio172.

Doña Leonor Carrillo, viuda de Diego de Alarcón desde hacía seis años,

también reclamó en 1480 a su hermano Pedro Carrillo el pago de 400.000 mrs.

de su dote y arras que, en su nombre, había recaudado de Pedro de Alarcón,

hijo y heredero de su marido fallecido. Pedro Carrillo fue emplazado a pagar

dicha cantidad, además de las costas e daños que sobre la dicha rasón se le han

recreçido en los cobrar de todo bien e conplidamente. Pedro Carrillo replicó, con otra

petición en el Consejo Real, que doña Leonor

no era parte e puesto que lo fuese, la acçión […] non la conpetía mayormente,

quel fecho non pasó asy segund que en la dicha su petiçión era recontado […],

protestaua de poner las exçebçiones e defensyones en el término de la ley y gosar

del dicho término,

y suplicaba que le absolvieran, condenando en las costas a doña Leonor. Ésta,

por su parte, como la sentencia solicitaba la presencia de testigos por ambas

partes, solicitó la carta de reçebtoría para que sus testigos —repartidos en Cuenca,

e en las otras çibdades e villas e lugares de su obispado— pudieran acudir en el plazo

dictaminado de 40 días173.

172 Madrid, 15 abril 1483, AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 6, doc. 42. La carta
está firmada por el licenciado De la Muela.
173 Pedro Carrillo había sido requerido muchas veces para pagar los 400.000 mrs. y no
lo había querido hacer poniendo a ellas vuestras escusas e dilaçiones, Toledo, 20 febrero
1480, AGS, RGS, fol. 275 y Toledo, 15 mayo 1480, AGS, RGS, fol. 125.

582
El señorío de Torralba y Beteta

Pedro Carrillo de Albornoz y la usurpación de Alcantud, Cañizares,

Fuertescusa y Arcos de la Sierra

Pedro Carrillo y el conde de Medinaceli realizaron diversas

intromisiones en lugares pertenecientes al sexmo de la Sierra, como las aldeas

de Alcantud y Arbeteta, durante el año 1469. El concejo conquense pidió la

mediación de otros personajes poderosos, como el marqués de Villena o el

obispo de Sigüenza174. Otro documento posterior indica las fechorías que Pedro

Carrillo y sus gentes realizaban en distintos lugares de la jurisdicción

conquense: la toma de acémilas durante la noche en Chillarón, la captura de dos

hombres y una mula —valorada en 6.000 o 7.000 mrs.— en Castillejo, el robo de

pan sembrado en las heredades del regidor Juan de Sacedón y las tomas de sal

hechas en aldeas de la tierra175.

Cuenca reclamó ante el Consejo Real en 1480 que los lugares de

Alcantud, Cañizares y Fuertescusa, pertenecientes a la jurisdicción de la ciudad,

y los términos de Los Masegosos y otros de la Sierra de Cuenca habían sido

entrados e tomados por Pedro Carrillo, así como la fortaleza de Cañizares, con

mucha gente de caballo e de pie, por su propia autoridad. Don Fernando y doña

Isabel mandaron

174 Pedro Carrillo había denunciado a la ciudad que el conde de Medinaceli había
tomado la fortaleza de Alcantud en enero de 1469, pero inmediatamente después
ambos nobles aparecen en la documentación concejil como aliados en sus incursiones
en el sexmo de la Sierra, Concepción SÁNCHEZ PABLOS, “La presión nobiliaria sobre las
tierras concejiles de la Castilla bajomedieval: el caso de Cuenca”, ob. cit., notas 82-85, p.
18.
175 Cuenca, 3 septiembre 1476, AMC, leg. 200, exp. 2 fol. 8r-v, cit. ibidem, nota 86, p. 18.
El concejo de Cuenca dio instrucciones a su procurador Pedro Suárez de Toledo para
que hablara sobre estas cuestiones con Pedro Carrillo de Albornoz.

583
LOS ESTADOS SEÑORIALES

a los del nuestro Consejo e oydores de la nuestra Abdiençia, alcaldes e alguasyles

de la nuestra casa e corte e Chançellería, e al corregidor, e alcaldes e otras

justiçias quales quier, asy de la noble çibdad de Cuenca como de todas las otras

çibdades, e villas e logares de los nuestros reynos e señoríos, e a vos Tello de

Aguilar, cauallero de nuestra casa, e a vos Diego ¿Maderrán?, nuestro vasallo e

capitán, e a cada vno de vos a los quales nos fasemos nuestros meros esecutores,

que ejecutaran cierta sentencia contra Pedro Carrillo —juzgada por Pedro

Sánchez de Frías, el doctor de Briviesca y el bachiller Juan de Paz—, en la que se

le pidió que entregara y restituyera los lugares mencionados so pena de la

confiscación de sus bienes176. Más adelante, doña Isabel mandó a Sancho del

Campo que pusiera los lugares de Alcantud, Cañizares, Fuertescusa, Palomares

—un despoblado— y los términos de Los Masegosos en posesión de la ciudad

de Cuenca, para lo que derribó los símbolos señoriales jurisdiccionales, la horca

y la picota177.

Pedro Carrillo de Albornoz había acumulado ciertos bienes en estas

villas que pertenecían a la jurisdicción de la ciudad de Cuenca. En Alcantud

construyó una

torre casa fuerte, de donde dis que les fasía muchos males, e daños e tomas de

bienes, e dis que después, al tiempo que nos [don Fernando y doña Isabel]

començamos a poner en pas y justicia estos nuestros reynos, dis que el dicho

Pedro Carrillo procuró con el dicho conçejo de Alcantud que le tomasen a çenso

176 Toledo, 20 mayo 1480, AGS, RGS, fol. 244.


177 Medina del Campo, 21 noviembre 1480, AGS, RGS, fol. 83. Sancho del Campo, en
nombre de la ciudad de Cuenca, había quitado los alcaldes, e justiçias, e forca e pycota que
por el dicho Pedro Carrillo estauan puestos, e que la dicha çibdad puso otros ofiçiales por sy, e
que touieron e poseyeron e continuaron su posesyón.

584
El señorío de Torralba y Beteta

perpetuo vna heredad de pan leua, que dis que en el dicho lugar tenía, que puede

aver dos yuntas de tierras, desiéndoles que luego faría derribar la dicha torre.

Como algunos vecinos no quisieron consentirlo, Pedro Carrillo les tomó sus

bienes e les fiso muchos males e daños, asy de presyones como de ponerles temores y

miedos, e dándoles tormentos tormentos, de los quales algunos dellos morieron. Por esta

razón, al sentirse atemorizados y extorsionados178, tomaron la heredad a censo y

dieron al noble todo lo que pedía: 500 almudes de pan, 60 peonadas179 para que

labrasen ciertas viñas que allí tenía y de cada casa vn par de gallinas. Sobre este

asunto, los vecinos de Alcantud enviaron sus quejas a Cuenca, al doctor de

Frías, para que les amparase mediante la ley dada en las Cortes de Toledo de

1480 que disponía sobre la restitución de los términos y heredades que por quales

quier personas les estouiesen entrados, e tomados e ocupados; y así Pedro Carrillo fue

condenado a pagar los frutos y rentas que de ellos se había llevado.

Después de emitidas las sentencias, Pedro Carrillo trató de obligar al

concejo de Cañizares a que le pagasen 40 almudes de trigo y cierto herbaje que

decía pertenecerle, por lo que debían darle 10.000 mrs. de censo perpetuo. Al

concejo de Fuertescusa le pidió 3.000 mrs. de censo anual e hizo que sus

178 Entre otros trabajos que abordan la violencia señorial en la Baja Edad Media
podemos citar los de Emilio CABRERA y Andrés MOROS, Fuenteovejuna. La violencia
antiseñorial en el siglo XV, Barcelona, Crítica, 1991; Carlos BARROS, “Violencia y muerte
señorial en Galicia a finales de la Edad Media”, Studia Historica. Historia Medieval, IX
(1991), pp. 111-157; Manuel GARCÍA FERNÁNDEZ, “Violencia señorial en Osuna a finales
de la Edad Media”, en Juan José Iglesias Rodríguez y Manuel García Fernández (eds.),
Actas del II Coloquio Internacional de Historia. Osuna entre los tiempos medievales y
modernos. Siglos XII-XVIII, Sevilla, 1995, pp. 195-209; Gloria LORA SERRANO, “La lucha
por la obtención del maestrazgo de Alcántara: violencia y abusos señoriales en la
Extremadura del siglo XV”, Estudios sobre las Órdenes Militares, Madrid, 2003, pp. 161-
196.
179 Medida agraria equivalente a 3,804 áreas.

585
LOS ESTADOS SEÑORIALES

habitantes le comprasen un molino —que lo pagaron luego—, prometiendo que la

renta se otorgaría a él, para lo que les obligó a que syenpre jamás molerían en el

dicho molino e non en otro ninguno, so çiertas penas. Esto lo hizo a cabsa de que les dio

çierta heredad que en el dicho lugar tenía, en que puede auer fasta quinse almudes de

trigo que dis que valen fasta mill e quinientos mrs., poco más o menos. Finalmente, en

Arcos tenía dos yuntas de tierras, y mandó que se obligasen de dar e pagar en cada

vn año 30 cahíces de pan, la mitad trigo, la mitad çeuada e çenteno.

Pedro Carrillo solicitó un censo anual al concejo de Fuertescusa.

El concejo de Cuenca protestó ante el Consejo Real en 1494, ya difunto

Pedro Carrillo, y solicitó que el corregidor de Huete non conosca de los dichos

pleytos e cabsas y se mandara proveer al bachiller Alfonso Paz de Aguilera, juez

comisario, el conosçimiento de todo lo suso dicho e faserles e administrarles

conplimiento de justiçia. Los concejos implicados en el pleito —aun non lo

pudiendo nin deuiendo faser, porque estaban muy fatigados e destruydos—, pagaron

al noble lo que les pidió y ahora solicitaban su devolución, alegando que los

586
El señorío de Torralba y Beteta

contratos y obligaciones no valían ni debían valer, porque habían sido

otorgados por presiones y temores y porque estaban hechos sin licencia ni

consentimiento de la ciudad de Cuenca, cuyos vasallos fueron muy danificados:

los dichos conçejos no osaron pedyr justiçia çerca de todo lo suso dicho contra el dicho

Pedro Carrillo en su vida por el dicho miedo que dis que le tenían.

La ciudad presentó la correspondiente petición al Consejo informando de

lo que sucedía y éste mandó al corregidor de Cuenca que, una vez llamadas y

oídas las partes, impartiera justicia acerca de todo lo susodicho y conociera del

dicho negoçio fasta la conclusyón del dicho pleyto. Y estando el corregidor a punto

de emitir la sentencia interlocutoria, doña Mencía, esposa de Pedro Carrillo, y

Luis Carrillo, su hijo, obrretyçiamente, protestaron por tocar como dis que toca a la

dicha çibdad, ya que Alcantud, Cañizares y Arcos pertenecían a su tierra, y el

corregidor de Cuenca procedería de forma parcial en su favor180. Unos meses

después, doña Mencía y su hijo presentaron una carta de los monarcas por la

que se decía que el pleito había sido encomendado al corregidor de Huete, lo

que a su vez provocó la protesta de Cuenca, que lo consideraba un

grande agrauio e perjuiçio, asy por que dis quel dicho Pedro Carrillo era veçino

de la dicha çibdad de Cuenca, adonde primeramente la dicha cabsa estaua

pendiente como por quel dicho corregidor de Huete es persona muy fauorable a la

dicha doña Mencía e al dicho Luys Carrillo, su fijo, e su alcalde, a quien el dicho

corregidor dis que tyene cometydo el dicho pleyto, dis que fue criado del dicho

Pedro Carrillo, y el escriuano público ante quien el dicho proçeso pasa asy mismo

dis que fue su criado y su seruidor, e por que dis que el dicho corregidor, e

secretamente antes que el dicho pleyto se determynase, mandó a los dichos

180 Zaragoza, 5 diciembre 1493, AGS, RGS, fol. 60. La comisión fue encargada al
licenciado de Frías, corregidor de Huete, y la petición había sido presentada por Pedro
Sánchez de Betanzos, procurador de Luis Carrillo, cuyas son las villas de Torralua y
Beteta.

587
LOS ESTADOS SEÑORIALES

conçejos que pagasen los dichos çensos a la dicha doña Mençía e al dicho Luys

Carrillo, su fijo. Lo qual dis que ha fecho e fase contra justiçia e por los

fauoresçer, […] e jurauan y juraron que la dicha recusaçión e sospecha non la

ponían maliçiosamente.

Los monarcas mandaron al bachiller de Aguilera ir a Cuenca y a los lugares de

Alcantud, Cañizares, Fuertescusa, Arcos de la Sierra, e a otros lugares e partes que

vos veades que cunple e fuere neçesario y fagays traer ante vos todos los proçesos que

sobre lo suso dicho están pendientes ante el corregidor de Huete, a quien le fue

requerido que entregara la documentación pertinente de los pleitos en el estado

en el que están. Después, el bachiller —con el poder cumplido de los monarcas—

debía enviar o entregar ante el Consejo todos los pasos que hiciera, sin que el

corregidor de Huete entienda más, y una vez conclusos, se diera sentençia

defynitiva181.

El pleito se dilató durante los meses y años siguientes. Doña Mencía de

Mendoza alegó que el pago de los censos que reclamaba para sus hijos debía

cumplirse porque la sentencia fue favorable a ellos182, mientras los concejos

demandaron mayor celeridad al comisario encargado de dar término al

proceso, porque éste les pedía que le pagaran nuevos derechos, y solicitaron a

181 Medina del Campo, 26 abril 1494, AGS, RGS, fol. 102. El salario establecido para el
bachiller de Aguilera era de 250 mrs. diarios y el del escribano público 70 mrs. Sobre
este asunto, Luis Carrillo protestó que el pago de los salarios debía realizarlo la mitad
cada una de las partes, lo que fue admitido por los monarcas, Medina del Campo, 5
mayo 1494, AGS, RGS, fol. 253.
182 La qual dicha sentençia diz que pasó y es pasada en cosa juzgada, y nos suplicó le
mandásemos dar nuestra carta para vos, las dichas nuestras justicias, para que esecutásedes e
llevásedes a deuido hefeto la dicha sentençia e todo lo en ella contenido, Madrid, 17 octubre
1494, AGS, RGS, fol. 140. Don Fernando y doña Isabel mandaron que se analizara la
sentencia y se cumpliera si era cierto lo que exponía doña Mencía.

588
El señorío de Torralba y Beteta

los monarcas que les dieran una carta de emplazamiento contra doña Mencía de

Mendoza y Luis Carrillo, por quel dicho pleito no se auía determinado por el dicho

bachiller. Los monarcas ordenaron a doña Mencía y a su hijo que se presentaran

en el plazo de 20 días ante el presidente y los oidores de la Audiencia y la

Chancillería, por vos o por vuestro procurador sufiçiente con vuestro poder bastante183.

Doña Mencía dio una carta de procuración para Fernando de Bayona y

Beltrán de [¿?], a quienes otorgó su entero poderío con libre alvedrío para

representar a ella y a sus hijos Luis Carrillo e Isabel de Mendoza en cualquier

pleito, demanda, querella o contienda, en especial la causa que trataron Álvaro

Carrillo y Pedro Carrillo, su marido184. Mientras, los monarcas encomendaron

los procesos, autos, sentencias y cartas ejecutorias del pleito a Rodrigo de la

Fuente, contador del reverendísimo señor patriarca arçobispo de Seuilla, anulando los

anteriores. Los escribanos de cámara y del Consejo Real solicitaron a doña

Mencía de Mendoza toda la documentación y escrituras de los procesos, tras la

yguala e conveniençia entre las dichas partes fecha185. La tutela y cura de Luis

Carrillo se emitió en Tendilla el 27 de abril de 1495, ante Alonso Álvarez,

alcalde de Tendilla186.

183 Madrid, 26 noviembre 1494, AGS, RGS, fol. 166 y Madrid, 6 diciembre 1494, AGS,
RGS, fol. 193. El procurador de Alcantud, Cañizares, Fuertescusa y Arcos de la Sierra
que presentó esta petición fue Martín Carrasco.
184 Torralba, 6 octubre 1495, AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 6, doc. 41. Los
testigos de esta carta de procuración fueron Diego de Sahelices, Pedro Jiménez de
Acevedo y Gonzalo Pérez, vecinos de Torralba, y el escribano público de la villa, Pedro
Sánchez Perayle.
185 Guadalajara, 31 enero y 13 febrero 1497, AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 6,
doc. 40.
186 El documento de la tutela está inserto en confirmación de la escritura de transacción,
iguala y conveniencia, Burgos, 13 febrero 1497, AGS, RGS, fol. 1. Al emitir la tutela de
su hijo, Doña Mencía renunció a las segundas bodas y al auxilio.

589
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Todavía en 1498 consta que doña Mencía y sus hijos habían puesto

sospecha en el reuerendísimo obispo de Ávila, don Alfonso Carrillo, presidente de

la Audiencia de Ciudad Real, porque había estado de parte de Álvaro Carrillo

de Albornoz en el pleito contra Pedro Carrillo —su hermano— y sus hijos

planteado sobre el mayoradgo de la casa de Albornoz. Mandados a la Audiencia de

Valladolid los concejos de Alcantud, Cañizares, Fuertescusa y Arcos de la

Sierra, el secretario Alfonso Moreno, en representación de la ciudad de Cuenca,

alegó que auían reçebido mucho agrauio por que ellos estauan situados allende Taxo e

la dicha doña Mençía e sus fijos tenían sus fasiendas asimismo allende Taxo, de

manera que, según las ordenanzas de las audiencias, a ellos les correspondía

Ciudad Real para dirimir el conosçimiento de los pleytos e cabsas a ellos tocantes. Y

en el tiempo que empleaban en desplazarse a Valladolid y emitir sentencia,

aumentaban las rentas de los censos en poder de Gonzalo de Morillas, criado de

doña Mencía, quien había solicitado el cambio de audiencia por la sospecha de

la parcialidad del obispo abulense187. Los Reyes Católicos remitieron al

corregidor o juez de residencia de Cuenca la queja de la ciudad sobre las aldeas

de Alcantud, Cañizares y Arcos, que habían recibido grandes agravios de Pedro

Carrillo de Albornoz, ya difunto. Éste tenía una casa fuerte en Alcantud e fasta

dos vinadas de tierra, y temiéndose que Álvaro Carrillo, su hermano, ge la tomara, la

derribó. Álvaro Carrillo solicitó a los mencionados lugares unos censos de pan a

cambio188.

187 Alcalá de Henares, 28 febrero 1498, AGS, RGS, fol. 266. Gonzalo de Morillas, en cuyo
poder estaua el dicho secresto, non era criado de la dicha doña Mençía, saluo su vasallo, e onbre
llano e abonado, e avía dado fianças llanas e abonadas de acudir con el dicho secresto a quien por
nos fuese mandado.
188 Barcelona, 22 agosto 1498, AGS, RGS, fol. 129. Álvaro Carrillo cargó sobre los
lugares de Alcantud, Cañizares y Arcos çiertos çensos de pan diziendo que ge lo den porque
derribase la dicha casa fuerte.

590
El señorío de Torralba y Beteta

En los últimos años del siglo XV también se dilucidaron otros pleitos

entre el concejo de Cañizares y la ciudad de Cuenca. Así, el concejo de

Cañizares también poseía pacíficamente vn pedaço de término que es do dizen El

vasallo deslindado so çiertos linderos. En 1494 se dirigió a los Reyes expresando su

temor y recelo de que alguna persona le despojara de él y solicitando su amparo

en la posesión, objetivo concedido por aquellos, al ordenar a los regidores,

alcaldes y otras justicias de la ciudad de Cuenca que, si tenía justos e derechos

títulos, e sobre ello no ay pleito pendiente ni sentençia pasada ni cosa judgada, les

ampareys e defendays en la posesión del dicho término, y no fueran despojados ni

desapoderados189.

Sobre el despoblado de Palomares, por parte del conçejo e omes buenos de

Cañizares, se presentó una petición para guardar su derecho y posesión ante el

corregidor de Cuenca, que lo había arrendado en la época en que se cierran los

términos, por lo que han resçebido mucho agravio e daño:

De gran tiempo a esta parte, tanto que memoria de onbres non es en contrario,

han tenido y se han aprouechado de vn término despoblado que dizen Palomares,

que diz que es junto al término del dicho lugar Cañizares, arando e sembrando

en él por que allí tienen muchos de sus heredamientos e lo han paçido con sus

ganados, çerrando el dico término en el tiempo que los otros lugares de la dicha

çibdad çierran los suyos. El qual dicho término diz que ha tenydo e poseydo el

dicho conçejo syn contradicción de persona alguna, e que agora, vos, el dicho

nuestro corregidor junto con los regidores desa dicha çibdad, el año que pasó del

señor de mill e quatroçientos e noventa e quatro años arrendastes el dicho

término de Palomares en el tiempo que los términos están vedados por preçio e

quantía de mill mrs. E por que los veçinos del dicho lugar non podían beuir sin

el dicho término por cabsa que el término de Cañizares es muy poco, ouieron de

189 Medina del Campo, 4 marzo 1494, AGS, RGS, fol. 61.

591
LOS ESTADOS SEÑORIALES

tornarlo a arrendar del que lo arrendó de la çibdad, por más de dos mill mrs. E

que, non enbargante que por su parte aveys seydo muchas veçes requerido que

les guardasedes la posesión en que estauan, diz que non lo aveys querido ni

queredes faser, diziendo que mostradas la posesión en que estauan les fariades

justiçia190.

La ciudad de Cuenca trató pleito ante el bachiller Francisco Ortiz,

corregidor de Cuenca, contra el lugar de Cañamares, que fue de Pedro Carrillo

de Albornoz, sobre cierto término que había sido entrado y usurpado,

amparándose en una ley dada en las Cortes de Toledo. El concejo de

Fuertescusa, perteneciente a la jurisdicción conquense, protestó ante el Consejo

Real, porque la ciudad le había concedido ese término para que lo toviese e se

aprovechase dél como de cosa propia suya191.

Otro pleito enfrentó a la villa de Torralba frente a ciertos concejos de la

tierra de Cuenca —El Villar, Bólliga, Arrancacepas, Albalate y Valborraz— por

la posesión de unos heredamientos., sobre razón de la posesión de çiertos

heredamientos e tierras e sobre otras cabsas e rasones en el proçeso del dicho pleyto

contenidas192.

Álvaro Carrillo de Albornoz, cuya es la villa, casa e solar de Albornoz,

presentó una relación ante el Consejo Real diciendo que algunos vecinos de

Villarejo de Fuentes le tenían tomadas y ocupadas muchas tierras que le

pertenecían, las quales diz que le entiende pedir y demandar. Y como en la dicha

villa había personas que son muy viejos, podían corroborar el derecho que

190 Madrid, 4 abril 1495, AGS, RGS, fol. 157.


191 Valladolid, 18 febrero 1496, AGS, RGS, fol. 68.
192 Don Fernando e doña Ysabel, etc., a vos, el nuestro presidente e oydores de nuestra
Avdiençia e Chançillería de Çibdad Real […], por algunas cabsas e razones que a ello nos
muebe, mandamos que veades el proçeso del dicho pleyto e lo tomedes en el estado en que está,
Madrid, 19 mayo 1495, AGS, RGS, fol. 350.

592
El señorío de Torralba y Beteta

defendía en un interrogatorio que debería presentar ante el corregidor de

Huete, para guarda de su derecho ad perpettuam rrey memoriam193.

193 Burgos, 22 enero 1497, AGS, RGS, fol. 240.

593
Otros señoríos

8. OTROS SEÑORÍOS

8.1 EL SEÑORÍO DE LA VENTOSA

El patrimonio inicial del señorío

El señorío de La Ventosa, enclavado en la tierra de Huete, quedó

conformado con la licencia concedida por Juan II en 1407 para la fundación del

mayorazgo a favor de Juan de Sandoval y Gutierre, su hijo mayor194. El

mayorazgo estaba compuesto por la villa de La Ventosa con la casa y la

fortaleza, y con la justicia y jurisdicción civil y criminal alta y baja, y mero mixto

imperio, y con los pechos, derechos y rentas de todo ello y con todo lo

perteneciente al señorío de ello. Además, incluía el Villarejo de la Vega y las

heredades que sus predecesores dejaron por mayorazgo, con todas las fuerzas,

vínculos y firmezas contenidas195. A lo largo del siglo XV el patrimonio señorial

apenas se alteró y los miembros del linaje Sandoval disfrutaron de cierta

notoriedad política y social en el ámbito local de Huete, donde residieron

habitualmente y desempeñaron el oficio de guarda mayor de la ciudad.

Las relaciones de vecindad entre Huete y La Ventosa generaban algunos

conflictos por el aprovechamiento de determinados bienes comunales. En

ocasiones, vecinos de la villa de Huete y su tierra acudían a los lugares de los

hijos de Gutierre Díaz de Sandoval y de los herederos de Alfonso Muñoz, a

quitarles ganados y prenderles a los hombres y las bestias cuando los hallaban

en el término de la dicha villa paciendo o sacando pan o leña196.

194 Segovia, 15 octubre 1407, AHN, CONSEJOS, leg. 37.789, nº 5.692, fols. 4-5.
195 Huete, 12 mayo 1500, AHN, CONSEJOS, leg. 37.789, n.º 5.692, fol. 53r-v.
196 Valladolid, 20 noviembre 1410, RAH, Salazar y Castro, M-9, fol. 310 r-v. Constanza
de Villena —señora de Valdeolivas, Alcocer y Salmerón— exponía esta queja a la reina

595
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Alrededores del
término de La
Ventosa, en los que
predominaba la
economía agrícola.

El mayorazgo de Juan de Sandoval

Juan de Sandoval dispuso el mayorazgo del linaje en 1407 para su hijo

Gutierre de Sandoval, compuesto por su lugar de La Ventosa, con las heredades

que allí tenía, con todos los vasallos, señorío, rentas, pechos y derechos, y con

su lugar de Villarejo de la Vega, que fue de Alonso Fernández, y las Peñas de la

Vega. Seguiría la línea sucesoria habitual de Gutierre Sandoval, y si ésta no

pudiera, la herencia recaería en sus otros hijos: Alfonso Sandoval, García de

Sandoval o doña Guiomar. A Gutierre también dejaba las casas de morada de

Huete y 6.000 mrs. que tenía por merced del rey, que se los mandara librar. El

resto de bienes que poseía en Huete los debían partir Alfonso y García, y no los

otros. A doña Guiomar le había dado 50.000 mrs. por su casamiento y ya había

recibido la herencia de doña Juana, que le había mandado renunciar a la suya.

Para Catalina, su hija monja, dejaba diversos objetos de su ajuar: la manta

nueva de Toledo, una colcha blanca del almolán, dos tapetes de los mejores que

Leonor, y comentaba que sucedía en los lugares que también pertenecieron a la


jurisdicción de la villa de Huete y eran ahora de señorío.

596
Otros señoríos

tenía, dos pares de sábanas de lino, un alfamar197 grande y tres almirelas.

Además, encargaba a Gutierre que quedara en cargo de ella para ayudarla en lo

que hubiere menester. Asimismo, deseaba que fuera monja por su voluntad y la

de su madre. También quedaba establecido que sus hermanos dieran el día que

él falleciese 10.000 mrs. a Catalina para su mantenimiento: Gutierre 4.000,

Alfonso 3.000 y García 3.000198.

Alejo de Sandoval, acuerdos y pleitos en el último cuarto del siglo XV

Pedro de Acuña, conde de Buendía, y Alejo de Sandoval, vecino de

Huete y guarda mayor de la ciudad y su tierra, hicieron un compromiso entre sí

en 1480 porque se esperaban pleitos por la heredad de Palomarejos y los

molinos de Caracenilla del Río, sobre los que Alejo de Sandoval hizo cierto

compromiso con su dueño Juan de Heredia, de quien el conde de Buendía, a su

vez, los había comprado. Para evitar gastos y pleitos hicieron —el conde estaba

representado por su procurador y mayordomo Alfonso García Romo— firme y

valedero compromiso en manos del doctor Alfonso Díaz de Montalbo y el

bachiller Gómez de la Muela, jueces para el apeamiento de la heredad. Se

esperaba debate e contienda porque la sentencia fue perjudicial para el conde y,

conocida la voluntad del dicho señor conde, y afección y amor que el dicho Alejo de

Sandoval tiene, determinaron:

- Que el apeamiento, determinación e inventario hecho de las heredades ante

Juan García Izquierdo, no quede su contradicción al conde.

197 El alfamar era una manta encarnada de origen musulmán.


198 Huete, 9 enero 1407, AHN, CONSEJOS, leg. 37.789, nº 5.692, fols. 6-8. Los
testamentarios de Juan de Sandoval fueron doña Catalina, su mujer, y doña Sancha, su
hermana, para que tuvieran el usufructo del patrimonio familiar hasta que sus hijos
cumplieran veinte años de edad.

597
LOS ESTADOS SEÑORIALES

- Que la dehesa que estaba en término de Palomarejos quedara para los

vecinos moradores y renteros de Palomarejos y Caracenilla, y no la pudieran

vender ni arrendar unos sin otros.

- Que el prado que estaba en par de Palomarejos, de tal suerte que parte de él

era de cada uno de los señores, se determinara y amojonara por Pedro Alfón

y Juan de Palomarejos, vecinos de Palomarejos, y Pedro Sánchez y Pedro

Fernández, vecinos de Caracenilla199.

La documentación recoge diversos datos relacionados con robos de

ganado. En el tiempo de la guerra que se fasía contra Lope Vásques por mandado de sus

altezas, el Pedroso y los Belveres y otros con ellos, robaron a Alejo de Sandoval

ciertos bueyes y reses vacunas, de los quales a mi no se me recuerda quántos fueron,

y sobre esto su mujer doña María mandó traer cierto ganado cabrío del

mencionado Pedroso, por lo que le encomendaba en su testamento a averiguar

la cantidad de ganado que le robaron y cuánto fue lo que ella trajo, y pagara lo

que demás valía200.

Bartolomé Sánchez de Higuera, vecino de La Ventosa, manifestó en 1494

que él vivió con Gutiérrez de Sandoval, vecino de Huete, durante un año y

cumplido ese tiempo, además de no quererle pagar la soldada cuando se quiso

despedir, le tomó sesenta cabezas de ganado, ovejas y carneros, y que fasta el día

de oy nunca se las ha querido pagar ni la soldada. De ello se quejó al corregidor que a

la sasón hera de la dicha çibdad, puede aver siete años poco más o menos, y nunca le

había sido hecho cumplimiento de justicia. Asimismo, sirvió junto a su hijo a

Alonso de Cuenca, vecino de Huete, un año y ocho meses, por presçio e contía de

3.500 mrs. Al morir Alonso de Cuenca quedaron sus herederos en pagarle, y el

heredero principal Juan de Cuenca, que biue con el dicho Gutierres de Sandoval, dis

199 Huete, 8 marzo 1480, RAH, Salazar y Castro, M-40, fols.4r-5v.


200 Huete, 12 mayo 1500, AHN, CONSEJOS, leg. 37.789, n.º 5.692, fol. 53r.

598
Otros señoríos

que se lo pone a pleito e le ha hecho gastar más de 1.500 mrs. syn el trabajo que ha

perdido de su fasienda, y si así pasase recibiría mucho agravio y daño, por lo que

suplicó que le proveyeran con remedio de justicia201.

Alejo de Sandoval disponía en su testamento que el mayorazgo que él

había recibido de su padre y su abuelo, fuera transmitido a su hijo primogénito

Gutierre de Sandoval. Además, recibió la heredad de Jabalera que su abuelo

Gutierre de Sandoval dejó encensada, así como las casas donde moraba en

Huete, que había comprado a los herederos de Alvar Rodríguez de Ayllón, con

todos los edificios que en ellas estaban construidos. Gutierre de Sandoval debía

quedar con esto contento, e non pida ni pueda pedir cosa alguna de los otros bienes

partibles a su madre y hermanos. De los lienzos, marcos de plata y otras cosas que

su hijo Gutierre había traído de la feria de Medina, lo qual todo entiendo e creo que

le tengo pagado según mi conciencia, si él no estuviera de acuerdo, que diera

cuenta de lo que trajo y lo que costó cada cosa, y se viera en un memorial escrito

de su mano202.

Como había recibió 150.000 mrs. con su mujer doña María Portocarrero,

Alejo de Sandoval exponía que le pertenecía la mitad de los bienes mejorados

durante el matrimonio: todos los bienes muebles, ganados y heredamientos

comprados en Caracena, tanto los de Belveres como del bachiller Martín del

Castillo, y los molinos que allí edificaron, y las casas principales de la ciudad de

Huete que dejaba para el mayorazgo, y el molino y los molinos que compró en

Huete, en enmienda de todo esto e de las arras que le mandé a el tiempo que con ella

casé. La voluntad de Alejo era que ella tuviera todos los bienes partibles, así

201 Madrid, 26 septiembre 1494, AGS, RGS, fol. 317. Don Fernando y doña Isabel se
dirigieron al corregidor de Huete o a su alcalde.
202 Huete, 12 mayo 1500, AHN, CONSEJOS, leg. 37.789, n.º 5.692, fols. 52v-53v.

599
LOS ESTADOS SEÑORIALES

patrimoniales como mejorados. Estos bienes no podían venderse ni empeñarse

salvo para casar a alguna de sus hijas203.

Otro vecino de La Ventosa debía recibir el pago de una deuda por parte

de Juan de Cuenca y Egas de Sandoval en 1496204.

La transmisión del mayorazgo de Gutierre de Sandoval

En el testamento de don Gutierre de Sandoval, guarda mayor de la ciudad

de Huete, y de doña Elvira de Quiñones su mujer, otorgado en La Ventosa, 4 de

septiembre de 1506, su hijo legítimo Juan Baptista de Sandoval, recibía la villa

de La Ventosa con todos sus vasallos, pertenencias, rentas, posesiones, y con el

señorío y la jurisdicción, y con todos su pechos y derechos, junto al lugar del

Villarejo de la Vega y con las Peñas de la Vega, y con todo lo que pertenecía al

mayorazgo, según que él lo había heredado de su padre Alejo de Sandoval, y

así lo tuviera su hijo Juan Hurtado de Sandoval por juro de heredad para

siempre jamás, y después de él su hijo mayor legítimo y la sucesión habitual

que favorecía la primogenitura masculina. Otra disposición especificaba que no

le entregaran el mayorazgo con las mencionadas posesiones mientras su hijo no

alcanzara los veinticinco años de edad.

Si alguna cosa se hubiera mejorado después de ordenar este mayorazgo,

como molinos, tierras u otros bienes partibles, debía darse la mitad a su mujer

doña Elvira de Quiñones y repartirse la otra mitad entre sus hijos. Asimismo, de

las rentas que rindieran las posesiones del mayorazgo, se entregaría la cantidad

del casamiento con Elvira de Quiñones, y si rentara más el mayorazgo, que no

203 Ibidem, fol. 55v.


204 José M.ª SÁNCHEZ BENITO, “El poder en una pequeña ciudad castellana: el ejemplo
de Huete en el siglo XV”, ob. cit., p. 193.

600
Otros señoríos

le fuera pedido ni demandado hasta que cumpliera 25 años, so pena de mi

maldizión.

Doña Elvira de Quiñones fue designada como tutora y curadora tanto de

Juan Bautista como de los otros hijos, para que ella gobernara y proveyera el

mayorazgo y toda su hacienda, por lo que su marido la rogaba aceptar este

cargo hasta que superara la mayoría de edad. Además, debía mantener a Busto

por alcaide de esta casa como siempre lo ha sido y reciba del juramento y pleito

homenaje según que los alcaides lo suelen fazer, y que su hijo tomara a Pedro de

Busto como alcaide cuando alcanzara los 25 años de edad, por ser hombre de

quien bien se puede fiar todo e por muchos cargos que del tengo205.

205 La Ventosa, 4 septiembre 1506, AHN, NOBLEZA, Priego, C. 2, D. 17.

601
LOS ESTADOS SEÑORIALES

8.2 CONSTITUCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL

MARQUESADO DE MOYA

La villa de Moya —de gran connotación estratégica al estar ubicada cerca

de la frontera castellano-aragonesa— fue otorgada por Enrique II como merced

regia a Alvar García de Albornoz, confirmada en las Cortes de Soria de 1375,

cuyo linaje mantuvo efímeramente el dominio señorial. Durante el reinado de

Juan I el concejo de Moya pagó diez mil florines a cambio de volver a la

jurisdicción realenga, pero Enrique IV la concedió a Andrés de Cabrera en 1463.

Isabel de Castilla confirmaría esta donación en 1475, en agradecimiento a los

servicios políticos del mayordomo206.

El patrimonio señorial de Andrés de Cabrera y doña Beatriz de Bobadilla

comprendía dos zonas geográficas muy alejadas, la villa de Moya y su tierra, en

el obispado conquense, y los sexmos de Casarrubios y Valdemoro,

pertenecientes a la tierra de Segovia (hoy a la actual provincia de Madrid). Nos

centraremos exclusivamente en el estudio del señorío jurisdiccional de Moya,

cuyas rentas territoriales son las habituales de esta tipología, incluidos los

derechos de tránsito (puerto y portazgo) y la explotación maderera de los

pinares de su entorno, bien como propietarios o arrendadores, bien como

beneficiarios de sus derechos señoriales207.

Andrés de Cabrera, mayordomo de Enrique IV y del Consejo Real,

recibió en 1473 la donación de las rentas reales de la villa de Moya, así como sus

diezmos, aduanas, el paso de ganado y las alcabalas, tercias, servicio y

206 M.ª Pilar MOLINA GUTIÉRREZ, Origen del señorío de los Cabrera y posesiones en la zona de
Madrid: el marquesado de Moya, ob. cit., pp. 228-238.
207 Ibidem, pp. 292-295.

602
Otros señoríos

montazgo208. Posteriormente recibió la confirmación de 20.000 mrs. de juro de

heredad que tenía situados en Cuenca:

Por quanto vos, Andrés de Cabrera, mayordomo del señor rey don Enrrique,

nuestro hermano, que santa gloria aya, e del nuestro Consejo, nos fesistes

relaçión que vos teníades por vna carta de preuillejo del dicho señor rey nuestro

hermano, sellada con su sello de plomo e librada de los sus contadores mayores,

veynte mill mrs. de juro de heredad para siempre jamás con ciertas facultades

sytuadas en çiertas rentas de alcabalas e terçias de la çibdad de Cuenca e su

partido, suplicándonos e pidiéndonos por merçed que vos mandásemos dar e

diésemos nuestra carta de confirmaçión de los dichos veynte mill mrs. de juro de

heredad, según e por la forma e manera que en la carta de preuillejo que dello

tenes se contiene. E nos, acatando los muchos e buenos y leales seruiçios que nos

avedes fecho asy en el tiempo que éramos prínçipes como después que reynamos,

e los gastos e trabajos que por nos seruiaues fecho e se vos han seruido fasta aquí

e en alguna henmienda e renunsiaçión dellos e por faser bien bien e merçed a vos,

el dicho mayordomo, touímoslo por bien. E por la presente, de nuestra çierta

çiençia e motu propio e poderío real absoluto, vos confirmamos e loamos e

aprouamos la dicha carta de preuillejo de los dichos veynte mill mrs. de juro con

todas las facultades en ella contenydas209.

La reina Isabel ratificó en 1476 la ración de 25 mrs. que Fernando de

Priego, criado del mayordomo Andrés de Cabrera, recibía de Enrique IV por el

oficio de repostero de camas210.

208 Ibidem, p. 297. Estas rentas, no obstante, quizás solo fueron disfrutadas hasta la
confirmación de 1475 por parte de doña Isabel.
209 5 noviembre 1475, AGS, RGS, fol. 711.
210 Tordesillas, 29 julio 1476, AGS, RGS, fol. 496. La reina pedía a los contadores
mayores que asentaran en sus libros a Fernando de Priego para que obtuviera su ración

603
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Ruinas de la fortaleza de Moya.


© Daniel Portillo Vicente

Otra merced regia concedida al mayordomo Andrés de Cabrera fueron

los bienes confiscados por privación de qualesquier casas, e heredamientos, e tierras,

e molinos e otros bienes e mrs. de juro e de por vida que Diego Maldonado e doña María

de Tapia su muger, tienen en qualquier manera. El mayordomo tenía los alcázares

de Segovia por los Reyes Católicos, en los que estaba la princesa Isabel, y Diego

Maldonado y su mujer doña María de Tapia, pospuesta la lealtad e fidelidad que

nos deuían, quisieron tomar el alcázar y apoderarse de ella,

lo qual su mal propósyto pusyeron en obra por la qual cayeron en aleuen e

trayçión, y han perdido sus bienes muebles e raíces y semovientes y cualesquier

mrs. de juro de heredad e de por vida que tuvieran, hacemos merced por juro de

desde primer día de enero deste presente año de la fecha deste mi alualá e dende en adelante en
cada vn año, segund e quando libraredes a las otras personas las semejantes raçiones que de mí
tienen.

604
Otros señoríos

heredad por siempre jamás de las casas e huertas e tierras de pan leuar e molinos

e dehesas e prados e pastos en la ciudad de Segovia y su tierra.

Y así, los dichos bienes quedaron asentados en los libros de los contadores

mayores a favor de Andrés de Cabrera211.

Andrés de Cabrera recibió en 1489 dos importantes juros de heredad:

uno de 480.000 mrs. situado en las alcabalas de la villa de Moya y su tierra, y

otro de 580.000 mrs. en los diezmos y aduanas de dicho lugar, fronterizo entre

los reinos de Castilla y Aragón. De esta forma quedaba también plasmada la

dualidad fiscal, real y señorial, de la villa de Moya, a la vez que se consolidaba

económicamente el señorío concedido al matrimonio Cabrera-Bobadilla212.

El castillo de Moya estaba situado en una zona estratégica entre lso reinos de Castilla y Aragón.
© Daniel Portillo Vicente

211 Madrid, 27 marzo 1477, AGS, RGS, fol. 195. Maldonado promovió el levantamiento de
la población segoviana contra el mayordomo un año antes.
212 M.ª Pilar MOLINA GUTIÉRREZ, Origen del señorío de los Cabrera y posesiones en la zona de
Madrid: el marquesado de Moya, ob. cit., pp. 298-301. Andrés de Cabrera y Beatriz de
Bobadilla recibieron diversos juros y mercedes periódicos desde 1464, ibidem, 307-312.

605
LOS ESTADOS SEÑORIALES

8.3 EL SEÑORÍO DE VALDECABRAS Y LAS MAJADAS

Patrimonio territorial y usurpaciones jurisdiccionales

La documentación de la década de los años setenta del siglo XV menciona

a Pedro de Barrientos como señor de Las Majadas y Valdecabras; la jurisdicción

de Las Majadas quedó adscrita a su dominio al casarse con María de Mendoza,

hija de los señores de Cañete, al aportarla como dote213.

Desde su señorío serrano de Valdecabras, Pedro de Barrientos usurpó

términos jurisdiccionales de la ciudad de Cuenca, co cuyos términos colindaba.

En 1477 el concejo de Cuenca emitió una sentencia contra Pedro de Barrientos.

El doctor Pedro Sánchez de Frías, del Consejo Real y juez comisario nombrado

por la reina para restituir los términos que la ciudad tenía ocupados, se encargó

de la causa. Juan de Torralba, procurador síndico de Cuenca, le acusaba de no

tener título alguno sobre el lugar de Enguídanos y su fortaleza, ocupados por

Pedro de Barrientos por propia autoridad, llevándose ynjusta y forçosamente los

pechos y derechos que pertenecían a la ciudad. Don Pedro replicó que si la

ciudad le pagaba las costas que había hecho su padre y él mismo en la fortaleza,

la dejaría en poder de Cuenca. La ciudad no estaba dispuesta a asumir esos

gastos fechos con mala fe e contra su voluntad.

Pedro de Barrientos, que era regidor de la ciudad, contestó que para

conocer la pura e verdadera intençión del obispo Lope de Barrientos, él nunca

tomó con violencia la fortaleza y lugar de Enguídanos, sino que los monarcas

encomendaron al obispo la guarda y defensa de Cuenca y su comarca,

procediendo çerca dello en todas las cosas quel viese e entendiese ser conplideras a su

seruiçio: por ello mandó tomar la fortaleza de Enguídanos y repararla. Enrique

213 Segovia, 30 (sic) febrero 1475, AGS, EMR, Mercedes y Privilegios, leg. 60, fol. 27.
Sobre el contenido de la dote ver 9 enero 1470, RAH, Salazar y Castro, M-71, fols. 26r-
28v.

606
Otros señoríos

IV, a la muerte del obispo, proveyó a Pedro de Barrientos del corregimiento de

Cuenca, por lo que tomó la fortaleza a su servicio y gastó en ella grandes

cantidades a pesar de los inconvinientes, daños, males, robos y muertes

acaecidos en los tienpos pasados de las grandes guerras, logrando que ningún

adversario del monarca pudiera ocuparla. Pedro de Barrientos solicitó la

devolución de las grandes sumas y cuantías de mrs. y reiteró que él no tenía la

fortaleza tomada por la fuerza, sino que había hecho pleito homenaje a los

monarcas y la tenía como regidor de Cuenca. También pidió que le alzaran,

relevaran y quitaran los plazos y las penas impuestos por la ciudad. El doctor

Sánchez de Frías le pidió que hiciera el pleito homenaje en manos de García de

Alcalá, regidor de la ciudad; después le instó a prometer como caballero y

hombre hidalgo la defensa de la fortaleza, el hospedaje de los reyes y la entrega

del castillo —una vez le devolvieran lo que su padre Lope de Barrientos había

gastado—, lo que fue prometido y otorgado tres veces, segúnd que era fuero e

costunbre214.

El doctor Pedro González de Briviesca, del Consejo Real, fue

encomendado para ir a la ciudad de Cuenca y su tierra y restituir todos los

términos y fortalezas tomados por determinados caballeros, por lo que apremió

a Pedro de Barrientos a entregar la fortaleza de Enguídanos. La reina Isabel, que

previamente había solicitado al bachiller Juan de Paz, corregidor de Cuenca, la

demolición de este castillo y otros, decidió que Pedro de Barrientos conservara

214 La sentencia condenaba a Pedro de Barrientos a que, libre e desenbargadamente, dentro


de seys días primeros syguientes dexe e restituya la posesión de la dicha fortalesa e lugar de
Enguídanos a la dicha çibdad o a quien su poder ouiere, con todos los frutos e pechos e derechos
que ha lleuado después que la tyene, Cuenca, 11 agosto 1477, AMC, leg. 59, exp. 7, fols. 2r-
v. El 16 de agosto le fue notificada la sentencia a Pedro de Barrientos, que la apeló ante
la reina y el 22 presentó su respuesta, ibidem, fol. 4v-6v. Finalmente, Enguídanos quedó
reintegrado a Cuenca por un privilegio guardado en el arca el 4 de septiembre de 1477,
ibidem, fol. 3r-v.

607
LOS ESTADOS SEÑORIALES

la fortaleza hasta que la ciudad de Cuenca le pagara los gastos realizados en ella

por su padre Lope de Barrientos, que la tuvo más de quince años, y por él

mismo, desde el fallecimiento de aquél. Asimismo, quedaba exonerado de

cualquier pena que le fuera impuesta por el concejo215.

Pedro de Barrientos fue apoyado por el concejo de Cuenca en una misiva

que éste envió a los reyes Fernanado e Isabel, donde protestaban por la

reducción de un juro que había pertenecido a su padre, el obispo Lope de

Barrientos216. Poco después la ciudad comunicaba a Pedro de Barrientos el envío

del regidor Juan Álvarez de Toledo, pidiendo que le prestara su ayuda con los

del Consejo Real y con los procuradores que estaban reunidos en Cortes217.

En la última década del siglo XV los Reyes Católicos le habían concedido

a Pedro de Barrientos junto a la villa de Requena una merced regia de unas

salinas en este lugar. El concejo de Requena se había quejado porque habían

hecho cierta contratación con Aries Martínez de Burgos, procurador de don

Pedro de Barrientos, de cómo se auía de comer en la dicha villa la sal de unas salinas

que don Pedro y la villa tienen por merced regia de los Reyes Católicos, pero el

noble conquense, no lo podiendo ni deuiendo faser, pretendía ir y pasar contra el

dicho asiento y concordia hecho entre la villa y su procurador. Los monarcas

mandaron revisar el asiento para que la villa de Requena no recibiera agravio218.

215 Sevilla, 1 mayo 1478, AGS, RGS, fol. 108, publ. Ángel MARTÍNEZ CASADO, Lope de
Barrientos. Un intelectual de la corte de Juan II, Salamanca, 1994, doc. 36, pp. 295-297. Los
gastos que montaron las lauores e hedefiçios e rreparos fechos en la dicha fortaleza debían ser
tasados por dos maestros e ofiçiales que dello sepan, tomados para ello el vno por la dicha
çibdad e el otro por vos.
216 Cuenca, 27 mayo 1479, AMC, leg. 201, exp. 1, fols. 104v-105, cit. César OLIVERA
SERRANO, “Inventario de la documentación medieval…”, ob. cit., doc. 249, p. 401.
217 Cuenca, 2 junio 1480, AMC, leg. 201, exp. 3, fol. 10, cit. ibidem, doc. 261, p. 404.
218 Sevilla, s. f. abril 1491, AGS, RGS, fol. 181. Esta ynçatiua se envió a don Francisco de
Bazán, corregidor de Requena y a su alcalde.

608
Otros señoríos

Otro testimonio documental es un emplazamiento contra don Pedro de

Barrientos, vecino y regidor de Cuenca, acaecido en 1495. Alfonso de Alcalá, como

procurador de don Esteban de Guzmán, señor de las villas de Orgaz y

Santolalla, presentó ante el Consejo Real una relación diciendo que

puede aver diez meses q el dicho don Esteban sin su licencia ni consentimiento e

siendo él ausente e ignorante dio su poder a Hernán Pérez de Villalobos, alcayde

de Santa Olalla para que pudiese vender una quinta aprte de la villa de Portilla,

que es en los obispados de Cuenca, con los mrs. del censo y tributo y juros y

heredades con todas con todas las otras cosas a la jurisdicción y señorío de la

villa que el tenia e ovo heredado de don Alvar Pérez de Guzmán, su padre, e de

doña Leonor Carrillo, su madre, en la ciudad de Cuenca y su tierra, e

jurisdicción por cuantía de 119.000 mrs. E q el dicho alcalde dio por virtud del

poder la quinta parte de la villa e bienes raíces a vos, el dicho Pedro de

Barrientos,

pero que se había hecho sin autoridad del procurador219.

Otro conflicto del que hay constancia a finales del siglo xv es el referente

a Pedro de Alcalá, vecino de Cuenca y regidor, que poseía un heredamiento que

confina con çiertos logares de la dicha çibdad, e con Valdecabras, que es de Pedro de

Barrientos, quien le tenía ocupada contra razón una parte del dicho

heredamiento y pedía se lo restituyera220.

219 Madrid, 14 abril 1495, AGS, RGS, fol. 283.


220 Valladolid, 17 septiembre 1498, AGS, RGS, fol. 92. La misiva delegaba el asunto en el
corregidor o juez de residencia de Cuenca.

609
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Los señoríos abulenses de Pedro de Barrientos

Lope de Barrientos fundó el mayorazgo de Torralba—que se solía llamar

Añachieles— y San Pedro de Añachieles, lugares situados en la ribera del río

Zapardiel, en la tierra de Arévalo, a favor de su hijo Pedro del Águila, que

adoptó el nombre de Pedro de Barrientos, en 1466. Pedro del Águila era un

criado del conde de Alba que se crió con el obispo. Vendió el mayorazgo de

Torralba por vivir habitualmente en Cuenca y haber sido sus posesiones

saqueadas, la fortaleza asaltada y su alcaide asesinado. García Álvarez de

Toledo y Alonso de Fonseca obtuvieron tales bienes por una cantidad total de

524.248,5 mrs.221.

El concejo y hombres buenos de Zapardiel, lugar que pertenecía a la

jurisdicción de Ávila, se quejaron porque Pedro de Barrientos tenía entrados y

ocupados sus términos y los arrendaba. El concejo interpuso una demanda por

infringir la ley de Toledo y, aunque obtuvo una sentencia favorable, ésta no se

ejecutó. Pedro de Barrientos había construido una casa en Zapardiel para beuir e

morar, y había comprado una yunta de heredad y tenía acensada otra yunta de

un vecino. Según el testimonio del concejo, a pesar que le habían requerido les

dejara las mencionadas yuntas e que ellos le quieren pagar lo quel dio por ellas, no se

lo había querido devolver por hacerles mal y daño, poniendo a ello escusas e

dilaçiones indeuidas. También fue acusado Pedro de Barrientos de prendar al

alcalde y a 18 hombres de la villa porque habían entrado en el monte y les

llevaron muchas costas de más e allende de dos mill mrs.222.

221 AGS, EMR, Mercedes y Privilegios, leg. 60, fol. 27.


222 Santa Fe, s. f. abril 1492, AGS, RGS, fols. 216 y 323. La cartas van dirigidas al
licenciado de Santisteban, corregidor de Ávila. El segundo documento inserta una carta
emitida por los monarcas en Jaén, el 15 abril de 1489, en la que se ordenaba a las
personas que habían tomado montes, términos, dehesas y otros heredamientos a la
ciudad de Ávila, cometían agravio y debían vender todos esos términos a la Corona.

610
Otros señoríos

Durante estos años hay constancia de que Pedro de Barrientos debía

tener algunos intereses en Ledesma, lugar en el que abofeteó en el carrillo

izquierdo a Juan Jiménez, vecino del lugar. Ante su ausencia y rebeldía,

llamado por tres pregones, fue condenado a que se le cortara la mano derecha

con la que había cometido el delito. Un año después de emitida la sentencia,

ésta no había sido ejecutada porque Pedro de Barrientos era onbre recto

ynparentado, y si fuera de la jurisdicción de Ledesma le quisiesen prender non ge lo

consentería e le defendería223.

223 Olmedo, 22 marzo 1493, AGS, RGS, fol. 362. Los reyes don Fernando y doña Isabel
se dirigieron al justicia mayor, alcaldes de la casa, corte y chancillería regias, a los
corregidores, alcaldes, alguaciles y otras justicias de la ciudad de Trujillo y la villa de
Ledesma. Su mandato solicitaba la ejecución de la sentencia en la persona y bienes de
Pedro de Barrientos, y que la justicia de Ledesma, Bermellar y Yecla, u otras personas
de la comarca, le prendiera y le llevara ante la corte regia.

611
LOS ESTADOS SEÑORIALES

8.4 LOS SEÑORÍOS DEL SUR DEL OBISPADO DE

CUENCA

Belmonte y el marquesado de Villena

El marquesado de Villena224 se extendía por las tierras del sur del

obispado de Cuenca, y a su señorío pertenecían Belmonte, La Osa, Monreal, Los

224 De la prolija bibliografía generada sobre el señorío de Villena, destaca el Congreso de


Historia del señorío de Villena, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, 1987; de
entre sus aportaciones, interesa destacar aquí, por sus connotaciones geográficas, la
comunicación de Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS, “Las tomas de posesión bajomedievales y
la ideología feudal. La incorporación de la tierra de Alarcón al Marquesado de
Villena”, pp. 349-356. Asimismo, sobresale el reciente estudio, fruto de su tesis
doctoral, de Jorge ORTUÑO MOLINA, Realengo y señorío en el Marquesado de Villena.
Organización social y económica en tierras castellanas a finales de la Edad Media (1475-1530),
Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 2005. De este mismo autor, la comunicación “Las
rentas señoriales de la casa de Pacheco en el Señorío de Villena en el tránsito de la
Edad Media a la Moderna”, en Francisco José Aranda Pérez (coord.), El mundo rural en
la España moderna. Actas de la VII Reunión científica de la Fundación Española de Historia
Moderna, Universidad de Castilla-La Mancha, 2004, vol. 2, pp. 1185-1202. Otros muchos
investigadores se han acercado al análisis del señorío de Villena, como Aurelio PRETEL
MARÍN, “En torno a la incorporación del Marquesado de Villena a la Corona castellana
en 1395”, Al-Basit: Revista de Estudios Albacetenses, 6, (1979), pp. 163-176; Rogelio PÉREZ
BUSTAMANTE GONZÁLEZ, “Ordenamiento de las tasas y derechos del Marquesado de
Villena (1380)”, Medievalia. Estudios dedicados al Profesor Frederic Udina i Martorell, 10
(1992), vol. IV, pp. 327-350; Alfonso FRANCO SILVA, “Jorquera y Alcalá del Río Júcar a
fines del Medievo: dos villas del marquesado de Villena”, Miscelánea Medieval
Murciana, 18 (1993), pp. 23-38; Aniceto LÓPEZ SERRANO, “En torno a los problemas y
confusión jurídica en la posesión del señorío de Villena (s. XI y XVI)”, Miscelánea
Medieval Murciana, 21-22 (1997), pp. 171-214; Aurelio PRETEL MARÍN y Miguel
RODRÍGUEZ LLOPIS, El señorío de Villena en el siglo XIV, Diputación de Albacete, 1998;
Rodrigo DE LUZ LAMARCA, El Marquesado de Villena o el mito de los Manuel, Cuenca,
Diputación Provincial, 1998.

612
Otros señoríos

Hinojosos, Minaya, Villagordo, Almonacid y Villarejo de la Peñuela225. Durante

el siglo XV sus titulares —el linaje Pacheco, originario de Portugal— tuvieron

gran protagonismo en la historia política del reino castellano en las guerras

civiles frente a la monarquía226. Juan Fernández Pacheco, recompensado por el

monarca castellano Enrique III, recibió el señorío de Belmonte en 1398, con sus

aldeas de Osa, Monreal e Hinojosos. En 1425 su hija María Pacheco, casada con

Alonso Téllez de Girón, heredó el señorío. El mayorazgo para el primogénito de

este matrimonio, Juan Pacheco, quedó constituido en 1429. Este personaje

realizó una brillante carrera política que le condujo a la obtención del

marquesado de Villena en 1445.

Castillo de Belmonte. © Diputación Provincial de Cuenca

225 José M.ª SÁNCHEZ BENITO y Yolanda GUERRERO NAVARRETE, Cuenca en la Baja Edad
Media..., ob. cit., p. 72.
226 Luis SUÁREZ FERNÁNDEZ, Nobleza y monarquía. Puntos de vista sobre la Historia
castellana del siglo XV, Valladolid, 1959, pp. 115-155 y Julio VALDEÓN BARUQUE, Los
Trastámaras. El triunfo de una dinastía bastarda, Madrid, Temas de Hoy, 2001, pp. 137-
210.

613
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Una línea ilegítima de Juan Fernández Pacheco obtuvo pequeños

señoríos en la tierra de Alarcón, como Minaya, Zafra y Villarejo de Fuentes. Por

su parte, los alcaides de Belmonte mantuvieron sus intereses patrimoniales

sobre Belmonte y San Clemente, tierras al sur de Alarcón que experimentaron

un auge roturador en la segunda mitad del siglo XV, con el consiguiente

incremento poblacional227.

Las actividades económicas más relevantes de la villa de Belmonte

fueron las agrícolas, especialmente la producción de vino tinto, algo de aceite y

cultivos hortícolas a pesar de la escasez de agua del término. Se abastecía de

pan por las cillas cercanas de Pedroñeras, Socuéllamos y Villarrobledo y apenas

tenía algunas cabezas de ganado lanar, que proporcionaba buenas carnes228.

El señorío de Buenache

Los señores de Buenache se desligaron de la rama principal del linaje

Alarcón a mediados del siglo XIV. Garci Ruiz de Alarcón recibió el apoyo del

monarca Enrique III, que le concedió Villanueva en 1395, convertida después en

dehesa para pastos. En 1451 Pedro Ruiz adquirió por compra otras dehesas

limítrofes al señorío de Buenache, los heredamientos de Marín y de La Zarza.

En 1466 Pedro Ruiz fundaba el mayorazgo de Buenache, con la obligación de

los vecinos de la villa de pagar un diezmo de todo lo que produjeran a cambio

del tributo de ciento veinte florines de oro que pagaban en concepto de señorío.

227 Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS, “Procesos de movilidad social en la nobleza conquense:


la tierra de Alarcón en la Baja Edad Media”, ob. cit., pp. 65-70. Sobre la genealogía de
los señores de Belmonte también se puede acudir a la obra de Francisco FERNÁNDEZ DE
BÉTHENCOURT, Historia Genealógica y Heráldica de la Monarquía Española, Casa Real y
Grandes de España, ob. cit., t. II.
228 Belmonte, 1 abril 1579, Julián ZARCO CUEVAS, Relaciones de pueblos del obispado de
Cuenca, ed. cit.

614
Otros señoríos

Los señores de Buenache se aliaron con la nobleza de su entorno y

extendieron sus dominios hacia algunas pequeñas aldeas del concejo de

Cuenca, limítrofes por el norte con sus tierras de Buenache, lo que provocó

posteriores pleitos con sus parientes de Valverde en el siglo XVI229.

El señorío de Montalbo

Egas Coello acumuló en las dos primeras décadas del siglo XV diversas

propiedades agrarias al sur del obispado de Cuenca, en Montalbo —además de

disfrutar de su señorío jurisdiccional—, Tres Juncos y Alcolea, junto a los bienes

urbanos en Almonacid, Huete y la propia Montalbo. Las rentas señoriales

alcanzaban los 300.000 mrs. anuales, montante económico que les permitió

“mantener una pequeña corte de vasallos y la acumulación de bienes

santuarios”, y las aportaciones de la Corona en forma de juros y acostamientos

ascendían a 70.000 mrs. anuales, con parte de los cuales debía mantener veinte

lanzas.

Esteban Coello acumuló un extenso conjunto de propiedades agrarias

que repartió a campesinos renteros, con contratos enfitéuticos o arrendatarios,

que aportaron unos ingresos señoriales considerables. En 1470 fundó Villar de

Cañas con familias campesinas de Alcolea, a las que eximió tres años después

del pago de derechos señoriales durante una década, a partir de cuyo plazo lo

harían de igual forma que los habitantes de Montalbo y El Hito. Les otorgaba

un solar para vivienda, dehesa boyal, el agua de la faza de la Orden, y el ejido del

lugar, además de la posibilidad de elegir a sus oficiales concejiles y de mantener

como propios la almotacenía, la escribanía y el horno que se construyera. En

contraprestación, se acordaba que cada poblador debía edificar la casa y plantar

229 Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS, “Procesos de movilidad social en la nobleza conquense:


la tierra de Alarcón en la Baja Edad Media”, ob. cit., p. 58.

615
LOS ESTADOS SEÑORIALES

una aranzada de viña en el plazo de dos años, además de pagar tres cahíces de

pan por cada par de bueyes que mantuvieran y un par de gallinas por

facendera y pedido señoriales y contribuir con diez maravedís por atajo de sus

casas.

Detalle del escudo de los señores de Montalbo en la iglesia de Santo Domingo, en Montalbo.
© montalbo.org

La actividad roturadora de esta puebla desarrolló la superficie cultivada

hasta alcanzar los 8.380 almudes a finales del siglo XV, aumentados hasta los

11.000 a comienzos del XVI, concedidos a censo y situados en torno a Villar de

Cañas, la despoblada Alcolea, la Casa del Concejero y la Casa del Caballero. El

concejo de Alarcón pleiteó contra los Coello por la jurisdicción de varias

propiedades que consideraba integradas en su tierra. Los vecinos de Villar de

Cañas alegaron pertenecer al suelo de Alarcón para escapar del señorío, y se

quejaron de contribuciones señoriales de origen dudoso y de la obligación de

616
Otros señoríos

llevar a Esteban Coello los tributos que pagaban —gallinas, leña, paja, ropa—

hasta la ciudad de Huete, donde tenía la residencia familiar230.

Esteban Coello y doña Violante de Ribera fundaron con facultad real el

mayorazgo de Villarejo de la Peñuela, con sus términos hondos de Cabrejas y

Valmelero, para Fernando de Ribera, su hijo legítimo, el 1 de mayo de 1481231.

Los Ribera disfrutaban de cierto prestigio político en el ámbito local de Huete a

finales del siglo XIV, afianzado desde su posición como señores de Villarejo de

la Peñuela. El propio Fernando de Ribera fue contino y vasallo de los reyes y

ostentó una regiduría en Huete entre 1489 y 1490232.

230 Ibidem, pp. 76-77.


231 AHN, CONSEJOS, leg. 37.789, nº 5.692, fol. 3.
232 Alfón López de Ribera aperece entre los asistentes al pleito homenaje realizado en
1398 a la reina Catalina como señora de Huete, José M.ª SÁNCHEZ BENITO, “El poder en
una pequeña ciudad castellana: el ejemplo de Huete en el siglo XV”, ob. cit., pp. 191-
192.

617
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

9. ASPECTOS DE GOBIERNO Y ORGANIZACIÓN:

LA ADMINISTRACIÓN EN LOS SEÑORÍOS

Los señoríos conquenses se clasifican dentro de los señoríos

jurisdiccionales que abundaron en Castilla durante el siglo XV, en el que sus

titulares ostentaban el poder de juzgar a los vasallos de sus aldeas y obtener

determinadas rentas y beneficios de sus tierras. Los señores unían a su

condición de propietarios de la tierra el ejercicio de la jurisdicción y del poder

regio233. El estatus social de los vecinos de los lugares de señorío del obispado

de Cuenca era muy similar, por su dedicación eminentemente agrícola y

ganadera. La mayoría de las villas de la comarca vieron con buenos ojos la

entrada en la jurisdicción señorial, agobiadas con las onerosas cargas fiscales

que les imponía la monarquía, por lo que no opusieron resistencia al dominio

señorial234. La ciudad de Cuenca protestó en sucesivas ocasiones para que se

233 Paulina LÓPEZ PITA, “Señoríos nobiliarios bajomedievales”, ETF, Serie III, Historia
Medieval, 4 (1991), p. 248. Sobre el entramado conceptual y la clasificación tipológica
de los señoríos consultar los trabajos de Salvador de MOXÓ, “Los señoríos. En torno a
una problemática para el estudio del régimen señorial”, Hispania, XXIV/94-95 (1964),
pp. 185-236 y 399-430; “El señorío, legado medieval”, Cuadernos de Historia, 1 (1967), pp.
105-118; “Los señoríos: cuestiones metodológicas que plantea su estudio”, Anuario de
Historia del Derecho Español, XLIII (1973), pp. 271-309; “Los señoríos. Estudio
metodológico”, Actas de las I Jornadas de Metodología Aplicada de las Ciencias Históricas, II,
Santiago de Compostela, 1975, pp. 161-173. Una brillante síntesis sobre el significado
del proceso de señorialización bajomedieval, donde se remarca la compatibilidad entre
señorío y realengo como dos aspectos de la organización espacial de la sociedad
tardofeudal, en el trabajo de Paulino IRADIEL MURUGARREN, “Señoríos jurisdiccionales
y poderes públicos a finales de la Edad Media”, ob. cit., pp. 69-116.
234 En el ámbito geográfico que estudiamos sólo la villa de Moya, a finales del reinado
de Enrique IV, pareció quejarse por el abandono de su condición de realengo, Paulina
LÓPEZ PITA, ob. cit., p. 262. Sobre este tema consultar el trabajo de J. B. CARPIO DUEÑAS,

619
LOS ESTADOS SEÑORIALES

cumpliera una ley emitida por Juan II en 1433, en la que se ordenaba pagar

tributos reales a todos aquellos habitantes de realengo que emigraban a los

señoríos235. A finales del siglo XV la autoridad concejil todavía trató de hacer

contribuir a los lugares de señorío de la Sierra en los repartimientos destinados

al reparo de puentes y otras cosas del bien común236.

“Los movimientos de población como fuente de conflictos entre señoríos y realengo”,


Meridies, 2 (1995), pp. 73-93.
235 Arévalo, 22 octubre 1454, AMC, leg. 18, exp. 1, fols. 66-67, cit. César OLIVERA
SERRANO, “Inventario de la documentación medieval...”, ob. cit., doc. 157, p. 382.
Enrique IV respondía la petición del procurador conquense Martín García de Sacedón.
236 AGS, RGS, 17 octubre 1493, fol. 293. La orden es dictaminada por el corregidor de
Cuenca a petición de Andrés de Ávila, procurador síndico de la misma ciudad, e
inserta una ley de las Cortes de Segovia de 1386 sobre el particular.

620
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

9.1 LAS VILLAS DE LOS SEÑORÍOS CONQUENSES:

JERARQUIZACIÓN POBLACIONAL

Uno de los aspectos más complicados de nuestro estudio es el

demográfico, por la inexistencia de fuentes exactas y completas. Se puede

confeccionar un listado jerárquico de las villas pertenecientes a los señoríos de

Cuenca gracias a determinados datos fiscales y censos de población realizados

en el siglo XVI, que arrojan una interpretación aproximada de los siglos que

jalonan nuestra investigación. Estas fuentes ofrecen datos sobre los vecinos

pecheros, que englobaban a la mayoría de los habitantes de estas villas

señoriales, por lo que la cuantificación del volumen demográfico de los grupos

sociales no reflejados —nobles exentos, clérigos y pobres— sería mínimo.

Las villas de mayor población son las pertenecientes al señorío de

Cañete, junto a Priego, cabeza de otro estado señorial. Según el reparto de

monedas efectuado en 1433 por el obispado de Cuenca con motivo de la guerra

contra los nazaríes, Valdeolivas, Alcocer y Salmerón —villas del Infantado—

alcanzan las mayores cuantías entre los concejos de señorío al sobrepasar los

30.000 mrs. Otros núcleos señoriales de gran entidad eran Utiel con 28.750 mrs.,

Buendía con 18.400 mrs., Torralba con 14.640 mrs., etc.237.

Enrique IV solicitó en 1458 un pedido de monedas para financiar la

guerra de Granada y las cantidades que en él aparecen pueden dar una muestra

237 AMC, leg. 188, exp. 4, fol. 10, cit. Índice..., pp. 144-145. Cuenca y sus aldeas
contribuyeron en este repartimiento con un total de 243.870 mrs. y Huete y sus aldeas
con 204.180 mrs. En esta relación se dice que Alcantarilla, que es de Diego Furtado, pagó
2.020 mrs. No tenemos constancia documental de que esta aldea murciana perteneciera
a los Mendoza de la rama conquense, aunque a finales del siglo XV sí existe un
personaje llamado Diego Hurtado de Mendoza afincado en el ámbito murciano, lo que
puede inducir a la confusión del dato.

621
LOS ESTADOS SEÑORIALES

fidedigna del volumen demográfico de cada villa según la cuantía aportada. De

los lugares del señorío de Cañete pagaron según la siguiente relación

descendente: Poyatos, 10.050 mrs.; Cañete 8.730 mrs.; Tragacete, 5.170 mrs.;

Uña, 2.980 mrs.; Valdemeca, 2.530 mrs.; Olmeda de la Cuesta, 1.830 mrs.; Las

Majadas, 1.720 mrs.; Beamud (junto a Cotillas), 710 mrs.; Las Casas del Cardenal

Albornoz, 110 mrs.238

La villa de Poyatos era una de las más pobladas del marquesado de Cañete.

Para la primera mitad del siglo XVI existen datos del número de vecinos

pecheros en algunas villas, que arrojan unos índices de población parecidos a

los anteriores respecto a la jerarquización de las poblaciones por su entidad:

Cañete 152, La Huérguina 161, Valdemeca 101, Tragacete 146, Cañada del Hoyo

106, Uña 85, Poyatos 131, La Parrilla 171, Belmontejo 85, Olmeda de la Cuesta

238 AMC, leg. 194, exp. 4, fol. 50v.

622
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

83 y Beamud 33239. Los núcleos de mayor entidad eran, pues, Cañete, Tragacete

y Poyatos.

La consulta de fuentes diversas permite constatar un notable incremento

de población en algunos lugares en la segunda mitad del siglo XVI. En la villa de

Buendía había 406 vecinos, 57 viudas, 18 menores, 6 pobres y 8 exentos. No

obstante, solo unas décadas después se contabilizaban novecientos vecinos, sin los

clérigos, según constaba

por el libro de repartimiento de las alcabalas, sino es que algunos por olvido se

han dejado de poner en el dicho libro; e que antes la dicha villa ha ido en

acrescentamiento que no venido en disminución de vecinos; y que en haberse

acrescentado es porque tiene buenos términos y buenas aguas, e otros

aprocvechamientos de leña, y otras cosas que no hay en otras partes240.

En Priego, en las mismas fechas, contabilizaron 413 vecinos y en

Cañaveras, 246241.

Para las villas del señorío de Valverde contamos con datos del último

cuarto del siglo XVI: Valverde tenía 350 vecinos y Hontecillas 200, mientras que

de Talayuelas no se daban estimaciones242.

239 AGS, Contadurías Generales, leg. 768, fol. 102v. Este padrón de población data de
1541 y recoge los lugares del marqués de Cañete con La Frontera (81), Valdecabras (72)
y Las Majadas (63).
240 AGS, Contadurías Generales, leg. 768, fols. 101r, 314r y Buendía, 7 diciembre 1578,
Julián ZARCO CUEVAS, Relaciones de pueblos del obispado de Cuenca, ed. cit., p. 192. La
descripción está hecha por Miguel Marín, Lope de Peña y Gregorio Pérez, vecinos de la
villa de Buendía, personas aspertas e que tienen conocimiento e causa de saber lo que conviene
a los dichos capítulos más que otros.
241 AGS, Contadurías Generales, leg. 768, fols. 101r, 314r.
242 Julián ZARCO CUEVAS, Relaciones de pueblos del obispado de Cuenca, ed. cit., p. 169.
Estas cifras se recogían en la relación ofrecida por la villa de Barchín del Hoyo, al

623
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Aunque los datos hallados son parciales e incompletos, permiten realizar

una jerarquización poblacional de las distintas villas señoriales del obispado de

Cuenca, que básicamente nos permite afirmar cuáles eran los principales

núcleos de población en el siglo XV: Priego, Buendía, Valverde y Cañete, en este

orden, son las cabezas de estados señoriales con mayor número de habitantes.

mencionar a las villas de señorío de su entorno geográfico, 15 diciembre 1575.

624
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

9.2 ABUSOS EN LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

EN LOS SEÑORÍOS

El ejercicio del poder jurisdiccional pleno es una de las características

esenciales de los señoríos castellanos bajomedievales. El poder nobiliario

despuntó en el plano social, militar, fiscal y, sobre todo en el ejercicio de la

jurisdicción señorial, el poder gubernativo y judicial243. La jurisdicción plena —

civil y criminal, alto y bajo, mero y mixto imperio— implicaba la potestad en el

nombramiento de oficiales, la toma de decisiones en el gobierno ordinario del

estado señorial, la capacidad normativa de redactar ordenanzas, así como la

facultad para hacer cumplir las normas y para administrar y aplicar la justicia.

Este rasgo se convirtió en la esencia del poder señorial durante la baja Edad

Media.

Los oficiales de la administración local

La designación de oficiales era más estrecha en el caso de algunos cargos

relacionados directamente con la esfera señorial, como los alcaides —

responsables de las fortalezas y de las guarniciones y los recursos militares del

243 Sintetizamos las principales ideas sobre las estrategias señoriales en el ámbito
judicial extraidas del trabajo de M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Vertebración del
poder y lógica señorial: la justicia en los Estados nobiliarios de la baja Edad Media
castellana”, en Luís Adão da Fonseca, Luís Carlos Amaral y Maria Fernanda Ferreira
Santos (coords.), Os reinos ibéricos na Idade Média. Livro de Homenagem ao Profesor Doctor
Humberto Carlos Baquero Moreno, ob. cit., vol. II, pp. 971-982. La dimensión judicial de la
nobleza en sus Estados era asumida, representada y ejercida por la instancia señorial, y
acatada o rechazada por parte de sus vasallos, siempre como la verdadera esencia de
su poder. La acción judicial señorial buscaba inmiscuirse en la instancia local y, a la
vez, zafarse de la regia.

625
LOS ESTADOS SEÑORIALES

señorío—, y los oficiales centrales —alcalde mayor, asistente, corregidor o

justicia mayor—. Como la justicia era uno de los signos más evidentes de la

autoridad, en los estados señoriales su administración se ponía en práctica a

través de un doble sistema, en el que intervenían directamente oficiales de la

justicia local y de la justicia señorial. La justicia local funcionaba como primera

instancia y aparecía regulada en las ordenanzas, donde se le atribuían

competencias muy diversas. Los alcaldes ordinarios y los alguaciles eran

quienes se responsabilizaban de la justicia local en las villas señoriales. Las

competencias de los alcaldes eran oír pleitos y debates, cuyos asuntos eran

despachados por un escribano, y actuar en los procesos de “instancia” y “de

oficio”. Los alguaciles se encargaban de la justicia ejecutiva, su papel era

fundamental en el sistema como complemento de la alcaldía al prevenir y

castigar las frecuentes irregularidades (cobro de derechos excesivos, negligencia

y otras prácticas). Junto a la escribanía, el alguacilazgo era un cargo integrado

en el sistema de arrendamiento, por lo que era fuente de ingresos señoriales.

A pesar de la diversidad, parece que la justicia local era intervenida por

la instancia señorial, que estaba afianzada por su capacidad de control de los

oficios y, sobre todo, por el poder judicial señorial, que recaía en los oficiales de

su entorno: alcaldes de las villas —diferenciados del marco de actuación

concejil—, corregidor y alcalde mayor o justicia mayor. Entre ambos planos de

la justicia en los señoríos se situaban los jueces de apelaciones, cuya actuación

se relacionaba con los sistemas de impugnación de las sentencias, o los

procuradores considerados como una reivindicación vasallática, aceptada, en

condiciones normales, por la autoridad señorial, y cuyo contenido sería tomar

testimonio de las actuaciones judiciales irregulares en el ámbito local. En el

626
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

condado de Buendía se documentan jueces de apelaciones244, que enlazaban la

gestión local y la potestad judicial del señor.

Un testimonio concreto extraido de un pleito por la muerte de dos

caballos muestra cómo algunos oficiales concejiles eran elegidos sin la adecuada

preparación y pertenecían a la esfera cercana del señor. En diciembre de 1492

Alfonso Carrillo, vecino de Cuenca, presentó una relación en el Consejo Real

diciendo que hacía cinco años que trató un pleito con Gil Fernández, mayoral

del conde de Priego, ante el licenciado Juan del Castillo sobre razón de dos

caballos que le auía muerto el dicho Gil Fernándes estando en asechanças. Como no

alcanzó cumplimiento de justicia, se querelló y expuso que por una carta de los

monarcas se había ordenado al conde que, en cierto término en ella contenido,

se emitiría sentencia del negocio. Este,

a fin de quel dicho Alfonso Carrillo non ouiese nin alcançase cunplimiento de

justiçia, diz que cometyó la dicha cabsa a Juan Martínes de Cañamares, alcalde

en la villa de Cañaveras por el dicho conde, el qual diz que es vn labrador synple

que no sabe leer ni escreuir, e que es ¿criado? del dicho conde e pariente de Gil

Fernándes, e mucho su continuo, e amigo e persona que ha de faser lo quel dicho

Gil Fernándes quisyere, y que es enemigo del dicho Alfonso Carrillo.

Y por ello, el conde de Priego encomendó la causa a su alcalde Juan

Martínez de Cañamares para que Carrillo —que al sentirse muy agraviado, le

recusava e recusó por muy sospechoso— no alcanzara cumplimiento de justicia. El

vecino de Cuenca pedía que se juzgara el proceso justamente, ya que no lo fasia

maliçiosamente sino porque lo susodicho era verdad245.

