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LA POSESIÓN

(THE UNQUIET DEAD)

Dra. Edith Fiore


1987
Título del original inglés: THE UNQUIET DEAD
Traducción de: GUADALUPE RUBIO
© 1987 by Edith Fiore.

La autora trata de la posesión, detectando y liberándonos de los espíritus atados a la tierra


Autora de "Usted ya Estuvo Aquí"

Dedico este libro a las seis mujeres más importantes de mi vida:

Edith Holbert, mi madre


Gail Nava, mi hija mayor
Dana Plays, mi hija mediana
Leslie Strong, mi hija pequeña
Madeleine Fiore, mi madrastra
Ilah LeMoss, mi suegra
Este libro no pretende ser un sustituto a la ayuda médica o psicológica. Yo siempre recomiendo que mis
pacientes vayan a un médico cualificado para sus problemas físicos. Si tienes problemas emocionales o
mentales, debes buscar la ayuda de un terapeuta o consejero profesional.

Reconocimientos
Deseo expresar mi gratitud a:
Mis cinco pacientes que permitieron que narrara sus historiales; Mis pacientes, cuyo coraje y experiencias
contribuyeron al entendimiento de los muertos inquietos, y a mi propio crecimiento espiritual; Jeffrey
Mishlove, Ph. D., por su meditada crítica al capítulo 3; Margaret Jane Kephart, por sus pertinentes
contribuciones al capítulo 3; Ormond McGill, por su amistad, percepciones y ánimos; Ted Chichak, por su
entusiasmo por mi trabajo que sobrepasa sus responsabilidades como mi agente literario; Jim Fitzgerald,
por hacer de este libro una realidad como mi editor; Emma Darknell, por su paciencia, habilidad, amistad e
interés como mecanógrafa; Jon Kennedy, por su experiencia como profesor de redacción y por editar el
manuscrito; Chris Carney, Harriet Handler, Kathy Iverson, Barbara Jones y Barbara Shipley, por sus críticas
constructivas; Reginald Fitz, por el título de este libro y sus contribuciones al manuscrito.

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Contenido
Prefacio
1. Introducción a la posesión
2. De lo natural a lo supranatural
3. Observaciones históricas de la posesión por espíritus
4. Qué sucede cuando mueres
5. Por qué los espíritus permanecen entre nosotros
6. Los efectos de la posesión
7. Caso-estudio - Tony
8. Caso-estudio - Anne
9. Caso-estudio - Peter
10. Caso-estudio - Barbara
11. Caso-estudio - Paolo
12. Entrada del espíritu
13. Detectando la posesión por espíritus
14. Como realizar una desposesión
15. Protegerse de los entes
16. Detectar, liberar y proteger la casa de los espíritus
17. Otros pensamientos sobre los muertos inquietos
18. Preguntas y respuestas
19. Glosario
Bibliografía

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Prefacio
En La Posesión, no intento demostrar que los espíritus existen ni que mis pacientes estaban poseídos. Más
bien, mostraré lo que sucede a diario en mi despacho introduciendo una terapia que, aunque no una
panacea, es efectiva e incorpora antiquísimos conceptos al contexto de la hipnoterapia del siglo veinte.
Mis pacientes y yo empleamos la hipótesis de trabajo de que la personalidad sí sobrevive a la muerte del
cuerpo. A través de los años, muchas personas me han contado haber sentido los espíritus de sus seres
queridos, a veces inmediatamente después de su muerte. A menudo era solamente un saber que estaba
ahí. Otras veces, fueron vistos u oídos, o se notó un aroma identificativo: su perfume o marca preferida de
tabaco de pipa, etc.
Estos espíritus no estaban apegados a la tierra, sino que vinieron a decir "adiós", o eran "visitantes" del
mundo de los espíritus para reconfortar o ayudar. Los entes que no habían tenido una transición exitosa al
más allá eran los que causaban problemas, afectando a personas de forma dañina o destructiva a través de
la posesión.
Ayudando a estos espíritus posesivos a marcharse, se conseguía eliminar sus efectos devastadores, a
menudo cambiando vidas dramáticamente. Porque la desposesión funciona, sentí la necesidad de escribir
este libro. Puede que lo que vayas a leer te trastorne, pero espero que te ayude al explicarte lo que tú has
estado experimentando en ti mismo o en otros. Ofrecerá la esperanza de que problemas que hasta ahora
parecían insolubles pueden resolverse, y que se pueden encontrar técnicas para conseguir este objetivo. Al
menos puedes ganar una nueva perspectiva para entender el comportamiento humano.
Lo que se va a revelar también te invita a abrir tu mente a la posibilidad de que la vida sí continúa después
de la muerte —y esta misma creencia puede tener sobre ti un efecto profundo y de largo alcance.
Comparto mis técnicas terapéuticas con los no profesionales y terapeutas que quieran incluirlas a su arsenal
terapéutico. En cierto sentido algunos capítulos podrían ser considerados como un manual de
entrenamiento para terapeutas profesionales.
Los historiales médicos empleados en La Posesión son de una naturaleza tan personal y sensible que era
importante y necesario proteger la intimidad de mis pacientes. Por esta razón, sólo he ocultado su
identidad, reteniendo las cualidades esenciales que presentaban.
Muchas de las transcripciones literales que ilustran los casos analizados, así como algunos de los capítulos
de este libro, eran repetitivos y confusos. Por tanto, los he editado en interés de la claridad y concisión.
La mayor parte de los casos que leerás eran casos claros y de fácil solución. Pero uno de ellos implicaba
conexiones entre los dos "personajes" el paciente y el espíritu, que retornaban a una vida pasada. Sin
embargo, no necesitas creer en la reencarnación para beneficiarte de los hallazgos o técnicas que
describiré.
Examinemos ahora el papel que juega en las vidas humanas la posesión por parte de espíritus. El capítulo 1
te introducirá en este fascinante y sorprendente tema.

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1. Introducción a la posesión
La enfermera dijo “DOA" Yo estaba por encima de mi cuerpo en la Sala de Emergencias mirando
hacia abajo. Estaba demasiado ensangrentado. Yo no quería que lo salvaran...un mal accidente. Oí
este aterrorizado grito pidiendo ayuda. Pensé, "a lo mejor puedo salvar a alguien, a mí no me pueden
ayudar aquí". Fui a ayudar.
Había un chico joven...también estaba siendo operado. El que gritaba era el espíritu, no el cuerpo. El
cuerpo estaba sobre una mesa, pero seis pies por encima del chico estaba el espíritu...él era como yo.
Estaba aterrorizado, así pues le hablé como a un amigo...y le pedí que me hablara. Finalmente se
tranquilizó...y desde entonces hemos sido amigos.
Ese encuentro tuvo lugar hace cuarenta y seis años. Desde entonces Albert había estado con mi paciente,
Howard, cada día ―dentro de su cuerpo―, como espíritu posesor. Albert salió de su escondite después de
tres años de terapia hipnoanalítica. Tal y como dijo,
―"No pienso hablar contigo! No necesito tu ayuda"
Emergió porque —siguiendo una corazonada— retrocedí a Howard a una amigdalectomía a la edad de
cuatro años para ver si había recogido alguna entidad apegada a la tierra. Ciertas pistas habían señalado en
esa dirección. Durante mi iniciación hipnótica fui interrumpida con grosería por una desconocida y enfadada
voz gutural procedente de Howard. "Él no necesita tu ayuda". Tras esa afirmación empecé una terapia
intensiva con el espíritu, quien más tarde se identificó como Albert. Después de tres sesiones se marchó de
mala gana, con dos camaradas del mundo de los espíritus. Dos semanas más tarde, Howard irrumpió en mi
despacho con una amplia sonrisa en su cara. Antes de sentarse en el sillón reclinable me dijo muy excitado:
―“¡No deseo comer! Por primera vez en mi vida no me interesa la comida para nada. Te lo creas o no. De
hecho tuve problemas para encontrar algo que me apeteciera. ¡Y ni siquiera lo terminé! Todo esto es una
nueva experiencia. ¡Y en los primeros cuatro días perdí siete libras!”
Recostándose un poco en su silla continuó:
―“Realmente estoy seguro de que me libraré de estas últimas noventa libras, y de una vez por todas daré
por terminada mi batalla contra la obesidad”.
Brenda, una mujer negra, alta, y sorprendente, cercana a los treinta, buscaba alivio a unos dolores que
padecía por casi todo el cuerpo, que durante años habían supuesto un reto a los especialistas. Bajo hipnosis
—y regresada a la causa de sus dolores— se liberó de su angustia al enterarse de que Ann, la hija pequeña
de su mejor amiga, había quedado desfigurada en un reciente y fatal accidente de coche. Habló con
reverencia de su profundo amor y apego a Ann. Posteriormente relató haber entrado en la habitación del
hospital donde mantenían a Ann con vida a base de respiración artificial:
―“Quiero entrar sola. Entro...la miro...no se parece a Ann, no se le parece en absoluto...tan golpeada y
aplastada. Su cabeza es tan grande, pero ella es tan diminuta, tan pequeña. La enfermera dice, ‘no
podemos hacer nada por ella’. Simplemente la miro. Desearía poder hacer algo. (Llorando). Es tan bonita-
era tan bonita, tan mona. ¡Hay que hacer algo por ella! No sé qué hacer. Sólo la miro...rezo...¡Estoy tan
abatida! Quizá...quizá pueda llevarla a...podría mantenerla con vida. ¡Puedo hacer algo por ella! Me hago
cargo. Me ocuparé de todo. Seré la primera en ver su cuerpo...iré de compras...y la pondré preciosa...y
prepararé el funeral...y tendré todo listo para ella...el ataúd...las flores...volverá a estar preciosa otra vez.
(Larga pausa). ¡Está conmigo ahora...está conmigo y me gusta!”
Durante la regresión el cuerpo de Brenda se había estado retorciendo y contorsionando. La traje al presente
y —mientras aún estaba profundamente hipnotizada— le expliqué:
―"Necesita ser liberada, Brenda. Su progreso espiritual y felicidad dependen de que se vaya al mundo de
los espíritus. Aquí es una prisionera. Estoy segura de que no se lo deseas. Deja ahora que se vaya".
―"Me resultará difícil, pero lo haré", accedió, secándose las lágrimas de sus mejillas.

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Entonces le dijo " Adiós" a Ann. En pocos minutos la desposesión había terminado.
Howard y Brenda son dos de los más de quinientos pacientes poseídos que he tratado durante los últimos
siete años. Vinieron a mi consulta padeciendo una serie de síntomas y problemas psicológicos y
psicosomáticos.
Desde que me di cuenta de este fenómeno, he comprobado que al menos el sesenta por ciento de mis
pacientes estaban poseídos, y era esta situación la que ocasionaba su malestar. La mayoría de estas
personas fueron liberadas —mediante técnicas de desposesión— de más de una entidad. ¡Algunos
pacientes eran inconscientes anfitriones de hasta cincuenta o más!
La posesión es una condición relativa. Cuando es completa —lo cual es raro— la personalidad original
parece haber desaparecido y haber sido reemplazada por la de la entidad apegada a la tierra.
Normalmente, hay un equilibrio vacilante entre las dos; a veces, el espíritu ejerce sólo una ligera influencia,
mientras que otras veces, él o ella pueden ser extraordinariamente dominantes. En algunos casos hay una
continua lucha interna por el control, repleta de diálogos mentales ¡incluso insultos y órdenes!
Los espíritus que poseyeron a mis pacientes habían sido anteriormente gente de todos los estratos sociales,
quienes —después de la muerte— permanecieron en el mundo físico, y se convirtieron en "personas
desplazadas". Al morir no habían realizado la adecuada transición entre el nivel de la tierra y "el otro lado".
A veces años más tarde, sin cuerpos de su propiedad, se unían accidental o deliberadamente con gente
cuyas vidas a partir de entonces no serían las mismas. Para estos espíritus no había nada peor que
sentenciarse a sí mismos a residir en los cuerpos de otros individuos, ya que por este hecho posponían sus
posibilidades de entrar en el mundo de los espíritus al que pertenecían.
Hay otro tipo de espíritus, históricamente llamados demonios o diablos, sobre los que se opina que nunca
han sido seres humanos. Existen estudios documentados sobre sus devastadores y, en ciertos casos, fatales
efectos. La Iglesia Católica toma muy en serio este tipo de posesión, y emplea a sacerdotes especialmente
experimentados quienes —después de extensas investigaciones y preparaciones— ejecutan un exorcismo
altamente estructurado, el Ritual Romano. Son muchos los exorcistas que han sufrido grandes daños físicos,
mentales y emocionales, e incluso perdido su vida, como resultado de estos encuentros.
Afortunadamente —que yo sepa— nunca he tratado a un paciente plagado de demonios. La posesión por
demonios o satánica no se encuentra dentro del alcance de este libro. Para aquellos que quieran proseguir
este tema, hay referencias relevantes en la bibliografía.
De entre mis historiales, os mostraré cómo la gente se convierte en vulnerable a los entes y qué sucede
cuando los espíritus se entremezclan con sus personalidades.
Quizá os preguntéis cómo yo, psicóloga clínica, me vi mezclada en esta psicoterapia carente de ortodoxia.
El capítulo 2 describirá mis antecedentes, y cómo evolucionó mi terapia, cambiando mi punto de vista.

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2. De lo natural a lo supernatural
El tema de una emisión radiofónica, de una hora de duración, trataba de la diferencia entre un
psiconeurótico y un neurótico. Lo estaba escuchando clandestinamente en mi cama, muy tarde, una noche
a la edad de trece años. Abrió las puertas de todo un mundo nuevo, el mundo del comportamiento
aberrante. ¡Estaba fascinada! Fue ahí y entonces, a las 11 de la noche, cuando decidí convertirme en
psicóloga, y tratar a personas con estos desequilibrios.
Esas distinciones ya no existen, pero mi interés por la psicología anormal y el funcionamiento de la mente
han permanecido firmemente ancladas hasta la actualidad. Mirando retrospectivamente, me doy cuenta de
que lo que realmente me intrigaba era el concepto de mente subconsciente que se discutía e ilustraba con
afloramientos —fobias, obsesiones, coacciones, etc.—. Ahora creo que la mente interna es nuestro mayor
reto, y tan merecedora de ser investigada como el espacio exterior.
Mi curiosidad se ve continuamente estimulada por los sondeos ‘bajo superficie’ de las mentes conscientes
de mis pacientes. Con la experiencia adquirida al haber realizado más de veinte mil regresiones hipnóticas a
más de mil pacientes, a menudo puedo predecir con éxito (ante mí misma) qué encontraremos con estas
exploraciones. Aun y así, cada caso es como un complicado rompecabezas que vamos montando, cogiendo
al azar una pieza aquí y otra aislada ahí. Cuando se coloca en su lugar la última y más importante pieza se
produce una curación instantánea. A veces el proceso es rápido y suave. La mayor parte de las veces es
lento y tedioso, según van aflorando facetas ocultas.
Fui criada en la Costa Oeste, en un entorno muy confortable, con gran cantidad de estímulos por parte de
mis creativos y enérgicos padres. Mi padre, pintor de retratos y caricaturista, era una persona y adorable,
que me animó a estimular mi potencial, desde que era una niña hasta los últimos momentos en que
estuvimos juntos antes de su muerte. Me dio el coraje para tener fe y confianza en mí misma. Con su ayuda
emocional e interés aprendí a arriesgarme, lo cual me permitió explorar dimensiones de la terapia que iban
más allá de mi aprendizaje.
La alegría de vivir de mi madre, unida a su estricta visión alemana de la educación infantil, desarrollaron en
mí una fácil autodisciplina, amor por el trabajo duro, y persistente optimismo. Todas estas cualidades han
sido de un valor incalculable al tratar a personas con problemas durante los últimos diecisiete años.
Después de dos años de facultad universitaria me casé con veinte años, y fui madre. Años más tarde,
completé mis estudios de subgrado, ingresé en el facultad para graduados de la Universidad de Maryland, y
finalmente recibí mi doctorado en psicología clínica de la Universidad de Miami, en 1969. Mi formación
psicológica estaba estrictamente encaminada en la línea del comportamiento, con gran énfasis en la
investigación, y un curso práctico de terapia.
Curiosamente, en el colegio universitario y en las universidades en las que estudié, Freud recibía muy
escaso reconocimiento por sus contribuciones a nuestro conocimiento de la mente y comportamiento
humanos. Y en los textos y clases de mi facultad universitaria y de graduado no recuerdo haber visto
mención alguna, de más de un párrafo, a la hipnosis.
Durante mis primeros años como terapeuta trabajé con niños emocionalmente perturbados. Después de
formar parte de la plantilla de una clínica psiquiátrica infantil, monté una consulta privada, trabajando con
niños, parejas y adultos. Comencé a leer sobre nuevas aproximaciones terapéuticas, e incorporé algunas de
estas técnicas y puntos de vista a mi trabajo.
Después de trasladarme a California, asistí a un taller de auto-hipnosis en el Instituto Esalen, y empecé a
incluir la relajación y la sugestión hipnótica a mis terapias. Debido a mi gran interés por las motivaciones
intensas tras los síntomas, vi la hipnosis como una de las formas más rápidas para acceder a la mente
subconsciente, el almacén de todas las memorias. Según me iba sintiendo más cómoda con la hipnosis,
empecé a usar una aproximación hipno-analítica que he venido utilizando durante los últimos once años.
En un principio mis pacientes encontraron las causas de algunos de sus problemas en sucesos de su primera
niñez que habían reprimido por completo. A menudo, los traumas padecidos en el nacimiento y las cosas

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dichas en el momento del parto tenían un efecto profundo y duradero. Increíblemente, algunos de mis
pacientes recuperaba espontáneamente recuerdos perdidos del período intrauterino, entre la concepción y
el nacimiento.
Una dramática solución de un caso de depresión brotó del recuerdo de un intento de aborto. La mente de
mi paciente, como feto en desarrollo, registró ‘que no era querida’ y que su propia existencia estaba siendo
amenazada. Después de la regresión, su depresión de toda una vida se evaporó completamente.
Una tarde sucedió algo que cambió el curso de mi vida profesional, aun cuando no me di cuenta al
momento. Uno de mis pacientes, que sufría problemas sexuales, se encontró a sí mismo, bajo hipnosis,
como sacerdote católico en el siglo diecisiete. Mientras discutíamos la regresión antes de que se marchara,
dejó claro que él creía firmemente en la reencarnación.
Dado que el concepto de ‘vidas anteriores’ no se me había ocurrido a mí, sino que me parecía un fascinante
y arcaico punto de vista del Este, me sentí intrigada. Pero me sorprendió mucho más cuando llegó para la
sesión siguiente anunciando que ¡estaba completamente curado! Antes de que pudiera descifrarlo, otra
paciente regresó espontáneamente a una "vida anterior", y también ella más tarde me comunicó estar
totalmente liberada de sus síntomas.
El tercer y decisivo caso afectaba a una mujer joven con una obsesión por las serpientes, que sufría
pesadillas con serpientes al menos dos veces por semana, de las cuales se despertaba chillando. Ya que
nuestra investigación bajo hipnosis revelaba que su fobia no procedía de nada que hubiera experimentado
en su vida actual, sino más bien de una encarnación previa —y sintiéndome algo ridícula— la transporté a
un tiempo anterior a su nacimiento.
Ella era un sujeto hipnótico particularmente profundo y excelente. En cuestión de segundos estaba dando
una viva descripción de una antigua ceremonia, probablemente en América Central, con sacerdotes nativos
bailando frente a una pirámide, con serpientes venenosas en sus bocas. Las serpientes representaban todo
lo que era malévolo y terrorífico, y en un momento dado, cuando los sacerdotes las arrojaron al suelo, ella
se agitó violentamente, luego se relajó con una sonrisa gloriosa, mientras los sacerdotes las decapitaban.
Todavía bajo hipnosis, pero de vuelta al presente, se negó "a creer en todo eso", y parecía bastante agitada.
Le di una sugestión post-hipnótica para que olvidara lo que acababa de experimentar. ¡Con este caso
teníamos tanto a un paciente como a un terapeuta no creyentes! Pero también ella volvió a la siguiente cita
muy alegre porque se había librado de todos los temores que había sufrido. Con cara radiante, me contó
que su marido y ella habían ido de camping por primera vez, y se había sentido relajada, sin experimentar
ningún tipo de ansiedad. Añadió, “lo mejor de todo es que, ¡mis pesadillas han desaparecido! ¡Llevo dos
semanas sin tener ni una" Y siguió libre de síntomas.
Pese a todo seguí sin ‘creer’ en la reencarnación, pero veía el valor que tenía este tipo de terapia, que
definitivamente consideré como fantasía. Empecé a emplearla con más frecuencia hasta que, con el tiempo,
se convirtió en una técnica que empleaba regularmente, con excelentes resultados. Mi libro You Have Been
Here Before: A Psychologist Deals with Past Lives, trata el tema en profundidad.
Durante los primeros años, encontré a muchos pacientes deslizándose dentro de otras personalidades
durante el trance hipnótico. Asumí que eran ‘personalidades múltiples’ y lidié con ellas como si lo fueran. Sí
que era raro que algunos pacientes tuvieran tantas "personalidades". Algunas simplemente pasaban con
rapidez. Recuerdo a una "persona" que empezó hablando con una voz muy infantil, y se identificó como
"Susi". ¡Me preguntó si quería saltar a la comba con ella! No volví a saber más de ella.
Para mí era difícil saber qué estaba ocurriendo con estos pacientes, y en especial, encajarlo en un marco
teórico de referencia aceptable. Ninguno de estos pacientes parecía beneficiarse de la investigación de estas
"personalidades", con la excepción de sentirse más cómodos con los distintos aspectos de sus
personalidades que, a veces, estaban destrozando sus vidas. En lugar de sentir que actuaban fuera de su
propio carácter, empezaron a tomarlo como ‘otra parte de sí mismos’. Empezaron a luchar un poco mejor
con parte de su extraño comportamiento. Pero había pocos cambios en esos comportamientos.

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Según me fui interesando más en la metafísica, por mi experiencia con la terapia vidas pasadas, me hice con
una amplia biblioteca. Muchos de los libros, incluyendo El Libro Tibetano de los Muertos1, mostraban la
típica experiencia de la muerte como muy bella, con el espíritu reuniéndose con la Luz y dejando atrás el
cuerpo. La luz, a la que también se hacía referencia como ‘Luz Blanca’ o ‘Luz Brillante’, aparentaba
representar la presencia de Dios. Algunos libros describían casos donde espíritus —o desencarnados—
permanecían apegados a la tierra y a menudo se "unían" a personas vivientes desapercibidas de su
presencia. De esta forma permanecían ‘existiendo’ en el nivel físico a través de estas personas, trayendo a
menudo grandes miserias y, a veces, ¡incluso la muerte!
Según leía estos casos, reflexionando sobre mi anterior trabajo con pacientes que yo asumía tenían
personalidades múltiples, pensé si no habría estado lidiando con espíritus. Quizá eran entes quienes habían
estado hablando a través de mis pacientes, los cuales eran "mediums" involuntarios. Este concepto —la
posesión— también explicaba porqué algunas regresiones parecían solaparse cronológicamente. Quizá no
eran las vidas pasadas de los pacientes, sino las vidas de los espíritus o, si eran recientes, las últimas vidas
de los entes. Armada con esta nueva perspectiva, empecé a escuchar cuidadosamente cuando mis
pacientes describían sus problemas y comportamientos, para detectar si alguna otra persona podía estar
causando su sufrimiento. De hecho muchos de mis pacientes se quejaban de tener otra persona en su
interior. "Mi marido dice que soy dos personas completamente distintas, particularmente antes del periodo"
era un comentario frecuente. Igualmente común era "Ése no soy yo".
Otros me confiaron que "alguien" en su interior boicoteó su resolución de hacer dieta, o de dejar de fumar
o de beber, etc. “Alguien me dice ‘no vas a seguir la dieta. Al mediodía volverás a empezar a comer otra
vez’". Estos pacientes hablaban de sus conflictos muy abiertamente, porque asumían que estaban hablando
de dos partes diferentes de sus personalidades, que estaban luchando en su interior. Pero yo empecé a oír y
a interpretar estos comentarios como posibles pistas de posesión.
A menudo, usando señales con los dedos como guía, le pregunté al paciente hipnotizado si había un espíritu
presente. Muchas veces, se levantó el dedo del “sí”. A veces, después de un titubeo, se levantaba el dedo,
del “no”, pero si yo entonces preguntaba si había alguien que no quería que yo supiera que él o ella estaba
presente, el dedo”sí” descubría al "culpable" También aprendí que los espíritus podían manipular las
señales con los dedos ¡intentando desviarme!
Dando un salto cuantitativo, realicé desposesiones, —liberando a las "almas perdidas"—, y me sorprendía
cuando más tarde estos pacientes me relataban un cese inmediato de sus síntomas, algunos de muchos
años de duración. En particular gente sensible, a menudo, describía haber visto a estos entes, e incluso a
sus seres queridos, que estaban allí para llevarles al mundo de los espíritus. A veces corrían lágrimas por las
caras de mis pacientes mientras resonaban con las emociones de los espíritus posesores. Podían sentir un
pánico abrumador cuando los espíritus creían que estaban siendo sacados, y alegría y desahogo cuando
veían a sus espíritus familiares que venían a por ellos.
Algunos comentaban, "Está menos lleno ahora", "Me siento un poco vacío", "Me han quitado un gran peso
de encima", "Ahora me es posible ser yo. No sabía qué era ser yo todos estos años, que había un yo que
podía ser libre".
Nuevamente, me encontré en el mismo punto en que había estado varios años antes, con mis primeros
casos de regresión espontánea a vidas pasadas: ¡un no creyente participando en algo que parecía obrar
milagros!
Durante este tiempo me acordé de un artículo que había leído en el Baltimore Sun antes de mis días en la
facultad para graduados. Se narraba el extraño caso de una paciente —esquizofrénica irremediable— de
uno de los hospitales mentales más prestigiosos del Este. Según lo recordaba, un domingo su familia la
visitó como de costumbre, llevándosela a dar un paseo en coche por el campo. Tuvo lugar un choque que
resultó afortunado ya que si bien le causó graves daños, en cuestión de segundos la dejó mentalmente sana
—por primera vez en años— ¡y aparentemente se quedó así!

1 EDAF, 1980

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Uniendo esto a lo que estaba sucediendo en mi consulta, empecé a especular con la posibilidad de que
quizá hubiera estado poseída, lo que condujo a un diagnóstico de locura —y que posteriormente el espíritu
fue catapultado a la fuerza de su maltrecho cuerpo.
Me preguntaba si la razón por la cual la terapia con electrochoques a veces daba resultados muy exitosos
con pacientes seriamente deprimidos no era el mismo proceso: el espíritu posesor era ‘sacado’ del cuerpo
del paciente por el shock. Parecía encajar con el creciente campo de conocimiento acerca de que nuestros
cuerpos emiten un campo de fuerza electromagnética.
Los retrocesos de los que se había informado pudieron haber sido causados por no haberse ido el espíritu al
mundo de los espíritus, y haberse quedado apegado a la tierra, en las proximidades de su anterior anfitrión,
el paciente. Entonces, cuando las vibraciones del paciente volvían a la normalidad, el espíritu podía ganarse
nuevamente la entrada.
Mientras intentaba entender estas cosas, leí en un diario la increíble historia de una mujer italiana que se
despertó de una operación hablando un idioma extranjero que no entendía nadie de su familia. Más aún,
no sólo no reconoció ella a nadie, sino que ¡presentaba una personalidad totalmente diferente! Pensando
sobre esto, teoricé que un espíritu, el habitante originario del cuerpo, se había marchado y había sido
reemplazado por otro. Para mí éstas eran y serán preguntas fascinantes.
Mi trabajo con espíritus posesores me ha obligado a revisar mis propias creencias acerca de la vida después
de la muerte y la supervivencia de la consciencia. Con los años, he evolucionado de un no creer en —aun
estando fascinada por—, lo "supernatural", a un aceptar intelectualmente los conceptos de la
reencarnación y la continuación de la personalidad. Todavía no estoy completamente convencida de ellos a
un nivel emocional, y a menudo me encuentro a mí misma preguntándome y sopesando si no será todo una
fantasía. Sin embargo, debo admitirme a mí misma que ¡la terapia funciona! ¿Por qué? Entonces reconozco
los conceptos intelectualmente como posibles dentro de la realidad. ¡Y así nuevamente!
Mi método actual consiste en usar la hipnosis para llegar a la causa del problema, ya sea el recuerdo
reprimido de un suceso de esta vida, de vidas pasadas, o la presencia de uno o más entes posesivos.
A mis pacientes les explico que no intento demostrar que los espíritus existen ni que les están poseyendo,
sino que esta técnica funciona. Incluso añado que yo misma no soy una creyente completa. Acordamos
emplearlo como una "hipótesis que funciona".
La mayoría de mis pacientes son de mente muy abierta, e incluso algunos están convencidos de que los
espíritus existen y que ellos están poseídos. A veces están mucho más dispuestos a aceptar la idea que yo,
al igual que muchas personas de la audiencia cuando doy una conferencia sobre posesión. A menudo,
ofrecen de forma voluntaria "evidencias" de sus vidas o de la vida de otra persona a la que conocen.
Veo a los entes posesores como los verdaderos pacientes. Están sufriendo enormemente, incluso quizá sin
darse cuenta. Prisioneros de hecho, están atrapados en el plano terrenal sintiéndose exactamente igual que
momentos antes de su muerte, que pudo haber tenido lugar hace décadas. No parecen beneficiarse de
ninguna de las actividades positivas o de educación que sus anfitriones han experimentado a lo largo de sus
vidas desde la posesión. Más aún, se están privando de estar en el mundo de los espíritus, que les ofrecería
una vida hermosa y les permitiría la posibilidad de progresar espiritualmente.
Mi objetivo terapéutico es ayudar a los espíritus posesores, al sufrir ellos el mayor de los daños, incluso si
ello significa que mis pacientes deben padecer ‘un tiempo más’ mientras trabajamos la voluntad de los
posesores para que abandonen. Si fuera posible "echarles a patadas" crearía un enorme problema, ya que
nuevamente serían entes desplazados, y quizá se engancharían a otras personas inesperadas que
posiblemente no buscarían ayuda. Esto probablemente conduciría a suicidios o asesinatos como mucho, y
como poco a miseria para los poseídos.
La desposesión puede tener resultados inmediatos y duraderos al aportar un alivio completo de los
síntomas. Es una técnica fácil de emplear en los casos no complicados. Afortunadamente no requiere un
entrenamiento sobre salud mental como sucede con el hipno-análisis (regresión).

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Sin embargo, a veces puede resultar agotadora, con entes testarudos que clavan sus talones y se niegan a
marchar. En el capítulo 14 compartiré mis ideas de cómo puedes ejecutar una desposesión sobre ti mismo y
sobre otros, e incluiré transcripciones exactas de las desposesiones que actualmente uso con mis pacientes.
Veamos ahora los diferentes puntos de vista sobre desposesión a través de la historia, y su resolución.

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3. Observaciones históricas de la posesión por espíritus
En el último cuarto del siglo veinte, muchos pueden considerar ‘supersticioso’ creer que los espíritus de los
muertos son una causa de miseria y sufrimiento entre los vivos. Esto es particularmente cierto ahora, ya
que la mayoría de los científicos encuentran causas biológicas para casi todas las enfermedades humanas,
mentales y físicas. Sin embargo, una breve ojeada a la literatura muestra que, a través de la historia, a
menudo las personas han atribuido las raíces de muchas enfermedades a espíritus posesores, y se han
empleado muchos rituales diferentes para exorcizarlos. También se ha contado que Jesús mismo expulsó
espíritus en muchas ocasiones.
• Jesús predicaba y expulsaba diablos (Marcos 1:39).
• Cierto hombre que había tenido diablos mucho tiempo...Jesús ordenó al espíritu impuro que
saliera del hombre...El que estaba poseído por diablos fue curado (Lucas 8:27-33).
• Maestro, he traído ante ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo...le preguntó a su padre. ¿Desde
cuándo le sobrevino esto? Y le dijo, Desde niño... Jesús censuró al mal espíritu, diciéndole, Tú,
espíritu mudo y sordo, te ordeno, sal de él, y no vuelvas a entrar nunca más. El espíritu lloró,
quedó exhausto, y salió de él: y estaba como un muerto; tanto así que muchos dijeron, Está
muerto. Pero Jesús le tomó de la mano, y le levantó, y él despertó (Marcos 9:17-27).
Estos son sólo tres de los más de veintiséis ejemplos que encontré en la Biblia sobre Jesús exorcizando
espíritus. Durante el primer período cristiano, la habilidad para expulsar espíritus era considerada como una
señal del auténtico discípulo.
• Jesús dio a sus doce discípulos poder para expulsar espíritus impuros (Mateo 10:1).
Incluso antes del nacimiento de la cristiandad, los antiguos griegos y romanos tenían creencias bien
fundadas acerca de los llamados ‘muertos’, y de sus efectos sobre las personas.
• Un hombre enfermo moribundo es aquél sobre el cual un espíritu maligno ha posado su mirada.
(Homero)
• Ciertos demonios tiránicos requieren para su regocijo un alma todavía encarnada; siendo incapaces
de satisfacer sus pasiones de otra forma, incitan a la sedición, codicia, guerras para conquistar, y
obtienen así aquello que ansían. (Plutarco)
• Los demonios son los espíritus de hombres perversos. (Josefo)
Siempre han existido distintos puntos de vista en relación con la naturaleza de los espíritus posesivos. En
algunos casos, las personas creían que eran los muertos. Otras veces, se especulaba que algunos espíritus
nunca habían tenido forma humana, y que eran, sin embargo, siervos de Satán, o incluso Satán mismo. En
este capítulo, examinaremos a los primeros.
Ciertas culturas tenían ideas muy definidas acerca de dónde se originaban los espíritus posesores, y porqué
interferían con las vidas de las personas. Los chinos han tenido una tradición de adoración a sus ancestros
que se remonta a más de diez mil años. Desde su punto de vista, una persona pasa por muchos ciclos, o
vidas. Uno debe estar en buenas relaciones con sus ancestros, ya que continúan existiendo en otro mundo
—y, si se les hace enfadar o se les molesta, pueden volver para hacer daño en este mundo.
Los japoneses también han practicado la adoración a sus ancestros, y creían en los espíritus apegados a la
tierra. Quizá esto explique la popularidad de la secta practicante de exorcismos Mahikari, en continuo y
rápido crecimiento, que en 1970 contaba con cuatrocientos mil miembros repartidos por todo el mundo.
Conocido como la Supra Religión de la Luz Verdadera, mantiene que los espíritus posesivos causan más del
ochenta por ciento de los males humanos, físicos y emocionales. Se dice que sus exorcismos son capaces de
restablecer a la persona poseída, y son miles los tratados a diario con estas técnicas.
Los antiguos egipcios también creían que los vivos eran afectados por los muertos, particularmente los
espíritus de las personas maltratadas o humilladas en su honor, después de morir. Las antiguas tumbas son
un testimonio de su elaborado sistema de creer que la vida continúa después de la muerte. Los cuerpos
eran momificados para que pudieran ser usados después; los órganos internos eran preservados con

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hierbas y ungüentos en vasijas mortuorias con el mismo fin. Las tumbas se abastecían con artículos del
hogar, comida, semillas, animales, y sirvientes para que [el muerto] continuara su forma de vida. Incluso las
esposas eran encerradas vivas en las tumbas para acompañar a los muertos en sus viajes al infierno.
Varios de mis pacientes —durante regresiones hipnóticas— han seguido la pista de problemas actuales de
claustrofobia y miedo a la oscuridad, a haber sido enterrados vivos en esas tumbas. Recordaban su terror
según veían cómo se apagaba la luz de las antorchas, y su respiración se hacía cada vez más difícil antes de
morir sofocados.
Una de las filosofías más altamente desarrollada sobre el mundo de los espíritus y su relación con los vivos
proviene de Asia. La antigua religión de la India —basada en los Vedas o escrituras sagradas—, era la
antecesora del moderno Hinduismo y Budismo, que todavía hoy practican millones de personas. Los
eruditos indios percibían a los humanos como posesores de al menos siete "cuerpos" o "vehículos"
diferentes, de los cuales sólo el más inferior es físico. El resto no son físicos y resultan invisibles a la visión
humana normal. Estos cuerpos corresponden a diferentes planos o niveles de realidad, y cada cual es más
sutil —vibrando a una frecuencia más elevada— que los que están por debajo.
• El cuerpo más próximo al físico es conocido como el etérico, y es el más denso de los cuerpos
invisibles, en término de vibraciones. En ciertas ocasiones, puede ser visto por aquellos que poseen
visión psíquica, o clarividentes. Su forma es la misma que la de un cuerpo físico, controla su salud, y
se extiende unas cuantas pulgadas más allá de él.
• El siguiente vehículo más alto es el astral o emocional, que interpenetra tanto los cuerpos físicos
como los etéricos, extendiéndose varias pulgadas más allá de ellos, formando un óvalo de luces
coloreadas. Dado que controla los aspectos emocionales de los seres humanos, se le percibe como
en continuo cambio, resonando según las emociones de la persona.
• El cuerpo mental es incluso más fino en sus vibraciones que el astral. También interpenetra a los
demás, y contribuye a la expansión del aura.
• Un vehículo mucho más refinado es el cuerpo espiritual. Residiendo fuera del individuo en el nivel
espiritual, es no obstante parte de nuestro ser.
• Las enseñanzas esotéricas discuten cuerpos aún más altos, como el causal (uno de los vehículos
espirituales de más rápida vibración).
La teoría india, basada en las escrituras de antiguos eruditos, es que existe todo un mundo en el nivel astral,
situado entre el mundo físico y el mundo espiritual más elevado. No es un lugar, sino más bien un número
incalculable de niveles, subniveles y, divisiones de subniveles, que se elevan en una escala gradualmente
ascendente, resultado del aumento de frecuencia del grado vibratorio.
El nivel astral inferior es el mundo de los espíritus terrenales. En los niveles más altos del mundo astral
residen los entes espiritualmente desarrollados que se conocen como guías, maestros o profesores.
Se cree que los seres humanos "viajan" a menudo en sus cuerpos astrales hasta el nivel astral cuando
duermen, en ciertos estados de trance, y deliberadamente, mediante la voluntad de una parte de sí mismos
de abandonar el cuerpo físico. A esto último se lo denomina "proyección astral", o "experiencias fuera del
cuerpo".
Los Vedas describen la muerte como el ‘desprendimiento’ del cuerpo humano. El individuo continúa,
viajando hacia niveles más elevados de existencia, llevando consigo sus recuerdos. Después de una estancia
en el mundo astral, el alma sigue elevándose al nivel mental, dejando atrás nuevamente un cadáver —la
envoltura astral—. Más tarde, el individuo va a un nivel astral más elevado, esperando volver a nacer en un
cuerpo físico.
Según el sistema Veda, este ‘reciclaje’ de la verdadera esencia de una persona, de un cuerpo físico a otro, y
la doctrina del karma —la ley de causa y efecto— es esencial para la evolución espiritual. Es a través de la
reencarnación que los individuos pueden purificarse para entrar en el nivel más alto, y reunirse con la
divinidad.

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Pero todos estos importantes ciclos pueden quedar bloqueados si las personas continúan obsesionadas con
deseos terrenales en el momento de su muerte. En este caso permanecen atrapados por las vibraciones del
nivel físico. Vistos en el nivel astral más bajo, están tan próximos al nivel terrenal como les es posible,
intentando futilmente satisfacer sus vicios y deseos.
Mientras están en este bajo estado, estos entes apegados a la tierra no pueden hacer progresos
espirituales. No pueden ser liberados de sus vehículos inferiores y elevarse a estadios más altos.
A menudo, según la teoría Védica, descarnados ignorantes o maliciosos buscan a seres vivos para poseerles
a fin de continuar la vida terrenal. Pueden acceder al cuerpo porque el cuerpo astral, que les es visible a
ellos en el aura de la persona, tiene alguna vulnerabilidad a través del cual entran. Después de haberse
incorporado, ejercen su control, que siempre es de naturaleza negativa.
Este punto de vista sobre la posesión ha trascendido en la India y en el Tíbet, y actualmente forma parte de
la famosa tradición médica tibetana, practicada por los tibetanos expatriados en el norte de la India.
Algunos de los dogmas de la antigua tradición Védica resurgieron en occidente durante el siglo diecinueve
en dos corrientes, Teosofía y Espiritualismo. Aun cuando mantenían muchas creencias conflictivas, ambos
puntos de vista mantenían firmemente la creencia de la continuidad de la personalidad del individuo
después de la muerte.
Puesto que nuestra investigación tiene que ver con la posesión por espíritus terrenales, es particularmente
interesante la influencia de estos dos movimientos en sanadores de distintas partes del mundo.
El espiritualismo tuvo un profundo y catalítico efecto en el misticismo sudamericano a través de los libros
del escritor francés Alan Kardec. Kardec escribió sobre la inmortalidad del alma, y la naturaleza de los
espíritus y sus relaciones con los hombres. Mantenía que sus libros le eran dictados por espíritus de un
grado más elevado, transmitido a través de mediums. Hoy en día la influencia del Espiritualismo ha
conducido a rituales de desposesión utilizados por sanadores, mediums e incluso algunos médicos y
psicólogos modernos en Sudamérica.
Durante unas charlas en el Primer Congreso Internacional sobre Terapias Alternativas, en Sao Paulo, en
1985, me llevaron a visitar la Federación de Espiritismo de Sao Paulo, que es una organización albergada en
un edificio tipo colegio. Tres mil quinientos mediums, procedentes de todas las clases sociales —desde
sirvientes analfabetos hasta abogados— tratan a quince mil pacientes por semana —¡sin cobrar!—. Dado
que los mediums creen que están siendo utilizados por sanadores del mundo de los espíritus, es un artículo
de fe no cobrar. Su trabajo consiste básicamente en apartar espíritus mediante la desobsesión
(desposesión).
En la Federación me dijeron que uno de cada cinco habitantes de Sao Paulo es un médium. ¡Hay doce
millones de personas viviendo ahí! Sao Paulo no es una excepción; los mediums se dan en todo Brasil.
En Estados Unidos un primitivo psiquiatra espiritualista, Carl Wickland, M. D., trabajó durante treinta años
con pacientes con serios trastornos que él creía estaban poseídos por entes apegados a la tierra. Su mujer,
Anna —una médium de trances— permitía a los espíritus posesores que hablaran a través de su aparato
vocal. Entonces el Dr. Wickland conversaba con ellos —en un intercambio de ida y vuelta— y les convencía
de su condición. Después de educarles sobre la vida que les esperaba, les convencía para que abandonaran.
Con algunos espíritus recalcitrantes tenía que hacer uso de una especie de terapia a base de electrochoque
para sacarles de los pacientes a la fuerza.
Pensaba que un grupo de espíritus serviciales —la Banda Piadosa— le ayudaban para expulsar a estos
entes, y más tarde les orientaban en el otro mundo. Su libro Thirty Years Among the Dead, publicado por
primera vez en 1924, es un clásico en el campo de la terapia de la desposesión. En él describe su teoría de la
enfermedad mental por posesión por espíritus, incluyendo largas transcripciones de las sesiones que
mantenía con los espíritus que hablaban por medio de su mujer. Sir Arthur Conan Doyle, erudito
espiritualista, decía de él y de su libro:

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"Jamás he conocido a nadie con tan amplia experiencia sobre invisibles. Ninguna persona
interesada en la obsesión, o la curación de la insania por medios físicos, debería perderse este libro"
Otro gran hombre —Edgar Cayce— trajo a la atención del público la opinión de la posesión por espíritus
como causa de enfermedad. Siendo un joven carente de educación, criado en una granja en Kentucky,
Cayce se dio cuenta que podía caer en un trance hipnótico y responder a preguntas sobre cualquier tema.
Desde 1900 hasta su muerte en 1945, dio más de catorce mil "lecturas" en trance. La mayoría eran para
gente enferma a quienes la medicina estándar no había curado.
Aunque despierto era un cristiano Fundamentalista sureño, experto en la Biblia, en trance, Cayce,
conectaba con lecturas de vidas pasadas y místicas que discutían conceptos del karma, reencarnación,
meditación, la teoría de niveles ascendentes, cuerpos múltiples, posesión por espíritus, y mucho más.
En sus discursos sobre espíritus terrenales y posesión por espíritus como causa de enfermedad mental,
Cayce fue más allá que la mayoría de escritores de este tema, sugiriendo complicadas causas físico-
emocionales-mentales y espirituales para la posesión.
Las curas que él prescribía para la posesión mientras estaba en trance incluían el uso interno de oro,
aparatos eléctricos de bajo voltaje, ajuste quiropráctico para cerrar la entrada al sistema nervioso, masaje,
reforma de la dieta, y un sinfín de otras técnicas naturópatas y espirituales.
Más recientemente, en 1982, un psiquiatra británico, Arthur Guirdham, M. D., narró sus descubrimientos
en el libro The Psychic Dimensions of Mental Health. Basando sus conclusiones en su trabajo de más de
cuarenta años, creía que toda forma de enfermedad mental grave puede estar causada por interferencias
de los espíritus. Profundamente dedicado a curar a sus pacientes, sus técnicas son muy parecidas a las de
Wickland. El también usa la terapia de electrochoque para desalojar a espíritus posesores testarudos.
Adam Crabtree, terapeuta en práctica y erudito del mesmerismo, también trabaja con los espíritus
posesores. En Múltiple Man: Explorations in Possession and Multiple Personality, describe su entendimiento
de las condiciones de sus pacientes en términos tanto de posesión por espíritus terrenales como por
múltiples aspectos de la propia personalidad de las personas. Sus técnicas son más bien del tipo persuasivo,
ya que él no usa el electrochoque. También trabaja terapéuticamente con los posesores.
Otro tipo de sanador, los chamanes, son miles a través del mundo. La tradición chamánica —la medicina y
religión del mundo anterior a la cultura escrita— tiene una historia que se puede seguir hasta hace cuarenta
mil años, y se encuentra en todos los continentes. Quizá donde más se conoce en Estados Unidos es entre
los hombres y mujeres medicina de nuestros propios grupos de Nativos Americanos. Los chamanes basan la
mayor parte de su poder en la creencia en espíritus de muchos tipos, y emplean rituales para extraer a los
tipos posesivos negativos.
Recientemente, ya que existe un reconocimiento mayor de su valor como forma de terapia, estos sanadores
han comenzado a enseñar a médicos y psicólogos las técnicas de curación chamánicas. La admisión como
posibilidad de que las creencias de los Nativos Americanos curen a los espíritus ha alcanzado incluso a la
fortaleza de ‘escepticismo académico’ que es la comunidad antropológica americana. Uno de los más
conocidos expertos antropológicos en chamanismo, Michael Harner, dejó boquiabiertos a sus colegas y
deleitó a sus alumnos creando una sociedad de curaciones chamánicas. Actualmente viaja por todo el
mundo enseñando las técnicas de curación chamánicas.
En la actualidad está aumentando rápidamente el número de trabajadores de salud mental que usan una
variedad de técnicas de desposesión. Conforme su trabajo se da a conocer, otros buscan el aprendizaje.
Aparte de los autores arriba mencionados, existen muchos otros excelentes terapeutas que a diario liberan
a pacientes de problemas emocionales, mentales, físicos y espirituales, y de síntomas, mediante la
liberación de almas perdidas ignorantes que son las verdaderas receptoras de la terapia.
Hemos visto que a lo largo de la historia registrada, —y probablemente mucho antes—, las personas han
creído en la posesión por entes terrenales. Esta creencia ha atravesado todas las fronteras, en términos
tanto de tiempo como de estructura social.

