Está en la página 1de 178

EL PENSAM I ENTO

V I S U A L
R. A R t')I H E I M
PAIDOS ESTETICA
(. ~
J

7
Paidós E.5rética / 7 Rudolf Ambeim
EL PENSAMIENTO VISUAL

l. L. Benevolo
.v
la ciudad el arquitecto
2. S. Kraciuer
De Collgarl ti Hitlt!T Historio psicológica del cine alemtin
3 R.M. Rilke
Caru,s sobre Cézam1e
4. R. Banham
Tl,orio )' dfse110 en lo primera ,:ra de la mliqulTla
5. A. Barre y A. Flocon ,
La perspeclf,,ll cur,,ilinea. Del espado visual t1 la Imagen cons1r11ida
6. R. Arnheirn
El cine coma artl!
- R. Arnhc:im
El pe11samiento 111:rual
~ Ediciones Paldós
Barcelona - Buenos Aires · México
Tiaa)o origiml! ViSual Tbfnking INDICE
PubllcadO en inglb por UOlvcrSity ó<C:wfomfa """'- 8crl<clcy y Los Angdcs. 1969

Tadu«lón de Rubtn M>5Cr:I


ilc'wiSión y ~l"ncalindón IJiblk>gdílCl de Ferrm P2tdbda y Juan carlos S2b:uer

Cublem > M>rlo E.,ken221

Pttfacio . 11

.t• ~ld6n <astfflll.na: Edltnrlaf ltnfl'f!mtaria ~ Bunros Airrs. 1985 l. MANIFESTACIONES TEMPRANAS 15
1• edk/6n ~ Ea1c,one1 Pnfdds. entuommle rt!f'ISIUÚl. 1986 La percepción excluida del pensamiento 15
Dcscoomn.u hacia los sentidos 18
Platón, el de las dos mentes . 20
Aristóteles: ascenso y dcsc:enso 22

2. LA INTELIGENCIA DE LA PERCEPCION VISUAL (1) . 27

La percepción como coenJcióo 27


Pc=pción ciromscrita . 28
Exploración de lo remoto 30
Los sentidos vuian . 31
La visión es selectiva 33
' La fijación ocular resuelve problemas . 37
• E discrmimicnto en la profundidad 39
Las formas son conccptos 40
La pcro,pción lleva úcmpo . 42
Cómo leen las máquinas la forma . 44
Odccmedldóo. C6mo se completa lo incompleto . 46
Edidonc:s P>Jdds lbena., S.A..
Mui.2no Cubf, 92; 0802 J 82rcc:k>n2.

Venia a d - en todos los prucs de tabla hlspzna. J. LA INTELIGENCIA DE LA PERCEPCION VISUAL (II) 51
exttpeo en Is Repúblio Argentina.

tsBN, 84•7509-)n-9 Susuacción del contexto . .51


lkpósilo l<g,J, 8-7.609/1986 La brillantez y la forma como tales .53
lmp,rcso di Hun>pcSa: Tres eairudcs • 56
Rccn-do, Z; 08005 8:ln'don:l

lmpn,,o en E,p,112 • Prin1ed In S¡,aln 7


Conservación clcl contcno 59 Adcxuaci6n de lu imágenes a sus funciones 1.53
La abstracción de la forma 60 Lo que Lis mnrcas de fábricn pueden scñaLir . 157
La distorsión exige Li abstracción . 64 La acción reciproca entte cxperics,ciu e ideas ~. 162
Pecmancocu, y cambio 65 Dos CS01las de abstnacxión 164

4. «DOS Y DOS» COMO CONJUNTO . 67 9. LO QUE LA ABSTRACCION NO ES . 167

Las cclacioocs d~den de la estcucmm . . . 67 Una dicotomía nociva 167


El aparcamiento afcxm • los factores participantes . 72 ¿Se basa la abstrocción en ls generalización? 170
La percepción discrimina . 78 La genemlidad es lo primero . 177
La pcrccpcióct compara 79 Muesmo contca abstracción . 182
¿Qué cosas resultan iguales? . 82
Mente 11em,r computadora 84 187
10. QUE ES LA ABSTRACCION
5. EL PASADO EN EL PRESENTE 93 Tipos y continentes . 188
Conc,ptos cstilticos y conceptos dimúnicos . 191
Las fuenas que actúan sobre la memoria . 94 Los conceptos como puntos culminantes 195
Contribución de pcrceptoS 97 Acw;a de la gc,ncmli2llción 199
Visión del interior 100
• Huecos visibles . 101
Reconocimiento . 102 u. CON LOS PIES EN LA TIERRA 201

La absttocci6a como separación 201


6. LAS IMAGENES DEL PENSAMIENTO • 109 La obtención del principio . 204
A contrapelo 206
~¿Cómo son las im4gcnes mentales? uo El amor por In clnsilicación . f 212
¿Se puede pensar .sin imigc,ncs? . 112 En contacto coa la experiencia 214
Imágcocs p•rtieulares e imágenes genéricas . 114
• Sugctcncias y destellos visuales . 118
¿&lll qué punto puede ser abstt11cta una imagen? . 121 12. PENSAR CON FORMAS PURAS 221

Los números reflejan In vida . 221


7. WS CONCEPTOS ADQUIEREN FORMA. 127 Lo pcrcepci6n de Li cantidad . 224
Los números como formas visibles 225
Ademanes abslC8ctos . 127 Las lonrus carentes de signilicacióo ac,m diJicul19des . 229
Un ejemplo pictórico 129 234
Experimentos con dibujos GtometrÍA evidente de por sl .
131
El pensamiento en la acción visible 142
13. EL LUGAR QUE LES CABE A LAS PALABRAS . 2}9
8. REPRESENTACIONES, SIMBOLOS Y SIGNOS . 149
¿Se puede pensar con palabras? . 240
Las tccs funciones dt las inulgcnes 149 Las palabras como im:igcnts . 242

8 9
ij

Lu palabras •puntan a pcroeptos . 244 PREFACIO


Cognición intuitiva y c:ognióóo intelectual . • 246
La función de las palabras respecto de las imágenes • 251
Las im,genes de los eslabones lógicos . 2.53
Sobn,valoración del lenguaje . 254
El efeao del carácter lineal . • • 2.58
C,on~pros verbtles oams conceptos pictóricos . 263

14. ARTE Y PENSAMIENTO • 267


Este libro es un intcnt0, • partir de anteriores estudios sobre el ane, de
El pensamiento en los dibujos infmtiles 267
273 llegar a una mis cabal comprensión de la ¡,e,,:q,ción visual como actividad
:EJ.boración de problemas personales .
OpcraciOO(:S cognoKitivas- 276 cognitiva; una inversión, si se puede decir as!, del proceso histórico que con-
Las configuraciones abstractas en el arte viroal . 280 dujo en la 6losofú dd siglo xvm desde la 4istheris a la estética, desde la CX•
pcricnca scosoríal en general • Jas anes CD particular.
Mis experiencias anteriores me habfao enseñado que la a.c tividad nóstica
15. MODELOS PARA LA TEORIA . 287 es uruo forma de razonamiento en la que percibir y pensar son actos que se
cocuentun indivisiblemente entremezclados. Me vi abocado a afirmar que una
Formas cos-mológicas 287 persona guc pina, escribe, compone o danza, picosa con sus sentidoi Esta
• Cómo se h- visible lo no viroal . 292 unión de ~pción y pens•mirnto resultó no ser algo meramenrc espcdlico
de las artes. El examen de lo que se sobe de la percepción y, cspccialmen,e,
Los llmi ,es de los modelos
• Eguna y fondo y mis allí
294
296 de la visión, = hiio advertir que los notables mcc:anismos por los cuales
los sentidos comprenden el medio son casi idénticos a las openaciones que
• El infinito y la esfena 299
• La dilatación de la imaginación 302 describe la psicología del pensar. E inversamente, abundaban las pruebas de
que el pensamiento verdaderamente productivo, en oalquicna de las úeas
de la cognición, tiene lugar en el reino de la inugincrla. Esa similitud entre
16. LA VISION EN LA EDUCAOON . 307 el papel que le cabe o la mente CD las artes y el que le cabe en Jos OtrOS do-
minios sugiere la posibilidad de colocarse en una nueva pc~va respecto
¿De qué sirve el me? 307 de la quejo., de tan aoúgua elata, sobre el aislamienco y el abandono a que
Los cuadros como proposióoO(:S . 309 se condenan las arres en la sociedad y la educaóón_ Quizú d verdadero pro-
lmágmes normativas y arte . 311 blema ero más fundamental: la escisión enJre sensación y pcnsamicoro, que
Mirad• y compttruión 314 fue causa de tanta enfermedad empobrecedora en el hombre moderno.
Cómo instruyen las ilustraciones . 317 No h2bla modo de abordru un problema tan vasto sin cmban:arsc, de-
• Problemas de auxilio visual • 320 jando de lado toda precaución, en numerosas ramas de la psicología y la filo-
• Concentración en la función . 325 sofía,.las anes y las ciencias. Era necesario una perspectiva general, una,.con-
• Responsabilidad tow 327 frontación exploradora, que cxigla idealmente competencia profesional 8n co-
dos estos campos dd conocimiento. Pero la espera del ideal signiJicaba el
No141 abandono de la urgente tarea. Emprenderla significaba llevarla a cabo de ma•
Bibliogr4/I• ocra incompleta. No podía tener esperanzas de examinar todo d mat:erial
T-1tiÜa de nombres
lndi~ t111dlf1ico j pertinente, ni siquiera de cs11r seguro de que dcscubrula las pruebas más
revcladonas en ninguno de los dominios considenados por separado. Aforro-

10 J U
por la accióo y el manipuleo entes que por la rontcmplación, q ue es, des-
naclamenu,, como el problcnu venúi c:rutivándome oscuramente desde hada
pués de todo, un fenómeno muy poco Erecuente.
varias dc!cadas, tCDÚI • esu, altura acumulada grao cantidad de referencias a
En los 01plrulos que traUID sobre la psicología general de la pcrccpci6n,
panir de las cuales era posible cmp,2ar. Con algo de la suene del ptinci•
sólo me refiero brevemente • los hechos que se exponen con mlis deteni-
piante, podía esperar un planrcamiento bastante acabado de mi punro de
miento en Aru y perc~pci6n uisual. Unos cuantos ensayos am.eriores, reuni-
vista. dos rccicntcmcote en Hacia una psicología del artt, sirvieron en cierto modo
. Es P_ropio de semejante empresa hallar roncxioncs donde muchos aprecian de fundamento a la presente obra, en especial los que talUID sobre la abst.n1c•
clif~rena.as. Entre los que cultiva.o los sentidos -especialmente entre los ción perccptual, el lenguaje abstracto, los símbolos de interacción y El mito
orus,as- no son pooos los que llegaron a desconfiar del razonamiento como
del cordero que bala.
si se tratara de un enemigo o, en el mejor de los casos un forastero v los Uno subvención procedente del Ares and Humaniúcs Progmm of thé
que cj~~n el ~nso'!'icmo teórico se complacen en ¡,en;..-
que sus o¡,'..,;,,cio- Unitcd Sanes Office o{ f.ducat.ion para Ucvar a cabo un estudio de ]JI influen-
nes ~ SJtuan mas alla de los sentidos. Por tanto, ambos grupos considera.o la cia de los factores visuales en la fonnnáón del ronccpt.o , me penniti6 rcnli-
";um6o ~ sentido y rozón con dcsconfu,nza. No puedo roincidir con la opi- :iar lo inves!Ígación bibliogriilica sobre ctJY• bue surgió el presente esrudio.
nión segun la cual las artes deben mantenerse apartad,,s en un recinto sa• A una colega psicóloga, lo doctora Alice B. Sbeldon, de la Gcorge \Voshington
~do, ~mb:údas de sus propios 6nes, leyes y procedimientos. Estoy oooven- Univcrsity, le estoy nili agradcódo de lo que nadie tendría que estnrlo • un
ctdo mas b•~ de que el ane no puede existir en lugar alguno a no ser que amigo y colega. l.,¡ doctora Sheldon cxamin6 c,tda uno de mis muchas y •
sea una prop1~ad d~ todo lo. pcrecptible¡ Debo 1ambiéo resignarme a que menudo largas oraciones, comprobó algunos hechos, mejoró la estruClUra y ló-
mu~hos cxper1m':'~ms se SJCOUID incómodos aDle la idea de que el pen- gica y le dio úúmos al autor con so fe en el logro definitivo de lo que cm••
samu,mo prodoc11vo ignore Ja5 lineas divi$0rias entre lo estético y lo cientl- naba de sus esfuerzos. Puede que si el lector tTOpicza, sea porque no fue
6co. Pero esto SctlÍ un supuesto de lo que sigue.
aceptada su sugccencia.
Si afirma uno que el pensamiento productivo en In EilosoE!. o la ciencia Como dije, desearla que las· afumaciones tcóriats de este libro estuvieran
~osistc en Lt elaboración de im&genes, puede que parezca que se adhiere mJÍS plenamente documcnu,da.s• .Lamento más todavi• que el libro quede en
ingenuomcn1e • los primitivos albores del razonamiento humano cuando las un plano tan teórico. Si su tesis es s6lida, tiene consecuencias lllngiblcs, par-
¿
teorfas se d<ñvnban de la forma sensorhtl de Jo que se percibía imaginaba. ticularmente para h, educación artislica y cienúlica. Pero la exposición mlÍS
P ero au~ue puede haber uno diferencia de principio entre esas tempranas completa de estas aplicaciones prácticas hubiera signilicado extender la fin,.
cxplorac1ones de la naturaleza y las técnicas de proc=micnto de datos de liclad del libro más allá de todo proporción. Sólo puedo decir que el ruido
n_uestro ricm~, quizás esra diferencia no sc:i penineme respecto de las au- del nula y el laboratorio y el olor del cswdio, apcna5 pcrcepriblcs en csras
oales opcraoones mcnwcs del dCSClJbrimicnto y la invención. p2ginas, no son ajenos al espíritu del 11utor ni al tema que inteolll rratar.
. Al otro lodo de Lt línea divisoria, Lt afumación de que el ane es un
tnsLtUmenl~ dd razonamiranto, dilícilmente convencerá a guicnes lo uúliccn R. A.
como medio para apanarsc del orden racional y del encaramiento de los Harvard Univeniry
problemas. Por lo tamo diré, desde el punto de partida, que este libro se cen- Carpeoter Centcr for thc Vis\Jal Ans
era en l~s sspccms vcrdadenunente creativos de la mente y apenas tiene mda Cambridge, MasS3chusem
que ~cett ~re m_ros ~sos • que se destinan los iostrumcntos del nne y la
denClll, le¡;mms e mev1tablemcntc, en talleres, estndios o laboratorios.
Es ncccsnrio considerar el pensamiento pcrccptual en general. No obs-
lllnte, ?'e be limitado. e~ este libro al sentido de la vista, que es el órgano
md.s eficaz de la cogD1oón humana y el que mejor conozco. Exámenes más
completos d<bcnin tratar las potencialidades y debilidades específicas de las
ot.n1s modalidades scosoriales y la Intima cooperación entre todos los senti-
dos. Un _cratam~ento semejante del tema, más cabal, mosttatD también en
qué amplia medida los seres humanos y los onimalcs exploran y comprenden .
13
12
41111•--------·--------------"!a5'!
l. MANlfESTAOONES TEMPRANAS

EL razonamiento, dice Schopenhaucr, es de naturaleza femCDirul: sólo pue-


de dar después de hsbcr recibido. Sin información sobre lo que sucede CD el
tiempo y el espacio, el cerebro no puede actuar. Sin embargo, si los rcBejos
punmcnte sensoriales de las cosas y los acontecimientos del mundo exterior
ocuparon lii meot< CD su estado bruto, la información de poco valdria. El
inteaniruible ,specuículo de deulles siempre rcnov•dos nos estimularla, mas
no nos suminisrrada jnformación alguna. Nada que podamos aprender sobre
algo individual tiene utilidad a no ser que btllemos generalidad en lo par-
ticular.
Es claro que en ese caso li, mente, paro enfrentarse con el mundo, tiene
que llenar dos funciones. Debe recoger información y debe luego procesada.
Las dos funciones se encuentran ncttmente separadas en teotÍll'c) pero. ¿lo
csún también en la práctica? ¿Dividen la secuencia del proceso en dominios
mutwuncote e:xcluycn1cs como lo lnccn las funciones del lcñodor, en aserra-
dor y arpiotero, o las del gusaoo de seda, en tejedor y sasrrc? Una divisi6n
del rrabajo wi juiciosa pcrmitiña la fácil comprensión de las actividades de
la mente. O as! lo parece al menos.
En realidad, como tendré ocnsi6n de mosrrar, la colaboración corre la
percepción y el pensamiento en la cognición rcsulrarla incomprensible si llll
división e:xisticra. Mosrran! que sólo porque la ¡,crcq,ción capta cipos de ro-
sas, esto es, conceptos, puede el material cooceprual utilizarse para el pensa•
miento; e, inv~rsa.mcntc,. que a no ser que el caudal sensorial pe:ananczca pr~
sen.te, la mente no tiene con qué pensar.

úz percepción excluido dd pen,amim10

No obstante, nos embamz.a una filosofía popular que insiste en esa divi-
sión. No es que nadie niegue la necesidad del material sensorial en bruto.
1 Los fil6sofos sensualistas nos recordaron COD lucidez que nada hay en el intc-
1 1.ao que DO lny• cswlo antes en los sentidos. Sin embargo, inc)U$0 ellos
t 15
tonsidcraron la recolección de datos pattprualcs como un uabajo no CSJ» nión de todo d mundo, son las que verdadcrarnen,c interesan. Cuando llega
tializado, indispensable pero inferior. La tarea de crear cona,ptos, acumular la época en que la competencia para lograr un pueslO en la universidad se •gu•
tonocimicnto, relacionar, sej>ffllt e inferir se reservaba para las •más altas• diza, pocas son las escuelas de enseñanza media que insistan en ,cscrvarlcs o
funciones cognosciúvas de la mente, que s6lo podlan desempeñar su labor Lis ortcs el tiempo necesario para que so prácúcn resulte frucúfera en alguna
iliandorumdo toda particularidad pcrccptible. A partir de los filósofos mc- l medida. Mcn05 aún son las instiwcioncs en que el interés por las artes. se
die,'1llcs, como Duns Scoto, los raciwalisus de los siglos XVII y xvm deri- justifique conscientemente advirtícndo que contribuyen de minera indispcn•
~•ron la noción de que los mensajes de los sentidos eran confusos e indis- sable al desarrollo de un ser humano dotado ~ razón e imaginación. Este
tintos y que, para clarificados, era ncccs,tria la intervención del razonamiento. oscurecimiento educaúvo se prolonga en L, ensefumza superior, en ln que se
Alexander Baumgarren, quien le dio a la nueva disciplina de la cs«!úca su considero al esrudiamc de arte empeñado en una carrera separada e inferior
nombre afirmando que la percepción, como el razonamiento, podlll alcanzar intdcctu.almenrc, aunque se alienta a cualquier majar• que ccntts sus cstU·
un csmlo de perfección, siguió no obstante, lo que no deja de ser ironico, la dios en algún dominio ocadémico que goza de ffla)'Ot reputación a que «se
lndicíón según la cual la pcrtcpdón sc considcr_a el inferior entre los dos recree saludablemente» en el tallet de ene durante algunas el.e sus horas li-
poderes cognitivos por carecer supuestamente de la distinción, que s61o pro- bres. Las anes desrinadas al bacbelor,.. y al m,IS/tr. . no romprcndcn si-
1riene de la superior facultad del r1120namienro. quiera la ejercitación cttaúva de ojos y roa.nos como componente reconocido
Esw co.ncepción no se limitaba a la reoda de la psicologfa. Recibía apo)'O de la educación superior.
y aplicacíóo en la rndicional exclusión de w bellas anes de las Artes Liben- Las ones se descuidan porque se basan en la pcrcrpción, y l• pettq,-
les. Lis Ancs Libcrolcs, as! llamadas porque eran las únicas dignas de la ción se desdeño porque. según se supone, no incluye al pensamiento. De ~
aetividad de un hombre libre, tenl•n por objeto el lenguaje y la matcmá- cho, los educadores y los administradores no pueden justlficar concederles a
úcn. Las artes de Lis palabras eran espcdlicomcnte 1a gramática, la dinléctica las anes una posicióo dc importancia en el currii:ul11m, a no scr que com-
y la rcrórica; la adun~úca, la geometría, la asuononúa y la música, se basa- prendan que son los más poderosos medios para fortalecer el componente
bm en la matemática. La pintura y la escultura se contaban enrrc las t.rtcs pcrccptual sin el cual el pensamiento productivo es imposible en cuJl!quier
mecánicas, que rcqucrfan trabajo y attcs1tllía. La aira estima en que se tenla campo de actividad. El descuido del arte es sólo el síntoma más t1tllgible de la
la música y el desdén por las bellas arres provenlan, por supuesto, de Platón, difuodlda inacción de los sentidos en todo dominio del esrudio ncaMmico.
quien en su ~pública hobfa recomendado In música paro la educación de los Lo que más se necesita no es estética o manuales esotéricos de educación
hhoes porque hada que los seres humanos _participaran del orden matcmá- artisdcat sino una argumentación más convincente en favor del pensamiento
úco y la armonla del cosmos, situados más allá del alcance de los scntidos; visu"1 en general. Una vez que comprendamos en ccono la perrurbadora csci-
mientras que las artes, y en panicular la pintura, se trataban co:n precaución sióo que entorpece el adicsll"lllllicnto del poder de razonamiento, pocldamos
porque intensificaban la dependencia del hombre respcc<0 de las im4gcncs uaur de curada en lo prktica.
ilusorias. Los historiadores pueden decimos cómo se originó esta curiosa di.sún-
Hoy está prcsc:ntc rodavla entre nosouos lo nociva disctirninación entre ción y cómo pc,sistió a uo,-és de las éP.OC"'· En el aspecto hebreo de nuestra
percepción y pensamiento. Hallaremos ejemplos de dio en la 61osoflo y lo rrodición, lo historia de una prolongad• hostilidad contra las imágenes gra•
psicologla. Todo nuesuo sistema educnúvo sigue basado en el estudio de badas comienza con la destrucción de uno pi= escultórica, la ~l bctcrro
Lis palabras y los números. En los jardines de infmcia, es cieno, nucsuos de oro que Moisés hizo arder, reducir o polvo y esparcir por las aguas para
niños aprenden viendo y manipulando formas hermosas e inventan Lis su- que los hijos de Isncl L, bebicrun. Seguir todo el episodio en este libro sig-
yas propias en papel o arcilla pensando a trav& de la pcrecpción. Pero ya nifu:aría reescrilili la mat-or parte de la historia de la filosofía europea. Me
en el primer grado de la escuela primaria los sentídos comienzan • perder limitar~ a unos pocos ejemplos de cómo el problema se rdlej6 en los escritos
status educacional Cada \tez más, las artes se considc:ran un adiestramiento de algunos pensadores griegos.
en arrC$3olas agradables, un entretenimiento y una distensión mental. AJ sub-
rayar mlh cnfíricamente Lu disciplinas dominantes el estudio de las pala- • Estudiante que escoge cs-pcdafuanc en •lgú.n tema aad6nico. a 11 vu que la
bras y los números, su parentesco ron las anes queda más oscurecido y las csp<áalwáóo """!P(la. [T.J
•ncs se reducen a un complemento deseable; cada vez pueden sustraerse me- •• Gradol uni,-.,niurios ..,_;..., que prco:den ilun<dimmcn~ :al pbílosopl,y Joao,,
nos horas semanales del cswdio consagrado • las materias que, según la opi- o clocwrado. [T.J

16 17
,..---------------\,
Daconfúv:lJJ hacia los sn:tidos v•c!ón, wlc dccíc, a los sentidos humanos que procuniban la información.
Quttá lo que los ojos Lransmitían no em cie,-to. Después de codo Parménides
En las primeras etapas de claborac:ión intelectual, Ja mcn,e human• lltll· el filósofo de Elca, había insistido en que no había cambio ní m'o.,imicruo
el mu~do aunque ~od~ vieran lo contrario. Es,o sígnüiOlba que la experiencia
a:
de a consider::rr los fenómenos psicológicos como cosas o ncon,ccimientos fl.
sicos. De esta forma, los primeros pensadores localwiron la escisión de la que IJ sensonol eta una 1lus1on engañoso. Pormátides eirigfo un.o dclinida distinción
bublo, no cn la mente, sino en el mundo exterior. Los pitagóricos crelnn que entre In !>C;CCJXÍÓn y el razo~amiento, pues era al razonamiento al que hub11,
habla una dife,eocia de principio entre el reino de los ciclos y hi existencia que recumr ¡>3m la corrccodn de los sentidos y el establccimientn de la
sobre la Tierra. El curso de las estrclhis era permanente y predecible en la verdad:
rccucrencia -sujeu a leyes- de lo Mismo. Cuerpos de formo simple ro••·
bon a lo largo de senderos gcométcícameme pcsfccros. Era un mundo gober- Po~u~ nunoJ se. probará que las cosas que oo son .sean; pero capart■ tu
nado por razones numéricas Msicas. Sin embargo, el mundo sublun,r, en el ~S4t1Ucnto de este modo de inquisición y oa dejes que la costumbn:, na-
ach de caudalosa experiencia, obligue a ru ojo sin rumbo, • ta oído pleno
que habitan los mortales, ct:1 el desorden.do csccn,rio de cambios imprede-
cibles. ¿Eru I• puttU de las form:15 y h, confiabilidad de los acomecimicn-
de ecos, _Y ". tu lengwt. a seguir este ami.Do: pot d contrario. que ru razón
te permna JU281' la prudn que l"<> he ¡,ronuncÍlldo.
tos observados en ascronomla y matemáticas lo que hizo que los pitagóricos,
condbieran una dicoromfa entre el mundo celeste y el mundo tcrrescrc? ¿Es-
Pocllan halfo= f,icil~tc ejemplos de cómo la pcrcqxión podfa conducir
cab,m todavÍll inJluidos por la concepción, universal en el pensamiemo pri-
mitivo, según la cual los acontecimientos de la natural= y la cxiscencia hu- •=~- U?• vara _sum~•d• en el agua parecía quebrada; un objeto parecía
pequeno vmo • dimocia; las personas afectádas de ictericia veían o.marillas
mana son gobcm•dos por causas indívid,,,ales mis que por leyes gcncrales?
Pero los 6lósofos griegos del siglo v1 no CtflD primitivos y en su astrooomla
13s cosas. Demócrito habí• enseñado que, como la miel les sabía amarga a
los unos y dulce • los otros, no habla cosas tales como lo omargo y lo dule<:
era evidente el concepto de orden sujeto • leyes.
de ~r sl. _las sensnoones de color y &lo o de color cxistian sólo por con-
Tampoco pacdc decirse que el mundo de los scntldos se presente inc-
vcnoón, mtenl!llS que en rcolidad no babia más que átomos y vado. Lo poco
viroblemcnrc como un espectáculo de desorden e irracionalidad. Por ejem-
plo, los pensndoces chinos de la escuelo 111oís111 y del yin-yang, aproximada-
que f>?día confutrse en -los sentidos les sirvió a 105 solistas para apoyor su
c...<aeptiasmo 6losó6ro, pero sin•ió cicnamcnte al rrúsmo tiempo para escablc-
mente en la misma 4>001 y quizils en u11:1 eta!"' c:ulwml similar, velan el
mundo de los scntidos totalmente impregnado por el juego mu,uo de los ccr la conccpaón .de un mundo físico sin división, unido por la ley y el ocden
ruitutales. La vantdad caótica del mundo rcrresm: podla ahora atribuirse a
fuerzas cósmicas, que rcgfan Lis estrellas y las es111ciones tanto romo el me-
una lectura rubje1ivamcn1e errada.
nor acontecimiento tcrrestte. ú conducto errado poclú, producir discordia y
lucha, pero el niño nada muy ccn:a del Tao, y tras los tanteos humanos $C Sin _lu.gar. • dudas, la civilización occidenw ha obtenido grun provecho
hallaba subyoc=tc la ley del Todo. Así, Arthur Wnley escribe en su libro sobre de 1~ disu~oon entre el _m~ndo objetivamente cxistc:ate -y la percepción que
de él se nene. Es una d1sunción que escablcci.ó la diferencia enue lo flsico
el Too Te King: Y lo mcn111!-.Era_d comienz? de la psicolo~•- Tal romo acabó por ser praeti-
cnda. lo ps1colog10 nos prcv100 comn una 1dcorilicaci60 inocente del mundo
El ou-n,rcro, d 01rpin1cro, d arquero o el nachdor desempeñan su activi-
dad no por 14 ocumulacióo de htchos que coocicrnAn a sa anc, ni umporo que pe.r dbimos con el mundo 1al como ~realmcnte• es; pero lo hizo hacien-
por el uso cncrgéúco de sus músculos o 5Cl'lñdos c,ctttiores, sino por 1A u~ do peligrar nu1:51ra ~nlinda fa_milioridad con la realidad sobtc la que e.rigi-
liz:icióa del p:u-entcsoo íunchma11al que, por detrú de Ju di,tindon,. y di- m~ nuesua cx1s1cncia. Los pnmcros grandes psicólogos del Occidente, des-
..,,.;cude, ap•rcmcs, une su propia Materia Primordial con Jo Matcru Pri• pues de todo, fueron los solistas .
mordi•I dd m,dlo en el que mib•i•n- _ Los pensadores g~íeg?s cron !º ba~11•?te sutiles como para no condenar
Simplemente la cx¡,c,n~ncia sensonal; d1Sunguíeron en cambio el uso pruden-
Sin embargo, ni siquiern en Occidente prevaleció la división del mundo te de ella de su uso tmprudentc. E! cri,orio para cvaluGt J. pcra,pción, se
íísico en dos reinos cualitatlvnmcnte difc,entes. Pinaln>ente, la diferencia vi- supuso, provcní~ de i. mzón. Her,lc.hto hubfo advenido que las ulmas bátba-
sible enttc el orden calculable de los cielos y la infinita varicdod de las for- ~• no pueden 1merpre1ar correctamente los sentidos: «Malos testigos son los
mas y los ocontccimientos tcrrcurcs se atribuyó a los instrumentos de obscr- OJOS Y los oídos paca los hombres, sí no tienen éstos almas que comprendan su

18 19
e 4

l<nguaje•. Asl, la escisión superada en la concrpci6n del mundo flsico se intro- dera realidad y se sien1en deslumbrados por ellos, oomo si se cncontrffl!JI
duce abora en la de la mente. Asl como el ttino del orden y la verdad babia ame una lu• in1cnsa. Gntdualmente se acosrnmbran • enfren1ados y atcp-
csrado mds allá del dominio de la vida en la Tierm, igualmente c:s1oba ahora 111dos.
más oUd del reino de los sentidos <n la geografía del mundo inrerior. u per- Cuando Platón cuenta esta bismtia de irúciación no esií hablando mera-
cepción sensorial ¡• el raronamiento quedaban esisblecidos como anl#gonistas, men1e en senrido ligurndo. L, caprocióo de la -Udad median1c la visión
mutuamcme oettSilados, pero diferentes entre si en principio. directa se reconoce concrctarncme en Li doctrino de la reministtncia. En
Sin embargo, de ninguna manera ignoraron los filósofos griegos el pro- el Mon6n, S6crates demuestra que cuxla busca y iodo aprendizaje no son sino
blema que es1a di.slinción creaba. No es1aban dispuestos • exaltar dogmdtica• recuerdo». El alma, como que es inmoruJ y nació muchas veces
mente la l'llÓn al precio de devaluar los sentidos. Oem6cri10 paree<: ser el que
cnfrcnr6 el dilema mis direct111Den1e. Distinguió la cognici6n •=• de Y habiendo visto todas las cosas que existen, ya sea en este mundo o en d
los scn1idos de Ja cognición •clllnl• o genuina del razonamiento, pero hizo mundo inferior, tiene conocimicnm de todu cllu, y oo hay por qué -ason,.
que los sentidos se dirigieran despectivamente • la razón del modo siguicn1e: brarsc de que sea capaz de eooc,,r el recuerdo de iodo Jo que sabe acerca de
cMenn, de<dicbada, IÚ, que obtienes de nosotros todas rus prucbos, ¿preten- la vi~ y acera de todo; porque como toda la narun.leza es alin y el olmo
aprendió todas las cosu, no hay dinculwl en que ob1eoga o, como los hom-
des derribarnos? Naesuo derrumbe scnl tu caídu.
bru dicen, 1pttnda, todo d ICSto a partir de un t1nioa rttucrdo ...

Plat&n, ,1 d, las dos mmus Platón no está hablando aquí de lo que llama babitnalmentc «saber a
pacer de Li experiencia». Habla de «la comemplación de la verdad> csm es
En los di.UOgos de Platón, una ambigua acritud se C.'<JlRSa en dos pers- «el ser mismo que Je concierne a] verdadero conocimiento: la eseC:Cia ~
pectivas diferen1es que coexisten incómodamente. De acuerdo con una de lora, informe, im.angible, sólo visible a la m<nle, el piloto del alma•. Esta es
ellas, se captlln las entidades estables de la existcncfa objetiva mediante lo la _Puriftcada percepción de los objelOS puri6cados, pero peraepción de cual-
que llamarlamos opemciones lógicas. El hombre sabio cnmina y relscion• qwcr manera..En el F~dán, Sócrates se refiere signifu:aúvamemc a la cegue-
formas (ideas) arnpllilmen1e esparcidas de cosas diversas y discierne inruiti- ra, • I• cpird1da del 010 de la meare» cuando advierte oonua el peligro de
vamen1e el carácn,r genc!rlco que tienen en común. Urui vcx reunidas esw ronfuu en los sentidos. Se tral# de renunciar n una especie de percepción
formas, )115 distingue 1ambién enuc sí mediante la de6nición de la nall1nlC%a para salvar otra.
particulru: de cada una de ellas. Observarnos que, de acuerdo coa PLitón, esre ~~enLC se _lo~rari profundizar la comprensión de la posición de pJa.
procedimiento exige algo mds que Li mern habilidad de lllllDÍpular conttp- c6n s, se 1nccnto ehmmar la •conmadiccióoa. cottc sus dos enfoques . .El lcc:-
1os. El carácter común no se descubn: por inducción, esto es, por una bús- ~r moderno _puede. moderar su incomodidad suponiendo que el dilerru, pro-
quedA m<cini01 do los elemen1os romp:irtidos por 1oc!As l•s especies y lo subsi- viene de la difescnaa entre la perspectiva de Piaron mismo y la de Sócrates
guiente in1egradón de estos elemcmos en una nueva mtalidad. l\iás bien, su pro1agonista; o que las conv:icciones de Platón se modificaron en el rurs~
para descubrirlo, se debe disccmir la toialidad de esa forma gen&ica en ada de su vida; o que bnblaba de la visión directa no en sentido literal sino mc-
it!,a particular, como se descubre una figura en una imagen poco clara. Ade- 1afórico. Semejanres intentos de adaptllr al li!Mo griego a las puk:n,s alter-
más, cstB o¡,cracióo se refiere a las formas genéricas solamente, no • los ca, notivas del pcnsamicmo modc:rno sólo pueden oscurecer nucstTII comprensión
sos parriculores que perciben los sentidos. Sigue en pie el problC1D1t de cómo de esta oompleja figun: un hombre impresionado por los primeros atisbos
se conocen esw formu, puesto que la expcticnci• sensori•I puede eng¡¡• del _Poder de las o~cio?es lógicas e invadido por la sospecha contra ¡015
scnudos, pero, al mismo 11eropo, =no todavía a la experiencia primordial
ñamos.
El intento de P.latóo de llegar a generalidades es1ables a trnvés de oper.i• de conocer a U11vés de la visión.
clones 16gicas del pensamiento es completado y, quizá, contradicho por su . No es n ~ o pan, nuestros objetivos decidir ham qué punro I• C5ci.
profunda creencia en In sabidurla de Li visión direct•. Tenemos aquí, puts, s1~ de la vw6n ~el mundo de Pl•~ón sigue siendo pitagórica, esto es, no,o-
un segundo enfoque que se expresa en el mito de la caverna subterrónca. Los lógica, y h1151a que punto era ya J"'Cológica a la manera de Protágoras el so-
prisioneros, primero limi111dos • la visión de sombras pasajeras, son «h'bcru- fista. cSostenín Platón que los objetos individuales accesiblcs a los sentidos
dos y sacados de su error». Se les bace ron1cmpl2r los objetos de la verda• son en sí cimpcdcctos•, es-to es, inconsuuucs, pasaje.ros y, por tamo, rcspon--

20 1 21
Q

da inmediata. Procura Ju generalizaciones vaciadas que han bccbo posible la


sables de la inferioridad de In imigenes apiadas _por los sentidos? ¿O crcla
ciencia moderna. Estas generalizaciones se limitan a lo que 1od..s las inston-
que la es1obilidad de los arquetipos objetivamente cristcntes llega hasta esas
cias de una familia de casos tienen en común e ignoran uxLa otra cosa. Son
entidades particulares de In que los sentidos obtieocn su iiúom111ción Y qoe
precisamemc lo contrario de los géneros platónicos, que se vuclvi,n más ple,
la deplorable defom111ci6n de la realidad ocurre sólo en el proceso de la pcr•
nos y m:is ricos cuan10 más alto se sitúan en la jcrarqul:\ de los •ideas•.
cepción? Sea cual fuere la respuesta, lo que importa es que la d=n6all%ll
Sin embargo, no ver en Arisióteles nada más que al progenitor de L, abs-
haciD la percepción ordinariD singulariza profundamente la 6losoEla de Pla-
trac:ci?n cicnt!Jica moderna sctla sumomentc engañoso. Su curioso ejemplo de
tón. Llegó incluso a crcluir las inúgcncs scnsoru,les entcnmcnre de I• jerar-
la retirado durante la batalla es suJicientcmente signilicativo. Describe L, in-
qula que va desde Lis más omplias generolidades basta las particularidades
ducci6n como Jn ttst11u.r:ación de una cformación original,, esto c-s, romo un
tangibles. Para él, el árbol de las diferencÜlciones lógicas terminaba en el ni-
vel de las especies. Las imágenes sensoriales eran opacos reflejos fuera del
";000 de obtene~ acceso • una entidad preexistente, con la que los casos par-
sísierna de realidad. Para obtener provecho de lo que los sentidos ofteccn,
11cularc:s se relacionan como los parles con un todo. Es cierto que Ariatótcles
fue el primero en reconocer que la susiancia no esul sino en los obje1os indi-
uno tenla que seguir el ejemplo de los matemáticos, quienes baccn uso de las
vidu.tes. De es1c modo sentó las bases de nuestro conocimien10 según el cual
formas visibles y ra2orum sobre cllas aunque •DO piensan en cllos, sino en
?ad• _existe mis allá de las existencias individuales. Sin embargo, los casos
lu ideas• las que se asemejan». La verdadera visíón se dcscn1>e en un pa-
md1V1duales de modo alguno quedaban abandonados a su panícula, cnnícter
saje en el que se la menciona romo una ilustración de cómo el ahrua debla
único, que s6lo el pcnsaroien10 generalizador podía redimir. lnmediatamen•
comportarse para con el Supremo Bien:
te dc.pués de describí, el procedimiento de inducción, Aris161eles escribe la
notable declaración:
Y el alm• es como el o jo: cuando reposa en algo en que la v,:,dad y el
$CT rcspwidcccn, el alma percibe y comprende y está rtdiante de inteligen-
cia; pero cuando <e welvc lacia el crepúsculo del d..mir y 11 decadencia, Cu1ndo un panicular de una serie 16gicamcnte indisaiminab1e se detttt1
sólo tiene opini6n.. y anda vacilante, sustentando u.na opioi6n primero y en el almo se hace presente el universal mis bdsico: penque 11unquc el oct~
luego otrll, y parece no tener inteligencia alguna. de _i. pottpción de lo. >enrido. se a:ntn en lo particular, su con1cnido es
uruvcrsal, es d hombre, por ejemplo, y no un l,omlu" llamado Ca!lw.

JJrist6t,/,s: aramo y desc,nso En otras- p.tabras, no hoy rosa tol romo L, perttpeión del objeto psrriaf-
i lar en el sentido moderno. •La percepción corno fru:ultad., dice Aris1ó1eles
En el pensamiento de Aristóteles se advierte un actitud igualmente ~ Otra _parte, •es del •ta1• y no meramente de .. es1c algo"», es10 es, perá-
complej• respec10 de la expericncÜI scmori.t. Por uno p,1ne, él es el que b1mos siempre en los puricuLues, d4sts de cosas, cualidades generales antes
introduce la noción de inducción en el sentido moderno: el conocimiento ob- que el carácter de únioo. Por 1anto, aunque en cier1as rondiciones los acon-
1enido a partir de la recopilación de casos individuales. Hay animales, dice, tecimientos s6lo pueden comprenderse cuando su repetida experiencia lleva a
que pueden recordar lo que sus sen1idos h•n percibido Y, entre esos anima- 1~ generalizacióa por inducción, hay también casos en que un acto de L, vi-
les, hay algunas especies dotadas del •poder de sis,ematiur,, 1..s experiencias sión basta pan Jinafüar nuestra investigación, pues hemos cob1cnido lo uni-
sensoriales cu4ndo éstas se repitm con frecuencia. Esta siscematización. dice, versal a ~rir d~ la visión•. Vemos In rl26n de lo que intcmamos compren-
opera como se detiene una_ retirada en el CUISO de un• bat11U..: primero hace der •al mismo uempo en cada instancia, e inruimos que debe ser as{ en to-
al10 un hombre, y luego ouo, basra que la formación original ba quedado das las instaatin•. :Esta es la sabidurlt del 1miuersalt ;,, rt, como habtia de
restaurada. A ua,·és de la inducción. pues, que «procede a través de una enu• conoce~ posteriormente, el universal dado en d objeto panicular mismo,
menció n de iodos los c,,so.., llegamos a la concepción de fos más ahos g<!- UllJl sab,durla que nuestra propÜI teorizllC.ión lucbq por recobrar en su inte-

nClOS por medio de la abSlra~ón. La abstracción elimina los atributos mis rés por la W tltnsschdu, es decir, la percepción diren. de los e.tocios.
paniculares de los casos más especi6cos y, de ese modo, llep a los roncep,os A Aristóteles se le atribuye ron justicia haberle impues,o a la mente oc-
superiores. que son de contenido más pobre, pe.ro de extensión más vasca. cidental la n«esidad de la investigación empfric:2. Pero esta exigencia se
Esto resulta bas(Jlme familiar y moderno., Introduce la noción de abstracción comprende corrccmmen,e sólo si se recuerda al mismo tiempo que Aru1óte-
en el sentido de que impliai una creciente dis1anci• a partir de la expericn- lcs percibió este enfoque «asccnden1e» úniaunente corno una ca"' de la rarea,

22 23
que dchis romple111rse en forma simérrica mediante d enfoque opuesto «des- después de todo una relación tntre prototipo e imllgcn, aun cuando la ima-
c:cndcnte•. La abstra«ióo debe romplc= con ht definición, c¡uc es la dc- gen se considerara imperfecto. Rosta cierto punto, esta relación fue reempLi-
tcmünación de. no roncepto que se obtiene deductivamc:ntc a partir del gé- zado por la conexión geoéúa que Aristóteles posruló entre universales y por-
nero st1perior y se idcnruica con pttcisión a uavés de su •tributo distintivo ticulores, conexión que no oeg6 la función de imagen de la apariencia sen-
(dilf~w,1í11), De hecho, cuando Aristóteles bnblaha del pensar, se rderla ol sorial, pero la hizo méoos cxcl0.1iva. El hijo es cl producto del padre, DO mc-
silog.i,mo, esto es, aJ arre de: enunciar una oración sobre uo caso parúcular rarncm.e su c6gic.
mediante la consulto con una gencndidad más amplio. Tombi~n en este caso Aristóteles no sólo estableció el univcr:ul como la ronclicióo iodispensa.
se tntto de una deducción. Es significativo que en el siglo XIX se acusara nl ble de la existencia de la COSB individual y el 01rácu,r mismo del objeto per-
silogismo de ser una tamologiB 1 pues presenta como nuevo conocimiento lo ccpúblc; al hacerlo, rechazó y evitó lo elección arbimiria de atúhutos que
que estaba ya contenido en la premisa mayor. Esto acusación presupoola que. puede servir de base de una generalización cuando la inducción se entiende
la generalidad de lo premisa m:iyor se hsbfa obre.nido por inducción, esto e.s, en su ~ná.do csc-ricto y mecánico. En rigor, cualquier atribmo común, pcrti•
lo diligente rttopilacióo de todos los casos individuales entre los que se con- ncnte o no, podria utilizarse oon este propósito si lo genmdización dtpcndie-
taba el de la premisa menor. Podemos confiar en que la aguda mente de ro simplemente de las semejanzas que alguien hubiera descubierto y singula-
Aristótdcs hubiera detectado ella misma semejante folra. Si la dificultad no rizado. En cambio, para Aristóteles la gcncrnlidad en el caso parúcular era un
se le planteó, es probablemente porque ¡,oro él el univ=•I ( clo que tiene hecho nbjetlvamcotc determinado. Las CUJl!idades que un objeto comparúa
unn notumlcza 1nl que se predicu de múltiples sujetos>) DO ncccsarimnente con otros de su cspttic: oo ron.s-litulan una semejanza incide.mal_, sino la esen-
u derivabd de <$OS muchos sujetos por rccopihtci6n. Por ejemplo, utiliundo cia misma del objeto. Lo general en un individuo era la form• que le impñ-
al médico para iluslnlr su argumentación, Aristóteles afirmo que si «poseyera mfa su género. Por tanto, esta generalidad no se dcfiola por lo que el indi-
la 1oorí.a sin l.Lt experiencia y reconociere d universal, pero no ronocicr1 lo viduo comparóa con otros, sino por lo que en él •interesaba-.• La doble sig-
individual incluido en él, • menudo DO logmóa la cura•. Con todo el debido ni6cncióo de b p•labra «matcriH cst& signifiouivamcntc presente en el pen-
respeto por la inducción, el universal cm «lo que es siempre y en codo Ju- samicruo de Aristóteles: L:i maceria es lo que interesa, O, pa:ra usar otro tú•
go,. y el término C4lh'holo11 (on6lico), que Aristóteles usó, se basa e.n un• mino al que con &ecucncia r«UUCD los traduclores_, •susta:ncia• es lo que. es
rabo que significa «todo• y DO ooonocaba de modo alguno sumo de particu- •la sustancia de.. una cosa, su esencia. Ser, pues, no se definía --como se nos
enseña a haccrl~ como una propiedad de, simplemente, todo lo dot1do de
lares.
Esto cm todavfa enteramente plotónico, claro está; pero Añstótclc:s fue susll!ncialidod mare.rial. Oo objeto cxisúa sólo en la medido de su esencia, "'
llW allá que Platón, pues exigió una rcloción más ncrivu entre los íd,as y pues el ser del objeto no era sino lo que babia sido impreso en el amorfo
las rosas scns,1,les, entre los ani,•ersn)es y los paniculares. De acuerda con material en bruro por su gé:ncro dador de forma. Las propiedades acciden-
L, ,crsión plaróni01 de est.1 relación, las entidades inmutables y la ap:trienci• tales dd objeto no eran sino impurezas, la contribución incvitoble del ma-
sensible habían coexistido de modo más bien cstátioo. Aristóteles sostovo que tl'ñal en bruto. Al en01rnnrsc, la forma perdió algo de su pureza; pero las
para que surgiera cualquier objeto ecrceptlble, un universo) tenfo que impre- impurezas resultantes no pertenecen al ser del objeto. No «interesaban•.
sionar el medio o la marcru que en si cm informe e incnc, salvo por su apc- Esta noble concepción no nos es utili:table en su formulación meiat'lsi-
Cll. Pero la experiencia y h convicción fundamentales que expresa son su-
tencin de ser impresionada. A este proceso gcncmúvo por el cual la forma
posible adquirla cxmencia real, lo !lomó Aristóteles ,n1elequia, palabra que mamente pertinentes. Aristóteles afirma que uo objeto nos es real • tm,-és
implic::tba la aparición de un estado de perfección. Fue un pensamiento que de su naturaleza verdadera y duradero, no • través de sus propiedades acci-
le ororg9 nuevo vitalidad al status ontológico de los ooivcrsalcs. Se convir• den11,lcs y cambiables. Su carácter universal es dicectamente perceptible de
tieron en creadores. El mundo de los ohj<etos sustanciales cm generado romo por sí como S\l esencia, antes qut indirectamente recopilado • través de la
un escultor impone formo a IJ, materia incne, y las cosas perceptibles con- búsqueda de los elementos comunes en los vatios cspcdmcnes de una espe-
tanlan • los universales no sólo por la innüción del observador, sino que los cie o género. Y cuando ha de hacerse un• generalización perceptual, sólo
incorporab,in de hecho por CJtusa de la nobleza de su origen. puede hncerse mediante el i:cconocimicmo de la esencia común de los espccl-
Esto no significa que Aristóteles les devolviera simplemente • los sena- mcnes. Los accidentes compartidos no pueden servir de hose a un género.
dos una dignidad que PIJ1tón les había quitado. Lo «rocximncin e$tátíca» de
• M1tunrd~ M1111a .s.i,gnj.6ea ia la \'a •interesar». «impoctan1, y •mat-mP. (T.1
!u ideos ussa:ndencales y la opaticnda sensible de la doctrina de Platón ero
25
24
Aunque 105 filósofos griegos amábicron la díco1omfa de percepción y ra- 2. LA INTI.LIGF.NCIA DE LA PERCEPCION VISUAL (l)
zonamienro, oo puede dcciac que aplicarao cs1a noción con La rigidez que
la doctrina adquirió en los siglos recientes del pensamiento occidental. Los
griegos apICOdieron a dcsoonliar de los sen1idos, pero nunca olvidaron que la
visión dírcc1a es la fuenre primera y última de la sabiduria. Refinaron las téc-
nicas de razooamienro, pero también creyeron que. en palabras de Aris1ó1clcs,
«el alma j:unru; piensa sin una imagen...

Lz ¡,e,c,pci6n conro t:0gnici6n

Puede que el tirulo de este capitulo parezca contener una coou-adiccióo


evidente. ¿Cómo puede bal,er intcligenaa en b pcrccpción? ¿No es la inte-
ligencia algo que concierne al pensamiento? ¿ Y no oomicnza el pcnsamien10
donde termina la obra de los sentidos? Prccisamcnrr esros supuestos se cues•
tionarin en lo que sigue. Por mi pane sostengo que el coojun10 de las opc•
niciones cog¡,oscicivas llamadas pensamien10 DO son un privilegio de los p,o-
cesos mentales siruodos por encima y mru; aU,I de la pc,ccpcióo, sino ingre-
dientes esenciales de la pcrccpción misma. lite refiero • operaciones tales como
la explooo6n activa, L, selección, la capuición de lo esencial, la simplilica-
ción, la absinccióo, el anilisis y la slntesis, el completamienlO, la corrección,
la compa,ación, la solución de problemas, como también la combinación, la
separación -y la puesta CD con1ex10. EstaS operaciones no $OD la pre.rtogativa
de ninguna de las funciones mCDmles; son el modo CD d cual tmto L, mena:
del hombre como la del animal rraran el material cognitivo en rualquier ni-
vel. No existe diferencia básica en este respecto entre lo que rucede cuando
una pc,sona coo1empla direcumen1e el mundo y cuando se sien1a con los ojos
cerrados y «piensa•.
Pot «cognitivo.. quiero signilicar rodas las opc,aciones mencales implico-
das en la recepción, almacenaje y procesamien10 de la información: percep-
ción = i a l , memoria, pensamien10, aprcndÍ%lljc. Esta utiliz,,ción del 1ér-
mino entra en conflicto con nquclla • la que muchos psicólogos cs1ÚI habi-
tuados y que e..cluyc de b cognición la actlvidad de los órganos de los sen-
tidos. Refleja L, distinción que estoy u-orondo de eliminar; por tanto, debo
cx1endcr la significación de los 1érmioos •~noscitivo• y «cognición,., de
modo que abarquen la pem,pción. De monera semcjome, no veo cómo eliminar
la palabra «pensar• de lo que acaece CD In pcrccpci6n. No parece existit nin•
gún proceso del pensar que, al meoos en principio, no opere en la percepción.
La p,rcepción v_isual_ cs. pensamiemo vbuaL
1 Existen buenas ruoncs para la escisión cntte visión y pensamiento. En

26 ,. 27

1
ria) pem,prunl. Y, sin embargo, puede que insistieran en que d pensar, que
bcne6cio de un metódico modelo tcor,co, es ruirural que se distinga clarn-
mente enrre la informa.ción que un hombre o un animal r<cibc • traffl de
p,ocesa el resultado de la pcrccpción, en si mismo no es perceprual. Puede
que dijeran que el pensar consiste en operaciones inrelcctualcs centradas en
sus ojos y el mtamicnto a que se somete esa información. El muodo arroja material c:ognitivo. Este matcrinl se vuelve no peroepwnl desde d momento
su reflejo sobre la mear.e, y este reflejo sirve de material en bruto que debe en que el pensax transformó loo pcrceptos en broto en conceptos. Se supone
ser examinado, probado, reorganizado y almacenado. Se tiene 1n tentación de que la abstrllcción de estos conceptos de algún modo los despoja completa·
decir que el organismo otorga una capacidad pasiva de recepción junto con mente, los 1íbcra d~ 5US caractcósticas visuales y, o.si. 1os vuelve adccu.ados
un poder acrivo scp:u:ado de elaboración. para las operaciones imelcauales. Se concede que percepción y pensamient~,
Tal perspccti11a porece recibir el apoyo de los hechos elementales. Al e~•· aunqye se los csrudie por separado con el propósito de lograr una más fácil
minar el ojo extirpado de un hombre o un animal, se puede ver en la rctlllJi comprensión teórica, interactúan en la práctica: los pensamientos influyen en
una irruig,,n pequeii,¡, pero completa y 6cl, del mundo hacia el que el ojo se lo que vernos, y viceversa. Pero ¿es realmente evidente que tal interacción
vuelve. Eslll imagen resulta no ser el equivalcmc físico de lo que la perccp, puede tener lugar entre dos medios supuestamente tan diversos entre sí?
ción aporta a la cognición. Se sobe, que 1n imagen memal del mundo cxu:rior Una referenóa • un problema que expondremos pronto con mayor deta-
difiere grandemente de la proyección sobre la retina. Por tamo, parca, now- lle puede ilustrar esto. La visión que urui personn tiene del tamaño de un
ral arribuir estas difcren.cias 11 las claboro.cioncs que tienen lugar después de objeto, corrientemente DO corresponde al tamaño rela!ivo de la proyección
que el sentido de la vista h,, cumplido con su rarea. de ese obje_¡o sobre la retina; así pues, por ejemplo, un automóvil distante
Sin embargo, aun en la aperien.cia visan! elemental existe uno difcren- cuya proyección óptica sobre la retino es más pequeña qnc la de un bmón
óa entre la recepción pasivu y la percepción activa. Al abrir los ojos, me que csul junto al observador, parece tener el wn•ño norinal de los automó-
encuentro rodeado por un mundo dado, el cielo roo sus nubes, las aguas viles. Esto puede aplicarse di.cicndo, como lo hizo Helmholtz en el siglo XIX,
móviles del lago, las dunas modelad,is por el viento, la ventana, mi estudio, que la imagen emida es corrqida por un i!!Lóo inconsciente basado en hechos
mj escritorio, mi cuerpo. Todo esto se asemeja a lm proy«ción retiniana en
conocidos por el observador. Toda la diferencia estriba en que tal teorla
un aspecto, esto es, en cuanto me es dodo. Existe de por s! sin que yo baya intente sugerir que d pcrc:epm obtenido a p:u:tir de la proyección retiniana
bcd,o nada nmable para producirlo. Pero, ¿es esta advertencia del mundo es tan deformado como h proyección misma y que este engañoso material
todo lo que hay en la percepción? ¿Es incluso su escoda? O., ningún modo. pcrc:eprual en brum se interpreta de modo mis adecuado a los hechos por
Ese mundo dado es sólo el esa,nario en el que tiene lugor el aspecto más medio de inferencias obtcnidns a parór del conocimiento dd observador; o,
camcterístico de la percepción. A trav6 de ese mundo vaga la mirada, dirigi•
por el conttario, que la misma situoción pcraeprual cladA conicnga nspcctos
da por la a1cnóón, centrando el foco de visión más aguda ora sobre cs1e que le asignan a la irruigeo dd automóvil un tamaño rda!ivo diferente del que
lugar, ora sobre aquel ouo, siguie:odo d vuelo de una gaviota distante, el!••
tiene en la proyección retiniana. En este úlrimn caso el hecho rognoscitlvo se
minondo ,m árbol para cxplomr su forma. Por pctc:epcióo visual se cntie:ode lleva a cabo dentro de la percepción misma; en el primero se emprende des-
en =lidad esta ejecución eminentemente activo. l'ucde referirse a una parte
pués de que la percepción ha emitido un mensaje bastante ddicicnte.
pequeña del mundo visual o al entero mareo visual del espacio, en el que se La diferencia que aqul se plantea no es ffcilmente clari6cable en pala-
sitúan rodas los objetos prontamente visualizables. El mundo que emerge de
bras porque «percepción• ,igni6ca cosns diferentes pata diferentes personas.
esta exploración pero,ptual no es inmcdia!lllllcntc dado. Algunos de sus as- Paru algunos el t.érmino tiene una signi6caci6n muy cs1recha y describe, so1o
pecios se erigen veloces, otrOS lentos, y todos ellos esbln sometidos a cons-
lo que los sentidos rcooc:n en el mnmcmo en que el medio cx1erior los es-
um1c confirmaci6n, rcaprcciación, cambio, completamiemo, co:crccci6n y pro,. !imula. Esm ddinición es c:xcesivamcme estrecha para las finalidades de este
fundización de entendimiento.
libro, pues c:xcluye las irnfgcncs presentes cuando uno persona con los ojos
ccr:rados o dcsatenm, piensa en lo que es o podría ser. Ottos amplían el tér-
mino para incluir en ~l toda clase de conocimiento obtenible sobre algún ol,.
• Penepci6n circunscrita jet.o del mundo ex1erior. Por ejemplo, la cacofónica frase «percepción de pcr·
sanan [person ~rception] puede entenderse en el sentido que ahorque to-
¿Difiere el enfoque aqul presentado de lo que la mayor parte de la gente f dos los procesos complejos por los cuales una persona llega a conocer a otra,
do por sentado? Pocos ncgadan, o aun se sen!irlan sorprendidos al sabccr, que vale decir, DO sólo lo gue ve, oye, bucle, cu:étwi, sino rambi6i lo que logra
las opcrnciooes cogni!ivas enumeradas hace un momcnm se aplican al mate-

28 29

1
avcrigUAr sobre los pcincipios, los hábitos, las posesiones y las acciones de !. distancfa graduaJmcotc creciente de. los int.erambios, es.to es, del cquilibno
persona por medio de las inferencias que le permiten las pruebas cumnstan- entre la asimilación de m,lid•dts ada ver más remo!ll para el logro de una
ciales. Puede que algunos de csws modos de obtener conocimiento oo se IICCÍÓn pcrñoem:e y una 1COmocbó6n de CStll acción e esas realidades.
consideren operaciones que tienen Jugar en el reino de lo perceprual, pero
se los incorpora a él de contro.b aodo. Una persona que utilice el «!nnino No resulta rebuscado relaóooar la habilidad para percibir a través de
en su mils amplia acepción puede afumar que, por supuesto, incluye el peo· las distaoóas con lo que llamamos la aroplirud de visi6n de una persona in,.,_
samiento en la percepción, pero de ese modo oscuttce el entero problcm'1 ligente.
del pensamiento visual patll si y para los dermis. Los sentidos que captan a lo dismncÍll no s6lo procuran un amplio mar-
Como un detalle más de mi esuategi,, genenl, diré que en el siguiente gen a lo que se conoce, r:ambién alejan al percipiente del ÍJOpaC'IO directo del
wlisis de los procrsos cognosciúvos no ruiy diferencia, en principio, si ñe• 1COnlfflmicn10 caplorado. Poclcr ir más allá del cfcc10 inmediato de lo que
nen lugar consciente o inronscicrutmcmc, voluntaria o 1:utomíciamentc, me- actúa sobn, el percipicote y de sus propias acciones lo capacita para CllJilllÍnar
dianir los c:cruros cerebrales superiores o mediante meros reflejos. Pueden ser el comportamiento de las rosas cxisrco,es con mayor objetividad. Le permite
acciones descncaclcnadas por una criamra p:trticular o inbcrcntcs a !. estructu- interesarse por lo que es, más bien que por lo que se le hace o lo que él está
ra de un órgano y, como tales, un aC'lo de evolución biológica más qoe un indi- haciendo. La visi6n, en particular, como scñsló Hans Jonas, es el prototipo
viduo en p:trticular. Me intcrcsan aqul !.s capacidades que no son el p~ y quizás el origen de la teoria, en d sentido de mirada desapegada, contero.
dUCto rardio de i. refinada mcn1e humona, sino on rasgo constanre del ar• pl2Ci6n.
ganismo co su inrcnto de obrener información sobre el mundo exterior e in-
rerior, presente en los bajos comienzos de la vida animal y de ninguna ma-
nera dependienic de L, conciencia o de L, presencia de cerebro siquiera. Lo, sentidos varían
Hablar de «inicligcnáa• respecto de las respuestas biológicas dementa•
les es, no cabe duda, arri.esgado, especialmente cua.n do no se ofrece ninguna La cooducu iotcligcnte en una z.ona sensorial pnrricolar depende de cu,ln
dcúnición precisa de la in1.eligcnc:ia. Aun así, es posible admitir, por ejem- inteligibles sean los datos en ese medio. Es ncccsario pero no st.dicicote que
plo, L, afirmación que la utilización de información sobre el medio procuta los datos ofre%can uoa ricu variedad de cualidades. Puede dcórsc que todos
uot conducta m"5 inteligen.,, que la insensibilidad total. En éste, el más sim- los sentidos lo hacen, pero si es1as cualidades no pueden organiz.a= en sis-
ple de los sentidos, el rropismo innato por el CUBl un insttto bwca o evita !. temas ddinidos de forma, procuran escasa ventaja a la inteligencia. Aunque
luz, tiene algo en común coa la persona que observa vigilante los ac:ontcci- los sentidos del olfato y el gusto, por ejeroplo, son ricos en matiocs, tods esta
micntos dd mundo que lo rodcsn. El esr:ado vigiLuue de una mente humana abundancia - '11 menos para la mente bumana- s6lo produce un orden muy
activa es Ir, última manifesr:aci6n de i. lucha por la supervivencia que hizo a primitivo. Por tanto, puede uno regalarse con olores y gustos, pero difícil.
los organismo, prímidvos sensibles a los cambios del medio. mc:nre puede pensarse en ellos. En el caso de la vista y cl oído, las formas,
los colores, los movimientos y los sonidos son susc:epr:ibles de organizarse con
suma p.recisión y complejid1d c:n el espacio y el tiempo. Estos dos sentidos
Exploraci6n ,ú lo nmoto son, por tanto, los medios par exce/1,mce p:tra el ejercicio de la intcügcncia.
La vis,a recibe la ayuda del i,,cto y el senñclo muscular, pero el solo taC'lo no
Por ranto, puede decirse que !. ~ sensorial como tal es inteligen- puede romperir con la visi6n, sobn, todo porque no es un sentido que capte
te. Rasgos mis particulares discingt,cn la iotcligenc:ia de los varios scnridos. a distancia. Como que depende del contacto inmcdia10, debe explorar las for-
Uno de cJ!os es la capacidad de obtener informaci6n sobre lo que acaece a mas millmetro • millmetro )' paso a paso; tiene que construir laboriosamen-
• óerr:a distancio. El o!do, Ir, visut y el olfato se cuentan cnue los scnridos sen- te alguna noción de ese espacio total de ttes dimensiones que cl ojo com-
sibles a distancia. Jcan Piaget ha dicho que pn,ode de una sola ve%; y debe renunciar para siempre a esos múltiples cam-
bios de tamaño y aspecto y a esas conexiones de sobreposióones y perspec-
.. • el entero clesarmllo de la actividad mental, desde la puttpd6n y el tivas que 1an10 enriquecen d mundo de la visión y que sólo son accesibles
hibiro basto la rcprcscnUlcióo y 1• memoria, como tombiéo las lllM elevadas porque las imigcnes visuales caplao objetos distantes por medio de la pr~
opceradones del nuoruunicnto y el pensamiento ftmnal, es una func:i6o de l• yccc:ión 6pñca.
30

I 31
I
En el universo de los sonidos audibles, se le puede dar a a,da 1000 un La visi6n ,s stltctiva
lugar y función ddmidos con respecto • varias dimensiones del siStema totaJ.
La mwiai, por t'1DIO, es uno de los resultados más p01enres de la in1cligen- Para interpretar el funcionamicn10 de los seotidos de manera adecuada,
cill humana. Pero aunque en la música se da un pensamiento del más alto ni- es neces1100 tener en cuenta que no surgieron como instrumentos de la rog-
vel, se rralll de pensamiento sobre -y dcouo de- el unive.rso masiaú. Sólo nición por la cognición misma, sino que evolucionaron como auxiliares bioló-
iodirenamente puede referirse al mundo f!sico de la exiStenáa humana, y gicos para Ja supcrvivcnciJl. Desde su origen apuntaron • esos rasgos del
no sin la casi obligada ayuda de los otros sentidos. La a,usa de es10 consiste medio que señalaban la diferencia enre la f•cilitaci6n y el impedimento de
co que la informaci6n audible sobre el mundo es sumamenre limimda. De un lo vida, y se conocntraron en ellos. Es10 signiJica que la percepción 1ieoc
pájaro apenas aos da más que su canto. S. limita a los ruidos emitidos por lincs y es selectiva. [ndiqué ya que la visión se experimento como un• ocupa-
las rosas. Entre ellos se cuentan los sonidos del lenguaje, pera éstos odquie, ción sumamente activa. Para citar una formulación que ofrcd en otro lugar:
ren su slgnüicación sólo por refercaCÍII o ouos datos sensoriales. As! pues, la
música de por sl consiste escasamente en pensar sobre el mando. La gran AJ mirar un objeto_, lTiltamos de lllca.nza.rlo. Con un dedo invisible, r~
virtud de la visión coosis1e no sólo ea que se rrara de un medio almmcntc rremos el cspocio que nos rodea, DOS dirigimos a los lugares distantes donde
se cncu~lflln las cosu, las tocamos, las mmos. examinamos SUJ supttfidcs,
sofisticado, sino en que su universo o&cce una ínformaci.ón inagotablemente
seguimos sus lxirdes. exploramos su tC"Xl\l.tL Esm es una tarea cminctuc--
dca sobre los objeros y los acontecimientos del mundo exterior. Por tanto, I• mentc acti\'11. Imprcsiornados por esta experiencia, los pri.mttos ~ r e s
visi6n es el medio primordial del pensamieoto. describieron el p ~ f&ico de lo visión dc ocuerdo 000 ella. 1'or ejemplo,
Las facilidades que procura el sentido de la vista no sólo le son accesibles Platón, en el T,m,o, afuma que el fuq¡o Nill que alico111 el CUttpO humano
a la mente; son indispensables para su fancionamiento. Si la percepción no BUYC • mm!s de los ojos en una .suave y densa cmtierue de luz. De este
fuera sino una pasiva recepción de información, sería de esperar que la mente modo .., tiende un puenrc tangible entre el obsem,dor y la cosa observada,
ao se alterara por quedar an tiempo sin el aporte de mi alimco10 y que, en y por ese puente los impulsos dc la htt que emolWI del objeto llegan • los
verdad, podría kncliciarsc con tal reposo. No obs1aa1c, los experimentos lle- ojos y, desde alll, al alma.
vados a cabo sobre la supresión de estimulo sensoriil dcmosrrarnn que no
es así. Cuando los sentidos visual, auditivo, uktll y cincstésico se reducen • Esta concepción dcrivsba de la experiencia esponnlnca. Pero •I bacttSC
una estímuliu:ión poco estructurada -sólo una luz difusa pata los ojos y un evidente que el registro óptico en el ojo es en gran medida un proceso pasivo,
zumbido constante para los oídos--, el entero funcionanúeoto mental de la por extensión se supuso que lo mismo co, aplicable ol entero proceso psico-
persona se ahern. La adaptabilidad social, la serenidad y la capacidad de físico de la visión. Este cambio de perspectiva fue lento y vacilante. Alrededor
pensar quedan profundamente perjudicados. Dll[antc los monótonas horas del 500 d.C., el filósofo romano Boccio escribi6: «porque In visra es común
de la experiencia, el 51Jjcto, que se dc.;cubre incapaz de pensar, reemplaza_ la p= todos los momtles, pero si result11 de imágenes que llegan al ojo o de
cstlmulaci6n exterior de los sentidos por las renúniscencias y lo evocación royos cnvilldos al objeto de visión le es dudoso 1ll sabio, aunque el vulgo
de imilgcnes, que proDIO se vuelven insistentes e incontrolables, indepen- ignore In exisi<:ncia de esta duda•. Y mil años más tarde, Leonardo da Vind
dientes de la_ voluntad de la persona, como si fueran algo venido del exterior. escribió una refutación cootrn
Esw imágenes pueden convertirse en verdaderas alucinaciones (así, se com-
... osos mruemátiros que afirmon que el ojo no tiene poder espirirulll algu·
probó que ea los hoopitalcs mentales los pacicotcs alucinan con mt1s fre- no que lo extienda a dis-tancia de sf mismo, pues, si así fuera, no $Cn:a sin
cuencill en los ambientes vados que ofrec:cn escasa csñmulación). Tan reales un2 gran disminución en el u,o del poder de la visión, y que aunque el ojo
son esra.s visiones, que después del cxpcrimenro algunos sujetos admiten que tuvicr.a el uttru.ño del cuerpo de U1 Ticm. se consumida occcsañamcntc ti
a partir de ese momento están más dispuestos a ercer en las apariciones contemplar Jas csucllu; po.r csua ruón sostienen que el ojo recibe, pe-ro no
sobrenaturales. Enos desesperados intentos de la menre por reemplazar la envla nada de sf.
estlmulación ausente indican que, lejos de ser una meta facilidad para la re-
cepción, la acúvidod dé los sentidos es una condición indispensable pan el Las pruebas de lo contrario abundab:in:
funcionanúemo de la mente en general La continua respuesta al medio cons--
tituye la b:ue pon el fancionanúroro del sistema nervioso. . .. Jos campesinos \'CD d.iariameruc aímo la serpicn'tc llamada lamia ame
bada ${ coD su 6j■ mirad.1, como cJ im'-n al hicao, al ruiseñor, que con phi•

32 33
ñidcro canto se apraura al cncuco.tro de la muerte... se dice que el avesauz d pensador o d cientllico tiene que considerar agentes que están más allá
y la III.ÍÍll ioouban sus huevos con Ja mirada. de los que exhiben un cambio observable. En d dominio Elsico, como tam-
him en d psicólogo o d social, los aspectos conStantes ·de una situación son
Pan no mencionar a las donc:cllas. quienes, «según se dice, tienen en los que más fácilmente se descuidan y los que se compreoden ooo mayor
sus ojos d poder de an-aer hacia si el amor de los hombres•. dificultad- Las cara.cmísúc.. de la pc,cepcióo no sólo coou-ibuyen a la sabi•
La selectividad activa constituye un r11Sgo bilsico de la visión, como lo durl.1, también la reslringcn.
es rambién de iodo otro imerés inrcligente; y la preferencia más dementa! Los ojos se mueven dentro de sus órbitas y su exploración selectiva se
que se advierte es la que despiertan los cambios dd medio. El organismo, a amplifica mediante los movimientos de la cabeza y, en verdad, de todo d
cuyas nc=idades se ajusta la visión, naturalmente se in1eresa más por los cuerpo del observador. Incluso los procesos de registro que se producen den-
cambios que por la inmovilidiid. Cuando algo aparece o @parece, se rras- tro dd globo ocular son al1amcnte selectivos. Por ejemplo, desde los pñ•
lada de un lugar • otro, cambia de forma, ramaño, color o brillo, la persona meros años dd siglo pasado hubo buenas razones para suponer que la reúna,
o d llllÍmal que observa puede ballar alterada su propia condición: un ene- al dar informaciones de color al cerebro, no registra cada uno de los infi-
migo que se acen:a, una oportunidad que se escapa, una exigencia con Ja nitos tintes medianic una especie particular de mensaje, sino que se limilll
que debe cumplirse, una señal que hay que obcdecu. El órgano visual más a unos pocos colores fundamentales o gamas de color, a partir de los cuales
pcimitivo, la fibra nerviosa sensible a la luz de una almeja o una lapa, limi- se derivan todos los demú. Esta $Uposición, oonlinnada hoy expcrimcnral y
tará su información a los cambios de brillaotez y, por tanto, permitirá que ana1ómicame01e, significa para nosotros que la fotoquúnica dd ojo procede
d animal se retire a su concha tan pronto como una sombra inrerrumpa mediante una especie de abstracción similar por la cual, a nivel de la petttp-
la luz solar. La contemplación de las ¡,a,:us inmóviles del medio se aproxima ción consciente., vemos los colores como variaciones y combinaciones de unos
más • un lujo, útil a lo sumo para lootlwu- d sitio de posibles futuros cambios pocos colores primarios. A ttav~ de esta ingeniosa simplificación, la visión
o examinar el contexto en el que tienen lugar los acontecimientos. lleva a cabo, con unos Cl.lllltos ñpos c:lc transmisores, u:m. la!'C9 gue, de otro
El eamb.io está ausente en Ju cosas inmóviles, pero también en las que modo, requerirla un número de ellos tllD devado, que su manejo resultw
repiten la misma acción una y otra vez o perseveran en elL, conswuemente. imposible. Podtla decirse que, incluso faiológiameote, la visión le impone
Los psicólogos que estudian la satisfacción y la adap1ación señalan que los al marerial que regisrn, un orden rooceprual.
animales, aun los muy primitivos, dejan de reaccionar cuando un mismo esti- Puede que lo que se sabe dd color resulte también válido en el caso de
mulo los alCIJIU una y otra vez. Los factores constantes de un escenario la forma. Esui comenzando a parecer como si la vertiginosa rapidez con que
viswtl, por ejemplo, d color particular de la luz solar siempre presente, se los animales y los seres humanos reaccionan ante el movimiento, por pequeño
desvanecerán de la conciencia, de igual forma que lo harán un ruido o un que sea y alejado dd centro de atención que esté, fuera posibilitada por un
olor constante. Cuando se obliga • una persona a mirar lijamen1e una 6gun atajo que distingue el movimiento de la inmovilidad iocluso • nivel de la
dada, aprovechar, cualquier oportunidad de cnmbio variándola: puede que retina. Estábamos acostumbrados a creer que los recepto.res de la retina no
reorganice d agrupamiento de sus partes o que una ligum reversible se mude tenían conocimiento alguno de tal distinción. Todo lo que supuestamcnrc
de una pcnpccriva a otn. Un color que se mira 6jamente tienck a empa- podían hacer era registrar vestigios de color e intensidad luminosa, de modo
lid«erse, y si se observa de continuo una configuración sin que entren en que el cerebro era d que debía inferir la presencia de movimiento medianrc
juego los pcqucnos movimientos de ajusic siempre presentes, al cabo de una computación de los cambios que acurdan en múltiples puntos mfoúsculos.
un breve tiempo la oonligumcióo desaparecerá. EslllS reacciones ante 11 Se sabe ahora que la reúna dd ojo de la tallll posee por lo menos cuatro
monotonla abarom desde la defensa consciente basta la fatiga puramente tipos de recept.ores, cada uno de los cuales responde a -w,a clase especial de
fisiológica de los impulsos generada en d cerebro por una situación estática. esómulo y DO es afectado por rodas los demás. Enne dios se cuentan los
Constituyen una forma demcnllli de desprecio inteligente por la atcnci6o cdercctorcs de insectos•, que reaccionan inmediata y cxclu$ivam.ente 11ntc
indiSáÍminada. Advertir y atender es todo lo que imporr1. El aburrimiemo pequeñas cñaruras móviles que ofrecen, oawralmen1c, un especial interés
se rccbau. para las ranas. Otros responden sólo al movímiento de -o encuenuo con-
. Aunqu~ csra_ atención selectiva resulta úlil desde el punto de vista prik- bord~ o al oomiemo o fin de una iluminación. Para que se cumplan estas
lJCO,tambu!n nene sus de$vemaj... Hacc düícil cobrar conciencia de los rcacctODes, grandes grupo, de recqnores deben cooperar romo un equipo,
&ctores OO!ISlantcs que operan cn la vida. Esta ckbilidad se manifiesta cuando pues sólo de esa manera_pueden capWRe las formas o los movimientos de

J4
de su forma y 1icnen que distinguirse lo bastantc de todo lo que sea común-
estímulos de acción simultánea. Esto signifioa q ue incluso a nivel de la retina
mente visible en el medio circuodiuue.
no h•y registro mecánico de elemenros. El ll<tículo que da cucar• dl! una Lt percepción de estos animales debe adecwtrsc a sus respuestas alta-
investigación de Lerrvin, Mar=•• McCuUocb y Pirts, WhaJ the Frog's Bye mente selectivas. Es probable que sus campos visuales sean jerárquicos más
T,Jls the Frog's Brain, concluye: que homogéneos, en el sentido de que cienos msgos pcrceptuales se destacan
por a,usa de las necesidades con que se macionan. El animal no podría
Si la distinción tiene tc)cbvfa hoy algún signiñado, las opcnióooes saben responder anu, ellos si no fuecan perceptua!mente distinguibles . .Este es un
mucho más • percepción que • scas•d6n. Es decir, que el lcn¡¡uojc que más ejemplo tcmprono de abstmcción, en el sentido de qoe el animal se adecua •
se adecua a su descripción es d de las absrn,,cioocs complejos de la im,,gco un tipo o catcgor[a de señales esenciales -por ejemplo, rodos los casos en
vi>ual. . que una =eh• roja se desasrolla en el lugar justo-, pero es fa especie
la que realiza fa Gbsrracci6n y no el individuo. La absttocción es innam.
Sin emb:argo, es cierro que éste, como todo parcelomicnro, acelera el
proeesomicnto del material, pero uimbién limilJI los opemciones de lo que
pennanecc asequible después del parcelamiemo. Cuando uo• mua desfallece La fiiaci611 ocular resr,t /~• problemas
de hombre en presencia de moscas muerras e inmóviles que le servirian perfec-
tamente de :ilimemo, nos recuerda. la ceguera de un hombre cuyo. cmemc En la medida en que tales mecanismos son incorpomdos por la herencia,
rondicioMda» le impide responder :tille oportunidades imprevistas. Esas son se oplican rigidamenre • la especie como totalidad. A niveles hiol6gicamcnre
IAs exigencias de la cronomia. más eJC\,.dos, el individuo controla cado vez con mayor Erccuencia la elcc•
Esta inherente selectividad es útil no sólo porque evita el desperdicio del ción de los estúnulos y las reacciones ame ellos. Los movimientos del ojo que
esfoct20, sino además porque, al restringir la elección, hace que las reacciones conttibuyen a seleccionar los objetivos de la visión se sitúan entre el auto-
resulten más veloces y seguras. Por tanto, en criaturas rclotivaraente sim, motismo y la respuesta voluomrla. Deben didgir los ojos de manera mi, que
ples, que tienen necesidades estables y hsbiton en medios igualmente esta• la zona del campo visual por e,mminar quede dentro del estrecho margen
bles, las funciones vitales de subsistencia, procrc:uci6o y defen$1! tienden • en el que la visión es mis agudo. La agudCZ4 disminu¡·e tan de prisa que uoa
limir•rse • reacciones noi:mali:todas que se adaptan • señolcs fijas. Los estu- dCSVÍlici6n de diez gnidos del eje de fijación, donde la agudeza es rrulxima,
diosos de la conducta animal, en especial Konrad Lorcnz y N. Tinbergen, han queda reducida ya • una quinta parte. Dado que la sensibilidad de la retina
descrito sorprendentes ejemplos de componamiemos ran ahameare selectivos. es 1J1D restringida, el ojo puede, y debe, singulariznr algún punto particular
Puesto que los animales DO pueden decimos qu~ ven, no podemos estar que se vuelve aislado, domirumte y central. Esto signifiat la consideración
seguros hasro qué punto la selección tiene lugar en su percepción mis!Dll o, de una cosa por vez y la distind6o del objetivo primordial de sus inmedia-
más bien,. en sus respuestas ame lo que pe.rcibc.n. De: cualquier mane.ro, no ciones. Un objeto puede ser moávo de atención porque se desmca del resto
se puede reaccionar ante un estimulo, a no ser que éste sea distinguido por del mundo visual y/o porque responde a bs necesidades del propio obser-
b percepción. Lo lll!Ís probable es que esm distinción no sea una cuestión de vador. En los primeros niveles orgánicos, el estimulo e,cige la reacción.
catcgoáas espedlicamcntc dispuestas de los receptores de la retina, como los Cuando una luz intensa _penetra el cnmpo visu•l, el niño se vuelve hacia ella
que permiten que la rana reaccione ante los i.nscctos en movimiento_, sino como si lo dirigiera uo poder ooncrol•dor exterior, del mismo modo que uno
urui rc:ucción selectiva del sistcma nervioso ante msgos p,miculares del cnmpo planta va b:,,cia la luz o un gato hacia el menor movimiento de su ámbito.
visual ll'llnsmitidos por los ojos. Las respuestas • esw señales, o cdcsen- Este es el prototipo de respuesta cognitiva incondicionalmenre dada al ol,.
cadenantes», correspond4'o ._ las especies de !Dllnera innam. El pico amarillo je.10 de atenci6o. El esr!mulo es el que rige la respuesta antes que la inicia-
de denn especie de gaviota ha desarrollado una manchs roja en el extremo tiva del observador.
de 13 mandlhula inferior. Es e.ra mancha roja lo que hace que el polluelo tCómo se lleva • cabo esut fijación ocular? Un acto de 6jeción puede
recién incubado pique el pico de sus padres. Cwmdo fa mmchu está ausente, describirse como un movimiento que vo desde un estado de tensión a un
el polluelo DO pie,; cu•ndo el polluelo oo pica, los padres nn ofrecen ali- esmlo en que la tensión queda reducida. El estimulo pcactm en el campo
menro. Las scñnles de esto clase deben cumplir dos requisitos esenciales: visual desde su periferia y, por 111010, al propio centro del campo opone un
deben ser elaramome definibles por la pureza de su oolor y la simplicidad centro nnevo y extraño. Este conflicto entre el mundo exterior que se cn-

36 37
tromete y el orden del mWldo interior, crea w,a tensión que se elimina observador, es caractecínico de la ps-icologla de la a1ención. Al escn"bir sobre
cuando un movínúcnto m,l globo oculu hace que los dos centros coincidan, la otenci6n, William James sugiere lo contrario cuando afuma que, sin interés
adaptando así el orden interior al exterior. El detalle pertinente del orden selectivo, b experiencia scrfu un completo caos. Pero Lis situaciones verdadc-
exterior se coloo, ahora ccatralmente en el interior. mmcnt.e aóticas o de algw,a otra forma carentes de csttuctuca no soo ápicas
Tenemos aquí un ejemplo elcmenllll de Wl nuevo y difettnte aspecto de y, cuando prevalcren, ha= casi imposible que el interés selectivo se propon-
b conduc1a cognitiva, • sabre, la resolución de problemas. Toda resolución ga una meta. Culllldo el campo es bomog6ico, como en a oscuddad toral, o
de problemas requiere una rccsttuctucación de urui siruación problem&tia cuando nada puede verse sal,'0 una pauta rcpeticiva, de Wla superficie cuadri-
dada. En la 6jación oculu, la r<C$ttucruración necesaria es de las más sim- culada poc ejemplo, a mirada vaga sin rumbo, tratando de imponer algw,a
ples; no es sino Wl cambio del centro de orien1ación, que no requiere nin• forma • !o que no la tiene. Este tipo de siruación no es característica de los
guna rt'O,vnización de la conJiguración pcrccprual misma. procesos cognicivos.
Prorun daré ejemplos de resolución de problemas mcdian1e rccsttuctura• He momado que en la cognición cxis1e la necesidad y Li oporrunidad de
ciooes mucho mlÍ$ complejas. Pero incluso eS1e ejemplo sencillu demuestra seleccionar Wla meta incluso a nivel de Li reúna. Dado que la visión aguda
por q~é no debe sul:'°nerse_ que la solución de problemas sea el nivel cog- se limita a un área estrceha, en el marco total del campo dado dcl,c, selec-
D05Cim•o en el que_ aene lugar el encuentro enire pcrccpci6n y pensamiento. cionarse un objetivo. Esm limimción, lejos de rc¡,rescntac una desven1aja,
Tal distinción, basada cn·Wl criterio preciso, le sería agradable al teórico. Es- pro1ege a la mcn1e de anegarse en mis información de la que puede, o nece-
tarla uno remado de decir que la percepción es la exploración directa de lo sita, manejar en un tiempo dado. Facilita la prócúca inrcligcn1e de roncen-
que est& prcseme en el cxrerior. El pens.mimro, por el contrario, comicma
con_ la tacca, dílermu, ~ principio, de modmcar un orden dado con el pro-
= en algún tem• interesante y prescindir de lo que queda fuera del foco
de atención.
pósno de haccc que se a¡usie a las exigencias de la solución de Wl problema
?•~- Kohler dc6nc de este modo Li conducta inteligente, pero no parece
inclinado • reconocer ejemplos de ella en los mecanismos elcmmrales de la El dúumimiento en la profundidad •
percepción. Afirma que no hablamos de conducta in1cligeme cuando los
seres humanos o los animales logran su objetivo mediante una ruta directa La sclcaividad se •plica tambi6l en la dimcnsi6n de profundidad. Uni-
dcrivoda naruralmeme de su propia organización pc,ttprunl. Pero rendemos camcnte una estrecha banda permanece enfocada en cualquier momento. Si
a hablar de «in1eligcncia» cu11ndo, por hal,c,r bloquado Lis circunstllllcias el la perspectiva de primer plano es ncu, el fondo tcsulta bo=, y viceversa.
camino obvio, el ser humtno o el animal hace un rodeo para salir al encuen- Lu lentes cristalinas de los ojos conm"buyc_n 11 cs1a selectividad, y la oogni-
tro de la siruación. El mcc,nismo de la fijación, por supuesto, surge naru- ción vism.l se beneficia de cJ.L, de b misma mancr• en que una fotografía o
ralmenrc de la organiución del ser humaoo o el animal. Y, sin embargo, el una pintura puede guiar la arención del observador, siruando en n{tido foco
u:aslado del centro d~ visión al cen1ro de interés me parece que incluye. a un cimas parcelas limitadas de profundidad. La acomodación de las lemes del
ruvd elemcmal, la muma especie de reestructuración que revela en los ejem- ojo constiruye un a.spcoo elemental de la atcndón selectiva. 01orga dgor vi•
plos de Kol,ler que puede llegarse 11 la meta deseada por un dcsvlo. En am- sual a Li concen,roci6n de un obscrwdor sobre lo que soccde a una dis,aocia
bos C'lSOs, las conexiones esttucturales de la pauta percc¡,rual dada cambiaron particular.
de modo tal que se logró la solución del problema. La dimmsión de profundidad, además, conttibuye a fact0res cognos-
El simple ejemplo de la fijación ocuLu- sirve también para ilustrar otro citivos de naturaleza 1otalmcnre diversa. Hace vlltiable el tamaño de los ob-
aspec10 de mú general pertinencia. Muestra que la stcnción del observador jetos, y, por tamo, adaptable e las necesidades del observador. Esto sucede
intent~ ballar su obje1ivo en un campo perccpruaJ que tiene su orden propio. porque el objeto de la percepción no penetra corporalmcn1e en el ojo, aun-
El esnmulo de la luz que penetn1 en el campo de visión del niño, otorga a ese que esto es lo que se creía en etapas tempranas de Li 1cotfa de la visión. ])c.
Ctmpo Wla esirucrura dc6nida y objetiva. El campo time un centro respecto mócrito, por ejemplo, sos1cnla que en la percepción, una especie de calco
al cual. el foco de lo atención del niño se encuentra excéntricunente orientado. de la superficie atcrior del objeto penetraba c_n el ojo a crav~ de I•
~•• discrepancia produce la tensión ame la cual el niño rcaociona 6jando !o aperruna de la pupila; esto, a su vez, planteaba el problema de cómo un
Ducada sobre la estruetura de la siruad6n ex1crior. Es1e juego rccfproco entre objeto de grandes dimensiones podla encogerse lo bastante como p,u-a llevar
la cstrucrura del ampo dado y las e><igencias de Lis occcsidades e inu,rcscs del a cabo acto semtjan1e. Sabrmos ahora que lo que el ojo recibe no es Wll
38
39
pano del objeto misroo, sino un equivalente de él. El lllmaño de Jo i.mngcn observador las compara ron La. redonde2, sino que renlmen1e ve redondez en
proycctadll dcpen,k 'de la disto.ocia a que se encuentra el objeto Eísico del ellas. La percepción consiste cn imponer al nuitcrial csrimulruuc ¡:,:mones de
ojo. Por tanto, meclio.ote In elección de la distancio apropiada, el observador forma relativamente simple, c¡uc llamo conc:c:ptos visuales o catcgorias visua-
puede baccr la imagen tan grande o pcqucful como su propósito lo requiera. les. La simplicidod de estos conc:c:ptos visuoles es relativa, pues una cun6-
Para c¡ue resulte cómodamente visible, la porció.n pertinente del campo vi• guraci6n estimulante compleja contemplada por una visión relinadt puede
su•I debe ser lo baswuc grande como pmt que sus detalles sean suJicien1e- producir una forma bastame intrincada, que es lo más simple posible dndas
meme discernibles, y lo bastante pequeño como pa.ra que encajc cn el campo. las circunstancias. Lo quc interesa es que sólo se puede decir que un objeto
Además, el umoño del área crítico de,crmina también qué proporción de Jo contemplado por alguien es rcalmeme percibido cn la medida cn que se lo
que 1:, circunda estará contenida co el campo vi.sual al mismo ricmpo. Cuanto adecue a alguna fonna organizada. Adcmás, hay generalmcn1c un cierto
mcnor es el irea, u,n10 mayor scrá 1:, proporción del medio circundante que grado de ruido visual que a,:ompaña y modilica la fonno percibido medúuue
11par~ esto es, tan.to más se mostrará d objeto en su a>ntexco. ln\!c.rsa- detallcs y matices más o menos vagos, pero esto contribuye poco a la com-
men,e, con el acrecenu,mien10 del ,amaño del objeto su ronn,.no se trasladará prensión visual_
fuera del alCllDce de J. vista. La elección •propiada depende de fo nan,raleza No es mi intención sugerir que la mcnte y, por codc, el ccrcbm con1cnga
de J. tarea roS!losciriva.. ¿Cuán1.os detalles son pcrtínco1es? ¿Qué cliSU1ncia se un juego de formas prccstablccidlls mmsmiúdo bc,edi10riamen1c en cspcra
requiere pa.a lograr que se dcsmquen los rasgos estructurales más amplios del maicrial estimulante. Se sabe quc existen respuestas inn1ms a ciertas for-
que, de otro modo, que<brfan ocultos por la abundancia de derallcs? ¿Qut mas, colores o movimientos, por ejemplo los llamados desencadenantes visu••
porte del contexto es pertinente para la comprensión del asumo que se exa- les, que regulan gran parte del compom1mien10 animal instintivo. Pc,o es,~
minn? Tambíén cn este caso la con-ec1a sclccci6n al nivel pcrceptual elcmcn• mcconismos, más que explicar la percepción de L, fotJDa, la presuponen. Ames
tal es parte imponan1c y reflejo de la estrategin cognoscitiva más omplia. Ha- de que se pucd• rcacciooar o.ote la mond,o roja en la mandíbula de la go•
llar el marco apropiado de un problcma equi,•ale casi a hallar su so1ución. violD, es necesario captarla. Lo mismo vale para los •arqueripos• de Jung,
Es,o cstra1egfo del pensamiento puede venc perturbado desde sus cimien1os supuestamente ajustados a cicnas formas geométricas. E. cierto que los des-
mismos cuando se escoge inrorrecmmeme el marro visw,l de la siruadón que cubrimientos mcncionados arriba sobre el sentido de la •ista de la runa im-
debe rontcmplarsc. En lo pcócúa, esto significa, por ejemplo, que la ayuda plican que incluso a ni•el de la retina e,,cis1e cier.. organización en unidades
visual que ofrece un• ilustración o una imogen 1clevinda puede .resultar más amplios. Si el menor excitante de la csrimulación no es un pumo sino
gravcmcn1e doñada simplemente porque cl mmaño y el morco de los obje1os un objeto, como un insecto que se arrll.Stra o un borde móvil, todo un am-
exhibidos sean inadccundos. O.do que d r02.0nomiemo sobre un objeto co- plio panel de receptores debe cooperar en la idcoüJicacióa del estimulo y mo-
mi= ron el modo en el CUDI el objeto se percibe, un percepto inadecuado vilizar todas la• 6bras nerviosos singulares que resulten pcrtincmcs. Un pun-
pncdc altena.r iodo el subsiguiente curso de los pensamientos. to no puede ofreccr infonnación sobre un objeto extenso. En otras p:ilabras,
aun en el ojo, mucho ames de que los impulsos lleguen al cerebro, paru-e
haber respuestos o la formo más que un mero registro de elcmcntos. Pero
1 l.aJ formas sor. conceptoJ las respuesUls a la fonna no implican ncccsariameme que se la perciba ele
lllllllcra ronscientc: y aun en los vertebrados superiores es probable que me·
En la pcrc:c:pci6n de lo forma reside el inicio de u fortrutcióo de concep- canismos scmejan,es sean dcmasiado dgidos como para que lleguen • cons-
tos. Micntrll.S a imagen óptÍCll pro~111do sobre la rctin• constíruye UD re- riruir algo m.ís que una especie de abreviación roquigrá6ca del registro sen-

' gisu-o mcc1Íniamcn1c completo de su con1n1parte fisica, el pcrcepto visual


,.com:spondiente no lo cs. L, percepción de la forma es J. captación de los
• rasgos esrrucmrales que se encuentrnn co el m,ncrial csrimulame, o que se
Jmponen a él. Sólo .rara ,•cz coincide este muer:iaJ a-ammcnte: con las formas
que adquiere eo la percepción. Lo luna lleno es en ~-crdtd redondo, de ncurr-
do con lo que lo mejor de nueotra capacidad vi,uol n05 permite juzgar. Pero
I• 1114yor panc de l:ts cosas que vcmos redondas no incorporan la redondez
sorial. Para dar cuenta de la romplejidod y ílexibüiclad de 1:, percepción de
lo forma, parece preferible suponer que las operaciones dccw•as se cumplen
mediante procesos de campo desarrollados en el cerebro, que, al recibirlo, or-
ga~ cl material esúmulontc de scucrdo con la configuración mils simple
compotible con él.
Las pautas de forma pcrabidas de este modo tienen dos propiedades que
las capacitllll paro desempeñar el papel de conccpt05 visuales: posccn gcne•
literalmente, sino que son mcras apro:rimaciones. No obstante, no sólo el ralidad y son fácilmente idcntilicubles. Riblando con rigor, ningún pct(CJ>IO

40 41
..
se refiere nu.na • una forma únit11 e individual, sino más bien • la clase de
pauta en la que d pc=pto roosiste. Puede que baya un solo objeto que se
1 ciad inicial debida a UDS falta de experiencia similar con la cual pueda c:om-
pmu:$" d presente estlmulo? ¿O se trata del anc de captar la csttucrura de
adecoe a ..., pauta o puede haberlos innumCtllbles. lnduso la umgen de una una configuración viroal cuyo perlcccionamicnto lleva tiempo? Lo adquisi-
ción pero:ptual en d último sentido fue el tema de los esrudios llevados a
pcISOna determinada es una perspectiva de urui pauta panicuhu: de a.rac:tc•
_rlstlC11S que roucsponden a esa clase de petSOns. Por l&DtO, no oxis1e dife. cabo por algunos ¡,sicólogos alemanes sobre lo que llamaron Aktualgenese.
rcncia en principio entre concepto y pcrccpm, lo que coincide pctlccwncn1e Uno de sus mé1odos consistió en rec:onsuuir d huidizo y a menudo caccsiva-
menre veloz proceso, moscrando una configuración de manera insuliciente,
con Ja función biológica de la percepción. Para que resalte útil, la percep-
ción debe insttuir sobre las clases de las cosas, de otro modo los organismos por ejemplo, durante un• micción de segundo, de modo que los observado-
no podrlan saar provecho de la experiencia. res sólo gradualmeme llegaban a una completa captación a través de expo-
Si UDS pauta pcsc:cptual es de organización simple y diJiere claramente de siciones repcádas. en tales condiciones, la percepción tiende a iniciacsc con
UDS totalidad difusa e indiferenciada, que progresivamente va modiliclndose
su medio, tiene, por lo mismo, gtandes posibilidades de ser filcilmente rcro-
noc:ida. Tambi61 en este caso los dcscneadenantes bio16gic:os pueden servir y clabor,indose. Pan mostrar qoé poco se asemejan estos procesos a un re-
de ilustración. Tíendcn a ser colores, formas o movimientos sirnples y difercn• gistro mecánico de estímulos, traduciré la conclusión de uno de estos invesú•
ciados, que se desarrollan en la evolución como signos sobre cuya neta iden- gadores, Go1úricd fuusmann:
ádad pueden edifiCllSC las respuestas instintivas de los animales. La identifi.
La i:iruación apcrhnt:ru.a.1 tnnm1iti6 a los obscn..dorcs la clara c:oovk-
a.ción, pues, presupone una pauta identificable. No se puede rec:onocrr algo
ción de que lo que llamamos populaancntc cognicióo pcro:ptu1l no puede
como conocido, esperado u objeto de reottión a no ser que se lo discrimine dcsaibínc como una simple., inmedfatll y pura a¡nad6n especular. Por el
por su cariktcr netamente definido. rontnlrio, se origina en un proceso de soccsh·os GCtOS de fommci6n c:.om-
,-- Estoy describiendo la pcrcepción de la forma como la cnptaci6n de ras- plcjos, rnutuamenie cnucluados, sclc<tlvos, absuaycnu:s e incluso creadores.
gos estrucrurales genbic:os. Este enfoque deñva de 1t psicología de la Ges- El curso seguido por till proceso puede Stt orgánicamente ronsecucntc o
1alr. E,ciSten ocras u,o.ñ as, en especial la cono:pci6n tradicional según la cual ín1rincado, ambiguo o iortnoso. Algww veces la fantaSia dcía aiw los datos
d sentido de la vista registra mealnia.mente Jos elementos de la estirnufa• dados, ¡xro mando el pioceso "' desarrolla or¡¡ilruamcnue, avanu • traVés
ción, que se agrupan luego adecuadarncme para constituir formas sobre la de UDll sccucnda de fmcs y cuslicbclcs que derivan las unss de los otras,
base de la experiencia pasada del percipiente. No es necesario volver a expli- pero, 11 mismo úcmpo, cspeáJicas y organizadas dentro de <i, hacia lll meta
car aqul por qué esta reor!a es inadecuada, pero una de sus coosccuencias re- exigida por 11 tafOI.
sullll pertux11te. Si la teOila esru,•icra en lo cieno, La pcrccpci6n de la forma
sedJi muy inferior desde el punto de vista cognoscitivo. Se limitam al acopio De modo semejante, en la primero dccloración de la psicología de la Gcs-
aucomíúc:o dd material que se fuera presentando. Por otra parce, si el enf~ 1:1k, Von Ehrenfels insiste en el «esfucrw• que exige lograr Li confisuración
que que estoy proponiendo es cocrecro, la percepción de la forma opera al de unn Gcs1al1. Los psicólo80S de la Gcs11l1, aunque señalan que I• capacidad
dcvado nivel cognoscitivo de la formación de conccptOS. de ver formas no es d mero resultado de una repetid• t'Xposición • los es-
• tímulos, no tienen razón olgun.• para :tfumar que una Gcstalt se muesua con
cspontancidnd automática.
Úl pncepd6n fina tiempo Lo que es cieno de la forma, vale tambii!n para d color. Mencion6 antes
que, lisiol6gicamcn1c, las muclw longitudes de onda que corresponden a los
Gran parre del de.ba1e reciente sobre la percepción de la forma le baria difercn1es tiOles son captadas por unos poros ápos de reo:p1or, cada uno de
a uno creer que lo que mis atañe a su explicación es si ricoe Jugar espontá- éstos sensible a un color o gama de colores a partir de los cuales, por com-
neam.c nte, sin preparación, o si es posibilitada por un proo:so de •prendizajc binación, se ob1icncn los maiio:s particulares. En d terreno psicológico, la
gradual. En realidad, el problema no wlica en esto en absoluto, pues tiene visión del color se basa en unos pocos nsgos puros y elementales, de ningún
poca imporl&Dcia para la naturaleza dd proceso cognitivo que aqul describi- modo ncccs:,rit o simplemente rdacionados con los tipos de rco:p1or fisioló-
mos si ocurre de prua o lentamente. La mayor parre de los acomccimicn,os gicos. Así romo las formos percibidas son elaboraciones más o menos comple-
otgtlnicos atraviesa una fase de aprendizaje y m.aduración biológicn. Lo que jas de formas simples, iguolmcnte las pamas de color se perciben como elabo-
imparta es de qué especie de aprendizaje se trata. ¿Se trata de una incapaci• rncioncs de las dcmentales y puras cualidades de amarillo, rojo, azul De vez

42 43
que no se someten a un ejemplo individual, sino que son comunes a un am- trás sc vea completamente. En muchos casos semejantes, la visión, en lugar
plio conjunto de instancias posibles. Tales casgos esrruetunles pueden refe- contentru:sc con la sección visible, completa el objeto. Una caja, oculta I
rirse • características generales, por ejemplo la simerría o la asimetda de una cialmente por una maceta, se ve como un rubo completo cubierto p,uc
conligutación, que distinguitiln letras romo la A, la H o la W, de lo B, J. mente. Esto significa que la organización visual no se, limita al material
G o lo R, o en lo 6guro de una persona o un animal, la cara &onral del pcdiJ. rcctamenrc dado, sino que incorpora tx1cnsioncs invisibles como partes
Cuando la rarea no exige más que una identilicación por un medio cual- nuinas de lo visible. De modo similar, los objetos se perciben a menudo
quiera, una máquina o un organismo, ciegos para el verdadero carácter del dirnensionalmcnte completos aunque sólo esté presente unn p,lrte frontal
objeto, pueden llevarla a cabo. Podemos idenrilic:ar a una persona simple- su supedicie. Lo qac ogul sucede no es que el observador comple« el E,
mente por e l 11nillo que usa o por su nombre. Las rntu parecen identilicar memo que ve realmente por un conocimicnro no visual. No, u.na olla ci
algunas pautas al descubrir sencillttmente cierto rincón en un lugar particu- dtica s,, ve como algo completo y perfcctameou, redondeado; un cilindro
lar. Una móquina de cotejo puede deslizar una hendidura a «avés de una for- completo dcoe un aspec10 10talmente disdnto. También en este caso las pa,
ma negna e identificarla de ese modo a m,•és de una secueocia de lonjas de di- invisibles del objeto complcmcnran las visibles para producir una forma ce
ferente longitud, sin advertir de manero alguna que la _pauta figura la silueta cn pi« •- La distinción entre forma complcta y forma incompleta, como wn~
pedil de una cabeza humana. Ona persona con lesión cerebral nf<rtada de el efecto de redondeo pertinente, tiencn lugu: en la _pctcepcióo misma.
•snosia puede idenúíicar un remlngulo conrondo el número de sus ángulos.
Sin embargo, en L, mayor parie de hs tan:as es necesario comprender la cs-
tructuna visual gencnal del objeto que debe manejarse, y In captación del ea-
ráctcr visual del objeto es esencial para los 6ncs del cicnúJic-o o el nrdsta.
En principio, el reconocimiento de la pauta puede aplicarse a las formas
más complejas y extravagantes, pero, cuanto más simple es la pauta, más
sencilla resulta In tarea. Los ideogramas chinos constituyen una empresa más
ardua que el alfabeto latino. En la prácdca, no obstante, las figuras que de-
ben leerse tienden a sc,r simples. Lss cifras y las lctm, por ejemplo, cvolu-
donaron hisr6rieamenrc como resultado de la búsqueda de conjuntos de for-
mas lo bastante simples como para ser trazadas, percibidas y recordadas liícil-
B
lll<nte, pero tan claramente diversas entrc sí como sen posible. La naturale:ta
adapta esta necesidad de formas simples de dos maneras. Surgen en la ev0-
lución como señales destlnodu • organismos pro.ñstos del sc,ntido de la vista.
R
Del todo independiememente de la vista, la tendencia a la redacción de ltt
tensión en el mundo ílsico produánl las formas más simples de que puede
disponeae en las circunstancias vigentes y, de ese modo, incidentalmente sc
asistc a la visión. Aun os(, la mayor parte de las formas y las combinaei~oes
de formas qae ]a nntunale:ta presenta ante la .ñsta son mucho más complica-
das que las le<Tat, los números u otros signos inventados por h, visión humana El hecho cognoscitivo comprendido en un proceso sc,mcjanu, consiste
psm sf misma.
el rccb,izo del canlctcr cabal de una forma que sc hace presente Y en
rcintcrprctaci6o, en cambio, como paric de una 1orolidad mJls amplia Y cst
turalmen,e mú adecuada. No es dif!ciJ evocar ejemplos de procedimict
C6mo u rompl,111 lo incompleto sc,mcjaotes en la solución de problemas cicnú6cos y en el t'1200amk
cotidiano.
Una de las complicaciones que surgen en rondiciones naturales es la su- En el fcnómcno de la tt11nsparcncia se da un ejemplo particulann<
perposición, por la cual un objeto impide que otro que se enruentTa por de- sorprendente de saga,: reestructuración median,c la totalización que se da

46
\

que no se someten a un ejemplo individu.al, sino que son comunes a un a.m. rrás se ,ca romple1amente. En muchos ctSOS scmeí~mes, lo visi~, en lugar tk
plio conjunto de insr.ncias posibles. Tales rasgos ettrucrumles pueden rcfe. contentarse con la sección visible, compleco el ob1eto. Una ca1•, oc:ulta par•
rirsc a cnntctedsti01s generales, por ejemplo Li simetrfa o L, asimetría de una cialmcnte por una maceta, se ve ~~ un_ cubo compl~t~ cubierto p ~ •
con6guraci6n, que distinguinin leltllS como la A, la H o L, \Y/, de la B, la menee. Esto significa que la orgon1zaa6n visual no se limita al material di·
Gola R, o en la figura de una pe= o un aniaw, Li 01ra &omal dd pee@. rectamente dado, sino que inrorpora extensiones iovisib1~ como panes g~•
Cuando la !Arca no exige más que una identificnción por un medio cual. nuims de lo visible. De modo similar, los objeros se pcrobcn a menudo In·
quiera, una máquina o un organismo, ciegas para d verdadero carácter del dimcnsionalmente completos aunque sólo esté presente una parte frontal de
objero, pueden llcvarLi a cabo. Podemos identificar a una persona simple- su superfwie. Lo que aqul sucede no es que el obser\oador complete el fng.
mente por el anillo que usa o por su nombre. Las raras parcttn identificar memo que ve realmente por un ronocimienro no visual No, una ,o,lla cil!"-
.Jgunas psutas al descubrir scncillamenie cieno rincón en un lugar paniru• drica se uc como algo completo y perfectamente rcdontkado; un cilindro LD•
lar. Una máquina de cotejo puede deslizar una hendidura a través tk una for. cample1o tiene un aspecto totalmente distinto. También en este caso las partes
ma n,gra e identificarla de ese modo a trav.!s de una secuencia de lonjas de di· invisibles dd objeto complementan bs visibles para producir ana forma com-
fercnte longitud, sin advenir de manera algu09 que la psura figura Li silueta en pleta. La dis1inción entre forma completa y forma incompl~ta, co~ también
perfil de ana cabe2a humana. Uns persona con lesión cerebral afectada de el efecto de redondeo peráru:nte, tienen lugar en h. pc,ccpc1ón rrusma.
agnosio puede identificar un rectángulo contando el número de sus ángulos.
Sin embargo, en la mayor p:1rte de las tareas es necesario comprender lo es,
tructura visual general del objeto que debe manejarse, y la captación del e,,.
rácrer visual del objeto es esencial para las 6nes del científico o el artista.
En principio, el reconocimiento de la pauta puede aplicarse a las fortn,s
más. compkjas y cxuavagames, pero, cuanto más simple es la pauta, mis
senalla resulta la tarea. Los ideogramas chioos rons1ituyen un• empresa más
ardua que el alfabeto loñno. En lo prócáca, no obstan1e, las 6guras que de-
ben lee...., tienden a ser simples. Las ci&as y las letras, por ejemplo, c,•oh,.
ciomron históriClUllentc romo resultado de I• búsqueda de conjuntos de fo,.
ml!S lo ba.stan1e simples romo para ser trazadas, percibidas y recordadas fácil-
B
mente, pero l8D claramcn1e diversas entre sí romo sea posible. La natucalcza
adapta es10 necesidad de formas •imples de dos maneras. Surgen en la cv0-
lución romo señales dcsánadas • organismos proviscos del sentido de la vista.
R
Del todo indepeodientemenre de lo visto, la tendencia a la reducción de la
tensión en el mundo físico producirá li!S formas más simples de que puede
dispom,rsc en las circunsL&ncias vigen1es y, de ese modo, incidcnralmcn1e se
amre • la visión. Aun así, lo mayor parte de las fol'tll,s y las combinnci~nes
de formas que la naturaleza_ presenta 2n1e lo visra son mucho más complica,
das que los letras, las números u otros signos inventados por la visión humana El hecho cognoscitivo comprendido en un proceso semejante consiste en
para of misma. el rechazo del carácter cabal de uru forma que se hace presente y en su
reinrcrptctación, en cambio, oomo parte de una totalidad más tmplia y estruc-
ruralmenre más ademada. No es dillcil evocar ejemplos de proccdimientOl
C6m,, se completa lo incompleto semejantes en la soloción tk problemas ciendficos y en el razonll!Oiento
cotidiano.
Urui de las complicaciones que surgen en condiciones naturales es la su- En el fenómeno de la transparencia se da un ejemplo particulnm,entc
perposición, por Li Cllll! un objct0 impide que otro que se encuentra por dc- sorprendente de sagaz reestructuración mediante la totalización que se da en.

46 47
la percepción. Supónguc una pauta que consiste en tn:s fomw, una roja, Más clarameme que ninguno de los otros usos del ojo, la lucha con una
una nzul y, entre ombas, una púrpum (Fig. 1 ). Si las formas son 1alcs que
ohm de orte visual revela cwin activa cs la tarea de constrocción de formas
se obtlenc una pauta general mlÍs simple cuando se ven dos formas que se
que .se conoce con nombres simples como «ven- o cmirar». 1..a experiencia
superponen muruameme -un óvalo y un cuadnulo- que cuando se ven tres de buscar, bastante desvalidamcme, uno úmgen dada, y hallar luego la cla-
adyaremcs, se presenta el siguien1e problema en la situación perc,eptual. ve de lo que pareda al principio sólo una acumulación de formas, es corriente
Lo distribución de los colores sugiere un orden basado en eres unidades sepa- en lu buena apreciacióa de la obra de anc. Tal expcricnci,, es el más pw:o e
radas y con1iguas. El carácter de las form:ts sugiere dos unidades super- incenso ejemplo de esa exploración activa de la forma y el orden visual que
pucs1as. ¿Cómo puede solucionarse satisfactoriamente este conflic10 intrfn• tiene lugar coda ve-, que alguien mira algo.
seco? Si d color de la unidad cenual puede acomodarse de mancrn razonable,
esto es, como m=la aproximada de los otros dos colores, la sensoción unitaria
de púrpuni se escindirá en sus dos colorcs componentes, el rojo l' el azul.
Se vcní como dos colotts, el uno dea,is del otro: un efecto de trnnsparencia.
Médiantc J. señ4loción y la utilización de la relación particular entre los tres
colores, a saber, P= A + R, la mcme rccsrruccura d color central uniuuio
de modo tal que se ve una superposición de dos colores donde, de otro modo,
se verla un solo color. Esta ingeniosa solución adap1n el orden de los colores
ni orden de las formas. En este OISo, la solución pctn:prual del problema
tiende • prcscnrai:se con suma inmediatez, y no puede haber dado de que el
rc,ordcnamien10 inteligente de una org,,nizaci6n insatisfuctoria del estimulo
se p roduce en el propio ocio de percepción y no en alguna elaboración secan•
daría del produc10 perccptual
En condiciones na1uralcs, la visión tiene que cnfren1arse con más de uno
o dos objeros a la vez. Lo m:ls frecuente es que el campo visual cs1é a1es1ado
Y no se some1n • una organización integrada del conjunto. En una siruación
vital úpicn, una persona se concentra en algunas zonas o detalles escogidos
o en algunos rasgos generales, mientras que h, cstiucturo del resto resulta
esbozada y borrosa. De es1e modo, la pern,pción de la forma opera parrialmentc.
Domk puede observarse cómo la visión utiliza al máximo su poder de
organización es en la, obras de ane, por ejemplo en la pintura. Cuondo un
artisr~ escoge un lu¡¡•r dado pam ejecutar alguno de sus paisajes, no s6Jo
sel'7"1ona y reordena lo que encuentra en la nacuralcza, sino que debe rcor-
garuzar todo el material visible pam que se adecue o un orden que él descu-
bre, i_nvcnto y purilio,. Y así como la invención y elaboración de tal imagen
const1ra_ye un prolongado y a menudo fatigoso proceso, del mismo modo la
pem,pc1ón de una obm de arte no se logra súbitamcn1e. Lo más frecuente
es que el ob.crvodor comience desde alguno sección, trote de orien1nrsc res-
pecto del csqucleto príocipol de la obra, busque los accmos, inten1e un marco
de referencia • modo de cxplot11ción para ver si se adecua aJ conienido
total. e1cétera. Cuando lo cxplornci6o cicoe éxi10. se adviene que la obro
rcposu cómodomeote en una esrrncrura afio, que ilumina la significación de
la obra paro el observador.

