Está en la página 1de 13

05-009-394

LA REVISTA O� BUENOS AIS 13 cop


HISTORIA AMERICANA, LITERATURA Y DERECHO

Peri�dico destinado � la Rep�blica Argentina, la Oriental


del Uruguay y del Paraguay

PUBLICADO BAJO LA DIRECCI�N

DE

Ilfi�jnel �jn ario %fiola y ice te >. ttesacJa


ABO ADOS
Siendo en su mayor parte in�ditos los trabajos de "La Re ista de Buenos
Aires", se pro ibe la reimpresi�n de ellos.

TOMO III.

BUENOS AIRES

Imprenta de Mayo, calle Moreno N.� 3 1 y3 3


1 63.

1/13
22 LA REVISTA DE BUENOS AIRES
tas con caracteres mas claros, perfectos y tanjibles ue las de
ning�n otro, ilustradas, por decirlo asi, con las obras mara i
llosas del obmbre y de Dios, no es dado � todo el mundo
descifrar. Hay en
ellas, algo de inescrutable y de simb�lico,
edado � los ue no se llaman Volney, Humboldt � D 'Or
bigny.
No esper�is, de consiguiente, ue cuando asiente mi u
milde planta sobre las ruinas de Menfis, � contemple las
llamas de Heliopolis desde la c�spide de la gran pir�mide de
RECUERDOS DE E IPTO.
C eops, os able de las re oluciones de los imperios, recor
A mis buenos el d�ndoos ue alli donde a ora reina el silencio y la sole
amigos doctor don Caupolican Molina, Alejandro
Bald� dad se
y Agust�n Marino ajitaba en otro tiempo una multitud acti a y bulli
ciosa, cuyo poder se estendia desde el Indo al Mediterr�neo;
1. ue, esas columnas de manc ado p�rfiro; ue esos p�rticos
de abigarrado granito, ue
esas pilastras de basalto eti�pico,
esos
Han pasado doce a�os, y perdido mis libros y mi car colosales mono
desmanteladas y des ec as ; ue todos
tera de iaje, sal ando apenas algunas pajinas imeomple- litos, amontonados unos sobre otros, desparramados ac� y
tas de un diario insulso, � imperfecto, como todo a uello ue all�, como si un cataclismo espantoso los ubiera derribado,

es obra de la ju entud, de la ju entud sud. americana so formaban en �pocas remotas templos suntuosos como el �9

bre todo, ue sin estar preparada por el estudio y la ins Balbec y Jerusalem, palacios como Pen�polis, murallas como
trucci�n l�n ase prematuramente � correr el mundo, pudien las N� ine y Babilonia, por cuyas puertas entraba y sal�a

do decir como il Blas, sal o lo del
urto al tio, " �te las de
Tiro, joyas
Sidon, el tis� de Cac emira; ue se a u-
me a ui ya fuera deO iedo, camino de Pe�aflor, en medio di ariamente un est�a la
mill�n de almas; ue p�rpura de
dedos campos, due�o de mi persona, de una mala mu�a y maba con era en su
ri u�sima ambros�a y cuya ci ili aci�n
de cuarenta ducados." j�nero tan refinada como la nuestra.
e ocar mis antiguos recuerdos, las re
Tengo, pues, ue No. A los die y oc o a�os, no iaja el ombre como
miniscencias de cuando no tenia cuatro lustros aun oy fil�sofo, ni como obser ador, ni como sabio. Viaja �nica
ue, al er bla uear algunos cabellos sobre mi sien, e lan mente como simple curioso, y el mundo se desli a ante sus
ado ya mi blasfemia sacrilega al tiempo pasado, esclaman ojos, sin decirle
nada, e actamente como las mo ibles istas
do eomo el poeta ue todos conoc�is; malditos treinta a�os de un panorama.
para ablar de un pais ue entonces no conoc�a, cuyas cos � referir sencillamente lo e du
Voy, pues, ue isto,
tumbres � idioma ignoraba, cuya istoria, monumentos, y rante un mes de residencia en la tierra cl�sica de las esf injes ;
mitolog�a present�banse estupendos y misteriosos � mi es de los monstruosos eti�picos y de las momias seculares ; en un
p�ritu, como el mito de Isis y Osiris, protectores de la pais ue no est� en contacto con el nuestro, por cuya ra �n
agricultura, � la mente de sus
primiti os adoradores. nos es casi desconocido .
El uni erso es un gran libro abierto � las curiosas mi Si se tratara de Europa callar�a; por ue el cpte uiere
radas de la umanidad. Pero cuyas pajinas, aun ue escri-
2/13
RECUERDOS DE E IPTO 229
23 LA REVISTA DE BUENOS AIRES

conocerla la conoce descendemos de alli, estamos en con


cola del cpie ace cabe a, en el cabestro del bo al del segun
tacto ella, cambiamos nuestros productos por sus ma
con
do, la de este en el del tercero y as� sucesi amente, ocupan
nufacturas, tenemos sus costumbres, estimos sus trajes y do una estension de cerca de uinientas aras. Donde la
sus telas, ablamos sus idiomas, profesamos sus relijiones, cadena ele colas y cabestros se interrumpe uiere decir ue
leemos sus libros, i imos de su pensamiento en fin. las bestias cambian de due�o.
Y no ablar� de las
impresiones de mi alma, por ue
Recono co
Al lado de cada pi� � ec ado de bar
uno de ellos est� de
mentir�a. iajes an iluminado un anto
ue los
la oscuridad de mi imajinacion. Pero ace doce a�os sa
riga sobre la arena � sentado sobre sus piernas, cru adas en
sentido opuesto, con las puntas de los pies casi escondidas
bia muy poco; el mundo real abl�bale solo � mis sentidos,
bajo las nalgas, c arlando con su ecino, meditando al pa
sin despertar en mi esp�ritu ning�n recuerdo ist�rico. Mi
recer � saboreando el tabaco de su negru ca pipa, un om �

educaci�n abia sido mercantil, y si en lugar de frecuentar


bre, cuya estimenta consiste en turbante,
un una camien
la Bolsa, lle o una espada al cinto, osup�ndome muy poco
sa, en un c aleco, en una c a uetilla, en unas anc as bom
de si suben � bajan las on as, es ue el destino tiene sus
ac as, casi todo g�nero listado, y en una gran fra ada
misterios y la suerte su ss-arcasmos, � en t�rminos mas usua
blanca en la pies; su
ue se en uel e desde la cabe a � los
les, es ue el ombre propone y Dios dispone. cal ado son unas espaciosas babuc as amarillas � coloradas,
Mientras yo iajaba, mi sp�ritu dormitaba, no abi�n
ue no se cal a jam�s, en las cuales caben dos pies, y ue
dose despertado sino cuando uelto � la dulce y uniforme
maneja con gran abilidad, aciendo alarde de correr con
monoton�a de la familia y de la Patria sinti� la necesidad de ellas � pi� conser �ndolas descal adas, y de sostenerlas en
pedirle cuentas al cuerpo de la manera como abia emplea un dedo yendo � caballo al galope � � todo correr; este om
do su tiempo durante los tres a�os de sus correr�as .

bre alto por lo regular, flaco y muy moreno, de mirada ar


diente � in uieta, ue lle a por lo com�n una larga daga,
II.
un sable � yatag�n y � eces pistolas, y cuya ida es recor
rer el desierto en todas direcciones, es un beduino.
Es de dia, einte carruajes semejantes � nuestras gale
ras, pero c�modos y confortables, y � cada uno de los
mas
El beduino en Egipto es una especialidad como el cipayo
cuales ay enganc ados seis briosos caballos �rabes, mane en la India; tiene peor reputaci�n de la ue merece, pues.
jados por un solo coc ero, est�n colocados sucesi amente en su principal delito es tener gran amor � una libertad � inde
una espaciosa pla oleta. Los fogos�simos animales rel�n- pendencia perfectas. Profesa el Islamismo. Pero no re a

eba-rj, escarcean y se encabritan conteni�ndose � duras pe el Ma ometano tiene agua sufi


como ortodo o, por ue no
nas.
ciente para sus abluciones ; pero no ayuna durante el mes del
frente, formando una linea paralela doscientos y tan
En
Ramadam, por ue el pobre ayuna todo el a�o ; pero no �
tos camellos y dromedarios, � cual mas deforme, patudo y
en peregrinaciones � la Meca, por ue para �l el templo de
jiboso, � cual mas pest�fero y adornado de sonantes casca Dios est� en todas partes donde le dirije sus preces.
beles, trapillos y arandajas de infinitos colores, yacen ec a
dos con su abitual mansedumbre, durmiendo los mas so El gran C ei � S ei s, es decir, el jefe de los beduinos,
bre sus encogidas patas, rumiando los otros, y atados todos, reside en el Cairo ; �l es responsable ante el Pac a, de la
como nuestros arrieros suelen atar sus mu�as, es decir, la
obediencia y sumisi�n de a uellos ue est�n di ididos en in-

3/13
232 LA REVISTA DE BUENOS AIRES
RECUERDOS DE E IPTO 231
numerables tribus errantes, mandada cada una por un
jueces de l.a instancia � 12 mil libras esterlinas, nababs
s ei s inferior. cpte iajan por placer, ue cansados del tr�pico an � er-
salir el me uino sol de Europa, y � pedir en las fondas de
Los beduinos egipcios, son sobrios y mo
inofensi os, Londres y Paris un plato de pies de elefantes guisados, como
rales, �yese raramente ue ayan asaltado una carabana. y
si estu iesen en Agr�, Del i � Benares; obispos, misioneros,
sus guerras ue son generalmente el resultado de engan as
e �ntricas Ladies, uno ue otro concertista, tourist y cor
personales, � de cuestiones de l�mites, � de la iolaci�n de
responsal del Times, y tal cual ijo de esta antartica ona, ue'
otros derec os, terminan casi siempre sin gran derrama no sabe lo ue ace ni � donde �.
miento de sangre, por la interposici�n de los s ei s � del
Suena una campana ue llama � los pasajeros. Todo el
gran s ei s del Cairo.
mundo afluye � la pla oleta, y el �mbito comprendido entre
Aun ue engati os, son leales y alientes. El estranje- las dos l�neas paralelas de carruajes y camellos cambia de as
ro puede confiarse � ellos sin reser a; tienen sus agencias
pecto, u�l ese una confusi�n los iajeros est�n di ididos
en Sue y en el Cairo, y para las largas escursiones al Monte �en sus sus edades y
grupos segnn .profesiones, simpat�as;
Sinai, � Siria y otros lugares apartados, cel�brase con ellos una multitud de muc ac os endedores de toda especie de
un contrato escrito, en las canciller�as les estrec a de todos la
de los respecti os ci ue r�as, feos, as uerosos y rateros
consulados estranjeros, presentando el beduino � gu�a prin dos ; el uno les compra ; el otro les d� bo ies , por erse
cipal un certificado de onrade y buena conducta del gran libre de ellos ; este, censura impaciente la ine actitud de la
s ei s � del s ei s de su tribu. Mediante estas precaucio partida, demostr�ndola con la precisi�n de su reloj ; a uel,
nes pod�is recorrer el desierto en todas direcciones, con la- busca con otro el carruaje mejor, �, afanado, su necesario �
misma seguridad con ue se recorre nuestra pampa. Si saco de noc e, ocup�ndose los mas en inspeccionar sus e ui
alg�n s ei s inferior se opone � ue cruc�is su territorio en pajes, ue los camellos y dromedarios an � recibir sobre
otros camellos sus jorobas.
ue los suyos � sin pagar una contribuci�n,
uestro gu�a arregla el negocio mediante una insignificante Estaoperaci�n es curiosa.
A una o del camellero principal, todos los camellos se
gratificaci�n � bo ies ; y si algunos mal ec ores os atacan,
�l y uestros beduinos os defienden con resoluci�n asta le antan dirijidos por su respecti o camellero y forman un
con tanta mejor oluntad cuanto mayor es uestra c�rculo al rededor de la carga.
morir, y
entere a. Son grandes admiradores del. alor, asi es ue Cuando son muc as las recuas se di iden en arios gru
diestros en mane pos y cada uno de estos forman su c�rculo.
para, s ei s solo elijen � los mas bra os y
jar ei caballo y el camello. Vuel en � ec arse sobre sus largas patas y en esa posi
El apor de las Indias" Orientales a llegado � Sue ; a ci�n reciben la carga ue pueden soportar; en e ediendo esta
ce un rato ue sus pasajeros recorren las pest�feras calle de una libra mas, la bestia se arrodilla sobre las manos, des
juelas de a uel illorrio miserable, esperando el momento de pu�s sobre las patas, incorpor�ndose poco � poco con la
partir. misma destre a y cuidado de un racional; y, no ay poder
Esos einte carruajes son para ellos, y esa larga cara umano ue le aga intentar le antarse cuando la carga de sus
ana de camellos para sus- grandes e uipajes es gente en lomos es
superior � sus fuer as.
su mayor parte suntuosa y acaudalada; ajenies de la compa Feo y ediondo es el camello � dromedario; pero en
��a, militares, traficantes de opio y a�il, empleados ci iles,
4/13
RECUERDOS DE E IPTO 233a
23 LA REVISTA DE BUENOS AIRES

