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CANTAR
D E LO S
CANTARES
Texto bilingüe
F l V t I I I
LEGI ONEN.SIS
A . V G V S T I N I Á N I
THEOLOG1AE D O C T O R I S ,
f£ Diaiiiorum liornrttm primi ¿pud
•SAlm.viùitnfe; interùretis ex-
pl.in.taotmm in eo/aerru
T o My a Y A ; .'./ y j .
EDICIONESESCURIALENSES
Real M o n a s t e r i o d e El Escorial
INDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN VII
BIBLIOGRAFIA SELECTA XV
DEDICATORIA 9*
AL LECTOR 11*
CAPITULO 1 3
Primera explanación 4
Segunda explanacicon 24
Tercera explanacicon 67
CAPITULO II 125
Primera explanación 126
Segunda explanación 145
Tercera explanación 195
CAPITULO III 170
Primera explanación 171
Segunda explanación 178
Tercera explanación 201
CAPITULO I V . 211
Primera explanación 212
Segunda explanación 227
Tercera explanación 248
CAPITULO V 260
Primera explanación 261
Segunda explanación 273
Tercera explanación 309
454 INDICE GENERAL
CAPITULO VI 328
Primera explanación 328
Segunda explanación 335
Tercera explanación 348
I. LIBROS
52
CANTAR
D E LO S
CANTARES
Interpretaciones:
literal, espiritual, profética
Texto bilingüe. Traducción, Introducción, Notas
José María Becerra Hiraldo
EDICIONES ESCURIALENSES
Real Monasterio de El Escorial
I.S.B.N.: 84-604-4507-0
Imprenta «KADMOS»
Teléf. (923) 21 98 13
SALAMANCA, 1992
tatis Opera nunc prìmum ex mss. ejusdem omnibus PP. Augustiniensium studio edita, Salmaticae,
Episcopali Calatravae Collegio sub Rodríguez typ. ductu. 1892.
11 Tomado de Horacio, Odas, lib. IV, 4.
12 Gregorio de Santiago Vela, «El libro de los Cantares comentado por Fr. Luis de León», en Ar-
chivo Histórico Agustiniano, 12, 1919, p. 257.
13 Título con que nombraremos a la edición de 1589, reproducida en Opera y traducida por no-
sotros.
14 Canónigo de Calahorra, a cuya sede había sido trasladado Portocarrero en 1587; continuó la
edición oficial de las obras de san Isidoro, escribió un comentario sobre parte de las obras de Virgilio.
Fray Luis le dedicó la poesía del otoño (Recoge ya), la imitación de Horacio, Oda II, 2 (Al canto y lira
mía) y la última obra publicada en su vida De utriusque agni... Compartía con fray Luis el amor a la
soledad, a los libros y al campo.
15 Sólo sabemos de él que era un poeta y que vivía aún a finales de 1587. No parece haber tenido
alta inspiración poética.
INTRODUCCIÓN IX
16 Cf. Martín del Río, Expositio in Canticum Canticorum, cap. III, Lugduni 1604. Basilio Ponce,
Variae Disputationes, cuest. II (citado por el P.M. Gutiérrez).
17 Art. cit., p. 254.
X INTRODUCCIÓN
tre los primeros libros que ay, por juntarse en él tantas razones para ello:
aunquel libro Escomún, las notas son singulares y doctíssimas».
Conviene traer desde atrás la historia de este libro. Cierta amiga de fray
Luis, que no sabía latín, le rogó que tradujese al español el Cantar de los
Cantares de Salomón, con comentarios sobre la construcción material de las
palabras. Hecho el trabajo, enviado, leído y devuelto a los pocos meses, lo
dejó fray Luis en su cuarto. Un pariente suyo lo tomó sin saberlo él, lo escri-
bió para sí y lo difundió; en poco tiempo el libro se extendió por toda Espa-
ña y llegó hasta América. Enemigos de fray Luis tomaron el libro, que con-
tradecía las normas de Trento, para acusarle ante la Inquisición1®. Casi cin-
co años estuvo en la cárcelfray Luis. Una vez vuelto a la libertad, fue ani-
mado por unos amigos y mandado por los superiores a traducir al latín y
editar este comentario1?. El mismo confiesa que escribió el libro, llevado más
por la necesidad que por el deseo20, porque sin duda debió sentir cierta re-
pugnancia en volver sobre materias y temas que habían sido para él objeto
de graves disgustos y sinsabores.
18 España tuvo sus Biblias en romance en la época en que las tres religiones -cristiana, judía y
musulmana- se practicaban una al lado de la otra en la Península. Después de la expulsión de los judí-
os, esas Biblias quedaron prohibidas al pueblo español, porque se vio que algunos conversos se servían
de ellas para enseñar a sus hijos la ley de Moisés. Posteriormente, a raíz de la revolución luterana, co-
menzó la floración de las versiones en lengua vulgar en los países extranjeros. Frente a las distintas so-
luciones para defender la ortodoxia -nueva traducción para uso de la población fiel al catolicismo (co-
mo en Alemania), tolerancia sólo para las traducciones hechas por hombres piadosos y católicos (como
en Italia, Francia y los Países Bajos), supresión rigurosa de la versión anglicana (como en la Inglaterra
de María Tudor)-, España optó por la prohibición general de todas las traducciones vulgares de la Es-
critura (cf. M. Bataillon, Erasmo y España, p, 555). Después, el Concilio de Trento dictaminaría sobre
el tema para los católicos.
19 Al año de haber sido absuelto por el Santo Oficio, le mandaba en virtud de santa obediencia el
Provincial de Castilla, el P. Pedro Suárez, preparar la impresión de todas su lecturas y exposiciones,
procediendo a la publicación de la Triple Explanación del Cantar, en latín, que tenía muy trabajada.
Ya al frente de la 1- edición de esta obra (1580) se publicó el precepto, que han reproducido los bió-
grafos de fray Luis. F., Véase Méndez, «Vida de fray Luis de León», en Revista Agustiniana, III, p.
124, prueba j ; González Tejada, Vida de fray Luis de León, Madrid 1863, p. 61; Gregorio Mayans Sis-
ear, «Vida de fray Luis de León», en prólogo al t. 37 de la B.A.E., Madrid 1855, dice así: Quoniamque
scimus te plura et ad Sacrarum Litterarum explanationem, et ad Theologicas quaestiones pertinentia,
scripsisse, quae si edantur, sintpublice utilia futura; ideirco tenore praesentium, et nostra Officii auc-
toritate in virtute Spiritus Sancii, et in meritimi sanctae obedientiae, tibi praecipimus, ut quos habes
confectos in Canticum Canticorum Salomonis Commentarìos primum, deinde reliqua omnia, quae in
Sacras Lìtteras, et de Theologicis quaestionibus commentatus es, typis mandes. Datum Salmanticae,
Il de enero de 1578.
20 Pròlogo a la «Explanación», infra.
* * * * * *
J.-M. B. H.
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BIBLIOGRAFIA SELECTA
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GARCÍA DE CASTRO, Rafael, fray Luis de León, teólogo y escriturario, Granada,
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BIBLIOGRAF IA SELECTA XVII
LE Gì ONENSIS
A V G" V S T I N í l N I
THEOLOGIAE DOCTORIS,
-©* Diuinorum librorum primi apud
jSalmantkenfes interpreti*> ex-
planatiommin eofderru
H I L I P P I ILHifpa-
niarum Regis priuilegio,Fra
tri Luyfio LcgionenfiAugu-
ftiniano,cautum eft in decennium,
ne quis has explanaciones imprimar,
nevé inHiípaniamimportet alibi im
prefTas, iniuíTu ipfius Luyfij Legio-
neníis : conftitutajpoena in eos,
qui contra fecerint decem
millia nummorum
#reorum.
f 2
T A H A .
Y O Tuan Galío de Andrada, efcriuaaode eamara del Rey nueíttfli
Tenor, de los qcre refidé en fu confejo, doy fce'q auiédo íc viílo por
l os fcuores del vn Itbrojintltulado^ddiciones y Àpologia>ad Cacica Ca
ticorum. Compoeflo por el Maeftrafráy Luys de Leon , tañaron cada
pliego del dicho libro,a quatromarauedís, y dieron licencia para que
A efte precio fe pueda vender. Ymairdaron que eíia taíTa fe ponga al
principio del dicíio libro, y no fe pueda tender fin ella. Y para que de-
llo confte, di la prefente, que es fecha en Madrid,* diez y ícys dias del
Mes de Septiembre de mil y quinientos y ochenta y nueue años.
Iuan Gallo
de Andxadt.
3*
T R I P L E X E X P L A N A T I O .
T3 Ccn-
4*
CENSURA
Sebastián Pérez,
doctor teólogo.
OTRA CENSURA
A mi juicio, este tiempo no ha producido nada ni más santo ni más
elegante que estas explanaciones, a las que la apología hizo más
abundantes y más útiles, sin herir a nadie.
En Madrid, a 3 de las calendas de febrero de 15871.
Juan Grial.
1 Notemos la fecha; quiere decir que esta edición estaba lista para impresión o impresa ya en 1587.
C E N S V R A.
E Xplatlationem Canticorum. Solomonis Luyfij ILé-
gioncnas Auguftiniani Salmmticcnfìs Academia?
do&ifsimi profeiforislcgi fané libentifsimè,eft enim ciuf
modi vt magnopere, non ibium fententijsaptjfsimaqua
dam ferie, quod crat in hoc opere valde difficile cohasren
tibuSjfedetiam fermonis puritate,& elegantiaantiqutta»
tem ìltam cultam,&perpoiitam redoleat. Quamobrem
edendam cenfeo,perquemanus,$£orahominum perua
gati,cùm fitnon tantum orthodoxa,fcd ad pietatemper
mouendam, & veruna religionis cultum amplificanduofc
aptifsimè compofita.
Scbàitianus Perez
Vo ¿im Thcologus.
ALIA CENSVRA.
H IS explanatìònibus nihil meo iudiciò dedit hsec
a5tas,nequefan&ins,ncque elegantius, quas etiam
nemine latfo luculenriores)& vtiliores erteci t apologia.
Madnti.3,Calen.Februarjj.i5S7.
Ji4dnCrt4Ì.
5
JUAN GRIAL
2 Valle delicioso de Tesalia, situado entre el Olimpo y el Ossa. El Poema adolece de graves defectos
sintácticos y lenguaje forzado a las exigencias del ritmo métrico. No es una buena poesía, ni siquiera mediana.
F Elicesanimi quanucveladofculaprima
Sponfi,ceutaèf&jlore meri capita
Luditis exuftim tenerne vosfedera leófi
Expert^fmBo non in amore rudes:
Et vòsotanta corrept&fiumme>nullavt
Paufkfitardoris¿umrúedifsidijy
Ommsfiimmifsisdefcendent imbribus ather
Omnisfiincumbat defupet Oceanus:
TudfO qua charo capitigulcherrima tota es
Ùjt&cfó ^^sfufcofortexolore places:
Quamuu'purpMreu$,quauis & caSdusille eli
Quamuts emtdtis millibw eximius:
Vos quoniamvelìrosignes^uesfrofqi. leporesì
Et fortunatigaudia coniugij
Nota effe¿£ lafts incendiafpargere tetris
Vnde folo rurfus plurimus ignis eat
Optaitis^fnperas namqf h&cauertier orai
Jd e do dulce eli,dulceq-j editibus)
NeBite (erta meo varia de fronde Luyfo9
t Vnius haudplaceat nam rnthi frodis honos*
Namneq\ Graiom Ñluas vìridifsim a "Tempe
Mee Laummmagmspremia Romulidis
f 4 Non
6*
fS PHI-
8*
FELIPE RUIZ
SER. E-
o*
AL S E R E N Í S I M O
PRINCIPE ALBERTO
Archiduque de Austria
su reverenda eminentísima cardenal
Fray Luis de León Agustino
S.P.D.
AL LECTOR
V O T O
Salomón en este Cantar, que escribió inspirado por el Espíritu Santo, ex-
puso el mutuo amor entre Dios y los hombres, esto es, el amor de Cristo tanto
con toda la Iglesia como con cada uno de los fieles. Y lo expuso poniendo a
hablar abiertamente no a ellos mismos, a Cristo o a la Iglesia, sino introdu-
ciendo como en escena3 a dos cónyuges amantes entre sí que representaran la
persona de Cristo y de la Iglesia y expresaran con mutuo amor entre sí aquella
suma y celestial unión que hay entre Cristo y la Iglesia. Y así, todo el estilo de
este libro es figurado y alegórico4. No digo alegórico con aquella alegoría, que,
bajo la autoridad de San Pablo, ponen los teólogos cuando distinguen en las
Sagradas Letras el sentido alegórico del que llaman literal, sino la que, según
los retóricos, se hace por continuada metáfora. Pero consta que conviene que
lo que se dice de este modo figurada y alegóricamente, se tome todo de la na-
turaleza de la tal cosa de donde es trasladada la semejanza, esto es, de la cosa
que se usa abiertamente en lugar de la otra oculta. Pues se usa por esta causa,
para que, manifestándose a su modo, se vea la naturaleza latente de la otra co-
sa en cierta semejanza, como en espejo. Por lo cual es necesario que aquella co-
sa sea expresada rasamente, cual es, con aptas palabras y sentencias y sobre todo
con su apariencia o ciertamente se usaría sin razón. Ademas también consta
que los escritos de este género muestran abiertamente un sentido y sentencia y
lo presentan a la vista, y que contienen otro incluido dentro de sí. Y lo dividí
3 Fray Luis concibe el Cantar como un drama, y según este género acomodará el hablar de los per-
sonajes y resolverá algunos versículos dudosos. Algunos han llegado a hablar de las cualidades dramatúrgicas
de Fray Luis, basados en este dato.
4 Orígenes, Prólogo a los Cantares, Pselo, Prólogo a los Cantares, Jerónimo, libro I Contra Jov. Ber-
nardo, Homilía 8a a los Cantares, Lira el capítulo 4 o de los Cantares. Gregorio y Ricardo de san Víctor, Pre-
facio a los Cantares.
A L O M O N I N H O C C A R-
minc,quod confcripfit di&antc Spiritu
fanàojmutuu intér Òeumf&: nomines
amore* expofuit,id eft ChrMH, tu erga Ec
clefia tota^tü erga iideleisfinguiosàmo-
r &Expofuitauté non ipfos, aut Chriftü,
aut Ecclefíá palaloqueteis induces,fed introduces taqua
infeena inter fe amantéis coniugès duos, qúiChriíti > &c
Ecclefise perfonam fuftiiièrent, &: mutua erga fé chanta- orìg. pQ~
teexpriméréntfumrnamiiláni,& c#leftèm coñiun&io- lo-™ can>
nem amoris,qua;eft inter Chriftum,&EccieiìamJtaq5 p » •]*<»-
tota huius libri oratio,figurataeft, &c allegorica. Allego- H'-m ^ ^
ricam dico,non ea allegoria, quam D.Paulo authqre, in- t # a¡uerr
ducunt Theológi, cuna in iàcris literis, à literae, quem vo- imt, ^ètm
cant,fenfu,áüegoricum feñfüm diftingüunt: fed quam nar. hom.
tradunt rhetores efiki ex perpetua metaphora. Con- $•'» can.
ftat autem oportere, vt quód ifto modo figurate, & alle- L)ran *%n
goricè dicitur7idornileducátür ex eius rei natura, è qua C'^CA^U
fimilitudotransferturjid eft,ex care, qua? palámadhíbe- ¿, E¿"
tur, alteráis rei occulta? toco. Ñam obeamcau&m ad- m% ¿eSm
hibetur,vtin eius ratio ne manifèfta,alterius reilatensna viti . pa-
tura fimilitudirièquada,tanquam in fpeculo, còfpiciatur. fattone i%
Quare neceiTeeft,vt ea rés enucleate, qualis ipfa eft, aptis cantica
é¿ verbis ySc fenténtijs, èc omnino iuìs coloribus expri-
matur : aùt certe fine íaüfa adhiberetur. Péinde etiam
conftatjid gemís fcripta aliiid fenius, át.qüc ièntentiae pà-
làm òikatàrevac prac fé ferre^àlitìd cotìneré intia fé inciu-
A fum.
2 CANTAR DE LOS CA NT A RES
todo en sonido (pues no se me ocurre otra palabra más acomodada para nom-
brar eso, lo que sea, que los tales escritos parezcan significar enseguida una vez
oídos; aunque sé que los antiguos escritores de la Iglesias lo nombraron histo-
ria o inteligencia histórica, llamémosle sonidos de palabras). Y así lo dividí en
sonido y sentencia, para que el sonido sea lo exterior que se presenta a los ojos
del sentido, y la sentencia latente y la inteligencia oculta aquella a la que el so-
nido exterior se refiere, la cual se dice y es inteligencia literal. Por último, es
también manifiesto que, aunque la verdadera sentencia de estos escritos no sea
la que muestran los mismos escritos y a la cual hemos llamado sonido, sino
más bien la que ocultan e incluyen dentro de sí, sin embargo ha de ser busca-
do e interpretado qué y cuál sea eso interior latente por lo que aparenta y se
ve. De todo lo cual se hace, que aquel que interpreta estos escritos, para satis-
facer su trabajo, primero debe exponer aquellos sentidos exteriores, después
explicar y sacar de ellos los verdaderos sentidos interiores. No vaya a ser que si
ignorada o no expuesta la naturaleza de las cosas, de donde se toma la seme-
janza, se llegara luego a la explicación de lo interior, y sea inevitable que como
perdido el guía yerre lejos de la verdad y caiga en algunas cosas absurdas y en-
contradas entre sí, como vemos sucedió a muchos intérpretes de estas letras en
nuestro tiempo y en tiempo de nuestros antepasados.
5 Orígenes, Homilía Ia a los Cantares. Hoy se admiren dos sentidos: el literal histórico, en el que las
palabras expresan las cosas, y el típico, en el que las cosas mismas contenidas en las palabras representan y
expresan a su vez otras cosas (supone y se apoya en el literal). Esta es la doctrina de santo Tomás.
6 Idea destacada para contradecir a los que veían escenas deshonestas en este Cantar.
t 1' N C A P VT
fum.Diuidìque ea omnia in fonum (nqnenim mihtoo
curritin praefcntià commodiusaliud verbum,quo Homi-
nem id,quicquid eft, quodiftiufmodi fcriptaftatim pri-
mo audita lignificare videntur : quanquarn fcioprifcos
Orjgt. ho- £ccief1£C fcriptores hiftoriam id,aut hiftoricam intellige-
m
'um tiamnominaíTe,fedvocetur nobis verborumfonus )Ita-
un h
que diuidiin fonum,&:fententia,vt fonus ut cxteriorMte,
quioculis obijciturfenfus :fententiaveròlatens, Oc oc*
eulta intelligentia ea,ad quam exterior fonus trans fertur,
qua; eadem dicitur,& eft literalis intelligentia. Poftremò
illud edam eft manifeftum, quanquarn horum fcripto-
rumvera fententia non fitilla,quamipfa Cripta oftentat,
quamquenominauimus fonum/edeapotius, quam in-
tra fé occultante includunt^tamen quid,&qualeilt id
interius,quodlatet,exeo,quod pater, atque conipicitut,
qu#rendum eífe,S¿ interpretandum.Qujbus ex omnibus
efficitur,eum,quiifthax (cripta interpretaiur, iì quidem
fuo muneri fatisfa&urus eft: primùm exteriores il los fen-
iùsexponere deberé : deinde ex eis interiores, &: veros
eruere,atque explicare.Nc,n ignorata, aut inexpofìta eius
rei natura, vnde iìmilitudo ducitur,ad interiora explicada
ftatimacceíterÍt,quafiami{To duccaberretlongè àvero,
incidatque in abfurda,& fecum pugnantia quaedam: qué-
admodum nonnullis harumlitcrarum interpretibus acci
diffe videmus,& noiìra,&: noftrorum auorum astate. Hac
certe nos in hoc libello interpretando rationem fequuti
fumus.Itaque fingulis in capitibus eius libri feparatim de
vtroque diximus: &: ex vno ad aliud gradum cóftruximus
nobis,& alterum compatauimus cum altero. Compara-
uimus,inquanvta vt res reb us conferrem,non autem,vt
aut ungula verba,aut minutatim cunda, qua; in allegoria
dicebantur, referrem ad interiorem intelligentiam . Id
cnim ñeque neceflarium faftu eft, nec vero ferrjpcr fieri
poteft.
3 CA NTAR DÉLOS CANTARES
CAPITULO PRIMERO
1. Béseme de besos de su boca; porque buenos (son) tus amores más que el vino.
2. Al olor de tus ungüentos buenos: (Que es) ungüento derramado tu nombre; por
eso las doncellas te amaron.
3. Llévame en pos de ti: corremos. Metióme el rey en sus retretes: regocijarnos he-
mos y alegrarnos hemos en ti; membrársenos han tus amores más que el vino.
Las dulzuras te aman.
4. Morena yo, pero amable, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar, como
las cortinas de Salomón.
5. No miréis que soy algo morena, que miróme el sol: los hijos de mi madre por-
fiaron contra mí: pusiéronme (por) guarda de viñas: la mi viña no me guardé.
6. Enséñame, ¡oh Amado de mi alma!, dónde apacientas, dónde sesteas al medio-
día: porque seré como descarriada entre los ganados de tus compañeros.
7. Si no te lo sabes, ¡oh hermosa entre las mujeres1., salte (y sigue) por las pisadas
del ganado, y apacentarás tus cabritos junto a las cabanas de los pastores.
8. A la yegua mía en el carro de Faraón te comparé, amiga mía.
9. Lindas (están) tus mejillas en los cerquillos, tu cuello en los collares.
10. Tortolicas de oro te haremos esmaltadas de plata.
11. Cuando estaba el rey en su reposo, el mi nardo dio su olor.
12. Manojuelo de mirra el mi Amado a mí; morará entre mis pechos.
13. Racimo de Copher mi amado a mí, de las viñas de Engaddi.
14. !Ay, cuan hermosa, Amiga mía (eres tú), cuan hermosa! Tus ojos de paloma.
15. ¡Ay, cuan hermoso, Amigo mío (eres tú), y cuan gracioso! Nuestro lecho (está)
florido.
16. Las vigas de nuestra casa son de cedro, y el techo de ciprés*.
10 «Cristo, Esposo fiel de su Iglesia, y ella, esposa querida y amada suya, por razón deste ayunta-
miento que entre ellos se celebra cuando reciben los fieles dignamente en la hostia su carne, son una carne y
un cuerpo entre sí. Bien y brevemente, Teodoreto sobre el principio de los Cantares y sobre aquellas pala-
bras dellos: Béseme de besos de tu boca, en este propósito dice de esta manera: No es razón que ninguno se of-
fenda de esta palabra de beso; pues es verdad que al tiempo que se dize la missa y al mismo tiempo que se comul-
ga en ella, tocamos al cuerpo de nuestro Esposa, y le besamos y le abracamos, y como con Esposo, assi nos
ayuntamos con él». (Fray Luis de León, De los nombres de los nombres de Cristo, «Esposo». F. de Onís, Madrid,
Espasa-Calpe, 1966, II, pp. 220-21). En una nota a este pasaje el anónimo colector del voi. 37 de la B.A.E.
llama la atención sobre los defectos del estilo de fray Luis, que son —dice— falta de unidad, cabalgamiento de
las ideas, escasez de soltura y energía.
11 Proverbios, 7-
12 La figura se llama antonomasia.
13 Mt. 16,18, y no 17, 18, como trae el P. Félix García por error en la Obras. También se encuentra
en Jn. 1, 42. Véase lo que dice fray Luis en el prólogo al libro tercero de los Nombres de Cristo.
llaman óleo, los latinos lo llaman ungüentos. Pues son de flores o yerbas expri-
midas con la mano y obtenidas con fuego o manando naturalmente o hechos
olores líquidos de cualquier otro modo. Y lo que se añade: derramado. Y re-
partido en vasos despide mucho olor y gran fragancia, de manera que el espo-
so no solo se diga el mismo olor, sino amplia fragancia y olor que llega a todas
partes. Pues los ungüentos cuando se derraman del frasco donde estaban ence-
rrados, entonces emiten mucho olor de sí.
Sigue: Por eso las doncellas te amaron. Amplifica lo que había dicho de olor
del esposo. Pues por eso sucede, dice, que recojas el amor de todas las mujeres
adolescentes, siendo para todas querida y agradable. La cual oración está ex-
presada según la misma costumbre de la vida. Pues todas las mujeres y, sobre
todo, doncellas son por natura deseosas de los tales olores y elegancias14. Y, co-
mo me parece ciertamente a mí, Salomón obra con pudor y decoro, cuando
atribuye estas palabras a la esposa, a saber: Por eso las doncellas te amaron. Pues
con esto replica a aquellas cosas y se purgan tácitamente, callando los juicios
de los otros. Pues veía que podía suceder, que se le acusase de invitar de mane-
ra petulante a su marido a besos y abrazos más de lo que convenía al pudor. La
objeción, pues, de los oyentes a sus pensamientos, aunque en realidad falsa,
sin embargo tiene visos de probabilidad, y disculpa por todas maneras a la
mujer buena de una acusación no despreciable. Pues a esto pertenece también
el que llamara antes al esposo óleo derramado, diciendo: Oleo derramado tu
nombre. Para que cuanto mayor fuerza de bien viéramos en el esposo, por eso
nos admiráramos menos de que ella se olvidara casi de sí por amor. Y ahora
trata lo mismo cuando dice: Por eso las doncellas te amaron. ¿Quién no conce-
derá a la que había experimentado las costumbres suavísimas de su esposo que
le ame muy derramadamente, cuando le vea ser amado a porfía por todas las
doncellas a las que ahora algún olor suyo haya llegado? Llévame en pos de ti,
correremos^. También esto vale para amplificar el amor, como todo lo anterior.
14 Fray Luis esparce en estos comentarios muchos detalles costumbristas, que indican destacada ob-
servación psicológica.
15 La Vulgata y los Setenta puntúan así: Llévame: en pos de ti corremos.
6 IN C A P V T
appellauit, id eft,íaxü ipfum,atqi petra.Quòd autc,okuf
hoc loco Hebrsi vocant,id Latini vnguenia nominanr.
Ea autem funt èfloribus,herbifve,autmanu cxprefsi, aut
igne eLÌciti?aut fuafpontefluenteSfautalio qnouìsmodo
confe&i liquidi odo res.Quod vero additur:£j^/«w,Epita
(in habet odoris longè,latèque fragiàti$,vt fpófus no mo
dò dicatur ipfeodor,fedlatè fragrasi ad omneis parteis
permeans odor.Nam vnguéta,cu reclufo eo,in quo funt,
vafcuio,erTunduntur,tum maxime ex fé odo rem emittùt.
ScquitmJdeoadolejctntuUdUexerunr te.Amplificar, quod
de odore fponfidixcrat.Nameò fit,ìnquit,vt omniüado
lefcentularum feeminarum amorem coiligas : omnibus
charus,& iucundusfis.Quaeoratio ex media vita; cofue-
tudine expreíTa eft.Nam omnes foeminae,&: maxime puel
lie,huiufmodiodorum,atquemundiciarum funt natura
cupidiores. Atque,vt mibi quidem yidetur, Salomon pu
dori,atquc decori feruit,cùm Spóf£tribuitiftaverba;ni*
mìixxmjdeoadolefcentuUdtiextrunt re.Nam hisilla occur-
ritjtacitis alio rum iudicijs,feq; tacite purgat.Videbatem
fieri pofíe,fibi vt crimini daretiir,quòd virü iìium ad ofeu
ÌQLfic amplexus,prseter id,quod pudicam decebat, petulan
tiùs inuitaiTet.Id ergo auditom cogitarlo nib us fibi obie-
¿feum,& quáuis re falfum,tameninipecié fatis probabile,
& àprobafceminahaudquaquà conténendum crimen
omniratione diiuit.Nam&huc pertinet,quòd Spòlum
nominauit fuprà, oleú erTufum,dicés:ü/^w effufam nome
ttiü.vt quòmaiorébonivimin fponfo videremus,eò mi
n* miraremuripfam pvx amore pene fui obliuifei. Et nüc
idi agitjCÙm dicit.ideo adolcfcenuMilexewt te. Qu|s enim
JIÒ concedatillkquaeviri fui fuauifcimos crat experta mo
res,ipfum vteffuiifsimè diligat:cùm videat eundè certa-
tim diligiàpuellisomnibus,ad quasmodò odoriliiusali
«juis perueniifeti/frita m7f oft te ctímmusJu hoc ad amore
7 CANTAR DÉLOS CANTARES
Lo primero, muestra con estas palabras que languidece tanto de amor, que no
puede tenerse en sus pies. Después, demuestra que está tan herida por el mis-
mo amor, y tan encendida y tan inflamada por el deseo de su esposo, que,
aunque con cuerpo lánguido y débil, le seguirá aunque corra. Esta languidez
de cuerpo y en un cuerpo lánguido este ardiente deseo de seguir al esposo son
efectos del amor y son ilustres argumentos del amor eximio de alguien.
16 Observación lingüística, que repetirá con frecuencia junto con otras peculiaridades del hebreo.
17 Este fragmento ha sido tomado después por el P. Scio para anotar su traducción bíblica.
18 En la Exposición fray Luis había interpretado «retretes» por secretos del amado. Ahora ha mejora-
do y completado la interpretación.
19 Fray Luis omite un comentario que hizo en la Exposición sobre la palabra dulzuras derivada de la
hebrea amesarim que unida a iaiim (vino) lo califica de bueno. Pero Jerónimo traduce las derechas, los jus-
tos; porque todo lo que es bueno y dulce te abraza; estás cercado de dulzuras y eres perfecto en todas tus co-
sas (Obras, I, 83). Nácar y Colunga traducen: «con razón eres amado».
20 Se refiere a cortes en el párrafo; en la Exposición lo explica y puntúa después de «membrarémonos»
para que queden tras partes.
8 í N C A P VT
mirabitureorum,quibustupropiùse$cognitus. Ncmo,
inquam,corum,quìbus tua fuauitasmorum,tuaqucpraE-
ftans vktus nota iit.Te,enim rt£Hddigunt, aut queir* ad-
modumin Hebraeo àiàxxxr^e6ittudmei ¿/7/£»*>;f.TegratÌe,
te omnes kpòres circunftant:quidquid aut à fortuna op-
tabile,auc ab induftria praeftans,aut à natura excellens in-
effe in nomine poteft,omnislaus, omncdecus, egregia
omnis,&; diuina índoles in te vno elucétmec d u c e m m o
dò,fed eluxerunt femper.Nam preteriti téporis voce dici
tur,D//¿xmf Jim<quafi ita dÌcat:N6 aduentitia hsec tua eit,
aut rccens,Ìcdà puero inolita,& innata virtus. Quáquam
hic verikuius, ctiì optimè ille quidem à Hieronymo ex
HebraeoinLatinum fermoné expreflus eft,tamen poteft,
quoniamHebraica hocloco adplures fententias funt ani
bjgua^alio modo non incornino de ver ti:ifto,fciliccr, Me
morabímuníeu potius,inmemoriam reuocabimus. Id
enimpropriè fonat HTD13 Nazchira» Igitur in memoria
reuocabimus: & diíün&ione hic adhibita. Amores tui
príEvinOjhoceft, vino funt magis optabiles ; quia redi,
feure&itudinesjdiliguntte. Ita vttotaifta oratio tribus
atticuiis conftetjin quorum primo (nam duo reiiqui per-
ipicuamhabentfententiam) itaq; in iiorum primo quà-
uis breuiter &c praecifè poilto(qualia funt fere omnia,que;
amantes dicunt)quiddam continetur, valdeiilis familia-
re.Namquiinteríeamant,quotiesídeuenit,vt ex inter*
ualio fé afpician.t,pofr illa,quaj in primo congreflu dici fo
lcntjprotinusáibijciuntjatque exponunt vterque alteri,
qu^ipfis dumà fc mutuò di(tracì:iaberant,vel triftia,vel
lasta euenerüt.ítaq; quoniam pofuerat idì quod certa fpe
perceperatfuturújfuíí vtfponfumaliquádo videret,fubi;
cir protinus,qu;e hos amantiu cogreiTus natura fequitur,
comemoratione illa mutui, erga fé animi, atquefenfus.
Ideoq; dixit,Cómentabimur,ilue inmemoria xeuocabi-
mus,
9 CANTAR DÉLOS CANTARES
Sigue: Morena yo, pero amable, bijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar,
como las cortinas de Salomón21, Ahora añadamos esto a lo que se dijo de esta
mujer, bajo cuya fingida persona22 se trata una cosa verdadera: que se dice que
ella tenía un rostro muy generoso, pero de color moreno, como suelen ser casi
todas las mujeres que viven en el campo; así pues, porque se reconocía tal, pa-
ra que nadie pensara que ella en el amor de que se jactaba de su esposo para
con ella, fuera engañada con esperanza crédula y vana, y no sería creíble que
alguien amara tan ardientemente a una mujer con aquel color; y para que en
esta su jactancia y confianza no moviera a alguien a risa, por eso saliendo al
paso a estos juicios de otro para sí, muestra justificándose de su color que el
decoro egregio de la forma y la madurez de las demás partes de su cuerpo de-
ben ser compensados con la culpa del color; y que acostumbraba a hacer lo
que en las tiendas de los árabes, a los que las Sagradas Letras llaman Cedar, de
Cedar hijo de Ismael, fundador de su gente; los cuales árabes23 usan mucho de
tiendas, porque cambian a menudo domicilios y sedes y siempre andan vagan-
do. Dice, pues, sucederle lo que a las tiendas de los Nómadas24, y que es tal
cuales son las tiendas que suelen usar los reyes en los campamentos; de cuyas
tiendas la parte que se expone a la lluvia y al sol es casi de cuero, para que pue-
da soportar mejor y más fácilmente las injurias del cielo; pero en el interior ca-
da una pintada con obra babilónica o adornada con mucho oro y muchas ge-
mas sobrecoge los ojos de los que la miran por el esplendor o por el aspecto, y
como nadie la desprecie sanamente por su aspecto exterior, así dice que ella no
está pendiente de su esposo por un color y que él más se alegra por la restante
belleza de todo el cuerpo que se detrae por la negrura. En lo cual Salomón ex-
presó admirablemente el ingenio de las mujeres, que si hay en ellas algo que
pueda ofender los ojos de los amados, solícitamente lo ocultan o, si no pueden
25 En la Exposición fray Luis habla de las bodas de Salomón con la hija del Faraón, morena, como
dice el salmo 44: «la hermosura de la hija del rey está en lo encondido de dentro», porque era de rostro
moreno.
26 Aquí fray Luis omite dos párrafos de la Exposición; uno de ellos es de sentido espiritual, pero el
otro tampoco aparece en la edición de Salamanca.
io I N CJ PVT
re nequeuntftudiofè,&accurate defendunt,quod ìpfu m
planiusfitex eo quodfequitur, Mite me €mfidem'c>qui*
fHfcAfumiqutftéicolorawtmefolfílt} matris me&fii£n4ucruntc&
trame,ftùfuemntmecujiodem in"Í/ineÍY.yir¡eAm tneam ton cufio
¿wí.Nam defendiífe fatis colorem fuum fuperiori oratío-
nc videriporeratj&cumhacleuinota reiiquam formas
ekgantiamcompenfafle/atifque aüorum fuípidonibus
occurriffepukhritudinisfua? còmemoratione, 6¿expoíl
tioneiiìa.$edquodali)$fauseft,Ìpfìnò eft fatis:fatis vt ap
pareatquidàllamniordeatkaq; vrgetidem, &hanc fui
colorís quafi nsactriü eiuere ftudensafirmat^id quidqui'd
eft maIt,non innatum maltim eífe,3¿ eiufmodi,quod dele
xineqtieat:fcddumruriin cuftodiendo agto oceupatur,
& fokmnuda facieexcipit,id comraxiue dicit; additqs ca
li vita; gen«ri,non tam fponte fuá vacane fc,quam íniuria
fuorumán quo preclare à Salomone feruatum efì pedo-
na; decoEum.Nihii enim,qux rufticam vira ageret,cur ni-
gra eíTet,eaufaripoterat aut verofimilius,aut fuaepetfone;
raagis aptum,quani fi fé fole peruftam diceret. Inéatmihì
quemdiligit• aMmámea^btpafcas^btmbes in meridie* ne "Cagati-
incifmmpoilgregesfòdalkm tuoMm.&cdit tantifper d u m c o
lorem defendit intermifíus amor,atq$ exinterualio,vt fir,
redit intentior.Nam diiationis iam^tq? mora; impatìens
íponfa continere fé ipfam domi diutiusnequit,&: moran
tem fponfum expe&are:ipfapotiù$ illuni quserercftatuit.
In quoamori$visdeclaratur,cuius eítis ardor, vt quaeri
fé autrogariab alio minime poftuiet,fed oeeurratipfe pò
tius,fuaq; fponte fe amicisofferat iniuüus, &inuocatus.
Quare íponfa quanuis fibij & languenti, 6¿ perblandè ip-
fum vocafiti}neq5 fui videndieopiam fpofus fecerat,neqi
icfponfum vliù reddiderat,non tamen ob id, aut irata ab
amando defiftit,aut fibi faáam intoiam quentur,.aut de
penino ftioamofealiquid remittit » imo hoc acrius ad
araaa-
11 CANTAR DÉLOS CANTARES
distancias preguntan y ruegan y dicen muchas cosas de este tipo, y hacen cosas
absurdas en realidad pero convenientes y aptas al amor, de la cual costumbre
parece que toda esta oración ha sido tomada: ella suspira por el esposo ausen-
te, la misma habla al presente y pide que le responda a su pregunta quien ve
que no puede oír su voz, y le muestre los pastos en que está, para que sin error
y sin alguna sospecha de pudor llegue al mismo. De donde se sigue. Porque
andaré como descarriada entre los hatos de tus compañeros. Y ello es que, mien-
tras te busco desconocedora de los lugares, no me aleje por diversos sitios y,
buscándote de uno en otro, rodee con deshonor y vergüenza todas las majadas
de tus compañeros. Y lo que el intérprete latino vierte "andar descarriada" en
hebreo es Hotiaa27, una palabra ambigua, con la cual los hebreos significan an-
dar descarriada o arrebozada, por lo cual otros vierten, no sea cubierta y rode-
ada del manto en las majadas de tus compañeros. Y cuando dicen cubierta,
quieren entender meretriz, por el vestido con que leemos las meretrices acos-
tumbraban usar en aquel tiempo; pues las que vulgarizaban su cuerpo, rodea-
das del manto y envuelta la cabeza, aguardaban en las encrucijadas o en otros
lugares por el estilo, adonde con frecuencia iban los varones, la llegada de los
mismos, como se dice que hizo Thamar28, la cual por tal costumbre hizo creer
a Judá, su suegro, que era ramera. Así, pues, de este o de aquel modo, la espo-
sa teme un apartamiento o la vergüenza o ciertamente ambas cosas. Y hasta
aquí ella, pues lo que sigue es del esposo, que llamado se fìnge ya estar presen-
te y decir así:
Si no te lo sabes, ¡Oh hermosa entre las mujeres!, salte y sigue las pisadas delga-
nado, y apacentarás tus cabritos junto a las cabanas de los pastores. De lo que en
último lugar había sido preguntado el esposo, respondiendo primero a ello
muestra a la esposa una manera facilísima de encontrarle: que lleve ella misma
a los pastos a los cabritos, que había abandonado recluidos en casa destetatos,
como suelen hacer los pastores, (es necesario que finjamos). Aquellos por na-
turaleza conocen los rastros de las madres y siguiéndolos se juntan con ellas,
esto es, llegarán a los lugares en los que el mismo esposo apacienta el restante
ganado. Si no te lo sabes, el te está de sobra según la propiedad de la lengua he-
brea, y no tiene fuerza de acusar sino mejor de nombrar. En español se diría
aptamente: Si no te lo sábese No le reprocha a la esposa de que lo desconozca
ni le da la manera por la que lo conozca. Pues la misma serie de cosas recorda-
das antes muestra abundantemente cuan lejos esté de esta sentencia. En este
lugar el esposo, como estuviese en el hato, decía solo que ello lo ignoraba la es-
posa, no dudaba de quién o cuál fuese ella, por eso pues le responde» diciendo:
Si no te lo sabes, salte y sigue las pisadas del ganado. Esto es, si ignoras en qué lu-
gar esté, sal tras las huellas de tu ganado. Aunque también podría examinarse
de otro modo: Si lo ignoras, sal para que se alegre toda la tierra, y en Cicerón,
brota, y el Poeta: estallan por doquier los relámpagos. Y la palabra hebrea Ha-
quab es en este lugar las postrera parte del pie que está más cerca al calcañar e
impresa en el polvo deja huella. Sal tras las huellas de los cabritos, que aquí di-
ce, es observar las huellas de los mismos y casi seguirlas. Y apacentarás tus ca-
britos junto a las cabanas de los pastores. Pues dice, si los sigues llegarás a donde
por instinto y amor de las madres los lleva, y allí los apacentarás donde yo apa-
ciento todo el resto de mi ganado, esto es, junto a mí lo que únicamente dese-
as, llegarás sin pérdida, y añade: A la yegua mía en el carro de Faraón te com-
paré, amiga mía. Deleitado el esposo con la visión deseada y primera de la
esposa y encendido en amor, se fìnge aptamente romper en estas palabras : A
la caballería. A la letra: A la yegua mía. Destacan los caballos entre todos
los animales por la apta figura y composición de los miembros y de todo el
cuerpo; tienen cierta elegancia y generosidad y ello tanto por la blanda flexibili-
dad de las patas, como por la altivez de la cerviz y la vivacidad de los ojos, como
29 Frase castellana incluida por fray Luis en el texto latino, que también había sido subrayada en la
Exposición, j que recuerda el verso de san Juan Quien yo bien me sabía, según F. García Lorca.
por el mismo espíritu y relincho que dan; las cuales mismas cosas son más vis-
tosas en la yeguas que en los caballos. Y vale esta imagen sacada de las yeguas
para declarar lo liberal e ingenuo y elegante que lucía en el cuerpo y rostro de
la esposa. Y no es nuevo o absurdo el asemejar a una yegua a la mujer elegante,
sobre todo joven y desconocedora de varón, pues es conocido30 aquello del lí-
rico:
La cual como yegua de tres años en los anchos
campos juega alegremente y teme ser tocada.
En el carro de Faraón. Esto es, significando a la propia gente por los carros
de Egipto según la conocida apelación de los reyes de ese pueblo. Nombra en
especial a los carros egipcios, porque los carros egipcios eran muy estimados
por aquella época a causa de su egregio artifìcio; por ello eran criados en Egip-
to caballos hermosísimos para arrastrar carros. Pues, como consta por el libro
de los Reyes31, Salomón abundaba tanto en tales caballos como en carros. Pero
se aparta de la persona del pastor que representa al recordar caballos y carros;
se aparta sí, pero para decirlo por una sola vez, lo que más veces se debe adver-
tir en este cantar. Se debe saber que el que en este cantar hace las veces de es-
poso, aunque sale muchas veces hablando como pastor, sin embargo a veces
habla sin fingir papel32: pues ser llevado por un carro y por yeguas de tiro, es
más bien costumbre real que pastoril. Y no solo Salomón al escribir tuvo este
procedimiento, todos los escritores, incluso los más buenos y que se tienen
por elegantes, hacen lo mismo en la alegoría, y la varían y la distinguen de esta
manera bien para evitar la saciedad que trae el uso continuo de las palabras
usadas trasladadamente o para infundir luz a la oración e interpretarse a sí
mismos33. El cual tipo de alegoría Fabio34 lo llama híbrido y dice que es muy fre-
cuente. Y así dice de él: en el cual género la imagen viene de las palabras rebus-
cadas y la inteligencia de las propias. Así él, como comenzara de esta manera:
Todavía no puede con la cabeza levantada soportar
el yugo, todavía no puede igualar los deberes del compañero,
30 Es cierto, los beduinos del desierto toman la camella como término de comparación para describir
la hermosura de la novia.
31 III Reyes, 10, 26. En la Exposición cita 3 Rey. 4, 26; 2 Par. 9,25. Todas las citas son exactas.
32 Observación atinada de fray Luis, para completar su idea de alegoría, como metáfora continuada.
33 Toda esta prueba estilística no aparece en la Exposición, lo que prueba la altura y calidad de este
comentario.
34 Se refiere a Marco Fabio Quintiliano.
i4 IN CJPVT
nitu pr$ Te ferunt:qu$ eadcm ih equabus, quàm in equis
fpeciofiorafunt.Valet ergo hex ab equabus duda fimili-
tudo ad declarandü liberale iliud,& ingenuü, & elegans,
quod elucebat in fponfefade,atq; corpore. Nec vero id
nouum,aut abfurdum eft elegantem fbeminam adolefce
tem prefertim,&: viri expertem equ? afsimilari. ; nomai
namqueeftillud Lyrici,
Qnzyclut latis equa wma camfts
Luditexttltìmmctmtque tangi.
In curribus pharaonìs. là eft,aduedis ex AEgypto ex rcgum
eius gentls nota appellatione ipfam gente iìgnificans.No
minat autem currus AEgyptios potiisimum,quia AEgy-
pnj currus ea tempeitate propter eorum egregium arrifi-
ciurnin predo habebantur.ad hecalebanturin AEgypto
ad vehendos currus equi pulcherrimi.Nam vt conftat ex
$Mk Reg. ]ib.Regum,Salomonijs,cum equis,tum curribus abúda-
frfp,!fl. bat.Sedreceditapaftorisperfona,quáinducir,cü equos,
&: currus cómemorat.receditfanè,fedrt, quod %>ius in
hoc carmine animaduerti debet,id nuc femel dicatur.Sci
ridebet,quunhoc carmine partes viriagit &fiplurimu
fubpaftorisperfonainducaturloquens,tamenipfum in*
terdumperfonadetradainduci;nam curru,equifq; iugali
bus inuchi,regij potius,quam paftoralis morís cii.Nee ve
rò vnus Salomon hanc in fcribendo rationem tenuit,om
nes po.tius ieriptores quicunq; probati,atq; elegantes ha
bétur,idé faciunt in allego ria, eaqj variàt,atq$ diftinguüt
ilio modo,vel vt fatietatioccurrát, qua perpetuus verbo
ru tranflatè pofitorum vfus afferret, vel vt orario ni lume
inferantifeq^ipfiinterpretetur.Qupd allegoria genus co
iniftu.Fabius vocatacfrequetHsimu effe dick,Itaq$ de co
ait.Qup in genere & fpeciesex accerfìiisverbisvemt?&:in
teliedus ex proprijs. Sic ille cum exorfus fuiifetita,
Nondum fd>.a£ía ferreiugtím~Valet
ccr~
15 CA NTAR DE LOS CA NTARES
Y hubiese añadido:
Tu ánimo está junto a los campos
lozanos de tu ternera,
ahora solazándose del duro estío
en las aguas, agora en el fresco saucedal
gozosa de jugar con los terneros.
Después fuera de la figura:
Ya la audaz
Lálage busca al marido con la frente.
Y Virgilio llorando la muerte del dictador Julio en el papel de Dafnis, co-
mo hubiese conservado el decoro de la persona casi en todas las cosas, sin em-
bargo en aquello:
Enseñó Dafnis a uncir al carro los armenios tigres,
Dafnis a conducir tirsos en honor de Baco^5.
Apartóse del decoro; propia y literalmente puso lo que hizo César de quien
trataba. Pues éste se dice llevó a Roma las cosas sagradas del padre Baco desde
Armenia. Lo mismo cuando observa las guerrillas y costumbres de las abejas,
tomada la imagen del arte de la guerra y de la batalla de los romanos y de los
campamentos, casi en versos alternos insiste ora en la metáfora ora habla con
propiedad: figuradamente aquello:
Ya las mismas
aquel belicoso cantor de bronce ronco increpa
y su voz se oye imitando los rotos sonidos de las trompetas.
Literalmente lo que sigue:
Trépidas entre si se reúnen y baten sus alas.
De nuevo figuradamente:
Y cerca del rey y junto al mismo pretorio densas se mezclan.
Después con propiedad:
Corren al alto éter,
hácese un ruido, en un gran pelotón se mezclan y se apiñan06.
Sin metáfora aquello:
Y ni se apartan lejos de la celdas al caerse la escama,
o creen al cielo al llegar los vientos.
Pero para omitir a éstos, cuantas veces los escritores sagrados, lo que ad-
vierte verdaderamente aquel gran Crisostomo37, usan alegorías, y las usan con
mucha frecuencia pues no hay tropo en las Sagradas Letras más frecuente que
la alegoría, las interpretan o las distinguen con notas propias de las cosas de
que tratan en verdad, y de tal manera las templan que el prudente lector fácil-
mente alcance cuál sea la sentencia de ellas. Ellos interpretan, como Isaías en
la alegoría de la viña38. Después de hacerla, empleando todas las artes y bri-
llanteces de ingenio en breve interpretación, la declaró inmediatamente di-
ciendo: La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y el varón Judá su
descendencia. Y el propio Ezequiel39 de manera semejante lo que de la doble
águila y de la viña plantada por una de ellas emitiendo sarmientos hacia la otra
envolvió en admirables alegorías, lo reveló y descubrió enseguida con estas pa-
labras: No sabéis qué significan estas cosas. He aquí que vendrá el rey de Babilonia
a Jerusalén. Y lo que sigue. También distinguen a veces las alegorías con notas
propias de la cosas de que tratan, para que no quede lugar alguno de duda o de
mala interpretación, y de las tales alegorías hay muchos ejemplos, pero es so-
bremanera noble el que trae Ezequiel40, cuando describiendo el ánimo del pue-
blo israelita ingrato contra Dios y las impías costumbres, pone a cierta mujer
ingrata e infiel contra el que la había alimentado desde la infancia, y adulta la
había tomado por mujer, y además le había dado muchos y grandes beneficios.
Pues como, convenientemente al papel tomado, dijese alegóricamente: En el
día de tu nacimiento no fue cortado tu ombligo, y no fuiste lavada con agua, ni
frotada con sal; y poco después: y pasando cerca de ti te vi sucia en tu sangre, y te
dije como estuvieses en tu sangre; te dije, digo, vive en tu sangre. Y añade fuera de
alegoría: Y te hice crecer como la hierba del campo, Y volviendo de nuevo a la
41 Prov, 5, 15-19. Fray Luis omite palabras del texto bíblico sin anotarlo,
42 La edición de Salamanca añade un fragmento sobre otra idea. Las mujeres sin arreos son más her-
mosas. La edición del P. Merino no dice nada de esto, pero el P. Scio sí lo dice, quizá siguiendo la edición
de Salamanca que usó.
43 Thorim trae la Exposición, como dirá después.
intérprete antiguo traduce tórtola, sean cadenas muy delgadas de oro, otros pe-
queñas joyas insertadas varías en un hilo, otros pequeñas figuras de tórtolas he-
chas de oro o de plata con gracia. Recuerdo haber visto figuras muy antiguas
de mujeres, en cuyas cabezas había un tocado hecho a la costumbre griega, pe-
ro del filo del tocado en la parte del filo que toca las sienes tenían muchos hilos
que llegaban hasta las mejillas. El cual género de adorno no es solo muy anti-
guo, sino que deduzco fue usado antiguamente por las mujeres sirias y palesti-
nas porque los árabes, que en nuestro tiempo poseen el Africa, usan mucho de
esos hilos o cintas no solo en los capotes que hacen de lana y seda para librarse
de la lluvia, sino también en los turbantes de lino largos con los que rodean la
cabeza con muchas vueltas. Y es muy verosímil que estos tocados con los hilos
colgando en las orillas, acostumbrados a ser hechos de Uno no retorcido, las lle-
varan las mujeres más ricas y más nobles, o que en vez de ello usaranfinasca-
denillas de oro o también de menudas perlas insertas en el hilo en varias hile-
ras, a cuyo extremo se añadían las figurillas doradas y muy pequeñas de
tórtolas, y ese adorno se ha llamado por los hebreos Thorim muchos en núme-
ro. Cuando escribía estas cosas, aprendí de cierto árabe44, cuyo servicio usaba,
lo mismo que yo he descrito del adorno de la cabeza femenina conjeturándolo
de antiguas figurillas, o al menos es muy semejante al que ahora está en uso en-
tre las mujeres árabes, y es llamado por ellas en su lengua natal Húmal hazem.
Que hay una cinta de lino de ocho dedos de largo y tres de ancho pintada, y
por una punta lleva varias hileras de insertos con hilo o de circuidlos dorados o
de menudas perlas o de ambas cosas mezcladas, y que las mujeres árabes sue-
len superponer esa cinta a los demás cosas con que adornan la cabeza, y atarla
con un ceñido nudo, de arte que la fila de perlas que cuelgan de la cinta llegue
casi a las cejas y rodee la frente y las sienes. Y estas cosas sobre las tórtolas. Los
44 Parece ser que este árabe era compañero de prisión de fray Luis. Toda esta explicación no aparece
en la Exposición. Todo indica que nuestro autor escribió parte de este comentario en la cárcel, donde no
pudo tener manuscritos de su Explanación; una salvedad, el tiempo pasado de los verbos.
x8 TN C A P V T
figntficari,qu£ aute illa,aut qualia fint explicare no eft faci
k:Ná quidá Hebraícü TifiThor,quod vctus inter pres tur
tur vertit,catcnulas ex auro gtenues effe v oJíít quidá per-
cxiguas gcmas,pluresvnofiloinfcrtas,quidá figilla petexì
gua turturuex auro,argéto vefcitèfa&a.Memoriatcneo
íignafocminarü perátiqua vidiffe mc,quoru capiti inerat
mitra catterà adGrecü moré efficT:a,niii quod à mitre mar
gineyabea parte marginis,quaetcporaattingit fila perpl»
ra ducebatur,qu£ad genasvfq» pertinebát.Qupd ornarne
ti gcnus ño folu eft peratiquü,fed Palsefthinis id atqj Syris
foeminisolim ruiffevfitatü ex eo cÓijcio¿quod Arabesqui
noftra tepeftate Africa obtinét.plurimu vtutur i;s,ílue ñ-
lis,fiuelicijs,no folü Ìnpenulis,quas è lana,&: ferie o cófi-
ciütadimbresarc£dos,fed etia in tyaris lineisi praslon-
gis,quas multipliciflexucapiti circüdat.V erofimile aute
eít tiftha:c mitrae marginibusfilapendentia,è lino intorto
vulgofierifolita,dkiores verò,&: nobiliores focminas au
rea illa geftaue,aut $ illis vfas fuifie tcnuib9 ex auro catenu
Hs,aut margaritaruite tcnuiü,&:filoinfertarfi plurib9 ordì
tùbus,quoru ad extrema addita efient iìgilla turturum au
rea,Se perexigua,idq$ ornametum vocariHebraùs Dmn
Thorim multitudinis numero,Ha:c cü kribeba didici à
quodà Arabe,cuius vtebar opera idé quod ego coie&ura
ex antiquisfignisdefcripfì foeminei capitis ornamentai;
aut certe ila valdè fìmile,nunc in vfu elle Arabib* foemi-
nÌs,vocariqi ab illis patria lingua Humal hazé.Eife autem
vitta linea acu pida longà o d o digitos,latà tres:eiu$ ab al
tero margine duci plures ordinesfiloinfertorum, aut or-
biculoru aureorum, aut margaritaiu tenuiu, aut mixtim
vtrorumqjieà vitta ca*teris,quibu5 capita ornant,Árabes
foeminas fuperaddereiòkre,religareqiar£to nodo,itavt
margaritarü ordines illi,qui è vitta pédét ad cilia fere per
tineat,&;irótiatqiteporib9inuolitèt. Atq>hxcdc turtu-
ribus.
19 CANTAR DÉLOS CANTARES
quiero abrir el seno a la rosa más que a ti mi pecho. Y toda esta oración está
tomada de la común costumbre de las mujeres jóvenes, a las que es muy grato
el uso de las flores y las rosas. Y el manojuelo de mirra, que se dice, se ha de
entender preparado y hecho con pétalos y flores de mirra. Pues la mirra es un
árbol de tronco bajo nacido sobre todo en Arabia y Siria, cuyas flores y hojas
son de olor suave54. Sigue: Racimo de Copher mi amado a mí, de las viñas de
Engaddi Con el mismo sentido que lo anterior se dice esto, por más que la
misma geminación de semejanzas y repetición de la misma sentencia sirve pa-
ra declarar más la fuerza del amor, Pero es incierto qué sea Copher por lo que
el intérprete antiguo puso Cipro, qué sean las viñas de Engaddi, porque con la
antigüedad junto con las cosas mismas también se ha perdido el conocimiento
de muchos nombres. Y así, unos vierten una cosa y otros otra. El antiguo in-
térprete traduce Cipro. Y con el nombre de Cipro entiende el árbol que re-
cuerda Josefo, no la isla de Chipre, como algunos piensan; otros piensan que
es Carura; otros cierto linaje de palma. En la cual disensión es muy verosímil
la sentencia de los que quieren que Copher sea dicho por los hebreos ese árbol
de donde se saca el bálsamo, que es a manera de vid. Y ello es más creíble por
lo que se añade: De las viñas de Engaddi. Pues Engaddi es una ciudad junto al
mar muerto, como se escribe en el libro de los jueces55, en el cual lugar abun-
dan las vides que dan bálsamo, como dice Josefo en el cap, 26 del libro IV de
la cautividad judaica. A esto el esposo inmediatamente responde: !Oh cuan
hermosa eres, Amiga mía, oh cuan hermosa! En la contienda no solo se encien-
de el deseo de alabar, sino también el mismo amor se hace más crecido, y cuan-
tas más cosas se dicen entre sí estos cónyuges, tanto ansian decirse más. Y no se
satisfacen y, mirándose mutuamente al rostro, se le presenta siempre a cada
54 El P. Scio comenta: la mirrha es un árbol pequeño y espinoso, que se cría en la Arabia, en Egipto
y en la Judea, y que tiene la corteza roja (por tanto, no se puede hablar de pétalos). Haciendo incisiones en
elía, destila unas lágrimas o gotas olorosas, de que, espesadas y endurecidas, se pueden hacer Frasquitos y lle-
vados en el pecho para olor.
55 Aparece en Josué, 15, 62, no en Jueces
rafenfu^cfiàhaiedicütur^nifi quodipiafimìiitudinum.gé.
mimtio,& eiufdem fenteti& repetitio. adamoris. vihima
gis declarandàpertinet.Quid aute Copher iit,pro quo ve
tus interpres Cyprum potuit, quid vineae.Engaddi,incer-
tum fané, quando, vetuftatecumrebus ipfis, multo rum
etiamnominum cogniti© obliterataeft.ítaque aEj aliud..
Vetus interpres, CyprumvertÌt.Cypri autem nomine ar-
bore meam intelligìt,. cuius.meminit. loiephus nonCy-^
pruminfuiam7yt quidam arbitrantur:alij;Caphuram effe
putant :. alij, genus palmo; quoddam.,. Qua in diifenfio-
ne valdè eft veroúmilis. illorum fentenria, qui Copher
Hebrxis dici volunt id arbuftum,. è quo elìcitur baìfa-
mum .., quodeft vitifinuìe. Idquefit credibiliü&exeo,
quod additur./»"Vi/í«í £^<«/rf/.NamEngaddivrbs eft ad
mare mortuum,; vt inlibro Iud. fcribitur, quo in loco
vites quae ferunt baliamum maxime prouenire; lofe*
phus eá author«capitu-2.7 Jibrì.4-JudaicíE captiüitatis.Ad
haec iponfus è veftigio refpondet. Sccetuptdehm es amica
mea: tue tu ^«/ckmvCótentione noufolùm laudandi ftu-
dium accenditur,fedamor etiam ipfeaucHor efSeitur:
& quo plurahi camuges inter Ìè diCunt,eò plura dicere
auent.Neque fibHpfifatkfacium mutuoque inaipeétii
B i dcM
22 CANTAR DE LOS CANTARES
uno de ellos una figura más grata dei otro, y se admiran entre sí más cuanto
más se ven; de la cual admiración son estas cosas: ¡Oh cuan hermosa eres. Ami-
ga mía, oh cuan hermosa! No solo dice adornada hermosamente, como antes
decía, sino tú misma eres hermosa por ti y de manera natural. Y declara por
qué así le parece, diciendo: Tus ojos de paloma. Se acuerda lo primero de los
ojos, porque en ellos tenía principalmente la mirada de sus ojos dirigida y ten-
sa, y de las luces de ellos transportaba a sí dulce luz. Además, porque esta par-
te del cuerpo tiene gran importancia para la belleza en ambas partes, por eso
recuerda los ojos, o solo ellos o en primer lugar. Siendo los ojos torpes ningún
rostro por honesto agrada, pero hermosos y brillando ellos pueden mejorar
gratamente la forma. Y las palomas que recuerda no se han de tomar españolas
o italianas, que destacan poco ciertamente por la hermosura de los ojos, sino
que es tomada esta semejanza de las palomas que cría Siria o Palestina, cuyos
ojos se dice son hermosísimos tanto por la forma como por el brillo. Y la espo-
sa enseguida a él: !Ay, cuan hermoso, Amado mío, eres tú y cuan gracioso! "Le, reve-
la sus palabras, no ciertamente sin corolario, pues añade, y gracioso. La belleza
consiste en una forma apta de los miembros del cuerpo junto con cierta suavi-
dad del color, Y color y la belleza y la dulzura (pues todas estas cosas son signi-
ficadas con la palabra hebrea Nahim) no solo se ve en la forma de las partes, si-
no también en el movimiento y en la palabra y en el aspecto, cuidado, hábito
y, finalmente, en toda acción, y ello rectamente llámase armonía. Y son armo-
niosos y aptos y graciosos los que destacan en ello; por el contrario, los que ca-
recen de esto son no armoniosos, ineptos, insulsos. Y así como la belleza que
resulta de la apta forma de los miembros, si no está formada en esta armonía,
es totalmente insulsa; así cuando esta sal viene sobre ella, sucede que nada pue-
de ser hecho más sazonado que ella. Así, pues, el esposo destaca por ambas ala-
banzas, esto es, es perfecto y totalmente hermoso, y ello parece así a la esposa.
Lo que más declara lo que sigue: el nuestro lechoflorida,las vigas de nuestra casa
z2 T-mQuwvr
defixtvtriq; ab altero gratiorfertiper adiados f¡*ec¡6$y&
mt:miranttirq»e fé iauice magis,quamagi$ in fe ipil iiin
tuetunqua ex admiratioíieiftafunt. Eccttufwtekrus amica
mta^ccetufulchtAMo folùm inquir?pulchtè ornata, vma
te dicebà/ed tu ipfa p e c t e ^ tuafpòjatcpukhra.Et quare
fibiitaYideatui: declàrat àiccs&cutì tMcdxmfartmtMzmì-
mmedomin pamis,quiainilospraecipuèaciéip(e osai
loi?tmfnorüdke£a,&: inceatartìiìabebatr&ex illorum
luminibusdolceadfetransfercbat iumeru Adharcquia
ha?ccorporis pars magna n*offtét«m habet ad pukhiitui
dinéia vtfaquepartem5idcirco có^emotatocülos^el
foiùm^ei primñíEtemm;t urpito oCulispulìa quaui$ topi
nefta facies placet, pukhriautl,^ grate tòicantes ipfiper.
fé commedare forniam poifunt.CoIiimba:auté,quarym
meminitjfton Hi^anx,aut Itala? accipiédae fa»r,qua;par&
certe ocuì©rupukhntudLnepr£ftam,*fed quas-% riamai;
lalefthim alit colübas^ab i¡$feiilitiidoiftadtìcitm^|war^
eíTe dkútur formoftfsinii ocaii cuín fígy radium fplèdosc/
de cedro, nuestro techo de ciprés. No solo, dice, tú eres hermoso, sino también
nuestro lecho y toda nuestra casa toman prestado de tí la hermosura; y porque
son tuyas, me parece que todas florecen y son de oro; lo cual se tomó de la cos-
tumbre de hablar de los amantes, como todo lo demás. Aunque también en lo
que la esposa en este lugar habla del lecho y sus amenidad, representa el papel,
como se ve. Pues como la naturaleza engendró al varón para el ejercicio foren-
se y exterior, así entregó a la mujer la preocupación de los negocios domésti-
cos56; le dio un varón que muchas veces permaneciera a la intemperie, y que
soportara calores y fríos, anduviera caminos, soportara luchas tanto por asun-
tos privados como públicos. Y preparó la obra de la mujer para la diligencia
doméstica. Y así, entre otras cosas quiso que perteneciera a su preocupación el
tener la casa limpia y libre de suciedades, que los abacos estuvieran adornados,
los trklinios limpios, todo muy brillante y en primer lugar los lechos tendidos
muy hermosamente. Pues este cuidado induce a los varones a que quieran es-
tar y permanecer con gusto en casa. Aquella, de quien se habla en los Prover-
bios, 7, con la ostentación de su cuidado, invita al varón a morar juntamente
consigo. Y hasta ahora hemos perseguido el sonido de las palabras que dijimos,
y como si el asunto se desarrollara en escena dimos sus palabras a cada persona,
o mejor interpretamos que fueron dadas por Salomón; pero ya empecemos a
decir, con cuanta inteligencia y palabra nos conceda Dios, qué de escondido y
divino esté oculto bajo esas personas e imágenes de amores corporales. Pues es
cosa grande y muy por cima de las fuerzas del hombre y de tal modo que ape-
nas pueda entenderse, sino por los que la aprendieron de Dios, no tanto por la
palabra de algún doctor cuanto por la misma cosa y experiencia de suave amor,
en el número de los cuales confieso y me duelo de que yo no estoy5?, Pero el
56 Fragmento que no aparece en la Exposición, sacado ele La perfecta casada, porque quizá entonces la
escribiera, de hecho fue publicada en 1583.
57 Inciso personal de fray Luis que abre muchas perspectivas sobre su vida mística. Santa Teresa y
san Juan empiezan sus escritos con parecidas ideas: los tres son obligados a escribir, los tres piden protec-
ción divina, los tres se somanten ai parecer de la Iglesia (cfr. San Juan, Vida y obras completas, P. Crisógono
de Jesús, Madrid, BAC, 1955, 5a edición, p. 704).
Dios que nos indujo a esta voluntad o necesidad de escribir, ayudará, según es-
pero, a los que escriben para que enseñemos lo que tanto a él, a quien solo de-
seamos ser gratos, cuanto a la Santa Romana Iglesia, a la que deseamos gusten
todas nuestreas cosas, sean aceptadas como útiles. Y así bajo el auspicio de
Dios comencemos.
SEGUNDA EXPLANACIÓN
Veo que casi todos aprueban, que estos amores fingidos en estos personajes
declaran los amores del ánima justa y la imagen expresa de la vida espiritual,
digo, el amor de Dios con los suyos y a su vez las encendidas y animadas afi-
ciones de estos para con Dios; qué placeres se originan de una vida piadosa-
mente vivida, cuan dulces sean los coloquios de los buenos con Dios, cuan fa-
miliares los encuentros y todo lo demás por el estilo que pertenece a este tipo
de vida. Pero no todos están de acuerdo en si se explica aquí solo la manera in-
dividual de cada bueno o de todos los buenos en común, esto es, si en este
cantar se declara el amor de Dios para cada bueno en particular, o más bien
con toda la reunión y conjunto de los buenos, que con palabra griega se dice
Iglesia, aunque a mi parecer no hay causa de disensión: cuando ambas cosas
sean no solo verdaderas sino necesarias. Pues la razón del todo siempre viene
de las partes, y en la naturaleza misma cual es la descripción del universo tal
también la razón de cada una de sus partes, aunque en la proporción de cada
parte1. Por lo cual confesamos que en estos personajes hay una imagen no solo
de la Iglesia, sino también de cualquier hombre piadoso y fiel, se puede referir
aptamente este divino cantar a ambos tipos. Lo cual veo agradó a antiguos y
nobles escritores, cuyos vestigios sigo con gusto. Pero del mismo modo que
apruebo a éstos, así de ningún modo puedo aprobar a los que, al querer seguir
al mismo tiempo ambos tipos de interpretación y sentencia, no alcanzan nin-
guno de ellos, sino confunden y mezclan todo, y quieren que unas partes de
este cantar se refieran con propiedad a la Iglesia, interpretan otras como de los
hombres en particular, cuando por el contrario deberían insistir solo en un ti-
po de interpretación o seguir íntegramente ambos hasta el final sin interrum-
pir el hilo. Pues no puedo aducir ni pensar que una parte de este cantar cuadra
a la Iglesia sólo, que la otra parte conviene con propiedad a cada justo en par-
ticular, sino pienso que todo él se puede acomodar en verdad tanto a los parti-
culares como a todos en conjunto, y lo creo hecho por Dios, que como expre-
sara la imagen de su amor con nosotros en un personaje fingido y lo formase
con sentencias y palabras de cosas corpóreas conocidas por nosotros y lo ofre-
ciese a nuestra vista, viéndonos en él pensáramos tanto en la Iglesia, esto es, en
todos los buenos en comunidad, como propiamente en cada uno de ellos. Así,
pues, permanezca esto que no debe moverse, que en este cantar no solo se tra-
ta de ambos tipos, sino que todo él se refiere tanto a cada uno en particular
cuanto a todos en comunidad, y que yerran los que sin causa hacen particio-
nes en lo que es unitario e ininterrumpido. No tengo intención de escribir
ahora de ambos géneros. Me sería demasiado largo y muy molesto, cuando lle-
go a estos escritos, no como otros, por gusto o por voluntad, sino empujado
por cierta necesidad2. Así, pues, no trataré de ambas cosas sino seguiré solo lo
que se refiere a los particulares. Y lo seguiré de arte que demuestre que el
hombre amante de Dios es conducido y llevado a través de cada uno de los
grados de amor hasta el sumo amor; y los progresos que él hace en el amor y
el orden en que los hace, explicarlos en este librito por el mismo orden y ca-
mino y texto admirable de sentencias y cosas. Pues el que a muchos pareciera
que no están suficientemente trabadas entre sí las partes de este cantar, ni uni-
das por un determinado orden y vínculo, sino que consta todo él de diversos
2 Fray Luis publica este comentario en virtud de santa obediencia y por consejo de los amigos. Aquí
se niega a hacer el sentido anagògico, pero después lo hará en la tercera edición de este comentario.
trozos, como fue constatado por muchas sentencias amatorias que explicaban
los grandes misterios del amor divino, pero de ningún modo coherentes entre
sí por determinada cópula, ello yo lo juzgo falso y más lo juzgo cuanto consi-
dero más con atención cada cosa que aquí se dice. Lo primero, se dicen los ini-
cios y como la cuna del amor divino; después, los progresos e incrementos; al
final, se llega a hablar del supremo grado de amor. Y existe en todo el cantar y
en sus sentencias el orden que hay entre las cosas mismas. Pues no hay nada
que suceda a los que corren en esta especie de estadio de amor, o en las cárce-
les3, o cerca de las cárceles, o en las misma pista, o cuando se llegó a la meta,
que no se ponga aquí en su lugar. Y ello para demostrarlo así aporto muchas y
grandes causas, las cuales si ya las quisiese explicar todas, habría de recorrer e
interpretar casi todas las palabras de este cantar aquí al comienzo al iniciar la
interpretación, y haría el comentario exacto en el mismo vestíbulo del comen-
tario, lo cual sería muy absurdo. Por lo cual todo será explicado más conve-
nientemente en su lugar; ahora solo una cosa. Como en el ascenso del ánima
al amor de Dios haya tres grados, del último de los cuales cada uno puede lle-
gar al superior a través del mediano, y lleguen muchos; los cuales grados dis-
tinguieron ya antes y designaron con nombres propios santos varones y exper-
tos en estos amores4; pues al que está en el lugar ínfimo llamaron principiante;
cuando el mismo llega a los superiores, dijeron que tenía el grado de los apro-
vechados; y cuando llegó al supremo, lo colocaron en el grado de los perfectos
llamándole ya perfecto. Así, pues, siendo esto así, digo que todo este cantar
fue acomodado por Salomón según esta tripartita división de vida y grados;
y afirmo que aquellos tres grados, aun callando los nombres de ellos, sin em-
bargo en realidad y fuerza han sido puestos por él en este cantar. Los afectos
y palabras del que comienza a amar a Dios son descritos desde el cap. I hasta
la parte aquella del Cap, II: La voz de mi amado. De este lugar hasta el cap. V
donde se repiten aquí las mismas palabras, a saber: La voz de mi amado, todo
se declara en razón del amor del aprovechado. Y el resto del cantar hasta el fi-
nal es totalmente propio de los perfectos en el amor. Y así en estos tres luga-
res es triple el recuerdo de la hermosura de la esposa; y es celebrada tres veces
con alabanzas. Primero, con parquedad y solo por el esposo; después, con
más riqueza tanto por el esposo como por otros muchos; por último, efusiva
y copiosamente tanto por el esposo como por todos. De lo cual se entiende
qué grados de amor se describan aquí y qué diferencia hay entre ellos; se en-
seña cómo del primero se llegue al mediano, y de éste al supremo; y que la
demostración de esta cosa es el verdadero argumento de este libro; y a él se
refiere como a fin todo su texto y sentencias. Mirando nosotros principal-
mente al cualfin,dirigiremos hacia él con cuidado nuestra interpretación y
primero diremos los comienzos del amor de los que están en el primer e ínfi-
mo grado de amor, leyendo las palabras y casi los vestigios del Espíritu Santo,
cuyo inicio es éste: Béseme de besos de su boca. En la subida del alma a Dios,
como dijimos, hay tres grados, y cada uno de éstos contiene en sí varias y di-
versas partes. Es común a todos empezar por la llamada de Dios, pues si Dios
no nos llama olvidados del camino o lánguidos y sentados en el camino no
nos excita a recorrer el camino señalado y nos ayuda, ni podríamos desde el
principio empezar el camino de la justicia ni empezado proseguirlo después.
Así, pues, es necesario que seamos llamados por Dios los que todavía perma-
necemos en el pecado, para repeler de nosotros el nocivo torpor, y los que
tenemos avanzado algo en el bien para que arribemos a cosas superiores y
mejores. Los que han sido llamados y no taparon sus oídos a aquella voz,
luego comienzan a amar a Dios y gustan estar sólo con él. Y Dios primero
prueba este amor de ellos y ansia de él poniendo alguna cosa molesta y difícil.
Son muchos los que oyen la llamada y captados por el primer gusto de la dul-
zura celestial se encienden engañados en deseo y amor a Dios. Pero si sucede
que tengan algún trabajo por causa de la piedad o que soporten algo molesto,
se alejan del amor comenzado cambiando de parecer y son de los que Cristo5:
Los que están sobre piedra, éstos son los que reciben con gozo la palabra de Dios y
sucumben en tiempo de tentación. Así, pues, a los que Dios llama y de quienes
ve que es querido y amado, a ésos primero prueba, después una vez tentados y
probados los ama con favor, y obsequiando el deseo y la honesta y probable
voluntad de ellos, derrámase con gozo en sus ánimas, y él con el ilapso los ins-
truye con blandas palabras interiores y saludables, y los llena de cierto gozo y
placer enorme. Y con este ilapso y adoctrinamiento la mente humana se hace
mayor, y elevada así sobre su naturaleza, huye del cuerpo y es arrebatada toda
a Dios. Así, pues, con tales cosas, con la vocación de Dios, con el deseo del
ánima amante, con su prueba, con el ilapso interior y la palabra dulce y ama-
toria, y finalmente con el rapto o, como se dice con más significación con la
palabra griega, efcraciL, consta y se hace toda la forma de cada uno de los gra-
dos, que hemos dicho. Digo de cada uno de ellos, que nadie piense que de ellos
algunos son propios de los que están en el primer grado, otros pertenezcan a los
que han aprovechado o ya son perfectos. Pues todos caen en cada uno de los
grados, pero están con más fuerza y brillo en ios más superiores, sin embargo
todos se encuentran en cada uno, lo cual se ve claramente en este cantar. Co-
mo todo él esté dividido en tres partes, de las cuales cada una contiene la ex-
plicación de cada uno de los grados, todas estas cosas que dijimos, con las
cuales se abarca la manera de cada grado, se describe en cada parte cubierta
admirablemente en las voces y velos de las cosas corporales, y tres veces todas las
mismas cosas aunque con diversas palabras y amplificadas con más brillante
sentencia en una parte que en otra y exageradas más; sin embargo las mismas
cosas se repiten tres veces en este libro y nada fuera de ello se añade o recuerda.
Sigamos pues este hilo, más cierto que el cual o más fiel nada podremos usar
para recorrer las sinuosidades de este cantar cuasi laberinto y los sinuosos reco-
dos sin error, y apoyados en ello pongamos pie en estas mansiones, en cuyo
vestíbulo y primer umbral6 se nos presenta la imagen del ánima poco ha vuel-
ta al amor de Dios, y deseándole y afligiéndose por su deseo, y así diciendo:
Béseme de besos de su boca 7. Omitiendo el recuerdo de la vocación de Dios, y
su exposición, Salomón comenzó esta primera parte por el deseo del ánima
amante, lo cual hízo con razón y justicia. Pues la primera llamada con que el
hombre es llamado de la impiedad, no se hace al amante sino al enemigo y
hostil, ni somos llamados porque hicimos antes algo que fuese grato y acepta-
ble a Dios, sino por ei contrario más bien por que somos llamados y porque
recibida la luz celestial comenzamos a ver cuan caídos y versados estamos en
lugar peligroso, nosotros mismos reflexionamos y apartamos el pie de la im-
piedad, como fue escrito8: No como si nosotros hayamos amado a Dios, sino por-
que él nos amó primero, y de nuevo: Porque Dios nos amó primero. Así, pues, por-
que los que son llamados a la primera justicia todavía no son justos o aman a
Dios, sino que son llamados a ello para que dejen de ser injustos y comiencen a
amar verdaderamente y de corazón, por tanto no conviene que en un cantar,
que es todo amatorio y que fue hecho y preparado para explicar los mutuos
sentidos de Dios y del hombre amantes entre sí, se recordase lo que se refiere
propiamente a los que son enemigos de Dios 9 . Si ello hubiese sido hecho por
6 Estas palabras recuerdan la terminología usada por santa Teresa para escribir Las Moradas.
7 Fray Luis ha resumido en Amado todo lo que en ei Cantar se dice sobre las frases amorosas de los
amadores de Cristo y que él ya comentó aquí (cfr. Onís, III, 145-148).
8 I Jn, 4, 10 y 19.
9 También san Juan olvida la purgación de los pecados; se limita a considerar las imperfecciones na-
cidas de los pecados, sobre los que hay que purificarse.
Salomón, también había de poner y fingir con palabras el hombre, cuantos así
se llaman, de ánímo apartado de Dios y dirigido y fijo en la tierra, Y este libro
abarcaría no tanto el epitalamio del alma casada con Dios, cuanto la reconci-
liación del amor herido y violado10. Por lo cual aquella primera vocación de
Dios no debía deducirse de aquí en absoluto, sino de los otros libros escritos
por Salomón y que precedieron en orden a este cantar. Los cuales libros todos,
me refiero a los de los Proverbios y Eclesiastés, versan en especial sobre esta ma-
nera de llamada y doctrina, y tratan sobre todo de apartar, unas veces con con-
sejos, otras con amenazas y miedos, a los hombres de la vida pecaminosa a la
honesta. Y en el mismo comienzo del libro de los Proverbios11, o poco después
del comienzo, aparece la divina sabiduría recorriendo todos los lugares de la
ciudad y mirando desde un lugar elevado y clamando con voz fuerte, y así di-
ciendo; Escuchad simples la astucia y advertidlo ignorantes. A esto enviando sier-
vas que les digan con sus palabras: El que es simple, venga acá; al que no tiene
sentido, hablo. Venid, comed mi pan y bebed mi vino, que he mezclado; dejaos de
simplezas y viviréis, y andad por la senda de la inteligencia. Pues los que obede-
cieron a estas palabras y exhortaciones, y los que se volvieron del camino del
error iniciado apartando sus pies hacia la casa de la sabiduría, y se hicieron
amadores de su hermosura; ésos instruidos ya bastante por los preceptos y
consejos, apartan de sí aquellos libros y se confían para que Salomón los lleve
con este cantar por el Itabirio y el Líbano y por los mirtos del Carmelo hasta
Jerusalén, esto es, por todos los grados del amor a la misma cumbre del amor.
Y así como este cantar sigue aquellos libros, así lo que fue hecho ya en aquellos
libros no lo repite aquí Salomón sino esto supuesto se acerca a lo que quedaba
por hacer y toma al hombre ya bastante enseñado por sus escritos anteriores y
10 Para fray Luís los principiantes ya han abandonado el pecado hace tiempo y están dentro de un ca-
mino purifkador.
11 Prov. 8, 5.
3o IN C A PV T
dus etiam ab eodem eífet,ac verbisfingcndushomo, qua
les funt qui vocantur,animo àDco auerfo , & in terram
pronOjarqiiedefíxo.Cótineretquehiciibernontamani'
mx Deo nuptx€pithalaraium,quani la:íl,&; violati amo-
ris recondiiationem.Quarc illa Dei prima vocatio,om-
ninò hic inferenda non fuk,fed ex alijs, qui à Solomone
confcripti funt,librÌs,quiquehoccarmen ordine prxcc-
dunt fomenda.Qui profe&ò libri toti,Prouerbiorum, &c
Eceleílafta; libros dico^nhacvocationis ratione, atquc
do ¿Irina multimi verfanturridque maxime agunt,vt par-
tim momtis,partim mini^arque terroribus nomines à ria
- gitiofa vita reuooent ad honeftam. Itaque in ipfo libri Pro
uerbìoruiiì initio, autpaulòpoli initium diuina induci-
tur fapiencia,omnÌa vrbis loca obiens:atque è loco edito
iiìtenta,& exaudí bili voce clamitans,itaq; dicens. Intelli-
giteparuuliaftutiamJ&: iniìpiétesanimaduertitcAd hsec
anciliàs mittens,qua: fuis verbis illis dicant.Si quis eft par
frou*$l uuluSjVeniat ad me:&: infipientibus locuta eft. Venite, co
inedite pancmmeum,&; bibite vinum, quod mifcui vo-
bis^elinquiteinfantiam, &: viuite, & ambulate per vias
prudentise.His igirur vocibus,&; hortatibus quiparuerüt,
qui4- ab erroris itincre,quod inftitueranr,pedes retrahen
tes fuos in domicilium fapientias fé cótulerunt>& pulchri
tudinis illmsamatoresfa&ifuntxosprxceptis iam, atq ;
monitis fatis inftru&os ab fé dimittuntilli libri : tradunt-
que Salomoni per Itabirium,atque Libanü,perq,- Carme
li myrteta ad lerofolymam vfque, id eft, per amoris gra-
úu$ omnes ad culmen ipfum amoris hoc carmine perda
cendos. Atque quemadmodum hoc carmen libros il-
los fequiturrira quodiliis inlibris perfe&umiam eft, hìc
haud repetit Solomon,fed co pofito ad ea, qua; fibi per-
iìcienda reftabant progreditur : aifuaikque hominem
iam è fuperioribus fuis fcriptis iàtis cdoduni, 5¿ ad
"~ Deum
31 CANTAR DÉLOS CANTARES
vuelto a Dios, esto es, al hombre llamado ya por Dios y hecho de pecador jus-
to; y comienza a explicar cuál será en adelante la forma de vida del tal hombre
o cuáles los caminos del amor, no como hablando de otro, sino poniendo a
hablar bajo un personaje fingido al que fue llamado y, porque presto sigue la
llamada, aspirando y anhelando a Dios, del cual ya había recibido algún gusto
en la misma llamada. Cuando digo vocación, quiero que se entienda que es la
que se hace en el interior del ánimo; la cual se realiza toda por infusión de la
luz divina y por el sentido del placer celestial. Pues Dios a los que llama, los
llama porque emite su luz en sus mentes y hace, como está escrito, que la luz
resplandezca en las tinieblas; y porque les da algún gusto de sí, con el cual se
hace que comience a serles dulce y deseable lo que antes no admitían no solo
en el paladar, sino ni siquiera de vista. Pero oigamos qué dice ya el alma ali-
mentada con esta gota de dulzura y placer: Béseme de besos de su boca11. Dice,
he condenado mis aficiones anteriores; confieso que he amado en vano y sin
causa todo lo que antes de ahora he amado; digo que he juzgado engañada por
el error lo que he juzgado como suave o dulce en la vida; he perdido todo el
sentido de los primeros amores con el gusto de los verdaderos bienes y sobre
todo de tu dulcísimo amor; ya los abomino, los detesto con hastío. Cuanto
dista la sombra de la verdad o, mejor, cuanta diferencia hay entre lo dulce y lo
amargo, tanto tus bienes atestiguan contra aquellos bienes13. Aquéllos, seme-
jantes al vino, traen ciertos gozos vanos y esperanzas falaces y alegría vana, y
vuelven ebrios y dementes a los que se dan a ellos, aquellos bienes caducos
son torpes, miserables, pero tus pechos y tus amores suavísimos; tus promesas y
14 De los deleites de los principiantes habla san Juan en su Noche oscura (Obras, 620-21),
;t IN CAPVT
miiTa tua,&: ea quae ex te funt bona, vera, ¡eterna, glorio-
iajplcnaìiEtitì^plenahoneftilsimai.voluptatis. Haec foia
appeto^folaque bona efie duco.Horuniquoníam quadá
cxparre,compos erje&aftim, quoniamqiieexrurpi vita*
éc meretrìciaabs te erepta, magnoque abs te eo,dem in
pretto habita.fpan fa tua efiecoepi, iamin thaiamum tuü
introfern ardentifsimè cupio,idqùe vnum fufpirp. Nam
quse ha&enus abs te accepi,ea non tam cupiditatem mea
expleuerunt, quàm indtarunt .&; auxerunt deflderium.
Quo cnim plura extchaurlo,eoadtemagisiìtio.Confìr
ma igitur quod in rae operams es:tuum beneficium,atq;
munus amplifkaipofsim te praeièstcm prasfcnsamplefti;
fas miai fit dató tuo ex ote legere £an&ifsimum illum fpi
xitum,cuKìs iam nonnullam pattern accepi, cuius com-
munione viuo &: fpiro,cuius veìprirnus guftus tam dul-
cís mihifuit,vtprseeiu$ dulcedine veHpfumvinü,quod
hominis cor letificate maxime dicitur, hoc eft, vniuerfa
ipfa mortalium itudia,& quìdquid terjreni,ac falfi nomi-
nes pro fuaui3ac dulci habent,iòrdere mihi, oc putereia
inripiat.Porrò nonfinecaufa Solomon inipfo fermonis*
esordio tam mukus eft in virù7vberum,ofculorum,amo*
rum,id eñVerum,qiábus voluptas5&dulcedo fìgnificatur
commemoratione.Namcftictineiptentium, de quibus
nunc agitur,proprium,vt in ipfo fuse ad Deum conueriio
nis initio^oliiquefcant voluptate toti, vt potè qui affi eia
turdulcedìnis quodam genere maxime confpicuojatquc
lenfibilt Se ad corpus ipfum non fohìm ad animum perti^
«ente.EtenimeatanquamcfcacapiuJituràDeo,captiq;
aluntureo vfquequoad teucraillorum vis, &¿ quafi in-
fans virtusfeniìm adelefcens,ac vinhus auétamaioribus
foiidioris cibi reddatur capax.Eft eakn iitispaftusisom
niumconuenientifsimus,¿¿aptiísin*ias. Nam nomines
corporcis voluptatàbus dediti., «cüqucdiu, acmultum
aíTue-
33 CANTAR DÉLOS CANTARES
15 Salmo 33.
16 Mat. 11.
17 Salmo 30.
18 Salmo 35.
19 Es el signo de la imperfección de su amor. Pero es necesario para aficionar al alma a la virtud y qui-
tarle el sabor de las cosas terrenas.
20 3 Reyes, 19.
21 Salmo 18, 2-3. Punto clave en la mística luisìana: ver a Dios en las criaturas, como principio de es-
piritualización; punto que también recoge san Juan {Obras, 718).
U IN QWPVr
fed cria cuintcliigituryoluptateipfum *rrkit,dü vidcli<ct
ex omni naturafluétesfux diuinitatis ipecies,atq; ilgnifi
cationes nobis odorandas obijcit.Qdor nàq; ,vt in ijs re-
bus,quibus proprièineft,ficad diurna tmnflatus^noana-
turam ipfam Dei fignificanfed iiiuftria cius natura: %na#
fiuemnamrisxemmexprefla,fiueextàriain facris litcris*
Attamen quàuis Dei natura odor nò ík» tame ifto odo-
re teftatur Deus fé no proculabefle à nobis Qux.antehic
odoris nomine iìgnificatur indi eia aduentátis,aut preTen
#.K^.rp tisDei,eainlibris Regü,ventorum,&:procella;,'atqueig-
nis nominibus declaratur,cu Deus fcribitur vifus in mori
te Oreb ab Helia propheta,quorum nomina fingukfuas
hábent,& arcanas ílgnificationes,de quibus alias fonane
dicemus.G/f» effufum nome f»a.Rcctifsimè Deus oleù effu
fum nominatur,quointdligaturei* natura?feper omnia
difFundétispoteftaSjatqsvis.EtenimiìjVt modo diceba,
odoris nomen in Deo,no tam natura X>ci ilgnjficat, qua
eius naturas ílgnificationes>& indicia nos illius admonc-
tia,$¿ nonlongè ànobis abeííe ipfum teítantiajCÓfequé*
cft Deurn,qui tot iìgna fui in omni natura imprefieri^ve
rifsimè non odoratum modo,fed odorem ipfum, acque
adco erlfufumodorem appellarÌ.Non enim pofiumus pe
dem ponere,niíi ìnaliquo illius vcitigk^quidquid intuea
mur,quocunque conuertamus nos , ccrtatim ex omni
parte conrluunt,&in oculos noftrosincurrunt varice, ac
multiplices diuinitatis fpecies:quae nos commouent, 3£
nififìmuspianeftupidiaccendunt amore Dei fìcut ieri*
ff*U 18. ptu eft.Cceli enarrant gloriam Dei,& opera manuu ciu*
annuntiatfirmamentúiDiesdiei erucìat verbum, &c no*
nodi indicat ícientiam.Nec (blu in iliuftribus iliis,&: eter
nis natura? partibus cxlum dico,&ftellarumlucentes gip
bos clara ípecies diuinitatis elucet,ftd etia inijs naturis
qu«üifima:oniJiium,atqüe delpediísimaí habentur, in
-::"""~'^: "" "~ terra,
35 CANTAR DE LOS CANTARES
Sigue: Por eso las doncellas te amaron 22. La palabra hebrea Halma significa
doncella nubil y desconocedora de varón, y se toma este nombre de ocultar,
pues Halam es ocultar para los hebreos. Así, pues, Halma significa doncella,
si seguimos là realidad; si seguimos la etimología, lo que está escondido y
oculto de arte que no sea patente a los usos de los hombres pero ni siquiera a
los ojos. Así, pues, de estas significaciones, a saber, de lo que el mismo nom-
bre significa y de la misma notación del nombre (después quizá en momento
más oportuno hablaremos de que se suelen tomar de ambas cosas traslados de
semejanza en las Sagradas Letras, y de que este género de metáfora es muy
propio de estas letras). Así, pues, según estas dos maneras creo que con este
nombre se declaran los dos géneros de mentes piadosas más sagaces para oler
a Dios, por las señales y vestigios que dijimos. Pues de la misma manera que
no todos los cuerpos tienen el mismo sentido, sino diverso según la constitu-
ción del cuerpo o según la diversa manera de vivir; unos tienen el sentido del
olfato obtuso y embotado, otros sagaz y perspicaz, así son diversas las clases de
mentes y ánimos, y con las mismas cosas unos alcanzan poco, otros mucho.
Así, pues, son sagaces y destacados en esta facultad de sentir y percibir el divi-
no olor esparcido por todas las regiones del cielo y de la tierra: lo primero, las
mentes de aquéllos que, puras al modo de doncellas nubiles e íntegras y per-
maneciendo estables en el bien de la justicia tomado al principio, no contraje-
ron ninguna mancha mayor por el cotidiano contacto con los hombres; des-
pués, los que de entre ellos se libraron alfinde los vicios por los que estaban
oprimidos en algún tiempo, y no solo se entregaron a la buena virtud, sino
también se refugiaron en el puerto del descanso muy separado de la frecuencia
23 Fray Luis da a entender que la visión de la naturaleza no es externa y superficial, sino que el alma
ve el mundo reflejado en su propio espíritu. No necesita el alma salir fuera.
*
24 Esta idea recuerda a la música callada de san Juan, que es inteligencia sosegada y quieta, sin ruido
de voces, en que se goza la suavidad de la música y la quietud del silencio (Obras, 745).
25 En el texto latino se comenta el significado del verbo trabere. Fray Luis en In Canticum Moysis ex-
positio comenta también este pasaje {Opera, I, 26).
26 Oseas, 11,4.
27 Jeremías, 3 1 , 3 . Las citas de fray Luis son inexactas en cuanto a la materialidad de las palabras, no
en el significado.
felicidad celeste, Dios nos dará fuerzas abundantes, como fue escrito: El cual
nos dará el querer y el hacer según su beneplàcito^; sin embargo, así como no to-
dos se comportan de la misma manera en cuanto a piedad, ni todos hacen los
mismos progresos en la virtud, así no todos buscan lo mismo. Los que perma-
necen hundidos en el cieno de los pecados y la carne, éstos pidan no solo que
el óbito y la defunción del recto oficio, sino también que la misma voluntad
oficiosa de afrontar los peligros y obrar rectamente le sea dada por Dios, no
solo para que sean salvos, sino también para que quieran ser sabios alguna vez
y de corazón, porque en ambas cosas están mal, en obrar rectamente y en la
honesta voluntad de obrar rectamente (cuando digo obra recta y honesta vo-
luntad, entiendo la que merece para la vida feliz); así, pues, los que son tales
pídanla si pueden, pues Dios ha de concederles el que puedan pedirla con afi-
ción y ardor. Mas los cuales, librados del yugo del pecado, aman ya a Dios con
afición, pero, aunque aman, este su amor es impedido por diversas y frecuen-
tes preocupaciones y dificultades de arte que, lo que tiene bien aprendido en
el ánimo, que están para Dios, apenas pueden conseguirlo y alcanzarlo en rea-
lidad esforzándose con remos y velas2?. En el cual género se han de poner los
que hemos llamado principiantes, y cuyas palabras y sentidos se contienen y se
explican en este capítulo (pues por la costumbre y vida anterior permanecen
muchos impedimentos en su carne y sentidos para avanzar en el amor, muchos
enemigos interiores y feroces, que obstaculizan y devastan los muchos como
caminos de las acciones honestas, y los vínculos estrechísimos de los parientes y
amigos puestos por los domésticos que, aunque sin querer y deseando rom-
per con todo ello, sin embargo los enredan de diversas maneras y los retienen
enredados). Así, pues, los tales son prontos de espíritu pero débiles de carne,
y dicen con Pablo, quiero querer pero no acabo de hacer; no quieren tanto ser
28 Filipenses, 2, 13.
29 Metáfora latina adoptada por fray Luis y usada también en la oda a Santiago: «torna buscando a
Cristo a remo y vela» {Obras, II, 786).
$8 / N C'A P VT
ftem falutem modo,&fcelicitatcm pertinentes,vires no
bis Deus,& copias fuppeditet,ficut fcriptu m cft. Qui dat
AàWtLu nobis,& velie ¿¿perficere'pro fua bonavoluntate:tamen
quemadmodü no omnes fé habét code erga pietaté mo
do,neq; eofdcin virtute progreiiiisfaciut omnesfieno
petut omnes eadé.Qui in peccatorú>tq; carnis cceno de
fixi hserétjij pctant nò folüvt redi offici j obitusatquedc
fundio/edetiávt ipfaredè obeudi,redeq; agédiofficioià
volutas íibi deturàDeo,nÓfoluvtfaluirnit,iedetiamvt
fefaluos aiiquando tandem verè,&: ex animo velintiquo
niam in vtioque infirmi funt,& in reciefado,6¿ in redé
faciédi honefta volutate(redè fadum, honeftamque vo-
luntatemcumdicoeamintclligo in quamcritüeít bea-
tas vitx)itaque quihuiufmodi funt ea petant fi poífunt: na
idipfum vtpetere ftudÌofè,&ardenter pofsint eftillis à
Deo tribuendum. Qui vero a peccati iugo liberati Deum
iam ftudiofè amantjfedquamuisamamvs eorumamor
varijSj&crebriscuriSj&difficultatibusimpeditur, ita ve
quod animo fatis comprehenfum habent, ad Deum fi-
bi eiTe, &: velis,&; remis còtendendum re ipfa prarftare,at *
que exequi vix pofsint.In quo genere ponendi funtij,
quos incipientes vocamus,6¿ quorum voces,atque fen-
fus hoc capite contineri, atque explican iam diximus
(multa enim ex priore confuetudine, atque vita ad pro-
grediendum in amore impedimenta in eorum carne, at-
que fenfibus remanent: multi interiores, atque immites
hoftes,quihoncftarumadionum tanquam itinera obfi-
dent&infcftant plurima,eaque ardilsima à cognatis, ab
amicis à domeft ìcis inieda vincula,quse illos quamuis in-
uitos,& ea omnia abrumperecupientes,varijs tamen mo
dis implicatos,& irretitos detinent. ) Igitur qui tales funt
fpirituprompti, carne autem infirmi: quique cumPau*
lo dicuntjvelle adiacetmihi,perficere autem non inue-
niof
39 CANTAR DE LOS CANTARES
llevados a amar a Dios, puesto que al cual ya lo siguen con encendido amor
por la facultad recibida del mismo Dios de amarle, cuanto oran y piden con
todos los votos que Dice disuelva aquellos impedimentos con los cuales su ca-
rrera hacia Dios se retardaba, aquellos apretados lazos, y les dé fuerzas a ellos
lánguidos y todavía poco firmes, y la voz de éstos es ésta: Llévame.
Se sigue: Metióme el rey en sus retretes. Aquí somos enseñados cuál y cuánta
sea la fe de los que ya aman a Dios. Pues ellos así como están en caridad de ar-
te que digan ser deseosos de estar siempre junto a Dios: Béseme de besos de su
boca, así están en la fe de forma que afirmen: Metióme el rey en sus retretes. Ello
significa que tienen una fe tan firme en la verdad y bondad de Dios que, ni ro-
tos por la adversidades, ni cansados por la tardanza de los tiempos, ni conmo-
vidos por las voces de los impíos los cuales se mofan mucho y muchas veces
de la esperanza y aficiones de los buenos nunca pierden el ánimo y no dudan
30 Esta actitud del justo puede ser aplicable a fray Luis en el trance de su cárcel. Fray Luis parece ha-
blar en primera persona.
ép-INCjPV'T
tum,6£fotpèin honorum iludía, arque fpes cauillantur
animum vnquam defpondeant : nec vero dubitent quin
adoptatos, &fpe"perceptos peruenturiiìnt complexus
De^magnafque exeOj&vtilitateSj&voluptates percep-
mri.Non enim fi cun&aturinterdum Deus^ddrco perpe
tuo fuos negligittneque fi vocatus non ftatim fauftus, &C
;
àlutaris nobis adeft,ideò cenfendus eft cótempiìfle nos,
«ut non exaudiiTc.Neque illiprofe&ò quorum erga Deü
iades acris,& ardens eit,quia illu faepè vocaru-nt, fsepeque
íuas preces fuderunt coram illo,precum autem & lachry
marum fuarum nullum adhuc frudum retulerunr > idcir-
co defiftuntà precando,ipfapotiàs dilationeaccendun-
turmagiSjtantumque abfuntab eo,vt aut fpem abrjciant
aut animo cócidant,vt ficut ignis vètorum flabris paula-
tim accenfus,ad extremum fiammarum ingentes globos
voluitjílc illorü fides ipfís difncultatibus^atq; ipfa Dei ta-
quam cundatione íeníim auda,atque crefcens in eum ta
dem modum ipforum ánimos affíciat, vtfxpè id quod
íperat,bonüpro adepto habeant:fpeque quàm re non fe
cus Ixti dicere non dubitét-Jntroduxit me Rexin cellariafua.
Idque adiungant quod fequitur. Re6it iilignm te. quafi ita
dicétes.Idcircoamaris?atque diligeris,quiatametfi dirfe
ras intcrdum,nunquá tamen fruftraris vota tuorumàmò,
verum fi dicimus,ne difters quidem,fed cum maxime no
ftri oblitus videris,tunc ad benefaciédum obferuas, &: ad
opíruladum nobis,quod maxime opportunum ík, atque
aptum tempus,acfiminus citò quamipfi cupimus,atnü
quarti non eo tempore , quonoscupereoportetpropi-
tius,S¿ falutaris ades.Qupd il huius fidei rerum aduerfarü
contentione audse exemplü aliquod in fan&is viris quae
rimuSjillud certe Dauidicum perilluftreeft.Is enim cum
tantum abeflet ab eo quod illi pollicitus fuerat Deus tutu
rum , vtludxorum populis imperaret, vtregís inimi-
cifsi-
41 CANTAR DÉLOS CANTARES
careciendo de la misma tierra natal estuviera en peligro de vida todos los días,
no solo de los demás bienes, y fuera según confesión propia muy desgraciado y
afligido, no desfalleció, tuvo fe en Dios de forma que en el mismo tiempo en
que se veía y se predecía muy oprimido por la multitud y grandeza de los ma-
les, no dudara de que se le prometía el reino y de llamar vanos y engañosos a
los que negaban pudiese mejorarse su fortuna y así, escribió de su fuga y espe-
ranza: Creí, por esto hablé, mas yo he sido sumamente abatido, yo dije en mi ena-
jenamiento, todo hombre es mentiroso*1. Cuando dice que, abandonando la pa-
tria, les parecía a otros que se les cerraba toda entrada a mejor fortuna y que
perdía toda buena esperanza de forma que decían estaba acabado, dije, todo
hombre es mentiroso: ellos ciertamente pueden mentir y mienten en verdad,
pero tus promesas permanecerán ratificadas y firmes. Metióme el rey en sus re-
tretes. Pero preguntará alguien ¿cuáles son estos retretes^ a los que el Señor in-
troducirá a las mentes piadosas? Aquí, aunque no es necesario que convengan
todas las partes semejantes entre sí, sin embargo diremos rectamente que con
retretes se significan las cosas en las que Dios se exhibe en visión y contempla-
ción, por alguna razón más ilustre. Y omitiendo el templo celestial, que es el
propio domicilio de Dios, pues es lo más íntimamente secreto, en el cual los
introducidos no ven cierta imagen de Dios, sino a Dios mismo cual es; pero
omitiendo esto, porque a ello nadie tiene entrada en esta vida, hay tres res-
tantes retretes y tres santuarios donde, mientras aquí se vive, suelen ser intro-
ducidos por Dios los principiantes para tomar gozo de él. Digo principian-
tes, pues los que ya son más robustos y perfectos, depuesto a veces todo el
sentido del cuerpo, recorren con la mente ciertos lugares más altos y más llenos
de la luz inteligible y celestial. Así, pues, los menores suelen estar dentro y ser
33 Interesa mucho esta clasificación de fray Luis para conocer al autor personalmente y conocer la al-
tura de su idea y experiencia místicas. Fray Luís ha recorrido y es discípulo aventajado en estas tres fases ini-
ciales de espiritualización. Según muchos Padres, con san Jerónimo, por cámara del rey se entiende el senti-
do ínimo y espiritual de las Sagradas Escrituras de ambos Testamentos, a donde introdujo Dios a la esposa;
con la diferencia, que por Moisés introdujo a la Iglesia como en los atrios del tabernáculo, pero por Jesu-
cristo la entró en el Sancta sanctorum, según dice el P. Scio.
34 Repasemos !a oda À Felipe Ruiz, para ver la misma ansia de ver y contemplar toda la creación. Allí
también se habla de los elementos {terremotos, aire, mareas, estaciones, lluvias, tormentas), el movimiento
de las estrellas, sol, cielo, noche serena (Obras, II, 763-65). Y lo que dice fray Luis znjob: «Todo aqueste
discurso es una relación por menudo de las obras naturales que hbo Dios, que el hombre no entiende, co-
menzando de las más altas y viniendo a las bajas, y de las generales a las más particulares y propias, arguyen-
do siempre secretamente que quien no sabe esto que trata y se viene cada días a los ojos, menos entenderá
los consejos que tiene cerrados Dios en su pecho» {Ibid., II, 619).
35 La vida y obra de fray Luis dan testimonio de este conocimiento bíblico. El agustino defiende la
importancia y autoridad de la Biblia en la dedicatoria de Los Nombres de Cristo (cfr. Onís, 1,4-15).
4* IN CA PVT
no res ver fari folent intcriùs,&iuciiridècum Deo ab ip-
fo intromifsi:primùrn4d rerum natura? infpe&ione, deht
de ad cognitionem fui ipforum:pottremò ad earum rem
contemplai ionem,qua$Chriir.iana difciplina>ac literas co
tinent.In primo genere elementorum vires*, temporum
vices,ortufquc,atqi akus animantium,caeliquc in primis
atque fydenimipec̣S,atque motus continentur rati, at-
^uecoaftantes:alterumconftatexcorporis, atq; animi,
6¿corumpartiumomnium,6¿£arum íingularum muñe
TÌS &C officij,tufii<etiam ¡ex fumami boni cognkione:ad ter
duna atque poitremum pertinent legis Dei,non eius mo
•do quiE natura indita, atque innata eft hominum menti-
bus,fed illius potiùs;qua; facrislitcris traditur, &:rerum à
Deo hominunl caufageítaram, quarumhiftoria eifdem
in litcris contineíur,infpecÍ:ioíie)5¿ intelkgétia.His nam«
que in adytis,=6¿tanquampenctralibus dotrmis Dei(pene-
tralibus inquam,nam etfiharum rer*im nonnulla; oculis,
Oc feniìbus fu bietta; noftxis^in primo limine huius,de quo
agimusdomicilij, inque ipfoeius veftibuio eiTevidean-
iair,tamcnr^.ipiaita<abditjeíunt,kaquefun£ diffícües ad
intelligendum,quomodo quidem àpijs kommibus intel
ligunxur,vt opus lira Deo intromittinos^atq, duci, quo
fru&um aliqueaji ^x earum infpe&ione capiamus. ) His
dtaq,- in cubilibusincredibiledi¿tu eft pij homines, quor,
&c quantas voluptates percipianr,vt.gaudeant,vt fermo-
nes familiares cu Deo conferant,vt erudiaisturab eodem
ipfo,vt deniq; in eius dulci fceliciq¿ cóplexu acquiefeàt.
Quainre vel vnus Dauid,qucmca&lcftisipirita*s per om-
nia diurni domicili) quamuis interiora locapcrduxit, tc-
itis cit fatis locuples¿iam4e ipedabili cadi, rmxruüq,- ípe-
cie,reninaqi natura? Oc ^^arJetatey&admirabilitate, vigefi-
anumprimum,Á:.centefimum textium Pfaknos fcripiìt.
Humana? \^ròjuatura;pra;itantiainbreui^uidem illo/ed
jnagnk
.43 CANTAR DE LOS CANTARES
porque en el amor a Dios eran muy rudos y novicios, ¿por cuántos y tan varia-
dos modos fueron inducidos a rendir culto a Dios de corazón y a amarle?
¿qué multíplice preocupación tuvo Dios de ellos? ¿Cuántos caminos les abrió
para que pudiesen como entrar en el amor? Lo primero, los pasó incólumes
sin naves por el mar Rojo y sumergió en el mismo mar a las ingentes tropas de
egipcios que los perseguían. Después, precediendo sus grandes campamentos
en el desierto con fuego en la noche, a veces con humo y nube, y desorienta-
dos, les sirvió de guía. Los alimentó durante cuarenta años con comida celes-
tial y suavísima; y lo que parece superar la fe, en todo ese tiempo no permitió
que se consumieran sus vestidos y su edad. Además de esto, en un lugar aridí-
simo y muy estéril e incluso de una roca sacó gran fuerza de agua, para que la
usaran. Por último, él mismo hizo que el monte Sinai temblara y que la cum-
bre del monte pareciera arder con fuegos; y que el mismo Dios fue oído abier-
tamente por todos hablar dando leyes justísimas. Y después que aquéllos fue-
ron llevados a la tierra prometida a ellos y hechos más observantes del deber,
Dios todas las formas de su providencia con aquel pueblo como reunió y
contrajo en un solo lugar, al cual quiso que convergieran desde toda la pro-
vincia todos, ya quisieran sacrificar ya consultarle en las cosas dudosas. Y
cuando se compara el estado de aquel pueblo con el nuestro, esto es, con la
ley evangélica, se han de considerar ellos niños y débiles, como escribe Pa-
blo36, mientras nosotros hombres de edad firme en lo que se refiere al conoci-
miento y amor de Dios, ¿con cuántas más pocas ceremonias que ellos somos
invitados a la piedad o con cuántas menos leyes somos enseñados o con cuán-
tos menos ritos somos educados? Y nosotros ¿con cuánto más simple y veraz
y más único amor nos dedicaremos a Dios y nos apegaremos a él, cuando
arrastrados a la perfecta virtud fuéremos recibidos en aquella ciudad, de la
que Juan escribe37, edificada con oro y joyas y feliz por todas partes, pero tan
36 Gálatas, 4, 3-4.
37 Apoc, 21, 22.
44 J N C J PV T
ad AEgyptum:quoniamque inamando Deum erant pi a
néYudes,atque tyrones,quot &: quam varijs modis indù
&i funt ad id,vt colere Deum ex animo, atque amare vel
lent?qnamillis Deusexhibuir eurammiüriplicem ? quot
patefecit aditus,quibus tanquam intrate in amorem po£
fent?J^imùm per mare rubrum iìneratìbus,incolumes il
los mnfuexitjAEgypriorumq; ingentes copias, quseip-
fosìnfequebantur eodemfummerfit mari.Deindc no&ix
flamma,interàìurumo,ac nube,eontm caftraprascedens
vafta <eremo,atq; inula pro duce illis fuitJìofdemper con
tlnuos quadragintaannos cadetti ahiit, atq; fuauifsìmo ci
bo:&quodfidem fuperarevldetur,totoeo tempore ve-
ftes eoxum viu,autvetuftate confumi non eftpaiTus: Ad
haec aridiisimo,ac maxime iterili lo co , atq; adeò*è rupe
magnani aquae vim,qua íllívterentur,elicuit. Eodemque
poftremòpertinuir,quod mons Sina tremeré, quodque
«xontls cacumen Ígnitas ardere vifum eft: quodque ipfe
Deus pala vulgo eri: auditus loqui,leges aequiisimas feres.
Atpofteaquam ijdemilliinterramipfis promiifam funt
inducía^-offici) ofaferuantiores effecti, Deusomnes ra-
tiones prouidéuae fax erga illum populum,veluti coegit,
atq; contraxit in vnumloci^quemin locum è totapro-
uincia conuenire omnes voluit,quicumq; velfacrificare
ipii vellentjVel in dubijs rebnsipfum confuìereJam quan
do iliiuspopuliitatus cum nofìro;id eít, cuniEuangelicá
Cab*.4* ^ e S e collatus,paeri iili,&: imbecilles,vt Paulus fcribit, nos
firma serate viri, quod ad cognofcendum, &amandum
Deumattinetcenfendifumus,quantòpaucioribus nos,
qqáilliadpietatéjVelcaeremonijsprouocamur, vellegi-
bus erudimur7velritibus inftituimurínoíqj ipfiqulto firn
pIiciore}ac veriore,a.cmagisvnomodo amori Dei vaca
bimus,eiq;adhairebimus,cnadperfeda virtuté euefti, in
JJWÌ.21, ca ciuitatem receptifuerimas, qua fcribit Ioannes ? auro
illam
45 CANTAR DE LOS CANTARES
vacía de toda forma variada y activa de culto a Dios, que ni siquiera había
templo en ella, puesto que el mismo Señor era su templo? De donde se entien-
de que los hombres perfectos necesitan menos de muchas cosas para excitarse
y moverse al amor, y que estas múltiples habitaciones son propias de los im-
perfectos para animarse al amor de Dios. Pero, si preguntas de cuál modo sea
afectado el ánimo del justo o qué le pase, cuando fue admitido por vez prime-
ra a estos cubículos, lo oirás luego de la misma esposa.
«
38 Salmo 83, 3.
39 I Reyes, 19.
gozo feliz: Señor, bueno es estarnos aquí. Pero puesto que la forma de esta vida
no permite esto, por incumbírle la preocupación y la misión de proteger el
cuerpo, cuyas voces la interpelan y la apartan como del abrazo de Dios y la
arrastran, cuando sucede que ponga la mirada de sus ojos en estas cosas huma-
nas y otorgue alguna parte de sus pensamientos al cuerpo, sin embargo obser-
va lo que sigue.
Membrársenos han tus amores más que el vino. Trae el dulce recuerdo* de la
vida poco ha felizmente pasada con Dios, y dudando y mirando muchas cosas
adversas y con frecuencia volviéndose al litoral, se entrega al oleaje de las preo-
cupaciones, pero se entrega de arte que, haga algo o actúe con otro, tenga ante
la vista propuesta la imagen de belleza y orden que contempló en Dios, para
tomar algún ejemplo de aquel ejemplar para sus actos, en cuanto la misma co-
sa lo permite, y solo haga siempre una cosa: expresar e imitar en toda su actua-
ción el bien que vio y que amó. Finalmente, ha de ser probado el que sigue es-
tos interiores coloquios con Dios y se dedica a ellos no tanto en que se deleite
en ellos, cuanto que tome de ahí ejemplos con los que regir su vida o la de
otros, porque de este como ocio de la contemplación feliz vuelve más prepara-
do e instruido para realizar los deberes de la vida, y ello es lo que sigue: Los rec-
tos te aman. Esto es, porque te aman y hablan contigo y te son familiares, los
rectos son orientados a realizar el bien que han contemplado en ti y el recuer-
do del mismo que trajeron consigo.
Sigue: Morena yo, pero amable, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar,
como las cortinas de Salomón. Muy fácilmente se ve también aquí lo que ya he-
mos dicho muchas veces, que en este capítulo se ponen las palabras y proceder
de los principiantes. Pues los que son tales, lo primero, retienen mucho de la
anterior vida viciosa, a la que el reciente color de piedad traído a ellos en cierto
46 TN CJTVT
fibilus aura; tcmiis : díeitquc 3¿ ipfa interdum fbelicullo
gaudio ebria : Domine bonum eft nos hìceífe. Sed quo-*
niam vitae huìus ratio id no patitur,corporis videlicet, cu
ius tuiédiraunùs^tq,-curaipiìincübir,vocibus ipfarn in-
tcr^dlStibiiSj&àDei tanquam complexu diuellentibus,
àc diftraheatibusvid vbifit,vt a ciem oculorum fuoru ad
kaéc humana referat,&; cogitationum fuarum pattern aii-
quam corpori imperriaturàllud tarnen obferuat quod fé-
qui tur. Memores:liBtruttn»itmf uf erìmum. Defert enim fe-
curn dulcem memoria vitae fceliciter modo a&ae cüDeo,
ac hn;(ltás,muitaquc aduerfa reuertens, crebroq; ad litus
refpiciensftu&ibuscurarum commirtit fe illa qui de, fed
ka cÒmitrk,vr,fiue fecum agat altquid,iìue cum alio con
trahar, pfopofíta ante oculos habeat eius pukhritudinis»
&: ordinis,que in Deo confpexit effigie, quo ex eo exem-
plari^qào adres ipfa patitur, exemplum aliquod ad aitio-
nes mas transferat:idque vnum ièmper agat,bonum vt'd-
lud, quod vidit, quodque adamauit in omni fua a&ione
cxprimat,atqueimitetur. Namque is dcmum probandus
cft, qui h#c interiora cum Deo colloquia fequiturjeit
qué vacafc, non tam vtoblecretfe íe, quam vt exempla
indelumat;,quibus, vel fuam, vel aliorum vitam regat,
quique ex hoc beatse contempiationis tanquam otio, ad
vitas obeunda muñera redit parador, & inftru&ior: &c
id eft quod fequitur.itaíjí* ddtgum te.id e(t,ex eo quod dilU
¿gunt te,ac tecumcolloquuntur, famüiariterque verfan-
tur,re&ietìieiunrur,&quodbonuintc cótemplati funr,
& cui USE memoria rctulerunt fecunvd ad a&iones dedu-
4unt,$CG[ukuT.tágrafumJfed.formdf*filiaHterufalem,ficut ta
hernactéla Ctdar,fict4t pettes SoUmonis* Quod faepè iam dixi-
jnuSjincipiérium voces,& ingenia hoc capite poni,id, vel
ex hocloco,faciÌlimè perlpicitur.Ná qui funt huiufmodi,
primuni multa retùxct de anteaba vìtioft vira,quibus re-
ceñí
47 CANTAR DÉLOS CANTARES
Para entender mejor esto, recordemos algunas pocas cosas sobre las partes
del ánima y de su mutuo orden entre sí.
41 Idea dogmática digna de tenerse en cuenta en un hombre que ha dado la impresión de reformista.
4» IN €há,Bnr
pteñe^cie^üscftiíed ^xork ur mtfii&ab eodeaí ipífb ideila
«ferio excitata, Í5crob¿rata fpes,, >quaíibi vere perfuadet,
nontámfeex peccati rdiqutfs,quaein iplb reniaíiferunt^
4efórrnem ei&^uámcx gratia;,&: dóno rum Beiáptódo
íeformofumiEqiádemsadona iníehabeat:nani vtrum
habcítt^de, eo nenioiuftüs planex5crüus^ft ^fufpicatur ta-^
nie&> felTabérqmuitiS? amagáis ^oniciStaisí .aceita opi*
tìandam indu£tu$,audètque dicere. Migra fitfhyfedformofa*
Et ^üámuis higra,multòmagisformofa: nec tam ob ni-
gredinem delpickuda^qiiàmob decorem,atqtie puichri-
tudinemam®r(?,iatqueFauÓEeprofequèda. Venirtienim*
deró ifth¿eCceki^ admiíijij&ivlceris atque foeditatis,. id
èftjmaiatprapenfiònis exrpeccato Telicì:ae/comm
tio^aiiufuis ia^a:mmum,quaniuis recuperata diuinagra
tía ianumiamí6£; vaicíit«m,angiítamen ipfum,atque cm
ciar rqteod^mtiepecca&síii ab animi naturaiatque indo-
lefit attenuai; iQuaptopter difcefsifíe ipfütn à feaiiquan-
4o,ikamqueiaamram deprauaüe,vbi meminit, nimisdo-
Jek;nimi%icthiranir, fepotuùTe eorum amore acquan-
do cápMpae iam tanropere aüerfetür,& horreat. Itaq,- ta-
ti mali caufana inquirir: qua in inquifìtione cognofcens
omneillud malum:exift«r^à«arpores5£ à fenfibus corpo
ris,quibus cumafSnkateipfe eft,&;fcedexe naturai con»
iunàus,a^coEW vioi^tiai;^rque iniulHfiacotiqusritur:
6 £ p r a ì i è i & ^ ^ m m ^ i ^ ^ m ì m e o s ípíosfenfusaquicui
páe fuaíbíes iili&authoresfueruntjderiuat. Vbiautem
ifta qaerimojiiaj&^criminis^deriuatio iNoliteáüquit, me
fijonfidenm^uia-fufe*fam¿^&dccoÍ<watuimefoli;flij matrts
medifugnámruntm^tw^dfiterunt memfiodemw láhets?»i*
yuammeumnon^uflùdiiit. i ¿Qua in o ratio n e,peccata vnde
oriantutdemonftrjiiir,itaapta iimilitudinc, atque tranc-
ia tiorte verbo rum, iiihil vt^utemcommodiùs potiaMe
4Ìid.Id quÒJJiagis pcrfpidatur^paucaquidam de.animic
~~~ partibus
49 CANTAR D E LOS CANTARES
El ánima humana tiene tres partes o fuerzas o facultades, como queramos lla-
marlas42. La una, que se dedica a la alimentación y cuidado del cuerpo y que
por eso dícese vegetal; nos hace comunes no solo con los animales sino tam-
bién con las plantas. La otra llamada sensitiva, que percibe los sabores y colo-
res y diversas formas de los cuerpos, nos es también común con los animales.
La tercera es la razón y la mente, partícipe de razón e inteligencia, única culti-
vadora y amadora de la verdad, por ser propia de los hombres, así es más ele-
vada y excelente que todas las demás. Cada una de ellas tiene un bien propio
atribuido por la naturaleza y una parte dada en común y como en paterna he-
redad, apta y conveniente a cada una según su manera de ser. Pues a aquella
primera parte vegetal e ínfima se le dio un bien útil que la perfeccionase; ansí
llamamos a los bienes que sirven para defender y alimentar la vida, lo cual di-
jimos es la misión propia de esta parte. La que le sigue, la parte sensitiva, es
movida por el sentido de la dulzura y es ávida de placer, y así le cayó en suerte
el bien deleitable entre los bienes paternos y haciendas, en el cual se jacte y do-
mine. Pero la mente y la razón, por ser lo más alto de todo, así es toda y ali-
mentada por un altísimo bien, el bien inteligible, el cual orientado a la con-
templación es la verdad, trasladado a la conducta de los actos se llama
honesto; el cual no es sino la acción moderada según lo prescrito por la verdad;
cuyo esplendor es tanto y tan llena la imagen de su dignidad que nada es más
hermoso y admirable que ella. Y se ha de considerar también que estas partes
del ánimo, estos bienes y haciendas, como hemos llamado, que se recibieron de
la naturaleza, no se recibieron vacías de instrumento sino más bien dotadas y
adornadas de todo lo necesario para obrar. Y ese instrumento es múltiple en
42 Esta doctrina está expuesta más detenidamente por fray Luis en su Panegírico. Una vez más se de-
muestra que en esta Explanación fray Luis recoge muchas de sus ideas de escritos anteriores. En el Panegíri-
co fray Luis nos presenta al hombre a la manera de un mundo compendiado que imita al natural en la uni-
versalidad y en la disposición de las cosas, o a semejanza de una república o estado, donde la razón de poder
y obediencia, y las de orden y paz dependen de las mismas condiciones que en el gobierno de los pueblos.
Sentido un poco acomodaticio, pues lo frecuente en fray Luis es tener a Cristo por sol (Obras, I, 707).
las partes, pero doble en el género. Pues un género sirve para quitar lo que es
pernicioso, otro para adquirir y tomar lo que es bueno y útil. Pues hay dos
movimientos del ánimo insertos por naturaleza en él, uno se basa en la fuga,
otro en el acceso; con los cuales cada una de aquellas partes, que dijimos,
cuanto terreno les ha sido dado a cada uno, elige y coge lo que es conveniente
o arranca y desecha lo que es dañino y enemigo. Pero aunque hayan sido da-
dos en común estos movimientos a todas las partes del ánima, sin embargo no
destacan igualmente en todos, sino en una parte son más ardientes, en otra
más oscuros. Y así, unos se llaman con unos nombres, otros con otros. Pues en
la vegetal se llaman contracción y dilatación, en la sensible odio y deseo; en la
mente y razón, voluntad y su contraria, que carece de nombre en latín, pero
digámosla ahora por causa de claridad, involuntad. Las primeras son más dé-
biles y más oscuras que las demás, las posteriores son estables y tranquilas; en
mitad de ambas, el odio y el deseo tan pronto como se metieron en los senti-
dos y el cuerpo ígneos y duros por naturaleza, los conmovieron y perturbaron
e inflamaron de tal manera que el mismo fuego parezca helar ante ellos. Y a es-
ta división y descripción de las partes hase de añadir también que todas ellas,
que sin embargo fueron dadas cada una a cada uno de los géneros, sólo al
hombre fueron atribuidas por naturaleza y unidas con cierto lazo estrecho y
natural y ligadas entre sí por los vínculos amables del amor; y para que nunca
surgiera tumulto y riñas entre las mismas, fue decretado por una ley dada por
la misma naturaleza que las partes menores e inferiores, la vegetal y la sensible,
por carecer de razón y albedrío y por haber nacido sobre todo por servir, obede-
cieran a la mente y a la razón, y que la razón misma no solo ejerciera sobre ellas
un dominio, sino tomara la preocupación y patrocinio de ellas. Porque aquellas
jo IN CAPVT
Effe autemidmftrumctum,partibus quidcm multiple*,
fed genere duplex.Eiusenim vnumgenus ijs, qusenoxia
flint, euellendisièruireralterumvalere ad ea afeifeenda
& capienda,quae bonafunt,& vtilia. Effe enim duos ani-
mi motusipfi a natura infitos , quorum alter fuga alter
acceffu conftat : quibus vnaquajq,- earum pamum y quas
diximus, exeo agri quantü cuiq; datum eft,aut legit atq;
demetitea,quaciibiconuenìétiafunt,aut quas funr noxia
i n i m i c a reucllit,atq; ab ijeit. Sed quàuis fint omnibus
anima: partibusiftimotuscómunitcr dati, tamé eos non
acque in omnibus eminere,fed vna in parte ardétiores e£
fe,obfcuriores in alia.Itaq, alias alijs nominibus appcllari.
Ka in vegetabili,dicuntur cotra&io, &: dilatatio,in fentie
te odiu,atq;cupiditas:in mete,atq ; ratione voluntas, &:
quaì huic contraria eít,nomÍneq; Latino caret, fed dica-
tur ea tanien nobis modo docendi caufa:inuoIuntas.Ho
rum priores hebetioresreliquiseíTe^ magis obfeuros,
poílerioresftabiles,&:tranquillos : inter vtrofq,- interie-
¿los &¿ medios odium nimirfi, atq; cupiditas acres natu-
ra,atq; Ígneos vbifenici corpori, atqjfeníibus incubue-
runt,eos commouere,atCk perturbare, itaq; infiammare,
vt vel ipfe ignis pr# illis frigere putandus fit. Atq; huic di-
uifoni,defcriptioniq;partium,illudctiam eft adiungen-
dumieasomneSjquarum tamen Angula: íingulis generi*
bus data: funt,vni homini à natura ruiíTe attributas,&. na-
turali quodam,5¿ ardo foedere inter fefeamabilibuscha
ritatísvinculiscoUigatas,atq;conítridas:atq; ne quidttt
multus,atq; rixae inter ipfas vnquam exoriretur, lege ab
eadem natura lata,fancitum fuifle,vt minores íllae, &¿ infe
riores,vegetabilem,atq- feníllé dico,quippe quse rationis,
atcj; arbitrij expertes ipfae & ad feruiendü omnino nata;
funt,rationi,atq; menti parerent:ratio autemipía non do
minatüxnodo in illas exerceret,fed patrocinium etíam ea
* : -—-• xum,&;
51 CANTAR DE LOS CANTARES
son ciegas e irreflexivas y se dejan' llevar con ímpetu hacia su bien, que sin em-
bargo ellas ni se pueden procurar, ni si ya lo tienen pueden administrar como
conviene, ni saben disfrutarlos conforme a medida; por eso la naturaleza quiso
que estuviesen bajo la tutela de la mente que les proporcione, lo primero,
abundancia de bienes naturales; les prescriba después la manera que han de
observar en el disfrute, para que disfruten de sus bienes de arte que ni tengan
demasiada abundancia o se dañen por su carestía, ni incomoden algo al géne-
ro y sociedad de los hombres en cuyo bien se contiene el suyo propio. Y quiso
además que en esta dirección y casi administración y tutela de la razón hubie-
se gran fuerza de honestidad, y que surgiera la mayor lumbre de dignidad de
que la mente misma tome un solo bien, y no parezca tomar tantos trabajos sin
algún premio y regalo. Y hubo cierto tiempo en que el hombre observaba estas
leyes de la naturaleza, cuando los sentidos y los afectos que hay en ellos oían el
dictado de la razón, a cualquier parte que los condujese la razón; y la misma
razón, permaneciendo como en cierta vigilia del cuerpo, los regía con manda-
tos justísimos y los resguardaba de toda fuerza enemiga y externa. De donde
también se produjo que, estando todas las partes del ánima con la misma aspi-
ración y consenso entre sí, como no existiese tumulto en el hombre, ninguna
sedición intestina, sino que orientadas todas sus fuerzas hacia una cosa siem-
pre, el hombre estuviese presente ante sí y todo él, fácilmente obtuviera el
mando sobre todas las restantes cosas. Pues todas las cosas se sometían con su-
ma facilidad y voluntad a él como justísimo Señor, porque en sí mismo mos-
traba un claro ejemplo de todo orden y justo gobierno, al mismo tiempo que
el conjunto de la justicia, de la templanza, de la piedad y de todas las demás
virtudes se apoderó de la tierra. Pero el mal demonio, muy enemigo de nuestro
género, envidiando la felicidad de los hombres, no soportó que nos fuese per-
petua o incluso duradera. Y porque veía que el hombre no podía ser vencido
por él, mientras permaneciera de acuerdo consigo mismo y apto en todas sus
partes y armonioso, intentó primero excitar sediciones y turbas en el reino de
la mente y la razón, separar aquella conjunción y compenetración y el mutuo
consenso de las partes. Y así, armado de fraude y con aspecto de serpiente,
vestido así porque se insinuaba furtivamente con trampa y astucia, acercándo-
se al hombre le indujo a comer de aquellos dañinos y prohibidos alimentos e
inyectó su virus en aquellos alimentos y ocultamente les metió fuego y los
quemó. De la comida del cual alimento y de la inhalación del fuego y veneno,
estas partes ínfimas del hombre fueron enseguida devoradas por las llamas y
vehementemente encendidas, rotas todas las leyes del pudor y la modestia,
obraron con liberalidad y escindieron aquel pacto sagrado y turbias y tétricas,
comportándose con fiereza y belicosidad y rebelándose contra la razón, co-
menzaron a correr precipitadamente y turbar todas las cosas y finalmente ocu-
paron el mando del ánimo por tiranía. La razón primero resistiendo dura-
mente, después cedió vencida por la increíble inoportunidad y encendidos
deseos de aquéllas; y depuesta la imagen y culto real, siguió a aquéllas de mo-
do servil, y en adelante por la misma condescendencia y costumbre de servir,
apartándose más y más cada día de su natural hermosura, evolucionó cambia-
da en deforme y torpe hábito cayendo a las mayores miserias desde un estado
felicísimo. Y esta fue la primera caída de nuestro mal, este fue el principio
del pecado humano comenzado al principio ciertamente por aquel primer
hombre, pero después derivado a toda su posteridad por la propagación y
ley de nacer. Pues al mismo tiempo que la carne y la sangre que tomamos de
él al nacer, también contraemos no solo una mancha en el ánimo, sino tam-
bién un cuerpo infectado por el contacto de aquel veneno, y unos sentidos
5t I N CJ PFT
pafifus noneft,ca vtfiobis»autperpctua,aut edam diutur-
na efíet^tquoniamvidebat hominem afe iliperairi non
pofTe,quandiufecum ille conrentiens,omiiib¿fque è fui»
partibus aptus,&:eonrìnnus permanerei, coniun&ionc
illam&confpirationem, & mutuimi confeníu» paitiu
dirimere,^ inmenti$,atqj rationis regno feditiories atq/
turbas conckare,in primis eonatus cft.Itaq; fraude acma-
tus,&íerpentis ipeciem,obidipfumquia afta >atq¿ dolo
rurtim obrepebat,indutus, hominem% aggrcffus, illuni
Ìnduxit,noxijs,vt illis, &; ijiterdidis cibisvefceretur,eif*
que cibis ipfe fuum virus immifcuit,facefqueoccultèfub
iecit^tqjignem infpirauit.Quo ex cibi efu^vcncniqucjat-
"queìgnisafflatu,hae partes , qua: infima; funt in hominc
Üammisftatímcorrepta;,acvehementer accenfae ruptis
omnibus pudoris,atque modeítiae iegibus efferre fé fe,at-
que liberiùs agere,fcedufque illud fan£tum difcinde^tur
bid«que,&: tetra? ferum quiddam, atque belluìnum prae
referentes,&: contra rationem rebellantcs,ruerc pracipi-
tes,ac turbare omnia cceperunt,ac tandem animi impe-
rlimi per tyrannidemoccuparunt.Nam ratio acriter pri-
mo repugnans,tandem illammacceniiscupiditatibus,&:
incredibili importuniate vicia concefsk:ac depofito re-
gali cultu, & fpecie, obfequuta illis eft feruilem in aio*
dum,ipfoque deinceps ex obfequio, atque feruicndi vfu,
à naturali fuapulchritudine quotidie difeedens magis,ma
gifq; in deformem,6c turpem habitum demutata, à fceli-
cifsimo £Utu,ad fummas miferias eft deuoluta.Atq,- ha;c
prima noftri mali labes fuitjhxc humani peccati primor-
cha: àprimo quidem ilio homine initioprodita,fedpo-
ftea propagati©ne,6¿ nafeendi lege in omnem eius po-
fteritatem deriuaia, Simul enim cumcarne,atque fan-
guine, quamab ilio nafeendo ducimus, etiam contra-
himus, non folùm labem in animo, fed etiam vèneni
:
"" iUius
53 CA NTAR DE LOS CANTARES
inclinados al mal, esto es, ciertos fomentos e incitamientos del pecado metidos
e inyectados en nuestra naturaleza por el soplo de la serpiente; los cuales a ve-
ces ciertamente están ocultos y latentes, pero encontrando causa y oportuni-
dad se muestran y vomitan llamas por la boca; inflamados con los cuales y sa-
cados de sí nuestros sentidos y finalmente precipitados encuentran una razón
conveniente consigo para toda desvergüenza y crimen. Lo cual ciertamente ha
sido expuesto por nosotros sin adornos y con muchas palabras, para que si al-
guno hay que ignora estas letras o las cree rudas, comience luego a admirar y
adorar no solo su fuerza divina en la sentencia, sino también la razón elegante
y apta en el hablar. Pues lo que nosotros con tan largo párrafo apenas hemos
explicado, el Espíritu Santo con pocas palabras y en figura abarcó perfecta-
mente en este lugar. Pues bajo el papel de un hombre trasladado del pecado a
la justicia, dice: No miréis que soy algo morena, o que haya sido antes o ahora
también lo sea por los restos de la vida pasada: Que me decoloró el sol, o como
está en hebreo: Que miróme el sol. Pues el sol en este lugar43 es aquella fuerza
ígnea de la mala concupiscencia sembrada en nuestros sentidos y transmitida a
nosotros por la cabeza del género humano en un largo orden de sucesión, con
cuyos ardientes deseos casi por cierta quemazón del sol se quema y se vuelve
morena la mente del hombre. Y porque ello le sucede no por su propia pro-
pensión, pues por naturaleza busca la honestidad y justicia, sino por injuria y
ataque de otros, para mostrarlo presto añade: Los hijos de mi madre porfiaron
contra mí. Los cuales hijos son sin duda los mismos sentidos del cuerpo y aque-
llas partes del ánima, que dijimos, que en la creación misma de la naturaleza
fueron generadas juntamente con la razón y atribuidas a ella para regirlas, pero
engañadas por la astucia del demonio se rebelaron después. Pues nacidas del
mismo padre y desarrolladas al mismo tiempo, luchan contra la razón o, como
dícese en hebreo, se inflaman y encienden con el fuego que recibieron de la
43 Sentido un poco acomodaticio, pues lo frecuente en fray Luis es tener a Cristo por sol (Obras, I,
707).
serpiente; y ello lo hacen hasta ponerla por guarda en las viñas, esto es, en
aquellos bienes de los que ellas perciben algún fruto de alegría y gozo, hacien-
do que la razón sirva su deseo malo. Pues ésta es la fuerza de esta guarda que
llama, que la mente sirva al cuerpo y se dedique toda al servicio de los senti-
dos; y que lo que es dulce y útil para los brutos y las partes ínfimas del alma,
ello solo busque, haga y amplifique. De la cual custodia se sigue que la mente
pierda su dignidad y honestidad, y, mientras cultiva los campos de otro, per-
mita que su campo crezca asilvestrado en espinos y zarzas. Y así, añade con
elegancia y verdad: La mi viña no me guardé. A saber, lo honesto, cuya posesión
y fruto pierde mientras sirve a los sentidos. Lo cual llama su viña no porque no
pertenezca a la preocupación de la mente conservar los bienes de las otras par-
tes, sino porque este bien así fue atribuido a ella con propiedad. De donde rec-
tamente se duplica el pronombre en hebreo, lo que en latín verterías convenien-
temente, mi una y otra vez viña; no guardé, dice, la que es mi propia viña44.
temor. Enséñame, dice, ¡oh Amado de mi alma! ¿Quéi ¿Son pocas las cosas que
señalan y dan testimonio de Dios, para que él haya de ser rogado que se haga
ver y se manifieste, para hacernos más ciertos de sí? Ciertamente toda natura-
leza atestigua que Dios existe, pero no sabemos en qué lugares conduzca los
rebaños o dónde sestee al mediodía. Pues con estas figuras se significan aque-
llos bienes de los que consta el alimento de los buenos en esta vida, y el des-
canso y recostamiento en la futura; los cuales bienes son de un orden más ele-
vado como para que podamos llegar o subir a ellos bajo la guía jde la
naturaleza; y por tanto es necesario que el mismo Dios nos enseñe y nos lleve
allí, y él se nos muestre a sí y a estos sus bienes celestes y divinos de un orden
superior, infundiendo una luz mayor, y nos los proponga a conocimiento. Por
lo cual, porque siempre necesitaremos de este maestro y guía en esta cosa, por
eso siempre hemos de pedirle, que indique a nuestra mente en qué lugares
conduzca y apaciente sus ovejas.