244 Miren Begoña RIESCO DE ITURRI, Nobleza y señoríos en la Castilla centro-oriental en la


baja Edad Media, tesis doctoral inédita, Madrid, Universidad Complutense, 1996, p.
1056.
245 Olmedo, 22 diciembre 1492, AGS, RGS, fol. 135. Para dilucidar este proceso se

627
LOS ESTADOS SEÑORIALES

En Buendía sus señores tenían la potestad de elegir sus alcaldes mayores,

mientras el concejo de la villa nombraba cuatro alcaldes ordinarios, ocho

regidores y cuatro alguaciles, para que el conde escogiera y nombrara la mitad

de ellos, los que más él ve que convienen para que usen y ejerzan los dichos oficios.

Además, el conde de Buendía nombraba un juez de apelaciones, el cual conoce

en segunda instancia de las causas que ante él van en grado de apelación246.

Instrumentos simbólicos

Los señores asumieron y exhibieron sus poderes judiciales dentro de

ceremonias de toma de posesión ritualizadas. La horca —fuera de la

localidad— y la picota —en el interior— simbolizaban el instrumento de

aplicación de la pena de muerte y se destinaban a los castigos corporales

infamantes. Cuenca había denunciado en 1470 que algunos caballeros —el

conde de Medinaceli, Lope Vázquez, Pedro Carrillo y Álvaro Carrillo— habían

erigido horcas en todos los lugares de los sexmos conquenses de la Sierra, El

Campo y Torralba247. Unos años después, Pedro Carrillo de Albornoz puso estos

acordó nonbrar como acompañado el bachiller Pedro Álvarez de Cañaveras, vecino de


Cuenca, junto al alcalde y juez comisario, Juan Martínez de Cañamares, que debía
hacer juramento de solemnidad para ver y determinar la causa con derecho. Los
monarcas mandaron cumplir la sentencia so pena de la nuestra merçed y 20.000 mrs. para
las lavores e hedefiçios que nos mandamos faser en la çibdad de Granada.
246 Buendía, 7 diciembre 1578, Julián ZARCO CUEVAS, Relaciones de pueblos del obispado de
Cuenca, ed. cit., p. 194. En este capítulo se exponía que el conde Buendía y sus
antecesores siempre habían designado así a sus oficiales.
247 Cuenca, 4 enero y 10 febrero 1470, AMC, leg. 198, exp. 3, fols. 144v-145v y 156v-157v,
cit. Concepción SÁNCHEZ PABLOS, “La presión nobiliaria sobre las tierras concejiles de
la Castilla bajomedieval: el caso de Cuenca”, ob. cit., nota 99, p. 21. El conde de
Medinaceli mandó a Álvaro Carrillo con gente armada para poner horca en los pueblos
del sexmo de la Sierra y tomar las rentas que le correspondían a la ciudad de Cuenca y
al rey.

628
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

simbólicos instrumentos en los lugares de Alcantud, Cañizares, Fuertescusa y

Palomares, que ynjustamente había tomado y ocupado a la ciudad de Cuenca; el

noble, syn mandamiento mío, nin de alcalde, ni de jues, quitó los alcaldes e ofiçios que

por la dicha çibdad estavan puestos e que puso otros de su mano, e que torrnó a poner

forcas e picotas e faser otros arcos en señal de posesión248.

Rollo de la villa de La Ventosa del siglo XV, símbolo de la justicia señorial.

Molina se querelló en 1494 contra el conde de Priego por haber puesto la

horca en Castilnuevo, lo que evidenciaba su decisión de ejercer allí la autoridad

señorial, que le era disputada por el concejo de Molina249. La intervención regia

248 La reina Isabel ya había mandado a Pedro Carrillo en otras cartas anteriores que
restituyera a Cuenca la posesión de esos lugares, Medina del Campo, 21 noviembre
1480, AGS, RGS, fol. 83. Sobre la ocupación de estas aldeas de la jurisdicción de
Cuenca, ver infra.
249 AHN, Diversos, Títulos y Familias, leg. 2004, cit. M.ª Concepción QUINTANILLA
RASO, “Vertebración del poder y lógica señorial…”, ob. cit., nota 47, p. 982.

629
LOS ESTADOS SEÑORIALES

en los señoríos no era tenida en cuenta por extralimitarse en sus capacidades y

poderes, aunque existía el derecho de alzarse a la justicia regia. El sistema

punitivo respondía a la preservación del “bien común” y era un acto de

reafirmación del poder señorial. La mayoría de las penas eran pecuniarias, y se

destinaban a la hacienda señorial para que unos gestores especializados

realizaran su control detallado.

Confusión jurisdiccional

La multiplicidad de jurisdicciones de la vida pública en la Castilla

bajomedieval —real, concejil, eclesiástica, señorial— es bien conocida. Ello

generaba cierta confusión en el ejercicio de la justicia en un mismo territorio

debido a las continuas interferencias que se producían, ya que los poderes de la

nobleza señorial concurrían con los de la monarquía y los concejos. El propio

Diego Hurtado de Mendoza, según hemos tenido ocasión de comprobar,

además del oficio de guarda mayor, era alcalde mayor de las alzadas, por lo que

reunía en su persona una doble capacidad de decisión jurisdiccional: la del

concejo de Cuenca y la de su condición de señor de Cañete. Sobre la justicia

ejercida en los señoríos conquenses no tenemos apenas datos. Sólo una noticia

de 1428 en la que Pedro Fernández de Calahorra, ballestero de maza y

recaudador de los tributos municipales, se quejaba por haber sido apresado y

trasladado fuera de la tierra jurisdiccional de Cuenca por Diego Hurtado de

Mendoza y su hijo Luis Hurtado250.

Cuando algún vecino del señorío entablaba un pleito con otro de

jurisdicción ajena intervenían las instituciones concejiles. Un vecino de La

Parrilla, Diego Garcés, se quejó al corregidor conquense Pedro Vaca sobre los

250 AMC, leg. 187, exp. 3, fol. 58r-v, cit. Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª
SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad Media..., ob. cit., nota 360, pp. 248-249.

630
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

agravios que había sufrido de unos vecinos de Cervera, aldea no distante de La

Parrilla que tampoco dependía de la ciudad de Cuenca251.

Un caso llamativo por su singularidad es el de María Carrillo, mujer de

Íñigo de Mendoza, comendador de Huélamo, que solicitó una comisión a Lope

Sánchez del Castillo y al corregidor de Cuenca en 1492 por los agravios que

sufrió en su persona y los bienes inferidos por su marido y, una vez muerto

éste, por su hermano, Juan Hurtado, que la habían tenido retenida en una

fortaleza sin hablar ni ver a nadie, obligándola a vender sus bienes252.

Violencia señorial

La violencia física y deliberada de los señores contra determinadas

personas se refleja, en algunas ocasiones, de forma manifiesta en la

documentación. Los hombres de Gómez Carrillo prendieron a Juan García de

Alcalá, regidor conquense, en las cercanías de Priego, cuando éste se dirigía

como procurador de la ciudad a una reunión de Cortes, y le tuvieron preso en

la villa de Torralba. El concejo conquense mandó una carta a Pedro Carrillo el

Halconero para que intercediera en su liberación253. Casi tres décadas después,

Cuenca protestó ante Pedro Carrillo de Albornoz porque sus hombres habían

prendado en Villanueva de Alcorón a algunos vecinos y los habían llevado

presos a Beteta254. El concejo de Cuenca denunció a los monarcas la “violenta

251 AGS, RGS, 16 mayo 1491, fol. 42.


252 AGS, RGS, 22 diciembre 1492, fol. 149.
253 Cuenca, 7 y 11 enero 1442, AMC, leg. 190, exp. 6, fols. 20v-22r, cit. Concepción
SÁNCHEZ PABLOS, “La presión nobiliaria sobre las tierras concejiles de la Castilla
bajomedieval: el caso de Cuenca”, ob. cit., nota 46, p. 9 y César OLIVERA SERRANO,
“Inventario de la documentación medieval…”, ob. cit., docs. 134-136, p. 378.
254 Cuenca, 13 febrero 1469, AMC, leg. 198, exp. 3, fol. 9, cit. ibidem, doc. 223, p. 396.

631
LOS ESTADOS SEÑORIALES

ocupación” por gentes del duque de Medinaceli de la fortaleza de Beteta y de

otros lugares de la tierra, así como la captura de ciertas personas, por Gómez

Carrillo, Lope Vázquez de Acuña y Pedro Carrillo de Albornoz, que tuvo lugar

en 1480255.

Conocemos un episodio de violencia señorial contra un vecino de La

Ventosa, Juan Escribano, que hacia 1490 que él, en nombre de Martín Escribano,

familiar de nuestro muy santo padre Alejo de Sandoval [...], por virtud de ciertas letras

tomó la posesión de un beneficio de la iglesia parroquial de Santa María de Huete, e

tomada la dicha posesión fue compelido e apremiado por el dicho Alejo de Sandoval para

que renunciara el título del dicho beneficio en un hijo suyo llamado Pedro

Carrero. Juan Escribano comentó que él no avía poder alguno del dicho su hermano

para hacerlo y como existía pleito pendiente entre su hermano y el señor de La

Ventosa, y por hacerle mal y daño, e contra toda razón y derecho, Alejo de

Sandoval

le prendió e tovo preso çinquenta e ocho dias en vna bóveda con vna cadena de

grillos diciendo que le devía çinquenta mill mrs., que no seyendo asy verdad,

teniéndole asy preso, le dizia que le pagase los dichos çinquenta mill mrs. e le

diese el dicho benefiçio. E que vn día le hizo sacar de la cárçel para que conociese

que le devía los dichos mrs., e que por que él lo negaua como dis que es verdad

que no se los devía, le azía boluer a la dicha cárçel a echar mayores prysiones. [...]

Una vez que le soltó de la prisión, le tomó todos sus bienes y la mayor parte de

ellos los vendió hasta una cuantía de 30.000 mrs., e todavía vende los otros. Como

255 Cuenca, 27 mayo y 2 junio 1480, AMC, leg. 201, exp. 3, fols. 7v-10, cit. ibidem, docs.
256 y 259, p. 403. El concejo dio una carta de procuración a Sancho del Campo, Íñigo de
la Muela, regidor, y Fernando García de Alcaraz, bachiller, para negociar con Pedro
Carrillo la aplicación de una sentencia dada por el juez comisario sobre la disputa de
estos términos, Cuenca, 5 julio 1480, AMC, leg. 201, exp. 3, fol. 15, cit. ibidem, doc. 262,
p. 404.

632
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

por todo ello había recibido manifiesto agravio, fuerza y violencia, suplicó que le

devolvieran sus bienes. Los monarcas, sabida la verdad y las informaciones,

ordenaron proceder contra Alejo de Sandoval y sus bienes, como se hallara por

justicia256.

Algunos episodios se enmarcan en la violencia urbana y en las luchas de

bandos, como el caso de Juan de Losillo, vecino de Cuenca,

que por odio e enemistad que con él dis que tyene Pedro de Barrientos, regidor e

veçino de Cuenca, syn cavsa ni culpa suya, se teme e reçela que el dicho don

Pedro e sus parientes e amigos, o criados o otras personas que por él han de faser,

le ferirán, o matarán, o lisyarán, o prenderán, o le tomarán o mandarán tomar

sus bienes, ynjustamente e non devidamente, en lo qual, sy asy pasase dis que él

resçebiría grand agravyo e daño. E nos suplicó e pidió por merçed çerca dello,

con remedio de justiçia, le mandásemos por ella mandándole dar nuestras cartas

de seguro e anparo para que le no fuese, nin sea fecho ningún mal, nin daño nin

otro desaguisado alguno en su persona nin en los dichos sus bienes257.

Los temores de Juan de Losillo —que años después figura en la documentación

como criado de Diego Hurtado258—, se vieron confirmados, según consta en

otro documento fechado el mismo día 1 de mayo de 1494 y dirigido al

256 Juan Escribano narraba estos hechos que sucedieron cinco años poco mas o menos
tiempo, Valladolid, 7 enero 1495, AGS, RGS, fol. 180. Los monarcas encomendaron esta
causa al alcalde de Huete, confiando de vos que bien e fielmente lo que por nos vos fuere
mandado e cometido, e guardeys justiçia a las partes.
257 Medina del Campo, 1 mayo 1494, AGS, RGS, fol. 315. Don Fernando y doña Isabel se
dirigen en este documento a los alcaldes de la nuestra casa, e corte e chançellería, e a todos los
corregidores e asystentes, alcaldes e otras justiçias, jueses quales quier, asy de la çibdad de
Cuenca, como de todas las otras çibdades, villas e lugares de los nuestros Reynos e señoríos.
258 Martín de Mariana y Juan Losillo, criados de Diego Hurtado, participaron en un
pleito sostenido entre vasallos de éste y la ciudad de Cuenca, Cuenca, 26 y 30 junio
1503, AGS, Cámara de Castilla, Pueblos, leg. 15, nº 495-496.

633
LOS ESTADOS SEÑORIALES

corregidor o juez de residencia de Cuenca:

En vn día del mes de abril que agora pasó deste presente año de la data desta

nuestra carta, diz que don Pedro de Barrientos, veçino e regidor de la dicha

çibdad, syn faser nin desir por qué mal nin daño devyese reçebir, diz que le dixo

muchas palabras de amenazas, e por quel diz que dixo “¡biba el Rey e la reyna,

que no he miedo a nadie!”, diz que estando çerca del monasterio de Sant

Françisco de la dicha çibdad, diz que salió a él Çeldrán, criado del dicho don

Pedro, por su mandado e con su fauor, pospuestos el temor de Dios e de nuestra

justiçia, armado de tales armas e con vna espada sacada en la mano para le ferir e

matar. E diz que lo syguió fasta lo ençerrar en el monasterio e diz que entró tras

él e le dio dos cuchilladas en un braço de que le cortó el cuero e la carne, e le salió

mucha sangre, de las quales dichas feridas diz que él ha allegado y está a punto

de muerte. E diz que como quiera que lo suso dicho vino a notiçia de vos, el dicho

corregidor, e vos fue denunçiado, diz que por ser el dicho don pedro onbre

poderoso e vuestro amigo, e mui enparentado en la dicha çibdad, diz que non le

ha seydo fecho conplimiento de justiçia259.

Por las mismas fechas, Gonzalo Coello, hijo de Esteban Coello, señor de

Montalbo, fue acusado ante los alcaldes de casa y corte por intentar matar a un

ciudadano de Huete260.

Otro ejemplo muestra cómo se tomaban la justicia por su mano algunos

vasallos señoriales sin la intervención previa de ninguna autoridad judicial. Los

vecinos de Tragacete apresaron en 1499 a Ginés de Cañizares, caballero de la

sierra de Cuenca que les había prendado unos ganados. Éste, una vez liberado,

pidió sentencia a Pedro Ibáñez del Penal, lugarteniente del corregidor

259 Medina del Campo, 1 mayo 1494, AGS, RGS, fol. 318.
260 Noviembre 1494 AGS, RGS, fol. 121, cit. José M.ª SÁNCHEZ BENITO, “El poder en una
pequeña ciudad castellana: el ejemplo de Huete en el siglo XV”, ob. cit., nota 73, p. 194.

634
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

conquense, por los agravios que sufrió. Ginés de Cañizares expresa en su

querella cómo sucedieron los hechos:

en vna noche del mes de mayo próximo pasado deste presente año, pospuesto el

temor de Dios e de la justiçia real, estando salvo e seguro en las Huesas, syerra e

término e jurediçión desta çibdad, estando dentro en vn pajar que está en las

dichas Huesas, por que él avía prendado çiertas vacas e bueyes que serían çiento

conforme a las ordenanças desta çibdad e fuera della, e a las cartas e

mandamientos de sus altezas como cavallero de la sierra por que la paçían e

talavan. Vinieron ende los suso dichos con fasta más de ochenta personas, e

forriblemente e contra su voluntad viniendo armados de muchas armas a pie e a

cavallo, forriblemente e contra su voluntad le tomaron e levaron las dichas vacas

e bueyes, e le tapiaron e çerraron la puerta del dicho pajar, e le dixeron todos a

bozes e con grande alboroto “muera, muera el judío traydor robador,

quemémoslo”. E poniendo en obra su mal propósito traxeron lunbre [...] para le

pegar [...] e lo ponían en obra para lo quemar dentro. E él salió del dicho pajar

diziendo que por qué fazían fuerça en la tierra del Rey, e le respondieron que no

le valdría el Rey ni la Reyna e que lo avían de quemar, e dándose fayada e favor

los vnos a los otros le dieron de quinchones con las lanças que traían e de palos.

Y no contemos de lo suso dicho, le quitaron el cavallo e lo llevaron preso al dicho

lugar Tragazete e no lo quisieron soltar hasta que paresçiese çierto ganado que

diz que faltava. E que por ello avían yncurrido en muy graves e gravísimas

penas criminales e que pedía que en ellas fuesen condenados e ynçidente e lo

condenase a que le pagasen quatroçientos reales que le pertenesçía por la dicha

prenda, por aver seydo fecha de noche261.

261 Cuenca, 24 diciembre 1499, AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 5, fol. 534.

635
LOS ESTADOS SEÑORIALES

La sentencia dictaminó la condena y captura de varios vecinos de Tragacete, los

reos delinquentes Juan de la Iglesia, Alfonso Martínez, Martín de Zafrilla,

Francisco Caballero, Pedro de la Puerta, Miguel Toro y su hijo Juan Rodríguez,

que sean traydos a boz de pregonero por las plaças e mercados e calles

acostunbrados, e después sean llevados a la horca donde se suelen e acostunbran

justiçiar los malhechores e en ella sean ahorcados e della no sean quitados hasta

tanto que les salga el ányma del cuerpo e mueran.

También fueron condenados a pagar dozientos reales de plata a Ginés de

Cañizares. Los Reyes Católicos establecieron que los acusados fueran juzgados

por la ciudad de Cuenca,

por ser como heran los dichos condenados vezinos del dicho lugar Tragazete e

quel dicho lugar hera de Juan Hurtado de Mendoça, de cuya causa no podía

alcançar conplimiento de justiçia de los suso dichos, e que sy asy viniese de pasar

él resçebiría grande agravio e daño e sería en menospreçio de nuestra real

justiçia, nos pidió e suplicó le mandásemos dar e diésemos esta carta para vos, los

juezes e justiçias suso dichos para que executásedes la dicha sentençia tanto e

quanto con fuero e con derecho deviésedes262.

Del mismo modo eran muy habituales los episodios de violencia hacia

los oficiales concejiles, como los caballeros de la sierra conquenses. En 1515 un

guarda de términos, al hallar en el término de Mezquitas rozas, sembrados y de

300 a 400 pinos cortados, prendió las mulas que estaba arando y labrando por

262 Ibidem, fol. 535, Ciudad Real, 31 de marzo de 1500 (el traslado de la carta está
fechado en Cuenca, a 11 de febrero de 1502). Parece evidente que la intervención
mediadora de Juan Hurtado de Mendoza intentaba salvar de la pena de muerte a sus
vasallos con la dilación del hipotético proceso judicial, ya que aún estaban en paradero
desconocido. Los condenados, una vez presos, debían ser juzgados por la justicia de la
çibdad de Cuenca, donde cometieron el dicho delito.

636
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

mandato de Jorge Ruiz de Alarcón, señor de Valverde. Vecinos de esta villa, con

su señor al frente, acudieron al despoblado a impedir las actuaciones de los

caballeros de la sierra. El licenciado Salaya reafirmó la jurisdicción del lugar a la

ciudad de Cuenca, en los pastos y en el derecho a vender la hierba en las

semanas vedadas del agostadero mientras permaneciera despoblado, y condenó

al señor de Valverde a restituir a Cuenca el ejido, los solares roturados de las

casas, las eras, lo labrado en Cañada Albalá y en los montes comunales; además,

le ordenó no maltratar a los futuros pobladores263.

263 Jerónimo LÓPEZ-SALAZAR PÉREZ, “Poderosos y adehesamientos en Castilla La


Nueva durante el reinado del Emperador”, ob. cit., pp. 410-411. Jorge Ruiz de Alarcón
no hizo caso del fallo, a pesar de que el juez Salmerón volvió a proceder contra él y los
vecinos de Valverde. Incluso la ciudad denunció que en 1556 Juan Ruiz de Alarcón
había ocupado de nuevo esos términos.

637
LOS ESTADOS SEÑORIALES

9.3 ASPECTOS HACENDÍSTICOS: LAS FUENTES DE

INGRESO DE LOS SEÑORÍOS

Los ingresos señoriales eran recaudados y administrados por el

mayordomo y sus ayudantes, quienes registraban las cantidades en los libros de

cuenta264. La fiscalidad señorial puede englobar distintos grupos de renta según

la naturaleza de su procedencia. El principal volumen de rentas de los señoríos

castellanos bajomedievales procedía de la explotación de sus propiedades, de

tributos propiamente señoriales y de tributos desgajados de la fiscalidad real.

De menor importancia cuantitativa son los ingresos por libranza de la Casa Real

—sueldos, quitaciones, mercedes o juros— y tributos pertenecientes a la

fiscalidad eclesiástica o concejil265. El caso de los linajes conquenses analizados

ratifica, a grandes rasgos, este primer esquema aproximativo de las fuentes de

ingreso señoriales.

264 Las fuentes documentales para estudiar la fiscalidad señoriales en esta época son
siempre fragmentarias y dispersas. Es muy raro encontrar libros de cuentas anteriores
al siglo XVI, aunque se han conservado algunos de grandes linajes castellanos, como el
de los Mendoza de Guadalajara en 1470.
265 Seguimos la clasificación propuesta por M.ª Concepción QUINTANILLA RASO,
“Haciendas señoriales nobiliarias en el reino de Castilla a fines de la Edad Media”, en
Historia de la Hacienda Española. Épocas antigua y medieval, Madrid, 1982, pp. 767-798. Un
completo repertorio bibliográfico sobre fiscalidad señorial en el trabajo de Miguel
Ángel LADERO QUESADA, “Estado, Hacienda, fiscalidad y finanzas”, en La Historia
Medieval en España. Un balance historiográfico (1968-1998), Actas de la XXV Semana de
Estudios Medievales de Estella, Pamplona, 1999, pp. 487-532. Además, consultar los
artículos de aproximación historiográfica sobre la nobleza castellana, ya citados, de M.ª
Concepción QUINTANILLA RASO, quien se ha interesado recientemente por el tema de la
renta señorial en dos ámbitos geográficos distintos, “Propiedades y derechos en los
señoríos nobiliarios cordobeses de la baja Edad Media. Nuevas interpretaciones”, HID,
24 (1997), pp. 391-414 y “Pechos y derechos agrarios y lógica señorial. Precisiones

638
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

La renta señorial tuvo que adaptarse a los cambios de la vida económica,

ya que su titularidad era jurisdiccional y las rentas solariegas eran

insignificantes o inexistentes. Los señores recurrieron a la compra de

propiedades rústicas, al fomento del tráfico comercial —y su control impositivo

por puentes y caminos—, a la comercialización de sus excedentes agrarios y a la

acumulación de inmuebles comerciales o artesanales266.

desde el ámbito toledano”, HID, 25 (1998), pp. 563-576.


266 Miguel Ángel LADERO QUESADA, “Fiscalidad regia y génesis del Estado en la Corona
de Castilla (1252-1504)”, ETF, Serie III, Historia Medieval, 4 (1991), pp. 108-110.

639
LOS ESTADOS SEÑORIALES

9.3.1 Las rentas territoriales

Las rentas procedentes de la explotación de las propiedades de los linajes

conquenses alcanzaron un nivel considerable. Entre las rentas antiguas

percibidas por los señores de Cañete destacaban las obtenidas en concepto de

disfrute agrario de los montes y prados de las distintas villas bajo jurisdicción

señorial. Francisca de Silva, viuda de Honorato de Mendoza, reclamó a Juan

Hurtado de Mendoza, su suegro, que le diese 8.500 mrs. en los pechos y

derechos que el concejo de Valdemeca le había de pagar,

así de yerbas como otras cosas, e los 10.500 mrs. en las rentas de la dicha villa de

Belmontejo, e que la señora cobre los 3.000 mrs. en cada un año a partir dende el

día de Navidad primera que verná, de los dichos 30.000 que rinden las villas de

Belmontejo y La Parrilla.

También se extraían rentas de la utilización de inmuebles rústicos y urbanos

(casas, tiendas, molinos, hornos, batanes, etc.)267.

No hemos encontrado muchos testimonios de tributos territoriales en los

señoríos conquenses. Sólo hay una mención de la martiniega regia, prestación

derivada del vasallaje rural, en Olmeda de la Cuesta, cuando esta aldea

pertenecía ya a la jurisdicción señorial de los Mendoza268. El testimonio más

significativo es una protesta de los ganaderos de Moya, villa de Andrés de

Cabrera, mayordomo de los Reyes Católicos, ante el derecho de asadura que

267 RAH, Salazar y Castro, 5 diciembre 1485, M-9, fols. 38r-39v.


268 El recaudador real pretendió reclamar la martiniega de Olmeda de la Cuesta en 1428
y 1441, lo que originó las protestas del concejo, pues ya no pertenecía a la jurisdicción
de Cuenca, AMC, leg. 187, exp. 3, fols. 51v-52r y leg. 190, exp. 3, fols. 45r-46r, cit.
Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad
Media..., ob. cit., nota 199, p. 71.

640
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

Juan Hurtado de Mendoza les pretendía cobrar en 1478 sin tener título para

ello. Éste alegaba que

el derecho de asadura lo pedía a las personas que tenían ganados e que eran

personas singulares, e porque de dozientos años e más a esta parte, que memoria

de hombres no era, encontraron que sus visabuelos y abuelos, e su padre e todos

sus progenitores sienpre habían estado en posesión de leuar el dicho derecho de

asadura, y que Enrique IV, ante la quexa de algunas personas, mandó que fuese

guardada, e lo pagaron como cosa justa e sin contradiçión269.

La sentencia del pleito fue favorable a los vasallos del mayordomo Andrés de

Cabrera, e vecinos e moradores de la dicha su villa e su tierra, porque prouaron asaz

conplidamente su yntençión y no así el procurador de Juan Hurtado; por tanto,

condenaron a éste que ni él, ni su procurador, ni su alcayde, ni otra persona que no

pida el dicho derecho de asadura que decía le perteneçe, que es vna res de cada rebanno, e

ynponemos sobre ello al dicho Juan Furtado perpetuo çilençio. Sobre los otros

ganaderos que no eran vecinos de Moya, en cambio, sí le reservaron su derecho

de asadura a salvo. Juan Hurtado aún protestó por considerar injusta la

sentencia: al concejo de Moya no le competía ninguna acción contra él, porque

quienes en Moya tenían ganados eran personas particulares, e commo de sus faziendas

se trabtase, e que todas avían de concurrir a dar el poder para que por ellos o contra ellos

se podiera dar la sentencia; además, alegó que desde tiempo inmemorial el

derecho de asadura se cobraba paçíficamente y no por fuerça, según habían

probado algunos testigos y antecesores. A pesar de ello, no se modificó la

primera sentencia, contraria a sus intereses.

269 S. d., agosto 1478, AGS, RGS, fol. 107. Este testimonio ilustra los abusos nobiliarios
producidos en la extralimitación de sus derechos respecto a cuestiones ganaderas, M.ª
Concepción QUINTANILLA RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad Media…”,
ob. cit., nota 60, pp. 61-62.

641
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Los actos calumniosos eran castigados por la caloña, término que con el

transcurrir de los siglos designaba de forma general las penas pecuniarias o

multas. Bartolomé, hijo de Martín Sastre, vecino de La Ventosa, había sacado a

una mujer casada de la villa y le había robado la casa a su marido, por lo que

Alejo de Sandoval decidió tomarle un par de bueyes suyos que tenía en el dicho

lugar por la caloña que debía270.

De cualquier forma, estas tasas no proporcionaron grandes cantidades

económicas al conjunto de las rentas señoriales de la Baja Edad Media.

Hay que hacer notar también cómo los habitantes de señorío eran los

encargados de recaudar el diezmo del pan que labraban las villas de la Sierra de

Cuenca para el cabildo catedralicio de la ciudad. Algunos datos revelan cómo

un mismo vecino de Uña, Juan Sánchez, se encargaba de recaudar el pan de

Uña y Beamud varios años consecutivos, incluso se obligaba con todos sus

bienes a coger todo el diesmo del pan de lo que labren los vesinos de Vña en términos

de la Sierra271. En una ocasión, Luis Lozano recibió una carta de poder del

concejo de Uña para pagar al deán y al cabildo 10.000 mrs. por razón de cierto

pan que tenían en este villa de sus diezmos272.

En ocasiones surgían conflictos relacionados con la percepción de los

diezmos entre las propias villas de señorío. Una sentencia favorable otorgada

por el provisor de Cuenca al cura de Las Majadas, Martín Fernández, sobre la

270 Huete, 12 mayo 1500, AHN, CONSEJOS, leg. 37.789, n.º 5.692, fol. 53v.
271 Cuenca, 10 julio 1460, 26 mayo 1461, 18 junio 1462 y 3 julio 1463, ACC, Secretaría,
Actas Capitulares, Libro VI, fols. 145r, 161r-v, 179r-v y 202r-v. Años antes se obligó a
coger los diezmos de Uña para el deán y el cabildo conquense Andrés López, vecino de
Uña, Cuenca, 8 agosto 1457, ibidem, fol. 91v. En 1447 figuraba como procurador Ruy
Díaz de Mendoza para recaudar los frutos de la mitad de lo lleco de Uña, ibidem, Libro
V, s. f., fol. 37v.
272 Uña, 28 octubre 1461, ibidem, fol. suelto entre fols. 222v-223r.

642
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

percepción de los diezmos de Fernán González Caja, cura de Uña, en término

de La Losilla, muestra discrepancias en este asunto273. A comienzos del siglo XVI

se desarrollaron unos procesos y pleitos sobre la pertenencia de los diezmos de

la Sierra de Cuenca y censuras, que en virtud de Letras Apostólicas había

impuesto el provisor de la Iglesia conquense, juez apostólico, al corregidor de

Cuenca y a otros, que impedían al cabildo caterdalicio la percepción de los

diezmos de Buenache, Uña, Poyatos, Las Majadas, Tragacete, Huélamo,

Beamud y otras villas. El corregidor había mandado a los labradores que no

segaran los panes bajo el cumplimiento de graves penas274.

273 Cuenca, 15 diciembre 1487, Clementino SANZ Y DÍAZ, Reseña cronológica de algunos
documentos conservados en el archivo de la Catedral de Cuenca, ob. cit., doc. 792, p. 86.
274 Cuenca, 21 julio 1502, ibidem, doc. 851, p. 92.

643
LOS ESTADOS SEÑORIALES

9.3.2 Las rentas de procedencia regia

La intervención de los nobles en la fiscalidad regia mantenía unos cauces

legales por vía de las mercedes, “tierras”, sueldos y otros pagos, pero a veces

los señores se apropiaban de rentas regias mediante el arrendamiento o

cometían determinados abusos y usurpaciones en el marco señorial que

dominaban. Las ventajas del sistema de arriendo para el señor eran

significativas: el arrendador mayor no recibía dinero, sino que se le transferían

las cantidades equivalentes asignadas por la hacienda regia al noble, y así

evitaba el arduo cobro. Además, existía una gran diferencia entre los beneficios

y la exigua cantidad que se entregaba a la Corona. Estas mercedes de juros se

solían asentar en las villas del señorío, lo que provocaba su posterior

apropiación total, o en lugares cercanos al dominio como áreas de relevancia

económica en las que influir275.

Las alcabalas alcanzaron durante el siglo XV un protagonismo inusitado

en los ingresos de los señoríos nobiliarios: eran otorgadas como pago de los

cargos políticos o de los servicios militares desempeñados por los nobles. Otras

rentas nuevas que tuvieron alcance señorial fueron las tercias, los pedidos y las

monedas. En la segunda mitad del siglo XV se convirtió en una práctica habitual

situar el pago de juros, sueldos o mercedes nobiliarias por parte de la

275 Isabel BECEIRO PITA, “Los estados señoriales...”, ob. cit., pp. 307-314. En el reinado de
Juan II comenzó la percepción de alcabalas por los nobles, bajo el sistema de arriendo.
Enrique IV autorizó que las alcabalas y otras rentas monárquicas fueran tasadas en los
señoríos, cuya cantidad servía para que el noble cobrase sobre ellas los sueldos y
mercedes reales. Las donaciones fueron abundantes por la guerra civil, pese a que los
cuadernos de alcabalas de 1462 legislaron contra los arriendos nobiliarios. Los Reyes
Católicos redujeron los juros en 1480 y otorgaron alcabalas exclusivamente a los linajes
más distinguidos en su apoyo político (Enríquez, Velasco, Mendoza).

644
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

monarquía276. La percepción de alcabalas era el impuesto que mayores ingresos

proporcionaba a la monarquía a fines del siglo XV, por lo que se convirtió en la

renta más interesante de las haciendas señoriales.

Para los linajes conquenses contamos con numerosos ejemplos de su

participación en las alcabalas de distintas villas y lugares, tanto pertenecientes

al obispado de Cuenca, como a otras zonas del reino castellano en las que

tuvieran intereses económicos. Muchas alcabalas estaban situadas en diferentes

rentas de la ciudad de Cuenca. Así, Gómez Carrillo tenía 5.000 mrs. de juro de

heredad en la renta de las alcabalas de los paños de Cuenca, cuya confección

fomentó el despegue económico de la ciudad gracias al desarrollo comercial de

la lana277.

En 1473 Juan Hurtado de Mendoza tenía situados 6.000 mrs. en la renta

de la alcabala del vino de Cuenca, por renuncia de Fernando García, criado del

monarca que por merced regia tuvo situados 20.000 mrs. por juro de heredad en

las alcabalas de Cuenca. Estos 6.000 mrs. de la renta de la alcabala del vino los

mudó posteriormente a las alcabalas y tercias de Huélamo. Posteriormente, este

personaje dejó 20.000 mrs. situados en las alcabalas conquenses a Pedro de

Barrientos, repartidos de la siguiente forma: tenía señalados 6.000 mrs. en la

renta de la carne biua e muerta, 6.000 mrs. en la renta de la çarandaja, 6.000 mrs. en la

renta del vino y 2.000 mrs. en la renta de las bestias e heredades278. Enrique IV mandó

276 Mª. Concepción QUINTANILLA RASO, “Haciendas señoriales nobiliarias...”, ob. cit.,
pp. 781-782.
277 Portilla, 3 agosto 1446, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 5r-15r. Sobre el desarrollo
de la actividad textil en Cuenca ver el completo trabajo de Paulino IRADIEL
MURUGARREN, Evolución de la industria textil castellana en los siglos XIII-XVI. Factores de
desarrollo, organización y costes de la producción manufacturera en Cuenca, Salamanca, Acta
Salmanticensia, 1974.
278 La renunciación del criado del rey fue hecha en Segovia, el 3 de agosto de 1473, y fue
confirmada a Juan Hurtado de Mendoza por carta de privilegio el 24 de agosto, AGS,

645
LOS ESTADOS SEÑORIALES

en su carta de privilegio que le quitades los seys mill mrs. de la renta donde están

saluados como dicho es, e se los pongades, e asentades, e saluades sennaladamente en las

dichas alcaualas e terçias de Huélamo, donde los el dicho Juan Furtado puede e quiere

auer e tener279.

Juan Hurtado de Mendoza tenía otros 35.000 mrs. de juro de heredad

situados en varias rentas y lugares suyos en 1481, de los cuales 13.000 mrs. los

había traspasado en 1463 a la catedral conquense. Los 22.452 mrs. restantes los

distribuyó en ciertas rentas y tercias de determinados lugares de la tierra y el

obispado de Cuenca, entre ellos algunos propios del señorío: 12.000 mrs. en

Poyatos, 1.000 mrs. en Tragacete, 4.000 mrs. en Uña, 3.000 mrs. en Cañada, 2.000

en Olmeda de la Cuesta y 452 mrs. en las alcabalas y tercias de Chillarón280.

Estas mismas cantidades continuaban asentadas a finales del siglo XV, cuando

Juan Hurtado de Mendoza traspasó los 7.000 mrs. de Tragacete, Olmeda de la

Mercedes y Privilegios, leg. 68, doc. 354, fol. 1r-v. Sobre la actividad relacionada con el
vino ver la aportación de José Antonio JARA FUENTE, “Elites urbanas: las políticas
comerciales y de mercado como formas de prevención de conflictos y de legitimación
del poder (la veda del vino en Cuenca en la Baja Edad Media)”, Brocar. Revista de la
Universidad de La Rioja, 21 (1997), pp. 119-134.
279 20 enero 1474, AGS, Mercedes y Privilegios, leg. 68, doc. 355. Los Reyes Católicos
confirmaron en Córdoba, el 9 de agosto de 1482, la provisión de su antecesor Enrique
IV, por la qual paresçe que el dicho Juan Hurtado ovo seys mill mrs. de los veynte mill mrs. que
fueron del dicho Fernando García, e fueron sytuados en los alcásares de Huélamo, lugar que es
de la çibdad de Cuenca, AGS, Mercedes y Privilegios, leg. 68, doc. 74. La carta de
privilegio fue trasladada sucesivamente en el libro de traslados de privilegios desde 1483
hasta 1504.
280 2 octubre 1483, AGS, Mercedes y Privilegios, leg. 19, doc. 43, fols. 456r-459r. Estos
mrs. de juro ya aparecían en una carta de privilegio otorgada por Enrique IV en
Madrid, el 16 de febrero de 1471, ibidem, leg. 168, doc. 39, fol. 3r. Los Reyes Católicos
confirmaron su carta de privilegio en Madrid, el 2 de septiembre de 1483, ibidem, fol.
2v. Chillarón era el núcleo principal del sexmo homónimo, situado en el extremo
occidental de la tierra de Cuenca.

646
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

Cuesta y Uña en favor de su esposa doña Elvira, quien solicitó a los monarcas la

confirmación de tal privilegio281. La percepción de alcabalas por parte de los

señores no estuvo exenta de abusos en el ámbito conquense282.

Los ingresos por libranza de la Casa Real eran considerables, en el

desempeño de los oficios de Montero mayor, Maestresala y guarda mayor de

Cuenca, como hemos tenido ocasión de ver.

281 20 diciembre 1496 y 13 febrero 1497, AGS, Mercedes y Privilegios, leg. 168, doc. 39.
En las Cortes de Toledo de 1480 se había legislado que todas e qualesquier personas que
touiesen mrs. de juro asentados en sus libros e los quisyesen renunçiar e traspasar, que lo
pudiesen fazer e fiziesen, fol. 1v. También el monarca Enrique IV, en una reunión de
Cortes, dio facultad para que todas e quales quier personas que de su sennoría touiesen quales
quier mrs. de juro de heredad, que por sola su renunçiaçión, syn aver otro su alualá nin
mandamiento, los pudiese renunçiar e renunçiasen, AGS, Mercedes y Privilegios, leg. 68,
doc. 354, fol. 1r.
282 AGS, RGS, 16 septiembre 1495, fol. 128, cit. M.ª Concepción QUINTANILLA RASO,
“Marcos y formas de proyección...”, ob. cit., p. 147, nota 61.

647
LOS ESTADOS SEÑORIALES

9.3.3 La administración de la hacienda señorial: el papel de

los mayordomos

Es difícil identificar la utilización exacta de los caudales económicos de

los linajes conquenses. Los ingresos en especie iban destinados a la

manutención de la familia señorial y su corte; si las cantidades de cereal,

animales, aceite, vino, etc. eran muy grandes podían dirigirlas a la

comercialización. Los ingresos en numerario se empleaban de forma diversa: en

el mantenimiento doméstico de la familia y sus servidores, en la reparación de

las instalaciones, en gastos concernientes a su posición política —acostamientos

de sus gentes de armas—, en la adquisición de nuevas tierras o villas, en la

práctica del mecenazgo —como la capilla de la catedral de Cuenca o la

fundación de capellanías—, etc.283.

La administración de los bienes señoriales corría a cargo de los

mayordomos, que se ocupaban de efectuar en nombre del titular del señorío las

compra-ventas y los arrendamientos de tierras y propiedades, así como de

recaudar las rentas y tributos; la gestión del mayordomo era completada por la

tarea de cogedores, tesoreros, camareros o contadores, encargados de controlar

los movimientos en dinero y en especie de la hacienda señorial. Los

mayordomos se escogían entre los letrados u oficiales de los concejos del

señorío284. Conocemos el nombre de alguno de los mayordomos del linaje

283 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Haciendas señoriales nobiliarias...”, ob. cit.,
pp. 793-796.
284 Ibidem, p. 797. Los mayordomos se convirtieron también en representantes locales
del señor, Isabel BECEIRO PITA, “Los estados señoriales...”, ob. cit., p. 318.

648
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

Hurtado de Mendoza, como Juan Martínez de Molina y Pedro de Priego,

mayordomos de Juan Hurtado de Mendoza285.

Los mayordomos se hacían durante ciertos años cargo de la hacienda del

señor, que tomaban anualmente cuenta de todo lo que recibía y daba, de lo cual

el mayordomo conservaba cartas de pago de los fenesçimientos de cuenta que con su

señor había realizado, como Juan de Alarcón, mayordomo de Lope de Alarcón,

señor de Valverde. Éste mandaba a su hijo Diego de Alarcón y a los demás

herederos que,

acatando los buenos serviçios que me ha hecho, que al dicho mi mayordomo le

quieran honrrar e hazelle mercedes e que no le demanden cuenta ninguna de las

pasadas, saluo desde el dia que Álvaro de Tejad e yo le tomamos cuenta, la qual

esta firmada de mi nonbre, e la monta que le oviere de tomar que la tome fray

Fernando, mi capellan, e que le de carta de finiquito, e que aprueben e den por

buenas todas las cuentas que yo le tome al dicho Johan de Alarcón, mi

mayordomo286.

Los mayordomos eran los encargados de resolver las deudas que los

miembros de los linajes o de sus vasallos podían tener con personas particulares

o con los concejos de Cuenca o Huete. Hay algunos testimonios de

endeudamiento con determinadas personas del entorno geográfico cercano a

los señoríos, como el protagonizado por Juan Hurtado de Mendoza, a quien

Juan de Atienza reclamaba en 1480 la devolución de 12.500 mrs. que su padre

—ya difunto— le había prestado hace seys años poco más o menos, a lo que el

285 Tragacete, 22 julio 1477, AGS, Cámara de Castilla, Pueblos, leg. 20, nº 553 y 5
diciembre 1485, RAH, Salazar y Castro, M-9, fols. 38-39v.
286 Valverde, 19 enero 1472, publ. Miguel LASSO DE LA VEGA, El señorío de Valverde, ob.
cit., doc. XXIX, p. 95. En otra cláusula del testamento, Lope de Alarcón mandaba al
mayordomo vn sayo de buen paño por cargo que del tengo y porque ruege a Dios por mi
anima, p. 96.

649
LOS ESTADOS SEÑORIALES

noble conquense había puesto escusas y dilaçiones a los requerimientos de su

tutor Juan de Concejo. El Consejo Real le mandó que pagara al tutor la deuda

contraída más todas las costas e dannos que sobre la rasón se le han rrecresçido287.

También en 1480 Juan Sánchez de Miguel, vecino de Villanueva de Alcorón,

aldea perteneciente al sexmo de la Sierra, solicitó una comisión para que la villa

de Poyatos le pagara los 15.000 maravedís que aún le debía de los que en ella le

fueron librados por Juan Hurtado288. Asimismo, el bachiller Pero Díaz, vecino

de Cifuentes, solicitó en 1494 al corregidor de Cuenca una comisión para cobrar

ciertas cantidades que le debían unos vecinos de Poyatos289.

Alfonso García el Romo, vasallo y durante gran tiempo mayordomo de

Pedro de Acuña, que había sido bien servido y su hacienda acrecentada, no

había recibido salario ni quitación alguna por el desempeño de su mayordomía,

y asimismo porque él tenía gastados algunas cuantías de maravedís, pan y otras cosas,

y que no tenía libramientos ni cartas de pagos suyas, el conde de Buendía ordenaba

que su cuenta fuera recibida por su juramento: así, todo el pan, vino, maravedís,

ganados y otras cosas que se le alcanzaran, debían cobrarse y obtener finiquito.

A su vez, don Juan Alfonso de Jaén, su contador, había recibido diversas

cuantías de maravedís, pan y otras cosas, y había hecho libranzas y dado

finiquito y cartas de pago por su mandado, por lo que se procedería como en la

cláusula anterior290.

Leonor de Tapia, vecina de Alcocer, mujer de Hurtado Díaz de Mendoza,

difunto, tenía un conosçimento sobre el conde de Priego de 79.000 mrs. firmado

287 25 octubre 1480, AGS, RGS, fol. 210.


288 Toledo, 12 junio 1480, AGS, RGS, fol. 181. Juan Sánchez de Miguel se quejó ante el
corregidor de Cuenca, Juan Osorio, que había requerido reiteradas veces que le
pagaran los 15.000 mrs. y no habían querido, prouiendo a ello sus escusas e dilaçiones.
289 17 noviembre 1494, AGS, RGS, fol. 382.
290 Buendía, 25 octubre 1482, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 95r-97v.

650
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

de su abuelo y padre, por lo que aquel fue apremiado por una cédula real a

pagar lo que le debía. El noble no lo quiso hacer poniendo sus escusas yndeuidas,

y como ella es pobre e biuda, e el dicho conde persona poderosa, no podría de aver nin

alcançar cunplimiento de justiçia. Este testimonio realza la indefensión que los

hombres y mujeres del común sentían ante las personas de rango nobiliario, así

como muestra la desconfianza ante el sistema jurídico que dirimía este tipo de

conflictos291. Luis de Ortega, vecino de Molina, también acusó al conde de

Priego de una deuda de 12.500 mrs. por virtud de un conocimiento, ciertas

cantidades que le habían de pagar las villas de Priego y Cañaveras, y el plazo

había expirado en muchos días, porque él había puesto escusas y dilaciones292.

En 1491 se ordenó a Pedro Vaca, maestresala y corregidor de Cuenca y

Huete, que acudiera con la recaudación de las penas pertenecientes a la cámara

y fisco reales y para la guerra de los moros, del lugar de señorío de Juan

Hurtado de Mendoza Poyatos —que ascendía a 100.000 mrs.— y de otras

personas y concejos de las ciudades de Cuenca y Huete, al receptor de las penas

pertenecientes a la cámara, Juan de Ramírez293.

En la época en que Lope Vázquez de Acuña tenía ocupada la ciudad de

Huete, algunos vecinos debían pagar ciertas deudas a mercaderes gitanos,

judíos y moros, que estauan encastillados e en la conpañía de Lope Vázquez, al que

habían tomado pan, vino, ganados, cantidades de mrs. y otras cosas durante la

guerra, bienes que solicitó al retornar a la obediencia de la reina Isabel. Los

vecinos de Huete protestaron porque se había capitulado que quales quier mrs. e

291 Madrid, 22 noviembre 1494, AGS, RGS, fol. 498. La comisión fue remitida al
corregidor de Cuenca o al alcalde en dicho oficio.
292 Valladolid, 23 marzo 1496, AGS, RGS, fol. 64.
293 Córdoba, 15 julio 1491, AGS, RGS, fol. 35. El corregidor de Cuenca y Huete ‒o
alguno de sus alcaldes‒ había ordenado al concejo de Poyatos pagar 100.000 mrs. por
cierta pena en que cayeron e incurrieron.

651
LOS ESTADOS SEÑORIALES

pan e otras cosas que de la fasienda y bienes del arzobispo de Toledo, de Lope

Vázquez y de las otras personas que estauan en opinión del aduersario, no se

pudiesen pedir ni demandar294.

Sobre las deudas que muchos particulares tenían con él, existe el caso de

unos arrendadores que, cuando Lope Vázquez estuvo en la ciudad de Huete,

cobraron en su nombre determinadas rentas y se negaron posteriormente a

darle cuenta de ello. El noble

tomó algunos fasedores que touieron cargo de su casa e fasienda, e los quales dis

que resçibieron e cobraron por él e en su nonbre muchas cuentas de pan e rentas

e vino e ganado e oro e plata e otras cosas, los quales dis que por su absençia se

fan alçado e sobreseydo de le dar cuenta con pago de lo que asy resçibieron e

recabdaron295.

También reclamó a la ciudad de Huete determinadas rentas de las escribanías

que le pertenecían y dejó de percibir durante varios años, a razón de 8.000 mrs.

anuales. Este privilegio había sido obtenido por Pedro de Acuña en 1430296. La

ciudad de Huete pidió en 1479 la revocación de contratos de censos abusivos

impuestos por fuerça e por myedo y temor del dicho Lope Vásques, ya que habían

294 Sevilla, 20 agosto 1477, AGS, RGS, fol. 438. La reina dio por libres e quitos a los
vecinos de Huete, por cuanto habían sido robados y no debían pagar más de una vez.
295 Toledo, 11 febrero 1480, AGS, RGS, fol. 120. Lope Vázquez se quejó de que el prior
de Uclés, a quien se había encomendado la labor de conosçer los dichos negoçios, había
dejado de usar tal comisión por mandado de los reyes, que advocaron los pleitos al
doctor Alfón Díaz de Montalbo, oidor de la Audiencia, cuya jurisdicción no podía
actuar más de ocho leguas allrededor de la dicha çibdad de Huete, Toledo, 11 febrero 1480,
AGS, RGS, fol. 213.
296 Lope Vázquez reclamaba los derechos de los escribanos de Huete, ya que el concejo
había dejado de pagarle de tres años a esta parte. El privilegio fue concedido por Enrique
IV y confirmado por los reyes Isabel y Fernando, Toledo, 11 febrero 1480, AGS, RGS,
fol. 184. Sobre la concesión a Pedro de Acuña de las escribanías y martiniegas ver supra.

652
Aspectos de gobierno y organización:
la administración en los señoríos

sido engañados e defraudados en ello. El noble pretendía cobrar una renta de dos

cahíces por tierras que solo producían esa cantidad:

Al tienpo que Lope Vásques de Acuña tenía ocupada la dicha çibdad e su tierra

fiso faser a çiertos conçejos de la dicha tierra e muchas personas syngulares della,

forçosamente, por el grand miedo e temor que le tenían, muchos contratos de

çensos y rentas de su tierras y heredamientos que en la tierra de la dicha çibdad

tenya […], que en lo que meresçía dos cafises de pan lo fasía arrendar e ençensar

por dies cafises297.

El doctor Alfón Díaz de Montalbo, oidor de la Audiencia Real, fue el encargado

de dilucidar, no dando lugar a escusas ni dilaçiones de maliçia, el juicio.

Otra queja de impago fue realizada por Pedro Rodríguez de Castro,

recaudador y arrendador mayor de las alcabalas y tercias del obispado de

Cuenca en 1479, que denunció al concejo de La Parrilla y otros lugares del

conde de Paredes por no pagarle los 6.000 mrs. que les había arrendado, a pesar

de que le habían hecho un traslado de una carta de pago que recibiría en Huete

en dineros. El recaudador había tenido que pagar del cargo de su ofiçio

enteramente en dinero los 6.000 mrs. y pedía que le fueran devueltos, así como

las costas, ya que no lo habían hecho poniendo excusas. Los monarcas

mandaron que este asunto fuera determinado por Juan Osorio, corregidor de

Cuenca y Huete298.

297 Toledo, 18 noviembre 1479, AGS, RGS, fol. 30.


298 Toledo, 19 enero 1480, AGS, RGS, fol. 57. El concejo de La Parrilla había prometido
pagarle las alcabalas y tercias que sacaron con la condiçión que los él resçibiese en quantía
de los mrs. por que asy se ygualava vn priuillejo quel dicho conçejo de La Parrilla desya que en
ellos estaua sytuado.

653
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

10. INTERESES ECONÓMICOS EN LA SIERRA: LA

PRESIÓN SEÑORIAL SOBRE LA TIERRA DE

CUENCA

La Sierra de Cuenca era una zona de escaso poblamiento con grandes

condiciones para la explotación ganadera y forestal, sometida

jurisdiccionalmente al gobierno de la ciudad. Los pastos comunales se

sometieron al control concejil para defender el territorio montañoso de los

señoríos vecinos y proteger las hierbas de consumos excesivos. En este punto

aparecieron los conflictos entre los vasallos de las villas señoriales, que

irrumpían en estas tierras ante la necesidad de sembrar cereales, y los

procuradores de los lugares de la Sierra bajo jurisdicción de la ciudad,

defensores del pastoreo por los intereses de los dueños de ganado. La nobleza

territorial, que de antiguo había practicado labranzas, mantuvo constantes

litigios con el concejo de Cuenca por el dominio efectivo de las zonas destinadas

al uso común de los vecinos. Éstos se quejaban de los perjuicios que les causaba

la labor cerealística de la Sierra, ya que no se pagaba el censo establecido y no

representaba ningún beneficio para el ganado, toda vez que los rastrojos

duraban poco y eran aprovechados por quienes sembraban los panes299. Los

fenómenos de adehesamiento, apropiación indebida de términos y otros abusos

señoriales fueron muy habituales a lo largo del siglo XV.

299 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad
Media...”, ob. cit., nota 41, p. 54.

655
LOS ESTADOS SEÑORIALES

10.1 EL INTERÉS GANADERO DE LA NOBLEZA

TERRITORIAL CONQUENSE

Aunque las actividades agrícola y ganadera tendieron a complementarse,

en el caso conquense hubo una clara prioridad hacia la segunda por su mayor

rendimiento económico, especialmente constatado durante el siglo XV. El

protagonismo en el desarrollo ganadero es una característica destacable del

proceso de renovación nobiliaria en la Castilla bajomedieval. La nobleza obtenía

rentas ganaderas de forma legítima —posesión de rebaños en propiedad que les

otorgaba ciertos derechos y privilegios— o de forma irregular —control de

dehesas y baldíos, robos de ganado, usurpación de tierras—300. Los distintos

linajes conquenses demostraron gran interés hacia el arrendamiento de dehesas

y pastos para el ganado como fuente de ingreso y en la práctica especulativa

sobre la ganadería a través de la trashumancia. El pastoreo fue una actividad

económica importante en la tierra de Cuenca durante la baja Edad Media,

aunque no exclusiva ni siquiera en las áreas abruptas de la Sierra; la actividad

pastoril, preferente, compartió protagonismo con los usos forestales —

extracción de madera y carbón, práctica cinegética y recolectora— y la

agricultura de rozas301. De todas formas, parece ser que en el caso de Cuenca

existió predominio del propietario pequeño y mediano, a pesar de que la

300 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “La renovación nobiliaria...”, ob. cit., p. 276.
Marie-Claude GERBET ha sistematizado la relación entre nobleza y ganadería durante
los siglos XIV y XV, en los que la nobleza supo aprovechar la crisis económica y
demográfica para desarrollar la ganadería, “Noblesse et élevage dans la Couronne de
Castille a la fin du Moyen Âge”, La nobleza peninsular en la Edad Media, ob. cit., pp. 189-
190 para el caso de Cuenca.
301 Una visión de conjunto sobre el tema en el trabajo de M.ª Concepción QUINTANILLA
RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad Media…”, ob. cit., pp. 37-69.

656
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

ganadería constituía una base económica prioritaria para la nobleza

territorial302.

El río Escabas discurre por la Sierra de Cuenca.

302 Concepción SÁNCHEZ PABLOS, “Los propietarios de ganados en la Baja Edad Media:
el ejemplo de Cuenca”, en Actas I Simposio de Jóvenes Medievalistas. Lorca 2002, ob. cit.,
pp. 189-199.

657
LOS ESTADOS SEÑORIALES

10.1.1 La política concejil sobre pastos: el arrendamiento de

dehesas y propios

El fuero otorgado por Alfonso VIII en 1190 es una magnífica muestra de

cómo se orientó la economía conquense hacia la ganadería, cuya explotación

adquirió gran importancia debido a la orografía montañosa del territorio y,

posteriormente, a la relevancia de las cañadas mesteñas. La Cañada Real

conquense comenzaba su itinerario en la Sierra de Albarracín y finalizaba en las

llanuras manchegas del Campo de Calatrava; otros ramales conectaban con

Linares y Murcia. En la serranía conquense, donde existían múltiples veredas y

cordeles, sus principales enclaves eran Tragacete y Huélamo, cuyos pastos eran

utilizados en verano303.

Durante el siglo XV las autoridades concejiles de Cuenca trataron de

proteger las hierbas al establecer anualmente un periodo de veda, coincidente

con el verano, en el que se restringía el libre acceso de los pastores locales y

foráneos. La ciudad explotó las posibilidades físicas de la tierra en su beneficio

hacendístico, arrendando las dehesas de propios como pastizal de verano304. En

1466 se prohibió que las ovejas de Cuenca, su tierra y señoríos comarcanos —

usuarias de los agostaderos serranos— se esquilasen en otros lugares foráneos,

303 Sobre el itinerario de las cañadas conquenses ver el trabajo de Félix Manuel
MARTÍNEZ FRONCE, “La Cañada Real conquense o de los Chorros”, Cañadas, cordeles y
veredas (coord. Pedro García Martín), Valladolid, 1991, pp. 257-287 y Pedro GARCÍA
MARTÍN, “La ganadería mesteña en el área castellano-manchega durante la Edad
Moderna”, I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, VII, ob. cit., p. 119. Una
recreación de la vida pastoril transhumante en la obra de Félix Manuel MARTÍNEZ
FRONCE, Una cuadrilla mesteña: la de Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, Serie
Historia, 2, 1989.
304 José M.ª SÁNCHEZ BENITO, “Las haciendas de los concejos en la submeseta sur (s.
XIV y XV)”, Finanzas y fiscalidad municipal, ob. cit., p. 404.

658
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

para concentrar localmente la riqueza generada por aquellos pastizales305. Los

ganaderos que deseaban utilizar los pastos estivales debían declarar en el mes

de mayo el número de cabezas que pensaban llevar, pagando por ello un

derecho variable segun la cantidad y el tipo de ganado. Los habitantes de

pueblos señoriales abonaban una cantidad fija por el total, que oscilaba en 1441

entre los 150 mrs. de Las Majadas y los 4.000 mrs. de Poyatos306.

Existían sanciones para quien irrumpía con sus ganados en cotos, viñas y

mieses. En 1431 cualquier vecino estaba facultado para prendar al infractor, que

debía pagar una sanción de 2 mrs. de día y 4 mrs. de noche por animal, más los

daños, dando el doble por los bueyes. También se limitaron los adehesamientos

privados, especialmente en el ámbito serrano, creados por los habitantes de

señorío, y en el entorno de una legua alrededor del perímetro urbano307. En 1409

Fernando López de Orozco, alcalde teniente por Ruy Gutiérrez de Inestrosa —

alcalde y juez entregador mayor de las mestas y las cañadas—, y Juan Sánchez,

alcalde por Juan García Pineda —corregidor del rey en Cuenca—, dieron una

sentencia para que no se hicieran dehesas ni se acotaran prados en los caseríos y

heredamientos del término de la ciudad, por quanto todas las caserías e lugares que

son poblados en término de la dicha çibdat e enderredor della son adegannas de la dicha

çibdat, las quales non han nin pueden nin deben aver prados nin exidos nin dehesas por

sy308.

305 AMC, leg. 187, exp. 3, fols. 60v-61r y leg. 197, exp. 5, fol. 27v, cit. Yolanda GUERRERO
NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad Media..., ob. cit., notas
54-55, p. 184.
306 Ibidem, notas 56-60, p. 184.
307 Ibidem, notas 63-66, p. 185.
308 Cuenca, 20 agosto 1409, AMC, leg. 201, exp. 1, fols. 60r-62v, publ. Colección..., doc.
188, pp. 434-437.

659
LOS ESTADOS SEÑORIALES

La Corona castellana autorizó hacer dehesas en la Sierra y obtener

ingresos de su arrendamiento desde finales del siglo XIV 309, aunque aún en 1430

no se había ejecutado el privilegio. En 1412 el tutor regio Fernando de

Antequera solicitó realizar averiguaciones para ver si las dehesas que había

hecho el concejo en la Sierra eran suyas e que fuesen guardadas por dehesas

defesadas porque la dicha çibdat oviese algunos propios de que se pudiesen conplir los

sus menesteres310. Las dehesas fueron conformándose con dificultades por

discrepancias entre pecheros y regidores y, sobre todo, por la oposición

enconada que manifestaron los lugares de señorío.

El arrendamiento de dehesas, “yerbas” y “lugares despoblados” suponía

un ingreso importante para las arcas concejiles311, aunque generaba numerosos

conflictos en las aldeas señoriales del entorno y entre las propias de la ciudad.

Durante el reinado de Juan I se habían concedido a caballeros, escuderos y

ciudadanos de Cuenca ciertos lugares y quiñones de tierra en la Sierra para

hacer labranza de pan. Cada quiñón constaba de un prado por dehesa de

talanquera para sus ganados, bueyes y bestias de azadas, y donde pudieran

pasar los ganados de los vecinos de Cuenca cuando subían a la Sierra. Pero

algunos escuderos habían comprado más término de la ciudad, vendían la

hierba, llevaban la renta e impedían el paso de otros ganados, por lo que les fue

309 Cuenca consiguió el derecho de adehesamiento de ciertas partes de la serranía por


concesión de Enrique III el 5 de noviembre de 1386, AMC, leg. 110, exp. 1, cit. Joaquín
Saúl GARCÍA MARCHANTE, Economía forestal del Ayuntamiento de Cuenca, Cuenca, 1985,
p. 87.
310 Cifuentes, 15 julio 1412, AMC, leg. 34, exp. 2, fol. 1r-v, publ. Colección..., doc. 192, pp.
441-442. Gonzalo Pantoja, bachiller en decretos, fue nombrado pesquisidor en este
asunto.
311 Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad
Media..., ob. cit., p. 65, notas 168-169.

660
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

requerido mostrar las donaciones y las cartas de las compras y recaudos por los

que adquirireron los dichos lugares312.

Ya desde finales del siglo XIV los señores habían planteado contiendas

con la ciudad, al oponerse a la consolidación de las dehesas de propios que el

concejo disponía con la pertinente autorización regia313. La documentación

menciona pequeñas “entregas” por iniciativas particulares para poner en

cultivo tierras vedadas a los campesinos de la comarca314. Así, las aldeas

serranas bajo jurisdicción señorial, de términos reducidos, irrumpían en el

territorio montañoso dependiente de Cuenca, que estaba poco poblado. Los

señores locales apoyaron estas iniciativas y consiguieron “adhesiones” que

aseguraban la subsistencia a los campesinos, en detrimento del realengo315. El

concejo conquense se dirigió reiteradamente a la Corona para pedir el respeto a

la integridad de la Sierra316, tratando de garantizar los pastos comunes para el

disfrute de las aldeas de los sexmos317.

312 Burgos, 26 octubre 1379, AMC, leg. 47, exp. 3, fol. 52r.
313 El corregidor Fernando Martínez de Bonilla llevó a cabo en 1390 el amojonamiento
de la sierra para defenderse de las penetraciones constantes de los señoríos en Las
Majadas, Uña, Poyatos, Beteta, Tragacete, Beamud y Huélamo, AMC, leg. 34, exp. 1, 9-
23 agosto 1390, publ. Colección..., doc. 131, pp. 301-316.
314 En 1423 se enviaron hombres armados para quemar y destruir las siembras, pajares
y otros edificios levantados ilegalmente en la Sierra conquense, AMC, leg. 187, exp. 2,
fols. 11r-v y 16r, cit. Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO,
Cuenca en la baja Edad Media..., ob. cit., nota 51, p. 183.
315 Ibidem, nota 219, p. 76.
316 Entre las aldeas denunciadas a la Corona estaban Beteta, Uña, Poyatos, Tragacete,
Huélamo, Portilla y Las Majadas, AMC, leg. 187, exp. 2, fols. 17v-18v, cit. ibidem, nota
52, p. 183. En 1454 se reclamaron determinados términos, pastos, montes, dehesas y
abrevaderos usurpados a la ciudad, AMC, leg. 110, exp. 1, cit. ibidem, nota 53, p. 184.
317 José Antonio JARA FUENTE interpreta el arrendamiento de las dehesas de forma
dialéctica, en una relación desigual entre la clase dominante rural y la clase dominada

661
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Una misiva contra los lugares de señorío impidiendo el quebrantamiento

de las dehesas de Pared del Cuervo y Valdeminguete se consiguió en 1420.

Huélamo, Tragacete y Beteta alegaron a Juan II su cercanía a los pastos de

propios como justificante para acceder a ellos. El monarca envió una carta el 9

de septiembre de 1420 al guarda mayor, Diego Hurtado, y al concejo de Cuenca

sobre este espinoso asunto:

Sepades que los conçejo e omnes buenos de Huélamo e Tragazete e de Beteta se

me embiaron querellar e dizen que ellos estando en tenençia e paçefica posesión

vel casi de veinte e treinta e quarenta annos e más tienpo a esta parte, tanto que

memoria de omnes non es en contrario, de paçer con su ganado en toda la Sierra

de la dicha Çibdat de Cuenca segund fazen otros muchos pueblos de su comarca

que eso mesmo la comen con sus ganados de comunidat e nunca seyendo guarda

por dehesa en parte alguna la dicha Sierra, que agora vos el dicho Diego Furtado

nuevamente enbiastes dezir de vuestra parte por vuestras cartas a los dichos

conçejos de Huélamo, Tragazete e Beteta que non paçiesen con los dichos sus

ganados en la dicha Sierra nin en algunos lugares que nonbrastes e nonbraredes

que eran e son dehesas que les dizían la Pared del Cuervo e Valdeminguete e que

las guardasen por dehesas [...]318.

A mediados del siglo XV los señoríos volvieron a cuestionar los acotamientos en

Fuente el Pinillo, Pared del Cuervo y Cañada el Mostajo, que fueron

de los sexmos, dentro del proceso señorial, Elites urbanas en Cuenca en los siglos XIV y
XV. Análisis de una estructura urbana de poder, Tesis doctoral inédita, Universidad
Autónoma de Madrid, 1999.
318 El monarca ordenó que se respetara a las susodichas villas el derecho de pacer los
ganados y sembrar pan, así como se les devolviera las prendas que así diz que le
prendastes e mandastes prendar injusta e non devidamente, AMC, leg. 1501, exp. 2, pub.
Actas..., pp. 85-86. El concejo, con el guarda mayor a la cabeza, se reunió el 19 de octubre
de 1420 para discutir este particular.

662
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

reafirmados por Enrique IV319. Las protestas concejiles eran elevadas ante las

Cortes por los procuradores conquenses. En 1454 Enrique IV ordenó al

corregidor Diego de Vergara que se devolvieran las dehesas y propiedades

usurpadas por algunos señores320.

La política regia trató de equilibrar la presión concejil y señorial sobre los

asuntos agrarios y ganaderos en las últimas décadas del siglo XV. Los Reyes

Católicos impulsaron la redacción de ordenanzas específicas y enviaron

corregidores y jueces de términos —nombrados en las Cortes de 1480,

renovando un mandato dado en 1432 que dio lugar a sus intervenciones321—

para dilucidar la atribución de lindes y derechos de explotación de las tierras. El

procedimiento habitual consistía en una “visita de términos” por parte del

corregidor o del juez de términos designado, en la que se derribaban los

edificios erigidos en términos ocupados, se destruían labranzas ilegales y se

restituían los mojones en los lugares adecuados. Posteriormente, se anunciaba

en pregón público la prohibición de entrar en los lugares bajo la amenaza de

determinadas penas pecuniarias y pérdida de las cosechas y los animales en

caso de laboreo. La monarquía mostraba un respeto por los usos locales

319 AMC, leg. 34, exp. 5; leg. 5, exp. 3, fol. 44r-v; leg. 194, exp. 3, fols. 63r-64r, cit.
Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad
Media..., ob. cit., notas 222 y 224-225, p. 217.
320 12 y 22 octubre 1454, AMC, leg. 5, exps. 1 y 3, cit. César OLIVERA SERRANO,
“Inventario de la documentación medieval...”, ob. cit., pp. 382-383, docs. 156 y 158.
321 Los fenómenos de roturación de nuevas tierras y puesta de explotación de baldíos es
característico de la segunda mitad del siglo XV, con su secuela frecuente de
privatizaciones ilegales de aprovechamientos o bienes comunales, tanto en realengo
como en señoríos, y la consecuencia de pesquisas y pleitos que se siguieron, Miguel
Ángel LADERO QUESADA, “Política económica, restauración de la Hacienda y gastos de
la monarquía”, en Luis Suárez Fernández y José Ignacio Gutiérrez Nieto (coords.), Las
instituciones castellano-leonesas y portuguesas antes del Tratado de Tordesillas, ob. cit., p. 80.

663
LOS ESTADOS SEÑORIALES

tradicionales, como su protección de los pastos comunales en la Sierra o el

apoyo al ganado trashumante, aunque, en otras ocasiones, defendían los

derechos al adehesamiento efectuado por el concejo o por particulares322.

Los Reyes Católicos emitieron una Real Provisión en 1499 sobre el pago

de tributos por los pueblos de señorío que tuvieran aprovechamiento de pastos.

Andrés de Ávila, procurador síndico de Cuenca, expuso que la ciudad, de veinte

años a esta parte e más tiempo, había tenido muchos gastos judiciales

en defender e cobrar sus términos, e en adobar los adarves e muros della, e que

los lugares de los señoríos que están poblados en el término e suelo de la dicha

çibdad gozan de todos los dichos términos della, paçiendo las yerbas con sus

ganados como los otros vezinos de la dicha çibdad.

Por tanto, solicitaba a los monarcas remediar el agravio mandando al

regimiento que sacaran los libros de gastos hechos en el cobro de los términos y

adobamiento de los adarves, puentes, muros y caminos, haciendo repartimiento

en cada lugar de señorío para pagárselo a la ciudad, e que no le consyentan

comer ni gozar de los dichos términos de la dicha çibdad. La Real Provisión

inserta una ley dada por Juan I en las Cortes de Segovia de 1386 sobre lo

susodicho, en la que se instaba a los lugares que no querían pagar el

repartimiento y a la que apelaban los Reyes Católicos en cumplimiento de la

legislación323.

322 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad
Media…”, ob. cit., pp. 66-67.
323 Granada, 17 octubre 1499, AMC, leg. 5, exp. 125. La ley dictada por Juan I decía que
si los lugares de señorío comieren sus pastos e se aprouecharan de sus términos, que los
pudiesen apremiar los ofiçiales de cada çibdad, e que paguen todos los repartimientos a que se
acogieren las çibdades. Los Reyes Católicos ordenaron que se cumpliera dicha ley y no
vayades contra el tenor e forma della, por lo que dieron al corregidor o al juez de
residencia de Cuenca su poder cumplido, con todas sus ynçidençias e dependençias,

664
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

La participación social en los arrendamientos de dehesas, hierbas y

pastos de la Sierra arroja unos datos significativos sobre su repartimiento

equitativo. Sobre un total de 247 rentas subastadas entre 1420 y 1480,

aproximadamente, los regidores obtuvieron 59; otros cargos de la clase

dominante urbana, 73; los vecinos de la tierra, 77; y otros grupos sociales —

vecinos de señorío o miembros de la nobleza— 38. Los ganaderos y pastores de

las aldeas de Cuenca obtuvieron, por lo tanto, gran parte de las rentas

subastadas324.

Las ordenanzas concejiles facilitaban el acceso a la tierra de los pastores

que los propietarios locales necesitaban, autorizando a los foráneos a comer las

hierbas libremente dentro de la jurisdicción urbana, sin que padecieran

molestias de los caballeros de la sierra325. Acudían a la Sierra muchas manadas

foráneas, especialmente de tierras manchegas y murcianas, así como de tierras

más cercanas (Uclés, Molina, Belmonte, los propios señoríos serranos).

Los pastizales baldíos eran reservados, en parte, a la población pechera.

Estos terrenos, utilizados por el colectivo urbano, se destinaron exclusivamente

para aprovechamiento ganadero. Los caballeros trataron de presionar a los

pecheros para vender sus términos por una cantidad inferior, como se denuncia

en el ordenamiento municipal de Fernando de Antequera326. Posteriormente, las

anexidades e conexidades.
324 Son datos proporcionados por el estudio de José Antonio JARA FUENTE, Elites urbanas
en Cuenca en los siglos XIV y XV. Análisis de una estructura urbana de poder, ob. cit.,
aunque no hemos podido constatar el arco cronológico exacto de dónde están tomados.
325 AMC, leg. 187, exp. 5, fols. 50v-51r, cit. Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª
SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad Media..., ob. cit., nota 37, p. 181.
326 Estas ordenanzas, confirmadas por Juan II en 1423, supusieron la definitiva
implantación del regimiento en Cuenca. Están publicadas por M.ª Dolores CABAÑAS
GONZÁLEZ, “La reforma municipal de Fernando de Antequera en Cuenca”, Cuenca y su

665
LOS ESTADOS SEÑORIALES

hierbas de muchos de estos términos fueron arrendadas, consignándose las

correspondientes cantidades en las cuentas del fisco local, ya que la mitad del

valor total beneficiaba a los pecheros al relevarles de algunas cargas327.

La actividad ganadera en la Sierra de Cuenca parece disminuir en

importancia en el siglo XVI, a tenor de algunos testimonios recogidos por

vecinos de las villas serranas, que achacaban la despoblación del espacio —a

una cuarta parte— a la pérdida de los ganados y sus dueños328. A pesar de ello,

la pujanza de la lana conquense en la Edad Moderna fue una característica

relevante de la economía local durante ese periodo.

territorio en la Edad Media, ob. cit., pp. 381-397.


327 Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad
Media..., ob. cit., p. 221.
328 Huélamo, 3 diciembre 1575, Julián ZARCO CUEVAS, Relaciones de pueblos del obispado
de Cuenca, ed. cit., pp. 290-291.

666
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

10.1.2 Interés ganadero de los linajes conquenses

Interés ganadero de los Albornoz

Los Albornoz fueron el primer linaje de la nobleza territorial con

intereses en la próspera ganadería conquense. Los ganaderos de las comarcas

de Molina y Cuenca llevaban a pastar sus ganados a la zona meridional del

Sistema Ibérico y aprovechaban su estancia para realizar algunas ventas. En

1328 García Álvarez de Albornoz llevó a pastar a término de Albarracín unos

2.000 carneros junto a otros ganados mayores y menores, de los que una parte

vendió a crédito a diversos carniceros aragoneses. Estos se negaron a

satisfacerle las cantidades por las que se habían comprometido en los contratos

notariales, alegando que ellos habían intervenido usuras, o amparándose en

privilegios de concesión de moratoria de pago emanados del rey de Aragón.

Este mismo año García Álvarez de Albornoz había vendido otros mil carneros

en el lugar de Huélamo a unos carniceros de Villafranca329. Gonzalo Fernández

de Heredia, que era alcaide y baile de Albarracín, tomó 50 cabezas de este

rebaño en Vegas, una aldea de Albarracín, bajo el pretexto de que debían pagar

“montático”. García Álvarez de Albornoz presentó un recurso ante Pedro IV

manifestando que los carneros habían sido vendidos en Huélamo e iban por

camino público, por lo que no estaban obligados a pagar dicho impuesto.

Durante la primera mitad del siglo XIV García Álvarez de Albornoz y

posteriormente su hijo Ferrán Gómez fueron alcaldes del castillo de Huélamo a

329 Máximo DIAGO HERNANDO, “El comercio de productos alimentarios entre las
Coronas de Castilla y Aragón en los s. XIV y XV”, AEM, 31/2 (2001), pp. 614-616. Este
autor identifica el topónimo Villafranca con Villafranca del Penedés, lo que probaría la
existencia de una exportación de ganados castellanos al principado de Cataluña, más
alejado territorialmente que el reino de Aragón.

667
LOS ESTADOS SEÑORIALES

pennos por una quantía de maravedís, porque pertenecía a la orden de Santiago. En

ese intervalo de tiempo habían cobrado el derecho de asadura que el rey

Alfonso XI había concedido a los comendadores del castillo de Huélamo, por el

paso de ganados del concejo de Cuenca hacia la sierra. El concejo de Cuenca

mantuvo un pleito contra el maestre de Santiago que abarcó los reinados de

Enrique II y Juan I, en el que se exponía que García Álvarez de Albornoz

comenzó a llevar la asadura hacia 1321

más por fuerça que por derecho, e que después el conçejo de la dicha çibdat,

conosçiendo los buenos debdos que avía con el dicho Garçía Álvarez e las buenas

obras quel dicho conçejo dél ovieran reçebido que le fezieran graçia que llevase la

dicha asadura en quanto él toviese el dicho castiello.

Su hijo Fernán Gómez, que disfrutó de la tenencia del castillo, entre 1339

y 1359 aproximadamente, pidió la misma gracia que el concejo de Cuenca había

dado a su padre, porque los pastores le non consintieron tomar la dicha asadura e

ferieron a los hombres del castellero. Desde que Fernán Gómez se fue al reino de

Aragón los ganados subían a la Sierra de Cuenca libremente, hasta que el

comendador García Alfonso volvió a tomar la asadura en 1377, por lo que el

concejo volvió a entablar el pleito330.

Interés ganadero de los Hurtado de Mendoza

La ganadería generaba diversos beneficios económicos producidos tanto

por su tipología estante como trashumante, aunque no haya quedado

constancia documental del número de reses totales de las que dispuso el linaje.

330 Burgos, 23 septiembre 1379, AMC, leg. 3, exp. 14, publ. Colección..., doc. 116, pp. 273-
279. La sentencia fue favorable al concejo de Cuenca y en ella se probaba que Garçía
Álvarez e Ferrant Gómez llevaron la dicha asadura por ruego e graçia que le fezieron el conçejo
de Cuenca, e algunas vezes por fuerça.

668
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Su importancia viene dada por testimonios indirectos, como los fenómenos de

adehesamiento y las prendas de ganados. Las autoridades concejiles solicitaron

reiteradamente la realización de numerosos amojonamientos entre las villas

para reservarse el derecho de pasto en sus términos.

Los habitantes de señorío propietarios de ganado poseían un número

medio de cabezas, como Juan Andrés, vecino de Poyatos, que en 1467 poseía

350. Juan Sánchez de Uña, aunque vecino de Zarzuela, pagó 180 mrs. por entrar

en la Sierra de Cuenca con 150 vacas de los vecinos de Uña en 1442331.

También existen numerosos pleitos por cuestiones relativas a la

compraventa de ganado y de producción agrícola que afectaban a los vecinos

de las villas señoriales. Juan Rodríguez de Ademuz y sus consortes, vecinos de

Cañete, entraron en un pleito con vecinos de La Ribera por razón de la venta de

cierto ganado en malas condiciones que aquéllos les hicieron; un año antes les

habían ordenado dar a éstos todos los mrs. que les debían, por lo que el trato

era frecuente332. Un vecino de Poyatos, Pedro Sánchez Carrasco, emplazó a un

mercader conquense por un pleito en razón de cierto ganado333. Otro testimonio

exoneraba a los vecinos y concejos de Cañete, Poyatos, Uña y Tragacete que

hubieran comprado trigo fiado o tomado en préstamo, lo pagaran a los precios

que tenían en el momento que lo tomaron334.

331 Concepción SÁNCHEZ PABLOS, “Los propietarios de ganados en la Baja Edad Media:
el ejemplo de Cuenca”, ob. cit., p. 194.
332 13 enero 1478, AGS, RGS, fol. 177 y 26 agosto 1477, ibidem, fol. 445.
333 Sevilla, 24 enero 1478, AGS, RGS, fol. 181.
334 24 agosto 1497, AGS, RGS, fol. 117.

669
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Ganado bovino en las cercanías de Poyatos.