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Personas nada sofisticadas, así como eruditos y grandes filósofos se han comprometido con este punto de
vista. Ello no prueba su validez, desde luego. Al igual que la reencarnación, la vida después de la muerte, el
alma, y muchos otros conceptos, la posesión por espíritus muy probablemente no pueda ser ‘demostrada’.
Para mí, como terapeuta que trabaja con personas con preocupaciones, que no son felices y sufren —tanto
emocional como físicamente— la prioridad no es aportar pruebas. ¡La prueba son los resultados! Porque la
terapia de la desposesión elimina el dolor y el sufrimiento y, —desde mi punto de vista—, su uso
continuado está justificado.
Entender el proceso de la muerte es esencial en nuestra continua búsqueda de las motivaciones que hay
tras la posesión, así como para su solución. El siguiente capítulo mostrará cómo los pacientes
experimentaron sus muertes y estados post-muerte al recordarlos bajo hipnosis.

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4. Qué sucede cuando mueres
¿Qué piensas qué ocurrirá contigo cuando te mueras?
Mis hallazgos clínicos sugieren que la vida sí continúa después de la muerte biológica. Pacientes
hipnotizados, regresados a vidas anteriores, se encuentran a sí mismos tan "vivos" justo después de la
muerte del cuerpo como antes. Recuerdos, personalidad, percepciones, emociones, pensamientos
continúan sin parar. Desde luego, la inmortalidad del alma parece estar corroborada por regresiones a las
vidas pasadas. Investigadores de la "muerte clínica", o de los estados "próximos a la muerte" han informado
sobre hallazgos que básicamente son idénticos a los de mis pacientes regresados. Su material procedía de
entrevistas a cientos de personas que habían muerto y revivido posteriormente. Desde 1975, con el libro
del Dr. Raymond Moody, Vida después de la Vida2, ha crecido rápidamente el campo de las muertes clínicas
y experiencias próximas a la muerte, siendo significativo que los investigadores estén de acuerdo.
La mayoría de mis pacientes rememorando encarnaciones previas bajo hipnosis, narraban experiencias
sobre la muerte que eran asombrosamente similares.
Al parecer la muerte implica una transición suave y natural, sin pérdida de consciencia, a un reino espiritual.
Mis pacientes notaron una inmediata sensación de alivio de los dolores, incomodidades o miedo que
habían estado experimentando justo antes de abandonar sus cuerpos. Casi todos relataron una sensación
de elevación y flotar. Podían ver con claridad sus cuerpos debajo de ellos, y cualquier otra cosa que
estuviera sucediendo alrededor. A menudo intentaban asegurar a sus familias que se encontraban bien y
con vida. Con una maravillosa sensación de libertad, continuaban su elevación y eran atraídos hacia una
brillante luz blanca. Se les unían seres amados que ya habían muerto, y a menudo un espíritu sabio y
confortante, altamente evolucionado, o un guía. Se encontraban a sí mismos en cuerpos perfectos;
cualquier defecto había sido corregido. Si habían sido ciegos, ahora veían perfectamente; si sordos, ahora
tenían un oído agudo. Si sus cuerpos habían quedado mutilados por accidentes de coche, estaban enteros e
intactos. Increíblemente, sus cuerpos-espíritu parecían tan reales y sólidos como habían parecido
anteriormente sus cuerpos físicos.
Si la regresión continuaba, narraban experiencias de una existencia rica y plena en otro mundo. Llegado un
momento, revisaban con sabios consejeros la vida que habían dejado, y la veían entera como si de una
película se tratara. (Personas que casi se han ahogado o han escapado de la muerte por milagro, a menudo
narran experiencias similares de haber visto pasar toda su vida ante de sus ojos, como un destello.) Tenían
claro que esta revisión tenía como finalidad permitirles ver dónde habían pasado pruebas con éxito, y
dónde habían fallado. Los espíritus consejeros señalaban lo que aún tenían que aprender para conseguir el
progreso espiritual necesario. La siguiente encarnación se planeaba en función de este conocimiento.
Las fichas de mis pacientes están repletas de transcripciones de regresiones que ilustran la típica
experiencia con la muerte.
Lo que sigue a continuación procede de un paciente varón de veintiséis años, Joe, que sufría de depresión,
bronquitis crónica, y una alergia más bien rara. Cada vez que bebía leche o comía nueces, desarrollaba a
continuación una espesa mucosidad en la garganta que aumentaba enormemente su ya persistente tos.
Siguiendo instrucciones de regresar al suceso responsable de sus alergias, se encontró a sí mismo como un
joven viviendo en Georgia en el siglo XIX. Describió una niñez frustrada e irritable durante la cual buscaba
peleas como solución a su ira, peleas que ganaba fácilmente debido a su fuerte constitución. Siendo aún
jovencito, mató a un hombre y se escapó para unirse al Ejército Confederado. Posteriores sugestiones
hipnóticas tendentes a llegar directamente a la causa de sus alergias descubrieron lo siguiente:
Estoy recostado contra un árbol y el tamborilero está vertiendo leche cuajada en mi desgastada taza.
La taza tiene una grieta y tengo que beber lo más rápidamente posible antes de que se salga toda.
Estoy comiendo las nueces pecanas del suelo...Hace semanas que no comemos comida normal. Veo un
río lento y fangoso próximo a los árboles. Los otros hombres están tumbados al sol o sentados bajo los
árboles, comiendo pecanas, y todos estamos vestidos con andrajosos uniformes grises. Estoy muy
2 EDAF, 1978

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cansado...y estoy pensando en desertar. He peleado durante toda mi vida, pero ahora estoy luchando
con personas que quieren y pueden devolver la pelea...y tengo miedo. No veo muchas pistolas y las
que veo no están cargadas...Estamos sin munición desde hace semanas. Me doy cuenta de que el
cuchillo que tengo es la única protección que me queda, la única forma en que puedo devolver la
lucha. Oigo ruidos de pies que corren y de cascos de caballos...ahora gritos y cornetas...¡estamos
siendo emboscados!
Saltamos y corremos, tratando de atravesar el arroyo. Mis pies se atascan continuamente en las
rocas. Surgen detrás de nosotros, disparándonos con rifles, nos damos la vuelta y luchamos, aunque
la mayoría no tenemos revólveres. Dos soldados saltan sobre mí y me sujetan bajo el agua, doblando
mis brazos hacia atrás hasta que me duele la espalda. Saco mi cabeza del agua y un chico joven con
mirada de odio en su cara empieza a golpearme con la culata de su rifle, llamándome rata de agua.
Me estoy ahogando y tragando agua. (Larga pausa).
Ahora tengo la sensación de estar flotando como si me estuviera elevando fuera de mi cuerpo, y a la
vez veo cómo mi cuerpo flota río abajo junto con los cuerpos de otros chicos que conozco. Miro
alrededor y veo que también ellos se han elevado de sus cuerpos, me doy la vuelta y veo a mi abuelo
bañado en Luz dorada. Dice, ‘vamos muchacho, la guerra ha terminado’. Otros chicos que conozco
también vienen; gente como mi abuelo en nuestro pueblo. Les dice ‘Venid todos. La guerra ha
terminado también para vosotros’.
Siento una enorme sensación de alivio. Oigo un piano así como otras voces; una muy, muy
claramente. Esta voz es como un destello, y casi la oigo, pero no del todo. Yo mismo soy casi como un
destello y eso es todo lo que hay. Veo el mundo claramente, pero rápidamente, como si todo se
estuviera moviendo a gran velocidad.
Selecciono las cosas que hice mal. Me están diciendo mis errores y me doy cuenta de ellos sin
sentirme incómodo por ello. Sé que tengo que sobreponerme a la ira y al odio, y aprender a ser menos
egoísta. Creo que llegué a un acuerdo con la voz en la Luz dorada.
La mayoría de experiencias de muerte recordadas por mis pacientes hipnotizados eran tan sencillas y
predecibles como la de Joe. Sin embargo, otras eran a veces bastante diferentes. En lugar de una transición
suave de un mundo a otro, algunos recuerdan haber huido aterrorizados de la Luz, o apartarse de sus
parientes que se han ido (en espíritu), o guías. Muchos no se habían dado cuenta de su muerte, ya que se
sentían vivos, y se hallaban totalmente confundidos y asustados, sobre todo cuando no podían entrar en
contacto con sus supervivientes. Estos individuos permanecían apegados a la tierra —ligados al nivel físico
—, a pesar del hecho de haber muerto.
De hecho algunos de estos espíritus parecían mezclarse con, o poseer a, seres vivientes. Este proceso se
reflejó claramente en la regresión de una joven paciente, Linda, a la que se le estaba tratando de una
depresión tan grave que era un caso inminente de suicidio. Durante el trabajo hipnótico se vio a sí misma
como uno de estos espíritus "desplazados", un varón depresivo. La transcripción comienza minutos antes
de su muerte:
Me siento muy deprimido. Me siento preocupado, furioso y confuso. Es por mi mujer. Me ha sido
infiel. (Llorando). Es preciosa y es una persona muy feliz...y yo no lo soy...pero es capaz de hacerme
sentir bien. Duele que me haya sido infiel. ¡La necesito! He intentado con todas mis fuerzas ser lo que
ella quiere, pero ella no me quiere. (Larga pausa).
Veo un río que está prácticamente seco y hay un puente que lo atraviesa. (Pausa). Ahora estoy sobre
el puente...ya no me quiero quedar aquí. Sencillamente es muy doloroso. Cualquier cosa sería mejor
que esto. No hay nada que me retenga...nada que me obligue en absoluto. Creo que estoy perdiendo
la cabeza. (Pausa). Me subo a la barandilla...salto.
Estoy en el lecho del río. (Larga pausa). Me siento muy raro...mi cuerpo se siente extraño. Puedo
ponerme de pie y puedo ver mi cuerpo en la arena. ¡Pero todavía estoy aquí! ¡Maldita sea! ¡No es
justo! Estoy tan enfadado...No funcionó. ¡No es justo! Estoy asustado. Hay una brillante luz alrededor

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mío...y ¡la odio! (Pausa). Quiero irme. Corro por el lecho del río apartándome de mi cuerpo. Me
tropiezo con arbustos y árboles porque ahora está más oscuro. Pero algo no va bien ¡algo no marcha
bien! No lo entiendo. Me doy contra un árbol y lo atravieso. Estoy asustado y confuso. ¡No me gusta
esto en absoluto! Es como estar ciego, tanteando y golpeándote con las cosas. Me tumbo aquí un
rato...
Durante la misma sesión, el hombre, ahora un espíritu, prosiguió recordando su atracción por, y
subsiguiente posesión, de una chica joven:
Me encuentro tan solo. He estado aquí durante mucho tiempo. Es triste y tengo miedo y estoy
enfadado. Da la sensación de que llevo aquí toda una vida. Oigo a gente; se están divirtiendo. Están
en la playa, jugando. Me acerco a ellos, pero me ignoran. ¿Por qué no pueden ayudarme? ¿Por qué
no me quieren ayudar? Me siento tan miserable y ellos están tan contentos. ¡Me hace enfadar!
Hay una chica joven muy hermosa, que está feliz y preciosa —pero ni siquiera se para a mirarme— ni
siquiera se da cuenta de mi presencia. (Linda agita los puños y luego se muestra confusa.) Traté de
pegarle. No entiendo; no sé qué ocurrió.
Es como si ahora estuviera con ella; soy parte de ella, de alguna forma. Es mucho mejor ahora. Tengo
más calor ahora. Ella es muy feliz y yo aún me siento muy triste, pero puedo sentir lo que ella siente.
Me gusta cuando ella se siente bien. Pero es ella la que se lo está pasando bien —y eso también me
pone de mal genio. (Larga pausa). Ahora ya no se divierte tanto como solía.
Al parecer tarde o temprano todos los espíritus van a la Luz, incluso después de haberse quedado atascados
en el nivel físico durante décadas. Con los suicidas, he averiguado que muchos permanecían como
desencarnados, sintiéndose tan deprimidos como lo estaban antes de sus muertes hasta que fueron
"rescatados" por espíritus ayudantes, o poseyeron a incautas personas vivas. No obstante, otros que se
mataron a sí mismos fueron inmediatamente hacia la luz.
Una interesante descripción del viaje hacia la Luz fue proporcionada por una paciente deprimida que revivió
haber cometido suicidio en una vida anterior. Después de su muerte, permaneció vagabundeando en el
nivel cercano a la tierra durante cierto número de años. Cuando recordó estas experiencias, la avancé al
momento en que el espíritu encontró la Luz.
Fue hace mucho tiempo. Estoy confusa...vacilante. Estoy intentando elevar mi nivel de consciencia. Lo
intento, pero no puedo. Veo recuerdos de Luz, pero no la puedo encontrar. La Luz emite destellos,
pero no está aquí. Aparece y desaparece. Voy a la deriva... busco. Sé que la Luz significa algo. Cuando
se aproxima, me siento mejor. Siento paz desde arriba. Sé que me tengo que acercar a ella. Sé que
tengo que hacerlo...tengo que encontrarla. Tengo que hallar esa paz dentro de mí.
Viene...viene. Alguien me está ayudando. Alguien me guía. Alguien me está ayudando a encontrar mi
paz...encontrarme a mí misma...encontrar mi ser interior...encontrar mi destino...mi suerte.
Me uno a la Luz. Entro en la existencia con la luz; pero la Luz no es el final. La Luz es el principio. Hay
mucho más para mí que la Luz. Hay espíritus más allá de la Luz. Hay más espíritus como yo. Me
adentro en la Luz. Algunos espíritus entran fácilmente. ¡Algunos me adelantan tan deprisa! Algunos
tienen problemas para seguir a mi paso. Estoy intentando descubrir algo más acerca de la Luz. ¿Qué
hay al otro lado? ¿Qué es lo que hace ir a esta gente...a estos espíritus? ¿Por qué? ¿Qué es?
Me encuentro bien aquí. El frío está desapareciendo...ha desaparecido. Hay calor. Hay ternura...hay
paz, pero no paz total. Hay más paz y felicidad más allá de la Luz. Eso lo puedo ver. Sé que está ahí.
Sin embargo, no es fácil atravesar.
Alguien me está ayudando. Tropiezo y me caigo. ¡Oh! Mi guía me está ayudando. Hay muchos
espíritus. Me comunico con todos estos espíritus. Ahora hay mucha felicidad. Me siento feliz. Me
siento mucho mejor de lo que jamás me he sentido. Siento júbilo. Ya no me siento sola. Pertenezco a
algo.

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La Luz está detrás de mí. Es azul...ahora es azul cristal. La Luz todavía brilla detrás de mí, pero todo es
azul. Es...es una unidad. Es un principio que jamás podría conocer. Es un estar juntos...es un
compartir. No sé porqué todos comparten conmigo. Y yo estoy empezando a compartir con ellos.
Estoy abandonando mi dolor. Me están haciendo sentir feliz. Me están dando fuerza, eliminando mi
confusión, guiándome, a través de sus sentidos —sus pensamientos— su experiencia. Ahora ya ha
terminado... ¡ha terminado!
Por las regresiones de mis pacientes, parece que ir a la Luz es una experiencia universal. La Luz en sí es
descrita de varias formas, como "dios", "amor incondicional", "una preciosa luz como el sol", y por la
mayoría como indescriptiblemente bella y maravillosa. Una típica experiencia de ella es que "hace calor, y
me siento protegido. Debe ser Dios. Me siento arrepentido de todo lo que he hecho"
Otra descripción frecuente viene ejemplificada por lo siguiente:
―“No estoy preparado para marchar. ¡No! Quiero quedarme con mi amigo. Mi guía me dijo que no sería
bueno para mí. Necesito bendecirle y moverme. Nos fuimos. ¡La Luz es inmensa! Simplemente preciosa. Y es
caliente. De pronto, me siento verdaderamente bien. ¡Me siento verdaderamente feliz! Mi guía se está
riendo conmigo. Estoy diciendo que necesito volver con mi amigo. Él me dice que no es posible, que tengo
cosas que hacer. Todo está bien. No importa lo que hicieras o dijeras. Está bien. ¡Me encuentro tan bien!”
Ya has visto lo maravillosa que es la experiencia de la muerte cuando el individuo hace la transición hacia la
luz. Es hora ya de examinar las razones por las cuales muchos se resisten a esa experiencia, y permanecen
en el mundo físico sin cuerpos de su propiedad, y, en su ignorancia, se condenan a sí mismos a una
miserable existencia terrenal.

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5. Por que los espíritus permanecen entre nosotros
En mi experiencia clínica he encontrado varias explicaciones básicas de porqué ciertos entes permanecen
ligados al nivel material, en vez de completar sus transiciones al mundo espiritual. Las más comunes son:
ignorancia, confusión, miedo (especialmente de ir al infierno), apegos obsesivas a personas vivientes o a
lugares, o adicción a drogas, alcohol, tabaco, comida y sexo. A veces también un erróneo sentido por un
trabajo inacabado compele a los espíritus a permanecer en el mundo físico. Algunos permanecen
decididamente para obtener venganza.
Comunicándome con estos espíritus a través de pacientes hipnotizados, he aprendido que algunas personas
estaban tan convencidas, durante sus propias vidas, de que no había nada después de la muerte, que
simplemente ‘se negaron a ver’ a miembros de su familia, o a los guías espirituales que vinieron a por ellos.
En su lugar, vagaron a la deriva en un estado de confusión e ignorancia que a menudo duraba años.
Cuando se les preguntaba, normalmente negaban estar muertos, diciendo algo parecido a:
―"Cuando estás muerto, estás muerto! ¡Estoy aquí ahora, así es que no estoy más muerto que tú".
Si bajo hipnosis les retrocedía al momento de sus muertes, y les pedía que miraran sus propios cuerpos
físicos sin vida, se negaban a ello, o decían estar dormidos, o que [los cuerpos] pertenecían a otra persona.
A fin de convencer a una entidad particularmente testaruda de que su cuerpo había muerto, la regresé al
momento de su muerte. Declaró con vehemencia, "Estoy durmiendo... estoy durmiendo sobre una cama de
satén. ¡No estoy muerta, lo sabes! ¡No lo estoy! ¡No puedo —no quiero— ver nada más"
Momentos después, reconoció unos espíritus que le eran familiares, incluyendo a su marido fallecido y a
una íntima amiga. Dijo,
―"No me vas a decir que estoy muerta. No estoy muerta. Ahí está Betty. Ella está muerta. Quiere que vaya
a su casa. Pero no puedo ir con ella porque está muerta. Betty me está gritando, ¡estás muerta! ¡Estás
muerta! Pero no! Yo no estoy muerta"
Después de hablar más con ella acerca de la naturaleza de la muerte, finalmente fue capaz de aceptar su
verdadera condición, y voluntariamente partió con su marido y con Betty.
Algunas personas estaban en un estado de confusión tan profundo cuando murieron que simplemente no
se dieron cuenta de que estaban muertas. Esto es particularmente cierto en el caso de los suicidas. Muchos
de ellos, aunque no todos, vagaban sin dirección, haciendo intentos inútiles para conectar con los vivos.
Este era el caso de la persona anteriormente mencionada que se mató saltando el puente. Ese espíritu
podía ver su cuerpo tendido en la arena, pero el hecho de su propia muerte no causó impresión alguna en
él. Más tarde no podía entender porqué la gente en la playa no le respondía.
He visto casos de suicidas que sí experimentaban un proceso mortal normal. No obstante, parece ser que
cuando cometen suicidio sólo están posponiendo la ejecución de sus lecciones y retrasando su progreso
espiritual, ya que tendrán que encontrarse a sí mismos en otra situación de prueba, con el suicidio como
opción de fuerza, en alguna vida futura.
La confusión también suele ser común entre personas que han experimentado una muerte súbita e
inesperada. Algunos permanecían donde habían muerto durante horas, meses, y en algunos casos incluso
años. Un hombre joven que se mató en un accidente de coche permaneció en la escena mirando cómo los
médicos metían su cuerpo en una bolsa de plástico, sin entender el significado de lo que estaba sucediendo.
Entonces —sintiéndose solo— vagó hasta el salón del motel donde había estado actuando
como músico, y se quedó petrificado cuando la gente no le podía ver y no le hablaba.
Contándome esto, bromeó, "Me sentí como Casper, el fantasma misterioso"
Otro hombre, que también murió en un accidente de coche, se quedó en un estado de
alucinación durante veinticuatro horas en el lugar del accidente, simplemente con la vista

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clavada en el lugar donde su coche se había salido de la carretera saltando a un río, antes de, en cierto
modo, regresar a su casa, donde intentó comunicarse con su familia sin éxito.
Un jovencito que recibió un tiro en la cara no conseguía abandonar su cuerpo desfigurado. Recuerda:
"Estaba confuso, no sabía qué estaba sucediendo. Estaba perdido. No sabía adonde ir. Sólo recuerdo
que la persona que me disparó sencillamente se fue en coche y me dejó ahí"
Otros entes confesaron estar tan avergonzados de sus anteriores hechos que no querían ver a sus espíritus
queridos. A menudo aquellos que habían sido educados en un fuerte ambiente religioso estaban
aterrorizados de ir al infierno. Estos asustados espíritus a menudo se resistían desesperadamente a las
ayudas que aparecían en el momento de su muerte.
Uno rehusó —en reiteradas ocasiones— ir con su madre al mundo de los espíritus porque tenía enormes
remordimientos por su anterior práctica de adoración al diablo. Creía que ella nunca le perdonaría, ya que
había sido una católica convencida. La desposesión sólo tuvo éxito cuando su madre fue finalmente capaz
de convencerle de que le perdonaba por completo.
Otro espíritu posesor, un joven negro, veterano de guerra, criminal de la calle, y drogadicto, que había
cometido suicidio, rehusó en un principio marcharse con su madre y tía que vinieron a buscarle. "Ellas son
buenas, y yo no puedo ir donde ellas están, porque yo hice cosas malas como beber, y robar, y arrollar
personas", confesó.
Una joven que creía fuertemente que el infierno era su castigo por cometer suicidio, se alejó tímidamente
de los espíritus ayudadores. Finalmente se fue cuando su madre literalmente la arrastró fuera.
Los apegos obsesivos eran otra de las razones que obligaban a algunos entes a seguir sujetos a la tierra.
Padres que permanecían para "ayudar" a sus hijos según iban creciendo; maridos que permanecían por
verdadera preocupación afectuosa hacia sus esposas. Pero por buenas que fueran las intenciones, el
enganche de los espíritus siempre causaba graves problemas: los padres súper protectores retrasaban el
crecimiento y desarrollo de sus hijos, porque les afectaban con sus temores; los esposos amantes se
preocupaban mucho cuando el viudo superviviente se volvía a casar, y a menudo creaban problemas
deliberadamente en los nuevos matrimonios.
En un caso, el espíritu de un joven permaneció cerca de su hermano más pequeño que le había idolatrado a
fin de poder "ayudarle". Como el ente había sido un adicto a la marihuana, el hermano vivo comenzó a usar
también esa droga, y al cabo de poco tiempo estaba usando otras.
Un caso particularmente fascinante implicaba a un compasivo cirujano que, habiendo muerto de repente
en un accidente de coche, volvió a su propio hospital y fue atraído hacia el cuerpo de un bebé aún en el
seno materno, y a punto de nacer prematuramente. Comentó:
“La pobre criatura iba a nacer tan pronto —siete meses y medio, con sólo un kilo cien gramos de
peso—, y necesitaba más. Estaba demasiado débil para sobrevivir por sí misma. Yo le podía dar más;
podía darle la fuerza que necesitaba hasta que pudiera seguir por sus propios medios. Era diminuta,
tan diminuta. Me necesitaba, y yo la necesitaba a ella. Todavía necesitaba experimentar cosas; con
ella podía experimentar lo que quería y no había podido”.
Después de su partida —más de veinte años después— el paciente dijo,
―"Era amable, pero parece ser que se hizo con tanta parte de mí que no me dio la oportunidad de crecer".
Otro espíritu, una madre cuya hija había muerto, era reacia a abandonar a mi paciente, una chica de
diecisiete años, porque la chica le recordaba a su propia hija desaparecida.
Pero los motivos de los entes posesores no siempre eran benignos —a menudo eran maliciosos— ¡incluso
vengativos!

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Varios de mis pacientes estaban plagados por espíritus de personas que en vida les habían sido hostiles.
Muchos habían sido asediados por entes viciosos que nunca conocieron. ¡Algunos de hecho eran
atormentados por espíritus que odiaban a los otros espíritus que ya poseían a los pacientes!
Una paciente, mujer de mediana edad, estaba poseída por varios entes, entre los cuales había dos
hermanas. Quedó claro que la hermana mayor habitaba a mi paciente sencillamente porque estaba
siguiendo a su hermana en un esfuerzo obsesivo de controlarla. Cuando la hermana menor se marchó con
sus seres amados, el ente finalmente se marchó, para alivio de mi paciente.
Al igual que existen individuos cuyas vidas se centran en obtener venganza, existen espíritus del mismo tipo.
Si habían sido asesinados, o sentían que les habían perjudicado, permanecían después de la muerte para
deliberadamente dañar a sus "malefactores"
Como gente viviente, sus vibraciones eran inferiores a las de la mayoría y, como criminales y adictos, para
ellos era fácil permanecer apegados a la tierra. Algunos incluso tenían intenciones de matar a la persona
que poseían. Veréis un ejemplo de esto en los casos de Peter y Barbara, en los capítulos 9 y 10.
Los espíritus también permanecían frecuentemente ligados al nivel terrenal porque estaban obsesionados
con un lugar, normalmente su antigua casa o tierra. En un enigmático caso, una entidad femenina poseyó a
mi paciente de niña, cuando su familia edificó su casa sobre un terreno que había sido el panorama de la
antigua casa del espíritu, hace más de ochenta años. La vengativa entidad primero había intentado expresar
su rabia sobre el padre y la madre de la niña. Pero como las auras de los padres eran demasiado fuertes, mi
paciente, entonces una criatura de siete años, se convirtió en su víctima. Desde el momento de la posesión
en adelante, la personalidad de la niña cambió drásticamente; se convirtió en una persona extremadamente
tímida y especialmente temerosa de hablar en público.
En su regresión, encontramos que la entidad posesora había sido colgada públicamente por asesina ante la
exaltada multitud. Su último recuerdo era el de "un mar de caras hostiles". Este miserable espíritu había
llevado las emociones de su traumática experiencia a la niña que poseyó. Cuando finalmente se marchó, mi
paciente quedó inmediatamente liberada de su antiguo temor y dio una charla en su iglesia sin ningún tipo
de ansiedad.
Una de los apegos más fuertes que anclan a los espíritus al mundo físico es la adicción al alcohol, drogas,
sexo, fumar, incluso comida. Si una persona moría en las garras de una tal adicción, la sensación más
imperiosa después de la muerte era la sustancia adictiva, o la sensación. El espíritu permanecía ciego al
abandono, buscando solamente satisfacer la necesidad. Los espíritus guías o familiares eran ignorados, la
Luz brillante pasaba desapercibida.
He tratado a muchos de tales pacientes adictos. Espíritus adictos tendían a apiñarse alrededor de adictos
vivos, y de los lugares que frecuentaban, intentando experimentar nuevamente lo que una vez fue el tema
dominante de sus vidas. De hecho llegaban a experimentarlo otra vez después de poseer al individuo. A
partir de ahí, ejercían el control y ¡obtenían lo que querían, cuando lo querían!
Casi sin excepción, cuando había una adicción a drogas o alcohol, el paciente albergaba a más de una
entidad, todos ellos también adictos. Una mujer de cuarenta años, alcohólica recuperada, ‘seca’ durante
casi cuatro años, pero aún padeciendo fuertes depresiones y ansiedad, estaba poseída por dieciocho
entidades alcohólicas, algunas de las cuales llevaban con ella desde que tenía diez años.
Los pacientes adictos a las drogas, incluyendo el alcohol, normalmente ‘abrían la puerta’ a la posesión al
mostrarse en principio indulgentes con las drogas, atrayendo así a los espíritus adictos. Pero en otros casos,
sencillamente estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado, en un bar o en una fiesta, que
por su naturaleza ya había atraído a espíritus a la espera de ser ‘consentidos’.
Cuando un proyecto importante no se completa, a menudo existe la necesidad de terminarlo. Esto puede
proseguir tras la muerte, a menudo ligando a los espíritus al mundo material. Frustrados en sus vanos
intentos por finalizar su trabajo, estas entidades pueden eventualmente poseer a otros para vivir —y
trabajar— temporalmente a través de ellos. Entonces los poseídos sienten la inexplicable necesidad de
hacer cosas hacia las que antes no sentían interés alguno.

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Sin importar las necesidades que tan desesperadamente estén intentando satisfacer, los espíritus apegados
a la tierra están inmensamente frustrados, confusos y descontentos; no pueden encontrar paz ni
satisfacción duradera mientras habitan los cuerpos de otras personas. Verdaderamente son almas perdidas
que no saben que se están haciendo daño a sí mismas.
Su influencia sobre las vidas y comportamientos de sus ignorantes anfitriones es siempre negativa, ¡a veces
fatal!
En el próximo capítulo se mostrará cómo los espíritus atrapados en el nivel tierra afectan a sus víctimas.
Aprenderás acerca de la gama de síntomas y problemas causados por la posesión.

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6. Los efectos de la posesión
Los entes apegados a la tierra, desencarnados o incorporados, parecen permanecer exactamente igual que
momentos antes de su muerte. Es como si hubieran sido "congelados en un molde" ya que mientras
permanecen vinculados al mundo físico no cambian ni se benefician de nada que experimenten. Conservan
todas sus actitudes, prejuicios, adicciones, habilidades, intereses, temores y ataduras previas. Si sus
muertes entrañaron dolor físico, éste continúa sin disminuir incluso durante décadas. Si fueron
anestesiados, o estaban drogados por alcohol, sustancias recetadas o sustancias ilegales antes de morir,
permanecen en el "espacio" y "flotando" en tanto permanezcan vinculados a la tierra.
Los entes posesores que cometieron suicidio siguen sintiéndose desolados, al margen de lo que
experimenten sus anfitriones. Permanecen miserablemente deprimidos.
● Grado de posesión
La posesión en sí misma puede ir desde ser prácticamente total, ―en cuyo caso el habitante original es
reemplazado casi totalmente―, hasta una influencia mucho menor. Algunos de los factores que determinan
la amplitud de la influencia son:
- la fortaleza intrínseca del individuo comparada con la del espíritu posesor, y
- condiciones que debiliten al poseído como estrés, abuso de drogas, enfermedad, etc.
Cuanto más renuncie el poseído a controlar su consciencia, mayor será la influencia de sus posesores. Si los
poseídos beben, particularmente si se emborrachan, están inconscientemente dando el control a las
entidades. Las amnesias son ejemplos de total —aunque temporal— rendición de la consciencia. Por ello
otros dicen "es una persona completamente distinta cuando está borracha". ¡Lo es! Su papel había sido
reducido a cero durante aquel tiempo.
● Edad cuando son poseídos
Uno de los factores más importantes en la posesión es cuando tiene lugar. Una gran mayoría de mis
pacientes fueron poseídos cuando eran niños pequeños, en especial durante hospitalizaciones para
operaciones como amigdalectomías, o durante graves enfermedades. ‘Recoger’ un espíritu cuando el
paciente tiene una tierna edad, y crecer con él "a bordo" hace prácticamente imposible que las personas
poseídas puedan discernir con claridad los límites entre sus propias personalidades y las de sus posesores.
Oigo quejas como "Siempre he tenido un genio violento", y "Mi madre me decía que he tenido dolores de
cabeza desde que aprendí a andar".
Cuando la posesión tiene lugar en los primeros años, a menudo el poseído tiene miedo de que los espíritus
se marchen, temiendo que "No quedará nada", o "No sabré quién soy", o "Estaré solo".
La posesión debilita el aura del niño y crea vulnerabilidad para una mayor posesión. Mis hallazgos indican
que las personas poseídas a una edad temprana están poseídas de forma múltiple cuando son adultos, cada
entidad desestabilizando adicionalmente la integridad y protección del aura.
Por otro lado, si la posesión tiene lugar cuando los individuos son mayores, las diferencias entre “el antes y
el después" se pueden establecer de forma más clara. En estos casos, los pacientes hacen comentarios
como: "Desde el accidente no he vuelto a ser igual", o "Siempre fui un niño feliz y popular en el bachillerato,
luego, hace tres años, comencé a retraerme y me hundí en estos malos humores". Especialmente comunes
son comentarios como: "Sé que no soy yo", "Nunca haría tal cosa —pero lo hice", "Mi marido dice que soy
como dos personas diferentes", o "Creo que tengo una personalidad múltiple".
En la mayoría de casos hay una mezcla de personalidades, y la incidencia de la posesión se percibe muy
vagamente, si es que se percibe.
● Posesión por espíritus del sexo opuesto
Cuando las personas son poseídas por espíritus del sexo opuesto, parece ser que su sistema hormonal se ve
afectado, siempre de forma negativa.

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Casos de síndrome premenstrual (SPM) a menudo desaparecen de inmediato tras una desposesión exitosa.
En muchos pacientes, uno de los motivos para la reducción del apetito era este tipo de posesión.
La posesión por espíritus del sexo opuesto deriva en tensión y distanciamiento en las relaciones maritales o
de pareja. ¡A menudo, a los posesores les disgustan las esposas, o incluso las odian! Ya que los poseídos
aceptan estas emociones como suyas, la destrucción prosigue rompiendo las relaciones. En uno de mis
casos, una paciente femenina seriamente poseída por un colérico joven drogadicto se volvió
desmesuradamente hostil hacia su marido. Su relación se deterioró hasta el punto de la separación y
finalmente el divorcio, a pesar de mi consejo en contra.
Las entidades del sexo opuesto a menudo son la causa de una gran parte de la confusión acerca de la
identidad sexual. La homosexualidad, transexualidad y travestismo son resultados extremos de este tipo de
posesión.

Escala de efectos
● Síntomas físicos
El acto de la posesión produce en sí mismo fatiga en el individuo, en ocasiones agotamiento. Todos los
pacientes poseídos que yo he tratado percibieron una disminución de su nivel de energía. Normalmente
oigo: "Estoy agotada cuando llego a casa del trabajo"; "Solía permanecer levantada hasta las 11 de la
noche pero ahora me acuesto a las ocho y media". Considero este drenaje de energía como resultado de
que los espíritus posesores tienen unos sistemas de energía muy débiles. Literalmente están chupando
la energía de sus anfitriones. Se lo explico a los pacientes así:
"Es como una batería abasteciendo las necesidades eléctricas de un coche y medio. La entidad no
tiene un cuerpo, y por ello no utiliza tanta energía como tú, pero su actividad y pensamientos
requieren energía, así es que te la quita a ti".
Parece ser que los espíritus traen una impronta de sus cuerpos físicos, exacta a cuando murieron. Esto
afecta al organismo vivo de los poseídos. Según la teoría esotérica, los cuerpos astrales más inferiores de
los espíritus se entremezclan con los cuerpos etéricos de los vivos, resultando en una mezcla de ambos.
Esto crea una ‘muestra’ en los cuerpos físicos, para que manifiesten posteriormente algunas de las
anteriores características físicas de los posesores.
Así pues, la posesión puede derivar en síntomas físicos de todo tipo, entre los cuales:
• dolores, más frecuentemente dolores de cabeza, incluyendo jaquecas3, síndrome premenstrual con
edema (retención de agua); agujetas; falta de energía o agotamiento; insomnio; obesidad con
hipertensión derivada; asma y alergias, etc.
Una paciente femenina, Sally, sufría rachas de sofocos y sudoración que habían aparecido de forma
repentina, aun cuando su menopausia había comenzado hacía años. Estaba tan trastornada que tenía
que cambiarse de camisón y mudar las sábanas varias veces durante la noche debido a su abundante
sudoración. Peor aún, tuvo que dejar de dormir con su marido, ya que él generaba demasiado calor
adicional. Descubrimos que recientemente había incorporado a un espíritu menopáusico el cual,
afortunadamente, la abandonó de inmediato al descubrir su verdadera condición. ¡Para regocijo de su
marido, Sally se vio librada instantáneamente de sus síntomas!
Otra paciente femenina contó que después de una desposesión le había desaparecido el dolor de ciática,
que llevaba padeciendo desde hacía más de quince años. No se descubrió la identidad del espíritu
posesor, por ello sólo podemos suponer que él o ella era una persona con ciática.

3 Dolor de cabeza recurrente e intenso, localizado en un lado de la cabeza y relacionado con alteraciones vasculares del cerebro.

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Un dolor de nuca crónico y una depresión fueron totalmente eliminados cuando el espíritu que se había
ahorcado en prisión fue transportado al mundo de los espíritus por sus seres queridos. Mi paciente se
sintió cómoda, tanto física como emocionalmente, por primera vez en años.
Algunos pacientes se quejaron de sentirse "borrachos" o con resaca, sin razón aparente. Sólo después de
desposesiones exitosas se dieron cuenta de quién había sido responsable, y quedaron finalmente
liberados de estos síntomas.
La posesión por un espíritu que ha muerto como persona de edad avanzada a menudo deriva en
síntomas comunes a la gente mayor, como visión borrosa, malestar, dolores, y cansancio generalizado.
Una mujer de unos veinte años buscó ayuda médica durante varios años a raíz de un intenso dolor
abdominal y sensación de decrepitud y vejez. No quedó liberada de estos síntomas hasta que realizamos
una desposesión. El posesor era el antiguo propietario de su casa, que había muerto de cáncer en el
intestino en el dormitorio que había sido suyo y que ahora ocupaba mi paciente.
Conforme he advertido antes, es imprescindible consultar al médico de cabecera cuando notes un
problema físico. La desposesión no debe ser el sustituto a un buen cuidado médico.
● Problemas mentales
Muchos de problemas mentales son resultado de la intervención de los espíritus. El que más prevalece
es la falta de concentración, "emborronándolo todo" como dijo un paciente. Otro dijo, "Mi mente se
toma pequeños descansos como si pegara un salto momentáneo", y "Una parte se cierra, se queda en
blanco"
Problemas de memoria, como olvidarse de algo que se ha dicho o hecho, perder salidas en la autopista,
etc., son típicos.
En mi profesión ciertos "olvidos" ocasionales de citas terapéuticas reflejan la resistencia del espíritu a la
desposesión. Esto es particularmente evidente cuando hemos estado trabajando con entidades
recalcitrantes.
La razón por la cual ‘olvidar’ es un problema es que hay dos o más personas habitando el mismo cuerpo,
y que todos van "a lo suyo" de vez en cuando. El espíritu posesor puede decidir que quiere helado, y el
paciente "regresa" para verse con su mano puesta en la puerta del frigorífico, sin poder recordar porqué
lo está abriendo. Esto, desde luego, depende de cómo estén interactuando los dos. Cuando uno toma el
relevo y el otro desaparece es cuando se experimenta ese tipo de comportamiento. En otros casos, los
pensamientos de la mente del espíritu son recogidos y ejecutados por el poseído, sin ruptura en la
conciencia.
Algunos pacientes comentaron que solían tener aptitudes en ciertas materias como matemáticas o
deletreo, y después eran un desastre en las mismas. Un ejemplo extremo de cómo los espíritus
interfirieron en el funcionamiento mental es el caso de Tony, relatado en el capítulo 7. Veréis cómo fue
casi expulsado del colegio universitario después de un comienzo brillante.
● Problemas emocionales
Las emociones siempre se ven afectadas cuando hay una desposesión. Ansiedad, temores y fobias
fueron en muchos casos rastreadas hasta los posesores, aun cuando normalmente los pacientes asumen
la responsabilidad de las reacciones. A menudo oí comentarios como: "Siempre me gustó conducir, pero
ahora, cuando me acerco a la autopista, me vuelvo loco", o "He estado esperando esta sesión toda la
semana, pero según venía, casi me mareo y ¡por poco no me salgo de la sala de espera!”. Esto nos
desvelaba quiénes eran verdaderamente los ansiosos.
Frecuentemente las fobias están relacionadas de forma lógica con las actuales circunstancias de la
experiencia previa a la muerte que los entes recuerdan vivamente. Cuando las personas a las que poseen
se encuentran en situaciones similares, los temores originales retornan y los poseídos, al
experimentarlos, asumen que son reacciones propias suyas, sin darse cuenta que están poseídos.

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Este era el caso de un paciente particularmente sensible, Lynn, un médico muy conocido, que no podía
entender qué le había sucedido. Durante siete años, inmediatamente después de una cirugía electiva4,
fue incapaz de conducir su coche dado el miedo que experimentaba. Su ansiedad desaparecía si era otro
el que conducía, salvo que condujera por la vecina autopista de la costa que pasaba por encima del agua.
Esta situación le resultaba extremadamente confusa, ya que una de sus anteriores alegrías en la vida
había sido participar en carreras de coches.
Bajo hipnosis se convirtió con facilidad en el espíritu de una joven que se suicidó por un romance roto,
lanzado impulsivamente su coche desde esa misma autopista. Mientras caía hacia el océano estaba
aterrorizada. Su cuerpo fue llevado al mismo hospital en el que se encontraba Lynn. El espíritu,
disgustándole el frío del depósito de cadáveres y sintiéndose confuso y asustado, vagó hacia un piso
superior entrando en la habitación de Lynn, donde rápidamente la poseyó.
Cuando intentaba liberar a un espíritu asustado, incorporado a un paciente que asumía estar poseído, al
paciente le seguía resultando difícil experimentar pánico, y negar que fuera suyo. A medida que el
paciente iba creyendo más que pertenecía a la entidad, más rápidamente podía controlarlo.
A menudo se rastreaban las depresiones hasta llegar a espíritus que no se daban cuenta de que estaban
muertos. Según he explicado en el capítulo 5, algunos de los que se suicidaban permanecían ligados al
mundo físico porque estaban aterrorizados de ir al infierno.
Muchos continuaban tan deprimidos que no veían ni a sus espíritus ayuda ni a sus seres queridos. Dado
que seguían siendo suicidas, ¡suponían un verdadero peligro para la propia vida de los poseídos!
Regresiones a vidas pasadas mostraban que a veces entes dementes habían conducido a sus anfitriones
al suicidio.
● Adicción a las drogas y al alcoholismo
Junto a la depresión, el síntoma de posesión por espíritus más devastador es el abuso de la droga y el
alcohol. Una vez que los espíritus adictos conquistan la entrada, literalmente acogotan a sus víctimas.
Los anfitriones entonces interpretan el impulso hacia el uso de las drogas como totalmente suyo. Bajo la
influencia de la sustancia, renuncian aún más al control sobre sus vidas. Esto les permite a los espíritus
—normalmente posesiones múltiples— ser indulgentes consigo mismos, ya que no son ellos los que
tienen que pagar el precio de relaciones rotas, salud quebrantada, trabajos perdidos, e incluso mayor
pérdida de la propia estima y respeto.
Por sí mismo, el uso continuado de la droga debilita el aura, permitiendo una fácil posesión por aún más
espíritus en busca de un ‘muñeco facilón’, o ‘pelele’, tal como han sido descritos por sus posesores.
Dado que la personalidad original está invadida por los espíritus adictos, la terapia resulta difícil, las
entidades desde luego no apoyan el ser ‘ayudadas’. En su ignorancia, no quieren dejar "lo bueno".
Afortunadamente, en casos excepcionales he podido ayudar a algunos pacientes a liberarse de su
esclavitud, incluso en una o dos sesiones. Sin embargo lo normal es una larga lucha durante la cual el
paciente a menudo sucumbe y abandona el tratamiento.
Este tipo de posesión puede ser peligrosa para la vida: una sobredosis fatal o un accidente de coche.
Muchos de mis pacientes han escapado de la muerte de milagro, según se ilustra con el siguiente
ejemplo.
Glen, un agente de cambio y bolsa en su cincuentena, buscó ayuda porque durante veinte años había
estado sufriendo de insomnio. Conversaciones posteriores revelaron un serio problema de bebida que
había empezado cuatro años antes. Después de unas cuantas sesiones, destapamos a una entidad
alcohólica, John, que le había poseído durante una hospitalización hacía cuatro años. Aparentemente se
marchó con su ser querido después de una desposesión sin complicaciones.