49
3. LA INIELIGE.\'CIA DE LA PERCEPCION VISUAL (U)

Triné de mostrar que la pcn:rpci6n visual no ts un regis1.r o pasivo dd


material estimulante, sino un interés activo- de la mente. El sentido de la
vista open de m.ancra sdcc:tiva. La percepción de la forma consiste en la apli-
cación de .las ca1egoóas de la fo=, que pueden llamarse conccp1os visuales
por su simplicidad y gcncralidad. La percepción impliCll la resolución de
problemas. Expondré • continuación una operación pcrccprual algo mis sutil.
El tamaño de la proyección $Obre L, rerina varia, como lo observé an1etinr•
mente, de acuerdo con la distancia a que se eni:uentra el estímulo físico dd
observador. Por tanto, en lo que al obje10 de por si concierne, la dimensión
de la distancia distomon• lo información. Por ejemplo, un objeto que en
realidad conserva su tamaño puede ser transmitido al ojo como si su tamaño
se alterara con el movimiento. Lo mismo vale para la forma. La proyecci6n
sobre la tetina de un objeto varía de acuerdo con su ubicación re.lotiva CC$-
pccto a.l observador. Existen omis modificaciones pcrccpruales semejanu,s.
La brillomcz y el color de UD objeto dependen en parte de la brillantez y
el color de la fuente que lo ilumina y de la ubicación csp2cial del obje10
relativo • la fuente lwni00$a y al observador.

Sustr4cd6n d,:/ contexto

La mcate se 10.p, aqul, a uo nivd demen1al, con un primer a.so del


problema cognoscitivo gcnc:ml que se planrea porque todo ea este mundo se
presenta en UD contexto y es modulado por ese contexto. Cuando la imagen
de un objeto cambia, el observador debe saber si el cambio es un producto
dd objeto mismo, o dd contexto, o de ambos; de otro modo, no entendería
ni el objeio ni sus inmediaciones. Aunque los dos se muestran imdnscco-
men1e unidos, puede intentarse separarlos, cspecialmeme observando d mismo
objeto en difcrcmcs contexios y la influencia dd mismo contexto sobre dife-
rentes objetos.
El objeto en observación debe, pues, abstraerse de su con1e,<10. Esto pue-

51
de hacerse de dos maneras fundamentlllmente diferentes. Puede que el obser- desde la dist20áa que ofrece una imagen de tamaño conveniente, ni dema,
vador desee eliminar el contexto para obtcoet el objeto tal romo es y tal siado grande, ru demasiado pequeña.
como se comporta por sí mismo, como si cx:isric.ra en compJero aislamienr.o. El tamaño perábido se relaciona, más bien, con la distancia percibida.
Este puede parecer el único modo posible de Uevar a cabo una abm,cci6n. Independientemente de lo grande o pequeña que sea la proyección ílsica sobre
Sin etnbargo, el observador puede también desear el examen del objeto consi- la retina, un objeto se perábirá relativamente grande cuando se lo ve lejos
derando todos los cambios por los que éste arraviesa y los que induce por co el espacio visual, y pequeño, cuando se lo ve tctea. Sin embargo, c:wu,do
su ubicaá6o y funá6o dentro del conrexto. En este caso, la absr.racci6n, uno examina 1os objc1os en sus inmediaciones no tiene coocicncia de estar
aunque singulariu •I objeto, no renuncia a los efectos del contexto, sino que cjccurondo tal adecuación del ramsño proyectado a la distancia y, por tanto,
depende de ellos para obtener una parte indispensable de la informaáón. los procesos que establecen la llamada ronstanáa de tamaño deben infe-
Los dos p~imientos sirven a distintos liocs, pero para ambos es n,cc. rirse. Helmholtt sostenln que el efecto era resultado de lo que llamó un
sario distinguir crun, objeto y comeno. «juicio incOnscicntc•. El perccpt0 primario, suponía, condene rodas las distar•
La opinión generalmente aceptada en la psicología de la pe=pá6o es siones de la proyección, pero interviene el juicio y las coróge. La te0rí1 ba
que la meare apunta a la abstracción - y la logra- en Ja primeta de estlls sido atacada en ucs frentes. En primer lugar, Helmboll% supoofa que estas
dos signilicaáoncs. Pretende eliminar rodas las influencias del contexto y CO[rttciones se basan principalmente e.o el conocimie.oto _previamente adqui-
lo logra. A pesar de iodas las vari•ciooes que se dan en la retina y las influco- rido por el observador, que éste impone luego a la situación percq,tual.
cins del medio, la imagen mental del objeto es constante, al meno5 de modo fulll suposiáón me parece insostenible, pero no es necesario discutirla aqul.
aproximado: el objeto mantiene sus p.ropios - y únicos- tamaño, foana, En segundo lugar, se le criticó a Helmboll% que postular,, la cxistcnciJ de
brillanrcz y color. Parece haber un amplio acuerdo sobre esto, aunque exis- perceptos «primarios», que jamás nadie experimentó. Este argumcmo perdió
rco _¡¡Jgunas coouove<sias sobre el modo en que el hecho se produce. No obs- su fuerza, pues llcgaDlOS a advertir cuántas son las perccpáoncs que ocurten
tante, esta perspectiva es muy resuingida y unila,crol. por debajo del nivel de la roociencÍJI. El tipo de registro y corrección reac-
Debe admitirse que es de la mayor importancia pnlctica que las rosas tivos, qu<" son ncccs.arios para cnd~r las distorsiones sobre la retina, se
constantes se vean como ronsraotcs y que los cambios sólo se les atribuyan incluye perfccuunente en la apacidad del sistema nervioso y se asemeja más
cuando ellas mismas cambian. Esto es evidenretnente ácrro en el caso del biai a muchos orros mecanismos que manuencn el organismo en funciona-
tomaño de los objetos. Dmlo qoe la orient2á60 biológica requiere un mundo miento sin intervención consciente.
estoble ca el CUJll los objetos p.reserven su identidad, el organismo se bcne- En teteer lugar, el hecho de que Hclmboltt recurriera a un «juiáo•
6áa graodetnenre logrando abstrae, un tamaño verdadero o constante a partir pareáó obje,able. ¿Ern permisible suponer que los más altos procesos men-
de la desconcertante variedad de los tamaños proyectados. Sin embargo, hioy tales se incluían en la perccpáón elemental? En realidad, Hclmhohz no tenia
más de una manera de satisfacer esta necesidad. imenci6n de intelccrualizar la pcrcepáóo. Creía en cambio, muy en lo línea
La mayor parte de los análisis psicológicos rotocDZlltOD • partir de la de lo que 1ra10 de dcmosuar aqul, que la clase de proceso que se observa
noción de lo que, también ¡·o, acabo de llamar «lo desconcertante variedad co el pensamiento lógico ocurre tambi6' a nivel perceprual. «En realidad,
de los tamaños proyectado... Pero és1e es un enfoque fragmentario. De acuer- me parece que s6lo hay una diferencio super6áal entre las •conclusiones•
do con él, todo objeto físico aparece en el mundo visuol como una multiplíá- del lógico y esas conclusiones inductivas cuyos resultados reconocernos en
dod de ÍmJÍgenes separadas estáticas, t.o das de diferente tamaño. Si se supone las ronccpáoncs que ob,cocmos a partir del mundo exterior a través de In
que la percepción comienza ron este cúmulo de particularidades, ¿cómo se abs- scns11cioMS.•
tne • panir de él el «tamaño constante•? ¿Quii.ri la men1e recoge ,odas las
proreccioncs estadlsricamemc y se decide por el tamaño medio? 1ndudable-
mentc no, pues en ese caso un cuaderno de papel de carra se vcríJl aproxi- L,, bri/11t111n. y la forma como taler
madamente del mismo tamaño que un edificio, dado que el promedio de las
prO)'\.fflones de ambas cl~scs de objetos ocupan la mism• cantidad de espacio La asombrosa complejidad de los procesos cognitivos que deben desarro-
en el campo visual. De becho, iodos los objetos convergerían haáa un tam._ño llarse para que sea posible la percepáón adecuada, es muy digna de ,enersc
ca cuenta. Las propiedades de una parte cualquiera del campo visual deben
promedio_, pues, romo mencioné anrcñonncotc, uno trata de mirarlo todo
verse en rclaáón conslllllte con las propiedades correspondíeotes del 01mpo
52
co"?° totalidad. La brillamcz percibida de UD trazo de papel, por ejemplo, En la proyccci6n sobre la retina, pues, la imagen de UD objeto deriva
deriw del lugar que ocupa en la escala de brillantez, que abarca desde el tanto de las contribuciones del objeto fúico como de las del contexto del
valor más brillante visib.l e en el campo basta el más oscuro. Lo que se recibe objcro, de las cuales el observador consñtuye una parte imponantc:. Los dos
no es UD valor absoluto, sino un valor relativo. Debo repetir aquí lo que componenres, unidos en la imagen, pueden scparal'SC en la pcrc:epdón porque
~je al 2nalizar la percepción de la foroui: oo me parea, importante en qué me- -J en la medida en que- el contexto, como el objeto, son ames totalidades
dida puede Jle= a Cllbo espontáneamente y en las etapas iniciales de la organi.indas que meros conglomccados. Sólo porque los valores de brillantez
•!da,_ sobre la base de mecanismos innatos, esta actividad compleja de orga- o color de un coorexro dado se perciben como una esc:,,la organizada, puede
ninción. Muy probablemente, lleva tiempo aprender a ver las cosas en rela- 11Sign6rscles en ella un lugar al brillo o al color de nn objeto; y lo mismo
ción rcdproca. Lo que interesa es que el proceso cognoscitivo que produce resulta "álido en el aso de los grndientcS esp,aciales. De modo semejante,
las llamadas constancias pcncnccc • un orden superior de inteligencia, puesto sólo porque UD objero tiene una forma captable de por sí, J)llcde csra formo
que debe evaluar cualquier entidad particular en relación con un contexto distlnguirsc de las deformaciones que un sisrema de perspectiva igualmente
intrinoulo, Y que el proceso se cjccuts como parte intcgnuuc de la pcrcel)- bien organizado le impone. Cuanto menos claramente organizados están el
ción que está teniendo lugar. contexto y el objeto de por si, menos claramente pueden separarse desde
El logro es bastsnte espectacular cuando una gama dada de brillantez el punto de vista pctttprual. En Ol1'11S palabnis, Li pctttpción sólo puede
se adecua al campo total y determina la aparición de un objeto cmlqnicra, abstrucr objeros de su contexto porque. capta L, focma como cstrucrura orga•
sea cual fuere el lugar del a,mpo en que se ubique. Sin embargo, muy a nizada y no la registca como un mosaico de elementos.
men~do, esta gama llllría a lo largo de una pendiente espacial, de modo que Dije :unes que existen dos manera, de describir el resultado de una
el mismo monto de luz reflejada se pctcibc oomo un objeto relarillllmentc absrrncción pctttptual. Hasta aquí, tcatE de las llamadas constancias como
brillaatc en UD rincón oscuro del c:,,mpo, y como rclatlvamcnte oscuro en si la pcrc,pción despojara al objeto de las «conwniruicioncs• a !ns que cml
un nnc6n iluminodo. Este tipo de situación es producto de una iluminación sometido por sus inmMiacioncs, y lo mostr~ ais!Ado. De acuerdo con tal
irrcguLu-, por ejemplo, la que se da ca un cuano brill:111tcmentc iluminado dcsctipción, el obje10 queda reducido a sus invariantes, el contcno y sus
por una ventana o una lámpara situada ~n un extremo, que se vuelve más efectos se pierden de vista, y constancia signi6a, inv11riabilidad de apariencia.
osruro a medida que crece la distancia desde la fuente luminosa. Podrla d ... L, gran variccbd de valores de fonna, tamaño, brillantez y color y demás que
cirsc que la pcrcepción tiene que vérselas en este caso con una relatividad exhibe la imagen de la proyección sobre la retina, par,ccría rccmplaz= por
de segundo grado. algo helado e inmutable.
Tambii!n el wnaño percibido depende del lugar que ocupa ca una escala, Toda teoría, sin duda, debe admitir que originalmente el organismo ..,.
en este caso, una escala de distsncia. Cuan10 más alejado se ve el objeto, más cibe una cabo! infonnación sobre las llllriacioncs contextuales del estímulo,
cuenta su tamaño. Al mismo tiempo, el marco del gradiente de distanciit como pues lo que no se recibe no -puede ser procesado; pero de 11cuerdo con los
totalidad dereaninuá el valor de tamaño de cada ubicación. Este marco no texros de psicología, esta ria infoannción es denegada e ignorada por In
"?incide necesariamente con el muro objeñw y físico; se ha demostrado, por cxpc.ricncio conscicme Lanto como sea posible, pues se úenc interés en contar
e¡cmplo, que los observadores jmgan el romaño como si el hori2onte se roo un mundo estable poblado por objetos cstoblcs. Sugiero que tal estobilidad
encontrara sólo • una distancia que va desde los veinre a los cien mctroS. es compatible con una experiencia pcrceprual mucho más tiCll que la que
Pero que el resultado sea cocrccto o no lo sea no IÍecta a la inteligencia del conrempla la rígida «constancia•. Por el momento utilizaré el Ullrulño como
acto pcrceptual Obsérvese aqul tsmbi6> que as! como la distancia determina ejemplo de lo que también resulta válido en el caso de los otras aspectos de
el tamaño, el wnaño dctetmfoa la distancia. L, distancia en profundida,I Li pcrccpción.
no '.ienc cquiv~ente en la proyección bidimensional de la imagen retiniana. En primer lugar, la variedad de tamaño de los objetos no es una colec-
La 1ma~cn registra solamente un gradiente de tllmaños en disminución, y ción sin ley alguna de particulru-idades diversas, esparcidas al azar por el
el tamano es uno de los foctorcs que dctenninan la percepción de la ptafun. espaci.o y el tiempo. Por el coniratio, mientras objc10 y observador se cras-
d1~d. Lo ~•ci6n por medios indirectos constituye un ingenioso recurso, ladan en el espacio, la proyección sobre la rcrina modiliát su ramaño de ma•
urilwdo 1amb1én más ronscientcmcnle paca medir lo inaa:esiblc a l1'11Vés de ncra gmdual y perfectamente organizada, y la continuidad de este procao
algu~• variable roaclatlva, por ejemplo en flsica, cuando la temperatura preserva la identidad del objeto a pesar de los cambios de wnaño. James
se m,de por la loagicud de una columna de mercurio. J. Gibson subrayó decididamente este bccbo, y William H. Inclson, siguiendo
54
a Koflka, señaló que en lo experiencia roacreta •b ronúnuidad es la regla, truneme difercmes. Parece hiibct ues sctitudcs. Un tipo de observador percibe
y la constancia:, como tradicionalmcnu~ se investigó. representa mc~ntc l.,,_ contribución del CODlcxto romo un atributo del objeto misIDO. Ve, más
un cnso, escogido pon el estudio, de 12 rootinuidad mis genmtlmeo1e expe- o menos, lo que regi.sm, una cámara fo,ográ6ca, ya sea porque mira de
timemada». En otras !"'labras, los hecbos físicos primordiales, de los cuales manen, restringida y poco imeligcnte un blanco particulu o porque hace
pene el sentido de la vista, no son un desc:oncenan1e conjunto de muestrns un esfucrw deliberado por ignoru el contex10 y concentrarse en el cfccio
al azar, sino procesos de cambio sumamente cohereotcs~ Más aún, las varia- loen!. Un ejemplo es el adiesuamiento necesario pata la pintura realista.
ciones de 1runaño de cada objc10 no sólo están organizados co si mismas, Requiere que el estudiante aprenda a pncticar lo «reducción», esto es, a
sino que además se relacionan de modo ordenado ron otras variaciones simi- ver un valor de color dado romo se vcria a través de un ati.sbadcro estrecho,
lares que se producen al mismo tiempo en el campo. Por ejemplo, cuando el o el ,amaño y Is fonna de un objeto como si esruvicra proycciado sobre un
observador se tr11Slada por el medio ambicnie, el ,amaño proyccrndo de iodo plano bidimensional. Las dificultades con que se topo un adiestramiento de
lo que lo ronstimyc c:runbia de acuerdo ron el movimiemo. El csccnnrio en este ripo mucstcan lo poco natural que es ver fuera de contexto. Sin em-
su conjun10 está sometido• una modi6cación de tamaño unüicoda y robcrcnu,. bargo, si se logra, tal actitud reductiva muesua que el objeto cambia de
Ls identidad, pues, no tiene que deducirse de un c:onjun10 de apariencias cuácter ruando el contexto cambia. Los impresionistas trataron de rccm-
esparcidas al 112:lr. Por el conu·Atio, puede cs1ablecerse el carácier permanco1e pl=tr el color local por el color nacido del co.n tcno, de IDOdo que el miSID0
de un objeto cu•ndo - y porqu.- el escenario se hiilla ocupado por gn,. objeto, por ejemplo la catedral de Rcims, ofrCCÍJI un aspecto muy diferente
dientes pcttq,tualcs ordenados con los que el objeto concuerdo. Ahora bien, según fuera la dirección, la imeosidad y el color de la luz solar. En ciertas
es pcr{ccismcme cierto que en Lu condiciones de la vida corriente, L,s condiciones, tal reducción a la apariencia puede dificulm la identificación.
modi6cnciones contextuales del objeto permanecen en gran medida ignoradas: Pcrmitasemc utilizar un ejemplo de un campo cognoscitivo completamente
su tamaño, form~ y color son coosrames. Esta dpicn 1alra de conciencia, difcreme, unn persona que observa a un individao en varias situaciones $0<
sin embareo, no dchc considemrsc un l'l!S&O universal inhcremc o lo natu- ciales puede no ser capaz de caplllJ' su caráetcr por caus• del continuo cambio
raleza de la percepción. Según creo, es en cambio un cnso especial de uDJ1 de su conduc1a. No puede abs11acr el «color local» de la persona de !ns
regla de rognición más amplia, de acuerdo con la cual la gcnemliclad del iníluencias que sobre ello se ejcrren.
roncepro no se difcrcocia más de lo ncccsuio, es10 es, los conceptos resultan Esro incapacidad o indisponibilidad pera ver el cacletcr del objeto par-
tan genéricos corno su aplicación lo permite. Percibir un objeto COIDO inmu- ticular romo el produeto de dos ronttibuciones separadas, debe distinguirse
table es nbsrracrlo al más aho ohcel de gcacralidod, y ese nivel es apropiodo de otras dos actirudes, que ttcoaoccn amb:u L, separación. Una de ellas, )'ll
pata IOdas esas muchas si1uacioacs en las que la visión se utiliza ron el propó- mencionada, in1enta eliminar L, influencio del con1uto para obtener el obje10
sito de manejor obje1os físicamente. En el mundo físico, las modiJicacioncs con- local en su_ estado puro e inalterado. El objeto rcsoltame es constante, S:1lvo
u,xwales obscrv•das en lo percepción no existen o no inreresan. Pero uno per- por los cnmbios que inicie por sí mismo. El observador percibe In ubicoci6n
$0Dll a la cual la roncienci, de las difercnciu de taml1ño le es necesario -un espacial, la iluminación, e1cétera, del objeto y utiliza esta informoci6n para
pintor, por c,jcmplo- abondonará de buen grado el nivel de llllixima genern- sustraer el dccto del rootexto, del caráeter dd objeco como tal. Es1a es la
üdod y procederá al rcliruuniento ncccsaóo de la percepción. ac1itud •practica» de la vida cotidiana. La únicn razón que tiene el ama de
casa para in1crcsarse por la luz verde que aviva una exhibición de verduras
es que nccesi1a S:lbcr que las lechugas y los repollos «coIDO tales» lucen mis
Tus actitud~s bien desc:oloridos. Tambi6, el cientl6co intenta es1ablccer lo namrale7.a que
Cl\da fenómeno tiene por si mismo para disúnguirlo en cada caso particular
Los descubrimientos experimentales sobre L,s ccorut11ncios• no bao sido de !ns condiciones que Jo rodean.
llln netos como el tratamiemo psirol6gico usual del 1cma lo exigirla. El ,c. Obsérvese, por cierto, que en cs1os casos ninguna vcrjficndón práctica
sultado promedio parn un crecido número de observadores indica un grado pw,dc teprcscntar la obsuacción del objeto cea cunmo tal•. Nmgún obj~
de constancia b:utaotc elevado; pero las reacciones individuales vadan grnn- to puede exhibir su color local •in que alguna fuente luminoso, que tiene su
dcmente, desde una constancia complcra o más que romplcta, basta casi nin• color propio, lo llwnine. Físicamente, el peso de un objeto en cuanto tal
guna constancia en absolu10. Además, c:wmdo se le pide a una persona que nunca existe sin la presencia de alguna condición gravitacional. Sólo en el
cambíc su actitud tcspecro de lo que ve, tiende a producir resultados complc- mundo de 6cci6n hecho por el hombre. concebido de manera tal que la
56 57
intcr11cci6n queda eliminada -por ejemplo, la ilusrraci6n de un libro de texto, de6nidón, la clasi6caci6n, el aprendizaje y la utilización del apr,,od.izaje. Cada
un• fóo:nula, un texto descriptivo-, puede el cicntl6co mostrar las fuerzas vez que uno se topa con el objeto, lsre parece el mismo. Sin embargo, fo que
que eJD9Jlan del medio tmbienre como si estuvieran separtdas de las que son no deja de ser irónico, esta actitud ernlnen1emen1e pnícñca priVll a la persona
inherentes al objeto. Y en lA pintutll de un niño, los &tboles pueden set de del apoyo de la cxpcricnci11 tangible, pues el tamaño, la forma y el color
un verde espléndido Jndependicntcmentc de la ín8uencia del sol amarillo que cverdaderos• de lo que percibe nunca reciben el estricto apoyo de lo que
brilla en algún otro lugar de la pintura. La visión de la constancia consu• sus ojos le muestran. Además, la rigidez de tal ronstancia puede volver ciego
mada que ere,, la ausencia de interacción es caractedstica de citttos estilos al observador para las revelaciones que le ofrece un oontcxto particulnr e
a.nlSricos, tempranos a1gunos, ouos recientes, que se interesan por d objeto impedirle ttaccionar de modo adecuado an1< la ocasión particular. Una forma
lnwriablc en cuunto tlll. Es característica tumbién dd enfoque absolutista de muy común de comporramiento falto de inteligencia consiste p.recisamente
la ciencia. La interacción se representa como el encuentro de entidades sepa· en d uso errado de la constancia, esto es, en la suposición de que lo qnc
radas e inllltcradas. fue cierto antes, debe seguir siéndolo esta vez.
Pero hay otra manera de reconocer la daünci6n cnu-c comc.'ttO y objeto,
que no tiende u la climirutci6n de la infiucncia del medio circundante sobre
el objeto. Por d contrario, este tercer enfoque aprecia y goza plenamente los Cons,rva,:i6n dd contexto
infinitos y • menudo profundos y desconctttantcs cambios que padece el
objeto 111 tn1Sladarse de situación a situación. En la percepción, el mejor La clase de concepto que crea la tercera actitud es lo que más se adecua
ejemplo se da en la actitud estética . La apariencia cambiante de en paisaje al pcn5'1micnro productivo. Tal concepto no suprime las diferencias entre
o uo edificio por la mañana, la ,arde, bajo la luz el&:ttica, durante las dife. las varias especies sobre las qne preside como género, sino que las mantiene
re.mes estaciones o en situaciones climd:ticas di.stiorns o&ece: dos ventajas. presentes en una compttnsi6n que todo lo abarca. Completamente apone de
Prcsenra una extraordinaria riqueza visual y pone a prueba lá naturaleza dd la ~ • riqueza que tal concepción le otorga a la vida, asegura además al
objeto mediante su exposición a condiciones variables. Una persona que se amsta, como también aJ cimtí6co, uo cootaao continuo ron las meo..iíesta-
percibe como la 6gura dominante en su hogar, rodeada por los muebles que ci.oncs concretas de los fenómenos por los que ambos se Interesan. Un pcrci-
preside su figuro, ofrece un aspecto de lu humuna especie muy diferente del pien_t~ Y pensador cuy?• conc,,ptos se limiten a lá clase previs111 por la lógica
de las pcquc:fuis criaturas que se agitan en los conlincs de la calle de una rradiooual, corre el nesgo de actuar en un mundo de construcciones para-
gron ciudad. En una pcllculn cinernatognllio, puede verse un automóvil o un lizadu.
conjonro de pasonas que atravieun un diluvio de luces a.mbiantcs, ilumi- Sin duda, serla imposible rnan1ener una gran variedad de manifesta-
nadas btiUantemcnn, durann, un momento, y sumidas en la oscuridad al ciones bajo un único rubro, a no ser que fueran mantenidas juntas mediante
rnoment.o siguiente:. El csdarecim.iento que .se adquitte mediante um variada •!~na especi~ de orden. Debe recordarse aquf que en el caso de la percq,-
exposición va más allá de la csn!tica. Asl como las mon12ñas de la Luna sólo cion, como d11e antes, las varias apariencias de un objeto no consdcuyen una
pueden verse ruando la 102 solar las ilumina de lado y arroja sombras, de «dcscoacertante wñcdnd», sino que SC- presentan en secuencias ronrinuas.
igual modo cl cienúnco se mantiene cot1Stantcmen1c a1en10 a las nuevas Se prcscn1an como transformociones gradullles y no como una multitud de
situaciones no porque exista múito en la recoJccc:ión de datos en cuanto tales, instmciAs diferentes esparcidas sin con ai son.
sino porque ~tos pueden rtevelar informnciones oovedos.as. .T enanos aqui_ un ~en modelo de la cspecie de orden que org,u,iza la
¿Qué distingue esta actitud de la descrita en primer término? De acuerdo vaaedad de manifestaoooes posibles en cono,ptos tlpiros de todo campo
ron cl primer enfoque, los efectos del mMio ocul1un la identidad del objeto del pensamiento productivo. Para utilizar un ejemplo de la literatura: el
en una alegre 01rrera de transformociooes; según d tercero, el objeto revela ""."t?~º de Shakes¡,ear_e exhibe la conducta contradictoria de un guerrero
sil identidad en uoa multitud de apariencias. El observador dd tercer tipo dtsCJplinado y un rendido amante. Sin embargo, las contradicciones existen
ad,,ierte, can no menor certeza que el del segundo, la permnnencia del objeto, sólo en la supcrlicie en 1an10 contexto y «objeto• no se separan. Shllkes-
su idenñdad inviolada, pero su enfoque crea cooccp1os muy diferentes de los peare ofrccr la presencia continua de una 6gura cuya identidad no daña,
que considera la lógica tradicional. Un concepto del que todo se ru, stistraldo, sino que revela, una secuencia ordenada de circunstancias. Mien1ras Amonio
salvo lo que se mantiene invariable, nos deja con urui noción inlllCta de ele- se mueve a través de las fu= que encaman César y Ocopatra sus reac·
vada generalidad. Un conapto semejante es sumamente útil, pues facilita la clones van revelándole gradualmente, de manera que el momento d~ su muer-

59
te es rambi6, d momen10 de su completa revdación. No obst.ame, en ningún piedades comunes a partir de un conjunto de caso. particulares. T arnpoco el
mome:nco vemos a Antonio «eo cuanto tal,. ,rvcrdadcro» wruuio o la ,rvcrdadcru brillan,cz o color de un objeto percibido
Como dije antes, d impresionismo ofrece en pinwra un ejemplo exm,no se da nunca en ningun• de sus apariciones concrctu. La pcrcq,c:i6n apun,a a
de abandono de la coostaneia. Muestra d color local y la brillantez Jacal una noción difc~te de abstr:acción, a Wll1 opcn,ción cognitiva mucho mú
modulados por la inJlucncia de los factores de color y brillanrez que domiruu, rdinada. La percepción de L, forma en el csp•cio tridimensional ilustra esto de
en la siroación. Sin cmlnrgo, esto no significa que el pintor adopte la actitud, modo más •so!!!,b,as&-'OOD\i1a.
antes mencionada, de ignorar el contc,no y obligar a la menee a limitar cada Micntn.S no se altere sino la distancia a que se encuentra un objeto de un
fragmento a su valor de color aislado. Un piowr no podóa lograr una ima- observador, el cambio sólo afecta al tamoño dd objeto: se reduce o crece, pero,
gen significativa median~ la adopción del procedimiento mecánico de la por lo demás, permanece d mismo. No sucede lo mismo cuando cambia el
fo10grafía en color. Los imprcsionisras, cs.. cierto, tenían que liberarse del ángulo desde d que se percibe el objeto. En ese caso, la forma es afcc,ada
efecto coDStancia de la ,,isióo cprictica,-, pero no para reproducir el color por tIDDSÍormaciones que son generalmente más complejas que las tenidas CD
de cada fragmento con fulelidad mecánica. Por el cootrario, esta libertad le cuenta por la goometría euclidiana, a saber, la traslación, la rotación o la IC·
permitió a un pintor como Cé>anoe presentar la identidad de una moomña flexíón en el esp,cio. El cambio de ángulo nos introduce en la goometria pro-
o un úbol como una modulación de valores de color, sujem • leyes aunque yectiva. Afecta el ramoño de los ángulos dcl objeto y las razones de longitud;
rica· en posibilidades, que era el resultado de la imcracción encre el objeto y ahera rodas las proporciones. La deformación que resalla es bastante intensa
su mundo. Tal presentación est& UUJ lejos de ignorar el efecto del contexto, cuando el objeto es bidimensional, como un cuadro plano rolgodo en la p:¡rcd.
como Jo eSt& de eliminA<lo en favor de una imagen uniforme y quiuis este• Es mucho peor cuando las proyecciones cambiantes de un objeto tridimen-
rcotipada. sional, por ejemplo, un cubo, exhiben un número variable de: caras laterales.
La diferencia a la que me esmy rdiricndo es ilustrada por el historiador El CUlldro pLino sobre L, ¡nred preserva aJ menos su =drila,eralidad como
de arte Kun Bndt, que confronta d naruralismo de los impresionisw ron invariable a ttavés de las tranSfrumaciones proycctivll.5. En el caso del cubo,
el ,calismo de los simbo.listas. tales como Gauguin o Maurice Dcnis: un objeto tridimensional de ocho ángulos se rcpmenta sobre la retina como un
obje,o bidimensional de: CUlltro o seis ángulos. A pesar de esta tntDSfor:m..
Los simboli$ms derivaron su rq,rcscooo6n del mundo de los obje1os ción, se percibe un sólido de forma constante en muchas de sus proyecciones
individuales: la comuuyc,on en tomo a figuras singulares, la compusieron individuales y también cuando el cubo gin, en el espacio o cw,ndo d obse,.
~ cosas. co latín res, Su intención era la propia de los realistas, sa cual fuere ~ vador se mueve a su alrededor. He aquí, pues, un ejemplo, todavla mú radical
el significado que le amouycran a los objetos. Los imprcsioniuu proce-
de una abstracción en la cual los componcn1cs abstnldos no están contenidos
dieron a partir de imprcsiooes del conjunto, a pan-ir de cont"Xi.oncs entre
las cosas, en las que tales COS3S hab.lan ettddo y que hablan creado por en los objetos parocularcs de los que se han ob,cnido. Ninguna proyección
su nttural cnc:imicruo... De acuerdo con su concc:pci6n dd mundo y Ja dd ~bo rs el cubo o lo contiene como parte de sus propiedades. (Las pro-
intención de su arte, que tcoía por con,ígna la =·claci6n de esa concepción, yeoaone~ del cubo preservan al menos la rectitud de sus lados como elemento
los imprttiotustts: eran naruralis-tas (cmpJeaodo ha palsbro ntJ/ura en su inw.riable; en sólidos menos simples, incluso la forma de los lados se altera.)
scntido origiml do nasci: nacer, necesidad de llcvr • ,cr. crecer). Esto slg- Es difícil imaginar a primera vista cómo es posible la abstracxión en tales
nilio, que habl! de hecho una profund• diferencio entre la, dos tendencias oondiciones. Pero la diJiculrad disminuye cuando se recuerda que tombién CD
artútica,. Pero no lllly difettDCÍI de rango o valor cntn: la, dos oancc¡r este caso las variAs proyecciones del sólido no se dispc=n al a2ar en el es-
áoncs de Is realidad. Son dos upcctos igualmente buenos de lo mismo. pacio y el tiempo, sino que aparecen como secuencias legales de cambio gra-
Porque, sq¡ún la conccpci6n dcl hombre, esta realidad del mundo existe dual. Gurwi1sch sosruvo que la «axmonía y la concordancia,. de los vatios as-
como cancxi6n, pero 1J1mbibi como ~ 6 0 , porquo las dos pueden
pcaos que se dan en la secuencia bast4D pna dar cuenta de la consrancia de
pcnsar:sc y ttprcscru.trSC: s61o en mutua tcltd6n.
forma percibida. Menciona el principio de la Gcstalt de la «buena continua-
ción•, según el cual los clememos se fusionan en un todo unificado. Va mú
J.,, abstra«i6" dt la form11 alJ,i todavía Y aventura la imporunte observación de que un aspecto particular
de un objeto conúene rt!nvoir, cs,o es, referencias, que a.puntan m.ás .Ilá del
La abstracción pcrccptual puede diforir de la que se describe en la lógica aspecto dodo hacia otros aspectos adyaccmes y subsiguicotes. Esto equivale
tradicional de varias maneras. Es caractcñnico que no se trate de cxtr3er pro-- • a.6rmar que el cax:íctcr incompltto ronstiruyc una caractcrlstica inbcrcntc a

l 60 61
todo aspecto o ap:tti.encia porriculu de un obje10 •fumación que, de hecho
Puede hacerse cuando cienos aspectos de las panicularidades se perciben
resulta válida en el cnso de algunos aspectos, ~ no en el de otros. Un ~
como desviaciones -o deformaciones-- de una escrucrura subyacente que es
ruanos de perlil apunt0 cierwnente a la continuación de la forma mis allá
visible en cll0$. En la pcrccpci6o del espacio, no toda proyección satisface de
de sus bordes visibles, pero un perfil complero o una coca frontal lo hacen mu-
por sí esta condici6n. El cuadrado que se ve cuando el plano pcrpendicuLir a
cho meno~. Cienos estilos ~•óricos se apoyan mucho en unvois pan po-
la mirada es paralelo a una de las cnras del rubo, oo se percibe como dcfw-.
"': de relieve la redondez conunuada; véase, por ejemplo, la observación de
maci6n del cubo; no contiene renoois. Pero cuando ral perspectiva se integn
Migu':' Angel •~ún la cual uru, 6gun debe ser siempre serpentina, esto es,
en una secuencia de arras perspectivas, adquirirá el canlcter de una dcforma-
ruoroda en csptral. Pero otros estilos, cspecialmeme los arcaicos, insisrcn en
ci6n por su relación con sus vecinas en la secuencia. Del mismo modo, la con-
componer la figura a partir de perspccúvas irulependiemes cada una de cllas
duaa de una persona en llDll situación particular puede no aparecer de por
comple1a en sf mismo. En la pinwro existe una diferencia similar, por tjcrn-
sl como una deformación de una cscrucwm subyacente mlÍS simpl.e ; también
P!"• enrrc el mural egipcio, limitado • pc,spccrivas de perlil y frontales, y los en este caso el contexto de ou-as sítuacioncs puede ser necesario para que
gtrOS de un Tintorcao.
Sin crnh:u-go, rales referencias a la perspectiva se. limitan a hacer más diná- surja el carácter de la particular.
Este tipo de abstracción, por supuesto, constituye una actividad cognos-
mica la aporicncia de un objeto dado mediante la tendencia a una conrinaaci6n
citiva de suma complejidad. Requiere una mente que, al percibir una cosa, no
más allá de la perspectiva dada. Promueven una secuencia de aspectos cohe-
se limite al aspecto que recibe en un momento dado, sino que sea capaz de
rente, pero no bastan para obtener a partir de esta secuencia la forma cridi-
ver lo momentáneo como parte integrante de llD todo mis amplio, que se
mcnsional invariable del objeto físico. Los aspccros que se siguen entre sí en
desarrolla en una secuencia. William Hogllrth observó que «según el modo
~ ~cncia se fusi_onan de modo tal que aparecen romo los estados de una
corriente de percibir un objeto op•co, es posible que la parte de su superficie
u.ruca cosa que pc.ms-te, pero el pcrccpto no mantiene neces:triamente su forma que cnl:rcnra •I ojo sea la única que ocupe a la mente, y la opuesta, más aún,
invariable, ni tampoco tiene por qué cotttS¡>Onder a J. forma del objero físico.
todas Lis orras, no ocupan de modo olguno el pensamiento en el mismo mo-
~to puede advertirse en los experimentos llevados a cabo por Wallach y
menro; y el menor movimiento que hagamos para reconocer cualquier otro
~ Conncll sobre el llamado cfec10 de profundidad cinético. La forma de un ob-
aspecto del objeto, confunde nuestra pñmera idea por no babct concxi6n en-
JC-10 rowue proyecta~ sobre una pantalla se percibe en algunos casos «co-
tre las dos ideas que nos hubiera procurado naturalmente el conocimiento
r~tamcntc,, como la trnagcn de un objeto rígido en movimiento. Pero, por
<ompleto de la totalidad, si la hubiéramos considerado antes•. En realidad,
e¡cmplo, cuando se hace rotar un bloque n,aangular en tomo a un eje para-
esta desventaja no se descubre tanto en el «modo corriente» como en pinto-
lelo • un conjunto de sus lados, IO$ sujet0$ ven sobre la pantalla una figura
res que se han adiestrado para restringir so a1ención a lo que sus ojos ven
oscura, plana Y rccrangulat que se expande y se contrae pcri6dicamentc. En
desde un punto de vista panicular. Pero aunque d hecho de advertir que una
este caso la secucnru legal de los aspec~os preserva la idcnridad del pcrccpto,
el cual, no obstante, sufre tl'llnsformaaoncs proteicas. No existe constancia
cosa tiene much0$ aspectos y percibir cada aspecto parcial como una apañción
de la ,oralidad es muy corricme, no debe uno ignorar cuánta inteligencia im-
porque no se preserva la forma del objeto flsíco proyectado.
plica: llDll inteligencia a menudo no igualada a niveles más olios del funcio-
Cull!ldo los vari0$ aspecr0$ de un objeto pueden verse como dcsvútcio-
namiento m~ral.
ncs -o dcform•~oOCS-:- de una forma más simple, ${ se obtiene como rcsuJ.
tado la constancia de la forma. Las varias proyecciones bidimensionales de
La persistencia de la forma, como la del tamaño, el color, etcétera, puede
percibirse en cualquiera de los dos modos descritos más arriba. El tablero
un cubo se ven como un cubo porque ese sólido tridimensional es la forma
de una mesa se percibe como un recuíngulo, pero una persona común no
más simple, ~rrica y tce:""gular a que todas clJas pueden referirse. El
nene conciencia de las desviaciones de la perspectiva que utiliza la abscrac•
efecto ~~Ita aun mis convmcente por la sccucnci• de tiempo, que exhibe
ción. La causa dc es10 es que la generalidad inicial de un rotKCpto visual se
~ vanaa~n g~dual de _la f~rma invariable subyacente. Hablar de la varia-
difercnrurá s61o en la medida en que _la finalidad del observador lo exija. En
ªº°. de lo mvaaable no unplica en este caso par.adoja alguna. La forma so- la pnktia de la vida cmidiana resulta útil ver la mesa como entidad inde-
menda a la dcformaci6n se mantiene invanablCIDente perceptible aunque su
pendiente y usar IO$ aspectos de la perspectiva de la imagen s6Jo como in-
deformación puede variar.
dices de la situación relativa del objeto respecto al observador. Esta ptktica
¿Cómo es, pues, posible llcvu a cabo una abstraoción sin CXU'1ICt los ele-
se reflejo en las etapas tempranas del arte, que re-producen la fonnt objetiva
mentos comnncs, idénricamcntc contenidos en iodos los casos particulares?
Y permanente de JO$ objet0$ tan 6clmente como el medio lo peanite; un cubo
62 6}
puede dibuja.tsc como un cwulnido o con los lados oblicuos, pero panaldos, licarivas. La desviación de la simerrfo en la forma de un 4rbol puede no verse
de la perspectiva i~trica. Una percepción más rica observa y goza de la simplemente como imperfección azarosa, sino como un efecto intdigible del
bechizantc y csda,ec:edorn varie<lad de la forma proycctivamente cambiante. medio ambiente dd árbol. El impedimento de la simeuía se lec visualmente
El concepto visual .de un cubo abara la muldplicidsd de sus apariencias, los como la obra de una extraño fuerza invasora, y la evidente conformidad 3 ley
c:scorzos, las desviaciones, las simetrlas y asimctrlas, los ocultamicntos parcia. de la imposición facilita su separación de la igualmente legal simetría, que
les y las revchiciones, el carácter plano de algunos aspectos y los pronun- se percibe como la forma potencial «a la que tiende.o la forma del árbol. De
ciados volúmenes. También esta a,mpleja experiencia se refleja en d ,me, modo semejante, una persona depravada puede parecer inhumana. Para com,
yo sen en las representaciones básicamente lides de los efectos de la perspec- prender a tal persono se requiere, ante todo, habilidad para veda no como un
tiva o en las miis libteS interpretaciones de la forma de mesas, sillas o edilicios monsttuo ajeno a nosouost sino como una distorsión de la aaruraleia humana.
de la pinrum cubista. En este caso, d retrato del objeto sirve para describir La absttacción implícilll en el acro de detccrnr a la naturolezn bumana bojo
aspectos tales de lo éXperiencio humano como las variaciones de carácter que este disfraz se ve facilitado, y la comprensión se acrecienta, cuando la disror-
revela d CODléXto, los encantos del momento fugaz o las obligadas distor- sión se ve positivamente como el efecto de intedereocias definibles, tales
siones. como las fucrz,,s sociales de privación y humillación. Tampoco en casos ta·
les abstraer significa simplemente detectar y aislar la entidad invariable, 1a
•naruralcza humana•, en el espécimen depravado. Todos los as¡,ccros de esa na-
La distorri6n exige (4 abstracción turaleza -amor, piedad, esperanza, devoción- pueden esrar pervertidos, y
puede que, por tanto, no sea posible sencillamente desentrañarlos. En lugar
Otras dos observaciones pueden contribuir o ilustrar algunas carnctcrís- de ello, la conducta de la persona debe Ucgar a ser perceptible romo distor-
ticas de la obstr.1cción de manera más general. En primer lugar, las distor- sión de la norma llamada cconductn humana normal,,. Y llltnpoco en es1e
siones proyectivas no sólo pu111iun el descubrimiento dd prototipo que les caso la percepción de la distorsión es esútia1. La exigencia de ccctilicación,
es inbcrcnte, sino que lo exige,: de modo activo. La proyección no produce csro es, de hacer alg0 acerca de la siruación, constlruye un componente in-
um desviación estiitica. sino um distorsión diniimica que se percibe como trlnscco de la apariencia misma de la distorsión.
animods por una tensión dirigida hacia la forma más simple de lo mal CODS·
tituyé uDll desvioción. La proyección se presenta como algo «fuera de forma».
Más generalmente, esto significo que una abstracción no se obtiene simple- P~rma11tnt:ia y cam.bio
mente a partir de un objero quiú recalcitrante, sino que ese encuenu.. en
el objeto, que exige la abstnacción. Un paralelogramo en forma de diamante Espero haber logrado mostror que distinguir un objeto de las aflicciones
se percibe como un rectángulo indinado. Abstraer • pa"ir de ~ d rectingulo de sus apariencias constiruye una bazaña cognoscitiva digna de inspiror asom-
significa satisfucer los requerimientos del objero, que desea ser endetc2lldo; bro. Y, sin cmbarg0, los tjcraplos que di son sólo del tipo mlÍ$ simple. Cuo.nto
sin embargo, dejor el rectingulo bajo su precarill presión puede satisfacer una más compleja la forma del objeto, 1an10 mis difícil es lo tarea pcreeprual de
necesidad de tensión, distorsión y dmm,tismo. dilucidarlo, y lo mismo resulta v4lido cuando las influencias de los factores
En segundo lugar, los aspectos distorsionamcs no sólo se perciben nega• ambientales son menos simples que las de aquellos a los que me he referido.
tivwnente como una impurezn que entorpece la verdadero forma del objeto Es necesario mencionar por lo menos tma complicación s\Jmamentc podctOSB.
invnriab.1e, sino que se vea también posiriv1.mcnte como el efecto de una con• Los objetos de la percepción no •e muestran necesariamente rígidos: se muc-
dición que anubla la verdadero forma del objero. El efecto se comprende v~, se inclinan, se ttlUcrcat, se ~,cpandcn, se encoge9, se iluminan o aun--
como una consecuencia lógica de la posición del obje10 en el espacio respecto bt0n de color. De este modo, la toreo de la percepción se acrecienta en md•
:u observado,. 1.4 distorsión que produce la perspectiva en el cubo se perci- de una manem. En primer Jugor, es a menudo necesario vct los cambios Eísi•
be como una desviación o convergencia gcométticamente simple de su forma cos del objeto como desviaciones a P""ir de una forma normativa, por ejem-
in,•nrioblc, y el c,,ráctcr de esros modilicw:ioncs impuestas, que es conforme a plo, cuando los varios movimientos de la mono humana y sus móviles dedos
ley, hace posible quc L, mente distingo corre lo que perrcnccc • la forma del se comprenden pereeprualmcnrc como variaciones de ese órgono de forma
objeto p,!r st y lo que se debe a la distorsión proyectiva. De igual modo, '7trcllada que los ojos conocen como la mano. Puede ser igualmente ncccsa•
las distorsiones inherentes a un objeto físico se perc:ibcn • veces como signi- no ver un objeto como un acont.c cimiauo o proc:cso coherente, por- ejemplo.

6-l
cuando se observ• el crecimiento de un• plonu, en un• pdJcu14 cincmatogDI• 4. «00S Y DOS» COMO CON]rn\'TO
1ica de movimiento ,c,,lerado o cunado una burbuja crece y explota.
Naturalmente.. es-ros cambios objetivos ~ inuínsc.cos de tamaño, forma,
eto!tera, complican enormemente lo tarco de distinguirlos visu.Jmcnte de los
cambios que soa el resultado de L, situoción del observador u otros efectos
del roatcxto. Aunque en lo vida cotidiana se llevan a cabo con Ulnto facilidnd,
las abm11ccioncs perceptuolcs necesarias para el desempeño de csras tareas re.
'vclaa una asombrosa complejidad cu11ndo se analizan sus romponcn1cs.
Los ttabajos de In visión crólll la noción de un mundo en el que pcrma•
ncncia y cambio actúan como an1agonisias eternos. Los cambios son percibi-
dos como meros accidentes de una identidad subyncente que persiste; pero fa
percepción iambién revela la consiancia como el aspecto 10rpe del cambio. Ver un objeto en el espacio signi6ai verlo en con1exto. El capitulo pre-
Windelb:10d dice en su introducción al análisis del pensamicn10 griego: •Li ~ente señaló In complejidad de la rarea que se lleva o cabo 01da vez que el
observación de que las cosas de la experiencia se convier1en las unas en las SCDlido de la visu es111blcce el ,amaño, lo forma, la ubiaici6n, el color, la
orras fue lo que alentó Jas pñmeras consideraciones filosó6cas». Lo percep- brillan,e2 y el movimiento de un objeto. Ver el objc10 significa disringuir sus
ción visual dio o los filósofos en pos de L, permanencia la prueba del arjl, propias propiedades de las que le imponen el medio y el observador.
sustancio del mundo por debajo de la variabilidad de !J>s cosas materiolcs,
«que ¡,3dece los cambios y es el origen desde el que surgen todas las cosas
pacriculucs y el lugar al que vuelven luego•. La percepción, igualmenrc. ofre- Lz1 re/adones dependen de ltt estructura
ció la prueba visible de que todas las cosas se encuentran en un flujo de cons-
tante modi6caci6n. No se _hubiera llegado • ninguna de csw concepciones si Más gcncrru=nte, ver signi6ai ver en relación; y las relaciones que de
los sentidos no fueran lo suficicn1cmcn1e int.eligcn1cs como pata obtener Jo hecho se encuentran en los perccptos no son .imples. Es10 puede tesulrar
duradero de lo cambiante: y percibir lo inmóvil como una fase de lo moví- sorprendente, pues los mccani.smos de relación descritos por lo rcorfo psico-
lidiod. lógica son a menudo muy elcn,entalcs. Recuérdense fas viejas leyes de la IUO-
ciación: las diversas piezas se COottUIR cuando aparecco coa frecuencia jun•
ras, o cuando se asemejan enm, si. Estas leyes suponen que l•s relaciones
conectffl elemento por elerncmo, y que es1os elementos no sufren cambio al
vincularse entre si.
Nada ton convcnicn1cmentc simple ocurre cn la especie de ejemplos que
be dado. Se mostró que la oparición de coalquier elcmcnto en el campo vi-
sual dependía del lugar que ocupaba en L, estructura total y de In función
que en ella desempeñaba, y que eso influenciJ! lo modi6caba de mJ>nera funda-
mental. Si un elemento visual es l!Xr:rafdo de su comeno, se ronvicrrc en un
objeto diferente. Si<Wlciones igu.Jmcnrc complejas se presentan en otras
áreas de la percepción siempre que «dos y dos• se colocan juntos, esto es,
cuando un conjunto de elementos es concebido como unn confígurnci6n uni-
1aria.
¿De qué ÍOtmJJ componen un objeto visual los elcmcn1os que proporciona
la proyección sobre lo retino? ¿Cómo .. compone una imagen a parcir de sus
componcnies? Lo mJls sencilla entre las reglas que gobieroao estas ,elacio-
nes es la de semeja~, que: cfccri\1nmcntc confum.a unA de las más viejas afir..
macioncs de Li tcoáo de la asociaci6n: las cosas qoe se asemejan entre sl se
66 67
vinruhm ten Jn visión. Muchos objetos parecen homogéneamente coloreados
porque múltiples csrimulacioncs puntu•ks y vecims se funden en uno totoli•
dad CW1ndo su bá1Lwt<2 y su color son lo suJicientementc parecidos. Vemos,
por ejemplo, un cielo pan:jomcnte azul. La homogeneidad es el produeto más
simple de la relación pen:cprunl. Tambi6! es cierto que cuando un conjunto
de detalles se ve sobre un fondo lo suficientemente diferenciado y lo suficien-
temente alejado de otro conjunto semejante, se vcr:l como unidad. La semejanza
de ubicación provee e1 vincuJo. Pero estas conexiones_, sumamente primiti-
-
~"
vas, sólo actúan cuando el aislamiento o la distnncia las protege de fuetorcs
cstrtl1'.tumlcs más poderosos. Entre las constelaciones del cielo nocrumo, algunas
son poco más que un conjunio de puntos, una parcela de tCJ<rura chispeante,
de carácrer occidental y difíciles de identllicnr. Su unidad depende sólo del
,,

espacio wdo que las rodcu. Otras se mantienen unidas mucho mejor y exhi•
ben un• definida forma propia porque sns elementos se insertan en un orden.
Las siete cstrellns m,ls brillantes de Is Osa Mayor se ven como un cuadri-
.
Litero con un rallo que se une a uno de sus ángulos. En este caso las relacio- ;;_~
,.._ ~~
nes perceprualcs su!)éOUl con mucho i. conexión por semejanza. Lo que se ve
es en verdad una constelación en la que cada uno de los elementos desempeña
un papel definido y único. Por causa de su forma captoble, la constelación
puede compamrse rambi6! con objetos familiares de cstruetur.1 visual seme-
~
jam.c, tflcs como un cud:utr6n, un carro, un arado o un anima.J pro\tisto de
cola. Su relodón con constelaciones vecinas se establece por ou,,s conexiones
estrucrurales, puesto que dos de sus estrellas apuntan • Polaris y su •coln•
conduce a Arcturus, el guardador de osos. Figuni 2.-Hcnri Maússc, T,ba, ROJ'l1! ( 194}). Colcroón Albctt O. Lasker.
En la mayor parte de IO$ ejemplos que ptetenden mosrrar que la scmc- observador que descubre toles asonancias en uno pintura O'IIZfflÍ de ese modo
janza es la que da cuenrn del agrupamiento perceprual, el efecto no es creado conexiones que pueden ser esenciales pano su estructura. Por ejemplo, hay
por la solo semejan2a. Dispóngase una cnntidad de !ichJls, negras algunas, un cuadro de Miitisse, Tab~ R,,yal, en cuyo c,ccremo iiquierdo se mucstm
blancas las ouas, en uo orden crClldo al azar, y se las ver:l ligeramente rela- una mujer sentada en una posición m,ls bien angular sobre una silla nngu.lar,
cionadas por el color sin ogrupación dd'uúda alguna; pero fórmese con las fi. y a la derecha, uon mandolin• con form• de per.1 sobre una silla curvada
chas blancas una línea recto o un c!rrulo, y su segregación de las negras sení (Fig. 2). Este ingenioso paralelo resulta tan esencial para la composición for-
inmediata y estable. Esto es, la semejanza ejc.rccrá su poder uni6eador sólo. mal como pAra la ei<presión y el signfudo de la pintura. El obscrwdor es
si la esrrucrura de la pauto totol sugiere lo relación ncccsru:ia. Para los lines llevado a conectar Jos dos factores porque dominan el cuadro y están situados
de nuestta investigación, esto significa que las operaciones cognitivas inheren- en luganes que se corresponden sim<!tticamente. Pero en una obra de arte
tes o lo percepción de cooJigu111doncs visuales corresponden tlpicamcnte • uo como ésm bay otras semejanzas que, si el observador les 0rotg2 un predominio
orden mucho más elevado que el de la mera conexión por semejanza. Re- similar, quebradan la estructura del conjunto por In emergencia de falsas co-
quieren un mayor gmdo de inteligencia perrepmal. • nCJ<iones. Los csrudiantcs analizan erradamente hu pautas visuales, ron {re-
Sólo es oecesorio considerar el papel que las semejanzas entre elementos cuencia, mediante la búsqueda indiscriminada de semejanza de forma, color u
desempeñan en la obrn de arto. Son frecuenres, y los artistas las utilizan para orientoci6n espacial sin prestar la debida atención al peso de la relación den-
lo que Pica.sso llamó una \~cz asonancias. •ln pintura es poesía y siempre se tro del conjunto. Dado lo inlioidad de relaciones posibles dentro de una paura
esctibc en verso con rimas- plásticas, nunai en prosa•, Je dijo una vez a Fnm- visual compleja, J. rarea cognoscitiva de asignarle a un demlle panicular su
~ise GiloL «Las rimas pl&stlcas son formas que ñm.1.m enue sí o suminis-- propio lugar en la jerarqulo de la cstruetura total, es sum,mente delicada.
rran asonancias ya sea con otras formas o con el espacio que las rodea ... » Un Por ejemplo, un estudiante de historut del """ insistió uru, v12 en una de

68 69
mis clases en que pana pctcibir adecuadamente la f:scbada de la iglesia de
PalLidio, ll Redi,n/ore, era necesario considern- el ttiingulo complemdo en
la Figura 3 por líncu de puntos. Se vcní que aunque la relación existe, debe
pcrman=r subordinada si la simetrla general de los dos frootoocs supct-
puestos no ha de quccbr destruida.

Figun 3

La jerarquía cid orden de la composición derermina qué factores de la


paum total hmn de verse unidos y cu.Oes son ina,nmcnsunables. Ona fachada
románica, como la de la catedral de Sian Rufino en Asís, puede subdividirse
al nivel superior de la jcrarqula ro rres capas hocizontales, a saber, fa planta Figura 4. - Catedral de San RuJino, cu Asls. (Foto F_ Alinari.)
baja, d pcimer piso y el &ont.ón triangular del ,echo (Fig. 4 ). Cada una de
estas unidades princip,,les contiene otra subdivisión secundaria: un grupo de forma queda dcstru!d• po~ la esrrucrura dominante del conjunto. Lo ilusttan
treS puertas • nivel ele la planta bajo, tres vmt11IlllS en el pcimer piso. Cada los COOOC1dos cxpcnmemos en los que una persona o un animal deben hallar
una de las puerms o venranas, a ru vez, .., subdivide en otras configuraciones una figura dada en un contcxro más amplio. La con6guraci6n general puede
que pueden ,cguinc: hasra en sus menores d«allcs. La ordenación por capas esrar orgaruzada de manera llll que quiebre conexiones virales en la figura
ele los niveles estrucwrales subraya cienas relaciones e impide otras. La uni- que contiene, y uno algunos de los clcmcotos de la figura con otros que pcr-
dad del conjunto no se estllblecc mediante relaciones de semejanza entre, por tcoccco al exterior. Estas relaciones pcrceptualcs o menudo se fortalccco me-
ejemplo, un factor amplio y domirumte, y ouo factor pequeño e insignifi- diante conexiones funcionales establecidas en el pasado. También ésras fo,.
cante; s6lo un gradual clcsccnso de nivel a nivel conduce cid uno al otra, y man parte de la. imagen visual ooo que se enfrcnm el que debe resolver el
s6lo mediante esra gama indirecta y burocritica puede cootrlbuir la scmc- problema. Por cJcmplo, Kohler mostró que un chimpancé puede no lograr
ja(1Zll corre los elementos jmirquicamcnte dislllJlres a la unidtd del conjunto. ver en la rama ele un árbol el palo que ncccsita para alcanzar su alimento.
La solución de problemas, en la pe,ccpción dir«tll como en todo ott0 ~ este caso la ooncxión pcr<:cpwal entre rama y árbol, inherente al objeto
caso, hac:c a menudo ncccsario buscar la identidad de los clerncotos cuya fls1co, queda probablemente forralccida por la experiencia previa del animal,

70 71
que hace que vea en las ramas uno parte de lo opcmci6n de uq,,,r mientras janza, vale también para el caso del contraste. Aquf pueden servir de ejem-
que los palos utili.udos como ins1IUD1cn1os son objetos scpo~dos. Estu CX· plo las rclocioocs entre colores. Los rolorcs en situación de proximidad ua-
pcricncias, sin embargo, no son adiciones • la imo¡¡en visuol, Stno que operan tan de rclacioruu:sc.. Cuando son .semejantes tienden a asimilarse, esto es, a
romo panes de ella. Ver en la rama del árbol un instrumento es pCiccp1ual- reducir o un mínimo la difercnci• o a eliminarla. Se puede ver un único rolor
mcn1e diferente • verla romo p:trte del árbol. homogéneo en lugar de dos C11SÍ idénticos. Cuondo la asimilación no es posi-
¿Cómo se lleva o cabo un cambio de relación de CSte tipo? Al animo!. ~o ble, cambian en diretti6n de la relación más simple que su diferencia ofn:zcn.
le basta cantemplar la siruación problemática porque lo mera rons,deracioa La tendencia hado la complemcnwiedad se descrüx: generalmente romo el
de que csti delante de él no de.seacadcna los factores que produc,,n la solu- fenómeno dcJ «rontmste de color». Los colores romplcrnenrarios se comple-
ción. Tamparo se resuelve el problema mediance OpCiaciones mentales que tan para ronstiruir la luz b lanca «total» y, al mismo tiempo, se c:xcluyco entre
sucedan aparte del cscudriñamiea10 pcrccprual. Mils bien debe producirse un si y de esa manera difieren 1an10 romo los rin1es lo permiten. También en
juego rcáproco corre la imo¡¡cn de la meta buscada (cNccesho algo. seme- este caso, romo en el de la asimilación, los colores participanu:s pueden cam-
jante a un palo•) y la de la siruación directamente dada. B•Jo la prCS1Ón de biar su apariencia por causa de la relación, y resulta instrucúvo obser....ar que
la imagen de la meta, la siruación problcmñtiea se reestructura pea:cprual- abandonan su propia simplicidad para incrementar la simplicidad de la re-
mea1e en: rama menos árbol igual a palo. lación entre dios. Bajo la presión que los obliga al contraste, un rojo puro
Más 11dclantc tendré oeasión de mosuar en qué cnocme medida se ase- jumo • un amarillo puro puede volverse purpúreo, mientras que el amarillo
meja este ruonamico10 al tipo de solución de problemas que ronducc al dcs- se vuelve verdoso. La pureza, que impide que los colores se relacionen en1te•
cubrimicn10 científico. Bastan aqul ron el siguiente ejempla. Experimenta- sí, es sacrificada para hacer posible la relación de oposición y consumación.
mos los objetos sobre la Tierra como si tendieran actiwmeme hacia abajo La confrontación puede singulari2llr, iluminar y puri6car una can1C1cris-
por causa de un poder que les es inherente, poder que percibimos por los tica panicular. Dos famosos haiku del ¡,ocia japonés &sbo describen cómo
sentidos como lo que llamamos peso. Es diHcil percibirlos como si lo Ti.erra el silencio se agudiza en conuaste con un ruido. Ono de ellos puede tradu-
los urajcra, porque no hay cxpCiicncia sensorial que sugiera esu ioterpreta- cirse del modo siguiente:
ci6o. (Micboue, en sus cxpCiicocias sobre la percepción de la causalidad, no
logró obtener una disposición de objetos móviles que diera la impresión de El vlcjo estanque;
que un objeio era oualdo por orco.) Y, sin embargo, es posible uansfoanor salto la raru,
la experiencia pcrceprual de un peso oetivameme impulsado hacia abajo Y <onido del 11gua.
móvil en un• cxpcriencio igualmente pcrceprual del obje10 en la que éste es
airaldo pasi,•amcote hacia abajo. Para que se lleve a cabo esta <CCStructun>- El poema sugiere que d carácter del estanque sólo se rc,•ela verdadera-
ci6o es ncccsotio dejar que la imagen de la meta de aua<:cióo se ponga en mente • los sentidos a uavés de una momcoulnca interrupción de su in1empo-
con1ac10 con la situación concretamente percibida. Esto transformación per- ml tranquilidad. El otro haiku dice:
ccprual de uno experiencia común csul pCC$CDIC en lo sos1enido por Ncvnoo,
a saber, que el peso es un efecto de la gnvitoci6n; y sin experimentar esto Quietud:
transformación a través de sus propios sentidos, no puede decirse que ningún las voces de la langosta
cstudiao1c baya _absorbido verdaderomcote la tcoria. horadan la roca.

Las experiencias inédhas de una clisdpula mía, Miss Anne G1ielco Brookc,
El ttpar,omimto a/uta a lo, factores partidpanta indican hasra qué puo10 la percepción de una ron6guraci6n visuol compleja
puede ser modificada por la presencia de una segunda configuración. Se les
Las rdacioncs entre clemenros del eampo pcrccprnal son rara vez, si es que pidió a los observadores del c:xpcrimcn10 que describieran sus impresiones
lleg,m a serlo, tan simp.lcs como los modelos de asocioció n de lo ,corla tradi- sobre dos pinruras de muy difcrco,e esrilo que se exhibían una junio • la
cional señalada. La mera scmcj= constiruyc un vinculo fuerte sólo si lo orra. Después, uno de ellas se rccmpl1z6 por orro cuadro, y se observaron los
apoyo la estructura del medio; y la rclacióo no deja· inalterados los factores, cambios que resultaron a raíz de lo nuevo combinación en el cuadro que hablo
sino que • menudo los modifica intensamente. Lo que se afirma de la semc- quedado. Estos cambios pueden sc:r no1ablemcote intensos y a menudo con•

72 73
dtmico volverse, pasa a primer plano en su pureza, rransmiticndo un sabor
ducen a la disio,sión, pues las dos obras no esmhan hechas par• estar la una de namraleza elemental a las páginas del libro y de inteligibilidad a las olas
junio • la otra. En uno de los experimentos se colocó una pintura de Rem- del mar.
bmndt, la del jinete polaco sobre un cabollo blanco y ante un telón de rocas La relación, pues, lejos de dejar intacros los factores relacionados aetúa
pardas, junto al Pailll¡, <011 perdiz de Jcan Dubuffet. En el Dubuffet, una como. una condición. del comc,cro total, cuyos factores son panes, y produce
mua igualmente parda y = d a cubre gmn parte de la tela, salvo el área cambios que armoruzan con la estructura de ese conreino. Los colores en
superior, donde se posa el ave. La similirud de las dos amplias úcas pardas particular, nuoca se ven a.islados; son tan desconce.rtantcmcnte variables c~mo
le dio al fondo de la pintura de Rembrandt una nueva e inadecuada impor- para justiJicar una curiosa observación escrita por Goethe cuando ésu, refle-
tancia. Al mismo tiempo, esta misma relación aumentaba la profundidad enm, xionaba sobre la rcotla del color:
la figura e.n primer término del jinete y el telón de fondo, que parcela dema-
siado alejado en conlffiSte con su contraparte en la pintura de Duhuffet, en la
Lo cromático tiene una extraña dupUcidad y, si entre: nosotros se: pa•
que la masa texturada llenaba el plano frontal Uanamenue. Cuando se reem- mire est< lcoguajc, una especie de doble hcnmlrodiwmo una cnraña
plazó el Dubuffet por una gnm g,illina móvil de Cbagall, súbitamente se puso
de relieve el movimiento del caballo en el Rembrandt y, al mismo tiempo, el
pe~óó~ que cone:cu, mezcla, .neutraliza, 1J1ula 1 ctdtcra, y;
ademb, una
e,ugcn_aa ~• se unponc • los efectos fisiológicos, pa1016gi<OS y estéticos,
telón de fondo sufrió un desvanecimiento. De igwil modo, una pintura su- q_ue uguc ~codo estremecedora • despecho de mediar una luga familJ.
mamente estilizada de Karel Appcl hizo que un cuadro de Modiglianí resulta- ndad. Y. sin embargo, es siempre l4D wswicú,J, WJ material, que uno 00
ra rcalina, mientraS que el mismo Modigliani apareció rq,cntinamente chato sabe qu~ pensar de B.
cuando se lo colocó junto a un remuo de Cézanne. Estos últimos ejemplos
dejan ver que las experiencias también demostraban el efecto distorúonante Este carácter evasivo no es tanto una panicularidad de la percepción
de la pe,spcctiva histórica en las anes, por el cual una obra del pssado se ve como una característica de la cognición en general. El privilegio de observar]~
desde el punto de vista de un estilo del presente, o viceversa. <od_o en relación •!cv• la_ comprensión a más altos nivela de complejidad y
En estos ejemplos, un• confrontación •.r biuaria deformaba los dos com- v•lide,: pero, al mtsmo uempo, apone al observador • una infinidad de co-
ponentes del par. Inversamente, puede demostrarse cómo una porción de una u_exiones posibles. Le impone la tarea de distinguir entre las relaciones pcr-
pintura puede dcs6gunrsc al ser ai.slada del resto de la obra y cómo adquiere uncntes y les que no lo son, y de observar cuidadosamente los efectos ~-
su verdadera forma cuando se restaura el conte,cto. P ~ _que las COSllS ríen.en entre si. La cxperieoc:ia indica que es mlÍs hlcil
En realidad, las experiencias de Miss Brooke tenlan por objeto ilusLCU descnbtr Íllctores en comparación con otros que en s{ mismos. Esto es asl
el mecanismo psicológico sobre el que se basan las metáforas en liicracnra. porque la confrontación $Ubraya las dimensiones por las cuales los factores
En este caso el apareamiento de dos imágenes pone de relieve una caracte- pueden ~mpan,~ entre •~• y de ese modo, agudiza la ¡,c=pci6n de esas ca-
rística común y, de esa manera, lleva a cabo una absttacci6n pcrcepmal sin ra~e~~•cas paru_culares. Sin cmbarg?, el procedimiento tiene sus riesgos. Es
abandOlllll' el conteicto del que La caraacdstica singularizada recibe La vida. ~ fácil ~cscnbtr a los _Estados Unidos comparindolos con China que en sí
Por ejemplo, la poetisa Denise Levcrtov dice a su !CCLOr: mtsmos, s~ esa refcrencra; pero la comparación pone de relieve característi-
cas m_uy diferen1es ~e las que se obtendrían, por ejemplo, mediante un.a com-
and as you , ..d
the sea il tuming ir:s d.ark page:5, parao6n con Francia, y es por canto arbitraria.
tunaiog ~un~ d~ !os efectos modi6cantes de la relación pueden tener Jugar a
iu dark ~es~• un ruvel 6s1olog1ro muy elemental. Esto puede ser válido, por ejemplo, en el
ca~ del contraste de colores. Pero, como señalé al comienzo de este libro,
El movimiento de las olas y el ,·olvcr las páginas no pueden captarse en no interesa, para_ lo que soste":go, ~ qué nivel del proceso percepmal tiene
una siruaci6n, perccptual unitaóa. La con&onlación, no obstante, ejerce una lugar una opcraaó~: A cualqwcr ruvel, la pcrcepci6n compttndc opcracio-
presión en dirección de la relación, y bajo esta presión el elemento común, el n~ de una comple¡odod estructural semejome a la de la conducui cogoos-
auva en general.
Pcrmftasemc ahora dar algunos ejemplos de relaciones entre las formas
• y micnuu Ices / d mar vucl,,. sus pqi1lti oscuru / vuch,,, / sus pqlnu oscu- especialmente formas simétricas. La intensa conexión que .une las partes ~
,.._ (T.]
crcspondientes de una ronf,guración simétrica se produce porque esas par• Kohler y W:tllach, la mitad i2quierda del reclÁDgulo se reduce y compenso de
1es son de forma idénciCll, pero se oponen en cuanto a orien1acióo espaci•I. ese modo su rdación asimétriai ron d drculo. Esto tiene por resulrado un
A trnvés de esta oposición logran una totalidad más inteosameme unificada. mejor equilibrio entre las dos masas. De monem scmcjame, en la Figuro 7 d
La cohereoci• de un• 101alidad de este cipo es parcicularmeo1c vigorosa cuando cuadrado abandona su propia figura regular y se reduce hacia la izquierda, con-
se obtiene reproduciendo especulormente unidades que, de por sí, son irre• trabalanceando así la oblicuidod de los dos lados del ángulo; esm dis1orsión se
guiares e ines1ables, de la misma minera que dos mezclas de rolor romple- oproxirnu • la simetlÍJI del conjumo tan estrccbameote como lo permite el es-
mentnrias <Lm por resultado uoo intensa unión. Dos lineas oblicuas (Fig. 5a) timulo, más bien vigoroso. En muchas ot.raS de las llamadas ilusiones óp1icas
se apoyan muruameo1e cuando son roloeodas de modo simétrico. Además, de pueden observarse efectos de es1a naturaleza.

a,
Figuro 5

mmera semejante a lo que señalé en d CllS0 del color, un• fotrn0 puede aban-
donar $u propia es1abilidad con obje10 de adapuine a un iodo es1able: en
la Figura 5b, la llnea de la derecha tiende a abandonar su veccicnlidad para F,gura 7
abrazar uno posición simécrica respec10 de la líneo de la i2quierda. En e.<pe·
riencias en las que las formas se adaptan mutuamente cuando son percibidas En un sentido más amplío, Li simctria no es sino un caso especial de ajuste,
en sucesión ( c6gum de formación uherioro) o simulráneamcme, se hace evi- Li mu1ua adccuoción ob1enida por el aparcamicmo de cosas que constituyen jun-
dente uru, disponibilidad semejante. Por ejemplo, en la Figura 6, 1omada de tas un codo bien organizado. La convexidad se ajustu a la concavid•d, la llave
al ojo de lo cerradura, y, eo Li tábula nartada por Aristófancs, el macho y la
hembra anhelan rcsiaurar la 1otalidad esférica del cuerpo hurnuno oáginal.
A menudo los problemu se plo.n1ean perccpcualmcntc como algo que «opa·
reora ser iocomplc10» y la solución puede hallarse CUJ1odo la siruaci6n opuorn
• la consumación. Por ejemplo, en los experiencias de Kiihler, el chimpancé
adviene que dos cañas de bambú de difereme diámetro encajan entre si 18D
pronto su posición sugiere una dirección visual directa (Fig. 8 ). ·

Figura 6
Figura 8

76 77
B:!sicameme, pues, los cosu se relacionan entre si por ru;imilsción o por determinada edad, y a la forma en otra. Se sabe que los niños distinguen for-
conrrnsre y. :a menudo, por una combinnción de ambas cosas. U asimilación mas con bastante correcci6o aun en los prime.ros meses de vid-a, y que. se
es probablemente h, condición primordial La homogeneidad prevalece a no interesan rruls por cierru clases de figuras que por otras; por ejemplo, miran
ser que uo esúmulo lo bastante imenso quiebre el campo en unidades sépa- mils prolongndumente h,s figuras sujetas a pautas que aqu.eUas que no lo están.
rndas, como ocurre cu11.ndo se ve un objt'.tO rojo sobre un foodo verde~ o Lo que inrercsa para mis presentes Jines es que la visión no acostumbra a
cuando un• distancia espacial separa lru; partes del campo o runndo un objeto consistir en el registro mcclnico de las formns y los colores que se pttsentan
se rrnsbdo a rrnvés de un medio móvil. La separación por difc=cia se im• ante h, vista del observador, ni CD h, pri=r• confrontación al iniciarse los ex-
pone también ruondo el observndor debe elegir entre elementos dados. Los perimentos, ni tampoco en h,s fases posteriores.
psicólogos esrudiaron esta condici6n en los Uamados experimentos de dJs-
crimwci6n.
ú, pereepci6n compara
ú perccpd6n discrimina Es probable que domine la uniformidad general de la pauta formada por
una pareja hasta que la siruación exija lo distinción. Esto sucede ruando el
En estos ~cn10s se enseña a un :mima! o a una persona cuAl de dos observ•dor advierte que una de lru; dos figuras es «COrtcelll• y ln otra cerra-
estímulos simples, por ejemplo, dos con6guradoncs geomfo:iais, está vinru- da•, por ejemplo, ruando se recompensa la elección de UDJI de ~las- Anre In
h,ru, con una rcrompensa. Dado qu.e no existe conmón sensible entre el signo perspectiva de la recompensa, la visión d~ _la pauta o conli~uracrón ~mo un
visual y la recompensa, la tarea carca, intelccrualmentc de inicres, aunque todo unificndo es recmpla,.nda por una visión de un• pare1a alrerrumva. La
desde el punto de vista práctico resulta convcnicnu,. Lo máximo que la rata, percepción dejo de captar la similirud para captllr la distinción. Se haeé pre-
el mono o el ser humano pueden hacer, es averjgu:u:, medionte experiencias scnre la diferencÍJlción porque In siruación lo exige.
repetidas, qu~ Jigum es la aeerlllda. Las experiencias muestran basta qul pun- Durante el aprendizaje, los rasgos distinávos de las co?6guraciones del
ro se manifiesta la íntcllgcncia perceptual aun en condiciones desfavorables. rest pasan a primer t~rmino. La diferencia puede= ,de cualidad o de_ ~o.
Lo que ven los animales sólo puede inferirse • porrir de lo que hocen o Si es ele grado, como el tamaño o la intensidad, por e¡cmplo, al aprcndimJe le
por nnalogfo con la experiencia humana. Cuando un observador se enfrenta atañe, de manera úpica, la relación con los csúmulos nnrcs que con sus mag-
con los dos estímulos de un experimento de discriminación, es probable que nirudcs absoluw. El observador, )'11 sea anitm.l o bumaoo, aprende • sclcc-
vea una configuración bastante unirorin subdividida de forma más o menos ciorutr el mayor de dos tamaños o el mJÍs oscuro entre dos grises. Dcnrr~. de
dora en Ullll pareja de elemeoros aproximadumcntc si~tricos. La poco subra- ciertos limites, no le afecta In tronsposíción del p2r de v•lorcs • una pasmón
yada diferencia entre ambos dementas es especialmente probable cuando la más elev•da o más baja en 110 escala; y el intervalo entre los dos volorcs pue-
experiencia p,sadu no otorgo significación particular a las dos formas y, por de estrecharse o cxrenderse. De manera semejnntc, cuando la diferencia es de
lllnto, ésras se unen por ser ambas nuevas. Las ronfigurncioocs del test pue- cualidad -rojo juato al verde o un triángulo junto a un circulo-, el apren-
den deswmse del fondo con mayor o menor claridod. Se sobe que la distin- dizaje no se refiere esrrcch• y mccánicamcnre al maáz cspcd~o de ~crcle o
ción entre figuro y fondo es fundarncntol; es más elemental que la percepción a In forma particular del trifo¡¡ulo. Lo que se aprende es la d1fercnc1a entre
de ln forma. Cuán esrrccbamcnre rdncionndus nparcceriio las dos conJigun,- el carácter de rojo y el carácter de verde, cnu-c: criangulacidad y circularidad.
ciones depender.! de lo cerca que se cocucnu-c:n cnttt sí, de lo que se asemejen Desde el punto de vista rognirivo, esro signilica que In distinción ~gida por
objctivamenre y de hasta qué punto se perciba esa scmcjanu. la rarea se mantiene • un nivel tan genérico como la taren lo pcrmuc. Esto es
Que el observador le preste arención al conjunto ames que a las p•rtcs cx•rumenre lo contrario de un rcgistr0 mecánico de los valores del estimulo.
de h, pauto o no, depende de circunstancias sobre bs que dif!cilmcntc se pue- En experiencias sobre «equi,•alenda de estímulos• o •gencralizació~ ~
de generdwt. Adc:mils, w diferencias individuales infiuimn en el número de estímulos• se obácne la prueba de csra economla inteligente CD el nptendtzn¡e
aspectos de In forma y el rolor que se aiptcn y en el peso que asuma cada pcrc~ptual. En csre caso el aprcndizaj• debe u,,~ferirsc a dlf~~tcs ron-
uno de los •spcctos en el conjunto. Se sabe que los animales muestt11Il piefe- jumos de formas o rolares que se asemejan de nlgun ~ o al ongmal. Por
rencias • eStc respecto de acuerdo con su especie, y los esrudios rcalliados ejemplo, sí uno persona o animal sometido al test aprendió~ cseog':' un drru-
sobre niños indican que éstos responden mís inrcnsnmcnre al rolar en una lo ron prefercnci• a otro Jigurn, ¿transferirá el sujeto este ad1cstram1cn10 • una

78 79
elipse? Si lo hace, se muesLra capaz de abstr1ler los rasgos que las 6guras rc- ci6o de In forma, que ver un objeto es siempre hacer una absrraeción, pues
doodcadas tienen en común de aquellos por los cu1Jes difiCICn. Esto requiere ver consiste en la captación de los rasgos cnructurales más que en el registro
I• doble b.ahilidad de descubrir las cualidades comunes esenciales y dejar de indiscriminado de los detalles. Qué tasgos se capten dependerá del observa-
illdo las que no rienco pcrtloencia alguna. No ver la semejanza entre dos co- dor, pero también de h, siruocióo csrimulanic total Una figura _percibida en
sas o no admiárhi porque las dos co.:as no son completamente idénticas pue- comparación con oua, por ejemplo, puede resultar diferente de lo que pare-
de ser un síntoma de inteligencia limitada. reda por si mismo.
Las diferentes criaruras varúm respecto a lo que son capaces de -y están ¿Qué sucede con los atributos de la configuración de adiestramieo10 que
dispuestas o- áceptsr como se:mtjfnza. Si se adiestra una rata con una forma no son utilizables para la absuacción o que ésta no utiliza? El animal puede
triangular oeg,a y se le presenta luego el mero contorno de un triingulo, vaci• comp:,rtarse ca sus respuestas como s:i oo estuvieran presentes m absoluto.
lani <o un principio, indicando que p<rcibe la diforencia <n<re Jo que apren- Tómense los siguientes dos ejemplos de 1.. experiencias llevadas • cabo por
dió y lo que ve ahora. Pero la semejanza de forma tenderá a producir la LasbJcy. Una rota aprende a elegir siempre el más grande entre dos cúeulos
t.nmslcrcncia.
Cuando se le propone la elección enrre otras formas, un par de triángulos
Después de todo, el contorno del triángulo esraba idénticamente presente por ejemplo, volveni • elegí, cohcren1ementc el más grande. Esm sugiere que
en ambos casos. Sin embargo, no debe entenderse que este ejemplo significa la rota hizo su aprendizaje con inteligencia. Si hubiera aprendido mecánica-
que la transferencia es nttesariamcnre más sencilla cuando las dos configura- mente • base de trata, rodas los •tributos de las dos con6guraciones como si
ciones en cuestión contienen el rasgo etílico c-xacramcme en lo misma forma. hubieran sido igualmente ncecsadas p•ra la solución de la tarea, Li rransfc-
Lo más importante es el grado de facilidad o diftCUhad para reconocer el ras- ;encio habna rcsuh:ado imposible. En lugar de ello se concentró en el rasgo
go aítico dentro de su contexto. Me rcfcó anteriormen1e • experimentos que del tamaño, lo que determinó Ja discriminación. La nua, si el periodo de
pruebm lo que todo artista sabe por t'Xpcrienc:ia, esto es, que una forma dada adiestramiento es seguido de un test en el que debe discriminar cnur on
puede ser absorbida o desmembrada por la estructura de la con6guración CU• drculo y orra foana de igu-1 sup<rficie, no muestra preferencia inicial algun1
cundame de modo 1111 que sólo puede d&emirse con grao dificultad, mien- por d drculo. Se comporta como si nada hubiera tenido que ver con drrulos
tras que puede destacarse fácilmente de lo que Ja cucuoda cuando su cstruc• anteriormente.
tura es rcl•1ivamemc indepcndicn1e de la del medio en el que está emplazada.
En oua experiencia se adicsua a un grupo de ratas para que elijan un
Adernils, cuando el rasgo común esencial ticoc una ubicación y una función cln:ulo blanco de 5 CID de dii!metro sobre una tarjeta negra y la distingan de
muy diferentes en Jos dos con1cxtos que bao de compararse -<Uando do- una tarjeta totalmen1c negra, Otro grupo recibe d mismo adiesuamiento con
mina en uno de ellos, pero esrd subordinado en el otro-, puede resultar di- un clrculo de 8 cm. Si después dd adiestramiento se les propone o los anima-
fícil dcscubtirlo aun cuando renga exacramcn1c la misma forma y se destaque les que escojan un drculo de 8 CID y rccbaren otro de 5 cm, a los del segundo
bastante bien de lo que lo circunda . La vacilación del animal nos recuerda que grupo h, tarea les tendría que haber resultado más f:icil si hubieran tenido Li
no puede decirse que el mismo dcrollc en los dos contextos distintos sea
ventaja de tener SÍCIIl{'tC que escoger un cúculo de ese 1J1maño absolu10. En-
psicológicamemc idénriro.
,,.. ambos grupos no se descubre semejante dif<rencia.
En muchos experimen1os, los clemcn1os sobre los que la abstracción se Quizá los animales en realidad sólo advirtieron los rasgos necesarios par•
basa difieren ronsidcrnhlemen1e entre s(. Cuando se adiestra a uno rata _para la discriminación, o bien olvidaron iodos los otros. Pero esta no es la única
que distinga entre franjas boriz.ontalcs y franjas vcrúcales, responderá • la di- explic,ción posib le. Un sujeto humano, al reaccionar de modo similar, hubiera
ferencia en1rc hodzonmlidad y vcrtic,,lidad aun si las direcciones cspacíalcs
podido rccordnr no obsmnte, la redondez de las figuras de adiescramiemo en
están representadas sólo por hileras de dos o tres puntos cada una. En pala- la primera expcricnciu y el tamaño aproximado del drculo de adiestramiento
bras de Karl La.sblcy: cLos caracteres diferenciadores sao siempre abstraccio-
en lo segunda. La taren de adiestramiento puede cstablcocr una jerarquía p<r·
nes de relaciones generales que subsisten entre !ns figuras y no pueden dcscñ- o,prual de rasgos que distingo entre lo que es predominante y lo que carcec
birse en términos de ningún dcme:nto objetivo concrero de las situaciones es- de p<rrinencia. A algunos rasgos no se les otorga pcnincncia y, por tanto, no
timula.a tes•. Esto plantea el problema de qué percibe de hecho d animal si pueden ser elegibles en la tarea de prueba.
no ve «ningún ele.meneo objetivo conettlO de las s:ituacionC$ estimulantes•.
Cuando para Li solución de L, tarea es milizablc más de un rasgo, d •ni•
¿Cómo se percibe una relación abstr1leta? El problema resulta en realidad dcs-
mal puede proceder de acuerdo con los preferencias de su especie. •Si se
conctrt11ncc a no ser que se con.sidetc, como lo hice yo al anlllizar Ja pcrcep- adiesua a un mono parn que elija un gran círculo rojo y evite un drrulo verde
80
81
pequeño, elegirá habitualmente cualquier obje10 rojo y cvituni cualquier ob- los, se en&cntllrn con un cuadro en el que las figuras se agruparan trian-
Jem verde, pero cuando se le presmtan c!rrulos de desigual lllJillUlO e igual gularmente según el estilo del Renacimiento. A no ser que csruvicra iniciado
.
color su.selecciones scráo ,tl ...,..,., aunque sea perfectamente capaz de aptetl•
.
der • discrimillllr los drculos por su tamaño.
en los re6n•mientos de la apreciación artlsúca, la acumulación de 1., figuras
rcnacentiscll$ puede no constituir para €1 un conjunm triangular. Tal serla el
caso, cicrta1DCOte, para un niño de dos 1ÚÍOS.
El hecho de extraer un elemento porticular de una conJiguraci6n mucs-
¿Qui tosas ruuJtan igualt!s? u-o que la inteligencia imcrvicne en la percepción mismo. Muy en general, la
íntcligcnci• consiste a menudo en la hobilidad de descubrir un ,asgo oculto
Hay limites más allá de los CUAies no se puede prolongar el ,uc:,mce de uno o Ullll cclaci6n disimuloda en un contexto adverso. Se aato de una habilidad
abstracción. Un chimpancé al que se haya adíesrrodo por• csoogcr un trián• que puede llevar a importantes dcsrubrimientos. Al mismo tiempo, 1a resis-
gulo blanoo sobre un fondo negro, oo reaccionará positivamente ame una tencia del ron,exco • una operación semejante plantea un problema peculiar.
disposición triangular de seis cín:ulos bloncos sobre un fondo negro, ~~n Después de todo, la advertencia de que «no se deben consideuu las rosas
cuondo se man,enga igual el aunaño de las dos figuras (Fig. 9). Pero un mno fuera de contexto• está plena de buen scnádo. El aislamiento puede fulsi6-
de dos años puede hacer la translerenda. Es f,lcíl ver por qu~ el chimpancé carlas, distorsionarlas y aun destruirlas. En el mejor de los CllSOS, pueden
cambiar. Se planeen el siguiente y curioso íntcrroganrc: ¿basta qué punto es
dcsc,,ble poder llevar • cabo estas excroccioncs?
Considt!rcnsc los di6cultadcs que surgen para los sujetos en los cxpcri-


mcn1os sobre la equivalencia de estímulos cuando la conliguración del tese v••
rÍ11 rcspcc10 de lo del entrenamiento en cuamo a su orientación en el espacio.
Un chimpand o un niño de dos años aa:ptan un uülngulo que dCSCllnsa so-

••
. bre uno de sus vértices como el cquivalcocc de un a-iángulo que desetnsa
sobre su base, pero no hacen lo mismo una rata o uno gallioo. Incluso una
perrona adulta, eop,iz de llevar • a,bo utl ~ercncia, advertirá no obstante
un 01mbio dc6nitivo de carácter y enructura cuando la posición en el espacio

••• Figura 9
de uno 6gum se altcta. Por oaa parte, es bien sabido el bccbo de que los
niños que no tienen ,odavút cinco 11ños no ende.rezan las figuras que pueden
estar sosteniendo del rcv.!s, y reconocen los objetos que se encuentran en una
posición anoaml ron más facilidad que los adultos. Xohlc:r comcnm: cEn este
scnádo son capaces de más altos logros que nosocros». Pero unas pocas pági-
nas más adelante desaprueba la opinión según la cual uno de los componen-
tes necesarios de la percepción de la forma es la cap•cidad de rcconocu una
tiene dilirultadcs en realizar la wca. El triángulo no se p1CJC11t• cxpllcira-
mcnte mediante el concomo, sino que queda indícodo solarocme a rrav.!s de figura indepcndientemcnce de w orientación en el cspocio: cEvidcnccmen~
la disposición de los c!rrulos blancos. La distancia cor.re los árcolos debe desde csce punto de vista, la percepción de la forroa entre los adulcos scríJt
agregarse. En principio, esto no excede la apacidad de un animal. Mcnciont! sorprcndcncememe inferior a la de los niños•.
que incluso una rata tcSponde a la horizontalidad o la verti01lidad de un par Probablemente el niño no absuae en realidad una forma del contexto de la
~ puntos. Pero, apatt:ntementc, cuando las seis circunferencias están re• oñcn.,.ción espacial. Este contexto, ya sea de natural= psicol6gi01 o lisiol6-
gularmcme distribuidas de modo que los intervalos a lo largo del contorno gica, puede no serle accesible toda,,fu en las imágenes. En este sentido es
sean igual a los inceroos, la triangularidod del conjun10 no puede ímponésc• inferior a la rata o la p:aloma maduras, que han adquirido ese contexto aun-
le suficientemente a un chímpand. La aucoconúneme forma circulor de cada que no puedan absrr.acr de ~L La orientación espacial es una cuesrión de im-
uno de los discos subraya el ctráctcJ: poco coherente de las uaidadó sepa- portancia biológi01 fundamenU1l Como vivimos en un campo gravitaciono.1
radas y cerrad., de la conliguración. Un sujeto bUDWIO adulro podrla na• intenso, reconocemos la relación de un objem con la dimensión del arriba·
liarse en una siroación similar cuando, p1Cp8tado pan la busca de nriángu• abajo como un aspecto vital de su nacuralcza. Un homblC erguido sobre su

82 83
cabeza .. una aiatW'a muy diferenre de L, que se encuentra en la posici6D males con el objeto de probar que éstos no son capaces de razonar. Todo lo que
más ortodoxa; y si d primero no pudiera distinguir lo diferencia, se encon- los animales pueden hncer, sostenía Tbomdike, ,. deambular ciegamente a tra-
traría en un-a situttción muy dcsvcnta¡osa. La falta de peso se pc.rcibc como vés de una serie de posibJ,. reacciones basta rropeiar con la que obtiene 6tlto.
una amenaza • la seguridad de la orientación habitual; y quizás el experi- Cuamp muJ-or sea la frecuencia, con que ocurre la reacción que obtiene éxi-
mento que. mostró que c.J pulpo -anuJ}al adaptado al agua, esto es, a un to, tanto más fácilmente se conectar& en el cerebro del nnimal con la situlci6o
medio de prttión gravitacional reducida- acepta como equivalentes triángu• problemática. Esta 11SOCiaci6n no .. más inteligente que d comportamiento dd
los, aUDque hayan sido rotados CD el espacio, tiene UDa más amplia sigoi6- agun de la lluvia que, cida vez más fácilmente, cocrc por La Ullja mós y m6.s
acíón. profunda. No hay comprcmión alguna, dijo Thomdike. La computadoni cli6cre
Saea,r algo de su contexto signi6ca ignorar un aspecto imponantc de su de la conducta de los animal.. hipotéticos de Tbomdike porque •traviesa me-
ru,[UJ'aleza. En csre semido la incapacidad (¿o debemos decir la negación? ) cánicamente el ente.ro conjunto de casos a los que se c.ocucnua cxpucsta1 mien-
que tienen la paloma o la rata de ignorar UD a,mbio CD la orientación cspa• tnl$ que los animaks se limitan a pruebas 112arosas y operan más lcntameme.
cial, tiene sus méritos cognoscitivos_ Por otra pure, de la habilidad para loca- Pero el veredicto es d mismo.
lizar scmejan211s a pesar de las diferencias de contexto pueden derivarse pro- No es necesario subrayar aquf la enorme utilidad pr:lcúca de las compu-
gIC$0S y bcnc6áos. tadoras. Pero atribuirle intdigeneia a la máquina es quedar derrotado en una
competencia CD la cual no tiene pretensión alguna de intervenir. ¿En qué con-
siste, pu.., la diferencia entre la computadora de hoy y un ser imcligentc? En
Afente «uuJUs-» compuladora que se puede lograr que la computadora vea, pero que no perciba. Lo que im-
portt tqul no es que la computadorll carczcn de conciencia, sino que, hasta
En los tests de inteligencia se utilizan • menudo los problemas de analo- ahora, sea incapaz de UJla captación csponmnca de ronliguraciones, y esta ca-
glo porque las operaciones cogoosciávas desplegadas en la pércepci6n visual, pacidad es =cial para la pc.rcepci6n y la inteligencia.
ruamlo una persoru, descubre analogías entre con6guracion.., constituyen sin Una 6guni geométrica de lo especie utilizada CD los tests por analogía puede
lugar a dudas uaa conducta imcligenie. Esto resulta particularmente claro si someterse a una computadora, por ejemplo, mediante un• tablilla sobre la que
uno compara el procedimiento de una persono corriente 11111e tests semejan,.. queda tnZado el dibujo adecuado con un punzón. Para que d dibujo se ajuste
con el modo en que una miquioa emprende la misma tarea. Los problemas al proces11micnto, se &agmcma m un mosaico de trozos puntuales. Es-to se ase-
de analogía asumen la forrru, siguiente: dadas dos con6gruacioncs, A y B, mejo mucbo a lo que lo retina del ojo hoce con el material cid estímulo. Pero
¿puede usted sclccdoruu- de entre un grupo de COD6gruaciones D,, O,, D,, la la aru,logía se detiene aquf, pues la fase decisiva del procesamiento visual tiene
que se rdaciona con C como l3 se relaciona con A? Pu ..to que .. posible lugar a nivel del sistema nervioso que, sea cual fuere su naturaleza 6siológica
lograr que las computadoras rttuelvan problemas semejantes, se les ha atri• precisa, debe fo.ncionn como «ampo•, esto es, debe permitir una libre intet-
buido pródigamente uru, «imc_ligcncia arú6cial•. Pero no todo problema que acdón entre las fucaas generales y movilizndas por la situación. En i,,les con-
la inreligencia resuelve puede ser rttuelto úni=cnte por la inteligencia. La diciones, el material del estímulo se organizará cspontineamen,e de acuerdo
inteligencia es un rasgo del proceso mental, y queda justificado decir que un roo la pauta general más simple que se adapte • 8, y csra captación de los
descubrimiento es inteligente ti tenemos ruones paca creer que se llevó a rasgos .. rrunuralcs constituye el prerrcquisito fundamental de la percepción y
cabo por UDa especie particular de procedimiento, a saber, por Ulll) compren- de cualquier orra conducta inteligente. La psicología de la Gestah ILima a ..,e
sión de los rasgos estructurales pertinentes en la situación problcmáúca dada. procedimiento d enfoque «desde arriba•, esto es, desde el todo a sus partes
El procedimiento de la computadora no puede ser llamado intdigente a no constitu~ntcs.
ser que ..tcmos dispuestos, con despreocupado operaciooalismo, a ddiDir los La computadora actual, en cambio, procede «desde abajo•. Comienza por
p.rocesos mentales por su rcsult.ado <-i<tcrior o a menos que la noción utiliza- los elernemos y,• pesar de todas lis combinaciones que puede producir, nunca
da. de cómo funciona ln fotcligcncia sea tan mccankista que el compona• va mis ali& de cllos . Además, todo lo que puede darnos sobre cada uno
miento de la oomputadora se adecue de bccho • la dcscripcióo. de los elementos .. una inform•ci6n de naturaleza binaria. Puede decir si o
Resulta embarazoso comprobar que_ el procedimiento de resolución de pro- no, p·rescnte o auscntr, negro o blanco, cualquier otra significación que dCOjo.~
blemas considerado boy intdigcnrc en las computadoras .., CSCDCWJDCDte, d mos atribuirle a sus alternativas. Un ejemplo de Marvin L. Mioslcy puede
mismo que el psicólogo Edward L. Thorndike atribuyó ruicia 1890 a los aoi- ilustrar cuán fácilmente puede pasarse por alto esta limhacióD. Minsky desea

8.5
mosm,r que la computadora es1i dolllda de un «poder de razonamiento• que
rcsolvccl sin &lta toda tarea en Li que el principio ..rruaural a aplicar pueda
In capacita para «reconocer un aspecto global de la silWICÍ6n>, La compuradora
reducirse a un criterio meclnico.
.. cnpaz de describir la Figura IOa, como una combinación de un cuadrado y un
La diferencia en.t re la percepción inteligente y h conducta de la compu-
trimgulo. Pa.-óa en verdad que la máquina fuera capaz de organiuci6o
19dora resulta todavía más fundamental si ad,·enimos que I• máquina no
perccprual . .El registro puramente mccinico podda describir- la figura como un
puede captar direcramcnte ni siquiera propiedades f~rmales co~ el. earácter
grupo de dicx rectas y un proa,samiento igualmente mcclnico producirá cual.
de recto o de cerrado, sino que éstas deben reducu-se a combrnaoooes de
quier combinación de esos elementos que se le exija. La Figura 10b es una de
unidades puntuales. Para ilustrar esto, me rd-criré una vez más al rcconoci..
"'les posibles combinaciones. La Figun 10c .. otra. Sin embargo, Li máquina
miento de una eonliguración por una truiquioa. Puede lograrse que unt compu-
no tiene preferencia por ninguna de estas versiones, a no ser que el opcmdor
111dora responda a rasgos esrruaurales básicos de letras o números y desdeñe
se la impoog¡a. Se le puede encomendar a Ja máquina, por ejemplo, que di-
otras propiedades carentes de pertinencia de las formas individuales. Pero no
suelva la con6gublci6o en un número mínimo de Úguns cermdas; en ese caso
lo bace procediendo «desde arriba», esto es, comparando el esqueleto esrruc-
producir,! Li Figura 10c. Si se le encomienda que desmantele el diseño en 1m
rural de una letta dada con el de su forma normativa y encontrándolos sufi.
número mínimo de lineas rectos, nuevamente la Figun 10c será el rcsulU1do.
ciente.mente semejantes. Procede «desde abajo•, vale decir, coolllndo e l nú-
Y lo mismo sucedccl euando se le encomiende una tarea mucbo más primitiva, mero de lugares clemenutlcs ocupado en el plano de la ~gen por amb~s
la de buscar en a las formas contenidas en e, que es la del ejemplo de Miosky.
figuras. Procede de modo similar cuando el proceso de cote¡o se vuelve mas
ftcxible por tener en euenta las formas inclinadas, estiradas o rc1orcidas.

a, ~1 ~ 1

Figura l1

Figura 10 Estarnos en condiciones aban p11r11 comparar los modos en que d cerebro
hlllilJlllo y la m,quina proceden parn la solución de los problemas de ana•
La diferencia eualitativa entre la disposición geométricamente más sim- logia. ¿QuE sucede ruando una persona se enfrenta con una _figura como
ple y cualquier otra, más irregular, existe en el cerebro del ptogiamador, no la 1 L,? La reacción variad algo entre los diversos individuos en tamo no hay•
en la míquina. La compu111dorn recogenl caspectos globales» de Li siruaci6o contCJ<tO particulat que exija concentración en rasgos estructurales cs~6~.
si se le encomienda y si estos aspeclDS globales se redefinen para ella en ,&. En general, sin embargo, es probable que el observador adviemi _Li dispos!•
minos fragmentados como combinación particular de elementos. Asl inforcnada, ción vertical, consti1uida por dos unidades, de las euales la supeoor_ es m~
grande y mis compleja gue la inferior; puede advertir tambio!n la difercnoo
86
87
de foana. En otras p:ilabras, notará can,c,erlsácas cualitati\lllS de ubiació.n , criatura dotada de razón; y cuando se ha hallado la solución, se ticoe uno 5CD-
ta111>1.ñ o relativo y forma, micotras que es improbable que nene grllll cosa de sación de dis-tcnsión, de placee, dc reposo.
las propiedndcs métricas de las que debe partir la lectura que hace la compu- Nada de esto es aplicable al caso de la compu1J1dora, no porque carezca
tadora de la configuración, esto es, el aunaño absoluto y las varias longitudes de coacic.ocia, sino porque procede de manera fundamentalmente distinta.
y distncios de que está constituida cstn 6guca individual. Si se les pide a los Nos asombra enteramos que para logra, quc la máquina pueda rcsoh-cr d
observadores que copien esta figura, sus dibujos mostrarán concentración en problcroa de analogía, el experimentador «ruvo que desaanllac lo que es sin
las c,rac,erísticas topol6giC1S y olvido de las mediciones cspcd6cas. duda uno de los programas m,ls complejos que se hayan escrito nunca•.
C.On&oo111do ahon, con un aparcamiento de 11 y b, es posible que el obscr• Ptra nosotrOS el problema no es difícil; es accesible incluso para el cerebro
vador humano tenga una rica y deslumbrante experiencia. Al principio puede de un joven alumno. Li razón de In diferencia codica en que la tuca exige
ver una fugaz y engaños,, semejam:a entre configuraciones fundamentalmente el manejo de relaciones topológicas, que requieren el olvido de las relaciones
clifcrcntcs. La figura constituida por el npareamiemo de las dos puede pace• puramente métricas. El cerebro se ad«ua precisamente a tales rasgos topo-
cer- inestable, incaptable, irracional. Hay dos disposiciones verticales que se lógicos. Es,os informan al organismo sobre el car:ácrer úpico de las cosas
combinan en una especie de simetría, pero las relaciones diagonaJes cnae los aotcs que sobre sus medidas particulatts. La máquina, al indicarle al experi-
dos grandes dtculos «llenos,. y las dos form1s m&s pcqucnas y vaeúts, cruun mentador qué fuetorcs cu,ntitativos corrcspooclen a la familia de la solución
y entorpecen esas dos columnas. Los varios rasgos esrrucrurBles no consÚ• y cuálcs son, puede sugcritle la idea de que los criterios topológicos proveen
tuyeo un todo uni6cndo, estable y comprensible. De pronto, sin embargo, la respucsta; pero la cspccie de máquina con que hoy conwnos no puede
la simple disposición rectangular de las cuatr0 figuras más pcqucnas puede comportarse topológicnmcntc. La topología fue dcscubicrta por -y depende
sorprendes al observador. dos círculos iguales en L, parte superior, y dos cua- de-- los poderes pen:cptuales del cerebro, y no del cilculo y la medición.
drados igWllcs en In parte inferior. Tan promo como este grupo se convierte lnvcrsamcme, s:i el hombr~ la. provee de los criterios necesarios, lit máquina
en el tema dominante o en el esqueleto estructural del todo, el ~o -los dos puede su.ministrar también los dotos cuantitativos que indican la presencia o
clrculos grandes- se une a la configuración básica como un embellecimiento ausencia de una condición topológica. Le puede comunicar al cxperimemador
secundario y diagonal. Se ha establecido Wll jerarquía estructural. Ahora la que codos los puntos que forman un arco paráculac se encuentran entre los
doble figura es cstablc, observable, comprensible y, por tanto, puede ser com- puntos situados en una supedicie limitada por otro arco de puntos. Sobre la
parada con otras 6gun,s. Un primer a<:to de la operación de resolución del base de esta infoanación el experimentador puede infcru que el primer arco
problema ha tenido lugar. se encuentra dentro del segundo, y Is t.o rpcu de la información cuantitativa
Si el observador se vuelve a la Figura e, su visión de esta nueva con6gu• necesaria para suminis= los datos para la simple conclusión topológica
ación se determina desde el comienzo por su experiencia con a y b. Percibida C.'Jllica por qué la progra111>1ción de esta tarea resulta tan ardua .
desde el punto de vista de a, e revelo una estructura vertical similar, que se El programador debe proporcionar las dimensiones topológicas de interior
distingue de a principalmente por un contraste secundario de formas. La se- y cxtttior, n,riba y llbajo, derecha e izquierdt, etcétera, y es él quien debe
mejeou de fomüia es grande, In relación surge fácilmente. Pero si e se une elaborar los cáterios· cuantitarivos, no ropo)ógicos, para su presencia o a.usen•
ahora a d,, la semejanza resulta e.~ccsiva, la simetrla demasiado completa. cia. Es él quien ticoe que decidir eo primer lugar que para la solución son
Por el coniratio, u11J1 comporación con d, oftccc demasiado pocn semejllD2ll. necesarios cciteáos topológicos, y para saber esto, ruvo que aprender cómo
La pareja correcta, d,, se reconoce inmediatamente como el cunno elemento se solucionan cstas tareas antes de someterlas a la máquina. Sin cstar predis-
faltantc de la analogía si Ja relación entre • y b hubiera sido aptada antes puesto de antemano por su propia condición humana, no hubiera tenido
correctamente. modo de excluir la posibilidad de que la arutlogia se basara en criterios pura-
Este caso de solución de problemas perccpruales tiene todos los aspectos mente cuantitativos. La analogía podría basarse, por ejemplo, en el número
del genuino pensamicoto: el dcsaHo, la confusión productiva, los caminos de puntos idénácamcote situados en lós pares de con6gur-acioncs. En ese
prometedores, las soluciones parciales, las contradicciones pcnucbadoras, la CllSO, ningún ojo humano poclrla resolver el problema, mieorras que la compu-
repentina aparición de una solución estable cuya adecuación cs de por sl tadora lo hllt:Ía con facilidad.
evidente, los cambios csrructuralcs producidos por las situacioncs totales Al decidir que la tarea era topológica, el experimentador babfa dado el
cambiruues, 1-a semejanza que se dcscubr~ t!Dtrc coo6guracioocs diferentes. paso intelectual decisivo para la solución antes que se requiriera el coocurso
Se uua, basra cierto punto, de una experiencia regocijante, digna de una de la computadora. De este modo, evit6 que la mó.quina pasara revista a un

88 89
número inñnito de relaciones no pertinentes, como habría tenido que bacu es consltUir y predecir una organización particular de una configuración de
de haber funcionado autónomamente, y esto es justamente lo que tendría que csúmulos y otra muy distinta obtenerla por medio del principio sobre el
mcct5e .; se t0'11Jll'll en serio su competencia con el cetcbro. Confrontada con que se baso la captación percepmal. Si el método de Hocbbcrg es válido,
la tatca secundaria de averiguar qué relaciones se aplican • las configutaciooes puede resulw sumamente útil como indicador cuantitativo de la simpli•
que se investigan, hace su ttabajo de maneta puramente mcáoia. Considera cidad esttuctural, del mismo modo que la extensión o contracción de una
todos los criterios para la unión de las configW11Ciones dacw y halla la tes- columna de mctcurio hace posible la medición de la intensidad del Clllor.
puesta cotreeta de modo más seguro y quizá mis velozmente que el cetcbro Pero la columna de mercurio nado dice sobre la naturaleza del calor, y el
humano, peto sin la menor hudla de inteligencia. l.a e6Cácia práctica de número de líneas y ángulos nada dice tampoco sobre la estructt1ra visual que
las computaciones realizadas a velocidad clccttónica tiende a hacet que el coostiruyco. La fórmula analítica de una figura gcoméuica, de un circulo
obscrwdor olvide la inferioridad intelectual del procedimiento empleado. por ejemp.lo, da la ubicación de todos los pomos que constituyen el circulo.
El cerebro se encontrarla en la misma situación precaria si no pudiera No describe su cankter pankulu, su simettla ccoual, su curvanna rlgida,
depender de la percepción. Sólo la percepción puede resolver los problemas etdtcra.
organizativos mediante una interaa:ión su6cien1croco1e Ubre cnttt todas las Pero lo que hace posible el pensamiento productivo es precisamente esta
fuerzas de campo que constituyen las configuraciones en considctación. En captación del carácter de un fenómeno dado. Para empezar, recordemos
principio, por supuesto, el manejo de problemas organizativos por medio de por qué se utilizan analoglas en los tests de intcligcoeí1. La persona que
p.roeesos de campo no es aa:csible • les máquinas. Pocos cientlfiros crtcn pueda aptAr una similitud básica en los clcrocotos que compara es la que me-
todavía que los mecanismos orgánicos poseen características Eísicas que no jo.r logra encontrar las analogías. Es apaz de abstracciones pcttincntcs cuando
puedan reproducirse evcnrualmemc por medio de aparatos de fabricación tiene delante de si coo6guracioocs visuales, y los pro(csiooales que adminis-
humana. Si algún día la réplica se construye, puede suponerse que lo má- a:an los tcsu de inteligencia asumen que CSbl habilidad es carac1crlstica de
quina despliegue la especie de inteligencia que se cncuentra en el comporta· rodo su pensamiento. El modo en que percibe tcvcla su inteligencia_
miento pcra:prual del hombre y el animal. Esto, más que rcíu1atlo, coofu-
maría mi argumento,
Pu.cdc que alguien esté díspllCSlo • conceder que la diferencia que intcnré
describir exista, pero puede también que no esté convencido de su impor-
tancia: «Despuá de todo, los problemas pueden resolverse por cualquiera
de los dos procedimientos, y usted admite que la máquina puede actt1ar con
mayor seguridad y rapidez,.. Ese observador puede también señalar que la
pen,epción, después de todo, se baSJI también en el proccsamienro de ele-
mentos y, adcrnis, que se hicieron intentos de reducir el _principio de simpli•
cidad, sobre el que se basa la organización pcrceprual, • un método cuanti-
tativo. Julian E. Hochbcrg, por ejemplo, señaló que la versión csttucrural-
mcntc mis simple de Wlll configuración perceptual es la que puede describirse
o construirse ron un mínimo de in.formación. Dio ejemplos para lllOSU'll que
CWlOtO menor es el .número de ángulos, segmentos. puntos de intersección,
etcércra, que cooStituyen la figura, más limpie es la organización perceproal.
Supongamos que con algún refinamiento de las categorl•s de puntaje, el mé-
todo en verdad diera buenos resultodos. En ese caso, una computadora seria
capu de clasüi<,M la estructura cualitativa de una configuración mcoiantc
criterios cuantitativos. Sin embargo, Hocbbcrg tuvo el buen cuidado de des-
cribir el resultado de su procedimiento como un mcoo .Indice cuantitativo•,
un conjunto de •paralelos» a los pcincipios de la nrganiZ11ci6n visual. No
pretendió haber descubierto cómo se pctcibc la Corroa. De hecho, una cosa

90 91
:;. EL PASADO EN EL PRESENTE

Hasta aquí, el pensamiento visual se analiz6 solamente respecto de la


percepción directa. Aun dentro de este domiruo limitado, las opcr•ciones
cognoscitivas resulraron notablemente ricas. Sin embargo, la _percepción no
puede limitarse a lo que los ojos registran del mundo exterior. Un acto pcr-
ceprual no se da nunca aislado; es sólo la fase miis reciente de una corriente
de innumerables actos similares, se ha llevado • cabo en el pasado y pervive en
la memoria. De modo semejante, las experiencias del presente, almacenadas
y amalgamadas con el producto del pasado, prccondicioruan lo, pcrccptos del
fuwro. Por lllnto, la percepción en el más amplio Séntido debe incluir la ima-
gine.da mental y so relación con la observación sensorial dirccra.
El efecto que tiene sobre la percepción la experiencia pasada ha mere-
cido abuodantc atcoci6o por parte de los psicólogos. De hed,o, todos los que
no cslllbao dispuestos a atribuirle a la percepción directa misma la elabo-
ración del m•te.rial sensorial, tendieron • atribuir esra imponantc función al
pasado. Se afirma que el observador aplica sencillamente al prescnre lo que
aprendió accrca de las cosas del pasado; o, según se enunció el argumento
algunas veces, vemos las cosas como las vemos debido al aspecto que espe-
ramos que tengan. Me referí ames al becho de que este enfoque unilateral
conduce a una infinita regresión y nunca llega a plantear realmente la cues-
tión de cómo sc organizaron los pcrcepcos originalmente.
La influencia de la mcrnoña sobre la pcrccpci6o del presente es en verdad
podcrou. Pero ninguna forma adquirida en el pasado puede aplicarse a lo que
se ve en el prcsenre a no ser que el pcccepro tenga una forma de por sí.
No se puede identificar un pcrcepro a no ser que posea un• identidad propia.
La necesidad de insisúr sobre este punto puede verse, por ejemplo, en un
uabajo de Jerome S. Bruner, que se aproxims a la posición asumid• en esrc
libro cuando afirma que •toda experiencia visusl es necesariamente el pro-
ducto final de un proceso de catcgoriiaci6n•. Sin embargo, si se analiza este
trabajo más de c:c:rca, se descubre que. de acuerdo con Bruncr, cs1:.1. ancgo-
cizsci6n se limita a poocc los pcrcepros del presente dcnuo de escondrijos
construidos en el pasado. Aunque admite que «cierras unidades o identidades

93
pnnuuvas en la percepción deben ser innaras o autóctonos y no apren-
didas", no concibe estas categor!as no aprendidas funcionando dentro de
la pcrcepci6n dirceta misma. Pero, ¿cómo pu.de la aponaci6n perccprual del
pre$enre añadirse a las categorías del pasado a no ser que, para empezar, él
mismo posea forma caregorial? Bnmu presenta el tipo de enfoque que tiene
en men1.e Wolfgang Mctzgá cuando éste dice que lo psicólogos a menudo
tienen que enfrentarse al problema de la organización pcrceprual «por pti,
mera vez a nivel del pi$O siguien1c en altura•, esto es, demasUldo iarde. Toda
manipulaci6n secundaria del m8lerial pcrceprual presupone la elaboración
primonlial de ese material en la perttpción directa misma.

