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NOTAS SUELTAS DE LEXICOGRAFÍA

HISTÓRICA LEONESA (II)

Pascual Riesco Chueca

Briznas del habla provincial deducidas del texto Sin duda se trata de ecos de una voz que en Asturias
de ordenanzas municipales de siglos recientes, estas ofrece variantes diptongadas: cuitrala, coitrala, cuei-
notas permiten ampliar la perspectiva sobre ciertas trala (dgla s.v. cutrala) en Teberga, Somiedo, Can-
reliquias léxicas que han llegado a nuestros días, con gas del Narcea, Allande, Miranda, área occidental.
semántica muy restringida, en áreas disyuntas de la Tal diptongo es conforme a la etimología propuesta
provincia. La documentación muestra variantes y por Corominas (dcech s.v. cutral): se debe a la con-
acepciones de interés, que ofrecen asidero para la eti- sonante implosiva len lat. cŭlter, -tri ‘cuchillo’ (el
mología.1 El conjunto puede considerarse un diminu- animal viejo, cuyo destino es el cuchillo del carni-
to aporte a la monumental recopilación de Le Men cero). En las ordenanzas de Salce, se reserva un coto
Loyer (lla). para bueyes o vacas de labor, excluyendo el resto del
ganado bovino, incluidos «coyrales» (léase coytrales)
(Flórez 1924: 255). Lleva el mismo nombre un des-
Ajado ‘[res] lacerada o desgarrada por una fiera’ poblado burgalés, Sanctum Martinum de Coitrales
en 1152; Cutriales en 1154; Cotrales en 1217 (pabr
Esta variante del más común ajagado se regis- 188).2 ¿Cómo se explica la insólita variante buitral?
tra en la Cepeda: ajagado o ajado, «se dice del ani- Tal vez error de copia; tal vez forma atraída por el co-
mal mordido o despedazado por el lobo u otra fiera» mún buitre, pensando en que el buey viejo es ronda-
(lla I 228). Se constata en Boisán: «cualquiera buey do por buitres que ansían su carroña. González Arce
o vaca que viniere ajado del lobo» (1692 spc 298). (2003: 99) recoge en ordenanzas del s. xiv de Sevilla
Dada la oscuridad que rodea la etimología de la voz la referencia a un buey buitral, aunque comprobada la
castellana ajar, es difícil establecer el origen de esta cita, consta como cuytral (369).
variante leonesa de ajagar, voz esta inseparable de su En Gordoncillo se registra cotrada ‘vaca destina-
sinónimo allagar (en Toreno, dgla) y llagar, chagar, da al matadero’ (lla II 590), de morfología compara-
achagar, formas comunes en el N de la provincia y en ble al buitralado de Fasgar.
Asturias (dgla).

Caleada ‘arreglo y limpieza de callejones’


Buitral ‘cutral, buey viejo’, buitralado ‘[buey] des-
tinado al matadero’ El día del año nuevo, en Redelga, los oficiales
del concejo tenían obligación de comprobar que las
En Fasgar, de las Omañas, se ordena que «el gana- tareas colectivas anuales habían sido completadas a
do que estuviere buitralado» sea vendido antes de fin satisfacción: «quedar fechas las caleadas, hacenderas,
de año. Se especificaba un área de pasto (el coto de roderas, puentes y demás pasos y caminos del Conce-
Trabaces [enmendado sobre Trabares]) para «la vece- jo» (1675 spc 432). Se sobreentiende una prestación
ra de bueyes» y para los «buitrales» (1757 spc 217). obligatoria, consistente en reparar vías de comunica-

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ción y sus elementos anejos. En particular, si calea en pajares durante las noches entre 1 de mayo y San
es forma leonesa de calleja (lla II 57), y se aplica Miguel. En Corporales y Baíllo se bañaban juntos en
localmente a los espacios libres de la aldea, las entre- el río Ería mozos y mozas en la mañana de San Juan
casas, cabe suponer que caleada es la hacendera des- (López Morán 1900: 68-69). En La Baña se tocaba a
tinada a limpiar, arreglar y dejar desembarazados los ceiba para dar comienzo a tan placentero periodo; en
callejones y entornos de casa. En Riofrío de Órbigo, Garfín y otros pueblos, si los padres lo autorizaban,
la especificación es menos precisa: «ir a las facende- el mozo podía ir a platicar con la novia mientras esta
ras, puentes y fuentes y aderezo de caminos» (1702 descansaba en la cama; en Laciana dormían juntos en
spc 440). las majadas los pastores de ambos sexos (García Rey
1926: 47). Sobre la etimología, desde caelebs, -ibis, y
el probable galleguismo de la voz, cf. pet2 131, della
Ceiba ‘suelta del ganado’, ‘[hoja de labor] en des- II: 339.
canso’