4 Una cirugía electiva es cuando el paciente tiene el tiempo necesario para evaluar cuidadosamente los riesgos y beneficios del
procedimiento, e identificar qué es lo más adecuado.

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Unos cuantos días más tarde Glen llamó para una cita de emergencia, explicándole urgentemente a mi
secretaria que no podía esperar a su siguiente cita programada. Según entró en mi despacho al día
siguiente, tenía un aspecto terrible. Después de caer colapsado en el sillón reclinable, se descolgó con lo
siguiente:
―"La noche después de nuestra cita dormí durante toda la noche, por primera vez en veinte años. ¡Pero
cuando me desperté por la mañana, me sentía enfermo! Casi no podía bajar a la cocina para
prepararme el café. ¡Mi cabeza me estaba matando! ¡No me lo podía creer! Sobre el mostrador de la
cocina estaba el vodka. ¡Un litro entero vacío! La noche anterior estaba sin abrir. Debí bebérmela entera.
Ahí, junto a la botella, había un cuarto entero de requesón comido, no quedaba ni una cucharada.
Verdaderamente me aterroricé. ¡De milagro que no estaba muerto! Gracias a Dios, me comí el requesón.
Y, sabes, no recuerdo nada".
Glen continuó, diciéndome que después de lo ocurrido estaba confuso y tremendamente deprimido. Le
aterrorizaba volverme a ver, e inmediatamente canceló su próxima cita. Luego reflexionó y se preguntó si
realmente John le había abandonado. Descolgó el teléfono y solicitó verme lo antes posible. Bajo
hipnosis, quedó claro que John se había ido un poco más allá, pero que sólo había abandonado
temporalmente el aura del Glen. Según declaró, "Al ser descubierto me sentí acorralado". Admitió que la
desposesión le había trastornado profundamente. No tardó mucho en volver a deslizarse en el cuerpo de
Glen.
―"Él estaba durmiendo, pero yo no. ¡Todo lo que quería era una bebida! ¡Estaba aterrado! Bajé a la
cocina y me bebí el vodka. Luego pensé ‘esto podría matarnos’ Así pues me comí el requesón".
Después de tranquilizar a John, se intentó otra desposesión. En esta ocasión me aseguré de que estaba
bien asido a su mujer muerta y finalmente partió con ella. ¡Funcionó! Desde ese momento Glen perdió
todo deseo por el vodka.
● Afición a fumar
A diferencia del abuso de drogas, la adicción a la nicotina no causa tanto debilitamiento del aura ni
distorsiona la consciencia en gran medida. Los efectos son menos destructivos, mental y
emocionalmente, pero causan bajas en la salud de los individuos. He tratado a personas que se han
quejado de enfisemas incipientes, o que están bajo la amenaza de un cáncer de garganta, y que tienen
todos los motivos para dejar de fumar, pero no pueden.
Los entes adictos no se preocupan en absoluto por la salud de sus anfitriones. Creen que si el anfitrión
muere encontrarán otro idiota. ¡Para los pacientes es todo un desahogo cuando las desposesiones han
sido un éxito! Experimentan de inmediato no sólo el deseo de dejar de fumar, sino que también se ven
libres de los síntomas de abstinencia.
● Problemas de peso y obesidad
Uno de los problemas más definidos que los terapeutas (médicos o psicólogos) tratan a diario es el de
peso u obesidad. Obviamente, la posesión es solamente una de las muchas causas de esta preocupación
nacional que va en aumento. He tenido pacientes que han encontrado a entidades en la raíz de sus
problemas con el control de peso. No sólo había espíritus responsables del aumento de peso, sino que
no estaban interesados en hacer dieta, y estaban decididos a seguir con su placer de comer todo lo que
les apeteciera. A veces nuestras pistas estaban claras porque el aumento de peso se producía
rápidamente tras una situación en la que la posesión era especialmente factible: después de una
operación, la muerte de un ser querido, etc.
Sylvia, una deliciosa mujer de unos cuarenta años, se sentía feliz cuando desapareció su largo y obsesivo
deseo por los dulces —la cruz de su lucha crónica por el peso— después de nuestra primera sesión,
durante la cual yo había realizado una desposesión generalizada. Al principio de nuestra segunda
reunión explicó:

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―"Los dulces no me interesan para nada. ¡No me lo puedo creer! No te haces una idea de cómo
dominaban mi vida. Sólo pensaba en comer algo dulce, y cuando lo hacía no me satisfacía, tenía que
ejercer todo el control que podía reunir. ¡He sido así desde que puedo recordar! Ahora ni siquiera pienso
en ello".
¡Los espíritus traen con ellos sus propios deseos! El deseo por el chocolate desapareció junto al suegro
fallecido de mi paciente, que la había estado poseyendo desde su muerte. Su familia le conocía como
"chocohólico".
Otra paciente me contó que la mañana que se comprometió consigo misma para empezar una dieta, una
voz dentro de ella le dijo,"¡No voy a permitir que hagas dieta. Olvídalo. Corre de mi cuenta"
La entidad posesora, que la había dominado durante muchos años, partió cuando se convenció de que
en el mundo de los espíritus podía comer todo lo que quisiera. La necesidad de comer de más
desapareció con ella.
● Problemas de relaciones
Las relaciones sufren verdaderamente como resultado de la posesión, porque hay implicado un
inesperado "ménage á trois", o de más de tres. Un niño desagradable puede estar albergando un
espíritu vicioso cuyos valores son diferentes a los de la familia del niño. Un marido podría estar
relacionándose con un espíritu masculino posesor de su mujer. Un cambio de papeles entre compañeros
o parejas involucradas a menudo deriva en una atracción sexual errática. Incluso las relaciones entre
empleado y empleador pueden verse afectadas por la misma razón, que queda ilustrada en el caso-
estudio de Anne en el capítulo 8.
● Problemas sexuales
Dado que muchos espíritus eran mayores cuando murieron, a menudo las personas a las que poseen
experimentan síntomas de envejecimiento, incluyendo una notoria disminución de su apetencia sexual.
Los ‘cuelgues’ sexuales son parte del repertorio que muchas entidades traen consigo. Sus propios
problemas y propensiones se manifiestan cuando los poseídos están comprometidos en el sexo. ¡En
algunos casos, incluso se le prohíbe al poseído acercarse a su pareja! Este era el caso de Paolo, sobre
quien leeréis en el capítulo 11.
Una de las causas de la homosexualidad es la posesión por espíritus del sexo opuesto. Si la posesión tuvo
lugar antes de la pubertad, el desarrollo sexual se vio desorganizado desde entonces, y el poseído creció
creyendo que era él quien deseaba parejas sexuales del mismo sexo, cuando eran los entes los que
estaban haciendo la elección. Todo paciente homosexual al que he hecho una desposesión tenía al
menos una entidad excesivamente dominante del sexo opuesto que estaba determinando la preferencia
sexual. Estos pacientes a menudo contaban que se sentían como "atrapados" en cuerpos del sexo
equivocado. Algunas de estas personas estaban considerando operaciones transexuales irreversibles,
siguiendo el deseo del espíritu de conseguir hacer que el cuerpo del poseído fuera lo más parecido
posible a su propio cuerpo muerto. He tratado a un cierto número de travestidos, todos con espíritus
posesores del sexo opuesto. Eran ‘ellos’ quienes compraban la ropa y se arreglaban para satisfacer su
capricho, para confusión y vergüenza de sus víctimas.
Este capítulo te ha proporcionado una visión de cómo las vidas de los individuos pueden ser
secuestradas por espíritus posesores. Por los casos anteriores puedes ver que los efectos de la posesión
pueden ser desastrosos y, a veces, fatales. Los siguientes cinco capítulos —cada uno, un caso-estudio
completo— dan una visión profunda no sólo de los devastadores resultados de la posesión, sino también
de cómo se inició. Verás cómo la terapia de la desposesión benefició a esas pobres personas sufrientes,
los poseídos y los posesores. Estos casos fueron seleccionados de entre los cientos de pacientes de mis
ficheros, para proporcionarte un entendimiento de la angustia procedente de la posesión, de las propias
personas que fueron —en la mayoría de los casos— víctimas conscientemente involuntarias e
inesperadas de los espíritus.

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7. Caso-estudio – Tony
Tony entró dubitativamente en mi despacho, con sus anchas espaldas caídas como si cargara un peso
abrumador. Se hundió en la silla, pareciendo estar exhausto, a pesar de tener un cuerpo joven y musculoso.
Si hubiera tenido una expresión diferente, hubiera sido el retrato de la salud. De hecho, era lo
suficientemente guapo como para ser actor de cine.
Arreglado cuidadosamente, espeso pelo negro, rizado, enmarcaba una robusta cara que reflejaba su
herencia italiana. Frunciendo el ceño y buscando la forma correcta de expresar sus sentimientos, comenzó:
―"¡Toda mi vida ha cambiado y tengo miedo! Solía ser un estudiante A, y ahora actualmente estoy
suspendiendo, mis notas son equivalentes a veintes y treintas! Me estoy expulsando del colegio
universitario. ¡Todo mi futuro se está yendo por el sumidero! No sé qué está sucediendo".
Explicó que durante los últimos cuatro meses le había sido imposible concentrarse e incluso recordar temas
que acababa de leer. Peor aún, le resultaba difícil entender a sus profesores, cuando anteriormente él había
estado fascinado con la materia y era el primero de su clase. Quería ser médico. Ahora, se preguntaba si se
vería haciendo un trabajo manual toda su vida.
El Dr. Adams, oncólogo y amigo de la familia, había estado ayudando a Tony a decidir una especialidad
médica. Había mucha relación entre los dos y, por su descripción, el Dr. Adams daba la impresión de ser un
médico poco común. Tenía la habilidad de ver auras, y de "leer" a las personas con intuición precisa.
También tenía unas fuertes habilidades sanadoras, que empleaba silenciosamente mientras tocaba a las
personas durante las exploraciones físicas. Tony confesó que su amigo había mostrado gran preocupación
por él durante este período de cuatro meses, y que le había animado a buscar ayuda.
―"Tony, para cada problema hay una solución. Cuando vemos humo, sabemos que hay un fuego en alguna
parte. Nuestro trabajo es encontrar el fuego, y apagarlo. ¿Puedes recordar exactamente cuando empezó
este problema".
―"No sé qué lo causó. ¡Un día era diferente! Pensé que era el estrés de tener sólo unos pocos meses por
delante para graduarme, y la preocupación por si sería admitido en un colegio médico. Además, estaba
toda la presión extra de exámenes e informes. Parecía ser que todos tenían la misma fecha tope".
Añadió que estaba teniendo problemas con su novia.
―"¡Cualquier nimiedad me hace explotar! Estoy irritable con ella la mayor parte del tiempo. No entiendo
esto, antes nos llevábamos divinamente. Sí, desde luego hacía pequeñas cosas que eran molestas, pero
sencillamente las ignoraba, no me afectaban. Ahora, temo estar reventando esta relación, o lo haré, si esto
sigue así".
Después de revisar unas cuantas áreas más de su vida, decidí que era mi oportunidad para abordar el tema
de la posesión por espíritus. Las pistas parecían señalar en esa dirección; la repentina forma de hacer mella
sus síntomas, el comportamiento anómalo y los problemas mentales. Su incapacidad para concentrarse,
comprender y recordar. ¡Sonaba a espíritus cuyas edades o desarrollo mental hubieran evitado su admisión
al colegio universitario! Le dije a Tony que pensaba en la posibilidad de que tuviera una o más entidades con
él que estaban complicándole la vida.
Aceptó la idea inmediatamente y accedió a la desposesión. Le preparé para hipnosis, respondí a varias
preguntas, y le cubrí con la manta floreada que uso para los pacientes conforme él se estiraba en la silla que
ahora estaba reclinada. Se relajó inmediatamente cuando empecé la inducción hipnótica. Según proseguía,
su cuerpo y músculos faciales parecían ceder a la tensión que yo había visto antes.
Después de obtener una idea básica de cómo estaba respondiendo a la hipnosis, me dirigí a cualquiera de
las entidades que pudieran estar con él. Repentinamente, su cuerpo se puso rígido, su cara se contorsionó,
y comenzó a moverse. Cuando les informé que sus seres queridos habían venido para ayudarles y luego les
dije que se marcharan con ellos al mundo de los espíritus, esperaba ver los cambios habituales indicativos

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de que se habían marchado. En vez de ello, su cuerpo y su cara registraron incluso más temor. Supuse que
alguien estaba tremendamente asustado y necesitaba ayuda extra.
―"Dime qué es lo que percibes, Tony".
―"Veo a una joven, quizá de unos doce años. La vi una vez en un accidente. Quiere irse con una mujer
mayor que ha venido a buscarla... pero tiene miedo, no sabe qué le espera".
Entonces hablé directamente a la niña y le hice un retrato del mundo de los espíritus y de las amigas que
tendría, y su perfecto cuerpo espiritual.
―"No quiere abandonarme a mí".
―"Dile que no quieres que se quede contigo".
Hubo un largo silencio, y luego su cuerpo se relajó y sonrió ampliamente.
Le realicé sugerencias hipnóticas para que saliera del trance, y le pregunté qué había sucedido.
―"Al principio estaba verdaderamente furioso, y dije mentalmente, ‘Lárgate de aquí ahora! ¡Márchate’ Y
sentí un ‘¡No! ¡No lo haré!’ Fue automático. Y luego le hablé como lo haría a un niño, ‘Tienes que marcharte.
Será bueno para ti’. Luego sentí que ella lo aceptaba y se marchaba. Y me sentí como ligero y
verdaderamente bien. Me siento como si quisiera proseguir y comenzar el colegio otra vez, quiero ponerme
al día ahora".
A fin de aprender más acerca de su susceptibilidad a la posesión, decidí regresarle al momento en que el
espíritu se le unió. Volvió a caer en un profundo trance conforme yo iniciaba la inducción hipnótica, y
después de sugerirle que regresara a minutos antes de que ella le poseyera, él recordó haber visitado al Dr.
Adams en su consulta durante un receso en la universidad. Estaba leyendo una revista en la sala de espera
cuando se percató de que algo está sucediendo afuera.
Tony. Oigo... un ruido. Es como un golpe, creo que puede ser un accidente de coche, pero no oí el chirriar de
las ruedas. Oigo a esta chica diciendo, "Oh, ¡Dios mío!, ¡Dios mío! ¡Ayúdame! ¡Ayúdame! Me doy la vuelta y
miro hacia afuera...y veo a alguien que corre atravesando la calle, adelante y hacia atrás. Así es que me
levanto, corro al vestíbulo...y le pido a la secretaria que llame a la patrulla de carretera, que les diga que hay
un accidente...y que también llame a una ambulancia. Corro afuera. Está lloviendo. Corro dando la vuelta al
edificio hacia la calle...y sigo viendo que la niña está corriendo adelante y atrás. Me paro en la calle para
asegurarme que no vienen coches...pasa un camión por delante de mí, y luego cruzo. Veo a dos personas ahí
paradas... un hombre a la izquierda, y una mujer mayor a la derecha...en la calle hay un cuerpo.
Al principio parecía como si fuera una anciana...ahora un hombre se ha arrodillado...En el pavimento hay
sangre alrededor de su cabeza. Ando...y pienso que debería acudir a ayudarla. Pero no quiero moverla. Y
entonces me siento verdaderamente asustado...No quiero ver...No quiero ver qué aspecto tiene... porque vi
la sangre...y vi que estaba justo alrededor de su cabeza. Pero quiero ir a ayudar a la chica. ¡Me siento como
si yo debiera hacer algo! Así es que cruzo y me siento ahí y la miro...Veo como viene la ambulancia...y me
marcho. Me siento aliviado de que otro está ahí para ayudar. Y camino hacia el edificio...Pasan unos
cuantos minutos...luego vuelvo a salir afuera y me quedo al otro lado de la calle...Veo como levantan a la
niña. ¡Me fijo en sus piernas, colgando, y me siento terriblemente afectado! La pusieron en la camilla y toda
la sangre sobre ella se secó verdaderamente deprisa. (Larga pausa).
Ahora me veo a mí mismo...¡Cuando leí lo sucedido en el periódico, me golpeó como si me hubiera dado
contra una pared o algo parecido, al enterarme de que ella había muerto! ¡Me veo a mí mismo hablando
con mis padres y contándoles acerca de ella, y estoy tan preocupado! Y normalmente no me preocupo tanto
por cosas como ésta.
Dra. Fiore. Ahora vuelve al momento mismo en que su espíritu se unió a ti.
Tony. ¡Siento que ha habido dos veces! Una vez...de pie en la calle...Me siento como si yo fuera la única
persona ahí con una experiencia próxima a lo que estaba sucediéndole a ella, y se agarró a mí. Y el otro
momento, mientras leía el periódico, dándome cuenta de que había muerto en el hospital. (Larga pausa).

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Nuevamente me siento tenso. Dios, me siento como me sentía justo antes de que me golpeasen en mi
accidente. Estoy esperando a que ocurra. Ahora siento que estoy rodando en mi coche. Estoy continuamente
volviendo a la chica, a cuando ella fue golpeada.
Hay algo completamente diferente ahora. Me veo a mí mismo cuando tenía dieciséis años y estaba en el
hospital, hace mucho tiempo, en la Sala de Urgencias. Trajeron a una anciana. Oí a los médicos decir que
estaba sufriendo un ataque al corazón. Estaba intentando ayudarla, pero murió en la cama de al lado.
Entonces uno hizo un chiste acerca de ella, y otro dijo, ‘Bueno, hemos perdido a ésa’ ¡No sé por qué
recuerdo eso! ¡Me molestó! (Larga pausa).
Dra. Fiore. Habla de todo lo que venga a tu mente.
Tony. Creo que la persona que murió es el tipo de persona que siempre está intentando derrumbar a la
gente. Y yo siento...es casi como un, como si...ella supiera que yo estaba ahí. Y quiso derrumbarme haciendo
lo que la otra chica me hizo a mí.
Dra. Fiore. ¿Poseyéndote?
Tony. Sí. Eso es lo que ocurrió.
Dra. Fiore. ¿Crees que se marchó con la desposesión?
Tony. No. La puedo sentir ahora conmigo. (Larga pausa). Sabes, puedo sentir como si no estuviera conmigo
todo el tiempo. Es muy extraño, porque ahora recuerdo claramente cuándo sucedió esa vez. Y siento como...
ella vino y se marchó. Y no me gustó esa sensación. Porque sentí como si yo no tuviera ningún control en
absoluto sobre ello. ¡En aquellos momentos sentí que no quería hacer nada!...Eso era cuando ella estaba
ahí. (Larga pausa). Ahora tiene sentido (Larga pausa). Todavía me siento un poco confuso.
Dra. Fiore. Ahora voy a hablar con ella. (Pausa). ¿Recuerdas cuándo tuviste el ataque al corazón? Quizá ni
siquiera te has dado cuenta de que lo tuviste. Bueno, pues tu cuerpo físico murió entonces, en el hospital.
Este joven estaba ahí. Estaba herido y en la cama al lado de la tuya. Por alguna razón fuiste hacia él... y
desde entonces has estado con él.
Convencí fácilmente al espíritu que quedaba para que se marchara, en especial después de ofrecerle un
cuerpo sano y juvenil, que atendería a sus necesidades durante su permanencia en el mundo de los
espíritus.
Una vez fuera de la hipnosis, Tony se estiró y luego narró,
―"Salió verdaderamente deprisa. Al principio, no me gustaba su personalidad, estaba amargada y furiosa.
Pero escuchó cuidadosamente lo que tú le decías, y podía sentir cómo cambiaba. ¡Había estado conmigo
más de cinco años! Apuesto a que es ella la que se las ha estado haciendo pasar canutas a mi novia. Estaba
trastornada cuando le dijiste que había muerto, y sentí lástima por ella. Pero cuando vio a su marido venir a
por ella, se sintió verdaderamente feliz, y se marchó inmediatamente. ¡Eso estuvo bien!".
Le expliqué a Tony que al parecer él era extremadamente sensible a la posesión, habiendo recogido a dos
entes por sentir lástima y preocupación por lo que les había sucedido. Le insté a que se rodeara todos los
días con Luz Blanca (ver capítulo 15) y, además, a hacerlo en cualquier situación en que hubiera negatividad,
pelea, discusión, dolor, mental y físico, o si estaba en medio de personas que tomaban drogas y/o
estuvieran bebiendo.
Los dos teníamos la sensación de haber cumplido con nuestra respectiva tarea, y quedamos de acuerdo en
que el problema parecía haber quedado resuelto. Tony dejó la consulta como un joven mucho más contento
y aliviado.
Durante meses no supe nada más de Tony, lo que no era sorprendente, porque yo pensaba que, tal y como
esperábamos, habíamos ‘apagado los fuegos’. También sabía que los exámenes finales estaban encima y
que se encontraría apurado de tiempo. De hecho, que no hubiera llamado para otra cita era muy buena
señal. Sugería que ya no necesitaba mi ayuda.

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Varios meses después, empecé terapia con uno de los padres de Tony, y tuve la oportunidad de preguntarle
por él.
―"¡Es como de la noche al día! ¡Está fenomenal desde su visita aquí".
Decidí que el caso de Tony sería de particular interés porque pudo resolver su problema en sólo una sesión,
lo que es bastante infrecuente. Además, había otros aspectos únicos que serían de gran ayuda para los
lectores; el hecho de haber recogido tan fácilmente a dos espíritus, básicamente por su simpatía hacia ellos,
y que los dos pudieran dejarle y volver a su capricho. Decidí llamarle para saber personalmente de sus
progresos.
Después de intercambiar llamadas durante un mes a los contestadores de ambos, por fin contactamos una
tarde.
―"¡Es increíble! Te vi un viernes y al martes siguiente tenía prueba de anatomía. Sin apenas tiempo para
estudiar, condensé el trabajo de dos semanas entre el fin de semana y el lunes, y me salió francamente bien-
una B. Desde que comenzó el problema es la mejor marca que he sacado. Estoy sorprendido de cuanto
puedo leer y concentrarme ahora. Es estupendo poder estudiar otra vez"
―"Tony, ¿hay algún rastro del problema?”
―"A veces presiento que va a ocurrir, no muy frecuentemente, y lo paro. Es como si lo empujara fuera. Cada
vez soy mejor haciendo eso".
Cuando le pregunté por sus exámenes, me dijo muy orgulloso que se había graduado hacía cinco días.
―"Lo mejor es que ahora sé que tengo el potencial para conseguirlo".
Le felicité y le dije lo contenta que estaba de que hubiera salvado los obstáculos. Añadí,
―"Tony, estoy preocupada por el hecho de que pudieras tener una pizca del problema. Podría ser que una
de las entidades no se hubiera marchado hacia la Luz, sino que esté en tu proximidad y puede acceder a ti
de vez en cuando. Creo sería bueno para ti que vinieras para otra sesión próximamente, especialmente dado
que en otoño estarás bajo presión en el colegio médico”.
Acordó pedir otra cita y comentó que ya no estaba irritable con su novia y que no saltaba por cualquier
cosa.
―"¿Te acuerdas de la anciana que murió en la cama de al lado en el hospital, cuando yo estaba en
bachiller? Desde que se marchó, no ha habido más explosiones, y me siento pacífico".
―" Tony. estoy segura de que ya te previne de que no tomaras ninguna droga o alcohol. Al parecer recoges
a los espíritus con gran facilidad, como un imán. Dado que quieres ser médico, tienes que asegurarte de
estar protegido, ya que pueden gravitar hacia ti, queriendo tu ayuda. Toma precauciones extra con la Luz
Blanca".
―"Si tomo una cerveza, lo hago en casa. El verano pasado estaba tomando un vino con el Dr. Adams y su
mujer, y él dijo que podía ver como mi aura se reducía y encogía conforme bebía. El otro día me dijo que
había estado verdaderamente preocupado por mí. Ahora está muy contento. Y lo de los espíritus no le
sorprendió en absoluto".
―"¿Había visto a los espíritus en tu aura o cuerpo antes".
―"No. Pero cuando la muchacha murió, él sólo estuvo fuera unos segundos, porque sabía que había
cometido suicidio en una vida pasada. Se dio cuenta de que estaba muerta y que se aferraría a algo, así que
se metió dentro otra vez. Sentía no poder ayudarla y necesitaba protegerse a sí mismo".
―"Tú también tienes que protegerte a ti mismo", afirmé, presintiendo que no sería la última vez que este
joven viera a los espíritus.
―"Ahora les es mucho más difícil entrar en mi persona. La semana pasada pasé con el coche por delante de
un accidente, vi una ambulancia y a una persona tendida en la carretera. Pensé en lo que tú dijiste y en lo

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que el Dr. Adams me había contado también. Imaginé la Luz Blanca rodeándome. Sentí la extraña sensación
de algo intentando penetrarme, pero parando, no pudiendo hacerlo".
Le dije que estaba muy contenta de que se hubiera acordado de hacerlo y le recordé que debía hacerlo a
diario, no sólo presenciando una tragedia.
―"Sí, siento cuando entran, y creo una energía, y les empujo hacia fuera. No penetran lo suficiente como
para afectarme. ¡No quiero volver a pasar por eso nunca más! Casi me destrozaron antes".
Estábamos concluyendo nuestra conversación cuando Tony intercaló que ahora notaba que era más
perceptivo hacia otras personas, según él entendía "la energía que estaban activando".
Tony es también más perceptivo hacia sí mismo. Ahora se da cuenta de algunos aspectos muy importantes
del comportamiento humano y espiritual que pueden ayudarle a ser un sanador bueno, sensible y efectivo.

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8. Caso-estudio – Anne
"Incluso sueño que mi jefe está intentando matarme", dijo Anne, a los cinco minutos de nuestra primera
sesión.
Anne era una atractiva pelirroja de unos treinta años, obviamente angustiada, temiendo que las cosas
hubieran llegado demasiado lejos. Estaba a punto de sacrificar su sueldo para liberarse de la tremenda
tensión laboral. Su desenfadado atuendo —vaqueros desgastados y camiseta de suave color verde—
contrastaba con la rigidez de su cuerpo.
Cuando se inclinó hacia delante en su silla, le empezó a temblar la barbilla a pesar de sus esfuerzos por
mantener el control. Los ojos se le llenaron de lágrimas mientras explicaba,
―"He invertido doce años en la compañía y he llevado a cabo una buena tarea como jefe de proyectos.
Ahora tengo categoría de senior, y soy respetada por todos, excepto por Bill, mi jefe. Desde hace más de un
año su comportamiento es del todo inaceptable. Quiere poder sobre mí, controlarme. Me niego a dejarlo"
Describió un forcejeo que llegó hasta el punto en que ella finalmente le dijo que iba a abandonar la
empresa.
―"Pero eso sólo empeoró las cosa", dijo. "Reaccionó de una manera tan fuerte que su jefe, oyendo las
voces de Bill, sugirió que quizá sería mejor para él que trabajase en otro departamento. ¡Pero Bill no quiso
ni oír hablar del asunto".
Buscando un pañuelo, Anne añadió,
―"Llevo dos años trabajando para él. Los primeros seis meses estuvieron bien, de verdadera amistad. Ése
es el problema. Tiene que saber todo sobre mí. Creo que está celoso de mis posibilidades y del éxito en mi
vida personal. Entonces, las cartas cambiaron muy rápidamente".
―"Anne, ¿cómo ven sus compañeros esta relación?".
―"Hablan de él constantemente y me dicen que tengo razón, que él me atormenta. Me ha quitado la
mayoría de mis responsabilidades. Me ha convertido en una secretaria, sólo me dice que escriba menos en
el PC (ordenador personal) sin pedir siquiera antecedentes. Poco a poco, ha ido picoteando mi autoestima".
Ahora lloraba abiertamente,
―"Verdaderamente he sufrido".
Sugerí que se recostara y se relajara y, cuando estaba más calmada, le pregunté por su vida en casa.
Finalmente sonrió.
―"¡Tengo un marido maravilloso! Ha sido una gran ayuda en este tema. Cualquier cosa que yo decida está
bien para él. Incluso está de acuerdo en vender la casa, si es necesario, para que yo no tenga que trabajar
durante un año o el tiempo que sea hasta que consiga rehacerme".
Pensando si la reacción hacia Bill sería un reflejo de la relación anterior con su padre, le pregunté por él.
―"Siempre me he llevado bien con mi padre. Estamos muy unidos".
Luego resumió sus relaciones pasadas con hombres, y me pareció que esta situación con Bill era única.
Quise saber si era consciente de mi trabajo con vidas pasadas, ya que supuse que las raíces de su problema
retrocedían a otra vida.
―"¿Por qué me elegiste a mí como tu terapeuta?".
―"Durante los últimos seis meses le he dado muchas vueltas —incluso pensé si nos conocimos de antes—
sabes, de una vida anterior. Tú trabajaste con Grace, una amiga mía, y ella pensó que podías ayudarme.
¿Crees que es posible que Bill y yo hayamos estado juntos antes?
―"Anne, cuando tenemos una relación con alguien, especialmente si es intensa, lo más seguro es que
hayamos estado con ellos muchas veces antes. Tú has estado con tu marido quizá cientos de veces, en

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distintos papeles, incluso como hombre. Puedes haber sido su padre, y él tu hija. Se puede saber mucho de
lo que habéis hecho juntos antes, por la calidad de la relación actual. Si es armónica, puedes estar bastante
segura, de que al menos en las últimas veces que estuvisteis juntos, tuvisteis buenas relaciones. Si hay
conflicto, como sucede con Bill, entonces es que habéis tenido problemas, incluso mucho peor. ¡Bill y tú
habéis peleado antes! Tendremos que volver a ese tiempo para ayudarte a librarte de la carga que tienes
con él; entonces él ya no tendrá motivos para meterse contigo".
Dado que Anne parecía estar incapacitada para colaborar en su relación con Bill, que no cuadraba con su
manifiesta competencia y logros, decidí mencionar el tema de la posesión. Ella era consciente de que yo
realizaba terapia de vidas pasadas, pero es posible que ignorara mi trabajo con espíritus. Sin embargo, yo
quería realizar en primer lugar mi comprobación de trabajo mental.
―"¿Cómo estás de memoria y concentración?". Su respuesta a esto sería importante.
―"No solía tener problemas de memoria. Era conocida por tener una memoria perfecta. Durante este año
pasado ha ido empeorando progresivamente, pero noté cambios incluso hace tres años. Y desde que dejé de
fumar el año pasado, he tenido verdaderos problemas para concentrarme. Los cigarrillos solían relajarme".
Le pregunté acerca de hospitalizaciones, operaciones quirúrgicas, o accidentes.
―"Fui golpeada por un coche cuando tenía casi tres años y estuve en coma durante unos cuantos meses.
Luego, hace cuatro años, me lesioné de nuevo en un accidente de coche. Todavía voy a recuperación por
ello. Por lo demás, no he tenido otras estancias en un hospital".
Me deslicé en el tema de la posesión por espíritus y mi trabajo en este campo, y noté que su barbilla volvía
a temblar.
―"¿Qué sientes ahora mismo?".
―"Noto cómo me late el corazón" contestó, y empezaron a correr lágrimas por su cara.
¡Estaba preparada para la hipnosis! Una entidad estaba preocupada, y podía tomar contacto con él o ella de
inmediato. Sólo para estar segura de que no era una reacción de la propia Anne, decidí seguir mi secuencia
habitual, y extraer una guía base haciéndole una grabación de relajación.
Le hablé un poco acerca de la hipnosis, y le sugerí que reclinase el sillón, cerrara los ojos, y empezara a
concentrarse en su respiración. Entonces le di sugerencias hipnóticas positivas y relajantes que grabé para
que ella escuchara por la noche al acostarse. Parecía maravillosamente relajada, su cabeza cayendo sobre su
hombro.
Después de dar la vuelta a la cinta, grabé la desposesión. Segundos después de dirigirme a cualquiera de los
espíritus que pudieran haber estado en ella, noté un claro cambio, de una expresión de éxtasis a otra de
total agitación —una reacción "violenta". ¡Ahí estaba mi evidencia! Su llanto era tan fuerte que casi
abandoné la grabación. Sin embargo, invité a los seres queridos de los espíritus, como hago habitualmente,
y presencié cómo la entidad se tranquilizaba. Continué y al poco observé como la tensión de su cuerpo
cesaba abruptamente. Terminé la desposesión y la saqué del trance.
―"Él no se quería marchar", contó ella, empezando a llorar suavemente. "No sé porqué, pero me siento
triste".
―"¿De qué otra cosa te has dado cuenta?".
―"Siento un revolotear aquí", Señaló su pecho. "Cuando él no se siente amenazado, todo se calma".
―"¿Puedes decir quién es él".
―"Un hombre. Por algún motivo estoy segura de que es un hombre. Sin embargo, no sé quién es".
Dado que probablemente él no se había marchado, le pedí a ella que cerrara sus ojos de nuevo, y que
controlara las reacciones que sentía según yo hablaba específicamente a ese espíritu. Le caían lágrimas por
la cara mientras yo indicaba lo duro que era para un hombre estar atrapado en un cuerpo femenino.

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Luego le invité a irse con su ser querido, quizá su madre, al mundo de los espíritus donde él estaría en su
propio cuerpo masculino fuerte y sano. Viendo que Anne se hallaba nuevamente relajada, conduje la
desposesión a su término.
―"Esta vez ¿pudiste sentir que él se iba?".
―"Creo que se marchó con su madre. Cuando mencionaste que quizá su madre estaba aquí por él, pude
sentir un cambio. Mi cuerpo se sintió tranquilo de pronto".
―"Es posible que se haya marchado. Si no, esperemos que lo haga cuando pongas la cinta de desposesión.
Si no lo hace, trabajaré más con él en tu próxima sesión. Pon las dos caras de la cinta a diario. Usa la cara
de la desposesión cuando estés más alerta, por la mañana temprano antes del trabajo o al principio de la
tarde. La otra cara, que he etiquetado "Sugerencias para dormir" puedes ponerla según te vas durmiendo.
Incluso si no escuchas lo que estoy diciendo, tu mente subconsciente nunca duerme y está absorbiendo
todas las sugerencias".
Miré el reloj y vi que todavía nos quedaban cuarenta minutos de la sesión doble.
―"Tenemos tiempo para hacer una regresión para averiguar si tú has estado con Bill anteriormente. Si es
así, veremos si puedes recordar el suceso que está ocasionando la tensión entre vosotros. Lo chocante es
que si lo recuerdas, puede que él tenga un cambio de actitud. He visto ocurrir esto antes. Debe haber un
eslabón telepático entre las personas que da lugar a una reacción automática. Cuando experimentas la vida
pasada, no solamente te curas, sino que puede que a él también, incluso sin que tenga conocimiento de la
regresión".
―"¡Eso sería fantástico! ¿Crees que puedo recordar una encarnación previa?".
―"¡No es difícil, si lo intentas! Intentándolo se cruza el camino. Sólo tienes que saber que es tan fácil como
recordar algo que ocurrió ayer. Si sigues mis directrices, hoy obtendremos algo que valga la pena, aunque
sólo sea para practicar".
Le di instrucciones de cómo informar sobre lo que le viniera a la mente bajo hipnosis y respondí a unas
cuantas preguntas acerca de cómo era una regresión. Luego induje la hipnosis y le di unas cuantas
sugerencias para regresar al momento concreto en que ella y Bill habían estado juntos, antes de que ello
produjera un efecto en ella ahora.
Después de cierta vacilación, describió una escena bucólica: un camino de tierra bordeado de árboles con
campo a ambos lados. Una joven pareja caminaba de la mano. Ella pensó que sería a finales de 1800 o
principios de 1900 por las ropas y el carruaje que vio. Dijo que le parecía que las personas se gustaban y que
disfrutaban de su salida. La llevé más adelante en el tiempo. Dijo, sin ningún tipo de emoción, que la
relación había concluido. Sabiendo por experiencia que había sucedido algo traumático que ella no quería
recordar, le di sugerencias para que se sobrepusiera a la resistencia.
―"Están discutiendo... agitan las manos... él la golpea".
―"Dime más sobre ello".
―"Es bastante violento. Ella está gritando. Él la ha tirado a ella al suelo. Ella llora. (Larga pausa). Mi mente
está en blanco. ¡Se han marchado!".
En ese momento, decidí usar otra táctica que a veces he usado como comodín cuando ha sido necesario.
―"Relátame tu sueño otra vez: el de cuando Bill te mataba".
―"Hay algunos árboles y una biblioteca en un pueblo pequeño...y una pareja. (Pausa). ¡La misma pareja!...
¡El me mató! ¡El me mató!”
Se cubrió la cara con las manos y sofocó fuertes gemidos y quejidos.
―"Con sus manos desnudas. ¡Oh, Dios mío! ¡No quiero saber nada más!".

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Apelé a la parte de ella que quería ser curada y la ayudé a sobreponerse a su pena con sugerencias de
reafirmación.
―"Ella está luchando con él, intenta pararle. Ahora él tiene algo en la mano...y me está golpeando con ello
¡una y otra vez".
Temblaba violentamente según iba recordando su muerte. Súbitamente paró, todo el tormento había
desaparecido.
―"Se ha terminado" (Larga pausa). "Me siento muy ligera...Ahora siento que estoy flotando hacia arriba".
―"Mira hacia abajo y cuéntame lo que ves"
―"Veo a la chica ahí tendida".
―"¿Y él?".
―“Está casi contento. Algunas señoras están intentando ayudarme...pero ha terminado. El simplemente
está ahí de pie".
Dándome cuenta de que ella debía recordar el motivo de la discusión, la regresé al inicio de la pelea, antes
de que él la tocara.
―"Me está acusando de algo".
―"¿De qué?".
―"De estar con otro hombre. (Larga pausa). ¡Este otro hombre! ¡El que está en mi cuerpo!” Abrió los ojos,
sacándose a sí misma abruptamente del trance, y se sentó. "¡Entonces es eso!".
Puesto que necesitaba aclarar todo lo que había aprendido, decidí no trabajar más con el espíritu por el
momento. Quería saber cómo se sentía —había pasado por mucho en una sola sesión— ¡y era la primera!
―"¡Me siento distinta! ¡Fuerte". Una preciosa sonrisa iluminó su cara. “¡Menudo triángulo tuvimos!”
Casi no reconocí a Anne cuando fui a llamarla a la sala de espera para su segunda sesión. Era el retrato de
una profesional, vestida con estilo, con un buen traje. Su maquillaje ponía los retoques a la apariencia de
conjunto de un perfecto atavío. Entró en mi despacho con decisión, sonriendo agradablemente.
―"Estoy mucho mejor. ¡No me lo puedo creer! Mi marido incluso se dio cuenta de que conduzco de forma
diferente. Solía ser una conductora agresiva, pero ahora estoy mucho más relajada".
―"Bueno Anne, ¿qué hay del trabajo".
―"Debido a la fiesta, sólo he ido medio día, pero la forma de dirigirse a mí el jefe es diferente. Cambió
inmediatamente. De hecho Bill se acercó a mí y me habló de una manera mucho más sociable. Noté que me
miraba con cara sorprendida.Me siento distinta hacia mí misma. Tengo mucha más energía y estoy
poniendo mucho más esfuerzo".
Le pregunté si creía que el espíritu se había marchado. Asintió y respondió que estaba bastante segura de
que sí. Después de una pausa, comentó que había sentido un acaloramiento cuando hice esa pregunta, y
luego se dio cuenta de que en mi despacho no hacía calor.
Presentí que su reacción era seguramente la entidad, manifestándose parcialmente debido a mi pregunta.
Quizá estaba reviviendo su muerte, que podía haber implicado el fuego. Decidí revisarlo. Compartí mis
sospechas con ella, y la coloqué bajo hipnosis para explorar su relación en la misma vida pasada que
habíamos tocado la última vez.
Recordó que ella y el hombre estaban enamorados. Habían hablado de hacer el amor, pero primero
decidieron fugarse juntos. Después de planear su "fuga" entre risas, planearon robar una caja fuerte... la
caja de Bill. "Íbamos a robarle su dinero, cogerlo y marcharnos".
Entrando a escondidas en un edificio durante la noche, su amigo fue a encender un cartucho de dinamita,
mientras ella se escondía afuera, entre los arbustos. Hubo una fuerte explosión y ella vio como el edificio se

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incendiaba. "Algo salió mal". Con gran agitación y lágrimas corriendo por su cara y cuello, Anne continuó,
"¡Él murió en la explosión! Vinieron muchas personas corriendo para apagar el fuego, y yo me uní a ellas,
pero tuve que enmascarar mis emociones".
Después de continuar la regresión algunos minutos más hasta un momento en el que no estaba tan
inquieta, la volví al presente. Luego le pedí que hablara en voz alta al espíritu y le dijera con palabras
propias que quería que se marchara ahora mismo.
Llorando mucho, lo hizo y luego "confesó" que él se había quedado porque ella quería que así lo hiciera. El
se marchó diciéndole que creía que ya era hora de que se marchara. Le pregunté cómo se encontraba.
―"Le echo de menos", bisbiseó.
Anne salió de la hipnosis con mis sugerencias para sentirse bien en todos los sentidos, completamente
despierta y alerta. Aun con los ojos llorosos, sonrió cansada. Entonces, con mirada perpleja, preguntó,
―¿Cómo es posible que ahora él sea un espíritu? Aquello fue hace mucho tiempo. ¿Permanecen tanto
tiempo aquí los espíritus?
Le contesté que sólo él podía responder a esa pregunta. Añadí,
―"Probablemente se reencarnó. Después de su última muerte permaneció apegado a la tierra y fue atraído
hacia ti por vuestros lazos de la vida pasada".
Fijamos su próxima cita para dos días después y se marchó, diciendo que se encontraba mucho mejor.
[En la siguiente cita]Mientras revisaba mis notas, antes de ir a la sala de espera en busca de Anne, sentí que
habíamos hecho un tremendo progreso en nuestras dos citas. Si continuaba mejorando, sugeriría que ésta
fuera nuestra última cita. Anne había venido por un problema específico, y si quedaba resuelto, no
necesitaría más ayuda. Una ojeada me dijo que mi optimismo había sido prematuro. Tirada en la silla,
meneó la cabeza,
―"¡No sé qué me está pasando! Me encontraba tan animada después de nuestra primera sesión".
―"¿Estás teniendo problemas con tu jefe?".
―"¡No, eso va fenomenal! Aun cuando me ha dado muchos motivos para estar preocupada, no me molesta
en absoluto".
Siguió explicando que se había encontrado bien hasta esa misma mañana. Se despertó después de una de
sus mejores noches de sueño desde hacía tiempo. Cuando llevaba levantada unas cuantas horas, no podía
ver tan bien, y cada vez iba a peor.
Se encontró tan mareada que casi se desmaya y devuelve. Después de llamar diciendo que se encontraba
enferma, se volvió a acostar, levantándose al mediodía para ir al trabajo porque tenía que terminar un
proyecto que había que entregar. En la oficina no se podía concentrar. Después de una hora intentando
forzarse a sí misma, se dio por vencida y se fue a casa. Se fue directamente a la cama y durmió hasta que
llegó la hora de salir para nuestra cita. Comentó,
―"Según conducíamos hasta tu despacho me mareé nuevamente"
―"¿Conducías tú?".
―"Sí".
―"¿Por qué no dejaste que tu marido te relevara?".
―"Estaba sola".
―"Pensé que habías dicho "nosotros"
―"¿Lo dije? ¿Por qué habré dicho eso?".
―"¿Habías sentido antes esos mareos?".

