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Estudios e Investigaciones

EFECTOS DE LAS POLÍTICAS LINGÜISTAS ANTISEXISTAS Y


FEMINIZACIÓN DEL LENGUAJE

Año 2006 – Año 2009

Equipo investigador dirigido por: Mercedes Bengoechea Bartolomé

Fernando Centenera Sánchez-Seco


Verónica González Araujo
José Simón Granda

Universidad de Alcalá
Dpto. de Filología Moderna
Alcalá de Henares

NIPO: 803-10-017-3

ISBN: 978-84-693-2440-0

PE-2010- 37/06

INSTITUTO DE LA MUJER
Efectos de las políticas 
lingüistas antisexistas 
y feminización del 
lenguaje 
 
 
Proyecto financiado por el Instituto de la
Mujer. (Nº proyecto: 37/06)

2006-2009

AUTORÍA (en orden alfabético):

Mercedes Bengoechea (coordinadora)


Fernando Centenera Sánchez-Seco
Verónica González Araujo
José Simón Granda
 
 
 
 
 
 
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  

ÍNDICE

Introducción teórica .............................................................................. 4

Objetivos ................................................................................................ 7

Tareas y metodología ........................................................................... 8

Resumen de la investigación realizada .............................................. 9

1. El proceso de transformación de la lengua ................................ 9


a. Inercias sexistas en el DRAE .......................................... 9
b. Inercias sexistas en los medios ....................................... 24
c. Incorporaciones igualitarias en el lenguaje de los medios 25
d. El lenguaje no sexista en la publicidad ........................... 39
e. Resistencias al proceso de feminización en las
publicaciones de la RAE ................................................. 43
f. El proceso de nombrar en femenino, efectos no buscados 54

2. El cambio verbal como efecto de políticas lingüísticas ................ 58


3. La actitud del alumnado universitario ante nuevos usos verbales 62
4. El ámbito de la enseñanza de español como lengua
extranjera ..................................................................................... 85
5. El ámbito jurídico ......................................................................... 88
6. El ámbito de la traducción ........................................................... 110
7. Resistencia a usos heredados en la poesía escrita por mujeres:
el nuevo significado de la fragmentación corporal ...................... 113

Conclusiones generales ...................................................................... 115

Prospectiva ........................................................................................... 124

Referencias mencionadas .................................................................. 125

ANEXO: Publicaciones derivadas del proyecto de investigación .. 130

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Introducción teórica

En los últimos veinte años la representación asimétrica, androcéntrica, sexista


y estereotípica de la identidad femenina en los medios de comunicación ha sido
la preocupación fundamental de la lingüística feminista, y su eliminación, uno
de los más importantes objetivos de las políticas de género llevadas a cabo
desde los organismos de igualdad europeos, nacionales y autonómicos.

Una de las primeras lenguas para las que se editaron guías de uso antisexistas
y se implementaron políticas lingüísticas antisexistas fue la inglesa (Nilsen at al.
1977; Miller & Swift 1980; Frank & Treichler 1989). El contenido y espíritu de
esas guías repercutió en políticas de redacción en medios de comunicación,
editoriales y el sector público y la administración (Ehrlich & King 1992 y 19994;
Sunderland 1994; Romaine 1999; Hellinger & Bubmann 2001-2002). Las
políticas lingüísticas antisexistas del inglés fueron seguidas por políticas de casi
todas las lenguas más habladas: francés, italiano, brasileño-portugués,
vietnamita, chino, árabe... (Pawles 1998; Hellinger & Bubmann 2002).

En el caso de la lengua española, desde el Instituto de la Mujer del gobierno


central y desde los organismos de igualdad de los diversos gobiernos
autonómicos se publicaron diversas guías con recomendaciones para eliminar
el sexismo y androcentrismo lingüísticos, urgiendo a nombrar a las mujeres y
buscar representaciones adecuadas de ellas: VV.AA. (1986, 1987, 1988, 1988,
1989a, 1989b, 1990a, 1990b, 1992, 1994, 1995, 1998, 1999a, 1999b), Alario et
al. (1995), Cuesta Martínez (1990), Bengoechea (1999), Bengoechea (2005),
Bengoechea y Calero (2003), Lledó (1999), Medina Guerra (2003), Rodríguez
Hevia (2004). Instituto de la Mujer (2007) recoge algunas de las publicaciones
editadas a lo largo de 2006 y después de esa fecha han seguido apareciendo
nuevas obras y opúsculos.

Las recomendaciones de uso anti-sexista fueron recibidas con diversas


reacciones. Las negativas abarcan desde el escepticismo a la ridiculización de
los esfuerzos femeninos, pasando por irritación, críticas vehementes y
auténtico enojo (un resumen de las reacciones en España fue recogida en
Bengoechea 2000; en el mundo anglófono lo hicieron Penelope 1982 y
Pauwels 1998). La resistencia a la implementación y utilización de tales
recomendaciones también ha sido documentada (Pauwels 1998; Bengoechea
2000, 2006; Lledó 2004).

Sin embargo, pese a la resistencia a la adopción de medidas de redacción


antisexistas, las lenguas están en pleno proceso de cambio respecto a la
 
 
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denominación de los géneros. Partimos de la hipótesis de que las políticas


lingüistas antisexistas han tenido un relevante efecto en la denominación de los
sexos, siendo ya palpable la transformación que se ha producido en ciertos
textos formales en la designación de las mujeres.

Se han efectuado ya algunos estudios generales del éxito o fracaso de las


políticas antisexistas del inglés (Cooper 1984; Silverstein 1985; Khosroshahi
1989; Livia 1999; Romaine 2001; McConnell-Ginet 2003; Mills 2003; Winter &
Pauwels 2003 y 2005), aunque la mayoría de los estudios se han centrado
únicamente en ciertos tipos textuales en alguna de las sociedades anglófonas
(Atkinson 1987 estudió las fórmulas de tratamiento para mujeres en el inglés
canadiense; Fasold 1988, ciertos periódicos estadounidenses; Rubin, Greene &
Scheneider 1994, el inglés hablado por los líderes empresariales de los
Estados Unidos; Ehrlich & King 1992 y 19994, el inglés de la prensa
canadiense; Sunderland 1994, gramáticas dirigidas a estudiantes de inglés;
Romaine 1999, el inglés británico que compone el British National Corpus).

En España existía poca documentación sobre el resultado de las políticas


feministas en el castellano contemporáneo, hasta que el Instituto de la Mujer
encargó un revelador estudio sobre el cambio lingüístico en la educación en los
último 25 años (Velasco Gisbert y VV.AA. 2009). Anteriormente, durante el año
2001 y también por encargo del Instituto de la Mujer, la investigadora principal
de este proyecto llevó a cabo un análisis feminista de la presencia de mujeres y
del lenguaje utilizado para su representación en cuatro de los diarios españoles
de mayor difusión y calidad: El Mundo, El País, La Vanguardia y ABC
(Bengoechea 2001). El propósito del estudio era la detección de usos sexistas
y androcéntricos en la redacción periodística, su descripción y clasificación, y la
elaboración de soluciones textuales alternativas. La muestra analizada estaba
compuesta por todas las noticias de las secciones de política nacional e
internacional de la semana del 1 al 7 de abril de 2000 (434 páginas). Uno de
los varios aspectos estudiados fue cómo se nombra (o se oculta) a las mujeres
en los albores del siglo XXI. Para ello, se analizaron los componentes verbales
de la identificación y presentación textual de mujeres, teniendo en cuenta todos
los nombres propios de mujer –acompañados o no de sustantivos o adjetivos
para denotar su cargo, puesto, trabajo, relación con otros u otras, etc. (como la
alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, o la prima Marisleysis)–; los pronombres
femeninos que hacían referencia a mujeres (“las que estén sujetas a
prejubilaciones”, una de las tres...); y todos los grupos nominales cuyo núcleo
estuviera constituido por un sustantivo sexuado en femenino (su adjunta; una
guerrillera; las mujeres en edad de votar, por ejemplo). Se incluían además
cualquier sustantivo genérico no sexuado que pudiera representar a mujeres
(como personas), y se rechazaron como inclusivo de mujeres cualquier nombre
sexuado en masculino (los rusos; todos los políticos; candidatos alternativos;

 
 
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etc.). Como conclusiones del análisis realizado, se pudo afirmar que no existía
equilibrio entre las representaciones femeninas y masculinas, ni visuales ni
textuales; se mantenían los estereotipos; y se acudía con excesiva frecuencia a
prácticas discursivas asimétricas. Estos aspectos están tratados en
Bengoechea (2002a, 2002b, 2003).

Sin embargo, además de usos sexistas y androcéntricos, en las páginas que


constituían la muestra se podían detectar aires en la identificación femenina
que hacen presagiar cambios en lo que hasta ahora ha sido una representación
descompensada entre los sexos en español. Si los hábitos de escritura que han
caracterizado al mundo hispano-parlante, con la venia de todo un engranaje
socio-cultural y una historia, llevan siglos escondiendo la intervención femenina
en la vida pública, gracias (entre otros mecanismos) a la resistencia a la
feminización de títulos profesionales prestigiosos y a la utilización del
masculino como genérico en sustantivos, pronombres, adjetivos, determinantes
y participios, en la muestra analizada se hallaban ‘nuevos’ usos lingüísticos que
retaban las formas tradicionales de utilizar la lengua. ‘Nuevos’, porque no sólo
resultan innovadores para los sectores de la Prensa representados por los
diarios estudiados, sino porque, además, en algunos casos, atentan contra el
sistema de género gramatical del español.

Partiendo de ese estudio, la investigación que aquí se presenta se propuso


comprobar si se está produciendo un cambio en las prácticas de designación
de las mujeres en los medios y en determinadas parcelas del ámbito jurídico,
trazar la trayectoria de ese cambio y estudiar específicamente el grado de
penetración de las formas femeninas en la redacción de algunos textos
formales e informales. Para estudiar el lenguaje jurídico-administrativo se
analizaron principalmente determinadas normas aprobadas a lo largo de la
década en curso, pero también otras anteriores. Para otros textos formales,
escogimos muestras diarias de prensa escrita. Para los textos no formales, se
hizo una selección aleatoria de muestras tomadas de blogs y foros de
adolescentes.

 
 
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Objetivos

Objetivo general

Desde los años 80, el convencimiento de que la subordinación social femenina


estaba íntimamente unida a un lenguaje sexista y androcéntrico condujo a la
publicación y difusión de manuales de estilo y recomendaciones para una
redacción libre de estereotipos y rasgos sexistas. Con la finalidad de corregir o
reducir la desigualdad entre mujeres y hombres, estas elaboradas políticas
lingüísticas trataban de transformar el uso hegemónico de la lengua en distintos
dominios, fundamentalmente en la administración, las normas jurídicas, la
educación y los medios de comunicación. A lo largo de los últimos veinte años
en Europa y en nuestro país se ha efectuado una auténtica transformación
social en las relaciones entre los sexos. Tanto si el cambio lingüístico precede
o acompaña al cambio social (según sea más o menos determinista la
perspectiva que se adopte), parece lógico pensar que las lenguas han sufrido
asimismo una transformación en sus prácticas discursivas respecto al género.
De todos los contextos en los que se ha tratado de cambiar el lenguaje,
algunos de los que más repercusiones tienen en la conceptualización de
mujeres y hombres son los medios de comunicación, la educación y el lenguaje
jurídico-administrativo. Dado que la lengua refleja las normas y prácticas
sociales mientras simultáneamente las re-construye, es quizá hora de hacer
balance de estos veinte años, analizar el alcance de la reforma lingüística fruto
de las diversas políticas antisexistas con el objetivo de determinar si ha habido
variación en las prácticas discursivas de designación de las mujeres (y, en
consecuencia, de los hombres).

Los objetivos específicos de esta investigación son los siguientes:

1. Evaluar el éxito o fracaso de las políticas antisexistas del español.


2. Clasificar los nuevos usos verbales que tratan de reducir el
androcentrismo en el español actual.
3. Evaluar el índice de aceptación de esas nuevas formas entre la
población joven con mayor nivel de educación.
4. Estudiar específicamente algunos de los ámbitos donde la feminización
es más visible: ámbito jurídico, medios de comunicación (prensa,
publicidad y blogs) y poesía femenina.
5. Desvelar los escollos surgidos a lo largo del proceso de feminización.
6. Identificar ámbitos en los que la feminización ha encontrado especial
resistencia.

 
 
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Tareas y Metodología

Al tratarse de un equipo investigador multidisciplinar se han realizado tareas


desde diversas perspectivas. Como introducción, se han trazado los recorridos
por la reciente historia de la feminización del español en las áreas de la
lingüística normativa, la traducción y el ámbito jurídico, desde una perspectiva
socio-político-lingüística. A continuación se ha estudiado la penetración del
lenguaje no sexista en diversos ámbitos: en los medios de comunicación
(fundamentalmente en la prensa diaria, la publicidad y los blogs adolescentes),
en el ámbito jurídico estatal y autonómico, en la traducción, en los libros de
enseñanza de español como lengua extranjera y en la poesía escrita por
mujeres. También se ha efectuado una valoración de la actitud del alumnado
universitario ante la reforma feminista de la lengua. Finalmente, se han
analizado detalladamente los escollos encontrados en la utilización de una
lengua más igualitaria. Todos estos datos se han utilizado para efectuar una
valoración de los resultados de las políticas lingüísticas.

Las diversas metodologías utilizadas han sido las que figuran a continuación:

 Análisis de las normas existentes. Para ello, se ha recurrido


parcialmente al marco de la Teoría de la Legislación.

 Análisis del discurso para detectar formas de expresión no androcéntrica


en la prensa, la publicidad gráfica y blogs de chicas adolescentes.

 Construcción de un corpus de anuncios y elaboración de una base de


datos en la que se recogió el texto completo del anuncio, las imágenes
que lo acompañaban y se destacaron las nuevas formas verbales
empleadas.

 Elaboración de una base de datos con todos los nombres de profesiones


recogidos en los capítulos dedicados al léxico del trabajo o a la
explicación del género gramatical en un total de 60 de libros de
enseñanza de español como lengua extranjera (ELE). Se registró cada
ocurrencia, el orden de aparición, la forma empleada (masculino,
femenino, doble género) y los determinantes que les precedían. La base
de datos iba acompañada de un programa encargado de efectuar las
tabulaciones y cálculos necesarios para valorar la penetración de oficios
en femenino.

 Encuesta para valorar actitudes ante formas verbales no androcéntricas.

 Estudio del éxito o fracaso de las políticas, realizado desde el marco


teórico de la disciplina de Política y Planificación Lingüísticas.
 
 
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Resumen de la investigación realizada


(Las publicaciones derivadas de la misma figuran en el Anexo)

1. El proceso de transformación de la lengua


a. Inercias sexistas en el DRAE
b. Inercias sexistas en los medios
c. Incorporaciones igualitarias
d. El lenguaje no sexista en la publicidad
e. Resistencias al proceso de feminización en las publicaciones de la
RAE
f. El proceso de nombrar en femenino y efectos no buscados
2. El cambio verbal como efecto de políticas lingüísticas
3. La actitud del alumnado universitario ante nuevos usos verbales
4. El ámbito de la enseñanza de español como lengua extranjera
5. El ámbito jurídico
6. El ámbito de la traducción
7. Resistencia a usos heredados en la poesía escrita por mujeres: el nuevo
significado de la fragmentación corporal.

* * * *

1. El proceso de transformación de la lengua

a. Inercias sexistas en el DRAE


Pese a lo limitado de su alcance, hay variaciones entre las ediciones de 1992 y
2001 del Diccionario de la Real Academia que dan fe de los cambios habidos
en el castellano de España. Entre ellos se cuentan: la inclusión de un número
importante de nombres femeninos de profesión o cargo para aludir a mujeres;
una tímida voluntad por parte de la RAE de proporcionar un trato más
igualitario a mujeres y hombres así como de compartir unas y otros el
protagonismo; un intento (sólo cumplido muy parcialmente) de eliminación de
ciertos juicios de valor y de supresión de algunas de las definiciones
denunciadas por su rampante sexismo; en algunos casos, un leve intento de
erradicación del punto de vista masculino sobre la realidad a la hora de definir;
y una cierta sistematización en las definiciones de términos inclusivos que
engloban a mujeres y hombres, mediante la utilización de términos genéricos
como personas o alguien.

 
 
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Sin embargo, persisten ciertos problemas que no fueron tenidos en cuenta por
Calero, Forgas y Lledó en su estudio De mujeres y diccionarios (Lledó et al.
Madrid: Instituto de la Mujer, 2004). Uno de estos se refiere a componentes
verbales de la identificación y presentación textual de mujeres. Por esa razón
decidimos estudiar algunos de los mecanismos textuales de homogeneización
femenina que, pese a los cambios llevados a cabo respecto a la anterior
edición, se mantienen en la 22ª edición del Diccionario de la Real Academia
Española (2001) y contribuyen a visualizar un género femenino uniformizado,
privado de rasgos diferenciadores.

Los procesos convergentes que concurren en el discurso del DRAE y apoyan la


construcción del sujeto femenino que hemos estudiado son los siguientes:

o Homogeneización de las mujeres por su sexo/género frente a los


varones, quienes aparecen individualizados en subgrupos.
o Asimilación de las mujeres a las hembras del mundo animal.
o Esencialización de las mujeres por su sexo/género en la denotación de
su pertenencia a grupos nacionales, étnicos y religiosos.
o Esencialización de las mujeres por su sexo/género en la denotación de
su pertenencia a grupos profesionales.

Homogeneización de las mujeres por su sexo/género frente a los varones,


individualizados en subgrupos.

La construcción del sujeto “mujer” parte de un proceso de homogeneización,


mediante el cual se tiende a presentar a las mujeres formando parte de un
grupo indivisible y uniforme cuya principal característica es su sexo/género
(“mujeres”). Cuando se define a las mujeres de esta forma, se apela a una
esencia común y compartida de forma indistinta por todas. Frente a tal uso, a
los varones se les suele citar atendiendo a los diferentes colectivos de los que
forman parte (los eclesiásticos, los jóvenes, los comendadores, los ladrones...).
En las raras ocasiones en las que se define a los hombres mediante referencia
a su sexo/género, se limita el alcance de éste acotándolo mediante diversos
mecanismos textuales ( los hombres de armas, los hombres en actos
solemnes, estos hombres...). La típica distinción entre el tratamiento otorgado a
mujeres y hombres se deja ver en la siguiente entrada:

Garzón. m. ant. Joven que lleva vida disoluta con las mujeres.

Esto es, un garzón no es “cualquier” hombre, sino un adulto de poca edad que
se relaciona de forma disoluta con “las mujeres” (¿de cualquier edad y
condición?, nos podríamos preguntar).

 
 
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Uno de los campos donde el proceso de homogeneización femenino es más


visible tiene que ver con la indumentaria y el peinado. Frente a la experiencia
que tenemos como miembros de la cultura de que los varones visten de forma
mucho más uniforme que las mujeres (lo que significa que el número de las
prendas de vestir femeninas es mayor que el de las masculinas y, al tener las
mujeres mayor posibilidad de elección, las femeninas no serán utilizadas por
TODAS las mujeres), el DRAE tiende a referirse a prendas “de mujeres” y, sin
embargo, suele especificar el grupo masculino que porta la prenda de vestir
masculina.

Para ilustrar de forma más detallada las diferencias que establece el DRAE
entre el grupo “mujeres” y los grupos masculinos, nos podemos detener en las
definiciones en las que aparece el término “vestido” y que se refiere a ropa
asignada a uno de los sexos/géneros. Véase que ellos están singularizados por
la clase, el oficio o el grupo social al que pertenecen:

brial. 1. m. Vestido de seda o tela rica que usaban las mujeres. 2. m.


Faldón de seda u otra tela que traían los hombres de armas desde la
cintura hasta encima de las rodillas.

chamerluco. Vestido que usaban las mujeres, ajustado al cuerpo,


bastante cerrado por el pecho y con una especie de collarín.

combinación. 7. f. Prenda de vestir que usan las mujeres por encima de


la ropa interior y debajo del vestido.

compuerta. 4. f. Pedazo de tela sobrepuesto, igual a la del vestido, en


que los comendadores de las órdenes militares traían la cruz al pecho, a
modo de escapulario.

esclavina. 2. f. Cuello postizo y suelto, con un volante de tela de seis u


ocho dedos de ancho pegado alrededor, usado por los eclesiásticos. 3. f.
Pieza del vestido que suelen llevar las mujeres al cuello y sobre los
hombros.

escote. 3. m. Adorno de encajes pequeños cosidos en una tirilla de


lienzo pegada al cuello de la antigua camisa de las mujeres por la parte
superior, que ceñía los hombros y el pecho.

faltriquera. 2. f. Bolsillo que se atan las mujeres a la cintura y llevan


colgando debajo del vestido o delantal.

guardapiés. 1. m. brial (ǁ vestido de las mujeres).

 
 
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hábito. 1. m. Vestido o traje que cada persona usa según su estado,


ministerio o nación, y especialmente el que usan los religiosos y
religiosas. 7. m. pl. Vestido talar propio de los eclesiásticos y que
usaban los estudiantes, compuesto ordinariamente de sotana y manteo.
hábitos corales. 1. m. pl. Los que llevan los sacerdotes en
determinados actos del culto, compuestos de sotana, roquete y muceta.

jaique. 1. m. Especie de almalafa, usada por mujeres árabes, que sirve


para cubrirse de noche y como vestido de día.

librea. 1. f. Traje que los príncipes, señores y algunas otras personas o


entidades dan a sus criados; por lo común, uniforme y con distintivos. 3.
f. Vestido uniforme que usaban las cuadrillas de caballeros en los
festejos públicos.

malla. 5. f. Vestido de tejido de punto muy fino que, ajustado al cuerpo,


usan en sus actuaciones los artistas de circo, bailarinas, etc.

paje. 4. m. Pinzas pendientes de un cordón o de una cinta, con que las


señoras sujetaban y suspendían la cola del vestido para no arrastrarla.

pedro. 1. m. germ. Vestido afelpado que usaban los ladrones.

pellico. 1. m. Zamarra de pastor.

pollero, ra. 8. f. Falda que las mujeres se ponían sobre el guardainfante


y encima de la cual se asentaba la basquiña o la saya.10. f. Pan. Traje
típico de la mujer panameña, que consta de una blusa y una falda de
amplio vuelo, finamente bordadas.

rabanero. 2. adj. desus. Se decía de un vestido corto, usado


especialmente por mujeres.

revestir. 6. tr. Dicho especialmente del sacerdote cuando sale a decir


misa y se pone sobre el vestido los ornamentos.

saco. 6. m. Vestido corto que usaban los antiguos romanos en tiempo


de guerra, excepto los varones consulares.

salida de teatro.1. f. Abrigo ligero que usan las señoras para cubrirse el
vestido que llevan al teatro.

 
 
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sarí.1. m. Vestido típico de las mujeres indias

saya. 2. f. Vestidura talar antigua, especie de túnica, que usaban los


hombres.

sayo bobo.1. m. Vestido estrecho, entero, abotonado, que usaban


comúnmente los graciosos en los entremeses.

tapapiés. 1. m. desus. Brial (ǁ vestido de las mujeres).

terno. 5. m. Vestuario exterior del terno eclesiástico, el cual consta de


casulla y capa pluvial para el oficiante y de dalmáticas para sus dos
ministros.

traje corto. Conjunto de chaquetilla corta y pantalón de talle alto, usado


por bailaores y toreros.

traje de ceremonia. 2. El que usan los hombres en actos solemnes que


lo requieran; p. ej., el frac o el chaqué.

traje de luces. traje de seda, bordado de oro, plata o azabache, con


lentejuelas, que usan que usan los toreros.

vestidura. 2. f. Vestido que, sobrepuesto al ordinario, usan los


sacerdotes para el culto divino.

Vemos, pues, que de las 17 entradas referidas a prendas femeninas en cuyas


definiciones aparece la palabra “vestido”, en 10 acepciones se representa al
grupo femenino como indivisible: “mujeres”. Las únicas excepciones a la
presentación femenina homogénea se encuentran en una diferenciación por
clase (las señoras) en dos entradas, por religión (las religiosas) y por
espectáculo visual (bailarinas). Mientras, de 25 acepciones que hacen
referencia a prendas masculinas, tan sólo en dos ocasiones se representa a los
hombres como grupo indiferenciado (en las voces traje de ceremonia y en
saya). La categoría “varón” no tiende, pues, a aparecer como monolítica, sino
fragmentada en identidades diversas a través de categorías que son
identitarias en sí mismas: los hombres de armas, los comendadores de las
órdenes militares, los ecesiásticos, los religiosos, los estudiantes, los
sacerdotes, los príncipes, señores, las cuadrillas de caballeros, los artistas de
circo, los ladrones, pastor(es), los antiguos romanos, el eclesiático y sus dos
ministros, bailaores y toreros.

 
 
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Asimilación de las mujeres a las hembras del reino animal

El proceso de universalización de tipo esencialista que se ha descrito en el


apartado anterior se refuerza en el DRAE por la asimilación casi absoluta de
las mujeres a las hembras animales. Los varones, por contra, sistemáticamente
son clasificados como grupo separado de los machos animales. Cuatro
entradas lo ejemplifican sobradamente:

vagina: Conducto membranoso y fibroso que en las hembras de los


mamíferos se extiende desde la vulva hasta la matriz.
pene: Órgano masculino del hombre y de algunos animales que sirve
para miccionar y copular.

madre: Hembra que ha parido. 2. Hembra respecto de su hijo o hijos.


padre: Varón o macho que ha engendrado. 2. Varón o macho, respecto
de sus hijos.

Definir a las mujeres como “hembras” significa definirlas en términos de una


esencia animal que las reduce a los efectos de la pura biología, especialmente
porque esta construcción discursiva se asigna en entradas relacionadas
directamente con la reproducción, la sexualidad o el cuerpo femenino (sus
glándulas, secreciones o morfología genital).

En el DRAE existen 234 voces en cuyas definiciones aparece el término


“hembra”. De esas voces, más de 200 denotan seres no humanos. En las 34
voces restantes, al menos 27 pueden referirse a hembras humanas. Sin
embargo, el discurso del DRAE hace indistinguibles las hembras no humanas de
las humanas, al no existir separación referencial entre unas y otras (suponen una
excepción las definiciones de preñez y preñado,da):

abortar.1. intr. Dicho de una hembra: Interrumpir, de forma natural o


provocada, el desarrollo del feto durante el embarazo.
amacharse.1. prnl. Chile. Dicho de una hembra: Tomar rasgos
masculinos.
amachorrarse.1. prnl. Méx., Nic. y Ur. Dicho de una hembra o de una
planta: Hacerse machorra.
calostro.1. m. Primera leche que da la hembra después de parida.
concebir. 3. intr. Dicho de una hembra: Quedar preñada.
coño.1. m. malson. Parte externa del aparato genital de la hembra.
desmadrar. 4. prnl. Col. Dicho de una hembra: Sufrir el descendimiento
patológico de la matriz.
embarazo. 2. m. Estado en que se halla la hembra gestante.

 
 
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empreñar.1. tr. Fecundar, hacer concebir a la hembra.4. intr. desus. Dicho


de una hembra: concebir (ǁ quedar preñada).5. prnl. Dicho de una hembra:
Quedar preñada.
gestar.1. tr. Dicho de una hembra: Llevar y sustentar en su seno el
embrión o feto hasta el momento del parto.
leche.1. f. Líquido blanco que segregan las mamas de las hembras de los
mamíferos para alimento de sus crías.
mamila.1. f. Anat. Parte principal de la teta o pecho de la hembra,
exceptuando el pezón.2. f. Anat. Tetilla en el hombre.
mayorazgo. ~ de agnación artificial, ~ de agnación artificiosa, o ~ de
agnación fingida.1. m. Der. Aquel en que, llamando el fundador a la
sucesión a varones de varones, establecía que si no tenía agnación propia
o si se rompía en el transcurso del tiempo, entrara a poseer un cognado o
una hembra, o un extraño, y de allí en adelante se sucediera de varón en
varón, con exclusión de las hembras y de sus líneas.
madre.1. f. Hembra que ha parido.2. f. Hembra respecto de su hijo o hijos.
naturaleza. 9. f. Especialmente en las hembras, sexo (ǁ condición
orgánica).
opilar. 2. prnl. Dicho de la hembra: Dejar de tener el flujo menstrual.
paridora.1. adj. Dicho de una hembra: Muy fecunda.
parir.1. intr. Dicho de una hembra de cualquier especie vivípara: Expeler
en tiempo oportuno el feto que tenía concebido.
preñar.1. tr. Empreñar, fecundar o hacer concebir a la hembra.
preñez.1. f. Embarazo de la mujer o de la hembra de cualquier especie.
primerizo, za. 2. adj. Se dice especialmente de la hembra que pare por
primera vez.
primípara. 1. f. Hembra que pare por primera vez.
parida.1. adj. Dicho de una hembra: Que hace poco tiempo que parió.
preñado2, da. 1. adj. Dicho de una mujer, o de una hembra de cualquier
especie: Que ha concebido y tiene el feto o la criatura en el vientre.
Ley ~ sálica.1. f. La que excluía del trono de Francia a las hembras y sus
descendientes. Se introdujo en España después del establecimiento de la
casa de Borbón, pero fue derogada en 1830.
teta.1. f. Cada uno de los órganos glandulosos y salientes que los
mamíferos tienen en número par y sirven en las hembras para la secreción
de la leche.
tetilla.1. f. Cada una de las tetas de los machos en los mamíferos, menos
desarrolladas que las de las hembras.
tetona 1. adj. coloq. Dicho de una hembra: De tetas grandes.
tetuda.1. adj. Dicho de una hembra: Que tiene muy grandes las tetas.

En contraste y en términos generales, el DRAE trata de distinguir a los machos


de la especie humana de los machos animales. Para ello se vale, entre otros

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

mecanismos, de la definición que presenta de macho y hembra, donde se


excluye la posibilidad de que un hombre sea denominado “macho”:

macho1. 1. m. Animal del sexo masculino.


hembra. 1. f. Animal del sexo femenino.2. f. mujer (ǁ persona del sexo
femenino).

Pero además, en las pocas entradas referidas al cuerpo o a la sexualidad de


hombres y otros animales machos, se separa expresamente a unos de otros.
Contrástese las entradas en las que aparece el término “hembra” anteriormente
listadas con las siguientes:

semen.1. m. Conjunto de espermatozoides y sustancias fluidas que se


producen en el aparato genital masculino de los animales y de la especie
humana.
padre.1. m. Varón o macho que ha engendrado.2. m. Varón o macho,
respecto de sus hijos.
padrear. 2. intr. Dicho de un animal macho, y, por ext., de un mozo de vida
licenciosa: Ejercer las funciones de la generación.
pene.1. m. Anat. Órgano masculino del hombre y de algunos animales que
sirve para miccionar y copular.

Si se leen detenidamente algunas de las entradas arriba reproducidas, por


ejemplo, mamila y las incluidas en mayorazgo, o se comparan madre y padre,
puede comprobarse que no se construyen simétricamente los pares varón-mujer
o macho-hembra.

Vemos, pues, que a las mujeres el DRAE tiende a asignarles una esencia fija
inmutable, identificada con su biología sexual y su “naturaleza” (que, debemos
recordar que se define como «especialmente en las hembras, sexo o condición
orgánica»). El sujeto “mujer” se construye así como derivado de su condición
sexual –hembra–, cuya inalterabilidad justificaría su especial tratamiento en el
DRAE. Las consecuencias de que se trate de una característica universal y
compartida por todas implica que las posibilidades de cambio son mínimas y que
las variaciones entre ellas vienen limitadas por su propia condición (naturaleza).
Un sujeto cuya identidad queda constituida por sus características biológicas, y
que se presenta como homogéneo a sus congéneres, queda flotando de forma
ahistórica y amorfa.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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Esencialización de las mujeres por su sexo/género en la denotación de su


pertenencia a grupos nacionales, étnicos y religiosos.

La producción y organización de las diferencias entre mujeres y hombres en el


DRAE puede verse también en los sistemas de representación y las prácticas
discursivas que construyen los subgrupos de varones y mujeres. Cuando existe
la necesidad de romper el grupo homogéneo femenino en subgrupos, el DRAE
reinscribe la esencialización femenina gracias a la apropiación masculina del
nombre del subgrupo y la identificación femenina en atención primordial a su
sexo/género, especialmente en antropónimos geográficos, étnicos y religiosos:
los musulmanes serían los varones que profesan esa religión; ellas se
denominarían las mujeres musulmanas.

chador. m. Velo con que las mujeres musulmanas se cubren la cabeza y


parte del rostro.

“Musulmanas” habría bastado, especialmente porque el DRAE no hace


mención al sexo/género masculino en entradas que únicamente pueden
referirse a musulmanes varones:

almuédano. m. Musulmán que desde el alminar convoca en voz alta al


pueblo para que acuda a la oración. (nótese que sabemos que sólo
puede ser un hombre)
morabito. m. Musulmán que profesa cierto estado religioso parecido en
su forma exterior al de los anacoretas o ermitaños cristianos. (nótese
que sólo puede ser hombre)
muecín. m. Musulmán que convoca desde el alminar. (nótese que sólo
puede ser hombre)

Vemos, pues, que en mujeres musulmanas, el uso redundante del término


“mujer(es)”, núcleo del grupo nominal, seguido de un adjetivo que lo
complementa, resulta profundamente asimétrico, dado que el sexo/género no
se explicita de los varones.

Este fenómeno no se produce sólo con antropónimos religiosos. Ocurre


también (si bien, no siempre) con gentilicios que denoten patria, nación, etnia,
etc.: “mujeres indias”, “mujer panameña”, “mujeres árabes”...:

jaique. 1. m. Especie de almalafa, usada por mujeres árabes, que sirve


para cubrirse de noche y como vestido de día.
sarí.1. m. Vestido típico de las mujeres indias.
pollero, ra. 10. f. Pan. Traje típico de la mujer panameña, que consta de
una blusa y una falda de amplio vuelo, finamente bordadas.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

guanepe.1. m. Ven. Especie de cesta en la cual las mujeres indígenas


llevan a los niños en su pecho.
huipil. 2. m. El Salv. Enagua o falda que usan las mujeres indígenas.
memeches.a ~.1. loc. adv. Guat. Dicho de llevar las mujeres indígenas a
los niños: A la espalda, sujetos con el rebozo, manta, etc.

Las tres últimas voces hacen referencia a indígenas americanas. Si


comparamos la textualización de estas entradas con las dos siguientes, que se
refieren casi con toda seguridad a varones, queda demostrado que el DRAE
sitúa a los varones de esas colectividades como poseedores del nombre
colectivo:

campilán.1. m. Sable recto y ensanchado hacia la punta, usado por los


indígenas de Joló, en Filipinas.
guayuco.1. m. Col., Pan. y Ven. Taparrabo usado por los indígenas
americanos.

Hay que dejar claro que la principal función de la aposición “las mujeres
indígenas” (o “las mujeres musulmanas”, o “las mujeres panameñas”) no es
comunicativa, sino clasificatoria, constructora del posicionamiento femenino. Si
teóricamente el género gramatical femenino no engloba el masculino, pero el
masculino puede o no englobar el femenino, y si la motivación de uso fuese
puramente informativa, denotativa y aclaratoria, ¡¡se diría: las musulmanas
(para denotar mujeres) - los musulmanes (para referirse al grupo) - los
musulmanes varones (para denotar varones)!! El hecho de que no sea así sino
al contrario demuestra que fundamentalmente es éste un mecanismo de
posicionamiento social del género/sexo femenino. Si las características
textuales descritas en los apartados anteriores (la homogeneización en base al
sexo y la asimilación con las hembras animales) construyen a los sujetos
femeninos como idénticos en su esencia, esta nueva asimetría textual
contribuye a posicionar al sujeto femenino en una situación secundaria en el
orden simbólico, precisamente al construirlo como “mujer” por encima de
cualquier otra consideración, fuera de los límites de lo social (que sería la
asignación de origen geográfico, etnia o religión, por ejemplo).

