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Ctedra

de Estudios Afrocolombianos
Aportes para maestros

Axel Rojas
Coordinador

Editorial

Universidad del Cauca

Coleccin Educaciones y Culturas

Ctedra
de Estudios Afrocolombianos
Aportes para maestros

Axel Rojas
Coordinador

Editorial

Universidad del Cauca

Coleccin Educaciones y Culturas

Editorial Universidad del Cauca 2008


De los autores
Grupo de Investigacin Educaciones y Culturas
Primera edicin: Mayo de 2008

Coordinador acadmico:
Axel Rojas
Editor General de Publicaciones Universidad del Cauca:
Jorge Salazar
Diseo y diagramacin de la serie editorial:
Enrique Ocampo Castro
Revisin y correccin de estilo:
Hernn Rodrguez

Copy Left
Esta publicacin puede ser reproducida total o parcialmente, siempre y cuando se cite fuente y sea
utilizada con fines acadmicos y no lucrativos.
ADVERTENCIA
Las opiniones y resultados de investigacin expuestos en el presente documento solo comprometen a
sus autores. La financiacin del proyecto no implica que sus productos reflejen una posicin institucional
de los financiadores (Ministerio de Educacin Nacional y Universidad del Cauca). El uso de imgenes en
el texto se hace con un inters educativo y no comercial (Ley 23 de 1982, Sobre derechos de autor y
conexos. Artculo 32).
ISBN: 978-958-9451-74-8
Impreso en: Taller Editorial Universidad del Cauca, Popayn, Colombia.

Agradecimientos

ueron muchas las personas e instituciones que participaron en la escritura, discusin y anlisis de este
documento. Intentaremos reconocerlos a todos y nos disculpamos de antemano con aquellos que
hayamos olvidado; obviamente, la responsabilidad final de los resultados es de los autores.

Ministerio de Educacin Nacional: Bertha Quintero, Andrs Fernndez, Sonia Rodrguez


Algunas de las personas e instituciones que con su aporte hicieron posible la produccin del
documento:
Pbr. Hilario Cuero, Iglesia municipio Guapi; Javier Fayad, Universidad del Valle; Jorge Garca, Tumaco; Ernesto
Hernndez, Departamento de Estudios Interculturales; Universidad del Cauca; Claudia Leal, Universidad
de los Andes, quien nos permiti acceder al archivo fotogrfico de Robert West; Marcela Piamonte, Grupo de
Investigacin Educaciones y Culturas -Universidad del Cauca; Edid Torres, Junpro - Guapi.
Un agradecimiento especial merecen los estudiantes del programa de Licenciatura en Etnoeducacin, que
participaron en los talleres de Caracterizacin y de Socializacin y Validacin. Ellos fueron algunos de nuestros
principales crticos e interlocutores.
Secretaras de Educacin: Heraclio Herrera Palmi, Antioquia; Victoria Donado y Juan Hernandez, Atlntico;
Fabin Molina, Bogot; Dorina Hernndez, Bolvar; Ins Hurtado de Corredor, Boyac; Mara Elcina Valencia,
Buenaventura; Miguel Obeso, Cartagena; Carlos Yoany Cabezas Acero, Casanare; Juliana Maya Santos,
Choc; Miryam Bustos, Cundinamarca; Antonio Montao Orobio, Guapi-Cauca; Javier Hudgson, Hilda Luca
Serna, Mutat; Dionisio Brown, San Andrs y Providencia; Francisco Javier Molina, Santa fe de Antioquia;
Fernando Gmez Molina, Segovia; Eyen Cardona, Montera; Jorge Rivas, Santa Marta; Benigno Palacios
Romana, Urrao; Sonia Camacho, Valle.
Maestros del pas que participaron de los talleres de caracterizacin y validacin: ANTIOQUIA, Medelln:
Luz Adriana Balolles Correa, Maribel Mena Crdoba, Melba Dolores Palacios, Alberto Barrios, Zandy Norys
Moreno, Elver Crdoba, Virginia Mena, Vidal Antonio Palacios, Omar Benigno Palmi, Hector Mauricio Calle,
Alfonso Guarn Salazar, Lorenza Morales, Sor Fabiola Leudo, Martha Ramos Ledesma, Ernesuel Carlayer, Carlos
Mario Cruz, Francisco A. Mena, Mara Yolanda Hoyos, Ren Blandn , Olga Cristina Zapata, Nidia Luz lvarez,
Lucelly Palacio, Beatriz Elena Penagos, Mara Marlenys Mosquera, ngel Milton Snchez, Martha Luz Gmez,
Catalina Mosquera, Elvis Leyes Mosquera, Milker Aleyson Snchez, Andres Garca, Lina Mara Palacio, Fausto
Payares, Zuilda Castao; Bello: Ana Lucy Mosquera, Lucia Lenis Sucerquia, Lucy Filomena Palacios, Enrique
Vlez; Gmez Plata: Rosney Ibarguen Gonzles; Girardota: Carlos Alberto Zuleta; Santo Domingo: Almina
Norys Perea; Cocorn: Marta Cecilia Ramrez, Johan Cano, Csar Montes; ATLNTICO, Barranquilla: Marco

Cassiani, Wilson Prez, Joan Hernndez, Gustavo Melgarejo, Luis Miguel Caro, Adelmo Asprilla, Pedro Cassiani,
Belkis Vergara, Laineth Romero, Arnulfo Guerrero, Chomane Hernndez, Delia Cabarcas, Denny Lloreda, Deivis
Cassiani, Libia Prez; Repeln: Norma Ortega, Adrin Oliveros, Jorge Hernndez, Donelis Cabarcas, Maria F.
Bonadiez Castillo, Argelia Olivo; Soledad: Yacqueline Daz; Luruaco: Marco E. Machacn, Hernildo Pearanda;
Santa Luca: Alexander Jordn; BOGOT: Miguel Rodrigo Martnez, Claudia Mara Lopera, Maria Beln Alarcn,
Mara del Carmen Velandia, Walter James Prez, Mara Nlida Nieves, Luz Stella Serna Garrido, Deysi Martnez,
Lilia de Jess Rojas Espitia, Sonia Yaneth Rodrguez Gutirrez, Claudia Patricia Patio Sanabria, Ruby Quinez,
Mara Stella Escobar, Martha Isabel Combita; BOLVAR, Cartagena: Inirida Salgado, Celenys Cuesta, Morgan
Julio, Esteban Rafael Pacheco Pantoja, Juan Villarreal, Yesabeth De la Rosa, Tatiana Rocha, Alexander Gonzlez,
Miguel Jurado, Oscar Chico Melndez, Arelys Ronal Martnez, Angie Luz Marimont, Marcela Cceres, Teresa
Cassiani, Mara Salcedo, Rosmery Herazo, Regina Miranda, Dimas de vila, Candelaria Seplveda, Mabel
Escobar, Luz Karime Aguilar, Yacky Yomara Areo; Mara la Baja: Victor Alfonso Ramos Bello, Luz Alejandra
Soto, Yina Paola Bertel, Adela Ramos, Miladys Vanegas Batista, Clara Caraballo, Lesly Puello Ortiz, Turbaco:
Daniela Pineda Puello, Alvaro Coate Ortiz, Omar Turizo Jimnez; BOYAC, Tunja: Jaime Snchez Salazar,
Yolanda Urrutia, Jos Uriel Quintero, Juan Antonio Espinoza, Mara del Trnsito Parada, Jos del C. Barajas,
Mara Jos Snchez, Ana Mireya Surez, Antonio Jos Galvis, Mario Eduardo Nacimba; Samac: Laura Herrera;
Nuevo Coln: Rogerio Antonio Bernal, Chiquiza: Richard Barrera Abril; Sotaquir: Marco Aurelio Nio;
Siachoque: Oriel Torres; Ramiriqu: Pedro Jos Monroy; Arcabuco: Dora Rueda de Gmez; Paipa: Aura Alcira
Crdenas; Toca: Ana Gertrudis Sierra; Jenesano: Amosto Esquivel Borda; Sorac: Nidia Hurtado de Daz, Lyda
Robles Corts; Rquira: Pedro Torres Pacheco; Cerinza: Omar Olmos; Villa de Leyva: Hctor Hernando
Velsquez; Ventaquemada: Marlen Rojas; Chivat: Flor Mara Mendoza; Tuta: Oscar Gonzalo Plazas; Cucaita:
Luz Mary Medina; Turmequ: Lus Francisco Gonzles; CALDAS: Francia Hiler Carreo, Claudia Alexandra
Duque, Lina Duque; CASANARE, Villanueva: Yoimary Rincn; Tauramena: Cesar Fernando Quintero; CAUCA,
Buenos Aires: Sor Ins Larrahondo, Liraida Pea, Henry Ballesteros, Ivonne Moreno, Gloria E. Lucum, Mary
Larrahondo, Hna. Nancy Congo, Mara Floreaba Nazarit, Ruby Ayde Len, Rosmiro Escobar, Diego Francisco
Castillo, Oscar Sarria Jos M. Murillo, Orlando Prieto; Guapi: Gerardo Bazn, Amitzury Montao Paredes,
Mirna Lpez, Uriel Viveros, Nelson Javier Sinisterra, Javier Aguirre, Silvio E. Garca, Sergio Corts, Salima
Obregn, Ederlinda Ordez, Nubia Gamboa; Lpez de Micay: Susana Jimnez, Mariano Gambindo;
Miranda: Jess Alirio Ortega, Rigoberto Banguero; Morales: Luis Alberto Castrilln; Padilla: Didio Bifara,
Jorge Elicer Paz, Eva Larrahondo, Erasmo Villegas, Elsa Edith Rodrguez; Pata: Mara Dolores Grueso Lola,
Estudiantes y padres de familia de I.E. Dos Ros de Galndez; Popayn: Luis Alberto Cuellar, Mara Eugenia
Bernaza, Elkin Calvache; Puerto Tejada: Hermes Elas Carabal, Hilda Nur Dinas, Imelda Stella Lozano, Imelda
Hidrobo; Santander de Quilichao: Luis Fernerll Bonilla, William Mrquez; Surez: Azahel Balanta Edgar
Gonzlez, Ramn Carabal, Aura Mery Lucum, Arbey Choc, Milred Trujillo; Timbiqu: Gloria Esneth Torres,
Priscila Montao, Shirley Gambindo; CHOC, Quibdo: Oliva Ins Palacios, Julia Marcela M.B., Mara Nancy
Hidalgo Caicedo, Plutarco Moreno, Carmn Edith Hurtado, Gladys Mendoza, Villa Mara Rivas, Antonio Abad
Hinostroza, Danilo Cassio Nuez, Ricardo A. Valencia, Miguel ngel Mosquera, Ingrid Cardona, Rosa Ismenia,
Olbin Andrs Rivas, Nubia Mosquera M, Mara Marley Mosquera; Istmina: Mirtha Lozano, Yermar A. Mosquera,
Yiset del C. Mosquera, Wilber Vivero, Olber Caicedo, Duver Alfonso Palacios; Baha Solano: Emma Acevedo;
Ro Ir: Jhonny Enrique Pea; Condoto: Juan Carlos Snchez, Mximo Copete, Margarita Mosquera, Manuel
Severino Leudo; Tad: Gabriel Copete Murillo, Doris Lemos Lloreda; Tamgu: Luisa Mosquera, Amancia
Mosquera, Guadalupe Mosquera, Florentino Mosquera; Andagoya: Juan Mara Castillo; Jurad: Lucas
Crdoba; CRDOBA; Cotorra: Santos Machado, Manuel Gmez Herrera, lvaro Ayala; Ceret: Manuel
Montalvo, Ana Bruno, Carmen Lucia Pastrana, Enith Aldana; Montelbano: Mara Yovadis Londoo, Nivardo
Sacramento, Liliana Padilla, Patricia Torrante; San Carlos: Rafael Arroyo, Dominga Ogaza, Eligio Guerra Causal;
Puerto Escondido: Xiomara Marrugo, Jaime vila; San Bernardo: Carmen Cantillo, Didier Artur Angola;
Puerta Rica: Yobaldis Lara; Montera: Doris Mara Lloreda, Miguel Renteria; San Antero: Lohengrin Tamayo;
San Onofre: Faridi Frias Bonilla, Maria del C. Paz, Mara Yolanda Tehern, Lina M. Rodrguez; Tierralto: Rafael
Vsquez; Los Cordobas: Claudia Rentera Palacios, Mirna Ogaza; Moitos: Perfecto Ramos Vivas, Hernn

Quintero, Irnelia Medrano, Jorge Lus Daz, Luz Meida Torres, Rosa Sofa Bello; CUNDINAMARCA, Facatativa:
Olga Valero de Cufio, Claudia Patricia Prez, Efran Lizarazu; Tena: Ligia Stella Orjuela; MAGDALENA, Santa
Marta: Liliana Coronado; NARIO, Tumaco: Lus Evergito Guerrero Cuero, Mauro Lorenzo Torres, William
Javier Valencia, Edison Guillermo Casanova, William Hurtado; SAN ANDRS Y PROVIDENCIA, San Andrs:
Donna Vizcanio, Beatriz Mndez, Roberto Bonilla, Claudia Henry, Vicente Rodrguez, Carely Henry, Adilson
Prez, Gladys Pusey, Luz a. Sanabria, Iris Blanco de la Asuncin, Rolando Henry, Zamira Murillo, Hma. Floralba
Prez, Leonor Murillo, Nijosta Sjogreen, Ileen Hooker, Anita Christopher, Mara Linero, Mara Guzmn, Vilma
Cantillo, Maura Forbes, Valma Robinson; Providencia: Ena Luz James, Jennifer Whitaka, Olga Taylor, Beatriz
Robinson, Luz Adela Howard, Marlene Pacheco, Miriam Orozco, Alfonsina Malean, Carlos Robinson, Etilvia
Walter, Vernica Whitaker, Judith Bent, Ulta Whitaker, Ilmo Archbold, Albernita Howard, Ester Robinson, Juddy
Whitkaer, Mnica Sjogreen, Ivon Watson, Teonila Howard, Yadira Howard, Gloria Whitaker, Guillermina Barrios;
VALLE DEL CAUCA, Buenaventura: Flix Surez, Libia Nelly Obregn, Luz Nereida Garca, Paula Azalia Murillo
Angulo, Yolanda Castro Quintero, Luz Amparo Montao, Carme Stella Riascos, Bernardo Orobio, Luz Marina
Arboleda, Nelly Victoria Vallecilla, Beatriz Aguilar, Zaury Gonzlez Sarria, Manuel Garca, Gervancia Cuero
Santana, Luz Dary Valencia, Martha E. Valencia, Lorenzo Plaza, Jos Libardo Posso, Yanira ngulo, Boris
Mosquera, Ruth Gael Moreno Viveros, Pola Zoraida Angulo Mondragn, Rogelia Angulo, ngela Maria Garcs
Gngora, Maria Fernanda Lozano, Alfonso Cassiani, Donald Herberth Riascos Ortiz; Guacar: Luz Marina
Quiroz Zambrano; Pradera: Eucarys Mosquera Arboleda, Marina Salazar Pino; Dagua: Sixta Cuero, Rosario
Vsquez; Candelaria: Agustina Mina, Deyanira Quintana; Mulal: Esmeralda Ortiz Cuero; Jamund: Heyner
Lasso, Priscila Carabal y Jashibe Borrero, Yulieth Urrutia Barona; Florida: Sandra Vitalia Ordez, Ana Mireya
Mina, Oneida Ordoez; Restrepo: Ernesto Mosquera, Camilo Hernn Lenis; Cerrito: Mara Leonor Trujillo,
Jhon Bertoni, Doris Valencia, Zulma Riascos Palacios; Cali: Mary Cruz castro Quintero, Elizabeth Vifara
Montao, Martha Elisa Riascos, Maria Nemesia Corts, Diana M. Garca, Maria Elvia Seplveda, Sebastiana
Florez, Mar-lene Vanegas, Patricia Mosquera, Dara Valencia, Fanny Vargas, Leidy Johanna Herrera, Liliana
Hurtado, Yolima Perea.
Instituciones educativas del pas que participaron de los talleres de caracterizacin y validacin:
ANTIOQUIA, Medelln: Institucin Educativa Porfirio Barba Jacob, Institucin Educativa San Lorenzo,
Gerencia de Negritudes, Institucin Educativa Mara Cano, Institucin Educativa Lorenza Villegas de Santos,
Institucin Educativa Gabriel Restrepo, Institucin Educativa 12 de Octubre, Loreto, Javiera Londoo, CEFA,
Antonio Ricaurte, Alfonso Lpez Pumarejo, Barrio Santander, Fe y Alegra la Cima, Juan de Dios Carvajal, Jos
Acevedo Y Gmez, Institucin Educativa Amrica, CEID-ADIDA, Comfama, Universidad de Antioquia, Diverser,
Asociacin estudiantes afro, Universidad Libertadores; Bello: Institucin Educativa Alberto Daz Muoz,
Institucin Educativa La Gabriela; Gmez Plata: Institucin Educativa Gmez Plata; Girardota: Institucin
Educativa San Andrs; Santo Domingo: Institucin Educativa Rural Roberto Lpez Gmez; Cocorn: Centro
Educativo Santa Brbara; ATLNTICO, Barranquilla: Asocaf, Universidad Simn Bolvar, I. D Nasal, Institucin
Educativa Simn Bolvar, Institucin Educativa Paulino Salgado; Repeln: Institucin Educativa Jos David
Montezuma Remero, Institucin Educativa Normal Superior Manat, INSTAR, Institucin Educativa John F
Kennedy, Institucin Educativa Maria Inmaculada, Institucin Educativa Villa Rosa; Soledad: Institucin Jos
Castillo; Luruaco: Institucin Educativa San Jos, Institucin Educativa El Palmar; Santa Luca: Institucin
Educativa Santa Lucia; BOLVAR; Cartagena: CORETNOEDUCACION, Institucin Educativa Benkos Bioho,
Institucin Educativa Manzanillo del Mar, Institucin Tcnica y educativa Jos Maria Crdoba de Pasacaballo,
Institucin Educativa de Pontezuela, Institucin Educativa Mercedes Abrego, Antonia Santos, San Lus
Gonzaga, Institucin Educativa Bayunca, INSEMA, Jos Mara Crdoba, Isabel Cceres, Insttucin Educaiva
Manuela Vergara de Curi, FUNSAREP, Centro Educativo Manzanillo, Institucin Educativa Jumaco; Mara La
Baja: Institucin Tcnica Agropecuaria San Francisco de Asis, Institucin Educativa Mara La Baja, institucin
Educativa San Jos de Playn; Turbaco: Institucin Educativa docente de Turbaco; BOYAC; Tunja: Normal
Superior Santiago de Tunja, Institucin Gonzalo Suarez, Instituto Educativo San Jernimo, Institucin
Educativa R.S. Sede Barn Germania, Institucin Educativa R. S. Sede Chorroblanco, Academia UPTC; Samaca:

Instituto Tcnico Industrial La Libertad; Nuevo Coln: Colegio Nuestra Seora Antigua; Chiquiza: C.T.C
San P. Iguaque; Sotaquir: Colegio Pablo VI; Siachoque: Colegio Ignacio Gil; Arcabuco: Colegio Alejandro
de Humboldt; Paipa: Institucin educativa Toms Vsquez Rodrguez; Toca: Colegio Plinio Mendoza Neira;
Jenesano: Colegio Tcnico Jenesano; Sorac: Colegio Simn Bolvar; Rquira: Colegio Candelaria; Cerinza:
Colegio de Cerinza; Villa de Leyva: I.T.I.N.A.R; Ventaquemada: Colegio Nacionalizado Ventaquemada;
Chivat: Semilleros del Futuro; Tuta: Colegio Tcnico Agrcola El Cruce; Cucaita: Institucin Educativa
Pijao; Turmequ: Colegio Diego de Torres Turmequ; CALDAS, Manizales: Institucin educativa Federico
ngel, Universidad Nacional Sede Manizales; CAUCA, Buenos Aires: Asociacin Casita de Nios; Institucin
Educativa Nueva Visin de Honduras, IE Mazamorrero, IE Munchique, CE Hato Santa Marta, IE Cascajero, IE
Mara Auxiliadora, CE La Esmeralda; Guapi: JUMPRO, Normal Superior La Inmaculada, Institucin Educativa
San Pedro, Institucin Educativa San Jos, Coopmujeres, El Carmen nuevo; Lpez de Micay: Los Manglares,
Institucin Educativa Noanamito; Miranda: IE Santa Ana; Padilla: IE Almirante Padilla, CE Yarumales; Pata,
Galndez: I.E. Dos Ros de Galndez; Popayn: Escuela Normal Superior de Popayn, IE Poblazn; Puerto
Tejada: IE San Pedro Claver, Politcnico La Milagrosa; Santander de Quilichao: IE Ana Josefa Morales Duque,
Instituto Tcnico Agropecuario Juan Tama; Surez: IE Santa Rosa de Lima, IE Aznas, IE Cautico; Timbiqu:
Centro Educativo Brazo Corto (Cuerval); CHOC, Quibd: Normal Superior de Quibd, Institucin Santo
Domingo Sabio, Antonio Mara C, Institucin Educativa Armando Luna Roa, Gimnasio Anexo Universidad
Tecnolgica del Choc, Institucin Educativa Miguel Vicente Garrido, INTAR, IEFEM, Escuela Normal Caiza,
Pedro Grau y Arola, Universidad Tecnolgica de Choc; Istmina: Escuela Normal San Pio X, Instituto Integrado
San Pablo; Bahia Solano: Institucin Educativa Lus Lpez de Mesa; Ro Ir: Institucin Educativo Jess
Antonio Rivas; Condot: Institucin educativa Luis Lozano Scipion, IDETEC; Tad: Normal superior Demetrio
Salazar. Castillo; Tangu: Centro Educativo Medio Atrato; Andagoya: I. FREM; CRDOBA, Los Crdobas: Los
Crdobas; Moitos: Broqueles, Institucin Obdulio Mayo, InstitucinSergio de Arco; Cotorra: Institucin El
Carmen; Ceret: San Jos del Quemao Ceret, Cristbal Coln; Montelbano: San Jos de Ur, Bsica Rural
Jos Mara Crdoba; San Carlos: San Jos de Carrizal; Puerto Escondido: Institucin Educativa Puerto
Escondido; San Bernardo: San Francisco de Asis, Paso Nuevo; Puerta Rica: Alberto Alzate Patio; Montera:
Villa Cielo, OEACOR; San Antero: Jos Antonio Galn; CUNDINAMARCA, Facatativa: Instituto Tcnico
Industrial Facatativa, Institucin Tcnica Comercial Santa Rita, Colegio Nacional Emilio Cifuentes; Tena: I.E.
Betulia la Gran va; Villanueva: Colegio Ezequiel Moreno; Tauramena: Jos Mara Crdoba; MAGDALENA;
Santa Marta: Institucin Educativa Tucurinca; SUCRE, San Onofre: Sabas Edmundo Balseiro, Tcnica
agropecuaria San Onofre, Manuel ngel Anachary; Tierralto: Institucin Educativa Junin; NARIO, Tumaco:
RECOMPAS, Institucin Educativa Dos Quebradas, Institucin Educativa Nueva Florida, Instituto Tcnico
Industrial, Institucin Ciudadela Educativa; SAN ANDRS Y PROVIDENCIA, San Andrs: CEMED , Flowers
Hill, Instituto Bolivariano, Sagrada Familia, Institucin Educativa Brooks Hill, Institucin Educativa Brooks Hill,
Instituto Natania, Colegio Cajasay, Instituto Tcnico Industrial; Providencia: Institucin Educativa Junin, Centro
Educativo Bombon, Centro Educativo Mara Inmaculada; VALLE DEL CAUCA, Buenaventura: Institucin
Educativa San Vicente, Marina Solano, Normal Superior Juan Ladrilleros, Institucin Educativa Nuestra Seora
del Perpetuo Socorro, Jos Mara Cabal, Institucin Educativa Bartolom de las Casas, Institucin Educativa
Rosa Zarate de Pea, Jaime Roock, Jos Mara Crdoba, Atanasio Girardot, Institucin Educativa Juan Jos
Rondn, Institucin Educativa Vsquez Cobo, Institucin Educativa Francisco, ngela Maria Garcs Gngora,
Maria Fernanda Lozano, Donald Herberth Riascos Ortiz; Guacar: Institucin Educativa Pedro Vicente Abada;
Pradera: Institucin Educativa Francisco Antonio Zea; Dagua: Institucin Educativa El Palmar; Candelaria:
Institucin Educativa Inmaculada Concepcin; Mulal: Institucin Educativa San Pedro Claver; Jamund:
Colegio Etnoeducativo Luis Carlos Valencia, Institucin Educativa Rosa La Mafla; Florida: Institucin
Educativa Las Amricas, Institucin Educativa Jos E. Caro; Restrepo: Institucin Educativa Jos Acevedo y
Gmez; Cerrito: Institucin Educativa Jorge Isaac - El Placer, Cali: Institucin Educativa Joaqun de Caicedo
y Cuero, Institucin Educativa Santa Rosa, Escuela Normal superior los Farallones, Institucin Educativa La
Presentacin, Institucin Educativa Siete de Agosto, Normal Superior Santiago de Cali, Institucin Educativa
Guillermo Valencia.

Tabla de Contenido

Agradecimientos
Presentacin
Origen y sentido de la propuesta
Caractersticas del documento

7
19
19
21

Parte 1
Orientaciones generales

25

1. Origen y sentido de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos


Sobre el marco normativo para la Ctedra
La Ctedra no es exclusivamente de, ni para, los afrodescendientes
La Ctedra no es una asignatura, o materia, en el plan de estudios
Ctedra y etnoeducacin
Bibliografa
2. La Ctedra hoy: avances en su implementacin
Experiencias significativas en la implementacin de la Ctedra de Estudios
Afrocolombianos en diversas regiones del pas. Tendencias
La Ctedra como asignatura
La Ctedra como proyecto transversal en Ciencias Sociales
La Ctedra como proyecto transversal en varias reas
La Ctedra como asignatura y como perspectiva transversal
La Ctedra por proyectos y actividades
Poblacin a la que se dirigen actualmente los proyectos de Ctedra
3. Dificultades en el desarrollo de la Ctedra
Motivos asociados a la escasa aplicacin de la Ctedra
En el campo de las acciones institucionales
En el campo de las prcticas educativas
Dificultades identificadas por maestros y maestras del pas
Factores asociados

27
29
30
31
32
33
34

4. La Ctedra de Estudios Afrocolombianos para una sociedad multicultural


Las orientaciones curriculares de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos
son decisiones culturales
La Ctedra de Estudios Afrocolombianos propone una poltica de conocimiento en la escuela
Bibliografa

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40
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41
42
42
42
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48
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54

5. La Ctedra de Estudios Afrocolombianos es formacin en valores.


Del racismo en la escuela colombiana
La Ctedra de Estudios Afrocolombianos como experiencia de socializacin
poltica en la Escuela
tica intercultural como finalidad de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos
Bibliografa
6. Maestros, saberes y prcticas pedaggicas en la Ctedra
de Estudios Afrocolombianos
Formacin de maestros en el marco de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos
La formacin como proceso integral (innovacin-investigacin-autoformacin)
El camino andado
Glosario
Bibliografa
Webgrafa
7. Los textos escolares y las prcticas educativas de los maestros
Presentacin
Los textos escolares y su uso en el sistema escolar
Ausencias, presencias y formas de representacin de las poblaciones
afrocolombianas en los textos escolares del rea de Ciencias Sociales
Invisibilidad: ausencias y presencias de las poblaciones afrodescendientes
en los textos escolares
Estereotipia y prcticas de representacin
Permanencias y transformaciones en los textos escolares
Bibliografa

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61
62
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69
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70
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80

Parte 2
Trayectorias afrodescendientes

Orientaciones pedaggicas y propuestas metodolgicas


para la implementacin de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos

Dispora Africana.Claves para comprender las Trayectorias afrodescendientes


Qu entendemos por Dispora?
Cmo y por qu ocurri la Dispora Africana?
La historia de la Dispora Africana comenz as
Pero cules fueron las condiciones histricas que produjeron la Dispora Africana?
Los rasgos constitutivos de la Dispora Africana
La Dispora Africana como desplazamiento geogrfico
La Dispora Africana como reinvencin de la vida de poblaciones en el exilio
La Dispora Africana como reivindicacin tnica en relacin a los legados
de la tierra de origen
La Dispora Africana como un fenmeno histrico producido en relaciones
de poder y dominacin
La Dispora como un fenmeno de rupturas y continuidades de larga duracin
Bibliografa

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82
82
82
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87
87
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93
94
97

1. Historia de frica entre los siglos VII y XIV


Objetivos curriculares del ncleo
Introduccin
frica entre los siglos VII y XIV: presencia rabe en frica
Taller sobre Geografa Universal
Expresiones socioculturales y estructuras sociopolticas en el frica tradicional
de los siglos VII y XIV.
frica despus del siglo XIV
Experiencia: Institucin Educativa Luis Lozano Scipin
Glosario
Bibliografa
Webgrafa
2. El sistema mundo moderno como contexto de emergencia de la dispora
Orientaciones conceptuales y pedaggicas
Objetivos curriculares del ncleo
Pensar la dispora como un fenmeno complejo
El sistema moderno mundial
Condiciones histricas en que emerge la dispora
Experiencia: Institucin Educativa Femenina de Enseanza Media y Profesional - IEFEMP
El museo
Bibliografa
3. Los oficios de los esclavizados en el Nuevo Reino de Granada:
una visin panormica
Orientaciones conceptuales y pedaggicas
Introduccin
Los primeros oficios
Los oficios en la minera
Los oficios en el rea rural
Oficios varios: de la venta callejera a las chirimas
Bibliografa
4. Resistencia, adaptacin social y formas de accin poltica
(siglo XVI a primera mitad del siglo XIX)
Orientaciones conceptuales y pedaggicas
Objetivos curriculares del ncleo
Introduccin
Resistindose a ser esclavizados: en frica y durante la travesa trasatlntica
Estrategias de resistencia en Amrica
Aborto e infanticidio: resistencia femenina frente a la esclavizacin
Cimarronismo
Palenque de San Basilio
Adaptacin al sistema colonial esclavista
Cofradas
Cabildos de nacin
Cabildos en Cartagena
Manumisin
Blanqueamiento
Milicias y participacin en las gestas de Independencia

98
99
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129
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130
131
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136
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138
138
142
142
142
144
144

Conclusiones
Experiencia: Institucin Educativa Manuela Vergara de Curi
Glosario
Bibliografa
5. Presencias demogrficas, geogrficas y culturales
Objetivos curriculares del ncleo
Introduccin
Dinmicas de poblamiento: Geografas y rutas
Sugerencia metodolgica
El Caribe continental
San Andrs y Providencia
Litoral Pacfico
Presencias demogrficas actuales
Experiencia: Centro Educativo Antonio Villavicencio: Trabajo sobre narrativas e historia oral
Bibliografa
6. Conocimiento local: saberesy cosmovisiones afrodescendientes
Objetivos curriculares del ncleo
Introduccin
Conocimiento local en el Pacfico colombiano
Espacios de uso
Mundos y seres
Curanderos, parteras y brujos
Funebria, santos y visiones
Reflexiones finales
Experiencia: CEID Altamira: Jardn interactivo y observatorio cientfico ambiental
Glosario
Bibliografa
7. Formas de sustento
Objetivos curriculares del ncleo
Introduccin
Formas de sustento durante la Repblica. De esclavizados a campesinos y proletarios
Migracin, urbanizacin y formas de sustento. Afrodescendientes del campo y la ciudad
Formas de sustento tradicionales y contemporneas
Agricultores y pescadores en San Andrs, Providencia y Santa Catalina
La agricultura en Providencia y Santa Catalina
La pesca en Providencia y Santa Catalina
A manera de cierre
Experiencia: Institucin Educativa Tcnica Acucola San Francisco de Ass
Glosario
Bibliografa
8. Racismo y discriminacin
Objetivos curriculares del ncleo
Introduccin
El racismo como un tipo de discriminacin
Sin raza no hay racismo

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146
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188
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190
192
193
193
193
196

La raza es un hecho social, no biolgico


El pensamiento racial como legado colonial
Racismo manifiesto y latente
El racismo como hecho estructural
Acciones afirmativas
Experiencia: Institucin Educativa Mercedes brego: Lengua palenquera
Glosario
Bibliografa
Webgrafa
9. Raza, sexualidad y la colonizacin de los cuerpos en Colombia
Objetivos curriculares del ncleo
Introduccin
El cuerpo negro: monstruoso, diablico e hipersexual
El cuerpo monstruoso y diablico
Un cuerpo hipersexualizado
Imaginarios y estereotipos racistas enmaraados a cuerpos y sexualidades:
un dilema actual
El mito del calor y del ritmo negro: los peligros del exotismo
Experiencia: Institucin Educativa Santa Rosa. Cali Valle
Glosario
Bibliografa
Webgrafa
10. Expresiones polticas contemporneas de los afrodescendientes
Objetivos curriculares del ncleo
Introduccin
El camino hacia las organizaciones tnicas
La Constitucin Poltica de 1991 y el reconocimiento de la multiculturalidad
y la plurietnicidad en Colombia
Etnoeducacin y Ctedra de Estudios Afrocolombianos
Experiencia: Institucin Educativa Asnaz
Bibliografa
11. Legislacin, Derechos Humanos y derechos de los grupos tnicos
Objetivos curriculares del ncleo
Presentacin
Abolicin jurdica de la esclavitud
El proceso de abolicin en Colombia
Derechos de los grupos tnicos
Nuevas realidades de los afrodescendientes
Bibliografa
12. La Palabra: Tradicin oral y literatura afrocolombiana
Objetivos curriculares del ncleo
La Palabra: Memoria y tradicin
La tradicin oral en el Litoral Pacfico
Tradicin oral en el valle del Pata
Cantaoras que cantan la historia
Tradicin oral en el Caribe continental
Tradicin Oral del Caribe Insular

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La literatura y los literatos negros, afrocolombianos y raizales


Candelario Obeso
Helcas Martn Gngora
Manuel Zapata Olivella
Juan Zapata Olivella
Experiencia: Institucin Educativa La Boquilla: Emisora institucional y pgina Web
Bibliografa
Webgrafa
13. Sonidos y Ritmos
Objetivos curriculares
Introduccin
Msicas Qu y cmo estamos enseando?
La idea de Msica Nacional: la negacin de lo Negro en las msicas
Expresiones musicales tradicionales de los afrodescendientes
El Pacfico es bonito
Entre gaitas y tamboresentre ros y el mar
Violines, jugas y arrullos al Nio Dios
In the Caribbean the very best
La afrodescendencia que no se escucha
Experiencia: Institucin Brooks Hill - San Andrs
Bibliografa
Webgrafa
14. Sazones, olores, colores, sabores y saberes de la gastronoma
afrocolombiana, negra y raizal
Objetivos curriculares del ncleo
Introduccin
Las migraciones gastronmicas interregionales: los nuevos paladares,
entre la ruralidad y lo citadino/urbano
La diversidad gastronmica afrocolombiana: pusandaos, guampines, rondones,
encocaos, butifarras y carimaolas.
Cocinas y cocineras: la sazn como marcador identitario
La comida en el sistema mundo moderno/colonial
La dispora gastronmica africana
Comida de esclavos, libertos y cimarrones
Experiencia Institucin Tcnica Educativa Pedro Grau y Arola: Etnocafetera
Glosario
Bibliografa
15. Una aproximacin a las estticas afrodescendientes en el arte colombiano
contemporneo
Introduccin
Cul es la presencia de los afrodescendientes en la plstica colombiana?
Orientaciones conceptuales
Viaje Sin Mapa
Fabio Melecio Palacio
Estrella Murillo
Liliana Angulo

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Javier Mojica
Edelmira Massa Zapata
Lorena Ziga
Martha Posso
Anglica Perea
Anbal Moreno
Gabriel Acua
Bibliografa
De los autores
De los evaluadores

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Presentacin

l documento que el lector tiene entre manos (o frente a su pantalla de computador), es una propuesta
para la aplicacin y consolidacin de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos (CEA), en instituciones
educativas; aunque ello no excluye la posibilidad de que sea una herramienta til en otros espacios
educativos, formales o no formales. Se presenta como un documento de aportes para maestros, en tanto su
objetivo es el de allegar a los educadores un conjunto de herramientas adicionales a las ya disponibles en
este campo, muchas de las cuales han sido producidas por maestros y organizaciones sociales, instituciones y
acadmicos del pas. As mismo, estos aportes son un complemento para la actualizacin y contextualizacin
de los lineamientos curriculares publicados por el Ministerio de Educacin Nacional en 2001.
Esta publicacin ha sido posible gracias a la realizacin de un convenio entre el Ministerio de Educacin
Nacional y la Universidad del Cauca, para la Actualizacin y contextualizacin de los Lineamientos
Curriculares de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos, suscrito en noviembre de 2006. El convenio fue
ejecutado por el Grupo de Investigacin Educaciones y Culturas, adscrito a la Vicerrectora de Investigaciones
de la Universidad; la Vicerrectora prest el apoyo administrativo para su ejecucin.
Como parte de los productos de dicho convenio, la Universidad del Cauca consider pertinente dar
a conocer el resultado del trabajo realizado, en un documento que llegara a los maestros del pas;
principalmente a aquellos que participaron de manera ms activa en el proceso de produccin del
mismo. El objetivo general de este proceso, que deber conducir a la publicacin de una nueva versin
de los Lineamientos Curriculares de la Ctedra, contina su marcha bajo el liderazgo y responsabilidad
del Ministerio de Educacin Nacional.
No obstante, para el Ministerio y para la Universidad era importante dar a conocer este resultado inicial del
proyecto, como parte del proceso final de socializacin y validacin del trabajo realizado con maestros,
lderes, organizaciones sociales, acadmicos y funcionarios institucionales. De all resulta esta publicacin.
Estamos seguros de que los nuevos aportes que se reciban, ahora que damos a conocer este avance a
los maestros y comunidades educativas del pas, continuaran alimentando la propuesta de construccin
de una nueva versin de los Lineamientos Curriculares de la Ctedra, cada vez ms enriquecida con las
prcticas y reflexiones de los maestros y dems expertos en el tema que, por suerte, son ms de los que
imaginamos en el pas.

Origen y sentido de la propuesta


Qu es lo que debe conocer todo colombiano acerca de la presencia histrica y contempornea de los
afrodescendientes en el pas? Cules han sido los aportes de estas poblaciones a la sociedad colombiana?
Cul puede ser el aporte de la educacin a la eliminacin de todas las formas de discriminacin y racismo
en Colombia? Cmo avanzar en la construccin de la interculturalidad en el pas?

