Consiste en la separación de los elementos leñosos siguiendo la dirección de los
anillos anuales de crecimiento y por lo tanto es observable en el corte transversal de la madera. Dichos espacios adquieren apariencia acebollada. Cuando el árbol está en pie no se notan, y en algunas ocasiones, no aparecen hasta que no se haya secado la madera. Esta singularidad genera una gran pérdida de madera, porque disminuye la resistencia de la madera y aparecen grietas (hendiduras). Causas: Este defecto puede ser causado por las tensiones de crecimiento, aunque también pueden contribuir a su aparición las heladas o los esfuerzos excesivos a que son sometidos los árboles por fuertes vientos. Son las roturas de las capas concéntricas de los anillos de crecimiento de la madera.
Nudo sano o nudo vivo
Conocido también como nudo vivo o nudo fijo. Es la porción de rama interconectada con el resto de la madera que no se soltará o aflojará durante los procesos de secado y uso. No presenta rasgos de deterioro ni de pudrición. Este tipo de nudo se forma cuando las ramas están vivas y son envueltas por el material del tronco, resultando así que sus tejidos son continuos con los del xilema, son aquellos que se secan en el interior del tronco y son cubiertos por las sucesivas capas de crecimiento, y se pueden presentar de diferentes nombres por su posición, nudo de arista, borde en el canto y zona central. Causas: Es el inicio y punto de partida de una rama incrustada. Los nudos no son singularidades desde el punto de vista de la fisiología del árbol, pero a la hora de elaborar la madera crean problemas, y es por ello por lo que se consideran singularidades. Bibliografía
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