Una segunda consecuencia de esta asimetría textual entre mujeres y hombres


es la naturalización del derecho masculino a ocupar en propiedad casi
exclusiva el espacio simbólico que denota la etnia, nacionalidad o religión.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Esencialización de las mujeres por su sexo/género en la denotación de la


pertenencia a grupos profesionales.

El cuarto mecanismo discursivo sexista y asimétrico al que recurre el DRAE


atiende a la ficción clasificatoria de mujeres y hombres profesionales, es decir, a
las etiquetas fijadas arbitrariamente a unas y otros, que contribuyen a la
categorización separada de unas y otros profesionales. Existe una tendencia
(afortunadamente ya no es la única tendencia que rige en el DRAE para ello) a
asignar los nombres profesionales, títulos, cargos y actividades a los varones
per se, y desplazar a las mujeres fuera de los límites del significado de la
profesión. Se crean así subgrupos femeninos, definidos de nuevo en atención
primordial a su sexo/género, que se presentan desposeídos del título
profesional, que es ostentado por un varón:

alcaldesa. 1.f. Mujer que ejerce el oficio de alcalde.

Al fusionar el cargo (siempre en masculino, a excepción de profesiones tenidas


por inferiores que históricamente han sido asignadas a mujeres) con el varón
que lo ejerce, cognitivamente profesión y sujeto masculino se convierten en
inseparables: parece que “naturalmente” el hombre es el encargado de ejercer
el oficio o detentar el cargo. A su vez, al recalcar y subrayar el sexo/género
femenino, se hace responsable a la propia naturaleza femenina del hecho del
desplazamiento femenino en el mundo profesional: la textualización resalta que
una mujer, antes que alcaldesa, juglaresa u hereja, es “mujer”. Se trata de
nuevo de un discurso cuya principal misión es la de producir sujetos
diferenciados.

Como resultado, los hombres “naturalmente” gozan de títulos y privilegios,


ostentan cargos y realizan actividades remuneradas. Ellas, que son ante todo
“mujeres”, parecen invitadas temporales a ostentar ese cargo, gozar de ese honor
o ejercer ese oficio.

Esto ocurre en casos en los que el cargo o la profesión no es un sustantivo


común para ambos sexos:

alcaldesa.1. f. Mujer que ejerce el cargo de alcalde.


alcalde. 1. m. Presidente del ayuntamiento de un pueblo o término
municipal, encargado de ejecutar sus acuerdos, dictar bandos para el buen
orden, salubridad y limpieza de la población, y cuidar de todo lo relativo a
la Policía urbana. Es además, en su grado jerárquico, delegado del
Gobierno en el orden administrativo.

juglaresa.1. f. Mujer que actúa como juglar.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

juglar. 5. m. ant. Trovador, poeta.

mayordoma.1. f. Mujer que ejerce funciones de mayordomo.


mayordomo.1. m. Criado principal a cuyo cargo está el gobierno
económico de una casa o hacienda.2. m. Oficial que se nombra en las
congregaciones o cofradías para que atienda a los gastos y al cuidado y
gobierno de las funciones.3. m. Cada uno de los individuos de ciertas
cofradías religiosas.

papisa. 1. f. Mujer papa.


papa. 1. m. Sumo Pontífice romano, vicario de Cristo, sucesor de San
Pedro en el gobierno universal de la Iglesia católica, de la cual es cabeza
visible, y padre espiritual de todos los fieles.

quijotesa.1. f. Mujer que posee las cualidades morales de un quijote.


quijote.(Por alus. a don Quijote de la Mancha).1. m. Hombre que
antepone sus ideales a su conveniencia y obra desinteresada y
comprometidamente en defensa de causas que considera justas, sin
conseguirlo.

virreina.2. f. Mujer que gobierna como virrey.


virrey.1. m. Título con que se designó a quien se encargaba de
representar, en uno de los territorios de la corona, la persona del rey
ejerciendo plenamente las prerrogativas regias.

Y de da con mayor frecuencia aún cuando el cargo o título profesional masculino


puede utilizarse como sustantivo común o genérico:

fiscala.1. f. Mujer que ejerce el cargo de fiscal.


fiscal. 3. com. Persona que representa y ejerce el ministerio público en los
tribunales.

hereja.1. f. desus. Mujer hereje.


hereje.1. com. Persona que niega alguno de los dogmas establecidos por
una religión.2. com. Persona que disiente o se aparta de la línea oficial de
opinión seguida por una institución, una organización, una academia, etc.

jueza.1. f. Mujer que desempeña el cargo de juez.


juez.1. com. Persona que tiene autoridad y potestad para juzgar y
sentenciar.2. com. Miembro de un jurado o tribunal.3. com. Persona
nombrada para resolver una duda.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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consulesa.1. f. En algunos países, mujer que desempeña el cargo de


cónsul.
cónsul.1. m. Magistrado de algunas repúblicas o municipios. 4. com.
Persona autorizada en una población de un Estado extranjero para
proteger las personas e intereses de los individuos de la nación que lo
nombra.

En otras ocasiones se define el oficio o cargo masculino sin atender al sexo de


quien lo posee, mientras se remarca el sexo/género si se trata de una mujer:

ductriz.1. f. ant. Mujer que guía. (¿Por qué no definir: “Guía o caudilla”,
de forma simétrica a la masculina?)
ductor. 2. m. p. us. Guía o caudillo. (¿Por qué no “hombre que guía”,
por paralelismo con la definición femenina?)

mayorazga.1. f. Mujer que goza y posee un mayorazgo. (¿Por qué no


“poseedora de los bienes”?)
mayorazgo. 1. m. Institución del derecho civil, que por las leyes de
desvinculación del siglo XIX quedó circunscrita en España a títulos y
derechos honoríficos, y que tiene por objeto perpetuar en la familia la
propiedad de ciertos bienes con arreglo a las condiciones que se dicten al
establecerla, o, a falta de ellas, a las prescritas por la ley.2. m. Conjunto de
estos bienes vinculados.3. m. Poseedor de los bienes vinculados. (¿Por
qué no “hombre que goza y posee”?)

profetisa.1. f. Mujer que posee el don de profecía. (¿Por qué no


“poseedora”?)
profeta.1. m. Poseedor del don de profecía. (¿Por qué no “hombre que
posee”?)

En los tres últimos casos, la voz femenina y la masculina aparecen en entradas


diferentes, fenómeno relativamente poco frecuente en la edición de 2001. Mas,
en todo caso, si las entradas femenina y masculina de voces profesionales
aparecen por separado en el DRAE deberían regirse por una escrupulosa
simetría, algo que, afortunadamente, se produce en alguna entrada, como la
que sigue:

loquera.1. f. Mujer que por oficio cuida y guarda locas.


loquero.1. m. Hombre que por oficio cuida y guarda locos.

Las acepciones aquí reproducidas demuestran que, a la hora de definir el


nombre profesional, el cargo o el privilegio social de varones, se da muestra de

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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un androcentrismo simbólico que sitúa al sexo masculino como detentor de


todas las características del grupo y del propio cargo o profesión, lo que ha
obligado a la mente que redactó la entrada de “alcaldesa”, por ejemplo, a crear
un subgrupo (mujer que ejerce el cargo de alcalde), cuando “presidenta de un
ayuntamiento” sería más claro, y no caería en la asimetría, el sexismo y la
subordinación.

Efecto de los actos de habla subordinantes

Los cuatro recursos textuales asimétricos que aquí se han descrito no son
descuidos intrascendentes, sino significativos y cruciales. Se caracterizan por la
repetición (aparecen recurrentemente en decenas de entradas que hacen
referencia a mujeres y hombres) y colaboran decisivamente en la construcción de
unas y otros como sujetos en el discurso. Si aceptamos que el lenguaje nos
construye en sujetos, debemos consecuentemente reconocer que la
representación subordinada, homogénea y esencialista que efectúa el DRAE de
la clase “mujeres” es insultante y dañina por sus efectos cognitivos. Y no deja de
ser dañina por el hecho de que circule como uso heredado y en plena vigencia. Al
revés, su fuerza subordinante se mantiene gracias a la iteración, a la puesta en
juego de convenciones anteriores. E indudablemente existe en la comunidad de
habla castellano-parlante una dilatada experiencia de uso de los cuatro
mecanismos sexistas aquí descritos, que culminan quizá con la respuesta que dio
el Presidente español José Mª Aznar cuando en una entrevista le preguntaron
cómo le gustaban las mujeres. «Mujer-mujer», afirmó sonriente, rizando así el rizo
de la esencialidad indiferenciada con que se puede percibir cognitivamente a una
individua del género femenino.

Efectivamente, la RAE no ha inventado esta forme de subordinación simbólica.


Por ejemplo, se ha denunciada esta forma de citación en el discurso de la prensa
(Bengoechea 2002a, 2002b; Bengoechea y Calero Vaquera 2003), donde
todavía hoy se pueden encontrar titulares como los siguientes:

* Una mujer y dos portugueses mueren en un choque frontal en la N-II.


* Las mujeres juristas europeas reprueban a Tey.
* Hay cada vez más mujeres ingenieras; pese a ello, el número de
ingenieros colegiados en España casi triplica su número.
* Dentro de cuatro décadas los octogenarios superarán a las mujeres.

Otro caso ilustrativo de citación homogeizadora, de autoría difusa, puede


encontrarse en el Museo del Pueblo Canario, en Las Palmas de Gran Canaria.
Allí se halla una sección dedicada al trabajo artesano en junco en Canarias, en

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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la que se exponen diversas piezas y cuatro fotos de mujeres y hombres. Bajo


las fotos, unos carteles explican quiénes aparecen en las cuatro fotos:

Foto 1. Juan Ramírez Pérez...


Foto 2. El artesano (en referencia al anterior)
Foto 3. Mujer construyendo...
Foto 4. Mujeres trabajando.

El efecto iterativo de la homogeneización textual vuelve a agrupar en el museo


canario a las artesanas, mientras individualiza a los varones. A ellas las
subordina y otorga un estatus secundario. Y es que este ritual iterativo,
asignador de estatus femenino y masculino, se repite diariamente una y otra vez
en discursos públicos que reinscriben la subordinación-dominación. Como
decíamos antes al hablar de las aposiciones del tipo “las mujeres musulmanas”,
su objetivo no es la descripción ni la mera denotación, sino reinscribir, solidificar y
fijar las posiciones socio-simbólicas de unas y otros. Por ello es requisito
indispensable la reiteración, que difumina la autoría y responsabilidad de sus
efectos.

La conclusión de ese estudio revela que, frente a la adscripción individual que


el DRAE hace a los varones que cruzan sus páginas, a quienes se dota de
protagonismo diferenciador, en el texto normativo del español se perpetúa la
uniformización indiferenciada de las mujeres gracias a ciertos usos lingüísticos
esencialistas. Esta utilización de la lengua refleja usos verbales que se
producen en otros tipos de textos, como la prensa o ciertos discursos
culturales, que quedan a su vez legitimados por el carácter del propio DRAE,
pauta y sanción de la utilización del español. Contribuye así el DRAE a la re-
inscripción de una identidad de género universalizadora, basada en el rasgo
esencial de su sexo (hembra y ‘mujer-mujer’).

La redacción sexista, esencialista e uniformizadora que se produce en el


discurso del DRAE podría justificarse por ser convenciones legadas de usos
anteriores, así como por el hecho de que la acumulación de la citación
insultante naturaliza ésta. Pero no podemos ignorar que el DRAE se pronuncia
desde una posición de poder. El ritual de repetición en el que participa el DRAE
sirve para la reinscripción de la subordinación y, precisamente por ser expresado
por la voz con mayor autoridad patriarcal (dirigida contra aquéllas que no forman
parte de la institución), sitúa discursiva y socialmente a aquéllas a quienes regula,
asigna subordinación y niega un reconocimiento simétrico al del grupo “varones”.
Su efecto dañino se ve agigantado por la situación de poder de quien lo enuncia.
Cuando otros discursos posteriores reincorporen estas construcciones, estarán
citando el ritual lingüístico de la autoridad. Al definir iterativamente a las
mujeres de forma homogeneizadora y esencialista, la RAE contribuye a la

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

solidificación y legitimación de expresiones ofensivas y de la comunidad que


los utiliza.

b. Inercias sexistas en los medios


En los últimos años la lengua no ha sido inmune al proceso de mutación en que
nos encontramos, y en nuestro verbo se reflejan, por una parte, los cambios
habidos y, por otra parte, las resistencias a las transformaciones, las inercias
de lo antiguo y los desconciertos que nos invaden. Los medios se han ocupado
de registrar todo ello, no solo como testigos, sino ejerciendo –de forma
dinámica y sincrónica–a la vez de motor de cambio y de peso muerto. Y así,
mientras mantienen estereotipos y usos lingüísticos que ya no tienen vigencia,
simultáneamente insuflan el aire del cambio a su herramienta viva de trabajo: el
lenguaje.

Aunque en casi todos los géneros mediáticos perduran elementos sexistas, al


mismo tiempo que elementos novedosos van asentándose, nos hemos
centrado fundamentalmente en noticias aparecidas en la prensa en papel y en
Internet, y comentado tres de tales fenómenos sexistas y antieconómicos,
puramente formales todos ellos, que en un periodismo no discriminatorio no
deberían tener cabida, pero que persisten pese a la oposición feminista o a la
recomendación de evitar su uso por parte de los propios libros de estilo de los
medios:

o La equiparación femenina mediante la categoría “mujer”,


o el uso condescendiente, despectivo o familiar de “la” delante del
apellido;
o y la utilización asimétrica del nombre de pila para mujeres y
hombres.

Nos hemos detenido asimismo en otro fenómeno que aún persiste en el


discurso mediático: el androcentrismo. Un fenómeno también sexista que tiene
que ver con la perspectiva adoptada, la posición del hablante y el marco del
discurso, y cuya erradicación, como en los tres fenómenos anteriores, no
llevaría a alargar “innecesariamente” el texto, sino a adoptar una perspectiva
plural:
o el discurso androcéntrico.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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Sin embargo, podemos afirmar tentativamente que se trata de rasgos que muy
lentamente están perdiendo su hegemonía en los telediarios y noticias de
prensa. Una de las medidas que más repercusión ha tenido en la reducción del
sexismo ha sido probablemente el aumento de la presencia femenina en las
jefaturas de Redacción de los periódicos, y en la dirección y presentación de
los telediarios.

Pero no es únicamente la perspectiva mediática, que cada vez se abre más


para dar cabida a telespectadoras y comentadoras de noticias, la que está en
proceso de cambio. La lengua entera se está democratizando a velocidades
vertiginosas. Y, pese a que se mantienen los usos discriminantes, también
cada vez con más frecuencia las mujeres que aparecen en las noticias lo hacen
representadas por el apellido o el nombre y el apellido, igual que los varones, y,
además, la alternancia en el orden de aparición de una mujer y hombre
individuales es un rasgo que empieza a destacar cuando se mencionan los
apellidos, demostrando así la progresiva equiparación discursiva de mujeres y
hombres. Ciertos aspectos delatan una progresiva feminización, si bien inciden,
aunque de forma muy leve, en la economía verbal. Se trata de usos que liman
momentáneamente el discurso androcéntrico del masculino genérico, para
designar con mayor propiedad y precisión a las mujeres representadas en los
medios. En primer lugar, la utilización del femenino en cargos y profesiones
para designar a mujeres, aspecto este al que nadie podría oponerse apelando
a la economía verbal. En segundo lugar, los diversos mecanismos que están
surgiendo en la prensa para soslayar el masculino genérico (ejemplo:
ciudadanía con ánimo de que la expresión abarque a hombres y mujeres).
Dado que precisamente son estos mecanismos el foco de las críticas vertidas
contra el lenguaje no sexista, hemos demostrado cómo, en una sociedad
donde las mujeres son participantes y ciudadanas de pleno derecho, es a los
propios medios a los que el masculino genérico se les queda corto y necesitan
recurrir a nuevas formas de nombrar que identifiquen, reconozcan y den fe de
la presencia femenina. De lo anterior se deduce como corolario la actual
incapacidad e insuficiencia del masculino genérico.

c. Incorporaciones igualitarias en el lenguaje de los


medios
Sea por la progresiva toma de conciencia de los efectos nocivos del
androcentrismo y sexismo lingüísticos, sea por el deseo de las mujeres de
auto-designarse o, al menos, de ser representadas en pie de igualdad en los
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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discursos públicos, lo cierto es que la lengua española parece estar en proceso


de feminización (o, si se prefiere, de menor androcentrismo).

El primero está datado en 1931 y puede servirnos de referencia temporal.


Como se sabe, las españolas obtuvieron antes el derecho a ser elegidas
diputadas que el derecho a votar. Es decir, contamos con diputadas antes que
con mujeres votantes. Pues bien, durante el debate en las Cortes Republicanas
sobre la concesión o no a las mujeres del derecho al voto el 1 de octubre de
1931, la diputada Victoria Kent manifestó durante su intervención: «Después de
unos años de apreciar los beneficios de la República, tendríais en la mujer el
defensor más entusiasta de la República». Al ocupar su turno de palabra, Clara
Campoamor comenzó su discurso declarando: «Yo soy diputado por la
provincia de Madrid». Al menos, esas son las palabras que se recogen en el
Libro de Sesiones.

No habían transcurrido setenta y tantos años, cuando en noviembre de 2004


una diputada de Convergencia i Unió, recogiendo el sentir general entre las
representantes en las Cortes, quienes parecen no reconocerse en el término
“diputado”, ha pedido que, al reformar la Constitución, se cambie el nombre de
Congreso de los Diputados, para pasar a ser llamado Congreso de los
Diputados y Diputadas o simplemente Congreso. Una Comisión mixta del
Congreso recogió la propuesta de CiU, asumiendo además «la conveniencia de
añadir los términos Diputas y Senadoras al texto constitucional y de eliminar
cualquier discriminación lingüística por razón de sexo».

Seis meses después, en junio de 2005, el Claustro de la Universidad


Politécnica de Cataluña aprobó una moción en la que se instaba a los órganos
competentes a que la denominación de los nuevos títulos oficiales resultantes
del proceso de Bolonia «estén exentos de discriminación por razón de género»,
«que [el Decreto futuro] hable de ingeniería y no de ingeniero» porque «no
contribuye a que las mujeres opten por determinados tipos de estudio» (La
Vanguardia, 16 junio 2005: 34). Tras unos meses, una ley que fue presentada
al Congreso como Ley de Soldados y Marineros, después del preceptivo
análisis de su impacto de género realizado por la Fundación Mujeres, fue
aprobada como Ley de Tropa y Marinería (Ley 8/2006 de 24 de abril).

No se trata de meras anécdotas, sino de ejemplos que dan magnífica cuenta,


por una parte de la transformación social de este país, y por otra parte, del
cambio en la percepción de etiquetas identificativas de la realidad que ha traído
la revolución de las mujeres. No parece excesivamente osado sugerir que está
teniendo lugar una transformación de los usos verbales que hacen referencia a
la denominación de los sexos, que fundamentalmente se constata en una
disminución de rasgos hipermasculinizados del español, una progresiva

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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feminización, y elementos que podríamos considerar andróginos. Esa paulatino


reducción del sexismo se manifiesta en el lenguaje informativo de los medios
en ‘nuevos’ usos lingüísticos que retan las formas tradicionales de utilizar la
lengua.

Los ‘nuevos’ usos no han surgido repentinamente; llevan gestándose al menos


un par de décadas. Ya en el año 1995, por ejemplo, Aurora Marco llevó a cabo
un estudio sobre el lenguaje empleado el año anterior en el diario La Opinión,
de Murcia, por el hecho histórico de tratarse de uno de los primeros periódicos
españoles que tuvo al frente una directora. Su investigación recogió usos que
entonces eran novedosos. Como se puede comprobar en los siguientes
ejemplos, extraídos de la muestra de Marco, se observa: a) la utilización del
femenino en profesiones antes de que se institucionalizara en otros medios; b)
la transformación en sustantivo común del término “miembro”, que figuraba
entonces únicamente como masculino en el DRAE; y c) alguna que otra
mención del femenino y el masculino (es decir, lo que se ha dado en llamar la
doble forma), incluso mediante la utilización de la barra o el guión:

a) «La Defensora del Pueblo recurre la ley de Asilo» (titular) (La Opinión,
24 agosto 1994)

«La jueza de Menores envía a un niño a declarar ante el fiscal por una
gamberrada» (titular) (La Opinión, 26 agosto 1994)

b) «La Organización No Gubernamental Amigos del Alto organizará ...,


explicó la miembro de la organización, Isabel Valcárcel» (La Opinión, 16
diciembre 1994)

c) «Os convoco, ciudadanos y ciudadanas, a esta manifestación lúdica,


libre y participativa» (titular) (La Opinión, 24 agosto 1994)

«Los y las que se creen guapos-as. Además de no tanto, insufribles. [...]


Está usted en un pub, y como no liga nada, se va solo/a a casa. Y
piensa... “La/lo acompaño a su casa y mañana la/lo invito a comer para
conocerla/lo mejor” [...] Se dedica a mirar el culo de los/las que bailan...»
(“Test de barra”, La Opinión, 25 agosto 1994)

«Se duerme mejor solo o sola» (“Dormir solo”, La Opinión, 27 agosto


1994)

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Los nuevos usos que hemos detectado a lo largo de nuestra investigación con
mayor relevancia, algunos de los cuales ya fueron registrados por Marco
(1995), son los siguientes: la feminización de cargos, descriptores y
profesiones de mujeres individuales, con sus complementos y adjetivos en
femenino; ciertos cambios sintácticos y atrevimientos innovadores (entre ellos,
el uso de la arroba); y el uso de las formas femenina y masculina de
sustantivos. La suma de todos ellos atestiguan no sólo que las mujeres, sino el
propio género gramatical femenino, van abandonando de forma lenta los
márgenes del discurso para situarse en posiciones progresivamente más
centrales.

Nuestro trabajo muestra la estimulante agitación y efervescencia que muestra


el lenguaje mediático en lo que hace referencia a los sexos y cómo el español
de las noticias sirve de puente entre una sociedad cambiante y un lenguaje que
se transforma para ayudarnos a despegar hacia la sociedad de iguales que
orgullosamente estamos creando. También tranquiliza a quienes pudieran
haber llegado a temer que la denuncia del sexismo en el discurso implicaba la
defensa de un horizonte futuro plagado de frases farragosas e ilegibles. Lo
cierto es que tal desatino sólo existió en las mentes de quienes se oponen al
cambio y no son capaces de percibir cómo el verbo acompaña a la
transformación social y colabora a la misma.

Feminización de cargos, descriptores y profesiones de mujeres


individuales, con sus complementos y adjetivos en femenino
El rasgo más visible del proceso de feminización del español lo constituye la
denominación en femenino de mujeres, especialmente cuando ejercen un
cargo o profesión. La práctica parece ya haberse instalado de forma
mayoritaria en el discurso periodístico, administrativo y profesional, en contra
de la predicción de tantos y tantas lingüistas.
De su predicción y de su resistencia. Porque puede parecer “lógico y natural”
que se use el femenino en cargos y títulos profesionales, pero, sin embargo,
esta utilización ha encontrado una resistencia social y académica muy fuerte.
Recuerdo un altísimo miembro de la Real Academia diciendo qué decir “jueza”
iba contra la gramática del español, puesto que los masculinos acabados en –z
o en –l no feminizaban a “a”. Hubo de recordarle Eulàlia Lledó que cuando
empezó en Cataluña a ser pujante la industria textil, la lengua no encontró
problema alguno en acuñar “aprendiza” y “oficiala” para las que trabajaban en
la fábrica (¡tampoco “dependienta” para la que trabajaba en la tienda!).
Asimismo existe desde hace tiempo capataza.

La tendencia más frecuente es, efectivamente, a feminizar mediante el


morfema –a, como sería el caso de presidenta, rasgo presente en el español
 
 
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desde hace siglos, si bien encontramos asimismo la transformación del


masculino en común, como la miembro. Un claro ejemplo a favor del morfema
–a en la feminización se está produciendo en los deportes, donde el pueblo
nombra más espontáneamente (juezas de línea, saltadora, corredora, árbitras y
capitanas de equipo). En contraste, la conversión del término masculino en
sustantivo común se está produciendo en el ejército, favorecido por la
formalización no espontánea del grado militar y por las traducciones televisivas
que los popularizan: la teniente, la general, la cabo, la soldado. También
Microsoft y su corrector automático colaboran decisivamente al uso de antiguos
masculinos que se habrían vuelto comunes.

Aunque la lengua se incline mayoritariamente a feminizar mediante el morfema


–a, existen dudas y vacilaciones, como demostró la elección como primada de
la Iglesia Anglicana de la obispa de Nevada. Consultando Google el día
siguiente a su elección, el 21 de junio de 2006, encontramos que la
designación de obispa era preferida a obispo cuando se utilizaba una de ellas
como núcleo del grupo nominal; pero, sin embargo, la frase más usada había
sido mujer obispo (es decir, se había reproducido la tendencia androcéntrica ya
denunciada a otorgar al nombre del varón la centralidad discursiva, marginando
a las mujeres al convertirlas en un subgrupo del masculino e incidir en su sexo:
“mujer obispo”):

“primera mujer obispo” --------------> 839 resultados


“primera obispo” ---------------------> 194 resultados
“primera mujer obispa” --------------> 3 resultados
“primera obispa” -------------------> 253 resultados

Y, aunque la tendencia mayoritaria sea a feminizar mediante el morfema –a,


como acabo de afirmar, existen algunas excepciones, fundamentalmente los
sustantivos que acaban en –ente o –ante, o en consonante –l, -n, -r, o -z y que
hasta ahora se han utilizado principalmente en masculino (Bengoechea y
Simón 2006). En los casos de sustantivos con terminación –ente o –ante
utilizados normativamente hasta ahora en masculino, la morfología del
castellano nos presentaba más de una posibilidad: por ejemplo, la gerenta
(como en la Presidenta del Senado) o de la gerente (como en la oyente).
Tenemos tradición en ambos sentidos: la estudiante, la comedianta, la
dependienta, la oyente. Para alguno de esos sustantivos, parecen haberse
popularizado dos formas femeninas que están coexistiendo en la lengua en
España, una acabada en –a y otra acabada en consonante:
la cliente, la clienta;
la peón, la peona*;
la ayudante, la ayudanta;
 
 
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la canciller, la cancillera*
la oficial, la oficiala;
la pariente, la parienta
la edil, la edila
la concejala, la concejal
la fiscala, la fiscal
la jueza, la juez
la bachillera, la bachiller

La existencia de dos formas y la consiguiente vacilación de uso no deberían


escandalizar, sino ser considerada reflejo del cambio lingüístico acelerado que
acompaña a una fenomenal transformación social. A medio plazo,
probablemente sólo una de ellas se fijará. Y mientras tanto, no sólo el uso de
femeninos en referencia a cargos, profesiones o puestos ocupados por mujeres
está consolidado, sino que la feminización acompaña a sus determinantes,
adjetivos y participios: la alta comisionada de la ONU, la ex presidenta
irlandesa, directora ejecutiva para Europa y Asia, la número dos, subjefa del
Estado Mayor encargada de inteligencia, la portavoz adjunta del grupo
socialista...
Incluso se pueden encontrar en la prensa determinantes y adjetivos regidos por
concordancia de proximidad, como este gentilicio (japonesas) referido a dos
sustantivos, uno masculino y otro femenino, que concuerda por proximidad con
el femenino, mientras el artículo –también por proximidad– va concordado en
masculino:

Los hombres y mujeres japonesas en edad de votar encuentran pocas


cosas positivas (El País 6 abril 2000: 4)

A veces el femenino está recogido simplemente mediante la utilización de


barras:
«Que los montañeros/as están hechos de una pasta especial es algo
que pude comprobar... (Juan Antonio Calvo, entrevista Esther Sabadell,
montañera, La Verdad de Murcia, 19 de noviembre 2004)

Finalmente, la adjudicación de sexo en construcciones que señalan a una


persona dentro de un grupo mixto: una de.../uno de.... El siguiente ejemplo nos
lo proporcionó la escritora Ana María Moix en Babelia, el suplemento literario
de El País, al definir a la novelista belga Amélie Nothomb como «una de esos
autores que crea adición» (“Hurgar en la naturaleza humana”, 28 enero 2006),
frase que parece atentar contra las reglas de concordancia de género

 
 
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gramatical pero que ya no es rara en la prensa para referirse a una mujer


dentro de un grupo compuesto por hombres y mujeres.

Cambios sintácticos o atrevimientos innovadores


Si bien la mayor transformación de la lengua castellana en referencia a su
feminización se percibe fundamentalmente en la proliferación de sustantivos
sexuados en femenino para denominar a las mujeres, hemos detectado otro
aspecto, más sutil, y sin embargo, más revolucionario, que consiste en que el
género gramatical masculino parece empezar a cuestionarse muy débilmente
como el género capaz de representar sistemáticamente a lo masculino y lo
femenino para denotar seres sexuados. Se van produciendo realizaciones que
dejan entrever que la función “neutralizadora” y no marcada del género
gramatical masculino empieza a encontrar dificultades y a trastornarse en un
mundo discursivo cada vez más feminizado.

La etiqueta identificativa, sea cargo, clase o función, se tiende a poner en


femenino para mujeres individuales (e.g. actuó de presidenta), lo que significa
que el femenino (o un sustantivo común con determinante o adjetivo en
femenino) se utiliza ya con frecuencia para referirse a la función del cargo:

Como secretaria actuó la diputada más joven ... (sic: y no “como


secretario”),

o a una clase compuesta por varios miembros:

La juez de instrucción número 40 ha abierto un nuevo juicio contra


Guerra (El País 1 abril 2000: 17),

sin que nadie entienda ante esta última frase que existen al menos 40 juezas al
frente de un juzgado de instrucción. Este fragmento ilustra también una de las
transformaciones más significativas que se están produciendo: han pasado a
ser femeninos los adjetivos ordinales que indican el orden o colocación de una
mujer que es parte de un grupo mixto, compuesto por mujeres y hombres:

IU rebusca en las urnas para tratar de arrebatar el último escaño al PP


[en la Asamblea de Madrid]. La diputada 111ª se atribuyó a los
populares por sólo seis votos. (El País. Madrid. 28 de octubre de 2003)

Otro caso muy ilustrativo de la tendencia a feminizar ordinales se refiere al


nacimiento en 2007 de la segunda hija de la Princesa y el Príncipe de Asturias,
Sofía Borbón Ortiz. Cuando apenas habían pasado 72 horas desde el
 
 
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nacimiento, registramos la entrada en Google de los redactados de prensa. Los


datos correspondientes al 2 de mayo de 2007, cuarto día después del
nacimiento, son los siguientes:

o “octavo nieto” + “reyes” -----> 11.700 registros


o “octava nieta” + “reyes” -----> 30.300 registros (aprox. 2,6 veces
más)

o “octavo nieto” + “rey” -----> 10.300 registros


o “octava nieta” + “rey” -----> 14.500 registros (aprox. 1,4 veces
más)

o “octavo nieto” + “reyes” + “infanta” -----> 10.800 registros


o “octava nieta” + “reyes” + “infanta” ----->18.300 registros (aprox.
1,7 veces más)

o “octavo nieto” + “rey” + “infanta” -----> 9.690 registros


o “octava nieta” + “rey” + “infanta” ----->11.900 registros (aprox. 1,2
veces más)

Naturalmente, ni existen 111 diputadas del PP en la Asamblea de Madrid, ni el


Rey tiene ocho nietas. Se trata de usos de los adjetivos numerales y ordinales
que desmontan la perspectiva androcéntrica que hacía del varón el centro de
referencia del discurso.

Muy especialmente, además, empieza a haber construcciones comparativas y


superlativas en las que –transgresoramente– se utiliza el femenino para
denotar a ambos sexos (Bengoechea 2006a). En las frases siguientes, Leyre
Pajín y Ana Belén Vázquez son las personas más jóvenes entre diputadas y
diputados; Esperanza Aguirre fue la persona más votada entre senadoras y
senadores; y Rosa Mª Mateo es la persona mejor valorada como comunicadora
entre periodistas de ambos sexos:

Como secretarias actuaron las dos parlamentarias más jóvenes (sic: se


refiere a una clase formada por diputadas y diputados): la socialista
Leyre Pajín, primer miembro de la Cámara nacido tras la muerte de
Franco, y la popular Ana Belén Vázquez. (El Mundo 6 de abril 2000: 6)

Esperanza Aguirre, del PP, que va a continuar presidiendo la Cámara


Alta, fue la senadora más respaldada [sic: incluye a senadores y
senadoras] (El País 5 abril 2000: 21)

 
 
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«Rosa Mª Mateo es la mejor comunicadora (incluye a comunicadoras y


comunicadores) que ha tenido la televisión en este país» (Pedro Erquicia
en el acto de entrega de un galardón a la periodista el 2 de junio de
2005).

Se trata de redacciones casi revolucionarias en su perspectiva, en las que la


norma por la que el género gramatical masculino tiene funciones de genérico
(neutro) y específico, frente al género femenino (que sería sólo específico),
parece resquebrajarse. En los cinco últimos ejemplos, unas mujeres (una
diputada del PP de la Asamblea de Madrid; Sofía Borbón; Leyre Pajín y Ana
Belén Vázquez; Esperanza Aguirre; y Rosa Mª Mateo) no quedan valoradas
dentro de los límites de ámbito femenino de referencia, sino que se ha tomado
la clase femenina (las diputadas, las nietas, las parlamentarias; las senadoras;
y las comunicadoras) como clase universal que engloba diputadas y diputados,
a nietas y nietos, a parlamentarios y parlamentarias, a senadoras y senadores
y a periodistas, sin que nos encontremos con una restricción del campo
denotativo (sólo ellas). Se trata de frases de valor semántico universal y no
sexuado, cuyo sentido no se limita a las representantes femeninas en el
Congreso o en el Senado, a las periodistas o a las mujeres de la familia real.

El uso de la arroba
Entre las prácticas innovadoras de feminización textual, existe otra que se ha
ido infiltrando subrepticiamente en el lenguaje escrito informal como forma de
nombrar a mujeres y hombres: la arroba (-@ o -@s) como desinencia que
englobaría el femenino y el masculino. Este signo se empezó a utilizar en
textos escritos por grupos radicales de izquierda y en revistas alternativas
como Ajoblanco, junto al asterisco o para sustituir a éste (por ejemplo, al
referirse a voluntarios y voluntarias, se empezó escribiendo voluntari*s para
pasar posteriormente a redactar voluntari@s) . En los diarios de calidad, y tras
su empleo en viñetas humorísticas como las de Forges, la arroba se ha
utilizado en anuncios publicitarios. Una cadena de radio (SER) anuncia –al
menos desde 2002– un programa de deportes denominado “Carrusel
Deportivo” tratando de atraer a chicas y chicos jóvenes: «Clase de goles ... y
l@s niñ@s escuchando carrusel». Campañas institucionales también han
recurrido a la arroba, como un anuncio que desde 2004 el Ministerio de Cultura
dirige a padres y madres para fomentar en sus criaturas el hábito de la lectura
(Si tú lees, ell@s también). El titular de la sección de contactos del diario
murciano La Verdad es: «Amig@s»:

En las notas internas de muchas organizaciones la arroba se emplea en los


encabezamientos, para englobar a mujeres y hombres. En las cartas circulares
está extendiéndose rápidamente.