Sigue: Porque seré como descarriada entre los ganados de tus compañeros.
Aunque tema la debilidad e imperfección en el amor, sin embargo, mientras el
ánimo se siente afectado, se preocupa con justicia de que, mientras persigue la
piedad y las demás virtudes, no caiga en los vicios vecinos y semejantes a las
virtudes por error del camino, que por la piedad no siga a la hipocresía, por la
religión a la superstición, por la severidad a la crueldad. Pues estas y otras se-
mejantes manchas del ánimo por una falsa apariencia de honestidad aparecen
engañosamente como virtudes veladas, y quieren ser tenidas por tales, y con-
ducen también ellas grandes ganados de hombres perdidos45.
Se sigue: Si no te lo sabes, loh hermosa entre las mujeres!46 Dios se hace pre-
sente al que suplica, el cual por eso aquí y a esta última petición se dice haber
respondido mucho, para que se entienda que, de todas las cosas que Salomón
en la persona de la esposa expresó hasta ahora dichas y hechas por los amadores
de Dios, nada es tan grato a Dios como el que la esposa abandonando la casa
y la ciudad quisiera emigrar al campo para verle y disfrutarle. Pues Dios suele
45 San Juan coloca la prueba de los principiantes en el sentimiento de que han perdido el camino
(Obras, 634).
46 Esta respuesta, como observó san Agustín, va mezclada de reprensión y de dulzura. Esta pregunta
de la esposa indica su ignorancia de Cristo, que vive en ella misma; si se empeña en salirse de sí, que se vaya
a la división y a donde no hay pastor ni rebaño.
47 Idea coincidente con las de Subida del Monte Carmelo, en que exige al alma que deje los bienes na-
turales {Obras, 588).
48 Gen. 12, 1-2.
49 Figura retórica llamada «hendíadís», por «doctrina del ilapso».
50 Esta idea fue expresada ya por fray Luis en su Exposición {Obras, I, 68).
51 Salmo 18, 2.
5<? IN .CAP vr
agrumvellejfponfaprofeíTaeft^ius videndi,atq; fruendi
caufa.Nam ià Deus à fuis in primis p etere folet, v t fé terre
niscurisfubducant,feq>vindiccntin quiete, &: libértate
aliquáni quo ipil vniper otium vacent.Cuius rei in ilio ip
fo Abrahamo,qui nationis piorum primus habetur pares,
•<«. „. cxemplum proditum eftJU enimjdixit Deus. Egredere de
terra tua,& de cognatione tua,& raciam te in getem ma^
gnam.Igitur quia nane iponfasvocem libentifsimè Deus
audiuit,ìdeo ftatim à Solomone fponfus inducitur refpo
dens,&iponfxvotisannuens:hoceít,infponfoDeus in-
ducitur exhibens ít prasfentem atqj omníno fé infinuas
amanàanimae,&: ad iiiius rogata omnia refpondens: quae
iam ad eam partem pertinent,quam diximus ex iilapfu, de
do&rina conftare.Quid autem refpondet,aut docetfHgn?
derey & ahi' pojì~\eftìgt4gregum tUQYunh&fxtfce hoedostuoswx
tataberndculapaflQrnm.Scà qui paftores ifti qua£Íb,aut qua;
eorum tábernacula,iuxta qua? hoedos fuos fponfa pafeet.
Hic il extabernaculoruni natura reminterpreteinur, ne-
ccíTeeü: intelligamusTignifìcari quafdam naturai partes,
fenili &; ratione carentes : quarum tamen ex infpeàipne,
&;contemplatione inducitur homo adeognofeendum,
oc amandum Deum: quale caeium eft, oc. aftrorum ignes,
èc mundi totius fpccieSjOrnatus^tque deferiptio. Nam
ifthsec proponiàÌDeo rudio db us,vt ex eorum infpe&io-
nc fdiutarem paftum capiant, tettiseli regius vates , cum
yku Ì 8- inquitjCceli cnarrant gloriam Dei,Ó¿ opera manuum eius
annumiat firmamentum. Sin autem nobis ipfi conftare
voiumùSjidque agÌmus,quodharum Uterarutn,atque feri
plorimi interpretes agere omninodebent,vtha:ccum fu
petioribusaptè cohasreant, vtque h#c fpiritualis intelli-
gencia cum iila corporaiium rerumexplicatione conferì-
tiat,&: ex illa duda omnino,& deriuata videat ur,dicendu
plana eft,in his tabexnaculis arque paftoribus conuentus
bono-
57 CA NTAR DE LOS CA NT ARES
varones que no solo cultivan la piedad, sino que invitan con la palabra y la vi-
da a otros a su culto, los cuales viven juntamente con nosotros en esta vida, se-
parados de aquella feliz reunión y grey a la que el verdadero pastor Jesús ali-
menta con el pasto del eterno placer en lugares felices. A éstos añade también
los que antes fueron promotores y dirigentes de estas reuniones y grupos, los
cuales, aunque murieron, sin embargo la imagen de su vida y virtud está vi-
gente y vive, cuyos rastros han de seguir los principiantes, porque como ense-
ñan los santos doctores en los mismos comienzos y principios de la vida espiri-
tual, cuando el alma es tosca e inexperta en la virtud y fácil a las caídas,
conviene más vivir junto con otros hombres del mismo propósito e intención,
que llevar una vida solitaria. Pues el género de vida solitario y auténticamente
monástico es apto solo para los que tiene oprimidos y bastante dominados ya
sus deseos. Y así, aquél es de perfectos; pero los imperfectos y principiantes de-
ben ejercitarse en la virtud en la reunión y grey de los buenos, y no hacerse pa-
ra ellos un nuevo camino, sino andar el viejo pisado por el andar y las huellas
de otros. De lo cual son advertidos aquí no sin razón. Los principiantes más
que nadie suelen amar mucho la soledad, y quieren luego dedicarse a la con-
templación de Dios, y ser arrebatados e inflamados por el mismo fuego de
amor. Por lo cual los tales piensen que esto se lo dice Dios, que escojan prime-
ro las huellas de sus compañeros, vayan a las cabanas de los pastores, déjense
regir por hombres religiosos, vivan en común con los buenos, tengan quienes
enseñen el camino a ellos ignorantes, quienes los exciten de la languidez, los
impulsen en la tardanza, los detengan si corren demasiado, avisen a los desca-
rriados y usen de la guía, consejo, de los ojos de otros hasta que calmados los
deseos y recogidas mayores fuerzas en el ánima puedan regirse a sí mismos y
dominar rectamente en sí; cuando hicieren esto, entonces busquen las felices
soledades y los apartados con seguridad, a las cuales soledades son invitados
estos inferiores, cuando han llegado ya al grado de los perfectos y aprovecha-
dos; pero ahora, cuando son principiantes, son mandados vivir en las cabanas
de los pastores y obedecer a otros; y por eso sigue: A la yegua mía en el carro de
Faraón te comparé, amiga mía. Estos hasta ahora son probados por Dios, no en
si viven indómitos y agrestes al modo de las fieras, sino en si quisieron someter
sus cuellos al yugo, aceptar el freno en la boca y uncirse al carro y ser atormen-
tados y ser golpeados por los látigos y ser llevados. Pues con estas cosas se pre-
para y alimenta aquella gran y muy necesaria virtud de la humildad cristiana,
la cual es como el fundamento y la base de las demás virtudes.
Sigue: Lindas (están) tus mejillas en los cerquillos. Al ilapso interior con el
que Dios en cierto modo se hace presente en el ánima siguen, como dijimos,
dos cosas, la erudición y el placer; o, mejor, el ilapso tiene una doble fuerza,
una que instruye, otra que da placer; y Dios opera ambas en el hombre según
la medida de amor con que es amado por éste y según el grado de amor que
obtiene éste ai que se infunde. Y ciertamente lo que se refería a la doctrina de
aquellos, cuyo personaje ahora se trata, ha sido explicado antes; lo que sigue
ahora contiene la otra parte, que mira a las causas del placer. Mas se produce
gran placer del dulce y amatorio coloquio entre Dios y el ánima. Ahora,
pues, Salomón expone los coloquios de la sola manera que pudo exponer co-
sa tan grande, poniéndolos en alabanza mutua y reprendiéndose entre sí
muy suavemente, y diciendo lo que suelen decir los que metidos en el seno
de la cosa amada se funden en gran placer. Y primero Dios: Lindas (están)
tus mejillas en los cerquillos, tu cuello en los collares. Ahora lo alaba todo con
poquedad, después, cuando el ánima haya llegado a un grado más alto de amor,
lo alabará con más riqueza. La verdadera hermosura del ánima es el amor a
58 ì N CA P V T
tas illas folitudines petant,ad qúas folitudines inferías \y
dem inuitantur,cunifcilicet7ad proficientiü iam,aut pec-
fe&orum gradumperuenerunnnuncautem quando in-
cipientes funt,ad paftorum tabemacula commorari iu-
bétur,aUjfq; parere:ideoq} fcquitur. Equitanti meo in curri-
bas^ruraoms afnmilauì te amica wmi.Nam ifti eatenùs pro-
baturDeo,nÓ fi terarum modo agreftes,&: indomiti vita.
degant,fedfiiugo fua colla fubdi, frasnum ore accipere,
ac currui iungi,habenifq; torqueri,atque circumagi vo-
luerint Jiisnamque rebus paratur arque alitur Chriftiane:
humilitatis maxima il^maximeq,- neceftaria virtus,c[u:e
tanquam fundamentum,atque folum eft virtum reliqua
xum.$cc{mtüi:.PtrÍckr£ftmtgen# tu<&ftcutturtun$, Interiore
illapfum quo Deus efficitur quodamodo prsefens anime,
duo llcut fupràdiximus,fequuntur,eruditio>&: voluptas:
velpotiùs ipfius illapfus duplex eft vis,vna erudiens,altera
voiuptatis efficiens,Vtrumq5 porrò in homineoperatur
Deùs,proportioncamoris,quoabipfodiligitur , &,pro
eogradu,quem in amando obtinetis, cui fe fe infundir.
Et quidequodartinebat addo&rinàeorum,quorunuc
perfona agitur,proximè expìicatum eftmunc quod fequi
r.ur,alteram partem eontinet,qu£Eadefficiétiavolùptatis
fpe&ar. Voluptas auté maxime efficitur ex Dei,atque ani
masintcr ipfos dulcite amatorio colloquioJEa ergo mìe
colloquia Soiomon exponitj quo vno modo res tanta ex
poni potuit,ipfos7inducens mutuò íe laudantes, &¿ quam
blandifsimè comp citantes fe,eaque dicentes,quas dici nò
iolen^nifi ab i js, qui in rei amatse finu intuii voluptate ni -
mia coliiqucfcunt.Ac primo Deus. Pulchr£fa-»t gena tuxfi
CMtwtunsfáU'.-m mumjicuijnontlia.'La.uda.t nüc parciùs ora
nia,eadem poftea cü ad altiorè amoris graduili anima per
ucneriv/beriùs laudatnrus.Vera anima: pulchritudo,cha
rìras in Dettai cit.Eacniin vna in csdcftis natura; nabi-
. tum
59 CA NTAR DÉLOS CANTARES
Dios, pues solo con ella mudados a la manera de la naturaleza celeste nos ha-
cemos semejantes a Dios. Y el amor es débil y exiguo en el principiante, por
que ahora comienza a crecer y es rodeado por los deseos de la carne como por
inciertas espinas, de la cual queda todavía en el cuerpo mucha fuerza. Además,
aunque el amor dé menos luz en el principiante, sin embargo hay en él y bri-
llan otras virtudes, que se tienen por cuidadoras de los ánimos y por eso son
llamadas KadapTLKai , esto es, purgatorias^, porque se usan para purgar las
ánimas; cuya misión es arrancar cuanto queda del cuerpo y de la vida pasada,
que pueda dañar o entorpecer al amor, y, como al campo, así escardar al ánimo
para que pueda fructificar mejor y pueda el amor echar raíces más profundas
en ella. Las cuales virtudes ciertamente ilustran y honran nuestros ánimos, pe-
ro no como si en ellas estuviese la fuerza misma de la hermosura y la suma per-
fección, sino como útiles conseguidos y usados exteriormente para adquirir la
hermosura53. Así, pues, quienes tienen este grado de amor prueban mucho su
habilidad en estas virtudes purgatorias, y se hacen también ellos vistosos y
conspicuos por estas virtudes y dignos de honor y alabanza. Lo cual aquí se sig-
nifica con estos requiebros de palabras, con los cuales se dice que la esposa es
hermosa, no tanto por la apta compostura de los miembros o por la suavidad del
color, según las cuales es la misma hermosura, cuanto por las cosas adquiridas y
añadidas de fuera. Lindas (están) tus mejillas en los cerquillos. Esto es, aunque to-
davía vales poco en el amor y te inflamas poco con mi amor, en el cual está la
única gran hermosura de ánima, y, aunque todavía haya mucho en ti de terreno
y de amadora de ti, sin embargo lo que has trabajado para extinguir los deseos
malos, estas vigilias, estos ayunos, aquellos lutos duros, y aquellos ríos larguí-
simos de lágrimas, te dan y otorgan mucha verdadera hermosura y decoro es-
piritual. Pero ¿en qué se relacionan los collares con lágrimas, o cuál puede ser la
52 Para san Juan estas virtudes cardinales y morales son el fruto del dolor {Ib. 641).
53 Para fray Luis la penitencia no es unfin,sino un medio de santidad.
razón de esta figura? Aquí conviene recurrir a las mismas palabras hebreas, por
las cuales el intérprete puso cerquillos y collares, y veamos de dónde nacen y
de qué significado de palabras se deducen. Así pues, un nombre, Thor, se de-
duce de disponer y ordenar algo, el otro de adelgazar y hacer grácil; y quién
hay que no vea que ambos encuadran muy bien con la virtud de la templanza,
cuyo oficio es calmar a la carne que exulta en el lujo y contener los deseos que
se muestran turbios, y reducirlos a determinado orden54. Y la templanza sirve
para hacer lo que recordábamos, los ayunos, las vigilias, los rezos, las lágrimas,
las cuales cosas en parte ella engendra y produce de sí, en parte lo toma presta-
do de otras virtudes y lo convierte en utilidad propia. Y no solo probamos es-
to por la nota de las palabras hebreas, sino mucho más también por la signifi-
cación de los mismos, esto es, por las cosas que significan. El gemido y las
quejas de las tórtolas son nobles, y santos y probados escritores afirman que
con esas quejas en las antiguas letras se solían significar los lamentos del ánima
que detestaba los vicios y se dolía de la vida pasada; y los collares, que puestos
alrededor del cuello lo ciñen y rodean estrechamente, se pueden referir apta-
mente para declarar aquel tipo severo y austero de vida que, ceñida por las le-
yes de continencia y casi apartada de todo inmódico y superfluo deseo, cons-
triñe el ánima y la rodea alrededor.
Mas lo que sigue: Tortolicas de oro te haremos esmaltadas en plata, con ello
Dios, lo primero, advierte a este amante suyo, que persevere en las obras de
penitencia y templanza, y que adquiera mayores adornos cada día de este
género de virtudes. Después, le promete que estos trabajos le serán dulces y
54 En la mística luisiana, la templanza y la penitencia son los ejercicios distintivos de este primer es-
tado.
6o IN QATVT
latipnis ratio poteft effe? Hìc ad ipfa Hebraica nomina,
pro quibus intcrpres,&: turtures,&: monììia pofuit recur-
ramus oportet:caquc vade nata íint,8¿ à qua lignificano
ne vetborum dedada videanius. Igitur akerum nomen,
id eft,*n n Thor,ab eo, *quod eft difponere,&; in ordinem
redìgere dudrar,aiterumabeo quod eft attenuare^ gra
cilem reddere;vtrumqueautemquiscít, qui non videat
aptifsimè cadere in vnam temperanti^ vututeniicuius of
üeij eftcarnemiuxucxultantem attenuare^ cupiditates
íc tufbidè efferentescompefeere, & intra certuni ordì-
iiem eogereJTemperantia porrò ad idefficiendü iilis vti*
tur,qU2e cammemorabamus ieiunijs,vigilijs,precibus?la
«chrymis, qua;partim ipfa ex feparit, atqueproducit,par-
tlm ab aiìjs virtutibus precariofimiit,&.infiiosvfus con*
ucrtìt. Nccverò ìdibiùm^x Hebraìcorum nominum
notatìonepròbamns > fedmultò ctìam magisexeorun*
<iem fignìficatìone , ìdeft, exìjs rebus, quas ,ad res Ü~
gnificamias affumuntur. Nani turturum gemitus, at-
aque querelai nobiles funt : ijs autem quereiis in arcanis
lìteris animte yitia deteftantis , ac praiteritam vi-
tam dolentis lamenta ilgniflcari falere , fandi &:pro-
sati fcriptòres tradunt : moniiia vero , quaj collo cir-
cumìeda ipfuni arde conftringunt atque clrcundanr,
liaud ineptèrefcrrl poilùntad declarandumfeucrum il-
l u d a aufterum virai genus , quod continentise legibus
coercita^ quafrclrcimircrìptaomni immodìca &c fuper
ilua cupiditatejanimumcorulringit,accircuni circa con-
cluda. Qupd autem Fequìtur^ MmemiUs^ture^s fac$emus
ubi "ìtrmicvUtasargiemo.IneoDeusprimum hunc fuum
^matorem admonet,vt perfèueret in eifdem poenitentia?
$Ltemperanti^operibus,vtqueilbi exeo virturum gene
*einaioraadiuiigatqu.otidìeorriamcnta JL> einde ilii polli
«ct«ic^duri^vtiftiiaboic$^4ul<^^#uduoiìij3JS
61 CANTAR DE LOS CANTARES
fructuosos, esto es, más preciosos que el oro y la plata. Con la esperanza de la
cual promesa levantado y lleno de gozo ante la presencia de Dios, responde in-
mediatamente: Cuando estaba el rey en su reposo, el mi nardo dio su olor. O sea,
para que nadie le pudiese argüir su ingratitud, promete que devolverá el bene-
fìcio a Dios según su parte, esto es, que hará con el buen olor de su buen ejem-
plo que Dios sea celebrado y alabado por todos los hombres. Pero, pregunto,
¿con el olor de qué cosa? Del nardo, dice, pues el nardo tiene el símbolo de la
penitencia nacida del amor y unida con el amor. De lo cual se puede entender
cómo estén entre sí relacionadas todas estas cosas. Porque había mandado Dios
que perseverara en la tarea comenzada de la penitencia y la templanza, y por-
que había prometido que daría grandes premios en razón de lo que se trabajase
en estas virtudes, por éso este hombre justo, de quien se trata, responde apta-
mente que él lo rociará con su nardo olorosísimo, esto es, que él perseverará
tanto en los trabajos comenzados de la penitencia y la templanza, hasta que no
solo se haga bueno sino también parezca serlo a los otros; hasta que, digo, no
solo él adquiera para sí y forme en sí las virtudes y las abarque y las abrace den-
tro de sí, sino también hasta que el abundante y suavísimo olor del buen ejem-
plo saliendo de ellas y llegando a los demás los mueva y excite a alabar a Dios.
Pero ¿por qué principalmente estas virtudes purgatorias se llaman olorosas? o
¿por qué especialmente les es atribuido el nombre de olor? Porque, como estén
expuestas a los ojos de los hombres más que las restantes, los hombres las pre-
sienten más y todos las admiran más. Lo que alguien juzga más difícil de hacer,
eso admira más. Pero nada juzga más difícil que llevar una vida sin placer siem-
pre en trabajo y lucha de ánima; por lo cual todos sirven a sus deseos. Y así, si
ven a alguien que desprecia los placeres, que usa de vestido y alimento pobre,
¡Ay, cuan hermosa. Amiga mía (eres tú), cuan hermosa! Tus ojos de paloma.
El ánimo se hace poco a poco mejor y más hermoso por la conversación te-
nida por Dios y por el mismo acto de amar, y su apariencia comienza ya a
ser grata a Dios por sí misma, no solo por los adornos postizos. ¡Ay, cuan
hermosa, Amiga mía, eres tul Llámala hermosa y amiga, y porque es amiga
por eso la llama hermosa, y hermosa todavía no del todo a causa de ciertos
turbios movimientos, que todavía no ha reprimido, pero que por lo que
atañe a los ojos, tus ojos, dice, de paloma. Lo que en el cuerpo los ojos, esto
es en el ánimo aquella fuerza que se mueve hacia el ultimo y final de los
bienes con amor y apetito, y la cual es llamada por nuestros teólogos "in-
tención" con palabra apta. Pues como los ojos son guía en el movimiento,
55 «Copher» es un género de arbusto, algo parecido en la hoja al olivo, de flor blanca y olorosa, de
fruto en racimo y muy aromático. De él habla Plinio. Algunos comentaristas creen que es lo que en español
se llama «juncia de olor» o «avellanada», como dice Scio. Cantera traduce «racimo de flor de Chipre», y di-
ce que la «flor de Chipre» es la «Lawsonia inermis» de Linneo.
€¿ I N C A P VT
fan&ifq, Iaboribus vacante vidé"t,videt autc facilitine, ex
meliore atq ; diuino quodam genere hominü íllü putant,
Deumqueobeamrem laudant, quaeDeo eft gratiísima
lausjgitur hoc loco homo iufíus polücetut ,fe pceniten-
tiac operum odore bono cun&os mortales ad Dei laudes
excitaturuiìi,eaque Iaudnm voluptate,&: tanquam dono
Deumremuneraturumecab eo ftudiq edendi quotidíe,
ac proferendi íibi vtiles,Deo gratos,cuctishominibus fa
lutares,&prxdicabiiespcenitentia; fruéhis vnquam deíl
turumúdeoque adijeit.Fafcicuíus myrrhue dileblns meus mihi
ínter ~)ber¿ meacommorabirur.&C quod in eandem fententia
ftatim fequitur. Botrm cy¡>n éUÉtm meus mihunyinets Bngui
¿í,Nam Cyprum,id eít,vr fupra diximus,opobalfamü cor
ponbusillitumcorrumpieaprohibet , quoditemmyr-
xfra fachydeoque vtrüquc aptè transfert ad fignificandas
pcenitentiíc,atque temperantiíevirtutes,qua;immctdicis
cupÍditat¡busobflftunt,eifqueanimüm corrumpi non fi-
jmnt.Qüarum virtutum tanquam fafeiculis è myrrhce 8¿
Cyprifloribusconcinnatis fmusfuos hiciuftus refercir»
quo oftendat cordi íibi illas vi-rtutes eífe,&: quamuis ama
ras,gratas cas habere. Ecce tupulchra es amica me¿feccetjpt*l
€Ìmt>& üculi mi colum(?arnm.iix. fermone inftituto cü Deo,
èqueipfo amandi a¿tu,animusipfcpulchrior , acmelior
fenfim efíkituniamqj illius ípeciesipíaperfe,nonfoium
ob adiun&a ornaméta piacere Deo incipit, Ecce tufuichra
es amie* w?<«.PulchramJ&: amicam vocat, & ea re pülchra,
quia amica eít:pulchramautemnondumexomni parte,
propter túrbidosquofdam motus,quos nondum com-
preísit,fed quod ad oculos attinet Ocuh tm jkrquit,™/!*»!-
iarum.Qupd in corpore oculi,id in animo ea vis eft, qux
invltimuin,&extremumboñorüm appetitu , &¿ amore
fertur.quípque à noftris Theologis non proriiis inepto
verbointemio appellatur. Narnficutoculi íuatin m o -
. tu
63 CANTAR DÉLOS CANTARES
sin los cuales apenas podemos andar sin caer, así nosotros dirigidos en toda la
vida y llevados por la voluntad delfinúltimo y término de los bienes. Pues ni
podemos comenzar una obra, ni una vez comenzada acabarla bien de ninguna
manera, sin que esa fuerza nos conduzca y rija. Por lo cual ella sola es toda o la
principal causa del camino recto o del último error. Pues si una vez dirigida al
verdadero bien lo viera siempre y contemplara, sin duda dirigiendo el curso de
la vida en este vasto y proceloso mar del siglo hacia la ciertísima cinosura lle-
varía al hombre al puerto de la felicidad; pero si, en vez del verdadero bien,
abrazara el falso pervirtiendo la naturaleza del hombre y los deberes conve-
nientes de la naturaleza, lo precipitaría en la ruina. Mas el verdadero bien del
hombre es Dios. Así, pues los que toman a éste por fin y ponen todas sus sen-
timientos y aficiones en el culto y amor de él solo, éstos, aunque a veces sean
impedidos por los afectos, de que todavía no se han desnudado, para poder
hacer y conseguir perfectamente en toda su actuación aquel honesto camino,
que desean y que es el único y directo para los que se dirigen a Dios; sin em-
bargo valen mucho por su misma voluntad los ánimos dirigidos eficazmente y
empeñados en Dios como en el verdadero y supremo fin, y el mismo Dios
ayudándoles para ello. Pues por ellas son buenos y justos, y serán llamados hi-
jos de Dios y partícipes de la misma naturaleza de Dios. No porque tengan en
sus ánimos algo deforme y que deba cortarse, sino porque la fuerza de esta par-
te, cuando por la gracia resultó grata a Dios, es tal que contenga en sí misma la
absoluta perfección por la virtud y eficiencia de todas las demás partes, como
fue escrito: Si tu ojo es lúcido> todo tu cuerpo será lúcido 56. Por lo cual el ánimo,
que es de esta manera, es llamado muy hermoso pero solo en cuanto a la vista
56 Mt. 6, 22.
y mirada de los ojos, esto es, por la dirección de su intención a la luz divina, en
unión de la gracia y de la misma luz divina, recuerda los ígneos y brillantes
ojos de las palomas. Tus ojos, dice, de paloma. A lo cual ella: lAy, cuan hermoso
Amigo mío, (eres tú), y cuan gracioso! Y ciertamente sin ninguna excepción.
Sigue: Nuestro lecho (está) florido, las vigas de nuestra casa son de cedro, y el
techo de ciprés. De diversas formas se expone esto; con el nombre de lecho,
unos entienden las privadas aficiones, otros la forma de vida propia para cada
uno de los tipos de los hombres, otros el deseo y el ansia de descansar en lo
que cada uno ha alcanzado. Nosotros exponemos todas estas sentencias, por-
que en cada una de ellas hay algo de verdad57. Los que entienden en el lecho
las privadas aficiones, hacia las que cada uno por naturaleza e inducción del
ánima es llevado, así dicen58. Todos, sobre todo los que no han avanzado mu-
cho en la virtud, desean agradar a Dios en lo que también para ellos es grato,
ni tanto quieren seguir a Dios, cuanto traerlo a sí y desear llamarlo, y dicen en
justicia: !Ay, cuan hermoso, Amigo mío, (eres tú), y cuan gracioso! Nuestro lecho
(está) florido. Las vigas de nuestra casa son de cedro, y el techo de ciprés. Con las
cuales palabras confiesan hallarse tan afectados por el amor de la divina her-
mosura y desear tanto la unión con Dios, que lo invitan si bien calladamente a
su lecho y a sus delicias, y se esfuercen por traerlo a lo que les es grato y dulce,
esto es, deseen y ansien probar a Dios su trabajo en las obras y menesteres he-
chos, que realizan con placer. Otra sentencia e interpretación es significar meta-
fóricamente con los nombres de lecho y cama la forma de cualquier vida. Pues
todos los hombres, para conseguir algo que desean mucho, llevan una forma y
manera de vida conducente y apta para lo que quieren, y a ello se dedican con
57 Detalle que descubre algo de la personalidad de fray Luis. No se aferra a un parecer desechando los
otros, sino acepta lo bueno de cada uno,
58 Contra ellos arguye san Bernardo en el Sermón 46 al Cantar.
*4 IN CA P V T
mas ifto modo affe&us eft,appellatur fané pulcher,fed ca
teñus quatenus obtutu,atque intenta o culo rum , id cft,
intentìonisipiìus<tire&ione indiuinum lumen, ipiìufq;
diuìni luminis atquegratìae commimionc,ignea &c mica
tia lumina columbarum refert.Oc «/*iw,inquit, columbaru.
Cui illa.Ecce tu pulcher esdtleclcmi&* decorttsJLt quidem fi-
n e exceptiòne vlla. Sequitur. Et ieclmus nojìerfloridas > <& ti
jrna domorum noflrarum cedrina, laquearía cyùrtfsìna . Varie
hocíexporíitu^lcdulinóminejalijsprmata cuiufque ftu-
dia,alijs vitas infthutumjVnicuique homLnumgeneri pro
priurñ,ali)s quiefcendi in eo quod quis adeptus eft,deiì
derium& cupiditatemintelligentibus . Nosomneshas
fententias,quoniaminilngulisillarumaliquid veri ineft,
exponemus.Qui priuata ftudia ad qua; quifque natura &¿
induclàaneanimifertur^nlediilointelligunt itadicunt.
MotarpCit "Cupexe omnes,pra:fertim eos qui in virtute haud multü
Bernard. profeeerunt,Deo gratum faceré ijs in rebus,qu£eipfisite
inCanjer g r a t x f u nt:nec tamDeumfequivelle,quam ipfum ad fé
4no àc
' * traheré,acdeuocarecupere,eofqueproprièdicerc,Fcrf,
'tu pulchcr e$ dilette tm,& decoru$}& leùialus noiìerfloridu$)&
tigna domorum nofìrarum cedrina , laquearía noflra cyprefsina.
Quibus verbisita farentur feaffìci diuinaepulchritudinis
amore,itaqueconiuiVgicumDeovelie, vttamen tacite
ad lectulü fuum ,&: ad delicias fuas ipfurn inuitent,pertra-
herequeconentur ipfum ad eaquanpfis dulcia &; grata
funt:hoc eít cupiant,atquedeiìderent probare Deofuü
laboremineis operibus, muneribufque obeundis , qua;
ipfi muñera atque opera obeuntcumvoluptate. Altera
Tentenna & interpretado eft,leduli atque domus nomi
nibuSjtràflatè figniiìcari vitse cuiufq, inftitutum. Etenim
vniuerfi homines,qaoidairequantur,quodfummè expe
tunt,certum aÌiquod,&; ad id,quod qujerunt 7 aptum atq$
conduccm yitsciníÜtutum, atqueratioiiem, fequuntur,
eique
65 CA NTAR DE LOS CANTARES
empeño y se echan sobre ello como en lecho. Los que aman las riquezas las au-
mentan con el negocio; los que andan alrededor de los honores, trabajan por
conseguir la gracia de los príncipes y del pueblo; a los que agrada la vida de
placeres, éstos buscan el ocio cómodo y se dedican a la forma de conseguir
más fácilmente el amor de las mujeres. Mas los que están cogidos por el deseo
de pasar una vida celestial con Dios, eligen un género de vida duro, monásti-
co, sin placer, lleno de trabajo, en el que hay muy poco de gusto y mucho de
trabajo y tribulaciones. En la cual vida y en la negación y fuga de todas las co-
sas que son agradables, cuando encuentran a Dios, no solo consiguen que
Dios se les aparezca cual es, todo hermoso y digno de amor; y no solo consi-
guen sacar muchos placeres del encuentro con Dios, sino también consegui-
rán que todas aquellas cosas malas que soportaron para encontrarle, me refiero
a los trabajos, vigilias, ayunos, les sean dulces y alegres y amplias y deseables, y
por eso dicen: ¡Ay, cuan hermoso, Amigo mío, (eres tú), y cuan gracioso! Nuestro le-
cho (está) florido. Esto es, no solo eres hermoso y gracioso, sino también esta for-
ma de vida tomada para encontrarte, digo, este lecho en el que estamos y que
nos pareció algo estrecho y apenas soportable, es ya más suave y más grato que
la misma rosa. Y no hay duda no solo de que éstos así sientan, sino de que así
sea en realidad. Lo cual experimentaron mucho que es verdad aquellos a los que
alguna vez acaecieron adversidades. Pues éstos, aunque moderadamente (lo cual
es justo que lo hagan) soportan estos males y alaban a Dios con ánimo quieto y
confían solo en él, sienten en medio de sus males la grandeza de la suavidad y
consolación de Dios que siempre asiste a los oprimidos por la injuria, de mane-
ra que no solo soporten los daños de la fortuna con ánimo fuerte y constante,
sino los tengan por bienes y por cosas deseables, digan de verdad y corazón:
Nuestro lecho (está) florido, las vigas de nuestra casa son de cedro, y techo de ciprés.
La tercera y última razón es la que entiende e interpreta por lecho y casa de ce-
dro la quietud en el bien que ya uno ha conseguido. La cual razón me gusta
mucho por traer una sentencia y una interpretación muy congruente y con-
certada con la oración anterior. Pues a la consecución de un bien deseado si-
gue por naturaleza el deseo de descansar en él. Y la esposa se dice haber conse-
guido ya lo único que deseaba, ver al esposo y hablarle. Así, pues, ¿qué queda
sino que, lo que ya consiguió, no quiera le sea arrebatado y desee que sea per-
petuo y propio para sí? Así, pues, este deseo suyo y ansia consecuente con la
naturaleza, lo explica aquí Salomón, cuando la pone hablando y alabando su
casa y el lecho común, que son lugares de quietud y ocio. Mientras los alaba,
significa tácitamente que ella ama ya la quietud y aspira a ella con todas sus
fuerzas. Y está puesto tanto en todos los que soportaron trabajos para conse-
guir algo, que no quieren cesar una vez que lo han conseguido, como es muy
propio de los que, estando rodeados de muchos y ardientes deseos, por el do-
lor de la penitencia como por hierro, se abrieron un camino a Dios a través de
la mitad del ejército de los enemigos, esto es, el de los principiantes de quienes
ahora tratamos. Ellos, cuanto más por inexperiencia les acaecen más duros ofi-
cios de penitencia y más dulces coloquios de Dios, por eso desean más darse
descanso a sí y alguna tranquilidad de trabajos; y por eso con más dificultad
son aportados del dulcísimo bien ya degustado, y son llamados a los trabajos
comenzados de penitencia. De lo cual San Pedro dio ejemplo en sí. Pues así
como él aterrado por aquella luz inesperada y celestial, y por la figura muy res-
plandeciente de Cristo llena de la divina majestad, no sabiendo qué decir, de-
cía: Es bueno estarnos aqufà; así a éstos, ebrios del amor divino en los primeros
encuentros con Dios y, como si fuese ya algo conquistado, pensando solo en la
59 Mt. 17, 4.
66 IN CJPVT
dhitájaquearid nofìr4 rj>/* f/}/WTertiaac poftrciwaratio eli
ea,qua? ex le&ulo ac cedrina domo,quietem in eo bono,
quod quis adeptus iam eft,intelligit, arque interpreta tur.
Qua; mihi ratio ob id maxime probatur,quod arfert fente
tìam,&: interpretationem valdè cum iuperiori oratione
congruentem & confentaneam. Nam confequutionem
optati boni natura fequitur defiderium in eo qiüefcen-
di. Atquí íponfa,quod vnum optabat videre íponíum,ao
que ailoquijid iam aifequuta dicitunquid igitur reftat,ni-
ilvt quod aifequutaiam eft,eripifibinolit, vtqueperpe-
tuumfibiidjatqiproprium effe cupiat?Hanc igitur iJlius
cupiditatem &£ natura confequens defiderium,hoc loco
explicat Solomon,cum ipiàm inducit domum fuam & le
¿tulum communem,quai quietisatqjocij funt loca,lau-
dantem &c prasdicantem.Namdum laudat,tacite iìgnifì-
cat quietem fé amare iam,&; ad eam votis omnibus afpi-
rare.Etfanè cum omnibus qui labores fubierunt, alicu-
ius adipifeendi cauía,iníitum eft,id poftquá adepti funt,
Vtceifare nonnolint,tumide£t maxime proprium eom
quimultiSj&ardentibus cupiditatibus circunfefsi,pceni-
tentixlabore,tanquam ferro,per medías hoftium acies,
viam ilbi ad Deum aperuerunt,id eit,incipientium,d<
quibus nuncagimus, Nam illiquo propter infolentiam,
5¿ Dei colloquia dulcioraipfis,&;poenitentia; officia ma
gÌsafperaaccidunt,eòmagisoptant vacationemfibi, ac
requiem aliquam laborum darijeoquc argrius à iam de-
guftato bono dulcifsimo diuelluntur,&: ad inftitutos pcc
MAtth.t?* nitentiaelabores reuocantur.Cuius rei exemplumD. Pe-
trus prodidit in fe fé. Nam quemadmodum illc cseleiH,
nec opinata luce, Chriftique late fplendentis piena diui-
nx maieftatis fpecieperftri&us,nefciens quid diceret,aie-
bat,Bonum cft nos híceífe; ile iílis ad primos Dei con-
greifus amore diuino ebrij$,a,c quafi debellatum ia efict,
de fola
67 CANTAR DE LOS CANTARES
paz, no se les ocurre pensar que queda todavía en su cuerpo mucho del viejo
hombre, enemigo para ellos, en cuya conquista es necesario que trabajen. Por
lo cual se les dice poco después, esto es, en el siguiente capítulo con razón:
Cual la azucena entre las espinas, así mi Amiga entre las hijas. Cuando llegue-
mos al lugar, diremos cuál sea el valor de esta oración.
TERCERA EXPLANACIÓN
1 Fray Luis ya había dicho en el prólogo a la Exposición: «En estos cantares... explica el Espíritu San-
to el entrañable amor que siempre tuvo a la Iglesia... En este sentido espiritual no tengo que tocar, que de
él hay escritos grandes libros por personas santísimas y muy doctas... Así que en esta parte no hay que de-
cir, o porque está ya dicho, o porque es negocio prolijo y de gran espacio» (Obras, I, 72). Pero ahora fray
Luis se refiere a una segunda negativa, al comienzo de la Explanación anterior.
2 Dijo entonces que Salomón expone en este Cantar el amor entre Dios y los hombres, o sea, de
Cristo con su Iglesia y con cada uno de los fieles, bajo la figura de dos pastores amantes. En la Exposición:
«todo este libro es una égloga pastoril, en que dos enamorados, Esposo y Esposa, a manera de pastores, se
hablan y se responden a veces» {Obras, I, 78).
T B K . T l A\ E i r t A N A T I Oi
abundante sabiduría, para que todos lo entiendan. Sobre esto hay varias sen-
tencias, de las cuales trataremos una por una con orden. Unos dicen que Salo-
món, inducido solo por su voluntad y juicio, comenzó a escribir este cantar
para abarcar con él sus amores. Y además de los herejes, muchos doctores he-
breos mantienen esta sentencia. Otros también dicen que estas cosas fueron
escritas por Salomón sobre sus amores, pero dicen que las escribió por incita-
ción de Dios, para que constara en los libros sagrados el recuerdo de sus amo-
res, como de las demás cosas que sucedieron a Salomón. Los primeros dicen
que en este libro no se contienen cosas divinas, ni dicen ser divina la causa por
la que se escribió este libro; y así, juzgan que no deben ser tenido por sagrado,
ni por el autor ni por el argumento. Los segundos juzgan que es sagrado en lo
que se refiere al autor, bajo cuyo impulso principal y voluntad fue escrito, pe-
ro dicen que por lo que respecta a su argumento nada hay místico o espiritual
en él. Como el libro llamado de Ester se tiene por sagrado, aunque al parecer
no contenga más que la historia de las cosas acaecidas a Ester, cómo casara con
Asuero, cómo vengara a los judíos de la ruina. Y éstos ciertamente están me-
nos errados que los primeros, pero ninguno de ellos son atendibles en modo
alguno. Aquéllos, porque sacan este libro del canon de las Santas Escrituras,
contra el parecer de la Iglesia; éstos, porque incluyen un libro que no conside-
ran honesto. Y, así3, recordó Teodoreto el parecer de éstos y los reprobó con jus-
ticia. Pues se debe reprobar, lo primero, porque todos los escritores de la Iglesia
admiten que el texto de este libro es místico, ya que en él se dice una cosa, se
entiende otra; además porque los libros que se han de tener como sagrados,
solo deben contener lo que es celestial y espiritual, o puede referirse con faci-
lidad a ello4. Pues como Pablo escribe: toda escritura inspirada por Dios es útil
3 En el prólogo al Cantar.
4 II Tim. 3,16-17.
4% IN QA'PVT
ctiam pínguiore Mincrua,id vt omnes intelligan^duTerá-
mus. Varias dehocfententiae funt, de quibusfinguiisor-
dine. Quidam enira Solomonem fuá rantum indu&um
volunrate^tq; indicio ad hoc ícribendura accefsifíb car-
men dicaíir,vtco amores comple&ercturfuos, Eamquc
feíiíentiampracterhaíreticos, tenent noanulli doctores
Hebraci. Alij fi¿ipíifatenturhaccá Solomone de amoti-
bus feribi fuis, fed dicnat feribi Deo iüum excitante ad
ha:ciplafcribenda,vt eorumamorumtíicutialíarum re-
rum que;Solomoiiiacciderunr,memoriaexfaret in facrU
libris. Priores neediuinas res hoclibro contineri vomnt»
nec id efíe dtuinum dicunt, CUÍUJ» indù ¿tu confcripfus eft
híciibcrut aq?eum non efíe habendum pro facro ceníexit,
ñeque ab authorc,neque ab argumento. Pofteriorcs vero
facium iijum effe fatencur, quod ad authorem attinet^
cuMjsprúecipucimpuifu,atqiducl:uconfcriptus entramen
quod ad eius argumentnm fpe£tat>nihii iueo,aut fpiritua
le,aut myfticum eúc aiunt.Vt Eftherliber, qui inferibítur^
habetur facer, etiamfi,vt videtur, nihil practer earum re-
rum hjftociamcontineatquaeEftheri acciderunt,vt Af-
filerò nupferi^vtludaíorum geutem ab interim vindica-*
rit.Atq; hi quidemieuitis peccaní,quamprimi,fed neutri
funt vilo modo ferendL lili quòdà Canone fan&aram
ícripturaru contra EccleíÍae iudiciü,hunc übrum eíjciunt:
hiqaòdlibrum,quemfruginonputant, eiinícrunt. Ho-
tfxoà. i* runiitaqj fentenria;Theodoretusmcntionemfecit,eam
proi Can. que iure improbauit.Nam improban deberé liquet, pri*
mò,quiaomnesEccleiìaercriptores, huius libri or ario ne
niyfticamcite cocedút, vtpotè in qua aliud dicatur,almd
intcllig^tur,deindc quia libri qui facri habendi funr,ca tw
_ tùm conteneré debent qua: caeleitia,& fpirituaìia funt,aitt
uTtm. 3. ^ ca& r c s £-aci^ rc f err j poííum.Ná, vt Paulus fcrìbit .Om-
nis icripturadiuiiaitusinipirata vdliscii: addocendumjad
arguen*
69 CANTAR D É L O S CANTARES
para enseñar, para argüir, para corregir, para enseñar en la justicia, para que el
nombre de Dios sea perfecto, instruido en toda obra buena, Y esta es la causa por
la que no todas las cosas que sucedieron a los antiguos padres se recuerdan en
las Sagradas Escrituras, sino que unas se refieren con cuidado, otras se cubren
con silencio. Pues no todas aquellas cosas significaban algo celestial futuro, o
podían referirse en modo alguno al género espiritual. De donde resulta clara-
mente que este libro, si no contiene otra cosa que los meros amores de Salo-
món, ni siquiera fue escrito por Dios y, así, no puede ser sagrado de,ninguna
manera, ni por el autor ni por el argumento. Y de ello se colige también que
hay poca diferencia entre estas sentencias, y ambas están casi en el mismo
error. Hay otros que dicen también que Salomón trata en este cantar de sus
amores, como es evidente, pero dicen que lo trata para bosquejar los amores
divinos, recordando los suyos. Y, así, juzgan que toma de sí tipos e imágenes
para significar cuánto ame Dios al género humano. Por lo cual, así como la
persona de Salomón se refiere a la persona de Cristo, y el mando de Salomón
fue la imagen del mando de Cristo y muchas de las cosas que sucedieron a Sa-
lomón le sucedieron a él, y para que Cristo fuera expresado y significado como
con esos tipos; así piensa que debe ser dicho que la imagen de los cónyuges de
Salomón y de la hija de Faraón fue la de la unión de Cristo con la Iglesia, y de
manera semejante las conversaciones amorosas que tuvo con ella o de ella,
son las imágenes del amor con que Cristo ama a la Iglesia. La cual sentencia,
aunque antes haya sido aprobada por los hebreos y ahora se apruebe por mu-
chos de entre los nuestros no poco, sin embargo me suele parecer menos pro-
bable, porque no dice quizá mucho de Dios tejer la historia de las cosas que
dos cónyuges hicieron amorosamente, aunque en tales cónyuges esté la ima-
gen de Cristo y la Iglesia. Por lo cual hubo otra sentencia de que estas cosas se
decían figuradamente por Salomón de Judea, en la que mandaba; y hablara
con la provincia en este libro corno con una mujer a la que amara. Y así, la
describa como si fuese mujer y le atribuya miembros femeninos, y los nom-
bres de los miembros del cuerpo femenino, y le sirva de motivo para llamar
a su cabeza Carmelo, que es el monte más alto de su provincia, y llame su
nariz a la fortaleza aquella, que había en el Líbano, hacia Damasco, y por sus
ojos recuerde las piscinas de Hesbón, y coloque el principal decoro de su
forma en Jerusalén y Tirso, ciudades nobilísimas y regias de su provincia. Así
piensa cierto escritor joven5, el cual, si cree que se trata de esto de forma que
este libro nada contenga sino la descripción e historia de su provincia, está
en el mismo error que los anteriores; pero si piensa, como creo debe ser cre-
ído y juzgado, que se trata históricamente de Judea y místicamente de la
Iglesia, ciertamente yerra menos, pero sin embargo se engaña en acomodar
todo el cantar a la provincia, lo cual dista mucho de la verdad, a causa de los
pocos nombres de partes de su provincia insertos en este cantar. Pues hay
muchas cosas en este librito, que no pueden acomodarse a esta sentencia,
aunque se pudiera fingir. Otros, acercándose a lo que está más próximo a la
verdad, a los cuales recuerda también Teodoreto, piensan que Salomón ha-
bla aquí sobre la república de los judíos bajo la persona de mujer, y tiene es-
tas conversaciones con ella como con doncella. Pero la verdadera sentencia
sin duda es que en este libro no se refiere la historia de ninguna conversa-
ción amatoria tenida en realidad por Salomón con su mujer o con alguna
otra mujer, sino que su sentido histórico es místico y gira todo él en la ex-
presión de cuanto la Iglesia y Cristo se amen entre sí, a los cuales Salomón
introduce bajo las personas de cónyuges amantes entre sí y revelándose sus
calores con suavísimas palabras. Y ciertamente casi todos los antiguos afir-
man que pone a Cristo y a la Iglesia y que los saca no desnudos, esto es, no
7» Í N CJ PF r
tmpcritabat ípfe:5¿ cu ea prouincia ipfum in hoc libro lo
qui tanquamcum vnaaliquafaemina,quam amaret. ira-
que vt fi cifet faentina ira ipfam defcribere)&: membra foe
minea ipfitribuerej&membrorüfcerninei corporis no-
mina^eiq; tei argumento eífefquod Carmelü,eius prouin
ciscaitifsimus mons quieít, caput nominet, arcern vero
e^qua; in Libano verfus Damafcá erar, appellct nafum,
prooculis autéhabeatHefebonis pifeinas, forma: porrò
eìus pr^cìpuum decus in Hierufalem, &Thyrfa collocer,
eius prouincÌ2eregijs,&; nobilifsimìs vrbibus. Sicnouus
quidam fcriptor exiitimat. Qui ü credit de hoc ita agi, vt
me líber premer eius p rouincix hiftoriam ac defcriptionS
nihilaliud cominearan eodem errore quo illi fuperiores
verfatur,fin autem arbitrarur,vti illud arbitrarijatq; crede
re exiltimo>hiftortcè agi de iuda^myfticèvero de eccle-
fia^iinus ille quide errat,fed tamenin co decipitur,quod
propterpauca nomina partium eius prouincise huic car-
mini inferta,totum ei prouincia; carmen accommodar,
quodà verolongifsimè abeft. Namfunt permuita in hoc
iibello,quaeadeam fententiam detorqueri non poífunt,
etiam ilfingendilicentia detur. Alij ergo ad ià quod veru
eft propiùs accedentes, quos 3¿Theodoretus cómemo-
rar,rempubiicá IudsEorum hìcà Salomone fub perfona
fremine induci,&: cü ea ipfum tanquam cu puella hos fer
mones cóferreceiifent.Sed vera ímedubio fentétiacir,
nuilius amatorij fermonis re ipfàà Salomone habiti, aut
cu vxorefua, aut cu aliqua alia foeminahiftoria referri in
hoc MbrOjfedmftorkum eius fenfum eundem myftfcum
efle,eumq; totum verfari in exprìmendo^uantum eccle
iìa,atque Chriftus anient Inter fe,quos Salomon inducit
fumpta perfona coniugum ínter fé amaritmm,& fuos
calores biándifsímis verbis conferenti um. Et quid E Chri
&&,& ccckfiainducijVeteresferè omnes aifirmant:indu-
7 ciautet»
71 CANTAR DE LOS CANTARES
como son sin figura y parábola, descubierto el rostro de sus ánimas, mostran-
do los sentimientos con palabras propias, sino más bien personificados y pro-
tegidos con aquellas personas que dijimos; lo primero, es evidente del mismo
texto del libro, en el cual ni Cristo se llama Cristo, ni la Iglesia Iglesia, sino
que como con una mujer hermosa, así habla Cristo con ella. Además, ello mis-
mo consta por el testimonio de casi todos los antiguos. Teodoreto en el Prólo-
go no sólo lo afirma, sino confirma con muchos ejemplos la forma de escribir,
en la que se dice una cosa y se entiende otra, asegurando que era muy apto pa-
ra las Sagradas Letras. Dionisio en la Carta a Tito llama al texto de este libro
típico y simbólico, y afirma que se contienen cosas escondidas bajo la aparien-
cia de lo que se ve, y dice también que esta forma de escribir es apta para co-
municar las cosas divinas, y que por ello usada por los escritores sagrados. Ata-
nasio en la Sinopsis así dice: "Todo este libro hasta el final fue escrito
místicamente con alegoría enigmática, pues el sentido de sus máximas no es
manifiesto sino escondido en lo secreto". Gregorio Niseno: "Y en estas cosas,
dice, lo que se pinta son los preparativos nupciales, y lo que se entiende la
unión del ánima humana con la divinidad".
Y así, no debemos dudar, al menos nadie con juicio duda, de que no solo
sea verdad esto, sino también perspicuo y evidente. Pero sin dudar de ello mí-
nimamente, tiene algo controvertido por la opinión de muchos, y dudoso que
no conviene dejar sin explicar. Pues aunque conste que Cristo y la Iglesia ha-
blan bajo las personas de dos cónyuges, sin embargo puede preguntarse, si es-
tos cónyuges, bajo cuyas personas hablan Cristo y la Iglesia, hablan como sue-
len hablarse entre sí los que se aman, esto es, si Salomón hace hablar a las
personas que saca y les atribuye acciones que acostumbran o hacen por natura-
leza, o, más bien, sin tener en cuenta la manera de ninguna de las personas que
saca externamente, sino solo, fijándose en lo que se oculta bajo aquellas perso-
nas, las haga hablar como dos cónyuges amantes entre sí nunca se hablaron,
pero ni siquiera podrían hacerlo sin alejarse de toda la naturaleza de las cosas y
de la recta costumbre de hablar. Pues así pareció que se debe decir a muchos
varones buenos ciertamente, pero poco considerados e inteligentes. Y los argu-
mentos, con los que se puede confirmar su sentencia, son éstos más o menos.
7t .IN C J P VT
•» nobisinfinuatnotisrerufeníibiliuílmiütudinibus. Gre-
»• gorius Romanus prologo in Canea Rebus,inquit, nobis
»* notis per quas allegoria; coficiüturfententia; diurna cori
#* dunfur,5¿ düeognofeimus exteriora verba., peruemmus
« adinteriorem inteiiigentiam.Hinc eft quod in libro, qui
n CanticüCanticorü cófcriptus cftfamoris quafi corporei
« verba ponütur,vt à corpore Tuo anima per fermones con
» fuettidinis fue; refiicata recakicat)&: per verba amoris,qui
«infraeft excitetur ad amorem quifupraeitldemeifdem,
* fere verbis afrlrmat Richardus de S,Victorein prirrm hu«
* ius libri caput.&, Beda in code loco ile inquit,Cantica Ca
„ ticorumin quibus fapientifsimus Salomó myfteria Chri
„ fti^eccicílíeideftregis^terHi^ciuitatiseiusfub figura
„ iponfi,& íponfse defcripiìt.Itaq,- de hoc, quin non folum
' veruni íitjfedetiamperípicuum&euidens nullo modo
dubitare debemus,dubirat certe nemo fanus.Sed vt mini
me deeodubitemuSjtamenineftineoquiddam nonnul
loxumopinione controuerfum,é¿dubium quod inexpli
catum relmqiierenon oportet. Nam crii conftet Chriftü
& ecckfiam fub perfonis duorum coniugar» loqui, nini
lommustamcri quadri pò teihvtrum ifticoniuges, quorii
fub perfonis Chriftus ¿e ecclefia loquuntur,ita ìoquatur,
quomodo qui inter fé amant loqui íblent, id eft. Vtrum
Salo mon i js perfonis qnas inducir, eos fermones det, Se
eas adionesattnbiiat,quas iiHs,velrnos dat,vel natura:an
potius nullam habens perfonarum quas externé inducit
rationé,fedin idfolüintuens quodillis o ccuitatur per fo-
ndita eas loqueatcs £aciat,fìcut duo coniuges qui inter
feamarentioquuri nunquamfum,fedne loqui quidé pof
fent,niiì ab omninaturarerú &; redo loquendi more ab-
horreient.Naita potius dicendu eife vifum nonnullis eflr,
bonis illis quidem vids,fed parum certe confideràtis OC
inteiiigentibus. Et argumenta quibus eorum conflrmari
ien-
73 CANTAR D E LOS CANTARES
1. Primero, está lejos de la costumbre del sentido común, que las mujeres
inciten a los hombres a amar; más bien los hombres solicitan a las mujeres. Pe-
ro en este cantar en su comienzo aparece la esposa pidiendo besos del esposo.
Así, pues, la letra de este cantar no se acomoda a las personas, sino a las cosas
que ocultan las personas.
2. Después, en el capítulo III de este libro la esposa aparece saliendo de ca-
sa en la noche deambulando por la ciudad y preguntando a algunos que en-
cuentra por su esposo, lo cual dista mucho de lo que es costumbre en la mujer.
3. Además, en el capítulo VIII, se dice que los pechos de la esposa son co-
mo torre: Yo soy muro y mis pechos como torres, pero esto va no solo contra la
costumbre sino contra la misma naturaleza.
4. Además, en el capítulo IV, el cuello se llama semejante a la torre de Da-
vid, que fue edificada con baluartes, y los pechos se dicen semejantes a dos
cabritos de cabra, y los cabellos como rebaño de cabras que miran del monte
Galaad, con lo cual, como es patente, se contradice la costumbre y la natura-
leza.
5. De nuevo en el capítulo IV se compara con la muy noble ciudad de Je-
rusalén y se dice formidable como escuadrón ordenado de ejércitos, pero nin-
gún amante ha alabado a su amiga de esta manera.
6. También en el capítulo VII se escribe que la nariz de la esposa es larga
como torre que está en el Líbano, y la cabeza como el gran monte Carmelo, y
los ojos como estanques de Hesbón, nada más ajeno de lo que los amantes ha-
blan.
7. Además en el capítulo VIII aparece un muchacho 6 deseando que fuese
lactante su esposo. ¿Quién, dice, te me dará como hermano mío, que mamases los
pechos de mi madre? ¿Qué mujer deseó esto alguna vez?
8. Pero apremian más duramente; si así hablaran éstos, dicen, como suelen
hacerlo los que se aman entre sí, sería lógico que Dios para expresar los amores
celestiales tomara semejanzas de los amores corporales y lascivos, y los presen-
tara a nuestra vista, para que en su imagen contempláramos los amores celes-
tes. Mas esto no puede ser dicho ni sustentado. Lo primero, porque los amores
corporales no son aptos para la semejanza, pues los amores divinos distan mu-
cho de los humanos. Después7, porque, aunque lo fuesen, sin embargo no di-
ría bien de Dios que tomara imágenes de aquellos amores para declarar los su-
yos. Por último, porque, aunque fuera conveniente, sin embargo fingiría con
gran peligro de los espectadores. Pues la imagen del amor lascivo y corporal
descrita con detalles, aunque presentada a nuestra vista para entender los amo-
res de otros, encendería luego el fuego de los malos deseos. Y como Gregorio
Nacianceno en su Discurso I contra Juliano prudentemente escribió "¿Qué
prudencia es conducir hacia la ciudad a través del cieno, o llegar al litoral a
través de las rocas y los escollos?". Insisten además.
9. Dionisio, tratando del texto de este cantar, escribe que le parecen prodi-
giosas las cosas que en él se dicen. Pues, dice, las cosas que aparecen extrínse-
camente están llenas de un increíble e imaginario monstruo 8 . Pero nada de
monstruoso habría en ellas, si todo se dijera según la costumbre de los aman-
tes o según la naturaleza del amor.
10. Finalmente así dicen, que los Padres a los que leen estos Cánticos acon-
sejan que inhiban el ánima de las cosas aparentes y los exhortan a que vuelvan
toda la mente al pensamiento de cosas celestiales y más sublimes; así, pues, no
es declarado el amor divino en este libro tomando imagen del amor corporal.
Si se declarase sería necesario totalmente volver los ojos a la imagen. Pues lo
que se ha de conocer por la imagen, no puede ser conocido sin conocer antes
la imagen. Es muy cierto que los Padres aconsejan esto. Dionisio en la epístola
antes citada: "No pensemos que las cosas que aparecen en tales escritos son
fingidas y escritas a causa de ellas mismas"9. Gregorio Niseno en el lugar antes
citado: "corno en el arte de pintar, aunque cierta materia de él sean los colores
con los que forma la imagen del ánima o del ser que imita, sin embargo el que
ve la imagen expresada por los colores, no se fija en los colores dados a la tabla,
sino mira solo la forma que el artífice expresó con los colores; así es conve-
niente que también en esta pintura no nos fijemos en los colores de las pala-
bras de que consta, sino, como en la imagen del rey sucede, contemplar en es-
tas palabras lo que los limpios pensamientos modelan"10. Gregorio Romano
de forma semejante: "Y esto ha de ser visto hábilmente por nosotros, para que
al oír las palabras del amor exterior no permanezcamos en el sentido externo,
y el artificio que se pone para subir, no nos oprima para que no subamos".
un doble modo, comò también la alegórica es doble, uno de cosas, otro de pa-
labras. Pues la alegoría de las cosas es en la que las cosas que en verdad existie-
ron se ponen para declarar y significar otras cosas futuras semejantes a las pri-
meras. Del cual modo fueron escritos muchos hechos de los antiguos padres y
puestos en las Sagradas Letras, para significar con ellos otros semejantes a
aquéllos, pero mejores y mayores, que sucederían después. Como es lo que se
dice que Abrahán tuvo dos hijos, uno de la esclava, otro de la Ubre11, pues con
éstos, como Pablo enseñó, se significó que había dos testamentos, uno de es-
clavitud, otro de libertad. Y el tal género de alegoría es propio de las Santas
Letras12, pues es desconocido y no usado por los demás escritores. Pero la ale-
goría de las palabras, que es llamada "inversión" por Fabio13, es aquella en la
que se muestra una cosa con las palabras, otra con el sentido, y se hace casi
siempre en metáfora continuada. Pues la metáfora fue puesta en una o dos pa-
labras figuradas, pero la alegoría consta de muchas palabras figuradas, de lo
cual Cicerón en el Orador así dice14. Lo que brota de este género no está en
una sola palabra figurada, sino se teje con muchas continuadas, de arte que se
diga una cosa y se haya de entender otra, como, por ejemplo, si alguien dijera
que la república romana fluctúa agitada por las guerras civiles, es una metáfo-
ra. Pues la palabra "fluctuar" ha sido trasladada a la república de la nave de la
que en propiedad se afirma. Y si lo restante que acontece propiamente en la
nave estando el mar agitado y con oleaje se pasa a la república, hay la alegoría
que usó Flaco en la oda 14 del lib. 1 de las Odas, diciendo así:
11 Gal. 3.
12 Libro 8, cap. 6.
13 Se refiere a Quintiliano.
14 Libro III.
76 IN CA P V T
lticce porrò, 6c allegorica traditionis duplex modus
eft, ilcuti&: ipià duplex eft allegoria, vna rerum, ver-
borum altera. Rerum enim allegoria eaeife dicitur
in qua res , qua; vere extiterunt, ponuntur, vt ijs alice
poftea futura; res, illis prioribus iìmiles dcclarentur,
& fignificentur. Quo modo veterum patrum pleraque
fa&a fcripta iunt, &; facris mandata literis, vt ijs alia
illis quidem iìmilia , meliora tamen > atque maiora
poftea fignificarentur futura. Quale eft quod Abra*
ham dúos filios tuliiTe dicitur, vnum de ancilla, alte-
rum de libera, nam ijs, vt Paulus aperuit,fignificatum
eft futura duo teftamenta, feruitutìs vnum, libertaria
alterum.Idque allegoria; genus proprium eft fanctarum
literarum. Nam reiiquis fcriptoribus eft inufitatum &c
incognitum. Allegoria autem verborum, quae à Fabio
inuerfio appellatur, eft ca ? in qua aliud verbis , aliud
fenfu oftenditur ; &: iìt plerumque è perpetua meta-
phora. Nammetaphorain vno,aut altero verbo tran A
lato pofìta eft, allegoria vero pluribus verbis tranflatè
pofitis conftat. de qua Cicero in Oratore fic dicit.
Nam iliud quod ex hoc genere profiuit, non eft in
vno verbo tranilato, fed è pluribus continuatis con-
nectitur, vt aliud dicatur , &; aliud inteliigendum ilt.
vt exempli grada, fi Rempublicam Romanam bellìs
agitatam ciuilibus fluctuare quis dixerit, metaphora
eft. Verbum enim fluátuandi ànaui de qua proprie di-
citur , ad Rempubücam traniìatum eft : At li reiiqua
qua; irato, &c vndofo mari nani proprie conungunr,
idem ad Rempublicam transferat allegoria exiftet ea,qua
Placcus vfus eft libri primi Carminum Ode decima quar-
t a l e dicens,
O nauis refercnt in mitre te noni
Porcumi
*-•• u t
77 CA NTAR D É L O S CANTARES
escogida para demostrar con deleite con una cosa semejante otra (distinta), es
necesario que la cosa semejante sea puesta por nosotros así como es, como,
por ejemplo, si bajo la imagen de una nave se ha de significar algún asunto pú-
blico, habrá que decir lo que puede ser dicho con propiedad sobre la nave y lo
que va con ella, como vemos que hizo Horacio, Pues porque, oh nave, dijo,
añadió vientos y oleajes y puerto y remos y lo demás que pertenece a la nave-
gación. Pues de otra forma la alegoría no ilustrará lo que es oscuro, aportando
una cosa semejante, sino oscurecerá más bien y resultará semejante a un
monstruo, como:
Y, como son los sueños del enfermo, que ni el pie ni la cabeza se conciertan
en una sola forma, así lo que salga de ello será absurdo y ridículo. Como si, por
ejemplo, alguien quisiera describir con la alegoría del cedro las dotes de ánima
y de cuerpo de algún hombre, y, sacando y nombrando al cedro, lo adornara
con velas y remos, después le diera popa y proa, y añadiera las demás cosas
propias de la nave, sin duda todos se reirían de él justamente como absurdo e
ignorante del escrito recto. Por último, consta esto mismo con ejemplo de to-
dos los escritores, y no diré ningún ejemplo de escritores profanos porque son
obvios; solo nombraré a los sagrados. Isaías en la alegoría de la viña, significan-
do las formas de la república de los judíos, dice lo que conviene a la naturaleza
y forma de la viña, dice: Tenía mi amado una viña en un fértil recuesto y la cavó,
la decantó 17 y la plantó de vides selectas, y edificó en medio de ella una torre, e
hizo en ella un lagar, esperando que le daría uvas, pero le dio agrazones. ¿Cuán-
tas
Purifica el lugar para que las piedras no entorpezcan el fruto, lo cual perte-
nece al cultivo de las viñas. La rodea de un cercado, con el cual suelen fortale-
cerlas para seguridad de la viña. Construye en ella una torre y un lagar, esto es,
lugares oportunos para hacer y recoger la vendimia. Y lo que añade al final: Y
esperó que le daría uvas, pero le dio agrazones, con ello también obedece a la ale-
goría comenzada. Pues las vides cuando valen y se desarrollan dan uvas; cuan-
do degeneran y se asilvestran, dan agrazones. Ezequiel, en el cap. XXXI, con
alegoría del cedro, describiendo el poder y la fuerza del rey Asur, no dice nada
que no convenga propia y literalmente al cedro18: He aquí, dice, que Asur era
un cedro del Líbano de bello ramaje, frondoso y de sublime estatura, que mecía su
copa entre las nubes. En el Líbano, dice, pues las cumbres del monte Líbano es-
taban sembradas de cedros, y el cedro del Líbano aventajaba a todos los de-
más. Añade: Las aguas le hicieron crecer, el abismo le encumbró e hizo correr ríos
en torno al lugar en que estaba plantado. Pues también esto pertenece a la natu-
raleza de los árboles, pues las zonas regadas se desarrollan más. Por lo cual aña-
de: Por eso se encumbró sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ra-
mas, y su fronda se extendió por la abundancia de las aguas, y porque suelen
anidar las avecillas en el árbol desplegado y lleno de hojas, también añade: Y
como extendiese su sombra anidaban en sus ramas todas las aves del cielo, y parían
bajo su copa todas las bestias del campo, y lo demás que sigue. El mismo bajo la
alegoría de la nave describe a Tiro y observa con exactitud estas leyes de la ale-
goría. Dice: Te construyeron con abetos de Sanir. Pues para la construcción de
naves el abeto es muy apto, de lo cual aquello del Poeta19:
18 Ezequiel, 3 1 , 3 .
19 Fray Luis llama «poeta» a Virgilio, y «lírico» a Horacio.
Añade: Trajeron cedro del Líbano para hacerse un mástil. Pues es muy alarga-
do el cedro que crece en el Líbano. Continúa: Encinas de Basàn desbastaron pa-
ra sus remos. Aptamente según la naturaleza estas cosas. Los remos deben ha-
cerse de materia más dura, como es la encina, para que impulsada por ella la
nave corte las olas. Y tus bancos remeros se hicieron de ébano índico; y el lugar de
mando, de las islas de Italia; lino variado fue tejido para ti de Egipto en forma de
velo para que fuese puesto en el mástil; jacinto y púrpura de las islas Elisa fueron
tu cubierta. Los habitantes de Sidón y Arvad fueron tus remeros20, pero no hay
ningún ejemplo más ilustre de esta observación que digo, que aquél que pone
el mismo profeta21. Pues para demostrar con cuánto amor había amado Dios
a la república de los judíos y qué mal agradecimiento le había devuelto, pone
a una doncella, a la que como los suyos hubiesen abandonado, otro la cuidó y
la hizo mujer casadera y finalmente casó con ella, cuya fidelidad la misma
doncella rompió después vulgarizando el cuerpo; y así, con esta alegoría des-
cribe los hechos impíos de la sinagoga, pero tan artificiosamente que no deja
de tomarlo todo de la naturaleza y costumbre de la cosa semejante que toma22:
A tu nacimiento, dice, el día que naciste, nadie te cortó el ombligo, no fuiste la-
vada en el agua, no fuiste fotada con salni fajada; nadie hubo que pusiera en ti
sus ojos para hacerte algo de esto, compadecido de ti, sino que con horror fuiste ti-
rada al campo. Las cuales cosas ciertamente suceden a los niños que sus pa-
dres desechan y exponen. Y continúa: Pasando cerca de ti, te vi sucia en tu san-
gre, y te dije estando tú en tu sangre: vive, y te hiciste grande. Con lo cual significa
20 Ez. 27, 5-6. Fray Luis, no pone la procedencia de la cita, dando la impresión de continuidad con
la anterior.
21 Ez. 16, 4.
22 Ibidem.
8o / N C A P VT
Aéáit. Cedrumde Libano tulerunt,vtfaccrentfibima-
lum.Nam eft maxime proceraCedrus,quae prouenitin
Libano. Pergit. QujrrcusdeBafandoIauerunt ín remos
tuos.Aptè fcilicet adipfarumnaturam rerum, Mam remi
è materia durio ri qualis quercus eft fieri debent, quod ijs
« propuiranauisfiuàusfecerJìtttanftratuafecerunt fibiè
»» ehore Indico j6¿praítoriola<leinfulisItaliaí;Byflus varia
» deAEgypto tcxta eftxibi in velüvt poneretur in malo:
i» hyancinthus &£ purpura de infu lis EÍifa,fa£i:a íuntoperi-
» métum tuü. Habitatores Sidonij &c Aradij fuerunt remi*
»> ges tui,fed nullum eft huiüs,quam dico,obíeruationis ilT
luftrius exempium co, quod in.capite decimo fextopq-
nit idempropheta. Namdemonftraturus quanto amo-
re Deus profequurus fuciit íudíeorum Rempublicam
quamqueipía vicifsim makmipíigratiam retulerit pud-
lam inducir infantcm, quarn cum fui expofuifíentalius
quídam foiut,&: víque ad nubilem auatem eduxit,ac tan-
dem duxit vxorcm.cui ipía puella coniugi j fidem vulgato
corpore poílea fregit : naque huius allegoria, Synagoga:
defcribit facta impía, ita tamen artificiofè vt-mhil non du
c
Eu. i6. ^t è rei ílmilís quam fumix natura atque more.Quando
» nata,inquit,es,indieortüstui non eftpr^cüTus vmbilicus
» tuus. &¿ aqua nò es Iota, neqs Tale ¿alita, nec inuoluta pan-
»> nis ; non p-epercitiuper teocuius vt faceret tibi vnum de
» his mifertus tui, fed proie&a es fuperfaciem terrae. Quae
certèomnia ijs infantibus accid unt, quos íui parétes abi)
» ciunt,atqueexponunt.Etpeigit. Tranílensautemperte,
» vidi te conculcan in ianguineíuo,&:dixitibicumeílesin
» fanguine tuo;viuc,8¿ grandis efFeclaes.Qupílgnifícatfe,
pro eo quodaccidere foler cum abic&amiliam infantcm
d¿ omniope deftitutam vidiíTet, pietatecommotum nu-
triendam fufeepifie, nutriuiíTeque tam diu,quoad perue-
jút ad astatcm nubiiem.quainaetate,quiafoeniina;pube-
. feunt,
81 CA NTAR DE LOS CA NT ARES
que él, corno suele suceder al ver a una criatura tirada y privada de toda espe-
ranza, conmovido por la piedad la tomó para alimentarla y la alimentó hasta
que llegó a edad casadera, en la cual edad, porque la mujeres se desarrollan y
comienzan a hincharse sus pechos, y aman la elegancia y desean juntarse con
hombres, para imitarlo también, añade: Y llegaste a la flor de la juventud, y te
crecieron los pechos y te salió el pelo, y era tu tiempo el tiempo del amor, me ligué a
ti con juramento y hice alianza contigo, y fuiste para mí20. Y así, se casó con ella.
Y porque los que se casan quieren a las mujeres adornadas y ricas, y por ello les
dan oro y vestidos para su adorno, por eso para continuar la alegoría, también
lo expresó añadiendo: Y te lavé con agua, y te ungí con óleo, y te vestí de recama-
do, y te calcé con jacinto, y te ceñí con lino, y te vestí de seda, y te atavié con ador-
no, y puse pulseras en tus brazos, y collar en tu cuello, y anillo en tus narices, y
zarcillos en tus orejas, y espléndida diadema en tu cabeza. Y teniendo confianza
en tu hermosura fornicaste en tu nombre, y ofreciste tu desnudez a todo el que pa-
saba. Pues violada la fe se vuelve a las costumbres de ramera. Pues las rameras,
como era costumbre de las gentes de su tiempo, residían en un tugurio o ca-
bana construida fuera de la ciudad y junto a los caminos. Por lo cual añade: Y
tomando tus vestidos te edificaste un lupanar, y te hiciste un prostíbulo en todas
las plazas, edificaste el signo de tu prostitución en todo comienzo de camino e hi-
ciste abominable tu decoro, y dividiste tus pies entre todo lo que pasaba. Todo lo
cual ciertamente se deduce de lo que sucede a los que hacen negocio con el
cuerpo. Finalmente, el mismo Cristo, en las parábolas que usa, observa lo mis-
mo de modo que lo diga todo muy acomodado a las personas y cosas de que
constan las parábolas. Pues aquellas parábolas se han de referir a este género de
alegoría, del cual tratamos. Aparece en la parábola de la viña, de las diez vírge-
nes, del convite y los invitados, de la semilla arrojada en tierra. En fin, en
todas las parábolas. Por lo cual quede fijo esto en la alegoría de las palabras, que
23 La cita está tomada omitiendo palabras por economía, sin indicarlo en el texto
las palabras que son propias de la cosa semejante, siempre son dichas de la co-
sa semejante que se toma, y que de ella se traslada a otra. En tal convenci-
miento, diré con orden en diversos capítulos, y el primero es éste, mi pensa-
miento sobre la cuestión propuesta.
I. Las personas puestas en este cantar y bajo las cuales hablan Cristo y la
Iglesia hablan como conviene que hablen, esto es, como suelen hablar los que
se aman entre sí. Pues, primero, este cantar, como antes fue demostrado; se
basa todo en una alegoría, al recordar bajo la persona del hombre y la mujer
los amores de Cristo y la Iglesia. Pero en este género de alegoría, exigiéndolo y
pidiéndolo la forma sin cuya razón fue hecha, y apoyándolo la costumbre con-
tinuada de las Sagradas Letras, lo que se dice se acomoda a las personas, que
aparecen externamente. Así, pues, lo que se dice aquí, debe sacarse todo de la
persona puesta, esto es, de la naturaleza y manera de la persona amatoria. Ade-
más, aquí se recuerdan besos, se narran suspiros, se refieren sospechas, se expo-
nen los deseos de los amantes que desean estar juntos, se escriben alabanzas
con las que mutuamente se celebran, se recitan invitaciones, caricias, quejas; y
en ello se consume casi todo el discurso de este cantar. Y todas estas cosas pue-
den ser sacada del amor corporal y sin duda son como las que suceden a los
que se aman mutuamente. Así, pues, aunque afirmaremos que en este libro
hay algo, que se aparta de la costumbre habida de los amantes, sin embargo
por eso no se ha de tomar una decisión sobre este cantar, cuando conste que
su mayor parte conviene aptamente con la naturaleza y costumbre. Pues siem-
pre toda cosa es llamada por lo que contiene en mayor medida y se extiende
más largamente. Y ciertamente los que opinan lo contrario, lo opinan porque
uno o dos lugares de este cantar, bastante según su parecer, discrepa de lo que
suele ser costumbre, y de una mínima parte juzgan toda la cosa, lo cual es
muy injusta concepción. Pues si quieren concederse el que lo que toman por
A
Si. / N £ P V T
fixumin vcrboTum allegoria,^ verba^qua; reiilmilis prò
pria funt,de re limili quse fumieur femper dici, & ex ea ad
aliamtraDsferri.Qnibusiìcconilitutis, quid ipfedepro-
politaqaxftione fentiam » ordine dicamper qusedam,
diftin&a capitaTquorum primum hoc eft.
Peribnxin hoc Carmine mdu¿tse,&;ÍLib quib* loquunt
Ecclefia,atq; Chriflus;fkIoquütu« vti ipfas perfonas io-
quidecetjidef^fkut quiinteríeamát,loquifoÍet a Náprir
mò hoccarme,vtruprademÓ£lratñ eOvtotü cóftat allego
m,dü íub per fona viri aciceminx Chriiìi,atque Eccleiìs
amores commemorar. Sed in hoc allegori#gencre,ratk>
neehis id exigéte,& fine cui9 caufain(Titurucit,poftulate:
S¿c5raetudinef4crarúhterarururTragáteperpetua,quid-
quid dicitur,ijsgfonis accomodarur,quae externé induca
t ur. I gicur &c q> hic dicitur,id omne duci debet,ex indu£tx
gfonaCiideft ex gfonoe amatori» rationeatqj natura.Prjì-
rereájhiccómcmoráturofculajenarraturfuípiriajreferüt
íufpiciones:defideriaamantiü inuicé cógredi cupientiu
cxponümrjaudes fcribütu^quib* fe mutuò celebrát,inui
tationeSjbiáditia;, querimoniac recitàtunà;ineohuí*car
minis orario fere totacófumitur.Atquihaec e corporeo
amore omnia ducipofsut,ac fine dubio taha funtjqualia,
qua;ijs,qui mutuò amát, eucniut. Igit etiì darem^in hoc
libello ineJüfe aliquid,quod a more, &c còfuetudine aman
tium recederetjtamcexeoftatuendunò eflet de iíto car-
mine: quado conftat eiuspìeraq* aptifsimè cóuenirc cu
natura atq; more.Semper enim ex eo quod máximas par
tes cÒrÌnctJatifsimèq>funditur,totares appellata quide
qui cotra Tentiut,id fentiut quia vnus,aut alterhur 9 carmi
nis locus,nónihil vtipfis videtur,difcrcpar,ab ep quod fie
ri more ibìet,& è minima parte de tota re iudicar, quo ni-
hil fingi poecft inìuftius.Na il id Ììbi cócedi volur, vt quod
ex vno loco,paucisvclbds argumentumducunt,id vaii-
duni
83 CA NTAR D E LOS CA NT ARES
argumento de uno o de pocos lugares, ello sea válido y firme, ¿por qué no con-
ceden que son argumentos más válidos y más dignos los que nosotros sacamos
de la totalidad del asunto? Y si para el argumento es que estas cosas no cuadran
al amor corporal, porque una mínima parte de ellas no cuadra, se puede res-
ponder aptamente al argumento que la mayor parte responde aptamente.
Consta que bajo la imagen de dos amantes se expresa en este cantar el amor
de Cristo con la Iglesia; consta que la Iglesia aparece bajo la persona de una
mujer amante; consta que a esa persona femenina se le atribuyen miembros del
cuerpo femenino, ojos, mejillas, pechos, muslos. Así, pues, ¿no será verosímil
atribuir a los miembros que le convienen lo referente al aspecto y composición
de los mismos? Que, como trae la condición y naturaleza de la Iglesia como la
persona de una mujer, y como los miembros del cuerpo femenino hacen alu-
sión a las partes de la Iglesia, semejantes a aquellos, del mismo modo la figura
y confirmación de los miembros declare la excelencia y perfección de aquellas
partes de la Iglesia, de que aquellos miembros son imagen. Y si al nombrar los
miembros del cuerpo, Dios lo refiere todo a la naturaleza del cuerpo femenino,
nombrando los miembros que por naturaleza están en el cuerpo femenino,
¿por qué en su descripción y alabanza se apartará de la naturaleza y de la forma
del recto discurso? Y si atribuye a la Iglesia pechos, para conservar el decoro y
la imagen de la persona que propuso, ¿por qué añade tales pechos, cuales ni la
costumbre permite ni la naturaleza de las cosas soporta? Enfin,lo que ya mu-
chas veces digo, Dios en las personas de los amantes actúa para declarar los
amores de Cristo y la Iglesia. Pues si no actuara, no pondría a personas aman-
tes, hombre y mujer, sino tomaría otras cosas semejantes. Así, pues, si actúa
por estas personas y las saca así, se sigue que las tales son sacadas por él, como
suelen ser los que se aman entre sí. Pues de otra manera sería muy absurdo, que
sacara a personas amantes para significar sus amores bajo la imagen de ellas, y
al mismo tiempo las fingiera y formara, no como la imagen que presentan dos
que se aman, sino como dos monstruos que se alejan mucho de toda naturaleza.
IL Dios en este cantar declara su amor con ia Iglesia bajo la alegoría de los
amores humanos, para que por lo que no es conocido, conozcamos más fácil-
mente el camino desconocido por nosotros del amor divino.
F j ideft,
86 CANTAR DE LOS CANTARES
de pasión". Y poco después: "¿qué pudo hacerse contra la opinión más que ha-
cer que la naturaleza se purifique de sus pasiones con las mismas palabras con
las que enseña y educa la apatía, las cuales parecen echar fuera afectos y per-
turbaciones?"24. Orígenes en su. primera homilía: "Este libro teniendo forma de
epitalamio es escrito a manera de drama. Drama es cuando son introducidas
ciertas personas que hablan, y unas a veces entran, otras salen o vuelven y así
se desarrolla todo con cambios de personas. Así, pues, ésta es la forma de todo
el libro, y según ésta, en lo que podamos, será adaptada por nosotros Ja expo-
sición histórica, y la inteligencia espiritual, como señalamos en el prefacio, la
pondremos de la Iglesia a Cristo bajo el título de esposo y esposa". Y añade:
"Es introducida, pues, ahora a manera de historia cierta esposa, que tomó de
un esposo nobilísimo unos regalos muy dignísimos a título de dote y de es-
ponsales, pero que se retardaba mucho tiempo, que ella amaba con ansiado
amor, y que sufría permaneciendo en su casa". El escritor antiquísimo Pselo,
alguno de cuyos fragmentos recogió Teodoreto en su libro, dice que el Cantar
de los Cantares, de forma elegante y bajo la figura e imagen de nupcias, relata
la perfección del ánima humana. Dice bajo la figura e imagen de nupcias, pe-
ro las nupcias pertenecen a los amores corporales y de ellos consta. Gregorio
Romano: "Por esto es, dice, que en este libro se ponen palabras de amor casi
corporal, para que el ánima, reanimada por el cuerpo con los discursos de su
costumbre, se caliente de nuevo y, por las palabras del amor inferior, sea exci-
tada al amor superior. Se nombran en este libro besos, se nombran pechos, se
nombran mejillas, se nombran muslos, con las cuales palabras no se ha de
burlar la Sagrada Escritura, sino considerar más la misericordia de Dios que,
al nombrar los miembros del cuerpo, nos llama así al amor, y que, para elevar
nuestro corazón a la búsqueda del amor sagrado, desciende hasta las palabras
de nuestro amor. Pero de donde se humilla al hablar, de ahí se con el
entendimiento, porque de los discursos de este amor aprendemos con qué vir-
tud seamos excitados en el amor de la divinidad". Bernardo^: "Si la cuestión
es de esposos carnales y de sus amores, como parece haber cantado la aparien-
cia literal"; y:26 "Nosotros en la exposición del coloquio místico andando cau-
ta y simplemente tomemos las costumbre de la Escritura, la cual habla con
nuestras palabras la sabiduría escondida en el misterio, modela a Dios con
nuestros afectos y lo insinúa con semejanzas conocidas de cosas sensibles"; y:27
"Esta letra degustada sabe a carne, pero lo que en ella está encubierto es del. Es-
píritu Santo".
Lo mismo afirma la Glosa que es llamada ordinaria. Lo mismo Nicolás de
Lira, lo mismo otros seiscientos.
III. Dios en este cantar, aunque declara bajo la alegoría del amor corporal
su amor a la Iglesia, sin embargo no la toma del amor lascivo , sino del hones-
to y púdico, cual es el de los cónyuges.
Y así, digo que Dios, aunque tome semejanzas del amor corpóreo para ex-
presar su amor y aunque use de las palabras que suelen usar los que se aman
entre sí y aunque traslade a su amor lo que pasa en el nuestro, sin embargo
nunca toma semejanza en este libro de alguna cosa lasciva y torpe, de las que
muchas veces suceden en el amor impúdico; en ninguna ocasión usa una pa-
labra que significa algo torpe, en ninguna parte refiere algo de amor que esté
unido con la torpeza y la lascivia, sino que de lo que sucede en el amor sólo
toma aquello con lo que se signifique aquel amor grande y ardiente pero pú-
dico. También esto se deduce de que decir cosas impúdicas o poner en el dis-
curso algo de ellas, aunque se ponga para significar otra cosa, sin embargo pa-
rece ser ajeno no sólo de lo que conviene a la Sagrada Escritura sino también
de lo que los varones modestos y graves hacen en sus escritos. Por lo cual Gre-
gorio Nacianceno muy rectamente escribió en el lugar antes citado: "A mi pa-
recer, no conviene que sean deshonestos las figuras externas y las mismas de-
mostraciones de las cosas divinas, e indignas en la significación de las cosas, y
enfintales que los mismos hombres digan de antemano que las soportarán di-
fícilmente, sino tengan la máxima hermosura o al menos disten de la suma
torpeza, de manera que esto ciertamente28 deleite a los más eruditos, y aquello
quebrante poco los ánimos del vulgo".
IV. Los tales escritos alegóricos tienen un doble sentido, uno externo que
lo llevan las palabras; otro interior y escondido, al que se dirige toda la inten-
ción del escritor, los cuales sentidos difieren en el nombre y en la realidad.
Confirmo cada una de estas cosas. Primero, se sigue de lo que hemos dicho
el que tales escritos tengan dos sentidos. Pues si el discurso de este cantar refie-
re las conversaciones de los amantes, para que en su imagen se conozca la ra-
zón y la forma de los amores divinos, es necesario que exteriormente suene
una cosa, que signifique otra interiormente. Para entender mejor lo cual, se
debe advertir que las palabras que significan varias cosas, no por una razón
que sea común a las cosas, esto es, que las significan, a las cuales los griegos lla-
man homónimos, difieren de las palabras que se ponen figuradamente, por-
que las cosas que significan, las significan todas al mismo tiempo y con pro-
piedad; y por esa causa cuantas veces se ponen en la oración para declarar una
cosa de las que significan, la oración que consta de las tales palabras sólo tiene
una sentencia. Porque, aunque conste de palabras que significan varias cosas,
sin embargo consta de ellas en cuanto se refieren sólo a una de ellas, esto es, en
cuanto significan sólo lo que el que habla quiso explicar con palabras al com-
prenderlo, con lo cual, porque ninguna relación tienen las demás cosas que
son significadas con las mismas palabras, sucede que no por eso se juzguen
puestas en la oración, porque aquello fue puesto. Y así, se hace una oración
simple de una sola sentencia y significado de palabras que significan varias
cosas. Mas las palabras, que fueron puestas figuradamente, así significan va-
rias cosas en cuanto que signifiquen una de ellas en uno y otra en otro. En
uno tiene domicilio propio, de donde se trasladan y como que emigran,a lo
ajeno. Y así, significan una cosa propia y justamente, las demás figuradamen-
te, esto es, mediante solo aquello. De lo cual se deduce necesariamente que la
oración, que consta de estas palabras, tenga diversas sentencias; pues tiene,
por lo menos, doble sentido, uno el que significan las palabras como propias,
otro el que refieren por ser trasladadas. Ser trasladada una palabra es signifi-
car otra cosa que lo es semejante con la semejanza de algo que significa pro-
piamente. Por lo cual no puede ponerse en la oración, sin que sea puesto por
ambos. Y así, nos presenta a nuestra contemplación ambas cosas al mismo
tiempo, una abierta, otra ocultamente, una delante de los ojos para que la ve-
amos, otra en el ánima para que la contemplemos calladamente. Como por
ejemplo, si digo que mi ánimo fluctúa, ofrezco a los sentidos de los que oyen
la imagen del mar incesante y agitado por las olas, y al mismo tiempo declaro
que mi ánimo es agitado de manera semejante, y ello con una sola palabra.
Pues hay ciertamente una callada semejanza en toda alegoría y metáfora.
Quien se dice fluctuar, dice llanamente que es agitado por las preocupaciones
así como el mar por las olas. En lo cual, como se ve, pone a la vista dos cosas
al mismo tiempo, el mar y el ánimo, las olas y las preocupaciones, una de las
cuales es imagen de la otra. Que estos dos sentidos de la palabra y las dos sen-
tencias de las palabras puestas figuradamente difieren mucho entre sí, se de-
duce de que aquel sentido exterior que tienen las palabras en propiedad, no es
Homilía LVJtn aquello: Helo acechando tras nuestra pared. Y la Homilía LXen
aquello: La higuera brota sus higos. Y la Homilía LXI en aquello: Paloma mía,
en las quiebras de la piedra, en el cual lugar, declarando este sentido histórico,
recuerda ciertas cosas muy amatorias y, explicadas, añade: "Este juego literal,
¿cómo le llamaré sino juego? Pues ¿qué tiene de serio esta sucesión de letras?
NÍ siquiera es digno de oír lo que suena fuera, si el espíritu interiormente no
ayuda a la flaqueza de nuestra inteligencia". Y la Homilía LXIVen aquello: To-
madnos las raposas pequeñas. Y la Homilía LXIII en aquello: Tórnate, jé seme-
jante, Y Nicolás de Lira de manera semejante en muchos lugares, pero sobre
todo en el capítulo IV en aquello: Qué hermosa eres, y en el capítulo V en
aquello: Mi amado, blanco y colorado, y al principio del capítulo II. Y los nue-
vos escritores ciertamente en seiscientos lugares.
Pero lo que digo, que conviene una explicación de este sentido externo,
con ello quiero entender que la moderación se ha de usar en este género, y
usarla sobriamente, solo cuando lo pida la necesidad de la cosa. Lo primero,
no hay que buscar en el amor corporal otras cosas fuera de lo que las palabras
entendidas con propiedad significan. Después, éstas no se han de explicar muy
exactamente ni animar con todos los colores posibles, sino en lo que respecta a
lo que son transferidas. Por último, solo ha de tratarse en este tipo de explica-
ción, que la imagen no destaque y aparezca demasiado, sino que aparezca y se
vea sólo la imagen que es formada para la demostración de otra cosa. Y así co-
mo el que deseara enseñar a otro cada una de las figuras de diversos animales,
cuyas imágenes tuviera pintadas en una tabla, primero sacaría la tabla y quita-
ría el trapo, para que pudiese ser visto lo que había en ella, después explicaría
con discurso y extensas palabras las naturalezas de cada uno de los animales apa-
recidos en aquellas imágenes; así el que interpreta y expone este libro, primero
debe quitar el velo, con el cual esta imagen exterior se oculta en muchos luga-
res, lo cual se relaciona con el primer género de explicación; después explicar
9t IN CJPVT
homiUaquihquagefima fecunda in illa, Adiurovos filias
Sion.Ethomilia quinquagefima fexta Ìnula. Enfpe&at
per parietemnoftrum. Et homüia fexagefima in illa. Fi-
cus protulit gròfíbsfu os.Et homilía fexagefima prima in
illa. Columba mea in foraminibus petrae, quo in loco
hunchiftoricum declarans fenfum, qua:dam valde ama-
w toria commemorat,atqueijspofitisfubijcit. Hic litera-
Mìislufus,quidnidixerim lufumi quidenim fcrium habet
„ híec literae feries > nec auditu quidem dignum, quodforis
„ fonat,finon intus adiuuet fpiritus infirmitatemintellige-
L
tiae noftrsc.Et homilía fexagefima quarta inula. Capite
nobisvulpesparuulas.Ethomilia feptuagefima tertia in
illo.Reuertercfimiliseito.Et Nicolaus Lyranusfimiliter
pluribusinlocis,fed praccipuèin capite quarto in illud.
Qua pulchra es, & capite quinto,in illud. DilecTrus meus
candidus,&: rubicundus, ¿capitefecundo in principio.
Et noui quidam fcriptores fexcentis in locis. Quod au-
temdico.NonnuUaenodationehuius externi fenfus vti
oportere, eo intelligi volo moderationem adhibendam
efíe in hoc genere,&: eo parcè vtendum, nec nifi quando
reinecefsitaspoitulat.Priirmmenimnon funt alia è cor
poreo amore afcifcendapra:terea,qux verba proprie in-
telicelafìgnificant.Deindeea ipfa non funt nimis exa&è
exprimenda nec omnibus quibus poifunt coloribus ani-
manda, fedquatenùs adid ad quodtransferunturcon-
duciti Poftremò id folìim in hoc explanationis gene-
re agéndum eit, non vt nimiumextet, oc emineat,fed
vt appareat,& confpiciatur tantum imago ea , quse ad
alterius rei demonftrationem efringitur . Et quemad-
modum qui variorum naturas animalium, quorum in
tabella imagines expreflas haberet , alicui demon-
lirare fingulas cuperet, is primo tabellam produceret
velumque amoueret, vt conípici, quodineratpoiTer,
¿einde
93 CANTAR DE LOS CANTARES
Pero queda ya, que respondamos a lo que objetamos, lo cual fácilmente re-
futaremos, si advertimos primero que este cantar, que fue escrito hace más de
dos mil años, fue escrito en una lengua peregrina para unos hombres, cuyas
costumbres y juicios eran muy diversos de los nuestros; muchas veces sucede
que lo que en una lengua sirve para una gente, es reprobable para otra e inclu-
so para la misma cambiadas las circunstancias, tanto en las palabras en particu-
lar como en la mutua unión de las palabras; y que es muy verdad que los anti-
quísimos escritores como Homero, Hesíodo, Orfeo y los demás que
florecieron en tiempos heroicos, amaron más lo grande y fuerte que lo delicado
y suave en las semejanzas y metáforas-y otros adornos parecidos de la palabra.
Por último, que toda aquella oración no puede ser interpretada por ningún
engaño de sus palabras; no que la esposa diga lo que haya hecho, sino qué ha-
ya pensado hacer por impulso de su amor consigo y con su ánimo. Estas son
las palabras de la esposa: En el mi lecho en las noches busqué al que ama mi al-
ma; busquéle y no le hallé. Levantarme he agora, y cercaré por la ciudad, por los
barrios y por los lugares anchos, buscaré al que ama mi alma. Lo cual ciertamen-
te es más del que piensa qué sea necesario hacer, que del que narra lo que hizo.
IV. Y lo que también objetan del cuello, que se dice semejante a una torre;
de los pechos que se relacionan con los cabritos; de los cabellos semejantes a
rebaños de cabras de Galaad, lo objetan porque entienden muy inadecuada y
depravadamente aquellas cosas. Pues si se dice que el cuello es semejante a una
torre, no debe ser entendido que se dice que es tan largo como una torre alta,
pues en él se trae solo la rectitud, no la altura de la torre. Y así, también nues-
tros poetas lo comparan muchas veces a la torre de marfil, y de manera seme-
jante los cabritos, semejantes a los cuales se dice son los pechos, no se han de
entender como auténticos cabritos, sino más bien sus cabecitas, en los cuales
es apta la semejanza de los pechos. Por lo cual también en los Proverbios el
nombre de cabritos es tomado para significar pechos, donde se dice: Cierva ca-
rísima y gratísimo cabrito, embriáguente sus pechos en todo tiempo™. No menos
torpemente caen en los rebaños de cabras, pues Salomón no se refiere a ellas
sino a sus pelos, para mostrar que la hermosísima esposa está dotada de un pe-
lo negro. Pues los orientales alaban los cabellos negros.
Y lo mismo puede ser dicho del escuadrón ordenado e instruido, pues nada
puede ser más digno de admirar. Aunque en esto, me parece, no significó tan-
to que le pareciera hermosa su esposa, como declaró cuanto temía vehemente-
mente, que su ánimo se alejara de sí; el cual para significar tal temor hizo men-
ción muy convenientemente de un escuadrón ordenado.
VIL A lo otro que se dice, que la esposa desea fuera de costumbre, que su
esposo fuera un niño, no tengo que decir a éstos más que el que me parecen
carecer de sentido común. No digo que existen en hebreo palabras, de las cua-
les éstos se abstienen religiosamente para cubrirse de su ignorancia, y así no di-
go que existe en hebreo lo que pudiese llevar a éstos al camino del sentido rec-
to: ¿Quién te me dará como hermano que mamases los pechos de mi madre? Vero
digo y afirmo que no es la sentencia de las cosas contenidas en los códices lati-
nos y griegos la que éstos piensan, con tal que el que las lea tenga algo de jui-
cio. ¿Qué, pregunto, desea la esposa? ¿Qué dice? ¿Que su esposo era niño o
mejor, que como tal le fuera lícito tratarlo muy amigable y apretadamente y en
la presencia de todos? Esto desea ciertamente ella en amor subido o finge dese-
arlo con elegancia, para significar que ha llegado al sumo grado de amor, en el
cual los que están desean llevar a Dios siempre en su seno y casi en sus brazos,
sin reprensión de nadie y ante la mirada de todos.
VIII. Pero dicen que desdice de los escritos divinos usar semejanzas sacadas
del amor lascivo; confieso que desdice, pero niego que las saquen del amor las-
civo sino del honesto y honrado. Y dicen que estos amores, aunque honrados,
no son aptos para declarar el amor divino porque distan mucho de él. Distan
en la excelencia, pero son semejantes en otras muchas cosas. Pues ambos bus-
can la hermosura, ambos nacen de un conocimiento anterior, ambos nacen de
una comunión y semejanza que existe entre los que se aman, ambos hacen que
se unan profundamente, ambos trasladan al amante a lo que ama. Ambos tie-
nen la preocupación de agradar y el miedo de desagradar, en ambos hay una
sospecha de voluntad inmutable, en ambos hay quejas, en ambos caricias. Y
así, uno se compara perfectamente con el otro e imita el amor, y en cada uno
de ellos está incluida la imagen del otro, sin que pueda haber otra más expresa.
Pero porque aquella imagen es perfecta, no es apta para expresar cosas divinas,
IX. Pero Dionisio se nos presenta diciendo que en este cantar se ponen
monstruos. Pero los que objetan, lo cual sea dicho con benevolencia de ellos,
no entienden bastante a Dionisio. Pues aquél dijo ciertamente que en tales
escritos le parecía que había monstruos, pero no pone monstruo porque sus
palabras no respondan aptamente a la alegoría comenzada, como éstos necia-
mente piensan, sino porque con su significación propia atribuyan y pongan
en Dios lo que se aparta mucho de la naturaleza divina. Que ello lo dice Dio-
nisio se puede deducir de los ejemplos que aduce. Pues es monstruoso para
Dionisio atribuir un útero a Dios, como se lo atribuye la Sagrada Escritura en
lo que dice: Desde el útero antes de la estrella matutina te engendré; es mons-
truoso darle ojos, pechos, muslos; es monstruoso ponerlo en este cantar con
figura pastoril, lo que también nosotros confesamos. Pero una vez admitido
este monstruo, lo demás que se sigue se ordena muy aptamente a tal mons-
truo. Pues si la Sagrada Escritura dio a Dios útero y con ello hizo un mons-
truo, al apartarse de la naturaleza, sin embargo no se apartó de la naturaleza
de las cosas en atribuirle luego al útero la fuerza de engendrar. Y así, no pro-
dujo un monstruo, sino habló aptamente según el tipo de habla. Pues es pro-
pio del útero engendrar, no tener la facultad y ciencia de discernir o contar,
lo cual si se lo atribuyera la Escritura entonces en verdad haría un monstruo.
>? JN' CAPfT
Cérctur amorc,niiI caucrctur^ vt homtnes carnis cupidi-
tàtibus dediti,ab huius libri ledionc abftincrent,niiì prx
cipCfcturncinea contempi anda imagine gradas figa-
tur.Etvtiñeolendisimaginibusfoletcaueri, arque pra;-
cipijVt eas redé qui velit colere vna animi in tendone, at-
que motu in imaginera feratur,& in id quod refertur ima
gine,íicquorum bene inftitutuseft atqs affedus animus^
ij,cumhxc k¿fmt,cu naque iftorum amorum imaginem
ubi in confpedu proponunt # vno tanquam mentis afpè-
du,& imaginem, 3¿ quòd íit ea elucet afpieiunt.Sed ob-
ijeitur Dionyfius nobis qui monftra feribiin hoc carmi-
ned.icat. Sed qui obijeiunt, quod cum bona eorum ve-
nia didum fit, Dionyíiumnon fatis intclligunt. Dicic
enim Ule quidem in huiufmodi feríptis monftra qua:dam
ineíTe videri, fed tàmen non in eo monftrum ponit,quod
coram verba inftitwtae ailegorie^ion apté rcfpondcant,vt
íftiftultiísimeputant ? fedineoquod eorum propria ílg-
nificatiQneDco tribuantJ&: affigant,quod plurimum ab-
horretá natura diuinald namq$ Dionyfiúm dicere perf-
picuum ene poteftexijs qua* adducit exéplis. Mònftrum
enim eft Dionyfío vterum Dco tribuere, vt illi eum tri-
buit facraScriptura,qugdicit Exvteroantchiciferumge
nuí tc,monftrum dare oculos,vbera,faemora, monftrutí*
paftorali figuraipíum in hoc Carmine inducere,quod &c
nosfatemurípfi Athoc femel admiílbmoñftroeimon-
ftro rcliqua qux ÍÍibijciunmr,aptifsime feruiunt. Etenim
íi vterü Deo fa era Scriptura dedit, &: in eo monftrum fe
cir.quiaá natura reccfsit,tamen in eo quod vtero genera-
di vim ftatím attribuit à natura non recefsit rerum. Ita*
que monftrum non edidit, fed pro eo quod inftituerat ái_
cere aptèloquuta eft.Eft enim vterigenerare,non autem
numerandi autdiíferendi fciemiam & racultatcm tene-
re,qua: íi jiiifcriptura tribueret,tum veré monftrum effi-
ccret.
99 CANTAR DÉLOS CANTARES
X. Lo último que objetan se vuelve contra los mismos que objetan, pues si
lo contenido en este cantar no se sacara de la costumbre y de la vida misma de
los amantes, no habría motivo para que los Padres no advirtieran, que nos pre-
caviéramos de prestar mucha atención a las cosas que presentan las palabras
del Cantar. Pero cuando aconsejan que no prestemos atención, no mandan
que de ningún modo las veamos. (Se han de ver en tanto en cuanto conducen
alfinreferido). Pero aconsejan que no permanezcamos o nos demoremos en
ellas, ni pensemos tanto en ellas, como si por ellas mismas y no por otra cosa
hubieran sido escritas y guardadas para nosotros. De lo que escribieron se ve
que dicen esto. Dionisio: "No pensamos, dice, que lo que aparece en tales es-
critos fue fingido a causa de sí mismo". Niseno no niega que se hayan de ver
las apariencias de que consta la imagen, pues ¿quién podría verla sin ver las
apariencias? Pero manda que no insistas en ver las apariencias. Gregorio Ro-
mano: "Se ha de ver, dice, de manera que cuando oímos las palabras del amor
exterior, no permanezcamos en el sentir externo". Manda que no permanezca-
mos, esto es, que no insistamos en ellos, sino pensemos que fueron escritos pa-
ra la contemplación y explicación de cosas mejores y más sublimes.
De todo lo cual es probado que este cantar ha sido escrito en forma alegó-
rica, con la alegoría llamada de las palabras; y que con ella contiene lo que
conviene a las personas y a las cosas de que trata la alegoría; y que las personas
de dos cónyuges amantes entre sí son personajes; y que con sus amores hones-
tos y honrados se declaran los amores de Cristo y la Iglesia; y que no se pue-
den rectamente entender los amores de este cantar, si no se conoce primero la
imagen que los indica y expresa; y que por ello se han de explicar ambas cosas,
la primera en razón de la siguiente y en cuanto conduce a su inteligencia. Pero
cuando se está de acuerdo en todas estas cosas, quizá alguno quiera saber ¿de
qué orden y condición son estos cónyuges que aparecen? ¿Si tienen un papel
regio o más bien privado? Y si privado, ¿si urbano o pastoril y rústico? Pues a
juicio de muchos doctores y de otros no medianamente doctos, no agrada que
sean pastores, por lo de la esposa al esposo: Metióme el rey en sus retretes, y de
nuevo: Cuando estaba el rey en su reposo, y el esposo de sí: A la yegua mía en el
carro del Faraón; y el que el esposo nunca se llame Salomón, Respondo, que
los personajes pastoriles son tomados aquí en alegoría, pues se deduce del ha-
bla de las mismas personas, de las conversaciones que tienen, de las semejanzas
que usan tomadas todas del campo. Pues todos los diálogos de este cantar se
basan en coloquios de pastores; muchas veces hablan de ganados, de fuentes,
de nacimientos, de pastos; respiran amores, lo cual es propio del cantar bucó-
lico; por último, ellos mismos se llaman pastores, para que no quede ningún
lugar a duda; aquello: Enséñame dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía,
porque seré como descarriada entre los ganados de tus compañeros. Aquél: Si no te
lo sabes, ¡oh hermosa entre las mujeres!, salte (y sigue) por las pisadas del ganado, y
apacentarás tus cabritos junto a las cabanas de los pastores, Pero ¿por qué, pre-
guntará alguno, se tomó mejor el personaje pastoril? Lo primero, fue tomado
porque es apto para expresar la fuerza del amor, tanto porque los pastores
aman puramente, cuanto porque su género de vida es muy apto para dedicar-
se al amor; por lo cual el cantar bucólico en toda lengua siempre se tuvo por
muy apto y agradable para referir amores. Después, porque con ninguna cosa
mejor se significarían los que se ocultan bajo estas personas, la Iglesia y Cris-
to. Cristo goza en llamarse pastor: Yo soy el buen pastor^5. Y en el salmo: El Se-
ñor es mi pastor. Y Pablo: Suscitó a Jesús, gran pastor. Pues de tres maneras se
significa figuradamente en las Sagradas Letras la unión de Cristo con la Iglesia.
36 Jn. 15, 1.
37 E£ 5,
38 Is. 62.
39 Ez. 16.
40 Oseas, 1 y 2.
41 Esta concepción, apuntada en Orígenes, es defendida por fray Luis por primera vez en la exégesis
de este libro.
vivió bajo las leyes de Moisés. Otros, y éstos nuestros, sobre la Iglesia del Evan-
gelio; otros de ambas. A los cuales yo no sólo me sumo, sino añado algo más a
su sentencia. Pues ciertamente, mientras considero todas las partes de este can-
tar y comparo unas con otras, me parece ver resplandecer en él dos imágenes de
dos grandes cosas42. Una del amor con que la Iglesia ama a Dios desde el co-
mienzo del mundo hasta el final, y lo amará. Otra del amor que Dios mostró en
todo tiempo, y le mostrará a la Iglesia43. Por lo cual juzgo que en este cantar se
reflejan las formas de los hombres fieles y de todos los buenos que alguna vez
fueron o serán, lo cual pertenece a su amor con Cristo y al grado de virtud que
tuvieron, esto es, aseguro que en este libro es explicado de qué manera Cristo se
comporte con su Iglesia, desde que comenzó a existir en la tierra por primera
vez y se la prometió a sí, hasta que elevada al cielo la tome por mujer. Y así pien-
so y lo tengo por seguro que toda la historia de la Iglesia militante, en lo que
atañe al mutuo amor entre ella y Cristo, se contiene y se explica en estos escri-
tos. Para verlo sin error y sin confusión conviene advertir, que la edad y dura-
ción de la Iglesia se ha de dividir en tres tiempos; uno de la naturaleza, otro de
la ley, un tercero del Evangelio y de la gracia. El primero abarca desde la caída
de Adán hasta la promulgación de la ley. El segundo llega desde Moisés hasta
Cristo. El tercero desde Cristo hasta el fin del mundo. En el primer tiempo los
adoradores de Dios que había (pues la reunión de aquellos hombres se dice Igle-
sia) no tuvieron ninguna ley escrita por Dios. En el segundo, los que vivieron,
obedecieron a las leyes de Dios promulgados por Moisés. Los que pertenecen al
tercero, trasladados desde las sombras de la leyes a la luz y gracia del Evangelio,
KM. IN CA PVT
ijfere HebrasideEccleiiaeaqua:fub Mofis legibus vixjt.
Ali* , ijqtienoftrideEcclefiaEuangdij,, alijdevtraque.
Quibus ego tiojiaccedQ;falum,fed aliquid addo amplius
ad eoiuiiiifèmentiam.Nam iprofe&o dumx>mnes huius
Carminis partes confiderò^ curaadhibitaalias cü alijs
confero, JiiUM^ideor videre elucentem in eo duarum
maximarum xeriiiii duas imagines. Vnaamoris eius,quo
eccleíiaab éxorHio.víqj adfinem,muaidiDeü.amat,ama
turaq; eft,AlxeraTn<eius charitatis, quamOe«speromne
id tépus exhibuit,cilq; exhibiturusEcdeüavQuare ludico
omniü qui.vncfuafuetút futurivefunt honorum,ac fide
lium hommum ratiòne$,quod pertinet ad pietatcmepru
erga Chriftum, Oc ad^gradum qucm in virtute renuerunt,
tradì in hoc Cannine^ hoc eft , cenfeo in hoc libro
explican,quo|ìado fethiiilus ergaiìiarriEeckiìam gè-
rat,ab eo tempròre,quancío üíainíerrisprimüeífeccepir,
&¿ eam fibi deTpónfauif ipfe>, ad id vfq; tempus., quando
eandem in eieìiim fubiaramaccipiet vxoEèinitaqi totani
Ecclefìaì militaatis hiftoriam,quodad miitutim inter ip^
fam atq; Chriftttmamorerri attmet,his contili eri.&: expli
cari fcriptis exifiàmo aepro certo!habèoiQi|pd-vt ilne er
rore &c confufianeicernatìjrattiniaduertéré^ortet, Ec-
clefiae*tatematquedurátiónelii;intriaeíre tempora di-
uidcndam:vnum.naturx,aiteràmJegisvtertiumEuange-
li) atquegratia;;Primumab Adarriipemniiite^fp^jV^;
adlarionemlegis.Altemm àMofcvfqi ad.Chrrttumper*
ueniife.Tcrtium àChrifto vfquead finemikculi. In pri-
mo tempore Dei cultores qui erant (eorum cirÉm homi-
num conuentus EcclefiadiciEur,) ^nullárh habuifle di-
uinitus fcriptam legem.. In alterò., ^qui vixerunt,legi-
bus à Deo per Mofem latispiÉiifFe . Ad tcrtium qui
percinent, à ¡egum ^mbrisj, ad Suangelij lumen, at-
. que
103 CA NTAR DE LOS CANTARES
forman la Iglesia que abunda en gracias. Los primeros fueron más imperfectos
que los segundos, los segundos más que los últimos. Así, pues, en el primer
tiempo de estos tres, que fue como el tiempo de la infancia, Dios trató a la
Iglesia como si fuese niña recién nacida y tierna. En el segundo como si fuese
jovencita algo crecida. En el tercero, como a la que ya había llegado la edad
casadera. Pues así como el varón a quien la niña es prometida para que des-
pués madura la tome por mujer, éste por la edad de la niña modera la forma
de su amor con ella y, cuando es niña, se muestra blando, cuando es jovencita
más amante, ya madura es abrazada con gran amor por el esposo; así Dios a la
Iglesia, la cual en sacándola a la luz se la prometió, avanzando el tiempo, esto
es, al final del siglo hará matrimonio con ella, la ha seguido con amor variado
y ha seguido el curso de su vida con incrementos de su amor hacia ella. Como
ella avanzaba en edad, así él siempre añadía algo al amor o, al menos, a la os-
tentación del amor. Así, pues, en este libro aparece admirablemente descrita la
imagen del progreso y de toda esta manera. De donde también el mismo li-
bro, como antes dijimos, se divide en tres partes; en su primera se contiene la
manera de la Iglesia constituida en la ley natural, en la segunda se declara su
legítimo estado, la tercera pertenece toda al tiempo de la gracia. Y así, las tres
edades de la Iglesia se explican con las tres partes del libro. Pero se explican no
de arte que se diga todo lo que pertenece a la Iglesia de cualquier modo, sino
que se recuerda sólo lo que atañe a la condición de esposa, esto es, al mutuo
amor de Cristo con ella y de ella con Cristo; pues se declara cuál y cuánta haya
sido la excelencia de la Iglesia en cada edad y en su virtud, y la beneficencia de
Dios para con ella. Y puesto que toda la excelencia de la Iglesia consiste en dar
culto a Dios, y Dios es honrado por el amor y la fe, esto es, por la recta per-
suasión de sí y el amor; la beneficencia de Dios con ella está y destaca sobre to-
do, en que la protege en los peligros y la consuela en la adversidad; por eso to-
do el discurso de este libro versa en demostrar con qué virtudes haya
destacado la Iglesia en ambas cosas, esto es, en el conocimiento del bien verda-
dero y en su estudio en todo tiempo, y con qué protección fue guardada por
Dios y con qué consuelos imbuida y animada. Pues siempre enseña que ella
ciertamente destacó en ambas cosas, pero no siempre destacó por igual, sino
que a medida que avanzaba en edad, así avanzaba más en ambas. Y así, como
estas hayan sido cada una de las partes de este libro, las cuales declaran Ja edad
de la Iglesia a la que se refiere, de arte que lo que se ve en cada una de las par-
tes que dice la esposa o que es dicho por la esposa, contenga queja o invitación
o alabanza o ruego, signifique de qué modo la Iglesia haya amado a Cristo o
haya sido defendida y cuidada por Cristo. Todas las partes de este libro contie-
nen esto al mismo tiempo, esto mismo lo explica cada parte con maravilloso
orden y unión entre ellas, y además no recuerdan nada que no pueda ser refe-
rido fácilmente a él. Lo cual quedará claro con la explicación, por lo que oiga-
mos ya a la misma esposa: Béseme de besos de su boccfi^. En la primera parte de
este cántico como dijimos, se describe la forma de la Iglesia, que floreció en la
ley de la naturaleza, y aquella Iglesia era débil y tierna, como recién nacida.
Por lo cual Salomón, para pintarla saca aquí a una niña, en la simplicidad y can-
dor de su edad, pidiendo abiertamente los besos de su esposo. Pues el ingenio
infantil es abierto y simple e impotente con los primeros deseos, y ella pide no
46 Jn. 1.
47 Fray Luis dice esta misma idea en «Faces de Dios»: «Y este fue el aparecimiento segundo, cuando
nasció de nuestra carne y conversó con nosotros, y viviendo y muriendo nuestro bien» (Onís, I, 84).
48 Jn. 9. No se encuentra tal cita en el lugar indicado por fray Luis, sino en el capítulo 14 adsensum.
iotf ÍÑ Q'AT'VT
tuum, fcd quantum amares me teftatus es promhsis h£
gifsimis,nó queo ipià defidcriu t'ui,quo diicrucior^nclu-
fum animo diuti* tenere.Rupèomncsmoras,ideft,0/ci#-
lare me ofcttlo orts t«¿hoc eft,ori meo os tuü admoue,id eft-
v.t f^piùs interpreter,fiat caro verbü tuu,quodIoànes firn
pheiter dixit.Itaq; prima Eccleila, Chrifti vidédi máximo
incenià defiderio,quod incèdebat in ipfa,tù promiflfo rei
magnitudo, tü de amina foeiicitate doioris acerbitas, pe-
tit his verbis maturítateincarnationis eius, qua ofculi vo
cabulo,figura tè & aptèfigmficat.Nam fku t in ofculo os
admouetur ori,fic in incarnatione verbü Dei coniúgitur
cú carne. N ec foKi maturitaté petit incarnationis,fedvt
ipfe quide arbitror,illud etia Spiritus fan&i vberius donü
infundí libi poftulat, quo nò tantü peccati deletur culpa,
fed etià mala libido, cupiditatefq,-ex ea prauaynagna ex
parte abolétur acpropèextinguutur,in quo ipfìus ià&ita
tis abfolutio confito. Nam id donü vix antea in terris vi-
fum,aut fortafsè ne vix quidem antea vifum in tcrris,poft
Chriílü natii &: fublatum in cglü, larga manufidelibuseft
col1atuhominibus.De eo enim,vt exiftimo,fcribÌtur.Nó
' erat Spi ritus datus, quia Chriftus nondum erat glorifica-
tus. Quare id donü quipetunt, fimul etiam volüt verbü
Dei vt carofiat,quiaverbum caro facì:um,id eft,Chriftus,
id impetrami a Patrc donum ipiitm,vt copioiè in ánimos
fuorum effunderet. Eft enim Chrifti propria erTe&io atq;
fun£tio,fuos non mudare folùm à peccatis,ícd etia ea in-
duere virtute,qu# cu veteris hominis ruínala: propè in-
teritu,eximià quanda aiFerat fan&itate. Atq; quemadmo
dñproprium Chrifti eft,idvt donü hominibus tribuat,iìc
omnia vota hominü, qui modo fatuos fe & incólumes
efle cupiunt,eo funt refercnda, id vt bonu aliquando con
fequantur;quod in eo totius vitx ipiritualis abfolutio,at-
que ñnis üt conftitutus. Qux cum itafehabeant,rcdè
atque
107 CA NTAR D E LOS CA NT ARES
comunión de espíritu, y pedir el bien que los que lo consiguen viven una vida
celeste en la tierra, el cual don significó muy aptamente con el nombre de "be-
sos". Pues en el beso hay cierta comunión de espíritu, y los que se besan mu-
tuamente, traslada cada uno su ánima al otro. Pues ese don pide la Iglesia, en
el cual ve puesta toda la esperanza de su salvación y libertad, y el cual desea so-
bremanera por esa causa. Así, pues, pide al mismo tiempo la encarnación del
Verbo, que se expresa muy aptamente en la unión del rostro con el rostro, y la
comunión del Espíritu Santo, la cual es significada en la comunión de ánima,
que se da en la unión de besos. Pero añade la causa de que lo suplique tan de-
seosamente, diciendo: Porque buenos (son) tus amores más que el vino, esto es,
porque sabía cuan dulce fuese Dios y cuan digno de ser amado, como poco
antes había aprendido puesta de prueba en el paraíso; y lo conocía ya más cla-
ramente por la comparación con los bienes terrenos, de los que había percibi-
do algún sentido, luego de ser arrojada del paraíso. Llama figuradamente vino
a estos bienes terrenos porque nos hacen ebrios y nos ablandan con placer va-
cío. Y así, le angustia el recuperar el antiguo trato de amistad con Dios y, por-
que entiende que esto no puede serle restituido sino por Cristo, pide que Dios
le bese, esto es, desea muy ardientemente que nazca el Verbo hombre y el san-
tificador de los hombres. Mas Icuán cuidadosamente Salomón se atuvo a la
alegoría y a la sentencia en este lugar hablando de pechos4?! Pues a la doncella,
cual es la que aparece, le va bien acordarse de los pechos, y muy aptamente
significa con el nombre de pechos a la providencia de Dios para con los hom-
bres colocados en el paraíso. Pues así como los niños chupan los pechos y se
alimentan con ellos, así los hombres recién nacidos son alimentados y educa-
dos con la preocupación y providencia de Dios.
Pero continúa: Al olor de tus ungüentos buenos. Había dicho que deseaba
la llegada de la encarnación y la comunión del divino Espíritu, porque había
experimentado en el paraíso cuan suave fuera estar siempre con Dios, y aho-
ra trae otra causa para desear la misma llegada: y es que había recibido algún
49 Fray Luis no recoge aquí la interpretación de algunos Padres que toman «pechos» por los testa-
mentos, que ambos respiran el celestial amor del Esposo Cristo, como prometido al mundo en el Viejo, y
como dado en el Nuevo. Pueden también denotar que la palabra de Dios en ambos forma como dos ma-
nantiales, de donde corren las aguas saludables, que resurgen hasta la vida eterna, más gustosa sin compara-
ción, que lo que desea la carne, y cuantos placeres nos puede suministrar el siglo (nota del P. Scio).
rumor de la excelencia del futuro Mesías, el cual rumor superaba con gran dis-
tancia a todas las buenas esperanzas. Pues Dios le había significado, que un
futuro Mesías, no sólo la libraría del pecado, sino también la llevaría a la me-
jor felicidad tiempo ha perdida. Así, pues, llama figuradamente fragancia de
olor a la promesa y fama difundida del Mesías, (pues la fama es comparada
por Salomón con las cosas olorosas también en otro lugar, donde dice50; Mejor
es el buen nombre, esto es, la fama que los ungüentos preciosos). Y dice que ella
aventaja a los mejores ungüentos, esto es, que supera todas las esperanzas y
opiniones de los otros bienes, aunque sean grandes. Con razón la Iglesia se
acuerda del olor del esposo, porque en aquel tiempo Cristo sólo era conocido
por un tenue rumor, esto es, por oscuras promesas y casi de nombre. Y la mis-
ma esposa declara lo que decimos que el nombre de olor es trasladado para
significar el buen rumor de Cristo esparcido entre las gentes, cuando añade:
Ungüento derramado tu nombre, por eso las doncellas te amaron. Pues aquí es
interpretado el olor que había nombrado antes. Y toda esta oración puede ser
distinguida así: Tu olor o, a la letra del hebreo, por tu olor, que aventaja a los
mejores ungüentos; y antes de terminar la frase, la corta; Ungüento derrama-
do tu nombre; y luego vuelve a lo anterior y añade: Las doncellas te amaron,
para que el sentido sea: por tu olor, con el que vences a las cosas más olorosas,
las doncellas te seguirán con sumo amor. Y si alguien, dice, me pregunta cuál
sea este tu olor, respondo: ungüento derramado tu nombre, esto es, ungüento
ampliamente oloroso, que digo, es la fama de tu nombre, y el cual también ha
de ser llamado nombre, a saber, Mesías, esto es, Cristo, o sea, rociado con un-
güento y ungido. Y estas doncellas, que se dicen amar al esposo inducidas por
50 Eclesiastés, 7>2.
io8 IN £ A P V r
fempcr cum Deo,in paradifo experta fuifFetmunc auto»
aliam adférc caufam,quare eandem iilam maturitaté de-
fidereneaque cft,quia ícilicet rumore no nulla acceperat
de prseftiitiafuturi Mefsiae,qui rumor omnes bonas fpcs,
longo interuallo fuperabat.Na ilgnificauerat illi Deus fu-
turumMefiiam,nó folùm,qui ipfam àpeccato liberaret,
fed quietiamreuocaret adfoelicitatemlongè amiiTa pò-
tiorem.Eam igitur promifsionesn & de Mefsia fparfam
famamjtranilarèfragraatiam odoris vocat (Fama enirrt
cum odorai is rebus àc alibi à Solomonc conferme, qua di
Ecck.j. cit,Melius eli nomen bonum,id eft , fama qua vnguenta
prctiofa}.Et eam optimis prseftare dieit vnguentis,id erìy
aliorum quaniuismagnorumbonorum, opiniones om-
nes acque ipes fuperare.Iure autemUla Ecclefìa meminte
odorisfponfi,quiailio tempore Chrifìus, tenui rumore
quod3,id eiìiobfcurispromiisis,5£ quafide nomine tan>
tum cognofceba.tur.Quod aut-e dkimus fragrátice nome
ad bonum rumorem de Chriito in vulgus fparfum (igniti
candum trans ferri,ipià declarar fponfa^cum addir > Oleum
efflìfumnomentuum,tdeoadolefctntuUàtkxeruntte. Nanihic
interpretatur quam fuperiùs fragrantiam nominalTer.
Itaquetota iftaorario ile poteft diftingui.Fragraiifia tua,
fiue ex Hebraico ad verbum.Ob fragtantiam tuam, quse
praeftat optimis vngucntis.Etansequam orationem ab-
íolua.t.interferir.Nam oleum efTufum nomcn tuum. Ac
moxredir ad áfcperiora atque fubijcit . Adoiefcentulaj
dilexerunt te. Senile vt fiuOb fragramiam tuam ,qua
íes odorarifsimas vincis, fummo te adokfcemute amo
reprofequñxur.Qupd ft quiSjinquirmerogetjquaílittua;
Ma fragrmua,re%ondeo,Oleum eíFuíüm nomentuum*
id cftyoleum late fragrare , quod dico, fama nominis tui
euypfumque etiam quo nominandus es nomcn ,Mef-
£as fciiiC£t,hoc eli, Chriftus^id ei^oko purrufus, atquc
vn&a&
109 CA NTAR DE LOS CA NT A RES
el olor que él despide de sí, significan a la Iglesia, como parece a muchos. Pues
como Cristo es llamado al mismo tiempo sacerdote y hostia, pastor y oveja, la
Iglesia, que es su forma múltiple, tiene nombre múltiple. Y viene bien que la
Iglesia de esta edad sea llamada doncella, para explicar así su edad débil, esto
es, para entender su rudeza e imperfección en el conocimiento de Dos. Pero
hay otros que quieren significar con el nombre de éstas a las gentes ajenas a la
Iglesia, pero que alguna vez vendrán a ella, de las cuales gentes, conmovidas
por la suavidad del olor de Cristo, esto es, incitadas por la fama y celebridad
de su nombre, veían que aquella Iglesia surgiría para amarle alguna vez. Y lo
que sigue: Llévame en pos de ti, corremos, es más coherente con la primera in-
terpretación. Pues al pedir ser llevada, significa claramente que por ese tiempo
era más débil en el amor. Después, recogidas mayores fuerzas de amor, hecha
más fuerte, no permanece hasta que el esposo la lleve, sino que ella misma lo
busca por todos los rastros. Llévame, dice; unos toman esto como dicho no
tanto con la significación de desear, cuanto en el sentido de predecir lo que
vendrá, de este modo: Como veo, dice, y como yo misma colijo de tus prome-
sas, cuando suceda que me lleves, esto es, que me levantes alguna vez a mí
arrojada ahora de un altísimo estado de felicidad y tirada miserablemente por
tierra, y me unas altamente contigo naciendo tú de mí mismo, en pos de ti co-
rremos, esto es, te seguiremos en agradabilísima carrera. Lo cual sucede en
tiempo del Evangelio; la Iglesia lo predijo con estas palabras, previendo enton-
ces el ardor y el deseo de los hombres del tal tiempo para con Cristo. Y no so-
lo previo el deseo de seguirle, sino también la innumerable multitud de los
seguidores, y por eso cambió el número del verbo. Pues, como dijese primero
en singular, llévame, después puso, corremos. Para mostrar que innumerables
!oh miserable mudanza de la vida!, ¡cuan presto perdí ese bien! Pero aunque lo
haya perdido, lo recuperaré de nuevo: Regocijarnos hemos y alegrarnos hemos en
ti, esto es, seré restituida a mi primera felicidad, y cuando ello suceda, mem-
brársenos han tus amores más que el vino, esto es, no se me escapará del ánimo
el recuerdo de su placer; sino quedará siempre fijo en él y no será borrado con
el sentido de ningún otro placer, los rectos te aman, esto es, pues es recto que
todos te amen con amor ardentísimo". Pero si por enálage de tiempo se dijo
metió en vez de meterá, la Iglesia se promete lo que desea, por la naturaleza
del deseo vehemente, pues lo que deseamos ansiosamente, nos persuadimos
fácilmente de que lo conseguiremos. Pero había deseado la esposa ser llevada
por el esposo, esto es, aquella naciente Iglesia consciente de su debilidad había
mostrado con aquellas voces su deseo de ver a Cristo. Por lo cual ahora conve-
nientemente se dice esperar lo que había deseado, esto es, prometerse de que
Cristo alguna vez la meterá en sus retretes y no la engañó su esperanza. Fue in-
troducida, pues, por él después de que creció primero en la ley, después en la
gracia del Evangelio, y finalmente ha de ser introducida en la vida inmortal,
donde están los retretes del esposo repletos de los bienes, con los que solamen-
te se vive bien y felizmente. Los que son metidos a los tales retretes así gozan y
se alegran, que no quieran acordarse más de ningún otro bien; por nada consi-
deran los demás bienes; todas las otras cosas les son putrefactas y despreciables.