Las fue,us q11e actúan sobre lo memoria

Si un percepto constiruye una forma categorial más que un registro fiel-


mente mecánico de un esúmulo particular, su huella en la memoria debe ser
igualmente genmca. Es improbable que esta forma permanezca inalterada.
C... fu=s inbc:renrcs a la forma misma y las que presionan oobre ella desde
el campo de huellas circundanrc lucbar.ín por modi6cadll en dos direcciones
opucsus. Por um parte se dad una tendencia hacia la estructura más simple,
o una reducción de la tensión. La ronfiguraci6n de la huell• eliminar.! deta·
Ucs y _rcfuwnicn10S, y la simetría y la rcgubiridad aumentarán. &u rcduc•
ción de la huella a una figura más simple se contNtrcsta por la tcndcoci1 a
prcsc,var y, en vudad, a agudizar los rasgos distio1ivos de la configuración.
Ci,erras experiencias indican que cuando a los observadores se les mucsu,,
um figura con la consigna de retenerla en la memoria con tan"' fidelidad
como les sea posible «porque se pondr, a prueba su mcmoriu, se csfuenan
por preservar las carac1erísticas de L, figura. En tales c:ircw,stanciss, los obscr•
,,.dores rccordmn por ejemplo que un circulo tiene un hueco pequeño, que,
de otrO modo, se habrfo olvidado o ni siquiua se lubrla percibido activamente.
Las camc,cristicas distintivas se preservan también y se exageran cuando
despiertan reacciones de deslumbramiemo, maravilla, desprecio, diversión,
admiración, etcétera. Las cosas se rttuerdan mú gnmclcs, más veloces, más
feas, más dolorosas de lo que en realidad son.
Ambas tendencias actuantn en la elaboración de c,ula huella sobre la
memoria, llevándola • una mayor simplicidad y, al mismo tiempo, preserván-
dola y agudizando sus caracteres distintivos hasta el punto que conviene por
alguna causa. Las dos pueden operar en cualquier razón de intensidad. A veces
urui de ellas prevalccuf claramcotc, pero no ruiy motivo alguno paro esperar
que en cada caso UD1I huella mostrará una modificación neta en una sola de
estas direcciones, romo se ha supuesto con frecuend1.t en los escritos psico-
lógicos. Ln Figuro 12 ttproducc una muestra al azar de los dibujos que hi-

94 95
cieron esrudiantes universiraóos • los- que se les pidió que dibujaron d conti- de una persona difícilmente pueda considerrusc, una totalidad imegrada, con•
nente a.me.rica.no de rnemoriii. Una fuerte ttodcncio a alinear las dos mas-as tiene amalgamas organizadas de pequeño o gran alCllD.cc, familw de conceptos
de tierra mds simétrica y simplemente • lo largo de un eje venic,tl común ligados por la scmejanu, asociaciones de rocb clase, contextos geográficos
es contrarrestada mds o menos norablememe por una 6el observación y reten• e históricos que crean c,cenarios espaciales y secuencias de üempo. Innume-
ción y por uno respuesta activa • la bastante violenta desviación hacia el este rables operaciones del pensamienro han formado estas pttutas de formas y
que distingue la posición que ocupa grogriiliC11IDente América del Sur en siguen formándolas.
el mapa.
En ln.s arte, visuales puede bitllarse un paralelismo de l•s dos tendencias
omagónicas que se dan en In percepción y la memoria. En cierta medida es sin Conlrib11ci611 de perctptos
duda su manifestación. La tendencia • la «bellezao en el sentido cl:ísico dd
tfonino, jus1ifica la forma simplificada y la reducción de la tensión en las Las imágenes de 1~ memoria sirven JY.lnl identi601r. interpretar y coaui•
relaciones de la composición. Las inclinaciones: cxpres:ionistas, por omt p:trte, • huir • la percepción. No bity límite claro que separe una imagen puramente
llevan a b distorsión y a la aha iensión creadas por b discordia, el muruo percepru.nJ -si e.xiste tal cosa- de una imagen que comp1c1e la memoria o
en1orpccimien10, la diminación del orden m:ís simple, etcétera. Estas formas oo sea percibid,, en obsoluto, sino formllda enteramente por residuos de la
esrilisticas se determinan en parte por el rema, en parte por el propósito de memoria. Por c.anro, puede resullí.lr útil dar nquí primero unos pocos ejem-
la nep=tación pictórica, pero también pot L, perspectiva y la· nctirud ge- plos en los que un estimulo incompleto es completado perceprualmeruc sin
neral del anista o el período. Y ,ambién en es,e caso, la distancia entre las ninguno necesidad de recurrir a la memoria, esto es, a l.11 cxperiencio p:auda.
manifesraciones más extttmas de las tendencias clasicisu y expresionista se Un lápiz colocado de man<:ra tal que $U proycmón sobre lo retina cruce el
llena con obras que exhiben rodos los matices de In razón variable entre punto ciego del ojo, paneceró ininterrumpido. De modo semejante, cunado
las dos. una lesión cerebral coccguccc cienos áreas dd campo visual (hemionopsin)
Aunque las tendencias a la ni\'elación y el agudizamiento son aOl'agó- de una persono, un cín:ulo, 11 medios oculto por el :írea ciega, parecera com-
nieas, aerúan jumas. Cluilican e intensifican d concepto vi;ual. Estilizan y pleto, y lo mismo ocun:iol coa un dmtlo iocomplet0 exhibido durante uno
caracterizan la imagen en L, memoria. El hecho de que ninguna huella queda fracción de segundo o con un• J.,. deficiente. Estos son ejemplos de lo que
librada a sus propios recursos, fortalece, pero también entorpece, este proceso. Micbone llamó «complcmcotos modales10, porque los hueros del percepto
Cada una do ellas es susceptible de padecer la continoo influencia de omis concreto se llenan. Es probable que la cnusa de consumaciones de esta especie
huellas. Así pues, las experiencw repctid:u con d mismo objeto fisico pro- s~ la tendencia n l:t cstrucrum simple. inherence al proceso perceptu:t1 mismo.
ducen nuevas huellas que no nefuemin simplemenn, las ya existentes, sino Igualmente de naturaleza pcrceptnol son mucllOS casos en los que los
guc las som<1en • una infinita modi6cnci6o, de 1a misma manera que un observndores afirm:an que el complemen10 «est.á realmente• presente aunque
artisro puede cambiar una obra durante años mientras la conserve en su se vea «ocuho». Micbone investigó el llamado efecto de túnel. El curso de
estudio. La imagen que tenemos de una persona particubr es la quintaesen- un tren se experimen!ll percep1ualmemc ininterrumpido cuando el tren atra-
cia de muchos aspectos y situaciones que la agudi,.an, la amplifican y la alte• viesa un túnel poco extenso. Se puede producir experimentalmente el efecto
am. Las huellas que se asemejan entre sl se pondrán en contacto y se for1n- aun sobre una superficie plana, por ejemplo, mo"iendo un pumo o una b=•
lecerán, se debilitarán o se necmpLwui1o entre ti. Para decido en términos hacia un obstáculo derr:ís del cual parece desapareccr, sólo p•ra «emerger•
de Kurt Lewin: ln memoria es un medio mucho más fluido que la percepción ol otro extremo un momento irnls tnrde. Ea condiciones favorables, los obser-
' porque está m~s alejadn de las comparaciones con lo nealidad. \1odores «ven» que cl obje10 móvil sigue su curso ctriás• cl obstáruJo aunque:
El resultado es un almacén de conceptos visuales, algunos oeros y sim- objclivamcmc no existe C!SC •tras•. E1 percepto se experimenta completo,
ples, otros vagos e intangibles, que abarcan la totalidad del objeto o evocan hasta tal pun10 que los observadores • menudo oo están dispuestos a creer
sólo fragmentos del mismo. Las imágenes de algunas =• son rígidamente que en el hecho físico concreto oo existe ul continuidad de movimiento.
La consumaci6a del perccp10 sigue inalterada aun ruando el observador es1é
esté'n:oÜp.adu, otras tienen riC"a variación y de otras, en fin, podemos poseer
varias imágenes que se res.islen 11 fundirse en una concc:pción unitaria., por enterado de la siruación física. El psicólogo debe suponer que la coherencia
ejemplo, el aspc<:tO &ontal y de perfil de cienos individuos. Todo clase de en el espacio y el tiempo de los dos mo,•imicntos -el anterior y el poSterior
conexiones vinculo estas imágenes. Aunque el contenido total de la memoria al obs16culo- es tal, que complclll en nealidad la impronta del mo,,imicn10

96 97
a algún nivel fuiol6gko. La secuencia de estímulos es intccrwnpida, pero no parcelas y captará ciertas secciones, pero DO la tolllidad. Después de supe-
el proceso cerebral que produce. radas estas limitaciones ve la obra como una verdadera unidad pcrccp1Ual,
ESto debe sa nsf también en los muchos c,aos de inducción pe,ecptual que es más que la combinación de las partes originalmente percibidas.
en los que bs limitaciones del esúmulo se ven clsramcntc y, sin cmb:,rgo, el El resultado de la situación del túnel es muy difcre,,1e cuando el comple-
pcrcepro se complc111 bajo el control de esta cstimulaci6n limitada. Al mir•r mento es sólo un efecto del conocimiento que tiene el observador de lo que
el esqueleto de un cubo uno es perfectamente consciente de que físicamente el es, o puede suponerse que sea, d estado flsico de las cosas. Veo por ejemplo
cubo no ricnc auns y, sin embargo, uno las percibe igualmente como super- cómo una vieja señora que lleva de paseo a su perro desapam,e detrás de
ficies tranSparcrncs e inmateriales que limitan el cubo. (Michonc observa que una casa que oculto parte de su camino. Aunque puedo suponer que contiOÚll
cuando un cubo de alambre gin, su vacío inrcrior se ve rorar junto con t!L) su man:ba, la cpicrdo~ tnientraS eslll iras la casa. Cuando vuelve a aparcccr
La cualidod incorpórea de las C1ltaS es el resultado de un compromiso que comienza un nuevo pcrccpto. aun cwmdo mi conodmie:mo me diga: «¡Ahora
resuelve uns paradoja: se los ve físicamcnu! auscmes y, no obstante, pe:r• esuí .Oíl». De modo semejante, en la experiencia del túnel, el objeto móvil
ccprualmcote presentes. El dibujo de un contorno tiene éxito porque el efecto se desvanece y es luego reactivado despu6 de UD _intervalo ruando d túnel
de consumación llena de sust.ancia su interior. o el intervalo de tiempo son ""~vamen1e extensos. En otras palabras, la
Podemos vacilu en admitir que la unidad de Jas dos parcclas de movi- consumación de lo incompl<to, una de las conquistas fundomcn1ales de la con-
miento visible en In experiencia de un túnel pueda ser un logro pc,ccptual • dueta inteligente, es puramente perceptual cuando la cstrucmra del contexto
genuino. ¿No mostró Piaget que cuando un niño ve desaparecer a una per- es lo bastante fuerte como para que determine la naturaleza de la porción
sona tras un• pantalla, sigue mirando el Jugar de desaparición y se muestra 11userne.
claramente sorprendido cuaodo la pe.rsona sucgc al otro lado? ¿No indica El efecto no se impone tonto cuando • vernos- la pane posterior OOll1ll
este que la percepción suministra sólo !ns piezas visíbles y que la imegmci6n de un obje10, completada de acuettlo con la forma de la parte visible. La con-
inteligente de ambas constituye un> elaboración secundaria llevada a cabo a dnuaci6n más alLi de los limhcs de lo visible es genuinamente pcrccptual,
niveles •más elevados- sobre la bue de la experiencia prolongada? Es muy pero la verdadera namraleza de la parte continuada resulta vaga. Por ejem-
posible que el efecto del túnel requiera tiempo para desarrollarse, aunque Jo plo, la forma de una pelota , por su visible •incompleti1ud•, nos permite ver
dispuesto particularmcore por Piagct no sañsfoce ncccsariamCDrc las condi- el volumen como continuado, mientras que el color no erige tal consuma•
ciOOC$ de las cuales el fenómeno depende incluso tn d caso de los :idultos. ción, sino que meramente se prcsi,a a ella_ Cuando la vut• de UD il1sco o
Pero ese desarrollo gradual no impide que el resultado final coostiruyn un un nn&ngulo qued4 parcislmcn1e oculta, la esuucrura de la porción vuible
verdadero pertep10. El efecto del túnel, como tantos otIOS en los fenó- a menudo no es lo suficien1emcote intensa como para que realmente se pueda
menos percepruales, presupone que la situación de csúmulo se considere percibir el resto de la figura. La continuidad como i,al no hay duda de gue se
como un iodo, y es este modo de mirada exhaustiva el que, CD muchos casos, impone, y también es cierto que nos sorprenderla ver surgir algo de detrás
se desarrolla • trnvés de la extensión gradual de un• perspectiva original- del obstáculo que no fuera el resto del disco o el rectángulo. Pero la vercla-
mente limitada. Las unidades del campo perccptual que son lo suficien- dera visualiución es bas1ame débil y se vuelve c,,da vez más d&il cuanto
remente autoconáncntes se ven en un principio por s.i mismas, y s6lo cunndo menos se determina la porción oculta por el carácter de lo que vemos. La ca-
el alamcc del examen se ha •mpliado suficientemente, se integran! el iodo beza y el tronco de una persona que mira por encima de una pared se ven
cspontáneamcn1e en Is percepción. Esto sucede en la dimensión del csp,cio, incompletas y como si continuaran por detrás de la pared; pero el torso y
pero también sucede CD la del tiempo. El movimiento autocontinco1e antes las piernas ocultos no son directamente consumaciones pcrccpruales de las
del obsliculo se va integrando gradualmente con el movimiento _posrcrior, des- partes visibles. Nos las sutninisiran las e,cpcricncias viswiles del pasado y,
pués de quedar atnls el obsticulo, hasta que los dos forman un acomc- por tamo. se imponen mucho menos.
cimien10 percepmal ininterrumpido. Michotte Dama . .modales» los complemCD1os cuando no son lo sufi.
Lo que se adquiere CD es1e caso a rravés del dcsatrollo mental oo es la cicmcmcnLe intensos como para rce.mp)azar las porciones ausentes de manera
capacidad de conectllJ' pen:cp1os mediante algun. operación secundaria, sino tal que la 6gura aparente que nada estuviera oculto o faltara. Los pocos
la amdid6n que le permite a la percepción ir ejerciendo más su inteligcocin ejemplos ofrecidos mnesttan que los complementos amodalcs tiCDcn tod.os los
nanmil. La diferencia le scri cvidCDre o todo aquel que tenga experiencia en gudos de intensidad, desde el efecto de túnel en el que, en condiciones
el dominio del arte. Un principiante verá su propis obra o la de otros por ópdmas, fa porción oru!IJI se define con toda convicción, hasta casos de

98 99
consumación que dependen en grado sumo de lo que se h• percibido en cl I• retina. L:, superficie de las cosas no detiene • la mente. O bien son vistas
posado. Aunque estos úlúmos efectos sean perccprualmente débiles, consti• como continentes o su interior nparcc.e simplemente como uo:n continuación
ruycn no obs-uuuc un enr:iquecimicnto cxuemlld:uncote vslíoso de la upe. bomog~ca del exterior. Sólo en condiciones especiales se experimenta el
ricncia visuaL Nos interesan aqaí porque muestran el entttcruzamicato de cx~or como un obstáculo que impide la libenad de penemición, por ejem-
datos del presente con dOlos del pasodo, tan tlpico de todo genuino pen- plo, cuaodo una cobertura entorpece el cooocimiento de lo que deseamos
S:tmienr:o. sabe, o cuando se muestra como un impedimento parn algo que intenta salir
del interior. En un caso de esquimfttoia publirndo por Morgucrite Sechchayc,
la paciente sintió el primer síntoma de extrnñomiemo anormal • la edad de
Visi611 dtl inlerior cinco años, cuando escuchó los eoces de unos escolares que ensayaban uno
rnnci6n ol pasar jumo •I edilicio de una escuela. «Me pa.r«ió que yu no
Gnio parte de lo que se S3be de la pane intetiot oculta de las cosas se reconocí• la escuela, se había ,•ueho tao grande como un cuartel: los niños
pt<senl3 como un nspecro g,,nuino de su ap:,riencin exterior. Vro la cobertuni que cnntaoo.o eran prisioneros. estaban obligados • cantar. Ent como si la
de mi míquioa de escribir como si la cooruvicn; veo vacía la \Wija peruana escuela y la canción de los niños hubieron quedado apartados del resto del
sobre el estante. Este conocimiento es enteromemc visual. Las adquisiciones mundo.»
visu,les del pasado se alojan en los lugares apropiados de mi campo perccprua]
presente y lo completan con toda adecuación. No sólo se sabe que la JDJÍ•
quina de escribir está bajo la cobcrtuni, sino que se la ve alll; se L, ve, de Hueeos msibles
hccbo. en la posición apropiada que delioc la orientación espacial de la
cobcnuro. (Algunas ve= la opniencia externa nos hace ver los objetos ocul- El conocimiento visual es también rcspoos•ble de los muchos ejemplos
tos en una posición que, según sabemos, puede estar cmtda; por ejemplo, en los cuales la ausencia de algo funciono como un componente activo de un
trU los púpados temidos los ojos parcceo apuntar hacia abajo cuando en pcrccpto. James Lord cuenta uno reocción que rnvo el artista ~rto Gi••
realidad apuntan hacia addamc.) Ln intcligcncia de estos complementos pcr- comeui:
ceptualcs se hace particularmente evidente cuando se rccuetda que no todo
lo que un observador sabe se conviene 11ucomácicameate en parte de su ca,n. Comcmó a pincar una vez más, pero despuh de unos poros minulos
po visual. La coosumaci6o es selectiva. Un hombre puede ver el o,erpq de se volvió lucia doodc h::ibfo cs111do el busto~ oonXl si fut:m a ccamino.rlo
cierm mujer como un cuupo femenino cubicno de ropa, mientras que la de nuc-.'0, y exclamó: c¡Oh, ba dcsapom:ido! Peosc que CSUtb3 1llli todnvla,
6gura de su madre puede estar dctetmin•da para él sólo por su forma ves- pero ha dcsap3rttido•. Aunque le recordé que Diego se lo habla llC\'ldo,
tida en-cma. En el anifoane de un conductor de ucoes no se ve, oculto. dijo: «Sí, pero pensé que cst2b3 alll tod:wía. Miré y de prooto vi el vacío.
desnudo imsculino alguno, y sólo en condiciones especiales parecerá la caben VJ el \'ado. Es- b primera -vez. to mi ,•ida que- r:sl cou .me sucede•.
de una joven como U. cobcnura superliciru de un cnlnco, que, • su vez,
cncictC1 los se.sos que cnooccmos por la c:xpcriencia adquirida en una 01mi- Ver el V11CÍ0 sig¡,ilic,, situar en un perccpto algo que le pertenece pero
ceña o en un libro de anatomía. La Ven11$ de Milo no tiene intesrinos, y d que ená ausente, y ndvcnir su ausencia romo Utlll propiedad del preseme.
rcl&oo puede no ronreocr visualmcotc los alambres y la 01mpanilla que ~ Un lugar donde se desarrolló uno vivn actividad o donde se suponía que ,al
que eatán en él. De hecho, muchos objetos de utilidad práctic, están diseñados actividad debía haberse desarrollado resulta extrañamente silencioso e fooni•
de modo que no sugici:an tccnologfu intelllll •lguna. Resultan más at111Ctivos mado; d vacío puede aparecer preñndo de acomcci,nientos. La paciente de
ruando su a¡,aricncio no apunta a mecanismos físicos. En tales condiciones, Sechehayc cuenta: «En el infinito silencio y la tensa inmovilidad, tuve la impre•
d exterior pcm,prual no evoca el interior. romo la parte ontcrior de una sión de que oigo terrible que cstabo por sucedet imcrrumpiría la quietud,
pelota evoca la posterior; meramente es asequible. Participar& de la obra nlgo espantoso, obrumodon.
,~sual sólo si le resulta pertinente al observador. Lns contribuciones del p:is:,do al presente rara ,•.,. intentan o logt:110
Dado la oaturoleza visual de tal conocimiento, no hay escisión entre lo alter.r en la realidad el mareriJt! cstimulnotc dado. Más bien utiliz,io lu aper•
que se sabe y lo que se ve. El interior encaja cómodamente con el exterior. turas que el materinl les ofrece. Un lugar vacío constituye una apertura scmc•
Esta conrinuidad extiende L, percepción mil$ allá de lo que aparece sobre jame. En el lenguaje de la psicología de la percepción, puede decirse que el

100 101
maruial estimulmte puede ,,,, percibido como la ~ de Wlll figura all5Ctl1e.
ú1e decto puede producirse cxpcrimaualmcme. Siegfricd Knicaucr: citll al ción implica también, en primer lu&ar y Eundaroentalmente, la formación de
un ronccp10 del objeto por clasificar. El objeto de elasifu:ación no es simple-
director cinematográ/ico C.rl Drcycr desalbiendo el estado anlmico que que.
ria obtener en sn película L, bru;a 11ampiro {Vampyr}: «Im1ginémooos sco- mente «la materia sensorial de la que csún hechos los pcrceptos•, romo lo
llarna Bruncr en el ensayo al que me rcfctí antes. La ~te ao puede otor-
111dos en un• habitación corrieot.e . De pronto se DOS dice que hay un cacLlvcr
garle formo a lo informe. Esto se hizo evidente, por ejemplo, en el desartollo
nas- la puerta. En un instante. el coarto donde nos cnronnamos se: altera
de las técnicas llamadas proyectivas de la psicología_ Podtía suponerse que
completamente: todo ha cobrado otro aspec:to; la luz, la atmósfera hao cam-
un material amorfo le darla a Ja mente un miximo de libenad para imponer
biado, aunque lísicamentc sean los mismas... Este es el efecto que quiero ob-
tener en mi pcllrula>. su propia concepción al uuu:erial sensorial Por el canuario, las respu°:'tas
ante una estimulacióo del todo carente de estructuro son pobres y gratuitas.
Resultan aqui pertinentes los muchos casos en los que un objeto est>l
Para lograr que la mente responda con actos de reconocimiento, es neces~a
visualmente dotado de aqudlo para lo cual será utilizado, El psiquiatra Van
una rica acumulaci6n de configuraciones ambiguas, pero claramente arncu-
den Berg describe el aspcc10 de unn botdla de vino que habla colooido en
lodas, como las dc las manchas de ánta del test de Rorscl,ach. El reconoci-
el suelo, junto al _hogar, p,ara templar su conienido en espera de la vi$ira
miento presupone la presencia de algo reconocible.
de un amigo. Cuando el amigo se va, el cuarto parece más silencioso, la bote-
Es cieno que la percepción y el reconocimient0 están inscpalllblcmente
lla abandonada. En un sentido mucho más amplio, todos los utensilios áenden
entremezclados. Y sin embargo, si se considera que h org,mización primaria
a iocluir en su ap,ariencia la preseJlcia invisible de lo que se necesita para
del esúmulo es demasiado elemental como p,ara merecer mucha atcocióo,
llevar a cabo su función. Un puente se percibe como algo sobre lo que se
uno se pierde el imponmte e interesante espectáculo ele la interacción entre
camina; un marállo, como algo p,ara asir y blandir. &ta extensión es algo
la estructura sugerida por la formaci6n de la configuración del esúmulo y los
mucho m,ls tangible que Jo que sería uru mera asocÚlci6n entre un objeto y
componentes puestos en juego por d conocimiento, la expectativa, lo~ deseos
su uso o la mera comprensión de la función del objeto. Se rntta de la mosu-
y los miedos del obscn'lldor. En algunos casos el CÍCCIO de la aetttud del
mación pcrceptual dircaa de un objeto que apar= incompleto en lllnto no
observador sobre el pcrcepto es mínimo. La visión del rojo y el verde de
se lo emplee. _E510 se hace eviden1e cuando mirarnos objetos semejantes
los señales de tnílico se determina casi enteramente pot la oaruralcza de los
exhibidos en un musco o una exposición de arte. Situados junto a las obras
csúmulos de color, aunque la respuesto ante ellos haya sido adquirida por
de arte, se consideran ahora sólo en cuanto a pura forma, y la ausencia de
aprendizaje. El cfcao es miximo en las alucinaciones, pues una poder~
su funci6n visible puede alterar su apariencia de manera sumamente cxtrañ•.
necesidad puede imponer una imagen de invención del obsuvador sobre la mos
Unas gafas, privadas de su conno1.11ci6n a causa de un• c.du1,ici6n semejante,
pobre condición objeriva. Cuaodo en la pcllcula ele Cmplin, L, quimua dd
se convierten en un fantasma ciego con aspecto de araña. Algunos artisw
oro el explorador hambriento ve a su rompañcro como un pollo enorme Y
modanos han logrado alienar lo familioc • base de, sencillamente, prescntat apetitoso, lll!da objetivo tiene co.mo estimulo salvo la bitsulll apariencia y el
utensilios de la vida cotidiana como si fueran objetos de comcmpleción.
paso vacilante del otro hombre envnel,o en su pesado abrigo de piel.
Uo pcrce_pro se clasi6c:,ui instantineamente sólo si se cumplen dos condi-
R.«onocimiento ciones. El percepto debe ddinir el objeto claramente y debe asemejarse sufi-
cientemente a la imagen conservada en la memoria de la ate.goda adecuada.
Cuando estas dos condiciones se cumplen, ver un autom6vil equivale a verlo
La imcracción más úál y más corriente entre la percepción y la mcmori•
como un automóvil. Sin embargo, a menudo hay bastame ambigüedad en el
se produce en el reconocimiento de las cosas que vemos. El conocimiento
estímulo como p,ara que el obsuvador cncucnue diferentes pautas formales
visual adquirido en el pasado no sólo contribuye • detectar la nawralcza
en él al buscar el modelo que mejor se adecue entre los que surgen de lo
de un objeto o una acción que aparece en el Clllllpo visual; le asigna además
almacenado en la memoria. Los conceptos formados con ayuda de la manoria
al objeto presente un lugar en el rur.ema de las cosas que coosútuyen nuestra
contribuyen a esui búsqueda, pues no son menos 8aáblcs que los pct·
visión total del mundo. De este modo, casi todo aao de percepción implica
ceptos. Bajo la presión de la necesidad de descubrir una ecuación adcruada
subordinar un fenómeno particular dado • algw, concept0 visual, operación
muy dpici del pensar. ( «Esto es un autom6vil» ), pueden examinarse varios aspectos de un ooncepro
semejante basra que se presente el apropiado. Los casos difíciles son ocasión
Como señalé ames, esta subordinación sólo puede tener lugar si la pcrce¡:,- de que la mente reama a ingeniosas acrobacias ron el objeto de adaptar
102
103
siruación del problema de este modo, Copérnico ruvo que librarse de las
•~bu ,siruauro.s e,urc sf. Sin embargo, los pcrccptos son lo butantc empe- sugestiones que le imponía la imagen astron6micn que se le ciaba direcounente.
~ o s como para_ 1tdmitir modi.ficaáon,s sólo dentro de la gama de ambi- Le fue 10mbién necesaria una notable imaginllci6n visual que le pamiti6 coo-
guedad,s que conacncn. Los psicólogos que estudian los mecanismos d e la cebir la ideu de que a la situación que ,,eia ¡,odia aplicársele un modelo de
•proycc:ción• no han pr,stado suficiente atención a este hecho. Han explorado apaócacia muy difercme. En los droodla" del dibujante humorista RO$er
lo gue se ve y por qu~ razón personal se ve lo que se ve pero poco dicen Price pueden hallarse ejemplos festivos de paradojas visuales ingeniosamente
acerca de las condiciones del . estimulo explotadas con est~ fin. Aunque en utilizadas. Constituyen un buco material de <Studio para todo explorador de
La.les netos pcrccprua1cs los unpuJsos soa sumamente objetivos esuín sin la percepción visual La Figura 14 muestra un droodle realizado, según espero,
e?'bargo limitados por un profundo respeto por lo que se prcse~u, 1101e los originalmente, por uno de mis alumnos. Lo acompaña la leyenda: «Aceiruoa
010s, salvo ca casos de comportamiento cxucmadamcntc anormal. que cae en una copa de cóctel o primer pl1100 de una muchacha en reducido
La$ hauña.s ci~á~ca.s ~ns~tcn a menudo en descubrir buenos ajusres
U'IIJ< de baño•.
~,os por la apar,cooa priman• de lo dado, y aplicabl,s sin embugo me-
d~anre una rccstruaUrtJcióa ingeniosa. Copémico logró v~ los intrincados
guos de las <Strcllas como simpl,s movimientos de ,stos cuerpos celcs1,s
alterados por un movimiento igualmente simple que ejecuta la base dcl
observador. La Figura U muestra en un diagrama esquomírico cómo el emí-
rico movimica10 de un planeta puede venc circular y coaúnuo cuando se
consident que también la base del observador rota. Para rccsrrucrurar la

Figura 14

William James utiliza el término pre¡,,:rupción para tal,s Cl$0S, ca los


que los conccp10s visual<S almacenados ayudan • reconocer configuraciones
pcrccptualcs insuúcien1emcote cxplícilllS. Pero Jom,s mucstm la tradicional
desconfuallZII de la sola pcrccpci6n ruando añade que das únicas cosas que
percibimos habirualmen1e son las que prepcrcibimos, y las únicas cosas
que prepcrcibimos son las que h110 recibido un rórulo, y esos rótulos se gra·
han en nuestra mente. Si perdemos nuestra reserva de rótulos, nos eorontra•
riamos io1clecrualmcn1e perdidos en mtdio del mundo•.
Es cierto que el conocimiento visual y lo correcta expectativa facilitan
la pcm,pcióo núentras que los conceptos visuales inadecu•do• la demoran o la
ORBITA DE LA TIERRA
• F,auro ambigwl que pu«lc 1C11Cr ,..,,._ intcrprct000'1ts, (T.)
Figuna u
105
104
impiden. James se rdicrc a ciertas experiencias llevadas a aibo ameriomiente nociones ocasionadas por ID perspectiva se ven como desviaciones de una
por Wuodc en les que se muesua que las reacciones de tiempo se abrevian o fotml1 normativa. Una figura puede verse ~iéo. inclinada Y rccorcidá_ de
se prolongan según se espere o no la aparición de UD escímulo en un momeoco .cuerdo con las dívcrsas posiciones que las aruculaaoncs del cuerpo pcrmnen
panicular de la secuencia en la que se inser111. Bruncr menciona trabajos re- y, sin embargo, reconocerse romo uoa serie de varia~oncs de la for".'a
cientes sobre d mistno cerna como tambi6i UD cswdio propio en d que una familiar. Hasta qu~ extremo seguirá un observador pan1eul~r estas desvia-
misma y sola figura podía leerse como un número o una letra, según su inser- ciones, dcpcode dd alcance de su experiencia visual, la atenoóo que le con-
ción en el medio. Un japonés lee sin cli6rultad ideogramas de impresión tan sagn, y su Aexibilidad ca el manejo de as ~armas. . _
pequeña, que un occidental aeecsita una lupa de aumenco para poder dc:sci- Pam lo que a las artes visuales eonacme, _la ps1cologla del rcconoa-
frulos, no porque los japoneses tengan una vista ms agudo, sino porque micnm debe poner de relieve dos pomos. En pnmcr lugar, lo que se reco-
conservan una reservo visual de los airactcres lamji. Pór razones similares noce en la vida cotidiana oo se acepta también necesuiameme en I• repre-
los observadores de pájaros, los cazadores, los marineros, los médicos o los sentación pictóri.a i. El reconocimiento pictórico obtiene sus indicios del más
microbiólogos parecen con &ccuencfa dotados dc podcrcs de visión sobrehu-
manos. Y el lego corriente de hoy no tiene cli6culmd en percibir figuras
humanas o animales en los CWJ.dros impresionistas que, hace ochenta años, no
panrian sino un conjuoco de manchas de oolor sin senado alguno.
El efecto del pasado sobre el prcscote se maniliesta todavía de manera
más marcada cuando uoo se cacuentra con un viejo conocido, por primera
vez después de varias ·décados, y ve su cnm súbitamcote adelgllZAr o auu-
garse 001110 el rctmt0 de Oocian Gray. u cara recordada se transforma an1e
los ojos de uno en la que se percibe en el momento. O considérese la expe-
ñencia de ver a cierta distancio una persona en la que se r«onatt a aJgún
oonocido. La 6¡um familiar se muestra misceciosamente deformoda: un ro-
rioso modo de arrastrar los pies al andar o una inclinación perturbante en el
pone; basta que se descubre que la persona no es el amigo, sino un extraño:
en ese momemo los pasos ami,uados o la indinad6n desaparecen porque
i. base de rcfcrcocia de la memoria a parúr de la cual se produce la desvia-
ción ya no existe. Lo que parcela anormal en el amigo se ha convenido en el
paso o el porte normal de un extraño.
Debe tenerse en cuenta que el efecto de tales imigcocs cprcpero1,idas•
no sólo depende de cuán irccuemcmcocc se hao encontrado sus procotipos en
el pasado, sino tambiái, en grado sumo, de lo que la naturalcza del comcxt0
dodo pare« exigir. Lo que uno espera ver depende eoosidcnblcmente de que
se,, «lo propio» de ese lugar particulor.
La percepción de los objecos familiares, pues, se relaciona de modo iose-
perable con les imágenes normac:ivas que el observador conserva en su mente.
Por ejemplo, existe. una imagen normativa de In figur1 humana, silmttica,
erguida, &ontal, romo lo que se rcOcja en los dibujos Jnfanóles y ottas
etapas 1empraoas de la concepción picrócica. Que una 6gueo parc:icul.r descu-
bierta en la vida cotidiana o en un cuadro se tccoDOZOI y se acq,rc romo
humana o no, depende de que el observador la vea derivada de su figura
normativo o no. Puede reconocer el marro hum•no en una pintura desde va- Figun, 1,. - Georga Scunu, Domingo en lo is/11 ~ ú Grundt J1111e (1884-86).
rios aspectos, como en la pcr<cpción de los objetos u:idímcnsionales las va- Dcallc. Cortcsla el<: Tbc An lnsútutc de O,ia,go.
106 l07
limitado conjunto de variaciones admisibles en un estilo particular de repre- 6. LAS .IMAGENES DEL PENSAMIENTO
sentación, mós que del superior conjunto de oxperiencias asequibles para el
mismo observador en su traro roo el mundo físico. En segundo lugar, se
debe distinguir entre un pe~pto que puede meramente comprer.dqu como
una versión de una imagen normotivo particular y un perccpto que puede
verse como tal. Así, cuando el díbujanre humorista Roger Price Uama a una
recta negra «vista lateral de una postal picaresca francesa•, explou, la falta
de continuidad visual entre la configuración que se ve y la con6guración a la
qu<: se alude. La recta de por si no puede verse como una desviación de una
figura rccmngular; sólo puede asociársela con ella a pa"ir de una experiencia
visual an1.erior de Io que se corresponde. La imag_en constimye un buen chiste
prccisamcrue porque resulto ran ine6caz. En general, los arriscas se apoyan Se puede decir mucho sobre la relación que mantiene la memoria con la
en versiones de objetos que pueden relacionarse con las oormas que los rigen ~pcióo sin enfrentarse al perturbador problema de qué es realmente IJ
en la ~pcióa inmediata. Sin crabargo. la tolerancia de la reprcsenu,ción memoria. Decimos que alguien que visita el zoológico. ni acercarse a lo jaula
paradójica varía con los diversos estilos, y nlgunos consideraa un v"1or posi- del elefante, compara la apariencia del animal con su propio concepto vi,
ti,•o b discrepancia entre lo que se ve y aquello o lo que se alude. Por ejem- sunl de elefante y, de ese modo, idcnú6aa lo que ve. He tratado ya roo cierta
plo, lo fumosa niñera senmda de I.,, Grande }ali< de Seur.,1 ofrece la ator- extensión la oacumlezo del pcrcepro que se deriva del objcro físico, poniendo
mentada ,1si6a de una persona porque esm pcrspceúva posterior no se en porúcalar de relieve que no es un registro mcdnico, sino la captación
vincala mediante continuidad alguna con la pcrsp«tiva frontal, más carac- activa de los msgos csuucturales. ¿Cómo se constituye coronces su contn-
terístico (Fig. 15 ). Además, la perspectivo escogida por Seuriu tiene un c,iráe- panc en la memoria? ¿Se trata de uno imagen interna de alguna especie que
rcr propio altamente estructurado y, por tanto, ronttaclice el objeto a que capadu, a una pc1$0na pora contemplar con los ojos cerrados la huella de UD
alude casi con ton<o violencia como la recta de Pricc. O cuando Anclrca Man- elefante o de algo que se asemeja a un elefaore? •
tcgna limi13 su presenu,ción del cad,h-er de Holofernes a la planta de un pie En tanto uno estudie las relodoncs entre los residuos en lo mcrnona y
desnudo que asomo por la •penurn neg.m de la tiendn del general, utiliza ann la percepción directa, se puede concentrar en el cícero ejercido sobre el per·
pequeña parre pam representar uo todo que sólo la experiencia puede cepto y demomr la p regunta sobre qué es lo que lo ejerce. Puede ilwrmrse la
completar. siraación malinnte d ejemplo de un ª"ista que dibuja algo que conoce de
Toda iorerrapción de la comiouidad enm, el perccpro y la norma conscr- memoria. Se sienu, en su esraclio y dibujo uo elefante. Si se le p regunta 11
va<b en la mtmoria interrumpe rambién Ju dinámica que concna • las dos. partir de qué modelo lo dibuja, puede que niegue convioccntememe que
Una 6gurn inclinada recibe grao parte de. su expresión característica a tra- te.ngo en su me.n te algo que se •semeje a una imagen explícita del animal.
vés del impulso ,,isiblc que In acerca • -o b aleja de- la norma, de la que Y, sin embargo, mienttas uaooja, oonstanttmcnte juzga la correcci6o de lo
resulta una desviación. Por twuo, el espécimen p:irticul:ir no se ve mcn. que trua sobre el papel y gobierna y modifica sus trazos de acuerdo con
desaposioo•rui y cstóticnmcnte como perrcnecicnre a uno especie particular. ello. ¿Coa qué los rompan,? ¿Qué es este «diseño intcdor•, dis,gno inlerno,
Aparenta ser más bien una manifes"1ción pnrticalar de una matriz que ha como lo Uomó Federico Zueenri en 1607 para disr.inguirlo del distgno ,sterno
generado variaciones de acuerdo coa el inllujo de las condiciones dadas. Las sobre la tela? ¿Cuál era la cer1a idta que Rafael tenla in m~lt cuando es-
fuenas de esre proceso generativo animan visiblemente a la percepción, toda cribió en una famosa Cllflll dirigida al conde Baldassarc, Castiglione: •P•ra
vez que una rosa percibida ~oca su protodpo. pintor a una mujer hermosa, tcodrfa que ver varias bonitas, y tú tcnd.rias que
ayudacme en la selección; pero como las mujeres bonitas y los jueces compe-
tentes son raros, h-:Jgo uso de na.a cicna idea que me viene a Lt mente•?
El problema se elude con íacilidod porque la operación parece tener lugar
en el mundo exterior percibido, sobre Ju mesa de dibujo: • medida que lu
lineas y colores van apareciendo. al artista le von pareciendo correctas o trm•
das, y elb,s mismas parecrn determinar qué debe hocer él coa ellos. Algunos
108 109
gcncrsJcs o NpedfiaJ, próximas a las parúrularcs. Porque lu i<kas absmc.>
upccro~ de sus juicios pueden verda~cnte dar la impresión de que taS no son un evidentes o scndllas pant los niños o 11 mente toda\tfa incx-
de~d,eran clcl solo pera,pro, por ejemplo, los funores formales de cquili. pcrimcntada, como las particulares. Si ul les p = 1 los adulios, es
bno Y buena proporción. En realidad, sin embargo, también ellos son inse- porque mediante su uso roostantc y familiar bs bm hecbo asl. Porque
parables de la pregunta: «¿Es ésta la id.., que tengo del elefante?., y esta cuando rcllcxioruunos prudentemente sobn, cllu, descubrimos c¡ue las ideu
preguntll pu"'!• sólo responderse con referencia a alguna no,ma que alberga la gcncralcs son 6ccioncs y =nos de la mente 'I"" acarrean diñculwles
mente del arruta. en si mismas, y DO se o&cccn de por sí tan fócilmcnu, romo podemos
imaginarlo. Por ejemplo, ¿no requiere aOISO arduo u-abajo y llllbilidad for-
mar la idea general de ttlángulo (que no es sin embargo de las más sbs-
tractaS, comprensivas y diflcilcs), pues no debe ser oblicuo ni tcet11ngular;
¿C6mo JOn fas imágenes mentílÍesl ni cquilitcro, ni i.sósceJes, ni escaleno; sino todos y ninguno a b ~w
En cfccl'O, se trata die algo imperfecto_, que no puede existir.-; una idea en la
cu.ndo ~ conrrapartida interna del percep10 DO se aplicn a imagen CXler- que se aúnan algunas partes de varias ideas diferentes e. ina>hcrcntcs.
rua alguna, stDO que perm•nece librada a si misma, vuélvcse más urgente
la pregunta. sobre cutll ':" su naruralcza. El pensamicnro, en pmrúcular, sólo Loclce concibi6 las generalidades como recursos temporales que le croo
puede referusc a los ob¡etos y los acontccimien1os si éstos son asequibles 8 nccwrios a una mente demasiado imperfecta como para •horcar el entero
Is mcnte de ~gurua manero. -~ Ja percrpción directa pueden verse y sun, akancc de un concepto en una pcrspcctíva simultánea, y que, por tanto,
a voces, mane¡arse. Por lo demás, se los representa indi[CC[amente por lo que desde el punro de VÍ$ta práctico se redudan a resúmenes. Pero no advirtió
se recuerda o se sabe de ellos. Aristóteles, al explicar por qu~ necesitamos la forma concreta qne estos conglomerados de propiedades muruamcnte
de _la mcmorill, seiil!Jaba que «sin una representación, la actividad in1elccrusl excluyentes podían adquirir en la mente. Decir que las ideas gcncntles «no
es tmpos,blu. Pero también él se top6 con la dilicnltad que atormentó siem- pueden existir» evidentemente no rcsolvlJ el problema. Si el pensamiento
pre d ~ cnrona:s • filósofos y psic:61ogos. AJ pensamiento le conciemcn se basaba sobre ellas, dcbfao existir en alguna forma. Berkeley lo vio clara-
necesanamente !u gcncrolidades. ¿C6mc, pu.ede enton= basarse sobre imá- mente y SU$ objeciones a l.ockc., que se analiz,inln mis adelante, son $in duda
genes individuales mantenidas en la memoria? oporamnas.
John Loel<e wsba Is paabra "ideas• para describir el matetiJJ.I perceprual El dilema era muy real. La presencia visual parcc!a constituir un obstáculo
tanto como el de la memoria, y los fenómenos individuales tanto como los a la gcncrolidad y, por ranro, debía SC,(_ abandonad,, precisamente por el pcnsa-
ge_m!ricos. Dclinía las ideas como «todo lo que sirve de objeto al encetidi- mic:pto, que ero lo que la requttía. Si se abandoruaba la presencia visual,
m,cnto cu~do el hombre piensa• y como el equivalente de «todo aquello ¿o,xístla un reino no perccprual de exiscenda donde pudiaa habitar el pensa-
que sc designa como fantasma, noción, especie o lo que fuere que pueda miento? El problema aún se nos plllnrca. Un ensayo reciente de Robcrt H..
estar ernpfcando Ja menee cuando piensa .. .•_ Esta definición ignora la distin- Holc sintODllÍticamcnte titulado Imaury: Thr Rctum ql V,, Ortracqed [ lm,i-
ción, hoy babirual, entre perccpto y concepto. Lockc aplicabs su t ~ o 3 gincrla: el regreso de lo desterr¡do), dcsctibc varias clsscs de imagen. La
1:'s scnsacio= (ideas $imples), pero también a los perceptos de los objecos «imagen-pensamiento• se ddine como
(idea! ~mplejas)_ Y, por último, a los concepto,s (ideas abstractas). ¿Intentaba
Una rcprcscntaci6n débilmente subjetiva de urua sensación o perttpción
describtt estos diversos fenómenos mentales como si fueran una y Ja misma
s:in un ad«m.do contenido $CDSOdal, presente en la conde.nciA vigil como
CO$ll o dcjar más bien el problema en suspenso? Probablemente esto último
fl"<lC de un acto de pensamiento. lncl)!X• imág,;pcs de la memoria e imi•
porque a Lockc no le dejaban satisfecho lt naruralcza y la siruad6n de ¡~ ¡cocs de la imagi.naci6a: pucdc:n ser visuales. auditivas o de cualquier otn
cooccptos como fenómenos de la mente. Deda: modalicbd sensorial y, lA.tnbiéo, puramente verbales.

. Las P,:imcru idcu que •parca:n en 11 mente, es obvio, son Jas de Ju El viejo sabor de desaprobación de Lockc está todavla prescncc: la imagen
1clc:as pamculares, y de ah(, po, lcnia gn,duadón, el cntendimicmo JJcg> • del pensamicnco es débil porque no tiene bastante de lo que deberla tener.
uruas ~ g,,,er2lcs;_ Je cuales, obtenidas a partir de los objetoo ordinarios Es lo que le sigue en méritos a la percepc:i6n. En orro lugar del ensayo,
Y familiares dd scnndo. _.,, uicntan en la mc111e y ttetDCn oombtu gene- Hoh reconoce en cierto modo el papel positivo que podru, desernpeñu la ima-
rales. De este modo, Ju ideas paracul>tts ,on las que primero se reciben
.,,eno!
x distinsuen, y as( Ju capta cl conocimiento; y después de c:JJ,¡1 , Ju gen gracias a su ruaruralcza partirultt. Pero, ¿cuil es esa naru,alcza?

110 111
¿Se puede pensar rin inuígenerl cómo se han de descubrir los mejores métodos de adiestcaroicnto de la mente?
Volviendo • la controve.rsia sobre el papel de las imágenes en el pensa-
Alrededor de principios de siglo los psicólogos buscaron uru, respuesta miento, se puede ver ahora que sus conclU$iOnts eran insatisfuctorias, en
en el experimento. Formulaban preguntas a SU$ sujetos que baáan pensar a primer lugar, porque ambas partes de la contienda parecen haber estado tki-
éstos, por ejemplo: «¿Debería pcrmitlrscle • un hombre casarse con la be,. tamence de acuerdo en que lss imágenes podlan intervenir en el pensamiento
mana dc su viudo? ... ~pués inquiríoo: «¿Qu~ sucedió en su interior?• . s6lo si ello se manifestaba en la conciencia. Si la inrrospccci6n oo revelaba
A partir de los resultados que obtuvo, Kacl Bühler concluyó en 1908 que al menos rasuos de imigenes en todo proceso de pensamicnro, no babia modo
«en principio cualquier tema puede pensarse y comprenderse oc:aboda y dis- de alirmar que tales imágenes fueran indispensables. Los llamados scosacio-
tiownentc sin oyuda alguna de imágcnCS10 ( Anschauungrhilfen). Por el mismo niStaS trotaban de cn&entar:se con los resultados negativos de muchos cxpc-
tiempo las experiencias de Robcrt S. Woodwonh le llevaron a alirmar que \ rimcnros, sugiriendo que «el automatismo o la mecanización• podlan reducir
•bay un contenido no scnsoriaJ.. y que «de acuerdo coa mi cxperieacio, cuanto el componente visual del pensamiento a una «débil chispa de vida conscienre.,
más efectivo es el proceso de pensamiento en un momento dado, más pro- y en esas condiciones no podía esperarse que los observadores experimentales
bable es gue no :se acomparu: de imágenes». identificarm la «degeneración inanalizable. (Titcnencr) tal como en rea-
La docrrin• del «pensamiento sin imágenes» no sostenla que nocla obser- lidad era.
vable suc~cra cuando una pcrsoru, piensa. Los experimentos no indicaban Hoy los psicólogos concederían que demostrar la presencia de un fenó-
que el fruto del pensamiento surgicro de lo nada. Por el controrio, de acuerdo meno en la conciencia conuibuicla grandemente a convcocedcs de que existe
con el consenso, el peosaroicnro • menudo :se desarrollo conscicn1c:mente, en la mente. Pero si un hecho menml no se encuentro en la conciencia, ya
aunque se afirm2ba que csrc aconrecimiemo consciente no :se llCOmparuba de no :se puede concluir que no CXÍStll. Apane de los mcanismos de represión,
imágenes. Incluso observadores hábiles se cncontrobm perdidos cu•ndo de- más bien cspcciAlcs, que dcscril:,co los psi.coanalisms, se sabe que muchos
bían dcsoibir qué acontccia en sus meares mienttas pcosaban. Para definir procesos -<¡UÍ%1Í la mayor parte de ellos-- ocuucn por debajo del umbral
una tlll presencia carente de imágenes positiVltmcnte, Acb la Domaba «&wur- de la conciencia. Esto ioclayc gran pan.e del contenido comente de nucmos
stbeil (conciencia)•. Marbe la llamaba «Bewusstuinrlagen (disposiciones de senridos. Una abundante propocci6n de lo que advenimos con nuescros pro-
conciencilll•. Pero no ero mucha la ayudo que procuraban los mel"OS nombres. pios ojos y oídos, con nuestro sentido del tacto y nuestro sentido masculu,
No es mucho lo que se habla hoy sobrc esta desconcertante situación. y anre lo atal reaccionamos, no implica conciencia alguna, o tlln poca que 1
En una investigación reciente sobre la irnogen menu,J, Jean Piaget trata L, menudo no recordamos si virnos nuestra ca.ni al peinamos por la mañana
memoria cxrcoso, aunque indii:ccwncote, por lo guc les permite hacer a o no, si sentimos la presión de la silla cuando nos scnt:amos a desayunar o
los niños. Pero Holt, en el ensayo que cité más arriba, contra los psicólogos si «vimos-. a la anciana que evitamos inrope:Uar cuando nos dirigíamos al tra-
que sostienen que la ruuuraleza del pensamiento debe detcr:minarsc por lo que bajo.- La experiencia sensorial no es, pues, occ<esariarnente consciente. Con
llcv-a a cabo, afirma una nueva y más diretta consideración de L, imagen toda seguridad, no siempre se la recuerda conscientemente.
mcotnl Su alinnaci6n es ~portUOa. Lis experiencias sobre la resolución de A1 pensar, se da.o muchas .ra:,uestllS aummáticamentc, o casi-' porque se
problemas nos bao dado abundances indióos sobre los tipos de weas que dispone inmediatamente de ellos o porque las operaciones necesarias son rao
pueden dcsempciiar un niño o un aoiJJlll! y los condiciones que favorecen o simples que resultan casi instantáneas. Poco revelan de la naturaleza del pensa•
entorpecen ese desempciio. Pero las cxpcrienóas indicaron tambi~ que si miCDto. Probableracntt por estll ruón, los cxperimcncadores que acabo de
uno desea comprender por qué los sujerm tienen ~ita en noa siW11ción y mencionar sometlan I sus p•cicnrcs • tareas que movilizaban su poder de
• &acosan en otro, es necesario hacer infcrcnóas' sobre la especie de proceso razonamiento.
que se .i-rrolla en su sistema nervioso o sus mentes. Por ejemplo, la natu• Si aun en estas circunstaocias los informes declaraban csin inúgcncn los
raleza de la soluci6n de problemas por insight fintrovi.ión) s61o puede descri- pensamientos, bay tres maneras de entender los resultados. Puesto que los pcn-
birse si se Sllbe qué mecanismos comprende. El término insight se refiere a saroicnros tienen que rcocr lugar en algún mcdio, 1100 puede proponer que
la «visión• (n ght) y plomea el interrogante de hasta qué punto interviene la los :seres humanos piensan en plllabras. Esta teoría no es sostenible, como
conciencia _pcrttpcual de la situación problemática. Sin rcner idea de qué trataré de dcmoscrar en un 01.pfculo posterior. O :se puede sosrener. como lo
especie de proceso actúa, ¿cómo ha <!e comprender uno por qué cierras hice hasta ahora, que las imágenes descmpcfulo su rarea por debajo del nivel
condiciones favo.rcccn la comprensión micnttas que ottas la cntorpcccn? ¿ Y de la conciencia. Esto es probablemente cierto en muchos casos, pero nada

112 LB
nos dio, sobre cómo son las imágenes y cómo funcionan. Hay un tercer enfo.
niños y rambim en algunos adultos. UDJ1 persona dotada de memoria eidé-
que. Quizá las imágenes del pensamiento son y eran accesibles • la con- tica, por ejemplo, podía confiar a su memoria un mapa de modo tal que podía
ciencia, pero en los tempranos dlas de expcñmentación no se guiaba a los
leer en la im2gen el nombre de ríos y ciudades que dcsooooda o habla olvi•
observadores para reconocerlo. Quiz,1 no declaraban la presencia de imiígcncs
dado. En una experiencia sobre imágenes eidéticas llevada a cabo alrededor
porque lo que e.~ñmentaban no corrcspondla a su concepción de lo que
de 1920 por August Rickel, se le pidió a un niño de diez años que exami-
es un11 imagen.. nan la figura que se reproduce en la Figura 16 durante nueve segundos. Más
tarde, mientras miraba una pantalla. en blanco, fue capaz de discernir detalles
de la imagen como si la tuviena todavía ptcSCntc. Pudo contar el número de
Imágenes {)4Tticulares • imágenes genlrictU vencanas de la casa que se ve en segundo túmino y el de bidones dc lecbc en
el_ carro. Cuando se Je pregunró por el letrero sobre la pueru, Jo descifró con
¿Qu6 son las imágenes mentales? De acuerdo con la opinión más de-
difieulud: ..Eso es diffciJ de lcct.. dice "Número• y después de no g o
menta!, las imágenes llléntales son réplicas 6eles de los objetos flsícos que
UD 9_.. ·•· Pudo discernir también el nombre del propietario del negocio y el
reemplazan. En la 61osofla griega, la escuela de Lcucipo y Dcmócrito cnaibula
di'bu10 de una vaca bajo la palabna Milchhandlung.
la vista • ciertas imágcocs, de la misma forma que el objeto, que flufan conú-
No es mucbo lo que se ha oído sobre eidéticn desde la déoida de 1920.
nuomcnte desde los objetos de visión hacia d ojo•. Estos eidola o réplicas, Los informes más recientes y extraordinarios sobre la 6delidad de la imagen
tan físicos como los objetos desde los cuales se hablan desprendido, pcnoa-
provienen del laboratorio de Wilder Pen6eld, que la obtuvo estimulando
ncciao en el almo como imágcocs impresas en la memoria. Eran tan cabales
cicrw áreas de los lóbulos temporales del cerebro con impulsos eléctricos.
como los objetos originales. La aproximació.n más o,rcana a estas réplicas
Los pacientes describen las respuesw expcrimcncalcs, como Pcn6eld las IJa..
fieles que baya podido descubrir el psicólogo moderno son las llamadas imá-
ma, como /lash-baclu de escenas que percibieron en el pasado. Ona de ellas
genes ci~ticas, una especie de memoria fotográfica que, de acuerdo con el escuchó «cantac UDll candón de Navidad en la ig}CSÍ11 de su nativa HoLmda.
psicólogo de Marburgo, Eñch Jaensch, se da co el 40 por ciento de los
Le pareció encontrarse alli co la iglesia y se sinrló conmovida nuevamente
por la belleza de la ocasión, como se habla sentido dun101e esa vlspcra de
Navidad algunos años anres». Todos los pncicnccs eswvieron de acuerdo en
'l;ue la expcricocia era más vívida que Olida que pudieran recordar volanta•
namcntc; no se trataln de recordar, sino de revivir. El episodio experimen-
tado se sucede a su velocidad 11J1rural mientras se maorlene en su lugar el
electrodo; 110 puede ser detenido ni revertido • voluntad del paciente. Al mis-
mo liempo, no se asemeja• UD sueño o una alucil1Jlci6n. La persona stbc que
yacc sobre la mesa de opcnaciones y no siente la tentación de dirigirle la
palabra a las personas que ve en su visión. Escas imágenes p,reccn aproxi-
marse a la consumación de los cscenos directalllé.n te percibidas en el medio
físico; como ese mundo visual e-xrerior, parecen tener el carácter de algo dado
objeúvamcntc, que L, percepción activa puede cxplornr como se examina un
paisaje pinmdo o rc9J. En este sentido, pueden compararse cambim con !,,s
postim4genes. El fantasmal cuadntdo blanco que aparece después de que uD11
persona miró 6jameme un cuadrado negro, surge sin que medie iniciaciva por
p~e del observador. Este no puede controlarlo ni modi6carlo, pero puede
utilizarlo como meu dc una percepción activa. Las imilgenes eidéticas parecen
perreneo,r • esca especie. Se comportan como la proyección de csúmulos
más bien que como los productos de una mente que discierne. Por canto,
pueden servir como material para el pensamiento, pero no es probable que
F,gw,i 16 sean adecuados como ín'$crumcnto dd pensamiento.
114 115
Es improbable que el tipo de •imagen mental» ne,:esaria pata el _pensa- La paradoja de ver una cosa completa aunque incompletamente es fami-
miento sea una réplica completa, rolorida y fiel de alguna escena visible. liar en la vida cotidiana. Incluso en la percepción directa puede que un obser•
Pero Ja memoria puede extnter las cos3s de su rorucxto y mostradas a.is.ladas. vador que mira a un abogado o a un juez logre captar poco más que el rasgo
Berkeley, que insisú6 en que las irmgenes mentales genéticas eran inconce- destacado de un brow que Ueva un portafolios. Sin emb:u:go, como la per-
bibles, admitió DO obstante que él ero ccap,,z de abstner en un sentido, como cepción directa siempre tiene lugar en contraste con el ajerrro del mundo
cuando considero algunas partes o camaeristicu particulares separadiJs de visual complcro, su 01ráctcr selectivo ao se hace cvide.ntc. La ümgci roo.ser
otras, con las cuales, si bien están unidas en algún objeto, es posible sin vado por la memoria, por otra parte, DO posee como csdmulo este fondo.
embargo que puedan existir real.mente sin ellas». Podía por ejemplo imaginar Por tanto, se limita • unos pocos rasgos destacados que corresponden quizás
cel cronco de un cuerpo humano sin los miembros•. Esta especie de diferencia a todo lo que alcanzaba la experiencia visual original, o que constituyen los
cuanútativ. entrt la lm,igcn impresa en la memoria y el completo despliegue componentes p>rcialcs que el observador e.xrrajo de una huella mis completa
del material estimulanre es la más fácil de roncebir teóricamente. Deja in- cuando se le pidíó que visu•liZllm a un jurista. Es como si, a propósito de Lis
tacta la concepción según la cual la percepción consú ruyc una copia mcoinica irruígcnes, una persona pudiera salir al encuencro de las huellas trazadas CD
de lo que ronúcnc el mundo exterior y la memoria sencillamente preserva tal la memoria como sale al encuenrto del DJ2tcrial del estímulo en la percep-
copia con 6dclidad. La mente, se nos dice, puede cortar ,coros de la tela ción directa. Pero dado que las imágenes mcnralcs pueden restringirse a lo
de la memoria dejando la rela misma iruiherada. :Puede rambién h a = ~ que .la mente convoca. acri\'a y selcctivameme 1 sus complementos son a me•
a partir del material conservado en la mcmocia, imaginando centauros. o nudo «amodales», esto es, .., perciben como presentes, pero no visibles.
grifos. Este constiruye el concepto más crudo de la imllginación o la fantasía: l.:, capacidad de l,i meore p>rn elevar porres de un, huella ronsuvada en
un concepto que no le concede a la mente humana arra capacidad creativa que la memoria por encima del umbro! de la visibilidad contribuye a responder
la de combinar «rrozos de rcah<lad» mecánicamente rcproduciilos. a In prcgunra: ¿cómo puede el pensamiento conceptual apo)'lltse en las imñ-
La ineompletirud, ciertamente, es el frecuente resultado de los expeci- gcnes si la individualidad de éstaS enrorpcce la gcner:tlidad del pensamiento?
mcnt0$ Uevados a cabo sobre la memorie. Kurt Koffkii cuenta en un esrud.io La primera respuesta es que las im6genes admiten la sclcctividod. El pensador
experimental de 1912 que uno de sus sujetos, al que se le heb!a pedido que puede cenrrnrsc en lo pertinente y eliminar de la visibilidad lo que no lo cs.
respondiera a la pslabra estimulante ju,isw, afirmó: «Todo lo que vi fue un Sin embargo, esta respuesta sólo da cuenta de L, definición más cruda de
portafolios sostenido por un brazo». Aun con mayor frecuencia un objeto o abstracción, es,o es, generali2aóón a rravk de la recopilaci6a de elementos.
un grupo de objetos apare,:c en la memoria sobre un fondo vado, comple- Una mitada m:ls escrupulosa de los daros experimentales nos hace sospe,:bar
tamen,e privado de su csccna.rio naruml Dcmoslfatt promo que oo se puede que 1.. imágenes mentales ronstimyen en realidad un in.srrumcnto mucho
dar cuenta de las refinadas 11bsrracciones que se encuentran comúnmente en más sutil, cap:,z de servir a un tipo de obstnicci6n menos primitivo.
las imágenes mentJl!cs afumando simplemente que las imágenes de la memoria Berkeley no tuvo di6cultad en admitir la eicisrencia de imágenes mentales
con frecuencia DO logran reproducir algunas panes del objeto completo. Pero &ngmcnmrias. Pero vio que la &agmentación no bastaba para producir el
la tcorla implicita en el ejemplo de Berkeley ni siquiera describe satisfac:toria- cquíwlente visual de un concepto. Para visualizar el concepto de caballo,
mente csre tan poro sofisticado proccclimiento de abstracción por selccción. se necesitaba algo más que la habilidad de imagiruir un caballo sin cabeza o
Existe una diferencia fuodamenui.l cnrtc el «cuerpo humano sin miembros• sin patas. La imagen tCDfa que elimiruu: toda referencia a arributos CD los
de Berkeley y el brazo del jurista que sonienc el ponafolios. Bctlccley se re• que los C\\billos diJicrcn; y esto, sostenla Berkeley, es inconcebible.
6crc a un objeto El.sicamcntc incompleto -un tronco mutilado o un torso Cuando o principios de nuestro siglo el ex_pcrimcmo se llevó a caJx, real-
esculpido-, complcramentc percibido. En el ejemplo de KoHka se percibe mente, vatios investigadores dignos de toda confianza, trabajando indepen-
de modo incompleto un objeto completo• .El jurista no es un fragmento anató- diemcmente, descubrieron que b generalidad era precisamente lo que los su-
mico, sino que sólo se ve de ~I un detalle significativo. La dífercncia se jetos atribulan a las imágenes que velan. Alfrcd Bincr sometió o sus dos
asemeja en cierto modo a la que hay entre un torso de mórmol que se ve a jóvenes hijos, Armonde y Margueritc, • prolongadas y agotadoras investign·
plena IU2 del día y un cuerpo completo parcialmente revelado por la luz de d ones. En una ocasión hizo que Armaodc observara lo que succdfo cuando
urui linterna. Esta especie de incomplctítud es tipica de 1.. imágenes menralcs. él pronunciaba In ¡,:,labra sombrero. Le pregunró luego si hnbfo pensado en
fu el producto de una mente que discierne selectivamente, que oo sólo se li- un sombrero en general o en un sombrero en particular. La respuesta de la
mita a considerar fieles registros de fragmcmos. nifu es chisica de las manifest•doncs incrospectivos: «C'est ,na/ dit: en gl·

116 117
augusta me produce un dcs1cllo dc una figura aira en t. que sólo es vwble
nirol-je cherche il me représenlo- 11n de tour us objet; que le mot rassemble, con clañdad una mano que sosúcne uno &Ida de color occrado; d humilde
mais je 110 m'en nprésente ll1'nln•. ( «En gene.rol» está mal dicho: trato de preLC1Klienxc me produa: el destello de WII figun, indinada cuya úniaa
reprcsenw:me uno de esos objems que la palabra mlnc, pero no me represento ~ visible con d.aridad es la espalda arqucada1 ■u.oque a \'U'CS veo numos
ninguno.) Cuando se le pidió a Mar¡¡uc.rite que respondiera • la palabra 11iev,, unidas en 11detrufn de ruego ante un rosuo ausente... TocLts- C$ta$ dacrip,-
primero visualttó una fotografía y luego dijo: •Vi caer la nieve... en gene- cioncs deben ser de por sí evidentes o irreales romo un cuento de hadas.
ral... no muy claramente•. Binet obscrvu que Berkeley quedó refutado cuando
una de l,u niñas declaró: «Una señora vcsádo, pero no se puede decir si su Esta en la voz de una nueva era. Con tanta claridad como la palabra lo
vestido es blanco o negro, claro u oscuro,.. permite, Titchcner señalaba que la incompletitud de la imagen menml no es
Koflko, que uülizó un procedimiento similar, obruvo muclus AJ/gm,ein- sencillamente una cuestión de &agmcntución o captación insu6cicnte, sino
r,or,te/ltmgen (inuigencs gcnériais), que eran con frecuencia sumamente •Ín• una caractedstica positiva, que disdngue la aplllción menml de un objeto
distintas•: una b:iodc.ra tricolor &~te, más bien oscura, sin certidumbre de la naturalcia física del objeto mismo. De este modo evita el error de es-
en cuanro a la orientación venical u horiwrual de los colores; un tren dd timulo o -como ron acieno dicc que habóa que llamatlo- el error de cos6
que no se sabe si es un tren de arga o de pasajeros; una monedo de valor o d ,r,or de ohjelo, esto es, la suposición de quc la reprcscnlllción que se
incierto. una figura «csquemátiat> que podrút ser masculina o femenina. (En hsce ltt mente de una C'OS1I es idénáca a todas o algunas de las propiedades
un es rodio más rttiente, W hat People Drearn Abo11t, Calvin S. Hall descu- objetivas de la cosa.
brió que en 10.000 sueños de hombres y mujeres que compiló, el 21 por La referencia a la pintura y d impresioniimo es signilioitiqa. Las descrip-
ciento de los pets0najcs carecía de sc.,o idenálioido.) ciones que hace Titchc.oer de l.• cxpcricncia visunl di6ercn ran fundamcntal-
Al leer es1os informes experimentales, se advic.rte cn la formulari6n de mcnre de las que hacen los oiros psicólogos, como la pintura de los impresio-
los invesdgadorcs, tanto como en la de los sujetos, la tendencia a superar la nistas de las de sus predecesores. A pcsar de las considerables libcrtadcs que
paradoja de las imigenes, particulares a la ve. que genéricas, describiéndolas se romaban los ardsras anteriores a In gene.ración de Edouard Manet con los
como indisrintas o poro claras: no se puede decir si cl objeto es azul o rojo objetos que pintaban, lo convención aceptada en que un cuadro debía o ~
porque lo imagen no es lo basrante diferenciada. Tal descripción tiende a una 6cl representación. Sólo coa los impresionistas comcnz6 In 1eoda cstéw:a
dcscd,,ar el fenómeno como fenómcno pummcnte negativo, pues implica que a aceptar que la imngcn pletórica es aDIC$ un producto de la mente que un
coa que c,J sujeto sólo pudiera distttair el objeto ron algo de mayor claridad, depósi 10 dd objeto físico. El habcr advertido que la imagen difiere en prin-
podrfa decir si es lllll o rojo. Pero no hay cosa ral como un fenómeno ncga• cipio del objeto físico esublccc los cimientos de la doctrina del arre moder-
ávo. O bien la imagen incompleta se c.xpcrimcnr-o o bien no se experimenta y, no. Coa la psicología de In cxpcriencia vlswtl pocas décadas más rarde, s<: pro-
si se experimenta, tenernos un argumento dc6nidvo conrra lo S05tcnido por duce un rompimknto fundamcnllll semejante con la tradición.
Berkeley. Lo comparación con la pintura impresionista puede rambién ayudar a la
comprensión de 12 naurrale22 de las «sugerencias y los destellos viswues. de
Tirchener. En lugar de dcscrlbir la forma detallada de una Jigura humana o
Sugo-endas y duullos liisuo-les un árbol, el impresionista ofttcia una aproxim1lción, un,u pocas pinceladas,
que no 1cnfan por obje10 crear la ilusión de una figura o un árbol cabalmente
Enrre los psicólogos, Edward B. Titchcnc.r tuvo el don y el coraje de decir duplicados. Más bien, con objeto de que sirviera como estímulo para el efecto
cxacumen1e lo que vc!a, por ofensivas gue resuh.aran sus observaciones para deseado, la reducida configumción de trazos debla percibirse romo tal. Sin
con In teoría sensorial vigente. Manilicsra en sus Lectur,s on the Experime,rlal embargo, volverlo a cometcnc d error de estimulo si se identifu:am la cxpc-
Pt)•chology o/ tk Thought-Proc~u, de 1909: rlencia rcsuhante con los = que In provocan. Los resultados a los que se
opunmba eran de h«ho sugerencias y destellos, indicadores de dirección Y
En sus operaciones ronienu:s, mi meare se m.uesttt como una ple.da de color mis que contornos o secciones definidas. El especu,dor respondía al
cuadros b:istantc romple12, no de cuadros acabados, sino de opuntcS imprc- conj:nio de rraT.OS coloreados sobre la tela con lo que sólo puede describirse
siooi.n as. Cu•ndo leo o escucho que alguien ha hcd,o algo con modcltia, como una configuración de fuerzas visuales.
gravcdw, orgullo, humildad o conesla, percibo una sugerencia visual de b La onruraleia huidiza de tales c:xpc.ricncias cs difícil de captar mcdionte
modo.tia, b, gravedad, d orgullo, la humildad o la conc:sá. La bttolna
119
118
el lenguaje que comúnmente dcwlbe los obj«os por sus dimensiones tangibles
¿Htl$la ,¡u~ pu,,10 pude su abstracta una imagen?
y materfales. Pero es una narurnlcza de inapreciable valor paro el pensamiento
abstracto, pues ofrece L, posibilidad de reducir visualmente un temo • un cs-
quelet.o de rasgos dinámiros esenciales, ninguno de los cwiles constiruye una Hasta aqul me h,, referido a imágenes mentales de objetos físicos, como
parte lllngible del objeto real. El humilde pretcndi<nte queda reducido a tra• figuras humanas o paisajes. Algunas de estas iro&gcnes, sin embargo, hablan
ve!$ el< la absrrncción al destello de una 6glll'11 inclinad•. Y esta nbsll'11cción sido evocadas por conceptos abstractos, tales como modcsúa, gravedad u or-
perccpw,1 tiene lupr sin que se elimine la exJ>('riencia concreta, puesto que gullo. Además, el contenido visual de algunas de estas im,lgeaes se hnbla re-
In humilde inclinación no s6lo se comprende como la del humilde preten- ducido a meros destellos de forma o dirección, de modo que lo que se vela
diente, sino que se I• ve como ni humilde pretendieme mismo. en rcnlidad difícilmeme podrfo describirse como semejonte al objeto. Se plon-
Obsérvese que estas imágenes, aunque de contornos, superficies y colores te,-cl interrogante: ¿hasta qué punto puede ser abstmcui una imagen?
vagos, pu.edcn incorporar con gran precisión las configuraciones de fuerzas e:-& evocan las sinestesias porque éstas comúnmente comprenden imágenes
deseno,dcnadas por cllas. De acuerdo ron un prejuicio popular, lo que no no miméticas. En los casos de a11dilion coloré, o audición del color, las pcr•
esal darameme traZado, completo y detallado, carece de precisión. Pero en sonas ven colores al escuchar sonidos, en especial si se trata de música. En
pinrura, por ejemplo, un retrato de claros contornos ejecutado por Rolbcin general, estas sensaciones visuales no logran hacer la músiC2 más placentera
o Durcro no es más preciso en cuanto a su foana pcmptual que el tejido de o mil$ inteligible oun cuando los tonos evoquen los mismos colores de modo
pince.ladas por el que Frans 1-Lals u OskAr Kokoschka ddinen el semblant< bastante: cohac:nrc. Por oma parte, los intentos de acompañar la música con
humano. En matemáticas, un cnuncilldo o un dibujo topológico identi6can
formas móviles en color (Oskar Ftsebingcs, Walter llutttnJlD, Norm11n McLa-
una relación espacial como es/ar a,n1t11ido m o solapars, con un máximo de
ren) han logrndo un sorprendente ~xito cuando lu on-acteristicas expresivas
precisión, aunque dejan del todo indeterminada su verdadera forma. Ea ló-
comunes de movimicn10, átmo, co1or, form.3 y mno musiaal R fonalcccn
gica nadie a6rma que la gcne.ralidad de un concepto contribuya a su vaguedad
por cstllr vaáo de dcllllles particularizados; por el contrado, L, COD<'CDt1'11ÓÓn muruamcnte • tr,vé$ de los límites sensoriales. Que tales combinaciones de
sobre algunos pocos rasgos esenciales se reconoce como un medio parn clari- modos sensoriales resulten favorables o perturbadoras o no, depende ea gran
ficar el concepto. ¿Por qué no h,,mos de admira que lo mismo puede apliou- medid• de que entre ellos se experimenten correspondencias estrucruules.
se a In imagen mental? Ea las artes, In reducción de una figura humana o la Lo mismo resulto v:llido cuando conceptos teóricos, tales como la saic
simple geometrfa de un gesto o una postura expresiva puede clarificar la ima- numérka o la serucnci11 de los doce meses, se acompañan de asociaciones de
gen pr«-isamente de ese modo. ¿Por qué no ba de suceder lo mismo en las color u ordenamientos espaciales. Estos acompoñnmicotos, además, se presen-
imágenes mentales? También en este caso puede resultar útil un• observa- tan del todo esponiáneameme en algunas personas, como lo estableció Fron•
ción de Titchencr. Este" en electo, invir6 a sus alumnos a que compararan cis Galton en su fumosa invesrigación de las imágenes, de la que se da una
un movimiento concreto de la cabez• de nrriba hacia a.bajo con ese mismo mo- muestra en la Figur, 17, y pueden ser también sumamenre esuibles. l'ero
vimiento mt.ntal que significo ascnñr a un argumemo. o el fruncimiento con• aunque se utilicen a veces como ayuda mocm6nica, no existe indiáo alguno
crcto cid entrecejo con el fruncimiento mental que signi6cu perplejidad. «Los de que contribuyan al manejo activo de los conceptos. La caus• de esto es
movimientos percibidos son de umo grosero y poco claro; los imaginados, que lns relaciones estructurales entre las corrcspondenci•s visuales no parecen
de corte limpio y delicado.• ilustrar las correspondencias entre los conceptos. Uno de los miembros de la
Sin duda, una Ínlllgeo esbo7.ada, pintada sobre una tcln o percibida con Royal Socie¡y al que Gahon entre,,isró vefo habiruslmcntc la serie numérica
el ojo de la mcnte, puede ser imprecisa y confusa, pero tarobiln puede serlo de cero • cien ordenada en «formo de herradura, sobre un p.lano ligeramente
el cuadro rms escrupulosamente deu,Uodo. Esta es una cuesúón de falta de inclinndo, ron el extremo abierto hacia mi», y con el número 50 situado en el
forma más que de bita de detalle o prttisión. Depende de que el esqueleto Ápice. No es prob:,l,Je que el profésor de arirmética se baya beneficiado con
estructural de Ji imagen sea organizado y ordenado o no. Las im~gcnes com- esta imagen.
binadas de salud, enfermedad, criminalidad o rasgo de familia que Francis Los conceptos teóricos no se manejan en el espacio vacío. Purden asociar•
G,,lton obtenía superponiendo los rctnttos fotográficos de muchos individuos, se con un esccnaóo visual. Las imágenes qur resuh.ao de csrns .a.soci~ciones
resultan empañadas y poco csclareccdotas porque son informes, no porque pueden parecer mil$ aocidcntalcs de lo que son en realidad_ Titcbener, des.
tt:SUhen borrosas. pué:s de haber permanecido sentado en una tarima detrás de «un confcr<en-
120 121
ciant<e algo ~tico que waba abundantcmeote d monosll•bo hu,.., asoció
a partir de enrooocs d «senúmieruo de pero• con .Ja repentina imagen de
una coronilla calvo con un semicirculo de pelo por debajo, y unas macizas es-
paldas negras, todo lo c:u:tl auavCSllba velozmente d campo visual desde no-
roeste a súreste.. Aunque el mwno Titdu,ner menciona este ejemplo romo
caso de asociación por c:irrunstancias, puede que la itmgen se haya asociado
tan fumernente cnn d concepto porque exima una semejanza iotdn<m1 entre
d carácter limimívo de •pero• y d de las macizas espaldas negras dd ora•
dor. Y aunque no ,es probable que la ímagen baya a)'Jldado a la capacidad
de razooamícnto de Titchencr, habr,1 agudizado su Sdlsibilidod pm, la cuali-
ltltl.,tta dad dinámica de In oraciones adversativas, <esto es, para la especie de &cno
que estas chiUS\llas imponen a los enunciados a6r:marivos.
Algunas visualizaciones de conceptos teóricos pueden describirse como m..
táforas de rutina. Herbert Silberer ha infonmdo sobre los «estados hip011•
gógicos• que a menudo experimentaba cuando se esforzaba por pensar sin
lograrlo por causa de la somnolencia.. En una ocasión, después de un inútil
<esfuerzo por comparar la 61osofla dd tiempo de Kanr cnn la de Sd,opeohouer,
,u fnmnción se expresó esponoíneamcnte en la imagen de una uccrewia
morosu poco dispuesta a dar informaciones. En orra oporwnidad en que es-
taba por pasar revista a una idea con objeto de no olvidarla., vio, mientras se
iba quedando dormido, un lacayo en librea de pie jumo a él romo si aguar-
dan1 sus órdenes. O, al considerar cómo mejorar un pasaje de sus escótos
que no lo sotisEada, se vio a si mismo en la octirud de proyectar una pieza de
carpinterfa. En esre caso las imágenes ~flejan un paraldísmo casi automá-
tico entre las actitudes de la mente y los aronccrimientOS del mundo flsico.
Los esrudios de Darwin sobre la expresión de la emoción mencionan ejem-
plos bastante similares. Mieorras una persona lucho por resolver un problmu,
irritante, puede que se rasque la cabeza como si tratara de alivia.r un.a ittíta-
ción física. El organismo funciona como totalidad y el cuerpo produce un
equivalente físico de lo que la mente hace. En los csrndos hipnagógiros de
Silbercr, las imágenes espont~neas conjuran una contrapartida física.
Esta especie de ilustración simplista puede servirle al pensador mis de
di.stma:i6n que de ayuda. Cuando Galton descubrió para su asombro que «la
gran mayorÍll de los hombres de cicoóa a los que me dirig! al principio SOS·
tenÍll que Jas imágenes mentales les eran desconocidas•, concluyó finalmente
que cuna pronta percepción de da.ras imigcnes mentales resulta antagónica
de la adquisición de hábitos de pensamiento altamente generalizado y absuac•
to, especialmente cuando d razonamiento avall%3 mediante palabrts que ac-
túan romo símbolos, y que si los bombres que piensan mucho alguna vez W·

Figura 17. - De /nquiriH inlo Humon Focully ,nd /11 D-.,lopm,nl, de G,tlron. • B•I, pero. [T.]

123
122
vieron la cap•cidad de ver imágenes, posiblemente la perdiemo por fallll de rerrcno de las artes, csrulruras y pinruras no Jigurativas. Cuando me referí
uso». a las descripciones que hace Titcbcner de la capacidad imaginativa, alud! al
Pero es muy fina la llnes divisoria corre la pedestre cxplicirnción de la ima- impresionismo; y, en verdad, se puede fechar con cierta precisión la fase de
gen ilusrrativa y el poder de un ejemplo bien elegido pera poner a prueba la la pintura moderna que corresponde a algunos de sus ejemplos: «El caballo
naturaleza y las consecuencias de una idea en una especie de experimento es para mi una doble curva y un• posrur,, rampante con un toque de crines •
mental. El pensamiento, lo dije antes, puede u-arar los objetos dircaomcmc su wrededor; la vaca, un rca:íngulo alargado con una cierta expresión faciw,
percibidos, que a menudo se monejon físicamente. Cuando no h1y objetos pre• una especie de ceño exagerado». Pero las palabras de Tttcbencr pueden re-
scn,cs, se los reemplazo por alguna clase de imagen. No es necesario que estas sonar todavía de modo más moderno. Describe las «configuraciones,. que des-
imágenes sc:in n!pliCllS exaaas del mundo físico. Cons.idérese el siguiente caso piertan en ~I un csctitor o un libro particular: «Me sugiere un color rojo
de los scmisueños de Silbcrcr. En el crepuscular esuido de somnolencia, re- apagado . .. ángulos más bien que curvas; rengo con bastante claridad la ima•
flexiona sobre los «juicios tunsubjetivomente válidos•: ¿pueden los juicios gen de un movimiento a lo largo de unas llncas, y de nitidez o confusión
ser válidos p,in, todos? ¿Hay algunos que lo son? ¿.En qué condiciones? Evi- ruando las llncas móviles se unen. Pero eso es todo: todo, al menos, lo que
dentemente no existe otta forma de b = las rcspuesi:as que explorar situa- la introspección ordinaria revela•. Mientras Titcbcner rcgiscrabo sus inrros-
ciones pertinentes de experimentación. Ame lo somnoliento mente del pen- pcccioncs, artistas romo Kandinsky exploraban la misteriosa zona siruoda en•
sador surge súbiLBmcnte lo imogcn de un gran circulo o una esfera rranspa- ere lo 6guracivo y lo absttaao. Titcbcncr visualiza d concepto de «signi6ca-
reme en el aire: muchns personas la rodean y sus Cllbczas quedan dentro de ción»: «Veo Li sjgnificación como d extremo a%UI grisáceo de una especie
ella. Esta es una visualizoci6n bastante esquemática de. la idea que se inves- de pals de mano que tiene un poco de amarillo por encima ( proboblemen1e
tiga, pero wmismo tiempo hace metafóricomc,nrc tangible su terna estructu• una parte dd mango) y que está cavando en una masa osarra de lo que pa•
ral básico: la inclusión de todas las abczas en un reino común, la exclusión r= ser material plástico•. Un• imagen que bubier• sotisfccbo los requisitos
de los cuerpos de esta comunidad, etcétera. Se rrata de algo semejante a un para exhibirse jumo al JineJ< av,I de Kandinsky.
modelo operativo. La imagen presenta objecos narurales -figuras hmrumas, ¿Ha visto Titchcncr mucho arte moderno y lo ha asimilado? No lo sé,
una esfera- , pe.ro en una constelación enteramente anri.rutruraJ" oo realiza~ pero de acuerdo con los ejemplos que be mencionado, era sin duda capaz de
ble en nuestra Tierra sujeta a lo fuerza de grnvcd.od. La idea que domirui la mintr el mundo exterior y el mundo inrerior de la mente con d mismo cspf.
mente del pensador en duermevela dieta la constelación visu:tl. La simell'Íll ritu de los pintores modernos. No puede decirse lo mismo de la persona co-
central de las figuras que convergen es un• representación simple, c!,ra y su- rriente, incluso del psicólogo corriente. Basto hoy no es infrecuente que los psi-
m•rncnre econ6micn de los ojuicios compartidos», producida sin la menor preo- c6Jogos, especialmente al tratar la percepción, hablen de los artistas romo si
cupación por lo que es factible en el esp,icio re:tL Además la trarup:11:enci• de éstos estuvieran cmpeñ•dos en la tarea de producir ilusiones de lo realidad flsi.
L, esfera, este s6lido p•raclojol que incluye las cabezas de los que la rodean, ca. Para los psicólogos que llevaron • cabo las experiencias sobre el «pensa-
indica que la imagen es lísicamcnre tangible sólo en la medida en que se adecua miento sin imágenes». a.S'Í como para s.us observadores, una imagen era proba•
al pensamienro y es compan"ble con & Aunque enteramente fantal.stica como blemente J. clase de cosa que se conoce por ilu.nraciones realistas o carteles. Si
■mntccimiento "físico, la imagen resulta esuiaamenre funcional respeao de miraran las pintunis !,,masas del pasado -un Raf•el, un ~embrandr o incluso
la idea que cncarrui. un Courbcr- con d prejuicio habitual y sin mucha atención, verían réplicas ex-
Aunque Gshon objeta lo «pronta percepción de clar•s imágenes menta• plícitamente completas de la naturaleza, paisajes e inreriorcs, naturalezas
les», 1dvicrrc que no existe razón p3ra que la fucultad de visualizoción se muertas y figuras humanas. ¿Hubieran reconocido la presencia de configura•
malogre. Avenrutó que si se libera la acción de esta facultad y no se la so- dones alt1lmcnre abstractas en sus mentes si por imágenes hubieran cnrcndido
mere • la reproducción de formas definidas y persisrentes, «pocl,fu entonces algo complctamcnre difcrcnre? Théoclule Ribot, que recogió novecientas rcs-
producir del codo automticamcnrc inuígencs generalizadas a partir de su ex- pucsras, da sólo un ejemplo ocasional de con6guraci6o no mimética; uno de
periencia pasada•. · sus sujetos vio el infinito representado por un agujero negro. No es sorprcn-
Si los objeros pucdeo reducirse • unos pocos desreUos csenciwcs de direc- dcote que uno busque en vano nuevas pruebas en 111 obra más reciente sobre
ción o forma, parece plousible que puedan cxisrir p•utas todavla m:ls abs- la psicología del pcnsomicnro, pues ésto comparte con d conduaismo la pre-
tractas, esto cs. configuraciones o acootccimicotos que no recogen nada e.n ab- ferencia poc los manifcsU1cioncs exrcmas y ohsc_rvablcs.
soluro de lo que se da en d mundo físico. Nucsuo sis!o ha producido en el Es improbable que l•s imgcnes hayan estado 1uscntcs en cxperimenros
124 125
que condujeron a la doctrirua del penwnicn10 sin imágenes. Pero aquma.. pro-
bablcmcn1c implicaban numerosas configuraciones más abstractas que las que
7. LOS CONCEPTOS ADQUIEREN FORMA
describieron Koflka o Bin<,1. los últimos estudios apcnllS aludfan al pcns••
miento. Las imágenes evocadas por pahabras como sombrero o bandera pue-
den ser razonablemente concretas, mientras que las mis de las veces la solu-
ción de problemas teóricos exige ron6guraciones altamente absincw, repre-
sentadas por figuras ropológi01s y, a menu,do, geomluicas en el espacio men-
tal. Es posible que esras imigcncs no miméticas, con frecuencia débiles al
punro de ser apenas observables, hayan sido el .contenido no sensorial•, esos
«sentimientos. no sensoriales de ,dacio=• que tanto trabajo dieron por cau-
so de su Stat\l$ patadojal. Puede que sean muy comunes y en verdad indis- Si el pensamiento tiene lugar en el reino de las imágenes, muchas de cs-
pensables para toda mente que tenga pensamientos genéricos y necesite la ge- imágenes tienen que ser alramcrue absttaaas, pues la mente opera a me-
lll.S
neralidad de las formas puras para concebirlos. «Me inclino a creer•, admitió nudo a elevados niveles de ahmacción. Pero Ucgar a cst.. imágenes on es fá.
Riboc, •que la lógica ele las imágenes es la aiusa primera de la uruoginación ciL Mencioné que muchas pueden aparecer por debajo del nivel de la con-
consttuctiva». ciencia y que, incluso cuando son conscientes, puede que las pccsonas no ha-
bituadas al duro oficio de la 11utnobsúvaci6n no las adviertan con presteza.
En el mejor de los casos, las im,ígenes mentales son difíciles de dcsc:ribir y
fáciles de perturbar. Por ta11to, los dibujos de los que se espera que se rela-
cionen con tales imigenes constituyen un material invalorable.
En las expccienci.. sobre la memoria se !un utilizado dibujos con frc.
cucncia. No pueden ser ,~plicas fieles de las imilgcnes mentales, pero es pro-
boble que oamparw, algo de sus propiedades. Por tanto, los pocos ejemplos
que ofreceré en este capitulo no tienen intención de probar cómo son las imá-
genes que los gencnu-on, sino qu~ Olt8c1edsti... esuuctUrales pueden 1encr.
Mostraré que esus representaciones consú1uyen instrumcnros adco,ados del
razonamiento abstrncro y que apuntan a algunas de las dimensiones del pcn-
samiemo que pueden rcprcsenlllL
El prototipo de los dibujos a los que aludo son esos trazoS diagnmiúcos
que macsll'OS y confcrcncian1es IIIIZllD en la pizami para describir constela•
clones de una clase u oa-a, físicas o sociales, psicológicas o puruncnte lógi-
cas. Dado que estos dibuj0$ son a menudo no miméticos, esro es, no conde--
nen semejanza con obje1os o acomccimicntos, ¿qu¿ reprcscntan exactamente?
¿Cómo se rclacion-¡¡n con el tema al que se refieren? ¿Cwíles son los mcclios
de representación que tienen a su alcance? ¿De qaé modo contribuyen al pen·
samiento? ¿Qué factores determinan el grado de adecuación con gue un di-
bujo sirve a su propósito?

Adem411n abstractos

La diferencia entre las formas tniméticas y no tniméticas, 1an clara • pri-


men, vista, es sólo urta diferencia de gr.ido. Eno es evidente, por ejemplo, en
126 127
los ademanes descriptivos, esos prccmsores del dibujo lineal. Tambi~ en
este CllSO uno se siente tentado de di.súnguit enttc los ademanes pictognilicos
y los que no lo son. En realidad, cuando se retrata un objeto mediante ade-
manes rara vez se utiliza más de algún rasgo o dimcnsi6n aislados, el tamaño
grande o pequeño de la cosa , la forma de reloj de arena que tiene la mujer,
la nitidez o indclinici6n de un contorno. Por la naturaleza mism, del medio
propio del ademán, la rcpresenU1ción es extremadamente abstracta. Lo que
imere5a para nuestrOS propósitos es, oo obstanre, en qu~ medida esta especie
de descópción visual es corriente, satisfactoria y úúl. De hecho, es útil no a
pesar de su economía, sino precisamente a causa de c!L,_ A menudo un ade-
mán resulta tan notable porque singulariza un ,asgo que es patineme respec-
to de 1a revelación. La mrea de idcnú6car el rcfercme corre por cuenia del
conumo: el tamaño descrito por el ademán puede ser el de un enorme rega-
lo de Navidad que envió un do rico o d de un pez atrapado el domingo pa-
sado. El ademán se limita a sí mismo imcligenterneme para poner de relieve
aquello que es importante.
El carácter abstracto de los ademanes es aún más evidente cua:ndo r-ctrata
la acción. Uno describe un choque de automóviles presentando el choque
dcscorporalizado como tlll, sio representación alguno de lo que choca. Se
roucstra el sendero reno o torruoso de un movimiento, su fácil rapidez o su
pesada dificultad. Los adernoncs ejecutan la acción de empujar y la de tirar,
la penetración y el obstáculo, la pegajosidad y la dureza, pero no señalan cuá-
les son los objetos as! trat.dos y descritos.
Los pueblos de la Tierra toda aplican sin vocilar los propiccLides de los
objeros y las acciones flsicas a los objetos y las acciones que no lo son, aun-
que no siempre exactamente de igual roodo. El tlUJlJlJlO de una sorpresa
se describe ron el mismo odemán que el de un pez, y un choque de opiniones se
pinta romo un choque de automóviles. O.vid Efron, que inves1ig6 los ade-
manes de dos grupos minorirarios de I• ciudad de Nueva York, !u puesto de
relieve cómo el carácter de la configuración del movimiento varia de acuerdo
con el csúlo de nu:onamienm de las personas. Los ademanes de los habitantes Fi gura 18, - Ahono Watkins.
del gMIIO judío, cuyas meares están formadas por el estüo sofista ttadicional To/lodo en modero ( 1966) .
del pensamiento talmúdico, «parecen exhibir uo cambio de dirección angular,
que tiene por resultado una serie de movimientos en zig-zog; cuando i!stos
se representan sobre el papel, ofrecen el nspccto de un intrincado bordado•.
Por e.l conrrario, los ademanes de los inmigrantes fraliaoos, que provienen Ú·
picamcnte de un medio ag¡ícolo escasamente alfabcázado, reflejan un estilo
de pensamiento mucho más simple, manteniendo «lo misma dirección basta
que la configuración del ademán ba sido completada...
Los ademanes actúan la secuencia de una discusión como sl se uar.ara de
una pelea, mostrando el peso de Lis alternativas, los sucesivos csfueaos, el
ataque sutil, el aplastante impacto de la n!plica victoriosa. Este espontáneo

128
uso de LI meaifona dcmuestta no sólo que los seres humanos advienen natu-
ralmente la .semejanza estructural que vincula los obje1os y los acomecimicn-
lOS físicos con los no físicos; se debe ir todavía más lejos y afirmar que hu
características de la forma y el movimiemo están presentes en los actos mi1--
mos de pcnsamien10 que describen los ademanes y que son, de hecho, el me-
dio en el que el pensamiento tiene lugar. Esras ólractcrístieas perceptuales no
son necesariamente visuales o exclusivamente visuales. En los ademanes, es
posible que las c.'ICpe:rieocias cinestésicns de empujar, tirar, avanza.r u obsuuirJ
desempeñen un papel importante.

Un ejemplo pictórico

Los cuadros que no se inscriben ea el aire, sino que dcj•n una huella pcr•
durnble, muestran más expiíciumeote que los adcmruJCS cómo pueden ser las
imágenes del pensamiento. Una vez más, !JI semejanza dilicilrnenre puede ser
litcr.tl. Paro empezar, incluso en la reprc:seomción pict6rica la forma particu-
lar de una ronligurnci6n de peo53mienco dada depender& de que se prodU2Ca
sobre una superficie plana o en tres dimensiones, linealmente o con gruesas
pinceladas de color, etcétera, mientras que las imigcncs mentales no se dercr-
minan por ningun• de esru condiciones materiales. Comenzaré con un ejem-
plo que se sitúa en algún punto inrermcdio entre !JI habilidad de la persona co-
rriente para dar forma visual a los conceptos. y el control, la precisión y fo
sorprendente expresión que son caracrcristicas de lo obra de los artisras. La
Figura 18 es I• obra de una esrudiame pm.uüversimria, Mlss Rhona Watkins,
realizada poco antes de graduarse en la universidad. Rcprc:senta un promete-
dor fururo temporalmente interceptado por obstáculos ocrunlcs. El cuadro es
enteramente no mimético y, no obstante, contiene .la inconfundible rcsooan•
cia de las cxpcrieocios recogidas en -el mundo visual. Así como los objetos o
los acontecimiemos fi$icos a menudo se dcso:ibcn por propiedades absiracus
de forma, de Jo misma manera la represemación abstracta de ideas, puede refe-
rirse mú o menos abienamcme a las cosas de la naturale2a. Tampoco aquJ
existe dicotomía entre representación mimética y no miml!tica, sino sólo una
escala continua que va desde los im4gencs más realistas a los elcrnenros llllÍS pu·
ros de forma y color.
La disrinción, semejante a la de un ¡,aisajc, entre un fondo con objeios que
se apoyan en 8 y una especie de ciclo vado en la ¡,arte superior, crea la difc•
rencia básica emrc el prc:scnre sólido y la visión de un fururo distante, lleno
el presente de materia tangible, vacnnrc todavla d futuro definitivo. El ricm·
po se traduce • la dimensión espacial de ptafundidod. Lo que mis cercano se
eocuentni en el tiempo y en el espacio son los obstáculos, oscuros y danuncn-
tc articulados; más alejada está la promesa del mañana, todavla indifercn·

129
ciada y d ominada por d sentimiento de color afectivo que lo robre todo. La
regularidad de lo masa distante es interrumpida por uru, clllÍll que pcnem l•• Exptrimentos con dibujos
1enlmcnte, que abre y a=-zn la cohcsi6n de la pe"JlCCrlva, compartiendo
so color básico, P"J<( cn:ondo al mismo tiempo un chirriaotc conflicto entre Mis esrudiontes obtuvieron en experiencias preliminares, dibujos destina-
su propia versión amarillenta de la rojez y el azulndo de La masa mú am- dos a representar conceptos espccllicos. Son garab2tos cspom&neos con poca
plia. De manera sm,ejonie, la ÍOilllll de La ruña, aunque quiebn el comomo o ~ingunn pretensión de valor estético. Miss Ahigllil Angel! les pidió a sus
de La masa, t.ambién reconoce sus límites, .SUJctos, en su mayo.ría compañeros de estudios, que descríbic.r:m mediante
Estas anticipaciones del fururo no se conectan directamente con el pre- dibujos abstractos, las nociones de Pasado, presente y futuro, Democracia y
sente. No hlly puente que conduzca desde la p,rre anterior a la posterior . La Bum y mal matrimonio ; Miss Brin• C.plon trabajó en condiciones semejan-
presencia inmediata de los obsuículos oseuros es autoeontincntc e inde_pcn- tes ~o el concepto de Juu<!ntwl. Mientras se ejecutaban los dibujos o después
dicn1c, algo que cuida de si mismo, que no afecta al futuro y que, sin em- de e¡ccumdos, se recibieron cxpliéacioncs verbales, csponráneas o soliciuidas.
borg~. bloquea d camino hacia él. Aunque esta d istinción se hace claro, hay La naruraleza de La tarea creó mu¡, pocas vaciLaciones en esta particul,r
también la alarmante sugerencia de que estos obsuíeulos sí afeclltn ni fururo, pobLación de sujetos. La habilidad para dibujar, claro CStá, oscilaba amplia-
pues la barra horizontal de La derecha coincide con el borizootc y La barra mente corre unas pocas línc:,s dmidas y csquemátictS y diseños mJis elabora-
d e la izquierda con La parte superior de la masa distante. Aunque se la reco- d_os, y tambi~o fueron evidcnrcs grandes diferencias de imaginación. En oca-
noce como un.:a ilusi6n creada por u.na perspecáva pummcmc subjetiva, esta SJoncs se utilizaron signos convencionales como arajos: el signo de más y de
amcoaunte interferencia es por el momento visiblemente real, y las barras menos P'_'" describir el buen y el mal matrimonio; cstteUas y barras pam la
oscun,s, meuílicis y duras, cubren la perspectiva d e fumro como las baIIOS de dcmocrnaa, o un árbol en desarrollo para la juvenrud. Pero raro vei hubo
la ventana de uoa prisión. un sujeto que sostuviera qu, ~ cernas senc:Wamcntc no eran rosas ,,isua-
Al mismo tiempo, el impcdimen10 oo cs insuperable. Los obs1ículos, les y, por iam?, que no podlon reprcscnt:u:sc medianre dibujos. Puede que las
aunque tienen la dureza de lo inorginico, sólo son rectos en p:trtc. Se curvan personas de ruvel cultural díforen1c o menos familiarizadas con las anes no
en In base y en la parte superior, indicando cierta flexibilidad y debilidad, y respondan tan satisfactocinmcnre; esto, sín embargo, nada nos dirla sobre la
son más delgados donde bubimm nccmmdo su mayor vigor. Ni el parale- noturaleza o la riqueza de las imágenes en su pensamiento.
lismo ni la simetría de Las dos unidades oscuras son rlgidamcnre perfectos, y En ocasión de cada una de las tareas, el sujeto debla cfecruar una decisión
esto hatc que la cstructua del obstáculo resulte algo accidental y, por tanto, íundnmenral, presentar el concepto dado como U1111 entidad o como Ull1I com-
vulnerable y cnmbiable. binación de varios caridades. La consigna de dibujar Pasado, presente y fu-
.El carácter abstracto de csr-a. enunciación visual es evidente cuando se turo sugería verbnlmentc una triada y, de _hecho, varias personas dibujaron
compmi con el tCOlll que representa. Ni el presente ni el futuro se rctnitan tres entidades separadas, sin relución en el espacio o quizi dispuesw en una
de mane.ca mimética y, sin emb:argo, lo esencial del rema se describe mediante sceuencia •~ cohes(ón. Esto, _sin cmhargo, no fue el caso de todos por igunl.
aspectos cnteranicnte visu•les de Ju farota, el color y las relaciones esp•ci•les. Aunque nadte dibu¡ó la toialrdod de la vida como un, unidad indiferenciada,
Aunque mñs simple y más evidente, quizá, que In ohm de un a.r üsta consu- no fue poco frecuente una linea continuada. La Figura 19 indico 11D pasado
mado, todos los !actores cruciales se vuelcan con mis precisión que L, que ha- recto y q~izá vaáo, formas !llDplios y ruúculadas para el presente, y algunas
llamos en la mayor parte de los nípidos csbo= de aficionados que presenta• formas mas pequeñas y vngas para el fumro.
remos o continuación. El grobado de Miss Watkins fue el rcsultndo firutl de ~n est~ ~aso. pues, la 101alidad de la vida se representa como un flujo
abundnmes invcstignciones y pruebas, y la búsqueda de lo conligoracióo «co- de ncrnpo tmmerrumpido, una cona:pción fundamentalmcme diferente de la de
rrecta• fue un medio de elaborar la situaci6n que trataba de describir y, ni
mismo riempo, de vérselas con ella. Como han mostnido cienas observoeio-
ncs llevadas a cabo en terapia de llfte, uno de los mayores in~mivos _para
csra especie de obro es L, necesidad de pensar •• tt11vés de un medio• impor-
tante. La COJl$umación de la imagen es también la soluci6n del problema
planteado, aunque puede que no hayn palabms que den cuenta del hallazgo.
l'lgun 19
no
131
L, mera conc.,ión de los tres cstlldos, claro csti, no implica de por si
otro tipo de sujeto, que existe en el present.c y lo picosa como un estado más que se baya pensado acabadamenrc la naturaleza panicnlar de so relación. La
que como U1111 fase de un desarrollo coorinuo (Fig. 20). Figura 21 expresa mú que l1D2 mera secuencia de dilcrentcs entidades. Mues-
tra una c.,paosión gradual que comí= en el momento del nacimiento. Lo
ruptura entre pasado y presente se mantiene, pero fa amplitud del prcseme
se comprende en psrte como el resultado del desarrollo precedente. La ing<>-
bernada redondez del presente inturumpe ln canalización del tiempo, y, no obs-
tante, esta sirnación csui1ica en medio dd dibujo es atravesada «amodalmen--
tea, por un11 corriente de. movimienro que se inicia en el pasado y iwaoza sobre
el futuro •hierro, como !luye un cio • través de un lago.

FJ&Un 20. - «El pas44o no ha sido mula; cstil olvidado y cuando sc vuel,•c a
pensar en él, es Wlll ilusi6n; está cubierto ele poh.·o. El presente_ Jo es iodo: IDOVJ·
núcnroJ alcgda. descspcnKión~ C$pc:ranza, duda; es el 4hor:t; se vive en el presente.
El fu/u-ro es d&:onocido.•

Eigura 22. - «El pasado es sólido y completo, pero asl y todo influye en el pre-
sente y el futuro. El pr,s,ni, es complejo y no sólo un ttSulllldo del paslldo que
mnducc si fururo y, por tanto, se supcrpooc a 2mbos; con todo, es de por sí una
entidad (m:uxha negra). El fuJuro es el menos limírl<lo, pero rco'bc la influencio
del p,sado y el pttSCDrc. Urui línea los acravies:I, porque todos tienen un clcmenro
en común: d tlt':mpo.•

Lo complcjidod estructural del prcscmc, experimentado como un estado


de cosas inremporal y sin embargo percibida por d más reflocivo como Wlll
mcn, fo~ en d pasaje de la vid•, puede represenlllrse como la superposición
de dos estructuras. En la Figura 22 la vida se ve como generado por d pasa-
do «sólido y completo. que proyCClll rayos vigorosos y creadores. Pero el pa·
sado no determiru, enteramente el prcscnrc. Tiene una médufa y urui forma
propias. Lo complicación resullllotc se presenta genéricamente como una agi"'•
da rc.ffllnl. El efecto cspcdlico de la interacción no csul elaborado. Los po-
deres inte.roctuaorcs del pasado y el presente se superponen espacialmente,
pero no se modificao entre sí. El problema es percibido, pero no rcsucho.
riguhl 21 A psnir del dibujo rcsullllme, puede diagoosticru-se con ,oda claridad el nível

132 UJ
bas,a el cual llcv6 la joven dibujante su pensamiento, o, al menos, la reprc- la sujeto, y Li manclm pequeiia y goteante, la de su ¡,adre; la inadecua.ción
semación de su pensamiento. de la relación intcntu reOcjar el carácter de los miembros del matrimonio, -no
El lenguaje representa el concepto de motrimonio mediame una sola pa- parricularmcme desagradable,, de por sí.
labrt; no sugiere una dualidad 'cisual. Pero el coocep1O de por si se refiere
dircctamen,e • dos personas físicas. Por umo, muchos sujetos describieron
eJ marrimonio en sus dibujos como una rcJación entre dos unidodes. Como te•
oían que representarse ton1O el buen matrimonio como eJ malo, las dos clases
de mauii:nonio se mostraron mc.auncntt d.ife:rcntes enue. sí o, con más inteli-
gencia, difercntcS respec1O de alguno dimensión común y, por lantO, compara-
bles. Algunas veces se presentó Ja sola rcJación, sin intento alguno de derivarla
de la oatnraleza de los miembros así relacioruidos. Dos drrulos separados dcs-
crib!an una ttlación, dos drculos superpuestos la orra, y lo superposición 1c- Figura 24. - «He aqul la imagen de mi madtt (parte superior) y mi padre (panc
nío por obj«o represen1ar ya una ccrcan1a descobk, yn un mutuo entorpeci- inferior). Aunque ninguna de las formas es desagndahlc de por sí, lo combinación
miento indeseable. O, inversamente, los dos clases de matrimonio se distin- de ambas produce una cngcraci6n, pues b superior se welvc m» abrumadom
guían por el carácter de sus miembros, pero no por su rcJación: dos cirrulos ruando se la coloca jumo a la inferior. Y la inferior dumlnuy,, en rclaci6n con b
1crsos contra dos drculos ásperos, enfr=dos de la misma manera. Existe superior. ¡Aj!•
una signiJicativa diferencia entre ver el canlc1er del matrimonio como derivado
de la relación como la! o verlo como derivodo de la personalidad de sus miem- La cobcrcnci:I del matrimonio puede indicarse scncillamcnte por el grado
bros; y fo consideración de cualquiera de fos condiciones sin la otra produce de conucro entre sus miembros: en la buena rcJación, comparten la supcclicie
necesariamente ~ in1crpretaci6n limiuida. de la ligua, que los rep.r =11; en la mala, apenas se cocan. Más sutiles son
los intentos de mostrar que la combinación de los dos miembros constituye
o no constituye una 1ouúidod, ya sea porque sus caracteres no se adccnan
entre sí, ya sea porque no se rcJacionan de modo ajustado. La Figura 25

/': ~

~
- - ----1/
Figum 2}

Ea la Figura 23, la mala rcJaci6n se representa como surgido de la dife.


rcncia de los miembros. Un agresivo con1orno armado de dientes de sicmi
constituye uno de ellos, mientras que el círeulo terso describe al orro. Ade-
más, el miembro agresivo tiene forma de espiral, más cargado de 1cnsi6n; el
otro .se representa mcdiamc curvas más armoniosas v concéntricas. El miem-
bro agresivo, por supuesto, no es necesariamcn,e el ·varón. Con pocas cxcc¡,-
ciones, los dibujos describen fuerzas menrnks, no físicas. En Ja Figura 24 la
roca aplastante de la pone superior describe la personalidad de la madre de Figura 25

134 135
muestra d buen matrimonio como una con6guraci6n simétriCl! en In gue los
dos miembros, de pet$0ruilidad smiojan1e o indife=iada, cumplen la misma
función. El dibujo indiCl! que la configuración general del marcimanio debe
ser unificada y bien estructurada, pero que las miembros rcúcncn su in1egri•
dad fundiéndoso sólo parcialmemo. En d mal matrimonio, las formas de los
dos componentes no constituyen un todo uni6aido; su contacto es accidental y
pteeario, y permanettn =ncialmeme independientes entre si. En la Figu-
ra 26, la forma general a la que se apunta es menos simple, aunque cerrada

Figura 27

mience con das unidades separadas que traten de cs12blecer una relación ron-
nubial. Las p.irtes y d toda lllllnricnen una relación b,stante equilibrada sin
que ninguna recbme para sí la prioridad. 1k aquí puede pasarse a ejemplas
en las que In ronccpd6n primen, es darameote la de una totalidad subdividida
más o menos feliu,,ente en dos componentes. En las casos extremas sólo se

Figura 26

, unificada. En este caso, las difecencias de personalidad no son un obstáculo


para Ja unión, sino, probablcmcme, una ventaja; el ro~ de Jos miembros no es Figura 28. - •Buen matrimonio: suavidad y armonÍll; vid# fácil y agradable. M.I
idéntica, y la forma alga accidental del conjunto sugiere que tot"1idadcs de matrimonio: altibajos, el sendero de la vida rcsu1ui dillciL Una vida duna.•
formación disúnta pueden fundonar igualmente bien. En el o:,al matrímarüa,

I] I]
las dos piCZ11s en forma de sierra de oaivén no se adecuan 19 UD2 a I• otra. En
la Figura 27, el buen matrimonio presenta una ,oralidad mucho más cica.
Evoca la Íirulgcn de una planto, pero la urilm librcmeme para mostrar la
combinación de dos unidades que se desprenden una de otrn en uo juego
muwo de apoyo y dominio que las uno co uo común esfuerzo llS('COOcntc.
En los úlñmas ejemplos no hay un claro indido de que la concepción co-
FiguN 29. - !zqujcrda, buen mauimonio; derecha, m.aJ matrimonio,
l J6
137
indica el efecto geneml (Fig. 28): la suave annonla de WlO, la n1dcz.a del otro. nado. La p.irábola del posado lleva bacill adelante y se establece roo continui-
En la Figuro 29 la ncttSÍ.dad de iorcracción se enuncia simplemente, y de dad hulB el futuro. Sin cmb>rgo, en el momento del prc=tc la convergencia
modo más diruímico en el diseño CD forma de yin-yang de la Figura 30. del p:isado se roormrresta mediante d comienzo de uno nueva expansión. si
Icemos la tcrccta paclbo!n como abierta hacia la derecha; o, de otro modo
el futuro, que refleja el pasado, también converge hacia el foco del prcsentC:
pero en dirección opuesta, apunt11Jldo de esa moocra • una experiencia que ig-
nora el avance irreversible del tiempo.

D o
Figura 30. - Izquierda, buen nunrirnonio; dcttcha, mal matrimonio.