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―"He tenido dos jaquecas en mi vida, una hace once años y la otra hace ocho. Empezaron exactamente de
la misma manera que me encontraba esta mañana. Las dos veces tuve tanto dolor que creía se me iba a
abrir la cabeza. Nada que pudiera hacer o tomar me aliviaba. Incluso perdí mi visión periférica. Tenía miedo
de que me fuera a dar ese dolor también esta vez. Gracias a Dios no me dio".
Cuando estaba bajo hipnosis, la regresé al suceso responsable de su mareo. Recordó una vida anterior
como hombre en la cual había sido un alto militar español. Había habido un levantamiento político, y él y
sus seguidores habían sido capturados. Por su posición, fue exiliado a una isla remota. Después de
permanecer ahí por largo tiempo, viviendo con el temor de que sus enemigos vinieran a por él, vio un barco
aproximándose a la isla. En este momento de la regresión, ella empezó a trastornarse y se deslizó viviendo
el suceso en lugar de limitarse a narrar los detalles.
Mientras un pequeño grupo de hombres —un capitán y sus marineros— se acercaban a la cueva en la que
vivía, se alarmó mucho, sabiendo que le matarían si no les daba cierta información vital.
―"Estamos hablando en voz muy alta el uno al otro. Quieren algo pero no se lo voy a dar. El que está al
mando está ordenándoles que me maten. (Ella estaba a punto de perder el control, al volver a experimentar
el pánico de él). Me golpearon detrás de la cabeza con la culata de una pistola y caí al suelo. (Larga pausa).
Estoy mareado...muy mareado. Estoy perdiendo el conocimiento...todo lo veo rojo. Es mi sangre. Me siento
verdaderamente cansado...se limitan a pegarme. (Larga pausa). Veo a la persona en el suelo. (Larga pausa).
Ya no me siento cansado...ya no me siento parte de eso".
Ahora que ya había lidiado con el suceso que probablemente había causado el anterior problema de la
jaqueca asociada al mareo, decidí averiguar quién era el "nosotros". Haberse ido de la lengua era una pista
de que había ‘alguien más’ con ella. También era posible que la entidad con la que habíamos estado
trabajando durante las dos últimas sesiones no se hubiera marchado.
Todavía estaba profundamente hipnotizada y disfrutaba estar en la Luz tras la muerte que había revivido. Le
pregunté qué quería decir con "nosotros".
―"Hay otros conmigo. Me controlan. Están muy preocupados porque tú les puedes hacer marchar. Son muy
fuertes, y ahora están enfadados contigo porque yo sé que están conmigo".
La regresé al momento en que se unieron a ella. Recordó estar en una mesa de operaciones cuando era
niña, después de ser golpeada por un coche.
―"Algo cortante, de metal, me ha cortado. Me duele la parte de atrás de la cabeza. Los médicos están
temerosos. Respiro con dificultad. Esto dura un rato. Caigo más y más. Me duelen los brazos. Es difícil
respirar...mi pecho es muy pesado y me duele la pierna...caigo más profundamente. Tengo dificultades para
respirar. Siento como si apenas estuviera viva...Mientras esto sucede llega otra persona de cara vieja,
oscura y arrugada. Son tres. Toman el control. Me siento muy caliente cuando ellos toman el control. Hacen
que mi cuerpo se sienta a gusto. Hacen que el dolor se vaya".
―"¿Estabas de acuerdo en que ellos tomarán las riendas?"
―"No, simplemente vinieron. Dos mujeres y un hombre. El hombre es muy viejo y está muy cansado".
Hablé directamente con ellos, diciéndoles que su trabajo había terminado. Habían salvado la vida de la
pequeña, hacía treinta y un años, pero ahora ya estaba bien. Ellos tenían que pensar en su propio bienestar
e irse con sus seres queridos que habían venido a buscarles. Los tres se marcharon en cuestión de
segundos.
Una vez fuera de la hipnosis, Anne explicó que estaba corriendo atravesando la calle frente a su casa para
reunirse con su madre cuando la golpeó el coche. La llevaron al hospital y estuvo en coma durante unos
cuantos meses, no se esperaba que viviera. A sus padres les dijeron que si sobrevivía, nunca sería normal,
no podría comunicarse con nadie, y probablemente tendría que vivir en el Hospital Infantil el resto de su
vida. Anne hizo una mueca mientras decía,

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―"Quizá no solamente me ayudaron a salir de ese estado sino también a desarrollarme normalmente.
¡Tenían buenas intenciones".
La última y cuarta sesión de Anne tuvo lugar cinco días después. Casi entró en mi despacho de un salto,
estaba radiante. Las cosas le iban extraordinariamente bien en el trabajo. Su jefe se desvivía por explicarle
las cosas y era mucho más flexible. Le sorprendía que ya no hablaba de él a sus espaldas. Si otros le
criticaban, ella les hacía callar automáticamente. Decía que todo lo que había sucedido antes —la
depresión, pensamientos de marchar y vender la casa—, era ahora como un sueño que se iba
desvaneciendo. De hecho, se había sentido verdaderamente bien desde la última sesión. Tenía mucha más
energía, lo cual veía como un verdadero beneficio.
Le sugerí que sería de gran ayuda para ella explorar su relación con Bill, dado que eso había sido su carta de
presentación a mi despacho. Yo sentía que en realidad sabíamos muy poco sobre qué eran el uno para el
otro, sólo sabíamos que él la había matado. Asintió, y con una sonrisa de culpabilidad dijo,
―"Tengo verdadera curiosidad por saber cómo se enteró del otro hombre".
La regresé al momento en que Bill descubrió su relación con su amante.
―"La noche de la explosión...se acerca un carruaje de caballos. Es Bill. Me pregunta qué ha sucedido. La
casa está ardiendo. Él está gritando, ‘¿Qué ha pasado?’ La gente corre intentando apagar el fuego. Ahora él
está corriendo dando órdenes a la gente, y me estoy sintiendo verdaderamente mal...creo que encontraron
el cuerpo. Sí, lo creímos todos. Yo lo estoy mirando también. Él está mirando a la caja fuerte. Está abierta y
está mirando a ver qué falta. Mira a todos los que están en la habitación. Se percata de mí. Siempre confió
en mí. (Larga pausa). Yo era como una hermana para él. Crecimos en la misma familia. (Llora). Por eso
confiaba tanto en mí. Nos criaron juntos. Me está mirando sospechosamente. Le cuesta creerlo, sin
embargo, hay suficientes dudas".
Le pregunto que está sintiendo.
―"Nunca debí traicionarle. Él confiaba en mí", contestó, llorando mucho.
Siguió con la regresión, describiendo como él había cuidado de ella y la había protegido, arropándola con su
devoción. Después del incendio ella se quiso mudar a otra ciudad pero él le negó su permiso. Después, en
otra ocasión, ella se le enfrentó un domingo según salían de la iglesia, diciéndole que definitivamente se
marchaba. Él discutió con ella. Ella se mostraba firme. Él se volvió irracional, hasta el punto de "volverse
loco" y terminó por atacarla. Revivió su muerte otra vez, añadiendo que mientras él le pegaba se dio cuenta
de que no quería vivir. Escapó de su culpa y de la trampa en la que creía encontrarse al salir de su cuerpo.
Según concluíamos la sesión, Anne comentó,
―"He pensado en el porqué no esperé a que esto pasara en lugar de venir a buscar ayuda. Él va a estar
ausente durante tres meses para montar otra oficina de ventas en Japón, ¡y se marcha dentro de sólo dos
semanas ! Si me hubiera esperado, nada de esto hubiera sucedido, porque la presión habría desaparecido".
―"Anne, he llegado a la conclusión de que todo el mundo busca ayuda en el momento más adecuado. ¡No
hay casualidades! Si hubieras esperado, cuatro almas perdidas seguirían apresadas aquí, en el plano
terrenal, y Bill y tú no habríais encontrado vuestra paz, que probablemente es una de tus razones de ser en
esta vida. Te has curado espiritualmente a ti misma, y le has ayudado a él. Me pregunto si no habría seres
altamente involucrados, tus guías, que te inspiraron para darte la oportunidad de ser liberada no sólo de las
posesiones, sino también de los recuerdos negativos del pasado".
Aparentemente el problema estaba resuelto, y las dos acordamos que esta sería la última vez que
estaríamos juntas, a no ser que surgiera otra cosa.

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9. Caso-estudio – Peter
Este es uno de mis casos más fascinantes de posesión, quizá porque no tuvo una solución fácil y rápida.
Como resultado, el caso demuestra plenamente la intrigante combinación de las personalidades de los
espíritus posesores, y sus problemas, con los de los pacientes poseídos. Además el caso de Peter es
particularmente interesante por el número, persistencia y variedad de espíritus que encontraron
alojamiento temporal en él.
Conocí a Peter por primera vez cuando vino a mi despacho a principios de otoño de 1983, porque un amigo
que sabía de mi trabajo me había mencionado. Iba en busca de consejo psicológico, con idea de explorar
una vida pasada, como medio para lidiar con sus múltiples problemas personales.
Peter era un hombre alto, musculoso, de treinta y cinco años, con bigote, pelo negro y ojos oscuros. De
golpe me dio la sensación de una persona que sufría de abatimiento, temor y culpabilidad. Tenía el aire de
un animal atrapado, y sus ojos evitaban los míos cuidadosamente, moviéndose rápidamente por el
despacho.
Según escuchaba los detalles de su vida durante nuestras primeras y escasas sesiones, quedó claro que cada
área era un caos. Analista de ordenadores Peter había escalado rápidamente los peldaños desde un puesto
en la plantilla hasta vicepresidente. A pesar de su rápido éxito, sus problemas emocionales y de
personalidad estaban minando su confianza en sí mismo, amenazando su carrera. Se describió a sí mismo
como un "manojo de nervios". En especial sentía ansiedad y temía a los grupos. Esto constituía un problema
porque tenía que dar charlas periódicas a altos ejecutivos de su empresa y de otras empresas.
Comentó que con frecuencia sufría graves ataques de ansiedad antes de las reuniones, y que en una
ocasión, ciego de pánico, salió corriendo de una sala llena de ejecutivos. Describió otros varios ataques de
ansiedad que había padecido mientras conducía entre el tráfico por San Francisco en horas punta, durante
los cuales tuvo que ponerse de hecho a un lado de la calle por miedo a marearse. Estos ataques eran una
manifestación de la amplia gama de síntomas físicos, desde palpitaciones y sudores hasta náuseas y
mareos.
Peter habló de que muchas veces había falseado su agenda para evitar las temidas charlas, sabiendo en
todo momento que estaba boicoteando sus oportunidades de progresar, así como que estaba fallando en
sus obligaciones y responsabilidades para con sus patrones. Otras veces, sin embargo, funcionaba
brillantemente en reuniones importantes, hablando y comportándose con total seguridad y aplomo.
Cuando le pedí que me explicara porqué era tan errático, se sintió totalmente perdido.
Otro problema le preocupaba incluso mucho más. Tenía una creciente imposibilidad para concentrarse y
recordar detalles, y aseguró que su memoria se había reducido en un cincuenta por ciento. A menudo
perdía el hilo de las conversaciones y no podía mantener la mente fija en su trabajo, o leyendo, más de
cinco minutos seguidos. Para empeorar las cosas, muchas tardes le era imposible recordar fragmentos
enteros del día; a veces horas enteras quedaban totalmente en blanco. Podía dar cuenta de ellas sólo
mediante referencias a los registros diarios, o preguntando a sus compañeros qué había hecho.
Dado que sus temores de fallar iban en aumento, Peter había empezado a retrasarse en su trabajo, y estaba
convencido de que si seguía así terminaría loco. Por si fuera poco estaba también crónicamente
incapacitado para llevarse bien con las mujeres. Iba por su tercer matrimonio, que fracasaba por
momentos. Su mujer, Betty, ya no le atraía sexualmente aunque él alegaba que era físicamente bella.
Estaba aterrorizado pensando que quizá era un homosexual reprimido. Al mismo tiempo, estaba
fanáticamente celoso de Betty, y se resentía del interés que los hombres sentían por ella cuando iban a
fiestas. A menudo la acusaba de flirtear, y esto a veces conducía a desagradables confrontaciones casi
físicas. Después se sentía culpable y lleno de remordimientos.
Conforme Peter se sentía más a gusto conmigo, admitió que estaba preocupado por la bebida. Beber en
exceso había formado parte de su vida durante años. Bebía prácticamente todos los días, y veía la bebida
como un verdadero desahogo de sus temores y ansiedades.

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Aunque procedente de una familia de clase media, con un padre banquero, Peter siempre había preferido
beber entre trabajadores en los peores establecimientos. Mientras bebía, su naturaleza de habitual
agradable se volvía amargada. Se ponía extremadamente sarcástico y daba lugar a peleas de bar.
Por lo que yo he aprendido de la relación entre la bebida y la entrada de espíritus, mis sospechas cada vez
eran mayores de la posibilidad de que fuera la posesión la causante de sus problemas.
También, anoté cuidadosamente la rara dualidad que concurría en la mayoría de experiencias
problemáticas de su vida.
Quería a su mujer, pero no se sentía atraído por ella y la maltrataba. Era compasivo y adorable, pero tenía
un temperamento terrible y ocasionalmente la tomaba con animalitos inocentes, compañeros de juegos,
amigos y amantes. Era altamente competente en su trabajo, pero se sentía falto de ingenio e indigno.
Además de estos sugerentes rasgos de personalidad y síntomas, Peter había tenido varias experiencias
distintivas que parecían ser pruebas firmes para sostener la hipótesis de la posesión. He aprendido que las
personas muy sensibles son especialmente propensas a la posesión, y de niño había tenido varias
experiencias psíquicas. En primer curso predijo el ataque de un perro que de hecho tuvo lugar unos días
después. Años después tuvo la premonición del suicidio de una tía favorita.
Peter admitió sentirse a menudo gobernado por dos personalidades diferentes, una benigna y otra maligna.
Desde su niñez tenía pesadillas de un hombre embrujado y demoníaco que le miraba.
Recordó que a lo largo de su vida en el deporte, cada vez que tenía la oportunidad de un gran éxito, se
autolesionaba. Se había herido la rodilla seriamente cuando intentaba entrar en el equipo de fútbol del
colegio universitario. En el bachillerato, una lesión de ligamentos de la espalda le había apartado del
campeonato estatal de boxeo.
Frecuentemente, cuando estaba hablando con alguien, tenía la sensación de que otro ser estaba hablando
por medio de él. Incluso a veces sentía que en realidad no estaba ocupando su cuerpo sino como si se
"hubiera echado hacia atrás y a la izquierda de mi cabeza, como a treinta centímetros".
Esa sensación me trajo a la memoria de inmediato comentarios similares de otros pacientes que luego
resultó habían estado poseídos.
Durante nuestra tercera sesión sugerí que utilizáramos la hipnosis para ver si había espíritus posesores. A
pesar de mi cuidadosa explicación del concepto de la posesión y la importancia que una desposesión podía
tener, Peter se sintió alarmado ante la posibilidad. Con reservas accedió a intentarlo.
Resultó ser un sujeto hipnótico excelente. Entró rápida y fácilmente en estado hipnótico y aceptó mi
sistema de comunicación por signos con los dedos. Una comprobación mediante señales con los dedos
indicó inmediatamente que sí tenía un cierto número de espíritus con él —seis o más— y cuando pregunté
si alguno había estado con él desde la niñez, se levantó el dedo del "sí".
Efectué una sencilla desposesión, después de la cual sus señales con los dedos dejaron ver que al menos
tres entidades aún permanecían allí. Le pedí que me dejara hablar con las entidades remanentes y me
aproximé como solía hacerlo habitualmente:
―"¿Por qué os estáis imponiendo en la vida de este hombre, causándole problemas, cuando sabéis que
habéis pasado por el cambio llamado "muerte", y que deberíais estar progresando en vuestras propias vidas
de espíritus?", pregunté.
Llegaron dos respuestas diferentes, bastante claras de tono. Una era algo que había oído muchas veces
antes de entidades posesivas:
―"Tengo miedo", bisbiseó una voz temblorosa. "No sé qué me va a suceder. No quiero marcharme".
Pero la otra respuesta me sorprendió por su breve pero seco sarcasmo. " ¡Y qué!" De repente me di cuenta
de que se había abortado el trabajo entre Peter y yo.

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Hice una pausa y a continuación realicé nuevamente mi procedimiento estándar de desposesión,
explicando detalladamente la naturaleza de la experiencia espiritual, el aprendizaje y curación que tendría
lugar en el reino espiritual, y luego invocando a amigos íntimos o familiares para que nos ayudaran.
Antes de sacar a Peter del trance hipnótico, realicé una comprobación rápida con las señales de los dedos
para buscar entidades. Resultó negativa; según su subconsciente no había más espíritus en su aura o
cuerpo.
Una vez fuera del trance dijo que se sentía relajado y refrescado. Comentó que tenía la clara sensación de
que una de las entidades había sido muy fuerte. Se marchó sintiéndose muy optimista.
Al principio de nuestra siguiente sesión, una semana después, Peter declaró sentirse mucho mejor. Aún
sufría de ansiedad, pero era menos aguda, y la relación con su mujer parecía haber mejorado en cierto
sentido. Pareció disgustado cuando le sugerí que realizáramos otra comprobación de espíritus. Expliqué que
a menudo las entidades ‘parecían’ haberse marchado al primer intento, y que a veces otras "salían de su
escondite" sólo gradualmente.
Rápidamente entró en trance y, tal y como había sospechado, las señales con los dedos indicaron que desde
luego había más con él. En esta ocasión, establecí contacto rápidamente con uno que claramente dio a
conocer su nombre como Joseph Biddle, y que sabía exactamente porqué estaba con Peter:
―"Le odio, y le voy a hacer pagar por lo que él me ha hecho a mí".
―"Te estás haciendo daño a ti mismo también", repliqué.
―"No me importa. Merece la pena si se lo puedo hacer pagar".
Le pedí a Joseph que regresara al momento de su muerte. Contó que estaba solo en un hospital de Kansas.
Cuando murió estaba furioso. Al parecer se había casado con una mujer más joven, que le había dado un
hijo, pero ella se había escapado con el niño. Había arrastrado el dolor de esa experiencia el resto de su
vida, y sentía especial amargura hacia los bebés.
Le pedí a Joseph que avanzara hasta el momento en que su espíritu abandonó su cuerpo. Contó que vio su
cadáver tendido en la cama, que permaneció junto a él durante algún tiempo, y que luego empezó a
moverse por los pasillos del hospital.
―"Veo a un bebé diminuto, un recién nacido. Pienso que quizá es mi bebé. Y sé que puedo hacerle pagar al
bebé por haberme abandonado. Me uno al bebé. Desde entonces he estado con él".
Inmediatamente supe que ésta era una entidad muy importante en la vida de Peter, y podía explicar sus
periódicas iras y crueldades. Pacientemente le expliqué a Joseph el riesgo de su situación espiritual: de qué
manera estaba prolongando su propia miseria, así como infligiendo miseria sobre un ser humano que nada
tenía que ver con sus problemas. Llamé a espíritus amigos para que vinieran a guiarle. Joseph pronto vio a
su hermana y se marchó con ella.
Antes de sacar a Peter de la hipnosis pude tomar contacto con un espíritu más. Al contrario que Joseph
Bidde, éste estaba confuso sobre quién había sido, o qué estaba haciendo con Peter. De hecho, estaba
confuso, casi estupefacto.
―"Venga, vamos a echar un trago", repetía alegremente la entidad, "Vamos a Rocky's a divertirnos un
rato".
Me enteré que en su anterior vida había sido operador de maquinaria pesada, con una clara afición por la
botella. Aparentemente había estado con Peter desde su niñez. Lo último que podía recordar de su vida era
que estaba manejando un tractor Caterpillar en un terreno de edificación.
Hubo que animarle bastante para que se marchara. Cuando Peter estaba fuera de la hipnosis, discutimos los
últimos descubrimientos. Estaba muy seguro de que Joseph Biddle había ejercido una gran influencia sobre
su vida. Recordó sus tempranas imágenes en sueños de un viejo hostil. Estaba menos seguro acerca del
operador del Caterpillar. Acordamos que quizá esa entidad podía explicar lo de su bebida, y su fascinación

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por el rudo estilo obrero. Abandonó esa sesión sintiéndose esperanzado y entusiasta. Sin embargo, en
nuestra siguiente sesión el operador de grúa apareció de inmediato cuando Peter entró en trance.
―"Todavía estás aquí. ¿Cómo te llamas?" pregunté.
―"Lou, creo".
―"¿Pero por qué todavía sigues con Peter?".
―"Me deja beber. Puede ser divertido, y puedo hacerle ir a los lugares de mi clase".
―"¿Qué tipo de lugares?".
―“Ya sabes, un lugar que tiene en él hombres de verdad, que saben beber, y no un montón de camisas
embutidas".
―"¿Has estado con Peter durante mucho tiempo, no es así?".
―"Sí, supongo que sí".
―"¿Pero tú sabes que debes marcharte, no?".
―"¿Por qué?".
Le expliqué la situación porque él estaba evidentemente confuso y creía que aún estaba vivo en su propio
cuerpo. Nuevamente, le llevé al momento de su muerte en su última vida. Describió un accidente en el cual
el Caterpillar rodó sobre él.
―"Moriste en ese accidente".
―"Sí", replicó incrédulo.
―"¿Qué sucedió después de eso?".
―“Vi a un niño pequeño jugando en un jardín trasero. Parecía bastante agradable y amistoso. Yo me sentía
solo y perdido. Así es que me acerqué a él”.
Finalmente a Lou le quedó claro lo que de verdad había sucedido. Dijo que sentía el daño que le había
causado a Peter, y preguntó cómo podía seguir adelante. Le dije que mirara alrededor para ver si veía a
alguien conocido. Vio a su mujer, que creía que había muerto odiándole por su afición a la bebida. Dándose
cuenta de que ella le había perdonado, se marchó feliz. Esta vez tuve la sensación de que se había ido para
siempre. Tenía la esperanza de que hubiéramos llegado a la raíz de los problemas de Peter, y así se lo dije.
Sonrió débilmente.
―"Así lo espero yo también", dijo, "Pero algo raro sucedió cuando salía de la hipnosis esta vez. Algo dentro
de mí, alguna parte de mí, pareció reírse. No podía decir si era sólo mi imaginación o qué. Pero parecía
decir, ‘Te he engañado otra vez, todavía no te has dado cuenta de que estoy aquí’".
Peter se marchó preguntándose si conseguiría ayuda desde este ángulo. Cuando se fue, me quedé
preguntándome si seguiría el tratamiento lo suficiente como para alcanzar la cura que era posible.
En nuestra siguiente sesión se sonrió al decirme lo mucho mejor que se había sentido durante esa semana,
especialmente porque no había tenido ningún deseo de beber. Frunciendo el ceño dijo que su carencia de
apetencia sexual por su mujer estaba causando estragos en su matrimonio. Rápidamente sugerí la hipnosis
y, después de tanta práctica, Peter cayó rápidamente en un profundo trance.
Al principio, cuando pregunté si había espíritus presentes, sus señales con los dedos indicaron un "no" pero
cuando pregunté si algunos se estaban ‘escondiendo’ apareció un "sí "como respuesta.
―"¿Puedo hablar contigo?", pregunté.
―"No está preparada para hablar contigo, tiene miedo", dijo Peter con somnolienta monotonía.
―"Entonces háblame de ella".

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―"Es rubia, bonita, pero tímida y callada. Está muy sola. No sabe porqué es tan desgraciada; pensó que le
gustaría estar conmigo, pero no le gusta hacer el amor con mi mujer. ¡Lo odia".
―"¿Sabes cuánto tiempo ha estado contigo?".
―"Creo que no".
―"Quizá hable conmigo".
Peter estaba callado, y yo esperé. Después de un minuto pregunté,
―"¿Está dispuesta a hablar conmigo ahora la mujer que está con Peter?".
―"Sí, estoy aquí", la voz de Peter surgió más suave, más vacilante, casi femenina.
―"¿Cuál es tu nombre?".
―"Laurie. Pero, ¿por qué estoy aquí".
―"Eso es lo que estamos intentando averiguar, Laurie".
Mientras le preguntaba con suavidad, pude descubrir que esta entidad había conocido a Peter en una fiesta,
hacía cinco años, poco antes de conocer a su actual mujer. Se había sentido atraída de inmediato por él, a
causa de su naturaleza dominante y agresiva. Recordó haberle visto entrar en una fiesta con una chica en
cada brazo. Después, se obligó a sí misma a caminar hasta él, y presentarse, y estuvieron media hora
hablando juntos. Ella murió en un accidente de coche cuando volvía a su casa después de la fiesta.
Le expliqué con cuidado a Laurie que al quedarse con Peter estaba retrasando su propio regreso, el de ella
misma, a la vez que a él le causaba un daño inmenso. Dijo:
―"No me había dado cuenta de eso. Lo siento".
―"Por ese motivo, debes marcharte. Será mucho mejor para los dos".
―"Pero no me puedo ir. ¿Adonde podría ir? Es muy solitario".
Iba a seguir intentando persuadirle cuando Peter dijo:
―"No se irá. No quiere escuchar lo que le vas a decir. No te va a escuchar más".
Intenté comunicarme con ella más tiempo, pero fue inútil. Cuando salió de la hipnosis, Peter recordó que
había conocido a Laurie. Estaba asombrado de que un encuentro tan breve le hubiera llevado a ser poseído.
Pero también recordó que poco después de haber conocido a Laurie, sus sentimientos hacia las mujeres
habían experimentado un cambio gradual y sutil.
Nos encontrábamos ahora con el problema de cómo convencer a Laurie para que se marchara. Peter
también dijo que a medida que salía del trance, había vuelto a sentir la presencia de una personalidad
fuerte y malévola, que se estaba mofando de nosotros.
Durante las semanas que siguieron, nuestras sesiones dejaron mucho que desear. Intentamos en varias
ocasiones, y sin éxito, atraer a las entidades. Peter tampoco sentía una sensación extraordinaria de
presencias extrañas, tanto bajo hipnosis, como en su vida cotidiana. La relación sexual con su mujer había
mejorado. Las cosas le iban bien en el trabajo, y seguía sin sentir deseos de alcohol.
Durante estas sesiones, trabajó mucho sobre sus sentimientos interiores de inutilidad, culpabilidad, e
inseguridad. Pero por lo general, parecía que las cosas le iban tan bien que yo estaba comenzando a creer
que ya no albergaba espíritus. Quizá le habían abandonado espontáneamente, por sí mismos. En la creencia
de que sus problemas residuales podrían remediarse con las herramientas habituales de la psicoterapia,
comencé a explorar sus primeras relaciones con su padre y su madre.
No obstante, durante cada sesión seguimos utilizando con carácter rutinario un periodo de hipnosis, con la
esperanza de restablecer contacto con Laurie, y cotejar la presencia de otras posibles entidades.
Entonces, en nuestra primera sesión de diciembre, conseguimos casi sin sospecharlo una entrada. En los
primeros minutos del trance hipnótico, la voz de Peter cambió imperceptiblemente de tono.

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―"¿Todavía no sabe que estoy aquí, verdad?”, dijo con delectación.
Reconocí inmediatamente la misma voz burlona que había oído meses antes.
―"¿Cuánto tiempo ha estado con Peter?" le pregunté, con la esperanza de una respuesta.
―"Lo suficiente como para conocerle bien, algo más de cuatro años".
―"¿Por qué se ha quedado con él tanto tiempo, cuando sabe que lo único que consigue es hacerle daño, y
hacérselo a Vd. mismo? En estos últimos meses ha tenido muchas oportunidades de marcharse".
―"No me querrían. He hecho algunas cosas malas. Si me fuera allí, tendría que cambiar".
―"Pero en cualquier caso va a tener que cambiar. No puede seguir aquí. Mire a su alrededor. A lo mejor hay
alguien que conoció alguna vez, y que ha venido a buscarle. ¿Ve esa Luz".
―"He visto la Luz muchas veces y he visto a mi madre cerca de ella. Pero siempre huyo. No quiero
enfrentarme con ella, y tengo miedo de lo que me puedan hacer".
―"No harían nada que le hiriese".
―"No lo sé".
Aunque me daba cuenta de que con este enfoque no llegaría a ningún sitio, me animó pensar, no obstante,
que había establecido un diálogo con esta entidad tan recalcitrante. Le pedí que retrocediese al último
período de su vida. Me dijo que había vivido en San Francisco con su madre a principios de siglo.
―"Mi nombre es David", dijo. "No recuerdo de qué vivía, pero sí sé que practicaba la magia negra, y que
llegué a tener mucho poder. Dirigía un grupo de adoradores de Satán. Mi madre nunca lo supo. Pero si lo
supiera me odiaría eternamente. Yo he destrozado muchas vidas".
―"Se le puede ayudar después en el mundo espiritual", le dije, "Pero ahora debemos parar la destrucción
de otras vidas. Avance en el tiempo. Permítase recordar su muerte".
―"¡La tierra se está moviendo, es un terremoto! Acaba de caer algo sobre mi cabeza, parte de un edificio.
¡Estoy sepultado por los ladrillos! Contemplo mi cuerpo sin vida y quiero regresar dentro de él. Siento que
me han robado la vida. (Una pausa larga). Vi la Luz, la misma que he visto muchas veces desde entonces, y
oí voces de personas que venían a por mí. Pero tuve miedo y les di la espalda. Lo siguiente que recuerdo es
que me encontraba con un hombre cuyo trabajo consistía en limpiar las calles. Me uní a él para seguir vivo,
aunque no fue una elección muy buena, y el trabajo era horrible. Este hombre murió prematuramente de
muerte natural. Después, me uní a muchas, muchas personas. Me di cuenta de que podía unirme y
separarme de ellos cuando quisiera. Era interesante. Cuando me sentía aburrido o deprimido, sencillamente
me marchaba, y buscaba otra persona a la que pudiera unirme. Hice muy desgraciadas a la mayoría de
estas personas. A algunas les di poder, otras se interesaron mucho por lo oculto, pero todas caían en
depresiones, y entonces no me gustaba permanecer mucho junto a ellas”.
―"¿Cómo se juntó a Peter?", pregunté.
―"Estaba bebiendo en un bar de San Francisco. Aunque se encontraba en compañía de algunos amigos, se
le notaba retraído y desgraciado. Me di cuenta de que era débil, y que sería fácil juntarse a él. De hecho él
ya había conocido a Satán".
Cuando Peter y yo comentamos lo que se había revelado bajo hipnosis, de repente agachó la cabeza
avergonzado, y me contó que durante la adolescencia le habían intrigado las ciencias ocultas, y que había
leído varios libros sobre rituales satánicos. Dijo que conservaba desde hacía años una estatuilla de yeso
pintada, representando un Satanás barbudo y con patas de cabra. Aunque la figurilla solía trastornarle
emocionalmente, nunca se había decidido a tirarla.
En la sesión siguiente pude ponerme en contacto con David casi inmediatamente, y le pregunté:
―"¿Quiere permanecer en este círculo sin fin, sintiéndose desgraciado y causando pena a otras personas,
cuando sabe que puede acabarse?".

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―"Todavía tengo miedo", dijo receloso.
Insistí en que no había nada que temer, y que cualquier cambio sería un cambio hacia la felicidad y la
alegría.
―"¡Pero me odian!".
―"Todo ese odio y esa vergüenza son sólo suyos, todo está dentro de usted. Su madre le ama. Mire a su
alrededor, a lo mejor se encuentra aquí ahora".
Pasaron algunos segundos, "Sí, está aquí. Quiere que me vaya con ella y me perdona. Me voy a ir. Adiós".
Con esas palabras, David, la entidad torturada, se marchó.
Tanto Peter como yo nos sentimos muy optimistas al final de esa sesión. Al unir las piezas del rompecabezas
podía hablar de la época en que David se le había unido, aumentando sus sentimientos de inseguridad y
autodesprecio.
A lo largo de las semanas siguientes la autoestima de Peter siguió aumentando. Sentía una renovada
confianza en sí mismo, y se dio cuenta de que era capaz de frecuentar y trabajar con gente en su trabajo sin
demasiada ansiedad. La relación con su mujer mejoraba, y también su memoria.
Durante nuestras sesiones seguimos utilizando la hipnosis para controlar la posible presencia de entidades.
Sin embargo, las señales de dedos indicaban repetidamente que no había ninguna, de manera que utilizaba
el resto del tiempo de la hipnosis para alimentar sugerencias positivas hacia su mejorada autoestima.
A finales de enero, Peter se presentó para su sesión en un estado importante de nerviosismo e
incomodidad. Estaba a punto de sufrir un ataque de angustia que se había iniciado justo antes de salir de
casa para venir a verme. A medida que se acercaba al edificio donde se encuentra mi despacho, se iba
sintiendo preso de un miedo que iba en aumento, e incluso podía oír una voz en su interior que le rogaba
que regresara a casa. Durante el corto trayecto, se le atascó la nariz, como si tuviera un fuerte catarro. Tuvo
que hacer gala de toda su fuerza de voluntad para entrar en mi despacho, y permanecer allí.
Inmediatamente le puse en trance, pensando que quizá David había recuperado su terreno. Las señales
digitales indicaron que, en efecto, se encontraba presente una entidad masculina, y que necesitaba ayuda.
Pero en vez de David, resultó ser un espíritu superficial y bromista llamado Eddie Vineburg, quien dijo tener
veintisiete años y haberse unido a Peter en un bar de Sacramento en 1978.
Al principio Eddie se negó a admitir que estuviese muerto. Cuando le pregunté cómo se sentía cuando le
llamaban "Peter" me contestó jovialmente:
―"Soy un cantante de rock, y la gente puede llamarme como quiera mientras oiga mi música y pague por
escucharla"
¡También se las arregló para señalar que pensaba que yo era una "fresca", y que no le importaría salir
conmigo!
Resultó que en efecto había sido un modesto cantante que había tocado en bares y pequeños clubs de
Sacramento. Había muerto quemado en un accidente de coche en 1978, justo antes de unirse a Peter. Había
quedado atrapado en el coche, y lo último que recordaba de esa etapa de su vida era que tragaba un humo
denso que le quemaba la nariz y la garganta. Después del accidente se quedó cerca, contemplando su
cuerpo muerto. Pero el impacto que sufrió al ver cómo los camilleros retiraban su calcinado cuerpo en una
ambulancia le obligó a marcharse.
―"Entonces me sentí muy solo y perdido, y me dirigí al bar donde había estado bebiendo antes del
accidente. Pero nadie me hablaba, y ni siquiera pude atraer la mirada de ninguna de las mujeres que había
allí. ¡Me sentí como Gaspar, el fantasma amistoso".
Cuando vio por primera vez a Peter acodado en la barra, Eddie pensó que parecía una "auténtica ganga" ya
que estaba tan callado y retraído. Pensó asimismo que podría unírsele fácilmente. La soledad le impulsó a
hacerlo.

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Le pregunté a Eddie si se encontraba preparado para seguir adelante, y me dijo que lo estaba. Cuando le
pregunté si veía allí a alguien que pudiera acompañarle, reconoció el espíritu de una tía, llamada Sylvia, y
entonces se fue.
Al salir del trance Peter se sentía bien, todos los restos de su incipiente ataque de ansiedad se habían
disipado. También había desaparecido de manera increíble su congestión nasal. Recordó haber padecido un
ligero cambio de personalidad en 1978, cuando sintió un repentino interés por bandas de música y
canciones que antes no tenía. También se convirtió en un mujeriego, y desarrolló un inédito talento para
atraer a las mujeres y llevárselas rápidamente a la cama.
En la siguiente sesión, cuatro días después, Peter me informó que profesionalmente las cosas le iban muy
bien, y que su autoconfianza estaba en un punto alto. Sin embargo, los problemas sexuales con su mujer
habían resurgido repentinamente como una venganza. Se había dado cuenta de que no sentía ningún deseo
sexual hacia ella, de hecho le repugnaba la idea de hacer el amor. Cada vez que su mujer le tocaba, se
incomodaba, y ella se quejaba de que incluso durmiendo la rechazaba.
Cuando se encontraba bajo la hipnosis, las señales digitales de Peter demostraron que, como yo bien
sospechaba, había una entidad femenina dentro. Resultó ser Laurie, la joven que había muerto en el
accidente de coche.
―"¿Por qué sigues con Peter?".
―"Me siento atrapada y tengo miedo. No sé a dónde ir. Aquí resulta todo muy solitario porque todo el
mundo se ha ido. Pero no puedo soportar que tenga relaciones sexuales con Betty".
―"¿Estás preparada para irte ahora?".
―"Sí".
―"Mira a tu alrededor. ¿Ves a alguien que venga a por ti? ¿Hay alguien aquí?".
―"Hay una mujer mayor, una amiga de mi madre. Es una...solía ayudar en los partos".
―"¡Una partera!".
―"Sí".
―"¿Qué te está diciendo?".
―"Me dice: ‘Venga, niña, es hora de marcharse ya. Deja de estar tan triste. Ha llegado el momento de
comenzar un nuevo día’. Ahora me marcho con ella".
Puesto que las señales digitales de Peter me indicaban que ya no había más espíritus con él, lo saqué del
trance.
Me indicó que había experimentado la inmensa alegría de Laurie cuando finalmente se marchó. Añadió que
ella se había sentido abandonada por todos los espíritus que se habían ido. Era la única compañía que había
conocido. Peter se sentía profundamente aliviado, como si le hubieran quitado un gran peso de encima.
¡Estaba convencido de que por fin era libre! Pero a esas alturas yo ya había aprendido a adoptar con él la
actitud de "ya veremos".
A lo largo de varias sesiones después de la marcha de Laurie, Peter me informó que su relación sexual con
Betty seguía mejorando. Conservaba intactas y fuertes su autoconfianza y su actividad profesional. El
problema de la bebida también había desaparecido. Era el momento de acabar del tratamiento, pues había
conseguido sus propósitos.
El complicado caso de Peter demuestra las complejidades de la relación entre un ser humano vivo y los
espíritus que permanecen atados a la tierra. Su propia vida anterior como miembro de una secta satánica le
había creado un profundo complejo de culpabilidad, que le hacía vulnerable a la posesión.
Las sucesivas entidades parásitas, empezando por el amargado Joseph Biddle, sencillamente le debilitaban
aún más, aumentando su vulnerabilidad. El hecho de que a los cinco años se le hubiera unido el espíritu del

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alcohólico Lou sólo empeoraba la situación, porque después —a través de la bebida— Peter abría continua-
mente su aura a más posesiones.
Resultaba una presa fácil para los espíritus muy atormentados. Se consumía de amargura, de temor, y de
odio hacia sí mismo. A medida que le iban poseyendo y amargando, se sentía más incapaz de enfrentarse
con la vida, profesional y personalmente. Al final, los espíritus posesores podían actuar fuera de sus
personalidades y atravesar directamente su conducta, mientras que su propia personalidad quedaba
progresivamente aplastada y arrinconada.
Para Peter, el camino de regreso a la salud espiritual y psicológica fue difícil y penoso. Comenzó con el
desalojo de un solo espíritu. Con las desposesiones sucesivas, su propio espíritu se hizo más fuerte y mejor
definido. Su regresión a la vida de satanista le ayudó a desprenderse del profundo odio que sentía hacia sí
mismo, y de la inclinación subconsciente a la posesión.
Liberado finalmente de todos los espíritus posesores, Peter encontró su auténtico yo personal, y dio
grandes pasos en su camino espiritual.