Sigue: Morena yo, pero amable, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar,
como las cortinas de Salomón. En hebreo, morena y amable, "y" por "pero", co-
mo todos los intérpretes consienten en este lugar. Mas mitiga la inverosimili-
tud54 con dos semejanzas, esto es, hace probable la novedad de la sentencia
con dos cosas traídas y recordadas, las cuales son deformes en el exterior y muy
ricas en el interior. Morena yo, pero amable: la Iglesia había dicho que esperaba,
que Cristo la introdujera a sus bienes, esto es, la restituyera al mejor estado
perdido, pero al decir esto le sobrevino el miedo nacido de la consideración de
su estado presente; pues ¿a quién convencería de que los hombres, que poco
ha fueron expulsados del paraíso por la mayor culpa de ellos y arrojados a las
mayores miserias, no solo saldrían de las miserias, sino también llegarían a la
vida feliz, esto es, rebosarían en todos los bienes? Así, pues, sale al paso de este
temor y se afirma contra él, así diciendo: Morena yo, pero amable, esto es, aun-
que morena de aspecto, esto es, desnuda de los mayores bienes y sometida a
las mayores miserias, nadie desespere de mí porque fui hermosa y lo seré otra
vez, y no solo esto sino también ahora soy amable interiormente. Pues hay al-
go en mí, que agrada a Dios, regalado a mí por el mismo Dios. Y siempre en la
Iglesia floreció la fe y la caridad, pero la Iglesia del tal tiempo se confiesa mo-
rena, porque estas virtudes eran más oscuras y menos acabadas y menos per-
fectas en aquel tiempo.
Y continúa: No miréis que soy algo morena, que miróme el sol: los hijos de mi
madre porfiaron contra mí; pusiéronme (por) guarda de viñas: la mi viña no guar-
dé. En hebreo a la letra: No me despreciéis por ser morena, porque miróme el sol,
los hijos de mi madre porfiaron sobre mí; pusiéronme (por) guarda de viñas; la
mía, digo, no guardé. Con lo cual esta persona fingida de la esposa, y aquella
naciente Iglesia hablando bajo aquella persona, mientras defiende su color, se
confirma más y más figuradamente para bien esperar. Pues dice: "Aunque,
como dije, soy morena, no soy sin embargo deforme; una cosa aparece en mí,
otra se oculta, lo que sucede también en otras cosas, por lo cual nadie me juzgue
por la parte exterior del cutis, ni me desprecie porque esté en cosas desgraciadas
y miserables, pues estoy llena de esperanzas. Añade que esta miserable aparien-
cia de mi condición no la tengo por naturaleza, pues no soy desgraciada por
ITI I N p A P VT
autem valdè rpQciof&.NìgmfumfidformDfa, dixeratilla Ec-
clefia fé iperare futurum, vteam Glitiflus ad fua bona inr
troduceret, hoc eft, in ftatum refiatueretamifío meliorc,
ièd ei ifta dicenti metusfuboituseft^ ex prasfcntis fui fla-
tus confiderationeprofe&us. namcui perfuadereturfu-
turum,vthomines,qui modo maxima ipforum culpa ex*
pulii è paradifo eifent, & in máximas miferias proic&i, è
ijs miferijs non iòlùm emergerent, fed etià ad vitam bea-
tamperuenirent jideft,omnibusbonis circiimfluerent.
Idi igitur timori òccurrit,fequcaduerfus ipfum confír-
matele dicens, Migra fumfed formofa, id eft, ctiì,in ipeciern
nigra fim^ioc eft, nudatafirnmaximis bonis, &: maximis
miferijs fubie&a,tamen ob id de me deiperet nemo,nam
& formofa fui,&: item futura fum formoià,nec idfolùm,
fcd&c nunc fum intcriùs formofa. Nam eft aliquid in me,
quodDeo placeat,abipfomihidonatumDeo. Sempcr
enim in Ecclefia fides atque charitas viguit, fed quia ea
obfcuriora,illo tempore &: minus abfoiuta,minus perfe-
tta erant, ideò eius temporis Ecclefia fe nigram eífe fate-
tur. Sed pcrgit^Nolitemeconfiderare cjuUfufca fum> quiadeco'
¡orami me Sohfilümarris me&pttgnáuerunt contra me^pofuerunt
mecuíÍodeminlfmeís¡)ine4m meamnon CHÍiodm.HcbmÍQC ad
verbum. Ne defpkìaus^uode^ffibnìgra^quta afpexit me Solfi-
iij matrismedi irati funt inme^fùerunt mecuflodem in)>tneis>ì«
neam me<tm,me<tminqu>tm non cufloditn. Quibus,hasc iponfas
inducl;a perfona, 3c illa oriens Eccitila lùb ea perfona lo-
quens, dum fuum colorem defencìit, fé figurate ad bene
iperandum magis atque magis confirmat.Nam inquit.Et
ii vt dixi,nigra fim,non fum tamen deformis,aliud in me
apparer,aliud latet,quod item alijs in rebus accidit, quare
nemo de me de fumnia cute iudicet, neq$ ob id quis me
defpiciat, qüod in rebus verfer serumnoíls Se miferis. Na
Ipe valdè locupks fum,Àdde qupd hec mea? conditionis
mifera
113 CANTAR DE LOS CANTARES
naturaleza de arte que no pueda librarme de la misera, sino que llegué a la in-
dignidad de esta suerte de vida por fraude"; y expone el engaño, pues dice:
Los hijos de mi madre. Pues así llama a los ángeles apóstatas, porque fueron
creados y engendrados por el mismo Dios Padre al mismo tiempo los hom-
bres y los ángeles. Aquellos, pues, dice, lucharon o airáronse contra mí. Esto
es, llenos de odio y envidia contra mí, maquinaron su engaño contra mí, y al
final me vencieron, me arrojaron vencida del paraíso, arrojada y expulsada
me pusieron a la guarda de las viñas, esto es, me llevaron al sol y al polvo de
esta vida fatigosa y miserable. La mi viña no me guardé, porque perdí aquella
vida feliz, muy semejante a la celeste, que llevaba en el paraíso. Y añade: Ensé-
ñame, ¡oh Amada de mi alma!, dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; por-
que seré como descarriada entre los ganados de tus compañeros. Y había dicho la
Iglesia que por engaño de sus hermanos había caído en el pecado, y por ello
arrojada del paraíso y hecha guarda y cultivadora de las cosas terrenales, había
contraído la negrura por la misma condición penosa de la vida; y había nom-
brado con nombres trasladados de calor y sol la tal miseria de su vida. Así,
pues, porque se veía tostar por el sol meridiano, esto es, picar y quemar con
los mayores males, tornada de nuevo a su esposo pídele que le enseñe en qué
lugares sestea al mediodía, en cuya sombra evite los mayores calores, donde
lleve una vida lejos de los lugares de la misera y del trabajo, esto es, pide con
ardentísimos votos que le infunda mayor luz y le enseñe el camino, por don-
de llegue a él sin error, persuadida de que cuando llegue a él librada de todo
el ardor de los males, ya no pasará más calor, esto es, para interpretarlo de
nuevo, pide que le enseñe cuándo alcanzará lo que, recibido el espíritu de Cris-
to, alguna vez se hará en ella, que refrescado el placer de los malos deseos lleve
una vida felicísima juntamente con el esposo bajo la sombra del Espíritu Santo.
Enfinpor la grandeza del deseo se entiende la grandeza del mal de que desea
librarse, esto es, porque desea tan ardientemente colocarse en la sombra, se co-
lige cuánto se quemarían los hombres de su tiempo con el calor del placer
malo. Pues ciertamente, como se deduce de las Sagradas Letras, antes de que
las aguas inundaran las tierras esta fuerza del mal vigió mucho55. Y así, porque
todas las cosas ardían en placeres, con la inundación de las aguas se apagó tan
gran incendio. Pues porque estaban tan malamente en aquel calor, del que só-
lo Cristo podía sacarle con su espíritu, y ella lo sabía, mientras le pregunta el
lugar donde sestea al mediodía, rectamente significa que deseaba vivir ya en la
sombra del espíritu; porque no sabe cuándo o cómo lo conseguirá, por eso pi-
de al esposo que se lo enseñe muy claramente. Y así dice: Enséñame, !oh Ama-
do de mi alma!, dónde apacientas, o, al menos, dónde me apacentarás, dónde
me harás acostar al mediodía, esto es, en qué tiempo o de qué manera harás
que yo, colocada bajo la sombra de tu espíritu, pase la vida libre de los ardores
y molestias de los malos deseos. Puesto que todo el origen del mal viene de las
perturbaciones del ánimo, por eso fue opinión de todos los filósofos, que la vi-
da feliz se basaba en la moderada dedicación a los afectos56. Porque no podía
vivirse honestamente sin la moderación de los afectos ni felizmente sin afectos
honestos. Y así, ningún tiempo hubo en el que no existiera alguien, que no se
confesara doctor en la adquisición y consecución de la santidad y moderación.
Pues a estos se referían todas las disciplinas de los filósofos; a estos miraban las
instituciones de todas las religiones. Pero la Iglesia divinamente enseñada sa-
bía que serían muchos los que prometieran lo que nadie fuera de Cristo po-
día dar, por lo cual pide solo esto, y desea saber el camino, temiendo que por
error llegue a caer en alguno de los que se creen dar lo mismo, y engañada
viole la fe debida por ella a su esposo con la costumbre de las cosas malas. Y
mientras recuerda esto, declara mucho que Cristo es amado ya por ella más de lo
55 Fray Luis se deja llevar muchas veces de cabalas sobre los fenómenos atmosféricos, manifestando
su inclinación a la astrologia.
56 Rasgo estoicista moderado de fray Luis, que admiraba ía «dorada medianía» de los romanos.
vitam faelicifsimam degat.Ex defideríj porrò magnitudi-,;
oc, malia quo liberati dellderat magnitudo intelligitur,
id eft, ex co quod fé in vmbracollocari, tana ardenter cu-
pit,coìIÌgitur, quato torre renturillius etatis nomines ma
iae libidinis seftu, Nà certe, vt ex facris colligitur literis,aiv
tequá aqux térras inundarét ha?c mali vis maxime viguit,
Itaq;,quia cunda ìibidinibus ardebant,aquarum inunda-
tione tantum inceridium reftindurneft» Ergoquoniam
grauiisimè ilio vexabaturscitu,quearcerevnusChriftus
fuo fpiritu poterat,idque ipfa feiebat, dum ipfum de loco
vbi meridietur rogat, tede ílgnificat fé iam cupere in vm
bra fpintus viuere : quod quonià nefeit quando, aut quo
modo aiTequutura ilt,id fpofum orar, vt fé plamfsimè do
ceat.Itaq; ait.Indicamihi ó anime mi vbipafcas,vel certe
vbi pafees me, vbi accubarc facies in meri die, ideft, quo
tempore, aut quibus modis effedurus ils, vt ipfa fub tui
ípirítus collocata vmbra, àmaiarum cupiditatum moie-
ftijs 6¿ ardoribus liberam tranfìgam vitam. Nam quonia
omnis origo mali,ab animi perturbationibus ducitur, id-
circo omnium Phiiofophorum opinio fuit,in affeduum
vacadone aut moderati o ne conftitutam ciìebeatamvi*
tam. Quia ncquefinehonefto,beatè,neque fine modera-
tone aifeduum honeftè poterai vitti. Itaque nulla actas,
fiutili qua notvaliquis extiterit , qui fé huius fanditatìs,
ac moderationis efìkiendas de comparando dodorern
profkeretur . Huc enim omnes Phiiofophorum refe- ;
rebantur difcipHnaej huc omnium religionum inftituta.
fpe&abant. SedEcclefiadiuinitus edoda fciebat,qui id
pollicerétur effe plurimos,qui pr^fìare poifet preter Chri
ftum effe neminem, quare ilium vmim rogar, ac via feire
cupit verità, ne errore eius in aliquem eorum qui fé eade
ttadere profitentur incidens decipiatur, deceptaque fide
ÜÍQ íjponfo ab ipfa debitam more malarum violet.Hax
autem
115 CANTAR DE LOS CANTARES
ordinario, esto es, declara que cuanto había avanzado en edad, tanto había ga-
nado en amor. Pues al comienzo de su nacimiento lo amaba tanto, que per-
maneciendo en casa besaría al esposo si se presentaba. Después, avanzando en
el amor, deseaba ir a donde él estaba, si por lo menos era llevada por él. Y aho-
ra, aumentado más el amor, desea caminar para encontrarle, pero es detenida
por la ignorancia del camino recto, esto es, reflexiona un poco y se demora,
declarando cuan exigua fuera la luz con la que entonces era iluminada por
Dios. Y sigue: Si no te lo sabes, ¡oh hermosa entre las mujeres!, salte (y sigue) por
las pisadas del ganado,, y apacentarás tus cabritos junto a las cabanas de los pasto-
res. Y alfinel esposo deseado responde. Y ¿qué responde? Que si desea su en-
cuentro, siga las pisadas del ganado. En lo cual Dios enseña a la Iglesia que ar-
día en deseos de verle, no ciertamente a sí, pues todavía no había llegado el
tiempo maduro de mostrar la tal cosa, ni siquiera alguna imagen suya bastan-
te expresa, pues se la dio después cuando vivió en la ley, (Aquellos ritos legíti-
mos de sacrificios y ceremonias muy santamente transmitidas por Moisés ex-
presaron ritualmente a Cristo). Pero mostró ciertas señales de sí, ciertamente
oscuras pero mínimamente engañosas. Pues si se la busca, la poseerán en el
debido culto a Cristo, esto es, en la fe y el amor. Manda que siga las pisadas de
sus ganados. Y la fuerza de su mandato es doble. Pues manda primero, que
persevere en el deseo y se dirija a donde la lleva este su deseo de ver a Cristo.
Pues es ciertamente conocido que en los cabritos está el símbolo del deseo, y
que por ello su nombre se puede rectamente trasladar para significar el ansia
del deseo. También los pechos, esto es, los amores y deseos de la esposa se di-
cen ser semejantes a los cabritos de las cabras; y los Poetas llaman a los cabritos
"petones", de pedir, como Servio anota en aquello: Y los cabritos petones. Des-
pués, exhorta a que siga a sus mayores, esto es, a los que tenían en ella el lugar
57 Estas palabras del Esposo son ciertamente de amenaza, porque !a Iglesia católica no puede separar-
se de Cristo, ni ir en pos de falsos pastores, que sean maestros dei error: solo puede esto verificarse y se ha
verificado muchas veces en las iglesias particulares... Que conozcan la grande dicha que gozan todos aque-
llos, que tienen la suerte de estar en su unidad, y que hagan el mayor aprecio de esta felicidad, contando por
el mayor de todos los males la separación del único rebaño, de quien es Cristo la cabeza visible (nota de P.
Scio),
principal, a los que la razón de la venida de Cristo era algo más conocida que
a los demás. Y así, en la fe y esperanza de estas cosas, si desea estar alguna vez
junto a él, le manda que repose y que dirija sus cabritos hacia allí, esto es, sa-
tisfaga sus deseos.
58 Jn. 4, 23- Fray Luis nunca consigna el versículo de la cita, que hemos añadido nosotros.
responde gratamente con este verso y dice que entonces intentará rociarle con
su nardo olorosísimo. Con la cual ambigüedad de palabras significa, lo prime-
ro, que le agradaba lo prometido. Después, a su vez ella promete que, cuando
llegue ese tiempo, le dará culto con más cuidado y afición. Pues eso es rociar-
le con su nardo en el lecho o el triclinio, esto es, cuando se hacen los sacrifi-
cios. Pues el sacrificio es un banquete, como dice Filón59 y como se escribe en
los libros del Levitici y del Deuteronomio, en el cual juntamente con Dios
banqueteaban los sacrificado res y los que ofrecían sacrificios. Y así* cierta par-
te del sacrificio se daba a Dios61 y se encendía sobre el altar, otra parte se cedía
al sacerdote oferente; del resto se alimentaban los que lo ofrecían. Así, pues, en
este banquete dice la Iglesia que su nardo dará su olor, porque en todo sacrifi-
cio según el rito de Moisés se usaba incienso y dos veces cada día, de noche y
por la mañana, se quemaba tomillo hecho con incienso y otros aromas muy
destacados, como se dice en el Éxodo61. Pero también con el nardo se suelen
significar las buenas obras, las que pasan por los ojos de los hombres, y con su
ejemplo encienden a otros en la virtud, y casi con el buen olor que despiden
de sí y esparcen ampliamente adormecen a todos, con el cual sentido promete
la Iglesia que añadirá a aquellos sacrificios, cuando de ellos haya recibido la
forma y el rito, la piedad de ánimo y las brillantes pruebas de buenas obras, sin
las cuales este culto externo de Dios es imperfecto, como el profeta Isaías es-
cribe6^. Y porque recuerda su oloroso nardo, como advirtiendo cuan oloroso
estará con él el esposo, se recuerda de él y así añade: Manojuelo de mirra el mi
Amado a mí; morará entre mis pechos: racimo de Copher mi Amado a mí, de la
viñas de Engaddi. Como si diga, lo rociaré ciertamente, como he prometido,
con mi nardo predilecto, cuando me recueste a comer, aunque él no lo necesi-
ta mucho. Pues es de por sí oloroso; despide de sí admirables olores tanto, que
64 Jn. 1, 16.
65 Salmo 44, 8.
esto es, de óleo santísimo, que hay en Cristo, de tal manera llegará a cada uno
de los miembros vivos de su cuerpo místico, que con ella se llenará y en ellos
permanecerá y residirá. Pues añade: Morará entre mis pechos. Porque dentro de
su pecho está la sede de la vida, esto es, en aquellas partes de la Iglesia, que vi-
ven y vigen más, esa unción es guardada. Elocuentemente y según su condi-
ción dijo muy aptamente: Morará o, como se dice en hebreo, residirá, perma-
necerá, colocará la casa, de manera que ni salga fuera de la casa, por así decirlo,
ni se muestre en público. Pues el óleo de la gracia celestial, con el que estaban
ungidos los hombres de aquel tiempo, en su ánima superior y más íntima par-
te permanecía incluido como en el corazón, y estaba escondido, desde el cual
lugar daba leyes de vida a la parte inferior y regía sus movimientos y apetitos,
sin embargo no se difundía en ella o desarrollaba en ella su fuerza, santificán-
dola o destruyendo todos sus malos movimientos. Pero en los que la gracia
del Nuevo Testamento exulta y reina, en estos la unción del espíritu evangéli-
co se difunde en ambas partes del ánima, desde la cabeza, como se dice en el
salmo66, llega hasta la orla del vestido, no solo estableciendo una medida para
los deseos de la carne y sus perturbaciones, sino casi arrancándolas de las al-
mas, de manera que queden pocas y se levanten débil y lánguidamente contra
la razón. Y lo que la Iglesia añadió sobre el racimo de chipre o de cófer, con
ello mostró que sería Cristo, como Juan escribe67, propiciación por nuestros
pecados, y no solo por los nuestros sino también por los de todo el mundo. Y
éste muy convenientemente no fue dicho solo cófer, sino racimo de cófer,
porque no hay expiación de un solo género de pecado, sino de todos los géne-
ros de pecados, y porque los expía no de una sola forma sino de diversas y
múltiples, con doctrina, con ejemplo, con la muerte, con la sangre, con la in-
tervención, con la preocupación, con la asiduidad, con todos los oficios. Pues el
66 Salmo 132.
61 IJn.2.
izo IN QATVT
id eftjOlei fanétiisimi copia qua? in Chxifto eft ,.ad myitici
fin corporis ungula viua membrana deriaetur, vt ea im-
buat,&:ia£isJaacreatatquercíidcat.Nam addir: Inter\éerd
meorcommoràiititr, Quia intra pe&us ipíius vbifcdcs vitas
cft,idXíftjia eis Ecdeíia?|>aEtib us qua; maxime viu unt^t^
vigere ea vn&io leconditur.Diiertè ante & pro fua, con-
dLtione quam aptifsimè àxuXtCommQwbèM, aut vi Hebrai
¿è dicitur phn id eft,rcfidebit,moTam4u£ef, domicilium
c©Uocabk,ita v<,neque domo, vt itadicam,£>edem effe-
rat, ncque fé in publicum det jÈflam oleum .cscsleftis gfratias
iüiusanatis nomines quo vngebantur, in animi ipforum
fuperioriac magis intima parte tanquamán^c^ardeinjcija-
iìim h^rebatatque latcbatj.èquolocojlegcsviucndida'
Jaat inferiori parti, eiufqueappexit iones atque motus EC-
gebat, non taisen fé difFundebat inipfa , aut vini expli-
¿cabat ineafuam•, ip&m fm&ificans,, aut ornnes cius pra-
dos motuíeüde^s, Àt ¿nquibus npwi tefUmenti grada
.exultat, &; regnar, in ijsfpiritus Euangclici vn&to in vtra-
PMi3t;4úeanimi patte dirTunditur^ i.capite, vt in Pfalmodi-
" citur, vfque ad aram > deriuat^rveftimcntia non foiùra
carhis cupiditatibus ,eiufque pertutbationibus jjaQjdjim
ftatuens,fed eas fere euellens ex animis : ita vt & xarò ex-
tcnt,& debilitar aelanguidèfe contea xationem ejjerant.
QuodautemEcclefiaadiunxk de botro Cypri, aut Co-
7 phewn co docjjiit fare,v£ Chriius eflet, vt loánes fcribit,
propitiatiopropeicatisnolIriSj&nonfolùmmoilris^ed
ctiamtótius mundi. Atqueis quoniam non vnius gene*
fis peccati expiame$tum eft/edpeccatoxum omnium gè
nerurn^quonìamque ea non vna ratione expiat , ¡fed varia
atque muitiplici do^rina,íexemploímorte,fanguine^in
teruentu, cura,afsiduitate^ifi£ijs omnibus ,idcò conue-
nientifsimè no& Copher modo, fedfc^botrusCopher di
&a$ eft. Botcu$emimpiurimis vuatum grarùs iomponi-
iu*.
121 CA NTARDELOS CA NT ARES
Sigue: ¡Ay, cuan hermosa, amiga mía (eres tú), cuan hermosa! Tus ojos de palo-
ma. Esto del esposo, esto es, de Cristo, con lo cual habiendo sido alabado por
la Iglesia la alaba a su vez, y como ella por el progreso de la edad crecía más en
el conocimiento y amor de Cristo, así el esposo Cristo cuantas veces la alaba
por entero, siempre añade algo a la alabanza. Antes recordaba sus mejillas y
cuello por los collares, con los que se adornaba, esto es, por el culto advenedizo
y externo; ahora afirma que es hermosa por sí, y ello no sólo una sino otra vez
lo dice, para confirmar que es verdad. Y principalmente recuerda sus ojos, lo
cual es muy concertado con las cosas que poco ha precedieron. Pues en ellas la
Iglesia declaró que destacaba en la facultad de ver, como el que en tan gran me-
dida antes había previsto el nombre y la misión de Cristo venidero. Con las
cuales cosas también muestra que no poco ha avanzado ya en el conocimiento
y amor suyo; en el conocimiento porque vio que sería como manojuelo de mi-
rra; en el amor, porque confesó que quería colocarlo y esconderlo entre sus pe-
chos, esto es, en lugar íntimo de su corazón, en la sede propia del amor. Y así,
porque la Iglesia mostraba ese documento de progreso en el amor y conoci-
miento de Dios, por eso Cristo ahora le atribuye la hermosura y celebra sus
ojos, que los tiene dice semejantes a los de palomas; le atribuye la hermosura
por amor, pues es la mayor hermosura del ánima puesta en caridad; los ojos se-
mejantes a los de paloma, por la fuerza de la fe, con la cual prevé casi toda la for-
ma de Cristo venidero. Y estas cosas ciertamente me parecen pertenecer a aquel
tiempo de la Iglesia, en que vivió Abrahán y sus hijos, muy grandes varones y
dotados de gran conocimiento de las cosas divinas, y sobre todo de Cristo ve-
nidero, y tan amantes de Dios, que encendidos por el deseo de encontrarle y
vivir libremente con él, habiendo abandonado el suelo natal, y llevando vida
pastoril lejos de su patria, le siguieron en vida como al único jefe, como aque-
llos a quienes fue escrito: Salte y sigue por las pisadas del ganado, y apacentarás
tus cabritos junto a las cabanas de los pastores. Pues Dios mandó a Abrahán eso,
donde se escribe68: Sal de tu tierra y de tu parentela, y te pondré ante una gran
gente. Al cual también promete el Mesías futuro más abierta y claramente que
a los que le precedieron, como en el mismo libro se dice dos veces: Mira el cie-
lo y cuenta las estrellas si puedes; así de numerosa será tu descendencia^. Y Multi-
plicaré grandemente tu descendencia como las estrellas del cielo, y como las arenas
de las orillas del mar; y se adueñará tu descendencia de las puertas de sus enemigos,
y en tu posteridad serán benditas todas las naciones de la tierra^. Con las cuales
promesas se dice que tuvo fe, y que la tal fe la fue reputada en justicia, de ma-
nera que rectamente convenga que la Iglesia de su tiempo nombrada dos veces
en este lugar sea hermosa, porque dos veces fue probada y explorada la obe-
diencia y fe de Abrahán, esto es, de la parte principal de su Iglesia: una vez,
cuando consagra por mandato de Dios al único hijo; otra, cuando quiso sacri-
ficar en el altar y ofrecer a Dios, por mandato de Dios mismo, a su hijo queri-
dísimo, esperanza de su posteridad. Y rectamente también conviene que aho-
ra primero sean alabados los ojos de su Iglesia, y dichos de paloma, para
significar la virtud de la fe unida con la sencillez de ánimo, en la que destacó
Abrahán, y en la que bebió como con los ojos y vio con el ánimo lo que toda-
vía no veía. Y sigue: lAy, cuan hermoso, amigo mío (eres tú), y cuan gracioso!
Nuestro lecho (está)florido,las vigas de nuestra casa son de cedro, y el techo de ciprés.
Como en el cantar amibeo, la esposa, porque el esposo la llenó de alabanzas, le
alaba a su vez y le revela sus palabras. Pues la Iglesia, ensalzada por la predica-
ción de Dios, conociendo honradamente su hermosura, le responde con justi-
cia y verdad que todo ello lo tiene de Dios. !Ay, cuan hermoso, amigo mío (eres
tú), y cuan gracioso! Como si así diga: "y tú eres más hermoso, amigo mío, por
quien tengo el que sea hermosa. Y así, eres hermoso, en lo que a ti se refiere y
perfecto en toda parte, gracioso en lo que respecta a nosotros, esto es, suave y
benéfico, y difundiendo en otros el esplendor de tu hermosura, y haciéndolos
hermosos por ti". De lo cual rectamente se sigue lo que añade: Nuestro lecho
(está)floridoo, como se dice en hebreo, de primavera tomando la metáfora de
los árboles cuando echan flores y hojas al principio de la primavera. Pues dice:
"Porque eres suave y benéfico, y dador de tus bienes, por eso nuestro lecho flo-
rece". Pues el lecho figuradamente se traslada para significar las partes más se-
lectas y mansas de la Iglesia. En las cuales partes Cristo con agrado descansa
como en lecho. Y se dice en este lugar muy aptamente que el lecho está de pri-
mavera y florece, porque se entiende que estas cosas son dichas por la Iglesia
habiendo ya avanzado más en edad y puesta en Egipto, cuando Jacob emigró
allí juntamente con los hijos y nietos llevado por la carestía de la cosecha. Pues
en aquel lugar comenzó la Iglesia a germinar mucho,aumentando en breve
tiempo en increíble número de fieles, como se escribe en el Éxodo71. Y lo mis-
mo significan también las palabras que siguen: Las vigas de nuestra casa son de
cedro, y el techo de ciprés. Pues con esos velos de la palabra indica aquella Iglesia
que tenía ya varias casas, esto es, que tenía familias, esto es, que era frecuenta-
da por gran número de hombres. Era cabeza rectora de estas casas y familias
como vigas y techos; y eran de cedro y ciprés, porque eran grandes en virtud,
incorruptos en las buenas costumbres, olorosos por los mejores ejemplos de he-
chos buenos, a manera de cedro y ciprés, los cuales árboles son distinguidos y
71 Éxodo,1.
72 I Tim. 3.
73 I Reyes, 10.
74 I Pedro, 5.
75 Lucas, 5.
76 Isaías, 9
77 II Tim. 4, 2; fray Luis cita, por error, I Tim. 4.
78 Mt. 5, 16.
i*4 IN\ C J<P V T
cuprcfsiigu^arborcs & procera: iunt, & odore p rae ftañt^
¿¿cariem-non fentiunt.EtquoddeiUis principibus dici-
mus , ìdcommodèad vniueribsquíin Ecelefiavilo vn~
qjuam^ tempore principemauÈtenueri*nc,aut tenent loc&
tràsferre poííumus.Ná i) prore&oprincipes tigna funt^at*
que trabes quibus Dcrfulcitur ite eontinetur domus,fun£ "
q^uejhoceftjefTedcbentiuo fi muneri fatisfacere volutit,.'
tigna cedrina.Nam cedrus procera & leuis arbor ett,odo
ris grati,corrumpi nefeia^uius quiiiniuntur oleo , a fca-
bieíimt alieni.Itaqí&illieíTedebent, primum alto, ani-
m o ^ ijs omnibus virtutibus exaggerato:qpas Fatilus ad
Tonaci, Timotheumfcribensrecenfer. Etquoinodoin hiftoria
u.Reg i«. Regum de Saul quando afeitus eft ad r.egnum,fcribituc
fìetiiTe ipfumin medio populi,8¿fuperaffe vi&mefTe vni
ueífum populum ab humero 5ù. furíumrfíc Eeclefi» pras*
lari virtute rdiquos fuperabunt. Deindeleues<runt., kt-
iiFffi-,3», cftynon:truces,&graues in imperando, neque vt Petrus
fcribi^dominantes in clero,Namid regum eft,non Ec-
ÍHC.Z2» cleilaeminifkorumquodChrifhis docct, qua dicit.Re*
ges gentium dominan tur eorum, vos autem non iìc. Ita-»
queipfe, vtexemplo fuoformam imperandrexhibeier^
Bfalp* knperium fuum ab Efaia di&useft portare fupra hume->
ros fuos >;vt pradatus Ecclefìasitliorumipfe portet onera,,
TjdTtm. non autemalijstit oneri* Ex quo PaulusTimotheocum¿
2k dixiíré^arguc^obfecrajinercpajne laxarte habenas acerbi-
tati videretur,ftatim adiccity cum omnipatientia^ &¿ do-
ttrina PrajtereàrintodoratiiÌd€rt,odoEeboniexcpliprgr
JUatttfc ftantes *. Namad illos proprie.pertinet illud Chrifti. Sic
luceat lux veftra;coram hominibus,vt videant opera ve-
ítrabQna,5¿: glorificent patrem vcftrum quiin caelis eùH.
Itaqueeffigics in ipfis extare debet omnium virtutum?c£
figiefqueconfpicua*, &in oculoscun&orum incurrensv.
Quadc caufa\xtus fic.ornabamrfaccrdos, vtquod bo-
nurrt
125 CANTAR DÉLOS CANTARES
arte, que lo que es bueno en la vida lo refiera todo en su ornato. Además, con-
viene que no sienta la corrupción, y que no conozca la putrefacción, esto es,
que no sirva a ningún afecto, que no se conduzca al mandar por la envidia ni
por el odio79, ni por el deseo ni por el amor; sino tal sea, cuales se decían ser
los que propuso jetró a Moisés, su yerno, y aconsejó que pusiera al frente de la
república, varones sabios y temerosos de Dios, en los que esté la verdad y que
odien la avaricia80. Pues carecer de avaricia es no ser consumidos por la caries;
ninguna caries come peor el ánimo que la tal. Por último, con aquel óleo un-
jan a los suyos para alejarlos lejos de toda sarna y herrumbre, esto es, los libe-
ren de las enfermedades del ánimo con el óleo sacado de sí, esto es, no por
obra de mercenarios, sino por la propia preocupación, vigilancia, dirección,
las cuales cosas se llaman óleo porque deben estar templadas con mansedum-
bre y suavidad. Pues también aquel árbol felicísimo plantado en mitad de la
ciudad celeste junto al río de agua viva, que salía del trono de Dios, como está
en el Apocalipsis, se dice dio doce frutos, uno por cada mes del año, y tan salu-
dables81, que incluso las hojas con las que se cubrían, eran saludables a todos,
para que se entendiera que era deber de los prelados de la Iglesia, de los que
aquel árbol encarna la imagen, que den hojas de sí medicinales, esto es, que
pertenece al mismo oficio no sólo el curar ellos los males de los suyos, sino el
curarlos de forma suave, y como usando la verde hoja del verdeante árbol, lo
más suave que hay82. Y esto hasta aquí83.
CAPITULO II
79 Sab. 9.
80 Sab. 9.
81 Apoc. 2 2 , 2 .
82 Fray Luis adapta esta idea a Cristo en «Jesús» (cfr. Onís, III, 195).
83 Este fragmento sobre los prelados es una síntesis del sermón Vos estis (el prelado es luz, sal, ciu-
dad), con lo que se confirma que este sermón es de fray Luis.
Cué p rr szcvNDVA$.
G O fiavcampi&blttim conu4tiiitem.skHt UUum ìntw
'fpmas-Jhamt$*meainferJUtésSteat maJas intw Itg-
PRIMERA EXPLANACIÓN
1 Esta misma idea aparece en la Exposición de forma más extensa (Obras,!, 98)
né IN CJPVT
ritatem. Tulclte me ftoribmfìipate me malis^ia amore Ungtteol
Lana eim fub capite meo)&dexteraillwsampiexabiturmt.*4d.
tarólos finHierufalempercapreaftcerwfque camporumnefufr
mtetisjfíecjueeaigtlarefactatis dilettam quonf^ tpf<ù>elit. Vox di"
le&imehecce ijfe l'efittJaliemmmoTiubHs^ranJIhenscoUes, SU
mìhsefi dileèìus memcapre& htnmtloquecerttor#m,en tpfejìat
foft parietemnoflrumrejpiaensfierfenejìr^projpìciejis per can
celios. En dtleélus ntem loqaitur mihiferge,propera amita mea,
fot mofa meafè^enìJamemmhyems tranfijtjmberabtjt&re-.
ceftt. Floresapparueruntinterra noflrajcpMputatiomsadueniti
"Vox turrms audita eü in terra noftra, JFÌCUÌprotuln groffos fuos»
l'inesflcrentes dedcrnnt odot'em>jurge,propei'aamica meajpeciof*
me¿,&l>eM\Colitmba mea mforamimbus petrs, in cauerna ma-
cert£ ofende mihi faciemtaam, fonet^ox tua in ¿¡tribus meis,
yox-eriimtu% dulcisfòfaciestuadccoraXapitenobìsìulpespar-
uulas c¡tt£demolmntur yineas,namymea noiìra flormttBUecìus
meas m'hìffi ego Mi quipafcitur mter lilia.Donec afpiret dtes 3 ^T
mclmenturìmbr^reuerterefìmtlts eíiojtltéle mi capre&hìn-
mlo(¡} eetuorumfupermontes EetheL
PRIMA EXPLANAÍIO.
al esposo a permanecer junto a sí, la esposa añada ahora que es también más
hermosa que la rosa, y diga luego y sin interrupción: Nuestro lecho está florido, y
las vigas de nuestra casa son de cedro, el techo de ciprés, y yo la rosa del campo, pa-
ra con la amenidad del lecho, con la magnificencia de la casa, con su propia
hermosura y belleza excite y anime al esposo a amarle. Yo rosa del campo. Lo que
el intérprete traduce flor, en hebreo es habatzeleth y dicen que es una especie de
rosa de color negro, pero de apariencia bella y olor suave; lo cual conviene mu-
cho a la esposa, que también fue dicha antes morena y hermosa.
Se sigue: Y lirio de los valles. Esto ciertamente dice la esposa, pero no de sí,
como me parece, sino más bien de su esposo. Lo cual añadiendo un pronom-
bre lo digas más claramente: Yo rosa del campo y tú lirio de los valles. Por lirio en
hebreo es Susanot2, y estas flores son de seis hojas3, y abunda en los valles, pues
en los valles más alegremente nacen todas estas cosas por la mayor abundancia
de humedad 4 . Cual la azucena entre las espinas, así mi Amiga entre las hijas. Es-
to ya se dice por la persona del esposo, porque la alaba de nuevo comenzando
por lo que fue último en la frase de la esposa, y lo que él mismo se dijo, pare-
cerse al lirio de los valles, muestra que ello conviene muy aptamente a la espo-
sa; y no solo que sea semejante al lirio, sino al lirio entre las espinas; y retor-
ciendo hacía la esposa las alabanzas atribuidas a sí, las aumenta y amplifica,
pues las rosas que nacen junto a las espinas parecen por eso más hermosas y
deleitan más a los ojos, cuanto más horrible es el aspecto de las espinas que la
rodean, pues con aquel horror se destaca el brillo de las rosas. Y así dice: "Lo
que me asemejas al lirio, esposa, ello ampliamente cuadra en ti, porque por el
vigor de la edad y por el aspecto de los lirios muestras que, cuanto la rosa dista
de las espinas, tanto tú por la forma precedes a las demás mujeres, y, como los
lirios parecen más hermosos puestos junto a las espinas, así las demás mujeres
5 El P. Scio recuerda que el manzano y su fruto eran el símbolo y el jeroglífico del amor entre los an-
tiguos.
it8 I N C A PV T
fpófa mTfvLS.Stcutmalüs inter hgnafyluarnnhficdileSius mettt
ínter ^7/oí.Qnantum, inquit,maius & amoenitatefolioru,
&: pulchra pomorum ípccie,autiücem, aut quercum fu-
pcrat,rigidas & incultas arborcs, tantum meus fponfus
ekgantia forma; vincitreliquos.Etcertè multum amce-
nitatis habet malus arbor cumfolijs , tum pomis abun-
dans.Nàfoliapraeterqua quod figura habét valdècocin-
ná,viridi inficiutur vaidè amceno:pomis vero ex albo, au
rcoq,* modicerubentibusnihilad aípe&ü pulchrius fieri
poteii.Ex quo intelligitur maiorelaudé, qua qua: Ubi tri-
buta fuerat,fponfam in fponfum contuliíle,vberiufq; iliü
laudane: na lilÍa,quorü fimilis di&a ipfa eft,nullos ex fé fru
£us edunt:malus vero vtroqueexcellit,&pomis3&fpe-
cie.Quoniam porrò vfufsepè venk,vt malus arbor,ijs qui
ipfani i ntucnturamoe aitate vmbra;7pomifquefuisdeiidc
rium inij ciat accedendipropius7& defidendi fub ipfa,in-
ìbique dum fé xftus reniittit commorandi, pomaque
ex ea carpendi:ideò in capta ilmilitudine perfiftens, ac
longius fponfa progreifa comrnemorat7fe in eandem vo
luntatem, atque cupiditatemindu&am fuifíepropius ac-
cedendi ad fponfum fuum,eum vt vidit porrne^ ex co car
pendi,idque itafecifíe.ÍK¿'Vw¿r4>inquit,/7//»í,in qua deiì-
derabam defidere,fcilicet,& quietem capere, Sedi, id eli,
quod optabamobtinui,perfeciquodcupiebam. Etfiu-
cìusctmdulcisgutttmmeo. Hoceil voti meicompos eiFe-
&a,quam fummam optabam mihi dari illius copiam,con>
fequuta fum. Atqui optarat non folùm aìloquì, Ccd & de*
ofcularj, &: ample&i. Id igitur factum ab fé eife honeita
verborum tranflatione iìgnificat.Nam viri fui optato af-
pec"tucommota,atque eiufdem fermone, atque blandi-
tijs penitùs inflammata,mediaintcr verba in complexus
illius irruiiTe intelligendaeft:iritelligenda?inquam eft,ncV
quia fccerit, £\:d quiafeciife fingitur, &: ad eam ratio nem
ora-
129 CANTAR DE LOS CANTARES
Pero prosigue: Metióme en la cámara del vino. Antes se dijo que el nombre
y la cosa de vino se suele trasladar para significar placer. Así que la cámara del
vino significa el sumo y exagerado placer o, mejor, el cúmulo y reunión de to-
dos los placeres; y en ella se dice que el esposo introdujo a la esposa, porque
testificó con las mayores pruebas que pudo su amor hacia ella, por lo cual aña-
de: Y la bandera suya en mí (es) amor3. Pues por eso la introdujo en la cámara
del vino, esto es, en el domicilio del gozo y del placer, porque ordenó el amor,
esto es, la abrazó con el mayor y más excelente y conspicuo amor. Pues la pala-
bra ordenar, se ha de tomar en este lugar así como se usa en la vida militar,
cuando decimos ordenar el ejército y las filas de soldados, como se entiende de
la voz hebrea en cuyo lugar se pone. Dagal significa propiamente alzar el es-
tandarte, y figuradamente destacar o ser insigne en alguna cosa, como en la
batalla destaca el portaestandarte7. Así, pues, cuando se dice que el esposo or-
denó su amor hacia la esposa, se dice sin duda que no dejó nada sin hacer para
el sumo amor, que mostró grandes y muy ilustres pruebas de amor y que co-
mo sostuvo el estandarte del amor, el cual siguiendo intrépidamente ella, co-
mo hacen los soldados valientes, con facilidad pudo ser llevada e introducida
donde quiso. Pues el amor, como no acecha contra nadie, así no cree que pue-
da ser engañado por otro: La caridad nada teme, todo lo espera8.
6 La Vulgata trae literalmente: «ordenó en mí la caridad», haciendo que amase al prójimo por Dios
y se negase a sí mismo en todo por Dios; otros traducen de la Vulgata: «Puso en orden contra mí la cari-
dad», hablando como de un ejército ordenado de los beneficios de Dios puesto delante de ella. Pero el ori-
ginal hebreo trae, como fray Luis, «y su bandera sobre mí amor»: el esposo levanta la bandera para que le si-
ga la esposa.
7 Nácar y Colunga traducen: «la bandera que alzó contra mí es amor» coincidiendo con esta apre-
ciación de fray Luis.
8 I Cor. 13, 7. La cita es inexacta o solo concuerda con el sentido; la Vulgata dice: omnia credit,
omnia sperai.
9 Fray Luis comentará después «vasos de vino» en vez de «flores», como dice la Vulgata, y en la Ex-
posición dice «vasos de vidrio» traído de la palabra hebrea asisoth {Obras, I, 102), que deben entenderse lle-
nos de vino. Nácar y Colunga traen «con pasas».
igualmente por el gozo y por la enfermedad. Y así, no son muchos más a los
que ataca la enfermedad, que a los que extingue la alegría inmoderada y derra-
mada, que se ve mucho el amor; porque en el amor, como es el más ardiente
de todos en el deseo, así es derramado y muy inmoderado en el gozo. Por lo
cual los que aman ardientemente, decaen con frecuencia de ánimo y casi fene-
cen, vencidos ya por el fuerte deseo, ya por la alegría presentada de súbito, y
no fuertes para esperar, ni valientes para alegrarse, sino débiles igualmente pa-
ra ambas cosas, y más las mujeres que los varones, cuyos ánimos son más débi-
les y por ello aman con más impotencia. Del cual afecto proviene esta frase.
Pues por la grandeza del gozo que recibió con el abrazo del esposo, fue vencida
la esposa, y la demasiada alegría acabaron con las fuerzas del cuerpo. Y así, de-
bilitada y caída entre las manos del esposo, o mejor al derrumbarse, pide de sus
compañeras que le ayuden en su debilidad con lo que puedan, o al menos fín-
gese pedirlo, no diciendo simplemente que decae en el ánimo, sino hablando
lo que suelen hablar aquellos a quienes el ánimo flaquea, que es mucho más
hermoso. Y ciertamente, para decir en este lugar, lo que casi en cada lugar de
este cantar puede ser dicho con justicia, es increíble y más quizá de lo que se
puede explicar con algún ingenio, la excelencia de estas letras, como la poesía
no sea otra cosa que una pintura hablada, y todo su estudio verse en la imita-
ción de la naturaleza10, a lo que algunos poetas nuestros, que escribieron cosas
amatorias, ciertamente poco atentos, cuando pensaban que hablaban muy bien,
se apartaron mucho del oficio del buen poeta. Pero como comencé a decir, co-
mo la poesía imite la naturaleza, y la enseñe en cierto modo a hablar, y ninguna
otra cosa traiga al argumento propuesto fuera de aptas y decentes palabras; y
como en esto sólo el poeta deba trabajar mucho, en que las cosas que están en
10 Fray Luís define aquí su concepto de la poesía y su poesía misma. Aboga por el realismo y la natu-
ralidad en la expresión.
í5c IN C ATVT
gaudio i atque altitudine laedamur. Itaquc haud muí*
to plurcs funt ,quossegritudo conficir, quam quos eíru-
fa oc immoderata lattina extinguir, quod in amore maxi*
me eeraitur ipropterea quod amor, vt in defiderando
eft omnium ardentifsimus* ita kigaudcndo eft effufus,
de immoderatus maxime. Qujtmobrem qui ardenter
amant crebro animo deficiunt»Sc propè exanimantur»
nunc acri desiderio, aune íubita obie&a laetitia vidLnc-
que ad fperandum fortes,ncque ad laetandum valentes»
£&á ad vcrumquexquè irabecille$,&; magis qua viri,fee-
minse, quarum animi imbecilliorcs funt, & ob id impoté
tiùs amaat. Ex quo affeéhi ducltur hxc oratio.Nam mag
mtudine gaudij quod ex cópkxn fponfi hauiìt,¥i&a fpoa
fa ci:: & nimiae laetitia: virescotporisconceiferunt.Itaq;
examimata, & ínter fponü* manus collapfa, vel dum colla
bìtur potius (Ibi defkient^quibufeumque rebus pofsint,
vt opéferantjàiuiscomkibus petit,aut cettepetijfíe fin-
gitur•: non quidem fé animo deficere ¿implicito; dicens»
fedealoquensqua;, quos animus deficit, loqui foìcnt»
quodeft multo vcnuftius^Acprofedo, vt hoc loco dici,
quodfinguMsptopè huius carminis locisiurc didpoteft,
ìnctedibiiisea, &: maiorfortaCc, quam qua: vilo ingenio
explicad pofsit, &: harum Ìkerarumpra*ftantia,S£ rerum
naturai inteàp fas confenfio. Nam,vtdchacum literam
prajftantia primo dicamjCumpoefisnihU aliudfìt,quàm
pi clura loqueas, rotumque ciusftudiuin imitanda natu-
ra verfetur.id quod quidam no Ètri pò etar> qui amatoria
fcrip.ferunt,parum certe attendentes cu fépntarent opti-
me dicere,ab optimi poete/officiolongifsimèreceiferut.
Verùm vt coepi dicere^ cum poefìs naturam imitetur, ea
que quodammodo loquidoceat, acnihilalindad obla»
tum argumentü afferai prseterapta èc accenda verbaxà
que in eo vno poeta maxnnèelaborare debea^vt quasin-
iunt
131 CA NTAR DE LOS CA NTARES
el asunto propuesto o las que les son semejantes según la naturaleza del asun-
to, esas cosas expresadas como con los colores de las sentencias y palabras, y
descritas de tal manera las presente a la mirada de los ojos, que no parezcan
tanto decir como hacer; que lo que se dijo de Ennio, que si algo fue dicho y
escrito por él de manera elegante, eso mismo quisieran decir las musas, que
ellas no habrían usado otras palabras de las que Ennio usó, lo mismo haré yo y
así desarrolle su argumento y de tal manera diga todas las cosas, como la mis-
ma naturaleza hablaría, si pudiera hacerlo; y así, como toda la gloria de la ala-
banza y de la prestancia poética esté solo en esto, afirmo que en este argumen-
to de amores y en esta exposición del mutuo amor entre dos amantes,
Salomón tanto y tan mucho superó a los demás poetas de todas las lenguas y
gentes, y a todos los oradores, que si se compara lo que aquéllos escribieron
con sus escritos, se concluirá que en las letras de aquéllos hay una sombra muy
débil de amor, y que en estos escritos de Salomón se contiene una imagen só-
lida y expresa, y muy viva y viviente y activa. Pues ninguna de las cosas, que
suceden en el amor, fue omitida por Salomón o no fue dicha como puede ser
dicha óptima y destacadamente. Pues los deseos y suspiros que son primeros
en el amor, los recordó en primer lugar; a ellos añadió coloquios mutuos de los
presentes, y lindezas de palabras, que por naturaleza suceden al deseo; a estas
cosas siguen abrazos de cuerpo y comunión de alma y espíritu, de las cuales co-
sas nace y viene un increíble placer, y en la explicación honesta de la cual cosa
otros suelen afanarse con vehemencia; y así, o callados pasan por alto todo aquel
lugar, o sin decoro de pudor hacen un perjuicio; y Salomón tan aptamente la ex-
puso con palabras figuradas y tomando semejanza del manzano, que, aunque
pusiera la cosa misma cuasi ante los ojos, no ofendería los oídos honestos y ver-
gonzosos. Y finalmente para que en nada se desviase del argumento comenzado,
11 Nácar y Colunga definen con estas palabras, que dan la razón a fray Luis y a otros escritores, la es-
tructura literaria del libro.
S)L l N C J PV T
honefhs tamen, & verecundas aures nih.il offenderir,
Ac demum nequainre decffet fufeepto argumento,quia
interdum contingit, vt ingenti voluptate liquefcens,&
in lamtiamerTufus amatorum animus corpus deftituar,
quoniamque id non tam isepè virisjquamiòsminisac-
cidit, quorum eft ingcnium imbecillius : ideo fponfam
inducitad extremum laetitiae veluti oneri iuccumben-
tem,ac omnibus cumcorporis,tum animi viribus di£
folutis coliabentenu Atque hax iUe omnia non com-
memorai vt fa&a, Ced quo plus, & virium haberet,6c
fuauitatis orario , qaafi agerentur exp.onit, perforias
ipfas agentes ea, atque loquentes indicens. Nec vero
ad eorum'expofirionem adhibet à fe-excogitaras ali-
quas, & ingenióle eláboratas , aut fententias, aut ver-
ba.: fed è media hominum vita, atque confuetudine
fumptas voces numeris dulciísimis alligat: vtnon tam
carmen panxifìe videri pofsit,quamamoxem ipfum,a£
fe&ufque amoris omnes, & qua; in amore accidunt vni-
uerià excitafie, :&: niotum iliis , ac vacem dedifle, in
c^aamqueiintrodudÌsdnaperaflfe,iuam vt quifquepcr-
fpnam ageret , caque diceret ,>quas £>ro natura cu-
iufque apta cuique, &: conuenieatia eflent : vt vel hoc
ipfo Ìàtis co nftct prodita haec fcripta fuiife àmaiorc fa-
cúltate , atque vi, quàm eft humana facultas. Atque haec
de praeftantia harum literarum. Qupd vero ad rerum
natura; confeniìonem attinet, quis non miretur, tam
ar&is Ììmìlitudinum vinculis res genere, & natura plu-
rimum diftantes eife colligatas : tamque confona*
reiater fé ea, qua; maxime difíentire videntur , hu-
mana ¿ciiicet, atque diulna , corporea & expertia
corparis , vt vad cseleítes amores ,5& eorum motus
omnes exprimendos, nuliis ex rebus propriores, àt-
que exprefsiprcs fimiiitudines , de imagines pctantur,
atque
133 CANTAR DE LOS CANTARES
sino de los amores humanos? Pues aunque aquel apetito de hermosura, que
hay en ambos amores, sea más ardiente en uno que en otro, sin embargo se-
gún la forma de cada uno en ambos amores hay los mismos comienzos, o to-
man incremento de las mismas cosas o de semejantes, semejantes y casi idénti-
cos movimientos hay en ambos; por último, los progresos y perfecciones de
ambos y los fines son muy parecidos. Y así como el aspecto de lo hermoso, que
se ve en el cuerpo y por el que en general el amor se excita, se toma y participa
de la hermosura incorpórea e inteligible, y es como una sombra de 4o hermo-
so, la que el mismo como cuerpo de lo verdaderamente hermoso arroja a la
tierra, así el amor terreno y corporal imita al celestial y divino, y avanza por las
mismas huellas que aquél. Y así ni sólo porque nos es conocida la forma y na-
turaleza de este amor terreno y humano, Salomón o más bien Dios a través de
Salomón quiso usarla para meter en nuestros ánimos una noción de su amor,
sino porque hay en él una imagen de su amor, sin que pueda existir una más
expresa o mejor que ella, por ello la usó. Y esta causa tuvo, para que hiciera en
este libro una imagen del amor humano tan exquisita y tan íntimamente dota-
da de todas sus partes, a saber, porque veía que nada había en aquel amor sino
liviandades, lo cual no podía apta y convenientemente ser trasladado a los
amores divinos. Consecuentemente a esto, por trabajar más en la confección
de esta como imagen y por poner más cuidado en retocarla usando todas las
artes y colores del ingenio, se hiciera con ello más abierta y notoria la fuerza y
la naturaleza del amor divino, para cuya exhibición y lustre todas estas cosas
eran elaboradas.
Pero puesto que hablaremos en otro lugar sobre esto o, mejor, puesto que
habremos de hablar esparcidamente en toda la obra de ello, pasemos ahora
Y puesto que la común manera del habla y el uso lo pide de arte que dese-
emos cosas prósperas en las mismas cosas a que son aficionados aquéllos de
quienes queremos obtener algo; así solemos decir al dedicado a la milicia,
"ojalá te abrace como vencedor"; al aficionado a la función pública, "ojalá te
vea cónsul"; y el poeta lírico así deseaba vientos favorables y estrella benigna
de Pólux para la nave, en que Virgilio era llevado a Grecia, para que lo trajera
incólume a Atenas:
t)4 / N CÀ PVT
jnquit,<ieftituot,neclsBtitisevimferrc fuftineo: acccditc
propius, flores date, vina ípargite, fugientem ípiritum
quibufcumque poteft reuocari rebus,floribus,vino^o-
mis reuocate.Et ad ipfum fponium conuerfa. Fulci, in-
quit,tuaÌ3eua,languÌdum mcum cap ut,vinci dcxtraocci-
<ìuumcòrpus,mcq;ruentcm retine.Huiufmodi namquc
dici in animi deliquio ibìcnt,dicitquc eahiciponfa defi-
ciens,aut certe fingitur dicere.Atque eacum dicit, non
foiùmillamdcfcciiTe intelligirnus, fed deficicntem, col-
lab entem,opem implorantcm ipfam, eiufque iam decli-
ue caput, & fufrufas pallore genas pene videmus. Sed fe-
qtiitur ex {Tponü^ctíonz.^diuroyosjilUSíonpercapre4s>cer
uofque camporum^nc [ufatetis^neque emgiUre faciatis dileSiam,
¿onte ipftyeltr. Animi deliquio fomnus fuccedit, natura
videlicct,ìdagente,quoipfa quiete languidum reáciatur
corpus. Igitur quafi ex deliquio in fomnum fponià in-
cidifíet^camfponíusmolliterin le&ulo collocaiTe fingi-
ttìr.conuerfufqucad íponfaífocias cas adiurafíe,qui etera,
vt ipiàe agerent tantiíper,dum illa fomnum capit.Adiurat
autem illas atq; obteftatur per capreas # ceruofq, campo-
rum,proptereaquod eum ípofa ipfa,tum fponfa: comités
virgines inducuntur vita: ruíticae deditae,& venationis ftu
diofeexilliusgentis more: ctenimdcTyrijs virginibus,
quac Palsefthinisvicmacfunt,extatillud Poetse,
VirgmibusTyrusmoieji^efìarepharetrum.
Et quoniam ita communis ratio ièrmonis, atquc vii»,
fcrt.vt à quibus aiiquid obtinere volumus, eis profpcra
imprecemur in eisipfis rebus ,quarum iludió tencntur,
itaque ad militiae deditum agentcs,ita te vi&orem com^
pic&ar,ad raagiftratus ftudiofurn,ita te confulem con^
Ipiciam diccre foiemus, & Poeta Lyricus naui qua ia
CrsBciam traijcicbat Virgilius, quo ipfum mcolumern
Atbcr
135 CANTAR DE LOS CANTARES
presentársele en el ánimo la imagen del que corre y vuelve a ella que lo ansia-
ba y que pensaba la vuelta de su esposo, como sucede, para que el suceso caye-
ra aptamente en el pensamiento, y para que él volviera, en cuya vuelta pensaba
la esposa, y a quien ya con el ánimo mandaba aproximarse. Pues muchas veces
sucede que ciertas imágenes se nos presenten como anunciadoras de la vuelta
pronta y venidera de los que amamos y de los que estamos alejados, las cuales
de repente se nos ofrecen sin por otra parte pensar en la vuelta de nuestros
amigos o sin tenerlo por cierto e investigado, y súbito nos encienden en deseo
y nos meten ansiedad de pensar o de tratar de ellos; finalmente, hacen que por
cuanto deseamos, así en el ánimo veamos como con los ojos a ellos puestos en
camino, o caminando, avanzando, acercándose y atravesando el umbral mis-
mo de la casa. Lo cual si sucede por casualidad o por algún consenso arcano de
las cosas de la naturaleza es incierto, pero que suceda no se ha de dudar. Así,
pues, si seguimos esta manera, las primeras palabras: Voz de mi Amado se oye.
Helo, viene atravancando por los collados, saltando por los montes, deberán con-
tener las cosas que la misma esposa se finge desear sobre la vuelta del esposo. Y
las siguientes y que las siguen a continuación, a saber: Helo; ya está tras nuestra
pared, explicarán qué sucediera en verdad o, al menos, lo que se finge haber
sucedido. Para entender mejor lo cual saquémosla a hablar y a decir así: "No
sé qué de bien me presagia mi ánimo, si me engaño o si oigo la voz de mi es-
poso. Ciertamente me parece oírle y verle volver en rápida carrera. ¡Oh nunca
engañado ánimo de amante!, helo ahí presente, y no me engañé en el pensa-
miento; viene y atraviesa ya el umbral mismo de la casa y me saluda desde la
puerta; pero ¿a dónde desapareció o a dónde se fue? Ves cómo se oculta en el
quicio, cómo aparece de nuevo y de nuevo se oculta, cómo mete la cabeza por
i}¿ INC A PFT
iüga turfoTuperatem videre,haudquaquampotuiíTe:fed
deíiderantiilli, 6¿ de viri fui rcditu, cogitanti, redeuntis
iliius,& prafeftinantis fpeciem vtfit, ad animimi occur-
rifTe:accidiífe autem,vt ad cogitationemaptè euentus ca
derer,vtquc ílle rédiret,cuiusderedituíponfa cogitabat,
quemqueiamaduentare animo prarcipiebat.Nam cueni
re faepèyvt eorum qúos amamus,&: à quibus abfumus pro
xìmos,&: inflantes reditus,fpecies quídam v eluti nuntix
prsecurrant, qux nobis deamicorum noftrorum reditu
nihilalioqui,aut cogitantibus,aut certi, exploratique ha-
bentibusde repente feoíFerunt, 6¿fubito defíderio nos
accendunt,cupiditafemque nobis inijciunt,& cogitandi
deillis,& agendijdenique effidunr,vt pro eo ac cupimus,
iam fe in viam dantes ilÍos,iam iter facientes,maturantes,
aduentantes4imenqueipfum fuperantes domus, fie ani-
m o quafiocuhsvideamus.Quod vtrum cafu fiat, an re-
rum naturx arcanaconfeníione aliqua incertum fané ef-
fe,quinautemfiat noneífedubitandum. Hancigitur ra-
tionem ílfequamurprioraitía^^x^//^/ mei,ecce tile ye-
mtfahens in montibustranfiliens cQlles,q\ix de aduentu ípó-
/Ifuiipfaíibifponfa deílderando fingit continere debe-
bunt. Pofteriora vero,Ó¿ qua; proximè illa fequuntur, ni-
'mirum. Ecceipfeftatpofiparietemnoflruw. quid acciderit
re ipfa, vel certe id quodfingitur accidhTe explicabunt.
Quod quo planius intelligatur ipfam loquentcm indu-
'camus, itaque dicentem . Nefcio quid certe bonimeus
mlhipra:fagk animus,vtrumfallor,an fponfi mei vocem
ego audiokértèaudiremihi videor,ipfumque concitato
curfu redeuntem videre At ò nunquam amantis animus
fullax^nadeftipfe, nec opinione faifa fum: adeft certe,
iamq,-ipíum limen domus fuperat,mcq, è ianua falutat:
fedquòilledifparuÌt,quòveabijt?vtfeocculuit poflibus,
vt xurfus* apparet, riirüjfque occulitur, vides vt caput
intu-
137 CANTAR D E LO S CANTARES
El tiempo del podar es venido. Otros del hebreo, tiempo del cantar, y ambas
15 El P. Merino trae metziz, como derivado de tzitz, pero la edición de Salamanca ziz, como aquí.
16 Matización lingüística que refleja el gran conocimiento que tenía fray Luis del hebreo.
Oída es voz de tórtola en nuestro campo. Pues al llegar el invierno las tórtolas
salen de Palestina y buscan regiones más cálidas, pero vuelven al comienzo de
la primavera. La higuera brota sus higos. Los higos que no están maduros o los
que no llegan fácilmente a la madurez, son llamados recios. Las viñas florecien-
tes dan olor. En hebreo: y las vides de pequeñas uvas dan olor. Pues cuando
aparecen los brotes de uvas de las primeras flores en granos muy diminutos
emiten un olor muy suave. Así, pues, cuando todas las cosas verdean, levánta-
te, dice, galana mía, Amiga mía, y vente. Esto es al campo, que es lo más ame-
no que hay en este tiempo del año.
17 Diversas son las versiones de esta frase: fray Luis dijo antes «en las vueltas del caracol», ahora dice
«en los escondrijos del paredón»; el P. Scio traduce «en la concavidad de la aibarrada», y siguiendo el he-
breo: «en lo escondido de la escalera»; el sentido en realidad es el mismo.
i4ó IN C A P VT
niSjVtrumquc autem &. verbo Hebraeo fignificatur, & ve
re fit. Nani vere appetente, &c p.ùtaijjur vites, &: vinitores
dum opus faciunt cantiilant : quanquam cantas omninò .
cmn vere maxime coniungitunNouo enim folis accefiu
au&us fanguis coranimantinm c o m p i e r ^ ketitia infoli»
ta afficit,ex quo canendi cupido fequitur,tam in homin¡i-
bus, quarti in volucribus, vnde in veris deferiptione ilic
Ducunt m tenero granirnepmguium
Paéloresmtum carmina pftula.
Vox titrturis audtta eftm terra nofira. Na hyeme ineunte tur-
tures è Pakefthìnadifcedut, ÒL calidiores regiones petütt
veris autem initio reuertuntur.ficus pr&tttlit^rojjos JUOÌ . Fi-
cus immatura: qua: funt % aut qua: non facile ad maturira-
tempemeniunt,grof$iappeUantur,eafqueHebra:i ¿3 no
minant. Vine&flòrentesdederunt odorem.Hcbrucè^ Se vites
minuta vua dederunt odorem. Nani cumà flore primo-
apparent vuarüm botri granis minutifsimis odorem ex
fé emlttuntperquam fuauem. Igitur quando omnia ver-
nante Surgt) inquit, propera amica mea7fpec?ofa mea &l>eni. In
agrum fcilicet,quo iftoquidem anni tempore nini-lene-
poteft amcenius.Sedpergit. Columba mea inf oraminibus fé-
ir&t in camma màceri^ oftende mhifactem wamjonet^ox tua
tnaiinbusmeh. Iam cuius rei caufà ipiàm vocet aptè, & ve-
recundo explicat fimilitudine du&aàeolumbis,quieex
omnibus volucribus maxime in terfeamant.Acolum-
bis inquamnoncicuribuSjfed feris quaun rupibus nidu-
lantur , vaganturque pe r agros, quo magis omnia ínter ic
confonarent. Nani ad idem vitas genus ruiticum>videii-
cet,vocabat ipfanv.itaque dicit. Q¿ipd autem te in agrum
v o c o , q u o n o n ego modo,fedvaletudotuate,aériique
ipfa, èc locorum amoenitas vocat, tellufque ipfa floribus
vernanSjVinesequepampinis vetóse iam, 6¿ late fragran-
te^ inuitant^itaque quodtcvoco ? ideò voco,vt quantum
coluro-
141 CANTAR DE LOS CANTA RES
entreguemos aí nuestro. Ven, pues, al campo y vive junto a mí, como la palo-
ma que, siguiendo a la compañera y posando junto a ella y mezclando besos y
arrullos dulces y mutuos, pasa el tiempo en amor"18. Asiente y en cierta mane-
ra le enseña la forma como quiere ser amado por ella. Pues así como las palo-
mas son muy amantes entre sí, así son muy fieles y por ello mismo muy celo-
sas de forma admirable; lo que se ve mucho en los machos19, pues volviendo
de lejos, en cuanto ven a las compañeras, luego tocados no sé por qué mala
sospecha se conmueven gravemente, y así presto se les hincha el pecho«y arru-
llando ronca y airadamente y golpeando la tierra con la cola con continuos
golpes, para que conozcas fácilmente su ánimo airado e impotente, las rodean
y a veces las hieren duramente con el mismo pico, castigando las ofensas de la
dañada vergüenza y violada fe, como sospechan, mientras estaban ausentes.
Aquellas toleran todo lo cual con admirable mansedumbre, pues ni se sustraen
a la mirada de aquéllos, ni se apartan lejos, ni, aunque gravemente golpeadas,
los hieren ellas a su vez, sino soportan hasta que vencida la ferocidad de los
machos con la propia paciencia, le tornan a su vez el ánimo aplacado y manso,
y olvidados de la sospecha y de las iras, por entero traban amistad y juntan los
picos, y los besos con admirable amor20. Todas las cuales cosas referidas a lo es-
piritual y divino tienen grandes significados, como diremos después en su lu-
gar; ahora sea bastante haber visto cuan aptamente la naturaleza y la forma de
ser de las palomas se traslade para significar el amor.
Sigue: Tomadnos las raposas pequeñas, destruidoras de viñas, que la nuestra vi-
ña está en flor. No está bastante claro cuál de los dos dice esto; ciertamente si
estas palabras son de la esposa, como yo al menos pienso, aunque puede pare-
cer a alguno que son poco coherentes con las anteriores, sin embargo en verdad
18 El P. Asensio alaba en esce punto del comentario a fray Luis, psicólogo, poeta y costumbrista.
19 Puno, lib. X, cap. XXXIV.
20 Esta costumbre también está reflejada en el Cántico espiritualde san Juan {Obras, II, 152).
Así, pues, al esposo que llama e invita y atestigua su amor con palabras
muy tiernas siguiendo la esposa y saliendo al campo, se dice que nada respon-
dió a las caricias del esposo, sino lo que dijo muy aptamente según el ingenio
de las mujeres: Tomadnos las raposas pequeñas, destruidoras de viñas, que la
nuestra viña está en flor. Pues de ello se entiende que ya está en el campo. Y es
propio de la Sagrada Escritura significar los hechos que anteceden por los que
siguen21. Vio las viñas florecientes, luego estaba en el campo. En el cual, por-
que había una viña de él, en cuanto la vio y advirtió que floreciente y con sar-
mientos corría peligro por las raposas destruidoras de viñas, olvidando lo de-
más rectamente finge pedir a su esposo solo esto, que se esforzara en cogerlas.
Tomadnos, dice, las raposas pequeñas. Suficientemente se deduce del hecho de
Sansón y del libro de los Jueces que la región de Judea abundaba en raposas;
todos saben que éstas suelen traer la ruina a los viñedos, y sobre todo cuando
son pequeñas; pues una vez crecidas, buscan presas mayores, y por eso nom-
bró a las raposas pequeñas, y quiso que fueran cogidas antes de que las viñas
comenzaran a florecer. Pues después de que las vides han brotado hojas y sar-
mientos, son cogidas más difícilmente, porque se ocultan con las hojas y sar-
mientos22.
Pero continúa: El Amado mío es mío, y yo soy suya (del que) apacienta entre
las azucenas. Estas cosas se entienden sucedidas en tiempo de primavera y bajo
la aurora. Pues en llegando la aurora, cuando el campo verdeante es muy agra-
dable, el esposo exhortaba a la esposa a levantarse del lecho y dirigirse al cam-
po. Y cuando se dice que la exhortó, se entiende que la sacó consigo al campo,
a donde él se dirigía con el ganado. En el cual lugar ella demorándose algo, pa-
ra evitar lo calores (pues no podía soportar el calor del sol con el cuerpo enfer-
mo), antes de que el día comenzara a calentarse, se fìnge querer volver a casa y,
mientras vuelve a pedir al esposo que, puesto que a causa del pasto no puede
volver a casa antes de la noche, al menos le conceda que luego que comenzara
a atardecer, se apresurara a casa sin ninguna tardanza; el Amado, dice, mío es
mío, y yo soy suya (del que) apacienta entre las azucenas. Hasta que sople el día y
las sombras huyan; tórnate, sé semejante a la cabra y al corzo, y lo que sigue. El
Amado mío es mío, y yo soy suya. Estas palabras tienen la significación de llamar,
como si diga: "¡Oh Amado mío y amante de mí, que apacientas entre azuce-
nas!". Y dice apacentar entre azucenas, no porque las azucenas sean pastos, si-
no porque las mujeres amantes tienen en la cara una rosa, azucenas, perlas, es-
tatuillas y cosas semejantes. Hasta que sople el día y las sombras huyan, esto se,
hasta la tarde, pues juzgo que con estas palabras significa el tiempo vespertino
y atardecido, no matutino, como algunos pensaron. Pues cayendo el sol blan-
das brisas comienzan a soplar mucho, de donde aquél:
Y así, los vientos soplan al caer el sol, y las sombras que se hacen al oponer-
se los cuerpos y que, cuando estaba el sol a mitad de cielo, en cierta manera se
mantenían, parecen avanzar y moverse lejos e incluso correr.
Y en otro lugar:
Aquél vuela, barriendo al mismo tiempo en la fuga los campos y los mares10.
Así, pues, con estas palabras significa la tarde por las circunstancias, y el
asunto mismo y la forma del lenguaje pedía significar ese tiempo, y no el ma-
tutino; el asunto mismo, pues en la noche se vuelve a casa del pasto, de donde
aquél:
Ida casa, cabras saciadas, id, viene la tarde14.
La forma del lenguaje establecido, pues convenía que no quisiera ser deja-
da sola de noche la mujer amante y enferma de amor y acostada, cual aquí se
finge la esposa2?. Así, pues, ruega a su esposo que, puesto que permanece en el
campo a causa del ganado y las tierras, por lo menos le conceda a ella amante
y enferma, que no pernocte en el campo. Y así dice: Tórnate, sé semejante a la
cabra o al corzo sobre los montes de Bather26. Esto es, le pide que tan pronto el
sol comenzare a dirigirse al ocaso, apresure él la vuelta y coja el camino y lo
haga con gran rapidez, como se apresuran los corzos, y también suelen adelan-
tar a los vientos en la fuga, sobre los montes que llama de Bather, esto es, de la
división o de la escisión, o porque las regiones limitan con los montes, o, como
si diga, sobre las escisiones de los montes, esto es, como los corzos hacen, cuan-
do se apresuran a meterse en las escisuras de los montes, en las que tienen sus
23 Virgilio, Geórgicas, 1 y 3. Algunos tnss, traen otra cita, pero del mismo lugar: «Como también di-
jo el poeta, significando la misma razón de tiempo: Y las sombras mayores caen de los altos mares».
24 No vienen estas explicaciones culturizames en la Exposición.
25 El P. Scio acepta esta interpretación de fray Luis.
26 Según Adricomio, estos montes de Bather estaban en la tribu de Benjamín. Calmet cree que son
los de Bethoron, no lejos de Jerusalén. Bossuet pone aquí fin al segundo día de las bodas.
144 TN C A P V T
Vnde quod Lati aus ¿nterpres vertir, incline! ur : Hcbrai-
ce "JX53 b3afu,diátur,ideft,fugiant Dicunturíautcm fiíge-
le vmbra:,occidente Sole,id eit maturare, exproprietate
fer«K>nis Hebraici, in quo fugercproinaairare ponitur,
proque ocyùs moueri: quale eftiUud quod hocipfo in
cadmine poitea dicitur..Fugeodik&e mi, id eft,matura:
quod etiamGraedfatisexpreíTerunt interprete$;quippc
qui hunc locum ifto modo conuertunt wtj K¿r»WiK «< ÉTKÍ«I.
Quanquam Scin barino /ermo ne fuga non femei vfurpa
tur pro matura profedioneatque curiti,Ex quo ilic.
JEt alibi..
Ule yolatfìmul ama fugafimul Aquora^errms.
Significaturigiturijs verbis,vefpertinum tempusà cofi-
áundis, idque tempus, $£ non matutinum ògnificari,
ÒL res jpía, &. inftitutiifermonis ratio pofcebatircs ipfa,
Mam fub no&em à paftü domum reditunEx quo Ule.
- Ite domum [at ur<&\enkllejp&u$ ite captile*.
Ratio inflittiti fermonis; Nam amantem foeminam de
ex amoreaegrarr^atque decumbentem, qualis hicfponfa
tÌìhgitur,fe no Sta rclinqui iòlam decebat vi noilet.Rogat
igitur yirum iuum, vt ,quoniamcei fa mili&ris,atqu e pe-
cuaoac caufaiti agro remanet, illud iàlrem fibi & amanti
c o n c e d a t i 3cgrae,rurì ne perno&et.I taque ait. Reuertere^
fimi lis tftocaprx hmmaoc^feraorum fùpertMctes BathtrAà, eft,
ipfum orar, vtfimui iatq$ Sol ad oceafum vergciexoepe-
rit, reditü ipfe matutet, iterqs arripiac, arreptu mque con
iìciat fummaccicritate?-quomodo hintiuli feitinanr, at%
*tiàm ptaenertere ventosfüga íblénr,íuper mefates, quos
. Bather^dcftjdiuifioois^uticifíur^ vocatrvelqtiod r^gio
nes motibus diftermiriatìtur : vel quaiì dicat,fuper fciiTu-
ras montium^deftjVthmnuiifaciunt, quando fé in moa
ikuakill UMS , in quibus áiaíxabct cubilia referreprope»
sansu
145 CANTAR DE LOS CANTARES
SEGUNDA EXPLANACIÓN
Yo rosa del campo y azucena de los valles. Estas cosas, como dijimos, se refie-
ren al final del capítulo anterior y se han de unir a él 7 tomarse como dichas
por la esposa, la cual contenta con el estado de amor al que llegó, quiere per-
manecer en él. Pues los principiantes, como dijimos, mientras más se hacen
partícipes sin mérito y esperanza propia de la bondad y placer divinos, en tan-
to más rápidamente quieren establecer un estado para su deseo, pues se per-
suaden de que fácilmente han llegado al sumo placer. Así, porque su lecho flo-
rece ya y porque su casa construida con material selecto brilla, esto es, porque
a su parecer, secada la raíz del pecado, la piedad comenzó a germinar en ellos y
a dar flores, esto es, para interpretarlo otra vez, porque se ven colocados en
una vida que no solo es honesta y placentera a Dios, sino agradable y alegre
también para ellos, desean y piden que la tal alegría les sea perpetua. Y nuestro
lecho, dice, (está)florido,y los vigas de nuestra casa son de cedro, y el techo de ci-
prés, y yo rosa del campo. Como no haya nada, porque no quieras permanecer
conmigo para siempre, hazme estable y propio este gozo que recibo de tu colo-
quio y encuentro27. Rosa del campo. Otros, rosa de saturación o riqueza, lo cual
en español se diría aptamente: flor de buen año28. Lo cual se dice verdadera y
rectamente, porque los justos, el que sean justos y honrados y gratos a Dios, no
lo tienen de sí, sino principalmente de la indulgencia del cielo, esto es, de lo
que en plenitud todos hemos recibido; y son además flores de riqueza, esto es,
flores producidas por la abundancia de bienes riquísimos, que hay en Cristo. Y
¿qué responde Cristo a éste? Cual la azucena entre las espinas, así mi Amiga en-
tre las hijas. Así le alaba, que Dios al mismo tiempo avisa al principiante,
que demasiado pronto busca el descanso y la ausencia de los trabajos honestos,
27 Para fray Luis éste es un escolio corriente entre los principiantes, recordando las palabras de san
Pedro: bonum est nos hk esse.
28 Frase castellana incluida así en el texto latino.
que le quedan por soportar muchas cosas antes de llegar a donde cree falsa-
mente que ya ha llegado; que es hermoso y justo, sì se compara con las espi-
nas, esto es, con los hombres que se lastiman con los aguijones de los deseos; y
que todavía no ha llegado hasta el punto de poder contarse o compararse con
los varones perfectos; que está todavía en el último grado de los buenos, y no
ha subido al grado de los que no se tienen ya por hermosos en comparación de
los malos, sino aventajan a todas las doncellas y concubinas, esto es, a los prin-
cipiantes y aprovechados en la virtud; y que sería torpe y pernicioso para él
querer cesar, antes de llegar a aquel estado, Al cual la esposa en la persona de
los principiantes; Cual el manzano entre los árboles silvestres. Alabanza digna de
Cristo y bien atribuida a él, pero veamos lo que sigue. A la sombra del que deseé,
sentéme. Declara el placer que recibe de la gracia divina, aunque la razón y el
nombre de sombra tan muchas veces se traslada en las Sagradas Letras para sig-
nificar la gracia de Dios, que nos parezca se esconde en él algo escondido y dig-
no de conocimiento. Y ciertamente en la sombra, porque tiene alguna relación
con la gracia y favor de Dios, de donde el nombre de sombra puede trasladarse
para significar la gracia, sólo hay una cosa, el que sirve para significar, pues las
restantes cosas que tiene, levedad, fugacidad, vacío de luz, no tiene afín o rela-
ción con lo que se habla. Y ¿acaso está oculto en nosotros algún incendio, o al-
gún fuego concebido? o ¿hay alguna fuerza en el culto de la ley de Dios y en su
gracia, y en el poder de refrescar y de alejar el calor? Hay ciertamente ambas
cosas, ya incluido en nuestros sentidos un gran incendio desde aquel primer
soplo nocivo de la serpiente, ya en su gracia divina la suma facultad de apagar-
lo con tal que no le estorbemos, sino más bien permitamos que desarrolle sus
i4¿ I N QA P V T
quicrcm appetire, & ab honeftis íabonbus vacatlonem:
multa ci reftarc perferenda, antequara tò perutniat,quò
fé iam. perueniife falíb putar. Eatenùs ìpfutn elle pulchru,
&iuítum,íicum fpink,id<eft,cum ijs hominibus compa-
rjerur,quijcupiditatum. aculéis cruentanturnondum au*
temeò peruenifle, vt perfc&is viris connumeran pofsít;
aut conferri. Nani reiìdere adhuc iilum in ina"mo bono*
rum ordine, nec ad eum aicenduTe graduai, in quo qui
iunt,non iamexeomparatione rrulorum pu'chri haben
tur,fed amatis pueiiis omnibus,concubinifque, ¿d eft, in-
cipisaiibus.&prorlcicnribus in vinate viris anteferun-
tur:turpc vero ¿ili, &perniciolum eííc cenare velle,antc-
quam ad eum grada perueniat. Cui in perfonaincipien-
tium CpoafiMcurmalusinteirlignafyluarum. Chrifto digna>
6c vere illi tributa laus : fcà videamus quod fequimr. Sub
ymbra iliìus quem ¿efideraueram fíat. Declarar voluptatem
eam,quaniex diuinoiüapfu percepir. Quanquam vm-
bra: ratio, atque nomea ram fepè transferrur io facris Vi*
teris ad Dei gratiamfàgnificandam, vt nobis videatur ar*
canurri aliquid, & cognitione dignum latére in e©. Et
quidem in vmbra,quòd cum gratia,^:£auore Dei habeat
communionc aliqua,€x quo vmbrar nomen adgratiani
fígnificandampofsit transferri,vnumferè rffc, quod ad ar
cendos aeftus valetinamjqua: ìiìi infunt c#tej:a,ieuitas,fu*
gacitas, lueis vacuitas, cum co de quo loquimur, nìjijl af-
fine aut cognatina habent.Scd num aliquod in nobis in-
ccndium,aliquifve ignis conceptus latet? aut in Legi-s Dei
cuitu,eiuique gratia,Ó¿ fauore rcfriger5di,&i seftus arcen»
di ineft aliqua vis ? Eit certe vtrumque,&; in noftris fenfi-
bus exilio primo, & noxio ferpentis afflatu magnum in-
elufum ifieendium, 6¿in diurna gratiaeius reitkiguendi
facultas uimm3,modo illi ne obfiftamus nos,fed permit-
tamus potiàs vtin nobis expiicet viresfa&Mtfrufaseitts
Halas
147 CANTAR DÉLOS CANTARES
29 Al señalar el éxtasis como fenómeno del primer estado, fray Luis coincide con la doctrina de santa
Teresa y san Juan. Ninguno de ellos reservó el éxtasis para ei estado de los perfectos, como han hecho algu-
nos autores franceses, queriendo resucitar una antigua doctrina anulada por la experiencia y enseñanzas de
santa Teresa {Moradas, VII, cap. 3, p. 638) y san Juan {Noche oseara, p. 404),
30 Fray Luis ha hablado en «Esposo» sobre este abrazo de Dios al alma (cfr. Onís, II, 235).
los que arrojan en medio de las turbaciones de esta vida a los hombres santos
sacados de las delicias del paraíso, y como por la fuerza arrancan del abrazo di-
vino, hombres impíos y enemigos de la virtud; no de manera contraria hacen a
como se dice hizo la cabeza de ellos contra los primeros padres del género hu-
mano, Y así como hacen de manera semejante, así deben horrorizarse y tener
un semejante final Pues Dios detesta y odia pésimamente a los hombres que
son de ánimo tan malo y corrompido, que no solo pongan medida al pecado»
sino que quieran que todos les sean semejantes en el pecar; y que a cuantos ve-
an seguir el camino de la vida honesta, se esfuercen con mucho empeño en
traerlos y agregarlos a su compañía, o si no lo lograsen, piensan que han de ser
tenidos por sus enemigos. Pues hacia tales hombres o, mejor, pestes de hom-
bres fueron dirigidas aquellas palabras ciertamente muy severas de Cristo, por
más manso que fuera31: El que escandalizare a uno de estos pequeños, que creen
en mí> le conviene que se cuelgue a su cuello una piedra de molino de asno, y se
hunda en elfondo del man Y semejante es la sentencia de este conjuro; Conju-
róos, hijas de Jerusalén, por las cabras, o por las ciervas montesas. Pues con estas
palabras sin duda exhorta y amonesta Dios a todos los hombres, a que cuanto
le son queridas a cada uno su vida y fortuna, tanto se abstengan de tan terrible
crimen; y no se atrevan a impedir las aficiones de los buenos a la virtud, o a
debilitarlas, o molesten de cualquier modo a los buenos; más bien los sigan y
establezcan su vida y costumbres a ejemplo de ellos. Y de este modo y con estas
palabras se describe el éxtasis de los principiantes, al cual, cuando llegaren, han
de pensar que han llegado a su más alto estado. Y así, las cosas que siguen per-
tenecen ya al segundo grado, esto es, al de los aprovechados, y son éstas32: Voz
de mi Amado (se oye). Mientras dormidos ios sentidos del cuerpo el ánima del
justo se dedica solo a Dios, parece ser llamada a un género de amor y de virtud
31 Mt, 18,6.
32 Aquí comienza el estado de gracia, como especifica fray Luis en «Hijo de Dios» extensamente (cíe,
Onís, III, 92-104).
i48 IN CA P V T
cari cauils arrerendis,quique è ddicijs-paradiiipertra&o*
fan&os nomines in medias huiusvitasturbas conijciunr,
&tanquam per vimdiuclluntà diurno complexuimpij,
& virtù tis ho (Ics nomines : ncmfecus ipii faciunt, quam
*caput ipforum fec^cdegkur,.aduíe*íus primos humani
generis parcntes. iEt^quemadmodumiimilireríáciüt, ita
íimiiem cxitumímetuere.atquejhotrere debcncNam de-
teftaturDcuis^ac pefsimè odkiectó hconincs,,qui eò vfquc
praao^&ácoíf upto animoifumvvt nonlòlùm p eccandi
nullum modum ipfifacianviedytonmes in peccando
fimìlesfibieife veMnt: qui^;, quafeunq/honeftx vitse fé-
&am fequentesviderint,ad fuujregem pertrahere iilos
oc aggregare CummoftudÌoxQnantur;autfiid minusállis
fuccdTecit proinimicis,fibieoshabédos ducüt,Etenim
in eitffmodijiominesviìuepotiùshominumjpeftes^illa
Chrifti quamuismtifsimijhaud dubiè feuerifsima verna
JW4ff.l8^ atenta f unt> tQui fcandalizauerit vnum ex p.ufillis qui in
imccEedu^expedit ei vt fuipendatur mola afinaría ad coi
ùumàmj&: demergatur in profundü. iìademqj eft huius
.adiurationis fententia. vddmyoìosjìlUjiierufdlepercapreits
¿eruQfqttecampomm.lüZ his verbisíme4ubioíiorxafcur,atqi
monet Deus homines vniuerfos^uaxumfija cuiq,- vita,
atq ; fortuna charas funt, tarttü vrabij-teieant à taimmani
facinorcmevèbonpru liudi^yiriutólmpedire, aut debi
litare.aud^ant jaut.quOJÙSimadobonis molefUas cxhi-
beant : -ipil .potius tillos íícquantur, ad eorumque exem-
plumjmoresfuoSjatqueyitaminftituant.Atquehocmo
d o , atquehis verbis ecftafisánopientium^efcriMtur, ad
quam ipíi^cumperucncrüt adrummum eius gcadus per*
uenifle putundi ifunt.Itaque qua; fequuntux iam ad fe-
<cundumf, id.eft, <ad proácienfium :graáum fpe&ant:
ca autem funt hasc» VoxàiUftìmeu DumcorporisièniI*
¿bus confopitis vni P e o vacat iuili animus adaitius vir-
; • " ~ " " """ itUtÌ$j>
149 CANTAR DE LOS CANTARES
y la largueza. Por lo cual con razón los odia y desdeña Dios yfinalmentelos
abandona desnudos y despojados, quitándoles los beneficios y regalos que an-
tes les había dado. Y los que tornan por su estupidez inútiles los bienes recibi-
dos de Dios, o los vuelven en su ruina, bastante declaran con eso mismo que
son indignos de ser ayudados más. Y así, Dios odia a éstos, y por el contrario
ama y diariamente aumenta con mayores beneficios a los que diariamente ve
aumentar con diligencia la cosa celestial y los talentos que les ha confiado; de
donde se sigue esto: Voz de mi Amado (se oye). Pues, como dije, Dios con estas
palabras significa que ha llamado al principiante a un estado superior de gra-
cia, porque ha usado rectamente de ella, y que lo, ha llamado al estado de los
aprovechados en el amor. Pues Dios no ha permitido, que pasara ningún tiem-
po vacío sin su beneficio, o que pasara un tiempo, en el cual, el que rectamen-
te cumplió en su oficio para con él y el que cumplió su oficio ordenadamente
según lo que se le dio de virtud, permaneciera por más tiempo en aquel mis-
mo estado que tenía, y no ascendiera más bien a un estado superior, y recibie-
ra el premio de una mayor gracia a la obra cumplida egregiamente por él. Pues
porque busca hacerle el bien y nos desea el bien de corazón, en viendo que po-
día beneficiar más a este hombre, luego le hace el bien; y tomó ocasión de ha-
cerle el bien, luego que le fue ofrecida. De donde aptamente el mismo Dios y
según la manera de la metáfora establecida, aparece muy elegantemente con
alegría y atravesando colinas y montes en rápida carrera.
Y sigue: Helo, viene atravancando por los montes, saltando por los collados. Se-
mejante es mi Amado a la cabra montes, o ciervecito. Lo cual mismo significa el
ardiente deseo de Dios de hacernos el bien, y por cualquier parte que se le dé
la posibilidad de meter sus beneficios en nuestros ánimos, y lo que sigue tam-
bién lo significa: Helo (ya está), tras nuestra pared, acechando por las ventanas,
mirando por los resquicios. Pues el ánimo del hombre, cuyo estado y virtud tra-
tamos, todavía no ha quedado tan puro de toda mancha de deseos, que pueda
i so IN £ A P V T
mutiificetia,atqj largitas diuina natura tollutQiiareilIoi
odit meritò Deus^atq; aueriatur,5c tilde nudos^at qjfpo-
liaros relinquÌt,,eaauferédo ab cis bcnefida^atquedona,
qua: priùs in iites cotulerat. NI qui bona quse à Deo acce
perüt.perfuam focordiá,vel inutilia reddüt,vel in fuápet
nicie conuertu^fatiseoipfo docét, fe efle indignos, qui-
bus ampliùs benefiat. Itaqj hos odit Deusicótrà-améeos
amatjatq, quotidieampliotibusbenefiqjs auget,quos re
cailefté quotidie,5£.taléta íibi ab*ìpfo eredita, diligetcrau
gere videi : vnde eft hQC.tfòx dileèìimet Nam,vt dixi t his
Deus fignificatur incipiente ¥ocaflfe ad alidore gradü gra
ti^quia grada rc&è y fus eft. VocaiTeautem adproficien
tium in amo re graáum. Nec enim pafìfus Deus eft, vt vllu
.Cibi à benefackado vacuü tempus prseteriret : aut vt fpa-
tium aliquod intercederct, quo in fpatio qui fun&us re-
d é eftet Tuo erga ipfum officio, quique pro co quod fibi
datum effet virtutis, munus fuù ritè obiuiflbt,in eoipfo
grad^quempreinebatjdiuiiùsanatieretjaciiopotiàsad
altiorem gradua afeenderet : atq; operae afe egregie na-
nata^maioris gratin premium acciperet.Qupniam entra
ipfum benefacece amat : nobifque bene, & ex animo cu-
pir,vt primum vidit ampliùs bene ficjjiiftihominipoiTc^
ftatimiilibenefecit:& occaiioncmbenefaciédi arripuit,
vtpmmumipiLoblataeft, ExquoaptèipfeDeus, &cpro
inftitut-ae metaphora? ratione profeclò eleganter ìndiici-
tur feftinás,&: cócitato curfu mótes &: colles traniìiieris.
Sequitur enim. Ecce iflelrenit fahens inmortià>H$t& tronfi-
liens calles. Sìmiilìs (fi dìleSlus meus caprese Unnuloque ccruontiff.
Quod idem Dei ardensuudtumnobis benefacicndi, èc
quacüq; facultas datur fua beneficia ad ánimos noftros
infmuandi, &. ea quae&qutair ílgniñcant. En ipfe fiatfofi
pAnercm ndìvum rcSpicicmferfencíhés, fYpfi>ìcìensf>eY€ancd-
ks Nàimius.dequo agimusgradus atqj vktutishominis
animas
151 CANTAR DE LOS CANTARES
ver íntegramente los esplendores de Dios33; sino así como los espejos sucios y
marcados por diversas manchas, dan claras imágenes presentadas por la parte
en que están limpios y bastante pulidos y puros, y por donde están manchados
oscurecen y debilitan; así vemos que sucede en este estado de que hablamos,
porque el ánima no se ha limpiado todavía a sí y en todas sus partes del miedo,
del dolor, del gozo, del deseo y los demás afectos. Pues el rostro de Dios, cuan-
do llega a esta ánima y comienza a acércasele, no brilla en toda ella, sino en
parte aparece, en parte se oculta34; y en la parte en que el ánima se ha hecho
hábil para ver, así le parece verlo: estando tras la pared y mirando por las ven-
tanas y acechando por los resquicios. Esto es, el ánimo de este que digo que
sube a los aprovechados hasta donde le es lícito y hasta donde permite su con-
dición, porque todavía no es apto para que pueda todo ser ilustrado por Dios,
ve a Dios mostrándole y dándole los dones de su gracia. Y pregunto ¿qué le da
o muestra de nuevo? Oigamos a la misma esposa: Hablado ha, dice, mi Ama-
do, y díjome: Levántate, Amiga mia y galana mía, y vente. Ya ves; pasó el invier-
no, pasó la lluvia y fuese. Descubrefloresla tierra; el tiempo del podar es venido;
oída es voz de tórtola en nuestro campo. La higuera brota sus higos, y las viñas de
pequeñas uvas dan olor. Por ende, levántate, Amiga mía, hermosa mía y vente. Le
otorga el que se levante y se aligere, esto es, que no permanezca y yazca por
más tiempo en el orden inferior de tos principiantes, sino que suba al estado,
en el que están los aprovechados, esto es, los que se apresuran a lo que está más
alto, y de lo que se dicen vecinos y afines. Para significar el cual estado muy
aptamente toma semejanzas de la primavera. Pues así como en llegando la pri-
mavera se limpia el aire sereno, así cuando se llega a aquel estado, en gran par-
te reprimida la concupiscencia y liviandad de animaos, por cuyo hálito las nu-
bes de los deseos y las negras tempestades aparecen en nosotros, comienzan
primero a clarear el cielo y en cierta manera a serenarse las ánimas de los buenos.
Entonces aquella celeste y divina semilla, que por beneficio de Cristo se sembró
33 Fray Luis acepta que la purificación no es completa en eí primer estado, sino que se realiza a lo lar-
go de los otros estados.
34 Para san Juan es también importante este retrato dibujado en el alma: los ojos deseados, que tengo
en mis entrañas dibujados (Obras, 733). Para H. Hatzfeld la imagen del espejo le viene a san Juan de Rai-
mundo Lulio (cfr. Estudios literarios sobre mística española-, Credos, Madrid 1976, pág, 61). En el mismo
Luiio encontramos la revelación progresiva del Amado, de la que fray Luis habla aquí.
35 San Juan lo dice en dos admirables versos;
«salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada » {Obras, 643).
debilidad, de donde se deriva el miedo de caer de aquel estado, y del miedo la soli-
citud y cuidado. Por tanto porque la gracia de la vocación, con la que no son llama-
dos ciertamente los impíos a la justicia, sino los ya justos y probados en la pie-
dad a un género de justicia más alto, la cual es un don grande y deseable de
Dios, fue explicada en la oración inmediatamente anterior; por eso ahora co-
mienza a decir qué efecto tendrá en nosotros o qué ocasionará, si seguimos su
impulso. Y es propio de ella, como dijimos, en primer lugar someter la mente
a Dios y advertir al hombre de la propia debilidad, y hacerlo Gauto y vigilante
en el amor. Así, pues, para mostrarnos esa circunspección, ese cuidado y mie-
do en la esposa, y del miedo el deseo de implorar ayuda, en siendo llamada
por el esposo, Salomón así la saca respondiendo: Tomadnos las raposas peque-
ñas, destruidoras de viñas, que la nuestra viña está en cierne. Pues esta frase cier-
tamente no es del esposo que se muestra en amor con ella, sino del que le ama y
confía tanto en él, que consciente mucho de su debilidad, a veces tema y tema
solícitamente de sí y de sus bienes. Y pregunto ¿qué temió? La devastación y rui-
na de su viña, esto es, la pérdida del bien más querido para sí de todos.
Pero ¿de quiénes temió? De las raposas pequeñas. Y ¿cuáles son estas rapo-
sas o qué fuerza está sometida a esta palabra? Pongamos atención, suplico, que
lo que muchas veces advierto ya, claramente veamos cuánto sea el entrelazado
de este cantar, y cómo todas las cosas de él se refieran aptamente a estos grados
de amor que distinguimos. El inexorable enemigo del género humano, aunque
nunca desiste de atacarnos, sin embargo no siempre nos ataca del mismo mo-
do. Pues cuantas veces avanza poco con guerra declarada y abiertamente lleva-
da y confesada lucha, lo hace con artimañas y engaños y lo intenta con diversas
razones, intentando diversas formas de engaño y mala acción según el asunto.
Y ataca abiertamente a los que, como antes tuviese cercados por las ataduras
de los pecados, y por esa causa unidos a él en esclavitud, tos ve después quitar-
se los vínculos del pecado, y querer librarse; pues intenta retenerlos con gran
fuerza. Y así, les ataca luego en el mismo comienzo de su conversión, y les ha-
ce la guerra, y agita antorchas con las imágenes relucientes de ios pasados pla-
ceres. Crispando la punta de sus ánimos, los llama abiertamente a los no tan
desiertos crímenes anteriores, y les insta duro y molesto de todas las maneras.
Pero cuando acaece que aquéllos, superada esta primera lucha, avanzan en el
cultivo y afición de la virtud y le acostumbran de arte, que el aspecto, sucio y
tétrico del pecado se les aparezca cual es, de tal manera que lo desprecien y le
tengan más horror que a la misma muerte; entonces aquél, no ya abierta y cla-
ramente, sino insidiosamente y a través de ciertas galerías llega a la batalla. Y
así, no les persuade ya a que pequen, ni a que vuelvan a la vida ignominiosa
que abandonaron, sino les presenta ciertas cosas pequeñas y diminutas y cu-
biertas a veces bajo la apariencia de lo honesto, y que con dificultad pueden
ser conocidas cuales son, y pueden ser admitidas muy fácilmente, de manera
que cuando refiriéndolas como poco a ambas partes, las admitan en su ánimo
y voluntad, remita la intensidad de su afición poco a poco, y cediendo muchas
veces en las cosas pequeñas queden habilitados para superarlas alguna vez. Y
así como Satanás, cuando plantea guerra abierta a los hombres, a causa de la
afición al crimen y la sed de sangre humana es llamado león, como escribió
Pedro41: porque el adversario vuestro el diablo, como león rugiente, da vueltas bus-
cando a quien devorar; así cuando se torna hacia artes insidiosas de daño y lle-
nas de engaño, se llama con justicia por la misma cosa y afición de engañar ra-
posa, y raposa pequeña, no porque dañe poco (pues arruina las viñas ya
florecientes y prometiendo frutos ricos, y nos arrebata de las manos el espera-
do y caso conseguido bien de la perfecta virtud), sino porque bajo el aspecto de
41 I Pedro, 5, 8.
i5<S IN CJPVT
tenukTer, exuere peccali vincula ipfos poftea, & fc in li*
bcrtatem vindicarcvcile videi : hos enimfumma vi reti-
ñere nititur Jtaqueaccurrit ftatim in ipfo conuerfionis
illorum principáojinanufque illis inijcit, & relucfcantibus
faces admouet^& pmeritarum vomptatü obie&is ima*
ginibu$,aciemì animi iliorumperftringens^d non ira pii*
demdeferta fkgitiaeos aperte vocat,omnÌque radon©
illis iaaüatacerbus 3 atque moleftui.Verùm vbi euenit vt
iilifoderatohoepriore certamine in virtùtis ítudio,atq$
cultup^roficiant, eique ita aifuefcant, vt peccati tetra, Se
fo^dafpecieSjipfiSjqualis entità appareat,vtque eam afper
jzentur, &horreantmotreipfa peius; tune Ule, noniam
palam &, aperte, fed iníIdÍoíe,& per cuniculos quofdarm
ad certame aggreditur. Itaque illis pori iam fuadet vt pec
cent, ncque vtredeantadflagitiofarn,quam derelique-
runt vitam^fedparua quaedam,&: minuta,^ honeftiipe-
cieinterdumte&a, quseque &c difficulter dignofei quali&
ilnt, §£ facillimè admittipofsint,ipfIs obijcit, vt vbi ea
tanquam parurn in vtramque partem-referentia ad ani-
mum.fuum ìlli, &: ad voluntatem admiierint eorum;
ftudij intentio paulàtim remittatur, paruifque in rebus
fajpiùs cedendo, hábiles efñciantur, adid vt aliquandq
tandem fupecentur. Atque quemadmodum ipfe Sa*
thanascum apertura bellum hominibus infertpropter
l,Ptí«¿c.. caediS'ftodíuni^& languinis humani íitim appellatur leo,
ficut fcriptumà Petto cft > quia adueriàriusvefter diabo-
lus, tanquam leo rugiens circuir ,.quasrens quem deuo?
ret : ficcu ad alias nocendi artes iníÍdiofas,& plenas frau-
dis fé conuertit ex ipfare & faltendiftudio vulpes iure di-
citur,€aquc paruayulpes,non quia parum noceat(demo
iitur enim vincasfloretesiam, &; vbercs fru&uspromk-
tcntesy&fperatum, &propè adeptum perfedxvirtutis
&Qnum aobiseripkè|nanibus)fedquiarcdi ipecie de«.
cifjiens,
157 CANTAR DÉLOS CANTARES
42 San Juan interpreta también «raposa» como «demonio» y comenta este verso de forma parecida
(Obras, 748).
dañen ni tramen algo; la otra, infiriendo luz y fuerza a los ánimos de los bue-
nos, con las cuales puedan entender que se acecha contra su vida, y repeler al in-
sidioso detectando los engaños. Siendo esto asíjos justos piden a Dios princi-
palmente y sobre todo» que prenda a estas raposas y las ate con lazos. Es
deseable vivir en el amor de Dios sin peligros o luchas. Pero sí sucede (como es
necesario que suceda) que se haya de luchar contra ellas, ruegan con gran fuerza
a Dios, que antes de que les falte este día de tranquilidad y de alegría de que dis-
frutan, tan pronto como la fuerza más grave de los vientos comience a soplar, y
como las sombras de los males a aumentarse, eso es, que en comenzando la lu-
cha y trabazón de la batalla, antes de que titubeen algo, les ayude y salve.
Pues esta fuerza tiene lo que sigue: El Amado mío es mío> y yo soy suya, (del
que ) apacienta entre azucenas. Hasta que sople el día y las sombras huyan; tórna-
te, sé semejante, Amado mío, a la cabra o al corzo sobre los montes de Bather. Esto
es, "Amado mío, que te apacientas entre azucenas hasta la tarde, acabado el
día y llegando la noche tórnate presto, como tornan las cabras y los corzos del
pasto a casa". Pues ciertamente es la voz del mismo humilde conocimiento de
sí, y del mismo temor de caer en el pecado, al que son requeridos los buenos,
aquella voz con que blandamente y con derecho del mutuo amor piden a Dios
amigablemente, que inclinado ya el día al ocaso, y cayendo las tinieblas de los
peligros y las tentaciones, les auxilie sin ninguna tardanza. Sé semejante, dice, a
la cabra, y al corzo. Lo cual sin metáfora decía David propia y literalmente "Se-
ñor, corre a socorrerme"; y de nuevo: "Señor, date prisa en sacarme". Y lo cual
es dicho por la esposa no solo para incitar a Dios, y para que se apresure en
ayudarle, sino también para advertirnos, de que en el mismo comienzo del
mal pensamiento, en comenzando el placer malo a entrar en el ánimo, a la
primera aparición del enemigo, más aún, a los primeros rumores y sospecha de
IJ8 I N CJ PVT
perijs ne quid moliátur,aut noceat conitritìas tencre:ai-
tera inferedaanimis bonorüiumé,atque robur, quibus
& inildias fuse vitsefieriintelugerepofsint,&dete&is do-
}is infidiatote repellere, Hace igitur cü ica íint * iufti tamea
illud praecipuè,atq; maxime à Dco petüt,vulpes has vt ea
piat,& vinculis coerceat.Eft enimoptabiie certaminu,ae
periculoruexperté in amore Dei vita degere. Deinde fi
eueniat(quéadmodü euenire necefíe eft) vt pugnandum
iliisiìtjid íummopereoratDeüjVtanteqiiáillis occidatis
tetitiae,^ tranquillitatis dies quo fiufitur, vt primü ipira-
re grauior aliqua ventoru vis,&; malora tanqua vmbre^ au
geri cceperint,id eft,vt ftatim,in ipfo pugna? initio,&: cer-
taminis conflidu,antequa titubato quidquafìt,praefto*l-
lis}& iàlutaris adíit.Hanc enim vini habet quod fcquiiur.
Vileflus meas nahifó eg&illt.quipafcitur ínter lilì^donec afpttet
dies & mclmentur^mbr^reuertere dilette mi7fmilis eflo caprtó
hmnuhcjiCeruorumfaper montes Betheltldeft.Dìlc&c m i qui
pafeis inter lilla ad vfque vefperumdiei, finito die, ad*
uentanteque no&e fefHnatò reuertere, quomodo ca-
prese atque hinnuliàpaftudomumproperant. Eftenim
abeadem illahumili cognitionefui, ab eodemque ilio
in peccatum decidendo timore, quo boni ibllicitantur
profeda vox, qua blande àDeo,& pro iure mutuas cha-
xitatis amiccpoftu!ant,vt inclinatoiam adoccaiuindie,
$c irruentibuspericulorum, tentationumque tenebris li-
bi auxiiietur nulla morainterpofita»S/»i//¿íJinquit,r/?o ca-
frcxJbinmloifHeceiworum Qupd finemetaphora proprie &
iiteratè Dauid dicebat: Domine ad adiuuandum me fefti
lia, &rurfus: Domine accelera vteruas me.Quodqueno
ibi uni caufaincitandiDeum, Oc vtauxiliumferre matu-
tet efíkiendtr ab fponià dicitur, fed etiam quo nos ad-
monear,vt in ipibftatimprause cogitationis kikio, vt pri
mú malalibido iubire animi ccepit^ad primos hortisaípc
159 CA NTAR DE LOS CA N TA RES
TERCERA EXPLANACIÓN
Yo rosa del campo y azucena de los valles. Estas palabras, como dijimos antes,
dependen de las anteriores y deben unirse con ellas; como si la esposa diga: "y
eres tan hermoso, esposo mío, que por ti florece el lecho y la casa se adorna con
obras agregias, y yo soy rosa del campo, pues tú eres azucena de los valles".
Con las cuales palabras relata todos sus bienes recibidos del esposo, y por ello
mismo le invita a permanecer junto a sí, para que proteja y agrande su benefi-
cio. Pues así como el que edificó magníficamente una casa por su cuenta y, edi-
ficada, la adornó con todas las cosas, habita en ella con gusto; así Dios habita
con muchísimo gusto en aquellos que edifica y adorna, y así como lo supiera la
Iglesia, le describe todos los adornos que recibió de él y pone bajo su mirada las
flores del lechoja magnificencia de su casa, su hermosura para demostrarle
más su amor: Yo rosa del campo y azucena de los valles. En hebreo a la letra: "Yo
rosa saronita", esto es, que nace en la llanura del campo saronita; la llanura sa-
ronita llega desde Cesarea hasta Joppe, como escribe Jerónimo, pero lo que
traducimos rosa, y en hebreo, como dijimos antes, es Habazeleth, si es azuce-
na o rosa disienten los doctores hebreos; pero nadie duda de que sea flor de color
Sigue: Cual la azucena entre las espinas, así mi Amiga entre las hijas. Esto el
esposo; con lo cual no solo prueba lo que la misma esposa se atribuía, cuando
se llamaba rosa, sino también lo aumenta y amplifica, diciendo que es tan ver-
dad que es rosa, que todas las demás mujeres comparadas con ella parezcan es-
pinas. Y no interpretan esto malamente los que refieren todas estas cosas a la
Iglesia: y con estas tres cosas, rosa del campo, azucena de los valles, azucena
plantada entre espinas, se significan los tres órdenes de fieles, en que se divide
toda la Iglesia; el orden que llama de los principiantes, y el de los aprovecha-
dos, y el de los perfectos. Así como rosa del campo se llama la Iglesia a causa
de los principiantes, cuya vida es más laxa; azucena de los valles a causa de los
aprovechados, cuyo numero como es menor, así es más angosto el lugar; azu-
cena entre las espinas a causa de los perfectos, comparados con los cuales los
demás son espinas44. Pero la Iglesia, de que tratamos, colocada en Egipto, pue-
de ser dicha propiamente azucena entre espinas por una triple causa; la una,
porque vivía en medio de una nación mala pues los egipcios eran los más su-
persticiosos de todos los mortales45; la otra, porque era lastimado por ellos, es-
to es, de su trato recogía algo de superstición; la tercera, porque aquellos la
oprimían con durísima esclavitud como se escribe en el Éxodo.
Se sigue: Cual el manzano entre los árboles silvestres, así mi Amado entre los
hijos. Alaba a su vez la esposa al esposo, y lo alaba de forma más rica de lo que
43 Estas cosas sobre los filtros fueron dichas por la opinión del vulgo, por la costumbre de aquel
tiempo y por la ignorancia del valor de las plantas (nota de los editores de Opera).
AA Fray Luis dice esto mismo en «Camino» (cfr. Onís, I, 111).
45 Heródoto dice exactamente que los egipcios eran «los más religiosos de los mortales»; quizá fray
Luis lo modifica por la vecindad de la religión con la superstición.
i6o I N CJ PPT
tamen quin colorenigro flos Tir,de eo dubitai nemò.
Quod &L vocabulum ipium^uod àmgrorc, &:vmbra du
citurpre/efert. Porrò ex omnibus hcrbisvna Gircea apud
Diofcoridem nigrum educir floracum qua nonnulli qui
de re herbaria fcripferunt^Catánancem confundunr, Ca-
tanancem autem ad amatoria phiitramultum valere di*
ciuir,ex quo conie&uramfacio Habazeleth^Circeam ef-
fe > Gatanancemvè, aut certe Gircea^ Catanancisvè fio-
nanr, cui nigto, & ad conciliandumamorem valdeeffica
ci; iurefimilis fponf&didtur quatfupradifia cft nigra effe
&formofa. Sequi t\xxyficut hhum mter ff>was,fteamicame4w
ffr^//¿¿,Ha2CÍponíus» Quibùs non modo probar, quod
iplàfibi trihuebatfponfa cumfé floremnominabat/fed
etiam id auget, 6¿ amplificai, dicens^ vfqueeòverum ef-
fe eam effe rofarrij vt reliquie omnes feeminaj collata; cu
ipfa videanturipinse.Nec maiehocinterpretátur^qui h£c
omniaad Ecclefiam referunt^ his tribus rebuscóle ca
pigliò conualliü,lilio interipinasconfito,tres Eccieiìse ri
deiiü ordines,in quos totadiuidkur^figrüficatos effe di-
cunnincipientiü ordine quemvocant>&: proficientiü,3¿
perfedorü.Ita vt flos,campi Ecclefiaproptcr incipientes
dicatur,quorú eft:vitalaxior:lilium eouatliupropter pro*
fidente^quorum vt eft minor numerüs^ita eñ magìs aa-
guítu$ío.cus:liliuminter fpinas propter perfe&os,cü qui-
hus collati reliquifunt ípina% Sed 8¿ illa dequaagimus Ec
cleílain AEgyptoconititutaproprie;liMunrr inter fpinas
dici pofsitob triplicécaufam*Vnaquiaviuebat in medio
nationis prauac.erant enim fuperftitioiliAEgypti)fupra
omnes.moitales. Altera quia cruentabatur ab, ipfisj hoc
cffjdeeor u confortióali quidibp érft ttio nis trahebatjTer
tia qqiaipfàm illi opprimebarìt,ièruitute duriisima ,vt in
Exod/cribitur.Sequitur^cafmdfoi^
&HSjneumterfitiosMìxd&t viciisim ipófum ipfa &. v&eriùs
quam
161 CANTAR DE LOS CANTARES
lo había hecho el esposo. En lo cual es lícito ver cómo poco a poco la Iglesia
avanza en el conocimiento de Cristo. Pues poco antes lo había asemejado a un
manojito de mirra, esto es, semejante a un árbol ciertamente oloroso pero po-
co fructífero; y ahora lo compara con el manzano que produce manzanas y ta-
les manzanas, que no solo dan olor suave, sino también deleitan con su gusto,
y, persistiendo en la metáfora del manzano, añade: en su sombra deseé; sentéme,
y su fruta dulce a mi garganta. Porque es agradable en verano sentarse bajo la
sombra del manzano y coger su fruta y alimentarse de ella, por eso la. Iglesia,
fatigada por el calor de las adversidades, pues como dije la oprimían duramen-
te los egipcios, dice desear descansar bajo la sombra de Cristo, esto es, desear
con vehemencia ser defendida del calor de los males con el auxilio y protec-
ción de Cristo. Pues la Iglesia siempre supo poner toda la fortaleza en los ma-
les solo en Cristo. Y lo que dice, que se sentó a su sombra y comió su fruta y le
pareció muy agradable, con ello explica toda la razón de su deseo o narra la co-
sa como fue hecha. Así aquel deseo, sentéme, y su fruta dulce a mi garganta, ha
de tenerse como si dijera, "deseé sentarme y alimentarme de su fruta, la cual sé
que es muy agradable de comer", esto es, "deseé que me librara de los males,
que me oprimían mucho, y me reconfortara con el fruto de su consolación".
Pues consta ciertamente que ella deseó y pidió esto con vehemencia, y así su
clamor llegó hasta el cielo, como se dice en el Éxodo46; pero si recuerda la cosa
como fue hecha, se ha de decir que con esta traslación de palabras la esposa
quiere significar aquel género de consolación y protección divinas, con el que
Dios en aquel tiempo consoló y protegió a la Iglesia. Como es cierto que en to-
do tiempo de la Iglesia Dios fue adorado por ella con amor, tanto debe ser cierto
46 Ex. 1, 2, 7.
Pues sigue: Metióme en la cámara del vino; la bandera suya en mí (es) amor.
Rodeadme con vasos de vino; cercadme de manzanas, que enferma estoy de amor.
La izquierda suya debajo de mi cabeza, y su derecha me abrazará. Conjuróos, hi-
jas de Jerusalén, por las cabras, o por las ciervas montesas, si despertáredesy si velar
hiciéredes a la Amada hasta que quiera. Pues con estas figuras de palabras no
declara sino que ella, en lo que deseaba y necesitaba, no solo fue defendida por
Dios, sino también tratada amante e indulgentemente. Pues según la manera
del personaje tomado, como si fuese una doncella, así se fìnge la Iglesia, cuan-
do fue admitida al coloquio por aquel a quien amaba, que conocía con certísi-
mas pruebas cuanto fuera amada por él, y que por esto se llenó de tan gran go-
zo, que no podía tenerse en el ánimo, y así, como cayera entre las manos del
esposo, la sostuvo para que no cayera, y la rodeó con su brazo, y la afianzó en
su seno para que allí descansara. Pues Dios ayudó a la Iglesia enferma y casi
abatida, y no permitió que fuese oprimida totalmente por el peso de los males,
sino la sustentó, y mostró a Moisés desde la zarza cuáles fueran sus preocupa-
ciones por ella, y después se lo notificó por Moisés; a través del cual también
mandó con severidad a los egipcios que no le molestaran en forma alguna, o im-
pidieran o perturbaran la determinación de su marcha a lugares de tranquilidad.
i6u I N CA PPT
ftum in omniEcdeiìx tempore, & in Girmi eius calami-
tate auxilium luiìilcipiì, camque in rebus aducrlìs noti
fubkuaife foÍum,íedctiam caeleftis dulcedinis paftufu-
ftcntaÜTe,iK>nquidemeodemfemper modo,fedalias par
ciùs,aiiis vberiùs.pro co quàcuin Ècclefiaietaspofcebat.
lraque adChriiiumconfugitÌpià femper,apudquemíc
habere fcit,tutum,atquc paratum perfugium, ipleque ir 3
cam admittitfemper arque recìpir,ita benignè,arque bia-
de, vt malorumobiita iuorum, in [pilas Cmu> arquetadul-
gentia quiefeat.Cuius confugij arque confolattonis te-
¡tes iunt illse voces,Deíidtraui,fedlipoma dulcibima car
píl ,tum eaí qua; icquunrur.Nam {cquìtuTjntrodttxtt me in
cetlamywariam>ordfnduit m me churitatem: fútateme fiortbw^
¿tifate me malusata amore Ungveo L&u* eiusfnb capite meoy #7*
dexter* eius amplexabiturme. uidiuro'ìosfiiizHterufultmper
capreas ccraojque cumporumne)tifantis ñeque ewgiLtre facta*
tu dilettavi, doncctj>fayelit.ì$ìm his verbotum figuris ni-
hii aliud dedarat, quam fe prò eo quod optabat, & indi-
gebatjixo íolunx deteniàm àDeo fuuTe , fed etiam induU
geater,& amanrerhabitam Nampro indudas perfonac
racione,quail fi eilet puella quaedanvta le fingit Ecclefia,
Cum ad colloquium ab eo qué deamabat t admifla effet,
certiisimis co gnouiucdocu mentis, quantum amaretta:
abip fordc ex co tanto fuiflfeperfilfam gaudio, vt prse eo
animi Gii compos noneflet, ¿taque ínter fponfi marmi
cum iabereturtfuftentafíecamilium necorrucret, &am<
plexu ànxifre,acfulfiiTe finu, quiète vtibi agetet. Adfìitt
enim Deus ¿Iti Eccleiiae laboranti, &c propè nienti, nec e j
penitus opprimi malorum pondere iìuit, fed furtentauit
ipiàm, &: quam eius res cura; ipíi eífent è rubo Mofen do-*
cuit,<3¿ per Mofen eam pofteaccrtìorem fecinperquem
ctiam AEgyptijs feuerè praecepit ei molefti vilomodo ne
£ifau,aitf eius profc&ionisad qtàetis loca conílliü impc
dirciK,
163 CANTAR DE LOS CANTARES
47 Ex. 3, 7-8.
48 Ex. 3, 16-17. Fray Luis omite palabra en la cita sin advertirlo.
gozo venido sin esperarlo, así fìnge hablar: Voz de mi Amado (se oye); Helo, vie-
ne atravancando por los montes, saltando por los collados. Pues esta frase parece
ser de quien deseando alguna cosa y presentada a sí contra esperanza, exclama
de gozo: Helo49. Y lo que añade: viene atravancando por los montes, saltando por
los collados, se añade no solo para significar que Dios descendía a Egipto desde
la región del cielo, como parecía a los hombres, para librar a su pueblo, lo cual
hizo y atestiguó haber hecho, diciendo en el Éxodo 5°; He bajado para librarle
de las manos de los egipcios; sino también para que se entienda k gran celeridad
usada por él en ello, por la presencia de su divinidad y por la grandeza y efica-
cia de su auxilio. Pues después que decretó sacar a su Iglesia de Egipto, no se
retardó, sino, aunque eran muchas las cosas que se le oponían y obstaculiza-
ban, a llevar su voluntad al final deseado, sin embargo en breve superó todas
las cosas, y pasó por alto y aniquilándolas. Pues domó el duro corazón del fa-
raón con portentos, llevó a los egipcios contra su voluntad no solo a que per-
mitieran dejar ir a los judíos, sino también a que fueran promotores y persua-
sores de la salida. Pues todas aquellas cosas, con las que era retardada la salida
de los judíos de Egipto, y que les cerraban el camino y se oponían a todas sus
salidas, se significan con los nombres de montes y collados. Pues los lugares
inclinados y rocosos y montunos impiden el camino; los llanos lo hacen fácil y
expedito. Los cuales obstáculos e impedimentos del camino, Dios los venció
con el deseo de ayudar, y lo hizo con suma rapidez, instándose a sí mismo y
acumulando unos prodigios con otros, y cubriendo los viejos con los nuevos,
no permitiendo en fin respirar a los egipcios los empujó hasta tanto, que
permitieran la salida de la Iglesia. Para mostrar lo cual, a saber, que Dios había
49 Nuestro autor no aplica esta frase al Mesías, porque no le convenía dentro de su discurso, pero en
el fondo lo acepta. Esta frase es ía de Juan Bautista, el precursor. Los antiguos profetas decían: vendrá, pero
Juan, como señalándole con el dedo, dice: Ved que viene, vedle aquí presente (Lue. 3, 5).
50 Ex. 3, 17.
t¿4 IN CATVT
omncm fuam fpem, id vtgaudium ei ex opinato obie&á
deciararetur,fìc Íoquutafingitur,^ox diletti mei, ecce ine
yenit Jítltens m montiùns^ranfiliens colles* Nam ha;c orado
cius videtur eñe qui optataaliqua rc,fibipráeter ípem ob-
ie&a,prae gaudio cxclzmat ¿Ecce iftfyemt .Qgpd autemad
ditur, faiteas in montibHs,tranfiltens rolles, CQ additur ¿noa
íblum vt %nifketur, è caekfti regio ne,;ho mini bus yt yi-
debatur,D£umIn AEgyptum-delcendilTe ad liberándutn
popufeimfunm, quod&focit,,&: fe feciíTe teftatus eft, in
MxoLi. Exodo-íÜcensu Defcendi yt liberarem eiündemanibus
AEgyptiorum,fedetiam vt intdligatuc,magnam ab ipfo
celeritaté adhibitam in eo eñe, &¿ numinis fui ptaífenria,
& auxilijcñlcacitate,acmagnitudine.Nam ex eopoftquà
decreuitfuam ex AEgypto Eccleílam educere,nuliá mo-
ra m intcrpQfuit,fedq uauis multa efTent,quíe fe oppone-
bant e^aiqueobftabantjquominus fuá ad optatü exitum
volúntate petduceEe^tamébteuifupcrauitomniajóc có-
culcans ca atqj protcrcns.tráfíJitiit.Ña cor Pharaonis du^
rüportéíis edomuit: AEgypüosrepugnantes eoadegir,
Iudaeos y tnó folü abireperrnitterét,fed1etiá" vt eis abeúdi
authotes.&; fuafores eífent Jila enim omnia, quib* ludgo
rü ex AEgyptoxetatdabatiirexitus,qu^qfiteunterclude
baf illis.,& ad omneseiusaditusfe opponcbat^motiújatq;
coüiüfignificaturnommib'.Cliuoía enjmJ&. faxofajmQ-
tuofaqjío£aUerimpedmt:planaexpedim^6ícilereddür,
Quae tame ohfíacula,&: itineris impedimétaDeus iludió
benefaciédi petuicit, idq/fuinmacderitateperfccit^íibi
inftásipre,6¿ día alijspro4igiaaccumulans,&jionis yete
raobrucns,A.Egyptios deniqjxefpirarenó íin ensacó .y íqj
quoad 01oscópulit,yt Eccle%poteftaté.abeúa^^erét.
Quod vt doceat feiflinaije DeüXcilicet, ¿¿.íuma^dhibui^
fe ceieritate/aliédí^ trafili edi,nQminibus;fponfa yfa eft,
& quo nuil9 relínqueretur dabitádilocus,adiecit.f fmilis
165 CA NTARDELOS CANTARES
corrido y usado de suma celeridad, la esposa usó las palabras de atravesar y sal-
tar; y para que no quedara lugar a dudas, añadió: Semejante es mi Amado a la
cabra montes, o ciervecito, los cuales aventajan a los animales por la velocidad
de sus patas, Y lo que añadió: Helo (ya está) tras nuestra pared, acechando por las
ventanas, mirando por los resquicios, que suele ser propio del que ya desea ser
visto por otros ya quiere que los mismos piensen que se quiere ocultar, y del
que por juego hace mucho para ser visto o se substrae velozmente de la mira-
da; en ello la Iglesia declara ciertos como cambios y vicisitudes del auxilio divi-
namente ofrecido a sí para salir de Egipto, con los cuales era tocada de forma
que fluctuara en cierto modo entre el miedo y la esperanza, y fuera agitada con
movimientos alternos de tristeza y de alegría, y le pareciera ver presente el au-
xilio de Dios, o vueltas las cosas al contrario creyera haber desaparecido y pen-
sara haber sido engañada con vana esperanza, y cuasi se abatiera. Cuando pri-
mero Moisés expuso a los hebreos los mandatos de Dios, les pareció nacer una
luz de buena esperanza; pero después, cuando el faraón indignado mandó a
Moisés, que no se diera paja a las obras de los hebreos, esto es, que se les im-
pusiera una carga más pesada, desapareció de los ojos de los hebreos aquella
luz infundida de libertad, y juzgaron que habían caído en una esclavitud más
pesada, y así acercándose a Moisés le dijeron?1: Que vea el Señor y juzgue, pues
vosotros habéis sido causa de que elfaraón no pueda vernos, y habéis puesto la espa-
da en sus manos para que nos mate. De nuevo, cuando el mismo Moisés otra
vez les llevó aquellos mismos mandatos divinos52, y para persuadirles los con-
firmó con diversas razones, de nuevo en cierta manera se les apareció Dios, y se
exhibió para ser visto; pero cuando los hebreos los refutaron por la angustia de
su corazón, como se escribe, y por el durísimo trabajo53, se les ocultó y como
voló de su vista. Lo mismo habrá que ver en aquellas plagas, con que Dios azo-
tó a los egipcios, para doblegar su ánimo a tratar bien a su pueblo. Pues ellos,
cuando los oprimía el mal y la plaga, hacían muestras a los hebreos de que se
fueran; y así, los hebreos entonces tenían esperanza de libertad, pero mitigado
51 Ex. 5,21.
52 Ib. 6.
53 Ib. 6.
54 Ex. 11.
55 Nácar y Colunga también aplican estas frases con el mismo sentido de fray Luis.
i66 INCA PVT
at ij de maio mitigato fenternia mutabár,ac Hebrseos gra
uiùs opprimebant.Ergo isetitiae ilia, &. fpei fuborta dics,
ftarìm extenuabatur & euaaefcebat. Scdakernà^ibus gau
dio,atq;moerore»defperatione 6c fpc,ad extremu moerot
atq; deíperatio concefsit,obunuitq4attkia, & libertase
Deus ludos faceré definesjn conípedü illoxa venit in na
be,inigae,in nebute^deniq; in omni re apertissima figna
edens fuse tutellas,ac praefentiac. Quare re<àe ikbiungit ut.
Uileàltts meus loquitur miìÀJuir?e^YO^erà umica mea,caluh4 meé
formofi tnea,^pyeniyUm enimhyems trunfytjmber ahijt, &rc-
cefótfìores afflarneritt in terra noJìray tempus putattoms aiuemtr
"Voaf twturis anòedefi in terra noéìratficusprotnhtgroffosfHos^i
nc&flQrentes dedermt odore, farge amica meafpeciofa mea <£*"Vf -
ni. Nam isarrùnéte iara profc&ionis ex AEgypto tepore
caque i aitante die,qua,cóftituerat Deus AEgyptiortì na-
ni naiaioribusfilij$,cun&isvaa nodeinterfedis á feruitu*
IT
• - te Ecciefiá exiraer£,ilii mandauit per Moyfen vt nouo fi-
crlfkandi titu Phaiè immoIatOjà: argenti fadi, auri que,
ac veftisquod efíet mutuo ab AEgyptijs rogato, vaiìs coi
kdásad iterineundü vniueiiì parati efíent,fuüixü enim
eos vt AEgyptij,arripereiter cogerent ,Quod vimadatü
Dci,&: \2zt1ux plena,& aditer agenda excitantem adhor-
ta ntemque voccm Solomoa iìgnificare^pedbn&quaai
mducit,decoro feruicns baxei aptiisimededitverba. E»
àileStm meu$lo(¡uitHtmihiyfurgB, propera amica mea^coìumhé
rneaj formo-n mea, & T>eni. Surge¿nqudt,Quiadura ferui-
tute:Opp£ciraiacebat,Nam qui in moetorefuiU conflitti
ti,&: rebus anguftis vrgcnturjacer^in faers dicütur lite
rjs,ex eorura,qui moeré^habimloqucíidij-atioiic duda.
Mcereiitcs eiüm,autincuruiinceduM,aut feotnninoin
terraru abijciunt, tropera. Quia feftinanter egreffa cft
AEgyptijsipÌàmwgentibus^necmorari iinentibiis, cu-
iusmfi]pii£caflda5.caufa&: Hebaei fefiinantcr immola*
rurit
167 CA NTAR DE LOS CA NTARES
lia. Pues la llama a los lugares en los que están las palomas salvajes, esto es, a
los lugares desiertos y sin cultivar; y exige aquello por lo cual la llevaba al de-
sierto, que imite a las palomas, esto es, que le ame con amor ardentísimo, pues
las palomas son amantes, y que, como ellas colocadas en su nido mezclan arru-
llos y besos dulces con sus machos, así ella caminando a los lugares desiertos,
libre de las demás preocupaciones y vuelta solo a él con toda la mente, con él
trate todos sus consejos y palabras.
*
56 Ex. 12.
57 Sobre esta fecha y las dificultades que presenta, ftay Luis ha escrito un opúsculo titulado De utrius-
que agni, typici atque veri, immolationis legitimo tempore.
J¿*8 1N C A TV T
iumbc, cum innído fuo cubant pulchriores videantur^ta
quehacíÍEnilitudineíimul&locumnotat ad que ípfam
vocat,6c declaratqtÈidabipfaexigau Vocat cium, ad ea
loca in quibus columba; ferse verfantur, ìdeft, ad deferta
&. inculta Locatexigit autcm, ìd cuius ciucienti grana in
defertuis lo cum cducebat ipfam, vtimitetur columbas,
id cft,-vt fc ardétifsimo amore amec, funt enim amat rices
còiub^vt^quoraodo illac in nidocoilocat£ fuccu. cópa
ribus eolúbis dulcia & ofcula Se murmura mifcent:codc
ipfa modò,ad deferta illa loca profecía a cseteris expedita
curis,& in fe vnum tota mente conuerfa, cu ipfo cóferai
omnia fuá confiliajomnefque fermones.Sequitur, Capite
noksyulptsùarnaUscjH£ dernotiunturYmeaSy nam \\nté hoìlr*
fioruhj Proximè fuperioribus verbis exa&se hyemis oc ve
ris,appctentis allegoria illi Deus denunciabat Ecclefias
fore vtbreui AEgyptiacaferuitute fínica pienam confe-
quereturlibertatem,quod ijs rcipondctjquje, vtifupradi
ximuSjMofes ad Hebreos Dei iuííu detulitìe fertur in Exo
Mxod. u . do^Deum velie vt parati ad profedionemeifent, nam fo-
re vt decima quarta eiusmenfis die no&e conaibia pri-
taogeaitis AÉgyptiorum filijs hors momento fubita &
acerba nere delctis, tanto maloreliqui AEgyptij perter
ritiJpibs non foluna excederé è fuis locis patercntur, ftd
*tiá" orarent vt excederét. Atqui confentaneü rationi cri,
iiis audiris illa Ecclefià in maxima libertatis fpem creda
ilÌiusnoctisaduentum& AÉgyptiorum inea edendam
•caedem, qua in caede eorum erat libertas fita, fummis
^optaífe votis, ncc optaife modo,fed, vt in defiderio ore*
ma qua; obftarealiquomodopoflunt,timeri folent, va-
ritam,ne Deus aut fententia mutare^autin aliud tempus
differrecetià oraife ipfum,vtin fententia mañereóte AE-
gyptiorücaídé maturare^ fuaelibcrtatis fonte fufura.Id
igitur eius defideriü y t declarar et SalomÓthíecloquété in
durit
169 CANTAR DE LOS CANTARES
para declarar Salomon su deseo, pone a la misma hablando estas cosas: To-
madnos las raposas pequeñas, destruidoras de viñas, que la nuestra viña está en
cierne, esto es, porque nuestra viña está en cierne, esto es, porque nuestra li-
bertad comenzó va a germinar, a la cual pueden dañar y obstaculizar las rapo-
sas pequeñas, esto es, los hijos de los egipcios, puesto que parece depender de
la muerte de ellos, como dijo el oráculo, tomádnoslas, esto es, permanezca,
ruego, ratificado y firme lo que se nos prometió de la futura matanza de aqué-
llos, y ello muy presto llegue a éxito. Y el día sexto o séptimo antes fueron
anunciadas a la Iglesia que estas cosas iban a suceder, en el cual tiempo es creí-
ble que ella se calentó con el deseo de ver la hora y que con el deseo todo le pa-
recía lento, y por tanto siempre tensa en el deseo de rogar a Dios, con frecuen-
cia le pidió que se apresurase y rompiera todas las tardanzas. Por eso para
demostrarlo, finge hablar también esto que sigue: El Amado mío es mío, y yo soy
suya, (del que) apacienta entre azucenas. Hasta que sople el día y las sombras hu-
yan; tórnate, sé semejante, Amado mío, a la cabra, o al corzo sobre los montes de
Bather. Con las cuales palabras ya llama a Dios, ya le pide en justicia de la mu-
tua amistad y amor entre ambos, que apresure la vuelta, esto es, que venga en el
día preestablecido por él; y así dice: " Amado mío y amador mío (pues así le lla-
ma con justicia, porque entonces mostraba Dios en realidad cuanto la amaba, y
ella reconocida por tanto amor de Dios para sí, no podía no amarle), dice,
pues, Amado mío y amante mío, que apacientas entre azucenas, esto es, que te
encuentras en lugares muy amenos, hasta que sople el día y las sombras huyan;
tórnate, esto es, vuelve a librarnos como has prometido, que cuanto antes co-
mience a llegar aquella noche preestablecida para nuestra libertad y la matan-
za de los egipcios". Pues anima a Dios a que vuelva, cuando venga la noche,
porque desde que le prometió librarla, hasta que llegó el día de la salvación y
libertad prometida, Dios pudo parecer alejarse de ella. Y le anima a que se
asemeje a la cabra y al corzo, esto es, que no anteponga nada a su salvación, que
no se tarde en su auxilio, sino presto, en breve, con agilidad, con la mayor ra-
pidez haga lo que prometió, lo cual sucedió. Pues seiscientos mil hombres fue-
ra de las mujeres y siervos, multitud innumerable, en el espacio de dieciocho
horas (pues tantas horas pasaron a lo más, desde medianoche del día catorce
del primer mes58, cuando los egipcios comenzaron a ser matados, hasta la ho-
ra nona del día siguiente5?, cuando los hebreos comenzaron el camino), así,
pues, tantos miles de hombres en tan breve tiempo por nuevo milagro reuni-
dos, hecho el grupo, salieron de Rameses, para que Dios se mostrase en ellos
sacados de Egipto, atento, diligente, pronto, veloz, a manera de cabra y corzos.