Estas y otras preguntas hicieron parte de las inquietudes que orientaron el proceso de produccin de
este documento, cuyo objetivo central podra resumirse de la siguiente manera:
Contribuir a la superacin de las diversas formas de invisibilizacin de la presencia histrica de los
afrodescendientes en el pas, particularmente aquellas que son promovidas y/o legitimadas por
el sistema educativo
Avanzar en la erradicacin de todas las formas de discriminacin y racismo que han afectado a
estas poblaciones
Consolidar el papel del sistema educativo colombiano, y por ende de maestros, padres de familia y
estudiantes, en la construccin de relaciones interculturales y de una sociedad ms democrtica
Ofrecer a los maestros del pas, a las comunidades educativas y a la sociedad en general, un
conjunto de orientaciones pedaggicas y herramientas metodolgicas para el desarrollo de la
Ctedra de Estudios Afrocolombianos.
En consecuencia, este documento de aportes se construy en un proceso de ms de un ao, en el que
participaron mltiples actores vinculados al campo de las prcticas educativas, las organizaciones
sociales, las polticas pblicas en educacin y el trabajo acadmico.
En una primera fase se realiz un proceso de caracterizacin, en el que se identific un conjunto de
experiencias significativas en el campo de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos (CEA de ahora en
adelante), a las que se convoc para realizar un diagnstico sobre avances y dificultades en la implementacin
de la Ctedra. En esta fase participaron ms de cuatrocientas personas, entre profesores, estudiantes, padres
de familia, lderes comunitarios y otros expertos, que asistieron a los talleres regionales de caracterizacin
realizados en Cali, Popayn, Bogot, Medelln, Quibdo, Cartagena, San Andrs y Guapi.
De este trabajo result una informacin de gran valor acerca de las posibilidades y tropiezos que implica
la implementacin de la Ctedra, as como de los retos y demandas que implica su fortalecimiento hacia
adelante, parte de los resultados de este anlisis se incluyen en el Captulo 2.
Posteriormente y retomando esos insumos, se dialog con expertos en el campo de la educacin, los
estudios afrocolombianos y las polticas educativas, para perfilar una primera propuesta de documento.
Dicha propuesta se fue decantando hasta adquirir una forma muy cercana a la que ahora se presenta en
este documento.
Como parte de este ejercicio de produccin colectiva, el equipo coordinador del proceso mantuvo una
interlocucin permanente con la Subdireccin de Poblaciones del Ministerio de Educacin, en la que se
identificaron posibles debilidades del documento, as como rutas de trabajo a seguir para su diseo y
construccin.
Una vez construido el perfil, se emprendi el proceso de investigacin y escritura, en el cual particip
el equipo coordinador, apoyado por un grupo de expertos de diversas trayectorias y especialidades. La
multiplicidad de tonos, focos de inters y posturas conceptuales de dichos expertos, se convirti en una
riqueza para el ejercicio de escritura del documento final, que nuevamente sera puesto en discusin
con maestros y comunidades educativas.
En la fase final del proceso, se realiz una nueva serie de talleres regionales de socializacin y validacin.
Esta vez con el propsito de dar a conocer la propuesta a maestros de diversas regiones del pas, tanto a
aquellos que han participado en la implementacin de la Ctedra, como a aquellos que la desconocan.
Con este objetivo, realizamos talleres en Popayn, Santander de Quilichao, Cali, Tunja, Bogot, Medelln,
Barranquilla, Montera, Providencia y Barranquilla. Nuevamente se convoc a cerca de cuatrocientos

20

maestros del pas y a otros expertos y no expertos, algunos de los cuales haban participado en los
talleres de caracterizacin, y otros que participaban por primera vez en este tipo de espacios.
El resultado fue sumamente interesante y enriquecedor. La presentacin de la propuesta motiv a muchos
de los participantes en los talleres a hacer sus aportes y plantear sus inquietudes, llegando incluso algunos
a manifestar su desacuerdo con la inclusin de la Ctedra en sus proyectos educativos institucionales, pues
la consideran una tarea adicional que se suma a la ya pesada carga de los maestros del pas.
Tanto los aportes como las inquietudes y las expresiones de reserva, hicieron necesario replantear algunos
aspectos de la propuesta que, una vez re-elaborada, fue presentada a otro grupo de expertos para ser
evaluada con mayor detenimiento. En este proceso de evaluacin participaron maestros y maestras que
han trabajado en la implementacin de la Ctedra, pedagogos, acadmicos investigadores en el campo
de los estudios afrocolombianos desde diferentes disciplinas, y expertos vinculados al sector pblico en
la aplicacin de las polticas pblicas en etnoeducacin y Ctedra.
Adems de producir un conjunto de conceptos sobre la propuesta, varios de ellos participaron en un encuentro
de trabajo para intercambiar y profundizar aspectos de sus evaluaciones con el equipo coordinador de la
propuesta. De all resultaron las ltimas modificaciones al documento que ahora se presenta.
Todo este trayecto en la produccin del documento refleja el inters porque ste, no solo se ajuste
al marco legal vigente sino que responda a los principios y sentido poltico del reconocimiento de la
diversidad cultural y la construccin de la interculturalidad. Acorde con su espritu y sus antecedentes,
el documento es expresin de mltiples voces de maestros, comunidades educativas, lderes y expertos
en el campo de la etnoeducacin y la Ctedra.

Caractersticas del documento


Este es un documento de aportes especialmente orientados al trabajo de los maestros del pas en el
desarrollo de la CEA. En su elaboracin y en su contenido asumimos un hecho de especial valor para
el cumplimiento de los objetivos de la Ctedra: han sido maestros y maestras del pas los principales
impulsores de las experiencias educativas que han servido de orientacin para su construccin. En
consecuencia, estos aportes son concebidos como herramientas para que los maestros trabajen en sus
instituciones y localidades, eso s, manteniendo su autonoma y capacidad creadora.
El documento est estructurado en dos grandes partes. La primera contiene unas Orientaciones
Curriculares Generales, y la segunda Orientaciones Pedaggicas y Propuestas Metodolgicas; a esta segunda
parte la hemos denominado Trayectorias afrodescendientes.
Las Orientaciones Curriculares Generales sealan el papel de la educacin, y en particular de la escuela,
en la reproduccin de formas de discriminacin e invisibilizacin de las poblaciones negras, al tiempo
que proponen una serie de referentes polticos y pedaggicos que plantean la transformacin de las
dinmicas institucionales y las prcticas educativas cotidianas en ella, con el propsito de avanzar en la
construccin de relaciones interculturales en la sociedad colombiana.

El documento no fue escrito por una sola persona, sino por un conjunto amplio de expertos, pues se consider
que la complejidad de la propuesta requera de mltiples miradas y especialidades; adems, la Ctedra no es una
propuesta que recoja una nica perspectiva o mirada sobre el campo de los estudios afrocolombianos. Esperamos
que esta diversidad de voces se convierta en una riqueza para pensar y comprender el universo de las trayectorias
afrodescendientes.

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Las Orientaciones Pedaggicas (Trayectorias Afrodescendientes) son un conjunto de ncleos que se


propone a los maestros para entender desde una perspectiva crtica las condiciones histricas que
han sustentado las diversas formas de discriminacin hacia las poblaciones negras, afrocolombianas y
raizales; a la vez, se muestra cmo estas poblaciones no slo han participado en diversos momentos de
la historia nacional, sino tambin su aporte a la construccin de formas alternativas de sociedad que son
expresin de sus trayectorias culturales y polticas.
Las propuestas metodolgicas que acompaan a las Orientaciones Pedaggicas, presentan posibles
caminos para el desarrollo de la Ctedra, en los que se recogen las experiencias de diversas comunidades
educativas del pas y se elaboran nuevas propuestas. Estas se estructuran buscando dar respuesta a
la pregunta sobre qu es lo que debe conocer el conjunto de la sociedad colombiana acerca de las
poblaciones afrodescendientes. Retomando los aportes de experiencias educativas que trabajan la
Ctedra en el pas, se va ofreciendo a los maestros una serie de alternativas para trabajar proyectos,
contenidos, metodologas y formas de evaluacin en la construccin de sus propios proyectos de
implementacin de la Ctedra.
Estas propuestas metodolgicas contienen indicaciones para el trabajo por reas, niveles y grados.
Cada ncleo desarrolla una temtica/problemtica especfica, al tiempo que ofrece a los maestros
orientaciones en cuanto a las formas de abordar las problemticas propuestas de acuerdo a las reas y
grados en que se organiza el plan de estudios. Ello quiere decir que cada ncleo puede ser abordado en
diversas reas y grados, as como puede suceder que no sea abordado en algunos de ellos. No se trata de
ofrecer un recetario, sino ms bien un men de opciones para el maestro. Sumado a ello, el documento
contiene un conjunto de imgenes (mapas, ilustraciones, fotografas) que se ofrecen como herramientas
didcticas para el trabajo educativo y un amplio nmero de referencias bibliogrficas que podrn ser
consultadas por maestros y estudiantes.
Este documento de aportes para maestros busca contribuir a la actualizacin y contextualizacin de la
Ctedra de Estudios Afrocolombianos. La actualizacin la entendemos como la inclusin de una serie de
elementos que contribuyen a darle reforzar algunas de las propuestas de Ctedra ya existentes (incluidos
los Lineamientos Curriculares publicados por el Ministerio de Educacin en 2001), al tiempo que se
pone al alcance de los maestros nuevas alternativas para el diseo curricular, incorporando desarrollos
recientes y aportes de las ciencias sociales, la pedagoga y el campo de los estudios afrocolombianos,
contribuyendo as a superar la invisibilizacin histrica de estas poblaciones en los proyectos curriculares
y el sistema educativo en general.
Dado que la mera inclusin de nuevos contenidos y herramientas para el diseo curricular no es por s
solo suficiente, esta propuesta ha sido elaborada en una cuidadosa correspondencia con los principios
ticos, polticos y pedaggicos de la etnoeducacin, de tal forma que la orientacin de los procesos
educativos est orientada, adems de la renovacin de contenidos, a una transformacin en las formas
de entender y asumir pedaggica y socialmente la diferencia cultural y, en particular, con relacin a las
poblaciones afrodescendientes.
En cuanto a la contextualizacin, significa revisar y enriquecer las miradas acerca de la presencia de las
poblaciones negras, afrocolombianas y raizales en el pas. Ello significa promover una perspectiva de
mayor integralidad y desde un horizonte ms amplio, que permita que poblaciones y problemtica


22

Es necesario destacar aqu el trabajo de Yaneth Hoyos, quien coordin el proceso de diseo metodolgico de todos
los ncleos; en esa tarea cont con el acompaamiento del equipo de trabajo, en particular de Franco Garzn y
Elizabeth Castillo. Aunque su trabajo en cierta medida parece invisible, es fundamental en la concepcin de esta
propuesta.

hasta ahora poco tenidos en cuenta sean incluidos en los proyectos educativos. La contextualizacin
pretende insistir en la inclusin de poblaciones hasta ahora escasamente consideradas en los
proyectos etnoeducativos y el sistema educativo en general, como es el caso de algunas poblaciones
afrodescendientes del Caribe continental, poblaciones raizales de San Andrs, Providencia y Santa
Catalina, poblaciones urbanas tanto de las grandes capitales como de pequeas y medianas urbes,
as como poblaciones negras de regiones rurales del interior andino. Ello deber redundar no slo en
un mayor y mejor conocimiento de los afrodescendientes, sino de la historia y dinmicas sociales y
polticas del pas en su conjunto.
Dadas las limitaciones que con frecuencia encuentran los maestros del pas para acceder a herramientas
pertinentes para su trabajo educativo, acompaamos el documento impreso de un disco compacto (CD)
que contiene un conjunto de materiales, especialmente elaborados para el trabajo en el campo de la
Ctedra. Se trata de una herramienta diseada en formato de pgina web, en el que el maestro encontrar
el texto completo del documentos de aportes, un listado bibliogrfico del campo especfico de los
estudios afrocolombianos que contiene cerca de cien pginas de referencias, una pequea biblioteca
virtual con textos completos que pueden ser impresos, una carpeta de imgenes de diferentes temticas
ordenada por regiones y contextos socioculturales, y una pequea muestra musical relacionada con los
legados afrodescendientes. Esperamos que estas herramientas en su conjunto motiven a los maestros a
asumir con decisin la tarea de consolidar la CEA en el pas.
Para finalizar esta presentacin, es importante hacer una precisin en cuanto al uso de las formas de
nombrar a las poblaciones afrodescendientes. Si tenemos en cuenta que uno de los objetivos principales
de la Ctedra es subvertir las formas dominantes de nombrar y pensar a los afrodescendientes, al tiempo
que se visibiliza la diversidad de trayectorias histricas y formas actuales de existencia, hemos decidido
hacer visible dicha diversidad tambin en las forma de referirnos a estas poblaciones.
En consecuencia, dado que se busca reconocer la voz de quienes son nombrados, lo haremos en los
trminos en los que estos grupos humanos lo hacen para referirse a s mismos. Es decir, reconocemos
como vlidas todas aquellas formas de autoreferencia que son empleadas en las diferentes regiones
del pas por lo que a lo largo del texto se hablar de poblaciones afrodescendientes, afrocolombianas,
negras, raizales y palenqueras. Adems, entendemos que esta es otra de las formas de hacer visible la
diversidad y complejidad de las trayectorias afrodescendientes.
Dado que el trmino negro es el que genera una mayor reaccin en ciertos sectores de la sociedad y
de las organizaciones negras, haremos una breve reflexin sobre el sentido y el uso que se le da en el
documento. En Colombia, las denominaciones negro o afrocolombiano han sido objeto de intensos
debates, no slo en el mbito acadmico sino tambin en el poltico. Para los militantes de Cimarrn,
una de las principales asociaciones polticas negras, por ejemplo, el trmino negro debera ser abolido
del vocabulario pues sera una categora creada para legitimar la esclavizacin y la dominacin social.
Slo se admite su uso como adjetivo para calificar y no su utilizacin como sustantivo. Por el contrario,
se estimula el uso del trmino afro-colombiano como sustantivo para definir un nuevo actor social, del
cual se subraya la especificidad cultural (afro) y la integracin poltica (colombiano).
No se puede ignorar que en un mundo donde lo negro no est validado ni cultural ni socialmente,
es igualmente estratgico y poltico asumir el trmino Negro(a) como un elemento de resistencia
cotidiana. Revalorizar lo negro quiere decir asumir como positivo lo que fue objeto de discriminacin y
sub-evaluacin. La autodenominacin puede producir un sentido de identidad asumido positivamente
y se trata entonces de una forma vlida de subvertir el sistema de clasificacin dominante.

23

En este texto se utiliza el trmino negro como adjetivo y no como sustantivo, considerando que lo negro
no existe en s mismo, como una sustancia, sino como una cualidad relacional. Por otra parte, cuando
se hace referencia a lo negro y se desea subrayar la distancia frente a este calificativo, se hace uso de las
comillas.
Aunque asumir esta utilizacin del trmino negro es ya hacer una interpretacin de l, es pertinente
sealar que desde el punto de vista pedaggico y de la investigacin, lo fundamental no es tomar una
decisin en relacin con estas denominaciones, sino analizar las connotaciones, positivas o negativas,
del trmino negro.
Esperamos que este documento de aportes curriculares para la CEA sea una herramienta til para el
trabajo de los maestros, y en general de todos los educadores del pas. Entendemos entonces que
la Ctedra es una oportunidad para transformar de manera positiva las relaciones en una sociedad
multicultural como la colombiana.
Grupo de Investigacin Educaciones y Culturas
Universidad del Cauca

24

Parte 1

Orientaciones generales

1. Origen y sentido de la Ctedra


de Estudios Afrocolombianos


ara comprender mejor los alcances de la Ctedra es necesario precisar el contexto histrico en que
surgi y el sentido que se le asign al momento de ser creada, para de esta manera comprender
mejor sus actuales desarrollos y tensiones.

En las dcadas finales del siglo XX emergieron en Colombia nuevas formas de movilizacin social, en
las que la cultura y la diferencia cultural ocuparon un lugar de centralidad hasta entonces desconocido.
Como parte de estas movilizaciones aparecieron un conjunto de reivindicaciones, propuestas por las
poblaciones indgenas y negras, alrededor de temas como la diferencia cultural y la educacin, para
nombrar solo dos. En ellas se expresan algunos elementos que constituyen el proyecto de sociedad al
que aspiran estas poblaciones y sus organizaciones sociales. Desde la perspectiva de diversos analistas,
estos procesos de movilizacin social contribuyeron a transformar algunas ideas vigentes acerca de
asuntos como la poltica, la democracia y la ciudadana (Escobar, lvarez y Dagnino 2001, Gros 2000,
Escobar, Grueso y Rosero 1999).
En Colombia, la poltica pblica de etnoeducacin (de la cual hace parte la CEA) ha sido entendida,
de manera generalizada, como la poltica de Estado orientada a dar respuesta a las demandas de las
poblaciones afrodescendientes e indgenas en el campo educativo; a lo cual se podra aadir que
estas polticas educativas han sido comprendidas como la manera de tramitar, por la va educativa, el
reconocimiento constitucional de la multiculturalidad del pas. Sin embargo, es necesario precisar que el
derecho de los grupos tnicos a construir sus proyectos educativos segn sus aspiraciones y necesidades
es solo una manera de tramitar el problema. Si no se afecta a la sociedad en su conjunto, hacer de la
multiculturalidad un valor compartido seguir siendo una tarea pendiente.
En este sentido, la CEA nos invita a transformar esta manera de entender los derechos educativos de los
grupos tnicos, en tanto sus objetivos no se centran exclusivamente en la poblacin afrodescendiente
en tanto grupo tnico. Como veremos ms adelante, la Ctedra busca transformar las formas de entender
la educacin y la diferencia cultural para todos los colombianos. En consecuencia, es necesario resaltar
permanentemente el hecho de que la educacin, y la CEA en particular, tienen la posibilidad de ser
agentes determinantes en la reafirmacin o transformacin de las relaciones sociales en contextos
multiculturales como el colombiano.
La historia de la Ctedra refleja este hecho, tal como lo abordaremos posteriormente. Los Lineamiento
Curriculares de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos se presentaron en Bogot en mayo de 2001. Su
publicacin responda a la demanda de las poblaciones negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras
de transformar la educacin, de tal forma que la sociedad colombiana, y sobre todo sus nuevas
generaciones, tuvieran una versin equilibrada de sus aportes a la historia y realidad actuales del pas. El
 Axel Rojas

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Ministerio de Educacin por su parte, daba concrecin a una poltica educativa y a una reglamentacin
que tienen sus races en el cambio constitucional de 1991.
La Ctedra surgi en un particular momento histrico en el que en el pas se buscaban los mecanismos ms
apropiados para darle concrecin a los principios constitucionales relacionados con la multiculturalidad;
tanto estos principios constitucionales como los mecanismos para hacerlos efectivos siguen siendo un
reto y un compromiso del sistema educativo.
La construccin de los lineamientos publicados en 2001 fue un ejercicio de concertacin y produccin
colectiva en el que participaron diversos expertos, la Comisin Pedaggica Nacional de Comunidades
Negras y el Ministerio de Educacin Nacional. En dichos lineamientos se defini el sentido de la
Ctedra, los mecanismos para su aplicacin en los procesos de diseo curricular y sus dimensiones
orientadoras. Desde entonces, la Ctedra se enfoca no slo a garantizar el derecho de las poblaciones
negras, palenqueras, afrocolombianas y raizales a proyectos educativos guiados segn sus propias
necesidades e intereses, sino, y prioritariamente, al reconocimiento y valoracin de la multiculturalidad,
y particularmente de la presencia y aportes de las poblaciones negras en el pas. Para ello, es fundamental
que sea un propsito del sistema educativo nacional en su conjunto la eliminacin de todas las formas
de discriminacin (incluido el racismo) y la construccin de una sociedad intercultural.
Una de las debilidades del sistema educativo colombiano es la de haber desconocido la presencia
histrica y la diversidad de aportes de los afrodescendientes a esta sociedad, a lo que se suma el
hecho de haber sido uno de los principales mbitos en que se reprodujo el racismo y otras formas de
discriminacin. Por ello la Ctedra es una forma de enriquecer los procesos de formacin de las nuevas
generaciones de colombianos, con el propsito de hacer realidad una educacin ms cercana al espritu
de la Constitucin, en la que sea posible no solo conocer la historia y presencias contemporneas de los
afrodescendientes, sino conocer de manera ms integral la historia del pas; adems de poder apreciar
la multiplicidad de aportes de estas poblaciones en los campos de la poltica, las artes, la economa, la
academia y otros aspectos de la vida social.
En consecuencia, los alcances de los proyectos de Ctedra estarn marcados por un conjunto de factores
que son de responsabilidad compartida para diferentes actores, entre ellos el cumplimiento del marco
legal vigente, el fortalecimiento de la institucionalidad necesaria para su desarrollo, el trabajo continuo
y decidido de los maestros del pas, las demandas de las organizaciones sociales frente al cumplimiento
de sus derechos y los desarrollos en los campos pedaggico y de los estudios afrocolombianos.
Estos aportes para el trabajo de la Ctedra fueron diseados con el propsito de ofrecer nuevas
herramientas que se sumen a las ya existentes, y ampliar algunos aspectos sealados en otros documentos
que han sido publicados. Es decir, es un documento complementario, por lo que se ha buscado mantener
su coherencia con el marco legal vigente y en particular aquel que se refiere a la etnoeducacin, con
los principios y sentido poltico del reconocimiento de la diversidad cultural y la construccin de la
interculturalidad, adems de fortalecer su dimensin pedaggica mediante la inclusin de propuestas
para el diseo curricular y el trabajo de aula.
Se busca tambin ofrecer una perspectiva integral acerca de las mltiples realidades y trayectorias
histricas de las poblaciones negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras con el fin de superar la
invisibilizacin de sus aportes a la sociedad colombiana, particularmente en lo que compete al sistema
educativo y los conocimientos que circulan en las aulas escolares.
Por ltimo, el documento se produjo buscando la participacin amplia de maestros, comunidades
educativas y diferentes tipos de expertos, de tal forma que exprese la riqueza de miradas y prcticas

28

sobre el significado y posibilidades de la CEA. No podra ser de otra manera si tenemos en cuenta que
desde sus inicios la Ctedra han sido objeto de amplio debate y de ejercicios de produccin colectiva,
ligados a dinmicas organizativas, que fueron fundamentales para la inclusin de los derechos de las
poblaciones negras, afrocolombianas y raizales en la Constitucin Poltica de 1991 (AT 55) y su posterior
reglamentacin.

Sobre el marco normativo para la Ctedra


Desde el punto de vista normativo, la Ctedra surge como resultado de la reglamentacin de la Ley 70
de 1993, conocida como Ley de comunidades negras, y la Ley 115 de 1994 o Ley general de educacin. En
concordancia, en la reglamentacin de la Ley 70, el Decreto 1122 de 1998 establece en su Artculo 1, que:
Todos los establecimientos estatales y privados de educacin formal que ofrezcan los niveles de
preescolar, bsica y media, incluirn en sus respectivos proyectos educativos institucionales la CEA,
atendiendo lo dispuesto en el artculo 39 de la Ley 70 de 1993 y lo establecido en el presente decreto.
Es decir, la aplicacin de la Ctedra es de obligatorio cumplimiento en todos los establecimientos
educativos del pas. Se la concibe como una estrategia que debe afectar al sistema educativo en
su conjunto y no slo a aquellos proyectos educativos realizados all donde exista una presencia
significativa de poblacin negra, afrocolombiana o raizal. Para cumplir con este propsito, el Decreto
establece algunas orientaciones temticas y metodolgicas, y seala la necesidad de que ellas estn en
consonancia con la eleccin del material didctico en las instituciones:
Artculo 2. La CEA comprender un conjunto de temas, problemas y actividades pedaggicas
relativos a la cultura propia de las comunidades negras, y se desarrollarn como parte integral
de los procesos curriculares del segundo grupo de reas obligatorias y fundamentales
establecidas en el artculo 23 de la Ley 115 de 1994, correspondiente a ciencias sociales,
historia, geografa, Constitucin Poltica y democracia. Tambin podr efectuarse mediante
proyectos pedaggicos que permitan correlacionar e integrar procesos culturales propios de
las comunidades negras con experiencias, conocimientos y actitudes generados en las reas y
asignaturas del plan de estudios del respectivo establecimiento educativo.
Pargrafo. En armona con lo dispuesto por el artculo 43 del Decreto 1860 de 1994, las
instituciones educativas estatales debern tener en cuenta lo establecido en este artculo, en el
momento de seleccionar los textos y materiales, para uso de los estudiantes.
Como se ve, el artculo establece las reas y metodologas prioritarias para el desarrollo de la Ctedra y
en su pargrafo identifica uno de los elementos determinantes del proceso formativo de los estudiantes,
al indicar la necesaria correspondencia entre dicho proyecto y la seleccin de los materiales educativos
a emplearse en las instituciones educativas.
Tambin establece el Decreto los propsitos a alcanzar con el desarrollo de los proyectos de Ctedra, as
como los responsables de dicha funcin:
Artculo 3. Compete al Consejo Directivo de cada establecimiento educativo, con la asesora
de los dems rganos del Gobierno Escolar, asegurar que en los niveles y grados del servicio
educativo ofrecido, los educandos cumplan con los siguientes propsitos generales, en


El resaltado es nuestro

29

desarrollo de los distintos temas, problemas y proyectos pedaggicos relacionados con los
estudios afrocolombianos: a) Conocimiento y difusin de saberes, prcticas, valores, mitos y
leyendas construidos ancestralmente por las comunidades negras que favorezcan su identidad
y la interculturalidad en el marco de la diversidad tnica y cultural del pas; b) Reconocimiento
de los aportes a la historia y a la cultura colombiana, realizados por las comunidades negras; c)
Fomento de las contribuciones de las comunidades afrocolombianas en la conservacin y uso y
cuidado de la biodiversidad y el medio ambiente para el desarrollo cientfico y tcnico.
Por los aspectos sealados, as como por el resto del articulado del Decreto, podra considerarse que
la norma es clara al definir el mbito de aplicacin, los responsables, posibles contenidos temticos
y orientaciones pedaggicas de la Ctedra: busca generar procesos pedaggicos orientados al
conocimiento y reconocimiento de estas poblaciones y sus aportes histricos y presentes a la construccin
de la Nacin, al tiempo que se generan mecanismos para la erradicacin del racismo que histricamente
han padecido. Es decir, la Ctedra promueve la construccin de estrategias pedaggicas para transformar
las relaciones de toda la sociedad colombiana en relacin con las poblaciones afrodescendientes.
Teniendo en cuenta estas definiciones, vale la pena resaltar tres elementos centrales de lo establecido
en la legislacin:
En primer lugar, la Ctedra es de obligatorio cumplimiento en todos los establecimientos
educativos del pas, pblicos y privados, en los niveles de preescolar, bsica y media y, derivado de
lo anterior, no se dirige exclusivamente a las poblaciones negras, palenqueras, afrocolombianas
y/o raizales.
En segundo lugar, la Ctedra debe afectar el currculo, ya sea de manera integral en el rea de
Ciencias Sociales, o mediante proyectos pedaggicos que afecten el plan de estudios. Esto es, en
su concepcin original, Ctedra no es equivalente a una asignatura o materia aislada.
En tercer lugar, es pertinente precisar la diferencia entre la CEA, en el sentido que se viene
sealando, y la etnoeducacin. A pesar de ser proyectos complementarios, uno y otro tienen
objetivos particulares que los diferencian.

La Ctedra no es exclusivamente de, ni para, los afrodescendientes


As como es comn que los maestros del pas desconozcan la obligatoriedad de la Ctedra en el sistema
educativo nacional, tambin circula la idea de que es un proyecto de o para los afrodescendientes,
muy en contrava con lo establecido en la legislacin y muy al contrario del sentido poltico que se
le dio a la Ctedra desde su concepcin inicial. La obligatoriedad de la Ctedra no es un capricho de
los afrodescendientes, es una condicin fundamental para que se cumpla su propsito. Si lo que se
busca con ella es contribuir a la redefinicin y transformacin de las relaciones interculturales en el
conjunto de la sociedad (lo que evidentemente incluye a las poblaciones blanco/mestizas, indgenas y
afrocolombianas, negras y raizales), no tiene sentido dirigirlo solo a uno de los sectores que participa de
la relacin.
Al analizar sus objetivos podemos comprender mejor su sentido, y en particular el hecho de que se asume
que el problema que se quiere afectar no es particular de un sector de la poblacin, sino estructural de
la sociedad colombiana:
Conocer y exaltar los aportes histrico-culturales, ancestrales y actuales de las comunidades
afrocolombianas a la construccin de la nacin colombiana.
Reconocer y difundir los procesos de reintegracin, reconstruccin, resignificacin y redignificacin
tnica y cultural de los descendientes de los africanos esclavizados en Colombia, en la perspectiva

30

de nuevas lecturas sobre la configuracin de la identidad nacional.


Aportar al debate pedaggico nacional nuevos enfoques sobre las posibilidades conceptuales y
metodolgicas de asumir la multiculturalidad e interculturalidad desde el quehacer educativo.
Contribuir al fortalecimiento de la identidad, autorreconocimiento y autoestima de los colombianos
en el contexto del sentido de pertenencia a la nacin colombiana.
Propiciar el desarrollo de actitudes de comprensin y respeto de la diversidad tnica y cultural
existente en el pas, proscribiendo los prejuicios y estereotipos discriminatorios.
Replantear los enfoques pedaggicos y didcticos que orientan la elaboracin de textos y
materiales de estudio en relacin con la realidad del africano, afroamericano y, particularmente,
de lo afrocolombiano.

Para concretar estos objetivos, los lineamientos curriculares establecen un conjunto de estrategias
orientadas al trabajo pedaggico.

La Ctedra no es una asignatura, o materia, en el plan de estudios


De acuerdo con lo establecido en los lineamientos curriculares, la Ctedra no es una ctedra en el sentido
convencional, es decir, no es una asignatura ms en el plan de estudios, es un proyecto complejo que
debera afectar el conjunto del Proyecto Educativo Institucional. As se seala en el captulo 6 de los
Lineamientos:
La CEA es una propuesta educativa de amplio espectro para ubicar no slo en el plan de estudios,
sino en el Proyecto Educativo Institucional y en todas las actividades curriculares, para impregnar
toda la vida escolar (MEN 2001:31).
Uno de los aspectos sealados en aquel documento es el de las ocho dimensiones desde las cuales se
puede pensar y disear la Ctedra, a saber: Dimensin Poltico-Social, Dimensin Pedaggica, Dimensin
Lingstica, Dimensin Ambiental, Dimensin Neohistrica, Dimensin Espiritual, Dimensin Investigativa
y Dimensin Internacional. A estas se debe aadir una serie de consideraciones metodolgicas, centradas
en la transversalidad de este proyecto educativo.
Si la CEA no es una simple asignatura, cmo puede afectar el Plan de Estudios, el Proyecto Educativo
Institucional y el conjunto de las actividades curriculares? Se trata en primer lugar de atravesar las
distintas reas del conocimiento de tal manera que las temticas y problemticas afrocolombianas
no sean slo captulos apartes fuera o dentro de los discursos cientficos o disciplinares. Es decir,
desde las respectivas competencias disciplinarias con base en los estudios etnoculturales de toda
ndole existentes, se pueden formular distintos interrogantes para considerar en los ncleos bsicos
de anlisis de los saberes y proyectos de investigacin (MEN 2001:47).
Ms adelante, se seala la complejidad que implica asumir la transversalidad y se problematiza los
esquemas tradicionales de enseanza basados en una concepcin disciplinar convencional:
En todo caso, la transversalidad es compleja y por ende, no se puede reducir a seleccin de
algunos contenidos temticos afrocolombianos con la lgica de su organizacin en torno
a asignaturas. El ejercicio de insercin de contenidos temticos afrocolombianos por reas y
niveles educativos lo deben hacer los propios maestros, considerando las realidades particulares
regionales y de las instituciones escolares. Pero deben hacerlo con el convencimiento de que no
se trata simplemente de ampliar el horizonte de las disciplinas en las estructuras tradicionales
de sus enseanzas [] (MEN 2001:48).

31

Dada su reciente trayectoria y la novedad que supone en cuanto a las perspectivas convencionales
para abordar temas como la historia de los afrodescendientes, sus aportes a las artes, las ciencias o la
poltica, la Ctedra requiere, adems, una perspectiva no-necesariamente disciplinar, probablemente
transdisciplinar y/o in-disciplinar. Para ello, la Ctedra se ha concebido desde una perspectiva transversal,
como proyecto que busca afectar al conjunto del proyecto curricular de las instituciones educativas, y
ello no necesariamente hace parte de las tradiciones de formacin y prcticas de los maestros del pas.
En consecuencia, su concrecin implica nuevas miradas y renovadas estrategias para pensar y hacer los
proyectos curriculares y las prcticas de los maestros. Es por ello que el desarrollo de la Ctedra requiere
del compromiso decidido de los educadores.
Adems de lo ya sealado, los lineamientos curriculares indican algunos de los aspectos centrales a
tener en cuenta en relacin con la formacin de estos educadores; as mismo, establecen que sta es
una condicin clave para hacer realidad la poltica educativa. Entre los componentes centrales de la
formacin de docentes, en los lineamientos se definen tres: la pedagoga como saber fundante del
maestro, la investigacin formativa como fuente de conocimiento pedaggico y didctico, y el referente
cultural (algo sobre lo que nos ocupamos en el Captulo 6).

Ctedra y etnoeducacin
Si consultamos el marco normativo, encontramos que la Ley 70 de 1993 establece el derecho de las
poblaciones afrodescendientes a la educacin en varios sentidos. Los artculos 32, 34 y 35 se refieren al
derecho a la educacin de y para el grupo tnico:
ARTICULO 32.- El Estado colombiano reconoce y garantiza a las comunidades negras el derecho
a un proceso educativo acorde con sus necesidades y aspiraciones etnoculturales.
La autoridad competente adoptar las medidas necesarias para que en cada uno de los niveles
educativos, los currculos se adapten a esta disposicin.
ARTCULO 34.- La educacin para las comunidades negras debe tener en cuenta el medio ambiente, el
proceso productivo y toda la vida social y cultural de estas comunidades. En consecuencia, los programas
curriculares asegurarn y reflejarn el respeto y el fomento de su patrimonio econmico, natural, cultural
y social, sus valores artsticos, sus medios de expresin y sus creencias religiosas. Los currculos deben
partir de la cultura de las comunidades negras para desarrollar las diferentes actividades y destrezas en
los individuos y en el grupo, necesarios para desenvolverse en su medio social.
ARTICULO 35.- Los programas y los servicios de educacin destinados por el Estado a las comunidades
negras deben desarrollarse y aplicarse en cooperacin con ellas, a fin de responder a sus necesidades
particulares y deben abarcar su historia, sus conocimientos y tcnicas, sus sistemas de valores, sus
formas lingsticas y dialectales y todas sus dems aspiraciones sociales, econmicas y culturales.
El Estado debe reconocer y garantizar el derecho de las comunidades negras a crear sus propias
instituciones de educacin y comunicacin, siempre que tales instituciones satisfagan las
normas establecidas por la autoridad competente.
En este sentido, aquellos proyectos agenciados directamente por los miembros de una comunidad
perteneciente al grupo tnico y cuyo propsito es fortalecer su autonoma y proyecto de vida, es a lo que
se denomina etnoeducacin. De otra parte, los proyectos cuyo objetivo es dar a conocer los aportes de
la poblacin afrocolombiana en diversos campos de la vida nacional y a eliminar las formas de racismo

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y discriminacin, seran los que corresponden a la aplicacin de la CEA. Estos proyectos pueden ser
realizados en comunidades e instituciones donde la poblacin no necesariamente pertenece al grupo
tnico, al igual que en instituciones donde la poblacin afrodescendiente sea mayoritaria. De hecho,
teniendo en cuenta la obligatoriedad de la Ctedra, este tipo de proyectos debe realizarse en todas las
instituciones educativas del pas (lo que no sucede con la etnoeducacin).
Al respecto, el Artculo 39 de la Ley 70 establece:
ARTICULO 39.- El Estado velar para que en el sistema nacional educativo se conozca y se difunda
el conocimiento de las prcticas culturales propias de las comunidades negras y sus aportes a la
historia y a la cultura colombiana, a fin de que ofrezcan una informacin equitativa y formativa
de las sociedades y culturas de estas comunidades.
En las reas de sociales de los diferentes niveles educativos se incluir la Ctedra de Estudios
Afrocolombianos conforme con los currculos correspondientes.
No sobra insistir en que, como veremos en el prximo captulo, es posible que proyectos educativos
de Ctedra sean realizados en comunidades en las que la poblacin negra, afrocolombiana o raizal es
mayoritaria. Teniendo en cuenta estos y otros elementos sobre los cuales se fundamenta la CEA, vale la
pena conocer cules son los desarrollos actuales de esta propuesta, es decir, algunos de los factores que
facilitan o dificultan su implementacin en las instituciones educativas del pas.
En el prximo captulo se presenta una caracterizacin preliminar de experiencias significativas en la
aplicacin de la Ctedra en diferentes regiones del pas, construida a partir de los talleres regionales
realizados en la primera etapa de este proyecto.

Bibliografa
Escobar, Arturo; Sonia lvarez y Evelina Dagnino (Editores)
2001 Poltica cultural y cultura poltica. Una nueva mirada sobre los movimientos sociales latinoamericanos. Bogot: Taurus ICANH.
Escobar, Arturo; Libia Grueso y Carlos Rosero
1999 El proceso organizativo de Comunidades negras en el Pacfico colombiano. En: Escobar,
Arturo, El final del salvaje. Naturaleza, cultura y poltica en la antropologa contempornea, pp.
169-199. Bogot: ICANH CEREC.
Gros, Christian
2000 Polticas de la etnicidad. Identidad, Estado y modernidad. Bogot: ICANH.
MEN
2001 Ctedra de Estudios Afrocolombianos. Lineamientos curriculares. Bogot: MEN

 Desde el punto de vista pedaggico y normativo, la relacin entre etnoeducacin y Ctedra es de complementariedad.
De hecho, la Ctedra hace parte de los desarrollos de la poltica etnoeducativa y de los derechos educativos de los
grupos tnicos, en particular el afrocolombiano, tal como lo establecen sus lineamientos curriculares (MEN 2001).

33

2. La Ctedra hoy: avances


en su implementacin


l diseo de estos aportes para la implementacin de la Ctedra tuvo entre sus objetivos el de
incluir claramente la voz de comunidades educativas y maestros, sus particulares preocupaciones,
necesidades e intereses. A partir de las experiencias y sus aprendizajes, buscamos producir
herramientas para el diseo de nuevos proyectos curriculares encaminados a la visibilizacin de las
poblaciones negras.
En el proceso nos orientaron preguntas como stas: qu es lo que debe aprender todo colombiano
acerca de la presencia y aportes de las poblaciones negras a la construccin de la nacin? Cmo hacer
de la escuela y sus proyectos educativos espacios para el reconocimiento y valoracin positiva de estos
aportes? Qu debe aprender todo colombiano para contribuir a eliminar todas las formas de racismo
y discriminacin hacia estas poblaciones? Cmo promover prcticas educativas que contribuyan a la
construccin de una sociedad intercultural?
Las experiencias conocidas a lo largo del proceso de investigacin, nos dieron respuestas interesantes a
algunas de nuestras preguntas y nos plantearon nuevos interrogantes. Consideramos que es pertinente
presentar algunos de los resultados del proceso de caracterizacin de experiencias significativas en
la implementacin de la Ctedra; particularmente algunas tendencias en la implementacin de estos
proyectos en diferentes regiones del pas. Esta caracterizacin preliminar nos permite identificar
tendencias en cuanto a estrategias metodolgicas, poblacin objeto y esquemas de evaluacin.

Experiencias significativas en la implementacin de la Ctedra de Estudios


Afrocolombianos en diversas regiones del pas. Tendencias
Como ya mencionamos, para poder producir estos aportes para la aplicacin de la Ctedra consideramos
necesario consultar sus avances en las instituciones educativas del pas; es decir, con los avances y
dificultades resultantes de la prctica de los maestros. Es por ello que la caracterizacin que elaboramos
se basa en una serie de talleres realizados en diferentes lugares del pas, a los que asistieron maestros,
estudiantes y padres de familia, as como algunos funcionarios de entidades territoriales, miembros de
la Comisin Pedaggica Nacional y comisiones departamentales, y otros expertos en el tema.
En el mismo sentido de los talleres, se realizaron algunas visitas a instituciones educativas que trabajan
la Ctedra, con el nimo de complementar la informacin obtenida y profundizar en algunos de los
aspectos mencionados para la caracterizacin. Se trat de que a cada taller correspondiera al menos una
visita a experiencias significativas.

34

Axel Rojas y Yaneth Hoyos

Los talleres se realizaron en las ciudades de Cali, Buenaventura, Quibd, Popayn, Cartagena, Medelln, Bogot, San
Andrs y Guapi. Participaron 74 experiencias y ms de 400 asistentes.