cambio, cuan �til al ombre en a uellos arenales pedregosos -te oc o � die dias consecuti os, lo mismo en la Arabia feli ,
y sin l�mites en el desierto de la Arabia p�trea; lo mismo en el Sa
cpie
La bondad y pre isi�n de Dios est� patente en todo. de Numidia y de
ara, cpte en las fragosidades calijinosas,
Al lapon le a dado el reno, ue arrastra sus trineos
la Libia.
sobre las nie es eternas.
Comen en dos � tres oras para dos � tres dias; de
A los iperb�reos abitantes de la ba ia de Hudson y canceles abdo
noc e rumian lo ue an depositado en sus
del golfo de Bafin, las acas marinas, de cuya piel acen ca delicados, pues, cuando
minales, por decirlo asi, y no son no

noas.
tienen buenas yerbas, lo mismo engullen el cardo ue la or
Al boli iano, el burro, y la llama ue salta los preci
tiga.
picios con inimitable destre a.
P�sanse asta nue e y mas dias sin beber ; son d�ciles �
En cada clima necesidad distinta, y
una un medio dis
inteligent�simos obedecen al l�tigo, ue por el contrario
y no
tinto de satisfacerla. No ay duda. los e aspera, sino � la o del camellero, y sobre todo, � la
"Bueno es el mundo; bueno �bueno �bueno m�sica. Por eso los camelleros suelen lle ar timbales, � otros
"Como de Dios al fin obra maestra, instrumentos y le llenan de cascabeles.
"Por todas partes de dilicias lleno, Su marc a abitual, es la del buey, una legua por ora.
"De ue Dios ama al ombre, ermosa muestra. Pero se mue en seg�n el aire ue el camellero tararea � el

Asi, el �rabe tiene el dromedario y el camello, ue no �comp�s de la sonata del timbal.

indican dos especies diferentes sino dos ra as distintas, ue-


Su galope es una especie de trote � trot�n infernal, del
se distinguen en ue el camello tiene dos corco as y el dro
cual ablar� despu�s.
medario una sola. Adem�s de estas entajas, pierde su lana en ciertas es

Yo no concibo al �rabe sin el camello, como no concibo- taciones del a�o, y el bellon ue es fin�simo como la mas ri

ai boli iano sin el burro. ca icu�a, sir e no solo para los tejidos ind�jenas, ue son
Carga un camello tanto como un dromedario. �

de 2 " semejantes � los de Catamarca y Santiago, sino de primera


� 1, materia para la esportaeion europea, ue lo con ierte des
libras, y algunos mas, seg�n su tama�o, edad y el
su

clima donde an nacido, siendo los mas d�biles los de las o pu�s en una. felpa delicad�sima ue ri ali a con la del castor.
nas fr�as, y los mas potentes los ue nacen de un camello y de- Desprendida la lana, embad�rnanlo con barro, bosta
una dromedaria. � al uitr�n, para ue las moscas � insectos no los incomo
No puede el camello � dromedario caminar por tier den, y en esta �poca su fealdad sube de punto, pues ya po
ras crasas� parajes resbaladi os sino con gran dificultad ; d�is figuraros cual ser� la estampa de un animal ue � su na

pero en la arena j u� otro animal compete con �l ? � ue otro tural deformidad, real ada por una escualide singular, re�

animal soporta las fatigas como �l? � u� otro resiste al am ne el adorno de una mano de rebo ue dada las mas eces con

bre � la sed como �l ? � u� otro es capa de medir su elocidad sus propios escrementos.

eon la suya? Pero ue importa todo esto al lado de su incomparable


El camello � dromedario cru ado, sobre todo, camina utilidad, de su mansedumbre de su resistencia, de su sobrie
tanto como oc o � die buenos caballos. Anda cuarenta � cin dad, y para decirlo todo de una e , de su lec e ue es e ce
cuenta leguas en un dia, puede acer la misma jornada duran- lente, de su carne ue es muy comible, siendo un bocado es-