CAPITULO III
1. Enel mi lecho en las noches busqué al que ama mi alma; busquéley no le hallé.
2. Levantarme he ahora, y cercaré por la ciudad, por los barrios y por los lugares
anchos, buscaré al que ama mi alma; busquéle, y no le hallé.
3. Encontráronme las rondas que guardan la ciudad. (Pregúnteles): ¿Visteis, por
ventura, al que ama mi alma?
4. A poco que me aparté de ellas (anduve) hasta hallar al Amado de mi alma.
Asile, y no le dejaré hasta que le meta en casa de la mi madre, y en la cáma-
ra de la que me parió.
5. Ruégoos, hijas dejerusalén, por las cabras y por los ciervos del campo, que no
despertéis ni velar hagáis al Amor hasta que quiera.
6. ¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo, de oloroso perfu-
me de mirra e incienso, y todos los polvos olorosos del maestro de los olores?
7. Veis, el lecho del mismo Salomón; sesenta valientes están en su cerco de los más
valientes de Israel.
8. Todos ellos tienen espadas; guerreadores sabios, la espada de cada uno sobre su
muslo por el temor de las noches.
9. Litera hizo para sí Salomón de los árboles del Libano.
10. Las columnas de ella hizo de plata, el su techo de oro, el recodadero de púrpu-
ra y, por el entremedio, amor por las hijas de Jerusalén.
58 Ex. 12.
59 Num. 33.
i7o IN £A F V' T
hinnuloque ceruorum,id cft,vt aihil anteponat ibarfahi-
ti,vt nihil ipfurn ab auxiliando retardct/ed cit^breuijfa-
eilejCeleritatcniaximajquod promifit,conficiat, quod &:
eucnit Nam fexccnta hominum miiiia pranerfccminas,
arque feruos, quorum crat innumerabiiis multkudo,m-
tra decerne ©do horarumfpatium ( totcnim horadad
ájnimü interccflerunt, àmedianode decimiquartidiei
Bxod. 12*, menfis primi, quando AEgyptij interfki ccepti funt i ad
Num, 53- boram nonam infequénris dici, quando fé Hebradin via
dederunt ) tot igitur miiiia hominü intra tam breue Ecm-
pus nouo miracukyn vnum coacìa,agmine fado, è Ra-
mefíes pro feda funt, vt fé Deus in eis ex AEg)Tpto edu-
cendisfedulum,diligentem/eftinantem,veloccirì,c€iu0
luna arque hinnulorum inüar,pi*íiiterit.
€ +d ¿V I I.A
N ìeófulo meoperncttem qu*fiui>quem ¿digit anima
mea^ti&ftui illuni ¡& non inueni.$wgam0' cinutb*
ciwtatem per ìicos & plateas, <¡u<eram quem diliga
anima ntea^ud (iuullttntj (3 non inuenu ìmenerunt
me^igdcstfui cuéloMunt GMtatetn, num quem àiììgtt anm<C\idt-
flisYPattlulum cumfertranfjjemeoSi inuemfuetti ¿digitanima
meaftnm enm^n dimittam 3 àoneeintroducam ilkm in domain
piatrismea & inciibktdttmgemtricisme£,^dtuvc\os£h&Hit
rtifìltm percaprea$> cerno/cHecamporum^nefufcitetis^eque eui-
gt at#fitct..tis diletta m don ce iffaìclit, QUA eft ifta qu¿t afeendk
per defeYtttm.fcu&ìrfftlafumifX aromatibas mynh£j& tbmh^
&mVMíier(ipuluer¡s pigmentari} ? En letludum Soìomomsfexa^m
tafortes ambimi exfortifimts 1(rdelOmneitenentes¿dadios,&
ad bella doclifsimOmtiJcuiufque enfisjuperfuemur fuum ¡propte?
timor es nofàuirnos. Fercuhmfjscitftbt RexSokmon delignis libé
m.Columnas emsfu it argénteas 7reclin4torium aurenm9afeen*
jumpurpurMW¡tnedta chántate cfmürauttpYQpterpl iasfíierih*
l*lcm.
171 CANTAR D É L O S CANTARES
11. Salid y ved, hijas de Sión, al rey Salomón con la corona con que le coronó la
su madre en el día de su desposorio, y en el día del regocijo de su corazón.
PRIMERA EXPLANACIÓN
1 Nácar y Colunga colocan aquí el comienzo del canto tercero y de otra escena hasta Conjuróos, hi-
jas de Jerusalén...
PRIMA E X P L A N A T t O .
Las mujeres amantes ciertamente siempre, pero sobre todo de noche so-
portan con dificultad que sus maridos estén ausentes, y los requieren, en parte
incitadas por el mismo amor, cuya fuerza en la noche se enciende más callan-
do las otras preocupaciones; en parte por celo y temor: por celo, porque sospe-
chan malamente que otras mujeres son preferidas a ellas, y son despreciadas
por sus maridos; por temor, porque creen que ellos se encuentran en algún pe-
ligro, pues la noche es oportuna para hacer daño. Así, pues, la esposa excitada
por estos como aguijones de amor y sospecha, no pudo dominarse en perma-
necer en casa hasta que amaneciera, sino salió luego y, ni aterrada por las tinie-
blas, ni temiendo los accidentes nocturnos, ni tomando alguna preocupación
de sí, y siguiendo al amor como única guía, buscó a su esposo. Levantarme he
y buscaré. En vez de los pretéritos me levanté y busqué, según la propiedad de
la lengua hebrea. Pues sigue: Busquéle y no le hallé. Y lo que añade: Encontrá-
ronme las guardas que custodian la ciudad, lo sacó de la costumbre cotidiana.
Pues los que yerran de noche, se encuentran muchas veces con los centinelas y
guardas de la ciudad. ¿Visteis, por ventura, al que ama mi alma? Pues era muy
verosímil que lo hubiesen visto los que vigilan todos los rincones de la ciudad.
Y ¡con qué arte lo hizo Salomón! Lo primero, no se avergüenza ella de confesar
su amor, porque, lo que es propio de los amantes, no dudaba que a todos pa-
reciera predicable y honesta aquella cosa igual que a ella misma. Después, les
ruega a ellos ajenos e ignorantes de una cosa como conocida para todos, lleva-
da por el error acostumbrado de los amantes que piensan que los otros juzgan
según su propio sentido, que nadie puede desconocer qué deseen o amen
ellos, y así ella. A la cual los guardas, porque se les preguntaba por un hombre
desconocido para ellos, se dice que nada respondieron2. Sin embargo la misma,
2 En la Exposición fray Luis añade una idea sobre la imposibilidad de amar en los mundanos, y de
manifestar a Cristo; ideas muy bien quitadas, porque no venía a cuento.
•17*. IN QATVr
nades cjuj:futycj:iem dilige anima mtAi<\u*fiui$f non'tnutnt,
^oeminae amantes fempcr illaiquiàem,fed precipue no*
Ctu viros fuos abeiTe xgrè feiunt, cofquerequkunt, inci*
tat«partim ab ipfo amore jCuius visno&urno tempore
fileni ibus alijs curis magisaccenditur xpartim à fufpieio-
ne ,,&. timore : fufpicione, quod fibialias praeferri feemi-
nas, feque negligi à viris fuis male fuípicantur; timore
quod verenrur, eos in aliquaverfaripGricuio.Eft emm
injurias infercndse opportunum nodumum tempus. His
igirur amojri^atque fuipkiontstanquam ttimulis fponfa
excita, imperare fibinoepotuit, vt quoad luceret, domi
maneret : fedexihuit ftatim, & neque tcnebris deterrita,
neque no&urnos cafusmetuens, ncque fui rationem vi-
iam habens y vnumque amorem ducem fequuta virum
{uü.pciucfti^uitr$wgam&c¡tt£r<trn. Propraueritis furre-
xir¿¿ quasiìui ex proprietate Hebraici fermonis. Nam fé-
Qunur.Qurfut&nontmteY)L Qnpd autem additur. Inuene-
tmt meyigtte$xqMctiftodimtctHitattm Ex quotidiano more
du&iim eft. Nani qui no&u oberrant in excubirores arq*.
cuftodes vrbis isepè incidunt. Nummm^tduiìsquem diitgtt*
Amma mea ,?Nam veroiìmile erat vidiiTe,qui omnes vrbi*
ángulos fcrutarentur Ssd quàm hoc ex arte à Solomone:
confì&umcft Primùmnon illampudet fateriamorem'
fuum^.quia^quodeftpTo^rium amantiurn,nondubita-
bacquin omnibus xquèatqueipfi,ea res honefta,6¿prse»
dicabiikvideretur. Deinde quafiderecunétisnotaillos
quamuis ignotos,& alienos rogar,.Confucio, feilieet,
amantium errore d u d a , qui ex ino ipforum fenfualios
áiíUmantes arbitramur,nemincm latérepoíTe,quid ipil
cupiant,atque ament.atque ha>cjlia. Cui cuftodes, quip-
¡jèquide homine ipfisignotorogarentur,nihilrefpon-
«UiTe die untur.Ipfatamen, qiiod amantem decuir, pesfe-
uerauit in quaerendo. Itaque àcnftodibus digrefla, iliuJiv
tandem:
173 CANTAR DE LOS CANTARES
Se sigue: Conjuróos, hijas dejerusalén, por las cabras y por los ciervos del cam-
po, que no despertéis ni velar hagáis al Amor hasta que quiera. Estas cosas las di-
ce por prolepsis. Pues fue primero el que algunos hombres se admiraran de
ella, que volvía a casa con su marido. Y así sobre ello después, pero ahora lo
anticipa y dice: Conjuróos, hijas de Jerusalén. Aunque en la versión latina es cla-
ro que esto lo dice el esposo, sin embargo por el texto hebreo puede entender-
se dicho por cualquiera de los dos. Pues por la misma cosa, o el esposo, que es-
taba en vela hasta alta hora de la noche, entrando en la cámara, luego se fìnge
cogido por el sueño, o ciertamente la esposa, que estaba agotada por la fatiga
de buscarlo, tras haberle encontrado y abrazado, cae en sueño. Era verosímil
que hubiese ocurrido una de estas dos cosas. Mas es propósito de Salomón,
como antes dijimos, no omitir nada de las cosas que suelen suceder en reali-
dad, sino seguirlo todo de arte, que esta imagen de dos amantes se vea conclui-
da en todos sus detalles; por lo cual cuanto ella fuese más acabada y refiriéndo-
se más de cerca a su ejemplo, tanto más fácilmente aprendamos las maneras del
amor divino resplandecientes en ella, para declarar las cuales han sido prepara-
das todas estas cosas. Por lo mismo nosotros, lo cual antes dijimos, pero se ha
de repetir muchas veces a causa de algunos tardos, no tememos decir y publi-
car todos los sentidos de este habitual amor, de los cuales ahora en este cantar
se ve que hay algún vestigio, investigando con curiosidad cada cosa, según el
propósito y juicio de Salomón, acomodando nuestro juicio e interpretación al
mismo. Del cual juicio y afición de imitar la naturaleza nacieron las cosas que
siguen: ¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo, de oloroso
perfume de mirra e incienso, y todos los polvos olorosos del maestro de los olores5?
Era verosímil que volviera a casa del campo juntamente con su marido, (pues
se colige abiertamente de este lugar, que finge haberlo encontrado en el cam-
po). Y así, era verosímil que ella hubiese encontrado a algunos hombres que
no le conocían, que se admiraron de su hermosura, o lo dijeran consigo mis-
mos o preguntando a otros: ¿Quién es esta que sube del desierto?'Esto es, del
campo y de la tierra, pues el campo es llamado muchas veces por los hebreos
desierto4. Como vara de humo, o como otros del hebreo, como columna de hu-
mo, lo cual se refiere a declarar no tanto la altura del cuerpo, como la fragan-
cia del olor. Y así, le dicen que es más olorosa que el incienso y la mirra. Y lo
que dicen vara o columna, lo dicen porque el incienso y la mirra y otros pol-
vos olorosos por el estilo que son quemados al fuego, juntamente con el humo
que sale de ellos, dan olor.
exponer sus amores si bien ilustres, pues se escribe que la amó mucho; sino
porque bajo su persona y nombre, en la cual persona y nombre sabía por ilu-
minación divina que desempeñaba la persona y nombre de Cristo, quisiera
usarlas para iluminar con estas imágenes al amor inmenso de aquél para con
los hombres. Así, pues, dice: Veis, el lecho del mismo Salomón; sesenta valientes
están en su cerco de los más valientes de Israel Como si la esposa, vuelta hacia los
que la admiraban, les dijera: "vosotros obráis injustamente o al menos inconsi-
deradamente, porque mirándome y admirándome solo a mí, pareeéis casi olvi-
dados de mi marido que vuelve conmigo y es mucho más excelente que yo, a
contemplarlo su mismo aspecto externo habría debido dirigiros. Y así, prime-
ro recuerda muchas cosas de la majestad de su lecho, después de la obra admi-
rable y exquisita del trono real, por último tanto de la magnificencia de ador-
no cuanto de la prestancia de forma del mismo rey. Y consta incluso por las
palabras de Cristo?, que Salomón acostumbró a vestir muy exquistia y hermo-
samente. Veis, el lecho del mismo Salomón; sesenta valientes están en su cerco de
los más valientes de Israel. Todos ellos tienen espadas; guerreadores sabios, la espada
de cada uno sobre su muslo por el temor de las noches6. Sin embargo no se ha de
omitir en este lugar la propiedad del lenguaje hebreo, aunque ciertamente im-
porte poco para la exposición ruda en la que ahora estamos, haberlo notado;
pero no poco se refiere a la verdadera sentencia, de la que hablaremos después.
Pues lo que el antiguo intérprete rectamente vertió: Todos ellos tienen espadas,
si lo interpretamos letra por letra, en hebreo es, todos cogidos o aprehendidos
con espadas, puestos los verbos en pasiva por activa a causa de la enálage; des-
pués diremos en su lugar cuánta fuerza tenga esto.
Se sigue: Litera hizo 7 para sí Salomón de los árboles del Líbano. Jerónimo
entiende que se puso litera en vez de cierto tipo de lecho, portátil y llevadero,
porque en él eran llevados los hombres y mujeres ilustres. Pues el hebreo Api-
rion se dice ser un lecho gestatorio8, aunque sobre él no hay suficiente acuerdo
entre todos9. Así, pues, la litera, sea una silla gestatoria o un trono real que se
dice fue hecho de árboles del Líbano, debe entenderse que estaba hecho de ce-
dro, el cual es llamado árbol del Líbano, porque el cedro del Líbano era muy
noble, Las columnas de ella hizo de plata, el su techo de oro. En hebreo Raphida,
lo que otros vierten "empedrado" y con ello significan un pavimento como de
litera. Pero ciertamente Raphida proviene de apoyar y dar. fuerza; por lo cual se
vierte más rectamente "reclinatorio" que "pavimento", fuera de que la misma
manera de la arquitectura no permite mucho que el.pavimento sea de oro. Y
pienso que aquí se dice reclinatorio a los laterales y dorso de aquella silla, que
estaba dentro de la litera, los cuales son más eminentes que el resto de la silla,
y en los cuales, los que están sentados, reclinando el cuerpo y apoyados en el
codo muchas veces se recuestan. En español el recodadero y respaldar1®, de don-
de rectamente se sigue: el recodadero de púrpura. Pues recodadero en este lugar
es aquella parte de la silla, en la cual se sienta uno dobladas las rodillas; así di-
cho por Jerónimo, porque el que se sienta como que sube a ella11. Que lo cual
es así fácilmente se entiende de la palabra hebrea, en cuyo lugar se pone, pues
mercab sacado de sentarse o cabalgar propiamente significa efoTrmof, esto es,
silla de caballo12. Por el entremedio, amor por las hijas de Jerusalén, amor es el
mismo Salomón sentado en la silla. Pues así le llama figuradamente y en cos-
tumbre amatoria, y dice que es amado por las hijas de Jerusalén, esto es, por
las mujeres solimitanas, porque en realidad fuera amado o al menos porque
fuera digno de ser amado, y así le parecía. Sin embargo otros vertieron apta-
mente casi según la misma sentencia: "y él subiendo tiene la mitad" o "corí-
sumido en amor por las hijas de Jerusalén". Pues el hebreo Razuph es ambiguo
para ambas sentencias, aunque ellas significan que las mujeres son amadas por
Salomón13. Jerónimo entendió que él es amado por las mujeres. Y es creíble
que ambas cosas fuesen verdad, en el verdadero y señor Salomón son verdad
ambas cosas, de lo cual se hablará en su lugar. Pero puesto que recordó a Salo-
món sentado en su adornado trono real, prosigue más en lo mismo dirigiendo
su palabra a las mujeres de Jerusalén, y diciendo: Salid y ved, hijas de Sión, al
rey Salomón con la corona con que le coronó la su madre14 en el día de su desposo-
rio, y en el día del regocijo de su corazón. Con el nombre de corona o de diade-
ma según la costumbre de hablar de los hebreos suele significarse el apto y ele-
gante cuidado de todo el cuerpo15. Y ello, en el día del desposorio, fue sacado
de la vida común. Pues en el día en que uno se casa se adorna con más cuida-
do; y estuvo en la costumbre de los antiguos el que los esposos se casen coro-
nados. De donde aquello:
Pero ¿por qué dice que ha sido adornado por la madre? ¿Acaso porque por
el arte y el trabajo de su madre, esto es, de Bersabé, antes de que muriera Da-
vid, lo declaró sucesor del reino, dejados a un lado sus demás hermanos, aun-
que mayores17? O ¿más bien porque esto, como también todas las cosas ante-
riores, conviene con la costumbre de los hombres? Pues el día de la boda todo
lo que se refiere al adorno de los cónyuges, suele ser procurado por sus ma-
dres. Yo al menos lo creo así, pero sé que muchos, de quienes no puedo disen-
tir porque los amo y estimo mucho, quieren que todo lo que sigue, desde
Veis, el lecho del mismo Salomón, sea dicho no por la esposa, sino de la esposa
por aquellas espectadores que, poco ha admirándose de la fragancia de su
olor, dijeron: ¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo? Pues
afirman que, estupefactos con el milagro de su hermosura y apenas dueños de sí,
13 El Diccionario de la Lengua define «recodadero» como «mueble o sitio acomodado para recodarse».
14 Acostubraban antiguamente ios esposos llevar una corona sobre la cabeza (Is, 61, 10), puesta por
sus madres.
15 Prov. 1, 4-9. En la Exposición dice que «corona» significa también «reino y mando», por ser ésta
insignia de los reyes.
16 Plauto en Casina.
17 En la Exposición trae la cita: 3 Reyes, 1.
pusieron en ella todo lo que puede ser considerado hermoso a juicio del vulgo
o al de ellos mismos; y que la nombraron lecho y litera de Salomón, en lo que
se refiere al aspecto, y así dijeron: Veis, el lecho del mismo Salomón. Esto es, ésta
es el lecho, lo más hermoso que puede haber; ésta rasamente disputa con aquél
en hermosura. Pues no le conceden tanta dignidad y trabajo de guarda noctur-
na a aquél, cuanto a ésta que cubrió el decoro en todo, en los ojos, en las meji-
llas, en la boca y todo el cuerpo. Y la litera que se hizo Salomón para ser con-
templado con insigne artificio, puesto que en la cual, aunque adornada con
oro y piedras preciosas, el arte pugna con la abundancia, ¿acaso no pueda
compararse con la hermosura de esta mujer? Pero esto hasta aquí. Ahora de
nuevo comencemos desde el principio, o mejor tejamos la exposición de la
verdadera sentencia, interrumpida en el capítulo inmediatamente anterior.
SEGUNDA EXPLANACIÓN
18 Eclesiástico, 2, 1.
í78 TN Q A.PV T
rommet, aut vuigüudiciopufchrumhabebarur in eam-
CÓferre:le¿tumque atquc ferculum Solomonis,quod ad
ípccicrn attiaet, nominare ipfamátaque diccre, EnttBuiu
Soídmónislá eft.Haecilie ie&ulus, quo nihil pulchrius ceri
{¡etur:ha?c piane cura ilio de pulchritudinecertet. Nec
cnim illi tantum dignìratisaddunt copia, opufque, &ex-
cubíxno&urnavquamiíhm vndiq; quàoculos,quàge-
aas>quà os atque corpus toturn conueftiuk decornerai
lum porrò quod Cibi Solomo fecit iniìgni artificio vifèn
dum,vtpotè in quo, quamuis auroatque gemmisdiftin-
ci^ars certet cum copia, num cónferri queat cum huius
pulchritudinefcemin^Sedhascha&enus. Nuncrurfusà
capire ordiamur, iìue potiùs contexamus vera: fententias
expofitionemproximèfuperiorc capite interruptam.
fi X P L A N A T I O .
TV leóIulomeoperncBem. Quod iliisverbis, fili
£ccU,z, ^ J j ^ ^ accedens ad feruitium Deiprseparaanimum
tuum ad tentationenyjs qui pie viuere volüt
denumiatur fore, vt Deo £e feinterdum fub-
trahéte, oc malorum ad-ipfos accclfuni & incurfum, quo
eorum erga fé amo rem probet, non impediente, rerum
aduecfarumtempeilatc, &tanquamfluftibus fepè agi-
tentunadid fé comparare omnesdebcnt,non folùm i;,
qui incipkmt Deum cole/e, fed eria illi, qui in cius amo*
re,aut profecerunt, aut iam piene perfecH funt. No enim
tam comitatur vmbracorpus in lucepoíltum, quam ad-
ueríi cafus fcquuntur eos,qui Ipil pietatem fequuntur.Et
quo quis in maioribus Dei dònis afifectù fé effe cognofeit
co cogitaredebet,inftareatq; impendere fibimaius ali-
qtiod èc dfficilius certamen^quod obeat.Ergo quoniam
virhic iuftus,que deferibimus, vcl potiùs qui à Solomo-
nefiguratedeferiptus iliuitratur, & in lumme colloca tur
ànobis r vtagnofcifacilè,atq$ conuenirià cunáis pofsitt
ergo
179 CA NTAR DE LOS CA JV TARES
por Salomón es ilustrado y colocado por nosotros a la luz, para que pueda ser
conocido y concertado por todos; por tanto, puesto que este varón justo dejó
los comienzos del amor y, colocado en un estado mejor y más perfecto, fue do-
tado por Dios de mayores beneficios de la gracia, por eso ya, lo que sigue, que
demuestre no ser indigno de tales beneficios combatiendo y actuando denona-
damente, aparece colocado en la batalla de la tribulación y como penando ba-
jo las armas. En el mi lecho, dice, en las noches busqué al que ama mi alma. Pues
se entiende que está colocado en la adversidad lo primero porque está en la
noche. Pues en el antiguo y figurado lenguaje de las Santas Letras, los tiempos
duros y penosos se significan con ios nombres de noche y tinieblas19. Después,
porque busca a Dios ausente. Pues aunque Dios siempre está en toda natura-
leza y siempre está presente en los suyos dé igual manera, sin embargo por
una propia y peculiar manera de providencia, ellos creen ver a Dios como
alerta a su salvación cuando está bien con ellos; así, vueltas las cosas al contra-
rio, creen que se aleja de sí y alejando su ánimo de ellos, creen que no quiere
guardarlos más o al menos cuasi lo creen, así lo dicen y se quejan20, cual es
aquello de David: ¿Hasta cuándo, Señor, me olvidarás para siempre, hasta cuán-
do apartarás tu rostro de mí?21 Por lo cual no hay duda de que se diga está en
males éste del que se dice que colocado en la noche busca a Dios ausente. Fue-
ra de que la misma cosa y la razón de vida de los buenos pedía que, el que hu-
biese sido llamado y elevado por Dios a un estado más alto de amor y el que
siguiendo esa llamada, dotado con mayores bienes de gracia, recogiese en su
ánimo más fuerzas y fortaleza, luego fuera sacado a batallas y se juzgara de su
paciencia en superar los males, y de su valor en superar la tribulación. Más
aún, si atendemos a las cosas que antecedieron a este capítulo, veremos claramen-
te que este varón justo esbozado bajo esta persona de amante, le llegaría el peli-
gro de las pruebas, esto es, de tolerar trabajos y adversidades, que ya antes había
19 De esta palabra ha sacado título san Juan para su libro Noche Oscura, que él mismo define (cfr.
Obras, 649).
20 Fray Luis parece hablar aquí por propia experiencia.
21 Salmo 12, 1.
previsto y que tan pronto como se vio llamado por Dios, esto es, ser engrande-
cido con los mayores bienes, comenzó a temérselo, y se preparó para las cosas
tristes y duras que después vendrían.
Pues ciertamente esto se trataba con aquellas palabras: Tomadnos las raposas
pequeñas, destruidoras de viñas. Y también con aquellas: Hasta que sople el día y
las sombras huyan; tórnate. Amado mío. Pues el que temiera las insidias de las
raposas, esto es, de los enemigos invisibles, como dijimos, y el cjue rogara a
Dios, que acelerara la vuelta al acercarse las tinieblas era porque de los nuevos
y mayores regalos de la gracia, con los que se sentía regalado, Conjeturaba que
se acercaba ya y le era inminente algún peligro de tribulación; y en proporción
con la gracia recibida de nuevo, veía que le llegarían mayores batallas; y cuan-
to más le era infundida la luz de la gracia, tanto más claramente veía que se
acercaba ya la noche de los males envuelta en tristísimas tinieblas, la cual dese-
aba pasar juntamente con Dios. Y así, los males que entonces se dijo temía,
ahora se dice que cae en ellos, cuando yaciente en el lecho aparece rodeado de
tinieblas y buscando la ayuda de Dios entre las tinieblas. Y no hay que recusar-
le, que tuviera la suerte común de todos los santos, y se mostrara a Dios y pro-
bara con la tolerancia de las adversidades. Por lo demás, aunque ello sea co-
mún a todos los santos, sin embargo se ha de saber que interesa mucho la
manera y lugar como uno es probado. Pues los principiantes, porque tienen en
sí cierto amor de virtud, pero no un hábito y uso firme de ella, son empujados
con blandura, para que en el mismo comienzo del crecimiento, cuando toda-
vía no echaron raíces bastantes profundas, tratados con aspereza caigan por el
peso mismo de los males; y así, los males presentados hieren a éstos como con
la mano, pero a aquellos que tiene el estado de los aprovechados los atacan con
más dureza, y combaten con todas las fuerzas y en batalla formal contra los
perfectos. Lo cual nadie piense que ha sido fingido por mí; en este cantar y en
i8o IN CA P V T
rum rerum difcrimen iam antea preludine, atque vt pri-
mùm vocari fé à Deo,hoc eitaugeri maioribus bonis vi-
di* iibi metuere ccepiiTe,atquead mox fequutura acerba,
atque triftiafecomparafle. Namprofedò hoc illis ver-
bis agebatur,d/?/ftf nobis^ulpes pantufas qu* demol'tiwtnr "V>
neas, Jtemqueillis. Donec ttpìrtt dies & mcl'mentHrmymbr£,
reverteréMeóiemt. Namquodvulpiüboceft, vtdiximus,
inuifìbiimtnhoitiuminildias aietueret,quodquc Deum
prccarctur, vt aducntantibiis tenebrisreditum matura-
rct, ex co «rat, quia ex nouis de maioribus gratia; donis,
quibusfeaffedurncifc fentiebat,coniedüra colligcbat
imminere(ibiiam^inftaretribulationis periculum ali-
quod : & pro portionefibide nouo collata; gratiae maio-
ra (ibi prselia futura videbat:&: quo maius illigratie; lume
infundebatur, eò clatiùs cernebat aduentantem iam tri-
ítifsimis tenebris inuoiutam malorum nodem, quam
ducere vna cum Deo cupiebat. I taque quae metuiife tue
didus eítmala,inijs nuncincidiífediciturjCum inledu-
loiacens,&: tenebris circunfufusinducitur,¿£ intcr te-
nebras Dei opem requirens. Nec vero recufandum illi
fuit, quincommunem fandis omnibus fortem fubirer,
fequeoftentaretDeo, atqueprobarettolerantia aduer-
forum.CgEerùmquamuisid iit cummutje omnibus fan-
diSjtamenfcLendumjeftplurimüínterciTequo quis pro-
betur modo atq; Loco.lncipietes enim, vtpotè qui amo-
rem quidem virtutis aliquem in fe fehabean^firmum
tamen illius vfum, atque habiuun non habeant,lcuius
impelluntur,neinipfo adolcfcendi inìtio, cumnondum
Ìàtis alte radicesejgerunt^afperiùsaccepti pondere ipfo
malorum obruantnnitaque hos malaipfafufpèfa veluti
manu feriunt:in eos vero qui proficientium ordinem
tenent,acriùs incurfant :aduerfus perfe&os porrò iufto
prailio, & omnibus copijs decertant, Qupd ipfum ne
qais
181 CA NTAR DÉLOS CANTARES
Pues después ella: La voz de mi querido llama: Ábreme, hermana mía, esposa
mía; con las cuales palabras se describe la llamada y ascenso al más alto grado
de amor, a continuación sigue: Abrí el pestillo de mi puerta, pero élse había ido y
se había pasado; busquéle y no le hallé; llámele y no me respondió; y de nuevo
aquello: Halláronme los guardas que rondan la ciudad; hiriéronme y tomaron mi
manto23. Por lo demás, es también admirable cuan apta y elegantemente se sig-
nifica en este cantar, que no de la misma manera son vejados todos, sino que
tienen luchas dispares, más ligeras las de los principiantes en amar, más graves
las de los aprovechados y perfectos en el amor. Pues a su comienzo la esposa de-
cía dolerse de que su esposo la hubiese dejado sola, y hasta ahora se duele de
que permaneciendo ella en casa y testificando con palabras el deseo de su áni-
ma, nada padeciera de modesto fuera de esto. Pero aquí, cuando ya hace el pa-
pel de mayor y más perfecta, incluso saliendo de casa, se dice recorrer toda la
24 Punto teológico vital en el cristianismo y en la mística ele fray Luis. Dios en la creación busca su
propia gloria.
tu IN £ A P v r
ilium diciturlaborcmftUcepifTe, atque eum multo ma*
ximu:n,poftea cum pcrfe&è amantis imaginem mftinet.
Namprcetexvrbisloca no£tu,& imxiou anxietate ani*
mi obira,ia cuftodes vrbis cum ìnciduTet, fpoiiata,$c
plagis aliquoc acceptis, male abipfí$¿nui&ata difcefsit;
ijcquo cum ad id loci pementufuerir,dicemus. Quodfi
quis à me quaerat cauGm, quare inipiò hoaeíhe vitas de-
gendae, Se in cuiufque eius vita; gradus principio^ut^er-
tè pdulò poft prindpium vidimi!, maiis tribulationmn
vexandi,atque torquendi tradantur. Huic ego ,quarauis
inteüígam,interdum aiitcr euenire,eafque bonorum tri-
bulationes, eaque certaminainaliud tempns differii: ta*
taen quia faspiùsvfuyenitvtftatim probentur,refpo.n-
deo,id proptereafieri,quiavocaciones iftac omnes, Oc ad
Ciigulos amoris gradus a£cenfus,magna dulcedinis cacle-
(lis cojHaredüdant.Kablanditur quodámodo Deusillis
quos ad fé vocat, eofq; illeclat deiicijs fpiritualibus ma*
gnis. Itaque cum iftavitaeiàndsc,&: eius omnium par*
tium principia piena voluptatis, &: tanquam circunlita
melle ñaxfi praetcrea qua; fequütur,reliqua ex animi feti*
tentia iuftts placidaySC tranquilla eue^irent,periculum
eifet, ne nimia & perpetua volupìatc deceptiamorem
Dei,atque ad'cò ornile virtutis officium voluptate,atquc
vtiiitate meticnteSjia amando, non tam amorem ipiiim,
quàm qua: ex ilio funt commodafequerentur, fe que ipíi
potiùs amarene, quam Deumxx quo eriam fieret, vt illc
Dei in hominibus iuoamore inflammandis conatus, no
Ìblùm in nihilum recideret,fed vt contrarium eius, quod
Deo propoítfum£Íi,efficeret, Nam cum Deus in itifun-
denda cxlefti voluptate ,atquc dulccdine idagat, vt nos
adfcingciiuèamanduminuitet,eius li voluptatis atque
dulcedinis vfum jnobis perpetuimi daret, eo ipfo quo
sios ad fc amaadum aiUcit/epelleretj&ciraxc facerct, ab
co
183 CANTAR DE LOS CANTARES
las huestes infernales y atacadoras de las tinieblas? Para los buenos y justos
(pues los criminales y malos cuando caen en males dignos de tal vida, ellos ve-
an la forma de actuar o cómo luchar contra los males, pero si al contrario se
esfuerzan alguna vez contra ellos y no permiten, preparados con todos los bie-
nes del ánimo, soportar maliciosamente y ser maleados por los males, y se de-
jan destruir por los males y la desesperación), así, pues, para los buenos y jus-
tos ciertamente Dios es su único auxilio y refugio en todo mal y calamidad de
cosas25. Pues en comenzando a irrumpir la noche de la tribulación, luego vuel-
ven su ánimo a Dios y piensan en él con todo su corazón, y más aún de lo que
antes acostumbraban a hacer, se ocupan en amarle; y están de tal ánimo con
él, que después de exponerle todo su asunto, y de haber colocado sus esperan-
zas solo en él, confesaron delante de él mismo y añadieron que entendían y
conocían, que ni les sucedían aquellas cosas sin su permiso, ni podían cam-
biarse las mismas a mejor sin su mandato, y finalmente le rogaron que quisiera
ya dejar de airarse y los tratara con más mansedumbre26, y afirmaron en primer
lugar que querían y deseaban sobre todo, que él tuviera una manera muy po-
derosa de su voluntad y gloria; después, casi habiendo delegado la preocupa-
ción toda de sus cosas, descansen con el permiso de Dios en la sola meditación
de la ley y promesas divinas, desprecien lo humano, busquen el cielo con la
mente, y se arrojen y escondan como en el seno y abrazo de Dios y, escondidos
y ocultos allí ardiendo en gran amor, no sientan ninguna mordida de los males
o al menos las soporten con blandura. Y si, lo que a veces Dios suele hacer,
no solo permita que sean vejados y molestados por los males, sino que él mismo
íben mayor placer aún que antes. Y así, encendidos por un nuevo y vehemen-
te amor, irrumpen en los brazos de Dios, y lo cogen muy estrechamente, y lo
esconden cuan íntimamente pueden dentro de su pecho, y no pueden ser
arrancados de él de manera alguna, y esto es lo que sigue: Asile, y no le dejaré.
Y cuando lo consiguen, no tienen en tanto sus trabajos y penalidades, y fácil y
verdaderamente se persuaden, cuando Dios les muestra ya aquella luz deseada
de su rostro, que en breve les nacerá el tranquilo y sereno día, disipadas pro-
fundamente las tinieblas de los males.
Sigue: ¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo? Aunque la
verdadera virtud no quiera parecer o ser celebrada por los hombres, sin embar-
go para que no pueda ocultarse a aquellos que más la desean, se muestra por
su mismo esplendor y grandeza de hermosura. Y así, incluso no queriendo se
presentan a los ojos de los hombres, y los conmueve de tal manera, que los que
no tienen ninguna parte de virtud, no pueden no admirarla. Pero interesa qué
grado de virtud sea. Pues la virtud incipiente, que se oscurece con muchas co-
mo nieblas, que están en el cuerpo acostumbrado malamente, y su luz se ate-
núa, no fácilmente descubre su esplendor. Mas la misma, en fortaleciéndose
un poco, emite rayos de su luz, y cuanto más se fortalece, tanto más brilla an-
chamente. Y así, cuando se trataba en este cantar de la virtud y amor de los
principiantes, toda la conversación estuvo entre las personas del esposo y la es-
posa, y toda aquella como acción de amor, desarrollada por ellos dentro de las
paredes domésticas, careció de dos personas, de un espectador y de un aplau-
didor. Pero ahora cuando ya se describe la virtud de los aprovechados, cuyo
esplendor no puede ser ocultado, además de las personas de éstos, aparecen
otros que, mientras admiran la hermosura de la esposa, nos enseñan que los
itf I N C JT V T
confuetudinis Dei eisredditur,& reftituiturfrucìus Quo
ex fru&u ipfis reftimto atqu e reddito , maiorenvetiam,
quam antea yoiuptaté capiunfclraque nouo quoda& ve
hementiori amore accenfiirmut in cóplcxus Dei, illum-
quear&etenentj&quápoíiunc intime intra fuüpe&us
rccondunr,. nec ab eo diuelli poíTunt vilo modo, & hoc
eli, quodfequitur.. Tenui' tllum,nequt dimhtamjà porrò vbi
aíTequuti funt labores & asrumnas fuas, no tanti faciunt»
íacilequefíbi&vereperfuadent, quando iam Deus op-
tatimi illud vultus fui lumen ipiìs oftendit breui futu-
rum, vt malorum fuorum tenebris penitùs difcuilis
tranquillus ipíls ©riatur,&; ferenus dies. Sequitur. Qu&
efl ÌÌÌAJ qua dfcmdit ficut Virgula fumi) Quamuis vera vir-
tus fe ab hominibus videri , aut celebrati non vclit:ta-i
men ne fimaxime cupiat, latéreeospofsii,abipfo fuo
ipiendore& pulchritudinis magnitudine prodkà. itaque
vel noiens in oculos hominum incurrir, eofque ita com-
mouer,vtquÌnulìamipilpartem vimitis habent : tamen
non pofsintillam non admirarLSed intereH, quis gtadus
virtutis iìt.Namincipiens virtus q> plurimis, qua* èprauè
aíTuerocorporecxiímnr,tanquánebuiis,eiusobfcuratur¿
&.inficitur.lumen,haud facile fuüfplendorem foris pro»
fcrt.Ateadévbialiauantulumadolcuitradicrseiiiittitlu-i
cis fua^quoque magis adoìeuikeo magìs late eniicat. Ita-
que in hoc carmine cumdeincipiemumvirtute & amo-
re agebaturintra íponfiv íponfaequepetfonas cmnis fer*
mo conftititjOmnifque illa amoris tanquà adio intra do
mcfìicos'parietes abhis perada duobus fpe&atore ca-
ruir,&; applaufore.Àt nunceum iam deferibitur proficie
tium virtus,cuius fplendoroccultari nequit:praiter ifto-
mm perfonaSjindiicumurali),quidum pulchritudinem
fponfaeadmirantur,nos doceantiüftos viroSjCum tovf-
que profeccrunt inamore Dci,y t in fecundo amantium
ordir
187 CANTAR DE LOS CANTARES
justos, cuando llegaron a tanto de amor a Dios que sean contados en el segun-
do orden de los amantes, comenzaron a servir de admiración a los hombres.
Los cuales hombres ciertamente, cuando ven a un justo tal que se dirige al cul-
men de la virtud en el estado pleno, primero se detienen y lo ven con más cui-
dado como examinándolo y habiéndolo reconocido, recuerdan que él no se
había dedicado así a la tal vida, y con las mismas aficiones con que ellos mis-
mos son retenidos, y que sirvió a semejantes deseos; y así, conmovidos por la
novedad de la cosa, preguntan de qué género de hombres sea aquél, que tan
presto haya sido demudado en un hombre nuevo, y diverso del que era antes,
cuándo o de qué modo abandonando los lugares horribles y incultos, en cuyo
estudio se detenía, haya subido rodeado de tan gran enjambre de virtudes a las
lúcidas y sublimes regiones de la vida celestial. En el cual género también su-
cedió muchísimas veces que los hombres dirijan más el ánimo en la considera-
ción y examen de estas cosas, cuantas veces ello sucedió, a ver al hombre cala-
mitoso y oprimido por grave fortuna, de cuya salvación ya habían
desesperado, y librado de todo mal y restituido de repente a su prístina digni-
dad, contra la esperanza de ellos. Pues ese cambio tan súbito de fortuna a me-
jor, conmoviendo sus ánimos y mentes con acritud, hizo que comiencen a co-
nocer y a entender que Dios se preocupa de las cosas de tal hombre, y que
piensen que un mayor bien se esconde en él, del que ellos nunca sospecharon;
el cual bien, mientras tratan estas cosas, les comienza ya poco a poco a apare-
cer y brillar desde el ánimo del otro de arte, que parezcan verlo. Y así, respetan
ya y veneran al que antes despreciaban, y no solo callados consigo sino tam-
bién hablando con otros expresan la admiración de su ánimo, y así dicen:
¿Quién es éste que sube del desierto como columna de humo? ¿Quién es éste, digo28,
que vago y errante y correteando poco ha la ciudad, tan súbito se ha vuelto alegre
y feliz? ¿Que evadió tantos males, que le oprimían? ¿Que rodeado de enemi-
gos, entregado impíamente por los suyos, superó a todos por la firmeza de áni-
mo? ¿Que se deshizo de los tantos lazos de calumnias, con que le tenían cons-
treñido? ¿A quien no acabó la suciedad de la cárcel, no fregó la duración del
mal, no hundió el odio unido con el mayor poder de hacer daño? ¿Que reci-
biendo tantos dardos a cuerpo desnudo, los rechazó soportando y obrando
modestamente, y se mantuvo en esto, hasta que Dios aniquilando todos los
intentos y los consejos todos de sus enemigos, hizo que la audacia cediera a la
paciencia, y la maldad a la inocencia? Y traban muchas conversaciones seme-
jantes a éstas. Y esta fue la causa que tuvo Salomón, para hacer ver al mismo
tiempo que bajo esta imagen de la esposa que busca a su esposo y lo encuentra
alfincon gran trabajo, las tribulaciones de los buenos, y de las tribulaciones
las no esperadas liberaciones, luego pusiera a las turbas que admiraban y re-
consideraban; porque aquella liberación de los buenos vista de pronto llena de
admiración los ánimos de los hombres. Pues Salomón hizo también con gran
juicio aquello, que, porque esta virtud de los aprovechados, de la cual se trata,
por no ser virtud perfecta, como con cierto olor de buen ejemplo se mete en
los hombres, y no exhibe una apariencia perfecta y acabada de lo honesto a la
admiración de aquéllos, por eso módicamente aquí o, mejor, dentro de una
medida es alabada la esposa, y encomiada de arte, que no se dijera sobresalir
por el aspecto, sino por el mejor olor.
Y las palabras que siguen: Conjuróos, hijas de Jerusalén, por las cabras y por
los ciervos del campo, si despertáredes y velar hiciéredes a la amada hasta que quie-
ra, por cualquiera que se tomen dichas, han de ser interpretadas de la misma
forma. Pues significan aquella quietud de ánimo y aquella feliz dulzura de ale-
gría, con la cual suele seguir a los justos ya probados en trabajos; del cual jura-
mento, puesto que hablamos en otra ocasión, aquí dejaremos de decir muchas
cosas. Y las palabras que desde este lugar hasta el final de capítulo quedan, las
»88 1 N C J PV T
cis citcunuentus, à luis impiè proditus animi firmitate cu
£tos fu perauitKQui cotillos qtiibuscóftriftus tencbatur,
laqu^os calumniarumexuiriQuem non careeris paedor
confecit: non diututnitas mali rregit:non cum fumma fa
culrate nocendi coniun&um odium peflTundedit ? qui
tottelanudocorporecíiícipiens fuftinendo illa,&: mode
ftcagendbrcpuiit, inqueco ipfoperftitit,vfquc eòquo
adDeus inimicorum cius omnes conauis, vniuerfaque
coníllia,in nihüum redigens,en°ecir5y t patientiai audacia,
&í;innocenriíe improbitas ccderet?Hifquemulra fimilia
niutuis fermombus conferunt. EthoccaufsenabuitSo-
ìomQn,quare Gmul atque fub ifta íponfa: fuum viru quac-
rentis > oc magno tandem laboreinuenientis imagine:bo
norum virorumtribulat'tone$,&;è tribulationÌbus,nec
opinatas liberaciones iniìnuauitrcontinuòinduxerit ad-
mìrantes,&: percun&antes turbas:quod illa liberado ho-
norum ítatim vifa ánimos hominum admiratione com-
pleta Aquoeodem Soiomone iilud etiam magno iudi-
cio factum eft,vt quoniam ifta,qua de agitar, virtus profi
cientum,v Epotè qua; perfecta virtus noneít,quaíiodo
re quodam boni exempli fé ad nomines infinuar,necillis
adhuc contuendam exhibet hónefti aliquam abfolutam
atque perfeétam fpeciem, ideircò modicè hicautintra
modum,potiùsiponfalaudaretur,commcndareturque
catenàs, non vt forma eccellere, fed vt óptimo p imitare
odore diceretur. Qux autem fequuntur, ^àìuro^os fili*
Himifdem per cApreaSjceruQjquecdmpQmm^nejufcitetis^ncque
tuigilarefaàatts dacci ambone <c ipf&\àìt^ ab vtrouis difta ac-
cipiamur,fimiliterinterpretanda funt. Significant «nini
illam animi qiiietem,tllamque latitisi beatam dulcedifte,
qua? iuftosiam perfun&oslaboribus >fèqui folet : qua de
obteÜatione,quoniam alias diximus^hicplura dicere fu-
perfedebimus. Porrò qua: ab hoc loco, yfque.ad finem
capi-
189 CA NTAR DÉLOS CANTARES
cuales también son dichas por la esposa o, como agrada a muchos, por los que
aparecen de cerca alabando y admirando a la esposa; pues también a mí esto o
aquello me parecen probables, y así, estas cosas contienen la ilustre predicación
y explanación de su providencia, con la cual gobierna propiamente las cosas y
vida de los suyos. Pues aunque todas las cosas se atemperen con los mandatos
divinos, sin embargo hay un peculiar, si así es lícito hablar, género de preocu-
pación más atenta y vigilante que las demás, con el cual Dios sigue a los que le
aman; al cual género pertenecen aquellas palabras29: Guárdame, SeñorK como a la
pupila del ojo, y 30 El que os toca, toca la pupila de mi ojo, y aquello de David31:
Los ojos del Señor sobre los justos, y sus orejas a los ruegos de ellos; por último aque-
llo de Cristo32: No temáis; todos los cabellos de vuestra cabeza están contados; y en
primer lugar, esto de que tratamos: Veis, el lecho del mismo Salomón; sesenta 33
valientes están en su cerco de los más valientes de Israel. Pues si en las palabras de
ellos todavía está la persona, los que poco ha admirando a la esposa dijeron:
¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo? muy conveniente-
mente se une: Veis, el lecho del mismo Salomón. Y recatadamente de aquellas pa-
labras se siguen éstas, esto es, de la admiración de la salvación que fue devuel-
ta a los justos de manera impensada, se sigue recta y ordenadamente el
recuerdo de la providencia de Dios para con los mismos. Pues cuantas veces
nosotros vemos u oímos de otros, que algún varón sobre todo bueno y hones-
to, librado de la cárcel, de la ignominia, de las manos de los enemigos, de la
enfermedad, del cautiverio, de muchas cosas semejantes sin esperarlo los hom-
bres, luego nos ocurre reverenciar y admirar la providencia de Dios34. Y así,
juzgamos que todas las cosas son regidas por el mandato divino, y pensamos
magníficamente de toda su dirección, como fue escrito por David35: Se alegra-
rá eljusto cuando viere la venganza, sus manos lavará en la sangre del pecador. Y
dirá el hombre, si de cierto hay fruto para el justo, de cierto hay Dios que los juz-
ga sobre la tierra. Pero si estas palabras son de la esposa, lo que con más verdad
pienso, y ella responde con estas palabras a los que le preguntan y la admi-
ran36, ciertamente dice que, lo que hacen los buenos y justos, lo deben hacer
todos en verdad, cuando son librados de los males y tribulaciones. Pues los
que reconocen que han sido salvados por Dios, solo a él refieren como recibi-
da su liberación e incolumidad, y alaban su caridad para con los hombres y,
traten consigo mismo o con otros, solo tengan esto en la boca, solo prediquen
esto siempre y, lo que tienen, levantan a todos los hombres a la consideración
de esta caridad y providencia de Dios con los suyos, e invitan y dicen; Veis, el
lecho del mismo Salomón; sesenta valientes están en su cerco de los más valientes de
Israel. Todos ellos tienen espadas; guerreadores sabios, la espada de cada uno sobre
su muslo por el temor de las noches. Veis, digo con qué voz llaman al oyente mis-
mo de lo que antes trataba, y lo llevan a la consideración de una nueva y gran
cosa, y no dicen solo: "No hay causa por qué nos felicitéis de la salvación recu-
perada contra esperanza, o por qué os admiréis de un cambio tan rápido de
fortuna, como si penséis que por ello se deba atribuir a nosotros algo de espe-
ranza o de predicación37. Veis, el lecho del mismo Salomón. Mirad más bien, di-
go, estas maneras de divina providencia y custodia, y considerad con cuántas y
con cuan firmes ayudas Dios rodea a los que confían en él". Pues aquí el lecho
de Salomón que se dice, significa a los buenos y justos. Pues aquéllos así como
otras veces con otros nombres, porque son aptos por la virtud, son llamados
diversa y figuradamente en las Sagradas Letras, y se dicen templo y sede y ca-
rro de Dios; así aquí son llamados lecho de Salomón, esto es, de Cristo, por-
que Cristo como que sufre en los pecadores, según fue escrito38: Me hiciste servir
en tus pecados; me diste trabajo en tus iniquidades; pero en los justos blanda-
mente descansa, pues la divina munificencia en ellos se incluye dentro de espa-
cios angostos, y en cierto modo es coartada, y Dios parece tratar poco con ellos,
impedido por culpa de ellos mismos, como se puede ver en aquel siervo. Y en
éstos, como el que yace en lecho difunde y estira su cuerpo, así Dios desarrolla
anchamente las riquezas de su bondad y largueza, porque, como se escribió: Al
que tiene se le dará, y abundará39. Pues tal es la naturaleza y manera de los do-
nes de Dios, que unas cosas nazcan siempre de otras, y las nuevas sucedan a las
antiguas, y las menores se acumulen a las mayores, y siempre con los benefi-
cios divinos recibidos, si usamos de ellos como es decente, se hace un grado
para recibir mejores beneficios40. Lo cual incluso se entiende que es verdad de
aquello que Pablo escribió elegantemente41: Pues a los que predestinó, también
llamólos; a los que llamó, también los justificó; a los que justificó también glorifi-
cólos. Pues Dios, en lo que a él se refiere, no interrumpe la voluntad de hacer-
nos el bien, sino, como por naturaleza sea inclinado a toda liberalidad y muni-
ficencia, toma cualquier motivo de hacer el bien que se le ofrece, y goza y
exulta en la misma obra de hacer el bien y obrar con liberalidad, y descansa ex-
tendido como en lecho. De donde también el hebreo mitha, con lo que se sig-
nifica lecho, proviene de extender y dilatar. Mas no es temerario que los jus-
tos, precisamente en este lugar, en el que se trata de la recuperación de su
salvación, sean llamados mitha. Pues ciertamente cuantas veces ellos se en-
cuentran en estrecheces, tantas Dios podía parecer de manera semejante que
contraía su mano, y en cierta manera se metía en un lugar estrecho; porque
por la liberalidad con que solía usar a los suyos, entonces demasiado estrecha-
mente e incluso parcamente pareció tratar. Nosotros al menos, cuando vemos
a los buenos llenos de fatigas, afligidos y tirados, mientras sus enemigos flore-
cen y son felices; aunque no menos bien, de lo que es justo, sintamos de
Dios, sin embargo le damos una sede menos ancha y menos espaciosa y am-
plia en nuestro ánimos y pensamientos; en verdad la opinión que tenemos de su
42 Esta aplicación a los prelados es parecida en su tono y temática al Discurso de Dueñas; incluso po-
dría sobrentenderse aquí otro discurso o, más bien, un trozo de claro tono oratorio. Allí se desmenuzaba un
versículo en tres conceptos: ser fieles, ser prudentes, estar constituidos por Dios; aquí otro versículo da pie a
tres conceptos: ser fuertes, los más fuertes, con las espadas de la palabra y conocimiento de Dios.
ifì. INC AT V T
tè opinio,qu5 habemus de bonitate &c munificentiaeius,
exilior in no&is efficitur,& veluti contrahitur. At cü cof-
dé luci atque libertad Deus reftituit^dque videmus ipii,
cantra omnia eueniunrJSfamprimum isetifsima quseda,
tanquamJuxdiuinaíbQnit2tis,atqtieiuílíti^nobi&oritur:
deinde ingens exeoin eifdem nobis gaudium nafcitur:
poftremQeopcrfuiijatqueimbuti gaudiolinguas,quas
anteidtempusmoerorftuporemixto^Óllndastenebatj
laxamus in laudes Dei,qui iarn nobis^t eft, ita optimus,
atque maxìinus,& cffufifsimè bonus,atq; liberalis efìe vi
detur.Àtqj haec de le&ulo. Porrò feptuaginta Üli, qui iux-
ta ie&ñexcubare dicütur,tametfi proprie illud prouidcn
tiaegenus fignificanr,quod nominauimus (Iugulare & pri
uatü,quodque mirabüiter eft variü, ac multiplex, tamen
vere etiam referunt Eccleiìae pradatorum, arque facerdo-
tü eos Qrdmes,quorü minifterijs Deus vitam, atque mo-
íes noftros gubernat,Qui primo pradatiideafortesdiaV
tur,quia non folü dominicas oues pafcendi^atque ducìa-
éi laborem perferre,fed quia vitro ipíi,&auda¿er in infc
ftos Chriftiouilibus luposmcutfaredebent>eifijuefe op-
ponere progregeDci, neque reipfafolùm, fedaipe&u
etiam, atque animi habitu timore illis incutere. Narri ea
vis fubie&aetl voci Hebreas nn^Jl Guiborim pro qua fòr
tcs Latinuspofuitinterpres.Sunt enimGuiborim robu-
fii,&potentes^ cùm corporis^tum animivkibus polle
tes,belloq;gerendo nati homines Jtaque fortes fint opor
tet. Nec enim tan tum,&:tammultiplex,tam que folli citu
dinis,ac perkuliplenum munus,quale eft Epifeoporum,
&: verbi I>eirniniftrOrumadminiftrarivilo modo re&è,
atque obiti queatab ijs,qui ipft cupidità ti bus fùiscedunr,
atque fuccnmbuiit,, cifque vttaddicta mancipia feruiiit:
ncque tamcscteros anteccctunr honoris inilgnijS, quàm
auaritia?atque nequitiaprfilane omnibus, Igitur primo
193 CANTAR DÉLOS CANTARES
No es, digo, la fortaleza de Israel, la cual, aunque por odios fraternos care-
ciera de padres y de casa paterna, no cesó por las dificultades de las cosas, y
amó la perfección de la feliz contemplación y recta acción en las personas de
Lía y Raquel, y las cultivó; por último no se dejó vencer ni siquiera por el án-
gel. Pues el recuerdo hecho de Israel significa que los prelados de la Iglesia de-
ben aventajar con este género de fortaleza. Pero como no pueda estar en bata-
lla o luchar con el enemigo alguien inerme, aunque sobresalga en fuerzas de
cuerpo o de ánimo, así estos prefectos de la Iglesia deben pensar, que no es su-
ficiente para sí, el que quizá estén preparados con la mano y con el ánimo para
luchar, sin que además tengan aquellas armas, que hay que usar en este género
de guerra.
Pero eso añade; todos ellos tienen espada, Y espadas es, según el secreto len-
guaje de estas letras, la palabra de Dios y su conocimiento, juntamente con
una legítima facultad de enseñar, como consta por el Apocalipsis 43, donde se
escribe que en la boca de Cristo había una espada aguda por ambas partes.
Como se diga que estaba en la boca o salía de ella, bastante se declara que con
la espada se significa la palabra y doctrina de Cristo con la cual espada cierta-
mente, esto es, con el conocimiento y ciencia de las cosas y leyes divinas, los
ministros de la Iglesia serán armados, con tal que sean y deseen lo que quieren
ser, verdaderos doctores, rectores del pueblo cristiano, maestros de la vida, lu-
ces de la Iglesia. Pues lo que no pocos piensan y enseñan para hacer el oficio
de obispo, que no es necesario el conocimiento de la palabra de Dios, esto es,
de las Santas Letras y Teología, rectamente juzgan, puesto que con las mismas
artes, con que es preparada por ellos, se ha de administrar este oficio; pues lo
consiguieron con las peores artes de la ambición; pero si la razón de la ley y
voluntad de Dios ha de ser tenida, y si ha de juzgarse por la naturaleza del mis-
mo oficio, están sin duda en gran error. Y si ellos por ceguera de su ánimo no
pueden penetrar en la inteligencia de aquella ley, y para entender su fuerza la
lucha embotó las mentes de ellos, al menos miren los ejemplos de aquella vie-
ja Iglesia, que floreció antes felícísimamente por mil años. Pues ¿por ventura
no nos sacarán a alguno de entre tan gran número de obispos y doctores santí-
simos, cuya sabiduría no haya sido insigne en esta cosa que tratamos? A no ser
que juzguen quizá ver más de lo que han visto aquellos divinos varones, o a
no ser que enseñados por largo uso encontraron que se podía mantener en el
deber, se podía sin este arte hacer también bueno al pueblo de Dios. Yo en ver-
dad así pienso, que las antiguas costumbres de la república cristiana comenza-
ron a deteriorarse sobre todo desde que hombres imperitos en las leyes y letras
43 Apoc. 1,16.
i94 r N c J<P v r
bus in hoc genere belli vtedum eft. Nani idcircò fubijd-
tur. QmnesAccìnBigUdijs. Eft autem gladius iuxca harum
Mrerarumarcanumfermonemverbum Dei, fcientiaque
eius, cum legitima docendi facúltate coniunda : vt
conftatexillo Apocalypfis : vbiin Chiifti ore gladius
* inefle vtraqueparte acutusfcribitur . Nam cum in ore
cifejautexeoegredidickurjraris dee! ara tur gladio (igni-
ficari verbura, atque dodrinamChrifti. Quo certe gla-
dio, id eft, rerum » atque legum diuinarum cognkione,
atque feientia Ecclefia; miniftri armabuntur, fi modo
id futuri funt, quod fé effe volunt, atque cupiunt pò-
puii Chriftiani redores, dodorcs veri, magiari vitaioli-
mina Ecclefìae,Nam quod nonnulli arbitrantur , 8c*do~
cent ad Epiicopimunusgerendum, verbi Dei, hoceft,
fandaram literarum , oc Theologiae cognitionem nc-
ceiTariam non effe, fiquidt-meifdemartibus^ quibusab
illis comparatur, id munus adminiftrandum eft f redè
arbitrantur : compararunt cnim illud ambitionìs pef-
fimis artibus; Sin autem legis> atque voluntatis Deira
tK> habenda citjilquc ex ìpfius muneris natura iudiciü eft
facicndum in maxime ptofedò errore verfantur Quod
iiilii propter animi fuicajcitatem ad hutus legis intelli*
gentiam penetrare non pofliint, & ad eius vini intelli-
gendam eorummentis acics hebefcit,veterìs illius Ec-
defiae, qua; ante milleannos foeliciÌìimèfloruit,faitim
exempia refpiciant. Ecquemenimè tanto fandifsimo-
rumEpifcoporum, Se dodorum numero nobisprofe-
rantjcuius nonmerit infignis inhacre , de qua agimus
feientia ? nifi forte plus videre fé, quàm viderint diuiniil-
U viri arbitrantur ? aut nifi longo vfu edodi inuenerunt
continerì in officio, fineiftaarte populosDei,&^bos ef
fici poife?Ego fané ficexiftimo,ChrittÌana?reipublic^ an
tiquos mores,exeo pptifsimutepore in detcri^iabi ccepif
fé
195 CANTAR DÉLOS CANTARES
divinas ocuparon las cátedras de la Iglesia. Pues juntamente con ellos la avari-
cia, el lujo y el fasto, la crueldad y la inhumanidad, y otras innumerables peste
llevadas contra las costumbres cristianas, oprimieron a la Iglesia y así la tienen
oprimida, que no quede casi regreso de salvación44; y que parezca acaecer, lo
que no poco muchos piadosos y santos hombres no sin causa y argumento te-
men, que, como a los pueblos de oriente, en los que antiguamente vigía la dis-
ciplina cristiana, permitió Dios ofendido por los pecados de ellos que fueran
envueltos en las tinieblas del error; así también, irritado por nuestras culpas,
nos abandone y se busque y provea otros pueblos humildes e idóneos para re-
cibir la simiente de la gracia y para dar fruto, a los cuales juntamente con la fe
de su hijo Jesucristo traslade el reino celestial quitado a nosotros, y los caris-
mas del Espíritu Santo. Pues ya hace más de mil años que Agustín temió tam-
bién esto mismo; más aún no tanto lo temió, como lo previo, y así lo escribió,
Pues es necesario que la Iglesia exista, mientras haya hombres, pero como esto
sea necesario, sin embargo no lo es que permanezca para siempre en algún
pueblo o nación elegida y atribuida propiamente a sí. Mas para volver al dis-
curso comenzado, caemos en estos temores y malas esperanzas, y en estas rui-
nas del pueblo cristiano, comenzando por los que, desconocedores y rudos en
las letras divinas, no temieron poner las manos en la dirección de la Iglesia.
Pues el temor de Dios es con el que todo mal deseo es constreñido, para que
no se derrame, y retenido, como freno. Y ¿quién puede temer a Dios quitado
de enmedio el conocimiento y la sabiduría de su ley? Es necesario que sea qui-
tado de enmedio y totalmente extinguido» si los que debiesen tenerlo sobre to-
do y darlo a los demás, por estos mismos es despreciado y menospreciado en
mucho. ¿Por qué los privados aman esas letras y disciplinas, que no solo ven a
los profesores de ellas despreciados y tenidos en nada, y a veces también vejados
44 La observación es sin duda pesimista, pero indicativa dei ambiente de la época, de sus lacras; y per-
sonalista, porque está en la raíz de ios maíes que sufrió el docto fray Luis.
con juegos chocarreros? Mas hablaremos quizá alguna vez en su propio 7 justo
volumen del perverso error de éstos, y los anonadaremos con infinita copia de
razones y de testimonios. Aunque ellos no deberían ser vencidos tanto por la
razón, pues es una cosa muy clara y rasamente tal, que parezca que no sea líci-
to dudar de ella, como deberían ser atados con cadenas, a no ser porque nos
son más felices en esta parte. Pero contra éstos en otra ocasión. Pues tan gran
cosa no se concluye convenientemente dentro de las estrecheces de este peque-
ño comentario. Ahora permanezca lo que nos permiten narrar estas palabras
puestas por Dios, que a quienes Dios colocó como guardas de su Iglesia, ésos
no solo destacan por el eximio género de fortaleza, sino también deben estar
armados con la espada de la palabra de Dios: todos ellos, dice, tienen espadas,
Mas lo que arriba advertimos, que aquí en hebreo hay una enáloge de verbo, y
que se pone en pasiva cuando debiera ponerse en activa, la misma cosa lo pe-
día; que ello no es difícil exponerlo, si alguno preguntara de qué manera se ha-
ce, conocidas las cosas que dijimos. Pues si estos varones fuertes son los minis-
tros de la Iglesia, y si la palabra de Dios y la potestad de administrarla es la
espada, razonablemente se dice que ellos no tienen la espada, sino más bien
son tenidos por la misma; pues exígelo y lo pide el oficio de aquéllos, no que
vuelvan la potestad que tienen hacia sus usos, sino que más bien ellos la sirvan
y permitan ser conducidos por ella, y dirijan y refieran todas sus preocupacio-
nes y pensamientos a la salud de los que presiden.
Se sigue: Litera hizo pam sí Salomón de los árboles del Líbano, Las columnas
de ella hizo de plata, el su techo de oro, el recodadero de púrpura y, por el entre-
medio, amor por las hijas de Jerusalén. De nuevo con otra alegoría es declara-
do y expuesto el mismo género peculiar de providencia divina con los suyos,
del que tratamos; a no ser que el anterior contenga la parte que trata de la
defensa y protección, éste mire a la parte que concilia bienes y utilidades para los
x96 IN CJPVT
coli debént, non folùmipfas delpici, fed ¡edam pro feiìo-
res earum negligi,6¿ pro nihilo.haberi,&intcrdum etiam
fcurrilibus iocis vexari?Sed deiftorü peruerfo errorcpro
prio,& iufto voluminealiquandofortaiTedicemus, eof-
que infinita &rationum,& teftimoniorum copia obrue
mus.Quarnquamilli non tam ratione reuincendi eííent,
eít enim res perípicua,& plañe.eiuímodbvt nefas eíTe vi-
deatur eavocarein dubium.quàm catenis vin.c¡endi,niíl
quod nobis in hac parte íunt foeliciores . Stá aduer-
íiis hos aliàs.Nec enim tanta res com mode concludatur
intra commentarioli huius anguftiaí.Nanc iliud manear,
quod nobis dant hosc verba Dei enarrariinfíituta , quos
Deus Eccleíiaj faxcuftodes prseficit,eos non folùmforti
tudinis eximio generepra;itsre,fedetià gladio verbiDei
armatos eífe debere; Omnesì inquit>tenente$ gladi'am, Sed
quodfupràadmonuimus hìc iiiHebraeo verbi enallage
efíl%poñique paGiuum,vbi a&iuum poni debere, resipfa
pofcebat,id fi qua ratione fiat,quis roger,cognins ijs,quae
diximus,non eítdifíicileexponere.Namíi viri iftifortes
font Ecdeíise mini£ri,fique verbum Dei, 8¿ eius admira-
ítrandipoteíhseft gladiuSjúireflonipíitenere gladium,
fed teneri podùs ab ipfodicunturádjnamque exigit,atq;
pofhüatiliorum offitiurnjnonvtinfjosyfus conuert§t
poteftacem,quamhabent,fed vtipG podùs femiantei,ac
feabea ducipermi«:axit,ornnefque fuas,&: curas, & co-
gitationesadeorum^quibuspriBÌuntfalutemiiirigaut^t-
quereferant,Sequitur.Ferjculumfecitfib} Rex Salomon òè ¡t-
gnisltbani. Columnas eius fecit argénteas,reclmatorium aureu^f
cefum¡>urj?ureÚmedUchar:t4tccoílrauitfroprerf&
Alia iterú allegoria, ide,quo de agimus prouidédae diui-
n£ erga fuos peculiare gcnusdeclaratur,&:exponitunniíi
quod fuperio^eamparté continet,qua?in 4efendedo,6£
tuedo verfatur;hasc ad caparte que- vtilitaiesipíls,&bona
con-
197 CANTAR DÉLOS CANTARES
45 Apoc. 3, 18.
46 Salmo 2, dice fray Luis; pero es salmo 11, 7.
De donde muy rectamente se sigue: Salid y ved, hijas de Sion, al rey Salo-
món con la corona con que le coronó la su madre en el día de su desposorio;, y en el
día del regocijo de su corazón. Pues el mismo recuerdo de los beneficios de Dios
le trajo a la memoria aquel sumo y más grande beneficio, y el que ciertamente
es cabeza de todos los demás beneficios, porque en él brilló mucho la excelen-
cia de la providencia divina para con ios hombres, cuando quiso hacerse hom-
bre por los hombres. Como fuera arrebatada la esposa en admiración por la
consideración de tai cosa, y no pudiese contenerla dentro del ánimo, dice co-
mo exclamando: Salid y ved, hijas de Sión, al rey Salomón con la corona con que
le coronó la su madre. Como si así diga; "¿Qué importa hablar de la grandeza
de la providencia de Dios para con nosotros, o recordar todos los beneficios de
él dados a nosotros, uno a uno? ¿Por qué referir las guardas nocturnas o las
custodias del cubículo real o el egregio artificio de la litera? ¿A qué probar con
47 Ja. 14,23-
48 I Jn. 4., 8 {citado por fray Luis en «Pastor»).
49 Cfr. Onís, II, 186-87.
198 IN C A<$ V T
vijs nomines cxiftimat fe adinte*itui»duci,ijs fapè', De©
id ipfum prouidè dffponente?adfaiutem illoru M ad glò*
riamccmt^nditurrquade re inIofepho,S¿inDaüide cxè*
pia iMuftri6ima cxtaat : aítárcnim^poftfcma perfercndiá
mala cap4iiutate,féraitut€m , careerè dimani &addignifc
tate regifparéperueaitraltceauté^patriaájgknda, & exi*
iio perfereftdo aCequutus eft Vtin<:antrìbulibu«domi-
narcturfüis.ítàqueDeus ijs quos arnat omnia in bonum
^eràt» feq$ tpiìs phe&etjquodeft maxima bonü,fícut Ceni*
ptü eft, Et adititi vMkmus^^aafione apud illa fack¿
' mas. Idq; hoc loco figaificatur,€a 4icitur,^£/À* cfawttm
cojbaintiZhukzs cairn De9 ip íeeft-»- quod IoSnesfcripiìt:
Qui Deus in his ferctiíisjid eftjiuft^ húmmibus fcdést eof
que amàs,ac lucís fuse radijs illuíhás,ita mddit cSfpkuos»
v t omnia illa, argenta si, autu, purpura , cedri, iilè kiqul
díumaram vktutú ehorus eximius , exeo quodDeusiili
pratfidetpulcherpDtifsimuj&ípedabiMSjpretioqi & seni
matione iitdignias.Vaderf^ifiS'imè^equitur. Bgredimimfi
lÌ£$tm1&j>vdetc RegemyeflrüS4~omom€Mmdkdemare9 qmcé*
tm& ttit eüwdt-erfìia in diedefponfanonisjuds^in die UtitU <cnrì
<fo e/WNam beneficiom Dei eomemo ratio ipfa^eimttte
moria reduxk,fummü illud.& maximum beneficìum^ 88
quod certe capar eft reliquom beneficiorá omnia : vtpo
tè in quo diiMnseprouidentì^erga homìnes excelllkiama
xirnèenituitj cu hom©ipfeemciproho«aimbu$ voluir^
<£útus ex céüderatione rei ÉpóTacum rapereturin admi^
Jrati0&é,&: eam animo mdufam<ofitinetc 06 poCet y ve*
luti exciamans dick.E^redimìmfilidi Stùn&Tndete Regem^e^
itruSdumonem cìtdiademare9qHO coronctHthll%mdter f'uà. Quafi
Ita dicat.Qujd attinet per £ìnguÌa,prouidéde;Dei erga nos
magnitüdínem dìcere, aut illius vriìueria nobis collata
beneficia commemorare? Cur aut excubias nocturnas,
aut regrj cuáodes cubktíii, aut k&icse ceíeratn artiá-
emm
199 CANTAR DÉLOS CANTARES
conjeturas o argumentos, que somos amados por él, cuando vea y pueda mos-
trar a todos al Hijo de Dios, hijo único y también él sumo y Dios igual al Pa-
dre, habiéndolo querido el mismo Padre, que se ha hecho hombre a causa
nuestra, y hombre de condición ínfima? Salid, pues, y ved al rey Salomón con la
corona con que le coronó la su madre, y dejad de admirar el que descanse en los
hombres como en un lecho, el que vea por la salvación y custodia de ellos de
tantos modos, el que se goce en ser llevado en las ánimas y en los cuerpos e
mismos, el que los defienda con defensas, el que se adorne con oro, plata, púr-
pura, marfil, esto es, con la prestancia de las mayores virtudes; cuando él, Se-
ñor de todas las cosas, él, digo, Señor, para que nosotros no sirviéramos más a
la muerte, se dignó vestir la carne y servir en ella a nuestra esclavitud; y el que
antiguamente aparecía severo, sea dicho Salomón y lo sea, esto es, sea autor
único de la verdadera paz, y el que antes de todos los tiempos nacía sólo del
padre, tenga ya madre mortal, de cuyo vientre salga también él adornado de
culto mortal, y se goce y alegre de ello tanto, que parezca en cierto modo jac-
tarse y dar ostentación con ello; piense que ninguna púrpura, ninguna corona
es más augusta para él."
Y así se sigue: con la corona con que le coronó la su madre en el día de su des-
posorio, y en el día del regocijo de su corazón. Y en verdad con el nombre de des-
posorio la esposa declara abiertamente y sin ningún ambage de palabras el sa-
cramento de la carne asumida por Dios. Pues como las Sagradas Letras hablan,
cuando Dios se hizo hombre, hizo un pacto conyugal con el hombre, nunca
interrumpible. Por eso el tiempo de cuyo pacto y toma de la carne humana,
que el Verbo determinó para sí antes de todo tiempo, es llamado día de su ale-
gría, porque, si se ha de hablar así,- aquel día brilló el más alegre de todos pa-
ra Dios, cuando vestido de la carne humana y salido a luz desde el hombre,
fue visto hombre por todos los hombres. Pues ¿qué hizo Dios alguna vez que
sea semejante en alguna razón a esta obra, o pueda ser comparado con ella de
alguna manera? ciertamente todas las otras cosas, cualesquiera que Dios obró,
las obró para hacer aquesta cosa y llevarla a finado. Además, el que en cada
una de las otras obras lucen virtudes aisladas de Dios, en ésta así aparecen to-
das, que con ninguna cosa más o igualmente sean ilustradas; y si verdadera-
mente el salmista regio escribió51: El Señor se alegrará en todas sus obras, ¿con
qué gozo o con qué alegría se dirá afectado en la tal obra suya, en la cual supe-
ra con tanto intervalo a todas las demás, aunque se reúnan en una? Pues si se
busca algún documento, en éste aparece el resumen de la sabiduría divina: si
de bondad, no hay ejemplo más ilustre que este ejemplo; si de justicia, si de
equidad, de consejo, de grandeza, de munificencia y de todas las demás virtu-
des se busca la luz, esta obra se llena de tales luces, que ninguna mente huma-
na, sin ser robustecida por la fuerza celestial, pueda ver tan grandes esplendores.
Y si estos consejos nuestros nos suelen agradar mucho, con los cuales nada pa-
rezcamos hacer o más bien hacer algo, ello sobre todo hacemos, lo que nos pro-
pusimos hacer, y llevamos nuestros proyectos al éxito feliz y deseado, mientras
nosotros estamos ociosos al parecer; muy alegremente en verdad sucede a Dios
haber hecho tantas cosas, cuantas la mente y el pensamiento de ningún ánimo
perciba, en la cosa más vil de todas y más despreciable, a juicio de los sabios del
mundo, esto es, en la carne y cruz de Cristo. De lo cual Pablo escribió muy
bien52: Porque la locura de Dios es más sabia que los hombres, y la flaqueza de
Dios más poderosa que los hombres. Y así, Dios llama por esta causa según la
propiedad del lenguaje hebreo al mismo Cristo su brazo y fuerza de su salvación,
50 Según fray Luis, la causa determinante de la encarnación no fue el pecado, sino el deseo de comu-
nicación perfecta de Dios al mundo (cfr, NC, I, 66-67; De Incarnatione tractatus, q. III, 2, 34 ss. Commen-
tarla in III pattern D. Thomae> art. Ili, 2, 254). Esta idea no es original de fray Luis. Defendida por Escoto
y Alejandro de Alés, la sostenían en el s. XVI Ambrosio Catarino en su De eximia praedestinatione Chrístí, y
Jacobo Naclaudio en sus Commentarla in Epistolam ad Ephesios, I, según citas del mismo fray Luis.
51 Salmo 103,31.
52 I Cor, 1.
too IN^C^PVW
T>co omnium lo^írsiinüs is di^iUuxir,cum humanr catv
rie vcftitus,5¿ex homiftein lucemortu^abiio minibus^
fus cft homo Etetíim quid Déus vn§uam fede, quod aut
huic operifimile,aii<mafatÍonc fit, aufccofemcü ilio ali*-
quo modopofsít* Aliacertè omnia quaseunqj Deus opc
ratus eftjhmusjreiefficiendae^adexitu^riiucertda; cat*
fa opecatus e&Adde, quodinffingutìs.alij s cpej&bus, ün-%
gula: Íuceot^iríUGe&©eiviii¿hocita appacent yatuería?, vt
ñutía r^a«tm3gis|aufrae$uèilM^
Pf¿l ios. &*us ^^^^ip^s^^aÍDíiru* Dpimnus ín<omnii>íisíopf
• * rifeusíais:quo gaudio, guaveia?t¿t¿aafíid cebadas cft; id
eo opere iuo,qaodreliqua;ipiìusqpera;, veía* «omnia in
vnü conferatu^tancoinLeruaUo fkperaeíNam fi docu m§
t ü al iquod q uaeáttir.diuina; %nccia:'ináoc íuaiíiiaappa¿
iet.fi bOniía4:is}flutiá:ho€^^
i potétiae,fi mftkixfi «quicáti$,coí¡iij;magiaiiaaíüniívmu
íiiñc2aú&, cxtemrúqueoiíaiíiiim^iXtú'tü harnea írcquiri-
turi, ijs compkitur hoc opus tumimbus, nuIla vt humana
mens^iíl vi roboretur cadetti, videre iplcndores- tantos
pofút. Acfinobisjea noftra confina piacere maxime io*
lcnt, quíbafeunaaut nihilagere, aut aliad prorfus agerc
videa ñau r^id pottt^ámñ efrkinsus, quo ¿fanobi;rpropoíui*
muse65cere,ad cxit.umquefcelicA&: optar u m ^ i i r a in*
ftituta perducimus^píi interim vt apparerò noli clamisi*
mu profetò Deo accidittantas fecúTeres^quatas >nullíus
animi mens,& coguafiopercípiat, re, vt a mundi fapieti-
bus iu.dicaturso.mtiiuín vilifsima, &¿ contempti^ima, id
eftcatne,atque cruceChnüxQua de re,vcriGàmè Paulus
i CcripíIt:Quod ftultú e£tvDei íapi,étiuscft,quam ha mines,
1.4 or.i q U od in^raiü eft,€ortius<eftiiominibus*Itaq; D¿* ob ifta
c
*^* caufaiii,Cháftüipmmbta^
proprieta tequadam Hebraici fermo nisvocat, id^eft ma*
gnum, atqúe cdmiumÍuum:roburraut<;erteíOitiu$ fuae
magni-
201 CANTAR DE L OS CANTARES
esto es, su gran y eximia fuerza o al menos ejemplo esclarecido y casi único de
toda su grandeza y prestancia. ¿Qué? Cuando tan antes anunció que ello suce-
dería, cuando tantas veces y con tanta seguridad lo predijo, cuando para decla-
rarlo empleó tantas figuras de palabras y de imágenes, ¿por ventura no declaró
bastante que él se alegraba vehementemente con ello? ¿Y qué importa buscar
lo mucho, cuando haya un testimonio claro de la misma palabra divina sobre
esta cosa? Pues en los Proverbios, donde este mismo Hijo de Dios aparece re-
cordando sus obras y hechos, como expusiera la mayor parte de todas las cosas
que en la fundación del mundo obró juntamente con el Padre, al final así di-
jo53: Y mis delicias están con los hijos de los hombres, no diciendo que todas las
demás cosas que hizo le eran en cierta manera trabajosas, y esto solo, el que
naciera y muriera hombre por los hombres, le fuera gozo y placer. Y estas cosas
fueron dichas por la esposa en la persona de los justos, que como ya hubieran
avanzado algo en el amor de Dios, y fuesen vejados y tentados por el ataque de
las adversidades, liberados después, dan gracias a Dios por su liberación. Mas
las que después siguen, son palabras de Dios metido ya en cierto modo en lo
secreto y presente en las almas de aquellos justos, y pertenece a aquel lenguaje
amatorio, que dijimos, del que después hablaremos en su lugar.
TERCERA EXPLANACIÓN
53 Prov. 8,31.
T E K, T I A BJMAUino,
Si alguna mujer hiciese, lo que esta mujer se fìnge haber hecho, que muy en-
trada la noche, saliendo de casa sin acompañante, buscara ansiosamente a su
esposo por todos los rincones de la ciudad, todos dirían que estaba deshecha y
enferma por el gran ardor de las preocupaciones, por amor, por miedo, por
deseo, por solicitud, por desesperación, todo confluyendo en su ánimo. Por lo
cual su persona referida a la Iglesia no significa otra cosa, sino que la Iglesia,
puesta en algún grave peligro y rodeada de males por todas partes, ha de poner
todo su empeño en buscar e implorar la ayuda de Dios, y la preocupación y la
solicitud de ánimo54. Y si alguien me pregunta que sí lo que sucedió a la Igle-
sia, salida de Egipto y puesta ya en libertad sin esclavitud, haya sido tan grave
mal, podrá aprender esto de los testimonios de cosas hechas por la Iglesia55.
Pues cuando los hijos de Israel, habiendo salido de Egipto, se asentaron en
cuatro campamentos en Piajirot a la orilla del mar Rojo, el faraón rey de Egip-
to, doliéndose de que les había permitido salir, reunidos rápidamente muchos
miles de hombres armados, siguiéndolos, acampó no lejos de ellos. Lo cual
perturbó con vehemencia los ánimos de los hebreos, después de conocerlo a
través de los exploradores, por lo cual cundió la confusión en los campamen-
tos de ellos. Pues ni se atrevían inermes a luchar contra los armados, ni apare-
cía lugar alguno para la huida, porque montes altísimos ceñían sus lados por
ambas partes, y delante estaba el mar. Y así, faltos de consejo y casi desanima-
dos por el miedo, y quejándose gravemente de Moisés, como si los hubiese lle-
vado a un lugar muy inicuo, pasaron la noche ansiosa y solícita56, hasta que
bajo la aurora vieron abierto y extendido un camino en el mar, en parte dese-
cadas las aguas, en parte alejadas. En tan gravísimo e inminente peligro, pa-
ra huir del cual no había camino, este concurso y reunión molestísima de los
mayores males, esto es, de temor, de temblor, de ansiedad, de quejas, de so-
licitud y de lágrimas, con lo que sus ánimos fueron diversamente torturados,
54 Tiene que acomodar la interpretación anagogica al hilo del Cantar. Aquí se suele ver a la iglesia
que busca a Cristo en la sinagoga, en la que hasta entonces había acostumbrado reposar, allí le buscó inten-
tando sacar aquella nación incrédula de las tinieblas de la ignorancia a la luz y conocimiento de la verdad;
pero no hallando bien dispuesto aquel pueblo, se ve en la precisión de salir fuera a buscarle. Fray Luis expo-
ne después estas ideas.
55 Ex. 14.
56 Figura estilística, con sabor virgiliano.
id reipfatedilèt,vt no&eintempefta^ domoílhc comité
egreífa,peromnes vrbis ángulos iuü virü anxiè perquire-
ret,ipfam nenio nò diceret, amore, metu,deíiderio, folli-
cimdine,defperatione, vnàineius anima confluentibus^
magno curarü aeftu laborare atqueconfid Quarehuius
perfona ad Eccleíiam. tranílata nihü aliad lignificat rqu&
Ecclefiasin grauiaiiquo periculo conftituta*, Se vndique
maüs circumuallata^euram animi j&follidtudinem? ÒC
in Dei ope quaerenda ÒC implorada, fummum abipfa ad-
ibir mnftudi uní. Quodautem id tam graucmalum rué*
Tit, Ecclefíae quod accidit iam, vt.fingimus,ex AEgypto
protetta?, S¿ aferuitute in libertatena iam vindícala?, íi
quis me roget » is ex manumétis rerum ab illa Eccleiìa ge
Bsodd^t ftarüjid difcerepoteiit Nana>vtinExodofoibitur,currj
fiüj Ifraei profecii ex AEgypto quartis caftris in Phiaphi-?
roth confediflent adorarn rubrimaris, rex AEgypti Pha*
i#o,quòd eos abite permiíiíTetjdolens, multi s millibus ar
matorum horninum raptim colleÜi&,ipíbs infequutus,
n^n procul ab illis caftra poíuit Qua; res Hcbraeorumve?
hementer pertuíbauit ánimos, eius poftquam per expío*
ratores cercioresfa&i funt, ex quo trepidará coeptum cñ
in eorum caílris.Narn ñeque ar mis certarejinermes con-
tra armatos audebant.Tneqùc,vllus,fuga; patebat locus*
quòd montes akifeimi eorum vttinquecingerent latera,
ante vero obie&um obftaret mare.itaqtre cáfilij inopes,
ac metu penéexanimati,acde Mofe quafifeprodidifíer,
certe in iniquifsirn um adduxiífet iocum grauifsimè con-
quemjronieitamnociemjatqueanxiáperegeruntjquoad
fub aurora apertam in mari, arquefiratam víderüt viam,
aquis pattini exfi ccatis, partiría dimotis. Hunc igirurin
gra uiísimo arque imminente peri culo, cuius effugiendi
nulla patebat viajtimoriSjtrepidaiionis.anxictatiSjrollict-
tadinkquereiarum^ lachrymaruayd eft, maximorura
malorum
203 CANTAR DE LOS CANTARES
parte blanda y húmeda por el agua, para que los hebreos caminaran con píe
firme y no engañoso. Y así, inmediatamente después de lo que pusimos, escri-
be: El ángel del Señor58, que marchaba delante de las huestes de Israel, se puso de-
trás de ellas; la columna de nube que iba delante de ellos se puso detrás, entre el
campo de los egipcios y el de Israel; y se hizo tenebrosa y sombría toda la noche, y
las dos huestes no se acercaron una a otra durante toda la noche. Moisés tendió su
mano sobre el mar e hizo soplar el Señor sobre el mar toda la noche un fortísimo
viento solano, que le secó, y se dividieron las aguas, y los hijos de Israel entraron.
De esta manera, porque evitó el peligro y consiguió la deseada salvación, por
eso dice que encontró al amado a quien tan deseosa y ansiosamente buscaba,
esto es, la esposa aquí recuerda en la persona de aquella Iglesia, que experi-
mentó el auxilio presente de Dios, y además añade: Asile, y no le dejaré hasta
que le meta en casa de la mi madre, y en la cámara de la que me parió.
Con las cuales palabras figuradamente significa con cuánta alegría haya si-
do infundida ella, cuando por tan gran beneficio de Dios se vio sacada del me-
dio de las fauces de la muerte y devuelta a la vida, y con qué grande y con cuan
grato recuerdo siempre de tal manera recordara aquella cosa. Y aquel bien que
nos acaece en el temor de último mal y por alguna no esperada razón admi-
rable, éste no solo suele ser más agradable, sino se adhiere más en el ánimo, y
así lo tenemos cogido con todo el corazón y no soportamos que salga y se nos
escape del ánimo. Y la grandeza de tan gran beneficio excitó y encendió en
aquella Iglesia el sumo amor de Dios, a quien vio casi presente y luchando
delante de sí. Habiéndole abrazado con eximia caridad, nunca después, como
aquí se dice, se apartó de él totalmente, esto es, nunca se vio después desierta
y totalmente desnuda del auxilio y ayuda de él. Pues como tener al esposo es
usar de su auxilio, así retenerlo será nunca verse privado o destituido total-
mente de la ayuda de él. Pues aunque muchas veces aquel pueblo, peregrino
en el desierto, con sus malos hechos provocó la indignación y justa venganza
de Dios para sí, sin embargo nunca apartó el ánimo de Dios de sí, sin que qui-
tada la causa Dios le quisiese y le hiciese bien. Pues él, como en un salmo se
escribe59, fue propicio con los pecados de ellos, y no los perdió y abundó en quitar
su ira, y no encendió toda su indignación. Y así, poco después en el Sinai casi fue
visto por ellos, al menos fue oído hablar abiertamente, y desde^ entonces en
adelante Dios siempre animó al pueblo, y lo levantó decaído y le otorgó diver-
sos e innumerables beneficios durante cuarenta continuos años, y no solo du-
rante cuarenta sino hasta introducirlo en la tierra deseada, y los colocó en la
posesión de ella, habiendo expulsado y acabado a pueblos ferocísimos, que an-
tes la poseían; nunca se apartó de su lado, por lo cual dice: hasta que le meta en
casa de la mi madre, y en la cámara de la que me parió. Y según la costumbre
poética, por anástrofe en vez de "hasta que le meta"60, desde allí a la casa de la
mi madre, y a la cámara de la que me parió. Porque hasta entonces aquel pue-
blo gozó de un auxilio muy presente de Dios. Pero hay no pocos que tomen
esto en esta sentencia, que afirmen que la sinagoga es definida con estas pala-
bras, por cuanto tiempo había de permanecer en la verdadera fe y culto de
Cristo y de Dios, y así dijera que no se apartaría de él, hasta meterle en casa de
la su madre, esto es, hasta encerrarle dentro de los claustros del vientre feme-
nino y materno, conducido a la carne humana. Pues tan pronto como Dios
hecho hombre, salió a luz pública, ese pueblo se apartó de él públicamente; y
así, perdió por ello el reino y la gloria de la religión. Mas estas cosas, aunque
59 Salmo 78, 9. La cita es adsensum, como de memoria; el salmo solo dice: propìtìus estopeccatis nos-
tris propter nomen tuum.
60 Existe un cambio de I a a 3 a persona en el verbo. Lo poético, a juicio de fray Luis, es usar la I a
cuando debería usar la 3 a .
Pues este cantar es nupcial, esto es, cantar laudatorio y lleno de alegría, y lo
que se sigue: Ruégoos, hijas de ferusalén, por las cabras y por los ciervos del campo,
que no despertéis ni velar hagáis a la amada hasta que quiera, aunque como se
traslada del hebreo sea ambiguo por cuál de los dos sea dicho, sin embargo de
cualquier manera que se tome, tiene la misma sentencia. Pues mientras el es-
poso o la esposa suplica a sus acompañantes, que no despierten al otro del sue-
ño sin querer, ciertamente significan que sucederá, lo que acaece en realidad,
que en aquel tan largo y duradero camino nunca aquella Iglesia comenzara el
camino sin el mandato de solo Dios. Pues los israelitas no continuaban el ca-
mino comenzado o movían del lugar el arca de Dios, hasta que aquella nube,
con la que se cubría el tabernáculo de Dios, se elevaba hacia arriba. Y la seguí-
an precediendo y señalando los recodos del camino, y no terminaban de cami-
nar, hasta que la veían abajarse. Y así, nadie les obligaba a caminar, sino se le-
vantaban por el deseo de solo Dios, y siguiendo la guía, como fue escrito61: El
día en que fue alzado el tabernáculo, la nube cubrió el tabernáculo, y desde la
tarde hasta la mañana hubo sobre el tabernáculo como un fuego. Así sucedía cons-
tantemente: de día lo cubría la nube, y de noche la nube parecía de fuego. Cuan-
do la nube se alzaba del tabernáculo, partían los hijos de Israel; y en el lugar en
que se paraba la nube, allí acampaban los hijos de Israel. A la orden del Señor
partían los hijos de Israel, y ala orden del Señor sentaban su campo; cuanto tiem-
po estaba la nube sobre el tabernáculo, estábanse quietos. Cuando la nube se detenía
61 Núm. 9. 15-19.
xo6 I N QJ P V T
hiec quauis vera iint,tame,vt mihi videtur, funt aliena ab
co quod Solomoni propofitü eft in hoc carmine dicere.
Ka propoíitü illi eft laudes Eccieiìa?, no probra recéfere,
id eí^virtutes celebrare bonorü virorü,quibus precipue
Ecclefia còitat,nò amé flagitioforü & fceleratoru homi-
nu,qui in ea cótinécur,malefacìacómernorare. Eft emm
nuptialecarmehoCjid eftjláudatoriü carmé,& letitiseple
nü:quodautéfequitur»^/ roles pli^H'erufule per capreas>
cerwì/cuecamporumyneexctteti$}nequeeuìplarefitaatìsdileóla,
donec isfayetit. Quamuis quomodo ex Hebreo vertitur
ambiguum iìt,vt diximus,ab vtro dicaturjtamen id vtro*
uis accipiatur modo,eandé fementianihabet. Nàdum
ilue fpòfus,ilue fponfa comités obteftatur fuos, ne alter-
utrumàfomnoinuitumexcitent,idprofecì:ò euemuru
Íjgniñcant,quodaccidit ipfare,vt in ilio tam longo, diu-
turno que itinere nunquam illa Ecclefia^ifi Dcivnius
iuiìu,iniretiter.Nop enim Lfraélitseinftitutum cominua-
bant iter, aut arcani Dei rocomouebant, quoad ntibes
ea,qua Dei operiebatur tabernaculum, fé in altum fililo!
lebat.Eamnamque praecedente,atqu,e via; flexus demon
ftrantem il!i infequebantur, ncque fequendi faciebant:
fxnem,quoadurqu.eeam confedifíe videbant. Iraque il-
los nemo cogebat iter faceré, fed fe excitabant ipil vnius
Ñurn.9* Dei nutum,atque ducarum fequentes,í]cutícriptum eft.
Die qua erectum eft Dei tabernaculum,operuit íilud nu-
bes, àvefpereautemibpenenroriurn erat quali fpecies
ignis vfq; mane, ile fiebat iugiter, per die operiebat illud
nubes, &:per no&é quali ipecies ignis,cuq; ablata eííet mi
be.squ^tabernacuiüprotegebatjtücprofjcifcebaturfilij
Iiraéi,& in loco vbi ítetiflet nubes, ibi caitrametabantur,
ad imperiü Domini proficifrebamur,& ad imperiüeius
figebàt fabernaculücun&is diebus,quibusítabatnubes
íuper tabernáculo", manebat eodé in loco* &• íieucnúTef
207 CANTAR D É L O S CANTARES
muchos días sobre el tabernáculo, aguardaban los hijos de Israel la orden del Señor
y no se movían. Puesto que así sucedió, que nadie se atreviera a mover de lugar
el arca de Dios o a comenzar el camino, hasta que moviéndose la misma nube
daba la señal de marcha; por eso para expresar aquella tranquilidad no inte-
rrumpida por nadie del arca del testamento y de Dios como descansando y re-
costado en ella, muy convenientemente Salomón fingió este juramento de la
persona tomada conservando el decoro; Ruégooos, hijas dejerusalén, por las ca-
bras y por los ciervos del campo, que no despertéis ni velar hagáis a la amada hasta
que quiera. Y lo que sigue a este juramento bastante declara que nosotros diga-
mos en la interpretación de estas cosas, no lo que soñamos, sino lo que saca-
mos de ella misma.
Pues se sigue: ¿Qtiién es esta que sube del desierto como columna de humo, de
oloroso perfume de mirra e incienso, y todos los polvos olorosos del maestro de los
olores? Por el desierto, dice Salomón, que lo que había ocultado en anteriores
alegorías, ello al fin descubra y se muestre hablar literaria y elegantemente de
aquel pueblo, que caminaba por los desiertos de Arabia; del cual pueblo pone
ahora algunos preguntando, imitando el lenguaje y las voces de ellos, para sig-
nificar que aquella Iglesia arrancó gran admiración entre las gentes, a las que la
noticia había llegado, llevada una innumerable multitud de hombres desde
Egipto bajo la guía de Moisés, encontrarse en el desierto, defendiéndole Dios
no solo de sus enemigos, sino también por admirable manera dándole gran
copia de todas aquellas cosas, que eran necesarias para el alimento y el cuida-
do. Pues no hay duda de que en los oídos de todos los pueblos y gentes resona-
ron la fama y las voces de las cosas hechas por Dios con aquel pueblo que mo-
raba en el desierto. Ni pudo ser sino que, habiendo oído estas cosas, ellos
llevados a estupor, hablaran mucho consigo o con los otros privada y públicamen-
te de aquella cosa, cuyas voces por mimesis ahora la esposa refiere, cuando dice:
¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo? Como si así dijera,
gentes vecinas admirándome así hablan entre sí: ¿Quién es esta que sube, esto
es, peregrina, o casi propiamente sube? Pues la situación de Palestina es más
alta que la de Egipto, y así verdaderamente suben hasta allí los que vienen de
Egipto.
Por tanto preguntaban, quién era esta que subía por el desierto, esto es, por
la vastísimas soledades de Arabia, como columna de humo, de olorosóperfume de
mirra e incienso, y todos los polvos olorosos del maestro de los olores. Pues me decí-
an, dice, semejante a aquel humo, que emiten de sí los aromas puestos bajo las
brasas, para mostrar la fuerza del olor, esto es, de la fama y de mi nombre que
llega a todos los lugares, como si dijeran: "¿quiénes son éstos, de tan buen olor
que despiden de sí, que no hay aroma más oloroso que ellos? ¿Quiénes anun-
cian tantos documentos de amor de Dios para con ellos, de los cuales antes
nunca se oyó?". A los cuales la misma responde: Veis, el lecho del mismo Salo-
món; sesenta valientes están en su cerco de los más valientes de Israel, Todos ellos
tienen espadas; guerreadores sabios, la espada de cada uno sobre su muslo por el te-
mor de la noche, A los cuales da la causa por la que le suceda tanto bien en el
desierto, y por la que en medio de la carestía abunde en copia de cosas; como
si diga: "si a vosotros mis cosas os llenan de admiración y estupefacción, y si
queréis conocer la causa de esta mi felicidad: Veis, el lecho del mismo Salomón;
sesenta valientes están en su cerco de los más valientes de Israel; ved al que viene
conmigo, a quien tengo dentro de mis campamentos, esto es, al arca y propi-
ciatorio dorado de Dios, apoyado en querubines dorados, en que descansa
junto a mí y mora Dios; pues éste me da todas estas felicidades". Pues el pro-
piciatorio que sendos querubines dorados formaban con sus alas, y del que
Dios daba certísimas respuestas, nombra figurada y aptamente lecho de Salo-
món; lecho, porque descansaba en él; de Salomón porque el nombre y la per-
sona de Salomón en aquestas letras se traslada para significar a Cristo62. Mas
este propiciatorio estaba dentro del velo, que era la parte interior del taberná-
culo; y al mismo tabernáculo, colocado en medio del campamento, lo rodea-
ban las tiendas de los israelitas por en frente y por la espalda y por ambos la-
dos, esto es, rodeábanlo las doce familias de los hebreos en riendas fijas, de arte
que las familias de tres en tres se asentaran sobre cada una de sus partes, que
eran cuatro en relación con las regiones del mundo.
Y por eso añade: sesenta valientes están en su cerco de la más valientes de Isra-
el. Porque, como fue dicho, había seiscientos mil guerreros en aquella Iglesia,
esto es, sesenta mil sin contar a los niños y mujeres, y así dice para mayor ex-
planación: todos ellos tienen espadas; guerreadores sabios, la espada de cada uno
sobre su muslo por el temor de las noches. Mas porque recordó el propiciatorio,
en el que Dios estaba sentado, también el tabernáculo, en el que el propiciato-
rio era tenido, y que Moisés por mandato de Dios fabricó y erigió en el desier-
to, pintó convenientemente la estructura y forma de manera figurada como lo
demás, y bajo la imagen de una litera de exquisito artificio, de la que había so-
lido usar Salomón.
Pues añade: Litera hizo para sí Salomón de los árboles del Líbano. Las colum-
nas de ella hizo de plata, el su techo de oro, el recodadero de púrpura y, por el en-
tremedio, amor por las hijas de Jerusalén. Pues se dice haberlo hecho Salomón,
porque por mandato de Dios Moisés se preocupó de que se hiciera, como se
escribe en el Éxodo 63. Y es llamado justamente litera, porque en cierto modo
era llevado y portado Dios en ella. Pues era tan compacto, que fácilmente po-
día ser deshecho, y los sacerdotes lo deshacían tantas cuantas veces se había de
caminar, y el arca de él la llevaban los mismos sacerdotes en sus hombros, y las
partes restantes de él las portaban los levitas. Y era de oro, de plata, de cedro y
púrpura, esto es, de las mismas cosas que la esposa nombró aquí. Y lo que se
dice en la descripción de esta litera: extendiólo por medio de la caridad, otros
63 Ex. 25 y 26.
vierten del hebreo a la letra: recamado por el entremedio, en amor de las hijas de
Jerusalén> o, sentado en el entremedio, quemado por las hijas dejerusalén> o que-
mazón de las hijas dejerusalén, y ello muy aptamente para la cosa de que trata-
mos; porque en la parte interior del tal tabernáculo estaba el arca y el propicia-
torio, en el que se sentaba Dios, a quien quemaban los hijos de Israel, y quien
ardía en amor para con ellos.
Con lo cual rectamente cuadra lo que se sigue: Salid y ved, hijas de Sion, al
rey Salomón con la corona con que le coronó la su madre en el día de su desposorio,
y en el día del regocijo de su corazón. Pues levantada de gozo aquella Iglesia, por-
que tenía a Dios casi abiertamente colocado en su campamento y protegién-
dolo y ayudándolo de todas las maneras, desea que todos los mortales lo vean.
Y así, invita a todos a este espectáculo, señalándolo como con el dedo coloca-
do en tabernáculo, que las nubes, como arriba se dijo, ceñían a modo de coro-
na. Dice pues: salid y ved. Puesto que cada uno regresando de su tabernáculo y
colocándose frente a la puerta de la tienda, Moisés dirigía los ojos y las manos
al tabernáculo de Dios rodeado por una nube, cuantas veces entraba en él, co-
mo fue escrito64: Cuando Moisés se dirigía a la tienda, se levantaba iodo el pue-
blo, estándose todos a la puerta de sus tiendas, y seguían con sus ojos a Moisés, has-
ta que éste entraba en la tienda. Ved al rey Salomón, esto es, la palabra de Dios,
con la corona. Pues así llama a todo aquel ornato del tabernáculo y de los vasos
de él, con que le coronó la su madre, esto es, fue entonces llamada justamente
madre de él el ornato que preparó para su culto aquella reunión de hebreos,
porque después, en tiempo venidero, lo generaría de sí vestido con carne huma-
na65. Pero, pregunto, ¿cuándo lo adornó y cuidó su madre? En el día, esto es, de
su desposorio, y en el día del regocijo de su corazón, esto es, cuando hizo un pacto
64 Ex. 33, 8.
65 San Juan interpreta este verso de esta forma: las vírgenes, los doctores o los mártires forman la co-
rona de la Iglesia (cfr. Obras, 784).
no I. N d A P V T
verbo alij vertujü^ Medium interius cor il r^tu^n amere fifia*
rum Hicrufdemr vcl m n^edicmteticrifedens, * cm^uflus ch hitas
Hlerujalem ,vel combuíliofili*mmHitrufalpn, idqiie iatis
aptè ad ipfarn remate qua agunusrquia in interiori cius ta
bernacuii parte ¿nerata.rea,&propitiatorium,in quorc-
iìdebac Deu$,quem ardejbact filij IfraéJ, &c qui amorisei>
ga ipfps igne flagraban Cujn quo re£tè quadrat quod
fequitur. Egfedimini& VtdttejilUs Sion regemSalomonemm
diademate quo cotonauit illum water fuá in die dejrfronfatìows il-
Uus, &in die UtitU cordi$ ei#s, Nam gaudio data illa E cele-
fiaob id ipfum,quòdDeunapropèpalamiafuiscaftri$
verfantem,feque omnibus modis fbueiltern de prote-
ge ntem habeba^id vt cun&i mortales videant,vehemen
ter defiderat. Itaque vniueribs ad id inuitat ipedaculum,
ipfum tanquam digito demonítrans refidentem in taber
naculo,quod nubes , vt fupràiiiftum eft, ùicoronse mo-
dum cingebat. Ait ergo. Egredimim&Mdete* Qupniam à
iuo quifque egrelTus tabernáculo 2f ad tenrorij hoftium
itans,inDei tabernacuhim nube ckcunfufum, ocuios
atque manus tendebat,Moyfcs quoties in illudintroi^
Bxoi'H* bat, ilcut fcriptum eít, CüegrederemrMoyfes ad taber*
naculum furgebatvniuerfapkbs. &ftabatvnu£quifquc
in hoilio papilionis fuijafpiciehantque tergum Moyfi do
necingrederetur tentorium , £f *Wff¿ regem SaÌQmomm%
ideft Ddvctbum»indiademate. Sicenimvocattoturnii*
lum ornatura tabermeuii vaforunique cius9qttocDrcnauit
iìlum materfua¿d eü, quem ornatum ad eius omninò ciil-
tumeomparauit ille Hebrseorum conuenms, iure tune
mater ipfius nominatus, quia poft/uturo tépore,Ìpfum
ex fe fe humana veftitum carneeratgeniturus.Sedhunc
qua: io quando parauit illi fuamater ornatum atque cui-
tum. Indie}inquity dejponfmomseìus9& ttiáie l&tkjje a>rdt$
emsyiàeít,quando foedus curnilla fecit Ecckfiam&tua
vtrinque
211 CANTAR DÉLOS CANTARES
con aquella Iglesia, dándose y aceptándose mutua fidelidad, el cual día para
Dios, que tiene un corazón benefactor, fue muy alegre.
CAPITULO IV
1. !Ay, qué hermosa te eres, Amiga mía; ay, qué hermosa! Tus ojos de paloma en-
tre tus cabellos; tu cabello, como un rebaño de cabras que miran del monte
Galaad.
2. Tus dientes como hato de ovejas trasquiladas que vienen de bañarse, las cuales
todas con sus crías, que no hay machorra entre ellas.
3. Como un hilo de carmesí tus labios, y el tu paladar polido; como el casco de
granada tus sienes entre tus copetes.
4. Como torre de David el tu cuello, fundada en los collados; mil escudos que
cuelgan de ella, todos ellos escudos de poderosos.
5. Tus dos pechos como dos cabritos mellizos, que pacen entre violetas.
6. Hasta que sople el día y las sombras huyan, voyme al monte de la mirra y al
collado del incienso.
7'. Toda tú hermosa, Amiga mía, y falta no hay en ti.
8. Conmigo del Líbano, esposa, conmigo del Líbano te vendrás; otearás desde la
cumbre de Amana, de la cumbre de Senir y de Hermán, de las cuevas de los
leones y los montes de las onzas1.
9. Robaste mi corazón, hermana mía, esposa; robaste mí corazón con uno de los
tus ojos, con un sartal de tu cuello.
10. ¡Cuan lindos son tus amores, hermana mía, esposa; cuan buenos son tus amo-
res! Más que el vino; y el olor de tus olores sobre todas las cosas olorosas.
11. Panal destilan tus labios, esposa; miel y leche está en tu lengua, y el olor de tus
arreos, como el olor del Líbano.
12. Huerto cercado, hermana mía, esposa; huerto cercado, fuente sellada.
13. Tus plantas (son) como jardín de granados con fruta de dulzuras; juncia de
olor y nardo.
14. Nardo y azafrán, canela y cinamomo, con los demás árboles del incienso; mi-
rra, áloe, con todos los principales olores.
15. Fuente de huertos, pozos de aguas vivas que manan del monte Líbano.
16. !Sus!, vuela, cierzo y ven tú ábrego y orea el mi huerto; espárzanse sus olores.
PRIMERA EXPLANACIÓN
Lo que los amantes muchas veces hacen, cuando quieren regalar a las mu-
jeres, que avanzada la noche o al clarear el día, delante de las puertas de las ca-
sas de ellas recitan algo amatorio con la lira, que contenga queja o ruegos o al
menos alabanzas de las que aman, esto en este lugar Salomón, o al menos algo
parecido a lo que es, parece haber traído y puesto en su cantar. Pues saca al es-
poso vuelto a casa cantando y celebrando con admirables alabanzas la hermo-
sura de su esposa. Y está hecha toda esa alabanza usando mucho de semejan-
zas, pues en la alabanza de cada una de las partes de aquélla emplea una
semejanza, y las busca en gran parte en el campo. Las cuales semejanzas algu-
no juzgue quizás que se alejan demasiado no solo de nuestra costumbre, sino
también del sentido común de todos los hombres, y del probado uso de hablar
de los buenos escritores, e incluso de aquellas mismas cosas que se aducen pa-
ra declarar y alabar éstas. Lo cual quizá sucede porque así nos parezca ello,
porque estos escritos son muy antiguos, y fueron escritos por aquél y para
aquéllos, cuya lengua y costumbres y hábitos de vida diferían admirablemente
de las costumbres y vida de todas las demás gentes y naciones. Pues cada gente
tiene su propia y vernácula costumbre y propiedad de hablar; por lo cual acae-
ce muchas veces, que las cosas que unos tienen por óptimas y muy elegantes, a
otros parezcan absurdas e ineptas2. Por lo cual toda esta novedad de habla o de
metáforas, no buscadas de tan lejos, como dureza que quizá ofenda los oídos
cultivados y polidos, no tanto está en la realidad, como yo pienso al menos
cuanto en la diferencia de nuestras costumbres y juicios con las de aquéllos, a
2 Nácar y Colunga comentan: «Las comparaciones, por mucho que desdigan de nuestro tempera-
mento literario, se acomodan muy bien al de los hijos de Oriente», coincidiendo con fray Luis.
na, I N CJ P V T
PRIMA ,E:X;PÍ A N A T I O.
Vod amatorcs íxpe faciunt, dü gratifican fos«
minis .v.olunt,v t vel intcmpefta no&e, vel appe
tente Jucc^anrc ipfarum sedúunfores amato-
riamaliquid ad lyramrecinant ,<quod vel que-
rimoniam;velpreces,¿veLcertelaudes eatü^pas amanr,
coni incat: i4hocloco5oiomon,aut tale^fíquid certe,
quale iüudc%*etulifí*ev&in fuum^arnucntraiaíluliíre vi-
detur.Nam inducit fporífum domum reucrfìim cantu
pci{onmtcm;r£¿ fponfae fuá: puldirimdinemirriiris lau-
dibus celcbrant«m¿Conftat autem omni&iíialausiimili-
tudinum adhibidonc podfsimùm : namiin ílngulis par-
tibus ülius íaudandis fingülasümilitudinesadhibet, eaf-
qucfij:e:ruñica maxima ex partefietit.,QuasquidemKÍimi
litudinesfortafsission Jiemoiüdicet, nimiumábhsorre-
re, noniòlùm à noiìra confuecudine, fedi communi
etiamomnium hominumíbiíu 9$c à probato boneseum
fcriptflfcrumloquendi vfu,atque adeò ab ijs ipiìsjrebus,
quarum xteciarandarum, arque laudandarum saufa^ad-
ducuniur^íQuod ^fcffitan exeo cuerút/id^t nobisita
videat ur ,7 quia ,& hasc feripta.a0tiquifsima funt # & ab
eOjadjcofquefcriptajquoriun^iingua^&iiiorcSj^con-
fuetuífines vita;,à réliquarum«omnium gentium atque
nationum monbus,,.atqu£ vita mirabiliter diíFerebant.
Eftaucemvnkuique genti fuus &vcrnaculus in loquen-
do mos ¿atque prqpiLetas : quo faepè ütyyt alijs abfurda
5£ ineptawiáeaatiir,<mx alij pro optimisj&^egáufsimis
habent.Quare omnis htcc,¿praiÍQnísrnQ«itas,í¿ traníla
tioaam, tama tange pcritamim, «quaíl.durítieSj^qiwe poli-
tas fortaíse&<^ka«auj:esfOn1en4aí,'noiaiamfin:ípfa re, vt
ego quidem arbitror, euvquam indifsimiiitudmeímorü,
atque tudiciorum noftrorum, ab illorum, quibus haec
prodira primó funt moribus,& iudicijs. Rescnim ipfas
reda;
213 CANTAR DÉLOS CANTARES
quienes estas cosas fueron contadas primero. Pues las mismas cosas son rectas
y muy aptas entre sí; examinémoslas no solo, como algunos hacen, temeraria-
mente y como por la epidermis, sino empleando exacta y cuidadosamente el
juicio. A ello pues nos dediquemos.
!Ay, qué hermosa te eres, amiga mía; ay, qué hermosa! Tus ojos de paloma. Pro-
posición general, que después confirma por separado. Y adorna la proposición
con admiración y repetición, para excitar mayor atención. Y arranca la confir-
mación de los ojos, que dice ser semejantes a los ojos de las palomas, alabán-
dolos por el color y esplendor, como ya antes dijimos.
3 Cfr, respuesta de Fray Luis de León estando preso en la cárcel (Obras I, 211 ss.; Opera, V, 324 ss).
4 El P. Merino (1804) trae tzamathec, pero la edic. de Salamanca (1798) zama.
5 Jerónimo, lib. III del Comentario a Isaías, cap. 47-2.
De estas cosas pienso se deduce qué signifique para Jerónimo en esta lugar
el hebreo zama, y por qué simple y abiertamente no quiera trasladarlo, para
respetar los oídos púdicos de los latinos. Aunque si la cosa fuera como pare-
ció ser a Jerónimo, ciertamente no veo por qué lo que juzgara que había po-
dido ser dicho abierta y honestamente por el Espíritu Santo, pensara que en
latín no podía ser dicho con honestidad. Mas ¿quién cree que esta palabra tie-
ne tai significación, o, si la tiene, haya sido puesta con ella por el Espíritu
Santo en este lugar? ¿Por ventura lo que pareció a Jerónimo y a Simmaco que
no podía ser dicho honestamente en latín sin rodeo, es creíble que en hebreo
el Espíritu Santo lo había podido torpe y abiertamente? ¿Por ventura Simma-
co y Jerónimo fueron más precavidos y pudorosos que el Espíritu Santo? ¿O
ios romanos más dignos que los hebreos, quienes tenían el honor de Dios, de
que ninguna palabra torpe se dijera entre ellos? Por último, pregunto, ¿en qué
convienen los ojos con la vergüenza de la mujer, que recordados los ojos, lue-
go traiga la memoria de ella? Ciertamente el esposo describía señaladamente la
ti4 IN QAWT
cuiiüia Quod quidè* & in (Jarico Caotkocu JegimtiSjVbi
fponí* puìchiiiudo dcicribitur}ad cxtremum infcrt: abk
que cacicuraitatc tua,noÌetibus qui interpretatiiunt ira&
fcrrc iiome^quod lalacra fcriptura iaruiec turpitiidine.
Et paulo intra. Diiputant Stoici multa re rurpia,praua ho
minuni còfaex.udinc,v.ejbis hoiieitadie, vi parrkidiumt
adulte titim>& caeteraijs fimilia,rurlufque re honeftano*
miaibusvideri Èftrpia,--vt liberas procreare,infiationcin
us u ti ìs crepi r u digererc¿aluc um jeleuare ftercoxe,veíká
yrinjac effulìone hxare.denique nò poflfe nos, vt dici mus,
¿ruta ruruiam,iic«VÌW^ÌWVàmema facere.Ergoc&ma*
theca, quo«i Aquila poíuit,v.t di ximus, verenda luuliecis
appi liantuncums etymologiaapud eos fonat^ílnés tuus,
vttiiiexplebiiem Babyionisindicet voluptatejn.ExhispU
to iiq a e rehuid hoc loco Hebrakum ncx ^ama Hiero-
»yrno.iìgnificet,j&:quaredd fimpiiciter &: aperterran£
feirenoluerit:quòvidelicer pudicis Latinorum aunbus
parcerer.Q^anquani il quid em .res itale habet,quemad*
cuodum Bieronymo habere vifa eft, profedo nò video*
guare quodiudicauerit Hebraicè,.ab Spirim fendo aper-
se èc honefièdicipotuiue, Latine proferrihoneftè non
-poJQfecenfuerit. At,quis credat,autid verbum .eárfo fígni*
nsationem hah£re,aut vifeabeat.inea politum hoc Loco
cfìeab Spiritu fando?Atvqnod.Hieronymo,atque Sym-
macho vifura fui*, (me circuitione, honeilè Lannè dici
i3onpoffe?ìd credibile eft Hebraico, Spiritum fandütur»
piter& apertepoíuiíTeíVtrum Symmachus,j5¿ Hierony
mus pudentioresi&: cautiores fuerunt Spiritu fan&oí vcl
Romani,.quàm Hebra;imagis.digni,quibus id honoris
habererjar àDeo,nuUum \t verbum turp« apud eosdi-
¿erecur ? Iajn,.quid-qu$íb conueniatocuiis, cum puden-
do muliebri, vt oculorum fada commemorali o , cius
ítaam memo^iamafferreti Pulcbritu dine m quid e C£ ríe
ípOMÍX
215 CANTAR DÉLOS CANTARES
6 Fray Luís en la Exposición ctice que en castellano se llaman lados o lazas, como trae un manuscrito.
dicen semejantes a los ojos de las palomas, sino también porque está encubier-
to, esto es, porque puestos bajo los cabellos que volaban la frente de ella7, co-
mo por insidias, lo que suele decirse en lenguaje amatorio, atacaban a los. in-
cautos y los herían. Pues en verdad por el mismo movimiento y temblor de los
cabellos que vagan encima se hace que las luces de los ojos parezcan vibrar, y
arrojar de sí rayos de luz, como dardos8. Tu cabello como un rebaño de cabras
que se levantan del monte Galaad. De los ojos, en los que el decoro de la forma
femenina se admira sobre todo, pasa a alabar los cabellos, que también suelen
servir de gran adorno a las mujeres. Tu cabello, dice, como un rebaño de cabras.
Pero ¿qué relación hay entre los cabellos y una manada de cabras? O ¿de qué
modo estas cosas pueden relacionarse entre sí, a no ser por absurdo, sobre to-
do al tratarse de la alabanza de los cabellos? Pues si fueran vituperados habría
quizás motivo de que no sin razón se dijeran semejantes a manadas de cabras.
Y al menos a no pocos así parece, que estas cosas referidas al cuerpo son muy
absurdas. Por lo cual quieren que Salomón en este lugar y también en todas
aquellas semejanzas, con que es alabada la hermosura de la esposa, no tuvo
ninguna razón de los miembros del cuerpo que nombra, sino refirió todas las
cosas a los sentidos internos y latentes de este cantar, y a aquellas fuerzas del
ánima, que significan estos miembros. Mas si sacó apta y elegantemente todas
las otras cosas, que se contienen en este cantar, de la misma costumbre de vida
y de los hábitos de los amadores, como mostramos una por una, ¿por qué so-
bre todo aquí se ha de pensar que se apartó de su proceder? Y si la mayor parte
de este capítulo se dice que así ha sido aptamente referida al cuerpo, que nada
pueda ser dicho más aptamente por otro, ¿quién puede creer que esta sola ima-
gen no cuadre con el cuerpo? Por lo cual así como no dudo de que la razón del
ánimo
7 San Juan, siguiendo sin duda a fray Luis, habla en sus versos de que en mi cuello volar consideraste,
idea que no está en el absque eo quod intrinsecus latet de la Vulgata. San Juan debió leer este comentario.
8 Nácar y Colunga admiten esta versión y traen: a través de tu velo, dando razón histórica a fray Luis.
ti* IN CJ P V T
fíe inreiligimusjcommendari fponfxoculos,npn folurri
à mtore,propter quem columbarum oculi? pr asdicantut
fimiìes,fed edam ab.eo,quod intrinfecus littt, id eft, ex
eo quod poilti fub i|s capillis>qui illius fronti muoliia*
bant,tanquam exiniidi/s, quod in amatorio fcrmone di-
ci fok.tjincautos adoriebantur,eofquc vulneraba*. Nani
profettò motuipfo & tremoxefupra oberrantium capii
lorum efficitur, lumina vtoculorum vibrare videantur,
oc lucís radios ex iefe,tanquam teiaquajdamiacere.Crf/íi/i'
li tHifìct'tpi^caparumrfiixafcenderuKt de monte Galaadl Ab
oculis in quibusfcemineae forma; decorpraecipuèipe&a*
tur,ad capillos, quiipiì magno ornamento foemirùs-efìe-
folent r commcndádos accedit. Cópìlli, inquit, tmpeutgrex
capturum. Sed quid capillis cum capramm grege conue»
nit?aut quomodo hxcinter fé con-ferri,nifz abfurdifsimè
pò ífunt: maxime vbi de laude capillorumagiturfNam il
vituperarentur fortafsis ratio efiet, quare non immeritò
caprarumgregibus iìmiles diceientnr. Et certe nonnut-
Jis ita videtux,iftaiìad corpus referantur^omninò eife
perabfurda. Quare volunt Splomonem hoc loco, arque
adeòijs^mnibusfimilkudinibus^quibusfponfacpulchri
tudo coirtmendatut, nullam habuiiìe rationem eorum
corporis Juembrorum,qu2e nominatjfed ad interno?, èc
latentes ihuiuscarmmis fenfuSy&ad eas animg vires,quas
hsec membra íigniñcant,omniarcíuliífe. At il vniuerfa
alia quaiCijrrwjueàoccarmine^ontinentur, è media vita;
confuetudine>&:.amatoxum ¿moirbus apiifsimè ilte,6i
ekgajidftimèjduxit, vi figillatim oitendimns,cur hic pò-
tirsinium;ab.iníl¿t.utofux>difcefsiííeputandiiscíl:f Et fi
pleraquchuiuscapitisad corf^isieiata ita dicuturaptè,
nihil vt à quoquam aptiùs dici pofsit, qui poteft credi
hanc viiaxn fimüiíitdincrn no=n quadrare cum corporea
.Quare íicuí nondiá)ito,qiiinanimiptíecipue^¿cius par-
217 CANTAR DE LOS CANTARES
Pues falta algo en aquella oración; se diría plenamente; Tus cabellos como
pelos de rebaño de cabras. Por último, se ha de considerar que los cabellos de las
mujeres suelen ser alabados por la copia y por el brillo y por el color. Y por lo
que al color respecta, debe ser sabido también, que así como en las regiones
occidentales gusta el color amarillo, así en las orientales el negro o el mezclado
de púrpura y rojo, el cual color suelen sacar con medicamentos y con él dar a
ios cabellos las mujeres árabes, que en este nuestro tiempo habitan la parte de
la Bética hispana, que se baña en el mar Mediterráneo. Digo, pues, que estas
tres cosas, con que se hace el encomio y toda la alabanza de los cabellos, se de-
clara maravillosamente con esta semejanza de las cabras. Pues según la natura-
leza del suelo las cabras de Galaad son muy negras o medio pelirrojas. Por la
bondad y copia de los pastos, (pues todo aquel monte y todos los campos de
alrededor, que por tradición era posesión de la tribu de Rubén y de Gad y de
media tribu de Manases, eran muy ricas9), así, pues, por la naturaleza del sue-
lo se ha de entender que aquellas cabras eran negras por bondad de los pastos
pingües, y por eso mismo no de cabellos descuidados, como sucede a las ma-
nadas debilitadas en la aridez, sino muy brillantes. Y no solo le brillaban sus
cabellos, porque eran pingües, sino porque aquel monte abundaba en árboles
resinosos10; que es muy razonable que las cabras, que pacían las crestas de
aquel monte, por el contacto de la árboles untadas de resina, en la cual hay
una fuerza de pulir el cutis, salgan más nítidas y elegantes que los rebaños de
otras regiones. Lo cual también de la palabra hebrea Galas, que en este lugar se
pone por la latina ascender, podemos entender. Pues ello no solo significa as-
cender, lo que el intérprete latino vertió, sino también peinar o polir. Y así, se-
rá lícito trasladar también: Tu cabello como manada de cabras, que se peinan en
el monte Galaad. Y se dicen peinarse porque la resina les arrancaba los pelos
viejos y caedizos de ellas, aderezaba los nuevos y firmes y los ordenaba decen-
temente, por lo cual sucedía que, como si hubiesen sido peinados y bien cui-
dados, brillaran mucho; que nada puede quizá compararse más semejante-
mente con los cabellos hermosos de las mujeres.
Ni es menos apto lo que se sigue: Tus dientes como hato de ovejas trasquiladas
que vienen de bañarse, todas ellas con sus crías, que no hay machorra entre ellasn.
En los dientes se admira, lo primero, que sean candidos, después, que sean
iguales de arte que ni sobresalga ni se eleve uno más que otro; además, que es-
9 Nura., 32,33.
10 Jer., 7,22; Ezq., 10,10; Amos, 1,13. Estas citas están sacadas de la Exposición.
11 Aquí la Explanación sigue la edición de Salamanca en la versión de este versículo; el P. Merino
trae: «todas paren de dos en dos, y ninguna entre ellas hay vacía» {Obras, I, 129).
ti8 JN CJPFT
fpm'mftmtmlñcolunt, quac interráneo mari aMuiiu"£
t>iCQ igiiur ina td^quibus capilioru m omnis Jaus, & ed
meruiatio perádtur,haccapramm fírmlitudlne mirifkè
deciarari Ñam pro foli natura capre» Galaaditicsc. pluri-
rnum.aut nigrar furiant fhbruffa;. ObpafcuQrum autem
bonitat é & copia (ria torus Ule más, &; omnes circumia
.ceníes camp^qulRuberutiSj&Gadkis, &; mediai tribuí
Manatíes poísidcndi.íiint tradkì,vt exNunierorum libro
liquet ^erant maximèpafcuL) Igitur ex foli natura nigrar
ob pafcuomm boniratem pingues illas capreas inrelligen
df íiint fuiíTe,a¿ ob id ipfum non fqualleiiubus, vtin ma
eie attenuatis fit gregibus/ed prenitentibulmíijJStec io
lùm quìa pingues eranr,earü nitebani pili:fed¥ efinoikar
boribus abundabat ilie mons,quodex Iere.&: Zachar. &:
Amos vatibus coníh^confentaneü profetò cfì capreas,
qux inga eius monrìs palcebanr,cx conta ¿tu atbocü ina
¿las reiìna^n qua cutis poiieda? vis quidam ineuntektio
rcs&; compiiores aìiarum, regionurn gregibus euaiìfe
Qupdvei ex Hebraico verbo uhi Gaìas quodhoe loco
pro Latino afcendereporùturjpofiHrnus intelìigcre.Na
idnon folùm afeen dexe, quodLatinus vertit interpres,
ied etiam pecìere.aut polire iìgnincat.ìtaquc licebit etià*
vertere. Cadili tutficuTgvex caprarìiqudepe&m fejem moteGa
ìaad Dicuntti r autem fé Te pe¿£ere,ideo quia veteres &: de
ctduosearum pilos reiluaeuellebatinouos&rìrmos pò
libata in.dcccjitem ordinemTcdigebat,ex quo efíkieba
tur^vt tanquam iì eíicnt pegu Oc bene culti pramiteresnni
hil vt rbrtafsè cumformoiis feeminarum capiliis, confer
ri pofñt ilmilius... Nec eft minusaptumquod fequitur.
J}entes tmtanqmmgYexunfarum^tm afeenderunr deUmera*
mnnefgeraeUìsfwttbuSt&fìmlis non efl mek. In detibushejC
ipectantur:primiim vt candidi fìnt,deiadcv vt fmt ssqua^
ics, ita vt ncque prominente ñeque cxtet aliusaliouìa-
219 CANTAR DÉLOS CANTARES
ten bien juntos en la parte en que se insertan en las encías, para que no haya
agujero o hendidura; las cuales cosas no sé si con una sola semejanza pueden
ser significadas todas, por lo menos con ésta así son explicadas todas que se
presenten a la vista casi ante los ojos. Pues como las ovejas avanzan a una en
rebaño, así unen los cuerpos entre sí, que a los que miran de lejos parezca ser
uno solo el cuerpo de todas ellas12, y todo él blanco; pues se ha de entender
que Salomón habla en este lugar de un rebaño blanco. Y así, todo blanco e
igual, cuales son los dientes hermosos. Mas cuan considerado lo que añade: to-
das ellas con sus crías que no hay machorra entre ellas. Pues solo aparece único el
cuerpo de todas las ovejas que caminan a una, desde arriba, pues desde abajo
distan unas de otras, puesto que son tan gráciles las patas de ellas y obesos los
cuerpos, que se unan y adhieran mucho con los cuerpos, como se dividen por
las patas y los pies. Además, cuando acaece que las ovejas están criando y lle-
van junto a sí a sus crías, también por abajo parece ser uno el cuerpo de todas
ellas. Pues las ovejillas, pegadas a las madres y colocadas entre las patas de ellas,
e insertas a ellas por ambos lados, llenan todo el espacio que parecía quedar
vacío.
12 La edición de Salamanca y la mayoría de los manuscritos omiten lo que sigue hasta el verso si-
guiente, añadiendo un párrafo con distinta idea; aquí la Explanación se ciñe literalmente al manuscrito del
P, Merino. Lo que prueba el valor de la edición del P. Merino, la abundancia de manuscritos y que fray
Luis sólo usa uno.
13 En Opera, V, 315, dice: «ítem la Vulgata trae en el capítulo VI de los Cánticos: como corteza de gra-
nada, ansí tus mejillas, cuando debiera verter: como cacho de graitada, pues la voz hebrea felaj no significa
corteza; y el mismo libro en el capítulo IV, la Vulgata traslada la misma palabra cachó, y la razón de seme-
janza, de que allí usa el Espíritu Santo, pide que leamos cacho; pues compara las mejillas de la esposa enro-
jecidas módica y decentemente, y mezcladas de candor y rubor, las compara con el casco de granada, cuyos
granos cuando se apiñan blancos y colorados, ansí aparecen módica y decentemente rojos». La Vulgata cle-
mentina, aprobada en 1592, ya trae fragmen en vez de cortex, siguiendo la opinión de Cano y fray Luis, pe-
ro un censor anónimo dice: «corteza y cacho» se dicen con la misma palabra hebrea.
hebrea Raquea por la que el intérprete latino puso mejillas, propiamente signi-
fica sienes, llamada así por los hebreos por la delgadez de cutis y de la carne de
ellas. Pues Raqua viene de aquella palabra que significa adelgazar para los he-
breos- Mas sean mejillas o sienes, consta que rectamente es comparada con
una granada o cacho de granada. Pues en las sienes el candor del cutis se di-
funde con rubor moderado, y en las mejillas hay un encarnado mezclado de
blanco, o, si no lo hay, hacen las mujeres que parezca haberlo untándose color
púrpura oscuro; al cual es semejante ese color que aparece en los granos de la
granada.
già fábrica de él en aquel tiempo era célebre y muy admirado, como obra que
había sido construida por un rey opulento y muy magnífico, Y por cierto na-
die será tan absurdo e inepto, que piense se han de medir estas cosas a palmo, o
crea que su cuello es dicho semejante a una torre por la grandeza, sino entende-
rá que se afirma por la proporción, no menos admirable que haya sido aquella
torre; que cuanto aquella torre destacaba sobre las demás» tanto esta mujer de
elegante y alta forma de cuerpo se diga aventajar a las restantes. Mas lo que se
añade: En los collados, ello en hebreo es Lethalpiiod15, palabra ambigua y de di-
versa significación. Y así, unos vertieron de una manera y otros de otra.