La consigna de dibujar Po1odo, prtstnlt y futuro sugerla un aronteci•


m.icoto en el tiempo, mientras que Ma1rimonio resulta más claramente una
cosa o estado. No obstante, los dibujos no necesarllllDCDIC se conformaron •
esa distinción. Mientras algunos sujetos presentaron las tres emp•s de la vida
como cnádodcs scpamdas, la Figura } l muestra la vida como un objc10 cst<Í·
áco en el cual el presente, como U= vertical, sepan un pasado osau-o de un
futuro más amplio y mis hrilla.nrc. Compúcsc esta poco diofmica distribu-
ci6n con la Figura 32, constituida cntenmcntc por un movimiento dcscncar•

Figun, J). - •Un buco matrimonio (parte superior) cslá constituido por clos pcr-
50nas unidu, pero unidas como individuos. Ambas R tu'ODOC'CD romo scp1.01d1tS
entre s(. pero al mismo tiempo. como mutuamente compromc.cidas. E mal matri-
monio (parte inferior) es aquel en que clos pcnonas se apoyan y se absorben entre
si. Cuando sur~ un cooJlic1n, no puccl<,n prcstarSc ayud•.•
Figun }1
Micntns la vida y sus etapas pueden aparecer como objetos, d matrimo-
nio puede describirse como una historia. En cl buen matrimonio de la Figu•
ro 33, los miembros se mueven a lo largo de senderos panlclos como dos ins-
truIM:ntos musicales que tocan la misma melodía a intervalos constantes., y
cuando su.s senderos ~ entrecruzan, hay más bien un contacto mutuo que un
cntorpccim.icnro. En el mal m.tttr-i1nonio, uno de los dos miembros se interpone
continuamente en el camino del otro. La leyendo de la Figun 28 indica que
Figura 32. - ~ pa,,,do ha $Uccdido y es ddinitivo, por mnto, la línea cstó olllJ los co.n tornos ca.racterisúcos de los matrimonios concebidos como cosos se pet.·
rnarada. El pr,s,nt~ existe donde pasado y fururo se superponen. El /11turo se
desarrolla a putir del ¡wado y es indefinido. por tanto, la linea no ca:ti tttn
cibcn al mismo tiempo como el camino despejado o accidentado que empren·
marcada. El pasado afecta constani,rncntc al fururo, linea de puntos.,. deo los rompañeros de viaje,

IJS 139
gobemad• por la minotf•. A menudo.., añaden v<ctorcs a las conligun,ciones
. En cw,nto a lll rq,rcscnmción de la ·Democracia, algw,os sujcros la con-
en forma de mandala o sol, que muestran la organización céntrica de la demo-
S1dcran como un conjumo de individuos diferenciados que inician uno relación
.
nucntras que pllnl ouos es funruimental la totalidad de L, comunidad. En la
' cracia. En la Figuta 38 las ílcchas parten desde la perikria, donde es1&n situa-
dos los ciudadanos, que se describen por la variedad de sus diferencias, hacia
Figura 34, la socicilnd constituye un conglomerado inconexo de caraneres di- el e-entro, indicándose así la contribución de los ciudadanos al gobierno. Es..
cenrro, sin embargo, está vado. El gobierno no es nadie, y no hay ílcchas de

Q::16.os control que vayan del centro hl,cia los gobernados. A los indi\'iduos se les ron·
cede derecho a la autoridad, pero no están sujecos • ella.

Figun 34. - «Igualdad entre individuos.•

fcrcntes, alineados sin intem:I.ción, salvo lll base común sobre lll que se apo-
yan, En el otro extremo se dan ejemplos en los que el estado se ve como un
objeto de ÍOllllll simple, sin refcrc:ncia explícjta a los elementos humanos en
los que consiste. La Figura 35 ha«: sólo una concesión superficial a la forma

Figun, )6. - «lndividuos que piensan


con mayor liben.ad, pero ~ sienten
coanados cuando se ponen en conn1cto
ron las .,.f.,.. de los ou-os.•

Fi!!W'." 35. - cTanro personas como coacep1os pueden ■dccua,se al sisiema (círculo
c,m,nor) en annonf• y sin perder su idcnúdad romo cnúdad individual. Todos
conmbuyen a.l conjunto.•

geneml de la comunidad, que se ,,e como un saco repleto de individuos dife-


rentes entre sf y sin relación con la totalidad. Este amono estado de cosas en
el dibujo, equivale • pensar lo coexistencia social a un ni,el sumamente elc-
mentlll. La Figura 36 es más elaborada, pues describe dinámicamcme las de-
formaciones de los individuos que ,csuhan del rini y afloja libre de inhibiciones
prop,o del humano contacto. Las difo·cnci>.s individuales de forma $C ven aquí Figura JS. - «Todos son lfürcs de participar en el gobierno. Gr■ndC$ difcra,ci.u
de marco de rdcrcnda.•
como el resultado de la libtt intcmcción, y el Es111do no es sino la suma de Jo
que los ,'«i~s se ~ceo mutuamente. La organización es escasa y el gobierno
Auoquc estas experiencias son informales, muestran que los jóvenes odul-
nulo. El dib~¡o e,¡to hecho de fuero hacia dentro: el centro es lo que, queda
ms cultos emprenden sin mucha dificultad la tarea de representar conceptos
después de c¡ercidas las presioocs individuales.
abstractos mcdiance dibujos no miméticos. Además, estas abstr.icciones apuntan
Por el con1t11áo, las pirámides de variada forma describen una cstruetuni
a la médula de los tCIDJIS con toda claridad. Por supuesto, al pensar sobre lo
jerárquico en lo sociedad democrático (Fig. 37). Desconsan sobre su base o so-
naturaleza de los conceptos que debe dibujar, el sujeto hobró considerado con
bre su vértice, según se considc,re que quien ejerce el poder son los masas o la
frcet1encia ejemplos especificas: su propia experiencia en el pasado o el pre-
jefatura d<;l Esuulo. Sin cm~•rgo, se limitan e,¡roÜcamentc • L, lorma, pues
sente, el caróctcr de una dcmocn,cia particular, los acomccimien10s sucedidos
delineo la ¡emrqula s61o med1amc uno disminución cuaniitariva: la mayotÍJI es
141
140
en csu: o aquel matrimonio. De b<cbo, tenían que hacerlo asl, pues Lis fol]]]Jls
abstractas rdlejadas en los dibujos no ofrecen la prueba ncccsaria para definir complejidad no implica necesariamente qllc el _primer paso y el re~ltado fi.
los conceptos; sólo representan las formas cstrucrurales más puras que $Urgen 03¡ fueran reconocibles como las fases suces,vas de una concepción clara-

de esas pruebas. Las condiciones de lo experiencia impidieron que los suje tos mente unitariA_ En algunos C8505 era evidente la continuidad de una idea sub-
incluyera.o elememos oarrorivos. Aunque sum:uncorc útiles para lo daófica- yoccote, pero no Cf\ otros, y en ningún aiso se consagró la entera serie_ de di-
cióo de los conceptos tc6cicos, los configuraciones no mimé~ deben derivar bujos a la elaboraóón ga1dual de sólo un tema gr.lJico espcdfico. Sin em-
conúnuamcnte su signilicaci6n de la susrancia viva de los problemas a que se bargo, frccuCDtemcnrc, en los cambios progresivos que se daban !qul y alll
rdierco. entre un dibujo y el siguiente, era observable UD gradual rdinamtcnto.
La principal razón por la cm.l estas formas dcsencarnodas pueden rcsuhar
rao útiles, es que 41 pensamiento oo Je concierne la mera materia o sustrato de
las cosas, sino sólo su estructura. Los sentidos procuran las cualidades elemen-
tales de un rojo particuhr o de un sonido particular, pero el pensamiento no
las representa ni las t.-.nsmite; sólo las pcnonas que no sean ciegas ni so,das
pueden -apuntar a c1las mediante signos verbales. Los rasgos perceptunlcs acce-
sibles ol pcnsamienro son puramente estructurales, por ejemplo, el grado de
expansivicLid de ese rojo, la agr-esivicLid de cal sonido o la naruralcza central y
compacta de olgo redondo. El pensamiento trntn el csp3cio y el tiempo, que son
recipientes pora el ser, como Lis caregorfas es1ruaurales de coexistencia y se-
cuencia. Esw dos caregotias pucd,,n repr=rarse en el medio espacial de las
configuraciones vi$uales.

El pensamicnto en la am6n uisibl,

Dije Y• ames que los dibujos, las pinturas y otras actividad,s semejantes
no sólo sirven para traducir pensamientos aabados a modelos vi$iblcs, sino que
wnbién constiruyco una ayucLi ro el proceso de elabo.-.ción de soluciones. Po- Figura }9 Figura 40
cas pruebas de esto se obtienen a partir de esrudios que sólo consagran un
dibujo para c,,cL, tasca. Por tanto, en las experiencias de Miss Caplan se les en- La consigna consisna CD realizar un dibujo no mimético de la ]uvcntud-
comendó o los suje1os que «utilicen motas hojas de papel como ncttsiLCn: una Ono de los sujetos comenzó por representar «untt especie de crecimiento as-
nueva hoja para cada nueva ida; una nueva boja cacLi vez que d,scro corregir ceodeme• al mismo tiempo que concebía a la juvenrud como cvudta sobre
una viejn :dea. ¡Prusigno. su tarea basta que queden satisfechos con su dibujo! sí mlslDá ~ un proceso de amodescubñmiemo•. La pcimcm boja (F"tg. 39)
¡Piensen en voz olta micntrllS dibujan y c:xpliqaen lo que h•cen micntcas lo aparece cubierta de espirales de tamaño dccrccicntc _bt?a 1~ lados Y una vaga
csbln haciendo!•. Once sujetos realizaron una producción promedio de nueve simcu!o hacia L, parte superior. En el segundo dihu¡o (F1g. 40), estos ele-
dibujos cada uno; uno llegó o realizar rna: y ninguno hizo menos de seis. mentos se combinan pam constituir una configuración semejante a la de un
El estilo de los dibujos tendí,, a hacerse más claro, más ddinido y más in- nbol, que integra y da.rilíc,, la concepción. Las Fi~ 4 ~ y 42 muesrran lo:
dividualizado a medid,, que ibtt •vanzando lo experiencia. Esto se hada CVÍ· dibujos séptimo y octavo de un sujeto que cooab,ó la ¡uvcorud como UD
dente cuando se compoabao el primero y el último dibujo de una serie. En gota circular o en fottn• de ameba que va craosformáodose graduolmcnte CD
general, la complejidad aumentaba. Algunas veces, según informaba la rcspon- el !irme rectángulo de la ecLid adulta. El séprímo dibujo (Fig. 41) presenta
sabk: del experimento, los tipos de ÍO,mo se volvían más intrincados y se. intro- eres fases: la Juventud que tiende a la ecLid adulta, aprende de ella adaptán-
ducían la contigüidad y la superposición, o aparecía un nuevo elemento, como dose y 6oalmentc la domina. En el OClllVO d ibujo (Fig. 42), las «es fases
el sombreado, o se utilimba algooa especie de gradiente. Tal aumento de se hao ' rdioado y ~ hao convertido en seis. La primera de ellas pe,maocce
en lo esencial sin cambio, salvo que la ctendeocia a la edad adulta• se mucs-
142
14.J
IDI explicitamcmc en L, forma de la go10, más dinámica en esta oc,slón:
mero avance se redefinió como desarrollo • .El cono se convierte oscura y cridi-
como una ameba, responde • la edad adulta, a medias avamando, a medias mensionalmcme en un sólido, y el punto de origen en la parte inferior sirve
~teniéndose. La monolítica «Lid adulta también es tratada ahora ro.n mayor ahoni pm describir la falta de una base estable. El dibujo 7 vuelve a la es-
surileza: se muestra abicrtJ1, accesible y quizás acúvamcmc oomprometida. piral original. pero ahon la boja está cubierta de espirales abiertas que, fre-
En d curso dd proceso, la «cd,,d. ya va dcclimndo y la invcrsi6n fin.al de néticas, se superponen. El individuo se multiplica ahon, pora presentar 1a es-
poderes es ahora más definitiva, pues no sólo oomp=de el 1am4ño, sino cena social, y esta extensión de la perspectiva partte hober devuel10 In con-
tambifu la transformación de gota en bloque, completándose de este modo cepción a su forma inicial. En d dibujo 8, la interacción entre los individuos
el nuevo adulro. en desarrollo se define de manera más explicita; para este fin, las formas es-
pirales se han simpli6cado para formar lineas ~tas que se cruzan o son para-
lelas entre sí con mayor claridad. El dibujo 9 presenta una vuelta a la indi-
vidualidad: el número de verticales se ha reducido a eres y luego a dos, mos-
crando la •verdadcr, comunicación» y «armonía» de dos sinuosas paralelas.
En el dibujo 11, el contexto social vudvc, vengativo, en forma de dos SÓÜ•
dos siniesll'OS que las arrapan como roue corniquc1es y las obligan • ogitan¡e
con bastante violencia. En los dos últimos dibujos, sin embargo, su desarrollo
las lleva más all, de la p~ión dc:J medio y se elevan en una armonio defi-

o
nitiva.
La sujero urilizó su secuencia para narrar la historia de la juventud crono-
l6gicamcnre. Sin embargo, al mismo tiempo, reúne los factores pertinentes
paso a paso y acaba con una imagen que los conri.ene a todos en lo que, según
lo concibe, constituye su carácter, su rol y su rc:Jaci6n adCCWtdos. Me referiré
brevemente a orros tres ejemplos para ilustrar aspectos de esta b6squcda de
la elariJicacióo. El uso de la espiral y la cuña en el mismo conjunto de dibujos
indica ya cómo un cambio complero de la configurnci6n grálica puede sin em-
bargo dejar intaeto eJ cemn fundamental. Lo mismo vale en el caso de ocro
ejemplo en el que un sujero describe cómo una persona joven avanza desde los
despreocupados placeres de los primeros años a la «compleja e intrincada
red• de la adolescencia. El sujeto ilustro este cambio superponiendo las sim-
p.lcs ondas de la niñez con formas =lineantes y cncrccruzadas. En el di-
bujo siguicnre, el mismo csmdo de cosas se describe como un laberinto gco-
méuico: aparentemente, una completa interrupción de 1a continuidad pictó-
rica, pero, en realidad, una interpretación m;ls pcnelTl!Dte de lo complejidad,
sdlo definida un momento ¡mtes como una textura confusa.
En el traba¡o dd estudiante que necesitó rr«e dibujos pau Ucg,rr a una Otros ejemplos confirman la observación de que las inrerrupciones pic-
enunciación sarisfuc1oria, puede irse descubriendo d cnñquecimiento grndu•I tóricas ocurren cuando el dibujllntC introduce un nuevo factor cogno.scirivo.
dd concepro. Uru, descripción verbal bascará para du una idea de la com- Una sujeto uu1iz6 un conjunto de círculos p•ra mostrar la complelirud -y la
plejidad accicntc. Al principio hay un movimiento a=ndcnte de una forma falta de aspereza en la niñez. En el siguiente dibujo presentó dos grupos de
singular, que sigue una linea espiral en el primer dibujo y llena la segunda Jineas alarg•das, como las presiones que se ejercen sobre la juvenrud, sólo
hoja como una gran cuña en punta. Esta cuña simple sufre ahora interrup- pan combinar las dos desacordes con6guraciones en su dibujo siguiente y fi-
ciones a la mitad de su ascenso, siendo causadas las demoras por la inestabili- n•!, en d que los círculos, estrccl,amcnte agrupados y algo deformados, son
dad ¡· la complejidad de lo adolescencia. En el cuarto dibujo, la cuful se ha confinados, separados y cruzados por las rectas que describen L, responsabili-
invertido para converárse en un cono que se expande desde su vértice: el dad y el d<:bcr.
H4
145
lí6ros que oo mostraban ninguna concentración dísciplinoda en la tarea o, 111
Finalmente un caso en el que dos perspectivas diferentes del mismo COO·
menos, ninguna habilidad para realw,r dibujos que reflejaran tal actirnd. No
ci:pro se pres:.OtllD primero por.separado y mis _tude se integnm. l..a sujeto
obstante, l• intcnci6n y el medio de realizaci6n son básiCllacme scmej,mes
comienu con una noción de la Juventud que ambuye • ésta un mara\Qo ca•
o los del anisu. Los dibujos de los aficionados constíruyen una versión cntl·
D<:
ricter obrupto, algo que se alejo de su base de IIIJIDcrll discordante. pronto,
porreada del v0c1bulario rico y preciso que es característico dcl buen arte.
en su quinto dibujo; L, juventud aparece en cambio como unn gota mforme;
Los dibujos i.o tcntaban dar una ttacta descripción visual de un conttpro.
una 8(lta, no obs1ante, que tres dibujos después es atormentada por «dolores•
Como tales, craa puramente cognitivos y en ptiocipio no diferían de lo que
int=, y estos dolores, que apuntan bncia dentro • lo largo del como~ de
los cicntlJiros muestran en sus diseños esquemáticos. Sin embargo, logniban
la gota, asumen en el último dibujo el mismo aaciaer obrupto y pun1JJ1gudo
ir mis aJl,i d e la enumeración ,<isual de las fuazas que constituían las oonJi.
que ttprcsenta en el comienzo la toaalidad del concepto. Las Figun1s 43 y 44
guracioncs. Los dibujamcs intentaban evocar, con mayor o menor for1una,
mucstr:,,n el primero y el úl1imo dibujo de lo serie..
una vívida rcsorutocio de estos fuenas y, de ese modo, recucrlan • los =·
sos de In expresión anínica.
El elemento estético está presente en rcxh descripción visual que intcnl8n
los seres humanos. En los diagramss cienúliros exige cualidades tan ncccsa.
rias como el orden, la claridad, b correspondencia cn1rc signi6cación y formo,
la expresión dinimicn de las fuerzas, etcétera. Ya nadie obje.ta el valor de la
rcprcsenraci6n visual. Lo que es necesario reconocer es que las formas pcrcc:p-
tualcs y piaóricas no son s6lo 11 traducción de los productos del pensamien-
to, sino la sangre y la carne del _pensamiento mismo, y que una gama ininu,.
rrumpida de im<erprc1aci6n visual abarca desde los ademanes humildes de la
comunicación colidiana • los enunciados del gillD arte,

.Figun, 44

Similares nisgos pueden hallarse en la obro de los lllÍstns, por ejemplo,


en los bocetos que hizo Piatsso para su Gutmica. He mostrado un hbro so-
bre este tema que 11 conrinuidad l' la lógi01 subyacen tras d desarrollo dcsd_e
el primer boceto ruma la obra rompktoda. Sin embargo, lllmbién estos di-
bujos y pinturas pueden aparecer • primera vista como una secuencia de saltos
crritioos quc van desde las perspectivos muy generales • los deaalles y desde
éstos a aquéllAs, en ua juego ince:s:inte por el que se combin:,,n los ~•memos
constirutivos básicos de modos s,craprc rcaovados y mucbos cambtos de es-
tilo y de tem,. Sin embargo, la obra final es onn slnresís de las adquisiciones
pui:$"'5 o prueba, un eaunciodo cuyo completitud y DCCC$idad impiden toda
nacvu modi6Cllei6n.
Hay, por supuesto, profundas diferencias entre la obra de un artista.y los
garabatos de nuescros a6ciolllldos. &-to sería 1odavía mis evidente si, en Ju.
gar dc escoger ejemplos adecuados de las experiencias, reprodujera al azar una
selección de iodos los dibujos. Hubo muchos ejercicios avcnturadamente pro-

146 147
8. REPRESENTACIONES, SIMBOLOS Y SIGNOS

Los simples dibujos lineales pueden dar forma visible a las ron6guracio-
nes de fuerzas u otras Cllractcrísticas csuuctunles. Los dibujos del capítulo
precedente descñbían lo naruralezn de los buenos o los malos matrimonios.
de la dcmOCJ11cia o la juventud tal como los conccblan las personas que los
dibujaban. Configuraciones sociolcs o psirológicns oltnmcnte abstractas •P•·
redan ca forma visible. Sin embargo, la.s im,lgcncs pueden describir umbién
las cosas mismas de nuestro medio, por ejemplo, un morido y una mujer, o
una manifestación en una democracia. En general , lo hacen en un estilo más
abStrncto que el modo en que quedarían regiStrados en una placa forogr:ífico
esos objetos, personas o acontecimiemos. Las imágenes, pues, consideran el
mundo en dos direcciones opuestas. Se sitúnn en algún lugar por encima de
las cosas «pnícticas» y por debajo de las fuerzas descncnmados que animan
esas cosas. Puede dccicsc que ronstituycn una mediación entre ambas.

us tru fundonu de /JJs imág~11es

Con objeto de clarificar y compa.rar ]ns varias relaciones que las imáge-
nes m:máe.ncn con sus obje1os de tt':Íerencia, dis1ingoiré las tres funciones que
ejercen las imágenes. Las ~genes pueden servir como representaciones [ pie•
lttrer] o como símbolos; pueden i.mbién uriliursc como meros signos. Mu-
chos de los autores que se han referido al tema llevaron a cabo esta clnse de
distinción. Algunos usaron los mismos términos u otros simiJa.rcs. pero las
significaciones que les asi~n•n se supe:rponen de modo complejo con las dis-
tinciones que necesito para nuestro propósito. En lugar ae 1maliznr eslaS se•
mejnnzas y diferencias, trataré de definir los rrcs términos de manero tan tan-
gible que el lecror no tendrá dudas sobre lo que quiero decir con ellos.
4>s ~ términos -<1;prcscntación, l[mbolodi~ no se rcli,,rcn • trcS
clases de imágenes. Describen, mú bien, tres funciones que las imágenes cum-
plen. Una imagen partieular puede utilizarse pora cada uno de cstu funciones
y a menudo sirvr a mlÍ$ de una al mismo úcmpo. En general, la imagen de

149
por si no indica cuál es su función, Un triángulo puede ser un signo de pe-
ligro, fo representación de un• montaña o un símbolo de jenu-qula. Tenemos su función mediante lo carr~ción y cvidcncia<;ión de algwu cualidad pcrti.
necesidad de saber cuán conveniente o inconveniememente divcr.<as clases de ncnte -form11, colo~, mov1m1ento- de los obietos o acrividadcs que descri-
imágenes cumplen estas funciones. ben.1:3' rep"'."""''ª".'ones no pueden ser meros réplicas, esto es, copias ltelcs
U02 imogen sirve mffl!mente como.!!J!'º en la medida en que denora un que solo se difercnctnn del modelo por imperfecciones casuales.
contenido particular sin rc:Oejar sus características visualmente. En el senti- . Uno reprcsenmcióo puede situarse en los más variodos niveles de abstrac-
do más estricto es quizás imposible que un objeto visual no sea sino un sig- oón. Una ~tognúfa o un paisaje holandés del siglo ,cvu pueden ser muy
no. El retrato tiende a deslizarse en su función. Las lettas del alfabeto uáli- ':~ces y. sin embargo. sclcccionar1 disponer y, casi impcrceplibJcmcrue, es-
:radas en álgebra se aproximan a ser un puro signo. Pero incluso ellas COMO- alizar su lema de manero. mi, que se ccntte en algún aspee.lo de su esencia.
tan entidades discretas por ser entidades discretas: a y b retratan una duali- Por otra parte, una configuración geométrica totalmente no mimética de Mon-
dad. Por lo dem'5, sin embargo, oo se asemejan • las cosas que representan drion puede apuntar a corutituirsc en rcprcsenmci6n del torbellino del Brood-
en ningún otro respecto, pues uno mayor especificación distraería de la gene- \Vl!Y neoyorquino. Un niño puede captar el c:mictu de una figura bumJ1Da o
ralidad de la proposición. Por otra ptrre, los signos poseen caractetfsticas un &rbol mecliantc unos pocos círculos, óvalos o rectas somomcnte obstntetos.
visuales derivad!ls de exigencins que nada tienen que ver con el recnno, es La abstracción_ es un medio por el cual la neprcscntoción interpreta lo gue
decir_, tienen buenas razones para mostn1rse como se muestran. La coovenci6o retrata. Es,e prcooso logro pcnruu,ecc ignorndo si se pn,tendc que una ,.,.
imemacionol de l 926 sobre señales de tdJico decidió que todos los signos prescn11ci6n abreviada invite al obserwdor • incorporar los dctalíes realist'1S
de cicculoción que advierrnn peligro dcbfun tener forma triangular. Quizá la que faltan. Si esto fuera cierto, una caricatura de trazado simple producirla
agud= del triángulo lo asemeja algo más al peligro que, por ejemplo, un una respuesta particubrmcnte activa de esta especie. Esta 11.limmción DO se
dmtlo, pero su formo se escogió fundamemalmente porque su identificación ":'"." en pru;ba olguna; se infiere sencillamente a parcir de la concepción tta-
es fácil y se clistingue sin cliJiculmd de otros signos. En la lengua cscrira, la dic,o_nal segun la cual la pcn:epción consiste en un regístro completo del cam-
vaciedad de grupos de letras utilizadas para designo., las palabras sitve pro- po visual Y, por tnn~o, un pcrccpto de marcrial «incompleto• será completado
pósitos similares de identificación y clisúnción y, por tanto, las letras y las por la ~enre recurneodo a lo almacenado por la experiencia pasada. Si esto
¡nlabras son, en ese sentido, signos. Muchas palabras no logran cumplir su fuera as1, el ob~rvador transformorla toda rcprese,uación en réplicas mecáni-
función porque las lenguas DO se crean rncionnlmeme, si.no que crecen de camente 6eles. Se le pondría remcdio • un material «incompleto». Pero abs-
manera info=I y producen formos accidentales, arbittarias y adulteradas. tracción oo equivale • incompletitucl. Una ttprescntución es un cnuncfodo so-
Las palabras pueden ser ambiguas; por ejemplo, pupila se rdierc a una esco- bre las cualidades visuales, y un l!ll enunciado puede ser completo o cu.a lquier
lar en régimen de pensión y al agujero de los ojos, pues su connomci6n origi• niv~I. de abstracción. El observador sólo se ve Uevado • tomar sus propias
ruú de pequeñez se escindió en significaciones diferentes. A pesar de estas im- dcosLOnes sobre la naturaleza de lo que ve cunndo la representación es in•
pcríccciooes, sin embargo, las Olt3Ctecística.s de los signos tienden a seleccio- completa, imprcci5a o ambiguo con respecto a esw cualidades abstractas.
narse de modo tal que sirvc.'n a so función. En este sentido, no son arbitmrias.. (Esto resulta válido, por ejemplo, en el coso de las manchas de rinm del test
Los ya mcllcionados «mecanismos innatil$ de desencadenamiento» de la biolo- de Rorschnch o ';" el de las figuras del Test de Apcrccpción Temática, utili-
gía son signos. Konnid Lorcnz dice de eStos desencadenantes visuales que su zadas por los psicólogos para inducir interpretaciones subjetivas.)
simplicidad de forma y color hace distinguible su apariencia e cimprobsble• . ~orrunadamenrc, la cconsuI1111ción• mediante )11 «im.agin11ci6n• es casi
su oparición, est.o cs. DO son susceptibles de ser confundidos con orrns cosas tmpostble y e_l deseo de intentarlo muy raro. Una caócotum se pcn:ibe cxac-
visibles en el mcdio. tomcntc ni mvel en que fue dibujnda. Su vigorosa vivacidad no derivo de
En la medida cñ que las imágenes se,in signos pueden SCJVir sólo como ~~plementos inrroducidos por el obsctvador, sino, por el conuacio, es posi-
medios indirectos, porque operan como meras rc!erencias a las cosas que bilitoda por la intensa clinámica visual de la linea y el color simplificados. Es
denoum. No son análogos y, por tanto, de por sí, no pueden urili2llrse como cierro que el estilo abstracto de estas figuras aleja su tema de In realidad fí-
medios para el pensamiento. Esto se pondrá en evidencia al analízar los nú- sica. Lo~ rasgos y 1~ impulsos hum•nos- a~eccn dcscmbar:12.1dos de l• ma-
meros y las lenguas verbales, que son los mcdios del signo por excelencia. teaa fís1ca y están libres de la tiranía de la gnivitnción y la &agilidad co,po-
Las imágenes son !!PramtM:ioH~S en la medida en que retratan cosas cal. Un golpe en la rnbcza es un ataque abstracto al que se responde con una
situadas • un nivel de ihsuocción m'5 bajo que ellas mismas. Cumplen con cxpres_ión de dolor i~olmente abstrncm. En otras palabras, esta clase de inter-
prctaoón pone de relieve las cualidades gcn~ricas que coaciemen • todo peo-
samien10, uno csp«ic dc irrealidad muy di(c,emc de lo que se d• en los
cuentos mil:agrosos y 50hrehumunos, que gcae.ralmenre se representa con rCSr rt THt DJI. .UC:D OflDCtos:s
lista fidelidad. Esta última otorga cuerpos materiales a fuemis inexistentes,
mienmis que l:.1 primera exc.rae fuerzas constitutivas de la susr.mcin físico.
Una imagen actúa como simbo/p en la medida en que """'"' cosas si-
mados a Wl nivel de absrrattióo más •lto que el símbolo mismo. Un símbolo
concede forma particul.ru- a tipos de cosas o constelaciones de fuerzas. Todo
imagen es_, por supuesto, una cosa particular y, al referirse a un tipo dete.rmi•
nndo de cosa, sirve como símbolo, por ejemplo, si presento uo pc:rro coa el
objeto de mostrar en qué consiste el concepto de pimo. En principio, iodo es•
p&imen o réplica de un espécimen puede servir como símbolo si olguieo de-
cide uúlizat.lo con ese fin. Pero, en wes asos, la úna¡¡cn deja por cuen1a del
u$Uario el esfuemi de llevar a cabo la abstracción. No lo ayuda centrándose
en los rasgos pertinen,cs. Las obras de ane cumplen mejor este cometido. Por
ejemplo, los murales de Ambrogio Lorenzzetri en el municipio de Siena sim•
bolizan la idea de los buenos y los malos gobiernos mostrando escenas de
lucha y de próspera armonía; y, como qoc son obras de arte, lo hacen inven-

~
tando, seleccionando y dondo forma a estos escenas de manera que exhiben
las cuolidodcs pertinentes con más pureza que lo que se lograrla mcdian,e es-
cenas urbanas o campestres tomadas al azar. O , para referimos a otro ejem• .....................
plo, el rerra,o de Enrique Vlll de Holbcin es Wl re1raio del rey, pero sirve
también como s!mbolo de la monarquía y de cualidades wes como la bruto•
lidod, la fuerza y la exuberancia, que esllln situados • un nivel de abst.ra~ón Figun, 45
más alio que la pinrura. La pinmm, a su vez, es rruís abstracto que lo opacen-
cia visual del rey de carne y hueso, pues agudiza los rasgos forma.les de forma
y color que son análogos de los cualidades simbolwulas. Ad«11ación de las Umígmes o sus /uncion~r
La función simbólica puede también ser ejercida por im:lgcncs sumamente
abstr1c1.:u. Los dibujos de aficionados que analicé en el capítulo prca,den,e Dado que pueden rruarsc imágenes a cualquier nivel de absirocción, bien
dieron forma grométrica visible • lo.s con6guraciones dinámicas que caractc- vafe pregumnrsc en qué medido los di(eremes grndos de obstn1cci6n se ade-
ri:ciban ideas o insti1ucioncs. Las flechas mcdian,e las cuales los fbicos des- cuan a las rres funciones que aquí se analÍ2lln. Me limilllré • unos pocos
criben los vectores muc:stnl.D cua.licbdcs pcninct1IC$ de fuerzas, esto cs..., su ejemplos 10mados de los dos extremos de lo csotla de abstrocción. ,¡Qué su•
in1cnsidad, dirección, sentido y pun10 de aplicación. L• notación musía) ope- cede con las imágenes extremadamente realistas? Como mencioné an1es, las
n, en parre por medio de s!mbolos; es decir, reptc$CDto el nivel del tono de
meras réplicns pueden rcsuhar 111.iles como ma1erial en bruto de reconoci•
los sonidos mediante la ubicación estrucrurnlmente análogu de las no1as en el miento, pero soo el producto de ac,os cogni1ivos del orden miis bajo y, de por
pentagrnma. O., modo similar, los dibujos pueden simbolizar un es!lldo de sí, no guiao :ti en1endimien10. Parad6Jicamemc, incluso pueden dificuhnr lo
ánimo rraducicodo algunas de sus propiedades dinámicas n configuraciones vi- iden1ificaci6n, pues idcntili= un objeto sigoi6<11 reconocer olgunos de sus
sibles. La Figum 45 muestra una pigina de Tri.ttram Sbandy, de Sterne, que rasgos csttucwrales salientes. Uno réplica meclnicarncn1e producida puede
describe la in1ención decidida del héroe, modulada por un csplri1u mis o me- ocultar o distorsionor esos rasgos. Uno de las razones por las cuales las per-
nos er.rático. sonas formadas en cuhuras que no csuín Camiliori..clas con lo fo1ografí• tie•
nen di!iculmd con nuestras ins!Jlnuíncas, es que el detalle rea.lista y ot-ciclen-
tal, y el car.icter parcialmente amorfo de tales imágenes, no ayudan • la per•

1.53
152
ccpción. Este es un problema oon d que volveremos a topomos cuando consi•
dcremos los llamados auxilios visuales f vi,rua/ aids J utilizados en la educa• aUégorie rédl, e intentaba mostrar, por una parre, la gcnrc de la vida pr,k.
ción. Fidelidad y realismo son t6minos que deben usarse oon precauci6n, pues rlcn y, !'°r la otra, la q~e se interesaba por el sentimiento y el pensamiento,
puede que un parecido 6el no logt1: procuror al observador los rasgos csen• ambas 1gualmen1e detenidas en un estado de ensueño mientl'1lS que sólo el
ciales de los Objetos rept1:SCDtados. pintor, que trabaja intensamente sobre una tela, ocup:.i.a el centro como la
Puede fonarse a la men,.e humtru1 para que produzca réplicas de las cosas, única persona activamente afanada con la rulidad. Wcmer HofmaM en un
pero no está mnuulmcntc pt1:parada con respecto a ello. O.do que a la per· cncnso aruíli.sis de: esta ob.ra, menciona que «los realistas considerara~ super.
cepci6n le concierne la captación de la forma signifu:atlva, a la mente le re• lluas esw implicaciones alcg6ricas, y los simbolisw, que no se adecuaban a
sula difícil producir imígcncs desprovistas de esa virmd formal. De becbo, la ~~•ta solidez dd estilo•. Sólo mediante un examen escrupuloso y des.
incluso algunos deseos •materiales» se satisfacen de modo más adecuado por prc¡u,_aadn de roda_ la obm, llegará el observador a darse cuenta de que,
las propiedades estructurales de líneas y colot1:S. Por ejemplo, la fidelidad me- por e¡ernplo, la mu¡er desnuda que mira cómo el artista trabaja en su esn,.
cánica de fotogrllÍÍlls o pinmn,s en color vulg:,.res no es el medio m,ls seguro dio no sólo es su modelo • nivel realista de la t1:presemaci6n, sino tambim
para despc:ruu la estimulación sexual a través dd sentido de la vista. La sua- la musa, la alegoría tradicional de la verdad y la plcnimd de la vida al mismo
vidad de las curvos crecienies, la tensión que anima la formo de senos y mus- ricmpo.
los despierta con mayor eficacia el placer sensual Sin el dominio de estas El dilern• se ogudizll particularmcme ruando un artista aspira a la fuma-
fuerzas expresivas, la 6gura queda reducida o la pt1:Sentaci60 de pura ma• s(• y • una signifia,ció~ ~s profunda, pc:ro carece de la imaginación pic:t6-
reria. Ofrettr materia desprovista de forma, que es la que pc:rceprualmente na, como ¡,:,ro bacet vwblcs esas cualidades. Entre los suucaliStll.S más pe-
rmnsporw fo signílicnción, es pornografia en el único sentido válido de la pa- dcStrcs pueden ballatsc ejemplos de esto. Hty un cnadro de René Magritte
labra, a saber, el quebrantamiento del deber guc time el hombre de percibir dond_c se ve ~n~ pipa tedíosamentc pimada sobre un fondo vacío y la ins-
el mundo in1cligctuementc.. Una n,mera (en griego, poml) es una persona cnpaóo: Cec, n est pos une pipe. Desdichadamente, se trata solamente de
que ofrcc:c un cuerpo sin espfriru. eso, de una pipa. Uo problema similar se plantea coo la utilización torpe de los
Como símbolos, los imágenes sulicientcmen1e realistas prescnmn la ventaja objett trouués en los co11izges o la csculrura. El comemplador se enfrcnra
de dar 53D8"' y camc • los dguelotos cstrucrumlcs de las ideas. Transmiten con la presencia oo transfigumda de un desecho. l.<, que ve pncdc inspirarle
una SCDS2ción de prcscnciA viva, a menudo deseable. Pero, por lo demás, pue. algún pcnsamicnm, pero el pc:osamicnro no está en Li obra. En cambio, Pi--
den resultar inelicaces, pues los objetos que representan son, después de todo, cnsso. puede evocar la natun1lcza misma de la cabeza de UD toro simplemente
sólo símbolos a tiempo parcial, por así decirlo. Un periódico nos infoana que combUlJIDdo el manillar y el asiento de una vieja biciclera.
un dio, hace ya algún tiempo, el rcvercado January, de la Iglesia Baucisu de Cuanto más particular es un concepto, mayor es la compc:1cncia en1t1: sus
Sion, en U.,rroit, Uevó • su hijo Stanley, de cuatro años, a ver un gran mural rasgos para ganar fo atención que se establece de la pctSOna que lo utiliza.
que lubia sido pintado en el •uditorio de una escuela local. «Veo un eren• 'Est~ se evldcooa ~ando señales de tráfico, carteles u- otros indicodo= gr{fi-
dijo Sranley. «Ese cartll•, dijo el reverendo January, «es el fumro que se no; cos_ mientan sunbolizar una enunciación limirada mediante una imagen com-
acerca. El uen ~ la unidad de este país. todavla alejada, pc:ro ya segura•. ple¡a. Mamn Krampc:n señala d ejemplo del caracol utilizado en una vieja
«No», dijo Sranley. «es UD rrca,,. señal de rriffico pic:togrilica para indicar que debe reducirse la velocidad. Pue•
El desacuerdo entre el padtt y el hijo surgió porque UD tren no ronsti• de que la imagen basmnie realista del caracol llame tcalmeme la atención del
tuye un símbolo a tiempo completo o de dedicac:i6n exclusiva. En primer lu- conductor más vivamente que el mensaje «Reduzca la velocidad», pero Kn,m.
gar, focma pone del aparato ferroviario, y sólo actúa en calidad de símbolo pc:n observa que el caracol no sólo es lento, sino además baboso, asustadizo,
corno ta~ cxua,, como diversión que no se anuncia y, por tamo, no occcsa• etcétera. Por supuesto, el mam, de una autopista contribuye a captar el as-
riuncnte reconocible por un niño de cuatrn oños de nuestro tiempo, ni tampo- ~ o pe,-1incn1e, pero la imagen de por sf no ofrece guía alguna para la SC-
co por muchos de sus mayores. Cuanto más semejante a la realidad es una lea:160.
pieza csc:uh6ríca o pictórica, más difícil puede rcsulrac para el artista caprc• La especificidad de una imagen exige un conocimienro igualmente cspccl-
sarsc simbólicamente. E cuadro de Courbct L'At8ier, de 1855, presentaba 600 por parte de la petSOrut que debe emendcrla. Rudolf Modley observa
grupos de personas pintadas con todo realismo que rodeaban al artista misma, que una señal de tr11.6co que_ mue$tte un pcar6o vestido a la manera occi•
sumido en su trabajo en el estudio. La pintura tenia como subtfrulo un, dcn111I puede resultar desconcertante o molesta pato los conductores de un
pals no occidental, y que la imagen de una locomotora anticuada puede su•

155
geride a un conductor de I• nuevo generoción la presencia de un m= his- cidirá $i una cruz habrá de leerse como un signo o simbolo religioso o ari uné-
tórico de máquinas de eren y no la de un paso a nivel. La carac,erización es- rico, o si no existe !unción semántica alguna, como en el caso de las barras
pccilicn puede facilitar la idcnci6cación de la especie partirular de obje,o de de una vent1111a. Otorgarle a un simple diseño un signi60Jdo particular puede
que se trata, si éste le es conocido al observador, pero di&ulto lo 01ptacióo demandar un esfucao intenso y prolongado, y aun el adoctrinamiento más
de uno signi6cación más absrroeta. decidído puede no excluir asociaciones indeseadas. Recuerdo que cuando Hitler
En el otro exrrcmo de la escala de abstracción se encuentran las forroas visitó la Roma de Mussolini, y toda l> ciudad estuvo de pronto cubierta de
alramcntc estilizadas, a menudo puramente gcomér:rica.s. Tienen la vcnl4ja banderas nazis, una niña ita.liana exclamó horrorizada: «Roma está replctt
de singularizar las propiedades pmicularcs coa precisión. 0na simple Oeclui de arañas negras•.
señala con mú clicaru el acto de señalar que una mano viet0riana dibujada El simple diseño de la esvástica estaba lo bastante libre de otras asocia-
con codo realismo, en la que no se han olvidado las ufuls, lo mooga, d puño ciones como para baccdo aceptable como portador de una nueva signilicación.
y los botones. La flecha se aproxima también mils estrechamente a consútuir La imposición fue tan c6caz que con el tiempo d emblema llegó a contener
un símbolo de dedicación exclusiva y. por romo, invita al observador a consi• y ~dar visufflllcnte. una connotaá6n altamente emocional que no 1cnf1 an-,
ckrarlo trues uno enunciación que una pane del mundo práctico. Sin ernbar- tes. El díseño, desde luego, estaba muy bien elegido. Sarisfocia los condicio-
fl:O, los conceptos ahnme.nre- abstcxtos, aunque de intención estrecha, son de nes erológicas de dístinción e inconEundíble simplicidad. Su orien1•ción obJi.
muy amplia extensión, esto es, pueden referi™' a muchas cosas. El díbujo cua en el espacio, transmitía la dinámica del •Movimiento•. Como figura ne-
de dos círculos que se superponen puede ser la imagen de algún objeto físico, gra sobre un fondo blanco y rojo contribuía • la resurrección de la vieja
por ejemplo, de determinado nuevo upo de biz<:ocho anillado o de unas ¡;,,fas. bandera del imperio alemán y, por tanto, apelaba al nacionalismo. En la ban-
Puede ser lo phora de un circo de dos pistas. Puede ser también el símbolo dera nariz d rojo se convirti6 en el oolor de la revolución, y el negro eta ran
de un buen matcimonio o de la hermandad entre naciones. Más generalmente aterrador como las camisas de los soldados de la guerra relámpago. Ln esvástica
aún, puede tener por objew momar L, relación lógica de cualesquiera dos ,cola la angularidad de lo dicacia prusiana y su limpia geometría armoniu-
conceptos que se superpongan. Sólo el contexto puede revelar a cuál de esras ba, no sin ironfa, con el guSIO moderno por el diseño funcionnl. Para las per-
significaciones se apunu. sonas cultas, aludía también a la raza aria que evocaba el símbolo de la
Esto crea un problema en una civilización que constantcmemc une cosas India. Las presiones del contexto social hicieron el resto. No es de asombrar
que no se corresponden o las coloca en lugares que DO se ajustan a su fun- que un escritor reciente, Jay Doblin, diicra que Hitler, «el artista ÚUStr11·
ción. Toda la movilidad, d transpone, la transmisión y la comunicación de do•, se convirtió en «el diseñador de la marca de fábrica del siglo».
nuestro siglo sacan las cosas de su ubicación natural y, por ramo, entorpttCn
<u identificación y clicacia. La manzana se enuncia más claramente cuando se
la ve ca un huerco o una fruten,, Colocada en compañía de ccn=iircs de Lo que fas marcas de fábrica pueden seiialar
otros •nículos de hoF, anunciad. en medio de un material hetcrog6,eo o
comentada en lugares que nada tienen que ver coa la fruta, el csfueno de Los díscñadores de marcas comerciales no pueden contar con las pode-
la matl%0na debe ser mucho mayor para que se la reconozca y se le responda. rosas fuerzas sociales que estaban a disposición de Hltler. Lo que convierte
La ubicación •}'llm a la delinición de un palacio o una iglesia que corona nn su tarea en algo parcicularmcnte dífícil es que en lo mayor parre de los ca•
pueblo simado en corno a una colina o al que se m:edc a trnv~ de un pano- sos no pueden hacer que sus diseños se cxpliqueo de por ,í. El gusto
rama imponcme., o de un i1rco u:iunfal consc.ruido en un cruce de avenidas; y el estilo de nuestra época asocian la empresa exitosa con la ÍOIIDJI nera Y
mientras que el edificio de una igl,$ia tradicional, sepultado entre los rasca• severamente reducida, y el desorden y la rapidez de la vida moderna exigen
cielos de Nueva York, no sólo no recibe ayuda alguna de su emplazamiento, estímulos que ;esulten dicaces en la fracción de un segundo. El problema m-
sino que éue constituye una rcfullción y una burl, para él. Pagamos la fulta dica en que una configumción de aleo grado de abstraoclón no logra especi-
de redundancia en el medio circundante con un mayor esfuerzo por ideorin• ficar el objeto al que alude, cuando la finalidad de la publicidad es la iden•
car o hacer identificable todo det:tll, panirular. ti6cación de uo:a compañíat una marca, una institución o una idea particular-.
Un diseño altamente abstracto c¡ue DO guarda mucha relación o no guard,, Doblio se relicrc • experimentos que muestran que los consumidores identifi.
relación evidente con el objeto a que alude, debe limitarse a una única apli- can coa mayor facilidad el e logotipo•, esto es, el nombre vcrb.J o el eslogan
cación o depender decididamente ~ un cont<eXtO explicativo. El contexto de- presentado ca el diseño comercial, que la marca de fábñca. De hecho, la pre•

156 157
del Japón) o la Cruz Roja, Por tamo, comprobar el valor de las mam,s d e
senda de la mara de filbrica puede disminuir el número de tcSpuestas co- lílbrica independientemente del contexto que las vincula con sos propieta-
rtte111s nme el logocipo. Doblin concluye que •d«de el _pumo de vism de la rios, es romo evaluar un dingrama cmzado sobre la pizarra de un aula sin
comunicación, una marca de fábricn es p:,ra l• mayor parte de las rompañfas
no sólo uru, pérdida de riempo, sino que se ha convertido adelll3S en un ver-
dadero perjuicio•. Sea cual fuere la valide2 de este argumento, ilusrra el ca-
r referencia a las e.'<plicacioncs del profesor.
Un observador puede experimentar el azul que una señora lleva en su
vestido como un rasgo esencial de su personalidad; pero ese color de por si
rácter peculiar de las conJigu,acioncs swruunente abstractas. 110 tiene por qui CVOOlr de modo alguno la imagen de la señora. As!, una
La incnpacidad de tales configuraciones pata espccilicar una aplicación buerui marca de áíhric:a puede forulcccr el au:ieter individu•I de su ponador
l"'rticular, recuerda =ltados similares obtenidos en experimentos sobre l1 mcdimre un mmpl=nto sensorial notable, sio evocar esa referencia de por
signifü:ación de la músia. Por ejemp.lo, p:1111 determinar si .Ja intención de si. Cuando uno conoce la IDllrOl de fa'bric:a diseñada por Franccsco Suog)a
los rompositorcs. puede captarse a p,rnir de su obra, Mclvin G . Rjgg hizo
para el Secretariado loternacioruú ~e la Lana (Fig. 46): puede que ~o se la.
csnichar una serie de discos, de ópera clásica en su mayorfa, y les pidió a idenriJic¡uc, porque sus formas flexibles y suaves descabcn una cualidad su-
los o¡-entes que los hicieran roincidir con las descripciones enumeradas en un m•mcnre genériai. Tiene una elegancia deliberadamente cscogidn para con-
cucstion.-u-io sobre su temple anímico general (doLicnte, goz.oso), su terna rrarres1ar la connot<1ci6n de los paños pes,idos, pero que no es cspccilia, de
(mucne, r-cligióo, amor, etc.) y su programa cspedfico (despedida, plegaria, la lana. En el contcx:10 adecuado, el diseño simple se centra en csw propieda-
música de Viernes S•nto, claro de luna, e<c.). Los oyemes tuvieron buenos des esenciales y deseables de modo 1angible y concenrrado, que contribuye
tt&Jltados en el más nito nivel de abscracción, pero mu¡- pobres en el más aJ mensaje que se pretende transmiúc.
bajo. Concluir, como lo hlro Rigg, «que la intención de Jos composimrcs ba-
birunlmente no "llega• de ningún modo especial a los csrmtos cultutales de
nuestro población», es imerprctar ecr:adamente In naturale-,a de la música y
m relación con el contenido progromático espedfico. La \rirtud oognoscitiva
de la músi01 se deri,•a prccisamemc dd alto nivel de abstracción en el que
describe las conliguracioaes de fuena.s. Estas configuraciones de por st no
aluden a ninguna «,iplic:ación• partirul,r, pero puede lograrse que interpreten
ntlcs instancias. La música P"'3t'llll1Ótica, la descripción de un tema D3UJttivo
mediante sonidos, no pasó nunca de ser una desmañada curiosidad, precisrunen-
tc porque intcntJt pintnr un contenido particular a t:ravés de un medio gené-
rico. Inversamente, en una ópera o cmno acompañamjento de. una pieza tea•
trnl o una pi,Ucula, la músico sirve p:1111 dar focma a lo genérico inherente en
lo particular. En palabras de Scbopcnhauer, cla música dcmuestnl aguí su _po- Figura 46
der y su 1lllÍS elevnda apcimd, ofreciendo las revelaciones más profundas, de-
finitivas y scctttas sobre los sentimienros cxpn:sados en las palabras o i. Una buena marca de f,lbrica moderna interpreta el camcter de su porta-
acción que la ópcro rcprcscnro. y pone de mnnifies10 su esencia propia y ver- dor asociándolo con configuraciones de fuerzas visuales claramente delinidas.
dadera. l..a músic:a nos relaciona con el alma Intima de los amn1ecimientos y El conocido emblema del O..se Manhattan Bnnk, discñ,ido por Cbermayeff
episodios de los que el ramo no nos da sino el esqueleto•. y Geismar, puede servir de ejemplo (Fig. 47). El cuadrado interior y d ocú-
Las im:igenes ví,unles tienen vinudes y debilidades .semejantes. rul como gono exterior producen una figura con simetría central que transmit·c una sen-,
la músico de Saint-Saiins no puede lograr la iden1i6cnción de L, rueca de sación de reposo, cobcrcncia y solidez. Cerrado como una fortaleza contra toda
Omphal,, las marc:as de fñbricn y Oll'OS emblemas semejantes no pueden intervención e inalterada por los cambios y las vidsirudcs del tiempo, el pe-
idrotificnr un producto o un produetor particular. La ideoti6cación sólo pue- queño monumento está construido de liancs bloques definidos por lados ":°os
de obtenerse mcdianre lo que los hombres de empresa llaman «fuerte penetrn- paralelos y ingulos simples. AJ mismo tiempo, ócnc la vitalidad y la clandad
ciónit. es decir, el insi.stemc rcluerzo de Ja asociación entre signilicanu! y te· de meta necesarias. Las unidades en punta procumn la_ fucaa din4mic:a q~e,
ferontc, como lo cjcmplilicm los emblemas religiosos (la cruz, la estrella de sin embargo, no desplua Lo figura como ,oralidad, sino que queda reduada
Da,•id). los di$Cños de lo.s b:tndcras (la hoja de arce del Canadá, el sol naciente
159
158
dentro del i:ruiroo estable y sin dirección. Los movimientos anu,góniros se Esto se evidencia particulam,ente ruando el objeto aludido posee fucttes
compensan enuc si pat2 logxar una animada quietud gcncl'lll o coottlbuir -. la connotaciones emocionales. Las figuras -18 y 49 ofrecen dos ejemplos: la
continua y contcnidn rotación de un momr. Además, los au1uo componcm:e s marea propuesto por Ernst Roch para la Ferin Mundial dcl Canadá en 1967
encajan esttcdwnentc en el conjunto, pero al mismo tiempo prescrvm su y d emblema diseñado por Saul Bass para el Comité por una Po!Jtica Nucleu
propio integridad, mostrondo de ese modo una mulñplicidad de inidativas Sana. Ambos son sumamente singulares y exhiben gran inteligencia en la re-
que ejecutan elementos cuya individualidad se limita, sin embargo, a una ducción de los objetos que describen a con6gurocioncs visUllles de dclinicióo
diferencia de posición en cl conjunto. Por oua parte, la figura rcsuha eficaz- simple. El diseño de Roch, en el que hay resonancias del famoso dibujo dc
mente ambigua ca cuanto a la ronc:xión de los cuatro elementos. Si son pcrd• Leonardo del hombre vitrubiano, prctendia iluStnr el terna de la exposición:
bidos como bloques de ángulo recto con una de sus esquinas eliminodas, los el Hombre y su Mundo. En el de Bass se muesuan manos prorectoros que tra•
ruano encajan entre sí como los ladrillos en una pared. Si son vistos como tan de com.ener unu explosión atómica. Aunque ambos diseños se ttntran en
cuatro prism:is simétricos, se superponen entre si y, por tanto, se entrelazan. El los elementos esenciales de su tema con gran precisión, el globo terrestre ck:
delicado equilibrio entre su unión y su imeracción recíprocas. conseguida por Roch no intcnro transmitir sensadón de vastedad, l.o s brazos no tratan de o)·
un •brazo coopcrotivo, ilustro m:is acabadameote la natul'lllezo de la or:ga• oumu:, obarc:ar o sostener nada y las piernas espurancadas carecen de poder.
nizaá6a interna. De modo semejante, en el emblema de Bass, los fmgmentos explosivos tienen
muy poco podct destructivo y puede que algunos observadores no perciban en
las manos un• actitud protectora ae1iva.

l■I
Figura 47

En cietr.• medido, una imagen t<ln 11bstrocU1 sugerirá siempre una &fu Je. Figura 48
janfo. No puede transmitir la sensual scdosidad de la lana que tlllMmite una
buena fotogrofla en colores o una pinmr• realista. No puede mostrar In oni• Esta reducción de la dinirnica cxpn!siva a una mera sugerencia puede set
mación dcl banco, sus gentes, sus esplfodid:is salas. Por orro potre, no tiene cxactrunente adecuada. La ptincipol función de un emblema no es la de uno
necesidad de limitarse a l:1 mera identi6cacióo de las propiedades estructura• obra de artc. Una pintura o una pieza escultórica tiene por objeto la evocación
les pertinentes. Todo diseño tiene cualidades dinámicas que contribuyen u·la dcl impacto dc una con6gurad6n de fuerzas, y J:15 referencias al terna de una
caracteriiadón del objeto. Las form:15 simples pueden evocar los cualidades a- obra son sólo un medio p:ira cst: fin. Inversamente, un diseño, que debe servir
presivas de Bexibilid•d, vitalidad o :ttm0nla. Esta clase de evoeoción resulta paoi idcnti6etr y dininguir, utiJua la expresión din:irnica sobre todo para este
indispens•ble en d arre. Los emblemas que aqu! se m•lizan se sitúan extraña- 6n; de igool manera que los tres trazos del ideogrsm• chino que designa «mon-
mente entre cl arte y los funciones cognoscitivas de mem identi6cación y dis- 1aña• oo sólo sugieren un pjco, sino además una elevación y, de esa manera, Ja
tinción. Un cmblcrnu puede constiwir un •nñlogo perfectamente aceptable del rdereacui se vuelve oigo más vivaz. Por supuesto, aun el diseño más sobrio Y
objeto al que alude y, sin embargo, '!O inu:ntar o no lograr In evoeución de su neutral puede dcsatat violentas p:1Siones • ua,-és de los significados que se aso-
impoc:to dinámico. cian con '9. Pero la dinámica inhercnce a un objeto visuo.l -una pintura ba-
160
f 161
pre el riesgo de que haya ideas que coaccionen la vida de la imagen. La Ua- En el caso de la Esa.lii d e la E xperkoda, esta condición exige que, aun-
mscln alegoría parodia L, tarea dd símbolo median te la ilustración d e ideas a que la mente se centre en las fuenns últimas inherentes a la existencia, debe
través de clichés es11odarizados. L4 norma conceptual se convierte en pobre- ooosidcrarhs como las creadoras de la riqueza de la manifestación empírica;
za de imaginación. De abl el paralizante cíecto de !as novelas ex=ivamenre y viceversa, la prolífica multiplicidad de fenómenos _particulares debe con-
cerebrales, en la.s que los personajes se invisten de teoremas inconsumados 1empl.arsc como organizada por principios gcncrales que subyacen al pro=o.
oomo si fueran los maniquíes de unn modista. De nbi también la hilaridnd
que produce el simbolismo csquem&tico que se da en cierto arte de aficiona•
do, la oracotia barata o los sueños. Rogcr Fr)' se burló de la pobre calidad
artlstics de los sueños mencionados por el psicoanalista Oskac Plister, que
prctcndin dcmosuar que In inspiración poética deriva de la misma fuente
que los sueños. He aqul un ejemplo: ALTA
Un jo,•en csti por abandonar d ad4ve:r de una mujer para. ss.ltar sobre FUERZAS
un puente inv•dido por la ni,bla, en medio dcl cual se yergue "1 Mucne. IDEAS
Dcuis de él, el sol se levsnlll en rojo C$plcndor $llllgñcnro. Sobre la margen
derecha dos poros de manos trahlll de relencr al aprcsurulo joven. z FORMA
o NO MIMETICA VEHICULOS
o
o SIMBOUCOS
Sospecbo gac Is repulsión que despierta la fantasía de aliciorntdos, que
<
o: OBJETOS
Freud observó en las reacciones ante las easofu,ciones diurnas y Is ficción
barata, no es provocada tamo porque los deseos y miedos se revelen desnu- lñ
m
ESTILIZADOS CENEROS
dos en ellas, sino porque se permite que las ideas prccona,l,idas e im&genes <
trilladas entorpezcan la ve racidad de la enunciación. Estos productos de L, REPRESENTA PARTICULA-
mente no son cogniúvamcntc li.r:npios. REPLICAS RIDADES

BAJA
IMAGEN EXPERIENCIA
Dos cscali,s de abttracci6n
Fii;urs SO
En la Figura 50 se resume lo que traté de decir aceres de las funciones de
los análogos pict6rioos. Las representaciones y los slmbolos describen la ex- Ests cxij!cncia doctrinaria se verá justi6cada sí se piensa en lo que acaece
periencia pot medio de imágenes de dos mancnis complememntiss. En la rc- cuando las dos cscslas no se consideran en toda su cx1cnsión o no son cnue-
prcsen ..ción, el nivel de :ihstmcción de la illlllgen es mis elevado gae el de ramen1e permeables. En estas condiciones patológicas, una cscaJa queda cer-
la experiencia que repttsenra; en el súnbolo sucede lo contrario. cenada • cieno nivd, dejándole • la mente una gama restringida. La restric•
Aunque ,oda imagen conecm dos niveles espcd6cos de los dos escalas, es ción al nivel inferior de la escala de In imagen puede conducir n In irreflexiva
sumamcn1e deseable para los fines paniculates del arre que la gama com- imitaá ón de los objetos naturales. Al nivel extremo superior, el aislsmicn,o
plelll de ambas escalas rcvcrbete ca csdn caso de representación pic16rica. En provoc:a uoa gcomeróa dgida, bastamc ordc.nada, es cieno, pero excesiva-
el caso de la Escala de la Imagen, es10 signi6cs que aunque unn pinruca pue- mente cmpobrttida como para que ocupe el cerebro del hombre, la creación
da ..ser CDtC111.mc:ntc •abstracto (no mimética), le es necesario reflejar parte más diferenciada de la naturaleza.. Desde el punto de vista de la experiencia,
de la complejidad de forma mcdian,e la cual la obra rcalisia describe la á- la limiroción a la parte iníerior de lo escala provocs una pcrspecñvs m••erÍ•·
quem de la experiencia humana. Invc=mente, una descripción rcslislJl, para lista y utilitaria, sin d socorro de ideas conductorns. Al nivel superior, obtc•
que resulce legible, genérica y expresiva, debe sdc:cuar la presemndón de los nemas una especulación nnémics, el ll1Jlllejo puramente focmal de proposiciones
objetos • las formas puras, m:ls directamente encarnadas en el ane no mi- o oo.rmns teóric;as.
méúco. Toda restricción semejan ce del pensamiento y Is expresión dcbilir• lo va·

164
lidct de las enunciaciones artísticas. En un• civili.uci6n ideal, ningún objeto 9. LO QUE LA ABSTRACCION NO ES
se percibe ni ninguna acci6n se ejceuta sin que se despliegue d panorama, sin
lími1.e lijo, de los aiú.logos, que apunw, a los principios coruluc1orcs más
abstractos; e, inversamente, cuando se mt1Dejan fonnas puras y gcnéricasJ m
d n120namien10 humano resuena L, experiencia de la existencia particular,
q ue le da sustancia al pensamiento.

Necesiiamos y queremos reconsnuir d puen1e entre la percepción y d


pensamiento. He intentado mostrar que la percepción consiste en la capta•
ción de los 111$805 genéricos pertinentes dd objeto. Invers•mente, d pens••
miento, para poclet pensar sobre algo, debe basarse sobre imágenes del muo•
do en que vivimos. Los elementos del pensamiento en la percepción y los ele-
mentos percepwales en el pensamiento son complcmentatios. Hacen de la
cognición humana un proceso unitario que avanza sin interrupción desde
la adquisición dcmenral de inform•ción scnsori.tl b.... los ide.s teóric.s más
gen&ic.s. El rasgo esencial de este proc,:so cognitivo unitario consiste en
que, a cada nivel, exige la abstracdón. Por tanto, debe examinarse con sumo
escrúpulo la naruralcza y La significación de la abstracción.
Nuestra tesis es bastancc simple. Pero no hay mucbJls esperanns de que
rus •spectos positivos se comprendan y se acepten, • no ser que se descciban
y se refuten muchas concc:pcioncs de la absttacc:ión que conduc:cn a error.
En su semido literal, la palabra dbttra«ión es nOj!ativa. Se refiere a una
cxnacci6n, pues d verbo ab,trahere signi6ca activamtnte quitar algo de al-
guna parte y, pasillllmcnte, ser apartado de algo. El Diccionario Oxford men-
ciona ejemplos de su acepc:ión en el siglo xvn: •Cuanto más abstraídos este-
mos del cuerpo .•. m'5 preparados estaremos pata la contemplación de Ji, luz
divina•. Un hombre disrrafdo es uo hombre ••bstraído•, y un• persona que
sólo tiene «una idea abstracta de la pobreza• es alguien que en realidad no
ssbc. De ~ o similar, abstraer algo signi6ca extraerlo de algun• parte, como
lo muestta este ejemplo que data de 1387: • ... los nombres de los autores
de los cuales la presente a6nica se absttaio•.

U na dicot.omJa nociva

Este sentido de enn1cci6n y desapego impone una carga desfavorable sobre


el nombre de esta ope.ración mental. En la rcor:la psicológica, por el cémúno
ab,tr.u:á6n se_ entendió a menudo un proceso que se besa en los datos scnsori••

166 L67
les, pero que los deja atrás )' 105 abandona por completo. John Lockc dijo que «¿Es concreto o abstracto?•. Uno mesa es concreta, pero la libertad, supucs-
"""' abstraer tomamos las ideas partlcuLucs que recibimos de los objetos partí• tomente, es •bstracta. Mi amigo es concreto, pero no lo •mistad. Esta distin-
rulares y las separamos «de toda otra existencia y circunstancia ck la existencia ci6n, simple e:n saparicncia, implia. en pñmc.r lugar-, una confusión ontof6-
real, romo el tiempo, el lugar o CUJllquicr otra idea concomitante,.. Y ademils: gica, pues mesa puede ser yo un objeto material, ya un objeto percibido, re-
cordado o concebido. Si la disrinción que se pretende es Li que CXÍS1e entre
El entendimiento erige (con los nombres que comúnmente se les 1.oc:a)
las cosns del mundo fl.sico independientemente de los sentidos y los rom1:ni-
cstu precisas y desnudas 1i1puiencias en Ja Dlfflte~ sin considerar cómo~
dos de la mente, no hay excusa para rccn,plazru: términos claros por otros
de dónde o con cuáles ouas lleguon 11.W 1 como las normas que permiten
ordenar la ~Htcncia real m clases. en la mcd.id:11 en que se adecu~ a confusos. P$rO si lo que se presupone es que una persona sólo conoce lo que
estas pautas y, de ese modo, clenominulas. tiene en la mente, hay que distinguir entre los perccptos extracerebralcs, que se
rdiercn • objetos o ocoruecimicntos situodos fuc:ra del cerebro (mesa, eclipse
1ocluso en nuestro riempo nos topamos todavfo con la creencia de que una solar, dolor de estómago) y los pcrceptos imracerebrales, provocndos por
concepción, para ser verdadernmeotc abstracta, debe liberarse de toda rolatent• procesos dentro del cerebro mismo (rccuerd05, pcru1llDientos. roncep1os, sen•
lidad petteptual, que se consideraría uno impureza. Por ejemplo, René Pelle,, úmiemos). En este aso, c:-s necesario rtt0nocer que estos últimos san tt.n
en un libro destinado a la descripción del desarrollo que va desde L, «percep- concretos como los pñmeros. La cxpc.r:icncia de \~e:r una mesa o .sentir un
ción de lo roncrem» a 1:1 «conce¡xión de lo abstracto•, a6rma: «.Entenderemos dolor c:n •lg,ln lugar del propio cuerpo no es ni nw ni menos concrcra que
la palabra "abstracción" en su mils elevado sentido cuando la mente es apaz de Jo de tener una imagen o una idea de algo. Cualquiera de cs1as cxp«icndas
concebir fuera de las representaciones concretas, esto es, de crear sin apoyo _puede ser precisa o imprecisa, clor::i o vaga, pero todas son invariablemente
concretas.
de lo pcrcep1ualmcn1e ciado o rerordudo•. La abstracción, dice, es una organiza-
ción de la meace que va m,ls alLi de lo concreto y que se ha liberado de él. Todos los contenidos mentulcs son particulares y únicos, aun cuando
sean además «universales•, esto es. aun si son conceptos que se refieren a
En lugar de basarse, en lo experiencia sensorial, se suponía que el pcnsa-
micn10 abstracto tenla lug,u en palabras, Se crda, por ejemplo, que una una clase de objetos o ideas. Berkeley hizo con toda claridad esta observa•
criarura privad. de lenguaje cm io01paz de abstraer. En el ¡,:\saje que aca- ción, que Hume salud6 como cuno de los más grandes y más valiosos descu.
bamos de ruar, Locke dcda de los animales que «ca=n por completo de t. brimicmos que se h,yan producido durante los últimos años en In rcpúblirn
capacidod de abstraer, y la posesión de ideas gcneroles es lo que consrituye de Lis letras•. Jkrkclcy odvirtió que «una idea, que CQnsiderada en sf misma
la pcdccta dininción enrre el hombre y los brutos•. Y Pcllet olírma: cDaclo es pa,:ticular, se ,•uelve general cunndo represento o se refiere u todas las otras
que los sordomudos están limirad05 a su lenguaje de ademanes, que es des- ideas particulares de la misma clase•; y ademils:
criptivo y cronológico y se aplio, sólo • becbos o actos concretos, nunCll al-
anzan el proceso de abstracción o generaliiadóru,. ... Pues la univUAljdad, en la medidn en que puedo comprcodula~ no
comi.stt t!n la n,nunalcza o ronrepclón •bsoluta y positiva de n:ub, sino en
La engañOSll dirotomfo entre percepción y pensamienro se <eOeja en la
lll rellldón que lllllnÜcne con llls p.,rticularidades que cllA significa o ~rc-
costumbre de di.stinguir entre las cosas «absmactns• y las •concrcras» como scnta; por ,rirtud de la cual. Jas cosas. los nombtts o las nociones, p:arucu-
si pertenecieran a dos conjuntos mutuamC'.t1te excluyentes; vale decir, como si lara por su propia narunlc:za, se vuelven unívaulcs.
una cosa abstracta no pudiera ser concreta al mismo tiempo y "icevcrsa.
La situación queda perfectamente ilustrado en lo anécdollt de un niño que Je
En otras p•labras el concepto me,a es un contenido mental ta.o concreto
pregunta a su p:\drc: «¿Qué es abnracto?.. El padre contesta después de
e individual romo el 'recuerdo de una mesa o el pcrcepto de uno mesa físirn
cierro vacilaci6o: «Ah.tracto es lo que no puede tocarse». A lo cual res-
que se encuentro enfrcnre del observodor. Lo umis1ad es 1an roncrc.ta como
ponde el niño: «¡Oh, ya sé! Como Dios y la hiedra venenosa•. El más crudo
cualquier amigo en p•rricular. Dios y el concepto de Dios son tan concretos
error en cuanto al uso de los dos términos es, pues, decir- «concreto• por
romo el concepto de hiedra venenosa o cualquier espécimen de eS3 planta.
cperceptible., y «abstnmo• paro describir Jo que no es acccsiblie a los sen-
tidos. Pero cualquier objeLO. oromttimiento o ideo se conviene en un.iverul cuan•
do es referido a una multitud de casos. Se convierte en uno absirocdón cu•n·
Llamar concreto a lo Elsiro y abstracto • lo menea] lla.nm igualmente a
do es tratado como un ma1crial destifodo que se obtiene a partir de un• en·
error. Considérese t. apertura habitual del juego de las Veinte Preguntas: tidad o cLisc ele cnLicL!d más compleja.
168
169
percepción, lo primero que bace es «atarlllS en haces y d!str.ibuitlas por cln-
Oc ningún modo pueden los t&mioos «concreto• y «abstracto• servir ses de modo que el conocimiento que ob1cnga de c:ualqu,era de ellas puede
pam distribuir los objetos de la experiencia entre dos entidades continentes. extenderlo sin vacilar a todas las de esa clasc».
Tampoco son antónimos ni se refieren a poblaciones mutuamente excluyentes. T.radicionalmemc, pues, se supone que toda abstrate!ón se basa en. Jo gc-
La concreción es uru, propiedad de todas lu =•
sean 6tu físicas o menra- ocnliznción. Tan ae:osrumhrados estamos a esta cree.neta y tan convmccntc.
les, y muchas de estas mismas cosas pueden servir también como abstrae• resulta, que ya no ad.utimos c:uin10 se desvla de lo q~e realmente sucede
clones.
y cuántas dificultades presento aun en tcoda. La. generolizoción,. desde luego,
& hace c,idente luura qué punto es nettsario aclarar la confusión cuan- existe, y ya indicaré más tarde en qu~ scnudo strve lo absira~~n. Pero re-
do, en una conocida y protoúpic:a iotroduccióo a la lógica, uno se tropicu
sulta dWcü ver cómo puede constituir el primer paso al conOClmtento, como
ron la enunciación: cPor tmto, admitamos, como podemos hacerlo todos, se ha sostenido siei:npr<: a partir de Locke. En sus Principios d~ PsicoJogfa,
gue las ob$tncciones no soo =les, •i lo mu se ddinc romo lo que es con•
Wtlliam James propuso lo que llamó «lo ley de disociación· por concomitan-
c:teto y no abstmcto•. Agul nuestros dos adjeth'OS se tratan como si fueno
tes variables». Esta ley establecía: «Lo que se asocia ora con es10, oeo ron
disyuntivos, como si una cosa no pud.ic.m ser abstmcta y concreta al mismo
aquello, tiende a disociarse de ambas cosas y a conv~rsc. en un objeto de
tiempo; y la concreción se hace equivale,: a 1i existencia material. Al8') más
abstracta ronremplación pm la mente». Se apresuro a anadir: cPorque ls ~-
adelante, el mismo libro nos amonesta para que reconozcamos egue los ob-
petición del canicter en combinación con difcteotes totalidades produce esta tn·
jetos abs1111ctos del pcnsnmicmo, como los números, lo le1 o los líneas ptr•
ccm,pci6n de su adhesión a cualquiera de ~ • y L, bace ~ ~la,. por as!
/e,ta111cnte rectas, son panc real de la naturaleza (aunque no exis!lln romo
decir, sobre lo mcss de la roociencia, consotuye un pequcno m1st.en0•. Un
cosas parliculares, sino como Jas rt!lado,,u o lra11rjormaciones de tales par•
misterio, en vcrd•d, pcro el problema oo radica tanto en el_ porgué romo en d
tirularidades) ...•. Esta enunciación ronfunde lo que es uno cosa con aquello
cómo. Locke mostró con toda lucidez por qué le es convcruente a la mente ge-
a lo que alude y afuma que una entidad puede existir sin ser algo parri-
neralizar. Pero es difícil imaginar cómo la mente podr!a llegar a geocralidades
cular.
si sólo se enfrentan con panicularidades.
Todo fenómeno experimentado por la mente puede adquirir abnracción
Prcsomiblcmentc no ruiy dos cosas en este mondo que no teng110 nada en
5i se concibe romo una dcsrilación de algo más complejo. Tal fenómeno pue-
romún, y la mayor parre de ellas tienen mucho en común. Supongamos ~"'
de ser una conJiguración de fuerzas altamente rarificada, o puede ser un acon- que toda comunidad de rasgos nos indujcrs a agrupar le rosas roaespond,en-
tecimiento o un objeto en los que evidentemente se cnc:arnan los propiedades
,es bajo un ronccpco. Evidentemente, d n:sullll<lo scrú un número ~culo·
pertinentcS de un acootccimieoto u objeto. Patn utilizar un término introdu-
ble de ngrupamientos. Cada cosa individual estarla explícitamente as,gnada •
cido en el capitulo pn=deme, podemos decir que un fenómeno es una ab~
cantos grupos romo rombinociones posibles existen de SU$ atributoS. U~ ~to
tracción cuando sirve como reprcsen!llción. Puede desempeñar esta función
sería miei:nbro de las asociaciones de IJIS cosos materiales, las cosas orgarucas,
pllDl una persona pero no para otra, paro los que pcrrenecm a una culrun,
los animales, los mamlferos, los felinos y osí sucesivamente, basta ese club
pero no paro los que pcrteoecen a 01111; y, de p.r onto, puede adquitir esta
exclusivo al gue sólo este gato podria ingresar. No sólo esto, sino que ade-
propiedad de apuntar más allá de s! misma para una persona que no la hu-
más nuestro gato corresponderla a las COS#.5 nqras, las CO$l!S peludas, los ani•
biera considerado de ese modo con an1ecioridod.
males domésticos, los temas ardsticos y poéticos, Lis divinidades egipcias, las
industrias de la casnc y el envasado, los slmbolos oníricos, los consumidores
de oxígeno, y as! sucesivamente por siempre. En el universo de la lógia, teó-
(Se basa la abstracá611 ,11 la g,neraliZ1Jd6n?
rica, codas estas subordinaciones se hncc:n de hecho constantcmcare presentes
cuando su,:gc el concepto gota; pero la consumación concreta de toda esta
Una obmacción sc ddine tradicionolmcnte como la sumo de las propieda,
infinidad de agrupamientos b•sada en diferentes rasgos y diferentes grupos de
des que una serie de obj<,tos tieocn en común. locke nos dice que «los scn-
rasgos q-uc di6e:re:o :asimismo en d númc.ro de miembros, no contribuid-a 11 una
údos, al principio, dejan paso a ideas particulares y abasrecen un gabinete
orientación in1.cligible. Más bien serla ocasión de un catasmSfico ataque de
bas1a entonces vado•. E,rplica que 1B mente tiende naturalmente al conoci-
infor~ción.
miento; pero la mcntr descubre que si procediera sólo por - y se detuviera
D.,do que ésto es la trine pcnpccúva, se nccesiurfa, en primer lugar, al-
en- las cosas p:atrirulares, su aV11JlCC seda muy lento y la tuca infinita. Por
gún ai,crio de sel=i6n. Si la abstracción fu= de bccbo un recurso pan
tanto, para abreviar su CDmino al ronocimicnro y volver más comple!ll cada

171
170
economizar tendente a reducir lo abundmu, 11 lo escaso, el procedimiento ló- martillos, dirigibles y el número ttt<. Otro grapo de elementos onlricos, com-
gico consistiría en comen,.ar con las propiedades o grupos de propiedades que prende pozos, boqu<res, a,vcrnas, borellas, cajas, armntios, bolsillos, barcos,
se e:ncuentrnn eo eJ mayor número de casos individuales y abrirse comino portales y bocas. Esw agrupaciones se llevan a cabo por el vital interés que
gradualmente hacia los que representan cada vez menos. ¿Es esto lo que ha- despiertan los órganos de lo reproducción. Más cspccíficameme, las agn,pado-
cemos en realidad? Si examinnmos los conceptos que tiene un niño1 vemos oes no se basan en ningún atributo que los objetos rengan en común con los
que no es este el caso. Puede que haya sólo uo perro en el mundo del niiío, genitales, sino en los arributos que resultan cruciales para el interés sexual, a
pero desde un comienzo ese perro constituiní una caregorla distintn, aunque saber, el carácter puntiagudo y la cap•cidad de elevarse y verter, por una par-
la categorin contengll sólo un miembro, mknuas que los árboles, las rosas te, y L, concavidad, la receptividad, etciter•, por la orra.
o los nubes. aun cunndo numerosos, ocups.n un lu.gor mucho menos ptiocita• S.i cst.o es así, ¿no implica que para que se lleve :1 cabo una agrupación
ríos en el orden del mundo infantil. Los agrupamientos no p>reccn gunrdru- debe bober de antemano una absn-acción? Los atributos cruciales que_ acaba-
la menor rdaci6n con el número de miembros que cada grupo comprenda. mos de mcncionar, ,enfun que obtcnusc a parrir de la forma y el funciona-
Quizá no nos orientemos por el wrutño de la población, sino por el nú- mienlO particulares de los órg:lllOS s,xualcs. Sin csia abstracción prcvÍll, no
mero de rasgos, y agrupumos las instancias individuales que más rasgos en podio haber selección de los objetos que sírven como imngencs oníricas. Esto
común tienen. Esto, ca verdad, nos recuerda algo que hacemos. Unimos significa que un coocc:pto abstracto, supuestamente fruto de una generaliza-
hombn: con hombre, pájaro ron pájaro, caja de fósforos con caja de fósforos. ción, resulta ser su prcrrcquisito necesario. Nos encontramos arrapados en lo
Si lo hocemos mediante el recuento de rasgos o no, es una cuestión que de- que PÍllget e lnhelder hllll descrito romo cun c!rculo vicioso que sólo puede
jru-emos por el momcnro en suspenso. Entretanto, observamos que tal proce- resolverse mediante un análisis scnético,. Por uo:, parte, expli01n, no pode-
dimiento dacia lugar • rendimientos decrecientes. Cuanto mnyor el número mos determinar cuáles son las propiedades comunes a un conjunto de ele-
de rasgos comunes, menor tiende a ser el númao de individuos comprcadido mentos, esto es, la «comprensión• de la clase, estudiando los miembros indi-
en el grupo, incluso en una era de producción de masas y, por ramo, más viduales en sucesión, pues no podríamos csur Jq¡tlros de hobcr abstraído
limitada en su utiliución para una dasi6eación práctica. En el caso c:xrremo, correctamente en tanto no hubiáainos examinado todos los miembros del
nos quedamos roo tantas clases como individuos hay. Nos eneonrramos en el grupo, lo cual muy • menudo no resulta práctico o es imposible. Por otra
punto de partida y no tenemos dasiJicación alguna. Añádase a esto el hecho parte, no podemos escoger las particularidades q~ deben examinarse en pri•
de que con suma frecuencia hacernos agrupaciones sobne la bose de un único mcr lugar sin esrablecer alguna propied,d común por la cu•I elegirlas. «En
rJ1Sgo disrinávo. Combustible o incombus,ible: puede que nada más importe. otras paLtbras, la extensión presupone la comprensión y viceversa.»
u conclusión parece ser que, aunque • v«es clasiJicarnos de acuerdo con Henri Bcrgsoo diagnosticó clJUllmcme el «círculo• en 1896: «Para gene-
el aúmero de espc:cimcnes que cubre un cQnccp10, o el número de rasgos que ralizar uoo debe primero abscnier, pc:ro para abstraer con provecho, uno debe
rontienc, d recuento ao procura el crltcrio que aquí necesitamos. Parece más saber ya cómo gcocroliz,,n,. T,unbi6l señaló que la di6culrad era una conse-
prometedor o6rmar que la gente agrup, las cosas de acuerdo con sus intere- cuencia de suponer que L, pen:epci6n se limits al rq¡imo de casos indivi•
ses particulares. Por ejemplo, pueden mcndonorsc casos en los que los seres duales. Esra fue una observación sumameore útil. Bergson dio otro decisivo
bumanos se dosifican por el tamaño, el peso, los ingresos, el color de lo piel, _paso lucia adeLime al señaLir lo que~ llamó el origen utilitario de la percep-
el número de díentes de oro o sus ideas acero, de lo sobrcnarur:tl: no hay ción sensorial. La perccpci6a, podda decirse desarrollando su pensamien-
criterio de sel=ión que ¡,,unen desdeñable, cada uno de ellos puede justifi- to, es un instrumenlO del or8"Dismo que se desarrollo durante la evolución
carse si la ocasión es lo adecuoda, y lo que sirve • un propósito o una cierto 6.logcn~tica como medio de descubrir la presencia de lo que se necesito paro la
direttión de ínter=, puede rcsulrar absurdo en un caso diferente. Los an- supc:r:vivcacia y para pc:tmJtneccr alena ante el peligro. Estas necesidades,
tropólogos y los psicólogos han demottrado que los criterios de clasi6caci6n sosriene Bcrgson, se refieren a especies de cosas, 11 cualidades, más que a
varían amplfamente incluso con respecto :.1 cooccpcioncs sumamente básicas. individuos partirularcs. Lo que atrae al animal hcrb{voro es la hierba en gc-
pero que derivan cvideotemcate del propósito que se considere en cada caso. nettl, «el color y el olor de la hierba, que se perciben romo fuerzas y como
Sin e.mbargo, el interés-, aunque procu.m un criterio de selccd6n, no re• tales so meren.··•· La díscincióo precisa de los objetos individuales, dice, es
suelve el problema cognitivo básico. Consideremos un ejemplo. De acuerdo «un l""e de la peruption>, un lujo de la pc:rccpcióo.
con Frcnd, lo mente humana agrup,, al nivel en que se producen los sueños, Esta observación es sumamente pc:rtiacnte. Sin embargo, no podemos se-
bastones, paraguas, cuchillos, campanarios, caños, serpientes, peces~ clavos, guir a Betgson cuando niega que esa selectividad pereeptual ca los animales

172 17}
constituya una forma rcmpnma de la abstraeci6n. Basa su argumento en com- Anies de que uno pueda generalizar, debe singularizar las caracterlsticas que
paraciones con Dll'Os procesos de la naturnJ..., que DO son ahsu,,ccioncs. Si servirzln para dcterminat los objetos que se ubicarán bajo determinado cate•
el zlcido hidroclórico dcscnbre el carbonato de calcio en sus varias encama. goda primario. Esto equivale a afuma, que la generalización presupoac la
clones, ya se trace de mármol o de tiza, y aaúa sobre cllas siempre de la abstracción.
misma forma, o si un:a planta extrae invaria.blcme:nce las mismas sustancias Susanne K. langer describe la abs1t11cción primaria como ccl principio
del sucio, ¿diremos que realiza abstracciones? Probablemente DO, por la ra• por el cual se ve y se oye de modo auromáricamente abnracto• . .Escribe:
%Ón de que no selecciorum algunas propiedades de un contexto dado. Por su
nstut11lC28 misma, sólo pueden responder de esa mancm parúcular. El resto La abslncción de la forma aqul lograda no sc Ucva probahlcmcntc a cabo
cid medio ambiente no inOu¡'C en cllos y, por tanto, la abs1t11cción no es nc- por aimparación de varios ejemplos, colllO supon!an los empiristas cl.ási,.,.
cesarü, ni tampoco hay oportunidad de llevarla a cabo. De modo semejanre, ingleses, ni tampoco por impresiones repetidas que rcfuen:an el cngrama,
no puede decinc que un ciego abstraiga los sonidos que escudu de su con- como propone w,a psicolagla ltWi moderna, sino que deriva de alguna íns-
texto visuAI na rural, puesto que éste DO se le dio desde un comienzo. T am- wicia singular sometido • a,nclicioncs iml~vu f.wi:ables; después de
lo cual, la forma -viSUtl, una vc::z. a.bsmtida, se impone I otros casos con-
paro cahnme» el sentido de la vista de las oncas clecnomagnéúcas, esa cs-
tn:tOS"-. es.to es, $C utiliza inu:rprctstivamentc cada. \'CZ que resulte ú:ril y
tttcba banda de lon~tudcs de onda entre las dioruéis y las treinta y dos mi- mientras esta utilidad perdure. Gradualmente, bajo i. influencia de omas
llonésimas partes de pulgada ante las que responde. Un filtro DO abstrae, ni posibilidades intcrpremivas, puede entrcmczdllISC y modílicarsc o, rcpcnri•
mmpoco lo hace una máquina que dasüica dinero. mmentc, dcsaananc y recmp1.a:zane por una GcsWt mis convmtfflrc y
Pero Ja mente de un ser bu.mano o In de los animales no se encuentra casi promc,edora.
nuna, en esta situación cuando capta las gcncmlidadcs primordiAlcs del mun-
do de la apcriencia viswú. Bcrgson sosúene que en la percepción no úene El valor de esta bcrrDDSa enunciación queda considcrab.lemente disminui•
lugar ahstmx:ión alguna. Como perccpros, ofuma, todos los CllSOS paniculares do, SÚ, embargo, cuando Mrs. Langer afirma que llll cabstracci6n presentati-
con que se tropieza en la experiencia difieren entre si; pero ante Algunos se va• es cs¡,edfica de las ancs y debe distinguirse de la cabsnaeción por gcnc-
reacciona de la misma manera y procuran los mismos resulrados beneficiosos; ralizllcióra, que considera el método de la ciencia: «En el pensamiento cien•
por ejemplo, todos india,n COSllS buenas pan, comer. En consecuencia, caigo tffiro, los conceptos se abstraen a parúr de hechos concre=te descritos
que ricoco en común se desprcndm de cllos•. Argumentar de csre modo es por una secuencia de generalización cada vez más amplia; la generalización
in,·ertir las cosas. Se reacciona ante los pcrceptos de manera scmcjanre porque progresiva seguida sistcmáriounenre puede tener como resultado mdas las po-
en c!Jos se han descubierto scmcjanns. Es ncccsario c,rplic,ir el mecanismo de derosas y mrilia,das abstracciones de la física, las matcmária,s y la l~a•.
este descubrimiento de sernejanu. Esm es una triste y engañosa limitación. En las ciencias, como en oaos casos,
Lo absurdo de la sugerencia de Bcrgsoo deberla resultar evidente, pero hay instancias en las que se buscan las propiedades comunes de un conjunm
Li idea les es att11ctiva a los teóricos qoe no están dispuestos o admiúr que de cnúdades, pero no son úpicas del modo en que se lleva a cabo la al,s.
haya abstracción en lo percepción. Asl, Jcan l.aponc sostuvo que las abstrae• 1t11cción. Sobre I• base de Alguna caraacrísáca común, un cicoúlico puede
clones se obtienen a pan:ir del marerw pcrccprual mcdiame ademanes imim- cienamcnte b = otras propiedades que puedan companir un grupo de casos
úvos, que ya hm sido elaboaidos sobre otros objcms similares y que se vuel- -por ejemplo: un virus panicular en la sangre de los individuos que padccco
ven • aplicar. Por ejemplo, un movimiento de trazado circular será la res,. cáncer-, pero rccurrir.í • este examen m«ánico sólo porque por el momento
puesta mte algo redondo, y de este modo el objeto se adecua a cqutlque no dispone de los dams necesarios para seguir un procedimiento más satis•
J~~mc priexü tanJ•, como b circularidad o la angularidad rccu . Lapone uti- facrorio. Además, también en este caso, anrcs de comenzar la búsqueda, el
liza la abstracción de los ademanes descriptivos, que anal!cé ya, sin r=noccr grupo de casos a examinar se sclecciooó por una absuacción. Nadie analiza
que presupone la percepción previa de la forma abstracta. mucsuas al azar de casos sin determinar por algún rrircrio la· pobLici6n de
No hay modo de ignorat el hecho de que una caplllci6n abstracta de los la que se han de obtener las muestras. El propós:ito siempre guía • la mente.
rasgos estrucrun.lcs consútuye la base misma de la percepción y el comienzo La idación entre la ahsrcacción y la gcncralizaci6n se refleja en la vieja
de roda cognición. El agrupamicnm de instancias, supuestamente la prepara- discusión sobre la natura!C28 y el valor de la inducd6n. La inducción, dcfi.
ción necesaria paa1 llevar a cabo la •bsttacci6n, debe ser precedido por la niela comúnmente como «el proceso de dcscubcimiento de principios median-
abstracción, pues, ¿de dónde provendrían, si no, los aircrios de sclccci6n? te la observación y la combinación de CBSOS particu!ACCS>, consiste en obtener

174 115
conclU$iOnes generale• a p:mir de lo obsc,rvado en una serie de casos. Actual- comicnu el nombre de sus pacientes, pero es posible que se interese por su
mente, la IDllyor pane de 105 cienú6cos cstarlan de acuerdo en que, para de. lugar de nacimiento. Así pues, 14 inducción presupone la abstrnccióo. La gc-
cirio con las palabntS de Moros R. Cohen, cla ciencia nunca obtiene infercn- ncnalización presupone la gcncnilidad.
óas a panir de datos relativos s los sentidos, excepto cuando éstos se. COD$i•
dcran ya incorporados en cienos universales -o como ilustnción de ellos-•.
Esto es, la ciencia hace pleno uso de la «abstracción presen1ariv11», que Mrs. La g,:nualídad ,:s lo primero
Langer considera privilegio de las arres. En u(IJI eschtrcccdora charla radio-
fónica rirulada ¿Es el msttyo dmtífico un fraude?, el ciemífico inglés P. B.
Puede que una mirada supcmcial a los orígenes del conocimiento parezca
Mcdawar se quejaba sin embargo de que 10davía hoy la presenración habirual
de los hallazgos científicos tiende a Alimentar la ficción según In cual los datos oontrudccir cstu afil'lJlllción. Considácsc d comportamiento de los pccros de
Pavlo" en 105 cxpcrimemos sobre el condicionamiento. Cuando Pavlov co-
se recogieron sin suJ>05ici6n alguna sobre lo que pudieJ'11Jl indicar: «Hay que
fingir que Ja mente de uno es, por así decir, un rccepttírolo virgen, ua vaso menzó su ,arca descubrió, paru su disgusto, que los perros no sólo respondían
a los esúmulos p:micularcs sobre los que se basaba el adiestramiento, sino
vado en el que debe fluir la infoanación desde el mundo exterior, sin que
medie nwln alguna que uno haya ttVelado•. El estilo aceptado de cscrituca, :ulcmás o cualquier cambio que se diera en el laboratotio. El mis ligcso mir
oimiento del cxpcrimeorndor -un pestoñco o movimiento de los ojos, la po-
explica, deriva de una adhesión a la tradiciorw concepción según la cual In
inducción constiruyc el único procedimiento punuacntc cienú6co aplicable a sición, la respiraci6n- provocaba la reocción condicioaada. Y wnpoco bas-
los hechos, no contaminado por ninguna opinión preconcebida: lllba que el experimentador estuviera ausente del ruano.

Los- puos de un peatón, oonvc~onc, asualcs en Jm cuanos vttinos.


Según la concrpdón que mbyu,, a este tipo de lltuatura cicntífu:a, d el ruido de una puerta que se cierra o las vibraciones provoaidai- por el
descubrimiento drntffico consric-uye un proctSO inductivo. Lo que la induc-• p;,so de un coche, los gritos de lo calle, inclu.so las sombras proyectadas en
ción implica en su VttSi6n más cruda es, !tablando oigo groseramente, lo el cuano dcsck la ven12na1 cu3Jquicru de estOS casuales c:s-tfmulos incoouo-
siguien1e: el desrobrimicmo cicnti.6co o la formulación de una lcoría cien- lablcs 01ptados por los rcttprores dcl perro produce una pcrt11Iboci6o ca
tilia comicma con los da1os, sin adorno alguno, que procuran los sentidos. los hemisferios cerebrales y vicia d apcrimcnto.
Comienza con I• simple ob5crvaci6n -obsirvad6n ~mpic, sin dittcción,
dcs_pttju.iciada~ ingcnus o inocente-, y de e:st.OS dat0s. sensoriales, cocar•
¿No sugiere CS1'c compon·amíenLo que 1os perros eran totalmente incapa•
olidos ca simples proposicionn o descripciones de hechos, surgirán y adqui•
ririn forma 1M generalizaciones. casi como s.i estuviera t.cnicndo lugar un
proceso de aisllllización o condensación. De un confumo desordenado de
= de obstrocr, de escoger los cosgos perúncntes del medio circundante? Pav-
lov lo sugiere cuaodo explicn que el cerebro es «un aparato de señ•lizoción
hechos surgid, de algún modo, una t.COrla ordenad,, urui ordenada cnun- de tremenda complejidad y la más exquisil• sensibilidad, a través del rual
ciJci6n gcncnl. Esta coacepdón dd desrubrlmicnro cicnófu:o en La que la el animal recibe la iallueacia de inconrnblcs esúmulos desde el mundo exte•
iniciaóva procede de los desnudos darns que procuran los ,cocidos fue tior. Cada uno de estos csúmulos produce un cierto efecto sobre el animal, y
princip.1lmentc. l.11 obra de un hombre gna.nde y sabio, pero, en este con- todos ellos juntos pueden enrrechocac y entorpecerse o, por el contrnúo, pres-
tcxro, según aco, muy crndo: John StUl!rt Mili. tarse mutuo apoyo•. Obtenemos la imagen de USta vícúma pasiva, indcfcn-
samcntc expuesta a lo que la afecte y que responde a ello automáticamente.
Ames de que pueda practicarse la inducción, dcb<en seleccionarse los in- Pavlov vio sólo dos remedios para Cst.ll sinu,ción. Podla hllccr innecesaria la
dividu05 a los que habrá de aplicarse. Dado que la noción misma de induc• abstracción eliminando todos los acontecimientos del medio circundante, sal•
ción implica que los casos por investigo, no son iodos idénócos, esta selec- vo el sonido del metrónomo o la descarga eléctrica respecto de los cuales el
ción exige UD criterio, esto es, la abstracción previa de ciertas propiedades •nimol dd>l<L adiestrarse. Oc hecho, encontró UD «comerciante moscovilll inte•
que deben presentarse en los individuos que han de escogerse. Por ejemplo, ligemc e interesado por la comunidad•, dispuesto a pogac lo construcción de
iodos esos individuos puede que deban tener un diploma de instrucción se- un lobora10rio a pruelxi de sonidos y de luces, en el que podían llevarse • mbo
cundaria o de aira presión sangulnco. Además, toda investigación juiciosa li- las experiencias por conuo1 remoto.
mitan! de antemano la especie de propiedad que se ha de bwcar. El espc- Pavlov concibió otro método. Lo inhibición podía impedir que el animal
cialina de cáncer no pccdcrn tiempo ca averiguar coa qaé letn del alfabeto reaccionan ante esúmulos a los que había respondido en un comienzo auto-
176
177
máticamen1e. Es10 podía lograrse dejando >in recompensa todas las reacciooes Rubinow y Frankl, de 1C11erdo con el eta! todo objeto sólido que se apro-
•Dte los esómulos indeseables o castigando al animal por estas reacciones. De xime a la ara del niño produce la reacción de succión, aunque un mes más
este modo podía obtenerse una diferenciación gaadual entre los acootecimien- tarde sólo los objetos puntiagudos producen CS1e resuhado. Estas <Cllccíones
tos ante los que habla que reaccionar y aquellos ouos ante los cuales fa reac- tfenen lugar en un mundo dominado por unas pocas necesidades intensas, en
ción era indeseable. Este w, un principio útil que apuntaba a un importante el que penetran csdmulos guc pueden resultar pertinentes respec10 de esas
mecanismo psicológico. Pero oo debe considerarse que el principio pruebe que necesidades o no, pero de los que el niño tiene escaso o ningún conocimicn-
se rca«iona automáticamente ante codo esúmulo en tanto alguna influencia 10. La p.resión de cualquier necesidad tiende a wnpliar cl núm<-ro de esómu-
sccundaria no detenga la rcacci6n. los ante los cuales el individuo responde, pero la faha de conocimiento sobre
Ob~rvese en primer lugru: que eo el co.ndicionamien10 experimental, fa estos acontecimientos justi6ca la extensión. También en este caso la respuesta
respuesta inicial ante Clllllquier cambio del medio circundante no sólo se da se produc~ al nivel de abstracción adecuado. LA siru•ción del perro en el
en los animales, sino ,wnbi6, en los adultos de la especie humana. Lashley Jaboratorlo de Moscú era muy similar. On animal amatrndo, onsioso, ham-
declaró que obtuvo con sujetos humanos condicionados al sonido de una cam- bcicmo, que está aprendiendo que alguna señal extraña e insensata es siem-
p,m• «la reacción condicionada >in nuevo adiestr11miento -ante el sonido de un pre el heraldo del alimcnco, colocará narural y correaamente todos los otros
zumblldor, o un cristal que se quiebra o unas monos que palmotean, ante el acnmecimiemos insensatos en L, cacegorfa de anunciadores de alimento en tan•
resplandor súbito de una luz o una presión o un pinchazo en el brazo o la to no esté mejor en,erado.
cara. La úniaa •dimensión" común a estos esúmulos consiste en que todos No sabemos qué expetimeatm el niño recién nacido o el perro de Ja ex-
producm un cnmbio n,pcatino en el médio cirrundante. Estas pruebas mues- pcrieow; tenemos que limitarnos a sus respuestas observables. Pero los se-
tran que la <Cllcción condicionad• es en un principio indiferenciada .. ·"· Si se res humanos ~dultos pueden mencionar ejemplos incontables que muestran
buscan ejeraplos de casos en los que los animales o los seres bWJlllllOs pare- que, e,¡ un medio de experiencia poco conocido, lu propiedades comunes de
cen responder de modo indiscriminado, se descubre que esto sucede sólo sus constituyentes prcdominttrán en u1I medida que las dílerenci2S rcsulw-án
ruando los múltiples esómulos ante los que se responde son de hecho equi- invisibles. Los mierabros de una raza humana extraño parcc:cn todos iguales
valentes para el organismo que responde y su propósito particular. Piénsese en tanto uno no aprenda a distinguirlos. Un gaanjero, un pastor, un guardián
en la reacción de un gato, o cie.nnmentc en la nuestra propia, mote. ,odo cam.. de 200lógico perciben cada animal como un individuo disúnto. Para alguien
bio súbito. Este cambio puede no tener cons<euencios; pero puede ser rambién de fuera, las ovejas son ovejas, y los monos, manos. Puede que los soldados
de viral importancia. Que algo interese o no, sólo puede averiguarse si se le vesúdos oon sus uniformes o las monj-o.s too sus hábitos no parezcan tener
concede atención. La velocidad con que la mirada se dirige hacia el lugar individualidad. El diente dílcttncia al camarero, la vendedora de tienda o el
donde se produce el atmbio sirve de proceso protector para el cual iodos los peluquero sólo a nivel de su profesión, pero dentro ele esa profesión no hoy
cambios, sean éstos cu•lcs fueren, tienen importancia y deben ser atendidos. disúnciones observables. El grado de diferenciación dependerá de cuánto in-
En otras palabras, nos encnn1ramos aquí no ron la respueslll au1omátiC11 e in- terés mani6esten lo persona particular o el grupo culrural por cl rcJinamiento
discriminada de una criatura deswlidamcnte a merced de todo csúmulo in- de la abstracción inicial. Quien visite casuolmcnt< los museos cnconmtrá igual
dividual, sino, por cJ contrario, an1.e una reacción sumamente adecuada, cuya todo el arre del Quamoccnro italiano o todn la csculrurn egipcio. El natu-
gran generalidnd es requerida por la vasta vatiednd de esúmulos pertinentes ralista Edwin Way Teale b:tbla de los di6cufo,dcs que tiene su mujer para
respecto del propósito apuntado. Son todos pertincnl'$ porque todos son cam• reconocer los modelos de automóvil:
bios. Se rcaa:ioru, ame iodos no porque la eriantra sea incapaz de abstracción
sino porque el criterio de abnraa:ión ""JUerido por la situación es tan ge- Fue • esta abura del viaje tw.ndo Nellic comenzó a conccnuorsc en las
nérico y abarcador que todo acontecimiento corresponde: a su alance. l.:1 am- ~les distintivas-• de los automóviles. Era un mís:1crio para mt, como
plitud de la reacción no representa una incapacidad de discriminnción, sino, lo sefüilt! )'11, que una pe= apaz de dittinguir b, más lig,:ra diferencia
por d contrario, una ventaja. de plumaje entre los l!()nioncs y los cerrojillos tuvien dificultad en dis-
Una ttspuesto puede ser objeti,•amcntc inadecuada y, no obstante, perri- tinguir un Ford de un Rambler o un Ouy,lcr de un Buidr.. Su cxplíaci6o,
nente en rérminos de la situación tal como la persono o el animal la cxpcri-
mcnran. En el niño recién nacido, la oa:ión de succionar puede desencadenarse • • Ñdd':',rl:J, esto a, sdi.Ja que """'"' pon ldcntlñau, pi¡...,., po< ,jcmplo. cbde
como respuesta ante la luz, sonidos u olores. Piagc.t mcncion• un estudio de una acr1• distancia,. (T.]