 
 
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La arroba ha ido consolidándose en algunos tipos de textos escritos, como


prueba el hecho de que en 2004 Juan José Millás escribiese en la
contraportada de El País una columna titulada precisamente “@”. En ella se
decía:

... Su uso está tan generalizado que casi podemos afirmar que nuestro
alfabeto se ha enriquecido con una nueva y rara vocal que sirve de
manera indistinta para el masculino y el femenino porque es
simultáneamente una o y una a. Mira por donde, el símbolo de una
antiquísima unidad de medida [...] ha venido a resolver una insuficiencia
del lenguaje, pues el queridos amigos utilizado hasta ahora resulta
machista y el queridos amigos y queridas amigas resulta fatigoso.
Ya no hay problemas. Coloque usted [...] en el encabezamiento de sus
cartas, de sus circulares, de su publicidad, un querid@s alumn@s, un
estimad@s compañer@s, un ilustrísim@s diputad@s,... (El País, 30 abril
2004)

Es el propio Millás quien afirma lo generalizado de su uso (naturalmente, puede


ser una apreciación sin base real), y parece que lo asocia principalmente a
ciertos contextos: cartas, circulares y publicidad. Sin embargo, su aseveración
sobre lo difundido de su utilización se vio refrendada pocos días después en el
mismo periódico por un crítico cinematográfico, ampliando con ello el contexto
de uso a la escritura periodística que habría anticipado Millás. El crítico Diego
Galán, para referirse a las nuevas personas que ocuparían las Direcciones
Generales del Ministerio que tiene a su cargo la industria del cine, y sabiendo
que el gobierno había prometido una política paritaria (tantas mujeres como
hombres en puestos públicos), escribió:

En los corrillos profesionales del cine español están de los nervios,


pendientes del nombramiento oficial de l@s nuev@s director@s
ministeriales del ramo... (“Cámara oculta”. (El País, 7 mayo 2004)

Diego Galán ha usado en su sección de El País en más ocasiones la arroba,


por ejemplo, el 29 de abril de 2005, en una reseña que titulaba “Cómic@s”. Por
su parte, un estudiante de la universidad alemana de Mannheim, Uli Ellwanger,
ha escrito una Memoria de Licenciatura (2002) sobre el uso de la arroba en
español. Personas diversas la usan frecuente o esporádicamente entre la
comunidad universitaria: por ejemplo, una catedrática de periodismo de la
Universidad Complutense, actual directora de su prestigiosa editorial, o el
Director del Centro de la Condición Masculina de Madrid, Luis Bonino, la usan
o la han usado en sus trabajos. Se trata de personas muy comprometidas por
la igualdad y activistas del cambio. Éste es un párrafo de un artículo de Luis

 
 
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Bonino aparecido en la revista Cuadernos de Trabajo Social, y que lleva por


título, “Las nuevas paternidades”:

Según el modo de filiación, existen varones transmisores de la “sangre”


(padre genitor), por vía matrimonial o no, a través de relaciones sexuales
o por técnicas de reproducción asistida, a hij@s propi@s parid@s por la
propia mujer o por madres de alquiler, etc. Y existen varones
transmisores del apellido (pater familias) a hij@s propi@s, adoptad@, o
nacid@s del óvulo de la propia pareja con semen de otro varón. (Bonino
2003: 173)

La entronización de la arroba recuerda a la de la barra. Pese a la polvareda


que levantó, la barra ha acabado usándose con normalidad absoluta en los
textos en los que convenía: formularios e impresos. Al igual que la arroba, de la
que despreciativamente se afirma que no es lingüístico por no poder
pronunciarse, la barra tenía problemas de pronunciación que se han
solventado, porque, pese a todo, no es muy diferente a las entradas dobles del
propio Diccionario de la RAE:

Escritor,-ra. 1. m. y f. Persona que escribe. ... (2001)

Hace dos años nos atrevimos a vaticinar futuro a la arroba en textos informales,
publicitarios o dirigidos al público joven, y en cartas y circulares dirigidas a
nuestras compañeras y compañeros de la entidad o institución a la que
pertenezcamos. El tiempo transcurrido no parece habernos quitado la razón.

Uso de sustantivos en masculino y femenino (en lugar de únicamente en


masculino) para denominar a grupos mixtos
Por una parte, empieza a escasear el uso del término “hombre” como
representante del género humano, en contra de los dictámenes de la RAE.
Incluso un miembro de la propia RAE, el novelista Mario Vargas Llosa, tiende a
utilizar “hombres y mujeres” “personas”, “gente” o “ser humano” como variantes
no sexistas de “hombres”, como puede apreciarse en el siguiente artículo: «Si
se respeta la libertad del hombre y la mujer comunes y corrientes» (“Piedra de
toque: Razones contra la excepción cultural”, 25 julio 2004.). Otro ejemplo, esta
vez institucional, lo tenemos en la concesión del Premio Príncipe de Asturias
en 2006 a Mary Robinson, antigua presidenta de la República de Irlanda, «por
su tenaz contribución para hacer realidad un mundo sin fronteras de hombres y
mujeres libres».

Por otra parte, son abundantes los ejemplos de dobles formas


masculina/femenina (lamentablemente, son raros los casos de formas

 
 
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femenina/masculina) (Bengoechea 2006a), incluso en el lenguaje oral formal.
La clase política vasca ha cobrado fama por su tendencia a pronunciar vascos
y vascas. Pero el PNV no es el único partido en hacerlo. El 30 de marzo de
2006 el Congreso fue testigo de un debate parlamentario en el que intervinieron
dos parlamentarios nacionalistas catalanes, de CiU y ERC respectivamente,
quienes afirmaron:

«[En el Estatuto...] se dice claramente que las madres y padres tienen


garantizado [...] el derecho que les asiste para que sus hijos e hijas
reciban la educación religiosa y moral.» (Josep Antoni Durán Lleida, CiU)

«Nosotros creemos que Cataluña es una nación y que los catalanes y


catalanas tienen derecho a decidir.» (Joan Puigcercós, ERC)

Un rector de una universidad demandaba en 2006 en un diario nacional «más


investigadores e investigadoras»; y otro rector, exigiendo mayor financiación
para becas Erasmus, exponía cómo la baja cuantía de éstas hace que se
restrinja el programa Erasmus:

«¿Quienes se están beneficiando de un programa tan positivo como es


el programa Erasmus? Las y los que tienen más apoyo económico de
sus familias y complementan la beca Erasmus con una beca de sus
progenitores.» (El País, 30 enero 2006: 36)

ICREA, una agencia pública catalana de investigación publicita sus plazas y


contratos mediante las barras en todos los sustantivos, adjetivos,
determinantes y participios:

Los/as profesores/as de investigacion ICREA son evaluados/as al cabo


de tres años por un comité de expertos/as... (ICREA. Convocatoria 2006)

Lo que sigue es un impreso que proporciona la sanidad pública madrileña


como certificado de asistencia en ambulatorio:

EL/LA PACIENTE D./DÑA: ......................................................................,


con nº de S/S ............................ Y DNI: ................................
HA ESTADO EN LA CONSULTA DE:
Enfermero/a: ........................
Médico/a: .....................

El día ..................................... hasta las .....................................horas

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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También las compañías privadas empiezan lentamente a transformar sus


mensajes publicitarios, como en un boletín en internet de la cadena de
supermercados Eroski, en el que puede verse el titular «Ser zurdo o zurda. Una
particularidad muy normal», seguida de la entradilla «Entre el 10% y el 15% de
la población es zurda». Vemos aquí dos de las formas más típicas de evitar el
uso abusivo del masculino –un término no sexuado y la doble forma. La
utilización de dos sustantivos (o pronombres, más raramente adjetivos o
participios) comienza a ser relativamente común en la publicidad y a cundir en
las campañas políticas (que son, a fin de cuentas, publicidad). El siguiente
folleto fue editado por uno de los grandes almacenes de España, El Corte
Inglés:

Desde el 1 de febrero,

Colección 2006 de Primera Comunión

Miles de niños y niñas harán muy pronto su Primera Comunión...

La campaña del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas de 2003


para la Comunidad de Madrid se basó en el lema «Un presidente (o una
alcaldesa...) para todos y todas».

La prensa se hace eco así mismo de esta forma de nombrar. Las citas
siguientes demuestran la ambigüedad e imprecisión del masculino genérico,
que llevó a que la Redacción del diario creyera imprescindible la utilización del
término femenino para dejar clara la presencia de alumnas:

Sólo un día antes de que Jokin muriera, la dirección del centro


expedientó y apartó de clase a siete alumnos y una alumna. (El País, 26
abril 2005)

Hasta ahora las autoridades académicas chinas podían expulsar a un


alumno o una alumna si se casaba. (El País, 13 mayo 2005)

Tampoco pareció suficiente el masculino al diario ABC, que escribió cuando la


princesa Letizia estaba embarazada de una criatura cuyo sexo se desconocía:

El inminente nacimiento del hijo (o hija) de los Príncipes... (ABC 28


octubre 2005: 24)

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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Incluso encontramos las dobles formas en el Diccionario de la RAE (2001) en


frases donde sería más que discutible su necesidad, si atendiéramos a los
propios decretos académicos:

collazo1, za..2. m. y f. Compañero o compañera de servicio en una


casa, y criado o criada.
concuñado, da.2. m. y f. Hermano o hermana de una de dos personas
unidas en matrimonio respecto de las hermanas o hermanos de la
otra.
sobrino, na.1. m. y f. Respecto de una persona, hijo o hija de su
hermano o hermana.2. m. y f. Respecto de una persona, hijo o
hija de su primo o prima
~ carnal.1. m. y f. sobrino (ǁ hijo o hija del hermano o hermana).
~ nieto, ta.1. m. y f. Respecto de una persona, nieto o nieta de su
hermano o hermana.
~ segundo, da; ~ tercero, ra, etc.1. m. y f. Respecto de una persona,
hijo o hija de su primo o prima según el grado de parentesco.

hábito.1. m. Vestido o traje que cada persona usa según su estado,


ministerio o nación, y especialmente el que usan los religiosos y
religiosas.

La relativa proliferación de las dobles formas apela a la indefinición del


masculino genérico en muchas ocasiones, así como a su incapacidad de
abarcar sistemáticamente a mujeres y hombres. Por otra parte, cuanto más se
utilizan las dobles formas, más ambigüedad se produce en el masculino
genérico, que se percibe como menos menos capaz es de representar a ambos
sexos, lo que tiene como consecuencia una mayor utilización de dobles formas.

La doble forma, que, naturalmente, se hace pesadísimo cuando se convierte en


recurrente, tiene una larga historia en nuestra lengua, aparece ya en Cantar del
Mío Cid, en El Libro de Buen Amor o en el Cancionero, donde la aliteración y
paralelismo tan típicos de la literatura oral lo convertían en recurso común. En
el Cantar del Mío Cid pueden leerse frases como: Çiento moros e çiento moras
quiero las queitar; Moros e moras tomaron se a quexar; Moros e moras
començaron de llorar; Al padre e ala madre las manos les besauan; En su
compaña los pendones exien lo ver mugieres e varones. A su vez, en el Libro
de Buen Amor encontramos: A ellos e a ellas a todos das mal rramo; Tan bien
ellas commo ellos querrían la mejoría; E ansi este un libro a todo omne o
muger; Muchos monges e mongas, etc. (Núñez Cedeño 1997). Entre otros, un
poema anónimo del Cancionero de Romances (Amberes, 1550), “Moricos, los
mis moricos”, reza: «[...] derribédesme a Baeza, - esa ciudad torreada, / y los

 
 
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viejos y las viejas – los meted todos a espada, / y los mozos y las mozas – los
trae(d) en la cabalgada,/ [...]».

Muchas otras obras que nos han llegado desde los siglos XII-XIII al XVI en
catalán y castellano utilizan la doble forma. Es a partir del siglo XVIII cuando su
utilización decae drásticamente. La misma época que en inglés se regulariza el
uso de he y him para hablar en singular en general de una mujer o u hombre.

La lista de ejemplos proporcionados, que no pretende ser exhaustiva, sí es, a


nuestro entender, indicativa del cambio que se está produciendo en el español
europeo.

d. El lenguaje no sexista en la publicidad


d.1. Anuncios publicados en el diario El País durante el mes de octubre de
2007

Por un lado, hemos analizado la presencia de las mujeres en los anuncios


publicados en diarios nacionales durante el mes de octubre de 2007; y por otro,
el uso del lenguaje desde una perspectiva feminista. Es decir, hemos intentado
localizar el empleo de términos verbales en los anuncios, para posteriormente
determinar si se hace uso androcéntrico o sexista en el mensaje, y cuál podría
ser la intencionalidad del lenguaje empleado.

En primer lugar, tras haber definido qué tipos de anuncios eran los que
cumplirían con los objetivos iniciales de este proyecto, se procedió a su
escaneo. Posteriormente y con todo el material digitalizado, se creó una base
de datos donde se catalogaron los anuncios. Una de las tareas más importante
-y que es la base de esta investigación- ha sido la de clasificar los anuncios
según los diversos tratamientos verbales, para lo que hemos utilizado cuatro
categorías básicas: sin referencia personal, neutro, referencias en masculino,
referencias en femenino; y varias sub-categorías.

El caso más frecuente ha sido el tratamiento “Texto neutro”, entendiendo como


tal aquellos anuncios que hacen uso de uno o varios recursos gramaticales o
léxicos, bien denotando directamente a la persona en el mensaje escrito y sin
hacer una referencia sexuada, o bien mediante la utilización de términos no
sexuados (un claro ejemplo sería el uso de la palabra persona). Los mensajes
emitidos en masculino empiezan a no ser los más frecuentes y, en sustitución
del masculino, la publicidad hace cada vez más uso de mecanismos “neutros”,
especialmente los siguientes:

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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o uso de “tu” o “usted” (en singular la primera, en singular y plural la


segunda) – en cierto modo es una forma de evitar el conflicto entre usos
o no de referentes sexuados –;
o diferentes recursos verbales: primera persona del singular (con o sin
pronombre personal yo); primera persona del plural (sin pronombre
personal, por ejemplo, compramos); segunda persona del singular (con
o sin pronombre personal tú/usted); imperativos; infinitivos y verbos
impersonales;
o y, finalmente, sustantivos genéricos no sexuados (persona; líder;
economista).

Significativamente, son los anuncios puramente comerciales (ej.: Cadena SER)


y gubernamentales o semi-gubernamentales (ej.: Centro de Investigación de
Catalunya) los que más recurren a mensajes neutros no sexuados en su
publicidad; mientras que anuncios de instituciones culturales (como
convocatorias de premios de escritura) mantienen una redacción androcéntrica
y sexista.

d.2. Anuncios recibidos en un domicilio madrileño durante 30 días de


2007

Por otra parte, se recopiló y analizó toda la publicidad recibida por correo
ordinario en un domicilio de Madrid, en vecindario de clase media, durante el
periodo comprendido entre el 20 de noviembre y el 21 de diciembre de 2007.
Aunque parte la publicidad ha llegado a través de cartas dirigidas
expresamente a una de las personas que habitan el domicilio (un hombre y una
mujer), todas las tenidas en cuenta son aquéllas que se han considerado
productos publicitarios.

Llegaron 63 cartas comerciales, pero se han excluido del corpus cuatro cartas
comerciales personalizadas dirigidas expresamente al hombre o la mujer del
domicilio. El corpus ha quedado compuesto, por tanto, de 59 cartas
comerciales.

Análisis general:
 Anuncios que claramente utilizan elementos marcados no sexistas
(doble forma, barra, o ciertos sustantivos no sexuados colectivos,
abstractos o metonímicos): 15 (anuncios 1-15). Todos los anuncios
utilizan conjuntamente algún elemento verbal androcéntrico.
 Los 15 anuncios comprendidos entre los 16-32 utilizan sustantivos no
sexuados (por ejemplo, “persona”), sustantivos comunes para el género
sin determinante (“para clientes”, “para titulares”) o metonimia
(“pocería”), sin que sepamos si lo hacen como forma de revelar la
presencia de mujeres o para facilitar la identificación femenina. Todos
 
 
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40
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

ellos recurren también al masculino genérico; de hecho, en los anuncios


30 y 32 el tono es absolutamente masculinizante.
 En 11 anuncios (los comprendidos entre el 33 y el 43) el masculino
genérico no se utiliza en absoluto. Se trata en general de textos
relativamente breves en los que no hay ninguna referencia sexuada.
 Finalmente, en 14 anuncios (los comprendidos entre el 44 y el 59)
el masculino genérico es recurrente y toda la denominación humana se
realiza a través de elementos verbales androcéntricos.

Otras observaciones:
 Todos los anuncios, a excepción de los 11, 36, 51 y 55 recurren a la
apelación directa, utilizando verbos en 2ª persona (usted(es), tú). Por
tanto, ese elemento no es indicativo de discurso no sexista, sino un
recurso típicamente publicitario, aunque sirve para enmascarar el sexo
de la persona a quien va dirigido el anuncio y, por esa razón, sea uno de
los recursos recomendados en todas las guías anti-sexistas.
 En la muestra existan siete productos publicitarios de seis ONGs, cuatro
internacionales (UNICEF, Médicos sin Fronteras, Intermón Oxfam, Save
the Children) y dos españolas. Las cuatro internacionales dan muestra
de mayor sensibilidad social y deseos de utilizar un lenguaje claramente
integrador (sea porque las mujeres aporten más fondos, sea para
visibilizar a las víctimas femeninas, o sea simplemente por coherencia
con los planteamientos de justicia que pregonan). Es de destacar, sin
embargo, que las dos ONG españolas (Aldeas Infantiles y Centro de
Transfusiones de Cruz Roja Española) remiten textos plagados de
masculinos genéricos, que son el único elemento verbal utilizado para
denominar a los seres humanos.
 La muestra cuenta con dos cartas publicitario-informativas procedentes
de la Administración. La del Ministerio del Interior es escueta y
absolutamente neutra. La del Ayuntamiento de Madrid ha recordado la
existencia femenina únicamente en el sobre (¡algo es algo!): Sr./Sra.
vecino/a, así como en un texto neutro dirigido a las personas mayores;
no así en el contenido informativo dirigido a publicitar su agencia
tributaria.
 Algunos de los textos están compuestos de subtextos publicitarios,
probablemente redactados por personas diferentes, cada uno de los
cuales muestra distinta orientación. Ejemplos serían: La Casa
Encendida, II Salón 50Plus, Centro abierto Tomillo o la carta de
Interalfombra que acompaña al anuncio de D con D. Otros están
compuestos de partes o apartados, unas correspondientes por ejemplo a
las funciones persuasivas (en esta parte se pensaría en la posibilidad de
que se tratase de una mujer la persona que compraría el producto) o a la
función informativa-financiera (en este apartado no se recordaría que
 
 
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41
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje    
2009

puede tratarse de una mujer). Ejemplos serían American Express o


Intermón-Oxfam. En el caso de ONGs, también se visualiza más a las
mujeres cuando se trata de marcar el sexo de las víctimas a quienes se
pretende ayudar, quizá con la idea de conmover y lograr mayor número
de suscripciones; se tiende a olvidar el sexo en los apartados dedicados
a la propia presentación (ejemplo: “nuestros médicos”, en Médicos sin
Fronteras).

Caso a destacar es American Express, que sirve de vehículo para


anunciar otros productos que pueden adquirirse con su tarjeta y utiliza
estilos distintos según el producto.
 Algunos de los anunciantes cuidan la redacción en los apartados con
fuentes más visibles o de mayor tamaño, pero recurren a redacción
androcéntrica en la letra pequeña de las condiciones. Ejemplos:
Catálogo Caprabo Navidad, Ordenadores Acer, ING Direct.
 En todo caso, hemos observado lo siguiente: a) cuanto más extenso es
el texto, menor posibilidad parece existir de que mantenga criterios no
sexistas de forma consistente; b) En los textos donde las diversas
funciones (apelativa o informativa) se diferencian, se recurre a formas
androcéntricas más en los pasajes más informativos (Ejemplo: La Casa
Encendida. El Cine de Andy Warhol).
 Los productos lujosos de gourmet parecen dirigirse únicamente a
hombres. Los tratamientos de belleza, en cambio, han cambiado su
orientación femenina por una apelación a ambos sexos. Los servicios
médico-sanitarios y de la tercera edad recuerdan la existencia masiva de
mujeres como posibles clientas y consumidoras. Los productos
financieros (Barclays, mbna) parecen también dirigirse a hombres y
mujeres.

Nombre del producto


1.UNICEF
2. Médicos sin Fronteras
3. Intermón OXFAM
4. Save the children
5. American Express (para Save the Children)
6. Galería del Coleccionis-ta (American Express)
7. Ayuntamien-to de Madrid. Agencia tributaria
8. II Salón 50Plus
9. La Casa Encendida: El cine de Andy Warhol
10. La Casa Encendida: 12/07
11. La Casa Encendida. Taller Internacional de las tecnologías del cuerpo.
12. Telefónica
13. Barclays
14. El Corte Inglés
15. Tarjeta crédito mbna
16. Restaurante Hórreo IV
17. Ordenadores Acer
18. Holiday Gym
19. Moraleja Green
20. Catálogo Caprabo Navidad
21. Spanair

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje    
2009

22. Emergencias del Hogar


23. Cooperativa de Servicios
24. Clínica dental integral
25. ING.Direct
26. Hidelasa. Hipermercado de la salud
27. Habitat Inmobiliaria
28. Lavinia Vinos
29. Pizza Hut
30. Centro abierto Tomillo
31. Ono
32. Seat León y Seat Ibiza
33. Interalfombra (para D con D)
34. Madrigal peluquerías
35. Caprabo-Clínica Baviera
36. Telechina Express
37. Skoda
38. Ministerio del Interior (envío de carnet conducir)
39. Carmen Vivanco. Tratamientos faciales
40. Edificio Petrus
41. Orange
42. Telepizza
43. Silhouwell
44. Curso de cata de vino
45. Las Rozas Village- American Express
46. Aldeas Infantiles-American Express
47. Orange
48. Supermercado El Corte Inglés
49. Cruz Roja Española-centro de Transfusión
50. Milano-sastrería
51. Exposición pintura. Palencia. Punto de encuentro
52. D con D (acompaña a carta de Interalfombra)
53. Tratamientos TREX de fachadas exteriores
54. RD Renovación de edificios
55. Media markt
56. Audi
57. PC City
58. VR Business Brokers
59. ActivoBank

Publicidad recibida en un domicilio madrileño durante un mes de 2007

e. Resistencias al proceso de feminización en las


publicaciones de la RAE
En lingüística diacrónica se ha descrito un ciclo que va parejo a los cambios en
el lenguaje: cambio-resistencia a la innovación-aceptación (Cooper 1982,
1989). En el caso de la feminización del castellano, parte de la resistencia la
está ejerciendo la Academia Española. Denomino ‘resistencia’ a la postura
claramente ideológica de la RAE de detener el proceso de transformación hacia
la feminización del castellano e imponer su visión androcéntrica de la lengua,
cuando la sociedad ha decidido cambiar la sociedad que sustentaba ciertos
usos verbales y se sustentaba en ellos. Tal resistencia puede percibirse
especialmente en tres aspectos:

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

 la reticencia de la RAE a la producción y posterior aceptación de


términos profesionales femeninos;
 su insistencia de que el término hombre y su plural hombres indica
cualquier o todos los seres humanos, sean mujeres u hombres;
 y su marcada renuencia a las dobles formas.

Reticencia de la RAE a títulos profesionales en femenino

El Diccionario de la RAE, tras mucho hacerse de rogar, ha incluido en su


edición vigésima segunda 30 nuevos nombres femeninos al elenco de
designaciones laborales, varias de las cuales gozan de gran tradición de uso.
Se trata de:

Anticuaria, arriera, balsera, banquera, bañera, bateadora, bombera,


cabildera, cachicana, colona, compromisaria, dignataria, dulzainera,
estanciera, gerenta, gladiadora, machetera, magistrada, mandataria,
mercadora, oleicultora, platera, pulpera, sainetera, subgobernadora,
subinspectora, subjefa, tipógrafa, vocera. Además, ha ampliado la voz
rector universitario a mujeres.

Pero continúa negando el femenino (o la posibilidad de ser común) a 397 lemas


(Calero Fernández, en Lledó y VV.AA. 2004: 330), entre éstas, alfarero,
banderillero, caudillo, cochero, dramaturgo, obispo, pistolero, soldador, peón,
ujier, toreador, solador, ordenanza, grumete, clérigo... ¡Y no será porque no
existan alfareras o dramaturgas!

Ignoramos las razones por las que la Academia decidió incorporar únicamente
30 de los 427 femeninos potenciales, pero de alguna forma su reticencia deja
traslucir su oposición a tales 397 femeninos. Sobre todo porque en el prólogo a
la 22ª edición se afirma que la incorporación de tales 30 femeninos ha
supuesto «un importante esfuerzo» para la Academia:

«se ha hecho un importante esfuerzo en cuanto al registro en masculino


y femenino de determinados nombres referidos a profesiones, cargos y
actividades con vigencia en la actualidad. » (DRAE, 2001, edición
electrónica)

Podíamos preguntarnos la causa de que la incorporación de términos que


gozan ya de tradición de uso haya supuesto un esfuerzo tan considerable, y la
razón por la que para otros términos también documentados el “esfuerzo” no
haya sido suficiente como para otorgarlos carta de legitimidad. Pero la historia
de la feminización y masculinización de oficios y profesiones es fascinante.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Como siempre que se producen acalorados debates sobre la lengua, lo que


hay de fondo es mucho más que la lengua: es la clase social, la jerarquía
social, las ideas políticas... y, muy especialmente, la difusa ideología. En
general, y en consonancia con la ideología patriarcal, se puede asegurar que
hay problemas para masculinizar profesiones poco valoradas socialmente o
que han estado siglos en manos femeninas. Entre otros hechos que avalan
esta afirmación contamos con los siguientes: matrón sigue sin tener curso legal
para la RAE en 2001, aunque cada vez haya más hombres en los cursos de
esa especialización en las universidades; hasta 2001 la RAE no aceptó
prostituto pese a contar con calles enteras llenas de ellos. Por otra parte, las
profesiones femeninas gozan de una valoración social tan baja que cuando la
ejercen los varones cambia su denominación (incluso contraviniendo las reglas
gramaticales): pensando en los enfermeros se acuño personal de enfermería;
se inventó auxiliar de vuelo para no recurrir a azafato. La RAE se niega a
reconocer amo de casa. La terminación –ista es teóricamente común para el
masculino y el femenino (como electricista o taxista), pero cuando los varones
decidieron coser, se llamaron modistos.

Simultáneamente, existe resistencia a la feminización de profesiones ... sólo si


tienen un aura de autoridad y prestigio (Lledó 2002). Parece que no ha habido
problemas en feminizar profesiones poco valoradas socialmente. Por ejemplo,
los sustantivos cuyos masculinos terminaban en –ante y –ente podían o no
feminizarse a –anta y –enta. Se feminizaron sirvienta, asistenta, ayudanta y
dependienta, por ejemplo, y ya tienen larga vida. No obstante, la existencia de
forma femenina no es suficiente requisito para la igualdad simbólica, dado que
las tres últimas aparecen definidas peyorativamente frente al masculino. Véase,
por ejemplo:

ayudanta.1. f. Mujer que realiza trabajos subalternos, por lo general en


oficios manuales.
ayudante.2. m. Mil. Oficial destinado personalmente a las órdenes de un
general o jefe superior. Ayudante general, mayor, de campo, de
plaza.3. com. En algunos cuerpos y oficinas, oficial subalterno.4.
com. Maestro subalterno que enseña en las escuelas, bajo la
dirección de otro superior, y le suple en ausencias y
enfermedades.5. com. Profesor subalterno que ayuda a otro
superior en el ejercicio de su facultad.

De hecho, la RAE ha premiado indudablemente durante años las formas


masculinas de oficios. El Diccionario incorporó a su última edición en papel 13
ejemplos nuevos (Lledó, en Lledó y VV.AA. 2004), justo para ilustrar el uso de
TÉRMINOS MASCULINOS para profesiones ejercidas por mujeres. Supongo

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

que tratando de fomentar su uso, puesto que al ponerlo como ÚNICO ejemplo,
estaba claramente induciendo a su utilización:

abogado, da.1. m. y f. Licenciado o doctor en derecho que ejerce


profesionalmente la dirección y defensa de las partes en toda
clase de procesos o el asesoramiento y consejo jurídico. MORF.
U. t. la forma en m. para designar el f. Rosa es abogado.
aparejador, ra.2. m. y f. Técnico titulado que interviene con funciones
propias en la construcción de edificaciones. MORF. U. t. la forma
en m. para designar el f. Rosario es aparejador.
arquitecto, ta.1. m. y f. Persona que profesa o ejerce la arquitectura.
MORF. U. t. la forma en m. para designar el f. Laura es arquitecto.
bachiller, ra. 1. m. y f. Persona que ha cursado o está cursando los
estudios de enseñanza secundaria. MORF. U. t. la forma en m.
para designar el f. Pilar es bachiller.
concejal, la.1. m. y f. Miembro de una corporación municipal. MORF. U.
t. la forma en m. para designar el f. Luisa es concejal.
edil, a. 1. m. y f. Concejal (miembro de una corporación municipal).
MORF. U. t. la forma en m. para designar el f. Consuelo es edil.
gerente, ta.1. m. y f. Persona que lleva la gestión administrativa de una
empresa o institución. MORF. U. t. la forma en m. para designar el
f. Ana es gerente.
ingeniero, ra.1. m. y f. Persona que profesa la ingeniería o alguna de
sus ramas. MORF. U. t. la forma en m. para designar el f. Silvia es
ingeniero.
intendente, ta.1. m. y f. Persona que desempeña el cargo de jefe
superior económico. MORF. U. t. la forma en m. para designar el
f. Elena es intendente.
médico1, ca. [...] 2. m. y f. Persona legalmente autorizada para profesar
y ejercer la medicina. MORF. U. t. la forma en m. para designar el
f. Julia es médico.
perito, ta. [...] 2. m. y f. ingeniero técnico. MORF. U. t. la forma en m.
para designar el f. Asunción es perito. 3. m. y f. Der. Persona que,
poseyendo determinados conocimientos científicos, artísticos,
técnicos o prácticos, informa, bajo juramento, al juzgador sobre
puntos litigiosos en cuanto se relacionan con su especial saber o
experiencia. MORF. U. t. la forma en m. para designar el f. Ana es
perito.
subjefe, fa.1. m. y f. Persona que hace las veces de jefe y sirve a sus
órdenes. MORF. U. t. la forma en m. para designar el f. Lidia es
subjefe.

 
 
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46
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Nótese que en los doce casos la Academia afirmaba que el término masculino
puede usarse para designar a mujeres. La frase elegida era: «MORF. U. t. la
forma en m. para designar el f. Julia es médico.»; frase que, dado el carácter
normativo del Diccionario de la RAE, podría también leerse como: «Morfología:
Úsese también la forma en masculino para designar el femenino, como en Julia
es médico»).

Estas doce entradas dan cuenta de una renuencia poco moderada por parte de
la RAE al femenino de las profesiones, algo que se aprecia mejor al comparar
las mismas entradas en la dos últimas ediciones en papel del Diccionario, la de
1992 y la de 2001:

arquitecto, -ta.1. m. y f. Persona que profesa o ejerce la arquitectura.


(1992)
arquitecto, ta.1. m. y f. Persona que profesa o ejerce la arquitectura.
MORF. U. t. la forma en m. para designar el f. Laura es arquitecto.
(2001)

aparejador, ra.2. m. y f. Técnico titulado que interviene con funciones


propias en la construcción de edificaciones. (1992)
aparejador, ra.2. m. y f. Técnico titulado que interviene con funciones
propias en la construcción de edificaciones. MORF. U. t. la forma
en m. para designar el f. Rosario es aparejador. (2001)

médico, ca. [...] 4. m. y f. Persona legalmente autorizada para profesar y


ejercer la medicina. (1992)
médico, ca. [...] 2. m. y f. Persona legalmente autorizada para profesar y
ejercer la medicina. MORF. U. t. la forma en m. para designar el f.
Julia es médico. (2001)

Como puede comprobarse, si en la edición de 1992 había un reconocimiento


más neutro de la existencia de dos formas, una en femenino y otra en
masculino, en la edición de 2001 se marcó el femenino explícitamente como
sólo una de las opciones para designar a una mujer. Tres años después de la
publicación de la última edición del DRAE (22ª edición, 2001), el Diccionario
Panhispánico de Dudas (2005) obligó a la RAE a rectificar. En esta obra de
referencia, aceptada como normativa por la propia Academia, se prescribían
las formas en femenino de médica, arquitecta o ingeniera para mujeres,
mientras se prohibían expresamente las formas masculinas médico, arquitecto
e ingeniero:

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

médico, -ca. ‘Persona que ejerce la medicina’. El femenino es médica:


(«La médica quiere tratarle la cistitis con nitrato de plata» (Futoransky Pe
[Arg. 1986]). No debe emplearse el masculino para referirse a una mujer.

la médico.

Desde hace tiempo, en la web de la RAE existe la posibilidad de acceder a


estas doce entradas en la futura 23ª edición del Diccionario, donde se
comprueba que la nota y el ejemplo con la forma masculina han sido
eliminados en las entradas: aparejador, ra; arquitecto, ta; ingeniero, ra; médico,
ca; y perito, ta. Ha desaparecido absolutamente la forma intendenta, pasando
intendente a común. Pero se mantienen el ejemplo y la nota sobre la utilización
de la forma masculina en las entradas: abogado, da; bachiller, ra; concejal, la;
edil, la; gerente, ta; y subjefe, fa.

El caso particular del término femenino de canciller es una clara muestra de la


política de la RAE hacia la feminización de los términos profesionales y de los
cargos políticos. Al aparecer en el horizonte político Angela Merkel y comenzar
los medios a usar sin problemas el término cancillera (morfológicamente igual a
bachillera), la RAE se adelantó a su entronización para proscribirlo
expresamente. De ese modo, la palabra cancillera no ha llegado a formar parte
de la norma, pese a que en las webs de diarios y agencias de prensa como
EFE y de instituciones como la Fundéu, a la que volveré más tarde, había
figurado unos días cancillera:

La Fundéu aconseja decir "la cancillera" Angela Merkel (13/10/2005


- 10:19 (GMT)) Madrid, 13 oct (EFE)- La Fundación del Español Urgente
(Fundéu), ante la nueva situación política en Alemania tras el acuerdo de
que Angela Merkel sea la jefa de Gobierno federal, recomienda usar la
forma femenina de “canciller”: “la cancillera”.

Reunido el Consejo Asesor de Estilo de la Fundación del Español


Urgente, acordó recomendar que los medios de comunicación en
español opten por la forma femenina “la cancillera”, del mismo modo que
el Diccionario de la Real Academia Española recoge “el bachiller” y “la
bachillera”.

El Consejo está formado por: Gregorio Salvador (vicedirector de la Real


Academia Española), Valentín García Yebra (de la Real Academia
Española), Humberto López Morales (secretario general de la Asociación
de Academias de la Lengua), Leonardo Gómez Torrego (investigador del
Instituto de Filología del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas), José Luis Martínez Albertos (catedrático de Redacción
Periodística) y Carlos González Reigosa (periodista).