Recoge Alonso Garrote (1947: 175) ceiba ‘en Ma-


ragatería, suelta del ganado’. Se entiende que, tras el
periodo de reclusión invernal, en que vacas y asnos
están encerrados en casa, se produce con la primavera
la liberación del ganado, que empieza a ser pastorea-
do diariamente por prados y barbechos. Las ordenan-
zas de Turienzo de los Caballeros (1709 spc 322) pa-
recen confirmar esta acepción. «Y si en tiempo de las
ceibas algún vecino o pastor entrare el ganado en los
rastrojos antes de soltar el vago»: es decir, antes de
dar por acabada la siega y acarreada la mies a las eras.
En otro pasaje (spc 319) se trasluce un sentido deriva-
Lucillo.
do, aplicado a la hoja de labor que en un determinado
año se deja franca para el libre pastoreo, al no estar
sembrada ni sometida a labores preparatorias: «en
el tiempo que se echare la velía a las ceibas». Aquí Cerramio ‘cerraja, vallado’
velía remite a la tarea del pastor o vecino que debe,
por encargo del concejo, pastorear el conjunto de las La ordenanza de Mataluenga recoge esta reliquia
vacas y bueyes (la vecera) del pueblo. Según la hoja léxica. El 9 de marzo, unos representantes del con-
que esté libre para el pasto, el ganado se congrega en cejo tenían la obligación de «cotar las fronteras de
ciertos prados o ejidos. Una vez allí reunido el gana- regueros y zerramios, de prados y tierras» (ordML).
do, sale a su ruta diaria de pastoreo. Así se entienden En esta fecha vuelve a salir a pastar el ganado, por lo
precisiones como «[estando] el vago de la sierra de que era imperativo asegurar que las fronteras (‘lindes
ceibas», «estando de ceibas la hoja del Cadabal» (spc que tocan a áreas de paso o de pasto del ganado’) es-
322); «en el tiempo que dichas yeguas anduvieran por tuviesen cotadas, impidiendo el acceso al ganado. Ze-
las ceibas del campo»; «hallándose encerradas las ye- rramios ha de entenderse como sinónimo de cerrajas,
guas en algún lugar en tiempo de ceibas» (321). En cerrayas, cerraduras, frontadas, y voces afines: son
gallego es frecuente ceibar ‘soltar el ganado, desatar, vallados, a veces permanentes, a veces de quita y pon,
desuncir, libertar’ (y en el Bierzo, lla II 269); Elixio mediante sebes (de vara trenzada). Compárese, en Ri-
Rivas registra un uso traslaticio en Valmonte de Cas- vas de la Valduerna, la prescripción siguiente: «que se
tro de Rei LU: leirasceibadas ‘tierras de barbecho, cierren las cerrajas del Soto [el 1 de mayo]», cuando
sin sembrar’ (DdD s.v. ceibar). En lla (II 269) se re- la vega colindante estuviese en año de panes (1755
cogen para ceiba las acepciones ‘suelta del ganado’ spc 446). En Palacios de Jamuz, las frontadas del con-
en el Bierzo, y, con el sentido constatado en Turienzo, cejo se cerraban el 1 de mayo (1636 spc 404). En San
‘rastrojeras que los rebaños recorrían libremente nada Román de la Vega se habían de hacer las frontadas en
más acabar el acarreo de las mieses a las eras’ en la marzo, unas de valladar, otras de sebe (Flórez 1924:
Cabrera. 264). La línea de cerrajas que separa la hoja de panes
Por maliciosa metáfora, se denominaba en La del resto del término se llamaba cancilla en Fresno de
Baña con el mismo nombre (ceibas) al libre empa- la Valduerna (1643 spc 396). García Rey (1934: 96)
rejamiento de mozos y mozas, que dormían juntos da a frontada el sentido, muy inespecífico, de ‘linde’:

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pero en un pasaje, citado por él, de las ordenanzas puertas en repliegue y estrechos callejones entre casas
(1624) de Acebo, Folgoso del Monte, y los extintos (para evitar la propagación de fuego entre los tejados
lugares de Las Tejedas y Tabladillo «declararon que pajizos, de cuelmo), explican por qué el concepto ori-
fuese abida por frontada dende la vuelta del rretorno ginal, de plazuela o terrero ante la puerta principal de
hacia el pueblo…», se trata sin duda de ‘línea de cer- la casa, va ampliando su semántica para acoger todo
cados que deslinda la hoja’. Igualmente, en Curueña, el espacio auxiliar o de servicio que rodea la casa. De
habían de cerrarse todas «las fronteras de la oja de ahí la reinterpretación de este grupo de voces como
arriba» (Flórez 1924: 265). Estos «cierros concejiles expresiva de interposición (entre-). En la forma en-
y cancillas» debían estar cerrados por San Lucas de trodaño parece que, siendo el sentido el mismo, se
octubre (en Palacios de Jamuz, 1636 spc 404). En al- parte de otro étimo: quizás introitus‘entrada’ +sufijo
gunos casos parece pues existir una doble prescrip- -āneu-.
ción de cierre, una a comienzos del verano, otra en
otoño, en correspondencia con las dos temporadas de
herbaje (el pelo y otoño). En Toralino, se habían de
cerrar todas las cerrajas en año de panes el día de San
Miguel [el 8 de mayo; ¿o el 29 de septiembre?] (1638
spc 456).
Es de interés la sufijación en -amio. Coromines
registra tres de verbales, andamio, aramio, o Para-
mio (en la toponimia), formados a partir de andar,
arar o parar (dcech s. v. andamio). Cerramio es un
caso más de este infrecuente sufijo. Puede añadirse el
gallego labramio ‘porción de terreno de labor’ (Ca-
rré Alvarellos, DdD). García Arias menciona una cita
medieval (1324, San Isidoro de León): «paredes et
çarramio» (pet2 502). Se inclina a pensar en un sufijo Boisán.
plenamente latino, en -amen, -inis> -ame, con valor
instrumental o abundancial, luego hipercaracterizado
como masculino. Añade sinónimos asturianos, estos Escojeta, escosecha ‘elección; acción de escoger’
con sufijo -umen, -inis> -ume, que en parte se marcan
en femenino: zarrume, zarrumia, cerrumen, cerrume En Prado de la Guzpeña, se nombraban dos exper-
(dgla; pet2 505); cerrume, zarrume, zarrumio ‘valla- tos para que escogieran el toro y cerdo sementales de
do’ se extiende al gallego (DdD). concejo. Tal selección era habitual en los pueblos de
León: se buscaba la mejora de la ganadería local (Fló-
rez 1924: 203-206). Para evitar la picaresca de que
Entrodaño ‘espacio de servicio en torno a una casa’ un vecino intentase reservar su ganado para carne, la
ordenanza prescribe que «si pareciere algún novillo
Se registra solo en las ordenanzas de Boisán: «que capado el día de la escofeta», el dueño sería sancio-
cada vecino limpien las piedras de su calle y entroda- nado (1719 spc 238). Cabe enmendar la lectura como
ños que le tocare» (1692 spc 296). El término encaja *escojeta, derivado de escoyer, que pervive aislada-
con la habitual norma de asumir la limpieza de los es- mente en la Cepeda, desplazada en gran parte de la
pacios intersticiales en torno a la casa, tanto la acera provincia por escoger (lla III 420). El lla no registra
o plazuela situada ante la puerta como los pasadizos ningún testimonio leonés de escoyeta o escojeta. En
y callejones entre casas. Dado que ambas acepciones el Fuero de Zamora, el herido por reyerta tenía de-
quedan cubiertas por la voz antojano y variantes (lla recho de escogeta a la hora de recibir compensación
I 317), parece que se está ante una forma singular en del agresor («a escogeta del ferido») (Tít. 67). Morala
lo fonético y tal vez en lo etimológico, con la misma (2009: 21) encuentra en legajos del ahp, de Laciana
semántica. En Cepeda se registran formas como an- y Alto Sil, del s. xvii, la fórmula «a su escogeta»,
trojano ‘terreno delante de la casa; espacio de servi- «a su escoxeta» ‘a su elección’. En Babia y Laciana
cio entre dos solares o fincas’; en Maragatería, entre- vive actualmente escucheita (lla III 444); en gallego,
juano ‘callejón entre dos casas’ (lla I 317). Se adivi- escolleita (DdD) y en Asturias, escoyeta y escuyeta
na en estas variantes la intrusión asociativa de entre, (dgla, della III: 351). En Maragatería, Cepeda y tie-
alterando el primitivo antuxano< *anteostianum. Las rra de Astorga se usa el sinónimo escoja (lla III 421),
variadas soluciones de acceso en la casa popular, con comparable al gallego escolla.