178
• 179
que oo carecía de lógica, era: «Lo que pu3 es que los automóvUes cambi-an consli1uyc un estado de orden de bajo nivel, :adccundo para servir como
conúnu:am.t:nrr de plumaje~. fondo a estlmulos promincrucs. Es probable que In experiencia primaria que
procuran los sentidos todavfo no desarrollados del bebé seo ésta y no la de
Hnya o no Cllmbio, el niño corriente de diez años que se interesa por los confusión. El escrupuloso observador de niños que es Amold Gcscll, al ob-
automóviles no encuentra esa dificulut<i El grado ,,ariable de dilcttnciaci6n jetar el fumoso aperftl de James, señala que «mucho más probablemcn1e, el
percepmal se refleja en cierta medida en los principios de clasiJicación que se bebé percibe el mundo visible en un comienzo como p,treclas fugitivas y Ouc-
dan en las lengWlli. El antropólogo Franz Boas hn mostl'lldo que las clasifi- iuantes sobre un fondo neutral». Gesscl no podJa peneinr en h meo1c del
caciones de cualquier lengua, desde el punto de vista de otra diferente, pue- bebé más que James, pero las observaciones de la condut1a c.,c1erior lo con-
den parcctt arbitrarias. «Lo que en uo.1 lengua aparece como una id,~ simple firman: > .
y singular, puede c:uac1c?zarse en otra por uno serie de grupos foncucos rus-
óntos.» Los ojos de ua bebé recién nacido pu~~ girur en tomo SU)'O tanto en
Las primeras operaciones mentales en las nuevos situaciones no son actos prcscnci.:a de es-úmu(05 como en su ausencia. Después de varios días~ o in-
de generalización, pues la geoertl!iz:,ción debe ser prcttdida ~iemprc por ~ cluso horas, el bebé es capaz de inrnovili>ar los globos oculares por bm'<S
rusrinción de casos inruviduolmcnte percibidos. Por el contrano, un alto nt- periodos. Mós tarde, mita 6jamcn1<: a su alffllodor dul'lllltc período. prolon-
vd de generalidad es, desde un comienzo, una cualidud de la percepción. Se gados. Cwndo licnc cuarro ~mDm:5, podemos columpiar un anillo... en la
lfn<a a:rcana de su visión, y <'I lo mira. Tmladamo< lcnt•mcntc el anillo
trato de una generolidad producida por una absuocdón primaria en el sentido
por •• campo viruitl, y él lo •sigue• con la mirad. • lo lorgo de un arco
de que las diferencias que oculta cs1in muy por encima del umbral dd s~- de U005 !IO".
tído de la vista. La ment.e no diferencia todavía de10Ues que le son acccs1-
bles al ojo.
Pocde suponerse que la respuesta organizada de 6jación de la mirada co-
Pcmútasetrne voh·er por un momen<o al temprano estado inrulerenciado
rresponde a uno orgnniznción igualirn,n1c ordenada del campo visual percibi-
de la experiencia de Ja primera inlanciu. La apresurndn obscrvnrión de \X1il-
do, una rustínción simple de un campo neutral y ana «Jigw:•• dest:tcada.
liam James, según la cual el bebé percibe el mundo sensorial romo •una abi-
Coosri,uyc unn experiencia primaria SlllJWilCnae obstraclll. El campo se re-
garrada y sonora confusión», fue cilllda hnslll el cansancio por los que se
duce a «ruido•, eslo es, el terreno indiferenciado desde el que pane el men-
dddtan en creer que los seniidos procuran un caos amorfo que debe recibir
saje positivo. Es probable que el mensaje, una lt12, un sonido, uoa forma mó-
la ayuda de las «elevadas• facultades de In mente, productoras del orden.
vil, sea también muy genérico. Se trata de «algo» positivo en un mundo hasta
Pero la confusión oo consrlmyc una reacción nonnal del organismo a ningún
ese momento illCllptablc.
nivel del desarrollo. La confusión es un resultado de Ji, presencio de conrucio-
Ln persona que desee insiStir en que la percepción sólo es el registro de
ncs especiales 1ales como un estado p:11ol6gico, la fatiga, la pa<ividad o una
de1aUcs individuoles, puede argüir que las generalidades elemcmales no son
precipitación excesiva de estímulos sobre los órganos receptores de los sen•
causadas en absoluto por In abstracción, sioo más bien por una observaci6n
tidos. Tiene lugar cuando la eslimulaci6n es demasiado faene o el poder de
imprecisa, Puede sostcnc, que si los observadores no CllplllD de una cosa
proo:samiemo dcmasútdo débil. El mismo James define la confusión como
cualquiera sino unas pocos cuolidades generales, no logran 1cner en rucma las
J. caída en un est•do de inruscriminación, lo opuesto de lo 01encióo conccn•
rufercncias que distinguen entre si las cosas similares, Evidcntetrnen1e, por
trada, •un• especie de solemne scn1irnicn10 de somelimicmo al paso vodo
ejemplo, la confusa visi6n de-' miope no es producto de la abstracción. En ella
del tiempo•. En realidad, la obscrvaci6n de James sobre c_l bebe! se produce
no se incluye elección alguna, El ojo mal enfocado capta merameme iodo lo
en un plano de debate entre discrimin•ción y comparación. en el que aventu-
que puede. Este parece ser el modelo de lo que Jean Piage, tiene en cuenta
ra la importante afu:maci6o de que cualquier número de impresiones, proce-
cw,ndo adopta el término •perccpci6n sincréticn. La cita siguiente lo aelnra:
dente de cualquier número de fuentes sensoriales, que afecta simuhincnmcn-
u, ultll mente que no las ha cxperimentado todavía por separado, se fusionar.í,
Lm niños, por tanto, no sólo perciben por medio de csqu'"11S generales,
para ...., mente, en un objeto singular inruviso: •La ley es que se fusionar:1 sino que éstos en =ilidad suplanllUI ki percepción del de!lll!e, As! pues,
todo lo que puede fusionarse, y nada se separa, salvo lo que deba sepa- rorrtSpondcn II mu: cspC'Cie- de pc.rttpción cooNSll que difiere de lo que es CD
rarse•. nosotros L1 pcttepci6n de In complejidad o ki fo= -y es previo • clL,--,
Ahora bien, fusión no es confosión. L, textura de un compo homogéneo M. Cl,,pu;de le dio a esta form• infantil de I• percepción el nombre de

180 181
peru¡,do11~.1 .1inerllic11.t, utilizando el nombre escogido por Rcrum pam de,. naroraleza de esa cantidad? Quizá, dado que un conccplO abstracto • menudo
no1a.r esa primera QCtividad «amplía y ab.aunivu. pero oscura e inCGc:Ct•
abarca una caruidad de casos, un espécimen de esa población podsia servir
del espíritu, en la que •no Je hace distinción alguna y las 0)$11$ .se IUDODtooan
la UD2 sobre Li otn• (Rcruon). La pcm,pcióo sincrética, por wuo, exduyc el como concepto para_ rcpscscntar la totalidad. George Berkeley sugirió que un
·máJms. pero di&rc de nucsuos "'JllffllllS gmcralo en que es más ri01 y tdilngulo particular puede utiliu.rsc para aludir a todos los triángulos pos;.
más confuso que dios. bles; y as( es en realidad. Sin embargo, un triángulo es sólo un espécimen de
su población, y aunque sobre él puede lle,= a abo una abstracción 00
Los pcrccptos oscwos e inexacros existen, sin lugar u dudos. Surgen todo espécimen es adCCllltdo para servir de por sf como una abstracción de su
cuando uno mita algo en condiciones desfavorables, por ejemplo cuando uno población o entidad. Un espécimen es, en prime: lugar, una mcn muestra.
est& desatento o la atención se apresura o se demora, o cuando la con6gun,- La mucsrra de una tela DO es la abstracción de una tela. Tampoco el desem-
ción estímulam.e es desorganinda o excesivamente compleja. En general, sin peño purácular de una persona es una abstracción de las capacidades de esa
embargo, aun cuIDdo el csúmulo resulte confuso. la meme tiende a articu- persona. Si todos los hombres fueran estrictamente iguales, ningún hombn,
lado en una forma simple, rqular y prccis•. Y, cicnamcote, no hay razón podría servir como abstracción de la humanidad. Sólo seria una muestra. Sin
para suponer uno condición de cstimulación coofu5a cull!ldo el ojo del obser- embargo, dada la amplia variedad de seres humanos, puede abstraerse 1a hu-
vador es fisiológicamente capu de un enfoque correcto y cuando su m~e se manidad • través de Ja presentación de personas particuloÍcs que encaman la
muestra rllZOrutblcmcnre alcru_y atenta. No puede desecharse la abstracción naturaleza de muchos o de todos los individuos en imponanres aspectos.
pcn:cptw1l como una incapacidad. Constituye una actividad positiva, rlpica- A°?que son individuos de carne y hueso, tales personas pueden servir, a se-
mcmc de gran precisión dada la simplicidad relativa de los configuraciones mcJanza de los actores de Hamkt, como abstracción y breve crónica en el tiem-
fonrutlcs obtenidas a partir del motcrial cstimulll!ltc. po. De manera semejante, no se pretende que los miembros del Congreso de los
Los lilósofos medievales sabían que la percepción de los cspedmenes par• Estados Unidos consriroyan una muestra del pueblo nortca.mcdcano, sino su
ticulares es, en el mis csu:icto sentido. imposible. Mens 11ostr11 ri11gulare di- absu-acción. Se los considera, y deben ellos mismos considerarse, poseedores de
recte cognoscere non potest, afirm:1 Tomás de Aquino, esto es, nuestra men• las babilidadcs que capacitan al pueblo nonca.mcricano pua baccr sus pro-
te DO puede coooccr de modo singular y directo. Toda forma es universal. pias leyes; y sólo se hace n,fercncia • esas capocidadcs cuando los miembros
Sólo reconociendo In abstracción en la percepción es posible supcrnr el dilema del Congreso actúan como representantes, esto es, como una abstracción del
te6dco que Re~ llouissou describe elocuentemente: cNous sommcs con• pueblo.
craints de choisir entre l'absmrit vide et le singulicr impensable-. (Estamos La abstmcción, pues, .no es simplemente· la muestra de una población.
oblig¡,dos • escoger enttc la absttacción vad,i y la p:,ráculaddad impensable.) Tampoco es sólo una muestra de rasgos. Por ejemplo, un atributo o con--
Más expllcitamenre, Bouissou dice: junto de am1,utos puede distinguir una clase de objetos de otrllS y, no obs-
tante, no constituir una abstracción adecuada del obje.to. Si los colores azul
De hecho, si es cierto que d moc.q,to se forma climinuvio de la oo_n.. Y •morillo distinguen los aeroplanos de una compañb de los de cualquier otra,
dmcia todo elemento co0tte.t0 o tocb ttbción con lo conc:tttoª eJ puente los dos colores sirven de signo o señal para esa línea aérea, peto no ncccsaó..
enuc lo percepáblc· y lo inrcli¡pblc qu,:c!,, ddiniávamcntc desanido y la mente describco su álrácter o narunleza. en ningún sentido. D,, manera se-
unidad y continuidad del amocimicruo se vud\~D ilworiu. mejante un mero signo o indicio no consüruye una ubsrracción. Unos pocos
cabellos recogidos por un detective no son la abstracción del criminal. Sin
embargo, las mtUlCbas en el abigarrndo manro de José son m&s que una prue-
.Muulreo eontra abstraa:i611 ba circunstanciAI de dcsasue. Pa.ra el lector de ln Bíblia, como para el padre
Y 1~ ~anos de José, c1 pttcioso manto, n,g,,lo del padre, evidencia la
Samuel Johnson ddinc el resultado de 1a absttacdón como cuna cantidad pamalidad de Jacob, y los manchas de sangre delaran el ataque al fuvoáto.
pequeña que conácnc la virtud o el poder de una mayor•. La definición pa- La elección del signo delator DO es accidental. Constituye una poderosa 1bs-
rece sugerir una perspectiva más rica y adecuada de la abstracción que la que tracci.6n visual del duma fumiliu.
oírcccn los lógicos tradicionales sin, empcro, conttad«:ir a esta última cxplí• Un reloj de pulsera perdido no e,; una abstracción de •u dueño, que lo
citamcnte. dejó oh,idudo. Pero la exhibición de relojes anácuados y dañados en el pe-
Si la abst=ión toma una pequeña conádad de Olrtl mayor, ¿cuál es la queño museo de Nagasaki, situado sobre 1, colina donde explotó la bomba

J82 183
arómica, sirve como una abstn1cción c¡ue detiene el aliento del visitante. To- este descubñmiemo podrla considcr:arsc una absttacdón desde el punto de
dos los relojes se deruvieron a las 11 :02, y escc repentino y concermdo 6~ del vista lógico, no necesariamente serviría a los propósitos del pensamicmo pro-
ductivo.
tiempo, la muerte de la inocente -acción cotidiana, transmite una inmediaccz
de experiencÍJI que es casi miís poderosa que las fo,.ograffas de los ~or~res Ell ,creer lu!lllr, una mera enumeración de rasgos, aunque puedan resu!Lar
que se O<hiben en el mismo musco. Un aspecto esencial de un aroa1eanuenro pcninemes, no creo un concepto integrado. Por ejemplo, cuando un psicólo-
evoca el acontecimiento mismo. go desea descñbit la «personalidad» de un individuo, puede recurrir a la téc-
Sí la absuacción sólo implicara quilll uno o varios elementos de una en- nica tradicional que consiste en es1Bblcccr el perfil de una personalidad exa-
tidad, la comprensión de su o,uuralcu seda agradablemente simpl~. Este en- minando la situación del individuo con respecto n una serie de rasgos. Uno
foque, oo obswuc, ,opa por lo menos con tres .di6rultades. En pnmcr lug,,r, de cstos tests utiliza la lisia siguiente: inteligencia, fluidez verbal, dominio,
hablando CD rigor, no puede encoouarsc el mismo elemcnto en más de un 11utocomprensí6n, roleroncia, cxpresivida.d emocional, convencionalidad, ex-
espécimen. En segundo lugar, una sel<cción arbitrarÍJI de rasgos. no con~ucc a troversión soci,,I. El grado CD que una persona posca cada uno de esos rasgos
una abstracción signi6c:ativa. Tercero, aun cuando i,,l sclccoón rcco¡a los puede constituir una abmacción pertinente de la persooa misma o no, pero
rasgos esenciales, un mero agregado de rasgos no crea un concep,o integrado. cicrramcnte de ningún modo J. constituye la suma de los pun1Bjes. El psicólo-
Ilustraré brevemen,e CS!llS afirmaciones. go crea J. imagen de un pcdi] conectando los ocho puntos del diagrama, pero
Es posible cxrraer dementos de un espécimen particular -1 cootomo este per61 no es más que líneas sobre el ¡,apcl. Para obtener el rct1aro de la
de un rostro, el color de los ojos, la forma de la nariz- para obtener un meo1c de la persona, rcndm que combinar los ocho datos en un iodo organi-
retrato rudimentario. Tal pcoccdimiemo, aunque difícil, resultaría del todo zado. Orro ejemplo podría explicitar esto de modo más acabado. Hace algu-
mecánico. Pero tod.a: una familia de espedmcncs, veinte rosuos por ejemplo, nos años, un ensayista, Jobn A. Kouwcnhoven, escribió un libro sobre «qué
no rendrin cxaciamcn,e d mismo color o forma, a no ser que hayan sido he- es lo noneamcriC'llJ)o de Noncaméñc,i», prcgum:ándosc qué tenían en común
chos a máquina.. Por canto parn escoger un elemento que les sea común a los siguiemes siotomas: el horizonte de Moobattan, el plano de Las ciudades,
iodos uno debe poseer, en Í. mayor pane de los casos, la más elaborado babi-
0
el rascacielos, el modelo Ford T. el j11:z2, la Conslirución, la obra de Mark
lidad para descubrir, en grado sufu:ienre, formas de una cualidad panicular. Twain, las Hoja, de hierba de \Vhitman, las hlstorieras, las roap oµrtJJ, la
Esta 1are,i, aunque no mecánica, es muy fácil El cnráctcr único el<; ~odo es~- producción en serie, la goma de mascar. En este perfil de la personalidad de
cimcn parcicular y concreto es ocasión ~ que la tcorla_ meouucma de 1~ nucstto J"IÍS, cado símoma puede constituir una abstracción legfrima ( «la
absrnccióo renga que vérselas con un cmgma que Boccio, uno de los pt1• tierra de Mark Twain•, «la tierra de los raSC11Ciclos,,), pero junios constituyen
meros filósofos nominalisms, plamea de la manera siguicnrc. Ensru que nada um m=lanza de infoonacioncs en tamo no se hayan fundido en una uni-
compartido por un• multiplicidad de cosas puede constituir una entidad de dad. En el presente coso, esto se logró mediante una nueva abstracción, que
por sí, pues todo existe s6lo en vinud de ser una cosa. Cuando una cosa es descubrió un rasgo común en los doce síntomas, a saber, «un ccnttarse más
comparcida pot muchos propietarios, cada uno de ellos posee sólo un rrou, de en el proceso que en el producto». Si este diagnóstico resulta válido, la abs-
ella· o la utilizan en sucesión, como sucede, por ejemplo, con un pozo o un tracción ba Lcnido por resultodo un cona:pto esclarecedor mediante la revela•
ab;llo. De orro modo, la comparten sin poseerla, como ruando, por ejem- ción de algo esencial de la cosa abstraída.
plo, murbos espectadores comparten un espectáculo._ Rcsul_L• útil considerar el
problema de modo ,an palpable, pues as!_ ve~os mmcd~•tam~rc _qu~ _para
extraer un elenK:010 común, 6stc se debe ltmp1ar de las d,fcrcnoas mdiv,dun-
les que adquiere en los varios cspccimenes, y de las difcremcs co~notacioncs
que asume bajo la influencia de los diferentes comexros. El amorillo de Van
Gogb no es ca codo respecto igual .•I amari~o de Vc:rmc:er. .
La segunda düicul1ad que menc:toné consiste en que, con frecuenc1•. una
selección arbiiraIÍll de rasgos comunes no resulta úril. Se podda programar
una máquina seleccionadora para que recogiera las propiedades comunes de
cualquier conjunto de objetos. Podda indicamos que el número de dientes
que tiene un perro iguala al de condados de un cierto estado del país. Aunque

184 185
10. QUE ES LA ABSIRACCION

El ane de dibujar lo <SCOCW de llllll especie dada de enñdad puede apli-


ClISC sólo a 10widades organizada!, en las que algunos n1sgos ocupan posicio-
r;;cs clave mientras que ouos son secundarios o accidentales. Si la abstracción
_consistiera en la extracción de rasgos al uar, poco conocimiento se obtendría de
tales totalidades organizadas. Los psicólogos de la Gcstalr señalaron que la 16-
gica tradicional &.casa en este respecto porque lo que ofrece son, para decitlo
en palabras de Max Wcnbcimcr, «conceptos que, curictamente considerados,
son sumas de atributos; clacs que, cstricr:amentc considcadas a la luz de lo
que la lógica tr11dicional concretamente logró, son sacos que contienen esos con-
ceptos; los silogismos consisten en dos proposiciones cnloaulas junr:as al azar en
tanto contengan esa propiedad . .. ».
No obstante, resulta consolador que CD la pnktica las operaciones de la 16-
gica no se apliquen generalmente de manera mecánica. El procedimiento tmdl·
ciooal de ddinir un concepto de acuerdo con d género y la diferencia cspcdJio,,
puede servir de ejemplo. El g6lero es el conjunto de atriburos que distingue
una clase particular de cosa de otras vecinas; y L, diferencia es el arributo
que distingue una especie particular del género de las otras. En pñocipio, todo
rasgo o grupo de rasgos que esublecc tales distinciones se adecuada • los
fines de la definición, ya aludan estos rasgos a lo esencial o no. En realidad,
empero, la mente humana se esfuerza por ddinir las cosas de acuerdo con
lo que es importante CD cllas. Por ejemplo, si el hombre se define como ani-
mal nlciooal o, de acuerdo con Hans Jonas, como cñatura hacedora de imá-
genes, las caracterlstiCIIS dlstlntivas apuntan claramcote a la descripción de lo
que la naturaleza humana tiene de central. Ddinir al hombre como un bípedo
implume puede separarlo igualmente bien o aún mejor de otros animales,
pero csu descripción nos da la impresión de una burla o una broma, pues
ignora lo que mi& interesa. Spinoza dijo que «si unn ddinición ha de con•
siderarsc perfecta, debe cxptesar la más Intima esencia de una cosa y debe
impedir que t0mcroos las propiedades particulares por L, cosa misma».
Tambi61 puede expresarse esto diciendo que para lograr una abstracción
que tenga senádo, el concepto debe ser generativo. Debe ser posible obtener

l87
a portie de €l una imogen más completo que la q ue o&edo d concepto mismo. sultan muy poco esclarecedores, pues las V11Óaciones entre cspecimenes no
S. E. Ascb ba mostrado en sus experimentos que cuando • los sujetos se sólo vuelven confusos los rasgos atípicos, sino también los típicos. La call$ll
les dn unn lista breve de rosgos bien elegidos, son capaces de derivar • partir de esto es que In mayor parte de los especlmcncs no encaman liieralmcntc
de ella una descripción m:ís completa de lo individual. Descubrió también el cipo, y sus varias- aproximaciones antes se cancelan entre s{ que eliminan
que cier10s o.djeúvos, como «cálido• }. «frio• , se re.fie.ren a 1uriburos cla\lc que las desviaciones accidentales.
inllu)ICD sobre los demás rasgos del individuo, mieotros que, por ejemplo, ])., bccho, KrelSdirncr afuma, pníc1icamcote en el mismo espíritu, que su
«educado• o «rudo» son adjetivos que tienco poco poder de de1erminaáón. Si descripción de los tipos no se basa en lo que se ve en el mayor número de Cll·
se describe a alguien como una persona frfs, de este único atribmo puede de- sos, sino en lo que ilustran los especímenes «más hermosos-. Estos r:cprcsm--
rivarse una imagen bastante completa de una clase de componamiemo y. den- lllD con un nulximo de claridad los rasgos comunes, de los que el grueso de
tro de cienos Urnites, podemos predecir cómo esra especie de iodividuo actua ra los casos procura sólo una perspectiva confusa. Los «casos d~sicos» son «fe.
en cireunsu,ncias paniculares. Este poder gcoerati,-o de la abs1rocción rerucrdn Jiccs encuen1ros• que no se producen a menudo a I• vuelta de la esquina.
la concepción aristor€lica de entelcquio, el ptincip.io por el cual lo uni,,crsal En pro de la exacutud, ICrctSChmer insiste en las fotognfías y los medi-
genera lo porticula.r. ciones, pero las considera da1os complemenuuios, que no pueden rcemplirw:
la imptCSi6n ,,isual directa. Las nazones son obvias: las mediciones se limi-
tan • longi1udcs o formos singulorcs y sus relaciones numéricas y, por mnro,
Tipos y co11tintnte1 no captan el juego mutuo de los rasgos dentro de la con6guración 101al; las
fo1ogrofías catorpecen la observación, pues singuluizru, los accidentes tamo
La distinción entre atributos generativos o ccntroles y attibu1os occiden- como lo esencial. «El metro no ve nado•, dice Kreuchmcr. «Todo depende de
tales o periféri~ con1ribuye a dari6car la noruralczo de la nbstrocción pro- la perfección artística y la seguridad del adiesttarnien10 de nuesrros ojos», y
ductiv•. Pero es nroesario ovallZ3f más, ir más allá del enfoque tradicional y recomienda que inmedi.ammeme después del examco de Cllda pocieme, el o1,.
recordar que no nos concierne la obrcnción ele los rasgos pnrticularcs, sino In scrvddor registre las impresiones rcc:ierucs., resumiendo por escrito ]os ras-
descripción de las propiedades estructurales. La frialdnd de una persona no gos esenciales.
es una propicdnd autocontincnte como la de uno cocina o la lum. Es una La lucha, evidenciada aquí, por rcconáliar dos exigencias divergentes, se
cualidad general q ue afcc1a muchos aspectos del comportamiemo de la J>CI· produce porque d pensamiento contemplativo - n el científico, el artista o
sona. Paro centramos en esta característica de la abstracción, podemos dis- cualquier otra pe.rsoo.a- apunta a la na.turaJcza o principio de las cmas, a las
tioguit entre conceptos continentes y úpos. fue= que subyacen a su apariencia o comportamiento. En la actividad pnic•
Un concepto concinente es d conjunto de ainoutos por el <0al puede tica, por otea. panc., uno se interesa p.r.imordialmenrc por cl traca.miento de
idenci6carse una clase de en1idnd. Un tipo es lo escocia cstruc1urol de 1al los especímenes particulares. La clasi6cación de tales especímenes oo plamca
clase de entidad. Las absm,ccioncs caractcr!sticas del pcnsamien10 productivo problema de_ principio alguno si se basa CD concep1os conrinenrcs. Todo cspé-
,on L-ipos mis que continentes, tamo en las ciencias como en lns a.rte:s. La in• cimco que, dcspui!s de un cxamco nzonable, posca los arributos que consti-
vestigación del psiquiatra Emst Krctsduntt sobte los tipos de <Ucrpo puecle tuyen el coacep10 puede ser uno de sus miembros. Los criterios deben ser
servir como ilumaci6n. No me concierne e.n este comex10 b validez de cs,os hicilmcote aislables. Por ejemplo, podemos decidir con precisión si ,lguien
tipos, que Krc.tschmer relacionó con disposiüvos mcnmlcs rorrcspond.icntcs, es ciudadano de nucs1ro pois o na. Si el carácter de miembro no puede basar•
sino el status cognitivo de la tipología y el procedimiento de Krc1schmcr. se en lu presencia o ausencia de un rasgo o conjunto ele rasgos dados, se pu~
Para excluir el posible nrgumento de que la concepción de estos tipos es den enumerar las especies de objeta que se sitúan bajo el rubro del concc¡,10
arbltrario e igualmente arbitraria su imposición a los <Uerpos de los pacientes, continente en cuestión. Por ejemplo, se pueden de6nir las anúgüedades como
Krc1schmer sos1iene que urili7.a un método análogo ni de las fotografías com• re1eras de cobre, cristales tallados, sillas de Hl1chcock candelabros e1dtera.
puestas de Froncis Galton. «Procedemos como si imprimi~rnmos la fotogra- En otros casos, se puede utilizar una escala parn defuili una antigüedad romo
fía de un centenar de personas del mismo cipo simultáncameme sobre d un obje10 fabricado ames de cierta fecha.
mismo papel, con lo <0al los rasgos similares se rcforudon enrre si, mien- A Krctscbmcr, como científico, no le cona:rnia primordialmente la clasi-
tras que Jos que no se ajustan se bo.rrarf.11.n mutu:amenrc..• En realidad, las 6cacióa de casos individuales. Se interesaba por una con6guraci6n corporal
fotografías de Galton mosuaron que los resultados de esa superposición re• ■bslJ'llcta, dc6nicla de por si coa roda precisión por un conjunro de tllSgos cs-

188 189
uucrumles, concn,tadn en personas singuhu:es de manera más o menos im- de los tipos ele cuerpo asténico, atlético y pfcniro cst~n mn prccuamentc rro-
pun; e intentó relacionar cs1e tipo Usico con un tipo de pcrsonali~d h~- zados romo Don Quijote o Sir Joho Falstaff, por ejemplo, pero l:, incorponi-
m•n• igualmente ahstra~to. Sin embargo, para poner 11 prueba su hip6=1s ción a mies tipos no se baso en la política de disyunción cxduycntc, caroc-
cuantiraúvamcmc y para aplicar su ,eoria a la diagnosis, tuvo que c:Lisi6car terlstica de los conceptos conúncntcs. M:ls bien, las escalas de diferencia ge,•
a sos pacientes según perteoecictao a uno u otrO úpo. No bay modo idt,al de dnol conducen desde las CDCtlmnciooes más puras de un tipo a las más ina-
combinar ambas normas. Un tipo no es un conjunto de rasgos, ya cst6i i!stos d«uadas. Es enteramente errado admitir, como lo bacc SciUen, que «básica-
pn,scn,es o ausentes en cwtlguier individuo panicular. En la práctica, los gra- mente nada le es 1ao pccjudicial • una ciencia de los tipos como cl descubci-
dientes van desde mcamaciones más o menos puras • manifcsmcinocs mlÍs y miento de formas intermedias• porque «pertutban la concepción». Pu«le que
más d&iles o a lo gue en lenguaje cincmutogd6co se llamu fundido {/ap- el material empírico rcvelc que el concepto de un úpo cs1é necesitado de co-
¿,,re
dissolJJi!s} un tipo y otro. Tr-uat un lfmite en un gradien<e es siempre mecci6n, peco las formas intermedias en cuanto tales no influyen en el con-
arbitrario y manejanc con cona,ptos continentes obtenidos de esta manera cepto, sino sólo en su aplicación. La asignación de un espécimen d,,do a uno
coostiwye una dcsdicruda perspectiva para cualquien, cuyo mbajo se ccmrc de dos tipos vronos puede ser muy discutible ( «¿Se tnto de un introverti-
en la ideoú6cación y clarüiet1ci6n de tipos. do?•) cuando se ubica encre los dos, pero esta clase de dificultad oo afecta a
Y sin embargo, uno de los modos mlÍs ten,os y rorpcs ron los que la mente los tipos mismos. Perturba los cona,pros que apuntan a una aplicaci6n rígida,
práctica entorpece la búsqueda de la verdad, consiste prccisaroen_te en t ~• pw,s neve.lo cuiln atbi1rariamente han sido levantados sus muros.
plazar tipos por conceptos continentes basados en la salvaguardin del tcm- Los conceptos concincn= pueden definirse tamhién de manera tal que
tori.o. Eo lo historia del lll'te, por ejemplo, se puede obtener uoa genuina com- comprendan esferas de aplicación, pero esto no altera su caclcter fundamental.
prensión mMianrc la definición de los estilos, tales como el exprcsiooismo o La investigación de Hernpel y Oppenbeim, según me pnrcce, igooró cs1c he-
el cubismo, como tipos de ncútud y manifestaciones puros, y mostrando cómo cho, pues estos amores afirman que los tipos se obtienen ruando las dgid,,s
mies ingredientes se combinan en un artista dado de un modo particular. 1>c atribuciones de disyunción exclusiva son reemplazadas por una gn,dación. El
esta manera, se comienza a comprender a histoña del arte romo un juego íluc- concepto psicológico de imeligcncia, por ejemplo, se vuelve más aplicable 5i
wsme enrre tipos subyacemes de enfoque, por el cu111 una configuración par· en lugar de dividir la humanidad en dos clases de personas, las inteligentes y
ocular pasa o primer plano en un momento o lugar, o en una persona, sólo las no ioreligemes, se introduce una escala que uigrut grados de inteligencia.
para disolverse en orra. Pero rratar de salvaguardar el tercitotio histórico de- Un procedimiento como éste, empero, sólo se adecua a la aplicación del con-
teminando cu.indo comenzó o 6naliz6 el Renacimiento, o si Cézanne pcrtcncce cepto, no • la naturaleza del concepto mismo. De oingún modo recm-
s los impresionistas o los cubistas> conslituye una ~presa absurds y sin CS• p!a.z,, el concepto continente de la intcligencia, como el conjunto de personas
pcranza. Ninguna necesidad práctica de compromiso enrrc tipos y conceptos capaces de responder ciertaS preguntas comprendidas en un 1est, por el con-
contin<'ntcs lo justi6ca. En la historia del anc, como en otr.lS áreas de la cepto tipo de inteligencia en tamo que conliguraci6n csauctural del compor•
ciencia, se puede enc:omrar ocasionalmente el G/üclu/all, estO es, la aproXÍ• lllDllento mental.
mtción a un tipo puro en estado práctico, pero dada la uniLncmlidad de los
tipos gcnéri,c:os, esa purc:ta se descubre a menudo en las artes más a menudo
ennc, los talentos limitados que entre los dcamenn, dotados. El rubism mlÍs Conc~plot estáticos 1 co11c~pto1 dinámicos
úpico no fue el más grande de los cubistas.
De •cuerdo ron la oorau de los conceptos con,inentes, pueden intcrprc• . Los concep1os tienden a cristalizar en formas simples y armoniosas. Los
tarsc erróneamente los tipos co.mo si fueran menos firmes, más Dcxiblcs. Por t1en111 la rigidez plat6oica. Esto crea dificultades ruando la esfera que de-
ejemplo, August Sciffen, en su libro sobre el tema, se expreso de manera ~ , •batear incluye diferencias cualitativas imponan1es. El roncqno de mo-
ambigua. Adviene, por una parte, rontni la cmtda concepción de que la na• VIntiento, por ejemplo, puede desdeñar diferéncias de velocidad. Sin embargo,
wraleu del tipo se ogota en la mera aproxúmci6n • una forma de contorno ¡,ara cienos propósitos, lo naturalczo dd movimiento lento difiere de ill del
m:usado. Por la otra, dice que los tipos son ílexiblcs, adaptables, elásticos, di- movimien10 rápido. Pcrttptual y cstl1icamentc, la cualidad de ociosidad, pe-
fusamente dclimiuidos, en roncraste con las rigidas defioiciones que se ofre- sa~ Y suavidad del movimiento lento clüicre dcl vigoroso poder del movi-
cen en otros rontc.-<os. Sin embargo, los tipos aspiran tanto a la precisión miento veloz. Estas diferencias cualimúvas permanecen ocultas cuando el
romo los conceptos continentes tradicioll4ICS. La descripción de Krctschmer concepto de movimiento se refiere simplemente a la locomoción como ,al,

190 • 191
el modo CD que se •mueve• una _figura hUDlllOll o un animJtl en d dibujo de Esta observación dcbcrút detener a los que utilizan el mismo método de
un niño, sin rderenc.fa a la cwtlidad de UDJ1 velocidad particular. Gnlton de las fotografías compuestas como modelo de ID formacióa de con-
El mismo problclDll puede pLmtcarsc cuando IBS vaci:is fases de un• mo- ceptos mediante la superposición de los asos particulares.
vimiento difiereo cualitotivamenie. Para dctccminados propósitos, es impor- Mencioné antes la obser.•ación de Beckclcy de que UDJ1 proposición ge-
nérica podía ser rcprcsenmda por un espécimen pGrticulur. Sostenla este au-
tante distinguir entre el alto gmdo de tensión que c11rUctcáza la desviación
mÁltima de un péndulo de la !loca de la plomada y otras fases del mismo
movimic.nro. Al npro-ximarse a sus posiciones a.tremas, el péndulo v:iála, se
tor que sí a partir de un caso Jl'lr<icular obtenemos una observación que
ja algunos de sus atributos y deje de lado otros, podemos estar seguros de
=
detiene por un instante e invierte su dirección; y 1>3sa dulccmenre 11 través qor In observación resultará v'1ida para todos los casos particulares que po-
del eje de simetría vertical, que representa cl grado cero de tensión. Si el sc:10 esos atnDutos crhioos, sin que importe que tengan el resto de ellos 0
oonccpto de movimiento pendular se limita al mero vaivén, pasa por alto esas no. ~or ejem~lo, si oc d~bre que lo suma de los ángulos de un triángulo
dlferencins. A uo concepto semejonte lo llomnré es'tátiro. parttcular es tgual o dos angulas t:tttos, puede considerarse sin temor a 01cr
Exis1c un fascinante juego mutuo en la meme humana corre el deseo, en error que dicho descubrimiento puede aplicarse o todos los otros criilngu-
y en realidnd la nroesidad, de comprender el alcance total de un fenómeno y los, pues no es necesario que nuesu::, prueba se rcliera al ,amaño de los án-
la atractiva simplicidad de los oonceptos es,áticos que escogen algún estado a,. gulos. Este es un recurso que )'11 anticipaba d tratado de Aristó1eles sobre la
ntetel'Í$tico de un objeto o mo,,imieoto y hncen que re-presente fo totalidad. memoria y la reminiscencia. En las demostraciones gcométri01s, dice Aristóu,-
A niveles cognitivos tempranos, lo mente no es capaz toduví4 de manejar una les, •aunque para los Jines de la prueba no recurramos al hecho de que la
excesiva complejidad y, por tanto, utilizu CD sus coaceptos formas simples y cantidad en el triángulo (por ejemplo, el que hffll05 dibujado) es determina-
movimientos unifoanC'5 . .Estos conceptos estáticos facifüan una primcr1.1 apro- da, no obstante lo dibujamos determinado en cuanto a c,,oddad». De manera
ximación al fenómeno, pues congelan su esu:uc1urn, pero también lo simpli- st'mcjnnte, sl d i.orcleao trato algo que no es ro.a.tuirsrivo, «uno lo conside:r:a
fican excesivamente, Jo petrilic,,n y lo aíslnn, lo que no conduce • un cono- como cuantitativo, aunque uno lo pieruc absttaldo de la c,,ocida.d•.
cimiento más completo.
Esta ín•decunci6n de Jo, conceptos cstáácos fue ndvcrtída con incomodi-
dad en el p;,sado. 1.ocke nos sorprende ron su observ•ción sobre los motivos
que tenemos p;,ra incorporar 01sos a un género. No lo hocemos
por ncccsicbd, sino J61o P""' nhormtnos el trabojo de enumerar las varias
ideas simples • que •lude el género o la palabra ptóxitwl; o , quitt!, •
\'«CS 111 vergüenza de no ser. ca.¡>32 de rulcedo. Pero... aunque definir por
d género resulm eJ amino mlÍ5 corto, es dudoso que SCQ. cl mejor. Oc esto
estoy seguro. no es el único -y1 por tnnto, no es absolunu:ncntc DC'C'es.trio.
Figuni n
Porque no siendo la definición sioo lograr que otro ~tienda a través de
h1.s p:aJabr.is a qu~ idea ialude el término definido. lit mejor de.finiáón se Podemos cecmplnzar este concepto continente del Lriángulo por un tipo
Jogm enumerando rs.is ideas simples que se combinan en la t1.gni6aci6o cstructuml y, sin embargo, ~ insatisfechos por lo que respecta n su c,,r,lc-
del término definido ... ter estítico. Para logmr una verdadera comprensión es neccsacin algo mejor.
Sí demucscro la u:igcsimoscgunda proposición de Euclides utZ11ndo una pa-
En un contexto diferente, Francis Galton, ol escribir sobre la «variobili· ralelo • uno de los lados del 1riángulo (Fig. 51a) y mostmndo que la suma
dod normal., excloma: de los tres ángulos equivale a medio círculo, puedo sos1ener, con Berkeley, que
DO es necesario referirse al tllmaño de los ángulos y, de ese modo, prob:tc
Es dificil CDl'endu por qué: los cstadísliros comúnmente limitlUl sus in•
que la proposición resu!Ja v:llida pont cunlquicr triángulo. Probar la cxocórud
vcsñgacioncs a los promedios y no se complacen en pcrspcctivUS, más ~"'hlius.
rivu. S... aJm., p>r= IAn ciegas lll CDCUllO de la variccbd, romo la del de una proposición resuli,i valioso desde uo punto de vi•ro práctico; pero lo
habilllntc de uno de nuestros tristes condados ingleses. arya impttSión de que cuenm para el penSllmiento es que se ponga en evidencia el alcance de la
Suiza cra que. si las mon1:11fü1s pudieran a.rrofa:rsc a los ligos, uno .se libmria proposición. Lo figura que utilicé muestra, de hecho, que en este csso los
a la \-CZ. de dos molestias. ingulos sumon 180". Pero para comprender verdaderamente que esto es as!

192 193
en codos los u:i:mgulos y por qué móo, debo ir IDDS alió de la 6gun, partiru• dienies se unen formaado un ángulo recto (Fig. 52a). Esca prueba puede geae-
lar y abamu toda una esfera de truingulos. Si concibo dos de los l1dos como ralizarse para señ,,lar que no es necesario que los :lngulos ccngao 90° en su
m,incdllas de longitud inddinidt, camadas de manera col que pua!an gir:,r
punto de encuencro; su m"'_lida puede ser cualquiera. ~ IJIDto sean iguales,
iodcpcodientemencc • través de codo el medio circulo (Eig. 5.lb), advieno L, proposición resultari válidt. Podemos mostrarlo, dic. Poncelet, bmoendo
que. sean cuales fueren sus posiciones, coosti ruicin tres sectores que sumdl'án romr uno de los triángulos. El ángulo cambiará eo Li misma proporción en
Ja mitmll totalidad semicircular. Cuando un :loguJo cttce, su vecino decliru, los ,res puntos de encuentro. D<: hecho, nos darnos cuenra abara que si in-
aucomáticamen1e en ~I mismo grado. De_ este modo no se ignora el mlllllño de \•errimos la proposición y coménzamo5 con dos criáñgulos scmejantC$ en orim•
los ángulos -<Olll(¡ nos lo pide Berkeley, •I ptecio de perder la capración uición paralela (Fig. 52b ), visuoliznrcmos fácilmente los tres pares de lados
viswtl de la situación-, sino que se percibe en codo su alamcc. Se ha reem- que siguen cncontrá.ndosc en óngulo recio mientras lo orienrnción de cada uno
pl=do un cona,pco estático por un cona,pco dinámico. La generalidad que de los criángolos cambia r,spcoo de la del otro.
se pretende aludir está reprcsenradt por la ~eralidad percibida.
Las ilusrraciones que babiruaJmenrc aparecen en los libros de texto y las
Jeaa Victor Poocelet, en su tratado sobre los propiedtdcs proytctivas de que se dibujan en In pizarra conrribuyen a bac,,r visible un problem•, pero
las figuras, da otro ejemplo. Alguien pruebo que dos triángulos son geom6- mmbiéo lo congelao en una de Lis fases del alcance al que la proposición
tricamentc semqaa1cs ruaado uno de los eres pares de !.dos oorrespon- alude. Por raoro, puedm ser morivo de que el estudiante confunda los cir-
•' amscaocias occidentales con Lis ac.ociales. La solución oo es eliminar las ilus-
.,,,;·' '
' traciones, sino producir modelos móviles, por ejemplo, medianue un film ani-
~ ✓!'....., mado, o por lo mmos arilizar ilustr11ciones móviles de mancrn ral que el es-
, ...:.,¡1.-._..
-- .
-~ 1
1

,,
/
I mdiance odviena que sus dimensiones son variables.
Para los Jines de b ddinición o la cl1si6l"llci60, puede resulw sulicienre

-- _
I
.....
reducir un concepto al mínimo de rasgos necesarios para deltffllinar a qué
género peneaece y e,or medio de qu~ propiedad se ~cele disringuir de los
otros mietnbros del grupo. Pero cuando se erara de utilizar coocepros para d
pensamiento productivo, debe preseolllrSC b mils amplia extensión de so co~-
tenido. En la educación es este último procedimie:nro el que debe predomi-
·., nar. pues los estudiaotes deben adiesrnr el pensamiento productivo con IDll)"Or
'
'' '
,, urgencia que Li habilidad de llevar a cabo opw,doncs lógicas.
,,
, 1

lot conc~ptor como puntos culminantes

Est~úcameo1e ddinido, el concr.p1O represeora lo que una cantidad de


entidtdes separados tienen en común. Muy a menudo, empero, el cooccpro es
en cambio lID8 especie de punto rnlminaote en una serie de rmns.formaciones
conriouas. En el =ero japonés de tipo kabulci, el juego del actor de pronto se
petri6t"ll co una pose inmóvil y mooumenml, el "Ti-~. que señala el cllmax de
una escena importanrc y resume su carácter. Menos evidentemente, la dan:ta
y las secuencias musicales en general roo frecuencia se organizan en como a
tales puntos culminantes de forma simple. que resumen el estado de 11 ac-
ción en ciertos momentos y sirven como indicadores que orienuu, al obser•
vador o al ovenre en su tránsito a través de la ejecución de la obra.
En I• p¡,;cura o la csculrura, el artisra a menudo crac, de abstraer ~ ~
vimicnto o acción en una imagen intemporal. Esa imagen estdtica cnsraliza
194
195
la oaruraltzll de un acom«imicn10 mils complejo en una configunación deteni• menee el rectángulo no es simplemente el conjunto de rodas las figuras de
da; pero IJIIDbibl t\lprime la acción y reduce la variedad de fas,s y aparien- cu• tro• ingulos n:ctos, sino que se refiere a la estruauro llpica de esa formo,
cias • una sola que las ttp!C$Cllta a tod.s. Mostré ya cómo en la percepción, Por 14000, la pct$0Da que sabe muy bien qué es el rect,lngulo, puede sorpren-
las proyecciones en per$pcctÍYII de un objeto aparecen como deformaciones derse al descubrir que un objeto de un merro de largo y un centímetro de
dd •objeto como W•. Perobir este epítome, no como elemento aislado de sus ancho tiene derecho al nombre de n,aángulo. Visuabnente, pertenece a la
manifcuac-ioncs paniculares, sino en compañia de é:s1.as y como su ccnuo, pro- clase de las barras. Para cicr10s fines -pcrcepruales, artísticos o cien1!-
duce un concepto dinámico.
ficos- es necesario poder darles a los conceptos un mayor alcance que el
Puede exprcs= esta concepción de la abscraa:ión en el lenguaje de la sugerido a primera vista. En un caphulo an1crio, . me ~eri • la ~gen
psicología de la Gcstab diciendo que muchos fenómenos de la expe.ricocia son
normativa de la figura humano y a las dificultades de tdcnt:ificaaón que aenen
variaciones organizadas en tomo a Priign411utu/en., esto es, fases de estructura
lugar ca la percepción visual y en el arte.
nltid.. Wenhcimer señaló que un ingulo de 93° no se percibe como una enti-
Los conceptos dinámicos no requieren la continuidad física real de los
dad de por sí, sino como un ángulo recto «inadecuado•. Cuando las cuerdas al feriómeoos a los que aluden. Si se asemejan entre si lo suficiente, la mente
aire de un violín es1in dcsafinsdas, producen uno quinto impura o incorrecta
humana es capaz de organi2ar tal continuidad a par.rir de enridades sep,-
que se percibe como «sostenido» o «bemol•, pero no romo un e-intervalo radas y esparcidas. El Musco de Historia Natural de Washington exhibe
difercn1co. Las fases nltidas de la secuencia sú:ven csponráncameme como ba- perros, lobos y zorros embalsamodos que unen varios esbozos del coocepto
ses de rcfercocia, de las que, los valores intermedios se desvían, o hacia las ca.nino en una imagen coherencc. En Schopcnhauer puede hallarse ott0
que se di.rigen, como los cconos dominantes» de la escala diatónica. En una ejemplo:
exposición sistemática del fcnómeno, Edwin Rauscb analiza los cambios cua•
litativos que tienen lugar cuando un ángulo ere« desde O' a l 80" [Fig. 53 ). Por ejemplo, pan1 captar complewncnte las ideos que se expresan en

-- ~

- agua, no lmia ,·crl• cn el estanque sereno o en el artO}'O que mana pacl·


fico, sino que esas ideas se manilicsian de modo completo sólo cuando el
- e--
~
¡¡;
. -e! agua aparece en todo circumuncia y a rravés de todo obstáculo. El cf<:<'o que
1icncn $Obre dla a ausa. de que revele por completo cod.15 SU5 propiedades,.

I;¡º
<
g« ~
w ¡; :! . Por tanto. la encontramos hermosa cuaodo se precipita cuesta abajo, ruge
i <
:e
u
AGUDO ~w 9 "'
e l,l cspumanrc, ac en forma de cauiram o, artifidalmcmc impulsada, 5C~ eleva
,t
i-- ii6
' - ::¡
=>
~ - OBTUSO
~
<
~
u
~

"'
"' como una fucncc~ .Así, e.xhíbiéodose de modo diverso en di\'crsts arc:uns-.
tandas. afinna siempre su carácter de manera fidedigna; le 6 un n-atuW
ascender en el aire como yacer en vír.rc. quicwd; tan pronto como las
circumtandas le sean propicias, cstÁ tan prq,:u,adt por igual pan1 ambos
desempeños.
En primer lugar, la recta so ronvicne en la «cabeza de una flecha•, cuya De modo semejante, en las artes, un grupo de figuras u objetos a menudo
estrech02 se separa de una oblicuidad IlllÍs típica mediante una de las cuatro representa varios aspectos del mismo tema. Los Burgueses de Calais de Au-
zonas cbaja-s• indiltrc.ntes, sin c:a.níc.rer o ambiguas. Oun de esas zonas se en- gusie Rodin son seis variaciones de L, respuesta ame la ardua r,irca del some-
cucorra entre la oblicuidad típica y el balo que circunda el ángulo recto. En timjcnto.
el segundo cuadrante se encuentra una org-a.niz.ación similar, que es dominada En algunos casos, las variaciones de un tema concepruaJ se organizan c:_o
por el área del :1ngulo claaunen1.e ob111so. Cerca de los 180" ya no vemos un 1omo a un único punto culminante, que domina lo suficicmc como pani uru.r
..verdadero ángulo•, sino mi, bien una recta torcida. Por supuesto, la abrup111 conceptos secundarios bajo la absttaccióo común. Sin embargo, ea otrOS casos
división en ionas en el dibujo de Rauscb corresponde a transiciones gradua- existen V111Íos pumos culminantes de la misma imensidnd, Pueden ser ~
les, y los valores dentro de ad.a un• de las úcas no son coosromes, sino que diferentes e.nrre sí, que percibirlos romo pe:ncneciente:s a una misma. fam.1li11
vnrian a lo largo de gnidiemcs.
de fenómenos puede exigir un entendimiento sumamente maduro. Ante _un•
A veces, las variaciones se desvlan tan10 de m
Priignarrutuf,n, que no mente joven, aparcttn tan difcrcmcs entre s( como la estrclla de la ~ana~a.
se fas reconoce ya como dependientes de ese concep10 particular. Pcrceplllal- difcrla de la estrello de la t,1rde paro l.o s antiguos. En geometda, In h1stona
196 197
de las sc«ioocs cónicas o&ea un ejemplo ilustnitivo. Las varias formas que
uucturaL Poncdet, un ma1emático del siglo nx, vio lo diferencia entre fo,.
podemos u,nar ahora como miembros de una mism• &milla gcomltrica, no roas que uan estrucruralmente netas y o'tI'as que no lo eran. En 5"? ~!•do
exhibían una tal com,xión originalmente. Dada su convincen1e simplicidad de las propiedades proyectivas de ~s figuras, llama a las 6guras ~=n~,
,ados particulares», que difereocta de los «estados gcocrales o 10determ1-
y su estrucrura aurocontincnte, el circulo, la elipse, la panlbola, etcétera, se
consideraban entidades indepc,idientes sujetas a principios de construcción ::..os,., y dice que l• única dilicultad radica cvidcnrem"?': ~ entender qué
se quiere decir con esos términos. «En cada caso, la disnnc1óo resulta sen-
totalmente diferentes. Willirun M. lvins, en un libro vívido aunque tendcn·
cilla: por ejemplo, una recta que se uoe a otra en un plano se_ encuentra en
cioso, les reprocha a los griegos de la Antigüedad semejante ronttpcióo.
un estado general, en contraste con el caso en que es pc:rpen,!icular o ¡,mi.
Supone que la mcrualidad de los griegos se orienlllba más respecto de lo
nlctil que de lo visual, y considera que su enfoque de la geomettfu era defi- lela a esa 01ra linea, En nuestro propio leogu•je Y en lo que.a nuestros
propios 6nes concierne, podernos concluir que los coocept~s estincos surgen
ciente en lugar de advenir que la exploración de las formas básicas consti-
cuando I• mente escoge configuraciones estructuralmente s~ples de entre la
tuye un primer paso positivo y necesario, sin el cual es imposible todo av•oce
continuidad de las rransfonoaciooes, y los conceptos dmíDUcos, pat:1 abarcar
ulterior. La percepción temprana dc las formas simples y netas es tan cabal-
toda una cooúouidad, a menudo tienen que superar el poder conservador dc
mente visual como la postcáor, que las hace disolver las unas en los otm
como fases de una secuencia unha.ria~ las formas simples.
Por om, pane, si rebanamos un cono man1enicndo las secciones paralelas
entre sí o alterando su orien111cióo mientras procedemos, apenas se adverúnin
los puntos culrninames del circulo, la elipse, etcétera, a medida que vamos A«rca de la ge11eraliuci6n
pasando a través de ellos. La impcrcepúbilidad de las transiciones haci que
los cambios cualitativos pasen inadvenidos. Supóngase que el plano de la
El descubrimiento de la teorÍl1 de las secciones cónicas constituye un
sccdóo se aproxime al eje del cono: la settión se muestra como una curva
hiperbólica que = i , y se agudiza gradualmente hasta transformarse en dos bello ejemplo dc generalización eo el pensamient_o p_roduaivo. Has~ ahora,
no fue mu¡• fdiz el lugar que le cupo a la gencrafuaaón en lo que di¡e so~n,
rectas que forman un ángulo. La hip&bole y el ángulo, aunque partes de una
sccuenci, continua, diJieren cualitativamente. 1)., modo semejante, si el plano
la foarutción de conn-ptos. Mostré que no puede afumarse que la abstracción
primaria presuponga un acto de generaliz¡¡ción. En cambio, los perccptos son
de la S<'Cción se baja sobre el cono perpcndicularmen1e, las secciones CODK'.o• generalidades desde un comienzo, y el pensamiento se refina a través de l•
zarán con un punto que se expande en un cí.n:u)o, que aece sin ou:rihiar de
diferenciación gradual de estos primeros conccpcos perccpruales. P~ •
fono,. La siruac:ióo diJiere si el plano cambia de :!ngulo y produce uns incli-
la menee le es igualmeo1e necesaria la operación inversa. En el pcnsam1ento
nación. Ahora la sca:ión á:rc:ular comienza a es-tirarse., tt- convierte en elipse.,
activo, en espcci•I en el del ar1isra o el cienúlico, la sabiduría •v= de
se prolonga mil$ y más, hasta que se abre en uno de sus lados cuando el plano
continuo trasladándose de lo mis par tirular • lo m:ís general.
queda en posición paralela a uno de los conromos del cono, y emerge como
pardbola. Una vez más, árculo, elipse, par:lbola, aunque fases de una secuencia Tal generalización tuvo lugar en el pensamiento de Kep!er, l)c,s•~~es Y
Poncele, cuando desarrollaron la ceorfu de las secciones romeas. Advuneroo
continua.., constituyen 6guras separadas, cualírncivamenrc diferentes.
que un grupo de formos geométricas separodas podían agruparse bajo un
Dado qu<: estas 6guras geométricas se trataron en un pñncipio como con-
mismo encabe2llmien10. Pero, ¿cuál fue su procedimien10? ¿ Hicieron uso de
cepros separados y cstáricos, tuvieron que reest.ructurarsc p3.t8 emerger como
la inducción? ¿ Buscaron rasgos comunes en el circulo, la elipse y la hipérbole?
aspectos de un concepto dinlÍDlico unitario. Esta reesrructuracióo perceptual,
llevad.o a cabo contra lo apo,tado por las primeras impresiones, mostró la
Y, ¿consis1la el nuevo y más general concepto en estos nisgos comu?es? .
elipse como un drculo distorsionado y la recta como un caso 1lmi1e de Sucedió algo fundamentalrncote aüereme. Esas figuras gcométn';'~ bás1·
cas babfoo sido entidodes satisfoctocias y autocontinentes desde la Anuguedad.
la par:lbol1. El descubrimiento sirvió, para decirlo con palabras de 'Pooeelet,
•para ampliar las ideas, pa.ra. vincular, mcdiame una cadena conúnua., ver- Ahom una nueva entidad perceprual, el cono seccionado, se o&cda como una
nueva totalidad en la que las figuras, antcriocmcmc aisladas, podi~ ade-
dades que p a ~ remotas entre rl, y pani que sea posible abarcar en un
único teorema, una multirud de vudades partlcular-c:s.♦ • cuarse como pones. ~u relación con las q~e ';'111raroo "':' sus VCCIDti u".j
una continua sccuenaa de formos y su ub101aón en el s1S1eroa pc:reep1
La his1oti• de las secciones cónicas muestra cuin estrechamente se rela-
total del cono, procuraron u..na nueva cnmprc:ns.ión de su naturaleza esrruc--
ciona la formación de los conceptos con la perccpci6o de la simplicidad es•

198 199
tura!. La gcncraliziacióo, pues, fue un acto de reestructuración a tt11vés del
descubrimicn,o de uoa totalidad más rompleta. 11. CON LOS PIES EN LA TIERRA
A menudo estos desarrollos estructurales son menos especracufares y mjs
graduales. En el pensamiento humano, todo concepto es ,en,ativo y, al desa-
rrollarse, está sujc-<o • modificaciones. La manera en q ue nuevos da,os alteran
la opinión que una persona tiene de alguien o la ,eoría que concibe un psicó-
logo de un cieno tipo de personalidad, cons<iluyen un modo de ilusuarlo.
Pedro tiene una idea de qué clase de pc~ona es Pablo. El número de veces
que Pc:dro tiene OC"-Sióo de obse.var a Pablo no confirma o al,en, amomá-
ricamen,c esta idea. Pero ciertas situaáones paniculares coosúruyeo una ptue•
ba que, o bien confirma el conc,,p,o en su forma preseme, o bien exige su
modificación. Puede que el cuadro sc enriquezca o que algunos de sus rasgos De nuestro análisis ban surgido dos modos antagónicos de describir la
se revelen ajenos a su carácter estructural. Los nuevos daros pueden afectar absrracción. Tradicionilmente, la abstracción es un aparnmc de la experiencia
la eruucrnrn general del concep,o mediante el dcsplaumicmo de lo que se directa. Es,a concepción presupone una dico,omfa cntte la percepción y el
conside_raba imporume, revelando lo accidental como escnciJll o ahcrando las
pensamien,o. Se pc,o"l,cn sólo particularidades, pero se picos:, por _genem-
jeraqulas de priorid1des. En algunos CiSOS, un concepto iniciilmemc unitario
se escinde en dos o tres. lidadcs y, por tamo, para pcns¡r, se debe limpiar la mcn1c de ma<enal (>Cr•
ceptual Se supone q ue la absttncción cumple esta función.
La generalización no es una cuestión de coleccionu un número de casos
infinito, grande, completo o ataroso. En lugar de ello el pensador -el cien-
tíJico, el artista o el hombre de la calle-- emprende Ía taren con una noción ú abstnt:dón como separación
preliminar de lo que debe ser el concep,o. Se buscan ejemplos pero Ja elec-
ción no es a-<bümria. La sensación de dónde puedan rcvel~ los as¡,«tos Se ban analizado las di6cuhadcs puramente cognosciúvas que se oponen
earacteristiros d~ fenómeno lo gula a uno. Se descartan los casos débiles y a cs,e enfoque. Señalé que la percepción y el pensamiento no pueden priva-<se
poco claros Y se ignoran las repeticiones innettsarias. Se compara cada ejem- de su mutua compañia. Lo abstraeción es el eslabón indispensable y, en ver-
plo con el concepto 1en,ativo y, de ese modo, 6.te se completa, se rectifica
dad, cl rasgo común más esencial de la pen:epcióo y el pcnsnmien,o. _P ara
y se perfecciona. Esta es la gmdual fotmución de una abstra.cción, de la cual rcformula-< cl pronunciamiento de Krun: la visión sin abstncctón es ciega;
la teoría de la «generalización por inducción» resulta una es<éril parodia.
la abstracción sin visión es vacía. Esta es una gmvc advcr,cncia. Pero el pe-
L vcrdadeta genetalización es el medio por el cual el científico perfecciona ligro no se limita al funcio namiento cognoscitivo mismo. Ln noción_~ la
sus conccp<os y el artis<a sus imágenes. Consti1uye eminen,cmeme un ptOcc, cual la abstracción implica una separación respecto de lo cxpcnenaa directa
dimiemo que nada tiene de meCllnico, que no requiere tam o el celo del res-
amenaza t3mbién rcprcscotar. e.erad.amente b acciwd del pensamien1.0 produc-
ponsable de un censo, un <cnedor de libros o un¡ llllÍquin2 clasíJicatoria
tivo respecto de la realidad. Sugiere que para que una persona ~ cap"7 de
cuan,o I• vigilia y la imelígcncia de una meme en pleno funciona.miento. '
verdadero pcnsamicn<o abstracto, debe ignorar, desafiar y contradecir la s1tua-
d ón vi,al en la que se encuentra. .
Describir la abstracción como una seporación significa dar una explica-
ción falsa no sólo de la actividad de los filósofos y los científicos, sino tam•
bifu de la de los atristas. En el campo de la es1é1ica, la doctrina puede ilus-
trarse con I• obro de Wilbclm Wortingcr, que inrcnro dcsaibir los csdlos
muy fotmlllizados ( cabstractos•) del arte como una expresión de abandoo~
de lo realidad cx1crna. He mostrado en un estudio monográfico cómo el Ja.
bm de \Vorringcr Abstradion and Emp,uhy: A Contrib11tion u, tbe Ps¡-cho-
logy o/ Style, escrito en 1906, in<cntó formula-< la lógica del arte moderno
medinnte In distinc:i6n en principio entre el arre naturalista y el esnli.zado
200
201
gcoméuíamcnte. La voliosa apariáón de Worringcr consistió en su =bazo como sfnromH que permiten el diagnósáco, sino que aqu81a se considera
de la con':"pción de los ~tilos del arte primitivo, egipcio, griego araúco, afri- tnlÍS valiosa que ésta. Según se consideron las dcñcieoáas particulares de los
CllllO u or1cntal y, en rcalidad, el ane europeo modcmo, como intenLQS ünper- pacientes, queda desacreditada una aclirud mental mucbo más general climi-
fectos de r~pl'C$CDt~r la natural=>. Por el contrario, les adjudicó una positiva t,1da • la aprehensión inmediata de la rosa o la situación dada en su p:ini-
melll estfoca proplll. No obstante, estll tan valiosa atribución se basaba en cular carácter único•. Por tumo, el estudio puede servir como una significa•
la distinción entre dos actitudes: de coaJiado acercamiento a la naturaleza la tiva ilustración del prejuicio contra la cognición perceptu•l.
una, que tiene por resultado el arte naturalista; la otra, de huida frente a Scñ:,(é ya ames que la oposición mism• entre •concreto• y cabsu-acto•
la esu-emecedora imtcionalidad de la aaturalcza, que tiene por resultado las implica una dicotomia engañosa. Norman Cameron lo dice muy ogudamentc;
formas sünplificadu del arte estilizado. Esto es, Worringer vinculó la cuali-
d_ad abstrae,~ d_c_ la form3 an~stica con una actitud de separadón. L,, 11bstrac- Hay buenas razones pora dudar de la utilidad, p•ra no hablar de la va-
C1Ón se ronVJ~~ en un refugio frene a la romp.lejidad que ofrecían los sen- lidez, de esos decididos csfucm>s par m11t1tener catcgorfas separatlu de
nd<_>S:, tan •.canciada por el anc naruralista, Este enfoque jus1ilicó una dañina comportnmiento •C'Onctt(o». Lo noción se b.un ffl una difcrcociaá6o, igual•
mente h:ipothica, entre pensamicmo «pcm:ptuAl• y ~nsamicmo «rooce.p-
~160 tcorrc,, entr<:. el arte que incluía la absu-accióa y el arre que no la
tual•; y sj se lo examint de cera, se advcrtiñ que se ttducc • poco tM5
mclula. Aunque Worringcr estableció la abstracción romo un recurso legitimo que la \•icja autocomplttcncia nttci.sJ.nica que le conccditl ra.ciona!idad al
del arte, no advirtió que ésta es indispensable en toda forma de arte sea cual ¡v::nsamicoto humano adulto, pero se lo negaba :a los niños y los :anima.les
fuere su relación ron la nnruraleza. (algunos ., lo negaban osadomenlC tambi<!n a w mujeres). La fonna ocrunl
Sin lu~ar a dudns, existe una imporrnnte coaexión entre la sep:iraci6a y de lo dicotomia .., funda en ciertas doctriruu de la ontogcnia y la 61ogcnia
I? abstracaón. Cuando la mente se r<:tiro de las complejidades de L, vida, del 1iglo ruc, que pmadójicamente dcsignabon en su origen no las intcn-up-
nende • r<:ernplazarlas por roaJiguraciones slmplilicadas y altamente formali- ciooes o escisiones ffltrc. las especies, sino urua eontinuidotf esencial entre
zada~. Esto se maniliesta en las especulaciones «i.ttcalistas» de pensadores ltas funcio~ c:stntauntl~ de los seres hUJJWl05 y otrOS al'Umales.
recluidos o en el oma.rocntnlismo de los artistas que no se mantienen en con-
tacto co~ 1~ ~esafios direetos de la realidad. En el babia y los díbujos de Las descripciones de Goldsteio y Scbcerer conúenen claros indicios de
los esq~zo&éniros se encuentran ejemplos exttcmos de esto. Pero aunque L, que rus pacientes eran de becl,o apaces de abstrncción perceprual. Por ejem•
separaaón _frccu~temcnte conduce a la •bsmacción, lo inverso ele ningún plo, si por absu•cción se entiende sünplemeatc l. captación de algunos ele-
";'ocio es acno. S1 se afuma que la abstracción exige sepamción, se corre el mentos o cualidades romunes, se descubre que «todos los sujetos eran c:ap•ces
nesgo de someter a la mente a condiciones en las que el pensamiento 00 puede de agrupar una varied•d de objetOS dados de color o uso semejante•. Si abs-
tener lugar; tampoco se logrará reconocer el pensamiento genuino anodo tracción significa :uslar los componentes de un:1 roaJiguración, se nos dice que
~te. se centra en problemas planteados por la experiencia directo. uo paciente puede discernir figuros gcomérricas en un dibujo en el que ésrns
~ la monografía ele Kun Goldsteio y Marón Scheerer sobre el compor- se superponen. O si abstracción signilicn la captación de los rasgos estrnc-
~enta abstracto y el comportamiento concreto de los pacientes psiqu1'- turales d e ·un tipo de rosa complejo y su reconocimiento mediante una repre-
~cos se enctJCeotra una verdadera mina de oro de ejemplos. Publi0100 e.o 1941, scn1aci6n simplifu:adn, nos enteramos de que el pocicnte comprende L, im•gen
iniluyó profundam':"te en la _psirolog!a de la cognición. Goldstein y Scheercr de una casa becba con diez o doce mazos y puede r<:producirla. Esto, cierta•
mantuvieron que aenos paaentes mentales, afectados ele lesioocs cerebrales mente, implica abstracción; porque, como seña1ó Ana1ol Pikas, ver un tti&n-
en su mayorfa,_ se diningulan de las personas normales por su incapaddad de gulo como un techo significu no tener en cuenta todos los rugos paniculares
abstraer. Consideraban el. poder de abstracción diferente en principio de lo de los tecbos reales contenidos en la memoria del paciente.
que llamaban comportamiento cona-eta. La abstnaeción ao era «un ascenso Goldstein y Scheérer no logran ver abstracción alguna ea estos octos pet•
¡tradual desde conjua_tos mentlllcs simples a otros cada vez más complejos»; ceptuales porque lo que los pacientes esuín haciendo en este caso es <;aptar
era cuna nueva cualidad emergente, genéricamente distinta ·de L, con<n:tu rasgos inherentes a la situocióa ante Ja que. están expuestos, y esto, en rét-
-l:" int~retaciones de Goldstcin y Sd,ecr<:r se hicieron acrtt<loras d~ mioos de los autores, constituye meramente «un componamiento concrero•.
El componamiemo roacreto, que prevalece incluso en L, persona normal,
unQ oena crfuca. Mertten examinarse •quf con cicna cxtcnsi6n. pues mucsttan
qué puede _suceder cuando !ª abstracción se concibe romo separación. Además, pero considerado el único de que son capa= los pacientes, es llamado cpasi-
V<>•, pues responde cal reclamo inmediato de una situación particular del
la absrramón y la concreaón oo se utili2an en esta mooogruf:la simplemente

202 203
mundo e.~1ecior,,, impuesto o la persona como «configuraciones p:upnbles
0 ,· se coosiderará al lesionado cerebral mós perjudicado que si a uno
contaros palpables en el rcino experiencia! y fenoménico•. ¿Qué fahi,, pues?
~ que falta, se oos dice, es la capacidad de expresar en p:tlabras cl principio
t1c""""• ~ fundamcnutlmente el buen éxito y la inteligencia de •u deseo,.
• ~ r e en u".• co~uru prúctica dw, desvinrulars<: ttSpecto de los exi-
no
pr1'0CU.-
peño. Esto
·
es cuesción d~ pragmn_usmo~"'?
miento au,DIJll que se cons1dece mu p
·
e¿
d 1
elcuva. .
. d fu ·
Par_t'~. r: e :os
es""':'e L, e d n:ona-
ge~•• de 1n Slluncón presente y realizar opcrnciones contrarios a esa si-
tuactón. l1lrDOS si la pcrson.!l media, así como paaeme ps1qu1tunro me o..
l::i\agarse por su habilidad P"':' ai~la, ~rincipios g"'.'écico~ del ~mexto
de su ,plicación o, más bien, por la u11el1genaa que despliegue 1mplknamente
ÚJ obte11ció11 dd principio al aplicnrla en In solución de tareas concretas. .
Una persona conocedora del principio que subyace a su acción puede
desrubrü-$e incapaz en el desempeño de la misma . Esto ~cede"'.' el •prend,-
E.~isten amplias pruebas de que o los pncieotes les es difícil enfrentarse
zajc de e-así toda habilidad, y puede ronvcttirse ?' un =n~emeote msupe•
roo _exigencias de. esta ~ •- Por ejemplo, uoo de ellos puede ser Cllpn de rabie. En las artes, por ejemplo, aprender una formula gc~~ca pnra lo cual
• rroiar pcl01,s • rrcs ca¡as colocadas a dis1ima distoncia de él. No yerra
00 se está prcp:irado • nivel inruitlvo, puede resulrur daruno. Es_,e ~. un
nun';"; pero «cuando se le pregunta cuál es la caja que se encUáltra más Jejas
problema que el conocimiento plantea en genernl Lu •~~as ~1colog1cas
de él Y_cuál ~ la que se encuentra mis cecea, oo puede dar explicación
pueden parafüar la sensibilidad de una pe"?na para perc1b1~- que pr~os
:tlguna m enuooar nada sobre su prottdimiento al hacer pumerfa•. Unn per•
tienen lugar en los demás e incluso en uoo mismo. O, romo di10 Paul_ \ ~léry
so~ oo~ no tendría difirulu,des con esra clase de prcgunlllS, pero podrfa en. /nJroducció11 a ¡,, poi tica, «Aquiles no podrá vencer a !JI 10rtuga s1 pienso
senurse •~ualmeme confundido por preguntas similares en su propio y más
en el espacio y el tiempo•. .
elevado mvel A los seres humaoos les es dificil y a menudo imposible, en
Sin embargo, t2mbién es cieno que se puede ln¡¡rnr un desempeno supe•
g~eml, cxphc:ar «en abstracto• un principio que en In pcáctic:a aplican sin
rior sí el principio que le es inherente ha sido idcntilic.do Y reabsorbido luego
dilicultad nlguna. Los maestros y los podn,s conocen bien el problema porque en la aplicnción intuitiva. Las habilidades profesiona!es, especi"!mente en las
•. menudo se les pide que e.~pongon la raz.6n de una técnica o conducta par, actividades fisia,s requieren esu, clase de prep,m,ción. Ademas, el hombre
urul_ar. Saben que las cosas deben hacerse de cierra monera, pero no pueden
explom sus dotes ;,.entoles más cabolmente no sólo sl actúa inteligentemente,
explicar cxaclllmente por qué. El examen cientilico 111mbién se enfrcnu, cons-
sino que además comprende iotelf<'rualmente por qu~ actúa como lo hace Y
tanrem~rc_ con esta tarea. _En la ~vida cotidiana mantenemos nuestro cuerpo
por qué sus procedimientos funcionan.
en c,qwli~r,o al. CSUtr de p,e, cammor o montar en bicicleta, pero nos senti-
El cientílico es el experto fund:unencal en el ame de desalar pri~~ios
mos perdidos st tene~os qu_e, ":"Pliear cómo lo hacemos. Percibimos que la a partir de casos p:micularcs. Sin embargo, en lo que a los proposnos
cstructun, de ~ _ o mcón es ilog1ca o que una composición pic16riC1t o musical de nuestra invcstigaci6n respecta, resufos penineme: sefutlar que es cipu de.
ca'.""~ ?• equil,bno: pero podremos luchar en vano nl trotar de formular el
11,var a c:ibo 141es cometidos no primordialmente porque puede ob1cner
pC1Dcip10 que el alumno está violando. El pilo10 norteamericano conduce su
conceptos troñcos n partir de los ocontecimien1os • los ruoles se refieren,
avi6n by the sea/ ~/ ~is pa111s'. el fotógraf:o alemán revela sus ncga1i,•os nach
~ino porqué puede rasucorlos dentro de esos acontecimie~tos. Comprender un
Sch"ª""' d chef unl,ano cocna a /um~ J; naso. Tales especializaciones se •contedmiemo o estodo cicnú6camcntc sigoilic:a dcsrubm en él una conligo-
apren_den, se perfeccionan con la práctica y a menudo se rroosfieren de un;
r-roón de fueroas que da cuenta de los msgos pertinentes del sis~ema- que
c:spec,e de <arca • otra. No obsiame, para obtener el principio explicilO• se investiga. Así como la configuración compositiva de una obra p,c_tórico o
mente, una persona debe ser CIIJ>lt% de identificar los focton,s pertin<,mes ais-
arqui1caóniea sólo cobra sentido al aplicarla • esa obnt l' ~o con mdeP'."'·
lándolos del comex,o del fenómeno o actividad totales: debe descubrir además
dcncia de ella, de igWll manera prácticamente todo pen~1DJen10 producuvo
cuál es la coorribución de esos factores y por qué esa contribución produce
d efec,o, sobre enunciados teóricos procede con cons1ume referene,o a los fenómenos
que éstos describen. La referencia a un ejemplo familiar puede bas1Sr para
. Po! supuesto, la obtención del principio exige un m~s alto nivel de babi- ilustrar este punto. El dcsrubrímiemo de lo gravedad por Newton resulta
l•d~d tntdecruol que su mcm oplieación. Sin emharBO, la impommcia ntri- imprcsion11n1c como bnzaña intcloctual porque fue capaz de rcJacionn:r- los
bu,~ • esta ~•bilidad depende de los ,,.Jon,s y las metns que uno se propon-
movimientos de los plsneras con ese mnJl2llno de \Voolnhorpe; pero la se~-
¡io. S, se cvalua • Ju personas sobre roda por su capacidad para la formulacióo
ianza que detec1ó sólo ruvo valor duradero porgue el poder de su atracoón
20~
20.5
desempeña el mi$mo papel en el contexto del sistema solar que CD la caída
sar? ¿O el .,.ciente fracasa porque no puede o no quiere hacer algo que
dd fruto. Cuando se cumple cs1<1 rorulicióo, la obs1rncrióo no abandona el peu .-- __ ,,__ N • el . .
la situación no exige o aun cont.rawcc? ¿ o sera monvo que no quiere
contexto del cual se obruvo. Por el contrario, p,-rvá In vitalidad de la
ir a conrrapelo de la situación • la qac_sc enfttnro? .
validez pe,cq,tible al csw tn condiciones de scr referid• CD cualquier mo-
memo • los ocomecimicntos coacreros de los clrolcs se derivó y a los cuales A pesar de Jo que dijc sobre l• actirud dd pensador pan, ":º lo~. obJetos
que investiga, puede que no ser capaz de liberarse dc uoa ~1tuacon dada
se aplica. Es posible concluir que las h=ruis m:ís productivas de l.a abstrac-
coostimyo una desventaja foral. Después de iodo, para _solu':'oaar un pro-
ción son llevadas • cabo no por lo, que más bril1,mcmemc supcnm y, CD rea-
blema uno debe ser capaz de aherar la esuucrurn que la sttnactóo le prcscnlll
lidnd, ignor.m los con1cxtos, si.no por aquellos cuyn oudacia al extraer lo
esponúncamen1e a lo mente. Percibir es cap1ar los rasgos dest~ados de un
semcjanre • parúr de Jo descmejao1e corre pareja roo su respe10 por los con-
1cx1os en los que las semcj:mus se encuentran. estado de cosas dodo; pero solucionar un problema es d~bnr, en ~ es-
mdo de rosas .modos de aherar rclacioocs. acc.ntos, agrupactoncs, sclccooacs,
El paciente psiquiáuico que es mptt de responder pregt1Dw sobre con-
crdtcra, de ~ncra ,al que la nueva configuración P"'°;'rc l_a solución ~csea-
ccp1os 1c6ricos llllcs como «distaDcia», no &oc.su porque se:i incapaz de re-
do. Es muy probable que esta libenad de la mente cs,e . lesionada en ocnos
tiro o scparoción -aunque puede serlo de bedio-, sino primordialmeme
pacicnres mentales. No obstante, dilicilmeme se pueda ¡utgat el grado Y la
porque DO puede descubrir la noción gcnétioi de distancia ,,. esa siruaci6n.
naturol..a de este defecto a DO ser que se tenga en cucara que aun -~ peno~
Puede abstraerse lo hasuuue como pal'll manejar In rclaci6a enttc la dis-
normal bace uso de esta independencia sólo cuando la recstructuracaon es exi-
tancfa de los cajas y el csfuer:ro por arrojar las pcl01as denrro del comcx10 de
gido por los requerimientos de lo tllrca. Lejos de ser arbitraria o _c_areme dc
su desempeño, pero DO puede cxplicilllr ln abstracción ,úslándol• en el con-
$Clltido ln nueva estructura, m:ls apropiada, se descubre en la st1uac10n misma.
tc.~to. U persona normal e in1clecu1almcncc adiestrada «ve» que una m.ayor
El que 'resuel,-.: un problema no reconoce lo que ve sin 1'22Ón. Es guiado por
dislJIDci• exige un mayor esfucno; el pacien,e. que odcro:ís de su deficiencia
la necesidad de obtener a p,mir de la siruaci6n dada algo quc ésta no parece
cerebral puede adolecer de un escoso adicsttamiemo cscol•r, puede obedecer prcpanda para ofrecer. En palabras de KuJ Oundcet: «Si se inttadua: una
el mismo principio, pero no detectarlo. Po.r wuo, cuaodo se cnfrcntJ1 con situación en una cien.a cstrucurración pcrccptual, y st esta cstruaura es toda•
conceptos verbales 1ales como •cercano» o «lejano», no puede relncionnrlos
ví:o ªreoJ" o "viva•, cl _pensamiento log.n una cstruccu~ción contraria só1o
con su experiencia. Pero no puede negarse que d pacien1e sepo Jo que esti
C!Ontm la resistencia de fo primera estructura». Para qu1cn resuelve el pro-
haciendo. Por code, pueden resullJlr dañosos errores si uno cree, coa Wiu- blema, la imagen de la siruaci6a ca que se logni la meta ejerce presión sobre
genstcin, que «•conocer• algo signiJica tan sólo ser capaz de describirlo».
la imagen de lo que se da ea el, momento y t.rata de f~rzar _una t~forma•
ción en lo dirección de lo requeado por la tarea. Las ex1genc1J1S de la llWl&CD
A co11trap,,J,, de la met2 justi6C111 la reorganización de la prcsen_<e es~ucrura.
L:i primera obligación, pues, es respecto a lo 1nmcd1:uamcrue dado. En
una de las historietas de Hank Ke1cham, el ingenioso pero implacable mu-
También se dice que un pacien1c es ÍnOip-az de abstraer cuando no puede
chacho D.uúel el Terrible, coloca los cajo= de una cómoda • modo de esca-
repetir otl1cioOC$ como «la. nieve es negra» o decir «el sol btillu en un día
lones .'..,0 d objc10 de construir una escalera que le permitirá alcanzar la
de lluvia. No se puede lograr quc dcmucstte cómo beber de un vaso vado
caja de bizcochos que bay sobrc !JI cómoda. wi im•gen habitual ~• la c6mo<b
aunque puede beber de un vuo lleno. Puede escribir su nombre sobre un
se resiste a ser vista como un conjunto de escalones, pe.ro la Lm¡¡gcn de fo
papel, pero DO tn12arlo en el aire. ¿lrulic,¡ este tipo de fracasos que el paciente melJI de .Jlegllr ollí auíba• es ocui6n del ingenioso descubrimiento de los
es incapaz de abstracción? La nieve negra DO es una absuacción obtenida a
escalones a panir dc las potencialidades de los r«ursos dados.
panir de la nieve blanca, y se rechaza la lllrca de beber precisamente porque
La reestructun1ci6n puede resullJlr una especie de juego, romo cuando
el vaso vaóo se rccooocc como un estado de cosas en d que úlro el ele-
Pkasso transforma sonriente para diversión de una audiencia ánc:marográ-
mento esencial ¿Qué se quiere decir en realidad CUlllldo se :dirma que el
fic , la imagen de un pez ea Ía de un po~o. Tiene lug~r en los acertijos Y las
paciente «es incapaz• de desempeño? Evidentcroeau; o bien no eslll dis-
salidas ingeniosas. Pero para jugar uno aeac _que scn~rsc seguro, y las cosas
puesto a baccdo, o bien no sabe en circuns1ancias especiales cómo ho<cr algo
con las cuales juego oo deben ofttccr ob¡ecoaes serias. Fiaalmemc, puede
qu~ oo~lmcnte puede hacer pcrfcclllfflen1c bien. ¿Qué es lo que ocasiona tener Jugar la rccstrucwraci6a cuando el contacto con la realidad de una
el lfflpcdimcato? ¿Es cognoscitiva esta incap,cidad? ¿Una incaparidod de
persona se ha debilirndo lJIDto que sólo una aíscara externa h• quedado de
206
207
su estrucrun, y su significado: una configuración superficial que puede ttan$·
fonna= a volun<2d. Esta clase de libertad irrcsponsablc se encucnr:ra a me-
nudo en Jos dibujos de los csquil:ofrénicos.
Los pacieotes con una lesión cerebral P•=•n 1cncr el problema opuesto.
No pueden retirarse de las e><igcocias del prcscn1e. Pero, iDO hay razones

ººº
muy •normales» para algunos de es10s eompomunicn1os «anormales•? El psi-
quiar:ra le pide al paciemc que haga algo absurdo: que llllme negra a la nieve,
que beba agWJ de un vaso vado, que escriba en el aire. El despacho del doctor
en el hospiral DO es lugar que admi1e oi evoque un fumo juguetón; 1am.
poco es probable que el pacico1e cs1é de humor paro bromas. Por causa de
es1e terrible impedimento se encuentra en un estado que los mismos Golds1eío
Y Schccrer Uamw «una iusá6cada reacción carastró6e,i». Si como test m&!Jco
de lo que lo aqueja, se le pide que baga cosas absurdas, puede que suponga
que hacerlas realmente probarla su estado de locura. ¿Es ésta una siruació.o
adeaiada para el aamcn de su Bexibi!idad cogooscitiva? Seria imc=an1e
saber qué suc<dcrfo, por ejemplo, si se le dijera al paciente: «Suponga que
se cncuenr:ra en un país extraajero donde la gente no babia su lengua. ¿Cómo
les h3rui entender que tiene us1ed sed? ¿Cómo pedirla unas tijeras?• . .Eorre
los pacientes podru organizarse un• rq,rcscnración reatral sin decorados ni
objetos de ninguna índole. Sentados en torno a una mesa podrían 6ngir beber
y comer, sin vasos ni vajilla.
~pongo estas interprel2ciones clírucas porque ofrecen. un ejemplo tragi-
cómico de lo que con demasiada frecuencia se consideran los aspectos carac-
terfs~ del buen funcionamiento in1elcctual. La noción segw, la cual el
pensam,cm~ ~be separarse de la experiencia directa doOJina basta ,.¡ pun10,
a
V
Figura .54b. Esre es un caso típico de reestrucruración inteligco1e. La paciente
que la habilidad para ignorar l•s circuos,aocias dadas se conviene en el cap1a el pñncipío de las figuras que se le prcseo19a en un monlÓn del roclo
indicio fundamental y la virtud de un ra.i:ooamiemo ínracio. No deja de ser carcmc de orden: ¡hay cua1ro grupos que se distinguen po, el color! Ea el
irónico que sean los pacienres los que estfu colocados ca L, posición de defen. grupo rojo hay cuatro de cada una de las formas. Sob"'.' la base de esta •~
dcr una oonduc'" juiciosa contta las tareas de un ínjustilic,do absurdo. Y sólo tmccióo, es capaz de no1&r: ¡rcndría que hobcr uno mas! Frc~te ~ esta difi.
~rque la scparaci~n se designó como la exigencia pñmordial del peosa. cultad iovcota una nueva disposición rotalmenrc nueva que implica nuevas
~•enio, puede aplicarse el ~érmino •abstracto• a una conduela que nada ooníigun,cioncs y nuevas r:cl.aciones para satisfacer su deseo de simetría. Es10
nene que ver con la ahsrracc1ón como operación cognitiva. es sin duda una liberación productiva respecto de la estructura dada. .
Esre cofoquc explica también por qué los <irpcrimeol9dores DO rcco- L, pacieore fragmen16 una 10..Udad dada en partes para reorgamuda,
oocen •impresionantes tareas de rccsuucruración cjecut.adas por sus pacientes. precisamente lo que, de acuerdo con Goldstcin y Schccrcr, el lcsionad_o ce-
He aquí una de ellas. Al pacien,e se le dan cuarenta y ocho figuras: dieciséis rebral es incapaz de hacer. Pero los pacientes áenen efectivamente díJicuJ.
ttiáogulos, dieciséis CUlldrndos y dieciséa discos. En cada uno de los grupos tadcs para copiar modelos de figuras como Is que ofrece la Figura .5~11. ~~•
cuatro figuras se colorean de rojo, cuuro de verde, cuarro de amarillo y cuo- que u1iliceo los colores adecuados, pero cambian las formas y la dis~cóo
lro de azul. Se le dice: «Reúna las figuras que co1respondan. o •Coloque (Fig. 55b). Muy • menudo, la solución defectuosa coosinc ca usd~ru un
iun~ bs figuras que le parece que pueden agruparse•. Ea un ~ Ja paciente modelo rela1ivamcotc complejo, como en eSle caso, a una coo6gurac: ~e
recogjó t ~ las figuras rojas y las dispuso como lo muesr:n, L, Figura .54 _
11
organización C$UUCturalmcme más simple: urui adaptación •! nivel_ lifi~
Por un sec,den1e, faltaba el cuar10 c:lrculo rojo; se l,,.bfa ca/do bajo la mesa. comprensión visual que le es acc:csihle a la persona. Esta espece de ~p
Al advertirlo, 1A paciente cambió csponume.mcorc el diseño y construyó la cacióo tao bien conocida por los dibujos i.ofamiles, no prueba occcsanomcme
208
que 1.' persona fuera incapaz de caplar la coníiguración del modelo. Rcpre-