5/13
236 LA REVISTA DE BUENOS AIRES
RECUERDOS DE E IPTO 23
ilera. Los e uipajes gra itan sobre sus corco as. El
uisito, particularmente para los ue � ella est�n acostum
suelo est� limpio de ba�les y cajones. V�se solamente de'
brados, la parte inferior de la jiba ue puede compararse � trec o en
trec o, un c�rculo cim�tricamente tra ado sobre
la ubre de aca.
la arena por el esti�rcol y los nauseaubundos orines de a ue
He probado la carne de camello y se parece en lo dulce
llos. Las pulcras ladies uelen sus sales amoniacales, los
� la de yegua.
ombresinterceptan sus conductos nasales con fin�simos pa
As�, este animal pro idencial para a uellas no
rejiones, �uelos de lin� de Madras y seda de C ina .
com" .
solo sir e para dominar las distancias y alimentar el
Feli mente es ya ora de partir. Vuel en � sonar la
ci�, aciendo circular la ri ue a de muc as naciones ; para
campana dando dos repi uetes, y �yese casi simult�neamen
cubrir la desnude de sus abitantes, mediante su lana, de la
te un ruido de casc�bales, suenan cien timbales y otros tan
cual se despoja en la prima era ; sino ue toda �a, aun des
tos instrumentos asa poco armoniosos es la cara ana ue-
pu�s de muerto, su carne sir e para
apaciguar el apetito del se pone en mo imiento. La carga est� colocada � derec a.
ue, � fuer de obediente y sumiso, a lle ado constantemen
� i uierda de la bestia en unos es ueletos de �rganas, ec os
te sobre su jiba sin manifestar una e si uiera ni cansancio, de ierro forrado en cuero. El camellero � sentado en la
ni ambre, ni sed. jiba. Toca su timbal, fuma su y con el los
pipa sigue cuerpo
� Con ra �n los musulmanes lo eneran en su eje , y � ai enes acompasados del animal. Algunos an sentados
la camella ue a parido cierto n�mero de camellos, la e i como mujer, la mayor�a enor uetada. En un momento des
men actualmente de ciertos ser icios fila majestuosamente por delante de nosotros y sale por la-
Antiguamente, "cuando una camella abia tenido una puerta occidental del pueblito.
embra en cada uno de sus partos y estos llegaban as� � die . Dentro de cinco minutos deben oirse los �ltimos repi
era consagrada � los dioses. No se la montaba mas. No se
uetes. Todo el mundo se apresura, pues, � ocupar su pues
la pon�a carga, no se le al uilaba, no se la orde�aba, escepto to. En mi carruaje a una ermosa rusa crespa y rubia,.
para ofrecer su lec e � los u�spedes y pobres. Era califi ue apenas tiene einte abriles, esposa de un comerciante
cada de saiba 1, y i �a libremente asta ue mor�a de un
alem�n, este, y ni�o de pec os ue les pertenece, en bra
muerte natural. Si una camella saiba par�a la und�cima os de una nodri a; mi compa�ero de en la India, J.
iajes
embra, rasg�basele la oreja � esta, se la conced�an los mis
R., natural de Boston, ombre de car�cter seco, prosa pura,.
mos derec os ue � su madre, y era llamada ba ira." 2 como ue a nacido y i ido cuarenta a�os entre n�meros,
Pero dejemos � este inestimable cuadr�pedo, del cual
pero atento, desinteresado y jeneroso; y un escoc�s, rica
tendr� ue ocuparme muc as eces aun, ue la brillante y c o plantador de Madras, ue no abla sino de pimienta y
metaf�rica imajinacion- de los �rabes a denominado bajel de canela.
del desierto, y ol amos � la pla oleta de Sue .
Los muc ac os sucios y andrajosos, trepados en las
El cuadro a cambiado.
ruedas nos meten aun por los ojos sus c uc er�as y a alo-
Los camellos y dromediarios an uelto � colocarse en
r�os, a�adiendo anti cuando presentan alguna piedrecilla
1 Nombre de todo animal al cual se conced�a libertad com curiosa, alg�n caracol � conc a petrificado de los muc os-
pleta � in iolabilidad. ue se allan en la playa del Mar Rojo, frente al desembar
cadero de Sue .
1 Casi lo mismo ue "saiba"; pero aplicado � la und�cima
" embra.
6/13
23 LA REVISTA DE BUENOS AIRES
RECUERDOS DE E IPTO 237

El bar�metro y otros procedimientos modernos lo an


Suenan, al fin, los �ltimos repi uetes; los muc ac os
probado
eloces de las ruedas siguen corriendo
.

saltan ue se mue en,


El Mar Rojo no inundar� jam�s el desierto compren
detr�s de los carruajes, ue se alejan de ellos eon una rapi dido entre la ba �a de Pelusium y Sue . Al contrario, su
de asombrosa; al an en alto sus cuentas, sus en oltorios de
reflujo es mas flujo, no solo por las corrientes
fuerte ue su
mal tabaco, y petrificaciones gritando
sus desga�ifarse asta
naturales sino por los ientos reinantes, y sus e aporaciones
�anti l anti mientras comprenden ue se acen o�r, � son mayores ue las del Mediterr�neo, como ue corre enca
mientras no los postra la fatiga, tal es su pobre a y su mise-
jonado entre dos rejiones alt�simas, cuyas montauas son per
r�a
petuamente calentadas por el sol ardiente de C�ncer.
poco andar alcan amos la cara ana; caminaba
A a
Asi, pues, cuarenta mil trabajadores, se ocupan en
ciendo ondulaciones ue dejaban un surco anc o y profun construir un ferro-carril de ciento oc enta millas y un canal
do, semejante � la estela, del bajel ue iende las aguas for de no enta.
mando copos de espuma, y ue luego desaparec�a por la ins Solo los Le iat a.nes de la India ir�n � doblar el cabo
tabilidad de la arena, mo ida y remo ida sin cesar por una de Buena Esperan a, � el de Hornos.

brisa fuerte y sostenida. Hasta, los lien os Norte americanos ir�n � enderse en
Su paso es el de la mu�a ; � ese andar tiene ue recorrer Bombo y Madras, Calcuta y Cant�n cru ando el canal de
en einte oras el trayecto, pr� imamente de treinta leguas, Sue .