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Reaparece una variante en las ordenanzas de Fas- podían causar accidentes abajo: por ello algunas or-
gar: se prescribe que, si osos o lobos dañan una res, denanzas prohíben este entretenimiento. En Huergas
«el pastor tenga escosecha después de preciados por de Gordón: «ninguna [persona] grande ni pequeña
hombres» (1757 spc 221). Cabe suponer que, una vez eche a rodar ningún canto de la peña desde la vallina
que el animal matado o herido por las fieras es tasa- hacia el lugar» (1831 spc 215). En Avelgas se multaba
do (preciado) por hombres [expertos], el pastor tie- con 24 reales y los daños al que «eche piedras a ro-
ne opción de compra sobre él, siempre que pague [al dar en qualesquier paraje del término» (Flórez 1924:
dueño] la cantidad estimada. Se añade: «si el dueño 221). Los abundantes topónimos menores Tiracanto,
quisiere acordar en la escosecha, no sea responsable Tirocanto aludirán a análogas costumbres pastoriles y
el pastor a pagar daño y el que de lo dicho excedie- juegos infantiles.
se»; parece decir que, si el dueño intenta participar
en la tasación, el pastor queda eximido de pagarle el
sobreprecio (se supone que la tasación del dueño es Lechaz ‘[ternero, potro, muleto, etc.] antes de des-
exageradamente alta). Concluye con la cláusula «si tetarse’
el pastor no la quiere [la res], pague el derramo». Se
deduce que, si el pastor no quiere quedarse con la res En Turienzo de los Caballeros (1709 spc 319,
muerta, esta será pagada al dueño, a escote, por los 320), consta «la velía de los jatos lechaces»; estos
vecinos que la adquieran o la troceen, y el pastor ha- eran «echados con sus madres a la becera» hasta el
brá de participar en el derramo. día de San Martín. Ni lechaz ni lechar figuran con
esta acepción en lla (IV 418). El mismo calificativo
se aplicaba a las crías mulares y caballares. En el con-
cejo de Tineo (Ast.) se menciona una yegua con «una
potra lechaz» (BOv 5.6.1925); otra con «una cría le-
chaz» (BOv 4.6.1930); «una potrilla lechaz» (BOv
13.8.1942);«mulas y machos lechaces» (El Occidente
de Asturias 6.11.1883). En 1736, un vecino de Santa
Marina del Rey deja al morir entre sus bienes «un
macho lechaz» (smr 373). En Robledo de la Valduer-
na, el Catastro de Ensenada alude a una actividad de
recría practicada por numerosos vecinos, consistente
en comprar «potros y mulas lechazes», para su re-
venta cuando alcanzaban los treinta meses; la misma
actividad era común entre los vecinos de Robledino,
Turienzo de los Caballeros. Castrotierra y Villalís, que compraban «potros lecha-
zes / lechaces» (cme). En Jiménez de Jamuz, el cme
menciona el «cabrito lechaz»; en Lucillo y Molinafe-
Gálgara ‘piedra que, arrojada desde una cumbre, rrera, el «cordero lechaz». En Quintana y Congosto,
baja rodando y deslizando veloz’ y en Priaranza, circula la variante «potros lechares»;
en Villalibre, «cordero lechar» (cme). En Corporales,
En Noceda del Bierzo se ordena «que ninguna 24 vecinos compraban «machos mulares lechuzos»
persona o pastor sea osado en montes ásperos o fra- para venderlos a los dos años (cme). En Rivas de la
gosos a tirar gálgaras rodando» (1758 spc 278). Es un Valduerna, lo reducido del término, escaso en áreas
interesante caso del sufijo átono ´-ara, que se repite de pasto, impedía su presencia ganadera: «por cuanto
en el área leonesa: así lánchara en el SE zamorano el término es corto, ninguno de los vecinos de este lu-
desde lancha [de piedra]; cáscaro desde casca; topns. gar pueda tener ni tenga yeguas por no ser convenien-
Fuécara en paralelo a los fueyos ‘hoyos’. Se registra te para las labranzas» (1755 spc 449). Esta lucrativa
gálgaro en Palacios del Sil (lla IV 36). La base es el rama ganadera (en Quintana y Congosto, como indica
común galga en la misma acepción (lla IV 34), que Martín Turrado, al menos 33 de los 49 vecinos se ocu-
probablemente resulta de analogía: la piedra despren- paban en ella a mediados del s. xviii), basada en los
dida hace quiebros en un vuelo rasante que recuerda mercados gallegos y los extensos pastos concejiles,
la carrera del galgo; echar galgas ladera abajo era, se vino a arruinar por culpa de la invasión francesa,
durante la conquista, recurso defensivo de los indios que rompió las rutas comerciales y supuso la requisa
contra los soldados españoles. En el contexto rural masiva de caballerías por el ejército (Turrado, Cabero
leonés, las piedras lanzadas por juego hacia el abismo y Franco 2018: 94, 129).