Los adehesamientos

En 1409 el procurador Miguel Sánchez se quejó de que algunas personas

de los caseríos y lugares en derredor de Cuenca hacían prados, ejidos y dehesas

y los defendían como suyos y auténticos previllejados. Para ello pidió que los

jueces reconocieran las dichas adegannas ser término de la dicha çibdat e pobladas e

sanadas en él y mandasen que las paçiesen todos los ganados e las otras bestias, e

segasen las yervas della libre e desenbargadamente, syn contradiçión alguna, commo

cosa de su término. Fernando López de Orozco, teniente alcalde del juez

entregador mayor de las mestas y las cañadas, y Juan Sánchez Cervera, alcalde

de Cuenca por el corregidor Juan García de Pineda, determinaron que los

lugares e caserías que son poblados en término de la dicha çibdat que son sus

adegannos, e por ende, que non han nin deven aver prados nin exidos nin

dehesas apartadas por sy, salvo en general con la dicha çibdat e con los vezinos e

moradores de las dichas adegannas pechan e diezman en la dicha çibdat commo

vezinos della. El honrrado Diego Furtado de Mendoça apeló esta sentencia e

dixo que non avía por sus juezes a los dichos Ferrand López e Juan Sánchez, a

670
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

conpannía nin cosa alguna que fiziesen [...], e que estaba descomulgado el dicho

alcallde entregador, e que por tanto non consentía en ello335.

La necesidad de delimitar los términos que pertenecían a los distintos

concejos era una consecuencia de estos adehesamientos. En 1420 se realizaron

amojonamientos del término de Moya con Valdemeca, Cuenca y Aragón.

Algunos “campesinos acomodados”, como Juan Caja, vecino de Tragacete,

aparece como arrendador de dehesas y tierras de Cuenca336. En 1481 se

determinó que Cañete y Moya pusiesen hitos y mojones para separar sus

medios términos. Ese mismo año se realizó un apeo de las dehesas de Juan

Hurtado en término de Moya337. Los vasallos de los Hurtado de Mendoza

continuaron beneficiándose de los adehesamientos irregulares. Así, en 1491 se

ordenó al maestresala y corregidor de Cuenca, Pedro Vaca, que no ejecutara la

pena decretada contra la villa de Poyatos a causa de una dehesa que usaban

para los bueyes del concejo, ya que el pleito se encontraba en grado de

apelación.

335 Cuenca, 20 agosto 1409, AMC, leg. 201, exp. 1, fols. 60r-62v, publ. Colección..., doc.
188, pp. 434-437. Diego Hurtado debía tener algún interés personal al protestar la
resolución de esta sentencia.
336 AMC, leg. 34, exp. 6 y leg. 144, exp. 6, cit. M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “El
pastoreo en Cuenca a fines de la Edad Media…”, ob. cit., nota 37, p. 53. La dedicación
cerealera de la Sierra conquense, además de un incremento poblacional de la comarca,
denota la existencia a fines del siglo XV de algunos campesinos acomodados,
interesados en un sistema de explotación mixto —ganadero y agrícola— y
arrendadores de tierras concejiles.
337 RAH, Colección Abella, t. XXIX, fol. 73r, leg. 3, docs. 18, 16 y 34. Estas referencias
pertenecen a un fondo de localización indeterminada sobre la villa de Moya, que
consta de siete legajos, en los que están numerados los documentos de variada
temática.

671
LOS ESTADOS SEÑORIALES

El conçejo de Poyatos fizo relaçión que ellos, teniendo e poseyendo vna dehesa

antigua que tenían para los bueyes el dicho conçejo de sesenta años a esta parte e

más tiempo, e teniendo permiso de los alcaldes de las mestas y cañadas, diz que

vos, el dicho corregidor de Cuenca, distes vn mandamiento en que diz que

mandastes al dicho conçejo que dexasen la dicha dehesa e no vsasen della so pena

de çient mill mrs. para la nuestra cámara e fisco. E diz que mandaster faser

entrega e esecuçión en bienes del dicho conçejo por la dicha pena. E los quales

dichos mandamientos por parte del dicho conçejo, diz que fue apelado para ante

nos e para ante los oydores de la nuestra Abdiençia e Chançillería. E diz que

estando el pleyto pendiente en la dicha nuestra Abdiençia en grado de apelaçión,

nulidad e agrauio, e por vía de restituçión […], diz que por parte de nuestro

reçebtor de las penas perteneçientes a nuestra cámara e fisco, con vna nuestra

carta, diz que fue pedida esecuçión de la dicha pena de los dichos c U mrs. antes

que fuese feneçido el dicho plazo ante los dichos nuestros oydores. E diz que vos,

el dicho nuestro corregidor, mandastes faser la dicha entrega e esecuçión en

muchos bienes e ganados del dicho conçejo […]. E diz que todo ha sydo fecho

contra derecho porestar la dicha cabsa apelada para ante los dichos oydores e diz

que estando asy mismo vos, el dicho corregidor, ynibido del conoçimiento e

execuçión de la dicha cabsa, asy sobre la dicha dehesa como sobre la dicha pena, e

diz que sy asy pasase, allende de reçibir grandes gastos e costas, ellos serían muy

fatigados aviendo de ser traydos en diversos juyzios e en diversas ynstançias338.

A finales de ese mismo año el concejo de Cuenca acusó a la villa de

Poyatos de haber tomado y ocupado a la dicha çibdad de Cuenca un pedaço de la

Syerra que se llama la huerta Marhojales, y de haber solicitado a un alcalde de

cañadas que ge la diese por dehesa. La reclamación de la ciudad provocó que el

doctor de Briviesca, juez de términos, restituyó la dicha huerta a Cuenca y

338 Córdoba, s. d. septiembre 1491, AGS, RGS, fol. 232.

672
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

mandó al concejo de Poyatos, so pena de 100.000 mrs. y 10.000 mrs. a cada

particular, que no perturbase a la dicha çibdad sobre la posesyón de la dicha huerta,

pese a lo cual, los vecinos de la villa de señorío volvieron a ocuparla. El

corregidor de Cuenca y Huete, Pedro Vaca, mandó a la villa de Poyatos que non

ynquietasen a la dicha çibdad en la posesyón del dicho término e huerta de Marhojales,

condenándoles a la pena de la sentencia anterior, cuya apelación fue rechazada.

Los monarcas ordenaron a Pedro Vaca ejecutar y cumplir la sentencia del

doctor de Briviesca339.

A comienzos del siglo XVI, Diego Hurtado de Mendoza podía disponer

de pastos de agostadero para su ganado en el término despoblado cercano a la

fortaleza de Castillejo340.

Acuerdos sobre dehesas con el cabildo catedralicio de Cuenca

En ocasiones se hicieron tratos sobre dehesas con el cabildo catedralicio

de Cuenca. Juan Hurtado de Mendoza pidió en 1454 a los vecinos de Tragacete

que entregaran al procurador del deán y el cabildo la posesión de la dehesa del

Poyal341.

339 Valladolid, 15 diciembre 1491, AGS, RGS, fol. 223. El procurador de la villa de
Poyatos reclamó ante el Consejo Real e porque paresçió que no tenía justiçia, a fin de dilatar
lo susodicho, se fue a presentar ante el nuestro presydente e oydores de la nuestra Abdiençia e
Chançillería, donde dis que ha çinco meses que tratan pleyto sobre rasón de lo susodicho.
340 Máximo DIAGO HERNANDO, “La alta nobleza en la vida política de las ciudades
castellanas en las décadas precomuneras: el ejemplo de Cuenca (1506-1507)”, ob. cit.,
nota 75, p. 140.
341 Cuenca, 1 marzo 1454, ACC, Secretaría, Actas Capitulares, Libro VI (años 1453-1463),
fol. 12r, ver apéndice documental n.º VI. El cabildo catedralicio envió a Juan López y
Garci Yáñez a tomar la posesión de la dehesa del Poyal, con el cometido de no
entender en otros pactos o actos o condiçiones que ovieren fecho con los de Tragasete, Cuenca,
12 marzo 1454, ibidem, fol. 12v.

673
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Los hermanos Juan Hurtado de Mendoza, Montero mayor y guarda mayor

de Cuenca, e Íñigo López de Mendoza, comendador de Huélamo, dieron y

donaron al deán y al cabildo catedralicio de la iglesia de Cuenca, de su propia,

libre e agradable voluntad, todo cualquier derecho que les pertenecía a la heredad,

los prados, los pastos, los términos y los montes de Villaverde, término y

jurisdicción de la ciudad de Cuenca. Juan Hurtado e Íñigo López dieron poder

cumplido a Diego de Teruel para tomar la posesión de Villaverde, y remitieron

todos y cualesquier cargos que Diego Hurtado tuvo —y después sus hijos—

hasta ese momento de la dehesa del Poyal y de la heredad de Villaverde342. Esta

heredad había pertenecido a Diego Hurtado de Mendoza a comienzos del siglo

XV y, con anterioridad, a Juan Fernández de Valera343.

Juan Sánchez Caja y Garci González de Andújar, vecinos de Tragacete, y

Juan Martínez Platero, vecino de Cuenca, arrendaron en 1457 al cabildo

catedralicio la dehesa del Vasallo y Valsalobre por 12.000 mrs. en 30 años. Dos

años más tarde Juan Sánchez Caja debía pagar 8.000 mrs. por el arrendamiento

de la dehesa de Valsalobre a Juan Sánchez de Teruel, por lo que el cabildo

emitió una carta de pago344.

342 Cuenca, 29 julio 1454, ACC, Secretaría, Actas Capitulares, Libro VI, fol. 22r-v.
343 Clementino SANZ Y DÍAZ, Reseña cronológica de algunos documentos conservados en el
archivo de la Catedral de Cuenca, ob. cit., doc. 606, p. 68. La data del documento es de
1404, y figura Inventario de la heredad que mi señor Diego Furtado tiene en Villaverde.
También recoge otros inventarios de la heredad de Olivares que llaman los molinos del
obispo y que pertenecía al cabildo.
344 Cuenca, 4 noviembre 1457, ibidem, fols. 93v-94r y Cuenca, 9 febrero 1459, ibidem, fol.
113v. Ambas dehesas habían sido puestas en almoneda pública en 1448 y Juan Alfón,
abad de Santiago, dio por ellas 8.100 mrs. una vez pregonado, Cuenca, 15 mayo 1448,

674
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Las prendas de ganados

Los pequeños señoríos próximos a Cuenca también aprovechaban los

pastizales serranos. Beteta tenía propietarios que alcanzaban las mil cabezas de

ganado lanar y otros muchos con hatos superiores a los quinientos animales (los

patrimonios pecuarios más elevados de los vecinos de la ciudad oscilaban entre

2.000 y 3.000 cabezas ovinas). También acudían rebaños de Poyatos, Tragacete o

Priego, donde se menciona alguno con 2.700 cabezas345. Estas villas prohibían la

entrada a los habitantes de la ciudad y la tierra, a quienes prendaban sus

ganados, pese a que los monarcas les obligaban a guardar el aprovechamiento

comunitario en ellas346.

En 1449, en el contexto de la rebelión de Diego Hurtado de Mendoza

contra Juan II y el obispo Lope de Barrientos, los vasallos del guarda mayor

realizaron numerosas prendas de ganados: 10 vacas y bueyes, y 160 cabrones a

Juan de Cañizares; 700 cabezas de cabrones a Gil de Pajarón; 1.200 cabrones a

Juan Alfón de Montemayor; 30 vacas en Sotos a Diego de Cañizares; 800

cabrones a Juan Sánchez del Villar, vecino de Miaña; 900 cabrones a Ferrand

Rodríguez de Alcocer, en tierras de Huete; 160 vacas al bachiller de Uña; 500

cabezas de ganado a Alfón Álvarez de Valdecañas; 600 cabezas de ganado a

Juan Domínguez de Olmedilla, cerca de Uña; 60 vacas con sus crías al Zomeño,

en Fuente Herrús; 1.600 cabezas de ganado a Diego Martínez de Cañete; 400

cabrones a Martín Sánchez de Palomera, 600 cabrones y carneros a Antón

García de Palomera. Diego Hurtado había sido acusado de robar dentro de los

ibidem, Libro V, fols. 55v-56r.


345 Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad
Media..., ob. cit., nota 38, p. 181.
346 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “La implantación de la nobleza...”, ob. cit., nota
52, p. 128.

675
LOS ESTADOS SEÑORIALES

términos de la ciudad y, por la intervención del obispo Barrientos, había

acordado unas treguas con el concejo347. En 1480 los vecinos de Uña, vasallos de

Juan Hurtado de Mendoza, prendaron ganados en Valdecabras de cada rebanno

dos mil; según el procurador de esta villa, fasta sesenta e quatro onbres del dicho

conçejo, armados a canpaña tañida, a pie y a caballo, robaron un número elevado

de reses vacunas348.

Bartolomé de Carrión, en nombre del genovés Micer Gaspar Justiniano,

presentó en 1498 una relación por la que decía que Micer Gaspar había

comprado cierta lana de Sebastián Muñoz, vecino de Uña, por una cuantía de

50.000 mrs. —explicitado en una escritura pública—, la qual dicha lana le auía de

dar en fyn de mayo que agora pasó. Pero al tiempo de darle lo que estaba obligado,

Sebastián Muñoz lo vendió a otro, por lo que Micer Gaspar pidió ejecución a la

justicia de la villa de Uña y al corregidor de Cuenca, quienes la mandaron hacer

en cierto ganado de Sebastián Muñoz y fue depositada en ciertas personas por

mandado de aquellos, pese a lo cual el vecino de Uña vino con çiertas personas

armadas e, por fuerça y con poco temor de la nuestra justiçia, quytaron el dicho ganado

del poder de las personas designadas por la justicia. Tras la queja de Micer Gaspar,

Sebastián Muñoz depositó 350 cabezas de ganado en poder de Juan Caja, vecino

de Uña, para pagarle; este ganado lo había comprado fiado de los seruiçiadores de

la villa de Véles, quienes, habiendo hecho obligación a cierto plazo ya pasado,

347 Cuenca, 29 junio 1449, AMC, leg. 191, exp. 6, fols. 78r-79v, cit. José Antonio JARA
FUENTE, “Elites urbanas...”, ob. cit., nota 48, pp. 40-41 y Concepción SÁNCHEZ PABLOS,
“La presión nobiliaria sobre las tierras concejiles de la Castilla bajomedieval: el caso de
Cuenca”, ob. cit., pp. 10-11. Esta última autora aporta algunos nuevos datos en la
consulta de este documento: 800 cabrones de Alonso Rodríguez de Huete, “Los
propietarios de ganados en la Baja Edad Media: el ejemplo de Cuenca”, ob. cit., p. 193.
348 24 mayo 1480, AGS, RGS, fol. 88. La comisión de los monarcas fue enviada a Juan de
Osorio, corregidor de Cuenca y Huete, para que se hiciera cargo de la petición del
procurador de la villa de Valdecabras.

676
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

solicitaron la ejecución y entrega del ganado en el hato e cauaña del dicho Juan

Caxa, como así se hizo. Micer Gaspar pidió que

arraygasen al dicho Sabastián Muños e enbargasen sus bienes fasta tanto que

estouiesen con la justiçia, pues se absentó con su ganado a la çibdad de

Albarrazín, que es en el regno de Aragón, e que se anda fuyendo e absentando

para no le pagar lo que asy le deue.

Los monarcas mandaron al corregidor o juez de residencia de Cuenca y a los

alcaldes y otras justicias de Uña que llamaran a las partes y determinaran la

verdad del asunto349.

Varios años después se constata la presencia de mercaderes genoveses en

Cuenca, en busca de la lana castellana. Los regidores de Cuenca se quejaron al

corregidor de la ciudad, Luis Ladrón, que

la dicha çibdad e su obispado resçibe mucho agrauio e fatiga a cabsa que los

ginoveses e otras personas estrangeras destos reynos sacan por mercadería todas

las lanas del dicho obispado e sus comarcas, de manera que, aunque los naturales

e vesynos del querrán tratar con sus haziendas e hazer paños e tener otras

maneras de mercadería, como los genoveses y estranjeros son ricos e tienen

comprada toda la lana adelantada e la sacan del reyno, no lo pueden hazer.

La ciudad pedía que, aunque estuvieran ya compradas, si las quisiera algún

vecino por lo que hubieran costado, que fuesen obligados a hacerlo así. Algunos

traperos, vecinos de Cuenca, se encomendaron al cumplimiento de una ley

dada en época de Enrique IV sobre las sacas y cosas vedadas, que decía que se

pudieran vender a personas extranjeras y sacarse fuera de Castilla dos tercios

de las lanas y la tercera parte quedara para proveimiento de los habitantes del

349 Ocaña, 2 y 4 diciembre 1498, AGS, RGS, fols. 251 y 277. En el momento de la
reclamación, Micer Gaspar se encontraba ausente de la ciudad de Cuenca.

677
LOS ESTADOS SEÑORIALES

reino, especialmente señores de ganado. Estos mercaderes conquenses pidieron

que el tercio correspondiente a la ciudad de Cuenca y su tierra quedara para el

aprovechamiento local por el mismo precio, condiciones y plazos por el que se

lo llevaban los extranjeros, ya que a veces se compraban y sacaban todas las

lanas sin dejar el tercio establecido. Finalmente, se acordó cómo se debería

tomar la tercera parte de las lanas: los vecinos dueños de la lana debían

consignar la venta ante notario o escribano público y con testigos (los pastores

podían disponer de su hacienda sin ser apercibidos ni requeridos desde San

Juan hasta el día de Carnestolendas, y debían jurar el precio ante escribano

público).

La figura de los comerciantes genoveses garantizaba a los señores de

ganado la venta de su producto, que recibían incluso con un año de antelación,

por lo que podían pagar las yerbas e puertos a su altesa, e desta manera sostienen sus

hatos, lo que no podían fazer si no fueran asy socorridos de dineros, mientras que los

mercaderes de Cuenca solicitaban que antes de venderla a los extranjeros lo

hicieran saber, ya que si hicieran los mismos socorros se les daría a ellos las

lanas350.

Durante el periodo de los Reyes Católicos, con la presencia del juez

comisario Pedro Sánchez de Frías, se realizaron fijaciones de mojoneras en

Poyatos y Tragacete para delimitar los límites de cultivos señoriales y preservar

el patrimonio territorial urbano de Cuenca. Los regidores autorizaron en 1499 a

350 Madrid, 24 diciembre 1513 y Cuenca, 7, 10 y 17 febrero 1514, AGS, Estado, leg. 1-II,
nº 241. Para ampliar el conocimiento sobre este aspecto ver el trabajo de Máximo
DIAGO HERNANDO, “El cardenal de San Jorge y los hombres de negocios genoveses en
Cuenca durante el reinado de los Reyes Católicos”, ETF, Serie III, Historia Medieval, 10
(1997), pp. 137-155.

678
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

los lugares de Juan Hurtado la saca de leña seca, el ramoneo del ganado, así

como hacer corral y bardal sin destruir arbolado351.

En ocasiones, los vecinos de las villas bajo jurisdicción de los señores de

Cañete sufrían robos de ganados. Así, en 1477 dos vecinos de Valdemeca

sufrieron sendos robos de 1.800 cabezas y 5.000 ovejas, respectivamente352.

Interés ganadero de los señores y condes de Priego

Junto a la explotación directa de los recursos señoriales, la aplicación de

la política económica de la nobleza castellana en la Baja Edad Media

contemplaba la obtención de recursos indirectos, mediante el control fiscal del

tráfico de personas, mercancías y ganado. Fernán Carrillo, señor de Priego y

ballestero mayor del rey, solicitó al concejo de Huete licencia para hacer dos

puentes en los ríos Guadiela y Escabas, cuyo control ejercieron desde finales del

siglo XIV. La orientación de sus derechos recaudatorios se dirigía a los rebaños

trashumantes, no hacia los vecinos.

En otra ocasión, Juan II envió una provisión a Diego Hurtado de

Mendoza, hijo de Íñigo López de Mendoza, señor de Priego, y a varios de sus

criados y escuderos, en la que les notificaba la querella presentada contra ellos

Diego, Pedro, Alfonso y Juan Ruiz de Molina, hijos del bachiller Juan Ruiz de

351 José M.ª SÁNCHEZ BENITO, “Territorio y conflicto en el ámbito jurisdiccional de


Cuenca (época de los Reyes Católicos)”, ETF, Serie III, Historia Medieval, 9 (1996), p.
107.
352 28 marzo 1477, AGS, RGS, fol. 446 y 12 junio 1477, fol. 270, cit. M.ª Concepción
QUINTANILLA RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad Media…”, ob. cit., nota
21, p. 46.

679
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Molina, quienes le acusaban de que, yendo ocho rebaños de ganados suyos a

Ribagorda y a La Frontera, los apresaron y los llevaron a Priego353.

Además, los señores conquenses utilizaron los puentes para prácticas de

bandidaje señorial frente a sus enemigos, como hicieron los vasallos de Pedro

Carrillo de Mendoza en 1477. El conde de Priego y señor de Cañaveras, junto a

Rodrigo de Santa Cruz, Gómez Carrillo, Baraja y Torres, fue emplazado por los

reyes don Fernando y doña Isabel, acusado por Alonso de Molina —uno de los

hijos de Juan Ruiz de Molina—, vecino de Molina, de haberle robado cinco mil

cabezas de ganado por medio de unos vasallos suyos armados:

Sepades que Alonso de Molina, vesino de la villa de Molina, se nos querelló de

vos desiendo que vn día del mes de mayo pasado deste presente año de la data

desta nuestra carta, dis que veniendo çiertos pastores suyos con su mayoral e

trayendo çinco mill cabeças de ganado suyo con su hato, e asnos e aparejos que

venían de estremo por la cañada acostunbrada, llegando a la Puerta del Palmero,

que es en término de la çibdat de Cuenca, dis que los dichos Rodrigo de Santa

Crus e Gomes Carrillo e Baraja, e quatro de cavallo e dies e ocho peones, […]

todos armados con diversas armas por mandado, e fauor e ayuda de vos, el dicho

Pedro Carrillo, […] sin themor e Dios e de la nuestra justiçia, dando vos fauor

los vnos a los otros, e los otros a los otros, que por fuerça de las dichas armas dis

que tomárades e robárades las dichas çinco mill cabeças. […] E dis que pidiéredes

e leuáredes presos las manos atadas al dicho mayoral e pastores.

El rey dio aprobación para que el Concejo de la Mesta realizara un seguimiento

del asunto, ya que, en menospreçio de todo ello, cometió el dicho robo e prysiones, e

353 Luis de SALAZAR Y CASTRO, Historia genealógica de la Casa de Lara, Madrid, 1697, t. I,
libro IV, p. 273, cit. Máximo Diago Hernando, “Ganaderos trashumantes y mercaderes
de lanas en Molina y su tierra durante el reinado de los Reyes Católicos”, Wad-al-
Hayara, 19 (1992), nota 10, p. 132.

680
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

dilinquistes muy gravemente e caystes e yncurristes en muy grandes e graves penas

criminales, las quales deviades padeçer en vuestras personas e bienes354.

Poco después quedaron emplazados don Pedro Carrillo y don Íñigo

López de Mendoza, hijos del conde Priego. Pedro García, como procurador del

común de la tierra de Molina, dijo que los monarcas don Fernando y doña

Isabel habían otorgado como merced a Troilos Carrillo355 las tercias de la villa y

mandaron que le fuese recudido el año de setenta e çinco, como decía en la carta,

eçebto los mrs. que tenía situados en las dichas terçias el dicho conde de Priego. Los

acusados le enviaron con relación non verdadera una carta firmada de nuestros

nonbres syn ser librada de los nuestros contadores ni asentada en nuestros libros. Pero

el común no quiso acudir al conde de Priego ni a sus hijos, salvo al dicho Truylos,

por lo que éstos realizaron çiertas prendas e represarias por las dichas terçias en los

ganados del dicho común que venía a extremo, según fue mostrado en el Consejo

Real. De forma que los vecinos de Molina hubieron de pagar, por fuerça, todo lo

que moraba en las tercias de 1475, aportando dos veces la cantidad de las

tercias, por lo que protestaron, alegando que además ya pagaban el pecho anual

de la martiniega. Así, pese a quedar plasmado su derecho por una carta de

354 La carta de emplazamiento fue leída, e notificada e puesta fixa e plegada en vna de las
puertas de la iglesia parrochial del vuestro logar de Cannaveras, Medina del Campo, 27 junio
1477, AGS, RGS, fol. 222. Existía un conflicto entre Alonso de Molina, hijo de Juan Ruiz
de Molina —uno de los individuos más ricos y poderosos de Molina en la primera
mitad del siglo XV—, y el conde de Priego por razón de la posesión del señorío del
Povo, Máximo DIAGO HERNANDO, “Ganaderos trashumantes y mercaderes de lanas en
Molina y su tierra durante el reinado de los Reyes Católicos”, ob. cit., nota 11, p. 132.
355 Troilos Carrillo de Acuña fue conde de Agosta, en Sicilia, segundo conde de
Santisteban de Lerín y señor de la casa de Peralta, en Navarra, por su matrimonio con
doña Juana Peralta, cuyo enlace fue concertado por el arzobispo Alonso Carrillo en
Ávila, el 13 de septiembre de 1466, Antonio y Arturo GARCÍA CARRAFFA, Diccionario
heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos, t. 22, ob. cit., p. 215.

681
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Enrique IV no asentada en los libros de los contadores y por una cédula real

posterior, los monarcas obligaron a Pedro Carrillo y a Íñigo López de Mendoza

a devolver lo que se llevaron y montaron de las tercias y mrs. de la villa de

Molina356.

Los conflictos jurisdiccionales entre el condado de Priego y la ciudad de

Cuenca y otros nobles de la zona fueron muy habituales para intentar disfrutar

del os pastos de determinados términos serranos. El concejo de Priego presentó

una petición en el Consejo Real diciendo que los ganados, así mayores como

menores, de la dicha villa syenpre comieron, e paçieron e biuieron en los términos e

tierra de la çibdad de Cuenca y los de ésta en los términos de Priego. Y en 1479,

nueuamente, contra toda justicia, Pedro Carrillo de Albornoz —y sus lugares de

Alcantud y Cañamares—, usurpaba y ocupaba los términos de Palomares,

Huerta Vellida, Cañizares y Fuertescusa, además de haberles tentado de les echar

los dichos sus ganados fuera de los dichos términos357. De tal forma, el Consejo Real

quedó informado de la situación sobre la imposición de Alcantud y Cañamares

de cobrar diezmo cada vez que la madera que sacaban los vecinos de Priego

pasaba por sus lugares. Además, éstos se quejaron que hacía pocos días que los

vasallos de Pedro Carrillo habían tomado la madera que llevaba un vecino de

Priego. Los monarcas remitieron a una ley dada en las Cortes de Madrigal de

1476 (emitida con anterioridad por Enrique IV en las Cortes de Nieva tres años

antes) en la que se ordenaba que no se fagan portadgos ni se pidan ni lleuen tributos

ni ynpusyçiones nueuas, so qual quier nonbre e color que sea de mercadurías ni de

356 Sevilla, 27 junio 1478, AGS, RGS, fol. 131. En el encabezamiento de este documento
se escribe, erróneamente, contra don Pedro Carrillo e don Yñigo Lópes de Mendoça, fijos del
conde de Paredes.
357 Toledo, 29 octubre 1479, AGS, RGS, fol. 22. Esta comisión fue encomendada a Juan
Osorio, corregidor de Cuenca y Huete, para que determinara e hiciera justicia contra la
ciudad de Cuenca sobre rasón del paçer de los ganados.

682
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

bestias ni de pescado. Los procuradores pidieron al monarca que revocara

cualquier ley dada desde el 15 de septiembre de 1474 en adelante que

permitiera a alguna persona

pedir e leuar de nueuo portadgos, pontejos, e pasajes, e pasos, e ganados, e rodas,

e castellerías, e otros tributos e ynposiçiones de las personas, e de las bestias, e

carretas, e ganados, e mantenimientos, e mercadorías, e del paso de la madera por

el agua, o de otras cosas, o de algunas dellas que, por algunos caminos, o

puentes, o cañadas, o pasos o otros lugares, pasaron.

Esta medida iba destinada a evitar que los ganados del reino castellano se

menguara o destruyeran. Los Reyes Católicos confirmaron la ley de las Cortes de

Nieva de 1473 y revocaron cualquier albalá o carta posterior dada por Enrique

IV en este sentido, desactivando las disposiciones tomadas durante el tienpo de

los mouimientos358.

Es reseñable hacer constar que las cabezas de ganado entraban a formar

parte del patrimonio de los hermanos menores del linaje que no heredaban el

mayorazgo principal, como ocurre en el caso de Fernando de Mendoza, que

poseía en 1494 cierto ganado y otros bienes de su padre don Pedro Carrillo359.

Poco tiempo más adelante, se desarrolló otro pleito entre el común de Molina,

cuyo procurador era Miguel Sánchez, y el conde Priego por ciertas cantidades

de pan que éste solicitaba anualmente, según se contenía en la carta regia

presentada. El corregidor de Molina, el bachiller Alfonso Téllez, hizo ejecución

358 Toledo, 9 noviembre 1479, AGS, RGS, fol. 15. También se mencionaba en esta ley la
aplicación de las penas a los salteadores de caminos.
359 Madrid, 10 noviembre 1494, AGS, RGS, fol. 208.

683
LOS ESTADOS SEÑORIALES

de los dichos panes en ciertos bienes y en ciertas cabezas de ganado que fueron

rematadas360.

Los señores de Priego diversificaron sus actividades económicas con la

instalación de molinos y batanes en los ríos, el desarrollo de la agricultura

cerealera, la caza y la pesca, la tala de madera para conducirla por el río o los

caminos, etc.361. De esta última actividad hay constancia documental de que

desde tiempo inmemorial, los vecinos de Priego habían acarreado madera por

los ríos Escabas y Guadiela sin pagar por ella diezmo ni otro tributo. Desde

1479 Pedro Carrillo de Albornoz y los concejos de sus lugares Alcantud y

Cañamares, les obligaron a pagar diezmo por fuerça e contra su voluntad, non lo

podiendo faser de derecho362. La villa de Priego insistió en argumentar que los

ganados mayores e menores sienpre comieron e beuieron los términos e tierra de la

çibdad de Cuenca, e asy mismo los de la dicha çibdad de Cuenca en los términos de la

dicha villa, por lo que las acciones de Pedro Carrillo de Albornoz iban contra las

costumbres vsadas e guardadas de tiempo ynmemorial. La documentación muestra

cómo entre Pedro Carrillo de Mendoza y Pedro Carrillo de Albornoz había

algunas diferençias, e debates e juntamientos de gentes y se habían producido

muertes de onbres e otros males e dapnos363.

360 Medina, 15 mayo 1495, AGS, RGS, fol. 307.


361 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad
Media…”, ob. cit., pp. 43-44.
362 Toledo, 29 octubre 1479, AGS, RGS, fol. 22.
363 Toledo, 11 marzo 1480, AGS, RGS, fol. 368. Esta comisión se dirigió a Pedro de la
Cueva contra la ciudad de Cuenca sobre rasón del paçer y cortar de los montes, y en ella los
monarcas le solicitaban que averiguara la verdad sobre la forma de pacer los términos
y beber las aguas, así como la causa por la que Pedro Carrillo de Albornoz defendía y
ocupaba los dichos términos, robaba los ganados y cobraba el diezmo sobre la madera.
Meses después figuran reiterados emplazamientos a Pedro Carrillo de Albornoz, por
su repetida absençia e rebeldía, Toledo, 12 mayo 1480, AGS, RGS, fol. 157.

684
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Interés ganadero de otros linajes

Muchas otras noticias muestran la actividad ganadera de otros señores

conquenses, quienes en ocasiones, se quejaban por las prendas indiscriminadas

de ganado efectuadas por los oficiales concejiles. Gómez Carrillo de Albornoz,

que era alcalde entregador mayor, notificó a los regidores de Cuenca que los

caballeros de la sierra, sin poder para ello, habían prendado 120 cabezas de su

ganado en 1443. Su esposa doña Teresa de Toledo expresaba que habían

recibido al regidor de Cuenca Alvar de Toledo y a los regidores de Huete,

asegurando que su marido no pretendía quebrantar las ordenanzas de Cuenca y

acusando de robo a los caballeros de la sierra364.

Gómez Carrillo de Albornoz, a mediados del siglo XV, intentó

aprovecharse de la hierba de los pastos del término de Cañizares. Esta acción

provocó que el regidor Martín García Sacedón fue a hablar con doña Teresa de

Toledo para renovar los mojones entre las villas de la Sierra de Cuenca (Poveda,

Carrascosa, Cañizares y Fuertescusa) limítrofes con la villa de Beteta. Pedro

Carrillo de Albornoz ocupó el prado de Albalate, que el concejo conquense

intentó recuperar junto a Los Masegosos y Ensanchado en 1481365. En el

arrendamiento de la dehesa de Los Masegosos, cerca del lugar de Arbeteta,

perteneciente a la tierra de Cuenca, fue realizado, en cambio, a dos habitantes

de Beteta, señorío de los Carrillo de Albornoz, Pascual de Alarcón y Diego de

Provencio366. Los herederos de don Pedro Carrillo de Albornoz mantuvieron

364 Cuenca, 1 y 17 mayo 1443, AMC, leg. 190, exp. 8, fols. 12v y 14r-v, cit. Concepción
SÁNCHEZ PABLOS, “La presión nobiliaria sobre las tierras concejiles de la Castilla
bajomedieval: el caso de Cuenca”, ob. cit., nota 46, p. 10.
365 Ibidem, pp. 10-12.
366 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad
Media…”, ob. cit., p. 58. La ciudad pleiteó durante varios años con los lugares del
sexmo de Arbeteta por el arrendamiento de la hierba de esta dehesa. En 1485 fue

685
LOS ESTADOS SEÑORIALES

diversos pleitos frente a los concejos de Arcos de la Sierra y Ribagorda, cuyos

habitantes querían ampliar de nueve semanas a once el periodo de

aprovechamiento de las hierbas por parte de los ganados que no pertenecían a

la ciudad, para incrementar sus ingresos económicos367.

Los señores de Buendía arrendaban dehesas para su explotación

particular; Lope Vázquez de Acuña se convirtió en 1432 en uno de los más

importantes arrendadores de las dehesas de la ciudad de Cuenca368. En 1460 la

ciudad de Cuenca, intentando recuperar espacios de jurisdicción concejil,

mandó deshacer la dehesa realizada por los condes de Buendía sobre el río

Júcar en la aldea de Abengozar369.

Los Alarcón, por su parte, eran dueños de miles de cabezas de ganado:

Martín Ruiz de Alarcón ordenó que otorgaran mil cabezas de ganado para el

casamiento de su hija doña Constanza y su mujer doña María Carrillo vendió

mil ovejas para quitar la heredad de las Veguillas. Lope de Alarcón satisfizo en 1472

a Martín de Alarcón ciertas yeguas y vacas, además de mandar pagar a la mujer

de Juan de Haro, vecino de Buenache, 280 mrs. que le debían de çierto ganado

que le eramos en cargo370.

necesario firmar un seguro a los arrendatarios, en 1488 el Consejo Real envió a Pedro
Vaca, corregidor de Cuenca y Huete, para que determinara la petición de Arbeteta, y
en 1498 la ciudad obtuvo la facultad para hacer una dehesa adehesada en aquel término.
367 29 marzo 1495, AGS, RGS, fol. 476, cit. M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “El
pastoreo en Cuenca a fines de la Edad Media…”, ob. cit., nota 63, p. 63.
368 AMC, leg. 188, exp. 3, fol. 13r-v, cit. Concepción SÁNCHEZ PABLOS, “Los propietarios
de ganados en la Baja Edad Media: el ejemplo de Cuenca”, ob. cit., nota 15, p. 190.
369 José Antonio JARA FUENTE, “´Que memoria de onbre non es en contrario´. Usurpación de
tierras y manipulación del pasado en la Castilla urbana del siglo XV”, ob. cit., p. 88.
370 El testamento de María Carrillo se redactó en Valverde, el 8 de diciembre de 1451 y
el de Lope de Alarcón y una adenda del mismo el 19 y 22 de enero de 1472, publ.
Miguel LASSO DE LA VEGA, El señorío de Valverde, ob. cit., doc. XXVI, pp. 79, 95 y 98 y

686
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Los intereses ganaderos de los Sandoval quedan demostrados con varios

testimonios en los que se reflejan ciertos robos de ganado perpetrados por

vasallos del señor de La Ventosa, Alejo de Sandoval a finales del siglo XV. En el

tiempo de la guerra que se fasía contra Lope Vásques por mandado de sus altezas, el

Pedroso y los Belveres y otros con ellos, robaron a Alejo de Sandoval ciertos

bueyes y reses vacunas, de los quales a mi no se me recuerda quántos fueron, y sobre

esto su mujer doña María mandó traer cierto ganado cabrío del mencionado

Pedroso, por lo que le encomendaba averiguar la cantidad de ganado que le

robaron y cuánto fue lo que ella trajo, y pagara lo que demás valía. También Alejo

de Sandoval, en la misma época, había tomado cuarenta carneros de ciertos

lacayos que los llevaban robados de los hijos de Pedro Núñez, vecino de

Huete371.

Andrés de Cabrera, titular del señorío de Moya, recibió por merced real

200 ovejas en 1476, pero desconocemos si poseyeron un número mayor de

cabezas de ganado372.

M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad


Media…”, ob. cit., p. 45.
371 Huete, 12 mayo 1500, AHN, CONSEJOS, leg. 37.789, n.º 5.692, fols. 53r.
372 M.ª Pilar MOLINA GUTIÉRREZ, Origen del señorío de los Cabrera y posesiones en la zona de
Madrid: el marquesado de Moya, ob. cit., p. 337.

687
LOS ESTADOS SEÑORIALES

10.1.3 Las relaciones con los oficiales concejiles: los

caballeros de la sierra373

Para realizar los procesos de adehesamiento, la nobleza territorial

contaba con la connivencia de los caballeros de la sierra, que realizaban

acuerdos ilegales con los señores y sus villas. La mayoría de los fueros

extremaduranos recogen —con distintas denominaciones— la figura de los

caballeros de la sierra, cuya función se ha venido caracterizando dentro del

organigrama de los oficios concejiles como una especie de “policía rural”:

debían guardar la sierra et los extremos et las aguas et los pinares et los montes. Sus

obligaciones eran velar por la conservación de los montes, impidiendo los

daños o castigando a sus autores; vigilar la caza, persiguiendo la que se hacía en

tiempo de veda; inspeccionar los ejidos para evitar su labranza; castigar la pesca

con instrumentos vedados; examinar los ganados para sancionar al que tuviese

en aparcería con otro y no fuese vecino del territorio; cobrar el montazgo a los

forasteros que, sin licencia del rey o del concejo, entrasen con sus ganados a

pastar en los términos concejiles374.

El oficio de caballero de sierra, al tasar judicialmente determinadas

acciones, provocaba enconadas protestas. A veces acompañaban a los jueces de

términos como testigos de las sentencias efectuadas contra los vecinos de

373 Rafael de UREÑA Y SMENJAUD, Fuero de Cuenca. Formas primitiva y sistemática: texto
latino, texto castellano y adaptación del Fuero de Iznatoraf. Edición crítica, con introducción,
notas y apéndice, Madrid, 1935, apéndice, cap. XLIII, rúb. 1. Las ordenanzas municipales
ampliaron posteriormente las funciones de los caballeros de la sierra, sobrepasando la
mera vigilancia forestal para ocuparse de la guarda de los bienes comunales.
374 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “La implantación de la nobleza...”, ob. cit., nota
42, p. 124.

688
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

señorío375. En 1493 se prohibió a los fieles y caballeros de sierra conquenses

concertar aveniencia e igualar con los lugares de señorío sobre el derecho que se

dize de cena y corta, porque se destruían los montes y pastos376.

Los habitantes de señorío no podían disponer de la tierra jurisdiccional

de la ciudad, reservada para los vecinos de ésta. En una ocasión los caballeros

de la sierra detuvieron a varios vecinos de Salmerón —lugar de señorío— por

hacer carbón en tierra de Cuenca, cuya cantidad fue tomada por los oficiales

concejiles. Estos hombres llevaban, en previsión de encontrarse con los

caballeros de la sierra, una carta de ruego de Diego Hurtado de Mendoza, quien

les había mandado realizar tal labor el día de su boda. El guarda mayor de

Cuenca alegaba su vecindad para poder cortar leña y hacer carbón en la tierra

de la ciudad, excusándose de no ir personalmente por no ser muy buen

carvonero. Además expuso que si

los de la villa de Huepte, por nobleza suya me enviaron carta para que pudiese,

mientre yo aquí estoviese, mandar traer lenna e carvón de tierra de Huepte, e

caçar e pescar en todo lo suyo, e quando esto fazen donde yo non soy vezino

paréçeme que non es sin razón que donde soy vezino e tengo lo mío pueda cortar

lenna e fazer carvón.

Diego Hurtado emplazó la aclaración de este hecho para la pertinente reunión

concejil377.

375 En 1477 los vecinos de Tragacete delimitaron los términos limítrofes con la ciudad,
AMC, leg. 120, exps. 5-7, cit. M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Marcos y formas de
proyección...”, ob. cit., nota 36, p. 142.
376 AGS, RGS, 7 marzo 1493, fol. 245.
377 24 octubre 1417, AMC, leg. 185, exp. 1, fol. 3r (fol. suelto con numeración errónea),
publ. Actas..., pp. 34-35. Este suceso tuvo lugar durante la boda de Diego Hurtado con
Teresa de Guzmán; éste mandó a los vasallos de doña Constanza —madre de su

689
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Los vasallos de señorío sorprendidos realizando acciones ilegales en la

Sierra reaccionaban muchas veces de forma violenta y atacaban a los caballeros

de la sierra. Juan del Peso, caballero de la syerra y guarda de los dichos montes e

términos, avía tomado cortando e haziendo hojado e otras maderas para sacarlas fuera de

la tierra de la dicha çibdad a vn Juan de Vriuega y a dos hijos suyos que se dizen […],

vesinos de la villa de Priego, e que los prendó e tomó por perdidos quatro asnos378.

Un testimonio recogido en las relaciones topográficas mandadas por

Felipe II expone que los caballeros de la sierra, junto a los mesegueros, guardas

y coteros, “tiranizaban” los ganados de las villas de la Sierra y habían sufrido

una mengua considerable en el número de cabezas379.

En definitiva, se observa una doble actuación en los caballeros de la

sierra: aquellos que velan por el cumplimiento de las ordenanzas concejiles y

forales, y otros que —tal vez amedrentados por el poder señorial de los nobles,

o en connivencia con ellos a través de algún acuerdo económico— dejaban sin

castigo actos delictivos cometidos contra los bienes comunales de la ciudad de

Cuenca.

primera esposa Beatriz de Albornoz— que fuesen a fazer carvón para este negocio a tierra de
Cuenca.
378 Madrid, 18 marzo 1517, AMC, leg. 6, exp. 82. La carta está emitida por la reina doña
Juan y su hijo don Carlos.
379 Huélamo, 3 diciembre 1575, Julián ZARCO CUEVAS, Relaciones de pueblos del obispado
de Cuenca, ed. cit., p. 290. En concreto, en la villa de Huélamo sólo quedaban 4.000
cabezas de ganado de las 70.000 que había seis años antes.

690
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

3.2 ABUSOS DE LOS VASALLOS DE SEÑORÍOS

NOBILIARIOS EN LA SIERRA DE CUENCA

El proceso de señorialización de la tierra de Cuenca conllevó un uso

económico más diversificado de la misma. La ocupación señorial de las tierras

se acompañaba del adehesamiento, para impedir la entrada y asegurarse su uso

exclusivo, según hemos podido comprobar. Otras prácticas abusivas fueron el

arrendamiento —conseguido mediante presión— de tierras, que finalmente se

apropiaban, y la ocupación indebida de despoblados y términos comunales.

Esta privilegiada situación jurisdiccional de los señoríos, con el consiguiente

acrecentamiento económico y político, provocó durante el siglo XV no pocos

éxodos de habitantes de Cuenca y su tierra hacia las villas señoriales. Este

análisis puede ofrecer determinados paralelismos con realidades geográficas

distantes pero de connotaciones económicas similares, como el caso de la Sierra

de Córdoba380.

El concejo de Cuenca protestó a la corte reiteradamente la huida de

población pechera hacia los logares de sennorío e de la obispalya, donde pretendían

evitar sus obligaciones fiscales. Estos pecheros iban con sus mujeres e hijos y

llevaban consigo todos los bienes muebles que tenían, abandonando sus

380 Emilio CABRERA MUÑOZ, “Usurpación de tierras y abusos señoriales en la sierra


cordobesa durante los siglos XIV-XV”, en Actas del I Congreso de Historia de Andalucía:
Andalucía Medieval, I, Córdoba, 1978, pp. 295-308 y M.ª Concepción QUINTANILLA RASO,
“Propiedades y derechos...”, ob. cit., pp. 391-414. Otro ejemplo lo hallamos en la
usurpación de tierras de labor, dehesas, montes y rentas territoriales realizadas por los
condes de Ureña en Osuna, Manuel GARCÍA FERNÁNDEZ, “Violencia señorial en Osuna
a finales de la Edad Media”, ob. cit., pp. 195-209. Para el caso concreto conquense, ver
M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Los derechos sobre la tierra en el sector centro-
oriental de la Extremadura castellana. Usos y abusos a fines de la Edad Media”,
Meridies, 3 (1996), pp. 29-50.

691
LOS ESTADOS SEÑORIALES

heredades urbanas. Juan I concedió una merced al concejo conquense para que

estos hombres y mujeres pagasen, aunque morasen en lugares de señorío,

apremiando a los alcaldes de éstos para que lo cumpliesen381. Los abusos de

poder de algunos señoríos asentados en la tierra de Cuenca se manifestaron

desde finales del siglo XIV por la ocupación ilegal de tierras, especialmente en la

Sierra.

A comienzos del siglo XV destaca el caso de los Albornoz, que realizaron

roturaciones, casas y pajares de forma irregular382. A lo largo de esa centuria

también cometieron determinados abusos en las tierras de Cuenca y Huete los

Hurtado de Mendoza, señores de Cañete, los Carrillo de Albornoz, los Carrillo

de Mendoza, condes de Priego, y los Acuña, condes de Buendía. Durante el

reinado de Juan II la ciudad de Cuenca pidió reiteradamente el envío de un juez

de términos para dirimir las querellas que el concejo sostenía con algunos

nobles sobre la posesión de algunas aldeas de la tierra383. La ciudad de Huete

también se quejó al respecto por la proyección de la nobleza sobre su territorio:

el procurador de los caballeros y escuderos propuso al concejo elevar una

petición al soberano en 1455 “para que no viniesen a Huete más poderosos, a

fin de evitar el riesgo de perder más términos”384.

De gran importancia para esta cuestión fue la ley promulgada en las

Cortes de Madrigal de 1476 y de Toledo de 1480, especialmente ésta, sobre las

usurpaciones del territorio jurisdiccional de las ciudades del reino castellano.

381 Briviesca, 9 junio 1386, AMC, leg. 3, exp. 15, publ. Colección..., doc. 122, pp. 287-288.
382 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Marcos y formas de proyección...”, ob. cit., p.
141.
383 Cuenca, 21 septiembre 1433, AMC, leg. 188, exp. 5, fol 4r-v, cit. César OLIVERA
SERRANO, “Inventario de la documentación medieval…”, ob. cit., doc. 105, p. 372.
384 José M.ª SÁNCHEZ BENITO, “El poder en una pequeña ciudad castellana: el ejemplo
de Huete en el siglo XV”, ob. cit., p. 194.

692
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Dentro del programa de reorganización y renovación administrativa llevado a

cabo por los monarcas Fernando e Isabel, el procedimiento para solucionar los

pleitos sobre restitución de términos fue encomendar el proceso al corregidor o

a un juez de comisión (también llamados juez de términos), que debe convocar

al querellado en un plazo de 30 días, instando a las partes enfrentadas a

presentar los testigos o la documentación pertinente. La emisión de la sentencia

“confirmará al querellado en sus derechos o los restituirá al querellante”385.

También se recogía que las sentencias dictadas en los reinados de Juan II o

Enrique IV habían de ser ejecutadas, aunque el proceso estuviera en grado de

apelación.

La ley de Toledo de 1480 sobre la restitución de términos públicos fue

promulgada para evitar las usurpaciones que la nobleza señorial, la oligarquía

urbana, las instituciones eclesiásticas o algunas personas particulares

especialmente poderosas realizaban en lugares destinados al uso comunitario

de los concejos. Las ciudades de Cuenca y Toledo, especialmente, apelaron a los

mecanismos establecidos por esta ley desde finales del siglo XV y durante todo

el reinado de Carlos I. No obstante, la excesiva dilatación de la ejecución de las

sentencias no garantizaba el eficaz cumplimiento de la ley. Los incumplimientos

de las sentencias cuando en éstas estaban implicados grandes señores y

personajes poderosos fueron constantes386.

385 José Antonio JARA FUENTE, “´Que memoria de onbre non es en contrario´. Usurpación de
tierras y manipulación del pasado en la Castilla urbana del siglo XV”, ob. cit., pp. 83-
84.
386 Jerónimo LÓPEZ-SALAZAR PÉREZ, “Poderosos y adehesamientos en Castilla La
Nueva durante el reinado del Emperador”, en Juan Luis Castellano Castellano y
Francisco Sánchez-Montes González (coords.), Carlos V. Europeísmo y universalidad. Vol.
IV. Población, economía y sociedad (Granada, mayo de 2000), Madrid, Sociedad Estatal
para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2001, pp. 403-441.
Este autor pone de relieve la desigual eficacia de la ley de Toledo, a pesar de que la

693
LOS ESTADOS SEÑORIALES

10.2.1 El amojonamiento de términos de 1390

Un fenómeno muy habitual para delimitar el espacio fueron los apeos de

términos entre el concejo de Cuenca y los señoríos limítrofes de la Sierra. En

1390 se renovaron los amojonamientos entre los límites de los términos de

Cuenca con varios concejos de señorío ubicados en la Sierra conquense: Uña,

Las Majadas, La Losilla, Poyatos, Beteta, Tragacete, Huélamo y Beamud387.

Doña Constanza, viuda de Juan de Albornoz, y sus hijas eran las titulares del

señorío de estos lugares salvo Beamud, que pertenecía a Gonzalo Fernández de

Albornoz, Las Majadas, cuya señora era Elvira López, viuda de Ruy Díaz de

Huérmezes, y La Losilla, que pertenecía a Francisco López de Huélamo, vecino

de Cuenca. Estos lugares realizaban entradas en el término de la ciudad y, a

veces, cambiaban de posición los mojones que indicaban los límites. La ciudad

de Cuenca envió sus procuradores a estos lugares para delimitar los términos

entre estas poblaciones y la Sierra, además de instar el corregidor conquense a

devolver el pan que se sembrase dentro de los límites de la tierra de Cuenca388.

En el apeo de Uña con Cuenca el mayordomo de doña Constanza,

Pascual Sánchez, y el alcalde de la villa, Yáñez Gil, aun obedeciendo el mandato

regio, dijeron que en razón del ofiçio, que heran vasallos de doña Constança e de hijas

de don Juan de Albornoz, e fasta no haver mandado della que non farían cosa alguna,

mayoría de los fallos se resolvían de forma favorable para los demandantes. Incluso el
Consejo Real podía paralizar algunos procesos si las sentencias se emitían contra
alguna institución de relevancia eclesiástica o alguna persona que tuviera un título
sobre una determinada villa.
387 9-23 agosto, 16 y 23 septiembre 1390, AMC, leg. 34, exp. 1, publ. Colección..., docs.
131-134, pp. 301-324.
388 El corregidor de Cuenca Fernando Martínez de Bonilla había sido nombrado por
Juan I para dirimir estos amojonamientos, 9 mayo 1390, AMC, leg. 47, exp. 3, fol. 51r-v.

694
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

que non serían osados. Los encargados por el concejo de Cuenca de realizar la

delimitación de los términos, Marcos Sánchez y Adán López389, como la dicha

doña Constança avía seydo rebelde en no querer venir ni enviar procurador con su

çierto poder, pidieron que tomaran juramento a varios omnes antiguos del dicho

logar Uña e que más sopiesen en hecho de los dichos términos, para determinar junto

a los otros junteros el término entre la Sierra de Cuenca y Uña y ver y requerir

el trazado de los mojones. Las señales más habituales que servían como

mojones eran montones de piedra y cruces en árboles de algún paraje

significativo390.

389 El concejo de Cuenca había dado, en principio, una carta de poder a Juan Sánchez de
Jábaga y Adán López de Villanueva para que les representaran en la determinación de
términos, Cuenca, 19 junio 1390, ibidem, fol. 53r-v. Un mes después el regidor Marcos
Sánchez recibió tal cometido, Cuenca, 17 julio 1390, ibidem, fol. 52v.
390 La descripción del trazado de los amojonamientos es muy minuciosa, efectuada por
los junteros de la localidad, que conocían bien el terreno y su toponimia, como sucede
en este paraje entre el término de Uña y la Sierra de Cuenca:

E luego vinieron a la dehesa que tienen amojonada e usaban guardar los de Uña, e
comiença el primer mojón della en la çingla del Çello do está un pino alvar que tiene
una cruz. E dende recude a las tajadas do está un mojón en un pedregal, çerca el camino
que va de Uña a Valdecabras, e dende va al alto adelante fasta el mojón que está en el
altyllo La Cañada. E dende recude a un pino seco que está en el altillo de ençima del
llano en que está hecha una cruz antyguamente. E dende recude el çerrillo ayuso a un
teso de un pedregal que está un mojón de piedras çerca de un pino negral que hicieron
una cruz e tiene una cortadura antygua. E dende recude el teso ayuso fasta el rostro de
La Cañada e a donde están tres pinos en uno e están señalados antyguamente, e
señaláranlos nuevamente. E dende recude [al teso] al mojón que está en el altyllo çerca
del royo La Cañada, çerca de un pino negral que está señalado. En dende recude al teso
que está otro mojón del royo La Cañada, e donde traviesa el royo La Cañada e recude al
mojón que está fondo del villarejo la cañada El Çerrillo, está el mojón açerca de dos
pinos, el uno mayor que el otro. E dende recude a otro mojón que está un teso çerca la
senda que sale a la hoya Caltín. E dende recude el teso adelante e del camino arriba fasta
el mojón que está çerca el carril que diçen de la Cajada Vieja e recude a hondón de la
cueva El Rayo e da en Xúcar. E dende recude al camino adelante e del camino arriba

695
LOS ESTADOS SEÑORIALES

La determinación de los términos de Las Majadas y Cuenca mostró

cómo, en tiempos de Ruy Díaz, se había adelantado la ubicación de algunos

mojones en la Sierra, por lo que el concejo conquense embargó todo el pan que

ese año cogieran los vecinos del lugar de Las Majadas en la Sierra de Cuenca,

fuera del término e mojones por los dichos juramentados determinados, e lo mandase

recabdar e tomar en fialdad a un home o dos, abonados, para que lo tuviesen asy en

manera de secrestaçión, fasta tanto quel pleyto que la çibdad entendía aver con la dicha

Elvira López fuese determinado. En este caso el procurador de Elvira López era

Lope Sánchez de Caldas391. La sentencia encargó a Andrés Martínez, vecino de

Las Majadas, tomar cuenta del pan, y éste realizó juramento de hacerlo sin arte e

syn engaño. Finalmente, Marcos Sánchez y Adán López, representantes de la

ciudad en el apeo, solicitaron al corregidor que requiriera al concejo de Las

Majadas no sembrar ni labrar más en la Sierra sin licencia de la ciudad de

Cuenca392.

royo pasado, e luego sale e recude al arenoso del fondón de la fuente El Hera e finca de
fuera la fuente El Hera, e de las apartes de arriba pártelo la Çingla del Çello, fondonero
del carril, donde dijeron que vieran guardar de commo pasa el vado de Uña para
Valdecabras de la parte de hazia Cuenca, como dize lo labrado, fasta pasada la fontezilla
de la Hoz del Juez que entra en Xúcar,

9 agosto 1390, publ. ibidem, p. 304.


391 Lope Sánchez de Caldas, mostró la carta de poder que había recibido de su señora
Elvira López para representarla en la delimitación de términos, Cuenca, 8 mayo 1386,
AMC, leg. 47, exp. 3, fols. 55v-56r y leg. 34, exp. 1, publ. Colección…, doc. 121, pp. 286-
287.
392 Los junteros determinaron que el primer mojón comenzaba

en Tormo Vellido e recude al teso arriba el alto que está en las vertientes de la hoya Las
Cortezas. E dende recude al teso adelante fasta el mojón que está çerca el camino las
hoyas Las Cortezas. E dende recude a un pino que está en el camino mismo e tiene dos
cruzes. E dende recude al alto adelante fasta un teso donde están unas piedras en cabo
de la hoya Las Cortezas e está el mojón en las piedras mismas, çerca de un pino grande
que tiene dos cruzes, e dende recude el çerro de medio arriba fasta un pino grande que

696
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Para la determinación de los límites entre Poyatos y Cuenca, junto a

Marcos Sánchez y Adán López, estuvo Fernando Sánchez de Salmerón como

procurador mayor de doña Constanza, señora del lugar. Este eligió dos onbres

buenos antiguos del concejo para realizar juramento y acompañarle en el

amojonamiento, Pascual Sánchez —mayordomo de Uña— y Esteban Pérez de

Poyatos. El término de Poyatos es muy fraguoso, que non se puede andar a menos de

muy gran trabajo. Los procuradores también mandaron poner embargo en toda

está en par de la hoya El Contadero que tiene dos cruzes e un mojón de piedras cabo él.
E dende recude al çerro adelante como dizen las vertientes a la una parte e a la otra,
fasta el alto donde está un mojón e un pino alvar çerca en que están dos cruzes. E dende
recude a la mano ysquierda el llano adelante fasta un pino grande que está en el llano e
tiene dos cruzes viejas, e hicieron otras dos nuevas. E dende recude por mitá del çerro de
medio arriba fasta un mojón de piedras que está çerca de un pino que tiene dos cruzes
viejas. E dende recude el çerro delante de rededor de una hoya labrada fasta un pino que
tiene una cruz vieja e hizieron otra cruz nueva, e dende adelante por mitad del çerro,
como dizen las vertientes, fasta otro mojón que está cavo la senda de la fuente El Verro.
E dende recude el çerro adelante fasta el mojón que está cabo el alto El Estepar. E dende
va al altillo en delante de la hoya El Estepar fasta çerca de las estepas, e está ençima de
la cunbre un pino que tiene una cruz (†), e luego buelve otra hoya adelante El Estepar, e
recude a un pino que está de la otra parte del vallejo que tiene una cruz. E dende recude
al mojón que está en los orcajos de ençima la hoya El Estepar a ojo de la fuente El Tejo.
E dende recude a otro mojón que está a hojo de la hoya Las Yeguas que está çerca de un
pino grande que tiene dos cruzes, la una vieja e la otra nueva. E dende recude al teso
ayuso fasta el mojón que está çerca de la senda que va a Valsalobre, çerca de dos pinillos
que tiene uno una cruz vieja e está asentado en el mojón ençima de un enebrillo. E
dende recude a un mojón que está en mitad del villar de la fuente El Tejo, e dende
traviesa a la muela La Madera por el vallejuelo de arriba de la entrada por donde está un
pino alvar melguiso en el arroyo, e dende rebuelve por la çingla, según vierten las aguas,
fasta lo angosto de la pineda, después buelve la çingla adelante por entre la dehesa de
Bonilla, aparte en la dehesa de Francisco López,

13 y 15 agosto 1390, publ. ibidem, pp. 305-307.

697
LOS ESTADOS SEÑORIALES

la cosecha que se recogiera ese año en la Sierra de Cuenca fuera de los límites de

los mojones393.

La determinación de términos entre Beteta y Cuenca también fue

encomendada a los procuradores de la ciudad Marcos Sánchez y Adán López y

al procurador de doña Constanza, Fernando Sánchez. Entre los hombres buenos

de Beteta fueron escogidos como junteros Pedro Martín de Pinilla, Martín

Jiménez de Masegosa, Miguel Martínez y Miguel López. El corregidor volvía a

conminar que no entrasen a senbrar nin a labrar en la dicha syerra e término de

Cuenca, fuera de los mojones de Veteta, so aquellas penas en fuero e en derecho

estableçidas contra los que entraren en heredad ajena contra voluntad de su señor. Los

procuradores pusieron por fieles a Juan García de Masegosa y a Pascual Pérez,

juez de Beteta, para dar cuenta del pan que se recogiese ese año en la sierra de

Cuenca. En el amojonamiento de Beteta el procurador mayor de doña

Constanza fue acompañado por Juan López, alcalde del lugar, Juan García de

Masegosa, Pascual Pérez, juez de Beteta, Miguel García de Buenache y Pascual

García, vaquerizo de Beteta394.

393 El amojonamiento de Poyatos quedó de la siguiente forma:

el primer mojón comiença en Royo Malo, e dende va el royo arriba fasta el royo que
viene del vallejo Las Mugeres, e dando a la peñuela de la Varga e recude a la boca de la
Ortezuela. E dende recude a Royo Frío. E dende recude a la majada La Carrasca, e dende
a la salezuela del çerro El Cavallo. E dende recude al torvillo de la hoya La Casa, e dende
va la cuerda arriba, a la Hoya Peçena. E dende recude a la fuente El Castellar. E dende
recude a la quebrada Cabera e tórnase al mojón e Royo Malo,

17 agosto 1390, publ. ibidem, p. 310.


394 El amojonamiento de Beteta se realizó el viernes 19 de agosto:

fallaron el primer mojón en la cuerda de Cañada del Saz, açerca de un pino alvar. E
dende recude a la fuente El Cubillo e finca el aguadero común, según costunbre antigua.
E dende recude a otro mojón que hyzieron en un prado de la otra parte de el royo haza la
casa entre El Cubillo e la casa de Durón. E dende recude la senda adelante e va a las
casas e está otro mojón en un teso cabo una haça que tien un pino seco. E dende recude

698
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

En Tragacete, lugar de herederos de don Juan de Albornoz, los mismos

protagonistas determinaron los mojones. Acompañaron como junteros a Fernán

Sánchez, procurador de doña Constanza, los vecinos del lugar Pedro Martín

Riñón, Nicolás Sánchez, Domingo Hernández, Juan Yáñez y Esteban García.

Los procuradores Marcos Sánchez y Adán López presentaron como junteros a

Miguel García de Buenache, vecino de Cuenca, y a Domingo Llorente de

Poyatos. El corregidor estableció una pena de 6.000 mrs. si alguien osaba

sembrar o labrar en la Sierra de Cuenca. Después se eligieron como fieles para

guardar estas prerrogativas y dar cuenta del pan a Domingo Fernández, hijo de

Juan Yáñez, alcalde de Tragacete, y a Juan Martínez, hijo de Martín Pérez,

vecinos de la villa. Finalmente, determinaron los términos y pusieron los

mojones entre Tragacete y la Sierra de Cuenca y entre la vega que existía entre

Huélamo y Tragacete, denominada El Saz, en la que Cuenca mantenía una

contienda por sus términos395.

al mojón que está encima de un pedregal que está en par de la fuente de la Penilla, de la
otra parte, e dende dixeron los dichos esterminadores que recude por medio de la risca de
a ojo de las caleras a la mansorra de fondón de Cañada Chaparrosa. E dende recudea la
bereda e traviesa la muela el Bustal de Santo Domingo. E dende recude yuso de a ojo de
la vaqueriza de Valdepuerto al zerrillo de los Pinos Altos. E dende recude el vallejo
arryba a medio de Cañada Luenga, e dende la senda ayuso hasta el cuello La Graja. E
dende recude a la fuente Morena de Miravete e parte con Fuertescusa,

publ. ibidem, pp. 310-312.


395 20 y 21 agosto 1390, publ. ibidem, pp. 312-315.

El primer mojón, que está en la peñuela del angosto del agua que sale de la Cañada
Luenga, e a la otra parte del agua está una cruz en un pino negral. E luego recude el
alto adelante, como dize la vertiente, hazya el vallejuelo Estapán, adonde está un mojón
en el camino de Veteta, e de la otra parte de haza El Poyal, como dize el alto, hasta El
Poyal por en cabo de las lavores viejas, e recude al cabo de la peña El Poyal, e el alto
adelante fasta donde está la vereda a Masegosyllo, e del mojón que dixeron del camino de
Veteta del vallejuelo Estapán recude el alto arriba de la risquilla de allende el lavajuelo.
E dende recude el alto adelante fasta un mojón que está en el alto de la Soriana, a ojo de

699
LOS ESTADOS SEÑORIALES

En Huélamo los procuradores de Cuenca se presentaron ante Francisco

Hernáiz, alcalde del castillo por Ruy González Mejía. Para el amojonamiento se

eligieron a los vecinos Miguel Sánchez, Juan López, Fernán Martínez, Mingo

Hernández Burillo y Pascual Sánchez396. Por último, los procuradores Marco

Sánchez y Adán López, junto al corregidor, realizaron el amojonamiento entre

la zeveda, e dende los dichos yunteros, por quanto la tierra no se podía andar que hera
fraguosa, dixeron que atravesava el mojón a la Peña Blanca por medio de la zeveda. E
dende que recude el alto de ençima de la fuente La Jarasa, e dende que va el alto ayuso a
ençima la puente El Ynfierno. E dende recude el alto del Escaleruela e dende el millomar
adelante hasta la senda del teso.

Los mojones que parten término e determinaron los sobredichos junteros en la vega de
Tragazete son estos que comienzan en un mojón de piedras que está en meytad de la
vega, cabo una çarça en el prado de Cañada Honda. E dende recude a otro mojón questá
en el alto, çerca de un henebro, hazia el poyal. E dende recude a otro alto de un pinillo y
está el mojón çerca dél, y el pinillo tiene una cruz. E dende recude al cuchillo del risco
arriba, según dize la vertiente, hasta el poyal donde entra la vereda, e después del mojón,
por medio de la vega, traviesa el río e recude a la otra parte, a un pino redondo que está
en un alto, e hizieron un mojón de piedras çerca dél. E dende recude el theso arriva a
una peñuela salobral. E dende recude al alto de las quebradas e está un mojón de
piedras. E dende recude al mojón que está cabo el camino viejo. E dende recude al alto
questá desta parte de la hoya El Gamellón, cabe el camino viejo. E dende el camino viejo
adelante recude a un collado questá entre el vado la hoya el Estepar. E dende recude a la
peguera, e dende al portillo de la Peña, e dende a la senda el teso.
396 Comiença el primer mojón en el collado La Raspla e recude la ladera adelante hasta la
fuente El Azevillo. E dende recude a ençima de Peña Valtosso, e dende la vertiente
delante de la syerra Las Canales fasta el collado Las Enseleras, e dende adelante la muela
ayuso fasta hondón de la Hoya de Sancho Viñadero, e dende rebuelve el risco ayuso a
enpar de Royo Pedregoso, e dende el royo arriba fasta el camino de Cuenca, e dende
buelve el marrojal arryba fasta los horcajos de ençima el royo Los Çimbes, e dende a las
moletillas, e dende ençima de la fuente de la Cañada Espinosa, e dende traviesa los
poyales hasta la fuente Verrosyla, e dende salle a la solana de hondón dende el royo El
Puerco,

21 agosto 1390, publ. ibidem, p. 315.

700
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Beamud, lugar de Gonzalo Fernández de Albornoz, que acompañó a los

junteros, y Cuenca397.

La sentencia del corregidor sobre Uña, Poyatos, Beteta y Tragacete,

lugares de doña Constanza, dictaminó que no tenían privilegios o cartas sobre

los términos y hallaba los mojones y determinaciones hechas por los junteros

bien puestas e verdaderas, pese a que Hernán Sánchez de Salmerón, procurador de

doña Constanza, quiso mostrar ciertos recaudos sobre el rincón de Uña, unos

397 Está el primer mojón que parte entre Cuenca e Moya e Behamud en el çerro del Hoyo, e
dende parte con Cuenca e recude el teso ayuso a un pino alto capado e tiene una cruz
nueva e otra vieja e un majano de piedras cabo él. E dende recude al çerro ayuso a un
mojón que está en una risca. E dende recude a en cabo de los llanos a un altillo de una
risca, a un pino negral que tiene dos cruzes. E dende recude el altillo de la Hoya
Pinosilla e está el mojón en una esquinilla. E dende recude a un pino que está en medio
del vallejo que está ençima de Hoya Pinosilla, e dende traviesa el vallejo de la Çerrada a
la otra parte a la risca de a ojo el Prado el Çiervo está çerca el mojón a una savina que
tiene una cruz (†). E dende recude el alto adelante haçia Behamud a un pino negral que
tiene dos cruzes e un majano de piedras cabo él. E dende recude a un pino negral que
está solo en un llano a ojo de el Prado el Çiervo que tiene dos cruzes, e dende a un pino
alvar que est´ça en un alto, çerca la senda por do salle la senda que va de Prado el Çiervo
[a] Beamud. E dende recude a un pino pequeño que está en el camino que va de Cuenca
a Valdemeca que tiene dos cruzes. E dende recude la costera adelante hasta un mojón de
piedras que está en un teso a ojo de la cañada El Alvereda e de las Lagunillas vertiente
las aguas. E dende recude a la risca de ençima la cañada El Alvereda. E dende recude la
risca adelante a un pino negral grande que está solo ençima de la cañada El Alvereda, e
tiene una cruz. E dende recude a ençima la cañada El Alvereda do se aparta el atajo para
Cuenca, e dende traviesa el camino de Cuenca a un pinillo negral que está solo e tiene
dos cruzes. E dende recude a otro pino negral que está en hondón de la Hoya Hermosa.
E dende recude al alto do comiença el çerro [El Cadoço]. E dende recude a la risquilla del
alto de la Hoya Hermosa al ojo de la cabeça Las Hontecillas. E dende recude a un pino
questá cabo el camino que va de Huña e Behamud e tiene dos cruzes. E dende recude al
Cadoço a ojo de La Varga, e luego el camino de La Varga adelante fasta el açequia de
royo Pedregoso que viene al molino, e dende el royo de Noguerol arriba El Masegoso, e
dende a las cuevas Los Valles,

23 agosto 1390, publ. ibidem, pp. 315-316.

701
LOS ESTADOS SEÑORIALES

mojones que según él debían ir por otro lado398. La sentencia sobre los

amojonamientos de Huélamo, Las Majadas y Beamud también consideró

correctos los trazados399.

398 El bachiller y corregidor Fernando Martínez Bonilla publicó la sentencia en el


palacio del obispo Álvaro, en presencia de los procuradores de Cuenca y el procurador
de doña Constanza, Cuenca, 23 septiembre 1390, AMC, leg. 47, exp. 3, fols. 63v-65r.
399 Cuenca, 16 y 24 septiembre 1390, ibidem, fols. 65v-68v.

702
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

10.2.2 Ocupaciones ilegales de términos y usos indebidos de

Uña, Poyatos, Tragacete y Beteta

Las ocupaciones de términos fue una práctica común entre los vasallos

de señoríos que obligaba al concejo a realizar pesquisas para reubicar las

mojoneras. En 1423 fueron amonestados los vasallos de Uña y Poyatos por

realizar entradas ilegales. Diego Fernández de Molina defendió los intereses de

la ciudad frente a Diego Hurtado Mendoza. La protesta concejil elevada a la

Corona llevó a una propuesta de arbitraje entre Diego Hurtado de Mendoza y el

regimiento conquense para intentar llegar a un acuerdo400. Ese mismo año, el

concejo de Cuenca, para hacer valer sus derechos frente a las incursiones de los

habitantes de Tragacete y Beteta, solicitó la ayuda de personajes influyentes,

como Álvaro de Luna o el obispo conquense, Fernán Alonso de Robles. Los

jueces Alfonso Páez de Écija y Diego González de Molina, designados por el

cocnejo de Cuenca, libraron el pleito con Gómez González el Mozo y Diego

Fernández de Molina, vecinos de Cuenca y representantes de los vasallos

señoriales de Diego Hurtado de Mendoza de Poyatos y Uña401. En 1436 y en

1438 los vecinos de Poyatos repitieron estos actos. Fernán Martínez, hijo de

Lucas Martínez, fue denunciado por Juan Sánchez de Teruel al haber hecho una

dehesa en la Fuente del Oso, en la Sierra. El alcalde de Cuenca reclutó gente de

a pie y caballo para acudir a impartir justicia a los vecinos de Poyatos que

400 Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad
Media..., ob. cit., nota 180, p. 150 y José Antonio JARA FUENTE, “´Que memoria de onbre
non es en contrario´. Usurpación de tierras y manipulación del pasado en la Castilla
urbana del siglo XV”, ob. cit., p. 81.
401 Cuenca, 15 julio 1423, AMC, leg. 187, exp. 2, fols. 18v-22v, cit. Concepción SÁNCHEZ
PABLOS, “La presión nobiliaria sobre las tierras concejiles de la Castilla bajomedieval: el
caso de Cuenca”, ob. cit., notas 26 y 64, pp. 6 y 13.

703
LOS ESTADOS SEÑORIALES

habían entrado en la dehesa de la Pared del Cuervo402. En 1455 se acusó al

propio Juan Hurtado de entrar en tierras de Cuenca403 y, años antes, de nuevo

Alfonso Páez de Écija y Diego de Molina fueron enviados ante el infante

Enrique para tratar este tipo de diferencias404.

Los vasallos de doña María de Albornoz, señora de Alcocer, Tragacete y

Beteta, fueron condenados por las roturaciones, casas y pajares que habían

hecho en la Sierra de Cuenca en 1435405. Lope García de Córcoles, procurador de

María de Albornoz, había presentado una escritura de sentencia arbitraria

firmada por Juan López de Buenache, en la que se acusaba a los vecinos de

Tragacete, Beteta y las alquerías de Beteta de realizar entradas y rozas, auerturas e

labranzas de pan, e casas, e pajares e sobre la corta e saca de madera. Ante esta

situación María de Albornoz apeló ante el Rey, quien nombró como juez para

dilucidar la cuestión a Fernando Díaz de Toledo, oidor refrendario y secretario

del Rey que aprobó y confirmó la sentencia dada por Gutierre Muñiz.

402 Cuenca, 2 noviembre 1436 y 21 junio 1438, AMC, leg. 189, exp. 1, fol. 18r y exp. 7, fol.
33v, cit. ibidem, nota 69, p. 14.
403 José Antonio JARA FUENTE, “La «nobilización» de un concejo...”, ob. cit, notas 15-24,
p. 1028.
404 Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad
Media..., ob. cit., nota 210, p. 153. María de Albornoz y el concejo de Cuenca habían
llegado a un acuerdo un año antes por los términos de la Sierra, una vez que quedaran
solucionados otras situaciones problemáticas con Lope Vázquez, Diego Hurtado y
otros poderosos, Cuenca, 8 junio 1434, AMC, leg. 188, exp. 5, fol. 19r, cit. Concepción
SÁNCHEZ PABLOS, “La presión nobiliaria sobre las tierras concejiles de la Castilla
bajomedieval: el caso de Cuenca”, ob. cit., nota 44, p. 10.
405 AMC, leg. 860, exp. 2, fols. 10r-17v y leg. 120, exp. 3, fols. 1r-7r (este documento es
un traslado hecho en Cuenca el 16 de julio de 1787). Los procuradores de Cuenca eran
Martín García de Sacedón, regidor de la ciudad, y Juan Sánchez de Moya, bachiller en
leyes y alcalde mayor de la señora María de Albornoz; el procurador de María de
Albornoz era Lope García de Córcoles, escribano de la villa de Alcocer.

704
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Álvaro de Luna, Condestable de Castilla, había mandado unas cartas de

ruego a la ciudad de Cuenca para interceder por María de Albornoz, de quien

había recibido parte de su herencia patrimonial. El resultado fue una solución

inaudita que permitía la labor de la Sierra de forma vitalicia:

por ende e por servicio del dicho señor Condestable e contemplación de la dicha

señora doña María mandamos que en quanto la dicha señora doña María viviere

e en su vida que la dicha çibdad de Cuenca permita e consienta que los vecinos e

moradores de las dichas villas de Tragacete, e de Beteta e sus alcarías de Beteta

labren e cojan pan en la dicha Sierra de Cuenca, según en las tierras que fasta

agora labraron e cogieron pan, e tengan en ella las casas e pajares que fasta agora

tienen fechas e vsen de la dicha Sierra segunt que fasta aquí han vsado.

En contraprestación, los vecinos de estos lugares debían dar anualmente al

receptor de la ciudad de Cuenca un almud de pan de cada 25 que cogieran, con

el juramento de los regidores o un alcalde de estos lugares406. Las costas del

proceso llevado por Gutierre Muñoz, que debían pagar los vecinos de estas

villas, les fueron perdonadas. Doña María de Albornoz, seyendo certificada de

todo su derecho, y los concejos de Beteta y Tragacete aprobaron el contenido de

esta escritura de sentencia arbitraria una vez que les fue leída407. La intercesión

directa del monarca en este pleito parece evidente para alcanzar una resolución

406 El pan debían entregarlo el día de San Miguel, a finales de septiembre, que era
cuando acababa la recogida de la cosecha, y no debían encubrir ninguna cantidad, so
pena del doblo del dicho pan que así hovieren ha dar con juramento que los regidores o un
alcalde de cada uno de los dichos logares de Tragacete, e de Beteta, e sus alcarías de Beteta,
Alcocer, 13 mayo 1435, ibidem, leg. 860, exp. 2, fols. 10r-11r y leg. 120, exp. 3, fol. 3r-v.
Entre los testigos se encontraba Juan Martínez de Salmerón, capellán de doña María de
Albornoz.
407 Beteta y Tragacete, 15 y 17 mayo 1435, ibidem, leg. 860, exp. 2, fols. 14v-17v y leg. 120,
exp. 3, fols. 5v-7r. El concejo de Tragacete estaba compuesto por Nicolás Sánchez,
alcalde, Miguel Sánchez y Martín Sánchez, regidores, y Mateo Sánchez Caja, alguacil.

705
LOS ESTADOS SEÑORIALES

favorable al sector nobiliario, como muestra de su poder frente al concejo de

Cuenca408.

Martín García de Sacedón, regidor y procurador de Cuenca, pidió en

1455 a la villa de Poyatos que, por mandato del corregidor de Cuenca, se

adjudicase a la ciudad todos los sembrados que aquel día estaban en sus límites

y se pagaran 10.000 doblas de oro de la banda castellana, pena establecida para

aquellos que entraban a segar, sembrar, rozar o cortar la Sierra409.

En 1464 el corregidor Pedro de Sacedón, tras la petición concejil al

monarca410, realizó unas diligencias contra los vasallos de Juan Hurtado de

408 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad
Media…”, ob. cit., pp. 51-52.
409 Poyatos, 7 julio 1455, AMC, leg. 47, exp. 3, fol. 46r. El procurador de Cuenca se
presentó ante las puertas de las casas donde mora Pedro Fernándes Ferrero, alcalde, quien
repicó dos veces las campanas pero los omes buenos no se quisieron juntar en conçejo. El
procurador de Cuenca se remitía a la prohibición de sembrar panes en los términos de
la ciudad recogida en una carta del rey, Concepción SÁNCHEZ PABLOS, “La presión
nobiliaria sobre las tierras concejiles de la Castilla bajomedieval: el caso de Cuenca”,
ob. cit., nota 70, p. 14.
410 Cuenca, 2 y 7 agosto 1464, AMC, leg. 33, exp. 3, fol. 1r-2v. El concejo, reunido a voz
de pregón, estaba compuesto por el juez y corregidor de Cuenca y su tierra, Pedro de
Sacedón, los regidores Gonzalo de Beteta, Juan de Sacedón y Juan Fernández de
Chinchilla, mosén Alfonso de Alarcón, el alcaide de la fortaleza, Pedro de Taboada,
Diego de Montoya, el bachiller Gonzalo Sánchez de Olivares, Gabriel López, Juan Díaz
de Alcocer, Álvaro de Cuenca, el receptor Fernando de Molina, el escribano Gonzalo
García del Castillo, Pedro de la Zarza, Lope Ruiz de Belmonte y otros vecinos. En
presencia de Luis de Chinchilla, apareció el procurador de los hombres buenos de
Cuenca, Juan León el Viejo, que presentó una carta del rey Enrique IV, fechada en
Segovia el 17 de noviembre de 1463, en la que ordenaba a Pedro de Sacedón, mi
maestresala, e alcayde de Atienza e corregidor en la çibdad de Cuenca, restituir los términos a
la ciudad para el bien y pro común de sus moradores, ya que algunos caualleros, e
escuderos e otras personas que son vesinos de Cuenca e tierra, como de las comarcas, tienen
tomados e entrados muchos lugares, e términos, e dehesas, e pastos, e prados, e montes, e ejidos,
e sotos, e caminos e calles públicas comunes conçejiles de la çibdad e su tierra, y que algunos

706
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Mendoza por haber ocupado unos terrenos de Cuenca limítrofes a sus villas de

Poyatos y Tragacete: Collado del Sapo, Fuente el Berro, Hoya el Peralejo, Vega

del Codorno y Huerta de Marojales; además, fueron necesarios los apeos de la

Sierra con el término de Uña. El corregidor era el responsable de restituir los

lugares tomados por los señoríos comarcanos a Cuenca, especialmente de los

lugares de Juan Hurtado de Mendoza, según se contenía en ciertas sentencias y

determinaciones anteriores.