u ay de Sue al Cairo. La na egaci�n ue oy dura cinco y seis meses de ida,


Dentro de poco esta distancia abr� desapare ser� en lo futuro apenas de tres.
tiempo
cido. El canal suprime dos mil leguas del espacio. Estrec a
los �nculos entre el Occidente y el Poniente; entre la ci i
Lo ue en ano Faraones, Adriano y
intentaron los
li aci�n del Viejo y Nue o Mundo, y la barbarie de seiscien
Cleopatra la seductora lo ue no pudo reali ar el poder de,
tos millones de almas ue pueblan la India, la C ina, el Jap�n
los ue manejaban � los pueblos como reba�os, aci�ndolos
caminar cargados como bestias desde Tebas � Ment�s y Ale
y todas las islas del Arc ipi�lago, entreteniendo un comercio
cuyas cifras son fabulosas. Imaginaos ue por solo el puer
jandr�a, est� � punto de reali arlo la ilustrada y cient�fica
to de S ang-Hai se esportaron en 1 1, seg�n los datos es
ci ili aci�n de nuestros dias. Triunfo espl�ndido de la in
tad�stico de Mr. Arnaud, 3 , toneladas de t�, apro i
telijencia umana sobre la materia Un ombre ue se lla
mati amente un alor de mil cuatro cientos millones de pesos
ma, Lessbps, ue no gobierna millones de ombres, ue no
de nuestra moneda.
tiene mas ej�rcito ue su saber, ni mas palanca ue la cien
Territorios como el Yemen y Mascat�, ri u�simos �
cia, lo a conseguido.
inmensamente poblados, ue abundan en minas de oro y pla
El pretendido desni el entre las aguas del Mediterra-
ta, producciones naturales de considerable alor y en
en
Ale jan dr�a y Sue e iste.
ganados de toda especie; naciones casi desconocidas, como la
no

El pretendido dsni el entre las aguas del Mediterr� sacerdotal Abisinia, donde �sase toda �a la sangrienta infi-
neo y del Mar Rojo, uecomputaba
se en cerca de die me
bulacion de la mujer, donde un buey ale apenas cuarenta
tros era una ilusi�n; la geolog�a y la. istoria estaban e ui de nuestros pesos y un carnero die , an � ser puestos en

ocadas.

7/13
RECUERDOS DE E IPTO 239-
contacto frecuente con la ci ili aci�n, ue les lle ar� sus ma
nufacturas y les comprar� sus pieles, sus metales, su a�il, su
cera su marfil.
y
Y todo esto, ue a �. obrar una re oluci�n comercial
en el mundo y en las condiciones sociales, de casi una mi
tad de la umanidad, no es sino el resultado de la ciencia de

un ombre y del esp�ritu de asociaci�n, de la primera ue- RECUERDOS DE E IPTO. 1

a dic o, e a � la erdad, del segundo ue al oir su re e
A mis buenos amigos el doctor don
laci�n a esclamado, tomad los cuatrocientos millones ue- Caupoliean Molina, Alejandro
Balde y Agustin Marino
necesit�is
� ue tiempos tan portentosos alcan amos
Conclusi�n.
Lucio V. MmsiLLA. III.
Concluir�.
i ue espantosa monotonia, ue silencio tan solemne, ue
imponente soledad Yo e isto entrarse el sol en la gram�
nea y desierta
Pampa ; en el Oc�ano onduloso y sin l�mites,
ue predispone la mente � una sublime meditaci�n; en las
sel as espesas del camino de Calcuta �
C andernagor, en el
golfo a ulado, donde �ap�les ba�a sus plantas como orgullo-
sa y co ueta
Nayede del Mediterr�neo; en los picos nacara
dos de los Alpes ; en la cumbre del Corco ado, monstruo ue
se en el
refleja erdoso espejo de las aguas de la ba ia de R�o
Janeiro ; en las
m�rgenes por donde corre la linfa cristalina
de los dos grandes r�os, en los cuales abre an sus
ganados
cuatro pro incias argentinas, y en la meseta de
Paraguari,
desde donde se di isa una red de riac uelos ue se pierden
serpenteando en lontanan a. Pero jam�s e contemplado un
cuadro tan grandemente melanc�lico y siniestro, ni cuyas tin
tes tenga tan presentes, como la .puesta del sol en el desier
to adyacente � Sue .
No se descubre en a uel inmenso arenal, cuyos l�mites
son el ori onte, un rastro si uiera de ejetacion; la unifor
midad de la, planicie es apenas interrumpida por algunos
1. V�ase la pajina 22?.
8/13
LA REVISTA DE BUENOS AIRES
RECUERDOS DE E IPTO 7

montones de rocas; por en descomposiciones de la lu parece dorada. Pe


ue por las
una ue otra colina longitudinal, for
mada por ro cuando el sol a � ocultarse completamente, cuando los �L--
un remolino entre cuyas espirales arrebatadoras,
timos resplandores de su disco destellan apenas una especie
ued� sumergida para siempre una cara ana; � por dos tor
mentas de arena de apor roji o, el cual parece estenderse sobre toda la tie-
opuestas, pero igualmente poderosas, cuyas
-mol�culas se an ad erido al encontrarse y gra itando sobre �tra, e a � el momento, sobre todo, en ue el desierto es in
s� mismas esperan otro enda al mas fuerte, ue las le ante, descriptible.
Seria en ano ue esclamando � mi e , anc 'io son pi-
ue las desuna y espar a. V�se tambi�n de e en cuando un
"bulto ue se mue e � la distancia, aciendo como ondular la ttore intentase pintarlo.
a de latierra, � la manera de esas largas olas muertas � Cre�is ue si no ubieseis isto el sol alguna e , abr�a
ue
pintor ejue os diese una idea perfecta, de sus �ltimos momen
-agitan la superficie del agua en las olas de la marea es una
tos en un dia canicular?
cara ana ue desfila paso � paso.
� Ore�is ue si no ubieseis isto alguna, e la luna, a
Algunas de
rapi�a, �guilas y buitres re olotean au
a es