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El dgla no recoge esta forma, pero sí llechal y lle- Elixio Rivas recoge litrón como sinónimo de biturón,
chuzu ‘de menos de 15 meses [una caballería]’, en bitrón, en la comarca de Laza OR; Aníbal Otero cons-
Teberga (Ast.); lechar ‘[caballo] joven de poco más tata bitirón en Lugo; también consta litrón ‘nasa’ en
de un año y menos de quince meses’, en Quirós. Es Laza y en Verín OR (DdD). El Atlas lingüístico de
común lechuzo ‘mulo de menos de un año’, p. ej. en Castilla y León constata el uso de litrón ‘butrón’ en
Estébanez de la Calzada (lla IV 421); ‘burro de poco Alija del Infantado, así como en los zamoranos Espa-
más de un año y menos de quince meses’, en Riosa dañedo, Porto, Hermisende y Brime de Sog (alcl II:
(Ast.). En La Vellés SA, consta una mula lechuza o mapa 453). Nótese la distribución un tanto dispersa,
mamona, así como pollinas lechuzas (cme). así como lo tardío de las citas: ninguna anterior al s.
La sufijación en -az, aplicada a un verbo, en fun- xix, lo cual sugiere que son posteriores a la entrada
ción de participio agente, se constata en gallego (lam- en el castellano de la voz litro, unidad de medida.4
baz ‘goloso’, linguaz ‘hablador’), siendo también Añádase la relativa cercanía fonética con la voz más
común en otras voces de difusión general, sobre el usual, buitrón, que, por su antigüedad, ha de tener
modelo del latín clásico: rapax (de rapere); audax prioridad. Coromines (dcech s.v. buitre) ve en bui-
(de audere), sequax (de sequi), loquax (de loqui). trón ‘garlito’ y portg. botirão ‘id.’ (en gallego, boiti-
rón, biturón, bitirón, bitrón DdD) formas sufijadas a
partir de vŭltur, -is ‘buitre’. Plantea un paralelismo:
Litrón ‘buitrón, garlito, arte de pesca en forma de la nasa engulle peces como el buitre captura pájaros.
manga’ Es cierto que la documentación antigua (boytron en
el fuero de Palenzuela, de 1074) podría avalar este
Las ordenanzas de Val de San Lorenzo prohibían étimo. Pero la semántica es del todo incompatible: el
la pesca de arrastre y barrera en pequeñas corrientes buitre no se caracteriza por engullir, pasivo y con las
fluviales: «barrer el río con paradejo o saca y litrón fauces abiertas, presas menores; ni existe en la per-
en cañero, boca o riva»; «la misma pena pague el que cepción popular el buitre como cazador de pájaros.
anduviere con refuel o litrón o cesta» (1692 spc 339). Los buitres hurgan, activa y trabajosamente, dando
Una lectura distinta propone: «paradejo o saca y litrón tirones, en la panza de grandes carcasas.
en cañero boca arriba», «requel o litrón o cesta» (vsl Parece más bien que la nasa, garlito o buitrón (cf.
64). El paradejo es una red rectangular, que se tiende Sáñez 1793: 197-198) se asemejan a un pez grande
de orilla a orilla (lla V 183); la saca parece variante que, con la boca abierta de par en par, va engullen-
del buitrón. Preferimos entender que la instalación de do lo que le trae la corriente. En definitiva, un ani-
estas artes de pesca podía ser en cañero, en boca o en mal glotón o voraz; o una botella abierta enfrentada
riba: el cañero será un encauzamiento estrecho en el a la corriente. Por ello proponemos *gŭttŭrio, -io-
que se ajustaría la nasa o buitrón. En Noceda del Bier- nis ‘garganta’ como origen de buitrón arte de pesca
zo, los «cañeros de prado», que eran «servidumbres (compárese el francés goîtron ‘garganta’). Con esta
para molinos» habían de hacerse de piedra (1758 spc misma semántica elabora García Arias un étimo
277). Boca ha de entenderse en sentido hidráulico: es distinto (pet4 90), basado en el término de Langreo
una toma de agua (en Vegas del Condado se especifi- (Ast.) butre ‘panza, buche’.5 Sea cual sea el origen,
ca la obligación de dejar abierto en la estacada de So pueda plantearse, al menos para litrón, un posible
la Presa «un bocal» (1829 spc 355).3 Riba es una orilla acercamiento de bitrón, bitirón alitrón ‘unidad [fran-
abrupta. En cuanto a refuel, descartada la lectura re- cesa] de medida de granos y capacidad de líquidos’
quel, parece tratarse del arte llamado refuelle, un tipo y, secundariamente, a golitrón ‘glotón, tragón’, voz
de nasa (en Asturias, con penetración en el pal.luezu, que se constata en la comarca de Babia (lla IV 150),
variantes refuelle, refuellu, dgla; en Aragón, rifol). siendo más difundida en Asturias (Llanes, franja
En la provincia de León pervive sobre todo en la for- Navia-Eo, Tapia, Peñamellera, Villaviciosa: dgla),
ma sufijada: refolleta, refalleta, refulleta (lla VI 147; con variantes gulitrón, golotrón, gulutrón, goldrón,
Gómez Ferrero 2014: 477). En Frómista P se mencio- goltrón. Quizá cabe asociar a esta familia el berciano
na una refolleta para la pesca en el Canal de Castilla goldro ‘estómago’ (lla IV 146). Los descendientes
(El Diario Palentino 10.6.1912); en Villasarracino P del lat. gŭla ‘garganta’ se prestan a usos juguetones y
se prohibía la pesca con refolletas (BopP 5.4.1910). expresivos: en ellos se escarnece al glotón, mediante
Litrón se registra en Hospital de Órbigo como floreos verbales en los que pudieron cruzarse gŭttur,
sinónimo de garlito (lla IV 452). En unos cuentos glutto. Además del común goloso, cabe citar golito
dialectales, aparecen las voces refulleta y litrón, de- ‘id.’ (lla IV 150) en la Montaña leonesa; golibero,
finidas como ‘bártulos para la pesca’ (Álvarez Bar- golibato, guliberio, gulibeiro ‘garguero, gaznate’ en
dón 1955: 252): el autor era de Carrizo de la Ribera. diversos puntos de la provincia; golifada ‘golosina’ y

