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DE
TOMO III.
BUENOS AIRES
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tas con caracteres mas claros, perfectos y tanjibles ue las de
ning�n otro, ilustradas, por decirlo asi, con las obras mara i
llosas del obmbre y de Dios, no es dado � todo el mundo
descifrar. Hay en
ellas, algo de inescrutable y de simb�lico,
edado � los ue no se llaman Volney, Humboldt � D 'Or
bigny.
No esper�is, de consiguiente, ue cuando asiente mi u
milde planta sobre las ruinas de Menfis, � contemple las
llamas de Heliopolis desde la c�spide de la gran pir�mide de
RECUERDOS DE E IPTO.
C eops, os able de las re oluciones de los imperios, recor
A mis buenos el d�ndoos ue alli donde a ora reina el silencio y la sole
amigos doctor don Caupolican Molina, Alejandro
Bald� dad se
y Agust�n Marino ajitaba en otro tiempo una multitud acti a y bulli
ciosa, cuyo poder se estendia desde el Indo al Mediterr�neo;
1. ue, esas columnas de manc ado p�rfiro; ue esos p�rticos
de abigarrado granito, ue
esas pilastras de basalto eti�pico,
esos
Han pasado doce a�os, y perdido mis libros y mi car colosales mono
desmanteladas y des ec as ; ue todos
tera de iaje, sal ando apenas algunas pajinas imeomple- litos, amontonados unos sobre otros, desparramados ac� y
tas de un diario insulso, � imperfecto, como todo a uello ue all�, como si un cataclismo espantoso los ubiera derribado,
�
es obra de la ju entud, de la ju entud sud. americana so formaban en �pocas remotas templos suntuosos como el �9
�
bre todo, ue sin estar preparada por el estudio y la ins Balbec y Jerusalem, palacios como Pen�polis, murallas como
trucci�n l�n ase prematuramente � correr el mundo, pudien las N� ine y Babilonia, por cuyas puertas entraba y sal�a
�
do decir como il Blas, sal o lo del
urto al tio, " �te las de
Tiro, joyas
Sidon, el tis� de Cac emira; ue se a u-
me a ui ya fuera deO iedo, camino de Pe�aflor, en medio di ariamente un est�a la
mill�n de almas; ue p�rpura de
dedos campos, due�o de mi persona, de una mala mu�a y maba con era en su
ri u�sima ambros�a y cuya ci ili aci�n
de cuarenta ducados." j�nero tan refinada como la nuestra.
e ocar mis antiguos recuerdos, las re
Tengo, pues, ue No. A los die y oc o a�os, no iaja el ombre como
miniscencias de cuando no tenia cuatro lustros aun oy fil�sofo, ni como obser ador, ni como sabio. Viaja �nica
ue, al er bla uear algunos cabellos sobre mi sien, e lan mente como simple curioso, y el mundo se desli a ante sus
ado ya mi blasfemia sacrilega al tiempo pasado, esclaman ojos, sin decirle
nada, e actamente como las mo ibles istas
do eomo el poeta ue todos conoc�is; malditos treinta a�os de un panorama.
para ablar de un pais ue entonces no conoc�a, cuyas cos � referir sencillamente lo e du
Voy, pues, ue isto,
tumbres � idioma ignoraba, cuya istoria, monumentos, y rante un mes de residencia en la tierra cl�sica de las esf injes ;
mitolog�a present�banse estupendos y misteriosos � mi es de los monstruosos eti�picos y de las momias seculares ; en un
p�ritu, como el mito de Isis y Osiris, protectores de la pais ue no est� en contacto con el nuestro, por cuya ra �n
agricultura, � la mente de sus
primiti os adoradores. nos es casi desconocido .