La caracterizacin nos permite observar los avances de las experiencias que, bajo diferentes esquemas,
han logrado llevar la Ctedra a la prctica. Tambin encontramos que todava se presentan dificultades
en cuanto a la disponibilidad de materiales didcticos, ausencia de textos educativos que incorporen
contenidos acerca de la historia y realidades actuales de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales
y sus aportes a la construccin de la nacin, as como propuestas pedaggicas para la construccin de
relaciones interculturales y la eliminacin de todas las formas de discriminacin y racismo, o programas
de formacin docente que contribuyan a orientar este tipo de proyectos educativos.
Varios factores inciden en el avance de los proyectos de Ctedra. Sin embargo, consideramos que
uno de ellos es especialmente determinante: la accin institucional de las entidades territoriales para
la promocin de la Ctedra, que se expresa de diversas formas. Tal vez la de mayor incidencia es la
promocin de programas de formacin de docentes. En este sentido, podemos sealar los casos de los
departamentos del Valle del Cauca, Bolvar, San Andrs, Providencia y Santa Catalina, y Antioquia. As
mismo, las Secretaras de Educacin Distrital de Bogot y Cartagena, son casos emblemticos.
La existencia de estas acciones en las entidades territoriales se ha dado en asocio con instituciones
de educacin tcnica y universitaria, como es el caso de las universidades del Pacfico y Nacional, y
el Instituto de Investigacin y Educacin Manuel Zapata Olivella, COMFAMA y el INFOTEP, cuya labor
formativa ha sido decisiva.
Ello no quiere decir que ste sea el nico esquema posible; en ocasiones, es el trabajo de organizaciones
sociales el que promueve los desarrollos de la Ctedra. Es el caso de JUNPRO, en el caso de la Costa
Pacfica del departamento del Cauca, el Movimiento Sinecio Mina y la Ruta Afrocolombiana en el norte
del mismo departamento (esta ltima en asocio con la Universidad del Cauca), la Red de maestros Hilos
de Ananse en Bogot o la organizacin ngela Davis en el Atlntico.
Los esquemas de este tipo de accin institucional son diversos e incluyen programas de formacin
ms o menos continuada de docentes, diseo de materiales didcticos, publicacin de orientaciones
curriculares, acompaamiento pedaggico a las experiencias, realizacin de encuentros de intercambio
y acciones de poltica territorial para el cumplimiento de los mandatos normativos.
A pesar de lo significativo de estos avances, los desarrollos de la Ctedra todava son insuficientes,
ms aun si tenemos en cuenta que la legislacin prev su implementacin en todas las instituciones
educativas del pas. Lo que s parecen mostrar estas experiencias son algunos de los caminos posibles en
el caso de que se quiera fortalecer esta poltica de Estado, particularmente en el campo de las acciones
institucionales. Dado que nuestro objetivo no se centra en estos aspectos, no nos detendremos ms en
ellos y pasaremos a presentar los desarrollos en el campo pedaggico, tratando de mostrar algunas de
las tendencias que resultan de analizar comparativamente las experiencias presentadas en los talleres.

La Ctedra como asignatura


Definitivamente el trmino Ctedra evoca con bastante frecuencia la idea de asignatura o materia. Es
as que muchas de las crticas a la CEA se centran en lo efmero de otras iniciativas del mismo tipo, como
la Ctedra de Constitucin Poltica, por ejemplo. Alegan quienes hacen la crtica, que asumir este tipo
de proyectos como ctedras implica una serie de dificultades para el planeamiento acadmico en la
institucin, pues supone abrirle espacio a una nueva materia, designarle un docente, pero, sobre todo,
quitarle tiempo a otras reas muchas veces consideradas ms importantes. Con el tiempo, y ante la
inexistencia de mecanismos que garanticen su obligatoriedad o que demuestren su pertinencia, las
ctedras suelen desaparecer sin pena ni gloria.

35

Uno de los motivos para no darle importancia a las ctedras es que las competencias que all se promueven
no son incorporadas en los sistemas de evaluacin o pruebas de Estado, o lo hacen de manera marginal,
lo cual redunda en que los maestros no encuentren razn para continuar realizando un trabajo que no
se encuentra entre las prioridades institucionales.
Sin embargo, si observamos las experiencias que hacen Ctedra en el pas, encontramos que algunas
de ellas desarrollan su propuesta desde una asignatura. La mayora como parte del rea de Ciencias
Sociales y, en algunos casos, acompaada de algunos proyectos pedaggicos complementarios. Es el
caso de la Institucin Educativa San Luis, de Cartagena:
La Ctedra de Estudios Afrocolombianos est incluida en el rea de Ciencias Sociales, como una
asignatura. En las otras reas se desarrollan proyectos que apunta al conocimiento y valoracin
de la identidad afrocolombiana y el rescate de tradiciones. Se est trabajando para seguir
profundizando cada una de las prcticas pedaggicas en relacin con las manifestaciones
culturales: cmo se ubican en relacin con el conjunto de la cultura afrocolombiana y qu papel
cumple en la continuidad de la cultura afrocolombiana, con el fin de no quedarse solo en la prctica
cultural arriesgando su conservacin; por ejemplo, en el caso de la medicina tradicional no solo se
debe aprender el valor curativo de las plantas sino todo lo relacionado con la espiritualidad y la
filosofa de los pueblos afrocolombianos. En la experiencia de San Luis Gonzaga y Palenque San
Basilio, hay que resaltar que en Palenque San Basilio la experiencia ha traspasado las cuatro paredes
de la institucin educativa puesto que los que estn trabajando en el proceso etnoeducativo hacen
parte de las organizaciones y son quienes trabajan en el proyecto Palenque como patrimonio
inmaterial de la humanidad. Son tambin las instituciones que estn en etnoeducacin quienes
trabajan los proyectos Festival de Tambores y han elaborado algunos materiales que han servido
como instrumento de educacin a las comunidades y organizaciones en materia de investigacin
territorial y ambiental. En cuanto al material pedaggico, construyeron la cartilla en lengua
palenquera, la revista Cusuto que en estos momentos por falta de recursos no se ha vuelto a publicar,
elaboracin de videos. Este trabajo ha servido para seguir fortaleciendo el proceso no solamente
en Palenque sino en otras comunidades (Escuela San Luis Gonzaga. Cartagena, Bolvar).
Trabajar la Ctedra de esta manera tiene ventajas y desventajas. De una parte, garantiza la existencia de
un espacio formal para trabajar temas que de otra forma no seran incluidos en el trabajo pedaggico.
As, la Ctedra se hace visible y debe ser incluida en el planeamiento acadmico, asignndole labor a un
docente y destinndole una intensidad horaria. En la mayora de las ocasiones, la asignacin horaria es
de una hora semanal, y en el mejor de los casos, dos.
Las desventajas tienen que ver con que, al llevar la Ctedra a una asignatura, puede darse la idea de que
los problemas que se quiere abordar pueden ser tratados por fuera de las dinmicas de enseanza de las
diferentes reas fundamentales y obligatorias. Es decir, por poner un ejemplo, pareciera que la historia
de los afrocolombianos no es un problema del rea de historia, sino ms bien un problema adicional
que debe sumrsele al plan de estudios. Y as para cada uno de los temas o problemas que se aborden;
al asumir la Ctedra como asignatura, se libera o se desobliga a los profesores de las diferentes reas
a pensar en posibilidades distintas en la orientacin de sus cursos. En ltima instancia, no podemos
olvidar que no se trata de unos contenidos adicionales a los que debe buscarse un espacio en el plan de
estudios o, ms aun, en el currculo. Al contrario, lo que la Ctedra debera posibilitar son nuevas miradas
al conjunto de la propuesta formativa de cada institucin.
Al estudiar la obra de intelectuales afrocolombianos como Manuel Zapata Olivella, o de literatos como
Candelario Obeso, no se est estudiando solo a personajes afrocolombianos, lo que podra entenderse
como un tema que solo interesa a los afrocolombianos, como algo nuevo o adicional, ms bien se tratara de

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construir una nueva mirada sobre la historia de la literatura y la produccin intelectual en el pas y el planeta
en la que los afrodescendientes han hecho aportes fundamentales, aunque son escasamente conocidos.
Igual para otras reas del conocimiento como Ciencias Naturales, Lengua Castellana o Matemticas.
Se trata de construir miradas muchos ms ricas en cada uno de los casos, antes que promover la idea
de un conocimiento relativo a la sociedad nacional y otro sobre los afrocolombianos. En este sentido,
la Ctedra debe cuidarse de promover la idea de ser un aadido al proceso de aprendizaje escolar y
mostrarse como una oportunidad para construir procesos de aprendizaje enriquecidos en la pluralidad
de matrices culturales que conforman la nacin.
Eso s, es necesario hacer una salvedad sobre aquellas experiencias que trabajan la Ctedra de esta
manera. No se trata de descalificar su trabajo, al contrario, muchas de ellas muestran un potencial
transformador importante en las formas de entender la multiculturalidad en las escuelas y colegios, y en
particular en la posibilidad de conocer y reconocer las trayectorias afrodescendientes en el pas.
Las experiencias presentes en los talleres mostraron que este tipo de iniciativas se trabajan bsicamente de
dos formas: como asignatura en el rea de Ciencias Sociales y como asignatura independiente en el plan de
estudios. En ambos casos, se encuentran formas de trabajo por unidades temticas, con contenidos, objetivos,
fines, actividades, logros e indicadores de logro, o temticas propuestas con objetivos y criterios de evaluacin.
En ocasiones se trabaja en los niveles de bsica y media, en otras solo en uno de ellos; hay intentos de trabajar
en el nivel de transicin. Miremos el caso de la Institucin Educativa San Vicente, de Buenaventura:
La Ctedra se trabaja como rea. Se construye un plan de rea y se hacen proyectos pedaggicos.
El rea se llama CEA y etnoeducacin para la diversidad. Se trabajan temas como: racismo y
discriminacin racial; xenofobia; igualdad de las razas humanas; mitos y leyendas del Pacfico;
conocer Buenaventura (Ctedra Buenaventura); ejercicios varios: sopa de letras, lectura de
artculos, crucigramas, juegos, cantos, etc. Desde el preescolar se parte del interrogante Quin soy
yo? aprenden a conocerse, a conocer sus races. En todos los grados se trabaja con las experiencias
de los abuelos, tambin con plantas medicinales y alimenticias; se elaboran pomadas y otros
productos que pueden ser comercializados. Desde lo pedaggico conceptual se construy una
malla curricular, con ejes temticos, logros, indicadores de logros, estndares y una metodologa
a trabajar en cada grado. Para formar en Ctedra, que es para todas las etnias y en etnoeducacin
que es una materia para la diversidad, hay necesidad de formar equipo. De cero a quinto se enfatiza
en la identidad, en la procedencia, y en relacin de las nias con las otras nias; no los valores
de la afrocolombianidad sino de la humanidad: el respeto, la solidaridad, la amistad, el amor,
la confianza. Disfrazamos lo etnoeducativo con lo de competencias ciudadanas, con lo de raza
humana. El mayor aporte ha sido llevar la etnoeducacin a una actividad cotidiana. En espacios
extracurriculares las nias trabajan danzas, teatro, msica, los productos propios, la produccin
literaria, los peinados (Institucin San Vicente. Buenaventura, Valle del Cauca).
Probablemente por su vnculo con el rea de Ciencia Sociales, la mayora de las experiencias trabajan
sobre temticas relacionadas con la historia; aunque en ocasiones se trabaja sobre saberes ancestrales,
expresiones artsticas o gastronmicas, entre otras.

La Ctedra como proyecto transversal en Ciencias Sociales


De las instituciones que participaron del proceso de caracterizacin, un grupo importante desarrolla la
Ctedra de una manera bastante similar a la que indican la legislacin y los lineamientos curriculares.
Se trata de proyectos de Ctedra que se ubican de manera transversal en el grupo de reas de Ciencias
Sociales.

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Las instituciones al iniciar el ao en la planeacin plantean un proyecto de Ctedra que se desarrolla desde
todas las asignaturas de ciencias sociales, en la temtica de cada una estn incluidos temas relacionados con
la cultura afrocolombiana, en algunos casos se trabaja por ejes, unidades con sus respectivos contenidos,
objetivos y formas de evaluacin. En la mayora de experiencias se observ un nivel de integracin
importante. Un buen ejemplo de ello es la experiencia del CED Monteblanco, en Bogot:
La experiencia parte de un trabajo de archivo de prensa, en el cual la docente busca que los
estudiantes conozcan la situacin de las poblaciones afrocolombianas que se reporta en la
prensa escrita nacional. De esta manera, el proceso va tornndose en una especie de innovacin
pedaggica que ha llevado a que para los cuatro grados 6 la enseanza de las ciencias
sociales est centrada en la afrocolombianidad. Al comienzo, la maestra escoga el material
y los estudiantes lo trabajaban, luego ellos deban conseguir el material, leerlo y seleccionar
los artculos para analizarlos. Posteriormente, con el material de peridicos y revistas sobre
afrocolombianidad, se organiza y se disea una especie de peridico con todas las noticias
sobre los afrodescendientes a nivel nacional y mundial y desde all surge la iniciativa de trabajar
la historia y la geografa; adems, se organiza la carpeta de la afrocolombianidad que se
trabaja a partir de una lectura que se reflexiona y discute en mesas redondas, los artculos son
propuestos por la maestra y otros consultados por los estudiantes, desde donde se abordan
temticas relacionadas con: ubicacin geogrfica, historia, Dispora Africana y legislacin
afrocolombiana. Se incluyen temas de algunos libros interesantes como La lucha negra por la
igualdad (CED Monte Blanco. Bogot, Cundinamarca).

La Ctedra como proyecto transversal en varias reas


Algunas de las propuestas de transversalizacin de la Ctedra han sido diseadas para afectar varias
reas, adems de las ciencias sociales. Encontramos propuestas en reas tan dismiles como matemticas,
ciencias naturales e informtica, adems de las ciencias sociales. En estos casos se trabajan proyectos
como etnomatemticas, investigacin sobre plantas de uso medicinal o creacin de una pgina web,
adems de actividades ligadas a las tradiciones organizativas, como los cabildos en la regin Caribe, la
memoria colectiva y/o los personajes destacados de la localidad.
Con frecuencia se trabaja sobre un proyecto macro, en ocasiones enmarcado en el Proyecto Etnoeducativo
Institucional (PEI), y se desarrolla desde las diferentes reas mediante temticas articuladas que posibilitan
la integracin. Por ejemplo, articulando el trabajo en el rea de historia a partir de cuentos africanos, que
se relaciona con lenguaje en la produccin de textos, con geografa en cuanto a ubicacin y manejo
territorial, etc. Los maestros expresan que este trabajo requiere de planeacin conjunta, coordinacin
y constante concertacin, lo que no siempre es fcil pero que resulta de gran riqueza para el trabajo
pedaggico y la formacin de los maestros.
Otra forma de trabajo es el proyecto eje movilizador, que permea todas las reas del conocimiento pero
las actividades pedaggicas y de investigacin se realizan en cada una de manera independiente; se
coordinan algunas acciones pero no siempre hay integracin. Este tipo de proyectos requiere de un
trabajo en equipo entre los docentes de la institucin y muchas veces se convierte en una oportunidad
para establecer mejores vnculos con la comunidad educativa. Veamos:
La Ctedra se trabaj inicialmente en Ciencias Sociales a travs de un plan de rea construido
por los maestros de sociales hace 3 aos y an lo estn desarrollando, y est estructurado
con objetivos generales que permiten el conocimiento de la Ctedra, sus planteamientos,
objetivos, beneficios, organizacin de la temtica por unidades desde el grado cero utilizando la
terminologa: etnia, raza, cultura, como estrategia. Como el nfasis de la institucin es en Qumica
productiva y Arte aplicada, entonces la Ctedra va encaminada a fortalecer este nfasis. La CEA,

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desde el rea de Ciencias Sociales, se trabaja cada ao mediante un proyecto. Este ao con el
rea de Ciencias Naturales se est trabajando sobre saberes prcticos; la intencionalidad de
este proyecto es que los alumnos indaguen con la comunidad sobre la tradicin oral y medicina
tradicional, consultando a los mayores. Para complementar este trabajo se est construyendo
en la institucin un herbario con todas estas plantas, tambin se hizo la investigacin y se
est adelantando el proceso de la siembra de estas plantas, posteriormente se va a organizar
la huerta. As, los maestros desde sus asignaturas la trabajan transversalmente. Se trabajan
adems de los arrullos, alabaos, chigualos del territorio, teatro en las tardes. La etnoeducacin
nos invita a que nos apropiemos de lo nuestro y lo demos a conocer en dilogo con lo de otros
(Institucin Educativa Jos Mara Cabal. Buenaventura, Valle del Cauca).
En algunos casos, las instituciones elaboran su malla curricular indicando las temticas por grados, objetivos,
logros, indicadores de logros. De manea general podra decirse que la transversalidad se observ con
frecuencia en bsica secundaria, mientras en primaria predomin el trabajo por asignatura. El siguiente es
el caso de una institucin que trabaja la Ctedra para todos los grados y reas del plan de estudios:
La Ctedra se implementa de manera transversal afectando todo el plan de estudios, desde el nivel
transicin al grado undcimo, de la siguiente manera: se definen los objetivos por grupo de grados:
de cero a tercero, cuarto y quinto, sexto y sptimo, octavo y noveno, diez y once, y para ellos unos
ejes temticos que estn organizados por unidades, cada una con sus respectivos contenidos, los
cuales se articulan a las diferentes reas del plan de estudio.
De 0 a 3, Unidad 1: La personalidad, quin soy, de dnde vengo, y los asentamientos; Unidad 2:
Mi entorno y sentido de pertenencia, mi familia, la ubicacin, mi casa, vereda, barrio, municipio
y departamento; Unidad 3: Sociocultural y experiencias, valores, mis costumbre, alimentacin,
folclor, cultura y cuentos.
Grados 4 y 5, Unidad 4: La personalidad (2), Los grupos tnicos, la llegada del hombre afroamericano
o afrodescendiente, los asentamientos; Unidad 5: Mi entorno y sentido de pertinencia (2), tenemos
las regiones afrocolombianas o afrodescendientes, folclor e instrumentos y usos, regiones, valores,
mitos y leyendas, aportes econmicos, aportes del negro, de su historia, personajes.
En la bsica secundara de 6 a 9, Unidad 6: Identidad, afroamericanos, ubicacin del negro en
Amrica, terminologa, qu es la raza; Unidad 7: Mi entorno y mi raz, presentamos esclavitud,
periodicidad de frica, ubicacin e influencia de sta, religin, e identidades; Unidad 8: El folclor
y su origen, literatura, cuentos, bailes y otros; costumbres sobre alimentacin y otras; gneros
literarios; expresiones culturales, teatro, danza y otros; Unidad 9: Etnoecologa, aportes ecolgicos
del afrodescendiente y tenemos los aportes del afrodescendiente en el deporte, la msica, el teatro,
la historia y otros ms.
Grados 10 y 11, Unidad 10: Aportes culturales, lo afroamericano y su tecnologa; gente y raza;
instalacin del afrodescendiente en los diferentes medios del pas.
Se trabajan proyectos de aula desde donde se aborda cada eje temtico y dentro de los planes de
estudios se ha proyectado un contrato de trabajo a travs de un cuadro, que lo hemos llamado
contrato de trabajo, en donde se asignan tareas, la responsabilidades, el material que se va ha
utilizar y las fechas o los plazos que se quieren para realizar estas tareas. Para el desarrollo de esta
metodologa las estrategias estn basadas en la construccin y el inters colectivo de educadores
y educandos, mediante un plan de accin que contempla actividades ldicas pedaggicas como:

39

juegos, guas didcticas de apoyo, planes de aula, videos, carteleras, cuentos, casetes, Internet,
entre otros.
Como parte del trabajo est el diseo de una cartilla tomando como eje transversal las ciencias
sociales donde se muestra lo bsico y esencial sobre la implementacin de Ctedra en el aula.
Otra actividad que fortalece el proceso es la celebracin del da de la Ctedra Afrocolombiana
Etnoeducativa, desde el preescolar, primaria y nocturna. En los grados se trabajaron talleres:
en los grados 0, 1 y 2 con cuentos, poesa, rondas infantiles y danzas; en 3, 4 y 5 a travs de
medios audiovisuales. Los padres de familia que tienen experiencias se los invita a narrar cuentos
ancestrales a los nios (Institucin Educativa Las Amricas, Municipio de Florida, Valle).

La Ctedra como asignatura y como perspectiva transversal


Dentro de las mltiples estrategias de implementacin de la Ctedra, algunas instituciones trabajan de
manera simultnea con una asignatura en primaria y de manera transversal en secundaria. Encontramos
tambin la opcin de Ctedra como asignatura y como estrategia transversal en todos los grados, lo que
representara la opcin de mayor presencia en un proyecto educativo, aunque no es la ms frecuente.
La CEA se trabaja como asignatura en el marco del ncleo tnicoambiental, en conjunto con el
proyecto etnoeducativo Rescate de Nuestra Identidad, que se desarrolla de manera transversal
en toda la institucin.
Inicialmente, el desarrollo de la Ctedra y la implementacin del proyecto estuvo concentrado
en los siguientes aspectos: la elaboracin del plan de rea para 3 aos, actividades donde
permanentemente est incluido el proyecto, de realizacin del proyecto a docentes de la bsica
primaria por los tres aos, lanzamiento del proyecto de etnoeducacin a la comunidad, taller
dirigido a docentes, padres de familia, estudiantes y miembros de la comunidad en general
sobre su identidad, sentido de pertenencia.
Para el trabajo de la Ctedra se plantean actividades y estrategias metodolgicas teniendo como
elemento fundamental el trabajo de la historia para entenderla de manera crtica y valorarla. En
bsica primaria se inician temas sobre manejo ambiental y costumbres y a medida que se avanza
en los grados se va profundizando. Se cuenta con el rincn tnico. Entre las actividades que lidera
el grupo de docentes que trabajan la Ctedra y el proyecto etnoeducativo tenemos: la muestra
afrocolombiana que vincula todos los profesores, los estudiante y personas de las diferentes
organizaciones; presentan un acto cultural, ofrecen degustaciones de bebidas, guarapo, el
biche, y se muestra el trabajo que se ha desarrollado en la Ctedra durante el ao; interaccin
cultural con las instituciones educativas de corregimientos del Valle y el municipio de Mulal;
concurso de platos tpicos, de versos, coplas, cantos, mitos, leyendas, de vestidos, peinados y
bailes tradicionales; da de la raza y la afrocolombianidad; exposicin del mapa de Colombia
resaltando departamentos con mayor presencia de afrocolombianos y otros objetos elaborados
con material de la regin (Institucin Educativa Lpez de Mesa. Baha Solano, Choc).

La Ctedra por proyectos y actividades


Tal vez la forma ms incipiente de hacer Ctedra es sta. En algunas instituciones no se logra que la Ctedra
tenga un lugar formal en el currculo, y en particular en el plan de estudios; no es una asignatura ni se trabaja
de manera transversal en un rea o conjunto de reas. La Ctedra en estos casos es entendida como un
conjunto de actividades que se desarrollan con el propsito de dar a conocer manifestaciones culturales de
las poblaciones negras, tanto a nivel local como regional o nacional. Se pueden encontrar proyectos acerca
de las expresiones artsticas o gastronmicas, festivales musicales, trabajos sobre la historia local a travs de la

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memoria colectiva, entre otros. Estos proyectos promueven la investigacin y buscan fortalecer el sentimiento
de dignidad de los estudiantes afrocolombianos. En algunos casos, se genera una participacin activa de los
padres de familia quienes se incorporan en la realizacin de estas actividades.
As inicia la Ctedra de Estudios Afrocolombianos que se implementa como un eje transversal al
plan de estudios y en su plan de accin seala una programacin con eventos en relacin a la
cultura afrocolombiana. Por ejemplo: elaboracin de cartelera Insurreccin de los Comuneros
(participacin de los negros); cartelera Benkos Bioh, Da mundial contra el racismo y la
discriminacin racial, Da de la declaratoria de Patrimonio Histrico y Cultural de Cartagena,
Da nacional de la afrocolombianidad, semana de competencias que fomentan la convivencia
pacfica, da de la cultura, de la democracia, da de San Pedro Claver, festival folclrico, da de la
raza y la juventud colombiana, da de ngeles somos (Institucin Educativa Manuela Vergara
de Curi. Cartagena, Bolvar).
Algunas instituciones presentaron, como forma de hacer Ctedra, actividades puntuales que hacen
parte de su calendario institucional. Tenemos entre ellas: celebraciones de fechas especiales, Da de
la afrocolombianidad y conmemoracin de hechos importantes en reconocimiento a personajes
destacados dentro de las poblaciones negras, afrodescendientes, palenqueras y raizales. Incluye la
realizacin de actos artsticos, semanas culturales, muestras gastronmicas, ferias artesanales, etc.

Poblacin a la que se dirigen actualmente los proyectos de Ctedra


Como sealamos anteriormente, la Ctedra no es un proyecto educativo para las poblaciones
afrodescendientes, es un proyecto que ellas pueden desarrollar pero que est dirigido al sistema
educativo nacional en su conjunto. Es decir, los destinatarios de los proyectos de Ctedra deberan ser
todos los estudiantes colombianos. A pesar de ello, la mayor parte de la poblacin estudiantil que se est
formando en los proyectos de Ctedra es poblacin negra, afrocolombiana, palenquera y/o raizal.
Esta situacin nos puede estar indicando varias cosas. Por un lado, es posible que quienes histricamente
han padecido diferentes formas de discriminacin sean los ms interesados en resolverlas, y sea por ello
que la mayor parte de los maestros comprometidos con proyectos de Ctedra sean afrocolombianos. Es
probable tambin que, como ya hemos sealado, la Ctedra siga siendo vista como un proyecto para la
gente negra, que ellos deben agenciar. Las preguntas por resolver no son pocas.
Es necesario estar preparados para responder a situaciones como la que nos fue mencionada en uno de
los seminarios de trabajo del proyecto. Qu hacer cuando estamos frente a un grupo de estudiantes
mayoritariamente blanco/mestizo para hablar del racismo y sus manifestaciones, pero sin herir a una
pequea minora de nios negros que hacen parte del mismo grupo? o Cmo promover la Ctedra en
sectores de poblacin como los indgenas? Estos y otros tantos interrogantes surgen a medida que se
avanza en el proyecto, pero an es difcil saber qu podra proponerse frente a ellos.
Por ltimo, no son pocos los docentes que desconocen la Ctedra. En diferentes lugares del pas hicimos
el ejercicio de preguntar a los maestros y nos dijeron no saber de qu se trataba. Algunos dijeron saber
que exista pero no que era algo obligatorio. Aqu tambin surgen preguntas acerca de cmo promover
su implementacin de una manera tan efectiva como la de otras polticas curriculares. Es interesante
ver cmo la mayora de los maestros que hacen Ctedra han apropiado los estndares, pero solo una
minora de los que trabaja con estndares hace Ctedra.

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3. Dificultades en el desarrollo de la Ctedra

Motivos asociados a la escasa aplicacin de la Ctedra

ranscurridos ms de seis aos luego de la publicacin de los Lineamientos Curriculares de la Ctedra


de Estudios Afrocolombianos, los desarrollos de este proyecto son bastante dispares. De un lado,
encontramos significativos avances liderados por un conjunto de experiencias localizadas en distintos
lugares del pas, que han logrado importantes desarrollos en cuanto a poltica pblica, diseo curricular,
materiales didcticos y formacin de maestros, entre otros. De otro, perviven mltiples factores que
dificultan el consolidar estos avances o estn pendientes las acciones para apuntalar nuevos desarrollos.
Si tenemos en cuenta que uno de los propsitos de la Ctedra es el de afectar todo el sistema educativo,
se hace necesario preguntarnos por las causas que dificultan o impiden que este propsito se cumpla a
cabalidad; de ello nos ocuparemos en este captulo. No obstante, ello no quiere decir que se desconozcan
los avances alcanzados hasta ahora, algunos de los cuales ya se han mencionado.
En cuanto a los factores que inciden en la deficiente implementacin de la Ctedra en las instituciones
educativas del pas sealaremos algunos, basados en el proceso de investigacin realizado con maestros
en distintas regiones del pas y en el estudio de diferentes documentos elaborados por maestros y otros
expertos en el tema. Nos referiremos a tres mbitos diferentes: el de las acciones institucionales, el de las
prcticas educativas y el de factores asociados.

En el campo de las acciones institucionales


Hace falta apoyo en espacios, tiempo y dinero, para el desarrollo de los
proyectos. Lo que se ha construido y adelantado es con recursos propios.
Paula Azalia Murillo
Escuela Normal Superior Juan Ladrilleros,
Buenaventura, Valle del Cauca.

Este primer aspecto se refiere al hecho de que a pesar de su carcter de obligatoriedad, la Ctedra ha
tenido escasos desarrollos en el sistema educativo nacional. El funcionamiento o no de la poltica de
etnoeducacin est sustentado en un marco jurdico afn a sus objetivos; sin embargo, est demostrado
que la existencia de la poltica no se puede entender exclusivamente como la existencia de una
normatividad. La norma es condicin de posibilidad, pero no garantiza el cumplimiento de la poltica.
Como expresin de lo dicho, encontramos que las polticas pblicas para el desarrollo de la Ctedra,
donde tienen algn tipo de iniciativas, cuentan con escasos recursos asignados y por ende poco personal
responsable de su desarrollo, lo que est incidiendo negativamente en la posibilidad de institucionalizar

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Axel Rojas

las acciones concretas y darles continuidad. En ocasiones, estas iniciativas dependen ms de la voluntad
de funcionarios aislados que de decisiones institucionales de carcter permanente.
De otra parte, el esquema de descentralizacin del Estado parece incidir de manera negativa en la posibilidad
de garantizar que las polticas trazadas en el nivel central se apliquen en las entidades territoriales. La
escasa incidencia del Ministerio de Educacin en el funcionamiento de las secretaras de Educacin de las
entidades territoriales, someten la poltica a la capacidad de presin poltica de las poblaciones negras y
sus organizaciones, que en algunos casos logran niveles mnimos de incidencia y en otros, solo lo logran de
manera transitoria durante periodos de gobierno, ms no de manera sostenida como poltica institucional.
El problema parece mayor cuando se trata de afectar a aquellos sectores de la sociedad donde la presencia
de la poblacin negra es minoritaria y no existe quin demande la aplicacin de la poltica.
Ello se agrava ante la falta de claridad en cuanto a los mecanismos y los espacios en que se concretan
los derechos educativos de los grupos tnicos. En una sociedad multicultural como la colombiana, es
necesario que la Ctedra se oriente hacia la eliminacin de las formas de discriminacin y, en especial,
a aquellas agenciadas por sectores de la poblacin, distintos al propio grupo tnico. No obstante, es
frecuente que los funcionarios institucionales, algunos maestros, e incluso comunidades educativas,
vean en la Ctedra un proyecto educativo para los afrocolombianos, lo cual dificulta su implementacin
en aquellos contextos en los que no hay una presencia significativa de poblaciones negras.
Si se considera importante afectar el sistema educativo en su conjunto (de acuerdo a lo establecido en el
Decreto 1122 de 1998 y al sentido tico que implica el reconocimiento de la sociedad colombiana como
multicultural), la poltica educativa debera orientarse hacia el conjunto de la poblacin y no asumirse
solo como una poltica del o para el grupo tnico. Aunque la implementacin de la Ctedra no requiere de
alteraciones en la normatividad educativa vigente, sino de unas acciones institucionales ms decididas,
la experiencia muestra que las acciones orientadas desde el Ministerio no han sido suficientes.
Hasta la fecha, no parece haber una decisin de orden poltico suficiente desde la institucionalidad educativa
nacional y local, que los incluya de manera concreta en los programas y acciones del sector. Las experiencias
de implementacin de otras polticas pblicas de educacin ya han mostrado que para alcanzar su efectivo
funcionamiento se requiere de la inversin de recursos para investigacin y diseo de estrategias de
adecuacin curricular, para la formacin de los maestros y funcionarios, y para la produccin de materiales
educativos que ofrezcan herramientas efectivas a los maestros, entre otros. Todo ello acompaado de las
acciones institucionales necesarias para su reglamentacin, divulgacin y seguimiento.
En una direccin, ms cercana a las dimensiones propiamente educativas, el diagnstico realizado
muestra la escasez de procesos de formacin de funcionarios, produccin de materiales didcticos,
fomento a la investigacin educativa, programas de formacin docente y otras acciones que permitiran
profundizar en el cumplimiento de los propsitos de la poltica de educacin para grupos tnicos.
A ello se suma el hecho de que todava existe un amplio desconocimiento de la Ctedra entre los maestros
y comunidades educativas del pas; aun cuando se han hecho tres impresiones de los Lineamientos, con un
total de veintisis mil (26,000) ejemplares publicados, y aunque se realizaron procesos de socializacin en


Aunque ello no excluye la necesidad y la pertinencia de afrontar problemas de discriminacin interna, como el
endoracismo. Al respecto, ver el ncleo correspondiente en la segunda parte de este documento (Trayectorias
afrodescendientes).

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diversas regiones del pas luego de su primera impresin en el ao 2001. Aunque no podra afirmarse que la
escasa aplicacin obedezca exclusivamente a la falta de conocimiento o circulacin del documento existente,
es posible que el tipo de prioridades establecidas por el Ministerio en las polticas nacionales de educacin,
centradas en otro tipo de asuntos curriculares, de financiacin y administracin del sistema educativo, sean
parte de los factores que ha influido en la escasa difusin y aplicacin de la Ctedra. Se requiere entonces de
una institucionalizacin de la dimensin intercultural en la poltica educativa nacional.
Es claro que los lineamientos existentes significaron un avance; no obstante su escasa aplicacin tambin es
evidencia de algunas de sus limitaciones. Entre ellas la carencia de herramientas ms concretas para el trabajo
de los maestros en el diseo curricular y el desarrollo de estrategias pedaggicas, as como para el diseo de
contenidos y temticas que correspondan a los recientes desarrollos y aportes de las ciencias sociales y el campo
de los estudios afrocolombianos. Pero ello, en s mismo, no ser suficiente; es necesario acompaar los resultados
de este proceso con acciones decididas para su divulgacin, seguimiento y evaluacin, adems del apoyo a
acciones de investigacin educativa y curricular, procesos de formacin de maestros y funcionarios, y estrategias
que promuevan la produccin de materiales educativos, as como la revisin crtica de los ya existentes.

En el campo de las prcticas educativas


Algunos maestros de reas como Biologa, Matemticas, Lenguaje afirman
que no hacen Ctedra porque sus programas son muy largos y otra temtica
quita tiempo. Es un trabajo de mucho compromiso y a veces los estudiantes
no le ven la importancia.
Profesor Antonio Yesid Machado Asprilla
Institucin Educativa San Pablo Industrial, municipio de Istmina, Choc.

En el campo de las prcticas educativas es evidente que la Ctedra es un proyecto en construccin


sobre el cual todava se requiere de mayor anlisis. Su aplicacin requiere de los educadores nuevas
formas de ser maestros y de hacer escuela y ello no se logra de la noche a la maana. Reconocer el
valor de la multiculturalidad en las prcticas educativas supone que se transforme al interior de los
proyectos educativos muchas de las concepciones y prcticas pedaggicas, lo que hasta el da de hoy
no ha sido fcil y ha hecho que su aplicacin se enfrente a diversos obstculos y resistencias en el orden
institucional. No podemos olvidar tampoco que sta es una sociedad que se configur histricamente
en torno a la idea de una identidad nacional homognea.
Un aspecto nodal para el funcionamiento de la Ctedra se refiere al perfil, la formacin de los maestros
y sus prcticas educativas. Dada su novedad y tambin las resistencias propias de los miembros del
magisterio, la Ctedra cuenta con pocos expertos y no siempre encuentra en los maestros a sus mayores
impulsores. Para muchos de ellos, es un esfuerzo adicional en su labor docente; para otros, es una
opcin equivocada que conduce al atraso, al racismo a la inversa` o a la exaltacin de los conflictos
interculturales. Adems, es frecuente que los maestros argumenten su inadecuada o no pertinente
formacin para el desarrollo de la Ctedra, vista como una tarea de los maestros de ciencias sociales, o
de quienes se reconocen como afrocolombianos.
En muchos de los proyectos de Ctedra conocidos en el pas, sta solo ha sido una asignatura adicional
en el plan de estudios, sin llegar a ser una perspectiva transversal, como se propone en los Lineamientos.
Ello muestra que, a pesar de los avances, su condicin de marginalidad se mantiene y en ocasiones es el
producto de las acciones aisladas de un maestro o un pequeo grupo de ellos, que por voluntad personal
asumen el proyecto. Es decir, aun son escasas las instituciones educativas que asumen la Ctedra como
parte integral de su proyecto educativo.
Como ya se dijo, los lineamientos publicados en 2001 fueron resultado de un ejercicio de concertacin
y produccin colectiva que produjo un primer avance en la definicin del sentido de la Ctedra, los

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mecanismos para su aplicacin en los procesos de diseo curricular y sus dimensiones orientadoras.
Algunos de los proyectos que hoy se dirigen a la aplicacin de la Ctedra en proyectos educativos de
diversos lugares y contextos socioculturales del pas, han tomado estos lineamientos como base para
su trabajo. Sin embargo, todava se presentan dificultades en cuanto a la disponibilidad de materiales
didcticos, ausencia de textos educativos que incorporen contenidos acerca de la historia y realidades
actuales de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales y sus aportes a la construccin de la nacin,
as como propuestas pedaggicas para la construccin de relaciones interculturales y la eliminacin de
todas las formas de discriminacin, o programas de formacin docente que contribuyan a orientar este
tipo de proyectos educativos.
En la misma direccin, algunos de los avances ms significativos aun no trascienden la mera inclusin de
nuevos contenidos y/o metodologas innovadoras, sin llegar a afectar el diseo curricular en su conjunto.
Es decir, la Ctedra todava enfrenta serias limitaciones para transformar las formas de entender y
tramitar pedaggica y socialmente la diferencia cultural y, en particular, en relacin con las poblaciones
afrodescendientes.
El reconocimiento de la presencia histrica y actual de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales,
no es solo un ejercicio cuantitativo; es decir, de aumento del conocimiento o mayor nmero de temticas.
Debe ser una apuesta de orden poltico en tanto compromete una reflexin crtica acerca de las razones
por las cuales histricamente este re-conocimiento estuvo ausente de los procesos educativos y de los
conflictos que deben ser abordados y tramitados pedaggicamente para resolver los problemas de
fondo que han dado lugar a diversas formas de exclusin, tanto dentro como fuera de la escuela.
Un factor adicional que podra estar afectando la aplicacin de la Ctedra en los proyectos institucionales,
tiene que ver con las trayectorias histricas de los campos disciplinares que corresponden a las reas
obligatorias de formacin que hacen parte del sistema educativo nacional. Si bien es cierto todava no se
resuelve el problema de la enseanza en todas ellas, tambin es cierto que las exigencias de la Ctedra
son an mayores, dada su reciente trayectoria y la novedad que supone en cuanto a las perspectivas
convencionales para abordar temas como la historia de las poblaciones negras, afrocolombianas y
raizales, y sus aportes a las artes, las ciencias o la poltica. En este sentido, su concrecin implica nuevas
miradas y renovadas estrategias para pensar y hacer los proyectos curriculares y las prcticas de los
maestros.
En cuanto a las herramientas para maestros, los aportes de un importante grupo de intelectuales,
afrocolombianos en su mayora, resultantes en gran medida de su experiencia como docentes, de sus
reflexiones pedaggicas y/o del trabajo educativo de las organizaciones sociales, constituyen un referente
importante para avanzar en la construccin de nuevas propuestas educativas. Una de las dificultades a
las que se enfrentan estos trabajos es la escasa financiacin para el diseo, publicacin y aplicacin de
sus propuestas, lo que redunda en sus dbiles posibilidades de circulacin y aplicacin. De ello se deriva
que se conozca muy poco acerca de su efectividad en el desarrollo de los proyectos educativos.
En cualquier caso, nos encontramos con que las formas de implementacin de la Ctedra son mltiples
y diversas, lo que puede significar una gran riqueza. Aun as, todava es necesario conocer las formas
concretas en que se est dando su aplicacin, sea en contextos donde predomina la poblacin negra o
en aquellos donde su presencia es minoritaria, para aprender mucho ms de los avances que all se han
obtenido e insistir en que su aplicacin debe extenderse a todas las instituciones educativas del pas.