Se sigue: Tus dos pechos, como dos cabritos mellizos, que están paciendo entre
las azucenas. Nada pudo traerse más semejante ni dicho más apto para el pas-
tor. Pues hay en los cabritos algo festivo y alegre, y que impulsa a los que los
miran, a acercarse más y apretarlos con las manos, las cuales cosas de manera
semejante están en las tetas de las mujeres17. Y propiamente la semejanza se to-
ma de las cabezas de los cabritos, en los cuales hay cierta imagen de las mamas.
Pues la misma cabeza por el tamaño y figura es a modo de tetas, y las boqui-
tas enrojecidas módicamente de encarnado y pálido imitan las puntas de las
mamas. Hasta que sople el dia y las sombras huyan, voyme al monte de la mirra
y al collado del incienso. Interrumpe la alabanza comenzada para dar más va-
cantar. Así, pues, como se acuerde el esposo al cantar de alguna obra
necesaria y rústica, cuyo recuerdo había perdido en la afición de cantar y alabar
15 La Exposición dice talpiotb, donde explica su significado más largamente que aquí.
16 Puede aludirse aquí también a ia costumbre antigua de consagrar a Dios los despojos, tomados a
los enemigos y colgados en las torres y en otros lugares elevados; y así esta torre se veía adornada de todo gé-
nero de armas y despojos de enemigos,
17 Es verdaderamente deliciosa y sutil, corno de poeta, la interpretación que fray Luis da a este y
otros pasajes de este capítulo difícil del Cantar, y justifica la aparente carnalidad de las expresiones con la
delicadeza y gracia de su contenido y de la lengua hebrea (nota del P. García).
Hasta que sople el día y las sombras huyan. La perífrasis es de la tarde por los
detalles, como antes dije. Voyme, esto es, que haré mejor lo me incumbe hacer.
Al monte de la mirra y al collado del incienso, o sea, donde finge haber tenido el
campo pequeño, al que estaba unido el huerto, del cual más abajo en capítulo
IV. Mas añade: Toda tú hermosa, Amiga mía, y falta no hay en ti. De nuevo de-
jada y tirada la preocupación de la casa, vuelve a la alabanza comenzada. Así,
pues, los ánimos de los amantes suelen variar muchas veces, y dividirse en mu-
chas y diversas partes, cuya imagen expuesta aquí por Salomón, está descrita
con el mayor artificio19. Mientras se dedicaba al amor y otorgaba alabanzas a
su esposa, le mordió la preocupación, invadiéndole el ánimo, de la casa y la fa-
milia; y al que se preparaba a partir, llama el amor otra vez y casi agarra con la
mano, y le obliga a decir: toda tú hermosa, Amiga mía. Como sí así diga: "Mas
la casa no es tan importante, que por ello haya de abandonarte y dejarte, tú
que, cuanta eres, eres toda hermosa".
Pero puesto que de nuevo el estudio y la preocupación de la casa le venía y
le urgía, añade: Conmigo del Líbano, esposa, conmigo del Líbano te vendrás, ote-
arás desde la cumbre de Amana, de la cumbre de Seniry de Hermán20, de las cue-
vas de los leones y los montes de las onzas. Y le ruega que le acompañe en su ida,
y para persuadirle más fácilmente le promete llevarla a los montes, que se tie-
nen más amenísimos y dignísimos de conocer de todos los que había en Judea.
Conmigo del Líbano, conmigo, esto es, "ven conmigo para ver por el camino el
Líbano". Y Líbano no ha de ser entendido el monte de Fenicia, del cual fue-
ron traídos abetos y cedros para construir el templo de Dios por mandato de
Salomón, sino otro en Judea, que también es llamado a veces por los reyes de
los judíos bosque de Líbano21, sembrado de muchos y raros árboles, y llamado
Líbano por cierta semejanza que tenía con aquel de Fenicia. Otearás, en he-
breo significa también rodear y despreciar (de donde el intérprete latino vertió
coronar). De las cuevas de los leones y de los pardos. Es una aposición. Pues co-
mo consta suficiente por las Sagradas Letras, la región de Judea abundaba en
leones, cuyos cubiles estaban en estos montes. Robaste mi corazón, hermana
mía, esposa; robaste mi corazón con uno de los tus ojos, con un sartal de tu cue-
llo12. "Pues, dice, ven conmigo, por que de ninguna manera puedo ser arran-
cado de ti, no solo enervado en amor por tus luces, sino también por tus her-
mosísimas crines o, como es en hebreo, vencido y obligado por tus sartales"23.
Con uno, dice, de los tus ojos y con un sartal de tu cuello. Como si tácitamente
argumente y diga: "Pues si con una sola mirada me substrajiste y si solo un
sartal tuyo me ata, con tantas dotes de tu cuerpo y ánimo, ¿cómo piensas que
me hieres y incendias en amor?". Con lo cual también le persuade a que le si-
ga, a saber, que no parezca haber respondido poco gratamente a tan gran amor
del esposo para con ella. Mas las cosas que siguen me parecen dichas, como si
ya el esposo la hubiese persuadido a marchar al campo y llevársela consigo, y
marchando juntas las caras recogiera un dulce espíritu de la boca dulce de
aquélla, y el gozo que recibía de aquella cosa intentara explicar con las palabras
precisas que pudiera: ¡Cuan lindos son tus amores, hermana mía, esposa; cuan
buenos son tus amores! Más que el vino; y el olor de tus olores sobre todas las cosas
olorosas. Panal destilan tus labios; miel y leche está en tu lengua, y el olor de tus
arreos como el olor del incienso. Cosa ni más elegante ni más dulce se pudo decir24.
25 Dioscórides, De Mat. Medie, libro primero, c,6. En España en algunas partes se llama azumbar; es
lo que hoy llamamos espinardo, de raíz aromática.
x*4 I N C JT V T
fitmentwtm tuorum^ficutoaor thuns* Qupneque elegantius
quicquan^nequc molliusdici^otuit « Nequeminus cft,
SLM elegans,aut molle quodfequitur.Hòmfconckjusfwcr
mea fponfajhoitusccnclufmforísfignatus . Inquo,nofua per
partcsjfedviiiuejtfèjilam laudata ad eamkudanda duas
adhibetíimiiitudiaes, à fonteLÌntegro.viiam> alteram ab
amceno horto petkani;» Qoas fimifítudkies^primòpau-
cis ambas proponiti deinde iìnguias exequirar ea verbo-
iunfceiegantia,atqiLe.copÌa,vt ne ubi Solomon ad fupcra
dumlocuni: \ddeamr rtìquiÌTcItaque hortum deferibit
amoeaifsimum.arboribus cófitumiiiulnSjtum praeterea
funimadiiigét¿acuftoditü:8ecultüi in qtio nihilfitvacas
ftlhilfteriie/ed fdLe&is arberibus &; cu fpeck poi cfaerrima, tu
fm&uatqucpomis pr-xftantibusomni ex parte plenum:
quas arboresnominatim receniet,mira orationk gratia,
ita vt ad huneSolomonis hortEm: iiliAidnoi Morti, de
quib^HomeruSjCoilàtijincuitiiac Ìbtdìdi videltur. Porrò
hac iìmilitudìficid agitSoiomon^Vfe%niie«tfímtiiterin
hac foemina,nihiiiiij@ modo^eforme effe^fèd tqñ"ad pul*
chritudinenvattinet,ne; mediocre quidem^ aut bulgare,
fed illi* omnes-partes aptas,yenuftasidecetes^grariíiima$í
3£iormoílísiraas eíTe:totam ex gratii&c6J(lareramoresex
fe fpirarc vndiqi; Jiartus conchtjtts.ld eíi;&:muro>& cuño
de nMnitus,&„obid%fttmabincuríufi¿p©puiáEione be
fíiarum tutus. gmifpmestwldcñ,omm*<$ix ex teprofi-
ciícutimr,vniuer£k arbores quas ftofcts»?amàfus maíoru
pumeorum. Nam maía punica Paiejtinse foglicifsimèpro-
ueníunt»&:plurimriiiintU>/víwmmmsdoJDc Gypro inter
herbarum feript ores,quidfit,fatisconftat, arvtrum He-
braicum ^$3 CopkeE&ociocoifitGypeHiSiidvytantèdi
xí,non íatis conñsa&viúmXii$nm*r.do\ Mmwfhites efic
dicuntur fpecies?quarum vnam in Syria^ P^eJÜma ma-
xime proueiikc íciibit Diofcoiidc$,/*#«¿* &*€tmámom£
He*
225 CANTAR DE LOS CANTARES
26 «Como díce Plinio, es de cinco codos en aito y algo espinoso, semejante a las hojas de la oliva»
{Obras, I, 140).
27 En la Exposición trae ahaloth.
28 El P, Asensio remite a fray Luis para el estudio hecho aquí de los términos españoles.
29 Josefo, Guerra de Judea, libro tercero, capítulo 18.
30 Jerónimo en Exequias, capítulo 40 y en Abdías, capítulo 3.
y los árboles olorosos emiten la fuerza de su olor, y los mismos vientos disper-
san anchamente el tal olor. Y es costumbre, cuando cae la conversación sobre
aquél cuya vida y salud nos es querida, o al menos cuantas veces nos acorda-
mos de los bienes y alabanzas de algún amigo nuestro, que al final le deseemos
y auguremos que el tal bien le sea propio y perpetuo. De lo cual se ve cuan no
solo elegante, sino también acomodadamente a la común costumbre aquí el
pastor de Salomón con estefinconcluyera su alabanza. Pues cuando aleja el
cierzo y llama el ábrego, muy bien ruega a su esposa y le desea todas las cosas
faustas y felices. Describía su hermosura con la alegoría del huerto. Por lo cual
insistiendo en la misma alegoría, puesto que con el cierzo los árboles se ponen
rígidos, y soplando el ábrego germinan y verdecen, y dan hojas y flores, por
eso manda o mejor ruega mandando (pues aquel mandato tiene una fuerza de
deseo y gran significación de un gran deseo), y así, pide que aquel huerto in-
mune de todo aire nocivo, siempre sea favorecido por la indulgencia del cielo
y del aire, esto es, pide que al cuerpo o al ánimo de su esposa nunca cosa noci-
va y pestilente le aplique su fuerza, y desea que todas las cosas sucedan de tal
modo, cuales conviene mucho que sucedan, para promover a mayor su bien
innato y natural, a saber, todas las cosas faustas y agradables. Y lo que suele
mandarse por los escritores de arte, que en la imprecación pongamos las cosas
que convengan con la naturaleza u oficio de aquél para quien rogamos bien o
mal, y lo que el mismo David muy sabiamente observó en aquel lúgubre can-
tar que tocó en la muerte de Saúl y Jonatás, a los cuales luchando y puestos en
fuga31 los enemigos palestinos habían matado en el monte Gelboé, Oh montes,
diciendo, de Gelboé, ni rocío ni agua caiga sobre vosotros. Pues con el rocío y las
lluvias regada la tierra se adorna con yerbas y flores, mas con sequedad aridece
31 2 Reyes, 1,21.
%Í6 I N CA T V T
cxcitato,&quodamodoacccnfo planta, atquearborcs
odoratse,vim odoris emittunt ex fe fe,eumque odore au
ra? ipfa; late difpergunt.Eft autem hoc in more poíltü, cu
deeOjCuius nobis vita,atq, falus chara cft, incidit fermo:
aut certe quoties còmemoramus ipfiaiicüius nóbisami
ci hominis bona,atque laudes ad extremu beneillipreca
ri^optareque, idvtbonü propriúill^atqiieperpetuüfit.
Ex quo perípiciturJqu.am,nonfolüeleganter, Ccd etia ad
communemconfuetudmemaccomodatèhic Solomo*
nispaño^hacrlnefuam laudationemconcluferit. Nam
cu Aquilonemabigit,&: Auítrü vocatrprofe&òbene prc
caturfponfsefua^eique omniafauíta,átquefoeiicia exop
tat. Dcfcribebatenimipfmspulchritudinemhorti alle-
goria. Quare in eadern allegorìa perfifíes,quoniaAquilo
nefiatealbores adurütur,fpirateauté Auftrogerminant
atqj viietjfoliaqj Oc ñores fundut,idcircò imperar, vel pò
tiùs imperado pcecatur(ineílnaqj in ilio imperio opí adi
quidam vis,& magni cuiufdá defidcrij ilgnificatio per*
maxima)itaqueoptat,vtab omninoxioflaru iìle hortus
immunis,cadi atque aeris indulgentia fempecfoueatur,
ideft;orat,vt ad íponfaí£u^,vei corpus, velanimum nul-
la vnquam res noxia,»atque peftilens vim fuá applicet,de-
fideratquejVt omnia ip il eiufmodieueniant,qualia maxi-
me cuenireconuenir,adinmáius promouendum inna-
tum iiliusl& naturale bonum3fauiìa fcilicè-fcatq; iucunda
omnia,Et quodabartisfcriptoribuspraecipifoler, vtin
imprecationeponamus ca,qua? cu natura,aut officio ei%
cuibene,autfecusprecamur,conucniant;quodqopfeDa
uid fcicntifsimè obferuauit in ilio lugubri carmine,quod
panxit de ca;de Saulìs & Ionaths,quos dimicantes,&: in
»*i?^.T. fugam cóuerfos Palcellhini hoftes in Gelboe monte ceci
derant,Montes,dicens Gelboe,necros, necpluuia cadat
fupervosNá rore,atque imbribus irrigata terra herbisot
natur,
227 CANTAR DE LOS CANTARES
y se torna mustia; ello mismo también en este lugar hizo Salomón. Cuando
pide aires suaves para este huerto de que tratamos, ciertamente le desea aque-
llos bienes, con que los árboles y todas las plantas suelen beneficiarse por am-
bas partes32. Pero ya de nuevo comencemos desde el principio.
SEGUNDA EXPLANACIÓN
lAy, qué hermosa te eres, Amiga mía! Estas- cosas, como dije, pertenecen al
ilapso y coloquios interiores, y están todas llenas de misterios. En lo cual pri-
mero se puede admirar no digo la largueza y clemencia de Dios para con no-
sotros, sino la facilidad y la suavidad y, casi diga, la familiaridad. Pues no tuvo
bastante, que repuso a los justos en el lugar de los hijos, y que rebajándose a la
total igualdad, los tuvo por socios; sino también, lo cual es género único de
amor entre los hombres, y muy estrecho en la unión de los ánimos, y muy ve-
hemente en el ardor y en la costumbre de la vida, y también el más dulce en
placer de los hombres con las mujeres, y de las esposas con sus esposos, del tal
amor el nombre o la imagen lo trasladara a sí mismo y para declarar su amor
para con nosotros, y se llamara esposo de nuestros ánimos. Y no solo quiso ser
llamado, sino que en realidad así es, tanto que toda aquella unión de cónyuges
entre sí aun la más estrecha, y el amor de ánimos y cuerpos conseguido por
tantos valores de la naturaleza, y aquel nexo tan estrechamente unido, apenas
pueda relacionarse y ser comparado con este amor de Dios, que como muchas
veces en otras partes en las Sagradas Letras, tanto ciertamente en este lugar es
declarado maravillosamente. Pues ¿quién, pregunto, alguna vez tan perdida-
mente amó a una mujer, o como la amara muy vehementemente, la siguió con
tan exquisitas y tan blandas alabanzas y palabras, que significan el calor del
amor, como son las que Dios quiso que en este capítulo se digan por una per-
sona ciertamente fingida, pero entendidas como dichas por éfaì ¿Quién se es-
32 García Lorca reconoce en esta vivificación de la naturaleza una coincidencia con el Cántico de san
Juan {De Fray Luis a San Juan. La escondida senda, Madrid, Castalia, 1972):
«Oh bosques y espesuras
...decid si por vosotros ha pasado...
oh cristalina fuente...»
33 Parecidas palabras se encuentran en «Esposo» (cfr. Onís, II, 240).
Y así, ardiendo en amor y como impotente de ánimo dice: ¡Ay, qué hermo-
sa te eres, Amiga mía; ay, qué hermosa!, cuando sin embargo ni sea hermosa
porque así nació, ni porque lo consiguió ella con sus fuerzas, sino porque pa-
ra ser hermosa, obtuvo el don del mismo Dios, que se enciende y se toma con
esta hermosura. Y si estas cosas, envueltas en imágenes y palabras de cosas
corporales y ocultas con tantas maneras, cuando se oyen o se dicen, deleitan
tanto los ánimos, ¿con qué placer y gozo de ánimo se cree que son afectados
ellos, cuando Dios les dice abierta y literalmente, sin estrépito de palabras y
alejado de todo encubrimiento, palabras celestiales y blandas, metidas en estas
envolturas? Y sí los que poco ha avanzaron en el amor de Dios, a los que aho-
ra estas palabras son dirigidas, son adornados con tantas alabanzas por él y re-
ciben placeres que palabra humana no explicará34, ¿en qué torrente de placer
deben creerse inmersos los perfectos y muy santos? Cuando ciertamente Dios
alaba tan profusamente la mediocridad de la virtud y cuando sigue con tantos
encomios a los hombres que tratan de mejorar, pero todavía no han consegui-
34 San Juan explica con detalle en qué consisten estos coloquios interiores {Obras, 352 ss).
ii8 I N CJ PVT
periona in hoc capite dicùfed afe di&aintelligi Deus vù
luit>Quis vel tejftiñcati^morefuü, veladalterius animu
ifìfinuarcfe,totmodisvnquam,totqucblanditi>s eftco-
natus?Ecquahuicfimilis fuitamoris üamma ì Ecquod
tantum incendiüíQupd fi ipfiper nos efficere poflemus
alìquid,quod ipfum per fe.hojieííum,ac Deogratu,& ac-
ceptabUe eÌTei^inusfortalfèmirandurn elTer, nosab eo
tàntopere diligi : nunc autem cum quod dignitatem
gloria dignam habeat , nihil per le efficere liomo
pofsiticumqucomnislllehoneítatisípiendor , qui hu
cet in fandtis viris,at> eo¿de ipfo Deo,& oriatur , &incre-
menra fufcipiat:cumq; Deus nos & diligati laude, atq$
premio dignos putet,potifsÌirmm ob eaipfabonaqu^ab
ilio accepimus,quis ingenuitate,vr iradicam,& magnitu
dinemdiuim innos amoris adtnirarifatis pofsit ?Itaque
amoreardens,& animi veluti impotens.Quam pulchra est
mqmtjtmicamearfiiampéchra+cum tamen ncque pulchra
Ut, quia ita tiara ejft, neque quia ibis ipia yiribus adepta
eft,vteffet pükhrayCedquiaid vteíTet, muñere obtinuit
eiusipfius Dei, qui iftapulchritudinecapirne, &incen-
ditur. Quòd fiifta^rerumcorporearum, &c verbis,& ima-
ginibus inuoiuta,totque velata modis,cum veLaudiutur,
vel leguntur > tam ánimos oble£tant , qua ilii anioni
voluptate, atque gaudio credendi funt anici, quibus
cum Deushis velaminibus inclufòs,biando$ &. czeleftes
fermo nes.aperte, & literateóme verborum ftrepitUjOm-
niqueremoto velamine confertiEt fi i j , qui aliquaiitulü
modo profecerunt in amore Dei, adquos iftinunedi-
riguntur fermoncs , tot ornantur ab ipfo laudibus,
eafque xrapiunt voluptates, quashumamjsiermonon
expltcet,quo torrente voluptatis credi debent immergi
perfe&i,&eximiè fanfti vici?Ipfecerte Deuscü virtutis
medio critaté,tam profufè lauda^cumqi nomines ad me
229 CANTAR DÉLOS CANTARES
do lo más alto, bastante en mucho declara que lo que sobre todo con su ayuda
es hecho por nosotros bien y honestamente, es muy grato para él. \Ay, qué her-
mosa te eres, dice, Amiga mía; ay, qué hermosa! Tus ojos de paloma demás de lo
que está encubierto.
Ya antes dijimos qué significaban los ojos y las palomas; por lo cual veamos
lo que sigue; Tu cabello, como un rebaño de cabras que miran del monte Galaad.
Veo que todos están de acuerdo, en que con el nombre de cabellos en esta es-
condida manera de hablar de las Santas Letras se significan los pensamientos
del ánimo y de la mente, y la razón cuadra. Pues como los cabellos nacen de la
cabeza, así de la mente, que es como cabeza del ánimo, salen los pensamientos
en gran número y movilidad, para que también en esto parezcan semejantes a
los cabellos. Por lo cual esto tengamos. Así, pues, como en los cabellos se mira
el cuidado, orden y brillo, así los pensamientos confusos e inciertos son vitu-
perados; y por el contrario, los ilustres y no sin juicio y según lo prescrito por
la razón los permitidos estar en el ánimo gustan y se alaban. Los cuales pensa-
mientos buenos e ilustres no tanto gustan por sí, Cuanto también por esto,
(pues hay una gran fuerza de ellos en ambas partes y no sin causa se escribió^:
Los pensamientos necios separan de Dios; y aquello del sabio: Apártese de los pen-
samientos que son sin sabiduría); pero no tanto gustan por sí y son dignos de
alabanza y estima los pensamientos buenos, cuanto porque indican la salud
buena de ánimo. Pues como el campo mal cultivado o totalmente dejado sin
cultivo produce cizaña y espinas, y el cultivado produce mieses ricas; así el áni-
mo del hombre que no tiene culto celestial, inconstante y vago y a disgusto
consigo mismo, de manera que lo que primero se le presenta, luego admite al
pensamiento sin discernimiento, y recibe cualesquier semillas de pensamien-
tos malos y sembrados por cualquiera; así de él brotan y da pensamientos muy
35 Sab, 1. 3,5.
absurdos y muy vanos, cuya turba muchas veces le abruma, como se escribió36:
Los pensamientos de los mortales tímidos e inseguros: pues el cuerpo corruptible
agrava el alma, y la morada terrestre oprime la mente pensativa. Y por el contra-
rio, el que cultiva los bienes de la caridad y gracia divina, como nada torpe ad-
mite al deseo, así ni soporta que algo absurdo o leve entre a la fuerza del pen-
samiento, y cuanto sus pensamientos son ya rectos y sus amores santos, tanto
son honestos e ilustres sus pensamientos, y uno siempre nace de otro. Pues de
aquellas cosas con que uno es atraído en estudio, ésa él somete a muchos pen-
samientos, y trata en el ánimo. Por lo cual muy rectamente de los ojos luego
pasó a alabar los cabellos, esto es, de la recta voluntad para con Dios y, como
ya antes nombramos, de la intención a la luz y honestidad de los buenos pen-
samientos.
Y no carece de causa o razón que al inicio de este cantar, cuando por pri-
mera vez mencionó Salomón los ojos, dejó de hablar de los cabellos; mas aquí
alaba y encomia a ambos. Pues lo que muchas veces se dijo ya y, como veo, se
ha de repetir más veces, allí fingía a los principiantes, aquí habla a los aprove-
chados. Y así, por naturaleza se ha conseguido lo que, los que pusieron en pe-
ligro algo de sí en amar a Dios, ciertamente confiesan , y así se ha conseguido
por naturaleza, que los que son principiantes, cuantas veces quieran tratar en
el interior consigo mismos, sean vejados por una turba de vanísimos pensa-
mientos, que brotando de todas las partes del ánima y de todos los sentidos
del hombre, y metidos en la mente, ocultan ya su mirada y obscurecen su luz,
y les atacan molestamente, hasta sacarla de sus honestos y preclaros pensa-
mientos iniciales. Por lo que con razón toda la alabanza de los principiantes
está dentro de los ojos, esto es, dentro de su estudio y voluntad hacia Dios;
aunque la tiene recta y colocada fija en Dios, sin embargo todavía son atacados
por muchos y vanos pensamientos, que mínimamente acaece a los aprovecha-
36 Sab. 9, 14-15.
ijo 1' N CA T V T
Sdp.p. profcrt,quarutn turba faepè obruitur^ìcut ícriptü et% Co
gttationesmortaÜü timidas& incertc;:corpus enim quod
corrumpítur,aggrauat animam,& terreni inhabiratio de
primtt fenfum multa cogirantem. Contra autè* qui ¿i\xh
nis gradala: charkatis excolitur bonis,vrad-cupiditatém
nihiiadmittit turpe,ita nec ad cogitandi vim abfurdü ali
quid,aut leue introire patitur: quantumqj dus , & ftudia
reda,&: amores fandi funt#iàtu eiufdé" cogUationes funt
honeftae,&: illufl:res,àltcruquc fcrnper naicitur ex altero.
Ná quorü .quis Audio tenetur,ea plurima cogitatíonibus
ipfeílbi fubijcit,3£ in animo veriat. Quapropter redimir
me ab oculis,cótinuò ad capillos laudandos accefsk,hoc
eft,à reda erga Deum voluntate^vt iam antea nomina
uìmu$,ìntentioneadbonarum cogitationu lumen, atq;
honelìaté.Ncc vero rationcaut caufa caret, qudd inirio
huius carminis, quo loco primiysientionc oculomintu
JitSoIomonyde capiüís dicere intermiík;híc vero vtrofq;
iaudar,atque commendai Na quod faipiusdidum iaeir,
oc vtvideo,fajpmseftfepetendü,iÍlic incipietes fingebat,
hkprofirieresalloquitur Eftauté ita natura cóparaturn
id^quod qui periculum fui aliquodin Deo amando fé*
cerunt profedò fatentur, eft itaque natura compara-
tum , vt incipientes qui funt,quoties agere fecum ipil
i&tcrius voiunt, turba vexentur vanifsimarum cogita-
rionutn , qu# ab omnibus anima; partibus, omnibufc
que hominis fenfibus excitarse, &: in mentem ingref-
fae,illíus &. aciem obtundunt,& lumen obfcurant,fe-
que moiette ingerunt,vfque eò quoad ab iniiitutis cogi-
tatíonibus fuis honeftis,& pr^clarisiliáabducút.QupciE
ca meritò omnisincipientiumlaus, intra oculos coniti-
tit,idauiéeit,mtraipforuítu«diü,&: volúntate in Deum:
quá tametíl reda illi,& in Deo collocata &fixahabér.ta-
me adhucinfeíláturmulüs & vanis cogitano nibus quod
pro*
231 CANTAR DÉLOS CANTARES
dos, cuya mente tienen mayores fuerzas y fortaleza para mandar sobre las de-
más partes del ánima. Pues como el sol habiendo comenzado a nacer, levanta-
das las nieblas de los lugares húmedos y bajos, y llevadas a lo alto y difundién-
dose anchamente obstaculizan al sol, para que pueda transmitirnos los rayos
de su luz, y avanzando más el curso del mismo y alcanzando la mitad del cie-
lo y emitiendo los dardos de su luz como desde un lugar superior, las nieblas
primero se asientan, después desaparecen completamente, y nos dejan puro y
no taimado el aspecto de la luz; así por cierto se ha de juzgar desaquella luz ce-
lestial de la gracia y como del sol, cuando comenzó a nacer en nosotros. Pues
por el uso de mal hacer y mal pensar arraigado por una larga costumbre nos
suceda que, lo que de tal manera ha sido adquirido, no pueda innovarse en la
vida sin algún gran movimiento de cosas, o lo que el mismo enemigo del gé-
nero humano mostrándose duramente arrebató para sí al hombre, esto es, ser'
trasladado del reino de las tinieblas a la admirable luz de Dios, en el mismo
inicio y comienzo de la vida honesta, cuando es la virtud especialmente débil,
ponga estos escuadrones de malos pensamientos para movernos del lugar; y
así, nos sucede esto o aquello o ambas cosas a la vez, o todas mejor estén en la
causa; ciertamente casi todos experimentamos que así se hace y así nos acaece,
que a la naciente luz de la gracia se opongan estos pensamientos llenos de
error y tinieblas; y se rindan ante la misma ya corroborada y engrandecida y
trasmitiendo su luz a todos los escondrijos del ánimo; del cual bien, los que son
aprovechados, ya comienzan a ser partícipes. Por lo cual ahora alaba los cabellos
de éstos, aunque ni siquiera atribuye a estos plena alabanza en ello, sino la reser-
va para atribuirla después a los perfectos en su lugar. Quienes son perfectos des-
tacan mucho tanto en las otras cosas, como en esto de pensar bien y santamen-
te oficio y virtud. Así, pues, después los alabará grandemente, cuando trate de
ellos; mas a éstos ahora los alaba tanto, que aparte el tumulto y confusión y las
tinieblas de los errores de los pensamientos de ellos, esto es, que las cosas que
se dice hay en los cabellos que son semejantes a las cabras de Galaad, el ornato
y el brillo o las cosas semejantes a ellos, en lo que permite la naturaleza de la
cosa, diga que hay orden y luz en los pensamientos de éstos. Cuyo orden se ve
en que tan pronto como alguna cosa sacudió los sentidos de ellos, no la admi-
ten luego en su ánimo y pensamiento, sino dirigen la mirada de su mente, pri-
mero, a ver cuál sea la cosa, y como vigilan ante las puertas de -su corazón con
cuidado severo y vigilante, que nadie indigno de la santidad y pureza del lugar
se meta dentro de ella. Como se escribió37: Los pensamientos de los justos el jui-
cio. Y así, ni admiten pensamientos de malas cosas, ni permiten que les entren
incluso las cosas que nunca existirán o ni siquiera pueden existir; ni se deleitan
con la vanidad con que algunos se deleitan mucho, de fingir sueños vacíos en
su ánimo y pensamiento, porque como se escribió38: El Espíritu Santo huirá de
lo fingido, y saldrá de los pensamientos que son sin inteligencia. Y así, estas cosas
pertenecen al orden, mas el esplendor de los pensamientos consiste en que se-
an ellos espléndidos, esto es, que se hagan sobre cosas espléndidas e ilustres,
esto es, celestiales o pertenecientes a la vida celestial. Lo que con frecuencia
hacen y casi consiguen ya los aprovechados, pues tratan mucho con Dios en el
ánimo, y meditan las cosas que pueden proferir fuera y ser puestas con hones-
tidad en la luz; lo contrario acaece a los destemplados y malos hombres.
Pues los pensamientos de éstos son tales, que no solo no se atrevan a publi-
carlos, sino que muchas veces parezcan ser, como son, horribles y tétricos a los
mismos para quienes sirven de placer; se sigue: Tus dientes como hato de ovejas
37 Prov. 12,5. Nácar y Colunga traducen; «los designios del justo son rectos».
38 Sab. 1,5.
if> / N CJ.P VT
cxcelJunt . Illosigkurpofteàcum deillisaget , cumu>
late Iaudabit:hos vere nuncha&cnusiaudat,vt tumulili
& confufionem, & errorum tcnebras ab ipiòmm cogita^
tionib5 remoueat,ideit, vtqu« capillis qui iìmilesfintca
preis Gaiaad ineíTedicunturíOrnatusatqucnitorjeaaut
ijs flmilia^quoad rei natura patitur,bona,in iftorum cogi
tationibus iueife dicat prdinem atque lucem . E quibus
ordo ipeftatur in eo quod non,vt qu a:quc res iílorü fen
fus perueiiit,eam ftatirn ad anirnum fuum,& cogitano^
nemadmitmnt, fedintenduntaciem mentis fua:,priusvt
videant quaüs ea res íit,& veluti excubant ante fores cor
dis fuiacri cura,atque vigilane quis fé in tro illa loci puri
tate,& fan&itate indignus infinuet, Sicut fcriptumeft.
Tronti. CogitationesiuftorumiudiciumJtaquenecmalarumre
rum cogitationesadmirrunt,ncque earum etiam rerum,
qua^autnunquamerunt,aurnecffequidernpoíTunt, ad
feintroircpatiuntunnec obleftant fé ca, qua plurimum
quidam dele&antur vanitate, animo fibi& cogitationc
inanhsima fomniafingendi,quiavt fcriptumeft,Spiritu$
fan&useffugietfi&új&auferetfe àcogitationibus,quas
funtfmcintelle¿tu.itaqueh«cadordinempertinet,fplé-
dorautem cogitationum coniìftitineo^vtlplendida; i-p
fa; fint;id c%vt de rebus fplendidis S¿ illuftribus , hoc eft
ca;íeíiibus,autadvitamc3steílé pcrtinentibus fufcipiaa-
tur.Idquodfediiiò agunt^ferèq; iam afíequuntur profi-
cienresipiurimum enim animo cu Deo verfantur, eaque
mente pertra&ant:quae pro ferri roras,&: in luce conftitui
honeftifsimè poifunt:contra atque accidit intemperanti
bus ,&c prauishominibus. Horumenim cogitationes
ciufmodi fune ,vt non folùm ipil eas inpublicü proferre
non audeat, ièd vt ipfifmct,quibus voluptad funt,quales
iint^fgpcvjdeàtureirehorribilesatq; tetre, fequié.Decimi
ficurgrex tanfawqM ájccdmtde Luacro&mnesjtemeilts fatili9
233 CANTAR DE LOS CANTARES
trasquiladas que viene de bañarse, todas ellas con sus crías, que no hay machorra
entre ellas. Lo que en la semejanza anterior sucede, que todos los intérpretes
sagrados de estas letras concurran en la misma sentencia; aquí acaece al con-
trario, que cada uno siga sus propias sentencias y diversas de las demás. Las
cuales yo no enumeraré una a una, para no ser más largo de lo justo; solo diré
lo que se me hace más probable tras pensarlo y estudiarlo, y lo explicaré con
cuanta luz y brevedad pueda. Y si a alguno esta explicación nuestra pareciera
tomada demasiado arriba, y si dijera que usamos de muchos rodeos, con tal
que nos conceda lo que todo bueno 7 justo concederá sin duda, haber llegado
apenas a donde tendemos, con éste yo no discutiré, que tal es la majestad y os-
curidad de estas letras, que el estudio que se pensase emplear usado inmódica-
mente en otras cosas, empleado en estas letras debe quizá ser alabado, por lo
menos no puede ser reprehendido de ninguna manera. Así pues, la palabra
dientes, cuando se traslada en las Sagradas Letras para significar obras de la na-
turaleza y cosas rústicas, encuentro que suele significar valles y lugares humil-
des y llanos, y aquellos campos que son idóneos para producir mieses. Pues el
primero que vertió estas letras al caldeo, o, mejor, las interpretó con paráfrasis,
cuya autoridad es grave para todos, aquello que se escribe como dicho por Ja-
cob de Judas, su hijo, y de su posteridad39: Más hermosos son sus ojos que el vino,
y los dientes más candidos que la leche, así lo interpreta a la letra: "Sus montes
serán más encarnados en sus vinos, destilarán sus colinas vino, blanquearán
sus campos en mies y rebaños". Así, pues, los ojos significan figuradamente
colinas sembradas de vides, y los dientes campos amarillentos en mieses. In-
cluso las colinas y valles en el lenguaje secreto de las Sagradas Letras también se
trasladan para significar otra cosa. Pues las colinas significan a los príncipes, y
los valles a los hombres no nobles y flacos, como en aquello del salmo40: Reciban
39 Gen. 49,12.
40 Salmo 71,3.
los montes paz para el pueblo, y los collados justicia, Y en aquello de Isaías41/ To-
do collado será humillado, y se llenará todo valle. Pero además se ha de saber que
en el hombre, que no sin causa fue llamado mundo pequeño, hay cierta apa-
riencia de república. Pues destaca en su ánimo algo principal y excelso, nacido
para mandar y regir, que es la razón y la mente, semejantemente hay en él algo
humilde y bajo, y necesitado de la dirección de otro, y muy nacido para servir,
que es la facultad de airarse y desear. De las cuales cosas se hace que, si en la
naturaleza los valles son significados por el apelativo de dientes, y si los valles
en la vida civil y pública son tomados por no nobles, sea consecuente que las
partes innobles y bajas de toda la república o de cada hombre en particular,
que es también una pequeña república, sean llamadas dientes en este escondi-
do lenguaje de las Sagradas Letras, esto es, que los hombres oscuros en la repú-
blica sean llamados dientes, y que las partes ínfimas en el hombre e inclinadas
a airarse y desear junto a la tierra, también lo sean. ¿Qué? Lo que la misma
razón y naturaleza de las cosas, de las que aquí setrata, pide que en los dientes
creamos se significan trasladadamente estas fuerzas inferiores del ánima. Pues
lo primero, en la virtud y casi su cabeza, para que la mente, que es la parte
más alta del hombre, se afecte rectamente con Dios, la cual afección es direc-
ción o, como comenzamos a decir, intención recta de la mente hacia el últi-
mo fin de los bienes. Lo segundo, para que la levedad en el pensar, esto es, la
facilidad para admitir al pensamiento todo lo que se ofrezca a pensar más, se
aparte del ánimo y se use juicio y selección en el pensar, y se observe modera-
ción y santidad; lo tercero, que, orientada la mente de esta forma, aquellas
partes del ánimo que están bajo tutela de la mente, y le están sometidas, de
las que provienen las iras y los deseos, y todos lo movimientos del ánimo se-
mejantes a ella, e incluso los mismos sentidos del cuerpo, con cuyos nuncios es-
tas partes se dilatan o contraen, se mantengan dentro de la medida prescrita por
41 Isaías 40,4.
*J4 'IN QAT.VT.
Vfalm.71 mi, Afíument montes paccm populo, oc colles iuftitiam*
Et in EfaiaMllo,GmniS Collis humiliabitur,&: omnis val-
lis impiebitur, Sedeitprancreafcienduni in nomine qui
ipfe non fine caufa, minor-müdus di&us eft, effe quanda
reipublicat effigiem.Na eminet in iiliusanimo principale
quidda,& excelfum ad imperando, oc regendum natum,
quodeft ratio atqucmens:fimilàerineft in eodé humUe
aìiud oc demiffum, Se alterius re&ionìs egenu, & omni-
nò naru ad feruiendum.quae cft irafeèdi,atque concupii
cendi facultas. Quibus ex rebus effickur,fiin natura den-
tium appellatione valles fignificantur, S¿fivalles in re ci-
tati &c publica,pro ignobilibus accipiütur, vt confequens
ílt partes ignobìles atque ínfimas, fiue reipubliese t otiti?,
fiue vriiufcuìufquehominis,qui oc ipiè rcfpublica quasda
paruaeft,iftoarcanofacrarumliterarumfermone detes
vocarijboceir, vocari dentes in república o bfeuros no-
mines, in nomine vero Ínfimas, &: adhumum pronas
iraíceñdi,atquec©neupiíced¿partes. Qtudíquod ipfa re-
rum,de quibus híc agkur ratio, atq, naturapoftulat, vt in
dentibus has inferiores vires anima; tranílate fignificari
credamus.Nam primü in vktute, 8¿ quafi ÜHus caput eft,
Vt mens,quac altifiimapars hominís eft, recle erga Deum
afficiatur, qua? affe&io eft dire&io, fiue vt dicere ccepi-
muSjintentio méris reda erga finemvltimü5bonorumq;
extremun*. Secundum, vt cogitádiÍeuitas,id eft,ad cogi-
tationem admtttendi quidquid fe fe eogitandu vitro ob-
tuleritj facilitas abanimoremoueattir,adhibeaturquein
cogitando iudiciü arque deie&us,moderatioqj feruetur,
ac fanftitas. Tcrtiú, vt meste ad iftum modüaife&a par-
tes ànimi eas, quac in métts tutela funt, eique fubfunt, ex
quibus kxòc Cüpiditates, omnefqiijsfimiles animi mo-
tus exiftüt,atque adeò ipil corporis fenf»s,quorü nuntijs
ifta; partes, veid¿latantur,vei conti ahütur, contineant fe
intra
235 CANTAR DE LOS CANTARES
Y lo que se sigue: Como cacho de granada sus sienes demás de lo que está ocul-
to, ello pertenece a la alabanza de la parte exterior de este adorno de que trata,
que se ve en el movimiento y en el caminar y el aspecto de los ojos y de todo el
cuerpo. Pues en la mejillas está la sede del pudor, y como el pudor nacido de
una innata ingenuidad de ánimo se infunde en las mejillas y les da un grato
rubor, así la apariencia interior honesta y excelente del ánimo modela decente-
mente al mismo cuerpo y todos sus movimientos y actos. De donde bastante
aparece, cuan gravemente yerren los que no tienen ninguna razón del cuidado
y este adorno externo, o piensan que ha de ser tenido por otros. Pues aunque
pueda a veces acaecer que, quien está vacío de toda virtud de ánimo y de todo
adorno interior, externamente aparente cuidados y afectos honestos; sin em-
bargo nunca sucede en verdad que, quien tenga un ánimo cuidado con verda-
deras virtudes, su aspecto exterior sea descuidado o no armónico, esto es, in-
decoroso y alejado de lo prescrito por la razón.
42 Colosenses, 4.
ijí 1N QA P V T
fímiiibus ex paritate reluce t.Qupd autem kquitnulabU
'tnafcuOttt* coccínea^ eloquium tuum dulce, íam id proprie
interpretan licer, vtnihil aiiudineo quamorationis, at-
que fernionis iuftorum prudentiam, atque dulcedinem
laudari intelligamus. Eft enim illorum Termo,non fo-
lum mitis 3¿ moderatus , ícá omninò duicifsimus, &;
C#íoJ?.4, qualis vt íit Pauius optat, faleconditus. Quam autem
opportune, quam que in loco fermonis mentionem in-
tuiit Eft enim animi imago fermo ipfe/Qüare animi èc
cius partium pukhritudine,atquecuku laudato,iurefer-
monis qui ab animo fluir, ipfumque omninò refert, or-
natura iaudat : &: expofita interiori honeftate ad externü
cultum,quifiquidemv"eruseft,& non fìmulatus atquc
falia^ex interiori ipfo cuitu effluit,atque deriuatui, expo
nendum aggreditur. Laudai itaque bonorum colloquia,
in quibus animi ipforum pulchritudo atque praeftantia,
mirumin modum eluccr.Quod aute fequitur. Stcutfrdg*
men mali puma gena tuà^ablque co quod tntrtnfecus latct* ld
pertinet ad ext erni huius ornatus, de quo iam agir> eam
partemlaudandamquaùnmotuccrnitur,inceffuque,&:
oculorum atquc totius corporis habku.Nam in genis fe-
des pudoris eft,&: iìcut pudor ab innata animi ingenuità-
teortus genis infunditur,eafquegratoquodam iuborc
afficit : fic animi interior fpecies honeih, atque prcJans,
Corpus ipfum,corporifque adus, atque motus omnes
deccnter effingir.Ex quo fatis apparet,quam grauiter ilil
èrrent,qui huius externi ornatus,at que cultus nullam ra-
ción cm^aut ipfifiabent,aut ab aiijseffehabendamdu-
cunt, Nam tametfi accidere imerdumpofsit, vt qui orn-
ivi òrnatu interiorijomnique animi virtutefit vacuus, ex-
terne fatis honeftè affedus Oc cultus appareat:tamépro-
fe&ò nunquam eueniat, vt qui veris virtutibus animum
culttun habeat,eius fit exterior fpecies inculta, aut incon
ciana,
237 CANTAR DE LOS CANTARES
Mas vayamos al resto: Como torre de David el tu cuello, fundada en los colla-
dos; mil escudos que cuelgan della, todos ellos escudos de poderosos. Una parte de
la religión para con Dios es la que consiste en rogarle, esto es, que le da culto
con alabanzas y oración. La cual es llamada por nosotros oración, poco cono-
cida de los filósofos, mas por nosotros cultivada en primer lugar y virtud tan
apreciada, que pensemos sea no solo la mayor defensa de la vida espiritual y
honesta, sino también que está puesto en ella el descanso y el consuelo. Pues
aquellos, puesto que en la doctrina que se contenía en los libros y cartas de
ellos, pensaron que tenía suficiente auxilio para vivir bien y felizmente, los
cuales permitieron que aquella doctrina se cultivara e instituyera; por eso nada
de lo que en verdad pertenecía a la consecución o incremento de la virtud, juz-
garon que debía ser querido por Dios, o creyeron que podía ser dado por
Dios; sino en el trabajo y diligencia de cada uno determinaron que todo ello
estaba puesto. Y así, no solo el cultivo de esta virtud andaba por los suelos en-
tre ellos, sino también la razón y nombre fue casi desconocido. Nosotros en
cambio no solo porque somos conscientes de la debilidad humana, sino tam-
bién porque somos unidos con el mismo Dios por divino benefìcio de Cristo,
por estrechísimo vínculo de necesidad y caridad; y porque por el Espíritu San-
to, que fue infundido en nuestras mentes, y por el don de su gracia hemos sido
hechos consortes de la divina naturaleza, nos llegamos audazmente a Dios, co-
mo a padre indulgente y muy bueno. Y en ello no nos engañó o escapó la espe-
ranza. Pues él nos recibe con mucha clemencia, y oye nuestros deseos y voces, y
nos responde de nuevo, y da a los que lo piden las cosas que conoció serían úti-
les para los que lo piden, el cual conoce y sabe todas las cosas futuras. Así,
pues, por estas causas la virtud de la perfecta oración es propia de la nación de los
cristianos, y solo conocida por nosotros, y usada con suma no solo utilidad si-
no también placer. La cual virtud en verdad es tan importante para vivir pia-
dosa y santamente, que cuanto alguien se aficiona más a esta virtud de la ora-
ción, tanto debe estimar su excelencia y prestancia.' Pues no hay luz de virtud
ni bien celestial y divino, que esta virtud de la oración no lo contenga o no lo
obtenga de Dios y traiga a nosotros mismos43. Por lo cual como cada uno es
santísimo, así destaca sobre todo en el estudio y asiduidad de la oración. De es-
ta trata ahora Salomón y la nombra figuradamente cuello, porque en la ima-
gen que forma del bueno, obtiene por muchas causas el oficio y las veces del
cuello. Lo primero, con el cuello es llevada el ánima con que respiramos, y es
trasportado el alimento con que nos alimentamos, y se forman las voces y las
palabras; y de manera semejante con la oración hacemos patentes a Dios nues-
tros deseos interiores, y conseguimos aquellos bienes de gracia y el espíritu di-
vino de él, con los que especialmente se alimenta nuestro ánimo. Después, co-
mo en el cuello se une y se vincula el resto del cuerpo a la cabeza, así con la
oración se une nuestra mente con Cristo, cabeza de la santa Iglesia, Además,
como los nervios, en los que se contiene sobre todo el movimiento y la firmeza
de todo el cuerpo, tomando el principio de la cabeza, se difunden por el cuello
a todas las partes del cuerpo; así casi toda la fuerza de las virtudes se nos deriva
de la cabeza, Cristo, pidiéndolo e interpretándolo la oración. Además, del há-
bito del cuello, solemos juzgar el hábito y las fuerzas del resto del cuerpo; pues
quienes tienen un cuello obeso y musculoso decimos que abundan en fuerzas,
y al contrario que son enfermos y débiles, los que lo tienen tenue y grácil; ello
también aptamente es trasladado a la naturaleza de la oración. Pues tienen
mucho vigor las fuerzas espirituales del ánimo y resisten casi invictos contra
todos los ataques de los malos, los que son muy estudiosos de la oración; al
contrario, los remisos y negligentes en su estudio, por estar destituidos de fuerzas
de gracia, fácilmente ceden ante los males y permiten ser vencidos y tienen un
ánimo dañado por diversas enfermedades, Por último, como la altura y ele-
gancia de cuerpo se hace con la justa proporción del cuello, así lo alto y excel-
so que se ve en los ánimos de los buenos, viene sobre todo por la asiduidad de
hablar con Dios y orarle. Y si tanta fuerza para la vida honesta hay en la ora-
ción, Salomón, expuestas la dignidad y dotes de la vida honesta de los justos,
rectamente explica y expone ahora con qué artes se hace y se consigue sobre
todo aquella vida.
mo, tanto no hay lugar para esta virtud. Por lo tanto, los que no solo ocupados
sino también adictos a los estudios terrenos, poco estudiosos de la buenas cos-
tumbres y la justicia, sin embargo dicen dedicarse y estudiar esta virtud, y por
eso se quieren contar entre los buenos, ciertamente se persuaden tanto de que
son algo, que luego dedican horas a la oración y a la contemplación de las co-
sas divinas, pero quizá consiguen la sombra inane de esta virtud; mas no la
verdadera virtud, y se engañan mucho 44 . Pues los jebuseos han de ser arrojados
de la ciudad, esto es, primero se han de echar del ánimo los malos deseos,
Y se sigue: Tus dos pechos como dos cabritos mellizos, que pacen entre azuce-
nas. Estas ya pertenecen a la alabanza de aquellas virtudes, que se refieren a
otro, digo la caridad y la misericordia y la beneficencia con los hombres; las
cuales en número de multitud se llaman pechos, porque se dividen en un do-
ble género de oficios, de los cuales uno pertenece al cuerpo, otro al ánimo. Y
nada es tan natural, como el que el bueno quiera también beneficiar a otros, y
beneficie en realidad. Pues como las cosas naturales, cuando llegaron a una
edad, que es la perfección de su género hasta lo que permite la razón de las
mismas, luego engendran otra de sí, o al menos desea engendrar lo que les sea
semejante, y que pueda ser partícipe del bien que tiene en sí; así el ánimo des-
tacado en virtud desea expresar su efigie en otros45. Y como a las doncellas,
cuando llegan a la edad nubil, comienzan a hinchársele los pechos; así a los
que tiene ya una virtud adulta comienza a hinchárseles el pecho en deseos de
ayudar a otros. Por lo cual el Espíritu Santo en este lugar les atribuye pechos, y
estos semejantes a cabritos, esto es, pechos hermosos y formados por toda par-
te. Pues no podía ser de ninguna manera, que la virtud de este grado y perfec-
ción permaneciera estéril46.
Mas añade: Voyme al monte de la mirra y al collado del incienso, hasta que so-
ple el día y las sombras huyan. Los que conocieron y experimentaron cómo sean
estos coloquios interiores de Dios con los hombres queridos para sí, así lo
cuentan4?. Que muchas veces les parezca venir aquella luz, como desaparecer
súbito a mitad de conversación de sus ánimos, con la cual están infundidos
por Dios, y de nuevo pasado breve tiempo otra vez aparecerse y encenderse
más que antes la luz en ellos; lo cual ciertamente no sé decir por qué suceda,
mas no dudo en afirmar que cuantas veces sea, se haga por gran causa. Así,
pues, estas palabras se han de referir, como pienso, a estas vicisitudes de Dios,
que viene y se va, con las cuales las conversaciones interiores comenzadas se
interrumpen en medio del curso de la oración, y con las cuales se ocultan y de
nuevo comienzan a aparecer los rayos de la luz divina48. Y así, para significarlo
aparece el esposo primero interrumpiendo la frase comenzada, y diciendo:
Voyme al monte de la mirra, Después, volviendo a la misma y añadiendo: toda
tú hermosa, Amiga mía, y lo que después sigue. A no ser que quizás agrade a al-
guno, lo que a mí no medesagrada, que con estas palabras no se significa cier-
tamente alguna salida de Dios o interrupción de la conversación comenzada,
sino que se enseña y amonesta a los justos, que avancen más y más en las vir-
tudes que poco ha fueron enumeradas y celebradas, y que no desistan de avan-
zar hasta llegar a la cumbre del monte, en la cual cumbre elevada y de difícil
subida, la virtud se dice tener su domicilio; esto es, hasta que se hagan partíci-
pes de la perfecta y absoluta virtud. Pues ciertamente, aunque diga el esposo
que quiere alejarse, sin embargo no dice que quiere alejarse de la esposa; más
aún cuando la alaba de nuevo por el aspecto, la llama hermosa y de todo pun-
to hermosa, bastante indica que no puede apartarse de ella. Y así, lo que dice:
voyme, tiene la fuerza de avisarla y animarla a la marcha, no la significación de
47 Fray Luis trata de no numerarse entre estos justos, pero se contradice al hablar de una cosa de la
que poco se podría decir sin experiencia.
48 «El Ayuntamiento del alma con Cristo en la oración tiene condición de relámpago; digo que luze
y se passa en breve» (Ib., 83).
Pero ¿con qué fruto, dirá alguien, perseverará en tales estudios? A saber, con
aquél que se sigue: Toda tú hermosa, Amiga mía, y falta no hay en ti. Pues llega-
rá a la suma y perfecta virtud y felicidad perseverando; lo cual significan tam-
bién las que siguen: Conmigo del Líbano, Esposa, conmigo del Líbano te vendrás;
otearás desde la cumbre de Amana, de la cumbre de Seniry de Hermán, de las cuevas
49 Salmo 140,2.
50 Apo. 5,8.
p
i4v IN C¿ V\ *
relinquendi iìgnificatìonem : perkideque eft, acfiita di*
car. Vadanaipfe : tuque me euntem feqttere : vel vadam
ìpfefquoniam te euntem & pieno gradii ad culmen con-
tcndentem comitabor, quod itaefleillaaperte indicane
qua:(e.qpummS'emde LÍ$?MO¿VSM In quibus quemadmo-
dum ipon&m adinfeqitendum ipònfus hortetur^am fa-
periùs expolitum eft. Sed quo fé Lturum vnà cum fan&a
anima dicit Cponüisf^dmcmém m^nh^^adcoìlem thurts*
Ea autem funt duo genera maximarumvirtutum, quo-
rum alterum purgare animum dickur, illuminare alteru;
ex quo ab iftarum rem fcriptoribus alia: purgatoria: funt
didae,aiia;iliuminatrkes virtutes. Nam inmyrrhapoeni-
tentia: ílgaificari oiBcia/upenùs fatis oftendimus, Thtts
vero religionis cultura erga Deuni lignificar, vr liquerex
P/if.T^o ilio Pialmi, Fiatoratiomea tanquam incenfum in coti-
^AfMa» $. fpe&u tuo/Et in Apocatyp.fi,Habèntes iìnguliphiaiasáu-
reas plenas odoramentorum,qu^ funi orationes fan&o-
rum. Scdabcratneabiftislocisfponfa?non illaquidem
ab¿rat,fed quod ad perfe&ionis culmen tendenti aliquid
ipfi deerat, mec toium fuae vita: tempus expleuerat, id vt
adderei quod£bi deerat,¡&: vt ineo quodipfa^cceperat
ad extremum vfqueperfìfteret admonetur. At vade di*
ceree. Imo vadam aptifsimè : quoniam vnàipiè nobifcu
in omni bono opere vadit.Imò non vadit foìùm,fed euri
tes praecurrit nos : cfrkitquevtire ipfì poisimus, atque
velimus.Etenim ab ipfo ducitur, oc bene agcndi, & in bo
noproficieridi,perfeuerandique omne principium. Sed
quo frm ¿ìndica aliquis, in ijsftudijsperfeucrabit ì nimi-
rumeo quifequitur. Tota fukhrd.es amica mea, & macula
mn efl in te Peruenict cmna adfummam ,& perfe&arn
viriurem, atque fóclicitatemperfèucrando :quod etiam
quffi fcqliuntur fìgrtificant. Veni ¿e Libano ^emy corma*
berts decapite bimana , & Samrydc >erttce IÌ€rmon9demonti-
243 CANTAR DÉLOS CANTARES
de los leones y los montes de las onzas. Pues si seguimos con perseverancia la voz
y la guía de Dios, sin duda llegaremos a las cumbres de los montes más altos, a
saber, el Líbano, el Amana, el Senir y el Hermón; con las cuales cumbres las
virtudes eximias y heroicas se significan en las Sagradas Escrituras. Mas !cuán
aptamente dijo junto a la cosa misma de que ahora trataba: otearás, o, como
las palabras hebreas también pueden trasladarse, despreciarás! Pues cuando al-
guno llegue a aquella cumbre de virtud, ¿qué le queda ya sino ser coronado?
Como de sí mismo hablando Pablo escribió51: He combatido una buena bata-
lla, terminé la carrera, por lo demás me queda la corona de la justicia, que me da-
rá el Señor en aquel día, justo juez. Además, el que está en esta altura, si alguna
vez me mirara a estas cosas terrenas inferiores, ¿quién podrá no despreciarlas?
Las despreciará ciertamente y las juzgará viles y humildes, como son, y las to-
mará como dignas de menosprecio y de todo desprecio52.
Y lo que sigue contiene nueva alabanza: Huerto cercado, hermana mía, espo-
sa; fuente sellada. Tus plantas (son) como jardín de granados con fruta de dulzu-
ras; juncia de olor y nardo. Nardo y azafrán, canela y cinamomo, con los demás
árboles del Líbano; mirra y áloe con todos los principales olores. Pues estos retoños
son los oficios honestos, que pululan de la virtud interior53. Pues explicadas y
51 IITim.4,7-8.
52 Cfr., «Camino» (Onís, I, 112). Fragmento este comparable con la oda Descamo después de la tem-
pestad {Obras, II, 111 S).
53 Pselo al Cantar.
alabadas cada una de las partes de las virtudes, esto uno quedaba, que expusie-
ra los frutos de ellas, que se ven en la acción y oficio, cuáles sean ellos y cuan
excelentes. Así, pues, lo expone, como el resto, tomando semejanza alegórica-
mente del huerto, en que no solo ninguna parte está sin cultivar, pero ni si-
quiera plantado de un tipo vulgar o mediocre de árboles; que todo abunda en
árboles peregrinos y aromáticos, que no solo pueda deleitar los ojos de los es-
pectadores, sino también traiga grandes utilidades a la vida de los hombres.
Tales, pues, son los justos; no están torpes por el ocio, no «permiten que el ta-
lento confiado a su fidelidad esté inerte, no cavan en la tierra y envuelven en
sudario los dones dados a ellos de la divina gracia; sino ponen preclaramente en
acción el instrumento de obrar, que recibieron de Dios, y dan los mayores fru-
tos de buenas obras. Además de que la misma virtud de ellos los anima a obrar
así, ello saben también que es requerido y esperado de ellos. Y así, se dedican a
esto, y los mismos días y noches les instan y en ningún tiempo interrumpen el
estudio de producir buenos frutos unos de otros; de lo cual sucede, que nada
haya más fructífero o más cuidado que sus ánimos. Mas si estos retoños de bue-
nas obras no son gratos a Dios, ni dignos de predicación o premio, como cier-
tos insensatos?** enseñaron en este nuestro tiempo, ¿por qué Dios los alaba tan
exquisitamente en este lugar? ¿Por ventura ha de pensarse que los despreció y
los tuvo en nada quien dice que son semejantes al paraíso? ¿Quien los señala
con nombres trasladados de cinamomo y canela y juncia y mirra e incienso, y
significando gran fuerza de bien? Mas ¿acaso, pregunto, dicen que nada es he-
cho por el justo, que sea verdaderamente honesto, o si se hace, nada le vale pa-
ra la gloria y el premio? Ambas cosas ciertamente insensatas e impías de mane-
ra semejante, cualquiera de las dos que elijan, con este solo testimonio pudieron
ser derrotados totalmente. Pues cuando el Espíritu Santo alaba estos retoños
de justicia con tanta fuerza, muy abiertamente enseña ambas cosas, que ellas
pueden ser producidas por los justos, y que son honestas y le resultan muy
gratas.' Pues ¿quién podía hacer, que las cosas, que producidas por siembra ce-
lestial y regadas por lluvia celestial germinaran, serían menos honestas? Y las
cosas que se hacen por el hombre, siendo Dios autor y coadjutor principal
¿quién puede entender que sean despreciadas y olvidadas por Dios? ¿Qué hizo
Dios alguna vez que no le gustase? Como se escribió: Y vio Dios todas las cosas,
que había hecho, y eran muy buenas^. Y si esto es verdadero en la naturaleza» en
verdad será muy verdadero en los bienes de la gracia. Mas la debilidad y la in-
clinación al mal del ingenio humano oscurece la luz de las buenas obras. Mas
la debilidad vale esto, no que nunca el hombre pueda obrar honestamente, si-
no que siempre en toda la vida no pueda obrar recta y perfectamente; no hace
que se manche con todas las manchas de los pecados, sino que se manche con
algunas aunque sea justo; no hace que todas las obras de los justos sean malas,
sino que lo sean algunas. Y como es cierto que nadie en esta vida está inmune
de todo pecado, así es muy cierto que muchos retoños de buenas obras son
producidos por los justos, libres de defecto y de toda mancha de pecado. Mas
se detrae a los méritos de Cristo lo que se atribuye a nuestras obras, Más aún
nosotros conocemos y engrandecemos la verdadera alabanza de los méritos de
Cristo; vosotros que queréis ser dichos y teneros por ilustradores de aquél, la
aminoráis y oscurecéis. No somos tales, que atribuyamos algo de mérito a los
hechos rectos de cualquier hombre, aunque justo, si no es en Cristo y por
Cristo. Más aún decimos que nadie es responsable de lo honesto, que se ve en
la acción, acabado en todos sus números y perfecto, si él antes no es santificado
por Dios, por méritos de Cristo, en la justicia del ánimo, o no fuere instruido
e incitado a obrar bien por los grandes auxilios de la gracia. Y así vosotross6,
que así alabáis el mérito de Cristo, que nada queráis mane de él a nosotros, que
55 Gen., 1,31.
56 Ya en h exposición se había extendido fray Luis en esta consideración contra la herejía protestante.
en verdad nos santifique y haga buenos; sino hacéis toda la cosa por una vana
opinión y una imputación fingida de vanísimos pensamientos; ved una y otra
vez si atribuís y arrogáis alabanza o ruina, amplitud o debilidad a los méritos
de Cristo.
57 Rom. 8,29.
58 Jn. 15,1.
59 Pselo al Cantar.
de tales ríos se hacen fuentes particulares en cada uno de los justos, a los que
llegan, semejantes en proporción de aquella misma fuente, de la que salieron,
y abundante en aguas celestiales, como el mismo Cristo afirma60: Quien cree en
mí, hardse en él fuente de agua que brota para la vida, eterna. Y Salomón en este
mismo lugar: Fuente sellada, pozo de aguas vivas que manan con gran ímpetu del
Líbano. Pues ciertamente diciendo que estas fuentes abundan en aguas vivas y
fluyen con gran ímpetu, declara bastante que en tales ríos, que manan de estas
fuentes, esto es, en las buenas obras de los justos hay una fuerza vital, esto es,
que obra la vida celestial.
Pues lo que al final añade: ¡Sus!, vuela, cierzo, y ven tú, ábrego, y orea el mi
huerto; espárzanse sus olores, lo añade porque desea, lo que todos los buenos de-
bemos desear, que Dios libere a sus fieles de estas vuestras envenenadas doctri-
nas; y a vosotros mismos o que quite de en medio, o al menos os haga olvidar
estos dogmas pestíferos, con los que, como se queman las plantas con los cier-
zos, así se vuelve rígida toda rapidez de obrar bien y santamente, se extingue
todo el estudio de lo honesto, caen todos los nervios de la industria.
TERCERA EXPLANACIÓN
¡Ay, qué hermosa te eres, Amiga mía; ay qué hermosa! Tus ojos de paloma, de-
más de lo que está encubierto. Expuestas en el capítulo anterior, en la persona de
la Iglesia, las cosas que Dios hizo benigna y amantemente con ella en Egipto y
en el mar; y recordadas las otras cosas, que se referían a la fábrica del taberná-
culo y a declarar la presencia del poder de Dios; en este capítulo, para que se
entienda cuan grata era la Iglesia a Dios, y cuan gustosa y aceptable le era to-
talmente la forma y razón de su república, el esposo, esto es, Cristo el Verbo
60 Jn.,4,14.
H8 IN £ A P vr
honorum omnium riuos dcriuati, Se ad ílngülos iuitos
peruenke affitmamus :<quibus£ riuis c£Scidicimus*yt m
llnguiis iuíüsjad qtios dcciiiantur, exiftant fingulifontes,
eáus ípfms fontis , i quo orcum habuerunt ,pr0p.oxtioQC
CQnfiaailes,, ^c jcaüeftibus ¿exuberantes aquis* ficut ipfc
IQ4».+. GMftus ailkmat : .Qui¿fediim me 4 üet in e© íoas aquí»
falientis in vitam aetemam Et Solomon hoc ipiò in lo-
c o . Fwjfignatttiiputeui aquarum ^tuenttum, qtt¿ flmmt magne
impttu de Z>^a.Namincocertè,qiiod hos fbntcsaquis
yúientibus abundare & fluereinagnD impeti dkk,iàtis
docce in ijs riuis, qui ab his fontibus liianantjiioccft, in
bonis iuftoium operibus yitalem iaefiè yina,id autem
eft, efficientem cseleftis vitas. Nani quod ad extremum
adiungit. Surge -4qmloy &\€M *4uíleyy &j>erfla.hormm meM»
&fluentawmdtA illius. ¡deircò adiungit, quia defiáetat, id
.quad pmnesbom denderaredcbeiiius, v* adules fuos li-
òeretDeus i veftrisiftis ven£nati$4o&rinis : vofq; ipiòs,
autdetaaedio rollar, anicerte dedocearifU dqgmata ps-
itifera quibus quemadmodum ventis Aquiionaribus
¿ata aduruntur,fic omnis bene, & iànftè operandi alacri-
tà* aduritur, omnc hoaefti itudium exringuitui, omnes
induilrixncruiinciduntuf.
T £ R TI A E X P t A K i T i í ,
Kampulchra es,amicame4,qMmfutchra es^cuUtm
colmnbarum^bf^uc eorqmi mtrinficcm Utcf,Exp#«
¿ras fuperkwi capite ex periòna Eccleiì®, ifs
qu^Deu54?cnignè,& atìianter cum illa feck
in AEgypto, &: in mari : commemomtifqne alijs r£-
<bus4 qua; ad tabernaculi iàbrkani , & Dei numiñis
prsefentiam declarandam pettinebant, in hoc capite,
quo ¿ntelliga tur, quàmea Ecclesìa Beo grata ciTet, quàV
que eius ieipttbliciB ratio atq¡U£ forma ¿pfi eíTet eje, i>m-
249 CA NTAR DE LOS CA JV TARES
No habrá en el saco piedra y piedra, esto es, un peso distinto de otro, sino una y
misma medida para todos; y& : En el corazón y corazón hablaron, esto es, cuan-
do lo que ocultan en el pecho, deberían sacarlo en la conversación, pero profi-
rieron una cosa, otra ocultaron en el pecho. Muchas veces amplifica la cosa y
tiene fuerza de superlativo, o a veces en una cosa, de lo que se significa con un
nombre, denota distintas razones, como en la presente; pues cuando el esposo
dice a su esposa: ¡Ay, qué hermosa te eres, Amiga mía; ay, qué hermosa!, o signifi-
ca que le parecía hermosa sobre toda medida, o al menos muestra con doble
razón que le parecía hermosa; pues dos cosas en aquella Iglesia y reunión de
hombres se podían entonces aprobar y admirar; lo uno, la piedad interior de
ellos para con Dios, a la que poco a poco los había llevado y hacía avanzar un
sumo y casi familiar y doméstico uso y trato, que tuvieron con Dios. Lo otro,
la externa forma de su república, que pertenecía a la descripción del campa-
mento y a la forma de hacer el camino, a la jurisdicción, a la disciplina civil, al
rito de lo sagrado. El aspecto de estas cosas era muy hermoso y muy digno de
contemplación. Y así, Balan64, cuando desde la cumbre del monte Fogor viese
los campamentos de los israelitas puestos en la llanura baja, enaltecido de espí-
ritu prorrumpió en estas palabras: Cuan hermosos tus tabernáculos, Jacob, y tus
tiendas, Israel, como valles llenos de bosques y como huertos a lo largo de un río,
como tabernáculos que plantó el Señor, como cedro que está junto a las aguas. No
cosas desemejantes a las cuales las que dice el esposo: ¡Ay, qué hermosa te eres,
Amiga mía; ay, qué hermosa! Pero lo que dijo en conjunto, para mostrar más
que era cierto, luego lo explica por partes.
Pues añade: Tus ojos de paloma demás de lo que está encubierto; tu cabello, co-
mo un rebaño de cabras que miran del monte Galaad. Tus dientes como hato de
ovejas trasquiladas que vienen de bañarse, todas ellas con sus crías, que no hay ma-
dò Salmo, 11,3-
64 Núm. 24, 5-6.
ila IN CABVT
. iacculo lapis &: lapis,ideir,aliud ab alio diuerfumpodu^
,ir
«r * £cdvna,&:eadem.ergaomnes menfura. &c in Pfalmo r m
¿orde 6c corde ioquiui funt,id efì^cum quodpe&ore ce*
lant, oratione depromere deberent , contraaliud ore
protulerunt,aliud pe&ore occultarunt,. Saepe rem am-
plificar, &; vira fuperlationis habet/, tùminterdtim in-
vila re eius qnod nomine figniácamrdiftin&as rationes
notat, vt in praefentia, nani cuni iponfus dicit fponilr
íiiae.Quampulchra esamìcatne^quampulchra^es.A utligni-
fica t videri libi pulchram iuprà omnem modum , SUE
certe docct gemina ratione libi pulchram videa: duo
enim in illa Ecclefìa oc hominum conuentu fpccluri
tune maxime, atque probari poterant. Vnuminterior
eorumergaJJeum pietas,inquam ipfospaulatimìndu-
xeratacque proficere fecerat,fummus quidam, & propè
familiaris,&domtfticus vius, acnecefsitudo, quaeiliis
CIMI Deo fuit. Alterum externa eius reipublicse formai
quod ad deferiptionem caftrorum pertinebat, 6¿aditet
faciendirationem, ad iurifdicìionem, ad ciuilemdifdpli
nam,ad facrorum ritus. Quartina rerum imprimís fpedta
.T biliserat arq; pulcherrimaipecies* Itaque Balaan,vtiri
" Nunieri&dicitur,cunvè vertice mentis Phegor Ifraélita
rum vidiflet caftrapolita in fubkcìa plarmie,elatLis fpiri
tu in hrec verba prorupit. Quam pulchra tabernacula
tua Iacoby£¿ tentada tua ifrae^vt valles nemorofe,& vt
hortiirriguiiuxtafluuios,vt tabernacula qua? fmt Domi
nus,quaiì cedri propè aquas.Quìbus non fant difsimilia
qa$fyÒÌixsfQi:ampulchraes-amteamea¡yuamputchraes. Scd
quod vniuerfe dixit, id quo magis efíeverumoftende-
rctjper partes ftatimexplicauir, Nani fubijcit ¡Oculitui
cùiundfaYUyprxterU^quodmtrmfecii&Utet^capìlhxuì^
atfrarumqjxafewdertmtdemonteGalaad > dentts tniftcutgre'
pes tonjatum^ti^ afeendermt de loMácro^msgemelli* fmtwut
- ~ &
251 CANTAR D É L O S CANTARES
chorra entre ellas. Como un hilo de carmesí tus labios, y el tu hablar pálido; como
el cacho de granada tus sienes demás de lo que está encubierto. Como torre de Da-
vid el tu cuello, fundada en los collados; mil escudos que cuelgan de ella, todos ellos
escudos de poderosos. Tus dos pechos como dos cabritos mellizos, que pacen entre
violetas. No es necesario comparar todas estas semejanzas y cosas con las otras
cosas de la Iglesia, o a trozos acoplar mano con mano (por así decir), y ojo con
ojo.
Digo que no es necesario®, que puesto que aquí se nombran cabellos, ojos,
mejillas, pechos, narices, y los restantes miembros del cuerpo, por eso demos-
tremos que en aquella Iglesia y república existió algo que exactamente les co-
rrespondiera, y que en la república existiese lo que en el cuerpo se llaman .ca-
bellos, ojos y mejillas, pero se ha de decir que con esta imagen y descripción
de mujer hermosa, se significa que todas las partes de aquella Iglesia, a la que
se renere, son perfectas ,y acabadas, como se finge ser perfecta totalmente
aquella imagen; y el tal género de interpretación es especialmente grave y por
ello muy conveniente a estos escritos, según mí parecer. Y si quisiéramos ex-
planar estas mismas cosas con aquel más escrupuloso modo de interpretación,
que en la comparación coloca cosas con cosas y palabras con palabras, el cual
género, confieso, muchos siguieron, convendrá decir que el esposo en este lu-
gar, como se presentase ante sus ojos la imagen de la Iglesia66 estando en la
tienda, colocados los campamentos, o preparada para caminar y caminando
dispuestos por orden los órdenes, deleitado con al admirable vista de la tal co-
sa, alabara los miembros como de una mujer hermosa, así alaba cada una de sus
partes; para entender a qué cosa y a qué nombre se refiere, primero se ha de ad-
vertir que aquella Iglesia al colocar los campamentos, el tiempo que pasó en el de-
65 En el cap, VII sí explicará el sentido de cada uno de los miembros del cuerpo de la Iglesia.
66 Este pasaje íntegro aparece transcrito en «Esposo» (Onís, 259-62),
sierto de Arabia, siempre tuvo esta costumbre67. En la parte oriental del cam-
pamento, esto es, al frente del campamento ponían las tiendas tres tribus, las
de Judá, Isacar y Zabulón; en el lado meridional de ellos medían un lugar para
poner las tiendas otras tres, las de Rubén, Simeón y Gad; al cierzo y septen-
trión se colocaban Dan y Aser y Neftalí; y en el ocaso estaban las de Efraím y
Benjamín y Manases; y en mitad del campamento se erigía el tabernáculo de
Dios, no lejos de él lo ceñían alrededor las tiendas de los Levitas. Y cuantas ve-
ces levantados los campamentos aquella Iglesia decretaba ponerse en camino,
procedía con este orden. Iba delante la columna de la nube, de noche a mane-
ra de fuego brillante, y señalando a donde debía dirigirse68, seguían a ella en
escuadrón cuadrado las tribus de Judá y Esacar y Zabulón, a éstas seguían las
de Rubén y Simeón y Gad, tras los cuales los sacerdotes y levitas llevaban divi-
didos entre sí el arca de Dios y las partes del tabernáculo y todos los vasos, a
espaldas de los cuales venían los de Efraím y los que pertenecían al orden de
ellos, y los Danitas juntamente con los socios de su tribu cerraban el último
escuadrón. Luego este espectáculo, bebiéndolo el esposo con el ánimo como
con los ojos, y declarando con la alegoría del cuerpo femenino y hermoso
cuan gratas le eran todas las partes de su Iglesia, significa en los ojos la nube de
fuego, mostrando la cual el camino delante, ellos tomaban el camino, y por eso
le sirve de ojos. Las tribus de Judá y de las dos tribus que juntas acampaban en
la misma región que ella, siguiendo la nube extendidos los signos, se asemejan
a los cabellos; a los rubenitas y sus compañeros, abundantes en muchos gana-
dos, compáralos a los dientes, que se relacionan con hatos de ovejas paridas, y
dice que son a manera de habla y labios; a los levitas y sacerdotes, que seguían
el batallón de los rubenitas, porque por boca de ellos Dios hablara con aquella
Iglesia, dice que son semejantes al hilo de carmesí, porque en su sagrado orna-
to brillara mucho el carmesí y la púrpura; a éstos seguían los numerosos escua-
Dice que ese cuello es semejante a la torre de David fundada en los colla-
dos, de donde colgaban mil escudos, y todos ellos escudos de poderosos. Y al
final eximiamente alaba a Moisés y a Aarón, diciendo que son dos como pe-
chos dados a aquel pueblo, que lo alimentaran siempre de alimento celestial y
saludable, tras lo cual al final aptamente añade: Hasta que sople el día y las som-
bras huyan, voyme al monte de la mirra y al collado del incienso. Pues alab.a la
descripción y hermosa presencia de su Iglesia, y en el campamento ya en cami-
no alfinconvenientemente la exhorta a que llegue a donde tiende, esto es, a
que llegue a los lugares prometidos de Palestina, y la exhorta ahora tácitamen-
te, después la exhortará más abiertamente. Pues no dice, "ve al monte de la
mirra", sino "voyme", esto es, no directa sino oblicuamente le persuade este
camino. Pues era consecuente, que ella le acompañara al caminar, porque los
amantes apenas pueden separarse; así lo que debemos hacer nosotros mismos,
eso por una no desconocida costumbre de la Escritura Dios dice muchas veces
que lo hace; y así, diciendo que quiere irse, le promueve a que vaya a donde se
dirigía; y mientras le persuade esto, o como persuadiéndole, así habla, y en ello
significa que ya viene el momento de su entrada a Palestina, acabándose el ca-
minar de un camino larguísimo. Voyme, dice, esto es, voyme y tu me seguirás
al monte de la mirra y al collado del incienso, pues así con una paráfrasis y figura-
damente llama a Palestina monte y collado, por que es montañosa en gran par-
te y productora de mirra e incienso, o porque produjese aromas, pues producía
opobálsamo y juncia, como arriba demostramos, o al menos porque en aquellos
Mas lo que añade: hasta que sople el día y las sombras huyan, en que dice que
él permanecerá hasta la tarde en aquellos lugares, en ello muestra que allí la
Iglesia permanecerá largo tiempo o permanecerá hasta el tiempo de la venida
de Cristo, el cual es el último tiempo del mundo, y por ello en las Sagradas Le-
tras no poco es llamado muchas veces el postrero.
Pero añade: Conmigo del Líbano, esposa, conmigo del Líbano te vendrás; ote-
arás desde la cumbre de Amana, de la cumbre de Seniry de Hermán, de las cuevas
xj4 / N CJ PVT
martftrauifttus,vcl certe quòd ijs m ibonrìbus primo ta-
bernácüium Dei figendum erat, deinde, tempiurh ma-
gaificenrifsmvo opere conftruendum,&:in his rhymiama
Dcofingulisdiebus adolendumjquod^t diximusjmyr-
rhapòtiisimum,atquethurecpnftabar. Sed quodaddit..
Vosee afptret àitsffi in cimentar ymbr&, in quo dick íe vfqtac
ad vcfperum dieimoraturumini|s lorió :in eodocer 3 in-
ibì Eccicfiam?veldiutìfsimè permanfufam,vel permaniti
lam duntaxat vfqueadÀduentus ¡Chriftitempus, quod
viciniuni mudiaetatis tempus eli, 6c ob id in facris liieris,
non pammfxpènoiufsimum nominato, àeqtiiturauré,
T ota jtukìraes amica meaffi macula no efl in ie.Reddk enim
caufam Ìuperioris fementia^qiiaiidicat^deò diutifsimè
vnà tecuni ero in monte myrrhx,& in colle thuris^denV
in Paladina: regionislocis cultus àte, &teipfevidfsini
coles; Qojta. Totapulchraelamica mea}&macula non eii in tey
id eil?quia onmes reipublicaitua:partespuichrcfuntcá
Üitntg Et certe illa Eccieíiaquando Deus ipfam horraba
tur, bello vt Palae£Unamaggredcremr,multumm omni
virtuteprseftabat, Namquiieuiin Deum atque i&fkleli
animo haetenus in ipla fuerant,ij ia de medio fublari ona
neserát: ¿¿quiineoxufucceiTemntlocum ipforumnìi;,
i}9&i quòd AEgyptiorum morum ignari eíTentí&; quòd à
reneris annis cuitum Dei ha^ibiüen vpíum religiofe co
lebant, itaque pulchra erat iotain quo edam perlpici-
tur quantum eius aetatis Ecc'eilaillamprioremjquxantc
Mofis tempora fìoruit,m cognizione ¿ amor< Dei Eccle
íiamíuperárit.NameacuiB laudabat tponfuSjOculos ilii
fuichros dabatjpre.ierea militile enim^iicebat. Ecce MptiL
cura cs amica mea3ocfííí tm cdumlarnm. At iftius pukhritudi
uem laudar^ quod ad ocuios pertinet,&quod ad gexias,
èempittos^Sc dentes,&; vberàatqs collurn ipeétat.òcd a4
òùtytmàe uhanu^onjf^m^yenicc^mòmiM tagU£«dWiir
255 CANTAR DE LOS CANTARES
de los leones y los montes de las onzas. Con las cuales palabras ya la invita abier-
tamente a entrar en Palestina, como si así diga: "Porque eres toda hermosa,
por eso quiero residir contigo en el monte de la mirra y el collado del incien-
so", esto es, en los lugares de la región de Palestina. Por tanto "ea, apresura tu
paso, entra en Palestina", a la que avpedioKiKCúS' significa toda por una parte,
nombrando los montes Líbano y Aman y Sanir y Hermón. Pues de estos
montes Palestina casi se ciñe desde la salida del sol y el septentrión, por donde
ios hebreos habiendo entrado en ella e irrumpiendo y esparciéndose ancha-
mente la oprimieron en dominación. Y ansí, mientras las exhorta a que venga,
a que sea coronada desde el Líbano y los demás montes, ello significa que
quiere y desea que venga a ver aquellos montes y contemplar los campos todos
yacentes desde la cumbre de los montes. Pues por, serás coronada, del hebreo a
la letra, como antes se dijo, puede verterse otearás. Y cuando significa que de-
sea eso, ciertamente le manda de forma figurada, a que entre en aquellos luga-
res y los gane por las armas, y habiendo expulsado a los anteriores poseedores,
domine en ellos; lo que hizo.
Se sigue: ¡Cuan lindos son tus pechos, hermana mía, esposa; son más hermosos
tus pechos que el vino, y el olor de tus olores sobre todas las cosas aromáticas. Por
mamas y pechos en hebreo se leen amores; y así, se dicen éstas con el mismo
sentido que las anteriores, para mostrar con cuánto amor Dios perseguía a la
Iglesia en aquel tiempo, esto es, para mostrar cuántos y cuan ilustres signos de
amor le diera. Pues dio ciertamente muchos y muy estupendos, mas aquí ha
de ser advertido de paso el provecho de la Iglesia. Pues el esposo le atribuye,
ahora las mismas cosas que antes ella atribuía ai esposo. Había dicho de él que
sus amores eran mejores que el vino; oye ahora a su vez casi lo mismo de él.
Le había dado fragancia de olor, le da ahora el esposo que venza en olor a los
aromas más olorosos; con las cuales palabras muestra que la acercaba ya más a
sí con toda alabanza de virtud, esto es, que había sido elevada a un grado más
alto de virtud. Pues todo el progreso de la Iglesia se puso en que fuera seme-
jante a Cristo, a quien ella tanto más se acercaba, cuanto más se asemejara. Y
las que siguen hasta el final del capítulo se refieren al bosquejo del tiempo de
la Iglesia, que pasó desde que los hebreos sometieron en guerra a Palestina,
hasta la venida de Cristo. En el cual tiempo aquella Iglesia de palabra y sobre
todo con ejemplo de vida comenzó a enseñar a otros pueblos el culto de ver-
dadero Dios. Y como el árbol plantado en un apto y rico suelo, dio frutos ri-
quísimos de virtudes. Pues en aquel tiempo del mundo solo en aquel pueblo
M* IN CA PVT
prioribusfacinoribus inaudita &,coimrj£iafr€>randa ma-
gis facinora addere ,v quámipfámteaeíey Sdimpotenter
aroet^tefkatutl&amo^e enimilla.b€neíkia>atq$ operato
tùieatajv&exco. tanquamibnteiíli riiaulí;manant,teíti-
Ecatur autem£e am ©te ardere pro perfona * quam gerir,
£àtis aperte,darri affirmat, fe vel vno illius laudan afpe-
&u, itamii yeLVnusafpe&usidpoteft, omneseius aípe-
&us,8¿ lepo res, quidohfecro effident?Sequitur. Quam pul
cfoíafunt mamm& tu^fotor mcafpon^f^ulcbricYa funt "ibera tua
Inno > & údorynguentoYtim tmmmfuper omnia aromara . P r o
siammis,&; vberibus,úxHebi£eoleguntur amores, Itaqf
dicurrtur teceoxiem quo fuperiora fenfu,ad docendum.
quanto-amore Deus iilotempore eam profequetetut
Ecdefíam,id.eít,ad docendum,quot & quá illuílria amor
risilgnaàneam edere t. Edìdit enim certe plurima, ca-
que maximeftupenda,fed 6¿ obiter hic aduertendus eít
Eccíeíiasprofe&us. Nam qüse duoXupra íponfo ipfa rri-
buebatr, eademipíl nunc tribuir fponíus.Dixeratde ilio,
meliores eius amores virtoacíre7auditnuncvicifsim abil-
lo fere.eadem,Dederatillifragratiam o;doris,dat ei nunc
^Qjifus,vtod<3revincat.odoratifsimaaromara, quibus
verbis.oítendit^amicamiO.mni yirtutis laude fe proprius
r.eferre)ideft,rublatamelfead aluorem virtutis gradum.,
Omnisenim EccleíiaeprogrcíTus ineopofiruseft,.vt fiar
fimilisChrifto,adquemula, quantomagis íimilitudine
accefierit, tanto magis proficier.Quse vero fequunrur vf*
quead fiacm capitis,ad id tempusEccleíla?adumbrandu
pertinaití<lVit>d;effluxitab eo poftquam Hebrad Palaefti-
namfodlò fubegemii^y fqueadAdusnftimCforifti. Quo
in*empojeiilaEcdeíia¿&:, voce,&: potifsimum vita; exc-
piodoecte alios populos coepitveri cuItúDciJEt tanqua
arbor fata aptofolo, atq; yberi,edidit.vberrimos virtutü,
taftus.Na illamundi astateiii ilio tantü populo veri P e i
cui?
257 CANTAR DÉLOS CANTARES
vigía el culto y la religión del verdadero Dios, y así florecía con la verdadera re-
ligión y iluminaba a otros con la verdadera doctrina. Luego para significar su
doctrina el esposo alaba los labios de la esposa, y para declarar la variedad y ex-
celencia de las virtudes, la declara semejante a un huerto ameno y a una fuen-
te sellada; pero sobre los labios primero así: Panal destilan tus labios, esposa;
miel y leche está en tu lengua, y el olor de tus arreos como el olor del incienso. En
hebreo panal destilan tus labios, miel y leche bajo tu lengua, esto es, lo que tú
enseñas a otros y con lo que eres enseñada por Dios, a saber, las Sagradas Es-
crituras confiadas por Dios solo a ti y casi nacidas de ti, porque todos los escri-
tores de ellas nacieron de ti, y así toda tu doctrina y disciplina está imbuida en
leche y miel. En la miel hay dulzura, en la leche el alimento de los niños, y
ambas cosas se trasladan aptamente para significar la razón de la verdadera
doctrina, con la cual se alimenta el ánimo humano y se llena de castísimo pla-
cer, de donde 69 se dice de su dulzura: Y más dulce que la miel y el panaLY so-
bre la fuerza de alimentar y nutrir: La ley del Señor sin mancilla que convierte
las almas: el testimonio del Señor fiel, que da sabiduría a los pequeñuelos.
Y lo que añade: Y el olor de tus arreos como el olor del incienso, pertenece al
olor de la fama y buen ejemplo, que la Iglesia comenzó a esparcir de sí, tras
asentarse en aquellos lugares. Pues muchos, en parte conocida la verdad de la
doctrina de los hebreos, en parte vista la razón religiosa de la vida de ellos, re-
cibían la religión pura y el culto del verdadero Dios, los cuales eran también
llamados prosélitos, porque llegaban al judaismo del paganismo desierto. Y
declara la semejanza tomada del huerto y la fuente, cuánta fuere la fama de
santidad de su Iglesia y qué frutos diera en todo género de virtudes plantada
en Palestina, y en cuanto fue restituida al suelo propio y natal.
Pues se sigue: Huerto cercado, hermana mía, esposa; huerto cercado, fuente se-
llada. Pues como el huerto está plantado de muchos y variados árboles, de los
que cada uno según su naturaleza produce ricos frutos, y como la fuente sella-
da abunda en aguas, así la Iglesia dio diversos frutos de virtudes,y abundó en
copia de aguas, esto es, en dones del Espíritu Santo, pues los dones arriba en-
señamos que se significaban con el nombre de aguas; y puesto que ni en el
huerto a no ser rodeado de muros, pueden ser cuidados ordenadamente los ár-
boles que se plantan, ni las fuentes serían corrientes sin cerrarse con un obstá-
culo; por eso tomó a semejanza no un huerto o fuente cualquiera, sino el
huerto cercado y la fuente sellada, esto es, cerrada con mucha diligencia; y pa-
ra explicar más el provecho de las virtudes que significa con estas semejanzas,
prosiguió más largamente cada una de las semejanzas, y sobre el huerto prime-
ro así: Tus plantas (son) como jardín de granados con fiuta de dulzuras; juncia de
olor y nardo. Nardo y azafián, canela y cinamomo, con los demás árboles del Lí-
bano; mirra y áloe con todos los principales olores. Pues describe un huerto ame-
nísimo plantado de muchos árboles, los cuales significan trasladadamente los"
géneros de virtudes, en que floreció la Iglesia tanto en las mujeres como en los
hombres, los cuales sin duda en aquella tierra residiendo, dio muchos dotados
de diversas virtudes, no solo buenos para sí, sino también muy útiles a todos
los hombres; para indicarlo puso del género de árboles que dan olor todos los
árboles que nombró, esto es, que se esparcen anchamente, lo que deleite y
agrade a todos. Y éstas sobre el huerto. Y sobre la fuente, fuente de huertos, po-
zos de aptas vivas que manan del monte Líbano con gran ímpetu.
Pues como la Iglesia fue semejante a un huerto a causa de los diversos reto-
ños de virtudes que prod ujo, así también fuente corriente y exhuberante de
aguas se dice fue por los abundantes dones de gracia, que Dios llevó a ella, con
los cuales dones regados y alimentados aquellos árboles germinaron con mu-
cho fruto, pero añade: ¡Sus! Vuela, cierzo, y ven tú, ábrego y orea el mi huerto; es-
párzanse sus olores. Por levántate, vigila, del hebreo a la letra. Y por vigila in-
terpretamos, aléjate, pues por los antecedentes suelen los hebreos significar los
158 JNCJTVT
pro fuá naturafru&us vberesgignit,&, íicutfons ¿nta&us
aquis exuberat,fic illa Ecclefia varios virtutü fru¿his mlir,
copáaq; aquarüjideítjSpiratus fan&i donorü redüdauir,ea
cüim dona aquarü fignificari nomine fupra docuimus,&:
quoniancq¿ in horto nifi muris cin¿lo,quxferüturarbo
xes rite educari poífuiat,neq; fontes fint liquidi nullo obi-
43c claufi:ideo ad fimilitudiné adduxi^nó hortü,aut fonte
vtcumque,fed hortu cócluíum,6¿ fonrem fignatü, id eft,
diligentifsimè cIaufum:£¿quo magis explicaret earü vir-
tutí^quas his íimilitudinibus ÍÍgnificat,prouentum, ipfas
íingulas ílmiiitu diñes latius exequutus eft,&: de hortp pti
H1.Ò CiCyEmifsiones ttt£pdradifus malerumptímcorumcumpomo-
rum fritóltbus9cyf,ri cum nardo,nardt4S & cròcnSjfìftuld & anna
momum,cum~ymuerft$ hgnis Ltban^myrrha & abe cum omnibus
prlmisynguentis.'DQCcxibk enina hortum amoenifsimü muí
tis cóTitum arbonb&s-Qtuearbores ea virtutü genera tráf
late figniñcant ^quibusilla floruk Ecclefia,tá in foeminis,
quamin*viris,,quos fine dubio in illa tercareíldes tulitplu
ritnos precitos varijs virtutibus,nec folü fibi bonos,fed&:
cunótis hominibusvtilifsimos ,quodvt indicaretomnes
fere quasnoniinauitarbores^exeopofuitgenere arborü,
qua: odore fpiranr¿deft,qux exfelate fpargüt,quod alios
dele&et,6¿ iuuet*Atq^ hasc dehorto.Defonte aute, Fons
hortorum pnteus aquaruml?iuenti¡4rfti£ fluutmajwoímpetu de Li~
bano^zm ficut üiaEccleílafuit {¡milis horto propter va-
ria virtutum qua? produxit germina ? fie &. fons üqiúdus
aquiíque exuberans fuiífe dicitur propter copiofadona
gratia^qua: Deus in Mlamcontulit,quibusdonis illa: arbo
res irrigata; a tq¿ altae foelicifs ime ge rminanuit, fed addit.
Surge ~<4q •álQ&^iem *dufler,perfU hortum nieHj&fluent aroma
taiítms. Pro furge ex Hebraeo verbü de verbo cuigila. Eui •
gihautéinterpretamur,abi,naeKantecedétibuscofcqu<é
tiaHebraú fignificare iolè%8£ abituri euigilant,ac fe è fora
no
259 CANTAR DE L OS CANTARES
consecuentes, y los que van a partir vigiian y se despiertan del sueño. Mas el
cierzo daña a los árboles, las brisas australes son fructíferas. Luego a esta su
Iglesia Dios desea lo favorable, es apartado lo adverso y nocivo, esto es, mien-
tras se muestra como el que desea y pide, significa que se preocupa de que
aquella república no sea dañada70. Pero también quizás no faltarán a quienes
parezca que con cierzo son significados los caldeos, y con ábrego los romanos,
aquellos porque sean septentrionales de Palestina, éstos porque casi fueron
puestos por los palestinos como plaga del cielo, ciertamente Tito invadiría a
los hebreos, desde Alejandría, que es austral para Judea, llegando con la legión
decimoquinta, y uniendo sus tropas a las de su padre Vespasiano acabó con los
judíos71; luego dirán quizá que en este mandato hay una predicción, como
suele haber en los escritos de los profetas, en los que algunas palabras impera-
tivas se dice son proféticas, porque mientras mandan hacer algo, o al menos
hablan como si mandaran, lo denuncian como futuro. Luego dirán que con
estas palabras se predice72 que los caldeos y romanos73 desde su región del cie-
lo, como vientos luchadores (pues consta que los ímpetus bélicos y las gentes
guerreras se significan en estas letras con los nombres de vientos y tempesta-
des) irrumpiendo en este huerto larga y anchamente esparcirán por todas las
regiones de la tierra el buen olor de la religión y de la virtud que lleve. Pues los
judíos primero cautivos de los caldeos, después de los romanos, llevados y dis-
persados por el orbe, dieron ejemplo de piedad verdadera y culto del verdade-
ro Dios a los hombres implicados en religiones impuras de ídolos, junto a los
que vivían, y así a no pocos muchos de ellos libraron de aquella mortífera su-
perstición; en verdad con su trato las gentes fueron poco a poco llevadas y ha-
bilitadas para recibir después en su momento la cultura del Evangelio.
70 Clarísimo calco ciceroniano en la expresión latina usada por fray Luis: ne quid detrimenti ea respu-
blica capiat,
71 Josefo, libro II de la Guerra judía, cap. 5,
72 David, 12.
73 Zacarías, 2.
& ¿ CA-
v. - _ ..J
260 CANTAR DÉLOS CANTARES
CAPITULO V
PRIMERA EXPLANACIÓN
1 Aquí termina Bossuec el tercer día de bodas, mientras Nácar y Colunga establecen el final del can-
to cuarto y comienzo del quinto.
2 En la Exposición habla fray Luis de la división de tiempos o la diversidad de días en que se desa-
rrolla este drama, que tiene unidad de lugar (Jerusalén), pero no de tiempo, porque, según Bossuet, trans-
curre en siete días. Fray Luis dice: «Hase de entender aquí que, dicho esto, se fue el esposo, y vino ia tarde y
se pasó aquel día, y vino otro» {Obras, II, 146).
3 Se entiende que concluido el banquete se me el esposo, y vino ía tarde, y pasó aquel día, y amaneció
otro; la esposa cuenta lo que en aquella noche le había acontecido con su esposo, que la vino a ver, y llamó a
su puerta. San Ambrosio dice que embriagada la esposa de los divinos misterios, y como adormecida con el
vino celestial del banquete de su esposo, da gritos en medio del transporte en que se halla, diciendo: «Yo
duermo». Otros lo exponen como que cuenta a sus compañeras un sueño que había tenido (nota del P, Scio).
4 El P. Asensio califica esta interpretación de profunda y psicológica.
Pues esta fuerza tienen estas blandas apelaciones, "hermana mía", "paloma
mía", y de manera semejante lo que se sigue: Porque mi cabeza está llena de ro-
cío, y mi cabello de las gotas de la noche. Pues los amantes disienten entre sí por
una causa más leve, después vuelven muy fácilmente a la reconciliación mutua
y se aplacan uno a otro, cuando acaece a uno de ellos algo adverso o molesto.
Pues el amor de la amada, aumentado a un modo mayor al ver el detrimento y
la incomodidad, olvida todo recuerdo de riña. Y estas cosas el esposo; al cual la
esposa dice haber respondido muy según el genio de las mujeres: Lavé mis pies,
¿cómo los ensuciaré? Desnúdeme mi vestidura, ¿cómo me la vestiré? Pues es propio
de las mujeres cuando se les ruega, dar excusas ineptas y fingir que no quieren
lo que desean muy ardientemente. Desnúdeme, dice, mi vestidura. Y tiempo ha
así ardías en deseo de ver a tu esposo, oh esposa, que parecías seguirle por nie-
ves y por mitad de fuegos5.
5 Esta es la voz de fray Luis, el comentarista, que se ha metido en escena sin resistir.
xrfj. INCATVT
ti acddcrit}ilie diim iterum redit^ctulifle» ££o,inquir, ¿or-
mala eftjdum abfentem illum ad multam no&ernxxpc*
6co -m£-oppr<5&it<ibi!&nus. Atquamuis dormicbà,corvÌ
giiabat meu,cura vùklicèt,&; aegiirudÚK. de viri mei ab-
ijada foüiciturn.Narn fimuiarqueiil© rodéate, & ünua.
impellente crcpile re furcsjcxcitata fornivo ¿um,eúq;dice
tem audiui. ^perimib'ioyoymedsatnicamea^coìumaamea^m
mac*iat4>mc4. Qmavcrofìmileerat fponfam,quodfédc-
kiiMec fpófus fuus,& no&u iòlam reliquiíTet,iratam effe*
idcircò adaeniens fponfus^Iacare iltius ammontai que
lenire indignacioae conaturmallifsimJs iílis vcibis:qui-
bus fimulvtianuáaperiar¿pfamxogatvfimitl machinas,
& quaíi tormera quaedam adhibe^bildiísirnse orationis,
quo ad iiiius fubiratum animum penetrare poísitJpfam-
que, lenire Hancenim vimhabentappellationesiftaí bla-
dae>fbror mea,coÍumba mea,íimilicerque quod fequitur,
Q^iacáputmeumplenum eft roreffi cincinni wetguttis nú£ltum
Nani qui kiter le amam^&xjb aliquamleuiorem cauíam
difsident Ínter fe,tü facillimè in gratiarn mutuò redeüt,
fibique inuicem placanrur, cum aducríi aut moleili aü>
quid alt e ci co rum accidit Amor enim rei amata; incom-
modOjatqucdetri mento perfpe¿k> maiorem inmodura
accenfusjomnemdifsidij memoriáobliterat.Atque hasc
fpoiifus:cui fpóTa refpondiííe fertur piane ex ingenio foc
mxa^m.Ltm pedes meos^quotnodúinquinabodlo^exu! me tank*
mea^cfuomododnditaralia} Eit narri que proprium faerninara
<um rogantur, inepta qu^dam^aufiñca ci r & caie nollc
fingcre,qu3c maxime ¿>¿ ardenti isirn è cupiunr,£x«/ meym-
.quìt^tuntCéi mea* ktqui dudum cui viri videndi deílderio,
ita ò fponia flagrabasjvtper niues ipfum, perqué medios
ignes fequutura vidererc.Sed,vtdixi ,foemií>eus feruarur
Se exprirnitur mos.Lattipedes meas.ì$zm foernin£ lauta: cu
<biium ite ío\znuQupmod$ m^uindbo ülos ^Quallta^moliitie$f
Quanta
263 CA NTAR DE LOS CANTARES
6 En todos estos detalles muestra fray Luis su profunda psicología. En la Exposición se quedaba en el
tono de niñería de la mujer, aquí adopta una postura más violenta, celosa, vengativa. De cualquier forma,
así también reacciona el corazón humano y esto sirve para enriquecer el comentario.
7 El P, Scio traduce: «a su toque», pero reconoce y aprueba la versión de fray Luis: «en mí», por ser
la del original hebreo.
8 Fray Luis ha usado en latín una hendíadis, con los sustantivos «cunctatione et causificatione».
9 Fray Luis explica aquí con más detención que en la Exposición un pasaje que se puede prestar a
confusión.
en la otra hoja, o para abrirla lo sacara y retrajera. Los que estaban dentro de
casa ese cerrojo sin ninguna llave, sino movido fácilmente solo con la mano
metían en el anillo o lo retraían de él; pero los de fuera usaban mucho de la lla-
ve, pero a veces también ellos, donde había de meterse la llave, metidos los de-
dos (pues tenía un agujero amplio en proporción de la misma llave, que tam-
bién era larga y gruesa) abrían la puerta, y cuando lo hacían, esto es, cuando
abrían las puertas con la mano sin llave, en la lengua patria de ellos, llamaban
Talhor, del hebreo Hahur, voz no muy distinta; pues abrir la puerta con la llave
lo dicen de otra manera, a saber, Japhtarw, Así, pues, en este agujero se dice
que el esposo metió la mano, y habiendo metido allí la mano, mis entrañas, di-
ce la esposa, se estremecieron en mí, como si diga: "Tan pronto como le vi esfor-
zarse en quitar con la mano el aldaba de la puerta, mi vientre, esto es, mis en-
trañas se estremecieron, esto es, se conmovieron en mí", Y cuando nombra
vientre y entrañas significa los movimientos del ánimo según la costumbre he-
brea de hablar, que están en las visceras, como el amor y la misericordia. La cual
costumbre de hablar no es desconocida a otras lenguas, pues también los grie-
gos dicen cnrÁaxviS'CO'daí por compadecerse. Y aquél escribió estómago gra-
ve dei Pelida, por ira implacable. Así, pues, la esposa al mismo tiempo con
amor y pudor y misericordia, en viendo al esposo que se apresuraba, sobrecogi-
da comenzó a abrasarse en todo el pecho. A su tacto, o como se lee en hebreo,
sobre él, esto es, a causa de él se estremeció mi vientre, esto es, me estremecí
porque había querido que él cansado y humedecido por la lluvia estuviera ante
la puerta, mientras rehuso sacar el pie del lecho. Y cuan vehemente fuera la tur-
bación de la esposa, se entiende por la palabra hebrea Hamu por la que el in-
térprete latino puso, se conmovieron. Pues eso significa propiamente resonar, y
se dice literalmente del mar airado y tempestuoso; y ello lo trajo a sí la esposa, pa-
* ra significar con qué olas de amor y pudor había sido agitada. Pero es verosímil
10 Algunos opinan que se trata de una cerradura de madera, en casa de pobres, consistente en un pa-
io que moviéndose de un lado a otro cierra o abre ia puerta. Otros entienden que metió la mano por una es-
pecie de ventanilla, que había en la puerta o en la misma cerradura, para tantear si podía levantar el pestillo.
xÍ4 I N C JÍT V T
vel reelufura.eximeret,atque retraheret;QuÍ intra domü
crant^idípeflulumnulia.clauejfedfolajnanu tradii facile,
autiníerebant annulo,aut retrahebatab co: qui extrave
xò,clauc quidépiurimum vtebantur,tamé interdu &c Ìp«
fi,eodem quo clauis immittéda erat ,immifsis digitis ( na
eratid ampiumforamen proportionc ipfmsdauis, qua&
item erat oblongaratquexraiTa)ianuam recludebant, id-
que cum faciebátyideft,cum manu cifra clauem fores ape
nebankpatriaiUottz lingua Talhor vocabant,ab Hebrajo
Hahur,non muLtum difsimili vocemam qlaue ianuam re
eludere aliter illis/cilicèt)Iaphtarinorrtinatur.Hoc igitur
foramine immififíe manum ipófus dicitur,eoque immit
tente manumrVenter,mqmtfyòùymeusconnemMt.Ac fi di
car. ipfumvt vidimami retrahere conatem hoftij pefíulü,
veater meus,idefí,vifccra mea contremuerunt, hoc eir,
commota inmcfunt.Ventrem autem, & vifeera cum
nomínameos animi motus,Hebraico loquendi more fì-
gniricat, quorü in vifceribusfedesfunt,vramore &: mife
ricordilQui loq&édi mos haudeft alijs linguis ignotus:
na &, Grseciff^oy^trík/pro mifereri dicüt .Et ilie. Graue
Pelidac fto.machu,pro implacabili ira pofuit, Igituripon
fa amorefimulSe pudore, atque mifericordia, vtprsefeili
nantem vidit fp onfum.correpta?toto pe&ore situare cce
pit.lAúuSlumtim. vel vtin Hebraso lcgitur.Super eü, id
eft,eius gratia atque caufa còtremuit venter meus: id eft:
contremui quodillüfeíTum atq¿imbri madidil ilare an-
te fores yoluuTem,dum pede ipfa extra lechan efferre re-
cufo Qua autem vehemenseapemirbatio fucrit ipó%
ex verbo Hebrxo ìGH Hamu intclligitur, pro quo Lati-
nus interpres pofuit commota funt. Nam id intjemere
proprie lignificar, & de mari irato, &: proceilofo litcra-
tè dicitur:idqj ad fé fponfa tráftulit, quofignificaretqui-
bus ipfaflu&ibusamoris atque pudoris astiata fuiifet.Na
vero
265 CANTAR DÉLOS CANTARES
Las cuales cosas no se escriben porque fueron hechas, sino porque suelen
hacerse a veces por mujeres amantes a impulsos del amor, por eso apta y her-
mosamente se fingen haberse hecho; y de manera semejante lo que se sigue: Yo
os conjuro, hijas de Jerusalén, fue escrito por Salomón guardando el decoro:
Pues era verosímil que con aquellos clamores, que se dice dio la esposa, lla-
mando a su esposo o llorando la injuria que le hicieron las guardas, se levanta-
ron muchos y corrieron a preguntar qué clamara, qué quisiera o qué buscara la
mujer por la ciudad a altas horas de la noche; en lo cual también es verosímil
que hubiese algunas dueñas apiadadas mucho para con la doncella; así, pues,
volviéndose la esposa a ellas, para que no quedara manca e imperfecta en al-
guna parte esta acción de su cantar, así dice Salomón que dijo: Conjuróos, hijas
de Jerusalén, que si halláredes a mi Amado, me le hagáis saber, que enferma soy de
amor. Y la esposa omitió decir cómo excitada por su clamor aquellas mujeres
salieron a su encuentro, y le preguntaron qué buscaba; y lo omite decir a sa-
biendas y con arte, porque la exacta exposición punto por punto de las cosas
que en algún asunto acaecen, deja el ánimo libre de preocupaciones y turba-
ciones. Pues los que se agitan por amor o por odio, cuando quieren explicar el
sentido de su ánimo, ni dicen todas las cosas, ni conservan un orden al hablar,
ate risr £ A' P V T
commota fum. Dolore igitur,atque amore domo egre*
di cùm$u\i%yQu£fiuiihum)& non imeni¡Vocauty& non reffron
dtt w¿/?¿. VocauifTeipfum dicit,nonfolùm quíefijífejvoca*
uiífe vero intenta/cilicèt^ esaudibili voce, ne forte te-
nebris occultatus ipfarrt latèret. Sed eumfruftravocaf-
fer,diuque & multum quaeíilTer^hi cuftodes vrbis,i qui-
bus male mul&ata eft,dicitur incidíífe. Imeneruntme, In-
qmtjVfgìbs qui citflodimtcMÌt<item>percHJjerunt me, &l>ulne~
rauerunt me¿Tutèrmi paliìum meum rmhì cuftodes muvorum,
Qux non ideò quia getta funr, fcribuntur, fed quia-amo-
re íuadentefieriinterdum à feemims amatibus ibkntjid^
circo aptè & venuftè &&a effe finguntur : íimüiterqac-
quodfeqintiii.^idwrfi'yojfilUHieruJalem.varare unes a So-
lomoae efk feriptum. Nam verofimile crat maximis eia-
moribus ijs,quos fponià edidifífe diQtur, velviiumiuum
vocans, veliniariamiibi à cuftodibus iilatarn deplorans,
exciratos mulcos accurrìiTe: quantum, quid clamaret,
quid iìbi veliet, quidve intempefta no&e feemina per vr-
bem quasreret, in quibusaliquot feerninas fui fíe, miferi*
cordia erga iuucnem foeminam precipue commotass
Ítem eilvex©£mile.Ad eas igitu^ne quaparte fu i h^c car
minis a&io manea,atque imperfettaeífetjiponfa con-
uerfa, ile feri bit ur à Solomoneloquuta.^wü"yw^/¿e
HierujÁernfiínuenmns diletìumD/tmntìetts ei^uta amore Un-
¿neo. Omií]trastera dicere, fponfa, quemadmodum fuo
clamore excitatajiltee feemin^fibi obuiam veniflent.^ip-
famque ragaiTcnt, quid q,uaereset^atque confultò id, &c
ex arte dicere omifìt:propterea quod illa perfingulaspar
tes eorum,quae in re aliq^a accidunt^exa&aexpoiìtio ani
inunrrequiritjàcuris&perturbationibus liberum.Qui
enim vel amore, vel odio agirantur, cu explicare fenfum
fui animi volunt», ncque cun£fca dicunt, neque ordinem
¿ridicendo feruant ^fed adidvnuoi dicendum & expo-
nendum.
267 CANTAR DE LOS CANTARES
sino se apresuran a exponer y decir solo lo que más les atormenta11. Conjuróos,
dice, hijas dejerusalén, que si halláredes. Y acaecieron a la esposa otras muchas
cosas dignas de recuerdo y relato, o al menos finge que le acaecieron, pues po-
día quejarse mucho de que el esposo la engañó habiéndola llamado, de que
también tuvo necesidad de buscarle de noche, en horribles tinieblas, sin acom-
pañante y sin guía; tenía justa causa de queja; podía en verdad recordar y la-
mentarse que cayó en las guardas de la ciudad, que fue herida por ellos, que
salió despojada; parecería sobre todo que debía ser dicho *y muy dolido por
una mujer sobre todo púdica que vencida por el dolor despertó a la vencidad y
clamando hizo testigos de su amor a hombres desconocidos; mas o nada de es-
tas cosas recordó ella, o quiere que sea dicho al esposo con sus palabras por las
mujeres de Jerusalén, sino una solo, que languidece de amor12. La grandeza de
amor que tenía le lavaba y quitaba todo recuerdo de los demás males de cora-
zón. Además veía mucho la esposa que el esposo con nada más podía ser traí-
do a perdonarla, lo que sobre todo ella deseaba, que si conociera u oyera que
ella languidecía de amor. Y así lo manda ante todo, que anuncien a su esposo,
lo que sabía sería muy poderoso para aplacar a su esposo y encenderlo en amor.
Mas ícuán bellamente anda errante por amor, y con cuánto juicio Salomón ex-
presó toda la fuerza de un gran amor en esta persona de amante! Pues manda a
las mujeres, que ni la conocían a ella ni a su esposo, para certificar a su esposo
de su amor y languidez, antes de mostrarles quién sea ella, o por qué causa ca-
mine de noche por la ciudad, o por qué daba tan grandes clamores y lamentos;
lo que ciega de amor creía que no era menos conocida a ellas, de lo que eran pa-
ra sí. Aquéllas admiradas o compadecidas del error de aquésta, juntamente se
dice que le respondieron: ¿Qué tiene el tu Amado más que otro amado, porque
ansí nos conjuraste? Nosotros» dicen» no sabemos quién sea este tu amado tan
amado por ti, pero porque nos conjuraste, deseamos dar gusto a tu voluntad, y
buscarle, y queremos llevarle tus mandatos, ea, danos detalles con los que pue-
da ser reconocido por nosotros. ¿Qué tiene el tu Amado de otro amado o, como
se escribe en hebreo, más que otro amado?f esto es, qué tiene de insigne o en
qué anteceda este tu amado a otros jóvenes, que también son dignos de amor
y caridad, porque así nos conjuraste. Pues, dicen, ni podemos despreciar tus
ruegos, conjurándonos tú tan fijamente, ni tenemos como podamos secundar
tu voluntad, desconocedoras de este tu esposo, al que nos envías con ruegos. A
las cuales responde la esposa de esta manera: El mi Amado blanco10 y colorado;
elegido entre los millares. Primero en general, después describe por parte la her-
mosura del esposo. Elegido entre los millares, esto es, insigne y excelente entre
miles o también entre diez mil, como está en hebreo. Y se pone un número*
cierto por lo incierto, para dar sensación que destaca entre todos. Y rectamen-
te el intérprete vulgar vertió el hebreo Dagul como elegido14, pues Dagul es
propiamente abanderado^, pero se traslada a las cosas que destacan en su gé-
nero. Por lo cual la esposa dice que él es un abanderado, esto es, que por la
dignidad del rostro y el hábito de todo el cuerpo supera a todos los demás jó-
venes; y al decirlo, tácitamente en cierto modo reprende a estas mujeres, que
de cosa clara y conocida de todos por su excelencia, le preguntaran como de
algo dudoso y ambiguo. Su cabeza el mejor oro16. Lo que es hermoso y hecho
artísticamente, suele llamarse oro o hecho de oro en toda lengua, no solo en
la hebrea. De donde también se dice el amor y el río de elocuencia dorado.
Así, pues, cabeza dorada vale por hermosa y formada armónicamente; y ello se
Y así se sigue: Sus cabellos como puntas de palmeras v negros como cuervo.
Thalal significa para los hebreos erguirse, de donde túmulo se dice Thal, co-
mo si digas erguido, y Thaltbalin significa que son crespos cuando se traslada
a los cabellos, porque las puntas de ellos se tuercen y miran hacia arriba y en
cierto modo se erigen. En español esa palabra no ineptamente se vertería en
este lugar: los enriscados18. Luego empuntados, como puso el intérprete latino,
ciertamente no quieren que sea nombre de sustancia, sino participio, y que se
diga en latín pelos empuntados, como se dice en hebreo Thalthalim, esto es,
retorcidos y erigidos hacia arriba, esto es, crespos. Y de palmas, que se añade,
dicen que no se encuentra en el ejemplar hebreo ni griego, y que es probable
que fuera añadido por ignorancia de alguno 19 . Mas yo tengo por cierto que no
fue añadido, sino expresado desde el griego por el intérprete, aunque no se en-
cuentre en los códices griegos, que ahora tenemos. Pues de palmas consta que
leyó el griego Teodoreto y muy antiguo escritor. Pues no solo lo cita, sino tam-
bién interpreta en estt lugar del comentario que sean elevaciones de palmas. Y
así los Setenta, o cualquier otro que fuera el intérprete griego en este libro, sin
duda creyeron que con la voz hebrea Thalthalim se significa elevada, y añadie-
ron de palmas, para explicación; porque eXari) para los griegos no sólo es un
género de abeto, en lo que se equivocó un noble escritor, sino también, como
consta de Marcelo, la corteza exterior de la palma y también significa el ger-
men reciente de las palmas, y las envolturas y hojas del germen y de su nuevo
fruto. Creo que aquí se dice que los cabellos del esposo son semejantes en color
a tales cortezas y envolturas. Pues son muy negras aquellas cortezas, y por eso
17 Según el P. Scio, las palabras elataepalmarum de la Vulgata no se leen en el hebreo. Para explicar
lo de la Vulgata, unos entienden aquellos ramos más tiernos, y que en grande abundancia brotan en las co-
pas de las palmas; otros, aquellas vainas en que están envueltos los dátiles antes de llegar a sazón, de color
negro, y que cuelgan hacia abajo. Hay que traducir esta frase así: «tus cabellos crespos, negros como el cuer-
vo», justo como ha traducido fray Luis. Es sorprendente que el P. Scio acepte y consigne todas las correc-
ciones, comentarios y sentidos de fray Luis, tomados tanto de la Exposición como de la Explanación.
18 Texto castellano incrustado en el latino, también subrayado en la Exposición donde trae enrizados,
y en «Fazes» como enriscados.
19 Observación atinada, que pasado el tiempo serviría para iniciar una revisión de la Vulgata.
añade: negros corno cuervos. Los cabellos negros agradan a los palestinos, y no
parecía lo contrarío a los antiguos romanos, como se deduce de aquello:
Se sigue: Sus ojos, como los de la paloma1^ junto a los arroyos de las aguas, ba-
ñadas en leche junto a la llenura. Ya dijimos que las palomas palestinas destacan.
sobre las nuestras por la forma y por el esplendor y por el brillo casi ígneo de
los ojos.
Pero lo que añade: bañadas en leche y descansan sobre los arroyos de las aguas,
amplifica la alabanza atribuida, como si así diga: "Sus ojos son semejantes a los
ojos de las palomas, no los de cualquiera, sino los de las que los tienen muy
hermosos". Pues bañadas en leche, que dice, es perífrasis del color blanco;
consta que las palomas blancas destacan sobre las demás en decoro y en pre-
sencia. De donde también21: Paloma de plata, esto es, candida, se pone por
hermosísima paloma. Y esta hermosura de ellas y fulgor de los ojos brilla y
aparece más, tras lavarse en el río. Y así, los que las compran, para probar si en
verdad son palomas de Palestina lavan con agua sus ojos para que el brillo de
los ojos de ellas así excitado y aumentado brille más; pero lo que el intérprete
latino vertió: ríos caudalosos22, y en hebreo es Meleoph, que a la letra suena ple-
nitud, puede'también convenientemente ser tomado por cubil y casa de las
palomas. Pues el que llene perfectamente sus casas y lugares que el arte o la na-
turaleza le atribuye, ello los hebreos suelen llamar Meleotk Dice, pues, si se-
guimos esta razón, la esposa que los ojos del esposo son semejantes a los de las
palomas, de las palomas, digo, que son candidas, esto es, de las palomas más
hermosas de todas; y porque por los lugares en que está, se ve más el esplendor
y decoro de los ojos de las palomas que residen junto al agua o incuban en su
20 Fray Luis no se ha detenido en esta palabra. Afirma el P, Scio que columbae no es genitivo, como
aquí acepta fray Luis, sino nominativo plural «como palomas», atendiendo aí hebreo y ai rreptarepaL de
los Setenta. Nos extraña este lapsus de fray Luis.
21 Salmo 67, 14.
22 Ejemplo de atenuación en la expresión de fray Luis, En ía Exposición había afirmado que la tra-
ducción de este punto por san Jerónimo era innecesaria porque «es repetir sin mucha necesidad lo mismo
que acaba de decir»,« junto a las corrientes de aguas»; y ahora aquí simplemente desdeña, sin decirlo, ía ver-
sión de Jerónimo y toma otra.
i7o iN e4 p v r
Nigri capiili Palarftinis probantur,nequeprifds&©mar
Bis fecus videbatur,vtUquet ex ilio,
Speiìandum nigrts ocutÌ5ynigrocjue capillo.
Scquitui.OculieMsficutcolumb£fuperr!m¡lo$aquar¡imyqu£fa
¿lefunt lot^gt refident iuxtafluentaplexipma iam diximtu
Paladinas columbas praeftare noftris, 3£iìgura, & fplen-
dore,& fulgore quodam igneo oculorum. Sed quod ad-
dic. Qu& laóìefum lot&i&Ycfident[uperrittuìos aquarumam-
plificatrattributamlaudem, quafi ita dicat. Oculi eins il-
miles funt oculis eolumbaium,non quarumeunque, fed
earum, qua?pukherrimos habent oculos Nanila&eìo-
tse.quod dkit,periphraíls eft colorís albi : conftatameni
eoiübas albas,& decore, & fpeck praeftare ca:teris. Vndc
&c in Pfalmo faxagefimofeptimo. Columba argetea, hoc
eft, candida, pro pukherrima columba ponimr. Hace
porrò earum pulchritudo, oc fulgor oculorum enitet, OC
apparet magis,cum fé in fìuminc lauerunt.Itaque qui eas
emunt,probaruri vtrùm Palaiftinae columba? verèiìnt,
aqua eluunr eaxum.ocuÌos>quodilkipfarum oculorum*
nitor, ile excitatus, atque au&us magis eiFulgeat: fed
quod Latinus imciprcs.PleKtfsimspueKta vertit, &¿ in He-
breo eft rm1?» Mcleoth,quodad verbum plcnitudìnem
fonat,poteft etiam non incommodè pro ipfarum colum
barumfede, atque cubili accipi. Nani quod fuasfedes^
fuaque loca ea,quse ipil,veiars attribuicvel natura,perfe-
clèimpletjid Hebrxivocare foknt ÌIKSO. Dkitigitur,
hanc racionem fi fequamur, fponfa, iponfi oculos, iimi-
les columbarum oculis efie : earum inquam columbaru,
quae candida? iinr,hoc eft, omnium pukherrimarumco»
lumbar um : & ; quoniamprolocis in quibus funt,earum,
oculorum decus, atque fplendor magis perfpkitur, earü
columbamm,qux, velpropter aquam rciìdent, vel in ni-
do, fuo cubani, Nani co in loco columbas pukhriores*
vidciL
271 CANTAR DE LOS CANTARES
nido. Pues también se colige que se suelan ver más hermosas las palomas en un
lugar, por lo que más arriba el esposo pedía de esta su paloma, que le diera el
gusto de verla en las resquebrajaduras de la piedra y en las cuevas de adobes,
esto es, en su escondrijo y cubil.
Se sigue: Sus mejillas, como eras de aromas plantadas por los perfumeros. Ala-
ba las mejillas por el color mezcla de púrpura y bianqo, como se ve en las eras
de aroma, donde hay diversas flores, unas púrpuras, otras blancas. Plantadas
por los perfumeros, en hebreo se dice Migdaloth, en cuya interpretación ni sí-
quiera hay acuerdo suficiente entre los mismos hebreos. Pues unos interpretan
flores de las que se hacen olores, otros torrecillas de pigmentos recogidas en el
jardín en las mismas vasijas, como fue costumbre de los antiguos; otros vasos
guarnecidos, a saber, natercias y cofres, en los que se contienen pigmentos;
otros círculos de pigmentos. Y llaman círculos de pigmentos, según pienso, a
la vasijas llanas, pequeñas y redondas llenas de púrpura, de las cuales se trae
apta semejanza para alabar las mejillas hermosamente encarnadas del esposo.
Continúa: Sus labios, violetas que destilan mirra primera. Hay un tipo de viole-
ta purpúreo, según cuenta Dioscórides23, del cual ha de entenderse que habla
Salomón; y que dice que ios labios del esposo son purpúreos, como lo son mu-
cho los lirios, y que emiten olor de sí los mismos, cual el olor de la mirra más
apreciada. Y se dice que los labios emiten buen olor en aquellos, cuya ánima,
que se muestra en la cara, es olorosa. Lo cual se pone muy bien en alabanza,
porque nada puede ser más tétrico o torpe que aquellos a quienes el ánima hie-
de. Pues nadie juicioso los admitirá al coloquio y al abrazo; a aquellos por con-
tra, cuyo buen olor sale de la boca, todos invitados por ese buen olor se sienten
alegres y gratos, como muy bien templados de cuerpo y de ánimo. Pues en ver-
dad la suavidad de olor brota de la buena templanza de ambas partes. Pues yo,
para hablar lo que experimento, así pienso, que aquellos cuya ánima hiede han
de ser alejados no solo del coloquio sino también de la amistad y trato de los
buenos. Pues cuanto puedo recordar atrás, a nadie vi hasta ahora, que exhale
un olor tétrico por la boca, a quien después no conociera dañado por gravísi-
mas enfermedades de ánimo, y sobre todo por aquellas que son de negras bilis,
de envidia, de engaño, de perfidia, de voracidad y muchas semejantes.
Pero de los labios desciende a las manos: Sus manos, rollos de oro llenos de
jacintos. Manos, dice, y dedos dorados tiene mi esposo, y labrados casi a torno,
esto es, muy hermosísimos, llenos de jacintos; en hebreo, llenos de Tarsis; y es
Tarsis una piedra preciosa así llamada por la región en que nace, de color roji-
zo24. Y así, en este lugar se traslada aptamente para significar la punta de los
dedos, esto es, las uñas. Pues porque los dedos se dijeron dorados, rectamente
se dicen las uñas semejantes a piedras engastadas en oro. Su vientre, blanco de
¿bur> cercado de zafiros. Con la palabra vientre comprende el pecho y el cuerpo
restante, y lo llama ebúrneo por la blancura y brillo. Sus piernas, columnas de
mármol, fundadas sobre basa de oro fino. Comenzando por la cabeza llega hasta
el extremo, y no para ahí, sino añade algo que pertenece a la declaración de su
hermosura total: El su semblante, dice, como el del Líbano. El semblante, esto
es, el aspecto de todo el cuerpo y su presencia y altura, como el Líbano. No
aporta altura sino amenidad y hermosura, que produce la variedad de las co-
sas. Erguido como los cedros. Los hebreos llaman erguidas a las cosas que son al-
tas; así de Saúl, hijo de Quis, primer rey de los israelitas, porque superaba a to-
dos en altura de cuerpo, se escribe^ que era elevado y bueno, esto es, alto y
hermoso. Pues lo que los griegos llaman con dos palabras KCLÁOV K'ayadov
ello los hebreos con una, Tob, esto es, bueno, esto es, hermoso. Pero también
en latín bueno a veces se toma por hermoso, como aparece de aquello:
24 En la Exposición fray Luis anota que esto lo dice «un hebreo antiguo llamado Abenezra»; este Abe-
nezra y David Quimchi son dos rabinos que anotaron la biblia de Vatablo; recordemos que fray Luis fue ta-
chado de partidista de los rabinos; quizá con razón ahora omita este dato.
25 I Reyes, 9, 2.
z7t I N C J P. V. T
exiiìit Ego caini,vt quodexpertus futn loquar,fìcindi-
co:oon colloquio folùm,fcdajiiicitiaetiani,oc confue-
tudme bonorumareendos eíTe eos,quibus anima feetet.
Nani quantum recordarirenòpoflum,,ncmine,vidiha-
den us, tetrum odorcra ore exbaìantem, quem non po-
fìea grauifsimis animi morbis obnoxiiimcognouerim,
arque ijs potiísimü morbis, qui ex atra.biiì:iimt inuiden-
tiai,fraudis, perfidi^:voracita.tiSì firniliburquepeimultis.
Seda labijs defeendit adimatius* Manustliiustornátilesau-
rex'pUx&hjaciKtki: Manus^inqpitjfponfusmeus,atquedi-
gnos habet áureos,&quafi torno elaboraros,hoc en\
Jogè pulcherrimos, F/e».ifc>#<t/»f.';?i,Hebraicèplenas That
fii.EftautemTharfispretioruslapis^rcgioneinquagi-
gnitur, iicappellatus colorefubrubeo, Iraquehoc loco
aa extrema digiionuir^ideñV, ad vngues fignificandos
aptètràsferturi Namqpcniam digiti aurei di&i funere-
ite vngues gemmis auro incluiìs ilmilcs elìe dictintur.
V.er.ter eius eburntu$diehn6lu$J4p¡hyYÍs.¥£,tús vocabulopc
£Uis,ac reliquum corpus comprehendir : idque eburneü
dicibob candore, atque miotemXrur4tllius£Qlt¡mn¿ mar-
morene, c¡ue furidar<£¡unt[uper bufes áureas. Axapite incipiens,
peruenit ad extremum : nec tamen infiftitin eo,fed addit
aJiquid5quodadilìiuspulchritudinem>vniuerfè declaran
dam pertineat. ^ffeftus, inquit, eiu$~\t hibanus* Afpe&us,
id eft,totìus corporis habitus,vuìtufq$ ipfe,&;proceritas,
vtLibanus.Nonairitudinemconferr, fed amoenitatem,
& quamvarietas rerumefñcit,pulchritudinem. Bleéhs
quaficedrus, Elecìa Hebrati, procera qua? .flint, vocant. Sic
de Sanie fiiio.GisprimoIfraèlitarum Rege, quod corpo-
ZjkHe?. ris procediate fuperaret omnes,in librisRegum fcribi-
I*cc*. tur> ruifleeiedumi &; bonü, id eft, procerum, & pulchru.
Nam quod Greci duabus vocibus x«x^ *' ayahv id vna He
hxxiXob,i<Ì eft bonum,hoc eft pulchrum appellanti Sed ¿
273 CANTAR D É L O S CANTARES
SEGUNDA EXPLANACIÓN
ALTERA EX P LA N A T 1 0 *
y hermosura celestial, que había hecho en ella; pero aquí la misma ánima del
justo, afectada con tantas alabanzas de él, le responde gratamente. Y ¿qué le
responde? Algo breve, si consideras las meras palabras; pero si miras la fuerza y
sentencia de las palabras, da una respuesta que puede ser tenida por muy larga
y copiosa, esto es, una respuesta llena de humildad, llena de propio conoci-
miento, llena de gratitud, una respuesta, digo, grata y muy aceptable a Dios.
Venga, dice, el mi Amado a su huerto, y coma la fruta de sus manzanas. Pri-
mero no se muestra vanamente, ni se ufana, ni dice haber recibido alguna de
las cosas que veía serle atribuidas en la prédica y alabanza de Dios; sino, cono-
ciéndose a sí misma y entendiendo de donde venían aquellos sus bienes tan
alabados, confiesa ingenuamente que aquéllas son regalo de Dios y que están
solo por don de él mismo. Venga, dice, el mi Amado a su huerto. Pues se con-
fiesa, la que había sido llamada huerto por los retoños de buenas obras, se con-
fiesa digo huerto de su esposo. Y lo confiesa no solo porque sea poseída por él,
aunque esto también (pues aunque Dios domine en todas las cosas, sin embar-
go es Señor propiamente de los buenos y justos), pero no tanto porque es po-
seída por él, sino mucho más también porque de él mismo tiene, que sea
huerto ameno y fructuoso y digno de estima y aprecio. Pues él al principio
plantó el huerto, él cuidó con suma diligencia lo plantado, él lo cultivó, lo
guardó él, de él mismo enfinrecibió la fuerza y la facultad de dar fruto, como
está escrito26: Sois agricultura de Dios, y ni el que planta, ni el que riega, sino el
que da incremento Dios, Y así, lo primero muestra su sumisión y modestia.
Después, también confiesa y testifica que ella no quiere esos bienes; los que tie-
ne de Dios, quiere que se tornen a sus usos o al uso de otro cualquiera, o que
algún fruto de alabanza se derive de ellos para sí. Pues ella luego otorga a Dios
y desea agradarle a él solo con estos bienes, y serle grato. Esto es, pues, lo que
26 I Cor, 3, 7.
i74 -i-i* t'jpy.'% .
èc fan&itatem rhkverò ipfaiuíH anima tot laudibus ab
àpio affo&a, et grate refpondet. Refpondet autemqiiid?
brcue quiddam,íl' verba ipfa coniidères : at iì vini verbo-
rum, fentcntiamqucfpeáes,quod pro benelongOjbcnc-
que copiólo habed pofstt;reddit rcfpÓfum,hoc eri, refpó
ium plenum humilitatisfplenutn cognitionisiui,plenum
gratitudinisvDeoinqua«iin primis acccptabiìe, &; gratti
refponfum VenÌ4f,it*quit,<//fc¿?»5 meus in hortumfuum0* co-
medatfruftus fùmorumfuorum. Primara nonfeinamteref-
&rt,neque ubi arrogai, aut acceptum refert aìiquid coru.
qua? iibicribui Deo laudatore,& predicatore videbar.fed
fe ipfam agnofcens,& à quo illa Tua tantopcrè laudata bo-
• naducerentuivmtellígcns,Deidono pò ti fsi munì confia-
re ea, & ob id ipfms efíe muñera ingenue fatetur»Fe»/W, in
qmt+dt&ttus me u sin Iw turn fuum. Nam (er$\\ix propter bo-
norum operum germina h.ortus eft dida, iè inquam fpon
fìfuihortameiTefatetur. Fateturquenoobid foluquod
poisideatur ab Mio, quanquam id quodque ( nam tamctfi
Deus inomnibus-dominetur, tamenbonorum atqueiu-
ftorum proprie Dominas eft)fed non tantum quia pofsi*
d^tur afe ilio, (cà multoxtiam magis, quia ab eodeiaa ipfo
habet, vtfitamcenus, &fruófcuoíus, 6¿pretio atqaeaííti*
matione dignus hortus,Ipfe enim de principio eum hor-
tum confeuitiipre^onfitumrummaadhibitadiligetia cu-
rauit : ipfe coluit,cuftodiuit ipfe, ab eodem ipfo denique
frucìusferendi vim,& facultatem accepit :ficutfcriptum
¿ ad Ce-fcft.Deiagricultura eftis:Et alibi.Neque qui piantar,neq;
swtA. qui rigatjfed qui incretnenturn dat Deus. Primum kaque
©ftenditfuamrubmifsionemjatque modeftiam. Dcinde
efciam teitatur,acpr2e£efert, noliefeeàbona quaeà Deo
habet,veiin fuos^velmalterius cuiufquam vfus concer-
terei vei aliquem Iaudis frudumiex eis deriuare ad fe fé.