El uni erso es un gran libro abierto � las curiosas mi Si se tratara de Europa callar�a; por ue el cpte uiere
radas de la umanidad. Pero cuyas pajinas, aun ue escri-
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RECUERDOS DE E IPTO 231
numerables tribus errantes, mandada cada una por un
jueces de l.a instancia � 12 mil libras esterlinas, nababs
s ei s inferior. cpte iajan por placer, ue cansados del tr�pico an � er-
salir el me uino sol de Europa, y � pedir en las fondas de
Los beduinos egipcios, son sobrios y mo
inofensi os, Londres y Paris un plato de pies de elefantes guisados, como
rales, �yese raramente ue ayan asaltado una carabana. y
si estu iesen en Agr�, Del i � Benares; obispos, misioneros,
sus guerras ue son generalmente el resultado de engan as
e �ntricas Ladies, uno ue otro concertista, tourist y cor
personales, � de cuestiones de l�mites, � de la iolaci�n de
responsal del Times, y tal cual ijo de esta antartica ona, ue'
otros derec os, terminan casi siempre sin gran derrama no sabe lo ue ace ni � donde �.
miento de sangre, por la interposici�n de los s ei s � del
Suena una campana ue llama � los pasajeros. Todo el
gran s ei s del Cairo.
mundo afluye � la pla oleta, y el �mbito comprendido entre
Aun ue engati os, son leales y alientes. El estranje- las dos l�neas paralelas de carruajes y camellos cambia de as
ro puede confiarse � ellos sin reser a; tienen sus agencias
pecto, u�l ese una confusi�n los iajeros est�n di ididos
en Sue y en el Cairo, y para las largas escursiones al Monte �en sus sus edades y
grupos segnn .profesiones, simpat�as;
Sinai, � Siria y otros lugares apartados, cel�brase con ellos una multitud de muc ac os endedores de toda especie de
un contrato escrito, en las canciller�as les estrec a de todos la
de los respecti os ci ue r�as, feos, as uerosos y rateros
consulados estranjeros, presentando el beduino � gu�a prin dos ; el uno les compra ; el otro les d� bo ies , por erse
cipal un certificado de onrade y buena conducta del gran libre de ellos ; este, censura impaciente la ine actitud de la
s ei s � del s ei s de su tribu. Mediante estas precaucio partida, demostr�ndola con la precisi�n de su reloj ; a uel,
nes pod�is recorrer el desierto en todas direcciones, con la- busca con otro el carruaje mejor, �, afanado, su necesario �
misma seguridad con ue se recorre nuestra pampa. Si saco de noc e, ocup�ndose los mas en inspeccionar sus e ui
alg�n s ei s inferior se opone � ue cruc�is su territorio en pajes, ue los camellos y dromedarios an � recibir sobre
otros camellos sus jorobas.
ue los suyos � sin pagar una contribuci�n,
uestro gu�a arregla el negocio mediante una insignificante Estaoperaci�n es curiosa.
A una o del camellero principal, todos los camellos se
gratificaci�n � bo ies ; y si algunos mal ec ores os atacan,
�l y uestros beduinos os defienden con resoluci�n asta le antan dirijidos por su respecti o camellero y forman un
con tanta mejor oluntad cuanto mayor es uestra c�rculo al rededor de la carga.
morir, y
entere a. Son grandes admiradores del. alor, asi es ue Cuando son muc as las recuas se di iden en arios gru
diestros en mane pos y cada uno de estos forman su c�rculo.
para, s ei s solo elijen � los mas bra os y
jar ei caballo y el camello. Vuel en � ec arse sobre sus largas patas y en esa posi
El apor de las Indias" Orientales a llegado � Sue ; a ci�n reciben la carga ue pueden soportar; en e ediendo esta
ce un rato ue sus pasajeros recorren las pest�feras calle de una libra mas, la bestia se arrodilla sobre las manos, des
juelas de a uel illorrio miserable, esperando el momento de pu�s sobre las patas, incorpor�ndose poco � poco con la
partir. misma destre a y cuidado de un racional; y, no ay poder
Esos einte carruajes son para ellos, y esa larga cara umano ue le aga intentar le antarse cuando la carga de sus
ana de camellos para sus- grandes e uipajes es gente en lomos es
superior � sus fuer as.
su mayor parte suntuosa y acaudalada; ajenies de la compa Feo y ediondo es el camello � dromedario; pero en
��a, militares, traficantes de opio y a�il, empleados ci iles,
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cambio, cuan �til al ombre en a uellos arenales pedregosos -te oc o � die dias consecuti os, lo mismo en la Arabia feli ,
y sin l�mites en el desierto de la Arabia p�trea; lo mismo en el Sa
cpie
La bondad y pre isi�n de Dios est� patente en todo. de Numidia y de
ara, cpte en las fragosidades calijinosas,
Al lapon le a dado el reno, ue arrastra sus trineos
la Libia.
sobre las nie es eternas.