En el Collado del Sapo halló ciertas casas y pajares edificados por los

vasallos de Juan Hurtado contra la voluntad de la ciudad y los mandó quemar y

derribar. También había casas y pajares hechos por vecinos de Uña y Poyatos en

unos sabinares cercanos a la Fuente el Berro. Allí pregonó que ninguna persona

osara entrar, labrar o rozar en la Sierra de la ciudad, bajo pena de perder los

bueyes y bestias que llevaran y ser prendidos por los caballeros de la sierra,

además de instar a no usar las dehesas hechas. El prado de la Fuente el Berro,

con toda la cañada de a ojo del prado, estaba vedado por algunos vecinos de Poyatos

contra toda rasón e derecho, seyendo sierra e tierra de la çibdad, por lo que determinó

que fuera para todos los ganados que lo deuen comer e paçer, y deshizo los

mojones. Simultáneamente, el corregidor dio todo su poder cumplido a Juan

Beneyto y a Juan Sánchez Jábaga, vecinos de Cuenca, para delimitar los

mojones antiguos entre la Sierra de Cuenca y la villa de Poyatos. Para esta tarea

fueron encomendados Pascual Ruiz, Juan Sánchez Salvador, Benito Sánchez de

Palomares y Bartolomé Moreno —vecinos de Fresneda de la Sierra, aldea de la

vecinos tenían edificadas casas y huertas sobre ellos, por lo que autorizaba la
realización de pesquisas y juicios en los casos que así lo requisieran. El corregidor y los
regidores dijeron que obedecerían la carta con omyll e deuida reuerençia. Días después, se
presentó ante el concejo conquense Maestre Martín, cirujano y vecino de Cuenca, que
dijo que en la tardança va peligro, por lo que solicitaba al corregidor que ejecutara la
carta del monarca.

707
LOS ESTADOS SEÑORIALES

jurisdicción de Cuenca— porque habían sido moradores de Poyatos durante 20

años o más tiempo. En la Hoya el Peralejo, término de la ciudad, quemaron dos

casas que tenían los vecinos de Poyatos. En las Vaquerizas, término que

pertenecía a la Sierra, quemaron dos de las tres casas existentes, que eran de

vecinos de Poyatos; la otra pertenecía a Benito Sánchez de Palomares, vecino de

Cuenca y morador de Fresneda. Después fueron a las vaquerizas y cañadas de

Terrasillo y a las Talayuelas, términos de la Sierra, y quemaron otras casas de

vecinos de Poyatos411.

En la dehesa de la Vega del Codorno, que pertenecía a los propios de la

ciudad, Pedro de Sacedón hizo su lugarteniente a Martín de la Riba, su alguacil,

para restituir dehesas, términos y prados que estaban tomados a la ciudad de

Cuenca. Martín de la Riba, el escribano y algunos vecinos de Cuenca fueron a

una dehesa hecha por los vecinos de Poyatos en la Huerta Marhojal, en cuya

hondonada había cuatro casas que fueron quemadas, así como los mojones que

hallaron entre la dicha dehesa y la Sierra de Cuenca. En cabo de la dehesa había

411 En la Crus de Bardallo, que es açerca de la çibdad de Cuenca, 19 agosto 1464; Collado del
Sapo, Fuente el Berro y Hoya el Peralejo, 20 agosto 1464, ibidem, fols. 3r-4v. El primer
mojón está en el pozo del arroyo Malo y de allí va el río arriba hasta el arroyo de
Matavacas, de donde sale a ensomo de la Peñuela de la Vaca y de aquí el mojón va a lo
angosto de la Ortesuela; sale a las peñas de las Corralisas y de las peñas adelante va a
dar al arroyo Frío, después al colladillo de la senda que sale a la hoya el Peralejo, junto
al arroyo Frío, y aquí renovaron un mojón; otro mojón se situaba en frente, encima de
una çingla de peñas que está en un cerro de a ojo del río Escabas, baja al espolón y debajo
este cerro atravesaba el río, donde renovaron el mojón pegado al río de Hoz quemada,
que iba río arriba hasta dar con el cerro de la Silesuela, donde había otro mojón hasta
las Encrucijadas y desde aquí volvía a una casa de Pedro Martínez de Lagunaseca; el
término seguía a la coronylla dentre las hoçes, y de allí al colladillo del arroyo Lacasa,
continuaba por una huerta, por el estepar de la Fuente el Cobo y por los collados de
Mingo Lozano, hasta llegar al río de Valdelafuente el Peral; después, seguía por las
casas de Pedro de Casalmalo y volvía el arroyo arriba hasta el pozo de Riomalo, donde
se cerraba el término de Poyatos con la Sierra de Cuenca.

708
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

otra casa que fue derribada y se puso en posesión de la çibdad. En la susodicha

dehesa de la Vega del Codorno se leyó un pregón, diciendo que todos e

qualesquier personas con sus ganados mayores e menores pascan la yerua de la dicha

dehesa que está fecha en la Huerta Marhojales e que sea pasto como otras zonas de la

Sierra, ponyendo pena a qualquierpersona que entrara a poner mojones a la dehesa: se

les advertía que perderían todos sus bienes para la cámara del rey, que les

quitarían y matarían sus ganados y que los llevarían presos a la ciudad syn pena

alguna, instándoles a no edificar casas ni pajares.

El corregidor también había mandado a la villa de Tragacete, logar del

señor Juan Furtado, que enviaran procuradores a determinar los mojones, para

cuyo cometido fueron encomendados Gabriel López y Lope de Flores. Allí

pregonaron que ningún habitante de los lugares de señorío osara entrar a labrar

o arar la Sierra, so pena que les matarean los bueyes e bestias con que asy labrasen e

pudieran lleuar presas a las personas que asy labraren. Finalmente, el corregidor

mandó renovar los mojones de Uña y Poyatos, poniendo en la posesión de los

términos de la Sierra a los regidores de Cuenca412.

Otra fuente de conflicto fue “la labra de tierras, baldías o despobladas,

próximas a lugares de señorío y sin autorización del concejo, por las que los

412 Vega del Codorno, 22 y 23 agosto 1464; Tragacete, 24 agosto 1464, estuvieron
presentes Juan Sánchez Caja, alcalde de Tragacete, Juan Martínez de Molina,
mayordomo, Pedro López, Juan Martínez, Bartolomé Sánchez, Alfonso Díaz, Pedro
Sánchez, Juan Rojero, Juan Rodríguez, Fernando de Segovia y otros vecinos; Santa
María Madalena, que es açerca de la villa de Vña, 25 agosto 1464, Andrés López, Jimeno
López, Alfonso de Torralba, regidor, y Juan de Poyatos, vecinos de Uña, establecieron
el primer mojón en la cabeza del cerro a ojo del Palancarejo; otro en el camino que iba a
Cuenca, e va del camino ayuso que viene e va a la Madalena fasta otro mojón que está en somo
de la boca de la hos Buxosa; otro en el prado Los Santos; después iba camino de la fuente
al vado La Cepa, donde marcaron dos cruces en un pino, y continuaba río arriba hasta
encima del vado Masegosillo, por la çingla de los Tres Escalones hasta la Peña Alta
Hendida, donde se cerraban los mojones, ibidem, fols. 5r-6v.

709
LOS ESTADOS SEÑORIALES

vecinos de señorío no pagaban concepto alguno”. En 1467 la ciudad sufrió la

intromisión de los vecinos de Poyatos en el despoblado de Fresneda de la

Sierra, por lo que envió una misiva a Juan Hurtado. La solución que se llevó a

cabo fue “unir temporalmente dicho término al de Castillejo, lugar de Cuenca,

pues el suyo se había quedado pequeño, para que sus vecinos lo

aprovecharan”, aunque para ello rompieran ilegalmente los llecos de ese

término, facultad solo reservada a los vecinos del lugar413

El guarda mayor de Cuenca, Juan Hurtado de Mendoza, utilizó en 1473 su

privilegiada posición en la ciudad para otorgar tierras acensadas en condiciones

ventajosas a sus vasallos de Tragacete y Uña. El concejo conquense cedió por la

cantidad de 2.000 mrs. anuales un terreno de la Sierra a Uña, cuyo concejo dio

poder cumplido a Mateo Rodríguez y Martín Sánchez de Osma para

tomar a censo cierto término que va por el mojón de Vña e parte término con

Valdecabras, e por el barranco arriba de la Soldada fasta el cerro de la cañada el

Espino, e desde allí va el cerro adelante hasta dentro de las peñas de la hoz de las

Aguijadas, y desde allí hasta dar en el río Júcar en par de la Fuente Caliente.

Los vasallos de Juan Hurtado se comprometieron a pagar 2.000 mrs. cada año

de la moneda corriente en Castilla de forma censual y enfitéutica,

perpetuamente para siempre jamás. Las condiciones del contrato eran las

siguientes: que ni el concejo de Uña ni sus sucesores lo puedan vender, trocar,

413 José Antonio JARA FUENTE, “´Que memoria de onbre non es en contrario´. Usurpación de
tierras y manipulación del pasado en la Castilla urbana del siglo XV”, ob. cit., nota 17,
p. 81 y pp. 98-99. La carta enviada por el concejo a Juan Hurtado de Mendoza tiene
fecha de 17 de abril de 1467. El noble se quejaba, días después, de que Cuenca no
respetaba los derechos adquiridos por sus vasallos para usar los términos de la Sierra,
27 abril 1467, AMC, leg. 198, exp. 1, fol. 37r-v, cit. Concepción SÁNCHEZ PABLOS, “La
presión nobiliaria sobre las tierras concejiles de la Castilla bajomedieval: el caso de
Cuenca”, ob. cit., nota 46, p. 10.

710
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

enajenar, dar, donar a iglesia, monasterio, hospital o persona alguna de ningún

estado o condición, salvo a persona llana e abonada en el dicho censo o siendo

requerido el concejo de Cuenca; que el concejo de Uña renovara este contrato cada

nueve años; que se diera al receptor de los propios y rentas de Cuenca los 2.000

mrs. por el día de San Juan de junio de 1474. Si alguna de estas cláusulas era

incumplida, el terreno tornaría a la propiedad de la ciudad de Cuenca414.

414 El concejo de Uña se reunió en el cementerio de la iglesia de San Miguel, según que lo
habemos de uso e costumbre, a campana repicada, y estaba integrado por Mateo Rodríguez
y Juan Lozano, alcaldes, Antón, alguacil, Juan de Beamud, Juan Rodríguez el Mozo,
regidores, Juan Rodríguez el Viejo, Diego el Sastre, Pedro Molinero, Martín Sánchez de
Osma, Bartolomé Molinero, Juan de Uña, Juan Romero, Pedro Sánchez de Olivares y
Miguel Domínguez, vecinos de la villa, Uña, 21 octubre 1473 y Cuenca, 1 y 4
noviembre 1473, AMC, leg. 122, exp. 1, fols. 1r-16r y M.ª Concepción QUINTANILLA
RASO, “Marcos y formas de proyección...”, ob. cit., nota 30, p. 141. La carta de censo e
perpetua infiteusin es una copia documental hecha en 1788.

711
LOS ESTADOS SEÑORIALES

10.2.3 El pleito del doctor Pedro Sánchez de Frías (1477)

El concejo de Cuenca inició un proceso contra las villas de Uña,

Tragacete y Poyatos en 1477 para averiguar qué términos de la Sierra tenían

ocupados, derribar los edificios construidos en ella y renovar el amojonamiento.

El doctor Pedro Sánchez de Frías, que pertenecía al Consejo Real de la reina

Isabel, fue designado juez de términos de la ciudad de Cuenca y su tierra, quien

inició un proceso judicial individualizado con cada villa implicada, aunque

todos ellos contienen un argumento similar si no idéntico.

En el caso de Tragacete415 el juez de términos Pedro Sánchez de Frías

mostró una carta de la reina por la que le daba poder cumplido y en la que

acusaba a aquellos

caualleros e personas veçinos de la çibdad de Cuenca e su tierra e comarca,

quienes por su propia avtoridad e sin para ello thener título ni derecho alguno,

en deseruiçio mío e en daño de la dicha çibdad e su tierra e de los veçinos e

moradores della, an entrado e tomado e ocupado y entran e toman e ocupan e

apropian para sy algunos de los logares e términos e montes e prados e exidos e

dehesas e pastos e sotos e beuederos e otros heredamientos de la dicha çibdad de

Cuenca e su tierra que son del vso e pro común della416.

415 Tragacete, 22 julio 1477, AMC, leg. 120, exp. 5 y AGS, Cámara de Castilla, Pueblos,
leg. 20, nº 553. Existe un traslado de este documento efectuado en Cuenca, 16 enero
1788, AMC, leg. 120, exp. 6.
416 Trujillo, 23 junio 1477, AMC, leg. 120, exp. 5, fols. 2r-3v. Esta carta de poder le
confería a la resolución que se tomara un carácter definitivo, sin posibilidad de
recurrir, pues

es mi merçed e mando que de la sentençia o sentençias, mandamiento o mandamientos,


execuçión o execuçiones, apoderamiento o apoderamientos e otros quales quier avtos que
en la dicha rasón diéredes e fesiéredes dar, no aya ni pueda aver apelaçión ni

712
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

La reina había asignado cincuenta días para resolver el asunto, a razón de 350

mrs. diarios para el juez y 50 mrs. para el escribano que les debían pagar de los

propios y rentas del concejo.

Los vecinos de Tragacete fueron acusados de ocupar logares e prados e

montes e dehesas pertenecientes a los términos de la ciudad de Cuenca y tener

muchos panes sembrados, e fechos barbechos, e arado, e roçado e arronpido muchas

tierras en la Syerra e lleco de la dicha çibdad, e fechos otros edyfiçios en ella. Los

vecinos de Tragacete justificaban estos hechos porque los avian acostumbrado de

faser, mientras los procuradores de la ciudad —el regidor Alonso de Alcalá y

Luis de Chinchilla— replicaron que syempre auía sydo e fue contra derecho et ellos

con fabores, syn ningún themor de Dios e de la justiçia. El juez Pedro Sánchez de

Frías dictaminó, tras examinar anteriores escrituras y sentencias sobre el caso y

escuchar ambos argumentos, adjudicar las tierras y edificios en litigio a los

procuradores de Cuenca y prohibir a los vecinos de Tragacete la labor de la

Sierra, so pena de çient mill mrs. al conçejo de la dicha villa e dies mill mrs. a qual quier

persona syngular que lo contrario fisyere. La villa de Tragacete tenía que cumplir la

sentencia de Gutierre Muñiz y, si poseía algún título o derecho sobre la

propiedad, disponía de treinta días para mostrarlo ante la reina.

El licenciado Pedro Sánchez de Frías decidió que se renovaran y

determinaran los mojones que separaban los límites entre la ciudad de Cuenca

y la villa de Tragacete, syn vandería ni parçialidad alguna y basándose en las

sentençias antiguas sobre ello dadas espeçialmente por el bachiller Gutierre Muñis. El

concejo de Tragacete nombró como junteros a Juan Martínez de Molina,

mayordomo de Juan Hurtado de Mendoza, Bartolomé Sánchez, escribano, y

suplicaçión, agrauio, ni nulidad ni otro recurso alguno para ante los oydores de la mi
Avdiençia, ni alcaldes ni otros jueses de la mi casa e corte, e Chançillería ni para ante
otros algunos más que solamente vengan o enbíen ante mí en seguimiento de su derecho,
non enbargante en cosa alguna la dicha execuçión o continuaçión della.

713
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Alfonso López, vecino de la villa. El juez de términos delegó su presencia en

Juan de Alcalá, regidor de Cuenca, y Francisco Gil, vecino de Cuenca417.

En el caso de Poyatos el juez comisario, que conocía las escrituras y

sentencias anteriores dadas por otros jueces, adjudicó a la ciudad de Cuenca

todos los edificios hechos, los sembrados y los barbechos que tenían para el

venidero año de setenta y ocho, mandando que los dejasen libres y desembargados

y no los usaran so pena en que caen aquellos que vsan e exerçen lo que no tienen418.

Algunos vecinos tenían casas y pajares en algunas labores y dehesas de herbaje,

especialmente en la huerta de Marojales, y muchos prados y ejidos vedados y

amojonados en la Fuente el Berro, Los Sabinares y en Las Talayuelas y en otras

partes de la Sierra como si fuese cosa propia. Los procuradores de Cuenca

protestaron y pidieron el cobro de 5.000 doblas de oro castellanas de la banda,

buenas e de justo peso.

La sentencia del doctor de Frías reiteraba la posesión de los panes

sembrados en la Sierra a la ciudad y que los vecinos de Poyatos no debían segar

los panes ni usar del barbecho, so pena de 100.000 mrs. para el concejo de

417 La mojonera para dilucidar los términos entre la Sierra de Cuenca y Tragacete
aprovechó anteriores sentencias que se habían hecho sobre el asunto, Tragacete, 22 y 23
julio 1477, AMC, leg. 120, exp. 5, fols. 5r-8v. Ver apéndice documental n.º X.
418 Poyatos, 20 julio 1477, AMC, leg. 47, exp. 3, fols. 7r-9r. El concejo de Poyatos se
reunió como acostumbraban en la casa de Honorato de Mendoza y estaba constituido
por el bachiller Pascual Ruiz de Tragacete, alcalde, Rodrigo Noguerol, alguacil, Benito
Sánchez, regidor, Andrés Martínez, procurador de la villa, Pedro Martínez de Arias,
Juan Sánchez de Trillo, Martín Alonso, tintorero, Andrés Martínez, Martín Guijarro,
Andrés López, Pedro Sánchez Carrillo, García Garcés, Francisco de la Puerta, Juan
Fernández, Alonso Gonzalo, herrero, Pedro Sánchez de Palacios, Juan Sánchez de
Carrascosa, Pedro García de Checa y otros vecinos, en presencia de Gonzalo García de
San Martín y Gonzalo García del Castillo, escribanos del rey y la reina, y del doctor
Pedro Sánchez de Frías, del Consejo Real, que mostró la Real Provisión otorgada por la
reina Isabel en Trujillo.

714
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Poyatos y 10.000 mrs. para cualquier persona singular que lo quebrantara.

Asimismo, ordenaba destruir las casas, edificios y pajares levantados, convertir

en pasto común los prados y dehesas y derribar los mojones que las rodean. Los

vecinos de Poyatos disponían de 30 días para enviar ante la reina Isabel algún

título que demostrara la propiedad de esos términos.

Andrés Martínez, procurador de la villa, apeló la sentencia, aunque el

doctor de Frías lo rechazó porque donde no avía agrauio no debe aver apelaçión y

porque manifiesta e claramente paresçe el derecho de la dicha çibdad ser suyo. Poyatos

presentó ante el comisario una escritura que tenía de la dehesa Marojales, por la

que Fernando de la Muela, alcalde de las mestas y cañadas, había concedido al

concejo y hombres buenos de Poyatos su posesión. Los procuradores de Cuenca

dijeron que si daba esa dehesa debía estar en término mismo de Poyatos y, en

cambio, pertenecía a la Sierra de la ciudad. El doctor de Frías, a semejanza de

las anteriores sentencias, guardó el derecho de Cuenca419. El juez comisario

ordenó al concejo de Poyatos nombrar de entre sus vecinos omes buenos antiguos

para apear y determinar los mojones entre la Sierra de Cuenca y Poyatos. La

villa no dispuso tales determinadores, que fueron impuestos por Pedro Sánchez

de Frías ante su actitud de rebeldía: Pedro de Huete, caballero de la sierra de

Cuenca, y Miguel de Cotillas, vecino de la ciudad, tomaron las escrituras

antiguas que existían sobre ello. También se realizó la mojonera de los parajes

denominados los Sabinares y la Fuente el Berro420.

419 Ibidem, fols. 9r-11r.


420 Ibidem, fols. 11r-16r.

E fuimos por el camino que va de Poyatos a Cañizares e Fuertescusa, e de ay fueron a la


casa que dicen del Çapatero e a otra casa que está çerca della, que es de Pedro Martínes
Arcas, al qual fallamos ende, que es home de setenta años y sí más que no menos. E los
dichos Pedro de Huepte e Miguel de Cotillas le dixeron al dicho Pedro Martínes Arcas
que, por que él era ome de los antiguos de toda Poyatos, que a él le pluyese de yr con

715
LOS ESTADOS SEÑORIALES

El juez comisario mandó derribar los mojones de la dehesa de la Huerta

de Marojales. También estuvo en Las Majadas, lugar del señor Pedro de

Barrientos, y en Los Tejadillos deshaciendo los mojones, no sin encontrar

resistencia. En este último paraje había cinco casas de pajares en lo lleco y de una

de ellas salió Benito Sánchez, vecino de Poyatos, diciendo que jurava a Dios que si

atentasen de quemar las dichas casas e pajares que adelante lo fallarían a él e a otras

personas para ge las defender. Ante esta amenaza, Francisco Gil y Pedro de Gerica,

encargados de llevar a cabo estas acciones, no quemaron ninguna casa pero sí

començaron a derribar della vna dellas lo más que pudieron421.

ellos a declarar e desterminar los mojones entre la dicha villa de Poyatos e la dicha
Syerra de Cuenca. E se ygualaron con él e le dieron medio real castellano. El qual dicho
Pedro Martínes Arcas lo resçibió por que fuese con ellos e fue con ellos.

Existe un traslado sin fecha de este documento del apeo de 1477 realizado por el doctor
Pedro Sánchez de Frías, con letra del siglo XVIII, AMC, leg. 861, exp. 1, fols. 2r-4v. Ver
apéndice documental n.º XII.
421 Ibidem, fol. 16r-v.

716
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

10.2.4 Otras demandas en las décadas de 1470, 1480 y 1490

Pedro Carrillo de Albornoz tenía la posesión de las fortalezas de

Alcantud y Cañizares y Pedro de Barrientos la de Enguídanos, que son de la

tierra e término de la çibdad de Cuenca, y ambos fueron conminados en 1477 por la

reina Isabel, por causas e rasones que a ello me movieron para el bien, paz e sosiego

desa tierra, a entregárselas sin tardança ni escusa alguna al doctor Pedro Sánchez

de Briviesca y al bachiller Juan de Paz, corregidor de Cuenca, a quienes debían

apoderar en lo alto e baxo dellas a toda su voluntad, para que se hicieran cargo de

ellas. La pena a la que se enfrentaban los nobles conquenses si no obedecían el

mandato de la reina era la priuaçión de vuestros ofiçios e de confiscación de vuestros

bienes para la mi cámara422. Pedro Carrillo de Albornoz, alcalde de los hijosdalgo,

recibió una provisión de emplazamiento dada por el Consejo Real para

defenderse en el pleito sobre sus lugares de Alcantud, Palomares y la fortaleza

de Cañizares. El noble compareció en apelación por considerar injustas e muy

agrauiadas las sentencias emitidas por el doctor Pedro Sánchez de Frías contra él.

Estas argucias para dilatar los pleitos eran muy habituales, con varios

emplazamientos ante los funcionarios reales y numerosas protestas quejándose

por la injusticia de las sentencias423.

En 1479 el corregidor Juan Osorio, una vez vistas las sentencias del

licenciado Pedro Sánchez de Frías, ejecutó una sentencia que obligaba a Pedro

422 Sevilla, AGS, RGS, 15 septiembre 1477, fol. 492. La reina ponía en conocimiento de
los escribanos, justicias, regidores, caballeros, escuderos y hombres buenos de las
ciudades de Cuenca y Huete, así como de los vecinos de Molina y Moya y de los de
toda la comarca, y de los capitanes y diputados de las hermandades de ellas, que
hicieran cumplir el mandato.
423 Sevilla, 9 febrero 1478, AHN, NOBLEZA, Frías, C. 891, D. 4.

717
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Carrillo de Albornoz, Juan Hurtado de Mendoza, Pedro Carrillo de Mendoza y

otros caballeros a devolver çiertos términos, prados e pastos e dehesas e vasallos e

heredamientos de la çibdad de Cuenca e su tierra que tenían ocupados en la Sierra:

Cañizares —con su fortaleza—, Fuertescusa, Alcantud y otros términos. El rey

don Fernando les instaba en su provisión a dar, entregar, restituir y dejar libre y

desenbargadamente los dichos lugares, e fortalezas, e términos, e prados, e montes, e

pastos, e dehesas, e abreuaderos e cada cosa e parte dellos424. Poco después, los

monarcas determinaron que Pedro Carrillo de Albornoz debía restituir las

dehesas conforme al thenor e forma de las leyes por nos fechas en Toledo que çerca

desto fablan. De los 300 mrs. impuestos de pena, la mitad debían ser pagados por

el noble y la otra mitad por la ciudad de Cuenca425.

La posición de preeminencia política del linaje Hurtado de Mendoza

lograba, más allá de la cesión temporal, la apropiación definitiva de las tierras;

una Real Cédula de 1489 prohibía que se arrendasen tierras de la ciudad a Juan

Hurtado de Mendoza, porque tenían constancia de que so color del arrendamiento

se apoderaba de ellas. Los beneficiarios inmediatos eran los vasallos de las

aldeas señoriales: en 1473, los vecinos de Uña habían obtenido en censo un

terreno en la Sierra —en linde con el término de Valdecabras— para pasto o

labranza. La exigua cantidad que se pagaba —2.000 mrs. anuales— era en

atención del virtuoso caballero el señor Juan Furtado de Mendoça426.

424 AGS, RGS, 2 noviembre 1479, fol. 94. Pedro Carrillo de Albornoz había tomado los
logares e fortalesa de Cannysares e Fuertescusa e Alcantud, aldeas pertenecientes al sexmo
de la Sierra. La provisión real está fechada en Toledo, 12 noviembre 1479, AMC, leg. 5,
exp. 26. Ver también el artículo de M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Estructuras y
relaciones de poder...”, ob. cit., nota 28, p. 723.
425 Calatayud, 8 mayo 1481, AMC, leg. 5, exp. 27.
426 AMC, leg. 30, exp. 3, cit. M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Los derechos sobre la
tierra...”, ob. cit., notas 49 y 50, p. 43. Sobre el censo de 1473 ver supra.

718
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Los reyes mandaron ejecutar en 1485 las sentencias dadas por el doctor

Pedro Sánchez de Frías, ordenando al regidor Diego Gómez de Guadarrama ir a

la Sierra para demoler y derribar todos los edifiçios, e casas e choças fasta el çimiento

dellos, y que fuera a Uña, Las Majadas, Tragacete, Huélamo, Poyatos y Beteta a

decir a sus habitantes que no entren a labrar ni edificar en término ageno, bajo pena

de 10.000 mrs., e tanbién que todas las personas e bestias e bueyes de labor que

fallásedes labrando los prendáis. En total se quemaron o derribaron un total de 58

edificios: en Uña 14 casas pajares, en Huélamo 9; en Tragacete 7, en Poyatos 28

con dos hornos y en Las Majadas 1427.

La ciudad trató de impedir los arrendamientos de términos de la Sierra

en condiciones favorables para los vasallos de Juan Hurtado de Mendoza,

quienes la ponían en cultivo, mientras la propiedad de la Sierra estaba

destinada para propios o para pasto común. En 1488 Pedro de Alcalá, en

nombre de los regidores de Cuenca, solicitó a los monarcas la ejecución de unas

sentencias dadas por los del Consejo de vuestros progenitores y otros jueces contra

Huélamo, otros concejos y personas particulares por haber sembrado en la

Sierra. Los monarcas emitieron una provisión para que Pedro Vaca, maestresala

y corregidor de Cuenca, ejecutara dichas sentencias conforme a la ley de Cortes

de Toledo, porque algunos concejos y personas, con fauor de algunos caualleros de

la comarca, tientan de ternar a labrar en la dicha Sierra428. Un año después el

corregidor de Cuenca, Pedro Vaca, recibió una comisión de los monarcas sobre

la demanda de la ciudad y su tierra, que quería la Sierra para sus ganados y

427 Cuenca, 26 septiembre 1485, AMC, leg. 47, exp. 3. La relación detallada de los
edificios está recogida en el apéndice documental n.º XVI.
428 Valladolid, 20 diciembre 1488, AMC, leg. 114, exp. 9.

719
LOS ESTADOS SEÑORIALES

estaba arrendada para los vasallos de Juan Hurtado por mucho menos de lo que

vale429.

La reiteración en la emisión de documentos por la cancillería regia

muestra el grado de incumplimiento que había de las órdenes judiciales. En

1490 se instaba a respetar la sentencia dada por el juez de términos en la que se

devolvía a la ciudad ciertos lugares tomados por Juan Hurtado de Mendoza y

mandaba que, una vez pasados los tres años que tenían de arrendamiento,

dende en adelante los caualleros e conçejos que los tenían que non fuesen osados a tornar

e tomar nin ocupar los dichos términos, nin paçiesen nin roçasen en ellos por vía de

arrendamiento nin en otra manera que vosotros se lo arrendásedes. La queja principal

era que los concejos señoriales asentados en la Sierra hacían mucho daño en ella

arando e arrancando los pinos y árboles de rayzes, por lo que aquélla se perdía y se

quitaba el pasto para los ganados. En esta carta también se disponía que el lugar

de Los Masegosos se adjudicara a la ciudad por 20.000 mrs. anuales y se

recordaba que Pedro Carrillo de Albornoz lo arrendaba por muchas mayores

quantías, lo que suponía un agravio para los ganados y vecinos de Cuenca.

Mientras se cumplía el arrendamiento de la Sierra se ordenó que non corten, ni

roçen, ni quemen, ni arranquen pinos algunos de la dicha Syerra, so pena quel que lo

contrario fiziere caya e yncurra en pena de dos mill mrs. por cada pino que asy

cortare430. El procurador de Juan Hurtado alegó ante el Consejo que la dicha

Syerra conplía más al bien desa çibdad e vecinos della para que se labrase por pan y que

429 AGS, RGS, 5 julio 1489, fol. 144.


430 AGS, RGS, 28 junio 1490, fol. 62. Pedro Carrillo de Albornoz había arrendado la
dehesa de Los Masegosos a un censo muy bajo y la había explotado de forma
exclusiva, impidiendo que los vecinos de Arbeteta apacentaran en ella sus ganados, 19
febrero 1488, AGS, RGS, fol. 79, cit. M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Marcos y
formas de proyección...”, ob. cit., nota 50, p. 145. Más adelante se prohibió a los
caballeros, concejos y particulares labrar, rozar u ocupar con sus ganados la dehesa de
Los Masegosos, 7 abril 1493, AGS, RGS, fol. 156.

720
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

los vasallos de las villas de Juan Hurtado lo pueden paçer con sus ganados porque

están sytuados al suelo de la dicha çibdad e gosaron más della que los otros vecinos de la

dicha çibdad por lo tener açerca431.

Las autoridades municipales de Cuenca mantuvieron constantes

disputas territoriales en la Sierra, con los lugares de señorío, seyendo los términos

desa dicha çibdad de los suso dichos logares comunes a todos los vesinos e moradores

desa dicha çibdad y su tierra. El concejo conquense logró en 1491 el

reconocimiento de la posesión de un pedazo de Sierra ocupado por la villa de

Poyatos432. Los regidores conquenses Pedro de Alcalá y Fernando de Valdés

pidieron en 1493 a los miembros de la nobleza señorial que no cerraran los

términos que tenían en la Sierra, porque eran lugares comunes a todos los

vecinos desde tiempo inmemorial, guardando la costumbre antigua que

permitía paçer e cortar e roçar en los términos433. Asimismo, el concejo denunció

al Consejo Real que había personas, caballeros y concejos de fuera de la

jurisdicción de Cuenca que tenían algunas heredades en lugares despoblados

de la Sierra y las juntaban a sus posesiones sin título de compra y se

431 9 noviembre 1490, AGS, RGS, fol. 101. En este documento se inserta la carta anterior
de junio de 1490, que se manda guardar y cumplir pese a las alegaciones de Juan
Hurtado de Mendoza.
432 15 diciembre 1491, AGS, RGS, fol. 223.
433 Barcelona, 27 abril 1493, AGS, RGS, fol. 147. Entre la nobleza territorial y miembros
de la oligarquía conquense con presencia en los términos de la Sierra, este documento
menciona a Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla, Íñigo López de Mendoza,
conde de Priego, Alonso de Fonseca, obispo de Cuenca, Juan Hurtado de Mendoza,
Pedro Carrillo de Albornoz, Pedro de Barrientos, el comendador de Huélamo, Leonor
de Portocarrero, Pedro Suárez de Alcalá, Juan de Valencia, Alonso de Iniesta, Alonso
Álvarez y Fernando del Castillo.

721
LOS ESTADOS SEÑORIALES

aprovechaban sin contribuir ni pechar, como el caso de Alfonso Carrillo en

Ortezuela, al apropiarse de montes y términos pertenecientes a la ciudad434.

En 1494 se concedieron a Juan Hurtado de Mendoza y a doña Francisca

de Silva —viuda de Honorato de Mendoza— las penas pecuniarias por las que

fueron condenados los lugares de Tragacete, Uña y Poyatos al haber labrado

terrenos en la Sierra de Cuenca. Unos años antes se había anulado el arriendo,

vigente por tres años, de los baldíos montañeses a Juan Hurtado para la siembra

de pan por parte de sus vasallos, ya que éstos cortaban árboles y realizaban

penetraciones hacia el interior435. Los Reyes Católicos ordenaron este mismo año

al corregidor Francisco Ortiz vender el pan que los vecinos de los lugares de

señorío tenían sembrado en la Sierra a las personas que más por ellos diexen, o

averiguar si era más provechoso cogerlo436. Pedro de Herriega, vecino de

Cuenca, puso cierto precio al pan sembrado en la Sierra por los señoríos

comarcanos a ella y en él se remataron en pública almoneda437.

434 Barcelona, 30 abril 1493, AMC, leg. 47, exp. 3, fol. 43r-v.
435 10 agosto 1493, AGS, RGS, fol. 31. De esta manera se impedía la eficacia de una
sobrecarta real de noviembre de 1490 que era favorable a la demanda que Cuenca
había presentado un año antes. No obstante, en marzo de 1494 se logró una orden real
dirigida al corregidor para que se adjudicasen las dichas penas a la hacienda concejil,
José M.ª SÁNCHEZ BENITO, “Territorio y conflicto...”, ob. cit., nota 73, p. 109.
436 Medina del Campo, 21 marzo 1494, AMC, leg. 47, exp. 3, fol. 45v.
437 Cuenca, 14 y 17 enero 1503, ibidem, fol. 33v. Esta información fue obtenida durante el
pleito que mantuvieron Cuenca y los lugares de Poyatos, Tragacete y Uña.

722
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

10.2.5 Los pleitos de Lope Vázquez de Acuña por términos

en tierra de Huete (1477-1499)

Restitución de heredades

Lope Vázquez de Acuña tuvo que litigar la posesión de determinadas

propiedades, rentas y vasallos que poseía en vida de Enrique IV y le habían

sido arrebatados después de los mouimientos e a cabsa dellos. En el momento de

ponerse al servicio y obediencia de la reina Isabel, Lope Vázquez pertenecía al

Consejo Real y suplicó que le restituyeran las heredades que poseía en linde e

término de la dicha çibdad de Huete. Presentó en el Consejo Real el documento

regio —una merced de 1465— que le acreditaba en la posesión del

heredamiento de Albendea, pero Pedro de Sancho Martínez se interpuso y dijo

tener derecho a él. La reina Isabel ordenó al concejo de Huete que no consintiera

que Lope Vázquez fuera despojado de la posesión del dicho heredamiento438,

aunque este debate prosiguió hasta 1479. La reina Isabel se dirigió a Lope

Vázquez de Acuña en estos términos:

Sepades que Pedro de Sancho Martínes, en nombre y como procurador de Juan

Nieto, hijo del bachiller Pedro Nieto de Fuete, vesino de Albendea, logar de la

dicha çibdad de Huete, me fiso relaçión por su petiçión desiendo que, teniendo e

poseyendo como dis que tiene e posee el dicho Juan Nieto vna heredad en

438 Trujillo, 15 julio 1471, AGS, RGS, fol. 15. Parece existir un error evidente en la fecha
de este documento al referirse varias veces al fallecimiento del rey Enrique IV, acaecido
en 1474. La merced de Albendea, dada por Enrique IV en Madrid el 25 de marzo de
1465, eran los bienes asy muebles como rayses que Pedro Nieto había de heredar y los
había perdido por una disputa con su padre Juan Sánchez Nieto. Posteriormente, los
Reyes Católicos confirmaron, aprobaron y guardaron la carta a Lope Vázquez de
Acuña, Jerez de la Frontera, 20 octubre 1477, AGS, RGS, fol. 405.

723
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Albendea y otros muchos bienes,

con justos títulos, incluso amparado en su posesión por una carta de la reina,

decía que vos, Lope Vázquez, subrretiçiamente e con relaçión non verdadera

ovierades e ganaderedes vna carta del rey, firmada de su nonbre e sellada con su sello

para Álvaro de Luna, señor de Escamilla, que le confirmaba la posesión de los

dichos bienes, cuando no le correspondía aver justa e juredicamente la posesión de la

dicha heredad por pertenecer a Juan Nieto por título de herencia de su padre

Pedro Nieto, por lo que su parte no podía ser mandado despojar de la dicha su

posesión, mayormente syn el dicho su parte e él en su nonbre ser sobre este caso çitado

e llamado e oydo e vençido, a pesar de que se hubiese presentado informacion de

cómo Lope Vázquez poseyó algún tiempo la heredad, ya que, de ser así, dicha

posesión fue aprehendida e tomada por fuerça, teniendo en cuenta cómo tuvo

tomada la ciudad de Huete y su tierra, por lo que ninguno podía resistir en

contradesir lo que vos queríades faser. Pedro Nieto fue ordenado ponerse en la

posesión de la heredad porque Lope Vázquez no la podía aprovechar y recibió

una carta de perdón de la reina por la que se le restituían todos sus títulos al

bachiller Pedro Nieto, por lo que fue puesto en su posesión con abtoridad de jues

conpetente, y pedí que mandara renovar la carta,

que así por vuestra parte fue ynpetrada e todo lo por virtud della fecho e atentado

a defender e anparar al dicho su parte en la tenençia e posesión de la dicha

heredad, e ynibir del conosçimiento dello a Álvaro de Luna, mi esecutor, o que

sobre todo le proueyese de remedio con justiçia como la su merçed fuese.

La reina acordó que por quitar los escándalos e ynconvenientes que de lo suso

dicho se podía seguir, emplazó a ambas partes a resolver el debate en el Consejo

Real, donde Lope Vázquez debía presentarse en treinta días bien ynscrito e

ynformado. Y, en tanto e fasta quel dicho debate en el mi Consejo se viese, mandó a

Álvaro de Luna, esecutor, que sobreseyese de executar e que non executase la dicha

724
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

carta dada a favor de Lope Vázquez y que sy alguna cosa, desde veynte e çinco días

del mes de mayo deste presente año de la data desta mi carta, que de la dicha carta por

parte del dicho Juan Nieto fue suplicado, ha fecho o ynnovado, que lo torne al primero

estado e segund que de antes estaua439. Meses después, en los palacios arzobispales

de Toledo, donde estaba aposentado Lope Vazquez, apareció Pedro Henares,

escribano del rey y vecino de Albendea, procurador de Pedro Nieto y Juan

Nieto, con una carta firmada de vn nonbre que desía Luys de Huete, fechada a 6 de

octubre. Una vez leída, Lope Vázquez dixo que la obedeçía e obedezió como carta e

mandamiento de su señora e reyna natural e que estaua presto para la conplir440.

También reclamó Lope Vázquez algunos lugares como Huelves,

Torrejoncillo y el despoblado de Valdejudíos, dehesa que indebidamente había

sido ocupada por el concejo de Huete441. Los monarcas habían acordado con él

en las capitulaciones que recuperaría todo lo que tenía y poseía públicamente

antes de que comenzara la guerra civil. Lope Vázquez de Acuña también exigió

la devolución de los lugares de Mantiel, La Puerta, Peralveche y Cereceda, que

le habían sido tomados e ocupados por el concejo de Cuenca, pero éste replicó que

pertenecían a la tierra e término e juridiçión de la dicha çibdad e no del dicho Lope

Vásques, ya que nunca tomó posesión públicamente ni tenía merced alguna de

439 Trujillo, 25 junio 1479, AGS, Diversos de Castilla, leg. 41, doc. nº 30.
440 Los testigos fueron su maestresala Alfón Carrillo y sus criados García Manuel y
Alfón de Vallesillo, Toledo, 9 octubre 1479, ibidem. Pese a ello, no debió cumplir la carta
de la reina, porque Pedro de Sancho Martínez, en nombre de Juan Nieto, acusó la
primera rebeldía de aquella carta a Lope Vázquez de Acuña, Toledo, 28 y 29 octubre
1479, ibidem.
441 Enrique IV le hizo merced de la dehesa de Valdejudíos, que estaba en término de
Huete, deslindada so çiertos escuderos que ante vos [el corregidor de Huete] dis que entiende
declarar, en virtud de la cual tomó e aprehendió la posesyón de la dicha dehesa e la tuvo, e
poseyó e lleuó las rentas e eruajos della fasta el tiempo de los mouimientos pasados, Jerez de la
Frontera, 20 octubre 1477, AGS, RGS, fol. 142.

725
LOS ESTADOS SEÑORIALES

ellos442. El concejo notificó a la reina Isabel que Lope Vázquez había pretendido

vender las susodichas villas “al duque del Infantado, al conde de Tendilla y a

otros grandes”, por lo que Cuenca estaba “dispuesta a convocar a toda la gente

de caballo y a pie para resistir”443. En julio de 1479 el noble solicitó que, a causa

de los movimientos que existían en el reino, no le habían restituido las dehesas

y heredamientos que reclamaba, para lo que fueron comisionados el prior de

Uclés, de nuevo, y el doctor Alfón Díaz de Montalbo444. Posteriormente, Juan

Osorio, corregidor de Huete y Cuenca, debió hacer pesquisa sobre el paçer e

roçar en sus términos contra Lope Vásques de Acuña e que lo restituya a la dicha

çibdad. Andrés González Caballero, vecino y procurador de Huete, alegó que

poseían

por suyos e como suyos los términos de Valdejudíos, aldea e lugar despoblado de

la dicha çibdad, e estando los dichos sus partes de dies e veynte, treynta,

quarenta años e de tanto tienpo a esta parte que memoria de omes non es en

442 Los monarcas ordenaron al prior de Uclés y al comendador Pedro Ruiz de Alarcón
que si hallaban que Lope Vázquez tenía merced de Enrique IV de esos lugares, que se
los devolvieran, porque así había sido capitulado cuando se redujo a la obediencia
regia. El concejo respondió que si el rey Enrique IV le hizo alguna merced de aquellos
lugares, lo que niega, que aquella será e es ninguna, porque no podría ir contra el derecho
adquirido por los privilegios concedidos a Cuenca por los reyes de gloriosa memoria,
Sevilla, 16 y 18 marzo 1478, AGS, RGS, fols. 72 y 73. Mantiel, La Puerta, Peralveche y
Cereceda —localidades de la actual provincia de Guadalajara— pertenecían al sexmo
de la Sierra, que alcanzaba los límites del río Tajo, frontera natural entre el obispado de
Cuenca y el obispado de Sigüenza en la Edad Media.
443 José Antonio JARA FUENTE, “´Que memoria de onbre non es en contrario´. Usurpación de
tierras y manipulación del pasado en la Castilla urbana del siglo XV”, ob. cit., nota 14,
p. 80. La documentación manejada por este autor, extraida de las actas municipales de
Cuenca y fechada el 25 de mayo de 1479, menciona dos villas más que estaban en
poder de Lope Vázquez de Acuña: Solana y Castillejo.
444 Se refiere, en concreto, a la dehesa que se dise Valdejudíos e otras dehesas e heredamientos
en la çibdad de Huete e su tierra, Sevilla, 14 julio 1479, AGS, RGS, fol. 70.

726
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

contrario en que esta paçífica posesyón de paser las yeruas e beuer las aguas e

roçar e cortar la yerua e caçar las caças e labrar en los dichos sus términos e

aprouechándose dellos como de propios suyos, segund que dis que lo son e por

ellos los dichos sus partes dis que pechan e contribuyen los pedidos e monedas e

otros tributos. E porque dis que, de medio año a esta parte poco más o menos

tienpo, Lope Vásques de Acuña e sus alcaydes que tiene en las fortalesas de

Castil de Acuña, Cuenca e Castillejo por su mandado, contra toda rasón e

justiçia que lo perturban e molestan445.

Y por cierta sospecha del prior de Uclés, Juan de Velasco, advocaron la dicha

causa al Consejo Real para pedir la restitución de los términos mencionados y

que cesaran las entradas en ellos de la gente de Lope Vázquez.

También se conoce el traspaso de una tierra en Jarandilla, aldea de

Huete, que es donde dizen La Rinconada, que linda con el arroyo Vindel de una parte y

del camino que viene de Vindel a Alcantud, realizado por Lope Vázquez a favor de

Diego Carrillo Hurtado de Mendoza, conde de Priego, su sobrino. El pago total

ascendía a 4.000 mrs. y fue efectuado por Pedro Castillo en nombre del conde

de Priego446.

El noble Acuña continuaba reclamando en 1497 la devolución de algunas

heredades en Carrascosa y el término de Valdejudíos, que algunos labradores

de Huete tenían ocupados447.

445 Toledo, 17 mayo 1480, AGS, RGS, fol. 72.


446 Fortaleza de Castil de Acuña, 30 enero 1480, AHN, NOBLEZA, Priego, C. 7, D. 24.
En el traslado documental efectuado en Córdoba, a 20 de diciembre de 1697, la carta de
vendida e robra aparece mal fechada, en 1408.
447 Burgos, 7 febrero 1497, AGS, RGS, fol. 116. A su vez, el licenciado Gómez Fernández
de la Muela, vecino de Huete, solicitó la devolución a los propios de la ciudad de los
montes que fueron roturados y apropiados como particulares en el tiempo que Lope
Vázquez tiranizó Huete, Burgos, 26 enero 1497, AGS, RGS, fol. 231. El corregidor de
Huete, Juan Pérez de Barradas, debía resolver estos litigios.

727
LOS ESTADOS SEÑORIALES

El conflicto de Viana

De igual forma, hubo personas que solicitaban la devolución de

determinadas posesiones de fortalezas o términos arrebatados por Lope

Vázquez de Acuña. Así, Pedro Núñez de Prado, vecino de Guadalajara, reclamó

a los monarcas la restitución de la fortaleza y el lugar de Viana, que es en los

confines de la çibdad de Güete, ocupadas militarmente por gentes del arzobispo de

Toledo y de Lope Vázquez hacía veynte e quatro años poco más o menos.

Pedro Núñez exigía las rentas, pechos y derechos que le pertenecían

legítimamente por la defensa de la fortaleza448. Los monarcas ampararon a

Pedro Núñez en la posesión de la villa y la fortaleza de Viana —que habían

pertenecido a Juan Martínez de Prado su padre, de quien él ovo cabsa e título como

su fijo legítimo mayor— en virtud de las leyes ordenadas por Juan II en las Cortes

de Valladolid de 1447 y por los Reyes Católicos en las de Madrigal de 1476. Esta

legislación contra los que entraban en propiedad ajena por la fuerza exponía

que

es ya venido el atreuimiento de personas e el poco temor que han de vuestra

justiçia, que no se tiene ya por ome a quien alguna cosa se deue, que por su

propia abtoridad non prende a aquel que algo le deue sy menos puede que él, e

quando a él no puede aver, prende al fijo e a cada vno que puede entra los bienes

e heredades agenos por propia abtoridad e por fuerça, syn mandamiento de jues e

el dueño no puede cobrar lo suyo, e sy lo ha de cobrar por pleyto cóbralo tarde o

nunca […]; que prouea contra los tales malfechores penas corporales e

confiscaçión de los bienes, mandando a los conçejos, justiçias e jueses de los

448 Lope Vázquez de Acuña fue emplazado, avisándole que la carta sería leída ante las
puertas de su morada a su mujer, sus hijos, sus amos, sus criados o sus vecinos más
cercanos para que no pudiera pretender ynorançia, Madrid, 17 marzo 1477, AGS, RGS,
fol. 456. Los monarcas le mandaron restituir la fortaleza de Viana a Pedro Núñez de
Prado sin él vos deuer cosa alguna, mientras que Lope Vázquez decía poseerla en nombre
del arzobispo de Toledo, Sevilla, 13 septiembre 1477, AGS, RGS, fol. 530.

728
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

lugares donde esto acaesçiere que restituya tales despojados en sus bienes syn

llamar personas e saquen de las prysiones a los que ansy fueren presos e tomados

sus bienes syn mandamiento de jues e sean castigados grauemente449.

Doña Mencía de la Torre, mujer de Pedro Núñez de Prado, con licencia

de su marido, que había entablado pleitos contra el arzobispo Alfonso Carrillo,

su hermano Lope Vázquez de Acuña y su sobrino Lope de Acuña por la villa de

Viana y el lugar de La Puerta, renunció a cualquier obligación o hipoteca que

pudiera tener en estas villas. La sentencia arbitral concedió Viana y su fortaleza

y la villa de La Puerta con sus rentas a Lope Vázquez y Lope de Acuña, y obligó

a Pedro Núñez de Prado a ciertos saneamientos: que doña Mencía les diera

cualquier derecho de obligación e hipoteca de su dote y arras o de otra manera

que pudiera tener en esos lugares, por lo que otorgó su consentimiento con el

juramento a Dios, Santa María y a la señal de la cruz de guardar y cumplir todo

lo que había en la escritura. Lope Vázquez debía pagarle, por el derecho que

pretendía tener, 200.000 mrs. en cinco plazos: 20.000 mrs. en un mes (marzo

1482), 30.000 mrs. en abril, 50.000 mrs. en junio, 50.000 mrs. el día de Navidad y

50.000 mrs. el día de la Pascua de Resurrección. Pedro Núñez tambien tuvo que

devolver ciertas cantidades de pan, maravedís, aceite, sal, armas, ganados y

otros bienes que había tomado por fuerza a la mesa arzobispal.

En los pleitos sostenidos, los jueces árbitros fray Rodrigo de Orense,

prior del monasterio de San Bartolomé de Lupiana y general de la Orden, y el

doctor Tomás de Cuenca, abad de San Justo de Alcalá y canónigo de Toledo,

449 En este documento, fechado tres años después del anterior, el agraviado comentaba
que podía aver veinte e ocho años que Lope Vázquez había tomado la fortaleza contra
derecho e por propia abtoridad, syn mandamiento de jues alguno, Toledo, 16 junio 1480, AGS,
RGS, fol. 281. Alvar González de Capillas, vicario de Alcalá de Henares, debía enviar a
la corte el proceso entre Pedro Núñez de Prado y Lope Vázquez de Acuña, Medina del
Campo, 14 diciembre 1480, AGS, RGS, fol. 126.

729
LOS ESTADOS SEÑORIALES

impusieron perpetuo silencio a Pedro Núñez para que nunca pudiera pedir lo

susodicho450. Los hijos del matrimonio también debieron dar su consentimiento

a la sentencia451.

Pedro Núñez de Prado otorgó una carta de pago de 87.390 mrs.

depositados en fray Miguel de Castro, religioso de San Bartolomé de Lupiana,

hasta haber satisfecho los papeles que debía sobre Viana. También otorgó una

carta de pago de los 200.000 mrs. que le debía pagar Lope Vázquez452.

Finalmente, en 1490 hubo un pleito por la jurisdicción de Anguix, que ya

había sido reclamada por el concejo de Huete a Lope Vázquez de Acuña en la

década de 1430453.

450 Se ordenó a Pedro Núñez que renunciara sus derechos y entregara toda la
documentación tocante a la villa y fortaleza a Francisco de Govantes, procurador de la
familia Acuña, en virtud del poder que le otorgaron el 1 de diciembre de 1481, San
Bartolomé de Lupiana, 25 febrero 1482, RAH, Salazar y Castro, F-8, fol. 93r. Pedro
Núñez de Prado aprobó la sentencia dada por los jueces y su mujer doña Mencía de la
Torre renunció a cualquier derecho sobre Viana y La Puerta, Guadalajara, 23 mayo
1483, RAH, Salazar y Castro, D-13, fols. 292r-293v y M-45, fols. 32v-33r.
451 Los hijos Gonzalo, Alfonso, Pedro y Blanca de Prado consintieron la sentencia,
Guadalajara, 30 noviembre 1483, ibidem; Blanca de Prado, mujer de Juan de Estúñiga,
necesitaba la licencia de su marido para tal consentimiento, pero éste estaba en Alhama
en la guerra contra los moros, junto al conde de Tendilla, capitán y frontero del rey y la
reina, y que hasta dos o tres meses no puede ni debe venir, hasta que el dicho señor conde aya
fenescido el tiempo de su capitanía; y como era fijodalgo notorio, y si le dexase en la guerra no
daría de sí la quenta que debe, según quien es. Por tanto, esta información era causa justa y
valía como si con licencia del marido la hubiese dado, Guadalajara, 11 diciembre 1483,
ibidem.
452 Guadalajara, 13 septiembre 1483, RAH, Salazar y Castro, F-8, fol. 93v.
453 José M.ª SÁNCHEZ BENITO, “Organización y explotación…”, ob. cit., p. 513.

730
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Reclamaciones de términos

Fernando de Gaona, vecino de Huete, también reclamó que Lope

Vázquez le había ocupado vna heredad e casas e otras cosas a ella anexas que él

poseía por justos y derechos títulos en Guilares, lugar perteneciente a la

jurisdicción de Huete, a quien le había requerido que le dexe e entregue e restituya

la dicha su heredad454. También se amparaba en las susodichas leyes de Valladolid

y Madrigal. En 1480 el concejo de Mazarulleque, aldea de Huete, presentó una

relación en el Consejo Real sobre ciertos contratos que había firmado con el fin

de conseguir el dinero necesario para rescatar varios vecinos presos por Lope

de Acuña, hijo de Lope Vázquez455.

454 Que puede aver dose años, poco más o menos, que Lope Vásques de Acuña, por fuerça y
contra su voluntad, por su propia abtoridad e syn liçençia e mandamiento de jues
alguno, le entró e tomó e ha tenido y tiene entrada e tomada e ocupada la dicha heredad e
casas e las otras cosas della e a ella e anexas, lleuando los frutos e rentas e alquileres de
todo ello,

Toledo, 15 mayo 1480, AGS, RGS, fol. 102. La comisión fue encargada a Juan Osorio,
corregidor de Cuenca y Huete.
455 Los monarcas encomendaron al doctor Alfonso Díaz de Montalbo, oídor de la
Audiencia y del Consejo Real, la comisión de la petición del concejo de Mazaralluque:

que al tienpo que nos mandamos yr gente de cauallo e de pie contra Lope Vásques de
Acuña, que la dicha çibdad de Huepte tenía reuelada contra nuestro seruiçio, dis que
vinieron a se aposentar en el dicho lugar nuestros capitanes e gentes, de los quales dis
que reçibieron asas daños e males. E dis que, partidos los dichos nuestros capitanes e
gentes del dicho lugar, que luego el dicho Lope Vásques enbió allí a Lope de Acuña, su
fijo, con fasta ochenta roçines e muchos peones a les faser todo mal e daño. E dis que los
vesinos del dicho logar se retraxeron a la yglesia del dicho logar, e que la dicha gente les
convatieron e que por fuerça les çerraron en la dicha yglesia, e mataron a vn vesino del
dicho lugar e firireron otros dentro en la dicha yglesia, e que leuaron presos fasta treinta
vesinos dellos e les rescataron a dineros, e que les leuaron todos los ganados del dicho
[logar], en tal manera que dis que todos quedaron robados e perdidos. E dis que
vyéndose en tan grand nesçesydad por pagar el dicho rescate, dis que ouieron de
contratar con donna ¿Eçisbona?, judía que mora en Almonaçid, e con Pedro de

731
LOS ESTADOS SEÑORIALES

El noble de origen portugués, una vez que tomó el lugar, recluía en el

castillo de Anguix a aquellas personas que apresaba por estar labrando las

tierras de pan llevar que estaban en término de Anguix, a quienes incluso robó

acémilas y bestias cuando iban a labrar a esas heredades. Varios vecinos de

Auñón reclamaron que tenían títulos y habían poseído pacíficamente muchas

de estas tierras, labrándolas y llevándose sus frutos y rentas, además de pacer

sus hierbas, beber las aguas, cortar y rozar y cazar en sus términos, pagando

1.200 mrs. anuales de martiniega. Puntualizaban que, a causa de las recientes

guerras y movimientos, no han osado quexar del dicho Lope Vásques fasta agora, y

que habían perdido 3.000 fanegas de trigo anuales que solían coger en esos

heredamientos. Los reyes determinaron que no fueran despojados ni por Lope

Vázquez ni por otra persona de sus posesiones, ni que sobre ello les ynquieten ni

molesten456.

Sancarén e Áluaro de la Herrera, vesinos de la dicha çibdad de Huepte, de tener dellos


por conçejo tres rentas, por dies años por dies e ocho cayfises de pan por cada vn año,
para que los sobredichos los socorryesen con xii U de la qual dicha renta, dis que les han
pagado vn año. E dis que sy el dicho conçejo e omes buenos dél ouiesen de pagar los xviii
cayfises de pan en cada vn año de los otros ix años que quedan, se despoblaría el dicho
logar e quedarían perdidos e desposeydos segúnd el cargo que tyenen de otras rentas de
otros señores de heredades.

Por tanto, solicitaban que los sobredichos tomaran y reciban sus heredades y los 12.000
maravedís con que los socorrieron y anularan los contratos existentes, Toledo, 19 enero
1480, AGS, RGS, fol. 47.
456 Toledo, 24 enero 1480, AGS, RGS, fol. 165. La petición fue hecha al pesquisidor Alfón
Rodríguez de Aranda, vecino de Aranda, por parte de Miguel Sánchez Serrano, Juan
Serrano, Alonso García de las Peñas, Juan Martínez Rojo y otros vecinos de Auñón. Se
insertan determinadas leyes sobre delitos contra la propiedad, ordenadas en las Cortes
de Valladolid de 1447 y Madrigal de 1476, ya mencionadas, ver supra. El salario de
Alfón Rodríguez de Aranda para su mantenimiento durante 15 días, con más çinco días
de yda e tornada dosientos mrs. cada día, ascendía a 4.000 mrs. y debía ser pagado por los
vecinos de Anguix.

732
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Lope Vázquez presentó una suplicación ante la reina por las cantidades

de maravedís, trigo, ganado y otras cosas que tenía en algunos lugares del

obispado de Cuenca, asy por recabdos e obligaçiones como syn ellas, e asy mismo

otras personas le tienen entrados, e ocupados e tomados ciertos heredamientos e otros

bienes rayses que él tenía e poseya en la dicha çibdad de Huete e su tierra, y no querían

devolvérselo pese a sus requerimientos. Álvaro de Luna —cuya es Escamilla— y

Juan Osorio, corregidor de Huete, fueron designados como comisarios para

dilucidar la justicia del negocio457. El concejo optense envió después una

relación por la que Lope Vázquez trató de evitar tomar por juez a Juan Osorio,

por su condición de corregidor de Huete, çibdad donde más costes e daños las partes

podían ser demandadas e donde mejor e más prestamente lo podían saber la verdad, por

lo que eligió a Álvaro de Luna. Además, éste, a petición suya, dio una carta

contra 40 vecinos de Carrascosa y Pineda, lugares de la tierra, término y

jurisdicción de Huete, para que

en la dicha carta contenydo mostrasen ante vos los títulos que tenían a las no

segasen los panes que tenían senbrados en Valdejudíos e en Naharros, términos

de la dicha çibdad, e que çiertas personas los cogiesen e toviesen enbargados, que

de nuestro deçidido término dichas tierras458.

El concejo de la aldea de Carrascosa presentó una relación ante los

monarcas —remitida a Juan Osorio, corregidor de las nobles çibdades de Cuenca e de

Huete— en la que exponía que

al tienpo e sasón que Lope Vásques de Acuña tenía prendada la dicha çibdat de

Huete contra nuestro seruiçio, que ellos, como nuestros fieles vasallos, ovieron de

reçebtar e reçibieron en el dicho logar a los nuestros capitanes e gentes que con

ellos estauan en nuestro seruiçio contra la dicha çibdat, e dis que los dichos

457 Cáceres, 16 abril 1479, AGS, RGS, fol. 80.


458 Trujillo, 6 septiembre 1479, AGS, RGS, fol. 80.

733
LOS ESTADOS SEÑORIALES

nuestros capitanes tenían nuestras cartas firmadas de nuestros nonbres por las

quales dis que les mandáuamos que fisiesen guerra contra el dicho Lope Vásques

e, asy mismo, que tomasen el pan e vino e otros bienes que se fallasen en los

logares de la tierra ser de los vesinos e moradores de la dicha çibdad que

estouiesen reuelados en nuestro deseruiçio con el dicho Lope Vásques. A cabsa de

lo qual e por mandado a conpulsyón de los nuestros capitanes, dis que algunos

regidores del dicho logar de Carrascosa ouieron tomado e tomaron algund pan e

vino de los vesinos de la dicha çibdad de Huete para svstentamiento e gasto de la

gente que en nuestro seruiçio estaua, que dis que hagora algunos vesinos de la

dicha çibdat de Huete cuyo se dise que hera el pan e vino que asy fue tomado, a

fin e cabsa de molestar e fatigar al dicho conçejo e omes buenos del dicho logar de

Carrascosa, an soliçitado de traher çiertas çitaçiones de Roma disiendo quel tal

pan era del benefiçio del dicho logar, lo qual dis que estaua a su arresto de los

tales vesinos como harrendadores que eran de los frutos del dicho benefiçio. En lo

qual dis que sy asy ouiese a pasar, quel dicho conçejo e omes buenos del dicho

logar resçibirían grand agrauio e daño. Por ende nos suplicauan e pedían por

merçed cerca dello, con remedio de justiçia, les mandásemos proueer e como la

nuestra merçed fuese, e nos touímoslo por bien459.

Todavía en 1495 Lope Vázquez de Acuña reclamaba que le restituyeran

un heredamiento que ovo en casamiento con doña María de Mendoça, fija de Diego

Furtado de Mendoça, ya defunto, y que le había sido entrado por unos vecinos de

Naharros aprovechando su ausencia de la ciudad de Huete. El noble se

amparaba en uno de los capítulos concedidos por los Reyes Católicos en el que

le garantizaban la devolución de todos los bienes raíces que le hubieran

ocupado460.

459 Toledo, 22 marzo 1480, AGS, RGS, fol. 79.


460 Lope Vázquez se excusaba que, a cabsa de aver estado absente, non ha podido pedir la
dicha heredad e avn por otras ocupaçiones que sobre ello han ynteruenido, a cabsa de no poder

734
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Este mismo año Lope de Acuña reclamó en 1495 la heredad de Buciagas

—que pertenecía al término de Huete— al concejo de Olmeda de la Cuesta, que

la tenía ocupada, porque argumentaba que le pertenecía tras la muerte de su

madre María de Mendoza:

Don Fernando e doña Ysabel, etc., a vos, el que es o fuere nuestro corregidor o

juez de residençia de la çibdad de Huete, o a vuestro alcalde en el dicho ofiçio, e a

cada vno de vos a quien esta nuestra carta fuera mostrada, salud e graçia.

Sepades que Lope de Acuña nos fiso relaçión por su petiçión disyendo que, al

tienpo que Lope Vásques, su padre, casó con doña María de Mendoça, su primera

muger, le fue dado vn heredad que disen de Buçiegos, que es término desa dicha

çibdad, la qual dicha heredad dis que los vesynos de Olmeda de la Cuesta tienen

entornada del dicho Lope Vásques, su padre, e que della los vesinos del dicho

logar del Olmeda deuen mucha suma de pan. E que la dicha heredad dis que

pertenesçe a él como a su fijo legytimo primero, asy por fallesçimiento de la dicha

su madre, como por las renunçiaçiones que él dis que fiso e los otros sus

hermanos, fijos de la dicha doña María su madre; que, por quanto él entiende

demandar al dicho qonçejo e omes buenos la dicha heredad, nos suplicó e pidió

por merçed que le mandásemos dar nuestra carta para vos461.

aver çiertas escripturas tocantes a lo suso dicho, Madrid, 7 marzo 1495, AGS, RGS, fol. 331 y
Madrid, 19 mayo 1495, AGS, RGS, fol. 354. Años más tarde continuaban las
reivindicaciones de Lope Vázquez frente a los vecinos de Naharros, por lo que se pidió
al corregidor de Huete que se informase si era término de esa ciudad y si los pleitos
que trataban los vecinos de Naharros con Lope Vázquez y sus consortes, vecinos de
Huete, favorecían a la ciudad y al susodicho lugar, en cuyo caso se deberían seguir a
costa de los propios y rentas de Huete, Alcalá de Henares, 17 marzo 1498, AGS, RGS,
fols. 218 y 266.
461 Madrid, 18 mayo 1495, AGS, RGS, fol. 353.

735
LOS ESTADOS SEÑORIALES

10.2.6 El pleito del bachiller Pedro de Avilés (1501-1503)

La labor agrícola en los lugares de propios de Cuenca provocó más

enfrentamientos entre la ciudad y las villas de Poyatos, Tragacete y Uña a

comienzos del siglo XVI, ya que estos lugares incumplían las sentencias y

continuaban practicando rozas y cultivos. Los pleitos de los habitantes de

señorío contra el concejo y el corregidor de Cuenca no se resolvían de forma

sencilla, se dilataban fehacientemente en el tiempo y su resultado,

habitualmente, no era aceptado de buen grado.

En 1501 Pedro de Alcalá, regidor de Cuenca, se había quejado a los

monarcas de que había conçejos, caballeros y personas, vesinos de la çibdad de

Cuenca e su comarca, que tienen entrados y tomados muchos términos, e prados, e

pastos, e exidos, e montes, e abreuaderos y otras cosas a la dicha çibdad. En su relación

recordaba que algunas sentencias favorables a Cuenca, dadas por jueces

comisarios, no habían sido ejecutadas como lo disponía la ley sobre la

restitución de términos promulgada en las Cortes de Toledo de 1480. Otros

pleitos pendientes no se habían determinado debido a que había expirado el

tiempo de sus comisiones. Y a pesar de las sentencias emitidas algunos

caballeros y concejos de la comarca habían derribado los mojones y habían

ocupado términos de la ciudad. El bachiller Pedro de Avilés fue nombrado juez

de comisión por los Reyes Católicos para averiguar qué términos, prados,

pastos, montes y ejidos habían sido tomados y ocupados a la ciudad de

Cuenca462. El juez comisario Pedro de Avilés cobraría 250 mrs. por cada día que

se ocupara del pleito y el escribano Pedro de Oviedo recibiría 60 mrs.

El propio Juan Hurtado de Mendoza realizó una carta de obligación en la

que aseguraba que cualquier trigo, cebada u otro cereal que hubieran sembrado

462 Granada, 30 agosto 1501, AMC, leg. 47, exp. 3, fols. 2v-3v.

736
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

o cogido los vecinos de las villas de Poyatos, Tragacete y Uña dentro de los

límites y mojones de la Sierra de Cuenca,

este presente año de 1501, se pondrá por inventario, fecho con juramento de las

mismas personas que lo cogieren, e se dará al conçejo fasta en fin de mes de

octubre, e se dará e restituirá a quien fuera determinado, pagando e tomando en

cuenta la costa que se fiçiere en el segar, linpiar o encamarar el pan, so pena del

doblo,

y ponía a su disposición sus bienes463.

El licenciado Fernando de Aguayo había comenzado los procesos, pero

fueron paralizados por los Reyes Católicos464. El concejo de Cuenca dio una

carta de poder a Pedro de Avilés para entender en la causa de la ciudad con los

lugares de señorío465. Álvaro de Molina, procurador del concejo, presentó la

demanda emitida por el juez comisario Pedro de Avilés contra varios vecinos

de Poyatos, basándose en una sentencia del doctor de Frías, en la que se

determinó que se pusieran mojones entre los términos de Poyatos y la Sierra de

Cuenca y no entraran en ella a labrar, sembrar, cortar leñar, pacer o levantar

edificios; los caballeros de la sierra eran los encargados de prendar y penar a

463 Cuenca, 20 junio 1501, ibidem, fols. 44r-45r. Esta obligación cayó en saco roto, como
evidencia la continuación del pleito.
464 Toledo, 29 julio 1502, ibidem, fols. 4v-5r. Previamente, Álvaro de Molina dio fe de
haber buscado todos los registros y escrituras de Luis Gómez de la Banda, escribano
antecesor, y halló un mandamiento del corregidor Rui Gómez de Ayala y unos autos y
memorias de la quema que se hizo en los pajares, casares y hornos levantados en la
Sierra de Cuenca en 1485, Cuenca, 12 febrero 1502, ibidem, fol. 40r.
465 El concejo, reunido en ayuntamiento secreto, estaba compuesto por el teniente de
corregidor Pedro de Acebedo –por mosén Fernando de Rebolledo–, los regidores Luis
Hurtado, Fernando de Beteta, Fernán Gómez y Juan de Chinchilla, el procurador de los
caballeros y escuderos Lope Ramírez y el procurador síndico Pedro de Arcas, Cuenca,
13 octubre 1502, ibidem, fols. 1r-2r.

737
LOS ESTADOS SEÑORIALES

quienes realizaban estas labores no debidamente. En nombre de la ciudad de

Cuenca, Pedro de Avilés se querelló de los vecinos de Poyatos que de diez años a

esta parte han querido ellos y cada vno de ellos inquietar e molestar a la dicha çibdad

y su tierra, porque han rompido, e arado e senbrado dentro de los mojones que

delimitan el término con Cuenca, fasiendo faças e barbechos en que han cogido

mucho pan e han fecho cabañas e pajares e otros hedifiçios contra el tenor e forma de las

dichas sentençias e contra la ley de Toledo. El juez comisario condenaba a los

vecinos a adjudicar los panes a la ciudad —cuya cantidad podía ascender a 500

fanegas en esos años— y a pagar individualmente 50.000 mrs., porque las

sentencias habían sido publicadas en Cuenca y Poyatos y los implicados lo

habían debido saber. Por último, mandaba no barbechar, sembrar, arar, romper,

ni cortar leña ni madera en la Sierra, solicitaba el derribo de los edificios hechos

y, si había barbechos o panes sembrados, pedía que se pasen a por todos como

yeruas nasçidas en tierra de Cuenca e suelo e lleco della466.

Unos días después el bachiller Pedro de Avilés mandó que los

querellados se presentraran ante él en Cuenca, en la posada de Pedro de

Villanueva, que vivía en la calle que llamaban de los Caballeros467. El escribano

Álvaro de Molina fue a Poyatos a notificar este auto y, al no saber cuáles eran

466 Cuenca, 19 octubre 1502, ibidem, fols. 5v-7r. Los vecinos de Poyatos prendados y
penados fueron Miguel de García, Martín, yerno de García Martín, Diego Fernández
Montero, Juan Mañas, Juan de Poveda, Alonso de Poveda, Pedro Jiménez, Miguel de
Arcas, Martín de las Cuevas, Miguel de Yueste, Alonso Martínez, Juan Montero,
Francisco de la Ginesa, Pedro Alonso, Martín Mañas, Miguel de las Cuevas, Francisco
Martínez Muñoz, Miguel de García Martínez, Juan Izquierdo, Pedro de Almodóvar,
Martín de la Plaza, Martín Muñoz, Gonzalo Muñoz, Martín Palomares, Gil López, Juan
de la Plaza, Pedro de la Cueva, Andrés de la Cueva, Mingo Bermejo, Benito López,
Juan Sánchez Trillo y su hijo Juan, Pedro Blas, Pedro Martínez de Arcas, Andrés de
Arcas, Juan de Arcas, Juan de la Fuente, García Garcés, Pedro Carrasco, Andrés
Carrasco, Miguel Fernández, Miguel de Villaracho y Juan de la Puerta.
467 Cuenca, 22 octubre 1502, ibidem, fol. 17r.

738
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

las casas de los acusados, acudió al pregonero de la villa, Juan de Aguilar, para

que se las mostrara, pero no quiso andar con él si no se lo mandaba el alcalde,

Martín Alonso, y el escribano fue a requerírselo. El alcalde repicó campana para

que acudieran a concejo y solo aparecieron, además de él, Pascual de Cañizares,

Juan de Arcas y Miguel de Huesca, porque mucha gente del lugar había ido con

sus haciendas y ganados a los extremos, otros a sus labores y otros huidos

porque decían que venía camino de Poyatos el teniente de corregidor de

Cuenca desde Tragacete a aver enformaçión sobre las cosas e ocupaçión de la iglesia

de Tragasete. Otro día fueron el escribano y el pregonero casa por casa de los

citados; la mayoría estaban ausentes, algunos habían fallecido o no existía tal

nombre en la villa y otros vivían en otros lugares, como Arcos, Las Majadas,

Ribatajada, Villaba, Fuertescusa, Tragacete, Alcalá, Caravaca o la tierra de

Molina468.

El 2 de noviembre Álvaro de Molina acusó la rebeldía de los emplazados

ante el juez y después le recordó que el término impuesto de tres días había

pasado y ningún vecino de Poyatos se había presentado, y que en su reueldía haya

el pleito por concluso. Ese mismo día Alonso Enrique, vecino de Cuenca y

procurador de los vecinos de Poyatos, presentó al juez de términos un extenso

escrito en el que negaba la relación aportada469. En él ponía en duda su propia

jurisdicción, solicitaba la absolución de sus representados y la condena de las

costas a la parte adversa, enumeraba los beneficios que proporcionaba la labor

de la Sierra y contradecía las sentencias anteriores emitidas sobre esta causa.

468 Poyatos, 27 octubre 1502, ibidem, fol. 17v-18v. El alcalde, a pesar de la escasa
representación del concejo, dio la carta por leída.
469 Cuenca, 31 octubre y 2 noviembre 1502, ibidem, fols. 18v y 20v. Alonso Enrique había
recibido una carta de poder el 29 de octubre para representar a los vecinos de Poyatos,
cuya señora era en aquellos momentos doña Francisca de Silva.

739
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Según su razonamiento, existía defecto de jurisdicción en tres casos:

sobre los términos ocupados y tomados no había habido sentencia para aplicar

la ley de Toledo de 1480; la demanda no pedía ejecución de las sentencias, que

fueron dadas en 1477 —antes de la mencionada ley de Toledo— y sin parte,

porque no fue llamado el señor de la villa de Poyatos; las sentencias favorables

a la ciudad que ejecutaran las penas de la ley de Toledo, además de amparar a

la ciudad de Cuenca en la posesión, no eran válidas porque las sentençias ni

fueron dadas conforme a la ley de Toledo ni menos executadas conforme a la dicha ley, ni

se pudo ni puede pedir a los dichos mis partes las penas de la dicha ley.

Alonso Enrique continuó agregando que, persistiendo en mi protestaçión, en

caso que el señor juez fuera de lo que no sois, se hallaba que la dicha demanda no es

puesta por paste bastante a quien conpeta acto o derecho alguno para pedir lo que pide el

dicho Áluaro de Molina. Y aunque la ciudad tuviera derecho para pedirlo, lo que

se dice Sierra e llecos della es tierra e término común de todos los lugares que se dicen

del suelo de Cuenca, tanbién como de la çibdad, para los paçer, e roçar, e arar, e senbrar

e se aprouechar dellos. Además, era cosa notoria que la Sierra fue comprada por

los lugares del suelo de Cuenca y por la ciudad, y que desde tiempo inmemorial

tanto unos como otros habían estado en posesión de pacer, labrar y cortar en

ella. La ciudad no tenía mayor preeminencia ni derecho en la Sierra salvo en lo

tocante a la jurisdicción y a la facultad de poner montraces para guardarla.

Otra argumentación del procurador de los vecinos de Poyatos era que,

aunque alguno haya labrado e coxido pan de la Syerra, lo que no confieso, la ciudad

había manifestado muchas veces que la labor de la Sierra era muy útil y

provechosa por varias razones: solucionaba la cuestión de la escasez de pan y

del aprovisionamiento de la ciudad; proporcionaba a los pastores hallar pan a

buen precio; propiciaba que se arrasaran, acamparan e hicieran raso las grandes

espesuras, a la par que estirpaba y destruía a los animales dañosos e ponzoñosos

que en ellas se crían, así raposas, lobos o víboras; daba lugar a que los ganados la

740
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

pudieran pacer, conservaba los pastos al quitar las espesuras que ocupaban

mucha hierba y los pastores podían guardar sus ganados y atajarlos cada día,

sin que se mezclaran unos con otros. Los propios señores de ganado habían

rogado que se labrara cuando algún año había cesado la labor y habían ofrecido

ayuda para hacerlo.

Respecto a las supuestas sentencias emitidas por el doctor de Frías,

Alonso Enrique manifestó que no eran tales porque, sin orden alguna, en la misma

hora en que se hacía el pedimiento e se presentaua la prouisión, se pronunciaba la

sentençia. Por tanto, esas acusaciones vertidas en la declaración de los mojones

por donde iba la Sierra no tenían validez, pues jamás había habido debate ni sus

partes habían sido citadas ni como concejo ni como particulares. Fueron autos

hechos de hecho sin orden y usando las maneras de cohechar que los caballeros

de la sierra habían usado eçediendo de sus ofiçios en los tienpos pasados.

Aunque se probara que la Sierra fuera depurada para pastos y no para

labor, era evidente el beneficio de ésta y, contra justicia, se realizaban estos

molestos pleitos para castigar pasiones particulares. Y si fuera verdad —lo que

no es— que la dicha labor no estuviera permitida a los vecinos de Poyatos e

hiciera daño a la Sierra, no podían reclamar lo sembrado en los pastos, pues

pertenecía a los señores de ganados —que eran particulares— y no a la ciudad.

Los vecinos de Cuenca que habían tenido ganado eran siete personas y de los

lugares del suelo de Cuenca eran más de mil quinientas personas. Por último,

apuntó que el pan había sido consumido y gastado470.

Por su parte, Álvaro de Molina solicitó el jueves 3 de noviembre que el

juez diera por concluido el pleito y pidió sentencia, aunque el juez dio un

término de gracia hasta el viernes a la ora de las bísperas. Al día siguiente presentó

470 Cuenca, 2 noviembre 1502, ibidem, fols. 21r-24r. Los argumentos de la defensa
resultaban bastante débiles porque se basaban en supuestos defectos de forma y no en
pruebas fehacientes que aseveraran su derecho.