da mente por los cielos, cerni�ndose despu�s asta tocar el


bria poeta ue os diese una idea perfecta de sus sua es y me

lanc�licos resplandores?
suelo � el tec o de los carruajes, cuyo itinerario siguen al
No; el arte copia, imita; pero no reempla a � la natura
paso ue salen de sus escondrijos innumerables bu os, ador
le a, ni aun cuando se trate de la parte gr�fica ue es lo mas-
nados de grandes ojos ue mas bien parecen negras cuentas
rudimentario.
rodeadas de esmalte amarido, los cuales saltan de roca en ro
olando como si iciesen pie en el aire, y ora girando
Unairjen de Rafael, cuyos limamientos son perfectos,

ca,
no responde � la idea de la belle a ar uetipiea ; como la Ve
sus diformes � in uietas cabe as, cual si estu iesen descon
nus de Pra. iteles, cuyos contornos son irreproc ables, no

certadas, ora fijando en uno sus �rbitas relucientes y agore


responde � la idea de la belle a, pl�stica.
ras, anuncian con su presencia la pro imidad de la ora cre
Mar�a Sant�sima era infinitamente mas ermosa ne la
puscular. de Rafael.
piadona
i O a uel paisaje no es de este mundo.
La Diosa, ue naci� del seno de una onda, brillante co
En el firmamento no ay nubes, ni sombras, y el cielo pa
mo un rayo luminoso, cuya ida i ific� un soplo di ino, y
rece mas bajo ue en otras regiones.
� uien las Horas lle aron en triunfo al Olimpo, debi� nece
El suelo presenta un defecto �peculiar, inol idable ; una
sariamente ser muc o mas bella ue la Venus de Pra iteles.
fisonom�a siniestra, cuya perfecta pintura es imposible. Hay Yo no puedo deciros, pues, sino ue el desierto en el mo
cuadros cpie es menester contemplarlos. La paleta del pintor mento de la entrada del sol, es uno de los espect�culos mas
puede allar una combinaci�n de colores ue los represente,
grandiosos � imponentes de la naturale a.
mas la palabra umana no tiene sino espresiones imperfec Mi alma se repleg� sobre s� misma al contemplarlo.
tas para describirlos.
Los dem�s ue me rodeaban sintieron tambi�n esa emo
As�, el color del desierto � la caida del sol no tiene nom ci�n profunda ue es como la re elaci�n m�stica de un poder
bre a uella arena umedecida, �nicamente por el roc�o, tie
omnipotente, alt�simo, di ino.
ne un color particular no se parece � la del mar, ni � la de ios
Los dilatad�simos ori ontes se limitaban � medida ue-
rios, ni � la de los m�danos coterr�neos, es menos negra ue
la claridad del r�pido crep�sculo disminu�a. La noc e a an-
la tierra ejetal, y mas oscura ue la greda ay momentos

9/13
RECUERDOS DE E IPTO 9'
1 DA REVISTA DE BUENOS AIRES
i
aba � grandes pasos. Represent�seme primero la im�jen A nuestro
alrededor reinaba un silencio
de la soledad en los primeros dias de la creaci�n; la eterni
sepulcral, inte
rrumpido apenas por el grasnido ele las cenicientas a es de
dad despu�s. Parec�ame er en cada sombra ue pasaba es
rapi�a � por el c is c as del l�tigo del coc ero.
ta -fat�dica inscripci�n Los coc es olaban, y los ensebados ejes de sus ruedas
Lasciate ogni speran a.
endiendo profundamente la dele nable arena no
ac�an rui
Por �ltimo, la noc e despleg� completamente su tenebro do alguno.
so manto. De repente oimos una o general de H �l�sl H al�sl
' '
T e brig t san as estinguis ed and t e stars es decir, Alto Alto l y todos los carruajes se detu ieron
"Did ander dar ling in t e eternal space,
frente � una
"Bayless, and pat less, and t e icy eart especie de Mosco cerrado, cuyo
pabell�n estaba
"S ung blind an.d bac ering in t e moonlees air." 1 iluminado eon linternas de colores.
Byron. Era la primera estaci�n.
Al calor del dia ue abia sido escesi o, sucedi� un ai Hab�amos andado die millas.
re �medo y glacial. Fu� menester abrigarse. Yo me en ol
� enmi manta escocesa. Cada cual i o lo mismo en la �suya. IV.
En seguida, 'cubrimos nuestras faldas con una gran fra ada,
cuyo objeto no era resguardar de la intemperie � los iaje Como esta estaci�n ay siete mas, perfectamente iguales

ros, sino recoger la arena ue como cernida por fin�simo ta en ser icio, abundancia y lujo.
mi penetraba asta por los intersticios mas sutiles del ca Es un edificio circular, todo de madera encla ado en el
rruaje. desierto, y tan lejos de todo centro de recursos ue ay ue
Hec o esto, cada uno acomod�se lo mejor ue pudo en su andar como treinta leguas � la redonda para encontrar agua
asiento. La oscuridad era profunda. Apenas nos distingu�a potable 1 si uiera y alguna ejetacion.
mos. Nadie ablaba. El ni�o de Mme. altembac , la rusa, Sin embargo, nada, falta all�. Carne fresca, a es, ue os.
no lloraba,
iba despierto; pero el angelito jam�n, pan, conser as de toda clase, legumbres, dulces, inos
La noc e d� un car�cter molesto � nuestros pensamien de toda especie, frutas es nisitas y agua destilada,
tos. Los mios eran tristes y melanc�licos. No recuerdo si pen Hay un sal�n com�n, cuartos � aposentos particulares,
s� en la patria. Pero deb� pensar. � ui�n no piensa en ella -al ajados con lujo, barbero y pelu uero, sir ientes y sir ien
cuando est� en el estranjero, tas ue ablan todos los idiomas, inclusi e el bengali.
Es a uello un erdadero oasis sin
erdura, implantado
"Es la ora en ue los tristes cora ones
mano del ombre en el centro de un mar de arena.
"Ven la p or la
im�jen sombr�a,
Pero u� digo? oasis No en el oasis fresco y frondoso,
"De la esperan a ue los sustentaba el
"Des anecerse con la lu del d�a? �deparado al estenuado caminante por la mano de Dios,
ue os persigue, antes
de de
A rabe implacable y engati o
.
Ec e err�a con os sus
ciros ete compartir� frutas, su ueso y su c�n
taro de agua, ya se�is un anciano, un jo en � un estranjero.
1. El sol brillante se las estrellas de sus
puso; despojadas
la tierra, elada
rayos, agaron al acaso en el eternal espacio;
sus como los de Mois�s;
y como por la ausencia de la luna, permaneci�
enceguecida 1. A menos distancia ay algunos po os,
en una es mal�sima .
pendida atm�sfera tenebrosa. su agua
pero
10/13
112 LA REVISTA DE BUENOS AIRES
RECUERDOS DE E IPTO 11