209
scntJa m{s bien una obstrncción petteprual, que indica un nivel elcmcnllll de No h,¡• acuerdo sobre qué constituye uno copia satisfuctoría. En el test
concepción, pero no un defecto cognoscitivo. de Goldstcin-Scheerer muchos sujetos «frncasaron• porque ignoraron la orien-
14ci6n espacial o el u,maño del modelo. También en este caso Jos libenadcs
ramadas con d modelo constituyen a menudo más una vcn111ja que un riesgo.
La C'llpxidad de idemi6car tipos de objetos a pesar de la diferencia de orícn-
ltlción y la modilicucicln de la forma es un logro que se mide en cxpe.ñencias
AZUL sqbre equi,-:1lencia pem:ptual Urvadas a cnbo con niños y onirru,Jcs. No rener
en cuenta 1, diferencia de tomaño es esencial también para lo percepción de
los objetos situados a diversa disumcia e indispensable pan la compreosión
de las represcnrnciQnes. Algunas tattas especiales exjgen efectivamente la CS•
ROJO ROJO crupulOSll observación de la orientación o d tamaño; pero, básicamente, no
tmer en cuenta estos fuaores exige una conducta mú inteligente y úril que
su pcdante!CII observación. Ciertamente, una consilJllll como ,Quiero que co-
pie este diseño con csros bloques• no espcci6cu el enfoque d'-"""do.
BLANCO Por otra parte, cunndo un pacicnre al que se le ha pedido que coloque
J,. juntos rru,ticcs de color rehúsa agrupar los que no sean idénticos, queda con-
victo de incapacidad de abstracción. éDebió haber a<:ttt11do de modo diferen-
Figura ,, te? Supóngase por un momento que ruviéramos que lleva, a cabo la misma
tarea y que nuestra vida dependiera de la respuesta rortteta. ¿Cómo nos com-
Una de Ju razones de que se produzca la reproducción •incorrecta. es porr.a.ríamos? El examinador nos muestra un cieno mat.i.% de verde y pregun-
que, a no ser que la pc,sona baya recibido la instrucción cspcd.6ca de copiar ta: c¿Cuóles de cs1os otros pueden agrup:me con éste?• o •éCOrresponde a
de modo mecánicamente correcto, tiende a buscar la estrucrura general del éste?• o «¿_puede ir coo éste?•. Uno ve que 50n todos verdes, pero, romo
mod~o más bien que a imitarla ¡,enosamcme pane por parte. Gustave Jaboda se trata de uoa cuestión de vida o muerte. ¿no opr>tría uno por lo Ségllro y
descnbc este. enfoque en sus experimentos con adolescentes nigerianos, que rehusada asociar dos maáccs a no ser que fuenm pnicticamente idénticos?
fueron '?m~~dos 11 algunos de los tests de Goldstcin y Schccrcr. En lugar do Qui,.i lo habilidad del paciente para agrupar COSJIS scmejonres esruvkra cn
hacer comc,dir un bloque con otro sis1emfticamen1c, los muchachos miraban verdad d•ñ•da; pero tJD test como éste no lo prueba.
el modelo por un momento y luego se concentraban en su reproducción sin Cuando al paciente se le dao m.idejns de lana teñida de vatios matices de
volverlo • mirar más que una u otn vez supc,licialmenre. verde y se le ¡,rey.unto ••i corresponden o se adecuan entre si•, surge una
Un artista trabajará de la misma manera a no ser que des« una copia csclarttrdooa di6culrnd. En un caso mencionado por Goldstein y Scheerer, el
fiel al modo nacuulista. BUSC'ar la esrructw:,i general de una situación dada pacien,c se resiste a Ja pregunta que. cxprC$a la consigna; señala un matiz.
antes que examinarla o reproducirla mecánicamente parte por panc es suma- panicular de entre el conjuntD )' dkc «verde•. pero insiste en que ninguna
mente deseable Y, en verdJld, indispensable para la solución imeligc:me de dc la$ otras madej"-' puede agruparse con é$1a. En csrc caso la técnico trndi-
mucbu tareas. Los maC5troS de ane aconsejan a los estudiantes DO copiar ciooal de formación de conceptos choca con el proccdimicnro intuitivo de
P•~e por parte r no olvidar la cstrumtro general de una composición. La cap- abstraer por ,tipos•, al que me refctl antes. El apcrimentodor utiliza el
~6." de la .-stru<l';"" general es igualmente indispensable para la csümación criterio de la 16gicn tradicional: todo espécimen que contiene verdor pern=-
mteligcntc de las situaciones sociales o la solución de los problemas cicnti- oecc a la c1negor·í!I «\'crdC». El paciente, como toda persona que utiliza sus
6oos. La copia mecánica puede constiruit uru, habilidad deseable sin duda ojos, no ve simp)emenrc un conjunto de colores unidos por un rasgo común,
pero si alguien es incapaz de ella o no está dispuesto a mtcnmla ~o debcmO: sino un verde puro y crcalio con mucluis aproximaciones que lo rodean. Com-
OCU$1.rlo ~igci:amentc de &.caso. Puede que lo que se lo impide no seo 10010 pan,dos con ese verde verdadero, que es el Glückrfa/1 de Kretscbmer, esto
una ddiacnoa como un rasgo sumamente posiávo. la absttacá6n cspontáDC1. es, el tipo puro en come y hueso, esos colores pálidos, am11rillentos o ozula-
la pc,-ccpción natural y libre no comprende el examen sistetrnltico del de- clos no son el verde legítimo en absoluto. Evidentemente, el paciente cfraca•
talle; la visión DO es un rayo caródico guiado por una máquina. sa» no porque no pueda abstraer, sino porque su pnxcdimieoto &: abstrae•
210
211
ción di6ere dd que el "'4"rimemador da por desconrado. De modo olguno h11<CD pcrñnenies. La clasilicaóóo por inclusión lógica, sobre la que tanto se
puede concluirse que no viera la rcfación entre los tonos que se le presen- ccnuo d odiestramie:mo escolar, no es lo que principalme:n1c conde.me al
taron. denú6co, sino sólo un resultado exterior de su tarea. Ln clasificación de los
animales en mamíferos, aves, anlibios, etcétera, es sólo el resultado de des-
cubrimientos que revelaron maravillosas semejanzas funcionales en criaturas
El ,smor por la dasijicad611 de gran ,,ariedttd. Enos desrubrimienros es11Ío vivos en lo men1c del biólogo
cuando utilÍ7.a las caregorías linncanas, que sin embargo son sólo poco más
Las nociones inadcruadameme cs1.rccl:,1l$ de lo que constituye L, conduc,a que rótulos para la persona media. Que una personn utilice o oo estos rótu-
abstracta, derivan también de lo octirud llamado cnregorfal, esto es, la capaci- los, poco nos indica sobne la calidad de su pensamiento.
dad de llevar n cabo dasificacioncs lógias y dar cuenta de cUas en rétminos Cuando una persona obtiene sus abnncciones espontáneamente a panír
reóricos. No deberlo permitirse que otros modos de n120namiento igualmente de un conrexto que tiene para ella una signi6cación sustancial, debe atribuír-
productivos que, aforrunadame01c, .fiorc:ccn en nuestro medio, se vieran dis- sele un buen nivel de pensamiento. Una de las pacien1cs dt GoldS1ein y
criminados por esto obocsión de nuestra particular culruaa intdectual. En los Sd,eerer, • la que se le hablo preguntado que diera los nombres de los •ni•
criterios de pun1aje para los tests de semejanza, una subsocción del 1est de males, los enumeró en el orden en que se situaban las jaulas en d zoológico
imcligencin para adulms de Wechsler-Bcllevuc, pueden encontrarse buenos de su ciudad n:atal U paciente, sin dud-a, .se adhaía a un caso cconc~t0»;
ejemplos. En este caso, puede que una pe.rsono a lo que se le ha prcguntudo pero señalar esto es carnctcrizar su conduaa de modo insuficien1c. Hay que
en qué se asemejon los narunjos y los phítanos no respondo que ambos son 1gn,gar que obtuvo su absmc:ci6n intdigcntcmente a partir dd único ver-
fnnas, aunque se supone que en su vida coúdiana tiene que conocer y utili- dadero cooocimien,o que probablemenre tenlo del orden de los animales. De
zar esta scmejonza. No ha sido odiestrado paro dar expresión o su conocimien- modo semejante, cuando se le prcgunm a alguien qué colores se «adecuan
to en enunciados genéricos como «la fnna di6ere de los vcrduros, porque enue si• en un conjunto, puede que su formación 110 lo haya preparado para
no tiene nec:esidad de dlas y porque esos enunciados pueden exigir el uso de rclacionor esta pn,gunta con las 011:egorúls del orden pera:ptuaL Uoa pacien-
¡,alabeas genéricas con las que oo esté fumilioriz:ada. Tampoco en este caso te, en lugar de colocar juntos ,odos los verdes o todos los rojos, después de
es la persona irn:apaz de llevar a cabo la abstracción deseado, sino de mnne- una cuidadosa dccrión combina una muestru verde claro con una madeja
jada fuera del coo1exto en el que resulta perñneme. azul oscuro y blanca, y uno mucstm amarillo claro coa una madeja castaño
En otros casos, las absuacciones deseadas son en vcrdnd ajenas nl pen- oscuro y amarillo oscuro. Su explicación: «Esto es un jumpcr y una Wrlll,
samieo10 de ciertas personas. ¿C6mo evaluar tales fracasos? He aqul otro esto es la pechera de una camisa». Por supues10, es discutible que su cri1erio
ejemplo tolJlJH!o del test de semejatt<ll. Una persono n la que se le hn pnegun- sobte los elementos que se adecuan sea menos pertinente que una clasilica-
udo en qué se asemejan la madero y el alcohol, recibe cero como puntaje si ció:n de acuerdo CQn los rasgos comunes, a no ser que uno automáticamente
responde: •Ambos lo dejan a uno fuero de sl•. Sin lugar • dudas, es,a res- prdiera el malabarismo con relaciones lógicas al tipo de pcnsamien10 que in-
puesm da testimonio de un bri!Linte intelecto. Proviene de uno persono ca- 1m1a descubrir cinüentos sólidos para íuncionnr.
paz dt descubrir en el momento un sorprendente rasgo común entre dos co- Gran pone del nrullisis pre.:cdente se basó sobre investigaciones clínicas
sas que oo son obviameme semejantes. En una. situación vital, la rcrompen-- p:atticularcs. Destaca, no obstante, un prejuicio teórico no poco difundido aún
sadamos con una sonris• apreciativa.. No obstante, si su inteligencia la hace boj• entre psicólogos y educndorcs en general. Estos saben que la mente hu-
fracasnr en el test, es porque el examinador prtficrc las catcgorlas lógicas de mana desnrrolla su cap;,ddad paro el peosamienro monejando situaciones que
la clnsifu:ttción cienúJica. Su 3Clitud se justifico en el CllSO de qu< desee aoe- se revelan • iravés de los seoúdos, y que los concepros •abstractos• de la
rigullr si Jo mente del examinado se inclina por la especie de operucioncs ló- especie académica consútuycn produc1os tardíos de condiciones culturales es-
gicas que se practican en los medios acndémicos. Pero si el propósito es re• peciales. Sin cmb3rgo, ruando estos últimos están ausentes, se tiende a su•
velar la inteligencia productiva, el punmje de cero resulto errado. Para obte- poner que el pensamiento abstraero en el seorido más omplio y pertinente
ner un buen pun1aje el examinado debfo rt$poodcr: cLu madera y el alcohol del 1érmino está tambi~n ausente. De ah! la idea de que d pensamiento abs-
son ambas sustancias orgánicas» o cson ambos hidrocarbut'O$•. Estas res,. ttncro no se CDC1Jcn1.ra e.o los •primiúvos», como nosotros los llamamos, o
puesrns van m4s honclo¡ pero t.ambién es cie.r10 que sólo en la meme de una los «naturales•, como los llamó Jobo l..ockc, con IDlÍ5 gracia y m4s corn:c•
per,;ons consideroblemcote cuJu, cstarlan en contacto con los ~ que las ci6n. Vale la pena citar oqul un posaje de Locke en d que sostiene que no
2 12 213
pueden cspcrane «máximas nhsttactu» de los niños o los habiwites salvajes
de los bosques: ni c,bscrvadorcs, inaipaccs de concentrarse y CD)'ll expresión esponwca de
pensamientos y sentimicnros se eneucntra daru,da. Antes de hablar de ellos,
Esa especie de proposiciones scncrafcs vez se pronuncia en las d~
'1ll1l es n=rio referirse a las desventajas de las personas euyo equipo cognosciti-
~ de los indios: mucho mtnos se encuentra en los pensamientos de b vo y motivacional se encuentra mzonablemente intacto, pero que resulran de•
niños~ o msttos de ella ~ las mentes de los natumles. Constituye el len- 6citarios en el sentido de que carecen del adicsttamiemo necesario pana tener
guaje y lo lllrea dc las escuelas y 101demi.. de las nacion,s instruidu, buen 6dto en la escuela, en los ICSt$ de intdigcncia o las habilidades urbanas
acostumbradas I esa clase de mnversaci6n o cooocimjen:ro. donde las dispu- especializadas.
t.:as son &ccucmcs; pues: csus mhim3$ se adecuan u la argumcmacióo arú- En parre el problema es lingü!stico. Las palabras y la estructuna oracional
6d0$11 y resultan útiles """' 14 pcr$WISÍÓD, pero no «intnouycn ~siodo del lenguaje utilizado por la clase media cducncla y, por 14010, en las escuelas,
ol descubrimiento dc 14 verdad o al prog,cso del c:ooocimienro.
a menudo se refieren a objetos, costumbres y operaciones mentlles que son
ajenos a las clases •bajas>. Allison Davis scñoló que una persona frente • un
Cualesquiera bay4ll sido sus opinioocs sobre el pensamiento de los ru1tu- test de inteligencia puede ser incapaz de manejar las analogías verbales por•
rales, Locke sabía pedcrouncnte cuán restringido era el valor de las opera-
que no enciende el signifiado de frases tales como •es ª" en el enunciado
ciones me:nmles. Por tmta. co.naibuy6 a anñcipar una rccvaluación, que -aun
«¿Alto es al sonido como claro es a qu~?•. Queda derrotado •ntcs de poder
en nuestros días resulta tnuy lenta. LOS modos de cómpommiento cognosó- enfrernarsc a la tarea. Y, sin embargo, esta autona clcdara:
rivo que difieren de los nuesuos, sin ser necesariamente infcñorcs a ellos, son
fácilmente coodmndos como el ttSUltado de un subdesanollo o privación
cultural Incluso pueden atribuirse a urui carencia de dores naturales. En =· En casi todos Jos lCSts de inteligencia, los autores depcndicroo funda..
mcntalmeorc de dos tipos de interro¡¡antes verbales para dar expresión •
lidad, los estudios sobre las ctnpas retnpr4llas del desarrollo inrelccrual rcve- los problanas más dificiles de sus rcsts y para separar I los alumnos cme-
14ll actitudes que rendemos a descuidar en noSOtt0$, para nuestro propio de- diocrcs• o «medianos» de los csuperion:n. Estos dos tipos de interrogantes
trimento. se basan en (1) relaciones verbales y frascos académicos eomplejos tales
como «tnaloglas• y «opucstOS• verbales y uilogismos-o; y (2) paW,ras
cxtlllfra.s (uriJizadu en tc:stS de vocabulario y •definiciones.).
En eontado eon 14 txpmenda
Las di6ruhades verbales, aunque a menudo decisivas en la práctica, sólo
En nuestro propio medio, las persoruis de escasa instrucción escolar a me- nos roncierncn aqul en la mMida en que reBejen diferencias en el modo cog-
nudo piensan de un modo que Frank Riessman, al hablar del «estilo• del niño noscitivo. Se llega • la médula del problerru, cwu,do olmos que un expeno
llamado dc6ciente, resume como sigue. El niño es: dice, •lo que todos los tcsu de inrdigencia miden es 11 habilidad para ma-
nejar .simbo/os. Cuando más inteligente es la pcrsollll, más complejos y abs-
l. Fúico y visual más que auditivo. tnacros pueden ser estos símbolos». El término simbo/o puede signiJicar mu-
2. Mils l'altndo en el contenido que en la forma. chi,s cosas. Hablé en un capitulo anterior de símbolos en los que los pcrccp-
3. Mis oñenwlo lucia d cxreñor que introspeCÚvo. tos y los conceptos se unen. Pero aquí los símbolos designan prccisamenrc lo
4. Más centmdo en los problema$ que en la absr:racci6n. contrario, a saber, los objeros mentales separados de la experiencia dirttta.
5. Más induc:tivo que dcduaivo. Otra cil4 lo ilustnanl: «Para vivir, la clase media m4lleja fundamentalmente
6. Más espacial que temporal. simbolos; la clase tn1bajndora, cosu». Colóquense juntaS amb,ts citaS y cla-
7. Más lento, cuidadoso, paciente, pcnevCtllllte (en hea< de ímporw,cia),
que veloz, listo, nldl, flexible. ramente se nos e$t11 diciendo qu,, la inteligencia es un privilegio de lo clase
media.
En su uso cottienre, la palabra timbo/o cubre toda la esfera de imágenes
Evidentemente, la especie de niño dc6citario a la que se aplican esros
rasgos no es el úpico niño deteriorado dc las butacas mb=as o la vletima y signos indiscriminadamente. Owrga a as relaciones más mecánicas y re-
motas entte significante y significado un halo tomado de la especie mil$ pro-
del cmbrurccimienro suburbano, que 14n • menudo resultnn dc6cientes preci-
ductiva de significación. Lo que se alirmA realmente en el enunciado antes
samcnre respecto de las aJJ11idades aquf descritas: niños que no son cariosos
mencionado es que aproximadamente la mitad de nuestra población, esto es,
214
21,
~prrsarios y empleados, IDllestros, ahosados, funcionarios públicos y comcr- _Recomemos aquf ,acobi~n la imponaocin de la IDllDÍpulaci6n para toda
oani~, .pasan SU$ horas de trabajo manejando referencias a C0$45, productos solución de problemas, ya incluya la actividad cotp0ral o oo. Probar cómo
Y serv1oos, ames que produciendo o empleando C$8S mi$mas COSI$. Lo indi. funciona una cosa o si una solución es factible es un m~todo de elección en
recto de la relación lleva bastante fdcilmen1e a una sq,arnción parcial o com- roda pcnsamienco pmdu~tivo. La versión física de 19Jes manejos expcrimcn-
pleta cespcc:1O de los objetos de esas actividades. La empleada de una tienda, t•les se mani6esta como conduciu mOIOra. E. Paul Toaance, al escribir sobre
con la mcraderfa en la mano, puede concebirla sólo como un medio de har:cr .El papel de In manipulación en el pensamieoco creativo» se rdiere a esru-
u~a venta; al abogado puede absorberlo sólo d juego puramenie formal de di01- sobre inventores, en los que se muestra que las tendencias manipulativas
a¡ustar UD ":'5° dado a sus precedentes legales; al transmitir los daros inclui- resultan importances para la invenciv•. En sus propios cxpcrime01os llevados
dos en_ uo libro de texto, d maestro puede sentir la tcntaci6n de dejar por a cabo con niños, Tortancc advicóó que parecfu haber cuna relación signi6ca-
el camino aquello n lo que los datos se refieren. Esta dnñlna alienación tiene ów entre la munipulacióo por el niño de los objetos procurados par.a evo-
l~gac enue gentes a las que concicmco cosas que oluden a otras cosas. Cons- car el pensamíemo creativo o la inventiva, y la cancidad y cilidad de sus res-
tuuye una separa~ón_ P••~lógicn. Pero si la abstracción se considera un apar- puesblS». Mccliame el compottllmienco motor, d niño puede manejar ideas.
tacsc de la expcncnc,a duccra, se la hao: equivaler a la más e.levada forma Se sigue de ello que educar personas que funcionan mejor en situaciones
de la imdigencin humana. tmgibles no es uon cucstióo de reemplazar la actividad motora por ideas.
Por tanto, si se dice que los oarurales, los niños y los incuhos tienen di- Riessman afuma que los niños cddicimios• que él ha cooocido no sicnreo
· 6cultadcs C?n los «tlmbolos•, es nettsario avcriguu qué se quiere decir con disgusto por el pcnsamicolo abstracto; más bien proa:den de modo diference.
ello. ¿Son incapaces de pcnsur abstracumeme? ¿O son inapa~ o no es1án «Necesitan tener lo ubStntcco constante e ínúmamenn:· referido a lo inmedia-
dispuestos a empeñarse eo operaciones mcncales guc no se rc.lacioocn con to, lo scnsoáol, lo local.» Después de haber adquirido cierio sentido de las
las ~•reas . tangibles inmediatas? L, primera dc6ciencia sería fatal paca su geocralizllciooes amplias al verlas derivadas de -y aplicadas a- la práctica,
funcionam1cn10 como seres intcligcn1cs; 1, úlrima debe medirse cuidado- en cieno grado pueden apreciar las formulaciones abstracias per se. A este
samente rcspec:to del gran valor fundamental de una actitud mental que rehú- respecro, uno puede dudar de la sugerencia de Riessman, según la o,al las
sa operac fuera de con1cxto. móquinns de enseñar rcs,,lcarían par1icularmen1e efectivas con los niños defici-
La literatura pertinente señala que hay dos «estilos de expresión• a saber taáos, pues &,os 1iendcn a aprender corporalmente y admiran las máquinas.
el mo,or. Y d cooccprual; o que d niño de clase baja ese orienta 'bada b Puede que los ariefac1os como ioceoúvo bagan más digeóble d aprendizaje,
~••. mientras que el niño de duc medía «se orienta bacin la idea•. Esta pero si la instrucción ptogmmndn se basa sobre el tipo de operación mental
dmmcrón puede teocr cierto m~rito como desc,ipcióo de una conducta tlpi- !oarutlista que es ajeno • estos niños, es poco probable que el incen1ivo al
ca; pero debe tenerse ea cuenta que las dos actitudes no se excluyeo catre remiendo se traduzca en un deseo de aprender a la larga; tampoco d procc•
st Cuando ~o• persona de tipo motor hace «UD abundante uso de los múscu- climien10 de aprendizaje resuluml nms afín al tipo mental del niño.
los volunt~os, en particular de los más gt:mdcs del cuetpo•, no cslll utilizan- Las prácticas educacionales recientes reconoceo que lo que los niños nc-
do ncccsanamen1c el cuetp0 ca lugar de la mente. Lejos de ser un atleta ca- ccsiran son objetos de una amplia vaáedad de formas, colores y ca.maños da·
rente de =~ro, puede ser la clase de persona que picosa mejor haciendo ramcn1e expresados. Todo objeto de ap.riencia articulada 1ransmi1e prioci-
cosas, ya sea _v1gorosamcm~, como el trabajador manual, ya sea dcJi.c,¡damentc, pi0$ pc,ccpruales • In mente observadora, y iodo póncipio pcrccprual obser-
como. d •~~¡ero. !,.o que mceresa no es que prc6cra la actividad física a la vado contribuye a la cons1rucci6n de los fundamen1os del pensamien10. Del
•mampulncion de releas», sino para qué especie de actividad utiliza su cuetp0. mismo modo, los principios de la acción, tales como la noción de causalidad,
Dna persono motora puede ser t·ambién urut persona pcrceptualmenre orienta- deben hacerse cvidcOles mccliante rttutsos simples y 001orios. Tendemos a
da, ~es para actuar sobre e.l mundo debe ser conscicn1e de 1t situación para pensar que los niños que crecen en un m~dio circundante escncialmc.nrc
~monar fr~ce a ~lla. ~ nl~ncc y la profundidad de su pcrtepcióo de1cr- cpnkcic:o» 1 tienen amplias oportunidades para cal aprendizaje aun cuando no
DU?•"'~ d nivel de m1cl1genoa de su componamicn10. Evideo1emcn1e, Ja in- 1engnn juguNes adecuados. Es10 puede ser perfectamente vó.lido pa.rn aquellos
tclJg~a.a con que desempeñan su tarea personas cmoto:ras• como cirujanos que viven en una granja o juc-gan en el taller o el comercio de su padre. No
mecánJco~ º. cscuhorcs, no tiene límites; por oua pa.rre,, una pcno03 estriC: lo es, sin embargo, para los niños de los barrios bajos urbanos. Como observ6
tamc~tc limn■da a la •manipulación de ideas» no es inmune oon'tra un torpe Martín Deutseb, «visualmente, los barrios bajos urbanos y sus 21escados edi-
mane¡o de d1,s. ficios de apar1Bmen1os ofrecen al niño una variedad mínimo de es1únulos.
216
217
Habi~almmrc, sobn: las _paredes hay pocos cuadros, si es gue hay alguoo, y
los ob¡e1os del hogar, ya sean jugucics, muebles o utensilios tienden a ser Estos son cipos extremos, ambos mentalmente unilatcrales. Sin embargo,
escasos, rcittta~\'OS y carcn1cs de variación de forma o col~r•. Compárese , pare• de las preferencias pcrsooal,s de cada maestro, no bay indicio seguro
0110 con el. medí~ pc'."•~rual del privilegiado niño de dll$e mcdii,, a quien se de que el predominio de la ptimcra 1ccitud sea menos prometedora que el de
le da la csbmulaaóo irufupcnsable para su desarrollo mental desde el comien- 1, última. Es probable que muchos educadores, al leer las siete caracte-
zo ~sm~ de su vida. Es mis probable que se bcoe6cie a icmprana edad con dsticas del niño dc6citatio de Ricssmao, coalicscn que un ctrudiante semc-
1~ ingeniosos y bcllos, aunqoc caros, íugucics que apliOio Lu funciones prác- j,ntc, a pesar de que en varios respcaos constiruya UD verdadero n:to para
ncas de la consuucción, el equilibrio, la adecuación, el agrupamieo10 cte<elC• el maestro, es precisamente el mú digno de sus csfucrzos. Oc bccho, inme-
ra, • formas simples y coloridu, y csw, hccbos de materiales sólid.:S a di- diatamente después de dar esa lista de rasgos, Ricssman menciona que de acuer-
fen:ocia de las burdas y torpes imitaciones de vehlculos, utensilios o Íiguras do ron otro psicólogo, lrving Taylor, esas características se asemejan mucho
h_umanas, ~as de ~•tal banuo o material plástico. La pobl'C2a y la confu. • las que se dan en un tipo de persona sumamente creativa.
sión del mecho scnsoaal se rdlc¡an en la pobreza e inuticulación de la men- Esta semejanza no es accidental. En UD caplwlo posterior tendré ocasión
ee. En la escuela, los niños de los barrios bajos son ioicialmen<c inferiores de ciar ejemplos de In inteligencia que grandes artistas despliegan en el tra•
no sólo ~ el manejo del lenguaje y los cooccp1os genéricos, sino también en tamicnto de los problemas visuales. Aunque el razonamiento rápido pueda
la capacrclad manual y la captación de Lu relaciones pc,ccpwalcs. Es,a es la constituir una vcne:aja, la inteligencia de tales artistas se alimenta dpicamcote:
desventaja más desdichada, poes mina la base misma del pcnsamien10. de la lenta e in1cnsa absorción de lo que sus ojos observan en la propfa obra
¿Es necesario que añada que el modo de pensar ligado a los objci.o s se y en el mundo circundante. Puede que sea menos cvidcote que lo mismo n,.
cocucntra oo sólo en las personas educacional y socialmcn1c ddicitatias sino sulta válido en el caso del pensador productivo y el cicntl6co. Y, sin embar-
~ue aparece ~ién como modo característico del fuociooarnicn10 cog~osci- go, las grandes ideas se ponen en movimiento sobre la bsc de un apego im-
nvo en las cond,aones más fuvorables? En un ensayo escrito anos atrás sobn: placable por el mundo de los sentidos.
la enscru,oza de la psicología, dcsctibl a los csrudiames que son •empiristas• Se sabe que nuestro sistema educacional, incluidos nuestros tests de intc•
como aquellos que CD su tnuo con el mundo se basan cscncialmcme CD las Jigencia, discrimina no sólo a los ddicitatios, sino tambifu a los más dota-
~~~ciencias. ~ocrctas y particulares; mimrras que otros buscan el cono- dos. Entre los que son capaces de convenirse en artistas y científicos suma-
0m1ento pnnapalmenre en la manipulación de generalidades abstract'8$. mente productivos, hay mucbos que encuentran dificultad CD las operaciones
mentales foltll3.les sobn: las cualct se bas1 gran patte de nuestra enseñanza
__ E.o un cxtttmo se encuentran los csrudiantcs guc gustan tnw con escolar y luchan contra ellas denodadamente. ¿Hasta qué punto sirven nues•
mnos, ob:M:rva.r 105 animales, asistir a ros juicios o ttcorrcr los barrios. tm tns cscuclts y universidades para .uptimit las mentes mis imaginativas? La
~bso_~ lo que pued, obscrvmc y tocanc. Tnnan a la gente a,o ubiduría eotrclación cntn: los puntajcs de los tests de intcligcnca y la creatividad es
1~rumva. Pe.ro se ~tran intómodos eut:ndo :se les pide e.xuacr conclu-
S.lones gc:ncta!~. comparar una reo.da con otta o cvalun la solidez de una muy pobre, y los niños mentalmente más vivaces tienden a constituir una
prueba. Los 16-mioos cicnú6cos, que tratan autclosamcntc O como si en molestia para sus m1cstros y compañeros y un peligro para la tarea del aula.
nad4 Jcs co~cran, adquieren un e:xuuño saboo poético. Puede que cuan.. Estos son síntomas amenazadores
do se les pida ddinir el mlcjo amdicionado, digan: •Sujcreban un peno
• la mesa y le_ hadan una opc:ación insignifia.01< en la mandlbula, de
forma que pudieran contar lu gotu de su saliva, y luego hld20 so.rua.r
una campana ... •.
En cl otro extremo ,e encuentran los p=•idigitadores imeligcotcs. &-
!'" enamorados de la terminología y se mueruan veloces en la c:oocxión de
ideas que cmao.an de contextos diversos. Pero ¡u¡ brill1mtC$ mrtocirrui.lOS
son • menudo puramente form-a1cs y, por tanto, jmproducti\'0$. Separa.dos
de 1~ hechos a los que se rdicn:n, 105 conccp1os van a la dcriVI y ,e
c:ombmao ~I IIZU. La cscrupulou pn:scomción d• prueba im¡>KÍcn11 a
cs!os estudiantes! «¿ Por q~ tener que examinar todos estos casi si .la. idea
pnndp,ú esiabo claro desde la primera pfgim?•.

218
219
12. PENSAR CON FORMAS PURAS

El pensador debe controlar ron SUJru1 sutile2a las rdacioncs de sus con-
ceptos respecto del 1IU1terial al que aluden. P""' adquirir una generalidad
wficiente, estos conceptos deben tmscender los aspectos particulares de las
experiencias de las que se obrienen. Pero a -pesar de su abstn1cción, deben
seguir reflejando los rasgos pc:rtinentes de aquello a qu,, se refieren. El riesgo
de descuidar esta obligsción es particularmente grande en los conceptos que
no romemplan directamente su ap1icttción, sino que la reemplazan o super-
ponen -SObre ella otras imágenes a un nivel más abstracto. Esco resulta válido
especialmente en el aso de los números y en el de las teorías ciemlficas y 610-
sólicas. Aunque no se separan de las imágenes pcm,pfUllles, a menudo opc•
,.,, con imágenes de una naruraleza más gen&ia; llamar,; a esuu imágenes
«formas puras». Tienen la ventaja de ser simples, pero poseen propiedades
de por sf, no necesariamente aplicables a los bccbos • los cuales los conceptos
se aplican. Los ronccptOS matCDllftioos, por ejemplo, se manejan con indepen-
dencia de las situaciones prácticas. Esto plantea el problema de cui! sea el
modelo pcrccptual más adecuado pua sustentarlos a su nivel mlÍ$ absuocto.
Tambii!n signilio, que pueden ignorar cienos aspecros de relaciones cuant͕
tativas o espaciales, ronsideradas villtles en ciertas condiciones cultuntles.
A éstas me referir,; en ptimer lugar.

Lor nún,eros r~flejan la vida

Cuando una situación se maneja sólo en t6:minos de las cantidades que


oontiene, puede propiciar una conducta irrd!exiva e inadecuada. Por ejem•
plo, para decidir a cuántas personas se puede dar cabicLi en un determinado
lugar, es necesario considerar otros factores que la rclaó6n puramente nu~
~iai entre pc=nas e instalaciones disponibles. Dos maestros en régimen
de media jornada puede que no igualen a un maestro de dedicación cxclusi\'ll.
Una jomada de trab:ijo de ocho• dos no puede igualarse a oua de dos • ocho.
La ruana dimensión espacial no se cclaciona con la tercera como lo tercera •
la segunda. Etcétera.

221
Mu Werthcimer, en un estudio sobre los números y las configuraciones c,111,idades puras, que, como moscraré en un instante, no les ofrecen dificultad
numéricas, ilustró las diferencias emrc las cantidades en la experiencia prác. . Por el contrario, se los enfrenta con grupos en los cuales las rclacio-
ria y sus rorrcLuivos en la oticmética puu. Orui fumilfa, UD equipo, UD re. .i,.,narietica.s ele lo vida cotidiana no CSIWJ ausenrcs, pero se los prcsenra de
bfflo, no se roncibcn como una suma en la que cada uno de los elememos :i: absurdo, y aun ante la mente aduha, tienen el aire surrcalis111 _de las
puede 1omar el lugar de ocro o que se altera sólo en cuon10 a la cantidad si famosas palabras de Lau1r61mon1: «Hermoso como el encu':""º. acadenral
se quitan o se wden algunas unidades. Cada miembro ciene su función par• de un p•r.iguas y una máquina de coser sobte una mesa de d1Seea6n•. Tam-
cicuJar en el conjw110. Esta función cambia cuando cambio el número de la bién en este caso nos topamos ron la tendencia • definir la absrrncción. como
101alid.d de los miembros del grupo, y depende de qué miembro se pierda la cupacidtid de violar el orden natural de las cosas. ¿us consccucnaas d e
o se agregue. Cada combio numérico altera la escructura del grupo. Por tamo, son inofensivos desde el pumo de visra cducacionall La autoridad del
el enunciado 5 - 1 =
~ no se rdicrc • situaciones idéncicas cuando en una ::Srro le nfirma al niño que los vínculos y los signi~cacion:-5 natu~es de
familia muere el padre, y en 01ra, un hijo. lu cosas no deben respecarse. Puede que el 11diesr:ram1enro smemánco par:,
Un par (de ojos o uparos o consones) no es simplemcnre una canridad de la a11enoci6n duninre los primeros años de vida escolar prepare • algunos
dos, sino una estructura simécrica que se viola cuando el número disminuye niños para salirlc al encueniro, quids en un futuro _disraore, al csp~i~u de las
y queda sumergida cuando se incremcoro. Ullll cara con 1rcs ojos no es Ullll maicmiticas superiores; pero no los ayucl,anl nccesanamente a reconciliar la cs-
cara croo mis de lo mismo•• Un caballo + 1 caballo = 2 caballos; 1 hom- a,da con la vida carerior.
bre + 1 hombre = 2 hombres; pero 1 caballo + 1 hombre =un jinere a El absurdo de la relación a rntvls de la sola cantidad puede resultar es-
caballo. En algunas lenguas llamadas primitivas no es posible ubr la palabra timulame poéticamenrc. He aquí un p,,s:1je del poema In~ntaire, de Jacques
.-madre• en plural S6lo puede haber una mache; no pueden sumarse dos , Prévcrt :
madres. De modo semejante, en cicrcas condiciones no es posible combinar
objetos dispares o números de personas dispares: puede que los dos hijos dos hermanu latinas uc,; dimensiones clocr apósrolcs
de uno y los eres hijos de otro no sumen cinco. mil y una noches ndnra y dos po<ídoocs sd$
En las primeras crapas del desarrollo cognitivo, p:mír:ularmcnte, la menee panes dd mundo cinco puDlos 01rdillllle> diez años
el, bien y servicio leal siete pecados capitalco dos
mea las cantidades en su dependencia nalmlÚ de los contexros de las que dedos de la mano diez gotas onrcs de cada romida
se ob1ienen. ¿Resulta psicológicamente sano inculcarles a los niños de los ttcinra días de prisión de ellos quince en
primeros gndos Ju noción matenútica de los conjunros, diciéndoles que cu•• coo6namiento solitario dnco mino1os de intervalo
lesquiera COS9$ dispues pueden agruparse en un conjunro? Por ejemplo, el
Educariooal Researc:b Council oí G,ca,er Clevcland, cn su gula para el maes- En situaciones prácticas, el número de pe.rsooas y objetos adecuados p•ro
cro de ~cla primaria, subraya que «la batalla de Wa1erloo, el Sol y el nú• cienos fines es en realidad algo a lo que se le concede una arención constan•
mero ,'einticrls• constituyen un conjunro perfectamente adecuado. Edwina IC. Una antigua regla social prescribe que las personas invitadas • una ccn~
Deans, en un folleto sobre las maremá1io,s de la escuela elemcnral, dice: deben ser menos que las musas, pero más que las gmcias. En las composr-
cioncs llnisticas, )os números no son arhittarios. Un.a sonat.a de tres n>0\1imlcn•
Un •COtljunm• es una col=i6n bien ddinidn. de objetos que no son 1os o c:I fren1e de un templo de ,ierc col=, tienen un elemcnro ccnrnil
nCC'C5.llri~tc ~antd en ningún rcs:pttto; po_r ejemplo., un trüngulo, que u.o número par de compoococcs- no proc:uraáa. Dos santos., uno a cada
un cuadrado y un drculo; y un globo, un carro y uru, euérdJI. En cada ejem-
plo hay uc,; rosas. Los objetos de un conjunto pueden c:ombwNe con los t.do de la Virgen, constiroyen una configuración formol que rdlejn un COO·
del otro en una relación de uno • WlO. El triángulo puede oombino.rsc C0tl oep10 jerárquico, miemtas que un número impar de asis1en1cs produce ~na
el globo, d cuadntdo con d carro y d drculo con la cuerda, para momar jmagcn mis vivaz de una multitud. L, csrrucrum formal 5-7., del haiJ:11
que fitos 50D conjuntos equiv:tlcmcs.. A..rnho$ comparten el mismo conjunto japoné$ haoe del segundo verso el cco1ro de una simeuía vertical y i,mbié~
cardinal. produce una estructuro sonot11 abicr111 y m:ís dintlmicn que la que produo•
rían versos con un iguAI número de sOabas. En los cuentos de. hadas en los
Puede que sea cierto que la caotid.d quede más delinitiwmcnrc ilU$ttada que el hijo menor es el que triunfa, hay siempre tres hermanos, porque la
por agrupaciones de cosas que nada tcng,u, en. común, salvo la cantid,d. conducta repetida de los dos ma¡•ores es el número mlnimo n~e,;:1rio para
Pero en los ejemplos que acabamos de ver, • los niños no se les presentan Presentar el modo corrieme de componamiento, superado por el 1ovcn héroe
222 223
excepcional. Cuatro hcrmODos resultarían redundantes. Dos constituirlan un
de antemano de las entidades qne contempla y de las cosas que mmcja. Sólo
grupo ccrrndo y simétrico gue prcscnmrfa la duaUdad de bien y m111, estú-
cuando el número se rncota entre las propicd•des de las cosas conocidBS de
pido e imcligcntc, ct~tcra. El rey l.ou debe tener ttcs hljas, ni más ni me.
antemano, se :aplica a ésw un11 matemática numbicu. Es~ ~redisposici6n
nos; y la Trinidad neccsir• ues elemen,os para representar el entrecruza-
particular no exisie en el caso de ciertos cnf~ucs del co"?"m,en:o, qu': de-
miento más que el contraste.
Estos ejemplos tomados al = tienen por fin mostrar que lo incapacidad
o la ttnucncia a ttatar los aspectos cu11Drirañvos de las sfruociones como me-
ben rechazar lo exacárud numérica pan benefiao de su propia espeae de ngor.
Cu11uo pistolas pueden constituir. un número significativo, pe.ro cuatro
granos de arraz pueden no iCr «cuauo» en absolutos siooJ más bien, ccasi
ros números no son simplemente uno deplorable desvcn1aja de gcn1cs re-
trógradas. Lo m:ís frecueme es que 1ales c:nn1id•dcs sean insep.1rablcs de su
nad•• o «ya no queda arroz,,. Nos soorelmos cuando un pcdan1e o un simple,
que evalúan las cosa, por la cantidad, ut.iliza números p ~ ~ éstos
papel y función en L, 1ot:ilidad de la que for:nmn parte.
eslJin fuera de lugar, como, por ejemplo, .Lcporcllo en su ¡actanc,osa enume-
ración de las h=añas de ru amo, Don Giovanni:
L, .ptrccpá61J de la canJiJaJ
In l1ttli11 uittnlo qu.11UJJl11
In Al~rnagn11 du~ unto e Jrent'un.a
Los números son uno adquisición relaávomcnre tardía de l• meme. No (;enro in Francia~ in Tur~hil1 norrz11r'u11a
constiruycn ncccsarúunen1e el mejor instrumento para describir, comprender Ma, mo, in lspagna sono gid mi/l~ ~ Ir~.
o tratar objetos u otras situncioncs que incluyen In canádnd. La cuenta es
precedida por lo captación pcrccptunl de grupos, que, para ciertos fines, sigue Sin ernb:ugo, cwmdo en el evaogcUo según Muco, Jesús le pregWlia
siendo el único enfoque adecuado. Puede que un pintor nunca cuente las a Simón Pedro: «¿Piensas que si se lo pido • mi Padre oo me e:nviar,í <:ose•
figuras o las formas que incluye en uno obra particular; d<tcrmina cuántns guid• más de doce legiones de ángeles?•, lo referencia • un número particular
necesita por lo que la composición exige visunlmcnte. El niño dibuja la msno añade color per«prual ni enunciado y se entiende que no debe ser tomado
o el pie con tamos dedos como sea necesario para cl buen lucimiento de lo literalmente.
configuración. Puede que sepa contar, pero en el dibujo cl número exacto no Hay, pues, dos maoeras del todo difetcolCS de afirma,- aoa ean1idad,
interesa o, incluso puede entorpecer el orden visual de la figura. Wertheimer comando y midiendo o por la cap,nción de ooa estrucrura pcrcepmal. Cont,u-
obsenra que el número de cuerdas necrsario para sujetnr un m~stil o cl nÚ· y medir, por supuesto, son también operaciones pera,pm•les, pero fngmcnr:m
mero de postes para sostener el esqueleto de una cnsa no se conocen necesltri.a- lo cstrucruro de la configuración en unidades singulares, de modo que 1~ parte
meote por cálculo sino, entre los primitivos, por la imagen visual de la conste• visual de la operación queda reducida a reconocer una por una estas uDtdades;
loción y sus funciones. Un pastor o el di.r=or de un equipo puede $!1bcr si el o adecuan la cantidad dada a 1l!guna OO[ll'la introducida desde fuera. El otro
número de los miembros de su grupo cstií completo sin conoecr su número o método consiste en estimar y relacionar cantidades medimte la inspección
sin romarlos. L, fo= de una figura gcométticn o una conliguración de puntos pcrttprual de unn configuración orgo.nizada. Algunas veces el mé1odo rec_<>
puede resollar conocida, reconocida y reproducida sin conocimiento alguno del nocc números exactos, como cuando las constelocioncs de puntos de los pie-
número dC' d~en,os que conrienc. ms del dominó se reconocen como unos, doses o cincos; las más de las veces
En muchos c:nsos y parn muchos propósitos la cantidad exacta de ele- produoe meras estimaciones de mnaño. Es innecesario decir que ambos procc,
mentos carece de impononcia. Jean Piag« mostró que cuando se les pide • dimicntos cicnen su lugar propio.
los niños pequeños que copien ana figum constituido por múltiples elementos,
le hacen justicia a la forma de lo figurn sin utilizar el número correno de
elementos. Mencioné en el último capitulo que los criterios para lo que se
accpla romo copia exacta varfan grandemente. En es-te contexto puede resultar
Los nÚJl1eros como fomt4S visibles
pertinente uon observación de Manin Heidegger, según In cual no tiene sen-
tido alimw- que la ciencia moderna es más aneto que la de la Antigüedad, o
Lns relaciones entre los números son particularmente puros y netas. El
núme._ro puro es uno graa te.ntac16n. Desde que los pitagóricos descubrieron
que su modo de aprehender la existencia es m:ís opropiado. La palabro grie-
las razones numéricas simples de los interv•los musicales en lo 8auta. Y fu
ga, dice, de la que deriva •matemiticas•, se rdierc a lo que el hombre conoce
cuerdas y las aplimron a las distancias espaciales del sistema planeumo, los
224 225
pensadon,s y cienú6cos corrie.ron el ri<sgo de forzar la coincidencia cnue h,. ~ estructural, rehúsa aceptar el supucsto de que «el concepto de • dos"
chas de la_ naturale2a y esquemas DUJJJ<!ricos. Franttsco S-m, astrónomo 8oren. CIIJIIIUIUY, una abstracción más cl.ifíci1 que "rojo" o "silla"». Y continúa:
ono del siglo xvn, ugumcnta como sigue conrra el descubrimiento dc las Ju.
nas de Júpitct por Galilci: C.W,do d hombre dcbió luchar WJ QCD<>dadamc:arc a través de tanllt$
formas inadecuadas dd lellj¡Uljc para dcshaa:ne clcJ cntorpcccdor vinc:ulo:
Hay siete v<-ntanas_ <-n la cabeza: dos agujeros en la ooríz, dos ojos, dos ,Jos pierm,s. dos p~dras, cuando consideró arco.to dos leones, un par de
oídos y una boa; de igual modo, en los ci,los hay dos esueU.S fuvol'llbles upatOS, primer hombre, segundo hombre, y reconoció linahncnrc d dos
dos de malos augurios, dos luminariu y s61o Mett'Utio, indeciso e inc!ifc'. en toda w riqueza y timplicidad con sus conoot.aciones de orden, wnafio y
rente. De lo CU11I y de muchos Ottos fenómenos similares de la naruralc:ia coo6¡uracióa, y su com¡,lctA indilcrcada lCSJl«'U> • dos cualuquier4 co,,rs
q:UC Sttfa tcdi~ enumerar, tales romo los siete metales, etcétera, c.ole- um, ¿por qué habrlamos de iniciar • nucstrOS rufio< ddibcradammtc como
g:unos que el numero de. planetas debe su nccaañamcmc siete ... si fueran conu,mponincos de esas primeras tribus ulvajcs?
Además, los judlos y otrU n.cioncs anriguas, al igual que los <-uropcos
moder~ adoptaron la semana de siete días y b:tn dado a éstos ,1 nombre El enfoque rradicional de In casefutnza de la aritmética por el quc se plan-
de losel SUitcma
neta$_.
SIC~p)anew; pues bien_, si incrementamos el número de
enteco se desmorona.
los pla- tan problemas numéricos como siruacioncs vitales, oculta los bccbos sobre
los que el csrudiante debe conccotrarsc. Pero, por lo mcnos, DO confunde el
reino de la nnruralcza con el de las cantidad<s puras. Se limi12 • las siru•-
En <-stos casos, I• mente es inapaz o no quiere cn&entacse a los hechos clones viwcs y le encomienda al cscudiante I• tarea de descubrir los números
de la sirutción inmediata, porque un modelo de puras c:antidnd,s impone ocultos cn dLis e ignorarlo todo salvo los números. Pcrtarbacioncs más Sttiu
exigencias_ dif~~•cs. Se truca de un modelo que arn,e a Li mente por su emenaz•n cuando se asocian el reino de !A naturaleza y el ig,a.lmcnte pcra:p-
elcganic sunphodad. Aunque perccptual, ptesemn un reino cidcal.». tual reino de Lis caaridadcs. Esto áeac por rcsulmdo imigenes que consincn
• Los_ n~eros con_sciruyen emidadc_s perceprualcs: visualcs y, en cierta m~ a, elcmen1os incom¡r.uiblcs que se anulan entre si. Por ejemplo, de acuerdo
~tda, raoi]c_s y audl~vas. Este b ~ es de decisiva importancia para Li cnse- C10CI el Proycc10 Aritmético de In Univcrsidnd de lllinois, los niños aprcodcn
0
nanza_ Y el aprcndwt1e de !ª unmétu:a. Los cduadorcs que no advicricn qu• IDltcmiticas mcdianre «juegos de Uncas numéricas». La línea numérica cs
los numeros poseen un retno perceptual propio, relacionan In aritmétia, con IIDI escala dccima1 horizontal rrazada sobre p•pcl y dlvidida por cifras que
csiru~cia_nes vitalcs» coa el objeto de superar la «abstl'llCCÍóa», supucstamente comicnun con O a la izquierda y llegan • 25 a Li derttba. Se le dice al niño
tan dificil para la mente no form,da. Asl pucs, en la Unidad de Formnción que bay •más grillos», que saltan a lo largo de la línea de izquierda• derecha,
Especíal del cj&cito norteamericano, que tiene por 6n l• educación de los Y cmenos grillos•, que saltan hacía ú, izquierda. Uo •grillo de + 4• da sal-
que no gozaron del privilegio de la cultura, «se sigue la C2rrel'8 militar de lol ele cuatro unidadcs aida uno bacill la derecha; un «grillo de - 3» da saltos
un personaje de Jicción, el soldado raso Pctcr, y todo el curso se pl•nifica de tres unidades cada uno hacia In izquierda. Ea un problema úpico, flJJJ gri-
de acuerdo coo un nivel funcional. Se comprobó que los hombres retienen +
llo de 4 comienza • s•ltar dcsde 2 y dn cinco saltos; ¿dónde llega?». Esto
~ucbo más si se lcs enseña que un hombre tenlo cuatro manzanas y otro le significa (4 X S) + 2 = 22, traducido al nuevo enfoque.
dio cuatro manunas más, de modo que el primero tuvo ocho manzanas que Puede que al niño no le resulte muy difícil imaginar un grillo inClcistcntc
si se le enseña que 4 + 4 son 8•. ' que salta sobre un.a cscala nt1mériet visible. Incluso puede componérselas
. Que csic mé1odo sea preferible o no, depende de cu:!J sea la alicmativa. pata distinguir entre grillos de rn,s saltos y gállos de cuatro saltos. La vcrd•-
S, de otro_ modo la en~•nza ~e la aritmética consistiera en el manejo de dcra dificultad se prcscnta cuando se le pide que cnticnda el motivo mismo
me'?' somdos de! lcnguo¡e y signos oummcos <scritos, aprendidos de me- por el cual el sistema fue concebido, cs10 es, la relación cntrc más y mcnos.
rnorui por repe.ac160 y sujetos a operaciones misteriosas y sin sentido, por Se le pide que cnticnd• el más y el menos por analogía coa la derecha y la
snpucsto entonces los educandos, como cualquier orn, pcrsoru, cuerda senti- izquicrda; pero esta analogía cs falsa. El espacio visual en el mundo de los
rlan con alivio Li rcfcrcncia • situ•ciones viralcs comprensibles. Pero l~ ~ grillos y los seres humanos cs isotrópico en lo que r<specra a las dircccíoocs
ñanza de ~ arit~ética mcdianic «ejemplos pnkticos» es uo •=a de doble lila. bori20nralcs, es10 es, moverse ca una ditección co.a stituyc la imagcn cspccular
Es10 ba _•ido vlviclamen,~ analizado en algunas obras rccíentcs sobre el rema. de moverse en la arra. Esta simctt!a Oliste en niunt!rica s6Jo si se ignora Is
Margucn1c Lcbt, en su introducción al libro de Catbcrine S1cm sobre la •igni6cación de los términos •suma» y «resta.>. En el mno de 11 manipuLi·
226 227
á6n puramente fonruu, 11 transposición puede sin duda ser espaáalmenic de las piefflllS mcdiaote lineas rectas y paralelas q ue no existen flsiaimentc
simétrica: los cuerpos humanos que están dibujando. A.si como esas !Incas descrfüen

7-4= 3
f: llllrutaleza a.bsrractn de lo recto, directa, esponllÍnea e .ingenuamente, un
eonjunto de bloques de madera puede dcscnDir la abstracción de los canti-
d,dcs perccptualmente. El hombre, al percibir las formas complejas de la
Sin embargo, esto es así en ramo se ignore el hecho esencial que cl niño debe narunleza, crea para sí formas simples, de fáál captación para los sentidos y
entender, esro es, que mlu no es un nombre de gcillos ni una sefuÚ de aiminos, de sencilla comprensión para la mente. Una de las funciones de estts formas
sioo que significi oñadir algo, y que m,nos significa quitar algo. No exisre c:onslsre en la producción de equivalentes físicos de imágenes no miméticas
diferencia semejante cuando alguien salta en direcáones opuesw; y eliminar aa,gidls por la mente: pinturas ..bsrraetas•, diagramas cientl6cos y conc:cptos
la düerenáa significa reduár un manejo signilic,tivo de cantidades a un mero aritméticos. Estos obje.ros e imágenes, aunque absuaccos respecto a las siros•
malabarismo con números. La rarea ha sido rderida a un universo perccprual áoncs m4s complejas que representan, son entidades particulares perceptibles,
inadecuado. pcrfcetamentc accesibles a la mente de un niño. Puede que el Cuúmairc
Orro ejemplo, mis simple y más drútico, puede ilustrar esto de modo más Reporte, no esté muy lejos de la verdad cuando afirma: ,El poder de abst tae•
acabado. En el Proyecto Stanford para la enseñanza d e las maremitia,s en á6n llega a su culminación entre los 6 y los 9 años de edad».
los primeros grados de la escuela elemenml, se coloain inuig,,nes de objelOS Puede que los adultos cuya vida se haya centrado enteramente en sirua-
reales -pelotas, rambores, cubos- entre paréotesis, según las fórmulas de áones pncricos se sienw, impotentes fren te a las formas puras, pues a pesar
la reoría de los conjumos (Fig. 56). Ahora bien, un adulto puede interpretar de su inmcdiarex perceprual, estas cosas no son ..nada• para él. A menudo
tienen dificult1des frente al arte «moderno• no mimético. No sucede lo mismo
con los niños. Las fo= puras, en arte o en cualquier otro campo, les son
accesibles.
Las cantidades constituyen una w riedad particular de las formas pera,p-
tuoles. Son mú simples que los círculos y los cuadrados po.r quc consisten en
Figuro ¼ extensión solamemc, pero, al mismo tiempo, son capa= de una infinidad de
combinaciones dentro de esa dimensión. Los niños responden con deleite a
cl dibujo de una pclot~ o un tambor romo un ideograma y, por tanto, puede la magia y cl desafío de esras rran:<formaciones.
referido • ler.ns, números y otros signos para inregrarlo en un discurso uni-
tario. Pero para un niño, un dibujo semejante muestra un objeto re,al y, por
tamo, su lugar no son los parénresis, s.ino la imagm de una estamcda en cl úu formas c,nent~ de significad6n crean di/icultader
cuarto de juegos. Una cosa es ilustrar el concepro de conjunto mediante agru•
paciones de objetos rcnles y orra muy distinta .incluir los objetos en las ¿Po r qué en,onoes hay tantos niños que tienen di6cultades con los nú·
fórmulas. roeros? ¿Por qué hay estudi:anres universitarios que remen las matemáticas
Es sumamenre urgente que los eduaidores abandonen la idea de que las con tanta frccucnóa y sienten una aversión por ellas que persiste durante
reJacioncs cuanriunivas pueden ponerse en contacto con la experiencia pcrccp- toda la vida? Catherine Stern contesta con un devastador a,pítulo Uamado
tual direcra sólo si se las represenra por objetOS prácticos dcl medio ambiente. «Un método bárbaro de enseñar arirmética•, en el que les recuerda a los
Las relaciones cuanrilllrivas se refieren a un universo perceprual propio, que adultos cómo se sentirían si se les prcscn111ra un conjunto de lo que los psicó-
no puede ignorar.se ni contradecirse con impunidad. Lo que mejor las repre- logos llaman sllabas sin sentido y un coojumo de signos visuales igualmente
scrno es un sistema de. cformss pu.nu•, por ejemplo, las conocidas varillas de car:ente de sentido, y se los invi!Dm • continuaáón a llevar a abo con ellos
Cuiscnaire y las imágenes mentales a que éstas dan lugar. sumas y restas. Con más precisión aún, las palabras «sum11• y «resl8.• Y las
Nacuralmcotc_, c:S"ta.s varillAS e imAgcocs son SUIDJ1meme abstnaaas cuando operaciones a que ,luden serían igualmenre desconocidas y, por tamo, la tarea
se las compara con las siruaciones pr4cticos I las que la aritmética puede apli- C'Onsisúrfa en aprender que si esos signos misteriosos se combinan de cicno
carse. Pero los niños no tienen diJiculu,d alguna en considerar y describir modo se supone que dan lugar a orros signos. Dado que no hay manern de
cualidades abstroCltlS. Por ejemplo, en sus dibujos representan cl carácter recto sal,.,, por qué esto es así, uno tendría que mcmod.uir meciniaimente qué
228 229
signos surgen cuando cienos signos se combinan. Las combinaciones son mu- ~ música occidental sólo surge por causa de esta compkjidad de la escala
ch.1s y la taren dc memorizarlos es t31, que no resultarla WI abrumadora la ,diaJ6oica.
pcnpectiva de aprender los caracteres chinos.
Y, sin embargo, esta es la disciplina a la que somete al educando la
ñanzn convencional de 1a aritmética. Es posible cnscñnrle a UD auditorio cau-
=· ,,.,. .,,,------.....,,
tivo a recitar números mediana.e la memorización dc combinaciones de sus
/ ,
I .,,.--...
equivalentes sin sentido. Dado que los números son for1Ill1$ visuales y audi-
bles, se puede aprender a recitar s,ruencias enteras de dios. Como se puede
, :B e
aprender a recitar un himno o uo poema co una lengua extranjera sin entender
una palabra, se puede aprender que eres más cuatro son siete. Pero la tarea es
A
pcn0$ll y lema; no contribuye ni al goce de la vida ni al adiestramicn10 de la
imcligcncia, y f:iólmeme es caus• de errores.
El niño que en un cálculo escribe 7l en lugar de 17 comete lo que la
señora Srem llama ron justióa «un grave ctron, esto es, un error cuya causa
es Jo falta de panicipación in1eligcn1e. La culpa puede ser del niño o del sistc•
ma por el cual se le enscñ•. La razón dc este error es clara. Como signos vi-
suales, 71 y 17 parecen intercambiables, como un objeto y su imagen especu-
lar. Hay escasa diferencia entre dios, especialmente para un niño que tiene
que superar todavL, la simecria ¡xn:eprual de de=ha e ízquierda. Figura 57
Los niños cometen semejantes faltas cuando se les ha cnseo.do a operar
a un nivel pcrcep1ual emulo. Puede hacerse una buena comparación en este La siruacióo en la aritmltica es muy similar (Fi~. 58).. También en este
caso con los now de la escala musical, que llevan como nombre d de varias caso se le presentan 8 ojos y oídos un conjunto de StgDOS sm relación alguna
con la estruetura de las cantidades puras a las que dm nombre. La escala de
lems o sonidos del discurso, e, d., e, /, g. 11, b.• Una persona que no tuviera
exptticncia musical podría aprender fdcilmeme esta s,ruencia de letras. Podrla au cantidades consiste en diez unidades y también ellas se elevan gr~uol-
aprender también que e, e, g se llama acorde y suena bien y estable, mientras mcnte. La totalidad puede dividirse en dos panes iguales d~ cinco urudadC$
que una combinación de a y b suena áspcmmcn1e. Puede creer lo que, d cada una. Se alternan dos clases ele cantidades, las pares y 12s tmparcs. Algunos
maestro le dice e incluso puede retener de memoria lo que ha aprendido. de los números son indivisibles, orros son divisfülcs de varios maneras. Nada d~
Pero la secuencio de Juras desde e a b = e por entero de estrocrora, salvo es10 se percibe en el conjumo de números, que no son ~) .r~ttato. dc Clliltl•

por el hecho de estar constituida de entidodes separadas. No puede encomrár- dadá o slmbolos, sino meros signos. Algunas lenguas pwruuvas _nenen ma-
sele lógica alguna: una entidad no difiere de la siguiente y, por uin10, c:I orden neras de contar que reflejan las relacio.ncs a las que aluden. Po.r e¡cmplo, ~os
es arbircario. Esto no se aplica a los $00idos musicales a los que las letras se andamaneses, que utilizan un.a escala de cinco, cucoutn; uno, el otro, cJ mc:dio,
rcñcrcn (Fig. 57). La escala oudiblc posee un ascenso de tono que le asigna • el penúltimo, d último. . sid
cada nota una almra difercn1c. Estas diferencias de alrura no son iguales. El mitodo sugerido por primera vez por Maria Momessori Y ~ _ cra-
La escala est:í subdividida en dos tclfllCOrdios de dos notas pleWü y un scmi- blcmcn1c modificado y desarrollado desde su tiempo, le presenta al ntno las
1000 cada uno; el primero, en clave de e, llega de e • /; d segundo, después propiedades pcrttp1uales de las cantidades puras mismos. Los n~eros .'?°
de un intervalo, de g • c. A esta subdivisión se swm una estructura diferente, columnas de diferente longitud. La dimensión borizon1al del espaCIO se uul":"
a saber, d acorde e, e, g. que sostiene la escala como UD esqueleto. Dentro de poca la comparación y l. s,ruencia de las columnas. La su~ y l. _resta consu-
esta muy compleja configuración de fuerzas pcrccprnales, ada nota tiene una tuyen operaciones complementarias que consisten en añadir Y qwtar. La ana•
personalidad propia y d cmícter de la relación entre dos o tres notas es único. tomla de cada uno de los números, en lugar de quedar oculra por un nombre,
se revela ante los ojos y las manos del niño. Diez es 1 + 2 + 3 + 4, d ~ct-
A,I, .. 1wmn en inglb 7 a, alemin lu notas do, re, mí, f.. ,ol, Lt si bemol. [T. )
moso orden del tetractys qoc fasón6 o los pi1ag6ricos; pero d_iez es
5 + 5, y las dos cstrocturas se entrecruzan como los tetracordios Y e 1:::
230 231
. Si al niño se le presentara una historia de conejos y tc¡,0llos, la idea
en la escaLi mu,ical dia,6niCl1. Los números pares pueden fragmentarse .,, ,_,. cauúvantes animales y vcrouras le diliculrada la cruaccióo dr las
mit..ks y los impares ncocn pares ccntnles o restos. Las diferencias entro do ádadd- Pero una ,cz que ha adquirido 11 ctpacidad aritrn~1ica, la aplicará •
lo c:ocruto y lo arado se advia=; los errores pcnurl,,.o vi$11,lcmcmc la ::;. ocasión prictica que se le presento. En pal1bas de Cathcrinc: Stcm:
con6gu,-ci6n simple de todo el sistema. El cálculo. ruando es occaario .No 11cn,1mos lu situaciones con números. Uc:ruamos los nwncros con ,icb•.
constituye sólo un medio para un fin pcra,ptible y los nombres ,on r6tul~ Las números llenados de vida pueden epllausc • cualquier situaci6n en
secundlrios para las CJIIltidades y lu opcrodoocs a los que sc te6crtti. lo qur e, _ , ¡ o clarificar la relación entre cantidades. A menudo los nÚ•
_,os son un modelo impcC11ble de esas rclocioncs. Si • un granjero le es necc•
.-io saber cuántos tc¡,Ol!os comcrin coatro conejos, si cada uno come dos,
puede reducir con confunza el estado prictico de cosas a un estado de puras
caniidsdes y iuolver el problema a su nivel pcra,pllllll. La estructura de
10 lo imlgct'I mis absmicu se ascmoi• lo suficicn1e a la menos abstncta.
Sin embargo, mencioné también ejemplos en los que los números puros
1 11 Ignoran aspectos vi1J1lcs de las siruacionc:s • 11s que se aplican. Pueden plan•
- ulcs di6culuidcs ruando la ariunética o d {lgd,ra sil'\'cn como modelo
pan la gromerrla. Las relaciones numéricas pueden sugerir ana!ogú,s inro-
8 11U1as En d M~n6n de Pla,ón, Sócrates le pregunta si muchacho: si un
cuadrado a,n una supcr6cic de tuAll'O mcrros cuadndos tiene lados de dos
7 metros de longitud cada uno, ¿cu" deberla ser el largo de los lados p;,ra que
la supcrlicic se doblara? El muducho responde que el lado teodrta que du•
plicar su longitud porque «un ruadraclo doble prov~ de una llnca doble•.
En me C3SO el modelo de la cnn1idad, que tiene sólo una dimensi6n, esto es,
la de lo mis y lo menos, bloquea la pcrspcclÍ,-. de uBI situación bidimen-
sional El muchacho sc cquivoc:n no porque piense •en .ibsuacto•, sino porque
abotrac de una situación pcrccptual diferente.
El '1gcbra, como la aritmética, posee una b.sc cnueramcnte pc,cepru.tl.
't O.: h«ho, I• sugcrcnru de C. Got«gno scgún Is cusl el '1gcbra deberla estu•
diarsc amcs que la aritmética es psicol6gicameote sólida. Lo pcra,pción se
apoya antes en relaciones que en valores absolutos y las ga,cralidada pre«·
cien • las pactirularidadcs en la experiencia scruorial. Las vsrillas colorcadJts
de Cu,scnairc l'<'J>ruCPtan relaciones entre cantidade1; su longitud absoluta

1 <arecc de pertinencia y es ~ t e in1emunbiablc.


Sin embargo, cuando se aplica <orno una mera fórmula, el álgebra, a,mo
la arit~rica, puede bloquear la comprensión de la gcometrta. ¿Quién no
1 simpatizada con b siguiente obscr-·acióo de Jcan Jacqucs ROUSSC$u en su<
Con/tsio11ts?

Nwx:a avancé lo bostante como pu■ captar ~<rt:bdcnmcntc la aplicaci6n


El reto, Lu ,orprcsas y lu satisfacciones que ofrece d juego de las canti• del ,tgcbro • lo gcometr\a, No me guslllba h=r opcracionc■ sin ver _lo
que uno !len • cabo. y me paneda que rc■ol«r un problema gcomltn<?
dades a1r1p;, sin di6cuhad Is incdigcnda d<:I niño medio. Su condueta no mediante ttUllCÍODCS era como tocar un■ mdodío backndo girar °""IDIDl·
permite dudu que sc mcucntra en un conu1cto pctttptual directo con una vda. La primtta ,-n que dcscubri por cálculo que el cuadrado de un binomio
rarea abJorbcnte. Todo intcrun de ,viralwción• lo apartarla de esta cxpc-
23J
232
CXlDSistfa en el cu.dnodo de sus dos pur,s más doo veces el producto de .i,e por qué se trazan, pero descubre Juego que soa tmmpas que ~ ajiatan
las dos, rehusé ai:crlo hasa, que hube dibujado bt ligua. Me gustaba mucho Jo<5PCMldamcnte; Cllpturan d asentimiento d_el es~diaatc, que se stcn~e des.
el álgebbl considerada romo mera a.nácbd absttaCUO¡ pero aw,do se apJ;. concertado por tener que conceder algo que SJgue Sléndole entcntmente mcom-
aba • la. a1emión, queda veda opuar soba, líneas; de ott0 modo ya no ~ble en su contCl'.to interior; . . . , .
comprendía nada. Esta es una cucsn6n ed11ataonal de tmportanoa fundamental. lii$rorica-
a,a,te ,icoc su mejor ilusrración co la diferencia de ~nfoque de ~• . P'."•b•
geométrica eottt griegos e indios. Bermann Hankd señal~ en su ~storia de
lis materruicic,os que ya en d siglo v a. C. la geomcufa gncgit se ruega • •~
yane en la captación visual directa. En lugar de ello, cae!:' prueba se _d;r1va
gracluolmeotc a partir de unos pocos axiomas por una serie de propos1ooncs
16gicamentc roncc1adas. Los gcómcttas de la antigua India, en ~bio, se
apoyan explícitamen1e en un solo teorema, el dd cuadrado de la ~potenosa.
al Además, toda proposición se presenta como un hecho auux:onttncnte, que
se apoya en su propia evidencia intdns«a. En lugar de p~entar una secuen-
cia de pasos, d matem1itico indio muestra la figura pernncou,, completada
--de ser necesario- con líneas auxiliares, sin qu.e la acompañe otrO comen-
tario que la palabra c;Conremplodl•. La pruebo COMiste co la evid_cocia
visible dcncro de la figura dada.

r,gura 59
)
Un simple examen de la Figuna 59 muestra inmediatamente por qué d
cuadmdo de (c1 + b) es igual al cuadrado de a más el cuadriido de b más dos
veces d 'rectángulo ab. Pero a generaciones enteras de estudiantes se 1~ enseñó
la f6IDJuln sin ls figura, porque se m,taba de una Jea:ión de ilgcbra y 00 de
geormtda.
a,
Figura 60
Gcom~lria evilÍ411Jc de por Ji
En general, la gcomctda primitiva áende a apoyarse co la simplicidad
. Lo que se dc~ate aquí ºº. es la difcr~ci• entre los números )' las 6guras pcrccprual, por ejemplo en la simctda. El siguiente ejemplo, lomado de Han-
lccl, puede servir de ilU$rraci6n. Parcc,c que los indios, para demosr~ que d
linealC$. Lo que tmporta es st una operao6n JDlltemática se teliérc explícita-
mente a una ronligunci6n pcra,prual que mu,sua por qué los htthos impli- ttülngulo basado en d diámerro del círculo es siempre rcctilngulo (F,g. 60a),
ca?os '?" romo son, o no: La geomeula puede quedar por deb.jo de es,. trazaban una linea desde el vénicc del triángulo a tmvb del cenero del circulo
ex,genoa, tanto romo ls antmétio, o d álgebra. Schopenbaucc denunció vio- y llegaban de ese modo • un reciángulo (Fig. 60b ), ubicado simétricamente
l~tamcnte lo que__8 U.mó los trucos dd tipo cuclideano de prueba geomé• dentro del circulo. Por su posición en este rcctingulo se mostraba que d vér-
tno, en la que, di10, ~ verdad ~tra c,,si siempre por la puena rrasera y es ricc del uíángnlo era un ángulo de 90". ¡Contemplad!
d ráUlt•~ de una orcunstancta antes occidental que <$CDCW. Objetó las Tambiln en la gcomc1da griega puede verse la dependencia de la simpli•
.llncas auxiliares que se irazan paru probar d teorema de Pitigota$: uno 00 cidad de las 6gutas simétric,,s, en la secuencia en la que es probable que se

234 235
edc ínvalicLu la necesidad de c,ontar con un• base pe.""'pt~:.!;:
hayan llevado • abo algunos de sus descubrimientos. El rcorcmo de Pitá- ~ no pu ostít ,en h l,asc pc.rccprual de las opcn,aoocs .,.....-.
goms se dCIJl05UÓ primero en el aso del uiingulo is6scdes y mis tarde en puras que :
(orlll&S bslJ'j tas pero el trabajo productivo en este campo
el de ou-os aüngulos ru1ángulos de forma menos regular. Se demostró que vo1vcrsc mils Y m • trabe ' =.,. puede que 00 suceda lo mismo con el
._. , d j r i ~ 1 esa ase au,.,-- .
la suma ck los ingulos del uiángulo era de 180" pñmc:ro en el caso del triin- ,,quino I • para apoyar el tnbaJO,
gulo cquilirc:ro, luego en el del is&celct y por último co el del esealcno. Los ---..miento forma occesarto -- - .1.--·-te con la cviden-
i"~- -. ,¡ • rclaci<>Mn u.n escrc:cnau~•
uioJDAS ck Euclides se basan m la in1uiá6o; y mencioné 1n1es que la pers- Dado que las rrnnem oe11s se . . t-- '· cn las personas inconuptas.
_ . . , _,_,a_ -'-nar un vivo tn CI<:> • , •
pectiva primitiva de las .!CCáones del cono como entidades separadas e indc. ci, pcr«PlllliJ• .,....- ..._..,. •· al '1gebra y la antmettCII cstroc•
pendientes couespood,e a la tcndfflcia perccprual a la forma simple. Esto se observo en la respuesto de os ~ mente rnadll1'9. Si se las obliga•
1

Quizá valdría la pena señalar oqul cxpllciwncnu, por qué las fflltetm• a,nl. Lo mismo sucede con las ~ ucclc llcvarse • cabo mediante la
• un nivel en el que la tarea só o p ·--' _.....,_.,. peui6cado
tiaas pueden blursc m la experiencia semorial. Esto se consideró o veces a,:1uar • ~-mw,nto protes..,. o «=-· ·
imposible porque las marem4ciaas uaran ele formas idealmcnre pcrfcctaS. ll)Cl'ltO[ÍllCÍn de ruonas, su . - - - -al la rccpcióa invirc a la com•
La pucepci6',, por otea pano, oo es digo• de con6alllll, como lo muestran
Si ucclcn operar en cambio ~e man~111 t_ que '!'___,., Breche ha« decir a
p -, . ,in propia Cllp<r,CIICIA por~ l)UW,U
los muchas ilusiones ópú01S que ClÓStffl, y sólo pueden rc!crirsc a objetos prcnsi6n, aovcru por d l ~ ••andcs placcrca ele la raza human...
t'OOCrCtos ffsicafflffltC dados, que liOn siempre imperfectos. Sin embargo, los
Galileo: .Pensu es uno e os .,..
objetos fískos no deben confundiuc 000 los pcreq,tos que se ckrivao de ellos.
Su diStonión o su imperf=ión no se rdncionan necesariamente con los por·
ttptOS. Cuando alguien di.:c que ve un cuadrado, no se rdierc a un espttimcn
flsicamen1e de6cicn1c, sino • la pura forros de un cuadnido pcrfccto, que le
<ODciernc a la gcoo>cttía. Ve una 6gura con ángulos ,·crd1derarncn1e ru1os
y de lados vcrdadcramente í¡uales. Si el perccpto da 6cl inforrmción o no
sobre el objeto Usico parúrular que le da origcn ~ j es que en =lídad la
pcr$004 esrá mirando algún objeto cuando visuali2a el cuadrado-, carece
ele imponancia, así como las imperfecciones de una figuro tnuacb cn la piza-
rra por un matcnúúco aarcccn también de import.nci,, respecto de las formas
pwu que cxpone. El marcmítico trata proposiciones de tipo «Si-EntoD<Cs•:
«Si ésre es un nüngulo ttedngulo y éstos son los cuadrados sobre sus lados,
entonces ... •. Si una persona ve un dibujo llneal como la 6gun pitagótica,
puede dacrminar por wlisis visual que el cuadrado de la bipotcnusa es igual
al cuadrado de los otros dos lados.
Schopcnbaucr confundió·Ja evidencia pcKq>tual con la vcrdod on1ológiea
porque, siguiendo • K.nt, oonsidcró el espacio una condición "priori ele tocio
conocimifflto visual. Pero estaba sin duda en lo cierto cuando insistió en que
la demostración gcomt!uica ckbc comaxzar en el coooc:imicnto visual dil:U1o
del bccho que clcbc ser probJ<lo. La rccsuucruración incluida en la prueba
no debe ckamembnr la configun,ción apoyándose en clcn>COtOS que no consti,
tuyc, sus vcrdadc:ros componcnrcs. Ocspuis ele todo, sc busca ..clarccimicoco
..,brc esa conli¡u.racióo original, no alguna OD'I 6gun indq,cndicruc que puc,
da contener como un cuerpo ajeno en sus intcsúnos. La demostración indi2
que mencioné antes, rccstructun la 6guna uamlornando la hipotenusa di'•
meuo en la di1gonal de un rcc:tángulo; pero al 6nol, el ttWlgulo original es
1odavla visible cn el círculo.
El creciente desapego de las matCD>iticas rcspcctO ele la e,q,cricncia prk•
237
236
U. EL LUGAR QUE LES CABE A LAS PALABRAS

Los pcnsam.ientos neccsiwi recibir una forma, y la forma debe derivarse


de algún medio. Asi como el físico o el qulmico no pueden concebir una
acción a no ser que luya mam:ia o encrgla capaz de realizarla, el psicólogo
debe ballu uo reino de cxis1encia para el pcnsamien10. Es1e reino no es
necesariamente la conciencia. El pensamiento podda ser una ocupación pura•
mcn1c lisiológica del cerebro. De hecho, si se supone que todo lo que ñcne
lugar en la mente debe <encr su conttapanida en el 5Í$lCIDa nervioso, es OCCC·
sacio asumir que el cerebro contiene el equivalente corporal de todos los
conccp1os disponibles para el pcnsamienro, como también todas las open,•
clones a las cuales los concqnos pueden somc1eae. En 1corfa, podrfa imagi-
narse que la conciencia entrega las operaciones Cl<igiclas por la solución de
problemas o el razonamiento a mcc:anismos cerebrales no reprcscnll!dos en
la conciencia, de la misma forma que ciertas o¡,calciones pueden confursc a
una computadora elccttónica, y los rcsuhados sedan luego enviados nueva•
mcn1e a la conciencia. Tal teoría tcndrfll que ser seriamente considerada si en
vcnL,d no se hallaran huellas de pcnsamien10 en el estodo oonscicn1e. Equi-
valdda a decir que el pensamiento es inconsciente.
Sin embargo, llamar a algo inconscicme es formular un enunciado pura·
mente negativo. Indica solarncn1c una ausencia. Poco hubiona sido el logro del
p•imao:!lisi•, por ejemplo, si de cienos proccsos sólo hubiera dicho que son
inconscientes. En rcalidud, los psicólogos han especulado sobre tales procesos,
ya ttawidolos como :matogt.. de acontecimientos conscientes posibles, ya
compar:!ndolo, metafóricamente ron acoo1ccimicn1os ffsicos. También seda
pos;íblc una deset:ipci6n fisiológica y, dc hecho, algún dfll ser:! indispensable.
Esto es también válido para la psicologla del pensamiento. .Exisien por
supuesto descripciones fisiológicas de los procesos mentales, pero por el mo-
mento los recursos con que cucnw, son apeo.. más rc6nndos que el apara.to
de coouol de las aguju de un fetrocarril, por ejemplo. Cuando se dCSQJbron
caplicaciones más adecuadas de cómo se forman y se rcl•cionan los oonccpt0$
en el cerebro, quedar:! rodavfa por llevar a cabo la tarea de mostrar cómo las
vaticdades dc m conceptos mismos con iodos sus característica< individuales

239
pueden u:ncr su cootn1panida en meanismos cerebrales. No bastará mostrar
el mecanismo fisiológico mediante el cual el perro se asocia con el garo; será inberem es al medio verbal mismo, o si funciona indircctamemc, a saber,
también nc=ario dcscubrir las propiedades del tejrdo =cbtal que repre- señalando los referentes de palabras y proposiciones, esto es, hechos dados en
senu,n los rasgos paniculares del gato y del perro, tareas reservadas para el un medio por entero diferente. También es ncccsario s•bcr si el lenguaje es
neun5!ogo de un futuro remoto. indispoisable para el pcnsamienta.
Puesto que no se dispone por el momento de explicación fuiológica, los La respuesta a la última preguma es •no•. Los animales, y en panicular
psirologos interesados por L, nawrale2a del po¡samien10 se enfrcnu,n con los primates, dan clara muestra de pensamiento productivo. Rogcr Browo ha
un problema similar al de la ekcrricidm:l en física. Saben mucho sobre d fun- llegado a la conclusión de que el carácter de la mente animal es muy clara-
cionamiento del pcnsamicom, pero poco sobre lo que cs. l.1uchos aceptaron mente la absrracáón. Los animales pueden responde,: • carcgorlas de cosas
csu, situación diciendo que d pensamiento es lo que el po¡samiento hace. y despliegan «urui asombrosa desatención ante el objeto único•. Por medio
Sus cxpáimenios resultan sumamente valiosos al indicar qué especie de tarea de sus conceptos pcrccptuales, los animales resuelven problemas que resulláD
pueden desempeñar los animales y los seres humanos. Pero para 1odn aquel elementales si se juzgan de acuerdo con normas humanas, pero que tienen
que crea que la psicología debe lograr algo más que predecir y controlar, las no tables característi01s de un genuino pensamiento productivo. Los ani-
sigue fonnulándose una pregunta fundamemal. ¿Cuáles son las formas men- males pueden vincular de,aUes de su medio ambieme por medio de rcleciooes
tales dd pensamiento? que llevan a la solución de un problema dado; al en&en1arlos, pueden reestruc-
turar de modo adecuado una situación; pueden mins[crir una solución a Cl1SOs
diferentes, aunque semejantes desde el pumo de vista esrructural. Y lo hacen
, s 11 puede pe,uar COII palabras? sin lo ayuda de las palabras.
Sin embargo, puede que el po¡samicnro animal sea inferior al humano
La respuesta que sugerí en el 01pftulo 4 era que los conceptos son imá- en un aspecto importanre. Puede que se limite • cnftcntar situaciones direc-
genes ¡,erccpcoalcs y que las operaciones del peosamiemo son el manejo de tamente dadas. B chimpancé uciliu, su capacidad de pensamiento abstracto
esas imágenes. Traté de subrayar el hccl,o de que las imígenes se producen ingeniosamente con los fines prácticos de huir de un encierro o dar forma a
a cualquier nivel de abstn,cción. Sin embargo, aun las más abstll!Cta$ entre una hcrramienu,. Pero oo hay prueba de que pueda pensar cómo hacer mis
ellas deben cumplir una condición. Deben ser crnuctUllllmen1e similores (iso- largo un palo corto, si el problema no se le plantea aqul y ahora. Los experi-
m6dicas) a los rasgos pcninentcs de las situaciones para las cuales el pensa- mentos indican efectivamente que d razonamiemo del chimpancé no se limita
miento resultará válido. La cuestión que se plantea c:o si d lenguaje verbal C5trictamcnu: a lo que tiene ddame de los ojos. Puede volverse y rcrogcr una
constituye tal conjunto de formas perceprualcs. ¿Son las propiedades sensibles manta de su guarida que quiere utilizar para recuperar un objeto que se
de las secuencias verbales, visuales o auciltivas, de un carácter tal que pue- cncuenmi fuera de la jaula. Pero es muy _posible que oo pueda apartar su
den _reproducir los rasgos csrrucrurales perrinenres respect0 de una esfera de pensamiento de sus necesidades prácticas inmediatas. En palabras de Witt•
problemas dd pcnsamienro? Esto equivale a preguntar. ¿se puede pensar en genstcin: •Decímos que el perro teme que su amo le pegue; pero no que tema
que su amo le pegue mañana. ;Por qué no?».
paW,ras como se puede pensar en órculos, r«tángulos u amis formas se-
mejantes? No nos interesa aqul cómo logró el hombre superar esta limitación. Lo
que impona es, en primer lugar, que esta independencia dd pcnsamiemo hu-
La respuesta que se da comúnmente- e.s casi autom,ticamc.mc posiúva.
De hecho, se supone ampliamente que el lenguaje es un vehlculo del pensa- mano no es n=ariamcn1e un don dd lenguaje y, en segundo lugar, que
miento mocho m.ós adecuado que CUll)csquiera otras formos o sonidos. Más d e por si oo consriruyc un aspecto dd razonamiento. El pensamiento tc6rico,
radicalmen1e rodavfa, 5" lo considcn, indispensable para el pensamiento y, distanciado, puede producinc sin palabras; y la capacidad de pensar es un
quizás, el único medio de que se dispone. Así, Edward Sapir cilcc en su libro, problema remoto mienrras se es~ sentado a un escritorio o se pasea por los
láD inlluycn1e, sobre d lenguaje: «Puede que d pensamiento sea un dominio bosques, es algo que concierne al uso de los funciones cognoscitivas del orga-
mrw:al aparre del artiJicial dominio del lenguaje, pero parecerla que ~,e es nismo, no a la narurale2a de esas funciones mismas. Desde muchos puntos de
d único camino que conduce a él». visu, es sin duda más fácil pensar sobre algo mientras se tienen los hechos
Nlldie niega que el lenguaje ayude • pensar. Lo que es necesario pregun- delante de la vista, aunque la tcrca presencia de esos hechos puede wnbiéo
taac es si lleva a cabo este servicio suslllncialmcnte mcdiame propiedades entorpecer la libertad del pensamiento. Es más fácil jugar una partida de aje-
drez teniendo d U!blero ame l. vista que jugarla a ciegas, pero también es
240
241
cieno que uno puede t<ncr que desviar la atención de un arontecimi<nto
parúcular dndo para hallar la solución del problema. La naturaleza de las ~ con ellas. Comparadas con la melodla musical más sencilla, la confi-
operaciones cognitivas que consñruyen el pensamiento no depende de que ...,..~6n_ ~om de un ~ • constituye una secuencia de .sonidos en grao
la meto del pensamiento esté presente físicamente o no. Puede que el alcance incdida m-aaonal, SOStenida por algún metro regular y cieno &asco de 1000
las aplicaciones y los objetivos del penwniento animal sean muy restringidos; y ritmo. Este enunciado resultará ofcnsivamcmc absurdo si el lector no tiene
pero los actos que sm dudan real.izan los animales dotados de razonamiento as cuenta que me rc6cro aqul exclusivamente a la lengoa como forma pcr-
sin el procedimiento del lenguaje, tienen el scllo del pensamiento genuino. ceprual; • cómo se le prcscnmo los sonidos o los caractcrcs escritos de una
lengua a on oyente que no entiende nada de ella. Lo que pretendo decir es
que los sonidos de la lengua adquicrco su sutil belleza, orden y sigoi6caci6n
Las paLzbr,,s como imágenes en gran parre por rcfercnci,¡ a los significados n los que aluden las palabtll;
. _La semejanza corre las palabras basada en S\a elementos comunes pued~
El leoguoje, pues, no es indispensable para el pensamiemo, aunque contri- ~ne: para lleva~ • cabo agrupamientos. La rima vincula a las palabras
buye • él. La cuesúón es cómo. Dado que el lenguaje es un conjunto de fo,. seme¡an1es; los prc6¡os o los sufijos idénticos crean catcgorlas verbales. Pero
mas pcrccpruales - auditivas, cinestweas, visuales-, podemos preguntarnos ~ mera agrupación de conligut11cíooes sonoras en todo otro rcspce10 irccla-
bnsta qué punto se presm al manejo de propiedades estructurales. La respuesm aonables, da muy poco de si cstrucruralmcn1c. Por ejemplo, los sonidos del
debe ignorar las llamadas significaciones de las palabras, esto es, sus referentes. kngua\e no describen la 1iferencia gromañcal clcmen1al entre las cosas y
Pcrtcn~en a un dominio diferente de la experiencia perccptual. Debe limi- las 2«1oncs, aunque su carac1er, por supuesto, puede Stt cs.tádco o dinámico.
mrse, pues, a las formas del lenguaje.. Se, P~~~ dis~ los sus1an1ivos de los verbos por su diverso sonido, pero
Supóngase que nos prcguniemos qué razonamientos pueden llcvaae a la disuOC1ón .solo produce dos sacos plenos de configuraciones sonoras que
cabo con las formas de In música. Me ttferf ya a Lis inttincadas conJigura- no tienen ninguna otra significación común o diferente. en -absoluto. De ma-
cioaes de las relaciones tonales en la modalidad diatónica de la música occi- nera semej•ntc, In sccu"'.""" lineal de Lis palabras en las oraciones constiruye
dental Un• escala pcmatónica dividida en cinco intervalos iguales sugiere un un rasgo cstruerural nludo, pero el lenguaje lo utilizo poco, si se comparn
nivel de penumienro mú simple. Pero aun la música llrunada primitiva rc- con la esrructura musical de una melodía. En cierras lcngoas se pueden dis-
sult• deslumbraotemeorc complejo dada la interacci6n de las wriables C$U'UC· tinguir los susran1ivos de los verbos por su situación en la oración. Pero dado
tucalcs. Existen las mtíltiples combinaciones de la duración la variedad de que_ sustantivos y. verbos no son sino dos indescriptibles aglomeraciones de
rit".'os, las ,elaciones corre melodln y armonía, los alean= 'y las sccuenciGS sorudos, la gananaa puramcn1c sensorial es desdcií:3ble.
de mtemidad, los diferentes rinibres de los instrumentos. El manejo de estas Tan amorfo resulta el medio, que no es posible pensar en palabras, a no
intrincadas configurnciones implica un pensamiento que lleva el cerebro a S\a ser que uno se satisfaga con enunciados elcmenralcs como: 4 suena como b;
llmites . .El pensamiento musical se dcsncrolla enrernmeotc dentro de los re- o a viene siempre despub; de b; o a dura más que b. A L, mente humana le
cursos formales del medio mismo, aunque el con1enido de los enunciados son necesarias mejores herramientas.
musicales d,,riva de una experiencia viral -a L, que también se aplica- que Es verdad que un cierro tipo de opernción cognoscitiva puede desarro-
se encuentra más allá del dominio de los mnos. llarse d~rro del medio del lenguaje mismo, pero, aunque úril, apenas puede
Si se ex.amina el lenguaje verbal de esta misma manen,, sus dimensiones ser constdcrndo como_ pensamiento productivo. Es posible aprender que pa-
pcrceptualcs rcsultall sumamente limimdas. Desde luego, no hay en t!l cscascz labras que aluden a cienos cooceptos se relacionan entre s( de derta manera.
de fOnidos, ruidos o rianos; de hccbo, los hay muchos más en toda lengua ~ •_Prende_, por cjcmplo que diez mc?os sic1c es tres. Puede hacerse el apcen-
1
conooda que en los sistemas más puramente musicales. Pero la variedad no dtt.¡e med14n1e una ruuna de memorización, y la signífieaci6n atribuida a los
es garantía de esrrucrura. Los aspectos estructurales de las configuraciones conceptos puede pasanc: por airo o, en verdad, ignor•rsc. Cada ve2 que se in-
del lengu•jc son $Umamcotc limitados. La longitud o el ritmo de las palabras rorpora el enunciado «diez menos siete• al sistema «tres• será el resultado
o l•s secuencias de palabras pueden variar; esufo todas compuestas de un auiomático_ Esta especie de asociación no requiere ' rcfcrencía alguna a nada
número limitado de clcmemos y paeden producir asonancias y otras seme- ~ allá del ma1cñal verbal. Conduce a un sistema de almacenaje y rcinrcgra-
jruizas audi1ivas y visuales. Sin embargo, C$tas dimensiones pcrccpl\lales del aón que permin, que la información resulte asequible. Pero una miiquina
lenguaje .son cstrucruralmcn1e tan amorfas que nada complejo puede cons- puede llevar a cabo la iarca· y no requiere pensamiento productivo alguno.
El lenguaje puede suministrar información mediante lo que Xant llama
242
24.)
juicios analíticos. En ,ales proposiciones, el predicado no_es sino una pro-
pied•d conocida del sujc,o y, por tanto, simplemente explica un aspecto del tent• •derruís
- .de manen, isomórlic,, las dimensiones necesarias para el rtUO-
sujeto. La cnuncioció.n «todos los cuerpos físicos son cxtensou es analltica ...,oiento tcónco.
si la extensión es uno de las p ropiedades mediante las cuales se dclincn los u historia de las lenguas muestra que palabns que no parecen abara
cuerpos ffsicos. No és necesario irrumpir e n el mundo de la experiencia. Estos n,krirsc a la experiencia perceptual directa, sí se. referían • elfo origin._imeme.
juicios anallticos pueden producirse de modo p ummeme verbal si la palabra Muchos de ellas son 1odnvla rcco~blcs ~gura~vam~te. Li profundidad de
que alude al sujeto se hl1 asociado por adiestramiento verbal con las pala. 1, mente, por ejemplo, se menciona en mglés mediante ~ palabra que
bras que aluden al predicado. Supóngase que alguien me dice que b señora X, comlene el vocablo larino fu11di,s, esto es, rondo. La • profundidad• (depth)
que vh•e en Kansas Ci,y. busca un psiquiatra. Conozco un tal doctor Y. cuyo de un por,o y lo «profundidad» de la mente se mencionan aún hoy por la
nombre se vincula en mi mente con la información de que vive en Kansas mim,l palnbra, y S. E. Ascb mostró en un esrudio sobre la ~etáfora, que esta
City. Por tllnto, puedo aconsejar a la señora X sin abandonar de modo aprc, especie de •físíc:, ingenua» se descubre en d lengua¡e figurauvo de las lenguas
dable el dominio del lenguaje. Pero una máquina adecuadamente programada, mds divergentes. El universal hábito verbal rdlcja, por supuesto, d proceso
que recogiera la configuración de perforaciones asignada ,r los psiquiatras de psicológico por el que los conceptos que describen bcchos cno perccpmales»
Kansas Ci,y, dispensarla d mismo servicio. Supóngase abora que se me pne- derivan de conceptos perceptuales. Lo noción de la profundidad del pensa•
guntara si el docmr Y es lo clase de persona que podría establecer una buena miemo d eriva de la profundidad física; más aún, la profundidad no es _men-
relación con la señora X. Esra prcgunu, requeriría probablemente lo que Kant mcnte una met.Uora conveniente para describir el fenómeno mental, Sino d
llamo un juicio sinu!tico, en el que el predicado agrega al sujeto algo no conte- único modo posible de concebir esa noción. La profundidad men111I no es
nido en su dclinición verbal. Debo ir más allá de las palabras al encuentro de pensable sin un conocimiento de la profundidad flsi~. J?e ~¡ la _cualidad
mi experiencia con ambas personas y plantear una relación no establecida figun,riva de todo lenguaje teórico, del que Whorf da s1gniJic:,uvos e¡emplos:
previamente. Para este problema, mú ct:romo si pensamiento productivo, la
utilidad de los palabras es esasa. «C:.pto• el •hilo• de. los argumentos de alguien, pero si su •ni"',b má
El pensamiento puramente verbal es el prototipo del pcnsamien,o impen. «por encima de aú•~ mi stcnción puede CCIT1U'» y «perder conUlcto• ~n su
sado, el recurso au1omático a conexiones almacenadas. Es útil, pero estéril dujo•, de modo que cuando «llega- a su «:ondusióo~, ouesLI11s difcrcn-
Lo que hace las palabras tan útiles para el pensamiento, pues, no puede ser das wn «ampJÍlls. y nucsuu •pttSp«tivan K han •Alq:aclo• )'ll tan10, que
el pensar en palabras. Debe ser la ayuda quc las palabfllS dispensan al pensa- 1115 «cosas» qué dfoc. .rcsulblO cdcrrwiack;». arbitrarias o incluso .-un momcio•
de disparateS.
mien10 mientras éste opel't\ en un medio más apropiado, como el de la imagen
visual.
En realidad, Whorf se muestra demasiado económico en su uso de las
comillas pues el resto de las palnbras, incluidas los preposiciones y las con-
juncion.'.., derivan !ambién su significación de la cxpeticncin perccptual. Por
Las palabras 11pu"'"" 11 puceptos supuCSto los scnridos no visuales contribuyen a hace, pensab.les fu cosas no
pcrceptultles. Un argumento puede ser agudo o impenerrable; las tcorlas pue-
La superioridad dd medio visual es UID decisiva po.r que o&ece equiva• den armonizar o resultar discordantes entre sf; una siruación polltica p uede_
lentes estructurales de todas las curacterísticas de los objetos, los acon1ec1• ser tensa; y un régimen corrupto puede heder. El hombre puede apoyarse con
mientos y las relociones. La vo.r ied•d de formas visuales disponibles es tants confuu,,., en los sentidos para procurarse equivalentes pcrceptuales de toda
como la de los posibles sonidos del lenguaje, pero lo que interesa es que n oción teórica porque estas nociones, para empezar, derivan de la cxptticncia
pueden organiurse de acuerdo con configuraciones fácilmente definibles, de sensorial. Para decirlo de modo más contundeme: el pensamiento humano no
las que las formas geom6tricas constituyen la i111Stración mJÍ5 hlngiblc. La pri?• Pllede is m.ú allá de las con6guraciones que procuran los sentidos humanos.
cipal vinnd del medio visu.al es la de neprcsentar las formas en el espacio El lenguaje, pues, constituye un decisivo argumento en favor de los que
!,;dimensional y tridimeosionol, mientras que la sccucncia dd lenguaje verbal a6cman que el pensamiento tiene logar en el dominio de los sentidos. Si esto
es unidúnensional. Este espacio polidímensional no sólo procura buenos mo-
ddos mentales de los objetos o los aconrecimienros flsicos, sino que repre- • Tiunbiá, en cu1dhno. [T.)
244
24.5
es asl, ¿ruil es la contribución de las palabras mismas? La respuesta a esta desarrollan conceptos esrablos e independientes. Mediante una gradual solidi-
pregun1J1 exige una breve digresión sobre uo problema más general ele la ficación de los oonccptos perccptuales ob,cnidos a partir de In experiencia
cognición. diroc:1n, la mente ndquiere las formas estables, que resultan útiles para la
cobercocia del pensamiento.
Los oomponcntes de los procesos del pensamiento intuitivo inte111ctúan
Cog11id6n it1Juiti11a y cog11id6n inl¿eclual deorro de un campo continuo. Lo$ de los procesos intdeetoales se .siguen
corre si en una sua:si6o line31. La persona que intente rastrear intclocwal-
Hay dos clases de pensamiemo peKC¡,tual que llaman! cognición intuitiva menrc las relaciones individuales que osrableeen una obra de ane, debe ron.
y cognición intelectual. La cognición imuiúva 1iene lugar en un campo pe.r- siclcradas y ooocetatlas una después de la ou:a. La ilación de los conttptos en
ceptual de fuettas que interactúan libremente. Considé!cse como ejemplo la las secuencias verbalos, el recuento o la sumn ele íactoros o los encadenamien.
manera en que una persona aprehende una obra pict6ricn. Exruninando el área tos de proposiciones lógicas en los silogismos o las demostt:11ciaocs matcmó-
encerrada en el m=o, el observador percibe los varios compoocores del rua- tiCll5, oonstituyen ejemplos representativos de los procesos del pensamiento in•
dro, Ju formas, los oolorcs y las relsciones entre ellos. Estos oomponentc:,; telectual.
ejercen su efecto pen:eptu4l los unos sobre los otros de manera tal que el ob- No puedo resistir la teataci6n de incluir aquí una cita que N. R. Hanson
Sénlador recibe la imagen total como el resultodo de la iruemcción en1u los descubrió en un tratado latino del siglo XVU1, escrito por el anatomi"ª• fuió-
componentes. Es,. interacción de fuerzas petteptualcs constituye un proceso logo y poeta Albrccbt von Haller, sobre las plantu de Suiza. Al cabo de una
de campo SuOIJlmente complejo, del que, en general, muy poco Uega a la con- sección ca la gue describe las varias especios de lirios, Hallcr explica que •
ciencü,. El resulmdo lin.tI se vuelve efeetivamcote oonsáenre como pc1ttpto portie de allí podría proseguir de acuerdo con el orden natmal hasta el tri-
de la pintura, organizado ele cierro manera y oonsisteotc co formu y oolore$ gloquín, el juoquUlo y el cil11JDO aromtltico, utilizando la aotern como base de
ruyo canicter parúcuLu esró dererminado por su lugar y función en el con- la relación; pero que d orden Dlltural lo conducir!• con igual adcruación des-
junto. de los lirios basta las orqulcleos, que tienen ralees, bojas, Rores y frutos sin,j.
El caudal de pensamiento y de solución de problemas que tic.;;, lugar en Lu-cs, pero royos es'"'®res son del todo diferentes. Y añade:
fa cognición intuitiva - y por su inrcrmcdio-- es abundante. Los meauüsmos
memales de la percepción que, romo dcscribl al comenzar este libro, dem- "º"
Naluflz in retic11l.um su.a genero co.11nai11 non 1n alft.n.om: bomints
minan d tamaño, la forma, el color, ctct'.tera, de los objclos visuales, consci. posS'ufU nisi <.tlltnam .sequi., cum non plurJ .simul pomnl samone upoMre.
ruycn io1ct:11ccionos entre procesos de campo. El orden compositivo ele una (La narundeza amecta sus géneros mediante. ttdes, no en cadem; micnuas
obra de ane se crea y se controla de 1, nüsm• manero. La solución productiva que los hombres sólo pue<ko seguir cacknas, pues no pueden preseni.r
de problemas en las ciencias se apoya también en la recstrueturaci6n de si- wrias c:osu • la ,·cz en su lcogu1je.)
ruacioDOS perceptuales, en el «pens•nucmo sinópcico», como lo Uamó un edu-
cador de arte alemán recientemente. Las operaciones lmelecrualcs son ooncxioncs grndu4les eottc caudados
Pero existe otro procedimiento, a saber, la cognición intclocrual. Supon- fijos. Compárese esto con fo que acaece ruando una persona comprueba in-
gamos gue un observador, en lug11r de absorber la imagen 10,al de la pintura tuilivarocn,e las relaciones de mmsño entre los treS hombres de la Figura 61.
intuitivamente, desee identificar los varios compoDl'tltcs y relaciones en los Lo hace observando la ubicaci.6 n de los tres dentro de la configuración ospa-
que consine la obra. Describe cada formn, comprueba cada color y ptepára cial 10,aL Aboro bien, si en lugar de mirar una figura, a Ja persona se le pre-
una lista de todos esos elemen1os. Procede luego • exanünar las rclncionés sentan lu proposiciones:
entre los elemcncos individuales, por ejemplo, los efectos de contraste o asinu-
lacicln que tienen entre si. Una ve2 que ha recogido todos estos datos, intema A es más alt0 que B
combinarlos y, ele cs:1 manera., r«onstruir el conjunto.
¿Qu~ hn hecho este obSénlador? fu aislndo detalles y relaciones entre B es mis alto que C
detalles dcl campo perceptunl con el objeto de establecer la narurnle2a parti•
cular de <!lid• uno de cllos. De este modo, a partir de entidades más o menos Por tanto, A es más alto que c.
estables y más o menos cirrunscritas que constituyen el campo pcro,prual, se

246 247
ticoc que vérselas con dos im&gcncs autocontinc111es que debe combinar de les sc rozan con los arbusros, w verduras se mezclan ron las fruras, las violas
algún modo para producir la terctta. t<l1l los violines, el rommioo con el gótieo, la señorito A ron la señorita B.
Los artistas babia" en tono reprobatorio de un procedimiento «i111elcc. Al pensamiento le son necesarios tipos discretos y la percepción puede sumi.
rual• cuando advierten que alguien ba introducido en su composición ele. nima.tlos, pero la estructura del material en bruto de la experiencia no pr<>-
mcntos que deben su aparicncú, • operaciones Ucvadas a cabo fuero del cam- cura dico1omf.as netas, disyunciones exclusivas simples; consiste en esferas,
po perccptual de la obra. Las construcciones geomérri=, las imitaciones, los madces, escalas cambiantes.
trucos y las fórmulas pueden producir cuerpos extraños, no inrcgrados intui- En este caso la lengua rcsulra útil. Procura para cada tipo signos claros
tivamcnu: en el conjunto. No existe ncccsariamente conllicto mtte la cognición y distintos y, de ese modo, Iu.c posible que las imágenes perceptualcs estabi-
inruiriva y fo oognici6n intelecrual. El pensamiento productivo se caroacciza, licen el invenrario de los conceptos visuales. El universo del sonido $C adecua
en las mes romo en las ciencúts, por el juego mutuo cntte la libre iotcraorióo de mao= ideal para el suminiscro de estos rótulos verbales. Co0$l.Íruyc mu•
de las fucnas que se dan en el campo y las enridadcs más o menos solidifi. cho menos un contin1111m que el universo de la visión. Por sobre un fondo de
cadas que persisten como invariables en los con1e.xros cambiantes. ruido o silencio, puede presentar unidades octamenre segregadu. Las conligu-
n,doncs de sonido significativo aparecen contrastadas, as! como palabras escritos
o impreoas aparecen darameme legibles sobre un papel en blanco.
El universo del oído procura una reserva infinita de fo= sin significa-
ción, fácilmen,e producibles y reproducibles en la vida rotldiana. Arucs en,a.
das por el hombre que o&ccidas por la naturaleza, las formas sonoras de las
palabras satisfacen, al menos de manera aproximada, lus eondidoncs que fa.
vorcccn el pcDSllmiento disdplioado. Cada tipo tiene su signo úniro y dis-
c:cmible. Aunque las variables perceptualcs del medio verbal son primitivas,
bastan para ayudar a sostener el orden inherente al mundo seosorial. Las p••
labras son como Endices que singularizan los picos significativos en el eontomo
ininterrumpido de una cadena montañosa a lo largo del borizonte. Los picos no
son una acación de los Endices. Se dan objetivamente; pero los indices for,
,alccen la ne=idnd que ricne el ob..rvador de discriminarlos.
El enfoque unilateral de ciertos lingüistas dercnnioistas carianuriz6 la de•
licada inílueocia del lenguaje sobre el pensamiento perceprual. Describen la
experiencia sensorial como un material en b.nuo informe, condenada a um.
desordenada variedad de 01$0S paniculares. Se afirma que ninguna gencrali-
zaci6n es posible dentro de la percepción misma. En una absurda inversión
a, lr de lo que verdaderamente tiene lugar, se describen los oonceptos verbales
romo un ronjunto de moldes dados- a los que se adecua el amocfo macerial en
Figum 61 bruro y que, de ese modo, impone un orden sobre la realidad ca61lca con
que de ocra mancca nos topar!amos. Se ofirma que las palabras segregan las
El lenguaje asiste a la mente en la estabilización y la ptcscrvación de las cosas entre sí, descubren las similitudes y las diferencias y cstoblccen los gé•
cotidadcs inteleccualcs. Lo hace, por ejemplo, en el aso de los ronceptos ¡>Cr• ncros.
ceptuales que emergen de la expcriencill directa. Las gencnilidndcs que se ad. Tempranos abogados de est11 extraordinaria perversión son, en el si-
quieren con l• pc,cepci6n se iotegan en el continuum del mundo visual. E.l glo xvm, Johan Gorcfried von Herder y Wilhelm von Humboldt. En nues-
roncept0 de irbol se apoya en una infinita variedod de irbolcs de diferente tro cicmpo, E.mst Cassirer, el lingüi•t• Edward Sspir y Benjamín Whocf han
color, forma y tomaño; es inherente a cada árbol, pero oo ·cs idéntico a nin- propuesto la tcor!a de modo más o menos n,dical. La experiencia de la vi.ta,
gún espécimen. Además, la esfera a la que se aplica tal tipo de ooncepto no dice Herder en su ensayo sobre el origen del lenguaje, «es "'º
brillante y
quedo claramente limitada, sino que se desliza • la de ,us vecinos. Los árl,o. 11U110 es su espiando,, w es el caudal de un'butos que procuro, que el alma

248
249
sucumbe ante Ja pluralid•cl>. El mundo visual «se dispersa en infinita com- inapaccs de ser distinguidas )' tecordadas a no ser que se las asocie con
plejidad•. Herder afuma que d sentido de la visión es «demasiado sutil.. sonido y de este modo se relacionen con el lcnguojc, la he llamado el mito
porque lo que oos india es «confuso y vaóa nuestras cabezas,.. La visión, de ild cordero balante.
acuerdo con Herder, «nos presenta iodo a la Ve% y la infinita expaiuión de su
simultaneidad asusta al novaw». Unos cienro cincucm:a años después, Cassirtt
sirve de ceo a esta opinión y babia de la «rapsodi,¡ de la ¡,=cpción•. Whorf, L, fund6n de las palabras respecto de las imágenes
11 su vez, nos dice que «d mundo se nos pr~rua en un flujo caleidoscópiro
de impresiones que debe su organizado por nuestta mente; y esto signüica Aunque no hay razón para suponer, ron es1os pensadores, que el lenguaje
en gran medida por el sis,cro• lingül$rico de nuestra rocote». El mundo de la sea ncccsarlo para Uevar • cabo la percepción, Lis palab,.. sí procuran rótulos
visión aparece romo una colorida pesadilla, en verd•d, la invención de hom- aubles que comprometen t. experiencia sensorial al reconociroiento de cienos
bres de palabras. dpos de fenómenos. Pero d lenguaje luce mis ux!JtVia. Los psicólogos han
Para Herder, los seres humanos se distinguen de los animales, guiados por ldwado que la., ¡,alabms por lu que se da nombre a las cosas son carcgorías.
el insrinro, por lo que llama Bnormenbeit, rdlexión. '{eles nomhrcs, por tanto, indican en cierta medida el nivel de almracxión a
que se percibe )' se debe percibir un objero. Uno pucck ttfcrirse n una única
criawra panicular hablando de uo animal, un mamlfero, un felino, un gato
El hombre da prueba de reflexión <uando el poder de su almo tctáa tan doméstico o el gato YoshL El nivel de abstracxión no se escoge arbkntria-
libremente que puede Kg?qar, si se me permite: cxprtsarme asf, una ola
en el emcro océano de scnsaciollQ que se precipita a tnvó de todos los mente, sino que depende -al menos en el lenguaje de los adultos que domi-
scnridos; segngada, dncnetla, dirigir su aiención sobre clL, y ser cons- nan la lengua- del grado dc generalidad adecuado a una $Ítuación dada. Si
cienn: de su atención. O. prueba de rcficxión cu,mdo de coda b, corriente hay nttoncs en la cnsa, se necesita un gato, no impoua cuál; pero si se quiere
de imígcocs oníricas que pasa por sus sentidos, puede rccogcrsc m un • Yoshi, ningún ott0 gato servirá. Ahoni bien, es cieno que el nivel de ahs-
momeato. de vigilia, detenerse \"Oluntariamcntc en una imagen, observarla tncrión al que un objero o acontecimien10 se considera, se manifiesta pcrccp-
lúcida y scrc:namecuc y escoger para si las ca.rac,crísticas que se mucsmm lualmeme. Hay una difettneia entre ver una maleta romo «algo• que obstruye
en ese objeto y no en otro alguno. el peso )' examinar sus caractcrlsricas cuorulo uno piensa compnrla. Sin embar-
go, estas distinciones de,, nivel en la percepción son m&s bien sutiles y tienden
Y el lenguaje, afirma Herder, hace posible Ja reflexión. • oscurecerse por el bccbo de que todas ellas se rc6cttn a un único obje10.
Nuestros contemporáneos lo dicen mis lisa y llanamente. «El poder de la Si el nivel de abstracción queda rotulodo por Ju palabnts, d pensamiento del
formación lingüística se rcveLi•, escribe Cassirer, «na sólo en la organización y hablante lo mantiene roo mayor firmeza.
la articulación dd mundo conceprual, sino tambi~n en 1a cstruCtUr.i fenomé- Ls palabras rcsul1an espccialmcore pnícricu cuando una enunciación apli-
nica de la percepción misma y, en este caso, quizá de manera más sorprenden- ca varios niveles de abstracción a uoa entidad. «Los leones son gatos•; está
te•. Y \'Uhorf, «!A segmentación de la naturaleza constituye un aspecto de la enunciación me exige ver la misma especie de objeto a dos nivdes, operación
gramática. Fragmentamos y organizamos la extensión y el flujo de los aronteci• lllentol posible pero poco ade<uada. La enunciación verbal ayuda dando dos
mienlOS como lo hacemos, en s~ medida porque, a travb de nuestra lengua nombres diferentes a los dos niveles. Por otra parte, es cierro que dada la
materna, somos panes de un acut.rdo para hacer.lo así, no parque la naturaleza arbitrariedad dc los sonidos del lenguaje, los dos 1énninos e.leones» y «gato»
se segmente -.Xactamcnte de esa manera para que todos la veamos•. no rdlcjan el parentesco Intimo de sus referentes, $ino que, sencillamente, se
Como ilustración de la teoría, Herder describe cómo el hombre primitivo, tnata de dos ruidos distintos. En este caso la imagen visual viene a efectuar un
aJ cnlréntarse con un cordero -blanco, gentil, lanudoo- eje= su capaci- rescate, y prccisomcnte mediante la compensación de las muwu dcJiciencias
dad para la n:llexión, busando Lis caractwsticas del animal. De pronto, el los dos medios, el lenguaje verbal y las imágenes, cooperan ron tanto acierto.
cordero bala y, ¡ca!, el hombre ha cnrontntdo el rugo distintivo. «Este ba- A menudo cl lengu•je logra algo más que la mera asignación de un ró-
lido, que hizo la más viva impresión sobte su mente y L, liberó de todas las tulo arbitrario a una clase determinada de objeto. Puede darle a un individuo
otras propiedodes de la vista y d tacto, se destacó y penetró muy profun- 0 a una especie un nombre que indique $U pcrtcncoáa tt una catcgoóa más
damente en su experiencü -"¡Ah!, ¡tú eru el que bala!" - y permanccc ~~. Por ejemplo, llamando a un grupo de animales «Úl$Cctos», se los de-
tOdavía ron él.» A la noción de que las carac1erlsticas visuales de un objeto como insecto, esto es, criaturas segmentadas. Sócrates, en el Cratilo de

250 251
Pl1160, parodía de llamativa eómologla, da muchos ejemplos. Mantiene, por y empírkamen1e au10contíncmes. La enunciación verbal solidifica lo imagen
ejemplo, que se les da a los héroes ese nombre porque nacen del amor, pues mis prccnri11 y abstracta. \Vittgens1cin dijo que «en lll oración se integra 8 modo
oros está contenido en heros. Pora usar un ejemplo más serio aunque igual. de prucoo f probew,üe i11sam11unguu/11] un mundo, como en un tribunal
mente ím•gínativo: si desde antiguo se hubiera ooucobido la Luna como un parisien5-C se repr&nra un accidente automovillstico mediante dtctCS, etcé-
desprendímien10 de la Tierra, podría h:iberse llamado más bien Perdita que tera•. Cuando la relación teórica se represento en el medio uingíble del len-
I..tma y de esa manera hubiera sido dasifiaidn lingüísticamen1e entre las
perdidas y no entre las cosas brillan1cs.
= guaje, esta rcprcsenración de títeres cobra aliento.

Medim1e ialcs nombres categorialcs, el lenguaje puede codifi= los cam-


bios de dasilicación por los que atnl\•icsa un objeto en la prácti01. Ef píntor /AJ imágenes de los eslabone.s lógicos
Georgcs Braque observó en una ocasión: «Una cucharilla de café junto a una
1112>1 adquiere inmcdiammente una (unción diferen1e cuondo In coloco cutre El lenguaje es, pues, un medio pcmeptual de sonidos o signos que, de
mi talón y mi zopato. Se conviene en calzador•. Ese cambio de función se por sí, puede dnr forma • muy pocos elementos del pensamiento. Paro el rcs-
acompw de una rccstrucmracióo perceptual definida; b parte por la que 10, tiene que referirse a imágenes de algún 01ro medio. Obviamenic, esto debe
se sostiene In cuch:ttilln deja de ser 11.S• par., convertirse en palaoc•. Pero la rcsuluir válido para iodos las partes de las enunciaciones verbales y no sólo
identidad de] objeto. que no obsm.nrc se mantiene, se contrarresta mediante para algunas de ellas; rodas occesi1an un reíno mental en el cual exh1ir. ¿Qu~
la disrínción verbal entre cucharilla y caludor. Más geocrtilmen1e, el lenguaje es de los concepros que no se refieren • cosas Hsicumente tangibles? Es fádl
oontñbuye a compensar la tendencia de la pemepción a ver las cosas romo for- pensar en imágenes que representen «casa• o «lucha•, o incluso relaciones
mas puras. Acuñado por o«csidades prkticas, el lenguaje dende • señalar más cn1re objetos físicos roles como «mós grande que• o «incluido entre:>. Pero,
bícn categorías funcionales que formoles y, de esa manera, va más allá de la ¿qué sucede ron «si•, «porque.. «como•, «aunque», «o bien-o•? .Estas son
aparicnd.tt. lnvc.rsamcnrc, lin profesor de arte, al intentar que sus alumnos conjunciones y preposiciones a las que se refiere Freud con propósi1os muy
veon formas antes que utensilios, puede trauir de reducir el efecto de los ,imilarcs. Al considerar el llamado trabajo onírico, que tiene que darle •pa-
nombres conve:náanales en sus observaciones. riencia sensorial a los pensamientos oníricos subyacentes, Frcud plantea la
Lo oración «los leones son gatos• mostraba cómo las couociacioncs lin- cuestión de cómo pueden rcprcsen<Srse en imágenes los eslabones lógicos im-
gülsticas pueden fortalecer la realidad percqnual de reladones que son antes porramcs. En las atlCS visuales, dice, cxiSte un problema semejante. H•y en
tc6ri01S que emplr.icas. La oración propone dos entidades distinras y las vincu- verdad paralelos entre las imfgenes oníricas y las creadas en las artes, por una
la m,;dian,e una relación espacial de inclusión: los leones penCllccctl • la fa. parte, y las imágenes mentales que sirven de vehículo al pensamien10 pot la
milla de los gatas. De esa manera contribuye a preporar el terreno perccp- orm; pero al adverrir la semejanza, también advierte uno las diferencias, y
1ual para una vinrulaci6n puramente lógi01. Esta asistencio es de gran valor, éstas pueden coorribuir • caracterizar ron moyor precisión las imó¡¡mcs del
pues el razonamiento relacion• consuintemenre cosas no relacionadas de esa pensamiento.
manera en el mundo físico del espacio y el tiempo . .La enunciación «Alejan• La principal diferencio es que las uruigenes del pensomiento, para cumplir
dro fue un hombre más grande que Napolc6n• trato o los dos hombres como su función, deben encarnar codos los aspectos de un razonamiento, puesto que
cantidades, la una mayor que la oua. Reíleja un proceso psicológico muy di- estos ímógenes constiruyen el medio en el que el pensamiento adquiere form•.
fícil de dcsctibir porgue vincula inágcocs percepruales a dos niveles de abs- Un sueño o un-u pintura, por otn pane, es un producto de pcn.samimto:s que
tracción. Por una parte, las imágenes de Alejandro y Napoleón, que son dis- un observador puede tralar de de1ecuir en la imagen medianic la interpreta•
continuas, sea cual fuere la forma particular que adopten. Además, la relación ción. Un sueño puede sugerir, nos dice Freud, gue un hecho es causa de otr0