741
LOS ESTADOS SEÑORIALES

ante el juez un escrito en el que solicitaba la ejecución de su petición, porque las

alegaciones del procurador de los vecinos de Poyatos no presentan legítimas

causas de defensiones y las que agora dicen notoriamente paresçen fríuolas, sin títulos

justos que tuvieran fundamento de derecho. Asimismo, protestaba las costas y

pedía cumplimiento de justicia471.

Primeramente enunció que la jurisdicción del juez de términos

comprendía el quebrantamiento de las sentencias por apropiaciones de

términos y que estaban ejecutadas.

La ciudad podía emprender estas causas judiciales al tener adjudicadas

tales términos y la Sierra, y poner las penas que contra ello fueran, porque

ninguna persona podía arar, sembrar, rozar ni hacer edificios en la Sierra, pues

incurrían en las dichas penas más 2.000 mrs. por cada pino que cortaran. Y si

argumentaban que tenían derecho para pacer la Sierra, no podían arar o

sembrarla, ya que era de provecho común y utilidad pública.

Los panes habían sembrados y comidos sin título e con mala fe, sabiendo

que pertenecía a la ciudad. El procurador de la ciudad replicó que a ésta no les

aprouechan en cosa alguna que la Sierra se are.

La Sierra se había amojonado con intervención de ambas partes y fueron

sentencias reales y no particulares que hicieron derecho sobre la Sierra,

adjudicada a la ciudad. Esta resolución había sido consentida por la villa de

Poyatos entonces y, como sus subçesores, les comprendían cumplir tales

sentencias. Por tanto, Álvaro de Molina pidió que se ejecutaran y solicitó a la

parte contraria que no dilatara el pleito y fuera cortés en sus respuestas, pues

ellos no eran vexadores e ocupadores. Ahondando en el enfrentamiento, dijo que

471 Cuenca, 3 y 4 noviembre 1502, ibidem, fols. 24v-26r. Álvaro de Molina alegó que su
petición había lugar de derecho ansí por las razones jurídicas allí dichas, como por el tenor e
fuerça de las escrituras allí presentadas en esta cabsa, que son tales que aun sin oír a las partes
contrarias, en ellos y en sus bienes las pudiéredes y debiéredes executar.

742
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

mayor enpacho e vergüença es a las partes contrarias non biuiendo en tierra de

Cuenca, saluo en lugar de señorío, querer para sy tomar la dicha Syerra arándola

e senbrándola e querer fazienda propia de la agena, mayormente habiéndolo

defendido sus altezas por sus provisiones reales.

En último lugar, comentó que los panes recogidos en estos diez años

pertenecían a la ciudad y no a los señores de ganados, pues no era suya la Sierra

ni tenían título de ella, salvo vn mudo vso de paçer con sus ganados. Así, el pan que

habían cogido hogaño debían pagarlo en las cantidades determinadas.

Durante varios días ambos procuradores se presentaron ante el juez

comisario con estrategias diferentes. Álvaro de Molina pretendía la conclusión

del pleito y la ejecución de la sentencia ante la incomparecencia de los vecinos

de Poyatos. El bachiller Pedro de Avilés asignó la cláusula iure impertinencium et

non admitendorum con un término de nueve días en tres plazos472. Alonso

Enrique reiteró sus argumentaciones: insistía en que el juez no tenía poder para

conocer las dichas causas, pues debía tener expresa diligencia en forma de

mandato; expresaba que las demandas previas a la ley de Toledo no se podían

ejecutar porque no se habían dado con parte; decía que las sentencias emitidas

por el licenciado de Frías no valían porque no fue citado nadie; acusaba de

redactar falsas relaciones de sus altezas, pues los habitantes de la sierra tenían

derecho inmemorial de labrarla; enunciaba que tampoco se podía probar la

costumbre antigua del pacer ni si la Sierra era depurada solo para pasto; argüía

que el fruto era del usufructuario, que las personas eran más contentas con la

472 El escrito de Álvaro de Molina fue notificado por el escribano en la casa de Alonso
Enrique, estando presente su mujer, mientras aquel recordaba al juez que los vecinos
de Poyatos no habían aparecido, contra quienes realizó juramento de calumnia,
Cuenca, 5 noviembre 1502, ibidem, fol. 26r-v.

743
LOS ESTADOS SEÑORIALES

labor que sin ella, al haber más pasto; decía que a la parte adversa no competía

acción para su petición y que era contra derecho pedir lo consumido473.

Los procuradores de cada una de las partes implicadas presentaron un

interrogatorio474. Pedro de Avilés requirió a los vecinos de Poyatos su

comparecencia para realizar el juramento de calumnia y el escribano Alonso de

Carranza notificó a ciertos vecinos de Poyatos este mandamiento, pero no le

quisieron mostrar las casas donde vivían475. Álvaro de Molina pidió que se

procesara a los vecinos que se negaron a colaborar, ya que algunos habían

maltratado con palabras injuriosas a Alonso de Carranza y hubieran puesto las

manos en él sy no fuera por el mucho sufrimiento e paçiençia que tobo. Además, se

habían avisado entre sí para no notificar los mandamientos y se escondieron y

cerraron las puertas de sus casas. Y si esto quedaba sin puniçión, él no hallaría

escriuano para ir lo que a la çibdad tocare notificar e su justiçia peresçería. Por su

parte, Alonso Enrique protestó para poder gozar de un cuarto plazo si lo ouiesen

menester sus partes, ya que los susodichos no habían sido emplazados porque

todos o los más de ellos estauan en estremo. Después pidió al escribano que le diese

por testimonio cómo y nevaba, e que a esta cabsa acaesçe segúnd la fortuna haze en

Tragazete y Uña y Poyatos non poder andarse los caminos. Álvaro de Molina acusó

la rebeldía de los emplazados que no habían ido a declarar el juramento de

calumnia y pidió que los hagan por confiesos conforme a la ley de Madrid. El juez

llamó a las mencionadas personas para castigar las ofensas y dilucidar si los

nombraba confesos.

473 Cuenca, 7, 8 y 9 noviembre 1502, ibidem, fols. 27r-29r.


474 Cuenca, 10 y 13 noviembre 1502, ibidem, fols. 69r-70v y 81r-82v. Ambos
interrogatorios están recogidos más adelante.
475 Cuenca y Poyatos, 11, 13, 15, 16 y 17 noviembre 1502, ibidem, fols. 29r-32r. Pedro de
Andrés, Garci Garcés, Benito López, Yuste, Tomé y Alonso Martín fueron los vecinos
de Poyatos a quienes se notificó el mandamiento de Pedro de Avilés; Pedro Jiménez
estaba en extremo.

744
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Alonso Enrique solicitó de nuevo cuarto plazo con término convenible

para realizar la prouanza de sus partes porque muchos andaban en extremo y presentó

sus testigos476. El juez, considerando la distancia que había de los lugares de

donde eran los testigos, otorgó 20 días de plazo. Álvaro de Iniesta, procurador

de Cuenca, pidió que no se consintiera el cuarto plazo, pues solo era una

argucia para dilatar el proceso477. Asimismo, solicitó la publicación de las

probanzas que trataba con los vecinos de Poyatos y presentó sus testigos, que

fueron rechazados por la parte contraria al considerar que no podían tomar

parte en la causa. Álvaro de Iniesta volvió a pedir que pagaran todo el pan

cogido esos años y declaró que sus testigos eran hombres buenos y honrados, y

476 La relación de testigos era la siguiente: Juan Caja, vecino de Cuenca y morador en
Embid; Juan de la Jara estaba en Cartagena; Sancho Romero, vecino de Huélamo,
estaba en extremo; Juan Guijarro, mayoral de Alonso Álvarez de Toledo, estaba en
extremo; Pedro Carrasco vivía en El Viso; Gonzalo López, vecino de Huélamo, estaba en
extremo; Andrés Martínez, vecino de Villalba, aldea de Cuenca, estaba en extremo;
Pascual de Alarcón, vecino de Beteta, estaba en extremo; Pedro Guijarro el Viejo, vecino
de Beteta; Resa, vecino de Beteta; Pascual Sánchez de Titos, vecino de Uña; Gonzalo
Caja, vecino de Huélamo; Juan Carnicero, vecino de Huélamo; Miguel Martínez, vecino
de Huélamo; Pedro Martínez, vecino de Huélamo; Pedro Martínez de Poyatos, vecino
de Valdecolmenas; Sancho Martínez, vecino de Valdecolmenas; Pedro Carrasco, hijo de
Pedro Sánchez Carrasco, estaba en Baros, aldea de Baeza; Pedro Pérez de Tragacete
estaba en Murcia; Juan Carrasco estaba en Caravaca; y Pedro Gallego, vecino de Uña,
estaba en Caravaca, Cuenca, 12 y 14 diciembre 1502, ibidem, fols. 32v-33v. Alonso
Enrique tomó por agravio el breve término recibido, porque muchos pastores habían
partido al extremo.
477 Álvaro de Molina, que estaba impedido, fue sustituido como procurador de la
ciudad de Cuenca por Álvaro de Iniesta, Cuenca, 23 noviembre 1502, ibidem, fol. 2r.
Álvaro de Molina presentó una carta de sus altezas dirigida al juez para recordarle que
el tiempo concedido para dilucidar el pleito —120 días— se había cumplido y
alargaban el plazo, Madrid, 12 diciembre 1502, ibidem, fol. 38v.

745
LOS ESTADOS SEÑORIALES

no padecían los objetos ni tachas alegados en contrario, que eran tachas generales

inçiertas, ni verdaderas, ni espeçificadas, ni aprobadas con las calidades478.

La defensa de los vecinos de Poyatos alegó que los testigos podían

realizar testimonios parciales. Según ellos, Juan de Valdemeca era pobre, çeuil,

ladrón e perjuro, que siempre anda a robar e acohechar con los caballeros de la sierra, a

quienes había hecho fraudes e encubiertas e tranpantojos, por lo cual su dicho no se

puede ni debe dar fe alguna. Juan de Arcos, Pedro de Herriega, Juan Rodríguez de

Alcocer y Fernando de Molina no podían ser recibidos como testigos por ser

vecinos de la ciudad de Cuenca, por haber poseído mucho ganado y por haber

sido engañados por Fernando Gómez de Écija y otras personas, quienes con

pasión habían dicho que la labor de la Sierra era perjudicial a los ganados.

Álvaro de Gumiel no podía comparecer por ser teniente de escribano del

concejo y porque era enemigo capital de Martín Alonso y otros vecinos de

Poyatos, porque le quitaron diez ovejas que traían prendadas como sobre

caballero hacía tres años, y les dijo que les haría daño en la labor de la Sierra.

Pedro de Molina tampoco debía ser testigo por ser vecino de Cuenca y tener

oficio de receptor de los encabezamientos, además de ser amigo y familiar de

los regidores que habían movido estos pleitos. Por último, Juan de Cuenca

Pedrazano, Miguel Mendaño y Miguel de Huesca no podían actuar como

testigos por ser vecinos de Cuenca y porque los años que fueron caballeros de la

sierra no la guardaron conforme al juramento que fiçieron479.

Álvaro de Molina, en nombre del concejo de Cuenca, presentó el

siguiente interrogatorio:

1º Si habían conocido el justicia y los regidores a los vecinos de Poyatos.

478 Alonso Enrique presentó dos testigos y el juez le concedió ocho días para que
compareciera el resto, Cuenca, 9 y 11 enero 1503, ibidem, fol. 33v.
479 Cuenca, 17 y 24 enero 1503, ibidem, fols. 35r-36r.

746
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

2º Si habían oído decir desde hacía 50 años que las posesiones de la Sierra

—que es mucho espaçio e tyerra de más de quinze e veynte leguas— pertenecían a la

ciudad.

3º Si sabían que para la conservación de la Sierra no se sembraba, ni se

cortaban pinos, ni se podía pacer en tiempos vedados —conforme al fuero y a

las ordenanzas— y se ponían seis caballeros de la sierra que prendían a quienes

cometían tales infracciones.

4º Si sabían si la ciudad tenía muchas sentencias favorables —bachiller

Bonilla, Gutierre Muñiz y doctor de Frías— y Poyatos fue amojonado por estos

jueces.

5º Si sabían si se habían cumplido y guardado las provisiones reales de

sus altezas por Pedro Sabceda, Juan Osorio y Pedro Vaca ante el bachiller

Francisco Ortiz y Francisco Bazán.

6º Si se había publicado y pregonado en Poyatos que no sembraran, ni

hicieran casas o pajares, ni cortaran madera, y que tenían muchas penas

acumuladas, en especial de diez años a esta parte.

7º Si tenían constancia si alguno de los mencionados había irrumpido en

la Sierra.

8º Si era verdad que habían arado y sembrado pan de trigo, cebada o

centeno y cada uno había cogido 50 fanegas en diez años.

9º Si sabían si los jueces pasados les habían hecho prendas y embargado

panes y si habían venido a igualar con la ciudad y habían pagado.

10º Si sabían si las sentencias, ejecuciones o amojonamientos habían sido

çiertos e notorios y los había conocido el señor Juan Hurtado de Mendoza, cuia ha

sido la dicha villa, y también la señora doña Francisca de Silva, cuia es ahora la

747
LOS ESTADOS SEÑORIALES

villa, y que para hallar remedio habían enviado muchas veces a sus altezas y

hablado con muchos regidores y jueces de la ciudad.

11º Si conocían la provisión de sus altezas por la que no se podía cortar

pinos de la Sierra, so pena de 2.000 mrs. por cada uno, y que no se siembre ni

labre en ella.

12º Si se tenía pública noticia de lo susodicho en Cuenca y Poyatos,

especialmente en los últimos diez años.

13º Que el juez examinara otras preguntas.

14º Que declararan con juramento, sin consejo de letrado, lo que sabían

simplemente e de plano.

Los testimonios de los testigos, vecinos de Cuenca y de algunos lugares

de la Sierra, coincidían en señalar que ésta pertenecía a la ciudad de Cuenca y

que los caballeros de la sierra actuaban en el periodo en que estaba vedada480.

Desconocían las cantidades de cereales que habían recogido en los últimos diez

años. Las discrepancias emergían cuando los vecinos de los lugares de señorío

defendían su derecho a labrar la Sierra en el tiempo en que no estaba vedada,

porque tenían antigua posesión, pero que en los últimos cinco años no lo hacían

por miedo.

480 Cuenca, 10 noviembre 1502, ibidem, fols. 69r-70v. Álvaro de Molina y Álvaro de
Iniesta presentaron a sus testigos entre noviembre y diciembre, ibidem, fols. 70v-72r.
Los testigos vecinos de Cuenca eran Juan de Valdemeca de 55 años, Miguel Mendaño
de 65 años, Juan Rodríguez Alcocer de más 50 años; Pedro de Molina de 55 años, Juan
de Cuenca Pedrazano de 55 años, Fernando de Molina de 70 años, Juan de Arcos de 40
años, Álvaro de Gumiel de 35 años y Miguel de Huesca de 60 años; de Poyatos era
vecino García Garcés, que llevaba 34 años viviendo allí; de Huélamo eran vecinos
Fernando Javarguna de 60 años y Juancho de 45 años; de Arcos de la Sierra eran
vecinos Pedro de Herriega de 52 años, Pedro Muñoz de 45 años y Andrés Muñoz de 30
años; el juez también tomó testimonio de oficio a Ortuño de Zárate, ibidem, fols. 72r-
80v. Los testigos declaraban que no habían sido sobornados ni inducidos ni
atemorizados por ninguna de las partes, señalaban si tenían parientes en los lugares de
la Sierra y querían, en su mayoría, que vençiese el que traere derecho.

748
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

García Garcés expuso que Pedro Salcedo, corregidor de Cuenca, había

quemado pajares en la Sierra para complacer al obispo Lope de Barrientos, que

estaba enemistado con Juan Hurtado de Mendoza. Algún testimonio decía que

los aguaciles y caballeros de la sierra habían quemado pajares tres o cuatro

veces desde hacía 20 años.

Varios testigos habían sido caballeros de la sierra, por lo que la conocían

y la habían guardado. Los caballeros de la sierra prendaban a quienes cortaban

pinos por el pie y otra qualquier fusta que no fuere para el sobrentamiento de los

ganados481. Juan de Valdemeca, que había andado por los montes y prendado

como guarda, había derribado edificios y capturado bueyes de Alonso de

Poveda, Martín Guijarro y Juan de Alonso porque los había hallado arando.

Pedro Muñoz, vecino de Arcos de la Sierra, declaró que los caballeros de la

sierra habían posado en su casa. Miguel Mendaño declaró que había visto a los

vecinos labrar la Sierra, cortar pinos y hacer tea y pez, y como caballero de la

sierra les había sacado los bueyes y asnos.

Los testigos conocían la sentencia del doctor de Frías que adjudicaba a la

ciudad la Sierra, pero no llamaba a parte alguna. En algún testimonio se dice

que el doctor de Frías había posado en casa de Sancho de Avilés. Ortuño de

Zárate, hacía unos 20 años, había ido a la Sierra como alguacil de la ciudad por

mandado de Juan de Osorio a derribar casas y chozas y trajo presos a varios

vecinos de Poyatos, aunque otros le huyeron. También mencionan las

ejecuciones de las sentencias del corregidor Pedro de Salcedo, a quien

acompañó Juan Rodríguez de Alcocer y su padre a quemar panes y pajares, y

que después el resto de corregidores hacían lo mismo, aunque no con tanta gente

ni con tanta afiçión. Álvaro de Gumiel fue como escribano junto al corregidor

Francisco de Bazán y al alguacil Alonso Díaz de Peñalver a derribar y quemar

481 Alguno de los testigos conocía que la pena por cortar un pino o un roble era de 60
mrs. y la pérdida de la mano.

749
LOS ESTADOS SEÑORIALES

pajares; también había acompañado al bachiller Francisco Ortiz. Miguel de

Huesca, caballero de la sierra, había ido a quemar pajares con Pedro de Salcedo

y, posteriormente, con Francisco Ortiz —acompañado de Rodrigo de Alcázar,

Álvaro de Molina, Juan de Arcos, Juan de Valdemeca y otros cuatro peones—

quemaron pajares y destecharon las casas para sacar el pan.

Respecto a la irrupción de vecinos en la Sierra, casi todos los testigos

dijeron haber visto a los inculpados coger pan. Pedro de Herriega, criado de

Juan Hurtado desde hacía 22 años, declaró que había oído decir a personas de

Tragacete que Sancho Romero, vecino antes de Tragacete y ahora de Huélamo,

hacía más de 25 años que había comprado un heredamiento en la Sierra

Lomera, en las Veguillas de Tajo, de los herederos de Juan Vaquerizo, vecino de

Tragacete, y lo había poseido muchos años y había labrado en él, pero hacía tres

años que lo había vendido a Pedro de la Iglesia, vecino de Tragacete. También

que Pedro Caja, vecino de Uña, compró a Mateo Rodrigo, vecino antes de Uña y

ahora de Verdelpino, un pedazo de tierra en la Sierra, en la Muela la Madera,

según le dijo el vendedor, y que se hacían muchas ventas de hazas. No obstante,

durante dos años no habían arado en la Sierra, salvo Benito López, que tuvo

que deshacer él mismo sus chozas. Aunque les quemaran las casas, los vecinos

tenían que sembrar porque no podrían vivir en Poyatos.

Los testigos recordaban algunas prendas de los jueces, como el embargo

de panes que decretó el corregidor Juan de Osorio en 1482. Pedro de Herriega,

como mayordomo de Juan Hurtado de Mendoza, concertó con la ciudad la

avenencia de los panes por 25.000 mrs.; antes de pagarse, entró Juan Hurtado,

que estaba desterrado en el tiempo de la avenencia, y que a esta intercesión le

soltaron cierta parte de los dichos maravedís y que el resto los pagó. También

en tiempos del corregidor Pedro Vaca, este testigo avino en nombre de Juan

Hurtado y pagó ciertos panes en la Sierra. Asimismo, en 1501 también se

embargaron y se avinieron con Juan Hurtado, pero no sabía de qué manera.

750
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Pedro de Molina, siendo receptor de Cuenca482, recibió de Huélamo 2.500

mrs. en 1479, 8.000 mrs. en 1481 y 2.500 mrs. en 1489. De Miguel Sánchez

Zomeño, que salió fiador con el mayordomo de Juan Hurtado, recibió 9.925

mrs. por Poyatos, Uña y Tragacete en 1481. De Pedro de Herriega, mayordomo

de Juan Hurtado, recibió 10.075 mrs. en 1482, 5.000 mrs. en 1484 y 4.000 mrs. en

1491 por lo que tenían sembrado los vecinos de estos lugares para que la ciudad

no tomase los panes. De Poyatos, Uña, Tragacete, Las Majadas y Valdecabras

recibió 5.000 mrs. en 1489, año que los arrendó Pedro de Herriega, y la misma

cantidad en 1492. El escribano Álvaro de Gumiel dijo que en el registro existía

una obligación en la que Pedro de Herriega debía dar 20.000 mrs. por los panes

sembrados en la Sierra por los vecinos de la tierra de Juan Hurtado y que éste,

en el proceso actual, se había comprometido a dar por inventario el pan que

aquel año se cogiese.

Según Juan de Valdemeca, Diego Hurtado había de traer una carta de la

reina para que pudieran sembrar sin pena. Cuando vino Honorato de Mendoza

le dijo ante testigos que no quemaran los pajares para que no se les perdiese el

ganado.

Juan Hurtado de Mendoza y doña Mencía debían conocer la sentencia,

porque residían de continuo en la ciudad de Cuenca y era algo público y

notorio en otros lugares, aunque no la habían visto notificada. Además, tanto él

como doña Francisca de Silva habían procurado provisiones de sus altezas.

Pedro Muñoz se quejaba de que los vecinos de los lugares de la Sierra habían

enviado a notificar a Juan Hurtado y a Honorato de Mendoza los embargos y la

quema de los pajares, pero nunca los remediavan sy no por sus dineros.

Por su parte, Alonso Enrique, presentó un extenso interrogatorio:

482 Pedro de Molina debió ser receptor del concejo en diferentes ocasiones. El cargo era
anual y cumplía en San Miguel, como el resto de los oficios.

751
LOS ESTADOS SEÑORIALES

1º Si habían tenido noticia de los vecinos de las villas de Poyatos,

Tragacete y Uña; si conocían al señor Juan Hurtado de Mendoza; si habían

tenido noticia del concejo, justicia, guarda y regidores de la ciudad de Cuenca;

si sabían si las susodichas villas hacía más de 40 años que eran de Juan Hurtado

de Mendoza.

2º Si sabían si las villas de Poyatos, Tragacete y Uña eran del suelo de

Cuenca, porque desde que la ciudad se ganó hasta que los reyes las concedieron

como merced pertenecieron a la ciudad.

3º Si habían tenido por cosa muy cierta —por memoria de los padres en los

hijos— que todos los términos de la Sierra de Cuenca fueron comprados a un

conde negro, a quien se le había concedido merced cuando se ganó la tierra y

que contribuyeron en la dicha compra de la Sierra todos los lugares que eran

del suelo de Cuenca y así había quedado por cosa común a ellos y a la ciudad; si

habían visto privilegios de la dicha compra o lo habían oído decir a mayores y

ancianos.

4º Si sabían que desde tiempo inmemorial los vecinos de Tragacete,

Poyatos y Uña pacían y labraban continua y sucesivamente la Sierra por

haberlo oído a padres, mayores y ancianos; si conocían que así aparecía en los

libros de las iglesias y en otras escrituras de 150 años a esta parte y que se había

hecho desde que la tierra se pobló.

5º Si realizaban también los vecinos de Buenache y La Cierva —lugares

de la tierra de Cuenca— esa costumbre; si tenían constancia de si existían otros

lugares cercanos a la dicha Sierra que fueran de la tierra de Cuenca aparte de

Buenache y La Cierva.

6º Si creían que, si se labraba templadamente la Sierra y se guardaban

majadas, sesteros, veredas, cañadas y abrevaderos, la labor era provechosa para

la ciudad de Cuenca, por ser tierra estéril y falta de pan.

752
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

7º Si pensaban que si el pan que se cogía en la Sierra por los lugares del

suelo y la tierra de Cuenca no se tomase la ciudad recibiría daño, porque el

precio del pan se incrementaría un tercio más de lo que había valido, ya que era

tierra estéril y de acarreo y se habían de proveer todos los pastores que pacían

en la Sierra y todos los vecinos de la serranía del pan que de allí había de venir

para el aprovisionamiento de la ciudad.

8º Si consideraban que si la labor no se realizaba juntamente, sino

desviadas un haza de otra, en diversas partes de la Sierra y lo que se sembraba

convenía volverlo a sembrar en dos, tres o cinco años, la labor no era dañosa ni

perjudicaba el paso de los ganados, al contrario, antes era beneficiosa por ser

una zona montuosa, con espesuras que si no se cortasen o labrasen ocuparían

mucha parte del pasto, y la lana del ganado que es muy fina se pelaría y se

perdería parte de ella.

9º Si consideraban que los ganados recibían provecho al labrar las

espesuras porque podían andar más libremente por la Sierra y no eran acosados

por los lobos, las raposas y los animales dañosos a los ganados.

10º Si pensaban que era beneficioso labrar porque a causa del pan se

conservaba el pasto de los rastrojos, así como de los entrepanes en que se

conservaban los ganados en agosto y septiembre, los meses en que solían

padecer mayor necesidad por falta de hierba y pasto.

11º Si sabían si cuando se había dejado de labrar algún año, por ser

costosa o por otras causas, el ganado y sus dueños habían recibido daño al

faltar el pasto en tiempo de mayor necesidad, ya que al no tener donde

guardarlos, se volvieron unos contra otros y hallaron que muchos de ellos se les

habían perdido en sus atajos.

12º Si sabían si los dueños de ganados habían rogado a quien labraba que

lo hiciera un año sin labor y habían ofrecido la ayuda de sus bueyes.

753
LOS ESTADOS SEÑORIALES

13º Si conocían si habiendo sido informado el concejo de Cuenca de los

daños y provechos de no labrar la Sierra habían dado provisiones a sus altezas

para poder labrarla, y si habían ganado este pleito.

14º Si tenían constancia de si ante Diego López de Trujillo, juez comisario

de sus altezas, u otros jueces, a petición de la ciudad o de la Iglesia mayor de

ella —que recibía los diezmos del pan que se cogía en la Sierra— se habían

hecho probanzas y recibido informaciones de lo provechosa que era la labor

para el bien de Cuenca y su tierra.

15º Si pensaban que, como la Sierra se había labrado pacíficamente con el

consentimiento del concejo, los pleitos que existían ahora eran promovidos por

los regidores para mostrar enemistad con los señores de Poyatos, Tragacete y

Uña, a quienes esperaban suceder en ellas.

16º Si sabían que, después que dos o tres regidores habían mostrado

contrariedad o se habían opuesto contra la provisión de sus altezas que

mandaba que la guarda mayor entrase en concejo y tuviese voto como antes de

que se hiciese cerrado, el concejo temía la enemistad que de allí había nacido y

por otras cosas recrecido, hasta el punto de que uno o dos regidores se

movieron para hacer requerimientos el año pasado a Francisco de Bazán,

corregidor que fue de Cuenca, sobre los panes que estaban sembrados en la

Sierra y enviar los dichos testimonios a sus altezas, con peticiones para que

proveyesen el juez de términos.

17º Si sabían si los regidores habían puesto en alteraciones a los

corregidores el año pasado y este presente para que fueran a tomar los panes y

que esos mismos —sin pasión ni enemistad— habían tolerado, consentido y

tenido por buena la labor de la Sierra.

18º Si podían afirmar que quienes poseían ganados en Cuenca eran siete

u ocho vecinos y que el resto de habitantes de la ciudad y las tres partes de la

754
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

tierra no recibían provecho ni utilidad del pasto de la Sierra; si sabían si estas

siete u ocho personas traían el ganado a la Sierra solo unos 10 o 15 días.

19º Si conocían que los pastores y señores de ganados de la Sierra que

tenían derecho de pacer eran entre 1.000 y 1.500 personas, y ellos gozaban de la

mayoría del pasto de la Sierra.

20º Si sabían que cuando la Sierra estaba vedada —de marzo a mediados

de junio— los caballeros de la sierra y montaraces también prendaban a los

vecinos de la ciudad si los hallaban paciéndola como a los de señorío.

21º Si tenían constancia si los autos habían sido ordenados y ejecutados

de hecho o habían surgido por una cuestión de enemistad, como cuando el

corregidor Pedro de Sacedón intervino por razón de los bandos que había entre

Lope de Barrientos y Juan Hurtado de Mendoza483.

El argumento que pretendía demostrar Alonso Enrique era, en primer

lugar, que la labor de la Sierra resultaba provechosa para los habitantes de la

ciudad de Cuenca y, en segundo término, que los pleitos habían sido

comenzados por enemistad entre miembros del linaje Hurtado de Mendoza y

algunos regidores de la ciudad por un pleito sobre la figura del guarda mayor.

483 Cuenca, 13 noviembre 1502, ibidem, fols. 81r-82v. Se pide en ellos que todo sea
publicado en la ciudad de Cuenca y su tierra, así como en todos los lugares de la Sierra.
Alonso Enrique presentó a sus testigos entre noviembre y diciembre, ibidem, fols. 83r-
84r. Los testigos vecinos de Cuenca eran Francisco de las Zomas de 60 años, Juan Ruiz
de Villarreal de 50 años, Juan Álvarez de 66 años, Diego de Ribera de 64 años, Andrés
del Cabrón de 50 años, Alonso Verdejo de 27 años, Pedro de Talavera de 48 años, Juan
de Calahorra de 60 años, Juan de Poyatos de 60 años, Juan López de Cigales —
canónigo—, Martín Fernández —canónigo—, Gil Muñoz —clérigo—, Juan de Belver,
Mateo de Ventura —tejedor—, Juan Collado Perales, Nicolás de Valdemeca, Rodrigo
de Torres de 70 años y Alonso de Arcas de 45 años; de Poyatos era vecino Gonzalo
Martínez de Poyatos de 50 años; de Embid era vecino Juan Caja de 43 años, ibidem, fols.
84r-102r. Los testigos señalaban si conocían a algunos vecinos de las villas susodichas y
a Juan Hurtado de Mendoza de trato y conversación, y, en su mayoría, querían que
vençiese el que tuviere justiçia.

755
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Este planteamiento resulta muy interesante porque ilustra hasta qué punto las

rencillas personales podían generar el desarrollo de un largo proceso judicial,

aunque estas razones oscuras no podían ser comprobadas fehacientemente.

Demostrar documentalmente el derecho a labrar la Sierra por parte de los

vasallos de señorío era muy complicado porque apenas si tenían algún título de

compra, donación o posesión de alguna tierra o heredad.

Los testigos declararon conocer que Juan Hurtado de Mendoza era señor

de las villas de Poyatos, Tragacete y Uña hacía más de cuarenta y sesenta años.

Juan Álvarez, que había sido regidor hacía 35 años, declaró que a Juan Hurtado

de Mendoza lo tenía por señor e por amigo. En cambio, otros testigos, que habían

sido caballeros de la sierra, dijeron que las susodichas villas pertenecían al suelo

de la ciudad de Cuenca, que partía con Aragón.

Según algunos testimonios, la Sierra de Cuenca había sido comprada por

Cuenca y por la ciudad de Murcia e incluso Úbeda. Al menos, los vecinos de

Murcia y Cartagena podían ir a herbajar la Sierra conquense484.

Francisco de las Zomas había comprado pan de los señores del diezmo

de la Iglesia, que le venía de lo que labraban. Andrés del Cabrón, que se había

criado en la Sierra hasta que tuvo 25 años, se había encargado de coger en Uña

los diezmos por los señores de la Iglesia.

484 La bibliografía sobre la Mesta castellana en la Edad Media es muy abundante, por lo
que sólo mencionamos, entre otros, el clásico trabajo de Julius KLEIN, La Mesta: estudio
de la historia económica española (1273-1836), Madrid, Alianza, 1979 (edición original en
inglés en 1920), la síntesis de Máximo DIAGO HERNANDO, Mesta y transhumancia en
Castilla (siglos XIII al XVIII), Madrid, Arco Libros, 2002, y el artículo de Fermín MARÍN
BARRIGUETE, “La defensa de las cañadas reales en el reinado de los Reyes Católicos”,
EEM, 19 (1996), pp. 239-276. Entre las investigaciones sobre la Mesta en Cuenca,
destacan las de Félix Manuel, MARTÍNEZ FRONCE, Una cuadrilla mesteña: la de Cuenca,
Diputación Provincial, Serie Historia, 2, Cuenca, 1989 y “La Cañada Real conquense o
de los Chorros”, en Pedro García Martín (coord.), Cañadas, cordeles y veredas, Valladolid,
1991, pp. 257-287.

756
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Varios testigos habían visto prender a vecinos de Buenache y La Cierva,

lugares que eran más cercanos a la ciudad de Cuenca que otros de la Sierra.

Juan de Calahorra declaró haber ayudado a segar a vecinos de estas villas.

El provecho de labrar la Sierra era evidente, porque abaja mucho el pan y

el ganado pacía mejor; pero cuando no se hacía, puja el pan y se descuidaban los

pastores y se revolvían los ganados. Asimismo, estando la tierra rasa era mejor

la lana que producía el ganado. Alonso Verdejo declaró que hacía seis años

había ido a la Sierra a ver su ganado y, por no estar labrados los rabadanes,

dejaban el ganado a los muchachos y se revolvían unos rebaños con otros.

Desde que se labraba el pan venía tardío, gozaban de espiga y de lindazos de

entrepanes en los que se criaba la hierba, que podían segar bien y que servía de

comida a los ganados hasta que iban al extremo, mientras que en caso contrario

crecían espesuras en 15 días.

Rodrigo de Torres, que había sido criado de Juan Hurtado, envió una

petición a los Reyes Católicos siendo regidor de Cuenca para que se labrase la

Sierra y dieron licencia para ello. De igual forma, por solicitud previa de la

Iglesia mayor, sus altezas pidieron información sobre el provecho que se

obtenía al labrar la Sierra.

Con Diego Hurtado no ponían impedimento en la labor de la Sierra y

que, una vez que pasaban los jueces que mandaban no labrar, volvían a hacerlo.

Esta pesquisa se movió por la diferencia que hubo entre los regidores y Alvar

García y Juan de Anaya. Cuando los regidores estaban buenos con Juan Hurtado

se daban estas peticiones sino traían jueces de términos; cuando no estaban

buenos los dejaban y consentían que labrasen485. Si no hubiera enemistad no

habría peticiones ni requerimientos. Parece ser que esta enemistad también

485 Este testimonio lo realizó Juan Álvarez, que tenía deudos con algunos regidores.
También argumentó que si no hubiera enemistad no habría peticiones ni
requerimientos, ibidem, fol. 86r-v.

757
LOS ESTADOS SEÑORIALES

existía entre los regidores y Diego Hurtado —que esperaba suceder a su abuelo

en las villas de Tragacete, Uña y Poyatos—, pues Francisco de las Zomas, que

había sido testigo en el pleito de Diego Hurtado de Mendoza sobre la guarda,

pensaba que por aquella causa el regidor Pedro de Alcalá requirió a Francisco

de Bazán que enviase coger los panes de la Sierra486.

A quien realmente beneficiaba que no se labrara era a las 10, 20 o 30

personas que en la ciudad tenían ganados y gozaban poco de la hierba. Alonso

Álvarez, Fernando de Écija, Fernando de Beteta, Diego de Alcalá y Pedro

Suárez de Toledo, entre otros, tenían ovejas y carneros. Estos señores de

ganado, vecinos de Cuenca, se enriquecían porque vendían sus cabezas en

Aragón a precios mas caros que en toda la comarca.

Según algunos testigos, hacía 30 años el corregidor Pedro de Salcedo se

mostró favorable y bien afiçionado al obispo Lope de Barrientos y no a Juan

Hurtado en las diferencias que estos mantenían, y fue a la Sierra a estoruar la

sienbra. Diego de Ribera, que había vivido con Juan Hurtado, declaró —de

forma exagerada— que el corregidor Salcedo había actuado de forma parcial y

había ido, con la señal real, de la ciudad de Cuenca y de la Iglesia, hasta con

3.000 hombres por mandado del obispo.

Después de recoger las declaraciones de los testigos presentados por

ambas partes, el pleito fue prorrogado en abril de 1503 otros cien días487,

durante los cuales Álvaro de Iniesta continuó presentando escrituras antiguas

sobre la delimitación de términos entre Cuenca y los lugares de señorío488.

486 Para realizar este cometido fue encomendado el licenciado de Aguayo, que había
iniciado el pleito en 1501.
487 Alcalá de Henares, 1 abril 1503, ibidem, fols. 46v-47r. Álvaro de Iniesta presentó una
carta de provisión y prorrogación de sus altezas dirigida a Pedro de Avilés.
488 La parte que defendía a los vecinos de Poyatos alegó que realizar el registro concejil
correspondía a un juez ordinario, que si no sería falsedad, y que por las escrituras
parecía que hacía más de 110 años que tenían antigua posesión de labrar en la Sierra.

758
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Redactó un interrogatorio para conocer si el concejo tenía guardadas escrituras

antiguas sobre el derecho tocante a la ciudad (mercedes, privilegios, cartas,

provisiones o sentencias); dónde estaban las arcas públicas y si estaban cerradas

con tres llaves (dos custodiadas por regidores y otra por el escribano); si las

escrituras allí guardadas estaban sin peligro; si entre ellas estaban las que

recogen los apeos de Cuenca con los lugares de señorío, que por su tenor paresçen

antiguas, çiertas y verdaderas; y si había personas vivas que supiesen algo de este

asunto —ya que habían pasado más de cien años— y si era honrado el

escribano Alonso López de Santorcaz. Los testigos respondieron de forma

afirmativa a las preguntas, salvo algunas matizaciones489.

En mayo de 1503 el juez, tras comprobar que las sentencias del doctor

Frías habían sido ejecutadas, dio por concluso el pleito y las razones cerradas,

asignando término para dar sentencia490, que finalmente tuvo lugar un mes

después. Pedro de Avilés emplazó a ambos procuradores en su posada el lunes

12 de junio, a la ora de las bísperas, a oyr sentencias en los dichos pleitos491.

Álvaro de Iniesta pidió que no recibiera las contradicciones alegadas y que las
escrituras, recogidas en el arca del concejo, daban fe de ello, Cuenca, 26 abril 1503,
ibidem, fols. 37v-38r
489 Los testigos eran vecinos de Cuenca: Juan de Sacedón, Pedro de Alcalá, Juan de
Chinchilla y Fernán Gómez eran regidores; Diego de Valera era escribano; los otros
declarantes eran Pedro Molina y Alonso Ruiz el Viejo. Sus testimonios coincidían en
reseñar que el escribano Alonso López había sido hombre verdadero e de conçiençia, leal e
fiel en su ofiçio e de buena fama e casa. Juan de Sacedón declaró que él, como regidor,
había tenido una llave de las arcas, otra el justicia y otra el escribano, Cuenca, 27 abril
1503, ibidem, fols. 47v-50v. Álvaro de Iniesta extrajo todas las sentencias dadas por el
corregidor Fernando Martínez de Bonilla en 1390, en los apeos entre la ciudad de
Cuenca y Uña, Las Majadas, La Losilla, Poyatos, Beteta, Cañada el Saz, Tragacete,
Huélamo y Beamud, ibidem, fols. 50v-68v.
490 Cuenca, 27 mayo 1503, AMC, leg. 47, exp. 3, fol. 68v.
491 Cuenca, 10, 11 y 12 junio 1503, AGS, Consejo Real, leg. 628, doc. 17, 3.º, fols. 3r-9v y
AMC, leg. 47, exp. 3, fols. 102v-103r. El escribano Álvaro de Gumiel notificó el

759
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Pedro de Avilés, ante la presencia de Álvaro de Molina —que solicitaba

la ejecución de las anteriores sentencias favorables a la ciudad de Cuenca— y de

Alonso Enrique —el qual dixo que Dios hará merçed—, condenó a los vecinos de

Poyatos, Tragacete y Uña492 por aver labrado e ronpido e roçado e cogido pan en la

dicha Syerra de Cuenca a la pena de 10.000 mrs., ya pronunciada en la susodicha

sentencia del doctor de Frías, que debían pagar en el término de nueve días a

Diego de Valera, receptor de las penas del fisco de sus altezas. De la misma

forma, debían dejar y desembargar todas las tierras, labores, rozas, plantas,

pajares o casas que tuvieran en la Sierra para que la ciudad dispusiera de ellos

como propios sin ser perturbada, so pena de otros diez mil mrs. para la cámara

real según contenían las sentencias pronunciadas por el bachiller Gutierre

Martínez y el doctor de Frías.

Acerca de los panes que habían cogido en los últimos diez años no

condenaba ni absolvía a los inculpados, sino que debía determinarlo en el

Consejo Real. También había que añadir la condena económica que suponía el

pago de 45 días del salario del juez y del escribano, a razón de 300 mrs. diarios

—230 mrs. del juez y 70 mrs del escribano— que debían ser pagados en tres

días493. Por último, debían asumir también las costas del juicio y abonarlas en

nueve días.

mandamiento a ambas partes estando presentes como testigos Alonso Enríquez, vecino
de Cuenca, el qual dixo que Dios hará merced, y Hernando de Marchena, criado de
Fernando de Valera, vecino de Cuenca.
492 AGS, Consejo Real, leg. 628, doc. 17, 3.º, fols. 3v, 6r y 8r.
493 El juez rectificó la condena del pago de su salario por que no avía fecho bien la cuenta de
lo que le era devido y les quitaba cinco días, por lo que la condena se reducía a 40 días,
Cuenca, 16 junio 1503, ibidem, fol. 5r.

760
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Cuadro 4. Vecinos inculpados en el proceso de Pedro de Avilés (1503).

TRAGACETE POYATOS UÑA


Esteban Sánchez Juan Mañas Romero López
Martín López Martín Mañas Pascual Sánchez Molinero
Juan de San Miguel Gonzalo Muñoz Juan Rodríguez
Juan Ruiz Juan de la Plaza Mateo Sánchez de Alcantud
Juan de Las Majadas Andrés de la Cueva Miguel Martínez
Juan de Olla Benito López, Martín de Olivares
Jerónimo Mayoral Pedro Martínez de Arcas Juan Perales
Marco Mayoral Juan de Arcas Miguel Molinero
Miguel Vaquerizo Garci Garcés
Andrés Sánchez Regajero Andrés Carrasco
Pedro Mayoral Miguel Fernández
Martín Usino Andrés Bermejo
Francisco de San Miguel Pedro Muñoz
Pedro Rico Andrés Martínez el Mozo
Pedro de la Iglesia Pedro Alonso
Pedro Ruiz Martín Alonso
Alonso Cardo Diego Fernández Montero
Andrés Cardo Pedro Jiménez
Juan de Pedromín Miguel de Arcas
Juan de Cañaveras Miguel de Velasco
Pedro Piqueras Alonso Martín
Pedro Agustín Juan Montero
Fernán Cava Miguel de las Cuevas
Miguel de Molina Francisco Martínez de
Juan de la Iglesia Lagunaseca —sastre—
Francisco Machín Miguel de García Martín
Juan Cardo Pedro de Almodóvar
Pedro Lozano Pedro Muñoz
Fernando Ibáñez Martín de Palomares
Pedro Martínez Bermejo Gil López
Pedro Abarca Miguel Bermejo
la mujer de Regajero Pedro Blasco
Pedro de Almonacid Juan de la Fuente
Martín de San Miguel Pedro Carrasco
Sancho Lozano Juan de la Puerta
Martín de Belinchón Sancho Trillo
Martín Sánchez Regajero Juan López
Juan Lozano Juan Carrasco
Miguel Carnicero Juan Muñoz
la madre de Juan de la
Iglesia

Álvaro de Iniesta, procurador de la ciudad de Cuenca, en lo que fazía por

la dicha çibdad su parte consentya e en lo que no fazía apelava e apeló. Alonso

761
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Enrique, procurador de los vecinos las villas de Poyatos, Tragacete y Uña, no

fabló ninguna cosa, pero presentó ante el juez un escrito de apelación en el que

exponía que la sentencia que condenaba a cada vecino de Tragacete a pagar

10.000 mrs. para la cámara de sus altezas, a que dejaran las tierras y labores

para los propios de la ciudad —con los panes senbrados e cresçidos—, a no

perturbar con semejantes labores a la ciudad y al pago de los días de salario del

juez y escribano, era injusta494. Según su análisis, de lo procesado se podía

colegir:

- Por defecto de jurisdicción del tenor y la forma en que sus altezas mandaron

a Pedro de Avilés entender en los términos ocupados a esta ciudad y no se

puede entrometer en ello, salvo en uno de tres casos: que la ciudad se

quejara de alguna ocupación de términos sobre la cual no fuera dada

sentencia, guardando la forma que la ley de Toledo daba; que, dada una

sentencia, no fuera ejecutada; que, dada la sentencia conforme a la

mencionada ley de Toledo, que procediese llamadas y oídas las partes. Y

ninguno de los casos concurría en la presente causa, por lo que el juez de

términos carecía de jurisdicción para haber pronunciado la sentencia, ya que

no podía decir ni proceder por nueva ejecución las sentencias que fueran

dadas en otros tiempos sobre la labor de la Siera, pues no hubo condenación

de penas ni fueron ejecutas a pedimiento de la ciudad en la forma de la

sentencia emitida.

- El proceso no estaba concluso por definitivo —solo para la parte de los de la

ciudad—, pues sus representados tenían tiempo de presentar sus escrituras

para defenderse, como la facultad y licencia regia para poder labrar la Sierra

sin pena alguna, sy algunos años de los pasados la han labrado.

494 Cuenca, 16 junio 1503, AMC, leg. 120, exp. 8, fols. 118v-120r. Este documento fue
trasladado en 1556 por el licenciado Juan González de Cisneros, juez de comisión.

762
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

- La sentencia era abiertamente contraria a la disposición de la ley de Toledo,

porque en ella está expresamente dispuesto que sobre cosas de términos

haya habido sentencias; si éstas fueron dadas sin ser llamadas y oídas todas

las partes implicadas, que era tal caso, la causa debería concertarse de

nuevo. También denunciaba que fueron dadas las mismas sentencias y

ejecuciones que otros jueces en la Huerta Marojales, por lo que se debió

mandar que comenzase de nuevo la causa y condenar las costas a la ciudad.

- No estaba probado que todos los vecinos a quienes se había demandado

hubieran labrado en los años expresados en la demanda, según su confesión;

y aunque lo hubieran hecho, no habrían incurrido en pena alguna, estando

como está prouado ser la dicha Syerra propios común para ellos e para todos los

otros lugares e vecinos del suelo de Cuenca, según la ley hecha por Alfonso XI: lo

que es común para el pasto es común para la lavor. Sus partes tenían una

escritura prouada no sygnada, ni firmada de escriuano e de diuersas letras

escriptas, en la que se afirmaba que hacía más de ciento diez años que por

costumbre los vecinos de Tragacete labraban la Sierra. Este documento hace

referencia al apeamiento y amojonado de la Sierra que ordenó el bachiller

Bonilla, corregidor de Cuenca, en 1390, quejándose que se había

aprovechado de este precedente para emitir la sentencia actual, pero sobre el

dicho apeo arbitral no se hizo pronunciamiento, ni se hizo guarda de la

orden, ni se llamó a las personas a quien tocaba.

- El proceso se había hecho en ausencia de algunos vecinos de Tragacete, en

contra de lo dispuesto en las leyes del ordenamiento de Segovia y de Alcalá:

no se podía considerar en rebeldía a nadie sin que fuera citado en persona,

ya que muchos de los inculpados se encontraban en los extremos y montes,

por lo que solicitaba la nulidad de la sentencia.

- El proceso no se había hecho en provecho de la ciudad, sino por pasyones

personales. La labor de la Sierra era provechosa al pasto y si no se labraba

763
LOS ESTADOS SEÑORIALES

resultaba perjudicial. Por ser Cuenca y su tierra muy estérile de pan, la ciudad

padecería, sy Dios no lo remedia, continua hanbre e esterilidad.

- La ciudad había solicitado que los panes sembrados se pacieran por hierba,

contra la forma de la demanda.

El procurador de los vecinos de Tragacete, en nombre de Juan Hurtado

de Mendoza, señor de la villa, pidió respuesta a la apelación y que los días de

salario fueran pagados por el procurador de la ciudad. Por su parte, Álvaro de

Iniesta instó al juez a no admitir tal apelación porque Alonso Enrique no había

mostrado poderes bastantes para ello. El juez denegó la apelación interpuesta,

alegando que fue rechazada la apelación de los 10.000 mrs. al no ser aceptada

por sus altezas en el Consejo Real495.

Más adelante, Alonso Enrique acusó a Alonso Paz, escribano del rey, de

sacar a la luz estos procesos496. Varios vecinos de Poyatos apelaron la sentencia

del bachiller Pedro de Avilés, juez de términos de Cuenca, que había favorecido

al concejo de ésta y había condenado a cada uno a pagar 10.000 mrs. para la

cámara real. La sentencia les exhortaba a dejar sus tierras de labor y los pajares e

casas que tienen hechas en la Syerra con los panes senbrados e creçidos, para propios de

Cuenca497. Los vecinos protestaron porque no se ovo lugar la ley de Toledo, no hubo

495 Cuenca, 19 y 20 junio 1503, ibidem, fols. 120r-121v. Al notificar la respuesta a Alonso
Enrique, éste la recibió por agrauio.
496 Cuenca, 26 y 30 junio 1503, AGS, Cámara de Castilla, Pueblos, leg. 15, nº 495-496.
Alonso Enrique, vecino de Cuenca, sustituyó a los procuradores Alonso de la Torre y
Alonso de Alcalá —procuradores en el Consejo de sus altezas—, y a Martín de Mariana
y Juan Losillo —criados de Diego Hurtado—. Alonso Enrique era procurador de
Martín Alonso, Juan Martínez, Pedro Alonso —e de los otros vezinos de Poyatos—, Martín
López, Juan de San Miguel, Juan Ruiz, Marco Mayoral —e de los otros vecinos de la villa
de Tragaçete—, Romero López, Pascual Sánchez Molinero, Juan Rodríguez —e de los
otros vezinos de Uña— en los pleitos mantenidos frente al juez de comisión Pedro de
Avilés.
497 Alcalá de Henares, 9 julio 1503, AGS, Cámara de Castilla, Pueblos, Cuenca, leg. 15,

764
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

ocupación ni despojo de términos —dos cosas de las que habla dicha ley— e no

ocurrió aquí; por consiguiente, el juez no tenía jurisdicción para ejecutar la

sentencia. En pleitos anteriores tampoco se había demostrado que hubieran

labrado y sembrado en la Sierra, que era de pasto común, e lo que es comund para

el pastor deve ser e es comund para lavorear tanto e más previllegiada que el pastor.

Exponían que la labor de la Sierra es provechosa al pastor, ya que al no labrarse es

muy dañoso e de grave perjuizio a la çibdad e su tierra, que queda estéril de pan, por el

pan que se fase, y servía de mantenimiento de los lugares donde se labraba y

beneficiaba a los ganados que pacían en ella. Asimismo se quejaron de no

haberles sido notificado el emplazamiento y, tratando de salir indemnes de la

acusación, alegaron que si eran condenados en rebeldía e estando ausentes en los

estremos, la çibdad resçibiría poco provecho e yntereses porque no tiene aparejo ni

disposyçión para poder coger los panes, e haría más costo en lo segar. Además,

adujeron que estaban apartados e en tierra muy áspera, y que eran labradores pobres

que senbraron sus panes con trabajo e costo, y les sería muy gravoso que se los

quitaran en tiempo de tanta esterilidad. Por último, señalaron que habían

sembrado los dichos panes conforme a lo que siempre usaron e acostumbraron desde

tiempo ynmemorial498.

Los monarcas notificaron al concejo de Cuenca la apelación presentada

por Martín de Mariana, procurador de las villas de Poyatos, Tragacete y Uña,

en la que suplicaba anular las sentencias emitidas, condenar en costas a la

ciudad y dar una carta de inhibición porque el dicho nuestro jues no conosçiese más

nº 494. Los vecinos de la villa de Poyatos eran Martín de Mariana —representante de


todos ellos—, Juan Martínez, Diego Alonso, Martín Martínez, Garci Martínez, Juan de
la Plaza, Andrés de la Cueva e otros sus consortes, vezinos de la villa de Poyatos.
498 Martín de Mariana, que era criado de Diego Hurtado de Mendoza, suplicó a los
monarcas que mandaran revocar la sentencia, para lo qual ynploro vuestro real ofiçio e pido
conplimiento de justiçia, ya que si se les quitaban los panes, sería un perjuizio irreparable,
por el tienpo y esterilidad y calidad de la tierra, e peresçerían de hanbre, ibidem.

765
LOS ESTADOS SEÑORIALES

de las dichas causas e executoria e enplasamiento, y solicitaron que enviara ante el

Consejo Real su procurador para alegar499. Alonso Enrique de Valladolid, como

procurador de las villas de Poyatos, Tragacete y Uña, se presentó ante el concejo

conquense con esta carta, por lo que se procedió a notificar a los regidores absentes

que tienen cargo de los pleitos destos dichos logares500.

Mientras, el juez de la causa ejecutó la sentencia en el valle Valonguillo y

puso a Álvaro de Iniesta, procurador de Cuenca, en la posesión de todos los

panes sembrados en la Sierra, adjudicados a la ciudad por la sentencia. Los

vecinos de Tragacete dijeron que allí había unos panes que pertenecían a

Miguel Caja, vecino de la villa. El juez cogió de la mano al procurador de la

ciudad y entró en los panes sembrados y, simbólicamente, le otorgó la posesión

de todos los panes de la Sierra sembrados por los vecinos de Tragacete. Para

finalizar, Álvaro de Iniesta, con una foz en la mano, comenzó a segar en los

panes501.

499 Alcalá de Henares, 12 julio 1503, AMC, leg. 8, exp. 31, fol. 1r-v. Martín de Mariana
presentó su petición ante el Consejo Real en grado de apelaçión, nulidad e agrauio.
500 Cuenca, 12 marzo 1504, ibidem, fols. 1v-2r. Puede sorprender la tardía fecha de la
carta, pues habían pasado nueve meses desde la misiva de los Reyes Católicos. El
concejo, reunido en las casas de los ayuntamientos de la plaza de la Picota, estaba
compuesto por Alonso de Paraíso, teniente de corregidor por mosén Fernando de
Rebolledo y Fernando de Valera, teniente de guarda mayor por Diego Hurtado de
Mendoza, y Fernando Valdés, Fernando de Beteta y Juan Álvarez de Toledo, regidores,
Francisco el Largo, procurador síndico, Fernando de Albornoz, procurador de los
caballeros y escuderos, y Álvaro de Molina, procurador de la tierra.
501 Cuenca, 1 agosto 1503, AMC, leg. 120, exp. 8, fols. 120v-121v. Juan de Arcos, Pedro
de Écija, Alvar Gómez del Castillo y Gonzalo Sánchez de la Flor, caballeros de la sierra
de Cuenca, declararon por juramento quel Vallonguillo donde agora están e tyenen los pyes
que es syerra e término de Cuenca e fuera del término de la dicha villa de Tragasete, e como tales
cavalleros de la syerra la han guardado de veynte años acá. Sobre estos autos también existe
un documento copiado en 1781, AMC, leg. 120, exp. 9.

766
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Aún en 1504 Álvaro de Iniesta, procurador de Cuenca, debía realizar

apeamientos con las villas de Huélamo, Beamud, Beteta, Poyatos, Tragacete,

Uña, Las Majadas y La Losilla, para lo que necesitaba los autos determinados

antiguamente sobre ello502.

502 Cuenca, 22 abril 1504, AMC, leg. 47, exp. 3, fol. 36v-37r. Álvaro de Iniesta presentó
una escritura en la que Diego de Valera, escribano público, había hallado un registro de
sus altezas sobre lo tocante a los montes y términos de Ortezuela, disputados por la
ciudad y Alfonso Carrillo. Se trataba de la conocida provisión de 1493 por la que
denunciaban que había algunos caballeros y concejos de fuera de la jurisdicción de
Cuenca que tenían heredades en lugares despoblados y los juntaban a sus posesiones
sin título de compra y sin contribuir fiscalmente por ellas, ibidem, fol. 43r-v.

De este conflicto particular se ocupa José Antonio JARA FUENTE en su trabajo “´Que
memoria de onbre non es en contrario´. Usurpación de tierras y manipulación del pasado
en la Castilla urbana del siglo XV”, ob. cit., pp. 73-104. El proceso judicial entre Álvaro
de Iniesta, procurador de Cuenca, y Alfonso Carrillo, vecino de la ciudad, se inició el
16 de enero de 1503. El vecino fue acusado de vender la leña de los montes, impedir a
los vecinos de Cuenca coger leña y bellota, ocupar los llecos y baldíos para labrarlos y
venderlos y prender a quienes contravenían sus disposiciones.

767
LOS ESTADOS SEÑORIALES

10.2.7 Nuevos conflictos en la Sierra (1509-1510)

La continua disyuntiva entre si la labor agrícola de la Sierra era

beneficiosa o no enfrentó a cuatro partes de posturas muy definidas: los que la

rechazaban eran las villas de los sexmos serranos, por su dedicación ganadera,

y el Concejo de la Mesta, para mantener la pujanza económica de la cabaña real;

los que la apoyaban eran las villas de señorío, por su dedicación eminentemente

agrícola, y la ciudad de Cuenca, para asegurar el abastecimiento de pan a sus

habitantes.

En 1509 Lope de Ibor, vecino de Villanueva de Alcorón y procurador de

la ciudad de Cuenca, mostró en el Consejo Real de la reina doña Juana una carta

ante el licenciado Pedro de León en la que se decía que, a su vez, Fernando de

Olmeda, procurador de Cuenca, había presentado ante el Consejo de la reina

una petición en la que informaba de la peculiar situación de la Sierra de

Cuenca,

vna tierra montuosa dispuesta para lavor de pan e para pastos de ganados, e que

los veçinos e moradores de la Syerra de tienpo ynmemorial acá han usado labrar

e paçer la Syerra, e aunque el pasto nunca les avía sido vedado algunas vezes les

avía seydo contradicha la labor por parte de la çibdad; e que no obstante la

contradiçión, que todauía an labrado e labran en la Syerra diziendo que están en

antigua posesión de poder labrar e que sobre ello traen pleito en el mi Consejo503.

Por esta razón se había encomendado al bachiller Pedro de Avilés, juez

de términos de la ciudad, averiguar si era útil y provechoso que se labrase la

Sierra o se vedase tal actividad, qué partes podrían labrarse y qué tributo se

503 Valladolid, 24 y 25 agosto 1509, AGS, Consejo Real, leg. 628, doc. 17, 2.º, fols. 1r-8r y
AMC, leg. 120, exp. 10, fols. 1r-12v.

768
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

debía dar a la ciudad. El juez tomó juramento a los estados de caualleros, e

escuderos e comunidad, quienes afirmaron la conveniencia de labrar la Sierra

porque si no se habría quedado estéril y la comarca se habría despoblado.

Después resolvió que la labor de la Sierra era beneficiosa porque evitaba

períodos de hambre en la ciudad, se podía labrar lo que antiguamente se solía y

debían dar de çenso e tributo para el alholí de la cibdad una fanega de trigo por

cada par de bueyes de labor.

Otra cuestión que planteó Fernando de Olmeda fue que los lugares de

señoríos comarcanos habían tratado de ocupar la Sierra e impedir el pasto

común al que tenían derecho los habitantes de la ciudad y su tierra, labrando e

senbrando en ella. Contra esta acción existían determinadas sentencias y se

habían ejecutado penas contra algunas personas que habían intentado de labrar en la

Syerra en los masegosos e ensanchados. Además, esta situación perjudicaba a los

dueños de ganados de la ciudad504 y especialmente a los del sexmo de la Sierra,

porque los vasallos les prendaban sus ganados y las guardas que ponían, y les

llevaban a los dichos lugares, sacándolos de la Syerra —fuera de la jurisdicción de

la ciudad— en quebrantamiento de las sentencias. Y, lo que era más grave a efectos

fiscales, se había detectado que algunos habitantes de los sexmos de la ciudad

se iban a lugares de señorío donde diz eran más favorecidos para aprovechar la

Syerra. Y aunque el regimiento y el corregimiento de la ciudad habían sido

requeridos de lo remediar, no lo habían hecho. Por ello, la ciudad de Cuenca

solicitó que se enviara una persona de la corte para hacer cumplir las sentencias

504 La ganadería y la agricultura siempre habían pujado por “mantenerse como


referencia básica en la organziación económica de estos territorios”. Los dueños de
ganado estaban “interesados en que sus rebaños pudieran andar libremente sin
interferencias de las labranzas”, por lo que eran apoyados por los habitantes de los
lugares del Sexmo de la Sierra frente a los vasallos de los señoríos y su deseo de
reservar ciertos espacios para la labranza de cereal, M.ª Concepción QUINTANILLA
RASO, “El pastoreo en Cuenca a fines de la Edad Media…”, ob. cit., p. 54.

769
LOS ESTADOS SEÑORIALES

y derribar los edificios que había construidos en la Sierra, masegosos y

ensanchados.

Francisco de Cáceres, procurador de la Hermandad de la Mesta, protestó

contra la posibilidad de labrar la Sierra, que redundaría en gran daño de la cabaña

real e mucho detrimento e desminuçión de sus rentas. Lope de Ibor, en nombre de

los concejos del sexmo de Arbeteta, solicitó que se ejecutaran las sentencias

dadas por diversos jueces para que la Sierra no se labrase, contradichas por los

vecinos de señorío, y expuso sus dudas sobre la información obtenida a través

de personas sospechosas acerca del provecho o no de la Sierra, ya que los testigos

serían de villas y lugares de señorío de Diego Hurtado y de otros caballeros que

heran partes formadas en lo susodicho, por lo que no se podía probar con verdad la

utilidad de la labor. Lope de Ibor argumentaba que ya se había pedido

información sobre el provecho y no había razón o causa alguna para que, sobre

lo determinado y juzgado, se tornase a faser pleito de nuevo ni se dexase de executar las

sentencias y penas. Si en años pasados algo se había labrado, era porque los sus

partes no podían resystir el poder de Diego Furtado e de sus villas, y que si habían

cogido algún pan lo habían llevado a sus villas. Además, si la Sierra se labrase,

los vecinos de Cuenca y su tierra se avyan de yr a beuir a las villas e lugares de

señorío y se despoblaría, e que era cosa excusada desir que auría escándalos e

ynconvinientes. Y también habría 17 o 18 lugares del sexmo de la Sierra que

recibirían perjuicio. Los dueños de ganados preferían que el ganado andara

libremente, porque aunque se duerma o descuide el pastor no aviendo labrança no les

pueden prendar. Opinaban que la función de los rastrojos era de muy poco efecto e

durava poco, e los dueños de los panes se lo comen e que no se dexaría de criar animales

en la Sierra.

Miguel de Cuéllar, procurador de la ciudad de Cuenca, dijo en el Consejo

que la Sierra debía labrarse lo que antiguamente se solía labrar, vedando que de

770
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

nuevo no se labrase ni ronpiese con que se diese algúnd çenso para el alholí de la çibdad.

El sexmo no podía impedir la licencia que se pedía porque la Sierra era de

Cuenca y no de Arbeteta, y aunque algunos lugares de la Sierra fueran de

señorío, que eran vasallos de su servicio mayormente, sujetos a las ordenanzas

urbanas. También declaró que la labor era provechosa y aumentaba las rentas

de la ciudad, y si se quitara, la Sierra se despoblaría.

Alonso Enrique, como procurador de Esteban Sánchez y los demás

vecinos de Tragacete y Poyatos, pidió que no se ejecutara la pena contra los que

labraban en la Sierra como solicitaban Lope de Ibor y Francisco de Cáceres, que

no tenían poder para pedirlo. Expuso que la Sierra era de Cuenca, no de

Arbeteta ni del Concejo de la Mesta, y las sentencias no eran tales, porque una

presentada por el doctor de Frías sólo hablaba con los habitantes de Arbeteta y

sobre los términos y labor entre Beteta y Cuenca, pero no hace prejuicio a los de

Huélamo, Tragacete, Poyatos, Uña, Las Majadas u otros lugares. Denunció que

Lope de Ibor se basaba en las preguntas efectuadas hacía cuarenta años por el

alcalde entregador a los vecinos de Tragacete sobre la labor de la Sierra, y que

ellos tenían una escritura que les permitía labrar, ya que Alonso de la Muela,

alcalde entregador, había mandado en 1472 a los de Tragacete, Huélamo,

Poyatos, Las Majadas y Uña que no se podían dar sentencias porque no habían

tenido conocimientos ni habían sido llamados para tal pleito505. Además,

argumentaban el poco daño y mucho provecho que producía la labor. Por

último, pidió que sopesaran la existencia de informaciones sobre las villas de la

Sierra en poder de Cristóbal de Vitoria y el bachiller Avilés, para ver si era en

505 Las sentencias de 1472 no eran tales porque entre los vecinos de Tragacete y otros
lugares no auía auido conosçimiento de cabsa ni tela de juyzio, ni los que auían labrado auían
sido oýdos ni çitados ni llamados, ni el alcalde entregador era juez conpetente. Por tanto,
aquellas ni eran sentencias ni debían haber efecto las penas en ellas expuestas, ibidem,
fol. 6v.

771
LOS ESTADOS SEÑORIALES

serviçio, pro y utilidad de la çibdad que se labrare, ya que las sentencias contra las

villas fueron ejecutadas de hecho y no porque debieran serlo.

Lope de Ibor volvió a pedir que se castigara a los vecinos de las villas de

señorío que labraban y sembraban en la Sierra; por su parte, Miguel de Cuéllar

pidió que se permitiera la labor y se consultara la documentación aportada por

el bachiller Avilés, así como solicitaba que una persona de la corte se desplazara

a la Sierra a ver el poco daño y el mucho prouecho que de la labor se seguía.

La reina y el Consejo Real, como exponían las sentencias favorables a la

ciudad dadas por los bachilleres Frías y Avilés durante el reinado de Fernando

el Católico, dictaminaron que la Sierra no se labrase y quedase por pasto común

de la ciudad y su tierra, por lo que ningún concejo debía osar labrar pan ni

senbrar ni arar ni quemar ni ronper ni roçar la Syerra y pierdan los bueyes, bestias y

aparejos con que entraran a labrar en ella, e sea la mitad dello para las guardas de la

Sierra y la otra mitad para los propios de la çibdad. A los concejos y personas que

hallaran culpables de haber labrado después de las sentencias del juez Avilés,

debían cobrarles el pan que hubieran cogido, encargándose el mayordomo de

Cuenca de su recepción. Finalmente, el juez de residencia debía visitar

anualmente la Sierra para informarse particularmente si algunas personas

labraban en ella. En la carta, que debía ser pregonada públicamente, se pedía

expresamente que todos los concejos y personas acataran el mandato y dieran

todo su favor y ayuda506.

El licenciado Pedro de León, pesquisidor de Cuenca, fue a la villa de

Poyatos para estender la provisión y negocio encomendado —la ejecución de las

penas—, por lo que mandó obedecer las provisiones sobre lo susodicho. En

506 El licenciado Pedro de León tenía 100 días para resolver el pleito, a razón de 250 mrs.
diarios de salario y 70 mrs. para el escribano Pedro de Salazar. Una vez leída la carta de
su alteza, Lope de Ibor le requirió que la obedeciese, y el licenciado púsola sobre su
cabeça, e besóla y dijo cunplirla, ibidem, fols. 9r-12v.

772
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Tragacete hizo comparecer en diversos días a los vecinos que habían labrado,

de quienes recibió juramento —no en vano— por Dios, Santa María su madre y

sobre una señal de la cruz, con las cuantías de pan que habían cogido los

últimos años en la Sierra507.

Entre los tipos de panes que se sembraban figuran el trigo, la cebada, el

centeno, la avena y la escanda —sólo se menciona una vez—, que es un tipo de

trigo que se siembra en suelos pobres. En ocasiones, los vecinos declaran no

haber obtenido ningún pan más porque se le apedreó, es decir, quedó estropeado

por el granizo.

Cuadro 5. Cantidades de pan cogidas en la Sierra de Cuenca

por los vecinos de Tragacete (ca. 1500-1503).

TIEMPO
1500
LABRANDO
VECINO LUGARES 1503 1502 1501 U OTROS
EN LA
AÑOS
SIERRA
El Castillejo,
cerca de la
hoya que
Antón 37 almudes
28 años dicen de - - -
Martínez de trigo
Miguel
Martínez, su
suegro
Tierras
heredadas 80 fanegas
de Fernando 200 fanegas de trigo
Juan Sánchez Sáiz de la de trigo 30 fanegas 100 fanegas
20 años -
de la Iglesia Iglesia, su 10 fanegas de cebada de pan
padre de cebada 10 fanegas
Los de avena
Barrancos
60 fanegas
Juan de Las La de trigo
20 años - -
Majadas Mogorrita 30 fanegas
de cebada

507 Poyatos, 1 octubre 1509 y Tragacete, 20 octubre 1509, ibidem, fols. 13r-14r. Los
vecinos de Tragacete declararon entre el 22 y el 30 de octubre, ibidem, fols. 14v-92.