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10. Caso-estudio – Barbara
"He luchado con mi peso durante dieciséis años. Desde que me hicieron una histerotomía total, me ha sido
imposible librarme de los kilos. ¡Lo he probado todo, y he fracasado con demasiada frecuencia! Me he dado
cuenta de que ya no hay más dietas!”
Barbara había venido a verme como última esperanza. En efecto, al parecer ¡lo había intentado todo! Su
primera dieta la había hecho con los Vigilantes de Peso, y le llevó ocho agónicos meses perder seis kilos y
medio. La siguiente dieta la realizó bajo la supervisión de un médico, y consistía en inyecciones de
gonadotropina humana junto a un régimen de quinientas calorías diarias. Recuperó cuatro kilos, sin hacer
trampa ni una sola vez. Después recabó la ayuda de un centro local de dietas y se le aplicó una dieta
"rápida" de proteínas, con batidos de alto contenido proteínico y ningún sólido. Perdió quince kilos.
Después de un "mal fin de semana" de juergas, tenía miedo de volver, por si le reñían. Pronto volvieron los
quince kilos, más algunos extra. Entonces regresó a los Vigilantes de Peso y más tarde a otro centro
dietético. Ninguna ayuda daba resultados prolongados.
Había estado retrasando el pedirme una cita, hasta que se sintió desesperada. La depresión crónica que
padecía estaba íntimamente unida al problema de su obesidad, llevándose lo mejor de su persona, por lo
que se obligó a dar el primer paso.
Como la mayoría de pacientes con sobrepeso, Barbara vino a buscar ayuda cuando se encontraba en el
punto más alto de su peso, con un exceso de cuarenta kilos. En lo más profundo de su mente, sabía que su
terapia sería una tarea de búsqueda de su alma, y probablemente dolorosa.
A la gente le resulta difícil invertir las tácticas defensivas de la mente, y mirar ‘dentro’. Con cualquier
síntoma, hay traumas y motivos ocultos. Sus mentes construyen barreras muy complicadas para proteger el
equilibrio, lo cual a menudo resulta imposible, por lo menos en cierta medida.
Bárbara es una mujer despierta e inteligente de cuarenta y algunos años. Cuando le pregunté qué clase de
trabajo realizaba, se rió y me dijo:
―"Soy el comodín de todas las profesiones, y perito en ninguna"
Se había casado a los veintitrés años, y tenía dos hijos mayores. A los pocos minutos de nuestra primera
sesión era obvio que se trataba de una persona con una mente sensible, solícita y metafísica. Comentó que
recordaba espontáneamente haber vivido en un templo de China como un místico. Si era verdad o no, lo
que eso me sugería era que durante este periodo de su vida se encontraba en el camino espiritual.
De niña había sufrido de nefritis. Después de permanecer en el hospital tres semanas, estaba desahuciada.
Recordaba haber oído a los médicos decirle a su madre que no esperaban que superase la noche. A pesar
de estar tan enferma, ella sabía que no moriría. Como consecuencia de esa enfermedad se quedó
extremadamente delgada. ¡Su hermano la atormentaba llevando a sus amigos para que vieran sus costillas!
La familia hizo todo lo que pudo para que engordara, sin éxito. Sencillamente no podía ingerir una comida
completa. Tal como lo veía, "He tenido una lucha grande con el peso desde que pasé aquella nefritis con
siete años".
Pensé que había tenido muchas oportunidades de ser poseída. Lo comenté con ella, y aceptó esa
posibilidad. Añadió que además de las distintas hospitalizaciones a causa de la nefritis, la histerectomía y los
partos, hacía veinte años le habían quitado un cálculo de la vejiga. Me confirmó:
―"Por la noche siento espíritus a mi alrededor. Con frecuencia advierto algo a mi izquierda. Me he
preguntado si sería el chico que vivía en nuestra casa. Se mató en un accidente de surfing antes de que nos
mudásemos. De hecho, sus padres vendieron la casa por ese motivo. Hay una habitación, un dormitorio,
que creo era el suyo. Casi puedo sentirlo allí".
Ya que las reacciones de los pacientes ante las cintas de desposesión me suelen proporcionar pistas que
ayudan en el diagnóstico de posesión, grabé una para ella en ese momento. Mientras hablaba con las

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entidades terrenales que pudieran estar presentes, observé un gran cambio en la expresión del rostro de
Barbara, que abarcaba desde el miedo hasta el placer. A medida que iba terminando, su cuerpo y su rostro
se relajaron considerablemente; sospeché que por lo menos un espíritu se había marchado.
―"Pude ver como Billy, Ricky y Linda se marchaban. Les conocí hace tiempo en el Este. ¡Parecían tan
contentos de irse! ¡Debo haberles tenido conmigo durante años! ¡Ricky murió cuando ambos teníamos seis
años".
Durante las sesiones siguientes se desprendió de muchos espíritus, a medida que yo realizaba una
desposesión tras otra. En una de ellas, sus señales digitales me indicaron que tenía trece, y muchos se
habían unido durante su enfermedad infantil. Algunos no se daban cuenta de que sus cuerpos habían
muerto, y otros no advertían que allí se encontraban sus seres amados. En alguna ocasión, tuve que
obligarles a que se mirasen en un espejo, para que se dieran cuenta de que no se encontraban en sus
propios cuerpos. Con frecuencia, era necesario hacer que Barbara regresara al momento de la unión para
clarificar quiénes eran, y porqué había permitido que se le incorporasen. Entonces se producían llantos y
temblores, porque algunos eran muy tercos.
A veces la resistencia era casi inconcebible. Había quien presentaba una dura batalla. En muchas ocasiones,
Barbara estuvo a punto de cancelar por completo las sesiones, y entonces, milagrosamente, se daba cuenta
de que ella no quería parar.
Cada semana me informaba que había veces, cuando tenía más energía, que percibía cambios positivos en
sus hábitos de alimentación. Entonces empezaba a perder peso sin dieta alguna. Pero no todo era de color
de rosa. Se producían recaídas cuando le faltaba energía, y se encontraba cansada y dormida sin
explicación aparente. También sufría diversos achaques y dolores. Afloraban distintas clases de miedos, los
mismos que durante años había sufrido intermitentemente. Sentía que aún quedaba gente dentro de ella,
y con frecuencia podía sentir como se marchaban, cuando ponía la cinta en casa.
Ella misma lo resumió:
―"¡Me he sentido muy bien, y muy mal! A veces me sentía fatal. También he sentido la necesidad de ser
abrazada, acunada y consolada, y he llorado mucho".
Una de las entidades con las que habíamos trabajado regresó. No había entrado en la Luz. Le tomó a
Barbara la palabra de que podía volver si no le gustaba. Necesitaba ayuda para establecer un contacto
fuerte con su ser amado, y por fin se marchó definitivamente.
Hacía experimentos poniendo la cinta de desposesión en la habitación que ella creía había pertenecido al
muchacho que se había matado. Al parecer se marchó, porque su reacción ante la habitación cambió y le
pareció más ligera. Sin embargo, sentía que su casa no estaba totalmente liberada. Desde entonces, he
sugerido métodos similares a otros pacientes, con buenos resultados.
Cuando Barbara vino a su séptima sesión, pude comprobar que las cosas no iban demasiado bien para ella.
Parecía deprimida, y todo su cuerpo reflejaba su estado de ánimo.
―"¡Estoy descorazonada! ¡Hay tanta basura en mi vida! Me siento realmente indefensa. En las últimas dos
semanas, me he sentido muchas veces tan deprimida que he necesitado todo mi esfuerzo consciente para
remontar. ¡Presiento que nunca perderé peso, me moriré así".
―"¿Ha pensado en el suicidio?".
―"¡Oh, sí! Ha sido muy fuerte. Sé que no soy yo. Yo soy una verdadera superviviente. La primera vez que me
pasó, tenía cuarenta años. Me sentí terriblemente deprimida. La semana pasada me sentí igual. Incluso me
puse enferma, por eso tuve que cancelar mi última cita. No he estado enferma desde hace mucho tiempo,
por lo menos un año. Me lo inventé para ocultarme. ¡Estaba exhausta, temblando y sudando! Dormí
veinticuatro horas seguidas, de un tirón. Está todo unido a la depresión".
Bajo hipnosis, las señales digitales de Barbara me indicaron que había una entidad que se le había unido
cuando tenía veinte años, o sea hacía más de veinticinco años. Cuando le pregunté si era masculina se

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levantaron tanto los dedos del "sí" como del "no". Otras preguntas me revelaron que el espíritu
correspondía a una mujer homosexual que había cometido suicidio.
Cuando regresó a la muerte de la mujer, Barbara me informó que había saltado del puente Golden Gate. Su
rostro parecía preocupado, y dijo:
―"¡Sé quien es, es la hija de una amiga! Realmente me caía muy bien. Era una persona muy agradable. No
me puedo imaginar porqué era tan desgraciada. Al principio me negué a creer que se hubiera suicidado.
Justo antes de hacerlo, escribió una carta a un amigo diciéndole que era homosexual. Ni siquiera su
psiquiatra pudo llegar a ella".
Entonces le pedí que recordase cuándo la había poseído la entidad.
―"Cuando me llevé su retrato a casa. No sé por qué le pedí a su madre que me dejara conservarlo"
Después de una pausa larga admitió que no podía recordar su nombre. Pero inmediatamente, surgió una
voz diferente, diciendo en tono bajo:
―"Jean"
No perdí más tiempo y le hablé, llamando su atención sobre alguien a quien ella quería mucho, y que había
venido a buscarla. Se marchó sin mayores problemas con su tía abuela.
Barbara me anunció:
―"Hemos estado juntas, luchando".
―"¿Qué quiere decir?".
―"Me miraba en el espejo, y no era yo realmente a quien estaba mirando. A veces me sentía muy extraña.
¡Nunca me relajaba, siempre con los nervios de punta! Con miedo a las alturas. Me aterrorizaba cruzar el
puente Golden Gate, cosa que hicimos en 1978. Me resultaba tan fácil saltar por encima y desaparecer ¡otra
vez! No me sentía a gusto conmigo misma. Estaba muy identificada con Jean".
Después de una pausa, y con mirada confusa, me dijo:
―"Jean y su tía abuela siguen ahí, sentadas escuchando,".
Le pedí a Barbara que le hablase directamente, y le explicase que debía entrar en la Luz y en el mundo
espiritual.
―"Es casi como si yo te invitara a ello, Jean. Te tenía envidia. Tú eras todo lo que yo quería ser. Yo sabía que
en tu interior sentías un gran dolor. Me sentí tan mal cuando te suicidaste".
Barbara siguió hablándole, y finalmente la persuadió para que fuera a la Luz, lo que al parecer hizo.
―"No sabía quién era yo. Pienso que nunca he sido la misma desde su muerte. Ha estado conmigo durante
años como un gran peso. Ahora que se ha ido, siento un vacío, como si me hubieran quitado un cáncer. Algo
se ha rasgado, como si hubiera llevado un vestido y ahora me lo hubiesen arrancado. Se acaba de
descargar una gran tensión”.
―"Me siento extraña, ¡como si hubiera otra persona aquí! Es la otra persona que se encontraba con Jean.
Es muy blanca y muy pesada. Es tan gorda, que es como una gran burbuja. Su barbilla llega hasta su
pecho. Tiene el pelo rubio, casi naranja. (Una pausa larga). Su nombre es Margaret. Era una amiga de Jean,
del instituto. Sentía mucho afecto por Jean, estaba enamorada de ella. Se mató...quizá porque Jean no le
devolvió su amor como ella deseaba, físicamente. Entonces la poseyó”.
De manera que en el momento de su muerte ¡Jean estaba poseída! ¿Quién cometió de verdad suicidio,
Margaret o Jean? Quizá la homosexualidad de Jean, que ésta no podía aceptar, la llevó a matarse. ¿O era el
espíritu que exteriorizaba sus actos? Todas estas hipótesis acudían a mi mente a medida que preguntaba a
Barbara como se sentía Margaret.
―"Frustrada y furiosa"

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Decidí dirigirme al espíritu directamente. Quería que reconociera su muerte, y prepararle para una
desposesión eventual.
―¿Cómo se mató?
―"Con una sobredosis, tragué aspirinas. (Pausa). No me encuentro bien. Siento mucho dolor en el
abdomen. (Pausa larga). Jean también tomó aspirinas antes de saltar del puente. Yo quería que ella viviera.
No sabía qué hacer. No podía hablar con ella. Estaba...sólo estaba con ella. ¡No fue culpa mía que muriese!
(Pausa larga). Habíamos estado juntas las tres, durante mucho tiempo".
Le pedí que buscase a sus seres amados, quienes la llevarían al mundo de los espíritus.
―"Aquí no hay nadie. Jean era mi única amiga".
―"Alguien ha venido a por Vd. Mire alrededor".
―"No".
Decidí que seguir con esta táctica sería inútil. Sabiendo que era gorda, me imaginé que podría persuadirla
para que se marchara si creía que iba a tener un cuerpo esbelto. Le pregunté si deseaba un cuerpo propio
que fuera esbelto y bonito, ¡sin necesidad de hacer dieta!
―"Esa es una pregunta estúpida".
Advertí una gran sonrisa en su rostro, ¡funcionaba! Le hablé de la Luz, y de cómo, cuando entrase en ella, se
encontraría en un cuerpo perfecto.
―"Pienso que eso es verdaderamente gracioso. ¿Cómo va a cambiar la Luz mi cuerpo? ¿Cómo sabe Vd.
eso?".
Le señalé que había una profesora que la ayudaría a comprender. También le sugerí que después de que
entrase en la Luz, estaría sin duda con Jean.
―"Hay dos".
―"¿Qué le dicen?".
―"Me quieren ayudar, como lo hicieron hace años. No entiendo porqué, nadie quiere ayudarme después de
tantos años".
Le pregunté qué le estaban diciendo sus profesoras.
―"Me quieren ayudar" Mirando hacia un lado, parecía dirigirse a seres invisibles. “¿Qué van a hacer para
ayudarme?".
Entonces, volviéndose hacia mí, dijo:
―"Prometen...no sé si me puedo fiar de nadie. Quiero ver a Jean... ir donde está ella". (Llorando.)
―" Qué dicen a eso".
―"Me pueden llevar hasta ella, porque las dos necesitamos la misma ayuda. (Pausa). Ahora estoy
caminando hacia la Luz. Es como un destello que se hace cada vez más grande, más grande...Es tan brillante
que no puedo mantener los ojos abiertos. Dicen que "eso” está bien. Tengo carne de gallina. No es
caliente...pero, es agradable. Tampoco es misterioso. Estoy comenzando a relajarme. Mi cuerpo es muy
ligero. No siento el cuerpo. No es un cuerpo. Es muy diferente...como el pensamiento...sin embargo, puedo
ver. Hay belleza...y colores. ¡Soy tan ligera! (Pausa). Tengo una sensación como si hubiera entrado en agua
fría...pero es tan hermoso...y es sólo el comienzo. (Pausa larga). No puedo seguir. Hay un periodo de
reajuste. (Pausa).
―"Tengo un mensaje para Vd., y es que no hay miedo. ¡Nada que temer! (Pausa larga). No puedo hablar
mucho más a través de Barbara. No es bueno para ella, según me están diciendo. Barbara no puede sentir
su cuerpo. (Pausa). Su trabajo es muy bueno".

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Sentí que sería mejor que Barbara recuperase el control de su cuerpo. Estaba preocupada de que pudiera
haber estado fuera de él. ¡Iba a seguir el consejo de las profesoras!
―"Barbara, regrese ahora mismo a su cuerpo. Cuando esté preparada, por favor, dígame cómo ha sido
para Vd. canalizar a Margaret".
(Pausa larga).
―"No podía sentir mi cuerpo. Ahora estoy empezando a sentirlo. Por ejemplo, mi voz está aquí, pero mi
cuerpo no. Es como si fuera una radio encendida en una vibración determinada. Ahora está sintonizada en
una vibración concreta. Si permanece en ella sin estar preparada, ¡se quema! Si permanece demasiado
tiempo, ¡a veces no puede regresar! Era muy agradable. Cuando volví a mi cuerpo, comencé con la mente,
luego la cabeza, el cerebro, los hombros, los brazos, y hacia abajo por el torso. Ahora puedo sentir las
pantorrillas y los pies, pero aún me siento más ligera".
Le propuse algunas sugerencias para que se afirmase y se centrase, y le pregunté cómo se sentía.
―"Me siento relajada"
Sacudió las manos como si se le hubieran quedado dormidas.
―"El otro lado no está tan lejos. En cierto sentido, se trata de un estado mental, y es tan fácil entrar en
contacto". Asintió con la cabeza: "¡Mi cuerpo parece tan diferente!".
―"¿En qué sentido?".
―"Me siento como si hubiera estado flotando en el agua con pesos sobre mí. No me ahogaba, y siempre
tiraba de mí misma para que no ocurriera. Una parte de mí sabía que me estaba ahogando. Los pesos han
desaparecido. Ahora me doy cuenta de que debo aprender a caminar otra vez. En realidad no he vivido
durante muchos años. Estaba luchando, sujetándome, controlando...satisfaciendo a todo el mundo, menos
a mí misma. Como una marioneta movida por hilos".
―"¿Quién tiraba de los hilos?".
―"Es Margaret la que me viene a la cabeza, el pelo rojo y el cuerpo blanco. O Jean...Cualquiera menos yo.
Antes de Jean y de Margaret, había alguien más, y antes de ellos, aun otras personas. ¡Yo lo he consentido!
Porque me he dejado influir por tantas sugerencias, deseo ser yo misma la que decida. ¿Cómo sé que todo
esto no son más que ‘sugerencias’? ¿Qué no me las estoy inventando? Sin embargo, cuando lo veo es tan
real...¡tantas almas que sufren! Todo el mundo se agarra a mí para que les ayude, pero ¿quién me ayuda a
mí? ¿Cuándo me van a ayudar. En cierto sentido, me siento sola. Aunque aliviada, me siento sola. Estoy
caminando con las manos a la espalda y la cabeza inclinada. En realidad mi misión en la vida es caminar
sola y servir. No va a haber nadie que me ayude. Es como una voz de Jesús, un espíritu. La verdad es que no
entiendo ese mensaje. No quiero entenderlo. No tiene sentido que nadie me ayude. (Pausa). Es muy difícil
articular estos sentimientos".
Antes de sacarla de la hipnosis, le dije que sólo ella sabría si había sido realidad o fantasía, y que todo le
parecería más claro cuando estuviese preparada. Cuando estuvo fuera del trance, le pregunté cómo se
había sentido con la experiencia de los dos espíritus, Jean y Margaret.
―"Margaret era mucho más fuerte que Jean. No podía recordar su nombre. Entonces regresó de repente a
mi mente, como si ocupase mi cuerpo. No me daba cuenta de que estaba hablando, pero lo estaba
haciendo".
―"La sensación en la Luz era de total levedad. Necesitaba un periodo de transición al Otro Lado para
acostumbrarse a estar allí. Cuando sus profesoras hablaban era como un eco. No era demasiado bueno
permanecer fuera del cuerpo tanto tiempo. Si me hubiera tocado, no la hubiera sentido. Podría haberme
atravesado con la mano.

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―"Margaret estaba muy enfadada, en plan, ‘estás lista si piensas que me vas a dar órdenes’. Lo cual cuadra
conmigo. Alternando y cambiando tan deprisa, toda su personalidad. Y después, alegría, entregándose a lo
bueno, a una disolución de todo lo negativo en la Luz.
―"La otra parte, es el mensaje para Vd. Esta vez es mucho lo que se le ha dicho...aunque se suponía que lo
único que Vd. tenía que hacer era escuchar. Lo que está haciendo es importante. La gente no está del todo
preparada, es un proceso lento.
―"La diferencia de aquí a allí es muy pequeña, sólo un estado mental. Hay que insistir en esa fuente, pero
con mucho cuidado. ¡Hay que saber qué fuente se está abriendo!".
Había sido una sesión excitante y productiva. Ambas habíamos aprendido mucho. Resultó una experiencia
rara para mí, a causa de los muchos y muy interesantes recovecos y esquinas que jalonaban nuestra
excursión: una entidad posesora que a su vez estaba poseída, mientras que vivía ¡sin cuerpo! Y la
descripción de Margaret cuando se encontraba en la Luz, ¡era la primera vez que ocurría durante una
desposesión! Muchos pacientes hipnotizados dirigían sus propias regresiones a través de sus muertes, la
experiencia inmediata de después de la muerte, el viaje a la Luz, y más allá aún. Pero, un espíritu atado a la
tierra que se desprende de otro que había poseído, y seguía informando incluso fuera del cuerpo físico, eso
era único.
Cuando Barbara se acomodó en la butaca, me anunció que realmente se había sentido muy bien durante
toda la semana. No quedaban rastros de la fuerte depresión y de los pensamientos de suicidio que había
estado padeciendo justo antes de nuestra última sesión. Sin embargo, sí que se sentía sola. Era como si
hubiera perdido a unas buenas amigas. La depresión se había marchado con Jean y Margaret, pero las
recaídas permanecían. Se explicó:
―"¡Alguien me está obligando a comer! Es como si alguien me cogiera de la mano y me obligara a hacerlo.
¡Y yo no quiero! ¡Hay una persona que dice, ¡Aliméntame! Tengo la impresión de que pierdo el control de mi
propia consciencia".
―"Barbara, suena como si se estuviera volviendo caprichosa”.
Es curioso la manera en que afloran los espíritus. A veces, me parece que se van a capas. Algunos tienen
que irse para que otros puedan hacerlo.
―"Al parecer, Margaret no era la responsable de todo su problema de peso. Puede que haya contribuido en
cierta medida, pero desde que Vd. come por obligación, tengo el presentimiento de que hay alguien más,
ese que dice ¡Aliméntame! Utilicemos hipnosis ahora, y veamos si hay alguien aquí".
Después de una inducción hipnótica, le pregunté cuándo se le había unido la entidad " Aliméntame"
Barbara replicó:
―"Me visitó en el hospital cuando tuve la histerotomía"
¡Al profundizar se descubrió que el "visitante" era un espíritu confuso que deambulaba por su habitación y
que la había poseído! Realicé una desposesión inmediata, y al parecer se marchó con sus seres amados sin
dudarlo. Temblando repentinamente, Barbara murmuró:
―"¡Dorothy está aquí! Murió de cáncer hace unos años. Está furiosa conmigo porque me he casado con
Gary. Ella y Gary habían salido juntos antes de que yo le conociera. Piensa que la he separado de él y, salta
hacia delante y hacia atrás entre él y yo".
Era muy difícil convencer a Dorothy de que fuese a la Luz. Se encontraba atrapada en un sentimiento de
injusticia ante el hecho de que su cuerpo hubiera muerto, mientras que Barbara seguía viva y sana. Se
había propuesto que su rival se pusiera enferma. Y se puso enferma.
―"Si permanezco en su cuerpo, comerá hasta reventar y morirá también, como yo. Entonces sabrá lo que
es. ¡Yo estaba tan llena de vida! Me gustaba hacer muchas cosas físicas, igual que a Gary. Saltaba de
aviones, navegaba. ¡Mi vida se acabó tan deprisa! ¡No es justo!".

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Además de la amargura y el resentimiento que sentía hacia Barbara, seguía aferrada a la tierra a causa de su
vínculo con Gary. Pensaba que era mucho mejor pareja para él que su propia mujer. Se relamía describiendo
lo mucho que disfrutaba estando con él, mientras lo poseía a él. Admitió que creaba problemas adrede
entre ellos, y que estaba encantada de que su matrimonio estuviese derrumbándose.
Hablé con Dorothy y le expliqué que tendría un cuerpo fuerte y sano como el que había tenido antes de
enfermar. Se mostró incrédula ante mis promesas, pero al final consintió en marcharse cuando reconoció a
su abuela muerta, y vio que tenía un cuerpo. Yo estaba a punto de bendecirla, cuando a última hora cambió
de opinión y se negó a irse. ¡Era el momento de hacer algo más de lo que yo pudiera darle! Requerí la ayuda
de especialistas en el mundo de los espíritus, y constaté que resultaron de una gran ayuda en las
desposesiones difíciles del pasado. Barbara me informó:
―"Todo lo que tenía que hacer era pedirlo. Eso es lo que dicen. Hay cinco seres. Son estupendos. ¡Seres
ligeros y brillantes! Están formando un círculo. No se pueden acercar demasiado a ella, porque sus
vibraciones son demasiado fuertes. Su abuela y un antiguo amigo, Ted, la están rodeando. ¡Ted está aquí!"
El rostro de Barbara se iluminó con una sonrisa radiante cuando me explicaba:
―"Es un amigo de mi suegra. ¡Oh, escribía una poesía tan hermosa!".
Entonces, recordando, habló a Dorothy:
―"Me olvidaba. Tú también escribías unas poesías preciosas. Aunque no le conoces, ha venido para
ayudarte, y puede hacerlo. Antes de morir, era un hombre mayor, muy enfermo. Le resultaba muy difícil
andar. Tenía que utilizar un bastón, y apenas podía ver. ¡Mira ahora lo hermoso que es!".
Moviendo la cabeza hacia el lado contrario, se dirigió a Ted:
―"¡Oh Ted! ¡Gracias! ¡Gracias!".
Entonces, me explicó:
―"Los cinco seres están enviando energía y curando. Se han colocado como una estrella de cinco puntas.
Dorothy se está levantando, y llora. Quiere que yo la despida de Gary".
Después de una larga pausa, durante la cual siguió sonriendo, continuó:
―"Esa luz es tan curativa. Resulta tan tentador caminar dentro! ¡Pero yo no puedo!".
Pregunté si Dorothy se había marchado. Limpiándose una lágrima de una esquina del ojo, asintió, y
levantando su señal de dedos del "sí ".
Llegados ese punto convoqué a los espíritus curativos para que reparasen su aura y su cuerpo. Mientras
aguardaba a que realizasen su tarea, tuve una inspiración. Puesto que Barbara era un sujeto con una
capacidad hipnótica visual y sensitiva infrecuente, decidí intentar con ella un experimento que ya me había
dado excelentes resultados con otros pacientes igualmente perceptivos.
―"Traiga a Gary aquí, delante de Vd., en el ojo de su mente. Ahora dígame si es capaz de ver a algún
espíritu con él".
―"Su padre... un hombre mayor". Después de una pausa, añadió: "Ahora puedo percibir a dos más".
Me dirigí a ellos, en bloque, realizando una desposesión de ausentes. Expliqué que sus cuerpos estaban
muertos, que se encontraban con Gary como espíritus posesores, y que sus seres amados habían venido
para ayudarles, para llevarles al estadio siguiente de sus vidas. Les bendije, diciéndoles que entrasen en la
Luz. Me los describió marchándose con sus auxiliadores, y según me lo iba contando, su señal de dedos del
"sí" se levantó otra vez espontáneamente.
Había concluido otra sesión memorable. Antes de marcharse, me dijo que estaba muy cansada, como si
hubiera pasado por mucho. ¡Sin duda así era!

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11. Caso-estudio – Paolo
―“Todos mis problemas comenzaron a los quince años. ¡Antes, estaba estupendamente! Me fui a Italia por
un año, y todo cambió a peor. Perdí mi autoconfianza. Perdí toda la autodisciplina que tenía. No estudié. No
tuve éxito. Desde entonces, he tenido muchos problemas. No lo comprendo. Por ese motivo estoy aquí".
A sus cincuenta años, Paolo había decidido seguir el consejo de su mujer, y hacer algo para cambiar los
continuos patrones auto-destructivos que le impedían conseguir sus objetivos, y que además le estaban
haciendo la vida imposible.
Le pregunté qué había ocurrido en Italia que pudiera haber causado ese cambio.
No había nada en absoluto, ni traumático ni infrecuente. Se le había enviado a su país de origen para que
acudiese al American College, un colegio donde se impartían las clases mitad en inglés y mitad en italiano.
Sin duda, sus padres tenían sus motivos para enviarle a casa de sus abuelos. Se le dijo que sería bueno para
él practicar el italiano, y conocer a su familia antes de que muriesen.
Se preguntaba porqué había cambiado su conducta tan drástica y repentinamente. Comentaba que antes,
hasta ese preciso momento de su vida, se había aplicado en la escuela, había obtenido buenos resultados, y
además había disfrutado estudiando, puesto que tenía una amplia gama de intereses y de actividades.
Durante su año en Italia, perdió todo interés en sus clases, y nada parecía motivarle. Tenía que esforzarse
justo para pasar. Cuando estuvo en Italia intentó, por primera vez en su vida, hacerse con una chica. Quería
sexo. ¡No tuvo éxito, pero el deseo era muy fuerte e insistió!
Su problema actualmente era que durante un tiempo considerable se encontraba fuera de control. Bebía en
exceso. Comía forzadamente, y mantenía una batalla permanente con quince kilos de más. Todas las tardes
luchaba con la decisión de o bien ir a casa con su familia, o bien quedarse en un motel. Si se quedaba, se
sentía culpable. Si iba a casa odiaba los enfrentamientos con su mujer. En sus negocios, lo mismo se
encontraba un día lleno de temores y falto de confianza en sí mismo, y al siguiente estaba pletórico de
optimismo y de nuevos planes. Su relación con Kathy, su esposa desde hacía veintitrés años, era
extremadamente tirante. Me confió que:
―"Hay ciertas épocas del año que siento una verdadera necesidad de escaparme, en primavera y en
Navidad. Nos hemos separado varias veces. Sencillamente me marcho, y permanezco fuera unos tres meses
más o menos. La última vez —hace cinco años— estuvimos muy cerca de divorciarnos. Tiene que existir una
razón para todo esto. ¡No tengo ni idea de cuál puede ser".
Le pregunté acerca de sus sentimientos por Kathy. Me dijo que sentía mucho respeto por ella, y que además
sabía que —en muchos sentidos— era la mujer perfecta para él. Se rascó la cabeza, frunció el ceño, y dijo:
―"La amo, pero nos peleamos todo el rato. El principal conflicto es el sexo. No puedo excitarme, ella no me
motiva. No sé por qué; de hecho solía excitarme. Es una mujer muy atractiva. Tiene un rostro bonito. Una
figura agradable. A veces, no soporto la idea de irme a la cama con ella. Ahora, el sexo se me da tan mal
que tengo miedo de intentarlo".
Añadió que bebía para escapar de la ansiedad de todos los intentos fallidos, y evitar ir a casa. Me parecía
que el alcohol era un problema mucho mayor de lo que el propio Paolo estaba dispuesto a reconocer. Me
confesó que incluso lo había dejado durante el último año. Comenzó a usarlo como una muleta hace
veinticinco años, y desde entonces se iba al bar todas las tardes después del trabajo. Cuando sus negocios
decaían ocasionalmente, recurría a la bebida para subir la moral.
Hace un año le arrestaron por conducir borracho. En cierto modo, la multa, la escuela de conducir, y el
haber sido fichado por la policía, le indujeron a disciplinarse. Eso dio resultado. Dejó de beber
completamente. Entonces se dio cuenta de que era capaz de seguir una dieta baja en calorías. Al perder con
facilidad quince kilos, se encontraba estupendamente y lleno de energía. Mantuvo su nuevo peso y
recuperó su autoestima. Comenzó a ir a casa con regularidad, y se llevaba mejor con su mujer y sus tres
hijos.

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Fueron las preocupaciones de sus negocios las que deshicieron todo lo que había ido construyendo durante
ese período de seis meses. Comenzó a beber de nuevo, y regresaron los kilos, y los problemas en casa. El
problema que más pesaba en el ánimo de Paolo era cómo llevaba el negocio. Como propietario de la
ferretería más popular de la ciudad sostenía que con sus clientes se llevaba de maravilla, a pesar de sus
conflictos.
―"¡En un momento dado soy el mejor! Al siguiente, estoy totalmente paranoico. Me convenzo a mí mismo
de que no lo haré bien, de que fracasaré. Comienzo un proyecto, y me entusiasmo de verdad, y estoy seguro
de que esta vez resultará. Entonces, me invade un sentimiento irresistible que mina mi confianza y mi
entusiasmo. Hago trizas el plan y vuelvo a la bebida. Ocurre una y otra vez. Lo peor es que yo sé que tengo
condiciones para tener éxito".
Dado que albergaba la sospecha de que la causa de casi todos sus problemas fuera un caso de posesión, le
pregunté sobre su personalidad cuando bebía.
―"¡Puede darse cualquier cambio! Me dedico a vagabundear de bar en bar. Mi objetivo es gustar a la
gente. Cuando bebo, me convierto en el alma de la reunión, con cualquiera menos con Kathy. ¡Entonces
incluso me enfado más con ella".
Le participé mi temor de que uno o más espíritus le poseyeran controlándole en ocasiones, y causándole los
muchos problemas que me acababa de describir.
Tanto él como su familia habían creído toda su vida en entidades. Me dijo que la zona en la que ahora vivía
estaba llena de vibraciones malignas. Se habían producido muchas muertes, suicidios, y numerosos casos
de alcoholismo, así como visiones de fantasmas procedentes del antiguo cementerio adyacente. Con
frecuencia, su propia hija montaba a caballo entre las tumbas, y en varias ocasiones había visto el espíritu
de una chica. Cuando ocurría esto, tanto ella como su caballo se quedaban "enfantasmados". Paolo estaba
intrigado con la idea de que fueran espíritus quienes le hubiesen estropeado su vida, y consintió en una
desposesión.
Como siempre, comencé con una sesión de relajación, repleta de sugerencias positivas para obtener un
bienestar generalizado. Terminé con sugerencias para dormir, que debía utilizar todas las noches. Comenzó
a entrar en un trance precioso, relajándose completamente de todas las tensiones que tan evidentes
resultaran pocos minutos antes. A medida que en la cara contraria de la cinta iba grabando la desposesión,
comenzó a hablar, interrumpiendo el proceso. La voz era sensiblemente distinta a la de Paolo. Me anunció
furioso:
―"Yo no voy a ningún sitio". La voz era atronadora y gangosa, como si estuviera borracho.
― Quién es Vd.".
―"George. Pero no se lo diga a Paolo, ¡ese imbécil!".
Confiando en facilitar su partida, le pregunté si veía a alguien que conociese.
―"¡Pete está aquí! ¡Pero está muerto! ¡Qué diablos! No me importa. El bueno de Pete, mi compañero"
tartamudeó.
A medida que hablábamos, era obvio que sus estallidos no eran más que una tapadera de su propio miedo.
A veces se ponía frenético, incluso estallaba en profundos sollozos, como si sólo aceptara a medias que su
cuerpo había muerto. Cuando mencioné a Kathy, comenzó a vociferar.
―"¡No puedo aguantar a esa zorra! Todo lo que hace es fastidiar al pobre Paolo, ¡esa pegajosa!"
Le pregunté si era él quien había decidido darse a la bebida y quedarse en el motel.
―"Sí. Si no vuelvo a ver a Kathy, seré muy feliz. Pero si ese mierda vuelve a casa cuando se encuentra muy
mal, yo no siempre puedo detenerle".
Aunque había dejado de grabar la desposesión, nuestra conversación seguía registrándose, puesto que
advertí que nos sería muy útil en nuestro trabajo. Durante el resto de la sesión no hice ningún intento para

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que George se marchase. Al contrario, intenté orientarle acerca de su condición y planté algunas semillas
referentes a la buena vida de los espíritus en el más allá. Mi objetivo principal era establecer una relación
con este sujeto, un tanto brusco y explosivo. Cuando Paolo salió de la hipnosis, dijo:
―"¡Conozco a ese tipo! Soy yo mismo cuando estoy bebiendo, ¡pero no soy yo!".
Acordamos una entrevista para dos días después. Le sugerí que escuchase con su mujer la conversación
registrada. Supuse que a ella le ayudaría a comprender lo que había estado soportando, y que él a su vez se
beneficiaría de la réplica. Paolo se marchó expresando su estado de ánimo y de optimismo.
―"Kathy dijo que había hablado mucho con ese espíritu. Dice que ve que es el que sale de mí cuando estoy
bebiendo. No es que realmente le ‘vea’, sino que ve cómo actúo yo. ¡Es George!".
Le pregunté si había sentido alguna ansiedad mientras se dirigía a mi oficina. Yo estaba preocupada por el
miedo de George.
―"Era extraño. Ayer sentí una necesidad fortísima de venir a verla. No sé quién deseaba estar aquí. Luego,
ayer por la noche, me emborraché. ¡Hacía mucho tiempo que no cogía una parecida! Y sí, me sentí nervioso
a medida que me acercaba a Saratoga"
Le sugerí que utilizásemos inmediatamente la hipnosis para que yo pudiese hablar con George.
Dra. Fiore: Ayer, cuando Paolo sintió una necesidad fuerte de verme, ¿ése era Vd?
George: sí.
Dra. Fiore: ¿Para qué quería verme?
George: Sólo quería oír un poco más.
Dra. Fiore: Voy a ayudarle a comprender. Eso es lo que realmente desea, ¿no?
George: (asiente con la cabeza).
Dra. Fiore: De acuerdo. Ahora, relájese. Voy a enseñarle algo. (Le entrega un espejo). Abra los ojos. ¿Ve esta
cara? Relájese. ¿Ve mi mano aquí arriba?
George: Sí.
Dra. Fiore: ¿Siente mi mano?
George: Sí.
Dra. Fiore: ¿Siente este pelo rizado?
George: Sí.
Dra. Fiore: Ése es el rostro de Paolo. ¿Lo comprende? No es su rostro, ¿o lo es?
George: No.
Dra. Fiore: Pero siente que le estoy tocando, ¿no?
George: Sí.
Dra. Fiore: No hay duda de que le estoy tocando. Pero Vd. ve este otro rostro.
George: Sí.
Dra. Fiore: De acuerdo. Ese es el rostro de Paolo, y es un rostro familiar, ¿no? Ha visto esa cara antes porque
ha estado mirando a través de sus ojos, cuando se estaba afeitando, o cuando se estaba vistiendo. Ahora
mire bien. Ese es Paolo. Bueno, Vd. ha estado con él desde que tenía unos quince años, y ahora ha crecido.
Es un hombre mayor, de cincuenta años. Y tiene un rostro agradable, pero no es su rostro. Cierre los ojos.
Relájese. Ahora cálmese. Ese es el paso número uno, George. Tiene que darse cuenta de que está en el
cuerpo de otra persona. Lo comprende, ¿verdad? Ha visto ese rostro, pero no es el suyo, y ha sentido mi
mano en la cabeza que Vd. sentía como ‘su’ cabeza, y se ha dado cuenta de que no es la suya. Ahora, lo
más importante que puede aprender, que cualquiera puede aprender, que yo misma puedo aprender, que
Paolo puede aprender, es que lo que se nos ha enseñado acerca de la muerte es un mito. La vida continúa
después de la muerte, y es el cuerpo el que muere. Su propio cuerpo ha muerto. Pero Vd. no ha muerto.
¿Comprende eso ahora?

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George: (Signos de asentimiento).
Dra. Fiore: Ahora está comenzando a aceptar la idea de que Vd. ya no está en su cuerpo, sino que se
encuentra en el cuerpo de Paolo. De acuerdo. ¿Acepta también la idea de que no existe como tal la muerte
de una persona? Sólo la muerte de un cuerpo.
George: (Signos de asentimiento).
Dra. Fiore: Vd. sabe que está vivo porque está hablando conmigo, ¿verdad? Por lo tanto no ha muerto. Pero
su cuerpo sí ha muerto. Ahora me gustaría que echase un vistazo a este cuerpo en el que se encuentra. Abra
los ojos y mírelo. Mire las manos. Mire su forma. ¿Es acaso su propio cuerpo, tal como lo recuerda?
George: (Sacude la cabeza negativamente).
Dra. Fiore: ¿Cómo era su cuerpo? ¿Qué edad tenía aproximadamente?
George: Veintiocho años... pelo liso negro...Me gusta bailar. Me gusta que todas las mujeres me rodeen.
Dra. Fiore: Entonces, apuesto a que se ha cansado de Paolo.
George: ¡No! No he encontrado a nadie más con quien me quiera quedar.
Dra. Fiore: ¿Por qué no se ayuda Vd. mismo? Cuando se marche puede tener su propio cuerpo. ¿No le
agradaría para variar?
George: (gritando). Bueno, yo ya tengo un cuerpo.
Dra. Fiore: Cuando se marche, se procurará un cuerpo nuevo.
George: No...no, me está mintiendo.
Dra. Fiore: ¿Murió su madre?
George: Mm...
Dra. Fiore: Veamos, suponga que ve a su madre en su cuerpo, ¿qué le sugeriría?
George: Eso no es real.
Dra. Fiore: ¿Qué ocurriría si se acercase y le tocase? (Pausa). ¿Siente que alguien le está tocando ahora?
George: No.
Dra. Fiore: ¿Siente que alguien le está tocando la mano?
George: ¡No! ¡No! (Llorando, y mirando hacia un lado, como si hubiera alguien.)
Dra. Fiore: Se está mostrando muy testarudo.
George: (Dirigiéndose aparentemente a otra persona). ¡Déjame en paz! (Gimiendo).
Dra. Fiore: No hable así a su madre.
George: No es mi madre, se trata... de alguien.
Dra. Fiore: No le creo.
George: (Llorando). Lo siento mamá. Seré fuerte (Susurrando). Seré fuerte.
Dra. Fiore: Vd. es muy fuerte. Está siendo fuerte al darse cuenta de su condición, es el acto de mayor
fortaleza que puede realizar.
George: Hola, mamá.
Dra. Fiore: Ahora puede ver a su madre, y ella está en un cuerpo hermoso, es un cuerpo perfecto. Quiero
que se dé cuenta de lo real que es.
George: No puedo verlo, no puedo verlo (Susurrando).
Dra. Fiore: Está aquí mismo con Vd. Puede verlo. Está en su cuerpo - espíritu.
George: ¡No es un espíritu!
Dra. Fiore: Ya lo creo que es.
George: Tiene pechos.
Dra. Fiore: Eso es.
George: Los espíritus no...Oh, ¡no me lo creo!

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Dra. Fiore: Es muy real, George.
George: Veo una puerta...muy al fondo.
Dra. Fiore: ¿Ve una Luz en la puerta?
George: Es realmente brillante.
Dra. Fiore: Siga mirando esa Luz, y dígame lo que siente cuando la ve.
George: (Una pausa larga). Oh, me está arrastrando.
Dra. Fiore: En cuanto pise esa Luz, se encontrará en un cuerpo. Tendrá entonces veinticinco años, ¿le
gustaría eso?
George: Mm, ...
Dra. Fiore: Y guapo. Tendrá un cuerpo con pelo oscuro —no gris—, y liso.
George: No, ¡no quiero ir!
Dra. Fiore: No tiene que ir. Le he dicho, que no voy a hacer ningún esfuerzo por obligarle. Si quiere ir, puede
intentarlo. Si no le gusta, Paolo le dejará volver.
George: Oh no, ¡no querrá! Si se libra de mí, nunca me dejará regresar.
Dra. Fiore: Bueno, le voy a pedir que le deje volver. Yo sé que cuando se entra en esa vida, no hay manera
de regresar aquí. ¿Por qué cambiar un cuerpo de cincuenta años por uno de veinticinco, el cuerpo de otra
persona por el suyo propio? Yo sé que no va a querer volver. Será lo último que quiera, porque tendrá su
propio cuerpo, y será fuerte y sano.
George: ¡Cállate Paolo!
Dra. Fiore: ¿Qué le está diciendo?
George: Me dice que me marche. ¡Y yo no quiero!
Dra. Fiore: Vd. no tiene que irse, no tiene que irse. ¿Le gustaría complacernos sin errores? ¿No quiere que
intente hoy mi propuesta, verdad?
George: ¿Qué propuesta?
Dra. Fiore: La de ir y volver, digamos, en una semana, si no le gusta.
George: ¡No!
Dra. Fiore: No he intentado forzarle, ¿verdad?
George: Va a intentar engañarme.
Dra. Fiore: No, aguarda un minuto. Sin engaños y sin forzar. Quiero que reflexione en lo que le he dicho, que
la vida continúa después de la muerte del cuerpo físico. Lo único que le pasa es que usted está atascado en
el cuerpo de otro. Si hubiera entrado en el mundo del espíritu a su debido tiempo, ahora se encontraría en
un cuerpo que no envejecería nunca, y sería perfecto en el más amplio sentido de la palabra. Quiero que
piense en esto desde ahora hasta la próxima vez, ¿de acuerdo?
George: (Una pausa). ¿Vd. cree en la reencarnación?
Dra. Fiore: Sí, creo que sí. ¿Y Vd?
George: ¡Me da miedo! (En tono beligerante).
Dra. Fiore: ¿Por qué?
George: Porque, ¿de qué voy a volver? ¿De qué clase de persona?
Dra. Fiore: A Vd. le corresponde la decisión.
George: ¿Qué decisión?
Dra. Fiore: Bueno, cuando trabajo con mis pacientes en hipnosis, recuerdan que se reunieron con sus guías
y que juntos decidieron lo que sería su vida futura.
George: ¿Cómo puede querer nadie regresar como uno de esos imbéciles que hay por aquí?
Dra. Fiore: Bueno, es mucho lo que podría decir sobre esto, y sería una experiencia muy interesante.
Hablemos ahora sobre...

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George: (Interrumpiendo). Estaba intentando leer un libro sobre reencarnación, pero interrumpía
constantemente la lectura porque no quería saber demasiado al respecto. (Pausa larga). (Riendo). Bueno,
Paolo me está diciendo que no me cree. ¡Que yo esté realmente aquí!
Dra. Fiore: ¿Qué dice?
George: Bueno, me está diciendo que no la cree. ¡Pero yo sí la creo! (Riendo). Desde luego sí que tenía
engañado a ese hijo de perra. Me voy a escapar y dejar que sufra. ¡El asqueroso hijo de perra!
Dra. Fiore: No debe ser muy divertido estar en el cuerpo de Paolo.
George: A veces.
Dra. Fiore: Quiero que se acostumbre a estas ideas. Estoy aquí para ayudarle a poner fin a esta prisión que
se ha creado para Vd mismo... para ayudarle a encontrarse en su propio cuerpo.
George: (Suspirando ruidosamente).
Dra. Fiore: ¿Qué ocurre?
George: Me estoy enfadando. Estoy enfadado por toda esta situación. Porque Paolo va a dejar que Kathy
escuche esta cinta, y ella se va a enterar. Y va a comprender. ¡Se pondrá furiosa!
Dra. Fiore: Cálmese.
George: ¡Y eso no me gusta!
Dra. Fiore: Cálmese, cálmese. Venga.
George: No va a ser como Vd.
Dra. Fiore: Venga, cálmese. Puede que incluso no tenga ni que enfrentarse a todo esto. Apuesto a que era
un tipo de hombre guapo, ¿verdad? Bueno, pues puede encontrarse en aquel mismo cuerpo otra vez,
cuando decida irse.
George: ¿Aquel cuerpo?
Dra. Fiore: Sí... y pronto.
George: ¡Oh, Dios! (Llorando). ¡Oh, Dios!
Dra. Fiore: No es el fin del mundo. Es el comienzo para Vd. No está ocurriendo nada malo, o sea que
cálmese.
George: ¡Yo quiero ser un tipo agradable!
Dra. Fiore: Eso está bien, también.
George: Voy a hacerlo.
Dra. Fiore: ¿Qué es lo que va a hacer?
George: Quiero ser una persona agradable.
Dra. Fiore: ¿De verdad quiere?
George: Sí (llorando). Realmente quiero.
Dra. Fiore: De acuerdo. Aquí hay alguien que le va a ayudar a irse.
George: No le conozco (Llorando frenético).
Dra. Fiore: Sí, sí le conoce.
George: El tío Jim.
Dra. Fiore: ¿Qué le está diciendo?
George: Me ha pedido que vaya. ¡Pero yo no quiero ir! (Llorando). Están todos muertos. ¿Cómo puedo ir con
gente muerta? (Llorando muy fuerte).
Dra. Fiore: ¡Escúcheme! ¡Escúcheme! ¡Cálmese!
George: Ay... ¡mierda!
Dra. Fiore: Bueno, cálmese. ¿Le gustaría que le explicase todo lo que ha ocurrido?
George: Umm, ...

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Dra. Fiore: Sólo tiene que hacer una cosa, la cosa más sencilla del mundo. Sólo tiene que abrir su mente. Ya
sé que es duro, pero a Vd. le gusta pensar que es de mente abierta, ¿verdad? De acuerdo, ahora quiero que
mire lo evidente. No voy a convencerle de que haga nada. Su tío Jim está aquí, su madre está aquí, y Pete,
su viejo amigo, está aquí. Todos están con Vd. Y le van a explicar cosas entre ahora y la vez siguiente. ¿De
acuerdo? Ahora bien, si decide que quiere irse, puede hacerlo. No tiene que esperar a que Paolo regrese
aquí. Y, si desea ayuda extra para ir, me sentiré muy feliz de poder ayudarle la próxima ocasión. Para eso
estoy aquí. Por eso, sólo le voy a decir adiós por ahora. ¿De acuerdo, amigo mío?
George: (Gruñidos).
Dra. Fiore: Adiós. Deslícese hacia el fondo, y deje que regrese Paolo.
Paolo estaba muy complacido con los cambios tan positivos que había advertido durante la última semana.
Contaba sus logros con los dedos de la mano:
―"Ha disminuido la ansiedad de comer, y la de beber ya no existe. Tengo sentimientos mucho más positivos
hacia Kathy. Incluso me gusta ir a casa por la noche. Soy más eficaz en todos los terrenos".
Encontraba que ahora se controlaba mejor, y esto lo atribuía al conocimiento de lo que estaba ocurriendo.
Sentía que la idea de la posesión explicaba mucho de lo que antes resultaba inexplicable. Con mirada
intrigada, añadió:
―"No sé si aún hay alguien conmigo o no. Mi mente está en blanco. Me concentraré en algo, y entonces
haré algo, como mirar hacia aquí" y señaló hacia la derecha, "y entonces ya no podré recordar lo que
estaba haciendo".
Recordó que el viernes anterior por la noche, después de terminar el trabajo, había decidido irse a casa.
Entonces sintió una necesidad, un impulso irresistible de pararse y tomar un trago. Manteniéndose firme en
su decisión de no dar a George lo que éste pedía, dijo en voz alta, " No, ¡no irás! ¡No te voy a dar nada" Y se
marchó para hacer un encargo.
Al terminar —y cuando caminaba hacia su coche— se dio cuenta de que los faros delanteros estaban
encendidos. Recordaba con claridad que los había apagado después de aparcar el coche. Explicó que como
había dos callejones muy peligrosos, tenía la costumbre de conducir con las luces dadas, y que siempre las
apagaba automáticamente, como había hecho durante años.
―"Supongo que alguien pensó que si se acababa la batería, no podría regresar a casa...Debe ser George.
¡Desde luego odia a Kathy".
El sábado intentó autohipnotizarse. Habló con George, quien casi se marcha, pero entonces alguien entró
en la habitación e interrumpió la desposesión.
En ese momento, le sugerí que utilizásemos hipnosis. Se recostó, reclinando al máximo el sillón. Le cubrí con
una manta. Al cerrar los ojos y responder a mis sugerencias hipnóticas, se deslizó rápidamente en una
somnolencia típica de un estado de trance. Entonces dediqué mi atención a George.
Dra. Fiore: ¿Cómo está, George?
George: Bien.
Dra. Fiore: ¡Bien! ¿Cómo se encuentra al haber venido a verme hoy?
George: No quería venir.
Dra. Fiore: Paolo me ha dicho que el otro día casi se marcha, pero que alguien les interrumpió.
George: Sí, había buena gente que tiraba de mí.
Dra. Fiore: ¿Por qué tiraban?
George: Porque no me quería ir.
Dra. Fiore: ¿Está ansioso por irse?
George: Realmente no.
Dra. Fiore: ¿Qué le preocupa?