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Este femenino (cancillera) ya tiene uso en español, tal y como puede


comprobarse haciendo una simple búsqueda en la Internet, donde
aparecen más de novecientos documentos con esa palabra.

La Fundéu añade que los términos “canciller” o “cancillera” pueden


usarse para denominar a los jefes de Gobierno de Alemania y Austria.
Además, se pueden utilizar también para designar a los ministros de
Asuntos Exteriores de algunos países latinoamericanos, así como a
algunas dignidades académicas o a empleados auxiliares de las
embajadas, legaciones o consulados.

La Fundéu recomienda, por tanto, que se prefiera la forma femenina "la


cancillera".

También pese a que un miembro de la propia RAE, el lingüista y traductor


García Yebra, abogó con sólidos argumentos filológicos en el diario ABC por la
utilización de cancillera; y pese a que en el debate de esos días un analista
político cuya columna llevaba significativamente el título de “Cancillera” afirmó
con ironía en El País que, aunque se encuentren más de 900 entradas en las
páginas en español de Google con el término cancillera, en español «no tiene
forma femenina».

Rechazo abierto a las llamadas “formas dobles”

Tan significativo, desde un punto de vista ideológico, como la detención de la


extensión de cancillera, resulta el movimiento realizado por la RAE respecto a
las llamadas dobles formas (que no son sino el reconocimiento de la realidad
de la existencia de las mujeres), movimiento que va, desde el mero
“reconocimiento” de la existencia del masculino genérico en el castellano, a la
imposición de su uso (Bengoechea 2007). Se puede seguir este proceso a
través de las publicaciones de la RAE:

 Según su Esbozo de una gramática de la lengua castellana, publicado


en 1991, el masculino plural designa hombres, pero también puede
designar mujeres y hombres, « en virtud de la idea general o genérica
que es inherente al masculino». La clave para mí reside en la frase
puede designar, en la sección 2.2.4. “Significación del género de los
nombres de persona”, el único párrafo del libro que trata de ese tema.
Si mi lectura es correcta, el masculino utilizado como genérico es
simplemente una posibilidad de aquél:

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Los nombres sustantivos apelativos [...] femeninos y masculinos


[...] designan respectivamente mujer y varón, o hembra y macho
de algunas especies animales. [...] Los plurales masculinos [de
artículos y pronombres], los, ellos, estos, etc., designan una
pluralidad de varones, pero también pueden designar una
pluralidad de hembras y varones, cualquiera que sea el número
de ellos y de ellas, lo que se produce en virtud de la idea general
o genérica que es inherente al masculino. Los nombres apelativos
de persona, en cambio, tienen esta y otras limitaciones. No
solamente los plurales masculinos, como hijos, hermanos,
pueden significar varones y hembras conjuntamente. El singular
masculino hombre equivale a varón, pero también designa
mujeres y varones empleado como término general o genérico.
(Énfasis mío) (173-4)

 En las Palabras Preliminares de la 21ª edición del DRAE (1992) no


existe mención alguna a las reglas de género del español.

 La 22ª edición (2001), sin embargo, ya introduce un recordatorio de la


regla del masculino inclusivo:

Para respetar la economía de medios exigible en una obra como


esta, se ha seguido recurriendo –como hacen todos los
diccionarios– a los usos gramaticales de nuestra tradición. Así,
las definiciones [...] se han redactado en masculino, respetando el
principio del género inclusivo existente en español. (DRAE,
2001) (Énfasis mío)

La afirmación, ausente en la edición anterior, demuestra la preocupación


de la Academia por lo difundido del cuestionamiento de la pretendida
inclusividad del masculino.

 A partir de 2001, en diversos comunicados y notas, la Academia ha


insistido en la validez del masculino para representar a ambos sexos,
contra-argumentando lo que consideraban una falacia, de que las
mujeres no estén incluidas en él, y ha desalentado el uso de la doble
forma. Desde 2005, se remiten a su Diccionario Panhispánico de Dudas
(DPD), donde bajo la entrada género se afirma que el masculino abarca
a ambos sexos. Ahí se ofrece una entrada tomada del propio corpus de
las Academias de Español como ejemplo de utilización errónea
(«Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras»)
para concluir que el masculino pudo y debió ser usado. Además de las

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

dobles formas, para el Panhispánico son inadmisibles los dobles


determinantes ( las y los ciudadanos) y la arroba:

2. USO DEL MASCULINO EN REFERENCIA A SERES DE


AMBOS SEXOS
2.1. En los sustantivos que designan seres animados, el
masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los
individuos de sexo masculino, sino también para designar la
clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción
de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un
buen animal de compañía. Consecuentemente, los nombres
apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden
incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres
prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay
muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las
mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los
alumnos podemos referirnos a un colectivo formado
exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo
mixto, formado por chicos y chicas. A pesar de ello, en los últimos
tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección
lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en
estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y
ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.]
5.9.96). Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de
referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical
masculino, posibilidad en la que no debe verse intención
discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la
economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo (y
debió) decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros. Solo
cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el
contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros:
La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido
invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas
deberán participar por igual alumnos y alumnas. Por otra parte, el
afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido al
deseo de mitigar la pesadez en la expresión provocada por tales
repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas
que contravienen las normas de la gramática: las y los
ciudadanos.
2.2. Para evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la
reciente e innecesaria costumbre de hacer explícita la alusión a
los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y ciudadanas,
etc.) ha comenzado a usarse en carteles y circulares el símbolo

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola


palabra las formas masculina del sustantivo, ya que este signo
parece incluir en su trazo las vocales a y o: l@s niñ@s. Debe
tenerse en cuanta que la arroba no es un signo lingüístico y, por
ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de
vista normativo; a esto se añade la imposibilidad de aplicar esta
fórmula integradora en muchos casos sin dar lugar a graves
inconsistencias, como ocurre en Día del niñ@, donde la
contracción del sólo es válida para el masculino niño. [Énfasis
nuestro]
(Diccionario Panhispánico de Dudas 2005: 311)

La insistencia en la necesidad de evitar las dobles formas o la arroba, las


arrebatadas defensas del masculino de algunos de sus miembros y las
diversas explicaciones, argumentos y apologías a favor del masculino o del
término hombre para representar a ambos sexos en los libros de referencia
demuestra, en primer lugar, lo relativamente extendido de su uso y en segundo
lugar la enconada resistencia de las Academias a su utilización. Su
reivindicación de que en el género gramatical masculino «no debe verse
intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la
economía expresiva» prueba que las Academias se han visto obligadas a lidiar
con la motivación ideológica que subyace tras el uso de la arroba o las dobles
formas.

Pese a que el propio Diccionario de la RAE recurre a la doble forma y que ésta
ha estado en la lengua desde el principio de los tiempos, desde 2005 está
siendo corregida como error gramatical por la RAE y por guardianes de la
lengua como Fundéu. Dado que nunca antes había sido prohibida
expresamente la doble forma, se trata de un acontecimiento nuevo y muy
significativo.

La Fundéu (Fundación del Español Urgente), que como se ha dicho, es una


fundación dependiente de la agencia estatal EFE, cuyo presidente es el
Director de la RAE y cuyo vicepresidente es el Director de EFE, y la cual, entre
otras actividades, emite Certificados de calidad lingüística a los medios,
instituciones y organizaciones que así lo requieren, entre ellas los telediarios de
RTVE y Tele5. Bien, pues desde 2005, uno de los “errores” que “corrige” es la
doble forma, como muestra este informe realizado por Fundéu para RTVE:

Fundación del Español Urgente (Fundéu)


Análisis lingüístico de los noticiarios de TVE de la semana del 30 de
mayo al 5 de junio del 2005
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Los filólogos de la Fundación del Español Urgente, Fundéu, [...] tras un


minucioso estudio de los noticiarios emitidos [...] han detectado algunos
fallos que conviene evitar en adelante y que pueden clasificarse del
siguiente modo:
[...]
7. Lenguaje políticamente correcto y gramaticalmente incorrecto:

el 78% de los delegados y delegadas de UGT


[Debería decir:] (los delegados)

todos los chicos y las chicas gallegos que se tienen que ir fuera a
buscar trabajo
[Debería decir:] (todos los chicos gallegos)

un colegio para 80 niños y niñas peruanos minusválidos


[Debería decir:] (80 niños peruanos)

Nota.- En español el género masculino engloba a ambos sexos.


(pág. 6)

Indudablemente la reiteración de las dobles formas en un texto llega a ser


exasperante y, frente a lo que ocurre con los femeninos de profesiones y
designaciones para mujeres, la sociedad no acepta su uso indiscriminado. Sin
embargo, y para concluir este capítulo, si su utilización se ha multiplicado en
los últimos tiempos es por la nueva representación mental en diversidad de
hablantes del castellano de los seres que componen la sociedad. Es una de las
opciones que ofrece la lengua a quien lo desee, especialmente cuando se usa
muy esporádicamente en un mismo texto. Desde luego, no se trata de un “error
gramatical”, puesto que el castellano utiliza desde hace más de mil años los
dos géneros conjuntamente, lo que pasajes de obras clásicas y el propio
Diccionario de la RAE demuestran sobradamente. Más bien, como apuntó una
alumna de un Máster sobre las raíces culturales de la violencia de género, el
uso misógino del léxico y la gramática pretenden simplificarnos, reducir la
humanidad y la condición humana. Y «la nueva convivencia que estamos
creando, acorde con el fin de una era, exige la decisión de dejar de transmitir
una filosofía de la lengua que violenta el castellano y mutila la humanidad. Y
para incorporar a nuestra lengua la marca de nuestro tiempo y poder crear un
mundo de igualdad entre mujeres y hombres, necesitamos una lengua en que
la diversidad sea riqueza verbal y vital.»

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

f. El proceso de nombrar en femenino y efectos no


buscados
Nuestro estudio ha revelado dos escollos en los que la aplicación de las
recomendaciones de uso no sexista del español ha tropezado de forma
inesperada. Ambos son efectos secundarios no buscados, y uno de ellos
resulta especialmente muy preocupante. Se trata, por un lado, de la
despersonalización y abstracción que adquiere un texto plagado de
expresiones no sexuadas, y, por otro lado, la per-versión de la aplicación de la
recomendación de utilizar expresiones no sexuadas en el diccionario normativo
y en los medios.

Los manuales para una utilización no sexista de la lengua española


recomiendan de forma insistente y perentoria soslayar el uso del masculino
llamado genérico (los maestros para aludir a mujeres y hombres que enseñan
en las aulas). Dada la insoportable pesadez de cualquier texto sometido a una
sobreabundancia de dobles formas (maestras y maestros), la estrategia que ha
ganado más adeptas y mayor aprobación ha sido la de reemplazar el
masculino genérico de sustantivos, adjetivos, pronombres y participios, por
términos no sexuados, es decir, por términos que no tengan la huella del sexo
(o género “social”, como a veces se denomina, para distinguirlo del género
“gramatical”, que es ineludible en el español), y que sean términos realmente
comprensivos en los que las mujeres se sientan incluidas (y también los
hombres). Entre tales términos inclusivos no sexuados se encuentran:

o algunos nombres abstractos y colectivos: público lector, en lugar


de los lectores; profesorado, para sustituir a los profesores;
o algunas metonimias: el censo reemplazaría a los habitantes;
Finlandia podría reemplazar a los finlandeses; el Senado
reemplazaría a los senadores.

Quienes se han propuesto una redacción no sexista y, siguiendo las


indicaciones anteriores, de manera bien intencionada, han plagado el texto de
nombres abstractos, colectivos y metonímicos pronto se percatan de que han
elaborado un texto absolutamente despersonalizado. Efectivamente, algunos
de los mecanismos verbales de sustitución de formas androcéntricas (el
alumnado, la ciudadanía, la profesión médica) que se han propuesto pueden
llegar a modificar – a veces fundamentalmente – el estilo del discurso y hacerlo
mucho más abstracto e impersonal. El hecho puede ser un auténtico escollo
para personas concienzudas que desean utilizar un discurso inclusivo pero no
despersonalizado.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Además del efecto anterior, los nombres abstractos, colectivos y metonímicos


que reemplazan los masculinos genéricos pueden incrementar de forma
notable la formalidad del texto, transformando a veces radicalmente el tenor del
discurso, es decir las relaciones interpersonales que establece un texto. Como
resultado, rasgos textuales como focalización y pasivización pueden llegar a
crear cierta tensión a nivel discursivo. A menudo, cuando se usan los
sustantivos abstractos de forma recurrente, el texto se tiñe de un dejo, no sólo
impersonal, sino distante, erudito, academicista, rígido, plomizo... que puede no
ser el efecto deseado.

Otra de las consecuencias de recurrir a sustantivos abstractos, colectivos o


metonímicos que sustituyan los términos masculinos de persona es que, al
producirse un incómodo salto de lo concreto (adolescente) a lo abstracto (la
adolescencia), se hace ardua la visibilización de las y los individuos que
componen el grupo. De esa forma se logra evitar el androcentrismo de la
expresión en masculino, pero no está claro que aumente en grado relevante la
visibilidad femenina. La utilización de términos sugeridos en los manuales de
redacción no sexista como autoría, membresía, la audiencia, el Congreso
esconde la referencia singular a las autoras, las miembros, las oyentes o las
diputadas... aunque indudablemente palie la sobrerrepresentación masculina
en el discurso.

Otra de las recomendaciones que recogen todos los manuales de redacción no


sexista es la sustitución de términos masculinos por una frase con palabras que
no contengan marca de sexo, especialmente por persona, ser humano o
quien(es). De todas las iniciativas que se propugnan en los manuales, ésta es
la menos marcada, por tanto se ha convertido en la más fructífera, y la que ha
sido adoptada en mayor número y tipos de textos. Por tal razón, la palabra
persona ha sido una cuya frecuencia se ha multiplicado en los últimos diez
años en los medios de comunicación y en otros tipos de discurso, para eliminar
los tintes sexistas y androcéntricos. Aparentemente, no habría nada que
objetar, puesto que el término persona representa por igual a mujeres y a
hombres y no tiene el resabio de despersonalización y abstracción que sí
conllevan los sustantivos abstractos.

Sin embargo, la sustitución del masculino por una frase con persona empieza a
mostrar ciertos problemas en su aplicación, por ejemplo, el uso cada vez más
frecuente en los medios del término persona para referirse a varones
delincuentes o criminales.

Pero hemos detectado además otro efecto secundario indeseado al aplicar esta
recomendación. La indudable presión para una mayor feminización de la

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

lengua que sufren hasta vetustas y rígidas instituciones como la Real Academia
ha conducido en la última edición en papel (la 22ª, 2001) de su diccionario a la
sustitución en las definiciones de algunos lemas, de términos masculinos, de la
palabra hombre o de la expresión el que, que aparecían en la anterior edición
de 1992, por la palabra persona.

La estrategia tan reivindicada por el feminismo de reemplazar los masculinos


(genéricos) por términos neutros no sexuados, tal como se utiliza en la prensa
y en el DRAE, donde se reemplazan no los masculinos genéricos, sino los
masculinos sexuados por términos neutros, puede interpretarse como una per-
versión, un movimiento táctico por parte de las ideologías hegemónicas de
género con el objetivo de que el masculino se mantenga, a toda costa, como
centro de referencia y pase a colonizar también el sujeto no sexuado. Lo
lamentable es que mi denuncia se parece excesivamente a las quejas de
feministas de otras lenguas. Ehrlich y King (1998) y Morris (1992), por ejemplo,
han identificado otra serie de estrategias discursivas que se utilizan en inglés
sistemáticamente con el mismo fin. A su vez, Cameron (1994) ha mostrado
cómo el término aparentemente neutro people se convierte en uno
androcéntrico al ser utilizado para referirse a varones; también Sunderland y
Litosseliti (2002: 5) han proporcionado ejemplos periodísticos en los que un
término neutro se utiliza, además de para presentar sólo a varones, para
subordinar verbalmente a las mujeres.

Quizá debamos reflexionar críticamente sobre la posición en la que nos


colocan a las mujeres las expresiones “neutras” en las lenguas llamadas de
género. Quizá debamos preguntarnos si en un término no sexuado y, por tanto,
teóricamente neutro, cabemos las mujeres o se nos esconde aún más que
antes. Quizá debamos reflexionar sobre si las expresiones no sexuadas nos
representan, si satisfacen nuestra necesidad de auto-construcción, y si
proporcionan la visibilidad que buscábamos. No es ésta la posición por la que
yo me decanto, pero, si se llegase a la conclusión de que tan sólo las formas
femeninas pueden designar a las mujeres con propiedad, tendríamos que
pensar si ha llegado el momento de empezar a reconsiderar las alternativas de
redacción no sexista que se han propuesto hasta ahora y de explorar
redacciones alternativas más complejas y dinámicas que verdaderamente des-
cubriesen la presencia femenina en el discurso.

En todo caso, debemos permanecer en alerta por los contra-movimientos de la


gramática patriarcal, que no va a permitir que alegremente le arrebatemos su
más preciado tesoro secular: la apropiación y retención del neutro por el
masculino. Creer que iba a renunciar a esta exclusividad y que generosamente
haría sitio al femenino en igualdad de condiciones fue una ingenuidad por
nuestra parte.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

2. El cambio verbal como efecto de políticas lingüísticas


Hemos estudiado la política lingüística feminista del español desde los
parámetros de la disciplina de política y planificación lingüísticas. Quizá se
considere que es una osadía definir la propuesta de reforma no-sexista del
español como un caso de política y planificación lingüísticas. Pero si se ha
definido planificación lingüística como «propuestas políticas institucionales
intencionadas, racionales y con proyección de futuro», y políticas lingüísticas
como «cuerpo de ideas, leyes y normativas y prácticas elaboradas con la
intención de producir el cambio lingüístico planificado », y si tanto la política
como la planificación lingüísticas tienen como objetivo cambiar o influir en las
prácticas verbales de una comunidad, debemos aceptar que las propuestas de
reforma no sexista del lenguaje tienen cabida en ellas. No somos las primeras
prsonas en hacerlo: desde 1989 sociolingüistas como Robert Cooper, en
Language Planning and Social Change (Cambridge University Press, 1989), o
Anne Pauwels, en su libro Women Changing Language, (Longman, 1998), ya
borraron la etiqueta de “corrección política” que tenían las iniciativas feministas
y las adscribieron a la superior categoría de política y planificación lingüísticas.
Esta incorporación tiene pleno sentido, si consideramos que ya desde el
principio se creyó que la política y planificación lingüísticas «podían jugar un
papel fundamental en lograr los objetivos de unidad sociocultural e integración
político-administrativa», y si consideramos que en España se ha creído que la
implementación de la política lingüística anti-sexista conducirá a las deseadas
transformaciones sociales de igualdad entre los sexos que laten tras la tal
política lingüística.

En ese sentido, el proto-corpus de recomendaciones de español no sexista que


fue elaborado por lingüistas feministas o por comités y organismos
internacionales podría considerarse con todo derecho parte de un proceso de
política lingüística, anterior a la planificación lingüística formal que queda
recogida en una serie de leyes autonómicas y estatales que buscan implantar
el español no sexista en la administración y los medios de comunicación. La
más importante de estas leyes es sin duda la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de
Marzo, por la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en la que se hace
referencia específica al lenguaje sexista en los artículos que tratan sobre los
criterios generales de actuación de los Poderes Públicos (Título II), entre los
cuales se cuenta «La implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito
administrativo y su fomento en la totalidad de las relaciones sociales, culturales
y artísticas.» (artículo 14.11), en los artículos referidos a la sociedad de la
información, , y en los artículos referidos a los medios de comunicación de
titularidad pública, entre cuyos objetivos debe figurar la utilización de un
lenguaje no sexista (artículos 37 y 38).

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Obstáculos teóricos a la implementación efectiva de la política lingüística


anti-sexista

Podemos estudiar la política antisexista del español a la luz de los estudios de


política y planificación lingüísticas. Las críticas vertidas hacia algunas políticas
lingüísticas por Tollefson (2002) podrían perfectamente aplicarse a la política
lingüística antisexista en España.

Por ejemplo: por muy loables que hayan sido sus intenciones, las directrices
antisexistas figuran en la ley 3/2007 sin acompañamiento, quizá con la
esperanza de que se aplicarían por la fuerza de la ley o, más probablemente,
porque respondían a la presión de grupos y ministras feministas y no iban
acompañadas de una auténtica preocupación por las condiciones materiales de
su aplicación. En este sentido, nos encontramos con discrepancias entre la
política de jure (tal como figura en la ley) y la política de facto, esto es, en sus
prácticas.

Por otra parte, la ley no define lo que entiende por lenguaje sexista, y, dada la
imprecisión del concepto, puede dar lugar a más de una interpretación, como
sucede actualmente al aplicarla en los medios de comunicación públicos. En
segundo lugar, no se ha tenido en cuenta la tensión entre dos políticas
lingüísticas contrapuestas: el imperativo legal de redactar de forma no sexista
para conseguir los objetivos de equidad entre los sexos que proclama la ley
3/2007, y la política omnipresente de utilización de un “español correcto”, que
se entiende que es el que dicta la RAE, la cual se opone con fiereza a la
redacción no sexista. La ley no ha tenido en cuenta la innegable autoridad y el
poder ubicuo de la RAE, y más aún, la ley ha subestimado las creencias sobre
la neutralidad de los usos llamados sexistas y el desdén por sus supuestos
efectos cognitivos que une a quienes Schiffman ha denominado miembros de
la “cultura lingüística” del español, que se resisten a cualquier cambio hacia
alternativas menos sexistas. La Filología Hispánica y la RAE, esto es, el
cuerpo normativo del español, se oponen ferozmente a las políticas lingüísticas
antisexistas, las ridiculizan y desafían.

A los anteriores obstáculos, habría que añadir algunos muy similares a los que
han encontrado las políticas lingüísticas en antiguas colonias europeas, entre
ellos la inercia burocrática y la resistencia al cambio de periodistas y el resto de
las profesiones a las que afecta la ley. Y además, la política lingüística
antisexista del español tiene sus propios lastres específicos:

Carencia de hablantes competentes


La ley no ha tenido en cuenta las limitadas posibilidades que tiene una
variedad en la que pueden funcionar con efectividad un número muy

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

pequeño de hablantes, pese a que, más que una entidad propia, la


variedad no sexista del español es una serie de convenciones de uso
que no son la lengua materna de nadie, y que se utiliza de forma
fragmentaria, esporádica, no sistemática e intermitente en unos pocos
registros …

Carencia de un corpus suficientemente elaborado


Pese a que las leyes alientan al uso no sexista en la totalidad de las
relaciones de los poderes públicos, sólo obligan a su implantación en
dominios muy restringidos: el administrativo, legal y periodístico. Pero
existe el inconveniente de que carecemos de registros en la variedad: no
existe un conjunto coherente y suficiente de prácticas léxicas y
sintácticas no sexistas para profesionales de la ley, la burocracia o el
periodismo. No puede implantarse la variedad sin el desarrollo de
terminología específica, de un consenso sobre usos convencionales, de
“plantillas” para cada sub-registro. Los gobiernos han dado muy poca
prioridad a tal desarrollo y a su difusión.

Pobre dominio de los recursos verbales no sexistas por parte de


quienes deben utilizarlos
La mayoría de personas que integran las sub-comunidades
profesionales a quienes la ley obliga a utilizar la variedad carecen de
competencia activa en ella. Pensar que van a desarrollar
espontáneamente su propio repertorio es más que improbable, los
registros formales de una variedad no se crean de forma “natural”, por lo
que la ley debería haber sido acompañada de una provisión de medidas
de aprendizaje de la variedad, lo que no ha sucedido.

Falta de provisión de enseñanza formal


Una política lingüística no puede ser implantada de forma efectiva sin
instrucción, capacitación, financiación y establecimiento de prioridades.
Nada de eso se ha hecho, o se ha hecho de forma incoherente y poco
sistemática. Hay gran carencia de profesorado cualificado, de material
pedagógico y de cursos regulados que preparen no sólo a profesionales,
sino que formen nuevo profesorado que pueda difundir los distintos
registros. Por otra parte, la ley ha pasado por alto la actitud de
profesorado de lenguas de enseñanza primaria, secundaria y
universitaria, normalmente muy reacio o incluso abiertamente hostil.

¿Imagen negativa del lenguaje no sexista?


Además de todo lo anterior, nuestra hipótesis era que la ley no ha tenido
en cuenta la imagen negativa del lenguaje no sexista. Nuestra
percepción era que el lenguaje no sexista no cuenta con el apoyo

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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incondicional ni siquiera de las personas que se autodefinen como no


machistas y que tampoco existe acuerdo unánime respecto a su
legitimidad.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

3. La actitud del alumnado universitario ante nuevos usos


verbales
Con la suma de todos estos elementos y siguiendo la teoría más clásica de la
disciplina de política y planificación lingüísticas, se podría asegurar que la
política antisexista del español estaba condenada al fracaso. Para añadir un
dato más al cúmulo de elementos que esta política no había tenido en cuenta,
nos dispusimos a medir la actitud ante la variedad antisexista por parte de la
juventud universitaria, partiendo de la hipótesis de que la gente con más
formación y el alumnado universitario rechazan las formas más marcadamente
no sexistas (como todos y todas).

Durante 2008 Los puntos más controvertidos de la reforma, a los que la


Academia y las instituciones más tradicionales más se ha resistido, son:
 la referencia a las profesiones en femenino
 la doble forma (el/la; la/el) para evitar masculino genérico y
 la arroba (@).

Así mismo, en la reforma se recomienda el uso de nombres colectivos o


abstractos tales como “alumnado”, “profesorado”, “dirección”, etc. en lugar de
los masculinos genéricos correspondientes: “alumno”, “profesor”, “director”,
etc., siempre que sea posible.

Se realizó un sondeo entre jóvenes estudiantes con el fin de evaluar hasta qué
punto las nuevas generaciones aceptan los cambios sugeridos en la reforma y
en qué medida hacen uso de las nuevas formas femeninas, así como de
nuevos recursos gráficos o sintácticos que permiten representar la oposición
femenino / masculino y que se han convertido en algo habitual hoy día, por más
que, al menos en el plano institucional, no están plenamente aceptados.

En concreto, decidimos medir el grado de aceptación de la reforma propuesta


en función de estos cuatro parámetros:
 uso de @,
 uso de doble género
 uso de femeninos en profesiones
 uso de colectivos.

Preguntas iniciales

Nos preguntamos en qué medida estos recursos son aceptados por la


juventud. También nos preguntamos si hay diferencias en la actitud de chicos y

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

chicas (hombres y mujeres) respecto a estos cambios. Por último,


pretendíamos indagar cuáles de estos usos son mejor aceptados y cuáles peor,
así como las causas que motivan estas diferencias.

Metodología

Con el fin de dar respuesta a los interrogantes anteriores, diseñamos y


llevamos a cabo una encuesta en la que se presentaban ejemplos de estos
nuevos usos y se pedía a las personas encuestadas que se pronunciasen
sobre su uso. En el momento de diseñar nuestro estudio pensábamos que la
aceptación de estos fenómenos sería mayor por parte de los sectores de
población jóvenes, precisamente los que han tenido mayor acceso a educación
superior, y que serían precisamente estos jóvenes quienes habrían de
convertirse, a su vez, en impulsores de la reforma, tal como ha sucedido
históricamente en todos los ámbitos del quehacer humano. Partiendo de este
supuesto, dirigimos este primer sondeo exclusivamente a una muestra de
población universitaria.

Los sujetos de nuestro estudio son un total de 465 jóvenes estudiantes, de


ambos sexos, de las Universidades de Alcalá de Henares (455) y de Madrid
(10). Dado que trabajamos en la UAH nos ha resultado más sencillo efectuar la
encuesta en nuestras aulas que en la UCM, donde únicamente hemos tenido
acceso a un grupo de alumnos de la facultad de Ciencias de la Comunicación
(especialidad en Publicidad y Relaciones Públicas).

Conscientes de que la mayor resistencia a la reforma se ha producido entre


miembros de los departamentos de Filología Hispánica, excluimos de nuestra
muestra a las facultades de humanidades, cuyo alumnado podría estar más
mediatizado al seguir cursos impartidos por estos departamentos, y nos
concentramos en las facultades con titulaciones científico-técnicas y sociales.
La siguiente tabla muestra la distribución del alumnado participante en el
sondeo:

Alumnado de la UAH
TITULACIÓN TOTAL ALUMNOS ALUMNAS
ADE 65 30 35
Psicopedagogía 38 7 31
Economía 27 13 14
Arquitectura 8 2 6
Química 29 14 15
Telecomunicaciones 102 83 19
Farmacia 186 42 144
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Total alumnado UAH 455 191 264

El siguiente gráfico recoge, de forma resumida, la distribución


alumnos/alumnas de la UAH por carreras

200
150
100
50
0 ALUMNOS
ALUMNAS
TOTAL

En cuanto al alumnado de la UCM, su distribución es la siguiente

Alumnado UCM

3
ALUMNOS
7
ALUMNAS

El siguiente diagrama muestra la distribución global del alumnado de ambas


universidades por sexos
Alumnado total

42,58% ALUMNOS
57,41%
ALUMNAS

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

La encuesta

La encuesta que diseñamos contaba con un total de cincuenta y tres


preguntas, de las cuáles, diecinueve son pertinentes, en tanto que tienen
relación con el objeto de nuestro estudio, mientras que el resto actúan como
“distractores”, con el fin de evitar las respuestas ideológicamente sesgadas que
podrían producirse de referirse todas las preguntas inequívocamente a las
opciones lingüísticas no sexistas que estamos estudiando.

Todas las preguntas “pertinentes” son cerradas con opción múltiple.

Todos los términos incluidos en estas preguntas son términos de uso habitual,
cuyo femenino está admitido por la Academia (salvo en el caso de “cancillera”),
si bien el diccionario no especifica con claridad cuándo debe usarse el
masculino y cuándo el femenino.

Hipótesis

En el momento de diseñar nuestro estudio, teníamos el convencimiento de que


que no habría una gran aceptación entre la juventud y que así se reflejaría en
los resultados de la encuesta, lo que viene a constituir nuestra hipótesis de
partida.

Procedimiento

Para evitar que los resultados viniesen viciados por postulados apriorísticos y
juicios de valor, la encuesta se planteó en un tono absolutamente neutro. Al
alumnado se le decía que se quería ver su reacción ante nuevos fenómenos
lingüísticos, sin especificar qué fenómenos nos interesaba estudiar. Así pues,
aunque nos interesaba valorar los que tienen que ver con la reforma, este
hecho no se mencionó expresamente, para evitar que los/as encuestados/as se
sintiesen influenciados/as. El encabezamiento del cuestionario rezaba lo
siguiente: “Estamos estudiando los hábitos y actitudes de la comunidad
universitaria ante nuevos fenómenos sociales y verbales. Te rogamos que
contestes a las siguientes preguntas marcando con una cruz la respuesta con
la que más te identificas o la que consideras que se ajusta más a tu realidad.
No te detengas mucho tiempo en cada pregunta (nos importa el primer
impulso)”.

Las treinta y cuatro preguntas de distracción se referían a nuevas tecnologías y


a su jerga propia, así como a hábitos y a expresiones propias de la juventud.
Estas preguntas cumplían un doble objetivo: Por una parte, permitían mantener
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

oculto el verdadero objetivo de la encuesta. De haber incluido exclusivamente


las preguntas con contenido “lingüístico”, muy probablemente el resultado
habría sido distinto. Por otra parte, nos permitirán vincular determinadas
respuestas a la actitud general ante los cambios tecnológicos y sociales que el
conjunto de la encuesta dejaba entrever, y establecer, llegado el caso, las
debidas correlaciones con las preguntas pertinentes.

Resultados

En lo que prosigue, presentamos y discutimos los resultados del estudio


obtenidos para cada una de las trece cuestiones pertinentes. A la par que los
analizamos, discutiremos la correlación existente entre los resultados obtenidos
para las preguntas que se refieren a los mismos parámetros.

P2
La primera pregunta pertinente es la pregunta 2: “¿Quién crees que utiliza más
Internet? Las respuestas posibles eran: 1 - los alumnos, 2 - las alumnas y 3 - el
alumnado.
Tal como está planteada, esta pregunta no está enfocada hacia nuestro
objetivo, por cuanto mide directamente la apreciación sobre la diferencia en el
uso de internet, en función del sexo, por parte de las personas encuestadas, y
no tanto la opción lingüística adoptada (masculino genérico, femenino, o
abstracto-colectivo). No obstante, el hecho de que 388 (es decir, el 83,5%) de
las 465 personas encuestadas hayan respondido con la opción 3 (el alumnado)
nos sugiere un par de aspectos a destacar. En primer lugar, que la mayoría
aceptan “el alumnado” como expresión colectiva que engloba tanto a los
alumnos como a las alumnas. Dado que no se les ha ofrecido otra opción
alternativa, no podemos asegurar que ésta sería la expresión que escogerían
en cualquier caso. Es decir, no podemos asegurar que, de haberse formulado
la pregunta admitiendo respuesta libre, hubiesen optado por esta misma
fórmula para referirse a alumnos y alumnas por igual; podrían haber utilizado el
masculino genérico. En cualquier caso, el resultado parece alentador. En
segundo lugar, se percibe que las políticas de igualdad están surtiendo efectos
a niveles no estrictamente lingüísticos, como pone de manifiesto la
circunstancia de que mayoritariamente perciban y señalen que tanto los
alumnos como las alumnas hacen uso de internet en la misma medida. Si
analizamos las respuestas por sexo, nos encontramos con que 150 alumnos (el
75,76%) han respondido con la opción 3 (el alumnado), mientras que son 238
las alumnas (el 89,14%) que han marcado esta misma opción. Aun siendo
menor el porcentaje de alumnos que el de alumnas, no deja de ser significativo
que sea mayor el porcentaje de alumnas que se decanta por la opción neutral.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

P5
La segunda de las preguntas representativas es la pregunta número 5 del
cuestionario: ¿Si tu hermana ha estudiado Ingeniería de Telecomunicaciones,
es? Las respuestas posibles eran: 1 - una ingeniera; 2 - un ingeniero; 3 - una
ingeniero.

Esta pregunta corresponde al tercer parámetro de nuestra valoración: El uso


del femenino en profesiones. Antes de pasar a comentar las respuestas, hemos
de aclarar que el femenino “ingeniera” está aceptado por la Academia en su
primera acepción:

ingeniero, ra.
(De ingenio, máquina o artificio).
1. m. y f. Persona que profesa la ingeniería o alguna de sus ramas.
MORF. U. t. la forma en m. para designar el f. Silvia es ingeniero.

Nótese, no obstante, que la Academia indica que también se puede utilizar el


masculino, para referirse a una mujer ingeniera. Ya hemos discutido con
anterioridad el uso de esta abreviatura, algo que las feministas consideran una
arbitrariedad injustificada, en tanto que la redacción no indica que es una mera
constatación de un uso arcaizante, sino que parece postularse como una regla
de uso actual. En cambio, en la segunda acepción del DRAE encontramos:

2. m. ant. Hombre que discurre con ingenio las trazas y modos de


conseguir o ejecutar algo.

Con semejante redacción, parece que, una vez más, se niega a la mujer la
capacidad para “discurrir con ingenio las trazas y modos de conseguir o
ejecutar algo”. Nos surge la duda, ante esta definición, de qué tendría en mente
la persona que redactó esta acepción, si pensaría que las mujeres no
consiguen ni ejecutan nada, o que cuando consiguen o ejecutan algo, lo hacen
sin ingenio alguno.