773
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Tierras que
heredó de
Pedro
12 o 15 años Juan - - - -
Moreno
Sánchez
Cardo
28
almudes
La 35 fanegas
de trigo
Andrés Halconera de trigo
2 años 30 o 32 - -
Cardo Sierra 8,5 fanegas
almudes
Somera de cebada
de cebada
y avena
No cogió 500-600
Sierra 20 fanegas
Juan Ruiz 6 años ningún - almudes o
Somera de trigo
pan 200 fanegas
80 fanegas
50 fanegas de trigo,
Sebastián Los de trigo, çinco más o 40 fanegas -
3 años
Pérez Barrancos çinco más o menos de trigo
menos 4 fanegas
de cebada
Miguel de Los 25 fanegas 12 fanegas
2 años - -
Poyatos Barrancos de trigo de trigo
30 fanegas 30 fanegas
Juan Sánchez Cañada de trigo de trigo
2 años - -
Cardo Honda 20 fanegas 30 fanegas
de avena de avena
40 fanegas
de trigo 35 fanegas
Sierra de las
Pascual 7 fanegas de de trigo
40 años Canales - -
García cebada 5 fanegas
Masegosillo
4 fanegas de de centeno
centeno
Juan García,
hijo de
Pascual 20 fanegas 67 fanegas
2 años - - -
García, que de trigo de trigo
está en
estremadura
Cañada 20 fanegas 25 fanegas
Juan Cardo 2 años - -
Honda de trigo de trigo
Sierra
Somera 35 fanegas
Sierra de trigo y
Pascual Hondonada, avena 25 fanegas 50
25 años 10 fanegas
Cardo en unas 7 fanegas de de trigo almudes
tierras que cebada
fueron de su
padre
Martín 2 años Masegosillo 12,5 fanegas 15 fanegas - -

774
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

García, hijo Alcovera de trigo de trigo


de Pascual
García
40 fanegas
Juan Caja, Otro tanto,
La de trigo, dos 15 fanegas
hijo de 3 años - pero no se
Halconera más o dos de trigo
Hernán Caja acuerda
menos
51 fanegas
La 36 fanegas de trigo, 40 fanegas
Martín Pérez 4 años -
Halconera de trigo tres más o de trigo
tres menos
500 fanegas
de todo pan
Sierra 100 fanegas
(No tiene
Somera de trigo, diez
300 memoria para
Sierra más o menos
fanegas de declarar
Hondonera, 40 fanegas
trigo, quánto cogió
Pedro en unas de cebada
cebada y cada año de
Sánchez de la 45 años tierras de su 45 fanegas -
centeno, trigo e çevada
Iglesia padre y su de avena,
quarenta e çenteno e
abuelo, y çinco más o
más o avena, saluo
otras que menos
menos que se
conpró por 40 fanegas
acuerda que a
sus dineros de centeno
cogido mucha
cantidad)
200
fanegas de
75 fanegas 100 fanegas
trigo
Juan Malo de La de trigo de trigo
5 años 30 fanegas -
Piqueras Mogorrita 25 fanegas 30 fanegas
de cebada
de cebada de otro pan
6 fanegas
de avena
7 fanegas de
25 fanegas
Diego de La trigo
2 años de trigo - -
¿Minacamo? Mogorrita 7 fanegas de
cebada
53,5
fanegas de
Cañadas del
trigo (6
Resillo 15 fanegas
eran de su
Cañada del de trigo 20 fanegas
Juan Alonso 7 años criado -
Cubillo 5 fanegas de de trigo
Mateo
(Sierra cebada
Navarro,
Somera)
vecino de
Priego)
5,5 fanegas 6,5 fanegas 14 fanegas
Miguel Coto 3 años Casa Pesca -
de trigo de trigo de trigo
Juan
- - - - - -
Rodríguez

775
LOS ESTADOS SEÑORIALES

La
Mogorrita,
viniendo
con Martín
Ginés de la
2 años López de 9,5 fanegas 15 fanegas - -
Hoz
Arteaga y
Mateo
Fernández
de Pìqueras
14 fanegas
60
Martín Sierra de trigo
2 años almudes - -
Belinchón Hondonera 20 fanegas
de trigo
de cebada
60 fanegas
Cañada del de trigo
Francisco de Cubillo 30 fanegas
20 años - - -
San Miguel (Sierra de cebada
Somera) 23 fanegas
de centeno
100 fanegas
de trigo
Pedro Sierra de los 10 fanegas
3 años - - -
Cañizares Canales de cebada
10 fanegas
de centeno
70
45 fanegas
almudes
Juan de la Sierra de los de trigo 35 almudes
5 años de trigo -
Fuente Canales 4 fanegas de de trigo
5 almudes
cebada
de cebada
Martín de Sierra de los 20 fanegas 20 fanegas 20 fanegas 20 fanegas
5 años
Cañizares Canales de trigo de trigo de trigo de trigo
57
40 fanegas
Fernán 37 almudes
Sierra de los de trgio
Martínez de 3 años almudes de trigo -
Canales 2,5 fanegas
Lagunaseca de trigo 5 almudes
de cebada
de cebada
60 fanegas 180
de trigo almudes
100
Sebastián La 20 fanegas de trigo
3 años almudes -
Lozano Halconera de cebada 20
de trigo
30 fanegas almudes
de avena de cebada
80
Sierra 12 fanegas
Diego Caja 2 años almudes - -
Hondonera de trigo
de trigo
34 fanegas 34 fanegas 34 fanegas
Juan
La de trigo de trigo de trigo
Rodríguez el 3 años -
Halconera 8,5 fanegas 8,5 fanegas 8,5 fanegas
Viejo
de avena de avena de avena

776
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

La 55 fanegas
Aparicio 150 90
Mogorrita de trigo
Sánchez 3 años almudes almudes -
Las Villas 20 fanegas
Cava de trigo de trigo
Nuevas de cebada
Vive hace un
año en
Pascual Tragacete y
- - - - -
Gómez nunca labró ni
rompió la
Sierra
La
Mogorrita,
38 almudes
en tierras
Martín López de trigo 70 fanegas
8 o 9 años que heredó - -
de Arteaga 33 fanegas de todo pan
de Alonso
de cebada
López, su
tío
Juan de Peña el 4,5 fanegas
1 año - - -
Mariana Halcón de trigo
La
Mogorrita, 100 fanegas 60 o 70
en de trigo fanegas de
200
Pascual de heredades 25 fanegas trigo y de
20 años - fanegas de
Piqueras de su padre de cebada todo pan,
todo pan
Pedro 8 fanegas de antes menos e
Fernández avena no más
de Piqueras
10 fanegas
de trigo
Juan Lozano
4 años La Molatilla - 20-30 - -
el Mozo
fanegas de
cebada
Bartolomé Sierra 20 fanegas
1 año - - -
Díaz Somera de trigo
35 fanegas
Miguel de de trigo 40 fanegas 30 fanegas
40 años Las Huesas -
Molina 13 fanegas de trigo de trigo
de centeno
Sierra
Somera, en
unas tierras
Benito 23 fanegas 40 fanegas
2 años de Juan - -
Bermejo de trigo de trigo
Martínez
Bermejo, su
padre
Miguel de la Cañada del 30 fanegas 10 fanegas
4 años - -
Hoz Cubillo de trigo de trigo
Ginés de Cañada del 12,5 fanegas 25 fanegas
3 años Otro tanto -
Lagunaseca Cubillo de trigo de trigo

777
LOS ESTADOS SEÑORIALES

5 fanegas de 7-8 fanegas


centeno de centeno
Cañada del
Cubillo, en
una tierra 25 fanegas
Martín que compró de trigo Poco más o
25 años - -
Husero de Juan 10 fanegas menos
Rebollo, de cebada
vecino de
Huélamo
140 fanegas
Cañada del
de trigo 150
Juan de San Cubillo, en
15 años 60 fanegas fanegas de - Otro tanto
Miguel tierras de
de cebada y todo pan
familiares
centeno
27 fanegas
Poco más o
de trigo
menos el resto
Martín de Cañada del 20 fanegas
20 años - - de años de
San Miguel Cubillo de cebada
seis años a
7 fanegas de
esta parte
centeno
Nicolás 25 fanegas
Sánchez, hijo Cañada del de trigo
20 años - - -
de Nicolás Cubillo 15 fanegas
Sánchez de cebada
Ha labrado en
vida de su Heredades 27 fanegas
Pedro Ruiz - - -
padre Pedro familiares de trigo
Ruiz
Bartolomé de Sierra 30 fanegas 40 fanegas 30 fanegas
3 años -
Ávila Halconera de trigo de trigo de trigo
Sierra
Juan Dávila,
Hondonera 18 fanegas 7 fanegas
hijo de Juan 2 años - -
Sierra de trigo de trigo
Dávila
Halconera
30 fanegas
Sancho de trigo No sabe otros
30 años Mojón del ¿? - -
Lozano 10 fanegas años
de cebada
Aparicio el Sierra 30 fanegas
10-11 años - - -
Herrero Somera de trigo
10 fanegas
Collado del
Juan López de trigo
1 año Vallejo - - -
de Arteaga 11 fanegas
Hacegoso
de avena
400 haces de
trigo poco
Pedro Sierra
20 años más o menos, - - Otro tanto
Mayoral Somera
e los truxo a
trillar a la

778
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

dicha villa e
que podía
aver en los
dichos 415
fanegas de
trigo
60 fanegas
Marco Los de trigo
6 años - - -
Mayoral Barrancos 5 fanegas de
cebada
30 fanegas
de trigo de
Miguel
Sierra 20 almudes
Sánchez 15 años - - -
Hondonera que sembró
Vaquerizo
10 fanegas
de avena
Sierra 30 fanegas
Pedro Tinajas 6 años - - Otro tanto
Hondonera de trigo
Sierra
Somera 10 fanegas
Juan Zapata 1 año - - -
Cañada del de trigo
Cubillo
Pedro Los 15 fanegas 20 fanegas
10 años - -
Martínez Barrancos de trigo de trigo
8 fanegas de 8 almudes
Ginés Núñez 2 años Las Huesas - -
trigo de trigo
Francisca
No cogió
López, mujer 5 fanegas de
2 años La Sierra ni sembró - -
de Mateo trigo
en la Sierra
Lozano
10 fanegas
Miguel Sierra de trigo 5 almudes
6 años - -
López Somera 2 fanegas de de trigo
cebada
30 fanegas
Nicolás Sierra de trigo
50 años - - Otro tanto
Sánchez Somera 15 fanegas
de cebada
Pascual
García, en
nombre de 17 fanegas 17 fanegas
2 años Masegosilla - -
Miguel de de trigo de trigo
Jaca, su
yerno
50 fanegas
Juan Martín Veguillas de de trigo 40 fanegas
6 años - -
de la Cuesta Tajo 15 fanegas de trigo
de cebada
Martín de la 4 años Sierra 17,5 fanegas 10 fanegas 10 fanegas -

779
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Cava Hondonera de trigo de trigo de trigo


25 fanegas
10 años, que
Juan de 22 fanegas de trigo
labraba unos - - -
Cañaveras de avena 50 fanegas
años y otros no
de avena
Sierra
Otros años
Sebastián de Somera 15 fanegas 8 fanegas
5 años - menos, muy
la Puerta Fuente el de trigo de trigo
poca cosa
Buitre
Alonso Cañada 13 fanegas
6 años - - -
Lozano ¿Migadalid? de trigo
Sancho Las 10 fanegas 9 almudes
2 años - -
Lozano Malarillas de trigo de trigo
60 fanegas
de trigo
15,5
Francisco Sierra 5 fanegas
5 años fanegas de - -
Marcheno Hondonera avena
avena
5 fanegas
cebada
20 fanegas
Senda de trigo
Bonilla, 7 fanegas de 8 fanegas
Bartolomé de camino de cebada de trigo
2 años
Arcas los 3 fanegas de 4 fanegas
Taberneros avena de cebada
Las Huesas 6 fanegas de
escanda
Cogió junto
a Bartolomé
de Arcas, su
Senda
suegro, e no
Bonilla,
le dio ello
Martín de camino de
2 años syno algún
Soria los
trigo que le
Taberneros
dio para
Las Huesas
comer e no
sabe la
cantidad
Sierra 40 fanegas 40 fanegas 40 fanegas
Pedro Somera de trigo de trigo de trigo
3 años -
Regajero La 10 fanegas 10 fanegas 10 fanegas
Halconera de cebada de cebada de cebada
27,5 fanegas 40 fanegas 40 fanegas
de trigo de trigo de trigo
30 fanegas
Perucho La 30 fanegas 30 fanegas 30 fanegas
6 años de trigo
Agustín Halconera de cebada de cebada de cebada
10 fanegas 6 fanegas 6 fanegas
de avena de avena de avena
Cristóbal de La 20 fanegas 25 fanegas
10 años - -
La Poveda Mogorrita de trigo de trigo

780
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Sierra
Somera
Sierra
Hondonera
Juan de Sierra de los 20 fanegas 31 fanegas
2 años - -
Almonacid Canales de trigo de trigo
50 fanegas
de trigo,
Los çinco más,
Pedro Pintor 6 años - - -
Barrancos çinco menos
10 fanegas
de cebada
6 fanegas de
Catalina,
trigo
mujer de 6 años Las Huesas - - -
7,5 fanegas
Jerónimo
de cebada
Catalina
Martínez,
mujer de
Pedro de Sierra de los 15 fanegas
- - - -
Cañizares, ya Canales de trigo
defunto, y su
hijo Pedro
Cañizares
3 almudes,
pero que no lo
segó porque
lo comió Juan
malo de
Alonso La
- Tordesillas - - -
Martínez Halconera
con su
ganado e a
esta causa no
cogió pan
ninguno
350 fanegas
de trigo
La 50 fanegas
Gonzalo Caja 3 años - - -
Halconera de cebada y
avena, çinco
más o menos
25 fanegas
de trigo
Francisco de Sierra de los 20 fanegas
- - - -
Cañizares Canales de avena
10 fanegas
de centeno
Juliana, Sierra de los 9 fanegas de
3 años - - -
mujer de Canales trigo

781
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Atanasio de
Escalera
Miguel
Sierra de los 15 fanegas
Martínez de 1 año - - -
Canales de trigo
Poyatos
Isabel, mujer
de Pedro
Martínez de
Carboneras, Sierra 5 fanegas de
1 año - - -
en nombre de Somera trigo
su marido,
porque estaba
en estremo
Sierra 35 fanegas
30 fanegas
Pedro de Somera de trigo
6 años de todo - -
Lagunaseca La 8 fanegas de
pan
Mogorrita cebada
20
Pedro de la Cañada de 9 fanegas de
2 años almudes - -
Cava las Pequeras trigo
de trigo
Sierra 200 fanegas
Esteban Hondonera de trigo
4 años Algo menos - -
Sánchez Los 15 fanegas
Masegosos de cebada
Francisco de
Las Villas 8 fanegas de
Villapedroch 1 año - - -
Nuevas trigo
e
La
Mogorrita,
Juan de en una tierra 15 fanegas 6 fanegas
- - -
Provencio que arrendó de trigo de trigo
de Pedro de
Piqueras
Los 50 fanegas
Fernán Cava 4 años - - -
Barrancos de trigo
Juan Caja, 22 fanegas
yerno de La de cebada 22
1 año - - -
Pedro de la Halconera fanegas de
Iglesia avena
Juana, mujer Sembró pero
Cañada 10 fanegas
de Miguel 2 años lo comieron - -
Mediana de trigo
Martínez los ganados
Su hijo Juan
Martín gregorio ha Sierra 13 fanegas
- - -
Gregorio labrado 2 Canales de trigo
años
Antón 12 fanegas
1 año - - - -
Justiano de trigo
Andrés Sierra 50 fanegas
2 años - - -
Sánchez Hondonera de trigo

782
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Regajero
Pedro
Templado,
en nombre Las Huesas 12 fanegas
1 año - - -
de Juan El Vasallo de trigo
Sánchez de
Las Majadas
Juan López Los 100 fanegas
- - - -
de Arteaga Masegosos de trigo

En la villa de Uña fue presentada una provisión de la reina por Francisco

Hernández, procurador del sexmo de Villanueva de Alcorón, en la que se

mandaba derribar las casas, los pajares y los edificios que existían en la Sierra y

que se hicieran de cal y canto los mojones entre la Sierra y los lugares de

señorío, para lo que ordenaba ejecutar las penas508. Se realizó un nuevo apeo

entre las zonas limítrofes de la Sierra de Cuenca y Uña, ejecutado por el

licenciado Pedro de León, en la zona conocida como la Umbría, colindante con

el río Júcar509. Finalmente, se hizo un apeo entre Cuenca y el término de

508 Uña, 9 febrero 1510, AGS, Consejo Real, leg. 628, doc. 17, 2.º, fols. 8r-9v. El juez
pesquisidor Pedro de León se encontraba presente en la lectura de la provisión real,
que estaba fechada en Valladolid, el 18 de enero de 1510. Las penas, que ascendían a
500.000 mrs. según la culpa que cada uno tuviera, se repartían en tres partes: un tercio
para el acusador, fuera el denunciante caballero de la sierra u otra cualquier persona,
un tercio para los propios de Cuenca y un tercio para el juez que la sentenciara.
509 Los dichos apeadores pusieron un mojón de cal e de canto pasado la puente la Loba,
donde comienzan los caminos, e siguiendo por la derecera adelante se ficieron dos mojoes
de piedra y tierra, y comenzando a subir una cuesta por su derecera fallaron debajo de
un tormo redondo un mojón antiguo de piedras. E de aquí fueron a dar al dicho tormo
redondo que está frontero de otro tormo grande, y encima de dicho tormo redondo se
puso un mojón de piedras. Y de allí adelante va al galaejo de la peña alar y va el dicho
mojón por encima de la cingla de las peñas altas, quedando la Sierra a mano izquierda
fasta juntar con el otro mojón dentre los dichos caminos cuesta arriba, encima de vado
Masegosillo. E de aquí el dicho juez y los dichos apeadores vinieron a la dicha villa de
Uña y fueron el camino real adelante que va de Uña a Cuenca e a Buenache fasta donde
dicen el Palancarejo, donde se fijó un mojón de cal e de canto, cavo un rubialejo. Y de

783
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Beamud, en el que se renovó un mojón que estaba al cabo del Prado Ciervo,

junto al camino de Valdemeca, en la ladera del cerro Los Llanos, e de aquí fueron

aquí fueron más abajo, y en par del dicho mojón fallaron otro mojón de piedras y lo
renovaron. Y hiendo por la derecera abajo, fallaron otro mojón antiguo de piedra, acerca
de un pino grande que tenía una cruz, el cual dicho pino estaba cortado, y renovaron el
dicho mojón. Y hiendo por el dicho Palancarejo abajo fallaron otro mojón entre un pino e
un sauce, el cual se renovó de piedras, en el cual dicho pino se ficieron dos cruces. Y por
el dicho Palancarejo abajo fueron renovando mojones fasta entrar en el Bujedal,
quedando el camino que va de Valdecabras a la Magadalena a mano izquierda, y allí
fallaron un mojón de piedras, el cual se renovó. Y hiendo por el dicho Bujedal abajo a la
traviesa de los Valbujosos, se falló otro mojón, el cual se renovó. Y pasando los dichos
Valbujosos, en un lado cavo una encina, otro mojón ante del mojón de entre el prado Los
Santos y el Torillejo. Y hiendo más adelante, a ojo de el prado Los Santos y el Torillejo,
fallaron otro mojón de piedras cavo una sabina vieja, y lo renovaron de piedras. Y junto
con el camino de los Peguerinos y se renovó otro mojón de piedras. Y desde aquí fueron
a otro mojón que el amojonamiento antiguo dice del Torillejo y quedaba fecha una cruz
en una encina, la cual se halló cortada, y en el tronco de ella estaban piedras como de
mojón, el cual fue renovado de tierra y de piedras. Y fueron renovando mojones, de
mojón en mojón, hasta el haza que el amojonamiento antiguo dice de Lope Sánchez de
Olivares, que agora labra Alonso Perayle, vecino de la dicha villa, que le cupó por
suerte, donde estaba un mojón, el cual fue renovado. Y hiendo por la dicha haza que va a
dar al río, en la ondonera de ella se renovó otro mojón. De ay fueron derecho arriba fasta
en como [sic] de Valdemasegosillo, donde se hizo otro mojón de piedra, y para ver el
dicho río de Júcar fueron a dar a la fuente que solía haber de Christóval Molinero, donde
dijeron acababa la dehesa de los Bueyes, donde estaban muchas piedras antiguas que
parecían mojón, y allí ficieron un mojón de cal e de canto. Y de aquí fueron renovando
mojones adonde dicen el Villarejo Masegosillo, y de allí dijeron iba el dicho camino a
una peña en que está an la cingla de las peñas someras debajo de la Peña Somera, donde
dice la Peña Fondida o Peña Foradada, y allí dijeron que se acababan los mojones de la
dicha Sierra y de la dicha villa de Uña. Después de lo cual el dicho juez Pedro de León,
habiéndose ofrecido duda sobre diferentes mojones del término de la dicha villa de Uña,
por la parte donde dicen la Ombría, recibió información de cinco testigos para averiguar
la verdad,

Uña, 11 abril 1510, AMC, leg. 861, exp. 4, fols. 1r-3r.

784
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

renouando mojones la Humbría ayuso fasta llegar a una orilla del haza de Gil Sáiz,

veçino de Beamud, el cual tenía quitado de la dicha Sierra cabo de quince pasos510.

510 AMC, leg. 118, exp. 1. Las personas que hicieron el apeo fueron Martín Muñoz,
alcalde de Beamud, y Gil de Las Majadas y Francisco Molinero, regidores del lugar.

785
LOS ESTADOS SEÑORIALES

10.2.8 Otros pleitos por usurpación de términos en 1517

El concejo de Cuenca tenía demandas contra vecinos de Uña, Priego,

Valdecabras y Villalba sobre términos que tenían entrados que no se pudieron

determinar en el tiempo estimado por estar ocupado el juez en otros pleitos.

En 1517 comenzaron las diligencias por parte del licenciado Fernando de

Salaya para restituir a Poveda de la Sierra terrenos ocupados por Beteta, villa

perteneciente al señor Luis Carrillo de Albornoz, y sus lugares de Cueva del

Hierro y Valtablado. Se reintegró lo usurpado —un término en Majada

Portilla— y se hizo mojonera. Beteta también había sido acusada de mudar los

mojones y ocupar a la ciudad de Cuenca y al lugar de Fuertescusa un pedazo de

término en Peña Blanca, Fuente del Avellano y Ceñajo de la Graja. Debido al

cierre del término de Valdecabras y al impedimento del acceso a los ganados de

los vecinos de Cuenca y su tierra, a cuyo suelo estaba adscrito, Luis Carrillo de

Albornoz, doña Inés Barrientos y el concejo de Valdecabras fueron

demandados; además, el mencionado concejo tenía ocupado un pedazo en la

Sierra, la Rada del Oso, y había sembrado ciertas partes511.

También estaba pendiente poner pleito al lugar de Olmeda de la Cuesta

—que era de Diego Hurtado— por unos términos que ocupó a Perales, aldea de

la ciudad, y a Villarejo del Espartal en el barranco del Judío, además de un

pedazo de monte. La villa de Uña había ocupado, igualmente, un terreno de la

Sierra denominado la Dehesa de Umbría del molino de Las Majadas.

Finalmente, también había quejas de los vecinos de Villanueva de Alcorón512.

511 Jerónimo LÓPEZ-SALAZAR PÉREZ, “Poderosos y adehesamientos en Castilla La


Nueva durante el reinado del Emperador”, ob. cit., p. 413.
512 El juez Fernando de Salaya había salido el 2 de julio de la villa de Madrid y llegó a la
ciudad de Cuenca el 6 de julio en la noche, Madrid, 26 mayo y 2 julio 1517, AMC, leg. 59,

786
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Tanto Diego Hurtado de Mendoza como Luis Carrillo de Albornoz fueron

requeridos por el juez para acogerse a determinar nuevas mojoneras entre los

límites de Uña y Cuenca y Beteta y Poveda, respectivamente.

En los años sucesivos se reiteraron las solicitudes de la ciudad para que

se cumplieran sentencias ya emitidas sobre la prohibición de labrar, roturar y

adehesar la Sierra. La villa de Priego pleiteó durante décadas su derecho a

disfrutar de los aprovechamientos comunales de Cuenca, como se observa en

una demanda de 1519 contra el conde presentada en la Chancillería de

Granada, durante cuyo proceso los vecinos demandados alegaron que la ciudad

aplicaba las ordenanzas en odio hacia ellos. Entre 1524 y 1525 se repitieron las

ocupaciones de bienes comunales: Luis Carrillo cerró y arrendó el término de

Valdecabras, cuyos vecinos ocuparon parte de un término entre Torralba,

Albalate y Villar de Domingo García; Diego Hurtado ocupó la dehesa del Hoyo,

junto al Palancar de Torrepineda, y los vecinos de su villa de Uña ocuparon un

pedazo de la Sierra, llamado Garcinarejos; el marqués de Moya ocupó el

término de Enguídanos e hizo una dehesa; el concejo de La Ventosa, lugar de

Gutierre de Sandoval, ocupó parte del término de Villarejo del Espartal y

despoblado de Fuentes Buenas.

Un juez determinó el secuestro del pan cosechado por roturaciones

ilegales en la Sierra y ordenó entregarlo a Cuenca. Los concejos implicados eran

en su mayoría de jurisdicción señorial, aunque pertenecían al suelo de la

ciudad: Uña, Tragacete, Poyatos, Huélamo, Las Majadas, Beteta, Fuertescusa,

Villaba, Valdecasas y Buenache. Cuenca y los concejos —representados por el

exp. 9. Olmeda de la Cuesta también delimitó sus términos con Villarejo del Espartal,
Madrid, 11 noviembre 1516, ibidem. Asimismo se exponía que Iniesta, Paracuellos,
Beteta, Olmeda y Priego realizaban ocupaciones de términos de la ciudad de Cuenca
desde hacía 30 años.

787
LOS ESTADOS SEÑORIALES

mayordomo de Diego Hurtado de Mendoza— llegaron a un acuerdo sobre la

forma de pago del pan513.

513 Jerónimo LÓPEZ-SALAZAR PÉREZ, “Poderosos y adehesamientos en Castilla La


Nueva durante el reinado del Emperador”, ob. cit., pp. 414 y 424-425.

788
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

10.2.9 El pleito de Villanueva de Alcorón contra Diego

Hurtado de Mendoza (1521-1522)

Como hemos tenido ocasión de comprobar, a principios del siglo XVI se

dejó de labrar la Sierra de Cuenca por quel pasto se quitava para los ganados con la

labor de la Syerra. En la década de 1520 esta razón provocó largos pleitos entre

los habitantes del sexmo de Villanueva de Alcorón, situado al norte de la Sierra

de Cuenca, con los vasallos de señorío de Diego Hurtado de Mendoza514.

En el pleito que mantuvieron entre 1521 y 1522 el sexmo de Villanueva

de Alcorón y Diego Hurtado de Mendoza, la justicia utilizó el mismo

procedimiento que en conflictos anteriores de temática similar, la realización de

un cuestionario —en este caso una serie de once preguntas— a dos decenas de

testigos que vivían en las diferentes aldeas de la zona y en la ciudad de

Cuenca515. Los testimonios de los campesinos y pastores trataban de hacer ver

los beneficios que acarreaba la labor de la Sierra, tanto para la agricultura como

para la ganadería. Tras la correspondiente identificación del testigo —nombre,

lugar de residencia y edad— se realizaba el siguiente interrogatorio:

514 El sexmo de Villanueva de Alcorón se desgajó del sexmo de la Sierra en el siglo XVI.
515 AGS, Consejo Real, leg. 628, doc. 17, 1.º, fols. 2v-28v. Los testigos vecinos de La
Cierva fueron Alfonso de Guadalajara de 55 años, Miguel de Solera de 60 años, Juan
López de Noguera de 50 años y Alonso de Caballeros de 45 años; de Buenache eran
vecinos Miguel de Poyatos de 60 años, Pedro Muñoz de 55 o 60 años y Martín de
Noguera de 55 años; de Cuenca eran vecinos Álvaro del Castillo de más de 60 años,
Juan de las Casas de 50 años, Alonso Núñez de 50 años y Alonso de Talaya de 56 años;
de Fresneda de la Sierra eran vecinos Miguel Sánchez de Cuenca de 70 o 75 años,
Miguel Caballero de 55 años y Juan de Benito de 42 años; de Poyatos era vecino Sancho
Trillo de 55 años; de Beamud era vecino Juan de Ayala, mayoral de Jorge Flórez, de 48
años.

789
LOS ESTADOS SEÑORIALES

1º Si había visto u oído contar que los lugares de señorío y de realengo

labraban la Sierra de Cuenca, cuánto tiempo hacía que la Sierra había dejado de

labrarse, y si conocían por qué dejó de labrarse.

2º Si se pusieron en contra de la labor los sexmos de Arbeteta y

Villanueva de Alcorón.

3º Si conocen quién fue el responsable de que cesara dicha labor de la

Sierra y a quiénes lo había oído decir.

4º Si había visto labrar la Sierra o tenía experiencia como pastor o señor

de ganado.

5º Si conocía qué lugares del sexmo del Campo de Ribata comarcaban

con la Sierra y cuáles eran los lugares del sexmo de Villanueva de Alcorón.

6º Si tenía consciencia de qué lugares eran más cercanos a la Sierra, los

del sexmo del Campo o los de Villanueva y si había visto a vecinos de lugares

de señorío labrar la Sierra.

7º Si sabía qué zonas de la Sierra eran las que se labraban.

8º Si podría afirmar qué provecho obtenían los ganados y sus dueños tras

la labor de la Sierra.

9º Si conocía el precio que tenía la fanega de trigo antes y después de que

se dejara de labrar la Sierra.

10º Si sabía si eran más los lugares de señorío que los de realengo

quienes labraban en la Sierra.

11º ¿Por último, si pensaba que la justicia de Cuenca era suficiente para

resolver esta situación y castigar los delitos que se cometiesen en la dicha Sierra.

Los testimonios de los testigos, casi todos pastores y vecinos de las aldeas

de la Sierra de Cuenca, son muy similares y solo oscila la información en el

790
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

momento en que tratan de calibrar ciertas cantidades o enunciar los nombres de

las aldeas del sexmo de Villanueva de Alcorón. En líneas generales, los testigos

declararon que la labor de la Sierra siempre se había realizado —tanto lugares

de señorío como de realengo— y les parecía beneficiosa para la actividad

ganadera.

Alfonso de Guadalajara declaró que siempre había visto labrar la Sierra

de Cuenca y oyó decir a su padre e a sus mayores e más ançianos que tanto vecinos

de lugares de realengo como de señorío daban angostura a los ganados con la dicha

labor y por eso se contradezia que la dicha Syerra no se labrase. Miguel de Solera

siempre había visto labrar la Sierra a los lugares de señorío y de realengo fasta

en tanto que puede aver obra de diez años que se quitó la lavor e que oyó que lo fazían

los que se contradezían porquel pasto se quitava para los ganados con la lavor de la

Syerra. Juan López de Noguera se acuerda dende que era de seys años vio syenpre

labrar la Syerra, igual que en tiempos de sus padres y abuelos. Pedro Muñoz dijo

que su padre Juan Muñoz, vecino de Poyatos, tenía una heredad y casas en el

paraje de las Talayuelas y que, siendo Juan Hurtado señor de Poyatos, vio en la

Sierra unos pajares destruidos y que dezían que los avían quemado porque labravan

en la Syerra. Por esta labor los lugares de la Sierra de Cuenca no daban tributo

alguno a la ciudad. Algunos testigos manifestaron su contrariedad con los

lugares de señorío, ya que no era justo que no dieran algún propio o renta a la

ciudad de Cuenca por labrar en la Sierra, cuyos términos estaban destinados al

bien y pro común de la misma, y si no daban tributo no tenían buena voluntad al

bien de la república desta çibdad.

Los vecinos del sexmo de Arbeteta y Villanueva de Alcorón no se habían

opuesto a la labor de la Sierra hasta que se quitó hacía unos ocho o nueve años.

Algunos testigos oyeron decir que estas personas dejaron la dicha labor por

instigación de don Hurtado, vecino de Villanueva que tenía mucho ganado,

791
LOS ESTADOS SEÑORIALES

junto a Juan Sánchez Toledano, quien lo fazía por pasión que tenía de ver que la

Sierra se labrava. Pedro Muñoz dijo que fue por enemistades que tenía y no por

provecho, según oyó a los hijos de Pascual de Fuentes, que vivían en Carrascosa,

aldea del sexmo de Arbeteta. Miguel de Solera oyó decir a vecinos de Buenache

y La Cierva que dos regidores —Juan de Álvarez y García Hernández—, por hazer

mal a quien labrava la Sierra, avían ido a la corte sobre ello. Alonso de Talaya,

procurador síndico del ayuntamiento de Cuenca, había oído decir que

pretendían quitar la dicha lavor de la Sierra por faser daño a la tierra del señor Diego

Hurtado de Mendoça. Así, parece que don Hurtado se había puesto a contradecir

la labor por çiertos enojos y pasyones que tenía con los vecinos de Cuenca y no por

lo que tocaua a los ganados. Los señores de ganados de la ciudad de Cuenca y su

tierra apoyaban esta postura para impedir que los vasallos de señorío se

aprovecharan de la Sierra.

Varios testigos indicaban cómo del Campo de Ribatajada había lugares

que comarcaban con la Sierra conquense—Portilla, Villalba, Castillejo, Fresneda

y Ribata—, aunque normalmente no sabían cuáles eran los lugares del sexmo de

Villanueva de Alcorón ni si tenían mojones con la Sierra. Tampoco habían visto

contradecir la labor de la Sierra a los vecinos del Campo de Ribatajada ni sabían

el número de ganados que tenían un sexmo y otro. Los lugares de Buenache, La

Cierva, Villalba, Zarzuela, Arcos de la Sierra, Fresneda y Castillejo eran más

cercanos que los del sexmo de Villanueva de Alcorón, y en ellos había muchos

ganados que no contradecían la labor. Los habitantes del sexmo de Arbeteta

debieron emigrar al dejarse de labrar la Sierra.

Por su experiencia como pastores, los testigos declararon que para el

ganado era beneficioso no labrar más de lo que antiguamente se solía,

guardando las cosas defendadas y dejando libres los abrevaderos, los sesteros, los

aguaderos, las majadas, los pastos y las entradas para tomar las aguas. Durante

792
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

el tiempo del agostadero había pastos y salían de la Syerra pasado el agosto muy

mejores ganados que no salen después que se dexó de labrar. Los testigos razonaban

que en el tiempo en que se cerraban los términos —las once semanas vedadas

del agostadero— se podía ervajar e auitar ganados porque el pasto está guardado entre

los panes, y después de segados éstos hallaban mejor de comer en los rastrojos,

lindazos, entrepanes e medianiles. Si se dejaba de labrar la Sierra, cuando los

ganados iban a pastar el día de San Pedro y San Pablo —fecha en que se

cerraban los términos y existe mayor necesidad— no hallaban pasto, pues toda

la Sierra estaba hollada.

La labor de la Sierra producía provecho a los ganados y a sus dueños,

porque si no se labraba había muchos hatos de ganados perdidos por ella y

rebaños bueltos unos con otros e otros muchos malos recabdos, e vido que no se hazia

tan rotamente como después que se dexó de labrar. Los pastores antiguamente

guardaban mejor los ganados, por temor que no se comiesen los panes, pero

como no hay donde faser daño los pastores dejaban solos a los ganados con los

zagales. Si los ganados andaban sin pastor hacían buytrones y apartaderos, y antes

no se dexaba por guardar los panes los ganados solos. Además, en el monte habían

aparecido aliagas y espesuras, en las que se escondían lobos y raposas que

mataban atajos de ganados, como había sucedido una vez en el alto de Villarejo.

Los testigos habían visto hacer labores a vecinos de Buenache y de La

Cierva, que tenían términos pequeños y lo hacían por necesidad al no tener

aparejo ni tierra donde labrar, pues mientras se sembraban cereales en la Sierra los

vecinos de Buenache estavan ricos e avía muchos hatos de ganados e personas ricas,

pero después que se quitó la dicha labor no había los ganados que solía aver ni de

quatro partes vna e media en Buenache. Unos decían que Buenache tenía unas 3.000

o 4.000 cabezas de ganado y en aquel momento tenía poco y la gente se había

empobrecido y muchos vecinos habían emigrado después que se dexó de labrar.

793
LOS ESTADOS SEÑORIALES

Otros aseguraban que Buenache llegó a tener entre 12.000 y 15.000 cabezas —

según contó Miguel de Noguera cuando fue regidor de la villa— y después solo

tenían 3.000, y entre ellas se había pasado de 400 cabezas de vacuno a 200. Otro

testimonio hacía oscilar la cantidad de 15.000 o 20.000 cabezas de ganado hasta

7.000 u 8.000 cabezas en Buenache, cuyos vecinos han ydo a vivir a otras partes.

En la Sierra solo se labraban los montes, algaraces, espesuras, laderas y

algunas tierras rasas y que los ganados podían comer en algunos pedazos de

valles no labrados y otros por labrar, lo que no sucedía antes de que ençercasen.

No se quitaba el pasto de los ganados e incluso mejoraba su calidad, como es

syerra de pinares y aliagares, al romperse se hechan más pasto muy donzel e prouechoso.

Los valles y los prados no eran roturados, salvo algunos espacios donde había

pinar, pues la pinocha que caía de los pinos cubría el pasto, lo ahogaba y no lo

dejaba brotar; también se rompían muchas montañas de enebrales, sabinares y

zarzales. La tierra de los prados no valía para sembrar porque era fría y ácida, y

el pasto había aumentado al quitarse los montes y espesuras, ya que en los

labrados salían muy buenas brozas y yervas prouechosas para los ganados.

Según la mayoría de los testimonios, cuando se labraba la fanega de trigo

valía entre 80 y 100 mrs. —alguno declaró que costaba 60 mrs.— y que después

había llegado a valer diversos precios: habitualmente cuatro reales, 300 mrs. y

alcanzó incluso ocho, nueve y diez reales, y un ducado en 1521516. Otro testigo

decía que la fanega de trigo valía entre 100 y 110 mrs. cuando se labraba y llegó

a costar hasta cinco reales y 200 mrs. cuando no se hacía la labor. A causa de

esta carestía se habían deshecho algunos pastores y señores de ganados.

Los testigos dijeron que los vecinos de pueblos de señorío a quienes

habían visto labrar eran de Tragacete, Poyatos, Uña, Las Majadas, Beamud,

516 Aproximadamente, un real equivalía a 40-50 mrs. y un ducado equivalía a ocho


reales.

794
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

Huélamo y Valdecabras. También creían que eran más los lugares de realengo

los que solían o podían labrar en la Sierra, como Palomera, Buenache, La

Cierva, Arcos, Villalba, Fresneda y Castillejo. Algunos testigos no tenían claro si

Cañizares y Fuertescusa eran lugares de señorío o pertenecían a la ciudad y

podían labrar en la Sierra.

Por último, sobre la capacidad judicial de la ciudad de Cuenca para

actuar en los delitos que sucedían en la Sierra los testigos no tenían dudas. Solo

en algún caso se dice que los pastores y sus ganados eran maltratados por

aquellos que labraban la Sierra, quando entrauan a comer los panes y los echaban

fuera sin rigor y que incluso habían matado a un hombre sobre los daños que se

avían hecho en algunos panes.

Posteriormente, los monarcas mandaron al licenciado Pedro de Mercado,

justicia mayor del concejo de Cuenca, que ejecutara la sentencia en favor de la

Syerra para que no se labrase517. La provisión solicitada al corregidor para obtener

información sobre el provecho o el perjuicio que causaba la labor de la Sierra a

los ganados y a la propia ciudad arrojaba consideraciones favorables: si no se

labraban sesteros, magnaderos y majadas, el ganado y su dueño recibían gran

beneficio, porque con la labor se desenbaraça la tierra y se desmonta y roça, y lo que se

labra son espesuras, y laderas, y aliagares y montañas tan espesas donde los ganados

antes no podían entrar a paçer e comer. La sombra y la pinocha de los pinares

ahogaba la hierba, y solo si se labraba se producía pasto bueno, sano e donzel. Los

ganados no creaban atajos al ir sin pastores con el peligro de extraviarse y ser

devorado por alimañas y en tiempo del agostadero tenían qué comer. Además,

517 Cuenca, 28 noviembre 1522, AGS, Consejo Real, leg. 628, doc. 17, 1.º, fols. 28v-32r. En
la documentación se define la Sierra de Cuenca como vn gran parte de término e tierra la
qual es de la juridiçión y término desta çibdad.

795
LOS ESTADOS SEÑORIALES

con el desmonte de la Sierra los lobos y raposas no se acercaban a comer los

panes.

El montante económico de la actividad agrícola de la Sierra era muy

importante, pues diez años de dicha labor servía para dar en limosna a los

pobres que acudían al Arca de la Limosna de la Iglesia de Cuenca, donde

ordinariamente se daba pan ácido a unos 150 o 200 pobres. También era

considerable la carestía del pan y la pérdida notable de pastores mientras no se

sembraron cereales en la Sierra, por lo que se se estipuló que solamente paguen el

daño los que lo hizieren, syendo tasado por dos personas. Así no se perjudicaría a los

lugares de la tierra de Cuenca limítrofes a la Sierra.

Como una gran parte de la Sierra daba pastos amplios y existía

necesidad de labrar para muchos lugares y aldeas de la ciudad que comarcaban

con ella —más que lugares de señorío que también confinaban con la Sierra— y

eran los del suelo de la ciudad quienes podían disfrutar de pasto común, el

parecer definitivo de los monarcas era que solamente se labren en dicha Syerra,

pues es mucha cantidad la tierra della, las laderas y montes y espesuras e aliagares e

todo aquello que antiguamente se solía labrar, para obtener los beneficios

previamente señalados.

En este pleito Lope de Marquina, procurador de Diego Hurtado de

Mendoza, presentó una provisión del rey Carlos dada en Palencia en 1520 para

que se consultara en el Consejo Real junto a las escrituras aportadas por la

ciudad518, como las sentencias dadas en 1503 por el juez de términos Pedro de

Avilés contra Tragacete, Uña y Poyatos519. Villanueva de Alcorón se quejó del

518 AGS, Consejo Real, leg. 628, doc. 17, 3.º, fols. 1r-2r. La parte contraria alegó que esa
provisión se ganó en tiempo de la Comunidad.
519 El traslado de estas sentencias se efectuó en Cuenca, 20 agosto 1521, AGS, Consejo
Real, leg. 628, doc. 17, 3.º, fols. 3r-10r.

796
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

posible partidismo que podía traslucirse en la sentencia por los intereses

particulares de Diego Hurtado, como señor de vasallos y como guarda mayor de

la ciudad, por lo que solicitaron al Consejo Real una persona de conciencia y de

letras para ejecutar las sentencias favorables a Cuenca, porque según la parte que

tiene el dicho Diego Hurtado en la dicha ciudad por tocar esto a sus vasallos se cree que

no les hará brevemente justicia520.

520AGS, Consejo Real, leg. 26, doc. 3, cit. por Jerónimo LÓPEZ-SALAZAR PÉREZ,
“Poderosos y adehesamientos en Castilla La Nueva durante el reinado del
Emperador”, ob. cit., nota 24, p. 410.

797
LOS ESTADOS SEÑORIALES

10.3 ESTRATEGIAS DE LA NOBLEZA TERRITORIAL

Las estrategias empleadas por la nobleza conquense en la Sierra iban

destinadas a aumentar la plataforma de habitantes bajo su autoridad señorial,

por lo que ofrecían a sus vasallos protección y la exención parcial de tributos.

Los señores fueron extendiendo sus núcleos iniciales gracias a las concesiones

reales, las adquisiciones por compra, las uniones patrimoniales y, según hemos

visto, las usurpaciones sobre tierras y lugares de Huete y Cuenca.

La despoblación de la serranía conquense y su aprovechamiento

ganadero determinaron estas apropiaciones indebidas, que van asociadas

inherentemente al fenómeno de señorialización: la ocupación de tierras y el

adehesamiento conducía a la propiedad efectiva señorial. Los arrendamientos

de tierras logrados por presión para los vasallos de las aldeas limítrofes a la

Sierra, a la vez, reforzaban la situación jurisdiccional. Este nueva realidad

transformó la explotación comunal de estos términos, utilizados en adelante

para labores agrícolas individuales521. Para justificar la labranza de la Sierra los

vasallos de señorío invocaban este uso consuetudinario desde tiempo

inmemorial.

La ampliación de términos señoriales fue uno de los abusos más

generalizados y sencillos llevados a cabo por la nobleza territorial; para evitarlo,

la ciudad trataba de fijar los límites entre su tierra y los respectivos núcleos de

señorío. Estos amojonamientos no eran respetados en la práctica y se debían

521 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Marcos y formas de proyección..., ob. cit., pp.
150-151. La sustitución de los usos comunales en la Sierra de Cuenca es notoria a fines
del periodo medieval, donde la explotación forestal y ganadera se vio desplazada por
la práctica agrícola, protagonizada por los vasallos de los señoríos nobiliarios y
fomentada directamente por los señores, M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “Los
derechos sobre la tierra...”, ob. cit., pp. 29-50.

798
Intereses económicos en la Sierra:
La presión señorial sobre la tierra de Cuenca

repetir con cierta asiduidad por parte de las autoridades concejiles. Otra

práctica ventajosa, según hemos visto, fue el arrendamiento de dehesas y tierras

en la Sierra de Cuenca, por parte del concejo conquense, a miembros de la

nobleza señorial, o la prenda de ganados. Los beneficios económicos que

obtenían sus vasallos con la labor de la Sierra eran ostensibles, como muestran

las cifras de cereales recogidos anualmente en distintos parajes de la misma.

Es destacable el temor y respeto que infundían los miembros del linaje a

sus vasallos o los vecinos de las aldeas de Cuenca, quienes no podían impedir

los abusos y extorsiones y emigraban hacia la jurisdicción señorial; como

muestra expresamente la documentación, no podían resistir el poder de Diego

Hurtado e de sus villas522. Muchos de los testigos que participan en los

interrogatorios expresan su respeto hacia los nobles y algunos de ellos

declaraban que tenían por señor e por amigo a Juan Hurtado.

La nobleza territorial, en definitiva, pretendía ganar tierras en perjuicio

de la jurisdicción urbana de Cuenca, especialmente, lugar en el que han

quedado patentes sus intereses políticos, por lo que se plasma una dualidad

estratégica para alcanzar sus objetivos económicos y políticos. Entre los

testimonios de los vasallos de señorío y los vecinos de las aldeas conquenses se

puede colegir una interrelación entre las favorables coyunturas políticas del

concejo y los momentos de mayor permisividad para labrar la Sierra. En último

término, todos los casos analizados refuerzan la afirmación y consolidación de

la nobleza en esta comarca y muestran unos determinados mecanismos de

actuación —derribo de los mojones, dilatación de los pleitos con múltiples

recursos y alegaciones, connivencia con los oficiales concejiles, etc. — que les

522 AMC, leg. 46, exp. 2, cit. M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “La implantación de la
nobleza...”, ob. cit., nota 56, p. 129.

799
LOS ESTADOS SEÑORIALES

posibilitaban salir indemnes de la mayoría de actos fraudulentos y las

sentencias emitidas contra sus intereses.

800
IV

Conclusiones
CONCLUSIONES

El estudio de los linajes conquenses nos ha permitido observar cómo

evolucionó la nobleza territorial en este ámbito de la Castilla centro-oriental, el

obispado de Cuenca, durante la baja Edad Media, tanto en las relaciones de

poder con otras entidades políticas —Monarquía, concejos, Iglesia— como en la

proyección señorial desde sus dominios y la diversidad de sus intereses

económicos y patrimoniales. La expansión señorial que tuvo lugar en los siglos

XIV y XV contribuyeron al fortalecimiento del grupo social nobiliario en el reino

castellano, en un período de inestabilidad política casi constante propiciada por

las minorías de edad de los monarcas y los enfrentamientos militares.

Para el análisis de este espacio geográfico en el arco cronológico

propuesto nos encontramos con la entramada división jurídico-administrativa,

repartida en tierras de realengo, solariego y abadengo, vestigio del fenómeno

repoblador llevado a cabo por la monarquía en los siglos XII y XIII. Las primeras

estaban representadas, especialmente, por las ciudades de Cuenca y Huete y

sus respectivos alfoces, muy extensos y divididos en sexmos, y también por

otras villas situadas al sur del obispado como Alarcón, Iniesta y Moya (antes de

su concesión como marquesado). La presencia de instituciones eclesiásticas

como titulares de determinados lugares queda constatada por la importante

presencia de dominios de la orden de Santiago al oeste del obispado y por

algunas villas sujetas a la jurisdicción del obispo de Cuenca. La realidad

señorial en este marco, muy cambiante por los distintos factores políticos o

sociales de la época estudiada, ofrece un mosaico de dominios nobiliarios con

un núcleo central y un patrimonio más o menos disperso por las tierras del

obispado, conformado sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIV. En

especial, resulta muy interesante el análisis de la formación y organización de

los señoríos enclavados en la Sierra y las disputas jurisdiccionales acaecidas por

la pérdida de territorios sufrida por parte de los concejos de Huete y Cuenca,

que elevaron sus quejas a la Corona castellana en múltiples ocasiones.

803
CONCLUSIONES

La instauración de la nueva dinastía regia en Castilla supuso una

alteración ostensible del mapa jurisdiccional de la comarca analizada, ya que

Enrique II y los monarcas que le sucedieron realizaron numerosas concesiones

de villas y señoríos al grupo nobiliario para compensar sus servicios político-

militares. La enajenación del realengo a favor de la nobleza conquense constata

un fenómeno generalizado en el reino castellano: la donación regia de mercedes

territoriales como germen de los estados señoriales, que se consolidaron a

través de los mecanismos establecidos (mayorazgos, dotes, compra-ventas o

trueques). Además del favor regio, la intervención de otros factores, como las

alianzas matrimoniales, las presiones sobre otros linajes o sobre los concejos de

realengo y la tenencia de fortalezas ayudó a afianzar el régimen señorial en

grandes áreas del obispado de Cuenca. La presencia de esta incipiente nobleza

territorial provocó una serie de conflictos políticos y sociales con los grupos

urbanos que dirigían los asuntos concejiles.

Los estados señoriales más significativos que se consolidaron en la tierra

de Cuenca con la dinastía Trastámara castellana, sobre todo en el siglo XV,

fueron los de Albornoz, Cañete, Priego y Buendía, que ejercieron en su entorno

un influjo dominante sobre las estructuras políticas, sociales y económicas.

Otros señoríos conformados a lo largo de los siglos bajomedievales en el

obispado de Cuenca, de menor entidad territorial que los anteriormente

apuntados, fueron los de Torralba y Beteta, Valdecabras, Valverde, Buenache,

Montalbo o La Ventosa, además del marquesado de Moya, título concedido en

el período de los Reyes Católicos. La evolución de todos estos dominios

señoriales presenta características muy similares a las de otros señoríos

constituidos en la Castilla centro-oriental, como los de Tendilla o Cifuentes, en

el obispado de Sigüenza, con territorios homogéneos y vinculados a un linaje

804
CONCLUSIONES

nobiliario a través del mayorazgo1. La importancia estratégica de algunos de

ellos —Cañete y Moya, especialmente— es evidente por formar parte de la

frontera con el reino aragonés.

Por lo tanto, el análisis del poder acumulado por los distintos linajes se

ha efectuado desde una doble perspectiva, política y señorial, que nos ha

acercado a las distintas facetas vitales de sus integrantes a lo largo de los siglos

XIV y XV, pese a la inexistencia de un sólido yacimiento documental relativo a

los señoríos analizados, salvo en el caso del condado de Priego. En este sentido,

es asimismo destacable la disparidad y la dispersión de las fuentes manuscritas

utilizadas para la realización de esta investigación, ya que al valorarlas e

interpretarlas en su conjunto ofrecen un caudal de información considerable.

Las estimaciones globales del análisis de la actividad política y la

proyección señorial de los linajes conquenses se incardinan en las líneas

generales de actuación señaladas para la nobleza castellana por la historiografía

reciente. Su influencia poderosa en un marco geohistórico determinado, tanto

en la ciudad como en el señorío, tejió una trama de relaciones con las distintas

instancias de poder del reino, en las que primaron el fortalecimiento y

engrandecimiento político-económico de cada linaje. Éstos basaron su

organización en la cohesión y la proyección interna de los mismos, auspiciados

en su origen por la capacidad regia de ennoblecimiento (concesión de mercedes,

donaciones, oficios, etc.) e institucionalizados jurídicamente por la difusión del

mayorazgo, régimen sucesorio que garantizaba la conservación patrimonial de

la familia. Además, el progresivo enriquecimiento que se observa como nota

común en todos los linajes vino dado por su adaptación a las nuevas corrientes

económicas, especialmente en su vinculación al desarrollo ganadero como

1 Miren Begoña RIESCO DE ITURRI, Nobleza y señoríos en la Castilla Centro-Oriental en la


Baja Edad Media (siglos XIV y XV), Tesis doctoral inédita, Universidad Complutense,
Madrid, 1996.

805
CONCLUSIONES

fuente de ingreso, de gran repercusión e importancia para las tierras

conquenses.

La convergencia entre los intereses políticos de la monarquía y la nobleza

durante la baja Edad Media era palpable, no eran poderes excluyentes2. Los

señores de Cañete, por ejemplo, mantuvieron con la monarquía una doble

actuación: por un lado una colaboración política-militar permanente, en defensa

de los intereses regios durante los enfrentamientos civiles tan propicios del

siglo XV. Los Mendoza siempre hicieron gala de su “fino monarquismo”3

durante los reinados de Juan II, Enrique IV e Isabel I. Pero a la vez reivindicaron

su independencia en diversos actos de desobediencia hacia la corona, como

sucedió en la alianza de Diego Hurtado con los navarros y aragoneses a

mediados del siglo XV, en la posesión contra derecho de ciertas fortalezas o en

los múltiples abusos señoriales especialmente frente a la jurisdicción concejil.

No obstante, encontramos otros linajes conquenses abiertamente enfrentados a

la monarquía, en el contexto de algunos enfrentamientos civiles, como el caso

de Lope Vázquez de Acuña y su afiliación política al marqués de Villena y al

aduersario de Portogal, tal y como recoge la documentación en época de los

reinados de Enrique IV y de Isabel de Castilla, respectivamente.

La búsqueda del favor regio, logrado a través de las contribuciones

militares en la convulsa historia política de las centurias bajomedievales,

posibilitó el otorgamiento a algunos personajes nobiliarios destacados de

diferentes cargos y oficios cortesanos —Mayordomo mayor, Guarda mayor,

Ballestero mayor, Montero mayor, Halconero mayor, Maestresala, Copero

mayor, Oficial del cuchillo, Camarero mayor de las armas— y administrativos

—Alcalde mayor de los fijosdalgo, Alcalde entregador mayor de las mestas y

2 M.ª Concepción QUINTANILLA RASO, “La renovación nobiliaria...”, ob. cit., p. 266.
3 Luis SUÁREZ FERNÁNDEZ, Nobleza y monarquía..., ob. cit., p. 34.

806
CONCLUSIONES

cañadas, Adelantado de Cazorla, Consejero real— que incrementaron su

prestigio social, así como la tenencia de fortalezas —a veces, de forma

temporal— y la acumulación de dignidades como los títulos de condado

(Buendía, Priego) y marquesado (Cañete, Moya). Estas mercedes solían

recompensar determinados servicios prestados a la Corona, normalmente de

índole militar, y afianzaban el prestigio político que muchos de ellos ya habían

alcanzado en el ámbito cortesano. Los linajes asentados en el obispado de

Cuenca participaron en la lucha contra el reino de Granada con actuaciones

destacadas por las crónicas; también estuvieron involucrados en los principales

episodios bélicos de la lucha contra los infantes de Aragón, así como contra las

pretensiones portuguesas avaladas por el marqués de Villena, normalmente en

defensa de la legitimidad monárquica del momento, aunque el linaje Acuña

apoyara precisamente al partido nobiliario encabezado por los Pacheco frente a

las pretensiones de doña Isabel.

La preponderancia de la nobleza en el sistema político del siglo XV

quedaba constatada, además, con su presencia en las Cortes no ya como brazo

nobiliario, sino como representantes de los concejos en los que desarrollaban su

vida política. La nobleza territorial trató de influir en las designaciones de los

procuradores de Cuenca, otorgadas en múltiples ocasiones a personajes ligados

a sus clientelas. Así, los Hurtado de Mendoza delegaron varias veces este

privilegio en parientes o criados, pero en ocasiones eran los propios miembros

de los linajes quienes actuaban como procuradores conquenses, como Álvaro de

Albornoz o Gómez Carrillo de la Vega o Pedro Carrillo de Albornoz. En este

apartado, por último, hemos analizado la significativa reducción de juros que

afectó a la nobleza conquense en 1480, en una coyuntura política de la que la

institución monárquica salió fortalecida. Especialmente significativas fueron las

pérdidas de algunos grandes señores, como Juan Hurtado de Mendoza o Lope

Vázquez de Acuña, que apenas conservó el 18 por ciento, debido a su posición

807
CONCLUSIONES

antiisabelina en la guerra civil. No obstante, la vinculación y la colaboración de

la nobleza conquense con la institución monárquica permaneció intacta y su

posicionamiento político tampoco se vio alterado por las reducciones

económicas.

La posición de supremacía política y social de los Hurtado de Mendoza

en la ciudad de Cuenca, en consonancia con la proyección urbana de la nobleza

castellana, se debe sobre todo al desempeño —y patrimonialización— del cargo

de guarda mayor, cuya función directriz en el organigrama concejil ensombreció

la figura del corregidor, al menos hasta la época de los Reyes Católicos. De

incierto origen y nombramiento regio, este oficio tenía competencias judiciales,

económicas y fiscales, por lo que su figura emergía sobre los regidores en las

reuniones concejiles donde se dirimían los asuntos de la ciudad. Mediante este

cargo la monarquía podía efectuar a su antojo la política de acrecentamiento de

oficios, incumpliendo el ordenamiento dado por Fernando de Antequera. Esta

posición privilegiada en la cúspide del gobierno local se fortaleció aún más con

el ejercicio de otros oficios locales.

Las relaciones de poder entre los linajes de la nobleza territorial,

implantados también en el ámbito urbano, fueron especialmente conflictivas y

desembocaron en el desencadenamiento de luchas de bandos —fenómeno

endémico en otras muchas ciudades europeas del periodo bajomedieval— que

disputaban el control efectivo del gobierno de la ciudad. La documentación

concejil se hace eco de ellas y los enconados bandos partidarios de Diego

Hurtado de Mendoza y Lope Vázquez de Acuña en el primer cuarto del siglo

XV. Las alianzas clientelares entre unos linajes y otros fueron un reflejo local de

la inestabilidad existente en el reino castellano. En otro orden, las relaciones con

otros linajes fueron de amistad y colaboración por intereses patrimoniales,

como demuestran las estrategias matrimoniales destinadas a la fusión de los

808
CONCLUSIONES

miembros de la nobleza territorial de Cuenca. Los Mendoza, Acuña y Carrillo,

entre otros, lograron numerosos partidarios a los que protegían como acostados

aparte de su fiel pléyade de escuderos y criados. El análisis detallado de las

funciones administrativas, económicas, militares e, incluso, políticas que

realizaban los criados ha resultado muy esclarecedor para conocer la realidad

más cotidiana de la dimensión señorial y realzar la indispensabilidad de sus

servicios, compensados en numerosas disposiciones de los documentos

testamentarios de la nobleza conquense que hemos tenido ocasión de analizar.

Las estrategias familiares de la nobleza castellana bajomedieval abocaban

a unos hijos, normalmente los primogénitos, a la actividad política y militar,

mientras otros realizaban la carrera eclesiástica. Las hijas de los nobles

conquenses solían concertar matrimonios ventajosos con personajes de la

nobleza del entorno geográfico más cercano (Alcarria, Toledo) o también

ingresaban en órdenes religiosas como monjas. Los Hurtado de Mendoza

tuvieron alguna representación importante en el cabildo catedralicio conquense,

incluso uno de sus miembros, Juan Hurtado de Mendoza, fue propuesto como

obispo a la muerte de Lope de Barrientos. Como institución de gran peso

político, la Iglesia de Cuenca ostentó un significativo protagonismo en la vida

de la ciudad, como fue la lucha del susodicho prelado con el rebelado Diego

Hurtado de Mendoza a mediados del siglo XV.

La dimensión señorial es uno de los principales referentes de la

condición del grupo social nobiliario. El dominio de amplios territorios les

otorgaba mayor preeminencia social y poder económico. Durante la baja Edad

Media los estados señoriales castellanos están cada vez más definidos en sus

funciones gubernativas, judiciales, militares y fiscales. Su característica

intrínseca, la facultad jurisdiccional, definía el poder nobiliario señorial frente a

las esferas regia y concejil. La riqueza económica de los señoríos bajomedievales

809
CONCLUSIONES

radica en la diversidad de sus bases, que giraban en torno a la explotación de

sus propiedades y la participación en el comercio, los ingresos obtenidos por

sus derechos jurisdiccionales y los ingresos derivados de la hacienda regia, a

partir de los sueldos cortesanos o los ingresos por tercias y alcabalas. El estatus

social de los vecinos de los lugares de señorío del obispado de Cuenca era muy

similar, por su dedicación eminentemente agrícola y ganadera. La mayoría de

las villas de la comarca vieron con buenos ojos la entrada en la jurisdicción

señorial, agobiadas con las onerosas cargas fiscales que les imponía la

monarquía, por lo que no opusieron resistencia al dominio señorial. Los estados

señoriales conquenses se clasifican dentro de los señoríos jurisdiccionales que

abundaron en Castilla durante el siglo XV, en el que sus titulares ostentaban el

poder de juzgar a los vasallos de sus aldeas y obtener determinadas rentas y

beneficios de sus tierras. Los señores unían a su condición de propietarios de la

tierra el ejercicio de la jurisdicción y del poder regio. En nuestro estudio, hemos

seguido el análisis de las distintas esferas de la dimensión señorial aplicadas en

lo posible a cada caso.

El linaje de mayor relevancia en el ámbito conquense en época

bajomedieval fueron los Albornoz, cuya evolución fue analizada por Salvador

de Moxó. En el primer cuarto del siglo XIV Alfonso XI donó a García Álvarez de

Albornoz las villas de Torralba y Tragacete con sus castillos, junto a Poyatos,

Uña, Las Majadas, Beamud, Portilla, Valsalobre y Valdemeca. Después Álvar

García de Albornoz compró Beteta con sus siete aldeas a Leonor de Guzmán —

que la había recibido de Alfonso XI— y, por último, micer Gómez García

compró las villas del Infantado en 1371. Entre los derechos y facultades

jurisdiccionales y de gobierno los Albornoz disfrutaron del ejercicio de la

justicia en las villas, podían nombrar alcaldes, alguaciles, escribanos y otros

oficiales de justicia y del concejo; podían devengar tasas de las escribanías de

las villas y del propio ejercicio jurisdiccional; y podían obligar a los vecinos a

810
CONCLUSIONES

cumplir cartas y mandatos del señor. Posteriormente, el patrimonio de los

Albornoz quedó repartido entre los Mendoza y los Carrillo.

El patrimonio del estado señorial de Cañete se constituyó a lo largo del

siglo XV por tierras de Cuenca y la sucesión patrimonial del linaje perduró hasta

el siglo XVIII. La mayoría de las aldeas del señorío estaban enclavadas en la

Sierra de la ciudad, por cuyo aprovechamiento entraron en continuo conflicto

con las autoridades concejiles. Diego Hurtado de Mendoza contrajo matrimonio

a principios del siglo XV con Beatriz de Albornoz. Su hijo Luis Hurtado de

Albornoz heredó los lugares de Uña, Valdemeca, Carcelén, Montealegre,

Poyatos, Tragacete, La Cañada del Hoyo, Casa del Cardenal y los

heredamientos de Valera de Suso, Valera de Yuso, Ballesteros y Moya. Al

fallecer Luis sin descendencia, el patrimonio de los Albornoz lo heredó su padre

Diego Hurtado de Mendoza, quien, viudo de Beatriz de Albornoz, había casado

en segundas nupcias con Teresa de Guzmán. Ambos fundaron mayorazgo de la

Casa de Cañete en 1442, previa concesión del privilegio real; el beneficiario era

Juan Hurtado de Mendoza, hijo primogénito del matrimonio, y sus

descendientes. El mayorazgo estaba compuesto por Cañete y su fortaleza,

Poyatos, Tragacete, Valdemeca, Uña, Beamud y Olmeda de la Cuesta, con la

jurisdicción completa, todos los pechos y derechos, y las alquerías, salinas,

dehesas, tierras de pan llevar, montes y prados de sus términos. Además,

poseía otras propiedades en lugares más dispersos de la Sierra y la Mancha

conquense. Así, en Moya poseía casas, viñas, tierras de pan llevar y dehesas; en

Cuenca su morada habitual, con el horno y las casas cercanas y las tierras de

pan llevar; colindantes con el término de la ciudad, las Casas del Cardenal con

la heredad; finalmente, dehesas, viñas, huertas y tierras de pan llevar en Valera

de Suso, Valera de Yuso y Ballesteros, aldeas de la jurisdicción de Cuenca.

811
CONCLUSIONES

El mayorazgo original de los señores de Cañete asistió a diversas

alteraciones. La villa de Las Majadas, que había estado incluida en el

mayorazgo de los condes de Priego, pasó a poder de los Mendoza en la

segunda mitad del siglo XV. Juan Hurtado de Mendoza asignó como dote a su

hija doña María Manrique de Mendoza su villa de Las Majadas en 1470.

Posteriormente, Juan Hurtado obtuvo por compra las villas de Belmontejo y La

Parrilla, para lo que debió vender el censo de Ballesteros y una heredad en

Valera de Suso con la dehesa de Noguerón, pertenecientes al mayorazgo. En

una sentencia arbitral efectuada con su hijo Honorato en la que se instituyeron

las nuevas condiciones del mayorazgo, Juan Hurtado fue obligado a restituir a

su nuera doña Francisca de Silva su casamiento con Honorato de Mendoza. La

Cañada del Hoyo también fue incluida en 1485 en el mayorazgo, junto a su

fortaleza y la dehesa cercana a la villa y todos los maravedís de juro que estaban

en las alcabalas de La Cañada, Valdemeca, Uña y Tragacete, así como otros

bienes dispersos por el obispado de Cuenca. Para contrarrestar esta inclusión se

debió excluir del mayorazgo la villa de La Frontera y las casas y heredamientos

de Valera de Yuso, que habían sido adquiridos previamente por trueque con su

hermano Íñigo López de Mendoza y su mujer María Carrillo a cambio de

Beamud y las Casas del Cardenal, y dieron origen, posteriormente, al segundo

mayorazgo que creó Juan Hurtado. Las enajenaciones patrimoniales fueron un

fenómeno bastante general en el contexto castellano bajomedieval. El señor de

Cañete solicitó a los Reyes Católicos facultad para hacer otro mayorazgo no

principal, destinado a su hijo Luis Hurtado de Mendoza, tenido en su segundo

matrimonio con doña Elvira de Rabanal. Los monarcas accedieron a la petición

“por hacer merced y más memoria del linaje” y dieron su aprobación para

constituir un segundo mayorazgo con bienes, lugares y heredamientos que no

estaban incluidos en el primero: una casa y heredad en Valera de Yuso, así

como los lugares de Beamud y La Frontera con sus montes, términos, prados y

812
CONCLUSIONES

pastos. Luis Hurtado de Mendoza inició su propia línea sucesoria como señor

de La Frontera, aunque aún mantuvo varias disputas con su sobrino Diego

Hurtado de Mendoza, heredero del mayorazgo principal del linaje, sobre sus

prioridades sucesorias por ser hijo mayor de Juan Hurtado.

Los títulos otorgados a la nobleza se fundamentaban en los señoríos de

las villas sobre las que ejercían su autoridad jurisdiccional. Durante el reinado

de los Reyes Católicos Cañete alcanzó condición de marquesado, título

otorgado a Juan Hurtado de Mendoza en 1490, aunque no hay constancia

documental de este privilegio. Juan Hurtado de Mendoza obligó en 1497 las

villas de su mayorazgo —Poyatos, Uña y Tragacete— para las arras de su nieto,

Diego Hurtado de Mendoza, en su casamiento con Isabel de Cabrera, hija de los

marqueses de Moya, para lo cual solicitó la pertinente autorización regia. Los

avatares del Marquesado de Cañete retocaron parcialmente el patrimonio

existente desde la segunda mitad del siglo XV. Juan Hurtado de Mendoza

traspasó las villas de La Parrilla y Belmontejo —con su jurisdicción, señorío,

pechos y derechos correspondientes— en 1498 para la dote de su nieta María de

Mendoza. Durante los enfrentamientos nobiliarios que hubo en Cuenca en 1507,

Diego Hurtado de Mendoza perdió el señorío sobre las aldeas de La Parrilla,

Belmontejo, La Cañada, Tragacete y Poyatos, que fueron reincorporadas al

patrimonio real.

El señorío de Priego se conformó por la donación de Fernando IV a

Alfonso Ruiz Carrillo en 1298 y durante el siglo XIV, bajo la titularidad de

Fernán Carrillo, Montero mayor de la casa real, el patrimonio de la casa

aumentó con el señorío de la villa de Cañaveras y determinadas propiedades en

la tierra de Huete. Pedro Carrillo, Halconero mayor de Juan II, logró

asignaciones territoriales y económicas en la tierra de Cuenca. El matrimonio

entre su hija Teresa Carrillo y Diego Hurtado de Mendoza vinculó ambas líneas

813
CONCLUSIONES

nobiliarias y recibieron el título de Condes de Priego en 1465. El Condado

estaba integrado por las villas de Priego, Cañaveras, Villar del Saz de Don

Guillén y Castilnuevo, y su dimensión señorial integraba la obtención de rentas

territoriales por la explotación de sus propiedades, los tributos señoriales

(derechos solariegos, cargas vasalláticas, derechos correspondientes al gobierno

y administración, tasas derivadas del ejercicio de la justicia) y el ejercicio de la

fiscalidad extraseñorial. A lo largo del siglo XV, los titulares del estado señorial

debieron afrontar los debates de sus vasallos de Cañaveras en relación con las

obligaciones que les correspondían. Priego, con unos 400 vecinos pecheros, era

el señorío más poblado e importante del condado. Además de los tres núcleos

señoriales conquenses, existía otro en tierra de Molina que se mantuvo

vinculado al mayorazgo principal del linaje, Castilnuevo. Los Carrillo de

Mendoza adecuaron allí una política de asentamiento de vasallos solariegos,

sus renteros, y ejercieron derechos de gobierno y jurisdicción, cuestionados por

el concejo de Molina, como la instalación de la horca en 1494.

Entre las capacidades señoriales de los condes de Priego figuraba el

nombramiento de oficiales para las villas: regidores, alcaldes, alguacil (salvo

Villar del Saz), escribano público, mayordomo. El ejercicio del poder señorial

descansaba en el gobierno concejil, que podía intervenir en asuntos locales de

naturaleza económica (posesión de tierras y propiedades, gestión de algunos

pagos como la martiniega y percepción de multas o derechos señoriales) y

política (presentación de candidatos a ser nombrados oficiales por el señor,

capacidad par nombrar guardas de los montes que evitaran los usos indebidos,

tramitación de acuerdos entre señores y vasallos). Los habitantes de Priego

demostraron un decidido afán en limitar sus cargas y obligaciones, y lograron

la sujeción señorial a las normas comunes en ciertos usos económicos —como la

corta de leña en Villar del Saz o el pago de dinero por el uso de agua de la

acequia para regar sus huertas en Priego—, la imposibilidad de otorgar la

814
CONCLUSIONES

exención fiscal a gentes de su entorno inmediato salvo al mayordomo y la

obligación de compensar económicamente alguna de sus prestaciones. La

autoridad señorial, de cualquier forma, se superponía en sus villas como plenos

propietarios de inmuebles, casas, fortalezas y tierras. Los logros de los vasallos

en sus capacidades fueron conseguidos por compromisos que seguían a

prolongados enfrentamientos, originados por los abusos del poder señorial, que

desembocaron en repartos de poder. Esta estrategia señorial se destinaba a

desarrollar extremadamente sus poderes en combinación con un

comportamiento más condescendientes ante las protestas locales. Las

prestaciones satisfechas a cambio de un jornal suponen un ejemplo de esta

estrategia, que permitía a los señores contar con la mano de obra campesina en

cada momento y para cada tarea.

La política patrimonial del linaje Acuña se caracterizó por la contracción

paulatina de sus posesiones en la Alcarria y la dispersión señorial por los

territorios de los obispados de Sigüenza y Cuenca, originada por las sucesivas

concesiones territoriales de la monarquía que recayeron en distintos personajes

del linaje en esta comarca. Las villas de Buendía y Azañón fueron entregadas

por Enrique III a Lope Vázquez de Acuña en 1397, como reconocimiento a su

apoyo militar en la lucha contra los musulmanes. El título de condado fue

concedido por el infante Alfonso en 1465 y debió ser ratificado por don

Fernando y doña Isabel diez años después. El mayorazgo de Buendía fue

constituido por Lope Vázquez de Acuña y su mujer doña Teresa Carrillo de

Albornoz para su hijo primogénito, Pedro de Acuña, gracias a la facultad regia

otorgada en 1446. En él quedó incluida la villa de Buendía con su tierra y

vasallos, pechos, derechos, rentas y términos, prados, pastos, y jurisdicción y

justicia civil y criminal alta y baja y mero mixto imperio, y con todas las otras

cosas pertenecientes al señorío de la villa. Asimismo, unas casas en Buendía y la

parte que les pertenecía de las casas y heredades de Jabalera, Monforte y Portal

815
CONCLUSIONES

Rubio. A su vez, Teresa Carrillo de Albornoz estableció mayorazgo en su hijo

Pedro de Acuña y Albornoz, de su villa de Paredes, así como casas y heredades

en distintos términos de la jurisdicción de Huete.

El resto de linajes abordados en nuestro estudio presenta características

similares en la configuración y la evolución de sus respectivos señoríos

jurisdiccionales. El análisis de estos señoríos de menor entidad territorial

permite completar una visión de conjunto del panorama señorial en el obispado

de Cuenca. Conscientemente, algunos de estos señoríos no han sido analizados

en profundidad al existir estudios monográficos sobre ellos, caso de los

Valverde, Belmonte o Moya. En cambio, otros exponen el análisis de unos datos

y una documentación casi inéditos, como los de Torralba o La Ventosa. Todos

ellos presentan unas estrategias comunes destinadas a afianzar una fortuna

patrimonial por distintos cauces —intercambios, compra-ventas o cesiones— y

con unos intereses económicos orientados a la explotación de los recursos

naturales, fundamentalmente.centrados en la actividad agrícola y ganadera.

La administración de los señoríos es uno de los apartados en los que más

lagunas documentales hemos observado, por lo que ha resultado difícil

reconstruir cómo se organizaba y qué tipo de ingresos obtenía, ya que las

fuentes son mínimas y resultan parciales en muchos aspectos. En el siglo XV los

señoríos han unido a los derechos sobre la tierra la jurisdicción plena sobre sus

vasallos, a través de las consiguientes subrogaciones regias. Es relevante

apuntar en el capítulo de la fiscalidad cómo los miembros de la nobleza

conquense —otro rasgo evidente de la transformación nobiliaria preconizada

por Moxó— participaron en la adquisición de rentas procedentes de la

monarquía, sobre todo en las alcabalas de determinadas villas o en rentas de

Cuenca, durante el siglo XV. Los señores solían proceder al arrendamiento de

estas rentas a través de una subasta pública. La intervención de los nobles en la

816
CONCLUSIONES

fiscalidad regia mantenía unos cauces legales por vía de las mercedes, “tierras”,

sueldos y otros pagos, pero a veces los señores se apropiaban de rentas regias

mediante el arrendamiento o cometían determinados abusos y usurpaciones en

el marco señorial que dominaban. Las ventajas del sistema de arriendo para el

señor eran significativas: el arrendador mayor no recibía dinero, sino que se le

transferían las cantidades equivalentes asignadas por la hacienda regia al noble,

y así evitaba el arduo cobro. Además, existía una gran diferencia entre los

beneficios y la exigua cantidad que se entregaba a la Corona. Estas mercedes de

juros se solían asentar en las villas del señorío, lo que provocaba su posterior

apropiación total, o en villas cercanas al dominio como áreas de relevancia

económica en las que influir. Aparte de ello están las rentas e ingresos

tradicionales por los derechos jurisdiccionales sobre sus villas y las propiedades

(tierras, viñas, huertas, instalaciones, ganados). Otra fuente importante eran los

sueldos y asignaciones de la monarquía por la labor de sus cargos cortesanos y

actividades militares, así como el desempeño de los oficios locales.

Es difícil identificar la utilización exacta de los caudales económicos de

los linajes estudiados. Los ingresos en especie iban destinados a la manutención

de la familia señorial y su corte; si las cantidades de cereal, animales, aceite,

vino, etc., eran muy grandes podían dirigirlas a la comercialización. Los

ingresos en numerario se empleaban de forma diversa: en el mantenimiento

doméstico de la familia y sus servidores, en la reparación de las instalaciones,

en gastos concernientes a su posición política —acostamientos de sus gentes de

armas—, en la adquisición de nuevas tierras o villas, en la práctica del

mecenazgo —como la capilla de la catedral de Cuenca o la fundación de

capellanías—, etc. La administración de los bienes señoriales corría a cargo de

los mayordomos, que se ocupaban de efectuar en nombre del titular del señorío

las compra-ventas y los arrendamientos de tierras y propiedades, así como de

recaudar las rentas y tributos; la gestión del mayordomo era completada por la

817
CONCLUSIONES

tarea de cogedores, tesoreros, camareros o contadores, encargados de controlar

los movimientos en dinero y en especie de la hacienda señorial.

Dentro de la proyección señorial de los linajes, una de las secciones más

reveladoras ha sido la dedicada a los intereses económicos de la nobleza

territorial de Cuenca en la Sierra de la ciudad, que progresivamente fue

explotada por los vasallos de señorío en detrimento de los vecinos del concejo

conquense, que protestó en numerosas ocasiones ante las instituciones

monárquicas por estos atropellos jurisdiccionales. La orografía conquense

ofrecía importantes acicates al desarrollo ganadero, impulsado a raíz de la

creación de la Mesta. El arrendamiento de dehesas y terrenos de propios

supusieron una fuente de ingresos interesantes para el propio concejo y para los

particulares. La Sierra fue orientada en algunas ocasiones a la práctica de

cultivos por parte de las villas de señorío, lo que también era motivo de

enfrentamiento por el uso que se daba del monte.

La Sierra de Cuenca era una zona de escaso poblamiento con grandes

condiciones para la explotación ganadera y forestal, sometida

jurisdiccionalmente al gobierno de la ciudad. Los pastos comunales se

sometieron al control concejil para defender el territorio montañoso de los

señoríos vecinos y proteger las hierbas de consumos excesivos. En este punto

aparecieron los conflictos entre los vasallos de las villas señoriales, que

irrumpían en estas tierras ante la necesidad de sembrar cereales, y los

procuradores de los lugares de la Sierra bajo jurisdicción de la ciudad,

defensores del pastoreo por los intereses de los dueños de ganado. La nobleza

territorial, que de antiguo había practicado labranzas, mantuvo constantes

litigios con el concejo de Cuenca por el dominio efectivo de las zonas destinadas

al uso común de los vecinos. Éstos se quejaban de los perjuicios que les causaba

la labor cerealística de la Sierra, ya que no se pagaba el censo establecido y no

818
CONCLUSIONES

representaba ningún beneficio para el ganado, toda vez que los rastrojos

duraban poco y eran aprovechados por quienes sembraban los panes. Los

fenómenos de adehesamiento, apropiación indebida de términos y otros abusos

señoriales fueron muy habituales a lo largo del siglo XV. Para realizar estos

procesos de adehesamiento, la nobleza territorial contaba con la connivencia de

los caballeros de la sierra, que realizaban acuerdos ilegales con los señores y sus

villas. Son muy significativos, especialmente, los pleitos entablados contra los

vecinos de las villas de Poyatos, Tragacete y Uña, que nos han permitido

conocer con gran detalle sus causas y sus difíciles resoluciones.

La mayor parte de las actuaciones sobre el régimen de propiedad y el uso

de la tierra ocurrieron al margen de la política monárquica y favorecieron en el

siglo XV la consolidación del predominio aristocrático en el sistema social, por

su compra sistemática e inversión en la tierra4. Los abusos señoriales se

produjeron durante todo el siglo XV, consistente en la usurpación de tierras

comunales y de bienes de propios en el entorno de la serranía conquense, el

arrendamiento irregular de dehesas, las prendas de ganados, etc. Esta presión

de los pueblos de señorío sobre los recursos de la tierra —ganadería, labranza

de la tierra, leña— era incitada y defendida por los nobles titulares, que

aparecen en la documentación en continua disputa con la ciudad por estas

cuestiones. A los vasallos se les restringía el movimiento del campo hacia el

realengo. Las razones nobiliarias en defensa de estas prácticas estaban la

prolongación pleitos, el uso indiscriminado de la fuerza, el grado de

convencimiento social que suponía el prestigio y proximidad de su poder, las

solidaridades horizontales dentro de la categoría social de los poderosos.

4 Miguel Ángel LADERO QUESADA, “Política económica, restauración de la Hacienda y


gastos de la monarquía”, en Luis Suárez Fernández y José Ignacio Gutiérrez Nieto
(coords.), Las instituciones castellano-leonesas y portuguesas antes del Tratado de Tordesillas,
ob. cit., p. 80.

819
CONCLUSIONES

Las estrategias de los linajes analizados iban destinadas a aumentar la

plataforma de habitantes bajo su autoridad señorial, por lo que ofrecían a sus

vasallos protección y la exención parcial de tributos. Los señores fueron

extendiendo sus núcleos iniciales gracias a las concesiones reales, las

adquisiciones por compra, las uniones patrimoniales y, según hemos visto, las

usurpaciones sobre tierras y lugares de Huete y Cuenca. La despoblación de la

serranía conquense y su aprovechamiento ganadero determinaron estas

apropiaciones indebidas, que van asociadas inherentemente al fenómeno de

señorialización: la ocupación de tierras y el adehesamiento conducía a la

propiedad efectiva señorial. Los arrendamientos de tierras logrados por presión

para los vasallos de las aldeas limítrofes a la Sierra, a la vez, reforzaban esta

situación y transformaron la explotación comunal de estos términos, utilizados

en adelante para labores agrícolas individuales.

Por tanto, en la investigación propuesta ha quedado manifiesta esta

doble dimensión de los linajes conquenses, la política y la señorial. El caso de

los señores de Cañete puede servir como ejemplo paradigmático de la actuación

de la nobleza castellana: una proyección señorial restringida en su mayor parte

al ámbito local de la tierra de Cuenca y una presencia significativa en el fluir

político del reino castellano, con el desempeño de determinadas funciones y

cargos, ambas imbricadas en una ventajosa posición desarrollada dentro de la

política urbana y el afianzamiento gradual de un patrimonio económico

considerable. En definitiva, la aristocracia señorial del siglo XV distinguió las

formas tradicionales de gestión de sus dominios —basadas en la propiedad de

la tierra— de los nuevos modelos de participación de la riqueza y la fiscalidad,

como el ejercicio de la jurisdicción, la obtención de cargos y salarios a costa de

la hacienda regia, la integración en nuevas actividades económicas o los

beneficios de los enfrentamientos bélicos, dentro del engranaje político y

administrativo que atisba el nacimiento del Estado moderno.

820
CONCLUSIONES

La nobleza trastámara, en palabras de Suárez Fernández, pasó a ser una

forma de gobernar, hacia dentro, puesto que cada señor administraba su estado

jurisdiccional correspondiente, y hacia fuera, al auxiliar la nobleza en conjunto

al rey en sus funciones políticas5. No obstante, el profesor Julio Valdeón nos

recuerda que el estudio de un señorío medieval es un trabajo inconcluso, ya que

apenas se

“analizan sus orígenes y primeros pasos, o lo que es lo mismo comenzar

el camino, abandonándolo cuando los señoríos ya estaban plenamente

consolidados […]. El ideal sería estudiar los señoríos desde su

nacimiento, en los tiempos medievales, hasta su extinción, en el siglo

XIX”6.

Es el peaje que debemos pagar por la artificial compartimentación de la historia

en etapas cronológicas, aunque esperemos que en el futuro pueda ofrecerse un

estudio global de la evolución de los linajes y señoríos conquenses sin cesuras

epistemológicas y académicas, a veces insalvables también por la premisa

tiempo.

5 Luis SUÁREZ FERNÁNDEZ, “Papel de la nobleza en la Historia de España”, Medievo


Hispano. Estudios in memoriam del Prof. Derek W. Lomax, ob. cit., p. 365.
6 Julio VALDEÓN BARUQUE, “Señoríos y nobleza en la Baja Edad Media. (El ejemplo de
la Corona de Castilla)”, Les senyories medievals. Una visió sobre les formes del poder feudal.
Revista d´Història Medieval, 8 (1997), p. 23.