un destacamento militar depende de las circunstancias. No


La ospitalidad es una ley de Al�. El ue la ida es maldi
to, setenta eces siete eces. baja nunca de media ora, ni pasa de una.

No en todas ellas se mudan las cabalgaduras. Cada bal


A u� es otra cosa. La ci ili aci�n tan cibarita como in
de de agua piara ellas ale seis c elines. Tanto esta agua co
ospitalaria ace pagar todo car�simamente. Es la �nica
se
mo la ue sir e para los iajeros es conser ada en cisternas.
parte del mundo donde e isto ue el agua del tiempo se
randes cara anas la conducen del N�o.
p�nela.
Figuraos ue un aso de agua ale un c el�n.
V.
Nadie puede entrar al sal�n com�n, sin estar munido de
una tarjetita ue ale tres c elines.
Es tarde de la noc e.
Un prirate room, decir,
es un cuarto particular ale una

libra esterlina por No a ocurrido nada notable.


minuto, por
ora � por dia.
No es permitido consumir otros alimentos Hemos recorrido un terreno mas pedregoso.
ue los del es

tablecimiento. Hienas y c acales sedientos y fam�licos, an seguido lar


go rato nuestras uellas aullando y ladrando siniestramente.
El pasajero no puede comer sus propias pro isiones, si
Estamos en la cuarta estaci�n.
no ued�ndose en el carruaje, insoportable de dia por el sol
y la arena ; insufrible de noc e por el aire colado del desier
Van � mudar caballos, y como nos detendremos una o-
. si sale la luna podremos isitar al solitario de los soli
to ue la inacci�n ace doblemente penetrante. ,

darios.
Tiene casi for osamente ue entrar en el sal�n com�n,
cuya simple entrada es la mas cara de cuantas e pagado y es
VI.
pero pagar.
Y isi lle a ambre � sed, � tiene buen diente y es bebe
Ha salido la luna; re erbera una lu amarillenta ue
dor, ele seguro ue en media ora gasta un dineral; por ue
acent�a doblemente la melanc�lica fisonom�a del desierto, mu
me falta a�adir ue las bebidas y licores solo se enden por
c o mas llano en este lugar ue en las inmediaciones de Sue .
"botellas.
El solitario de los solitarios, cerca de la estaci�n, in
est�
almuer o, ue consiste en t�, � oaif� con un par de ue
El
una Cari�tide, seco, pero engalanado.
ale cinco c elines, sin incluir, por supuesto el agua.
m� il, taciturno como
os,
inmensa acacia, cuyo-

Este solitario, es un �rbol, una


Calda aso son cinco pesos de nuestra moneda ue el iajero a�os.
grueso tronco acusa la fec a, secular de sus

�deposita en su est�mago.
iSu carencia de ojas es completa.
La comida, ue consiste en sopa, asado y dos � tres pla
En cambio, est�n cubiertas de trapos de todos
sus ramas
tos mas, ale siete c elines, sin incluir los postres.
colores ; pero con tanta abundancia, ue el peso las
ace gra

No recuerdo precisamente el detalle del precio de todos fruta.


itar como si estu iesen profusamente cargadas de
los inos, pues, en a uel entonces, lo mismo ue a ora, per
Este �rbol ist�rico es particularmente enerado por los
tenec�a � la sociedad de temjplan a, Pero me parece ue al 'Musulmanes.
guno de mis compa�eros pag� catorce c elines por una bote decir �rbol de los pere
Ll�masele es' s�gger el �g, es
lla de Medoc.
grinos.
La. demora en cada estaci�n, donde ay por lo regular

11/13
RECUERDOS DE E IPTO 1 LA REVISTA DE BUENOS AIRES
13
Todas las cara anas ue an en peregrinaci�n Hemos encontrado muc os camellos muertos, y un aduar-
religiosa
� la Meca, acampan su de beduinos; es una tolder�a en
c�rculos conc�ntricos. El c ei
bajo sombra, durante uno � dos dias,
alabando re erentes al Dios de las ur�es y � Ma oma su epteda en el medio.
�-
Lo �nico digno de menci�n es un ingl�s de Bombay.
profeta.
eme se afeita � las dos de la ma�ana en la estaci�n n�mero
A la uelta, cada peregrino arr�ncase de la tela mas pre
ciosa ue iste un peda o, lleno de recoji�miento �talo � uno de cinco.