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gulipanda ‘comilona’ en gallego; gulimaya ‘tragade- (1911 pñ; buraco), Pedro Marral en Muga de Sayago
ras’ en San Jorge de Piquín LU (DdD). (Bz 17.5.1920) y La Pelmarrada (Ardón 1918 pñ).
Al margen de este influjo, puede pensarse pues Un monte del Pelmarral en Mozóndiga (cgmp5; Bl
que, por metonimia, la medida de capacidad litrón se 22.10.1879; 6.2.1914; 13.12.1918); otro en Trobajo
aplicó al recipiente. Y, siendo parecida la forma de del Camino, Pelmarral (Rodríguez Fernández 1985:
una botella y la de un garlito, pudiera adoptarse litrón 62) = El Pemarral (Bl 15.8.1910). En Zamora, El
a este aparejo de pesca que, por vía separada, recibía Peamarro (Villar del Buey 1909 pñ). Pie Marral
nombres parónimos de otra base (bitrón). La analogía (Luelmo 1906 pñ). El Piemarral (Moral de Sayago
puede haberse visto reforzada por el hecho de que de- mtn25). Fuente y Cº de Piemarral (Gáname 1907 pñ).
terminadas botellas se protegían con un revestimiento Pies de Marro y Marreo (Viñas mtn25). Esgueva y
de mimbres, material con que se hacían también las Llamas (2005: 261) consignan la voz pie de marro
nasas. No es insólito que un aparejo de pesca lleve el en Aliste y Alba; la identifican como un Q. robur de
nombre de un recipiente: en Asturias es conocida la hoja más estrecha, como la encina: ¿quejigo? Añáda-
pesca con garrafa, un tipo de red (dgla).6 se pedamarro ‘arbusto parecido al roble’ en el área de
Es descartable, por otra parte, la propuesta de Co- Castrocalbón (Descosido 1993: 185); y sin precisar
rominas de concebir el nombre de una avecilla, el localidad, en Valdería (lla V 245). La misma voz se
buitrón (Cisticola juncidis), como cruce de vultur extiende al mirandés y al trasmontano de Além Tua
con botaurus ‘ave toro’. No hay el más leve parecido en Portugal. Gómez Turiel (2014) recoge piedama-
entre el buitrón y el avetoro, gran ave los cañizales, rro, piedemarro ‘quejigo, Q. faginea’ en Fornillos de
que muge como toro. Para Bernis, el nombre de ave Aliste ZA y otras localidades próximas. Cita un topn.
buitrón deriva de su forma de vuelo: toma altura y del mismo origen en Samir de los Caños, Piedrama-
queda brevemente suspendido antes de dejarse caer. rral, que consta en el cme como Pedamarral.
Ello recordaría al buitre, en términos jocosos e hi-
perbólicos; «se mantiene piando alto sobre nuestras
cabezas, como el buitre cuando planea a gran altura»
(Bernis 1995: 43). Esto tampoco es verosímil: ¿en
qué se parecen los remontes planeados del buitre al
nervioso vuelo danzante del buitrón, con raudos sal-
tos y picados por el aire? Son varias las aves que can-
tan sonoramente mientras vuelan a gran altura, entre
ellas la muy conocida alondra, y nunca han sido co-
nocidas con nombres derivados de buitre. El nombre
del ave buitrón tal vez alude (proponemos aquí) a la
forma del nido, una botella tejida de junco, hierbas y
telarañas, con boca lateral, comparable al buitrón de
pesca. De ahí otros vernáculos del ave, como bolsón,
bolsicón, butxac, butxaqueta (Garrido Guil 2001: Boisán.
124; Bernis 1995: 43).7

Marro ‘piedra redondeada o cilíndrica; juego popu- No sorprende que la voz marro, en referencia a
lar’. Marra ‘mazo; mojón’. Pedamarro, piemarro, un juego en que se usaba una piedra cilíndrica de ex-
pelmarro ‘tipo de roble’ tremos redondeada, esté en vigor en Valdería (lla IV
639), precisamente donde se comprueba el pedama-
Se amplía aquí con nuevos datos lo contenido en rro roble. Por ello en los topónimos anteriormente ci-
prcL (190-192). En dos pueblos del sur provincial, tados cabe aisladamente la posibilidad de que se alu-
el Catastro de Ensenada menciona un árbol, el «pie da, no al árbol, sino a la presencia de cantos rodados
de amarro». En Jiménez de Jamuz, «monte de roble aptos para ser pulidos y usar en el juego del marro. El
o pie de amarro que frutifica poco»; en Herreros de juego del marro es mencionado por Álvarez Bardón
Jamuz, «monte o pie de amarro» (cme). La toponi- (1955: 212).
mia muestra testimonios de esta presencia vegetal: Por otra parte, los topns. El Marrón en Aliste y
El Pitamarral (Benavides de Órbigo raya de Vega de otras comarcas zamoranas suelen aludir a una peña
Antoñán [Bl 25.5.1883, 1924 pñ]). Parece del mis- o piedra de forma comparable a una marra ‘tipo de
mo origen Pedro Marral en Figueruela de Abajo ZA mazo’, o a un marro de juego. Marra es común en

54 - Argutorio 43 - I semestre 2020


Zamora en la acepción de ‘límite entre fincas’, ‘mo- la siega» (1651 spc 351). En el mismo pueblo se pre-
jón grande’; también se comprueba en León: en Tierra servaba el uso de la voz morena, especializada en la
de Campos, marra ‘piedra vertical de deslinde’; en el acepción de ‘montón de leña’: útil distinción morena
p. j. de La Bañeza, así como en el área de Benavente / moroñal, que evita la molesta homonimia consta-
y Sarracín de Aliste ZA ‘hito de piedra, mojón’ (lla tada en otros puntos. En San Miguel se ordena a los
IV 636). De ahí que los topn. Marrón suelen formar vecinos que a mediados de febrero «se echen more-
límite entre términos municipales. El Marrón (trifi- nas en el monte». La labor de cortar y amontonar la
nio de Bermillo de Alba, Fonfría y Pino 1907 pñ ‖ leña parece haber sido hecha colectivamente, como
trifinio de Carbajosa, Villalcampo y Cerezal 1907, las demás hacenderas: «el vecino que no llegare con
1911 pñ ‖ raya de Ceadea y Fonfría 1908, 1909 pñ su obrero suficiente [es decir, que no contribuyere la
‖ Brandilanes Bz 25.9.1885). El Marrón es un castro mano de obra exigible a tenor de su participación en
enVillaferrueña. Los Marros (San Cebrián de Castro el monte], se lleve de pena un cuartillo de cada more-
‖ Brozas CC). El Marrón es un peñasco entre Porto na que tuviere echa» (spc 350).
y Pedrazales, en la Sierra Segundera (Bl22.11.1979). Sobre el origen de la forma moroñal, puede sos-
La Marrona (raya de Escober y San Martín de Tábara pecharse el influjo de maraño, marallo ‘línea de hier-
1909 pñ ‖ trifinio de Sejas, Rábano y Viñas 1911 pñ). ba o mies que va dejando tras de sí el segador’ (lla
Se impone descartar un vínculo etimológico con IV 620) sobre el grupo morena / mornal, de étimo
amarrar ‘atar’, voz tardía, que parece de origen náu- separado, pero semánticamente próximo. Existe un
tico (dcech s. v. amarrar). Parece pues que la denomi- ejemplo asturiano, en Cabranes, donde se registra una
nación de este árbol alude a su tronco o su base, que palatalización similar: esmoreñar ‘esparcir la hierba
recuerda un marro, bien sea a través de *piedra [de] para que se seque en el prado’ (dgla); aquí indudable-
marro (disimilado a *piedamarro, o apocopado como mente interviene también marañu ‘reguero de hierba
*permarro> *pelmarro), o de *pie [de] marro. Que- que va dejando el segador al segar’ (dgla). Parece ló-
da la duda sobre el origen preciso de esta metáfora gica la confusión, puesto que las ordenanzas de Sal-
formal: el marro del juego (lla IV 639); o el *marro ce en Las Omañas prohibían el paso con bueyes o
mojón de deslinde. Una fuente adicional de inseguri- caballerías por prados recién segados con marallos
dad es la probable intrusión semántica del homónimo (Flórez 1924: 265).
marra (y su derivado marrada), de etimología proba-
blemente diferente, que se ha aplicado localmente (en
Zamora y León, lla IV 636) a espacios entre surcos o Nueiro ‘ribazo medianero, terraplén o talud entre dos
huecos vacantes en los plantíos. parcelas’