Volviendo a la pregunta 5, hay, pues, tres respuestas posibles que podemos


encontrar en multitud de escritos: Una que nombra a la mujer en femenino,
como corresponde, y dos que la nombran en masculino, bien con el
determinante en masculino, bien con el determinante en femenino, lo que
incurre, además, en una manifiesta incoherencia gramatical.

La siguiente tabla muestra resumidas las respuestas a esta pregunta:

% total % Alumnas % Alumnos


NS/NC 1,3 1,5 1,02
Una ingeniera 58,71 62,55 53,54
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje 2009 

Un ingeniero 13,77 11,62 16,67


Una ingeniero 26,24 24,35 28,79

Vemos que, globalmente, la respuesta mayoritaria (58,71%) corresponde a la


forma femenina, que supera con creces a las dos posibles formas en masculino
consideradas en conjunto (40,01%). Si analizamos las respuestas por sexos
nos encontramos con que las alumnas se decantan por el uso del femenino en
un porcentaje (62,55%) superior al de los alumnos (53,54%). No obstante,
incluso la mayoría de los varones han optado igualmente por la forma
femenina, superando a los que adoptan alguna de las formas en masculino
(16,67% y 28,79%). La diferencia de 8,08 puntos entre los alumnos que
aceptan formas femeninas y los que sólo aceptan las masculinas es más de
tres veces inferior a la diferencia de 26,58 puntos que encontramos en el caso
de las alumnas. Ello nos indica, claramente, que hay una mayor resistencia a la
aceptación del término en femenino por parte de los alumnos.

Es de destacar, por último, el escaso porcentaje de personas que no han


respondido, en una proporción que afecta casi por igual a alumnas (1,5%) y
alumnos (1,02%).

P9
La siguiente pregunta es la pregunta 9: ¿Te parece bien el uso de “todos y
todas” en los discursos políticos? Las respuestas posibles son: 1 - Sí, es
necesario que se use siempre; 2- Sí, pero no siempre; 3 - Sólo al principio; 4 -
No me parece bien.

Esta es la primera de nuestras preguntas que afectan al segundo de los


parámetros mencionados al principio: El uso de doble género. Digamos, antes
de entrar en valoraciones, que contra este recurso también nos “previenen” las
academias en su Diccionario Panhispánico de Dudas, como ya se ha dicho.

Los resultados se muestran en la siguiente tabla:

Respuesta % total % Alumnas % Alumnos


NS/NC 5,17 5,25 5,06
Sí, siempre 31,83 34,84 27,78
Sí, pero no siempre 35,7 37,08 33,84
Sólo al principio 11,19 11,62 10,61
No me parece bien 16,13 11,24 22,73

Se observan en ella varios datos significativos. En primer lugar, destaca el alto


porcentaje de personas que aceptan el uso del doble género siempre (31,83%)

 
 
1
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

u ocasionalmente (35,7). En conjunto arrojan un porcentaje del 67,53%, lo que


nos indica que la mayoría lo acepta. Si añadimos, además, a las personas que
lo aceptan con restricciones (sólo al principio de los discursos) nos
encontramos con un 78,72% de jóvenes que, en cierta medida, están a favor
de este uso del doble género, o, para ser más rigurosos en la interpretación de
los resultados, jóvenes que no se oponen al mismo, en tanto que únicamente el
16,13% manifiestan que “no les parece bien”. En segundo lugar, queremos
destacar el hecho de que el número de personas que no responden (5,17%) es
más elevado que en la pregunta anterior, lo que parece indicar que el uso de
doble género suscita más dudas que el uso del femenino, conforme a lo que
hemos visto en la pregunta anterior.

Si analizamos los datos por sexos, se observa que los porcentajes de hombres
que aceptan en diversos grados el doble género discurren parejos a los
porcentajes de mujeres, si bien se encuentran siempre por debajo de éstos.
Más aún, parece que la diferencia es mayor cuanto mayor es el grado de
aceptación. Así en las respuestas “Sí, pero no siempre” y “Sólo al principio”,
que suponen un cierto grado, pero no la plena aceptación, el porcentaje de
varones alcanza el 91% del porcentaje de mujeres. En cambio, en el caso de la
respuesta “Sí, siempre”, que supone la plena aceptación, el porcentaje de
hombres conformes apenas alcanza el 80% del de mujeres.

Por último, es de destacar que los porcentajes de mujeres y hombres que no


contestan son muy similares y se encuentran en torno al 5%.

P10
¿Angela Merkel es…?
Respuestas posibles: 1 – canciller; 2 – cancillera; 3 - primer ministro; 4 -
primera ministra.

En este caso, se trata de nuevo de valorar la aceptación de un nombre de


profesión en femenino, pero con un par de factores añadidos que queremos
señalar. En primer lugar, a diferencia del caso anterior (“ingeniera”), que ya
está incluido en el DRAE (con las salvedades que hemos mencionado más
arriba), el término “cancillera”, por responder a una realidad más reciente
(Angela Merkel ha sido la primera cancillera de la historia), aún no ha sido
recogido en el DRAE, o lo que es lo mismo, admitido por la Academia. Existe la
entrada “cancillera”, pero con el sentido de “Cuneta o canal de desagüe en las
lindes de las tierras labrantías”, que no guarda ninguna relación con el que
estamos tratando. En segundo lugar, las respuestas propuestas para esta
pregunta ofrecen dos posibles cargos para elegir: Canciller/a y Primer/a
Ministro/a. En los medios españoles siempre se presenta al “premier” alemán
como “canciller”, así como el británico es “primer ministro” o el francés
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

“presidente de la república”. Sería de esperar que entre personas informadas la


opción sea canciller/a, pero estudiemos los resultados que se ofrecen en la
siguiente tabla:

Respuesta % total (465) % Alumnas % Alumnos


NS/NC 11,62 15,74 6,07
Canciller 63,45 53,94 76,27
Cancillera 8,39 7,5 9,6
Primer ministro 3,66 3,38 4,05
Primera ministra 12,91 19,48 4,05

El primer detalle que llama la atención es que el porcentaje de personas que no


contestan (11,62%) es notablemente superior al que encontramos en las
preguntas anteriores. Esto puede deberse tanto a la resistencia a aceptar el
femenino “cancillera” como a la duda respecto a la correcta denominación del
cargo “cancillera” o “primera ministra”.

No obstante, no parece que este último factor sea el decisivo, por cuanto una
amplia mayoría (71,84%) se decanta por canciller/a frente a un 16,57% que
opta por “primer/a ministro/a”. Si consideramos cada una de estas opciones por
separado vemos que, mientras en el caso de canciller/a la mayoría (63,45%
frente a 8,39%) opta por el masculino, en el caso de “primer/a ministro/a” se
produce lo contario: mientras que tan solo un 3,66% se inclinan por el
masculino, el 12,91% (casi cuatro veces más) optan por el femenino. Hemos de
recordar que en el pasado reciente (el que permanece aún vivo en la memoria
colectiva) ya ha habido precedentes históricos de Primeras Ministras, algunas
mundialmente bien conocidas, como Margaret Thatcher, Indira Ghandi, Golda
Meir o Benazir Bhutto, en tanto que no existen precedentes conocidos de
cancilleras, lo que puede contribuir a que el término “cancillera” provoque cierta
reticencia, por falta de hábito.

El análisis de los datos desglosados por sexos nos ha hecho reconsiderar


nuestras suposiciones.

Hombres y mujeres se inclinan mayoritariamente por “canciller” (76,27% y


53,94% respectivamente), pero, en tanto que los hombres prefieren “cancillera”
(9,6%) a primer ministro o “primera ministra” (4,05% en ambos casos) las
mujeres prefieren “primera ministra” (19,48%) a cancillera (7,5%) y,
definitivamente, “primer ministro” (3,38). Estos datos nos sugieren dos nuevos
supuestos que tendremos que comprobar en otras preguntas:

i) Las mujeres prefieren optar por el término en femenino, siempre que


esté aceptado (“primera ministra”), y
ii) Las mujeres son más renuentes o vacilan más ante las nuevas
incorporaciones, lo que parece venir reforzado por el hecho de que
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

son principalmente mujeres las que no han contestado (15,74%


frente a un 6,07% de hombres).

P12
¿Usas las siguientes expresiones?
Se trata de una pregunta múltiple con la que se pretende medir el grado de uso
(no sólo aceptación) de varias expresiones que corresponden a varios de los
parámetros mencionados en la introducción: (2) uso de doble género, (2) uso
de femeninos en profesiones y (4) uso de colectivos. Alterando el orden en que
aparecen en el cuestionario original, las mostramos aquí agrupadas por el
parámetro a considerar:

Uso de doble género: “Los estudiantes y las estudiantes”


Uso de femeninos en profesiones: “Bedela”, “arquitecta” y “médica”
Uso de colectivos: “profesorado”

También se incluyen en esta pregunta dos expresiones más cuyo uso es


controvertido “violencia de género” (apoyado por los colectivos feministas) y
“violencia doméstica” (creado por la Academia), con el fin de valorar el grado
de aceptación de las propuestas de la Academia.

En todos los casos, las respuestas posibles son: 1 - “A veces”; 2 - “raramente”;


3 - “jamás”. Las dos primeras sugieren un cierto grado de uso (y, en
consecuencia, de aceptación), mayor en el primer caso, en tanto que el último
caso entraña un rechazo absoluto a estas formas.

Pasemos a analizar los resultados.


“Los estudiantes y las estudiantes”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 0,22 0,38 0
A veces 13,34 15,36 10,61
Raramente 34,84 35,21 34,35
Jamás 51,62 49,07 55,06

Analizando los totales, se observa que el número de personas que no utilizan


jamás el doble género en este caso (51,62%) supera al de personas que lo
utilizan a veces o lo hacen raramente, consideradas en conjunto (48,18% en
total).

Distinguiendo por sexos, en al caso de las alumnas los porcentajes


prácticamente se igualan: 49,07% para las que dicen no usarlo jamás, frente al
50,57% que dicen utilizarlo “a veces” o “raramente”. En cambio, en el caso de

 
 
1
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

los alumnos, la diferencia se acentúa a favor de los que no lo utilizan jamás, el


55,06%, frente al 44,96% que dicen utilizarlo ocasionalmente. Estos resultados
parecen indicar que los alumnos son más renuentes al uso del doble género.

Llama la atención el bajo porcentaje de personas que no han contestado a esta


subpregunta: Tan sólo un 0,38% de las alumnas y ningún alumno, quizá porque
estos querían dejar patente su opinión al respecto.

“Bedela”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,73 2,25 1,02
A veces 3,02 3 3,04
Raramente 13,55 15,36 11,12
Jamás 81,73 79,41 84,85

El porcentaje de personas que no lo utilizan jamás es aún mayor en este caso:


Un 81,73% frente al 16,57% que lo hacen ocasionalmente.

Por sexos, el porcentaje de las que se oponen a su uso decrece mínimamente


entre las mujeres (79,41%) siendo algunas más las que lo usan “raramente”.

El porcentaje de abstención es algo más alto que en el caso del ejemplo de


doble género anterior, pero sigue siendo bajo (1,73%), y, al igual que en aquel
caso, es más alto en el caso de las alumnas (2,25%).

“Arquitecta”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 0,22 0,38 0
A veces 38,5 43,83 31,32
Raramente 35,7 35,59 35,86
Jamás 25,6 20,23 32,83

En este caso, el porcentaje de personas que se oponen a su uso (que han


optado por “jamás” en las respuestas) es del 25,6%, claramente inferior al
74,2% de personas que lo usan ocasionalmente (“raramente” o “a veces”) y
que, en consecuencia, no se oponen frontalmente a su uso.

De nuevo, encontramos que la aceptación es mayor entre las alumnas (el


79,42% declaran usarlo ocasionalmente, frente al 20,23% que declaran no
usarlo “jamás”), que entre los alumnos (un 32,83% declaran no usarlo jamás
frente a un 67,18% que dicen usarlo ocasionalmente).

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

En cuanto a las abstenciones, vuelve a ser significativo el bajo porcentaje y el


hecho de que todas ellas correspondan a alumnas. Los alumnos parecen tener
más decidida su posición en un sentido o en el otro. Se podría pensar que tal
vez no se lo cuestionen y respondan impulsivamente, pero no vendría a restar
validez al sondeo. Por el contrario, esta espontaneidad era uno de los objetivos
que se perseguían con la encuesta.

“Médica”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 0,44 0,75 0
A veces 38,5 40,83 35,36
Raramente 28,39 31,84 23,74
Jamás 32,69 26,6 40,91

Los resultados parecen similares a los del caso anterior, pero hay diferencias
que conviene resaltar. El porcentaje de personas que declaran no usarlo jamás
es superior (32,69%) y, en consecuencia, es inferior el de personas que lo usan
ocasionalmente (66,89%). Estos resultados se producen en ambos sexos: si
bien los porcentajes varían entre ellos, tanto el de alumnas que se oponen al
uso, como el de alumnos, son superiores a los de las que se oponían al uso de
“arquitecta”. Quizá se deba al hecho de que tradicionalmente en el habla
coloquial se ha asociado “médica” con la “mujer del médico” y no tanto así con
arquitecta. Así lo registra el DRAE en su tercera acepción (3. f. coloq. desus.
Mujer del médico.) en tanto que no se registra una acepción equivalente para
“arquitecta”.

“Profesorado”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 0,44 0,38 0,51
A veces 27,53 30,72 23,24
Raramente 48,82 47,57 50,51
Jamás 23,23 21,35 25,76

Esta pregunta afecta al cuarto parámetro, el uso de colectivos para evitar el


masculino (o femenino). Al igual que en los casos anteriores, vemos que el
porcentaje de personas que rechazan el uso (23,23%) es muy inferior al de
personas que lo aceptan en algún grado (76,35). Así mismo, el porcentaje de
personas que no contestan es muy bajo, lo que denota que tienen clara su
posición al respecto.

Desglosando por sexos, comprobamos una vez más que entre las alumnas es
inferior el porcentaje de rechazo (21,35%) y mayor el de aceptación, en tanto
que entre los alumnos el porcentaje de rechazo (25,76%) es ligeramente
superior al global, si bien sigue siendo muy bajo en relación al de aceptación.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Parece, pues, que una significativa mayoría, tanto de alumnas como de


alumnos, no cuestiona el uso de colectivos.

Para evaluar la coherencia en las respuestas, hemos cruzado las relativas a las
tres profesiones en femenino (“bedela”, “arquitecta” y “médica”) imponiendo la
condición de que los cuestionarios tuviesen la misma respuesta en los tres
casos. La tabla siguiente resume los resultados obtenidos.

Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos


NS/NC 0 0 0
A veces 1,3 1,88 0,51
Raramente 2,16 1,88 2,53
Jamás 13,77 9,74 19,2

Únicamente un 17,23% de las personas encuestadas han dado las mismas


respuestas en los tres casos. El mayor nivel de coherencia se da en las
personas que han respondido “jamás”, es decir, aquéllas que rechazan el uso
de las tres profesiones en femenino. Los porcentajes de personas que han
respondido “raramente” y “a veces” son sensiblemente inferiores y no hay
ningún caso en el que se hayan dejado sin responder las tres preguntas (el
porcentaje para NS/NC es 0).

Comparando los datos por sexos podemos ver que, en ambos casos, la
proporción de personas que no usan los nombres en femenino supera
ampliamente al de las que los usan. Así mismo, podemos constatar que el
porcentaje de alumnos que de forma sistemática (en las tres preguntas)
rechazan el uso (19,2%) duplica al de mujeres (9,74%).

Hemos vuelto a cruzar los datos, esta vez computando los cuestionarios que
tuviesen en las tres preguntas una cualquiera de las dos respuestas “positivas”:
“A veces” o “raramente”. Los resultados se resumen en la siguiente tabla.

Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos


NS/NC 0 0 0
A veces /
12,05 13,86 9,6
raramente
Jamás 13,77 9,74 19,2

Los porcentajes de respuestas positivas aumentan significativamente


alcanzando, casi, a los de las respuestas negativas. Por otra parte, como
hemos constatado en cada pregunta individual, se aprecia una mayor
tendencia hacia el rechazo de los nombres en femenino por parte de los
hombres (19,2%) que por parte de las mujeres (9,74%). Así mismo, el
porcentaje de mujeres (13,86%) que se inclinan, por el uso de los femeninos,

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

en alguna medida, es superior en los tres casos al de hombres (9,6%), lo que


viene a abundar en los resultados obtenidos en anteriores cuestiones.

“Violencia de género”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 0,22 0,38 0
A veces 54,2 59,18 47,48
Raramente 37,42 35,59 39,9
Jamás 8,18 4,87 12,63

“Violencia doméstica”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 0,22 0,38 0
A veces 27,75 29,22 25,76
Raramente 43,88 43,08 44,95
Jamás 28,18 27,35 29,3

Claramente el primer término parece tener más aceptación que el segundo. En


el primero un 91,62% declaran usarlo ocasionalmente frente a un 8,18% que no
lo hacen jamás. En el segundo, el porcentaje de los que lo usan
ocasionalmente baja hasta el 71,63% en tanto que el de las personas que no lo
usan jamás sube hasta el 28,18%. Atendiendo a los datos por sexos, en ambos
casos las mujeres son ligeramente más proclives que los hombres al uso de
estas expresiones. En el caso de “violencia de género”, el porcentaje de
hombres que no la usan jamás, aún siendo mucho más bajo que el de los que
sí la usan, casi triplica el porcentaje de mujeres que no lo usan.

P13
¿Escribirías lo siguiente?
De nuevo se trata de una pregunta múltiple con la que pretendemos medir el
uso de varias expresiones que corresponden a los cuatro parámetros
mencionados en la introducción: Uso de la arroba @, uso de doble género, uso
de femeninos en profesiones y uso de colectivos.

Se introducen además dos cuestiones relativas al uso del masculino en


profesiones tradicionalmente consideradas femeninas: “amo de casa” (en “es
jubilado y amo de casa”) y “azafato” (en “Antonio trabaja de azafato”).

En todas las preguntas de este grupo, las dos únicas respuestas posibles son:
1 - “Sí, sin problemas” y 2 - “no”. La primera sugiere una aceptación absoluta y
el uso incondicional de las expresiones propuestas en tanto que la segunda
supone un rechazo a estas formas.
Analizaremos los resultados por grupos, lo que nos permitirá establecer
comparaciones con más facilidad.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Uso de la arroba
“alumn@s”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,51 1,88 1,02
Sí, sin problemas 66,24 71,17 59,6
No 32,26 26,97 39,4

“bienvenid@s”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,73 2,25 1,02
Sí, sin problemas 65,38 68,54 61,12
No 32,91 29,22 37,88

Los resultados son muy similares en ambos casos. Globalmente, el porcentaje


de personas que aceptan y usan estas expresiones con arroba duplica al de las
que no lo aceptan. Cabe destacar que, como viene siendo la tónica en todas
las preguntas, el porcentaje de mujeres que usan la arroba es mayor que el de
hombres, en tanto que el de hombres que lo rechazan es superior al de
mujeres. No obstante, encontramos unas ligeras variaciones entre ambos
casos que no dejan de ser llamativas. El número de mujeres que aceptan
“alumn@s” es superior al de las que aceptan “bienvenid@s”; por el contrario,
son más los hombres que aceptan “bienvenid@s” que los que aceptan
“alumn@s”.

Los porcentajes de abstención son en ambos casos bajos, lo que de nuevo nos
indica que la juventud tiene su punto de vista muy claro respecto a estos usos.

Uso de doble género


“Es un derecho de todas y todos los españoles”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 2,16 3 1,02
Sí, sin problemas 54,63 60,3 46,97
No 43,23 36,71 52,03

Se mantiene la mayoría (54,63%) a favor del uso, pero la diferencia con el


número de personas que se oponen (43,23%) se reduce sustancialmente.
Entre las mujeres, las que están a favor (60,3%) siguen siendo casi el doble
que las que no lo están (36,71%), pero entre los hombres, los que están en
contra (52,03%) superan en número a los que están a favor (46,97%). El
resultado es similar al que encontramos en la pregunta 12R (“los estudiantes y
las estudiantes”), en la que el número de personas que “jamás” lo utilizarían
superaba al de personas que lo utilizarían “a veces” o “raramente”, tanto entre
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

los hombres como entre las mujeres. Esto parece indicar que, de los
fenómenos analizados hasta el momento, la duplicación es el que produce
mayor rechazo.

El porcentaje de respuestas en blanco, pese a seguir siendo bajo, es superior


al de los casos de uso de arroba, lo que refuerza la impresión de que el uso de
doble género motiva un mayor rechazo.

Uso de femeninos en profesiones:


“Aparejadora”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,3 1,5 1,02
Sí, sin problemas 56,56 62,18 48,99
No 42,16 36,33 50

“Jefa de secretaría”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,08 1,13 1,02
Sí, sin problemas 77,21 80,53 72,73
No 21,73 18,36 26,27

“María estudió Económicas y ahora trabaja de gerenta de una empresa”


Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 0,87 0,75 1,02
Sí, sin problemas 26,24 25,85 26,77
No 72,91 73,41 72,23

A simple vista se comprueba que existen notables diferencias en los tres casos.
“Jefa de secretaría” es aceptada mayoritariamente, en tanto que “gerenta”
suscita amplio rechazo, situándose “aparejadora” a mitad de camino entre
ambos casos extremos. El porcentaje de abstención es muy bajo en los tres
casos.

Comparando por sexos, en los casos de “aparejadora” y “jefa de secretaría” los


porcentajes a favor son netamente superiores en las alumnas, en tanto que es
mayor el porcentaje de alumnos que se manifiestan en contra llegando, en el
caso de “aparejadora”, a alcanzar la mitad de los encuestados. El caso más
llamativo es el de “gerenta”. Aún estando admitido por la Real Academia,
alumnas y alumnos se manifiestan mayoritariamente en contra, superando
incluso el porcentaje de alumnas en contra (73,41%) al de alumnos (72,23%).
Estos tres ejemplos nos hacen pensar que el hecho de aceptar y utilizar (o no)
alguna de estas expresiones tiene más que ver con estereotipos sociales de
género (oficios tradicionalmente asociados a hombre o mujer) o prejuicios
 
 
1
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

(asociar el prestigio de una profesión al masculino, como en el caso de la


sumillera de un Parador de Turismo, a quien preguntamos por su profesión y
nos dijo, sin dudarlo un instante, que prefiere referirse a sí misma como
“sumiller”) que con razones estrictamente lingüísticas. Sólo así se puede
explicar que la mayoría acepte y pueda utilizar “jefa de secretaría”, que sólo la
mitad de los hombres utilice “aparejadora” y que “gerenta” suscite un rechazo
casi generalizado (72,91% global). Tradicionalmente el papel de “secretaria” ha
correspondido esencialmente a las mujeres y, aun cuando no es tan común
que nos refiramos a “jefas” como a “jefes”, limitado al ámbito de la secretaría es
aceptable, puesto que la “jefa de secretaría” seguiría siendo una secretaria
más. Por el contrario, el oficio de “aparejador” ha sido tradicionalmente ejercido
por el varón, por lo que “cuesta” admitir que pueda ejercerlo una mujer y, en
consecuencia, hay una cierta resistencia a utilizar “aparejadora”.

En cuanto a “gerenta”, los puestos de dirección han recaído, tradicionalmente,


en manos masculinas. Aún hoy y pese a las leyes de igualdad que existen en
numerosos países, los puestos de dirección siguen recayendo
mayoritariamente en manos masculinas. De ahí que cualquier término asociado
a un puesto de dirección, “director”, “manager”, “gerente”, “interventor”, etc. se
asocien automáticamente al masculino.

Uso de colectivos:
“La televisión debe estar al servicio de la ciudadanía”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 2,37 3 1,52
Sí, sin problemas 66,46 65,17 68,19
No 31,19 31,84 30,31

En este caso nos encontramos con que el número de personas que aceptan y
pueden usar el abstracto “ciudadanía” (66,46%) duplica al de las que no lo
aceptan. Al analizar por sexos vemos que, en contra de lo que hemos
encontrado en preguntas anteriores, el porcentaje de alumnos a favor supera al
de alumnas, en tanto que el porcentaje de alumnos en contra es inferior al de
alumnas. Esto parece sugerir que el uso de nombres colectivos y abstractos no
suscita entre los alumnos el rechazo que suscita el doble género o el uso de
femeninos en determinadas profesiones. No podemos asegurarlo, no obstante,
puesto que la opción elegida en esta pregunta puede responder a su
significado y no a la opción lingüística; es decir, se puede haber mostrado la
conformidad o disconformidad con el enunciado en su conjunto. En tal caso, las
respuestas no necesariamente significarían que se esté de acuerdo o no con
utilizar “ciudadanía” en vez de “los ciudadanos”, sino que se está de acuerdo o
no con que la televisión debe cumplir una función social, al servicio de la
ciudadanía.
 
 
1
78
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  

Nos quedan por analizar dos preguntas singulares que corresponden al uso de
expresiones sexuadas, pero en las que, a diferencia de las que hemos visto
hasta el momento, es el masculino el que se deriva del femenino. Es lo que la
Real Academia denomina el “masculino regresivo”1, el uso del masculino en
profesiones tradicionalmente femeninas: “amo de casa” (derivado de “ama de
casa”) y “azafato” (derivado de “azafata”).

“Es jubilado y amo de casa”


Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,3 1,5 1,02
Sí, sin problemas 64,31 67,05 60,61
No 34,41 31,47 38,39

“Antonio trabaja de azafato”


Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,94 2,63 1,02
Sí, sin problemas 66,24 68,54 63,14
No 31,83 28,84 35,86

En ambos casos, el porcentaje global de personas que usarían estas


expresiones “sin problemas” viene a duplicar al de las que no las usarían. Nos
parece destacable el hecho de que en ambos casos sean las alumnas quienes
más se decantan a favor (67,05% y 68,54% frente a 60,61% y 63,14% de
alumnos), en tanto que los alumnos que se manifiestan en contra superan a las
alumnas. Es decir, en estos dos casos se mantiene la tónica que hemos
constatado en todas las preguntas relativas al uso de profesiones en femenino.
Podríamos englobar los casos anteriores y estos, en los que se ha invertido la
pauta, en una categoría común de profesiones que se presentan en un género
que no es el tradicional. Aproximadamente dos tercios de las personas
encuestadas se muestran a favor de utilizarlo.

P15
¿Qué sientes si alguien escribe o te dice lo siguiente?
En esta nueva pregunta múltiple se pretende insistir en la valoración del uso de
varias expresiones que corresponden a los tres primeros parámetros: Uso de la
arroba @, uso de doble género y uso de femeninos en profesiones. Las

1
“Son asimismo comunes en cuanto al género los sustantivos formados con el sufijo -ista: el/la
ascensorista, el/la electricista, el/la taxista. Es excepcional el caso de modista, que a partir del masculino
normal el modista ha generado el masculino regresivo modisto.” (3. FORMACIÓN DEL FEMENINO EN
PROFESIONES, CARGOS, TÍTULOS O ACTIVIDADES HUMANAS., b; http://buscon.rae.es/dpdI/)

 
 
1
79
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

respuestas posibles, en este caso, son cinco, que van de la oposición absoluta
a la aceptación, lo que nos permitirá refinar la valoración:
1 - lo odias; 2 - no te gusta mucho; 3 - lo aceptas, aunque no te guste; 4 - te
gusta; 5 - te es indiferente.

Uso de la arroba @:
“Estimad@s compañer@s”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,94 1,88 2,03
Lo odias 5,81 4,12 8,09
No te gusta mucho 14,63 14,99 14,15
Lo aceptas, aunque no te guste 12,69 12,74 12,63
Te gusta 33,12 39,33 24,75
Te es indiferente 31,83 26,97 38,39

“Estás invitad@ a mi fiesta”


Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,94 1,88 2,03
Lo odias 4,74 3 7,08
No te gusta mucho 9,25 9,74 8,59
Lo aceptas, aunque no te guste 11,4 11,24 11,62
Te gusta 46,24 52,81 37,38
Te es indiferente 26,46 21,35 33,34

Observamos en ambos casos los siguientes hechos: El porcentaje más alto


corresponde a las personas que declaran que “les gusta”, seguido de aquellas
a las que les resulta indiferente. Por el contrario, los porcentajes más bajos
corresponden a las personas que se oponen radicalmente, habiendo optado
por “lo odias”. Entre quienes declaran que no les gusta hay más vacilación: En
el primer caso quienes lo aceptan, pese a no gustarles son menos que quienes
no lo aceptan, en tanto que en el segundo caso estas proporciones se
invierten. En ambos casos, si consideramos conjuntamente las respuestas
positivas (“te gusta” y “lo aceptas, aunque no te guste”) y las negativas (“lo
odias” y “no te gusta mucho”) las positivas duplican a las negativas, en el
primer ejemplo (45,81% frente a 20,44%), y las triplican en el segundo (57,64
frente a 13,99%) que, además, deja indiferentes a un número menor de
personas (26,46%).

Analizando las respuestas por sexos se comprueba fácilmente que en ambas


preguntas se mantiene la tónica general de la encuesta: Las alumnas son más
favorables y se oponen en menor medida, siendo también menor el número de

 
 
1
80
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

indiferentes, en tanto que los alumnos se manifiestan ligeramente menos a


favor y más indiferentes u opuestos.

Uso de doble género


“Sólo tendrán derecho a examen final los alumnos y alumnas que hayan
asistido al menos al 80% de las clases prácticas”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,3 1,5 1,02
Lo odias 8,82 7,12 11,12
No te gusta mucho 14,84 13,86 16,17
Lo aceptas, aunque no te guste 41,08 45,7 34,85
Te gusta 19,14 20,6 17,18
Te es indiferente 14,84 11,24 19,7

“Querido/a amigo/a”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 1,73 1,5 2,03
Lo odias 3,66 4,5 2,53
No te gusta mucho 13,34 14,99 11,12
Lo aceptas, aunque no te guste 10,11 9,37 11,12
Te gusta 34,2 34,46 33,84
Te es indiferente 36,99 35,21 39,4

En ambos casos, el porcentaje de respuestas positivas supera en más del


doble al de repuestas negativas: 60,22% frente a 23,66% en la primera
pregunta y 44,31% frente a 17% en la segunda. No obstante, se aprecia más
vacilación que en las preguntas anteriores y hay una mayor diferencia entre las
dos preguntas entre quienes les gusta o lo aceptan sin llegar a gustarles. La
segunda (“querido/a amigo/a”) es preferida por más personas, aunque también
deja indiferente a la mayoría, en tanto que la primera es aceptada, pero no
gusta y deja menos indiferente.

Parece que la fórmula de incluir una barra y la doble terminación es preferida a


la duplicación con doble género, algo que ya habíamos constatado en el
análisis de los datos relativos a la pregunta 13 (“Es un derecho de todas y
todos los españoles”).

En cuanto a las diferencias por género, se mantiene la tónica general: Las


alumnas son más propicias al uso del doble género, menos indiferentes y se
oponen en menor medida.

 
 
1
81
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Uso de femeninos en profesiones:


“Tras el accidente tuvo que ver mi coche una perita de la Compañía de
Seguros”
Respuesta % Total % Alumnas % Alumnos
NS/NC 2,59 3,38 1,52
Lo odias 15,06 12,36 18,69
No te gusta mucho 29,04 32,96 23,74
Lo aceptas, aunque no te guste 11,19 10,12 12,63
Te gusta 10,97 11,62 10,11
Te es indiferente 31,19 29,59 33,34

En este caso, nos encontramos con que las respuestas negativas (44,1 %,
agrupando “lo odias” y “no te gusta mucho”) duplican a las positivas (22,16%
correspondientes a “lo aceptas aunque no te guste” y “te gusta”), que están
también en minoría frente a las personas a las que les resulta indiferente
(31,19%).

Curiosamente, esta es una de las pocas preguntas en las que las mujeres
superan en respuestas negativas a los hombres (45,32% frente a 42,43%), en
tanto que quedan por debajo en respuestas positivas 21,74% frente a 22,74%.

Conclusiones

Al diseñar el sondeo nos preguntábamos en qué medida cada uno de estos


recursos es aceptado por la juventud. También nos preguntábamos si habría
diferencias en la actitud de alumnos y alumnas respecto a estos cambios. Por
último, pretendíamos llegar a saber cuáles de estos usos son mejor aceptados
y cuáles peor, tratando de indagar las causas que motivan estas diferencias.

Sin necesidad de recurrir a una estadística más refinada, de las respuestas a


todas las preguntas pertinentes se deduce que hay una mayoría de jóvenes
que aceptan sin reticencias los usos propuestos para evitar la discriminación
lingüística, lo que vendría a dar respuesta al primero de nuestros interrogantes
y a refutar nuestra hipótesis de partida.

En respuesta a la segunda de nuestras preguntas, hemos comprobado que,


salvo en un par de casos, que hemos comentado, siempre es mayor el número
de alumnas que están a favor de estos usos que el de alumnos, si bien, incluso
en el caso de éstos, la aceptación es mayoritaria.

En relación con el tercer interrogante, hemos constatado que los usos más
controvertidos son el doble género, especialmente cuando supone duplicación

 
 
1
82
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

de términos, y el de determinados nombres en femenino. Por el contrario, los


menos controvertidos son el uso de la arroba, si bien no en todos los casos por
igual, y el de los nombres colectivos y abstractos, que no parecen plantear
problemas. No sólo los porcentajes de las personas que aceptan estos últimos
usos son mayores, sino que también es menor el grado de duda que suscitan,
lo que se ve reflejado en los bajos porcentajes de respuestas en blanco en
estos casos.

En el caso de los nombres en femenino, hemos apreciado que el grado de


aceptación tiene que ver con dos factores. Uno, de carácter social, es el
prestigio o los prejuicios asociados a determinadas profesiones; el segundo es
la relativa “novedad” del término. Podríamos concluir que la aceptación es una
cuestión que depende del tiempo: “bedela”, que está recogida en el DRAE, y
“cancillera”, que no lo está aún, son menos aceptadas (y mucho menos
usadas) que “médica” o “arquitecta”, que están más consolidadas en la lengua,
porque llevan más años en uso. Esto nos lleva a pensar que las
recomendaciones de la Academia tienen escaso efecto entre el alumnado,
salvo en el caso de las personas que siguen cursos impartidos por los
departamentos de lengua, que siguen los dictados de la Academia. Así,
“cancillera”, que no está admitido en el diccionario, no provoca un rechazo
significativamente mayor que “bedela”, que sí lo está. El uso o el rechazo
tienen pues mucho que ver con la costumbre, y no tanto con la norma
impuesta.

Estos datos probablemente demuestran que no se deberían desestimar los


efectos del cambio verbal que está teniendo lugar en el español en nuestro
país. Aunque en algunos ámbitos parece que las directrices anti-sexistas no se
cumplen, en otros están cuajando y, pese a la fiereza de los ataques por parte
del cuerpo normativo del español y de parte de la prensa, algunas fórmulas
anti-sexistas parecen gozar de una legitimidad relativamente formidable entre
el alumnado universitario, especialmente entre las mujeres. Algo que ya debían
saber las empresas públicas y privadas que han ido incorporando fórmulas no
sexistas a su publicidad.