821
V

Planos, mapas y figuras


PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Plano 1. Recinto urbano de Cuenca en el siglo XV

Julio GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Repoblación de Castilla la Nueva, Madrid, 1976 (Adaptación)

825
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Plano 2. La villa de Cañete en el siglo XV

Miguel ROMERO SÁIZ, Cañete: historia y leyenda, Cuenca, 1985 (Adaptación)

827
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Plano 3. El aprovechamiento comunal de la Sierra de Cuenca

Joaquín Saúl GARCÍA MARCHANTE, Economía forestal del Ayuntamiento de Cuenca, Cuenca, 1985

829
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Mapa 1. Los sexmos de la tierra de Cuenca en el siglo XV

Joaquín Saúl GARCÍA MARCHANTE, Economía forestal del Ayuntamiento de Cuenca, Cuenca, 1985

(Adaptación)

831
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Mapa 2. Los señoríos del obispado de Cuenca en el siglo XV

833
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Mapa 3. El señorío jurisdiccional de los Albornoz en el siglo XIV

Salvador de MOXÓ, “Los Albornoz. La elevación de un linaje y su expansión dominical en el siglo

XIV”, en El Cardenal Albornoz y el Colegio de España, Zaragoza, 1972 (Adaptación)

835
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Mapa 4. El señorío jurisdiccional de Cañete en el siglo XV

837
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Mapa 5. El señorío jurisdiccional de Priego en el siglo XV

839
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Mapa 6. El señorío jurisdiccional de Buendía en el siglo XV

841
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Gómez García de Aza

Fernán Gómez de Albornoz

Pedro Fernández

Fernán Pérez

Álvaro Fernández

García Álvarez
V señor de Albornoz († ca. 1328)
∞ Teresa de Luna

Alvar García Fernán Gómez Gil de Albornoz Fernando de Albornoz


VI señor de Albornoz († 1374) Cardenal († 1367)
∞ Teresa Rodríguez

Teresa de Albornoz Micer Gómez Alvar Gómez Urraca Gómez


∞ Juan Martínez VII señor de Albornoz († 1380) el Mozo de Albornoz
de Luna ∞ Teresa Rodríguez Señor de Utiel ∞ Gómez
y Beteta († 1385) Carrillo
Álvaro de Luna
Señor de Jubera y Álvaro Carrillo
Cornago Juan de Albornoz ∞ Teresa de
VIII señor de Albornoz († 1387) Mendoza
∞ Constanza de Castilla
Álvaro de Luna Gómez Carrillo
Condestable Señor de Torralba
de Castilla María de Albornoz Beatriz de Albornoz y Beteta, X señor
(† 1453) IX señora de Albornoz ∞ Diego Hurtado de Albornoz
(† 1440) de Mendoza ∞ Teresa de
∞ Enrique de Villena Señor de Cañete Toledo

Luis Hurtado de Pedro Carrillo


Albornoz († 1431) XI señor de Albornoz
∞ Mencía de Mendoza

Luis Carrillo de Albornoz


XII señor de Albornoz
∞ Inés de Barrientos

Figura 1. Cuadro genealógico de los Albornoz y Carrillo de Albornoz,

señores de Albornoz, en los siglos XIV y XV

843
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Juan Hurtado de Mendoza


I señor de Almazán († 1426)
∞ María de Castilla

Ruy Díaz de Mendoza Juan Hurtado de Mendoza Diego Hurtado de Mendoza


I señor de Cañete († ca. 1454)
∞ Beatriz de Albornoz

Luis Hurtado de Mendoza


(† ca. 1431)

∞ Teresa de Guzmán († 1443)

Juan Hurtado de Mendoza Íñigo López Beatriz Juana María


II señor de Cañete († 1505) de Mendoza de Guzmán de Mendoza de Mendoza
∞ Inés Manrique

Honorato de Mendoza María Manrique Francisco de Mendoza


(† 1489)
∞ Francisca de Silva

Juan Hurtado Diego Hurtado Rodrigo Pedro García Francisco


de Mendoza de Mendoza Manrique González Manrique de Mendoza
(† 1489) I marqués de Mendoza de Mendoza de Mendoza
de Cañete
(† 1542)
∞ Isabel María Inés Juana Teresa
de Bobadilla de Mendoza de Mendoza de Mendoza de Mendoza

Andrés Hurtado de Mendoza


II marqués de Cañete († 1560)

∞ Elvira Ravanal

Luis Hurtado de Mendoza


I señor de La Frontera

Figura 2. Cuadro genealógico de los Hurtado de Mendoza,

señores de Cañete, en el siglo XV

845
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Alfonso Ruiz Carrillo


I señor de Priego (ca. 1298)

Alfonso Carrillo
II señor de Priego (ca. 1310)

Juan Ruiz Carrillo


III señor de Priego (ca. 1341)

Fernán Carrillo
IV señor de Priego y Cañaveras (ca. 1371)
∞ Teresa García Meneses

Pedro Carrillo Gómez Carrillo Constanza Carrillo Juan Carrillo


de Huete
V señor de Priego y Cañaveras (ca. 1407)
∞ Guiomar de Sotomayor

Teresa Carrillo
VI señora de Priego (ca. 1448)
∞ Diego Hurtado de Mendoza
I conde de Priego (1465)

Pedro Carrillo de Mendoza Iñigo López de Mendoza


II conde de Priego (ca. 1476)
∞ María de Quiñones

Diego Hurtado Fernando Hurtado Beatriz


Carrillo de Mendoza de Mendoza de Mendoza Manuel
III conde de Priego
(ca. 1490)
∞ Guiomar de Mendoza

Luis Carrillo de Mendoza


IV conde de Priego (ca. 1506)

Figura 3. Cuadro genealógico de los Carrillo,

señores de Priego, en el siglo XV

847
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Lope Vázquez de Acuña


I señor de Buendía y Azañón († ?)
∞ Teresa Carrillo de Albornoz

Pedro Leonor Gómez Alonso Carrillo Lope Vázquez Hernando Pedro Vázquez
de Acuña de Acuña Carrillo de Acuña de Acuña Albornoz de Acuña
I conde de Buendía († ca. 1465) II señor de Azañón
∞ Inés de Herrera ∞ Leonor de Aragón
∞ María de Mendoza

Lope Vázquez Fernando Luis Teresa


de Acuña Acuña Acuña Acuña Lope Beatriz María Teresa
II conde de Buendía († 1505) de Acuña
∞ Inés Enríquez III señor de Azañón
∞ María de Contreras
Alonso Pedro María Leonor
Carrillo Acuña Acuña Acuña

Juan de Acuña Pedro de Acuña Fadrique Teresa Inés Leonor


III conde de Buendía († ca. 1510) IV conde de Buendía de Acuña de Acuña Enríquez de Acuña
∞ María Padilla

Catalina de Acuña

Figura 4. Cuadro genealógico de los Acuña,

condes de Buendía y señores de Azañón, en el siglo XV

849
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Martín Ruiz de Alarcón


Caballero de Alarcón
Propietario de Valverde y Talayuelas
∞ Francisca Fernández de Villodre

Fernán Ruiz de Alarcón


Caballero de Alarcón (1375-1388)
Propietario de Valverde y Talayuelas
∞ Elvira Ruiz de Castilblanque

Martín Ruiz de Alarcón Garci Ruiz Pedro Ruiz Alvar Ruiz


(† ca. 1451) de Alarcón de Alarcón de Alarcón
Señor de Valverde, Talayuelas Señor de Buenache
y Veguilla de las Truchas
∞ Francisca Fernández de Villodre

Lope de Alarcón Juan Fernán María Alonso Constanza,


(† ca. 1472) Carrillo Ruiz Carrillo de Alarcón Teresa,
Señor de Valverde, ∞ Pedro Pedro,
Talayuelas, Veguilla, Coello Martín
Hontecillas, Albaladejo y Zafra
∞ Constanza Barba

Diego de Alarcón Pedro Ruiz Martín Catalina Guiomar María Juan Carrillo
Señor de Valverde, de Alarcón de Alarcón de Alarcón de Alarcón Carrillo de Alarcón
Talayuelas, Veguilla († ca. 1485) ∞ Pedro de ∞ Esteban
y Hontecillas Señor de Alarcón Coello
∞ Leonor Guzmán Valverde
Carrillo ∞ María
Quesada

Francisca Ruiz de Alarcón Jorge Ruiz de Alarcón


Señora de Valverde Señor de Valverde,
Talayuelas, Hontecillas Talayuelas, Hontecillas
y Veguilla y Veguilla
∞ Antonio Fonseca

Pedro Ruiz de Alarcón

Figura 5. Cuadro genealógico de los Alarcón,

señores de Valverde, en los siglos XIV y XV

851
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

Alonso Ruiz de Sandoval

I señor de La Ventosa (en 1340 por sus servicios en Tarifa)


∞ Constanza Fernández de Ceballos

Gutierre Díaz de Sandoval

II señor de La Ventosa
∞ María de Toledo

Juan de Sandoval

III señor de La Ventosa (fundó mayorazgo en 1407)


∞ Juana de Meneses

Gutierre de Sandoval

IV señor de La Ventosa (guarda mayor de Huete)


∞ Blanca Coello

Alejo de Sandoval

V señor de La Ventosa (guarda mayor de Huete)


∞ María Portocarrero

Gutierre de Sandoval

VI señor de La Ventosa

Figura 6. Cuadro genealógico de los Sandoval,

señores de La Ventosa, en los siglos XIV y XV

853
PLANOS, MAPAS Y FIGURAS

REY

GUARDA
MAYOR
REGIDORES

ESCRIBANO

ALCALDES ALGUACIL

ALMOTACÉN ALMOJARIFE

PROCURADOR
MAYORDOMO LETRADO SÍNDICO

FIELES DE CABALLEROS
CABALLEROS DE LA SIERRA
DE LA SIERRA

COLLACIONES

Figura 7. Organigrama de los oficios del concejo de Cuenca


Yolanda GUERRERO NAVARRETE y José M.ª SÁNCHEZ BENITO, Cuenca en la baja Edad Media: un

sistema de poder urbano, Cuenca, 1994

855
VI

Apéndice Documental
APÉNDICE DOCUMENTAL

- 1417, octubre, 28, Cuenca.

Respuesta de Diego Hurtado de Mendoza, Montero mayor de

Juan II, a las peticiones de la ciudad de Cuenca respecto a los

enfrentamientos con Lope Vázquez de Acuña.

(AMC, leg. 185, exp. 2, fols. 5r-9v)

Respuesta dada por Diego Furtado de Mendoça, montero mayor de nuestro

sennor el Rey, a çiertos artículos a my presentados e proposiçión fecha de parte de

la çibdat, por los honrrados don Martín Lópes de Frías, thesorero de la eglesia de

Cuenca, e por Fernándes de Çahorejas, regidor de la dicha çibdat.

En respondiendo al primero artyculo que comiença “primeramente, etc.”,

digo que quanto es en mí, yo nunca he tenido ni tengo debate alguno contra Lope

Vásques, ni asin él de buena rasón lo deue tener contra mí. E él es hun buen

cauallero e mi conpadre, e yo no siento por qué rasón deua auer tales debates entre

él e mí, por sy algunos han sydo entre mi gente e la suya esto non es de nueuo de

cresçer contiendas e debates entre la gente de los sennores e caualleros quanto más

estando dentro // [fol. 5v] de vna çibdat e yo absente. E estos tales debates e

contiendas donde a la çibdat plugere de lançar della las personas que en este caso

son sospechosas por beuir e se allegar así a Gómes Carrillo como a Lope Vásques e

a otros caualleros de la tierra e dellos resçebir acostamiento o tierra, de las quales

personas antes de agora e ahún agora de presente han recresçido siçania e

discordia antes que pas, ahún que la predican, ahún creo que las tales personas e

cada una dellas llámanse regidores, alcalldes e alguasil contra derecho e

ordenaçiones, e contra así del noble sennor Rey don Enrrique de la buena

859
APÉNDICE DOCUMENTAL

memoria, como eso mesmo del Rey don Ferrando su hermano, a ordenaçión fecha e

publicada por los ofiçiales de la çibdat, la qual todo es mandado guardar por carta

de nuestro sennor el Rey don Johan, la qual (mos)tró Garçi Áluares de Albornos,

en que se contiene que ningúnt acostado o que tierra o sueldo aya de qual quier

sennor poderoso que biua en la çibdat o obispado de Cuenca. E eso mesmo que

ningúnt coronado non pueda ser regidor nin alcallde nin alguasil nin auer otro

ofiçio alguno en la dicha çibdat. E eso mesmo por non auer guardado la ley del

fuero de la çibdat en que fabla de la manera que deue guardar en mantener cauallo

la persona que ha de ser resçebida en las suertes. E lo que más fuerte es e más

peligroso delas, e ni más delos que juramento fisieron delo así guardar e conplir, e

non lo guardaron nin cunplieron, mas antes expresamente han seydo contra el

juramento por ellos fecho, incurriendo en penas de perjuros e de infamias. Así

estos tales, así do tales ofiçios que de derecho non pueden auer nin dellos usar por

la çibdat, dellos fueren lançados e en su lugar otras personas llanas e sin sospecha

puestas. Yo esto presto quanto es en mí, non perjudicando a la juridiçión real de lo

poner en buena voluntad de la çibdat, que se faga justiçia de los malfechores. E

Dios sea testigo que my entençión sienpre fue // [fol. 6r] e aún es de bien beuir e

llanamaente vsar sin debate e contienda alguna a seruiçio de Dios e de mi sennor

el Rey e honrra e pro común de la çibdat.

Iten al segundo que comiença “iten que sepan, etc.”, digo lo que dicho he.

Iten al terçero que comiença “otrosí que si por aventura, etc.”, digo que mi

entençión sienpre fue e aún es e será de guardar todo, sienpre los mandamientos

de mi sennor el Rey e por ninguna manera non yr contra ellos, antes de todo en

todo los conplir e guardar como sienpre fise. E esto presto de faser como su natural

por que al término pasado de su mandamiento a mí fecho, a mí será forçado de yr

en pas e en sonsiego de la çibdat a visitar mi posada e mi fasienda, e en ella beuir a

seruiçio de Dios e del Rey e honrra e pro común de la çibdat. E para esto faser e

860
APÉNDICE DOCUMENTAL

conplir yo non so tenudo de faser otro pleito e omenaje saluo guardar e conplir el

mandamiento por mi sennor el Rey a mí fecho, e mandar lo guardar a los míos,

quanto en mi fuere, ca fasta el día de oy non se fallará de verdat que por mí nin

por cosas mías sea quebrantado ningúnd de los mandamientos por mi sennor el

Rey a mí mandados guardar, como se puede fallar ser quebranatados por otras

personas. Por esto dexo yo para su logar a lo mostrar en tienpo e ante quien deua e

pueda de derecho.

Iten al quarto que comiença ”otrosí que entrara, etc.“, al qual respondo e

digo como dicho he e en la respuesta del terçero artículo, por que quando ouiere de

entrar en la çibdat que es mi entençión de entrar en estado que cunpla a mi

honrra, conuiene a saber con mis escuderos que biuen conmigo y biuen de mi

sueldo, e tierra e acostamiento, e comen continuamente pan en mis manteles e non

con gente allegadisa nin enprestada nin con tal gente // [fol. 6v] que por ello se

pueda leuantar alboroço en la çibdat, por que dello se pueda seguir deseruiçio a

Dios e al Rey e danno a la çibdat, antes me ofresco que si algúno de los tales que

conmigo fuere roydo o escándalo boluieren o fisieren cosa que sea deseruiçio del

Rey o escándalo de la çibdat, que esto presto de ser del tal alguasil e prender le e

entregar le a la justiçia llanamente de la çibdat, cunpliendo la çibdat e poniendo

por obra lo por mí pedido en la mi respuesta dada al primero artyculo.

E esto con reuerençia de la çibdat como persona que auía estado e honrra de

la çibdat, do por respuesta así a lo ynpuesto e dicho por los sobre dichos

mensajeros como a los sobre dichos artyculos a mí presentados en nonbre de la

çibdat como dicho he. Lo qual pido de noblesa e de bondad requiero a vos, los

sennores conçejo, caualleros, escuderos, ofiçiales, omes buenos que administrando

justiçia como sodes tenudos para las rasones suso dichas que los plega por seruiçio

de Dios e de nuestro sennor el Rey e pro común desa çibdat, que pongades en

861
APÉNDICE DOCUMENTAL

execuçión lo por mí de suso pedido, pues de derecho a ello sodes tenudos, e yo esto

presto de conplir e guardar todo lo por mí dicho.

E por quanto de presente yo esto absente de la çibdat e esto aquí en la villa

de alcoçer, logar de mi sennora donna Costança de Villena, donde me fue

presentado e dicho todo los sobre dicho por los dichos mensajeros ante Loys

Fernándes de Alcoçer, notario de la dicha mi sennora, por ante el qual yo eso

mesmo do esta mi respuesta firmada de mi nonbre e a mayor ahondamiento pido e

requiero al dicho notario presente que me lo dé todo lo vno e lo otro por testimonio

signado de su signo e a los presentes que sean dello testigos para guarda de mi

derecho // [fol. 7r] por lo mostrar si nesçesario fuere a nuestro sennor el Rey e a

los del su Consejo. Diego Furtado.

E yo, el sobre dicho Luys Ferrnándes de Alcoçer, notario de la dicha mi

sennora donna Costança de Villena, en toda su tierra por mandado e ruego del

dicho sennor Diego Furtado, lo firmé de mi nonbre. Luys Ferrnándes.

E luego paresçieron y presentes en el dicho conçejo los honrrados Juan

Gómes de Frómesta, camarero del sennor obispo e canónigo en la dicha eglesia de

Cuenca, e Áluar Gonçáles de la Torre, vesino de la dicha çibdat, e presentaron vna

carta çerrada que disía en el sobre escripto a los honrrados el conçejo, caualleros,

escuderos, ofiçiales, omes buenos de la çibdat de Cuenca, por Lope Vásques de

Cunna. E por mí, dicho escriuano, abierta disía asy:

Conçejo, caualleros e escuderos, ofiçiales e omes buenos de la çibdat de

Cuenca, yo Lope Vásques de Cunna me vos enbío encomendar como aquellos por

quien de grado farían todas las cosas que a vuestra honrra cunpliesen. Fago vos

saber que resçebí vuestra carta de creençia a mí dada de vuestra parte por el

honrrado Juan Gómes, camarero, e Áluar Gonçales de la Torre, vuestro vesino. A

862
APÉNDICE DOCUMENTAL

la dicha creençia entendida yo les respondy breuemente por quanto al tienpo fue

tan apresurado por la mi partida que non pude estar con ellos saluo hun poco a la

noche e por ende, sennores, vos pido de graçia que sy alguna cosa fallaste açerca de

la respuesta que me querades perdonar fasta mi tornada, que será muy breue sy

Dios quisiere. E sennores, plega vos que sean creydos de lo que vos dixieren de my

parte, e la Santa Trenydat vos aya en su guarda. Fecha a veinte e quatro días de

otubre. Lope Vásques. //

[fol. 7v] E después desto en la dicha çibdat de Cuenca, lunes primero día

del mes de nouienbre e del sobre dicho anno del sennor de mill e quatroçientos e

dies e siete annos, en las casas de los ayuntamientos, syendo juntados el conçejo,

caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos de la dicha çibdat, e conçejo a bos de

pregón segúnt que lo han e vso e de costunbre de se juntar, e estando y presenytes

los honrrados Garçi Áluares de Albornos, guarda mayor de la dicha çibdat e de su

tierra por nuestro sennor el Rey, e Juan Ferrándes de Valera, e Diego Sánches

Donnes e Juan Yánnes de Caruajal, regidores, e Garçi Sánches Donnes, alcallde

ordinario, e Alfón Lópes de Podaca, alguaçil, e Diego Ruys, bachiller, e Sancho

Garçi de Molina e Diego Ferrándes de Molina e Áluar Gómes e Alfón Lópes de

Molina e Ruy Ponçe de Éçija e Ferrand Sánches de Huepte e Miguell Ferrándes de

Valdecabras e Pero Garçi de Aluaçete e otros muchos quantos y quisieron yr, e en

presençia de mí, Johan Sánches de Sarrión, escriuano público de la dicha çibdat e

de los testigos yuso escriptos, el dicho conçejo ordenaron e mandaron e otorgaron

esta carta e esta respuesta e creençias que se siguen:

Diego Furtado, el conçejo e caualleros, escuderos, regidores, ofiçiales e

omes buenos de la çibdat de Cuenca, vos enbiamos mucho saludar commo aquel en

quien de grado faríamos todas las cosas que a honrra vuestra fuesen. Fasemos vos

saber que por nuestros mensageros, el thesorero e Pero Ferrándes de Çahorejas,

que a vos auíamos enbiado, ouiemos respuesta a aquella entendida acordamos de

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APÉNDICE DOCUMENTAL

vos enbiar desir nuestra entençión sobrella con el bachiller Diego Ruys, nuestro

mensagero, el qual lieua en escripto auténtyco la dicha respuesta e aliende della

satisfacción // [fol. 8r] rasonable a algunos que uos que nos fue dado a entender e

de la çibdat teníades. Por ende rogamos vos pues que nos ponemos por caminos de

egualdat e de justiçia querades sueltamente poner todos estos fechos en mano de la

çibdat segúnt Lope Vásques ha fecho syn condiçión alguna, para que podamos

quales quier debates que entre vos e él sean o puedan ser egualar e concordar. E

esto mesmo entre omes vuestros e los suyos, ca de nos confiar pas tomamos este

crago que lo faremos egual e justificadamente syn vandería alguna como cunple a

seruiçio de nuestro sennor el Rey e prouecho común desta çibdat. E guardaremos

las honrras de cada vno de uosotros buscando las mejores vías e maneras más

amigables que para esto fallar pudiésemos. E en esto fasedes grand perjuysio al

dicho sennor Rey e cosa que nosotros vos agradeseremos mucho, e por que seremos

más obligados a las cosas que a vuestra honrra cunpliesen e tenga vos en su

guarda el espíritu santo. Escripta primero día de nouienbre.

El conçejo, caualleros, escuderos e regidores e ofiçiales e omes buenos de la

çibdat de Cuenca, vista la respuesta en capítulos fecho por Diego Furtado de

Mendoça, montero mayor de nuestro sennor el Rey, e entendido que toda la fuerça

della está entre primero capítulo e los otros se refieren a él, por satisfaser a todos

responde al primero en esta manera que la çibdat non sabe que algunos regidores

lieuen acostamiento de algunas personas contra las leyes en esta rrasón ordenadas

nin saben que alcalldes nin alguasil sean coronados nin ayan entrado en guerras,

los quales podían faser, segúnt dise el dicho capítulo primero, que si el dicho Diego

Furtado sabe por otra parte las dichas cosas o alguna dellas que çertifique dello a

la çibdat, e syendo acusados por derecho ante jues conpetente los // [fol. 8v] tales

ofiçiales e syendo prouado por prueuas legítimas e justas sin sospecha segura que

se requiere por derecho, todos somos acordados que, prouado como dicho es que

864
APÉNDICE DOCUMENTAL

salgan de los ofiçios los que non deuidamente contra las dichas leyes los touieren

los dichos ofiçios, e ahún que sean punidos segúnt las dichas leyes mandan, e en

quanto atanne a la sospecha de esto después que sy él ha sospecha de algunos desta

çibdat que los nonbre e luego asignaremos otras personas buenas e sin sospecha a

cada vna de las partes que en nonbre de la çibdat ayan algo de faser, tractar e

acabar la egualança, concordia e abenençia entre los suso dichos, que en la mano

de la çibdat llanamente lo pusieren. Et demás desto, en público conçejo, estos así

asignados asegurarán de se auer en esta fecha buena e justificadamente con las

otras cláusulas e condiçiones que a tal fecho como este se meresçe.

Eso mesmo por quanto nos dixieron los dichos nuestros mensageros quel

dicho Diego Furtado estaua quexoso de la çibdat por dos cosas. La primera por le

auer prendado sus rrenderos e escusados; la segunda por le tomar vnas casas que

aquí auía conprado, que son en la plaça de la Picota. A esto respondemos a lo

primero que maguer que la çibdat ouiese rasón para les prendar por la questión

que está entre la dicha çibdat e el dicho Diego Furtado por rasón del su preuillegio

que tiene por esta vegada, nos plase que les sean tornadas sus prendas e así lo

auemos mandado de nuestra benignidat. Rogado el dicho Diego Furtado que

quiera dar logar que se vea derecho deste debate entre él e la çibdat, por que otra

ves non se aya de oponer en esto fasta el día de Pascua de Nauidat. A lo segundo

desimos que auemos sabido por çierta informaçión e por escripturas [...] que Juan

Sánches de Molina, en nonbre del dicho Diego Furtado fiso conpra infimosa de las

dichas casas // [fol. 9r] sin pagar el dinero por ellas en la robra nonbrado. E en

otra parte por ante escriuano fiso carta, conosçió que aquella conpra era menguna

e allegóse por por el procurador de Lope Vásques quel dicho Lope Vásques la tenía

alquilada e estaua en posesión della segúnt mostró por recabdos çiertos e legítimos.

Por esto la çibdat acordó de non dar logar que la vna parte nin la otra se apoderase

de las dichas casas: la parte de Diego Furtado por non auer derecho a ellas, e la

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APÉNDICE DOCUMENTAL

parte de Lope Vásques por que desde allí non pudiesen faser algúnt dapno durante

estos debates.

Las cosas que vos, Diego Ruys, nuestro mensagero, avedes de faser con

Diego Furtado son estas que se siguen:

Primeramente, dada la carta e dicha la salutaçión de nuestra parte en

secreto, mostrar le hedes la declaraçión de nuestra entençión sobre su rrespuesta a

la satisfaçión de las quexas que leuaes firmada.

Segundamente, contar le es de palabra por menudo las cosas commo han

pasado e por nosotros auer seydo informados çerca destos fechos, e cómmo la

çibdat se reduse a egualdat desuiándose de vandería formando cuerpo a mantener

la justiçia.

Terceramente, lo acarreáredes por buenas rrasones e justificadas que

llanamente ponga todas estas cosas en nueuo de la çibdat segúnt le es rogado por

que antes de su venida sean allanadas e sosegadas, segúnt cunple a seruiçio de

nuestro sennor el Rey e pro común desta çibdat.

Lo quarto, le diredes que en tanto que se tracta la concordia e amistançia

entre él e Lope Vásques e los suyos, que le plegade non venir a esta çibdat.

866
APÉNDICE DOCUMENTAL

II

- 1424, febrero, 23, Huete.

Escrituras de los capítulos matrimoniales otorgados por Íñigo

López de Mendoza, hijo de Pedro González de Mendoza, en nombre de

Diego Hurtado de Mendoza, su hijo, menor de edad, para que éste,

luego que sea capaz para ello, contraiga matrimonio con doña Teresa

Carrillo, hija de Pedro Carrillo de Huete, señor de Priego y Halconero

mayor del rey don Juan, hijo de Fernán Carrillo.

(AHN, NOBLEZA, Priego, C. 2, D. 3 [traslado del año 1698])

Sepan quantos esta carta de arras vieren cómo yo, Diego Hurtado de

Mendoza, hijo de Íñigo López de Mendoza, otorgo e conozco que por razón que al

tiempo que fue tratado casamiento entre el dicho Íñigo López, mi padre, en mi

nombre e vos Pedro Carrillo, halconero maior del Rey, en nombre de Doña

Theresa Carrillo, vuestra fixa, mi esposa e mi muger, que ha de ser plaziendo a

Dios. Para que io me desposase e casase con la dicha Doña Theresa Carrillo

lexitimamente, el dicho Iñigo López en mi nombre prometió de dar en arras a la

dicha Doña Theresa Carrillo mill doblas de oro castellanas, segú nestá declarado

por vn instrumento público que en esta razón el dicho Iñigo López ovo otorgado, el

tenor del qual es este que se sigue: Sepan quantos esta carta vieren cómo io, Pedro

Carrillo de Huete, fixo de Fernán Carrillo, basallo de nuestro señor el Rey, otorgo

e conozco por esta carta que por quanto es tratado e sosegado entre mí, el dicho

Pedro Carrillo, e vos, Íñigo López de Mendoza, fixo de Pedro González de

Mendoza, otrosí basallo del dicho señor Rey, que estades presente, casamiento de

mi fixa Theresa Carrillo, que se despose e case con Diego de Mendoza, fixo de vos,

867
APÉNDICE DOCUMENTAL

el dicho Íñigo López, los quales son menores de hedad que el derecho manda. Por

ende, el dicho Pedro Carrillo, otorgo e conozco por mí e por mis herederos a vos, el

dicho Iñigo López, en nombre e en voz del dicho Diego de Mendoza, vuestro fixo,

que faré e procuraré que la dicha Theresa Carrillo, mi fixa, consienta e tome por su

lexítimo marido según que manda santa // [fol. 1v] Iglesia e se despose de fecho e

case con el dicho vuestro fixo después que amos a dos fueren de hedad complida

que se puedan desposar e casar, e prometo de dar en dote en casamiento al dicho

tiempo a la dicha Theresa Carrillo, mi fixa, por que se despose e case con el dicho

Diego, vuestro fixo, doscientos mill mrs. de moneda viexa, los quales señaló en

estos lugares y vienes que se siguen: vnas casas que io é en Toledo, en la collación

de Sonsoles, que an por linderos de la vna parte las casas de Doña Mencía Téllez

Doza, e de la otra parte la calle del Rey, e la heredad que yo he en Escaloñilla, e

otra heredad que io é en el Alameda, e otra heredad que io é en Yuncos, aldea de la

dicha ciudad de Toledo, e todas las tierras, heredades que io é en tierra de Toledo,

combiene a sauer, casas, e uiñas, e tierras, e huertos, e prados, e eras, e aceras, e

solares e otras quales quier cosas, bienes e herencias que io é en quales quier

lugares de la dicha ciudad de Toledo, deslindadas so ciertos linderos, con entradas

e salidas e pertenencias e con todos sus derechos según que mejor e más

cumplidamente les pertenecen de derecho, e eso mesmo le do e señalo todas las

heredades que io é en el Salobral en Burlanos que son en tierra de Huete, e lo que

io é eso mesmo en el Olmedilla y en el castillo de Balbar Yáñez, que son en tierra

de Cuenca, con casas e viñas, e tierras, e solares, e uasallos, e huertas, e prados, e

regueras, e fazeras, e posesiones, e tenencias, e con todas sus entradas e salidas

según que le pertenecen e pertenecer deuen de derecho. Los quales dichos vienes e

heredades daré e señalaré a la dicha Theresa Carrillo mi fixa por que se despose e

case de fecho con el dicho Diego buestro fixo según dicho es. E que balga la dicha

quantía de las dichas doscientas mill mrs. de moneda viexa, e si los dichos vienes

non balieren las dichas dosientas mill mrs. de moneda biexa, que io que // [fol. 2r]

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APÉNDICE DOCUMENTAL

[...] los dé y refaga de mis vienes lo que menos cauare la dicha quantía estos dichos

vienes de empeños a uos, el dicho Iñigo López en nonbre de el dicho Diego vuestro

fixo, e me des apodero de lauenencia e posesión de ellos, e apodero en ellos a uos, el

dicho Iñigo López, en el dicho nombre e uos fago de ellos poseedor en su nombre,

con tal pleito e condición que la dicha mi fixa no quisiere tomar por esposo e

marido al dicho Diego vuestro fixo [...].

869
APÉNDICE DOCUMENTAL

III

- 1437, agosto, 30, Medina del Campo.

Concesión del título de guarda mayor de Cuenca a Juan Hurtado

de Mendoza por renuncia de Diego Hurtado de Mendoza, su padre.

(RAH, Salazar y Castro, M-95, fols. 85r-86r) copia s. XVII

Don Juan por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Toledo, de

Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, del Algarbe, de Algecira y

señor de Vizcaia y de Molina. Por facer bien y merced a vos, Juan Furtado de

Mendoça, fijo mayor legítimo de Diego Furtado de Mendoça, mi Montero mayor y

del mi Consejo, por los buenos y leales servicios que el dicho vuestro padre me ha

fecho y fase de cada día, tengo por bien y es mi merced que agora y de aquí

adelante, para en toda vuestra vida, seades mi Guarda mayor de la cibdad de

Cuenca y su tierra en logar del dicho Diego Hurtado de Mendoça, vuestro padre,

y segund y por la forma y manera que lo él ha seido y es, por quanto renunció y

traspasó en vos el dicho oficio, y me lo enbió pedir por merced por su petición

firmada de su nonbre y signada de escrivano público, y yo tóbelo por bien. Por esta

mi carta mando al Concejo, alcaldes, alguaciles, regidores, caualleros, escuderos y

homes buenos de la dicha cibdad de Cuenca y de su tierra, y a qualquier o

qualesquier dellos que, cada y quando con esta mi carta fueren requeridos, vos

ayan y recivan por mi Guarda mayor de la dicha cibdad de Cuenca y su tierra //

[fol. 85v] en lugar del dicho Diego Hurtado de Mendoça, vuestro padre, y usen

con vos en el dicho oficio segúnd que mejor y más conplidamente usan y usaban y

han usado con el dicho Diego Hurtado y con los otros mis guardas que antes dél

fueron en la dicha cibdad y su tierra. Y vos den y recudan, y fagan dar y recudir

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APÉNDICE DOCUMENTAL

con todos los derechos y salarios al dicho oficio pertenescientes, segúnd que mejor

y más conplidamente recuden y han recudido al dicho Diego Hurtado de

Mendoça, vuestro padre, y a los otros mis guardas que ante dél fueron en la dicha

cibdad y su tierra. Y vos guarden y fagan guardar todas las honras, gracias y

mercedes, franquezas, y libertades, y exenciones, y preeminencias, y prerrogativas,

y todas las otras cosas y cada una dellas que son y fueron guardadas al dicho

Diego Furtado de Mendoça, vuestro padre, y a los otros mis guardas que ante dél

fueron en la dicha cibdad y su tierra, todo bien e conplidamente, en guisa que vos

non mengue ende cosa alguna y que vos no pongan ni consientan poner en ello, ni

en parte dello, enbargo ni contrario alguno. Y los unos ni los otros no fagan ende

al por alguna manera, so pena de la mi merced y de 10.000 mrs. para la mi cámara

y demás. Por qualquier o qualquiera por quien fincare de lo ansí facer y cunplir,

mando al home que los esta mi carta mostrare que los emplase y que parezcan ante

mí en la mi corte del día que vos los emplazare hasta quince días primeros

siguientes, so la dicha pena a cada uno; so la qual mando a qualesquier escrivano

público que para esto fuere llamado que de ende al que se la mostrare testimonio

signado con su signo, porque yo sepa en cómo se cunple mi mandado. Dada en la

villa de Medina del Campo, 30 días de agosto, año del nascimiento del Señor Jesu

Christo de 1437 años. Yo el Rey. Yo el doctor Fernando Días de Toledo, oidor y

refrendario del Rey y su secretario, la fiz escribir por su mandado. Registrado.

871
APÉNDICE DOCUMENTAL

IV

- 1440, abril, 28, Escalona.

Poder de procuración otorgado por don Álvaro de Luna,

Condestable de Castilla, a su tío Lope Vázquez de Acuña, señor de

Buendía.

(AHN, NOBLEZA, Osuna, leg. 1727, nº. 71)

Sepan quantos esta carta de poder e procuraçión vieren cómo yo, don

Áluaro de Luna, Condestable de Castilla e conde de Sant Esteuan, otorgo e

conozco que do todo mi poder conplido en la mejor forma e manera que puedo e

deuo de derecho e fago mi sufiçiente, legítimo abundante procurador a Lope

Vásques Dacuña, señor de Buendía, auiendo por rato e firme todo lo por el dicho

Lope Vásques en mi nombre procurado, tratado e fecho fasta aquí çerca de lo que

en esta carta será contenido e relatado, para que por mí e en mi nombre pueda

continuar e continúe, e sy nesçesario fuere de nueuo aprehender e tomar, e

aprehenda e tome, la posesión e casy posesión pleno jure de las mis villas e logares

de Albornos, e Beteta, e Torralua, e la casa de Ribagorda e Sant Pedro de

Palmiches e Benamaçán, e Salmerón, e Alcocer e Valdeoliuas e sus términos, e

tierras, e fortalesas e vasallos con todos los heredamientos que a mí perteneçen en

tierra de Moya, e Vtiel e Requena, que son en el obispado de Cuenca, e de los

castillos, e fortalesas e casas fuertes que en ellas e en cada vna de ellas son, e de los

términos, e aldeas, e lugares, e vasallos, e mero misto imperio, e jurediçión çeuil e

criminal alta e baxa, e pechos e derechos e otras cosas qualesquier perteneçientes al

señorío de las dichas villas e logares, e de sus términos e territorios e de cada vna e

cada vno dellos, e de los bienes muebles e rayses que fueron e fincaron de doña

María de Albornos, mi prima, que Dios aya, pertenecientes e para remouer e

quitar los alcaldes, e alguaciles, e otras justicias, e regidores, e escriuanos e otros

872
APÉNDICE DOCUMENTAL

ofiçiales queales quier que en las dichas villas e logares sean e están, e poner

alcaldes, e alguaciles e otros ofiçiales quales quier, los quel dicho Lope Vásques

quisiere e por bien touiere e entendiere que cumple, e tornar a poner aquellos que

quitaren e remouieren sy entendieren conplir así e para continuar, e sy nesçesario

fuere de nueuo aprehender, e tomar e se apoderar en la tenencia e posesyón de los

castillos, e fortalezas e casas fuertes quales quier que sean en las dichas villas e

logares e en cada vno dellos, e se apoderen en lo alto e baxo dellos, e de las armas e

bastimentos dellos. E para que el dicho Lope Vásques e otros quel quisiere e por

bien touiere pueda resistir a todas e quales quier personas que quieran entrar, e

tomar e ocupar la dicha posesión de todas las dichas villas, e logares, e castillos e

heredades e cada vna de ellas, e ayuntar e llamar gente de armas e de pie, la que

entendieren que cumple para defender las dichas villas, e logares, e castillos, e

heredades e casas, e resystir e echar quales quier que quisieren entrar e ocupar, o

han entrado e ocupado las dichas posesiones de las // [fol. 1v] dichas villas e

lugares, castillos, e casas, e heredades, o alguna o algunas dellas, asy con gente de

armas como de fecho o de derecho como yo lo podía mejor faser presente seyendo,

combatiendo o çercando qual quier villa, o logar, o castillo, o alcayde o otras quales

quier personas que se le alçaren, e tomaren e ocuparen, e ayan tomado e ocupado

qual quier de las dichas villas, e logares, e castillos, e casas e heredades. E para

faser çerca de lo sobre dicho e de cada cosa e parte dello o de lo que dello depende o

depender puede, pueda faser o faga todas aquellas cosas e cada vna dellas que yo

mesmo faría e faser podría presente seyendo. E para resçebir, e aver e cobrar los

pechos, e derechos e rentas quales quier que al señorío de las dichas villas e logares

e de cada vna de dellos e de quales quier otros heredamientos e cosas que en las

dichas villas e logares pertenecen al señorío dellos e dellas, e en sus términos. E

para dar carta o cartas de pago e de fyn e quitamiento de todo ello. E que las tales

alualaes e cartas ualan e sean firmes bien asy como sy yo mesmo las diese e

otorgase. E para arrendar e dar en renta los dichos pechos, e rentas e derechos

873
APÉNDICE DOCUMENTAL

quales quier pertenecientes al señorío de las dichas villas e logares a quien quisiere

e entendiere que cunple a mi seruiçio por el preçio o preçios que entendiere que

cumple. E para quitar e remouer qual quier o quales quier alcayde e alcaydes de los

castillos e fortalezas que son en las dichas villas e logares e sus términos, e

territorios e comarcas. E alçar e quitar vna, e dos e tres veses segund costunbre de

España a los conçejos, alcaldes, alguaciles, regidores, ofiçiales e onbres buenos de

las dichas villas e logares, e a los alcaydes de los dichos castillos, e fortalezas e

casas fuertes de las dichas villas e logares, e de cada vno dellos e qual quier o

quales quier otras personas singulares que quisieren e por bien touieren qual quier

o quales quier pleito o pleitos omenaje e omenajes, e juramento e juramentos, e

fidelidad e fidelidades que por ellos, o por cada vno dellos, tengan fechos e los dar

por quitos a ellos e a sus fijos, e linajes e bienes de todo ello e de cada cosa e parte

dello, los quales dichos pleitos, e omenajes, e juramentos e fidelidades que asy el

dicho Lope Vásques alçare e quitare como dicho es, yo desde agora por la ora que

los él asy alçare e quitare, los alço e quito, e do por alçados e quitados, e los do por

libres e quitos a las personas que los asy tienen fechos e a cada vno dellos e a sus

fijos, e linajes e bienes e de cada vno dellos. E dole poder conplido al dicho Lope

Vásques para poner alcayde o alcaydes en los dichos castillos, e fortalezas e casas

fuertes, e en cada vno dellos aquellos que quisiere e por bien touiere, asy los que

fasta aquí eran como otros quales quier e resçebir // [fol. 2r] e tomar dellos e de

cada vno dellos, e otrosy de los conçejos, alcaldes, alguaciles, regidores, ofiçiales e

onbres buenos a bos de conçejo e de las personas singulares de las dichas villas e

lugares e de cada vna dellas, e de otras personas quales quier que convengan qual

quier pleito e omenaje vna, o dos o tres veses a la costunbre de España, e

juramento e fidelidad, la qual dicho Lope Vásques quisiere e entendiere que

cumple. E dole poder conplido al dicho Lope Vásques generalmente para todo lo

que dicho es, e especialmente para cada cosa e parte dello, e para lo a ello acçesorio,

anexo e conexo, e dello dependieren. E para protestar, e requerir e afrontar

874
APÉNDICE DOCUMENTAL

testimonio o testimonios tomar, e qual quier posesión e casy posesyón mía

continuar e sy necesario fuere qual quier posesyón e casy que me pertenesca, de

nueuo aprehender, e tomar e faser çerca dello todos los abtos e cosas que a ello

convengan e entienda ser conplidero. E para çerca de todo lo que dicho es e de cada

cosa e parte dello faser quales quier mandamientos e imponer quales quier penas,

multas o por uías de qual quier natura e cantidad a quales quier persona o

personas quel entendiere que cumple. E dole poder conplido para que por mí, e en

mi nonbre e en mi lugar, e para mi exerçer e vsar de la dominaçión descrita, e

onor, e mero misto imperio e juridiçión çeuil e criminal alta e baxa de las dichas

villas, e logares, e vasallos, e vesinos e moradores dellas e de cada vna dellas, e

poner en su logar, e en mi nonbre e para mí aquella o aquellas personas que lo

exerçan e vsen por mí, e en mi nonbre e para mí por el tienpo e término quel dicho

Lope Vásques quisiere e entendiere que cunple. E dole poder conplido al dicho Lope

Vásques e al sostituto o sostitutos que en mi nonbre e en su lugar fisiere por

virtud deste mi poder para por mí e en mi nonbre e ánima jurar qual quier

juramento asertorio e promisorio e todo otro qual quier juramento quel quisiere e

por bien touiere, e aquel quel entendiere que cumple. E generalmente le do poder

conplido para en todo lo que dicho es e en cada cosa dello requeryr e afrontar,

jurar, decir e faser en juysio o fuera de juysio todas las cosas e cada vna dellas que

yo mesmo diría, e faría, e decir e faser podría presente seyendo, avnque sean tales

cosase casos que de su natura e calidad requieran aver muy más especial mandado,

ca yo he aquí por expresos, e numerados, e espeçificados e declarados todos e qual

quier o quales quier caso o casos espeçiales que de su natura requiriesen ser

especificados. Para lo qual todo e cada cosa e parte dello le do mi general, libre, e

llenero, pleno conplido poder para todo lo suso dicho e para cada cosa e parte dello

e especial para cada cosa e parte dello, e de lo a ello açesorio e dependiente e

inçidente e a ello anexo e conexo. // [fol. 2v] E dole poder conplido al dicho Lope

Vásques para que por mí e en mi nonbre e en su logar en todo lo que suso e aquí se

875
APÉNDICE DOCUMENTAL

contiene, e en cada cosa e parte dello sostituyr vn procurador o más, quantos

quisiere e por bien touiere e cada que quisiere a los reuocar cada que quisiere e por

bien touiere, fincado él todavía en el ofiçio de la dicha procuraçión por mí

procurador mayor. E otorgo, e he e avré, agora e de aquí adelante para syenpre

jamás, por rato, e grato, firme, e fiable e valedero todo quanto por el dicho Lope

Vásques o por el sostituto o sostitutos del fuere rasonado, e jurado, e procurado,

dicho e fecho en mi logar e en mi nonbre en todo lo que dicho es, e en qual quier

cosa e parte dello. E non iré nin verné, nin yr nin venir faré por mí nin por otro

contra ello nin contra cosa alguna nin parte dello en algund tienpo nin por alguna

manera, rasón nin causa, para lo qual e cada cosa e parte dello así tener, e guardar

e conplir en la manera que dicha es, obligo a mí, e a todos mis bienes muebles e

rayses presentes e futuros, asy en lo que caso nesçesario se ofreçiere e fuere relieno

al dicho mi procurador o al sostituto o sostitutos, e a cada uno dellos,, de toda

carga de satisdaçión, so la ley del dicho que es dicha en latyn judiçio systi

judicatum solim con todas sus cláusulas acostunbradas so la dicha obligaçión. E

por que esto sea firme e non venga en dubda firmé esta carta de mi nonbre, e por

más firmesa rogué al escriuano presente que la siganse de su signo, e a los

presentes que fuesen dello testigos. E por esta presente carta reuoco quales quier

poder o poderes que yo he dado e otorgado a qual quier o quales quier personas

para lo de suso contenido, saluo el poder o poderes que yo he dado e otorgado, e di

e otorgué al dicho Lope Vásques Dacuña, e a Aluar Gómes de Liria, que quiero que

valan e sean firmes, que fue fecha e otorgada en la villa de Escalona, veinte e ocho

días de abril, año del nasçimiento del nuestro Señor Iehu Xpto de mill e

quatroçientos e quarenta años. Testigos que fueron presentes, llamados e rogados:

Pedro de Santesteuan, camarero del Rey, yo el Condestable, Lope de Toral,

Fernando de la Torre, criados del dicho señor Condestable, e yo Alfón Gonsáles de

Tordesillas, escriuano de cámara de nuestro señor el Rey, fue presente. E esto que

dicho es en vno con los dichos testigos e por mandado e otorgamiento del dicho

876
APÉNDICE DOCUMENTAL

señor Condestable, esta carta fis escriuir, e fis aquí este mi signo en testimonio de

verdad. Alfón Gonsáles.

877
APÉNDICE DOCUMENTAL

- 1442, abril, 10, Cuenca.

Fundación del mayorazgo de la villa de Cañete por Diego

Hurtado de Mendoza y su mujer doña Teresa de Guzmán.

(AGS, Diversos de Castilla, leg. 38, doc. 7)

Conosçida cosa sea a los que la presente verán que yo Diego Furtado de

Mendoça, montero mayor de nuestro señor el Rey, e del su Consejo, e su guarda

mayor de la çibdad de Cuenca e su tierra, e yo doña Teresa de Gusmán, su muger,

otorgamos e conosçemos que por quanto el dicho señor Rey, por nos faser merçed e

porque quedase memoria de nuestra casa e de nuestro linaje, nos dio liçençia que

pudiésemos faser mayoradgo de nuestras villas, e lugares, e heredamientos, e

bienes muebles e rayses que oy día tenemos, e ouiéremos e poseyéremos de aquí

adelante, para que las aya e herede, e tenga, e suçeda en ellos por mayoradgo Juan

Hurtado de Mendoça, hijo de nos los dichos Diego Furtado e doña Teresa, e

después dél el fijo mayor legítimo que dél desçendiere, e dende en adelante los que

dél desçendieren. En defecto de ellos las personas que nos quisiéramos e por bien

touiéremos, e con las condiçiones e manera que a nosostros pluguiere e bien visto

sea, segund que más largamente en la dicha alualá de la dicha liçençia se contiene,

el tenor de la qual es este que se sigue:

Yo el Rey don Juan, por la graçia de Dios Rey de Castilla, de León, de

Toledo, de Galiçia, de Sevilla, de Córdoba, de Murçia, de Jahén, del Algarbe, de

Algeçira e señor de Viscaya y de Molina, por faser bien y merçed a vos, Diego

Furtado de Mendoça, mi vasallo e mi Montero mayor, e del mi Consejo, e a vos

doña Teresa, su muger, e a cada uno de vos por los buenos serviçios que me avedes

878
APÉNDICE DOCUMENTAL

fecho e fasedes de cada día, e fisieron aquellos dende vos venydes a los Reyes de

gloriosa memoria, mis progenitores, e por que quede memoria de vuestra casa e

linaje, e entendiendo que cunple así a mi serviçio, vos doy licençia e facultad por la

presente para que vos e cada uno de vos podades faser e ordenar e estableçer, e

fagades e ordenedes e establescades en vuestra vida o al tienpo de vuestro

finamiento, e segund, e cómo, e en la manera, e con las condiçiones, e vínculos, e

cláusulas, e submisiones, e restituçiones e otras qualesquier cosas a vuestra libre

disposición e voluntad, mayoradgo de vuestras villas, e lugares, e heredamientos, e

bienes muebles e rayses que oy tenedes e poseedes, e ouiésedes, e touiésedes de

aquí adelante para que los aya, e herede, e tenga, e subçeda en ellos por mayoradgo

Juan Furtado, vuestro fijo legítimo, e después dél su fijo mayor legítimo, e asy

dende en adelante los que dél desçendieren, e en defecto dellos otros quales quiera

que vos quisiéredes e por bien touiéredes. El qual mayoradgo o mayoradgos que

vos e cada uno de vos así fisiéredes e establesçiéredes como dicho es, yo por la

presente, de mi propio motu, e çierta çiençia e poderío real absoluto, quiero e

mando, e es mi merced e voluntad, que valan e sean firmes para syenpre jamás,

non enbargante que los otros vuestros fijos, o fijas, o nietos e otros desçendientes

non ayan de vuestra herençia toda su legítima e sean grauados en qualquier parte

dello mayor o menor, e en qualquier cantidad, e calidad, e suma que sea o ser

pueda, ni en otros enbargantes qualesquier leyes, fueros, e derechos, e

ordenamientos, e costunbres, e fasañas ni otra qualquier cosa, asy de fecho como de

derecho, que en contrario sea o ser pueda, ni enbargante las leyes que dicen que las

cartas o alvalás dadas contra fuero o derecho deben ser obedesçidas e non

cunplidas, aunque contengan qualesquier cláusulas derrogatorias e otras firmezas,

e que las leyes, e fueros, e derechos non puedan ser derogadas salvo por Cortes, que

yo lo abrrogo e derrogo en quanto // [fol. 1v] esto atanne o atanner puede.

879
APÉNDICE DOCUMENTAL

E dispongo con ello e mando al Prínçipe don Enrique, mi muy caro e muy

amado fijo primogénito heredero, e a los ynfantes, duques, condes, ricos onbres,

maestres de las órdenes, priores, comendadores e subcomendadores, alcaydes de los

castillos e casas fuertes e llanas, e a los del mi Consejo, e oydores de la mi

Audiençia, e alcaldes, e notarios, e otras justiçias de la mi casa e corte, e

Chancillería, e otros qualesquier mis súbditos e naturales de qualesquier estado e

condiçión, preheminençia, e dignidad que sea, e qualquier o qualesquier dellos que

lo guarden e cunplan, e fagan guardar e cunplir en todo e por todo segúnd suso

dicho es, e segúnd e por la forma e manera que vos e cada uno de vos ordenáredes e

estableçiéredes el dicho mayoradgo e mayoradgos. E con esas mismas calidades e

instituçiones, e sustituçiones, e sumisiones, e restituçiones, e vínculos, e modos, e

penas, e firmesas, e prohibiçiones de enajenamiento, e en otra qualquier manera e

forma que vos e cada uno de vos lo fisiéredes, y estableçiéredes e ordenáredes a

vuestra propia, e libre, e franca voluntad, e disposiçión, no enbargantes las leyes

que disen que ninguno non puede grauar sus desçendientes en la legítima que les

pertenesçe de su subçesión e herençia, e quel padre non pueda mejorar a qualquier

de sus fijos allende el quinto de sus bienes.

E alço e quito toda obrreçión, e subrreçión e todo otro obstáculo, e

inpedimiento de fecho e de derecho de qualquier natura, vigor, calidad e misterio

que en contrario sean o ser puedan, e pudiese enbargar e perjudicar al dicho

mayoradgo o mayoradgos, que yo dispenso con todo ello, como dicho es, e mando e

defiendo a los sobre dichos e a cada uno dellos que no vayan ni pasen, ni

consientan yr ni pasar contra ello ni contra cosa alguna, ni parte dello, agora ni

en algúnd tienpo, ni por ninguna manera, ni causa ni rasón que sea o ser pueda.

Sobre lo qual mando al mi chançiller e notarios, e a los otros que están a la tabla de

los mis sellos, que vos den, e libren, e pasen, e sellen mi carta de priuilegio lo más

firme e bastante que menester ouiéredes en esta raçón, con qualesquier cláusulas

880
APÉNDICE DOCUMENTAL

derogatorias e firmesas, por manera que vala e sea firme e estable para syenpre, e

que encorporen ende el mayoradgo e mayoradgos que por virtud de la presente

fisiéredes, al qual o a los quales yo ynterpongo mi decreto e actoridad real

perfectamente para que valan e sean firmes para syenpre, de la qual vos mandé dar

esta mi alualá firmada de mi nonbre. Fecha en la çibdad de Toro, dies e ocho días

de enero, año del nasçimiento de nuestro señor Ieshu Christo de mill e

quatroçientos e quarenta e dos. Yo el Rey. Yo el doctor Fernando Días de Toledo,

oydor e referendario del Rey e su secretario, lo fise escreuir por su mandado.

Registrada.

E por ende nos, los dichos Diego Furtado e doña Teresa, por más honrra de

nuestro linaje e de nuestra casa, e porque la memoria de nosostros quede para

syenpre jamás con mayor cabdal e más honrra para serviçio de nuestro señor Dios

e del dicho señor Rey, e para prouecho e honrra del linaje de nosotros, e de los que

de nos desçendieren e de nuestra generaçión, e de nuestros parientes, fasemos y

estableçemos por mayoradgo la villa de Cañete con su castillo e fortalesa, e

jurisdiçión alta e baja, e mero e misto ymperio, con todos sus pechos e derechos,

asy de la dicha villa como del dicho castillo, e con todas sus pertenençias, asy

aldeas como alcarías, como salinas, e dehesas, e montes, e prados, e otras

qualesquier heredades que son en tierra e término de la dicha villa de Cañete,

segúnd que mejor e más conplidamente a mí, el dicho Diego Furtado,

pertenesçieron e pertenesçen, e las he tenido e poseydo fasta aquí, e las poseo de

presente e poseyere de aquí adelante.

Iten más todas las casas, e viñas, e tierras de pan leuar, e dehesas e otros

qualesquier bienes rayses e heredamientos que yo, el dicho Diego Furtado, he

poseydo e poseo, e tenido // [fol. 2r] e tengo en la villa de Moya, e su tierra e

término, e jurediçión en qualquier manera, e por qualquier causa e título.

881
APÉNDICE DOCUMENTAL

Iten la villa de Poyatos, con su juresdiçión alta e baja, e mero e misto

ymperio, con todos sus pechos, e derechos, e tributos, asy aldeas como alcarías, e

dehesas, e montes, e prados, e otras qualesquier heredades que son en tierra e

término de la dicha villa de Poyatos, segúnd que mejor e más conplidamente a mí,

el dicho Diego Furtado, pertenesçieron e pertenesçen, e las he tenido e poseydo

fasta aquí, e la poseo de presente e poseyere de aquí adelante.

Iten más la villa de Tragasete con su juresdiçión alta e baja, e mero e misto

ymperio, con todos sus pechos e derechos, e pertenençias, asy alcarías como

salinas, e dehesas, e montes, e prados, e otras qualesquier heredades que son en

tierra e término de la dicha villa de Tragasete, segúnd que mejor e más

conplidamente a mí, el dicho Diego Furtado, pertenesçieron e pertenesçen, e la he

tenido e poseydo fasta aquí, e la poseo de presente e poseyere de aquí adelante.

Iten más los lugares de Valdemeca, e Vña, e Behamud, con su juresdiçión

alta e baja, e mero e misto ymperio, con todos sus pechos e derechos e pertenencias,

así alcarías como salinas, e dehesas, e montes, e prados, e otras qualesquier

heredades que son en tierra e término de los dichos lugares Valdemeca, Vña e

Behamud, segúnd que mejor e más conplidamente a mí, el dicho Diego Furtado,

pertenesçieron e pertenesçen, e la he tenido e poseydo fasta aquí, e la poseo de

presente e poseyere de aquí adelante.

Iten más el lugar del Olmeda de la Cuesta, con su juresdición alta e baja, e

mero e misto imperio, con todos sus pechos e derechos, e heredades, e viñas, e

tierras de pan leuar, e montes, e prados que son en tierra e término del dicho lugar

de Olmeda.

Iten más la casa e posada de la çibdad de Cuenca en que yo, el dicho Diego

Furtado, contino mi morada, con el forrno e casas que açerca dél están, e con todas

las tierras de pan leuar que nosotros tenemos e poseemos en la dehesa de la dicha

882
APÉNDICE DOCUMENTAL

çibdad, segúnd e en la manera que lo nos tenemos e poseemos, e touiéremos e

poseyéremos de aquí adelante.

Iten más las casas con la heredad e término que solía deçir del Cardenal, las

quales son açerca del término de la dicha çibdad, que parten término con la dicha

çibdad e con las casas de la Mota, e con La Torre, e con La Melgosa, segúnd e de la

manera que lo nos tenemos e poseemos, e nos pertenesçió e pertenesçe, e las

avemos tenido e poseydo fasta aquí, e las poseemos e poseyéremos de aquí adelante.

Iten más las nuestras casas que nos avemos e tenemos en Valera de Suso, e

en Valera de Yuso, e en Ballesteros, aldeas de la dicha çibdad, e con todas sus

dehesas, e viñas e huertas, e tierras de pan leuar, e otros qualesquier bienes rayses

que nosostros avemos e tenemos en los dichos lugares de Valera de Suso, Valera de

Yuso e Ballesteros, e sus términos.

Este dicho mayoradgo fasemos a seruiçio de Dios e de la Virgen Santa

María su madre, e a seruiçio de nuestro señor el Rey don Juan, e de los otros

Reyes que después dél reynaren, // [fol. 2v] e a pro e honrra del linaje, e de

nuestra generaçión, e del dicho Juan Furtado, nuestro fijo, e de sus deçendientes.

E fasémoslo en esta guisa que nos, los dichos Diego Furtado e doña Teresa, en

nuestras vidas, e de nos amos, e de cada uno de nos que ayamos, e tengamos, e

poseamos las dichas villas, e lugares, e heredamientos, e cada uno dellos en tal

manera que después del finamiento de nosotros, el dicho mayoradgo de las dichas

villas, e lugares, e heredamientos que los aya el dicho Juan Furtado, nuestro fijo, e

de todos los frutos e rentas dél en mayoría e menoría. E non ante non enbargante

que nosotros ayamos e tengamos, agora o para adelante, otros fijos e fijas

legítimos, que todavía es nuestra voluntad que el dicho Juan Furtado, nuestro fijo,

aya el dicho mayoradgo e los frutos e rentas dél, después de nuestros días para sí

solo e los que dél deçendieren, e segúnd e con las condiçiones, e modos, e forma que

adelante se contiene. E que los otros nuestros fijos, e fijas e nietos, e otros

883
APÉNDICE DOCUMENTAL

deçendientes dél que fueren varones, conuiene a saber, el que fuere mayor en días e

más propinco en grado.

E çesantes los dichos deçendientes, que lo aya Íñigo, nuestro fijo, y los que

dél deçendieren; e después dellos lo ayan los transuersales del dicho nuestro linaje

viuientes, conuiene a saber, de los que fueren varones, el que fuere más çercano e

propinco en grado al defunto por quien el dicho mayoradgo vacare; e sy muchos

fueren en ese mismo grado de ygualdad, que lo aya e herede el que fuere mayor en

días. E queremos e ordenamos que los fijos varones de las fijas non hereden el

dicho mayoradgo saluo en falleçimiento de varones e deçendientes dellos; e que

henbras fijas ni nietas non puedan venir al dicho mayoradgo, salvo en

falleçimiento de varones deçendientes de varones e en falleçimiento de varones

deçendientes de fenbras, e aunque las tales henbras sean más çercanas e propincas

en grado de consanguinidad a la persona por cuyo finamiento vacare el dicho

mayoradgo.

E desto otorgamos este público ynstrumento ante los escriuanos públicos e

testigos yuso nonbrados, a los quales rogamos e mandamos que lo escriuiesen e

fisiesen escreuir, e lo sygnaren de sus signos. E por mayor firmesa firmamos aquí

nuestros nonbres, que fue fecho e otorgado en la noble çibdad de Cuenca, a dies

días del mes de abril, anno del nasçimiento de nuestro saluador Ieshu Christo de

mill e quatroçientos e quarenta e dos annos. Diego Furtado e doña Teresa.

De lo qual fueron testigos que estauan presentes al otorgamiento de lo

sobre dicho, para ello llamados e rogados, e vieron aquí firmar sus nonbres los

dichos señores Diego Furtado e doña Teresa, Fernán Alonso de Guadalajara,

regidor, e Diego Alonso de Montemayor, e Luis Alonso de Guadalajara, e Alfonso

del Castillo, e Lope de Salasar, e Juan de Caruajal, vesinos de la dicha çibdad de

Cuenca, e yo Lope Gonçales de León, escriuano público de la noble çibdad de

Cuenca, a todo lo sobre dicho en uno presente fuy con Juan Gonçáles de Briuega,

884
APÉNDICE DOCUMENTAL

escriuano público de la dicha çibdad, e con los dichos testigos, e por ruego e

otorgamiento de los dichos señores Diego Furtado // [fol. 3r] e doña Teresa, que

en mi presençia e del dicho Juan Gonçáles, e de los dichos testigos, en este

ynstrumento público firmaron de sus propios nonbres, lo escriví, segúnd que ante

mí e el dicho Juan Gonçáles, puso en estas quatro fojas de papel toscano de foja de

pliego entero con esta en que va mi signo e fondón, de cada vna plana van

sennaladas de la vna rúbrica con que yo acostunbro poner mi nonbre, e fise aquí

este mi signo en testimonio de verdad. Lope Gonçáles, escriuano. E yo, Juan

Gonçález de Briuega, escriuano de nuestro señor el Rey e su notario público en la

su corte e en todos los sus regnos, e escriuano público de la dicha çibdad de

Cuenca, fui presente en todo lo sobre dicho en uno, con el dicho Lope Gonçáles de

León, escriuano, e por ruego e otorgamiento de los dichos sennores Diego Furtado

e doña Teresa, que en mi presençia e del dicho Lope Gonçáles, escriuano, e de los

dichos testigos, en esta escriptura firmaron sus nonbres. Esta escriptura fise

escrivir, en la qual va encorporada la dicha carta original del dicho señor Rey e por

nos, los dichos escriuanos, conçertada. E por ende fise aquí este mi signo en

testimonio de verdad. Juan Gonçáles.

885
APÉNDICE DOCUMENTAL

VI

- 1454, marzo, 6, Cuenca.

Traslado de una carta que Juan Hurtado de Mendoza dio al deán

y cabildo de Cuenca para tomar la posesión de la dehesa del Poyal.

(ACC, Secretaría, Actas Capitulares, Libro VI [años 1453-1463], fol.

12r)

Yo Juan Furtado de Mendoça, Montero mayor del Rey, nuestro señor, e

guarda de la su çibdad de Cuenca, mando a vos, el conçejo e omes buenos de la mi

villa de Tragasete, que dedes la posesión de la dehesa del Poyal a los señores deán e

cabildo de la eglesia de Cuenca e a su procurador en su nombre, por quanto yo so

enformado que les pertenesçe e es suya. E, por tanto, consentid que al procurador

que allá fuere en nombre de los dichos señores, que tome en su nombre la dicha

posesión. E non consintades faser otra cosa que esta es mi voluntad. E nuestro

señor vos aya en su guarda. En Cuenca, primero de março, año del nasçimiento de

nuestro saluador Ieshuxristo de mill e quatroçientos e çinquenta e quatro años.

886
APÉNDICE DOCUMENTAL

VII

- 1464, diciembre, 6, Cigales.

Carta de poder que el señor maestre don Juan Pacheco otorgó a su

tío Lope de Acuña, como tutor del príncipe don Alfonso, para tomar

posesión de la ciudad y fortaleza de Huete, y administrar su justicia y

rentas.

(AHN, NOBLEZA, Frías, C. 16, D. 13 [signatura antigua leg. 13, nº

10])

Sepan quantos esta carta de poder vieren cómo yo, don Iohan Pacheco,

marqués de Villena, mayordomo mayor del rey mi señor e tutor del muy ilustre el

señor príncipe don Alfón. Por quanto el muy esclarecido Rey don Iohan de

Castilla e de León, que Dios aya, padre del Rey nuestro señor e del dicho señor

príncipe don Alfón su hijo, mandó por su testamento e postrimera voluntad la

çibdad de Huepte con su castillo e fortalesa, e con sus rentas, e pechos, e derechos,

e con su tierra, e términos, e vasallos, e lugares, e con el señorío e juridiçión çeuil e

criminal, alta e baxa, mero misto ynperio con todas las cosas al señorío de la dicha

çibdad pertenecientes al dicho señor prínçipe. E después el Rey nuestro señor le

fiso merçed de la dicha çibdad con todo lo suso dicho, segund más largamente se

contiene en vna su carta que su altesa sobre ello le mandó dar. Por ende, yo como

tutor, e tenedor, e administrador de la persona e bienes del dicho señor prínçipe,

segund que mejor e más conplidamente lo puedo e deuo dar e otorgar de derecho a

vos, mi señor tío Lope de Acuña, para que en mi lugar e en nonbre del dicho señor

prínçipe, e para que podades tomar e tomedes la posesión de la dicha çibdad e su

tierra, e el dicho su castillo e fortalesa, e lo tener e administrar los ofiçios de la

887
APÉNDICE DOCUMENTAL

dicha justiçia e juridiçión çeuil e criminal de la dicha çibdad e su tierra, e poner e

subrrogar en vuestro logar quien los tenga e administre. E para que podades

reçebir por el dicho señor príncipe e en su nonbre la dicha fortaleza de la dicha

çibdad e la tener por él e para poner e dexar en la persona que agora la tiene o en

otra qual quier persona que vos entendiéredes e para que podades reçebir e

recabdar todas las rentas, e pechos e derechos de la dicha çibdad e su tierra en

nonbre del dicho señor príncipe, segund en la manera que se contiene en la dicha

carta quel dicho señor Rey sobre ello le mandó dar. E para que podades reçebir en

nonbre de su señoría e para el señorío de la dicha çibdad e su tierra, e faser reçebir

sobre ello quales quier actos e solemnidades que se requieran e deuan reçebir e

faser, e para que podades faser e fagades sobre todo lo sobre dicho, e sobre cada cosa

e parte de ello, e todas quales quier cosas e actos quel dicho señor prínçipe e yo en

su nonbre presente seyendo, podríamos e deveríamos faser. E quando conplido

bastante poder como yo he para todo lo sobre dicho e para cada vna cosa e parte

della con todas sus inçidençias e dependençias, emergençias e conexidades, vos do

e traspaso todo mi libre e general administraçión, so pena de la merçed del dicho

señor Rey y del dicho señor prínçipe, so las penas en la carta del dicho señor Rey

contenidas al conçejo, alcaldes, alguasiles, regidores, caualleros, escuderos e omes

buenos de la dicha çibdad e su tierra, e al alcayde de la dicha fortaleza, e al aljama

de los judíos de la dicha çibdad e a cada vno dellos que luego reçiban por señor de

la dicha çibdad con todo lo suso dicho al dicho señor prínçipe e a vos en su nonbre,

e vos resiban e presten obediençia e reuerençia que le deuen e son tenudos como a

su señor, e vos entreguen las dichas fortalesa e vsen con vos e con los que vos

pusyeredes en los dichos ofiçios de la dicha justiçia e juridiçión çeuil e criminal, e

vos recudan e fagan recudir con todas las dichas rentas e derechos, según el dicho

Rey mandó por la dicha su carta e cunplan vuestras cartas y mandamientos en

nonbre del dicho señor prínçipe, e fagan e cunplan todas las otras cosas e cada vna

dellas que deuen e son tenudos de faser commo vasallos del dicho señor príncipe. E

888
APÉNDICE DOCUMENTAL

por que esto sea çierto firmé en esta carta mi nonbre e la otorgué antel escriuano y

testigos yuso escriptos que es fecha e otorgada en la villa de Çigales, a seys días de

disienbre, año del nacimiento del nuestro señor Iehu Xristo de mill e quatroçientos

e sesenta e quatro años. Testigos que fueron personas que vieron firmar esta carta

su nonbre al dicho señor marqués, Lope del Castillo, e Ferrando de Belmonte, e

Áluaro de Áluares, criados del dicho señor marqués, e yo, Iohan Ferrnándes de

Hermosilla, secretario del dicho señor Rey e su escriuano de cámara e notario

público en la su corte e en todos los sus regnos e señoríos, fuy presente, e esto que

dicho es en vno con los dichos testigos. E por ruego e otorgamiento del dicho señor

marqués, tutor del dicho señor prínçipe, esta carta de poder fise escriuir e en mi

presençia lo firmó de su nonbre, e por ende fis aquí este mi signo en testimonio de

verdad. Iohan Ferrnándes.

889
APÉNDICE DOCUMENTAL

VIII

- 1465, junio, 9, Arévalo.

Concesión por parte de Alfonso de Castilla del título de conde de

Buendía a Pedro de Acuña.

(RAH, Salazar y Castro, M-92, fol. 266r-v)

Don Alfonso, por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Toledo, De

Gallicia, de Seuilla, de Córdoua, de Murcia, de Jahén, del Algarue, de Algecira, de

Gibraltar e señor de Vezcaia y de Molina, acatando la persona y linage de vos,

Pedro de Acuña, mi vasallo e del mi Consejo, y queriendo vos honrar y sublimar, e

asi mismo acatando los muchos y grandes y señalados servicios que fecistes al Rey

don Johan, de gloriosa memoria, mi señor y padre que aya santa gloria, y a mí

avéis fecho, y espero que me faréis, e porque me lo suplicó e pidió por merced el

muy reverendo padre in Xpto don Alfonso Carrillo, Arzobispo de Toledo e Rimado

de las Españas, chanceller mayor de Castilla, por la presente vos fago conde de la

vuestra villa de Buendía. E quiero y es mi merced que vos podades llamar y

nonbrar, y llamedes y nonbredes de aquí adelante don Pedro de Cuña, Conde de

Buendía. E por ese mismo título se pueda nonbrar y nonbre vuestro fijo lexítimo,

y la persona o personas que ovieren de heredar y heredaren vuestra casa. E que vos

sean fechas y guardadas todas las ceremonias y honores que son fechos y se

acostunbran facer a los otros condes de mis Reynos.

E por esta mi carta mando a los Duques, Condes, Marqueses, Ricos Omes,

Maestres de las Órdenes, Priores, y a los del mi Consejo, y oidores de la mi

Audiencia y Alcaldes, y Notarios, y Alguaciles, y otras justicias y oficiales

qualesquier de la mi casa y corte, y chancillería, y a los Comendadores,

890
APÉNDICE DOCUMENTAL

subcomendadores, alcaldes de los castillos y casas fuertes y llanas, y a otros

qualesquier mis vasallos, y súbditos y naturales de qualesquier estado o condición,

preheminencia o dignidad que sean, y a cada uno dellos que de aquí adelante vos

tengan y nonbren y llamen y intitulen don Pedro de Acuña, Conde de Buendía. E

por ese mismo título al que así ouiere de aver y heredar la dicha vuestra casa. E

vos guarden y fagan guardar toda las preheminencias, prerorgativas y

inmunidades que vos deben ser guardadas por razón del dicho título, segúnd son

guardadas a cada uno de los otros condes de mis reynos. Ca yo por la presente,

como dicho es, vos do el dicho título de Conde de Buendía, e después de vos a la

persona o personas que así ouieren de heredar y heredaren la dicha vuestra casa. E

los unos ni los otros no fagan ende al por alguna manera so pena de la mi mercedy

de diez mil mra. a cada uno para la mi cámara. De lo qual vos mandé dar esta mi

carta firmada de mi nonbre y sellada con mi sello. Dada en el mi Real, cerca de

Arévalo, nueue días de junio año del nascimiento de nuestro señor Iexuxpto de

1465 años.

Yo el Rey.

Yo Johan Ruiz de Hermosilla,

secretario del Rey nuestro señor, la fiz escrivir por su mandado.

891
APÉNDICE DOCUMENTAL

IX

- 1476, febrero, 2, Burgos.

Restitución de ciertos lugares que se habían dado a Juan Hurtado

de Mendoza en secrestación a Alfonso de Iniesta.

(AGS, RGS, fol. 71)

Donna Ysabel por la graçia de Dios Reyna de Castilla, de León, de Toledo,

de Seçilia, de Portogal, de Galisia, de Seuilla, de Córdoua, de Murçia, etc., a vos,

Juan Furtado de Mendoça, mi vasallo y guarda mayor de la çibdad de Cuenca, del

mi Consejo, e a vos, Onorato, su fijo, e al conçejo, justiçia, regidores, caualleros,

escuderos, ofiçiales e omnes buenos de la dicha çibdad de Cuenca, e a cada uno de

vos a quien esta mi carta fuere mostrada o el traslado della signado de escriuano

público, salud e graçia. Bien sabedes en commo por relaçión que me fue fecha

diciendo quel comendador Alfonso de Yniesta estaua en la conpannía del mi

adversario de Portogal e que biuía e estaua con el marqués de Villena, que en mi

deseruiçio está, le yo mando secrestar los sus lugares de Valera de Yuso, e El

Ollmeda e Solera, e que vos, el dicho Juan Furtado, los touiésedes por mí en la

dicha secrestaçión en quanto mi merçed e voluntad fuese. E commo después

porque yo fui e soy çertificada quel dicho comendador ha estado e está en mi

seruiçio, e non con el dicho mi aduersario nin biue con el dicho marqués, antes ha

biuido e biue con el reuerendíssimo cardenal de Cuenca, e que non ha fecho cosa

alguna porque los dichos sus logares le mandase tomar, yo vos enbié mandar que

luego ge los dexásedes libres e desenbargados, e restituyésedes e tornásedes, e

fisiésedes tornar e restituyr. E eso mismo vos enbié mandar por una çédula mía

que vos juntásedes vos, el dicho Juan Furtado, e Honorato vuestro fijo e vos, la

892
APÉNDICE DOCUMENTAL

çibdad de Cuenca con su tierra, e derribásedes e demoliésedes, e fisiésedes luego

derribar e demoler una fortaleza que dis que se fase e fasedes en una penna que se

dise La Muela, que es en término de la dicha çibdad, segund que más largamente

en mis cartas que sobre ello para vos e para cada uno de vos mandé dar e se

contiene. E agora el dicho comendador Alfonso de Yniesta me enbió faser relaçión

que commo quier que por su parte las dichas nuestras cartas vos han sydo

notificadas e avedes seydo requerido que le restituyésedes e tornásedes los dichos

sus lugares, e que derribásedes e fisiésedes derribar la dicha fortaleza que es en

término de la dicha // [fol. 1v] çibdad en la dicha penna fasedes, dis que lo non

avedes querido nin queredes faser, antes dis que vos, los dichos Juan Furtado, e

Honorato e esa dicha çibdad lo dilatades e andades buscando maneras por lo non

faser nin conplir; en lo qual dis que sy asy oviese a pasar quél resçebiría mucho

agrauio e danno, e me suplicó e pidió por merçed que pues él non a estado en

conpannía del mi aduersario, antes bien con el reuerendíssimo cardenal de

Cuenca, çerca dello con remedio de justiçia le mandase proueer mandándole

restituir, e tornar, e alçar e quitar el dicho enbargo e secrestas que que en los

dichos sus lugares contra derecho le fue e está puesto, e mandando que todauía se

derribase la dicha fortaleza de la dicha Muela. Lo qual, por mí visto, yo he sido e

soy de vos e de cada vno de vos marauillada por poner dificultad e tardança a mis

mandamientos, e non aver puesto luego en obrra lo que çerca desto vos e enbiado

mandar e por que todauía mi determinada voluntad es que al dicho comendador

Alfonso de Yniesta sean restituydos e tornados los dichos sus lugares, e que la

dicha fortalesa se derribe. Tóuelo por bien e mandalo dar esta mi sobre carta para

vos, el dicho Juan Furtado, e Honorato su fijo, e a la dicha çibdad e a cada vno de

vos en la dicha rasón, por la qual o por el dicho su traslado signado commo dicho

es, vos mando a todos e a cada vno de vos que luego vista esta mi sobre carta, syn

otra luenga, ni tardança, ni dilaçión, ni escusa alguna e syn sobre ello no requerir,

ni consultar ni esperar otra mi carta ni mandamiento ni [¿?], non enbargante las

893
APÉNDICE DOCUMENTAL

rasones por vos, el dicho Juan Furtado, e Honorato su fijo e la dicha çibdad contra

las dichas mis cartas dichas e alegadas, ni otras qualesquier que querades desir e

alegar, restituyades e tornedes, e fagades luego restituir e tornar, e dexedes

libremente al dicho comendador Alfonso de Yniesta o a quien su poder oviere los

dichos sus lugares e le pongades en la posesión dellos e de cada vno dellos, en

manera que los él tenga e posea segund e commo los tenía antes que los yo

mandase se reptar; eso mismo derribades luego e demolades, e fagades derribar e

demolar la dicha fortaleza que en la dicha penna se a fecho, e que de aquí adelante

non fagades en él ni lo hedifiquedes ni consintades ni dedes lugar que en ella se

faga ni hedifique cosa alguna, por que asy es conplidero a mi seruiçio e al pro e

bien desa dicha çibdad e su tierra. E los unos ni los otros non fagades ende al por

alguna manera, so pena de la mi merçed e de priuaçión de los ofiçio // [fol. 2r] e de

confiscaçión de los bienes de los que lo contrario fesiéredes para la mi cámara, e de

perder qualesquier bienes, e merçedes e mrs. que en mis libros en qualquier

manera touiéredes. Lo qual todo vos lo contrario fasiendo o cada vno de vos yo

desde agora confisco e aplico para la mi cámara e fisco sin otra sentençia ni

declaraçión alguna. E de más mando al omne que vos con esta mi carta mostrare

que vos enplase que parescades ante mí en la mi corte doquier que yo sea, del día

que vos enplasare a quinse días primeros syguientes, so la dicha pena so la qual

mando a qualquier escrivano público que para esto fuere llamado que dende al que

vos la mostrare testimonio signado con su signo por que yo sepa en cómmo se

cunple mi mandado. Dada en la muy noble çibdad de Burgos, a dos días de febrero

anno del nasçimiento de nuestro sennor Iehuchristo de mill e quatroçientos e

setenta e seys annos. Yo la Reina. Yo Iohan Ruys del Castillo, secretario de la

Reina nuestra sennora, la fis escriuir por su mandado.

894
APÉNDICE DOCUMENTAL

- 1477, julio, 22 y 23, Tragacete.

Determinación de los mojones entre los términos de la villa de

Tragacete, lugar de Juan Hurtado de Mendoza, y la Sierra de la ciudad

de Cuenca por orden del doctor Pedro Sánchez de Frías, juez de

términos.

(AMC, leg. 120, exp. 5, fols. 5r-8r)

E luego in continente el dicho día, el dicho señor dotor jues comisario dixo

que daua e dio todo su poder conplido e vastante a Juan de Alcalá, bos e voto de

regidor de la dicha çibdad, e a Françisco Gil, vesino della, para que vayan e se

conçierten en la determinaçión de los mojones de entre la Syerra de la dicha çibdad

e el término del dicho logar Tragasete, e fisiesen e fagan çerca çerca dello todo

aquello que conuenga e menester sea en vno con los dichos omes buenos de la

dicha villa de Tragasete. Testigos que fueron presentes los sobre dichos e nos los

dichos escriuanos.

E luego in continente el dicho Juan de Alcalá, en nonbre del dicho dotor, e

Alonso de Alcalá, regidor asy como procurador de la dicha çibdad, fueron faser e

desterminar los dichos mojones con Juan Martínes // [fol. 5v] de Molina,

mayordomo del señor Juan Hurtado de Mendoça, e Bartolomé Sánches, escriuano,

e Alonso Lópes, vesino de la dicha villa de Tragasete, desterminadores que fueron

nonbrados por el conçejo de la dicha villa de Tragasete, e yo, el dicho Gonçalo

Garçía del Castillo, escriuano, con ellos. E fuimos primeramente a vn mojón que

está en el Poyal, que parte con el Masegosyllo e con la Sierra e término de la dicha

çibdad en la vereda del dicho Poyal. E esto dixeron e declararon que era el primer

895
APÉNDICE DOCUMENTAL

mojón de entre el dicho término de Tragasete e la Syerra de la dicha çibdad. E de

aquí fueron el viso adelante a ojo de la dehesa de Tragasete. E va el dicho mojón a

ferir fondón del Masegosyllo. E va la cuesta ayuso a mojón de la dehesa de los

Espinos, a ojo de la Cañada Honda, e fiere en la dehesa del mojón de Tragasete. E

de aquí fueron la deresçera delante de los dichos mojones antyguos e renouándolos

fasta Cañada Honda. E de aquí fueron e renouaron otro mojón que fiere en la

dicha dehesa de Tragasete e trauiesa por el canto del espinar. E dende fueron

renouando los mojones antyguos que fallaron fasta pasar el río de Xúcar, que pasa

por Tragasete, todavía en canto del dicho espinar e de la dicha dehesa. E pasado el

dicho río va el dicho río a las dichas quebradas e ende renouaron otro mojón

antiguo que fallaron que çierra con la dicha dehesa de Tragasete e sube el Visillo

arriba, partiendo con el mesón de la dicha dehesa fasta llegar a vn pino que está en

la dicha quebrada, donde estaua en el dicho pino vna crus vieja por mojón e la

renouaron. E de aquí fueron a otro mojón de piedras que está en la dicha quebrada

e lo renouaron. E de aquí fueron la quebrada arriba e fallaron otro mojón que

estaua en la dicha quebrada. E de aquí fueron a las corralisas de Archilla e fallaron

ende otro mojón de piedras debaxo de vn pino aluar. E de aquí fueron las dichas

corralisas adelante e ençima de las dichas corralisas fallaron otro mojón en vn pino

negral en el qual estauan dos cruses viejas e los renouaron. E de aquí fueron la

deresçera adelante por los dichos mojones e en somo de todas las dichas corralisas

fallaron en de vn mojón de piedras antiguas e lo renouaron. E fisieron otro mojón

en vn pino aluar junto con el mojón suso dicho. E de aquí fueron a otro mojón

çerca de la peña, en vn pino negral, e renouaron vna crus vieja que estaua en el

dicho pino. E de aquí fueron // [fol. 6r] a la peña de Cabeça Archilla e ende

renouaron vn mojón de piedras que allí estaua. E de aquí fueron la peña delante de

a ojo el dado e va la çingla delante de la peña e acude al colladillo de la fuente La

Raygada, e en vn pino que ende estaua negral estauan dos cruses antiguas por

mojón e las renouaron. E de aquí sale el dicho mojón vn viscote arriba que sale al

896
APÉNDICE DOCUMENTAL

alto de a ojo de la hoya El Estepar. E de la varaga de esta manera e por ser noche

non ovo logar de se poder faser más en el dicho día de la suso dicha

E después de lo suso dicho otro día syguiente que se contaron veynte e tres

días del dicho mes de jullyo, año suso dicho, por que non pudieron yr ni tomar a

faser la dicha desterminaçión los desterminadores suso dichos, el dicho conçejo de

la dicha villa de Tragasete nonbraron por desterminadores a Juan Garçía Nieto e a

Juan de Torralua, vesinos de la dicha villa. E el dicho dotor nonbró a Françisco

Gil, vesino e cauallero de la syerra de la dicha çibdad, para que por él e en su

nonbre pueda yr e estar presente a la dicha desterminaçión. E los dichos Juan

Garçía Nieto e Juan de Torralua, desterminadores suso dichos, fisieron juramento

en forma deuida de derecho, so virtud del qual dixeron quellos e cada vno dellos

determinarán e declararán los mojones que están entre el término de la dicha villa

de Tragasete e la Syerra de la dicha çibdad de Cuenca, e que por amor ni desamor

ni por otra rasón alguna no dexarán de desir la verdad de lo que çerca dello

fisieren e supieren. E echada sobre ellos la confesyón del dicho juramento, cada

vno dellos respondió e dixo sí juro e amén.