En las ordenanzas de Huergas [de Gordón] y el


Moroñal ‘montón provisional de haces de mies, dis- Millar, de 1831, se prohibía entrar en heredad ajena
puesto en la misma tierra donde se siega’ a buscar «berzas que llaman del campo» (plantas sil-
vestres comestibles o aptas para otros usos), si no es
El término corriente en León y Asturias es morena «por las linderas o nueyros a donde no causen per-
(lla IV 786-788, pet5 230), que también se aplica al juicio alguno» (spc 211). En otro punto se repite el
montón de leña. Es peculiar de la morena de mies su término con valor toponímico: «las tierras del Nueiro
tamaño, más reducido que el de las voluminosas haci- abajo», «las tierras del Nueiro de arriba» (209). Un
nas de las eras, así como la disposición de las espigas léxico del vecino Villasimpliz recoge nueiro ‘peque-
hacia dentro, sin tocar el suelo, y la forma cónica o ño terraplén situado en la parte inferior o superior del
piramidal de base rectangular. Se trata de proteger las sembrado’ (vsmp). En Alba de León, nueiru, noiru
espigas antes del acarreo hacia las eras, evitando pér- ‘ribazo’ (Sánchez Badiola 1991: 30). En Santa Lu-
didas por viento o lluvia. Localmente (Los Argüellos; cía, pueblo colindante con Huergas, aparece Nueiro
Sanabria y Aliste zamoranos, Tras-os-Montes) se usa como apelativo en un deslinde (Bl 28.5.1934), pro-
la forma sufijada mornal como sinónimo. En Dragon- bablemente con el mismo valor con que aparece en
te, pueblo berciano, Elixio Rivas recogió como sinó- otros deslindes provinciales la voz cemba: es decir, el
nimos mornal y morneiro (DdD). De un pueblo del ribazo o escalón con que limita una tierra. Esta voz,
Páramo, Villalcalbiel, consta morona (lla IV 787). que no figura en el lla, parece aislada, aunque sin
La variante recogida en San Miguel del Camino, al- duda debió de tener difusión en el entorno de Pola
dea también paramesa, moroñal, parece combinar de Gordón. Con idéntico valor (‘ribazo o talud usado
ambas formas. Se fijan sanciones para el ganado que para deslinde’) reaparece norio cerca de la capital, en
anduviere «por entre los moroñales en el tiempo de Valdelafuente (Bl 18.5.1935). En el propio término

Argutorio 43 - I semestre 2020 - 55


de León, un deslinde menciona el «norio de varias otro principio constructivo para la portilla: ‘puerta
fincas» (Bl 2.2.1980). de una finca rústica formada por travesaños móviles
La forma sin diptongar tiene vigencia en áreas dentro de las ranuras verticales que tienen las jambas
discontinuas del norte provincial. Norio ‘ribero o tro- de madera del hueco’ (dgla). En Galicia, es del mis-
zo de tierra sin cultivar entre dos propiedades’, ‘ta- mo origen ucheira ‘jamba de una puerta o ventana’
lud entre dos fincas [de secano] de distinta cota’. El (DdD). Véase Gordón Peral (1988: 126).
lla (V 58) recoge la acepción (1) en el partido de
La Vecilla y en Oseja de Sajambre. La acepción (2),
difícil de separar de la primera, consta en La Vecilla.
En Asturias aparecen nuriu, noiru, noru, noiro, nuei-
ru con valores similares (dgla), en Aller y Cabrales,
área que confina con la zona de vigencia de esta voz
en León; así como en el occidente de la región (Eo,
Tapia), enlazando con la forma noiro de algunas ha-
blas luguesas (Ribeira de Piquín, Trabada y Val do
Suarna: DdD). López Morán (1900: 92, 278) recoge
norios ‘hazas de hierba que separan entre sí tierras
en ladera’ en la Montaña leonesa. En Llanos de Alba,
junto a La Robla, aparece el topn. Noiros de la Vega
(Bl 23.4.1966); en el vecino Peredilla, El Noiro (Bl
1.6.1933).8 Lucillo.
Elixio Rivas añade a esta serie una forma con an-
tigua sufijación átona, el gallego nórrago, nórrega,
norgo, norga ‘nudo en el tronco de un árbol’. Citando
a Hubschmid, hace remontar todo a un tema medi- Pezón ‘subdivisión de una ería’; apezonamiento ‘es-
terráneo *nuriu, con un venerable representante en tablecimiento de lotes en la parcelación de una ería’
sardo, el que da nombre a las nuragas (nuraghes) o
torreones megalíticos (Rivas 1994: 75). Blasco Ferrer En las ordenanzas de Oseja de Sajambre, de 1701,
(2009-2010) propone una base *nŭr ‘losa, bloque de se conviene hacer cada cinco años lotes en las erías
piedra’, cuyo núcleo sería pirenaico. o cuencas, tierras grandes de labor que se subdivi-
den anualmente entre los vecinos para su explotación.
«Las cuencas o herías referidas deben cerrarse todas
Osera ‘portilla’ según a prorrata tengan los inquilinos en ellas, o sea,
por los carros de avono, y para ello procederán en
En las ordenanzas de Pardesivil de Curueño (cap. cada una de las referidas herías [a] hacer un apezo-
43) se prescribe que «se pongan oseras que aqueden namiento y medición de cier[r]o; y en un memorial
el ganado, una junto a la iglesia y otra al salir del lu- […] se irán sentando todos los pezones a quien co-
gar hacia La Cándana» (1723 ordVC). Parece un de- rresponda» (Martino 1980: 279). Sin duda es un de-
rivado de ōstĭum ‘puerta’, lat. vulgar ūstĭum, como el rivado de pieza ‘parcela de tierra o prado’, voz muy
asturiano uxera ‘portilla’ <ostiāria (ghla 191; pet2 difundida en el Medioevo (pet4 354), que se conserva
230), con resultado palatal sordo [ʃ]. Este mismo re- en el asturiano de Colunga, Llangréu o Riosa (dgla).
sultado explicaría el topn. Molino de Lujo [del Ujo] También se conserva en Asturias apezonar ‘trocear
en Nuez ZA (1911 pñ).9 Si partimos de uxera, pudo un camino entre los vecinos para su conservación’
castellanizarse como *ujera, *usera, y posteriormen- (datos de A. García Oliveros, ¿área centro-oriental?,
te se vería atraído por el parónimo osera ‘cubil de dgla). Tanto pezón como apezonamiento parecen ha-
osos’. En áreas del castellano, se esperaría *uçera, ber sido, en esta acepción, de uso muy local.
ucera (que también puede converger a osera) pues En la mayor parte de la provincia han sido barri-
el tratamiento sti>ç es regular en Castilla (dcech s.v. dos por un homónimo, de étimo diferente (*peccio-
uzo).10 El uzo de un valle, en un documento de For- lus, dim. de pēs, pēdis, cf. dcech; petiolus para García
foleda SA, de 1568, es la embocadura o tramo final de Diego, deeh), pezón ‘extremo de la lanza del carro;
del valle. sentidos metafóricos similares’ (lla V 349). Con este
En Asturias se comprueba: uxera y fuxera en Ayer, sentido encontramos un derivado, apizonar, en las
‘portilla de finca con quicio’; igual en Los Argüellos ordenanzas de San Miguel del Camino: «cualquiera
leoneses. Una definición, también de Ayer, precisa que vendiere algún carro de leña lo ha de apizonar a

