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Los paradigmas identitarios en Altipampa de Emilio Vásquez

Wendy María Virginia Castillo Castillo

En 1933 se publica el poemario de Emilio Vásquez titulado Altipampa, al


igual que las otras obras líricas correspondientes al denominado vanguardismo
indígena, esta se sitúa en el sur del Perú, Puno.

Al igual que el texto Ande (1926) de Alejandro Peralta donde desde la


portada se configura un proyecto estético e ideológico, en el poemario de
Vásquez sucede lo mismo. Desde el inicio hasta el final —la obra termina con un
retrato del autor como en Peralta— se percibe el objetivo de todo el texto en sí.
Primero, se remarca el lugar de enunciación y su correlación identitaria, el sur
peruano, el cual es complementado con una portada verbal e imágenes.

Cada poema está acompañado por una ilustración que va a entablar


diálogo con el tema principal del tema. De esta manera, estas características
enfatizan el hilo medular del discurso: la identidad del hombre.

A nivel del lenguaje, resalta el uso de vocablos en quechua, el empleo de


minúsculas y las metáforas directas e indirectas, todo ello bajo una dirección en
concreto, reproducir y comunicar la realidad andina, el mundo kolla con cada
unos de sus contrastes como también de sus alegrías. Así, se construye los
perfiles de los habitantes de la sierra, su transfigura sus amores, sus dolores e
injusticias.

Por medio de la voz poética se establecen dos líneas esenciales en torno


a la identidad humana: el modelo social, que alberga la figura del campesino en
cuanto trabajador de la tierra que es marginado por la sociedad, por tanto, es
víctima de injusticias y rechazo, aquí destacan los poemas “Altipampa” y “Este
es el indio kolla”, en el cual se hace hincapié en su dolor, en el sentimiento de
impotencia y en la importancia significativa que tiene la naturaleza en su vida.
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El segundo paradigma de identidad abarca la esfera cultural, se describe


nítidamente el medio ambiente de la sierra, en especial a la flora y los accidentes
geográficos en una tonalidad de esplendor y vivacidad, pero que va a interactuar
con los personajes del discurso. Así, si uno de ellos está padeciendo, los
elementos de la naturaleza como el río pierden su energía o vitalidad. El modelo
cultural además establece ciertas marcas o acciones que forman parte de las
costumbres de la cultura andina, la cotidianidad del lenguaje (la Santusa) por
ejemplo es un rasgo constante, así como también el uso de diminutivos, resaltan
los poemas “Amanecer aymara”, “el poema de la agonía”, “poema tiawanaqu”,
entre otros.

Con ello, se observa como uno de los temas fundamentales dentro de la


poesía de vanguardia andina es la identidad, como se entiende, sus raíces y
vivencias que implica ser andino, es mediante el discurso poético que hace una
catarsis para mitigar el dolor por la incomprensión y olvido de ellos, es la
necesidad de hace entender, de comunicar su intimidad, su sentir, su perspectiva
de la vida, quizá con el objetivo de acortar la distancia entre vertientes, entre
poesías, pues pese a toda nuestra diversidad, somos una sola nutrida y densa
poesía peruana, sin tener que utilizar adjetivos para separar o determinar
identidades.

Referencias bibliográficas:

Chueca, L. (2009). Poesía vanguardista peruana. Lima, Perú: PUCP.

Universidad Nacional del Altiplano (2013). La Vanguardia puneña. Lima, Perú:


Meru.

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