será reprcscnrada por una imagen, como la de «más grande que., ayuda a sencillamente haciendo que los episodios se sucedan en el tiempo. AJ bocedo,
traducir la grandeza a una comparación pcrccpcible de tsmaño, pem,p10 su• no obstante, el sueño no expresa In rcloción causal; meramente la implica,
mamen1e abstracto, disti010 de las im~genes de los hombres y, sin embargo, •si romo la lengua ingles. a menudo omi1e los eslobones lógicos y simple--
símuldneo con ellas en el pensamiento sobre el que la oración infonna. La mente sngíere la relación median1e la sccnenci•, dejándole al lector la rorca
iinsgen superpuesu de lo relación puramente formal de diferencia de «tama- de suplir las concxiooes. Esto no es posible en las imágenes del pensamiento.
ño• rcsulia algo difícil de mantener jumo a las concepciones empíricas de Aqucllo a lo que no se da fonna, no cxis1e, y no puede supllrselo desde
Alejandro y N•poleón como enticbdes independientes o.cgánicamente sólidas fuera.
2:52 2.53
Si un sueño describe scmejanza, identi&:ación o companu:ión fusiODando
l•s imágenes de varias cosas en una sola, crea una contradicción enue lo que el cuerpo gramarical de UD9 lengua crean la cosmovisión del pueblo que la
se mucstr.t y oqudlo a lo que se pretende aludir y, de esa IIUlDCill, plantea empica. en palabras de Humboldt:
un acertijo? En las imágenes del pensamiento tal contradicción se autoanula.
El hombr<e vive fundamentalmente con rus objetos -de hecho, podría
da. De manero semejante, si Rafael, para uülizar el ejemplo de Frcud, reúne decirse que exclusivamente. dado que sus scntim.icntoS y acciones dependen
en el pico de una montaña, o en un salón, filósofos o poetas que nunca pu- ele sus percepciones- tal como el lenguaje .. los prcscora. Por el mismo
dieron CSNr juntos, muestra un• comunidad googní6ca y deja a cargo del ob- proceso por el que emite lenguaje de su propio ser, queda ampadc, por él;
servador comprender que esos hombres se reúnen sólo en el pcnsamlemo, no y Cllda lengua rnza un drculo m,igico en tOalO ál pueblo al que pcncnccc,
en el CSP"cio y el tiempo. El minotauro y el centauro simboliun el encuentro un dtculo del que ne> se puede huir, salvo cnrnmdo ,n orro.
entre lo bestial y lo humano s61o P"ta el espectador que as! lo in1erprc1.c:
como imdgencs mues1tan dos especies de zoología fantá1úca y nada más. La doctrina que tales enunciaciones impliCtlll parece derivar su impulso
Las imágenes del pensamiento logran lo que no logran los sueños y las de una necesidad inrrovertida de considentr a la mente humana como creado-
pinturas porque pueden combinar niveles difctcntes y separados de a.bstrac• ra del mundo exterior. De otro modo no podría ignorai el evidente problema
ción en una única síruación seosodal Paro volver a mi ejemplo, pueden dejat de cómo en una lengua llegaron a dcsarro111ll'SC en principio un vocabulario Y
las im,lgcnes de las figuras empíricas de Alejandro y Napoleón sin relación una gramática particulares; tampoco transferiría con cama confianza las carac•
en el tiempo y el espacio como los hechos hisrórioos lo e,ügcn, y añadir a esre rcrlsricas de la lengua a la mentalidad del pueblo que la habla sin la menor
nivel de imtgen el más absrracro «más grande que•, conectando de ese modo pruebo independiente que indique que la conducta no lingülstica de la pobla-
los dos componentcS del pensamiento sin pennirir que se alrercn entre si. ción es de bccho paralela • las idiosincrasias de sus formu di, lcngua¡c. Es
No es difícil advertir la especie de acción es¡>Bcii!.I • la que las conjuncio- muy posible que los indios Wtntun, quienes, como nos dice Dorothy Lec, no
nes y las preposiciones aluden. Dado que son relaciones teóricas, lo que me- diferencian singular y plural, «reconozcan y perciban en primer lugar la hu•
jor las representa son formas topológicos altamente abstractas. Me refm en manidecl, el scr-hwruino, y sólo sccundaruunente la persorut delimitada•. _I)es·
un capfrulo anrerior al carácter de barrera que muestra «pero•, muy di- pu6' de roclo, bay cada vez mayor número de pruebas de que la cogruttón
ferente dd de «aunque», guc no deriene el flujo de la acción, sino que sim- human• comiCIWI ~n gcnertlidades y va diferenciándolas s6lo en d curso de
plctncntc le añade el peso de una complicación. Las relaciones causales, como su desarrollo; sin embargo, esto es igualmeme válido en el caso de culturas
las experiencias de Micho11c bao puesto de rclic,•e, son acciones directamente cuyas lengu,,s distinguen con roclo escrúpulo el singular dd plural. Es una
peraptibles; por tanto, •porgue. introdur.c un agente actuante_, que lleva las a,u muy distinta concluir (como lo hace Dorothy Lec) a pnár del carktcr
cos~ adelante. Cuán diferente es la victoriosa superación de una dificultad unldimcnsiorntl di, no medio como el lengutje, que sus usuarios perciban el
conjurada por «a pe.ar de.o de la osdlaci6n de desplazamiento en «o bien-o• mundo unidimcnsionalmcntc:
o «en lugar de»; y cuánto difiere la asociaci6n estable di, "con» o cdo del
beligerante «en contra de». El pueblo de w Islas Trobriand codifica y, probablemente, aprehende
la ralidad oo linealmente, a diferencia de nuestro propio frasco lineal.
Re,pccto de mi invutig>clón sobre la codificación dc la realidad, resulta
fun<hmenw el supuesto ele que, un miembro de una sociedad dada no sólo
codifica 11 realidad cirperimcnt,t<b • través de un lenguaje específico Y
otns aractcrísdoas cooduaalcs pautadas de su cultu,ra, sino que de hecho
capta L, realidad sólo como su c6cligo <e la preseolll.
El lenguaje inrcractúa con los otros medios pcr~tualcs, que constituyen
los ptlncip;iles vehículos del pcnsamlenro; es algo más que «d r6rulo final De acuerdo con ral concepción, percepción y pensamiento se adecuan pa·
que se le coloco al pensamiento acabado•, concepción que Sapir llamó inge- sivamente a pautaS preordenadas de rodilicaci6n. También supone que todas
nua. AJ sancionar y pra<en...- conceptos formados en la experiencia percep- las rctccioncs mentales de un individuo o grupo son de estruetura idénrit11.
1ual. el lenguaje influye en la organización del pensamiento. La. formulacio- En realidad la m.en1e no es tan homogénea; los hechos son menos simples.
nes más ,adicalcs del determinismo lingülsúa, han dado cuenta de esta in- Pata no mc~cionat sino un ejemplo, Mued Mauss observa gue en Polinesia
lloencia dcl modo más mulomenre unilateral Mantienen que el vocabulario y China una rlgida divisi6n de sexos regulo rodas los aspectos de la vida social,
254 2,,
t:álcs como la asil!Jlaó6n el<! las clases de uobajo o la posesi6n de bienes; no palabra de dcfinici6n Jija, puede persistir más tereamentc en una situaó6n Ím·
obstante, las lenguas de esos culturas no tienen distinóón de género. lúbi6,. dccuada · al 1 le . gl
dome criado yo mismo en una lengua que distingue tres géneros, no encuco. Jllltles Decse reunió una lista de conceptos para los ~ es • n~ m esa
ero el menor indido de que el mundo que vela • mi alrededor estuviera p,,. 110 tiene palabras «familiares o generalmente comprendidas•. Menaono unos
netrndo de una táple sexualidad correspondiente. Una mesa no resultaba rnás pocos:
masculino que un reloj femenino;* 1ampoco era neuun la doncella porque
Miúlchen lo fuera. Y al trasladarme o un pals de idioma inglés no obscrv~ Fuentes de iluminación
c,unbio alguno en cs1e rcspcc10, ni en mi mismo ni en los demás.
Pan evaluar el papel del lenguaje de modo mis adecuado, me p>rece ne- Cosas que pueden amhiu de wnaño y Íotmll
cesario reconocer que sirve como mero auxilior o vehículos pámordialcs del Partes del cuerpo (incluidos órgiu,os, miembros, ca:.)
pcnsamienro, inmensamente mejor equipados para rtprcsentn obje10s y rcfo~
óoncs pertinen1es mediante la forma articulada. La fundón del lenguaje es Cadáveres de pwitas
cscndalme0te conservadora y csrabilizadora, y, por tan10, tiende también,
desde un punto de vista negativo, • hacer la cognición estática e inmóvil Men• Todas !Ju supcrlicics de un cuano
doné en un capítulo •merior que los conceptos tipo asumen dos ÍOllllllS. O
bien cris,alizan en una rooJigurad6n particular, simple y bien formada, o bien Seres :u,inllldos con potll
sitúan en torno a es1e centro 1oda la esfera de variedades que aibre el con-
cep10. La primera es mís ronvenieme para la clasi6cación, la identificación y ObjelOS inanimados con patll
la mmunicación, micnttos que el pcusamicn10 amplio, flexible y productivo
hoce oeccsaria la segunda. La primera, sin embargo, es lo que favorece y sos- Cosas que sirven de asiento
tiene el Jenguaje, pucs10 gue el nombre verbal constituye un rotulo fijo y,
por tomo, tiende a fonalccer un concepto iguolmcn1e fijo. La palabra «trián- Si el lector prueba ""ª' caregorías consigo mismo, dcscobrirá que algu-
gulo• sugiere uno imagen igualmente definida. nas de ellas tíencn UDll firme base pcrccptual aunque _no dispon~ el<! no~re
AfortUDlldamente, no siempre prevalece el pensamiento estereotipado por alguno. Considérese el último ejemplo, •cosas que sirven d~ astento•. Años
el que abogan los nombres de las cosas. Pero las palabras pueden contnbuir atrás E. G. Sarris realizó cxpcrimenros sobre qué es una «SJlla•_ para un, pe•
a congelar 1,s nodones, lo cual causa peligrosos accidentes, con el doñino re. rro. Se había adiestrado a un pcuo poro que salrara ~re una Silla comun Y
soltado que ilustran los famosos ejemplos de pensamiento defectuoso de comente a la orden de «¡Sillat». Resultó que obedecía la orden en el ':'so
Wborf. Su inrerpretadón de los ejemplos induce a error cunndo sugiere que de cualquier objeto coa tal que pudiera saltar sobre él, yacer sob'." él Y mirar
debe culpacse a la significación que reside en los nombres verbales d<!I manejo en tomo suyo fuera cual fuere la significación que el objeto tuviera paro los
defectuoso de los objetos correspondientes. Por ejemplo, si la palabro «vndo• seres humanos'. En casos como ésrc, la base perceptual común de la catcgoña
tiene dos signi6caóoocs, lo una ref-e.rida a un continente que no esttl ya col- quedo fomleddo por d parentesco funcion•I ( «~• ~brc los que se salta• l
mado de lo que, según .., supone, debe contener. la otra • la ausencia de iodo y facilitada por la ausencia de ca,egorfos mntradictonas ( una maleta le SC;8
conrenido, la diferencia de signi6cación claramenu: se origina y persiste en In más aceptable como csilla• a un perro que a un hombre), No 5'; form~ fácil-
im,igcn pcttcptuol del comincn1e. l.:, imagen que domine depende del con- mente uno categoría como «portes del cuerpo• por ClluSa de la dikrcna.a fun-
tcxro en que se la use. Una persona a la que concicm•, por ejemplo, •el cago- cionlll entre miembros y órganos internos. Lo mismo resulta válido en el ~
tomicmo de reservas• conslderar4 el vado ca el primer sentido, mienrros que de la diferencia entre p,1redes, ciclo raso y piso. Si es dificil obtener ~• un•
alguien que se interese por la limpiCZB, esto es, la ausencia de sustancias in- gen ca1cgorial, no puede sencillamente culparse de. ello a la ausenaa de un
deseables, lo considerará en el segundo. Nada de csro requiere la ayuda el<! nombre verbal; más probablemente, la palabra no cxme porque el conccp10 no
palabras, pero si la versión dada de uno imagen se consolida mediante una .., formó en la experiencia. Es dcno, sin cmb.rgo, que es más probable gue
un individuo ob1cnga un concep10 de su experiencia si la lengua que ha aprcn,
• TaJCJ ion Jqs g6lc:ros de d~r Tucb y d1t. Ubr, que, justamente. no oolncidm con dido lo exige.
lo. de los ,-oablo, españole$ que traducen lo, alem.nes. IT.J En el mejor de los casos, la rcloci6n que mantienen las palabnts con sus
2.56 257
signi6cacioocs es preaitia. Como que son signos estables y permanentes, las banco-, se transforma por el pensamiento intel<ectuaJ en un acont<ecimicnto
palabras sugieren que sus 1igrúJic:aciooes son igualmente permanenteS. Eviden- sucesivo por el que una cosa se iguala a otra. Una ecuación es en primer lugar
temente, no es este d caso, aunque Susanoe K. Laoger mantiene que una de una cnunci!lpón sobre una operación unidimensional de una cosa sobre otn;
las c:arac1edsticas des,acadas del verdadero lenguaje es que sus elemen1os son sólo una segunda consideración puede tnnsformarla en una imagen de coe-
palabras con signiJicaciooes fijas. En realidad, las palabras tienen diferen. xistencia súmtrica.
res conno1ociones en diferentes coo1cxtos y para individuos o grupos difercmcs. El lenguaje verbal es una serie unidimensional de palabras porque d pcn-
Como morn,da de peosamien10, son apenas más dignas de confianza que lo wniento inrclecrual lo utiliu par,, romlar secuencias de conci,ptos. E medio
scrfan Ju monedas reales si su valor cambiara rcpcnúoamcote de boro en verbal como ral no es necesariamente linw. En el arte, varias series de pala.
hora, de pe,sona a persona. Los filósofos y los cienáficos luchan de continuo bnis pueden uriliursc al mismo tiempo, por ejemplo, en los duccos o cuarte-
con las cáscaras verbales que deben utiliur pam empaquetar sus _pensamicn. ros opcrfsúcos. De hecho, puede lograrse que las secuencias verb!les dej~ CD·
tos con objeto de preservarlos y comurúcarlos. ¿Deben conservar un término ,eramenre de ser lineales cuando un grupo de locurori,s que acruan al mismo
familiar y tratar de cubrirlo con un nuevo signüic:ado al precio de parecer cs. tiempo gritan palabras aisladas a imervalos regula.res. Las palabras pueden
UlJ' usando un concepto que han abandonado? ¿Deben acufutr un nuevo tér- también distribuirse libremente sobre la supcrJicie de una pintura o la página
mino? Todas eSlas diJiculrades se producen porque ~ palabras, como menos de un libro, como sucede en d caso de la «poesla concreta•.
rótulos, imcntan mamencrse a la par de la vívida acción dd pensamiento, que El lenguaje se utiliza linealmente porque cada palabra o conglomerado de
se desarrolla en otro medio. «El nacimiento de un nuevo ooncepro»,.dicc Sa- palahros alude a un concepto intelecrual, y tali,s coo.ceptDS sólo ¡,uedcn com-
pir, «es invnriablemcme anunciado por el uso más o menos tenso o cxrcnaido binam en sucesión. Dado que las ¡,alahras no son im.ilgenes sino sólo signos,
de viejo material lingüístico.» Esra tensión del ru,cimiento exisr<e ptimordiaJ. la rclaci6n espacial com¡,rcndida en la expresión •cerezas en los árboles• no
mcnrr en el medio del pcnsamienro mismo. Surge porque la estructura del puede ilunrarsc en la frase verbal, que es una mera enunciación de rri,s con-
asumo que se ex.amina, al cual la mente se. adhiere, es sometida a tensi6n ceptos: cerezas, en, el ~rbol. De modo similar, el lenguaje sólo puede descri-
por la nueva y más adecuada estructura que se impone. La locha contra las bir la acción por medio de la no tceión. Susannc K. Langer lo dice acertada·
viejas palabras no es sino d reflejo del verdadero drama que "" desarrolla menee:
en el pcnsamicnro. Ver las cosas bajo una nneva luz constituye un verdadero
desoffo cognoscitivo; ajusu.r el 1"'1g1lllje a la nueva concepción no es m:ls La mnsformadón que psd= los hechos comdo son expruados corno
que un fustidioso tecnicismo. Eric Leoncbcrg subrayó csre b<echo a6cmando que proposicioocs consiste en qw: las relaciones que se da.o en ellos se con-
«las palalm,s rorulan el proc<eso por el cual la especie tralll cognoscitivamcnte vienen en algo semejante a objr101. Así pUH cA mató a B• nos infoana sobre
1

su medio•. Dado que estos procesos impliC3n un cambio constante, no puede un modo en el que A y B se combinaron desdichadamente; pero el solo
ckcir$C que los refcrcn1es de las palabras 5"80 fijos. medio que rc..ocmos de expresar es-te modo es ilOmhnu:lo, ¡y sin demora!
AJ complejo de A y B parea: haberse agn:gado un• nueva entidad, cmaw-.
El acoorccimicnto que se «pinta• en la proposición iodudablcmc:ntc c:om-
El efecto del carJcter lineal preodla una sucesión de acios ejecutados por A y B. pero no la sucesión
que la proposición p:ire«: exhibir: ptimcro A, luego «maiar- y dcspuá B.
Sin duda A y B eran simuhíneos cottt ú y con el acto de maw. Pero lu
El pcosarrúento inrdccmttl, ya lo he dicho, orienta los conceptos pcrccpma- pa.labru enfn .sometidas a un orden linca.l, discreto y sucesivo; están ensar-
les cn sucesión lineal. Atrapada en un mundo tetradimensional de secuencia tad" una <ktds de la otra como las ruenw de un rosario.. .
y simulmneided espacia.l, la. mente opera, por una parte, inruirivamentc apre•
hendiendo los ¡,reductos de las fuci:zas que interactúan de modo libre; por la Los ejemplos muestran que las sccucocias de los conceptos intelectuales
otra, intclectUalmenrc abre senderos unidimensionales a través del paisaje es- presentados por el Jenguaje son, a menudo, enunciaciones sobre una siruaci6n
pacial. El pensamiento in1el<!Ctllal desmantela la simultllncidad de la esrroc- inruirivaroenrc percibida y pueden servir para reconstruir la situación. El lo-
1ura espacial. Tambibi tcansfocma roda rdación lini,al en sucesiones unidi, cutor o d escritor obtuvo la frase •cerezas en los &rbolcs» a parcir de la irm•
.n:ccionalcs, Ja especie de acont<ecimicnro que rq,rcscotamOS mcdian1e uru, Ele• gen espacial de un huerco y puede utilizarla para evocar en el oyente o el 1...-•
cha. La igualdad, por ejemplo, que pu<ede ser un CSllldo de imuacción s ~ 1or una escena similar. «A mató a B• puede <evocar la escena de un aimcn. En
trica cncr<e dos entidades ame la visión -un par de mellizos sentados en un tales ejemplos, el lenguaje sirve como puente entre imagen e imagen. No ohs•

258 259
ttntc, la natl1Illle21 lineal del medio de conexión no dtja de tener efecto sobre de um argumentación. La descripción de la escena se convierte en intupreta-
las imágenes que sugiere. Aunque la imagen puede procurar la acción que ci6n. El escritor utillia las idiosincrasias de su medio para guiar al lector a
no puede ser directamente descrita por las palebras, la acción evocad. tiende través de um escena, de la misDtJt manera que una pcllcula puede llevar al es-
• permanecer linCál. Por ejemplo, la interacción simultJlnca no puede ser des. ptttsdor de dctoUe m detalle y, dce es modo, revelar una siruaci6n mediante
crita directamente en el lenguaje, y es diflól transuúrir mediante palabras el un• secuencia conrroL,il,,, Esta técnica es particularmente evidente y e6a,z en
efecto de cal imeracci6n. En el l.aokoon de Lessing, un trauulo sobre los lí- las primeras oraciones de una obra literaria, en la que el narrador evoca la es-
mites de la pinrun y la pocs{a, se encuentra el análisis clásico de esre problc, cena introductora a partir de la nada por una serie de trazos selectos. !..as
ma. Lessing sostiene qae la pil!mra, a la que conciernen los colores y las for- primeras oraciones de Otra vuelta tk tuerca de Henry James constituyen un
mas del espacio, esrá preparada para tratar objews que cocxist.en en el espacio caso ejemplar. C.Omo ilunracióo menos conocid., incluiré aquí el comienzo
o cuyas panes coexisten en él, mientras que las acciones, sucesivas en d tiem- del cuento de Albert Camas, J..,, mu¡er adúltera.
po, son el objero propio de la poesía. La pintura puede describir acciones
indirttt.amcnte a través de los cuerpos, y la poesía puede describir cuupos indi- Oura.nu: los úhimos minutos wu l'n05C9 venta rcvolo1cando dmtro dd
rectamcrue • través de las acciones. Si la poesía - y en esto se incluye ,oda auto00$ 1 aunque las "·cntanilb.s cs1aban cerradas~ Rtro e s ~ o ~ ese
forma de lenguaje-- emprende en cambio la carca de describir una situación log:u, había wlado silenciosamente de un lupr a otro con al.A$ clltUadu.
visual mcdianre la enumeración de sus parres, la mente es a menudo incapaz J•nine la perdió de vis11 y luego la vio posuse sobre la mano inmóvil de
de intcgrailis en una imagen final. En lugar de referirme a los ejemplos del .su m::uido. Hacia írío. La maso, se esum,e,c[A mn cada ri.Cap de vien10
propio Lcssing, toman! una de las carras de Georg Oiristoph Licbccnbcrg, arenoso qu• rozaba las ,·cnranilhs. A la luz polfüb de b mañana in,-emal,
con g,on estn!pito de ejes, el vch!culo av,rmb, ruidoso sin adelantllr ape-
quien, después de haber asistido al ce.uro en Londres, intentó describirle a rw. Jaoinc miró • su marido. Con mechones el, pelo encanecido que se
un amigo alemán romo David Garrick intcrp.retaba la reacción de Hamler recortaban apenas en una &ente cs:t:rech~, una nariz ,ipelJa y um, boca A:iícida,
ante la aparición del fant.asma de su padre: Mam:I se oscmcjob• • un fauno cnfumciiado. A aoda hueco sobre el pavi-
mano, Janinc sentía su cuerpo presionado por el cuerpo de a Luego su
Al cocucbar esas palabras, Garrick se vuelve de pronto y en el mismo pcs;ulo torso volvr. a p,.sar sobre sus pienw abiertas y volvía a estusc
momento retrocede dos o treS - ron rodillas vacilantes. Se le cae el inmóvil y ausente, con la mirada vacla. Nada en B parttia aaivo wvo sus
so¡nbrcro; ambos bnw,s, espcci,tlmcnte el i:z,¡uicrdo, se exrienden casi por manos gruesas y sin vello, que pattdan más rortas rodavla por la camiseta
completo, la mano al nivel de la eabcio, el brazo deteebo más curvado que de fttnela que, sobresaliendo por dcbojo de los puiio5, le cubría las muñe<as.
el izquieroo y la mano derecha más baja; los dedos se apartan y 1• boca Sw: manos sostenían om íuc:n-cmcntc una pequria maleta de lona sujeta
está abierta. En CStA posición queda inmóvil, como petrificado, dmdo un ~nrc las rodilbs, que no p:aru:fan sentir el avanc:ie vacilante de la mosca~
paso amplio aunque no cxccsl\10 50Stcnido por sus amigos, ya más familia·
rizados con la •parición, pues temen que se desplome. En su rostro el
borroc se cxpreu de tal manen, qu• el miodo me sobrecogió repetid■• En la nubosa aímaro vocla de la mente dd lector, aparece la huella uni•
mc1ue antes Jndwo de que comcn1.an a hablar. dimensional del vuelo del insecto que atrnviesa las estrechas dimensiones del
autobús animando de l1Cci6o el vaóo espado r,aático. El viento se introduce
Es improbabl• que esta trans<eripción por enumeración logre reconstruir no como uno de los detalles en el inventario de la escena, sino por sus cfec.
m mucl,as mentes la imagen que Licbtcnbcrg oio, Por tJU1to, los escritores, tos. Los rasgos constnntcs de la siruación, como el aire frío, entran en el es-
recurriendo intuitivamente al principio que Lessing formuló en teoría, tienden crnario en un momento adecuado de Ja secuencia, como an actor que obede-
a describir Jo que es por lo que acontece. [ntroduccn el inventario estático de ciera • L, sáiaL A una acción continua, como las actividades de la mosca, ~
una escena en el proceso de la acción. Este recur,so permite d=ribir una si- le puede dar rrcs apariencias independientes pan, rres prop6sí1os diferentes:
tuación por medio de un lenguaje afín. Remonta las conexiones lineales a tra- I• arúmación del espacio confinado, el descubrimiento, por contraste, de la
vés del estado de COS.:Js y presenta cada una de estllS relaciones parcia.les como mano inmóvíl 1• la demostración de la insensibilidad al tacto de la mano del
um secucnci1 de acontecimientos unidimensional. Lo que es aún más impor• hombre. Mcdi~re la selección de unos pocos rasgos sigoifiarivos y la dcs-
ta.me, presenta estas secuencias en un orden signi.6.caúvo, comenzando quizá cripcióo cnÍOIÍZll<il de algunas de sus cualidades, el escritor prescnra los con,.
por un decalle particularmente destacado o cvocacivo y hocicndo que las fu. ponenrcs abscractos y dinolmicos de su trama: la &cnéticn lucha conrea muros
0,11, de la siruación se sucedan las unas a las ocras como si fueran los pasos cnclaustraotcs. una mujer a.tenla. un hombre al que nada mueve salvo su sen-

260 261
ddo de posesión., coocacco sin comunicaci.ón, frlo, un torpe movimiento sin «sol.. )' luego por «en una mulrltud de amores.; coda demento mocliJica y
av~, ~ peso ~rum~dor. En este 01$0, pues, L, evocación pcrcepmal de enriquece la imagen mediante un acrccélltamicmo gradual. Inversamente, en
una s1tuaaón es1aaooana se canalizn en un examen controlodo. Esto se ol,. «luz de lo mañana• tenemos un objeto sin acrión, modificado sin demora por
tiene imponifodole al medio potencialmente bidimensional o tridimensional de la siguiente palabra para convertirse en •luz de la mañana en la acción ele
la imagen visual el medio unidimensional del lenguaje. Actuando como unn sorprender». Esta veloz y repentina 11nim.1ción de un objeto por el verbo que
especie de molde, el lenguaje fuerza los referentes de L, enunciación verbal 3 sigue es el efecto esped6camente lingüístico sobre la imagen que trato de
manifestarse en una secuencia. iluruar. «Sorprendió•, verbo transitivo, abre oun p.rolongada sincopa, pues
Por _supucslo, u1l secuencia <k enunciaciones puede servir al mismo tiempo d lector siente lo necesidad de un objeto que, finalmente, resulto ser «su do-
para ';"ilicar tocia _In situación estacionaria gradualmente, romo se construye rado ayer•. Esta ne.ccsid11d de ingenies conexiones c:rea tensiones que unifican
una pmrura por pUlCCladas. Pero la sola compnrnción del efecto de una pin. la esparcida longitud del discurso verbal. AdemlÍS, algunas relaciones pcteq>-
mm sobre un tema algo similar, quizás el Co,:he d, tercera clóSe de Dau- toales inherentes a la configuración sonora de los palabras mismas se vuelven
mier, con la expcrienciu visual producida por la narración de Camus basta cstruc-rurnlmentc significativas poniendo en contacto sus re.fe.remes: la ~
para capw In diferencia fundamental. ' nancio rclaciooa sky (cielo ) con thigbs (muslos), y o/d ( vieja) con /0<1va (pa-
. La_ ima~en pictórica se presenta cmera, con simultaneidad. Una imagen nes), y el poraldo torre la multitud, o/ iotMs (multitud ele amores) del pri-
In~•• (eliz atte • través de lo que se podría llamar acrecentamiento por mer verso y su equivalente religioso, !JJ navy o/ doo,s (armad.> de palomas)
mocliJi~oón. C.d., p~bra, cada enunciación, se mocliJica pot la siguiente y del último, vinrula la estrofa tanto por el signi6cndo como por e.l sonido. Por
se ~nv1ene ~ algo mas_ cercano a In signilicación total apuntada. Esta edifi- supuesto, nada de esto podría o,:urru si los sonidos del lenguaje no estuvic•
cación a traves del cunb10 gradual de In im,igen anima el medio liternrio. Es ron en constante fusión con las imágenes que evocnn.
este ~n ef~o que va n_,ás alió de la mera selección y secuencia de los rasgos,
que ilustre con el pasa¡e de Camus. Considérese la primera estrofa del poc•
ma de Dylan Thomos On the Marriage o/ a V irgin: Conceptos verbal.es •~rsun co11cep1os picJóric:os

Waki~g ttl~nc ¡,, 11 m~Jtiludt o/ fou~ when momin,:s lighl Dado que ,ocios los medios acresiblcs • lo mente humana deben ser per-
Surp,u,d m tlN •~nmg o/ b,r nigbilong eyes cepmales, d lenguaje es un medio pcrceptual. Por tanto, no resulta útil
His golden yesJerday a,lup 11pon 1be iris disúnguir, en los medios de representación, los lenguajes de los no-lenguajes,
And tbi, day's J:Un 1,apt up IM 1/,7 out o/ b,r tbigbs
Was miracuÚ>u$ virgi,rity old as loaP<s 11nd /isM.s. afirmondo que los no-lenguajes emplean imágen,s a diferencio de los lengua-
Thougb the_moment o/ 11 mirad~ is unending ligbtning jes, que no las emplean. Un lenguaje verbal es un conjunto de sonidos o fo,.
Alrd IIN sb1pyards o/ Ga!ílu's lootprinls bíde a navy o/ dou,s. • mas y, como lll!, no carece totalmc,nie de propiedades estructurales que pueden
utilizarse pora la representación isomódicv. Por ejemplo, el lenguaje atribuye
La m~iación comienu con «despenando•~ pura acción sin cuerpo, y -Signos individuales a conceptos individuales y describe pensamientos y cxpc·
hasta "1 q_wnto. verso ~I lector no llega al sujeto «la milagrosa virginidod•, riendas como acootccimie.ntos que tÍ(.Dcn lugar en secuencias. Estas correspon-
que nos dice qui~ esta -:-°• en realidad, estaba- despenando. Esta apertura dencias son exactamente tao pic1óricas en principio como lo es el hecho de que
~• form,, que _p,de un oerre, produce la expectativa por la cual la dinámica en un dibujo dos perros pueden mostrarse como dos configuraciones linC'1!cs
inbercnt~ a la unagen compensa la falto de coherencia de los signos verbales. separadas o que los foses de un acomecimicnto se representan mediante una
Un_ medio directamente perttptual, como el de la músia, o&ece esta cxpec- secuencia corrcspoodicme en una película o una pie23 teatral. Por otra parte,
tnttva en lo que se escucha más bien que indirectamente en la imagen menral la estruetura del lenguaje verbal es demasiado pobre como para pcnnitit una
evocada por el esúmulo. «Despenando•, acci6n sin poseedor, es moclilicada po.r represenutción muy :icabado mediante una tal correspondencia. Por ran,o, lleva
a cabo la ma¡'<>r parte de su mrea asignando rótulos a los hechos de la expe-
._ . Ocspcrundo 1011 en WJ.I multitud de amotts cuando 1, JUJ. de la mañana / Sof. riencia. Estos rótulos son arbirrarios, en cl mismo scnrido que unn luz roja es
p~i6 en la apertura de sus ojos llegados de La nocb, / Su dondo l)'tt dormido en d un signo de tnllico arbiuario que señala Is necesidad de detcner1C.
, "" I Y ele ..,. muslos d sol del dio saltó "1 delo / En1ho La aúLagio,a virginidod vieja
~ ~ panes Y los P«n. / Aunque d momento de un mil..,-o es un rayo in6ni10 / Tocios los medios de rcprescmación se apoyan en referencias isom6r6cas
=
.,.,.u., ele los ..,m.,.,. ele G.m.. ot\Jh.tn """ armada ele pa1omu. (T.J y ;¡o isomórficas. Son en pane análogos, en pan.e signos. En principio, no hay

262 263
diferencia en este respecto entre lenguajes verbales y no verbales. En la prác-
igualmente caprichoso. Pero pregúntese la diferencia entre una vaca y una
tiai, la diferencia mlÍ$ importante es W1ll diferencia de razón. En las artC>
visuAles o la músiai, por ejemplo, las refen:ncw estriCtllmeme no isom6rfi.
cldantn o piénsese: en los dcctoS prob;ibles de las vacas sobre el tráfico auto-
mo,•illsñco en la India, y l, imagen comenzará • agudizarse.
cas son cxucmadamentc raras. Eo el lenguaje verbal, descmpcrum la mayor
Lo norumlcza proteica de las signilicociones verb2les se vuelve dolorosa-
patte de la 13rel. Una gamn conrinua de formas va de los medios menos iso-
_inentc evidente cuando un moesuo inepto les pide • sus alumnos c¡ue bus-
módicos a los que lo son más; incluye elementos imenncclios como los soni- quen áertos términos en el diccionario y luego los empleen CD oraáones. Ja-
dos onomaiopéyicos del lenguaje, los ideogramas, las alegorías y otros símbo-
mes Dcc$c nos infocm• sobre los resultodos que obtuvo UD maestro de ~
los convencionales. Ubicar el lenguaje en una clase cxcluycntc condua: a error.
timo grndo con la palabra casio. Un alumno, ol descubrir que casto significa
Como señalé ames, no es cierto que el lenguaje verbal utilice formas cons- «de diseño simple• , escribió: «Lo amibo es un animal casto». Oaos, usando
tantes y form.UZadas, mientros que el lenguaje pictórico, como el de la pin-
b paLibra como sinónimo de inmaculado o puro, escribieron: «La leche CtD
tun, por ejemplo, utilice formos de variedad individual in6nita. Por supuCSto,
casta• o .Después de mucho uso, los platos siguie.ron castOS>- La causn de
no hay dos cuadros de Bores que seon iguales, mientras que la palabra flor
estos atractivos dispomes fue que el maesuo forzó a sus alumnos • tomar fa.
pcm,anccc inalterada. Sin emb..rgo, el lenguaje ve,bal no se compone simple- cetaS de un concepto fuera de contexto. Las palabnLS del diccionnrio apuntan
mente de pllabras, sino en primer lugar de sus significaciones. Como dijo Sa,
• una rolccci6n al """r de tales {11CCtnS, y no hay modo de usadas rorrccta•
pir, Ja palabra «casa• como perccpm pur11JDcnre auditivo, cincsrésico o visual.
meote a no ser que se conozca el contexto a que corresponden. No bien "'!
no constiruye UD hecho lingülstico; «sólo cuando éstas, y posible.mente aun concepto se ubique en UD:J proposición significativa. el contexto se centrara
otras cxpcriencfas coDC".Xas k asocian automátioamcotc con la imagen de una en sus aspectos pertinentes. Las ddiniciones son particulannentc útiles porn
casa, romicoz:m a adquirir la natumlczo de un slmbolo, una pa.labra, UD ele- 6¡,,. la signi6aición de un concepto mcdiontc su ajuste • una red de relaao-
memo del lenguaje.•- Aunque el sonido normalizado forma pru-te de todo
nes. A decir verdad, ni siquiera las definiciones fijan la signilicaci6n del con-
rooccpto verbal, de ningún modo constituye su médula Intima. No tiene modo
a:pto •como 111!•, sino sólo en relación con UD ~reo concep'."al parñcular.
de impedir la enorme variedad de anku,r y alcance tlpica de los conceptos.
t.. ddinición iool6giat de vaco tiene poca rclaoón con la diosa Hathor o
El lenguojc no ofrece garantía alguna de que los co_p,os momcng;m la esta-
con la pinruro de Jean Dubuffet, 1.A vaca de hocko sulil
bilidad deseable para el pensamiento y la comunicación.
D•do que todo concepto verbal pone de manifiesto uno de sus aspectos
Rogcr Brown sostuvo que el tipo de imagen mental que T itcbc.ner des-
particulares según la proposición, lo ddinición o ouo contexto don~e se. em-
cribe como el componente viswtl de sus conceptos verbales no resultada adi,. plee, su norurolcz:i visual no cli6ere en principio de la represent•oón p1c~ó-
cuado para UD pensamiento que se precie de tal, pues eran apricho5amcote
da, que se da en el dibujo o la pinrum. Lo parte del con<epto que los OJOS
indíviduoles, conteniao cumponemes accidentales y íluctuaban de manera im- pueden v« dircctamcme, es cieno, se limita en la rcptesenmcióo verbal a un
previsible. La imagen de vocn de Titchcner _.un rec1M1gulo alargado ron
signo o complejo de. signos casi completamente arbitrario, mientras que_ lo
cic<ta expresión facial, UD gesto adusto exogcradoo- se apoya en rasgos nun- imagen visible romicnc más dcmenros rctn1tísticos._Pero hay sólo una dife-
ca mencionudos en la defuúción de lá vacn_ .Esto es cierto, pero el carteter ca-
rencia grndunl entre el concepto verbal dunudo reclinado y una esculrum que
prichoso de tales imi¡;enes se hallará en todos los ronceptoS en condiciones
represente ese terna. Ambos perccp1os, las "."lab':'s y el b~cc, csuin pico~
similares. El ronctpto sobre el que piense una persona no tcndní la pertistcn-
de osociaciones mentales que vsn mucho mas allií que lo clim:mmente pcm•
cia relátivamerue esllÚ>le del objeto que ve delonte de sí. El ramo de c:man, bido. La estatua, como que es mucho más espcdlica, rcsttingc más se,•era•
tcmos amarillos que contemplo, esul sujeto a todas las fluctuaciones de cn~ mente el alcana: de las connotaciones pcrñnemes. Es mucho menos adapta-
tación, atención y rclación; pero la sólida base que procura el csúmulo físico,
ble. No se pueden tomar rcpcesentaciones pictóúcas o fragmentos de ~•as
permanece en tanto yo lo mire.. La imagen m<ntal. que ouece de una base pari.1. producir nuevas enunciaciones tan fñcilmc:me como se pueden oomb~n•r
tan indcpcodiente y objetiva, depende de la sol; memoria. Está abierta o lá
palabras o ideogramas. En los montajes pictóricos ~• costuras se no•~• mien-
precipitación de experiencias de toda una vida. Por tanto, para lograr uoa tras que las imágenes logradas con palabr11s se. fus1onnn en iodos uni6~.
idemmcaci6n prcd53, rodo componente del pensamiento debe apoy= en el Las formas y las configuraciones de color de las artes visuales integra? la IID2-
comexco. Si un experimentador le pregunta a una pet10na o se pregunta a si
gen p•rticular que constiruye la enunciación_ Las formas del lengua¡e ver~l
mismo qu~ sucede en su mente cu11ndo piensa en «vaca•, cJ cooccpro qut'<la están bcchus ¡x,ra la evocación lll11$iva de imilgcnes cuya individu.Jidad se. m-
atCllpado en un contexto vacío o punimeote accidemal, y el resultado senl d uce indirerounentc por la rombinaci6n de los r6rulos nonnslizados.

265
14. ARTE Y PENSAMIENTO

E l acto de pensar exige im6gcnes y bs imágenes contienen pensamiento.


Por tanto. las artes visuaJes constituyen e.l terreno familiar del pensamiento vi•
sual. Es necesario mo.nrar esto ahora mediante unos pocos ejemplos.
Puede que considerar el llt1.e como una forma del pensamiento visual pa•
rezca indebidamente uniL11cral. El ene descmJJCiia ocras funciones que a me-
nudo se consideran E?mordiales. Crea belleza, ~ ección, armonía, orden._
H~ vlsib.lC5..n')Sas invisibles0 1nacc~Ics o nadlíse la fantasía tDa cxpre-.
sión al placer o al desconteoto. Nadi de esto se niega aquf;"'""pero~ ra descm-
pcfuu- estas funciones, debe t.e ncr lugar un gran caudal de pensamiento visual.
La creación de bellcu pLmtea prohlemu de selección y organización. De ma-
ncrn semejante, hacer visible un objet.o signi6ca captar SU$ rasgos esenciales;
no se puede retratar un estado de paz, un pais,je atraño o un dios sin da-
borar su carácter en términos ofrecidos por la imagen. Y cuando Paul Klcc
escrlbc en su diaóo: «Creo pour ne pas plnuer; estA es la primera y la última
de las razones», es evidente que los dibujos y las pintuns de Klec podlao ser-
vir • un artista can grande y uo ser humaoo tAO inrcligcotc como alterrunlva
dd lianto sólo esclareciendo ante él los motivos dd llanto y cómo vivir con
- y • pesar de- este estado de cosas.
Inversamente, algunos de los objetivos que se le atribuyen al arte son mo-
dios para hacer posible el pensami_ento visual. La belle211, la perfección, b
armonía, el orden, sirven efectivamente para dar una sensación de bienestar
mediante la presentación de un mundo congrueolC con las necesidades humanas;
pero son tAmbi61 condiciones indispcosables para formular una enunciación
clara, cobcrenr.e y comprensible. La belleza estética constituye la correspon--
dencia isomóclica catre lo que se dice y cómo se dice.

El pensamí,nto en los dibujos infantiles

Si se desea descubrir el pensamiento visual en las imágenes arústicu se


' deben buscar las formas y relaciones bico cstrucmrndas que caracterizan los

267

eooceptos Y sus aplicaciones. Esw se encaentrnn sin diJiculmd en la obra bn: libremen1e los rasgos estructurales pcnincn1cs del rema y encuentra for-
~ • ~ niveles tempranos del desarrollo mcollli, por ejemplo en los dibu- mas adecuadas par.a ellos en el medio constituido por las Uncas ~bre el papel
¡os mfantiles. La cau5" de esto es que la mente joven opera con fomw ele- en blanco. El caballo oo se camctcriza como Utl sino que se ha absualdo al
nivel de una montura incspcci6cada que sirve de base al rudimentario hom-
~enhlles que-~ dis~ingueo fiícilmeme de la eomplejidnd de los objetos que
pmW1. Los omos, stn duda, brindan sólo meras aproximaciones a las fomw bre. Onn cosa le sirve de marco a la otra, a la que circunda. Pero esta n,L,.
y las rclacion.e s espaciales que_ in,cntan pintar. Puede qu~ no ¡cngan.Ja habili-
ción es demasiado imprecisa: permite que el hombrecillo quede flotando en
dad ~ no hayan explorado acuvamco,e las ventajas de las configuraciones bien el óvalo. Para dadc un pedestal sobre el que pueda apoya= sólidamente, ta
defuudas. Adcmli$, los niños dibujan y modelan no exclusivamente por las nifut introduce la Une. de base, que no es una imagen del lomo del caballo
raiones que nos interesan aqul en particular. Les gusta ejercer y ejercitar sus sino un soporte abstracto, aunque cnrerame:nte visual.
La enunciación de la nifut, pues, consiste en conceptos visuales exigidos
músculos rl<mica o indómitwnente; les gwu ver aparecer algo donde no lo
habla antes, especialmente si estimula los sentidos mediante el color intenso por la cxpc.rie:ncia directa, que, empero, retratan el rema absuacramcntc me-
o ~n• prttipitación de fonru,s; rambii!o les gUSUl 1114Dcillar, a[llcar, destruir. diante algunos msgos pertinentes de forma, relación y !unción. El dibujo ob-
[~ttan lo_que ven. _Todo cs~o deja SU5 huellas e impide que el dibujo de un tiene su forma mis directamente ele lns ..formas puras• de los muy genéricos
nano sea Slcmprc: el JU.Sto rt'g1srro de su pensamiento. conceptos visuales que de la apariencia particular ele aballo y jinete. De ese
modo muesua lo que le intere52 a la niña del caballuo montado: se encuentro
enuonndo, rodeado, apoyado. Y aunque In imagen es tan altamente conccp-
fUlll, surge enreramcn1e de lo intensa observación del mundo sensorial e in-
terpreta el canlcter del modelo sin apartarse en modo alguno del reino de lo
visible.

Figulll 62

Sin embargo, no 1encmos que ir lejos paro dcmostrnr lo que sostenemos.


La Figura 62 es la imagen de un iinete dibujada por una niña de tres años
Y nueve meses. Muestra el cabsllo como un gran óvalo y una línea horizontal Figura 6}
que n:p~r.a «~qucllo sobre lo que el hombre se sienta». El dibujo es sin
dud.i pmnmvo st se compara con la complejidad Je los objeios que retrata. En ocasiones-, un concepto visua.l se. convierte en u.ns forma precisa Y casi
S,n ~~o, lo que mils interesa es que en lugar de mostrar una adhesión estereotipada que se repite con escasa variación a pesar de sus diversas apli-
mearua Y torpe al modelo, el cboujo da testimonio Je una menee que descu- caciones. La Figura 63 n:producc los dibujos ele una niña ele_sds ,años en los

268 269
que la li¡;urn del corazón, con la tarjeta men..jera de amor,• sirve poca retra.
tar narices, broches, un vestido de fiesta, brazos, alas (?), decoraciones de
la corona, ercétcra. El recurso, aunque algo convenciorutl, exhibe todos lo,
rasgos y funciones de un concc¡no. Es de estructura simple y de fácil capra-
ci6n. Sirve para volver inteligibles diferentes objetos que se le asemejan lo su-
ficieote como pan, subordioárscJe. Esta subordinación crea uo.a carcgoría co-
mún de narices, broches, brazos, etcétera. Esrabl= algún orden en un mundo
de complejidad.
l.a selección y la asignación de concepros visuales implica la especie de so-
lución de problemas a la que me referí anres como la inteligencia de la pcr-
ccpci6n . Percibir un objero sigoi6ca hallar en él una forma lo su6cicotemenre
simple y captable. lo mismo resulta válido para los conceptos representati-
vos necesarios pru:a la realización de creaciones pic16ricas. Derivan del canic.
ter del medio (dibujo, pintura, modelado) e intemcrúan con los conceptos pct-
ceptualcs. Las soluciones de los problemas dan muestras de sumo ingenio. Aun
en los niños pequeños, varfon grandemente de persona a persona. Ono puede
haber vis10 miles de dibujos infantj!cs sin dejar nunca de sentirse asombrado
&enre a la inagotable originalidad de soluciones siempre nuevas para el pro-
blema de cómo dibujar una figura humana o un animal con unas pocas llocas
simples.
El pensamiento requiere algo más que la formación y asignación de con-
ccpros. Exige la aclarnción de relaciones, d descubrimiento de la estructura
oculta. Lo confección de imilgencs sirve para que el mundo cobre sentido. La
Figura 64 muestra a un vendedor de globos dibujado por un niño enrre los siete
y los ocho años. En su medio ambiente oarural, un vendedor de globos cons-
tituye un espec11kulo confuso. Aporreado desde todos lados por uo• merca-
dería poco gobcroabk, se obre camino entre multitudes moviendo sus miem-
bros al inclinarse hacia un niño, elegir un globo y recibir d dinero, De modo
alguno es fácil percibir la esrrucrura bási01 que gobierna a.l hombre y su mcr-
cadcrÍll. An¡es de que el principio del asunto se comprenda, es necesaria una
abuod..me exploración activa que oo sólo abarque el sentido de la visw. Tam,
bio!n es necesario un pensamiento genuino para hallar el mejor cquivalenrc de Figura 64
este principio en d medio del dibujo bidimensional. En el dibujo del niño,
toda confusión se ha desvanecido. Lt disposición espacial clari6a, el orden En niveles más elevados de desarrollo mental, los modelos compositivos ;"'
funcional. Mediante su ubicación en el cemro, el bombrc se convierte en el vuelven más complejos, al igual que las cooliguraci~ncs de fuerzas que se dis-
agcnre central. Lo que sucede • derecha e izquierda de este eje medio es tra• ciernen en el mundo del anisra dibujante y que se mrcrprew, en su obrn. Los
rada simérricamenre porque no se intenta mostrar diferencia funcional aJgu. buzos de la Figura 65 (pp. 271-272 ) fueron dibujados por un niño algo mayo~,
na entre iz.quie.rdo y derecha. Las cuerdas parten de las manos controladoras un niño egipcio. Una vez más, es occesario tener en cuenta lo que es ~roba\•
que el niño baya visto de tales escenas. Sólo entonces se puede apreaar la •
berrad con que los datos de la experiencia se transforman en ':'"" ~:erpre~-
• Es de UJO trlidicional, en los EstadoJ Unidos. el mvlo de tarJcw- o regalos rd.
f ciootclos con d amo,-, en d dúo de Son Val,nún. 14 de fcb=o. El símbolo que r,p.-.. cióo visual independieme, ejecutada con los recursos del medio b1dimc;:::
scnIA es,: sc:ntimícnt0 es la úxma cstcrroripldt dd C0fl26n. [ T.J nal. En la vida real uno puede ver cómo los b0%os abandonan los-botes Y •

270 271
p;,reccn en el agua. Una pcllculll sublllllrina puede mosttarlos en su ~oso.
ocupados en sus wc,is y, luego, nuCV11JDcntc en su ascenso. Pero todas estas
perspeaivas son p:udales. Lo logrado por el dibujo c:s mucho mis. P =ra
un conlinuun, vertical, la relación ininterrumpida entre lo que acaece arriba en
los botes y abajo en las profundidades, un acontecimiento coherente que mues-
tra todas las funciones y conexiones del proceso total. Aunque nada realista,
esta púSpectiva procnra una instrucción simple y directamente pertinente. En
el universo clcl espacio pictórico pltmo, su lógica visual resulta intDediaiamcn-
te convincente y adCCUBda.
Los botes rodean y presrao apoyo a su tripulación bidimensionalmcnte sin
oculwlos en parte a la visión como sucede «en la realidad•. Los hombres que
sostienen las qierdas son tratados como hileras de iguales porque son homo-
úpicos, de igual función. Los timoneles, que tienen una función distinta, se
distinguen por la forma y el color. Las cuerdas son conexion.e s de dlltO traza.
do: no se entorpecen entre si, salvo en un caso, en el que el enttecruzamien•
to es exigido par insuperables necesidades de disttibuóón espacial. El fondo
azul y regular de las •guas pone de relieve los ceros colores, que sirven da•
ramcnte ¡r.u:a distinguir los bombres y los botes. La ubicación irregular de lo,
buzos muesrnt que flotan CD un espacio ilimitado, • diferencia de la disttibu-
ción más C$táúa,. de los bombrcs CD los botes. Las liguros de los buzo• ex-
plican con extremada claú<hd su dependencia de las cuerdas, la adhesión de
los pesos y cestos, eccétera.
De.cribo estos dibujos como si fueran diagramas de instrucción, romo
mapas u otro material de información, porque mi tarea justamente lo exige.
Al mismo tiempo, claro está, un dibujo hermoso tiene cualidades acústicas.
No sólo enseña el buceo; ,ambiin transmite la «sensación•, la experiencia
viva del acontecimiento. Este efecto se obtiene mcdion,e h,s cualidades esté•
ticas de equilibrio, orden y expresión: I• U'ipulación dominante en los botes,
arriba, el enjambre de las 6guras rojas por debajo, la Jibcrrad con que flotan,
J. ingravidtt de sus cuerpos. Todo cs,o, sin embargo, de ningún modo es aje-
no a la J«ci6n vista! elaborad. y trllDSmitiáa por el niño. :En este coso, como
siempre CD anc, la «belleza.• no es una decoración añadida, una mero propina
pan, el observador, sino una parre im:egrnl de la enunciación. Todo aspecto
de J. representación picr6úca, ya sea informativo o cvocativo, se adecw, pcr-
Ícctamcnte con lo que el niño comprendió, sintió y comunicó.
Las siruaciones puestas en claro por el pcnnmícnto visual nuna roncicr-
nen al solo mundo exterior. Cuando d niño 01pra las 01ractcdstkas de la si-
tuaó6n del buceo, rambi6n dcsrubre y clari6ca CD cll• demonios de su propill
experiencia: la de estar suspendido, «depcndicmo (en el sentido literal y fi- Figura 65
guudo de la palabra), inmerso en aterradora oscuridad, pero al mismo tiempo
suje1ado oonfuuwnente desde 1lrriba, expuesto a la avenrura y al deber, en
compañia y, nl mismo riempo, solo. Después de todo, debe = esra especie

272
de afinidad la que bacc que una personi adquiera un interés cognoscitivo por
lo que acaece fuera de su propia ,arca y lo que le dctermiru, a centraISc sobn:
ello parn dariliaulo.

Elaboraci6n dt probkmas p,rsona/,s

Este compromiso personal pu.de ser mucho más <"X¡>lici,o. Las Figuras 66
muesttan dos díbujos hcclios con un intervalo de ocho semanas por una niña
de siete años cuy• Eiunilia acababa de mudarse a los Estados Unidos. Después
de haber esudo ffl una escuela europea muy estricta, se senáa perdida en d
medio más informal de la escuela pública norteamericana; volvia a casa llo-
rando: «¡Ya ruidic me dice lo que rengo que bacer!•. Durante esas primeras
scrnaruis de aflicción hiz.o el primer dibujo. Se dibujó a s{ misma dos veces:
¡,. figusa ccmral de Is bilem superior y la de abajo a lo derecha. Se tncucntta
rodeacb de tres myjcrcs de osados cabellos sueltos •norteamerican0$1>: su her·
mana mayor, a la que gustaba la escuela no"camecicana., una estudiante nor•
rcamericana que le daba clases de violín y cuyo desaliño poco femenino 1" es•
carufalizaba, y Nfflcy, oua nifut norteamericana. En medio de estas figuras vi-
vaces y sonrientes se presentaba a st misma melancólica y llorosa, con pe.lo
¡,atéticamcn,c reducido, sin brazos o protegida por la cuerda con la que salto.
El segundo dibujo lo hiz.o cuando habla comenzado a ,robar amisl4d con
sus compañeros en p:utieular y con los Estados Unidos en general. La discrc-
273
paocia entre las 6gun,s hu desapar<cido. Todas se asemejan y sonócn. Ha y de cae modo, definir los poderes que el paciente enfrenta vagamente y dcs-
ruibido un compromiso entre ambas formas •n,ttiores de arreglo del pelo, que d,J,rir los rclocion« COITCCtll$ entre ellos, signüica
algo más que plasmar o~
ahora exhibe un peinado ordenado y al mismo áempo atrevido, y en tres de SCl"Vllcioncs en el papel Signüica elaborar el problema volvi6Jdolo descrip-
los cuatro ca.sos ya DO se permite que la cuerda confine la cabc2a resplande- tible.
ciente. La niñ:I DO pudo babee btcbo estos díbujos sin determinar con pre- Con frecuencia los cuadros y las esculturas de los pacienrcs adultos no
cisión las causas de su perrurbación. Observó en su medío ambiente las mani- cumplen su taren tan acabadamente como los dibujos infantiles que mostra-
fes111ciones de Ullll doloroso exclusión y una cboouue permisividad y, m;ls tac• mos más arriba. Los niños son aficionados, como los adultos. Pero con su
de, la alq¡rc solución. l>e$Cubrió para estos varios temas asombrosas fórmulas sentido incorrupto de la fonna, pueden poner todi,,,{a iodos los aspectos de
pictóricas. Al hacerlo, volvió tangibles y comprensibles varios aspectos de sus la forma y el color rolll)meme al sc,rvicio de la signüiración apuntada. En este
p=paciones. Diasnosticó y le dío forma a su problema con la ayuda del sentido, su obra se asemeja • la del anislll cabal. Pero en el adulto medio de
senádo de la vista. nuestta civilización, el sentido de la forma antes se desvanece que se adecua
a la complejidad cada vez mayor de la mente. Su arte puede contener elemeo•
ros de ocprcsióo auténtica -una mujer con su hijo en br8%0s, un monstruo
que acecha en la oscuridad-, pero en gcncrol se limita a conlllr una historia de
la mejor maoera posible sin transmitir su signi6Clción intrlnscca a rravés
de L, dísposición de las formas y los colores mismos. Para el ojo estos dibujos
pueden rcsulcar confusos, incondm:cn1cs y d&iles, aunque rransmitan su m.cn-
nje idcogní6auncnte mediante un lenguaje pictórico.
De lo que se sabe de las imágenes, ¿es pcnnisiblc inferir que tal obm de
ane tendrá sólo su enrern gravitación s.i la con6gunción perccptual refleja la
constelación de fuerzas que subyace en el tema del cwulro? Me siento =tado
• sugerirlo. La evidencia pcrccprual dircctll, que constituye lo fuente de cono-
cimiento m,s pe.rsuasiva dc la mente, debe exhibirse en la composición gene-
ral -y en la organización del detalle, si el mensaje del cuadro ha de actuar
con pleno vigor terapéutico. De otro modo, la comprcnsi6n obtenida a partir

Figur,, 66b

La daboraci6n de los problemas personales es evidente, en los díbujos y


J.s pinturas de los pacientes en la 1empia de arte. Algunos casos, como los pu·
blkndos por Margaret Naumburg, ofrttecn ejemplos de cómo la obra en sus
primeras ehlpas puede describir la amenaza co bruto de una «ansiedad libre•
mente flotanrc., a menudo ddinida con pobreza, y cómo, con una mayor ela- Figura 67
boración, emergen también indiet1ciones de los motivos a los que se debe la
amenaza. Hacia el final el poder hostil se ,e • veces adecuadamente reducido, de J. obra de ane será parcial e indíttc!ll. Esto signüica que, desde un pun-
puesto en su lugar, explicado por su contexto. En general, el trabajo anfstico 10 de visea ideal, la terapia de arte debe también ser educación artística orien-
constituye sólo una pane del esfucao guiado del pacieme por librarse de sus tada • guiar a la persona no sólo • la clari6cación dcl rema, sino rambio!n • la
dí6cuhodcs. Escl lambién J.,, psicoterapia, es,4 también la lucha mental que de su representación visual. Sólo ruando la obra le habla claramcnre al ojo
continúa dfu y noche y, en cierta medida, los dibujos y los pinturas son sólo puede esperarse que beneficie al máximo a lo mente. En este scnádo puede
un reflejo de esas luchas y sus rcsult-ados. Es evidente, sin embargo, que Ja decirse que la técnia, de •garabateo• de Margarct Naumburg, que alienta aJ
lucha csrá dcclanidn también dentro del ane mismo. El csfuetzo por visualizar paciente a «crear formas de libre cxpami6n en curvas y )Incas zigzagueantes
274 275
sobre grand es hojas de papel., no s6Jo libera el flujo del contenido incoos-
·ciente, sino que wnbii!n puede contribuir u m:upcnu: el sentido espontáneo sL l..a$ Figuras b y e muestran una solución difercmc . Lo integridad de
d e la forma superando la constru<eción pictóci01 restringida y pcrccprualmeme :::iemcntos de L, figura queda inalterada, pero se imerpenetraa. Forman
imnitDllda. una unidad visual más estrecha, pero ésta no los afecta_ Cada uno tiene la for-
ma que ,cndrla de por sí sin la presencia del otro. Esro crea zonas que perte-
necen a ambos elemcoros y podda in terpretarse erróneamente que exhiben
Opuacio11c$ cog11orcitiuar u:m sparencia- En lugar de ello, constituyen coincidencias no reconocidas. Pero
csra d oble aparición crea rivalidad visual, y este conflicto estimula la necesidad
Lo obra de ane genuina requiere organizaciones que implican muchas, y de un tratamiento más uniJicado del probl= .
quil:á todas, de las operaciones cognoscitivas que se conocen en el pensa-
miento teórico. Oa,:é uoos pocos ejemplos. Comúnmente en Lis situaciones
filosóficas, cienú6cas y pr&cricas, los problemas se solucionan primero en un
dominio local estrecho que exige modificaciones cuando la situación ha de
tutarse en un contexto más amplio. He aquí una ilustración eleme ntal del
pensamiento así restringido en el dibujo. Los niños pequeños a menudo colo-
cnn L, chimenea en el techo oblicua, en lugar de verticalmente (Fig. 67). La
prócrica cobra sentido si uno no la considera sólo negativamente como emS-
nea, sino positivamente como 1,na solución local de un problema espacial. la
chimenea se apoya sobre un tocho inclinado y, en relación con esta inclina-
ción, est4 colocada pcrpendiculam,cou,. Esta es en verdad la única ubicación
adecuada en tanto el problema se limite • su más estttcbo d ominio. Sólo en
el marro más amplio de la esccoa total el techo se revela inclinado, esto es, Figura 68
di,·ergente del marco b.isico del espacio. El techo no constituye la firme p la-
.El payaso sobre el elefante ( Fig. 68c) asume una posición de perfil por dc-
tafomia que patOCC ser en una perspectiva estrecho. Por tanto, para obtener
f.ucacia hacia su montura. Pero además prescinde de una pierna. Accprar
L, posición estable que el niño intentah• dade a la chimenea colocándola per-
CSlC sacrificio como legitimo requiere una modi6ca.cióo mucho más intensa
peodiculanncntc al techo, la chimenea debe conformarse a L, vertical del es-
de las p rimeras formas de pcnsamienro que la mera omisión de las pierru,s de
pacio más amplio . .Esto crea una relación torpe y de apariencia incorrecta en-
las Figuras 68a y 6&/. En los primeros dibujos los niños ignoran las p icmas
tre chimenea y rocho, relación que sólo se justifica ruando se la ve en el con,
texto más ampUo. con facilidad, pero rocooocen su presencia, y aceptar su amputación, no obs•
tnntc, requiere un abandono más radical de la imagen primordial de la figura
Otro problema cognoscitivo biisico es el de la interacción: a un nivel tem-
humam_ El niño se encuentra aquí, en una situación perccptualmente rangible
prano de desauollo mcnt41, las cosas se consideran entidades aurocontinentcs.
Y relativamente neutral, con el problema a menudo doloroso de la interac-
Puede no luber relación alguna entre ellas. As! como los niños pueden jugar
ción: J. pmc debe modificarse en interés del todo; y la forma y el compor-
uno jonro al otro, pero no entre sí, las figuras de sus dibujos flotan en el es-
lllD'Úcmo particulares de la parte sólo resultan compreosiblcs a través de su
pacio, mutuamente indiferentes, Cuando la relación se describe, no indica en
función en el todo. Como problema cognosciú,·o, la interacción plantea di-
un principio que sus miembros se modifiquen por ella. En el dibujo muy pri-
Jicultadcs a rodos los nivdcs del pensamiento teórico; como problema de re,
mitivo de la Figura 62, el caballo de forma ovni no reconoce la presencia del
ladón interpersonal, muchas personas nunca llegan realmente • solucionarla.
jinete, como tampoco la figura humana partte modifi01rsc por la función de
En los dos dibujos mil$ aVllllZados de una 6guta sentada (Fi¡p. 68/ Y 68g),
eabttlgar. Sólo L, ubicación espacial indica que la relación entre los dos es
la interacción lleva a una modiliación interna del coerpo. En la rígida figura
algo más que una coexistencia independiente. En el siguiente nivel los miem•
de los primeros dibujos no se rccoOOC'C l:t movilidad de las articulaciones o la
bros sacrifican pme de su integridad en interés de Ja aa:ióo reciproca. En
posibilidad de flexión. Una referencia al lenguaje puede ilustrar ruiin univer•
Lis F,guras 680 y 68d las piernas se omiten para soüdüicar ,•isualmen1e la
ulmente característica del pensamiento humano es esti diferencia- El mé-
superposición entre figurn y apoyo. Pero los miembros todavía no se invaden
todo de leogusfe llamado de ai5lamien10 forma oraciones ensartando palabra•
276
277
que pennan= sin modiliación en si mismas. La conexión entre palabns se
expresa ya por mera s«Uencia, como en el chino, yo por palabras auxj. adas aplicando sin consecuencia rasgos esrructurnles y dando pasos vaci-
lOO ' csu1 o aqueUa otra wn:\.-Y
Janres C!.D 0 '---'6
o.
li..-.s, como lm preposÍción, por ejemplo, la indicación del Cll50 posesivo me,
diaou, o/ en inglés o no en japonés. El mérodo inllexivo, por otra [)llCle, El desorden rcsultBme, aunque de por si quizá sin atractivo, tia pruebas
de, una mcn1e exploradora en acción. Lo exploración ricndc a una meta, es
modüica nombnes, verbos y otros elementos ¡>ffll hac,,r explfci1J1men1e visible
productiva y, por u1mo, sa presencia necesariamente bienvenida desde el pun--
la io1cracci6n entre los componenres de urut enunciación. Este método preva,
to de vista educativo. Debe distinguírscln de una dasc de confusión muy dife-
Ieee en laún y alemin. Los términos in/le,ció11 y declinación derivan etimoló-
rente: la qu" resulta cuando una enseñanza errada u otras perturbaciones en-
gicamente de {lai6n, Aunque Sapir advierte contra la tentación de conside-
torpecen d sentido de la forma. En arras zonas del aprendizaje humano puede
rar !.as lenguas ioflcxivas «superiores" o las aislames, puede observarse, por
ejemplo en los niños, un desorroUo desde la palabra dgida • la palabra flexi-
observarse también esw diferencia entre lo confusión productiva y la impro-
ble; y Sd,.lauch menciona que In lengua inflexiva ind-w:opeo «puede ha-
ductlv~.
berse desauolhtdo • panir de una etapa temprana en la que las palabras ral- Las formas y los esquemas de color simples que se dan en los primeros
d ibujos de los niños se vuelven más complejos en todos sos aspectos. Original-
ees y las parúculas se combinaban como elementos independientes y scmiio-
ckpcodienrcs».
Tambi~n canactcrísticas de los procesos menta.les en general son las for-
mas de ttllOSición confusas o «feas» que surgen cttando una persollll abando-
na una concepción bien estruttumda para abraw- otra más elevada, rruls com-
pleja y m.is ndecwida. Es una reacción [)llCCCÍda • la que sien1e un escalador
de montaña cuando COl'Te el riesgo de abandonar una posición seguro para
alcanzar una situación rruls avamada. La Figura 69 muestra csquemític:unente

[ID
l:BW
EB

Figuro 69

tres modos de representar una casa que se dan de modo típico en los dibujos
Figura 70
infantiles. La Figura 69a, claramcn1e defuúda e impecable de por sí, no logra
indicar la tridimensionalidad y, por tamo, tiende a lucir de modo poco satis- meme reflejan d orden perc,,ptual que la menie humana establece en un• edad
fa«orio ruando las exigencias se hacen m-'s estticras. La F'rgura 69c es una
<crnprSllll rectilicnndo las distorsiones de la proyección, los aspcc,os accidenta•
nueva solución clara, tan pczfccu, como la primera, pero con cicrll! diferen- les, la superposición, etretcm. Sin crab:u¡¡o, a medida que la men1c va wlvi~n-
ciaci6n de las perspectivas &omal y lateral. La Figura 69b ilustra una de las
dosc mds sutil, va siendo capaz de incorporar las complicaciones de la opa·
muchas fonnas intermedias de desorientación mediante las cuales el dibujanic riencio pcrcep1ual, obteniendo de ese modo un• im2gcn mds rica de la rcsJi.
bu.sea a ticnw la solución más compleja del problema, siguiendo vagas cara•
dad que se odccua al pensamien10 más dikrcnciando de la mente desarrollad•.
278
279
Esta mayor complejidad se adviene <n la obra ardsúca de los niños mayores.
En los primeros dibujos, los elementos geom~tcicos -circulo, recta, óvalo,
rectángulo-- se presentan explícitamente, aunque rara vez en ejecución pcr.
fc:cta. Se combinon pam formar figum hUJJlJUlaS, animales, árboles, ct~tcra,
pero manteniendo sus propias formas. Un circulo, un óvalo y ruacro rectas
adecuadamente conectadas consricuyen una figura primitiva. Sin embargo, e.,.
ras unidades independientes no tardan en fusionarse en formas más comple-
jas. La Figura 70, un «animal prehistórico• dibujado por un niño que no
tenla todavía cinco años, consticuye un impresionante ejemplo. Para perábir
tal configuraáón, la mcnie recurre a su procedimiento babitoal de organi2arla
en términos de elementos mJ!s simples, sugeridos por las aproximaáones real.
mente dodas. Estas, como también el csqueleio que las combina estructural-
mente, no se indican en cl dibujo, sino que se contienen pcnencialmcnre en él
y el observador las descubre. El esfuerzo del pens•miento visual pan> leer tal
oonfiguraáón es proporáonalmente mayor y más útil.

l.,,s co"figuradonts abstractas ,,, ti art< vim,ú

A parrir de estos comienzos, un desasrollo inintccrumpido lleva hasta los


logros de la gran obn1 de arre. Pcrccptwdmcnte, una obra maduca rcllcja un
sentido de la forma altamente difcrenáado, capaz de organizar los varios com-
ponentes de la imagen en un orden compositivo comprensible. Pero la inrcli-
genáa del -artista se manifiesta no sólo en la estruaura de la con6guná6n
formal, sino igualmente <n la_JJrofundidad de la significación transmitida por
esa configuración. En CrisJo <n Emmaus de Rcmbrandt (Fig. 71 ), la susuncia
religiosa simbofüada por la bistoria bíblica se presenta por medio de la inter-
acción de dos agrul"'uúentos compositivos (Fig, 71a). Uno de ellos se ccnrra
en la 6guca de Cristo, que se sitúa simétticamente entre los dos disápulos.
Esl!l disposición triangular queda subrayada por la arquitcccura igualmente si- F,gun 71. - Rembrandt, Cristo ,n 5,,,,,,,,,, ( 1648). Cortcsla del Musée du Louvrc.
métrica del fondo y por la luz que irrodia desde el cenrro. Muestra la jerar-
qula u:adiáonal de los cuadros religiosos que culmina en la figura divina. Sin
embargo, el artisto no ha permitido que esta configuración ocup:ua el centro
de la 1cla. El grupo de 6guras se dcsvi. un tamo baáa la izquierda, dando
lugar a an segundo ápia, creado por la cabeza del joven sirviente. El segundo
rritingulo es m,u ogudo y también más dramático por su falta de simetría. La
cabeza de Cristo ya no domina, sino que se ubica en el lado descendente. El
pensamiento de Rembrandt adopta asombrosamente, en la forma básica de
lo pintura, la versión protcnante del Nuevo Testamento. La humildad del _/ ----= ~~~.::.::~~~::--
Hijo de Dios se expresa en la composiáón no sólo en la ligera desviación
de In caben a partir del eje a,nrral de la pirámide, por lo demás simétric,i,
que con.niruye el cuerpo; Cristo •parece además subordinado a otra jcr-ar- Figuro 71•

280 281
quía que tiene, su más aho punto en la figura más humilde del grupo, esro es, un• gcomccr!J¡ alwngue absttllCta, sin La cual la historia contada con realismo
la dd sirviente. oo bubima p<1Sado de una mera anécdota.
Este •nilisis, por supuesto, sólo cubre el esqueleto más inmediato de la La naturaleza del pensamiento visual en anc se hace panicularmcote CVÍ·
obra de Rcmbmndt. Si se quisiera hacer plerui jus,iciJI a la pintunt, habría_que dente cuando se la compara con elementos del conocimiento «:imdcctual»,
tDOSU'llr cómo se representa el tema co el detalle. Lo que intereso aqui, sin que, aunque constituyentes legítimos de la obra, se rrasl•dan a La enuociJl-
embargo, es que el esquema compositivo básico, a menudo considerado un ción visual desde fuera. La /llu¡,r pes,mdo oro (Fig. 72) de Jan Vcrmec.r , se
recurso pummemc formal para lograr uoa disposición placentera, es de b«bo idcnti6ca en el catálogo como un• alegoría: «La joven pes• sus bienes tcrte•
el portador del tema central. Presenta el pensamiento subyacente mediante nalcs juoro • uoa pintunt del Juicio Final en el que Cristo peso Las almas de
los hombres•. El paralelismo entre ambas acciones es indispensable pan la
comprensión dd cuadro. Sin embargo, esta es una oonai6n intdccrwil, que
no se muestta desde el punto de vista de la composición. Si se es" c:ntcndo
del Juicio Final, se pncde comparar el temo de la historia dd fondo con La del
primer término. Todo lo que lw:c d pintor para sugerir la rdeci6o es en-
marcar la cabeza de la mujer de modo tal que queda dittctarnente emp!A-
zada inmediatamente por dehojo de la figura de Cristo. Esta relación, aunque
cerrada, carece de especi6cidad. El tema intelectual, sin embargo, también se
expreu visualmente. El rasgo más conspicuo dd cuadro del fondo es el borde
oscuro y rfgidamente ven:ieal del marco, que desciende hllsta el centro mismo
de la composición de Vermccr. Esta forma poderosa sujeta la mano de la
mujer y suspende su movimiento. Mediante este tfflltSO, la escena mundmal
del pdmer término queda detenida, mientras que una luz qne llega desde Jo
alto, más intensa que el resplandor mundano de \u joyas, hace que los ojos
de la mujer se cierren. También en este caso la con6guración compositiva b:1-
•ic• expresa el pensamiento mis profundo y central de la obra con suma io-
mediotcz. Los datos iconognílicos sólo añaden una especi6cidad religiosa al
más amplio tema bumano.
Los ejemplos prcccdcnres mostraron qué es lo que capacita a una obra de
ane para ser algo mú que la ilustración de un acontecimiento o cosa particu-
lar o la muestra de una b-,,e<:ie de acontecimiento o cosa. La imagen se ve
pcnctr-ada por una con6guraci6n abstracta de focmos o, uw precisamente, de
fuerzas. Dada su abstracción, CS3 configuración comlÍIUY" una generalidad.
A ttavés de su apatiencio parrirular, representa la natuttlcza de un• especie de
cosa. Mostté anees que en principio esto vale p,tr-a toda pera,pci6n; pero dado
que DÍ los objetos de la oa111ralcza DÍ tampoco muchos artefactos fueron he-
chos con d propósito de rumplir esta función perccpwal, transmiten La forma
visual sólo de modo impuro y aproximado. Dejan mucho por cucntll del ~
dcr fonnBti•o dd observador. Las obras del arte viru•I, por otra parte, se
crean exclusivamente para ser percibidas y, por tanto, el arrisia trata de lo-
grar la CDClínaci6n má.s imcnsa, pura y precisa de sentido que, consciente o
inconscicmcmemc. inte.nUl tnansmitir.
f"¡gun 72. - Jan Vcan,e,:, Mujer p<sando oro (16571. Narional Gallccy of An. Los ponodores de la signi6cación directamente perccpúble, que el ,me
Washingtoo, D. C. Colección Widfflcr. mimético encarna en su repn,sentaci6n de los objetos físicos, revelan su tbs-
282 283
tt:icción más ootoriameme en las obras logradas dcl arte modc.mo no mimé- figuraciones de fuerzas inherentes. Ejcmplilican las nrioncs por las cuales la
áco. Tramré de ilustrnrlo mediante la comparncióo de Madre e hijo en la obra tiene algo que decimos que nos concierne; pero no constituyen una
pi,,y,,. de Camilc Corot (Fig. 73), con Dot formas, de Henry Moore (Fig. 74). par1e inbcrenre de la obra misma.

Figura 73<,

Figura 73. - Jcan Boptim:, Camille Corot, 1\l•dre e hijo en la playo. CoJ,cción
John G. Jobnson.

En el Coro,, como en las dos pinml'llS analizadas hace un momento, el esque-


leto estructural de la composicióo (Fíg. Ha) tmosmite el tema b,lsico de la
obra. El niño, simétrico y frontal, reposa como no pequeño monumcnro auto-
continente c independiente, micntl'llS que L, figura de la madre se ajusta a nna
ÍOIIllJl inclinada, scmcjantc a una ola que se aceIOJ, que expresa protección e
interés. w tal.la de Moorc, igualmcme compleja y sutil, encama un tema muy
similar. La más _pequeña de hs dos unidades es compacta y autoSU!icicnte,
como el niño de Corot, aunque rambic!n tiende de modo notable hacia su com- figura 74. - Henry Moorc, Dor forma, ( L934). Colección 'Thc Muscum o[ Mo-
pañera. La mayor parece cnteramcme empeñada en inclinarse sobre la más dero Art.
pcqueñ,, dominándola, suj«ándola, proregiéndoLi, abarcándola, recibiéndola.
Se pueden dcscubñr paralelos con siruaciones humanas u ou-as sitaaciones Así como el químico «aWa• una sustancia de con!llminaciones que distor-
narurslcs en esta obra: la n:laci6n de madre e hijo, expresada en el Corot, o sionan la posibilidad de considerar su namrslcza y efectos, la obra de arte
la de hombre y mujer. Esl'llS asociaciones clcpmdcn de la similitud de las con- puriJia, la apariencia signi6caúva.• Presen~ los temas abstntctos en su gcnc-

284 285
ralidad,. pero no ttducidos a dfogramns. La vati<!dad de la cxpetienci• dir~ ·
se rcflc¡a CJl f~'?'iu altamente complejas. La obra de ane mnstituye un juego 1, . MODELOS PARA LA TEORJA
mutuo entre ~•6n y pens~eoto. L, individualidad de L, existencia partiro-
J.,: Y~• generalidad de los u~ se unen en una imagen. Pcrccpto y concepto '
~~ Y ~l!n~ose entre si, se rcvcl,n como dos aspectos de ~
untca y muma expcoenaa.

El cient.ífü:o, como el :minn. interpreta el mundo a su alttdedor y su pro-


pio mundo interior por medio de imígenes. La creación de modelos pcrcq,-
tuales, por supuesto, no es la única ocupación del cicntJJico. El físico, el bió-
logo o el sociólogo se esíuetzlln considerablemente por recopilnr daros, cotejar
su validez, m<:dirlos y contarlos y poner a prueba sus predicciones. Pero to-
das esltlS operncioncs sirven sólo para preparar y confirmar sus descubrimien-
tos y explicaciones. Y descubrir y explicar requiere moddos pcrcepribles.
«Por lógica probamos•, clíce Henñ Poincnré. «pero por intuición dCSCtJbri-
mos•.
A oo ser que una imagen se organice en formas wi simples y rnn clara-
mente rdacion•dl!.S entre si que L, mente pueda captarlas, constiwye un caso
parricular, incomprensible. Sólo a través de las generalidades que se dan en
dla, se ve la cosa imaginada como una clase de cosa, y, de esta manera, se
wclve comprensible. En las artes, las imágenes elementales y primirivas lo
mostraron del modo más conspicuo. Lo mlsmp resulta v,llido para los pri-
meros modelos de L, ciencia. Por tant.o, romartf ejemplos de situaciones en
las que la cienciJJ resulta joven o se centra en problemas de muy vasto alcance.

Formas eom1o/6gú:as

Las teorw sobre In namralcza y el origen del mundo físico ofroccn ejem-
plos convenientes. Tratan de un tema que ocupó • la humanidad desde su
mtls temprano comienzo; deben centra.rSC en las formos más amplias de la
existencia y las imágenes pcrtinemes deben ser igualmente gcntticas. Incluso
una consideración superfieial de las cosmologías primitiva. revela rasgos que
nos resuluu, fnmiliares gracias a nuesrra !rccucntaci6n de las arres. Las fo,.
mas que sugiere la experiencia directa imc.rtte.túan con Las «formas puras•
con que la mente resp0nde a esa experiencia. A paclÍr de L, i.r resisuble nece-
sidad de contar con una form• comprcmiblc, la humanidad se ve en un mun-
do plano, aunque poblado por momoñiu y otros factores secundarios, Y ce-

287
rnido por un horizonte circular. Sobre esra base llaru, se eleva la esue!L,d,, constituye, co.mo ya vimos-, una forma incnc sino un conúncnce protector. El
bóveda bemisfwa del ciclo; y esta b:lse puede ,..,rsc también rodeada por el hombre ve en los cosas que lo rodean las acciones que las produjeron y que
foso del okéanos hom&ico, sobre ruyos •guas se encar:imo misteriosameo,e la él es capaz de llevar a cabo. Esta perspectiva dinámica del mundo correspon-
bóveda celestial. Se iraia de un mundo ccm,do, tal romo lo impone la percep- de a lo que se conoce sobre el estado objetivo de lo naturaleza. La física mo-
ción anhdante de founa, y simple romo el dibujo de un niño. derno llega a afumar que lo focma mal.Cl'ial no es sino d modo que tiene el
Me interesa aquí DllÍ5 la secuencio psicológica que la cronológica. El or- hombre de ver los efectos de la acción de los fuerzas.
den psicológico conduce desde concepciones elementales • otras más comple- Desde el rruís excrcmo comienzo, la arquitectura cósmica se concibe como
jos, • medida que la mfflte va dif=ciándose más y la observación se vuelve un producto de L, acción. La cosmogonía comienza ron la forma que emerge
más rdinada. Por otra pacte, dodo que los modelos del pensamiento surgieron de Jo informe. La T ierra, dice L, Biblia, carccla de forma y estaba vacfa, y los
a p:trtfr de las complejidades del mundo ditccmmcnte observado, tienden tam- primiti,•os 616sofos griegos decían que la materia primordial en ilimitoda y la
bién • volverse más simples a medida que la mente va independizándose. Aris, comparaban con los clemcn1os móviles y flexibles, romo el agua o el aire,
t61cles sabía que un barro va hundiéndose gradualmente en el horizonte a me- que parecen animados por una vid,, informe. La palabra chao,, sin embargo,
did,, que se aleja; sabía que durante un eclipse lunar, L, Tierra arroja una signi6a, originalmente, como señaló F. M. Comford, no desorden primitivo,
sombra circular sobre lo Luna y que al uasladarsc de país a pafs se hacen visi- sino vado desgarunte. De ese modo, se refiere a un eswlo primitivo de forma
bles nuevos conStelaciones de estrellas. De este modo, el desafío de la obser- ordenada, es decir, la separación de dos principios generativos. Quizás- este
vación refinada exigió la noción de u!Ul Tierra curvada, lo cual significaba ape- principio, que se d, en la cosmogonía de muchas cultul'llS, su deriva sencilla-
lar • ~o modelo que ua todavla mús simple y elegante que el anterior, esto mente de la polaridad biológica de los sexos; pero puede presentarse llUDbi6J
es, la imagen de un mundo esférico, rodeado roncéntricamenrc por el rcvesti. de modo convincente cuaado las cosmogonías no incluyen la noción de un
miento de los ciclos. Tal divergencia respecto de la pcn:epci6n ditccta no es creador independiente de la creación y, por 1anro, es d mundo mismo el que
.fácil de aceptar. Puede que se rccnrro a modelos intermedios, en busca de un en un principio se escindió por Jo menos en dos entidades que son a la vez
compromiso. Anaximandro, por ejemplo, dijo «que la Tierm es de forma cilín- creador y creación. Esta concepción de la interacción de los opuestos puede
drico y que su profundidad es la tercera parte de su ancho; su fonno es cur- luego haber pasado a la dualidad sexual como modelo natural. De aruerdo
vada. redonda, semejante al cuerpo de una rolumna; marchamos sobre Ullll de con el pensamiento chino, ,odas las cosas cxis1ences se ba= eo la coopera-
sus superficies planas, micnlnlS que 1a otra se baila en el lado opuesto•. ción antagónia, dd Yin y el Yang, uadlcionalmeme reprcscnrados romo los
Así como en los dibujos infancilcs el circulo primario a menudo se dif,- dos componentes entrelazados del emblema circular. En L, Biblia, las dos fuer-
renda, al cabo de un tiempo, en.un grupo d~ círculos concmt~i=, igualmente zas primordiales adquieren la fonna del ciclo y la Tierra. De acuerdo con d
el revC$limicnto astronómico de los cielos se COD\""Ícr1c en un sistema de re• Génesis babilómco, «el sedimento prfstino, nacido de las aguas saladas y QUI.
ves1imientos concéntriros. Cada revestimiento incluye en sí uno de los pla, ces del acuoso caos original, se depositó a lo largo de su circunferencia en un
netas; el mis exterior se reserva para las estrellas lijas y consdruye L3 frontera anillo gigantesco: el horizonte». Del horizonte nacieron el cido y la Tiemi
del uni,•erso 6ni10. No obstante, en lo que a L, Tierra misma concierne, la como dos discos enormes que, mús tarde, «fueron apartados por el viento, que
conccn1riddad del modelo permaneció incompleta durante mucho tiempo. La los llevó al gran rcápicnte dentro del cual vivimos; su panc inferior es la
vieja concepción insistía en que había un mundo superior y un mundo inferior: liara y su parte superior, el cielo•.
el uno, iluminado por la luz del dia y habitado por los mortales; el otro, un De acuerdo con este modelo babilónico, la disrancia entre LI Tierni y d
inJicmo de oscuridad, el habitáculo de los demonios y los muertos. La diso- ciclo se concibe dinámicamente como el resultado de una dis1cnsi6n, y la
nancfa cognitiva entre el medio ambiente percibido y el modelo mema! del bóveda del ciclo aparece como el producto de esta fuerza en cxpansi6n. Así
universo, igualmeme pcrceprual, sólo se resolvió muy lentamente. pues, la cosmogonía no es sólo la historia de cómo surgieron las e05os en el
La estabilidad geomé,ria de estos primeros modelos nos iodua, a la ten- p3Sado, sino que pcnnanecc inherente en la arquitectura dd univuso como
tación de concebirlos romo formas esúticns. Sin embargo, todas las formas se su con6guradón de fuerzas acrualmcnte visible.
experimentan como configuraciones de fuerzas y sólo son pertinentes romo En general, las formas -¡ las acciones cosmo1º8iras se personi6an en his-
trues. En la virui práctica, una pared no cuenta como un plano geom~ttico, sino 1 torias mi1ol6_gia,s. Sin embargo, as! romo en Lis -artes el tema numtivo es el
co~ una fro~•ero que contiene, excluye y protq¡e; y en un dibujo infantil, veb!culo de fuertas que le son inherentes, el matrimonio, el cielo y la lierra,
L, linea de lápiz que representa una cuerdo de salw que rodea una cabeza no producido por el poder de atracción de Eros, es poco más que una simholiu-
288 289
aiiadii más tarde corno explicaáón, como pensaba O.vid Hume cuando afir. CS[C caso me re6cro • empas psicológicas y no históri~ establea: la rela-
m6 que «todos los acontccimicmos parecen enteramente independientes y ción entre centro y circunfcrcnáa. En su versión más estática, eslll relación
separados•, y que pueden verse como conúguos en el úempo y el espacio, pero sirve sólo para iluscrar el contraste entre lo muy grande y lo muy pequeño.
no conectados. Los expcrlmcmos psicológicos muestran que si, por ejemplo, TollllÍs de Aquino, por ejemplo, compara a Dios, el que todo lo abarca, con la
un objeto móvil toca a otro que csuí en reposo y el segundo objei.o comienza supcmcie lrmire de la esfera, mientras que el pun10 cenera! rcprescnlll la ínsig-
a movc.rsc, este segundo movimiet:no se vcní o bien como provocado por el im- nilicancia de la criatura. Un mistico alemio del siglo XYil, Johannes Scbcffier,
pacto del púmcro, o simplemente in.i áado ante la señal del contacto. Micbot- concibe una interacción diruímica entre ambos: el limite circular se contrae
rc describió las condiciones exact:a.s que producen csponuíneamcnre Wlll cxpc- bacía el-cenero cuando el bombre incorpora a Dios en st mismo y, viceversa,
ricnáa en lugar de la otra, y no cabe duda de que los dos puceptos son fuo. el centro se expande baáa la árcunferenáa cuando el _hombre se disuelve en
damemalmentc diferentes. Lo mismo vale para las imágenes mentales corres- la grandeza divina. •Cuando Dios yacfo oculto en las entrañas de una donce-
pondientes. Cuando Galileo visualizó los planetas como si no rotaran por su ll», escribe Scbeffler en uno de sus pareados, •el punto corucn!a al círculo•.
propia capacidad, sino, mils bien, como si los llevara uD impulso inicial, pc,- La relación dinúnica entre centro y limirc se expresa a menudo en la supo-
pcruado por la inercia, su imagen pc,ccprual no fue ya la de Aristóteles. Y esta s.ición de que la esfera se origina por expansión desde el centro y que el centro
imagen del acomecimicmo causal fue lo que describió en su teoría de la sigue siendo agente de concrol. Es"' es la concepción de Jobannes Keplcr, que
incráa. El cambio produádo fue un ejemplo de lo que en psicolog!a del pcn- dice que el punto central es el origen del círculo y le da nacimiento y forma
SDmicnto se conoce como la reestructuración de la siruación del problema. a la circunfctenáa. En consccucoáa con ello, ve todos los podctes móviles
La con6gurnción de fuerzas que se ve en las condiciones dadas se altera de del siStcma planetario como centrados en -y cmanan,es de- la energla del
modo tal que se descubre Ja $Olución del problctna. Sol, cenrralmenrc situado. En la concepción de Aristóteles, según la cual el
Puede que el lector accp1c que el ruonamienro sobre la naruralcu del cormSn es el órgano central del mcrpo animal, se eneuenrra un modelo biol<>
mundo ffsico tiene lugar dentro de I• esfera de la imagen pcrccptual, pero gico análogo. El corazón ~ considera la médula ctnbrionaria • partir de la cual
quizá DO esté dispuesto a admitir que lo mismo resulta válido cuando se ra- surge el resto del cuerpo y que sigue funcionando como la fuente central de
zona sobre temas no scnsociales. En realidad, la especie de comiguración alta- roda cnergia vital. Esto es dcmonrado por los vasos, qae disa-ibuyen la san-
mente abscraeta que vengo analizando es igualmente aplicable a las paullls no gre en rodas direcciones. lnvcrsamenrc, los mensajes -.oriales convergca des-
físicas, pues lllmbi6! en este caso lo que interesa son las configuraciones de de la circunferencia del cuerpo hacia el cenero.
fuCI2llS, propósito que exactamente los mimios medios cumplen con mayor La imagen de la esfera fue utilizada por varios pensadores crisáanos para
fcliádad. De hecho, el enfoque es tan semejante, que sólo presr:indo una aten- clarificar el concepto de la Tñnidod. El cenero de la esfera (o el drculo), su cir-
ción explldlll a la diferencia de tctna se adviene la facilidad con que la mente cunfcrenci• y el espacio entre ambos constiwycn partes su6cienrctnenre difc-
se tnLslada del uno al otro. renci•das y, sin embargo, esoln tan integradas en el todo, que pueden rcprc-
senru la unidad de la rrlada. Los ejctnplos muestran cómo la misma forma
geométrica puede eS1ructurarsc de modo muy di~crso según la comiguración
C4n10 r, bac, visible lo no visual de fucnas que se vea en cJla. De ocucrdo con NicoLls de Cusa, por ejemplo,
filósofo del siglo xv, el Padre, principio generador, ocupa el cenero, del que
La imagen de la esfera puede servir de cjctnplo: se utiliz6 a través ele los emana el Hijo con un poder en especie igu:u al de Dios. El Espiritu Santo los
siglos para describir fenómenos físicos, biológicos y filosóficos. Tarnbim en uoi6c,, a los dos y cictr• el todo mediante la circunfctencia. Aproximadamente
este caso se puede observar cómo tal concepción se desarroll• a partir de co- un siglo más urde, Kepler al,cra esta concepción. o.La imagen del Dios trio y
mictuOS sencillos bast,a al01nzar cooecpciones m& y más refinadas. La r,don- uno., escribe, «se encuentra en la superficie esférica, es decir, el Padre est6
dcz se escogió espontánea y universalmente para representar algo q_uc no en el centro, el Hijo en la superficie exterior y el Espíriru Santo en la igual-
tiene follllll, que no tiene forma dc6oid•, o que tiene ,odas Lis formas. En dad de relación entre punto y circunferencia•. Tambi6! en este caso la ima-
este sentido elcmcnt•I, Parm6!idcs_ representa la tollllidad y la consumación gen implica algo mils que la atribución de ubicaciones estáticas. El Padre es
del mundo por una esfera que sirve mc.ramemc como continente de una masa la fuente del origen, cuyo poder, transmitido a través del Espíritu S:,nto como
homog6!ea e indivisible de densidad igu,I, carcme de estrucrura salvo en cuan- inrcrmcdiario, se expande y es revelado por el Hijo en todas direcciones desde
'º • sus limites. Una primera difcrcnciaáón estructural - y también en el llmite csfi!rico. La concepción ele Keplcr según la cual la im,agcn de la
292 29}
Trinidad se manifiesta en d cosmos astronómico, es caracterlsticn de la faci- guir su propio curso, y el Sol, que intenta ottact:lo hacia el centro. En d mo-
lidad con la cual la significación de los moddos visuales va y viene entre lo delo or6mico, la carga negativa de los dcctroncs se compenso por una catga
dpirítual y lo físico. Dios es personiJicado por d Sol, fuente de la luz, el mo- i¡¡w,l positiv• del núcleo.
vimiento, la vida; el Hijo a¡r.uecc en la b6veda de las estrcllas fijas, que re- Debe quedar en claro que la significación de los moddos visuales en la
/leja la luz solar como un espejo cóncavo; y el Espíritu Sanro mora en el ciencia, precisamente como la de las configuraciones fonnalcs en el arte, resi-

=
espacio que llenan las emanaciones dd Sol y el aire de los ciclos. Como ter-
ejcxnplo, mencionaré otro m!nico protcsl4llte, Jacob 13ochme, que tam-
bi~n sintetiza sus concepciones teológicas y astronómicas en Wlll visión. En
de enteramente en las fucr2as pcxceptuales que trlltlsmite. Al mismo tiempo,
sin embargo, las ilustraciones u otros objet0S físicos no pueden prcsent11r
dircemmente csms fue=; ~lo pueden evocarlas. El dibujo de un dn:ulo
este caso el Hijo se ha trasladado al ocntro como el poder concentrado del y su punto central no contiene las fuerzas que puede evocar en L, imagen
Sol; a través del Esplriru Sanro, el poder cenera! irradia en todas dirttcioncs; experimcmacLi por cJ observador. Ningún objero físico le ofrece al ojo otra
y el Padre aparece como la esfera de los cidos que todo lo aba.rea. cosa que formas y colores en reposo o en movimiento. Los valores de oscuri-
dad o brillo de un cwdro, claro csul, pueden producir tales fuerzas con mayor
cficaáa que un simple dibujo lineal; y el movimiento que se le añade a la ima-
Los llmiles de los moddos gen en la doma. el teatro o el cincrnat6grúo, promucVI! el resultado aún más
octivamentc. Estas son diferencias de grado, pero el bcebo básico sigue siendo
A medida que las ciencias naruntlcs insisten de mancxa cada vez mú ~ que las fu=as perccptualcs aparecen en el sistema nervioso, no en el cuadro
cidida en la vcriJicación de sus concepciones mediante una observación exac- como objeto del mundo cxtcrior. Por tanto, los rasgos esenciales de los mo-
ta, la imagen de la esfera se limita más y mtis • las CStnJctUras fisicas que se delos cognosciriv0S existen s61o en los perocpt0S o las imágenes mentales. Pero
ajus""1 a ella estrechamente. Sin embargo, la ÍOrm• gco~trica que dominó aun la C8JJllcidad de representar teontecimientos dimtmicos de CSt0S produc-
el enfoque de la narural02a desde un comienzo, d•da la preferencia por la tos dinámicos de la mente resulta limiroda. Sólo aproximadamente pueden
simplicidod de la mente, sigue aplicándose a con6gucaciones tan impon mtcs encararse imponames aspectos del componamicnto de las fucrz:,s. Algunos
del mundo físico como el sistema solar o el modelo atémico. Esto es algo oo se analiiarán porque ilustran los más altos niveles de complejidad y mri-
mi!s que una feliz coincidencia. Si la tendencia psicológica ruicia la csttucnr leza a los que 1spira la mente humana.
m más simple se ,diere a su base lisio.lógica en el sistcxna nervioso, puede ser Por ejemplo, no parece que a la mente le sea clfrecatmenre accesíblc un
considerada una apliaición de la mismo ley de la norumleza que se .fano por d proceso de Últcxacción. Sus resultados pueden ser captados i.ntuirivamenu,, o
logro de equilibrio, orden y forma regular en todo el universo físico. Se trata el intelecto puede representarse por separado sus componentes. Los model0S
de la tendencia a un crudo de tensión mínimo, expresado del todo explícita- esUricos de la Trinidad se ofrecen a menudo acompañados de la admonición
mente en la segunda ley de la termodinámica. de que los tres componentes deben comprenderse no como entidades separa-
Los modelos paaeptwUes de la ciencio sólo son aproximocioncs simplifl- das, sino como inherentes la una a la otra. No se limican a influir la una en la
cadas del verdadero estado de cosas en el mundo físico. Esto es propio de la otra desde posiciones 6jas; y no se generan simplemente entre sí. Mils bien
naruraleza de la rcloáón entte las concepciones de la monte y sus referentes se supone que el punto central, extendido, ruibita la circunferencia, y la cir•
en la naruraleza. La vicj• imagen del sistema esférico concéntrico, todavla eunfercncia yace contcalda en el centro, mientras que el espacio catre ambos
presente en la cosmología de Dante, que rcbciona las esferas de los planetas csui colmado de su coexistencia en raz.oncs varias. La mente sólo puede con-
coo las siel'e ancs libc.rales, y aun en lm de Copérnico, teaP4rcce en nuestro cebir los ingredientes sc¡mados o el resultado final de esta clase de intcxacción,
siglo en el moddo atómico de Rutbcrford y Bohr. aunque se la encuentra de continuo. Leibniz se enfrentó con este problema
Onas poc,as refcxcncias breves pueden bastar paro ilustrar las configura- cuando concibió la m6nadJi inclividual como el punto ccnmtl matemático en
ciones dinámicas que cstin activas en los modelos esféricos. Mcncioni que el que todos los radios convergen. Aunguc sin extensión espacial, el centro
aun en dfas de Galileo todavía se suponla que los pioneras rotaban en 10mo recoge no obstante la infinidad de mensajes sensoriales que le llegan ntclical-
• una Tierra o • un Sol centrales, en adhesión a la fonna perfecta del drculo. mente de todo lugar e, inversamente, los despliega en un mundo propio. El
De acuerdo con Li mnterptctaci6n de Newton, d Sol ama como d poder de pcnsamieoto bumano sólo puede señalar la unidad en la pluralidad, pero no
atncci6n central, mientras guc la órbita elíptica de los planetu se considera puede reprcsentaila cxplicitacncnte porque la imogcn sólo puede hacer una
un compromiso que resulta del conflicto entre d satélite, que Últcnta prosc• tWa a la vez.

295
Figur4 y fondo y má, ,út,; cuya supcmcie externa se orienta baciJl el exterior, mico1ras que la supcmcie
interna se relaciona con el si-mismo.
La uención concedida al comportaoúenro de las fucaas y la urgencia En nucstro siglo, la roncepción de Freud del Ello y el Yo rooscrva los ras--
por rcprcscorulas exigen que las uruígenes puedan exhibir un Sujo continuo gos esenciales del antiguo modelo. El Ello es la fue~ te ce~tral de una cnergla
o, al menos. uni extensión continua. Sin embargo, la mente, que comienza su que se irradia cicg:uncnte. Bajo el impacto del medio ~i!1co, la ~bcrtura ex-
explicación de la rcalidod mediante formas autocontinentes y circunsairas, se terior de la psique desarrolla los órganos de la pcn:epaon scnsonal y se ron-
resiste a es1a necesidad. Todas las primeras imágenes se apoyan en la simple vicr.tc en una contza pro1cc1or:1 contra los dllños que pueden provenir de
distinción entre figura y fondo: un objeto, definido y más o menos estructu- fuena. Como inrcrmediario enrre el =dio y el si-mismo, el Yo reacciona ante
rado, se dcsmca oonrra un fondo independiente que es ilimi1ado, informe, ho- el mundo exterior y conrrola la agresividad libidinosa del Ello para lograr la
mogáico, de importancia secundaria y, a menudo, en,orameme ignorado. EcJ. au1.oprescrvaci6n. Ninguna de estas c,oncepciones tt1•SC;iend~ la co~~6n
gar Rubio estudió en la psicología de la percepción cs1.e nivel elcmcoral de la pcra:prual básica de figura y fondo. S6lo los enfoques b10l6gieos y ps1col6glco.
organización. Indepcndiememente, Gustaf Britscl, Jo describió tal romo se da más recientes de Jocob von Uexküll, Kurt Lcwio y otros, romenznron • con-
en las ortcs, y formuló romo sigue la más temprana rondición del pcnsaoúcoto a,bir_ la ioteracdóo entre organismo y medio como un proceso dentro de on
visual: ,tL, parcela a la que se apunta se desutca de un medio al que no se co11/ir.11um. En seguida se mcocion•r:in desarrollos p,ualelos en el campo de
apunta por medio de un limito.
las ciencias f!sias.
Britseh mmbiái previó la clase de romparación que propongo aqul. En
palabras de Egoo Kornmann,

r<eonOció que la cognición inmcdialD y cspecífia que deriva de la expe-


riencia visual pttttde las relaciones conaeprualcs; y descubrió oahcrcme•
mente que lu cosmologíaa primiti,.,, l•s de los presocníricos por ejemplo,
se ·verán bajo una oucva luz. si se c:omprcndca las rcbciooes visualC$ sobre
las que se basan esas cooa:pcionco. Oc este modo, la temprana erapo en la
que una entidad a la que se apunta se ve segregada de un medio a) que no
1e -apunia ( =ápeiron) corresponde • una cona,pción dd mundo diferente
• l1 de la etapa en la que se puede oancd,i, que la cntidod a II que se
■puntt pasa $UJ 1n.nsici6n al medio al qu~ no se apunta_

Síguicndo la gula que nos da Brirxh clcscubrimos de hecho que la relación


pcrccprual figura-fondo se reAeja directruneo1e en la distinción que los filóso- Figura 75
fos de Milcto, especialmente Anuimandro, vieron entre un mundo de forma
gcoméa:ica, roostiruido por los cuatro elcmen1os, y la ma1eru, ilimia,da e inde- En las primeras ctap:,s d~ orte visual se manifiesta un desarrollo análogo
finida (dpeiron) que lo crea y lo circunda. Las nociones pcrceptwlles de for:ms e (Fig. 75). Cuando un niño intenta por primera vez dibu)u un_• cabeza de
ilimitación se ronsideraban opucsms. Mnbnke scíial6 que Parménides y más perfil (Fig. 754) de modo típico romicnza con un círculo mmodificndo como
a,rde Pl116n todavía ronccblan lo ilimitado como algo impcrfec1.o y, por 14010, base, a la que agrega nariz, boca, pelo, cuello, etcétera. El resuhado es_ como
oo verdaderamente exincntc. si se rratose de una relación figura-fondo visi,, en sección. La linea circular
Una tradición ininterrumpida presenta la mente humana romo una en- de la cabeza sirve romo fondo, sobre el que los ap6idiccs se si!Úffl como
tidad esférica limia,da que recibe mensajes desde un medio s,,parado, de dc6- entidades separadas y aa1oconrinco1es. Mú tarde, esta dualidad_ se fusiona en
nid6n imprecisa, y ac[ÚJI sobre él. Kcplcr escribe que «las facultades del una forma conúnua que contiene, co.mo modifiacioncs, las- vanas formas se-
alma -Ja mcnrc, la facultod de raciocinio y aun la facultad scnsiriva- cons- cundarias {Fig. nh). Esto puede observorsc tJtDIO en cuadros como en cscuJ.
thuycn urua especie de oenuo, mientras que las funciones moraras del alma turas. El mismo rclinaoúcn10 puede alterar también la relación_ de la cnrcra
son la peri.feria>. Entre los pensadores romántic,os, Friedricb von Hardcn- Jigun, con respecto a su medio. Durante mucbo tiempo los ob¡e,os se mos-
bcrg roncibc el sí-mismo [sel/] separado de su medio por un Hmi1e esfériro traro.D en dibujos y pinturas como entidades aisladas delante de un fondo

296 297
indcpcndiememcnte estruccuraclo o coloreado, como, por ejffllplo, el fondo intemporal de los cnnttptos, tan apreciada por el pensador, ya no ñeoe su
do~o de las pinturas medievales. En cierw condiciones, la dualidad cede cont.rap:irtida en el mundo que estos conceptos describen.
tomb1én en este caso a uJl1I supemcic pict6rica de modulaci6n continua. En
lugar de la ncta disúnci6n entre primer t«mino y fondo, el espacio pictó-
rico de la pinmm posrenaccncism europea consiste en una secuencia ininte- El in/iniJo y 14 erf,ra
rrumpida de fo[IDJJ y valores de color. Bótscb, Xommann y Schaefcr-Simmem
analizaron ejemplos de varios estilos artísticos con gw, detalk. Hay tambiéo el temor por lo infinito. «Protesto contra el uso de la mag-
¿No constituye el •banclono de lll teorui corpwcular y la adopción de la nirud in.6nica», exclamó el mamnático Gouss en el siglo XIX; «no es nunca
1.eoría de campo un ejemplo, en física, de la misma especie de desarrollo per- admisible CD matemáticas•. Algunos ejemplos de modelos visuales que repre-
c,,pmal? De acuerdo con la perspectlva corpuscular, objetos bien ddinidos y sentan "1 infinit0 resultarán ún1es para el fin del presente capitulo, pues ilus-
ttutoconrincmes se ven como •Jigura• en un espacio vado o malit:nivimcnte tnUl los límites de la pcra=pción humana y, por tantO, de la comprensión hu-
difcttntc que sirve de «fondo•. La imagen Ct1Jdicional del sistema pJaneu. mana. El matemático ya no pu,óe concebir más el iofuúto como puede ba-
rio es de esta especie, como rsmbién lo es el modelo at6mico de Rutherford c,,rlo la persona corriente. Lo uai.a mediante dos aproximaciones. Pu,óe ro•
y Bobr. Esias distinciones netas son de viroaliz.adón sencilla. Obsérvese abara mcnz.ar una secuencia y proponer que conúnúe para siempre. La secuencia de
la peculiar mezcla de incomodidad y ex.alt:aci6o que se experimenta cuando números erueros posiúvos 1, 2, J, ... , ooostiruye un ejemplo. «No podernos
cal sistema se redefine como un campo elecrromagx,ético continuo en d que incluir el súnbolo - en el sistema numérico real y. al mismo óempo, pre-
los objetos o las partículas pueden cooc,,birsc, de acuerdo con Erwin Schro- "'""'' las reglas fuodamemales de la aricmécica•, advierten Coumn, y Rob-
dingcr, como «entidades mú o menos tempomlcs dentro del campo ondula- bins. O bien el matemático concíbc un continente lleno de una amódad iofuúta
torio cuya focma y comportamiento general estm tan clara y dcslllcadameme de detalles, como lo hiZD Georg Cantor en su teorui de los conjuntos. Ambas
dererminados por las leyes de las ondas, que muchos procesos tienen lugar ideas dcrívan de ímágenes perc,,ptualcs.
como si estas entidades temporales fueran seres sust.a.DCiales pcr:manen1es•. Cuando los niños desean dibujar un sol _radiante o UOll limpara, crazan uo
la imagen anterior se ahcr6 en vados sentidos. La dicotomla enue fondo va- grupo de ndios que emanan de un punto o un disco ccnrral. Las líneas irra-
do y objetos activamente empeñados quedó eliminada. James Clerk Maxwell diaotCS, de loogirud limitada, representan no obslllnte tlDll extensión ilimitada.
dijo de Michnel Famday, el padre de la ,corla de campo: Hay aquí lineas de fuerza que se uasladao en rodas direcciones a parcir de una
base de6nida. Se t:ralll de una infinitud unilateral, por así decir, con un ro,
micnzo en uno de los extremos 1 al igual que la secuencia de números enteros
Donde: los m:ucmíúcos veían ccntrOS de fucmi que 1m.ftn a WUl dis--
tamú, Fuadsy, con los ojos de: 11 mente \·da lineas de fuerza qu.e atra\'C- positivos en el dominio aritmético. La conliguntci6n geom~tdca del sol ra•
..t..o JOdo el espacio; Faraday ,cr. un medio donde ellos no ,..,r.,,
,ino diaote es ln imagen mediante la cual Plotino coodbi6 la acción del espíritu. De
dúlllllCÍI; Faraday bUJCabo -cl a<Íento de los fcnómcoos en lss l!Ccioncs rea• acuerdo con su 6losofla, Dios, en su singularidad, se relaciona con la multi•
les que acaecen en el medio, mientras que clJos se satisf:ac:f.11.n o:m haberlo plicidad de IH ideas inteligibles, como el ccocro con los radios, el alma del
eoconuaclo en un poder de acción a disw,cia imprimido o Jo, fluidos muodo con las almas individuales y el alma individuo) ron sus varías activida-
efb:uims des CD el roerpo. Sin •mbargo, la esfera espirimal de P lotino no es ni 6nita,
como lll esfera del universo físico, ní espacialment• infinita. De este modo,
También queda eliminada la scpm,ci6o entre materia y fuerza. Ahora aunque Plotino cmm la inlinirod como msgo posiñvn de la existencia, la re-
bien, el obje1n es un hu de eocrgla. Y a este cambio Iundamencal, CD el que lación coue focma e iofuúrud queda todavía por resolver.
se abandona u.o estado de rosas ptra abrazar un acontecimiento din4.mico, se De arocrdo ron la .exhaustiva iovesúgaci6n histórica de Mahnke, un~
lliiodc la sugerencia de que las sitw1dones no son inalteables, sino que cstm fuente del siglo xn, el Libro de /01 utinJicuaJro fil6rofo1, presenta pot prl
suje1as a cambio en el tiempo. mcm vez la fórmula que más carde se volvió famosa en los escritos de Nicol&s
Esta animación de un ainccpto anteriormente estático se acompaña de de Cusa y Giordano Bruno: «Dios es una esfera infinita cuyo cenuo esci CD
un gran placer. Pero lo adopd6n de- un modelo de mayor a,mplejidod pro- todas panes y su circunferencia en ninguna». Originalmcme aplicada • Dios_,
du~ también oprcosi6o. Hay que abandonar ln clara drcunscripdóo de los la imagen fue utilizada también por Nicohls de Cusa para el universo, la cren-
ob¡ctos ~resada en los dibujos por un contorno preciso-, y la estabilidad ci6n de Dios, y el Renacimiento la considera =bién adecuodo para lo mente

298 299
humana individual (Matsilio Ficino). Aquí, pues, lo imagen del continente 6abilidad de los construcciones, sino su forma pcrccprual, sus thtrnota, oomo
finito se pone en ooniac:to explícito ooo la ooci6n de infinito, anúcipadón del llamó el Físico Gcrald Holton a los principios que subyac,en en los concepciones
paso dado por las matcmáricas alrededor de comienzos de este siglo. cic,,ú6cms. Hohon se rcfienc a los modelos mentales qa,, no derivan de enun•
El infinito aparo:ió cfectivomenre en la filosofía clásica de la oaruralcza ciaciooes cmpfri01-s, rales como lns lecmras métricas, ni de enunciaciones m-a•
como un rssgo posiúvo ---esto es, no sólo como un fondo informe-._, en un líticas, que se apoyan en el cálculo de In lógia o las matcmáúcas. Rolton no
enfoque que limitaba la forma a las unidades de m,icria más pequeñas. Los dcsc,i oomprom<1erse sobre si estos thcmato deben asociarse «000 alguna de
atomistas - Lcucipo, Dcmócrito, Epicuro y más tarde Lueteci~ considera- Lis siguientes concepciones: los arquetipos o las im:!gencs platónicas, keple-
ron cl universo uniforme e infuüto, aunque no lo conccbí.an como un con- rianas o jungnianas, los mitos (en el sentido no peyorui\'o, um poco u.sado
tinuu111, sino como una mulñrud de oorpúsrnlos que se precipitaban por el en lengua inglesa); cJ conocimiento sintético 3 priori; captadóo intuitiva o
espacio vacío. De acuerdo con los atomistas, el mundo no tenia tcntto; sen• •razón• de Galileo; una lilosof!a de In ciencia realista o absolutista, o en este
cillamcntc rechazaban la ccntricidad como «uoa ociosa faotasla de necios», contexto, cualqujer otra•. Traro ~ tos Jbemata como imágenes mentales y ron•
como lo expresa Lucrecio. «No puede haber centro en la in6nirud.• No re- ffo en que incluso aquellas personas que gustao disúnguir por principio la
solvieron el conflic:to entre la imagen del mundo centrado, basada en la pode- ciencia moderna de lo que la pr~i6, se sc,,úrán sorprendidas por las se-
rosa experiencia del sí-mismo como punto de referencia de su medio circuo- mejall%8s que aquí se anitliznn.
danie, y la de la homogeneidad infinita. S6lo s,, salió al cocucnrro de este La cosmología moderno todav!a osciló entre las dos im&gencs básiais que
problema ooo la imagen de la esfera in6oita. Rcrordcmos al pasar que dos concibieron por prima., vez los griegos. En el siglo xvm, pensadores como
contemporáneos de Nicolás de Cusa, los arústas y m¡uitcctos íwianos Af. Tbomas \Xlrigbt e Immanuel Kant sostuvieron que el sistcmo solar forma par-
berti y Bruoelleschi, introdujeron el infinito en la pinrura a través de lo te de una galaxia y qnc el espacio universal csti Ueno de galrucias scmeíantes
construcción ¡¡eo~ai de la pcrspccúva c,enual. Esta construcción, sin em- a la nuestra. Así, mcdfaotc una generalización empírica. hicieron nue\'O coo-
bargo, incluía la p:,radoja de ubicar el infinito ca un punto dc6oido del espacio tacto con In coo~n atomista de Ullll expansión infuñta homogéneamente
picroriro. Representaba lo infinitamente grande por Jo in6oitamentc pequeño colmada. Kam ndvirtió explíciramente cuio similar era este enfoque al utili-
y hada qne el mundo mú bien convergiera y no que s,,. expandiera. S6lo más zado en progresión ari,m~úca:
tmle intentó IJa pintura transmitir la experiencia del espacio infinito, sobre
rodo en los cielos rasos de los cdi6cios batroros. Vemos los primeros miembro,¡ de una rc1icíón progresiva de mundos y
Nicolás de Cwa se refirió al cenero de un universo inliniro no sólo ocga- sistemas; y la pñmt.na p:artc de esta progr~ón irúin:ira J'l05 cap:tdta ya p:lra
úvamentc como 11uscnte. Lo vio en todas p1rtcs y en cualquier panc. Se dio rcconoccr lo que debe tvnjcnmorse de la 10..Udad. No hay 6n, sino un
cuenta de que la Ticrra oo podía CStltt en el medio del universo y que todo abismo rcalmmre Inmenso (ein Ahg,und ci,ra u••bu.n Unumesslicbkeit) en
movimiento es relañvo. Podc:tnos reconocer un movimiento, dijo, sólo por prcscncia del cw.l toda Ji, capacidad de lll ron<epci6n humana se desmorona
comparación oon algo estable, como los polos o los centros, la relación gue exhausta, aunque recibe la ayuda de la ciencia del número.
presuponemos al medir el movimiento. De este modo echó los cimientos del
relaúvismo del siglo xx. El relativismo como proc,edimienro concreto exige La generalización sugeridn po.r estos pensadores roqueda un• audaz rccs-
imágenes mis bien complejas, esto es, la coordinación de al menos dos sistemas trueturación de la rndcncia perceptual directa, que de ese modo debla ade-
mu.tu.amente cxduycntcs: uno en el que un objero se encuentra en movimiento cuarse a una imagen totalmente diferente. Ver d sistc.ma solitr i.ncluido en la
y orro ca el que el mismo objeto se encuentra ea reposo. Probablemente esto banda circular de estrellas, que parece rod.c ar lo Tierra como la distante Vfa
sólo puede visoalharsc mcdianre la alternación de dos imágenes, lo guc se Lácteo, y luego ver In galaxia elípúcn y, por ende, comparable o las maoch:u
asemeja., por ejemplo, a lo que suc,ede cuando se invierten ligur• y fondo o a de nebulosas como I• de Andrómeda, requirió una cxrn,ordinaria flexibili-
la coordinación del inttriot y exterior de un edificio en el campo arquiu:aó- dad de imaginación visual. El ejc:tnplo ,•uekc a mostrar una vez más que el
oico. Por medio de este desapego respecto de ambos marcos de reícrcocia, la abandono de la impresión primern no signific:, el abandono de I• pe.rccpción,
mente in1cnt11 asumir la posición exterior del puro absoluto de Einstein. sino mú bien el de un modelo pc,rc,eptual paro adoptar otro.