Comen en dos � tres oras para dos � tres dias; de
A los iperb�reos abitantes de la ba ia de Hudson y canceles abdo
noc e rumian lo ue an depositado en sus
del golfo de Bafin, las acas marinas, de cuya piel acen ca delicados, pues, cuando
minales, por decirlo asi, y no son no
noas.
tienen buenas yerbas, lo mismo engullen el cardo ue la or
Al boli iano, el burro, y la llama ue salta los preci
tiga.
picios con inimitable destre a.
P�sanse asta nue e y mas dias sin beber ; son d�ciles �
En cada clima necesidad distinta, y
una un medio dis
inteligent�simos obedecen al l�tigo, ue por el contrario
y no
tinto de satisfacerla. No ay duda. los e aspera, sino � la o del camellero, y sobre todo, � la
"Bueno es el mundo; bueno �bueno �bueno m�sica. Por eso los camelleros suelen lle ar timbales, � otros
"Como de Dios al fin obra maestra, instrumentos y le llenan de cascabeles.
"Por todas partes de dilicias lleno, Su marc a abitual, es la del buey, una legua por ora.
"De ue Dios ama al ombre, ermosa muestra. Pero se mue en seg�n el aire ue el camellero tararea � el
Yo no concibo al �rabe sin el camello, como no concibo- taciones del a�o, y el bellon ue es fin�simo como la mas ri
ai boli iano sin el burro. ca icu�a, sir e no solo para los tejidos ind�jenas, ue son
Carga un camello tanto como un dromedario. �
clima donde an nacido, siendo los mas d�biles los de las o pu�s en una. felpa delicad�sima ue ri ali a con la del castor.
nas fr�as, y los mas potentes los ue nacen de un camello y de- Desprendida la lana, embad�rnanlo con barro, bosta
una dromedaria. � al uitr�n, para ue las moscas � insectos no los incomo
No puede el camello � dromedario caminar por tier den, y en esta �poca su fealdad sube de punto, pues ya po
ras crasas� parajes resbaladi os sino con gran dificultad ; d�is figuraros cual ser� la estampa de un animal ue � su na
pero en la arena j u� otro animal compete con �l ? � ue otro tural deformidad, real ada por una escualide singular, re�
animal soporta las fatigas como �l? � u� otro resiste al am ne el adorno de una mano de rebo ue dada las mas eces con
bre � la sed como �l ? � u� otro es capa de medir su elocidad sus propios escrementos.
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ilera. Los e uipajes gra itan sobre sus corco as. El
uisito, particularmente para los ue � ella est�n acostum
suelo est� limpio de ba�les y cajones. V�se solamente de'
brados, la parte inferior de la jiba ue puede compararse � trec o en
trec o, un c�rculo cim�tricamente tra ado sobre
la ubre de aca.
la arena por el esti�rcol y los nauseaubundos orines de a ue
He probado la carne de camello y se parece en lo dulce
llos. Las pulcras ladies uelen sus sales amoniacales, los
� la de yegua.
ombresinterceptan sus conductos nasales con fin�simos pa
As�, este animal pro idencial para a uellas no
rejiones, �uelos de lin� de Madras y seda de C ina .
com" .
solo sir e para dominar las distancias y alimentar el
Feli mente es ya ora de partir. Vuel en � sonar la
ci�, aciendo circular la ri ue a de muc as naciones ; para
campana dando dos repi uetes, y �yese casi simult�neamen
cubrir la desnude de sus abitantes, mediante su lana, de la
te un ruido de casc�bales, suenan cien timbales y otros tan
cual se despoja en la prima era ; sino ue toda �a, aun des
tos instrumentos asa poco armoniosos es la cara ana ue-
pu�s de muerto, su carne sir e para
apaciguar el apetito del se pone en mo imiento. La carga est� colocada � derec a.
ue, � fuer de obediente y sumiso, a lle ado constantemen
� i uierda de la bestia en unos es ueletos de �rganas, ec os
te sobre su jiba sin manifestar una e si uiera ni cansancio, de ierro forrado en cuero. El camellero � sentado en la
ni ambre, ni sed. jiba. Toca su timbal, fuma su y con el los
pipa sigue cuerpo
� Con ra �n los musulmanes lo eneran en su eje , y � ai enes acompasados del animal. Algunos an sentados
la camella ue a parido cierto n�mero de camellos, la e i como mujer, la mayor�a enor uetada. En un momento des
men actualmente de ciertos ser icios fila majestuosamente por delante de nosotros y sale por la-
Antiguamente, "cuando una camella abia tenido una puerta occidental del pueblito.