El último trabajo de Bernard Spolsky (2006) sugiere que empecemos a


interrogarnos sobre lo que constituye un éxito y un fracaso de una política
lingüística. Parte del “éxito” de la reforma antisexista del español, si es que
existe tal “éxito”, es que se ha construido a partir de un movimiento feminista de
base y mantenido por las femócratas (por utilizar el término acuñado por
Eisenstein en 1997) de los gobiernos autonómicos y estatales de los últimos
años. ¿Debemos colegir que la ley puede implementarse a nivel micro
simplemente con estos dos colectivos de asociaciones feministas y
femócratas? La respuesta es un rotundo NO. Pero un principio básico de la

 
 
1
83
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

sociolingüística es que las lenguas encarnan imágenes de identidad, relaciones


y realidades sociales. Cuando la política oficial alienta a la sociedad a utilizar
lenguaje no sexista, proporciona también a esa sociedad una imagen en
construcción de sí misma como sociedad igualitaria, en la que las mujeres
reclaman estar representadas. Las políticas de igualdad social han creado un
entorno simbólico en el que algunas fórmulas del lenguaje no sexista se han
normalizado, incluso más allá de los dominios marcados por la ley, lo que
parece estar en consonancia con lo que afirmaron Ehrlich & King en 1998,
respecto a las modificaciones antisexistas que se habían producido en el inglés
de diversos países: «una reforma lingüística antisexista tienen más
probabilidades de triunfar si se produce dentro un contexto de iniciativas
sociopolíticas de mayor alcance cuyos objetivos primordiales sean la
erradicación del sexismo social, como podrían ser la ley contra la violencia de
género o la ley de igualdad laboral efectiva entre mujeres y hombres». Quizá el
cambio en la actitud de la juventud universitaria, muy especialmente de las
jóvenes, ante las fórmulas de lenguaje no sexista resida en la asociación
psicológica del lenguaje no sexista, con la lucha por acabar con las
discriminaciones de género. Lo cual no significa, por supuesto, que la política
gubernamental haya sido un éxito rotundo, pero sí quizá un éxito parcial.

 
 
1
84
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

4. El ámbito de la enseñanza de español como lengua


extranjera

Los manuales de enseñanza de español como lengua extranjera

Nos pareció relevante examinar si los libros de texto para enseñar español
como lengua extranjera (ELE) han sido capaces de recoger la feminización que
está teniendo lugar en la lengua y si han transmitido el debate sociolingüístico
que está teniendo lugar en España. Las preguntas que nos hicimos fueron dos:

1. ¿Recogen los manuales de ELE usos feminizados para profesiones y


ocupaciones de mujeres?
2. ¿Se hacen eco del presente debate sociolingüístico que está teniendo
lugar en la sociedad española y lo presentan al profesorado de ELE?

Para ello, se procedió al análisis de 60 manuales de ELE, publicados o re-


editados desde 1997. De los 60, 49 eran manuales generales, cinco eran libros
de vocabulario y otros cinco eran gramáticas de español. A efectos
comparativos, dividimos el corpus en dos sub-corpus, que correspondían a los
periodos 1992-2003 y 2004-2008.

Distribución de muestras

Fecha Manuales Libros de Gramáticas


Publicación vocabulario de ELE
Después 2004 26 2 3
Antes de 2004 23 3 3

El estudio permite concluir que únicamente un curso utiliza conscientemente


lenguaje no sexista en su redacción (Cerrolaza et al. Planet@ ELE: Libro de
referencia gramatical. Madrid: EDELSA, 1999). El resto tiene todos sus textos
(lecturas, ejercicios, explicaciones gramaticales o léxicas) redactadas en
masculino genérico, sin indicación alguna del cambio experimentado por la
lengua.

Por otra parte, pocos de los 60 libros analizados recogen en su propio título
denominaciones no sexistas:

Denominaciones no-sexistas/sexistas en los títulos de los manuales

 
 
1
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   
2009

Denominaciones sexistas Publicados antes 2004 Public. después 2004


Libro del profesor 8 11

Guía del profesor 2 4

Guía didáctica para el profesor 1 0

Libro del alumno 8 10

Denominaciones sexistas Publicados antes 2004 Public. después 2004

Guía didáctica 3 3

Libro de clase 0 1

Respecto a la inclusión de los términos profesionales en femenino, la


decepción es grande: en los últimos cinco años, las profesiones mencionadas
en masculino, no sólo han aumentado considerablemente, sino que tienen
mayor prioridad y visibilidad en los manuales de Español como Lengua
Extranjera publicados en nuestro país. Las profesiones en femenino de más
reciente incorporación al habla cotidiana (como médica, ingeniera, etc) no
aparecen o aparecen mayoritariamente en masculino.

Porcentaje de profesiones más frecuentes (comunes a todos los manuales)

Antes de Después Incremento


2004 2004
Femenino 29.59% 22.97% -22.38%
Masculino 67.29% 66.22% -1.6%
Ambas formas 1.56% 10.47% +571.16%
Forma masculina para
mujeres 1.56% 0.34% -78.21%

Porcentaje del total de profesiones mencionadas

Antes de Después Incremento


2004 2004
Femenino 21.84% 17.42% -20.24%
Masculino 74.39% 72.86% -2.06%
Ambas formas 2.48% 8.33% +235.89%
Forma masculina para
mujeres 1.32% 1.41% +6.82%

 
 
1
86
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Respecto al debate social y lingüístico que está teniendo lugar en nuestro país,
de todas las recomendaciones al profesorado que los manuales estudiados
hacen, únicamente un manual (A Fondo) plantea el cambio que la sociedad
española está sufriendo respecto a la feminización verbal y la respuesta que se
está dando al androcentrismo. Los otros 59 manuales pasan por alto la
cuestión.

La mayoría de los manuales se escudan en el Plan Curricular del Instituto


Cervantes, el cual efectivamente no menciona en ningún momento la mera
existencia de un sesgo sexista o androcéntrico en el uso de la lengua, ni forma
alguna de lidiar con él. Una de las conclusiones es la necesidad de transmitir
estas conclusiones al Instituto Cervantes.

 
 
1
87
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

5. El ámbito jurídico
Desde los años 80, organismos que abarcan desde la Unión Europea o el
gobierno de España hasta los diversos gobiernos autonómicos, e instituciones
como la UNESCO han emitido sugerencias primero y recomendaciones
después, alentando a la utilización de un lenguaje libre de sexismo (VV.AA
1986, 1990a). Las recomendaciones instaban, en primer lugar, a nombrar a las
mujeres en femenino en sus cargos y títulos profesionales, y, en segundo lugar, a
redactar los textos de los ámbitos jurídico-administrativos, periodísticos y
educativos mediante un lenguaje neutral. La recomendaciones venían
legitimadas por el “Informe del Director General de UNESCO sobre la revisión de
todos los textos fundamentales para velar por la utilización de fórmulas y términos
de género neutro” (1986 y 1990), las Recomendaciones del Secretario General
del Consejo de Europa de 1986 y la Recomendación del Consejo de Ministros del
Consejo de Europa aprobada el 21 de febrero de 1990. A estas
recomendaciones siguieron en el estado español diversas resoluciones,
órdenes y normativa, que hemos recogido en nuestros trabajos, que hacen
referencia a la obligación o recomendación de implementación de un lenguaje
libre de tintes sexistas o androcéntricos, en el que la presencia femenina quede
visible. Las disposiciones aprobadas en los últimos años exhortando a la
feminización verbal y al uso de un lenguaje no sexista culminaron en la Ley
Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y
hombres, en la que no sólo se obliga a los medios públicos RTVE (artículo
37.1) y Agencia EFE (artículo 38.1) a perseguir el objetivo de «utilizar el
lenguaje de forma no sexista», sino que se propone como criterio general de
actuación de los poderes públicos «la implantación de un lenguaje no sexista
en el ámbito administrativo, y su fomento en la totalidad de las relaciones
sociales, culturales y artísticas» (artículo 14. pf.11). Lo cierto es que los efectos
ya se están dejando notar en el ámbito jurídico en los últimos años.

Así pues, en el marco de este proyecto, además de prestar atención a los


cambios experimentados en el lenguaje de los medios y en la web 2.0, nos
hemos preocupado por analizar el impacto que la feminización del lenguaje ha
tenido y está teniendo en el ámbito normativo. Nos formulábamos, en este
sentido, una serie de preguntas iniciales que han guiado nuestra investigación:

o ¿Ha habido precedentes históricos en la adopción de un lenguaje


neutral? Si los ha habido ¿cuáles han sido?

o ¿Cuáles son las tendencias actuales en la adopción de un lenguaje


neutral en el ámbito jurídico?

 
 
1
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

o ¿Qué barreras se oponen a la adopción plena de un lenguaje neutral?

o ¿Hacen las distintas administraciones el mismo hincapié en la necesidad


de feminizar el lenguaje? ¿Utilizan las mismas estrategias? ¿Son
homogéneos los resultados obtenidos en los distintos ámbitos
legislativos?

o ¿Tendrán las prácticas que hoy se observan lugar en el futuro, o se


tratará, por el contrario, de una tendencia pasajera?

Los diversos estudios acometidos, en busca de respuestas a estas preguntas,


se orientan en tres líneas principales:

1. Estudio diacrónico de los aspectos más relevantes del recorrido


realizado a lo largo del último siglo.
2. Un diagnóstico de algunos de los problemas que se detectan, tanto en
los intentos anteriores (puestos de manifiesto en los estudios
diacrónicos) como en los últimos cuerpos normativos, cuya redacción se
ha acometido ya con voluntad expresa de adoptar un lenguaje neutral.
3. Por último, a tenor de las dificultades o deficiencias observadas en
nuestros estudios se realizan una serie de propuestas que podrían
contribuir a solventar determinadas carencias en el marco del lenguaje
normativo.

Con estos estudios se pretende aportar información, suscitar interés por la


cuestión que se trata y poner de manifiesto determinados aspectos que se ha
manifestado problemáticos y para los que aún no se ha encontrado una
solución plenamente satisfactoria.

Estudio de las iniciativas de feminización.

El recorrido comienza con la discusión del argumento de que las mujeres,


cuando han sido nombradas en los textos jurídicos en el pasado, ha sido,
frecuentemente, para asegurar su sometimiento a determinadas normas
restrictivas y, en consecuencia, desfavorables para ellas. Constatamos, no
obstante, que no fue así en todos los casos. En este sentido, se presta
atención a algunos precedentes muy interesantes que nos remontan a las
primeras décadas del siglo pasado. En ellos ya se aprecia la intención de hacer
visibles a las mujeres en determinadas parcelas. Nos encontramos, no
obstante, ante meras referencias puntuales que no constituyen una tendencia
general.

 
 
1
89
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

En los últimos años del siglo pasado se abre un periodo en el que,


nuevamente, encontramos aportaciones en el panorama jurídico. Si a principios
de siglo se trataba de referencias puntuales, en este nuevo período
encontramos una mayor continuidad y sistematicidad. En esta época pueden
localizarse abundantes manifestaciones representativas en el plano
administrativo, si bien es cierto que ya entonces se venía bosquejando la
dirección que tomaría el proceso en los años siguientes en el plano legislativo.
Las manifestaciones que se observan en los boletines oficiales no son
abundantes en este aspecto, pero un estudio detallado de los diarios de las
Cortes nos pone de manifiesto que, ya en esta época, había una clara
preocupación centrada en la parcela legislativa. Las manifestaciones se
observan tanto en el plano estatal como en algunas Comunidades Autónomas.

Ya en un plano sincrónico, nuestros estudios en esta línea se continúan con el


análisis de las manifestaciones que han venido apareciendo desde el comienzo
de la década en curso, hasta prácticamente nuestros días. En este período
más reciente, se observa un compromiso mucho mayor, tanto desde la parcela
cuantitativa como desde la cualitativa. En el plano estatal resultan
especialmente representativas determinadas regulaciones relativas al
Congreso, a la igualdad y a la educación, si bien es cierto que las aportaciones
no quedan restringidas a estas parcelas.

La última década del siglo XX

Como ya hemos señalado, en la última década del siglos pasado se observa un


interés continuado en la redacción de textos normativos y administrativos,
conforme a los usos no sexistas del lenguaje. A continuación ofreceremos una
relación representativa de algunas manifestaciones, pero antes, quisiéramos
dejar constancia de algunos factores –algunos de ellos ya anunciados en la
introducción de este apartado– que, en cierto modo, podrían considerarse
como impulso de las prácticas que nos ocupan. Entre ellos, desde una
perspectiva internacional pueden considerarse las resoluciones de la UNESCO
que promueven entre los Estados la utilización de un vocabulario igualitario.
Desde la perspectiva europea merece especial mención una Recomendación
del Comité de Ministros a los Estados miembros sobre la eliminación del
sexismo en el lenguaje, que apareció en el año 1990, y que se enmarcaba en
el contexto del Plan La Europa de las democracias: humanismo, diversidad,
universalidad. En ella se recomienda a los gobiernos de los Estados miembros
que fomenten un lenguaje que refleje el principio de igualdad entre mujer y
hombre. Con tal fin, se establecen algunas medidas y, entre ellas, la de que la
terminología empleada en los textos jurídicos, la administración pública y la
educación, se encuentre en armonía con el principio de igualdad de sexos. En
lo que toca al ámbito nacional hemos de destacar la aparición de numerosos

 
 
1
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
planes de igualdad, de iniciativas como la comisión NOMBRA, con la que se
denunció el sexismo en la lengua, o de los trabajos que se llevaron a cabo
durante de la década de los ochenta desde el feminismo teórico, donde
también se descubre el sexismo en el uso del lenguaje.

Contexto estatal

En 1995 se publicó la Orden de 22 de marzo de 1995 por la que se adecua la


denominación de los títulos académicos oficiales a la condición masculina o
femenina de quienes los obtengan. Su texto plantea diferenciar el masculino y
el femenino en las profesiones y actividades que tradicionalmente se venían
designando en masculino; una propuesta con la que se pretendía evitar la
discriminación por razón de sexo y representar adecuadamente a las mujeres
en el lenguaje (en el anexo de la orden encontramos una relación de términos
feminizados). A propósito de este texto, la Real Academia Española emitió un
dictamen favorable a la feminización de los títulos, aunque manifestó la opinión
de mantener inalterado el uso de las denominaciones que, por su terminación,
valen tanto para el masculino como para el femenino2.

En consonancia con la anterior disposición encontramos el Real Decreto


733/1995, de 5 de mayo, sobre expedición de títulos académicos y
profesionales correspondientes a las enseñanzas establecidas por la Ley
Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema
Educativo. Su anexo I incluye el modelo general del texto del título. En él puede
localizarse en numerosas ocasiones el uso de la barra, principalmente cuando
aparecen los artículos (“el/la”), pero no exclusivamente (también se aprecia, v.
gr., en “Don/doña” o “nacido/a”)3.

Como vemos, las propuestas que surgieron en el contexto estatal se advierten


de modo principal en el plano administrativo. Sin embargo, debe señalarse que
antes de que la década concluyese, en algunas leyes ya se puede apreciar un
bosquejo de la línea que iba a cursar el proceso que nos ocupa en el periodo
posterior. Es el caso de la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la
conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras; una
norma en la que se percibe una intención, quizá testimonial principalmente (el
texto contiene numerosas fórmulas no neutrales), de hacer visible a la mujer en
el texto4. Así lo demuestra, por ejemplo, la alternancia de términos en el
desdoblamiento compuesto por “mujeres” y “hombres”5.
2
Orden de 22 de marzo de 1995 por la que se adecua la denominación de los títulos académicos oficiales a la
condición masculina o femenina de quienes los obtengan. BOE, núm. 74, Martes 28 marzo 1995, pp. 9477 y 9478.
3
REAL DECRETO 733/1995, de 5 de mayo, sobre expedición de títulos académicos y profesionales correspondientes
a las enseñanzas establecidas por la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema
Educativo. BOE, núm. 131, Viernes 2 junio 1995, p. 16194.
4
LEY 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas
trabajadoras. BOE, núm. 266, Sábado 6 noviembre 1999, pp. 38935 y 38936, entre otras.
5
LEY 39/1999, de 5 de noviembre…, p. 38935.
 
 
1
91
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  

Contexto autonómico

En la década de los noventa la Administración estatal comenzó a recorrer el


camino que conduce a la obtención de un lenguaje neutral en muchas de sus
expresiones. De forma coetánea, en el orden autonómico también fueron
surgiendo algunas manifestaciones desarrolladas en la misma línea. El
contexto andaluz se presenta como uno de los más representativos. En él
localizamos la Orden de 24 de noviembre de 1992, conjunta de la Consejería
de Gobernación y de la Consejería de Asuntos sociales de la Junta de
Andalucía sobre la eliminación del lenguaje sexista en los textos y documentos
administrativos6. En su texto se recomienda la utilización del género femenino
cuando se haga referencia a puestos y cargos administrativos ocupados por
mujeres, la mención de estos puestos y cargos en femenino y masculino
conjuntamente, o una redacción que refleje sin ambigüedad a mujeres y
hombres en ofertas de empleo, relaciones de puestos de trabajo y
convocatorias de concursos y oposiciones7.

También procedente de Andalucía encontramos la Orden conjunta de 19 de


febrero de 1993, de las Consejerías de la Presidencia y de Asuntos Sociales,
por la que se dictan normas para el cumplimiento del principio de no
discriminación por razón de sexo en la información y divulgación de la acción
institucional de la Junta de Andalucía. Entre otras cosas, en ella se considera
que las campañas referidas a la formación y/o trabajo harán referencia expresa
a hombres y mujeres. En lo relativo al aspecto formal del texto, podemos
destacar el uso de la barra (“andaluces/as”) o determinadas fórmulas con las
que se pretende evitar los usos sexistas (v. gr., “personas responsables”8).

Dentro del contexto autonómico hemos de referirnos también a una Instrucción


de 1994, dirigida a la Administración vasca. En ella el Lehendakari solicitaba
que no se incurriera en discriminación alguna por el uso de un lenguaje sexista
en disposiciones normativas, documentos administrativos y campañas de
divulgación9.

6
Se trata de una norma que encuentra la inspiración en el Plan de Igualdad de Oportunidades aprobado por acuerdo
del Consejo de gobierno de la Junta de Andalucía, el 30 de enero de 1990. Éste comprende acciones y medidas
orientadas a la revisión de textos reglamentarios, con el fin de evitar expresiones y usos que contribuyan a reforzar
actitudes de desigualdad hacia las mujeres.
7
Orden de 24 de noviembre de 1992, conjunta de la Consejería de Gobernación y de la Consejería de Asuntos
Sociales, sobre la eliminación del lenguaje sexista, en los textos y documentos administrativos. (disponible en
http://www.juntadeandalucia.es/iam/IMG/pdf/ORDEN_de_24_de_noviembre_de_1992. pdf; fecha de consulta:
17.2.2009).
8
Orden conjunta de 19 de febrero de 1993, de las Consejerías de la Presidencia y de Asuntos Sociales, por la que se
dictan normas para el cumplimiento del principio de no discriminación por razón de sexo en la información y divulgación
de la acción institucional de la Junta de Andalucía. BOJA, núm. 24, 6 de marzo de 1993, pp. 1670 y 1671.
9
ARTEGA ANSA, T. “Presentación”. ¿De qué habla Begira cuando habla de sexismo en la publicidad?, Bilbao,
Emakunde/Instituto Vasco de la Mujer, 1997, sin paginar.
 
 
1
92
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
La primera década del siglo XXI

Con la llegada del nuevo siglo las propuestas se fueron multiplicando


progresivamente. No hay duda de que los factores que señalamos
anteriormente, también han servido de estímulo en este nuevo periodo. Sin
embargo, junto a ellos hemos de considerar otras circunstancias. Así, por
ejemplo, el acceso progresivo de feministas a las administraciones,
parlamentos y gobiernos nacionales, regionales y locales; sin duda, el resultado
de muchos esfuerzos anteriores10. Estos factores y otros más que aquí nos
sería imposible desarrollar, han logrado que la igualdad entre mujer y hombre
sea una prioridad en la agenda política y jurídica. Se trata de un hecho
apreciable tanto en las intervenciones desarrolladas en el Parlamento11, como
en varias de las normas que expondremos en los siguientes apartados. A su
vez, ello ha supuesto y supone un impulso importante para la aplicación de los
usos no sexistas en el lenguaje de las normas. Como veremos más adelante, la
igualdad en el contenido en muchas ocasiones ha venido acompañada de la
igualdad en la forma.

Debemos señalar también que cada vez son más las aportaciones feministas
que en diferentes ámbitos, de un modo u otro demuestran preocupación por el
lenguaje normativo. Las contribuciones de Mercedes Bengoechea12, Charo
Guerrero, Eulalia Lledó13 y otras autoras14 ejemplifican lo que decimos. Sin
duda, sus trabajos son también un impulso para las políticas tendentes a la
feminización del lenguaje normativo. En este sentido, quizá resulte significativo
el dato de que en las Cámaras ya se han considerado algunas aportaciones en
esta línea15.

10
BENGOECHEA BARTOLOMÉ, M. “Conferencia Plenaria impartida en el 16 Sociolinguistics Symposium, Limerick”,
Julio 2006 (en prensa).
11
Representativa en este sentido es una declaración que tuvo lugar en una sesión del Congreso, a propósito de la
modificación del título de dicha Cámara (nos ocuparemos de esta cuestión posteriormente), en la que se hacía constar
que el Gobierno había asumido compromiso firme y real ante la discriminación frente a las mujeres en la sociedad. Vid.
“Proposición no de Ley para la sustitución del nombre del Congreso de los Diputados por Congreso. Presentada por el
Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió)”. Diario de Sesiones de las Cortes Generales, Núm. 17, 2 de
noviembre de 2004, p. 14.
12
BENGOECHEA BARTOLOMÉ, M. “Necesidad de poseer cuerpo y nombre para acceder plenamente a la
ciudadanía”. Género, Constitución y Estatutos de Autonomía, Madrid, Instituto Nacional de Administración Pública,
2005, pp. 37 y 43; BENGOECHEA BARTOLOMÉ, M. “El proceso de nombrar en el mundo en femenino y algunos
efectos secundarios no buscados” (en este mismo volumen).
13
LLEDÓ CUNILL, E. Las profesiones de la A a la Z, Madrid, Instituto de la Mujer, 2006; GUERRERO MARTÍN, C. y
LLEDÓ CUNILL, E. Hablamos de leyes, Madrid, Instituto de la Mujer, 2008.
14
AAVV. Género y Derecho. Luces y sombras en el ordenamiento jurídico español, Málaga, Servicio de Publicaciones
– Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2008. Consúltese, por ejemplo, en este volumen el trabajo de M.ª
Luisa Balaguer Callejón, donde se ofrece un apartado sobre el lenguaje de género en el Estatuto de Autonomía de
Andalucía (pp. 106-109).
15
Vid. “Gobierno. Contestación a doña María Olaia Fernández Davila (GMx) sobre previsión del Gobierno de revisar las
nomenclaturas de las actividades previstas en la Clasificación Nacional de Ocupaciones 1994 (CON-94)”. Boletín
Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados, núm. 65, 17 de septiembre de 2008, p. 286.
 
 
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93
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
Contexto estatal

Como ya hemos adelantado, en la década en curso las iniciativas tendentes a


la obtención de un lenguaje neutral en las normas han ido en aumento. Sin
embargo, debe constatarse también que las propuestas no siempre se han
hecho efectivas. Es el caso, por ejemplo, de las enmiendas que encontramos a
propósito del Proyecto de ley de modificación del Código Civil y de la Ley de
Enjuiciamiento Civil en materia de relaciones familiares de los nietos con los
abuelos (año 2003). En una de ellas se sugiere la siguiente terminación para el
título de la norma: “…de los nietos y nietas con los abuelos y abuelas”16. En
otra se proponen los desdoblamientos “hijos e hijas”, “abuelos y abuelas”, para
la medida 1ª del artículo 103 del Código Civil17. El texto definitivo, sin embargo,
no reflejó cambio alguno18.

Resultados más positivos cabe esperar de otras iniciativas que ya fueron


tramitadas, pero que hasta el momento no se han hecho efectivas. Nos
estamos refiriendo a una Proposición no de Ley para la sustitución del nombre
del Congreso de los Diputados por Congreso, que se presentó a discusión en
el Parlamento en julio de 2004, a propósito del anuncio de modificación del
texto constitucional (esta noticia se había hecho pública tiempo antes en el
discurso de investidura del Presidente del Gobierno19). El objetivo de este
proyecto era hacer más visibles a las mujeres que formaban parte de las
Cámaras. Para ello, se propuso sustituir en la Constitución el título “Congreso
de los Diputados” por “Congreso”, incluir en el mismo texto los términos
“Diputadas” y “Senadoras” y eliminar de su redacción toda discriminación
lingüística por razón de sexo20. A propósito de estas cuestiones surgieron en
sede parlamentaria numerosas intervenciones muy interesantes. Fue entonces
cuando se afirmó que el Gobierno debía tener en cuenta la eliminación de los
usos sexistas del lenguaje en todas las iniciativas legislativas21.

16
“Proyecto de ley de modificación del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de relaciones
familiares de los nietos con los abuelos”. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Senado, núm. 163(c), 6 de noviembre
de 2003, p. 7.
17
“Proyecto de ley de modificación del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil...”, p. 9.
18
LEY 42/2003, de 21 de noviembre, de modificación del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de
relaciones familiares de los nietos con los abuelos. BOE, núm. 280, Sábado 22 noviembre 2003, pp. 41421 y 41422.
19
Discurso de Don José Luis Rodríguez Zapatero en la Sesión de Investidura como Presidente del Gobierno. Congreso
de los Diputados, 15 de abril de 2004 (disponible en http://www.la-moncloa.es/
Presidente/Discursodeinvestidura/default.htm; fecha de consulta: 17.2.09).
20
“Proposición no de Ley presentada por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) para la sustitución del
nombre del Congreso de los Diputados por Congreso”. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Sección Cortes
Generales, núm. 45, 26 de julio de 2004, pp. 1 y 2.
21
“Proposición no de Ley para la sustitución del nombre del Congreso de los Diputados por Congreso. Presentada por
el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió)”. Diario de Sesiones de las Cortes Generales, núm. 17,
noviembre de 2004, p. 15.
 
 
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94
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
La proposición no de ley fue aprobada por unanimidad22. No obstante, su
puesta en práctica ha quedado supeditada a la modificación del texto
constitucional; una labor que incluso en nuestros días no parece inminente.

Con todo, debe señalarse que resulta en cierto modo desconcertante


comprobar que en sede parlamentaria, no en todo momento ha existido
uniformidad de criterios a la hora de plantear un lenguaje neutral. Así puede
observarse si tenemos en cuenta la reforma del Reglamento del Congreso,
coetánea a la anterior disposición. En esta ocasión surgió la propuesta de
mantener el término “diputados” cuando la denominación fuera plural, y la
utilización del masculino y femenino respectivamente (“diputado” o “diputada”),
cuando se tratase de referencias en singular23. Como vemos, esta propuesta
difícilmente puede conjugarse con aquella que pretende eliminar la palabra
“Diputados” del título “Congreso de los Diputados”.

Casi de forma simultánea al desarrollo de las anteriores manifestaciones,


comenzó a tratarse en las Cámaras un proyecto que, finalmente, daría como
resultado la Ley Orgánica 1/2004, de 29 de diciembre, de Medidas de
Protección Integral contra la Violencia de Género 24. Se trata de una referencia
muy interesante para nuestro estudio, tanto por su redacción, como por las
manifestaciones que encontramos a lo largo de su tramitación (en ella
trabajaron la mayoría de las diputadas que estuvieron presentes en la sesión
dedicada al nombre del Congreso25). En el proceso normativo tuvieron lugar
numerosas intervenciones en las que se solicitaba una redacción no sexista.
Podemos referirnos, por ejemplo, a las palabras de Ventura Franch, que llamó
la atención sobre determinados usos sexistas del lenguaje de la norma que
convendría corregir26. También se presentaron varias enmiendas que, en
ocasiones, proponían modificaciones de todo el texto27. La redacción definitiva
descubre que se hicieron esfuerzos para la consecución de un lenguaje neutral.
Sin embargo, un estudio detenido obliga a señalar que las propuestas que
tuvieron lugar en sede parlamentaria no quedaron reflejadas totalmente. No es
fácil deducir a qué causas obedece el hecho de que en el texto puedan
encontrarse usos sexistas del lenguaje, aunque en algunos casos la razón
parece estar en la intención de no alterar la consistencia de otras normas

22
“Proposición no de Ley para la sustitución del nombre del Congreso de los Diputados por Congreso…”, p. 17;
“Proposición no de Ley presentada por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), para la sustitución del
nombre del Congreso de los Diputados por Congreso. Aprobación con modificaciones así como enmiendas
formuladas”. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Sección Cortes Generales, núm. 77, 24 de noviembre de 2004,
pp. 3 y 4.
23
“Proposición no de Ley para la sustitución del nombre del Congreso de los Diputados por Congreso…”, p. 17.
24
LEY ORGÁNICA 1/2004, de 29 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. BOE,
núm. 313, Miércoles 29 diciembre 2004, pp. 42166 y 42167.
25
“Proposición no de Ley para la sustitución del nombre del Congreso de los Diputados por Congreso…”, p. 14.
26
“Comparecencia de la señora Vicepresidenta de la Fundación de Isonomía para la Igualdad de Oportunidades de la
Universidad Jaume I (Ventura Franch)”. Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, núm. 71, 9 de septiembre
de 2004, p. 47.
27
“Enmiendas. Proyecto de Ley Orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género”. Boletín
Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados, núm. 2-4, 24 de septiembre de 2004, pp. 40 y 153.
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
anteriores. Ello podría explicar la presencia de masculinos genéricos (v. gr.,
“alumno” o “funcionarios”28) en determinadas disposiciones adicionales, que
modifican normativa anterior.

En el plano material debe señalarse que la ley establece algunas pautas acerca
del lenguaje que ha de utilizarse en determinados contextos (v. gr., en los
materiales educativos29), pero no contempla la parcela normativa. Poco tiempo
antes de la publicación, alguna de las diputadas que había trabajado en el
proyecto afirmaba que se debería haber tenido en cuenta también este último
ámbito30.

La preocupación por la obtención de un lenguaje normativo neutral seguiría


presente en los años inmediatamente siguientes a las anteriores
manifestaciones, aunque también en este periodo, preocupación no ha sido en
todo caso sinónimo de procesos de aplicación idóneos o de resultados
satisfactorios. Así se constata si se tiene en cuenta el proceso normativo de la
Ley 26/2005, de 30 de noviembre, por la que se modifica la Ley 49/2003, de 26
de noviembre, de Arrendamientos Rústicos. En una de las enmiendas
presentadas en el Senado se propuso la siguiente redacción para el apartado 4
del artículo 9 (la cursiva es nuestra): “4. El menor cuyas fincas o explotaciones
hayan sido arrendadas por sus padres o tutores, podrá poner fin al contrato una
vez emancipado…”31. Un mes después se criticó el hecho de suprimir del texto
la palabra “madre”, y a esta objeción se replicó con el argumento de que la
expresión considerada en un principio –“padre, madre o tutor”–, tenía una mala
redacción y además utilizaba un lenguaje sexista. Desde esta segunda postura
se argumentó que se pretendía sustituir por “padres y tutores”, porque de otro
modo, se “tendría que decir padre, madre o tutor o tutora”32. Parece que, de
nuevo, se siguió aquí la pauta de evitar los masculinos genéricos singulares
pero no los plurales. En cualquier caso, debe señalarse que la fórmula que
quedó finalmente fue “padre, madre o tutor”33.

Casos como el anterior se han venido conjugando con otros en los que el
compromiso con el lenguaje no sexista ha sido mucho más intenso. Un ejemplo
de estos últimos se percibe en el texto de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de
mayo, de Educación, así como en determinados datos de su proceso de
elaboración. Una de las enmiendas presentadas al proyecto de ley, referida a la
totalidad de su texto, consistió en variar la forma de denominar los géneros

28
Ibídem, pp. 42182 y 42185.
29
LEY ORGÁNICA 1/2004, de 29 de diciembre…, p. 42170.
30
“Proposición no de Ley para la sustitución del nombre del Congreso de los Diputados por Congreso…”, p. 15.
31
“Enmiendas. Proyecto de ley por la que se modifica la Ley 49/2003, de 26 de noviembre, de Arrendamientos
Rústicos”. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Senado, núm. 24 (b), 16 de septiembre de 2005, p. 13.
32
“Sesión del Pleno celebrada el miércoles, 19 de octubre de 2005”. Diario de Sesiones del Senado, núm. 57, 19 de
octubre de 2005, pp. 3132 y 3133.
33
LEY 26/2005, de 30 de noviembre, por la que se modifica la Ley 49/2003, de 26 de noviembre, de Arrendamientos
Rústicos. BOE, núm. 287, Jueves 1 diciembre 2005, p. 39414.
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
masculino y femenino, recurriendo a términos como “alumnado”, “profesorado”,
“colectivo docente”, “familia”, o a la utilización de otras fórmulas tendentes a
evitar un lenguaje sexista34. En el texto definitivo podemos leer “alumnas y
alumnos”, “alumnos y alumnas”, “equipo docente”, “cuerpos docentes”,
“personal docente”, “madres y padres”, etc.35. Con todo, debe señalarse que
ocasionalmente también aparecen algunos masculinos genéricos (v. gr.,
“alumnos” o “profesores”36).

En otras ocasiones nos encontramos con aportaciones meramente puntuales,


fruto de determinadas circunstancias. Un ejemplo representativo se aprecia en
el proceso normativo de la Ley 34/2006, de 30 de octubre, sobre el acceso a
las profesiones de Abogado y Procurador de los Tribunales. En una Comisión
de Justicia celebrada a propósito de la aprobación del proyecto de ley, se
formuló una propuesta sobre la disposición final segunda, referente a los
desarrollos reglamentarios y concerniente “al ministro de Justicia y al ministro
de Educación y Ciencia” que, curiosamente, entonces era ministra. Por ello, se
propuso eliminar el término “ministro” y poner en su lugar “ministerio”. Se
trataba de evitar el lenguaje sexista, de no mencionar en masculino
determinados cargos37. La propuesta quedó reflejada en el texto38.