Jjíain Deo xllarítatim xeílgnát, eique vni iftis bonis pia-
cere,
275 CANTAR DÉLOS CANTARES
ahora la esposa dice, cuando invita al esposo y le anima a ver aquel huerto que
había plantado y cultivado, para que se deleite en él y se alimente de sus fru-
tos. Las cuales cosas del ánimo que reconoce que todo lo ha recibido de Dios y
lo refiere a él mismo, de quien lo había recibido, modestia y sumisión, son sin
duda muy gratas a Dios.
Lo cual asaz indican los palabras que siguen: Vine a mi huerto, esposa mía,
cogí mi mirra con mis olores. Con las cuales Dios en la persona del esposo de-
muestra que le había agradado el haber sido invitado al huerto, y que así hizo
lo que se le pedía. Pues Dios cuanto más se le somete la mente humana, tanto
más íntimamente se mete en ella y se le acerca más. Y así viene a su huerto, es-
to es, viene a aquél, con el que ya antes hablaba y estaba; y por eso de nuevo
dice que viene, porque con el mismo coloquio de Dios el hombre hecho más
erudito y perfecto en la misma virtud, hizo que su ánimo fuese un habitáculo
más digno de Dios2?. Y viniendo ¿qué? Escoge para sí solo el fruto, de la gloria
y la alabanza; y a los demás no solo no disminuye, sino aumenta también y
amplifica en gran arribada de bienes. Sobre la alabanza, que se eligió, es aque-
llo: Cogí mi mirra con mis aromas. Pues en el aroma y la mirra se entiende la
fuerza del buen olor; y el buen olor en las Sagradas Letras se traslada para sig-
nificar la alabanza de gloria; digo la alabanza, que suele ser atribuida por los
hombres a Dios, cuando ven algo justa y excelentemente hecho por los santos,
como se deduce de aquello28: Somos el buen olor de Cristo, que escribió Pablo.
Pues Dios se goza en ser predicado por nosotros, a quien solo se debe toda pre-
dicación y gloria, y solo este oficio de alabanza pide para sí de nosotros por los
innumerables beneficios, que otorga al género de los mortales. Y de todas las
cosas que podemos hacer no hay nada fuera de la alabanza, cuyo fruto propia-
29 Mt. 5, 16.
%76 I N QA<PVT
facerc poííumus, quidquam eft pracrcr laudcm,cuius pro»
priefru&usad Deumpertineat.Nam cum ipfum aut ñdc,
a ut fpe,autcharitareprofequimur, cumincumbimuskt-
ftis operibus,Dco quidem gratificamuripfì, fcd cornato-
damus nobis potifsimum:laus vero & gloria ea,qug iufto
rum bencfa&is dcbctur, ita proprie Deo compctit,vt nul
lam ex ca partemfibidctrahi,aut decerpi pariatur. Atquc
hocillud erat, quareinvetcri lege &iniiloritu, qui iam
obfolcuit,Dcopecudes facrificádi,in omnibus facrifieijs,
quac 5c muítacrant,& vario atquc facro ritu perfetta,vno
odore fuauitatis fc capi,atquc affici Deus diccbat:tc&è fei
licèt,&: eo modo,quo vmbrae illius legis iinebant, innués,
atque ilgnificans in noftris benefa&is vtile quod cftfid no
bis haud grauatèconcedere;quod autèlaude,atqucpra>
dìcationc dignum,id referuare (ibi vni :fìcut& ipfe Chri-
ñus verè,& pro ea luce,quam mundo inferebat.dixit apcr
JMáttk.y tiàs.Sic luceatlux veftra coram hominibus,vt giorificcnt
patrem vcftrum,qui in caclis eft. Tantum non diccns, no-
bis eam iucem,eaque officia vtüia effe vellc:gloriofa aut e
vni iibi.Laudis itaque frucìu fibi Deus collegit è ifto hor-
ro Quòd autem reliquos eius frudus,virtutumquebona
reliqua, qua; in anima iufti fru&ificant,fuoipfc aduentu
ampliora &: maiora reddat, declarat quod fcquitur.Cow?-
dtfitnum cum metle meojbibhtnum cum laHe meofcomedite *mU
ci, bène& inebriamiwchartfstmù Illa cnim fponfus non cr
hortolegitjfedrahortumpotiùs ipfe &importauit,& in
rulit.ltaquclac,mcl,atque vinum,hoc cn\resfuauifsimas
coniunxìr, addiditque pracrercaad voluptatem carpen-
dam inuitationem, &: adhortationem vchementem,
quo inrelligcremus bona ifta, quibus Deus nomines
huius, de quo agimus, gradus, id eft, eos, qui in virtu-
te proficiunt, accumular, dulcifsima ene &c fuauifsima
bona, Oc fximio quodam genere voluptatis referta;
talia
277 CANTAR DE LOS CANTARES
fección del tercer y ultimo estado. Y así, al mismo tiempo que el ánimo de los
justos es afectado con estos bienes, embriagado por la grandeza de la alegría y
dulzura, olvidándose de las demás cosas y casi sordo a las interpelaciones del
cuerpo, duerme al cuerpo y a los sentidos, y comienza a velar para Dios y para
los bienes divinos.
30 Fray Luis confiesa no haber tenido experiencias místicas, de lo que dudamos aunque aceptemos
sus palabras. También san Juan afirma que no se puede hablar de estas cosasi 7 en otra parte, como fray
Luis, deja a otros que lo expliquen mejor {Obras, 703. 736, 755)-
31 II Cor. 12.
32 Apoc. 2, 17.
los ojos para su vista, cuantas veces llegó a esto, casi enumedeció y tocó el
asunto con tal brevedad, que pareciera le faltaran palabras; que cayó en un
sueño o que falleció en el ánimo, se quedó sin habla bastante tiempo. Por lo
cual nosotros procuremos experimentar con todo estudio cuál sea este bien, y
sobrepasemos de exponer con palabras de qué modo sea. Y así, habiendo so-
brepasado este lugar en silencio, dirijamos el camino a seguir a lo que resta. La
voz de mi querido llama: ábreme, hermana mía. Desde este lugar se describe la
manera de los perfectos, esto es, de aquellos que están en* el supremo estado de
amor. Pues el que tenía el estado segundo y según la razón de su grado aprove-
chó bastante en virtud, ése con esta voz del esposo es llamado a la perfecta ca-
ridad.
Pues, como antes dije, en todo estado tiene el primer lugar la llamada33.
Ábreme, dice, hermana mía, paloma mía, hermosa mía, perfecta mía. Pero no ha
de olvidarse qué diferencia hay entre esta llamada y la anterior34. Pues más
arriba el justo es llamado a que salga al campo abandonando la casa y la ciu-
dad, y aquí es rogado que meta dentro de la casa de su pecho al mismo Dios.
Pues para que nadie deba pensar que ello fue hecho temerariamente por Salo-
món, o para variar la frase, sino fue expresado y escrito teniendo razón de las
mismas cosas, y considerada diligentemente la naturaleza de ellas. Pues debe
saberse, que quienes aman a Dios, para avanzar en la piedad y amor tal, y lle-
gar a la perfecta caridad, suelen ser impedidos y retardados por dos géneros de
cosas. Lo primero, suele obstaculizarles la preocupación y administración de las
cosas terrenas, con que unos son implicados y detenidos en ganar bienes fami-
liares, otros en regir un magistrado, otros en llevar otras cosas. Pues como estas
cosas no extingan la luz de la caridad, como no la extinguen al menos en los
que prefieren el amor de Dios a todas las cosas, sin embargo retardan en cierto
modo el curso de la caridad y no permiten que crezca y sea aumentada fácil-
mente. Pues implican a nuestros ánimos con los pecados y preocupaciones,
con los que si no es borrada la caridad, al menos se ofusca su luz y su ardor re-
mite. Después, se opone a este incremento de la caridad y perfección el hom-
bre, que se llama, viejo, y el mal placer de concupiscencia inserto en nosotros
por naturaleza; el cual, aunque sea oprimido por la caridad en los hombres
justos, sin embargo permanece en ellos y mueve guerra muchas veces contra la
caridad. Y así, luchan entre sí, y la concupiscencia resiste a la caridad, y a ella
alfinla caridad, si permitimos ser conducidos por ella, obrando con afición
borra y extingue insensiblemente y poco a poco; cuando hace lo cual, enton-
ces ella es llamada y es con derecho perfecta. Cuando digo extingue, no digo
que pueda por estudio de alguien borrar en esta vida todas las fuerzas del mal
placer y deseos completa y totalmente. Pues si alguna vez le sucede a alguien,
no se ha de dudar de que aconteció a la Madre de Dios, pero si a algún otro su-
cede, sucede con gran privilegio de la gracia y munificencia divina. No lo en-
tiendo, pues, ni digo también que la caridad no es perfecta, sino en estar vacía
casi de todo deseo; sino solo siento que los perfectos en la caridad así tienen
aplacados y oprimidos y metidos los deseos dentro de lo prescrito por la ley di-
vina, que apenas se atreven a moverse y obrar contra la caridad. Así, pues, el
que ha llegado al culmen de la perfección primero, debe librarse de la preocu-
pación de hacer cosas públicas o privadas; después, debe estar libre de todo
turbio y adverso movimiento contra la razón, hasta donde puede ser. Pues así
decía Cristo3?: Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes, que es tener el
ánimo vacío de toda preocupación pública y privada, y sigúeme, lo cual se refie-
re a la abolición y extinción de los deseos. Pues seguir a Cristo es tomar cada
uno su cruz y a sí mismo, esto es, negar sus deseos, como él dice en otro lugar36:
El que quiera venir, niegúese a sí mismo y tome su cruz. Pero se ha de observar
35 Mt. 19, 21. Fray Luis pone por error Mt. 10.
36 Mt. 16, 24.
entre estas dos cosas un orden. Pues primero, debe divorciarse de las preocu-
paciones seculares; después, los malos deseos han de ser arrancados del ánimo.
Los que hacen lo primero, comienzan a aprovechar en la virtud. Y así, los que
tuvieron ordenadamente el estado de los principiantes, son llamados a que
abandonada la ciudad se dirijan al campo, esto es, que se divorcien de las cosas
de esta vida perecedera y se vindiquen a una libertad, esto es, que suban a un
grado superior, y dejen de ser principiantes, y se cuenten entre los aprovecha-
dos; y así, salen al campo y abandonan las preocupaciones de la vida humana.
Pero en el segundo hay una mayor perfección, más aún, si hay que decir la
verdad, consiste la culminación de la misma perfección; de donde quien co-
mienza a ser perfecto, debe entender que ya en gran parte no solo ha vencido
sus deseos, sino también casi los ha extinguido. Y puesto que de la supresión
de ellos arranca todo principio de tratar muy familiar y amigablemente con
Dios, de quien perfectamente floreció al fin la perfecta caridad; por eso, quien
ya sube al estado de los perfectos, es suplicado que quiera subir a Dios que de-
sea entrar en él, esto es, que desea tratar con él ya familiar y muy amigable-
mente, esto es, que trabaje para que expulsados los deseos Dios pueda entrar
perfectamente a su ánimo, y descansar en él mucho, esto es, que sea ya perfec-
to, cuando bastante aprovechó en el segundo estado de los buenos. Pues lo que
es el inicio del grado superior, ello entendemos es lo más alto del grado que le
antecede. Pues el que se dice principiante, cuando obligó a su ánimo a renun-
ciar al siglo, llegó al sumo grado de sí y comenzó a empujar el estado de los
aprovechados; del cual estado ciertamente el sumo efecto es la opresión de los
deseos, en consiguiendo alguien lo cual, llegó al estado de los perfectos aban-
donando este segundo estado. Así, la huida del siglo es lo más alto del primer
estado y el inicio del segundo; del igual manera el deseo vencido es al mismo
iSo I N C'A P V T
poft mc,abncget femctipfum,5¿ tollar cruccm fuárruScd
cft inter ifta duo quidam ordo feruandus. Nam primurrt
curis faeculadbus nütium rcmitti debctjdeindemaliecu-
piditates ex animo funteuellendas. Primumquifaciunt
in virtutc:protficcreincipiunt.ltaque,'qui gradum inci-
picntium ritè tenuerunt ad id vocanturs vt vf be relida ru
rapetant,id eft, vt vita; huiusmtenturse rebus numium
remittantjfeque vmdicent in aìiquam libertatem,hoc
eft,vt ad fupcrioremgradum afeen da t,3¿ incipientes eífc
deíinant,proficientibufquc annumexentur : iraq; exeunt
in agrum,S¿ humana vite; curas abijcíunt.In fecundo ve-
ro maior perfedio quaedamlltasft : imo veram íl eft di-
,cendumJpñus:perfe,c~tionis abfolutío confiftinvnde qui
perfedus effe incipit, intelligi debet magna iam ex parte
Xuas cupiditates non viciífe modo?Ced etiam propjè extia
;xiíTe. Et quoniam ex earurn deprefdoneducituromne
principium cum Deo veré amicc;6¿famiJiarirer agendina
quo profeda,cha ritas ,tum demum>perfedè efflorefcit:
idcircè>qni iam.ad peífedorum gradum afcendit, toga-
tur, vtDeointroire ad ipfum cupienti, ideft, familiarker
iam,6¿ omninò amicò agere.cum iplb volenti aperire ve
lit ,Koc eft, vt in eo elaboret >,vt edomi tis cupiditatibus
Deus intrate pertedè ,ad ápíius animum , &, in eo re-
quiefcejre.omrunò pafsir,id eít¿vt perfedus iam acquan-
do fatisiaiecundo bíonorumgradu profecit. Nam quod
fuperioris gradus initium eft , id antecederías gradus
fummunxcíTe intelUgimus.'Nam incipiens qui dicirur,cu
animum induxit renuntiaref^cuLo ad íummum fui gra-
dus peruenit, premerequeincipit proficiitium gradum;
CÜÍLIS quidem gradus fumma eiFedioeftiCupiditatüde-
prefsio,squod vt prirnurriíqmsaírequutus eft, fecüdo ifto
gradu reíido ad perfedorum gradum.euadit Ita fuga fae-
iCuli &; fummü primi gradus eft,& initium fecundi : íimi-
litejc
281 CANTAR DE LOS CANTARES
tiempo comienzo del tercero y final del segundo37. De donde sucede que los
que son llamados al grado de los aprovechados, sean llamados a lo que en ese
grado tiene el primer lugar, que lo que ya tengan consigo en el ánimo, acaben
por fin y arrojen de sí el estudio de obras y honores, con que son constreñidos;
y de manera semejante, los que son llamados al tercer y último estado, sean
llamados a la perfecta represión de los deseos de la carne. Los cuales, puesto
que habían sido explorados y divinamente patentizados a Salomón, por eso él
expuso cuan aptamente podía significarlo según la persona to'mada la anterior
llamada, con que los que han de aprovechar en el amor son invitados al des-
precio de las cosas de esta vida, sacando al esposo animando a la esposa a que
habiendo abandonado el patrimonio juntamente con él morara en el campo.
Pero aquí cuando se trataba de una llamada más profunda, con la que no ,se
busca ya que alguien abandone el siglo, sino que de tal manera reprima la car-
ne exultante y los afectos de la carne, que en lo que permite la naturaleza de la
cosas apenas vivan más; no hace pedir al esposo, que la esposa abandone la ca-
sa, esto es, que se libre y acabe con su cuerpo, que en el arcano lenguaje de las
Santas Letras es llamado muchas veces casa, sino que extenuados los afectos de
la carne con la asidua meditación de las virtudes, nada deje de lo que pueda
impedir a Dios, que quiere entrar en el ánimo y morar en él. Ábreme, dice,
hermana mía, paloma mía, hermosa mía, perfecta mía, porque mi cabeza, está lle-
na de rocío, y mi cabello de las gotas de la noche. A lo cual ella: Desnúdeme mi
vestidura, ¿cómo me la vestirei Lavé mis pies, ¿cómo los ensuciaré':'Lo que no de-
be tomarse así38 como si el justo no quisiera abrir su pecho a Dios que desea
entrar, esto es, quiere ser mejor y más aceptable y grato a Dios, sino expresa
cuál sea el sentido del cuerpo y de la carne. Pues si no existiese todavía algo
en su cuerpo contrario y no bastante cediendo con ánimo justo a los mandatos
y mociones de la gracia de Dios, no sería llamado en verdad, esto es, Dios no
trataría con él para acabar el bien que comenzó y domar así su cuerpo, que na-
da venga de él que impida al ánimo a amarle con perfecta caridad. Así, pues,
muestra que algo le impide al que va a entrar, lo que quiere que se le abra. Pe-
ro de esta duda de la esposa y de sus palabras llenas de blandura se colige por
qué impida o por qué obstruya la entrada: Desnúdeme mi vestidura, ¿cómo me
la vestiré? Lavé mis pies, ¿cómo los ensuciaré?
•t
Pero añade: Mi Amado metió la mano por el agujero, y mis entrañas se estre-
mecieron. Tras las palabras y exhortaciones Dios usa el impulso y la fuerza de
una gracia más eficaz; él, digo, mete su mano, esto es, no levemente como an-
tes, sino con vehemencia y dureza infundiendo gran copia de luz celestial con-
mueve todo el ánimo, esto es, llama con eficacia. Y no se ofendió de ver que
todavía en él hay algo contumaz y repugnante, y que no permite ser goberna-
do bastante por él; pues ello según la naturaleza de nuestro cuerpo y carne ve-
ía ser necesario que así sucediera; sino más bien puesto que entendió que ello
no podía ser vencido plenamente y totalmente subyugado por el hombre, aun
estudioso, sin su auxilio, le ayudó. Y así, metió su mano por el agujero y con
ella conmovió todo el ánimo del hombre, esto es, hizo que la fuerza superior
del ánimo ayudada por él e incrementada con mayores fuerzas, reprimiera y
asentara sus partes inferiores y todos los turbios movimientos de ella. Mi Ama-
do, dice. Pues porque es nuestro amado, esto es, porque nos ama gratis y por
propia iniciativa, nos regala con estos bienes y regalos. Por el agujero, porque
por cualquier parte que queda abierta una entrada para Dios a nuestro ánimo,
por ella se mete. Pues no pasa por alto ninguna ocasión de hacernos el bien, lo
cual es signo clarísimo de su suma benevolencia para con nosotros. Y mis entra-
ñas se estremecieron. O, como se traslada del hebreo a la letra, hicieron estrépito en
mí mis visceras por él. ¿Con qué movimientos pensamos que el ánima del justo
tSí. IN C.jfP V T
t ur ,ideft,non cum co agcret Deus,vt bonum id, quod in
£tituit,perfìccrer>& edomarct ita fuum corpus, vt nihilex
co efTet,quod animum impediret,quo minus ipfum pcrfc
&a chántate diligeret:Quod igimr aperiri iìbi vult,aiiqui4
ingreffuro obftatc dcmonftrat.Quid autem obftet, quid
ve aditum obitruat,ex hac cun&auojie fponise, & c x m s
eius vocibus moilkia plcnis coìiigitur. Spoliam me tunica
tneafluomodo indoorillaìlaui pedes meos^mmodow^mnaboillùsi
Sed zddit.Dìleétus meus mtjìt manu fuá per forame > & conine*
muerutììfceramea. Poi!vocesatq; adhortatione&Deüsef
ficacioris gratiae vim atqj impulíum adhibetimanü inqua
ipfemittitfuam,hoc eiì,nonIeuiter,vtpfiùs,fedvehcmé
tiùs,atque acnùs magna cadeftis lucis copia infundens,to
rum animum permouet,id eft,efficaciter.vocat.Nec vero
©ffenfus fuit,quòd in eo adhuc ineiTe vidit quiddam con
tumax& repugnans,nccfe fatis ab ipfo regi permittensùd
cnim pro noíki corporis atque carnis naturaci ita eueni-
ret,neceíTarium cfíevidebat:fed potras quoaiam id pie-
ne vinci,6¿ íiib iugum penitùs muti ab nomine, quamuis^
iìudiofo fine fuoipfms auxilio haudquaquam pofle intel
kxitjidauxiiiumexhibuit. Iraq> mittit manum fuam per
foramen,eaque commouettotum hominis animü,kleír,
effìcit vr animi vis fuperior abipib adiuta,&maioribus vi
ribus aucìa inferio-reseiufdcm partes,&;earum omnes tur
bidosmotus tedetòc comprimat DileéìttsÀnqv^mcus.Hù.
obeácaufam^uiadile&usnofteteíLhocamemeftjquia
nos gratis &. Tua fponte ¿pfe diligit.iiUs afficit nosbonis
arque muneribus, . pexforamen. Quiaquacumqucpatet
Deo adttu* adáammumnourum,iÜacfeinfmuat.Nullam
enim nobis benefacicndioccafionempr^termitti^quod
ipfum luinme erga nos fuse bencuolètiic clarifsimú fígrm
cii.atconrremtteruMYtfcer4mea.AuX, vtexHcbraeo ad ver-
bum vertitur ,• FremiinmeMderunt iuper me yifctra me* fitper
ìilunu.
283 CANTAR DE LOS CANTARES
sea afectada, con cuánto temor golpeada, qué gemidos de amor mezclado con
dolor dio la impotente, cuando Dios todo se metió en ella y se difundió total-
mente en ella?39 Mas cuan gráficamente (pues no puedo apartarme del tratado
e interpretación de este lugar, tan abundantes en placer celestial y tan llena de
divinos sentidos me parecen cada una de sus palabras40), cuan gráficamente,
pues, Salomón pintó ambas cosas, el ingenio y la debilidad de nuestra natura-
leza, y la potencia y eficacia del amor y gracia de Dios. Pues nosotros aunque
muy versados en el estudio de la virtud, sin embargo tratamos duramente a
Dios; mas Dios no se puso medida ofinalguno de amarnos ni de curarnos
aunque dudosos e ingratos. Nosotros tomando cualquier cosa levísima por
gran impedimento, nos excusamos de dudar y de no ir a donde somos llama-
dos, y nos entretenemos día tras día, causificando inepta o mejor impíamente.
Pues ¿qué más leve o más frío se podía oponer a él, que me desnudé de mí 'tú-
nica? Mas Dios luego coge cualquier causa que se le presenta de hacernos el
bien, y se mete en nuestro ánimo por todos ios resquicios aun delgadísimos.
Nosotros por nosotros somos torpes con la desidia y apenas podemos sacar del
lecho los miembros débiles y enfermos; mas cuando Dios nos trae su fuerza y
mano a nosotros enfermos, escupe todo el torpor de nosotros. Y así, nos levan-
tamos con increíble celeridad, nos apresuramos, ardemos, y precisamente lo
que en nosotros dudaba antes y nos deprimía a tierra, con la misma fuerza del
amor y la gracia, no solo dominado, sino también encendido y arrebatado por
las llamas, arrancó su viejo sentido y vistió el nuevo y celestial; finalmente casi
es urgado de toda aquella innata vejez suya, como consta de lo que se sigue:
Levánteme a abrir a mi Amado, y mis manos goteraron mirra, y mis dedos llenos
de mirra muy agradable, pues en esto tanto es declarado un gran ardor de cari-
dad, cuanto es significada figuradamente aquella plena mortificación por así
decirlo, de los deseos de la carne, de la que ya tan muchas cosas decimos. Pues
la mirra, como antes dijimos, tiene el símbolo de esta mortificación, la cual
ahora derramada por la mano y por todos los dedos, se dice que llenó los mis-
mos goznes del aldaba, ello es, a las cosas un tanto leves, que impedían perfec-
tamente a Dios que quería entrar, les llevó casi la muerte y la ruina; la cual es
propio y peculiar efecto de esta llamada de que tratamos. Yo abrí a mi Amado,
y mi Amado se había ido, y se había pasado. ¿Como pudo ser que Dios no qui-
siese entrar en aquella alma, que le abriera las puertas de su corazón? ¿Por ven-
tura ella sin el mismo Dios pudo hacerlo? ¿O sin tenerlo a él metido profun-
damente dentro de su alma, y sin que fuera agitada por él, no digo que ardiese
en tan gran amor para con él, sino ni siquiera se hubiese movido de su lugar?
Sin duda, y así, ambas cosas son ciertas, que Dios se encuentra en el ánima
de éste, y que la misma alma no conociese la entrada y venida de Dios, y por
eso lo buscara fuera de sí, a quien tenía consigo y metido en su seno e infun-
diéndole ardientísimos fuegos para amarlo perfectamente. Lo cual sucedió por-
*que como Dios suela entrar en nuestros ánimos de dos maneras, una inspiran-
do rectos estudios y ayudando a conseguirlos con obra; otra dándonos placer
celestial, y como aquel primer modo de entrar sea oculto a nosotros mismos, y
el segundo más abierto y manifiesto (pues porque en él el hombre sin hacer na-
da es llenado de placer celestial, por eso le parece ver a Dios y tenerlo presente,
y abrazarlo), por eso muchas veces sucede que, quien tiene a Dios ayudándole
dentro de sí y proporcionándole fuerzas para obrar honestamente, porque
no se siente afectado con el tal placer, piensa que se aleja de él y se queja de
haberle abandonado. Pero no siempre, si Dios estando en nosotros nos ayuda,
¿8* INCA PVT
digiti mei pieni myrrha probar ;f'Ama, Nam in hoc, cummag
nus quidam chantatis declararía ardor,iùm vero tranfìa
tè figniikatur illa,de quaiam tam multa dicimus, carnis
cupiditatum,vt itadicamjpleiraimortiiicatio Huiusnana-
que mortificationis/ymbolü haber, vt ante diximuSjmyr-
rha^uasnuncper nianusperquexligitos omnes£ÍFufa,ip-
fa manubri&peiTuliìmbuiiTè dicituràd autem eft^ leuiori*
bus iliiSjquaiDeo obitabant perfe&èlntroire volér^mor-
tem propè & inrernü attuiilTe : quaeefthuìus^de qua a gi-
mas, vocationispropria^&peculiaris eífeftiot^/ww due-
fio meo7attlUAèclìnauerat at^ tranfuerat.QupmQào potuit
neri, vt Deus in.eamanimam mirare no litrqua? fui peci: o
lisforesüiiaperiatían ìd agcreillàiìne ipfo Dco potuit?
aut nifi ipfum intra fé fehabercrinmium penitùs menti
fue\niilque agitareturabipfo,n5 dico tanto crgaiilü amo
re fi agrafia ,(ed ne fé quidem* vnquam fuo loco commof
fetihaud dubièiiunquam.Itaque vtrumque verum eft,$£
Ìnhuius*nimaDeumiam verfari,& Dei Aduentum at-
queingrefíüm tpfamanimam latére,& idcircò extra fé eu
quaerere,quemliaberet fecum&¿'m íinufuo induíum,&C
fubdentemiìbiad perfe&è ipfum amandum ardentifsi-
mas,face&Quod idcircò euenit,quia cumjduobus modis
E>,éusintrare foleat in ánimos noftros>viioinfpirádo ilu-
día rec-ta,&: ad ea opere exequendàadiuuando:altero cae
léftivoluptatcnosafficiendoicumquepriòràile intrandi
modus oceultus nobifmetipfis iìt, poiferior vero aper-
tior,atqucmanìfeftior::(namjquiain eo homonihilìpfe
agens ca?lefrì,voiuptate perfunditur^ideòvidere fibi Dea
videtur^-praefentenique.tenere,- atqueampledL) idcircò
fae^èaccidhiVtquihabetDeumintraieadiuuantem , OC
vires fibi fufficientem ad honeftè operandum^quia fé afri
ci ab eo voluptate non fenthvabeiYe ipfum abs le putet,fc
quc defcruiiTc queramr.Namnonfi Deus innobis exiftès
nos¿
285 CA NTAR DE LOS CA N TARES
también nos llenará de placer, pues estas dos cosas no están unidas, que una se
siga de la otra; por contra más bien sucede muchísimas veces, que a quien
Dios se le presenta ayudando, éste no solo sufra por la falta de este placer ce-
lestial, sino también se retuerza con los mayores dolores del alma y cuerpo. Lo
cual Dios entonces sobre todo permite ser, cuando, lo que recuerdo haber di-
cho antes, nos da un nuevo y más sólido beneficio y cuando nos excita con la
dádiva y con la fuerza de una gracia mayor, para más ricamente merecer de él
y amarle más. Pues entonces se suele sustraer de nuestra mirada „y ya no más
dulce y agradablemente se derrama en nosotros; más aún algo adverso nos me-
te o permite que otros lo infundan, como si quisiera probar nuestra virtud e
industria de este modo. Así, pues, al justo así llevado a combate no ciertamen-
te destituyó de su oculta y latente ayuda, sino también lo desnuda a veces y pri-
va de aquel su familiar encuentro y aquel claro y eximio sentido de su dulzura,
el cual sentido si estuviera, no habría ningún sentido de los males y adversida-
des.
perior de amor (pues se dijo que obedeció a la llamada, y abrió las puertas del
ánimo a Dios que tocaba) ya expone la prueba de este nuevo amor y la gran-
deza del deseo, que de él nace. La prueba porque Dios se apartó de él y evitó
su encuentro, en poniéndole en mejor estado, Y el deseo, y ciertamente dema-
siado encendido, porque aunque muchas y graves dificultades se le hubiesen
presentado, sin embargo no pudo ser alejado por ninguna de ellas de seguir.
con que se significa el mayor y más ardiente deseo. Pues se dice que fué a bus-
carle y recorrió todos los lugares de la ciudad buscándole, lo llamó, dio gran-
des clamores, se encontró algunos hombres dañinos, que no cesó de buscarle a
pesar de ser herida con muchas heridas por ellos, que preguntó a otros, que se
abajó finalmente a toda razón, que no dejó nada por intentar. Y como en este
estado se expresa más el deseo del ánima santa, así también hay en este estado
una mayor significación de prueba; más leve en el segundo, puesto que en él
no se hace mención ni de heridas ni de contumelias; y muy leve en el primero,
esto es, en el exordio del amor, pues allí la esposa se dice que no sufrió ningún
trabajo en la búsqueda del esposo, sino que se atormentó de que estaba ausen-
te. Y así, aquella ausencia y tormento le sirvieron de prueba. De manera que
según esta cosa, para significar en especial la cual se traslada la acción de esta
persona, toda esta oración se tomó y se acomodó a lo que sucede a los amado-
res de Dios.
Pues los principiantes (pues son poco idóneos para soportar trabajos más
graves) son heridos como por una mano levantada; los aprovechados, por ser
más robustos, soportan y acometen mayores combates; y mucho mayores y
más difíciles los consumados y perfectos41, de cuyas personas en verdad ahora
se habla: Halláronme las guardas que rondan la ciduad; hiriéronme; tomáronme
mi manto, que sobre mí tenía, las guardas de los muros. Y maravilloso parezca a
alguien, que la esposa siempre caiga en las guardas de la ciudad, y que no sólo
no sea ayudada por ella, sino también injuriada. ¿Por ventura es creíble que,
los que presiden las reuniones de los fieles y los que presiden las iglesias de
Dios, pues de ellos se confían como guardas de muros y de la ciudad de la Igle-
sia, no solo no prestaran ayuda, sino muchas veces lleven detrimento y calami-
dad a los buenos y amadores de Dios? Y la misma serie de cosas unidas unas
4l San Juan hace la misma gradación en las pruebas a través de los diversos grados [Obras, 631).
42 Ideas y sentimientos que aparecen con profusión en el Discurso de Dueñas y en el Vos estis.
i88 I N QA P V T
& calamitatali bonis, & Dei amatoribus viris faepè im-
portare? Atqui feries ipfa rerum aiiarum ex alijs nexarum,
mutuoquefe confequenti*Hn,actotiusorationisatq¡ car
minisordo,verborumqueratioipfaeònosducit,hoc vt
credamuseife veruna. Et certe quemadmodum nihileft
humano generi falutarius ijsEpifcopis qui munus fuum ri
^eobeunt:ita cuneáis quidem hominibus communiter,
¿ed precipue óptimo, ¿ fan&ifsimo cuiqj perniciofì funt,
& exitialcs, qui poteftatem quam acceperuntprajfiden-
di populo Dei in iìia commoda,& vfus conuertunt, hoc
eft, qui malos paftoresagunt, quoshuiuslociièntcntia
proprie compleftitur . Étenim ijfunt,qui pefsimo vi-
ta; cxemp'o, hominibus libi fubditis , vitiorum funt
caula maximorum : quiconfentaneis ei vitae fententijs
atque opiniónibus rdigionis puritatem inficiunt : qui
Chriftianaìpictatisingenuitatem, vtpotè qua: jpforum
fraudulentis a rfibus ¿inftitutis maxime inimica fit,peisi
me oderunt.nec oderunt modo,fed quocumque autob-
lato,aut quafito colore adignominiam eam, ¿ a d morte
rapiunt. A.rque quemadmodum in ea repubìica,quae tyra
ni'ieopprimitur,nuÌluseft virtuti,aut vili excellentise io-
cus,propterea quod tyraniab omni eo fibi metuüt quod
quouis modo pra?ftare,aut eminere putatunfic ifti leghi
mapoteftatc,¿magnonominisfplendoretyrannorüpe
&uscelantes,ijfquerebus,quas ad&lutemhominum ac-
ceperuntjpoteftatejiurifdiàionejOpibnSjatque copijs in
hominumpernicicm,atquecxitiumvtentes, quod inip-
fis eftperfecìne Chriftianitatis, atque vktutis extinguunt
decus,vtprimum eminere,atque apparcre ccepir. Quod
probare poflem multis cxemplis,quorum nobis non mi-
nimam copiamnoftra setas íuppeditat* Sedeaomittam
qaoniam commemoratifinealiquorum ofFenfione non
f oflluit. Quarefiquiseit,quifibihuius rcifidé magis aftrui
yelir,,
289 CANTAR DE L OS CA NTARES
se para si una mayor fe de esta cosa, dirija la intención de su ánimo a las cosas
que pasaron en siglos anteriores. Encontrará sin duda que el pueblo de Dios
no tuvo ningún enemigo, que le dañara lo mismo que éstos dañan, y siempre
encontrará que toda excelencia de virtud ha caído y ha naufragado mucho en
estos escollos. Pues los santos, los sagrados profetas antiguamente en el pueblo
de los judíos, fueron desterrados o fueron acabados a hierro, por consejo y
obra de éstos casi todos perecieron. Pues ninguna fuerza externa los arrebató,
sino los mató la inhumanidad de los guardas de la misma tribu y fe, y género
de los hombres, a saber, los sacerdotes y pontífices, esto es, guardas de la mis-
ma religión y piedad. Y en nuestro pueblo, aunque penetrado por la luz evan-
gélica e ilustrado con muy perfectos mandatos y ejemplos de caridad, ¿cuántos
santos, cuántos doctos, cuántos obispos lumbreras de la Iglesia, por aquellos
que querían ser también jefes de la misma religión y doctrina, esto es, por
otros igualmente pontífices y obispos, teniendo el aspecto de piedad, como di-
ce Pablo43, renegando de la misma cosa, o por calumnia o por fuerza declara-
da, o removidos del siglo o exiliados o fueron matados con dura e ignominio-
sa muerte? Ciertamente el mismo Cristo no solo mostró en sí con clarísimo
ejemplo, sino también lo testificó con palabras, que el mejor y más religioso
está muy amenazado de ruina por los ímprobos pontífices y guardas de la re-
ligión y de la Iglesia44. Pues dice de la vieja sinagoga45: Jerusalén, que matas a
los Profetas, y apedreas a los que son enviados a ti. Y predice que en su Iglesia
habrá siervos que, porque le vean retardarse y persuadirse por otra causa, de
que él no vendrá, golpearán a sus siervos y siervas, esto es, que habrá dispen-
sadores de su religión y doctrina y ministros infieles y malos, que vejen a los
siervos del común señor, esto es, a los miembros muy destacados y muy que-
ridos para Dios del cuerpo místico, los opriman con calumnias, los persigan a
hierro y a fuego, Y estas cosas hacen ellos; y los siervos de Dios, perfectos y jus-
43 II Tim. 3.
44 Lue. 13.
45 Mt. 23, 37.
tos ¿qué harán ante esto? Yo os conjuro, dice, hijas de Jerusalén, que si halláredes
a mi querido, se lo hagáis saber, que soy enferma de amor46, a saber, todos aque-
llos males que le infunden los guardas malos de la Iglesia lo desprecian y los
menosprecian, porque creen que ellos les valen para el bien y para una mayor
unión con Dios o porque no los cuentan entre los males salvo la culpa; y como
si ni siquiera les tocasen, y como si ningún dolor de ellos llegue a su cuerpo o
a su ánimo, no solo no se quejan, pero ni siquiera recuerdan que han sido he-
ridos; solo exigen, lo único que les preocupa, a saber, que se hagan cada día
más familiar y amigo a Dios, y que todos perseveren en el camino, en el que
puedan meterle a sí y a su ánimo4?.
Se sigue: ¿Qué tiene el tu Amado más que otro amado, oh hermosa entre las
mujeres? ¿Qué tiene el tu Amado, porque así nos conjuraste?Estas cosas respon-
Pero oigamos qué sienten los perfectos de Cristo o cuál les parezca: El mi
Amado blanco y colorado. Los antiguos escritores interpretan estas palabras de
Cristo como hombre; cuya sentencia apruebo mucho, aunque sé que hay no
pocos, que defienden que deben entenderse éstas de la misma naturaleza de
Dios; pero sigamos a los antiguos, cuya sentencia casi siempre es preferible.
Estas, pues, cuadran así a Cristo, que de cualquier parte que le mires, le con-
vienen aptamente49. Pues si solo de la figura del cuerpo y la composición de
los miembros, y del mismo aspecto de la cara y belleza trate el discurso, consta
que aquél fue el más bello y hermoso de todos los hombres nacidos, atesti-
guándolo y diciéndolo el mismo David, que tanto antes de que naciera, previo
que nacería y vio con los ojos infundido de luz divina su aspecto: Vistoso en
hermosura más que los hijos de los hombres: la gracia derramóse en tus labios, por
eso bendíjote Dios para siempre w. Pero si consideramos las dotes interiores del
ánimo de Cristo, y las constumbres santísimas y las riquezas de divinidad in-
cluidas en él, y según ellas acomodamos estos nombres de miembros del cuer-
po y estas semejanzas que usa Salomón en este lugar, tanto la razón toda cudra-
rá muy bien, como la misma interpretación no solo tendrá más gravedad sino
también, en el abrir los arcanos sentidos y comparar las semejanzas de cosas dife-
rentes, dará mayor placer. Así, pues, dice: blanco y colorado. La coalición y
vínculo de la divina y humana naturaleza de Cristo en una persona, aquí la
significa el color mezclado de blanco y colorado. Pues en la blancura de Dios
que se entiende la naturaleza del Verbo, lo declara lo que se sigue: La blancura
es de luz eterna^. Y también aquello: Dios es luz, y en él no hay tinieblas51; y el
colorado es nota propia de la naturaleza del hombre, de donde el primer padre
del género humano fue llamado con la palabra hebrea Adán, lo que en latín
significa rojo o de zarza.
51 Sab. 7,26.
52 IJn. 1,5.
53 Apoc. 3, 18.
54 I Cor. 11,3.
i?». / N e ¿ ? v r
difsimilium iitnilitudinibus maiorem parict voktptat&
lgitur,inquit,C<?»£//¿«i(¿r>»ycíí»í/ít5,Diuinae humanacque
naturas in vnamChriftiperfonam coitionem atquecom
ptex um,hic ex albo èc rubro miftus color lignificar. Nani
in cadore Dei verbi naturam inteiligijdeciarat illud,quod
Stf'7- in libro Sapientia;dicitur.Candoreiilucis alterna?. Item-
i,[oan.\, q Ue illud:Deus lux eO:^ tenebra? in co non fune vii? 5 ru-
. bor autem propria notaeft natura; homìnis,ex quo huma
ni gèneris primus parens Hebraico verbo di&uscft Ada,
quodLatinerubens ? autrubeus lignificar. Quod autem
fequitiic.Blefíttsex miììibws. Aut verbumè verbo,FÍXÍ/Í/-
ftrtnmìliibxs.ld vtroquemodOjVeltranflatè dicium acci-
pipoteit,vel proprie : tranilatè,quiaexceliitomnes:pro-
priè,quiaad immortalitatem nos ducit , nonfolumda*
ccndo,fed pra:eundo ipfe tanquam fignifer.Sequitur.Gi-
tut eius aurum optimum. Arcana auri lignificano varia eft
infacrisliteris. Nani interdum in auro diuina lignifica-
tur natura. Cerrètabernaculum tilud iufili 6¿ deferíptio-
nc Deià Mofeiegiilatore conftcu&umad vniuerfifimi-
litudinem effe&um fuífíe, omnes p.robati fcriptores fa-
tentur. Atqui in ilio arca illa facra Cherubinis circunv
fepta, & in eius inrerioripartelatens, imaginem contine-
bat naturas diuinae, qua? fimiliterinaitifsimacadi regio-
nechoiis cingitur Angelorum . Ea autem arca puriiU-
mo contegebaturauro : ex quo intelligitur auri vocabu-
lum, ad diuimtatem iìgnificandam infacrisliteris fole-
re transferri, IdemXaspè charitatem omnium maximam
*4poc4$. vjxtutemilgnìficatjquod liquetex Apocalypfis ilio, vbi
tepido cuidam, ¿deft, vacuocharitaris dicitur: Suadeo
tibiemereàmeaurumignittun. Poteft autem hoc loco
idvocabulum vtrouismodoaccipi. Nani fi aurum dì-
uinitascftjVerè dicitur Chriftus ex auro óptimo haberc
ÌXW.IU .capu^quoriiamviPaulusdifertèait:Caput QuittiDeus,
Sin
293 CANTAR DE LOS CANTARES
ello es, obtiene el principado entre todas; lo cual mismo Pablo significa muy
claramente, cuando dice: la caridad de Cristo que supera todo sentidos?. Pues
aunque todas las virtudes de Cristo en particular sean sumamente perfectas en
su género, sin embargo no sé de qué modo entre todas ellas destaca y sobresa-
le la caridad. No ciertamente así que oscurezca los demás bienes de Cristo o
no los haga aparecer, sino así que use de las demás virtudes como ministros, y
convierta los esplendores u oficios de ellas para su divinidad y uso. Pues ¿qué
hizo Cristo alguna vez o soportó pacientemente empujado por otros, que no
lo refiriera a la beneficencia y caridad del género humano? ¿Por ventura tiene
él tan suyo y tan eximio bien del que no nos haga partícipes, en cuanto lo per-
mite la cosa? Aunque en este lugar está latente en las palabras hebreas un signi-
ficado escondido, que no debe omitirse.
Pues lo que la edición latina: Su cabeza el mejor oro, el texto hebreo, su ca-
beza chetem paz, esto es, oro elegido y lo selecto del oro. Pues tienen los he-
breos tres nombres con que significan oro: Zaab, con que se significa oro pro-
miscuamente, sea puro o sea mezclado de plata o bronce; Paz, con que, sea
nombre del lugar donde se produce el oro selecto, o sea el nombre del oro se-
lecto y defecado, ciertamente se significa el oro que empleando fuego sale pu-
ro de toda mancha y de mezcla de otra cosa; Chetem es el mismo oro puro e
incorrupto, pero puro por bondad natural e índole propia. Con los dos últimos
de estos tres nombres, pues, la cabeza de Cristo se significa ser de oro por dos
causas: la una, porque con ellos solos se significaba el oro que es purísimo, para
que nadie pensara por casualidad que en la cabeza de Cristo había algo imper-
fecto o impuro, esto es, en su gracia y caridad, que es como cabeza de las demás
virtudes; la otra, para que constara que Cristo tiene una gracia doble, una de
55 Cfr. Fil. 4.
recordarlas dignamente; pero qué falta hay de oración, cuando los mismos he-
chos dan un testimonio más cierto que las palabras.
Se sigue: Sus ojos, como los de la paloma junto a los arroyos de las aguas, baña-
das en leche junto a la llenura. En la paloma se declara aquello manso y apaci-
ble, que Cristo predica de sí mismo, diciendo59: Aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón. En el ardor de las palomas y en la fuerza ígnea, que echan
por los ojos, se significa también la ardiente fuerza de su amor dirigici y orien-
tada siempre a nuestra salvación. A no ser que con estos ojos de palomas que-
ramos significar los dones del Espíritu Santo difundidos copiosamente en Cris-
to, y que viven y descansan en él, como escribe Isaías60: Y descansará sobre él el
espíritu de temor del Señor, el espíritu de sabiduría, el espíritu de fortaleza. Pues
con el nombre de ojos estos dones también son significados en61: Sobre una pie-
dra siete ojos, según la sentencia de san Jerónimo y de los antiguos padres.
Y lo que se añade: que descansan junto a los ríos abundantes, se añade por-
que como fue escrito: el Padre dio el espíritu a Cristo, no según medida, sino
ríos llenos o mejor un océano de aguas dirigió a él. Cuando digo de aguas,
quiero que se entienda Espíritu Santo, del cual hay este nombre en las Sagra-
das Letras, como aquéllas claramente indican: Quien cree en el Hijo, de su vien-
tre manarán ríos de agua viva; y esto decía, como el mismo Juan interpreta62
del Espíritu Santo, que habrían de recibir los creyentes en él.
Sigue: Sus mejillas, como eras de plantas olorosas de los olores de confección. En
las mejillas suelen aparecer los indicios de pudor y de bondad y de modestia y
de ánimo muy ingenuo y bien educado. Luego por mejillas rectamente enten-
demos que se significa la modestia, la mansedumbre, la bondad de ánimo, la
ingenuidad y las demás virtudes, con que como el rostro de Cristo era modela-
do y coloreado, y que estando en él admirables y claras le hacían amable y ve-
nerable ante todos. El cual concurso ciertamente de tantas y tan grandes vir-
tudes de Cristo con razón se dice ser semejante a las eras plantadas de olores
59 Mt. 11,29.
60 Is. 11,2.
61 Zac. 3.
62 Jn. 7.
Pues se sigue: Sus labios, violetas que destilan mirra que corre. De que sea es-
to verdadero, podemos interpretarlo incluso por el testimonio de los enemigos
del mismo Cristo, Pues una vez unos, enviados a prenderle, como le oyesen
hablar y, cogidos y dulcificados por su divina elocuencia, cambiasen la senten-
cia de cogerle, por qué no le habían prendido, preguntados por aquellos que
los habían enviado, dijeron64: Nunca hombre habló asi Y Pedro en otro sitio: A
dónde iremos, tienes palabras de vida eterna65; y David, como si se propusiera
explanar este lugar, así dice: La gracia se ha difundido en tus labios, por eso Dios
te bendijo para siempre^. Sus manos, redondeadas, doradas, llenas de jacintos;
que los hebreos suelen poner por manos lo que se hace a mano y algo muy
egregio y hecho insigne, es bastante notorio para los que conocieron las Sagra-
das letras, para que haya de ser confirmado con muchos ejemplos. Así, pues,
son las manos de Cristo, esto es, todas sus obras muy perfectas, pues con estas
palabras se designa la hermosura, cuanta mayor puede haber en las manos.
63 Ideas y términos muy queridos para nuestro autor son ios de concierto, concordancia, unidad cr-
ia diversidad para hacer resaltar la hermosura de una cosa.
64 Jn. 7, 46.
65 Jn. 6, 69.
66 Salmo 44, 3.
1*6 IN. QA P V T
tutum meritòfimilisefledicitur arcolis coniltis à pigmc
tarijsipropterea quod^uemadmodum ibi multi &c vario
iumeokorum ñores in vnampuìchriipeciemconfpiràt,
fíe .àie multitudó illa 6¿ diuerfitas variarum virtutum mi-
.rificü quemetam concentum conficiunt,itáq$ mirabititer
còcordant intcr fe,vt ex omnibus vna extet dignitatis fpc-
ciespulcherrima.Sedàgenis adlabia.Namfequkur. là*
htdiiiiusjtcut Uha difttfUhtia myrrhampnmam. Ho e qu emad-
xnodum verumfit,velipfius Chrifti inimicorum teftimo
nio poíTumus interprerari. Nam aliquando quidam mifs i
ad eomprehendeñdum illum,cum concionante ni audif-
.fenry& eius diuinadoquentiacaptijatque déìiniti fenten-
tlam capiendiápfum mutafíentjCurnon cóprchcndiíTent
Utn.j¿ cumjáb ijs,à quibus mifsi fuerant^ogati dixcrüt. Niinqua
Io¿n.6. flc¡oquutusefthomo.Et Petrus alibi!Quo ibimuSjVerfea
P/4/,44. vitgaetern^habcs:EtDauid,quafifieipropoíitüefíethüc
explanare locum, fie dicit.Diffufa eft gratia in labijs tuis>
propterea benedixit re Deus in &tcmum.Manus eius torna
•tiles4firè&plèn&1&a&nthìs*ì>Aztimiprx>eoquod manufit,6¿
omnirtò pro egregio, &¿ iníignialiquo fatto ab Hebrau$
poni (olere notius eft ijs,qui lacras literas norunt,quàm
vt pUiribus exemplis ílt confirmadum Sunt igitur manus
Chriftijid eftyvniuerfa illius operafumme pcrfe&a. Nam
iftis verbis eapulchritudo dèfignatur7quanta manibus po
t cít ineífe maxima.Pergitvlterius. Vemerews cbürneus$»
ftinóíus Japphyris Mcghzim nò ventrem modo, fed pectus
ctiam, atqueadeòomnemeamcorporis partem,quaeà
collo ad pubem vfque pertinet, atque edam ipfius par-
tís vifcerainteriora Hebraùsfignificat:figuratoautem S>c
arcano fermonead cor fignificandum transfertur, non
quidem quatenus vifeus vitale quoddam cft,nam eate-
nus proprie idíignificat, fed quatenus animalis fenfus
principiuti^&oniniurn cupidkatü rcceptaculü, & fedes
297 CANTAR DE LOS CANTARES
sede de todos los deseos. Así: Job67: He ahí mi vientre como lleno de mosto; f>s: Y
tu ley en medio de mi vientre; f®: Mi ánima y mi vientre; y70 Se humilló en tierra
nuestro vientre; y71 : Investigaste todo lo secreto del vientre; y71: Mi vientre por Mo-
ak Y que ese nombre figuradamente en este lugar debe ser tomado, fuera de la
misma razón de la sentencia y de los demás palabras puestas trasladadamente,
de las que se forma el texto de aqueste libro, lo pide el uso perpetuo; lo decla-
ra también el epíteto, que se añade en hebreo. Pues lo que nosotros decimos
de ébur, en hebreo a la letra: Su vientre blanco de ébur, y blanco para los he-
breos no solo significa blancura sino también pensamiento y agitación de
mente, en la que luce alguna luz de verdad. Y así, puede verterse: Su vientre
inteligente como el ébur; de donde se entiende que el vientre nombrado aquí
no está falto de sentido y pensamiento. ¿Cuál es, pues, el corazón de Cristo?
¿Cuáles sus sentidos? ¿De qué modo los afectos de Cristo? Blanco, dice, de
ébur, esto es, inteligente, cercado de zafiros, esto es, corazón no sólo ajeno a
todo ciego y turbulento movimiento, ni sometiendo tanto a sí y a sus deseos a
la razón, sino así obrando todo según el mandato de la razón, que sí no va ella
delante, ni pudiese sentir ni desear algo. Pues los movimientos súbitos de los
diversos deseos que suelen estar en nosotros y antes de que la razón vea que se
haga, se enardecen, de ellos ninguno hubo en Cristo, sino todos tomados se-
gún la voluntad y juicio, y por esa causa blancos todos, esto es, partícipes de la
luz celestial y de la razón, y por ello mismo honestos y predicables, y muy
comparables a los zafiros.
Se sigue: Sus piernas, columnas de mármol, fundadas sobre basa de oro fino.
La fortaleza de Cristo es declarada con estas palabras. La fortaleza, digo, no so-
lo por la que él es fuerte, y por la que destroza las fuerzas del diablo, sino tam-
bién la que él hace en nosotros, que nos unimos a él en fe y caridad. Pues de
Y estas cosas fueron dichas respectivamente de cada una de las partes; y las
que luego siguen de toda la grandeza de Cristo: El su semblante, como el del Lí-
bano, erguido como los cedros. Los vocablos de cedro y monte se trasladan en las
Sagradas Letras para significar las cosas que destacan en insigne grandeza. Y
así, los que destacan entre otros y los que obtienen el sumo y principal lugar
en los pueblos, son llamados tanto cedros como montes. Pues el cedro es un
árbol altísimo, y nada hay más elevado en la tierra que los montes. Y cuando
tanto los cedros como los montes se refieren a uno, y las cuales cosas cada una
de por sí significan excelente grandeza, unidas se atribuyen a una cosa clara-
mente se declara por singular y eximia razón que ella destaca y es grande sobre
toda medida. Así, pues, para que aprendiéramos lo que la cosa es, que nada
hay ni en la tierra ni en el cielo más sublime que Cristo y que él todo está he-
cho de excelencias, el Espíritu Santo unió en este lugar cedros y montes. En lo
cual ni le faltó causa y razón, porque eligió de entre los montes en especial al
Líbano, del que sacara semejanzas. Pues además de que ese monte, por la altu-
ra y por la grandeza y por altura y abundancia de árboles que da y por la bon-
dad de materia de ellos y por la oportunidad de las muchas cosas también pro-
vechosas para usos de la vida, aventaja a todos los montes, no solo de Siria, sino
casi de toda Asia, el que pueda ser trasladado a Cristo tiene propio y principal
el que dio toda la materia, que fue necesaria para el edifìcio del tiempo cons-
truido por Salomón en Jerusalén. Pues había en aquel tiempo una efigie espi-
ritual y celestial, que Cristo comenzó a fundar y funda siempre desde que co-
menzaron al principio a existir los hombres y que nunca mientras existan los
hombres dejará de fundar y construir, el cual es el único verdadero y gratísimo
templo para Dios. Y como el Líbano solo proporcionó todos los árboles, que
fueron necesarios para la edificación del templo, así toda la estructura de este
verdadero y eterno templo viene de Cristo hombre. Pues él nutre, él produce,
él sostiene, él finalmente acaba lo que hay, que se ha de plantar en este edifi-
cio, como Pablo, aunque insistiendo en un género distinto y diverso de trasla-
ción y semejanza, ricamente escribió74: Por quien todo el cuerpo, trabado y uni-
do por todos los ligamentos que lo unen y nutren según la operación de cada
miembro, va obrando mesuradamente su crecimiento en orden a su conformación
en la caridad. Por último finalmente para que la esposa no omitiera algo, que
perteneciera a la alabanza de Cristo, comprendiendo en una palabra diversas
cosas añadió: Su paladar suavísimo y todo él deseable, o, como significativa-
mente se lee en hebreo: todo él, deseos. Tal es el mi Amado, y tal es el mi querido,
hijas de Jerusalén. Las cuales hijas de Jerusalén, esto es, los hombres bien afec-
tos para con Dios, pero simples e ignorantes, cuando ilustrados por esta ora-
ción de los perfectos, aprovecharon mucho en el conocimiento de las cosas di-
vinas y de Cristo, con el mismo estudio con que son encendidos en la
búsqueda y encuentro de Cristo; también, lo que acaece mucho en el amor de
Dios, que el amor se apodere de uno en otro, y como por un contagio serpee
fácil y anchamente, se inflaman y son arrebatados por el fuego del amor, con
que ardían los perfectos, luego que los vieron ardientes y abrasados.
74 ££4,16.
Lo cual declaran, las cosas que siguen: ¿Dónde se fue el tu Amado, oh hi más
hermosa entre las mujeres? Dinoslo y le buscaremos. Pues promete su obra, no ya
que se exhiban oficiosos para con los amantes y ardiendo en el estudio de en-
contrar a Dios, sino también porque ya también ellos comenzaron a ser ama-
dores de Dios, habiendo oído la grandeza de su hermosura; y arden en deseo
de verle, si no tanto como ellos, al menos no de muy distinta manera. Pero ex-
planadas estas cosas así verdaderamente y en gran parte según la sentencias de
los antiguos padres ¿qué impide, cuando casi todas las sentencias de estas le-
tras, son fecundas en muchos sentidos, que saque en medio la inteligencia,
que ahora se me ocurre y que está latente en esta efigie de Cristo descrita por
Salomón? Lo cual, aunque de lo que poco ha dijimos, no sea poco diverso, sin
embargo no es falso de por sí, o repugnante a la anterior. Y no es distinta a lo
que Daniel75 como vemos, interpretó por ruego del rey de los babilonios. Pues
como él aquella estatua o estatuas de semejante figura, que el rey vio en sueño,
dijo las razones que significaban y mostraban reyes tanto caldeos como des-
pués los que gozaron del imperio del orbe; de manera semejante yo ahora
pienso que esta imagen de Cristo, o en la descripción de la imagen de Cristo,
no solo es declarado cuál sea él, sino también es significado y como pintado el
reino suyo, que ahora tiene en la tierra, y que comenzando desde el momento
de su muerte, extenderá después por todas las edades del siglo hasta elfindel
mundo, esto es, el reino de la Iglesia militante, que se dice. Pues el inicio de
esta Iglesia y reino y como cabeza, y el primer tiempo de la santa Iglesia, que
desde el tiempo de los apóstoles y los que enseguida sucedieron a los Apósto-
les, los doctores, hasta el tiempo de Constantino, rey de los romanos, llegó,
fue el mejor oro, que aquí se dice76.
ramente florecieron aquellos fecundos siglos de paz y justicia tanto tiempo an-
tes anunciados y prometidos por los sagrados profetas y con tan gran peso de
palabras.
Y como la naturaleza puso los ojos y casi todos los demás sentidos en la ca-
ra; así toda la luz de la sagrada inteligencia, con que dirigimos la vida hasta es-
te tiempo, cualesquiera que somos dignos del nombre cristiano, brilló en aquel
tiempo de la Iglesia. Entonces los dones del Espíritu Santo, de los que el ánima
usa casi ante los ojos y los sentidos y que ahora se dan ocultamente y a pocos,
se conferían por todas partes y abiertamente. De la cual riqueza y copia de bie-
nes divinos, como cabellos de su cabeza dignos de una cabeza áurea, hubo tan
gran abundancia de buenos, tan copiosa cosecha de santos, tantos mártires,
tantas vírgenes, que llevaban una vida celestial en la tierra, quitado casi todo
sentido de la carne, que en verdad fueron semejantes a puntas de palmas. Pues
colocados en la tierra con vida y aspecto humilde, no contados entre los demás
hombres, con la cabeza tocaban el cielo, o, si queremos hablar verdad, estaban
sobre el cielo con la altura de ánimo y mente. Y los tiempos que siguieron des-
de Constantino al pontífice romano Gregorio, excelente en doctrina y en san-
tidad, en los que, establecida y devuelta la paz externa de la Iglesia, debió flore-
cer más y brillar la caridad cristiana; y el oro de la primera Iglesia, que brilló
tanto, de resplandecer más, no sé de qué manera comenzando la cosa a ir a pe-
or, y remitiendo poco a poco e insensiblemente todos los estudios de verdade-
ra piedad, fueron tiempos no ya dorados, como los anteriores ciertamente, si-
no de marfil. Pues como el marfil tiene ciertamente un brillo admirable, y la
misma rareza le da precio, sin embargo no es tal, que con el oro pueda com-
pararse en precio y en excelencia de naturaleza; así aquel siglo en comparación
con el primero fue más malo, y sobre todo más porque tuvo menos candad,
en que se contiene especialmente la vida cristiana; pero sin embargo fue muy
dichoso y feliz, si lo consideras en sí mismo. Pues retuvo mucho de la primera
pureza y piedad de vida, y aunque en gran parte fue de marfil, sin embargo el
marfil se veía cercado en aptos lugares por oro y por piedras muy preciosas, a
saber, zafiros y jacintos. Pues tuvo aquel tiempo pontífices muy santos que co-
mo dedos dorados fueron en aquel cuerpo; tuvo a los que ahora si tienen por
grandes lumbreras de la Iglesia, doctores por la sabiduría y por la santidad; en
aquel tiempo sobre todo se comenzó a frecuentar el género de vida monástico.
Pero bien es que el mármol y que este lapídeo rigor caiga finalmente en el
oro, y bases doradas sostengan las columnas marmóreas. Pues seguirá el cuarto
tiempo de la Iglesia, y aquel último tiempo tanto de la Iglesia como del mun-
do mismo, en el que vueltos los estudios de ios hombres al culto de la virtud, y
reformadas a mejor las costumbres de ellos, impartiendo Dios muy copiosa y
admirablemente a los fieles los dones de su espíritu, aquella primera y vieja ca-
ridad y justicia, acompañada por el coro de las demás virtudes, volverá al anti-
guo y en verdad ancestral suelo de la Iglesia, como de regreso a la patria. Pues
nadie puede dudar que ello será y sucederá en el último tiempo de la Iglesia,
quien al menos quiera juzgar debidamente y considerar los momentos de la
razón o la autoridad de los santos padres o al menos las profecías de los sagra-
dos profetas y apóstoles. Pues primero consta que en este tiempo la república
de la Iglesia estará en el mayor peligro e incertidumbre, y es justo que Dios le
78 Lue. 14.
jo 4 IN CA p
V T
deDeucalione^Pyrrhaferüt fabulae,dcfaxiseííe natos.
Nana quod olirà per homìnes non folum inermes, feà ab
«>mai etiam humano prandio mirabiiitenmparatos: nec
foiü non violenter,fed ne vafrèquidem, &c aftutè aliquid
agentes: contra auté inaudita animi iimplicitate,lenita£e-
quepraeditospraedicabatur, &propagabatur Euagelium.
Idnoftra state nos ipil vidimus ( non quidé principú cui-
pa>aut còfiiiOjfed priuatorü rapaeitate,& auaritia)incuica
rijatque tradi per homìnes ferro fuccin&os^uri magis ra-
piendi,qua vera?religionis in aliorü ánimosinferendo cu
pidosriaánira edita ftrage hominumjtotifque non modo
popiiììSjfedgentièusetiamadinternecionem deietis. Vt
^tn<rem iftam quemadnaoxium gefta eft,ritè confiderei iti
Zuv*i4* dicare omninò debcat parabolani ilLam Euangelij, in qua
quod qui inukati ad conuiuium cirant, venire noluiifcnr,
ali) per vim adducili&: in triclinium intronatisi dicuntur,
in hatcpotifsimuin tempo ra,&: in hanc Euangelij praedi-
candirationemirdataàChriiiofuùTe.Sedbeneeft quod
marmor,quodque i&elapideus rigprinaurum raderai de-
iinetj&bafèsaurear columnas macmoreas fufifulcient.Se
queturenim quarta actas Ecclefia%eaque cùm Ecdeijae,tü
mundi ipíiusactas vkima>inquaftudijshominum ad vir-
tutiscukuraconuerris,&Lmx>ribus eorum reformatis in
mdius, De© precìpue copiofè &¿mirabiüterfpiritus fui
dona fidelibus impertiente,prima illa Sevetus chantas;
atque iaftitiajOmnium virtutumxhoro comitata in anti-
quum,&; vereauitum Ecclefice fokim;tanquam poftlimi-
nio rcuertctur.Namquin id ita futurum\ ai que euenrurü
üt vkimo;£cckfíxtepo re, dubitare nemo potefi,quimo
«do., attt rationis momentajautfan&orum patrum antho-
xitateSjaut certe facrornm vaticinia Prophetarü,& Apo-
&olommrìtè expenderé^ cofiderare volucrit.Nampri-
smcé&at co tempore rem Eccieílae pufrlicam in íbmmü;
venta-
305 CA NTAR DE LOS CA NTARES
79 II Cor. 10,4-6.
antiguo amor para con aquel pueblo. Pues alegre por la salvación y la vuelta a
la buena mente del pueblo, que hasta tanto amó antiguamente, que se dignara
nacer de él, y contarse entre los judíos, y de allí llevar la luz de la esperanza y la
salvación a los demás pueblos y gentes, no pondrá medida alguna a su largue-
za, sino difundirá todas las riquezas y copias del tesoro celestial en la Iglesia.
Pues si cuando primero se la unió y casi se desposó con aquel pueblo pues-
to en libertad de la tiranía de los egipcios, tan liberal y tan munificente fue
Dios con él, cuanto conocemos por los escritos mosaicos, ¿cuál para con él,
con qué ánimo, cuan aplacable y misericordioso pensamos será, cuando des-
pués de tan largo alejamiento comience a volver a la gracia con él, y sobre todo
en el mismo tálamo e instante de las nupcias y tiempo inminente? ¿Por ventu-
ra no le apacentará en los bienes celestiales, con el ternero separado y reserva-
do para ese tiempo, esto es, lo cebará con eximios carismas? Los cebará en ver-
dad, y a esa opinión me inducen no alguna leve conjetura, sino los testimonios
clarísimos de los profetas. Pues Zacarías mirando hacia ese último tiempo de
la Iglesia, y en ese tiempo a los judíos convertidos a la fe de la Iglesia, en la
persona de Dios dijo claramente80: Y derramaré sobre la casa de David, y sobre
los moradores dejerusalén un espíritu de gracia y de oración, y mirarán hacia mi a
quien traspasaron. Pues que este vaticinio de Zacarías se refiere a las postrime-
rías del mundo y al tiempo de la conversión de los judíos, san Agustín81, gran
luz de la Iglesia, lo atestigua y se colige no oscuramente en Juan en el Apoca-
lipsis82. Pues tratando de aquel tiempo aludiendo a estas palabras de Zacarías
escribió: Y he aquí que viene con nubes, y lo verán todos los ojos, y cuantos le
traspasaron; y se lamentarán, etc. Pero ¿qué dice Zacarías? Derramaré, dice, el
espíritu de la gracia y de oración sobre la casa de David. Y Joel83, que predijo
la abundancia de dones del Espíritu Santo de la primera Iglesia, ¿cómo habló
también? Y derramaré, dice, mi espíritu sobre toda carne. De manera que en dos
tiempos diversos casi lo mismo y con las mismas palabras y género de oración
vemos escrito por dos profetas, sin que dudemos de que en ambos tiempos ha-
ya sido la Iglesia de forma semejante feliz y copiosa en los bienes de la gracia.
Y Isaías tanto en otros lugares, como sobre todo en el último capítulo dijo
muchas cosas pertenecientes, a esta copia de bienes celestiales, que decimos ha-
brá en la Iglesia al fin del mundo. La cual copia, velada bajo nombres de bie-
nes corporales y de cosas ciertamente, la describió él para entenderla grande y
suma espiritualmente. Pues de aquel estado y último tiempo de la Iglesia que
él trataba se puede colegir incluso de que toda la exposición y predicción se
termina y se encierra en la predicción del fin del mundo y recuerdo del último
juicio. Pero nada hay niás claro que la conclusión de Pablo, si se considera
muy atentamente qué fuerza tenga. Pues escribiendo a los Romanos, así dice84:
Y si su caída es la riqueza del mundo, y su menoscabo la riqueza de los gentiles:
¿cuánto, más lo será su plenitud? Y más abajo: Porque si su reprobación es reconci-
liación del mundo, ¿qué será su reintegración sino una resurrección de entre los
muertos?, Argumenta pues, a minori, según aparece. Pues si los judíos no reco-
nociendo a Cristo en gran parte, ni teniendo fe en él,y despojándolo por eso
de la regia dignidad y de la gloria y verdad de la religión, Dios se hizo una Igle-
sia de entre las gentes, y la llenó de los mayores bienes, para traer al sentimien-
to de la misma fe a los judíos encendidos también por esta razón, por la envi-
dia y el estudio de la emulación, como el mismo Pablo escribió eri la misma
epístola: Digo, dice, ¿acaso lo rechazaron para caer? No, sino su ofensa y ruina
es salvación para las gentes, para provocarlos a emulación. Si, pues, lo que Pablo
Y si, cuando fueron alejados aquellos de Dios y tenidos por enemigos Dios
hizo bien a la Iglesia de las gentes, que quisiesen ser partícipes de los mismos
bienes, y así entrar a la Iglesia; como ya hubiesen entrado en ella y la llenaran
en buena parte y comenzaran a ser gratos y queridos para Dios, en verdad la
Iglesia volverá a las mismas riquezas espirituales, en que antiguamente abun-
daba, y resurgirá a aquel su prístino decoro, y vivirá y brillará, y resplandecerá
anchamente en ella la luz más brillante de todas las virtudes, que ya casi pen-
saba extinguida, la caridad; y serán semejantes los últimos a los primeros, la
cabeza a los pies, o, como David cantó muy elegantemente, el nacimiento y el
ocaso de la Iglesia ínfundidos de gran copia de placer y alegría celestial serán
parecidos y semejantes entre sí. Pues aquél en el salmo 64, en el que vaticina
brevemente sobre el reino de Cristo y el nacimiento e incremento del tal rei-
no, y de toda su felicidad, como convenía a un poeta divino, figuradamente y
tomando semejanzas de las obras de la naturaleza y de las cosas rústicas, entre
otras cosas, lo que refiere a la razón propuesta, así dejó escrito^: Haces exultar
las salidas de la mañana y de la tarde. Pues lo que en la vicisitudes de los días
y de las noches pasa saliendo el sol y muriendo, de arte que esos dos tiempos
del día sean muy alegres y gratos, cuando el día comienza cayendo las tinie-
blas y volviendo a su color a las cosas, o cuando cayendo el sol y remitiendo
del calor del mismo mediodía y soplando suavemente las brisas, se alegra el
85 Salmo 64, 9.
5o8 IN QJ P V T
los prouocarcnuSiigitur ,quod Paulus& illum cnarrans
Augult.argumentantur, Deus vtgemiü cxcmplo ad vera
Chriftifìdem ludios pcr.t!raheret,gentesipfas amore cò-
5plexus,faiuas ilLas effe vo'luit,ncc;Ìàluasino.do,fcd caslcfti-
bus,ac mirabiUbus donis iocupleratas,a£que au£Us : ipfis
tune íudxis etroreiuo agmtOjarquc.depofitoad Chriftu
conucrilsjipfumque vnicè amantihus cófentaneum pro-
fedo ratio:ni eft,Deum cseieftes&ias in Eecieüá opes, ma-
xima largitate eflfufurum. Et fi <:um abie&iilli à Deo fue-
xñtySc pro inimicis habí tj?£cclefi£ gentiu èenefecit Deus,
iUi vt participes effeciapejxnr eomndehencficiorü, 6¿ fic
inE,cc!efiamíntt;aceíir:cüinveam intromifsi iam fuerint,
cam que ipíi bona ex parte copleuerkit, Deoque^íTe cce-
perint gra£i>atque charijprofe&o Ecckuaad eafdem fpiri
tuales,Qpcs)quibus olim abuedabat^edfoir,&ad prifrintt
Üiudfuum decus re£urget,váuetque atqucehicefeit, latèqj
fpLendehitin illa 7 quod iamprope extin&u-m putabatur,
omnium viitutum lucidiisiimurn lumcn^chaxiras^erunrq;
fimiliavltimaprimisjcaputisedibusjautiìcut Dauid ele-
gantifsimè cccinit:Or*usit&: Occafus Ecclefiae maxima cej
ieflis lamtia^atquc volaptatisperfuiìcopia,paresInter fé,
atq; fimiles.erunt Etenimiilein Piàlmo fexagefMiìoquar-
to,in quo Pfal mode Chri£lii;egno>emfq, regni ottu, arq;
incremétiSjdeqjomniciusfceìicitatejVt Poeta diuinü de-
cebatjbieuiter vatidnatur&iiguratc.,&: à rebus arufticis,
naturseqs operibus fimilitudinibusduftisintcr alia., quod
f ad prop.oiixà racioné pertineat, fic fcriptu reliquk. Exitus
*' 4* jnatutini, 8¿ ^ efpercdclccì;ibis.Quodeniminvicifsitudi
nibus dierumAC noCtiu,oriente Sole,atque4ecedente co
tingi^vtea duo tépora dici tata maximè,atqucgcata iìnr,
vcl cu diesdece4ciìtibus;tenebdsappcterer&: rebus fuus
coLoi incipit reddi,velcum occidente :SoÌe,<8£ ilio pome-
ridiani tcinporis,aefturemif tente fe,& aurisìeniter Jpiran
tibus
309 CAN TA R E> EL OS CAN T,A R E S
mismo rostro del cíeloy- del -aire de nuevo; de manera semejante en este, reino
de Cristo, de que tratamos, el amanecer y-el-ocaso, dice que los;inicios|y los fi-
nales serán igualmente alegres y: felices. Alegraste,, dice, el último tiempo; de la
Iglesia militante que muere, a saber, con aquel tipp de alegría y placer,que te
conviene sobre todo, y con el que conviene dotar e imbuir especialmente a los
hombres, alegrastè'còn el divino y celestial como los inicios y primeros naci-
mientos de la misma Iglesia. Pero ya sigamos lo propuesto.
TO^ÉRAE ,
TERTIÀ EXPLANATIO,
Pues dice: Vine a mi huerto, hermana mía, esposa; cogí mi mirra con mis olo-
res; comí mi panal con la miel mía; bebí mi vino y la mi leche: comed, compañe-
ros, bebed y embriagadvos, amigos. Con las cuales palabras el esposo invitado
por la esposa, significa que quiere asentir a sus deseos, y porque ella se había
sometido, él demuestra que se Ka metido en ella, y así como la Iglesia en la an-
terior oración testificaba su sumisión a Dios, así Dios con estas palabras atesti-
gua figuradamente como lo demás, e insistiendo en la comenzada alegoría,
cuan grata le fuera aquella sumisión. Pues como en día festivo suelen los hom-
bres dedicarse a comidas en los huertos, así Dios responde que vendrá al huer-
to, a donde es invitado, juntamente con los compañeros, y comerá con ellos
para significar mayor fuerza de alegría; y así, cuenta una a una las comidas, y
como si ya estuviese comiendo, invita a los compañeros a comer y beber jun-
tamente. Con lo cual significa, cuan grato le resultara el culto, que le daba la
Iglesia, aunque los sacrificios de aquel modo le fueran aceptables en aquel
tiempo, y cómo en ellos como interviniera y como los honrara la presencia de
su poder. Pues, como consta de las Sagradas Letras, Dios muchas veces, cuan-
do la vieja Iglesia de los judíos le ofrecía sacrificios, enviando fuego celestial los
tomaba, y con niebla también celestial de repente llenaba el tabernáculo y
templo, lo que se tenía por signo muy cierto de la presencia divina. Y cierta-
mente en todos aquellos sacrificios Dios comía en cierta manera con los que lo
inmolaban. Pues, como dijimos antes, en el sacrificio había una imagen de
banquete. Pues de la víctima, que era matada, una parte era quemada para
Dios, otra matada para el sacerdote, de la tercera se alimentaban los que ofre-
cían el sacrificio86.
Por lo cual con razón dice, vine a mi huerto, esto es, en los conventos y reu-
niones de la religión instituidos por ti muchas veces me metí, intervine en tus
días festivos. Cogí mi mirra con mis olores, esto es, bebí los tomillos de olor sua-
86 Toda esta historia de la Iglesia preevangélica está contada también por fray Luis en «Brazo de
Dios» (cfr. Onís, II, 57-66).
jio IN C ATV T
acqueiocupieta^quodindicantjquse fcquuntur.Nam in*
qu irt Veni in hwtxm meam forar mea Zponfa, mejjm myvrh* me£
cam 4YQma;ib¡4$ mets^comedtfáuitm curri melle mto^htbiywucum
Utfameo . camedut ¿mict&bibite><& melm&mìm chdnfsìmL
Quibus verbi s fpotffus Lnuitatus ab fponla,iìgnificat fe U-
IÌUS voris annuere velle,&: quia ília fe ipil fubmiferat ? ipfc
jfein earn tnfinualle demonítrat,S¿: iìcut Ecclesìa fuperiori
orationefuam erga Deum uibmifsionem teitirìcabatur,
ile Deus hìs verbis,quàm grata ubi ea fubmifsio fuerit,tc*
itamr figurate vt cg tera,¿c in inftitiira allegoria periìftcns*
Nani iìcutfeftodie in hortisepulis vacare folent homi-
neSjücDeusfe venturum inhortum, quo inuitatur,rc-
fpondet v a i cum focijs,&: quo maìoretn vim ketitiae fig-
níácet, epuiaturum cumillis, ìtaque epuìas nomina-
tini recenfe^&quailiani cpularetur,focios ad vnà epu-
landum , & porandum inuitat: Quo lignificar, quàm gra*
tus jpíl accideru is cultus > quemeiilla exhibebat Eccit-
ila rquamque iiiiusmodi facrifkiaaccepta ipil ilio tem-
pora faerint, & quoi$odo illisquodammodointcrfuc-
m » eaque veluti honeitauerit fui numinis praefentia.
Haiti, ¥t ex facris conftat literis , faepiusDeus , cum illi
famficia orYetebat vetus ludaeorum Ecclefia igne caeli-
tus immolo eavab£umebat » nebulaque item cadetti Cu-
bito oppkbat tabernaculum , atque templum, quoddi-
uina; pr&Ceniiajiignum certifsimumhabebatur. Et cer-
te in omnibus illisficnfícijs,cóuiuiú quodámodo ¡nibat
Deus cu ijs, qui cairn ni olabant,Nà,vt fuprà diximus in fa-
criiicio co uiuii quo? iá imago inerat.Nàm hoftiai, qua? cas
debauir,vna pars adoiebarurDeo,aÌterac*edebat fa cerdo
tatema vefcebantur,qui hpftiam affercbant,Quare meri-
t ò inquìt^erJmlwrtummettmtidtÙ.9m conuentus,atquecoe
tus religionis caufaabs te inftitutos me f^pe inünuauúdie
bus tuis feftis 'wtctfuitMcjjMmynham metm cum arommhus
mets$
311 CANTAR DE LOS CANTARES
vísimo, que están en esos aromas: comí mi pan con la miel mía; bebí mi vino y
la mi leche, esto es, recibí con gusto las partes de las víctimas ofrecidas a mí y
quemadas sobre el altar; en vuestros sacrificios también yo comí juntamente,
ansí diciendo: Comed, compañeros, bebed y embriagadvos. Y hasta ahora fue
descrito el tiempo de la Iglesia que pasó bajo la ley;.y las cosas que desde este
lugar hasta el final del libro se siguen, se refieren al tiempo de la Iglesia, que
ahora es y que le será ultimo en esta vida, del que la Iglesia aparece así hablan-
do87: Yo duermo, y mi corazón vela: la voz de mi querido llama: ábreme, hermana
mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, y
mi cabello de las gotas de la noche. Pues con estas palabras se describe ya la con-
dición de la Iglesia en el tiempo, en que Cristo nació en la carne, y figurada-
mente se describe la razón de Cristo naciendo en la carne e invitando al con-
junto de los judíos a su culto y amor. Yo duermo, dice, y mi corazón vela. O
refiere ambas cosas a sí, o una a sí, la otra a Cristo. "Aunque yo, dice, dormía
afectada en cierta manera por el tedio en la tardanza de su llegada; mas Cristo
vigilaba mi corazón, que sería fiel a su promesa; o, aunque yo parecía dormir en
algunas partes mías, algunas de las cuales vueltas a las preocupaciones terrenas
se preocupaban menos de las celestiales, sin embargo con el corazón, esto es,
con las otras partes mías más excelentes vigilaba, excitada por el deseo de la lle-
gada de Cristo, y fija y dirigida hacia él; o, al menos, yo, como los que dormi-
tan o duermen, apenas reconocía las cosas que tenía ante mis ojos, pues estaba
ante mis ojos Cristo nacido de mí y vistiendo mi carne, y no le reconocía; mas
él vigilaba con preocupación y estudio de mi salvación. Y así, no solo se me
mostró a la vista en mi carne, sino también atestiguando con blandísimas pala-
bras que él había venido, pidió entrar en mi casa"; y expone las palabras, con que
Dice, pues: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, Abre porque
venía a ella, para significar que no le quedaba fácil la entrada, esto es, para en-
señarle que sería duramente recibido por los suyos88. Hermana mía, amiga
mía, paloma mía. Estas blanduras de palabras, primero, son indicios de un
ánimo tiernamente amable e ilustres testimonios del que desea meterse en el
ánimo del que ama; después, tienen gran fuerza para persuadir, pues la misma
repetición de ellas lo atestigua, el que dice estas cosas no solo desea conciliarse
la voluntad de otro, sino también hácelo de todas las maneras, intenta todas
las entradas, lo procura todo hasta conseguirlo. Por lo cual de estas cosas tras-
ládalas a Cristo, primero se entiende cuánta fuera la gracia, cuál la dulzura,
qué gracia de palabras y sentencias de su misma doctrina y lenguaje, con que
intentó traer a su fe a la Iglesia de los judíos, y así escribe por esta causa: Y se
extrañaban todos con las palabras de gracia, que procedían de su boca. Lo que
88 Aquí comienza una larga explicación prolongada por los caps. 6 y 8 sobre la acritud negativa del
pueblo judío que fray Luis, como anotamos antes, comentó en «Brazo de Dios», y también en «Camino» re-
pite brevemente (cfr. Onís, I, 120-21).
$ix. í N QAVVT
ces^quìbus Ch.riíhis,poítquaapud nosnatus cft,irmttauk
ipiàm.tìc dictns+Voxdileóli mei)apertmiht[orormc<t,*micAme*
mlumba meaìtmmaculatamea>cjé4capxtmcumplenurn ejì rore,
& cincinni meigutm noclium. Quae cft oratio Chriíü ea,qua,
Iudeorum Ecclcilam ad fé admittendum hortatus eft:au£
eerrèjqua Chriftideíídcrium atqueconaius fe inilnuandl
inanimis ludajorumik figurate defcribitur, vt etiam ex
eacolligaturipfumiam induci natuminter homincs , §£.
humana carne veítitum.Qupd perfpici poteft primum ex
co quod nufquam ante hunclocum Chriilo in hoc libro
humani corporis dantur membra : deinde quia antea Ec-
cleilarogabatipfe, vtreli&adpmofeinagru fequeretur*
vtpote qui nondum verfaretur inrer hornines: nunc aut é,
vt qui homo iam cfikt,fe domum inrromitti poftulat,Po
ibernò quia hieprimum fugore oiFenfus^ piuma ma-
dens,ideit,rebus arfedus molefìis Chriftus inducitur, ex
quoenim humanum corpusinduir,vit£ehuius asrumnas
perferre coepit. Ait igum^pmwì.iJMormeajamtcamea^o*
lamba mea, ^4ftri, Q¿ua ad illam veniebat, vt fignificaret,
non patere Ìpfifacilemaditum,ideit,vtdocererfore vt à
fuis aegrè reciperctur,&»w mea^mtea mea%columb* mea7 Hae
verborum blanditia?,primò animi tenere amantis indicia
funt,&: in eius,qnem amat,animum ie infornare: cupietis,
illuftria teftimonia,-deinde magnani vim habentadper*
fuadendum>ipfaenimcorum repetidoleítatur,qui.hax
dicit,nonfoÌùm cupercalteriusvoluntatem conciliare fi-
bi>fed &:idomnibus modis agere>omncs tentare aditus:
omnia,quoidaflequatur,conari. Quareexhis ad Chri-
ilum traniìatis primo intelligitur ipiius dottrina atquc
fermoais eius, quo pertrahere ad fui fìdemludseoru Ec*
clefiam conatus e^quantagratiafiíeri^quaí dulce4o,quÌ
verborü,atquefententiarü iepoSjitaqueobiftam cauiàm
&ùbù.ur;Et ftupcbaat omnes iafeiraonibus gratin, qui
procc-
313 CANTAR DE LOS CANTARES
atestiguan las mismas palabras que decía, nada más blando que las cuales pue-
de pensarse. Pues llamaba a todos al descanso, a la libertad de los deseos y pre-
ocupaciones, que atormentan el ánimo, a la mutua caridad, y colocaba la su-
ma de toda su doctrina en que fuésemos benéficos unos con otros. De donde
ciertamente son aquellas palabras: Venida mí todos los que trabajáis y estáis can-
sados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros, y encontraréis el descanso pa-
ra vuestras almas, pues mi yugo es suave y mi carga leve. Y de nuevo: Aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, y en otra parte: Este es mi mandato, que
os améis mutuamente. Además, de estas mismas palabras se entiende con cuán-
to estudio de la salvación de los suyos se encendiera el mismo Cristo y cuánto
deseara concillarse las voluntades dé todos, cuando con tantas y tan blandas
palabras procuraba penetrar en los ánimos de ellos, lo que cumplió en reali-
dad, pues ¿qué no hizo o intentó para ganarse los ánimos de los judíos? Pues
con la palabra, con el ejemplo, con la beneficencia, con los milagros, animan-
do, rogando, amonestando duramente, a veces con amenazas, a veces con rue-
gos, no pocas veces con reproche más severo, por sí, por otros, empleando to-
dos los recursos intentó romper los claustros del corazón de los judíos,
finalmente, derramando su vida misma se afanó por nuestra salvación.
Y lo que se sigue: Porque mi cabeza está llena de rocío, y mi cabello de las go-
tas de la noche, se refiere a lo mismo. Pues en ello Cristo pone la causa más efi-
caz con que persuada a la Iglesia, cuánto la ame y cuánto desee ser amado por
ella, y que nada omita de las cosas que de cualquier modo miren a conciliar
ese amor. Pues dice que llega lleno de rocío y húmedo por la lluvia nocturna, a
saber, significando figuradamente con ello, que él habiendo tomado nuestra
carne ha caído en las tinieblas de la vida humana, y es afectado por los males a
que esta vida es sometida. La cual sola cosa comprende y contiene todas las co-
sas, que nos encienden a amar a Dios y nos ilustran a la virtud. Cuando Cris-
to, hecho hombre por los hombres, soportó las miserias de la vida humana
y males muy duros, no hay por qué los hombres permitan ser rogados en vano
por él en alguna cosa, pues lo vio Pablo que se sigue de ello, y así, escribiendo
a Tito, argumenta85: Se ha manifestado la gracia salutífera de Dios a todos los
hombres, enseñándolos a negar la impiedad y los deseos del mundo, para que viva-
mos sobria, justa y piadosamente en este siglo90. Y como colige lo mismo, que
Dios nos lo ha dado todo, porque entregó a la muerte por nosotros a su hijo
hecho hombre; así a su vez nosotros colegimos,que nada hay que no debamos
a Dios, incluso solo por este nombre, porque quiso nacer hombre y soportar
los males humanos por nosotros, esto es, ser humedecido por el rocío y empa-
pado por las gotas de la noche.
89 Tit. 2,11-13.
90 Rom. 8,
3 i4 I H C'A P r r
acccndunt& ad virtutem erudkmt. Nam quando Chri-
ftus pro hominibus homo fadus humanas vitse miferias,
Òcacerbifsima maia pcrtulit,ti5 eft cui homines ab co vlk
in re fcfruftra rogati iinant, idenim ex eo fequiPaulus
Tìwm.i. vidit5itaq; adTitú fcribens argumetatur.Apparuit beni-
gnitas,& humanitasSaluatoris noftri Dei omnibus homi
M@m g nibuserudies no^vtabneg&es^mpietate&ffcularia de
iideria iuftè,& pie viuamus in ho e fseculo.Et vt idem eoi
Icgit.Deíí nobis omnia donaiTejquia fiiium fuum homi-
nem fadum pro nobis in mortemdedit, Ile retro n©S
coiligemus, nihil efiequod nos nondebeamus Deo> vel
eo folum nomine ? quòd fé hominem nafei voluit,& hu-
mana mala pati pro nobisjidautem eft,rore madefìerì,8£
guttlsno&ium perfundí.Sedièqukur. Sfàìaémttunica
mea,qMmodo induaritUi-LaHípedes mto$ y (¡uomodo inqmnabo si-
los r Quafponfa? cun&atione, & cauMcationeillms iti
obediendo fegnkies, OC quidam animi, atque amoris
languo-r, atqué remifsio íübindicaíur . Quse declarant
segrè a-dmiíTum ftiiiTe Chriftum ab eo populo, in quo
tune continebaturEccicfia, multi enhn ex ilio ipfum no
iolumfpreue mnt, fede tiamingrate perfequutifunf. At-
que quemadmodum fponfusmhoc loco amore fpon-
ix, ardens,&:ipflus cóuenienda; eupidttate inflamatus,no
£ u feitineri dediiTe dicitur,neque tenebris impeditus.ne
que imbre,quimebat ? prohibitus T vtque eipro irlo offV
ciò , fuum, quodtantopere teftabatafjamoremjfpon-
fa maiamreddensgratiam 3 ipiìus videndi caufa id labo-
ris, qui inveite pò fita iterumfumendafuftinetur, ieuif-
fìmus ceri è qui eft/ubircnoiebat/ic tune pro carne no-
íka íufcepta,proq; vitaagrumnofa noftri cauíalaboriofif
iimè à Chnito accludaci itudia voluptatis èù ambifionis,
que; aditü ílíi ad ipforu corda obitruebà^nolucrunt defe-
icrc^vocatiq» ab illo?& ad cpulas EuageHj lautiisimas inui
tati^.
315 CANTAR DE LOS CA JV TARES
por los vientos resuena y hierve en oías, y no se contiene a sí mismo; así ellos
conmovidos por el viento del Espíritu Santo, metiéndose el mismo Cristo en
sus ánimos y originando en ellos admirables movimientos, comenzaron a ar-
der en la fe y amor de Cristo, hasta que, dejadas todas las otras cosas, pusieran
todo su estudio solo en buscar y seguir a Cristo; de cuyas personas son las pa-
labras que siguen: Levánteme a abrir a mi Amado, y mis manos gotearon mirra,
y mis dedos llenos de mirra muy suave. Pues éstos, en resonando sus oídos con
las voces de Cristo, y sus manos metidas por el agujero, esto es, su fuerza ocul-
ta golpeando sus ánimos, se levantaron, esto es, despreciados los bienes en que
como en lecho descansaban, solo amaron a Cristo. Y así, se levantaron a abrir
la puerta al Amado, esto es, no solo a introducirle a sí,a quien ya tenían en el
ánimo dándoles llamas de amor y fe, sino para meterle en las mentes de todos,
y para hacer patente a Cristo a los corazones de todos, removidos los claustros
de la infidelidad.
Por lo que añade: mis manos gotearon mirra, y mis dedos llenos de mirra muy
suave. Con lo cual se significa que, tomado un vaso lleno de mirra, la esposa se
acercó a la puerta a introducir al esposo, y untar de mirra al que entraba. Pero
mientras se apresura, rompió el vaso y llenó de mirra el aldaba de la puerta ha-
cia el que dirigía la mano; en lo que se refiere a la inteligencia interior, de que
tratamos, con aquel derrame de mirra muy suave, con que se llenaron las ma-
nos de los que abrían las puertas a Cristo, primero se demuestra que los que,
llevados por la exhortación de los Apóstoles, se levantaron a abrir a Cristo que
quería entrar a ellos, en el mismo comienzo de su entrada, esto es, de su con-
versión a él fueron cogidos por un grave dolor, porque Cristo había sido antes
despreciado y matado por ellos. Pues la mirra en estas letras significa la du-
reza de la penitencia. Lo cual también sucedió, pues en los Hechos, de aque-
llos que el primer discurso de Pedro trajo a la fe de Cristo, que fueron tres mil,
JI¿ 7" N C A<P V T
agitatum ¿nfremit,&: fludibus fernet, acfeípmm non 'cas»
pir. Sic ilü Spiritus fandi flatu cómotijpfo Chrifto in eo-
rumanimis inílnuantefe,&:miros ineis trio tus dentear*
dere coeperüt in fide & amoreChrifti,vfqj eò,yt omnibus
alíjs abiedis rebus,in vno qu^rendo,&: fequédo Chrifto,
omnes íuu ftudiumpofuerint : quorum ex perfona funr,
qua; {cqnnmmìSurrex^taperiremdileBomeoymanu$ mexftil
iítuerunt myrrham ffi digiti ma pièni myrrha prohanfsima 3 Ka
hi ftatim atque eorü 3uresChrifti vocibus circunfonárüt,
6c manus eius imtiúífa per foramen, id eft?eius vis occuí
ta ipforum ánimos perculit,furrexerüt?ideft5negledi$ ijs¿
in quibus quaíl in ledulo quiefcebantjbonis, vnum ada*
maueruntChriftumjítaqucíbrrcxerunt, vtapenrentia-
nuam diledOjideftjVt non folumipfum adfeiñtromitte^
rentj quem iam in animis habebant flammas amoris átq^
íídei íubijcientemipfis/edvtin omnium mentes cunde
infinuarétjVtq^ cúdorü corda cJauftris infidelitads remo
t is patere Chrifto facer et. Qupd aute additur. Manus me&
ftUlaneruntmyrrham -3 & digiti mei pieni myrrhá prob(túfsim4.
Quo ílgnificatur fumpto vafeulo myrrhae pleno accefsif-
fe íponfam adforesmtromiífuramfponfum, &;myrrha
introcütem perfufuram. Sed du-m feftinat vafeulum con
fregine , 6¿ oftijpeíTulumcuimanumadmouerat, myr-
rhá imbuiífe, quantum ad interiorerr^de qua.agimu's, in-
teiligentiampertinet,eamyrrh^probatifsimae efTuílone,
qua manus eorü quiChriflo fores aperiebát,imbut£ mnf,
primo demonftratur qui Apoftoiorum hortatuindudi,
erexerunt íevt intrate ad ipfos volenti Chrifto aperirenr,
eos in ipfo intromifsionis eius,id eft,conuerfionis eorurn
ad ipfum initiojgraui dolore correptos e£fe,quòd fpretus
antea ab eis Chriftus,atqueocciffusfuiíFet. Myrrhaenim
in his literis poenitentiae acerbitatem fignifkat. Quod ÒC
cuenit i Nam in adis de ijs, quos prima Petri concio ad
ChriíU
317 CANTAR D É L O S CANTARES
93 He. 2, 37-38.
94 Apoc. 1, 7.
95 He. 5.
96 Mt. 5.
ran a Cristo; mas que Cristo por la perversión de gran parte de su ánimo y la
obstinación despreciado, se fue a otro lugar. Lo cual también significan aque-
llas voces de Pablo: Os convenía primero hablar el Verbo de Dios, pero puesto que
lo rechazáis y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí que nos volvemos a los
gentiles. Cristo verdaderamente se va de los que dejan a los. pregoneros del
Evangelio, excluyéndolos por su propia perfidia, pero aunque muchos de los
judíos no quisieron aceptar ia doctrina cristiana, y por ello Cristo se fue, y ve-
ía que la Iglesia se apartaría de ellos, entonces no desistió de buscar a Cristo en
ellos, esto es, no desistió una y muchas veces encendida en el amor de Cristo,
no solo en Jerusalén, sino también por todas las ciudades de Judea, ni solo en
judea, sino en todos los lugares, en que andaban dispersos los judíos, de lla-
marlos al amor y culto de Cristo, como se escribe en diversos lugares en los
Hechos de los Apóstoles, y lo significan las palabras que siguen: mi alma se me sa-
lió en el hablar de él. Busquéle, y no le hallé; llámele, y no me respondió. Pues el
amor de Cristo, metido en los corazones de aquellos fieles después de que le
oyeron hablar y creyeron en él, no permitía que se estuviesen quietos, y les ur-
gía la caridad de Dios, como Pablo escribe de sí, de arte que repulsados mu-
chas veces y frustrados muchísimas veces en su esperanza sin embargo prosi-
guieran en la búsqueda de Cristo en los corazones de los judíos. Mas, porque
perdieron el trabajo al final, no teniendo los judíos fe en Cristo en gran parte,
la Iglesia añade para significarlo: Busquéle, y no le hallé; llámele, y no me respon-
dió. Porque, como fuese buscado por sus discípulos, no se encontró estar en-
tre los judíos, y llamado por ellos no dio ninguna respuesta, esto es, sin dar se-
ñal mostró que no vivía en las ánimas de los judíos; más aún que estaba muy
lejos de ellos, lo mostró con clarísimas pruebas.
to, sino también de todos los que lo anunciaban, esto es, los que deseaban me-
terlo en sus mentes, resultando muy malignos, por, lo cual añade la esposa: Me
hallaron las guardas que rondan la ciudad; hiriéronme; tomáronme mi manto>
que sobre mí tenía, las guardas de los muros./Pues las guardas de la ciudad son
los sacerdotes y príncipes de los judíos a quien estaba confiada la preocupa-
ción de la república. Pues ellos infirieron males gravísimos a la Iglesia de Cris-
to, esto es, a todos los que deseaban meter a Cristo en sus mentes, precisamen-
te porque buscaban a Cristo en otros. Pues la esposa no dice que fue golpeada
por las guardas por otra còsa, sino porque buscaba deseosamente a su esposo.
Y cuánto aquesto concierte con aquella cosa y cuánto sea dicho y expresado
de ella se ve en el libro de los Hechos de los Apóstoles, donde así se dice98: Mien-
tras ellos hablaban aipueblo, sobreviniéronlos sacerdotes y el oficial del templo y los
saduceos; molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban la resurrección de los
muertos cumplida en jesús, y les echaron mano y los metieron en prisión, y lo que
sigue: y después99 se recuerdan las heridas que recibieron, de manera que ver-
daderamente la esposa.diga, mientras busca a Gristo,; esto es, anuncia a Cristo a
los judíos para encontrarle en sus corazones, que cayó en las guardas de los
muros, esto es^ en. gravísimos enemigos de Cristo, que intentaron todo para
apartarla de la búsqueda. Y a los que llama guardas de la ciudad, a los; mismos
los llama guardas de los muros, esto es, dos veces los, nombra, paraensenar que
los odios durísimos de dos pueblos se levantaron contra Cristo, primero de los
judíos, después de los: gentiles. Pues ambos de diversos modos y por largo
tiempo vejaron a la Iglesia. Y no es sin causa, que recuerda las heridas recibi-
das, y diga que el manto le ha sido quitado, para significar en uno los tormen-
tos del cuerpo, en otro la confiscación y dilapidación de bienes ó, al menos,
uno se refiere a sus enemigos declarados, otro a los ocultos, esto es, a los herejes
y ese tipo de hombres pecaminosos y malvados, que desean desnudarla de la
caridad y Fe^ que son los vestidos de los buenos, como los llaman estas letras, y
98 He. 4, 1-3.
99 He. 8, 9 y 12.
ciertamente desnudan a muchos de sus miembros. Y lo que dice que ambos ti-
pos de enemigos suyos estaban en la guarda de la ciudad, es dicho porque su
voz y su estudio de buscar a Cristo en los corazones de los otros, que es muy
grato y aceptable para los hombres privados en gran parte, fue muy ingrato y
envidioso para los sacerdotes de los judíos y los emperadores de los romanos.
Pero ellos pudieron sacar sus odios y su dureza contra la Iglesia, pero no
pudieron en forma alguna arrancarle o imponerle silencio, pues cuanto más la
oprimían tanto más altamente vociferaba, esto es, tanto más claramente anun-
ciaba a Cristo; y lo expresan maravillosamente las palabras que siguen: Yo os
conjuro, hijas de Jerusalén, que si halláredes a mi querido, me le hagáis saber que
soy enferma de amor. Pues la esposa golpeada y despojada del manto, ni se que-
jaba con las guardas de la injuria recibida, ni les rogaba que le devolvieran el
vestido quitado, ni se lamentaba de su caso ante otro, sino dirigiéndose hacia
las mujeres, que salieron a su encuentro cuando gritaba, solo les pide que ha-
gan saber al esposo de su amor, si alguna vez por casualidad lo encontraran
porque en verdad aquella Iglesia evangélica, esto es, aquellos varones de la
Iglesia, que con tanta constancia de ánimo ante la agresión y amenaza de todas
las cosas, y produciéndoles los príncipes del mundo durísimos males llevaron
las señales vencedoras de Cristo a todo el mundo, esto es, le anunciaron a to-
dos los hombres, aunque muy gravemente vejados, aunque perseguidos a hie-
rro y fuego, sin embargo ni se armaron contra sus enemigos, ni se vengaron al-
guna vez de ellos, ni siquiera, para repeler la fuerza e injuria de ellos, reunieron
algunas tropas o rogaron la ayuda de otros, sino ante todas sus agresiones, ata-
ques, insultos, muertes y tormentos dirigidos por ellos opusieron solo aquello:
jio 7 iST CJPVT
funi honorum hominum ve Aumenta,, vtca&iíteliteras
aominant,nudareftudent, 6c certe nudant em& permul-
ta membra. Quod porrò vttumqueboftiüfuorüjgjenus
vrbis cuftodise praifuifíc dicitur r eò dicit quòd fisa vox,
fuumque que^endiChriftum k*atiòmai cordìbus ftudiu,
quo d priuatis ho.minibusmaxima ex parte probatum efr,
¿¿acceptü^rincipibus viris vtriufqj populi, faeerdotibus
Iudxorum& i^omanarum imperatoribus, potifsimum
fuit ingratum, &: inuitum.Sed. iiii fua odia ¿amquc fae-
uiriamin EccleGamexpromere potucrunt : at vocem
ei eripere,ajit fiientium ipii imponere nuH¡o modo po-
tuerunt >, qiiò magis enim ipfam opprimebatit, eò cla-
tiùs Hk vociferabatur, id eft, eò clariùs Ghriftum an-
mmciabat : idque mirifico exprimunt, quae. fcquuntur,
^diuro yosfilix Hierufalem,fì mueneritis dtle&um^t renun~
cietiseì, quìa amóre tangueo, Plagis cnim fponfa atTecta OC
pallio fpoliata,neque cum cuftodibus cxpoftulat de ac-
cepta iniuria, ncque co&orat vtablatamveftemtibireiti
tuant, ncque apud quemqjaamaiiumfujum cafum lamen
tatur-,. feci ad cas conucrfa íoemkias quas ubi clamanti
obuiam venerunt,id vnum cas orat vt diamore ftio fpon
ihm certiorertLfaciant,in cum il quando forte fortuna
incidcrinr, quiaprofe&òEcelefia illaEuangelica, ideft,
illiEcclcfiseviri,quitanta^animi conftantiarepugnanti'
bus &:cun£fca minitarttibus ,&;acerbifsimamalainferé-
tibus mundi principibus vidrkia. figna; Ghrifti tori orbi
intulcruntjid.eftjipium annunciarunt vniuerils homini-
bus, quamuis grauiisimè vexati, quamuis ferro atquc
igne appetiti, tamé ncque fe contra boíles armarüt fuos,
ñeque eos vnquamvUiíunt,nequefaltem, vteorumàfe
vim $£ íniuriam repelkrét, copias aliquas colÍegerüt,aut
aliorum opem rogarunt, fed ad omncs illorum aggrefsia
OfiSjimprcisiones^nfultuSjad intentas ab iilis neccs atque
CXUr
321 CA N TARDE LOS CA NT ARES
"soy cristiano, confieso a Cristo, quitarás la vida, nunca me quitarás esta voz,
esta fe; puedo perderlo todo, mas a que desista de buscar, amar,anunciar a
Cristo, no puedo ser obligado aunque me persigas con todos los males, sólo
esto y esto siempre oirás de mí100". Yo os conjuro, hijas de jerusalén, que si hálla-
meles a mi querido,, me le hagáis saber que soy enferma de amor. A lo cual aqué-
llas: ¿Qué'tiene eltuAmado< más que'otroamado,,'óh, la más hermosa de las muje-
res? ¿Qué tiene él tu Amado sobre otros porque así nos conjuraste?Pues porque en
las palabras inmediatamente anteriores dé la esposa se mostró su estudio en la
búsqueda de Cristo, ésto es, en el anuncio a todos los hombres, del cuál estu-
dio ninguna adversidad podía remover^ por eso consecuentemente con esta
frase de las compañeras de la esposa se muestra que su estudio no fue comple-
tamente inane o inútil;: Pues aparecen unas mujeres de Jerusalén preguntándo-
le por su. Amado, en .cuyas personas se significan Jos judíos y gentiles, cuales-
quiera que conmovidos por las voces de los pregoneros de Cristo se les
adhirieron y desearon vehementemente ser enseñados.por ellos con exactitud
en la disciplina cristiana, en cuyos corazones entrando la fe echó profundas ra-
íces. Y así, ellos vueltos a los doctores del Evangelio, los llaman primero los
más hermosos101, pues también de los mismos escribe Isaías: ¡Cuan hermosos
sobre los montes los pies de los que evangelizan la paz, de los que evangelizan los
bienes!, pues a aquéllos, cuyos corazones,comenzó Dios a abrir para creer en
Cristo riada les jparece más hermoso que la doctrina y palabra que hay sobre él;
y los mismos aman Con amor ardientísinlo a los que infundieron aquella luz
en sus mentes. De donde vienen aquellas palabras, que Pablo a los Calatas, y
Lucas enlos Hechos escriben, aquél¡ sobre los Calatas102: Pues yo mismo testifico
que, de haberos sido posible, los ojos mismos os hubierais arrancado para 'dármelos.
Este sobre los Efesios: Y se levantó un gran llanto de todos, que, echándose al cue-
llo de Pablq, le besaban^. Después les ruegan que les enseñen cuál sea ese ama-
do, esto es, quieren que con más exactitud les exponga toda la norma y doctri-
na de Cristo. ..., ,
100 Este proceso expansivo de la Iglesia lo relata fray Luís en «Brazo de Dios» (cfr. Onís, II, 77-83).
101 Is. 52.
102 Gal. 4, 15.
103 He. 20, 37.
no desean saber nada; ni la Iglesia, esto es, los doctores evangélicos les enseñan
otra cosa que a Cristo, para que se entienda que la disciplina cristiana se basa
toda en mostrar, ilustrar, explicar solo a Cristo, meterlo en nuestros pechos, y
que ello solo lo hace y busca con el Evangelio, de arte que quien tiene fe en él,
va a Cristo, esto es, así rasamente lo refiere, que se haga casi uno con él, que
viva más en él que en sí. Y así Pablo, proponiendo la suma de toda su doctri-
na, decía105: Predicamos a Cristo, y éste crucificado. Y en otro lugar106: Nada pen-
sé saber ante vosotros sino a Cristo, y a éste crucificado. Y de nuevo escribiendo a
los Romanos107: El fin de la ley es Cristo, y a los Gálatas108: Mijitos, a quienes de
nuevo engendro, hasta formar a Cristo en vosotros.
105 I Cor. 1.
106 I Cor. 2.
107 Rom. 10.
108 Gal. 6. Todas estas citas no son literales.
109 I Cor. 15,1-5.
que ciertamente fue en Cristo a manera de oro, porque en el día en que nació
entre los hombres, desde ese día fluyeron siglos dorados para los hombres.
Y lo que añade: Sus cabellos como puntas de palmas, negros como cuervo, per-
tenece a la significación de su juventud y niñez pasada bajo sus padres, pues
estas cosas sucedieron al nacimiento, como también los cabellos manan de la
cabeza y son semejantes a puntas de palma, por ser realizados bajo la patria
potestad. Los tiernos retoños de palma alargada son de Hesichio, y son negros
como cuervo, porque pasados en la caridad carecieron de la luz de la historia.
Mas los ojos, esto es, aquella parte de su vida que pasó en los ojos de todos,
cuando se mostró al público, y comenzó a presentar a todos la luz de su santi-
dad y doctrina: como los de la paloma junto a los arroyos de las aguas, bañadas en
leche, y que están junto a las llenuras. O porque de la paloma y del río Jordán
nació ella, o al menos porque en aquella parte de la vida de Cristo, que conte-
nía en sí los dones del Espíritu Santo, cuyos símbolos son el agua y la paloma,
ella los mostró a la luz y a la vista.
Y las cosas que añade la esposa sabre las mejillas, diciendo: Sus mejillas, co-
mo eras de plantas olorosas de los olores de confección, y sobre los labios, cuando
dice: Sus labios, violetas que destilan mirra primera, significa tanto la manera y
género de su doctrina, como el modo de tratar de Cristo con los hombres en
aquella parte de la vida. Pues el hábito de un ánimo vergonzoso se ve en las
mejillas, por lo cual las mejillas en Cristo denotan trasladadamente su hábito
externo, que se refiere al trato, a los encuentros, al modo en toda acción, mo-
vimiento y gesto. Y se dicen ser como eras de plantas olorosas, en que se ven
diversas flores, blancas, purpúreas, amarillentas, reuniéndose aptamente en
una imagen de hermosura, para que se entienda que todas aquellas cosas en
Cristo, templadas muy convenientemente por lo humilde y grave, fueron muy
hermosas. Por lo cual Isaías escribió: No dará voces, ni su voz sonará en las pla-
zas, no romperà la caña cascada ni apagará la mecha que se extingue. No será ace-
p
}i 4 Í'.N" c ¿ r T
omneinitiu motus ducitur,tìc vitseànatiuitate, qnáe cer-
te in Chrifto inflar auri fuit, quia qua die natus cft inter
ho mines , ex co diehominibus aurea fluxerunt faecula.
Qupdautetn &àdit*Com£capttis eius ftcut elax& palmaru, ni-
gr& qMficoraus. Adeiusfubparentibusaclam pucritiam,
atqueiuuentutem fignificandampertinet,ifta enim natì-
uitari fucceiTerunt,ficuti & comse à capitefluunt,&: elatis
palnwum funt fimilia,quia a&afubpatria potcitate . Nà
ciarse tenera palmas germinafunt ex Hefychio , &funt
nigrae quali coruus , quia in obfcuro tranfacta luce hi-
ilorix caruerunt. Àt oculi, ideft , eius vitae ea pars,
quam in ocuiis egit omnium, quando fé in pubiicum de-
d i t e do&rin£e,fan&iratifqüe fuse lumen vniuerfìs pre/er
re ccepit.iícítf columba fufer riuulos¿quorum9 qv&laclt funt
lo?<g,&reftdentmxtafluentaplemfsima* Velquia à columba,
& àlordaneeamorfus eftfluuio,ycl certe quia illa parte
vitse Chriftus, qu« infecontinebatSpiritusfan&idona,
quorumcolumba,&aqua funt fymbo!a>eainafpe&um
atquein lucemprotulit. Illa ameni qua: de genis fponfa
fubijcit, dicens.¿?f«<f illiusftcutareoU ¿romatum confici api-
gmentarìji.Et quxàc iabijs,cumdicit,/^¿4 cÌHslilta7dìttilla
ti4 myrrhamprimamyOhrifti'm ea parte vitae confuetudinis
cühominibus modü,tum eìufdé do&rinse genus OC ratio
nem fignifkant.Nam animi pudentis habitus in genis per
fpicitur , quare gena; in Chrifto eius externum tranf-
latè notant riabituai, quod ad confuetudmes, quod ad
congreiìus, quod ad modum in omni adione motu,ge-
iluque pertinet. Et dicuntur effe fìcut arcolai aroma-
ium,in quibusyanjvifunturflores,aÌbi, pürpureijiutei,
in vnarn pulenti fpeciem aptè conipirantes, quo intelli-
gatur ea omnia in Chrifto ex humili&: grani deeentifsi-
mè temperata prorfus fuiiTe venuftiisima . Qua de re
ifti 24, £f a i a s fcribit,Non clamauit,nonaudietur vox eius foris,
cala*
325 CANTAR DE LOS CANTARES
Pero estas cosas sobre la doctrina; y sobre sus obras, esto es, sobre la gran-
deza de las cosas admirablemente hechas por él, lo que sigue: Sus manos, rollos
de oro llenos de jacintos, o como algunos vertieron del hebreo, sus manos, rollos
de oro llenos de Tarsis. Como si diga, que sus manos fueron adornadas por ani-
llos dorados, en cuya vuelta había sido incluida una piedrecita preciosa tarsis.
Para significar las obras que Cristo hizo, en las que pasó por alto las leyes de la
naturaleza, que fueron admirables sobre toda medida. Pero nada fue más ad-
mirable, nada más fecundo para los secretos sacramentos que su muerte y se-
pultura, las cuales sin embargo parecieron ser las más bajas que acaecieron a
Cristo, de arte que también parezca el vientre ser la parte del cuerpo humano
más despreciable.
Y además se añade: El su semblante, como el del Líbano, erguido como los ce-
dros. Pues apareció tal, cuando abandonando la tierra subió al cielo a sentarse
a la derecha del Padre. Esta subida, pues, y asentamiento es la altura de Cristo,
con que ciertamente destaca entre todo como el cedro o el Líbano, en su géne-
ro cada uno, superan a los demás en altura. Su paladar, finalmente, muy suave,
esto es, el espíritu con que sopló a los suyos, cuando lo envió desde el cielo, y
que es llamado paladar, porque da a nuestra boca palabras dignas de Dios y
porque respira, como respira el alma que es llevada por el paladar; este espíri-
tu, pues, llevado por el paladar de Cristo y derramado en los Apóstoles, es
muy suave; o, como se dice en hebreo, su paladar, dulzuras, porque es dulce
no de una sola manera, sino tiene dulzuras innumerables, de donde es lo que
se añade: y todo él, deseos. A saber, todo Cristo, cuando su nacimiento, su vida,
su muerte, su resurrección de la muerte, la subida al cielo, el envío del Espíri-
tu Santo desde el cielo, en fin todo lo que hizo o pasó por nuestra causa, nos re-
j2.á .IN CA PVT
pore accidie, nos?qui in ilio ineramus arYe&i,qiiod mo-
ri dignu in-aobis era¡tr8¿ terra; màdandu ià ex unguentar
atqjfepelirctur totú^eoq; extingo ac Tubiate de medio,
fuus animo redderetuc nitorgè'nieusatq$eburne*,ideft,
nofter animus enitefeeret ,atqyfplédefcerer gemis magis
atqs ebore. Quodfioccaius Chtifìuc fepukura taiis,qua-
lis qu£ Co ad vita reditusiEt il ea dignitatc cft infìrmitas foc
titudiais quàta erit virici Crurainquit eins marmorea fuper hs
fes ¿ureas Ña in crurib9 exfurre&ionis Cliriuià morte exe
piumatqj fymboluineír,ca enim erexitfe ab occafu Chri
ítu$,S¿ftetitfìrmus, qui antea ceciderat* Et vt marmorea
quod eftjfledi ncquit,fic illa docuit Ce neq> morte,neque
inferno vinci potuuTe,fed vtroqs fupcratohoftej&prxtc
rea deui&is,ac fub iugú miisis alijs omnibus inimicis cmi
cuitvi&or ijs jfpfedorib.us cÌrcumfufus,quos amifíurus nu
quam e0et,auri vt nitorindeüciés efìVEx quo ca crura ba
fi aureafulta effe dicumr.Et praet£rcaadditur,.£/><?aw etus Vr
idìjntfs^leéìmytQedrùTaliscmm apparuit,quàdo térras
reliaquès incelimi afcédiradpatris co afe (Tu rus dexte-
r5.Isnamq$ afceniùs atquc cófeflus proícritasChriftieír,
qua certe ínter omnes eminet, vtiCedrus, Libauusvcm
fuo quifque genere reliquos altitudinefuperanc, Güttur
denique eiusfuauifsimum,¡deft,fpirÍtqsis,quofuos affla
uit,ipiiim quando de caslo mìfit, quique ideò guttur no-
miaatur,qii D¿o digna verbaoù noftro íiippedítet qjiod
4;ípketur,vtanima fpiraturc3,qusBguttureducii:is ergo
pitture Chrifti duci9, S¿ in Apollólos effufus fpiritus fu a
uifsimus eilj aut vt dicitur in Hebreo id,eius palata dul-
Ccdines,quoni.ànonyno dulcis eft modo ,fed in numeras
faabet duicedincs^ex quo id eft,quod fubijeitur^ tatas de
fìderMtSj. Totus feiucèt Chriftus ipfe.quando ipfa eius na
tiuitas.,ipfa vitajmorsipfajá morte exíurrecliOjin cejuafce
fii^ ,5pkitus fan&i de cado rnifsio,.deniq$ quidquid noftri
caufa
327 CANTAR DE LOS CANTARES
sultó muy útil y deseable. Tal es, dice la esposa, el mi Amado, y tal es el mi que-
rido, hijas de Jerusalén. A la que ellas preguntan por entero diciendo: ¿Dónde se
fué el tu Amado, la más hermosa de las mujeres? ¿Dónde se volvió el tu querido, y
buscarle hemos contigo? En. lo cual, mientras estas mujeres prometen su trabajo
a la esposa y atestiguan que buscarán al esposo juntamente con ella, claramen-
te significan que, conocidas por su parlamento y cogidas por el amor de su es-
poso, de cuya hermosura habían oído, desean encontrarle, esto es, a la Iglesia,
esto es, a los Apóstoles y discípulos que hablan a las gentes sobre Cristo, de
quienes estas mujeres representando el personaje, afirmando que habían co-
menzado a amar a Cristo, y juntamente con los Apóstoles se habían entregado
a la afición de encontrarle, esto es, a la afición de merecerle e imitarle y meter-
le en sí mismo, por eso dicen: y buscarle hemos contigo, Y no dicen simplemen-
te le buscaremos, sino le buscaremos contigo, para que conste que Cristo no
puede ser rectamente buscado o encontrado sin la Iglesia como acompañante
o como guía. Y lo que estas gentes piden a la Iglesia, que les enseñe a dónde se
volvió Cristo, ello de tres maneras podemos interpretarlo, cada una de las cua-
les explicaremos más ampliamente. Primero, preguntan, cuando dicen esto,
qué parezca que les falta para la perfecta doctrina. Pues son dos las partes de la
doctrina evangélica; una, que ilustra la mente; otra, que modela y afirma las
costumbres del ánimo, y puesto que de la primera se dijo bastante en las cosas
que inmediatamente antes fueron dichas sobre la prestancia de hermosura y la
forma del esposo, quedaba que se dijera algo de la segunda. Ello, pues, es pre-
guntado a la esposa; pues preguntar a dónde había ido el esposo, es preguntar
en qué lugares estuviera gratamente, qué costumbres de ánimo amara. Pues
que Cristo está en los que ama, es cierto por haberlo dicho él111: Y vendremos a
él y moraremos a él. Y así, esto ruegan a la Iglesia las gentes convertidas poco ha
a Cristo, a las que en la persona de la esposa la Iglesia responderá en el capítu-
lo siguiente.
CAPITULO VI
PRIMERA EXPLANACIÓN
P R I M A I X P L A N A * I O.
a las que veía nada podía ser añadido, ahora mayor cúmulo de alabanzas toda-
vía se prepara a añadir. Pues no toma como antes semejanzas del campo y la
agricultura, o habla de las cabras o los cabritos o las granadas, sino trae a seme-
janza las ciudades y a las ciudades más nobles y hermosas de todas. Pues la
grandeza de la hermosura de la esposa era tal, tal la majestad del rostro y de to-
do el cuerpo, o al menos le parecía ser tal y tan augusta su imagen, ya era ob-
servada por los ojos, ya entraba en el ánimo por los ojos, que pensaba no po-
dría ser declarado cuanta fuese, sino con la semejanza de las cosas que no solo
eran hermosas, sino también amplias y dotadas de mucha variedad de cosas, y
que tuvieran una apariencia muy augusta, cuales son las ciudades regias, ya ad-
mirables por la grandeza y variedad tanto de los muros, de los pórticos, de los
templos, torres y demás edificios, cuanto por el número de ciudadanos y la
muchedumbre de todo tipo de pueblo, y insignes por la abundancia de las de-
más cosas, que se requieren al cuidado de la'vida.
Del cual género es también lo que se sigue: Espantable como ejército, sus
banderas tendidas4. En lo cual no tanto loa a la esposa por la hermosura, aun-
que también ello, pues es la cosa más hermosa de todas, y muy digna de ser
mirada un escuadrón ordenado de soldados, cuanto también la alaba por
aquella fuerza, que había en la esposa, o al menos el esposo sentía que tenía, de
domar con amor los ánimos de los hombres, si bien agrestes y fieros y ajenos
de la humanidad. Pues así colocados los soldados bajo los estandartes, y dis-
puestos los órdenes de ellos, brillando el escuadrón por el esplandor de las ar-
mas y los estandartes militares, es muy hermoso de ver, y muy poderoso de
vencer. Y así, aquél apenas soportando más la fuerza de la esposa, que no solo
le encendía, sino también le arrebataba el ánimo, y para hablar a lo antiguo, le
expectoraba la mente, justamente añade lo que sigue: Vuelve los ojos tuyos, que
me hacen fuerza. Pues qué otra cosa puede decir después de tan exageradas ala-
banzas, que sea más consecuente, que el que, levantada la mano hacia arriba y
4 La traducción de fray Luis se ciñe al hebreo, porque la versión latina dice: «Como escuadrones or-
denados de campamentos».
Ho / N C A<PVT
tur ruperarc,& fuperioribus laudibus, quibus videbat ni-
hii addi pone,magnum etiam mine áddereparat landum
cumulum. Non eninivt antea ex agro atqueruftica re iì-
milirudines ducìt,aut capreas ian^beedofve, aùt mais pu-
nica íoquitnr,fedvrbes,&eas omnium pulcherrimas &
iiobilìfsimas vrbesadfimiliiudinem confort, Etcnim ea
crai fponfaepuchrirudinismagnitudo/ea orisatquccor-
porato tms maieftais,aut certe ea videbatur ipil effe, tam>
que illius augufta imago ci,5¿ obuerfabatur ob ocukfs; 6£
per oculos in anirnum introibat,vt ca quanta eíSetnó-pof
fe declaran putaret,niíi fìmilkudine easum reruni,qu^ né
folum pulchrse,fed ampian etiam^ multa rerum varietà*
tepraedìtxeffent, quseq,- auguftifsima fpecieni toaberenr,
quales funi vtbes regia^&cùm murorutn,porricu noterà
pÍortMn>turrku»,reÜquo*umque aedificiorum magnitudi
ne,& varìmtefpe&abMes^tùmciuium numero, Oc popu-
livniueríiffequentia, casterarumque abundantia r«run>,
qua^ad v i ^ citum ípeciam^níigncsi Ex quo edam gene
re eft ilkid, quod {cqmtur.Témbhts'\t cajborum -ocies ordina-
ta* Inquonontamáputchritudine fponfamiaudatjquar*
quam &cid quoque, cftenim omniumpukherrimares,
maximeque afpici digna militum acies inüm&a , quára
ctiar»laudat ab ea vi,qua;fpon& fpfí írrcratjautcerte inef
fe íenrkbat fponfus ipfehominum ánimos, quamuisa-
greíies, 5¿ fetos, &¿ ab humariitatc aìknos amore doman-
di;Sic enim militibus fub ílgnis collo caris, ordinibufquc
corumdi^oíltis, armorum fplcfielore, & íignis militara
busa€ies-ef£ulgens,&adaipe&umcft pulchcrrima, &: ad
vicio riam potenti fs ima- ítaque iilcí^onfarvim, quac non
folùm ípfum incemkbatjíed etiamanimumeripiebat jp>
íi,atquevt prifcèloquar,mentemcxpe&orabat? amplini
vixferévure quod feq\muf,iddidh.~>4uertc6CulQstuQsi<iu¿4
ffi me molarefecerunt,Qnid cnimaiiudpoít taíaexaggeraf-
331 CA NTAR DÉLOS CANTARES
dirigida hacia la esposa, y con el rostro apartados los ojos levemente de ella, le
dijera que apartara un poco los ojos de él, mientras se concentraba, mientras
respiraba, pues se ha encendido con sus luces, quemado, y finalmente arreba-
tado y casi puesto fuera de sí. Lo cual aunque lo pide, nada hay que quiera se
haga menos, sino le pide que elegantemente le enseñe con esta razón que nada
hay que su esposa no pueda obtener de él y que él está todo en su poder. Y así,
agrandó y exageró la hermosura de los ojos de la esposa, mucho más que si hu-
biese dicho que eran más brillantes que las estrellas. Mas huir volando, que el
intérprete latino puso siguiendo a los griegos5, en hebreo es Harhibeni, que a
la letra puede verterse, "me hicieron superar". Luego esto pareció al viejo in-
térprete ser volar, porque los que vuelan, se levantan hacia arriba, otros quisie-
ron que ello fuese ensoberbecerse, pues los soberbios también ellos están le-
vantados, y se yerguen sobre los demás, y así trasladaron: "Vuelve los tus ojos,
porque ellos me hicieron ensoberbecer"; y vertieron, al menos a mi parecer,
todos rectamente según la sentencia del escritor6, pero nada obstaba a que
también se trasladara a la letra. Pues "hicieron sobrepujarme", que a la letra se
dice en hebreo, es una inversión poética por "me sobrepujaron"7.
Se sigue: Tus cabellos como manadas de cabras, que aparecieron desde Galaad;
tus dientes como hatajo de ovejas, que suben del lavadero, las cuales todas con crías
gemelas, y no hay estéril en ellas. Las cuales palabras, puesto que ya las interpre-
tamos más arriba, veamos lo que sigue8. Sesenta son las reinas, y ochenta las con-
cubinas, y las doncellas sin cuento. Una es la mi paloma, la mi perfecta, única es a
su madre: ella escogida es a la que la parió. Con las cuales palabras ya no tanto
ensalza su hermosura y belleza, a saber, bastante alabada antes con sus propias
alabanzas, como declara la grandeza de su amor con ella, mostrando de entre
todas sus mujeres, que tiene muchas, tanto florecientes por la edad como des-
tacadas en dignidad, que esta es la única, a la que él ama con amor eximio y
principal. Pero ¿de dónde estos pastores, tantas mujeres y concubinas? Consta
que Salomón tuvo muchas mujeres, incluso más de las que aquí se cuentan.
Pues tuvo setecientas mujeres principales y trescientas concubinas, las cuales
también eran mujeres legítimas, pero de nota inferior, y mujeres casi de segun-
da clase, porque eran dadas en potestad a los maridos sin ceremonias y rito so-
lemne y porque la mayor parte eran siervas o nacidas de otro lugar humilde,
cuyos hijos no eran escritos como herederos por el padre, como leemos en el
Génesis sobre los hijos de Cetura, tercera mujer de Abrahán10. Así, pues, Salo-
món en este lugar trata de sí bajo la persona de pastor, y representa en sí la
persona de Cristo de quien fue tipo, o al menos estas cosas se han de tomar
como dichas por este pastor, por comparación a las que tenía el rey Salomón,
de arte que no digan que él tiene tantas mujeres, sino que como Salomón diga
que las tiene, y afirma que estaba dividido diversamente en un amor dividido
en tantas partes, que él descansaba en el amor y abrazo de una; que aquél era
amado por muchas mujeres, que él quería ser amado solo por una, a la que
por esa causa, que le sea única, llama paloma; que muchas para aquél le serví-
an de placer, que una sola le servía en vez de muchas; lo que de hermoso y
bueno se vea dividido en todas aquellas, ello todo le parecía estar reunido y
conjuntado en la suya solo, y que por eso la llama la su perfecta; finalmente
que ella recibe más de él, que las reinas y concubinas todas de Salomón; que él
es más feliz con una, que Salomón con tan muchas mujeres.
9 3 Reyes, 11.
10 Gen. 25,6.
33i / N QJTVT
ccnsexomnibufrfuis vxotibus,quas plurimashaìbc^cum
fìorentcs aetate^um dignìtate pradtáteSjVnamiftam effe,
quam ip fé amet amore exiniio,atque prsecipuo^Sed vnd^
iàipaftoriitQtvxoresatqiieconcubinseìConfìat Solomo
nem;píurimasfvxorc^habuiffe,etiampíurcs quam híc nu*
Recisa, merantiir.Nam habuit vxores principes feptiiagentas, tre
13. eentas verc*cancubinas,quae & ìpfae vxores legítima; eiat
fed infertoiis notala: quafifecundse clafsis>v.xorcs<, quòd
fine caeremonijs & ritu folemni in poteflàtém viris dabi
tur,quodqueplurirnùm,aut ferua? erant;aut alioqnihumi
liloconata^ex quo earüfiiijàpatre non frribebanrur hae-
€cnM$+ redeSjficut de filijs Ceturae tertise Abraham vxorisin Ge-
nefilegimus. Igitur vel Solomos hocloco íubperfoná
paftoris de fé ipfe agit,& ia fé Chrifti perfonam, cuius illc
ty pus ruit,repra5fentat:~vcì eertè haci pafíore ifto dici ac*
cipiendafunt,pc£Còntentionemad ea,quaehabebat Rcx
Solomon,itavt notìdicat fé tot vxores haberc, fkd cü eas
habeatSoíomon.dicatí&: affirmet illum amoiein tot par
tes diuifò varie. diftrahi,fe in vnius amore,&.amplexu ac-
qui efcereàlhjm áplurimis feeminis amarice nifi a fuá vxo
te,quam eam ob caufarrbquòd vnica ipfi ilt, columbam
nominai, nollc diligi:multas illtvoiuptati effe, Cibivnam
effe pro multis:quidquidpulchriacboiiiin vrúnerfis illis
diuifum confpiciatur,id totum collàtumdhvnum, atque
coniun&um iniiia ineffeilbi videri,ìdeòqueipfamappel-
Ìarefuamperfe£tam:denique plurisàfeillamfieri-, quam
quantiüantregina? illae,&xoncubinai omnes à. Solomo-
nc:feque:magis bcatnm effe vna^uàm ilt.bcatus-Solomd
tam mulris vxoribus.Sequitur.i^¿m/fffe*mfilì<e}& hemfsì
mam frtfdicaueMntregìnx9&cmc*bm&9.0*Ikudatfevunt ?am*
Quas fuperliisàddlefcentulas nominami,,cas nune filias
vocat:filÌ3E autem Hebra?is ahfolatè di£t£pro virgunculis
accipiuntur. Amplificar igitur cü iíla refere íj>onfu&vchc*
men-
333 CANTAR DE LOS CA NT ARES
posa. Pues sì es alabada por las doncellas, si por las concubinas y reinas, esto
es, por las émulas, es claro que supera con la prestancia de su hermosura y vir-
tud toda la envidia. Pero pregunto, ¿qué dicen estas hijas y cómo la alaban11?