Tambi�n se rapa un musulm�n en la n�mero lo
sus gajos, de manera ue pueda flotar al iento. seis,
cual solo es una e entricidad por la ora.
Objeto consagrado � la eneraci�n de un pueblo entero,
En cuanto � mi compa�ero ya � mi � u� os dir� ?
tocarlo con el fin de despojarlo de sus abigarradas galas es
una profanaci�n sacrilega; de manera
ue por recostarnos un rato en la estaci�n n�mero seis
ue los tourists mas

emos pagado libra y media. Caras s�banas Y ni si uiera


enrag�s ense obligados � respetarlo, teniendo los se�ores in
fueron desdobladas.
gleses, ue en estos casos son casi siempre los pa os de la bo

da y los ue acen subir el meneado, ue comprar como re
VIII.
li uias los trapos sucios de cien colores,ue enden los pi-
I nelos del Cairo y Alejandr�a, pretendiendo aberlos' reco
Estamos en la �ltima estaci�n.
gido cuando el es' s�tgger el �g, se despoja de sus ojas de
A u� almuer a una lady cpte iaja con dos j� enes, al
trapo, en su oto�o, ue es la estaci�n de los ientos.
parecer sus ijas. La una tendr� die y oc o a�os y la otra
Sucede, pues, con estas reli uias lo ue con todas las de-
einte y cinco. Las acompa�a un perrillo bigotudo llamado
mas; lo ue con el prepucio de Cristo, por ejemplo, del cual
pinc , ue uiere decir narigada. H�cense notables estas da
dice Voltaire "est� en Roma, en la iglesia de San Juan de
mas no por su
belle a, ni por otros detalles, sino por la gran
Latran, la primera ue se construy� en esta capital ; est� tam
cantidad de ino ue beben, � mejor dic o, ue prueban an-
bi�n en San Yago de Com.postela en Espa�a; en Amberes,
ec o abrir un par de docenas de botellas tomando cada una
en la abad�a de San Cornelio en
Compi�gne ; en Nuestra Se �
de ellas un trago de cada una, nada mas, y, como es consi
�ora de la Paloma, en la di�cesis de C artres ; en la Catedral
guiente, an gastado mas c elines, ue moris uetas an e
' '
de Puy-en-Vela� y en muc os otros lugares.
c o, esclamando s oc ing, sin duda por ue los inos del de
Y, sin embargo, el Sal ador del Mundo solo fu� circun sierto no les sab�an tan bien como los de Spenee's otel en
cidado una e .
Calcuta � del Caf� ingl�s en Paris.
VIL
IX.
; el ue a de la es
Recorremos, la peor parte del camino
taci�n n�mero cuatro, � la n�mero cinco y seis. La luna no alumbra ya.
Este trayecto es mas accidentado ue el anterior, mas pe El cielo est� tac onado de acilantes estrellas ue apenas"
dregoso y � eces est� interceptado por largas etas de roca, destellan una claridad malicenta,
ue acen dar bar uina os al carruaje. Estamos casi en tinieblas; pero pronto saldremos de-
El fri� es
intenso ; cae un roc�o copioso, parecido al de ellas.
nuestra Pampa.
12/13
RECUERDOS DE E IPTO 1 "
16 LA REVISTA DE BUENOS AIRES

A poco andar, cru an por delante de nosotros una mul


titud de gacelas �giles y eloces como el iento, cuyos ojosa
..jen � la playa lle ando graciosamente sobre sus ombros
grandes c�ntaros de barro, ue mantienen en perfecto e ui
relucen en la oscuridad, distingui�ndoselas apenas.
librio sin tocarlos.
As� como el bu o anuncia la. noc e, ellas son las
precur De repente detienense todos los
soras del crep�sculo matutino.
carruajes.
Hemos llegado � una puerta de la ciudad. Ll�mase Bel
Cansadas de uir de las ienas y c acales an � apaci cl-Fata , y es de buen ag�ero entrar por ella.
guar su el Nilo y � pastar en
sed en sus egas. Entremos pues; los soldados ue la custodian no se opo
Poco � poco �se arrebolando el ori onte. nen � ello. Podemos penetrar asta al barrio franco, � de los

"Todo estaba -estranjeros. En una de sus pla as ay un e elente otel;


silencioso,
"La brisa de la ma�ana mejor dic o dos, el de Rusia y el Oriental.

Prefiero el �ltimo. Voy de la India.


"Recien la yerba lo ana
Pero ace sue�o lector, e pasado toda la noc e cabece
"Acariciaba y la flor,
"Y en el oriente nubloso ando, estoy gracias � Dios, sano y sal o en el Cairo, y uie-
to dormir.
"La lu rayando
. . .

apenas
"Iba el campo mati ando
LUCIO V. MANSILLA.
"De claro oscuro erdor."

Rojas, Junio 21 de 1 63.


Al fin al �se el sol ermoso y
resplandeciente, iluminan
do acia una parte el desierto, ue parec�a esmaltado de �pa
"Post Scripitum". En el momento de terminar estas plu
los, amatistas y rub�es, acia otra una erde campi�a po

madas el ej�rcito recibe orden de mo erse sobre C�rdoba, de ma


blada de esbeltas palmeras, de acacias y sic�moros. Ac� y acu
leta ue no s� isi
podr� cumplir el compromiso ue e contra�do de
,
continuar . Es mas ue probable.
ll� dese�brense asnos, camellos, dromedarios, acas y eaba- -

l�os ue se apacentan con entera libertad.


Nuestros rostros no resisten al an�lisis estamos sucios -

de arena, desencajados, ojerosos. Es e idente ue emos pa


sado una noc e de perros.
Pero pronto amos � descansar. Comien an � delinear
se en lontanan a, las mes uitas, sus c�pulas y minaretes.
>
Estamos muy cerca, mas el sol- a comen ado � calentar -

el suelo, y el apor ue se le anta intercepta la transparencia


de la atm�sfera.

Oyese un murmullo sordo, algo ue se asemeja al ruido-


de una cara ana ue se mue e. Es la pro imidad de una ciu
dad de trescientas mil almas ; es el sonar de los cascabeles de
miles de camellos y borricos ue an � beber al Nilo ; es la al- �

ga ara de los camellos, y de innumerables mujeres ue se diri�

13/13

También podría gustarte