Como vemos, no han faltado iniciativas tendentes a la consecución de un


lenguaje normativo neutral; aunque bien es cierto que en ocasiones han dejado
tras de sí numerosos aspectos cuestionables (criterios diferentes sobre la
aplicación, discusiones en sede parlamentaria sin ningún resultado, cambios
parciales, reformas puntuales, etc.). En el año 2007 aparecería un nuevo
impulso, la publicación de una norma que, una vez más, demostraría que la
preocupación por la igualdad seguía presente en el panorama jurídico. Con
ella, llegarían también algunos compromisos en la parcela material. Nos
estamos refiriendo a la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad
efectiva de mujeres y hombres39. Desde el punto de vista del contenido cabe
destacar que en su texto se requiere la utilización de un lenguaje no sexista en
RTVE, en la agencia EFE y también en el ámbito administrativo40. Tampoco en
esta ocasión se hace alusión al lenguaje legislativo, pero la redacción de la
propia norma, profundamente comprometida con los usos no sexistas, resulta
bastante significativa. Se trata de un resultado solicitado intensamente a lo

34
“Enmiendas e índice de enmiendas al articulado. Proyecto de Ley Orgánica de Educación”. Boletín Oficial de las
Cortes Generales. Congreso de los Diputados, núm. 43-8, 17 de noviembre de 2005, p. 457.
35
LEY ORGÁNICA 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. BOE, núm. 106, Jueves 4 mayo, 2006, pp. 17163, 17164,
17167, 17169, 17171, 17196
36
LEY ORGÁNICA 2/2006, de 3 de mayo…, p. 17162.
37
“Aprobación, con competencia legislativa plena, a la vista del informe elaborado por la ponencia, del proyecto de Ley
sobre el acceso a las profesiones de abogado y procurador de los tribunales”. Diario de Sesiones del Congreso de los
Diputados, núm. 601, 7 de junio de 2006, pp. 11 y 18.
38
LEY 34/2006, de 30 de octubre, sobre el acceso a las profesiones de Abogado y Procurador de los Tribunales. BOE,
núm. 260, Martes 31 octubre 2006, p. 37747.
39
LEY ORGÁNICA 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. BOE, núm. 71, Viernes 23
marzo 2007.
40
LEY ORGÁNICA 3/2007, de 22 de marzo…, pp. 12615 y 12619.
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
largo del proceso normativo. Las propuestas se localizan en numerosas
comparecencias41 y en gran número de enmiendas42, algunas referidas a todo
el texto y otras centradas en palabras o expresiones concretas43. Aquellas
demandas encontraron reflejo en el texto final, aunque también es cierto que,
de nuevo en esta ocasión, podemos localizar numerosos masculinos genéricos;
como v. gr., “los empleados públicos”44, “los representantes”45, “ciudadanos”46 o
“funcionarios”47. Estos dos últimos términos forman parte de disposiciones
adicionales que modifican determinada normativa anterior. En esta ocasión se
hizo explícito desde el Senado el argumento de que no resulta conveniente
eliminar el lenguaje sexista en aquellas partes de la norma que hagan
referencia a otras leyes. La explicación, no obstante, no quedó exenta de
críticas48.

Las solicitudes que recoge la ley de igualdad, en relación a la aplicación de un


lenguaje no sexista en determinados contextos, han suscitado numerosas
propuestas posteriores tendentes a la consecución de dicho objetivo. Así, por
ejemplo, el artículo 14.11 de la norma (referente a la implantación de un
lenguaje no sexista en el ámbito administrativo) ha servido de fundamento para
una proposición no de ley, relativa a la utilización de un lenguaje no sexista en
las denominaciones de las diferentes ocupaciones. Como ejemplo a tener en
cuenta con vistas a la revisión, se toma la nomenclatura de la Clasificación
Nacional de Ocupaciones (es la que se debe utilizar en las relaciones con la
Administración). En ella la mayor parte de las ocupaciones se enuncian en
masculino49.

No quisiéramos concluir este apartado sin antes referirnos a dos interesantes


disposiciones relativas al ámbito de la educación. Una de ellas es la Ley
Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001,
de 21 de diciembre, de Universidades. A propósito del proyecto de ley, se
presentaron en el Congreso numerosas enmiendas. Entre las propuestas,
figuraba una referente a la consecución de un lenguaje no sexista en todo el

41
“Comparecencia de la señora Presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas (Chicano Jávega)”. Diario de
Sesiones de las Cortes Generales, núm. 76, 16 de octubre de 2006, p. 54.
42
“Enmiendas. Proyecto de Ley Orgánica para la igualdad efectiva de mujeres y hombres”. Boletín Oficial de las Cortes
Generales. Congreso de los Diputados, núm. 92-10, 22 de noviembre de 2006, pp. 118, 126, 129, 132, 133, 145, 146,
154 y 196.
43
“Proyecto de Ley Orgánica para la igualdad efectiva de mujeres y hombres”. Boletín Oficial de las Cortes Generales.
Congreso de los Diputados, núm. 92-1, 8 de septiembre de 2006, p. 5.
44
Ibídem, pp. 12622 y 12626.
45
Ibídem, pp. 12620, 12621, 12622, 12623 y 12632.
46
Ibídem, p. 12628.
47
Ibídem, p. 12639.
48
“Sesión del Pleno celebrada el miércoles, 7 de marzo de 2007”. Diario de Sesiones del Senado, núm. 113, 7 de
marzo de 2007, p. 6909.
49
“Proposición no de Ley presentada por el Grupo Parlamentario Mixto, relativa a la utilización de un lenguaje no
sexista en la denominación de las ocupaciones”. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados,
núm. 78, 8 de octubre de 2008, pp. 45 y 46.
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
articulado50. Posteriormente determinados testimonios cuestionarían el cambio,
entendiendo que el lenguaje del texto remitido desde el Gobierno era
impecable. Esta postura se fundamenta en la idea de que la lengua de
Cervantes, la de la RAE, no es una lengua sexista51. En el Senado tuvieron
lugar numerosas defensas, réplicas y contrarréplicas en la misma línea52.
Finalmente, el texto de la norma recogió numerosos sustantivos genéricos (v.
gr., “alumnado” o “profesorado”53) o desdoblamientos (v. gr., “profesores y
profesoras” o “profesoras y profesores”); aunque conjugados con títulos del tipo
“Profesores Contratados Doctores”54.

Mención merece también el Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el


que se establece la ordenación de las enseñanzas oficiales. En su texto se
señala que la denominación del título de Grado será “Graduado o Graduada en
T por la Universidad U”, y en el caso del doctorado “Doctor o Doctora por la
Universidad U” (donde “T” es el nombre del título y “U” la denominación de la
universidad). No obstante, se constata que cuando se haga alusión al título en
términos generales, se utilizará el masculino55.

Contexto autonómico

Como ha podido observarse, en el ámbito estatal se aprecia un interesante


aumento de manifestaciones tendentes a la consecución de un lenguaje neutral
en diferentes parcelas. En lo que sigue veremos que la producción en el
contexto que iniciamos no está siendo inferior.

Del mismo modo que en el periodo anterior, en la década actual Andalucía se


presenta como uno de los ámbitos más productivos. De este entorno podemos
destacar la Instrucción de 16 de marzo de 2005, de la Comisión General de
Viceconsejeros, para evitar el uso no sexista del lenguaje en las disposiciones
50
“Emitir dictamen, a la vista del informe elaborado por la ponencia, sobre el proyecto de Ley orgánica por la que se
modifica la Ley orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades”. Diario de Sesiones del Congreso de los
Diputados, núm. 707, 28 de noviembre de 2006, p. 8.
51
“Emitir dictamen, a la vista del informe elaborado por la ponencia, sobre el proyecto de Ley orgánica por la que se
modifica la Ley orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (continuación)”. Diario de Sesiones del
Congreso de los Diputados, núm. 709, 29 de noviembre de 2006, p. 9.
52
“Comparecencia a petición del Grupo Parlamentario Entesa Catalana de Progrés, de la Presidenta de la Asociación
de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, D.ª María Flora de Pablo Dávila, para informar del Proyecto de Ley Orgánica
por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre de Universidades”. Diario de Sesiones del Senado,
núm. 422, 19 de febrero de 2007, p. 8; “Comparecencia a petición del Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas
Vascos, del Rector de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), D. Juan Ignacio Pérez Iglesias, para informar del
Proyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 26 de diciembre, de Universidades”. Diario
de Sesiones del Senado, núm. 422, 19 de febrero de 2007, pp. 11 y 15; “Comparecencia a petición del Grupo
Parlamentario Popular en el Senado, del Catedrático de Universidad del Área de Derecho Administrativo de la Facultad
de Derecho de la Universidad de Valladolid, D. José Luis Martínez López-Muñiz, para hacer una valoración del
Proyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades”. Diario
de Sesiones del Senado, núm. 422, 19 de febrero de 2007, p. 46.
53
LEY ORGÁNICA 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de
Universidades. BOE, núm. 89, Viernes 13 abril 2007, pp. 16241 y 16242, entre otras.
54
LEY ORGÁNICA 4/2007, de 12 de abril,…, pp. 16245 y 16249.
55
REAL DECRETO 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas oficiales.
BOE, núm. 260, Martes 30 octubre 2007, pp. 44039, 44040 y 44042.
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
de carácter general de la Junta de Andalucía. Se trata de un documento que
recoge numerosas reglas para ofrecer un trato igualitario en la redacción de
anteproyectos de leyes o borradores de decretos (sustantivos genéricos o
colectivos, perífrasis, infinitivos y gerundios, etc.). No obstante, en dicho texto
se señala que si no fuera posible recurrir a estos instrumentos, por razones de
tipo técnico o jurídico, podrá entonces utilizarse el masculino genérico56.

Un espacio obligado tiene también en este contexto la reforma del Estatuto de


Autonomía andaluz; una norma que resulta especialmente significativa, no solo
por la forma que adopta su texto definitivo, sino también por las circunstancias
que tuvieron lugar en su etapa de producción. Al parecer, con ocasión de su
redacción se solicitó un informe a la RAE (no parece ocioso recordar en este
punto que existen recomendaciones doctrinales partidarias de seguir las pautas
de esta institución57, o que un acuerdo de Consejo de Ministros recomienda al
personal de redacción seguir su estela58). Pues bien, entre otras apreciaciones
la institución determinó que los desdoblamientos lingüísticos de género en los
textos normativos son “innecesarios, inadecuados y generadores de un
lenguaje artificioso”59. Aun con este precedente, el texto de la norma recogió en
numerosas ocasiones dicha fórmula (así, v. gr., “presidente o presidenta”,
“hombres y mujeres”, “director o directora”, “andaluces y andaluzas”)60, y
también otras tendentes a la consecución de un lenguaje neutral (v. gr.,
perífrasis61 o sustantivos genéricos62). Sin embargo, debe señalarse que en
ocasiones pueden leerse títulos como “El Presidente de la Junta”63, o términos
como “ciudadanos”64, “hijos”65 o “andaluces”66. ¿Cómo podrían explicarse estos
últimos resultados? La falta de tiempo67 y las pretensiones de una agenda
política exigente68, aspectos que quedaron explícitos en los medios de

56
“Instrucción de 16 de marzo de 2005, de la Comisión General de Viceconsejeros, para evitar el uso no sexista del
lenguaje en las disposiciones de carácter general de la Junta de Andalucía”. Lenguaje Administrativo no sexista [s. l.],
Instituto Andaluz de la Mujer, [s. d.], pp. 57-59.
57
SALVADOR CAJA, G. “El lenguaje de las leyes”. Lenguaje forense, Madrid, Consejo General del Poder Judicial,
2001, p. 124.
58
RESOLUCIÓN de 28 de julio de 2005, de la Subsecretaría, por la que se da publicidad al Acuerdo del Consejo de
Ministros, de 22 de julio de 2005, por el que se aprueban las Directrices de técnica normativa. BOE, núm. 180, Viernes
29 julio 2005, p. 26888.
59
DÍEZ, A / LUCIO, L. “El Congreso corregirá en el último minuto el lenguaje sexista”. En El País, 02/11/2006
(disponible en http://www.elpais.com/articulo/andalucia/elpepiautand/20061102elpand_1/ Tes/; fecha de consulta:
13.2.09).
60
Ibídem, pp. 11871-11909.
61
LEY ORGÁNICA 2/2007, de 19 de marzo, de reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía. BOE, núm. 68,
Martes 20 marzo 2007, p. 11871, 11879, 11880.
62
Ibídem, p. 11876.
63
Ibídem, p. 11892.
64
Ibídem, p. 11872.
65
Ibídem, p. 11875.
66
Ibídem, p. 11872.
67
LUCIO, L. “La reforma del Estatuto. ¿Dónde están las mujeres del PSOE?” En El País, 28/12/2006 (disponible en
http://www.elpais.com/articulo/andalucia/estan/mujeres/PSOE/ elpepuespand/20061028 elpand_7/Tes?print=1; fecha
de consulta: 9.2.09); LUCIO, L. “El nuevo Estatuto. Cuestiones de género y número”. En El País, 09/02/2007
(disponible en http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Cuestiones/
genero/numero/elpepuespand/20070209elpand_4/Tes; fecha de consulta: 13.2.09).
68
“El referéndum del Estatuto de Andalucía se celebrará el 18 de febrero”. En 20minutos.es, 09/01/2007 (disponible en
http://www.20minutos.es/noticia/189770/referendum/estatuto/andalucia/; fecha de consulta: 13.2.09).
 
 
1
100
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
comunicación, parece que fueron algunos de los factores que podrían dar
cuenta de las causas que buscamos.

Antes de dejar el contexto andaluz quisiéramos referirnos a una última


iniciativa. En octubre de 2007 se anunció que antes de que acabase la
legislatura en curso, el Reglamento del Parlamento sería revisado con el fin de
eliminar de su articulado el lenguaje sexista. La Mesa de la Cámara contaba
con un informe que recogía las recomendaciones de un comité creado en 2005,
formado por personal técnico y miembros de los servicios jurídicos de la
Cámara. En él se propusieron más de doscientas cincuenta correcciones de
género. Entre las recomendaciones se encuentran el uso de sustantivos
genéricos, las perífrasis, términos como “candidaturas” en vez de “candidato” y
la omisión del sujeto o el desdoblamiento del singular. Por otra parte, se señaló
que se mantendría el masculino genérico de los plurales69 (como sabemos, se
trata de una pauta que también se aprecia en el panorama estatal, y que, por lo
que a este punto respecta, resulta en cierto modo desconcertante si se
recuerdan fórmulas del tipo “andaluces y andaluzas”, recogidas en la norma
anterior). En noviembre de 2007 se aprobó el Reglamento de la Cámara
andaluza70. Su texto, publicado en el BOE en enero de 2008, se ajusta a las
recomendaciones expuestas71.

En el recorrido por la década en curso merecen también un espacio


determinadas manifestaciones procedentes del País Vasco. Entre las más
tempranas encontramos un dictamen del Consejo Económico y Social Vasco,
sobre el Borrador del Proyecto de Ley de voluntades anticipadas en el ámbito
de la sanidad del País Vasco. En él se recoge el siguiente punto:

“II – Lenguaje empleado. Aun reconociendo que se trata de expresiones


comúnmente empleadas en nuestra sociedad, este Consejo recomienda
al redactor del texto legal un mayor cuidado para evitar el empleo del
género masculino, sustituyendo expresiones como “ciudadanos”,
“médico”, “notario”, por otras más neutras y acordes al principio del uso
no sexista del lenguaje” 72.

Los resultados, sin embargo, no fueron muy acordes con la recomendación. La


ley en cuestión se publicó en diciembre de 2002 y, aunque en su comienzo

69
EFE. “El Parlamento suprimirá el lenguaje sexista del Reglamento”. En El País, 04/10/2007 (disponible en
http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Parlamento/suprimira/lenguaje/sexista/
Reglamento/elpepuespand/20071004elpand_14/Tes; fecha de consulta: 13.2.09).
70
PEDROTE, I. “Arranca la primera Ley de Educación autonómica” En El País, 22/11/2007 (disponible en
http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Arranca/primera/Ley/Educacion/autonomica/elpepuespand/
20071122elpand_14/Tes/; fecha de consulta: 13.2.09).
71
RESOLUCIÓN de 22 de noviembre de 2007, de la Presidencia del Parlamento de Andalucía, por la que se da
publicidad a la reforma del Reglamento del Parlamento de Andalucía. BOE, núm. 6, Lunes 7 enero 2008.
72
Dictamen 3/2002 sobre el Borrador del Proyecto de Ley de voluntades anticipadas en el ámbito de la sanidad del
País Vasco, Bilbao, 12 de abril de 2002, p. 3 (disponible en http://www.cesvasco.es/
LinkClick.aspx?link=dictamenes%2Fdict302.pdf&tabid=88&mid=574; fecha de consulta: 13.2.09).
 
 
1
101
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
puede leerse “Se hace saber a todos los ciudadanos y ciudadanas de
Euskadi…”73 (la fórmula también aparece en la disposición final segunda), no
se aprecian especiales cambios en el resto de términos recogidos en la
consideración74.

Una elaboración más satisfactoria se aprecia en el texto de la Ley 4/2005, de


18 de febrero, para la Igualdad de Mujeres y Hombres75 (como veremos en
este caso y en otros posteriores, del mismo modo que en orden estatal,
muchas de las regulaciones centradas en la cuestión de la igualdad han dado
lugar a un compromiso más o menos intenso con el lenguaje neutral,
perceptible en la forma de las propias regulaciones). Se trata, probablemente,
de una de las leyes más completas desde el punto de vista de la utilización de
los usos no sexistas del lenguaje. Prueba de ello es que términos que en otras
normas, comprometidas también con un lenguaje neutral, se expresan con
masculino genérico (v. gr., “funcionarios”), en ésta desaparecen formándose en
su lugar sustantivos genéricos (v. gr., “personal funcionario”) o
desdoblamientos (v. gr., “funcionarios y funcionarias”)76.

No menos significativas son otras leyes que localizamos en Galicia, dedicadas


también a la cuestión de la igualdad. Es el caso de la Ley 7/2004, de 16 de
julio, gallega para la igualdad de mujeres y hombres. Su texto recoge el
compromiso de eliminar el sexismo en el lenguaje de las instituciones y en el
ámbito social77, y especifica además aquello que ha de entenderse por uso no
sexista del lenguaje: “…consiste en la utilización de expresiones
lingüísticamente correctas sustitutivas de otras, correctas o no, que invisibilizan
el femenino o lo sitúan en un plano secundario respecto al masculino”78.

En lo que respecta a la redacción de la ley, conviene destacar que en ella se


utilizan fórmulas para evitar los usos sexistas y que recoge una variedad de
opciones bastante considerable. Es, desde luego, un claro ejemplo del elenco
de técnicas que pueden aplicarse para lograr el objetivo anterior: sustantivos
genéricos o colectivos (v. gr., “personal”, “ciudadanía”79), barras (v. gr.,
“hijos/hijas”)80, construcciones metonímicas (v. gr., “dirección de personal”)81,
determinantes sin marca de género (v. gr., “quien ostente la titularidad”)82,

73
Ley 7/2002, de 12 de diciembre, de las voluntades anticipadas en el ámbito de la sanidad. BOPV, n.º 248, lunes 30
de diciembre de 2002, p. 23318.
74
Ley 7/2002, de 12 de diciembre,…, pp. 23320 y 23321.
75
Ley 4/2005, de 18 de febrero, para la Igualdad de Mujeres y Hombres. POPV, n.º 42, miércoles 2 de marzo de 2005,
pp. 3217, 3218, 3235, 3246, 3252, 3256 y 3257, entre otras.
76
Ley 4/2005, de 18 de febrero…, pp. 3246 y 3257.
77
LEY 7/2004, de 16 de julio, gallega para la igualdad de mujeres y hombres. BOE, núm. 228, Martes 21 septiembre
2004, p. 31571.
78
LEY 7/2004, de 16 de julio…, p. 31574.
79
Ibídem, pp. 21364 y 21369.
80
Ibídem, p. 21372.
81
Ibídem, p. 21372.
82
Ibídem, p. 21375.
 
 
1
102
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
desdoblamientos (v. gr., “ciudadanos y ciudadanas”, “hijos o hijas”)83,
construcciones con “se” (v. gr., “Se ha esgrimido…”)84, perífrasis (v. gr.,
“persona titular del departamento”)85, etc.

Digamos, por otra parte, que la ley se completa con un anexo que incluye una
lista con los términos feminizados de numerosas profesiones. Así, v. gr.,
“ganaderas y criadoras de animales”, “elaboradoras de productos artísticos”,
etc.86

Dentro del entorno gallego merece también consideración la Ley 2/2007, de 28


de marzo, del trabajo en igualdad de las mujeres de Galicia87. A finales de
2006, el Consejero de Trabajo presentó ante medio millar de personas el
proyecto. Se trataba de una apuesta por la equiparación de oportunidades de
mujeres y hombres en el mercado laboral, en el menor tiempo posible. Las
expectativas, sin embargo, no solo alcanzaron al ámbito material; “La Xunta se
compromete a eliminar el lenguaje sexista de sus leyes”, podía leerse en los
titulares de prensa88. Del texto definitivo pueden destacarse varias notas
interesantes. Así, por ejemplo, la intención de revisar la normativa anterior
(incluidas las leyes), de cara a la obtención de un lenguaje no sexista. En las
disposiciones adicionales se trata de llevar a cabo una reforma del
ordenamiento jurídico, con el fin de adaptar las normas vigentes al marco que
introduce la ley que se analiza89. Así, en la disposición adicional tercera la
Xunta de Galicia se compromete a remitir al Parlamento un proyecto de ley,
para modificar la Ley 5/1998, de 18 de diciembre, de cooperativas de Galicia.
Esta iniciativa encuentra fundamento en varias bases. Una de ellas hace
referencia a la revisión de la redacción de la norma, con vistas a aplicar el
principio de igualdad90. No menos relevante resulta la disposición adicional
octava, referente a la modificación de la Ley 1/1983, de 22 de febrero, de
normas reguladoras de la Xunta y de su presidente. En esta ocasión se
propone la siguiente alternativa para el título de la ley: Ley de normas
reguladoras de la Xunta y de su presidencia91. También se contempla la
modificación del artículo 4.13 de la norma, mediante la inclusión de la fórmula
“…a propuesta de quien ostente la titularidad de las consejerías
respectivas…”92, en lugar del extracto “…a propuesta de los Conselleiros
respectivos…”93.

83
Ibídem, pp. 21356 y 21375.
84
Ibídem, p. 21356.
85
Ibídem, p. 21370.
86
Ibídem, pp. 21376 y 21377.
87
LEY 2/2007, de 28 de marzo, del trabajo en igualdad de las mujeres de Galicia. BOE, núm. 119, Viernes 18 mayo
2007, p. 21370.
88
“La Xunta se compromete a eliminar el lenguaje sexista de sus leyes”. La Voz de Galicia, 16 de diciembre del 2006
(disponible en www.lavozdegalicia.es/hemeroteca/2006/12/16/5378830.shtml; fecha de consulta: 13.2.09).
89
LEY 2/2007, de 28 de marzo…, p. 21360.
90
Ibídem, pp. 21374 y 21375.
91
Ibídem, p. 21375.
92
Ibídem, p. 21375.
93
Ley reguladora de la Xunta de su Presidente. DOG, n.º 23, 21 de Marzo de 1983, p. 489.
 
 
1
103
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  

Pretensiones parecidas se recogen en la Ley Foral 33/2002, de 28 de


noviembre, de fomento de la igualdad de oportunidades entre mujeres y
hombres (nos encontramos, ahora, en Navarra). Su redacción abunda en la
necesidad de producir textos administrativos sin elementos de discriminación,
pero entre los objetivos que se establecen en materia de sensibilización,
encontramos la revisión de los documentos administrativos y de la legislación
navarra vigente, con vistas a eliminar el lenguaje sexista94.

El texto de la norma es consecuente con los contenidos expuestos, aunque


también en esta ocasión se perciben masculinos genéricos. Puede leerse, por
ejemplo, la palabra “ciudadanos”95, que aparece en la parte final de la ley,
concretamente, en la fórmula en la que se ordena su cumplimiento (aunque
hacemos referencia a esta particularidad en este caso concreto, debe anotarse
que en modo alguno se trata de una característica exclusiva de la norma que
tratamos).

Concluimos nuestro recorrido por el ámbito autonómico centrando la atención


en Cataluña. Ya desde fechas tempranas, encontramos en este contexto
disposiciones bastante significativas. Así, por ejemplo, el Decreto 162/2002, de
28 de mayo, de modificación del Decreto 107/1987, de 13 de marzo, por el que
se regula el uso de las lenguas oficiales por parte de la Administración de la
Generalidad de Cataluña, con el objeto de promover el uso de un lenguaje
simplificado y no discriminatorio y de la terminología catalana normalizada. De
su texto resulta destacable el compromiso explícito de la Generalidad para usar
un lenguaje no discriminatorio96.

Hemos de referirnos también a la reforma del Estatuto de Autonomía de


Cataluña, publicado en el año 2006. En su texto el desdoblamiento “mujeres y
hombres” –obligado por el contenido en ocasiones– aparece casi en todo
momento de acuerdo al orden expuesto97 (también pueden encontrarse otros
desdoblamientos como v. gr. “delegado o delegada”98). El análisis de la
redacción descubre además otras fórmulas interesantes como las
construcciones perifrásticas (v. gr., “El pueblo de Cataluña…”)99; aunque
también es cierto que los masculinos genéricos no están ausentes (v. gr.,

94
LEY FORAL 33/2002, de 28 de noviembre, de fomento de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
BOE, núm. 13, Miércoles 15 enero 2003, p. 1880.
95
LEY FORAL 33/2002..., p. 1881.
96
Decreto 162/2002, de 28 de mayo, de modificación del Decreto 107/1987, de 13 de marzo, por el que se regula el
uso de las lenguas oficiales por parte de la Administración de la Generalidad de Cataluña, con el objeto de promover el
uso de un lenguaje simplificado y no discriminatorio y de la terminología catalana normalizada. DOGC, núm. 3660,
19/06/2002, p. 11118.
97
LEY ORGÁNICA 6/2006, de 19 de julio, de reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña. BOE, núm. 172, Jueves
20 julio 2006, pp. 27269, 27271, entre otras.
98
Ley Orgánica 6/2006, de 19 de julio…, p. 27289.
99
LEY ORGÁNICA 6/2006, de 19 de julio…, p. 27269.
 
 
1
104
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
“catalanes”, “ciudadanos”)100. Se trata de unas características que también
comparte la Ley 5/2008, de 24 de abril, del derecho de las mujeres a erradicar
la violencia machista101.

Por último, quisiéramos referirnos a una original y curiosa iniciativa,


desarrollada en el campo de la normativa deportiva. Se trata de una serie de
cuatro volúmenes que recogen las páginas de la regulación deportiva original, y
el texto modificado conforme a un lenguaje no sexista. En las primeras se
marcan en azul todas las expresiones que contemplan la presencia femenina y
masculina, y en naranja aquellas que hacen referencia a la presencia
masculina únicamente. De otro lado, en las páginas enmendadas se dejan en
azul todas las expresiones que incluyen a mujeres y hombres, y aparecen en
violeta los cambios realizados respecto de la página original102.

Otros contextos

Además de las manifestaciones consideradas hasta el momento, puede


resultar interesante referirnos, siquiera brevemente, a otras procedentes de
diferentes ámbitos, desde donde también se percibe un interés por la
feminización del lenguaje normativo. Es el caso de la Resolución del Presidente
de la Diputación de Córdoba para propiciar el uso del lenguaje no sexista en los
documentos de la institución y sus organismos. Su texto recoge diferentes
reglas para evitar el uso sexista del lenguaje. Entre ellas, la de prescindir del
masculino genérico, dado que se entiende que su uso sistemático acaba
siendo excluyente103.

Por otra parte, quisiéramos también centrar la atención en el Ayuntamiento de


Burlada, concretamente, en la Ordenanza Municipal reguladora del uso y
fomento de un lenguaje no sexista en el ámbito municipal de Burlada. Con ella
se pretende evitar la ambigüedad de ciertos mensajes y poner de manifiesto la
presencia de la mujer en el lenguaje administrativo. Para ello, se determina que
se redactarán con lenguaje no sexista los documentos, notificaciones y
comunicaciones administrativas que el Ayuntamiento dirija a otras
administraciones104. La misma metodología se establece para las

100
Ibídem, p. 27270.
101
LEY 5/2008, de 24 de abril, del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista. BOE, núm. 131, Viernes 30
mayo 2008, pp. 25177-25180.
102
Esports, dones i llengua. 1. Estatuts: un model, Barcelona, Unió de Federacions Esportives de Catalunya, 2007;
Esports, dones i llengua. 2. Normatives de competició, reglamentacions i documents administratius, Barcelona, Unió de
Federacions Esportives de Catalunya, 2007; Esports, dones i llengua. 3. Manuals d’aprenentatge, Barcelona, Unió de
Federacions Esportives de Catalunya, 2007; Esports, dones i llengua. 4. Reglament General de Règim Interior,
Barcelona, Unió de Federacions Esportives de Catalunya, 2007.
103
Resolución del Presidente de la Diputación de Córdoba para propiciar el uso del lenguaje no sexista en los
documentos de la institución y sus organismos (disponible en http://www.dipucordoba.es/ prensa/pdf/resolucion-
lenguaje-no-sexista.pdf; fecha de consulta: 13.2.09).
104
Ordenanza Municipal reguladora del uso y fomento de un lenguaje no sexista en el ámbito municipal de Burlada.
BON, número 29, Miércoles, 9 de marzo 2005, p. 2282.
 
 
1
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009  
publicaciones, ordenanzas, circulares o impresos procedentes del
Ayuntamiento, sus organismos y empresas municipales, y para el convenio
colectivo del personal municipal105.

De estos estudios se concluye que el interés por redactar con un lenguaje


neutral en el plano normativo ha ido progresando paulatinamente a lo largo del
tiempo. Así mismo, las cotas de implementación que se están alcanzando son
cada vez mayores. Por otra parte, se constata que, si bien es cierto que las
propuestas e iniciativas se pueden apreciar en los diferentes órdenes, se
manifiestan con mayor intensidad en el plano autonómico. En determinados
contextos autonómicos se han superado las prácticas llevadas a cabo en el
plano estatal, tanto desde la perspectiva cuantitativa como desde la cualitativa.

Paralelo a este estudio diacrónico-sincrónico, se realizó un estudio monográfico


sobre la feminización y adopción de un lenguaje neutral en el ámbito
universitario. Para llevar a cabo este ejemplo práctico se tomó como corpus de
referencia una serie de reglamentos de facultades elaborados en los últimos
años. El análisis de estas obras puso de manifiesto que, de forma paulatina, el
lenguaje neutral se ha ido incorporando en la normativa académica que se
trata. Por último, con los datos recogidos en el análisis del corpus, se
confeccionó un repertorio de fórmulas que pueden utilizarse, redactadas con la
mayor concreción posible. Este repertorio se aplicó, posteriormente, en una
propuesta de la redacción del Reglamento de Régimen Interno de la Facultad
de Derecho de la Universidad de Alcalá.

Diagnóstico de los problemas detectados

Desde la perspectiva de la Teoría de la legislación la puesta en práctica de los


usos no sexistas puede cuestionarse (al menos en un primer momento), dado
que existe la posibilidad de que con ellos se contravengan postulados genuinos
de la redacción normativa, como son la claridad o la brevedad. Sin embargo, un
estudio más detenido demuestra que no en todo caso el resultado ha de ser el
señalado. De otro lado, debe señalarse que teniendo en cuenta principios como
los expuestos, y las repercusiones que en ellos pueden ocasionar las prácticas
a las que nos referimos, es posible establecer el siguiente bosquejo de orden
de prelación de recursos (este orden, no obstante, quedará obligadamente
afectado por las circunstancias que caractericen el texto y el proceso
normativo): sustantivos genéricos y colectivos, construcciones metonímicas,
omisión de determinantes, determinantes sin marca de género, frases en las

105
Ordenanza Municipal reguladora del uso y fomento de un lenguaje no sexista en el ámbito municipal de Burlada...,
p. 2283.
 
 
1
106
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje   2009 
que no se menciona al sujeto, estructuras con se, determinadas formas no
personales del verbo, perífrasis y desdoblamientos.

Desde la parcela institucional hemos observado algunas posturas contrarias al


argumento de que el masculino genérico hace invisibles a las mujeres y, en
consecuencia, a la necesidad de adoptar un lenguaje neutral. En este sentido
hay que destacar la oposición de la Real Academia de la Lengua Española,
que ya hemos puesto de manifiesto con anterioridad (resulta significativo, no
obstante, señalar que las directrices de técnica normativa española se remiten
a dicha institución), junto con las reticencias que existen en sede parlamentaria
a la hora de neutralizar los textos. Lo cierto es que desde esta parcela son
varias las opciones que se consideran a la hora de implementar los usos no
sexistas del lenguaje, y ello es sin duda evidencia la necesidad de establecer
un consenso en relación a dicha cuestión.

Es preciso constatar además que un análisis del proceso normativo descubre


los siguientes aspectos, que pueden considerarse como inconvenientes para la
puesta en práctica de un lenguaje neutral en cuanto al género.

- Falta de tiempo por parte del personal de redacción para redactar


conforme a usos no sexistas del lenguaje (la urgencia es una
constante en el proceso normativo).
- Inexistencia de Informe de impacto de género en determinados
procesos normativos (al respecto, debe tenerse en cuenta la Ley
30/2003, de 13 de octubre, sobre medidas para incorporar la
valoración del impacto de género en las disposiciones normativas
que elabore el Gobierno106).
- Falta de hábitos a la hora de redactar conforme a los usos no
sexistas del lenguaje.
- Descuidos en la redacción.
- Ausencia de especialistas en redacción con usos no sexistas del
lenguaje.
- Determinadas partes del texto normativo ofrecen una especial
resistencia a los cambios. La razón de ello es que en
determinadas circunstancias, la puesta en práctica de los usos no
sexistas del lenguaje ocasiona una alteración en la coherencia de
los textos normativos precedentes (así, por ejemplo, en el caso de
las modificaciones de normas anteriores).
- Determinadas fórmulas presentes en la norma se presentan como
parcelas de difícil acceso para la feminización (es el caso de las
cláusulas de publicación y de ejecutoriedad).

106
Ley 30/2003, de 13 de octubre, sobre medidas para incorporar la valoración del impacto de género en las
disposiciones normativas que elabore el Gobierno. BOE núm. 246, Martes 14 octubre 2003, p. 36770.
 
 
1
107
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

- La puesta en práctica de los usos no sexistas se lleva a cabo


mediante enmiendas o propuestas, a lo largo del proceso
normativo.
- En ocasiones puede localizarse una apostilla al comienzo o al
final del texto –comúnmente mediante disposiciones adicionales
en el segundo caso–, en la que se establece que las palabras
masculinas que en él figuran incluyen tanto a los hombres como a
las mujeres. Creemos que, en definitiva, ésta es meramente una
solución “ficticia” al problema que se trata.

En base a una revisión más general del grado de implementación de los usos
no sexistas del lenguaje, pueden esbozarse principalmente las siguientes
categorías (las causas de estos resultados en gran medida pueden buscarse
en la relación de puntos expuestos anteriormente):

- Normas que muestran usos sexistas de lenguaje. En ellas no se


han puesto en práctica los usos a los que nos referimos. En
determinados casos se observa la práctica de poner la apostilla a
la que antes nos referíamos.
- Normas en las que se aprecian usos no sexistas del lenguaje,
alternados con usos sexistas.

Las circunstancias constatadas evidencian la parcialidad, en cuanto a la puesta


en práctica en las normas de un lenguaje neutral en cuanto al género. Más
concretamente, si se tiene en cuenta la última categoría expuesta, podemos
encontrarnos con combinaciones variadas. Así, si centramos la atención en el
masculino genérico, es posible, por ejemplo, percibir alternancias entre
masculinos genéricos singulares y fórmulas que los evitan, alternancias entre
masculinos genéricos plurales y fórmulas que los evitan, alternancias entre
masculinos genéricos plurales y fórmulas que evitan los masculinos genéricos
singulares, o alternancias entre masculinos genéricos plurales y fórmulas que
evitan los masculinos genéricos plurales y singulares.

Todo ello suscita inconsistencia en la terminología interna de la norma, y ésta a


su vez, puede suponer el origen de numerosos problemas en cuanto a la
comprensión e interpretación de la regulación.