embra en cada uno de sus partos y estos llegaban as� � die . Dentro de cinco minutos deben oirse los �ltimos repi
era consagrada � los dioses. No se la montaba mas. No se
uetes. Todo el mundo se apresura, pues, � ocupar su pues
la pon�a carga, no se le al uilaba, no se la orde�aba, escepto to. En mi carruaje a una ermosa rusa crespa y rubia,.
para ofrecer su lec e � los u�spedes y pobres. Era califi ue apenas tiene einte abriles, esposa de un comerciante
cada de saiba 1, y i �a libremente asta ue mor�a de un
alem�n, este, y ni�o de pec os ue les pertenece, en bra
muerte natural. Si una camella saiba par�a la und�cima os de una nodri a; mi compa�ero de en la India, J.
iajes
embra, rasg�basele la oreja � esta, se la conced�an los mis
R., natural de Boston, ombre de car�cter seco, prosa pura,.
mos derec os ue � su madre, y era llamada ba ira." 2 como ue a nacido y i ido cuarenta a�os entre n�meros,
Pero dejemos � este inestimable cuadr�pedo, del cual
pero atento, desinteresado y jeneroso; y un escoc�s, rica
tendr� ue ocuparme muc as eces aun, ue la brillante y c o plantador de Madras, ue no abla sino de pimienta y
metaf�rica imajinacion- de los �rabes a denominado bajel de canela.
del desierto, y ol amos � la pla oleta de Sue .
Los muc ac os sucios y andrajosos, trepados en las
El cuadro a cambiado.
ruedas nos meten aun por los ojos sus c uc er�as y a alo-
Los camellos y dromediarios an uelto � colocarse en
r�os, a�adiendo anti cuando presentan alguna piedrecilla
1 Nombre de todo animal al cual se conced�a libertad com curiosa, alg�n caracol � conc a petrificado de los muc os-
pleta � in iolabilidad. ue se allan en la playa del Mar Rojo, frente al desembar
cadero de Sue .
1 Casi lo mismo ue "saiba"; pero aplicado � la und�cima
" embra.
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brisa fuerte y sostenida. Hasta, los lien os Norte americanos ir�n � enderse en
Su paso es el de la mu�a ; � ese andar tiene ue recorrer Bombo y Madras, Calcuta y Cant�n cru ando el canal de
en einte oras el trayecto, pr� imamente de treinta leguas, Sue .
El pretendido dsni el entre las aguas del Mediterr� sacerdotal Abisinia, donde �sase toda �a la sangrienta infi-
neo y del Mar Rojo, uecomputaba
se en cerca de die me
bulacion de la mujer, donde un buey ale apenas cuarenta
tros era una ilusi�n; la geolog�a y la. istoria estaban e ui de nuestros pesos y un carnero die , an � ser puestos en
ocadas.
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contacto frecuente con la ci ili aci�n, ue les lle ar� sus ma
nufacturas y les comprar� sus pieles, sus metales, su a�il, su
cera su marfil.
y
Y todo esto, ue a �. obrar una re oluci�n comercial
en el mundo y en las condiciones sociales, de casi una mi
tad de la umanidad, no es sino el resultado de la ciencia de
�
un ombre y del esp�ritu de asociaci�n, de la primera ue- RECUERDOS DE E IPTO. 1
�
a dic o, e a � la erdad, del segundo ue al oir su re e
A mis buenos amigos el doctor don
laci�n a esclamado, tomad los cuatrocientos millones ue- Caupoliean Molina, Alejandro
Balde y Agustin Marino
necesit�is
� ue tiempos tan portentosos alcan amos
Conclusi�n.
Lucio V. MmsiLLA. III.