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George: Estoy aquí desde hace tanto tiempo. ¡Estoy tan cansado! ¡Verdaderamente cansado!
Le hablé sobre la maravillosa vida que tendría, de lo bien que descansaríam y que se encontraría con sus
seres amados.
George: Son muchas las personas que me están tendiendo sus manos.
Dra. Fiore: Tome la mano de alguien.
George: Quiero hacerlo, pero sencillamente no puedo. No puedo. (En tono desesperado).
Le tranquilicé y le ayudé a reconocer rostros familiares entre los que allí se encontraban. Estaba demasiado
angustiado.
Dra. Fiore: Relájese. ¿Quiere que le hipnotice?
George: Ya estoy hipnotizado.
Dra. Fiore: Le voy a hipnotizar un poco más. Preste atención a mi voz.
Le sugerí que relajase progresivamente "su" cuerpo. Se tranquilizó, y parecía estar mucho más calmado.
Entonces le expliqué que irse era lo más sencillo del mundo. Le dije que una persona encantadora le estaba
rodeando con sus brazos. Quizá fuera su madre, una hermana, o una amiga. Le abrazaba, y se quedaría con
él para ayudarle, porque le había echado mucho de menos. (Una pausa larga).
―"Se ha ido", exclamó Paolo.
― "¿Cómo se encuentra?"
―"Trastornado"
Lloró, mientras las lágrimas le caían por la cara y por el cuello. "Me siento libre" Y suspirando fuerte
exclamó:
―"Oh, Dios... ¡la voz que siempre he escuchado se ha ido".
Unos sollozos profundos le sacudieron.
―"¡Oh Dios, oh! ¡he perdido tanto tiempo! ¡Tanto tiempo de mi vida, Dios! Tengo tanto que hacer”.
Sentí que Paolo se acababa de curar a sí mismo de la aflicción que había padecido durante esos treinta y
cinco años. Cuando compartí estos pensamientos con él pareció excitado y radiante. Cuando se marchó, me
sentí gozosa, segura de que se había curado a sí mismo —y a George—, en un nivel espiritual muy
profundo. El tiempo lo diría.
―"No puedo creerlo! ¡El sexo con Kathy era mucho mejor de lo que había sido en veinte años! Voy mucho a
casa. Y me encuentro totalmente contrario a la bebida. Pero lo mejor es cómo son ahora nuestras relaciones
sexuales. ¡Ese George realmente me hizo daño! ¡Es tan agradable que se haya marchado".
Paolo regresó a mi despacho dos semanas después, para su cuarta sesión de terapia. Continuó:
―"Hace poco menos de un mes vine aquí por primera vez. ¡Estoy asombrado ante un cambio tan completo".
―"Un espíritu puede afectar a cada área de su vida, Paolo. Era muy dominante —y sencillamente tomó el
mando—. Pero —recuerde— Vd. también tenía su poder. Si no, nunca se hubiera casado con Kathy. Él no se
lo habría permitido. No es sorprendente, pues, que haya tenido problemas a lo largo de toda su vida
matrimonial. Estoy segura de que fue él quien le obligó a marcharse en aquellas ocasiones. No obstante,
todavía era Vd. responsable. Si hubiera querido, hubiera podido pararle. El problema era que no se daba
cuenta de que tenía esa entidad. Pensaba que era Vd., pero todo eso ya es agua pasada".
Frunció el ceño, y se inclinó hacia adelante en el sillón, poniendo los codos en sus rodillas para sujetarse la
frente. Era obvio que algo le preocupaba.
―"Nada ha cambiado en mi actitud acerca del éxito. Esperaba sí lo hiciese. Tal y como pienso ahora no
puedo conseguirlo a lo grande. Me veo como un perdedor".

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Le comenté, "Roma no se hizo en un día" Al señalarle que siempre existe una razón detrás de los
problemas, le sugerí que quizá no había superado completamente su ataque de posesión.
―"Es muy improbable que, con todo lo que bebía, sólo tuviera un espíritu. Cada vez [que bebía] abría su
aura, de manera que otros podían fácilmente subir a bordo. Así mismo, también puede pasar que le esté
afectando una vida anterior".
―"Sí. Cuando mencionó a los espíritus recordé lo que ocurrió ayer. Estábamos de mudanza, y cuando estaba
cargando mis trastos del garaje, comencé a sentirme muy deprimido. Sentía cómo se apoderaba de mí.
Cuando dejé la casa, me sentí algo mejor, pero a lo largo del día conservé la sensación de estar siendo
perseguido".
Sospechando que en realidad lo que le había pasado no era nada nuevo, le pregunté:
―"¿Había sentido esto antes?".
―"¡Sí! Pero cuando George estaba conmigo, me sentía muy dirigido, especialmente en casa. No me he dado
cuenta de la diferencia hasta ayer. Es extraño, porque me encontraba estupendamente, hasta que entré en
el garaje"
Le pedí que me lo explicara con más detalle.
―"Nada está bien. Nada va a estar nunca bien. No hay más que un montón de cosas negativas. Después de
marcharme me pregunté si se habría suicidado alguien en el garaje. Ello explicaría lo desanimado que me
encontraba".
Creo que experimentamos la vida a dos niveles —o más— simultáneamente: a nivel consciente, y a un nivel
subconsciente —la mente interior—. Su mente subconsciente podría haber advertido a los incorpóreos, y
además saber mucho sobre ellos. Sin duda habría registrado cualquier impacto sobre él.
Le sugerí que comprobásemos si había recogido una o más entidades aferradas a la tierra. Estuvo de
acuerdo. Cuando comencé la inducción hipnótica, sus párpados comenzaron a palpitar, lo cual era una señal
de que estaba entrando en trance. Cuando se encontró en un estado de hipnosis profunda, le pedí que
rememorase lo ocurrido el día anterior, cuando estaba en el garaje.
Paolo: Hay muchas luces a mi alrededor —figuras que se mueven—, y todas me empujan...como una manta
pesada sobre mí. ¡Verdaderamente pesada! ¡Tengo que salir de aquí!
Dra. Fiore: ¿Viene alguien con Vd?
Paolo: Alguien se cuelga de mi exterior.
Dra. Fiore: ¿No en el interior?
Paolo: Eso es.
Me dirigí a la entidad que se había aferrado a su aura, y le pregunté si se encontraba presente algún ser
amado. El espíritu contestó que su mujer había venido. Realicé una desposesión, y aparentemente se
marchó, y entró con ella en la Luz.
Paolo observó: "Siento escalofríos. Cuando se marchó, parecía como si alguien levantase despacio una
manta pequeña".
Y exhalando un gran suspiro dijo: "Una levedad".
Para asegurarme bien, le pregunté quién más se encontraba allí. La respuesta fue: "Harry". Se marchó con
su madre, y Paolo lo describió "Como si alguien estuviera tirando de él...! ¡Se ha ido"
Había llegado el momento de enfrentarnos con el problema que más le preocupaba: su falta de éxito en los
negocios. Puesto que había experimentado el mismo sentimiento de fracaso desde la partida de George, no
podíamos achacárselo a este último. Le pedí a la mente interior de Paolo que le llevase al suceso
responsable de ese conflicto.

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Paolo: Sigo pensando en los años veinte. En un gran hombre de negocios, verdaderamente poderoso.
Manejaba a mucha gente, y hacía cantidad de cosas ilegales. (Pausa larga). Yo tenía una esposa bellísima,
pero todavía me gustaba distraerme. Me dejó, y entonces comenzó un infierno para mí. Todo lo que hacía se
iba al carajo. Me quedé sin nada. Me convertí en un borracho pendenciero...tirado en la calle. ¡Oh Dios,
cómo lo odiaba! Era horroroso. Ahí, sentado en mi rincón. (Pausa). Todavía me encuentro así. No soy nada.
Nunca llegaré a ninguna parte. Me lo merezco. (Pausa larga). Me veo allí, y es horroroso.
Dra. Fiore: ¿Está fuera de su cuerpo, cuando se ve a sí mismo?
Paolo: Sí. Siento pena por esa persona que está allí sentada. Desearía dejarle. Quiero marcharme a
cualquier sitio...pero no quiero morir. No se me ha ocurrido matarme. (Pausa larga). Comienzo a sentirme
mejor...en pie...verdaderamente feliz. Estoy bailando alrededor...en esta fiesta. (Pausa). Hay mucha Luz.
¡Estoy solo allí!
Quería explorar el cambio producido en una persona, desde el hombre de negocios con éxito hasta el
vagabundo, de manera que le hice regresar desde esa evidente experiencia de después de muerto, cuando
se encontraba en la Luz, hasta el momento anterior, cuando tenía éxito.
A medida que progresaba a través de ese tiempo, parecía como si fuese poseído mientras bebía y se
relacionaba con muchachas de citas. Como dijo, "Me cogió desprevenido. Entonces, lo único que quería era
dejar de trabajar y jugar"
Desde aquel momento, se produciría la inevitable caída en picado.
Fuera ya de la hipnosis, Paolo comenzó a reír ruidosamente, mientras le caían lágrimas por la cara. Al
principio era difícil determinar si estaba riendo o llorando. ¡Quizá era un poco de ambas cosas!
―"Me encuentro maravillosamente! Me siento liberado de un enorme peso. Ya me encuentro distinto. Ese
debe haber sido el último periodo de una vida anterior. Siempre me he sentido atraído por los años veinte...
las ropas, la música, el estilo de vida. ¡No me sorprende".
Parecía como si hubiera alcanzado sus objetivos terapéuticos con esa sesión. Le dije: " La velocidad se
demuestra andando. Con independencia de lo importantes que hayan sido tanto las desposesiones como las
regresiones, sólo su vida fuera de este despacho demostrará hasta qué punto se ha obtenido el éxito”.
La experiencia me ha enseñado que cuando se descarga a la gente de sus principales problemas, la vida se
les vuelve demasiado impresionante —e interesante— como para regresar aquí e intentar un seguimiento.
La mayoría de mis pacientes no se proponen a sí mismos una terapia de continuidad. Lo único que quieren
es una solución para sus síntomas. Incluso cuando han acordado comunicarme cómo han ido respondiendo
al tratamiento, rara vez han cumplido su palabra. No obstante, estoy convencida de que cuando me lo
dijeron tenían esa intención. A veces, años más tarde, me he encontrado con ellos en algún lugar, o un
paciente nuevo que ellos mismos me han enviado me cuenta que todos sus problemas han desaparecido —
¡totalmente! Esas noticias siempre son muy gratificantes, y a veces me he preguntado sobre aquellos de los
que no tengo noticias.
Como ya estábamos terminando nuestra sesión, le pedí que me llamara y me dijera cómo le iba —en caso
de que no tuviera necesidad de regresar. Paolo, naturalmente, me prometió que o bien vendría para otra
cita, o que me comunicaría en qué medida le había afectado nuestro trabajo. Seis semanas después, llamé a
Paolo para saber cómo estaba.
El informe era excelente. Se encontraba lleno de energía y optimismo; había desaparecido por completo el
deseo de beber; iba a casa siempre, y estimaba que sus relaciones maritales habían mejorado en un setenta
y cinco por ciento desde nuestra primera sesión; había perdido cuatro kilos, sin hacer dieta. ¡Estaba
totalmente bajo control! O, mejor dicho, ¡estaba al mando de su propia vida! Cuando le pregunté acerca de
sus problemas en los negocios, su voz cambió, reflejando su decepción:
―"Siguen siendo un problema, aunque van mejor. Tampoco es que sepa qué puedo hacer".

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―"Cuando quiera trabajar sobre el tema, llámeme, Paolo. Me parece que aún debemos investigar unas
cuantas vidas anteriores para ver porqué bloquea su propio éxito".
Convino en llamarme al regresar de un viaje de negocios, cuando encontrara un hueco en su horario.
Yo sabía que cuando estuviera preparado para enfrentarse consigo mismo, a través de regresiones a vidas
anteriores, vendría a buscar mi ayuda.

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12. Entrada del espíritu
A lo largo de estos últimos cinco capítulos es mucho lo que han aprendido sobre posesiones, a través de las
vidas de personas que han sido poseídas. También son muchas las preguntas que puede que hayan sido
contestadas, pero probablemente son más aún las que tienen in mente. Sin duda, la más importante puede
que sea: "¿Qué puedo hacer en ese caso?"
En primer lugar, necesitan entender bien qué es lo que crea la vulnerabilidad, que de hecho proporciona el
marco adecuado para la posesión.
Al parecer, estamos protegidos de la posesión por la fuerza de nuestras auras. Cuando vibran a frecuencias
muy altas no pueden ser penetradas por espíritus que a su vez se encuentran en frecuencias más bajas. Yo
suelo explicar este proceso a mis pacientes de la manera siguiente:
"Suponga que su aura está vibrando a mil —por tomar una cifra hipotética—, entonces sólo pueden
penetrar sistemas energéticos de mil o superiores. Si sus vibraciones bajan a quinientos, los espíritus
que estén vibrando entre esa cifra y 999, y que antes no habían tenido acceso, ahora pueden entrar
con facilidad. Cualquier situación, emoción o vibración por debajo de las vibraciones de su aura
aumenta la posibilidad de posesión"
El aura es a la dimensión emocional-mental-espiritual de una persona lo que el sistema inmunitario al
cuerpo físico. De la misma manera que un sistema inmunológico debilitado deja al individuo en situación de
alto riesgo para desarrollar enfermedades e infecciones. Así un aura disminuida genera vulnerabilidad ante
la intrusión del espíritu.
He encontrado que existen dos categorías principales de condiciones o conductas que han terminado en
posesiones:
• aquellas en las que son las personas las que de hecho han invitado a los espíritus a entrar, y
• aquellas en que no sólo son inconscientes de la posesión, sino que además a un nivel consciente no
desean que ocurra.
● Posesión no deseada
Pienso que nosotros somos espíritus que habitamos vehículos físicos —nuestros cuerpos—, que
desechamos al morir, de la misma manera que desechamos la ropa usada. La conciencia del cuerpo procede
de un ser interior, el yo propio, que está conectado al cuerpo por un "cordón de plata" El cuerpo se
convierte en algo ‘inconsciente’ cuando el espíritu lo abandona temporalmente. Me parece interesante que
nuestro lenguaje reconozca esta idea. Por ejemplo, decimos: “él se ha ido", o "ha sido eliminado".
Un accidente, una sobredosis de droga, un golpe en la cabeza, cualquier condición que cree un estado de
inconsciencia —por breve que sea— "abre la puerta" a una posible posesión, porque entonces el aura está
extremadamente debilitada, incluso cuando se está recuperando la consciencia.
Pienso que una de las razones por las que la anestesia general resulta tan eficaz radica en que fuerza a la
persona fuera del cuerpo, y al quedarse inconsciente puede ser operado sin dolor.
Las regresiones hipnóticas revelan que, durante las operaciones, los pacientes suelen encontrarse por
encima de sus cuerpos, mirando la sesión quirúrgica, a veces incluso con cierto desinterés. A menudo, los
niños, que emocional y mentalmente están igual fuera que dentro de sus cuerpos, se sienten aterrados y
abandonados, como vimos en el caso de Ron, en el capítulo 1.
Cuando desaparece la anestesia, los cuerpos vuelven a ser ‘habitables’, y los espíritus de los pacientes
ingresan de nuevo en ellos.
Los médicos, las enfermeras, el personal sanitario, los paramédicos, los quiroprácticos, los enterradores y
todos los que trabajan en los cementerios, son objetivos ideales para las posesiones, dada la naturaleza de
su trabajo, y el lugar donde lo realizan.

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Si tuviéramos el don de la clarividencia, probablemente nos asustaría comprobar el gran número de
espíritus que puebla los hospitales. La gente muere, a menudo drogada o en un estado de confusión y de
miedo, y puede quedarse allí, atada a la tierra.
La mayoría —al no darse cuenta de la muerte— esperan que las enfermeras y los médicos sigan cuidándoles
hasta el punto de, a veces, poseerles. Uno entró en mi paciente, un enfermero, mientras le estaba
practicando la respiración boca a boca, cuando el cuerpo propio del espíritu ya había muerto de una
sobredosis de droga. Otros espíritus están tan desesperados por "vivir" que fuerzan su entrada en cualquier
víctima que les convenga.
John fue uno de éstos. Me habló a través de mi paciente hipnotizado, un alcohólico llamado Glen. [John] me
contó cómo había muerto de un ataque al corazón mientras le realizaban una prueba de estrés en un
hospital local. Se quedó lívido ante lo que había ocurrido y sólo pensaba en una cosa: regresar a su cuerpo.
Asimismo, necesitaba desesperadamente un trago. Entonces se fijó en Glen, que había sido ingresado en el
centro cardíaco para una observación durante la noche, después de sufrir lo que parecían síntomas de un
ataque al corazón, que luego se diagnosticarían como ‘indigestión aguda’. Al darse cuenta de que no podía
reclamar su propio cuerpo, John se introdujo deliberadamente en el cuerpo de Glen, y a los pocos días
estaba bebiendo de nuevo. Desde entonces, Glen comenzó a beber vodka con regularidad, aunque antes no
le gustaba, y se emborrachaba con frecuencia. En el capítulo 6 vimos cómo este ente casi le mata.
Los espíritus que deambulan por los hospitales ‘cazan’ con facilidad a personas cuyas auras están abiertas.
Las enfermedades agudas suelen incapacitar bastante el aura, de manera que la mayoría de pacientes
hospitalizados resultan vulnerables.
En especial éste es el caso de los niños pequeños, ya que los entes adultos pueden dominar a los niños con
facilidad. Sin embargo, éstos frecuentemente suelen ver a sus posesores como personas reconfortantes y
bien recibidas. Una vez que han sido poseídos, sus auras se debilitan aún más, ya que se mezclan con las
auras de sus posesores, que por lo general son negativas, a causa de sus miedos y de su confusión. Al haber
disminuido su protección, se convierten en presas ‘abiertas’ para otros que también desean cuerpos físicos.
Cuantos más espíritus suban "a bordo" más baja será la vibración del aura del poseído.
Las conductas que definitivamente colocan a las personas en situación de riesgo están asociadas al abuso de
las drogas y del alcohol. Incluso experimentar ‘inocentemente’ con drogas "recreativas" se traduce, con los
años, en posesión. Cada uno de los cientos de pacientes que he tratado, y que había abusado de las drogas
y del alcohol, estaba poseído. En todos los casos había muchos entes, que a su vez habían sido drogadictos,
y que continuaban con sus hábitos a través de sus víctimas, debilitándolos continuamente para controlarlos
todavía más. Una alcohólica recuperada a la que traté como paciente aún conservaba dentro de ella
dieciocho espíritus alcohólicos, a pesar de no haber probado una gota en cuatro años.
Las emociones excesivamente negativas como la rabia, la depresión, y el dolor, todas rebajan la frecuencia
del aura y disminuyen temporalmente su protección. La fatiga, en especial el agotamiento, y la enfermedad
también debilitan la capacidad protectora del aura. Si hay espíritus cerca, esperando entrar en algún
cuerpo, se colarán rápidamente.
Las muertes de los seres amados o de amigos íntimos también crean vulnerabilidad a causa del trastorno
físico y emocional que sufren los supervivientes. Por si esto fuera poco, suelen exponerse en los tres lugares
donde se produce la mayor concentración y el mayor número de espíritus: los hospitales (incluidas las casas
de reposo y las residencias para convalecientes), las funerarias, y los cementerios. Con frecuencia después
de los funerales se bebe, y cualquier espíritu que haya seguido a los invitados y a los miembros de la familia
hasta casa, puede poseerles entonces con facilidad.
A veces los gestos de amor y afecto suelen crear una atracción vinculante cuando muere el ser amado. Con
frecuencia esto impide que los fallecidos prosigan su camino, y se ejerce sobre ellos una atracción
magnética para que ‘se queden’ en las auras de sus allegados.
Recuerdo uno de estos casos. Grace sufrió excesivamente después de la muerte de su novio; ella cursaba el
segundo curso en la universidad cuando él se mató en un accidente de coche. Le escribía poesía tras poesía,

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y mantenía con él conversaciones "imaginarias" Entonces comenzó a tener una serie de problemas que,
como descubriría años más tarde en mi consulta, se debían a que él se le había incorporado en aquella
época.
Muchos de mis pacientes se han dado cuenta de que sus padres se encuentran en su interior desde su
muerte. Paradójicamente, suelen ser los más difíciles de convencer para que se marchen. ¡Piensan que ellos
saben mejor que nadie lo que conviene a sus hijos, y no quieren oír lo que yo, una extraña, ttenga que decir
al respecto!
En la inmensa mayoría de los casos, las víctimas ni querían ser poseídas ni se daban cuenta de ello. Sin
embargo, algunas personas, pedían explícitamente que les poseyeran, ¡sin darse cuenta de las
consecuencias!
● Posesión deseada
Escritores populares, incluidos Shirley MacLaine, Jane Roberts, y Ruth Montgomery, han abierto el reino de
lo sobrenatural a millones de mentes. Creo que en gran parte han contribuido al avance del crecimiento
espiritual de personas en todo el mundo, personas que ahora sienten gran interés por sus propias
experiencias psíquicas. Una de las experiencias más fascinantes es la de aprender cosas sobre la vida de
ultratumba y sus habitantes. En este sentido, muchas personas intentan ‘recibir’ mensajes de los espíritus.
A causa de este creciente interés, el tablero Ouija ha sido muy popular durante décadas. El juego
comprende un tablero con el alfabeto impreso, así como los números, un "sí " y un "no ", y una plaquita,
que a su vez no es más que un objeto triangular con patas cortas y un indicador. Se sientan varias personas
alrededor del tablero colocando los dedos suavemente sobre la plaquita, y hacen preguntas a los espíritus
para que se las contesten a través de sus manos. Esto hace que la plaquita se mueva alrededor del tablero,
expidiendo respuestas. Puede resultar interesante, ¡excitante, divertido, y...¡devastador!
La escritura automática es otro de los sistemas mediante los cuales la gente invita a los espíritus a que se
incorporen temporalmente. La práctica usual consiste en sujetar plumas o lapiceros sobre el papel,
esperando que los entes utilicen sus brazos y manos para escribir mensajes. Esto puede resultar peligroso,
porque puede atraer a los espíritus que no respetan las ‘propiedades’ de otras personas: ¡sus cuerpos!
Una paciente me contó una experiencia que había tenido hacía muchos años. Estaba aprendiendo a escribir
automáticamente con un médium, y recibía comunicaciones muy interesantes con distintas letras. Una
noche se despertó, y se percató de que su mano "estaba escribiendo" en el aire. No podía controlarla, a
pesar de toda su fuerza y voluntad. Después de diez minutos de terror se paró repentinamente. Desistió de
su aprendizaje, y no volvió a sufrir semejante experiencia. Fue muy afortunada, desde luego. Su profesora
continuó recibiendo mensajes en lenguas extranjeras que desconocía, así como en pentagramas musicales.
Su escritura se aceleraba, pero sus defensas se derrumbaron, y ¡tuvo que ser ingresada en un hospital!
Su experiencia fue parecida a la de un paciente que nunca llegué a ver. Mi secretaria recibió la llamada
urgente de una mujer que insistía frenéticamente en verme ese mismo día. Tenía miedo de perder la
cabeza, y estaba exhausta y asustada porque los espíritus la obligaban a escribir mensajes día y noche. Fue
enviada a un centro de salud mental, ya que yo tenía todas las horas comprometidas. A menudo me he
preguntado qué habrá sido de ella, y si recibió la ayuda que necesitaba.
Abrirse a los espíritus no conduce necesariamente a la posesión, y si no ocurre, es una bendición, ¡porque
lo cierto es que se han bajado voluntariamente las defensas! La gente se lamenta: "Yo sólo quería que
viniesen espíritus muy evolucionados, los buenos", "No deseaba esto". Cuando se invita con carta blanca,
cualquier espíritu puede entrar y quedarse.
El Exorcista, una película que trata de una niña poseída por el demonio, está basada en el caso real de un
chico cuya posesión diabólica fue el resultado de jugar con un tablero Ouija. En la película, un sacerdote
católico, exorcista entrenado y experimentado, resulta muerto durante el exorcismo. Muchos exorcistas han
perdido sus vidas a consecuencia del exorcismo, o ¡incluso durante el mismo!

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Ahora que son conscientes de la peor de las consecuencias —la posesión demoníaca—, les mostraré
resultados menos catastróficos. Por ejemplo, en el caso de Tina, los entes eran afortunadamente terrenales,
pero aun así, por poco la vuelven loca. Tina vino a verme porque su madre "la envió". Muy pronto, en la
primera y única sesión que tuvimos, quedó perfectamente claro que a su juicio no necesitaba ayuda alguna.
Según ella, "ya no oigo voces".
[Tina] Era una mujer joven de veintipocos años, bajita y gruesa, sensible en extremo, y cuando vino a verme
vestía totalmente de negro, incluso las medias. Contó su historia, comenzando con una crisis nerviosa que
había padecido hacía dos años.
De repente, y después de un periodo intenso durante el cual utilizó el tablero Ouija, el Tarot, y la escritura
automática, comenzó a oír voces en su cabeza. Se identificaron como las mismas tres personas que habían
estado enviándole mensajes a través del tablero y de la escritura. "Eran verdaderamente agradables,
educadas, y amistosas. Hablaban mucho, durante todo el día".
Tina explicó que solía preguntarles acerca del colegio y de sus amigos, y que le daban respuestas y consejos.
Cuando le pregunté si le habían sido de ayuda, eludió la respuesta y continuó diciendo: "Eran mis amigos.
Incluso decían "buenas noches", y dejaban de hablar para que yo pudiera dormir". Siguió dando detalles
acerca de su amistad con ellos, y entonces, frunciendo el ceño dijo:
"Luego se volvieron malos, y decían cosas desagradables como "negra", y "eres una asesina".
Advirtió que las voces eran distintas y supuso que sus verdaderos amigos se habían ido.
Las voces se hicieron tan persistentes que no podía mantener una conversación normal con otras personas,
y por fin, agotada y confusa, tuvo que dejar la universidad. Ordenó al nuevo "grupo" que se marchara, pero
lo que hicieron fue hablar aún más. Por entonces, presentaba ya síntomas físicos, entre los cuales el peor
era los vómitos intensos que duraban hasta veinte días. Sus padres, preocupados por ella, la llevaron a un
psiquiatra, quien diagnosticó esquizofrenia, comenzó una terapia con medicación, y consiguió que pasara
las horas diurnas en una unidad especial de un centro de salud mental, regresando a su casa por la noche.
Después de un año —y siguiendo con la medicación— pudo regresar a la universidad, con obligaciones
limitadas, y una sola asignatura: por ejemplo, canto.
Al terminar su historia, añadió que no comprendía porqué sus padres le habían quitado el tablero Ouija.
Incluso después de que le explicara lo que yo pensaba que le había ocurrido —posesión— ella afirmó
serena y firmemente que no tenía intención alguna de abandonar la escritura automática, porque todavía
"se divertía" con los tres espíritus originales, sus amigos, que habían regresado.
Puesto que seguía viendo a su psiquiatra con regularidad, no quería continuar nuestros tratamientos. Pensé
que la verdadera razón era que sabía que en mi opinión tanto ella como sus "amigos" estarían mejor si ellos
marchaban al mundo de los espíritus, adonde pertenecían.
Otra práctica que abre la puerta deliberadamente es "participar" en una sesión de espiritismo. En este caso,
la idea radica en que el grupo de gente sentada entre en contacto con los espíritus. Con frecuencia esta
gente no tiene ni idea de lo que dirán los entes. He oído hablar de adolescentes que —al jugar medio en
serio— se asustaban mucho cuando ocurría algo. Una vez más, al igual que ocurre con el tablero Ouija y la
escritura automática, la ‘llamada’ llega a los espíritus. Si entre los presentes hay alguna persona
especialmente sensible a lo psíquico, o con su aura debilitada, los espíritus pueden incorporarse, aunque no
sea más que temporalmente.
Hemos visto varias formas —el tablero Ouija, la escritura automática y las sesiones— mediante las cuales la
gente consiente deliberadamente que entren los espíritus. Con anterioridad, hemos visto también que
algunos han sido poseídos sin desearlo.
Estas son las dos grandes categorías. Muchas veces las fronteras entre ambas son borrosas. En la " línea de
separación" de ambas existe una zona donde la gente pide ayuda a los espíritus, o sencillamente les llama
porque se siente perdida o sola. Se ‘abren’ deseando entrar en contacto, sin planificarlo. A veces obtienen
mucho más de lo que habían pedido.

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Viene ahora a mi mente un ejemplo divertido. Al principio de su tratamiento, Marilyn se desprendió de
varios entes, entre otros una madre dominante y otros parientes. En una sesión posterior me confesó
humildemente que había estado considerando una decisión importante, y que había reclamado la ayuda de
los espíritus, aunque era consciente de los peligros potenciales. Se rió y dijo:
"Todo el mundo tenía su opinión —yo tenía un verdadero comité—, y todos estaban en
desacuerdo".
Descubrimos que, como bien ella misma sospechaba, algunos se habían quedado con ella.
Un fenómeno que no suele entenderse bien es el del compañero de juegos invisible o imaginario. Bajo
hipnosis mis pacientes se han convencido de que en efecto se trataba de espíritus. Fuertes vínculos de
amistad y de dependencia mutua, establecidos en un momento determinado, resultaron en la aparición de
ambos, el espíritu y el niño. Desde entonces, han cohabitado en el mismo cuerpo, y el poseído no se daba
cuenta consciente de la posesión.
Creo que la mayoría de mis pacientes que fueron poseídos por muchos espíritus, y que con frecuencia
recogían a otros nuevos entre las sesiones de terapia, eran mediums "incontrolados", o "sensitivos". Este
caso se daba especialmente entre los que no abusaban ni de las drogas ni del alcohol. Las cosas más livianas
debilitaban sus auras: tomar una comida con MSC, o una tableta de algún analgésico. Incluso conducir cerca
de un cementerio, o visitar a un amigo en el hospital resultaba en una nueva posesión.
Creo que una de las razones por las cuales algunas personas son más psíquicas que otras es porque poseen
la capacidad de llegar a sus propias mentes subconscientes, habilidad que la mayoría no posee. Es más,
pienso que subconscientemente todos nos damos cuenta de las mentes subconscientes de otros, pero lo
que percibimos no suele "colarse" hasta nuestras mentes conscientes, donde podríamos utilizar los datos. A
veces, cuando consigue penetrar, tenemos una "corazonada" una premonición o una intuición sobre algo.
Los psíquicos tienen una relación especial con sus mentes interiores. Desgraciadamente, esta sensibilidad es
un arma de doble filo, ya que según mi experiencia al haberles tratado, resultan especialmente vulnerables
a la posesión. Parece como si tuvieran las ‘fronteras’ debilitadas, —es decir, las defensas—, entre sus
mentes conscientes e inconscientes. Esto permite que aflore lo negativo del subconsciente (miedos,
memorias traumáticas, etc.), lo que resulta en una inestabilidad emocional, que por supuesto reduce a su
vez la frecuencia de sus auras.
Esto, añadido a su deseo de ayudar a las personas, incluso a los espíritus, resulta en posesiones que por lo
general tienen su origen en la infancia. Éste es el caso especialmente de los clarividentes que vieron
espíritus siendo niños.
Algunos de mis pacientes —interesados en la metafísica— siguieron despiadadamente su propio desarrollo
como mediums y psíquicos, a pesar de mi consejo, y recogían constantemente nuevos espíritus. Les
liberamos, e intenté reducir al máximo su negatividad interior, al objeto de fortalecer la integridad de sus
auras. Era como intentar tapar agujeros en un colador.
De mis conversaciones con mediums entrenados en Brasil y en Inglaterra, he aprendido que también ellos
tienen estas experiencias, desagradables, tanto para ellos como para sus familias, hasta que pueden
controlar sus poderes. A veces esto requería un entrenamiento intenso, y ayuda de otros mediums durante
algunos años. Entonces, utilizaban su sensibilidad en un sentido razonable y beneficioso: sirviendo a otros.
Desgraciadamente, en este país tenemos muy pocos, o casi ningún centro donde se pueda recibir este tipo
de entrenamiento. Yo contemplo mi papel terapéutico con estas gentes como un freno a sus capacidades de
médium —excepto en casos raros—, y ayudo a la persona a recuperar terreno, a centrarse más y a
equilibrarse.
Antes he comparado el aura con el sistema inmunológico, ambos nos protegen. He demostrado cómo las
personas que rebajan voluntariamente o involuntariamente las vibraciones de sus auras, acaban en
posesión. Ahora quiero compartir con Vdes., un hallazgo intrigante, que provoca más preguntas de las que
responde.

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Cierto número de mis pacientes han rastreado el origen de sus posesiones hasta sus nacimientos, infancias,
y edades adultas, cuando eran felices y se encontraban bien. Sencillamente "recogieron" espíritus. Ellos no
hicieron nada para crear una situación de vulnerabilidad. No pude encontrar ninguna razón, y sin embargo
estaban poseídos.
Siguiendo con la analogía del sistema inmunológico, quizá algunas personas tienen una susceptibilidad
inherente, comparable a la debilidad genética de un cuerpo físico.
Es posible que la explicación radique en vidas anteriores.
Puede que la posesión fuera su karma. También pudiera ser que se hubieran formado vínculos entre los
poseídos y los posesores durante vidas anteriores. En muchos casos complicados de posesión,
especialmente si la posesión no ha cedido a mis estrategias, he encontrado que existían conexiones y
motivaciones para la posesión en vidas anteriores. En el caso de Anne, pudieron comprobar el fuerte
vínculo existente entre ella y su posesor, es decir: el resultado de una relación amorosa en una vida anterior.
Ahora que han visto cómo entran los espíritus en las auras y en los cuerpos de las personas, veamos un
aspecto más positivo: cómo puede empezar haciendo algo acerca de la posesión, simplemente
detectándola. Una vez que se ha establecido, o incluso se sospecha el diagnóstico, pueden tomarse las
medidas oportunas para eliminar la condición. Los dos próximos capítulos les mostrarán técnicas adecuadas
para conseguir estos objetivos.

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13. Detectando la posesión por espíritus
Ahora que han visto en los cinco casos-estudio cómo experimentaron sus posesiones cinco personas, puede
que hayan advertido que hay ciertos síntomas que resultan comunes, así como algunos síntomas que son
únicos y particulares para cada caso. En el capítulo 6 también les mostré las distintas maneras en que la
posesión afecta a la gente.
Para ayudarles a detectar como se expresa el estar poseídos, describiré los signos y síntomas que
constituyen los indicadores más claros. Recuerden, que lo importante es el efecto global, y no uno o dos
síntomas.
1. Las característica más destacable que experimenta toda persona poseída es una reducción
persistente del nivel de energía. Un momento muy bueno para controlar su energía es por la
mañana. Descanse tranquilamente en la cama —justo antes de levantarse— y sintonice con su
cuerpo. Compruebe si se encuentra preparado para el día, y si tiene energía suficiente para hacer
frente a sus necesidades. ¡Utilice su sentido común! Pueden existir muchas razones para el
cansancio: una calidad de sueño pobre o insuficiente, las actividades de la noche anterior, alergias,
crisis con las que ha estado batallando, y estrés. Puesto que todas son iguales, si no existen motivos
lógicos para su fatiga, considérela como una señal positiva de una posible posesión.
2. La característica más reveladora de posesión consiste en cambios en su personalidad, a veces
golpes repentinos de humor. Por ejemplo, ¿utiliza a veces palabras o actos ajenos a su carácter?
¿Piensa, "ése no soy yo". Esto puede ocurrir especialmente si ha bebido mucho, o si ha estado bajo
la influencia de las drogas. ¿Le han dicho, a veces, que es como si fuera "otra persona"?
¿Ha advertido un cambio repentino? Si esto ocurrió después de la muerte de seres queridos o de
amigos próximos, quizá se le han unido. Fíjese si presenta algunos de sus hábitos, intereses,
idiosincrasias, o rasgos de personalidad. ¿Les ha ‘llamado’, o se le han ‘colgado’? ¿Percibió algún
cambio después de una operación quirúrgica, o durante, o después de una hospitalización?
3. Muchos hablamos con nosotros mismos, verbal o mentalmente. Puede ser reconfortante, e incluso
divertido. Estas "conversaciones" pueden haberse convertido en algo tan habitual, que ya ni se da
cuenta.
Cuando estos diálogos tienen lugar entre Vd. y un ente, pueden desvelar muchas cosas acerca de la
personalidad de su posesor, así como de su "relación", quien tiene miedo o está enfadado, y quien
manda. Cuando sintoniza con los pensamientos de la entidad, y los acepta como suyos, es muy
difícil distinguir de quién son.
Muchos de mis pacientes se han dado cuenta más tarde de que cuando creían que estaban
hablando consigo mismos, en realidad lo estaban haciendo con sus espíritus posesores, ¡a quienes
conocían subconscientemente! Exclamaciones típicas como: " No tienes nada que temer", "Déjalo",
"No debes sentirte así, tienes mucho que ofrecer". A menudo la gente se hablaba a "sí misma" como
lo haría con niños, o con gente con una personalidad muy distinta de la suya.
Resulta más fácil si el espíritu "se dirige" a Vd., o le "habla" en segunda persona. Por ejemplo:
"quieres comer helado", o "no crees en los espíritus", etc.; en este caso es mucho más evidente que
no se trata de Vd.
A veces los posesores le darán órdenes, mandatos, o incluso le incomodarán. Dependiendo de la
personalidad de los espíritus, su trato para con Vd. será protector, crítico, o exigente: "no tienes que
trabajar tanto", "no dejes que se aproveche de ti", "perra, nadie te querrá nunca", "gorda
asquerosa". En la mayoría de los casos estas conversaciones o comentarios son ‘pensamientos’. En
casos extremos, los pacientes llegan incluso a oír voces dentro de sus cabezas, —rara vez— de
alguien conocido.
4. Como han podido constatar a lo largo del libro, el consumo de substancias suele ser un elemento
importante en la posesión. Si abusa de las drogas y/o del alcohol, esté seguro de que está poseído.

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¿Ha decidido dejar las drogas, el alcohol, o el tabaco, y "reconvertirse", y escucha comentarios o
conversaciones interiores, como lo que hemos señalado más arriba? Si éste es el caso, entonces es
que probablemente Vd. tenga uno o más espíritus interesados en que conserve esos hábitos.
5. ¿Es impulsivo, y hace cosas sin pensar? Quizá es Vd. cuidadoso con su presupuesto, y sin embargo
se lanza a compras extravagantes. Puede que se trate de otros seres que se ‘miman’ a sí mismos.
Los espíritus tienen mentes propias, y no tienen que pagar las consecuencias, ¡ni las facturas!
6. Si hay dos o más personas habitando su cuerpo, puede olvidarse de cosas, y experimentar espacios
en blanco en su consciencia. Esto puede ser muy serio, ya que ¡pueden llegar a faltar de su
memoria horas, e incluso días! ¿Le ha ocurrido entrar en una habitación y no recordar porqué está
ahí? Si tiene muchas cosas en la cabeza, eso podría justificar ese tipo de comportamiento, pero no
es normal tener en blanco horas enteras, días completos, o actividades recientes. Si advierte que le
ocurre esto, considérelo una señal positiva.
7. Los problemas de concentración suelen estar íntimamente relacionados con las pérdidas de
memoria. ¿Le resulta muy difícil mantener actividades mentales? ¿Le resulta imposible concentrar
su atención en lo que está leyendo, o en las conversaciones? ¿Tiene la sensación de que a veces se
encuentra en una nebulosa? Quizá tiene un ente drogado, o un espíritu de edad avanzada.
8. ¿Experimenta ansiedad o depresión sin motivo aparente? ¿Surge de repente, de "la nada", o suele
estar hundido la mayoría de las veces? Como explicamos en el capítulo 6, algunos espíritus se
sienten así, y se manifiestan a travs de Vd.
9. Los espíritus recogidos en el hospital pueden haber muerto enfermos, drogados y con dolor, o
también puede que sus cuerpos hayan sido trasladados hasta allí después de su muerte, como
consecuencia de accidentes, o de ataques al corazón. ¿Le costó mucho recuperarse? ¿Desde su
hospitalización ha experimentado otros dolores o síntomas que no guarden relación con su estado?
De nuevo, use su buen juicio, y no saque conclusiones a la ligera.
10. Sus propias reacciones a este libro pueden ser en sí mismas un buen diagnóstico. Si su lectura le ha
resultado difícil, si no pudo terminar algunos casos o secciones porque le causaban ansiedad u otras
respuestas emocionales, con toda probabilidad está haciéndose eco de espíritus posesores.
Mientras las tenga frescas en su mente, anote en una libreta las reacciones y lo que las causó. Tiene que ser
su propio detective, por tanto manténgase alerta a cualquier pista. Registre cualquier conducta que le
parezca sospechosa. Lea de nuevo La Posesión, con una libreta de notas en mano, y observe sus reacciones.
Sintonice con las respuestas de su cuerpo: latidos fuertes del corazón, sudores, problemas de respiración,
temblores, estremecimientos. Estas son todas señales de ansiedad.
¿Existe algún sentimiento de temor o de pánico? Sea muy consciente de sí mismo.
Ahora que ha leído las diez señales más comunes de posesión, llegó el momento de evaluarse a sí mismo, o
a cualquier persona que le preocupe. Es de gran ayuda ser lo más objetivo posible.
¿Cuenta con alguien en su vida, con quien se encuentre cómodo compartiendo sus preocupaciones? Si es
así, pídale que le ayude con la lista de comprobación que sigue, y que discuta con Vd. cualquier otra señal
que pueda haber advertido.

Lista de control de posesión


Entre el material citado más arriba hemos reunido los siguientes elementos al objeto de confeccionar una
lista de control que le permita evaluar la posibilidad de posesión tanto en Vd. mismo como en otros. Puesto
que la mayoría de elementos de la lista pueden ser resultado de otras condiciones, no asuma que tiene
"visitantes" basándose sólo en uno o dos elementos.
Lo realmente importante es el retrato de conjunto. La ventaja de esta lista reside en que le ayudará a
discernir más, y esta discriminación depurada le conducirá a darse cuenta de la posesión, si es que existe.

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Una vez que sabe o sospecha la causa de su condición, es entonces cuando puede empezar a hacer algo
para ayudarse a sí mismo, y ayudar a su posesor.

Lista de control No se ha advertido Ocasionalmente Sí, casi siempre


Puntuación 0 Puntuación 1 Puntuación 2
1. Nivel de energía bajo
2. Cambios de carácter u oscilaciones de humor
3. Voz(-ces) interior(-es) que le habla(-n)
4. Abuso de drogas, incluido el alcohol
5. Conducta impulsiva
6. Problemas de memoria
7. Escasa concentración
8. Ataques repentinos de ansiedad o depresión
9. Ataques repentinos de problemas físicos sin razón
aparente
10. Reacciones emocionales y/o físicas ante la lectura de
este libro. (La Posesión).

Una puntuación global de 10 o más sugiere posesión (una puntuación de 2 en los elementos 2, 3, 4, o 10
nos lo sugiere con fuerza). Si ha obtenido una puntuación de menos de 10, utilice su buen juicio, porque
ello no significa que definitivamente no esté poseído. El mero hecho de "oír" voces interiores indicaría que
tiene espíritus.
La posesión no es una "sentencia de muerte", ni una enfermedad terminal. Se trata de una condición que
por lo general tiene remedio. Si es incapaz de resolver el problema por sí mismo, se encuentra de todas
formas mucho mejor que antes, porque ahora puede comprender sus síntomas, y recabar ayuda.
En el capítulo 14 describiré las técnicas tanto para la auto-desposesión como para la desposesión de otra
persona. También he incluido una transcripción de la desposesión que de hecho utilizo con mis pacientes,
para que lo puedan comprender mejor, y en el capítulo siguiente les propongo algunos consejos al respecto.