Propuestas

Las propuestas pueden considerarse desde diferentes perspectivas. En primer


lugar, convendría llegar a un acuerdo en cuanto al sistema conforme al cual ha
de ponerse en práctica la redacción con usos no sexistas. Este consenso

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

debería además quedar plasmado en un documento de referencia (así, por


ejemplo, en un manual de redacción), que se debería tener en cuenta por parte
del personal de redacción. A propósito de los equipos de redacción, sería
aconsejable que estuvieran compuestos por juristas y por personas
especializadas en la redacción con usos no sexistas. La informática puede ser
también un recurso de apoyo interesante, junto con la recomendación de
revisar en dos ocasiones el texto normativo redactado, y la elaboración del
informe de impacto de género en todo caso. Por último, cabría señalar que
sería deseable que el texto, con las salvedades que pudieran presentarse, se
redactase desde un primer momento con usos no sexistas del lenguaje,
desestimando así la opción de llevar a cabo esta práctica a lo largo del proceso
normativo.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

6. El ámbito de la traducción
Dado el uso generalizado de las traducciones realizadas desde el inglés a
español que traducen los sustantivos, adjetivos, participios y pronombres sin
género en inglés mediante el llamado masculino genérico, consideramos
fundamental empezar a llamar la atención sobre este proceso, sobre lo que
esconde y sobre sus consecuencias.

Para ello nos centramos en las versiones españolas de A Room of One’s Own.
La última traducción presentada en España es Un cuarto propio, firmada en
2003 por María Milagros Rivera-Garretas. Es ésta la tercera versión española
del ensayo y la única realizada “teniendo en cuenta la diferencia sexal”, según
reza el prólogo de la edición. La primera fue la ya mencionada, Un cuarto
propio, realizada por Jorge Luis Borges entre 1935 y 1936 por encargo de
Victoria Ocampo, la directora de la revista y editorial argentinas Sur, donde se
publicó en primer lugar. La segunda, publicada por Seix Barral en 1967, fue
vertida al castellano por Laura Pujol con el título de Una habitación propia. El
objeto de nuestra investigación es, precisamente, comparar las tres versiones
publicadas hasta la fecha en España del ensayo de Virginia Woolf A Room of
One’s Own con el fin de des-cubrir las posibles intervenciones llevadas a cabo
en cada una de ellas y la feminización de la lengua. Para comparar las tres
versiones, se analizan las traducciones sexuadas de pronombres neutros en
inglés original.

Toda versión a español de una obra escrita en inglés necesita cuestionarse el


sexo del referente cuando se traducen términos referidos a seres humanos que
en la lengua original carecen de género. Nadie pueda prescindir de ese
proceso de significación al traducir a las llamadas lenguas de “género” (francés,
español, catalán, gallego, italiano, etc.). Y así lo hacen Jorge Luis Borges,
Laura Pujol y María Milagros Rivera-Garretas en sus traducciones de A Room
of One’s Own. La prueba es que la asignación de sexo de más de un referente
neutro del inglés a veces varía en las tres versiones del ensayo. La
comparación entre las tres traducciones se centra en las versiones de los
pronombres you, we y one. La razón de esta decisión es que cualquier
traducción de esta obra debe establecer quién es la voz narradora (I, we), a
quien se dirige (you, we) y quién es el sujeto del discurso (we, one). Pero quizá
debiera exigírsele que se hiciera atendiendo a la intención de la autora y en
colaboración con su proyecto, que ha sido unánimemente entendido desde el
feminismo como una reflexión sobre la influencia del patriarcado en la
producción literaria femenina. El objetivo ahora es analizar hasta qué punto la
asignación de las referencias de los pronombres condiciona la recepción y el

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

legado de la traducción. Por tanto, hemos analizado la traducción de los


pronombres you, we y one a español en las tres versiones de la obra de Wolf.

De todos ellos, es quizá one el pronombre que quizá más capacidad tiene de
otorgar a la mirada, bien una orientación andocéntrica, que hace del varón el
centro del universo discursivo, bien una orientación ginocéntrica, muy
probablemente la intención de Virginia Woolf, según la interpretación que los
feminismos llevan haciendo del ensayo en el último siglo.

One ha sido la opción elegida por Woolf para despersonalizar su meditar,


objetivar y universalizar el tono del discurso. Tanto más cuanto que a veces a
su lado utiliza el reflexivo oneself (y no herself o himself). Es una elección
lingüística que hoy en día sigue en uso en la escritura formal, pero en su forma
oral se considera formal, distante y algo clasista. En todo caso, es uno de los
pronombres más utilizados a lo largo de A Room of One’s Own; forma incluso
parte del título. Además de las anteriores, otra de las funciones más
importantes que posee one en este ensayo es la de actuar de conector: sirve
para transmitir la experiencia personal de la conferenciante y de cualquier
mujer; sirve para transformar esa experiencia singular en colectiva de su
género; y, finalmente, sirve para situar lo femenino en la lengua como universal
parcial sexuado. Al menos teóricamente, en esas tres funciones, su traducción
sólo debería ser femenina si no se desea desfigurar el texto y confundir.

Virginia Woolf utiliza a lo largo del ensayo pronombres neutros como


mecanismo de despersonalización, pero el contenido deja el texto abierto a una
gino-lectura. Borges, Pujol y Rivera-Garretas operan en la lengua bajo la guía
de sus intereses ideológicos (explícitos en la última traducción): domesticando
el texto de Woolf en los casos de Borges y Pujol; abriéndolo ampliamente a la
diferencia sexual en el caso de Rivera-Garretas, incluso más de lo que la
propia autora osó, y convirtiendo la traducción así en extensión del texto fuente.

Al producir un texto benevolente, Borges, afiliado a la visión androcéntrica de la


realidad, actúa de forma reductora. Tensa lo neutro hasta llevarlo a sus límites,
a la frontera donde se disuelve en lo masculino, borrando la huella femenina
que sí poseía el neutro en el texto de Woolf. No se puede afirmar
rotundamente que Borges mostraba así una cierta “resistencia” al mensaje
feminista implícito y explícito en la obra; quizá no pudo o no supo expresar
aquello que le resultaba inefable en la lengua androcéntrica.

Mientras, Rivera-Garretas, sacando a la luz lo que yacía escondido en el texto


original, demuestra que la lengua patriarcal no es inamovible. Abre fisuras por
las que lo femenino se expande y trastoca el pesado código heredado, que
hacía de lo masculino el valor total universal.
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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Un orden simbólico androcéntrico que presidía la mente simbólica y regía la


ideología patriarcal concedieron bula a Jorge Luis Borges para negar la
existencia de una oradora, una audiencia formada exclusivamente por mujeres
y u sujeto discursivo femenino, y colocar arbitrariamente en su lugar al varón
“universal”. Laura Pujol, por su parte, se muestra en su traducción del
pronombre one incapaz de prestar atención al discurso de fondo de Virginia
Woolf, se hace eco del orden simbólico dominante, que ejerce de pantalla
mediadora entre la autora y la traductora. Su versión viene marcada por una
reescritura de corte patriarcal que deja su impronta inscrita en la traducción.
Quizá Laura Pujol no gozó de la posibilidad de decir de la que habló Foucault,
mientras que unos años después, María Milagros Rivera-Garretas ha
convertido tal posibilidad en la ocasión para decirse.

Puesto que las tres traducciones analizadas aquí significan lo femenino de


forma bien diferente, podríamos también entender la transición entre una y otra
a una luz diacrónica: las tres versiones representan tres escalas temporales
(años 30, años 60, principios del siglo XXI), cada una de las cuales se hace eco
del estatus de lo femenino en la lengua española en el momento de su
escritura: de la invisibilidad y subsunción en lo masculino que encontramos en
Borges, a la plenitud del decir que nos descubre Rivera-Garretas, pasando por
un tímido estadio intermedio que lleva a cabo Laura Pujol, una mujer que no
fue totalmente capaz de decirse y de decir lo femenino.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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7. Resistencia a usos heredados en la poesía escrita por


mujeres: el nuevo significado de la fragmentación
corporal
Uno de los ámbitos explorados en nuestro trabajo ha sido el uso de la imagen
de la fragmentación corporal del cuerpo amado o deseado por parte de mujeres
que escriben en verso en inglés o en español. El punto de partida es la
denuncia feminista de que la fragmentación de la mujer es una representación
iconográfica de la literatura canónica masculina que reinscribe y perpetúa la
dominación simbólica de la mujer, si bien nuestro objetivo no es denunciar las
prácticas textuales patriarcales, sino acudir al encuentro de algunas imágenes
corporales que ofrecen las poetas en sus textos, y demostrar cómo su
utilización de la fragmentación corporal conlleva frecuentemente significados
discursivos alternativos de resistencia. Para llevar a cabo el estudio, nos hemos
centrado en la expresión del amor, del sexo o el deseo a través de imágenes de
partes del cuerpo, prescindiendo de cualquier otra imagen erótica o sexual.
Como el patriarcado es un sistema social que no habita un solo territorio, se ha
optado por textos poéticos femeninos escritos en inglés o en español, bajo la
asunción de que una lectura comparada puede dar lugar a generalizaciones de
mayor alcance.

La conclusión del trabajo es que, sin pretender universalizar ni las sensaciones


ni las manifestaciones literarias femeninas, en gran parte de la poesía femenina
en textos contemporáneos se perciben gestos e imágenes expresadas
mediante una lengua cuya perspectiva no es la patriarcal. Si la poesía
masculina tendía a caracterizarse por la construcción discursiva de una amada
dominada, que se apoyaba en una mirada distante, fragmentadora y
paralizadora, significante del deseo sexual de dominación, las poetas
despliegan un repertorio de significados alternativos, que van desde la
sumisión al desafío. Muy a menudo, mostrando y consagrando una relación de
mutualidad entre los sexos, de reconocimiento del Otro como un igual; a veces,
acompañada de imágenes de fusión, fundición, abrazo y unión. La poeta y su
amado se contemplan, se acarician, se abrazan y se funden de forma
simultánea y recíproca.

Las poetas han demostrado su conocimiento del código masculino del cuerpo
parcheado. Lo conocen y lo utilizan cuando conceptualizan el cuerpo con la
mirada hegemónica, bien entregándose troceadas, bien aplicando la misma
mirada. Pero con mucha mayor frecuencia utilizan la poesía para dotar a los
cuerpos troceados de sí mismas y de sus amados de significados de
resistencia y supervivencia a la mirada jerárquica. De ese modo, las poetas
crean un nuevo lenguaje poético donde el mismo símbolo se usa de otra
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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manera para significar otra realidad. No sólo modifican el tema y el símbolo


heredados, sino que aportan un nuevo código verbal que transforma el sentido
del tropo y la propia posición poética que lo hacía posible. Al dotar de un
significado distinto un tropo heredado de la tradición patriarcal, las poetas
incorporan al texto poético su especial y peculiar posición en el mundo, su
aportación como Otra (silenciada y marginada hasta ahora) a ese lenguaje
supuestamente universal del Amor.

Una interesante conclusión de Montefiore que se ve refrendada por mi


interpretación de la fragmentación corporal es que las escritoras han convertido
la tradición poética en un área de lucha por el significado político e intelectual
de los símbolos heredados, “struggle to transform inherited meanings, [...] the
meanings of our world” (1987, p.179). Según eso, la poesía amorosa femenina
se convertiría en uno de los discursos de oposición al sistema heredado. En
ella se encuentran formas de resistencia y contestación (articuladas en
diversas formas) y en ella se redefinen los tropos bajo una ideología alternativa:
la fragmentación se remodela ahora especialmente como medio de expresión
de la mutualidad.

Se trata de un proceso ideológico –y, por tanto, no siempre consciente—de


disidencia, que se construye a partir de pautas heredadas, pero en desafío
(abierto o no) a las mismas. Al subvertir y minar las prácticas hegemónicas,
anteponiendo significados y prácticas alternativas, las poetas construyen un
texto infinitamente más versátil y complejo que del que se partió, y en el que se
entrelazan los significados dominante y disidente.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Conclusiones generales

Las políticas antisexistas del español

Nuestro estudio demuestra que la lengua ha cambiado, está cambiando y


seguirá transformándose durante mucho tiempo, acompañando a una sociedad
que se transforma simultáneamente: es compañera de viaje y, al mismo
tiempo, avanzadilla, del cambio social. Son muchas las razones que pueden
aducirse para explicar la feminización. Abarcan, desde un incremento creciente
de la presencia pública y la visibilidad femeninas en la realidad social, hasta el
impulso político del movimiento de mujeres en todo el mundo por re-significar la
lengua, auto-designarse y mostrar su existencia viva en el orden simbólico.
Esta consciente resolución femenina se ha producido a dos niveles: por una
parte, los feminismos de base, formados por unas pocas académicas y multitud
de militantes no académicas, han hecho de la lengua una bandera,
reivindicando su derecho a ser nombradas, a no ser discriminadas en la
lengua, a nombrar desde su propia perspectiva (parto cesáreo, género,
terrorismo machista...), a explicar la realidad patriarcal que las asfixiaba; y, por
otra parte, las políticas y femócratas (por utilizar el término acuñado por
Eisenstein en 1996 para denominar a feministas en cargos de responsabilidad
dentro del engranaje del Estado) han implantado, mantenido y cuidado esas
exigencias, dándoles forma legal y política mediante leyes y normativas desde
los parlamentos europeo, estatal y autonómicos, incluso desde ayuntamientos
tan lejanos entre sí como Córdoba, Burlada (Navarra) o Bargas (Toledo). Entre
feministas de base, académicas, políticas y femócratas se ha conseguido que
la feminización verbal figure y se mantenga en la agenda política.

Resulta difícil trazar una trayectoria de un movimiento parcialmente


espontáneo, algunos de cuyos pasos no han quedado registrados y otros están
dispersos. No obstante, se puede afirmar que, a partir de los años 80, desde el
feminismo teórico, especialmente desde la universidad, y con una clara
influencia de los estudios llevados a cabo fundamentalmente en los países
anglosajones, Francia e Italia, se empieza a analizar críticamente el uso de la
lengua en los discursos mediático, educativo, administrativo y normativo. Se
realizan tesis doctorales y se publican estudios que denuncian el sexismo y el
androcentrismo en el uso cotidiano de la lengua y su influencia en el
pensamiento. Estos estudios concluyen abogando por la necesidad femenina
de “decirse” en un orden simbólico que niega a las mujeres no sólo la voz sino
el mismo nombre.

De forma casi sincrónica a este discurrir del movimiento feminista y con la


llegada de la democracia y la creación de las agencias de igualdad (Institutos
de la Mujer o Direcciones de Igualdad o de la Mujer de los gobiernos
 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

autónomos), algunas secciones de la Administración a cuyo frente figuran


“femócratas” se proponen cambiar la cultura y el lenguaje de las
administraciones y recurren a expertas para que redacten recomendaciones y
manuales de uso no sexista del lenguaje administrativo. Las recomendaciones
van teniendo eco lenta y paulatinamente en los gobiernos locales, autonómicos
y del Estado. Mientras, la idea central de la invisibilidad femenina en la lengua y
las sugerencias para evitarla son asumidas con entusiasmo por las
organizaciones de mujeres y, con el auge de internet, se adoptan y divulgan en
los portales y páginas web de las diversas asociaciones feministas (por
ejemplo, las de la Federación de Mujeres Progresistas o la Fundación Mujeres,
que incluso crea su propio manual) y en blogs feministas de España y
Latinoamérica.

Esa cadena de conocimiento en femenino ha podido ser implantada en la vida


“real” gracias a las femócratas y a las mujeres fuertemente involucradas en la
vida política: mujeres (y algunos hombres) de las concejalías y gobiernos
locales y nacionales (incluso desde sindicatos y organizaciones) que le dieron
impulso. Las feministas transmitieron a sus partidos, sindicatos o gobiernos, la
necesidad de legitimar aquello que muchas mujeres dicen de la lengua y cómo
se dicen en la lengua, logrando que esa necesidad figurase en la agenda
política y llegase a la normativa.

Nuestro estudio traza la trayectoria de las disposiciones aprobadas en los


últimos años exhortando a la feminización verbal y al uso de un lenguaje no
sexista, en los planos autonómico y estatal, así como su recepción por la
ciudadanía. Desde los años 80, organismos que abarcan desde la Unión
Europea o el gobierno de España hasta los diversos gobiernos autonómicos, e
instituciones como UNESCO han emitido sugerencias primero y
recomendaciones después, alentando a la utilización de un lenguaje libre de
sexismo. Las primeras recomendaciones venían legitimadas por el “Informe del
Director General de UNESCO sobre la revisión de todos los textos fundamentales
para velar por la utilización de fórmulas y términos de género neutro”, las
Recomendaciones del Secretario General del Consejo de Europa de 1986 y la
Recomendación del Consejo de Ministros del Consejo de Europa aprobada el 21
de febrero de 1990. A estas recomendaciones siguieron en el estado español
diversas resoluciones, órdenes y normativas que culminaron en la Ley
Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y
hombres, donde se requiere la utilización de un lenguaje no sexista en los
medios públicos RTVE (artículo 37.1) y Agencia EFE (artículo 38.1), y donde
también se considera criterio general de actuación de los poderes públicos «la
implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito administrativo, y su
fomento en la totalidad de las relaciones sociales, culturales y artísticas»
(artículo 14. pf.11).

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Nuevos usos verbales que reducen el nivel de androcentrismo textual.

Las investigaciones realizadas han demostrado que, pese a quienes no desean


ver que estamos en proceso de transformación de una lengua androcéntrica a
una plural, el cambio se está produciendo. El proceso de feminización verbal ha
supuesto, junto a la aportación de terminología científico-técnica, el cambio
más destacable en las lenguas habladas en el Estado Español en el último
cuarto de siglo. Los cambios más perceptibles del proceso de transformación
del español son los siguientes:

El más visible y relevante es el incremento masivo del léxico de profesiones,


títulos, cargos y apelativos formales varios pertenecientes al ámbito de la vida
pública. La aparición de nuevos términos que no habían encontrado
anteriormente aceptación por las instituciones guardianas de las lenguas –
como médica, para referirse a las profesionales que ejercen la medicina– es
fundamental, pero no es el único terreno en el que la lengua castellana se está
transformando. Los cambios fundamentales que están teniendo lugar y que
afectan no solo al léxico femenino, sino al masculino (entre los nuevos
masculinos encontramos términos como: prostituto, amo de casa, matrón
cuidador, enfermero/ATS, azafato... y adjetivos como: metrosexual), a las
“colocaciones” (los pares mujer pública/hombre público casi se han convertido
en auténticamente simétricos), al género de las palabras (sustantivos
masculinos que se han convertido en comunes, como: la bebé, la miembro, la
soldado, la cabo...), a la morfología (la aparición de la arroba –como en
“Querid@s compañer@s”–, la barra o el guión para nombrar expresamente a
hombres y mujeres en términos con forma masculina y femenina); o a la
pragmática (en las fórmulas apelativas en lenguaje oral y escrito, utilizadas
incluso por personas que se han manifestado contrarios a su uso), etc.

Quizá la parte más novedosa de nuestro estudio es la que se refiere al análisis


de los cambios en la sintaxis. El indicio más claro de este cambio
revolucionario es que el género gramatical masculino parece empezar a
cuestionarse muy débilmente como el género capaz de representar
sistemáticamente a lo masculino y lo femenino para denotar seres sexuados.
Se van produciendo realizaciones que dejan entrever que la función
“neutralizadora” y no marcada del género gramatical masculino empieza a
encontrar dificultades y a trastornarse en un mundo discursivo cada vez más
feminizado. Se puede percibir en los siguientes hechos:

o La etiqueta identificativa, sea cargo, clase o función, se tiende a


poner en femenino para mujeres individuales (e.g. actuó de
presidenta), lo que significa que el femenino (o un sustantivo común
con determinante o adjetivo en femenino) se utiliza ya con frecuencia

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

para referirse a la función del cargo, o a una clase compuesta por


varios miembros.
o Han pasado a ser femeninos los adjetivos ordinales que indican el
orden o colocación de una mujer que es parte de un grupo mixto,
compuesto por mujeres y hombres.
o Muy especialmente, además, empieza a haber construcciones
comparativas y superlativas en las que –transgresoramente– se
utiliza el femenino para denotar a ambos sexos.

Además, se percibe un cambio significativo en la perspectiva o lugar de


enunciación. Puede detectarse, entre otros campos, en la traducción (en
traducciones que han tenido en cuenta la diferencia sexual) y en la poesía
escrita por mujeres. La poesía amorosa femenina se convierte en uno de los
discursos de oposición al sistema heredado. En ella se encuentran formas de
resistencia y contestación (articuladas en diversas formas) y en ella se
redefinen tropos como la metonimia bajo una ideología alternativa: por ejemplo,
la fragmentación corporal, utilizada como mecanismo de objetivización de la
mujer en la poesía masculina, se remodela ahora especialmente como medio
de expresión de la mutualidad.

Los medios de comunicación están cambiando a velocidad vertiginosa. Aunque


el masculino genérico y los usos sexistas aún están presentes, se observan
cambios que indican el avance de nuestra sociedad. Nuestro estudio
demuestra que el cambio es perceptible en la prensa, en la publicidad, e
incluso en los blogs utilizados por las adolescentes. La forma de
autodenominarse en ellos muestra una construcción de identidades flexibles y
en permanente construcción, hecho que deberá ser tenido en cuenta por
educadoras y educadores. El estudio contrastivo y cuantitativo de narraciones
personales de chicas adolescentes británicas y españolas en blogs permite
constatar la presencia y el grado de penetración de nuevas formas femeninas
de expresión lingüística para la manifestación de la asertividad en el discurso
de las adolescentes españolas. Esto contrasta con la resistencia a usar estas
formas que se encuentra en las narrativas de las adolescentes británicas y
plantea la reflexión sobre si el rechazo de las expresiones androcéntricas y el
nacimiento de expresiones basadas en la feminización de expresiones
tradicionalmente masculinas pueden ser considerados testigos del nacimiento
de un nuevo discurso de género.

Evaluación del éxito o fracaso de las políticas antisexistas del español

Hemos estudiado la política antisexista del español a la luz de los estudios de


Política y Planificación Lingüísticas hemos delineado lo que a nuestro juicio son

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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los mayores obstáculos teóricos a la implementación efectiva de la política


lingüística anti-sexista. No sólo las discrepancias entre la política de jure y la
política de facto, sino la tensión entre dos políticas lingüísticas contrapuestas:
el imperativo legal de redactar de forma no sexista para conseguir los objetivos
de equidad entre los sexos que proclama la ley 3/2007, y la política
omnipresente de utilización de un “español correcto”, que se entiende que es el
que dicta la RAE, la cual se opone con fiereza a la redacción no sexista.
Además, la política lingüística antisexista del español tiene como lastres: la
carencia de hablantes competentes, la carencia de un corpus suficientemente
elaborado, el pobre dominio de los recursos verbales no sexistas por parte de
quienes deben utilizarlos y la falta de provisión de enseñanza formal.

Imagen positiva del lenguaje no sexista entre el alumnado universitario

Sin embargo, nuestro estudio demuestra una imagen positiva del lenguaje no
sexista entre el alumnado universitario. En una muestra de 465 estudiantes de
las universidades Complutense y de Alcalá, descubrimos que:

o Más de la mitad (especialmente las mujeres) utilizaba con absoluta


normalidad los términos profesionales femeninos a los que la RAE ha
mostrado mayor reticencia, como ingeniera, aparejadora o jefa.
o La mayor parte de las mujeres aceptaba el uso de la doble forma; a
un 34% de ellas incluso le parecía bien que se usase siempre.
También era una mayoría el número de mujeres que usaba la doble
forma (ocasionalmente).
o Ni hombres ni mujeres rechazan la barra que marque las formas
masculina y femenina y la mayoría acepta de buen grado la arroba.

Estos datos probablemente demuestran que no se deberían desestimar los


efectos de las políticas lingüísticas. Aunque en algunos ámbitos parece que las
directrices anti-sexistas no se cumplen, en otros están cuajando y algunas
fórmulas anti-sexistas parecen gozar de una llamativa aceptación entre el
alumnado universitario, especialmente entre las mujeres. Algo que ya debían
saber las empresas públicas y privadas que han ido incorporando fórmulas no
sexistas a su publicidad.

Quizá el cambio en la actitud de la juventud universitaria, muy especialmente


de las jóvenes, ante las fórmulas de lenguaje no sexista resida en la
asociación psicológica del lenguaje no sexista, con la lucha por acabar con las
discriminaciones de género. Lo cual no significa, por supuesto, que la política
feminista gubernamental haya obtenido ya un éxito rotundo, pero sí quizá un
éxito parcial.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Estudio específico de uno de los ámbitos donde la feminización es más


visible: el ámbito jurídico

En el ámbito jurídico están apareciendo numerosos textos redactados con un


lenguaje neutral, tanto en la parcela estatal como en la autonómica. Debe, no
obstante, constatarse que en el proceso que se está llevando a cabo los
resultados son irregulares e inconsistentes. De un lado, las prácticas no en
todo caso se están llevando a cabo. De otro lado, el estudio de los textos
normativos en los que se percibe la intención de evitar el lenguaje sexista
descubre que en numerosas ocasiones es bastante común que los textos
únicamente ofrezcan cambios parciales.

Partiendo de las circunstancias anteriores, hemos bosquejado una lista con


algunos de los factores que podrían explicar el resultado expuesto: las
diferentes pautas de actuación que existen a la hora de aplicar el lenguaje
neutral; la existencia de determinadas partes de la norma que resultan
especialmente sensibles a los cambios (por ejemplo, las partes de la norma
que modifican regulaciones anteriores, las referencias sobre normativa
precedente, a las cláusulas de publicidad o ejecutoriedad); las correcciones
que se llevan a cabo comúnmente por vía de propuestas o enmiendas en el
proceso normativo; o las posibles dificultades que pueden surgir a la hora de
feminizar los textos. En vista del planteamiento precedente se consideran
algunas de las consecuencias que pueden aparecer con los resultados
descritos: la falta de consistencia en la terminología interna de la norma, un
grado de oscuridad variable en la lectura, la distracción de la persona que lee,
etc.

Ciertas posturas y circunstancias podrían cuestionar la continuidad de las


prácticas: la posición que está adoptando la Real Academia de la Lengua
Española (a la institución se remiten las directrices de técnica normativa); las
reticencias que existen en sede parlamentaria a la hora de neutralizar los
textos; la solución “ficticia” de incluir una nota explicativa que afirma que el
masculino incluye tanto a hombres como a mujeres; o el hecho de que la
feminización sólo se está llevando a cabo en determinadas manifestaciones del
ordenamiento jurídico.

No obstante, también es cierto que pueden considerarse varios factores que


aportan numerosas razones para pensar que en el derecho que viene, todavía
se seguirán percibiendo fórmulas que harán posible la visibilidad de las mujeres
en las normas. Entre ellos, podemos referirnos a la continuidad del contexto en
el que se han originado las prácticas que hoy percibimos, la trayectoria
ascendente que se percibe en un estudio de la aplicación del lenguaje neutral

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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en el ámbito jurídico, o determinados compromisos políticos adquiridos en este


ámbito.

En relación a los problemas expuestos se han planteado algunas propuestas.


Así, por ejemplo, la conveniencia de contar con personal especializado en
lingüística y, concretamente, en la feminización de textos, a la hora de elaborar
la redacción de los textos normativos; o la recomendación de redactar el texto
normativo con lenguaje neutral desde la primera redacción, y no llevando a
cabo los cambios en sede parlamentaria, como frecuentemente se está
haciendo hasta el momento.

Debe constatarse además que la supresión en el ámbito normativo del


masculino genérico tiene repercusión en determinados postulados de la Teoría
de la Legislación; una parcela de estudio que aborda cuestiones tales como la
composición o redacción de normas, y que en España está empezando a
adquirir especial relevancia en los últimos años. Nuestro estudio es uno de los
primeros en analizar dicha repercusión.

Escollos surgidos a lo largo del proceso de feminización

El proceso de feminización no está siendo un camino de rosas. Los obstáculos


que interpuso parte de la opinión pública fueron notables, firmes y decididos. La
contra-argumentación constante a las manifestaciones feministas en artículos y
columnas de prensa, en las cartas al director en los diarios por parte de
personas que se autoerigían en guardianes de la lengua, en la defensa del uso
del masculino genérico, en los debates en la web y en las declaraciones en
blogs fue denodada. Con todo, la reacción adversa más fuerte surgió del
cuerpo normativo de la lengua castellana: fundamentalmente, de los
departamentos de Filología Española (posteriormente denominados de Lengua
Española) y de la Real Academia y de algunos de sus miembros. La resistencia
a la feminización del español ha sido y sigue siendo considerable y así lo
hemos expuesto en nuestro trabajo. Entre las formas de resistencia podemos
citar: decisión de corregir como “fallo” el uso de las dobles formas
femenino/masculino o masculino/femenino (pese a que se encuentran multitud
de usos anteriores y posteriores en la prensa, en la literatura y en el propio
DRAE); recomendación del uso del masculino en profesiones en 13 nuevos
casos en el DRAE (2001); insistente recordatorio de que el término hombre es
universal y abarca a mujeres y a hombres; resistencia a nuevos femeninos en
títulos profesionales (como cancillera, caba, soldada...); etcétera. Por mucho
que se asuma como hecho indiscutible que todas las lenguas están siempre
sujetas a un constante proceso de transformación, por su condición de
entidades dinámicas, el cambio no se acepta fácilmente, ni siquiera por quienes

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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deberían saberlo mejor que nadie: poetas, novelistas, traductores, traductoras,


periodistas o lingüistas, gentes todas que han hecho de la lengua su profesión.
Desde estas profesiones a veces se tiene especial reticencia a aceptar que se
pueden reemplazar usos particulares, desbancados por otros nuevos, o que
nuevo léxico, de hecho, entra cada día libremente en el sistema.

Independientemente de la resistencia de raíz, claramente ideológica, que ha


opuesto el cuerpo normativo del español, existen también unos patrones de
resistencias que podríamos calificar de “internos” que pocas veces han sido
abiertamente expuestos en las publicaciones feministas. En primer lugar, una
resistencia interior a un lenguaje libre de usos androcéntricos o sexistas
basada en un factor ineludible: todos los seres humanos se resisten a des-
aprender los usos verbales adquiridos durante su infancia y durante el proceso
formal de enseñanza escolar. Los usos aprendidos en los primeros años de
vida quedan inscritos en nuestras mentes de forma que tendemos a recurrir a
ellos en cualquier acto verbal no planificado o en momentos de cansancio –en
los que la mente no “monitoriza” el habla. En estos casos, por mucha
voluntariedad de nombrar en femenino que se tenga, el flujo verbal vuelve al
cauce en que se moldeó durante sus primeros contactos con el lenguaje y se
recurre insistente e inconscientemente al masculino.

En segundo lugar, existen dos escollos en los que la aplicación de las


recomendaciones de uso no sexista del español ha tropezado de forma
inesperada. Ambos son efectos secundarios de las políticas. Se trata, por un
lado, de la despersonalización y abstracción que adquiere un texto plagado de
expresiones no sexuadas como ‘alumnado’ o ‘la ciudadanía’, y, por otro lado, la
per-versión por parte del diccionario normativo y de los medios de la
recomendación de utilizar expresiones no sexuadas, que se emplean para
referirse sólo a varones.

Ámbitos en los que la feminización ha encontrado especial resistencia:


materiales de enseñanza de Español como Lengua Extrajera (ELE) y
traducción

Una parte de nuestra investigación ha abordado dos de las áreas a las que la
feminización está tardando más en llegar, según se ha podido comprobar. En
primer lugar, el ámbito de la traducción. Se ha constatado cómo se
desaconseja explícitamente a las personas que ejercen como traductoras el
uso de lenguaje no sexista. De ahí que la investigación haya reparado tanto en
las pocas traducciones feministas existentes, como en la labor que en ese
campo queda por hacer. Un trabajo presentado como proyecto de investigación
previo a la tesis doctoral de una alumna de doctorado colaboradora del

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

proyecto estudia precisamente el despertar de las traducciones feministas en


España a principios de siglo. Dado el uso generalizado de las traducciones
realizadas desde el inglés a español que traducen los sustantivos, adjetivos,
participios y pronombres sin género en inglés mediante el llamado masculino
genérico, consideramos fundamental empezar a llamar la atención sobre este
proceso, sobre lo que esconde y sobre sus consecuencias.

Lo mismo puede decirse del área de la enseñanza de español como lengua


extranjera (ELE). Tras estudiar 60 manuales de enseñanza de español para
hablantes de otras lenguas, se comprobó la nula relevancia de las soluciones
no sexistas que ofrecen los libros, la poca atención a la feminización de las
profesiones, los errores morfosintácticos que se inducen por estricta aplicación
de un modelo caduco y todo lo que queda por hacer en el campo de la
enseñanza de la lengua. El castellano se está transformando aceleradamente,
acomodándose a una sociedad que ha decidido refundarse, esta vez
reconociendo la existencia de seres sexuados que no deben ser discriminados
en razón de su sexo. Como docentes es difícil permanecer al margen de este
movimiento; quizá ni siquiera se deba intentar. El papel pedagógico y
socializador del profesorado no es fácil, sin embargo, al tener que navegar
entre dos polos, el del cambio y el de la norma ideológica arcaizante. Cada
docente tendrá sin duda que desarrollar su creatividad para aprender a hacerlo.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

Prospectiva

La investigación llevada a cabo ha demostrado el inicio de un proceso de


transformación de la lengua:

 Supone un respaldo a las políticas lingüísticas desarrolladas por


feministas individuales y organismos de igualdad en los últimos años.
 Sustenta la hipótesis de que la voluntad política (individual y colectiva)
puede influir en los cambios en el orden simbólico.
 Avala en cierta medida la necesidad de cambios en la redacción
androcéntrica que aún prima en los medios de comunicación y en el
ámbito jurídico. O, al menos, los justificará cuando se lleven a cabo.
 Se pueden presentar los resultados ante las instituciones, agencias
institucionales y personas individuales que ejercen resistencia y presión
para frenar el avance de la feminización (como fue el caso en España
del debate del Estatuto de Autonomía de Andalucía).
 Indica la necesidad de divulgar estos resultados en el ámbito de la
educación y la traducción para contribuir a su feminización verbal.

Para finalizar, como colofón a nuestro estudio del lenguaje neutral en el ámbito
jurídico, presentamos algunas propuestas con las que se pretende paliar, al
menos en parte, algunos de los problemas y deficiencias anteriormente
descritas. Entre ellas:

 Nuestra sugerencia más importante es la de redactar el texto normativo


con lenguaje neutral desde la primera redacción, y no llevando a cabo
los cambios en sede parlamentaria sobre la base de un borrador sexista,
como frecuentemente se viene haciendo hasta el momento.

 De otro lado, se considera que deberían buscarse redacciones


normativas lo más completas posibles, desde el punto de vista del
lenguaje neutral, si bien se hace esta apreciación con ciertos reparos,
habida cuenta de los problemas (ya descritos) que podría conllevar
dicha propuesta en casos especialmente complejos.

 Por último, nos parece de capital importancia contar con personal


especializado en lingüística y, concretamente, en la redacción neutral o
feminizada de textos, a la hora de elaborar la redacción de los textos
normativos.

 
 
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Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
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129
 
Efectos de las políticas lingüistas antisexistas y feminización del lenguaje  
2009

ANEXO
Publicaciones derivadas del proyecto de investigación

El detalle y los resultados de los estudios realizados se han expuesto en las


publicaciones que aquí se relacionan:

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femenina homogeneizada: Rasgos esencialistas en el Diccionario de la
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 Fernando Centenera Sánchez-Seco. "Desdoblamientos, sustantivos


genéricos y otros recursos perceptibles en el ordenamiento jurídico
español: ¿una moda de hoy o un cambio con mañana?". Universitas.
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 Fernando Centenera Sánchez-Seco. Nombradas: También en el ámbito


jurídico. Madrid: Dykinson, 2010.

 
 
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