Concluir�.
i ue espantosa monotonia, ue silencio tan solemne, ue
imponente soledad Yo e isto entrarse el sol en la gram�
nea y desierta
Pampa ; en el Oc�ano onduloso y sin l�mites,
ue predispone la mente � una sublime meditaci�n; en las
sel as espesas del camino de Calcuta �
C andernagor, en el
golfo a ulado, donde �ap�les ba�a sus plantas como orgullo-
sa y co ueta
Nayede del Mediterr�neo; en los picos nacara
dos de los Alpes ; en la cumbre del Corco ado, monstruo ue
se en el
refleja erdoso espejo de las aguas de la ba ia de R�o
Janeiro ; en las
m�rgenes por donde corre la linfa cristalina
de los dos grandes r�os, en los cuales abre an sus
ganados
cuatro pro incias argentinas, y en la meseta de
Paraguari,
desde donde se di isa una red de riac uelos ue se pierden
serpenteando en lontanan a. Pero jam�s e contemplado un
cuadro tan grandemente melanc�lico y siniestro, ni cuyas tin
tes tenga tan presentes, como la .puesta del sol en el desier
to adyacente � Sue .
No se descubre en a uel inmenso arenal, cuyos l�mites
son el ori onte, un rastro si uiera de ejetacion; la unifor
midad de la, planicie es apenas interrumpida por algunos
1. V�ase la pajina 22?.
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lanc�licos resplandores?
suelo � el tec o de los carruajes, cuyo itinerario siguen al
No; el arte copia, imita; pero no reempla a � la natura
paso ue salen de sus escondrijos innumerables bu os, ador
le a, ni aun cuando se trate de la parte gr�fica ue es lo mas-
nados de grandes ojos ue mas bien parecen negras cuentas
rudimentario.
rodeadas de esmalte amarido, los cuales saltan de roca en ro
olando como si iciesen pie en el aire, y ora girando
Unairjen de Rafael, cuyos limamientos son perfectos,
�
ca,
no responde � la idea de la belle a ar uetipiea ; como la Ve
sus diformes � in uietas cabe as, cual si estu iesen descon
nus de Pra. iteles, cuyos contornos son irreproc ables, no
�
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1 DA REVISTA DE BUENOS AIRES
i
aba � grandes pasos. Represent�seme primero la im�jen A nuestro
alrededor reinaba un silencio
de la soledad en los primeros dias de la creaci�n; la eterni
sepulcral, inte
rrumpido apenas por el grasnido ele las cenicientas a es de
dad despu�s. Parec�ame er en cada sombra ue pasaba es
rapi�a � por el c is c as del l�tigo del coc ero.
ta -fat�dica inscripci�n Los coc es olaban, y los ensebados ejes de sus ruedas
Lasciate ogni speran a.
endiendo profundamente la dele nable arena no
ac�an rui
Por �ltimo, la noc e despleg� completamente su tenebro do alguno.
so manto. De repente oimos una o general de H �l�sl H al�sl
' '
T e brig t san as estinguis ed and t e stars es decir, Alto Alto l y todos los carruajes se detu ieron
"Did ander dar ling in t e eternal space,
frente � una
"Bayless, and pat less, and t e icy eart especie de Mosco cerrado, cuyo
pabell�n estaba
"S ung blind an.d bac ering in t e moonlees air." 1 iluminado eon linternas de colores.
Byron. Era la primera estaci�n.
Al calor del dia ue abia sido escesi o, sucedi� un ai Hab�amos andado die millas.
re �medo y glacial. Fu� menester abrigarse. Yo me en ol
� enmi manta escocesa. Cada cual i o lo mismo en la �suya. IV.
En seguida, 'cubrimos nuestras faldas con una gran fra ada,
cuyo objeto no era resguardar de la intemperie � los iaje Como esta estaci�n ay siete mas, perfectamente iguales
�
ros, sino recoger la arena ue como cernida por fin�simo ta en ser icio, abundancia y lujo.
mi penetraba asta por los intersticios mas sutiles del ca Es un edificio circular, todo de madera encla ado en el
rruaje. desierto, y tan lejos de todo centro de recursos ue ay ue
Hec o esto, cada uno acomod�se lo mejor ue pudo en su andar como treinta leguas � la redonda para encontrar agua
asiento. La oscuridad era profunda. Apenas nos distingu�a potable 1 si uiera y alguna ejetacion.
mos. Nadie ablaba. El ni�o de Mme. altembac , la rusa, Sin embargo, nada, falta all�. Carne fresca, a es, ue os.
no lloraba,
iba despierto; pero el angelito jam�n, pan, conser as de toda clase, legumbres, dulces, inos
La noc e d� un car�cter molesto � nuestros pensamien de toda especie, frutas es nisitas y agua destilada,
tos. Los mios eran tristes y melanc�licos. No recuerdo si pen Hay un sal�n com�n, cuartos � aposentos particulares,
s� en la patria. Pero deb� pensar. � ui�n no piensa en ella -al ajados con lujo, barbero y pelu uero, sir ientes y sir ien
cuando est� en el estranjero, tas ue ablan todos los idiomas, inclusi e el bengali.