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14. Como realizar una desposesión
Utilizando la técnica descrita en este capítulo puede liberarse a sí mismo o a otra persona de los espíritus
posesores. Algunos de mis pacientes lo han hecho por su cuenta, entre sesiones de terapia.
Una desposesión no causa daño alguno. En el mejor de los casos los entes se marcharán, y lo peor que
puede ocurrir es que se sientan molestos durante un tiempo, pero que después se queden.
La desposesión no atrae a ningún ser corpóreo que esté buscando "residencia". De hecho, produce el efecto
contrario, los repele.
Cuando se está realizando una desposesión resulta esencial darse cuenta de ciertos puntos clave, bien para
uno mismo bien para otra persona. Los espíritus posesores son almas perdidas, figurada y literalmente.
Recuerde que sufren, aunque pretendan que no es así. Yo los considero a ellos como a los ‘verdaderos’
pacientes, y no las personas que los albergan. En vez de pensar en este procedimiento en algo para
"librarse de", o "echar a patadas" a los entes, piense en ello como en un método que les ayuda lo más
posible. La gama es muy amplia: desde condiciones totalmente desesperadas y perdidas, a condiciones en
las que por fin encuentran la paz, dejando atrás todas sus preocupaciones y miedos mundanos. El mayor
esfuerzo debe ir encaminado a que se convenzan de que es verdad. Cuando esto se ha conseguido,
ayudarles a marchar es un proceso relativamente sencillo.
Suelo explicar a mis pacientes que si yo les librase de sus espíritus por la fuerza, sin asegurar a estos últimos
que se les conducía a reinos más elevados, les estaría creando un problema horrendo, tanto a estos entes
como a las personas a las que pudieran unirse posteriormente. Es poco probable que sus nuevos poseídos
busquen la ayuda adecuada, y por tanto habrán de cargar con sus posesores el resto de sus vidas.
La actitud más importante a adoptar durante una desposesión es la de preocuparse por los posesores. Lo
cual resulta harto difícil cuando se está pagando un precio alto. En casos de suicidio inminente es muy
tentador ‘olvidar’ de quién son la necesidad más prioritaria. En tales casos se impone la ayuda de un
profesional de salud mental, así como en aquellos casos que implican violencia física. Si el terapeuta no está
dispuesto a tratar la condición como una posesión, entonces puede proseguir su propio trabajo con los
espíritus al mismo tiempo que recibe ayuda del profesional. Desde luego, la situación ideal sería que su
terapeuta le ayudase con los entes, en cuyo caso sería prudente dejar la desposesión completamente en sus
competentes manos.
Por lo general no se darán cuenta de las identidades de los espíritus posesores. Sin embargo, a veces resulta
muy claro quién está con Vd. Esto es especialmente cierto si se trata de seres amados: padres, abuelos,
esposos, hijos, o amigos íntimos.
Con los seres amados es preciso hacerse la firme promesa de dejarles ir emocionalmente. A veces el factor
que de buen principio dio pie a dicha posesión fue precisamente su dependencia emocional, que puede
haber continuado después de sus muertes.
De hecho, algunas personas han rogado a los seres amados muertos que se queden con ellas. Muchos
pacientes me han confirmado con orgullo que han tenido con ellos a sus padres o esposas durante años, y
me han relatado las diferentes maneras en que los posesores les ayudaron, resultando en última instancia
una fuente constante de consuelo y de apoyo. Sin embargo, puesto que los seres amados eran espíritus
terrenales, tanto unos como otros estaban cometiendo un grave error.
Sólo a veces se derivan pequeños beneficios de la posesión: habilidades especiales de los espíritus,
compañía, etc., pero nunca es una solución sana, e impide el crecimiento espiritual de ambos participantes.
No debería continuar cuando la persona poseída es consciente de la situación, ¡por muy fuertes que sean
los vínculos!
Instrucciones para la desposesión
La forma más efectiva de realizar una desposesión es grabar la transcripción que sigue, o una que elabore
Vd. mismo, siguiendo los criterios que explico más adelante. Escuchar la cinta una, o más veces al día si

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fuera necesario, educa de forma repetida a los espíritus posesores, y llama su atención sobre los seres
amados, que se han quedado cerca de ellos desde la primera vez que fueron llamados. A veces, los entes
necesitan cierto tiempo para poder oír lo que se está diciendo, para hacer frente a sus condiciones, y a sus
propias opciones.
El poner la cinta también le proporciona a Vd., o a la persona a la que está ayudando, la oportunidad de
fijarse en ‘pistas’ que puedan confirmar el diagnóstico de posesión, ya que a veces los espíritus "se
esconden".
Cualquier reacción que no sea un interés neutro sugiere la presencia de espíritus posesores. Las reacciones
que debemos esperar son ‘pensamientos’ que vienen a la cabeza, tales como "no quiero oír nada más", "no
quiero escuchar la cinta", o cosas tan reveladoras como "tú no quieres escucharla".
Las respuestas emocionales que surgen a lo largo de la desposesión, como ansiedad, miedo, alivio, alegría y
rabia, son respuestas del ente que está reaccionando. Sin embargo, al espíritu le resulta muy difícil ocultar
las sensaciones físicas: las náuseas, temblores y los dolores son excelentes pistas.
Un diario donde anotar las fechas e impresiones puede darle una idea de cuándo se marcha el ente. Si, por
ejemplo, siente náuseas cuatro veces seguidas, y luego desaparecen, podría ser que el espíritu se hubiera
marchado.
Otra manera excelente de desposesión es que alguien —esposo/a, pariente o amigo— le lea la
transcripción. O, si está realizando la desposesión en otra persona, que usted le lea la transcripción. Si lo
prefiere, puede utilizar sus propias palabras. Esto suele ser muy conveniente si se sabe quienes son los
posesores, especialmente si son miembros de la familia.
Puede reunir a un grupo de personas al objeto de que le ayuden, o a la persona que según sus sospechas
está poseída.
Una actúa de desposesor, los otros envían energía al cuerpo del poseído colocando las palmas hacia su
cuerpo, muy cerca, pero sin llegar a tocarlo. Recen juntos primero, y pidan ayuda para convencer al ente de
que se marche. Cada uno de los presentes debe rodearse de la Luz Blanca. (Visualice una luz brillante y
blanca a su alrededor.)
Si está realizando una desposesión para otra persona, que ésta se relaje, cierre los ojos, y se imagine
rodeado de una Luz Blanca (véase el capítulo 15). Entonces, pidan ambos ayuda espiritual y/o digan una
oración. Hablen directamente con el ente, siguiendo los pasos que se describen más abajo. Si conoce al
espíritu, diríjase a él por su nombre. Si no es así, diríjase a él en términos generales o lea la transcripción
que presentamos a continuación.
Si cree que el espíritu es alguien que sólo entiende otro idioma, y usted lo conoce háblele, a él o a ella, en
ese idioma.
Si conoce a la persona y las circunstancias de su muerte, le resultará mucho más fácil ayudarla. También
puede convencerles mejor de su verdadera condición explicándoles cómo murieron. En tal caso, y si se trata
de seres amados, recurra a su amor hacia Vd. para persuadirles de que se marchen, y no deje de explicarles
que su presencia le es perjudicial. Asegúreles que cuando las personas aman no están nunca separadas, ni
siquiera por la muerte, y que cuando se hayan marchado, sólo estarán a "un pensamiento de distancia".
Que quede muy claro, que pueden regresar del mundo de los espíritus para visitarle.
Cuando se hayan convencido de que de verdad le están haciendo daño, y de que no estarán separados para
siempre, esos espíritus posesores por lo general se marchan de inmediato. Si fuera necesario, puede utilizar
un espejo para convencer a los posesores de que ellos no son los cuerpos de los poseídos: que se miren en
él y vean el rostro de los poseídos. Indíqueles cuán diferente es ese rostro del suyo propio.
Para ayudar a los entes a superar el más común de los miedos —el infierno—, dígales que del mundo de los
espíritus ha venido un especialista en educación religiosa para ayudarles: sacerdote, monja, ministro,
rabino, etc.

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Si sospecha que el espíritu estaba enfermo y/o era anciano, sugiérale que en el mundo de los espíritus
podrá dormir confortablemente entre sábanas, y despertar en un hospital o en cualquier otro lugar donde
enfermeras y médicos atentos van a ocuparse de él.
Si los espíritus son alcohólicos, drogadictos, y fumadores empedernidos dígales a su vez que en el mundo de
los espíritus podrán tener todo el alcohol, drogas, y cigarrillos que necesiten. Incluso puede indicarles que
miren bien, porque sus seres amados les están enseñando estos productos. En algunas regresiones que he
realizado, al parecer los entes reciben estas drogas, para ser tratados después por espíritus médicos a su
propio ritmo.
En problemas de adicción, suele ser una gran ayuda que el poseído se abstenga de cualquier sustancia a la
que sea adicto el ente. Puede resultar muy duro los primeros días, pero ayudará a demostrar al espíritu que
obtendrá con más facilidad lo que desea en el mundo de los espíritus. Un ente que había poseído a un
paciente durante cuarenta años se marchó porque el paciente le dijo que no volvería a probar otra gota de
alcohol.
Uno de los temores que suelen asaltar a los espíritus es el de dejar de existir si abandonan a sus poseídos.
Es crucial convencerles de que eso no es verdad. Indicarles que sus seres amados fallecidos están muy
vivos, que les cojan de la mano para que se den cuenta de lo reales que son. Utilice su ingenuidad, pero
sobre todo, ¡convénzales de que sus vidas continuarán!
Puede llamar a cualquier espíritu que necesite para que le proporcione ayuda extra. Por ejemplo, un
muchacho adolescente rebelde se avendrá mejor a marcharse si viene a buscarle el espíritu de una linda
muchachita. Si viene un espíritu que no gusta al posesor, llame a otro. Un espíritu masculino detestaba a su
mujer, y cuando la vio se negó a marcharse con ella. Yo me limité a que se fijara en otra persona, y se
marchó inmediatamente. También puede pedir a los espíritus médicos y enfermeras que administren
sedantes y tranquilizantes. Por último incluso puede pedir que vengan San Miguel, Gabriel, o el propio
Jesús.

Instrucciones generales
1. Realice la desposesión cuando tenga la seguridad de no ser interrumpido. Concédase una media hora,
aunque en la mayoría de los casos no hace falta tanto tiempo. Intente estar lo más descansado y
tranquilo que pueda. Antes de la desposesión no debe consumir drogas, incluido el alcohol.
2. Comience por relajarse durante unos minutos en una silla cómoda, o en un sofá. Cierre los ojos, y
respire despacio y profundamente tres o cuatro veces, inhalando y exhalando tranquilamente por la
nariz. Si tiene alguna oración favorita, úsela, la Oración del Señor suele ser eficaz. Si tiene fe en ciertas
imágenes religiosas, como Jesucristo, Buda, los ángeles, etc., pídales que le ayuden en esta tarea. Si por
el contrario tiene una orientación metafísica, pida ayuda a los sanadores de espíritus. Todo esto puede
realizarse mental o verbalmente. No obstante, advertirá que resulta más fácil si lo dice en voz alta.
3. Para protegerse a Vd. mismo de cualquier posible fuerza o ente negativo, es
importante crearse una barrera defensiva espiritual. Utilice la técnica de la Luz
Blanca (véase capítulo 15), imaginando que tiene un sol en miniatura en su plexo
solar (una zona circular que rodea su ombligo). Imagínese que este sol es una Luz
Blanca brillante, que le rodea completamente como si fuera un aura deslumbrante,
que se proyecta fuera, a un brazo de distancia, incluyendo su cabeza y los pies.
Grabe en su cerebro que este aura le protege completamente de cualquier aspecto
negativo, o perjuicio.
4. Diríjase al espíritu posesor, mentalmente o en voz alta, lo que le resulte más cómodo, pero con
ademán bondadoso y cariñoso. Si le conoce, llámele por su nombre, y explíquele que ahora se da cuenta
de que está con Vd.
5. Convénzale de que él es el espíritu, y que cohabita su cuerpo, desde que el suyo murió, recordándole
asimismo las circunstancias de su muerte. Dígale que todos somos espíritus y que no morimos nunca:

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sólo mueren los cuerpos físicos. Explíquele que a raíz de su muerte física, se encontró fuera de su
cuerpo, completamente consciente, y que es entonces cuando se debería haber marchado directamente
al mundo de los espíritus, donde le estaban esperando sus seres amados. En vez de eso, se unió a Vd.
Especifique que, sin darse cuenta, le ha estado haciendo mucho daño al drenar su energía y confundirle,
ya que Vd. no puede distinguir sus pensamientos y emociones de las de él.
6. Llegado a este punto, dirija su atención a los propios seres amados del espíritu, los que han venido
para llevarle a casa a vivir con ellos. Si sospecha que una determinada persona (su madre, su mujer, etc.),
se encuentra allí, dígale que la busque. Indíquele que coja de la mano a su "escolta" y úrjale a que se
marche con ella. Explíquele que le espera una vida maravillosa, que estará en su cuerpo perfecto, y que
es muy importante tanto para Vd. como para él, que se marche, ahora. Dígale que el infierno no existe, y
que en el mundo de los espíritus hay profesores que le orientarán al respecto.
7. Al marcharse dele su bendición y su amor. Si es cristiano, haga la señal de la cruz, diciendo: " Ve ahora,
en el nombre de Dios, y del Hijo, Jesucristo, y del Espíritu Santo; ve en paz, luz y amor con mis
bendiciones". A lo mejor prefiere sujetar una cruz con la mano derecha, o sencillamente hacer la señal
de la cruz en el aire. Los que no sean cristianos pueden utilizar cualquier oración o frase que les parezca
oportuna.
8. Continúe relajándose. Agradezca a sus auxiliares espirituales, y manténgase algunos minutos en un
estado de calma.

Resumen de los puntos generales a resaltar


• Vd. no es (nombre del poseído).
• Su cuerpo está muerto.
• Se ha unido a (nombre del poseído).
• Se está haciendo daño a Vd. mismo y a (nombre del poseído).
• Sus seres amados están aquí.
• Se encontrará en un cuerpo perfecto.
• No existe nada semejante al infierno.
• Tendrá una vida maravillosa y pacífica.
• Vaya en paz con mis bendiciones.

Transcripción
Lo que sigue es una transcripción verbal de la desposesión típica que suelo usar en mi consulta. A veces la
varío dependiendo de lo que sepa acerca del ente. Describiré estos cambios más adelante, en el presente
capítulo, y a título de ilustración he utilizado un nombre arbitrario, Mary. Sustituya el nombre por el del
poseído, o por el suyo propio. Lea despacio, haciendo pausas frecuentes.

Técnica de desposesión
Se encuentra aquí con Mary, ¿pero Vd. no es Mary, verdad? Vd. es otra persona, completamente
diferente de ella. Tiene un nombre distinto, una personalidad diferente, así como necesidades, ideas,
y actitudes. Hubo un tiempo en el que vivía en su propio cuerpo, mucho antes de que se uniera a
Mary. (Pausa).
Procure recordarlo. Piense en algún acontecimiento agradable que le sucediera en su propio cuerpo.
(Pausa larga).
Entonces, le ocurrió algo a su cuerpo, y murió. (Pausa). Cuando su cuerpo murió, Vd. se encontró
vivo, igual que lo había estado momentos antes, pero fuera de su cuerpo muerto. En ese momento,
debería haber ido directamente al mundo de los espíritus. Allí estaban los auxiliadores y los seres
amados para escoltarle hasta su nueva vida. Pero, en vez de hacer eso, se quedó en el mundo físico
sin su propio cuerpo físico. (Pausa).

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Quizá Vd. se encontraba confundido y no se daba cuenta de que su cuerpo había muerto, y por tanto
no comprendía lo que le estaba ocurriendo. (Pausa). Es ahí donde cometió un gran error, porque en
ese mismo instante se convirtió en un alma perdida. (Pausa larga).
¿Recuerda que intentaba hablar con gente, y que no le contestaban? ¿O que cuando les tocaba no
parecía que se dieran cuenta? Y, que, parecía que mirasen a través de Vd., como si ni siquiera
supieran que estaba allí. Quizá se sentía confuso —trastornado y solitario—, y frustrado, e incluso
quizá también enfadado con ellos.
La razón por la cual no le respondían es porque es un espíritu invisible. Vd. no estaba en un cuerpo, y
por eso no podían verle.
No sabían que se encontraba allí. No es que le ignorasen, sino que no se daban cuenta de que estaba
allí. (Pausa larga). Entonces, en un momento determinado se unió a Mary y ahí es donde cometió un
error aún mayor. Porque, hasta ese momento sólo se había estado haciendo daño a sí mismo, al
impedirse acceder a la maravillosa vida que podría haber disfrutado con sus seres amados, y donde
habría podido satisfacer todas sus necesidades. Pero cuando se unió a Mary empezó a hacerle daño a
ella, y el menor ha sido utilizar su energía, lo que le causaba cierto cansancio. Pero lo peor, es que
puede confundirla, ya que ella no puede distinguir sus pensamientos, deseos y necesidades de los de
Vd.
A Vd. no le gustaría que alguien se lo hiciera, aunque quizá tampoco se daba cuenta de que estaba
haciendo daño a Mary.
Afortunadamente, podemos solucionar su problema ahora mismo, porque hay personas, a las que
ama mucho, mucho, y que han venido del mundo de los espíritus para ayudarle hoy. (Pausa). Son
personas a las que no pensaba volver a ver desde que fallecieron, y aquí están con un aspecto
maravilloso... incluso mejor del que tenían la última vez que les vio... y con rostros sonrientes.
Están muy contentos de verle, porque han estado de verdad preocupados por Vd. Le han estado
buscando, y le han echado de menos; y, ahora que le han encontrado se sienten muy felices. (Pausa).
Le extienden los brazos. (Pausa). Lo estrechan contra ellos, y le dan un cálido y maravilloso abrazo.
Ahora le sujetan, fíjese lo agradable que resulta. (Pausa larga).
Ahora le cogen de la mano. (Pausa). Quiero que advierta cuán reales y firmes son sus manos. Si las
aprieta ligeramente, podrá incluso sentir los huesos debajo de la piel. Eso se debe a que se
encuentran en su cuerpo espiritual. El cuerpo espiritual es tan real y sólido como un cuerpo físico.
(Pausa larga).
En breves momentos va a dejar a Mary, y cuando lo haga, se encontrará en su propio cuerpo
espiritual. (Pausa). Ese es el cuerpo que le corresponde, para que lo use todo el tiempo que lo
necesite. (Pausa). Es un cuerpo perfecto, en todo el sentido de la palabra. Se trata de un cuerpo joven
y atractivo, un cuerpo que no envejecerá jamás, ni tendrá arrugas ni se pondrá enfermo, ni le ocurrirá
nada de nada. Si es varón se encontrará en un cuerpo varonil, fuerte y sano. Si es mujer, estará en un
cuerpo bonito, sano y juvenil. (Pausa larga).
Ahora bien, en el caso de que tenga miedo de ir al infierno, quiero que sepa que aquí se encuentra
alguien del mundo espiritual —un profesor de educación religiosa— que le va a explicar que no hay
nada que temer, porque el infierno no existe. Si le han educado en el catolicismo, este espíritu-
profesor será una monja o un sacerdote. Si es protestante, será un ministro de su misma secta. Si es
judío, éste será un rabino. ¡Aquí se encuentra aquel que usted necesita para explicarle que no hay
nada que temer en absoluto! (Pausa larga).
Ha llegado el momento de que se marche a su nueva y maravillosa vida. Tome la mano de su ser
amado y, si lo desea, coja del brazo a su auxiliador, pero sepa que en breves instantes se encontrará
en esa Luz que hay más allá. (Pausa). Quizá pueda verla a lo lejos, o quizá se está acercando a Vd. Es
sólo cuestión de segundos, y va a entrar en ella de la mano de su ser amado.

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En el mismo instante en que lo haga se encontrará en su cuerpo nuevo y perfecto. Cuando entre en
esa Luz, experimentará algo que supera las palabras, por su hermosura y belleza. Es una maravilla
indescriptible. Se encontrará completamente amado y aceptado. (Pausa larga). Le aguarda una vida
preciosa. Estará con sus seres amados, con su familia y con sus amigos. No volverá a encontrarse solo.
Lo peor ya ha pasado. Ahora se encuentra bien, y aún le espera lo mejor.
(Pausa larga). Ya es hora de que se marche. Le voy a pedir a Mary que le perdone mentalmente
cualquier prejuicio que le haya podido causar. (Pausa). Y ahora márchese con nuestras bendiciones y
nuestro amor, y váyase en el nombre del Padre, y del Hijo, Jesucristo y del Espíritu Santo, yéndose en
paz, y luz y amor. (Haga la señal de la cruz en el aire).
Los que no sean cristianos pueden formular cualquier oración o frase que le parezca adecuada.
A lo largo del proceso, tanto si es para Vd. como si está ayudando a otra persona, puede experimentar o ver
una amplia variedad de emociones intensas, incluyendo la pena, la rabia o el miedo, pero cuando por fin se
marcha el espíritu posesor, casi siempre se obtiene una sensación profunda de bienestar. A veces el cuerpo
tenso de la persona se relaja, con un suspiro de alivio y una gran sonrisa de felicidad. Cuando vea que
ocurre esto, o cuando sienta que le está ocurriendo a Vd., puede estar casi seguro de que se ha producido
una desposesión con éxito.
Mucha gente ha descrito la sensación de que "algo que se elevaba" saliendo de ellos, generalmente por la
cabeza, enroscándose por el cuerpo, o escapándose a través del pecho o desde otras partes. Algunos
pueden incluso "ver" a los espíritus cuando se marchan cogidos de la mano de los espíritus de sus seres
amados, dirigiéndose hacia la brillante Luz Blanca. Por otra parte, a veces no se tiene un sentimiento claro
de cuándo se marchan los entes, sino una cierta sensación de que lo han hecho: la persona se encuentra
más ligera, aliviada, o cambiada en algún sentido positivo. La mayoría se limita a reconocer que sólo
"saben" que finalmente están libres de la posesión. En otros casos, no se producen indicaciones del
momento en que se marchó el espíritu, si bien el cambio que se percibe después es extraordinario.
Una vez realizada la desposesión, es importante apartar de su mente a los espíritus tanto como sea posible,
durante algunos días después. Puede ocurrir que, si piensa en ellos, les atraiga de nuevo hacia Vd., si no han
entrado del todo en la Luz. Cuando piense en ellos, bendígales, y asegúrese a sí mismo de que se han ido;
entonces, piense deliberadamente en otra cosa. Esto es muy importante en el caso de que los espíritus
fueran personas a las que Vd. amaba profundamente. He visto casos, especialmente aquellos en que están
implicados miembros de la misma familia, en que personas que habían estado poseídas inadvertidamente
atraían de nuevo a los espíritus.
El grado de éxito de su desposesión depende de lo dispuesto a irse que esté el ente. En la mayoría de los
casos, será un éxito inmediato, independientemente del tiempo que haya durado la posesión.
A menudo es preciso repetir varias veces la desposesión para que el espíritu, ya sea el de un ser amado o el
de un extraño, se marche.
A veces la desposesión sólo tiene éxito en parte: el espíritu se marcha pero no entra ni en el mundo
espiritual ni en la Luz. Él o ella sencillamente se deslizan fuera del cuerpo y del aura y se quedan con la
persona anteriormente poseída, o deambulan a su alrededor, para acabar regresando. Entonces se requiere
otra desposesión, con un énfasis especial en la conexión del espíritu con sus seres amados.
En estos casos, es necesario indicar a los espíritus que aún se encuentran en el mundo físico, que no se han
ido donde y con quien debieran haberse marchado, y que ésa es la causa del problema. ¡A veces el ente
regresa aterrorizado después de una de estas falsas salidas! Me he dado cuenta de que cuando ocurre esto
se suelen mostrar más dóciles a la hora de irse.
Un caso particularmente fascinante ilustra este fenómeno: yo lo considero como el síndrome de "la última
oportunidad", y verán porqué.

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Roger vino a verme a causa de una sensación extrema de incapacidad para hacer que su vida funcionase.
Tenía un problema tan real como persistente: un impulso irresistible de frecuentar prostitutas en salones de
"masaje" por lo menos una vez al día.
Después de una sesión, pudimos aislar la causa: un espíritu llamado Bill, que estaba obsesionado con el
sexo. Se realizó una desposesión y se marchó con su mujer, que había venido del mundo de los espíritus a
buscarle.
En nuestro encuentro siguiente, un martes por la mañana, Roger parecía abatido:
"He disfrutado de cinco días y medio de libertad. No he sentido el más mínimo deseo de ver a una
prostituta. ¡No podía creerlo! Me fui el fin de semana con mi novia. El sexo sin problemas: normal,
sólo dos veces. Pero el domingo por la noche, después de dejarla en su casa, ¡el tema me golpeó
como si fuera una tonelada de ladrillos! Me dirigí al salón de masaje más próximo. Desde el
domingo, he tenido catorce orgasmos, con prostitutas y masturbándome. ¡Estoy peor que nunca!
No ha funcionado (la desposesión)".
Le aseguré que sí había funcionado, aunque no totalmente, y que sin duda "nuestro amigo" Bill había
regresado. En efecto, bajo hipnosis, Bill me confesó tímidamente que se había escapado adrede de su
mujer, porque creía que nunca más podría disfrutar del sexo. Contó cómo había estado dando vueltas por
San José, pensando qué hacer. Decidió reunirse con Roger y hacer un último intento, ya que sospechaba
que la próxima vez yo le convencería para que se marchara definitivamente. Eso es lo que ocurrió. (Por eso
yo lo llamo el síndrome de la "última oportunidad". He visto excederse a espíritus fumadores, bebedores,
con ansia de comer, etc., porque sabían que pronto se irían.)
Bill se marchó voluntariamente con su mujer cuando ella le dijo que deseaba hacer el amor con él, y añadió:
"la calidad es más importante que la cantidad".
Me reservo un triunfo para el final que garantice que los espíritus posesores puedan regresar de la Luz
Blanca, si así lo desean. Subrayo que necesitan entrar en la Luz, y que pueden considerarlo como unas
vacaciones, con un billete de vuelta que pueden utilizar. Subrayo que pueden intentarlo durante diez
minutos, si así lo desean, y regresar. Cuando hago esto, obtengo el permiso de mi paciente. Con frecuencia
ocurre que, los posesores necesitan superar su miedo a marcharse. Pocas veces lo uso, y funciona. Si de
hecho regresan, les convenzo de que no entraron en la Luz Blanca, y que vuelvan a intentarlo, ahora que
saben que pueden regresar. La segunda vez tiene una eficacia de un cien por cien.
A veces, uno se queda escondido. Suele ser un padre o un abuelo, alguien de la familia que piensa que es
un caso especial. En estos casos me dirijo a estos espíritus directamente y trabajo con ellos y, tarde o
temprano, se marchan con el espíritu de sus seres amados.
Los entes especialmente tercos pueden necesitar la ayuda de un profesional. Esta es una situación en la que
un médium o un ministro metafísico pueden resultar de gran ayuda. O, si su propio ministro o sacerdote
está capacitado y dispuesto a ayudarle, él o ella pueden ser una gran ayuda, porque el espíritu puede
responder a su autoridad en tanto que hombre o mujer de Dios.
A lo largo del proceso de desposesión es muy importante actuar como si se lo tomara muy en serio; aunque
Vd. no lo crea, actúe como si así fuera. Después, cuando se haya terminado, muéstrese todo lo escéptico y
analítico que desee. Pero, durante el procedimiento, aunque no esté convencido de que Vd. o la persona
que está desposeyendo tenga un ente, lleve a cabo su cometido con voluntad. No hay ningún daño en ello,
e independientemente de cual sea su opinión, los espíritus posesores se marchan.
Nunca adopte a los entes posesores de otra persona al objeto de aliviarle el peso —en términos de
sacrificio personal, porque en realidad se estará sacrificando—, ya que la posesión puede durarle el resto de
su vida. Puede ayudar sin perjudicarse. Si Vd. no puede ayudar, pida ayuda profesional para la posesión.
Por favor, recuerde que incluso yo, después de miles de desposesiones, no estoy aún segura en un cien por
cien de lo que requieren los espíritus. Pero funcionar, ¡funciona!

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15. Protegerse de los entes
Estoy segura de que se habrá planteado la pregunta de cómo protegerse de la posesión, incluso puede que
desde que empezó este libro.
Afortunadamente hay muchas maneras de impedir que se le unan espíritus. En el capítulo 14 vieron cómo
el problema se resuelve cuando se identifica. Ahora voy a proporcionar algunas indicaciones para evitar la
posesión.
La posesión puede compararse con una enfermedad física, como la gripe. Siempre hay gente que no la coge
nunca, a pesar de que los que le rodean la tengan. Sus sistemas inmunológicos son lo suficientemente
fuertes como para impedir que el virus arraigue.
En el capítulo 12, propuse la hipótesis de que el aura es al cuerpo espiritual lo que el sistema inmunológico
es al cuerpo físico. La clave para protegerse de la intrusión de los espíritus es conservar el aura "fuerte". De
la misma manera que hay virus por todas partes, parece que nuestro mundo está poblado tanto de
humanos como de seres descarnados. A los segundos se les puede negar la entrada manteniendo la
vibración del aura en una frecuencia rápida.
Algunas personas especialmente dotadas, los clarividentes, son capaces de ver espíritus en el aura, y
también "leer" su estado de salud, emociones, y mucho más sobre su persona, fijándose en la forma y color
del aura. Algunos libros van más allá en sus explicaciones habituales sobre el significado de los colores,
revelando muchas facetas fascinantes del aura: por ejemplo, la cólera proyecta "flechas" de color rojo
oscuro para penetrar el aura de otro. En la bibliografía se citan varios libros sobre este tema.
Cuanto más entienda el aura, mejor se protegerá al conservar la suya sana. Puede fortalecer su aura
utilizando la técnica de la Luz Blanca. Lo ideal sería que la usara habitualmente dos veces al día, antes de
salir de la cama por la mañana, y justo antes de acostarse por la noche. Cuanto más la use, más fuerte se
hará su aura; pienso que cada vez que la use, se fortalecerá extraordinariamente su aura.
La técnica de la Luz Blanca sólo requiere algunos segundos, se puede realizar en cualquier parte, y sin
preparación alguna.
La transcripción directa que presento a continuación es exactamente lo que yo enseño a mis pacientes
durante la primera sesión.

Técnica de luz blanca


Utilizando su imaginación creativa, imagine que tiene un sol en miniatura,
idéntico al sol de nuestro sistema solar, incrustado en su plexo solar. Es un
sol que irradia en cada átomo y célula de su ser. Le llena de luz hasta la
punta de sus dedos, y de los pies a la cabeza. Resplandece a través de Vd.
proyectándose a un brazo de distancia en todas direcciones -por encima
de su cabeza, debajo de sus pies, y hacia afuera, creando un aura, una Luz
Blanca brillante, cegadora y radiante que le rodea completamente y le
protege de cualquier influencia negativa o perjudicial.
Cuando se haya familiarizado con la técnica de la Luz Blanca, podrá usarlo como si fuera un pensamiento
una intención—, y quedará protegido instantáneamente. Piense en como encendemos una luz pulsando el
interruptor, pues igual de fácil y rápido puede ‘encender’ el sol interior y dejar que brille a través de Vd.
como una bombilla. Es muy importante estar totalmente convencido de que está seguro dentro de su aura
de Luz Blanca. Sus pensamientos, negativos o positivos, son poderosos.
Las vibraciones de su aura varían constantemente. Reflejan su estado general, su salud física, mental,
emocional, y espiritual. Debe usar la técnica de la Luz Blanca cuando sea necesario.

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Si se encuentra ante una situación o persona negativa, rodéese de la Luz Blanca. Por ejemplo, si alguien está
furioso con Vd., le grita o le molesta, es un momento excelente para rodearse de protección extra. Además
de crearse una barrera que le separa de las vibraciones de enfado y negativas, está evitando que su aura
decaiga, lo que le dejaría en una situación de vulnerabilidad ante la posesión.
Si está trastornado, deprimido, temeroso, celoso, o envidioso, todos estos venenos cambian el color de su
aura a tonos oscuros y desagradables, y reducen sus vibraciones. ¡Cuanto más fuerte es la emoción
negativa, más débil es su protección!
Es absolutamente imprescindible que se conserve en un estado mental lo más positivo posible, con una vida
equilibrada en el trabajo, el ocio y el descanso. Los espíritus pueden entrar en un aura debilitada con la
misma facilidad con que cualquiera puede cruzar una puerta abierta.
Una excelente manera de protegerse es evitando drogas "recreativas" y alcohol. La cantidad que debilita el
aura varía según las personas, y también depende del nivel de energía.
Algunos de mis pacientes han rebajado su capacidad de resistencia con sólo dos vasos de vino. Con que se
"coloque" o se emborrache una sola vez, ¡se arriesga a una posesión que puede durarle toda la vida!
No piense que puede protegerse con la Luz Blanca mientras consume alcohol o drogas. Puede reforzar algo
su aura, pero desde luego no impide la posesión; las vibraciones de su aura se rebajarán inmediatamente.
Como han visto a lo largo del libro, las posesiones pueden tener lugar después de una operación quirúrgica,
o durante una hospitalización. Para protegerse en estas circunstancias, debe adoptar un enfoque doble:
primero use con frecuencia la técnica de la Luz Blanca, desde el instante en que entra en el hospital, y
mientras permanece allí. Utilícela inmediatamente antes de ser anestesiado, y tan pronto como recupere la
consciencia. Permanezca lo más relajado y positivo posible mientras permanezca en el hospital. Luego,
cuando recupere su fuerza, realice una auto-desposesión, o que alguien se la haga, en el caso de que
hubiera recogido uno o más espíritus. Esto ayudará a que los entes confusos se marchen antes de
"instalarse", impidiendo asimismo que perjudiquen la capacidad protectora de su aura, y evitando en
última instancia más posesiones. Esto puede hacerse en el hospital.
En los funerales y en todos los acontecimientos en los que puedan entrar en contacto, necesita protección
extra a su alrededor. Durante el funeral, o mientras vela el cadáver, instruya al muerto que debe buscar a
sus seres queridos e ir a la Luz. Sintonice con la habitación o el lugar, y si percibe o detecta otros espíritus,
ínsteles a que se marchen al mundo de los espíritus.
A veces resulta una gran ayuda informar al fallecido acerca de las circunstancias de su muerte antes de
instruirle sobre su marcha a la Luz, etc. Esto le ayuda a orientarse en su nueva existencia.
Las oraciones son muy útiles, porque invocan fuentes poderosas de ayuda, las más poderosas. Pueden
incluso contar con la ayuda de auxiliadores espirituales, médicos y especialistas. Recuerde, "pide y se te
dará". La Oración del Señor (el Padre nuestro) es un medio muy poderoso de protección. El Salmo
veintitrés también es excelente en este sentido. Diga ambas oraciones y aumentará las vibraciones de su
aura a la vez que atrae ayuda. Si no es cristiano, diga cualquier oración o afirmación que le resulte cómoda.
Puesto que no está tratando con posesiones demoníacas, utilizar una cruz, agua bendita o reliquias
religiosas no le dará ningún resultado positivo, per se, con espíritus recalcitrantes que se aferran a la tierra.
Imagínese a un extraño sentado en su cuarto de estar. Si es terco y no quiere marcharse, ponerle una cruz
delante, o rociarle con agua bendita no tendrá el menor efecto. Tendrá que persuadirle para que se marche.
Puesto que este libro no se ocupa del tratamiento de espíritus demoníacos, no voy a extenderme en la
utilidad de las cruces, agua bendita, etc., para tratar a estos "pesos pesados". En la bibliografía se citan
libros sobre la materia.

Resumen de los principales medios de protección


1. Utilice la técnica de la Luz Blanca dos veces al día.

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2. Conserve una actitud positiva.
3. Absténgase de consumir drogas y alcohol.
4. Utilice la técnica de la Luz Blanca antes de una operación quirúrgica, y durante hospitalizaciones.
5. Realice una desposesión inmediatamente después de una operación y al salir del hospital.
6. Rece o implore ayuda espiritual.
El capítulo siguiente se ocupa de espíritus no posesores -los incorpóreos- que bien pueden ser residentes o
simples visitantes. Pero como pueden ser aterradores o incluso constituir un peligro real de potencial
posesión, necesita estar al tanto de su presencia, saber qué hacer en esas condiciones, y en definitiva cómo
proteger su casa.

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16. Detectar, liberar y proteger de espíritus la casa
Durante siglos, los fantasmas que recorren los pasillos de los castillos o se dejan sentir en las casas han
constituido el tema central de muchos relatos. Las estanterías de las bibliotecas están repletas de libros
sobre espíritus, atestiguando que la personalidad sobrevive a la muerte, como recurso último de esperanza.
Todos hemos oído relatos de primera mano de personas que han visto espíritus, han hablado con ellos, o
han sufrido experiencias extrañas en sus casas, cosas que " irrumpen en la noche".
¿Por qué se quedan los espíritus en una casa o en un lugar concreto? ¿Por qué vienen sin ser invitados? Las
respuestas son tan variadas como las razones de las personas para encontrarse allí.
Algunos se quedan porque durante muchos años fue su hogar, y se encuentran cómodos. Se pasean y se
ocupan de cosas, como solían hacerlo antaño, inconscientes, por lo general, de que están muertos.
Un paciente especialmente sensible me dijo que había comprado una antigua casa victoriana en San
Francisco, con fama de estar encantada. Pudo distinguir hasta seis espíritus, antiguos residentes, y le
gustaba tenerlos allí: "no hacen daño a nadie, y se divierten".
Otros se quedan porque se ha edificado la nueva residencia en terrenos donde habían vivido, en una casa o
tienda de campaña, o donde fueron enterrados. Muchos deambulan por los alrededores, como inquilinos
en busca de viviendas libres. Algunos, aterrorizados, están contentos de tener un lugar donde esconderse
mientras se explican a sí mismos lo que les ha ocurrido. ¡Los espíritus nómadas vagabundean de un lugar a
otro, y a veces deciden quedarse porque les agradan los residentes vivos!
Sin darse cuenta, ¡hay personas que se llevan a los espíritus con ellos, y entre todos crean un ambiente
hogareño!
Algunas partes están pobladas de bandas de incorpóreos, que atraen a otros para que se les unan. Dos
pacientes que vivían cerca de cañadas contaron que en esas localidades habían ocurrido muchas desgracias,
fuegos, accidentes, visiones de espíritus y muertes desafortunadas. Un paciente clarividente entró en la
cañada y vio cientos de espíritus, de los cuales al parecer la mayoría habían sido criminales, reunidos en un
barranco. Realizamos juntos una desposesión de "ausentes", y lo limpiamos, o al menos eso nos pareció.
Los cementerios están llenos de entes, y sólo se debe entrar en ellos con la protección de la técnica de la
Luz Blanca.
Los niños están más dotados para ver espíritus que los adultos, probablemente porque carecen de esas
creencias que lo impiden. Con frecuencia, estos espíritus se convierten en sus compañeros de juegos
imaginarios o invisibles, que se han traído consigo del hospital o que han recogido en cualquier otro sitio.
A veces se han muerto en la casa y se han quedado allí durante años. De vez en cuando, los padres siguen la
corriente a los niños, y ponen un cubierto en la mesa, o charlan en broma con estos pequeños "invitados"
como lo harían con cualquier persona de la casa. Muchos pacientes rastrean, bajo hipnosis, el origen de sus
posesiones a sus relaciones con estos amigos espíritus.
A veces, los supervivientes conservan a los muertos deliberadamente cerca de ellos con amor y atención.
Un paciente me confesó:
"Nunca he dejado que se marche mi madre, está conmigo todos los días. Puedo advertir su
presencia en el cuarto de estar, y es muy reconfortante".

Como detectar espíritus en casa


A lo largo de los años, he detectado varias señales predominantes y reveladoras que indican la presencia de
espíritus en la casa de mis pacientes.

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Conducta extraña de animales
Los animales domésticos pueden ser en extremo perceptivos y receptivos a los entes terrenales. Puede
encontrarles con el lomo erizado y mirando algo que Vd. no ve. Su perro puede gruñir, enseñar los
dientes, ladrar o correr con el rabo entre las patas. Su gato puede soltar bufidos, con los pelos de punta y
el rabo tieso. Cuando hay espíritus en la casa, el animal puede negarse a entrar en una habitación
determinada, y husmea por los rincones, "controlando las cosas".
Objetos que se mueven y otros sucesos raros
Por lo general no es posible que los espíritus muevan objetos pesados, pero a veces sí pueden manipular
cosas pequeñas. Una persona me dijo que todas las mañanas se encontraba con la misma taza y la
misma cucharilla junto al fregadero. No se asuste si ve que algo se mueve o levita. Puede tratarse de un
ente que está intentando llamar su atención. Algunos buscan ayuda desesperadamente, y necesitan que
sepa que están allí.
Un amigo me contó lo asustado que había estado una noche de Halloween (noche de vísperas de
difuntos, de gran tradición en el mundo anglosajón). Regresaba tarde a su apartamento después de una
sesión que celebraban anualmente unos magos de teatro. Mientras se limpiaba el maquillaje, su barra
de labios comenzó a moverse erráticamente alrededor del tocador. Al principio creyó que había un
terremoto, pero inmediatamente se dio cuenta de que nada se estaba moviendo. Entonces advirtió la
presencia de un huésped inesperado. Una llamada telefónica a su amiga maga le ayudó a comprender
que se trataba de un espíritu inofensivo que necesitaba que le liberasen. Cuando colgó el teléfono, rezó
pidiendo ayuda, y no volvieron a molestarle.
Una de mis pacientes con más capacidad de médium, cargada de espíritus atormentados, me contó una
experiencia aterradora que había tenido desde nuestra última sesión de terapia. Cuando entraba por
segunda vez en la cocina, descargando la compra que tenía en el coche, resbaló sobre cristales rotos. Al
mirar hacia abajo vio que se trataba de una gran luz que se había desprendido del techo, estrellándose
sobre el mostrador, al lado de su primera bolsa de vituallas. Se había roto en miles de pedazos. Por la
manera en que se produjo el accidente le pareció obvio que el ente sólo quería llamar su atención, sin
causarle daño alguno.
Descubrimos que este espíritu, una prostituta, estaba furiosa porque la habían apuñalado en la
habitación de un motel, cuando exigió a su cliente que le pagase antes de tener relaciones sexuales con
él. Una segunda conversación con ella, junto con un pequeño trabajo detectivesco realizado por mi
paciente, revelaron que el relato de la mujer coincidía con una noticia aparecida recientemente en
primera plana de los periódicos.
Este ente era una de las muchas prostitutas asesinadas por un antiguo policía, que ocultaba sus cuerpos
en bidones de gasolina. ¡Quería venganza! Por fin, conseguimos convencerla de que se marchara con sus
seres amados.
En otras ocasiones, este mismo paciente me había informado que en su cuarto de estar se habían caído
plantas pequeñas de una mesa, y que se apagaban y encendían las luces y la televisión.
Un caso interesante fue el del espíritu malévolo de un muchacho que había vivido con los niños de una
familia, les acompañó a casa de sus amigos, y decidió quedarse allí. Al día siguiente se marchó al trabajo
con el padre, y causó un gran trastorno tocando todos los ordenadores, poniendo las vidas en peligro.
Esto duró varios días, hasta que su jefe le dijo que más le valía dejar su "acólito" en casa.
Afortunadamente, ¡el ente captó el mensaje!
Es muy corriente que los entes alteren las luces, los aparatos de televisión y radio, para atraer la
atención, o asustar deliberadamente.
Aldabonazos y golpes

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Los espíritus golpean en las paredes y en otros objetos para hacerle saber que están allí. A veces
deletrean los mensajes, casi siempre sus nombres, utilizando un código: un golpe representa "A”, dos
"B”, tres "C”, y así sucesivamente; o, un golpe "sí ", dos "no ", tres "quizá" o "incierto". Suelen ser
llamadas de ayuda, pero a veces se trata de bromas, juguetonas y malévolas, para asustar a los
ocupantes con los que comparten la casa.
Variedad de sucesos raros
Muchas cosas raras ocurren como resultado de la visita de espíritus. Desaparecen libros, llaves y otros
objetos, y reaparecen después. El siguiente relato es uno de los más extraños de cuantos he oído:
Una de mis pacientes me contó un suceso que, de no haber sabido que existen los espíritus, me habría
hecho dudar de su equilibrio mental.
Mientras veía las noticias de las once en la televisión, oyó una fuerte explosión en su casa, y sintió unas
vibraciones débiles. Rápidamente fue de habitación en habitación, buscando la causa del ruido. Puesto
que todo estaba en orden se inquietó. Entonces oyó un "goteo" de agua, y pensó que se había reventado
una cañería, pero recordó que el ruido de la explosión no sonaba como si saliese de dentro de la pared.
Inspeccionó la pila de la cocina y su cuarto de baño, y no encontró nada raro. Se le ocurrió entonces
mirar en el cuarto de baño de invitados, que rara vez se utilizaba.
Con horror vio que las puertas de cristal de la ducha estaban hechas añicos. ¡Y siguieron rompiéndose
durante cuarenta minutos! El sonido que había atribuido al goteo, era el de la puerta de cristal
resquebrajándose. Dándose cuenta de que no existía ninguna causa "normal" pensó inmediatamente en
los espíritus. Entonces se tranquilizó, y desapareció toda su ansiedad instantáneamente. Se rodeó con la
Luz Blanca, y entró en su dormitorio. Puso la cinta de desposesión que yo había grabado para ella, y se
durmió tranquilamente.
Al día siguiente la vi en nuestra cita habitual. Después de grabarle una cinta para que la escuchara en el
cuarto de baño, o donde quisiera en caso de necesidad (véase la transcripción en la sección siguiente), la
sometí a hipnosis, y le pregunté sobre el espíritu.
Me lo describió como un hombre con pelo pajizo, agradable, de treinta y cuatro años. Había destrozado
la puerta de la ducha porque era lo único que no podría ser explicado. Ella dedujo que quería atraer su
atención para pedir ayuda. Es más, pensó incluso que había venido con su ex-marido, que había pasado
la tarde con ella. Como él no se encontraba bien, ella le había puesto su cinta de relajación, y debió ser
en ese momento cuando el ente le dejó, y se convirtió en huésped inesperado de su casa.
Lugares fríos
Los lugares fríos de su casa pueden ser indicaciones de espíritus. Algunos permanecen en el mismo sitio,
y otros parece que se mueven.
Espíritus visibles
Muchos pacientes han comentado haber visto sombras que se mueven, o personas que parecen muy
reales. A veces esto sólo les ocurre cuando están solos, pero otras veces son varias las personas que han
visto los espíritus. Otros cuentan cómo se despertaron de un sueño profundo para ver una persona al pie
de su cama. Aunque reconocieran a muchos seres amados muertos, la verdad es que se quedaron
aterrorizados, y les pidieron que se marcharan. Si el intruso se mostraba amenazador, entonces el miedo
era aún mayor.
Una paciente me contó que se había despertado con un gran sobresalto, y que vio a un hombre con el
rostro negro, carbonizado, que la estaba mirando. Le entró miedo, gritó, y el hombre se marchó. Más
tarde, ella y su hermana pensaron que se trataba de alguien a quien habían conocido mientras visitaban
a su padre moribundo en el hospital. Entonces, habían consolado a la familia de un joven que estaba en
coma, con quemaduras y heridas graves producidas en un accidente de moto. Al parecer se había ido

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con mi paciente a su casa cuando se murió. Cuando se dio cuenta de quien se trataba, comprendió lo
infundado de su miedo, le habló y él se marchó.
Los espíritus pueden tocar a la gente. ¿Nunca ha sentido como una tela de araña sobre su rostro? ¿O una
caricia fría? A veces estas sensaciones son tan fuertes que da la impresión de que nos empujan o
golpean. No se alarme. Recuerde que no pueden hacerle daño. Puede tratarse de un ser amado que
quiere que Vd. sepa que se encuentra ahí. Fíjese que la gente viva se toca con frecuencia, dándose a
veces golpecitos amistosos.
Espíritus audibles
Hace muchos años me desperté de un profundo sueño porque alguien estaba diciendo mi nombre. La
voz parecía proceder de la habitación, y desde luego no venía del interior de mi cabeza. Desde entonces,
son muchos los pacientes y amigos que me han contado haber oído voces, que por lo general se dirigen
a ellos por su nombre, para entregarles mensajes o pedir ayuda.
Si sospecha que hay un espíritu en su casa, puede hacer un poco de detective y colocar su aparato de
grabar con una cinta virgen para que grabe durante una hora tardía de la noche. Puede que a la mañana
siguiente se encuentre con un mensaje. Si el aparato se activa con el sonido de la voz, mucho mejor. Se
conocen casos de espíritus cuyas voces han sido grabadas, y en la bibliografía ofrecemos referencias
sobre el particular.
Espíritus olorosos
A veces puede detectarse a los espíritus por los olores. Los más comunes son el perfume, las lociones
para después del afeitado, los cigarrillos, los cigarros puros y el tabaco de pipa.
Estos olores suelen ayudar a las personas a reconocer a sus "huéspedes". Por ejemplo, si su madre se
encuentra "al otro lado" y advierte su fragancia favorita, puede ser o que bien le está visitando, o que se
encuentre atrapada en un mundo físico, sin cuerpo. Los entes no terrenales que se limitan a hacer visitas
suelen traer consigo, deliberadamente, sus olores de identificación, para que se les reconozca.
No obstante, los entes incorpóreos, que rara vez han dejado el plano terrenal, tienen ciertos olores que
les acompañan. Los pacientes me han descrito olores medicinales, por ejemplo, que les recordaban las
habitaciones de hospital de sus padres. Otros contaban cómo podían oler el tabaco de pipa favorito de
su padre, o la colonia de su madre.