Sobre el tipo de experiencias que se adelantan en el pas, ver el prximo captulo sobre tendencias en la aplicacin
de la Ctedra

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Dificultades identificadas por maestros y maestras del pas


Como parte del ejercicio de caracterizacin de experiencias de Ctedra, se pregunt a los maestros por
las dificultades en los procesos de implementacin. Se listan a continuacin algunas de las mencionadas
por ellos en diferentes talleres.
1. Docentes con mayores niveles de formacin (especializacin, maestra) prefieren trabajar solo con
los grados superiores, desconociendo que es en los primeros grados donde se debe fortalecer
procesos como el de la Ctedra.
2. Algunos rectores no conocen, ni estn interesados en lo relacionado con la Ctedra y/o la
etnoeducacin.
3. No se cuenta con el material adecuado para trabajar, aunque se considera que no es estrictamente
necesario.
4. Muchos docentes no tienen claridad sobre lo que significa la CEA ni la etnoeducacin, por eso son
apticos a vincularse a estos procesos.
5. En la prctica los profesores vienen desarrollando experiencias muy interesantes, pero todava no
se reflejan en los P.E.I.
6. Cuando la Ctedra se ha visto como una asignatura ms, no se visualiza en las dems reas.
7. Algunos profesores que se inclinan por el trabajo desde el enfoque de la Etnoeducacin, se van
quedando como grupos aislados.
8. Las experiencias se han desarrollado ms en el nivel de bsica primaria, porque los profesores de
bachillerato son ms renuentes al cambio.
9. Falta apoyo en capacitacin y recursos econmicos para el desarrollo de las experiencias por parte
de la Secretaria de Educacin Departamental. Desconocen el trabajo que se viene adelantando
desde las experiencias, por lo tanto no se apoya en la parte de capacitacin y con recursos
econmicos.
10. Poco tiempo (1hora semanal) asignado para el desarrollo de la Ctedra, como asignatura.
La intensidad horaria no es suficiente ni siquiera para trabajar las reas fundamentales, y la
incorporacin de nuevas asignaturas implica el recorte de las horas de clase. Para el caso de las
instituciones que tienen doble jornada es an ms difcil, porque no pueden trabajar con proyectos
extracurriculares.
11. Muy relacionado con lo anterior, es la preocupacin por abordar los contenidos de las reas
obligatorias, para que sus estudiantes puedan cumplir con los criterios de calidad a nivel nacional,
as que no se puede trabajar demasiado con temticas regionales.
12. No se valora el material educativo producido por los maestros para los maestros.
13. Existe desconocimiento del documento de Lineamientos curriculares de la CEA. Afirman no haber
participado del proceso de socializacin.
14. Las especificidades de San Andrs y de Providencia no se tienen en cuenta al momento de legislar.
Incluso, Providencia se ve en mayor desventaja frente a San Andrs.
15. Existe una preocupacin por cierta marginalidad e indiferencia que se maneja respecto a las
poblaciones raizales. Esto constituye un reto a tramitar en las nuevas propuestas de Ctedra, pero
igualmente en el trabajo de ampliar las categoras en etnoeducacin.
16. Una limitante, que puede ser temporal, para el desarrollo y continuidad es el concurso y
nombramiento de maestros, que gener movilidad en los docentes y con ello discontinuidad en
los procesos (particularmente sealado en Cartagena),

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17. Abordar en la reflexin de la CEA el tema del racismo en la escuela como un elemento que genera
situaciones de violencia y maltrato, y que debe ser enfrentado pedaggica y curricularmente por
los maestros y las maestras.
18. Trabajar en torno a la tendencia de convertir o reducir la CEA a un proceso de folklorizacin de lo
afro, pues esto solo complejiza y hace ms conflictiva la tarea de lograr un reconocimiento digno
de la historia y la cultura afro.

Factores asociados
Tanto los factores institucionales como los que se refieren a las prcticas educativas, nos permiten
conocer una parte del contexto de los proyectos educativos orientados desde la Ctedra; no obstante,
an es necesario revisar otros tantos factores que inciden en su desarrollo, entre ellos aquellos que se
refieren a los desarrollos acadmicos en el campo de la pedagoga y los estudios afrocolombianos, y
los que corresponden a las prcticas sociales cotidianas, todava permeadas por diversas formas de
discriminacin, en particular el racismo.
A pesar de que se han elaborado mltiples propuestas para la implementacin de la Ctedra, aun se
requiere de mayores desarrollos en el campo de la investigacin, tanto en el campo de los estudios
afrocolombianos, como en campos especficos del mbito educativo, tales como el diseo curricular o
los materiales didcticos. La carencia de investigaciones, hace que nuestro conocimiento de las prcticas
educativas y de los desarrollos pedaggicos sea todava limitado.
Hasta el presente, la Ctedra cuenta con escasos insumos para su trabajo en las instituciones escolares;
las investigaciones en el campo de los estudios afrocolombianos aun son escasas y en algunos casos solo
dan cuenta de un conjunto de problemas y poblaciones pero no de otros. Con frecuencia, los esfuerzos
de visibilizacin de las poblaciones negras en el sistema educativo han privilegiado una mirada hacia
lo rural tradicional y hacia regin del Pacfico. Ello de por s es un avance significativo que ha permitido
el re-conocimiento de las expresiones culturales, territorios, formas de organizacin y aportes de este
sector de las poblaciones negras.
No obstante, se requiere de perspectivas de mayor integralidad y horizontes ms amplios, que permitan
que poblaciones y problemticas hasta ahora poco tenidos en cuenta sean incluidos en los proyectos
etnoeducativos y el sistema educativo en general, como las afrodescendientes del Caribe continental,
las raizales de San Andrs, Providencia y Santa Catalina, las poblaciones urbanas, tanto de las grandes
capitales como de pequeas y medianas poblaciones, as como las poblaciones negras de regiones
rurales del interior andino.
Una de las principales dificultades para avanzar en el desarrollo de experiencias de Ctedra est asociada
al hecho de que vivimos en una sociedad donde perviven diferentes formas de discriminacin y racismo.
Algo que se expresa cotidianamente, tanto al interior como por fuera de la escuela. No debemos olvidar
que el racismo y las diferentes formas de discriminacin perviven en los diferentes escenarios de la vida
cotidiana, incluyendo el educativo, lo que hace pensar que las posibilidades de desarrollo de la Ctedra
se enfrentan a muy diversas circunstancias y contextos, todo lo cual debe ser considerado a la hora de
evaluar los avances y proponer nuevas alternativas.

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4. La Ctedra de Estudios
Afrocolombianos
para una sociedad multicultural


Me fui por un caminito que no era.


Me encontr con un hombre que no vea.
Le quit la ruana que no traa.
Ni era de noche ni era de da.
[El Pensamiento]
Adivinanza de Iscuand, Nario
(De Granda 1977: 345)

Las orientaciones curriculares de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos


son decisiones culturales

n Colombia requerimos de una poltica curricular intercultural, que asuma los conocimientos que
la multiculturalidad ofrece para trabajar las diferentes reas y contenidos del currculo. Mucho ms,
si reconocemos que en buena medida los fenmenos de racismo que vivimos en el pas demandan
una profunda revisin de las prcticas formativas y pedaggicas que se vienen agenciando en las
escuelas. Este es otro argumento para sealar la necesidad de transformacin del currculo, y no solo la
inclusin de algunos temas o aspectos referidos a las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales.
Cuando hablamos de polticas curriculares, nos referimos al conjunto de orientaciones y determinaciones
que definen qu conocimiento es importante y pertinente en los procesos educativos escolarizados.
En esa medida, la CEA (CEA) es una propuesta que, como ya vimos, busca afectar estructuralmente el
currculo de los establecimientos educativos. Es decir, la CEA se constituye en una poltica curricular para
abordar un asunto concreto como es el de la condicin multicultural de la sociedad.
Si asumimos el currculo como la organizacin del conocimiento en la escuela, entendemos entonces lo
que Michael Appel ha planteado como el conocimiento oficial. De este modo, hace parte del currculo
no solo el plan de estudios en el cual se planifica el abordaje de los campos de conocimientos en
concordancia con las reas establecidas en la ley 115. Tambin hacen parte de las formas de evaluacin
existentes, las prcticas de cultura escolar y los modos de disciplina y autoridad que rigen en cada
establecimiento educativo. Si bien hemos usado la nocin de currculo oculto para referirnos a estas
ltimas, todos estos aspectos hacen parte del conocimiento sobre lo social, cultural, disciplinar, religioso
y poltico que la escuela pone a disposicin de nios, jvenes y maestros.
Por todo lo dicho, todo currculo jerarquiza, prioriza y legitima un tipo determinado de conocimientos,
y en esa medida, se constituye en un mecanismo de control cultural a travs del cual se institucionaliza
una formacin centrada en cierto tipo de saberes, prcticas y acontecimientos, u otra. Tal como lo
plantea un equipo de docentes de Antioquia y Choc, El currculo es donde la mayor parte de los docentes


48

Elizabeth Castillo

afrocolombianos y colombianos realizan su quehacer diario, y por ello, es donde definieron que se deban
reconstruir los saberes (Ferrn y Corts, 2006:7).
Justamente la CEA surge ante la problemtica de un currculo que desconoce e invisibiliza la presencia
histrica y cultural afrocolombiana, y produce un tipo conocimiento oficial sobre nuestra historia,
geografa, literatura etc. que imposibilita una comprensin crtica de estos procesos y sus implicaciones
en la vida de la nacin colombiana.
La CEA representa una propuesta de transformacin curricular que coincide con algunos de los
planteamientos de la pedagoga crtica propuesta por Paulo Freire para Amrica Latina, y desarrollada
posteriormente por norteamericanos como Michel Apple y Peter Maclaren. Freire propuso una dura
crtica a lo que denomin el modelo de educacin bancaria, bajo el cual se justifica el papel y la funcin
poltica de la escuela en la reproduccin de relaciones de inequidad, injusticia y desigualdad social.
La narracin, de la que el educador es sujeto, conduce a los sujetos a la memorizacin mecnica
del contenido narrado. Ms an, la narracin los transforma en vasijas, en recipientes que
deben ser llenados por el educador. Cuanto ms va llenando los recipientes con sus depsitos,
tanto mejor educador ser (Freire, 1980:65).
Tambin plante que entender la educacin como experiencia humanizadora implica entender el conocimiento
como un asunto poltico, a travs del cual se tramitan relaciones de poder y dominacin. Las prcticas cotidianas
de la pedagoga son la expresin de este tipo de relaciones. Es decir, que los asuntos pedaggicos son tambin
asuntos polticos, y las actuaciones de los educadores son entonces polticas.
Existen diferentes enfoques de pedagoga crtica, entre ellos, el feminista, el radical, el humanista,
el descolonizador y el revolucionario. Se trata de una propuesta y una postura pedaggica que busca
ayudar a los estudiantes a cuestionar y desafiar la dominacin, y las creencias y las prcticas que la generan.
Tambin se puede definir como una teora y prctica en la que los estudiantes alcanzan una conciencia
crtica para asumir el mundo
del cual hacen parte. Si se
quiere, la pedagoga crtica
es tambin un enfoque
que busca problematizar la
escuela y sus prcticas de
saber-poder.
Michel Apple plantea que
toda educacin es poltica en
la medida que todo sistema
escolarizado produce tipos
concretos de conocimiento
que contribuyen a legitimar
un determinado modelo de
sociedad. Para este autor, el
currculo es conocimiento
oficial, en esa medida todo
currculo asume un tipo
de conocimiento como
horizonte de formacin
los estudiantes. Por esta

Taller Pedaggico. Estudiantes Centro Educativo La Esmeralda, Municipio de Buenos


Aires, Cauca. Septiembre de 2006. Imagen: Archivo Fotogrfico Proyecto Afronorte, 2006.
Universidad del Cauca.

49

razn, el currculo crea y recrea


las ideologas, y en ese sentido
tramita el punto de vista de un
sector de la sociedad, para Apple
generalmente el de los grupos
de dominio econmico y poltico.
De esta manera, se ha sealado
que las escuelas reproducen
un conocimiento oficial que slo
emite valores y creencias que le
convienen a la clase dominante
y que, por supuesto, deja de lado
el conocimiento popular que es
imprescindible en la educacin.
Estos argumentos nos permiten
sealar que las decisiones que
Feria Pedaggica. Estudiantes de la Institucin Educativa Ana Josefa Morales Duque,
se asumen en la construccin del
Municipio de Santander de Quilichao, Cauca. Imagen: Archivo Fotogrfico Proyecto
currculo, son siempre decisiones
Afronorte, 2007. Universidad del Cauca
culturales, y en esa medida se
tramitan en la compleja relacin
cultura y poder. De esta manera, como lo plantea Apple, el conocimiento oficial que reproduce la escuela
es una especie de capital cultural con el cual se delimitan las posiciones de los sujetos en el mundo social
y poltico, y se define qu es importante ensear. Por ello, la afectacin del currculo no solo es una
reorganizacin de contenidos. Es sobre todo un ejercicio de control cultural respecto a la constitucin
del conocimiento oficial en la escuela. Estas determinaciones culturales en el campo curricular implican
comprender al menos tres rasgos centrales de la CEA:
Los proyectos de CEA constituyen en su conjunto, un replanteamiento del currculo y su enfoque;
si se quiere, una nueva concepcin curricular. De tal modo, no se trata simplemente de una
extensin o un aadido de contenidos o temticas a las redes curriculares ya existentes, ms bien
se trata de una poltica cultural que interpela las concepciones y las prcticas desde las cuales se
agencia el conocimiento oficial escolar. La CEA propone un nuevo conocimiento que haga visible y
accesible la comprensin de la historia, la cultura y las trayectorias de los grupos afrodescendientes
y raizales.
El diseo y puesta en marcha de propuestas pedaggicas en este enfoque de la CEA conlleva
procesos de autoformacin docente, que permitan asumir un tipo de conocimiento que ha estado
ausente de su propia escolarizacin. En esa medida, este material busca ser una herramienta que
ofrezca en el nivel conceptual y metodolgico, elementos de actualizacin y profundizacin en los
diferentes campos de saberes comprometidos con los aportes de las poblaciones afrodescendientes
y raizales a la historia y la cultura de la nacin.
Los proyectos pedaggicos en CEA buscan un desarrollo integral e interdisciplinar de los saberes
escolares, pues la comprensin de las trayectorias afrodescendientes no puede reducirse a un rea
o una asignatura del plan de estudios, ya que comprometen todos los campos de conocimiento.
Por esto, la CEA es tambin una propuesta de auto-formacin y actualizacin docente en la medida
que su implementacin involucra por lo menos tres asuntos: la actualizacin, la innovacin y la
investigacin pedaggica.

50

En el campo de la actualizacin, propone


un trabajo de mayor conocimiento
sobre la realidad afrocolombiana, que
convoca a las maestras y a los maestros
a adelantar nuevas lecturas de los
contenidos y saberes escolares que se
promueven en las diferentes reas, y de
otra parte, concita a una postura crtica
respecto al tipo de conocimiento escolar
que invisibiliza, niega o estigmatiza
la representacin de las culturas y las
historias de los afrodescendientes y los
raizales en el pas.
A nivel de investigacin, la CEA motiva
a educadoras y educadores para
asumir su papel como investigadores y
generadores de nuevos conocimientos
que incidan en el sistema escolar, y
que aporten a una comprensin ms
compleja y profunda de nuestra realidad
sociocultural, de esta forma, abre las
preguntas por nuestra relacin con la
historia y la cultura afrocolombiana y
raizal, interroga las prcticas cotidianas
de reconocimiento y diferenciacin,
cuestiona las versiones de la historia que
hemos reproducido en la escuela desde
hace dos siglos; en fin, genera nuevas
inquietudes sobre la relacin entre
saber, cultura y poltica en la escuela.
En este mismo sentido, los proyectos de
Ctedra se convierten en una verdadera
apuesta por la innovacin, pues pone
Taller Pedaggico. Estudiantes Centro Educativo La Esmeralda, Municipio
en la mesa de la pedagoga colombiana, de Buenos Aires, Cauca. Septiembre de 2006. Imagen: Archivo Fotogrfico
problemas y asuntos hasta ahora poco Proyecto Afronorte, 2006. Universidad del Cauca.
trabajados en los procesos curriculares.
De otra parte, moviliza un pensamiento
y una mirada menos reducida e incompleta de nuestra realidad histrica y cultural, y conduce a mayor
agudeza. Igualmente, replantea el papel del conocimiento escolar en nuestra formacin poltica y cultural,
pues propende por un tipo de proceso ms auto-reflexivo tanto para maestros como para estudiantes, en
la idea de entender que los fenmenos y los problemas de la afrocolombianidad nos competen a todas y
a todos; que comprometen los diferentes campos de saberes; que interpelan las maneras de relacionarnos
en la diferenciacin tnico-racial, y en la idea de nacin y de pas que ayudamos a inventar en las culturas
escolares. Como lo proponen Hernndez, Simarra y Hernndez, los aspectos abordados en la CEA.
[] no se reducen al mero conocimiento del folclore negro, ni se simplifica a un asunto de una asignatura
ms; es un cambio de actitud en lo tico, tanto de las presentes como de futuras generaciones, lo que

51

permite visionar un desarrollo que se apoye en lo nuestro y se apropie de otros saberes, ciencias y
tecnologas apartado del viejo esquema de que lo bueno viene o est afuera (Sf: 11-12).
Por estas razones, la CEA puede leerse tambin como una afectacin de las culturas pedaggicas, es
decir, en los modos concretos de ser maestra o maestro, y de producir un saber sobre lo que se ensea y
lo que se tramita en el acto pedaggico.

La Ctedra de Estudios Afrocolombianos propone una poltica


de conocimiento en la escuela
La escuela globaliza un tipo de conocimiento local, el occidental eurocntrico, y con ello realiza una
marcacin territorial muy importante en el orden cultural y en el orden epistmico, pues es en la escuela
donde aprendemos qu tipo de conocimiento es importante para la vida, quines son los productores de
ese conocimiento, y qu lugar tenemos cada una y cada uno de nosotros en relacin con ese conocimiento.
Tambin en la escuela aprendemos a pensar qu conocimientos son de mayor importancia, y cules no
la tienen tanto. En la escuela aprendemos la relacin entre conocimiento y poder, y con ello estamos
asumiendo una manera de ordenar el mundo social, de jerarquizar o subordinar, de dar o quitar valor a
las personas y a sus prcticas. Por eso, la escuela influye en nuestros ideales personales y en la definicin
de lo que queremos ser cuando grandes, o a quines nos queremos parecer.
De este modo, en la escuela colombiana hemos creado una bipolaridad entre saber y conocimiento,
estableciendo as una tensin histrica y poltica entre las formas educadoras que promueve la escuela,
y aquellas que se agencian por fuera de este orden. Segn esta bipolaridad, el conocimiento es de la
escuela, y el saber es aquello que
se produce fuera de ella. De
esta manera, la escuela define
para nios, jvenes, maestros,
madres y padres de familia, qu
es conocimiento y qu no es
conocimiento. Es decir, la escuela
institucionaliza los procesos de
conocimiento.
Esta situacin producida a
lo largo de dos siglos, hace
que lo que se ensea en la
escuela sea de cierta forma la
globalizacin de un nico tipo
de conocimiento, lo que ha
trado como consecuencia que
se desvalorice e invisibilicen
otras epistemes, como en
nuestro caso, el que proviene
de las poblaciones negras,
afrocolombianas y raizales.
Como lo plantea la maestra
Fanny Quines, quien labora
en la ciudad de Bogot:

52

Estudiantes Escuela Rural Mixta Cascajero, Municipio de Buenos Aires, Cauca.


Imagen: Archivo Fotogrfico Proyecto Afronorte, 2007. Universidad del Cauca

Encontramos la tensin que existe entre saber ancestral afrocolombiano y el conocimiento


acadmico de la escuela. La aceptacin del saber ancestral en la escuela se inscribe en el discurso
contemporneo de la interculturalidad y la multiculturalidad y en los planteamientos polticos
que se refieren al poder, la negociacin y la pluralidad. Todo ello matizado por las concepciones
postmodernas de respeto a la diferencia, tolerancia y diversidad.
En primer lugar el reconocimiento de la existencia de otras ciencias y saberes, o lo ancestral como
un saber en s mismo, puesto que el nivel del saber cientfico no slo proviene de una revalorizacin
de las concepciones de cultura y su intercomunicacin, sino de una revisin acertada en el campo
de lo terico de las diferencias entre el saber qu es y el saber cmo se hace (Quines 2006).
Sabemos que la escuela ha tenido histricamente el papel de agenciar un proyecto de sociedad
determinado, un ideal social y cultural especfico, construido en la larga duracin, aunque la educacin
escolarizada es slo una parte de los procesos de socializacin, pues la totalidad de este proceso acontece
en los escenarios de la vida como el hogar, la vereda, la calle, el ro, etc. En esta medida, podemos afirmar
que la escuela es la encargada de formar en un tipo de conocimiento oficial que selecciona, organiza y
legitima lo que considera social y polticamente vlido para las personas y la sociedad. En este sentido,
la escuela tiene una funcin definitiva en las polticas del conocimiento, es decir, en la determinacin del
tipo de conocimiento que interesa privilegiar en la escuela, y por tanto, las visiones y representaciones
de mundo que prioriza.
Estos elementos permiten afirmar que la CEA afecta el saber y la prctica pedaggica, pues propone una
manera distinta de entender los procesos de enseanza que se agencian desde la escuela, y entonces,
replantea las lgicas bajo las cuales se ordenan, se jerarquizan, se integran y/o se fragmentan los saberes,
y de este modo se promueve una determinada visin del mundo y la vida. El currculo entendido como
control cultural del conocimiento es entonces parte definitiva de las polticas de conocimiento que
circulan para el mundo de la escuela, y que definen darle lugar o no a las concepciones y representaciones
que sobre la realidad y sobre el mundo se constituyen desde diferentes escenarios.
El currculo como un dispositivo poltico, agencia reconocimiento, ocultamiento, visibilidad o invisibilidad
sobre fenmenos de distinto orden. En ese sentido, el currculo filtra de manera concreta las trayectorias y
las versiones de conocimiento histricamente existentes. Por ello, la CEA implica afectar estructuralmente
el currculo, en la medida que busca replantear las concepciones histricas, culturales, simblicas y
polticas promovidas, legitimadas y reproducidas desde los saberes escolares, para afectar el rgimen de
representacin que desde la escuela se ha construido sobre las poblaciones afrocolombianas y raizales.
En otro sentido, la CEA redefine el tipo de saber escolar que sobre la historia de los afrodescendientes se
promueve en los centros educativos del pas, pues este conocimiento est implicado de forma directa
con las concepciones y las valoraciones que los colombianos y las colombianas tenemos respecto a la
historia cultural y poltica del pas.
Enriquecer las propuestas curriculares existentes en el pas a travs de la CEA es otra de las posibilidades
que ofrece esta poltica de conocimiento, para abordar la relacin entre el conocimiento escolar y el
pensamiento crtico, por medio de saberes que expresen el conocimiento que ha estado histricamente
negado y subvalorado en la escuela, pues la CEA
[] genera una relectura de los acontecimientos e impactos histricos que vinculan a los
pueblos y las culturas africanas a la configuracin de la identidad nacional, y por tanto, requiere
del resto de la sociedad una actitud solidaria a las gestas educativas y emancipadoras de las

53

comunidades afrodescendientes, directas herederas de la desigualdad poltica, econmica,


social generada por la esclavizacin (Hernndez, Simarra y Hernndez 2004:13).

Bibliografa
Apple, Michael
1994 Educacin y Poder. Madrid: Ediciones Paidos
De Granda, Germn
1977 Estudios sobre un rea dialectal hispanoamericana de poblacin negra. Las tierras bajas occidentales de Colombia. Bogot: Instituto Caro y Cuervo.
Ferrn, Pedro y Carolina Corts (Investigadores)
2006 Sankofa; ctedra de estudios afrocolombianos, desde Urab y Choc. Bogot: COMFAMA -Corporacin Afroamrica.
Freire, Paulo
1980 La educacin como prctica de la libertad. Mxico: Siglo veintiuno editores.
Hernndez, Dorina ; Rutsely Simarra y Rubn Hernndez
2004 Enfoques y caminos: en la construccin de los procesos de etnoeducacin. Cartagena: Programa
de etnoeducacin y etnoeducacin y diversidad cultural.
Quines, Fanny
2007 Sin ttulo. Ponencia presentada en el segundo encuentro de Experiencias Etnoeducativas. Popayn: indito.

54

5. La Ctedra de Estudios
Afrocolombianos es formacin en valores.
Del racismo en la escuela colombiana
10

a Ctedra de Estudios Afrocolombianos nos ofrece a las maestras y a los maestros una oportunidad
excepcional para abordar la formacin en valores ticos y polticos. Esta consideracin surge de
reconocer que muchas de las experiencias adelantadas en el pas en la implementacin de la CEA,
movilizan de forma importante, la sensibilidad de educadores y estudiantes en torno a fenmenos como
el racismo y la discriminacin cultural que se vive en instituciones y centros educativos.
Si tenemos en cuenta que la CEA propende por la dignificacin y visibilizacin de los afrodescendientes,
este planeamiento se convierte en un rasgo central del modelo de democracia que interesa impulsar
desde las instituciones educativas, pues compromete una visin del pas en la perspectiva de la diferencia
cultural y sus derechos. De este modo, proponemos asumir la perspectiva tica y poltica de la CEA como
una posibilidad para reflexionar la vida cotidiana de la escuela, en tanto experiencia poltica y cultural, y
donde ponemos en juego nuestros valores, creencias, prejuicios y emociones; y por tanto, el lugar desde
el cual es posible transformarnos tica y polticamente.
En Colombia, completamos varias dcadas de proyectos, experiencias e investigaciones
pedaggicas, tendientes a consolidar una escuela capaz de conocer, valorar y asumir la diferencia
y la diversidad cultural. Sin embargo, el da a da de muchas localidades e instituciones educativas,
expresan una dramtica situacin de desconocimiento y negacin de los derechos consagrados
constitucionalmente a las poblaciones negras, raizales y afrocolombianas. Por esta razn, vemos
prioritario resaltar la dimensin tica y poltica implicada en la formacin en la CEA, pues somos
conscientes que tenemos mucho que desaprender de tantos siglos de exclusin, y mucho que
inventar para aprender a ser interculturales.
Al referirnos a los procesos de racismo y discriminacin en la escuela colombiana, estamos hablando
de aquellas expresiones del lenguaje verbal, gestual y actitudinal basadas en la idea que las personas
racialmente diferenciadas (afrocolombianos y raizales) son inferiores por su condicin racial, o que por
esta condicin no tienen la misma dignidad humana que todos los dems. El racismo en el mundo de la
escuela se expresa de muchas y diversas maneras, y lo importante es entender que su existencia tiene
que ver con nuestra historia como sociedad y como nacin.
En el mundo escolar, el racismo hace parte de la historia de la escuela y la escuela hace parte de la
historia del racismo, pues en su centralidad como institucin del saber, de la moral y de la cultura, los
procesos de escolarizacin hacen prevalecer unos valores y unas formas de organizacin social que han
conllevado en nuestro caso a ver como natural la exclusin y la negacin de las poblaciones negras,
afrocolombianas y raizales.

10 Elizabeth Castillo

55

De este modo, la historia de la escuela colombiana est fuertemente afectada por la imposibilidad de
construir un proyecto de nacin basado en un proyecto pluralista y secular, y por el contrario, las ataduras
que tuvimos durante tantos aos a
un modelo colonial que imposibilit
el ejercicio del derecho a la diferencia, y a la postre produjo lo que Fernn Gonzles ha denominado, una
cultura poltica de la intolerancia y la
intransigencia.
De este modo, la escuela se expandi a lo largo y ancho del siglo XIX
en Colombia, marcando la existencia de las poblaciones en funcin de
un afn: el de la cultura catlica y letrada. En este largo trayecto, el pas
mantuvo vigentes las concepciones
en las cuales se fund su separacin
del imperio espaol, es decir, las de
la colonialidad, pero ahora establecidas respecto a los otros diferentes
de lo nacional, en este caso, indios
y negros.
El proceso de escolarizacin introdujo importantes cambios en las
formas locales de vida cotidiana.
Los uniformes, la reorganizacin de
los tiempos, el internado, las buenas
maneras, el restaurante escolar, entre tantas expresiones de este dispositivo que poco a poco fue llevando
a lo que sera una especie de ilustraCelebracin del Da de la Afrocolombianidad. Estudiantes de la Institucin
cin
escolar, hizo cada vez ms visible
Educativa Asnaz, Municipio de Surez, Cauca. Imagen: Archivo Fotogrfico
y
tambin
ms conflictivo el lugar de
Proyecto Afronorte, 2007. Universidad del Cauca
la escuela en la homogenizacin integracin de las poblaciones marcadas
tnica y culturalmente. Por eso, la evangelizacin como forma escolarizacin, es la referencia histrica
obligada para comprender el modo como se tramit la diferencia cultural de quienes reconocemos la
actualidad como indgenas y afrodescendientes.
Podemos afirmar que la expresin cultural ms fuerte de este largo captulo de la escolarizacin, ha sido el
racismo y la discriminacin, como formas de socializacin aprendidas y asumidas respecto a la diferencia
cultural. Asumiendo la reflexin de M. Apple, podemos aceptar que la escuela es el lugar donde se produce

56

la ideologa en forma de subjetividades; en ese sentido, el racismo, expresa un tipo de ideologa.11 Como
lo plantean los propios docentes afrocolombianos, el racismo dej una marca absolutamente evidente en el
lenguaje, los denominativos tnicos y los clasificadores raciales tradujeron la metfora faunstica mediante la
cual se animaliza a los africanos y a sus descendientes (Ferrn y Corts 2006: 7).
Por todas las anteriores razones, la escuela representa un dispositivo mayor, a la hora de resolver la
complejidad de una sociedad que siendo multicultural se form como monocultural, tanto en su
legislacin como en el imaginario socialmente construido sobre las poblaciones afrocolombianas y
raizales. En este sentido, podemos resaltar algunos rasgos importantes para abordar la discusin sobre
la formacin poltica y tica que implica la CEA:
La escuela ha funcionado como dispositivo de integracionismo nacional, en la idea de crear un
modo de identidad colectiva en torno a ideales, valores y smbolos que desconocen y/o suprimen
las diferencias tnicas, culturales, religiosas y regionales. Este dispositivo ha llevado a una idea de
lo nacional centrada en la cultura y la geografa andina, y que por lo tanto coloca en lugar perifrico
las reas y las culturas de pas no andinas (Pacfico, Costa Caribe, Amazonia y Orinoquia). De este
modo, en la vida del aula se construye una imagen negativa de la diversidad y ha proliferado el
discurso de la nacin mestiza como paradigma de la identidad nacional y el ideario del mestizaje
en relacin a las razas y las geografas regionales en Colombia (Herrera 2004: 34).
Las formas de escolarizacin que se producen a travs de las polticas curriculares vigentes en el
pas, han contribuido de forma importante a la constitucin de formas de autorepresentarnos y
de representar a los dems. En la escuela aprendemos a mirarnos y a ser vistos. De igual forma,
aprendemos a ver y representar a los otros de una manera particular. Estas distinciones, por
supuesto, son producto del intercambio y la socializacin que acontece en la escuela, se generan en
perodos extensos, no son coyunturales. Por estas razones, el racismo, entendido como una forma de
representar y valorar al otro marcado racialmente sobre la base de la inferiorizacin, es un fenmeno
que surge en el marco de la socializacin primaria, es decir, la que transcurre en el mundo de la
familia y la escuela. De esta manera, el racismo puede ser visto como uno de los fenmenos de
socializacin que requiere ser afectado con propuestas pedaggicas como la que contiene la CEA.
La escuela entonces, constituye un lugar central para analizar nuestra historia cultural y poltica, y para
observar como esta historia y sus rasgos ms sobresalientes se expresan en las dinmicas cotidianas.
De este modo, puede ser importante para la formacin tica y poltica, reconocer y leer las relaciones
de reconocimiento, exclusin, visibilizacin-invisibilizacin y/o discriminacin que acontecen en los
patios de recreo, que se expresan en los murales, que circulan en los chistes y cuentos de los chicos y los
docentes, o que simplemente hacen parte de las rutinas comunicacionales de las aulas de clase.
Lo importante es entender que de cualquier modo, el reto es pensar histricamente este tipo de
situaciones con el fin de entender su origen y afectar su existencia. Es un poco la tarea de combinar
conocimiento y sensibilidad para lograr la capacidad de reflexionar lo que se vive. Tal como lo sealan
algunos maestros de Choc y Antioquia:
el lenguaje llev y sigue llevando consigo la pesada carga del socioracismo, que tambin se expres
en la escuela, particularmente en aquella donde la mayora de los escolares eran mestizos, pues el
denominado racismo sociolingstico se tradujo en las aulas, en la cotidianidad escolar y hasta en
los textos escolares como las cartillas de lecto-escritura(Ferrn y Corts 2006: 7).

11 Al respecto, el autor retoma la tesis de Richard Johnson, quin ha planteado en su trabajo de 1978, Three
problematics: elements of a theory of working class culture, esta idea de las escuelas como lugares donde se
producen ideologas.

57

Un ltimo aspecto a sealar, se refiere a la intencin uniformizadora que prevalece en muchas de las
culturas escolares, y que busca intervenir las expresiones de identificacin y/o diferenciacin cultural.
Los manuales de convivencia y los reglamentos en uso producen una tensin entre la diferenciacin
que demandan los sujetos y la identificacin que impone el mundo escolar con sus dispositivos. De este
modo, los propios individuos construyen territorialidades corporales y orales que conviven de forma
alternada con las propias culturas escolares, y mantienen un rasgo de afirmacin de la diferencia.
Sin embargo, estos asuntos estn por fuera del anlisis pedaggico y, por el contrario, son aspectos
esenciales de lo que significa la formacin poltica de la diferencia en la escuela.
Por todo lo anteriormente expuesto, la escuela, en su sentido amplio y complejo, representa un
espacio poltico de batalla, para crear las condiciones de posibilidad a la diferencia cultural como un
rasgo histricamente negado, pero como un derecho polticamente adquirido por los movimientos y
comunidades tnicas.

La Ctedra de Estudios Afrocolombianos como experiencia de socializacin


poltica en la Escuela
Como lo hemos planteado, la escolarizacin hace parte importante de los procesos de socializacin primaria,
que son aquellos que nos llevan a interiorizar gradual y progresivamente la cultura. De igual forma, en la idea
de G. Mead, la socializacin nos permite tener un otro generalizado, que es ms o menos la representacin
socialmente asumida de lo que somos; por tanto, las formas como representamos el nosotros son producto
de una larga historia social y cultural que debemos tramitar cuando nos hacemos parte de la sociedad.
Diversos autores han planteado que la socializacin es la construccin social de la realidad. De este
modo, nos inventamos la realidad, la construimos socialmente cada da, a travs de un proceso que
transcurre en la vida cotidiana, donde el lenguaje es la principal mediacin de la visin de realidad social
que tenemos. El lenguaje nombra las realidades que construimos socialmente, por eso la socializacin
es una experiencia de conocimiento. Estas ideas nos llevan a pensar seriamente en las implicaciones que
tienen el lenguaje y la produccin simblica en la vida cotidiana de la escuela, y en la formacin de los
nios y jvenes, en relacin con la diferencia racial y tnica. Es a travs del lenguaje que cargamos de
sentido las palabras, los gestos y las actitudes que usamos para referirnos a los otros y a nosotros.
En este sentido, uno de los mayores aportes de las experiencias de implementacin de la CEA, es
mostrar la importancia de resignificar el lenguaje que circula en la escuela, de tal forma que permita
la autoafirmacin de quienes se identifican como personas negras, afrocolombianas y raizales; la
valoracin de los lenguajes propios de las culturas afrocolombianas y raizales (verbales, corporales); y el
reconocimiento de formas del lenguaje racistas y descalificadoras que requieren ser suplidas por otras.
Esta experiencia nos permite afirmar que la CEA cumple una funcin de socializacin poltica, si asumimos
que esta es el conjunto de procesos a travs de los cuales se constituye y se forma la dimensin poltica
del sujeto, aquella que compromete su individualidad, sus derechos, sus principios, sus valores y sus
deberes en relacin y en tensin con los otros, con aquellos que conforman el campo de los intereses
compartidos y comunicados. Comprender que estos procesos son objeto de conflicto, implica entender
la socializacin poltica como un campo de permanentes tensiones entre la vida de los individuos y su
proyecto de comunidad.
Por ello la escuela, en tanto territorio de esta socializacin poltica, implica la presencia de conflictos propios de
la convivencia en la diferencia, por lo que la nocin democrtica de la escuela debe privilegiar la perspectiva

58

del respeto y dignificacin de las expresiones de esta diferencia. Esto implica afectar de forma concreta las
formas de materialidad de las culturas escolares. Estos planteamientos, nos llevan a repensar el tema de
la formacin tica en clave intercultural, con la posibilidad de afectar el conjunto de la vida pedaggica y
curricular de las instituciones escolares.
Es necesario revisar los planteamientos formulados en los PEI y manuales de convivencia a fin de incorporar de
forma clara y concreta los aspectos referidos a los derechos humanos y culturales como parte del proceso de
democratizacin de las IE, y como consecuencia de procesos como la implementacin del enfoque de CEA

tica intercultural como finalidad de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos


Un elemento central para pensar en la posibilidad de una tica intercultural, es el ejercicio pleno de reconocimiento,
visibilizacin y valoracin de las personas negras, afrodescendientes y raizales que hacen parte de las Instituciones
educativas. Las escuelas con presencia de estudiantes y/o maestros negros, afrocolombianos y raizales, estn
marcadas de manera importante por sujetos etnizados cuyas corporalidades, lenguajes, conocimientos y estticas
establecen diferenciaciones en
el modo de estar y ocupar los
territorios escolares. Estas formas
constituyen parte de culturas
escolares
cuyos
emblemas
(himnos, escudos, murales etc) no
siempre reconocen esta existencia,
y no permiten leer la diferencia
como constitutiva de su identidad
institucional y pedaggica.
Por esta razn, la visibilizacin
en la cultura simblica escolar
de los aspectos propios del
mundo negro, afrocolombiano
y raizal, es una parte importante
del trabajo intercultural que
propone la CEA, pues no se trata
de nada distinto que asumir
plenamente la existencia y la
contribucin de las poblaciones
afrocolombianas y raizales en
los proyectos pedaggicos de
las IE, y por tanto, el carcter
intercultural que esta dimensin
le otorga a la cultura escolar.

Feria Pedaggica. Estudiantes de la Institucin Educativa Ana Josefa Morales Duque,


Municipio de Santander de Quilichao, Cauca. Imagen: Archivo Fotogrfico Proyecto
Afronorte, 2007. Universidad del Cauca

Para el caso de las poblaciones negras, es de anotar que la escuela colombiana se convierte en escenario
de nuevas agendas pedaggicas de corte tnico por cuenta de los logros constitucionales obtenidos
por los movimientos y organizaciones que incidieron en la definicin de un nuevo proyecto de
nacin. De este modo, a partir de la Constitucin de 1991 la diversidad cultural, tnica y lingstica de
la nacin colombiana se constituye en objeto de polticas educativas pblicas, y concretamente para
los afrocolombianos y raizales se plantea un doble derrotero: hacia adentro de sus comunidades en la

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perspectiva de la autoafirmacin y autonoma, y hacia fuera en la idea de afectar la sociedad nacional en


el campo cultural y epistmico.
Como lo ha sealado Mosquera (1999): La etnoeducacin afrocolombiana es el proceso de socializacin
y enseanza a todos los colombianos de la afrocolombianidad a travs de los sistemas educativo, cultural y
medios de comunicacin.
Sin lugar a dudas, los procesos de escolarizacin enfrentan un cambio de poca importante, dadas las
aspiraciones de transformacin que sostienen estas polticas del reconocimiento y la diferencia cultural.
Una escuela afianzada en el pluralismo cultural y epistmico tendra posibilidades reales de dar paso
al proyecto intercultural en la doble va del conocimiento y de la tica, pues no es suficiente conocer la
historia de los afrocolombianos y raizales, si sta no moviliza nuestras emociones y actitudes morales a
un mayor compromiso con los derechos humanos de estas poblaciones, o en la decisin de superar toda
forma de racismo en la escuela.
La escuela es un lugar privilegiado para la expresin de las diferencias culturales, pero tambin para la
emergencia de formas estereotipadas de representar dichas diferencias. Y en este sentido, el currculo
juega un papel central en la legitimacin o no de este tipo de fenmenos socialmente construidos. De
esta manera, existe una tendencia a folclorizar la diferencia, lo que conlleva otro modo de discriminacin,
que reduce y estigmatiza la representacin identitaria. Ejemplos de lo anterior son las dinmicas
escolares en las cuales las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales aparecen representadas
exclusivamente en situaciones como la rumba, el carnaval o la fiesta, recortando su existencia a un solo
rasgo. La reproduccin de estas formas de cultura escolar poco aporta en la generacin de verdaderos
procesos democrticos de reconocimiento y ejercicio del derecho a la diferencia.
Por ello, es fundamental el trabajo adelantado por algunas IE en el pas, que han dado centralidad a
la cosmovisin de los afrocolombianos y raizales para adelantar un proceso de educacin ambiental
integral, donde se asuma la perspectiva de la cultura, la historia y el conocimiento de las poblaciones
afrocolombianos y raizales.
Muchos de los estudios realizados sobre la democracia y la cultura escolar en Colombia, han mostrado
la existencia de rasgos muy marcados de autoritarismo que generan la escuela violenta (Cajiao 1994),
caracterizada por rasgos autoritarios, represivos y de vigilancia y control con los que inici el siglo, entre
los que se destacan la autoridad incuestionable como caracterstica definitoria del rol del maestro,
el dogmatismo como manifestacin de la autoridad en el terreno pedaggico, la disciplina como
uno de los pilares del funcionamiento de la institucin educativa, como instrumento para garantizar
la homogeneizacin y la normalizacin, el cuerpo como el principal objeto de control, la definicin
estricta de espacios, tiempos y funciones, la administracin arbitraria de justicia, y una juridicidad propia
que funciona al margen del Estado Social de Derecho.12 Si bien, son muchos los esfuerzos asumidos
para transformar estas situaciones, hoy todava encontramos la vigencia de prcticas autoritarias que
descalifican, discriminan y maltratan.
En esta perspectiva, el proceso de la CEA ha buscado en muchos lugares del pas sensibilizar a los equipos
docentes frente a este tipo de prcticas, bajo las cuales se maltrata a nios y nias afrocolombianos
y raizales, por medio de acciones que van desde la asignacin de apodos por parte del maestro, la

12 El Estado Social de Derecho implica el reconocimiento de que la posibilidad de convivencia dentro de una
sociedad est basada en el acatamiento de una normatividad que se percibe como legtima, a lo cual se asocia
el reconocimiento del Estado como ente que imparte justicia como mecanismo de solucin de los conflictos y la
existencia de instancias a las que se puede acudir en caso de la violacin de un derecho.