¿Es legitimo situar las especulaciones del pasado en un mismo plllDO de A la imagen de uno conúnuidod infinita se le añodí6 la de un universo
igwildad oon tCOIÍas modernas que se basan en IJ, observación y el aíkulo centrado con el objeto de dar cuenta del origen de todo. Aunque •en un es-
exactos? Para los fines de este libro, lo es, pues no me concierne aquf la con, pacio infinito ningún punto puede tcocr en rigor el privilegio de Utmarsc
300 )01
ccatro►, Kant supuso que una zona de mayor densidad Juibfo servido de ful. una cuam dimensión espacial en nuesrro universo, dimensión mcesaria para
ero • partir del cual se originó la natunlcza cxteadiénd.ose CD todas las di- dsr cnbida al «espacio cut"8do». Este malentendido llevó a considerar que la
rm:iooes del espacio infuüto. Volvemos aquf a la imagen plotiniana de la ciencia moderna lubfa alcanzado el limite más allí dd cual sus construcciones
irradiación a p•nir de un CCDL<O de energía, coactpcióa que vudve a reflejarse
no le son ya eccesiblcs a la imaginación visual, no sólo en la práctica, sino,
ea Lt «oáa recieou, del univerw CD expansión que, de acuerdo coa G«irges
además, por principio.
Lcmalue. se desarrolló a partir de UD núcleo atómico. y cuando vemos que
d astrónomo Frcd Hoyle ilustu ea l950 la idea dd universo ea expansión Qui:tá Bclmbola:, en una de sus Conf=ncia, cienlificas populares, fue
mcdÍllntc Lt analogía de uo globo cubierto de un gran número de luoares CD su d primero en iluruar las propiedades del espacio no cuclideano mediante lo
superlicie que se infla grndualmCDtC ruista alcanzar un tamaño inliniro, no analogla de una población imoginario que ruibiraba un mundo bidimensional.
podCDtOS sino evocnr la esfera infinito de la Edad Media, cuyo ccatro estaba Si su mundo fuera la superficie de una esfera, la geometría cuclidcana no se
CD todas panes y ca ninguna: sostcndáa. La rooexióa más breve entre dos puntos no seda la recta; la suma
de los ángulos de un triángulo variarlo y siempre supcrncla los 180"; la raz6o
La onalogí• del globo pone de ttlieve un puruo muy imporwuc. Muestra corre d radio y la circunfucncia de un circulo también variarla de acuerdo
que oo debemos imaginar que nos mcontnmos ~ d ccnuo del universo con d tamaño dd circulo. Luego la dcmosrración procede • suponer gue toda
sólo porque vcamo, que las galwas se alejan de nosorros. Pon¡ue sea cual esta siruación se rransponJ111 •ñaclicndo una dimensión, mn lo que tendríamos
fuere el lunar que escoj1mo, en la supcrlide del globo, veremos que todos un mundo tridimensional cur-.,.ado en el espacio tetr:idimensional. En este
los demás se alejan ele él. En otras palabras. sea rual fuere h g.tlaxiA en la punto, lo imaginación visual eipitula ante lo ciencia Jicción, pues el paso pro-
que nos- encontremos-, las Qtr2j par«erán estar ale'j4ndose de nosotros. puesto a lo l•rgo de uno secuencia maremlltica no se limita a prolongar una
dlmcnsión cuanritativamentc perccpúblc mJÍs allá dd alance de la imagina-
Si Nicolás de C.... hubiera leído esto, se hubiera encontrado en terreno fa. ción visual -romo en los casos de lo infinitamente grande o lo in6nítamcnn,
miliar. pequeño-, sino que propone un supuesto que es incompatible en principio
con la apericncio espacial humana. Hdmbohz dice que, cpor causa de nues-
tra organiu.ci6n corporal, somos enteramente incapaces de representamos una
l.,; dildfaci6n de la imaginación CU11na dimensión•. Como mencioné -antes, cst-á en discusión ti esto es en
vcrdod cierto o no. Sin embargo, si lo es, probablcmean, no lo será por la
Nos parece arorucjable concluir- este cap!rulo ron una observación sobre razón de que nuesrro cerebro tridlmensional es incapaz de imaginar un mundo
los concrplOS de la cuana dimensión espacial y el llamado •csp•cin curvo», " tetradimeosioaal Icalmcnte aistcnte. Si tal mundo existiera, podrfa suponer-
menudo .menciOOJ1dos en rdación con Li teoría general de la rdatividad de se que nuestro cerebro también sería tetradimcnsional. La analogía coa d uni-
EinSLein. La visión de Einstein de uo universo !lnito pe.ro ilimitado -aunque verso plano pareccrfa sugerir que podrían existir 5Crcs equipados con una di-
pan:tt abo.rn abandonada en Ítt\10r de un «uni\lerso abierto• -merece mcn~ mensión menos que cl espacio en que luabi,a su mundo y que, en consecucn-
clonarse romo d más refinado intento por reconciliar lo forma esférica con la ci•, no serlan dlpaces de concebir d volumen lridimcnsionaL Pero esto es un
infinitud en d dominio de la ffsia. La cuarto dimensión espacial, por orra disparate. No bien pasamos de una analogía puramente matcmáúca a una ona-
panc. es una construcción puramente mo:tcmática, un primer paso ha.áa una logla física, tenemos que admitir que para que esos seres bipotéúcos y su
geometría de dimensiones superiores. S., ha discutido si esta prolongación mundo pudieran exisúr, rendrian que tener un mínimo de espesor; lo mismo
matemática roadace • modelos que puedsn visualizarse. Lo probable es que succdcrfo con sus cerebros. Flsic:a y mentalmente no serian bidimensionales;
si resulta accesible a lo imagen visual, sólo lo será de modo oproxim•do o, sencillamcntc estarían •justados.
mzls probablcmeote, por sus efectos o sus proyecciones en el espacio aidi- Si no puede visualizaae una cuarta dimensión, es probablemcnt.e porque
meosiooal. No entraré CD es,c problema. la gcomeufa trata de relaciones que pueden utilizar d espacio pcrctptual y
Para hacer plausible la geomecrfa no euclidcana, se inirodujo una especie físico romo imagen conveniente hasta la tercera dimensión, pero no más alió.
diferente de prolongación espacial más alLi de la tercera dimensión. Aplicado Pasando este límite los cálculos geométricos -al igual que todo otro cálculo
a Lt Efsica astronómica, este enfoque fue causa de que, ca Lis aposiciones multidin1tnsional, como el aoílisis fucrorinl en psicología- deben satisfacerse,
popubrca, se afumara que la teoría de la rdatividod proponÚI .la cxis1cncia de como mucho, con una visualización fngmea111ria. Esro significa quizá tener
302 303
que manejarse con parcelas de- comprensión anles que con uno: ,,crdadcra ca~ rarúr medidas que revdarum una gcomctr!a inhomogéoa. Moros Klinc com-
1:11ción de la tot:ilidad. para L, geodesia cread• co el espacio cinsteiniano por la presencia de una
La flsica moderno, sin embargo, no pretende que exis1.t1 UllJI cuan• dimen- masa, con la crcodo por la forma de las mootaños sobre la supcr6cie de la
sión. Se trata, en palabras de Anhur Eddington, de «una construcción ficti- Ticrni. L:, experiencia din! cuál es d grado de utllidad de estas nualogias. Qui-
cia•. Para voke, una v<:z m&s a la .,,.logia del hipotético mundo bidimen- zá tllDlbi~n en este caso pueden lognirsc aproximaciones. Sea cual fuere la
sional: en tamo se lo conciba curvado en d espacio tridimensional, en prin- respuesta, parccc oo haber dudas de que sólo lo que es acttsible a la imagina-
cipio nada hay en él que contradiga los Elem,11/or de Euclides, aunque no g6n ~ptual, al menos en principio, es n la vez accesible a fo comprensión
concuerda, por supuesto, con lo que éste afirma sobre la geometría en el plano. human•. Sin duda, la mente puede obtener ganancias út.iles que no impliquen
SóJo sucede. aJgo ven:lade.crunente aucvo cuando esas distorsiones gcométrka.s comprensión y que quizá oo la necesiten. Hoy mudw operaciones que pode-
ocurren en un mundo que no se conoce como curvado o que no lo es en mos llevar • cabo, muchos hechos que podernos comprender, muchos aspec-
realidad. En un mundo semejante, las desviaciones respecto de Euclides se tos parciales q ue podemos visu.aliza.r muy clanimcntc, sin una plena compren-
convierten en inhomogcncidades espaciales. El tiempo que demande atravesar sión. As! como una pintura o llll8 sinforúa completa pueden integrarse y cap-
una unidad de disU1ncia puede aumentar con la longitud del c,,mino; y si uno tal'$e, aun por su hacedor, só.l o a 1n1v~ de actos de organización parcial, as!
crunina lo bastante en la mis!llll dit=ión, puede bal1arsc en d lugar de par- IJllllbi~ todo gran obra del hombre es probablemente mú grande que la
tida. mente que la produjo.
Esto puede suceder en un mundo tridimcn$ional no cuclideano. Llamarlo
curvado es un modo figurado de lliunarlo inbomogénco; y, de acuerdo con
Einsrc:io, 1-n inhomogeneidad se da en c.l espacio de nuestro universo. Dice
que «según la teorla general de la relatividad, las p ropiedades gcom~tricas dd
espacio no son independientes de la maretia, sino que ésta las determina•; la
gcometrla del universo rcrulta distorsionada por campos gravitaciooalcs. El
lego igooni si la analogía de un mundo de supcr6cie adecuodameOlc curvada
bss1.t1 paro que el matc:márico o el físico puedan calcular el efcct.o de las inho-
mog4'ncidades resultantes en d es¡,.cio tridimensional. Lo que si sabe es que
cuando h, mellifora se considera unn descripción litentl de lo qi¡e acocee en
d unive=, la imaginación se cxtravla.
Por tru1to, si de acuerdo con la concepción moderna del esl"'ciO Usíco la
visualuJ1ci6n oo queda excluid• en principio, sigue planteándose si es accesi-
ble en I• práctica. Las sitWlciones no oiclidcanas no poreccn excluidas pa111
siempre de la visión. En otrO libro dcscrlbí la pcm,pción dd espacio en pcrs-
pcctfva romo ejemplo: los objetos se reducen al aumentar la distancia respec-
to dd obscrvudor y, sin embargo, se los ve al mismo tlempo como si conser-
varan su tamaño; d movimiento se ve acelerado con la distancia aunque, al
mismo tiempo, se lo percibe const.antc. Aunque contradictorios en r&mioos
cuclideanos, estos fenómenos encojan oo obstante en unn perspectiva razona•
blemcnte cobcrcnte del mundo visual pon¡ue la inhomogeneidad del espacio
pcrttptual se incluye eo la experiencia de la visión como condición cons.-
anrc.
Es difícil dererminar si una imaginación m.!.s desarrollada que ht de la per-
sono medio puede visualizar las inhomogcncidadcs dd espacio físico. H. P.
Robcrtson utiliza d ejemplo de un pinto de metal desparcjamcDLe alento-
do; una cona rqla de metal, de longitud ultero,la por la ,emperarura, procu-

304 305
16. CA VISION EN LA EDUCACION

Este h'bro inr<nta restablecer la unidad de pcn,q,ción y pensamiento. La


pcm:pción visual, lejos de ser una mera coleciora de información sobre cuo-
lidades, objetos y acontecimientos paniculares, se ~era en la apt11ci6n de
generalidades. Mediante el suministro de imágenes de clases de cualidades, cla-
ses de objetos y clases de ocontccimientos, la percepción vísual procun1 los á-
mientos de lo formación de conceptos. La mente, CU)'O alance va mucho más
allá que los estimulas recibidos por el ojo directa y momentáneamente, opcn
con el vosto audal de imigencs accesibles a cravi!s de la memoria y organiza
la cxpcrieoáa total de una vida en un sistema de coDCCptos visu.Jcs. Los me-
canismos del pensamiento mediante los cuales la mente manipula estos con-
cq,tos opccan en la pcm:pci6o directa, pero rambi6i en la interacción entre
la percepción directa y la experiencia almacenada, como tambim en la ima-
ginación del artim, el ácotífico, y en verdad, de toda persona que tenga pro-
blemas in mente.
Si estas afirmaciones rcsulran wlidas, deben influir profundamente en la
concepción que tengamos del acre y la ciencia y de todo el resto de la activi-
dad cognitiva que se sitúa entre estos dos polos. JI arte se analiz6 aquí _prin.
áp,lmcnte como un medio fundamcmal de orientación, oacido de la necesidad
que el bomhrc tiene de comprenderse a sl mismo y al mundo en el que ha-
oita. Como mencione! anrcs, puede demostrarse que todos los OtrOS fines que
sirve el arte dependen de csu función cognoscitiva b:lsica. El ane, pues, se
aproxima muy estrechamente • los medios y los fines de la cienáa y, pora los
propósitos que tenemos entre manos, es mucho más ímportaruc rcconocct
cuánto tienen en común que insistir en lo que los disúngnc. En el curso de
este capítolo 6nal, no obsrantc, su.rgirán algunas diferencias.

¿De qué sirve d arte?

Quizás el excesivo honor que se les con6rió impidió a las artes de nues-
tro tiempo cumplir su misión más importante. Se las elevó por encima del

}07
cnn1cxto de la vida cotidiana, se las exilió mediante el entusiasmo, se las para todos, y si son todas igualmcntc imporran1cs. Si CSCDclwoos quc las ar-
aprisionó tD rcvettociadas casas de tesoros. Las escuelas y los muscos, espe- tes desanollan )' enriquecen la penonalidad humana y estimulan la crcacividad
cialmente en Estados Unidos, contribuyeron mucho • la supencióa de este es necesario sab<t si lo hllccn meíor que otros carapas de estudio y por qu/
aislomkato. Hicieron la obra de arte más accesible v familiar. Pero las obras L• b•uilla cootra el inteleaualismo unilateral no puede libranc alimentando
de atte no son todo el arte; son sóJo sus raras cumb~. Para volver a obtcoe.c un prejuicio romántico rontra lBS ciencias como agentes de la mecanización.
los bendicios indispensables del arre, nos es necesario concebir esas obras como Si la pt;kdca aerual de las ciencias empobrece en electo la mente humana,
los tesuhodos más evidentes ele un esfue~ más univcrw por dar formo visible la solución debe buscarse en el mejoramienm de la educación científica y no
• mdos los uspectos de la vida. Yo no es posible considen,r la jerarquía ele las ca huir de las ciencias para n:fugiarse en .las anes. Tampoco es cierto que la
arres como dominada por las bellas artes, la aristocrncin de la pintura y la pedantcúa, la es1erilidad y la mecanización se dé sólo en las ciencias; csún
escultura, mientras que las llaDllldas anes apÜcadas, la arquiteaura .y otras igualmenie: presentes en las ancs.
variedades del diseño, quedan relegadas a la base de la pirtimide como impu- Una vez que se h•y• reconocido que el pensamiento productÍ\'O en toda
ros compromisos con la utilidad. Los orcistas de ouestro tieropo han hecho zona ele .la cognición C"S pensamiento perceptual, se pondrá en evidencia la fun-
no poco para que las vieíns categorías resulten inaplicables: reemplazaron las ción central del ane en la educación en g<:nttal. En el taller es donde se
obra• tradicionales del pincel y el cincel por objetos y organizaciones que t1c- puede dispensar el adicstramient.o más eficaz del pensamiento percepnw. El
nen gue fundirse con el medio ambicnt< de la vido cotidiana si es que han científico o el filósofo pueden advertir • sus discípulos contra las meras pala•
de ten<r un lugar en el mundo. Un poso más, y la finalidad primordw del atlt" bras e insistir sobre la conveniencia de modelos apropiados y claramente or•
será conferirle form• al marco de la cxincncia huiñana; mnrco en el que los ganiz4dos. Pero no tendrían que hacerlo sin ayuda dcl artista, que es el CX•
objetos pnrticularC"S de las bellas ancs encuentran su lugar particular. perto sobre c6mo se organiza una coa6guraci6n visual. El artista conoce la
Este amplio concepto, que el finado Ananda K. C,oomaraswamy defendió variedad de formas y técnicas disponibles y cuenta con medios para desa-
con t11n<a lucidez como «la perspecdva normal del arte•, debe compl<rnen• rrollar la imaginación. Tiene cosrumbrc de visualizar la complejidad y cona,.
wse mediante un enfoque _esirológico y educacional que ¡:;;onozca el arte bir los ienómenos y los problemas en términos visudes.
romo forma visua.1, y la forma visual como el medio_princi¡,al del pensa-_
miento produttivo. Nado que est~ por debajo de eso servirá parn liberar al
aru, de su a.islamiento improductivo. Lo, cti4dros como proposiciones
Al comenzar este libro me referí al generalizado abandono del arte • iodos
los niveles de nuestro sistema educacional. Esta situación prevalece porque Los anistas y los profesores de ane le don buen u.so a esos talentos cuao-
los maesuos de ane no han defendido su posición con convicción suficiente. do actúan de acuerdo con el supuesm implícim de que toda obra dc anc cons-
Si se ex•millll la literatura consagrada a la educación anínica, se descubre a tituye ullll counciacióa aoerea de algo. Toda ccm6guraci6a visual -ya sea la de
menudo que el valor del ane se da tan por de:sron<ado, que unas pocas frases un cuadro, un edificio, un ornamento o una silla- puede considerarse un.a
bech,,s se consideran suficientes pan la nrgumentación. Hay la tendencia a proposición que formula, con truÍs o menos felicidad, una declaración sobre
tratar las artes como una esfera de esu¡dio independiente y a suponer que lo naturaleza de Is cxistencia humana. De modo alguno es necesario que cal
i.otuid6o e, intelecto.., se.mimic.nto y razonamieoto, anc y dcncit coexisten, declaración resulte consciente. P<>e9s .arñsms serian ua C'!Paces de expresar
~ no cooperan. Si se descubre que los esrudiantes de ~nseñoaz• media sa- ca p,lobras lo _guc intentaban decir 'c omo lo fu~ por cj<rnplo, Van Gogb.
ben poco de historio del arte o oo pueden disdnguir un grabado al agua fuerte Muchos rehusnrían hacerlo, y la experiencia muestra que los artis1as a los que
de una lilograíla o un óleo de una acuarela, las consecuencias por deducir de- inspira el deseo de tnlDsmitir mcnsajcs-ddinidos, de oeturaleza moral o so-
penderán, según creo, de cuánta importanciJl se le at.óbuya a esto especie de cial, por eíemplo. suelen froca$ai;_ Corren cl peligra. de subo(dioar sus imi-
conocimiento. Si se pretende que el valor de las ancs consiste cn el desarrollo ..genes • símbolos estereotipados. En consecuencia con ello, la insisicñcia so-
del buen gusto, el peso del argumento depende de que el gusto sea un lujo bre 1a expresión de tales significaciones resulta arriesgada en la educación ar-
para quienes puedan permitírselo o una condición indispensable de ltt vida. tístico. Sin cmbargo, el tipo de ejercicio que dc$cribí en el capítulo 7 pued~
Si se dice que el ane forma parte de nuestra cultura y, por tanto, es necesario resultar de sumo utilidad. µ representación de conceptos ubstractos•, como
pnra la dotación de toda -persono instruida, el educador responsable debe pre. Pasado,, Praenu, F11turo, puede cumplir u.na función muy similar Sl la de
gumarse si todas las panes de la rulruu son neccsorias para todos y aa:esjblcs ejecutar un retrato, una ruuuraleza muerr• o un paisaíe. Podrían prQponer

}08 }09
como blaru:o una conJiguraci6o de fuerzas particuLar. Para eltborar unn iuu,. miCDZICI$ de nuestro siglo un imporrante educodor artlsrico, Georg Kcrschens-
gen que verdrulentmente repn:senlllnt la concepción que tiene el estudiante 1ciaer, afirmó que la rcprcscn1J1ción de la figura humana no pocl{a constituí,
del tcma, éste d~ ser capt.t, disciplintdo e insistente; y éstas son las cua- un objetivo adecuado del dibujo en las escuelas públicas porque !u reproduc-
lidades ~ucridas pan, hacer ane y para que su pnlc:tica rcsultc fruttlfcra ciones de los que son c,paoes los niños sólo coincidirfan pan:ialmcntt con la
desde el punto de vista educativo. Los temas más bien teóricos utilizados en 1 p:u:Iencia y la forma reales y, en el mejor de los CllSOS, logrará una aproxi-
los experimentos puedtn completarse con ouos más cvocuivos. semejantes 11 mación gcnérka.. «Pero a la ensefulnza del dibujo no puede sotisfoccrla más la
los utilizados por Paul Klcc como tirulos de sus obras: Desde el d'esliz.amien- mcns aproximación que a cualquier otra rama de la instrucción.•
to II l11 tleu11d6n; Rejuvenecimiento; Comien:o dtl fresco; Org,Jlo; Cont,11 /4 Este criterio puramente cuantiuniYO de lo que constituye una imagen fe~
co"ienle; Búsqueda y ha/lago; Ultim11 espe,1111za; Música des11gradable. liz, claro está, derivaba de las ciencias exactas tal como se desarrollaron a
Tales ejercicios pueden contribuir a que el estudiante advierta que no panir del Renacimiento. Pero wle la pena recordar que aun en las ciencias
puede ob<encrsc norms alguna sobre lo correc:to o lo errado a partir de crite- la el<!lctítud mensurable no conS1ituye un valor último de por sí, siao sólo un
rios puramente fonnales. La a:tmo!ÚJI, el equilibrio, la variedad y la unidad medio de comprobar la naturalczn de los hechos pcnincnres. El grado de
son sólo aplicables cuando hay algo definido por expresar, ya sea consciente• cxsctitud requerido en las mediciones depende de la naturaleza de los bccbos
mente explicito o no. El lllJUlcjo de la forma y el color es tanto una búsqueda por idcnrilicar y distiaguir. Las pruebas cuantitativas de los ~mearos
de cs<e contenido y su cristalizacióa, como un esfuerzo por expresar el conte- deben tenerse en cucrun lo bastante como paca mosmar que los rcsulnidos
nido con claridad y acmo!ÚJI, y de modo equilibrado y unitario. los ejerci- obtenidos no son el efecto dt un accidcnuc, esto es, del ruido inhcrcn1e en
cios de esta especie le sugerir.in también al estudiante que toda conliguración toda situación empírica. Las mediciones utilixadas por Keplcr para determiaar
organizada es un ponador de signi601dos, iatcacionados o no. De igual modo, el curso de los plancw ten!an que ser lo bastante precisas como para dis-
de csrc enfoque se sigue gu• la mera explosión cspont:ma,, el mero relajarse tinguir con ccn:idumbrc la clips• del árculo. Lo mismo resulta válido ca el
Y d ejarse ir constituye una actuaci6n iacompleta, tanto desdo el punto de C1SO de hu mediciones de !van Pavlov, quien quiso ovcriguar si los perros
vino artls'tico, como desde el punto de vista humano. La o,gía puramente pocl(an distinguir las elipses de los circulas. Pavtov refinó los datos con que
dionisíaca, aunque placr:nte:ra y a veces ne.cesarla como rcacri6n anre la re- contaba lo bastante como para comprobar con cu:inta sutileza los perros dis-
tticci6n, exige su contrapartida apollnca. La dcscarg,, de energía apunta a la aimiaoban la fort1111 y cuán similares tenían que su las íormu para que sus
creacióa de la forma. sujetQS se mostraran inquietos. El .marco de tolcr:ancia en las mediciones cicn-
La representación de °'1je1os naturales, que ocupó tradicionalmente a las ú6eas y tccnol6gicu se determina por la naruralcza de la tarea. La exactitud
artes, no diJierc en priacipio de la representación simbólica de conc,:,ptos. Eje- que $Upcra tos límites de la necesidad es pedanterla, y los números no sa-
cutar un cuadro con una figura humano o un ramo de fiares es aptar o inven- tisfacen la curiosidod última del cienú6co. Cuando se entera que la célula del
tar una conliguraci6n formal genérica o un csquelem csrructural. Esta esj>CCÍc cmbri6n humnno contiene 46 cromosomas, pretende saber por qué, y lo res-
de octivjdad . constituye una poclorosa ayuda para el cstablccim.icato de la puesta definitiva nn puede su una cantidad. Tanto la ciencia como d arte,
base _pcrceptual del funcioDllmiento cognoscitivo. La copia mecánica de mo- pues, buscan hechos cuali1ativos, y las mediciones soa un medio en el C1SO
delos que apunto o una corrección mensorabk y empica el ~cntido de la visto de ambu.
como herramienta de medida, no obtiene d e modo alguno un buen adiestra-
miento d• la mcatc. Las roproducciones exactas son útiles para Jincs prácti,
1mágents normatioas y artt
<10s, pero resultan más de fiar si son llevadas a cabo por máquiaas y la habi-
lidad de estimar cantidades mensurables rorrectamente es iasigci6a1me y Si la copia mcalnic, de la naturaleza de nada sirve, ¿qué es del ABC de
poclrla con6am: prcferenlcmentc a instrumentos. El cerebro humano no se la compttnsión visual (Anschauu11g) de Pcsllllozzi, que éste situaba por de-
adecua a la reproducción mecánica. Se desarrolló en la evocación biológiCll lante del ABC de las letras porque «el pensamiento conceptual se basa sobre
como ~ o de orien1.adón C"Ognosciüva y, por tanto, sirve cxdusivamcorc la Ansch11uung•? Lo que Pcstlllozzi ccnfa in m,nu en aquellos tempranos años
para el desemp,,iio de tipos de acción y la creación y el .rcconocimícnto de ti• del siglo XIX merece nucstrll atcacióa:
pos de cosas.
Y, sia embargo, los dlas en que la copia 6d se considcrabn J. finalidad Debo sdi:abir que el AJlC de .111 A1ucbauung amstiruye el medo eseociol
educativa principal de la pintura y el dibujo no han quedado can atrú. A ro- a
y únicamcni,, lq¡ltimo de ensciíar romo juz¡¡or forma de ,odu 14s oosa•

} JO Jll
corttctamcnte. Aun así, has.ta ahora cttc principio pe::tlDIDC('C cntcramcfttc
olvicbdo al punto de ser desronocido, micnttas que ccntenanes de medí~ no es pcimordiolmeate la de suministrar informoción sobre el tw,a como tal,
-SCmcjamcs son accesibles p:ira la cnscñ:a.ou de. ]os números y el leoguaJe. sino sobre coa6guracioru,s de fuerzas mucho rrus genéricas que refleja la ooo-
Ests carencia de medios de insuuccióa para el esrudio de la form• visual 6guroción panicular. Quiero d ecir que cuando Von Gogb coloca lo 6guno de
no debe considerarse un mero huero en la enseñanza del conocimico10 hu- un sembrador frente a un gran sol amarillo, formula una enunciación acerca
mano. Constituye un hueco en los cimientos mismos de todo cooodmicnto s élcl hombre y lo luz y cl ttabajo, qae de la forma y cl carktcr normalizados
un nivel al que el apn,ndizajc de los númctos y el lengwaje d,l,c subordi-
llilJ'Se decididamente. .l\fi ABC de la Ansch12uung úene por Ji.o poner remedio
de Jos objeros escogidos apenas toma algo más que su tettainologfa. Si hubiera
a es111 dc6ciencÍll fundiunc,ual de lo innrucción; procurar.! la base sobre la tenido que copiar Lis 6guras normalizadas del sol, el hombre y cl árbol, •u tll·
que los otros medios de la instrucción ckbcn fundnrsc. rea se hitbría visto más entorpecida que facilitado.
El estudiante de arte, pues, encuentra en el mundo de las aporienci.as vi-
Con csrc loable 6n, sin embargo, Pestalozzi obligó • los niños • dibujar sunles cl slmbolo de las coa6gucnciones signilicativas de fuerzas de modo muy
ingulos, rtt1ingulos, líneos y arcos, que, según dcda, ooastiruían el alfubcto diverso al uso cientilioo de la información sensorial. lm:lgenes que son acci-
de L, forma de los objetos, como las letras son los elementos de las p•labras. dentales respecto de la situación objetiva, se vuelven válidas como portadoras
Este modo de mfocar la enseñanza ruvo sus continuadores a lo largo de todo de con6guredoncs signi6carivas, y pueden oonsidcranc verdaderas o falsas,
cl siglo XIX. Pctcr Schmid hitda dibujar a sus alumnos, oon parecido exacto, adecuadas o inadecuadas con referencia a normas que no rcsulcaa aplicables
los cuerpos estereométricos básicos, esferas, cilindros, !ojos, como los piedcns a los cnunciacioacs de la ciencia. Pero cl ane no sólo explota la variedad
de cdiJicación dc1os obje<0s más complejos de lo naturaleza, y aún en 1893, de las apariencias, rambiéa afumo lo wlidez de la actirud mental individual y de
Konrad Laage sugería que cl maesr:ro trazan, en la pizarra dibujos Jinculcs geo- ese modo admite aún otra dimensión de veriedad. Dado que las formas en el
métricamente simplliia,dos de mesas, sillas, banderas, camas o iglesias para arte no dan primordialmente testimonio de la nawroleza objetiva de Lis
que los niños los copiaran. Esta urilizacióa de lo guío geométtica en cl dibujo cosas a que aluden, pueden reflejar la interpretación y la invención indivi-
se remonta al menos ni libro de bocetos de Villard de Hoancco,m, en el que duales.
cl arguitec10 francés dcl siglo xm mostró cómo baccr figuras humaaas o de Tanto cl anc como la ciencia se conforman a In comprensión de las fuer.
animales a partir de rrilÚlgulos, rccrángulos o oon6guraciones oon formas Z3S que dan forma a la existencia, y ambas exigen una dcdicacióa desinteresada
de estrella. • lo que existe. Ninguna de ellas puede tolerar la subjctlvidad caprichosa, pues
R•v mérito en obtener la forma de una imllgcn a panir de su esqueleto ambas se subordiruui • sus criterios de verdad. Ambas requieren precisión,
estru¿,ural subyoccnte. De hecho los artistas comienzan comúnmente su obra orden y disciplina porque sin ellos no puede formularse cnuociodón compren-
esboulndo Jas configuraciones ge.aerales que sirven para mantenerla unificada. sible alguna. Ambos aceptan el mundo sensorial como Jo que I• Edad Media
Pero este p:roccdimiearo debe distinguirse, por una parte, de los meros trucos !lomó la signatura reru,n, In firma de las cosas, pero de modo muy diverso.
téaúoos para la reproducción de dibujos cstereoripados y, por la otra, del Los médicos medievales creían que las llores amarillas rutaban la ictccici• y
ronjumo de f6ttaulas dgidamemc prescritas que debe seguir fielmente el que la hemaátes detenía las bctnarugias; y en un sentido menos lircral, la
alumno. Este úlúmo enfoque le sugiere al alumao que hay una forma norma- ciencia moderna todavía busca en la apariencia de las cosas los sínromas de
lizada )' objetivameme correcta para cada clase de objeto y que los especíme- su carácter y virtudes. El artista puede utilizar esos amarillos y rojos com~
nes que se encuentran en cl mundo deben considerarse meras elaboraciones imágenes igualmente revel•doros del esplendor o In pasión; y las anes tta•
de este arqurtipo. Una cosa es reconocer el fondo de verdad psicológica y ben de buen grado la multiplicidad de las páspecóvos dcl mundo, le vuiedo~
física que se da en esto concepción; otra muy distinta. basar ea clla la educa- de estilos personales y culrurales, porque la diversidod de respuestss consn-
ción an{srica. Porque a través del """ cl hombre 11!COnoce la plena riqueza wye un aspecto tan legítimo de In realidad romo el de las cosas mismas.
de lit aparienci• particular. En lugar de imponer esquemas preestablecidos a Esta es la razón por la cual los criterios de exactitud en el arte difieren mu-
cstss apariencias, busca en cllas formas caprablcs y responde con ellas ame lo cho de los de lo ciencia. En una demoStracióa penú6ca, la apariencia partiru-
que ve. Las configuraciones formales sugeridas por ua paisaje o una nnwralcza Lir de lo que se muestra interesa para lo validez del experimento sólo en la
muerta, cuando se consideran en su singularidad, sólo se relacionan muy indi- medida en que resulte simomitica de los bccbos. La fo""" de los continentes,
•=•menre ron las formas y las signi6cncioncs normotivas de árboles o grao• cl tamat1o de las muestras, cl color preciso de una susrancfo pueden resultar
ju, olcacbof11s o pe=. Lo validez que tales configuraciones adquieren en arte carentes de pertinencia. De igual modo, las proporcioacs, los ángulos Y los
rolares de un diagrama pueden no interesar. La cans• de esto es que, en la
312
313
ciencia, la apariencia de las cosas es un mei:o indicador que apunta mú alLI dores? En primer lugar, muchas vistas _resultan ambiguas porque son tan va-
de si • constelaciones de fuerzas ocultAs. Las demostraciones de laboratorio y gas que pueden o rganizarse de acuerdo con varias pautas o porque admiren
los diagramas de los 1extos no constituyen enunciaciones cüenúlicas, sino sólo mis ,le una organi2'1ción clara. Todo libro de texto de psicología muestra im4-
ilusttaciOOCS de WC$ CI111Dciaciones. En Jas artes, la imagen constituye la CDllD· genes reversibles que oscilan mue dos versiones. mut:wunentc c:xcluyc.ntcs;
ciación. Contiene y exhibe las fucrus sobre las que informa. Pot tanto, todos pero son sólo la danostración mis obvia del hecho de que la mayor parte de
sus asptttos visuales amstítuycn panes pcninemes de lo que se enuncia. En las configuaciones visu•les pueden verse de mis de una moncro. Mu Wcr-
una natursleza muerta, los colores y las formas paniculares de bs bou:U.s y thcimcr da el ejemplo de un problema gcoméuico que se resuelve muy fácil-
su disposición son la forma del mensaje que el artislll prcscn1a. mente mediante la reestructuración de una figura (Fig. 76). La tendencia pct·

Mirada y comprensi6n ,,
Las artes instruyen al estudian1e acerca de 1, significación de la expe- ¡•'
riencia direeta y de su propia respuesta. En este sentido, complementan el
mensaje de la ciencia, en la que la experiencia dirccra debe ser trascendida, y
''
''
la perspectiva individual de cada observador s6lo cuento en la medida en
que coutábuye • la elaboración de una concepción común del fenómeno que ,t.'

se investiga. Cuando un estudiante de biología o psicología contempla uno •
parcela de naturaleza o uoa muestro de conducta, oo puede sentirse satisfccbo
''
con sólo organiur lo que se ve en una imagen visual. Debe tratar de relacio- ••
nar esta imagen dirccta con otra, a saber, la de algún mecanismo que opera '•
en el objeto o aconu:c:imiento pcrc1,ido. A menudo, esta relacióo no es sim-
ple, pues la naturaleza oo fue conformada con el propósito de revelar su fun.
' '-----~.....~
cionamicnto interior al ojo humano. La namrale2a no fue modelada por un di-
scii,ador. Su apariencia visual s6Jo es un subproducto indirecto de su ser fúico.
El m&lico, el mealnico o el fisiólogo con experiencia, al examinar una
herida, una máquina o un preparsdo miaoscópico, «ve,, cosas que el lego Figun 76
no ve. Si se le pidiera tllllto a los expertos como a los legos que ejecutaran
copias ·exactas de lo que ven, sus dibujos diferirían mucho. N. R. Hanson ba ceptual hacia la cstruecura más simple favorece la visión de un cuadrado so-
indicado que c,al «visión• no es un• simple cuestión de dar diferentes inrer- bre el que se sobrepuso un paralelogramo oblicuo; pero para ballar la su-
preuciones a un único )" mismo pctccp10, de posca la capacidad visual ne«· pcrñcie del cuadrlldo mis la del panlelogn,mo cuando se don las lineas a y b,
sacia para proceder a la molienda intelectual. El experto y el lego ven cosas di- la figura se ve mejor como una combinación de dos táingulos supcrpuesros;
ferentes, y también ven cosas diferentes los diferentes expertos: cada uno de ellos tiene la supcr,licie a f,/2. En este caso, el mismo estímulo
Decir que Tyd,o )' Kcplcr, Simplicio y G.lilco, Hooke y Newt0n, visual brinda dos perce¡nos difcren1cs a través de dos agrupaciones diferentes
Pricst!ey y Lavoisicr, Soddy y Eins1cin, De Broglie y Bom, Hcisenbctg y de los elementos; una de ellas se adocua mú a la solución del problcmo que
Bobm hlCICll iodos w milmas observaciones, pero que Ju urilmn de modo la otra. Si por Algún motivo el observador tiene in m,nt, triángulos rectán-
dlvcno, es demasiado 6icil. No explica la contrOVcrsía en f.o iovcsñgaci6n gulos, es probable que dé con la solución más íácilmen1e. Mejor aún, si se le
cicnúfica, Si las observaciones no diliricnn en senádo alguno, no poddan mosuara un dibujo animado en el que las dos tri:lngulos vagaran por el es-
utilizanc de modo dlvcno. pacio vado lusta reposar en la posición de la Figuc,a 76, no encontrada dífi.
cul1ad aJsun•. Un conu,xto propicio guiaría su percepción.
Pero ¿cómo puede la misma huella sobre la retina ronduru a pcrccptos En otros casos no es la agrupación de los elcmcn1os lo que cambia, sino
diferentes? ¿Qué es exactamente lo que ven dilcremc los disántos º*r\tl· el carácter de los vectores dinámicos. La orienc,aci6n espacial del cubo rever-

314 315
sible (Fig-. 77) depeode de la dir=ión en la que se ven moverse los vectores ricnci• cotidiana, y la recstructUración d•cisiva consisrió en aplicar los dec-
tOS del movimiento relativo al modelo cósmico, no a lo que él pcrcibla al ele-
diagonales. Puesto que estos vect0rcs pc=pmalcs s6lo se dan a cravés de
Vl1$e el sol.
las formas, la misma figun, puede a menudo incorporar más de una con6gura-
cíón de fuerzas. Aunqu• en tsles casos la observación directa y el modelo sobre el que se
producc la reestructuración ronstituyeo dos imágenes independientes, no obs-
tan!C se relacionan pcrceprualmcnte. Esta continuidad, que une todos los aspee-
ros pertinentes del fenómeno que se investiga, es nccesaña par,! que la com-
prensión sea posible. Por supuesto, pueden descubrirse o aprenderse muchas
relaciones útiles que conecrao ciertos factores de la experiencia por men, aso-
..-·"' ciación. Puede uno tropezarse con el hecho de que el curare relaja los múscu-
los o que la aheraci6n del termostato cambia la temperatura sin que medie
concepci6n alguna de los acontecimientos que producen estos efectos. De la
práctica de tales conexiones deriva abundante habilidad e incluso cierro pro-
greso, pero dado que el condicionamiento mecánico no compromete a la
meare respecto de los hechos pertinentes, no implica un vc:_rdadero pensamieo-
to productivo y, sin duda, no puede servirle de modelo.
Figura 77

En muchos casos la configuración dcscAda puede percibirse directamente C6mo instruytn /4s illlStrado11er
en la simación problemática. En la Figura 76 pueden verse los dos triángulos.
Armado de la imagen de lo que busca, el aza.dor, el observador de pájaros Cwindo la meote opera a la manera del científico, busca la imagen co=-
el matemático o el biólogo, lo reconoce en medio de la complejidad de i.; ua que se oculta entre los fenómenos de la experiencia. La educación tiene que
formas dadas. Tambim son aquí pertinentes los casos en los que un percepto superar el abismo cntt• la desconccnante complejidad de la observación pri-
es complementado o completado por expc.ricncias visuales anteriores. El ex- mera y la rclniva simplicidad de la imagen penincnre. Para los fines de la
perro ve una panc auseme como un hueco eo un todo. Una pisada en la arena ciencia, la educación debe lograr precisamente lo que le es necesario evitar
nos permite ver un pie ausente. El estudiante enterado de la escisión conti- en la enseñanza del anc, esto es, procurar una versión lo su6cie:r11emcntc sim•
nental no ve los contornos de los continentes ofricano y americano como for- ple de esa imagen final siempre que el estudiante no pueda discernirla por si
mas independientes y caprichosas, sino mutuameore adecuadas, como lengüe- mismo en la intrincada apariencia del objeio real. Piénsese eo un estudiante
ta Y ranura o macho y hembra. En lugar de dos masas, ve ahora s61o un11, que tttte de comprcndor la forma y el funcionamiento del corazón humano.
desgarrada. La dinámica de 1a separación de las mitades, que se ven juntas las retorcidas ca,<idadcs del corazón, sus enredadas venas y arterias, la asi-
como los trozos de una marmita quebrada, consñtuye un oomp::>.nmrc genui- meuia de formas y ubicaciones que cumplen funciones simétricas., confunden
no del pcrccpio mismo, no s6lo una inferencia. más los sentidos del observador que si tuviera que desenredar las scrpientcS
Sin embargo, la solución perc,eptual de nn problema no aige que la ima- del grupo de Laocoonre. Evcnrualmeme el estudiante debe aprender a ver el
geo sobre la que se cumple la operación mental crucial se vea en la sitwtción pcincipio simple de eSte espectáculo barroco; puede incluso querer comprender
problemática misma. Paca llevar • cabo la revolución heliocéntrica no fue por qué la natun1Jc,.. complicó ianro una función fisiológica simple. Pero el
necesario que Copérnico, como supone Hanson. «viera el horizonte ;parrarse e.amino hacia esa meta será ncccsariarncntc arduo a no ser que se le dé como
de nuestra estrella fij ... Durante miles de años las observaciones astronómi- modelo una imagen que le sírva de gula. La Figura 78 mue.era un dibujo
01s se hablan relacionado con modelos cósmicos de esferas y bóvedas rorantes hecho por Poul Klec parn explicarles a sus alumnos el funcionamiento del co-
Y las cransfonru,ciones visuales occenñas paca es111blecer esta relación entre ra%6n humano. Todas las for:mas se redujeron radicalmente • la representa•
observación directa y «formas puras» se hallan perfectamente al a.lcancc de la ción mlls simple de los procesos básicos. El volumen y los conductos se confi.
v_°':5•tilidad perc_ep!"al. Copémico ruvo que apoyar:sc en la imagen de la rcla- naron • un plano bidimeosíonal. Las 01vidades, privadas de su subdivisión
nv,dad del movuruenro, obscrwción que le era familiar • partir de la cxpc- interna, se volvieron simétricas. Igualmente: simétricos son los dos cirruitoS:

316 317
el que cnvú la sangre • los pulmones para su purificación y retorno al ainmSo, enseñanza. ¿Hasta qué punto debe ser detallada una arta gcogdfu:a? ¿Qu~
y el que la recoge para enviada por todo el cuerpo y devolverla a la bomba grndo de complcjidnd visual puede captar el estudiante?
ccnttal Algunas de las libertades anatómicas que se permite Klcc pueden con- El problema se agudiza particularmen1c cuando se exige que los alumnos
ducir a error; pero utiliz6 la liber1Ad de la imaginación pia6rica del artista bagan sus propios dibujos. A un nivel de desarrollo en que el niño empica
para presentar los rasgos esenciales del tema roo la simplicidad de uo dibujo rodavla en su ttabÍjo artístico formas geométricas relativamente simples,
infantil. Una vez que el estudiante ha captado el principio, puede aproximusc puede que el maestro de anc rcspc1e la etapa ·temprana de concepción visual
mb a la intrincada si ruacióo reaL del alumno, pero en la clase de geografía el mismo maestro quizás obligue al
mismo niño a trazar las Uncas costenas del continente americano o el curso
irracional de los tlos, formas que no pueden percibirse, ni comprcndet:sc, ni
rccordanc. Cuando se le pide al esrudiante preunivcrsitario que cop.i e lo que
ve en el microscopio, no intentará meánía,mentc lognu: mera exactirud y
precisión. Debe decidir qué es lo que interesa y qué tipos de formas pcrtÍ·
nentes están presentes en el csp&imen accidcnw. Por ranro, su dibujo no
será una reproducción; scnl la imagen de lo que ve y entiende de modo nuls
o menos activo e inteligen1c. L:t disciplina de la visión inrcligent<e no puede
limitarse al taller de arre; sólo rcndni buco báto •i el sentido visual no se
entorpece y confunde en otros dominios del programa cscolat. Tratar de fun-
dar una isla de csclorecimicnto visual en un ocúno de ceguera es en defini-
tiva inútil. El pensamiento visual es indivisible.
La Wra de adiestramiento visual en ciencias y tecnología por una parte,
*
to. mowimíffl1°' fnwfun~rios die la ocn. parte de la m&qulna.: del corazón. del pulm6n,
y el desdén, el desprecio incluso, que siemc el artista por la hermosa y vital
~ aUmentad6a. de b mucm:. Esta IICddin la~ntaria ac. a. d cursu de b '"ida• inmcns&. !Jire& de ,·olvcr visible el mundo de los hechos ante la exploración de la men-
No cctnn en d cákl;aJo d ctnfancin, d MIC6o y 1n eníenncdadc:t,. te, resulta a mi entender, por cierto, una enfermedad de nuestra civilización
1 Corn6a: U Pulm6o: ID Saop-c arterial y l"e005a..
mucho nuls grave que la «división cultural> oobre la que C. P, Snow llamó
Figura 78. - Paul KI"", Dibujo dd cora,ón bum•no. Reproducido con autbriiación wno l• atención pública bac:c algún tiempo. Se qucjabo de que los cicntl6cos
~ Paul Klce-Stifrun¡¡, Kumtmuseum, Bttoa; y SPADEM. U ruc Hcnncr, Para. no Icen buena literatura y que los cscó1.orcs no saben nada de ciencia. Quizá,
pero el lamento es supcdicial. Parecerla que una persona tiene cultur11 inte-
En la pri!ctica educativa, las ilustraciones adecuadas deben guiar el ap,cn. gral oo simplemente cuando sabe un poro de todo, sino cuando aplica a todo
dizaje • uavés de la abstracd6n pcrceptual. Esto se hace a menudo con grao lo que hace la totalidad intcgradn de todos sus capacidades mentales. Cuando
ingenio. Por ejemplo, la información visual incluida co las póginas del Scitn• Snow- afuma que «el punto de encuentro• entre ciencia y arte «debed• pro-
ti/ic American es invaóahlcmcnu, excelente. Algunos libros de texto son igual- ducir oportunidades de creación•, parece ignorar el parentesco fundamenral
mente bueuos. Ocros admiten que sus dibujantes se permitan embellecimien- catre ambos. Puede que un científico sea un conocedor de Wallacc Stevcns o
tos «anistieop que sirven al errado prurito profesional del artista comercial, Samucl Bcckeu y, sin embargo, puede también que su formación le impida
pero confunden al lector. O puede que las ilustracioocs no se adecuen al nivel utilizar en su obra profcsiorutl la imaginación pcrceptual sobre la que se apo-
particular de absttacci6n alanzado por un estudiante en una etapa dada de su yan esos dos escritores. Y un pintor puc<!c 1..,, libros de biología y flsiai
desarrollo lllCDral y de su familiaridad ron un tema dado. Se ha progresado con provecho sin que utilice su intcligencu al pinu,r. El ~ttañ.amicnto es de
mucho desde que los textos médicos de la Edad Media mostntbon cómo opli- naturaleza mucho mis fundamental.
ar sanguijuelas o tratar un hueso fraeturado p(CSCOtmdo al médico y al pa- Al recomendar un uso mis co1UCiente de la obstnacción pcrccptual CD la
ciente bien arropados y, a su alrededor, un despacho y dispensario cotalmenre cruciianza debe tenerse en cuenta, sin embargo, que 11 abstracción conduce
equipados. Pero la decisión sobre lo que debe rep.roducirsc 6dmenrc y lo que fácilmente al distanciamiento si no se mantiene la conexión con la realidad
debe simplificarse requiere experiencia educativa e imaginoción visual. La de- cmplrica. Todo pensador siente la wrtaci6n de tn1tar las ronsrroa:ion~ sim-
cisión debe coordinarse escrupulosamente con el nivel de abstracci6n de la pli6cadas como si fucnn la realidad misma. GcraJd Holton rccuerdn v,goro-
}18 )19
sam<n1e a sus colegas, Jos profeso~ de ciencia, que la clcmosll'aci6n escolar
es tal que puede ínterpretar los ,asgos pertinentes visualmente. Lo he dicho
corriente ces ru:a:sariame,ue y casi por definición uo caso escrupulosamente en otra parte del modo siguiente:
ajustado, absuaido, simpliJicado, bomogeocizndo y "limpiado en seco••· Rccm-
plaia d fenómeno concreto por un análogo, por ejemplo, cuando «UOJI fuente
La educación vi,ual debe 1marse ,obn, 1,, premisa el,, que toda rcp,c-
mccánicamcn1e agitada de pelotas de acero.. . se conviene en el medio de senta.ti6n pictóricu es una mundadón. La rcprcscnt:ació.a pic1órica no pn:-
analizar un fenómeno básico (por ejemplo, d movimiento browniano), sin Sffl.t.11 el objct0 mi.smo, sino un conjunto de propos.iciooe-s sobre el objeto:
sugeride a Ja clase la na1uralcza dd caso coocrcto•. Se, excluye ol fenómeoo de o, si 5C prefiere, prcscnca el objcro como un conjunto de pro¡x,sicioncs:.
.su conrcx10 como si se tratara de un acontecimiento complero e indcpcn•
dfontc, y .se muesu•, litcrn.J o figurativamente, ccomnt un fondo en blanco• Si la representación pictórica oo logro formular las proposiciones pcni.
que elimina «el dmbiro ruidoso• de la situación real. Ni el esrudiantc está nemes perccprualmen1e, resulta inútil, incomprensible, confusa, peor que si
preparado para la desconcerian1e complejidad del hecho viviente, ni experi• no se hubiern eonrodo con im•gcn alguna. Para desempeñar su tarea, la vista
menm la excitación del explorador que trua de obñrse camino sin estar se- debe conformarse a las reglas de la percepción visual, que indican cómo la
guro del resultado. Aun los fotognúías o pel/culas de siruaciones auténticas forma y el color determinan lo que se ve. En este respecto se han realizado
de laboratorio o n11urales difieren mucho de las experiencias directas a las grandes progresos. pero es mucbo lo que quedo toda\ia por llllcer. Unos pocos
que sustituyen. ejemplos lo mostrarán.
Las advenencias de Hohon nos recuerdan que la ciencia. como el arte, ¿Qué es lo que sabemos sobre lo que veo exactamente los niños y otros
sólo puede cumplir su función si abara desde la percepción dittcta y empi- educandos cuando miran la ilustración de un libro de texto, una pel/cula o
rica basta las construcciones formalizados y mantiene entre ambas un inter• un programa de televisión? La respuesta resulta aucial, pues si d esrudiante
cambio continuo. Aisladas de s11S referentes, Lis imágenes esrilizadas, los con- no ve lo que, según se supone, debe ver, falla la base mísmi, d,eJ aprendizaje.
oeptos estereotipados y los datos estadísticos conducen a un juego vado de ¿Tenernos el derecho a sobn:cntcndcr que una ccpresentación muestra Jo que
formas, de la mismo manera que la simple exposición a una experiencia de pri- re¡m:scnta independientemente de cómo sea y de qui~n la mire? El problema
mera mono no asegura la rompn:nsión.
se ignora con suma facilidad en el caso del materiaJ fotográfico. Nos senti-
mos seguros de que, dado que las fotografías se tomuon mecánicamente, ric-
oen por fucru que ser rocrcctas; y puesto que son realistas, puede confiarse
Problt'mas de auxilio ois:ua/ en que exhibirán los hechos; y como todo ser humano ha practicado desde
su nacimiento el b.ibito de mirar el mundo, no puede tener di6cultadcs con
La utifüación de los llamados auxilios visuales no procura de por si una las fotograflas que reproducen fielmente los objetos. ¿Resultan válidas csw
condición lo suficientemente favorable para el pensamiento visual. Lawrencc suposiciones?
K. Frank sosruvo que tales auxilios, romo su nombre indico, •se consideran En uoo de los primeros Jibros sobre 1coóa cinemato¡¡rnfica, Béla Balw
pummente subsidiarios de la comunicación verbal que apntcntemcnte tiene cuenta la historia de un noble rural ucraniano que, privado de sus tiecras por
toda la importancia: las representaciones tradicionales habladll$ o escritas. la revolución soviética, vivía como administrador de sus posesiones 11 ccntc•
ElabiruJtlmcme, Jos auxilios visuales son sólo eso: ilustraciones, porque las nares de kilómetros de la estación fctroviaria más próxima. Durante quince
p:tlnbms se consideran el modo primordial de la comunicación•. La mero pre- años no llllbla estado en la ciudad. Intelccrual sumamente insuuido, recibfa
sentación de las cosas que bao de estudiarse mediante fotografías, dibujos, periódicos, rc,,istas y libros, y en, dueño de uno radio. Estaba al día, pero
modelos o la cxhibíci6n en vivo, no es garantla de lo captación comprensiva no había visto aunen una película. Un día se dirigió a Kíev y en esa OCllSióo
del tema. La insistencia de los educadores modernos sobre la cxpecicncia vio su primera pel/cula, una de las primeras de Douglas Fairbanks. A ro aire·
directa fue cicnamentc una reacción valiosa contra el a,rácter remo10 de la dcdoc, en la sala, los niños seguían el argumento sin dilicultad alguna con
ensmanza tradicional. Pero oo basta hacer los objetos de estudio acccsíbles a sumo placer. El caballero campesino miraba fijamente la pantalla con gran
la inspección directa. Las imigcncs y las pelku)as servirán de auxilío sólo concentración 1cmblando por la cxci1aci60 y el csfucno. «¿Le gustó?•, le
si cumplen con los requisitos del pensamiento visual. La unidad de percep- preguntó un amigo al cnbo de la exhibición. «Enormemente interesante», re-
ción y concepción, que intenté demostrar,. sugiere que la comprensión intc-• plicó, •pero, ¿qué suc:edla en Ja pel/cula?•. No babút logrado entender nada.
ligente tiene lugar en el dominio de la imagen misma, pero sólo si su forma La historia, ya sea auténtica o no, sostiene algo que es vilido. Hay mu•
320
321
chas prueb,,s de que la compn,nsión de las fowgl1Úw no J)ileoe dJlrse por pecto de su lina.lidad y respecto del nivel de comprensión del
descontada. Joan y Louis for$dale recolectaron ejemplos que muestran que Como caso pertinente, Bam menciona que las CS0llas g ~
)os esquimales y algunos rribus af:rican,¡s no fueron capaces de percibir imagen curu,,os kil6metroS corrcsponden a un centímetro del mapa no d
alguna en las fotognifías cuando las vieron por ptimera vez. En casos extre-
mos, la foto~i• que pn,seni. el visitante cxtnnjero no es sino un objeto
plano, nada mis. O en una pclkula de meiraje b11Stante extenso s6fo se r ~
detalladas que lo adecu.ado; un niño de la escuela media necesi
mis finas que permitan una medida más exocra, que las que neccstL-..rnmó
de quínw grado.
-
noce un detalle. O un travdling panorámico confunde porque da la 1mp"'516n Con frecuencia las conliguracioncs visuales prcsconin diliculcades de com.
de que las casas se mueven. Algunos de estos obstáculos se bao superado en prensión, algunas de las cuales pod.tlan a,itarse si se observaran más cons-
la culrura occidental; otros persisten inadvertidos en nuestros propios hijos. cientemente los principios pcrceptuales pcrrinentes. Las diferencias de cseala,
Las reacciones de los nath'OS africSDOS de las que se informa en uno de por ejemplo, deben s<eñalarse de manero notoria porque la noción de tamaño
los estudios llevados a 01bo por los Forsdalc, a,idenóan que la mente hu- relativo está en pugna con la evidencia primera según la mal una cosa tiene
mana no acepta espontánamente los limites n,ctangulan,s de una pcllcula. el tamaño que aparenta. De ah! la tentación de juzgar el wnaño de dos países
L• =lidad visual es ilimitada; por wito, cutndo las personas se r•tirao del por J.. supccficic absoluta que ocupan en dos JDJtp&S representados en escala
plano de la pantalla, la audiencia querla saber cómo y por qué hablan desapa- diversa. (Téngase aqul en cuenta la incurable calamidad de las diapositivas,
recido. Las interrupciones en Ja cooónuidad del riempo resultaban igualm•nte que muestran insectos de tamaño gig-antCSC'O o retratos en mini.atura con ($-
dcsconccnaotcs. Un cineasta norteamericano descubrió que una audiencia irant maño de murales.) Los carrografos son conscientes desde llllce siglos de las
no seguía la conai6n entre un• toma d• primer plano y otra de larga dis- distorsiones de tamaño y focma que tienen 1ugv cuando la superficie esUrica
tancia. Para oue estuviera claro qu• un gn,n ojo o pie aislado pertenecía al de 1- Tierra se proyecta sobre papel plano. Adcmú, cuando las coordenadas
animal mostrado un instante antes, la cámara tenla que pn,sentar la rransici6n son curvas, las direcciones de norte y sur no son las mismas en ,odas las
completa en movimiento. zonas del mapa, sino que se dcsvlan en la p,ttte superior y la pane inferior.
Muchos de nuesuos niños aprenden a aceptar tales interrupciones de lo En la utilizoción de los colores se prescman frecuentemente di6cultadcs
continuidad espacial o temporal a llllll temprana C<lad, aunque incluso ellos eviu,bles. Básicamente, los colores indican diferencias cuali1ativas: España
tienen problemas cuando se topan con condiciones poco familiares. En un es IIZUI, Francia es verde, Italia es amarilla. Pero los tintes sirven 1,1mbi~
útil estudio aaen:a de la corrección con que los alumnos de 1115 escuelas ele- como matiz gl"adual para señalar diferentes cle,,acioncs del terreno. W. H.
mentales y secundarias mau.jan las cartaS geográficas, Borb:uu S. Bam obsuvó Naul, nos dice:
que los niños suponen algunas veces que un pals termina donde termina d
mapa. Observó que los limites son a menudo tan netas, que dan la cmida Descubrimos, por ejemplo, que los niños asocian el cambio de oolor
(de. verde a caswlo,, de out1ño • 8%Ul) oon el cambio de auz/id,d, y el
imptesión de consumaci6n, y que «guillatimn J.. imagen puede rcsultar cms
cambio de valor (de claro I oscuro) con el amblo de otntid,,.d, gmdo o
conveniente que la cabal fuutlid.,d sugerida por el margen blanco. El pro- intensidad. Por ejemplo, muchos niños dijeron que el a>ul c:l,iro significa
blema del primer plano puede ,cpctitse cuando se incluyen inserciones en los agua poco profuoda y el azul oscuro, agua más profunda. Pc,o cuando para
mapas pcm, dar Olbida a una porción de una :,;ona para la que, de otro modo, representar la ca1eg0ria mís profunda del agua se utilizó purpuna o mJl
na babrla luga.r en la página, o para dar una perspectiva mis detallada de una rojuo, las dos te:rccn.s panes de los niños no !UClciaron esto con un cambio
pn ciudad, por ejemplo. de profundidad, sino que aludieron a lOda clase de cambios cualitatl-:
Obviamente, los niños mayores manejan esta clase de problemas con ma- is.las. urecifes de coral, ctc~tcra, Descubrimos que el tinte es un ftctor de
yor facilidad que los pequeños, y también se maniñest4fl claramente las difc- diffd] manejo en la construcción de map,s. Los niños han aprendido mu•
n,nCÍIS socioccon6mi01S. Un niño inteligente se desempeñan! mejor que uno e:bu asocia.clones del úru.e ante5 de haber aprendido a Jett mapas¡ el rojo
poco brillante. y algunos maestros son m&s h,!biles que otros psra enseñules es c.:ál.ido, d azul es &lo, el verde es J>3$tO, el azul es agu•~ etcétera. Así
pues, su~c • menudo guc los mapas en colores son espontincamcntc mal
• sus alumnos cómo leer un mapa. Los maesuos deben advertir consciente- mtcrprewlos.
mente los problcmos que se plantean porque los mapas diJicn,n de la apaticn-
cia del mundo visual ordin.rio, y deben conocer los principios pcn:eptuales que Este tipo de problema exige la colaboración de artistas diseñadores y
gulan la captación de las conliguracioocs visuales por el niño. El nivd de psicólogos familiañudos con el manejo teórico y práctico de los principios
abstracción a que se concibe un mapa debe oticntuse, como sugcrl anus, res• !>Ctteprualcs.

322 .}23
-' Lo que vale para los map•s, vale también en d caso de toda clas_e de pueda adivinar la signi6caci6o de estos dibujos, especialmente si recibe Ja
prescnución vísual cn libros de texto, modelos, foUctos, pdiculas, cia:tcra. ayud• d e una cxplicaci6o verbal. Pero no cabe duda de que si un niño aprue-
Es índíspensablc una invcsúgación minuciosa sobre lo que. ven las ~nas a. ba el examen, lo bace a pesar del dibujo, no con su ayuda; y si fracasa, de
las que se destína.n estas imágenes. A este rcspccto, es digno de menaón d ningún modo eso sigoi6ca que no comprenda d funcionamiento de una espita.
hecho de que los manuales sobre matcrúllcs audiovisuales, que por lo dcmú Sencillamente puede que sea incapaz de librarse de una trampa visUBI.
llhundan en detalles técnicos, tienden. a resolver estos problemas fundamen-
wcs con la superficial recomendación de que las 6guras deben ser claras,
n.aruralcs y simples. Conemtraci6n en la función

Representaciones pictóricas dc6cicntes de este ripo pueden encontrarse


en iodo nivel de abstracción. Los díbujos podrlan ser mucho m~s realistas y
• •••C
..... , as! y rodo inadecuados pora presentar los rasgos pertinentes de la situación
üsica. Fracasan no porque no se a.semejen a los hechos o carezcan de detalles,
sino por ambiguos e inconducentes. Los dibujos aru11ómicos de Leonardo da
Vinci son 1>1n feliz.mente logrados no sólo porque tcrua L, habilidad artísrica
de dibuju lo que veía, síno porque veía cada parte del choujo humano como
si Ja hubiera diseñado uo colega ínvcntor. Vela cada múscnlo, hueso o tendón
oomo diseñado ¡,<1ra cumplir con su 6nalidad y lo rcprcscotaba como si se
UBtara de un utensilio. Utilizaba J.s relaciones espaciales con d objeto de
poner de relieve las conexiones funcionales. Lo mismo sucede, por supuesro,
con sus díbujos recnológicos.
Emanud Wintcmitz descubrió noi,,bles ejemplos del interés de LcooBido
Figura 79
por las '1Illllogias o los paralelismos. Uno de los dibujos «muestra un diggra-
rn.a de rendones y músculos adheridos a la espina docsal. Leonardo no dibuja
Un único ejemplo ilurnari el analfabetismo visual, que todavía pasa en
los múscnlos en todo su .espesor, sino que los reprcscnta mediante cuerdas
gran pllrte ínadvcrrido. Jcan Piaget, psic61ogo de niños que se interesó por
lin•s para mostrar con claridad y transparencia su función en la estabilizaci6n
los problemas pcrttpwalcs roda su vida, uu1iz6 la Figura 79 para. poner a
de h espina dorsal. El comentario que acompaña el dibujo, rompan la espina
prueba la comprensión de los niños. ¿Enricnden éstos cómo funoo:18 una
dorsal y sus cuerdas con el mñstil de un navío y sus estays>. Leonardo inventó
espita? Cuando la Uavc se vuelve hori2ontalmcmc, el canal q~a ab1~0 Y
un recurso por d cual los agujeros de los instrumentos de viento, demasiado
pcnnirc lluir el agua; de ouo modo pcrrn.anece cerrado. El dcscmpcno ~
espaciados como para que L, mano bumllDII pueda alamzarlos, pueden ser
niño dcpcndeaí en gran medida de que el dibujo se reco?""'• como un~ espita
controlados mcdi•nte alambres, y Wintcmitz sugiere que tomó esta ide• de
y de que presente los aspectos pcrrinemcs con cor:recoón. ¿Es el ob1eu~ en
los tendones de L, mano humano, que pcrmltco d control remoto de las yemas.
forma de cru2 de la Figura 7911 una espita? El caño, mlÍS bien plano qu: olln:
Leonardo era cap:u de hallar analogías mue mecanismos matetialmcurc
drico cuelga en el espacio. No tiene conñnuación en la parce supcnor, ru
rcci~ agua de luga._r alguno. El sombrcado no indica líquido que llene un distBntes porque lo que vela en Jos objetos de toda especie era su «valor
funcional•. KBrl Dunckcr, que introdujo este término en I• psicologla, mostró
hueco y mantiene escasa relación con la lista oscun que prcu,ndc represcnr_ar
el canal. Este se cncucnrra por delante de la llave antes que por detras, que todo pensamiento productivo discierne entre el ptincípio esencial y la
encarnación acciden1al. E.~pcrimentó, por ejemplo, con el siguienr.e problema;
y la llave no se encucntn por delante del caño. ¿Represen~ Li Pi.gura 79b
una llave colocada verricalmente fuera de un caño o mú bien una. cspcoc
Si un sa humano time un tumor cs1omacal inopcn.bJe y se cuenta con
de plomada tragada por un rcctlÍngulo o, quizás, un _e~? No niego qu~ una rayos que destruyen el rcjido orgánko con t. intensidad suñdcme, tmc-
pcnona inmunizada y advertida por oños de cxpoS1aón am_e 1~ medi~rcs diantc qué procedimiento se le puede librar del rumor con los rayos y,
ilustraciones de textos, catálogos y similares productos de mepotud visual, al mismo ñcmpo, cviti:r la dc:strua:ión del tejido sano que Jo rodea?
t
}24
Como primera aproximación al probl=, propuso la Figura 80. Con la RuponsobiUdad toral
simplicidad de un dibujo infamil, d diagrama dcscrib< lo esencW: L, meta
en d cuerpo, alanuda por los rayos. En un principio la solución puede bus- Todo lo que be dicho pu.de parecer co exceso teórico. Pero contiene pñn-
ca= a un oivd muy abstracto: utilícese una apertura a trav& de la cual los cipios que, si son villidos, todo educ,dor debe tenerlos siempre en cuema.
myos puedan p,uar sin dañar d cuerpo. Esto conduce al próximo ¡,a.so: d No basta con rendirle tributo verbal a la doctrina de los auxilios visuales;
enmen de la anuomla del cucrpo en busca dd lugar adccwado para la aper- no bas1a con poner en marcha el proyector dnematogrúlico, con mayor o me-
nor frecuencia, para procurar unos pocos minutos de crurctcniroieoio en la
oscuridad. Lo necesario es, a mi enteodcr, el adiestramiento sistcmftico de
la sensibilidad visual como parte indispensable de la prcpamci6n de todo <du-
cador para el ejercicio de su profesión. Cualquier persona cuyas respuestas
oanmilcs ante L, forma pcreeptual hayan sido cultivadas y no anuladas, puede
advertí, la diferencia entre la reprcsentaci6n que lleva • buco támino su
crumciado y la que resulu, confusa.
En psicología se está desarrollando la base ~cut.al y teórica para la
cdu01ci6n visual. El rrabajo artístico es lo que más fa.,orcee la cspericncia
pnlctíca. Sin embargo, eali1iear de ardstica o estética la sensibilidad perceprual
Figun 80 no constituye una buena cstrategÍJI, pues esto si¡¡oilica concederle uo lugar
de privilegio reservado para los tüentos y las espi.-.ciones del espcciwsta.
rora. Duncl<cr llama este proccdimiemo, procedimiento «desde lo aho•. Hay Menos especifiamente, el pensamiento visual requiere L, habilidad de ver
también un procedimiento «desde lo bajo»; de acuerdo con e, se comi= las foaoas visuales como las imAgcocs de las cooligunciooes de fuerzas que
con un inventario de lo que se da anatómkamentc en b cspcnu,za de descu- subyattD en nuesua eristeocia: el funcionamiento de las mentes, los ruerpos
brir algo que dé la solución. La interacción de ambos procedimientos es o las mfquinas, la estructuTil de las sociedades o las ideas.
caraaerlsriea dd pensuoienm exitoso y corresponde, por supuesto, a los dos El ane cumple mejor su función cuando petmJIDCCC inadvenido. Vigila
niveles polares del material de aprendizaje mencionados aqul anteriormente: para que formas, objetos y ncoorccimientos, mediante d despliegue de su
I• presentación almnente abstracta del principio y la complejidad de la situa• propia naturaleza, puedan evocar las potencias m4s profundas y simples en
d6n real las que d hombre se reconoce. Es una de las recompensas que obtenemos
Sin embargo, a unbos niveles, la atención debe estar adiesaada pam CCD• pensando mediante lo que vemos.
uarse en d valor funcional encarnado en el objeto. Duocker muestra los
torpes errores que resultan CW1Ddo alguien recuerda vagamente la fotrru1 de
algún ancfac:to útil sin comprcodcr vcrcbdc.ramente el principio a que sirve
esa forma. Los inventores, por otra panc,. se interesan por los va.lores fund.o-
oales, como lo indican los dibujos de Lcoruudo. Para darse cuenta hasta qu~
punto su imaginación es libre y hasta qué_ punto se cncucotta limitada, los
diseñadores deben tatnbién considerar la diferencia cottt d principio y su
encamación. El diseñador David Pyc ha mosttado de = convincente que
la función nunca prescribe la forma, aunque ci,eunsaibe su alcance. Una rue-
da no puede ser cuadrada, pero su disco admite innumerables wriacioncs.
Una cuña puede asumir un centenu de fonnas. u,maños y proporciones, lo
mismo que uo alJilcr, una vara, un gandio o una copa; porque W1J1 función
es un principio que no exige una forma particular sino un tipo de forma.

326 327
NOTAS

(los números emre p1.c6ucsi1 corresponda, t1 número de ordco tn b bi'bliogrcfú..)

ÚPITULO 1 : MA.lilFESTACJONE$ TEMPllANAS

Sd,opc,,h,,ucr (257), libro 1, par. 10.

Lt p,t-rceJJ<i6n rxrluidd dd pen14,witn10, J>qS. 1..5-17.


~ 118). Tombién el cap. 4 de la hístoria de la cstéria de Cn>tt (-U).
Artes libcalcs y mecánia.s: Leonardo ( 176}, póg. 12.
lo música ,egún PlauSn: &p,¡blic,, ~ -

DuC01t/i.il'tt6 b4eur los srnci.dos, páp. lS.20.


El bc=to dt oro: Exodo, J2.
Pcosamiento primíth-o: lby-Bruhl (181), aps. 6 y 7.
Taoismo: Waley (287), pigs. 5', $8.
El WDnmlitruo según Parménides, lGrlt y Raveo ( 1-U), fu\,¡rncn,o 6, pág. 271.
Heridito: Kirk y Ravto (1-U), Í"'8JDClllO 88, ~ 189.
Dcmócrlio: Kld, y Ravcn ( 14$), fragmcn,o 12$, pis. 424.

P/,J6w, ti d, /., dos m,nu,, pigs. 20-22.


Las opcucionc, ldgia, según Platdn: Comford (42), pág. 267; Fedro, 26$.
Lt pcr«pcidn de la rá.licbd sq,ln Platón: Rtp;b&•, ,u.
La llfflnCSU según Platón: Alm6n, 81 .
La contemplación de la ,'mbd según Platdn; Ftd,o, 247; F,d6n, 99.
La ,~ viÁÓn sogún Pluóo: R,púbH.-,, ,OS y ,10.

Ari.stótt!ts: •scr.nso 1 dtsunJO, ~ - 22-26.


La .sistema:rizac:idn en los anim.úcs según Arist6telcs: St1,1Utdos 11nrdf1icos, 100.r.
L. inducá6n. según Aris1ótdei: Pn'merot a.nlll{tíc.os. 68b.
Los g6,cros platóoi005; Comford (42), píg. 269.
la pcr«pci.6n del «tal> según Aristóteles: Se1,.11.ndos 11n:dit1G01, 87b.
El siJosi,mo como pttUio prinápii: Coba, y Nagcl (J8), plgs. 1n-1s1.
Lo univcn.al $qÚO Arl1t6tclcs: o~ "' inlupr~t«í6n. 1711 'I Atrt11/l.siu, 98Lr; tambiin
S'f/lndos «múuicw, 88a.
El ?Cmamjc-ruo en im:ágcnes JqÚn Arist6u::les: Dtl di.m•. ◄}la.

329
ÚPITVLO 2: LA RiTELJGgNCIA DB LA P'Jil.CEPCJO:l VUOAL (1) L, brílLmta. 1 l11 form• como tt:l~s, pfp. 5>16~
C,omlllnC!a de la brillantc1: Wcodworth y Schlosbc,g (309), cap. U.
Ptrapá6,: an:unsmt,, pqs. 28-.lO. Puctpcidu ck la diswicia: Gílirul:y (88).
Hclmoblo: (UI), p,ne m, par. 26; tambilo su dlA:ccnt l'rogms in th< Th<ory cic Constancu del wnaño, Gíbtoo (86), cap. 9; Koffh (1'6), cap. 7, ¡"8. .io,; lttdsoa (UI).
VuioD> en (112).
Tres octiludu, p,igs. 56-,9.
&plor.:d6n J, lo ..-010, p,lg,. JO.JI. Mnddoi de intcmcci6n: Amhdm (}).
Pia&ct (229), plg. H.
Jorw (137), pág. 147. Co,rst'nl«i6n d,d CO!llex.to, págs. '9-60.
Bid, (1'), pfg. IOL
Lo, rcnti4o, ,.,.,¡,,., p§g,. }J.)2.
Privacidn <cmotial: Heron (117). ú •bstr«áón de f. fon,,•, pógs. ~ -
TransfClmlldon.. smméuicu: Coumnt (4)), plg. 42.
/..: ouidn u 1d,c1;..,, ¡,q,. )J.37.
Visi6n sdcttiva: d,. dc Amhdm (3), póg. 28 (cd. m rústica, P4 33). ú di11orsi611 exit, 1,, •lmr«ci6n, pigs. 64-65.
Jlo<cio: d10do de ■cuerdo too Suunk (268). píg. 80. Gurwiucb (98), p,igs. 165 , sip.; la •bucos cootinuaeióo> ,cg,jn Werthcimcr (.l01 ).
úor,udo da Vind ( 17}), ,'01. 1, póg. 2'0. Ekcio de profundidad cinétia>: Walladi y O'Conndl (289).
Scxkmd dc la vioión: .Pritmud (2-40); uunbi<n Amhdm, •Coou:mplatioa and C....tivity• Erindpio de ,impliodad: Amhdm ()), J"8. 209 y ,ip. (cd. en rúsüa, ¡,Sg. 2'2 y sigs.).
m (9), plp. 292-.lOI; Woodwonh y Schlo,bcrg (309), ~ - 270-}'9. Hopnb 1121). lnttodueeióo.
t. viÁÓI> m las mm: Lenvin (178), Muntt (204) f Pfc,ffu (221),
Dctmadcn■ntes visual<,: Lorcm ( 185) y linbergai (276). Pern,a,:ncil 'I Ulllbio, pfgs. 6'-66.
W-mddbcmd (.l04), pme 1: .Fibolú de l01 ~ . aportados 4 y 6.
ú /ij,,i611 oc,Ja, m•dv, problon,s, J>4t. 37,)9.
Meamismo de 6jacióo, Knffla, (U5), ap. ), psr. 5; tsmbio!o Sbcrringtoo (26)), ap. 7,
póg. 187. C&.Pmno 4: DOS Y DOS, COMO CON]1J:ff()
La in«lig,,,,,cia ,cgún Klihl« (IJ)), P4 3.
u ■twcidn ,cgún Jamo (1}5). ap. 11, C$pcaalmcn11' pis. 08. L.s rtl«ion,s dtpt'm/,n d, /,, estru<t•n. J>4t. 67-72.
Atod■dón y Gestdt: A,ch (14) , Kahlu (1'4i
El dUumi,r,ttnro e,, 111 pro/und.id.J, ~ )9-40. Piauo: Gilot (90), pá¡. 120.
l'rimcnts , - i.. de la pc,t<pcióo de la fomu: Bdd (UO). P■lladio: la iglesia D l!edcnton, de Vencá1 far -Mgrad■ m 1'92.
Figuras encasa.In: expctÍtl>etllOS rnlizados por primen .u por Gousdwdt (96), ¡,■11t L
ús /ormu so,r amc.~pt.os, pfas.. -10,42. La vuiclo de coofigundoocs en Ju IYtS: Hertz (118).
c.ooc,p,.,. visuales, Arnhdm (3). Clip. 2. Oúmpano&, Kohlcr (153), pág. !Ol.
1,licboru, (195), pi¡¡s. 97, 211.
ú pt'rupci6n ¡¡..., l~lflpo, pó¡;s. 42-44.
E,.p., ck la Eomuó6o de la G<tttJl.t: Flavcll (67), lhusmonn (105), Sandcr (VI), El qnzreaninr.to •/«11 11 los 1J,c10ru p,RlitiptmUs, págs. 72-78.
Ehrenfds (60). Ralbr. Bmdcnm (U◄): pl¡¡s. 19, -40.
Varúibllidad de L. pa«pdóa de I■ íonn1: Hebb (107), p,ig. 29. Apuumiuuo de pinturas: obra tmd,,t,uUJtU - .. bcd,a UI el SIU'lh l.swrenne ColJe.
g,: en 1966.
Cómo /un W ,y'4111114J t. Jorm;r, MI, 44-46. Mcúfont, Ambdm ( 1).
R=noónücn10 de un■ ronligur■ddn J10f las miquinu: Deu1,ch (52), Sdfridgc Y Nci>- wcrtov, To tb< Rrder en (179), pq. VD.
SCT (261J Y IJhr (282).
El color ,qún Goethe: Aforismos oomo ■pés,dia, de (92), pfg. 653. Efecto va1od1rio
figura!: KlihJcr y Walhd, (1'2), ~ 2 , 24; la in1c,pr<bd60 pa<epnw m< pem,,=
C6•o u complt111 lo incompluo, págs_ 4649. También G.m (78).
Tr,;ru¡,ar,nda: Amheim ()), plg. 250 (cd. rústk■, pág. 298).
Asisté&nts: EJ buqu,i, de Pl1t6n, 189-193.
Vañlbs de bcmbú: Klih!tt (1'3), pfg. IZ7.
Comn.o ): LA IHTEU~a.A OE u PnCEJ'ICION VISUAi. (n)
ú ¡,,rupei611 diKrimúui, pqs. 73-79.
S#Str«a611 dtl conto:to, p,ig,. 51-53. flauno y foodo: los esperlmcntas a,n . _ de Klüvu (150), pág. )16.
Tmri■s de Hdmhohz: T,,ido ,obre 6ptic.l Júiol6ffe, Oll), ,'01. }, ■paráldos 26, H; l.■$ r<OCCiooes de los niños: •nt•la fonn■ y el rolor, Landn:th (166), plg. 245; """' las
-bi<n ,.,. conf..-cncw ,obre la visidn m ( LI 2). confi¡¡uncioncs 11ÚU.ll<s, T■na (61). •

330 331
LA p,rupdón ,o.,pa,, pqs. 79-82. C,\prn,n.o 6: lAs lMA~ES Dl'.1.. l'ENSAJr,UtHTO
Las ntu y lis dimcioncs espaciales: Htbb (108), P4 'l:/, 1
La,hlcy, cita ,obn, 1, abstnocci6D (171); aperimmtOO COD cfrculm l l - a cabo C0D
t11W (170); cita ,obn, la reocáóo de los monos mte los dtculos colo:ucloo, I.ashlcy Y
Wa<k (172), P4 82. lúfmo son Lu imlgcntJ 111c111,,!a7. págs. 110-Jll.
Aruc6te"lay De la memoria 1 /4 rminúu11ci4, 449b.
(Qui toJU ruu!tfln it•aluJ, póp. 82-84. Jobo Lockc:, An E.s:sa, Conumin1, Humm Und~st~din¡. clntrod:ucción•. scc. 8 y
Oümpaooós y niingulos: Htbb (108), P4 79. IJl,ro 4, cap. 7, scc. 9.
Ori<'1taci6n csparul: Ambcim ()), cap. ); Tcubu (Z7J), plg. 1612; I.andreth (166), Holl (12}).
pág. 243; Gbcru (84); Kohlcr ( 151), pág,. 15-19
Pulpo: mencionad• por Tcubtt ('l:11). ¿Sr putde ¡,enn1r sin ünJ1,u,al, pÍ&S.. 112-114.
ecruamienro sio imágenes: ~bodlct y Maodlcr (187) scc. 4.
Mt11/t '-'crJU.S comp11t113on, págs. 84-91. Woodwonb (}ll), pop. 74, 106.
lmcli¡cnós ani6ci,1; Minlky (198), de ~ se tomatOD w lip. 10 y II con autatm· P~t (227).
d6n del atuor. Uu:hcner (278), P4 187.
Tbomdike (274) y (27}).
Q,aori6aci6n de 1, simplicidad: Hochbcrg y Mc!listcr (119). Imágenes pa:rficulaa e Ullit,mu gtnbius, pá¡s. 114118.
Eidol, gricgao: Kirk y Ravco (14'), pág. 422; y wobién Hcld (U0).
Ei~a: Jocoscb ( 1))): capitulo de .Riek.d en Saupc (2')); umbiát Klü,-cr ( 149).
C\PITIJL.0 ,: El. PAS,lDO EN EL PkESEh'l'B
Pcofidd (219), oop. }.
Berkeley# A Tu111ilc Concer11m1 tbr Prindples o/ H11111111t K,,.qw/edtt!, cloU"Oducc:idn.__.
Disponibilidad pcroepn,,I; Bru.ocr (28).
Meugcr (192). póg. 694. a«. 10 y parre i. scc:. 5.
Koflka ( 1~).
Complcrocotos amod,lc:s: Mlcboue ¡• ouos (194).
UU fu.uia.s que «IÚ.n 1obrt l11 mh1t0rill, ~ 9497.
La memoria de i. forma: Woodwonh (J09), cd. de 1938: Koffb (U6), pop. 49) Y li¡s. B"mct (21 ), plg, 1}8 y ,igs.
&pcrimcotO a,o cl drculo qucbndo, Bd,I, y Foord (106). Su<ños: Rall (101).
Trazado de mapas: cxpcrimcntos in6!iU>< de awdimtcs dd Sonh 1.n,,.,,.. C.Olkgc.
Medio Ooido: Lewis (18}), póp. llíO, 196. s.,..,- 1 d,suUo,
Tiu!,cner (278), pip. 1}, 21.
,i,wu, pigs. 118-120.

ÚJ•tribucl6n d, peruptos, páp. 97-100.


Complancnt0 paccptml, Mlcbouc y ocros (194): • i ~ vinmladu> ,cgún Titcbc- / Hartd qui punlf> puede JtT dbllr«la uJUJ im.ozen?, pip. 121-126.
ocr, en (277), pigl. n, 87. Galton (76).
HCltÚ.IDOpSia: Xoffu (156), pág. 146; T,ubct (271), p,¡g. 1616 y sip, Silben:, (264~
Piqct: cspcrimcntos ,obn, 1, dcsa_¡wki6n (223); wnbiio IO (W), ap. l. La expresión q,jn Darwio ( 47).
Tó, 8/u, Rid,r. Sdz (262). aps. 16, 17.
vu.mn dtl inurior, p4gs. 100-101. RtDOt ( 244).
Sccbcbayc (2'9), pip. ) y 2'.

H•tc01 vmblu, P'i'o 101-102. Cwrrul.O 7: Los c:o.,urros ADQUlEllEN FOllN.A.


Gi1<00><tti: Lord (184), P4 60.
Drcycr. Ksacaucr (161), pig, 90. Ñ1~11Mi 11b11nuto1. págs. 127-1.29
v.,,ckt Bctg (284), pág. 28. El estudio de los adcmanc, de Efroo ('8).
ObjCtOHlc-«ci6n: Wcmcr (294), cap. 2.
Algunos dibujos- • lit.pi& ~ han rc:toado con tinta para que w reprod.ucri6o se note: mis
R«.on«iMi,mo, póp. 102-108. danmcme. Esto roocüfia un tamo el canlctcr de los twOS OCWnaks, pero, po< lo dcmós,
O.,plin, Z:., qu,m,r• dtl aro data de 192'. no altera la (orm:a..
Pc,ccpá6o, Jamca ( u,i, pl¡. 442 1· siga.
Efcao de i. cxpcctarl,,., James (IJ:I), pig. 429; Gorudwdt (96), parte 2¡ Brunu Y El pen.s.mienlo en la 11cci6n visibl~. P4J, 142•147.
Mintum (79). El pt<IC<SO cr<ador co cl Gu,rnic. de Picauo: Ambcim (6).
R..., Pricc (2)9).
M.ontq¡¡,s, /Ndlth y Rolo/a,.,,, Naliooa! Gallc:ry o! Art, Wawnaton, D. C.

332 333
C\PITULO 8: ltEPusE,,.7.AQONES, SDIIOLOS Y AG:1.--0S
L,, ,~,unlid.4J/ a lo prbttuo. P'gs,. tn-182..
Prtl"" (217), c:oofua.:i. 2. 1'4. 20.
LIS ,,,, /•,tdones de /u ;,,,¡,..,,,,, pías. 149-1'3.
l..ashky y Wodc ( 172), P4 81 r sigs.
Slmbolo ~mn signos: ,-..se, por ejemplo, l..ang<r ( 168), cap, ).
S!mbotoo del lrinsi10: Krampcn (163). Pi:,g<L (225), ap. l. aparrado 6.
Los dcscnadenan1cs vuuat.. según Lo..... ( 185). Bo«s: en Hymcs 1129), pág. 121.
Dibujo de Stemc.. Tris11111 Shlllcdy., Jibro 6, cap. 40_
La (X)fÚusi6n según }&lllCI cun vol. 1, pq. 488.
G<se1J e llg (81), cap. 2, pi4. 18.
Ad«uod6n dt Jcs imittMS • :nu /11ndones, pigs.. 1'}-1'7. SincmiRno scgún Piag,:1 (228), cap. 4, opcnodo l.
Ú!Urbcl: Hcm.,nn (120), P4 U y ,;p. Esrimulm confundidos: Kollka ( 1'6), pí¡¡s. 49.1-,0t
~!wiuc, Th, WinJ md th, Son¡ (1928/ 29) 6¡u.. en uos colco:i6a p ~ Toaw de Aquino: ª"do de IICUudo <00 Gc:ssnu (82).
Pic::auo, C..«u
dt toro, cjccutado en Paós en 1943. Boumoo cm, p¡1¡s. 4,, 96.
Xnmpcn. op. d t . Pñoridad de Lo gcncntlizxi6n: Brown (27), ap. 8.
Modley: Xcpcs (14}), vol. 6, pop. 108-12,.
Dúclio de mamo de !ábña: Dablln (54). Mue:rtrttJ conr~ •hstrll«i6n, pqs. 182,185.
Boodo: dl>do de acuerdo a,o Gessncr (82).
Lo qu, Lu mJrTCM de /ibrk, pudm ,dialar. pfgs. HH62. KouwCMO\-cn 060).
la exprcsi6n d< b música: Rigg (246) y Prau (237).
u mÚ$Íal según Sd,openhau,r: Di• Wdl .i, Wi!k tmd Vonttll•'1t, libro J y cap. 39 Cumn.o LO: Qmt ES u .,1$TUOClO•
de Ju ediciones; vásc tambi6' l..an&or (168), cap. 8.
Marca, d< íilbrica: J<Amckura ( U9).
Wertbei.,.. (299): ,únsc wnbitn Asch 112) y (11).
U rd«i-6n rtdprooz entrt npcrit«Ú t idt-a, pfgs. 162,164. Jonu ( U6).
Gocthc, Z•r f,rh,nl,brt, apftulo tobn: loo D1alfflllla paro b historia de b tmd.a dd Spinou, 0n 1hc Conection oí thc Undca11ndina, S 95.
colar, sari6n JOlm: d siglo xvn. u _.¡¡dad según Asd, ( 11 ).
Hq¡cl, &,th,J/1,, pone 2, seccido 1: «Die symboli,d,c Kuo,úom,o.
Lr vfr de Pi'""°: Bocc~ y S,bcnés (2)), P4 U4. Tipos 1 contln~n,~J, págs. l88-l91.
Pfutcr ,cgÜn Fcy ( 74). Los tipo, qún Ki-cudunc, (165).
Plister ( 222); . - 1omhi6> 1(...,., ( 162). Fowa,ofw compoesw scgún Galton (i6).
Emoñlloion<s diurnas "3Ún Fr<Ud (72). Scilfcn (260).
H,mpd y Üppenhcim (I IJ).

C\Jll'TULO 9 : Lo QUE LA AISTMOCIOS ?-.'O l!S Co11cep101 u1J1ia,1 1 COIIUJIIOI dinár,,kos, págs. 191, 19}.
1.Gcb:, Etuy, libro J, aip. 3, ""· JO.
Una dicoro,,,J,o nocitw, págs.. 167-170. ArisnXeles,. lk ú nu.nrori• 7 /4 rmnniscrnd 11, 4'0rr.
l.á abm..:cióa según Loci<e: AJr Etuy Concm,ini R.,,.,. U.Jost4ndist, libro 2, trüngulos ¡qún &eri<dcy. Tr~.:stiu, clntroducci6n». s«. 16.
cap. u. o«. 9. Poncdct (234), clnuoducci6n•, pq. XIV. las figuras me peneoe<tn.
Pdlct (218). pógs. 9, 60.
Bahl,ey IC'gÚnHume: A Tralise o/ Runr,,n N111111t., pene 1, t«. 7. Los conup101 como p,"'tos admimmtt.J, pigJ. l9,..l.99.
Los uni\'enalcs sqún Berkeley: .A Trutbe Conc~mmi 1/N Prindpl~s o/ H11r.ri111 X.,,ou,..
,...,.,, lnttcd., =·
1'..
Prin,,.zuv/ta: Wcnbcim,r ( )01).
luu,ch ( 243), P4 906 y sip.
Luroduccido I I• 16gin: Cohen 09), pógs. 103, 107; rambi6i Cchco J Nqd (38),
esp. 18, scc. ,.
El qwo ,cgún Schopcnh:iutt (257), libro 3, apan,do
La geomcuí1 J!ri,ga s,gún lvins (IJZ).
,1.
;St b.s, t. ,b1tr«d6n rn I• ¡,ntT11Ji·.id6n7, plp. 170.177.
la g-en,nlind6n "3Ún l..odtc: o¡,. cÍJ., Ubro l, ap. 1, S<C. 1', y libro 2, cop. 2J, =. 6. CA.PITUJ.0 U : Cos LOS PIU EH U TlEIJIA
La disoáoddn scgún James: ¡u,¡, vol. 1, pi¡¡. :io6.
ínhddu y P..., ( UO), Canclmiones, pq. 284. Lt •h1tro«i6n <ar.to uf!,tU«IóJt; pfas. 201-204.
llapon ( 20), ap. J. Absuxd6n y emp,ul.o: Womngcr (JU); Amhcim (21.
l.apom ( 169), P4 117. Golck1eln y Schcc:= (9'1).
La obstra<d6n primario según l...an¡¡cr ( 167). c.m.ron, eo Run1 ( 127), cop. 29, pig. 904.
Mc&nnr: en Edgc ('6), 9'i, 8. Pibs (232). "'8, )9.

334 335
u obt<nri6tr dd pritrdpio, pá¡,. 204-206. Manrcssori (201), cap. 19.
Valá¡, (28)~ Plat6n., Na6n~ 82.
Wlnpstcin (308), P4 2J9. Ganqno (79), P4 Vlll.
Rou,se,u, Co,,f,nu,,,s, libro 6.
A co,rtr,p,lo, pá¡s. 206-212.
Dunckcr (55), pi&. 108. G,o,n,t,11,.,;J,nt< d, po, si, pqs. 2J4.2J7.
Golck,cin y Schc:cr= cooql un
gu de 4.
= ••
,u fig. 18, que contiene 5 cuadnod.. en Ju. Schopcnhaucr (2571, boro l, apa,udo u.
Gaomcu-la griqs! Hankel ( lOJ), !>ÓB, 205 y sigs.
Mucbtcbos nigerianos: Jahods ( 1)4). Prueba indio: Hmkel (103). pi¡. 207.
Sobn, Goldnein y ~ , Brown (27), pág. 287 y si,,. - ~ úbu 4a G.Jild, =- ):
cDas !lmk,n g,ehoen :ro da, a,&sten Vc:r¡nü¡uo-
p der mcnscblicbcn Raue».
El ,mo, por I• t/4Ji[ic,a6,,, pógs. 212-214.
T at de W«hsl.,..Bdlewc: (292).
Los cnunáados 1bnnoctm ,qún Loekc, Ess..,, m,ro l. ap. 1, scc. 27. ÚPITULO lJ~ E.t. UJGAlt 0UE LES CABE A US PAl.ABllAS

En eonl«to con la ~x~IUMi4, pf,gs.. 214-219. ¿S, pu,d, p,n1,r '°"


p,,úhml, pigs. 240-242.
Ricssaw, (2'-1), plg. 7J. S.pir (252), pág. U.
lñvis (48), pig. 78 y sip. El pcnwnia110 IUliJml según Brown (27), pág. 268.
Lo que mide el C. l a Tylcr (28 1), pig. 52. Wingc,sidn (308), ¡,ane 1, 1¡,amdo 650.
Sobre la dlSC modla: Millcr y SWlUllO<I, eap. 15, y Goldberg (9) ).
Toauia: (280), pág. uo y sip. l.,,s p.l,bm · - · .,.;,,.,,, pip. 242-24(.
l\icssaw, (245), pág. 69. Kan~ KntiJ: ,J,r ,,.,,,. v,nuu,Jr, ..tumodua:ida>, see. 4.
0.Uuch (5)), cn J>.ssow (215).
Dos tipos de cstudmue: Amhcim (8), pág. 86. J...s pliú,r., •p1111/o • p,trCtP,l01 pfgs. 2#-246.
1

Niños dotados: T<>1n1n (280), y Getttls y Jacbon (8)). La rncúfun ,cgún Asd, (IJJ.
Whorf (,02), pi&. 146.

ÚPJTULO 12: J>t.,'SAg CON FOJUCAS PUi.AS Copi.t'iól, i11111itiw 7 c.oinrdólt intelm11M> págs.. 246-2'1.
PcmunímlD sinóptico: IOafki (146), ¡,ig. J6.
Los nlÍmttor ,~fk,;t,n 16 r:ül•~ plgs. 221-224. Voo fla)lcr (102), wl. 2, ¡,ig. 130; lfuuon (104), pis. 69. (Aliad! la pf,labn potsiJtl,
Wcrtbdma (2981. que falt1 en la ciu qu< hit• lumoo.)
l.cnguajc: Herder ( 116).
Ed,,,.1io,ul Resurch C,,•ná/ (57). Cmú:er ()4), pig. 27: wnbién (3'). YO!. ), pág. 1.5.
Sobre la tcoril de los canjuntm: 0cans (49i \Vborf (,02), pop. 213, 240.
Poem, de Prñcrr. en (2)8), pq. 24). El mi10 del <otdc:ro que bala: Amheim (9), póp. lJ6.150.

u pac,pción dt /, e,,r1idd, págs. 224-225. u f•nci6tr d, t.s p,/4/ms rup«IO h /,s im6geut, p,í¡s. 251-253.
Pi,,ge, (224 ), ap. 4. Los palabras oomo catqorlas: Brown (27), ¡,óg. 250 y tip. y Wallach (290).
Hcwqgcr (109), pi¡. 70 y sía,. Pl1!6n, c,.,i!o, J98.
Legiones de ingeles, Af,i,o, 26: 53. WitlgenStcin ()07), pig. 7.

los 111;mnos C01'10 /Of1114J 1,-'1sibln1 págs. 225-229. l,u im41••a 4, los ,dabon,s l6gi<o1, pigs. 25).254,
Sobre FeaOCCl<O Sm: Pmahly (213 ), pág. 11. Fn:ud (72), ap. 6. sec. c.
La ari~ria en el ,j;mio: Ginzbc,¡¡ y Br11y (91), píg, 71. Rafael, ú ~scwl• dt Nt11n y d P,rn.so se cncucntran en la SW1Za della Segurura.
Marguori1e L<hr: en S«m (267). en d Va.üCI.DO.
l',,oy,:cto de Illinois: Deans (491, p4g. 57. Mkhone (195).
Proy«to de Sr.nford: Deans (49). pág. 74.
c.,;,,,,,,;,.. rods, Cuisenaltt y Ganqno (46) y Gauqno (79, 80), Sobr,u,Jou1ció• dd
S,pir (252), pig. 1'.
,,,.,.,.¡,,
¡,4s. 254-258.

lu fomus ,.,,.,., dt siiwifkoci6n '""' ,llfk,dt,,!a, pigsc 229-2)4, Hwnbold,.: cilldo de IOlerdo coa Caui= (34), pág. 9.
s,... (267~ Lec (17J), pág. !OS.

336 337
Maoss (190), plg. W, Ü-PfTULO 1': MODELOS Pil.A 1A TWalA
Wborf: sobre el pcnqmiauo defectuoso (302), P4- o,.
n.-(50~ PoínclrE (23)), pág. 129.
Sum: ówlo dc: acuerdo coa Wcrocr (294), P4 61.
l.an&<r (168), Clp. '• fo,m,s eosmo/6fic,.s, pó¡s. 287-292.
Sapir: IObn: el nacimiento del cona:pro (252). p6¡. 17. O<éano homérico: Rilst.... (250).
Lcnnd,crg ( 174), p,g. 334. A,wrimmdnr. Kit!< y ita,..,. (145), p;(g. IJ4.
C.Omford: Mnnltt (20}), p.lg. 26.
El ,f,ao dd urócu, lin,,1, págs. 25~263. G6,csis babllónlco: Jocobscn en Munioz (203), p.lg. 11 .
Lu,gu (168), ap. 4, póg. 80. Arútó!elc:s: MuniTZ (203), p;(g. 93.
Lcssing (177), esp. s«. 16. Galil«> y la lonm circular: Panofsky (2UJ, p,g, 20 7 si&s-
G. <J,r. Ucbreob<t-g. Bri,fe au, En¡J,nd, arra diri8ich I Hónricb Ouistún Boie, fed,J. Cana de: Ne,,non: en Munia (203), p:ig. 21'.
da el 1.• dc: ocrubrc de: 111,. Mi<hom: (195).
Camus, ú, /<mm, ,u/u/tm (JI). 8WDC", Tr~•Jiu, libro J. panc }, sec. 6.
El codctcr line,I en IIS pieus ,-dales: Amhcirn (7), CIP- 7.
Coc.bt dt ttrur• d-'St: el awiro de Honolt Dtumicr-, 01J WO&O" dt troisibtu c:ússt C6mo u h.lu visihlL lo no i•Wltd. pá¡s. 292-29◄.
(c. 1862), se cnc:u,nm en el Mcuopoliwi M""""1l of A,t, en Nuc:,,a York. lm"8Cfl ~ la eslcro: G~ parte del_'!'atcrial siguiente cm romado de Maluike ( 186).
Ilyl,,n Thomu: en (272), ¡>.lg. 6}. Schcffler: Angcl.w Silesiw, Cbt!r11b1nuch& lVa,d~rs,,,4#11 111Als Gou ,.--erborgen la& in
cines Mogdlcina ~ . / Da .,., es, da dcr Punlct den'Xttis in sicb bcscbJou. (De
Cmtaplos v,,/,,1,s oas,u conc.pto, pitt6rkos, ¡,ó¡¡,. 26}-2M. ICUCfdo con Mabnn, pág. JJ). .
s,p1r cmi. p5¡. 11. El ooraóa sq;ún Aris16tcb: en MAbnkc, p,lg. W.
Tiu:bcntt _,,, Brown (27}, P4 90 y sip. La trinidad según Kepltt: Pauli ( 216), p.lg. 160.
0...C (50), p;l,g. 6'19.
Dubuffet, L, L'IK'l1 dl'.I hocico salil (1954), se encuentn en el Musco de Anc Moderno Los llr.tiles d" los 1ttoddos1 P.f¡gs. 294-295.
dc: Non·• York. Leihai1: dc: aaien1o con Mahnkc: (186), p.lg. 17.
l'i¡un, y fondo 7 mb .Ui, págs. 296-299.
CAPm,1,0 14: Ál.'DI Y PE!<S.uuEIITO Rubin (49).
Briucb (26), p;(g. Ul.
P,rnJ Klcc, •lcb scbdíe po•r . , p,s p/e,ITtT, das In dtt leme unJ crsic Gtund• (190,J, Apmo-, Kirlr Y Ravcn (14,l, P4 108 y Mahnltc (186), pág. 238 y 1igs.
en Grobmann (970). ~ 433. l.at Eoculudes del alma sqún Keplcr: P1uli (216), p. 186.
fr=d (71), parte 1, ap. l.
El pow1mie.nto tn los dibu;,,.s in/íltllila, si'gs. 267-713. Schrocli- 12,si.
0,1,ujos infantiles: Parte del siauien1< malttial se publicó por _primera vei en Amhcim (10) Fanday: Ncwman (212), P4 6,.
y se lo uúlin :iquí con :rtllormdÓP de Gcorgc BrazHlcr:, Nueva York.
Cooccptos rcprcsmuri,-os: ,-é-.uc- Amhtim (J), Cilp. 4. !'1 in/iníro 1 /, .,¡..,,,
p,q;s. 299-302.
t..Couinfinirud ~ G.uss: de xu,rdo con Klinc ( 148), pág. J96.
Elilb0111ri6n dt problnn11S ¡>a'10nlfft.r, pí¡s. TT}-276. :""' y Rol,l,,ns (44), póg, 77.
Niño ~ropco: este ejemplo está ramada de un ttaba;o tmdugr#dwte de 1a señorita ~ : M.hnkc (186), p.lg. 67.
Judilh Benuicin. ~ - 1ñ rttom 11aJtm1, libn;, J, so::. JO,O.
Nanmburg (209. 210), ~":""" de Cu..: Mabnlrc, páp. 776 y lie,.
""" ti,,,..,,.
según Holmn (124), pág. 99.
Kan, {140), pa"e 1.
Op,t:r#eionu eoinoscitiws~ pial. 276-280..
ln,cncción: Amhcim (5). Hoy!c 1126), de ooucrdo con Munía (203), p,lg. 423 y sigs.
Sapir (2'2). p.lg. 123.
ScbJ.,uch (2'6), p;(g. 147. Ei L,,_ Jil,t«ión d, I• im•v••dów, )>llgs. 302.JO,.
Dstcin (61), ,panado JI.
Lu C011/it11ril<ion~s r1bstra.e1111 tn ti o,u oisuJ, ""5. $286. Cmn:. dimensión: Maruúng (188).
Cru!o en Emaus: LM<a, 24:28-)1. ~hobt, Sobr, d orit•n 7 i,, sivrífic,ci6n d, los .,,;.,,,., i<omllricos, en ( 112), plg. 'D.7.
La ngwn: en Mnnia (203), plg. 321.
- t t ú del cs¡udo según EinRcin (61), aportado J2.

JJ8 339
Pe,spectM no eclidans: Ambcim (J), cap. 5. BDILIOGRAFIA •
Robuuoo: .Muni<z (20)J, pi¡. .)85.
Klinc (148).

CAJ>mn.o 16: LA vmOK l!N U EDOCACION

Los etutdros como pro¡,osici01res., págs.. 309-311.


Kmdicmidncr: ,úse Weber (291), P4 J6.

lnrá¡u:u norlttlllÍlJl!IS J crle, pfgs. Jll-.)14.


Pawazzi (220).
Schmid y l..aD¡o: Weber (291), pág. 26 J ¡jp.
Vilwd de Boonea,un (286).
Fitmu: vio,, p<>r tjemplo, Pauli (216), P4 l:i9. l. Ambeim, Rudolf: cAbsuact 1an¡u..., and lhe met•pl,cn, en Amhdm (9), pqs.
26(.284.
Muda 7 conr¡,,cnsió,,, póas. )14-)17. 2. Arnbeim Rodolf-: «AbrttKtian md cmpuhy in reuospecb, Cowfini• Ps,cbúlric11,
Haruon (104), pi&. 19. 1967, vol JO, JJÓ8J. 1,15.
Wenheimcr (300). J. Amheim. Rudolf, llrt .,,¿ 11isul p,nepJk»,, Bcdtelq y Los Mides, Univu.ity
Esási6n a,alineatal: Ruky (128). of úlilomi• Pres., 1%4. (Tmd. an.: bu 7 ,-:,¡,,ida 11is,u/, Eudcba, a.-
Aires-, 1969; y Alianza Edirorw, Madrid, 1979.)
C6"'o m1rn,ytn In iJ,utradoncz, p4as. 317,)20. ◄. Amhcim, Rudolf: •Thc myth of che blcaling lambo, en Amhcim (9), ¡,4,. JJ6.1'0.
Soow ( ~ 5. Amhdm, Rudolf: cJ>c=plUal analysis of ■ symbol of inten>ctÍDID, en Ambcim (9),
HollXlll ( W). ~ 222-244.
6. Ambeim, Rudoll: Piu,,o~ G/Jfflliu; tb, 1mm, o/ • pai,,tini, Bcdcde, 1 Lo■
P,oblaru da ami<, i:úwal, ¡,4,. )20-12'. An,<1.., UnMfflly of C..Ulomb Preu, 1962. (Trad.""''-' El Gucnrica 4, Pica110.
Frank (69), pág. 4'6. Gáni, de una pi1ttun, Gwuvo Gili, Barcdona, 1976.)
lmig:mcs C'.loolO com:viriones: Amhci.r:n (4), pág. 148.. 7. Atnhcim, Rudolf: Rdio, Londre., F■bor and F■bor, 19}6. (Tnod. e■si.: EJtlüe, ,,,_
Balás (16~ P4 2. dio/6,ric•, Gustavo Gili, Bam:lon■, J.9ll0.)
Fo...W.: (68). 8. Amheim, Rudolf: cS«ond thoughis of ■ ps)"Ci,olosit,-, en T■y!ar (269), pip. n-95.
l..a:tura de _ , Banz ( 17) y Nault (208). 9. Arnhcim, Rudolf: Tolll4fd a p17</,()/of:I o/ al, Bcrtd,y 1 Lo■ Angeles, UOMnity
of C.lifomia Pr=, 1966. (Trad. OISL: H.d,, u,ra psicol<,p da a-u. Atu 1
Co,iu,u,,d4n en /6 fund4•, pías. )~)26. cn1ropi4, Alianza Ed!rorw, M.drid, 1.980.l •
Sobn, l..amudo: W-mtcmilZ ( 305, 306). 10. Amhcim, Rudolf: cVlsu,1 tbioJñop, en K,pe> (14}), YOI. 1, pfp. 1-15.
Volot funácmal: Dund<« (5-'). U. A,ch, Solomon E., cForming imprcuions of p,nomlityo, en HenJe ( llJ), piss. 237•
.,,. (2111), cap. ). 28j,
12. Aseh, Solamon E.: •Mu Wcrthcimcr's conuibuuoo t0 modem psycbology., Socid
R,,carcb, 1946, vol. U, pip. 81,102.
U. Ascb, Solomon E.: •Thc met■phor: ■ psychologie■I inquírp, en Fkslle ( 115).
p,(gs. )2+))}.
14. Ascb, Solomon E.: d'ercq,nw condltiom of ■uociation>, en HcnJe (11'), plp. 187·
200.
15. Badt, Kmt: Dk Ft,ben/,b., y.,, Goib,, Colonia, OuMnn1 Sc:haul,,rg, 196L
16. Balm, ~la: Da Gw1 d,s FíL,u, H■llc:. Knapp, 19.lO. (Trad. cost: El ¡¡¡,,,_ Evol,..
d4n y ~1e,,t:i11 de ,m tule n11a10, GuR:1YO GW. B&ttdooa, 1978.)
17. Bata, Jlubu■ S.: Nap dwu, fo, cbi!d1<•, Oúcqp, Ficld Etltcrprised. 1965.
18. J!aun,pnen, AICllandcr Gocdicb: Rr/1,<Jit,ns o• po,1,y, Berkeley 1 Los Angeles,
• Se ha illC'IJTj)Ol'ldo la Glútn■ a!iri6n .,..tclh,u de too libroo, no al la de las ~
visw.(E.J

)40 341
Uni..,..J1y of C.liíomia p..,.., 195-l. (Tnd. as,.: R,J/,xion,s /110,4/ict, ..,,,. ,k .u, Counnt. Rídl,ard, l' l\obbins, licrbtn: Wh,u is r.:«1htm«1u:s?, Nw:va York, Oxford
i,, po,.ú,, AguiLu, M.drid, 1960.) f•
Uni~-crshy Prcss, 19,51_ (fnd. cu~:. ,Q•i ti male'!'1JK,d],. Apilar, Madrid, 1964.)
19. Bc:ndet. lAutctta: A vist..id•mOIOr ~:s.Iillt tm 11nd its dinkc/ uu, Rcse.artb Monogr. } . 45. Ctocc. .Bcocdcuo: E1u1,n1 eo,,u settnv, deJJ esprtst,one e /1111,ui.Jtia ~nnltll Bari
A.mu. Onhop,)'ffliuric Ass., 1938. (Trad. aast..: Tts.t iuestóltico visin,0101, &.idós, L:uc:r.u, 1928. (Trad. c:N-t.; Estllk• como deacia dt /1 uprtsi6n '1 1i11g'ais1ic;
11,=1.... 198,.) v,,tr.11 Nueva V-w6n, Bueno,: Aires, J97J.)
20. 13erpon. Acrui: M.atiirr rt mlatairr~ París, PtU$C$ Univmi1t.ircs, 19-16. (Trad. cast.: -16. Cuiscmirc, c-ga, y C.ucgoo, Calcb: N,,mbm in ;alo,, Mooni Vcmo•, N. Y.
Mrmorit1 y vid11, Ali.arm Edirotial, Miadrid, L977.) Cuu<nain:, 195-l. '
2J. Bine.t. Alfral: L'itude rxp;rinuntdle de l'htttlli~n«, Puh, Costes, 1921. 47. Darwin. Car-Jcs: T/M- n-prtssion o/ Jk hl/Olion in man imd a11inu.ls~ Londn:s,
2Z. Boa, Fra0%: «On gn,mnutial c a ~ , c:n H)'11>C$ (129), pogs. 121-123. Wotta1 1934. (Trad. cut..: L, apus:,ó,r dt l111 ~m«iontl tn los tmim.dt1 1 a, d
23. Bo«k, Wilhclm, y Sobmés, J•ime: Pi<mo, Nueva York, Abrams, 19,,, (Tnd. ast.: ho,.b,,, Alianza Edi,orial, M>drid, 1984.)
Ptólllo. Dib11íot, Gusla\'O Gili, &rcdont, 1960,) 48. OJ.\lis, Alllson.: Social-das i11/lutncn 11pon le.rrnin&, Cambridge. Harvard Unrvcr.
2,1. Boring. Edwin G .: •A hhtory of inuosp<ction•, Pr¡<b. Bu//., 19'3, ,-ol ,O, sily .Ptas. 1962.
l'Í8'- 169-189. -19. ~ Echl•ina: Elnntllt.11r1 ,choo/ 111111.INmaJ,cs, Washin¡ton, U. S .• Dcpmmcnt
2). .Bouissou., Rcné: Eni,7 .sur l'abstr.Jction et ro,: r6lt dant la connaissance, fup, of Hcahb, Eduouion snd Wclfatt, 1963.
Jeon, 1942. 50. Dccse, James: «MC"'1Íog snd chm¡;c of m<a.OÍ.OJ•, Amtt'. Pr¡<bolo,Jn, 1967, ,'01. 22.
26. Briisch, Gusiaf: Tb..,,,. ,1,.. l(,,,w, Municb, Brudanum, 1926. plp. 6414'1.
27. Brown. RC)Bec '11/o,,ú ud tbinv, N.,... York. F1« Pr<U. 19.53. 51. O...W.. Waync (comp.): R,,:din,s in grn,ul ps,cboloo, NUCV11 Yor_k, Ptcnticr
28. Bn,mc:r, J ~ S.: cOo pm:rptwll rcadincs.s», Ps,ch. kuirw, 1957. ,·ot 64, Hall, 1949.
págs. 12}-1$2. 52. o.w.ch, Manin: •A sys1cm Cor sbopc: rccq¡nltion•, Psycbol. 11.,viru,, 1962, "ol. 69,
73. Brunt:r, Jeromc S., y Mintum, A. L.: •Pcn:.qm11I i&nti6ention and pcrttptm1 org:a- pigs. 492-,00.
nj_..tioo•. fo,,rn, a/ g~ml Ps,cb., 19'5, ,-ol H. págs. 21-28. $J. Dcuudi, ~unin: «Thc disad,·aoblg«I chíld and ,he l,imin¡¡ proccss•, en Pu,
}O_ Bühla. Karl: •Tstuclx:n und PNblane zu dncr Psl'chologie da ll<nhorpnp, oow (2lj), p&g,. 163-179.
,lttbii,. /1i, dlt guamle Ps,-cholo,it1 1908, \.'OI, 12. ¡dgs. 1,92, 5~. Doblio, Jay: Tr.rd,n,.,k des,g,, Domro 2, Nuew Yc.lt, F'mch, Pruyn and C.O., 1966.
}l. C.mus, Albert, L',.il ti /; ror••mt, Parls. Gsllinwd, 1957. (Trad. can.: El ,x,1io '5. Dund<er, Kad: «On pioblc,m.,olvi-. Ps,cbol. Manov•pb,, 1945. vol• ..53, n.• 270.
1 d rcuro. Alm= Edltori.J. M:w!rid. 1983.) '6. Edgr, Dmd (comp.): Ex¡,,ri,nent, l..ondr<S, Bñtish Broodasring Corp., 1964.
J2. C.pclle, Wilhclm: Di, VarsokwJur, Swu;¡,an, Kriio<r, 19}5. 17. l:dlJ<'ll<Í<><W Res.:atcb C.Ounól of Gru1e, Oa·cland: K,-¡ topics i■ mnb,mmcs /or
.l.l. Cusirtt, Emp: •Thc c:oncq,t of group and tbc tbcory of pcrceptioo», Pbílo1. t1nd tb< prlm•T'f lr«btr, CJ,ía¡¡,,, Sác:na: R.,...rd, Aflociarea. 1961.
Pb<nOf!I. R,,,.ucb, 19"4, vol. 5, p,ls,. 1-35. ,S, aron. David: Gtsllnt dJld tlif'irOnmffll., Nueva York., K.ana·• Crown P.resst J941 .
'4. Oauim-, Emn: Wf#•t• ,nd ,,,.,,h. Nu,w York. Do\-cr, 1946. (Tn.d. cost.: Z.,,,. n. Ehl:Dtt. Hermann K. ((.'Offlp.)~ Ku•11unurricbr und Gt1,t111mr1. Frankfun a. M..
iuir 1 ,wil-01 Nueva Visíón, &coos Aires, 198).) Dic,u:ruq, 1967.
J5. Cassircr. Erase Th< pbilo,ophy a/ symboli< fo,.,,,,, New ELm,n, Y.Je, 1957. (TOld. 60. Ehrcnfclds, CJ,.ri,rian van: •lJcbcr Gcsuhqualilitc:n•, en Weinhandl (293), págs. 11·
cut.: Ld /i/oso/i~ d.t /ti$ forma rimb6/in1s~ Fondo de Cu.hun .Ecoo6mka, Máko. 4).
D.F, 1971.) 6L .Einttcin, Albert: Utbtr Jü rpezidlt ,md die .Utt111ánt klMíttitiJ.JIMOfit. Braun-
36. C:..Sittr, Emse Subswuh<zri/1 ur,d Funktio•sb,gri/1, Bc,lin, c:...i=, ~10. .schwcig. Vintqc, 1922. (Trsd. ast.: Sobu /11 teori.a dt /4 rt'lmh:id,d t'Spt!Ci4! 7
37. Gobb, SIOllley: Bo,dwnds o/ p1'f(b,-1r¡, Cambri~ M•u.. Hsn'ard Uoivmi,y i enn-,l, Alanza &füorW , M■d,id, 1984.)
Pn:u. 194-1. 62. Eisacr, E. W., y P.dt.«, D. W. (comps.): 11.,,ding in"" ed•eu!on, Waltham, Mus.,
Ceben, 1-lottiJ R.., y Emst Nagcl: An inl.roáNcJion lo logk #nd uitnli/ic mttbod1 lllaladdl, 1966.
}8.
Nucw York, Ham,un 8,-, 1934. (Trad. cuL: /,r¡,o,J,,cci6n • la /6¡ic, y d 6). El!is. wm1, D. (comp.): A SOtlrC< book o/
eourt B-, 19J9.
,,,,,1, psyd,o/oo, NU<Vll York, Har-
mllodo citnlf/ko, Amorronu~ Bum0$ Aire,..)
39. Cobcn, Morti• R.: ;t puf•c, 10 /o¡i<, Nueva York. Metidi.a n, 19'6. (Tnd. aw.: 6-1. E..,,., C. R, y Robcnson, A. D. J. (comp<.): B,.,,, phys,o/agy •ni pryd,o/oo, Ber-
lntrodlfllión • 1, 16tk•, Fondo & Culiura l:,,,nómia, M&ito, D.F., 19'2.) keley y Los Aogdcs., Univemty of California P..... 1966.
40. Cootmra.sw.my, Aoanda K.: Christi.m tU1d arientlll philosopby o/ ltf/, Nuev• York. 65. Fantt., Roben L.: •U.: origin of fo-rm perttPtlon• . S<it1'ti/lc Amerka111 mayo
DoYer, 1957. (l.' ed. wi,, abibit u'Orlu o/ a,11, l.ondr<S, Loxac, 19.J.) (Trad. can.: d e 1961, p:igs. 66-72.
La /Hoso/út crUIUlrui y orlenllÚ dd ,rtr1 T■unu, Madrid, 1980.J 66. F'tdd, J. (comp.): lundbook aj pbysiology, Wuhington, Amcr. Pbysiol. Socicty,
4 L C-U.mwam,, Amnd.t K.: Fig1tr<t o/ sp,«b or figu,,s o/ 1ho•ib1, Loodtts. 1959.
Lu..c:, 19"6. 67. Fh"':11. Jolut H. : «A micn,gcnctic ■pprooch to pcn:rption md dtous},p,, Pr¡<bol.
42. Comford, Froncis Macdonald: Pl.,o's 1/J,or¡ o/ A:nowfolg,. Loodm, Rouw:dgc 11nd
Kqp,, Pm l, 193,. (Tn1d. cm.: l..a ,,.,¡,,
plat6nk• dd ton«iml,nto, Püdós, &rce- 68.
ª""·· 1917. ,..,1. 5-l, pfv. 197-217.
Fondak, Jom Rosc,wc:n y Louis: Fdm ¡¡,,,.,,, Tocb.!,. C.011<1!• .Record, 1966,
loo1, 1982.) vol 67, pop. 608-617.
4) . C.OUrant, Ríc:hard: ~tathr:matics in rhc modcm wotld•. Sdoui/fc Americ111t setiem• 1
69. Fr,nk, l..a1.1,,-cncc K_: ~Role of t.hc aru- in ffluca1ioru,. en Eimtt and Echr.. 62,
brc de 1964, voL ZII, pqs. 41-49. pág,. 4""4'9.

} 42
70. Fu,<11,an, Katbkm: Ancíll,, to tb, ,,,,.,_.,;e
pbiw1ophtr1, Ox!ord, Blxkwcll, 19,2.
71. Fn:ud, Sigmund: Abrw dcr Psycbo,m:,Jy,,, Schrilccn "'" dem Nochlau, loodtcs,
9'. Goo,brld,, E. H.: Jl.rl ••d iJJMJ>On,
M • < ilunón, Gwtavo Gili, lla=loao, 1982,)
Nui:w York, Pa,uhcon, 1960. (Trad. ..,L,
lm•º• l9-U. {Trad. cast.: Esq•t1tt# dd ptiaMnMilis 1 oJrru aaiun de doet.riur 96. Gomd wdt, Kun: cOcbc:r deo EinJ!tm dc:r Erf.tbrung auf die Wthmehmuog _,
ptkt»néltictU, All.uw, Editorial, M>drid, 198}.) f",surcn•. Pi,cbol. F0rt<bu4t, 1926, vol 8, ¡ñgs, 261,J17, y en 1929, ,-al 12,
72. Fn.-ud, Sis,nund: D,r D;cb1rr ,md du Pb.n1.,;,,,., Gesammehe Wetkc, ,'OI. 7, pigs. 1,$7.
Londres, .fnu&o, 1940. (T..d. ""'·' «El pocu y la footas!u, en Obra ,.,.p1,11, 97. Grobmann. Wtll: Ku,111 u1td ArchiUktur :wiscben ,u,, /Hidm Kriett'n, frankfun
Bibliotc:a Nua.., M.dód, l98J.) a. M, Solvlcamp, 19,3.
73. Frcud. Sigmund: Dir Tn1.1tmdtttJ11n1; Lcipzig y Viena. Deutickc, 1922. (Trad. cut.: 98. Gurwitsch. Aron: TIÑortt du rl,4111p dt 14 eon-scicnte, Bruju, 1>c Brouwcr, J.9Y7.
Lt ;n1rrpu1«i611 d~ los s~ños, Alianza -EditotiaJ. Mtdrid, 1983; Pl•ncu-AgosülU, (Trad. cuL: E/ umpo d, l• cond,nd4, Alionu Ediiorial, Madrid, 1979,)
Barcelona, 1985.) 99. lúbcr, !Wph Nonnan; .Nuw,: of the d!r:a of .,, on pe=ptlora, Psy<l,ol.
74. Fcy. Rogtt: Tb< utist dffd pr,clxw,,lpit, Loodn:s, Hoganh Prcu, 1724. R<r,;..,,, 1966, vol 7J, pig,. H,_351.
75. Fuchs, Wilhdm: .Experimcn,<11< Un1ersuc!,u11&co liber das mnultanc Hinter<iMD- 100. Badamard. ]taJUCS: Thc ,S,,Cbolot:1 o/ invention in I~ 1m11h~11101k.J /idd. Prín-
dcaehen oul dttscJbcn Schtiduuo¡¡., Zducbri/1 fü, Ps,<bologje, 1923, ..,¡_ 91, moo. Pri.nccton Univcrsity Prcu, 1945. (Taid. cut.: Pdcoloii4 dt lit inwacidn en
póp. l~H.U. d Ulflpo .nra1t111áliro, Espasa-(;alpc, Buenos Aira. 1947 ,)
76. GaJton, Frands: l nquin~, inJo btmun /«.(17 u.d ll.r de.Mopmml, Londns, 101. H.11, Calm S.: cWha1 peopl, dn:am oboua. SdatJjfi, Am,r., lllllyo de 19'1,
Dau, 1907. w l. 184, pógs. -J.
77. G.!1on, Fronas, N.rur,1 inbmt-•, Lond=, Macmillan, 1889. J02.. 1:1.aJJc:r~ AJbtrtus "· Hútori:4 stirpfum indiien11.Ntm Htloni.u inchtu.J11, .Bcnu., Socicw
78. G.m, l,:o: «M«hanism of !he lij¡ur.J ofterdteru,,, PtJCbol, RLoiN, 1966, vol. 7), T,_.phia. 1768.
p,lp. 128-150. 10;, 1-wtla,1, l:lcmunn: z,,, Gescbicbt< dt:r Mubt.matilt í• Alu,t«l'I und /llittdrslt,r,
79. G.ttrgno~ C.Jcb: FQI' 1.« 1.t«bi1tt. oJ tlrm011.,, m•lhrm111k.s, Mount Vanon, Hlldsehcim, Olms, 1965. .
Nocva York. Cwscmm:, 196}. 1~. A.._, Norwood R11$SCll: P41tt:r,u o/ di#o..,.,, Cambridge. Cambrid¡¡c Uoh'<lllity
80. Ga1«gno, Caleb: Modtrn ,n,ib,,t11/ia wilb 1n11,rbtrS in n,/o,, Rcadlng, Bctb, l'b:ss. 196,. (T,ad. Cdt.: Obs,,..,;,ln y ,rpliud6,,, Allotm l!di!Otlal, Madrid, 1977,)
Educ. Explor=, 19<,0 10,. Fuusmann, Gonfricd: «Zur Alm,al8C<K"C rium!id,a Gcrul=•• Arcbir, ¡;;, di,
8L Gcs,cll, Amole!, y Fmice, 1.., Jlg: I.fut ,11d cbU i11 tb, mtu" of todq, N.... ,,,.,,,,_ Pr,chdoik, 193,, vol 9J, pl¡s. 289-H~.
York, Harpcr, 194). 106. Hcbb, Donald O., y Esmc: N. Ford: cErtor, of VÚUll r<a>gnitiO!l tod !he nawn:
82. Gosnct, Jakob: Dit Abs1.111klion.Jk.hrr in drr Schol,stiJ:. bis Tboma tJOr. Aq•i•,, oE the tttceo, Journrsl of Expe,. Psych., 1~ , vol. )), pigs. JJ,-348.
Dls<rtad6n en la Ooivenidad de Fn'bwgo, l9JO. 107. Fld,b, Donald O.: Tb< ori•• iwiGn o/ beb.vior. Nu,.. York; Wile,, 1949. (Tnd.
8J. Gcm:ls. J. W, y jlldtsao, P. W.: C,,.,iuity ,.J intrllittn«, Nll<Vl Yod<, Wiley, cnt.: ú .,.,.,,iuci6• ú la ecndlid•, Dd»tc, Mtdtid, 198,.)
1962. LOS. Elebb, Donald O.: A tmh«JJ< o/ p~boloo, Filadelfia, SoundcJS, 19'8. (Tm. ast.:
M. Ghffi1. 1.n., •Fonn and ia orim1ation•, Cbild Cm.odopfll<nt, 1964, vol. )}, Pskoloii•, Nueva Edi!Oml lnl""""'"""1&, M&ico, D.F., 1975.)
plgs. UZ7-IJJ6. 109. fldd,acr, Manin, Holu«gr, Fl"lllkfun •· M., Kloo1enmnn. 19,0. (Trwd. ast.:
85. Gibscm, )!UD<S Jo «Cons!OllC)' and in.-.rilmtt in Pffl<PdCll•, en Kcpes (HJ), ,,.¡_J, SorJ11 p,,,üd,u, Losada, Buenos Aira, L960.)
p,(gs, 60-70. 110. Held, Ridutd: cObjca ond cfñgy., cn Kcpes (10), vol. 2, plgs. 42-54.
86. Gibson, James J.: Th, pc,c,ptitm of tb, viJr,,I worlJ, Boston, Houghion MilBin, l II Bclmboitz, Hcrnunn ...,, Hmdbueb Ja ph7<io/Q,Jsd><• Optik, Hombu,go y
19,0, (Tnd. ClUt.: ú p,n,pd6# Jd m•ndo .-itwtl, lnfinit0, Butnas Aires, 19«.) 1.dpzig, v..... 1896.
87. Gib$on. James J.: TIH t~nsrs con.sidertd di pnttpt,u/ 17.rU•s-, Bostoo, Hou¡h:ton 112. .B.clmhohz, Herm:ann 90n: Popuúr s.ciLnti/ic I«tUttS, Nl>CVI York, Dovet. 1962.
Mllllin, 1966. 113. Hcmpcl, Carl G., y Oppcnhcim, Pwl, D,r Typosb, viff im 1..icbJ, Je, nnmc LoiiJ:,
88. Glinslcy, Alberto: cP-=i,-..:1 siz, ond dislllllC< in vu,u¡ spocco, P')-cl,ol. Rnri,,., l.cldc,,, Sijlhoff, 19.J6.
19,1, vol. 58, pi¡,. ~ - 114. Rcnd,noo, Harold G.: A.,, introdM<tkm to R,ib, Gudcn G~ Doublcday Anchor.
19,S, .,,
89. Gi1litpie, Ouulcs Couls.tan: T~ rdtt o/ ob;«tivi17, Prioo:ton, Pñncrtoo Univci..
sity Pn:u, 1960. 11,. Hcolc, Muy (a>mp.), D«om<nts o/ G,11,lt Psycboloo, Bcrk<lcy 7 Los Angeles,
90. Giloi, F ~ , y Carl""' l.al«: Uf, witb Picmo, Nueva York, M<Cuw-Hill, Unlvcni,y oí California Pttss, 1961.
L964, (Trad. eu,., Vih ,on Picuso, Bruguao, B-=lona, 1965.) 116. Herder, jolunn Goufricd voo: cOt:bu dct Ursprw,g dc:r Sprxho, Htrdás We,J:,,
91. Ginzbcrg, Eli, y B121, Dou¡las W.: Tb, w,,Jt,emd, N - York, Columbia, 19$). ,'OI. 4, Lcipoig y Vi,m, B11>1i01'. lnstilU~ 1901. (Trad. cut.: Eitu,yo soln-< d
92. Goctbc, Johann Wolfg.ang wn: N41urwits,n,cb,ftlich, Scb,ifun vol 2, Lc;pzi¡, orif<'J Jd lmgu~. eo Obnt stkc1-. ~ Madrid, 1972.)
lntd Vcrlag. ' 117. Hcnm. Woodburo: •Thc potholos, of boredom• , Sd<nl. Ame,,, enet0 de 1957,
9J. Gol4bcrg, MirlllD l.: cF«to,. tffccúng cduationol 1nalnmcnt in dcp, ,erl urban pip. 52-56.
.,...., en P""""' !21'l, pias. 68-99. 118_ Bcm, Mathildc, • W ~ Un,muchuogeo 1111 Eichdhibcr,,,
94. Goldsldn, Kun, y Schcttc,, Monm, cAbstnoa and ooncn:« bchnooit•, Psycbol. l., üirs,brif1 /•r ,,.,ddd,,nd; Pbynclogk, 1928, ,-ol. 7, pfgs. 14+L94. (Rcsumc,,
Mo1tolf#pbS, 19-tl, ,'OI, 1), n: 239. en ingl6 en Ellis (6)J, pl¡s. 2J8.252.)

344
119. Hochbc:rz, JuUm, y McAJistcr. Edward: e.A quaotitari\lC .11pproach to 6pl'lll •good- 146, KWlci, Wolf-: cPt<>blerne der Kumn:mchuns in dcr Sidn dcr allgaocincn
nc:ss"•. /ou.n,I o/ &;,,,ímtnl, PSJCb., L953, vol. 46, págs. 361-364. DicWctib , eo Ehrocr ( '9), plgs. 27-4,.
120. Hoínun, Wemcr: Tb, =tbly p,:,,J;,,, Nu""• York, Brailltt, 1961. H7. Kle<:, Pwh O., bíldcn,ri,ch, Dtnhn, a..ilca/Sru,~ , Schw.be, 1964. (Tb,
U l . Hopnh. Wllliam: T b, ,nalym o/ bwtty, Oxford, Oarendon, 19,,, tbinhnt t¡t, NUCVI York, Wittmborn, 1961.)
122. floh, Joho: How cbíldttn J•il, N-•• York, Ddl, 1964. (Tnd. ""'·' C6mo •tnm• 148. K.line. Monis: Mubonnic.s ¡,, i«sU:nr etd1urt. Nueva York, Oxíord Univmity
dtn lo~ níños ~qadios 7 /os 6€°'6rU 1 Paidós. Buenos Aires. 1974.) Pt=, 1962.
ID. Boh, Jtobttt R.: clm,¡¡cry: tbc n:rum of tbc mtracl=I., Amu. Ps¡chologat, 1964, H9, Klúvcr, Hcinrlcb: cEuk-tic pheoornenu, P,ycbol. 8:dl., 19}2, ,..,i. 29, ¡,las. 181,20).
vol. 19, pip. 254,26-1. 1'(). Klüvcr. Aeiruich! Be." cio,- mtth.utimt in 111onkey1, Cbicago, Oúago Univcnity
124. Holtoo, c..,..¡d, .J>n:supposiüon in tbc amstn,aion oí lhcoria>, eo Wooli (JU), Pt=, 19JJ.
págs. 77-108. l51. K61,Jtt, Wolf_, O,n,micJ ín p,yebology, Nu=o York, Li=íght, 1940. (Tnd..
UJ. Roltoo, G...id: «Coiweying ,cia,ce by visual pl""'1utioa•, .,, Kq,es (143), vol. 1, cut.: Dínimiu en psitolo¡ú, Paid65, Bueno, Aires, 1962.)
págs. 50-77. 152. Kóhkt, Wollpng, y WsU.di, Ram: «F"~l aftct<ffeas>, P,oc«dtng, o/ ,¡,,
J26. Hoylc. Fred: Tbe n4lure of tM u11i11trJ~. Nueva York, H.arpcr, 1950. A,,u ,, Pbilo,. So,., 1944, \'Ol. 88, p:Í8$. 269-357.
121. Huni, J. AkV. (comp.): PusonahJ1 111d tbt btb,cio,,1 Jiso,dm, Nueva York, ill. Kéihlcr, Wollgmg, Tbt ,.,.,,/izy ,pe,,
o/ Nucvi York, H.mourt Brott, 1931.
R.onakl, 1944. L54. Kliltlcr, Wol/png: .On the natun: al as.sociariDIII>, ¡,,ou,,1;,,, o/ tk Am,,, PbüttJ.
128. flurlcy, Patrick M.: cThe c:onfumation of_ conúncnial drift., Scitnt. Am<,., ahtil So,.. 1941, ,-oL 84, ¡,fas. 489-502.
de 1968, vol 128, pi¡,. '2-64. " '· Kollka, Kun: Dr, Gn1nd/ag,n du ps-¡cbi,cbm E"1u;ie/d,u,t, Omr111ied<, Ziddcldt,
IZ9. Bymea, Ddl (c,omp.): 1.dni_.., , ín eult•" .,.¿ 1oe,,17, Nuew York, liluptt, 1964. LW . (Tnd. au.: &m d, l, n,o/uci6n p,iquic,, Rc:viua de Occidcn~ Ma-
IJO. lnhddcr, Bi?bd, y Piagct, Jean: l.,, ,,~;,, du J/ruc,,,,u logi9ue, Hb,tcntllÍru, drid, 1926.)
Neudlitel, Delaclu-u:x et Nicnl~ 19$9, (Trad. casi.: Ltt iin~sis de l.u estr11c111r41 1.56. Koffk., Kun: Pmrdpk, o/ imait pSJCl,clou, Nucos York, H a = B-, 193'.
/ógiu, ,k,.,,.,,,¡,,, Guadalupe, &.oos Áiltt, 1967.) (Tnd. cut., Pmdp/01 dt psicologl• d, l• fo,m,, Paidds, &icnos Ain:s, 1973.)
1'1. Jttclson, William H.~ •Thc consWlÓC$ in percq,tual chcorya,, Pr,c.bol.. R.niew~ 157. Kolflot, Kun: • lkber die Unrcnuchungcn . . den qenaontcn opti,d,a, Aruchau-
1951, voL 18, ¡,Sgs. 285-294. ungsblldcm, PJytboloiiscbe Fo,.,,,b:mi, 192.l, ,-ol. ; , págs. 124-167.
IJ2. Mm, w.m.ro M, Jr.: Art •nd G,ometr¡, Cambridge, Bm-1:d l'r=, 1946. J..S8. K.offka. Kun.;- Z11r Analyse da V«stel/Jmgt,r "nd ibra GrJ'du. Lcip:rig. Qud1c:
1.B. Jamsch, Ericb R.: u~bu d~n Aufb6u der W11.brr.ehm11nzswd.t ,md ibre S1r.dlur und Meyer, 1912.
fm Juitttd,dttr, Leipolg, Buth, 1923. .159. KCVTimann, Egao; Gnmdprinzipia, bildnuucM, G~r11ñ111111,, Ratingen, Hmn. 1962.
l)4. Jahod.t, Gasmv: «As.scumem of beh:avior 1n • noo,Westcm c:ulnm>, JourMJ o/ 160. Koowenho,-.n, Jobo A.: Tbt bttr c,n . , tbt bi&""'1, Nueva York. Doubleday, 1961.
dmonna ..d Soci.t Pr,d,., 1956, ,·ol 'J, P'Í85- 2H-.143. 161. Knaucr, Siq¡fried: Tb,ory o/ filnt, Nueva York, Oxwnl Unh-cmcy !'rus, ¡960.
IJ5. J...,.., WíUiam: Tb, principfo o/ prJC/xxo17, Nueva York, l>ovcr, 19-'0. (Tnd. 162. Kwncr, Edith: • n,. problem of quafuy in m; ll: slffl:Oty¡,:s>, Bu/. o/ kt Tbt-
CUL: Pflllcipu,s de psicoloda, ..E.mcaE, Bucnos. Aitt$.. l968..) rapy, julio de 1967, vol.• 6, plgs. J.5J.171.
L.l6. Jonu, fiaos, •Romo plctor und die DiffcrenlÚI dc:s Maudicn, , ÜitJtbri/1 fiir 16). Krampcn, M•nin: .slgns and J)"lllbols in 81"¡,hic communicarion• , l>wll' Q•.,·
Pbílo,opbiscbt Forschu#t, 1961, ><>l. 15, pqs. 161,176. [Tnoducción incJ- eo u.rly, 1961. n.• 62.
Jonu (138), págs. 157-175.J 16-1. Krech, David, y CNtcblicld, Richanl S.: EltMtnts o/ pJJ<bo/oa, Nu= York,
IJ7. J onu, Hao,, cThe nobílity of ,;,,,., eo Joou (138), 1>'81- 135-152. Knopf, 1958. (Trod. cut.: El,mcnto, d, pticolov,, Gredos, S. A., Mmrid, 1973.)
1J8. jonaJ, funs: Tb, pb,,,om,non o/ lif,, l\'u= Yotl<, Dcll, 1968. 16,. Kttts<hmer Eimc Kó,;,,,h<• ond Cb.rwtr, Berlín, Sprioger, 192L (Trad. can.:
139. KamcguB, Yusaltu: T,<hm,d, •nd s,-,bcú o/ 1h, -1d, Nuc\'a Ved<, Rcinhold, COIISIÍllidÓn y o:rkttr, 1...abot, Butelooa, l.967.)
1965. 166. l.andn,th, Catherm,:: Tb, PSJCboloU o/ ,.,1, cbildbood, Nueva York, Knopf, 1960.
140. Kant, lmmanucl: <Allgrmdnc Niuurgescbkhtc und Tlxoric dr< Himrnds•, Simt• 167. l..angcr, Susannc K.: «Abstnction in ~ . fo:n11.J o/ ks1bdícr muJ A.ti Cntlcisa,
/id,, Vlcr~, ,.,,¡_ 2, Lcipzig, lnsd, 1912. 1964, ,-ol. 22, pip. J79,392.
141. Kau&n.nn, Walter: H,~. Gardeo Oty, Doubleday, 1965. (Tnd. cnt.: H,~tl. 168, uogu, Swanne K.: Póilo,opby u, • n,u, J:ey, Cambridge, Hatvard Uoi,-eni,y
AIJ.anu Editorial, M>drid, 1982.) Prcss, 1.960.
142. Kdk,g, Rii,, con I• rolaboración de Sam O'Ddl: Th, prJCixJou o/ child,,n', ut, 169. !.apone, )can: L, p,ob/;,., d, f,,¡,su,uion, Pw, Pn:ss,s Uoiw:mwrcs, 1940.
San Diego, CRM . Jwxbn House, 1967. L70. l.omley, K. S.: •~c:nial aiul!"is of instincrivt: bch.vior-, Pr¡cbol. Rrrlno,
HJ. Kcpcs., Gyorgy (comp.}: Vision t111J ~alun i~nu: l. Eduation of vision: 2. Suuc,. 1938, wl. 4,. pi¡,. 44,..rn.
bJJ'c in an and scicnc.t-; J. 'O,c naturc and tbc m of motion¡ -1. Module:, proponían, 171 . Lahley, K. S.: •Th<: rn,cbanism of vwon, XV. Pn:limlnuy studics of ,he nu's
-=uy, rhytlun; 5 . The man-madc ob)ttt; 6. Sigo, im,¡c,, ,ymbo!. Nue,·a York, capacity for dcail •id-, /ouroai o/ G,.,,,1 PJ)<h., 1938, vol. 18, pógs. 123-193.
Bnwlla, l96U6. L72. l.amley, K. S., y Wide, Marjoric: •The Pavlovw, thcory of gcoeraliudon•,
144. Ki.ndcr, James S.: AMdJt,,,vúulll mnni11/s •nd t«hntq11es1 Nueva York, A.mu. Book. PIJCbo/, &,.""'·l946, vol. 53, pip. 72-87.
Co.. 1959. 173. Ltt, Dorotby: frudo,tt ••d culturt, En¡lcwood OiífJ, N. J., Prcnritt-Hall. 1959.
145. K'u k, G . S., y Ra,·en, J. E.: Tb, pmoa,uic pbílo,opb,n, Cambridge, Uoivcrsity 174. ~eba¡. Exic H .: Biologic,I /0"11dation1 o/ /,n¡u,g,, Nueva York, Wlley, 1~7.
Pius, 1962. (Trld. _ ,,, Lo, fil6sofos p,Nomtia>J, Gredoo, S. A., M•drid, 1981. ) fT,.d. cast.: F•nd,,,,,,n,01 biol6¡ico, d,I l,n1J4/t, Ali.,,.. Editorial. Madrid, 1981.)

346 347

También podría gustarte