¿Quién es esta, dicen,que se descubre como el alba, hermosa como la luna, escogida
como el sol, terrible como los escuadrones, sus banderas tendidas? La cual es sin
duda la más rica y la mayor alabanza que se puede hacer. Pues las cosas que en
toda la naturaleza de las cosas son más hermosas, el alba, la luna, el sol, los es-
cuadrones ordenados de soldados, las refieren a una sola cosa; y para que la
frase tuviera más arte y belleza, la hacen crecer como por ciertos grados12, pues
a través de cada una de las palabras, la palabra que sigue añade algo de incre-
mento. Pues el aspecto del alba es hermoso, y es más hermoso el de la luna,
pero el del sol es el más hermoso, y nada puede ser más hermoso o más admi-
rable que un escuadrón ordenado. Y lo que dicen como el alba que se descu-
bre, no se ha de tomar como si la esposa se diga subir de un lugar inferior, sino
cual el alba aparece cuando sube, esto es, cuando surge al llegar el día. Pues co-
mo los latinos usan en el alba de la palabra buscar^, cuando ella surge, así los
hebreos subir, como consta por aquello: Déjame, que ya sube elalbal¿í. Así, pues,
cual es ella cuando se levanta, tal la esposa les parece, al menos lo afirman y pre-
dican; lo cual por el texto hebreo aparece más llano, donde por la palabra "su-
be" se le "mira" o "aparece". Al huerto del nogal descendí por ver los frutos de los
valles, y versi está en cierne la vid, y ver siflorescenlos granados. Estas son también
palabras del esposo, no de la esposa, como algunos pensaron, con las cuales él,
para remover toda sospecha de amor herido o aminorado, y si alguna ofensa ha-
bía en el ánimo de la esposa, que la quitara o borrara toda, dice la causa proba-
ble de su salida: que se fue para preocuparse de la hacienda, que no podía
dejar sin detrimento o diferir para otro tiempo. Y dice "como te quiera tanto,
cuanto más puede alguno, en cuyo argumento pueden ser para ti las cosas que
he predicado poco ha de ti, no debes excitarte contra mí, porque cuando antes
te amé y desperté, dejé a la que ya quería abrirme las hojas, pues mientras tar-
dabas, me vino la preocupación de nuestra hacienda. Y así bajé al huerto del
nogal (llamado así por el nogal plantado en él), bajé, pues, al huerto, para ver
los frutos de los valles y ver si estaban en cierne las viñas, y si ya habían floreci-
do los granados". Al cual ella luego y según la usanza de las mujeres responde
muy aptamente: No sé: mi alma me conturbó por los carros de aminadab, o, co-
mo los intérpretes griegos trasladaron del hebreo, me puso como carros de
aminadab. Pues, dice, "no sé qué te vino a la mente, para que quisieras apar-
tarte de mí, o a donde te fuiste; solo sé una cosa, mientras te busco demente y
perdida de amor, he recorrido todos los lugares de ciudad en carrera y con tal
velocidad, que no son más veloces los carros de Aminadab". Mí alma, esto es,
el deseo de encontrarte, pues ánima muchas veces se pone en estas letras por
afición. Y Aminadab significa en latín, mi pueblo príncipe. Y así, no es nom-
bre propio de algún hombre, sino más bien dos nombres hebreos, significando
los príncipes en el pueblo. De donde carros de aminadab se han de tomar por
carros, que usaban los principales1 >. Pues el uso de los carros estaba prohibido
al pueblo de los judíos por la misma ley y ciertamente por la penuria y coste
de los caballos. Así, pues, estas cosas, como hubiesen sido dichas por éstos an-
tes y después, y parecieran salir ya de la escena y mirada de las mujeres, que
vinieron al encuentro de la esposa vociferante, ellas, salida ya la luz del día y
dispersadas las tinieblas (pues bajo la llegada del día se han de entender suce-
didas las anteriores cosas) y así, ida la noche, más atentamente deseando con-
templar a la esposa en la luz, le piden que no se sustraiga de la mirada de ellas,
ni se aleje tan presto: Torna, torna, sulamita; torna y verte hemos. La llaman su-
15 Fray Luis ha puesto en su Exposición aminadab con minúscula, y en ambos comentarios insiste en
que no es nombre propio de persona, sino dos nombres que significan «mi pueblo príncipe». La edic. de Sa-
lamanca pone siempre este nombre con mayúscula; lo mismo hacen los editores de Opera. El P. Scio y las
versiones modernas de la Biblia usan también la mayúscula; aunque el P. Scio reconozca que es apelativo
común, bien traducido por fray Luis, y Nácar y Colunga solucionen la oscuridad dando la versión «de mi
noble pueblo» en vez de esa palabra.
m i ix e J F v r
eum te tanti faciam,quantum quis plurimi poteft,cuki$fci
bi,qu2e de te praedicaui modòjargumento eíTepoíTuntjfac
ceníere mihi nondebes,quodteciimeuocaífem priusar
queexcitafTem/oresmihüarn apcrire volente mreliqui:
cani dùm moraris,mihÌ fuccurit rei noftre^ familiaris cura.
Itaque defeendi in hortum nucum ( à nuce arbore, in eo
confita/icdi&um) defeendi itaque in hortum ,vt videre
poma.conualiium3&: infpkerem ilfloruiíTetvinea, <S¿ fi ia
gerrninarTent mala punka. Cui ilía ftaum,&:ad morem foc
mínariim refpondet aptifsime:A7e/nííí,<íw/w4 meacoturbamt
meprop¡er quadngxs ^Amìnadcth Aur, vt ex Hcbra:o Graect ia
terpretes trznixiiiemmfòtTe ¿¿t *pti$aaptv«éa$¿d eft?pofuit
mecurrus Aminadab.Nam, inquit, quid tibí kimentera,
venerìtjVt àmediicedexeveìlesjautquòconceireris^ne-
icio:iiìud vnum.fciOjdtim te amore perdita arque amens
requirOjOmnia vrbislocacurriculo,eaque velocitate obi
uiiTe»vt nò fintvelociorescurrus Amìnadab. Anima mea
ideft,deíidenum.tui inueniendi, nam animaprodeiìde-
úo fajpè inhisliteris ponitur.Aminadab autenr, populus
meus princeps, Latine iìgmficat.ltaqj noneft virialicuius
groprium nomen,fed duo potiùs Hebrrea nomina, opti-
mates quifuntin populo iìgnificatia Exquocurrus Ami
nadaba currus, quibus principes vtebantur viri funt acci*
piendi. Nam curruum vfus interdiòtus crac vulgo ludacis^
vel ipfalege,vel certe equorum ipforum cantate, atque
penuria. Hsecigitur vitro, citroque abhis di&a cumef-
fenr, difeeflurique iam à feena & confpecìu earum feemi-
narum,quai vociferanti fponfae venerunt obuiam,videréV
turjlla; dieiorraiamluce, tenebrifquediicufsds (nam fub
aduentum dieifuperiora intelligenda funt agi) itaque no
¿te depalfa attentiùs fponfam in ìumine contemplan cu-
pienteSjipfam o r m , ne fé fubftrahat ab iìhrum confpe-
¿tu, neve abeat tam citò Me vertereAn^mnt/eue nere Sana
335 CANTAR DE LOS CANTARES
lamita, esto es, ciudadana de Jerusalén, pues Jerusalén antiguamente fue lla-
mada Salem6. A esto, qué respondiera la esposa, lo diremos en el capítulo si-
guiente, pero antes explicaremos los verdaderos sentidos de este capítulo.
SEGUNDA EXPLANACIÓN
ALTERA EXPLANATIO.
que antepongan los negocios de otros a sus ocios, y que hagan partícipes de su
luz, que llevan metida en el ánimo a los demás pueblos, y que los hagan partí-
cipes de la vida feliz que hay en ellos. Y si, cambiada la sentencia, llevaron el
ánimo a anteponer la salud de los otros a su descanso, Dios les restituyó su
presencia y les infundió tal alegría en el cumplimiento del honesto quehacer,
que lo que pensaban le sería detrimento y nocivo para la tranquilidad de vida,
experimentan que les es fructuoso y muy eficiente de paz y alegría20.
Cuando sucede lo cual, no puede decirse cuánto y cuan grande sea el gozo
de aquellos, encontrado lo que amaban y de lo que se dolían ser despojados
vehementemente, en lo mismo en que se pensaba no existía; el cual gozo signi-
fican las palabras que siguen: Yo al mi Amado, y el mi Amado a mí, que apa-
cienta entre las azucenas. Pues estas cosas indican y demuestran al ánimo pre-
sentándosele un bien grande contra esperanza así oprimido por una súbita
alegría, que no solo no pueden hablar, pero apenas ni exclamar. Pues esta ora-
ción es del que exclama y se admira al mismo tiempo y desea con alegría, y tal
cual suele ser la de los que se admiran y alegran, con palabras breves, pero fe-
cundas en fuerza y sentencia.
elevado. Y sin duda aquella perfección y aquella copia de bienes, que hay en la
virtud consumada y perfecta en todos sus números, con ninguna semejanza es
declarada más convenientemente que con esta. Pues no ha de pensarse que los
que son perfectos están dotados de un bien privado o de un bien de un solo ti-
po, sino tanto de diverso y múltiple tipo de bienes, cuanto públicamente útil y
saludable a todos los hombres. Pues si los sabios extranjeros quisieron que tal
fuerza hubiese en la sabiduría, que describían, que ciertamente distaba mucho
de la verdadera, que a no ser el que fuese sabio, juzgaran que nadie de los
hombres era digno de tal apelación; y que los que fuesen sabios afirmaran que
ellos eran libres e ingenuos y reyes y conocedores de todas las cosas y artes y
peritos, con cuanta más verdad diremos nosotros que todos los bienes al mis-
mo tiempo y que tanto la salud pública como la privada de muchos estaba en
el que estuviese cultivado perfectamente en la virtud cristiana. Y así, Cristo Se-
ñor, no solo autor único de todas las virtudes verdaderas y de los bienes, sino
verdadero estimador y ponderador, cuando declara la naturaleza y fuerza de la
virtud de los perfectos, no usa de otros nombres, sino de los de aquellas cosas,
cuyo uso es muy patente y común. Pues primero los llama luz, y ¿qué no digo
más dulce que la luz, sino más útil y necesario., no solo para los hombres, sino
para todas las cosas sin excepción, puede ser en absoluto? Después, los llama
sal, en el que hay en cierta manera una vida y, por así decir, la inmortalidad de
todos los cuerpos y la común defensa contra la putrefacción y corrupción. Por
último21, lo que se refiere a este lugar, dice que son semejantes a una fortaleza
y a una ciudad, porque como en la fortaleza se contienen todo tipo de artes y
artificios, y hay en ella muchas casas para habitar y firmes defensas para recha-
zar a los enemigos, finalmente gran copia de las cosas que son necesarias para
los usos de la vida22; así la grandeza de la perfecta virtud contiene en sí bienes
múltiples, y tiene innumerables artes con que pueda aprovechar a todos en co-
mún. Para que lo cual se haga más llano pongámonos ante los ojos a uno de
los que fueron excelentes y perfectos en esta virtud cristiana. Y sea ése el após-
tol Pablo, quien por cierta necesidad obligado a hablar algo de sí, así habla de
sí23: En mi atención y solicitud cotidiana de todas las iglesias ¿quién desfallece que
no desfallezca yo? ¿Quién es escandalizado y yo no me irrito? Y en otras partes re-
cuerda que él es gentil con los gentiles, y se ha hecho judío con los judíos, y se
ha adaptado a los ingenios y costumbres de cada uno, para aprovechar a todos
y ha mutado su naturaleza. El mismo engendraba de nuevo a los Gálatas,
amonestaba a los Corintios con consejos, enseñaba a los Romanos, ilustraba
en fin a todas las naciones y pueblos, incluso a todas las de la tierra, como un
sol dando vuelta, con los rayos brillantísimos de la verdad. Mas ¿De cuáles y
de cuántos bienes celestiales abundaba él? ¿de qué alegría y placer de Dios era
infundido? Llevamos, dice, un tesoro en vasos de barro14; y en otra parte: Sé que
un hombre en Cristo, ya en el cuerpo, ya fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe, fue
arrebatado hasta el tercer cielo; y sé que el tal hombre, si en el cuerpo o si fuera del
cuerpo no lo sé, Dios lo sabe, que fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefa-
bles, que no es lícito al hombre hablar^. De las que se entiende cuan aptamente
es comparado el justo y perfecto con las ciudades regias de los judíos Tirsá y
Jerusalén. Y si no solo seguimos las cosas, de las que son estos nombres, sino
también las notaciones de estos nombres (pues de estos nombres uno es toma-
do de la suavidad, otro de la paz o de la contemplación de la paz), si pues se-
guimos esto, se hablará muy en verdad sobre los perfectos. Y que son semejan-
tes a Tirsá y Jerusalén, esto es, que solo ellos poseen y contienen dentro de sí
toda la fuerza de la paz y la suavidad. Pues para hablar de la suavidad (con el
nombre de suavidad entiendo los placeres celestiales del ánimo, y las alegrías
23 II Cor. 11.
24 Ib. 4, 7.
25 Ib. 12, 2-4.
3j8 / N QA P V T
do multiplicia in fc bona continet.inriumera fq¿ artes, ha
bet^quibusprodefíe incommuni cundís poiìir.Quod vt
planius fiat nobis proponamus ante oculos vnu-ai alique
eorum,quiin hacChriu4anavirtuteperfedi&, exccllen*
tes fuerüt, iltquc is Apoftolus Paulus,qui neceíiirate qua
dam,vtdefediccreta!iquando coadusita predicai de fé
M,Cmi% fe. Inilantia mea &: follicìtudo quotidiana omnium Eocle
fìarun^quis m&rmatur?&: ego noninfumoHquisfcandaU
za'ti^Sc ego non vroriEtaltbigentibusgenrikm (e,& Iu
d¿eis Ludaeum fadum,&: ad fingulomm ingenia acquetilo
res,quo lucrifaceret vnìuerfosjfuam naturam verfaife, Se
accomodane commemorat. Idem Galatas aerum pan 11-
riebat : Corinthios monitis caftigabat:docebar Roma-
nos cundas denique nationcs ac populos, imo vero rer-
ratum eunda,ceu Sol quidam fé circumagen$,radijs veri
tatis fplendidifsimis iiluftrabat, At quibusipfe, quantifqj
P abundabat cacleftibus bonis?Q^ali ex Deolxtitia, atquc
'° '** voluptatepeffundebatui?Portamus,inquit,thefaurumia
2. or.iz, v a ^ s .¿¿yijijus^aiib^ Scio hominem in Chrifto, fiuè in
corporc,fiuè extra corpus nefeio, Deus feit, raptum huiuf
modivfquead tcmurnc3eiurn,&: feio huiufmodi homi-
nem ,fíueincorpore, due extra corpus nefeio. Deus feit,
quoniam raptus eft in paradifum,&; audiuit arcana ver-
ba, qua; non licet nomini loqui. Ex quibus intelligitur,
quàmaptè conferaturiuftus,á¿perfedus vircum Thirfa
¿e Hierufalem regijs ludaeorum vrbibus.Quòd fi non io- '
lùm ipfas res quarum ifta funt nomina, Ccà nominum cria
ipforum notaciones fequarciur (fiorume nininominum,
vnum àfuauitateduckur,alierum àpace,autpaciscon-
templatione) hoc igitur fi ièquamur,vcnuirnède per-
fedis virisdicetur Thirfa? & Hierufalem eos eíTcílmiles,
ideft. pofsidere eosfolos, èù intra fé fé contincre pacis,
ai que fuauitatisomnem vini. Nam vide fuauitatedkam
(fuaui-
339 CANTAR DE L OS CANTARES
cuantas pueden ser mayores en esta vida) y así, para hablar primero de la sua-
vidad, ¿cuál puede ser tan grande el placer del cuerpo y de los sentidos, cuál la
alegría de las riquezas, qué gozo por los hombres y celebridad de los hombres,
que pueda ser comparado con el goce de este hombre, quien hecho semejante
a Cristo en la imitación de las costumbres y la caridad, y llevando en sí la ima-
gen de él y a Dios, con el cual no solo media una amistad de amor, sino cuan-
ta unión de naturalezas ni siquiera puede ser entendida, y teniéndolo como
defensa de su salvación y causa de placer, además junto con una suma facultad
y deseo de hacer el bien a otros, como un Dios mortal se tiene feliz, saludable
para los demás en la tierra? Y en cuanto a la paz, ¿de cuál disfrutan los tales,
que nunca pueden decir cuánta sea ella? Pues primero, lo que es fundamento y
cabeza de toda vida tranquila, justificados por Cristo, como Pablo escribe26:
Tienen paz con Dios, el cual como a aquel, contra el que está airado, agita con
los mayores terrores; así con los que está aplacado y amigo aplica la suma y
dulcísima paz del ánimo. Después, mandan en sí mismos y en sus deseos, y los
rigen y someten a la razón así, que no solo con gusto fácilmente acepten los
mandatos de la razón, en verdad apenas se atrevan a moverse sin su mandato.
Por último, con los demás hombres ansí se llevan amigable y plácidamente,
que aprovechen a muchos, a nadie dañen, y en lo que está de su parte, conser-
ven la paz perpetua con todos; cuando no pueda acaecer, que los que están va-
cíos de todo mal deseo, lleguen a lucha con otros de honor o de riquezas o de
placeres; de las cuales luchas se originan todas las sediciones y discordias. La
cual paz en verdad es tal y tan grande, que me parezcan incluso por este nom-
bre que los judíos son ciegos y dignos de compadecer, que cuando tuvieron
26 Rom. 5,1.
por los oráculos de los profetas que vendría un Mesías, que establecería paz
eterna, pudieron meterlo en el ánimo, que creyeran que les era prometida la
paz que se contiene en el cese de las guerras externas, y en la copia de los bie-
nes de la tierra, y en el uso libre de ellos. La cual paz, puesto que todavía no
han visto o experimentado en sí, no piensan que él ha llegado, y así esperan
vanísimamente que venga27. Y no atienden ni miran miserables a ese tipo de
paz, de que tratamos, que es el único de veras verdadero y destacado tipo de
paz, consistente en la moderación de los deseos y en la adquisición de la justi-
cia celestial. Cuya increíble e inaudita antes de este tiempo fuerza para los
hombres el Señor Jesús nos trajo; él ciertamente verdadero Dios, pero trayen-
do linaje humano del pueblo de los judíos y de la estirpe de David, rey de
ellos, la trajo y la llevó contra la fuente placentera de todos los malos deseos,
infundiendo una fuerza celeste en nuestros ánimos, cuando primero derrotó a
satanás, promotor de males y sediciones. De donde siguió aquella salud y jus-
ticia de ánimo, que disputando y charlando en las esquinas los estoicos con sus
astutas conclusiones apenas expresaron con palabras, y en realidad ninguno
aseguró antes de entonces28, y después se dieron innumerables ejemplos de ella
en todo sexo y edad, muchos ciertamente y muy muchos en aquellos primeros
y felices tiempos de la Iglesia, cuando la fe y religión de Cristo se difundía por
todas las naciones del orbe; pero ahora, aunque son pocas, porque la república
de Cristo se ha reducido demasiado a lo estrecho a causa de nuestros delitos,
sin embargo no faltan en absoluto, no podrán faltar en la Iglesia y pueblo de
Dios algunos en los que vija y reine Dios, esto es, algunos en cuyos ánimos es-
té esta eficacia de la sangre de Cristo. Los cuales ni se debilitan por el miedo, ni
se consumen por la enfermedad, ni se inflaman por el placer, ni son llevados
por el deseo en alegría vana; los cuales ni abajan el ánimo en la adversidad, ni
se exaltan vanamente en la alegría y progreso; los cuales, enfin,en ambas for-
tunas y estado gozándose solo en Dios, conservan la constancia y tranquilidad
de ánimo, en que consiste la paz29, que es la única verdadera, y la única digna
paz en las promesas y predicciones de Dios, que de ella se hacen en las Sagradas
Letras. Pues en verdad muy humildemente y demasiado mal me parecen pen-
27 Sobre este punto disputa largamente fray Luis en todo el «Brazo de Dios».
28 Los estoicos expresaron con palabras una virtud que queda baja junto a la cristiana (cfr. Onís, II,
119).
29 Esta definición de paz se empareja con la de san Agustín "orden sosegada" o "Un tener sosiego y
firmeza en lo que pide el buen orden", y es casi su traducción (De civ. Dei, XIX, 13). Después dirá que con-
siste en "(a moderación de los deseos y la tranquilidad del ánimo".
i4¿ IH QATVT
mitri pacem,qua£externorum bcllorum ceífationecon-
tinecur Sctcrrsebonorum copia ,xorumquevfu libero.
Quampacem,quoniam nondum'videruntjaut experti in
fe func,veniíTe illum non putant^itaque venturoni vanifsi
me fperant.Neque attendunt mifcri,neque refpiciunt ad
hoc,quo deagimuSjpacis genus^quod vnum maxime ve-
mm arque praeftans pacis genus eír,in cupiditatum mode
ratione 8¿ iuftitiajcaeleftis adeptione coníiítens.Cuius in-
credibilem 3¿ ante id tempus hominibus vim inauditam
Dominas lefus nobisattulit:verusilIequidemDeus, fed
ex Iud^orum gente,8£ eorum Regís Dauidisftirpehomo
genus ducens,eamque attulit&induxitaduérfus omnia
malanacupiditatü fontem libidine, in animis noftris vim
infundens ecelefte, cum prius incentoré malorumatque
fediüanumfathanádebellaíFet.Exquo e.afequutaert ani
miíalusatqueiuftitia,quamdifputando &; inanguìis gar-
riendo Stoici argutis íiiis coclufionibus verbis vix exprcf
ferunt,re vero;nuilipr^rtitecüt.anteillud tepusrex eo auté
tepore deincepsinnumerabilia eius exépla in omni fexu,
atque íetate funt vifa:plura illa quidéV&: longè plurima pri
mis illis & fcelicibus Ecclefix tépotibus,quando ipfa Chri
íüfides,atquereligio per omnes orbis nationes diffunde-
baturmunc vero etíi íint multò pauciora,proptereaq? ni*
misin anguila propter noftra deli&ajrefpublica Chriítia-
nareiiigitur,nótameomninòdefunt,necverò deeffe vn
qua poterunt in Ecdeíia-, & populo Dei aliqui, in quibus
vigeat,atq,- regnetDeus,id eft,auqui,in quorü animis hsec
CRriftifangüinisefricacitas extet. Qui ñeque metudebi-
litentur neq,- as.gtltadine<cdíiciantur,neque libidine infla-
métur,neqj voluptate .efEerantur inani lattina: qui ñeque
a,duerfís demittant animum rebus, ñeque inaniterfeeri-
gant laetis atque fecundis : qui denique in vtraque fortu-
na aflata in ynoDeogaudentes, coníhntiam animi,á£
tran-
341 CANTAR DE LOS CANTARES
su viña, y recogiendo bayas juntamente con sus amigos, libre de miedo y gue-
rra pase un día alegre y contento30? Lo cual, puesto que tantas veces casi con
palabras escrito por Dios los judíos leen en las Sagradas Letras, refutándolo
con sus propias palabras y mientras ello no les fuera representado, tanto juz-
gan que ni Dios cumplió su fidelidad, ni creen que ha venido el Mesías; cree-
rán tan pronto como borrados los enemigos del nombre judío, el campo de la
región de Palestina se les vuelva fértil y rico, como antiguamente; y se creerán
felices en la abundancia y descanso de las guerras externas, aunque surjan en el
ánimo guerras intestinas, y aunque la ira domine y el placer provoque incen-
dios, aterre el miedo, la avaricia deprede, todo el escuadrón en fin de deseos
impuros se meta en el ánimo con estandartes malignos, y no le deje ninguna
parte de vida apacible y tranquila; ¿qué cosa más absurda que ésta se pueda de-
cir o pensar? Luego aquella paz se ha de repudiar totalmente y alejar de las
promesas de Dios, en la que los malvados, los que son poderosos pueden ser
los más desgraciados de todos, y se ha de traer aquella que san Pablo llama ver-
daderamente paz de Dios31, que supera todo sentido, porque ni podamos en-
tender sin la enseñanza de Dios cuan grande sea, ni podamos ser partícipes de
ella, si no nos fuera dada por él, y que además es tan firme y tan estable paz,
que ninguna fuerza nos la puede arrebatar, si no nos traicionamos a nosotros
mismos. Y así, no sin causa quien en este lugar se dice ser semejante a la ciu-
dad de Jerusalén, éste se llama feliz poseedor de la verdadera paz y tranquili-
dad, el mismo terrible como un escuadrón ordenado de campamentos, para
que se entienda que no hay fuerza hostil tan grande, ningún ataque tan grande
y violencia de la fortuna, ningún mal enfin,que le pueda dañar de alguna ma-
nera o arrebatar el concierto y consenso de las partes de su ánimo. Lo cual
aquellas palabras de Pablo bastante declaran32: ¿Quién nos separará de la caridad de
Dios? Cierto que soy, que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principa-
dos, ni los poderíos, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni al-
guna otra criatura podrá separarnos de la caridad de Dios, que hay en Cristo Jesús
Señor nuestro,etc, pues lo único que es muy contrario y enemigo de la paz, que
todos vulgarmente llamamos paz, guerra y enemigos, ello a esta verdadera paz,
de que tratamos, que consiste en la moderación de los deseos y en la tranquili-
dad de ánimo, no solo no es contrario, ni no la extingue, sino también a veces
la aumenta y confirma. Pues como quieran dañar mucho a los buenos los que
les hacen la guerra, ¿qué dañan, pregunto? o ¿qué les arrebatan? Creo que las
riquezas. Mas ellas o arrojan ellos, o las tienen por grave peso, y así, se gozan
en ser aliviados de ello. Mas los honores. A los cuales ciertamente estiman tan-
to, cuanto alguno piense que lo estiman los magistrados, que imitando tales
honores establecen por juego entre sí los niños. Pero quitarán los placeres. Mas
contra ellos hacen guerra despiadada. Mas la libertad. Pero ¿de qué modo, pre-
gunto, pueden hacerlo, cuando no pueden arrebatarles la virtud del ánimo?
Mas le arrancarán la vida. Mas esto es ya beneficio, a saber, enviarlos libres de
peligro y de toda molestia de lucha a donde desean ellos llegar mucho. De
donde se entiende que estos hombres protegidos como por las armas de Vulca-
no, no pueden ser dañados y vencidos por enemigos externos, y que son más
firmes que un escuadrón ordenado, que aquí se diceva.
Sigue: Vuelve los ojos tuyos, que me hacen fuerza. Debe advertirse que los
perfectos no destacan en otras virtudes de ánimo, que los aprovechados, sino
que tienen las mismas virtudes más perfectas y acabadas que los aprovechados
tienen comenzadas o al menos poco perfectas. Por esta causa en este lugar Sa-
lomón loa las mismas cosas y casi con las mismas palabras, que loó más arriba,
cuando trataba de la caridad de los aprovechados. Allí primero loaba los ojos,
aquí en ellos principió la alabanza. Y decía entonces que eran semejantes a pa-
lomas; ahora, para que entendamos a ellos, esto es, que la intención de la vo-
luntad hacia que ellos significan en los perfectos es perfecta sobremanera, no
empleó algo semejante, sino usó la figura de oración, que tuviera la mayor
fuerza de todas para amplificar aquello, de que se trata, y exagerarlo.
Pues cuando dice: Vuelve los ojos tuyos, dice rasamente que le parecían tan
hermosos, y tan afectado estaba por ellos, que no pueda soportar la mirada y
fuerza de ellos, mucho menos alabar la hermosura. Y como diga que no la
puede loar, la loa mucho, como antes dijimos. Y a esta perfección de-los ojos,
esto es, a la intención del ánima hacia Dios se armonizan las demás virtudes
que fluyen y manan de ella, y ésas son: Tus cabellos como manada de cabras, que
aparecieron desde Galaad. Tus dientes como hatajo de ovejas, que suben del lava-
dero, las cuales todas con crías gemelas, y no hay estéril en ellas.
Las cuales virtudes, aunque sean loadas aquí con las mismas palabras, que
más arriba lo fueron, sin embargo en la proporción de su caridad, de la que to-
dos toman comienzo y origen, aquí, esto es, en el varón perfecto, cuya caridad
es en mucho muy perfecta, enseña que son mayores y más perfectas bastante34,
lo que sigue: Sesenta son las reinas. Pues como la esposa se dice superar y prece-
der a estas dueñas, que tenían el mismo cónyuge común que ella3?, así debe
entenderse que los perfectos, en las virtudes que tienen en común con los de-
más amadores de Dios, o aprovechados o principiantes, destacan por propia
manera así, que lo que en otros es exiguo o mediocre, todo ello en ellos sea
perfecto.
toda envidia. Y así, todos los loan. Y ciertamente aunque a quienes deleita pe-
car, no quieren soportar al que tienen esplendor de virtud en algo, y se esfuer-
zan por oscurecerlo con cualquier cosa y palabra, sin embargo las reinas y con-
cubinas y doncellas que tienen un mismo y común marido, esto es, todos los
que son obligados por un semejante estudio de virtud, lo contemplan en ver-
dad y los siguen con las mayores alabanzas que pueden. Pues los que son bue-
nos y religiosos, y se aman entre sí, y toman por suyos los bienes de los demás,
y se alegran con las alabanzas de otros como con las suyas, puesto que carecen
de envidia y del placer de detraer la obra de otro, como se escribió: La caridad
no es envidiosa, no piensa mal, no busca lo suyo%>, Y los religiosos, que digo, los
entiendo los que son tales en realidad, no los que solo son llamados tales, pues
nada hay ni más envidioso ni más enemigo de los buenos y trabajadores que
ellos. Mas los buenos ¿qué piensan, qué, sobre los destacados y perfectos?
¿Quién es ésta, dicen,que se descubre como el alba, hermosa como la luna, escogi-
da como el sol, terrible como escuadrones, sus banderas tendidas? Para que aparez-
ca suficiente cuan copiosa y efusivamente hablan ellos de corazón; y los nom-
bres de alba y de luna y de sol recogidos en uno significan llanamente a los
perfectos, que por todos los estados de alabanza y virtud han llegado al sumo
estado. Pues en el alba están los comienzos y como rudimentos de la luz; la lu-
na se crece con los incrementos de la luz, y el sol en su género es el más perfec-
to de todos.
Se sigue: Al huerto del nogal descendí por ver los frutos de los valles. Hasta
ahora Dios influía en el ánima santa con el placer, y es este ilapso expuesto por
Salomón en la oración inmediatamente anterior, que apta y convenientemen-
te pudo ser expuesto con palabras. Pues en razón de la dignidad apenas es in-
terpretado con algunas palabras. Pero si de él se ha de decir algo, se ha de decir
de esta manera en verdad, como dijo Salomón. Pues los que ven a Dios apare-
cer como un amante, alabando a su amiga con un cantar muy blando y dulce,
36 I Cor. 13, 4.
37 En el interior.
38 Con esto fray Luis defiende que nadie liega en esta vida a la perfección absoluta, como también di-
ce Santa Teresa en la Morada séptima, 2, 9,
34* I N QA PV T
quam amatorem aliqueniinéucivident mollifsimo<&
dulcifsimo carmine laiidantemamicamfuam, nòne yide
icfibi videntur iìlumiVeìutiinfufuminfandxanimaigEe
Biiun^eiq; proibenti infinitas ex fe fé voluptates,atq; lxti
tias?Ltaque iftis verbisvoluptas,quam ex Deo fànda perei
pit anima,iìgnificata efLHis antiqua? fequutur, dodrina
quseda eiufdé^ cruditio c6tinetur,quse:eft altera pars hu
iusdiuiniiliapfu?, quei»fupràdiximuscxvoluptatiseffe*
dione,&: eruditione collare»At quid doczmtìDefcendijn
quitjinhortumicu^tyiderepomaconualliMy^fflorm^
fumea, hoc eft,difccfsiab$ te, & ad quoddam tempus me
fubtraxij ubique denegaui dulcem iüü frudu amoris mei,
no animi caufa,fcdexpÌorandigratia,vtm vineae, malaq;
punica germinaifent.Hocautem eft, quo rebus afperis &;
difficiíibus patientiam t u a m ^ humilitatem, charitemdì
pertentarem, notumque iOarationetibifacerem,quos
ili* virtutes in te,& quàtos frudus edidiíTen^quantüpro
feciflesipfa^uidyetibiadfummum contédenti deeflet*
ExquQvmteliigiaius neminéin hae mortali vita,quamuis
6¿mulrü invirtute profeciffe,&; ftrenuè adueríus vitia ccr
tauìiTe^ plurima bella bellaffer& vìdorias máximas re-
porraíle fe videa^exiíliniaredeberejpoírefetanquambei
lis perfunftumjOCiofam degere ¡eta-temreiiquam.Nahíe
profedòaitifsimus virtutisgradusdefcribituninquo ta-
menquiecat conítitutusfubitofpoiiatusfauoreDei, 6¿
n o d e malorú oppreííus^tokrafíe dícitur multa grauia,at-
q> afpera Quod ite de fe omnes,quáuis pij atqj perfedi co
girarefemperdebér,& adhuiusvitstanquaperpetuá mi
iitiá,S¿:quali belli dubios e.uetus fecéparare.Voluit enim
Deushac vira? noílrse condiíioné elicvi, neq^proficiedi
in virrutenobis vlluspía;fixuscífetterminus,neq5 vero à
gericulo,atq; metu deficiendi, atqs cadeditépus aliquod
knmune,atqjvacuü daret; quòhis timorisjat^cautionis
ftimu?
347 CANTAR DÉLOS CANTARES
estas son las cosas, que en este lugar enseña Dios al ánima santa, o más bien
que significa es enseñado por él. La cual erudición y doctrina de veras es tan
apta para todos los hombres, como conveniente sobre todo para aquellos que
en aqueste lugar Salomón se propuso describir, los perfectos y los aprovecha-
dos en mucho en el estudio de la virtud. Estos si no son engañados por esa fal-
sa persuación de seguridad, a la cual el mismo duradero estudio, que pusieron
en la virtud no sin gran resultado, los predispone y los torna como aptos, muy
difícilmente pueden moverse del lugar o ser echados del grado que poseyeron.
Estas cosas, pues, Dios, a quien los justos y santos responden: No sé, mi-al-
ma se puso como carros de Aminadab. Con las cuales palabras confiesan y reco-
nocen, que a manera de carros de animadab hicieron su carrera con gran rapi-
dez, esto es, que a ejemplo de los hombres principales de su pueblo, a saber,
de los mejores y más santos dirigieron el curso de su vida, y así se dirigieron
siempre a lo sumo, que ninguna cosa contraria atacándoles pudiera volverlos
atrás o retardar en absoluto, que ello no lo tuvieron de sí o lo consiguieron
con alguna fuerza suya (pues esta es la fuerza que está colocada bajo la palabra
no sé), sino que todo ello ha manado del estudio y deseo de agradar a Dios,
que Dios mismo había encendido en los ánimos de ellos39. Y así, el conoci-
miento humilde y verdadero de sí que tuvieron estos perfectos cuando eran
oprimidos por los males, también ahora los retiene liberados de los males. El
cual conocimiento ciertamente es así grato y agradable a Dios, que parezca
contener casi toda la virtud. Pero puesto que no puede ser, que la virtud ter-
minada y perfecta de tal modo manando fuera y presentándose a los ojos de
los hombres primero los llene de admiración, después los encienda en amor,
39 San Juan difiere aquí en la interpretación por considerar aminadab como nombre propio y por in-
terpretarlo como el demonio.
por ùltimo los lleve a desear y aficionarse a darle las mayores alabanzas, para
expresarlo Salomón finge que la esposa, queriendo ya salir de la escena, es lla-
mada por el coro de las dueñas con estas palabras: Torna, torna, sulamita, y
verte hemos. Y la pone vuelta hacia ellas, preguntando de esta manera y respon-
diendo: ¿Qué miráis en la sulamita, como en los coros de los ejércitos? has cuales
palabras ya pertenecen al capítulo que sigue inmediatamente, de las que ha-
blaremos cuando hayamos llegado a este lugar.
TERCERA EXPLANACIÓN
T E R ¥ 1 A E X P L A N A T I Òe
del prójimo, como se escribió: el fin del mandato es la caridad pura de con-
ciencia y de corazón bueno; para declarar este fin y meta de la costumbre e
institución cristiana añadió: a apacentar entre los huertos y coger lasflores.Pues
en el pasto se significa la beneficencia y en las azucenas, cuyo candor es muy
grande, se entiende el ánimo ingenuo en hacer bien no afeado por ningún de-
seo y como mancha de su conveniencia, nada en absoluto refiriéndolo a sí. Y
esto sea el primer modo de interpretar este lugar41. Otro, las compañeras que
actúan de gentes, preguntan a la esposa, esto es, a los que les anunciaban a
Cristo, a dónde se había ido Cristo o en qué lugares estuviera, esto es, las gen-
tes admiradas de que Cristo hubiese abandonado a los judíos, a quienes había
sido prometido y de cuya estirpe tomaba linaje, con razón pregunta a qué na-
ción se había ido, si había emigrado a otros pueblos, esto es, preguntan si, pos-
puestos los judíos, había elegido algún otro pueblo peculiar para sí, en el que
dominara. A los cuales la esposa responde que se había ido a su huerto, esto es,
a aquellos que preguntaban estas cosas, esto es, a los habitantes de todo el orbe,
a los cuales expulsada la esposa por los judíos, esto es, la Iglesia de los Apósto-
les y discípulos, era enviada; como se escribió42: Predicad el evangelio a toda
criatura: como si así diga: "Bajó mi Amado a su huerto, puesto que queréis sa-
berlo, esto es, a vosotros mismos que preguntáis estas cosas, esto es, a todos los
hombres sin excepción". Pues nos envió a Cristo para enseñarnos. Descendió,
digo, al su huerto, porque en su ánimo está en hacer un huerto plantado con
innumerables virtudes del campo estéril y sin cultivar, que erais antes. Descen-
dió a su huerto, esto es, descendió para haceros huerto, como fue predicho por
Isaías43: Se alegrará el desierto y la sin caminos, y saltará de gozo la soledad, y flore-
cerá como azucena, germinando germinará, y exultará alegre y alabada. La gloria
del Líbano le fue dada, el decoro del Carmelo y del Sarón; verán la gloria del Se-
ñor y el decoro de nuestro Dios. Pues excluido de los suyos, a su vez huye y los
44 Is. 10,22.
45 Rom. 9. La eira no es literal, sino adsemum.
}$o I N C JT V T
ac deferita pro vno,quem repudiai populo, omnes pò-
pulos,omnes,qui tcrram,quàm late patet, incolunt gen-
tes^ad fuamamicitkmadfcifck Itaquead vos demigrai,
vt noftri minifterio atque voccomni virore gtatiae vos
ornee, vtpafeaturin vobis,&liIiacolligat3idefìjVtacì;uG>-
íx.occontemplarnos vitx fru&us evobís metat. Quod
autem in textu fequitur,^*?dileèìomeo , ér dtlecius meus
mitihyttipafatur ínterlikatid poteft intelligidictum , vel à
fponía,qua; rogatur,quaeque hoc loco períonam Apodo
iorum6£ D¿fcipulorumChriftiruvílinet,ideft,ab Ecckíia
è ludaúSjVelab íjs f<£rmnis,quxfe illHpeníae comités ad-
iungebaK^qux: Ecclciìamè gentibusreferunr, ü primo
accipiatur modo,eo ilia è ludáis Ecdefia lignificai regnü
Dei, vnà cum Chrifti fide fie ad gentes efle tran ila tu mi, vt
non plañe lint deferti luda£i,exhis enim Deus prima ele-
git mndamentaEcclefi#Euangclic3e Apollólos SdDifci
pulos,Ò£ fere omnes iUos,q;ui voce Oc vitas exemplo Euan
. gelij lumen totiorbiintuleruntjde quoctiam Eíaias íerip
^4í,to, (¡ t §t f ueí [ c numerus filiorum Iíraél tanquam arena ma-
ris.reliquias falnae erunt.Et Paulus ad Romanos feribens.
lom.p. Dicoinquit,nuniquidDeusrepulir populum fuumíabílr.
Nam 6¿ ego líraéUita fum , non repulir Deu? plebem
fuam , quampraefciuir,anncfcitis inEccleíia , quiddi-
cat feriptura i &: paucis intcrpofitisjrurfus;ñcergo &¿
in hoc tempore reliquias fecundum ele&ionem --gradas
falúas fa&aefunr* Hascergoex ludads Eeckfia fie loqur-
tur. Ega diUcio meo? & éileéìnómeusmihi, quipafcitttrinteY
Ult4. Qnafi itadicat, crii ò gentes dilectus meus, vú fu-
pra dixi, ad vos acceííerir, vos vt fuum horrum effice-
renhoceít, vosvr coleretomni cultura esdefti,tamen
nieumpopulumabipfoomninòdefertum eíTe id nolo à
vobisintelìigi, Naminme,id eft,inijsomnibus , quof-
cunque elegie ex ilio popuio,maniíemf$íme docuìt, qui-
tùm.
351 CANTAR DE LOS CANTARES
Pues con éstas la Iglesia se congratula de lo que era anunciado, de que Cris-
to quería venir a ella, para fundar su huerto en ella, pues es natural que, anun-
ciada alguna cosa alegre, nos aplaudamos y prediquemos y besemos nuestra
fortuna, y lo indican estas palabras: Yo al mi Amado, y el mi Amado a mí. Con
las cuales casi dice esto: "oh feliz de mí, puesto que se anunció, que soy toda
del amado, y que él todo será mío, y me hará de incultivada huerto ameno y
fructífero". El tercer modo de interpretación es tal: buscaba la esposa a Cristo
y, mientras lo buscaba, cayó en las guardas de la ciudad, de quienes recibió
muchas heridas, no aterrada por ellas continuaba buscándolo, y no tanto bus-
cándolo, sino alabándolo y celebrándolo ante todos los que encontraba. Con
las cuales palabras alegóricamente se significaba tanto el deseo anuentísimo de
anunciar el Evangelio de aquella primera Iglesia, cuanto el ánimo invicto en
46 Gn.. 3, 29.
tolerar los más graves males a causa de su anuncio. Mas era digno de admira-
ción, que hombres dotados de tanta piedad para con Dios, cuanta tenían
aquellos de que constaba la primera Iglesia, que así eran despreciados por
Dios, al parecer, que a ellos por su placer todos los castigaran con la cárcel, el
destierro y la muerte, ello al menos en aquel tiempo de la Iglesia evangélica
muchos lo admiraron muchas veces consigo y con los otros. Luego Salomón,
para expresar aquella admiración, pone a las compañeras de la esposa así ha-
blando y rogando: ¿A dónde se fué el tu Amado, la más hermosa entre las mujeres?
¿Dónde se volvió el tu querido, y buscarle hemos contigo? Que es como si dijeran,
"tú eres en verdad hermosa, destacas, lo que no podemos negar, por la insigne
honestidad de costumbres, por la insigne virtud, amas a Cristo cuánto uno
puede amar muy ardiente y verazmente, pero, lo que no podemos dejar de ad-
mirar, pareces ser olvidada claramente por él; las guardas de la ciudad, esto es,
todos los magistrados del orbe atacándote sobre medida, te castigan en todo
tiempo, en todas las partes del orbe, y te llevan a suplicio, pareces entregada al
placer de ellos; estás expuesta al ridículo de todos, de arte que no solo parezca
Dios olvidarte, sino casi tenerte aborrecida. ¿A dónde, pues, se fue tu amado?
¿Qué causa tiene de olvidarte y dejarte en tan grandes males?". A esta pregunta
divinamente enseñada responde en verdad: El mi Amado descendió al su huerto,
a las eras de los aromates, a apacentar entre los huertos y coger las flores. Explican-
do en ello la causa de que Dios en aquel tiempo a toda la Iglesia y en otros
tiempos haya permitido que sean vejados por los malos algunos miembros
muy selectos de la Iglesia. Pues ciertamente lo permite para que las virtudes,
que sembró en ella, oprimidas por las adversidades como por el hielo, echando
raíces en el ánimo hacia abajo y germinando con más riqueza den pruebas ilus-
tres de sí. Pues como sean muchas las causas, por las que Dios permite que los
piadosos estén en males, aquella en especial es muy poderosa que se refiere al
aumento y ilustración de la virtud de ellos. Pues la virtud, como escribe Pablo,
3Si I N C J PVT
dentiisimum:tum in tolerandis eius annunciationìs cau-
fa grauifsimis malisinui&us animus. At erat admiratio
na dignum,homines tanta erga Deumpietatepraiditos,
quanta i'j erant,è quibus prima illa conítabatEcclcíia, ita
a Deo^tvidebatur^negle&os efle^osvtomnes pro Tua
libidine, carcere,exilio,ac morte mul&arestjid certe ilio
EccIefixEuangdicae tempore multi fecum, & curri alijs
f^pe admira ti funt Solomon ergo?eam admirationem vt
exprimeret,fodasfpòfe,ficloquentes ac rogàtes inducir.
Quo abijt ddeSlus tut>$ QjtnlchcrrmtmulwttmlQuòabìjtàileBus
ta»s7& (¡uxremus eumtecurnìQuod eft per in de ac il diceret,
es tu quidem certe pulchernma,praiftas,quod negare no
potTumuSjiafigni morumhoneftate,iniìgni virtute, Chri
ílü amas,quantü quis amare ardentifsimè &:verifsimè pò
teft,tamé quodnon mirarinopoifumuSjVideris ab co pia
uè negligile ufi o des vrbÌs,ideft,omnes orbismagiftratus ti
bi fupra modum i n f e n s e ad pcená omnibus horis, om-
nibus orbis partibus>&: ad fuppliciumrapiüi^illorü libidi
ni videris permiflaicundorü Ludibrio es expoíka, ita vt
non folü te Deus negligere videatur,fed pené exofam ha
bere.Quò ergo abij t iftc dileft* tuus ? Quje illi caufa eft tui
ncg!igendi,ac in tantis malis deferendi?Huic quseftioniip
fa diuinitus edo&a veré reípódet. Defcendtt dileólus meas
m hortum fuum adareolam arom<trumiytpafcaturin^ortts:f&t li-
lia colliganCzufam in eo explicans,quare Deus & ilio tem
pore vniuerfamEcelefiár& alijs téporibus le&ifsima que-
que Ecclefì^membravcxarià malis permirerit. Id enim
cerrépermiíit, vtvirtutes,quasin eafeuit,. rebus adueríis
tanquam gelu compreíTa%deormmin animo radices age
íes, &¿ vberius germinantes ¿lluftria fui docurneta ederét
>íam cíxm multa? caufàe funt,propter quas Deusnomine*
píos vejfaà in malis permittatjtùm illa eft potifsima,quaí
¿deoxumaugendam virtutem .& üiuftrandam rc&rtur»
Virtus,
353 CANTAR DE LOS CANTARES
La cual profesión puesto que era muy grata al mismo Cristo, para signifi-
carla y entenderla, justamente el esposo luego aparece celebrando con sumas
alabanzas a la esposa y así diciendo: Hermosa eres, Amiga mía, suave y bella co-
mo Jerusalén, terrible como los escuadrones, sus banderas tendidas*®. Pues le atri-
buye la hermosura a causa del maravilloso adorno de muchas y máximas virtu-
des, que tuvo la Iglesia; la suavidad a causa de la copia dada a la Iglesia de los
dones del Espíritu Santo, por el que abundaba en toda dulzura. Dice además
que es semejante a jerusalén, ciudad santa, porque como en ella Dios era ado-
rado en santísimas ceremonias, y se le sacrificaba todos los días, así ella cada
día se ofrecía a sus enemigos a la muerte por Cristo, y se inmolaba sobre el ara
con el fuego de la caridad ofreciendo a Dios un holocausto de sí. Y porque Je-
rusalén se interpreta como visión de paz, era ciertamente aquella Iglesia Jeru-
salén, porque rugiendo y haciendo tumulto todas las gentes contra ella, en
medio de los mayores males, disfrutaba de la altísima paz de Dios, por la fuer-
za del Espíritu Santo, oprimidas y casi quitadas de sí todas las preocupaciones
y angustias que podían perturbar su ánimo. Dice enfinque es terrible, como
formidable es un escuadrón ordenado, porque no solo se mostró invicta con-
tra sus enemigos, sino tolerándolos y obrando con paciencia, con máximo es-
tupor del orbe venció alfin,y los redujo a la nada.
Pero continua: Vuelve los ojos tuyos, que me hacen fuerza. La loa totalmente
en el versículo anterior, y ahora la alaba en cada una de sus partes comenzando
por los ojos. Pues aunque antes el esposo contó las alabanzas de la Iglesia, sin
embargo convino celebrar ahora de nuevo sus alabanzas, porque no es la mis-
ma la alabanza de la Iglesia evangélica, y de la que cultivó las normas mosaicas.
50 Gen. 32.
51 Ex. 32.
las mejillas, alabándolos con las mismas palabras, de que había usado arriba en
el inicio del capítulo IV.
Pues dice: Tus cabellos como manadas de cabras, que aparecieron desde Gala-
ad. Tus dientes como hatajo de ovejas que suben del lavadero, todas con crías ge-
melas, y no hay estéril en ellas. Tus sienes como casco de granada entre tus copetes.
Para mostrar que ambas Iglesias, la vieja y la nueva, tienen casi las mismas do-
tes, la misma fe, gracia, promesas, doctrinas, por eso les atribuyó los mismos
miembros, y loa los atributos casi de la misma manera, para declarar que estos
mismos adornos de ánimo y dones celestiales eran comunes a ambas Iglesias,
mayores y más ilustres en la Iglesia evangélica, por eso luego la compara con la
vieja sinagoga, y la antepone a la sinagoga.
Pues dice: Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, y las doncellas sin
cuento. Una es la mi paloma, la mi perfecta: única es a su madre, escogida es a la
que la parió. Con estas palabras, pues, a las cuales reinas y concubinas y donce-
llas que llama, y a las cuales, aunque destacadas en muchas cosas por la forma
y por la dignidad, el esposo antepone su paloma, significa la vieja Iglesia, que
en verdad va muy detrás de la evangélica en todo género de celestial hermosu-
ra. Y significa con estas reinas y concubinas a la sinagoga: primero, por la mul-
titud de ella, no porque la abundancia de hombres sea en ella mayor (pues re-
cluida a un rincón de la tierra, ¿qué pudo en alguna manera ser comparada
con la Iglesia evangélica, la cual cuan grande es el orbe, tanto se extiende an-
chamente?); sino el que tuvo muchos ritos de sacrificios y diversa manera de
hablar a Dios, cuando la Iglesia evangélica se contenga en un único sacrifi-
cio; después, porque aunque el nombre de Salomón se calle en este lugar, sin
embargo se entiende que está bajo la persona de él. Pues el esposo para más
loar a su esposa, la compara con las mujeres de Salomón, que tuvo muchas52,
52 2 Reyes, 11.
%\6 I N CA P V T
defeendit, eifdem ea laudans verbis, quibus fupràìnirio
capitisquarti fuerat vfus.Nam inquit. Captili tmficutgrex
« caprartim qux afeenderunt dcmonteGaioad: dentes ttitficutgre-
es tonfdrmn 3 qux 4¡cendemnt delauacrOyOmnesgemellisfoett-
f tt^gr flcrilis non eft Inter easy ftcut "lina cocuma Ubia tua,
C$r* eloqutum ttittm dulce : ficut cortex*malt punicifìcgen& tu&
d!ffte occultistms. Vx cnii^.do.cea;t vtram.qiic EcciclìanijVc
terem atqtie nouam eafderaierè dotes habcre,eandem ri
dem, gratiam, proniifsiones,doctrinam,ideircò cadem
vrrique membra attribuir, & attributa eodem propè mo
dolaudatytveròdeclarethaìcipfa animi ornamentado
naque cadeñia vtrique Ecclefise communia,maiora in Ec
cleíiaEuangelica eííejttiagiíque Üluftria, ideò eam ftatìm
conferteum veteri fynagoga ,&lynagoga5 anteponir.
inatti dicit.Sexaénrafnnt regm¿r& ottogmta concubina , &
fidokefcentularum nonefinumerm. Vhaefl columbamea, perfe-
Ma mea^naeéì jnamju£} eleèlagenitrici /W.His enim ,quas
reginas, & concubinas, £c adolelcenuiIasvocat,$:qui-
bus,quamuispluribus 5¿ .forma,& dignitatc prseftantibus,
fpQnfusameponitcolumbamfuam , veterem iìgnificac
Ecclefiam,qu# vere multumEuangelicaecedit in omm
genere cselcftis ipulchritudinis .Sigriificatauternhis regi-
nis cócubinifq; fytaagoga,priniò ob earü multitudine,no
quòd hominü frequ¿tia in ea maior(nà in vno terrarü co
clufa anguio^m potuit cü Ecciefia Euagelica,quae qua la
tè orbÌspatet,talatèlpfadÌrYunditur,vMomodo cóferrif)
Sed quòd?niultipUces faedriciorü ritusSi varia Dei colé
di ratioaé habuit, cú Eccitila Euàgelica unico fit cótenta
facrificio.Deinde quia et0 nomen Solomonis hoc in lo-
co reticeatur, tamen iliius pexfona fubelTe intelìigitur.
Nainfponfus, quòmagis fuam ìaudet fpanfam, eam
confm cujn yxorìbus Solomonis, quas ;habuitpluri~
yReg a. mas, vtiniibris Regum icribitur, id feilieet idicens: fc
magis
357 CANTAR DE LOS CANTARES
diciendo: que él es más feliz con la suya una, que Salomón lo fuera con tan
muchas mujeres. Y en las mujeres y concubinas de Salomón se contiene la
imagen de la sinagoga que justamente se casó con el reino de Salomón. Y así,
en nuestra esposa la Iglesia aventaja a aquella, la prestancia de cuya Iglesia no
solo fue conocida al esposo, sino atestiguada ante todas las. gentes, de la cual
también Isaías predijo53; Y su descendencia será conocida en los pueblos, y su pos-
teridad en medio de las gentes; todos los que los vieren, conocerán que son la proge-
nie a quien bendijo el Señor.
53 Is. 61,9.
54 Apoc. 7, 9.
55 I Pedro, 1, 10-12. Cita sintetizada por fray Luis.
Pero sigue: Al huerto del nogal descendí por ver los frutos de los valles, y ver si
está en cierne la vid, y ver siflorescen los granados. Estas palabras las atribuíamos
más arriba al esposo, para excusarse con ellas ante la esposa de su marcha, co-
mo se la atribuyen algunos comentaristas hebreos; pero también pueden ser
atribuidas a la esposa, que a las compañeras preguntando inmediatamente an-
tes así: ¿Quién es esta que se descubre como el alba?, así responde: Al huerto del no-
gal descendí por ver losfrutosde los valles. Pues se fìnge la esposa por el deseo de
ver al esposo, a quien presentía estar presente, conmovida a acelerar el paso, y
por el mismo movimiento trepidando las luces, iluminar los ojos de las com-
pañeras con su esplendor, y que ellas decían por esa causa, ¿quién es esta que
se descubre como la aurora, esto es, que se apresura echando rayos de luz de sí,
y a modo de alba ilustrando todas las cosas alrededor? Por lo cual les respon-
de: "Bajé al huerto del nogal", y da la causa de por qué se apresura, y al mismo
56 Apoc. 12.
358 I'M CJ P V T
inducuntur, earum emm orationem Solomon imita-
turjadmirationisautéin ipfirumüiclufíc animis indice*
funi: voceS iíta: QHÜCEÍIÜ^(JU<Z progredii nr quctfi auroracon~
/*^<í/>í?Q3enini omnium rerum puícherrima «5c fpledi
diGima funereaañ%unt,auroramXunani ScSolem,Au-
rora certèpoft noftis renebras,àparuis inkijs principium
ducenSybrcui tempore totum orbem íucereplet ^nec re-
tro vertiturtau t remrtrát lumenfiium$íedquo magis pro-
c e d i d o üluírrior cuadit.Luna vero noélem iihiítrat r die
iSoLítc edam noílra Ecckíia breuifsimo tempore ignora
%ix catea depuha no&eiumine fuototum orbem per-fu^-
dií;eademàparuisprincipiurnduxit,&:iucctno&e arque
die?quoniam nequeaduerGsfrangirur,nequefecundis ef
fetmr rebus^fed m vtroquepcríiftit inuiíca tempore.Qua
resüaní tercibilis eíTe dicitur> vt caíkorü ordinata acies;
*¿pdc.n, ad quod iilud Apoealypíis almdit demoliere ami&a~íbie>
&pedíbus íunam premenre,quajJiukisEcdefia; (inedia
bío irriaginem retuiit. SedXc^nimt.Defcendlmhortum rm~
cum,"Viyderempama connalhu& j&fpicerem (¡nomi 1ertine aj
&germimfjtnt mala panica. Haíc fupratribuebamus fpon-
fó^js vt fe apud íponfam defuo difceíTupurgaret, quo-
modoüíiea-tribuuntquidamexpianaiores Hebrsei : feé
&¿ tribuípofluntiponfECjqiixfoo^sproximè fuperiùs ita*
rogantibus. Qüzejliftú ¡ (¡mprogrediturqüafiaurom tonfar^ >
genSfílz.refpondeat Defcendünbortummcum¡\rt ~\idGremp6^
ma^onudliam. Fingitur enim íponfa íponíl videndiltudioy
que adeíTe priefenciebat^commota accelerare gradiamo,
tu.auteinipfo trepidantibusluminibus fdiiplendore CQ*
ciarñ oculos perftnngcre,eafque ob eam-caufam dicerey
quíeeílifta quaj.progcedimr quaíIauroraconfurges?hoc
eftjqua:fcítinat,iijcis radios íaeiens exfe^iníjkar aurora:
omnia circumcirca ìlìuftrans ì Quare eh refpondere,Dcf
cendi4n hoxt£tinnucusn,& caufaoi i a c o xedde^quan
xe
359 CANTAR DE LOS CANTARES
tiempo declara a donde se apresura: Descendí, dice, a ver, esto es, desciendo
para ver, usado el pretérito por el presente según la costumbre de la Sagrada
Escritura, para en esta alegoría en la persona de la esposa declarar la Iglesia que
se apresura, esto es, que avanza siempre más en el camino del Evangelio, por-
que desea difundirse por todas las gentes y por todos los países .de la tierra.
Pues a ella avanzando con paso animoso, y siempre llevando más allá el anun-
cio muy alegre del Evangelio, y nunca remitiendo algo en su deseo por los ata-
ques de otro, y brillando como brilla la luna y el sol, todos admiraban y pre-
guntaban callados para sí la causa de su apresuramiento, esto es, de aquel tan
grande y tan feliz avance, y tenía, para apresurarse, una causa principal y gran-
de, el que se le había pedido que alfindel mundo, puesto que era su último
tiempo, que dentro de ese espacio anunciara el Evangelio a toda creatura, esto
es, que sembrara con la semilla celestial todos los lugares de la tierra.
Por lo cual dice: Desciendo al huerto del nogal para ver los frutos de los valles,
y ver si está en cierne la vid, y ver siflorescen los granados. Como si así diga: "SÍ
admiráis mi carrera sin obstáculos, y si buscáis su causa, sabed que me apresu-
ro por esto, porque desciendo al huerto del nogal, esto es, porque tengo pro-
pósito de descender, esto es, de recorrer todo el orbe de la tierra". El cual huer-
to por oculta razón llama del nogal, lo que por una razón alfabética es nueve57,
y este número, puesto que es muy imperfecto, porque le falta la unidad para la
perfección, aptamente refería el orbe de las tierras entregado entonces al culto
de los ídolos, y por ello carente del conocimiento del uno y verdadero Dios.
"Así, pues, deseo recorrer, - dice - todo el orbe de las tierras, para ver, esto es,
57 Ag. íib. 2 de las Cuestiones evangélicas, c. 40. Fray Luis se basa en palabras hebreas para expresar es-
te juego de palabras: nogal=mieve. Ejemplo de platonismo.
para cuidar los frutos de los valles, esto es, para sembrarlo con árboles fructífe-
ros; para poner vides en él, para vestirlo del árbol de la granada, para cultivar-
lo, para hacerlo fructífero de infructuoso y estéril, y para hacer que vijan las
plantaciones que planté en él, empleando todo cultivo, para que den un fruto
cuanto más rico; deseo, digo, recorrer todo el orbe y , arrojada en. todas partes
la semilla celestial, ver si los hombres quieren germinar para la vida, esto es,
dar frutos dignos de vida eterna".
Y así puede verterse: mi alma me puso entre carros de aminadab, esto es, del
pueblo principal, lo que es dicho por la Iglesia en un sentido arcano y muy
cierto, para significar que mientras anuncia a Cristo a los judíos, esto es, mien-
tras busca a Cristo en ellos, y no lo encuentra, de manera inconsciente ha sido
llevada al pueblo principal, esto es, ha llegado al pueblo romano, que domina-
ba en todo el orbe. En el cual pueblo, como consta, la Iglesia evangélica puso
su sede y domicilio.
Y así dice: Al huerto del nogal descendí por ver los frutos de los valles, esto es,
descendí al pueblo de los judíos, a quien con razón llama también huerto,
porque fue cultivado con gran preocupación de Dios y sembrado de diversos
bienes como árboles, de donde también en otros lugares muchas veces en estas
letras es llamado viña y huerto58, y lo llama huerto del nogal59, porque siempre
tenía algo de amargo60, puesto que fue muchas veces ingrato contra Dios y re-
belde. Así, pues, descendió al huerto, porque los Apóstoles y los discípulos de
Cristo, de que constaba aquella Iglesia, fueron enviados primero para enseñar
a aquel pueblo y llamarlo a la fe de Cristo, y así, descendieron a él, le anuncia-
ron a Cristo, lo animaron a tener fe en él, enfin,hicieron muchas cosas con él
para ver los frutos de los valles, y versi estaba en cierne la vid, y siflorescían los gra-
nados, esto es, para conocer en realidad si florecía para la fe de Cristo, cuyas se-
millas había recibido por la ley; pero al bajar a los judíos y verlos esparcidos
por todo el orbe, para anunciarles el Evangelio (pues los Apóstoles, como cons-
ta por el libro que contiene los Hechos de los Apóstoles, a cualquier ciudad que
entraban, en la que ya hubiese sinagoga de judíos, primero iban a los judíos, y
les anunciaban el Evangelio; cuando eran rechazados por los cuales, se torna-
ban a las gentes), y así, mientras anuncian a Cristo a los judíos, comenzaron a
mezclarse con el pueblo principal, esto es, con el romano. Lo cual, puesto que
Pues sigue: Torna, torna, sulamita, torna y verte hemos. Pues piden a la espo-
sa que ella queriendo por el decoro de la persona sustraerse de la mirada de
ellas, no se sustraiga o, al menos, que espere mientras la contemplan con más
atención. A la cual, cuando llaman sulamita, esto es, de Jerusalén, ciertamente
significan lo futuro que Isaías predijo escribiendo así63: Porque de Sión salió la
ley, y la palabra del Señor de Jerusalén. Pues en tal lugar la ley evangélica co-
menzó a ser predicada y divulgada, y de él se difundió al orbe, y los primeros
que la divulgaron, fueron judíos de linaje. Y así, instituida primero por los ju-
díos, y desarrollada a partir de los judíos, uniéndose después las gentes, en un
tiempo de trescientos años creció la Iglesia por maravilla. Acabados los cuales
años, finge que es alabada por las compañeras, cuando antes de ese tiempo so-
lo el esposo aparece loándola y nadie más, para que se entienda que antes de
ese tiempo a causa de los edictos de los emperadores contra los cristianos, y a
causa de las torpes notas metidas falsamente en ella por los enemigos del nom-
bre cristiano, a solo Dios, a quien era conocida, agradaba su inocencia. Por lo
demás, que entre los hombres del pueblo había sufrido mucho por la opinión
falsa, que indican los escritores apologéticos de los doctos de tal tiempo, pero
después, hecha patente con ilustres pruebas su integridad y piedad, como los
63 Is. 2,3-
CAPITULO VII
PRIMERA EXPLANACIÓN
del coro en este drama, y a cuyo mandato se paró la que ya se iba: ¿qué verás
en la solimitana, esto es, qué veréis? Y así todos los ejemplares griegos y hebre-
os. ¿Qué veréis, pues, esto es, qué hay en mí que sea digno de ser mirado, qué
aspecto os deleita tanto, con el que queráis alimentar vuestros ojos y deleitaros
a vosotras mismas? (o ¿cuál tan grande deseo os toma de mirarme?,.pues aqué-
llas le rogaron que no se fuera para mirarla), sino coros de escuadrones o, como
se dice en hebreo, como coros de escuadrones.
Pues volviéndose ella a las dueñas que la llamaban, para que mejor la obser-
varan, divididas ellas en dos partes1, y correspondiéndose de cada lado, se ha de
entender que rodearon por ambos lados a la esposa. Como fuesen, pues, mu-
chas y divididas en dos filas, daban la impresión de escuadrón. Y como dijese
estas cosas la esposa, el coro de las dueñas, para mostrar que no sin causa fue el
que quisieran contemplarla y verla con más diligencia, elevan al cielo con ala-
banzas la hermosura de su forma y de todo el cuerpo, y así casi dicen: "¿Pre-
guntas por qué deseamos verte con más cuidado? Tú, que cuanta eres, estás
dotada de toda hermosura, pues para comenzar por las cosas más pequeñas,
¡cuan hermosos son tus mismos pies! ¡cuan bellos tus pasos! ¡Cuan lindos son tus
pasos en el tu calzado, hija del principe!''Es alabada la brevedad estrecha del pie,
no solo el pie, sino también el paso, y es alabado el movimiento de todo el
cuerpo al caminar, que ciertamente se enumera con razón entre las partes de la
hermosura, porque en ello brilla cierta índole y aspecto de ánimo ingenuo y bien
nacido. De donde consecuentemente la llamaron hija de príncipe o, para dar
1 Nácar y Colunga traducen: danzando a doble coro, siguiendo la tesis de fray Luis.
la notación de la voz hebrea, de liberal y magnànimo, esto es, dijeron que era
liberal y generosa, y dotada de un grande y profundo ánimo, según la propie-
dad del lenguaje hebreo, por la cual cuanto más alguno está dotado de una co-
sa, se dice que es hijo de la tal cosa, y lo dijeron porque toda la belleza en ca-
minar se hace y viene de la misma índole de un ánimo excelso. Y así, dicen
primero: "cuan armoniosos tus pies y de cuan apto calzado usas para el pie; y
en el mismo paso cuánta gracia, qué belleza, qué índole reluciente de ánimo
en ella, que nos parezcas no salida de padres oscuros y traída del campo, sino
nacida de sangre regia y educada regiamente en todas las cosas".
Y continúan: Los cercos de tus muslos como ajorcan, obra de mano de oficial.
Por cercos en hebreo hay Hamuq2, y significa el círculo o redondel, de donde
la vértebra del coxis es llamada por los hebreos Hamuq, y quiso Jerónino en-
tender que esa vértebra es significada por él con el nombre de cerco. Y por una
parte se significa todo el fémur. Y así, el cerco o vértebra de tu fémur o, al me-
nos , tus muslos como ajorcas, que son fabricadas por mano de oficial. Así,
pues, es alabado el fémur, porque ni es pequeño ni delgado, sino denso y mó-
dicamente grueso, y así redondo, que si lo rodean haciendo un círculo exacto,
lo llenarás hasta la uña, de donde rectamente los intérpretes griegos vertieron
en este lugar "armonías de tus miembros", pues armonía rectamente se dice en
todo lo que ha sido hecho con módulo y artísticamente. Tu ombligo como taza
de luna, nunca vacía de bebidas. Torneable que dijo Jerónimo, quiso exacta-
mente entender redondo, pues en hebreo está Sahar, que es redondo, de don-
de también la luna, cuando llenó su círculo es llamada por los hebreos Sihara.
Y así otros vertieron, tu ombligo como taza de luna, esto es, a manera de luna
llena es redondo tu ombligo. Vasos que aquí se dicen, no con los que se bebe,
sino lo mismo que se toma y bebe, esto es, han de entenderse las mismas bebi-
das, como en aquello:
Las cuales los hebreos llaman Mazeg, y Mazeg se hace con vino mezclado y
disuelto en agua. Y se dice, pues, el vientre semejante a una crátera redonda y
llena de vino; puesto que en lo que atañe a la hermosura, estas cosas se suelen
mirar en el vientre, la redondez y la hinchazón módica y llena de jugo; lo mis-
mo que empleando otra semejanza todavía explican más: Tu vientre, dicen, un
montón de trigo cercado de violetas. Pues en un montón, llenándolo todo los
granos de trigo y derramándose igualmente en redondel por todas partes alre-
dedor, nada hay que esté abierto o bajo o desigual totalmente. Pero del vientre
sube a los pechos.
Y así dice: Los dos pechos tuyos como dos cabritos mellizos de una cabra. Ya so-
bre esto más arriba. El tu cuello como torre de marfil. Y esto mismo es de por sí
bastante claro, pues es loado la blancura y brillo del cuello, y su justa longitud
y derechura. Tus ojos como estanques de Hesebón, junto a la puerta de la hija de
muchedumbre. Hesebón es una ciudad tras el Jordán en la suerte de Rubén, en
la que antiguamente estuvo la casa regia de Seón, rey de los amorreos^, llena de
estanques y aguas, como se deduce del libro de Josué. Hija de muchedumbre,
en hebreo BarrabimA, es el nombre propio de la puerta hacia donde se dice
que estaban estos estanques, que se llamaba así porque junto a ella había una
plaza muy amplia y capaz de mucha gente5. Y así, el coro mismo se llamaba
Barrabim, esto es, coro grande y muy amplio, que estaba cercano a la puerta
de la ciudad, de donde caída la patria era llamada puerta Barribim, esto es,
puerta de la hija de la multitud. Pero ¿qué hay en el estanque que pueda ser
trasladado para significar ojos hermosos? Primero, la amplitud. Pues los ojos
grandes también se tienen por hermosos, como se suele decir en español rasga-
do6, de donde Homero llama a Juno "ojo de buey" por la grandeza, creo, justa
y hermosa de los ojos. Después, la serenidad, de donde viene la luz y el esplen-
dor. Por último, el descanso y como la estabilidad, que tanto está llena de de-
coro y gravedad en los ojos, cuanto ciertamente es índice de un ánimo cons-
tante y simple. Pues aquellos cuyos párpados y ojos se mueven con frecuencia
con gran rapidez o son tímidos o muy sagaces y engañosos.
Tu nariz corno la torre del Líbano, que mira frontero de Damasco. Aph para
los hebreos significa nariz propia y literalmente, y nariz se pone trasladada-
mente a veces por irritación, a veces por la gravedad de rostro que sale del há-
bito de ánimo grande y elevado, puesto que de aquellas cosas la naturaleza pu-
so en las narices claras señales7. Pues a los airados se le hinchan y dilatan las
narices, y los que son animosos o ios que conciben en el ánimo algo grande y
arduo, suelen meter y echar mucho aire por las narices, de donde aquél entre
otras señales de caballo generoso:
E Isaías8: Retiraos, pues, del hombre cuyo aliento está en las narices, esto es,
del hombre de gran espíritu, que se suele decir según la costumbre del latín,
esto es, de grande y excelso ánimo. Y así, exponiéndose a sí, añade: Puesto que
él es excelso. Y tai aspecto de forma es muy hermoso y admirable, en la que una
apta figura de las partes y del decoro del rostro es compensado con una severi-
dad y majestad. Pues todos los que ven un temperamento hecho de hermoso y
grave, así lo aman, como también respetan y admiran. Pues excita en los áni-
mos de los que lo ven muy gran amor de sí, pero sin embargo un amor hones-
to, no compañero de la levedad o lascivia. Pienso, pues, que en este lugar con
el vocablo nariz, se significa, según la propiedad del linguaje hebreo, aquello
severo y alto que lucía en el rostro de esta esposa, que declara ser a semejanza
de torre. Pues como ella en el monte del Líbano, esto es, en los límites de ju-
dea frente a Damasco, ciudad enemiga de los judíos, colocada sobre torres,
servía de adorno y defensa a los mismos judíos, pero de terror y miedo para los
enemigos sirios y damascenos, así aquella divina gracia unida al rostro hermoso y
7 Fray Luis ha precisado su idea. En la Explanación traducía nariz toda la cara; ahora dice nariz o
irritación.
8 Is. 2, 22. La idea del profeta es todo lo contrario: retiraos del hombre, cuya vida es un soplo.
j<58 1N C A P V T
friaiquciaÜaces. Nafas tuus petit turrisLibam^qm Ycfrìcitco-
nct.Da¿mA¡aim,tf|KAph. Hcbrxis proprie & literato nafum
iìgnifìcat. Nafus porrò trarfUtè interdum pro excande-
ícentia ponitur,inrerdum.pro grauirate oris ea,qu£ orirùr
ex habitu animi celfi atque magni: quoniam earumreru
clara Tigna in naribus natura impreÌsit.Nam iratis nares tu
sncnt,atque dilatantur,&: qui animofì ipfi funt,aut qui ma
gnumaliqüidjitqne arduú concipiunt animo^multù ipiri
tus naribus ì ratiere folcnt,atquereddere : ex quo ille intes
alia generofi equi Tigna,
Tumpqttstjonum proctilórmst (ledere^
S-ure loconefat>mtcatm<riht4$ì& treni ìtetrtus,
CoiLc£f.umqu€ fremens'ydititfub naribus ignemm
gfÁffA EtEfaias.Qiuiefci te ergo ab nomine, cuius fpiritus in nari
bus eius,ìd eft,ab nomine magni fpiritus,quod Ladri fer-
monis confuetudins dici folet, hoc eft, animo magno &c
cxcelfo.ltaque féipfeexponens addir. Quoniam cxcelfus
eft ipfe. Atquieaformaifpecies^naximè putchra£ft,atque
admtrabilis, in qua partium.apta.figura arque decor oris
quadam fcucritatt& maieftat?e temperatur.Nam illud ex
pulchro arque grauitemperamentum quicunque vider,
ita amant,.vx vereantur eíkm,atqueadmirentur.Excítat
enimin contuentium artimis magnani omninòamorem.
fui, iedhoneilumtameninonleuitatiii,autlafciuÌ3ecomi
temamorem.Ajrblrroritaquerioe loco,Nafi vocabulo».
pro Hebraicifermonis proprietate fignifícari, feuerum
iliu4 atque altura, quod in huius- fponfk elucebat ore:
quod-turrisiìmilitudo adàibka, ita efíc decJarat. Nam li-
cut illa in faìtu Libanijid efí., in Indf ae flnibus coatra Da-
mafeum infeftam Ludaùsvrhexnjlocata turris, lüdxis ipfis
prseildio^¿.ornamento era^hoftibus vero Syris & Dama
feenis formidini atque terrori tue illa pulchro ac formo-
ÌtiìimoipoiìfaionadiunttadiuinagrauitaSjulaqvanimiin
369 CANTAR DE LOS CA N TARES
muy bello de la esposa, y aquella altura reluciente en la misma cara del animo,
tanto amplificaba su hermosura, cuanto la tornaban segura de la petulancia e
injuria de los hombres de cuyos ánimos evitaba todo pensamiento no solo de
ataque o de atreverse a algo torpe o insolente, sino también de desear y espe-
rar. La cabeza tuya como el Carmelo^. La cabeza, esto es, el casco de la cabeza.
Pues en hebreo así: la tu cabeza de sobre ti. El monte Carmelo en Judea fue
dignificado con los domicilios de los profetas Elias y Eliseo. Dicen, pues, que
ella se eleva y sobresale sobre las demás dueñas, como el monte Carmelo supe-
ra a los montes vecinos y de alrededor.
Pero lo que sigue tiene explicaciones más difíciles: Los cabellos de tu cabeza
como la púrpura del rey atada en los canales10. Pues, para explicarlo, primero,
lo que pienso que antes he dicho, debe saberse que en Siria y Palestina y en
toda la región de oriente el cabello negro o rojizo, que no se aparta del color
purpúreo, es alabado; después, se ha de advertir que las palabras hebreas han
sido compuestas en este lugar de tal modo, que puedan ser vertidas tanto de
este modo, en que fueron trasladadas por Jerónimo, como de aquel al que la
vertieron los intérpretes griegos, los cabellos de tu cabeza como púrpura, el
rey atado en los canales. Y ambas versiones tienen casi la misma sentencia, sal-
vo que esta última se acerca más al lenguaje amatorio, por lo cual interprete-
mos ambas. En la primera, pues, son loados los cabellos por el color, a saber,
por el que se tenía como más hermoso entre los hebreos. Pues dicen que los
cabellos de la esposa les parecen tal, como suelen aparecen las lanas pintadas
de púrpura y múrex, y añaden, cuales lanas regias llenas de púrpura, y juntas
en canales, para que se entienda que son comparados los cabellos de la esposa
con púrpura muy valiosa, y no ajada por el uso sino de tintura reciente. Mas
en la versión posterior de los intérpretes griegos, que dice: el rey atado en los ca-
nales, vale para amplificar la hermosura de los cabellos. Pues dicen que son tan
hermosos hasta tanto que el mismo rey, esto es, el esposo se enciende en amor
con ellos así, que les sean como ataduras11, o mismo el mejor amor usa de ellos
como ataduras para vencerlo y atarlo. Los tus cabellos como púrpura, esto es, se-
gún el parecer y costumbre de aquella gente, muy hermosos. El rey atado en
los canales, esto es, enlazado e impedido por el amor de los cabellos; a los cua-
les llama trasladadamente canales, trayendo semejanza del agua que, cuando
discurre por los canales, se dice que se crespa; como los cabellos largos de las
mujeres y derramados por los hombros de ellas se crespan y se dice que onde-
an por los hombros, con palabra trasladada de las aguas12. ¡Cuan hermosa eres,
y cuan amable, Amada, en los deleites! Con un apto epifonema13 pasan a las pa-
labras siguientes.
11 El P, Scio se limita a recoger rodo lo que dice fray Luis sobre este punto, dándole la razón.
12 Ha omitido aquí una explicación de la Exposición : atado en los canales, como tinas de tinajeras en
las que atadas están tiñéndose por segunda vez.
13 Define esta figura en la Exposición, como clausula sentenciosa que remata todo lo dicho.
14 «Esto es, y son (pone tiempo futuro por el presente), dice fray Luis en la Exposición-».
15 Dice en la Exposición: son palabras que cada una de las dueñas dicen por sí, en que muestran por gala-
na manera la codicia y ambición que tienen por gozarla...
j7o l H QA ? v r
adcò pul claros eíT^vtllexipfCjideftjfponfus cisin amore
itaaccedatui^vtiìntiUi pro vincuiis:vel potiuseispro via
culis ad iÜüillaqueandumjatquevindciidüipfe amor vta
tur.C^/¿/r^//íc»f^r/>«r^)hoceft,prQgcntisiH!usmoreT&:
iudicío^ulcherdmi.iíex hiatus in canale,.s.id cft, illaquca-
tus,&; irretirne amore ipforum capillorum:quos trauflatè
canales vocat,du&a ilmilitudine ab aqna,que cu per cana
les decurxitjCrifpari dìcitunquéadmodum caprili faernina
ru m oblongi,6¿ p cr humeros eacum eíFufi crifpantur, vn-
dareque&ipfidicumuthumens^verboab aquts tranfla*
to. {¿"¿in p'dkh/.i es & qu.ìmdewa chanfsìmj indeiicüs.AptO
cpiphonemate tranfitutri advlterìora faciunr. Sequimc
cnim.Srarm'dtuaafsmÍ4raeJ}palmx}&yberarudb¡)tris. Vua-
rum;fciiicèt,quas ferree ea vitis,qua: palma; adiucca, Se per
earnferpens,palma? ramos farmentisimplicabatfuis. N3,
vel ex hoc loco conftat in Palxftina vites iuxta palmas fe-
ri folitas^iìcut iuxta vimos in Italia.Venuftìfsimè auté pro
cerum,atqucelegansfponfa: corpus palma; arbori, cuius
ítem eíl infìgms altitudOjSí proceritas,íimile eíTedicunt:
vbera aute in pc&ore extantia S¿ prominentía botris vua-
rum i;s,qui eminebant è palma ab ea vitCjqua; implicaba-
tur cumipfa.Sedquodadduntjd è eommunis natura; af-
fedu,atque moreexpreíiurnefLD/A/, afcendammpalmam,
& apprehendxmfruEÍAS e¡usy& enmtybera tuxficut botriyinea,
&odor oris tmficHtmtlorHm, Nam naturale eft,vt pulchri
fpectes in quocunque enirens ad fe aluciar intuetesunfee
minaautemelucensetiamfüipotiundideílderio ipfosae
cendat D/x7,id eíl, eximias tuse pulchrirudinis vis per oca-
iosadanimumadmiíTa,eumqucincendens,haícihidicl:at
deílderi; ardentiísimipleoa vzsba.^jcendaminptlmam^
apprehendamfnicluseimt fequitur Guttur tuum ftcHtVtnum op-
tmtumfognum dilecio meo ad potdndujabijfque & denúbusditas
Adrurmmtndum, Hocin lo co Latinas interpres Hebraicum
textum
371 CA NTAR DE LOS CA NT A RES
hebreo con una paráfrasis, pues a la letra así vertería: El tu paladar como vino
bueno, que va mi Amado a las derechas, que hace hablar labios de durmientes16.
La cual es una descripción del vino bueno y generoso por los detalles y conse-
cuencias. Donde aquello, al Amado, que se dice, no significa una persona de-
terminada, sino como con el vocablo "alguno" los latinos solían decir, y los es-
pañoles con la voz "hulano"17, así en este lugar la conversación no se dirige a
uno determinado. Pero lo que va a las derechas o, como en hebreo, Lemesarim,
dicho del vino, significa un vino de buena nota, como sea tal lo que puede be-
berse rectamente o, al menos, porque mientras se bebe por su bondad y suavi-
dad, sin tropiezo, por así decir, llevado directamente por la boca a la garganta,
de allí es llevado al cuerpo, lo que es propio de un vino añejo y generoso. Pues
se bebe muy fácilmente con placer, puesto que carece de toda severidad, y
consumido, solo entonces muestra su fuerza y a sí. Pues en cuanto a causa de
la vejez consta de partes más delgadas, tanto más rápidamente subido a lo alto,
somete a su poder todos los sentidos de la cabeza. Los hebreos, pues, lo llaman
que va directamente, como los españoles de un vino de tal género dicen: "que
se cuela sin sentir™ ", como de aquello bastante aparece, donde se dice19: No mi-
res al vino cuando enrojece y brilla en el cristal, pues entra blandamente, esto es, va
a las derechas (pues así se lee en hebreo) y al final morderá, como culebra, y co-
mo basilisco difundirá el veneno. A saber, mostrando una cosa muy distinta de
lo que prometía al inicio. Pues al inicio aparecía manso y suave, nada hostil,
pero después de que se metió en el pecho, invadiendo la cabeza y la mente,
¿qué turbaciones no moverá? Pues para omitir aquellas guerras mayores guerre-
adas sobre el vino, ciertamendte casi arrebata el uso de la palabra. Vuelve, pues,
temblona a la lengua, disminuye los sonidos de las palabras al hablar, defrauda
a las palabras en letras y sílabas, y turba el orden y estructura recta de las mismas.
Por lo cual se añade: hablando con los labios del dormiente, esto es, como los
dormientes; y éstos que llegado el tiempo de coger el sueño, están pesados por
él son los que suelen decir: Yo soy de mi Amado, y su deseo a mí20. Digna res-
puesta de una mujer amante. Pues dice, "no sé cuál sea o cuan hermosa sea, no
me preocupa mucho si tal os parezca cual me decís ser; solo sé uria cosa, que
de cualquier modo que sea soy toda de mi querido; que él es amado por mí;
que yo a mi vez soy amado por él; que deseo ser grato y agradar sólo a él; que
sólo tengo un deseo: que no exageréis vuestras palabras y juicios sobre mí, y
vuestras alabanzas totalmente sobre mí21. Y así, como sintiendo repugnancia
hacía ellas y tornada al marido' "ven -dice- Amado mío, salgamos al campo, mo-
remos en las granjas, a saber, para que librándonos de estas turbas y molestias
de los hombres, y disfrutando de la amenidad del campo, nos entreguemos li-
bremente a nuestro amor". De mañana -dice- levantémonos a las viñas, veamos
si floreció la vid, si las flores engendran elfruto, si brotaron los granados; allí te da-
ré mis pechos. Las mandragoras dieron su olor22, y lo que sigue. Levantémonos de
mañana a las viñas , pues a la aurora nada hay más ameno que el campo. Vea-
mos o por futuro, como es en hebreo, veremos si florece la vid, si las flores en-
gendran elfruto. Digo las flores de la vid, esto es, veremos si las vides dan flores
o comienzan ya las flores a dar frutos. Pues en hebreo así: si floreció la vid, si
apareció la menuda uva, si brotaron los granados.
Sigue: Allí te daré mis pechos. " Y no solo, dice, pienses que te invito por la
amenidad del campo, allí te me daré mucho". Las mandragoras dieron su olor.
Se ha de repetir la palabra anterior por común, a saber, y veremos si las man-
dragoras dieron su olor. Pues las mandragoras destacan por el olor, como dice
Plinio.
Finalmente añade: en nuestras puertas todos los frutos nuevos y viejos, los
guardé para ti. "Y junto a otras, dice, oportunidades o placeres de esta vida
campera, a la que te llamo, se añadirá también, que abundarás en gran copia de los
mejores frutos para alimentarte. Pues los escogeré para ti, más aún tengo en
casa escogidos y puestos frutos, y bayas de árboles de todo tipo, de que tú pue-
des usar y alimentarte". Y con este fin se concluye este capítulo, a cuyo princi-
pio tornémonos ya.
SEGUNDA EXPLANACIÓN
Cuan lindos son tus pasos en el calzado, hija de principe. Se dijo ya más arri-
ba por qué en esta parte del cantar, en la que se trata de perfectos, aparezcan
nuevas personas además del esposo; ahora se ha de decir y buscar cuáles sean
las causas, porque esta alabanza, comenzada por la alabanza de los pies con di-
verso y muy contrario orden de la anterior alabanza, termine en las alabanzas
de la cabeza. Ni falta causa de ello, según pienso. Lo que ya más arriba diji-
mos, en esta alabanza figuradamente, como las demás cosas se significa lo que
que en verdad vemos suceder a los destacados en la virtud, como son los que
son llamados perfectos. A ellos admiran y alaban todos los mortales, cuyos
ánimos no están totalmente abatidos o en contra de los oficios de las virtudes;
lo cual no sucede igual a los que en cierto moddo están entregados al estudio
de la virtud, o que ya hicieron en ello algunos progresos. Los hombres, en fin,
ven los hechos rectos de los otros hombres, pero no ven el hábito divino y rec-
to de ánimo, y las virtudes que están en él, de las que los mismos hechos rectos
nacen y manan, sino de las cosas que ven sacan conjetura. De donde acaece,
que cuando quieren alabarlos, alaban primero lo que primero se les presenta a
la vista, y lo demás que les da causa de conocimiento y alabanza. En un princi-
pio conmovidos por esa honradez de obras exteriores, comenzaron a admirar a
ALTERA EXPLANATIO.
Vanipulcìmffmrgreffttstti w C4lcc4mcntisftlt4f>rw~
cì/^Quarein hac carminio partc,in qua deper-
fe&is agitur, prxtsr ipófum nouae perfonae in-
ducantur,qu2E fpófam laudent j, iam fuperiùs di
&um cft:nuncvcrÒ4Ìlud eft dicendum,atquc quaerédum,
quidnam caufaefit, curifta iaudatio , diucrfo atque adeò
contrario a fuperiorelaudatione ordine à pedibus laudan
dis exorfa, in capiiis laudibus terminetur. Ncc cnim id
caufa, vt arbitror,vacat.Etenim,quod iam fuprà diximus,
in hac laudàtione figuratè,vt cantera omnia, fignificatur
id, quod re ipfaaccidere videmus viris -vinate prajilanti-
bus, quales funt/qui perfedmominantur.lllos enim mor
tales vniuerfij quorummodòanimusnonomuinòpto-
fìigatus ílt,aut virxum ofìicijs infcnfus,admiranmr,6clau-
dant:quod non asquè contingit ijs,qui virtutis ftudio quo
quo modo dediti funt,aut qui progreflus iam aliquos in
co feccrunt. Homines porrò aliorum hominum re&è
fada vident, animi autem redimi arque diuinumhabi
tum^ututcfquejquseiininfunt^exquibusipfa redè rada
oriuntur,&: manant, non vident,fed ex ijs qua? vident con
kdura colligunt.Ex quofit>vtcumlaudare eavoiunt, id
primum laudibus profequanturrquod illis primo vìden-
dumoccurrit, quodque c3etera1S£cognofcendi,&; iau-
dandi caufarn ipfisattulir.Namprincipio iftaoperü exte-
riomm honeftate commoti,cos,àquibus ea-edebantur,
Aa 3 admi-
374 CANTAR DÉLOS CANTARES
aquellos, que mostraban tales cosas, y a examinar los ánimos de ellos. Así,
pues, lo que los latinos llaman oficio, con el cual nombre se comprende todo
lo que se hace por mandato y guía de la virtud pública o privadamente recto y
honesto, ello las Sagradas Letras figuradamente llaman pies, no solo porque
estos hechos rectos tienen menos de dignidad y de luz que aquellos interiores
adornos del ánimo, de que nacen, sino porque la virtud se asienta en éstos, y
con ellos como pasos avanza en este estado de la vida mortal. La sociedad de
los hombres entre sí y todos los comercios humanos se contienen en estos ofi-
cios. Y que estos oficios son llamados pies en lenguaje antiguo, casi todos los
escritores lo muestran en aquello de Cristo: El que está limpio, no necesita sino
lavarse los pies23. Luego aquellos hombres que beben con los ojos la imagen
honesta ellos, dicen que estos pies son hermosos, tanto porque son honestos
estos oficios y por ello dignos de dignidad, como porque son útiles pública o
privadamente, y por esa causa graciosos ante todos y, por así decir, populares;
y sobre todo los que son dictados por la caridad y piedad cristiana, los cuales
recomendados admirablemente por la apariencia de humildad y modestia, se
ponen casi todos en hacer bien y servir a los otros, más grato que lo cual nada
puede ser en verdad para los pueblos.
Mas cuan rectamente con esta alabanza del oficio cristiano se une lo que
sigue: hija de principe. Si no fuese varón perfecto y santo hijo de príncipe, es-
to es, si no estuviese dotado de ánimo generoso y magnánimo y digno de
príncipe, carecería de la dignidad de oficios, que dijimos. ¿Qué, pues, si estos
pies son para nosotros, lo que veo que puede ser rectamente, la humildad y la
dulzura y la mansedumbre, que son virtudes propias de la disciplina cristiana,
y las cuales los perfectos en tal disciplina llevan delante de sí en el rostro y en
el caminar y en todo el hábito de la cara, más amable que las cuales virtudes
ciertamente nada puede haber? ¿Acaso menos aptamente convendrá con es-
tas virtudes lo que sigue, hija de príncipe? is/íás aún, muy aptamente. La virtud
23 Jn. 13, 10. Dice exactamente: El que se ha bañado no necesita bañarse, está todo limpio.
j74 r N £ J P V T
admirad co2pcrut,5¿ in ilio rü ánimos in troiai cere. Qupd
i^tur.Latini officia appellant, quo nomine quidquid e*
virtutis indudiijatqj prasrcriptOjVcipubikè, vel priuatirù
redé 6¿ honeftè fitjCÒprchenditur:id facrxliterse figurate
pedes. vocantmon folia quia niinus dignitatis atque lumi-
nis habent ifta redè fada,quàm illa animi interiora orna*
mentala quibus oriuntur:fed quia iftis virtus infittir, eifq,«
tanquamgrefiibus inhocmortaiis virai ira dio progredì-
tur.Nara focictas hominum ínter ipfos, comercia que hu-
mana omniaiìis continenrur ofñcíjs.Vocariauté ifta oíS
cía pedesin arcano fcrmone,omaes fere ferip cores docet
IQ¿>IA6, ¿Q{[[o,GàriftiiQuiiorus eft, noiadigetnifi vtlauetpedes.
Hos,;ergo'pedes ij, qui corani honeítam fpeciem ocuíls
haununfchomiiies3pnlciiros£Jre dicunt:tum quòdhone-
fta íunt iftaoíiicia,á¿ ob id dignitatis plena ,tü quòd funr¿
vel publicó, velpduatim v-tilia, Se obeam caufam apud
omnes gratiofa, S¿ vi ita dicam,popuIaria: precipue àure
ca,quajácharir.ate,&: ápictateChriftiana duomtur, quas
modeftia; 6¿humilitatisfpecicmirabiíiter commendata
in beneraciendo,atque in inferuiendo alijs ponuntur fere
omnia* quo quodpopuHsfirgrariusptofedò efrici nihÜ
poteítAtqtaam rectè cuniiílalaudeGhr-iítiani officij id;
quodfequitur,mngirur, Filiaprmcíp&Nificnim virperfe*
¿tus &fandus fìliusprincipis efìet?ideft, nifi generofo,
& munífico, ac digno principe animo cífet prasditus, ea;
quamdiximusjofñciorum dignitatecareret. Qidd vero
fi hi pedes nobis fiat, id quod video redé cíTepoíTe, hu-
miíitas ea,atquelenitas,acínanfuetudo,qu3t:funr proprie;
ChriftÍana:dííciplinsBVÍrtutes,6¿:quasperfedi in ea difei-
plina, &: vuku,.&:inceífu,&omniorishabií:uprac fe fe-
rune,quibus certe virtutibus nihil amabilius eíle poterr,
num minus aptè cum his virtutibus cohaerebit, quod fc-
quiíur?fiLia princ¿pi$?Ímovcroüptiísimc,Ciiriftiana cnira
vktus
375 CANTAR DE LOS CANTARES
cristiana será descrita por sus colores, si los pies de los cuales, esto es, si la hu-
mildad y mansedumbre de los cuales son alabadas, estos serán predicados hijos
de príncipes, a saber, dotados de ánimo excelso y exagerado. Como nada hay
más humilde y más manso que el hombre cristiano, así nada hay más alto y
sublime que él. Lo que adoramos y creemos en la persona de Cristo, que dos
naturalezas se unen de modo inefable, la una sublime, la otra humilde, lo mis-
mo en cierta manera se puede ver en aquellos que son semejantes a Cristo, su
cabeza, por la imitación de las costumbres y por la virtud. Son al mismo tiem-
po humildes y excelsos, tanto por el nacimiento como por las costumbres; son
en verdad excelsos por el nacimiento, porque refieren el origen y principio de
su nacimiento al mismo Dios, por el cual nacen a nueva vida, y porque tienen
en sí las semillas muy excelentes de su origen; pero humildes y abyectos, por-
que por lo que atañe a los antiguos padres traen origen de basuras muy man-
chadas. Enfin,son humildes por las costumbres y por la condición de vida a
causa de su modestia y el asiduo pensamiento y conocimiento de su fragilidad.
Y así, sienten de sí muy modestamente, nada se arrogan, nada se atribuyen, ce-
den ante todos y se someten incluso a los enemigos, y no hay oficio alguno tan
abyecto y vil, que o lo crean indigno de sí, o no lleven con gusto a causa de la
salud de otros, y no pocas veces en verdad y de corazón desean ser olvidados y
despreciados y tenidos en nada por los demás. Mas a su vez nada hay mayor y
más sublime que ellos mismos. Ni sirven a los deleites, ni ceden a los dolores,
ni permiten ser vencidos por algún deseo malo, ni temen amenazas de hom-
bres ni dardos de adversa fortuna, y a las cosas que sirven los demás mortales,
sobre todas ellas mandan aquéllos, y son de ánimo tan alto, que en su altura
juzguen indigno ceder algo a su deseo y pensamiento, sino a las cosas celestia-
les y divinas. Y así, siempre piensan y sienten muy ardientemente sobre la
inmortalidad, las riquezas eternas, la vida divina, la unión y convivencia casi
familiar con Dios. ¿Qué son aquellas cosas, si alguno las recuerda como méri-
to? Yo no puedo, impedido por estas angustias de comentarios, explicarlas co-
piosamente y en síntesis. Así, pues, ¡cómo sean aquellas de ánimo excelso, por-
que desean servir a todos los hombres, sin referir nada a sí fuera de la
conciencia de haber obrado rectamente! ¿Que se pongan a disposición de sus
enemigos más contrarios no a disgusto? ¿Que así sean de ánimo liberal y pro-
penso a obrar bien, que no solo derramen sus fuerzas y facultades, sino tam-
bién la vida por la salud de los otros? De lo cual se concluye que esto es propio
de la virtud cristiana, que, repudiadas y alejadas de sí la soberbia y arrogancia,
en los cuales vicios todas las vidas e instituciones de los filósofos se apoyaba,
conseguidas y acercadas la modestia y la mansedumbre y la humildad de áni-
mo, unas cosas muy diversas y que no se pensaban poder juntar en uno, la su-
ma elevación de ánimo con la increíble humildad. Por lo cual muy convenien-
temente en esta imagen de eximia virtud y honradez, con la hermosura de los
pies, esto es, con la virtud de la humildad fue juntada por Salomón la digni-
dad de la sangre regia y la brillantez ilustre de género.
A las cuales cosas son muy conformes las cosas que siguen: alabados los ofi-
cios rectos son alabadas las cuatro virtudes sumas, de las que vienen todos los
oficios, y lo primero se dice de la fortaleza: Los cercos de tus muslos como ajorcas,
obra de mano de oficial. Se entiende que la fortaleza de los muslos y de las tibias
es declarada por los nombres, porque a su vez hacia atrás el mismo nombre de
fortaleza se usa trasladadamente para significar los muslos, como en aquello24: Y
vacilarán los varones fortísimos, en lo cual los muslos por metáfora todos admi-
ten que son dichos los varones muy fuertes o de fortaleza. La fortaleza cristiana
es la única verdadera y perfecta fortaleza, puesto que la cual en propiedad no
huye lucha alguna o teme peligro. Y así, es comparada aptamente con el círcu-
lo, cuya figura es perfecta o ciertamente acomodado al muslo en forma de círculo.
De esta virtud los buenos pensamientos que brotan son los cabellos, que se
dicen ser como la púrpura del rey. Hay en ellos el mismo ardor de caridad, de
donde tomaron principio. Y así, son ígneos y no como los cabellos que fueron
descritos más arriba, que dijimos tenían brillo y orden recto, sino como los que
ahora son alabados, semejantes a la mejor púrpura, esto es, ardientes y llame-
antes. Los que son perfectos se ocupan siempre en amar y pensar en Dios, y
pesada y molestamente y solo constreñidos por la misma necesidad conceden
alguna parte de sus pensamientos a las cosas terrenas. Meditan en la tierra la
vida celestial, que ciertamente está en la continente y perpetua contemplación
y amor de Dios, y es esta meditación de esta vida celestial cosa largamente gra-
ta a Dios.
Y por eso se añade: rey atado en los canales (Prov. 8). Se interesa y se mezcla,
como el Espíritu Santo atestigua, en pensamientos eruditos, y devuelve amor
al que le ama, y piensa continentemente sobre él mismo, y se une con él en es-
trechísimo lazo de caridad, y casi se mezcla, como se escribió (I Cor. 6): El que
se adhiere a Dios, hácese un espíritu con él, en lo cual consiste el sumo acabado
de la virtud y piedad.
Y lo que se sigue: y tus pechos a los racimos de la vid. Se dice, pues, porque
entre todas estas virtudes, que fueron recordadas, aquellas destacan sobre todo
las que se refieren a otro, cual es la justicia, la caridad, la liberalidad, y si hay
algunas otras de este género.
Cuando éstas parecen estar en alguien, nos invitan a amarlo, y así entien-
den que deseemos estar muy juntos con él; de lo cual es aquello que se sigue:
Dije: Subiré a la palma, y asiré sus racimos; y serán tus pechos como los racimos de
la vid, y añaden: y el aliento de tu boca como el olor de los manzanos. El tu pala-
dar como vino bueno, que va mi Amado a las derechas, que hace hablar labios
$78 IN C A TV T
pilli/qui fuperiùsdefcriptifuntjquosnitor ein modo•> &
Fedumordinemhabuifle diximus:fed quaies;qui modo
kudantur,fimiles optimi purpura?,id eit^dentcs àtque
fìagtantes.Nam qui perfetti funt in Deo amando,cogka^
doq, femper occupantu^ grèque S¿ mokHè, & non niii
ab ipfa necefsitate conftriiìicogkarionum fuarü partem
aliquaterrenis rebus impertiuntur.Na medir àtur in terris
càUeftem vitam/quae certe conrinenti,atque perpetua co
tcmplatione,atq; charitate Deiconitat:eftque eahuius,
caeleftisvuK meditado res Deolongègratifsima. Ideòqi-
additar,/??* Ug-tusin canaubus. Intereft cnirn, mifeetq, fé
fmt.%. fcqruemàdmodani Spiritus ian&us tefktur>er,uditis cogi
tanonibus,redamàtque emáiquifé amar, acdeipfo èon*
tinentercogitata arctifsimo charitatis vinculo cumilio.
l ar
-» -6* conítringitur,acpenemJfcctur:fícut fcriptum eft.Qui ad?
h^etet Deo,vnus fpiritus fir cum eo,in quofumma abfolu,
tio virtutis ocpietatis confiílit.Quare íequitur.^ííwpuU
ehmes^&quam decora cbarifstma. in delie^.Qnja enim charif
funaeit,idcircò.fupramodum,&pulchra efledicitur, &s
decora,&: dclicijsyhoc eit,omnicxlefr.idulcedine&: vo-
luptate redundans.Tot porrò Ìimuliun&abQna5totque
&tam preclaras in vnurn confluentes victutes animi na-
bitumefnciuntquàmaLtifMmum heroicum& propèdi-
uinü^quo demetaphorice.dicitur.5fJí»Mí^ííafsimtlata efì,
falmx.Quoú aurem fequitur r ér ibera ma-botri* .Ideò dici--
tur,quia interomnesiitasvirtutes, qua» commemoratse
funtjilla maxime eminent,qua3adaltcrumreferürur,qua
lis eli iuftitiajdiariras, libcralitas., &; ü qua;alia? huius ge-
neris flint .. Nam has,cùm-alicui ineffe videntur,inuìtant
nos ad amandum ipium,itaqu.e incenduntjVt coniur&if
fimi cum ilio eííe cupiamus : cxquo-.eft iìlud, quod fe-
quitui\DìxtJafceniamihpalm^m,^.apfreh^Kdamfrué''ius Ì/W,
¿rmmt 'ìUrd.ttmJìaitbmtJtrtcf. Sta addunt..^*Uot oru
379 CANTAR D E LO S CANTARES
de dormientes. Lo cual dicen porque los sermones de los buenos que tienen so-
bre Dios, cuando muestran los preceptos de la salud y cuando castigan las in-
famias y pecados de los hombres con la oración, y cuando aconsejan y cuando
consuelan y cuando recuerdan los hechos y hazañas de los santos, son muy
dulces sobre todo lo que pueda decirse, como se escribió: el bueno, saca cosas
buenas del buen tesoro de su corazón. (Le. 6, 45).
alabanzas del mundo y la buena estima entre los hombres y los honores popu-
lares, los cuales aunque un tanto modestos por naturaleza y por virtud, no si-
guen demasiado ansiosamente, sin embargo los reciben con agrado dados y
atribuidos a sí de forma espontánea por los hombres; pero los que son más
ambiciosos, con amor y estudio casi insano, y con las maneras y razones que
pueden y buscan, odien aquellos honores, y los huyan como a la mayor peste
de la virtud, y se piensen heridos y que se acecha contra su virtud, cuando así
son alabados u honrados, de donde son las cosas que siguen: Ven, Amado mío;
vamonos al campo, moremos en las granjas. Mas alejados y seguros de estas ace-
chanzas y peligros de la lengua aduladora y de la gloria inane levantémonos de
mañana a las viñas; veamos si floreció la vid, si las flores engendran elfruto,si
brotaron los granados. Será mucho más ventajoso y agradable para alimentar y
aumentar las virtudes dedicarse al ocio, y muy de mañana, esto es, con suma
diligencia y vigilancia dar obra a aqueste estudio, que dar oídos a las vanas vo-
ces de los hombres y ser cogidos por sus alabanzas. Allí te daré mis pechos. En
lo cual solo todo el estudio de los buenos y todo el pensamiento de los mismos
es consumido, con tal que puedan alguna vez conseguir y rematar, que en toda
su mente y ánima y cuerpo reine y domine Cristo. Y por eso en nuestras puer-
tas, ¿\ctn,todos losfrutosnuevos y viejos, Amado mío, guárdelos para ti, como así
diciendo: "Lo que hay en nosotros sembrado por ti antes con la naturaleza, y
después dado y añadido por nuestra industria y trabajo dando tú en especial
las fuerzas y ayuda, y esto nuevo y aquello antiguo y viejo como lo reconoce-
mos tener de ti, así te lo devolvemos y queremos servirte de ánimo y de cuerpo
y con todos los oficios sin interrupción o interpelación alguna". Así, pues,vlos
} 8a IN C J PVT
penitùsiniilorumanirnishumilitas infedir,vt mundi lau
des,&adnomines bonamexiitimationem, populareis
honores,quos qui paulò velnatura,vel virtute modeftio
res funt,nonnimis cupide infcquuntur^oblatos tamcn Ci-
bi Ocfponteabhominibusattributos, non ingratefufci*
piur;quiaiitcmambitioiÌoresfunt, infano propèiludió
§¿ amore,& quibuícunque pofíunt &c modis, 8crationi-
busqu2erunt,cosiÍli honores odiohabeant, &tanquam
maximam virtutis peftem fugiantJsediq; fe putent,& infi-
diasfuae virtud ficri,ctimÍtavcIÍaudantur,veihonore af
fieiuntunex quo funt,quae fequuntur VenìdtU&cmi 3 tgrt-
áUmurmagrum^commortmuunyàiìs.Ab his,icilicèt, inanis
gloria; ocadulatricis linguadníldijsacpericulis remoti at
que tuli,Manefurramus adyineas^ideamusftfloruttY/neafìflo
rtsfruftuspanttriunt^ftfloruerunt mal* punica.Erit enim mui
tò pracflantius, atque iucundius virtutibus alendis atque
augendis per otium vacare,ac fummo manead en\diligc
tia,atque vigilatia fummaoperam iíU ftudío ñauare, qua
vanis hominum vocibus aures praebere,eorumque laudi
bus capi;ibiàubofj¿/V&;»M.»»ftiJn<quo vno, videlicèt,omnc
honorum ftudiutriì omnifque ipforum cogitano, confu*
mitufjfi quomodo aíTequi id vnquampofsint atque per
lìcere, y.t .in tota fua& m e n t e s anima oc corporercgnet
& domineturChriirus.Erideò mpartís,inquiüt^oüris
ommapomamuat&y etera diiéctemtferuauittbi Quail ita di-
eentes.Qujdquid innobis eft r fiue abs te olim cum natii*
rafatum, fiueinduftrianoftra &;. labore poftea, te preci-
pue vires atque opemfuggerente, additum&: adie&um,
fìue hocnouum } fiueantíquü illud&ivetus quemadmo
dú agnofeimus habereabs te^tareddimustibuferuireq;
tibiipíi volumus &^animo,&:coìpore, &offkijs omni-
bus fineintermifsione^autintefpellatione aliqua . Hax
igiturpcrícdiíentiunt i & quo ad nomini in hac vitadafü
381 CANTAR D E L OS CANTARES
perfectos sienten estas cosas y, en cuanto es dado al hombre en esta vida, sien-
ten muy rectamente, y otras cosas además, de las que se dirá en el capítulo si-
guiente.
TERCERA EXPLANACIÓN
T E R T I A E X P L A N A T I O .
Vid'\idelnsmfummite,ntftchoros cetslrorumìln He
braío aatcm,yrc«r choro*cajirorum Jtzqncpro di-
uerfitatelecìionis varie id exponi atque inter-
pretan poteít. Sì primo modo , quid inquiría
meadmiraminijaut diligentiusitífpícere vulris?Certè elio
roscattrorum,ideír,infinitam miütitudincm hominum
con uentem ad meam fìdem.Vei certe nihil in me molle
afpicietis, fed caftrorum choros, id eft, militada omnia
de laboris ac fudoris piena?non aulis regum,in quibus de-
litix dominanturapta , fed ijshominibus digna quibus
propoiltumeftin esdum afecndere perarduum virrutis
iter. Nam Chriftiani hominis vita militia quidam eli.
Vt cnim is fuas habeat delicias &c eas omnium óptimas,
quìa ex me] io ri fUnt genere, tamen habere non apparet.
Quod enim apparet,laboris plenum ed. Orientai autem
id quod laboriofum eft fé cupientibusintrofpicere,id cft,
fequi,& ad eius numerum aggregarÌ,quo fignificet?qui fé
Chriftianoseífe volunt, ijspropoíItumeíTe debere non
molle ocium,fed miliúxperdifficiiis durifsimos labores.
Sui autem Hebra;a fequamur, ea vel dici ab fpófa damus*
velàfocus fpóf#:ü* primú,quidmeinquit,infpicitisinftsr
aciei in duas partes diuifae. Sin aítcrum,quid in te,inquiür,
cotemplemur rogasihauddubièiicut choros caftrorurn,
ideffjContempiamurteíimilitudinemgerentemcum ca-
uris militantibuSjUam & copia abundas fcmifsimom ho-
minumpro fide 6c religione certantium , quorum quif-
que íLmmordinem femar, &quaíivallo5c foíla,íkocn~
nigenere diainorumprasíidiorum circumfepta es atque
munita
382 CANTAR D E LOS CANTARES
corno con un valle y foso. Y así, tomando principio de aquí, la alaban por par-
tes, comenzando la alabanza por los pies.
Sigue: ¡Cuan lindos son tus pasos en el tu calzado, hija del príncipe! \J¿. alá-
banla por orden contrario como el esposo la alabó arriba, él de la cabeza al pe-
cho, éstas de los pies a la cabeza; alaba en diferente orden porque el esposo ve
lo interior, que es lo valioso, y los hombres las cosas que se presentan a sus
ojos. Y ciertamente las gentes, de quienes estas dueñas hacen el papel, tenían
ante los ojos en aquella edad de la Iglesia a aquéllos, por quienes era enseñado
el Evangelio, y que traíanles doctrina celestial. Y así, primero alaban a ellos, y
los alaban cuando ensalzan los pasos y pies de la Iglesia, pues con tales voca-
blos suelen significarse figuradamente la celeridad en anunciar el Evangelio, y
por ello los mismos pregoneros del Evangelio, como se puede ver en Isaías28 y
en Pablo29: Añade que los que eran ínfimos ajuicio del mundo, esos fueron teni-
dos en la Iglesia evangélica, como escribióse: "Dios eligió los débiles del mundo pa-
ra confundir a los fuertes", y "te alabo, padre, porque escondiste aquestas cosas a
los prudentes y sabios, y las revelaste a los pequeños''30. ínfimos son los pies en el
cuerpo; por lo cual celebran al principio con alabanzas estos pies y pasos, por-
que nada hay más sublime que ellos en la Iglesia. Además, como los vates sa-
grados predijeron, la doctrina evangélica fue dada lo primero a hombres os-
curos y humildes, para después someter al yugo de la fe las obras de los que
eran sabios y esclarecidos. Así Isaías en la persona de Cristo31: Envióme a
evangelizar a los pobres. Y el mismo Cristo32: Los ciegos ven, los cojos andan, los
pobres son evangelizados, ello es, el Evangelio es anunciado a los pobres, por lo
cual porque aquella doctrina llevada primero a hombres humildes y oscuros de-
sarrolló sus fuerzas en ellos, por eso las gentes comienzan a alabar a la Iglesia por
28 Is. 52, 7.
29 Ef. 6, 15; Rom. 10,15
30 Mt. 10,25.
31 Is. 61,1.
32 Mt. 11,5.
jSi. J N C A <P V T
munita. Itaquc hinc ducenics principìum illam per
partes hudmt orfse laudationem A pedibus . Nam ie-
quitur . Quàm pulchn j.nt ¿refjns VM in ctlceamentis fìlt4~
prìncipi*. Laudani auté illam contrario ordine quàm fyo
fus fuprà laudauit ipfam, ìllc à capire ad pe&us vfquc,
ha; à pedibus vfque ad caput: euius diueríi in laudan-
do ordinis ea poteft elle caufa, quia fponfus interio*
la refpicit, qua? potiisimafunt : nomines vero ea qua:
in-oculosipíbíum incurrunt. £t certe gentes,quartini
ittapfgsminx perfonam gerunt , ea Ecclefìa; aerate ia
oculis eos habebant ,à quibus Euangclium doceban-
lur, qui que do et rinarri e a? le ile m ad ipfts defe rebatir»
Itaque illos primo laudani , laudani autem quando
grefliis Ecciefiae acpedes commendant > namijs voca-
bulis celerirasin annunciando Euangelio,8¿ ex eoEuan-
geli) prascones ipil figurate iignificari folcnt, vt vide-
2
v^-T re licer in Efaia, & in Paula: Acide qui infimi mundi
•we.G» indicio erant, eos in Eccleiìa Euangelica hábitos e fíe
•>•> primos, ficut ícnptumeft. Infirma mundi elegitDeus,
» Vffortiaqu^qaeconfundat:5¿,Confiteortibi parer,quia
» abfcódiftihiec àprudétibus,&:fapiètibus,&; reueìaftì ea
paruulis. Infimi autem funt pedes in corpore:quare hos
pedes atque greflus laudibus principio celebrant, quia
ijs nihil ed fubiiniius in Ecclefìa . Prsetereà , vt facri
vares foce prxdixerunt , Euangelica do&rina primo.
tradita fuit hominibus obfcuris 6c humilibus , vt co-
rum poftea opera ,. quifapientes &. clari erant, mitre-
9J renrur fub i-ugum fidei. Sic EGias in perfona Chrifìi
9 . cuangdizare paup-cribus miih m e . Et ipfe Chriftus
w apud Matthaeun ::a:ci vident, chudiambulant, paupe-
res euangelizaniur,id cit,paupcribus annunciaturEuan
gelium , quare quia ea do&rina adhumiles & obfcu-
XQS homines primùm delata in eis vires fuas explicuit,
ideò
383 CANTAR DB LOS CANTARES
los pies, esto es, por aquellos hombres, a quienes se mostró primero, y en cu-
yos ánimos habitó la sabiduría celeste de la palabra, grandes varones en reali-
dad, pero oscuros e ínfimos en opinión de los hombres. Alaban, pues, el paso
y caminar de la Iglesia y la llaman hija de príncipe, esto es, sembrada por Dios
o al menos dotada de generoso y profundo pecho, y lo que es más .admirable,
la coligen o dicen que existe por el caminar. Porque la mayor altura espiritual
viene de la humildad cristiana, y porque en ninguna cosa la grandeza de la vir-
tud de la Iglesia fue más perfecta que en su paso y caminar, esto es, en aquellos
hombres que salieron de ella para anunciar el Evangelio, esto es, en los Após-
toles y varones apostólicos, de los que consta fue increíble la altura y fuerza de
ánimo en profesar la doctrina de Cristo. Pero de los pies ascienden a los mus-
los.
Añaden: Los cercos de tus muslos como ajorcas, obra de mano de oficial, esto
es, tus muslos son exactamente perfectos, como si hubieran sido hechos de oro
por un artífice muy perito, o al menos fueron unidos muy aptamente con la
cadera y la tibia. Y cuando dicen que los muslos están ligados con el resto del
cuerpo, alaban el nexo y copulación de todas sus partes entre sí, esto es, figura-
damente predican el orden de la Iglesia y el concierto y la conjunción de las
partes del cuerpo místico entre sí, lo más admirable y más artístico que puede
pensarse. Por lo cual Pablo escribió: Del cual todo el cuerpo suministrado y cons-
truido por los nexos y junturas crece en aumento de Dios00.
Se sigue: Los dos pechos tuyos, como dos cabritos mellizos de una cabra. No
consta para todos qué se llame en la Iglesia pechos; los unos el rey y el pontífi-
ce, porque con la dirección de los dos aliméntase la Iglesia; otros los dos testa-
mentos, que supeditan largamente el alimento del ánimo; otros, las dos mane-
ras de las leyes, las escritas y las tradicionales sin escrito; hay quienes nombran
a los dos prínicpes de los Apóstoles, Pedro y Pablo, principales alimentadores y
preceptores de la Iglesia; ni falta quienes los refieran a la doctrina y a los sacra-
mentos, porque destas cosas se nutren los ánimos de los fieles; y se dice que
son rectamente ambos parejos, como mellizos de cabra, por la paridad y con-
cierto y semejanza entre sí.
Sigue: El tu cuello como torre de marfil Todos consienten que los doctores y
pastores de la Iglesia son nombrados trasladadamente cuello, tanto porque
unen el cuerpo con la cabeza, esto es, la Iglesia con Cristo, cuanto porque co-
mo desde el cuello se extienden los nervios a todas las partes del cuerpo, así
por su ministerio la fuerza espiritual de ánimo deriva de Cristo a la Iglesia; de
donde dícese figuradamente en el salmo35: Reciban los montes paz para el pue-
blo, y los collados justicia; cuanto porque como por el cuello el ánima es llevada
34 El P. Scio interpreta el vientre como el conducto por el que la Iglesia da a sus hijos el alimento ne-
cesario. El P. Scio no suele seguir la interpretación anagogica de fray Luis, o más bien la toma como una en-
tre tantas, a diferencia de la servidumbre con que le sigue en los conocimientos de la lengua hebrea.
35 Salmo 71, 3.
}84 IN. CJPVT
forraam declarandam rc&ètransferuntuivqui &: orbicu-
latuseft,S¿tumer.Suntaurem iaEecíeíIa ventirisinitar,vt
plerique vofunt,vulgo fideles,quòd,vtmagnitudine ven
ter fu perat fin gulas partes corporis , ile numero itti rrìi-
iquos Ecclefìa: ordinesvtncunt. lsaurem venter tumet
ob mulcitudmem)&; eft ficut aceruus tritici, quia conilat
èpartibusmultis 5¿ m i n u t i s i nonindigetpoculis, quia
&; has irrora*gratia Spiritus fancU Sed&; his-nominibus
ccetus Ecdcfiafticos &c públicos conuerrtus fìgnificatos
putant,quòd iìcut in ventre omnes congerunturcibi,fìc
ad hoc ccetus omnes Eccìefise ordines conueniunt,eof-
que ccetus effe dicunt inftar acerui tritici, de pocufis non
egere, quòd alimonia; ipkitualis&; ipfìhabeant , &;alijs
fuppeditét fymmà copia m;Ccqukur.Duo~)>bera taafìcnt duo
hinnJi^emelìuapye^.Qvìxnom'mctm'm Ecclefìa vbera,de
eo nonconftatinteroinne$,alijRegé &Pontificé,quòd
corum duorum re&ione alatur Ecclefìa > álijduo teiìa-
menta, qua; cibum animi largè fuppedirant, alij *duas
radones legum, aliarum fcnptaium,aliarùm ime fcfipto
traditarum , funt qui dúos Apoftolorum principes Pe-
trum& Paulum precipuos.Ecclefìa*altores &intHtuto-
res . Necdeiùnt, qui ad dodrrinam ¿¿Sacramenta ea
transferamvquòd ijs rebus fideliumanùm enurriantùr,ea
autem paria vniuerià re&è dicuntur-«fíe *fìcut gemelli
caprea:, propter paritatem &¿ inter feconccntum ac ñ-
militudinem . Sequitur. Collum tuum [icutturm eburnea.
Doctores atque Paítores. Ecclefia^collum* tranflatè no-
minan omnes confentiunc, tùmquòdconiungant ca-
put cum corpo re, id eft, Ecclefìam currLChrifto, tùm
quòd^fieur collo neruiad omnes corporis partes perti-
»ent,ilccorum mmiñerío animi fpirituale roburàChri
ilo ad Ecdefìam deriuetur. Exqu© in Pfalmo figurate;
$f*hh Accipiant, dicitur, montespacem populo,&, calles íu«
fìitiam
385 CANTAR DE LOS CANTARES
y el alimento transmitido, así por éstos el resto de los fieles toman el espíritu
celeste y reciben el alimento espiritual. Los mismos se dicen ser como torre de
marfil, como torre por la firmeza, de la cual sobre todo deben estar dotados
para soportar los trabajos que están unidos con su oficio, los cuales ciertamen-
te son grandes; como marfil, por la blancura, esto es, la pureza no manchada o
contaminada por ningún vicio de la vida y costumbres36.
Enfin,lo que sigue: tu nariz como la torre del Líbano, que mirafronterode
Damasco, se refiere para declarar los hombres de la Iglesia, que huelen sagaz-
mente las ocultas acechanzas de los herejes y sus artes engañosas, y que las
descubren, y publican, y que brillan por el don,con el que se pueden investi-
gar los ánimos interiores y los sentidos de cada uno, y conocer sin error cuáles
sean.
enrojecen con su sangre, la cual derramaron junto con la vida por Cristo. Y es-
tán unidos en canales, porque las penas y suplicios los constriñen. Por canales
se significa el agua que corre por los canales, y el nombre de agua en estas le-
tras se traslada para significar cosas adversas y difíciles de tolerar. Así, pues, la
latina así, pero la griega de este modo: La tu cabeza, Cristo, como el Carmelo,
porque sobresale a todos, y sus cabellos, los mártires, como púrpura, porque ar-
den en caridad. El rey ligado en canales, esto es, el mismo Cristo, que es cabeza
y rey nuestro, fue muy insigne por la tolerancia de las adversidades, se alegró
mucho por las penas y las toleró con afición, y quiso que fueran toleradas pa-
cientemente por los suyos, y que el estudio de ellos para sí se probara mucho
con solo este oficio. Y así, es muy alto y muy tolerante de los males, y unió la
suma fuerza de las cosas tristísimas y muy duras que padeció con la suma co-
pia de los mayores bienes que contiene en sí. Por lo cual se dice justamente ha-
ber sido ligado por canales.
de la palma referían los pechos de la esposa; así a aquella Iglesia, porque era a
manera de palma que, oprimida por males gravísimos, apoyada en la fuerza de
ánimo, crecía en la fe y amor de Cristo, el mismo Cristo, que se dice ser verda-
dera vid, se agarraba estrechamente y la ayudaba rodeándola por varios sitios.
De la cual cosa surgiendo diversos racimos, muy llenos de un vino de celeste
suavidad, como si fueran nacidos de la palma, pendían de ella, esto es, estaban
y se adherían a la misma Iglesia, para que disfrutara de ellos; y le eran como
pechos, de los que mamando soportaba sus males no solo tolerante, sino tam-
bién alegre y deseosamente.
Se sigue: Dije: Yo subiré a la palma, y asiré sus racimos; y serán tus pechos co-
mo los racimos de la vid y el aliento de tu boca como el olor de los manzanos. Y el
tu paladar como vino bueno, que va mi Amado a las derechas, que hace hablar la-
bios de dormientes. Las cuales cosas también se fingen ser dichas por las dueñas
compañeras de la esposa, y con ellas explicar con cuánto deseo estaban de dis-
frutarla. Con éstas el Espíritu Santo declara no solo en cuánta admiración la
Iglesia haya traído a los hombres en aquel tiempo que dijimos, sino también
con cuánto estudio todos contendieran por agregarse a ella y por hacerse partí-
cipes de sus bienes, esto es, declara las venidas hechas a la Iglesia desde todas
las partes del orbe. De lo cual hay ilustres vaticinios de los profetas. Isaías po-
ne a las gentes presurosas de ingresar en la Iglesia, y animándose mutuamente
a ello, cuando dice40: Y sucederá a lo postrero de los tiempos que el monte de la ca-
sa del Señor será consolidado por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los
collados, y se apresurarán a él todas las gentes, y vendrán muchos pueblos, y dirán:
"Venid, subamos al monte del Señor, y a la casa del Dios de Jacob, y enseñarános
sus caminos y andaremos en sus sendas". Y de nuevo41 andarán las gentes en tu
40 Is. 2, 2-3.
41 Ib. 60, 3-4.
luz, y los reyes a la claridad de tu aurora; levanta tus ojos en derredor y mira, todos
estos congregáronse, vinieron a ti; y muchas cosas semejantes en otros lugares.
Sigue: Yo soy de mi Amado, y su deseo a mí. Estas la esposa, con las cuales
muestra, como fuese alabada por los suyos, que es llevada muy poco por tales
alabanzas. Vuelta a su esposo, descansa en su amor y solo de él se agrada y casi
así dice: "Si sea tal, cual me decís ser, no lo sé, ni me preocupo de ello; solo sé
que nosotros nos amamos mutuamente, y que las cosas que hay en mí dignas
de alabanza y predicación, si las hay, las tengo porque soy amada por él". Sin
duda toda aquella copia de grandes bienes, en que la Iglesia evangélica fue di-
cha abundar entonces, manaba de la conversión a ella de Dios, esto es, del
amor y el favor. Y así la Iglesia con estas palabras demuestra la fuente de su fe-
licidad y al mismo tiempo, a mi parecer, predice que viene el tiempo, en que
suavizada la rabia de sus enemigos y quitados los perseguidores, y convertidos
a Cristo los principales romanos disfrute de la paz y tranquilidad con gran glo-
ria del nombre cristiano. Dice: "os creo estas cosas de corazón, mas no faltarán
a quienes por contra parezca despreciable, porque muchos me atacan y asedian
por todas partes. Pero como varíen los juicios de los hombres sobre mí, sin
embargo tengo bastante con ser de mi Amado, esto es, con estar en su tutela; y
así, alguna vez se convertirá y me hará cual os parezco, para que tal parezca a
todos". Entre tanto, mientras estas cosas se hacen, porque quisiera declinar la
mirada de los hombres, esto es, deseará la iglesia huir las turbas de los que con-
tradicen, y dedicarse ociosamente a sus amores apartándose de los arbitros, pa-
ra explicar tal deseo, añade lo que se sigue: Ven, Amado mío, salgamos al campo,
moremos en las granjas. Levantémonos de mañana a las viñas; veamos siflorecióla
vid, si lasfloresengendran el fruto, si brotaron los granados. Allí te daré mis pe-
chos. Las mandragoras dieron olor en nuestras puertas; todos los frutos nuevos y
viejos, Amado mío, guárdelos para ti. Bajo la imagen de la esposa, que huyendo
el público llama a su esposo a lugares secretos y amenos del campo, y para per-
}88 I N QATVr
-6£ pcrmulta umilia alijs in locis v Sequitur . Ego ele-
fio meoy& ad me conuerfio ehs . Hsec iponfa quibus à
fias laudara cum eíTetoftcndit, fe ijs laudibus minime
efferri. Nam ad iponfum conuerfa fuum in eius amq^
re acquiefeit, ac de eo vno libi placet, ac fere ita di-
cit. Vtrum talis firn, qualem me effe dicitis , nefeio,
ncc deeomultumlaboro,hoc vnum fcio,nos internos
amare mutuò , S¿ qua; pFasdicatione ac laude digna in
me funt, fi qux funt , ex eo quòd ab ilio amer, ha-
bere me . Nam fine dubio omnis ilìa copia maximo-
rum honorum , quibus Ecclefia Euangelica modo di-
cT:aelt abundare ,ex ifta Dei ad ipfamconuerfionejideit,
amore de fauore manabat, IraqueEcclefìa his verbis
fontem iua; feeiicitatis demonftrat, ac fimul, mini vt
videtur ,pra;dicit inftare tempus, quando inimicorum
fu o rum íedata rabie, èc perfequutoribus fublatis , &c
Romanis principibus ad Chriftum conuerfis, pace 8c
tranquilli tate cum magna Ghriftiani nominis fruatur
gloria. Nam dicit, credo vos ifta ex animo, at non
deerut,quLbuscontra,quòdmemuhioppugnant,accir*
cumobfident, defpicabilis videar . Sed vt varient ho-
minum de me iudicia , tamen fatis ipfahabeo, quòd
ego dilecìi mei fum , id eli, fumin eius tutela: itaque
fé aliquando conuertet,ac me qualis vobis videor, ta-
lis vt eun&is appaream , efikiet , Interim tamen dùm
ifta perficiuntur, quòd confpe&um hominum declinare
vellet,ideft, cuperetEcclefia turbas contradicentium cf
tugerc, 6c remoto ab arbitris loco iuis amoribusper
ocium vacare , id defideruim vt explicet ,qu£efequun-
turfubiungit. VcnidiUStemi^grcdUmurin agrum^commore-
tnur myilüstmanefurgamí4sadymeas, yiàcammftflormt'^ineafi
flores fruflmparturiùtfifiorueru? mala pumc^ibì dabo rtbi ibera
tneatMadragor* dederunt odoremfuüwportts noflrts omnia porfié
mua
389 CA NTAR DE LOS CA NT A RES
suadirle más, le pone ante los ojos las delicias de la vida rustica, aparece aquí la
Iglesia evangélica deseosa de huir las ciudades, invitando a Cristo a los lugares
desiertos, lo cual en verdad le sucedió desde la muerte de Cristo hasta casi el
año doscientos, cuando, como el número de los fieles creciera mucho en ella,
muchos de los emperadores que habían sido enemigos del nombre cristiano,
dejando los edictos y las espadas, abandonando las ciudades y despreciados los
bienes de la tierra, se escondieron en lugares desérticos, instituyendo y fre-
cuentando la vida monástica. Desde aquel tiempo sobre todo comenzó a fre-
cuentarse en la Iglesia el género de vida celeste de los monjes.
Así, pues, por la persona de ellos ahora se dice: Ven, Amado mío, salgamos al
campo. Estos, abrazando solo a Cristo y no teniendo razón de las demás cosas,
marchándose a lugares desérticos, escondiéndose en las cuevas y cavernas de la
tierra, apartaron todas las cosas humanas no más de los ojos cuanto del ánimo,
y no solo dejaron el estudio de los bienes de la tierra, sino sobre todo vigilaron
en el estudio de la piedad celeste, porque a ello los excitaba continuamente el
gran amor de Cristo.
CAPITULO VIII
1. ¿Quién te me dará, como hermano mío, que mamases los pechos de mi ma-
dre? Hallartehía fuera; besartehía, y también no me despreciarían,
2. Meteríate en casa de mi madre; enseñaríasme; haríate beber del vino adobado
y del mosto de las granadas nuestras.
3. Su izquierda debajo de mi cabeza, y su diestra me abrazará.
4. Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, ¿por qué despertaréis, por qué desasogaréis al
Amada hasta que quiera?
5. ¿Quién es esta que sube del desierto recostada en su Amado? Debajo del man-
zano te desperté; allí te parió la tu madre; allí estuvo de parto la que te parió.
6. Ponme como sello sobre til corazón, como sello sobre tu brazo, porque el amor
es fuerte como la muerte, duros como el infierno los celos, las sus brasas son
brasas delfuego de Dios.
42 Is. 34,1-2.
jpo I N CJ PVT
£/*Mj. feraturadiftaEcdcilse téporailIaEfaia; vaticinatio qua di
í cit.Laírabimr deferta, &inuia,&¿exükabitfblitudoJ&: fio
rebitíicutliiiü'germinasgermiaabitj&exuírabít la^abü
da¡3claudas,g!ona Líbaui dataeít eÌ,decorCarmdi&Sa
roiiápíividerunt gloriam Domini &, decoran Dei no-
ir àNam&: hoc eft^uòd figurate fubij citar r Ibi info ubi
yhcrx meafiütyVt ex H e b r e o aiij amoresmeQs.Qmz curis va>
cut,5¿a cupiditatummacuiisarque lòrdibuspuo^dcfi
xl in vnacontemplationeDci,kì amore eius totam vitara
4ucebant.Qupd aulemadextremuminferunt. Inponkno
¿Insomma porna nona & I/etera dtleéh mileruamuhiAn. e o fi-
guineani, iliam virtnteminefle ilbi,quaeeius generis ho
minum, id eft, perfe&orum atque rnonachorum cíl pro
pria>quam noftri abnegadoncrn fui èc reilgnationemvo
caat,quòd ea efficiat ur,vt exuamus ipil nofmet,&: m l>ci
poteftateorunianoftra ponamus, aulliquereiad anima
acceáitrn demus praeterquam Dco,
CAPVT Vili.
ìVI S mìhidet tefrutrem meumfugentemlfhefami*
luis me&¡vtmuenìam te faris,&deofcuíert & tamme
nemo defpicute^4pprehendam te , (pducam in do*
mum matmmesjbìmedocebi$t& dabotihipoculmn
txVtnQ condtto^&mufimn mdorum gramtorummeorum.L&M
tius fub capite mes, <£* dextera ilhus amplexabttur me» *¿dtn-
royostìlÌ£Hieruja!emf nefufcketi$s necfue emgilare facìatis dile-
¿$am, dtnec ip{a\elit* Qtt£ eft iftay que afeendtt de deferto deheijs
affiuens>mmxa fuper diìe6iumì fub arbore mdofu¡cttaui tejbi cor
rupia eft maten;naytbi'yioUta eftgenìtrix tua.póncme'ytjtgna*.
culum fuper cor t*um , "Vf ¡tgnaculum fuper brachmm tuum9
ama fortis ed >f mors dileSìio , dura ftcut mfernm ¿emula -
tìo , Umpades e'ms ficut Umfades ¡gnu atque ftammammd
391 CANTAR DB L OS CA N TARES
7. Muchas aguas no pueden matar el amor, ni los ríos lo pueden anegar. Si diere
el hombre todos los haberes de su casa por el amor, despreciando los despreciará,
8. Hermana es a nos pequeñas, y pechos no tiene ella; ¿qué haremos a nuestra
hermana cuando se hablare de ella?
9. Si hay pared, edificarle hemos un palacio de plata; si puerta, fortalecerémosla
para ella con tabla de cedro.
10. Yo soy muro y mis pechos son torres; entonces fui en sus ojos como aquella que
halla paz.
11. Tuvo una viña Salomón en Baal-Hamón; entregó la viña a las guardas; y que
cada cual traiga por elfruto mil monedas de plata.
\2. La viña mía, que es mía, delante de mí; mil para ti, Salomón, y doscientos
para los que guardan su fruto.
13. Estando tú en el huerto y los compañeros escuchando, haz que yo oiga tu voz.
14. Huye, Amado mío, y sé semejante a la cabra montesay a los ciervecicos de los
montes de los olores.