60

ridiculizacin de su condicin u origen tnico, entre muchos otros rasgos. Igualmente, ocurre en la
incapacidad de intervenir en los grupos de estudiantes, las situaciones de exclusin y racismo que a
diario se manifiestan en los salones de clase, patios de recreo y corredores.
Por todo lo anterior, la implementacin de la CEA apela igualmente a un trabajo reflexivo con los maestros
y las maestras, que permita reconocer las formas de relacionamiento entre unos y otros, conducentes
a una tica intercultural, en la que el reconocimiento de la diferencia cumpla siempre la funcin de
dignificar la existencia del otro y permita afirmar las identidades singulares que conviven en la escuela.
Si la democracia es sobre todo una forma de vida que se aprende en las relaciones con los otros (Dewey
1997), se deduce que comportamientos o actitudes especficas de carcter democrtico resultan de la
experiencia que los individuos construyen en su paso por diversos escenarios de desarrollo personal,
en esa medida la escuela aparece como un lugar central de vivencias en la diferencia y la pluralidad. De
esta manera, la formacin tica y poltica que contiene la CEA es una posibilidad para repensar los rasgos
de nuestra democracia en las escuelas, los aspectos de nuestras culturas escolares comprometidos con
fenmenos como el racismo, la discriminacin o la invisibilizacin. Estos podran pasar de ser actuaciones
naturalizadas por la rutina escolar a constituirse en objetos de reflexin poltica en el marco de los
proyectos de aula y los programas de rea, dando un lugar central a la produccin de conocimiento sobre
nuestros problemas y tensiones, ms que a ideales democrticos ms globales y menos pertinentes a los
conflictos cotidianos de nuestras comunidades educativas.

Bibliografa
Cajiao Francisco
1995 Poder y justicia en la Escuela Colombiana. Bogot: Fundacin FES.
Ferrn, Pedro y Carolina Corts (Investigadores)
2006 Sankofa; ctedra de estudios afrocolombianos, desde Urab y Choc. Colombia: COMFAMA -Corporacin Afroamrica.
Herrera, Martha; Alexis Pinilla y Luz M. Suaza
2003 La identidad nacional en los textos escolares de ciencias sociales. Colombia: 1900-1950. Bogot:
Universidad Pedaggica Nacional.
Mosquera, Juan de Dios.
1999 La etnoeducacin afrocolombiana. Gua de docente, lderes y comunidades educativas. Bogot:
Docente editores.

61

6. Maestros, saberes y prcticas


pedaggicas en la Ctedra
de Estudios Afrocolombianos
13

Caminos de la enseanza y el aprendizaje,


Maestros que aprenden y ensean
Maestros que ensean y aprenden,
Comunidades, pueblos o veredas con una
Historia similar, con caractersticas casi iguales,
Donde ense la abuela a amasar el pan,
Donde cogi la mano la maestra
Para empezar a garabatear,
Donde se aprende en la calle, en la iglesia
O el corral, se perfecciona en la escuela
Y se llega a profesional.
Es una historia para ser maestro
De cmo haciendo un esfuerzo
Se aprendi por vocacin
Construyendo camino en la formacin
Y orientacin del saber.
La pedagoga, la metodologa, las planas y proyectos,
En la vida de un maestro, estn encaminados hacia su escuela,
Por esta razn la escuela hace parte de la historia
Y el diario vivir del educador
.
Liraida Pea.14

a Ctedra plantea el reconocimiento de las maestras y los maestros colombianos como sujetos de saber
pedaggico, como sujetos polticos y como sujetos culturales. La condicin docente es una condicin
intelectual, y en ese sentido representa la autonoma en el saber pedaggico y su prctica, es decir,
la capacidad de determinar las finalidades, los objetos y los mtodos de la enseanza. Por esta razn, esta
propuesta curricular requiere para su implementacin esta condicin de autonoma pedaggica de las
maestras y los maestros, para que sea posible un dilogo abierto, permanente y crtico con las prcticas
vigentes y con otras propuestas que vienen adelantando los maestros en diferentes lugares del pas.
Si bien a lo largo de la historia colombiana el rol y la funcin de los maestros no se ha reconocido en su
justo valor, en la perspectiva pedaggica y poltica de la CEA si se asume como punto de partida que las
maestras y los maestros colombianos son sujetos productores de un saber que se expresa en sus prcticas
y que pone en juego los aspectos culturales, sociales y polticos de la formacin escolar y la enseanza.
Esta reflexin implica tambin reconocer en los docentes colombianos, sujetos polticos, quienes a travs
de sus actuaciones expresan el compromiso tico con la multiculturalidad como rasgo constitutivo de su

13 Elizabeth Castillo
14 Maestra expedicionaria de la Ruta Afrocolombiana norte del Cauca y sur del Valle. Su texto hace parte de los
resultados de este proceso que hizo parte de la Expedicin Pedaggica Nacional durante el ao 2003.

62

realidad educativa. Igualmente, est su condicin como sujetos culturales cuyas prcticas pedaggicas
cotidianas potencian la autoafirmacin identitaria y la de los estudiantes con quienes se relaciona, as
como el reconocimiento y valoracin de cada una de las culturas que convergen en el mundo del aula y
de la institucin educativa.
Las investigaciones adelantadas en nuestro pas muestran que la figura del maestro hace su aparicin
en la poca de la Colonia, como alguien que ensea las primeras letras y nmeros (Martnez y Unda
1987). Slo a finales del siglo XVIII la educacin es declarada como asunto pblico, momento en el
cual, la enseanza de las primeras letras pasa a ser un objeto civil e independiente. El maestro es
entendido entonces como un gestor de mentes y cuerpos, por ello debe ajustar su vida y su conducta
a la exigencia social y religiosa del momento, perdiendo parte de la libertad que tena en la relacin
primera con sus discpulos.
Hasta mediados del siglo XX, en un pas esencialmente rural, la imagen que proyectaba el maestro y la
que socialmente era aceptada, tena una fuerte mediacin por lo sagrado y por su vocacin y apostolado.
Una de las misiones era representar el espritu de la nacin y ser formador de ciudadanos, lo cual se
sumaba a su funcin tradicional de transmitir conocimientos.
Luego de la imagen sagrada, se pas a una secular, donde la profesionalizacin jug un papel importante,
en un contexto de creciente y acelerada urbanizacin del pas. Este proceso implic desplazamientos
en los territorios sociales ocupados por el maestro. Con el paso del tiempo la necesidad de formar
docentes llev a pensar que con procesos de profesionalizacin se lograra fortalecer el reconocimiento
y valoracin de la labor del maestro. Esto condujo a un nuevo discurso, que le asign al maestro la tarea
de fundar la nacin.
Algunos pedagogos del siglo XX enfatizaron en esta idea, dado que en una etapa de modernizacin
y de progreso, la educacin representaba el mejor medio para promover el progreso del pas, y su
insercin en dinmicas de industrializacin y urbanizacin. Segn Nieto Caballero, el verdadero
maestro sera la persona encargada de encausar la inteligencia, los sentimientos y la voluntad de los
futuros ciudadanos.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, surge otra dependencia hacia los textos escolares, es decir que
parece que a travs de ellos los docentes lograran resolver las preocupaciones frente aquello que define
su papel. A decir del Movimiento Pedaggico, esta serie de dependencias intelectuales son las que han
deteriorado sus propias condiciones laborales y ha reforzado su dependencia del sistema.
Para Martnez y Unda, el maestro como sujeto que se constituye en su prctica y su saber, se ha
transformado de manera importante:
A pesar de que hay unas constantes en la condicin de maestros, ya hoy los maestros son otros. Y
ese ser de otro modo responde a la confluencia de exterioridades -el estatuto del saber, el avance
tecnolgico, las mass-mediatizacin- , procesos que tienen que ver con la enseanza, es decir,
con la prctica del saber que les da un estatuto, pero tambin y bsicamente con procesos de
subjetivacin, o sea, por construccin de estilos de vida, de estilos de existencia, a la manera
como pensaba Nietzche (Martnez y Unda 1987: 97).
De esta manera, la necesidad de reconocimiento de los docentes respecto a que otros que validen,
investiguen y decidan sobre los saberes especficos de los docentes; en un momento dependa del cura, en
otros del mdico; ahora del socilogo, el antroplogo o el psiclogo (Gnzalez, 1998:41), se desplaza hacia
un proceso de visibilizacin y dignificacin de su labor y su saber. Este es el hito que desata el Movimiento

63

Pedaggico en la dcada de los ochenta, y que representa un ideario central para pensar y asumir la CEA
en la idea del saber y la prctica pedaggica de los maestros.
Este proceso de movilizacin agenciado por miles de maestras y maestros del pas, permiti importantes
procesos de reconocimiento del trabajo pedaggico en su estatuto epistemolgico y en su perspectiva
identitaria. De esta manera, pasamos de las viejas imgenes del maestro como apstol a la del maestro
como profesional, como intelectual y sobre todo como sujeto de saber.
Esta nueva manera de ver y valorar el trabajo pedaggico transform de forma definitiva las concepciones
sobre educacin, pedagoga y formacin docente en Colombia. Pero el Movimiento Pedaggico
cumpli tambin un papel central en la emergencia de un pensamiento poltico sobre la educacin y
la pedagoga, generado desde el interior del magisterio. Este pensamiento hizo visible para el pas, que
la sociedad colombiana en su compleja diversidad regional, cultural y social expresaba aspiraciones y
apuestas en el terreno de la educacin, que hasta entonces no haban sido reconocidas por el Estado.
La Ley 115 de 1994 redefini el concepto mismo de la educacin, y con esto ampla y transforma la
nocin de maestro que histricamente ha estado marcando nuestra representacin de esta profesin.
De esta manera se define que el educador es el orientador de los establecimientos educativos, de un proceso
de formacin, enseanza y aprendizaje de los educandos, acorde con las expectativas sociales, culturales,
ticas y morales de la familia y la sociedad.

Formacin de maestros en el marco de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos


La pedagoga que estamos construyendo busca abrir la discusin del cmo atender los problemas
del pas y los problemas prcticos de la escuela. No entendemos una pedagoga que no se pueda
llevar a la prctica concreta. Implica cambio de actitud del maestro, de la comunidad educativa,
es construir otra tica profesional, su perfil ya no sera entonces al servicio de las mayoras
llmese mestizas, econmicas, sino al servicio de los que como nosotros los afros compartimos
una historia comn de sometimiento y colonizacin (Quiones 2006).
En la formacin de los educadores colombianos existen diversas tendencias y tradiciones. Una de ellas,
expuesta anteriormente, pugnaba por la preparacin de patriotas, capaces de integrar su vocacin y su
saber para fundar nacin. Desde entonces nuevas tendencias han afectado este ideal y propenden por
hacer del maestro un profesional innovador, observante de las nuevas realidades que convergen en la
escuela.
Los programas de formacin de docentes, por tratarse de programas de educacin superior, deben
enmarcarse en lo dispuesto por la Ley 30 de 1992 y en particular en sus artculos 4 y 6. El Artculo 4 hace
referencia al marco general en que debe darse el proceso formativo:
La educacin superior, sin perjuicio de los fines especficos de cada campo del saber, despertar
en los educandos un espritu reflexivo, orientado al logro de la autonoma personal, en un marco
de libertad de pensamiento y de pluralismo ideolgico que tenga en cuenta la universalidad
de los saberes y la particularidad de las formas culturales existentes en el pas. Por ello, la
educacin superior se desarrollar en un marco de libertades de enseanza, de aprendizaje, de
investigacin y de ctedra.
Teniendo en cuenta lo anterior, consideramos fundamental abrir una reflexin respecto al papel que cumplen
los procesos formativos de docentes en universidades y escuelas normales superiores, en la implementacin
de la CEA, como una poltica pedaggica que reconoce y retoma estos procesos previos.

64

La formacin como proceso integral (innovacin-investigacin-autoformacin)


Las investigaciones en educacin realizadas en la ltima dcada, dan cuenta de un amplio campo
de problemas y necesidades en el cual los maestros colombianos aparecen responsables de una
transformacin radical de prcticas, discursos y saberes que determinan la realidad escolar. Los estudios
ponen de presente la necesidad de cualificar y profesionalizar el quehacer docente, por lo que la
investigacin, la innovacin y la actualizacin se han definido como los ejes de cualquier programa
que pretenda responder a este requerimiento de formacin de docentes.
Tal como lo seala el Artculo 5 de la Ley 115 de 1994, la formacin de los educadores debe orientarse
en el estudio y la comprensin crtica de la cultura nacional y de la diversidad tnica y cultural del pas, como
fundamento de la unidad nacional y de su identidad.
El Decreto 272 de 1998, en su artculo 1:
Los programas acadmicos de pregrado y posgrado en Educacin han de contribuir especialmente
al fortalecimiento de los procesos de desarrollo educativo, social, econmico, poltico, cultural
y tico que requiere el pas y a hacer efectivos los principios de la educacin y los valores de la
democracia participativa definidos en la Constitucin Poltica de Colombia, en el contexto de un
Estado Social de Derecho (Artculo 1)
Del mismo modo, las experiencias
en implementacin en la CEA en
diferentes regiones y ciudades
colombianas, muestran de forma
destacada el desarrollo de procesos
de
investigacininnovacin
pedaggica como
condiciones
bsicas para su materializacin.
El desarrollo de la innovacin y la
investigacin pedaggica constituye
un proceso de cambios cualitativos
fundamentado en las aspiraciones
sociales, culturales, polticas y
econmicas de maestros, alumnos y
padres de familia, y construido a partir
de las prcticas y saberes de los actores
sociales en el marco de la equidad, el
reconocimiento y valoracin de las
diferencias,laparticipacinresponsable
Intercambio Pedaggico en Maestra Vida, Municipio del Tambo, Cauca. Imagen:
y la formacin comunitaria. De este Archivo Fotogrfico Proyecto Afronorte, 2007. Universidad del Cauca
modo, planteamos la formacin
docente en el campo de los estudios
afrocolombianos como una experiencia sistemtica que potencia a los educadores en el ejercicio de sus
roles profesionales, culturales y sociales como miembros de comunidades con intereses y necesidades
particulares. Por esto, la formacin apunta al campo intercultural, pues propende por la visibilizacin,
valorizacin y apropiacin de las experiencias y los saberes culturales producidos por las maestras y los
maestros colombianos.

65

Los proyectos de CEA propician que los educadores asuman su papel de investigadores y generadores de
nuevos conocimientos a partir de los estudios afrocolombianos, de tal forma que las prcticas cotidianas
innoven y transformen el sistema escolar. En este punto el aspecto de la innovacin sugiere superar la
prctica instrumental de saberes desarrollados desde diferentes disciplinas, y ms bien poner en juego
nuevos saberes hasta ahora ausentes en el aula.
En ese sentido, el trabajo en los ncleos temticos en estudios afrocolombianos que se proponen estos aportes
(ver Trayectorias afrodescendientes en la segunda parte de las Orientaciones Pedaggicas y Propuestas
Metodolgicas), convocan a una prctica investigativa e innovativa concreta, que potencia las prcticas
existentes en la medida que las renueva en su horizonte tico, conceptual y poltico. No se trata entonces de
pensar que la innovacin es dejar de lado el acumulado existente, ms bien se trata de pensar que la innovacininvestigacin pedaggica en la perspectiva de la CEA, invita a leer y analizar con una mirada distinta lo que
hacemos cotidianamente en el aula y, en consecuencia, a producir sus propias renovaciones conceptuales y
metodolgicas.
En esta perspectiva hay cuatro rasgos en las innovaciones pedaggicas, que definen en s su naturaleza
innovadora (Parra Sandoval et al1997)
1.
2.
3.
4.

La innovacin como un problema de conocimiento


Las polticas educativas como fundamento de las innovaciones
Los grupos poblacionales especficos como sujetos de la innovacin pedaggica
El currculo como el campo de la innovacin pedaggica

Desde este punto de vista, y teniendo en cuenta lo que hasta ahora hemos planteado en esta propuesta,
de la CEA conducen a un proceso de innovacin pedaggica en todo el sentido de la palabra.
La afirmacin constitucional de la afrocolombianidad como fundamento de la nacionalidad, implica
una comprensin crtica de la cultura nacional y de la diversidad tnica y cultural del pas. El docente
entonces est convocado desde la CEA a ser un sujeto cuya prctica pedaggica es afectada por la
diferencia cultural. Este planeamiento reafirma el sentido pedaggico y tico-poltico de la CEA como
poltica educativa capaz de responder a las necesidades de una formacin ciudadana desde la diversidad
y el pluralismo cultural.
El proceso de recontextualizacin, que conlleva la implementacin de la CEA lleva los saberes de los
espacios en los cuales se construyen y en los cuales se aplican al espacio del aula, implica, adems de
una seleccin de los contenidos, una nueva jerarquizacin y una nueva organizacin de los saberes.
Esto ltimo implica el reconocimiento de que los saberes tienen distintos sentidos en los diferentes
contextos socioculturales.
La enseabilidad, que depende de la posibilidad de que los saberes tengan sentido para los alumnos,
se relaciona con la conciencia que el maestro tenga de los elementos del entorno sociocultural de los
estudiantes que le puedan ser tiles para llevar los problemas desde el contexto de las teoras al mbito
de los intereses y referencias previas de la cultura de los alumnos. En este caso, la enseabilidad de los
estudios afrocolombianos no est determinada slo por lo que se ha llamado el desarrollo intelectual de
los estudiantes; depende de condiciones culturales que determinan el sentido que tienen este lenguaje,
estos mtodos y estos saberes escolares para el estudiante, y en esa medida el proceso pedaggico est
convocado indudablemente al terreno de la investigacin y la innovacin permanentes.
A travs de la investigacin-innovacin, el acto pedaggico es objeto de reflexin sistemtica por
parte de los docentes, sobre la base de la vinculacin entre teora y experiencia, y quien ensea se

66

compromete tambin en el proceso de construccin y sistematizacin del saber que corresponde a su


prctica. De esta manera, la investigacin permite reconocer problemas pedaggicos en tanto asuntos
de la investigacin educativa y pedaggica.
Si se pretende que el docente asuma el compromiso con una dinmica de autoformacin permanente
que le permita orientar a sus alumnos y colegas en la perspectiva de la CEA, es importante que la
formacin de los educadores se realice en un contexto de investigacin-innovacin pedaggica.
Como ha sido sealado,
para hacer ms visible y viable la implementacin de la CEA es necesario que la estrategia de
transversalizacin logre articular todas las reas subyacentes en el currculo nacional mediante
una pedagoga pertinente al entorno y a una realidad compartida (Garcs, 2002).
En esta perspectiva, la realidad concreta y cotidiana de la escuela, del aula, del barrio, de la vereda,
del municipio, etc., y la vivencia de los docentes y de sus estudiantes, se constituye en un objeto de
investigacin, innovacin y prctica pedaggica permanente; esto implica una visin integral de la
formacin docente, pues incluye una apropiacin de las herramientas que permitan comprender las
trayectorias histricas afrocolombianas y sus implicaciones en la vida nacional y local. Igualmente anima
a un fortalecimiento del pensamiento crtico pedaggico en la medida que interroga sistemticamente
por los saberes escolares vigentes en la cotidianidad escolar.
Una experiencia innovadora en este campo la representa la Ruta Afrocolombiana del sur del Valle y
norte del Cauca en el cual participaron trece maestras y maestros afrocolombianos junto a un grupo de
docentes y estudiantes de la Universidad del Cauca.15 Este proceso implica poner en juego varios de los
postulados que hasta aqu hemos mencionado, y en ese sentido es la descripcin de los expedicionarios,
la mejor manera de reconocerlos.

El camino andado
El proceso inici en agosto de 2003 cuando se dieron los encuentros para conformar el grupo
de expedicionarios y trazar la ruta de las instituciones educativas a visitar. Entre septiembre y
octubre realizamos los talleres de formacin con los maestros y maestras expedicionarios, a
partir de los cuales se construyeron y definieron las estrategias y herramientas a ser tenidas en
cuenta durante nuestro recorrido.
sLa Ruta logr convocar a ms de veinte personas, que nos fuimos embarcando a lo largo de
los diferentes puertos trazados en el camino. Inicialmente, en la Universidad nos encontramos
un grupo de docentes del programa de Licenciatura en Etnoeducacin, comprometidos
con la construccin de proyectos educativos en y para la diversidad cultural. Algunos con la
oportunidad de haber participado en procesos educativos de algunas comunidades negras del
norte del Cauca y en proyectos similares en otras regiones del departamento.

15 Sor Ins Larahondo y Liraida Pea (Casita de Nios de Buenos Aires, Cauca); Jashibe Barrero, Heiner Lasso Obregn
y Priscila Carabal (Colegio Luis Carlos Valencia de Jamund Valle del Cauca); Henry Ballesteros, Rafaela e Ivonne
(Institucin Nueva Visin de Honduras, Surez, Cauca); William Mrquez (Instituto Agrcola Surez, Cauca); Sonia
Gonzles Rodrguez (Colegio Jorge Elicer Gaitn, Guachen, Cauca); Martha Carabal y Azahel Balanta (Institucin
Educativa Santa Rosa de Lima, Surez, Cauca); Luis Fernel Bonilla (Colegio Ana Josefa Morales, Santander de
Quilichao, Cauca). Igualmente, hicieron parte de este proceso Marcela Piamonte, Ernesto Hernndez, Jaime Viveros,
Ziomara Garzn, Axel Rojas, Sua Baquero y Elizabeth Castillo del Programa Licenciatura en Etnoeducacin de la
Universidad del Cauca.

67

Las maestras y maestros con los que habamos trabajado se embarcaron con nosotros en el
viaje y llamaron a otras y otros maestros con ganas de emprender esta expedicin; as fueron
llegando, cada uno con su mochila llena de sorpresas. El recorrido tambin nos regal eso,
nuevas y nuevos expedicionarios llegaron y nos ensearon nuevos caminos y trazaron con
nosotros el mapa que nos servira para animar los desplazamientos.
Juntos trazamos nuestra Ruta Afrocolombiana para la regin del norte del Cauca y sur del Valle.
El recorrido se trazo a travs de cinco (5) municipios: Surez, Buenos Aires, Jamund, Caloto y
Santander de Quilichao y ocho (8) instituciones educativas.
La apuesta de la Ruta ha sido la de dejarnos sorprender por todas aquellas voces, rostros y
lugares que hacen parte de nuestro recorrido, y a partir de ellos lograr conocer un poco mejor la
realidad de las instituciones educativas de esta regin, inmersas en la cultura afrocolombiana.
Hoy, el equipo expedicionario est conformado por un grupo de quince (15) maestros y maestras
representantes de estas instituciones; seis (6) docentes y dos (2) estudiantes de la Universidad
del Cauca.
Este encuentro en la diversidad nos permiti emprender una nueva ruta, en la cual tratamos de
generar un encuentro con la cultura negra para contribuir a su reconocimiento, a su visibilizacin
y a la deconstruccin de estereotipos e imaginarios y prcticas que la excluyen o la niegan.
(Informe Final Ruta Afrocolombiana sur del Valle y norte del Cauca. Expedicin Pedaggica
Nacional. Al encuentro con Nuestra Cultura Afrocolombiana)
Los anteriores planteamientos nos permiten mostrar que la implementacin de la CEA implica
transversalizar el proceso pedaggico en clave de los saberes afrocolombianos, para lo cual se
comprometen al menos tres procesos:

68

Autoformacin docente: que implica conocer y comprender las dinmicas histricas, de


poblamiento, econmicas, polticas y socio-culturales sobre las culturas afrocolombianas, para
problematizar la concepcin histrica y tico-poltica que de la afrocolombianidad tenemos los

maestros y las maestras.


Investigacin- innovacin pedaggica: entendida como el proceso sistemtico y reflexivo sobre
los saberes y las prcticas vigentes en la cotidianidad escolar y comprometidas con la produccin
de conocimientos escolares sobre lo afrocolombiano y lo raizal, que conducen a la renovacin de
las mismas.
Produccin de materiales: en la idea de contar con nuevos textos y nuevas lecturas de lo cultural,
que puedan agenciar la valoracin y la comprensin crtica y contextualizada de lo afrocolombiano
y lo raizal.

Glosario
Enseabilidad: Es la posibilidad que tiene cada ciencia o cada rea del saber, de ser enseada de acuerdo
con los mtodos y tcnicas de su construccin original. Aprehensin del conocimiento especfico de un
rea del saber as como de sus mtodos, tcnicas y procedimientos que le son inherentes. Lgica de la
comprensin [] (Acosta s.d).
La enseabilidad es entendida como una caracterstica de la ciencia a partir de la cual se reconoce que el
conocimiento cientfico est preparado desde su matriz fundamental para ser enseable, aportando los
criterios de confiabilidad, validez, universalidad e intersubjetividad que porta en s (Educacin virtual).

Bibliografa
Martnez Boom, Alberto y Mara Del Pilar Unda Bernal
1987 El maestro y su formacin: Del devenir moderno al devenir contemporneo. En: Revista Educacin y Ciudad. Bogot: Instituto para el Desarrollo Educativo y Pedaggico IDEP.
MEN
1998 Decreto 272. Bogot: MEN.
1994 Ley General de Educacin. Bogot: MEN.
1992 Ley 30 de Educacin Superior. Bogot: MEN.
Parra, Sandoval et al
1997 Proyecto Gnesis: Innovacin Escolar y Cambio Social. Cali: Fundacin FES

Webgrafa
Acosta Surez, Ilva. Enseabilidad, en:
http://www.psicopedagogia.com/definicion/ensenabilidad
Enseabilidad, en:
http://educacionvirtuall.blogspot.com/2007/04/andragoga-y-su-relacin-con-la.html
Garcs, Daniel
Primera Conferencia Nacional Afrocolombiana. Comisin, Identidad Cultural y Etnoeducacin Afrocolombiana. Santaf de Bogot D.C. 22 - 25 de Noviembre de 2002. CEPAC Corporacion Centro de Pastoral Afrocolombiana.
http://axe-cali.tripod.com/cepac/union-afro/comision-identidad-cultural.htm

69

7. Los textos escolares y las prcticas


educativas de los maestros
16

Presentacin

n la cotidianidad de las instituciones educativas, los textos escolares ocupan un lugar muy
importante, sobre todo porque se han convertido en un objeto indispensable para orientar las
actividades que desarrollan los estudiantes dentro y fuera de las instituciones educativas, as como
en la planeacin pedaggica de muchos docentes del pas. Por estas razones podemos afirmar, que el
texto escolar incide de forma importante en los procesos pedaggicos y en las dinmicas de formacin
de los estudiantes, por tanto, es fundamental analizar y evaluar lo que los textos dicen (contenidos),
cmo lo dicen (narrativas e imgenes que aparecen) y qu nivel de uso hacemos de ellos.
Es as como en este captulo ofrecemos algunas herramientas para preguntarnos sobre el papel que le
otorgamos a los textos escolares en nuestros espacios de clase y para reflexionar acerca del uso que les
damos, y como desde ese uso legitimamos o cuestionamos las formas de representacin que reproducen
la discriminacin de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales, en las imgenes de estos textos.
Comenzaremos por sealar el papel de los textos escolares como tecnologa educativa, haciendo nfasis
en el lugar que ocupan al interior de los procesos pedaggicos que acontecen en las instituciones
escolares. Posteriormente, se propone un ejercicio de lectura crtica a partir de algunos ejemplos
tomados de textos escolares de Ciencias Sociales de educacin bsica y media. Emplearemos conceptos
como invisibilizacin y estereotipia para entender las prcticas de representacin que se expresan en los
textos sobre las poblaciones negras, afrodescendientes y raizales.
Finalmente, veremos cmo estos textos tambin tienen una historia en la que se pueden observar
transformaciones y permanencias en cuanto a contenidos y orientaciones; en este sentido, centraremos
nuestra atencin en lo sucedido luego de los cambios legislativos vividos en la educacin a partir del
cambio constitucional de 1991 y con la promulgacin de los Lineamientos Curriculares para Ciencias
Sociales en el 2002.

Los textos escolares y su uso en el sistema escolar


Como ya lo hemos mencionado, las prcticas de los maestros y de los estudiantes estn afectadas por
los textos escolares que, en algunos casos, son los que definen contenidos, estrategias metodolgicas
y sistemas de evaluacin en el aula. El auge de los textos en la educacin est relacionado con una
concepcin que se hizo predominante en los aos sesenta y que supone que el texto, como dispositivo
formativo, logra optimizar los procesos de aprendizaje en los estudiantes, pues homogeniza contenidos,
actividades, orientaciones y formas de evaluacin.
16 Yenni Jojoa

70

Segn Graciela Carbon:


Los libros de texto [textos escolares] proponen cdigos pedaggicos para la seleccin de
contenidos y estrategias de enseanza. Conjuntamente con ello, tienen un peso importante en
la consolidacin de patrones culturales que establecen cul es la cultura aprobada, vigente y,
por ende, merecedora de ser perpetuada a travs de la enseanza (Carbon 2003: 36-37).
Ahora, es necesario precisar que el papel de los textos escolares depende del uso que se hace de ellos,
pues si bien algunos maestros se limitan a reproducir sus contenidos en las clases, tambin es cierto que
otros maestros ven en estos textos unos documentos de apoyo, de consulta, o una gua para ellos y sus
estudiantes. Su uso tambin depende del contexto en el que se localice la institucin educativa (rural o
urbano), las posibilidades de adquisicin y las prioridades que se establezcan en las instituciones para el
manejo de los recursos. En resumen, el problema con este tipo de textos no radica en su existencia, sino
el lugar que se le otorgue en las aulas:
Eso es algo que nos influye mucho por lo que la gran mayora de profesores se han inducido como
al facilismo, en las editoriales ya nos traen los libros a los maestros con las respuestas. Entonces
ya no nos permiten pensar y crearle una actividad al nio, donde el nio piense en realidad; el
maestro ya tiene su gua de respuestas, le hace comprar al nio el libro del estudiante y entonces
ya es solo trabajar, dictar el tema, calificar el libro y punto. Entonces es algo que ya incluso nos
perjudica, porque quizs en el momento que queramos como crear, ah no, all tengo el libro,
entonces ya como que se cierra, nos est llevando a la mediocridad (Catherine, estudiante ciclo
complementario Normal Juan Ladrilleros, Buenaventura).
Para problematizar el lugar que le otorgamos a los textos escolares en las aulas, en el siguiente apartado
presentamos una propuesta de anlisis en la que nos preguntamos por las formas cmo se representan
a las poblaciones afrodescendientes en las imgenes, las narraciones y las actividades indicadas en
algunos textos escolares, y con qu frecuencia aparecen estas representaciones. Estos elementos de
anlisis pueden ser tiles a los maestros, para que a la hora de planificar y de llevar a cabo su prctica
docente, lo hagan con una mirada crtica y propositiva.

Ausencias, presencias y formas de representacin de las poblaciones


afrocolombianas en los textos escolares del rea de Ciencias Sociales
Comprender y analizar el modo cmo las poblaciones negras han estado presentes o ausentes en los
textos escolares y cmo han sido representadas en ellos, es fundamental para la implementacin de la
CEA en las instituciones educativas. La invisibilidad y la estereotipia continan presentes en algunas de
las imgenes y narraciones de estos textos, an despus del reconocimiento de la multiculturalidad en
Colombia y del establecimiento de un marco normativo que busca construir nuevos modelos educativos
para dicha sociedad multicultural. Como ya se dijo, el papel que los textos escolares jueguen en la prctica
docente y el proceso formativo de los estudiantes, no solo depende del texto, sino de su uso.
Uno de los conceptos para analizar las imgenes y narraciones sobre los afrodescendientes en los textos, es
el de prcticas de representacin. Cuando hablamos de representacin, hacemos referencia al [] proceso
de construccin de sentido por medio de diferentes tipos de lenguajes (oral, escrito, visual, etc.) (Granda 2003:
14). Este proceso por el cual se da significado a lo que nos rodea, se refleja en la forma como construimos
nuestra propia identidad y la de los dems; en otras palabras, son estas prcticas de representacin las que
nos dan una idea de quines somos y a qu grupo pertenecemos, y a quines consideramos los otros.
Segn Granda, [] las prcticas de representacin cumplen un papel fundamental en la regulacin y control
de las prcticas sociales en la medida que contribuyen a fijar y reproducir las reglas, normas y convenciones

71

de funcionamiento del mundo social (2003: 15). En consecuencia, el texto escolar reproduce un cierto tipo
de representaciones sobre los miembros de la sociedad. En el caso de las poblaciones negras, estamos
hablando de unas representaciones que sustentan los estereotipos y el racismo.

Invisibilidad: ausencias y presencias de las poblaciones afrodescendientes


en los textos escolares
La invisibilidad hace referencia a la ausencia de los afrocolombianos o afrodescendientes como sujetos
histricos y como productores de conocimiento escolar. Si revisamos los contenidos de los textos
escolares con los que trabajamos, podemos encontrar que es en determinados grados y temas en los
que las personas negras hacen presencia.
Si tomamos textos de primaria para los grados cuarto y quinto, publicados antes de 2002, encontramos
referencias a la presencia de poblaciones afrodescendientes en las unidades temticas de Colonia,
Independencia y regiones geogrficas.17 Para textos de este mismo perodo, en los grados sptimo, octavo y
noveno, las temticas ms frecuentes en las que se menciona a estas poblaciones son: la Colonia, Independencia,
la abolicin de la esclavitud, la Constitucin Poltica, el reconocimiento de la multiculturalidad en Colombia y la
geografa humana del pas. En cuanto a frica, este continente se trabaja a partir de sexto grado desde su
geografa fsica y humana, algunos elementos histricos como los imperios y reinos existentes en el siglo XIV,
los procesos de colonizacin y de descolonizacin de Europa, y los conflictos contemporneos.
Pareciera, segn este tratamiento o ubicacin selectiva en algunas unidades temticas que dan los
textos escolares, que los afrodescendientes no hicieran parte del resto de la historia nacional, y que
adems hubieran desaparecido despus de la abolicin jurdica de la esclavitud. El resultado de este
tratamiento es una invisibilizacin de sus aportes a la construccin de la sociedad nacional. Algo
parecido sucede con frica, a la que slo se estudia en relacin con temticas que la muestran como
extica o conflictiva. La mirada que se construye es la de un continente homogneo, extico, atrasado y
conflictivo, caractersticas que han silenciado sus contribuciones a la historia del mundo.
Una primera forma, y tal vez la ms sencilla, de ejemplificar la invisibilizacin es a partir de un trabajo
bibliomtrico, en el que contabilizamos el nmero total de imgenes que aparecen en un texto y
observamos cuantas de ellas hacen referencia a poblaciones negras. Como ejemplo tomamos dos
textos de Ciencias Sociales para grado octavo, el primero de 1993 y el segundo de 2004. En el primero
encontramos un total de 253 imgenes, de las cuales slo 11 son de poblaciones negras, que representan
el 4.3 %. En el segundo texto, de un total de 234 imgenes, 11 son de personas negras, esto es el 4.7%.
Estos resultados nos dicen que si bien hay un incremento en el porcentaje de las imgenes en el texto
del 2004, este es mnimo.
Ahora bien, del texto de 1993 al del 2004 se puede observar un desplazamiento de las imgenes de las
poblaciones negras hacia otras unidades temticas; tenemos por ejemplo que en el texto escolar de
1993, las imgenes de estas poblaciones estaban asociadas a unidades temticas como El imperialismo
europeo y sociedades afroasiticas, Amrica, Colombia y el nacimiento de la Repblica y Colombia en
el siglo XIX.
En el caso del texto de 2004 encontramos que las imgenes sobre estas poblaciones estn distribuidas
en las siguientes unidades: La diferencia y la igualdad entre los seres humanos, La humanidad y la
proteccin de los derechos humanos, La construccin del medio ambiente es compromiso de todos,

17 Para este ejercicio tomamos textos de diversas editoriales, publicados entre 1991 y 2002.

72

Los cambios tecnolgicos y su significado para la comunidad y, finalmente, Revoluciones y cambios:


siglos XVIII - XIX.
Como vemos, las presencias de los afrocolombianos no estn en las mismas unidades temticas, de
hecho podemos notar que a pesar que se trata de dos textos de una misma rea (Ciencias Sociales), de
un mismo grado y de una misma editorial, se han incorporado nuevas temticas como La diferencia y
la igualdad entre los seres humanos, que no se encuentra en el texto de 1993 y se han modificado otras
como Revoluciones y cambios: siglos XVIII-XIX en la que se incluye la unidad sobre el imperialismo
europeo y las sociedades afroasiticas, y la unidad que se refiere a Amrica en los siglos XVIII y XIX.
El reducido incremento en las imgenes de las personas negras y su traslado a nuevas unidades no
necesariamente significa que haya una mayor visibilizacin, incluso se podra afirmar que en las temticas
en las que se desarrolla la historia de Amrica y de Colombia la presencia afrodescendiente es precaria y
no contribuye significativamente a reconocer
a estos grupos como partcipes de dicha
historia.
Adems de la bibliometra, podemos
analizar las manifestaciones de la
invisibilidad en las narraciones o texto
escrito que aparece en las unidades
temticas. Veamos un ejemplo que se
trabaja en la unidad Expresiones culturales
de Amrica colonial de un texto de Ciencias
sociales, publicado en 1995. Dice: [] Se
hace nfasis en Amrica hispnica, porque
corresponde a nuestro pasado y porque
ciertamente en ella el gobierno, la iglesia,
los criollos y los indios dejaron obras
maravillosas y duraderas.
La ausencia de frica y los afrodescendientes
en esta narracin es evidente: a pesar que
africanos y afrodescendientes hacan parte
de la sociedad colonial, no se incluyen en la
representacin del pasado compartido de
la Amrica hispnica. Tal como afirma Mara
Isabel Mena (sf.), la invisibilidad de los aportes
africanos a la construccin de las Amricas
ha sido un mecanismo mediante el cual se
ha justificado el racismo y la discriminacin.

La imagen de la poblacin afrodescendiente est vinculada a oficios


y trabajos estereotipados. Nuevo Identidades 8, unidad temtica La
Humanidad y la proteccin de los derechos (Mora et al 2005: 242).

En este sentido, y como veremos a continuacin,


se puede afirmar que ms all del incremento
de las imgenes o del desplazamiento de ellas hacia otras unidades, no se han hecho cambios sustantivos
con respecto a las representaciones sobre las poblaciones afrocolombianas en los textos escolares, es decir,
lo importante no es slo la cantidad de imgenes y contenidos, sino la forma como son representados
estos grupos y qu tanto estos textos promueven prcticas de visibilizacin y/o de dignificacin de estas
poblaciones.

73

Estereotipia y prcticas de representacin


Si bien es posible que en los textos
escolares de hoy en Colombia las
imgenes y contenidos sobre las personas
negras estn ms presentes que antes,
la pregunta que debemos hacer es s
estas imgenes y contenidos son menos
estereotipados y racializados que sus
predecesores, ya que no se trata slo de
visibilizar el papel histrico de los grupos
negros, sino tambin de reflexionar sobre
las formas como han sido representados
en los textos escolares. Sobre este
tema algunos autores hablan sobre las
imgenes estereotipadas.
Contextos Sociales 7, unidad temtica La Colonia en la Nueva Granada (Rueda
y Tancs 2004: 227).

