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Bajo esta denominación se trata la cuestión de si pueden ser partícipes punibles en un delito
especial aquéllos que carecen de la calidad personal exigida por el tipo (extranei). Respecto
de esta cuestión no existe regulación legal expresa. Existen tres posiciones sobre el
particular, que podrían denominarse respectivamente de comunicabilidad absoluta,
comunicabilidad relativa e incomunicabilidad absoluta.
Las dos últimas posiciones encuentran cierto apoyo legal en el inciso primero del art. 64
CP:
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Tanto la segunda como la tercera posición, en cuanto dan lugar en mayor o menor medida a
la división del título de imputación de modo que cada cual responda de acuerdo con las
circunstancias personales típicas que lo afecten, plantean la cuestión inversa a la discutida
hasta ahora (porque en rigor no es un problema de comunicabilidad, sino del tipo aplicable
a cada interviniente) de si el intraneus que es sólo partícipe del hecho del extraneus puede
ser hecho responsable por el delito especial en el que el autor extraneus naturalmente no ha
incurrido. Desde luego si se trata de delitos especiales propios, en la medida en que por
definición el autor extraneus no habrá realizado ningún tipo penal simplemente no habrá
delito alguno. La discusión se ha planteado en rigor a propósito de los delitos especiales
impropios, a partir de ejemplos como el del marido que contrata a un sicario para que mate
a su mujer, planteándose la cuestión de si el marido responde sólo como inductor de
homicidio calificado o como inductor de parricidio. Al respecto la literatura afín a la
incomunicabilidad del vínculo ha sido más bien parca. Por el contrario, la tendencia
jurisprudencial es en principio a dividir el título, imponiendo al intraneus la pena
correspondiente al parricidio aun cuando sólo haya sido partícipe y no autor en sentido
estricto.
HHB
Julio 2013