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PROCESO INMEDIATO

(Base Normativa)

• Decreto Legislativo 957 por el cual se aprueba el nuevo Código Procesal Penal, el
mismo que entró en vigencia en Huaura en Julio del 2006

• Decreto Legislativo 1194 del 29 de noviembre del 2015.

• Decreto Legislativo 1307 del 30 de diciembre del 2016, el cual modifica el orden en el
cual debe realizar la audiencia.

• Acuerdo Plenario N° 6-2010/CJ (antes de la reforma del Decreto Legislativo 1194):


Hace referencia a la diferencia existente entre un proceso inmediato y la acusación
directa

• Acuerdo Plenario Extraordinario N° 2-2016/cj: Precisa aspectos del trámite del


proceso inmediato reformado y su oportunidad procesal, establece el orden para realizar
la audiencia de incoación del proceso inmediato

PROCESO INMEDIATO

Es un proceso especial que amerita el abreviamiento del proceso, al no desarrollarse las


fases de investigación preparatoria e intermedia; siendo el Fiscal quien solicita el
trámite del mismo en caso se configure un hecho de flagrancia delictiva, la confesión
del imputado o la evidencia de la comisión del delito.

FINALIDAD

1.- Simplificación y celeridad del proceso en aquellos casos en que el Fiscal no requiera
de mayor investigación.
2.- Evitar que la investigación preparatoria se convierta en un procedimiento rutinario e
innecesario, cuando las condiciones del caso están dadas para formular acusación.
El delito de incumplimiento de prestación alimentaria (omisión de asistencia
familiar, Art. 149º del Código Penal), como supuesto de procedencia del proceso
inmediato

La incoación del proceso inmediato frente al delito de incumplimiento de prestación


alimentaria, se funda en lo innecesario de realizar actos de investigación. Cabe recordar
que en este delito, fundamentalmente, lo que se requiere es: Verificar la existencia de
una sentencia judicial en la que esté establecida la obligación de prestar alimentos; que
exista una liquidación de pensiones de alimentos devengados debidamente aprobada por
el juez de la causa en el proceso de alimentos; y verificar la existencia del requerimiento
de pago del monto liquidado, en un determinado plazo, bajo apercibimiento de remitirse
copias de los actuados procesales al Ministerio Público para el inicio del proceso penal
por el delito de incumplimiento de prestación de alimentos u omisión de asistencia
familiar, el cual el requerimiento de pago debe estar debidamente notificado al obligado.

En lo demás, a efectos de postular el quantum de la pena, será necesario recabar los


informes de antecedentes penales, para cuyo efecto y otros, será necesario apertura
investigación preliminar por un plazo razonable que estimamos no debe superar los
treinta días.

EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL


PENAL

se conoce la facultad de no adelantar un proceso penal contra alguien, porque bajo


determinadas circunstancias se considera que hay más ventajas en la renuncia a la
acción penal que en el enjuiciamiento de una persona.

Es el caso, por ejemplo, de quien siendo el eslabón menor de una banda criminal
colabora con el desmantelamiento de la misma a cambio de que no lo procesen,
hipótesis en la que para el Estado puede resultar más beneficioso dejar en la impunidad
al pequeño delator a cambio de la captura de los cabecillas.

La figura es más propia de países en los que hay una clara separación entre una Fiscalía
que tiene la facultad de impulsar los procesos penales y los jueces que tienen a su cargo
el juzgamiento de las personas acusadas. A partir de esta división de funciones, le
corresponde a la Fiscalía decidir cuáles son los casos en los que conviene renunciar a
iniciar o continuar una acción penal, de acuerdo con causales previamente señaladas en
la ley. Sobre esta misma separación de atribuciones, los jueces no tienen ninguna
injerencia en la decisión de cuándo iniciar o continuar una acción penal y cuándo no,
pues su labor se limita de manera estricta al juzgamiento de las personas contra las que
la Fiscalía haya iniciado una acción penal. En un sistema edificado a partir de esa clara
distinción entre las funciones de acusar y juzgar, sólo la Fiscalía puede aplicar el
principio de oportunidad, porque sólo ella tiene el monopolio de la acusación y decide
cuándo iniciarla y cuándo interrumpirla.