La estereotipacin hace referencia a las representaciones que


se generalizan o naturalizan para todo un grupo, basadas en
caractersticas fsicas y de comportamiento que, supuestamente,
todo un grupo comparte. Es un fenmeno que simplifica de
manera exagerada la complejidad de la vida social ya que, []
tiende a visibilizar solamente algunas caractersticas de las
personas y grupos sociales [] (Granda 2003: 16).
En el captulo de racismo y discriminacin definimos los estereotipos
como ideas prefabricadas que alguien proyecta sobre todo un
grupo de personas por su origen, condicin o apariencia. Estas
ideas generalmente caricaturizan errneamente las caractersticas
y comportamientos de quienes son estereotipados.
Es as como las imgenes y narraciones aparentemente neutras con
las que se presentan a los hombres y mujeres afrodescendientes,
pueden estar reproduciendo estereotipos y formas de representacin
racista. En otras palabras, estas formas de representacin contribuyen
a relacionar directamente a las poblaciones negras con ciertos rasgos
culturales, fsicos y sociales, con lugares de residencia, oficios, gastronoma, vestido, entre otros. Veremos a
continuacin algunos ejemplos de como estas formas de representacin aparecen en los textos escolares.

Nuevo Identidades 8, unidad temtica


Manifestaciones contemporneas de los
prejuicios raciales (Mora et al 2005: 220).

Oficios
Si hacemos una revisin de los contenidos de los textos escolares, observando y leyendo atentamente
lo que ellos nos ensean con respecto a las poblaciones negras encontramos, como ya se ha dicho,
que su presencia se ha restringido a ciertas unidades, tenemos por ejemplo la esclavitud, temtica que
ha centrando su mirada en algunas de las actividades que constituan la base de la economa colonial
minas y haciendas.

74

Notamos que en este caso se describen ms


las actividades a las que fueron destinados
tanto africanos como sus descendientes -los
trabajos en las plantaciones, en los trapiches, el
mazamorreo, o las minas- pasando por alto las
formas de vida, de organizacin o de resistencia
de estos grupos. Esta manera de representar a
estas poblaciones ha naturalizado la condicin
de esclavos, de sujetos pasivos, dciles o salvajes,
adems de asociarlos con ciertos oficios, que a su
vez se han relacionado con caractersticas fsicas
como la fuerza, la robustez o la tenacidad.
Por otro lado, estn las actividades con que se
asocia a las personas negras en la actualidad;
encontramos, por ejemplo, que en algunos
textos escolares aparecen desempeando
Contextos sociales 9, unidad temtica Cmo son los sectores pesqueros
y mineros del pas (Rueda, Tancs y Ortiz 2004: 67).
oficios como el mazamorreo, la pesca y el
comercio informal, localizados generalmente
en espacios rurales, los ros y las costas. Si bien esta situacin hace parte de la realidad afrocolombiana,
no es exclusiva de ellas, ni tampoco son las nicas actividades de las que participan.
Esta manera de representar los oficios desempeados por los afrodescendientes, deja la impresin,
primero que sus contribuciones a la economa colombiana es mnima, pues las actividades con las que
generalmente se los relaciona son de autoconsumo o que corresponden al primer sector de la economa.
Segundo, pareciera que estas poblaciones no desempearan actividades por fuera de la ruralidad, puesto
que son escasas las referencias o imgenes de las poblaciones negras en mbitos como la tecnologa, el
arte, la literatura, las ciencias o la educacin, entre otros. Finalmente, son este tipo de imgenes las que
contribuyen a mantener la idea de pobreza y marginalidad de los afrodescendientes.
Todos somos Colombia: plurietnia y multiculturalidad
Las poblaciones afrocolombianas tambin hacen presencia cuando de la configuracin demogrfica
de Colombia se trata, claro, en trminos de mestizaje, el cual se ha establecido como un elemento
fundante de la nacionalidad colombiana. La iconografa escolar ha contribuido al establecimiento de
un ideal de ciudadano blanco, urbano, civilizado y moderno. Segn Zenaida Osorio, la presencia de las
personas negras sirvi para sealar las diferencias con los otros grupos (Osorio 2000: 190). Este prototipo
de ciudadano, adems de negar las presencias histricas de los afrodescendientes, tambin seala las
caractersticas fsicas y morales del tipo ideal de individuo.
Por otro lado, la frase Todos somos Colombia se muestra como un llamado a la nacionalidad, que se
refuerza con imgenes que niegan los conflictos y las relaciones de poder y de dominacin; son estas
representaciones armnicas las que legitiman un proyecto poltico de unidad.
Geografa de las poblaciones afrocolombianas
Con respecto a la ubicacin geogrfica, los textos escolares establecen una especie de determinismo
geogrfico cuando vinculan la existencia cultural e histrica de las poblaciones afrocolombianas a su
pertenencia a ciertas regiones naturales, a cierto tipo de climas, a cierto tipo de regiones geogrficas. Este
determinismo lleva a reforzar estereotipos que se han producido a lo largo de nuestra historia social, y que
llevan a atribuir a las personas ciertos rasgos en virtud de su origen geogrfico, por ejemplo la idea que

75

la gente de tierra fra es muy trabajadora,


o que la gente de tierra caliente le gusta
el baile, a pesar de que, como veremos
ms adelante al estudiar las Trayectorias
afrodescendientes, esta representacin
reduce las presencias demogrficas a la
ruralidad, desconociendo que hoy en da
el 70% de la gente negra habita en las
ciudades.
As mismo, insiste en presentar una imagen
radicalmente diferenciada de aquellas
que representan la mismidad colombiana,
es decir, el ideal de colombiano, que se
construye sobre la imagen de lo urbano
blanco-mestizo.
La evidente presencia de gente negra en
las ciudades y su condicin de habitantes
urbanos sigue siendo negada, lo que
podemos corroborar en el siguiente
ejemplo, al que habra que aadir que
naturaliza la idea de la geografa racial:
Tipos raciales: En Colombia encontramos
varios tipos raciales. As, la mayora
En los textos escolares seguimos encontrando imagenes que
de habitantes de la zona Andina son
refuerzan la idea de regiones cuya poblacion se presenta
mestizos, mientras que en los litorales y
homogenea, tal es el caso del Pacifico. Identidades Sociales 4,
unidad temtica La diversidad tnica en Colombia (Chaustre
en San Andrs y Providencia, se encuentra
y Pulido 2003a: 83).
la mayor concentracin de personas de
raza negra y mulato. Los indgenas, por
su parte, estn distribuidos por casi todo nuestro territorio (Chaustre y Pulido 2003b).
Llama la atencin que este es un texto de 2003, ms de una dcada despus del cambio constitucional
y muy en contrava de los consensos de la comunidad cientfica mundial sobre la inexistencia de la raza.
Segn la imagen que all se proyecta, las regiones geogrficas son culturalmente homogneas, algo que
cualquiera de nosotros puede contradecir con solo asomarse a la puerta de su casa.
Anteriormente, se haba sealado la relacin entre la ruralidad, los ros, los mares, incluso la asociacin
entre poblaciones negras, pobreza y marginalidad:
En los textos ms recientes en ocasiones se muestra a estas poblaciones en contextos urbanos, pero no
necesariamente en Colombia:
Sin embargo, no se trata de negar las presencias rurales de las poblaciones afrocolombianas, lo que
queremos controvertir es la idea, o mejor, la imagen que se ha construido, de que estos son los nicos
territorios en los que habitan y desarrollan las personas negras sus proyectos de vida. Lo que la realidad
nos muestra son procesos ms complejos como veremos en un captulo posterior, las dinmicas de
poblamiento han hecho que las poblaciones afrocolombianas se distribuyan a lo largo y ancho del pas.

76

frica
La imagen de frica contina asocindose
al atraso, carente de desarrollo, ahistrica,
homognea y extica, que simplifica las
condiciones polticas, sociales y econmicas
del continente. Si bien en los textos ms
recientes se incluyen nuevos elementos
sobre este continente (pintura, literatura,
cine), son los aspectos fsicos, demogrficos,
la colonizacin y la descolonizacin europea
y los conflictos de este continente los que
tienen mayor relevancia. Incluso los aportes
que los diversos continentes han hecho
que se midan desde la infraestructura, la
arquitectura o la tecnologa. En este sentido,
y de acuerdo a las imgenes y narraciones
que aparecen en los textos escolares, frica
pareciera no cumplir con los requisitos
sealados por los ideales de desarrollo y
progreso.

Inteligencia Social 6, unidad temtica Aspecto fsico de frica, Asia,


Europa, Oceana y la Antrtica (2003: 128).

Defensa de la condicin humana y el respeto por su diversidad


Llamamos la atencin sobre los textos publicados a partir del 2002, puesto que en ellos se desarrollan
unidades especficas sobre la discriminacin que abarca temas como la intolerancia, el racismo, la
esclavitud, el colonialismo, el imperialismo, el apartheid, la xenofobia, la lucha por los derechos civiles y
las reivindicaciones de gnero. Las imgenes y narraciones
que aqu se presentan tambin estn relacionadas con
los derechos humanos, el respeto a la diferencia tnica,
religiosa, de gnero, que son contenidos que se abordan
desde un contexto mundial.
Se debe sealar que a pesar que la palabra etnia se ha
generalizado, todava est asociada a la raza y se establece
ubicaciones geogrficas especficas. Veamos la siguiente
narracin, A nivel global se pueden diferenciar cuatro
grupos tnicos [blancos, amarillos, negros y otros] que se
han mezclado y han hecho aportes culturales entre s, para
hacer del planeta un gran mosaico tnico.
En este sentido, no se trata de un problema de inclusin
de nuevos contenidos, sino de como estos son abordados
en los textos escolares y en los salones de clase, porque
de otra forma no se va ms all de la enunciacin del
mosaico tnico, de la multiculturalidad y del respeto a la
diversidad.
Civilizacin 9, unidad temtica Colombia
despus de 1960 (Meja et al 1995: 376).

77

Permanencias y transformaciones en los textos escolares


En Colombia, los textos han sufrido variaciones que estn relacionadas con el cambio constitucional en
1991, cambio que tambin defini la poltica educativa y curricular del pas. Con la nueva Constitucin,
Colombia se reconoce formalmente
como multicultural y pluritnica, y en
consecuencia con los nuevos principios
constitucionales se promulga la Ley 115
de 1994 o Ley General de Educacin.
En ella se incluyen varios aspectos
educativos, entre ellos los curriculares,
que se concretaron con la redaccin de
unos lineamientos curriculares para las
reas fundamentales y obligatorias del
currculo. As mismo, la Ley reglament
para el sistema educativo, lo que
debera ser el trmite pedaggico de la
multiculturalidad; al menos alguno de
sus aspectos.

Nuevo identidades 8, unidad temtica Los prejuicios raciales (Mora et. al


2005: 202).

Nuestra hiptesis, luego de realizar un


breve ejercicio de anlisis de textos
escolares, es que la nueva legislacin y
los cambios en la poltica educativa de la ltima dcada, incidieron en la produccin de textos escolares.
Si bien a partir de 1991 el reconocimiento y el respeto a la diversidad tnica y cultural del pas se
fueron incorporando en las pginas de estos textos, es a partir del ao 2002, con el establecimiento
de los Lineamientos Curriculares de Ciencias Sociales, que su estructura cambia significativamente
y la diversidad tnica y cultural, al ser un eje generador de la malla curricular propuesta por el MEN
para Ciencias Sociales, toma mayor importancia en los contenidos, tanto as que algunas editoriales
establecieron unidades especficas sobre los grupos tnicos, la diversidad y la discriminacin.
Temticas como la defensa de la condicin humana y el respeto por su diversidad: multicultural, tnica, de
gnero y opcin personal de vida como recreacin de la identidad colombiana, es el eje generador que se
supone jalonara en la escuela una propuesta de educacin multicultural y mostrara la capacidad de
la educacin para acoger la diversidad (MEN 2002: 93). Con respecto a este tema, algunos maestros
afirman que:
Ya se han dado los primeros indicios [Transformaciones en los textos escolares], ya se est
viendo la cosa, no les digo que en los textos antes cuando hablaba de la historia en la Colonia,
no se mostraba al negro como vino sino que pareca que fue como si fuera un animal silvestre,
vegetal y ahora s se est viendo la diferencia de la trada del [] negro ac, porque hubo la
necesidad de reemplazar esa mano de obra, de indgenas por negros, no porque los negros eran
ms fuertes que los indgenas sino que los negros tenan sus saberes africanos [] (Profesora,
Cartagena 4, pag 22).
A pesar que se presentan transformaciones en la iconografa y los planteamientos de los textos escolares,
se debe aclarar, que muchos de sus contenidos no varan significativamente en este perodo de tiempo.
Tampoco aparecen grandes diferencias por el tipo de editoriales que producen los textos. Lo importante
es que estos siguen definiendo, en el marco de aplicacin de la legislacin educativa vigente, lo que se
debe ensear y lo que se debe saber por grados. Algunas de las crticas que se han hecho a los textos

78

escolares se relacionan con su intervencin en el


orden curricular y pedaggico, y en su incidencia
concreta en fenmenos como el racismo y otras
formas de discriminacin.
Ahora bien, hemos hablado de los cambios
que los textos escolares tuvieron tras la
implementacin de los Lineamientos Curriculares
para Ciencias Sociales. Cuando examinamos los
textos posteriores al 2002, nos encontramos
con la incorporacin de nuevos contenidos y la
ampliacin de otros, en los que podemos hablar
de una mayor presencia de las poblaciones
afrocolombianas.
Civilizacin

9,

unidad

temtica Democracia

participativa

Por ejemplo, en cuarto y quinto hallamos


descentralizacin en Colombia (Meja et al 1995: 190).
unidades como la diversidad tnica del pas,
formas de discriminacin, las minoras tnicas,
incluso en algunos textos se encuentran unidades
especficas sobre la afrocolombianidad. Para secundaria, en los grados sptimo, octavo y noveno, hay
temas como la geografa poltica del mundo y de Colombia, la participacin ciudadana, Derechos Humanos
y democracia, la defensa de la condicin humana y el respeto a la diversidad. Sin embargo, la incorporacin
de estos nuevos contenidos, no ha significado que se incluya realmente a las poblaciones negras a lo
largo de la historia nacional, restringiendo sus presencias a este conjunto de temticas.

Finalmente, reconociendo la importancia de los


textos en las prcticas escolares, es importante
reiterar que es el maestro quien define el uso
que se hace de estos textos y quien dirige las
interpretaciones de sus contenidos. Si bien los
textos escolares reproducen estereotipos o
invisibilizan a las poblaciones afrocolombianas,
es en la vida escolar, al interior de las aulas, en
donde se legitiman unas formas de asumir el
conocimiento de manera excluyente.

Nuevo Identidades 8, unidad temtica Las ciencias sociales y la


tcnica como factor cultural y de civilizacin (Mora et al 2005: 68).

En este sentido, insistimos en que no necesariamente una mayor inclusin de contenidos o


imgenes sobre las poblaciones afrocolombianas garantiza representaciones menos estereotipadas o racializadas, se trata entonces de entender que en la construccin de lo que se ha
llamado la nacin colombiana, la presencia, los
aportes y los conocimientos de las poblaciones
negras ha sido fundamental; adems cabe sealar que si bien existen mayores contenidos
sobre los grupos tnicos o la diversidad tnica, la discriminacin sobre afrocolombianos
y afrocolombianas, y el racismo todava estn
vigentes en la cotidianidad escolar.

79

Entonces, el papel como maestros es fundamental para garantizar una mirada crtica en las aulas de estos
nuevos contenidos y, de manera general, de los textos escolares. Las imgenes y narraciones de los textos
escolares como lo sugiere Mena (sf.), deben ser confrontados con las realidades y los contextos en los que
se encuentra la escuela; de esta forma, el trabajo con este tipo de herramientas no se limitar al consumo
de sus contenidos como una verdad incuestionable, que termina naturalizando los estereotipos.

Bibliografa
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2003 Libros escolares. Una introduccin a su anlisis y evaluacin. Argentina: Fondo de Cultura
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Chaustre Avendao; lvaro y Oscar Pulido Crtes
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Rueda, Wilson Paul y Erika Tancs
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Rueda, Wilson Paul; Erika Tancs y Jos Guillermo Ortiz.
2004 Contextos Sociales 9. Bogot: Editorial Santillana.

80

Parte 2

Trayectorias afrodescendientes
Orientaciones pedaggicas y propuestas
metodolgicas para la implementacin
de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos

Dispora Africana.
Claves para comprender
las Trayectorias afrodescendientes
18

Qu entendemos por Dispora?

e dice que histricamente el trmino Dispora fue usado por primera vez en el siglo III A.C. en
el Septuagin, la traduccin griega de las escrituras hebreas dirigidas a la comunidad hebraica de
Alejandra para describir la vida de los judos por fuera de Palestina, considerada su lugar de origen.
Desde entonces, el trmino ha sido utilizado para dar cuenta de los pueblos y comunidades que se han
visto enfrentados a reconstruir su existencia por fuera de sus territorios originarios (Izard: 2004).
Sin embargo, como concepto acadmico que nos permite comprender la historia de comunidades
consideradas como diferentes en un determinado lugar, la Dispora Africana implica una mayor
complejidad que veremos expresada al menos en cinco grandes rasgos. Pero antes de describir y
problematizar sus rasgos constitutivos, es necesario narrar de manera general el proceso histrico que
hizo que se produjera.

Cmo y por qu ocurri la Dispora Africana?


Lo primero que debemos destacar en relacin con la Dispora Africana, es que este concepto nos permite
pensar una manera distinta de contar la historia de los africanos esclavizados y la de sus descendientes
en Amrica y en Colombia, al igual que las presencias y las trayectorias de los diferentes grupos humanos
de ascendencia africana en los mltiples puntos geogrficos del continente americano.
Sabemos que todo proceso de enseanza de la historia requiere relacionar dos dimensiones que son
el tiempo y el espacio. La primera se refiere a los momentos donde ocurren los hechos que llamamos
histricos (fechas como el 20 de julio o el ao 1492, etc.); la segunda remite a los lugares donde ocurren
esos hechos (20 de julio relacionado con la independencia en Colombia, 1492 asociado al descubrimiento
de Amrica). Por lo tanto, tiempo y espacio constituyen las dos dimensiones sobre las cuales se produce
la historia y, en ese sentido, es necesario tambin explicarla desde estos dos planos que, podramos
decir, comprenden dos caras de una misma moneda.
Aunque parezca evidente que la historia se hace y se narra desde las dimensiones sealadas, esto no siempre
sucede. Nos han acostumbrado a aprender el pasado como hitos histricos que sucedieron en algn lugar
o en algn tiempo pero separados y sin reflexionar sobre sus impactos en el presente. Muy pocas veces
aprendemos a relacionar los tiempos de la historia con los lugares donde sucede la historia y, peor aun,
regularmente nos ensean a ver y pensar linealmente la historia, sin detenernos en los efectos que esta ha
tenido para diversos pueblos como los africanos y sus descendientes en el continente americano.

18 Jos Antonio Caicedo

82

La Puerta del No Retorno ubicada en la Casa de los Esclavos en la isla de Gore (Ghana). Por ella pasaron millones de esclavizados
africanos que jams regresaros a su tierra natal. Imagen: http://hitchcock.itc.virginia.edu/SlaveTrade/collection/large/D024.JPG

Lo que queremos resaltar aqu son dos ideas fundamentales: la primera, es que la historia no es solo
una lnea evolutiva en la cual acontecen hechos y se cumplen etapas. En ese sentido, no podemos
seguir pensando la historia de Amrica como una lnea evolutiva que va de la Conquista, pasando por
la Colonia hasta llegar a la Repblica, donde cada poca queda atrs sin influir en el presente. Por el
contrario, aunque este tipo de esquema es til para periodizar la historia, realmente no ayuda a entender
la manera como algunos hechos del pasado inciden significativamente en la vida del presente.
De otro lado, y aqu introducimos la segunda idea, la mirada evolucionista de pensar la historia no
problematiza las relaciones de poder que caracterizan los hechos histricos. Por ejemplo, qu grupos
se beneficiaron con el descubrimiento de Amrica? o Cul fue el contexto histrico que produjo este
mismo hecho histrico? Lo que queremos enfatizar es que la historia est atravesada por el poder. El
poder entendido en la manera como unos pueblos ejercen dominio; condicin que explica por qu
algunos grupos estn en desventaja frente a otros que lograron sobresalir. Esto permite reconocer la
dimensin histrica del poder en fenmenos como la opresin, la explotacin y la subordinacin.
Por esta razn creemos que es necesario entender las trayectorias afrodescendientes desde la perspectiva
de la Dispora, debido a que este concepto nos permite relacionar los tiempos de la historia con los
espacios donde sta aconteci, develando los entramados de poder que han jugado en beneficio de
algunas sociedades y grupos tnicos en detrimento de otras poblaciones y, especialmente, porque
con la Dispora podemos comprender las trayectorias afrodescendientes como una historia cimentada
con base en el poder ejercido por los europeos sobre los africanos y sus descendientes, no solo para
comprender lo que fue, sino, de manera fundamental, para entender como ese pasado sigue afectando
las realidades del presente de las comunidades negras, afrocolombianas y raizales.

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Cuando decimos que con la Dispora Africana ligamos tiempos y espacios histricos veremos la relacin
entre tres continentes: frica, Amrica y Europa, toda vez que el desplazamiento forzado de africanos
al nuevo Mundo no solo fue un desplazamiento de gentes, sino de culturas con sus respectivas
cosmovisiones y prcticas de existencia, mostrando cmo han participado cada una de esas culturas y
las formas comunes y diferenciadas que produjo su esparcimiento a lo ancho del continente americano
y a lo largo de cuatro siglos.
As mismo, la Dispora como raz o tronco comn de los afrodescendientes permite entender las mltiples
expresiones que las comunidades negras han adquirido en esta larga historia, sus dispersiones, sus
fracturas y la diversidad de formas de ser afrodescendiente. Por esa razn hoy hablamos de comunidades
negras, afrocolombianas y raizales que dan cuenta de las mltiples maneras de nombrar y de sentir la
negritud, pero todas originadas de un tronco comn llamado Dispora Africana.
De igual manera, asumir las trayectorias afrodescendientes con el lente de la Dispora, representa una
apuesta poltica y pedaggica para contar la historia desde una ptica diferente a la versin oficial
y hegemnica, en la cual se obvia el conflicto que constituye el centro de estas relaciones de poder,
permitiendo, desde la perspectiva de la CEA, pensar histricamente

La historia de la Dispora Africana comenz as


Empezaremos afirmando que la historia de los africanos y sus descendientes en el llamado Nuevo Mundo
no inicia con el denominado Descubrimiento de Amrica. Antes de 1492, cuando por primera vez los
pueblos europeos, especialmente Espaa y sus colonizadores, se encontraron con las comunidades
aborgenes en lo que despus fue Amrica, a kilmetros de distancia, concretamente en frica, vivan
una serie de sociedades con diferentes formas de vida, organizaciones polticas, creencias religiosas,
formas lingsticas y estructuras de organizacin social distintas a las indgenas y las europeas.
En ese sentido, 1492 como un tiempo histrico se va a relacionar con tres lugares: Amrica, Europa y
posteriormente frica, por lo cual decimos que a partir del descubrimiento empieza no la historia, sino
otra historia marcada por la dominacin, la explotacin y la esclavizacin, es decir, una historia donde el
poder colonial pasa a ser su rasgo constitutivo.
Antes delDescubrimiento de Amricalo que entendemos como comercio internacional estaba restringido
al Mar Mediterrneo y el Ocano ndico y se encontraba en poder de mercaderes rabes que haban
explorado, mucho antes que los europeos, las costas africanas intercambiando telas, especias y algunos
esclavos. Por lo tanto, la esclavitud no fue un hecho natural asociado exclusivamente a los africanos, sino
que antes de la conquista de Amrica muchas sociedades, incluidas las africanas, haban establecido
relaciones de esclavitud, pero en condiciones muy diferentes a lo que fue la institucionalizacin y las
prcticas de esclavitud despus del siglo XV.
Se dice que ms que esclavitud, lo que predominaba eran relaciones de cautiverio, caracterizadas
por situaciones de invasin de tierras donde los grupos vencedores se llevaban a los vencidos, pero
integrndolos, con el paso del tiempo a la familia que lo posea, y lo que se debe destacar de manera
fundamental es el hecho de que el cautivo nunca perdi su condicin de humanidad, situacin
muy diferente a la esclavitud que crearon los colonizadores europeos sobre los africanos y sus
descendientes.
En el ncleo sobre Historia de frica entre los siglos VII y XIV, vamos a poder profundizar la
importancia que tiene entender la historia africana antes del siglo XV, porque con ella veremos que
despus del descubrimiento las sociedades africanas no volvieron a ser iguales, producto de la

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Dispora, y cmo este fenmeno afect las vidas de sus descendientes en Amrica y el conjunto de la
vida del continente europeo.
Solo a partir del siglo XV se empieza a establecer contactos entre las tres partes del mundo que configuraron
el tringulo de comercio de esclavizados. Antes del siglo XV solo existan relaciones comerciales entre
frica y los comerciantes rabes y algunos portugueses que haban penetrado las costas occidentales
del continente africano extrayendo marfil, pieles preciosas, maderas y oro, que desde 1481 haca parte
de una prctica econmica de explotacin.
Para los africanos, Amrica como continente no exista, a la vez que las poblaciones aborgenes no tenan el
mnimo conocimiento, ni de los africanos, ni de los europeos colonizadores. Solo con la penetracin de los
portugueses y posteriormente de los espaoles a las costas africanas y con el Descubrimiento de Amrica
se configura un nuevo mapa geogrfico mediado por el contacto de tres poblaciones que no saban una
de la otra. Es ah cuando empieza a producirse el trfico de esclavos con una lgica diferente a la que
hemos sealado y que va a ser uno de los rasgos inherentes a lo que llamamos Dispora Africana.
En los primeros ncleos de estas Trayectorias Afrodescendientes (como los de Resistencia, adaptacin
social y formas de accin poltica, o el de Esclavizacin y oficios) tendremos oportunidad de analizar
la importancia de la trata esclavista para la comprensin de la Dispora Africana y su relacin con las
trayectorias afrodescendientes.

Pero cules fueron las condiciones histricas que produjeron la Dispora Africana?
Sumado a los antecedentes que acabamos de describir, debemos comprender este fenmeno de
acuerdo a diferentes transformaciones que se presentaban en Europa, las cuales incidieron de manera
paralela en los tres espacios que luego conformaron el tringulo de la trata esclavista: Europa, frica y
Amrica. Esto sucede en un periodo de grandes cambios a nivel cultural, poltico y econmico, dejando
repercusiones distintas en las tres partes del mundo que hemos mencionado.
Por un lado, en Europa, especialmente Espaa y Portugal, se despierta la sed expansionista, por lo cual
estos pases a partir del siglo XV abren sus fronteras hacia territorios del norte y occidente de frica. Este
proceso de expansin es lo que se conoce como los descubrimientos, y tuvo como fin buscar nuevas
rutas comerciales que ellos desconocan para remediar la crisis econmica, social y poltica que estaban
viviendo debido al debilitamiento del sistema feudal, la crisis de la Iglesia y del sistema poltico de las
monarquas.
La crisis interna europea cre la necesidad de expandirse hacia otros territorios, conquistndolos y
ejerciendo dominio sobre ellos. Con los descubrimientos se expandi el desarrollo de las tcnicas de
navegacin que incidieron profundamente en la aceleracin de los procesos de colonizacin.
Con la expansin europea se produce el Descubrimiento de Amrica y es la primera vez que se estable
una relacin entre las sociedades de Europa y lo que ellos llamaron Amrica, del mismo modo que
aparece la denominacin de indios para nombrar a los pobladores de estos lugares, basados en la
creencia de los europeos de que se encontraban en las Indias Orientales, territorios que anteriormente
haban explorado.
Este hecho marca un nuevo rumbo en la historia de las poblaciones aborgenes, de las sociedades
europeas y las africanas, debido a que ese encuentro se caracteriz por el saqueo, la dominacin y el
sometimiento violento que los europeos ejercieron sobre los nativos y paulatinamente la esclavizacin
de los africanos, que empezaron a ser arrancados por la fuerza de sus lugares de origen para trabajar en
tierras americanas.

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En consecuencia, es necesario reiterar que este hecho establece por primera vez en la historia el contacto
entre Amrica, Europa y frica mediado por la colonizacin. Un contacto que va a dar paso a la formacin
del sistema de dominacin de las sociedades europeas sobre las no europeas y con ello la formacin
de lo que conocemos como capitalismo mundial, donde uno de sus pilares fue la explotacin de los
recursos americanos sobre la base del trabajo forzado de los africanos y sus descendientes.
Debido a las riquezas encontradas en las tierras del Nuevo Mundo se desarrolla un sistema de explotacin
de los recursos naturales y minerales, pero tambin humanos. Para las sociedades aborgenes se produjo una
transformacin histrica en la medida que pasaron de ser civilizaciones, que si bien tenan conflictos, jerarquas
de poder o cautivos por guerras, nunca haban sido sometidas bajo un sistema de dominacin tan amplio e
inhumano como la colonizacin europea. La eliminacin fsica de los aborgenes, sumado a la voracidad de
los europeos por explotar el oro, el azcar, el algodn, el cacao y otra serie de recursos que abundaban en
Amrica, llev a los colonizadores a acelerar los procesos de esclavizacin de personas en frica.
Por su parte, para las sociedades africanas la situacin fue similar porque tambin entraron en la trada
comercial (Europa, frica y Amrica) de objetos y personas, a travs de la colonizacin europea. Sin
embargo, para los africanos la situacin tambin fue distinta a la experimentada por los aborgenes,
bsicamente por dos razones: en primer lugar, porque los africanos fueron sacados por la fuerza de sus
lugares de origen a tierras que desconocan y sin saber por qu y, en segundo lugar, debido a que desde
el momento en que eran capturados en las costas africanas para ser trados a Amrica, los convertan en
esclavizados, negndoles su condicin de humanos y reducindolos a fuerza de trabajo. Esta es una de
las razones por las que la colonizacin europea sobre Amrica cambi de manera radical las prcticas
de esclavitud conocidas antes de este hecho histrico y es en este contexto en el cual se produce la
Dispora Africana.
Para entender las condiciones histricas que hicieron posible este fenmeno, el ncleo denominado El
surgimiento de la Dispora en el contexto del Sistema Mundo Moderno, ser de gran ayuda pues
nos muestra las relaciones espaciales y temporales y las lgicas de poder en las cuales se produjo la
expatriacin de millones de africanos. Este proceso de expatriacin y esclavizacin que se aceler a
partir del siglo XVI cuando los colonizadores acrecentaron su poder, es lo que se conoce como la trata
esclavista, que dur aproximadamente cuatro siglos y que signific uno de los rasgos fundamentales de
lo que vamos a entender como la Dispora Africana, esto es, el desplazamiento forzado y la esclavizacin
de los pueblos africanos y sus descendientes en Amrica.
Sin embargo, aunque los europeos intentaron borrar la humanidad de las personas esclavizadas, al
reducirlas a la condicin de mercancas (por eso se habla de comercio negrero), las poblaciones tradas de
varias regiones del frica llegaron con sus saberes en el manejo de los cultivos, la culinaria y la navegacin,
con conocimientos en orfebrera y minera, con formas lingsticas diversas, con expresiones artsticas,
con diferentes creencias religiosas, haciendo que muchos de sus saberes y prcticas se reprodujeran en
los territorios de destino, adems de que otras tantas se mezclaran con tradiciones indgenas y europeas
dando lugar a nuevas prcticas culturales y a la paulatina extincin de muchas otras en la travesa
transatlntica y con el paso de los siglos. Es aqu donde vamos a referirnos a la otra cara de la Dispora
contenida en sus formas de adaptacin, dispersin e hibridacin, en lo que ms adelante trabajaremos
como rasgo de rupturas y continuidades de larga duracin.
Lo que interesa resaltar es que, si bien es cierto que los africanos y sus descendientes fueron tratados como
inferiores por los colonizadores, despreciando sus culturas, muchas de sus concepciones sobre el mundo
y sus prcticas de vida lograron desplegarse por diferentes puntos del Nuevo Mundo. Obviamente, por
efectos del desplazamiento, algunos de esos legados desaparecieron, pero otros encontraron formas
de sobrevivencia. Esta posibilidad generada por los africanos y sus descendientes en la adversidad de la

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esclavizacin, es la que nos permite ver el otro lado de la Dispora Africana, aquella experiencia que en
medio del dolor y el sufrimiento logr crear y reinventar la vida en el exilio, incluso alcanzado la libertad
en la esclavitud (Daz: sf ) a travs de la automanumisin, las fugas y el cimarronismo, entre otras.
Esta cara de la Dispora Africana, distinta a la dolorabilidad, nos ayuda a comprender de manera ms
compleja las trayectorias afrodescendientes en Amrica y en Colombia como lo veremos adelante en
los ncleos (Presencias demogrficas geogrficas y culturales, Formas de sustento, La palabra,
Sonidos y Ritmos y Sazones, olores, colores, sabores y saberes), en lo que podramos llamar las
presencias diaspricas musicales, rtmicas, gastronmicas y literarias en sus mltiples expresiones. Aqu
podremos entender las manifestaciones diversas que adquiri la Dispora Africana como parte de los
aportes de los afrodescendientes al desarrollo del pas.
La Dispora nos permite entender las ausencias, las presencias y las reconstrucciones de los legados
africanos en esta parte del mundo, ligando los tiempos de la historia con los espacios de esa historia
en la larga duracin y, principalmente, nos ayuda a comprender las trayectorias afrodescendientes
como producto de una historia del poder colonial que marc y sigue marcando las realidades de las
comunidades negras, afrocolombianas y raizales en el presente, a travs de manifestaciones como
el racismo, la discriminacin, la invisibilizacin que se constituyeron en secuelas problemticas de la
herencia disporica como otro rostro de la tragedia. Los ncleos Racismo y Discriminacin, Raza,
sexualidad y la colonizacin de los cuerpos en Colombia, nos introducirn en estos efectos negativos
producidos por la Dispora.
En este sentido, entenderemos la Dispora Africana con base en cinco rasgos que la contienen y que
forman parte de las tesis que proponemos par la Ctedra, para ensear en la escuela la vida pasada y
presente de las comunidades negras, afrocolombianas y raizales con otro sentido de la historia. Estos
rasgos tienen el propsito de propiciar una comprensin compleja de la Dispora Africana como clave
para pensar las trayectorias afrodescendientes.

Los rasgos constitutivos de la Dispora Africana


En este punto describiremos los rasgos fundamentales contenidos en la Dispora Africana, evidenciando
de manera general los aspectos centrales que requieren ser visualizados con el fin de brindar una mejor
comprensin conceptual. Aunque la separacin de los rasgos solo tienen el propsito de graficar los
planteamientos, debemos decir que como fenmeno histrico y humano, la experiencia de la Dispora
funciona como un todo integrado. De igual forma, trataremos de ejemplificar la descripcin con
fragmentos de investigaciones histricas, antropolgicas y literarias que nos ayudan a entender con
mayor claridad las ideas expuestas en cada rasgo.

La Dispora Africana como desplazamiento geogrfico


El primer rasgo de la Dispora Africana es el desplazamiento geogrfico, el cual nos remite a hablar
de pueblos que han vivido la condicin de exilio y expatriacin, producto del desplazamiento forzado
a que fueron sometidos por ms de cuatrocientos aos. Este rasgo da cuenta de los grupos tnicos
que han sido desplazados de sus lugares de origen hacia otros territorios, convirtiendo a los pueblos
expatriados en comunidades desterradas o exiliadas, por reubicarse en lugares distintos a los territorios
originarios que los vieron nacer. De esto se trata el desplazamiento geogrfico forzado, inherente a este
proceso de Dispora.
Hablamos de exilio y de expatriacin porque al ser desarraigados de sus territorios originarios, los
hombres, mujeres y nios africanos perdieron sus vnculos familiares y parte de sus tradiciones culturales,

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Dispora africana. El mapa ilustra las rutas de los esclavizados entre Africa, Europa y Amrica. Tomado de http://exploringafrica.matrix.msu.edu/images/diaspora.jpg

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debido a que la trata esclavista cambi dramticamente sus condiciones de existencia, en el sentido
de que nunca ms volvieron a ser lo que fueron desde el momento en que dejaron de ser libres, con
familias, formas lingsticas, creencias religiosas y estilos de vida que se perdieron o se transformaron
radicalmente cuando fueron esclavizados.
Por ello, los africanos y sus descendientes que nacan tambin esclavizados en tierras americanas, fueron
convertidos por los europeos en seres humanos en el exilio, tratados como mercanca y fuerza de trabajo
para la explotacin de recursos naturales en las minas de oro y en las plantaciones de caa de azcar
en el Caribe, de algodn en Norteamrica y al trabajo servil en las haciendas, minas y plantaciones en el
resto de Amrica. En este sentido, la Dispora Africana como desplazamiento geogrfico marc la vida
de pueblos enteros que tuvieron que soportar la tragedia del transporte forzado a territorios que no
eran los suyos.
Pero debemos recordar tambin que el drama de los africanos y sus descendientes no se explica por
cuestiones divinas o porque el destino as lo quiso, sino porque, como se ha descrito, esto se produjo en
el proceso de conquista y colonizacin que defini las trayectorias de los africanos y sus descendientes.
El descubrimiento de Amrica por parte de Cristbal Coln en 1492 y la posterior ocupacin de
este continente por parte de los europeos va a repercutir a partir del Siglo XVI en otra regin del
planeta: el continente africano. La causa de este hecho radica en que en la conquista de Amrica,
con todas sus riquezas naturales y perspectivas de desarrollo que ofreci a sus conquistadores,
requera de la complementacin indispensable de mano de obra para la apropiacin de tales
riquezas y la obtencin de ventajas en la explotacin econmica de tan vastas zonas. Va a ser
justamente en frica en la que pondrn los europeos los ojos para subsanar la falta de mano de
obra que se producir en Amrica luego del exterminio de la poblacin nativa. Comenzar as
un flujo incesante que durar cuatrocientos aos, en el cual millones de africanos atravesarn
compulsivamente en barcos negreros el ocano Atlntico para posteriormente ser vendidos a
los colonizadores de Amrica.
Despus de la conquista de Amrica, el trfico de esclavos no slo aument extraordinariamente,
sino que se transform en una institucin que por cerca de cuatro siglos ira a relacionar en
forma dramtica a tres continentes: frica-Amrica-Europa. Esta relacin es conocida como
comercio o trfico triangular. En estas tierras conquistadas los europeos introdujeron el cultivo
de la caa de azcar, tabaco, algodn y caf, y la extraccin de oro y plata, productos todos muy
apetecidos en Europa. Los traficantes, vidos de lucro y con experiencia en el trfico de esclavos,
ponen sus ojos en frica, como regin con fuerte mano de obra. En el transcurso del siglo XVI el
trfico negrero fue obra especialmente de navegantes particulares y piratas. A partir del siglo
XVII pasa a ser ejercido por grandes compaas. Ellas se encargan del comercio en el Atlntico y
de la explotacin de las colonias. Organizan tambin la instalacin de factoras, la construccin
de fuertes y bodegas para almacenar esclavos.
Una vez llegados a destino, los esclavos solan ser cebados o incluso drogados para que lucieran
saludables, eran sometidos nuevamente a un examen anatmico pormenorizado y luego eran
comprados por algn plantador o minero vido de explotarlos. Su calvario comenzaba un nuevo
captulo. En las plantaciones o en las minas, el hambre, la falta de sueo, las condiciones de
trabajo inhumanas y los malos tratos, terminaban por agotar el vigor del esclavo, y una vez sin
fuerzas, el amo prefera comprar uno nuevo que cuidar de su esclavo enfermo. El crculo mortal
comenzaba de nuevo.

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Con estas tres citas complementamos la descripcin del primer rasgo de la Dispora Africana como
desplazamiento forzado de un territorio a otro que contiene la esclavizacin como un efecto relacionado.
Aqu mencionamos que debido a la expansin europea a partir del siglo XV, se produjo en fenmeno
de conquista y dominio de territorios diferentes a los europeos, para explotar las riquezas que haban
encontrado en Amrica. Para lograr esta explotacin los europeos establecieron un sistema mundial
de trfico de africanos esclavizados que eran llevados por la fuerza en barcos negreros, de diferentes
partes de frica a Amrica. Este proceso se conoce como la trata esclavista e involucr a Europa como
continente explotador, a frica como el continente donde se desplaz a millones de gentes a las tierras
conquistadas y a Amrica como continente de llegada. Es a este hecho al cual denominamos la Dispora
Africana como un fenmeno de desplazamiento geogrfico en situaciones forzadas.