E luego los dichos desterminadores e Alonso de Alcalá, regidor, e Luys de

Chinchilla, procuradores de la dicha çibdad, e el dicho Françisco Gyl e yo, el dicho

escriuano, a continuar e continuamos la dicha desterminaçión. E fuemos adonde el

dicho día pasado dexaron los otros dichos desterminadores los dichos mojones, e

fueron a vn çerrillo que está // [fol. 6v] en par de los mojones suso dichos, a ojo de

la fuente El Bueytre e de la hoya La Pegueruela. E allí fallaron vn pino que tenía

dos cruses antiguas, las quales dixeron que estauan por mojón antiguo entre la

Syerra de la dicha çibdad e el término de la dicha villa de Tragasete, e renouaron

las dichas cruses e vn mojón de piedras que estaua al pie del dicho pino. E de aquí

fueron el espolón adelante renouando mojones antiguos que fallaban fasta vn

çerrillo que está en la fuente El Bueytre. E allí fallaron otro mojón antiguo en par

de vn pino negral en el qual estauan tres cruses antiguas por mojón, e las

897
APÉNDICE DOCUMENTAL

renouaron. E de aquí fueron el dicho espolón adelante e fallaron otro mojón

antiguo entre dos pinos e lo renouaron, e renouaron una crus vieja que está fecha

por mojón en el vno de los dichos pinos. E de aquí fueron el dicho espolón adelante

renouando los dichos mojones fasta vn pino melguiso que está en la subida del

çerro El Hoçejón e renouaron el dicho mojón, e tiene el dicho pino vnas piedras por

mojón en el horcajo dél. E de aquí fueron el dicho çerro arriba renouando los

mojones que fallaron antiguos fasta en somo del dicho çerro El Hoçejón, e allí

fallaron vn mojón antiguo de piedras al pie de vn pino aluar e renouáronlo. E de

aquí fueron el dicho çerro adelante por la derescera de los dichos mojones,

renouándolos el alto del dicho çerro adelante junto con la senda el Tejo, que salle a

ojo de la cabeçada de la cañada Mingo Adalid e lo renouaron. E de aquí trabesaron

la dicha senda e fallaron otro mojón antiguo en vn çerrillo que está de la otra parte

de la dicha senda e lo renouaron en vun pino aluar en el qual estaua fecha vna

crus vieja por mojón. E de aquí fueron el dicho çerro delante de la dicha cañada

Mingo Adalid por la cunbre del dicho çerro e fallaron por la dicha cunbre adelante

los mojones antiguos e renouáronlos fasta vn mojón antiguo que fallaron en vn

pino aluar que estauan fechas en él dos cruses antiguas, // [fol. 7r] que dixeron

que eran mojón antiguo, e está en vn collado ençima del dicho çerro en vn

colladillo de la dicha cañada Mingo Adalid, la qual dicha cañada queda a la mano

derecha de cómo ivan del dicho Hoçejón adelante. E de aquí fueron el dicho çerro

ayuso por la cunbre del dicho çerro, a ojo de la dicha cañada Mingo Adalid e

fueron por la deresçera delante de los dichos mojones, por la cunbre ayuso del

dicho çerro, renouando los mojones antiguos fasta vn collado que está a ojo de la

dicha cañada Mingo Adalid e de la hoçesilla, e allí fallaron vn mojón antiguo

ençima de vnas peñuelas de vn colladillo e lo renouaron. E de aquí va el dicho

mojón por la halda de a mano esquerda del dicho çerro fasta Tragasete. E fallaron

vn mojón a la orilla de vna haça que la tiene senbrada Juan Ruys, vesino de

Tragasete, que se llama la dicha haça de Portillo Llano, la qual dicha haça e el

898
APÉNDICE DOCUMENTAL

dicho çerro queda a la parte de la dicha hoçesilla e de la cañada Mingo Adalid por

Syerra de la dicha çibdad. E de aquí fueron por orilla de la dicha haça adelante, a

la parte de avaxo por la halda de la dicha cuesta e fallaron çiertos mojones

antiguos así de piedras como de cruses fechas en algunos pinos vnos en derecho de

otros, e los renouaron fasta el camino que va de Tragasete a los pajares de Portillo

Llano. E allí, cabo el dicho camino, fallaron vn mojón antiguo al pie de vn pino

grande, en el qual estauan fechas dos cruses antiguas e las renouaron. E de aquí

trabiesa el dicho mojón el dicho camino por de partes dabaxo de vna haça que está

senbrada, que dis que es de Juan Sánches Cardo, vesino de Tragasete, la qual dicha

haça cae en la Syerra de la dicha çibdad. E fallaron los dichos mojones de la parte

dabaxo de la dicha haça e renouáronlos asy con piedras como renouando las cruses

que estauan // [fol. 7v] antiguas fechas en algunos pinos fasta en cabo de la dicha

haça. E fallaron ende otro mojón antiguo de piedras e cabo él vn pino que tiene dos

cruses antiguas por mojón en la vertiente e halda del dicho çerro que está a ojo de

la dicha cañada de Mingo Adalid e a ojo de la dicha villa de Tragasete. E de aquí

fueron e vaxaron por la halda del dicho çerro adelante por la vertiente a ojo del

dicho logar Tragasete, renouando los dichos mojones que fallaron antiguos vna

pedrisa adelante, a ojo del dicho logar Tragasete e renouaron los dichos mojones

antiguos que fallaron fasta vna pedrisa que está a ojo del dicho logar Tragasete. E

en la dicha pedrisa fallaron vn pino negral que tenía dos cruses antiguas e las

renouaron. E de aquí fueron la dicha pedrisa delante de la halda del dicho çerro

fasta ojo del collado de Las Saleguillas, en el cornijal de vna haça de Martín

Regajero, vesino de Tragasete, e queda a la parte de arriba el çerro de la dicha

pedrisa por Syerra de la dicha çibdad. E en la halda deste dicho çerro fallaron este

mojón al pie de vn mojón aluar e lo renouaron con piedras e fesieron en el dicho

pino dos cruses. E de aquí fueron la dicha halda del dicho çerro ayuso e trabesaron

la dicha haça al alto de a ojo del Escaleruela e en la cabeça del dicho alto fallaron

vn mojón antiguo e lo renouaron. E fueron el are pie ayuso fasta el Escaleruela, e

899
APÉNDICE DOCUMENTAL

allí fallaron la dicha Escaleruela vn mojón antiguo de piedras e dos cruses

antiguas fechas en vn pino negral e las renouaron. E de aquí dixeron que va el

dicho mojón el espolón arriba fasta el alto de la fuente Xúcar. E de aquí va el dicho

mojón el espolón ayuso fasta ferir al alto de la Puerta el Ynfierno e de aquí va el

dicho mojón a hondón de la Mogorrita, a mano esquerda de la crus de la dicha

Mogorrita, de como van de la dicha fuente a la dicha Mogorrita. E de aquí

deçiende el dicho mojón la cuesta // [fol. 8r] e la cuesta ayuso e va derecho al

collado de cabo la casa e pajar de Perucho Astero, vesino de Tragazete, e de aquí

trauiesa el dicho mojón por el alto arriba por en par del mojón suso dicho por el

alto del dicho çerro de en medio, e de aquí va derecho a los collados, a otro mojón

que está en la Cabeçada Hondonera. E de aquí adelante acude el dicho mojón a vn

pino negral que está en el collado de Las Aseuedas. E de aquí trabiesa el dicho

mojón al alto La Soriana e de aquí va vn espolón ayuso por el canto de vnas hoças

Juan Martínes de Lásaro, vesino de Tragasete, a mano derecha de cómo va el

espolón fasta Tragasete. E de aquí acude el dicho mojón a la cabeça del Vallejo

Escapa e de aquí va por ojo del Vallejo Escapa a mano esquerda e de aquí va el

dicho mojón ladero el çerro del Lauajuelo e va el dicho mojón a ferir a vn pino

negral do se çierra el dicho término del dicho logar Tragasete e la Syerra de la

dicha çibdad de Cuenca. E los dichos desterminadores dixeron que para el

juramento que fecho auían, que estos eran los mojones antiguos de entre el dicho

término de Tragasete e la Syerra de la dicha çibdad de Cuenca. E asy fecha la dicha

desterminaçión, luego los dichos Alonso de Alcalá, regidor, e Luys de Chinchilla,

procuradores de la dicha çibdad, e en nonbre della, dixeron que lo pedían e

pedieron por testimonio.

E luego este dicho día, e mes e año suso dicho, por mí, el dicho escriuano,

fue notificada esta dicha desterminaçión al dicho dotor jues suso dicho, el qual

dixo e respondió que la él aprouaua e aprouó, e daua e dio por buena e verdadera

900
APÉNDICE DOCUMENTAL

por quanto conseguía e consygue con las otras desterminaçiones antiguas e con las

sentençias que sobre este caso fueron dadas por los jueses que sobre este caso antes

de agora auían venido e venieron conosçer. E los dichos procuradores pidiéronlo

por testimonio. Que fueron presentes por testigos Pedro de // [fol. 8v] Xerica, e

Françisco Gil, caualleros de la syerra de la dicha çibdad, e Miguel de Cotillas,

todos vesinos della, e yo, el dicho Gonçalo Garçía del Castillo, escriuano.

901
APÉNDICE DOCUMENTAL

XI

- 1477, febrero, 19, Guadalajara y 1477, febrero, 25, Cuenca.

Carta de confederación entre don Diego López Pacheco, marqués

de Villena, y su tío don Juan Hurtado de Mendoza, señor de Cañete y

guarda mayor de Cuenca.

(AHN, NOBLEZA, Frías, leg. 127, n.º 45)

Yo don Diego Lópes Pacheco, duque de Escalona, marqués de Villena,

conde de Santesteuan, mayordomo del Rey nuestro señor e del su Consejo,

acatando el grand debdo y amor quel maestre, mi señor e padre, que Dios aya, con

vos el señor mi tío Juan Furtado de Mendoça, señor de la villa de Cañete, del

Consejo del Rey nuestro señor e su guarda mayor de la çibdad de Cuenca e su

tierra, tuuo, y yo aquel mesmo, siguiendo e guardando por la presente, seguro e

prometo que agora e de aquí adelante guardaré vuestra persona, e casa e estado, e

no seré en fecho, nin en derecho nin en consejo que en él nin en parte dél seays

menoscabado nin dapnificado. E vos ayudaré por mi persona, e casa, e gentes e

poder a resystir qual quier mal, o daño o fuerça que vos quiera ser fecha, contra

todas las personas del mundo, de qual quier ley, estado, condiçión o preheminençia

que sean, e vos ayudaré a sostener el cargo e guarda que tenes vos, el dicho señor

Juan Furtado, mi tío, de la çibdad de Cuenca, guardando el seruiçio de los reyes

nuestros señores, seyendo requerido por vos, el dicho mi tío Juan Furtado, o

viniendo a mi notiçia. E no auiendo de yr contra el reuerendísimo señor el

cardenal de España nin contra los magníficos señores arzobispo de Toledo e duque

del Ynfantado, los quales exçebto en esta escriptura. E yo el dicho Juan Furtado de

Mendoça seguro e prometo que de oy en adelante guardaré la persona, e casa e

902
APÉNDICE DOCUMENTAL

estado de vos, el muy magnífico señor duque de Escalona, marqués de Villena,

conde de Santesteuan, e no seré en fecho, nin en derecho nin en consejo que en él

nin en parte dél sea menoscabado ni dapnificado. E ayudaré a vuestra señoría por

mi persona, e gente e poder a resystir qual quier mal, o daño o ofensa que vos

quiera ser fecha, contra todas las personas del mundo, de qual quier ley, estado,

condiçión, preheminençia que sean. E asy mesmo ayudaré a vos, el dicho señor

duque, cada que nesçeariosea, en la manera susodicha e contra vuestro estado

fuere, guardanado el seruiçio de los reyes nuestros señores como dicho es, e

seyendo requerido por vos, o por vuestro mandado o viniendo a mi notiçia. E no

auiendo de yr contra el reuerendísimo señor el cardenal de España nin contra el

señor duque del Ynfantado, los quales, exçebto en esta escriptura. Por quanto les

tengo [¿?] e les tengo dada mi fe y palabra de lo asy faser. E quanto a las otras

cosas que de esta escriptura en su fuerça y vigor, lo qual todo lo suso dicho e toda

cosa dello, yo, el dicho duque de Escalona, y Juan Furtado de Mendoça juramos a

Dios, y a Santa María e a esta señal de cruz (†) en que ponemos nuestras manos, e

a las palabras de las santos evangelios, donde quiera que son, de lo asy tener, e

guardar e conplir, segúnd e en la manera que según en esta escriptura se contiene.

Además, por mayor firmesa, yo, el dicho duque de Escalona, e Juan Furtado

fasemos leito omenaje como caualleros onbres fijos dalgo, de lo tener, e guardar e

conplir e de non yr nin venir contra ello nin contra parte dello. Yo, el duque de

Escalona, en manos e poder de Gonçalo de Villafuerte, comendador de Oreja,

cauallero onbre fijo dalgo, que de mí lo resçibe. E yo, el dicho Juan Furtado, en

manos y poder del comendador Íñigo Lópes de Mendoça, cauallero onbre fijo

dalgo, que de mí lo resçibe. So pena de caher en las penas y casos en que cahen los

caualleros onbres fijos dalgo que quebrantan los juramentos e pleito omenaje que

fasen. De lo qual todo suso dicho fasemos dos escripturas en vn themor firmadas

de nuestros nonbres y selladas con los sellos de nuestras armas para cada vno de

nos la suya. El qual dicho juramento y pleito omenaje el dicho señor duque fiso en

903
APÉNDICE DOCUMENTAL

la çibdad de Guadalajara, a dies e nueue días del mes de febrero, año del

nasçimiento de nuestro señor Iehuxripto de mill e quatroçientos e setenta e siete

años, en presençia de Ferrando Vásques de Cuña, e Juan de Rojas e Llorente,

criados del dicho señor duque. E asy mesmo el dicho Juan Furtado fiso el dicho

juramneto e pleito omenaje en la çibdad de Cuenca, a veynte y çinco días del mes

de febrero del dicho año de mill e quatroçientos e setenta e siete años, en presençia

de Rodrigo de Torres, e de Diego de Vayllo y de Enrique, criados del dicho señor

Juan Furtado.

904
APÉNDICE DOCUMENTAL

XII

- 1477, julio, 20, Poyatos.

Apeamiento entre los términos de la villa de Poyatos, lugar de

Juan Hurtado de Mendoza, y la Sierra de la ciudad de Cuenca por orden

del doctor Pedro Sánchez de Frías, juez de términos.

(AMC, leg. 861, exp. 1, fols. 2r-4v) Traslado del siglo XVIII.

Se empezó en un mojón antiguo que hallaron en una peña cerca del camino

que va de Poyatos a Fuertescusa, e hallá estaba un pino albar, y junto con él está

un tocón de otro pino seco, y en medias de este dicho tocón e del dicho pino está un

mojón de piedras antiguo, y en el dicho pino albano estaban fechas dos cruces

antiguas por mojón e las renovaron e dijeron que este era el mojón entre la Sierra

y el término de Poyatos. E de aí travesaron el dicho camino que ansí va de Poyatos

a Fuertescusa un vallejo ayuso, e hallaron unas peñas que están en la orilla del

dicho vallejo cinco mojones antiguos, unos en par de otros hasta otro mojón que

hallaron entre ellos, que está entre los caminos que van a Fuertescusa e a la

Fuente del Peral, e al cabo de ayuso de él dos hazas que ende tiene sembradas el

dicho Pedro Martínez Arcas a la salida de un tormagal e allí hallaron este mojón e

lo renovaron. E de aquí sale el dicho mojón a dar en otro mojón que está en unas //

[fol. 2v] hazas del dicho Pedro Martínez a mano derecha, al cabo de arriva de la

casa del zapatero e de otra casa que cabo está e tiene fecha el dicho Pero Martínez,

hasta un tiro de ballesta de las dichas casas hasta Poyatos encima de unas peñas, e

lo renovaron. E de aquí va el dicho mojón e traviesa una cingla de peñas que está

en par del collado de la cañada, la carga a la parte de arriva de las dichas casas del

dicho zapatero e del dicho Pero Martínez, e a ojo de ellas e a ojo de la dicha cañada,

y en la dicha cingla, de peñas, hallaron un mojón antiguo en par del collado de la

905
APÉNDICE DOCUMENTAL

dicha cañada, e lo renovaron. E de aquí atraviesa el dicho mojón por el dicho

collado de la dicha cañada a la parte de arriva en una casa de pajar que está en el

dicho collado de la dicha cañada la carga, que diz que es de un hermano del dicho

Pero Martínez Arcas, e hasta diez pasadas de la dicha casa a la parte de la dicha

casa hallaron ende un mojón de piedras, e lo renovaron en la alda del rodenal. E de

aquí sube el dicho mojón el rodenal arriva y va a dar en derecho a otro mojón

antiguo que hallaron en la cabeza de la oya del Espino, y allí renovaron un mojón

de piedras que hallaron, y está cerca de un pino, y hallaron en él dos cruces

antiguas por mojón. E allí hallaron segando panes a Juan Arcas, sobrino del dicho

Pero Martínez Arcas; e los dichos Pedro de Huete, Miguel de Cotillas, apea- //

[fol. 3r] dores, rogaron al dicho Juan Arcas que se fuere con el dicho Pero

Martínez su tío a determinar los dichos mojones de entre la Sierra y el término de

Poyatos, si los sabía, el cual dijo que bien los sabía e que él iría con ellos si se lo

pagaren, e se le señalaron con él e fue con ellos a la dicha determinación. E fueron

ende el mojón susodicho que hansi estaba en la Cabezada de la dicha oya del

Espino, e de aí dijeron que vuelve el dicho mojón por la dicha orilla ayuso del

rodenal y estepar hasta la oya Peceña, e hallaron un mojón antiguo en la orilla del

dicho estepar e rodenal cabo un haza que al presente está sembrada que diz que es

de la muger de Antón Cacho, vecino de Beteta. E de aquí dijeron que iba el dicho

mojón la alda ayuso del dicho estepar e rodenal, e hallaron otro mojón más debajo

de este susodicho, e lo renovaron. E de aquí dijeron que iba el dicho mojón por el

dicho estepar e rodenal ayuso a mano izquierda de la oya Peceña, y en un collado

en par de la dicha oya Peceña, cerca de unas hazas sembradas, hallaron un mojón

antiguo de piedras, e lo renovaron. E traviesa el dicho mojón por unas hazas, que a

la sazón eran de vecinos de Poyatos, y va derecho a hendir en otro mojón que

hallaron en la alda de una pedriza, a ojo de las dichas hazas sembradas // [fol. 3v].

E de aquí van los dichos mojones por la loma delante de la Cañada Luenga, y en

par del dicho somidero hallaron un mojón antiguo en ca de un pino albar, y

906
APÉNDICE DOCUMENTAL

estaban fechas en el dicho pino dos cruces antiguas por mojón, e las renovaron. E

de aquí va el dicho mojón el dicho viso adelante de Cañada Luenga por el estepar e

rodenal el viso adelante hasta la vertiente misma de la fuente del Lobo a la Cañada

Luenga. Y en el mismo collado de la entrada de las oyuelas de la fuente el Lobo,

allí hallaron un pino grande rodeno, en el cual hallaron dos cruces antiguas por

mojón, y las renovaron. E de aquí va el dicho mojón por el collado delante de la

dicha vertiente a ojo de la dicha cañada. E de aquí bajan los dichos mojones por el

viso ayuso ante la huerta Marojales. E fallaron un mojón antiguo cabo la senda los

Taberneros, que va de Tragacete al Ynfantazgo. E de aquí traviesa el dicho mojón

de la dicha senda por un vallejo, y está de la otra parte de la dicha senda, e fallaron

en par del mojón susodicho otro mojón, y lo renovaron. E de aquí fueron el

Calarejo arriva y fueron a lo alto de este dicho Calarejo, y allí hallaron otro mojón

antiguo de piedras, e lo reno- // [fol. 4r] varon. E de aquí va el dicho mojón los

Calarejos arriva e travesaron el camino real que va de Poyatos a Beteta, y cerca del

dicho camino fallaron un mojón antiguo cabo un haza, e lo renovaron. E de aquí

ba el dicho mojón a la entrada del camino que va de Cañada Luenga al collado de

la Huerta, e de aquí va el dicho mojón la vertiente delante de él a ojo de

Valdejumento e va a dar al dicho mojón en el camino que va al collado la Huerta.

E de aquí va el dicho mojón el viso adelante de la Huerta al Casar que fue de

Miguel Saiz de Palomares. E de aquí va el dicho mojón por el camino viso de la

dicha Huerta adelante hasta el camino que entra en la Huerta e va a la Talayuela.

E de aquí traviesa y pasa a la Molatilla el oyo por el mismo viso de la dicha

Huerta. E de aquí va el dicho mojón el dicho viso adelante hasta dar en el royo de

la Huerta. E de aquí traviesa a un casar de una casa que fue de Pero Martínez de

Lagunaseca, vecino de Poyatos. E de aquí va a las encrucijadas del cerro Caballo.

E de aquí va el dicho mojón el royo debajo de la Hoz Quemada a dar en las

Bacarizas. E de aquí traviesa el dicho mojón el río de Escabas y sube el espolón

arriva hasta asomar al Colladillo, que entra una senda en la oya del Peralejo. E de

907
APÉNDICE DOCUMENTAL

aquí va el dicho mojón por unas peñas adelante hasta dar en el royo Frío. E de

aquí va el dicho mojón por las peñas de las Corralizas a dar en lo angosto de la

Hortezuela. E de aquí va el dicho mojón // [fol. 4v] a lo angosto de las peñas de la

Barga e sale derecho a el somo de la casa de Martín Jiménez. E de aquí va el dicho

mojón por endomo de la Barga a dar en el royo de Matabacas, e de aquí va el río de

Escabas ayuso a dar en paso al royo Malo. E de aquí sube el dicho mojón a mano

izquierda del pedrón a un sabinarejo. E de aquí sube el dicho mojón al cerro del

Cambronal, donde pasa el camino que va de Poyatos a Fuertescusa, que está

encima de una peña un pino albar e junto con el dicho pino hay dos cruces

antiguas por mojón, y lo renovaron. Y dijeron que aquí se cierran los mojones del

término del dicho lugar de Poyatos e la Sierra de la dicha ciudad de Cuenca. Y este

dicho mojón es el primero que está puesto en el principio de esta determinación. Y

los dichos apeadores dijeron haberla hecho bien y fielmente.

908
APÉNDICE DOCUMENTAL

XIII

- 1478, febrero, 21, Sevilla.

Revocación de una carta anterior por la que se otorgaba el control

de dos puertas de la ciudad a Juan de Paz, corregidor de Cuenca, en

lugar de Juan Hurtado de Mendoza, guarda mayor.

(AGS, RGS, fol. 105)

Doña Ysabel por la graçia de Dios Reyna de Castilla, etc. a vos, el bachiller

Iohan de Pas, corregidor de la noble çibdad de Cuenca, salud e graçia. Bien sabedes

commo yo, por algunas cosas que a la sasón me mouieron, vos enbié mandar por

mi carta que de mi parte requeriésedes a Juan Furtado de Mendoça, mi vasallo e

guarda mayor desa dicha çibdad, e del mi Consejo, que vos dyese e entregase dos

puertas de la dicha çibdad con las llaves dellas para que las vos touiésedes e

guardásedes para mi seruiçio, segund que más por estenso en la dicha carta que

para ello mandé dar se contiene. E agora yo soy informada que por virtud de la

dicha mi carta requeristes al dicho Iohan Furtado de Mendoça que vos dyese e

entregase las dichas dos puertas e llaues segund que yo ge lo enbié mandar. E quel

dicho Iohan Furtado vos respondyó que obedesçía e obedesçe la dicha carta segund

e commo deuía. E que en quanto al conplimiento dello que por algunas cosas

conplideras a mi seruiçio que suplicaua e suplicó dello. E agora por algunas cabsas

e rasones que a ello me mueuen mucho, conplideras al seruiçio del rey mi sennor e

mío, // [fol. 1v] mando a vos, el dicho corregidor Iohan de Pas, que non

enbargante que vos avía mandado dar yo lo susodicho la dicha mi carta, que de

aquí adelante non demandéys nin requerirades al dicho Iohan Furtado de

Mendoça que vos dé nin entregue las dichas puertas e llaues dellas, por quanto mi

909
APÉNDICE DOCUMENTAL

voluntad es quél las tenga segund e en la manera que fasta aquí las ha tenido e

tyene, porque asy cunple a mi seruiçio. E por esta mi carta reuoco e do por

ningund e de ningund valor e efecto la dicha carta que yo vos mandé dar para ello.

Por quanto mi voluntad es que no tenga fuerça nin vigor alguno para traher a

efecto lo en ella contenydo. E asymismo yo do por ninguno qualquier

requerimiento que sobre ello ayáis fecho al dicho Iohan Furtado de Mendoça. E

asymismo al enplasamiento sy alguno le fesystes sobrello por virtud de la dicha mi

carta que de suso se fase mençión. E non fagades ende al porque asy cunple a mi

seruiçio, de lo qual mando dar esta dicha mi carta firmada de mi nonbre e sellada

con mi sello. Dada en la muy noble çibdad de Seuilla a 21 días del mes de febrero,

anno del nasçimiento de nuestro señor Iesuchristo de mill e quatroçientos e

setenta e ocho annos. Yo la Reyna. Yo Alfón de Áuila, secretario de nuestra señora

la Reyna, la fis escriuir por su mandado.

910
APÉNDICE DOCUMENTAL

XIV

- 1479, noviembre, 8, Toledo.

Petición de Álvaro Carrillo de Albornoz al monarca don Fernando

para que él y sus hermanos Íñigo López, Alfonso Carrillo y doña Leonor

no fueran procesados por acusar a su hermano Pedro Carrillo de

Albornoz de fraticidio.

(AGS, RGS, fol. 84)

Don Fernando, etc. A vos Pedro Gonsalo de Fuentes, provisor del obispado

de Tuy, salud e graçia. Sepades que Áluaro Carrillo de Albornos, mi alcalde mayor

de los fijosdalgo, cuyas son las villas de Torralba e Beteta, a quien pertenecen los

bienes e mayorazgo que Iohan de Albornos dis que tenía e le pertenecía e devía

aver de Gómes Carrillo de Albornos, su padre, por sy e en nonbre de Iñigo Lópes

de Mendoça e Alfonso Carrillo e doña Leonor, sus hermanos e fijos del dicho

Gómes Carrillo, me fiso relaçión por su petición que ante mí, en el mi Consejo,

presentó disiendo que bien sabía que sobre el agrauísimo e detestable fratysçidio

fecho e cometydo por Pedro Carrillo contra Iohan de Albornos, su hermano mayor,

e del dicho Áluaro Carrillo, dis que yo proçedí en la dicha cabsa consiguiendo la

pena al delicto e la sentençia al fecho e acusaçión, e al dicho Pedro Carrillo le

condepné a pena de muerte en çierta forma e a pedimiento de sus hermanos, e se

adjudicó a Áluaro Carrillo como a fijo mayor del dicho Gómes Carrillo. Sobre lo

qual, por parte del dicho Pedro Carrillo, ante mí, fueron alegadas çiertas rasones

por donde la dicha sentençia no valía e, entre las otras, por nulidad alegó ser

clérigo de prima tonsura e que devía gosar del dicho clericato, e ansy non aver

seydo por ser su jues. E por parte del dicho Áluaro Carrillo fueron alegadas otras

911
APÉNDICE DOCUMENTAL

çiertas rasones, en espeçial el no ser tal clérigo e averlo seydo en fraude e por

euidir [sic] la pena después de aver cometydo el dicho delicto e aver seydo e ser

vigano. Y tal que según // [fol. 1v] derecho no deuía gosar del dicho preuilleio e lo

por mí sentençiado e determinado aver seydo recto e rectamente fecho. Sobre lo

qual, por mí visto, mandé dar mi carta de comisyón para el doctor Alfonso de Pas,

e para el liçençiado Pedro Fernándes de Vadillo, e para el liçençiado Alfonso

Sánches de Logroño, todos del mi Consejo, para que viesen el dicho proçeso,

seyéndoles presentado por el dicho Pedro Carrillo dentro de çierto tienpo. E

llamadas e oydas las partes fisiesen justiçia que tenga la calidad del caso. E dis que

estando el negoçio en su estado, el dicho Pedro Carrillo, nombrándose asy clérigo,

por un rescripto de comisión para el obispo de Tuy que conoçiese del dicho

negoçio, el qual dis que se le dé luego a vos, el dicho Pedro Gonsalo de Fuentes,

residente en Guadalajara. E que a pedimiento del dicho Pedro Carrillo aveys

proçedido e proçedeys contra los dichos Áluaro Carrillo de Albornos, e Iñigo Lópes

de Mendoça, e Alfonso Carrillo e doña Leonor, disiendo que ellos e el dicho Áluaro

Carrillo acusaron al dicho Pedro Carrillo en el proçeso que ante mí se fiso, en lo

qual dis que ellos avían seydo agrauiados. E porque non se fallaron que los dichos

Íñigo Lópes, Alfonso Carrillo e doña Leonor fesiesen tal acusaçión, e que si el dicho

Áluaro Carrillo la fiso fue justamente en prosecuçión de su justiçia e sobre ello con

el dicho Pedro Carrillo estaua la cosa pendiente ante los dichos comisarios, que vos

non podistes nin deuistes proçeder en el dicho negoçio, e me suplicó e pydió por

merçed que sobre ello le proveyese de remedio con justiçia, mandando uos reuocar

todo lo por vos fecho e proçedido ante uos e como ante persona que está por mi real

preeminencia e como la mi merced fuere. E yo tóuelo por bien, por que vos mando

que luego, con esta mi carta, fuéredes requerido e deys por ninguno todo lo por vos

fecho e proçedido contra los dichos Áluaro Carrillo, e Íñigo Lópes, e Alfonso

Carrillo e doña Leonor e los absoluays de qual quier escomunión que sobre esta

cabsa ayan yncurrido e lo proveays todo en el estado en que estauan al // [fol. 2r]

912
APÉNDICE DOCUMENTAL

tienpo que dello començastedes a conosçer. E non fagades ende al so pena de la mi

merçed e de perder las temporalidades e naturalesas que en mis reynos teneys, e

deservydo por axeno e estraño dellos, por sy ante esto que dicho es, alguna rasón

tuuiéredes por que lo no deuades ansy faser e cumplir. Por quanto los reyes mis

anteçesores han estado e yo estoy en posesión de faser ver en el mi Consejo, donde

ay prelados, e caualleros, e doctores e personas çentíficas, los proçesos que fesieron

quales quier jueses eclesiásticos en que mis súbditos e naturales se syenten por

agrauiados, por esta mi carta vos mando que del día que con ella fuérades

requerido fasta quinse días primeros siguientes, parescades personalmente ante

mí, en el mi Consejo, con el proçeso del dicho pleito para que en el dicho mi

Consejo se vea, donde ay los sobre dichos prelados, e caballeros, e letrados e

personas çentyficas, se vea e sy están bien fechos se manden guardar, e sy no se

prouea sobre ellos lo que con justiçia deua, con aperçibimiento que vos fago que sy

paresçedes yo lo mandaré ver e guardar la justicia […] e sy non paresçedes,

mandaré proçeder ante vos a las primeras esta dicha mi carta auidas, e de más

mando a qual quier escribano público que para esto fuere llamado que dende al que

la mostrare testimonio sygnado con su sygno por que yo sepa en cómo se cunple

mi mandado. Dada en la mui noble e leal çibdad de Toledo, a ocho días del mes de

novienbre, año del nasçimiento de nuestro Señor Iehu Xhristo de mill e

quatroçientos e setenta e nueve años […].

913
APÉNDICE DOCUMENTAL

XV

- 1482, agosto, 9, Córdoba.

Confirmación por parte de los Reyes Católicos de los privilegios

de mrs. que Juan Hurtado de Mendoza tenía situados en la fortaleza de

Huélamo.

(AGS, EMR, Mercedes y Privilegios, leg. 68, doc. 74)

Cuenca

Mrs. de por vida

Juan Hurtado de Mendoça

Paresçe por los tres libros que los contadores mayores del Rey e Reyna

nuestros sennores tenían de sytio e salario, que sus altezas mandaron dexar en

estos sus reynos desde el anno que pasado de i U ccccº lxxxº annos en adelante, los

quales dichos tres libros se trasladaron punto por punto del libro de sytio e salario

que está en cámara de la Reyna nuestra sennora firmado de fray Françisco de

Talavera por de [¿?] que dexaron a don Pedro de Barrientos veinte mil mrs. de por

vida en Cuenca sytuados que fueron de Fernando Garci para consumir después de

sus días. E por parte del dicho Juan Hurtado de Mendoça fue mostrada una carta

de provisión del señor Rey don Enrrique, que santa gloria aya, dada en la çibdad

de Segovia xxiiiiº de agosto de i U ccccº lxxiii annos, por la qual paresçe que el

dicho Juan Hurtado ovo vi U mrs. de los xx U mrs. que fueron del dicho Fernando

Garci e fueron sytuados en los alcásares de Huélamo, lugar que es de la çibdad de

Cuenca.

914
APÉNDICE DOCUMENTAL

E otrosy paresçe por los libros de los declaratores del dicho sytio e salario

que tyenen los dichos contadores mayores, en cómo está en ellos puesto e declarado

al dicho Juan Hurtado de Mendoça los dichos xx U mrs. de por vida para

consumir de la forma suso dicha.

E otrosy paresçe por los dichos libros de las pesquisas que se fesieron por

rasón de las declaraçiones del dicho sitio e salario, oyeron los dichos contadores

mayores en cómo el dicho Juan Hurtado de Mendoça gozó de los dichos vi U mrs.

el anno pasado de i U ccccº lxxix annos e por el dicho Juan Hurtado de Mendoça

fue mostrada una carta de privilegio del sennor Rey don Enrrique, que santa

gloria aya, sellada con su sello de plomo e librada de los sus contadores mayores,

por la qual paresçe que los dichos vi U mrs. tenía de merçed en cada vn anno por

virtud del traslado del dicho privilegio signado, sobre escripto e librado de sus

contadores mayores en cada vn anno e que le fue dado el dicho privilegio de los

dichos mrs. en las dichas rentas, a xxiiiiº días de agosto de i U ccccº lxxiii annos.

Por ende por virtud de un alualá de la Reyna nuestra sennora, firmado de

su nonbre, fecho xxix de março de i U ccccº lxxxºi annos, de que está su traslado al

comienço deste libro, e otrosy por quanto por el dicho Juan Hurtado de Mendoça

fue dada e entregada a los contadores mayores de los dichos sennores reyes de la

dicha carta de privilegio del dicho Rey don Enrrique, e confirmada de sus altesas

para que los ellos rasgasen, las quales ellos rasgaron e quedaron rasgadas en su

poder, se posyeron e asentaron aquí al dicho Juan Hurtado de Mendoça los dichos

vi U mrs. para que los aya e tenga del Rey e Reyna nuestros sennores de merçed

en cada vn anno para en toda su vida situados en las dichas rentas con las

facultades e segund e en la manera que en el dicho alualá de la dicha sennora

Reyna de que suso fase mençión, se cuenta e declara, contaron que después de sus

días queden consumidos para sus altezas.

915
APÉNDICE DOCUMENTAL

En la çibdad de Córdoba ix días de agosto de i U ccccº lxxxºii annos se dio

carta de privilegio al dicho Juan Hurtado de Mendoça de los dichos vi U mrs. para

que los aya sytuados en las dichas rentas e para que gose de ellos. //

[fol. 1v] Este dicho anno e dende en adelante en cada vn anno para en toda

su vida e que tome su carta de privilegio e traslado sygnado del dicho privilegio

syendo sobre escripto e librado de contadores en cada vn anno por donde le sea

resçibido en Cuenca, e que después de sus días los dichos mrs. queden consumidos

para sus altesas, segund que más largo está asentado en el dicho privilegio de la

que está su traslado en el libro de traslados de privilegios.

Anno de lxxxº y lxxxºiii

Sobre escriviéronse dos traslados del privilegio que el dicho Juan Furtado

de Mendoça tenía para que le recauden con los seys mill mrs. que tenía sytuados

en los alcázares de Huélamo de los annos lxxx y lxxxiii años, llevó en su poder los

dichos traslados, alualá [¿?].

Annos de xciii, cxiiiiº

Sobre escrivióse el traslado del dicho privilegio para los dichos dos annos

de xciii, xciiiiº.

Anno de xcv

Sobre escrivióse el traslado de ese dicho privilegio para ese dicho anno en

Madrid, vi de abril de xcv, lévola Alonso de La Parrilla. //

[fol. 2r] Anno de xcvii

Sobre escrivióse el traslado del dicho privilegio para ese anno de xcvii en

Cuenca xviiiº de jullio de xcvii.- vi U

Anno de xcviiiº

916
APÉNDICE DOCUMENTAL

Sobre escrivióse el traslado del dicho privilegio para el dicho anno en

Cuenca v de enero de xcix annos.- vi U

Anno de xcix

Sobre escrivióse el traslado del dicho privilegio para ese anno de xcix en

Granada xxix de agosto de xcix.- vi U

Anno de i U d annos

Sobre escrivióse el traslado del dicho privilegio para ese dicho anno de i U

d en Granada xxiiiiº de setienbre de i U dii annos.

Annos de di, dii

En Toledo xxiiiiº de mayo de dii annos sobre escribieron dos traslado deste

dicho privilegio para los dichos dos annos.

Anno de diii años

Sobre escrivióse el traslado del dicho privilegio para este anno de diii annos

en Alcalá de Henares a xi de jullio de diii.

Anno de diiiiº años

Sobre escrivióse el traslado del dicho privilegio para este año de diiiiº annos

en la villa de Medina del Campo a primero de jullio de diiiiº annos.

917
APÉNDICE DOCUMENTAL

XVI

- 1485, octubre, 4 y 6, Las Majadas y Cuenca.

Relación de pajares y edificios quemados en lugares de señorío

de la Sierra de Cuenca por el regidor Diego Gómez de Guadarrama, a

petición de sus altezas reales.

(AMC, leg. 47, exp. 3, fols. 41r-42v)

Primeramente, en la cabeça Las Fontezillas, vn pajar de Alonso Olivares,

vesino de Vña.

Otro pajar en Valdegüete, de Gonçalo Caxa, vesino de Huélamo.

Pajar en Yoso de Micoleante, de Juan Martínes Perayles, vesino de

Huélamo.

Pajar más adelante do diçen Pinar Llano, que es de Benito Fernándes,

vesino de Huélamo.

Pajar de Maestre, vesino de Huélamo.

Pajar en Cañada del Cubillo, que es de Gil Gómes, vesino de Huélamo.

Pajar en Cañada del Cubillo, que es de Miguel de Valdemoro, vesino de

Huélamo.

Pajar en Cañada del Cubillo, de los fijos del Mancheno, vesino de

Tragasete.

Pajar junto deste, que es de [en blanco].

En Cañada del Cubillo, otro pajar de [en blanco].

Item, más adelante un horno de pan coçer.

918
APÉNDICE DOCUMENTAL

Item, otro pajar en Portillo Llano, que es de Cardo, vesino de Tragasete.

En Las Veguillas del Tajo, otro pajar de Gonzalo Romero.

Item otro pajar junto con este de Pedro del Iglesya.

Item vna casa arriba del camino, vna casa de los azeros.

En la cañada de Las Pegueras vn pajar de Alonso Lópes, vesino de

Tragasete.

En la cañada de Las Pegueras vn pajar de Pedro Mezquitas, vesino de

Tragasete.

Otro pajar de Pedro Ximénez.

Otro pajar de la Tenprada.

En la Pared del Cuerno otro pajar de Pedro Sánches Carrasco, vesino de

Poyatos.

Otro pajar de Juan Péres, vesino de Tragasete.

En Las Talayuelas vn pajar de Pedro Cañizares el Viejo, vesino de

Tragasete.

Otro de Pedro de Cañizares el Moço, vesino de Poyatos. //

[fol. 41v] Otro pajar de Benito Sánches.

Otro pajar de Juan Sánches de Trillo, vesino de Poyatos.

Vna choça en Las Talayuelas de Andrés Bermejo, vesino de Poyatos.

Derribóse más vn horno en Las Talayuelas.

En Las Huesas seis pajares con vn horno, no sé yo sus nonbres.

En Los Hoyuelos otro pajar de los Bermejos de Poyatos.

Más vn horno de pan coçer.

919
APÉNDICE DOCUMENTAL

Otro pajar en la viña de Juan Sánches de Carrascosa, vesino de Poyatos.

En La Solabreja vn pajar de Miguel de Arias.

En Los Sabinares vna casa de Miguel.

Otra de Pedro Martínes.

Otra de Martín de las Cuebas.

Alonso de Poueda juró de guardar la madera fasta terçero día.

Otra de Alonso de Poueda.

Otra de Miguel de Arias.

Otra de Martín Sánches Mañas.

Otra de Yuste.

Otra de Garçía Alonso.

Otra de Pedro Tarauilla.

Más vn horno.

Otra de Miguel Sánches de Yuste.

Juró Martín de las Cuebas llevar la madera fasta terçero día e la quemaría.

Juró Miguel de Arias.

En Los Vacanzos y vn pajar de Gil Lópes de Poyatos.

Otro de Benito Lópes.

Otro en Hozquillo de Pedro de la Cueba, vesino de Poyatos.

Otro en Hozquillo de Martín Mañas.

Otro en Peña Burjosa de Juan de Poueda, vesino de Poyatos.

Otro en la muela La Madera de Juan de Segouia, vesino de Vña.

920
APÉNDICE DOCUMENTAL

Otro en la muela La Madera en el Pozo de la Ymcadilla de Martín de

Helguera.

En la muela La Madera otro pajar de Romero, vesino de Vña.

Otro pajar de Juan Lozano, vesino de Vña.

Otro pajar de Pedro Péres, vesino de Vña.

En el çerro de [en blanco] vn pajar de Catalina.

Otro de Juan Rodrígues el Moço. //

[fol. 42r] Otro de Pascual Sánches Molinero.

Otro de Nicolás Lópes.

En el çerro La Raja otro pajar de Pedro Sánches Molinero.

Otro de Mateo de Alcantud.

En la muela La Madera otro pajar de Juan Cano, vesino de Vña.

Otro de Juan Rodrígues, vesino de Vña.

Otro de Chillarón.

Otros tres que se supieron los nonbres, vesinos de Vña.

921
APÉNDICE DOCUMENTAL

XVII

- 1486, enero, 20, Alcalá de Henares.

Confirmación de los reyes don Fernando y doña Isabel del

trueque realizado entre Juan Hurtado de Mendoza y su hijo Honorato

del lugar de Beamud y las Casas del Cardenal por el lugar de La

Frontera, primero, y por La Cañada del Hoyo, después, bienes

pertenencientes al mayorazgo principal de la familia.

(AGS, RGS, fol. 3)

Don Fernando e doña Isabel, por la graçia de Dios Rey y Reyna de

Castilla, de León, de Aragón, de Seçilia, de Toledo, de Valençia, de Galisia, de

Mallorcas, de Seuilla, de Çerdeña, de Córdoua, de Córçega, de Murçia, de Iahén,

de los Algarbes, de Algesira, de Gibraltar, conde e condesa de Barçelona, señores

de Viscaya e de Molina, duques de Atenas e de Neopatria, condes de Rosellón e de

Çerdania, marqueses de Oristán e de Goçiano. Por quanto por parte de vos, Juan

Hurtado de Mendoça, del nuestro Consejo, e Onorato de Mendoça, su fijo, nuestro

guarda mayor de la çibdad de Cuenca, nos fue fecha relaçión por vuestra petiçión,

firmada de vuestros nonbres e signada de escriuano público, disiendo que, entre

los otros bienes que vuestros anteçesores aplicaron al mayoradgo de vuestra casa,

anexaron vn lugar que se llama Behamud con su término redondo e juridiçión

çeuil e criminal, e alta e baxa, e mero e mixto imperio, e asy mismo vnas casas de

morada que se disen las Casas del Cardenal con vn heredamiento de fasta nueve

yuntas de heredad, que es çerca de la dicha çibdad. E por que la voluntad de vos, el

dicho Juan Hurtado, syenpre fue y es de acresçentar en el dicho mayoradgo,

tratastes con Yñigo Lópes de Mendoça, vuestro hermano, e con doña María

922
APÉNDICE DOCUMENTAL

Carrillo, su muger, de trocar el dicho lugar Behamud con sus pertenençias e las

dichas Casas del Cardenal con el su heredamiento, por el lugar de La Frontera con

su fortalesa e juridiçión çeuil e criminal, e alta e baxa, e mero e mixto imperio, e

con todas sus pertenençias, para quel dicho lugar de La Frontera, con todo lo que

le asy pertenesçe quedase aplicado e anexo al dicho mayorazgo en lugar del dicho

lugar Behamud y Casas del Cardenal. Lo qual dis que de consentimiento de vos, el

dicho Honorato, y conosçiendo ser vtile e provechoso al dicho mayorazgo, fue y

pasó todo asy. E que agora, continuando vuestro propósyto y deseo de acresçentar

el dicho mayoradgo, la voluntad de vos, el dicho Juan Hurtado, sy a nos pluguiese,

era de sacar del dicho mayoradgo el dicho lugar de La Frontera con su fortalesa e

con todas sus pertenençias, y asi mismo vnas casas e heredad de Valera de Yuso

con todo lo a ella anexo e pertenesçientes, que es del dicho mayoradgo, e lo retener

para vuestra disposiçión e en lugar de lo suso dicho, aplicar e anexar al dicho

mayoradgo para agora e para syenpre jamás la vuestra villa e castillo de La

Cañada // [fol. 1v] del Hoyo con toda su juridiçión, justicia çeuil e criminal, alta e

baxa, e mero e mixto imperio de la dicha villa, con la vuestra dehesa que disen del

Hoyo, que es çerca de la dicha villa, e con todos los heredamientos que vos tenedes

e poseedes en la dicha vuestra villa e en sus términos que conpratses de la muger

de Martín de Ruescas, e más todos los heredamientos que conprastes del conde de

Buendía en tierra de Moya, e más todos los mrs. de juro que vos tenes e posees en

las alcabalas de çiertos lugares vuestros, e más todos los solares de casas con el

hedefiçio que está començado que son çerca de las casas prinçipales del dicho

mayoradgo, que son en la çibdad de Cuenca. La qual dicha villa de La Cañada con

las dichas su fortalesa, e pertenençias, e heredamientos e bienes suso dichos son

agora perteneçientes a vuestra disposiçión para que dellos podríades e podades

faser todo aquello que quisiésedes e por bien touiésedes pleno iure. Por ende, que

nos suplicáuades os, el dicho Juan Hurtado e Honorato Hurtado que mandásemos

confirmar el troque que se fiso del dicho lugar Behamud con sus pertenençias e las

923
APÉNDICE DOCUMENTAL

dichas Casas del Cardenal con sus heredamientos, que eran primeramente

anexadas al dicho mayoradgo por la dicha villa de La Frontera e su fortalesa e

pertenençias que en lugar de lo suso dicho era y es anexada al dicho mayoradgo, y

mandásemos dar liçençia, aquella que en tal caso segúnd derecho se requiere para

que sea sacado e se saque del dicho mayoradgo el dicho lugar La Frontera con su

fortalesa e pertenençias suso dichas e las dichas heredad de Valera de Yuso con

todo lo a ella anexa e pertenesçientes, para que quede a la disposiçión de vos, el

dicho Juan Hurtado, conplidamente para que dello podades faser e disponer todo

aquello que quisiéredes e por bien touiéredes. E que en lugar e hemienda dello sea

aplicado e se aplique al dicho mayoradgo antiguo la dicha villa de La Cañada e

pertenençias e heredamientos de suso contenidos para que, junto todo al dicho

mayoradgo, lo vos ayades e tengades en vuestra vida, e después de vuestra vida lo

ayáis vos, el dicho Honorato Hurtado, su fijo, e los contenidos en la primera

ynstituçión del dicho mayoradgo con las cláusulas, e vínculos e submysiones

contenidas en el preuillejo e facultad del dicho mayorazgo. O que sobre ello vos

proveyésemos como la nuestra merçed fuese. E nos, acatando los muchos e buenos

seruiçios que de vosotros avemos reçibido, touímoslo por bien, e por la presente

confirmamos e aprobamos el troque que asy fesistes del dicho lugar Behamud con

sus pertenençias e las dichas Casas del Cardenal con sus heredamientos por la

dicha villa de La Frontera e su fortalesa e pertenençias para que vala, e sea firme,

estable y valedero para agora e para syenpre jamás, syn prouisión de terçero. E vos

damos liçençia e facultad para que asy mismo podades sacar e sea sacado del dicho

mayoradgo el dicho lugar La Frontera con su fortalesa e pertenençias suso dichas,

e la dicha heredad de Valera de Yuso con todo lo a ella anexo, aya de quedar e

quede libremente a la disposiçión de vos, el dicho Juan Hurtado, e que de todo ello

podades ordenar e disponer, en vuestra vida e al tiempo de vuestro finamiento,

aquello que vos enteramente quisiéredes e por bien touiéredes. E otrosy, vos damos

la dicha liçençia y facultad para que en hemienda e lugar del dicho lugar de La

924
APÉNDICE DOCUMENTAL

Frontera con todo lo suso dicho, podades aplicar e sea aplicado al dicho mayoradgo

la dicha villa de La Cañada con su fortalesa e pertenençias // [fol. 2r]

heredamientos e mrs. de juro para que junto todo con el dicho mayoradgo lo vos

ayades en vuestra vida, e después de vuestra vida lo ayades vos, el dicho Honorato

Hurtado, su fijo, e los contenidos en la primera ynstituçión del dicho mayoradgo

con las cláusulas, e vínculos e firmesas e submisyones contenidas en la instituçión

del dicho mayoradgo, guardando en quanto a los mrs. de juro las leyes e

ordenanças por nos fechas çerca de los juros. De lo qual vos damos esta nuestra

carta firmada de nuestros nombres e sellada con nuestro sello. Dada en la villa de

Alcalá de Henares, a veynte días del mes de enero, año del nacimiento del nuestro

Saluador Iehuxhristo de mill e quatroçientos e ochenta e seys años. Yo el Rey. Yo

la Reyna. Yo Ferrand Áluares de Toledo, secretario del Rey e de la Reyna,

nuestros señores, la fise escreuir por su mandado. En forma Andrés doctor.

925
APÉNDICE DOCUMENTAL

XVIII

- 1499, marzo, 25, Madrid.

Merced del oficio de Montero mayor a Diego Hurtado de

Mendoza como lo habían sido sus antepasados.

(AGS, RGS, marzo 1499, fol. 64)

Don Fernando por la graçia de Dios Rey de Castilla7, etc., por faser bien e

merçed a vos, Dyego Furtado de Mendoça, hijo de Honorato de Mendoça, tengo

por bien e es mi merçed que agora e de aquí adelante para en toda vuestra vida

seades nuestro montero mayor sobre todos los otros nuestros monteros, con

dosientos çinquenta e seys monteros que vos [corr.] doy que a vuestra hordenança

tengades con las facultades e segund que Diego Hurtado de Mendoça, vuestro

visagüelo, montero que fue del sennor Rey don Juan, mi padre, que santa gloria

aya, lo tenía. E por esta mi carta o por su treslado signado de este privillegio

mando al príncipe don Miguell, mi muy caro e muy amado nieto, e a los ynfantes,

duques, perlados, marqueses, condes, ricos omes, maestres de las hórdenes, priores,

comendadores, subcomendadores, allcaldes de los castillos, e casas fuertes e llanas,

e a todos los conçejos, corregidores, allcaldes, alguaziles, regidores, caualleros,

escuderos, ofiçiales e omes buenos de todas las çibdades, e villas e lugares de los

mis reynos, e sennoríos, e a los nuestros monteros de cauallo e de la syerra e otras

qualesquier personas, nuestros súbditos naturales de qualquier estado e condiçión

que sean, e a cada uno de los que agora son o serán de aquí adelante, que vos ayan

7 Nótese cómo se menciona en la exposición del texto a “mi padre Juan y a mi


hermano Enrique” cuando en la intitulación no figura la reina Isabel, sino el rey
Fernando.

926
APÉNDICE DOCUMENTAL

e tengan por nuestro montero mayor e vsen con vos en el dicho ofiçio. E vos

recudan e fagan recudir con la quitaçión e otros derechos e salarios acostunbrados

al dicho ofiçio pertenesçientes segund que mejor e más cunplidamente vsaron con

el dicho Diego Furtado, vuestro visagüelo, e con los monteros que antes dél

fueron, e con las dichas // [fol. 1v] quitaçión, e derechos e salarios le recudieron e

fisyeron recudir. E otrosy vos guarden e fagan guardar todas las honrras, graçias,

merçedes, franquesas, libertades, preheminençias, dygnidades, prerrogativas,

esençiones e ynmunidades, e todas las otras cosas que a los otros monteros

mayores que an sido guardadas, e todo bien e cunplidamente en guisa que vos non

mengüen de cosa alguna alguna. E que en ello consyentan poner ni en parte dello

enbargo nin contrario alguno vos non pongan ni consyentan poner, ca y por esta

mi carta vos resçibo e he por resçebido al dicho ofiçio e vos doy la posesyón e casy

posesyón dél, e poder abtoridad para lo usar e exerçir. E por esta mi carta mando a

los mis contadores mayores que pongan e asyenten en los mis libros esta merçed

que vos yo fago del dicho cargo de montero mayor con las facultades e segund que

el dicho Diego Furtado de Mendoça, vuestro visagüelo, lo avía con los otros dichos

dosientos e çinquenta e seys monteros, que asy es mi merçed que con el dicho ofiçio

tengades. Asy mismo vos pongan e asyenten de raçión e quitaçión cada día cada

anno con el dicho ofiçio otros tantos maravedís como los otros monteros mayores

que fueron del dicho sennor Rey don Juan, mi padre, e del sennor Rey don

Enrrique, mi hermano, que Dios perdone, an tenido con los dichos ofiçios, e vos

libre los dichos maravedís de raçión e quitaçión con el dicho ofiçio de montero

mayor este presente anno de la data desta mi carta. E vos la sobre escrivan, e den e

tomen al original para que por virtud della esta merçed que vos yo fago en todo

vos sea cunplida e guardada, e sy nesçesario fuere vos den e libren mi carta de

privilegio e las otras cartas e sobrecartas las más fyrmes e bastantes que les

pidiéredes e oviriédes menester. E los unos ni los otros non fagades ende al por

alguna manera so pena de la mi merçed e [¿?] enplazamiento en forma. Dada en la

927
APÉNDICE DOCUMENTAL

villa de Madrid a veinte e çinco días de março de noventa y nueve annos. Yo el

Rey. Yo Gaspar de Grisco, // [fol. 2r] secretario del Rey nuestro sennor, la fise

escribir por su mandado. Martín doctor. Liçençiado Çapata.

928
APÉNDICE DOCUMENTAL

XIX

- 1499, agosto, 28, Granada.

Licencia regia a Lope de Acuña y su mujer María de Contreras

puedan vender la fortaleza de Castillejo y sus términos para el

casamiento de su hija, bienes pertenecientes al mayorazgo hecho por su

padre Lope Vázquez de Acuña.

(AGS, RGS, agosto 1499, fol. 7)

Don Fernando e doña Ysabel, etc. Por quanto por parte de vos, Lope de

Acuña, fijo de Lope Vásques de Acuña, e doña María de Contreras, su muger, nos

fue fecha relaçión por vuestra petiçión fyrmada de vuestros nonbres, que ante nos,

en el nuestro Consejo fue presentada dysiendo quel dicho Lope Vásques de Acuña,

vuestro padre defunto, vos ovo fecho e constituydo mayoradgo de la fortalesa de

Castillejo con sus términos e juridiçión çeuil e criminal, e con sus dehesas, e

molinos, e batanes, e viñas e tierras, e asy mismo de los ocho mill mrs. que tenía

en las escriuanyas públicas de Huete, e de las casas prinçipales que son dentro de

la dicha çibdat, çerca de la yglesia de Sant Nicolás de Almaçán, que han por

aledaños de la vna parte casas de Alexos de Sandoual e de la otra parte casas de

Alexos de Huete e casas de Gonçalo de la Torre, e de todas las partes las calles

reales. E asy mismo de los heredamientos de Valdejudíos e Naharros que son en

término de la dicha çibdad de Huete, con otros çiertos bienes con çiertas

condiçiones en la carta del dicho maioradgo contenidas. E que sobre los dichos

bienes de suso declarados, entre vos, los dichos Lope de Acuña e doña María de

Contreras, su muger, e el dicho Lope Vásques de Acuña ouieron algunos debates e

deferençias, e por bien de pas, lo comprometistes en manos de Pedro Núñes de

929
APÉNDICE DOCUMENTAL

Toledo, cuya es Villafranca, del nuestro Consejo, e del bachiller Pedro Días de la

Torre, nuestro procurador fiscal, a los quales fesistes vuestros jueses árbitros E

que los dichos jueses declararon por su sentençia que, como quier que los bienes de

suso nombrados e deslindados, el dicho Lope Vásques los auía constituydo por

mayoradgo a vos, el dicho Lope de Acuña, su hijo, que la verdad era que la mitad

de la dicha fortalesa e labores della, e la mitad del dicho heredamiento e término de

Castillejo, e los dichos ocho mill mrs. de juro de las dichas escriuanías públicas, e

el dicho heredamiento de Valdejudíos, e las dichas casas de la dicha çibdat de

Huete perteneçieron a doña María de Mendoça, muger del dicho Lope Vásques e

madre de vos, el dicho Lope de Acuña, la meytad dellos como bienes avidos e

multiplicados durante el tiempo del matrimonio, e que la dicha heredad de

Naharros hera toda de la dicha doña María de Mendoça, vuestra madre, por que la

truxo entre otros bienes en casamiento e poder del dicho Lope Vásques. E que vos

perteneçía la mitad de los dichos bienes e heredamientos e mrs. de escriuanías

públicas e todo el heredamiento de Naharros a vos, el dicho Lope de Acuña, su hijo

e heredero legítimo, por la parte que vos perteneçió de la dicha vuestra madre e por

la açesyón // [fol. 1v] e traspasamiento que en vos fisieron los dichos vuestros

hermanos. E asy mismo declararon los dichos jueses árbytros que la otra meytad

de los dichos bienes heran e perteneçieron a vos, el dicho Lope de Acuña, por

virtud del dicho mayoradgo quel dicho Lope Vásques de Acuña, vuestro padre, vos

fiso della. De manera que todos enteramente vos perteneçen e que asy avéys tenido

los dichos bienes por los dichos tytulos. E que agora, por algunas neçesidades que

a vos, los dichos Lope de Acuña e doña María de Contreras, vuestra muger, vos

ocurren, e para conplir e pagar çiertos mrs. e otras cosas que devéys al casamiento

de vuestra fija, tenéys neçesidad de vender la dicha fortalesa de Castillejo con sus

términos e juridiçiones e dehesas, e viñas, e molinos e batanes, segúnd que vos la

tenéys e poséys. E nos suplicastes e pedistes por merçed que por que la dicha

fortalesa de Castillejo, con sus términos e juridiçiones e dehesas, e molinos, e

930
APÉNDICE DOCUMENTAL

batanes e viñas, está incorporada en el dicho mayoradgo con los otros dichos

bienes del e la non podíades vender syn nuestra liçençia, que vos la mandásemos

dar para la poder vender a qual quier persona o personas que vos quisiésedes, e vos

diese más por ella, o como la nuestra merçed fuese. E nos tovimoslo por bien e por

la presente, de nuestro propio motuo e çierta çiençia, damos liçençia e facultad a

vos, los dichos Lope de Acuña e doña María de Contreras, su muger, para que syn

enbargo de quales quier cláusulas e vynculos e firmesas que tenga en sy el dicho

mayoradgo, ansy mismo syn enbargo de quales quier vynculos que en la dicha

sentençia los dichos jueses ayan puesto a todos los dichos bienes del dicho

mayoradgo para que estén obligados los frutos e rentas dellos a dar en cada vn

año, vos el dicho Lope de Acuña, sesenta mill mrs. al dicho Lope Vásques, vuestro

padre, todos los días de su vyda para su mantenimiento, e syn enbargo de otros

quales quier vynculos e cláusulas que a los dichos bienes estén puestos en qual

quier manera, e syn enbargo de qual quier ypoteca que a vos, la dicha doña María,

esté fecha de la dicha fortalesa e heredamientos de Castillejo, con sus dehesas e

molinos e batanes e viñas e otros términos, e otras quales quier cosas que lo

puedan ynpedir, podáys vender e vendáys la dicha fortalesa de Castillejo, con sus

términos e juridiçión e viñas e molinos e batanes, e con todo lo otro a ellos anexo e

perteneçiente, a qual quier persona o personas que quisiéredes e por bien

touiéredes e otorgar quales quier carta de venta o ventas con quales quier

cláusulas e fyrmesas que menester fueren, la qual carta de venta o ventas que

dellas otorgáredes queremos que valan e sean fyrmes, bien asy e atan

conplidamente como sy la dicha fortalesa e sus términos e todo lo suso dicho

fuesen bienes partibles e non obligados a restituçión nin vynculados por

mayoradgo. E de la dicha nuestra çierta çiençia fasemos a la dicha fortalesa de

Castillejo, con sus dehesas e molinos e batanes e viñas e otras cosas e términos

della, bienes partibles e alienables // [fol. 2r] e la sacamos del dicho mayoradgo

para que sea sana agora e para syenpre jamás a qual quier persona que la

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APÉNDICE DOCUMENTAL

conprare. E que para validaçión de los dichos contratos vosotros e cada vno de vos

podades faser quales quier juramento o juramentos que fueren neçesarios. E el

escriuano ante quien pasaren reçiba los dichos contratos e los sygne, non

enbargante quales quier leyes e pragmáticas sançiones de nuestros reynos que en

contrario de lo suso dicho sea o ser pueda, con las quales todas e con los vynculos e

firmesas con quel dicho mayoradgo está fecho e con la dicha ypoteca, nos, a vuestro

pedimiento e suplicaçión, de la dicha nuestra çierta çiençia e propio motuo,

dispensamos con ellas e con cada vna dellas e las abrogamos e derogamos en

quanto a lo suso dicho. De lo qual vos mandamos dar esta nuestra carta fyrmada

de nuestros nonbres e sellada con nuestro sello. Dada en la noble çibdad de

Granada, a veynte e ocho días del mes de agosto, año del nasçimiento del nuestro

Saluador Iesuchristo de mill e quatroçientos e noventa e nueve años. Yo el Rey, yo

la Reyna. Yo Gaspar de Grisco, secretario del Rey e de la Reyna, nuestros señores,

la fis escreuir por su mandado. Martín, doctor, en forma acordada. Liçençiado

Çapata.

932
APÉNDICE DOCUMENTAL

XX

- 1503, febrero, 25, Alcalá de Henares.

Licencia regia para que Diego Hurtado de Mendoza pueda entrar

en juicio con su abuelo Juan Hurtado de Mendoza.

(AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 5)

Doña Ysabel por la graçia de Dios Reyna de Castilla, de León, de Aragón,

de Seçilia, de Granada, de Toledo, de Valençia, de Gallizia, de Mallorcas, de

Seuilla, de Çerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murçia, de Jaén, de los Algarues,

de Algezira, de Gibraltar, de las yslas de Canaria, condesa de Barçelona e señora

de Viscaya e de Molina, duquesa de Atenas e de Neopatria, condesa de Rosellón e

de Çerdania, marquesa de Oristán e de Goçiano, por quanto vos, Diego Hurtado

de Mendoça, mi maestre sala e montero mayor, me fizistes relaçión diziendo que

bien sabía cómmo avía seydo presentada ante los del mi Consejo vna petiçión que

sonava ser presentada en nonbre de Juan Vrtado, vuestro agüelo, y commo por los

del mi Consejo vos avía seydo mandado que respondiésedes a ella dentro de çierto

término y que commo que era que vos sentiadesmucha dificultad de tener

contienda en juizio ni contender judiçialmente con el dicho Juan Vrtado por que

nunca vuestra yntençión ni voluntad fue ni es, saluo de le seruir y obedesçer y

reuerençiar como hijo deue acatar a su padre y en esto guardar el preçeto de Dios

nuestro señor. Pero que por que nesçesidad os atraya a la respuesta de la dicha

petiçión, que paresçe ya contienda judiçial, y de tal nesçesidad que sojudga toda

ley y por que no quedase por vos de le catar aquella reuerençia que todas las leyes

y derechos en esto disponen entre las quales hera vna que antes entréys con él en

contienda de juizio ayáis liçençia e venia de mí o del jues ante quien se espera la

933
APÉNDICE DOCUMENTAL

tal contienda, y que por que no se pudiese dezir que yncurrades en la proybiçión

de la dicha ley directa ni yndirectamente, me suplicáuades que antes que vuestro

nonbre paresçiese y se mostrase contradiziendo ante mí las cosas alegadas por el

dicho Juan Vrtado, y en su nonbre, vos mandase dar liçencia y venia e facultad

para que vos pudiésedes dezir e alegar ante mí todo lo que hiziese en guarda y

defensyón de vuestra justiçia y en satisfaçión de lo contenido en la dicha petiçión o

commo la mi merçed fuese. Lo qual visto por los del mi Consejo fue acordado que

devía mandar dar esta mi carta en la dicha razón, e yo tóuelo por bien. E por esta

mi carta vos doy venya e liçençia e facultad para que podáys entrar e entréys en

juyzio con el dicho Juan Hurtado, vuestro abuelo, sobre lo contenido en la dicha

petiçión que por su parte fue presentada ante los del mi Consejo. E para que sobre

la dicha cavsa, en guarda de vuestro derecho podáys fazer e fagáys en juizio e fuera

dél todos los avtos e diligençias que de derecho vos convengan fazer, no

enbargante las leyes de mis reynos que çerca desto disponen con las quales e con

cada vna dellas, yo dispenso en quanto a lo suso dicho quedando en su fuerça e

vigor para adelnate. E desto vos mandé dar esta mi carta firmada de mi nonbre e

sellada con mi sello e librada de los del mi Consejo. Dada en la villa de Alcalá de

Henares, a veynteçinco días del mes de febrero, año del nasçimiento de nuestro

señor Ieshuchristo de mill e quinientos e tres años. Yo la Reyna. Yo Gaspar de

Grisco, secretario de la Reyna nuestra señora, la fise escriuir por su mandado.

934
APÉNDICE DOCUMENTAL

XXI

- 1510, febrero, 25, Alcalá de Henares.

Testamento de Diego Carrillo Hurtado de Mendoza, conde de

Priego.

(RAH, Colección Salazar y Castro, M-95, fols. 201v-203v)

En el nonbre de Dios todo poderoso. Yo, don Diego Carrillo Hurtado de

Mendoza, conde de Priego, estando enfermo de mis carnes y sano de mi

entendimiento, tal qual Dios nuestro señor me lo quiso dar, teniendo e creiendo

firmemente todo lo que tiene y cree la Santa Madre Iglesia, hago y ordeno este mi

testamento a loor y reberencia de la Santísima Trenidad, Padre e Hijo, y espíritu

santo, tres personas, y un solo Dios verdadero, y a honor y reberencia de nuestra

señora la Virgen María, a la qual suplico me dé gracia, y entendimiento para

poder hacer este mi testamento, y a mí dejar acabar en su santo servicio, debajo del

qual amaparo yo me pongo.

Primeramente mando mi cuerpo de la tierra donde fue formado. Y mi

ánima // [fol. 202r] a mi señor Jesu-Christo, el qual la redimió por su preciosa

sangre.

Item mando que mi cuerpo sea sepultado en la Iglesia deste mi lugar

Pliego, en la capilla de mis ahuelos. Y entre tanto que mi capilla se hiciere, mando

que mi cuerpo sea depositado dentro en la Capilla maior de la dicha Iglesia.

Item mando que 500 mrs. que la condesa doña Guimar, mi muger, mandó

para hacer la dicha capilla, porque se haga mui honrada.

Item mando que sea dado a cada una manda de las acostunbradas 100 mrs.

que son.

935
APÉNDICE DOCUMENTAL

Item mando a la Redención de los cativos dos ducados.

Item mando a esta Iglesia de mi villa de Pliego 100 mrs. para lo que vieran

que ay más neçesidad.

Item mando que sean dichos por mi ánima en esta Iglesia desta mi villa de

Pliego un treintanario cerrado de Santo Amador y otro treintanario cerrado como

es uso y costunbre de se decir.

Item mando que digan por el ánima de don Pedro mi señor y de mi señora

doña María dos treintanarios cerrados en esta Iglesia.

Item mando que sean vistos los testamentos de mi señora doña Teresa

Carrillo y de don Pedro mi señor y de mi señora doña María, y que todo lo que

estobiere por complir dellos se cumpla luego en todo y por todo, según que en ellos

se contiene.

Item mando que vistan doce pobres de todo lo que obieren menester.

Item mando que se diga mi nobenario, y en cabo del sus oficios cumplidos,

y se llebe mi señal de pan y vino, y candela, y en cabo del año otros oficios

complidos, y esto todo sea hecho segúnd // [fol. 202v] que mis alvaceas vieren que

es menester.

Item mando que qualquiera que viniere diciendo que le soi en cargo hasta

en 500 mrs. sea creido por juramento, y sea pagado. Y desta cantidad arriba

qualquiera que demostrase escritura que haga fe o testigos fidedinos que lo que

ansí hallaren que yo debo, mando que sea pagado.

Item mando a Mendoza y a Jorge, mis esclavos, que sean libres después de

mis días, lo qual mando que así se cumpla, y mando a Mendoza 200 mrs.

Item mando a Ruiza, doncella de mi hija doña Teresa, todo lo que yo tengo

en Cañaberal que obe de Gonzalo Sánchez, mi capellán, con más los bueyes que

allí tengo, con 300 cabezas de ganado y con más de 300 mrs. que mando que le

sean dados para que se case.

936
APÉNDICE DOCUMENTAL

Item mando que le paguen a Gómez de la Carrera, mi criado, 20 mrs. que

le llebé de una pena de pescar.

Item mando que a Villena le sean dados los 30 mrs. que yo le doi de su

acostamiento hasta tanto que mi hija doña Teresa se case.

Item mando a don Alonso, mi primo, para aiuda a se vestir 200 mrs. y

encomiendo a mi hijo don Luis que mire siempre por él.

Item mando que se sepa lo que yo debo de diezmos y todo lo que se hallare

de buena verdad que yo debo, mando que sea pagado luego.

Item mando que hagan quenta mis alvaceas con mis alcaides y con todos

mis criados que me han servido, y visto por buena verdad lo que les soi a cargo,

mando que les sea pagado.

Item mando que todos mis bienes muebles se entreguen // [fol. 203r] a mis

alvaceas, en tanto que mi ánima sea complida, para lo qual les doi todo mi poder

cumplido.

Item mando a la ama de mi hijo don Luis, por servicio que me ha hecho,

150 mrs.

Item mando a mi hija doña Teresa Carrillo seis cuentos de mrs. para su

casamiento, por que creo los ha menester para casarse conforme a mi estado, los

quales mando que aia en los bienes muebles, después de cunplida mi ánima, y lo

que faltare sea pagada de las rentas de mi maiorazgo, hasta en tanto que los dichos

seis quentos sean complidos, con tanto que la dicha doña Teresa, mi hija, no

demande otra herencia ninguna de mis bienes, ni de los de su madre, a mi hijo don

Luis.

Item mando a mi hijo don Luis, so pena de mi maldición, que cumpla todo

esto con su hermana y no vaia contra este mi testamento.

Item mando que mis alvaceas y testamentarios sean entregados en mi villa

y fortaleza de Castilnuevo, con sus rentas y tercias, y martiniega hasta en tanto

que sea complida mi ánima, y sea complido el casamiento de mi hija doña Teresa.

937
APÉNDICE DOCUMENTAL

Y después de esto cumplido mando que sea entregada la dicha fortaleza y villa a

mi hijo don Luis.

Item mando a la mujer del alcaide de Montefino que agora en ella está, o a

qualquiera alcaide que en ella yo tobiere, que acuda con la dicha fortaleza a mis

alvaceas y testamentarios, y no a otra persona alguna.

Item dejo por mi legítimo unibersal heredero a mi hijo don Luis Carrillo

Hurtado de Mendoza, // [fol. 203v] el qual mando que aia y herede todo mi

maioradgo con todos mis lugares y fortalezas, y juros, y otras qualesquier rentas

que yo tengo y poseo. Al qual ruego, así aia mi bendición, que dé los acostamientos

a los alcaides que yo les doi, y les dege sus oficios, y que todos los servidores que

obiere menester tome de mis criados antes que a otros.

Item dejo por mis alvaceas y testamentarios a los señores mis hermanos

don Hurtado y don Hernando, a los quales y a cada uno de ellos doi todo mi poder

complido, segund que lo yo he y tengo, y segúnd que alvaceas y testamentarios lo

deben de aver de fuero y de derecho, a los quales encomiendo mi ánima, y les ruego

aceten el oficio, por que Dios depare quien lo haga por sus ánimas.

Item dejo por tutor y governador de mi hija a mi hermano don Hurtado.

Item mando a una persona que sabe mi hermano don Hurtado 150 mrs.

Item mando que sean dichos por una persona que soi en cargo dos

treintanarios cerrados.

Item mando a mis pajes, a cada uno sin su acostamiento, 20 mrs.

Don Francisco de Mendoza, Juan de Gumiel, Gómez de Morales, el

licenciado de Cartagena, Albertos, Juan Gudiel, don Alonso de Mendoza, Baltasar

Vall.

Otorgóle el domingo 24 de novienbre de 1510, ante Anbrosio Pérez,

escrivano de la villa de Pliego, amos del dicho conde, siendo presentes el licenciado

Cartagena, vezino de Alcozer, Albertos de Chaves, Juan Gudiel, mayordomo de su

señoría, page, Juan de Salazar, alcaide de Cañaveras.

938
APÉNDICE DOCUMENTAL

XXII

- 1511, agosto, 4, Chinchón.

Institución de mayorazgo del marquesado de Moya por el

marqués don Andrés de Cabrera en don Juan de Cabrera, su hijo

primogénito, y en sus descendientes.

(AGS, Diversos de Castilla, leg. 38, exp. 11)

En el nombre de Dios Padre e hijo y Espiritusanto, que son tres personas

distintas y vna esencia diuinal, que viue y reyna para siempre sin fin. Y de la bien

auenturada y virgen gloriosa sin manzilla, abogada nuestra Señora Santa María

su madre, a quien yo tengo por señora y por abogada. Sepan quantos este publico

instruento de mayoradgo vieren, como yo don Andres de Cabrera, señor de las

villas y lugares de los seismos de Valdemoro y Casaruuios. Por quanto a mi

pertenece por justos y derechos titulos la mi villa de Moya, con todos los lugares

de su tierra y juridicion, y con todo lo otro al señorio de la dicha villa anexo y

perteneciente: y con todos los heredamientos y rentas que oy tengo y posseo, en la

dicha villa y en sus terminos: y porque ha parecido por experiencia, y cada dia se

nos muestra, que los bienes y mercedes que los reyes hazen diuidiendolos y

haziendolos muchas partes, da causa, que se pierda la memoria de los seruicios,

por que se hizieron las mercedes, y los mesmos bienes diuididos, se consumen y

acaban, y passan a otro poder: de manera que sale del linaje por quien fueron

ganados. Y ansi por este respecto como porque de la señora doña Beatriz

Fernandez de Bouadilla mi muger y de mi, quedase mas memoria, y de nuestros

seruicios que yo hize al señor rey don Enrrique, y despues entrambos al rey don

Fernando y a la reyna doña Ysabel nuestros señores, tuuimos amos a dos siempre

proposito y voluntad de hazer mayoradgo de la dicha mi villa de Moya y lugares

de su tierra y juridicion ceuil y criminal, y con todo lo otro al señorio de la dicha

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APÉNDICE DOCUMENTAL

villa anexo y perteneciente, en don Iuan de Cabrera y Bouadilla nuestro hijo: y

algunas vezes se començo a hazer y puso en entera obra como puede constar por

algun testamento o testamentos, de los que entramos juntamente hezimos y

otorgamos, después por algunas causas que a ello nos mouio, no se dio tan entera

conclusión al dicho mayorazgo esperando hazerlo mas cumplidamente poniendo

con acaballo en toda paz, algunas diferencias que auia entre algunos de nuestros

hijos, para que cesassen algunos pleytos que se esperauan a uer entrellos. Y

estando en este estado, plugo a Dios nuestro señor de lleuar desta presente vida, a

la dicha señora Marquesa mi muger. E // [fol. 1v] yo acordandome del amor tan

conforme y entrañable como nos tosimos todo el tiempo que Dios fue seruido, de

nos dexar viuir juntos. Y porque fue siempre su voluntad y mia, quel dicho don

Iuan mi hijo, ouiesse y aya la dicha mi villa de Moya, y lugares de su tierra e

juridicion, y las rentas de todo ello, por bienes de mayorazgo, para el y sus

sucesores: y para ello huuimos suplicado a los dichos rey y reyna nuestros señores,

que nos diessen licencia y facultad, para que pudiésemos fazer vn mayorazgo o dos

o mas señalando en ello al dicho don Iuan nuestro hijo con la intencion suso dicha,

y aun de le dar otros bienes por el dicho titulo de mayorazgo. La qual dicha

licencia nos concedieron y dieron firmada de sus reales nombres, y sellada con su

sello: de la qual por lo que a mi toca quiero vsar y vso, quanto a lo que por mi sera

echo y otorgado, por esta escriptura o por otro cualquier titulo o titulos derecho o

derechos, o causa o causas, razon o razones: por donde la dicha villa y tierra me

pueda pertenecer, su tenor de la qual dicha licencia y facultad de sus altezas es este

que se sigue. DON FERNANDO y Doña Isabel por la gracia de Dios, Rey y

reyna de Castilla de Leon, de Aragon de Secilia de Granada, de Toledo, de

Valencia, de Galicia, de MAllorcas, de Seuilla, de Cerdeña, de Cordoua, de

Corcega, de Murcia, de Iaen, de los Algarbes, de Algezira, de Gibraltar, de las

Islas de Canaria, Conde y Condesa de Barcelona y Señores de Vizcaya y de

Molina, Duques de Atenas y de Neopatria, Condes de Ruysellon y de Cerdania,

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APÉNDICE DOCUMENTAL

Marques de Oristan y de Gociano. Por quanto por parte de vos don Andres de

Cabrera, y doña Beatriz de Bouadilla, Marques y Marquesa de Moya, nos fue

fecha relacion diziendo: que vos queriades fazer y establecer y hordenar y

constituyr vn mayoradgo o dos o mas, de todos vuestros bienes, villas y fortalezas,

y lugares, vasallos, juros y rentas, y otros bienes muebles y rayzes y semouientes,

ansi de los que oy dia tenedes y poseedes, como de los que tuuieredes de aquí

adelante, o de alguna parte dellos, en don Iuan de Cabrera vuestro hijo mayor

legitimo, o en otros cualesquier de vuestros hijos o hijas que al presente auedes y

tenedes, y ouieredes de aquí adelante, e en otras personas: para que los dichos

bienes de que ansi hizieredes y constituyeredes el dicho mayoradgo, los aya por

titulo de mayoradgo el dicho vuestro hijo ma- // [fol. 2r] [...]

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