Como liberar a los espíritus de su casa


1. Si sabe quienes son los espíritus, hábleles amorosamente, explíqueles que sus cuerpos están
muertos, y cómo murieron. Dígales que sus seres amados están aquí para llevarles al mundo de los
espíritus. Luego bendígales y ordéneles que se marchen. Utilice el mismo formato del capítulo 13.
Un paciente bondadoso explicó a un espíritu visitante recién llegado que no era su casa, sino de
ella. Procedió a explicarle que nada de lo que había en la habitación le resultaría familiar, y le señaló
varios objetos para subrayarle bien la realidad de la situación. Se marchó muy deprisa.
2. Registre la transcripción siguiente o ponga las mismas ideas con sus propias palabras. El que yo he
diseñado es para uso general. Si sabe —o sospecha— quién es el ente, acomode su propio registro
a las circunstancias. Por ejemplo, si sabe cómo murió la persona, inclúyalo en su "conversación" con
él o con ella. Si tiene alguna idea de quién puede venir desde el mundo espiritual para ayudar a un
padre, esposo, etc., llame la atención sobre ese ser amado.

Transcripción general para limpiar una residencia


Se encuentra en esta casa como un espíritu terrenal. ¿Se acuerda de cuando estaba en su propio
cuerpo? (Pausa). Bueno, pues murió. Pero Vd. no murió, sólo lo hizo su cuerpo. Vd. nunca morirá.

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Cuando murió su cuerpo, debería haberse marchado inmediatamente al mundo de los espíritus. De
hecho, sus seres amados vinieron entonces a buscarle. Si se hubiera ido con ellos, hubiera vivido
durante todo este tiempo una vida maravillosa y feliz. Estaría con sus seres amados: la familia y los
amigos. Nunca habría estado solo.
En vez de eso, se quedó aquí en el mundo físico, sin cuerpo alguno. Por ese motivo la gente ni le ve ni
le oye. Es un espíritu invisible, y todo este tiempo ha debido ser para Vd. muy confuso y solitario.
Ahora le van a ayudar. Mire quién está aquí. Son sus seres amados. (Pausa).
Están muy contentos de verle, porque estaban muy preocupados por Vd. pensaba que no les volvería
a ver cuando atravesaron el proceso de la muerte. Pero aquí están, y muy vivos. Han venido a
ayudarle. Le sonríen. Le abrazan. (Pausa). Puede sentir su amor. (Pausa).
Le cogen de la mano, y se quedarán con Vd. Ya no estará solo. Fíjese en lo cálidas y reales que son sus
manos. Están en sus cuerpos espirituales, y Vd. también se encontrará en su propio cuerpo espiritual
dentro de unos instantes. Será un cuerpo perfecto en todos los sentidos. Ni envejecerá ni se pondrá
enfermo, ni tampoco sufrirá dolores. Será un cuerpo joven y atractivo.
Sus seres amados le van a conducir a esa preciosa Luz que hay allí. (Pausa). En cuanto entre en la Luz,
se encontrará en su cuerpo perfecto y juvenil. Entonces se irán todos juntos al mundo de los
espíritus.
Puede tener todo lo que desee en su nueva vida: amor, felicidad, comida, bebida, sexo. Puede
divertirse mucho, si quiere. ¡Es un mundo muy real! Sus seres amados le van a hablar ahora. (Pausa
larga).
Mucha gente tiene miedo de ir al infierno. Pero ¡no existe semejante sitio! No tiene por qué fiarse de
mi palabra. Se encuentra aquí un profesor de educación religiosa procedente del mundo espiritual
para ayudarle a comprender que no existe el infierno, y que no tiene nada que temer. (Pausa larga).
Lo peor ya ha pasado. Le aguarda una vida maravillosa, pacífica y preciosa.
Ahora mismo se encuentran aquí más seres amados que auxiliares. Le van a enseñar cómo entrar en
la Luz. Irán con Vd. Se quedarán con Vd. No se quedará solo.
Yo (nosotros) te perdonamos el daño que has hecho aquí, en esta casa. Yo (nosotros) te enviamos a tu
nueva vida con bendiciones y amor.
¡Ve ahora! En el nombre del Padre, del Hijo, Jesucristo, y del Espíritu Santo, ve en paz, y Luz, y amor.
¡Déjanos ahora!
Prefiero bendecir al final, pero si no le agrada, tampoco es esencial. Creo que incrementa las vibraciones y
añade positividad. Puede usar cualquier bendición que le parezca adecuada. Puede poner la cinta en
cualquier momento, o tantas veces como le parezca necesaria. Como en el caso de una desposesión, a
veces al espíritu le cuesta algo de tiempo comprender el mensaje o sobreponerse al miedo o a la indecisión.
Puede que prefiera conectar su grabadora a un reloj, y programarlo para que funcione mientras está fuera
de casa. Si los espíritus se muestran más activos a determinadas horas del día, actívelo entonces. Por otro
lado, si cree que existe un ente en un lugar concreto de la habitación, póngalo allí.
Si advierte que sus inesperados huéspedes no tienen intención alguna de marcharse, puede que tenga que
recurrir al médium o clarividente local para que vayan a su casa y entren en contacto con ellos. Él o ella
suelen ser capaces de convencer a los espíritus de que se marchen. Si no funciona a la primera, inténtelo
con otros psíquicos.
Los zahorís también suelen ser de gran ayuda, y no sólo para detectar si existen espíritus, y en ese caso
cuántos son, sino también para averiguar qué intenciones tienen y porqué están ahí. Algunos zahorís
especialmente dotados, capaces de desalojar una casa, pretenden que pueden también crear un muro
protector alrededor de la propiedad recién liberada.

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Algunos pacientes me han contado que han obtenido resultados excelentes ordenando a los espíritus que
se marchen, especialmente si se los encuentran a los pies de la cama, al despertarse por la noche. Les
ordenan que se marchen en el nombre de Jesucristo. También suelen calmarse cuando se recita la Oración
del Padre, o el Salmo Veintitrés.
Como dije más arriba, esto no suele funcionar en auto-desposesiones, o en desposesiones a otras personas,
pero para el tipo de situación de espíritus en la casa a veces sí que se consiguen los resultados deseados.
Quizá los espíritus se marchan porque están asombrados de la respuesta de la persona, o porque se dan
cuenta de que han asustado mucho a alguien. El problema inmediato queda solventado, aunque no ayuda
al ente a ir al mundo espiritual, que en definitiva debería ser su verdadero objetivo.

Como proteger su casa de los espíritus


¡No invite a los espíritus a su casa! Por lo tanto, no organice sesiones, no utilice el tablero Ouija, ni practique
la escritura automática. Los potenciales desastres subsiguientes pueden superar con creces cualquiera
posible beneficio.
No consuma drogas (marihuana, heroína, cocaína, etc.) no abuse del alcohol en su casa. Los espíritus
indeseables pueden sentirse atraídos por su residencia, y posiblemente también por su aura y su cuerpo.
Rodee su casa a diario con Luz Blanca. Imagínese un halo o un aura de Luz Blanca brillante rodeándola
completamente. Sepa que está totalmente protegida de los espíritus, o de cualquier cosa negativa o
perjudicial. Imagínese cada habitación llena de Luz Blanca. Sólo lleva un minuto. Hágalo a diario. Implore
mental o verbalmente protección de los seres superiores; Jesucristo, el Señor, o guías espirituales. Conserve
su hogar feliz y lleno de amor. Algunos espíritus se alimentan de la energía que se desprende de las disputas
y de la hostilidad. Los estallidos de energía que provocan estas explosiones constituyen un banquete para
los entes de escasa energía.
Los espíritus que he descrito son sólo residentes, no son posesores. Sin embargo, si se les da la oportunidad
se pueden deslizar dentro y fuera de las auras y cuerpos de los vivos, como describí en el capítulo 11.
Asimismo, algunos entes poseen la habilidad de ir y venir, y poseer a distintas personas a la vez, o como
prefieran. He tratado a un espíritu con adicción, que buscaba colocarse con la novocaína, y que iba al
dentista en los cuerpos de dos miembros distintos de la misma familia, e ¡incluso en el de un vecino de
enfrente!
Recuerde que tener espíritus en su casa no es una catástrofe, Cosas mucho peores pueden ocurrirle. Es una
situación que existe, y un problema que ha de resolverse. Y puede resolverse, como ha visto.

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17. Otros pensamientos sobre los muertos inquietos
¿La posesión del espíritu es una fantasía? ¿O se trata de la condición potencialmente desastrosa que se ha
descrito en La Posesión? Después de todos los años que llevo trabajando con los espíritus, "luchando" con
frecuencia con los que son tercos, se sienten confusos, hostiles y se sienten aterrorizados, todavía no estoy
convencida al cien por cien de que no se traten de ficciones de la imaginación. Como terapeuta, la pregunta
se puede debatir, pero la terapia funciona. Como persona, el tema se me antoja de la máxima importancia,
porque tiene implicaciones de gran alcance.
El convencimiento de que los espíritus poseen a personas vivas se fundamenta en la premisa de que la vida
continúa después de la muerte. Los entes terrenales son sencillamente aquellos que no han realizado la
transición natural a planos más elevados de la existencia. La posesión nos demuestra que sólo muere el
cuerpo físico, y que la personalidad sobrevive, que somos seres inmortales.
Una de las críticas más frecuentes y serias de la perspectiva de que los espíritus son fuente de gran parte de
la miseria humana es que constituye una abdicación de la responsabilidad personal. Culpamos a los
espíritus, cuando somos nosotros mismos los causantes de nuestras malas acciones, problemas y síntomas.
Además de absolvernos a nosotros mismos, esta actitud (la de creer que los responsables son los espíritus)
presupone no tomar ninguna acción para realizar los cambios necesarios.
Si, por otra parte, el concepto se basa en una realidad, entonces el tema de la responsabilidad se embrolla.
¿Hasta qué punto nos sentimos responsables de lo que hacemos, si estamos controlados por espíritus, y
somos, en definitiva peones "indefensos"? Nuestros tribunales nos reconocen libres de toda
responsabilidad de nuestras acciones, si se estima que estamos trastornados. Si nuestras personalidades se
sienten oprimidas por las de nuestros posesores, ¿somos inocentes en virtud de la posesión? Puesto que se
trata de una cuestión de grados, ¿aceptamos la responsabilidad sólo para algunos de nuestros actos y
problemas?
Antes de iniciar mi trabajo con la desposesión, siempre me había intrigado cuando oía contar que un
hombre había matado a toda su familia, y después se había quitado la vida. A menudo no existía una
motivación evidente que justificase la tragedia. Muchas veces el asesino era un ciudadano destacado,
incluso un pilar de su iglesia, amado y respetado por quienes le conocían bien. ¿Cuántos asesinatos,
suicidios, abusos deshonestos de niños, y otros crímenes son obra de espíritus posesores?
Asumiendo que la posesión es real, ¿hasta qué punto prevalece? ¿Está todo el mundo poseído, por lo
menos hasta cierto punto? ¿Qué porcentaje de la población la padece? En la vida de cualquier persona se
presentan multitud de situaciones y condiciones que debilitan el aura; por ejemplo, mis propios hallazgos
indican que el estado de embriaguez o la influencia de las drogas han conducido a la posesión. ¿Qué
número de incorpóreos puebla nuestro mundo físico?
¿Por qué se han quedado aquí tantos espíritus? ¿Es que estos entes constituyen la hez de la humanidad,
que se queda como un sedimento en un nivel más denso de las vibraciones? Me parece interesante que yo
no haya hablado nunca con un ente posesor que tenga una espiritualidad desarrollada. Es posible que éstos
entren directamente en el mundo espiritual después de su muerte.
¿Como se desplazan los espíritus terrenales de un lugar a otro? Al parecer, estas almas perdidas tienen las
mismas limitaciones que nosotros para desplazarse. Según parece se mueven de un lugar a otro utilizando
los mismos medios. Con motivo de mi trabajo, he descubierto que viajan en coches, e ¡incluso en aviones!
La posesión nos puede ayudar a comprender la conducta anormal, así como los problemas personales,
mentales, emocionales y físicos. ¿Cuántos pacientes que se encuentran en instituciones mentales no son
personas trastornadas, sino que están poseídas? ¿Las voces que escuchan son reales? ¿En qué medida su
sufrimiento físico no es la continuación de los propios sufrimientos y síntomas padecidos por los espíritus
en el momento de sus muertes?
¿Es que las remisiones espontáneas e inexplicadas de los síntomas físicos y emocionales es el resultado de
la partida de un espíritu posesor? Hablé con un músico sobre su depresión. Al no producirse ningún

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resultado, decidió descontinuar la terapia al cabo de los años. Luego, años más tarde, se despertó una
mañana aliviado de su depresión y desde entonces no ha padecido trastorno alguno.
Me pregunto si algunas de las curaciones milagrosas realizadas por sanadores poderosos no consistirán en
expulsar a los espíritus posesores, en la línea de la técnica con electrochoques de Cari Wickland, descrita en
su libro Treinta Años entre los Muertos. Yo realicé una regresión con un paciente que se había beneficiado
de una curación de este tipo. La sanadora había puesto su mano en la cabeza, y le había gritado: "Está
curado".
Cuando estaba a punto de desmayarse, lo recogieron sus ayudantes, y se despertó unos minutos más tarde
sobre el suelo del auditorio. Mientras estuvo bajo hipnosis, recordó que lo liberaban de varios entes, y que
espíritus auxiliadores que trabajaban con la sanadora se los llevaban.
Pienso que el concepto de posesión debería incluirse entre las materias (psicología anormal, psiquiatría,
etc.) que se imparten en nuestros centros universitarios y escuelas de medicina. Debería emprenderse una
investigación que ampliase nuestra comprensión del papel que los espíritus desempeñan en la vida
humana. También debería hacerse pública la información sobre posesión, para que la gente pueda
protegerse mejor, comprender lo que les está ocurriendo, y buscar ayuda.
Aumenta la desposesión como herramienta terapéutica. He entrenado a más de cien profesionales y
médicos de salud mental en Estados Unidos, y a más de sesenta en Brasil. Las personas que yo he
entrenado están a su vez enseñando a otras. Además de éstos, muchos profesionales, y no profesionales,
como metafísicos y ministros espirituales, mediums y chamanes, han estado utilizando variaciones de estas
técnicas durante décadas, cientos e incluso miles de años.
La terapia de desposesión, o como se la quiera llamar, se está extendiendo, porque es muy efectiva y eficaz.
Afortunadamente, ni el terapeuta ni el paciente necesitan creer en los espíritus o en la posesión para
trabajar. Algunos sanadores son capaces de usarla telepáticamente sin que el poseído esté en su presencia,
y a menudo ni siquiera sabe que se está haciendo. Aunque puede producir "milagros", no es una panacea.
Incluso cuando la causa de la situación es indiscutiblemente la posesión, la terapia de desposesión no
siempre es una cura.
Existen poderosas fuerzas dentro de la mente, tanto en la de los pacientes como en la de los pacientes
posesores. En los casos más desgraciados, cuando estas fuerzas están muy arraigadas, la posesión se
perpetúa. Evidentemente estos casos se tratan, pero puede que no resulten en el cese de la situación. Con
frecuencia, antes incluso de que llegue a ese nivel de terapia, el paciente concluye el tratamiento, para
¡eludir la curación!
Uno de los temas implicados en la terapia de desposesión es el papel de la sugestión —hipnótica o no
hipnótica. Yo he luchado contra mi propio temor ante la idea de implantar sugestiones, cuando no estaba ni
siquiera segura de que existía tal condición. Asimismo, con algunos pacientes, el diagnóstico no es nada
claro. Les digo a mis pacientes que no estoy convencida de la validez de la posesión, pero les pido que la
usen, como yo, como una hipótesis de trabajo. Incluso en ese caso, la hipnosis es poderosa, y no quiero
crear un problema si no existe ninguno. Como ocurre en muchas decisiones psicoterapéuticas, existe una
mezcla de experiencia, intuición y sentido común.
Si se acusa de los problemas a los espíritus, sin que proceda, puede que la persona no busque la ayuda
adecuada. Esto sería muy grave en aquellos casos donde los síntomas físicos se consideran el resultado de
la intervención de los espíritus.
He descubierto cambios dramáticos en personas que usan estas técnicas, y sin embargo no he encontrado
ningún resultado negativo duradero. La desposesión puede remover cosas, a causa de los motivos
subyacentes, desenmascarando a los espíritus posesores que pueden sentirse amenazados y trastornados.
Pero los espíritus han estado allí siempre, y sus reacciones son temporales.
Cuando la terapia es larga y los espíritus no se marchan después de algunas sesiones, encuentro que por lo
general el posesor y el poseído han estado juntos en épocas anteriores.

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Puede existir un deseo ardiente de venganza en una o en ambas partes. El poseído puede conservar
atrapado al espíritu como un castigo. Por otra parte, puede existir un vínculo entre ambos, basado en un
amor recíproco, en una dependencia. Por ejemplo, el espíritu puede haber sido en otra encarnación la
madre de la persona, y haberle poseído durante su infancia. En la mayoría de los casos, ninguno de los dos
se da cuenta de las memorias subconscientes de aquellas vidas anteriores que compartieron, o de las
verdaderas razones de la posesión.
Pienso que en cada caso que se investiga, el poseído ha sido a su vez posesor en una vida anterior,
deliberada o involuntariamente.
Lo cual nos refiere al tema del karma. ¿Es que cada persona poseída está pagando una deuda kármica? ¿Es
que ambos, el posesor y el poseído mantienen invariablemente una relación kármica? Si no es así, ¿es que
las vidas pasadas se encuentran siempre inmersas en la posesión?
Algunas personas parece que se mantienen en estado de posesión ―una vez se ha establecido claramente
el diagnóstico― a pesar de todos los intentos realizados de desposesión, a pesar de las exploraciones
efectuadas en conexiones y motivaciones de vidas pasadas que justificaran las posesiones, y a pesar de la
ayuda de los sanadores ausentes especializados en desposesiones a larga distancia. He pensado siempre
que se necesita más trabajo para liberar a estas personas. Me resulta muy difícil renunciar a ayudarles.
Debe considerarse también el tema del libre albedrío en las posesiones. A primera vista, parece como si
fuéramos marionetas que el destino o los espíritus manipulan contra nuestra voluntad. ¿Accedimos a tener
esta experiencia cuando planificamos nuestras vidas en el intervalo entre nuestras últimas muertes y antes
de nuestros nacimientos? ¿Estamos realmente solo "encontrándonos con nosotros mismos”? ¿Es que en
todos los casos hemos poseído a alguien antes?
Muchas de las preguntas que he planteado en este capítulo no pueden contestarse a causa de nuestra
comprensión y conocimiento limitado de los espíritus, de la posesión, de la reencarnación, y de las leyes
universales.
He compartido con Vd. mis puntos de vista, y le he ofrecido técnicas que funcionan. Siento que la
comprensión de la dimensión espiritual de la vida puede realzar nuestra libertad para vivir la vida al
máximo.
Mi deseo más profundo para Vd. y/o para sus seres amados es la libertad de la posesión. Si Vd. alberga
ahora una nueva esperanza, o está considerando una nueva manera de contemplar el sufrimiento humano,
mi libro habrá cumplido su objetivo.

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18. Preguntas y respuestas
Las preguntas siguientes son las que me formulan con mayor frecuencia durante mis conferencias sobre
posesión de espíritus.
1. ¿Por qué no se encuentran allí los seres amados del mundo espiritual cuando la gente se muere, para
impedirles que se conviertan en espíritus terrenales?
Los espíritus de los seres amados sí están presentes entonces, intentando atraer la atención de los espíritus
terrenales, y siguen intentándolo de vez en cuando, a lo largo de muchos años. El problema es que los
recientemente fallecidos están demasiado confusos como para verles, o se resisten a la ayuda que se les
brinda, porque desean permanecer en el mundo físico. A veces sí les ven pero les da vergüenza
acercárseles. Esto suele darse sobre todo en casos de suicidio.
2. ¿Cuánto tiempo suelen permanecer los espíritus terrenales sin poseer a alguien, o antes de entrar en el
mundo de los espíritus?
La duración de sus permanencias en el mundo físico como incorpóreos varía mucho. Al parecer, la mayoría
son rescatados por espíritus superiores, auxiliadores, cuando están preparados para suspender sus vínculos
con el mundo material, o cuando se han dado cuenta de su condición; por ejemplo, que sus cuerpos han
muerto. La mayoría permanece unos diez años o menos antes de poseer a alguien, o de entrar en la vida
siguiente. Encontré a uno que permaneció vinculado a la tierra durante cuarenta años antes de poseer a mi
paciente. Pasó todo ese tiempo "vagabundeando". Naturalmente, todos hemos oído hablar de fantasmas
que rondan por edificios durante cientos de años. Yo creo que algunos de estos relatos son verdad.
3. ¿Cómo explica las "personalidades múltiples" tal y como se describen en Los Tres Rostros de Eva?
Mi opinión es que en estos casos se trata probablemente de mediums incontrolados, con posesiones
múltiples. En realidad, las "personalidades" son otras personas, espíritus. La razón por la cual estos
pacientes suelen ser poco receptivos a la terapia ―por lo menos con las curaciones duraderas― es porque
no se trata la causa principal, la posesión. Cuando se hace, las "personalidades" desaparecen.
4. ¿Una persona puede llamar conscientemente a los espíritus, y que de ello resulte o bien una posesión,
o bien una presencia continua?
¡Desde luego! Con frecuencia éste es el problema que surge después de la muerte de los miembros de la
familia, o de otros seres amados. A veces, la gente solitaria implora deliberadamente a los espíritus que le
acompañen. Otros buscan consejo o ayuda, sin darse cuenta de que cuando se llama, puede contestar
cualquiera. Los tableros Ouija, la escritura automática y las sesiones también son medios que utilizan los
espíritus para incorporarse, con permiso.
5. ¿Qué ocurre con la gente que se suicida?
Basándome en la experiencia del trabajo realizado, he descubierto que algunos se quedan en el mundo
físico como incorpóreos, cargando con todos los terribles sentimientos que ya habían experimentado
momentos antes de morir. Mientras permanezcan atados a la tierra, sentirán lo mismo que sentían con
anterioridad al suicidio. Otros que se quitan la vida entran directamente en la Luz y en el mundo espiritual.
En el momento en que flotan hacia arriba desde sus cuerpos sin vida, se sienten libres y aliviados de su
depresión, angustia o ira. Los que entran en la Luz inmediatamente y los que se quedan en el mundo físico
al final van a tener que enfrentarse con la misma situación de prueba: la elección de si matarse o no. Como
si se tratara de un examen, o vuelven a suspenderlo en la otra vida, o lo aprueban al no destruirse. No hay
ningún castigo, sólo educación y otras oportunidades para el crecimiento espiritual.
6. ¿Algunas de las personas que Vd. ha reconducido a vidas anteriores se encontraron a sí mismos en el
infierno después de sus muertes?
He realizado entre veinte y treinta mil regresiones individuales a vidas pasadas, y no he encontrado un solo
caso en el que un espíritu se encontrara en una situación parecida al concepto popular de infierno. Algunos
permanecen en un "infierno" porque continuaron sufriendo lo que habían experimentado antes de sus

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muertes. Otros estaban atrapados en los cuerpos de los que poseían y —en mi opinión— eso debe ser un
"infierno". No podían vivir sus propias vidas, o ser ellos mismos, una situación exacta a la que a su vez
imponían a sus poseídos.
7. ¿Están realmente poseídos los esquizofrénicos, más que los psicópatas?
Pienso que la mayoría de los pacientes que se encuentran en instituciones mentales presentan esos
síntomas porque están poseídos. Las voces que escuchan son reales; algunas alucinaciones visuales son
destellos de un plano astral inferior, una parte del mundo espiritual que posee una naturaleza vibratoria
muy densa. Todavía hay mucho que aprender sobre estos casos extremos de trastorno mental. Yo no creo
que todos los esquizofrénicos sean psicópatas, como consecuencia de la posibilidad de posesión. Lo que sí
pienso es que ―además de su enfermedad mental― indudablemente están poseídos. Para ellos la posesión
es una carga extra.
8. Si uno tiene problemas para "ver" la Luz Blanca cuando se usa la técnica de la Luz Blanca para
protección, ¿impide que sea efectiva?
No, muchos de mis pacientes no "ven" la Luz Blanca cuando fortalecen sus auras. Con sólo imaginar que
está allí, o saber que está allí es suficiente.
9. ¿Cómo puedo distinguir entre un ser no terrenal y uno que con probabilidad pueda poseerme? Estoy
especialmente interesado en dicha diferencia con relación a un ser amado que ha muerto.
Un espíritu que ha entrado en la Luz y en la vida de ultratumba y que ha regresado para hacer una "visita"
no entrará nunca ni en su cuerpo ni en su aura, a no ser que Vd. sea un médium muy entrenado y
desarrollado, de los que suelen usar los espíritus muy evolucionados. Es muy difícil determinar la diferencia
entre, digamos, su madre que viene con un mensaje desde el mundo de los espíritus, y el que se quede en
su casa porque está atada a la tierra. Una manera de discriminar sería advertir la sensación o el tono de su
presencia. Si es positivo, amoroso y no adherente, entonces con toda probabilidad no es terrenal. Si parece
pesado, triste, ansioso o furioso, entonces puede estar seguro de que sí lo es. Para estar del lado seguro,
indíquele que ha muerto, y dígale que se vaya a su nueva vida con los seres amados que están allí para
ayudarle. Si ha venido del mundo espiritual para ser útil o para decir "hola" no se enfadará, y cumplirá su
cometido.
10. ¿Cómo puede diferenciar entre un guía espiritual y un espíritu terrenal?
Cuando se encuentre ante un espíritu guía siempre sentirá mucha energía positiva, se sentirá bien. Con un
espíritu terrenal incorpóreo, se sentirá agotado, ansioso o asustado. De nuevo, a veces es difícil distinguir a
juzgar por sus reacciones, porque mucha gente tiene miedo de los espíritus que no son terrenales, incluso
aunque sean guías o seres amados. Se "enfantasman" sólo porque se encuentran con cosas desconocidas.
11. ¿Cuál es la diferencia entre un "ocupa5" y un espíritu posesor?
Ruth Montgomery ha descrito el fenómeno del "ocupa" en varios de sus últimos libros. Brevemente, existe
un acuerdo en el ámbito del alma (entre el ser superior y el espíritu evolucionado que desea encarnarse)
entre gente viva que ya no desea permanecer en sus propios cuerpos (o que van a morir en breve) y las
almas muy desarrolladas, que quieren contribuir con nuestro mundo y prefieren no pasar por una infancia
prolongada y los primeros estadios de la edad adulta. Los primeros se ‘marchan’, y los últimos, los ‘ocupas’,
toman posesión. En el caso de la posesión, los habitantes originales, los poseídos, no abandonan sus
cuerpos, y la cohabitación nunca es una solución positiva. Esta condición daña mutuamente a los poseídos y
a los posesores, ¡a pesar de lo que puedan decir unos y otros!
12. ¿Quiénes son los compañeros de juego invisibles o imaginarios?
De hecho son incorpóreos, espíritus que no han realizado su tránsito a la otra vida. Dado que los niños son
unos extraordinarios clarividentes y clarioyentes ―muy parecidos a los animales―"ven" y "oyen" a estos
entes. Piensan que se trata de niños vivos, como también lo creen los propios espíritus, que no comprenden

5 En inglés, un ‘walk-in’.

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su situación. Se hacen amigos, especialmente desde el momento en que estos entes se encuentran muy
solos y confusos, al quedar varados en un plano terrenal. Con frecuencia, estos espíritus poseen luego a sus
amigos, a veces sin saberlo. En estos casos, a menudo los poseídos no quieren dejar ir a sus posesores.
Evidentemente, existe una motivación subconsciente. Una vez que la mente consciente del poseído dispone
de la identidad y de la historia del espíritu, se suele realizar con facilidad la desposesión.
13. ¿Qué relación existe entre la posesión y el concepto de libre albedrío?
Mi comprensión de este tema es aún algo incompleta. Podría ser que todas las posesiones se consintieran
subconscientemente. Si éste fuera el caso, el libre albedrío seguiría funcionando. De los casos que he
explorado, sí parece ser que la posesión fue consentida en una mayoría, principalmente a nivel
subconsciente, y sólo ocasionalmente a nivel consciente. También podría pensarse que la posesión fuera un
acuerdo por razones kármicas, o por las lecciones implicadas durante el intervalo, entre la muerte y el
renacimiento. La tercera posibilidad es que el concepto de libre albedrío no es válido, que somos peones,
manipulados por las circunstancias. Por último, quizás la posesión es en sí misma una fantasía.
14. ¿Qué les ocurre a los entes posesores cuando mueren los poseídos?
En la mayoría de los casos permanecen sujetos a la tierra, como incorpóreos. Algún tiempo después, se
"une" a otra persona. He tratado a varios que ―en total― poseían a cuatro o cinco personas consecutivas.
En muy pocas regresiones, he visto que sus "anfitriones" —cuando se desprendían de sus cuerpos— se los
llevaban con ellos a la Luz. Esto ocurre especialmente si los espíritus les son conocidos: padres, esposos,
amigos, etc. A veces, el espíritu de los seres amados por los poseídos se llevan con ellos a los entes
posesores. Entonces van todos juntos al mundo de los espíritus.
15. ¿Los niños que mueren en la infancia, siguen creciendo en el mundo de los espíritus?
Sí. A juzgar por las regresiones parece que sí crecen cuando realizan las transiciones adecuadas.
Desgraciadamente, algunos se quedan atados a la tierra como incorpóreos, o como posesores, en cuyo caso
no crecen.
Esto explica algunas conductas infantiles, intereses, limitaciones y reacciones de personas poseídas por
niños. Con frecuencia tienen miedo de conducir o de realizar actividades de adultos.

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GLOSARIO
Incorpóreo: un espíritu atrapado en el mundo físico, es decir, no en los planos superiores. En este libro se
usa como el sinónimo de "espíritu" o "ente".
Aura: es un campo invisible de fuerza electromagnética que emana de los seres vivos, de los animales, y de
las plantas. Refleja la salud, los pensamientos, las emociones, y otras informaciones. Una de sus funciones
principales es la de proteger a los individuos de las influencias externas negativas, incluyendo a los
incorpóreos.
Canalización: permite que un espíritu de los planos superiores se exprese a través del cuerpo físico de un
médium. Por lo general, suele hacerse hablando, escribiendo, pintando, tocando un instrumento musical o
curando a otros, e incluso con la "cirugía".
Cartas Tarot: juego de cartas diseñado para desvelar el pasado, el presente y el futuro del participante. El
lector psíquico interpreta las diversas configuraciones.
Chamán: vulgarmente conocido como el "hombre de la medicina" o "el doctor brujo" Es el que usa técnicas
antiguas para conseguir y mantener el bienestar o la cura para sí mismo y para los miembros de su
comunidad.
Cirugía psíquica: operaciones quirúrgicas realizadas en un cuerpo humano a través de un médium.
Clariaudiencia: la capacidad de oír psíquicamente lo que está más allá del oído físico.
Clarividencia: la capacidad de ver psíquicamente lo que está más allá de la visión normal.
Cordón de plata: conexión energética que conecta al espíritu con el cuerpo físico. Los clarividentes lo
perciben como un cordón de color plateado que mantiene unidos al cuerpo y al espíritu cuando éste ‘viaja’
fuera del cuerpo físico.
Cuerpo astral: es un cuerpo que vibra con una frecuencia superior a la del cuerpo físico. Se cree que un ser
humano vivo tiene un cuerpo astral y un cuerpo físico. A veces se le denomina como el "cuerpo emocional".
Cuerpo astral inferior: el vehículo en el que se existe después de la muerte del cuerpo físico. Si el espíritu se
queda en el mundo material: i.e., cuando no realiza un tránsito con éxito al mundo espiritual. Se
corresponde con los planos inferiores del consciente: el plano astral inferior.
Demonio: una criatura de naturaleza malvada, procedente de otra dimensión.
Ente: la esencia inmortal de la persona. En el libro se utiliza con el sinónimo de "espíritu" y "incorpóreo"
Escritura automática: es la escritura que realizan los espíritus, utilizando y controlando la mano de una
persona viva. Esto puede realizarse con un lápiz, una pluma, la máquina de escribir, o un procesador de
palabras.
Esotérico: lo que pertenece a los conceptos metafísicos.
Espíritu: la esencia inmortal de la persona. En este libro se utiliza el término indistintamente con
"incorpóreo" y "ente"
Espíritus guías: almas muy evolucionadas del mundo espiritual que han elegido ayudar a los seres vivos.
También pueden ser seres amados fallecidos que han realizado con éxito tránsitos a la vida de ultratumba, y
regresan de vez en cuando para ayudar y guiar. No se entremezclan ni en las auras ni en los cuerpos de los
individuos a quienes ayudan.
Experiencias cercanas a la muerte: la experiencia de casi haber muerto; de haber sufrido una muerte
"clínica" con pérdida de todos los signos vitales, como los latidos de corazón, y la respiración. Es sinónimo
de la experiencia de muerte clínica.
Experiencia extra-corpórea (OBE): el cuerpo espiritual viaja mientras está conectado al cuerpo físico por el
"cordón de plata". A veces se menciona como una proyección astral, o como un viaje del alma.
Exorcismo: un rito que fuerza a los espíritus posesores, especialmente si son de naturaleza satánica o
demoníaca, a salir de una persona u objetos vivos, incluyendo una casa.

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Experiencia de muerte clínica: muerte real, en algunos casos con diagnóstico médico, y que o bien reviven
espontáneamente, o bien son devueltos a la vida mediante la resucitación u otros medios médicos. Con
frecuencia las personas recuerdan estas experiencias, que suelen constituir puntos álgidos en sus vidas.
Golpes: sonidos producidos en un objeto físico por espíritus con energía psíquica.
Hipnosis: un estado mental que responde muy bien a la sugestión, y se utiliza para redirigir e influir en la
actividad mental, y por tanto en la conducta y en las emociones.
Incorporación: la entrada en el cuerpo físico de un ser humano vivo por parte de un incorpóreo; es el acto
de posesión.
Inducción: un proceso para crear un estado de hipnosis; por lo general se trata de una técnica verbal que
produce una relajación profunda y receptividad a las sugestiones.
Karma: un concepto antiguo que engloba el principio de que se recoge lo que se siembra —la ley de causa y
efecto— e implica que siempre se está encontrando uno a sí mismo. El karma puede ser positivo y negativo.
Levitar: levantar objetos físicos con fuerzas psíquicas.
Médium: una persona que es psicológicamente sensible y capaz de comunicarse con los espíritus, y
producir manifestaciones.
Mediums en trance: personas sensitivas que pierden la consciencia y están poseídas temporal y
voluntariamente por espíritus que desean comunicarse o curar.
Metafísica: lo que se encuentra más allá del ámbito de lo físico (experiencia física); a veces se considera que
es lo oculto. Algunas áreas interesantes de lo metafísico son la reencarnación, la posesión, los niveles de
existencia, las auras, los guías espirituales, los mediums, el poder de los cristales y las pirámides, la
astrología, etc.
Mundo espiritual: el ámbito de vida poblado por espíritus que han entrado en la Luz y han realizado con
éxito el tránsito desde el mundo físico. Se trata de un plano existencial considerado por lo general como
vibrando a una frecuencia superior a la del mundo físico. La mente "subconsciente" a la que nos referimos
en este libro es capaz de almacenar recuerdos de todo lo que se ha experimentado, igual que se percibió en
su momento.
Plano o mundo astral: es la dimensión siguiente, por encima del plano o mundo físico. Está poblada por
espíritus que lo consideran como una réplica del mundo físico. Existen varios niveles del plano astral. Las
divisiones principales son el astral inferior y el astral superior.
Péndulo: Suele tratarse de un objeto pequeño redondo o puntiagudo que pende de una cuerda o cadena
corta. Se utiliza para identificar la respuesta a preguntas planteadas. Se mueve dirigido
subconscientemente.
Percepción extrasensorial (PES): el conocimiento de hechos, acontecimientos, o presencias mediante otros
sentidos aparte de los cinco sentidos del cuerpo físico.
Plaquita: un utensilio que se usa con el tablero Ouija. Es una tabla pequeña triangular o con forma de
corazón, que tiene unas patas cortas y un puntero.
Psíquico: una persona que es sensible a las percepciones que no sean las que se reciben a través de los
cinco sentidos físicos.
Reencarnación: el regreso del alma a la existencia física, en existencias repetidas.
Regresión hipnótica: una técnica hipnótica que provoca el recordar y revivir una experiencia pretérita, de la
vida actual o de una anterior, cuya memoria está enterrada en el subconsciente.
Represión: un mecanismo de defensa de la mente donde existe el "olvido" de una experiencia emocional o
físicamente dolorosa. Es automático y no guarda relación con la edad. No es un olvido ordinario, sino que
tiene un propósito protector. Puede superarse de distintas maneras. En este libro se ha utilizado la hipnosis
para descubrir memorias reprimidas.
Ritual romano: es el ritual oficial utilizado por los sacerdotes católicos en el exorcismo.
Sensitivo: una persona que posee habilidades psíquicas.

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Señales digitales: un sistema de comunicación que establece el hipnotizador con la mente subconsciente
del individuo. La mente interior es la que temporalmente controla las manos, y selecciona a los dedos para
representar "sí ", "no ", y "no quiero responder".
Sesión: una reunión especial para comunicarse con los espíritus, o para demostrar fenómenos psíquicos,
presidida por un médium.
Sonambulismo: un estado de hipnosis muy profundo caracterizado por la amnesia (pérdida de memoria).
Otra forma conocida es la de andar dormido por la noche.
Sugestión hipnótica: ideas que se presentan a la mente subconsciente mientras se encuentra en un estado
hipnótico.
Tablero Ouija: un tablero impreso con el alfabeto, y cifras, y una plaquita que se mueve por el tablero
deletreando mensajes; se utiliza para ponerse en contacto con los espíritus.
Telepatía: la transmisión y recepción psíquica de los pensamientos.
Terapia de vida anterior: psicoterapia que implica regresiones a vidas anteriores para solucionar problemas
actuales.
Terrenal: quien posee la condición de permanecer en el mundo físico como espíritu, después de la muerte
del cuerpo por no haber realizado con éxito la transición a territorios superiores. Según la teoría esotérica,
es un ente terrenal que se encuentra de hecho atrapado en un plano astral inferior.
Trance: estado somnoliento durante el cual disminuye la consciencia. Puede variar desde muy ligero hasta
muy profundo. Puede ser hipnótico o no hipnótico.
Zahorí: persona que tiene un talento psíquico para distinguir cosas no vistas (aguas subterráneas, petróleo,
depósitos de minerales, la salud, los entes, etc.), utilizando el péndulo, una rama en forma de horca, o un
cable. A esta persona se le suele llamar "brujo de agua".

BIBLIOGRAFÍA

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Evans-Wentz, W. Y. 1960. The Tibetan Book of the Dead. Oxford: Oxford University Press.
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Fodor, N., 1959. The Haunted Mind. New York: Garrett.
Fortune, D. 1979. Autodefensa psíquica. Carcamo. Madrid.206

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LA POSESIÓN
Porque la desposesión (exorcismo) es posible, sentí la necesidad de escribir este libro...
Esto afirma la Dra. Edith Fiore, quien ha tratado cientos de casos con problemas
psicológicos o psicosomáticos, aparentemente incurables, para después de muchas
investigaciones llegar a la conclusión que al menos el 70 por ciento de los mismos
sufrían de posesión por espíritus. Estas personas casi siempre padecían un equilibrio
que oscilaba entre dos espíritus, uno dominante sobre el otro. Valiéndose de la
hipnoterapia, ha conseguido liberar de su angustiosa situación a la mayor parte de
sus pacientes.
Este libro nos ofrece la extraordinaria e intrigante visión de sus experiencias para
liberar a los pacientes de sus sufrimientos.
Repleto de historiales clínicos, analiza detalladamente la muerte y su transición, así como regresiones
hipnóticas y experiencias próximas a la muerte. Explica de qué manera síntomas primordiales, como
depresiones, fobias y adicciones están relacionados con la posesión por espíritus dañinos; las circunstancias
bajo las cuales los espíritus poseen a las personas; cómo detectar esta posesión en uno mismo y en otros;
técnicas para liberarse, y finalmente un capítulo sobre cómo protegerse uno mismo de la posesión.
La autora se graduó en la Universidad de Miami como doctora en psicología clínica, y actualmente ejerce su
profesión en California.
Ha publicado "YOU HAVE BEEN HERE BEFORE", editado en España por Editorial EDAF con el título "USTED YA
ESTUVO AQUÍ",

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