La Dispora Africana como reinvencin de la vida de poblaciones en el exilio


El segundo rasgo asociado con la Dispora Africana se refiere a la reinvencin de la vida en el exilio. La
idea de reinvencin alude a las capacidades que los africanos desplazados y sus descendientes tuvieron
para rehacer sus prcticas culturales tradicionales y sus referentes simblicos como colectivos y personas,
en territorios diferentes a los de su origen y en condiciones supremamente limitadas por las condiciones
que impuso el sistema esclavista.
Hay que tener en cuenta que del continente africano llegaron personas de diferentes pueblos,
con lenguas, religiones, formas de organizacin social distinta y de regiones geogrficas muy
diversas, lo cual hizo aun ms difcil su adaptacin. A lo anterior hay que aadir que estas personas
no comprendan la razn de su esclavizacin, por lo cual eran ms vulnerables y no contaban
con derecho alguno como seres humanos. Deban someterse a personas que nunca haban visto,
desprendindose de sus hijos, trabajando intensas y prolongadas jornadas a pleno sol, con mnimas
raciones de agua y alimento solo para sobrevivir. Y particularmente como bienes muebles de otros
seres humanos que les compraban y vendan.
Por eso decimos que los africanos y sus descendientes se reinventaron la vida en situaciones totalmente
ajenas a las de sus territorios originarios. No fue cualquier vida pues, por un lado, los vnculos con sus
races se quedaban en los mismos viajes trasatlnticos, debido a la distancia entre un continente y otro,
por lo que el tiempo de viaje de frica a Amrica duraba semanas, meses y hasta aos, haciendo que
muchos murieran en los trayectos por falta de alimentacin, enfermedades o por el suicidio. De otro lado,
porque al llegar a tierras americanas en condicin de esclavizados, sus vnculos familiares quedaban
rotos pues eran separados y tratados como objetos en poder de sus compradores, quienes pasaban a ser
sus dueos y podan disponer de ellos y ellas como quisieran.
En estas situaciones, los africanos y sus descendientes como portadores de memorias colectivas, de
tradiciones, de formas de vivir totalmente distintas a las que encontraron en los lugares de destino,
buscaron por diversos medios adaptarse a nuevas situaciones, aun siendo despojados de su humanidad,
sin libertad para disponer de sus vidas. Es por eso que decimos que la posibilidad de reconstruir sus
existencias fue dramtica y dolorosa.
Sin embargo, aunque se hace nfasis en la tragedia que ha significado esta experiencia para los y
las afrodescendientes, tambin debemos hacer conciencia de la capacidad que han tenido para
sobreponerse al drama histrico de la esclavizacin, aportando con sus legados culturales al desarrollo
cultural, poltico y econmico de la sociedad colombiana, a travs de prcticas culturales como la msica,
la gastronoma, producciones intelectuales, acciones polticas y estilos estticos y literarios. Por eso se
dice que las comunidades de la dispora siembran semillas (Izard 2004) por fuera de sus territorios. Este
segundo rasgo lo podemos denominar las formas de adaptacin y reinvencin comunitarias que todo

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grupo sometido a la Dispora logra hacer en el territorio de llegada. Esta condicin hace posible la
diversidad que hoy reconocemos en la existencia de los pueblos afrodescendientes y raizales.
Desde la Colonia, los africanos y sus hijos e hijas se desempearon en amplios sectores de la actividad
artesanal debido a que el trabajo manual era despreciado por la nobleza espaola. Por esta razn, la
gente africana practic mltiples oficios. En los quehaceres cotidianos que daban vida a las ciudades
coloniales, fueron incorporando su propia visin del mundo y de la esttica.
En todas las ciudades coloniales, villas y villorios, los africanos y sus descendientes se encargaron de
diversas actividades que exigan creatividad, destreza y conocimiento de tcnicas sofisticadas. Tal es
el caso de Cartagena de Indias, en donde trabajaron como talabarteros, plateros, herreros, albailes,
carpinteros, zapateros, sastres y pintores. Tambin eran faroleros, confiteros, torneros, tabaqueros,
panaderos, pulperos, msicos, calafateros y aserradores de madera (Maya 2003: 230).
[] los africanos trados a Amrica recrearon una cultura, e inventaron as una vida nueva. Los
afrodescedientes son un pueblo de raz africana que a partir de nuevas situaciones vividas a lo
largo de cinco siglos, y elementos de la cultura indgena y colonial europea han recreado valores
sociales, econmicos, culturales, religiosos y polticos. Estos pueblos se encuentran a lo largo y
ancho de todo el continente con expresiones tan diversas como las de sus orgenes africanos
(Rodrguez 2006: 35).
Con la eclosin definitiva del sistema esclavista, la crisis de la Independencia y el advenimiento
de la Repblica, se produjo la ocupacin de la llanura aluvial o dispora endgena y la paulatina
construccin del territorio negro del Pacfico que, como territorio comn, va a ser percibido
inicialmente de una forma muy difusa. En sntesis, nos referimos al complejo proceso que
transforma estos grupos de esclavizados y libres en nacin cultural y en renacientes, al viaje de
la selva al mar, al poblamiento ribereo, a los amplios circuitos de integracin y la navegacin
de cabotaje, a los usos especializados del entorno y los ciclos extractivos, a la identidad del ro y
las devociones religiosas locales y regionales (Almario 2002: 7172).
A travs de los prrafos citados podemos reconocer parte de las dinmicas que materializaron las adaptaciones
de los africanos y sus descendientes en medio del sistema esclavista y despus de abolida la esclavitud. Por un
lado, notamos las inserciones en diversos oficios, aprovechando el conocimiento y la prctica en actividades
especficas que traan desde sus territorios originarios. De otro lado, vemos cmo los esclavizados adoptaron
algunas estrategias de poblamiento en diversas regiones y en condiciones dismiles en cada caso, dando
lugar a una nueva expresin de la dispora, ahora interna, en la naciente Repblica. Es en este sentido que
decimos que la Dispora Africana signific tambin la posibilidad de refundar sus vidas en el exilio.

La Dispora Africana como reivindicacin tnica en relacin


a los legados de la tierra de origen
El tercer rasgo de la Dispora Africana es la reivindicacin tnica en relacin a los legados de la tierra de
origen. Esto quiere decir que las comunidades desplazadas de sus lugares de origen que se transforman
en exiliadas y que reconstruyen sus vidas en condiciones adversas, tienen la capacidad de cimentar
nuevas formas de existencia en base al territorio originario como punto de referencia para producir y
recrear diferentes expresiones de la identidad tnica. En este rasgo nos referimos al vnculo simblico
que se mantiene con el lugar de donde se fue desterrado, con los legados asociados a ese territorio
como referente para reconstruir las identidades tnicas en el nuevo lugar.
Las remembranzas al territorio originario se transforman, para las comunidades que han vivido la
expatriacin, en una forma de mantener el vnculo con la tierra que se dej atrs, intentando vivir como

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lo eran. Pero con el paso del tiempo las comunidades diaspricas reproducen sus linajes en las tierras
de exilio a travs de la procreacin. Por eso, a quienes nacen en estas condiciones son los que llamamos
descendientes y debido a que forman parte del linaje de los primeros desplazados, tambin reconstruyen
identidades tnicas ligando el doble vnculo territorial y cultural con el lugar de sus ancestros y el espacio
donde han nacido. Eso explica que en la actualidad escuchemos trminos como afrocolombiano, el
cual relaciona la idea de que las poblaciones negras son descendientes de africanos, pero nacidas en
Colombia y desde ah reivindican su diferencia tnica y cultural.
Como reivindicacin tnica, la Dispora Africana tambin nos permite entender las diferentes formas
de resistencia que desde el momento mismo de la esclavizacin, los africanos y sus descendientes
desarrollaron para buscar la libertad que les fue negada y las maneras como esas gestas se transforman
en banderas de identidad tnica. Por eso en diferentes regiones de Amrica, los esclavizados inventaron
maneras de romper con la condicin que les fue impuesta.
Podemos ver en las trayectorias afrodescendientes estrategias de lucha contra la esclavitud como los
palenques, las rochelas, las insurrecciones, las fugas o los levantamientos en lo que se ha llamado las
resistencias frontales, pero tambin estilos de resistencias cotidianas en las actividades laborales,
donde los esclavizados en minas y plantaciones disminuan los ritmos de trabajo, con el fin de que los
amos no se enriquecieran cada vez ms, el amancebamiento de mujeres con los amos para salvar a sus
hijos, la destruccin de los materiales de trabajo, la participacin activa en las guerras de independencia
a cambio de la libertad, as como las reivindicaciones contemporneas por el reconocimiento tnico y la
discriminacin racial, entre muchas otras formas de resistencia y agencias polticas que los esclavizados y
sus descendientes desarrollaron en el pasado y se expresan en su intencin de ser libres y alcanzar derechos
de ciudadana plena en el presente. Sobre estos asuntos nos referiremos en el ncleo sobre Resistencia,
adaptacin social y formas de accin poltica (siglo XVI a primera mitad del siglo XIX).
En el caso de los palenques, estas formas de resistencia constituyeron estrategias para refundar los
vnculos comunitarios que se asimilaran a sus territorios originarios. Al respecto, basta reconocer la
existencia actual de territorios como el Palenque de San Basilio en Cartagena o el Quilombo de Dos
Palmares en Brasil y en los cuales las poblaciones negras descendientes de esos lugares reivindican su
etnicidad con base en su historia como cimarrones. Estos procesos de lucha, resistencia y adaptacin
son los que nos permiten entender por qu muchos de los legados de los pueblos originarios africanos
se han convertido en referentes identitarios de reivindicacin tnica en la Colombia actual. Por eso
haremos alusin a diferentes procesos histricos de resistencias frontales y cotidianas que a lo largo de
estos siglos las y los afrocolombianos en particular han agenciado.
El negro esclavo era realista. Los planes que conceba para su liberacin no eran simplemente
una vuelta al pasado. Trataba de buscar su identidad y por eso se afirmaba tanto en el pasado
que le una sus ancestros: organizacin, ritos, culto a los muertos, influencia del brujo, etc,
como en el presente al que perteneca y que estaba representado por los nuevos criollos. Ambos,
criollos y bozales, representaban las dos caras de su intento por construir una sociedad distinta
en la cual l se sentira en un ambiente de equidad como persona (Gutirrez, 1994:48).
Recreacin que se realiza a travs de un proceso enmarcado dentro de una estructura social:
la de la esclavitud. Desde la perspectiva del negro esclavo existe un enfrentamiento entre su
mundo africano, del que se siente miembro a plenitud, y el mundo de la sociedad en que vive, del
que es tambin miembro pero marginado. Al verse forzado a permanecer en esta situacin su
actitud es la de resistencia al nuevo status y, por lo tanto, a la conservacin de su cultura, por eso
siempre que encuentra una ocasin de manifestarse lo hace en forma de retorno a frica dentro

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de las posibilidades que le permite su situacin. En lo que respecta a sus creencias y prcticas
religiosas lo har de forma cristianizada (Gutirrez, 2000: 142).
Aqu mostramos la manera compleja de la Dispora Africana como reivindicacin tnica, porque la
experiencia disporica de los africanos y sus descendientes se reconstruy en la tensin de ser parte
de un pasado glorioso en sus antiguos territorios y la experiencia de subalternizacin en el presente
colonial. Tanto para los africanos como los nacidos en Amrica la tensin latente entre volver a travs
de la memoria a sus lugares de origen y reafirmar la pertenencia con los nuevos territorios cre en ellos
el dilema existencial de cargar como persona la doble experiencia de sus pasados legendarios con la
tragedia de la exclusin, la esclavizacin colonial.
Por eso, en la poca colonial el territorio originario adquiere el sentido de ancestralidad tanto para los
esclavizados recin llegados como para los que haban nacido en Amrica, donde sobresalen los ritos,
cultos religiosos, la espiritualidad y los mundos simblicos como formas de mantener el vnculo con su
pasado africano, pero tambin al haber reafirmado la pertenencia al nuevo territorio en las condiciones
de marginalidad que la sociedad colonial les otorg. Vemos entonces que la Dispora Africana nos ayuda
a pensar las luchas tnicas para el fortalecimiento de las identidades como aspecto constitutivo de los
afrodescendientes.

La Dispora Africana como un fenmeno histrico producido


en relaciones de poder y dominacin
Todo este pasado solo tiene de pasado el nombre, Flore. Se empea en
permanecer siempre, acechndonos tras la pantalla oscura del olvido. Por
eso tom la decisin de estudiar la historia de la esclavitud. Pero ya sabes
lo que me hicieron. Se negaron a escuchar mi voz. Yo quera escribir un
libro que, cuando alguien lo abriera nunca pidiera volverlo a cerrar. Pero ya
sabes todo.Nuestra historia est escrita con sangre y chapotearemos en la
sangre durante toda la eternidad .
(Marie-Clie Agnant, 139 y 107: 2003).

Como ya hemos venido sealando, el cuarto rasgo de la Dispora Africana nos permite entender la
historia de las comunidades negras, afrocolombianas y raizales como una historia atravesada por el
poder colonial. Un poder que ha marcado las realidades actuales de las y los afrocolombianos a travs de
prcticas como el racismo, la exclusin y la marginalidad. Por esa razn, las trayectorias afrodescendientes
no pueden ser pensadas sin la huella que ha dejado la colonialidad.
No debemos olvidar que la Dispora Africana como experiencia histrica no se produjo armnicamente, al
contrario, los desplazamientos de pueblos o comunidades hacia el exilio, en la mayora de casos se presentaron
en relaciones de conflicto y contra la voluntad de los africanos, quienes fueron convertidos en cosas o fuerza de
trabajo para favorecer los intereses de los colonizadores. No queremos exponer con nuestros planteamientos
una divisin entre buenos y malos, solo pretendemos indicar lo que la colonizacin produjo, para as entender
que las trayectorias afrodescendientes son impensables sin la herencia colonial que las asiste.
Este cuarto rasgo problematiza la mirada de la historia que aprendemos en la escuela, proponiendo
lecturas complejas y crticas sobre los relatos con que nos acercamos al conocimiento del pasado,
rompiendo las versiones fragmentadas, lineales y evolutivas por las cuales los saberes eurocntricos
han tenido la hegemona en los procesos de escolarizacin, en detrimento de los conocimientos
afrodescendientes e indgenas.
De igual manera, entender la Dispora Africana como historia del poder colonial, nos permite otorgarle
un lugar diferente al papel jugado por los africanos y sus descendientes en la historia de la humanidad,

93

de Amrica y de Colombia, pues desde esta perspectiva desnaturalizamos las visones que reducen a
las poblaciones negras a la condicin de esclavos como si no hubieran tenido otro protagonismo en la
historia nacional. En consecuencia, la Dispora Africana como fenmeno histrico producido en relaciones
de poder es, en definitiva, una apuesta por disputar los sentidos sobre la manera como se nos ha enseado
el pasado para repensar las visiones del presente sobre los afrodescendientes.
Cmo se establecan las relaciones de poder durante la primera mitad del siglo XIX entre el Estado
central y la gente negra de la Provincia del Choc? Si se admite el postulado de Renn, segn el cual
una nacin es un sentimiento y un principio espiritual que slo se consigue de forma brutal [Renn
1987: 7], entonces el concepto de nacin en el Choc oper con dos caractersticas: el sentimiento
por salirse de las relaciones esclavistas que haban quedado de la Colonia y la firme conviccin
de conseguir un pedazo de tierra para cultivar y asegurar la subsistencia. Sin embargo, el sistema
de propiedad colonial y las formas de ocupacin de las tierras dejaron problemas muy difciles de
solucionar con el advenimiento del Estado nacin. A pesar de la ley de manumisin de 1851, la
mayor dificultad para los descendientes de los negros fue la recuperacin de sus tierras usurpadas
por los terratenientes de otras regiones (Jimnez 2002: 138-139).
Este fragmento, al igual que aquel que abre este apartado, nos plantean dos temas distintos pero
relacionados con la Dispora Africana como historia inscrita en las relaciones de poder colonial. En el
primer texto de una escritora afrocaribea, se devela la lucha por quin cuenta la historia. Esto es de vital
importancia porque como dijimos al inicio, la historia de la presencia de los afrodescendientes ha sido
narrada desde las voces de los herederos del saber eurocntrico, el cual coloca a la gente negra como
actora pasiva en la historia y oculta las influencias nefastas que sta ha dejado en sus descendientes.
Por eso, las escrituras de los afrodescendientes, hombres y mujeres, son parte de las disporas literarias
que contribuyen a repensar la historia, no solo de los afroamericanos, sino la historia de la humanidad,
la historia de Amrica y, en particular, la historia de Colombia. Sobre ello profundizaremos en el ncleo
sobre La palabra.
En el segundo texto un historiador nos recrea una fase histrica en la cual una regin afrocolombiana
como el Choc y sus pobladores en la poca republicana disputaban con el Estado la posibilidad de
construir nacin, anteponindose al legado colonial de la esclavizacin y peleando por el derecho a la
tierra, que es tambin parte de las disputas que las poblaciones afrodescendientes han librado desde
la reivindicacin de sus territorios originarios y la necesidad de posesin en la era republicana. Con ello
queremos resaltar que la Dispora Africana como conflicto nos ayuda a entender no solo lo acontecido
en la poca colonial, sino tambin sus desarrollos posteriores.

La Dispora como un fenmeno de rupturas y continuidades de larga duracin


Finalmente, el quinto rasgo de la Dispora Africana nos lleva a pensar en una historia de larga duracin
donde han acontecido fenmenos definitorios en la vida de todos los grupos comprometidos en ella.
Cuando nos referimos a la idea de larga duracin estamos hablando de una historia de casi cinco
siglos, evidenciando la tensin entre lo que los descendientes de africanos han logrado mantener y
reconstruir de sus ancestros y tambin de lo que se perdi definitivamente. Pero especialmente para
los descendientes de africanos que al enfrentar el exilio, el poder, las adaptaciones, las luchas dismiles
contra lo que se les impuso, nos permite rastrear las rupturas y continuidades en este largo camino.
Como rupturas podemos identificar especialmente dos hechos: en primer lugar, que los africanos
esclavizados perdieron el vnculo fsico con su territorio originario, puesto que el desplazamiento
forzado los instal en lugares distintos a los de su origen, a los cuales jams regresaron. El segundo hecho
es que esta experiencia cambi profundamente su condicin de existencia, al dejar de ser personas
libres y ser convertidas en objetos propiedad de otros seres humanos. En este sentido hablamos de las

94

rupturas existenciales y territoriales. Estas son las rupturas ms visibles, aunque podramos hablar de
rupturas expresadas en prcticas culturales, formas organizativas, saberes que con el paso del tiempo y
procreacin de los esclavizados, sobre todo en los territorios andinos, no lograron mantenerse.
Pero tambin hablamos de continuidades visibles, expresiones de la cultura material en instrumentos
musicales de percusin como el tambor que han enriquecido las tradiciones musicales latinoamericanas,
las prcticas y los saberes gastronmicos, medicinales, las producciones artsticas que en muchas
ocasiones se cruzaron con otros saberes y prcticas indgenas y europeas, dando paso a manifestaciones
culturales renovadas, surgidas en el cruce intertnico caracterstico de las sociedades americanas.
Tambin hablamos de continuidades imperceptibles que lograron perdurar a travs de la memoria como
las tradiciones orales o la espiritualidad, mantenidas y reelaboradas por la fuerza de la transmisin oral
de generacin en generacin. Sobre estos aspectos nos ocuparemos en varios de los ncleos de estas
Trayectorias afrodescendientes que se presentan a continuacin.
Tendramos que decir que entender la Dispora Africana como proceso de larga duracin con sus rupturas
y continuidades implica comprender las condiciones histricas que la hicieron posible. Un ejemplo
sobre la idea que acabamos de plantear lo podemos ver en las formas diversas de la afroamericanidad.
Mientras que en el Caribe insular se observan prcticas culturales con una presencia ms visible de
legados africanos, tales como la Santera en Cuba, el Vud en Hait, el estilo de vida Rastafari en Jamaica
o el candombe en Brasil, en pases andinos como Colombia, Per o Bolivia las presencias de la Dispora
Africana son menos visibles.
Esto se explica, entre otras razones, porque a los pases del Caribe o Brasil llegaron negros bozales, es
decir, africanos de primera generacin hasta los ltimos aos del sistema colonial, por lo cual traan
sus memorias ms intactas. Diferente a muchos pases andinos donde los esclavizados se fueron
reproduciendo en Amrica, situacin que hizo que con los siglos las formas culturales tuvieran la impronta
cultural americana. Adems de este factor, influy en los pueblos que llegaron el tipo de colonizacin, ya
fuera portuguesa como en Brasil o con fuerte raigambre catlico como la impuesta en la regin andina.
En Colombia tambin podemos ver diferentes expresiones culturales que se explican por los procesos
de poblamiento de algunas regiones como la Costa Pacifica, donde se asent mayor poblacin africana
y afrodescendiente para trabajar en las minas, diferentes a las partes del interior, donde el sistema
hacendario requera de menos presencia de esclavizados, o en San Andrs y Providencia, donde la
colonizacin inglesa dej una marca significativa.
Por diferentes razones histricas que detallaremos en los ncleos, podemos ver la multiplicidad de
expresiones diaspricas que conforman la diversidad misma de las poblaciones afrodescendientes en las
msicas, los estilos estticos, formas lingsticas que hacen que algunas contengan elementos africanos
y otros se hayan mezclado con tradiciones europeas o indgenas. Muestra de ello, son las danzas del
litoral Pacfico que mantienen instrumentos musicales de corte africano como la percusin en el sur
de Nario o las diaspricas musicales Chocanas que mezclan instrumentos de viento europeo con
instrumentos de origen africano. Este es tan solo un ejemplo entre muchos de los que podemos ver en
la diversidad de la Dispora afrocolombiana y raizal.
La presencia de mscaras de madera en el Carnaval de Barranquilla encierra parte del legado
del frica a nuestra nacionalidad. Dentro de los elementos del carnaval se destacan, por su gran
fuerza expresiva, las cuadrillas callejeras y los disfraces individuales ataviados con mscaras
zoomorfas. Las caretas con representaciones de tigres, jirafas, elefantes y leones evocan la
fauna africana que lleg a Cartagena de Indias desde el siglo XVI en la memoria de los primeros

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esclavizados. La confeccin de las mscaras est a cargo de unos pocos artistas depositarios de
esta tradicin (Maya 2003: 242).
En regiones de antigua minera colonial del litoral Pacfico y en los sistemas fluviales de los ros
Magdalena y Cauca, la gente afrocolombiana contina elaborando objetos en oro con diseo de
filigrana. A excepcin de algunos trabajos realizados por la antroploga Nina S. de Friedemann,
el arte de la orfebrera afrocolombiana no ha sido an estudiado de manera comparativa con
frica. Sin embargo, es claro, que los saberes acerca de la metalurgia del oro y de la orfebrera
tambin existan entre los pueblos africanos que fueron deportados hacia Cartagena de Indias. El
dominio de estas tcnicas y el perfeccionamiento de estticas especiales alrededor de este metal
se desarroll en los imperios medievales africanos de Ghana, Mal y Dalfur, donde existieron
grupos de artistas dedicados exclusivamente a este tipo de trabajos (Maya 2003: 234).
Con los textos de la investigadora Adriana Maya ilustramos parte de los procesos histricos que han hecho
posible la continuidad de prcticas tradicionales africanas en los descendientes. El arte es uno de los
campos ms legibles donde es posible rastrear elementos de origen africano que los afrodescendientes
han podido recrear, con las innovaciones que les han incluido, producto de las condiciones histricas
que hemos mencionado a lo largo de esta presentacin. En esa clave, la Dispora como fenmeno de
rupturas y continuidades de larga duracin, es pues una categora que nos permite vislumbrar lo que
los afrodescendientes dejaron atrs, lo que mantuvieron de sus ancestros y lo que lograron reconstruir
en las nuevas tierras.
Este recorrido de largos siglos encuentra diversas manifestaciones en expresiones artsticas, folclricas,
literarias que como trayectorias afrodescendientes veremos en parte de los ncleos que componen esta
propuesta de CEA.
De manera sinttica recapitulamos los cinco rasgos fundamentales de la Dispora: 1) implica el
desplazamiento de comunidades de un lugar de origen a otro que no es el suyo; 2) que en esos
territorios de llegada o destino se reconstruye la vida de esas comunidades; 3) que el lugar de origen se
convierte en un referente en la distancia para construir diferentes formas de identidad tnica; 4) que los
desplazamientos de las comunidades que llamamos diaspricas se presentan en situaciones de dominio
de unas poblaciones sobre otras y en determinados momentos histricos; y 5) que por ser procesos de
larga duracin histrica estn condicionados a rupturas (lo que se dej de ser) y continuidades (lo que
se sigue siendo) al mantener y readaptar saberes, prcticas y tradiciones que se combinan con otros
saberes, prcticas y tradiciones de otras comunidades en el nuevo territorio. Por eso decimos que la
Dispora es un fenmeno que tiene una marca histrica para todos los grupos comprometidos en ella,
pero que al mismo tiempo no es algo fijo, sino en movimiento.
Finalmente, dos planteamientos transversales nos sugieren pensar las trayectorias afrodescendientes.
El primero, es que la Dispora Africana ha afectado de manera global la historia de la humanidad, por
lo tanto, la historia de la Dispora Africana compromete la historia de la humanidad y del mundo. En
segundo lugar, es que la historia de Amrica en general y de Colombia en particular no puede ser
entendida sin la historia de la Dispora. La historia del continente y del pas es tambin la historia de los
africanos y sus descendientes, quienes han forjado no solo desde el dolor, sino tambin con la esperanza,
la posibilidad de estar siempre reinventado la vida contribuyendo con ello a la riqueza de nuestro pas, lo
que se expresa en la diversidad que nos constituye.

96

Bibliografa
Agnant Marie-Clie
2003 El libro de Emma. Pais Vasco: Editorial Txalaparta s.I.
Almario, Oscar
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Pacfico sur colombiano, 1749-1810. En: Mosquera, Claudia; Mauricio Pardo y Odile Hoffmann,
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Diaz, Rafael
2002 Es posible la libertad en la esclavitud? A propsito de la tensin entre la libertad y la esclavitud en la Nueva Granada. En: Historia crtica. (Bogota, Departameto de HIstoria, Universidad
de Los Andes), pp. 67-77.
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2000 Poblacin negra en Amrica. Geografa, historia y cultura. Bogot: Editorial El Bho.
1994 Historia del negro en Colombia. Bogot: Editorial Nueva Amrica.
Jimnez, Orin
2002 El Choc: Libertad y poblamiento 1750-1850. En Mosquera, Claudia, Mauricio Pardo y Odile
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abolicin de la esclavitud en Colombia, pp. 121-142. Bogot: ICANH, Universidad Nacional de
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Izard Martinez, Gabriel
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Revista Estudios de Africay Asia. Vol XL numero 1. Mexico, Universidad Autonoma del Estado de
Morales, pp. 89-115.

97

1. Historia de frica
entre los siglos VII y XIV
19

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

frica sigue siendo un continente desconocido por la opinin pblica colombiana;


de hecho, los conocimientos acerca del continente estn limitados por miradas
sesgadas. Este desconocimiento se explica por su casi ausencia en los medios de
comunicacin salvo en momentos de disturbios sociopolticos o de conflictos y crisis
econmicas (tales como las hambrunas), y la poca iniciativa en favor de la enseaza de
temticas africanas en escuelas, colegios y universidades donde se pueda favorecer la
investigacin en distintas reas de estudios africanos.
Aunque en otros lugares del mundo frica se ha vuelto un objeto de estudio con mxima
importancia, en las bibliotecas del pas se observa una aguda escasez de productos de
investigacin publicados en idioma espaol (libros, artculos, informes, etc.). Esta situacin
se explica por el hecho de que no se suele poner en marcha iniciativas favorables a la
publicacin de libros, artculos y la realizacin de conferencias pblicas sobre temas
relacionados con frica. De ah, creemos que la consolidacin de la temtica africana en
el currculo escolar colombiano y la CEA es un medio trascendental y un paso obligatorio
para hacer presente al frica, los africanos y las africanas en la historia de Colombia.
Es importante ver el origen para comprender que la historia de los africanos no empieza en
el siglo XV, que exista una riqueza social, poltica y cultural diversa. Los estudiantes deben
desarrollar la capacidad de pensar histricamente y esto tiene mltiples consecuencias,
entender que los seres humanos no son producto de un desarrollo natural, sino que hay
unas relaciones y lo que hay hoy es una consecuencia de los hechos a travs del tiempo.
Cuando hablamos de frica, cul es la imagen que hemos construido de este continente?
cmo lo imaginamos?
A partir del conocimiento de la historia que tenemos por qu es importante conocer en
la escuela la historia de frica?
Teniendo en cuenta la complejidad de la historia africana y de su situacin actual,
en la que se expresan mltiples sociedades con caractersticas sociales, culturales,
polticas y econmicas diversas, Cmo replantear la idea simplista y simplificante
de frica que la reduce y la muestra como un continente homogneo, poblado por
animales exticos y personas en estado de pobreza? Cmo superar la idea de
frica como un continente salvaje?
19 Maguemati Wabgou

98

Objetivos curriculares del ncleo


Analizar la situacin del continente africano entre los siglos VII y XIV.
Enfatizar en la diversidad y la complejidad de las realidades histricas, polticas, socioculturales,
lingsticas, econmicas y geogrficas.
Romper con ideas preconcebidas de frica presentada como un continente homogneo, lleno de
exotismo, ahistrico y aislado del contexto poltico y econmico mundial.

Introduccin
Este ncleo busca analizar la situacin del continente africano entre los siglos VII (antes de la esclavizacin
que inici en los mediados del siglo XV)20 y XIV. Se presenta un panorama general de frica antes del
siglo XV, haciendo nfasis en la diversidad y la complejidad de sus realidades histricas, polticas,
socioculturales, lingsticas, econmicas y geogrficas, con el fin de establecer una ruptura con ideas
preconcebidas que la presentan como un continente homogneo, lleno de exotismo, ahistrico y aislado
del contexto poltico y econmico mundial.
En este contexto, las prcticas
culturales y religiosas de los pueblos
africanos, ligados por vnculos
de interaccin y solidaridades
tradicionales, se caracterizaban
por las creencias ancestrales21 en
divinidades que les custodiaban
(estructuras culturales). Tras la
conquista musulmana del norte de
frica a partir del siglo VII, se desarroll
un comercio intracontinental a travs
del Sahara y los reinos del frica
subsahariana.
La historia de frica es marcada
por procesos de transformacin
derivados de la bsqueda de dominio
de las adversidades naturales, de
supervivencia en armona con la
naturaleza, de proteccin y defensa
Promover la idea de frica como un continente complejo permite comprender su diversidad
de los territorios, de expansin
social, cultural, poltica y econmica. En esta medida se pueden superar los estereotipos de
de los territorios, de intercambios
frica como continente salvaje y leer de manera crtica las ilustraciones que en los textos
econmicos con el extrao, entre
escolares aparecen al respecto. Mal, 2005. Fotografa: Martn Eduardo Ocampo
otros. Para un mejor entendimiento
de estas dinmicas de cambio, es necesario considerar la forma como se manifiesta la presencia y el dominio
de los musulmanes en frica a lo largo de los siglos VII a XIV.
20 Este comercio inhumano se inici en el siglo XV, ms concretamente en el ao 1441, con el trfico de los primeros
esclavos africanos llevado a cabo por los portugueses desde sus colonias africanas.
21 Estas prcticas religiosas tradicionales subsisten en el frica contempornea profunda o tradicional -principalmente
en las aldeas-. Consisten en la creencia y adoracin de dioses a travs de los elementos de la naturaleza: los ros, el
viento, el mar, los animales y rboles sagrados.

99

frica entre los siglos VII y XIV: presencia rabe en frica


Partimos de la llamada era islmica que se extiende del siglo VII al XI, e incluso un poco ms all,
durante la cual, sin haber dominado todo el planeta, los rabes musulmanes han tenido una influencia
poltica, religiosa o cultural sobre el resto del mundo. Siendo frica geogrficamente cercana al Oriente
Medio -conformado por Irak, Siria, Lbano, Israel, Jordania, Turqua y la Pennsula Arbiga- donde se
consolid inicialmente el dominio rabe, la conquista islmica abraza al continente a partir de Egipto:
ocho aos despus de la muerte de Mahoma, los rabes que ocupaban Siria pasaron a Egipto [en el
ao 640] (Julien, 1948: 66).
Los conquistadores musulmanes eran esencialmente guerreros nmadas que formaban un ejrcito al
servicio del imperio rabe: es un gran Estado que se extiende de la cuenca Mediterrnea hasta el Oriente
Prximo. Iniciaron con pequeas incursiones a Ifrikiya (Tnez y Argelia Oriental), una antigua provincia
romana de frica, para establecer su ocupacin con el fin de vigilar a los berberes que consideraban
como sus verdaderos enemigos por su carcter insumiso.
As mismo, el gobierno rabe termin imponiendo su autoridad en el Magreb tras cuatro siglos (6471060) de violencia, violacin y asesinatos (hasta mediados del siglo X); esto fue posible en parte debido
a que desde las ciudades magrebes, emprendieron la conquista de Espaa. Se trata de un proceso de
sujecin religiosa, poltica y sobre todo econmica de las poblaciones por parte de los conquistadores
rabes, proceso en el cual destaca la resistencia de los berberes a quienes slo pudieron someter a
finales del siglo VII.
Por consiguiente, buena parte de los berberes dominados tuvieron que convertirse a la religin islmica
con resentimiento antes de volverse ms tarde en aliados de los rabes, participando as mismo en
campaas de propagacin del Islam tanto al sur del Sahara como al otro lado del estrecho de Gibraltar:
destaca su participacin en la expansin del imperio musulmn ya que los guerreros berberes formaban
el grueso de los ejrcitos musulmanes que conquistaron a Espaa [en 711] bajo los Omeyas, y el de las
tropas aglabes que arrebataron Sicilia a los bizantinos, y el de las fuerzas fatimes que llevaron a cabo
victoriosas campaas en Egipto y Siria (Hrbek, 1992: 29).
El Magreb es la regin del norte de frica conformada por Libia, Tnez, Argelia, Marruecos, Mauritania y
Sahara Occidental (esta ltima entidad territorial no es, hasta la actualidad, un Estado independiente).
Cabe sealar la diferencia entre el Magreb, la Unin del Magreb rabe (UMA) integrada por Libia, Tnez,
Argelia, Marruecos y Mauritania bajo el principio de un acuerdo de interaccin poltica y comercial; y el
frica del Norte que, adems de los pases del Magreb, incluye a Egipto.
Tambin es necesario tener en cuenta el papel jugado por Egipto en el fortalecimiento del reino
musulmn: Egipto islmico tiene una historia (entre el siglo VII y finales del XI) compleja en la que se
presenta como el polo central del imperio de los fatimes (909 al 1171) y un centro comercial situado
entre el Mediterrneo y el Ocano ndico.
En el ao 969, los fatimes fundaron una dinasta en Egipto que dur dos siglos: a partir de entonces
Egipto tuvo un papel preponderante en el Islam (Julin, 1948: 70). Desde Egipto, los beduinos rabes
emprendieron el camino hacia el sur de frica hasta llegar a Nubia, provocando asimismo la cada de
los reinos cristianos y la arabizacin de los del frica sudnica niltico: Egipto ha influido, en muchas
ocasiones, en el destino de otras partes de frica; ha sido el punto de partida de la conquista rabe del
Magreb en el siglo VII, y luego de la invasin hilal del siglo XI. La primera signific la islamizacin del frica
septentrional, y la segunda la arabiz (Hrbek, 1992: 28). Posteriormente, con base en la consolidacin
poltica y econmica de los siglos anteriores, Egipto jugar un papel preponderante en la defensa del

100

Islam frente a otras civilizaciones entre los


siglos XII y XIII.
En este contexto, se desarroll la esclavitud
mediante la cual el mundo islmico se
abasteci de esclavos negros, oriundos del
sur de Sahara, quienes contribuyeron en el
desarrollo econmico de Egipto,22 de pases
del Oriente Medio y de varios pases asiticos,
principalmente del Suroeste asitico. En este
punto, es necesario precisar que, excepto el
caso egipcio, la esclavitud no era una prctica
comn en frica antes de la llegada de los
europeos: en general, tras conflictos de invasin
de tierras, los grupos victoriosos se llevaban
a los cautivos; son estos ltimos quienes
son considerado errneamente por algunos
historiadores europeos como esclavos, en el
sentido estricto del trmino.

El mapa seala los diferentes pueblos existentes en el frica entre los


siglos XII y XV, que se opone a la imagen del frica como un continente
carente de organizacin poltica al momento de la colonizacin
europea en el siglo XV. Imagen: Friedemann y Arocha (1986: 19)

Aun as, lo cierto es que a diferencia de Grecia


antigua, por ejemplo, donde el esclavo era
asimilado a la categora de cosa, en este
continente [frica] el esclavo posea derechos
cvicos y derechos de propiedad, existiendo
adems,
mltiples
procedimientos
de
emancipacin. Se distingua generalmente entre
esclavos de casa y esclavos de guerra, aunque
estos ltimos terminaban por formar parte de
la primera categora despus de cierto tiempo.
En general, en frica, el esclavo se integraba
rpidamente a la familia que lo posea.

En Kongo, por ejemplo, un padre de familia llamaba a su esclavo mwana (el hijo, el nio). En otros lugares
de frica, la situacin no era tan favorable, pero la estructura patriarcal y comunitaria impeda que el
esclavo negro fuese un bien en el sentido griego23 o una mercanca desde la perspectiva europea. Es
ms, se observa que entre algunos grupos tnicos como los Fang (en general en frica Ecuatorial y
precisamente en Guinea Ecuatorial) el concepto y la prctica esclavista era inexistente (Ki-Zherbo, 1980:
302-304, 306). De todos modos, la prctica esclavista a la que nos referimos no se puede comparar a la
esclavizacin puesta en marcha por los europeos desde mediados del siglo XV hasta la dcada de 1870
ya que fue ms sistemtica, inhumana y destructora.
La combinacin de hechos histricos, polticos y econmicos (exploracin de las costas de frica, el
descubrimiento de Amrica en el siglo XV y su colonizacin en los tres siglos siguientes, entre otros),
estimul considerablemente la trata negrera transatlntica, por su naturaleza ms capitalista, su carcter
sofisticado, su magnitud y sus implicaciones de comercio a gran escala con la consiguiente reduccin del
22 Pero tambin se haba abastecido de esclavos de los Balcanes en Egipto, donde trabajaron como soldados y
administradores; sus actividades contribuyeron a consolidar el Imperio Fatim.
23 Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos10/trini/trini.shtml

101

ser humano a mercanca. De aqu surge una pregunta: Por qu los conquistadores rabes tuvieron la
necesidad de anexar a frica (expansin de la civilizacin rabe)? A esta pregunta corresponden motivos
de ndole econmica y geogrfica.
Con respecto a lo econmico, lo cierto es que necesitaban favorecer actividades econmicas en el
imperio que limitaba hasta entonces a la Pennsula Arbiga (o arbica) correspondiente actualmente a
la regin integrada por Yemen, Omn, Arabia Saudita, Emiratos rabes Unidos, Kuwait, Qatar, Bahrin,
entre otros: hasta finales del siglo XII, el imperio musulmn funcion como una zona de libre intercambio.
Cabe destacar la importancia del trfico de oro en estos intercambios comerciales, siendo el aumento
de la cantidad de oro disponible en el Imperio del siglo IX un factor de transformaciones padecidas por
el sistema monetario del mismo.
Habra que esperar hasta el siglo X para observar la evolucin de la situacin con crecientes importaciones
de oro provenientes del frica sudnica occidental (oro sudano); lo que sirvi entonces para acuar piezas
de oro y contribuy a mejorar la vida econmica (desarrollo econmico) en estos territorios musulmanes
donde tambin se observ el alza del nivel de produccin, consumo y precios. A la par, se intensific la
explotacin de las minas de sal del Sahara puesto que se increment la demanda de este material en el
frica subsahariana: ah se realizaba entonces una especie de trueque de la sal trada por los rabes y el
oro sudnico. El inters comercial del mundo musulmn con respecto al frica sudnica hizo del Magreb
un territorio que jug un papel notable en la consolidacin de la economa del imperio.
A la par, otros comerciantes rabes provenientes de la misma pennsula arbiga y de Persa llegaron al
frica oriental desde donde estuvieron construyendo una importante red comercial rabe hasta alcanzar
algunas islas del Ocano ndico (principalmente las Comores y Madagascar). As mismo, el frica oriental
padeci una influencia econmica, cultural y religiosa bastante marcada por el mundo rabe.