Por eso, el principio de oportunidad es ante todo un instrumento de política criminal,


cuya aplicación debería responder a unos lineamientos generales del Estado en materia
de aplicación de justicia. Es una figura que se traduce en la decisión de no procesar
penalmente a algunas personas por razones de conveniencia general, y eso hace que su
aplicación sea ante todo de naturaleza política (dentro del marco de la política criminal
del Estado) y no estrictamente jurídica.

Ahora que se discute la conveniencia de introducir algunas modificaciones al principio


de oportunidad, convendría pensar en la posibilidad de que su manejo esté
exclusivamente confiado a la Fiscalía, sin intervención alguna de los jueces. Tomar esa
decisión supone admitir de antemano que la responsabilidad por la aplicación del
principio de oportunidad recaería exclusivamente en la Fiscalía, y que su inadecuada
utilización supondría ante todo una responsabilidad de tipo político, es decir, una
censura a la concepción y desarrollo de la política criminal del Estado.

Es comprensible que un mecanismo nuevo entre nosotros, como el principio de


oportunidad, genere preocupación por la forma en que podría ser aplicado, ya que su
inadecuada utilización puede traducirse en equivocados mensajes a la opinión pública.
Sin embargo, esa preocupación no debe llevar a la desnaturalización de este mecanismo;
así que junto a una buena regulación legal de las hipótesis en las que puede ser aplicado,
debe otorgarse a la Fiscalía un amplio margen de libertad en su utilización. Es hora de
abandonar la recurrente idea de que no estamos maduros para algunas cosas como el
control político a los funcionarios del Estado y comenzar a aplicarlo en casos como el
principio de oportunidad; pero para eso es necesario darle a la Fiscalía suficiente
discrecionalidad en su utilización.

IV. CONCLUSIONES

A. Si bien la formalidad y el desarrollo de la Conciliación a nivel civil y penal no


implica una considerable distancia, existen marcadas diferencias respecto a la
Conciliación Extrajudicial, que es una institución per se, considerada un forma hetero
compositiva de solución de conflictos, por la cual, las personas acuden voluntariamente
ante un tercero (Centro de Conciliación) ante la aparición de un problema, material y
jurídicamente conciliable; y el Principio de Oportunidad, que como dijimos
anteriormente, no siempre implica el uso de la Conciliación, a la que utiliza como una
herramienta para obtener uno de sus requisitos, que es la reparación del daño causado a
la víctima del delito. En el presente texto, hemos expuesto las demás diferencias entre
ambos institutos concernientes a las materias conciliables, las atribuciones del tercero,
el procedimiento y los efectos del acta.

B. Una de las interrogantes que pretendo absolver al final está relacionada al Proceso
por Faltas. ¿Sería pertinente la aplicación del Principio de Oportunidad en un proceso
por faltas? Si no tiene la respuesta clara, al final de este párrafo, la podrá expresar con
convicción. En primer lugar, las Faltas, a diferencia de los delitos (excepto los que
atentan contra el honor), son de acción privada y no pública, por lo tanto, la víctima de
una falta es quien tiene el derecho de solicitar o no la persecución judicial del autor de
la misma.

Y, recordemos que el Principio de Oportunidad es una facultad propia del titular de la


acción penal pública, que es el Ministerio Público, el cual no tiene intervención alguna
en un proceso por faltas. Ahora bien, por demás está decir que a nivel de Juzgado de
Paz Letrado o de Paz se puede concluir un proceso a través de la conciliación, sea en la
misma audiencia dispuesta por la judicatura o por conciliación o transacción
extrajudicial.

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