PRIMERA EXPLANACIÓN
i F
* R I M A E % P % A N & T I©C
1 Fray Luis lo confirma en la Exposición con citas de Jeremías: ¡.Quién dará agua a mí cabeza? (9,1),
y David: ¿Quién me dará alas como a paloma, y volaré? (Salmo 59, 7)
l%$ IN C A P VT
ducentibus/edfauentibuspotius,8£approbantibus. A t
idquoniam neqiic pudor patitur, ncquemospermittit
lucepalaminvrbc fieri, quoniamqueipfa hominumfo-
cietas multas quotidic afFert caufas,quae amantibus, quo
minuscondnenter,nnequeinterpellatione fé ameni, fo-
lenreiTeimpedimcnto:fateturidcircòruris aevita; míti-
cas libertatis iludió teneri fc & eam ob caufam ìn rus vo~
caflfe virum fuum Qais mihite det^nqmujratrem meumfugen
temlrbetamams me^t inuenUmtefmsffi dcofctdepy& ictm
nemo mecomemnat.làq\ic dicit,nó tam interrogans aJium,
quam exoptans.Nam Hebraicos fermo hoc potifsimum
loquendimodoin optando vtifolet.Optatautem quid?
Vtiiilovt fratreminimo,atquepufione. Cuiusverò cau
fa? Nulius vtfc pudor, authoncftatis,& ho minu miti di -
ciorum refpe&usàdeofculando prohibeat At prohibe*
ri fé atqueimpedirijCurmoieftè fert 3 Quia gradibus iam
adfummü amore afcédit,& quia infinitü eftquodamat,
vni amori vacare ftudet.Sed cur hìc potifsimu ifta come
morat?Quia reddere caufam vult,quare,quodítatim fu-
periùs dixìtjCuperet hominum coetus,atquevrbes fuge-
re,quòd fibi/cilicètjhuncamorisperpetuu vfum,atque
fruàu criperent. Quts mìh te detfratremmeum fugentem~\be-
r4mmisme£Ìldwite eft,vt quodattinet adamon, atq; of
culis yacandi Iibertatem,te perindè vti pofsim^ tanquam
puero>acmihiipii fratre germano, 3£ vt quomodo cum
illisàgiturjnuemamteforis&deofculer.ld eft,vt quamuis te
forisinueniam, in media via atqueinipfa publica luce li-
berummihi fit intuosamplexusruere,tcquc deofcularì.
EtiAmnemomfidefticìctt. Nemo inquam mini id probro, ac
vitio vertat, & mmetaphora eqeptaperfiftens adiungit.
*/é[>prthenddtn te&ìntYoÌMAm temdomymgemmcismeá. Sic
cnim pueros forores puelle^íi quado eos in via repcriunt,
laetae & fettina? arftè còpie ftuntur,atque duTuauiantur, in
393 CANTAR DE L OS CANTARES
cuando llevan las hermanas a los hermanos pequeños a casa, pregántanles qué
hicieron o donde fueron; a lo cual ellos, ni siquiera preguntados, como son ni-
ños charlatanes y dispuestos a hablar, responden balbuciendo, y mezclan y
confunden todas las cosas con gracia admirable, y se precipitan en hablar. Ca-
da una de cuyas palabras aquellas reciben con risa y besos; entonces les dan
fruta y miel y alimentos muy dulces aptos para su edad2.
De donde se sigue: y darete bebida del vino adobado, y el mosto de mis grana-
0
dos . Creo entiende una bebida melosa hecha de vino, que era muy deliciosa.
Así, pues, como aquella dijera y deseara estas cosas, las cuales sin embargo de
ningún modo o al menos difícilmente veía que podían ser, tanto por la gran-
deza del deseo como por el conocimiento de la dificultad de la cosa deseada e
incluso por la debilidad del sexo femenino, se dice que desfalleció vencida por
el ánimo y cayendo ya, para implorar ayuda, dijo: Su izquierda debajo de mi
cabeza, y su diestra me abrazará. Estas palabras son del que implora ayuda,
aunque dichas con voz de tiempo futuro. Así, pues, pidiendo que le sostuviera
con la mano y el abrazo porque caía, desfalleció. Y el esposo fìnge haber colo-
cado blandamente en el lecho a la caída y oprimida por el sueño delirante, y
haber mandado hacer silencio, lo que de su oración que sigue se entiende:
Conjuróos, dice, hijas de Jerusalén, que no despertéis, ni hagáis recordar a la
Amada hasta que ella quiera4. Sobre la cual conjuración ya parece dicho más
arriba, lo que bastante pueda ser. Así, pues, como estas cosas hubiesen sido he-
chas y ya saliesen de la escena, de nuevo vuelven a ella, o al menos son puestas
por Salomón como si volvieran los que habían de hacer el acto postrero deste
cantar. Aparecen, pues, volviendo del campo y subiendo, y abrazándose mucho
entre sí. Digo subiendo, porque, como antes dijimos, la escena de este drama se
pone en Jerusalén, ciudad puesta en lugar destacado y sublime. A la primera
2 En la Exposición expone aquí algunas características del amor que traslada con más amplitud a esta
Explanación, segunda parte de este capítulo.
3 Se alude a la costumbre hebrea, en la boda, de que los esposos beban juntos de la misma copa un
vino mezclado con perfumes y aromas (notas del P. Scio).
4 Aquí acaba el sexto día, según Bossuet, y el canto o poema sexto, según Nácar y Colunga. En otros
cortes no han coincidido. Coinciden en el 1 y 2; varía en eí 3, 4 y 5; coinciden en el 6 y 7. Este canto co-
mienza como el 6; el coro se dirige a la esposa, sigue un diálogo entre los esposos; entran los hermanos de la
esposa y acaban los esposos.
vista, pues, de estos que vuelven y entran a escena, conmovido el coro de las
dueñas y admirando el que entraran a escena muy familiarmente abrazados
entre sí, prorrumpió en estas palabras; ¿Quién es esta que sube del desierto, recos-
tada en su Amado 5i Y ciertamente esto poco ha la esposa deseaba que todos los
hombres le permitieran, y llevaba mal y dolidamente el que no se lo permitie-
ran, hasta el punto que se dijo que desfalleció de ánimo, porque la costumbre
pública impedía su deseo. Así, pues, lo cual es causa de que ahora, despreciado
el temor y no teniendo razón alguna de la estima de los hombres y de la cos-
tumbre pública, recostada en su Amado, se atreva a presentarse en público, ¿y
lo arrebatará para sí como por su derecho, lo que nadie le concedería nunca?
Esto es así hecho por la naturaleza, que cuando algunos, presentado algo duro
y luctuoso, desanimados y oprimidos por la grandeza de la tristeza, incluso se
volvieron a la locura, ésos después vuelta la luz a la mente y recuperada la sa-
lud, extinguido y perdido casi todo el sentido de las mismas cosas, por cuyos
primeros ataques fueron tan gravemente heridos, no las temen ni retroceden
ante ellas. Como si alguien, por ejemplo, en honor y estima herido por una
grave ofensa recibida, furioso por esa causa está afectado por el dolor; el mis-
mo restituido después a la cordura, el mismo mal, que le parecía antes tan gra-
ve e intolerable, no solo lo soporta levísimamente, sino también lo tiene en
nada. Pues la atrocidad misma del mal y la grandeza del dolor, entrando en el
ánimo y oprimiéndolo, después quita todo sentido y facultad de entristecerse
y dolerse de ello.
5 En la Exposición pretende que esta frase sea un paréntesis o sentencia entretejida entre los hablas de
los dos, como de personas que ven volverse a la esposa del campo a la ciudad, muy abrazada con su esposo.
P V T
394 / N C.J
loco edito,atque fublimi pofìta.Horu ergo redeuntiu, hi
fcenamq; introeuntiü primo afpe&u fceminarü chorus
commotus, &quòdperfamiliariterinuicem amplexita
fcenana mtroirent,admirans in hace verba prorupit. Qw&
efi t&a qt$4 afeendit de defino innixa fuper dilettami Et certe
hocfirn"per om-acs homines licere íponfa paulò ante op-
tabat:non licereaute3a:grè Sedolenter fcrebat, vfque e©,
vt animo defecifle di&a ù t, quod ilio deiìderio publicas
mos obíraret.Quid igiíur cau% efi5quare nüc fpreto tima
re, &: hominü exiftimationis,ac publicí morís nulla ratio
nehabitajinnixaruperdiledújinpublicü prodire audeat:
idq; veluti Tuo iure vfurpet iìbi,quod eì nemo vnqua qui-
dem concederet?Eft hoc ita natura cóparatum, vt qui ali-
quando acetba,ac lu£tuofa aliquare obieda^meeroris ma
gnitudineopprefsivel exanimati concidemiif,vei in infa*
nià verfi funt,ijdem poftea luce menti reddita, recuperata
que faiute/eniü pene omni earum ipfarum rerum 3 quarti
primoineurfutamgrauirerlasíi funt, cxtincT:o&: amiíFo*
casnonamplitrsreformident,acvereantur,Vtiìquis,exe-
pheaufa, inhonore àc exiftimarione,graui aliqua acce-
pta ignominia latfus, ob eam cauiàm infanus ex dolore c£
fe&us Ut: idem poftea fanitati reftitutus idemilíudma-
lum,quod tam ¿Ili graue, atque intoierabile antea vide-
batur, non modo leuifsimè iam fere, fed etiam pro ni-
hilo ducit. Etcnim atrochas ipfamaü, magnitudoque
doloris in animumirruens^ipfumque opprimens,deia-
ceps dokndiexeo.atquemeerendì omnem facúltateme
arque feníum eximir^ Quod idem corpori accidit. Vi-
fu enim audituve, aut nimia luce, aut immodico fono
GbrutiSjhoc eiì^ijsipiis rebus , in quibus proprium eñ
eorum,&; naturale bonum poiìtum, cuna modum eif-
ceiferunt orTenfis,ira fa?pè affidaiur, vt viièntiendi oblia
|iefddajamextinda,ocuiis,auribufque apertis ¿¿inte-
gra
395 CANTAR DE L O S CA N TARES
Salomón (nada hay puesto en este cantar, que no haya sido traído y expresado
por la misma naturaleza de las cosas), y así viéndolo y observándolo, puesto
que primero había puesto a la esposa doliéndose gravemente de que fuera im-
pedida por el miedo de la estima de los hombres y disfrutar abierta y en todas
partes de su esposo, y puesto que por el dolor había caído en delirio de ánimo,
la pone después del delirio, recuperadas las fuerzas, echándose abiertamente
sobre su hombre, y abrazándole, y de nada preocupándose menos que de los
ojos y juicios de los hombres.
Del cual desprecio de la estima y juicios de los hombres es por lo que al co-
ro de las dueñas admirando la novedad de la cosa, y dícíéndole las anteriores:
¿Quién es esta que sube del desierto, recostada en su Amado?, nada responde, sino
vuelta a su esposo: Debajo del manzano, dice, te desperté; allí fue corrompida tu
madre; allí fue violada tu engendradora, o, como con no diferente sentencia le-
emos vertido del hebreo al latín a la letra: allí te parió la tu madre; allí estuvo de
parto la que te parió. Con las cuales palabras esto en verdad dice, que se acor-
daba ahora el día en que como por casualidad ella errando por el campo, lo
viese a él por primera vez yaciendo bajo el manzano, y quizá fuese vista por él,
comenzó a ser amada por él. Bajo el cual manzano, dice, tu madre, como es
fama, había sido sorprendida antes y lesionada gravemente, o al menos te ha-
bía parido bajo este árbol, como se decía. Y dice estas cosas la esposa o al me-
nos es fingido por Salomón que lo dijo, según el ingenio y costumbre de los
amantes, muy aptamente y convenientemente. Los amantes tienen ante los
ojos siempre como la historia propuesta de todas las acciones y dichos que en
el amor alguna vez les sucedió, y de ninguna cosa piensan más o hablan con
más gusto, como de sus placeres pasados, y no permiten recordándolos con
frecuencia que efluyan de sí o resbalen del ánimo, y no solo cada uno consigo,
sino ambos los refieren entre sí, y hablan mucho de ellos, sin guardar muchas
veces el orden de cosas o tiempos; sino ante una cosa surgida o ante aquello a
lo que les lleva el placer de su ánimo, en presentándoles primero y en siéndoles
muy dulce de recordar, así lo refieren claramente. Y muchas veces acaece que,
como llegaren al final o al menos a un estado de sus amores miserable o feliz,
se gocen en recordar los principios de su amor, de que arrancando llegaron a
ese grado de felicidad o miserias. Así, aquel pastor virgiliano alfinengañado
por el amor indigno de Niso, entre otras cosas6:
Así en este lugar aptamente, como todo, Salomón pone ahora a la esposa,
que ya había conseguido que su esposo le amara con sumo amor, recordando
los primeros inicios de su amor y diciendo así: Debajo del manzano te desperté,
allí te parió la tu madre. Como ella consigo y con su ánimo pensara cuanto
fuera amada por su esposo, el mismo pensamiento de la grandeza de la cosa
conseguida, por cierto curso de la naturaleza, la revocó en su ánimo y su men-
te para pensar aquellas cosas de que éstas manaron; y las mismas hicieron que
todos aquellos momentos o lugares, que le trajeron la causa de amar o que de
algún modo le ayudaran en el amor, prosiguiera con grato recuerdo y oración8.
Debajo del manzano te desperté, rectamente también según el decoro. Los pas-
tores muchas veces hacen alianzas amorosas en las selvas, y allí las pastoras pa-
ren principalmente sus hijos.
Se sigue: Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, porque
clamor es fuerte como la muerte, duros como el infierno los celos, las sus brasas son
6 Bucólicas, égloga 8.
7 En casi todas las ediciones actuales de Virgilio se lee ya por apenas, como dice fray Luis.
8 Fray Luis resume un largo parlamento sobre el amor expuesto en la Exposición (cfr. Obras, I, 200-
201).
i96 I N C JT V r
ncque folùm fingali fecurrbfed vterqueintet fé ifta corife
runtjdcque his mutua colìoquuntur,nullo faepè, aut rem
aut temporum feruato ordine:fed pro re nata,aut pro eo,
quod illorum animi libido fert, vt quidque illis primum
fé offert,vtque eft illis quidque ad commemorandum dui
cifsimum,ita piane referunt.Saepèqueillud euenit^t cum
ad exkum>aut certe ad aliquemamotum fuorum itatum,
velmiferum, vclfoelìceniperuenemnt, commemorare
gaudeant principia amoiis miea,àquibusexoril adeum
foeUcitatiSjaLumiferiarumgradupemenerint.SicìlleVir-
gilianus paftor tandem indigno Nifae deceptus amorejin-
teralia..
Sepibus tn noñrisparuam te rofcìda mala7
VHX eao^efter efam ¿Vidi.cum marre ,egenten%,
Vix fragües poteram a terra cor; tingere ramos
•Alter ab undécimoiam tune me cefierat annusy
Vtì>id0t perijfvtmemahs abftuttt errcr-.
Sic hoc loco apcè,vt caetera Soìomon,fponfam?quse con-
fequutatamfuerat, ipfamvtfuus vir fummo amore dili-
geret,nuncinducit commemorante prima exórdiaamo-
ris fui.Itaque dicentem Sub arbore malofufcitauìte^tbi corru-
pta eftmatertua* Nam cumipfafecum,6¿cumanimo fuo
quatum amaretur à viro fuo cogiuret?ipfarei adeptas ma
gnitudinis cogitatio^naturse quodam curfu 7 retro mente
illius &anirminireuacauit, adeafci!icet,.cogkanda, ex
quibus ifta manarunt: eademqae effecit, vt omnia illa, vel
tempora, vel loca,quaeipfr, vel caufam attulerunr aman*
diavclquouis modo fuffragatafuntki amore grata, 6¿ re-
cordatione &orationcproiequeretur. Sub arbore mala fu-
fatauìte.Kcd'C i d & n $ rà TT^UCV Namfcedera amotum pa
ftoresfaepèferiunt infyluis,ibidemquepailores foeminae
foetusfuospluricnumedunt Sequitur, ^onemt^tftgnacu»
lumfuper cor tuhm^'tjijmaculumfxfer brachium tuum^úafortn
ejfyt
397 CANTAR DE LOS CANTARES
brasas del fuego de Dios. Muchas aguas no pueden matar el amor, ni los ríos lo
pueden anegar. Si diere el hombre todos los haberes de su casa por el amor, como si
no los despreciásemos estas palabras el esposo aconseja a la esposa que se mues-
tra con gozo y alegría, que no cometa alguna vez algo indigno de su amor hacia
ella. Como toda ofensa en el amor sea muy molesta para los que se aman, son
molestas especialmente las cosas que pasan después de que uno a otro hicieron
copia de sí. Por lo cual el esposo prescribe a la esposa las leyes de amor sobre
todo en este lugar y tiempo, cuando, como consta de las cosas anteriores, su
amor mutuo había llegado a lo sumo. Ponme, dice, como sello sobre tu corazón.
"Si, dice, mi amor para ti por eso debe serte querido y grato, cuida que no
manches la fidelidad con mancha alguna, con la cual me estás unido, o dismi-
nuyas el amor con que hasta ahora me has seguido. Quiero que siempre estés
ante mis ojos; exijo que pienses solo en mí; así como alguno pone el anillo tes-
tíficador en los dedos, los cuales cada uno ve en sí muy fácilmente y con fre-
cuencia, así deseo que yo sea propuesto para ti. Pues te amo con el amor más
ardiente de todos". Como nada es más vehemente que el tal amor, así nada es
más irritable ante cualquier mínima ofensa, e irritado engendra sospechas muy
graves, más duro que el cual mal nada hay,, que incluso el mismo infierno y la
misma muerte haya de ser despreciada ante ellos. No así los carbones encendi-
dos queman el cuerpo,como acaban el ánimo de ella con preocupación y
tristeza. Acaban el ánimo, mas encienden el mismo amor. Y acaece esto admi-
rable sobremanera, que la sospecha unida al amor, la cual es la mayor ruina de
Hermana es, dice, a nos pequeña, y pechos no tiene ella; ¿qué haremos a nuestra
hermana cuando se hablare de ella? Esto es, "mi hermana es de cuerpo exiguo y
pequeño, y lo que se tiene como deforme en la mujer, de pecho y ubres aplas-
tadas; por lo cual conviene que veamos qué ha de hacerse cuando así haya de
hablarse; o como se dice en hebreo, cuando de ella se hable mucho y muchas
veces, esto es, cuando se trate de colocarla". Entonces los padres de ambos cón-
yuges tratan entre sí muchas cosas, y van muchos de uno a otro de aquí para
allá para tratar de estas cosas. Y trae Salomón esta habla, imitando en este lugar
la costumbre común de la vida. Pues suelen las nuevas casadas, después que se
casaron con sus hombres por sentencia de su ánimo, al segundo o tercer día de
las nupcias, cuando todavía dura la alegría y celebridad de las nupcias (pues en-
tonces muy fácilmente, como vemos que se usa, vienen los padres para entre-
gar a los restantes hijos, si tienen algunos, al casado), y así, en los mismos días
alegres de las nupcias suelen las nuevas casadas, si tienen algunas hermanas me-
nores de edad, incluso oyéndolo ellas mismas, tener algunas conversaciones de
su colocación y futuro matrimonio; o porque contentas ya con su suerte, les
preocupa la de sus hermanas, o al menos considerando, lo que muchas veces
pasa, que las hermanas menores están molestas por la preocupación y la in-
certidumbre. Pues este género es muy molesto en aquella cosa principalmente.
jS>8 IN CJ F v r
cxtinguas.aut te in líbetñteni vindicare vale3s,vel pericu-
lo omnium fortunarumtuarum Hasigitur Iponfux leges
cum fponfa; íuljüet?illa dumtacet probare eas, 5¿libi ini*
poni piacere indicar :& rcticés iftopropè modo loquitnr.
Hoc mihi curai erhyntelligo enim in eo omncs fpcs, ora-
nefque fortunas meas veifari.At tu vicifsim foro rem mea
curaro,cuius me imbcciliita?,ac íolitudo folJickat. Nam,.
vtvidesmequeformafatis,nequecompoíitione mébro-
rum corporisptseitauitaque aliquid confili; atquc latió-
las ineamus necefíeeft, quoillamin matrimonium collo
ccmüsJororjinqui^nüjii a paratila efì^ybera non habe iQuid
fitte iemuss foyoñ noftr & m die quando allo quencUejì. ìd eri, foror
eftmihiexiguo S^perpufiilo corporea quod deforme in
fc£ininahabetur,depreffope&ore&:vbenbus:quarepro-
tùdeamus oporcer;quid faclo opus Cu in die quando allo-
quenda eihvel vr in Hebreo dicitur quando de ea multu,
¿¿fajpèioquendumeihidautem eíl cum de i!la collocar*
daagerur.Tunc enim vtriufqueconiugis parentes multa
in ter fé agunt,&: ab v tro que ad alterum mulri vitro, curo
que commeantjijfdem de rebus a ¿turi. Intulit autem Sa-
lomon hunefermonem, hoc loco imitatus communern
vitsemorem. Solent enim nouainupta:, potìeaquamex
animiipfarum fententia viris nupferunt, altero ,autter-
tio a nupnjs die,dum calet adhuc laetitia , &c nuptiaruro
celebriras: tune enim facilimiè, qucmadmodumvfu ve-
nire videmus, inducuntur parentes ad nupruitradendos
reliquos , il quos habent, fìlios : ita que in ipfis nuptia-
rum feftis diebus foknt nousenupta;,ii quash¿b?ntíb-
rores natu minoreí-,vcl ipfis audientibiis;fcrmone<>3quof
dam iaccre de earum collocarione &; futuro matrimo-
nio: vei quia fuaiam forte contenta;, fororum eas cura
folltckat.vei certe ratar,id quod faepè euenit.ipfas natu mi
notes Còrores inuidentia 6¿ cura moideri. Eít enim id gè
nus
399 CANTAR DÉLOS CANTARES
Y así convienen que las ilustremos: El pacífico tuvo una viña, esto es, Salo-
món en la que tiene pueblos, en hebreo Baal-Hamón, que a la letra significa do-
minio o posesión de pueblos. Pero parece ser el nombre de un viñedo, llamado
así porque las viñas de los más y de la mayor parte del pueblo estaban en él.
Entregó la viña a las guardas, esto es, la colocó a colonos y viñadores. Uno trae
por el fruto mil monedas de plata, ello es, cada uno, con frase hebraica, y así ca-
da colono da a Salomón mil monedas de plata cada año. Mas la viña mía, que
es mía, delante de mí; mil para ti, Salomón, y doscientos para los que guardan su
fruto. Argumenta a minori, y puestos los principios de la conclusión calla lo
que se sigue de ellas. Y añade una elipsis y una inversión del lenguaje recto. Es-
tará íntegra la oración y la conclusión de esta manera: "De los réditos de tu vi-
ña mil monedas te dan, Salomón, y doscientas a los que guardan su fruto, pero
mi viña está delante de mí, esto es, es custodiada y cultivada con mi industria
4oo IN CA P V T
ex media vita: confuetudine du&um 8¿ expreflum. ) Ita*
que noua:nuptaifolent,praefertim conquibus res familia-
risa ngufta eft,ed autemanguftior fere omnibus i js, qui
antequam parernam hsreditarem adirent,nupferunt : er-
go iìix (latini curri viris luis, vtfuam illis curam probent,
folentageredefacultatibusfuis, quo illas modo amplifi-
care poisint,quem in ctiltu-,atque vi&u iint adhibituri ma
dum.qu^querationeprofuocenfuvitaminftitururi.Vn.
de fponfa nuncjetfijinqu.it> nobis minus lauta res familia^
ris ertameli non cít ita anguír,a,quin fuppeditare noftris
iiimptibuspofsit.Nani, fi Solomoni vinca ea,quàhabet,
no p rocui à noftra vinea in sode vineto, reddit millenos
áureos io ílngulos annos, &praetei:ea aiios ducenosijs,
quorum euftodi#iííamcommiík:profe&o par eft, nos è
noílravinea,quasipfaánobis colitur,qusque nobis folis
totafructificar vberioresreddituspercepturos. Atqj hasc
eft plana horum fententia verborum : ineiltamenin ipfis
verbis obfcuritatis nonnihii Itaqueea illuftrcniusnece£
fé eliVine&fttìtpacifico.Ideft,Solomoni. in eaqtt£haber pojw*
/oi»Hcbraicè"ji£jrn\J3l BaalHamon,quodad verbum do-
minium,autpoireisionempopulorumiìgnificat.Vidctur
autem eifenomen vineti, ex eo ficdi&i,quodplurimoru,
ac maxime partís populi vinese in eo eííent.fttíEÍ/í//r eacuita
dib-Ast\à eft,locauit colonis &c\ñmtoúbi\$^iraffertpYofruclu
W'ííwíi/e^ewr^íjidcftjquifquejHebraica phraíi,ítaque co
Ioni ímguli mille argetcos quotanis Solomoni peniìtant,
At/W/SM mea coramme eiljfnàletìbipacìficc & ducenti ijs^tticH
íiodiíírirfruclus eixs. Argumcntaturì minorile pofitis con
cìuilonispnncipijsreticetjquodexipfisfequitur.Additqs
ellipiin, acredi fermonisinuerfionem.Conftabitautcm
integre,6¿ orano,&, concludo ifto modo. Exredditibus
vinca; tuse mille nummitibicedunt,Solomon J & ducenti
ijs,qui cuftodiuntfmftumciuSjVineaaute^mea corani
me
401 CANTAR DE LOS CANTARES
Y exhorta con estas palabras: Oh tú, que estás en los huertos compañeros9 es-
cuchando, haz que yo oiga tu voz. Y llama a los amigos de la misma institución
sus socios, a saber, los restantes pastores, de entre los cuales tenía algunos ému-
los de sus amores. Así, pues, dice, puesto que ellos te escuchan, haz que yo oiga
tu voz, esto es, oyéndolo ellos, haz que yo te oiga cantar algo, que testifique
nuestro mutuo amor. A lo cual ella accediendo inmediatamente dice: Huye,
Amado mío, y sé semejante a la cabra montesa, y a los ciervecicos de los montes de
los olores10. Huye, esto es, date prisa, según la propiedad de la lengua de los he-
breos, entre los cuales es aceptado que unas palabras sean puestas por otras,
cuando significan cosas o acciones afines o unidas, o una de las cuales suele se-
guirse de la otra. Así, dicen "consolarse" por "sufrir", puesto que se consuela a
los que sufren, como en aquello de Isaías15: Yo me consuelo de mis enemigos. Así,
"mentir" por "someterse al vencedor", puesto que los que así se someten,
adulando mienten en muchas cosas, cual es aquello del salmo12: Te mentirán
tus enemigos. Y también aquello13: Hijos ajenos me mintieron. Así también
"huir" por "darse prisa", puesto que, los que huyen, se apresuran mucho. Lue-
go desea, y lo atestigua que lo desea con el canto, que cuando sucediera que él
9 Como trae también la edición de Salamanca, y no como trae el ms. del P. Merino: estando tú en los
huertos, y los compañeros escuchando (Obras, I, 208).
10 En la Exposición pone aquí unos versos de Arias Montano:
«Amado, pasarás los frescos montes
más presto que el cabrito
de la cabra montes y que el gamito».
11 Is. 1,24.
12 Salmo 65, 3.
13 Salmo 17, 46.
se alejase de casa, el esposo apresure la vuelta, y con cuanta rapidez los cierve-
cicos huyen, tanta utilice él en volver, esto es, la mayor que pueda. Mientras
desea lo cual, atestigua bastante que es amado por él de arte que ni quiera se-
pararse de él ni un momento. No pudo acaecer a su esposo algo más grato, ni
más duro y molesto para los pastores rivales que el cual testimonio y profesión
de su amor. Pero de nuevo desde el principio comencemos a exponer este mis-
mo capítulo.
SEGUNDA EXPLANACIÓN
¿Quién te me dará, como hermano mío, que mamases los pechos de mi madre?
Hallartehía fuera; besartehía, y también no me despreciarían. En este lugar dese-
an los perfectos en la persona de la esposa, o al menos mientras se dicen dese-
ar, son avisados de que deben los hombres estar dotados deseosamente de
aquella perfección de amor, o mejor, para decir de una vez lo que es la cosa,
con esta oración indicadora del deseo, explícase qué hagan ellos o de qué mo-
do se conduzcan en el amor. Y así, desean para sí que ya puedan por todos los
hombres en todo tiempo y lugar amar a Dios abiertamente, esto es, no solo ca-
lladamente consigo tratar de Dios, sino profesarse delante de todos como sus
amadores, y solo buscar siempre las cosas con que este su amor se hace más
ilustre y manifiesto, ya aprueben los hombres aquellas cosas, ya, lo que mu-
chas veces acaece, se rian e interpreten de diversas formas. Pues muchas son las
sentencias contra las santísimas y muy ecuánimes leyes de Dios llevadas contra
la vida de los hombres y corroboradas con la mala costumbre de vivir, a las que
los buenos odian, pero los perfectos en el amor de Dios y los destacados en la
virtud abierta olvidan y desprecian. La misma grandeza de la caridad con que
arden, llevándolos hacia arriba, los hace superiores no solo de su cuerpo y de
sus deseos, sino también de los juicios y conversaciones del pueblo, y la misma
4<M. I N C A <P V T
ipfumabeffecontigerit,maturet reditü iponfus : &: quan-
ta celeritate hinnuli fugamarrìpiunt, tanta inredeundo
Vtaturipfe,ideft,quantapoteft maxima. Qua? dum oprar,
fatis tettar ur a fé ita ipfum amari,vt ne ad pun&um tempo
risveìit diuelii ab eo.Qua atteftatione &c profefsione amo
ris fui,neque iponfo ipfiquidquam gratiusaccìderepo-
tuit, neque paftoribus riualibus dirius atque moleftius.
Sed rurfusà principio hoc ipfum caput exponcre ordia-
mur,
A L T E R A E X P L A N A T I O .
les atribuye justa licencia debida a ellos y a la excelente virtud de hacer y decir
siempre todas las cosas según su arbitrio. Y así, lo que aquí figuradamente se
describe, hasta donde soporta la naturaleza de las cosas, ellos lo hacen e imi-
tan; viven con Cristo como con un hermano pequeño ante los ojos de todos
muy dulce y unidamente, y no se preocupan qué juzguen de sí los otros; más
aun, con constancia y libertad en amar y con la misma verdad consiguen al fin
que, los que antes denigraban los amores de ellos, ya se desagraden a sí y los
admiren a ellos, y conviertan sus bocas impías de la detracción y la injuria a la
alabanza y celebración, y dicen y predican que ellos son semejantes a Dios, en
lo cual en verdad mínimamente se equivocan. Así se ha de juzgar, que los que
hayan llegado hasta esta grandeza de amor y los que la hayan conseguido,
honrando a Dios en espíritu y verdad, no teniendo razón alguna o de las cosas
humanas o de los juicios de los hombres, privada o públicamente se ocupen en
el amor de Dios, sean como hermanos pequeños de Cristo, y por tanto, sean
tenidos y predicados hijos de Dios, como elocuentemente Pablo atestigua de
este género escribiendo a los Romanos14: Los que obran por espíritu de Dios, es-
tos son hijos de Dios. En verdad, aunque no haya cosa que pueda arrancar y re-
mover a los tales hombres de la asidua caridadd y meditación de Dios, y aun-
que incluso en mitad de las ciudades y en medio de las reuniones de los
hombres busquen descanso y lugar vacío para dedicarse a Dios, puesto que
ellos mismos tienen consigo una profunda quietud y soledad de todas las cosas
que pueden perturbar el ánimo, sin embargo a veces se les da la facultad de evi-
tar y huir las reuniones de los hombres, de los cuales ellos están ausentes siempre
en el ánimo, y les resulta muy grato, y abrazan ansiosamente la facultad ofrecida
a ellos de amar a Dios, no solo no interrumpiendo el amor, sino ni siquiera es-
torbado. Y así, lo que está en ellos, huyen las ciudades, aman las soledades y
pasan la vida en dulcísimo amor en lugares desiertos y apartados del contacto
de los hombres, según parece a algunos solos, mas, como la cosa es en sí, rode-
ados de grandes greyes de cosas celestiales y divinas. Por lo cual cuando están
solos ofrecen íntimamente a Dios un holocausto de sí, y se entregan al amor
sobre el ara, para encenderse profunda y totalmente.
Pero cuando están en las ciudades y entre los hombres, en verdad le ofrecen
el mismo sacrifìcio; pero mientras temen que les sea estorbado por los hom-
bres, que en cierto modo le sea impedimento para ofrecer íntegra y perfecta-
mente a Dios un holocausto, excitados y conmovidos por el mismo deseo de
unirse siempre a Dios, que está contenido en sus ánimos, hablan y repiten es-
tas cosas con frecuencia: ¿Quién te me dará, como hermano mío> que mamases
los pechos de mi madre? Hallartehía fueraX la naturaleza de Dios abrazando por
dentro y por fuera todo el mundo, no solo le ayuda y lo contiene, y rige y tem-
pera tanto todas las partes como cada una de las partes de él, sino está en cada
una de ellas y emite de ella y vibra como rayos unas imágenes claras y ilustres
de su divinidad15. Pero aunque Dios esté y brille en toda la naturaleza, sin em-
bargo puesto que ella no es tan grande de ninguna manera, que pueda conte-
nerle cuan grande es, o expresar toda la perfección y bien de Dios en un bien
suyo, por eso, los que de la contemplación de las cosas de la natura suben a la
contemplación y amor de Dios, no solo tienen un conocimiento de Dios im-
perfecto y muy distante de lo que la cosa es, sino también, porque están en co-
sas creadas y visibles y se detienen en ver y escrutarlas, a veces corren el peligro
de adherirse así en el amor de ellas, como en un muérdago. Por lo cual los per-
fectos, que ya exploraron y recorrieron todos estos caminos que llevan al co-
nocimiento y amor de Dios, no pueden pedir de sí o mejor del amor que do-
mina y reina en sus ánimos ardientemente para con Dios, ninguna otra cosa
sino alcanzar esta imagen de Dios, que confluye a sus ojos del adorno del
mundo y a sus ánimos de la doctrina de la fe, suficientes para conocerlo. Pero
mientras más avanzaron en el amor, y mientras son más perfectos, lo desean
más, ¿desean, dije? Arden16 mejor por el deseo y se atormentan así que no des-
canse sin conseguir la cosa, el ver al mismo Dios por sí. Y ello es lo que en este
cantar se dice fuera, esto es, no como incluido en la universidad de las cosas,
sino fuera del ámbito del mundo, y dominando y presidiendo todas las cosas
sobre todos los orbes etéreos, con la cara desnuda17 y, como escribió Pablo,
desvelada, verle y transformarse en la misma imagen. Lo cual en verdad acon-
tece a ellos cuando han emigrado de esta vida, que tiene todas las cosas comu-
nes con la muerte y la miseria, y han vivido la vida inmortal y feliz en las purí-
simas regiones del cielo18.
Cuando sucediere lo cual, también acaecerá lo que sigue: y ya nadie me
despreciará. De aquella vida futura feliz es lo que Pablo escribió a los Colo-
senses19: Cuando apareciere Cristo, nuestra vida, también vosotros apareceréis
con él en la gloria. A estos tiempos de vida mortal pertenecen lo que él mis-
mo escribiendo a los Romanos dijo20, que todas las cosas estaban sujetas a la
vanidad. Y cuando nombra la vanidad, según la propiedad hebraica, entien-
de corrupción, inseguridad y distintas vicisitudes de fortuna, y casos amar-
gos y luctuosos de la vida. Las cuales cosas tanto son comunes con todos los
que somos agitados en este mar, cuanto no sé con qué mayor ímpetu y más
dañino ataque se van contra los buenos, de arte que, lo que atañe al fruto,
que se percibe de los bienes terrenos, para ellos casi siempre fueran los más des-
16 Incluso se da coincidencia de palabras en «Amado»: «Por manera que es tan grande este amor, que
desarrayga de nosotros qulquiera otra affición y queda él señor universal de nuestra alma, y como es fuego
ardientíssimo, consume todo lo que se opone, y assi destierra del coracon los otros amores de las criaturas, y
haze él su oficio por ellos, y ías ama a todas mucho más y mejor que las amavan sus propios amores» (Onís,
III, 139).
17 2 Cor. 3, 18.
18 Trozo auténticamente místico. Estas ideas, iniciadas en la Exposición (Obras, I, 195-6), vienen
aquí completadas, perfeccionadas; indican una maduración en el pensamiento y en la vida íntima de fray
Luis, trasladada a este comentario.
San Juan de la Cruz comenta esto mismo al ritmo de su lira:
«En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada» (Obras, 669-70).
19 Col. 3, 4.
20 Rom. 8, 20. ad sensum.
26 Rom. 5, 8.
27 Jn. 15, 13.
28 Figura retórica llamada hendíadis.
que tramaron consejo para eliminarlo, añadiendo al odio viejo un crimen nue-
vo y enorme, y lo llevaron a la ruina, éste ha de ser tenido por vencedor del
mismo amor y por introductor en la vida de un ejemplo de amor inaudito an-
tes de ahora. Y si alguien quiere ponderar cada momento de este hecho, en-
contrará en verdad tan muchos testimonios de amor de Dios en él, que la luz
del amor divino no se nos muestre más por lo que vale para dar fe y mostrarse
sobre todo de que murió por sus enemigos, cuanto porque desde el principio
le dio motivo para querer y decretar morir por ellos. Para omitir muchas cosas
que hay en este asunto, y aunque pueden ser dichas y exageradas copiosa y re-
tóricamente, de cuánto amor aquello fue señal, de cuan grande amor, cuan
manifiesto, cuánto ofreciéndose y soportando cohibirse ante ningún ningún
dardo de injuria, el que en aquel mismo tiempo, en que debió estar muy aira-
do con los hombres, porque, siguiendo los consejos y los falaces avisos del de-
monio, se alejasen de él, y así en el mismo tiempo que aquel crimen ardía, y el
mayor crimen casi de todos, y que no solo dañaría con el ejemplo sino con el
contagio y la mancha a toda la posteridad de los hombres, tanto valió ante
Dios su bondad y este amor con que seguía a los hombres, que, para librarlos
de la muerte, en la cual se habían precipitado, él mismo haya querido hacerse
hombre y nacer de aquellos, a los que merecidamente odiaba, y tenerlos por
padres y mayores, y enfinlavar las penas que aquellos habían merecido en vez
de todos; y lo había prometido hacer a aquellos mismos que habían pecado, y
en el mismo tiempo en que los argüía del crimen y del pecado de ellos mismos,
y volviéndose a la serpiente dijo29: Enemistades pondré entre ti y la mujer, entre su
generación y la tuya, tú acecharás su calcañar, y ella aplastará tu cabeza. Este es
Cristo, a saber, la semilla feliz que nacería de aquella primera mujer príncipe
29 Gen. 3, 15 y León Papa, Sermón 2o De Nativìtate; la cita viene completa en Obras. I, 504.
4o8 I N' C A T V T
qui,quod ipfe fecitjproinimicisatquehofhbuSjatqfadeò
proijs,qui ad vetusodium,nouum&; immane addentès
flagitium^terimendiiilis coniiliuminierusnt, ó¿ adexi-
tum perdiuerunt, mortemoppetijt, is vel ipfamcharita-
rem viciife*nouurnque,&: ante id tempusinauditum amo
ris excmpluminduxiiTe in vitamputandas eft,ílne dubio.
Quod fi quis veüt huius fa&imomenta ungula pondera-
re , tam multa profe&ò in co inueniet teftimonia amoris
Dei,vt charitatis dtuin^ lumen no magis oftédatur nobis,
ex eo quod plurima ad oftendendü, fidemqì faciendà va-
ler,quod pro ininíicis mortuus etT,quà ex eo quod à prin-
cipio ìpfi caufamaìtuht,vt proillis mori vellet, arq; decer
neret. Nam vt multa prasteteà quar hac in Te iniiint?&; qua
uis.copio íe}5¿rheto ricèdici ^exaggeraripoiTunt, quan-
ti iliud amoris fignufuitiquàmagnij qua teftari , quamfe
efFerentis^neque vllisiniusiarü obicibus cohiben le parie
tis,quodeoipfo tempore quo maxsmè iratusetíedebuit
hominibus, quod,da?monis fili acia mónita &; confìtta fe-
quutiabipfodefecifTent: ipíoitaque tempore,quoUlud
icelus flagrabar, fcelufquepropè omnium maximum, &
quod non exemplo folùm/ed contagione atque labe vni
uerfa:hominum pofteritati eratnocirunì, tantum valuit
apudDeüfuabonhas,ifqj amor quo homnesprofeque-»
batur,vtquO£0$liberaretàmorte,ìnquam ipli fepra?cipi
tes dedcrant,hom : ne m fefieri,S£ ab ijs ipiis, qnos meritò
aueríabaturnaíci,eofqae parentesi maíore;> habcre,ac
denique quasiili meriti eràtpcenas,pro omnibus luerejp
feac íubire voLueritádque fe fa£turü polliciius tiierit,iliis
Ipiìs qui peccauerant, eocjvipfo tepore, quoillos íccíeris
fl
G ne, 3. ipíbrü,atq; peccati arguebat. Et ad ferpenrecóuerfus^ni
1 eo Pap> rmeitiasinqui^ponàinter te,& muliu-é,femétuüv& íeme
fermo, 2. illius,tu infidiabcris calcáneo illius,J&c ipium cóteretca-
i/e Natiti, pul tuü.Ipfum autem ChnEuseft,beatum,vidcJicè& ft me
àpnma
409 CANTAR DE LOS CANTARES
del pecado, por una larga serie de generaciones, muchos siglos después.
¡Cuántos están en ella y con cuánta admiración e incluso digna de estupor! Lo
primero, que Dios se preocupó de la salud de aquellos que se habían alejado
de él; después, de aquellos que se habían alejado no impulsados por fuerza
mayor, sino llevados por una suma levedad y cierta increíble ingratitud; ade-
más, de aquellos que habiéndole abandonado a él, esto es, al fundador y ama-
dor y benefactor de ellos mismos, siguieron las partes del demonio, con quien
no estaban obligados por ningún beneficio. Además, el que él estuviese en esta
preocupación, en ese mismo tiempo en que era muy reciente la ingratitud e
impiedad de los hombres para con él. Después, que las cosas que amantemen-
te había decretado hacer benignamente a los hombres, luego las prometió a los
que convenía que estuvieran descargados y tenía muy cargados ciertamente
por culpa del pecado. Por último, lo que supera todas las cosas, como pudiese
salvarlos de diversas maneras, que no creyó que pudiera satisfacer a su amor
para con ellos, si no se mezclaba él mismo en la salud de ellos y administraba
toda ia cosa por sí, haciéndose hombre y soportando los trabajos de la condi-
ción humana para que ellos vivieran bien y felizmente, fuera él a una muerte
amarga e ignominiosa. Y de la misma manera que por aquel primer delito, con
que fue viciada e infectada como la raíz del género humano, lo que después se
peca, deriva y traése privada o públicamente, y todas nuestras tristezas y dolo-
res redundan de aquella fuente; así también en aquel mismo tiempo fueron
echados los fundamentos de nuestra salud y de la liberación del pecado y so-
bre todo de la beatitud y felicidad humana. Aquella promesa de Dios de algo
futuro, que, cuando descendiera de mujer, aplastaría la cabeza de la serpiente,
esto es, la impotente dominación de aquella muchos siglos después trajo a la
tierra a un Dios vestido con miembros humanos, esto es, nos dio a Cristo, su-
mo y único vengador de nuestra libertad y autor para nosotros de la vida di-
vina y muy dichosa. Para que el que contemple la prestancia de las virtudes de
los hombres queridos para Dios y de los santos, y las egregias y divinas dotes
de ánimo de los mismos, y todo lo que se hace como edificio de piedras vivas,
de oro y de gemas, admirable por el artificio y por toda la egregia obra, éste
encontrará, si busca estas cosas en sus fuentes, que aquella altitud y exagera-
ción de todos los bienes, que la humana naturaleza se eleva hasta la unión de
la divinidad, y lo que después por causa de los hombres ha sido hecho por
Dios apoyados en aquellas cosas como en raíces, las cuales fueron prometidas y
establecidas por Dios en aquel funesto y al mismo tiempo feliz día para el géne-
ro humano, en que aquel árbol prohibido fue violado, y encuentre que aquel
mismo árbol fue el testigo tanto de nuestra suma impiedad para con Dios,
cuanto de su increíble clemencia para nosotros; y juzgará que es muy cierto lo
que Pablo escribió en la misma causa, pero mirando a diversos tiempos, a saber,
que había abundado la gracia en demasía, donde abundó el delito^0. ¿Quién al-
guna vez no digo que esperaba que suceda ello, sino ni siquiera lo finja pensan-
do o se atreva a llevarlo a su ánimo, o quién creería haciendo fraudes y aleján-
dose ingratamente de Dios, que el hombre habría de provocar tanta
benevolencia de Dios para con éi, e incitaría tan gran incendio de amor en el
pecho divino? ¿Y quién, considerando y pensando estas cosas consigo, no arde
también él en amor y es arrebatado por las llamas de la caridad hacia Dios? Es
justo en verdad que todos nosotros seamos arrebatados por tal fuego y ardamos.
Pero aunque pertenezca a todos tratar y meditar estas cosas consigo, sin embar-
go solo aquellos lo hacen, como conviene hacerlo, los que unidos con Dios en
estrecho vínculo de amor son amonestados y excitados por los divinos dones en
que abundan, para pensar e inquerir con qué industria suya o con qué mérito
suyo hayan llegado al grado de amistad y amor con Dios en que están. Luego
ven, puesto que sus mentes, infundidas de luz celeste, de continuo ven lo que es
30 Rom. 5, 20.
4 to -JNCJPVT
tx nobis atedie beatifsimae authorcm.Vt qui contemple-
tur landorum oc Deocharorum hominum virtutù pras
ftantìam,&: animi ipforumdofesegregias,atquediuinas,
illude^ quodexhistanquamviuisiapidibus,aureum atqf
gemeuii^&omni egregio o p e r e n artificio vifendücó-
ficirar sediriciiun¿s ilifta rcuocet,ad fuos fonte^inueniat,
ìMain omnium bonoru aìtitudinem & exaggerationem>
quavfque ad diuiniratis confortmm extoHitur humana
natura,& quidquid poftea à Deo hominum caufa cfì pcr-
fedumtanquam radici bus nitiillis rebus,qu£e promifias
à Deo & ftaoiiit£e funt ilio funefto Si code iodici huma^
no generi die,quo interdi d a illa arbor eft violatalan4«-
que ipfam arborem teftemfuiifereperiatjtum noftrce er-
ga Deum iummae impietaiiMum ipiìus erga nos demen-
tisi incredibiiisaudicaturufqneiìt efíe verifsimura, quod
Pauius in eadem quidemfcripfitcaufa,fedad diuerfa tem
porafpedan$,nimirum,fuperabundaiùfle grada, vbide-
Rom.^. XiCtvL abundauit.Quis enim id vnquam n&dico fperare fu-
turum,fed omninà cogitando fìbi fingere, aut in anima
íuüinducereauderer,quifve crederei fraudibusconcipic
dis,6¿a Deo fe ingrandirne alienando, prouocarurü fuif
fé hominem tantam Dei erga fc beneuolentià, tantumqi
amoris incendiumin dìuino pectore excitaturum? Quif.
queiftaconfideran5,fecumquereputans?.DÓ & ipfe amo-
rea tdet,&dwuatìs aduerfas Deum ftam mis c o m p i t a
AEquum certe eít nos omnescor-ripieo igne atque arde
re. Sed quamuis ad omnes retradare ifta fecum^ medita
riperriacat:{amenid,quomodoquidemfieridecet,i]iifo
Ü ráciübqui ardo charitatis vinculo cu Deo ccniundiab
ijsdiuinisdonis,quibusabundant,admonenturatqueex-
ckantu^vt cogiten* &¿ inquirant,quafuainduílna,quove
merito fuo ad eum>m quo funi, necefsitudiniscum Deo
&, amoris gradum.pemensrint.Statim enim vidcn^vi p©
tè
411 CANTAR DÉLOS CANTARES
verdadero, y así ven luego los vasos de misericordia, que Pablo escribió con la
propiedad hebraica, que él era, esto es, vasos conteniendo grandes abundan-
cias de amor y misericordia divina31; y viéndolo mientras consideran los bene-
ficios divinos en sí unos de otros, y recuerdan cuanto más lejos pueden, lleva-
dos por la misma serie de cosas conexas entre sí, llegan a la misma cabeza, de
donde este amor derramado de Dios comenzó a manifestarse, esto es, pensan-
do caen en lo que Dios quiso para sí fuese el comienzo de declarar y testificar
su amor con los hombres concebido ya desde toda la eternidad. Cuando llega-
ron a lo cual, entienden lo que debió sobre todo alejar a Dios de ellos, io pri-
mero el crimen del hombre que fue crimen común para todos nosotros, que
estábamos contenidos en él, dio la causa a Dios o mejor Dios tomó para sí y
arrebató de él la causa de amar al género humano con mucha más efusión de
lo que había establecido hacer de un principio; y lo que valía por su naturaleza
aptamente para la separación y enemistad inexpiables, encendido Dios en
gran deseo de salvar a los hombres, no solo nos unió a él con lazos más estre-
chos de amistad, sino por un cambio y comunión de bienes hizo comunes
nuestros males con él, y sus bienes con nosotros32.
Por la consideración de las cuales cosas y consejos del sumo Dios son afec-
tados por gran admiración, e índices de su admiración son estas palabras: De-
bajo del manzano te desperté; allí fue corrompida tu madre; allí fue violada tu
engendradora, o allí te parió la tu madre; allí estuvo de parto la que te parió.
"Pues, dicen, cuando comparamos tus ingentes méritos para con nosotros con
nuestra indignidad, y cuando volvemos los ojos para vernos a nosotros mis-
mos, a quienes has seguido con tantos beneficios y tan gran liberalidad, dese-
amos conocer qué hayas perseguido en amar al hombre. Y así, avanzando en esa
31 Rom. 9 , 2 3 .
32 El P, Scio resume estas ideas de fray Luis y dice que su exposición es «excelente», y en verdad lo es.
investigación, viendo todas las cosas que están en los hombres o fueron hechas
por ellos, dirigimos al fin la punta de nuestra mente al primer nacimiento de
nuestro género, en el cual nacimiento y principio vemos claramente que fuiste
llevado solo por tu bondad a amarnos y hacernos el bien, incluso que, como
en nosotros nada hubiese que pudiese provocar el amor, por contra hubiese
muchas cosas que valían para incitar al odio y encender la indignación, porque
comenzamos a pecar y alejarnos de ti, ello lo quisiste para ti como comienzo
para derramar en nosotros todas las fuerzas del amor; y el mismo árbol que vio
nuestra impiedad para contigo, fuera testigo de tu gran y suma promesa de
nuestra salud. Allí te despertamos, allí pusimos en luz tu amor para nosotros,
allí hicimos que este tu amor saliera y testificara cuan grande era. Allí pecando
te dimos ocasión, a que, para redimir al hombre, decidieras hacerte hombre; y
porque nosotros nos precipitamos en sumas miserias, tú quisieras abajarte a
nuestra humildad; y porque huíamos de ti, para cogernos, pensaras vestir
nuestro cuerpo y nacer entre los hombres de los hombres allí fue violada tu
madre, allí también te parió tu madre; fue corrompida a persuasión de la ser-
piente, te parió con tu regalo y beneficio. Allí, en fin, Eva, madre de todos los
vivos, cuando prometiste que querías ser contado entre la posteridad y semilla
de ella, en cierto modo parió; y entonces puedes parecer haber nacido, cuando
desde aquel tiempo la virtud de tu nacimiento comenzó a ser saludable a los
hombres. Para el que había de nacer en la fe del cual, ya entonces surgía tanta
luz de buena esperanza, que podía considerarse nacido tanto por la certidum-
bre de la promesa, como por la eficacia del beneficio. Así, pues, allí te parió tu
madre y, al parirte, al mismo timepo salió a luz toda nuestra esperanza, toda la
salud, toda la felicidad. Y pecando tanto hemos conseguido de ti por la exce-
lencia de tu bondad, cuanto obrando preclaramente todos los hombres nunca
podamos merecer por toda la vida".
4i». I N C JTV T
gteisi,quaecunque velhominibusinfunr,,veIab eifdege*
ñafunt intuétes,aciemTandem mentisnourxicferimus,
ad primum no [tri generis ortum,quoìn ortu,atque prin-
cipio dare videmus vtnos amares,nobifquebenefacercs
indu&umfuiiìe te àiòlàboniratetu*.adeò,vt cum in no-
bis nirùieiTetj amore quod prouocarepoíTetjineucnt au^
te ni contra qua m plurima, qua adincitandumodium,&;
accendendam in&ignationévalerent,quodpeccádi nos¿
&abs te defkiédiprincipiü fecimus7id tu tìbi initium effa
voiuens,adomnesamorisopesin nos effundendas, ,S£
quai arbor impietatem erga te noftram vidit,eadem teftis
fuerit maximi tui atq; fummi de noftra falute promifsi.lbi
enim cxdtauimuste: ibituaminnos charitateminluc©
produximus:ibi vt Te eiferret ifte tuus amor,&: vt quantus
eifetteftaretur,effecimus.Ibi peccando occaíionem de?
dimus tibí,vt quo hominemredimeres,ipfe homo fieri de
cerneres: Se quia nos pracipitauimus in fummas miferias
vtipfevelies te ad noftram humilitatemdeijccre:&; quia
tefugiebamuSjVt quo nos apprehenderesj in animum ip*-
feinduceres noftrü corpus induere / & intèrno mines ex
ho minibus nafci:ibi corrupta eft mater tua, ibi etiàm pe^
perit te mater tuaieorrupta eítferpentisíuafu,peperit te
tuo do.no,atque beneficio, ibi enim profetò cun&orum
viuentiurrunater Eua>cum te in eius Temine atque potici
ritatc numerariveiie pollicitus eSjquo.dammodo peperit:
tuncque videri potes natusfuhTe,quando ex eo tempore
virtus natiuitatis tu^ coepiteflehominibus falutaris,ì>fam
in cuiusnafciturifide,iam tune tantum bonsefpei lumen
exoriebatur,is certe natusiam tune cenfeatur, &certitu-
dinepronufsi,<5¿ efficacirate benefaciendi.Ibiigitur pepe
ritte mater tua,cumque te peperit,iìmul edita in luce eft
omnis noftra fpeSjOmnisfaluSjOmnis foelicitas. Tantum*
que peccando ptoptei excellentiam tusebonitatis confe
quuti.
413 CANTAR DÉLOS CANTARES
Y estas cosas recuerdan los justos, unidos ya en máxima caridad con Dios,
recordando los primeros indicios de este su amor, y admirando al mismo
tiempo la benignidad de Dios; a los cuales responde Dios de este modo: Pon-
ine como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, porque el amor es fuerte
como la muerte, duros como el infierno los celos, las sus brasas son brasas delfuego
de Dios. Muchas aguas no pudieron matar el amor, ni los ríos lo pueden anegar. Si
diere el hombre todos los haberes de su casa por el amor, despreciando los desprecia-
rá. Con las cuales palabras los amonesta Dios a que, cuanto se sientan más lle-
nos de los mayores bienes por él, y cuanto más abiertamente vean, tratando él
benigna y clementemente con ellos, que han sido llevados no solo de la suma
carestía33, sino también de la indignidad y la vileza a un lugar alto y claro y a
las ingentes riquezas; tanto mayor preocupación y solicitud empleen, para no
admitir nunca en la voluntad o en el pensamiento del ánimo lo que no sea
digno de tal grado de dignidad y claridad34. Pero así como comportándose pia-
dosa y amantemente con él, consiguieron tan gran lugar de gracia ante él, que
los tuviera por amigos íntimos; así sepan y entiendan que ellos no pueden es-
tar en tal estado y retener tal lugar por largo tiempo, si no es amando continua
y ardientemente. Ni porque usaron hasta ahora muy dulce y familiarmente de
él tan amigo y cuasi socio, por eso piensen que en adelante deba serles lícito
tratarle más indolentemente, ni pensar que, si en adelante pecaren y delin-
quieran, les será abierta luego una entrada al perdón de facilísima manera.
Cuanto con mayor amor y beneficio los sigue, tanto más religiosa y solícita-
mente quiere ser honrado por ellos, y puesto que los admitió a su íntima fami-
liaridad, por eso más atentamente se fijará en cada uno de los hechos y dichos
de ellos. Antes, si se pecaba algo, podía achacarse o a la fragilidad humana o a la
ignorancia; pero ya los que fueron infundidos de tan gran luz, y los que fueron
fortalecidos para obrar bien por tantos clones de gracia y de caridad, a ésos ape-
nas queda algún lugar para pretextar ignorancia y debilidad. Mientras más por
propia iniciativa en adelante y mientras menos hayan de pecar o por impulso
del deseo o por consejo de cualquier otra cosa, con tanto mayor peligro peca-
rán. Antes, así como en la familia grande las mujeres industriosas y trabajado-
ras suelen ser gratas al señor de la familia, así ellos han obtenido un lugar de
gracia y amor ante sí, los tienen ya por cónyuges, y en verdad con ceremonias
legítimas y unidos por una alianza muy cierta, y atado el cónyuge consigo. Por
lo cual los amonesta que vean que, cual deba ser el amor de la esposa para con
su esposo, tales deben ser ellos con él; en verdad les exhibirá el mismo ánimo y
amor marital. Como ningún amor es más ardiente que este, así ninguno es
más irritable. Que velen siempre los esposos por la guarda de las esposas; que
no las amen como algo distinto de sí, sino como a ellos mismos; de lo cual se
hace que, cuanto más las aman, tanto reciban mayor dolor e indignación de lo
que se hace por ellas contra la fidelidad del cónyuge; y a ello suceden el celo y
el pudor, de arte que ni puedan ser aplacados por las preces ni por la recom-
pensa. Que el fuego es extinguido echándole agua, pero que el ánimo ardiente
e irritado en ira y amor de ellos ni echando los mismos ríos puede ser mitiga-
do; que la muerte y el infierno pueden ser casi conseguido por ellos con más
facilidad, cosas que parecen ser las más duras y más inexorables. Y en verdad la
cosa está así, pecan con gran peligro los que carecen casi de todas las causas de
pecar, cuales son los perfectos y los constituidos en el más alto grado de amor.
A quienes Dios dio muchas cosas, exige de ellos muchas; y mientras mayo-
res beneficios les confirió, tanto más molestamente soporta ser olvidados de
ellos, y apenas permite que le sea pedido que les perdone. Contra este género
de hombres propiamente, a mi parecer, va Pablo, cuando escribe a los Hebreos
4i4 /-¡N" C A TV T:
tubici àut humana? fragiikat^aut ignoratiom potuifTe co*
cediua vero qui tata luce perfuG firn, quiq¿ tot gratiae, &c
charitatis donis fintaci bene agendum muniti, ijs adki-
fcientianx atqueimbecillitatem caufandam VÌK vllam \Q>
cum relinqui.Quòmagis ilia fpótedeinceps quoque mi?
nus,aut cupiditaiisimpulfuTautalterius cuiufquáhortatU
peccaturi funt,eò peccaturos maiori periculo- Antea que
admodum in ampia familia induftriae&, officiofae pueila:
grata; effe íolét familia d o m i n o l e iiios grattasi amoiis
locum quendam apud fe obtinuiffe,iá eos pro coniuge ha
bere76¿quidelegitimisc^remonijss&: vcrifsimo foedere
iüci:aJ&; copulata fecü coniuge.Quare admonereillos vt
videant,qualisamorvxoris eñe debeat erga íuumvirum,
tales eos erga tp furti effe debere: ceri è ipfurn animum ma
riialemeis,&: amorem exhibiturum. Quo amore,vt nul-
iuseft ardendoramorjkanulluseftirritabilis magis. Ex-
cubare enim fempcr viros in vxorum curtediarmneqj vt
alia à fc illas,fed vteafdemfecü diligere: ex quo effici, vt
quo magis ipfasamant,eò mator&de eo,quod ab cisfit co
tra coniugi) fidenijdolorem Sr, indignationé concipiant;
coque fuccendütur zelo & furore, vtn eque precibus pia
caripofsint,nec preticlgnem infufa aqua extingui:ilìoru
vero amore,atq, iraatihiantem&ardentcmanimum ne
ipíls fíuminibus infufis poííe rmtigarkque duo maxime f§
uamaximèq$inexorabilia effe videtur,mortem, 3¿ infera
nü pene exorari faciìius illis poffe.Et profetò res ita fé ha
bet,maxìmo periculo abijspeccaÈur»quipeccandi caufis
fere omnibus carent, quales funt viri perfecì:!, 6¿ ìnaltifs*
mo charítatís gradu cofriniti.N à quibus multa dcdit De9»
ab ijs plurima exigit:& quo maioramillas beneficia con
tulit 7 eòaegriusfert fé negligi ab illis, vixque exorati fc
iinit, vt illis ignofcat . Nam in hoc genus hominum
proprie t vt mini videtur, Paulus inuehitui, cum ad
" He-r -à
415 CANTAR DE LOS CANTARES
con gran severidad de palabras y de sentencias35: Es imposible que los que fue-
ron iluminados una vez, gustaron también el don celestial y fueron hechos partíci-
pes del Espíritu Santo, pistaron nada menos que la buena palabra de Dios y las
virtudes del siglo venidero y cayeron, sean renovados otra vez a penitencia. Lo
cual, aunque no sea "imposible", como los Dialécticos usan de esta palabra,
sin embargo es "arduo y difícil", como hablan las Sagradas Letras36. Los que
impulsados por ninguna fuerza mayor y obcecados por ningún deseo más ve-
hemente o inducidos al fraude, se meten por su cuenta en la hoya del pecado,
cuando de lo contrario estarían fortalecidos con grandes defensas de la gracia
contra todos los hostiles insultos e insidias, conciben un crimen casi inexpia-
ble. Apenas son dignos de que se les dé la gracia que piden, o al menos porque
siempre hubo en la clemencia de Dios un gran refugio preparado para los que
se alejan de la impiedad y quieren volver a la justicia, de cualquier condición
u orden que sean ellos; son ciertamente éstos, de quienes digo, apenas dignos
de que a los cuales esto mismo, que comiencen a desagradarles sus malos he-
chos y que quieran dejar la vida y arrepentirse de los hechos malos propios,
Dios meta en el ánimo y en la voluntad. Mas lo que la salud de éstos una vez
que es perdida por algún pecado, sea tan difícil de recuperar, no acontece tan-
to por el ingenio de Dios (Dios por naturaleza propia es manso y propicio, y
siempre dispuesto a ayudar), y así, no acontece tanto por el ingenio de Dios,
cuanto por la naturaleza y razón del mismo delito y delincuencia. Todas las
tales caídas son letales y mortíferas; por lo cual, los que pecan estas cosas, ale-
jaron de sí con una perversa obstinación de ánimo y voluntad todas las defen-
sas casi de la salud y de la buena salud, de las cuales estaban rodeados, y todos
los dones de Dios, que tenían en sí, los cuales para contener a los ánimos en el
deber suelen tener gran fuerza, y pecando como que la superaron y vencieron.
35 Hebr. 6, 4-Ó.
36 Fray Luis establece la diferencia entre las palabras usadas por los dialécticos, y las usadas por la Es-
critura, pero la modalidad de estos últimos no aparece en el diccionario.
Y así, con un hecho hicieron en adelante que pudiesen serles menos de ayuda y
que tuvieran menos fuerzas para sanarse; al menos sienten y experimentan des-
pués que se mueven menos eficazmente al bien, y que se retraen menos del pe-
cado. No porque con ella perdieran su fuerza, o que menos que antes, lo que
en ellos está, puedan erigir y convertir el ánimo del hombre a Dios, sino que su
misma mente oprimida por la grandeza del crimen, del cual casi ningún cosa
externa le dio motivo, incluso con su misma obstinación lo parió; se haya he-
cho insensible del crimen, digo, no nacido de otra parte sino de su mismo áni-
mo, y originado y acabado en los íntimos sentidos de él, y perdiera casi todo el
sentido de lo recto y de lo honesto. Así como los que por toda la vida siempre
gozaron de salud íntegra y fuerte, porque estuvieran dotados de un cuerpo
bien constituido y sano, en cuanto les sucede que sean cogidos por una enfer-
medad, enferman muy peligrosamente, de arte que apenas puedan ser sanados
por algún medicamento; por lo cual la que rompió y tiró tan firmes fuerzas, sin
duda fue una inmensa fuerza de mal; por lo cual la virtud de la naturaleza ce-
diendo ante la grandeza del mal y sucumbiendo, ni puede apoyarse contra al-
go, ni coger un arma para alejar la enfermedad de la industria de los médicos
que se le ofrecen, y así al final es oprimida y se extingue; así al menos se ha de
sentir, que la iniquidad que expulsó del ánimo la caridad adulta y perfecta y
dominadora de los deseos abatidos y casi destruidos anchamente en el ánimo,
y rodeada por un coro de las mayores virtudes, e hizo un camino para los peca-
dos, la tal iniquidad echó raíces así firmes en el ánimo y profundas, que apenas
pueda ser arrancada. Y esta fue la causa de que Salomón, precisamente en este
lugar, cuando trataba del amor y persona de los perfectos, hiciera esta adverten-
cia. Pues ellos deben procurar mucho no decaer de la caridad37, ni permitir ser
heridos por el pecado, pues cualquier herida que reciban, les será casi incurable.
estas sus hermanas menores débiles y pequeñas, esto es, los hombres imperfec-
tos y débiles, a quienes aman con el amor con que aman a Dios, quieran y de-
seen que sean gratos a Dios, y que obtengan el mismo grado de amor y gracia
ante él que ellos obtienen o incluso mayor, y empleen en ello no solo sus vo-
tos, sino la industria y el trabajo, no rehusando o apartando ningún trabajo,
con tal de proveer a la utilidad y salud de ellos. Lo primero, los incita a este es-
tudio y los estimula el amor de Dios que hay en ellos. Pues no pueden sopor-
tar pacientemente, que al que ven que se deben todos los amores de todos, él
no sea amado a porfía por todos. Después, llegan al mismo por misericordia
con aquellos que por su cuenta se apartan del amor divino y rompen la amis-
tad más útil y más santa de todas, la de Dios. La cual misericordia con los pró-
jimos proviene del amor con que aman a Dios, de donde nace toda benigni-
dad y amor al prójimo. Y así, se preocupan de su salud lo mismo que de la
salud de los otros, y a ellos esta sola preocupación preocupa. Y no son de aquel
número de hombres, a los que las cosas agradables hace olvidar de las suyas, si-
no la misma grandeza y felicidad de la gracia de ellos los induce a pensar y
obrar sobre la salud de los otros.
Así, pues, dice: Hermana es a nos pequeña, y pechos no tiene ella; ¿qué hare-
mos a nuestra hermana cuando se hablare de ella? A los cuales preguntando se
responde, o mejor ellos mismos se responden: Si hay pared, edificarle hemos un
palacio de plata; si puerta, fortalecerémosla para ella con tablas de cedro. Afirman-
do y diciendo por cierto que con su sabiduría y con la moderación, con que
administra apta y acomodadamente todas las cosas según sus naturalezas, es así
digno siempre y así ha sido tanto dispuesto con todos los hombres, cuanto con
cada uno de ellos, que mientras permitan que él sea implorado y los guíe, y
con tal de que quieran ser salvos, les será propicio y nunca les dejará, hasta que
4i8 IN C ATVT
aut imperfetos homines,quos illa , qua Dcum amant,
charitate amplcduntuc , velint atque cupiant charos
Deo effe , oc eundem obtinere apud iilum gratin &:
amoris gradum quem ipil obtineant , autetià am-
pliorem , adhibeantque ad ¿d non iblùm vota Tua ip-
fyfed induftnam afque operam , nullum recufantes,
auc deprecantes laborem , dummodo eotum falu-
ti èc vtiiitati proipiciatur . Nam primùm eos incitat
adhociludiunijatqueiìimulatamor Dei,quiinip(?seu\
Nec enim ferrcpatienterpofìunt, cui o mnesdeberi vid et
omaium amores, cum non ab omnibus certatim ama*
ri.Deindeacccndunturadidem mifericordia erga eos ip-
fos qui Tenia fponteab amore diuino remouent, & ian-
&i£>iaiamomnium,&vtiliilimarn Deianiicitiam difein
dant . Qu# ipià in próximos mifericordía à chantare,
qua Dcum amant^xiititjàquaomnis inproximum beni-
gnkas,atqj amorexoritur.ltaquealiorumiaJutem sequ'è
atque fuam curarlo íq; haec vria cura lòilicitat. Nec enlm
font deillorum homiuurn nurnero,quos fecüdae res obli*
mici íuorumfaciuiirjpfapouiis eorumgtatias magnitu-
do atque foeìicitasad cogitandum &c agendum de aliorü
iàiuteillosinducit, Dicuntigitur. SororKoflra^trmU eii^
&>bera nonh<tbt{:^wi¿fademusforoYÍnojir£ ìndie quando alio
quenda e&ìQmbm quserentibus reípondetur: vcl potiùs ip
iìflbirefpondent.tfi murus eéì^dtfcemusjuper eumpropugna
caía argentea: fiojììumeft t comfingtmtísiílud rahulis Cedrini**
Id nimirum afirmantes atquedicentes Deum, quod fa¿
piemia eius,&; moderatione ea,qua vnkierfas res, apre de
accommodat e ad earum naturas adminiftrat dignum eri
ita effe feniper,itaqjfuiffe,tüinvniuerfos, tu iniingulos
animata nomines, vtdumodoexorariipiìie&; duci per-
mtttant ? ac tantü fé effe faluosno nolin-t propitius ììlis fu-
tuzas fìr,nec vnqua dcfiturus,quoad cosano íaluos tantu,
fed
419 CANTAR DE LO S CA NTARES
los haga no solo salvos sino también florecientes y felices. Y así, exhíbanle un
campo y un suelo que no sea repugnante a Dios que desea construir sobre él
un edificio celeste, que al menos pondrá los fundamentos más firmes de la fe,
y que puestos ellos levantará las moles de los edificios, esto es, de las obras
buenas y de la caridad, más ilustres que los cuales nada puede ser hecho. Si hay
pared, dice edificarle hemos un palacio de plata; si puerta, fortalecerémosla con ta-
blas de cedro. Dos son como los principios y fundamentos y como los goznes,
en los que está el instituto y razón de la vida cristiana. El uno, es que demos
entrada a la gracia de Dios que quiere meterse en nuestros corazones; el otro,
que la retengamos firmemente una vez admitida e ingresada, aunque nos lla-
men a otro sitio las seducciones del siglo y de la carne; el uno está puesto en
comenzar rectamente, el otro en perseverar constante y firmemente; por que
demos entrada a la gracia, somos llamados figuradamente puerta; por que per-
severemos constantes en la gracia contra todos los insultos de los demonios,
somos llamados pared. Luego porque de la hermana menor, esto es, de los im-
perfectos y pecadores se buscaba qué se había de hacerles, con que pudieran
casarse con Dios, esto es, obtener un excelente grado de gracia ante Dios, se
responde muy conveniente y verazmente, que le den trabajo para que sean
puerta y pared; puerta por donde la gracia de Dios entre a ellos; pared con que
repeler al enemigo invasor. SÍ ello fueren y si se mostraren fuertes contra las in-
pugnaciones del pecado y fáciles a la gracia, esto es, sí instituyeran rectamente
su vida, y perseveraran en sus rectas instituciones, dados a diario por Dios ma-
yores regalos de gracia, y obsequiados por él con mayores adornos de virtudes
y bienes celestiales, se convertirán en hombres grandes e ilustres y muy queri-
dos para Dios. De donde se sigue; Yo soy muro, y mis pechos torres; entonces fui
en sus ojos como aquella que tiene paz.
cantar es trasladado para significar aquellas cosas, de las que cada uno está
obligado en estudio principal, y en las cuales trabaja mucho para percibir de
ellas algún fruto de placer y alegría, recuerdo que ya más arriba ha hablado. Y
unos son cogidos por unas cosas y otros por otras. Algunos, cuya multitud es
muy grande, ignorantes de su naturaleza y condición propia, como si consta-
ran solo de cuerpo, las cosas que son útiles y agradables al cuerpo, las tienen
como bienes, y se ocupan por tanto en el almacenamiento de riquezas y en el
disfrute de placeres o en el estudio de la ambición. Ciertos otros mejor erudi-
tos y enseñados por el mismo Dios, vista la inanidad de todas estas cosas, hon-
ran su parte principal, esto es, la mente y el ánimo, y se adornan con las virtu-
des de todo género, que es el mejor cuidado de los santos. Y para omitir hablar
de las demás cosas, con que se hace que la forma de vida de estos sea mucho
más ventajosa que las formas de todos los demás, pues son innumerables, tan
solo diré ahora lo que ciertamente nadie negará. Que este género de vida de
los buenos aventaja a las demás razones de vivir, porque es todo apto en sí y no
depende del arbitrio de la fortuna o de alguna otra cosa, cuando por el contra-
rio en las demás formas de vida, cualesquiera que por error ciegos buscan los
hombres, así dominen las caídas y la fortuna, que aunque los buenos tuvieran
alguna parte, de lo cual ciertamente se alejan mucho (nada puede hacerse ni
más leve ni más inane que aquellos, ¿más inane, dije? Más aún más lleno de
muy verdaderos males. La vida agradable y copiosa que parecen prometer no
la prestan, de arte que nunca en otro sitio ni experimentemos mayor abun-
dancia de males, ni mordidas más duras de los dolores). Pero para que aquellas
formas tuvieran en sí algo de bueno, cuando algunos ánimos están dotados de
tal estupor, que perdido el sentido de los verdaderos males no sean afectados
por ningún dolor de los males, en los que abunda la vida de los ambiciosos y de
los libertinos; pero que sean aquellas cosas bienes, aquello ciertamente incluso
4td IN QA P VT
Hu ems nulle árpenteos.VineAmeácoram rneeJl\milletuìp4Òpce
&ducenti ijs quicuftodiunt fru£ium ems. Vinex nomen hoc
in Carmine transferri adtìgnificanaascas res,quarum pra;
cìpuo ftudio quifquc tenetur3&inquibns maxime elabo
rat,quo percipiatexeisfru&um aliquem voiuptatis atqj
ia!titiai,hmfupc£Ìùsmeminimedixiire.Porrò ali) àlijs re-
bus capiuntur.Nam quidam,quorü eft maxima multim-
dojfuas ipforum naturar Oc códitionis ignari,quaG ex cor-
po re conftarent folo, quae corpori vtilia & iucunda funt,
eahabentinbonis:occupanturqueproindèvelin coacer
uàdisopibus,veiin voluptatibuscóparandis,velinambi
tionis ftudioXJmdamalijmenùs eruditi àDeoipfo atq;
edoctiinanitateiitarum omnium rerum peripe&a parte
fui principem,id eft,mentematque anirmi cohmt: virtuti
bufq; omnis generis qui eft antmorum culms optimus,
ipfum exornat.Atqj vt omktamus dicere csetera quib9ef
ficitur,vthoru inftítutüvita?, aliorüommüiníUtutisfic
multo praeftantiuSjfuntemmìnnumerabilia, iliudvnum
quod quidem nemo neget,nuc dica. Hoc genus vita; bo»
noru co pra$arc casteris viuedi rationibus, quod ex fe fé
aptutotumeft^neq,. exfortunje,aut cuiufquam alteriuspe
det arbitrioicum contra in reüquis vitas inftitutis, qua? cu-
que errore caeci appetunt nomines, itadominenmrca-
fus,atque fortuna,vt quáuis boni vliam partem haberent,
à quo quidem pLurìmum abfunt^nihil enim efnapoteft
vclleuiusilHs,vclmagisinane3inane magisdixi?imò ma-
gis pienu verifsimis malis.Nà quam polliceri vidétur co
piofam & iucundam viram adeò nonpra;ftant, vtnuP
quam alibi neque malorum copiam maiorem , neque
dolorum acriores morfus experiamur. ) Sed vt illa in-
ftituta in fé haberent aliquid boni , quando quidam
eo funt ftupore animi praediti, vt verorum amiifo fen-
fu malorum nullo afikiantur dolore cxmalis,quibus am-
bi tio-
421 CANTAR DÉLOS CANTARES
los mismos que las aman admiten que son bienes fugaces y resbaladizos y tan
de tal modo que nadie de ellos, que los hubiera conseguido una vez, los tenga
en su poder y mano cuantas veces quiera y cuanto quiera tenerlos; de donde se
hace, que los que vean que se les puede arrebatar a cada hora, se tuerzan por el
miedo eterno de perderlos, y sean muy miserables en la suma copia de ellos. Y
si ello menos lo sienten, y se quieren enumerar entre los felices porque se vean
florecer en bienes externos, o se piensan que son los únicos felices y dichosos,
en verdad los santos con mucha más verdad se congratulan a sí mismos del bien
que alcanzaron, y amarán y estimarán más la forma y condición de su vida.
Y así, concluirán que si aquellos, cuyo bien está todo sometido a la temeri-
dad de la fortuna fuera de ellos mismos, parecen percibir de ello grandes fru-
tos de alegría, y se quieren tener por felices; los que, lo que nosotros hace-
mos43, dependen todos de sí, por seguir y poseer aquellos bienes, de los que
nadie nunca les arrancará sin su consentimiento, ni impidan que tomen de
ellos cuanto quieren, esos tendrán motivos de alegrarse y de gozar siempre
mucho más verdaderos que los anteriores, y verdaderamente son felices y ri-
cos. Pues la viña, dicen (así interpreto esta alegoría, y juzgo que ello es dicho
por Salomón sobre todo en este lugar, después de exponer la perfección y tér-
mino de la vida santa, para mostrar más su superioridad por comparación a
otros géneros). Luego dicen: Tuvo una viña Salomón en Baal-Hamón. Lo dicho
de uno debe entenderse que pertenece a todos los que siguen estos bienes exter-
nos, que por eso se dicen populares, porque son grandes bienes en la opinión
del vulgo y del pueblo, o porque están expuestos al pueblo, esto es, al botín y
saqueo de muchos. Así, pues, ellos tienen esta su viña en un viñedo común al
pueblo, esto es, en poder de otros mejor que en el suyo propio; para declarar
más la causa de lo cual, luego añade: entrególe a las guardas. No pueden aque-
llos bienes ser cultivados sin auxilio de muchos, esto es, conseguidos y reteni-
dos.
De donde está lo que sigue: cada cual trae por elfruto mil monedas de plata.
Esto es, trae poco por la esperanza y el provecho deseado. ¿Quién hará que lo
que puede a diario escaparse de las manos, y lo que es fugaz y engañoso, traiga
sólido descanso? Pero estas cosas los ambiciosos libertinos, y ¿qué los santos y
justos? ¿Qué? Mt viña, dice, está delante de mí. Tiene consigo y dentro de sí sus
bienes, libres de todo ataque y injuria de la fortuna, y por ello bienes muy ven-
tajosos. Mas gozan los demás de sus bienes y los tienen por fructuosos; pero
esto declara más cuánto y cuan grande sea el bien de los justos y perfectos. Y
por eso por la persona de ellos se añade: mil para ti, Salomón, y doscientas para
los que guardan su fruto. Dicen, si, porque todo es de derecho ajeno y del que
vosotros, oh avaros y libertinos, de ningún modo sois dueños, pasáis la vida
alegre y felizmente; lo cual no tanto decimos por la misma verdad, que voso-
tros sentís algo de bueno y agradable, cuanto lo afirmamos por vuestro error y
falsa opinión; pero si así os parece, que estos vuestros bienes son alegres y agra-
dables y hacen la vida feliz, ¿qué diremos nosotros tener, cuando todo el bien
nuestro esté puesto fuera del riesgo de la fortuna? ¿Qué nosotros, hacia quie-
nes ninguna casualidad se dirige, ninguna fuerza externa nos puede empujar?
¿Quienes a nuestro arbitrio conseguimos cuantas riquezas queremos para no-
sotros? ¿Para quienes está prefijado el modo de felicidad según nuestra volun-
tad? ¿Para quienes, en fin, nuestra viña y este campo, del cual sacamos el fruto
del descanso y de la vida feliz, está ante nuestros ojos, es cuidado por nosotros,
fructifica solo para nosotros, ninguna preocupación y miedo de perderlo nos
separa de él? Habiendo dicho estas cosas y como hubiese llegado Salomón al
final del varón justo que comenzó a exponer, ya sigue en lo único que resta-
ba todavía, que el hombre llevado hasta esa cumbre de caridad, deseando estar
411. I N £ 4P V ?
di caufa ftatim additar.2?-adiériilam cufiodibus^ Ncc cnini
fine umico rum auxilio excoli,ideft> comparan ac rctineri
illa bona pofiunr.Ex quo exiftit quod fequitur. Vir ¿ffert
pro fhìch site mdle argenteorAà etì: affert pamaa pro ípe $¿
optato prouentu-Nam qui fiat, vt quodèmanibasquo-
tidie elabi poteft,quodquefaüaxatque fugax ilt, folidam
quietemafferatí Sed h&cambitioíi&afoti;: quid vero
ianvti,atque iufti ? Quid ì Vineay inquit, mea corani me efl,
Kabent enim fccum , 6¿ intra ¿e-bona fuá 3 ab ornni
incutili .&, ìniuriè fortuna: Ubera, oc ob id fru&uoiìisirna
bona. Atgaudent casieri Íiiisbonls,&:profru6tuoíisea
habent: Athocmagis dcclarat^quantum,&cquam ina-
gnum Ut iuiìorum & perfectorum nominimi bonum:
ideòque gex illorum perfonaadditur. A*iitl€<tuifacìjìce&
ducenti ij$quwufÌQdiHntfruólum ¿¿/¿í.Naminqukint fi, ex co
quodaiiemiuris tQtumell,&cuius vos,ò auari,S¿afoti,
nullo modoeilis domini,iucundèvitam,atquebearè4:ra
fìgitis:quod non tam ex ventate ipfáudicimus, vos iucun
di aliquid atque boni Cernite quam ex .errore veftro&
faifa .opinione afñxEiamus : fed fi ita videtur vobis, Ise-
tabiria ¿ila veffcrabona efle, & iucunda ,&;beatac vkacef-
ticientia:quid nos dicemus quorum omne bonum po£-
tum extra fortuna: aleam, fitumeftinnobisipfis ? Quid
nos,ad qtios nuilus cafusafpkat : nulla externa vis poteft
fé appellexe* Qui atbkratu noftro, diukias nobis quantas
volumus , comparamos? Quibus pro volúntate no (tra
foelicitatismodus,priefìgkur? Quibus deniqu e vineano-
fira/undufque isjex quo quietis 6c beatae vita; ùuQtix de-
metimuSjCoram ocuMs eftjà nobis colkur?nobis folisfru
cìifkat, n&ilcxeoamkkendimetus, atque cura decer-
|)itf Quaecum eiTentdi&a>peruentumqueà Solo-mone
eíTetadeamquamexponereinílituk iufti vkiabfolutio-
nenj t ¿ani exequitur, quod vnum reifcabat adirne, vt
ad
423 CA NTARDELOS CA N TARES
TERCERA EXPLANACIÓN
¿Quién te dará, como hermano mío, que mamases los pechos de mi madre? Ha-
llartehía fuera, y besartehía, y también no me despreciarían. Meteríate en casa de
mi madre; enseñaríasme; haríate beber del vino adobado y del mosto de las grana-
das nuestras. La suma unión de amor y no oculta sino abierta y atestiguada ante
todos, y46 lo que es más, aprobada por todos se significa con estas figuras de
palabras y de cosas, como arriba dijimos. Aquí la esposa desea tal unión y uso
de familiaridad conocido a todos y no reprendido por nadie, y en ello significa
el voto de la Iglesia evangélica, que deseó vejada mucho y largamente por los
que la perseguían, librada de las persecuciones de aquéllos, que le fuera lícito
profesar abiertamente a Cristo, y llevarle como en los brazos con aprobación
de todos. Como dijimos en el final del capítulo inmediatamente anterior, la
Iglesia evangélica oprimida por los tiranos se refugiaba en lugares desiertos y
llamaba allí a su esposo; con lo cual se significó lo que le sucedió en los prime-
ros tiempos, cuando muchos fieles por medio de la persecución, abandonadas
las ciudades, evitaban la presencia y la vista de los hombres. Y así como con
aquellas palabras se significaba esta fuga de los fieles, así con esta oración se
significan las cosas que acaecieron en la Iglesia después de aquellos tiempos; a
aquellas tempestades de persecución siguió la tranquilidad, y los príncipes ro-
manos favorecieron después a la Iglesia de la que habían sido enemigos, de
donde se siguió lo que aquí pide la esposa se le conceda, que a la luz pública
con la aprobación de todos confiese en adelante la Iglesia la fe en Cristo. Esta
significación de su deseo es la declaración de lo que en realidad acaeció, y
mientras se finge desear lo que desea, predice que lo conseguirá.
con el consentimiento de todos, para profesarle con voz clara. Se dice, pues,
haberlo conseguido, y para que ello conste más, añade: Yo os conjuro, hijas de
Jerusalén, ¿por qué despetaréis, por qué desasosegaréis a la Amada hasta que quie-
ra?Vela Cristo por la tranquilidad y quietud de su Iglesia, y mientras el esposo
conjura y suplica a los acompañantes de la esposa que no interrumpan su sue-
ño, ello significa ciertamente que Cristo movido a misericordia por las preces
de la Iglesia, manda a todos que no le molesten más, esto es, pongan fin a sus
persecuciones y males. Y quitados estos, la Iglesia luego subió a la más excelsa
sede de dignidad y honor, y apareció a todos admirable.
Por lo cual con razón se añada: Quién es esta que sube del desierto, abundan-
do en placeres, recostada en su Amado? Todas las gentes y sobre todo los judíos
admiran con esta oración la grandeza y gloria, a la que ha llegado la Iglesia,
después de ser liberada por sus enemigos. La que hasta ese tiempo era vejada
gravemente por muchos, y ante muchos tenía mala fama, porque pareciera
cultivar religiones supersticiosas y impías, ésa, después que por los edictos de
los emperadores los ídolos fueron quitados, cuál fuera se notó públicamente, y
entonces su ilustrísima imagen de santidad comenzó a aparecer ante todos y
brilló anchamente el esplendor del orden eclesiástico; entonces las letras sagra-
das, entonces los estudios de la divina escritura, entonces los santos doctores
de gran ingenio y sabiduría mostraron por todas partes su luz. Y así, la Iglesia
entonces atrajo los ojos de todos a su admiración, de cuya admiración son tes-
tigos estas voces: ¿Quién es esta que sube del desierto, abundando en placeres, re-
costada en su Amado? Se dice subir del desierto, porque había salido sobre todo
de entre las gentes; a la gente muchas veces significa Isaías con el vocablo de
"desierto", como en aquello47: Tornaré el desierto en estanque, y la tierra seca en
Al Is. 41,18-20.
los judíos a la esposa que subía del desierto, y abundaba en delicias, esto es, se-
gún dijimos, admirando la Iglesia evangélica constituida sobre todo de gentes,
después de que la paz le fuera restituida, la multitud de hombres, el esplendor
de virtudes, la afluencia de dones celestiales; esto sin duda movió la máxima
admiración entre todos, pero sobre todo a los judíos, porque acaeció sin nin-
guna opción y esperanza de ellos, que las gentes fueran llamadas a la comunión
de gracia celeste, y que llamadas concurrieran de todo pueblo con tan gran
consenso de ánimos, o hicieran tantos progresos en la verdadera piedad y en
toda excelencia, que alfinsus reuniones tuvieran la supremacía. Y así, al inicio
de la Iglesia leemos en los Hechos que algunos decían con admiración: ¿Luego
también a las gentes dio Dios penitencia para la vida? Y Pablo escribiendo a los
Efesios49 dice que es un misterio escondido que las gentes sean coherederos y miem-
bros de un mismo cuerpo y copartícipes de la promesa de Dios en Cristo Jesús. Pues-
to que la naturaleza así lo tiene, que luego queramos conocer las causas de
aquellas cosas que admiramos, pues de su desconocimiento viene la admira-
ción; cada uno desea saber lo que ignora; por eso Salomón consecuentemente
añade la causa de cosa tan admirable, y para poner a la Iglesia la trae tratando y
hablando con Cristo aquellas cosas que contienen la causa de tal cosa, esto es,
con las que satisfaga a la duda de las dueñas, que aparecieron admirándola.
Cuando dice que bajo el manzano, bajo el que había sido violada la madre
del esposo, había sido comenzada a ser amada por él, figuradamente significa
que del árbol de la cruz de Cristo, bajo el cual su madre, la república de los ju-
díos, se violó y contaminó muy vergonzosamente, porque impía e ingratamen-
te lo llevó hasta ella, se había tomado la causa, para que él trasladara su amor so-
bre todo a las gentes, y que no era de admirar que ellos fueran protegidos por el
48 He. 11,18.
49 Ef. 3, 6.
50 Mat. 21,41.
51 He. 15.
52 Rom. 11, 11 y 25.
4«.8 / :N e J P v T
redundare dclicijs, qui ipfum,vt primùm de eo audierür,
atnore comp lex i fu nt,cum à fuis ij s, quibus fuerat p ro mif~
ius,&: a quibus ducebat genus^nonexclufus moáo/ed &
aífedus fueritprabrofa&crudeifcmorte. Naragentium
Eumeni ex impiotate Iudaeornnfccrga Chriftum S¿ ingrati
tudìn.e eñe oríam/acr» teftantur literas, vti canítat ex illa
vinca: èc vinitorum, quibus locata fuera t Chrifti parabo-
la* Nam eam rnox vt audierunt Pharifaei, cumrogarentuc
a Chnfto,quid ipiis de vinitorum improbitatevideretur,
&quoihcuercnt eos dignos efíe fupphciofeipfiimpru-
Mttt. il. ¿entes damnaruntJatquedketunt^N4alosmalèperdct>&:
» vulcani fuatr»lacabitaiijsagricoìis.Quorum fentenriam
J? Chriftusprobans fubiecìt:ldeò dico vobis quia auferetur
Ì> à vobis regnimi Dei oc dabiturgenti facientifru&us eius,
» eoque fpcdatiìludetiam,quodinorchabebantApodo-
»> li T quotieseoriimdeChriftoorationcmad aaresfuasnó
"Jí£hor'tí» admiítebát Iudan.yobisprimùm oportuitpriedicarireg-
IJ. » nuni Dei, ted quia indignos vos erTeciílis, ecce conuerti-
„ muradgentes.Der.tque^vt PaulusadRom.fcribensafnc
Jlúm.ii,,, ; mattilorumJideft?iud3EOrum delido falus eft gcntibus,
„ Et infrà,Noio vos ignorare fratres my fteriumhoc,vt non
„ fìtis vobis ipüsfapientes,quiacaicitasex parte comigit in
,3 Ifraél,donecp3enitudogentium intraret. Caecitas autem
„ ifraelis in co maxime evritit, quòdquem omnibus opta-
„ bant vo-tis, inquem fpenTÍalutis collocauerunt fua;,eum
prxfentem non agnouerunt, fed pro-ho ite habituniin
cruccm egerút Igitur exea arbore,in qua fernet corrupit
genitrix Chriflì ludíeorum Reípubiica,nacum eft,vt pieni
tudo gcndutn intra retln Eccieiìam^id eft, vt gentes Chri-
ilo irmixa?, &ab ipfo maximis-beiiefieiis arreda?delieijs
omnibus circufluerent,idquefignificat fponiacumdicit,
Sub arbore malo excitad te^id ed y ex arbore crucis caufany
fumpfiilivt me tantum amares, quantum ifti admirantur^
429 CANTAR DE LOS CANTARES
corrompida tu madre, esto es, porque allí, a saber, en aquel árbol, esto es, en
aquel hecho impío y cruel la república de los judíos que te engendró fue co-
rrompida y violada. Por eso se hizo indigna de tu benevolencia y gracia, de
donde justamente la abandonaste, me abriste una entrada para entrar a tu
amor. Y para decirlo en una palabra, porque el pueblo de los judíos fue co-
rrompido en aquel árbol, por eso te desperté para amarme, y de la misma
fuente manó mi dignidad y se derivó la ruina y calamidad de aquel pueblo.
Se sigue: ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, porque
el amor es fuerte como la muerte, duros como el infierno los celos, las sus brasas son
brasas del fuego de Dios. Muchas aguas no pueden matar el amor, ni los ríos lo
pueden anegar. Si diere el hombre todos los haberes de su casa por el amor, despre-
ciando los despreciará. Esto algunos atribuyen a la esposa, para quienes trata
con el esposo que persevere en su amor. Pero más rectamente juzgan los que
piensan que es dicho por el esposo. C o n estas palabras Cristo anima a la Igle-
sia evangélica, liberada ya del ataque de sus enemigos y constituida en la suma
claridad y gloria ante los ojos de todos, para que nunca remita su estudio de
honrarlo y amarlo, y para que se conduzca así en el amor, que evite todas las
ofensas por mínimas que sean; que él, en pecando algo en ello, lo llevaría con
más severidad por cuanto la adornó con más riqueza. Pero le anima a esta dili-
gencia de amor muy convenientemente en este lugar. Porque antes se habló de
aquella edad de la Iglesia, cuando casi todas las gentes la vejaban, y hablando se
había llegado al tiempo, cuando cambiadas las sentencias y convertidos los áni-
mos a la paz, no sólo quitaron los odios inveterados contra ella, sino también la
obsequiaron con eximio culto y benevolencia; por eso la misma consecuencia
de las cosas pedía, que se hablara algo de lo que se siguió después de aquellos
tiempos, esto es, que se dijera algo del reino de la Iglesia liberada de las perse-
cuciones, y del principado civil que, comenzando en Constantino, emperador
de los romanos, llegó hasta nuestra edad no disminuido, para seguir adelante
cuanto Cristo concediera. Nada pudo decirse que fuese más apto para esta
edad tranquila de la Iglesia y floreciente en el poder civil, que avisarla, para
que, engreída por el feliz resultado de sus cosas y olvidada de sí, no remitiera
los prístinos estudios de su piedad para con Cristo, y, mostrándose soberbia,
permitiera ser vencida por el lujo, por la avaricia, por la dejadez, por vicios se-
mejantes. Lo cual así está hecho por la naturaleza de los hombres, que las cosas
adversas los mantengan en oficio, las favorables y hechas a voluntad los hagan
inanes y los disuelvan en el lujo.
Así, pues, con esto Cristo la amonesta una y otra vez con gravísimas pala-
bras, diciendo así: Ponme como sello sobre tu corazón. Como si siga: "porque
has sido liberada de la esclavitud y de la opresión de los tiranos al reino y a la
mayor claridad de nombre; porque por mi preocupación se hizo, que nadie
quede que se atreva a serte molesto, no por eso debes pensar que te es lícito
tratarme más olvidadizamente. Mientras más vacía estás de otras preocupacio-
nes por mi beneficio, tanto más diligente y estudiosamente te entregarás a mi
amor y culto. Lo primero, porque lo debes ya que has sido dotada por mí con
mayores beneficios; después, porque tienes necesidad, pues te encuentras en
mayor peligro que antes, si no te previenes. No debes pensar que no hay nadie
que aceche a tu virtud, si los enemigos externos han sido quitados. Esta tran-
quilidad de que disfrutas, esta gloria de nombre en que abundas, este reino que
obtienes fácilmente, si no te previenes, te arrojarán del estado de piedad per-
fecta". Por lo cual aviso, proclamo, denuncio antes: Ponme como sello sobre tu
corazón, como sello sobre tu brazo. Digo, "llévame fijo en el pecho, nunca apar-
tes los ojos, piensa solo en lo que pertenece a mi honra y mayor merecimiento.
4jí> I N C J<P V T
bat,vtdeeo,quodpoñ ifla temporafequutum eft,dicc-
retur aliquid,id cft,vt diceretur aliquid deEcctefiaj à per-
fequutionibus liberata regno,&;priacípatu ciuili,qui prin
cipa-rus in Conftantino Romanorum Imperatore inci-
piens vfque ad noftram #taténon parùmimminutus per*
uenit vltcrius procefFurus, quantum Chnítus canceífe-
rir.Nihilautem dicere potuir, magis quod aptQ eíTet hute
EcclefiíB astati tranquilla^ in ciuiii poteítace floretis,qua
vtadmoneret iila,ne rerum fuarum fcelid elara íuccelíb¿
fuiqueoblitapriíiinafu^ergaChriílumpictatisñudiare'*
mkteret¿acfe fuperbè efferens vinci permkteretà ÌUXIÌJ
ab auariria,à deiìdia?àfimilibus vitijs. Quòd ita natura
hominum comparatimi fitjVt eosresaduerfa: in officio
contineant, fecunda? &; ad voluntaren! ñuentes inani-
tereríerant,ac luxudiffoluant.Hoc igituripfamChriftus
grauifsimis verbis iterùm atque iterùm monetile dicens^
Tonemeyr'fignaculum/uprÀcor faww, Quail dicat. Quòd à
feruitute, ¿¿ opprefsione tyrannorum in regnum vindi-
cata fis,&: in maximam nominis claritatcm : quòd mea
curafaótum fit,vt,quitibimolefhis eiTeaudeat, nemo
iìtreliquus:nonideòputaredebes,remiiHùs agerc licitü
effe tibí. Qnò magis ab alijs curis vacua cs meo benefit
ciò , eò diligentiùs atque ftudioilùs meo amori atque
cuhui vacabis. Primùrn quia debes , q u ò d maioribusà
me fis affe&a beneficijSjdeindè quianeceífehabes: ve#-
faris enim nifi prouideris in maiori, quàm antea peri*,
culo. Non cium fi hoiles externi fubiati funt, exiftima-
re debes, qui tuse virruti infidietur,efreneminem,H2ec
tranquiiiitas, qua fruerìs > ha?c nominis gloria qua cir-
cumfluis, hoc regnum quodobtines facile te, nificaue-
ris , deftatu perfeclse pietatis deijcienr. Quare moneo,
edico, ante denuncio, Pone me^t fignacuimn fuprà cor
'twm9ytfìgn4culitmfu$tr brachìami ##2»,Mea inquam^in
pe&ore
431 CANTAR DE LOS CANTARES
Esto es lo que se añade: Muchas aguas no pudieron matar el amor; ni los ríos
lo pueden anegar. El nombre de aguas en estas letras se traslada para significar
las mayores calamidades. Y lo que se añade: Si diere el hombre todos los haberes
de su casa por amor, despreciando los despreciará, para que el sentido sea, mu-
chas aguas, esto es, cosas adversas soportaste, no pudieron extinguir tu caridad
para conmigo o destruir la piedad. Luego si el hombre diere todos los haberes de
su casa, esto es, si le fueran dadas ayudas y copias, cuantas mayores pueden dar-
se, despreciando las despreciará, esto es, debes despreciarlas y no darles impor-
tancia, que pienses que por ellas algo deba disminuir de mi antiguo amor; no
pudieron los males extinguirlo, ¿por qué lo extinguirán o disminuirán las cosas
venidas a deseo? Avisa, pues, con esta oración Cristo que la Iglesia, floreciente
por la dominación externa, no permita caer de la felicidad, y así amonesta que
calladamente indique que algo de siniestro sospecha y predica de ella. Los que
avisan tales cosas, son inducidos a avisar porque están en las sospechas de ellas
y los angustia con temor; el que previene, teme, pero el temor nace del pen-
samiento de un mal venidero; y así, hay bajo este aviso una predicción de
languidez y decaimiento de todo género de virtudes en la Iglesia, después que
Y lo que se sigue: Hermana es a nos pequeña, y pechos no tiene ella; ¿qué ha-
remos a nuestra hermana cuando se hablare de ella? En lo que la esposa trata de
la colocación de su hermana ya nubil, pero poco elegante, o consigo misma o
al menos con su esposo, en ello se dicen las cosas que pertenecen a las que
ahora son hechas en la Iglesia. Bajo la persona de esta hermana pequeña y po-
co destacada en la forma, de cuya colocación la esposa se dice que está preocu-
pada se significa la conversión poco ha hecha a la fe de Cristo del orbe encon-
trado por las navegaciones de los españoles, y de sus islas. Pues algunos
doctores hebreos lo vieron del mismo modo que lo transmitieron, que cierta-
mente es significado aquesto con estas figuras. Escriben que estas cosas son di-
chas de las gentes que se han de traer alfinde más allá de los ríos de Etiopía al
Señor, cuya mención grande hacen los profetas Isaías y Sofonías57. La cual gente es
Porque, dice, pequeña es, y pechos no tiene, esto es, porque es débil y carece
de los pechos de la recta institución y doctrina. La debilidad de ingenio y la
maldad de costumbres y los defectos de la recta institución parecen obstar mu-
cho a la recepción del Evangelio; pues ello, como lo sembrado en buena tierra
da fruto muy rico, así lo confiado a una tierra inepta y llena de sentidos apro-
vecha mal. Y sanamente esta gente tenía todos estos males, y así daba menos
ricos frutos que antes dieron las gentes, a quienes al principio de la Iglesia se
anunció el Evangelio. Nuestra hermana, dice; llama a aquella gente su herma-
na, porque la había de llamar a la sociedad del mismo cuerpo y a la comunión
del género celestial. Pequeña es, a saber, en la agudeza de la mente para prever
qué pide el derecho, y en las fuerzas del ánimo para obedecer lo que manda la
recta razón, cuales consta que somos todos los habitantes de esta nueva ciu-
dad. Y no tiene pechos, esto es, carece de doctrina con que pueda alimentarse. A
causa de su debilidad de mente no conocían, imbuidos de instituciones y leyes
dieras, el mismo derecho de la naturaleza en muchas cosas. ¿Qué haremos a
nuestra hermana cuando se hablare de ella?TL$to es, ¿qué haremos cuando haya
de ser llamada a las nupcias celestiales del cordero? ¿Cómo la persuadiremos?
¿De qué manera llevaremos su ánimo rudo e inepto en tantas maneras para
contemplar la luz de la verdad, a que quiera asentir al Evangelio? Esta cuestión
y pregunta indica la dificultad que hay en la cosa de que se trata. Tuvo la con-
versión de los indios a Cristo gran dificultad por varias causas: lo primero, por-
que se ignoraba incluso si existían; después, porque no podían los doctores del
Evangelio llegarse hasta ellos sin gran dificultad, y peligro; por último, porque
ellos son de ingenio pequeño y de ánimo leve y muy malamente formado. Así,
pues, para indicar estas dificultades la Iglesia evangélica pregunta qué consejo
tomar, cuándo llamará a esta gente al comienzo de las nupcias con Cristo. A la
cual cuestión la misma esposa se responde o, como quieren algunos, el esposo
responde, diciendo así: Si hay pared, edificarle hemos un palacio de plata; si
puertas, fortalecerémosla con tablas de cedro. Las defensas de plata añadidas al
muro lo adornan, y de manera semejante las hojas de las puertas revestidas de
tablas de cedro son más hermosas, y en ambas cosas usados y añadidos ador-
nos exteriores con arte, no solo aumentan el decoro innato, sino también lo
que por naturaleza faltaba o era malo, velan y lo ocultan. Así, pues, dice Cris-
to que, cuando llegare el tiempo de la conversión de las gentes, de quienes se
trata, lo que en ellas falta o es malo se ha de corregir con el arte, o al menos di-
ce que todas las dificultades surgidas, en parte por la condición y costumbres
de las mismas gentes, en parte por la lejanía de las regiones que habitan, han
de ser vencidas por él con particular razón y providencia, y declara cómo se
hará ello con dos diversas matáforas, que si ordenadamente explicamos, nos
declararán los ingenios de las gentes y toda la razón de su conversión a Cristo.
58 Visión completa del problema: las dificultades evangelizadoras contra la opinión de Las Casas, y la
improcedencia conquistadora apoyando la opinión de Las Casas.
destacaba en bienes interiores de ánimo, los cuales me hacían rica; ni solo apta
a mí misma, sino también muy útil a otros muchos. Y con estas se significó la
presente edad de la Iglesia. Las que después siguen pertenecen ya para signifi-
car su último tiempo, que está inminente al parecer. Lo que consta bastante de
las predicciones de los profetas y los escritos de Pablo y la tradición eclesiásti-
ca, que anunciado el Evangelio a todo el orbe, y metidas todas las gentes en la
Iglesia, en el último tiempo del mundo y de la iglesia los judíos se han de con-
vertir a la fe de Cristo, y convertidos ellos el mundo se acabará. Así Lucas es-
cribes?: Y seré despreciado por las gentes, hasta que se cumplan los tiempos de las
naciones.
Así, pues, sobre ello son las que siguen: Tuvo una viña Salomón en Baal-
Hamón; entregó la viña a las guardas, y que cada cual traía por el fruto mil mo-
nedas de plata. La viña mía, que es mía, delante de mí; mil para ti, Salomón, y
doscientos para los que guardan su fruto. Con la alegoría de la viña según la cos-
tumbre de las Escrituras60 describe la república de los judíos; y compara su an-
terior estado, que se refiere a la perfección de todas las virtudes y de la religión,
con su futura condición en las mismas cosas; dice que, convertidos los judíos a
Cristo al final del mundo, la Iglesia y convento de ellos dará frutos más ricos
de virtudes que antes daba, pero lo dice abierta y precisamente. Para significar
estos dos estados de la república de los judíos, hace mención de dos viñas, de
una plantada por Salomón y entregada a los viñadores, de otra plantada y cul-
tivada por sí, y antepone esta última a la primera, declarando en ello que los
judíos, además de que antes estuvieron bajo la tutela de Dios, de nuevo esta-
rán bajo ella. Y que no solo estarán, sino lo harán en mejor condición. A quie-
nes Dios en el tiempo antiguo, antes de que naciera Cristo, honraba por sus
ministros, a esos nacido Cristo cuando los introduzca en la Iglesia por el mis-
mo Cristo, los honrará cuidadosamente, y como se dijo antes, los dotará de
grandes bienes de ánimo61.
59 Lue. 21,24.
60 Is. 5.
61 No podemos menos de notar la insistencia de fray Luis sobre el punto de los judíos; recordemos
que en este comentario latino dirigido a doctos nada más, el autor se podía permitir cíenos lujos.
43* / N QATVr
tantum addita &adiü¿ta erant, noncnyos externo tanta
ornabar cultu >fed multò magis interiodbui .animi pras-
ftabamboni«,quiemebona Mberem reddebant : nec fi»*
lùm mibüpíi aptam,fed Ocraultisalijs vaíde vrilem. A t ^
his^rcefenì» EccLdw astas lignificata eft, Qux aurem mox
fequuntur ad vlttmum eiufdem tcmpus,qüod¿vt.apparef,
iam imminctfìgnificandum peninent. Nam quodjè vat-ñ
pra;di¿tioíiib.usJ&: Pauli feciptis, S¿ EccJefiaítica tradirio-
nc -fatis conftat euangelio toro orbiannuhciato^omnibuf
que gentib us in Eccieiìam intromiÍMS pò iberno Eccleíl^
ac mundi tempore ladaei ad fide ChoÜi conuertédifunt,
inique conueriìs müdus finiendusita emmXAicasícribít.
X«G 2. w £L conculcabituràgentibuSjdonecimpieantur téporana
*> íionum.De eoigíturruntjqasefequuntur.vmc^if/rfa^cjí
in ea^u^liabiet [topttlosytr4.didií edcuáioébus'.y/yaffert pro fruMu
éixs mille árcenteos Vinto, men coram me e]}}m'tìle tilnj}acific<>&
ducerai his,c¡McuftQÍiumfritftum£M$i$2im vinee^ allegoria t e
Bfti.fr -publicara Iudarorü cóíueto feripturaminore.defcnbit:&:
cius ñatü praitecitü, quod ad religionis ac virtutü omnia
perfeccioné attinetjCoíifert cu eiufdé eifde in rebus co di-
t o n e fu tura, dici t enijaa couerfisífubinudiánjéadChriftü
ludxis eorfi Eccleiìaatq;cÓu€tu yberiores^qua antea ede
bat,editurú virtutü fru&us/ed dicitinualutè& prarciffè.
Na vt aos Iudseoru Reipublkas duos ftatus fignificet dna
rú vkiearü mentioné facit,alterius à Soiomonc cófitae &:
"vinitoribus tradita^alterius à fe c o n t a i cuitae,hanc4$ pò
ftetiorépriori anteponkjin co declaras Iudseos pt£ter id,
quod oìim fub tutela Dei fuerunt, it£rü Cub eade futuros,
Necfuturosfolùm,fedmdioriconditionefuturòst(^K)S
enim Deus antiquo temporej antequam nafeeretur Chri
àm, per miniftros colebat fuos, eos Chrifto nato quan-
do ia Ecclefìa introducet per ipfu Chriftü acculate coler,
&,qnomodo fupradicliimeft,n3agnis animibofusditabit.
437 CANTAR DE LOS CANTARES
Dice luego: Tuvo una viña Salomón, como si diga, el pacífico, esto es, Salo-
món tuvo una viña, la república de los judíos, que presidió antes Salomón, el
cual representó la figura y la persona de Cristo, esto es, la república que toda-
vía no nacido Cristo sino oculto bajo los tipos y figuras sirvió, y la que no
fructificó sólidamente para sí, sino para sí en parte, en parte para otros. Por-
que la ley vieja de aquellos, que se honraban a sí mismos, no liberaba profun-
damente los ánimos del deseo de las cosas terrenas y caducas; les proponía y
les prometía esas mismas cosas terrenas en premio de la piedad conservada y
cultivada.
Así, pues, ella: La viña mía, que está delante de mí, esto es, la república que
fue mía, otra vez estará delante de mí, otra vez se someterá a mi poder; y ello
será justo, porque es mía, esto es, por razón peculiar unida a mí. De ella yo
nací, y de ella recibí los doctores que me enseñaron para la fe, por ellos fui
propagada a esta anchura, y llegué a la celebridad de nombre; así, pues, mía
porque lo es con tantos nombres como engendradora, como maestra, como
iniciada en las mismas cosas sagradas, porque yo misma la haya honrado an-
tes ocultamente, cuya fe yo ahora profeso abiertamente; así, pues, porque es
mía, estará delante de mí, esto es, alfin,se unirá conmigo, y alfinestará en
gracia conmigo, a saber, con su nacida, y serán convertidos, como predijo
Malaquías62, los corazones de los padres a los hijos y al mismo que yo honro,
también ella honrará, a Cristo Jesús, y lo honrará con mayor fruto que antes.
La admitiré a todos mis bienes, la recibiré en mis senos, y la ayudaré; no sólo
entonces la llevaré en los ojos, sino también ahora la llevó clavada en el cora-
zón, porque me arde en verdad el deseo de su salud. Estas palabras: delante de
mí está, son índices del gran deseo y voto de uno, y así puesto que la Iglesia
evangélica no sólo predice a ellos la conversión futura de los judíos a la fe, si-
no también demuestra cuánto deseo tenga de ello, por eso para significar que
su vaticinio será verdadero y su voto no inane, el esposo tácitamente le asiente y
62 Malac. 4, 6.
así dice: Estando tú en el huertoy los compañeros te escuchan, haz que yo oiga tu
voz. Lo que la Iglesia había deseado y predicho de la futura conversión de la
república de los judíos a Cristo, ello porque no podía ser llevado al final, si el
mismo Cristo no la llamara, por eso aparece el esposo llamándola con estas
palabras, e invitándola a la confesión de la verdadera fe, esto es, aprobando y
ratificando que se hará lo que la esposa había discutido sobre su conversión.
Que habitas en los huertos. Increpa a los judíos, a los que aptamente nombra
con este rodeo de palabras para hacerles recordar sus pecados. La primera en-
trada a la conversión fue puesta en la detestación de la vida pasada, y nadie
puede detestar aquello que no recuerda. Y tráeles a la memoria la vida pasada,
cuando recuerda los huertos en los que se dice haber habitado. La primera ca-
ída del mal entre los judíos comenzó por la idolatría, porque los judíos eran
muy inclinados al vicio, como se colige de los libros de los Jueces y de los Reyes,
y este culto de los ídolos, el que se unían los judíos, se significa en los huertos.
Y así, este nombre muchas veces es tomado en estas letras hacia esta parte
y significación. Isaías63: Serán confundidos por los ídolos a quienes sacrificaron; y
os avergonzaréis sobre los huertos que habíais elegido; y en otro lugar64: El pueblo
que me provoca a ira, ante mi rostro siempre los que inmolan en los huertos. Y de
nuevo65: Los que eran santificados y se creían limpios, en los huertos detrás de la
puerta por dentro serán consumidos a una, dice el Señor. Y así, Cristo que había
de convertir a los judíos a su fe y culto, los llama por aquello en que ofendieron
63 Is. 1, 29.
64 Is. 65, 3.
65 Is. 66, 17-
4Jg IN' CAP VT
òc votum non inane futurum fpanfus ci tacite atitt»ìé,
atqueita dicit. ggdhtbttai-whonts¡.amiciaufcuùant ff, fac
me au(lwc>oGcm tuttm. Qupd enim Bcdefia de futura ki-
d^orum reipublicaiad Chriftum conuerfíone6¿ opeacat
& prsedixcrat, id quia ad exictim perduci nan potetaijCa
niíi ipfcChriftusvocapetjideoinduciturípoñíushisvei*-
bis vocans ipfam &: ad vergfidei confefeiojiem inuitans,
hoc eft;apprabaos & ratiuñ fore decetnens,quod de«us
cóucrfloac ra&iocinabatur Cponù^Q^^ìrasi» hortìs.Cò-
peiÌ3t eaiaa «ludios, quos hac ckeuitione verborum
aptenoniíína^qaoeosmíminiíTefaciatpeccatorum Tuo
ruaa. Mana pritiiusadconucrfionemadituspofitus eftin
4oteibtionevit2Eai>:eada;,dcteftariporròid,ci3ÌQS no*
iìiemkik,nemopofut. Reuocat auremiliis in memoria
antea&am vkairijquando kortoSjin quibus habkaifedici
tar, memoran Nani prima mali labes apud Ludaros ab
idóiatriatnkium accepit, quòd ad vttiuni valde proni lu-
dxi crani,ve è libris Judicum atque Rcgum coiiigkut,ido
lorumautem iscukas,cuifcaddÌccbantIuda:i.,inhortis
%nificatur,itaqueidnomenmeampartematquefign4-
EfttÌA, „ ficationeaiinhis kteris í^peaccijHtut Xfaia&Xonfundea*'
„ tur abidoltSjquibus-facfifica-ueruik^crubefcetis fuper
Ef&u 6%n hortos, quos -eiegeratis: & alio in loco, Populus, quiad
„ iraeundiam prouocat m e , ante faciera meam fempcr
Efai66„ qui immolantin hortts. Et ruríus, Qmfan&ificabarvtac
>t .&c mundos feputabant,inhortis poft ianuam intrinfe-
H cus firnui confumentur, dicit Dominus, Itaquc Chri-
•itus ad fui fidem atque cukum conuerfurus Iudaros ii-
ios de co, in quo vkiofkìimè orTenderunt nominar, vt
memìni0e ìpCos eorum quarpraiaè geflerunt, faciat quòd
forum memoria neceífaria efíet ad agendam poeniten-
tìatn, poenitefltia porrò eos ad falutemcrat Ìntromiflii-
ra : tuna vtquifeitaíiominari vidiíTent fte ab id memi-
nifíent
439 CANTAR DE LOS CANTARES
muy viciosamente, para hacerles recordar de las cosas malas que hicieron, por-
que su memoria era necesaria para hacer penitencia, y la penitencia los había
de llevar a la salvación, para que los que veían que así eran nombrados, y por
ello recordasen su vida pasada, vieran claramente que traídos del error eran ad-
mitidos a la congregación de la Iglesia, para que fueran partícipes de los bienes
celestiales, que ello no era debido a sus martirios, sino dado liberal y benigna-
mente por Dios a ellos. Llama, pues, Cristo a los judíos. Mas ¿qué pide a ellos?
¿Qué? Haz que yo oiga tu voz. Pide que le sigan en el culto de la fe y del amor,
pues la confesión de la boca sigue a la fe del corazón; así, pues, de lo que es
después y consecuente declara lo que antecede. Así, pues, pide que cante algo
con que atestiguar su amor para él, esto es, pide ambas cosas, que profese la
verdadera religión con la boca y el corazón, y cuando lo pide, les da las fuerzas
para hacerlo, esto es, pide eficazmente. Luego este pueblo mostrándose oyente
a Cristo, sigue sus mandatos; y así, aparece llamando a Cristo: huye, Amado
mío, y sé semejante a la cabra montesay los ciervecicos de los montes de los olores.
Con estas palabras ya se confiesa arder en amor de Cristo, ya le anima a que
apresure su vuelta. Y así, este pueblo hace lo que le habían pedido, que atesti-
güe su amor con el canto; significa con ello que ya quiere obedecer a Cristo Je-
sús, y lo que pone especialmente en canto, que huya, esto es, que apresure su
vuelta, en ello muestra que, en siendo él convertido a Cristo y admitido a la
Iglesia, estará a punto elfinde todo el orbe, y nada restará sino la última veni-
da de Cristo. Por lo cual deséalo, para significar que llega mientras lo desea; y
ciertamente para demostrar que verdaderamente y de ánimo ama a Cristo. Los
que le aman, también aman su venida, la cual será gloriosa para ellos, esto es,
desean sumamente la llegada de tal día.
Pero puesto que antes Cristo había dicho: Los compañeros te escuchan, es
necesario que veamos a qué compañeros nombra, que observen el canto de es-
te pueblo, y cuyos oídos Cristo quiera que resuenen con estos cantos. No se
han de considerar verdaderos amigos, aunque los nombra amigos, sino amigos
mezclados por fraude y hasta bajo la imagen con los verdaderos amigos, en re-
alidad enemigos acerbos, puesto que observan todos sus movimientos para
dañarle, cuales ciertamente son los rectores de aquel pueblo, que como falsa-
mente se simulen amigos de Dios, y quieran parecer aficionarse a su gloria,
sin embargo con sumo estudio se preocupan de que no se meta en sus ánimos
la verdadera fe de Cristo. Estos, pues, aunque escuchen, esto es, aunque vigi-
len por remover al pueblo de los judíos del verdadero culto de Dios, sin em-
bargo para que por ninguna parte y falacia de ellos obstaculizado sea impedi-
do por la verdadera fe, esto ahora fijamente pide el esposo de su pueblo, y le
ruega que no precie tanto los insidiosos fraudes de ellos, que contenga por
ello o reprima la voz testigo de su amor. Ni tanto es avisado este pueblo, a que
desprecie a estos enemigos suyos simulados, sino también todos somos adver-
tidos, a que no permitamos ser llevados por los consejos de ellos, o engañados
por sus artes, o vencidos por su ataque, los que se simulan amigos de Dios y se
mezclan con los verdaderos amigos de Dios, cuales son muchos de aquellos
que se agregan al número de los cristianos; de donde en hebreo no tanto son
nombrados amigos, cuanto compañeros, o si se trasladase a la letra adjuntos y
agregados. Bajo el nombre cristiano, y entre aquellos que quieren ser llamados
y tenidos por cultivadores de la verdadera piedad, laten y se ocultan muchos
así mal animados a la piedad, que porque la echaron de sí, no contentos con
ello, también intentan eliminarla de los ánimos de los otros, y lo que en ellos
está, en ningún lugar lo dejan estar. A cuantos ven que adornan su ánimo con
buenas y antiguas costumbres y se encomiendan a Cristo, a ésos atacan con
ánimo obstinado; a veces ciertamente con abierta fuerza y otras con engaño y
aquellas artes, de las cuales suele haber gran fuerza para atacar y dañar oculta-
mente.
molestias, para hacerles la vida amarga y detraer a otros muy aterrados por el
temor de males semejantes de los estudios excelsos, el más duro y más luctuo-
so mal de los que existen. Difícilmente pueden por la común religión preca-
verse de los que son tales, con la cual religión se meten en nuestra familiaridad
y dañan mucho, porque, para hacerlo más impunemente y arruinarle más fá-
cilmente los bienes, visten el color y la imagen de los bienes para ellos y, fingi-
do el nombre de la piedad, se arman de las armas de la religión contra la pie-
dad y la religión. Y cuanto uno es más bueno e ingenuo, así cae más en los
odios de éstos, y está expuesto a las injurias de ellos. Pero no hay tanta fuerza,
que pueda retraer de la fe y de la caridad para con Dios al ánimo perfecto, si él
mismo no se abandona a sí. Como todas las defensas humanas caigan y como
parezcan haber vencido aquellos, que juzgan haber puesto su felicidad en solo
la caída y calamidad de los buenos, sin embargo ellos no pueden ser vencidos.
Pues tienen donde refugiarse en toda amargura e indignidad de fortuna, la de-
fensa invicta de la esperanza en Dios y en su juicio. Fijos y fortalecidos en la
cual defensa no se preocupan ya de que otros malvados y injuriosos existan
contra ellos, de que los castiguen con calamidad o diseminen entre el vulgo
opiniones falsas acerca de ellos, persuadidos de que vendrá tiempo en que, de-
puesto este vestido de mortalidad con que ahora el esplendor de sus ánimos se
oculta y cubre, cambiados en mejor por aquel que vendrá a reformar, como es-
cribe Pablo66, el cuerpo de nuestra humildad transfigurado al cuerpo de su cla-
ridad, esto es, afectados con vida inmortal por Cristo Jesús, común vida de los
buenos, que entonces aparecerá, y rodeados de luz celestial, observándolo to-
dos los hombres de todas las edades, siendo el mismo Cristo juez y testigo y
pregonero, no solo serán restituidos a aquel grado de honor, de donde fueron
arrojados por injuria, sino también serán celebrados con divinas alabanzas por
la eternidad, y se dirá también de ellos67: Estos son los que vinieron de gran tri-
bulación, y lavaron sus vestidos en la sangre del cordero. Y así, invitados alfinal
66 FU. 3.
67 Apoc. 7, 14.
consorcio del reino por él mismo y asumidos juntamente con él, reinarán en
gloria y felicidad eterna. Por lo cual anhelan este tiempo, suspiran por este día,
son llevados en deseos y en todos los votos a esta venida de Cristo para juzgar
al orbe, y suena perpetuamente en sus corazones esta voz salida al mismo tiem-
po de la fe en Dios y de la caridad, que está en ellos para el mismo Dios: Huye,
Amado mío, y sé semejante a la cabra montesa y a los ciervecicos de los montes de
los olores. La cual voz en verdad lleva a ellos mucho a suavizar la dureza, y como
los llena de la mejor esperanza, así aflige con ingente tristeza a los amigos si-
mulados, a los que los sagrados escritores con apta voz griega llaman pseudo-
profetas y pseudocristianos; pero para Cristo así le resulta grata, que casi no ha-
ya nada de oír, que llegue más agradablemente a sus oídos de parte nuestra.
Los que le pedimos que, usando gran celeridad, venga a juzgar al orbe, le
pedimos claramente que, mostrando al orbe la grandeza de su potestad que
ahora parece yacer a muchos, y levantándose en la opinión de muchos caído,
borre completamente el imperio del pecado y de la muerte; y que, lo que a dia-
rio pedimos, cuando derramamos aquellas preces a Dios Padre, cuyas palabras
nos dio el mismo Cristo, venga ya alfinsu reino, y someta a su mandato todas
las cosas, sin dejar nada que se atreva a rebelarse o atacar o a mostrarse impía-
mente, en la diseminación de los errores de la vida y en el apartamiento de los
mortales de su verdadero culto; y pedimos además, que pongafina las quejas
de muchos sobre su providencia, que las cosas rectas las ponga en luz y alaban-
za, y las malas y criminales las signe con eterna vergüenza; enfin,que las fuerzas
y las copias rotas ya en su primera venida y arrancadas al diablo, habiéndosele
iaudibus ad atternltateiit,diceturque de U4is ctiam.Hi
fimi, qui veñemrvtex raagna- trjbulaùo.ne , 3£ laue-
iunt ftolas tuas in fanguine agni . Iraque tandem; ad
confortium regni inuitaci ab eodem atque aflunipti
fimul cumipio in fempiterna gloria, & feeiicitate re-
gnabunt, Ornare ad hoc tempus arvhelant i huac diera
fiifpiranc : in home Chrifti ad orbem iedicsmdum
aduentun* , votis omnibus &: defiderijs feruntur : fo-
nai que perpetuò irtill or i*m cordibusiìmul afidein Dei),
àcacharkate.quae inipils ergaeundem Deumeft,elicita
ifta vox Fuge dilecle mipmiltsejh c&pre&Jhinmtlwfi ce* uor&mfy
per montes aromar um.Q^x profe&ò vox „ vt iüis plurimum.
conducir adaegritudinemknienda!myvtqueipfos ípe óp-
tima repletara fucatos tilos amicos, quos facti fcripiares
Gra;ca,&: apr&vocepfeudoprophetasjpfeudoque Ghri*
ftianos appeltat,ingentimceroreafficit: Guitto veíoip
fi ira grara accidir,nihilvt fere ut, quodauditu iücuadius
ànobis ad idiius auresperueniac. Nam qui ab ipfo perir
musjfumma vtadhìbitaceieritate veniatorbé iudicatu-
rus,ídfane perimHS,vtmagnkudiaem poteftatis.fua%quq
iaccre nunc miiltis vrdemr orbi oíhendcns, 5¿ xn fublime
efferens fe multorum opinioneiaeencem, peccati atque
monis imperium omninò deleat: vrqus, quod quotidie
©ramtts,cum preces illas ad Deum patreoaiundimas,qua
Himnobtíverba ipfe Chriftus pr^suit, eiusisegnü iatande
aduenut:ditioniqjfuaE£ibijciat vniuerfa, miílodeinceps
dcrcUcìojqui repugnare autrebelíare audeat,amfe imgiè
corra fzrre,erroribus ¿n viíam di fie minad is,&; á vero ipfi?
cultu.morralibusaueirldii.* petámufq; pr^terea, vt mul-
torurrrdcipiius prouiüéna quereli* finem )mponar,v£re-
üaqu£efunrinliice?&: in laude con£Htuat7praua flagiti©?
faquenotec fempiremaignorniniatvtdcíHqj fracias iam
pnori fuo aiucntu Se. accifas diab olí. vkes,&copiai, acce
dendi
443 CANTAR DÉLOS CANTARES
enemigo externo y muy potente y muy malo devasta los reinos cristianos; no-
sotros nos enfrentamos entre nosotros mismos con riñas intestinales; la disen-
sión nacida de la doctrina de la religión, primero traída de comienzos peque-
ños, así creció poco a poco, que separando innumerables pueblos y naciones
del cuerpo de la Iglesia, los ha llevado a errores perniciosos e impíos69. Y lo que
todavía permanece en la Iglesia sincero y libre del error de la doctrina y ate-
niéndose a la verdadera fe, lo cual cuan exiguo sea no podemos recordarlo sin
grave dolor de ánimo; así está contaminado y corrompido con todo género de
pecados, sufre enfermedades de ánimo tan mortales, tan inmedicinables, que
nada parezcamos ser menos que lo que nos decimos y somos llamados, cristia-
nos.
Por lo cual instemos todos, y cuanto cada uno valga más en gracia ante
Cristo, tanto más inste y porfíe más vehementemente con ruegos y lágrimas,
que no quiera mantener metido en el cielo más la luz de su rostro, con la cual
se horrorizan todas las miradas infernales; que salga ya finalmente de las tie-
rras, a las que oprime la noche densa de los errores y de los crímenes; en fin,
que esté presente a la Iglesia tan amada por él que se derrumba, y ello no tan-
to por nosotros, aunque ello también, cuanto pidámoslo por su gloria. Pues
aunque es deseable, que, salvos e incólumes nosotros, Cristo socorra las cosas
perdidas de la Iglesia, y mire por su gloria, cuya opinión sufre gravemente por
nuestra culpa ante muchas gentes; sin embargo si ello no puede hacerse, y si es
necesario que con nuestra ruina y la colisión de los reinos entre sí y con la rui-
na del imperio se haga un camino para Cristo que llega, sirva para su gloria,
establezca él lo que quiera a su arbitrio sobre nosotros. Pero él nada establece-
rá sino lo que es bueno y ecuánime. Y así, soportemos, si es necesario, todas
las amarguras, y lavemos las penas debidas a nuestros crímenes, con tal de que
nada exista que retarde su venida, o que haga que más tarde amanezca aquel día
alegre y deseoso para los buenos, en el que Cristo mostrándose a todos los
mortales desde un lugar ilustre y esclarecido del cielo, y juzgando con suma
rectitud, vindicará el esplendor de su nombre oscurecido por la maldad y te-
meridad de los impíos, y se asignará su honor; a quien propiamente se debe
toda gloria y alabanza por los siglos infinitos. Amén. Así, pues, desde el co-
mienzo de la misma Iglesia, esto es, desde el inicio del mundo, llevada hasta el
final del siglo por todas sus edades, y explicada la razón en este cantar se con-
cluye con este fin.
A D
446 CANTAR D E LO S CANTARES
POEMA PROMETIDO
A MARIA MADRE DE DIOS^
A mí y a mis collazos,
ya hundidos de la mar al torbellino,
de luz a los regazos
nos vuelves, y en camino
nos pones de otro espacio más benigno.
Y la lira febea
suena del cantor sacro, que ennoblece
la cumbre jesubea,
con canto que enardece
e, impaciente de luz, el alma acrece.
Caridad, virtud, 240, 378; en los Demonio, artes, 155; incita al peca-
perfectos, 402; meditación de do, 156.
Dios, 403.
Carros egipcios, 14.
Engaddi, 21.
Celda del amor, 43.
Esposa, huerto del esposo, 274.
Conocimiento de la doctrina cris-
tiana, 42; de sí mismo, 42, Esposo, alaba a la esposa, 215.
158.
Evangelio: expansión, 382; propa-
Costumbres antiguas, 263. gación, 304; entre las gentes,
Cristianos, sometidos a pruebas, 308; edad evangélica, 311.
352, 354; pseudoprofetas, 440,
Éxtasis, experiencia del alma, 277.
442.
Ezequiel, 16.
Cristo: agua y paloma, 324; vence a
la muerte, 326; va a las gentes,
350; hombre, 105, 106, 199;
Familiar de fray Luis, X.
Mesías, 108; olor, 119; lecho,
208; luz y fuerza del justo, 246. Felipe II, II.
Cristocentrismo, 291-300; el alma Felipe Ruiz, VII.
enseña lo aprendido, 291.
Flores del desierto, 127, 160.
Crisostomo, 16.
Fray Luis: penas de prisión, XI; ex-
Cuerpo, armonía, 22. periencias místicas, 23, 241,
culto de las imágenes, 98. 277; autorretrato, 188; senti-
mientos, 290; entre los justos,
David, adversidad, 40, 42. 421; escritos, III; razones de es-
cribir, XI, 25, 67.
Dios: en el universo, 404; historia
de la salvación del hombre, Gracia, receptación y aceptación,
409; su magnificencia, 149, 419.
191; trato con el alma, 149,
hombre, microcosmos, 234.
285; ama al alma, 153, 275;
imbuye virtudes en el alma, Homonimia, 88.
154; ayuda al alma, 158; poder
Huerto, sus delicias, 226.
de su gracia, 183; busca su glo-
ria en la creación, 182; provi- Humildad, simbolizada en los pies,
dencia con los justos, 189, 197. 374, 375; virtud cristiana, 58.
INDICE DE NOMBRES... 451
INTRODUCCIÓN VII
BIBLIOGRAFIA SELECTA XV
DEDICATORIA 9*
AL LECTOR 11*
CAPITULO 1 3
Primera explanación 4
Segunda explanacicon 24
Tercera explanacicon 67
CAPITULO II 125
Primera explanación 126
Segunda explanación 145
Tercera explanación 195
CAPITULO III 170
Primera explanación 171
Segunda explanación 178
Tercera explanación 201
CAPITULO I V . 211
Primera explanación 212
Segunda explanación 227
Tercera explanación 248
CAPITULO V 260
Primera explanación 261
Segunda explanación 273
Tercera explanación 309
454 INDICE GENERAL
CAPITULO VI 328
Primera explanación 328
Segunda explanación 335
Tercera explanación 348
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