56 - Argutorio 43 - I semestre 2020


su puerta» (1651 spc 351). Es decir, ha de colocar el BERNIS, F. (1995). Diccionario de nombres vernáculos de
carro con la lanza fijada a la puerta, de manera que aves. Madrid: Gredos.
la carga quede a la vista de los que van por la cal- BLASCO FERRER, E. (2009-2010). Ili /*Nur y Cerecotes.
zada. En Asturias se comprueba apezonar, apizonar Dos notas críticas sobre onomástica y reconstruc-
ción de prelenguas. Revista de filoloxía asturiana
‘guiar o dirigir el carro agarrándolo fuertemente por
9-10: 131-159.
el extremo de la lanza, de manera que se pueda ha- DESCOSIDO FUERTES, M. (1993). Vocabulario usual en
cer virar ejerciendo fuerza con la mano’ en Cabo Pe- Valdería. Tierras de León, 33 (91-92): 165-190.
ñas y la franja occidental; en el habla pal.lueza, que ESGUEVA, M.; LLAMAS, F. (2005). El léxico de la flora
penetra en Laciana y Alto Sil, ‘fijar el pezón del ca- silvestre en Zamora. Fitonimia y dialectología.
rro’ (dgla). Se adivina otro miembro de esta familia Madrid: UNED y Velecío Editores.
(despezonarse ‘quebrarse la lanza del carro’) en un FLÓREZ DE QUIÑONES y TOMÉ, V. (1924). Contribu-
topn. de Mecerreyes BU, El Despezonadero (1912 ción al estudio del régimen local y de la economía
pñ), sin duda referido a un paraje escabroso donde popular de España. León: Imprenta Católica.
es fácil que se accidenten los carros. Una referencia FRANCESCHINI, F. (1998). Illessicodella pesca nel do-
minio linguistico romanzo: questioni di struttura-
medieval asturiana a «illo pumar pezoneru» (1227),
zione e di etimologia. En: Ruffino, G. (ed.) Vol.
que García Arias (pet1 167) entendía inicialmente
5. Dialettologia, geolinguistica, sociolinguistica.
partiendo de un seguidor del lat. piceus ‘negro como Atti del XXI CongressoInternazionale di Linguis-
la pez’ (sería insólito el infijo -on-), es posteriormente tica e Filologia Romanza. Tubinga: Niemeyer.
explicada como ‘manzano de hojas o frutas con largo GARCÍA REY, V. (1926). La Cabrera. Estudio geográfico.
rabillo’(pet3 167). Toledo: Imprenta del Colegio de María Cristina.
GARRIDO GUIL, H. (2001). Los curiosos vernácu-
los del pequeño buitrón (Cisticola juncidis) en
Sopozar ‘enterrar [una res muerta]’ la Península Ibérica. Revista de Folklore, 250:
124-127.
GÓMEZ TURIEL, P. (2014). Toponimia y anatomía en
De interés para la etimología de chapuzar es esta
Samir de los Caños. La voz de Samir, 17: 13-15.
cita, en las ordenanzas de Pardesivil de Curueño. Se
GONZÁLEZ ARCE, J.D. (2003). Documentos medieva-
establecía que, en caso de muerte por mal contagioso les de Sevilla en el Archivo Municipal de Murcia:
de alguna res mayor, el regidor había de ir a toque de fueros, privilegios, ordenanzas, cartas, aranceles
campana, con el pueblo, «a sopozarla al puesto acos- (siglos xiii-xv).Sevilla: Ayuntamiento.
tumbrado» (1723 ordVC). Si el dueño de la res in- GORDÓN PERAL, M. D. (1988). Toponimia de la sierra
tenta un aprovechamiento particular como quitarle el norte de Sevilla: estudio lexicológico. Sevilla:
pellejo, recaerá sobre él la tarea, a modo de sanción: Universidad.
«la lleve y la sopoce a su cuenta». Coromines explica LÓPEZ MORÁN, E. (1900). Derecho consuetudinario y
chapuzar como procedente de un *sub-puteāre ‘hun- economía popular de la provincia de León. Ma-
drid: Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C.
dir en un pozo o poza’, señalando que en algunas de
de Jesús.
sus manifestaciones toma el sentido general de ‘su-
MARTINO, E. (1980). La montaña de Valdeburón (Bio-
mergir, hundir’: así en el asturiano de Llanes: sapo- grafía de una región leonesa). Universidad Ponti-
zar ‘meter una cosa en un hoyo cubriéndola de tierra’ ficia de Comillas.
(dcech s.v. chapuzar). MORALA RODRÍGUEZ, J. R. (2009). El proceso de cas-
tellanización al sur de la Cordillera Cantábrica en
el siglo xvii. Lletres Asturianes, 101: 7-22.
*Fotografías: Pablo Pérez García. 27 de octubre de 2019. RIVAS QUINTAS, E. (1994). Lingua galega: nivéis primi-
tivos. Santiago: Laiovento.
RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, J. (1985). El municipio de
San Andrés del Rabanedo y sus antecedentes his-
tóricos. Tierras de León, 25 (58): 48-70.
SÁNCHEZ BADIOLA, J. J. (1991). El dialecto astur-
BIBLIOGRAFÍA leonés de Alba de León. Lletres Asturianes, 39:
23-32.
SÁÑEZ REGUART, A. (1793). Diccionario histórico de
ALONSO GARROTE, S. (1947). El dialecto vulgar leo- los artes de la pesca nacional. Tomo IV. Madrid:
nés hablado en Maragatería y tierra de Astorga: Viuda de Ibarra.
notas gramaticales y vocabulario. Madrid: Insti- TURRADO, M.; CABERO, J. L.; FRANCO, L. (2018).
tuto Antonio de Nebrija. Villamontán de la Valduerna y Quintana y Con-
ÁLVAREZ BARDÓN, Cayetano (1955). Cuentos en dia- gosto. La Bañeza: Fundación Conrado Blanco.
lecto leonés. Astorga: Cornejo.