Es a uello un erdadero oasis sin
erdura, implantado
"Es la ora en ue los tristes cora ones
mano del ombre en el centro de un mar de arena.
"Ven la p or la
im�jen sombr�a,
Pero u� digo? oasis No en el oasis fresco y frondoso,
"De la esperan a ue los sustentaba el
"Des anecerse con la lu del d�a? �deparado al estenuado caminante por la mano de Dios,
ue os persigue, antes
de de
A rabe implacable y engati o
.
Ec e err�a con os sus
ciros ete compartir� frutas, su ueso y su c�n
taro de agua, ya se�is un anciano, un jo en � un estranjero.
1. El sol brillante se las estrellas de sus
puso; despojadas
la tierra, elada
rayos, agaron al acaso en el eternal espacio;
sus como los de Mois�s;
y como por la ausencia de la luna, permaneci�
enceguecida 1. A menos distancia ay algunos po os,
en una es mal�sima .
pendida atm�sfera tenebrosa. su agua
pero
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RECUERDOS DE E IPTO 11
darios.
Tiene casi for osamente ue entrar en el sal�n com�n,
cuya simple entrada es la mas cara de cuantas e pagado y es
VI.
pero pagar.
Y isi lle a ambre � sed, � tiene buen diente y es bebe
Ha salido la luna; re erbera una lu amarillenta ue
dor, ele seguro ue en media ora gasta un dineral; por ue
acent�a doblemente la melanc�lica fisonom�a del desierto, mu
me falta a�adir ue las bebidas y licores solo se enden por
c o mas llano en este lugar ue en las inmediaciones de Sue .
"botellas.
El solitario de los solitarios, cerca de la estaci�n, in
est�
almuer o, ue consiste en t�, � oaif� con un par de ue
El
una Cari�tide, seco, pero engalanado.
ale cinco c elines, sin incluir, por supuesto el agua.
m� il, taciturno como
os,
inmensa acacia, cuyo-
�
�deposita en su est�mago.
iSu carencia de ojas es completa.
La comida, ue consiste en sopa, asado y dos � tres pla
En cambio, est�n cubiertas de trapos de todos
sus ramas
tos mas, ale siete c elines, sin incluir los postres.
colores ; pero con tanta abundancia, ue el peso las
ace gra
�
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RECUERDOS DE E IPTO 1 LA REVISTA DE BUENOS AIRES
13
Todas las cara anas ue an en peregrinaci�n Hemos encontrado muc os camellos muertos, y un aduar-
religiosa
� la Meca, acampan su de beduinos; es una tolder�a en
c�rculos conc�ntricos. El c ei
bajo sombra, durante uno � dos dias,
alabando re erentes al Dios de las ur�es y � Ma oma su epteda en el medio.
�-
Lo �nico digno de menci�n es un ingl�s de Bombay.
profeta.
eme se afeita � las dos de la ma�ana en la estaci�n n�mero
A la uelta, cada peregrino arr�ncase de la tela mas pre
ciosa ue iste un peda o, lleno de recoji�miento �talo � uno de cinco.
�
Tambi�n se rapa un musulm�n en la n�mero lo
sus gajos, de manera ue pueda flotar al iento. seis,
cual solo es una e entricidad por la ora.
Objeto consagrado � la eneraci�n de un pueblo entero,
En cuanto � mi compa�ero ya � mi � u� os dir� ?
tocarlo con el fin de despojarlo de sus abigarradas galas es
una profanaci�n sacrilega; de manera
ue por recostarnos un rato en la estaci�n n�mero seis
ue los tourists mas
�
apenas
"Iba el campo mati ando
LUCIO V. MANSILLA.
"De claro oscuro erdor."
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