Argutorio 43 - I semestre 2020 - 57


1
Siglas adoptadas para algunas referencias importantes: municipales (Instituto Geográfico Nacional), a escala 1:25000,
Bl: Boletín oficial de la provincia de León. En <http://biblioteca- realizados en su mayoría entre 1900 y 1920.
digital.jcyl.es>. prcL: RIESCO CHUECA, P. (2013). Testimonios toponímicos del
BOv: Boletín oficial de la provincia de Oviedo. En <http://prensahis- léxico arcaico de las provincias leonesas. Anuario 2011, IEZ
torica.mcu.es>. Florián de Ocampo, 28: 135-216.
Bz: Boletín oficial de la provincia de Zamora. En <http://pren- spc: RUBIO PÉREZ, L. (1993). El sistema político concejil en la
sahistorica.mcu.es>. provincia de León. León: Universidad.
BopP: Boletín oficial de la provincia de Palencia. En <http://pren- vsmp: <http://www.ayto-lapoladegordon.es/villasimpliz/laspala-
sahistorica.mcu.es>. bras/>
cgmp: CUERPO DE INGENIEROS DE MONTES (1859). Clasi-
2
Podría entenderse como apodo de los residentes, pues coitral adquirió
ficación General de los Montes Públicos. Madrid: Imprenta pronto el valor traslaticio de ‘persona decrépita; vejestorio’, como consta
Nacional. p.ej. en el Libro de buen amor.
cme: Catastro del Marqués de la Ensenada, ca. 1750.
3
En ordVC la lectura propuesta es brocal.
dcech: COROMINAS, J.; PASCUAL, A. (1980-1991). Diccionario
4
El actual litro, unidad de medida, hace entrada en España a finales del
xviii, derivado de la medida de granos francesa, litron (dcech s.v. libra);
Crítico Etimológico Castellano e Hispánico. Madrid: Gredos.
DdD: Dicionario de Dicionarios. Corpus lexicográfico da lingua su capacidad era pequeña (unos 0.8 litros).
galega, 2001. En <http://sli.uvigo.es>.
5
Ve en él un continuador del lat. botulus ’morcilla’, con evolución tem-
deeh: GARCÍA DE DIEGO, V. (1985). Diccionario etimológico es- prana a *botlus, y deriva de esta base el butrón arte de pesca. Cita tam-
pañol e hispánico (2ª ed.). Madrid: Espasa-Calpe. bién, en Santander, butillo o butro ‘estómago del cerdo’; de butro pueden
derivarse butrino, botrino, butrón ‘artes de pesca’.
della: GARCÍA ARIAS, X.LL. (2018-2019). Diccionariu Etimoló- 6
En todo caso, para litrón no es aplicable una propuesta dubitativa que
xicu de la Llingua Asturiana. Vols. I-III. Oviedo: Academia
hace Coromines, al aproximar buitrón del catalán bertol< lat. *vertubu-
de la Llingua Asturiana.
lum (dcechs.v. verter) y del italiano bertovello ‘nasa’. Pero Franceschini
dgla: GARCÍA ARIAS, X.LL. (2002-2004). Diccionario General
(1998: 345) explica botirão, buitrón acudiendo a cruces e interpretacio-
de la Lengua Asturiana. Oviedo: Editorial Prensa Asturiana.
nes populares entre vertibulum, *vertibellumy alomorfos (diminutivos
ghla: GARCÍA ARIAS, X.LL. (2003). Gramática histórica de la
de vertebra, con la noción de base ‘anillo’), por un lado, y vultur, por
lengua asturiana: fonética, fonología e introducción a la mor-
otro. Un étimo *bertolón o similar para buitrón resulta increíble a la vista
fosintaxis histórica, Oviedo: Academia de la Llingua Asturia-
de las antiguas citas.
na. 7
No es insólito que el nombre de un ave proceda de la forma de su nido.
lla: LE MEN LOYER, J. (2002-2012). Léxico del leonés actual. El pájaro moscón, de nido abolsado, recibe en Aragón nombres como bo-
Tomos I al VI. León: CEI San Isidoro. tellero, peal, pealero y peduco (Bernis 1995: 136); los últimos evocan un
ordML: Ordenanzas de Mataluenga. En <http://perso.wanadoo.es/zer-
tipo de calcetín rústico. El conocimiento de los nidos era un saber popular
val02/localheritage/document/ Ordenanzas> muy desarrollado entre los niños, que solían entretenerse en buscarlos.
ordVC: BOIXO, G. Ordenanza municipal de Vegas del Condado 8
Plantea dudas un topn. en el Bierzo, La Vallina del Noeiro en Sancedo
[1829]. En <www.vegasdelcondado.com/ ordenanza.htm> (Bl26.2.1936). Es tal vez una variante de nogueiro ‘nogal’, donde la velar
pabr: MARTÍNEZ DÍEZ, G. (1978). Pueblos y alfoces burgaleses desaparece por influjo de la vocal anterior.
de la repoblación. Valladolid: Consejería de Educación y Cul- 9
Aunque la exigüidad del cuerpo fonético permitiría plantear otros éti-
tura. mos.
pet: GARCÍA ARIAS, X.LL. (2000-2014). Propuestes etimoló- 10
Pero en Las Huseras, topn. en Villacorta LE, estará el nombre de un
xiques. Cinco volúmenes: [I] (1975-2000). [2], [3], [4], [5]. arbolito, Euonymus europaeus, de cuya madera se hacían husos. Es casi
Oviedo: Academia de la Llingua Asturiana. descartable, dada la homonimia, que haya tenido uso local una voz de
pñ: Pañoletas o minutas: Borradores del plano topográfico de tºs étimo separado, presente en otras partes:[tierras] yuseras, las de abajo.

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