Taller sobre Geografa Universal


Con los estudiantes podemos adelantar un taller en el cual revisemos de forma
detallada los mapas, las imgenes, las ilustraciones, las fotografas con las
cuales se representa el continente africano. A partir de este ejercicio se pueden
retomar los aspectos ms importantes de la historia de los intercambios entre
frica y Europa durante lo siglos VII XIV, y analizar las rutas, los recorridos y los
intercambios culturales y econmicos que se dieron entre estas sociedades.
Tambin se puede analizar la compleja geografa africana y localizar la presencia
de diversas culturas en el continente. De esta forma se puede producir una
cartografa sobre los modos de vida de los pueblos africanos para este perodo
histrico.

Hay que subrayar el hecho de que la mayora de los rabes que se apoderaron del monopolio comercial
en el frica oriental y las islas del Ocano ndico hasta los siglos XIV y XVI eran aventureros, herejes y
rebeldes huidos de Arabia o Persa. Entre los siglos VII y XI, instalaron una serie de almacenes y comercios
a lo largo de la costa oriental africana conformada por Mogadiscio, Malindi, Mombaza, Pemb, Zanzbar,
Mozambique, Kilwa y Sofala y terminaron establecindose en las Comores y Madagascar. Estos enlaces
comerciales vincularon, por un lado, las costas del golfo Arabo-Prsico (Golfo Prsico) y del mar Rojo a
las de la India, Malasia, Indonesia y China meridional; y por otro, se desarrollaron hacia la costa oriental

102

de frica -desde donde se exportaba el oro proveniente de Zimbabwe y las regiones de Zambeze hacia
pases musulmanes y la India-, y algunas islas del Ocano ndico tales como las Comores y Madagascar.
Sin embargo, contrariamente a la situacin vivida en el Mediterrneo, los intereses musulmanes que
predominaron en el Ocano ndico fueron primordialmente econmicos, lo que favoreci un ambiente
globalmente pacfico pese al estallido de enfrentamientos y violencias derivados de la trata de esclavos
y la piratera que, de todos modos, no lleg a alcanzar [] las dimensiones que haba adquirido en
el Mediterrneo, donde los antagonismos religiosos la exacerban e incluso la impulsaban (Hrbek,
1992: 43). Adems, junto con estas actividades comerciales, se produjo la difusin de ideas, conceptos
e innovaciones cientficas, tcnicas y tecnolgicas entre los pueblos musulmanes y de las regiones
fronterizas con el Imperio.
En cuanto al motivo de ndole geogrfica cabe sealar que la ubicacin geogrfica o geoestratgica del
mundo islmico permiti a los conquistadores rabes dominar la regin situada entre las dos grandes
reas martimas del Mediterrneo y el Ocano ndico; as mismo, el mundo islmico se coloc en una
posicin aventajada para desarrollar actividades comerciales con las regiones lejanas.
Sin duda, la historia de frica durante el periodo estudiado est muy marcada por la influencia del
imperio islmico; las huellas del gobierno rabe en el continente se reflejan de distintas formas (desde
lo religioso a lo poltico pasando por lo econmico) en la cuenca mediterrnea -parte del istmo de Suez
hasta el estrecho de Gibraltar y la fachada atlntica adyacente-, el noreste africano con la entrada de
los rabes nmadas en Etiopa y Nubia, la costa oriental africana y algunas islas del Ocano ndico, y las
regiones del frica sudnica y el Sahara.
Precisamente en la regin sahariana y subsahariana, se percata la expansin de la cultura y la religin
musulmanas que terminan integrando las culturas africanas tradicionales: destaca la conversin de parte
de las clases dirigentes de algunas
organizaciones polticas (reinos)
del frica occidental. Estos imperios
africanos correspondan a espacios
territoriales donde se ejerca el
poder y control de un emperador o
jefe africano. Se observa que buena
parte de estos imperios, concebidos
como sistemas polticos o formas
de organizacin polticas, surgieron
entre los siglos IV y XIV: imperio
de Ghana (siglo IV al siglo XIII), el
imperio de Songha (ao 800 a
1591), imperio de Mal (ao 1200
a 1500), reino Oyo (siglo XIV-1901),
imperio Mossih (siglo XIV a 1896);
entre otros.
ConocerlahistoriaAfricanacontribuye
a comprender su influencia en la
historia del mundo y de Amrica, y
hacer visible sus aportes polticos,
culturales y econmicos.

Mapa del Sudn Occidental o nigeriano, actualmente Mal. El Reino de Ghana ubicado
en esta regin se vio fortalecido por el monopolio del oro y la sal. Imagen: Bentez y
Moreno (2006: 55)

103

Expresiones socioculturales y estructuras sociopolticas


en el frica tradicional de los siglos VII y XIV.
Por un lado, las estructuras socioculturales se definen en torno a:
(a) las solidaridades tradicionales consolidadas y expresadas mediante el espritu familiar y asociativo
que anima a la gente para desarrollar un sistema de ayuda mutua en el marco de una estructura social
conformada por la familia extensa, el clan, el linaje, la casta, entre otros.
(b) una filosofa existencial (cosmovisin) relacionada con el tiempo y el espacio, siendo el tiempo no
lineal y el espacio global; por esto la visin del espacio es integrante e integral porque contiene elementos
de la naturaleza que lucen la espiritualidad (mediante deidades, divinidades o espritus). El tiempo y el
espacio rigen la vida y la muerte, pasando por el nacimiento, la madurez (edad madura junto con la
iniciacin), el casamiento y la vejez. Al hilo de estas etapas de la vida vibran las vivencias individuales y
comunitarias: el individuo africano es consciente de que su vida es una expresin de participacin en la
comunidad que incluye a sus ancestros (comunidad-clan).
(c) formas literarias que se distinguen en la tradicin oral y la literatura (literatura oral y escrita). La
oralidad impregna muchas formas de comunicacin ya que antes de la colonizacin no se conoca
la escritura. Pero esto no significa que no haba conocimientos en este continente tal como lo han
pensado algunos exploradores e imperialistas europeos. Los pueblos africanos, al no tener la escritura,
fueron descritos por los colonizadores como primitivos sin historia, sin tener en cuenta o entender
que su tradicin oral junto con su gran capacidad de abstraccin y su profunda espiritualidad, eran
importantes para la creatividad, las manifestaciones artsticas, musicales y de danzas, llenas de
matices culturales.
Antes de la llegada del hombre blanco a frica, la oralidad haca parte integrante de los saberes; es ms, era
el canal principal de comunicacin y transmisin del conocimiento. En este sentido, las formas o fuentes
literarias tradicionales con influencia en la creacin literaria africana contempornea son principalmente
los proverbios, el cuento, la fbula y la narracin histrica, el canto de canciones legendarias por
trovadores, poetas o griots. La literatura escrita fue adoptada por los africanos escolarizados y educados
en las escuelas de los colonos.
d) religiones tradicionales africanas (RTA) practicadas en frica: la ms conocida en frica occidental
costera es el culto vod. Es un tipo de religin tradicional que consiste en una creencia y adoracin
de dioses a travs de los elementos de la naturaleza: los ros, el viento, el mar, los animales y rboles
sagrados. Fenmenos naturales como la lluvia, las buenas cosechas, el nacimiento de un beb, sern
concebidos como una bendicin de los dioses mientras que una epidemia, una mala cosecha, la muerte
de un beb, un accidente mortal, tormentas repentinas e inundaciones, entre otros, sern interpretadas
como maldiciones de los dioses o como consecuencia de una mala prctica (infidelidades, errores o
fallos) de los cultos a los dioses y/o espritus. Segn el vocabulario moderno, esta prctica se denomina
animismo; sin embargo, desde nuestra perspectiva se trata simplemente de Religiones Tradicionales
Africanas (RTA) debido a sus diversidades (diversas formas de prctica). La religin musulmana se
introdujo en frica mediante la conquista rabe que hemos descrito ms arriba; y la cristiana, tras el
dominio europeo del continente.
(e) las artes, msicas y danzas: hablar de artes africanas supone pensar en actividades creativas que
tienen como referencia manifestaciones socioculturales africanas como las mscaras, las estatuas, las
piedras pintadas, las figuras pintorescas, animales o forestales, los collares, las telas con sus coloridos

104

diseos, etc.: todo ello constituye el mundo en el que la gente africana se halla insertada. Mediante estas
representaciones reflejan escenas cotidianas de caza, del mercado, en plazas pblicas; expresan diversas
formas de ver el mundo circundante.
Las msicas y danzas africanas son tan diversas como el continente africano: intrnsecamente ligadas
a la sociedad, las expresiones musicales africanas son muy sensuales, espirituales y enrgicas. Son
expresiones de alegra para celebrar xitos o de tristeza para aliviar penas comunales y/o personales. Los
cantos y msicas fnebres acompaan entierros y rituales del paso de la persona muerta al mundo de
los ancestros; de all el carcter espiritual de las formas musicales. Los instrumentos musicales utilizados
producen sonidos diferentes; se destacan el tambor (o djemb) y la kora.
Antiguamente (antes y durante la poca de los reinos), el tambor era el medio privilegiado de
comunicacin entre dirigentes y pueblos: cuando el jefe del reino o de la aldea quera anunciar una
noticia al pueblo recurra a los tambores. Hasta la actualidad, las msicas africanas constituyen un medio
para la transmisin de conocimientos y valores; suelen combinarse con habla, danzas y artes visuales
para crear representaciones similares al mensaje contenido en las canciones.
Por otro lado, la organizacin poltica es tradicionalmente estructurada en torno:
(a) al grupo tnico, que est regido por leyes y costumbres bajo el mando de un jefe que ocupa esta
posicin por reunir valores, habilidades, conocimientos empricos, reconocidos por la mayora de los
integrantes del grupo social. Por ello, emerge como jefe del grupo tnico y se vuelve el garante de la
cultura del pueblo o de la etnia. Pero tambin existen sociedades tradicionales donde el poder est
organizado en torno a las castas: casta de herreros, casta de guerreros, casta de cazadores, casta de
griots (trovadores o poetas).
(b) a la edad avanzada, que implica responsabilidades y roles especficos ligados a la representacin
social del/la anciano/a. De la misma forma que el resto de la sociedad le debe respeto profundo, l/
ella tiene que cumplir con sus compromisos sociales para asegurarse de la armona en la comunidad.
Esta posicin le concede privilegios que, a la vez, contribuyen a elevarle a un mayor rango poltico en
algunas comunidades. El ejercicio del poder por ancianos/as en una comunidad es conocido bajo la
denominacin gerontocracia.
(c) a la familia extensa, por reunir no slo personas unidas por los lazos de sangre sino tambin
por afinidades sociales. La nocin de familia va junto con la del clan. Este ltimo es un referente
esencialmente organizacional desde el punto de vista social, poltico, territorial y religioso: es una
entidad que reagrupa a todas las personas que creen tener un ancestro mtico en comn. Para que se
constituya el clan, cada reagrupamiento familiar tiene que fundamentarse en tres pilares o realidades
sociales que sientan sus bases: la comunidad de sangre (descendencia de un ancestro comn), la
comunidad de fe (culto a un ancestro comn) y la comunidad del suelo (domicilios o casas en el
mismo territorio ancestral).
(d) al linaje, que se define como el conjunto de personas vivas y muertas que tienen un ascendiente en
comn; es decir, un mismo ancestro (hombre o mujer).
(e) a la casta, que se refiere a un grupo social constituido en la base de su posicin econmica (clase
social), prctica religiosa (generalmente alrededor del ttem -animal que representa sus ancestros-) y
funcin (dedicacin) en un mayor ncleo social.

105

frica despus del siglo XIV


En este nivel de anlisis, es oportuno considerar brevemente la era posterior a la presentada en este
documento con el fin de vislumbrar las transformaciones de ndole sociopoltica, cultural y econmica
padecidas por el continente ya que esta poca nos ofrece elementos necesarios para el acercamiento a
problemticas del frica contempornea.
A partir del siglo XV (el Renacimiento -siglos XV a XVI-), frica padece nuevos procesos exgenos
(desde Occidente) que van a contribuir a obstaculizar la vida independiente de sus pueblos y favorecer
la dislocacin de los imperios. Se consolida la esclavizacin practicada por los europeos junto con la
travesa de frica por un sinnmero de exploradores europeos de los cuales destacan Bartolomeo Diaz
(quien logr alcanzar el Cabo de Buena Esperanza en 1486), Mungo Park, Ren Cailli, Richard Burton,
John Speke, Richard Lander, Vasco de Gama, David Livingstone, Henry Stanley, Savorgnan de Brazza.
Cailli, entre otros. Sin duda, se convirtieron en precursores voluntarios o no de la colonizacin que tuvo
el apoyo institucional de la conferencia de Berln en 1884/85.
En este contexto y con respecto a las expresiones socioculturales y estructuras sociopolticas del frica
tradicional, cabe sealar que aunque buena parte de estas realidades persisten en los pueblos africanos
hasta la actualidad, han ido transformndose a lo largo de la historia, como consecuencia de la gestin
poltica del Estado moderno heredada del sistema colonial (legado colonial). Pues la colonizacin no
asegur la continuidad de estas formas de organizacin en el marco de los Estados modernos que se
erigieron solamente en funcin del inters del rgimen colonial excluyendo as mismo los clanes, los
linajes, los grupos tnicos, etc. de toda posibilidad de participacin poltica.
De este modo, la construccin de los Estados africanos choca con la configuracin de los pueblos nativos y
rompe la dinmica interna de estas organizaciones tradicionales de base y debilita fuertemente a los pueblos
africanos. Se crea un nuevo contexto
poltico donde los jefes tradicionales se
ven obligados a obedecer al gobernante
del Estado; y los pueblos pasan a
compartir el mismo espacio o territorio
estatal. Por tanto, en el presente
africano, marcado por la herencia
colonial y cada vez ms conectado con
el sistema-mundo o la aldea global bajo
el efecto de la modernidad globalizante,
universalizante y homogeneizante, se
observan mayores complejidades y
diversidades mediante distintas formas
organizativas o estructurales: un ejemplo
de esta complejidad es la coexistencia de
poderes tradicionales y modernos en los
Estados africanos. Los jefes tradicionales
ejercen apenas un poder simblico
sobre las poblaciones, los notables y
los clanes residentes en el territorio
ancestral, pero en cierta medida siguen
siendo expresiones vivas de esa frica
profunda y tradicional que sobrevive y
Fauna de frica Subsahariana. Ilustracin que reproduce la imagen del
continente africano como salvaje e indmito. Civilizacin 7 (1997: 151).
resiste la ofensiva de la modernidad.

106

En este sentido, y para terminar, reiteramos la idea segn la cual, contrariamente a las ideas preconcebidas y
reduccionistas que suelen presentar o describir el territorio africano como un extrao y uniforme continente
de fauna y flora, de hambre, miseria y enfermedades (VIH, por ejemplo) donde residen personas sin o con
poca cultura, frica es compleja, diversa, rica en recursos naturales y culturales, y multilinge.
En frica existen ms de 1000 lenguas (algunas fuentes mencionan 2000) que suelen ser descritas
peyorativamente por Occidente como dialectos mientras denominan por ejemplo el Flamand y el
Wallon (en Blgica) como idiomas o lenguas. En este sentido, frica es el continente ms polglota del
mundo. Estas lenguas pueden reagruparse en 5 grandes grupos: las lenguas Afro-asiticas habladas en
frica del Este, frica del Norte, en el Sahel y el Sur-Oeste de Asia; las Nilo-Saharianas, habladas en el
Chad, Etiopia, Kenia, Sudn, Uganda y el Norte de Tanzania; las de Nger-Congo que pertenecen a la
familia Bant en el frica Central y parte del frica del Sur; las Khoisanas habladas en gran parte del
frica del Sur; y las Austronesianas hablabas en Madagascar y algunas islas africanas del Ocano ndico.

Experiencia: Institucin Educativa Luis Lozano Scipin


En distintas esferas institucionales colombianas, y sobre todo en medios escolares, se han hecho
esfuerzos limitados para desarrollar iniciativas a favor de la enseaza y la investigacin en distintos
reas de estudios africanos. De hecho, ante la magnitud de las demandas por estudiantes, acadmicos,
periodistas, polticos, el gran pblico, etc., estas iniciativas se han vuelto insuficientes: existe una
limitacin en recursos (humanos y materiales) en este campo de estudios. Sealamos algunos aspectos
de la experiencia educativa de la Institucin Educativa Luis Lozano, en los que se refleja una preocupacin
por el estudio de frica y su dispora.
La Ctedra de estudios afrocolombianaos se trabaja como asignatura en el rea de Ciencias Sociales,
fundamentando la temtica en el estudio de la historia, el arte y cultura africana hasta el presente. Para
el trabajo desarrollado en esta institucin se retoman los Lineamientos de CEA (MEN 2001), a partir de
los cuales se construyeron estndares, objetivos, logros e indicadores de logros, por ejemplo:
Estndar: Comprendo el desarrollo histrico cultural de los pueblos africanos.
Objetivo General
Desarrollar en los estudiantes sentidos de pertenencia tnica y cultural para que sean capaces de
integrarse con pleno sentido de igualdad en los distintos escenarios pluritnicos de la nacin colombiana
y el resto del mundo.
Objetivos especficos
Especfico 1. Profundizar en los conocimientos necesarios que lo lleven a conocer e interpretar el
origen y la esencia de su africanidad.
Especfico 2. Aplicar nuevos conocimientos, ideas y conceptos acerca del papel que han jugado las
comunidades afrodescendientes en Amrica en los mbitos poltico, econmico, social y cultural.
Fines
Conocer el discurrir histrico del pueblo negro africano desde los hechos que antecedieron al
descubrimiento de Amrica y los que sucedieron en tierras africanas y la nueva presencia afro en
Amrica hasta los das presentes.
Interpretar los distintos fenmenos de adaptacin y formas de organizacin de los afrodescendientes
en Amrica y Colombia.

107

Conocer la legislacin para comunidades afrodescendientes, sus espacios actuales de participacin


en el Estado y las formas autnomas de organizacin para la consolidacin de espacios de poder
en las naciones Estado de Amrica.
Logros
Reconocer los distintos grupos tnicos de frica en los contextos de su historia y su cultura.
Valorar las expresiones culturales, espirituales y los sistemas de organizacin social de los pueblos
africanos.
Comprender los procesos de desarrollo de las comunidades afro en Amrica y sus aportes a la
consolidacin de nuevas nacionalidades a apartir de la Dispora Africana.
Valorar el mestizaje como elemento articulador que fortalece el dilogo intertnico y cultural.
Conocer la legislacin para comunidades afrodescendientes y sus espacios actuales de participacin
en el Estado y las formas autnomas de organizacin para la consolidacin de espacios de poder
en las naciones Estado de Amrica.
Indicadores de Logro
Reconocer de los basamentos antropolgicos del hombre afro, el contexto histrico y cultural.
Valorar las experiencias culturales de los africanos como un legado significativo que fortalece su
identidad y etnia.
Distingue y valora la fusin intercultural y tnica como razn fundamental que armoniza la
convivencia pacfica entre pueblos y naciones de Amrica.
Contenidos

Pueblos del frica subsahariana.


Modelos de organizacin social y poltica.
Culturas africanas.
Procesos de colonialismo en frica.
La ruta transatlntica y la Dispora Africana.
Proceso de esclavizacin.
Los negros en procesos de emancipacin en Amrica.
Expectativas y proyectos de los movimientos de pueblos afrodescendientes en Amrica hoy.
Incidencia cultural de la afrodescendencia en el arte nacional colombiano.
Poblaciones afrodescendientes en Colombia.
Historia de pobladores y participacin de las comunidades negras en el desarrollo colombiano.
Problemticas de las comunidades negras.
Legislacin tnica para afrodescendientes.

Glosario
frica sudnica occidental: es distinta de Sudn, actual pas ubicado en el frica del Este. Se refiere a
la [] regin geogrfico-histrica que comprende Senegal, Mal, Nger, Burkina Faso, Chad, parte de
Mauritania y porciones de pases costeros del alto golfo de Guinea [] (Hrbek, 1992: 27), mientras que
el frica sudnica incluira tambin Sudn.

108

frica sudnica niltica: Sudn oriental. Regin que haca parte del frica sudnica (o pas de negros),
localizada en el actual Sudn (www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?id=7533&cat=Historia).
Aglabes: Se dice de una dinasta musulmana del norte de frica, fundada por Ibrahim Ibm Aglab en el
ao 800. Ejercieron su autoridad de Tnez a Egipto.
Beduinos: Grupo rabe predominantemente nmada, que se localiza en Arabia Saud, Egipto, Israel,
Jordania y la Pennsula Arbiga.
Berberes: Pueblo africano que habita el noroeste de frica y el desierto del Sahara desde hace unos
4000 aos. Su nombre procede del vocablo bereber o brbaro, utilizado por los conquistadores romanos
que gobernaron el Magreb desde el ao 40 d.C. al siglo V para denominar a todo aquel que tuviera
orgenes distintos a los de la civilizacin griega o romana (Beazley 1991: 16).
Castas: Son ncleos sociales endogmicos, pertenecientes a una clase social definida; suelen encontrarse
en sociedades fuertemente estructuradas y con poca movilidad social.
Cosmovisin: Se puede definir este concepto como la forma en que cada sociedad construye una visin
del mundo, formas particulares de pensar, de sentir, de entender y de conocer (Serje, Suaza y Pineda
2002: 110).
Fatimes: Se dice de una familia de prncipes musulmanes que afirmaban descender de Ftima, hija de
Mahoma. Reinaron en el norte de frica, Egipto y Siria (Hernndez 1998: 751).
Omeyas: Se aplica a cada uno de los miembros de la dinasta que fund el califato islmico de Damasco
en 660 y fue derrocado por los abases en 750 (Hernndez 1998: 1318).
Ttem: Objeto de la naturaleza, generalmente un animal, que en la mitologa de algunas sociedades se
toma como emblema protector de [un grupo] o del individuo, y a veces con un ascendiente o progenitor
(Real Academia Espaola 1992: 2002).

Bibliografa
Beazley, Mitchel
1991 Tierras y gentes: frica subsahariana. Colombia: Crculo de Lectores.
Bentez, Augusto y Julia Moreno
2006 Los Pueblos de Africa: vida y costumbres en la antigedad. Espaa: EDIMAT Libros.
Friedemann, Nina y Jaime Arocha
1986 De sol a sol. Bogot: Pontificia Universidad Javeriana, Centro Editorial Javeriano.
Hrbek, Ivan
1992. frica en el contexto de la historia mundial. En: Mohammed El Fasi e Ivan Hrbek (Directores).
Historia general de frica. Vol. VIII. frica entre los siglos VII y XI, pp. 23-52. Madrid: Tecnos.
Ki-Zerbo, Joseph
1980 Historia del frica negra. Vol. I. De los orgenes al siglo XIX. Madrid: Alianza Universidad.
Julien, Charles-Andr
1948 Historia de frica. Barcelona: Salvat Editores.
MEN
2001 Ctedra de Estudios Afrocolombianos. Serie Lineamientos Curriculares. Bogot: MEN.

109

Montenegro Gonzles, Augusto et al


1995 Civilizacin 7. Bogot: Grupo Editorial Norma.
Real Academia Espaola
1992 Diccionario de la Lengua Espaola. Tomo II: H-Z. Espaa: Editorial Espasa Calpe S.A.
Serje de la Ossa, Margarita; Rosamara Cristina Suaza y Roberto Pineda Camacho
2002 Palabras para desarmar. Una mirada crtica al vocabulario del reconocimiento cultural. Bogot:
Ministerio de Cultura ICAHN.

Webgrafa
frica Sudnica niltico, en:
http://www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?id=7533&cat=Historia
Antecedente: frica en la Alta Edad Media. En:
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/913 , consulta en julio de 2007
Pasado y presente de la esclavitud. En:
http://www.monografias.com/trabajos10/trini/trini.shtml , consulta en julio de 2007

110

2. El sistema mundo moderno


como contexto de emergencia
de la dispora
24

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

s necesario estudiar la historia crticamente si queremos alcanzar una mayor y mejor compresin
de las dinmicas actuales que vive la humanidad; ms aun si queremos conocer las dinmicas
de la Dispora Africana. Una de las caractersticas de esa historia escolar, es que nos presenta la
historia de manera fragmentada; es una historia comnmente ligada a pases y continentes, dividida
en secuencias de acontecimientos liderados por hroes, pero que poco nos ayuda a comprender las
relaciones entre las mltiples historias y personajes. Por ejemplo, al estudiar la presencia de africanos
esclavizados en Colombia, no se la relaciona con los procesos de colonizacin de frica y Amrica, con la
consolidacin del capitalismo en Europa o con otras formas en que se dio la esclavitud en Amrica.
La presencia actual de poblaciones afrodescendientes en Amrica Latina y el Caribe es el resultado de
un proceso histrico mucho ms complejo de lo que comnmente nos presentan los libros de historia
que circulan en nuestro sistema escolar. Es comn que en los textos escolares se explique la presencia
de las poblaciones afrodescendientes, negras y raizales en Colombia, y otros pases de la regin, como el
resultado de la esclavizacin de africanos y sus descendientes durante los siglos XV al XIX.
Se dice tambin, que la institucionalizacin de la esclavitud en estos pases se explica como resultado
de la alta mortalidad de las poblaciones indgenas, que habra ocasionado una fuerte cada de la mano
de obra disponible para las actividades econmicas del proceso de colonizacin, tales como la minera
y el trabajo agrcola en las haciendas. Los indgenas, que hasta entonces eran los encargados de llevar a
cabo estos trabajos fsicos que requera el sistema colonial para su sostenimiento, no habran soportado
las condiciones de servidumbre a las que fueron sometidos por los colonizadores, haciendo necesario
remplazar esa mano de obra con personas esclavizadas tradas de frica.
A pesar de lo problemtico de esta argumentacin, pocas veces cuestionamos esa imagen que nos presenta el
trabajo forzado de los indgenas (que en muchos casos lleg a ser una forma de esclavizacin) y la esclavizacin
de los africanos, como algo natural. Acaso era natural forzar a las sociedades indgenas a trabajar al servicio de
los europeos en condiciones de servidumbre y esclavitud? o Es obvio que, ante la mortandad que ocasionaban
estas condiciones de vida impuestas por los europeos, lo ms normal era traer africanos esclavizados?
Cmo y por qu se da el descubrimiento de Amrica?
Cmo ha sido enseado el descubrimiento de Amrica en las escuelas?
Qu implicaciones tiene este tipo de conocimiento para nuestra comprensin del presente?
Qu relacin existe entre el proceso de constitucin del sistema mundo moderno y la presencia actual
de los afrodescendientes en Amrica?
24 Axel Rojas

111

Objetivos curriculares del ncleo


Estudiar el contexto histrico en que se dio inicio a la Dispora Africana y su relacin con el
`descubrimiento de Amrica y la consolidacin del sistema moderno mundial.
Comprender las circunstancias de tipo poltico, econmico y social que hicieron posible el proceso
de la dispora, entendida como fenmeno de larga duracin.
Analizar la relacin entre la expansin de Europa a travs del Atlntico a partir del siglo XV y
fenmenos como la trata trasatlntica de esclavizados con destino a las tierras en proceso de
colonizacin.

Pensar la dispora como un fenmeno complejo


La esclavizacin o el sometimiento a trabajo forzado de unas personas por parte de otras no es ni fue
un hecho natural, ni el resultado de la voluntad divina, ni mucho menos un hecho aislado. La esclavitud
fue (y an lo es hoy) una institucin creada por seres humanos y sociedades concretas, en momentos
particulares de la historia, que refleja las formas de pensamiento y de organizacin social vigentes en
cada momento.
Es importante adelantar una lectura crtica del modo como se explica y se representa en los textos
escolares el fenmeno del descubrimiento de Amrica. Qu aparece? Qu se dice y qu no?
En este mismo sentido, no podemos entender la esclavizacin como la nica caracterstica de la
Dispora Africana en Amrica. Esto quiere decir que, a pesar de que podamos pensar en las poblaciones
negras como descendientes de los africanos que fueron esclavizados, su historia no est limitada a esa
condicin; si lo vieramos as, es probable que no podamos reconocer cules han sido las formas de su
participacin en las sociedades americanas, ni su presencia y aportes actuales a estas sociedades. Es por
ello que proponemos pensar las trayectorias histricas de las poblaciones afrodescendientes como un
proceso de dispora.
Recurrimos a este concepto, que no es nuevo, porque consideramos que nos permite entender mejor
la complejidad de este proceso histrico. En trminos generales, se entiende como dispora un proceso
prolongado de dispersin y alejamiento de una poblacin en relacin con su lugar original de habitacin,
que se mantiene por varias generaciones.
Para entender la Dispora Africana es necesario comprender los mltiples procesos sociales que se tejen
en esta historia, que inicia con un desplazamiento forzado desde frica hacia las colonias americanas,
contina en las nuevas circunstancias de vida impuestas por el sistema colonial y llega hasta nuestros
das: la relacin de la poblacin esclavizada con los lugares a los que lleg, las dinmicas de resistencia
y adaptacin frente al sistema esclavista, la manera como perviven y se transforman conocimientos y
prcticas de todo tipo (ambientales, musicales, literarios, polticos, gastronmicos, etc.), son algunos
de los tantos aspectos que nos ayudan a comprender mejor las trayectorias de las poblaciones negras,
afrocolombianas y raizales, y su presencia hoy en Colombia.

El sistema moderno mundial


La historia ha sido entendida comnmente como historia de la poltica y sus instituciones, dejando de
lado aspectos como la vida cotidiana, los intereses y actividades de las poblaciones subalternas. Estas
formas de hacer historia se han centrado en el anlisis de los estados nacionales y en las transformaciones
polticas vividas en esas sociedades. A pesar de los aportes de estos enfoques, una historia hecha de esta

112

manera presenta dificultades para entender que el mundo es un sistema interconectado, en el que lo
que sucede a escala local siempre est interconectado con lo que sucede a escala global.
Hoy, cuando cada vez pensamos ms en la globalizacin, parece ms obvio que lo que sucede en una
localidad colombiana est afectado por las dinmicas globales de la economa y la poltica. Pensemos
por ejemplo en el incremento en los precios del petrleo, producto de la invasin de los Estados Unidos a
Irak, que repercute en las alzas del precio del transporte en Colombia, afectando el costo de los productos
en las plazas de mercado. Todo ello ligado a un hecho trascendental en la historia de la humanidad
que todos conocemos como el 11 de septiembre. A pesar de que los colombianos no parecemos tener
ninguna relacin directa con el Medio Oriente, los hechos mencionados nos muestran que en realidad
s lo estamos.
Pero, esta conexin global de las diferentes sociedades del mundo y sus historias no es algo reciente.
Responde a un proceso que se origin en el siglo XV, cuando se dio inicio a la colonizacin europea de
aquellos territorios que hoy llamamos Amrica. Se cre entonces el sistema moderno mundial, es decir,
un sistema de interconexin mundial que aun hoy sigue vigente y que en nuestros das se expresa en el
llamado proceso de globalizacin. Veamos ahora brevemente cmo se dio este proceso.
Un primer elemento que consideramos necesario analizar, es aquel que se refiere a los acontecimientos
que marcaron la historia del planeta hacia finales del siglo XV. En un texto que puede sernos de gran
utilidad, Immanuel Wallerstein (1992: 201-209) nos da unas interesantes pistas para entender lo que fue
el proceso de construccin del sistema moderno mundial. Segn el autor, lo primero que tenemos que
pensar es acerca de cules fueron sus antecedentes.
Uno de ellos es el establecimiento del Sistema Feudal, hacia el ao 1000, que sentara las bases de lo
que seran las formas de organizacin social europeas entre el siglo XI y el siglo XV; un sistema que
funcionaba sobre la base de la explotacin de los campesinos, quienes eran llamados vasallos, por parte
de los seores feudales o nobles, quienes
estaban a su vez bajo el dominio de los
reyes, prncipes y duques gobernantes.
Estos campesinos o vasallos deban
trabajar la tierra y pagar una renta o tributo
a los nobles menores, quienes dependan
de este trabajo para acumular riqueza y
para responder a las obligaciones que
tenan con sus gobernantes. Los monarcas
sostenan a sus burocracias y ejrcitos con
los ingresos que reciban mediante estos
impuestos.

Las Cruzadas fueron expediciones militares que permitieron la expansin


del cristianismo por fuera de Europa, si bien tuvieron un alto costo en este
continente, fueron fundamentales para la aparicin del sistema mundial
moderno, toda vez que Europa y los Europeos serian los encargados de
llevar la palabra de Dios a otros lugares del mundo, idea que en Amrica
se tradujo con la evangelizacin. Imagen: Ricardo Corazn de Len en su
camino a Jerusaln. Obra del artista James Glass. Vel Hartman (2005: 125)

De esta forma, el Sistema Feudal logr un


cierto florecimiento econmico y militar
que le permiti desarrollar con xito las
Cruzadas en el Medio Oriente durante
casi dos siglos (entre 1095 y 1291). Las
Cruzadas fueron otro factor determinante
en la aparicin posterior del sistema
mundial moderno; con ellas, el cristianismo
se extendi hacia el Oriente y se consolid
la idea de Europa y los europeos como los

113

encargados de llevar la palabra de Dios a otros lugares del mundo. Esta idea ser de vital importancia a
partir del siglo XV, cuando los europeos intenten justificar las razones del sometimiento de las poblaciones
nativas de los territorios ocupados al otro lado del Atlntico (en lo que hoy llamamos Amrica), mediante
la prctica de la evangelizacin.
Las Cruzadas eran expediciones militares emprendidas en nombre del dios de los catlicos, cuyo
propsito era establecer dominio sobre territorios de gran importancia econmica para el comercio de
la poca y de un importante valor simblico para los catlicos; en ellas se buscaba someter a poblaciones
que se consideraban infieles, por tener una religin distinta a la Catlica, o por haber renunciado a ella o
haberse opuesto a su imposicin.
Estas expediciones de expansin del dominio europeo e imposicin del cristianismo tendran mltiples
consecuencias en la sociedad europea de entonces y de pocas posteriores. En un primer momento, las
Cruzadas significaron el dominio de vastos territorios y la incorporacin (as fuera forzada) de nuevas
poblaciones al credo cristiano.
Las Cruzadas a largo plazo tuvieron un alto costo, por lo que no duraron para siempre y tuvieron serias
consecuencias en lo que sucedi en Europa en aquella poca. Hacia mediados del siglo XIII, los europeos
fueron derrotados, los mongoles invadieron la parte oriental de Europa y los otomanos tomaron el
sureste europeo. Para el ao 1250, las fronteras de su mundo volvieron a reducirse y Europa entr en un
estancamiento econmico que dur dos siglos (hasta 1450). Como consecuencia, se dio lo que Wallerstein
califica como un tripe colapso, a saber: el de los seores feudales, el de los Estados, y el de la Iglesia.
El primero, el de los seores feudales, result como una consecuencia evidente de las guerras. Gran
cantidad de hombres haban sido llevados a las guerras, por lo que la mano de obra disponible en el
campo se redujo sustancialmente, ocasionando una disminucin en los ingresos de los seores feudales
y por ende de los prncipes y reyes gobernantes. Como consecuencia de la escasez de mano de obra, los
campesinos estaban en mejores condiciones para negociar sus intereses; consiguieron la reduccin, y
en algunos casos la eliminacin, de las condiciones de servidumbre y empezaron a tener posibilidades
para acumular algunos excedentes.
El colapso de los Estados se relaciona
estrechamente con lo anterior; ante la
disminucin de los ingresos de la nobleza,
la capacidad de los prncipes y reyes para
mantener las burocracias fue cada vez menor,
as como su capacidad para ejercer el poder.

El mundo conocido por los europeos en el siglo XV era limitado, las


representaciones de frica y Asia eran muy pobres y en el caso de Amrica
y Oceana eran nulas. Imagen: Zaragoza (2005: 7)

114

Por ltimo, la crisis de la Iglesia tambin


est relacionada con la disminucin de
los ingresos en sus arcas, as como por
factores que le restaron legitimidad ante
sus creyentes e importantes sectores de la
sociedad. Entre ellos el Cisma de Occidente,
la aparicin de movimientos igualitarios
y antiautoritarios a su interior (como los
franciscanos, por ejemplo), y las prcticas
de corrupcin que prosperaron, muchas
veces con la complicidad de las autoridades
eclesisticas.

Como puede verse, el siglo XV corresponde a un periodo de grandes transformaciones en las sociedades
europeas. Transformaciones que se vieron acompaadas por un proceso de expansin de Europa
(principalmente Portugal y Espaa) por los territorios del norte y occidente de frica. A este proceso de
expansin es a lo que se ha llamado los descubrimientos, que significaron una expansin de las fronteras
comerciales europeas a territorios hasta entonces desconocidos para ellos.
En ese sentido, es necesario precisar que el mundo conocido para los europeos del siglo XV era bastante
limitado (Zaragoza 2005: 6-27). Su nocin de frica y Asia era bastante pobre y desconocan por completo
regiones enteras del globo como Australia y, por supuesto, Amrica. Lo determinante de este periodo
de los descubrimientos es que contribuy decisivamente al desarrollo de las tcnicas de navegacin y
ampli las fronteras imaginadas por los europeos.
Siguiendo los planteamientos de Wallerstein, la constitucin del sistema moderno mundial se da en
este momento, que es cuando se inicia la invasin europea de los territorios de lo que hoy llamamos
Amrica. La constitucin del sistema moderno mundial est asociada a cinco fenmenos relacionados
entre s. El primero de ellos fue el capitalismo como sistema econmico. No debemos olvidar que con el
descubrimiento de Amrica se da una expansin de las reas en las que funciona esta forma particular
de economa; por primera vez se establece una relacin entre los mercados de Europa, Asa y frica
con los de Amrica. Es decir, es el primer momento en que se establece un vnculo econmico a escala
mundial (una economa mundo).
El segundo fenmeno tiene que ver con un momento particular de florecimiento de la ciencia y la
tecnologa, en parte asociado a las necesidades del capitalismo naciente, que requera aumentar la
rentabilidad de los procesos econmicos. Los descubrimientos fueron posibles gracias a los avances
tecnolgicos en la navegacin, por ejemplo. No obstante, es necesario mencionar que los conocimientos
en el arte de la navegacin no son producto solo de esta poca, ni de los desarrollos europeos, sino fruto
de los intercambios de conocimientos con otras sociedades como la china y los rabes.
El tercer fenmeno mencionado por Wallerstein tiene que ver con la secularizacin de la vida social
o relegacin de las instituciones religiosas a la vida privada. El fortalecimiento del capitalismo y los
avances tecnolgicos haban influido en las formas de ver el mundo en la sociedad de la poca, dando
ms importancia a formas racionales de explicacin de las cosas y reduciendo el papel de la religin en
este sentido. Aunque este cambio no fue total, s signific alteraciones en relacin con el papel que haba
tenido la Iglesia durante la Edad Media, poca en la que la Iglesia mantena una funcin determinante
como fuente de valores y de fe.
El cuarto fenmeno que hace parte de este proceso de constitucin del sistema moderno mundial es el
sistema de Estados. Hacia finales del siglo XV se conformaron en Europa (Espaa, Francia e Inglaterra)
las nuevas monarquas, que seran fortalecidas en el siglo siguiente, durante el llamado periodo del
Absolutismo. A pesar de la idea que comnmente tenemos de los estados como algo que siempre ha
existido, estos solo son producto del proceso de constitucin del sistema moderno mundial. As mismo,
se crean en este proceso unos estados dependientes de las metrpolis: las colonias (de all la nocin de
colonialismo), dando lugar a un esquema de organizacin poltica en el que las sociedades europeas
ocupan el lugar de centros del sistema y las colonias un lugar de periferias. En el marco del sistema
capitalista, el centro y las periferias ocupan lugares distintos, siendo el primero el de mayor poder y las
segundas las de menor.
Contrario a lo que se podra pensar, Espaa y Portugal no ocuparon un lugar de centro en el sistema y
terminaron siendo una especie de intermediarios entre el centro europeo y las periferias americanas.

115

El ltimo fenmeno de este proceso es el universalismo, que es una idea segn la cual todos los
conocimientos, valores y derechos de una sociedad (las europeas en este caso) pertenecen a todas
las personas. Esta idea tiene un potencial liberador, en tanto ofrece una idea de igualdad para todo
el mundo. Sin embargo, tom una forma imperialista, pues quienes tenan el poder en el momento lo
emplearon para imponer sus valores a las sociedades que dominaban, en nombre de unos supuestos
valores universales. Es decir, se consideraba universal solo aquello que era propio de los europeos.
Como resultado de la consolidacin del sistema moderno mundial, Europa vivi grandes transformaciones.
Tal vez la de mayor incidencia tiene que ver con la legitimacin de un sistema altamente desigual, tanto
al interior de las sociedades europeas, como en las colonias establecidas al otro lado del Atlntico, en la
naciente Amrica. El lugar que gan Europa en el contexto del sistema naciente la llev a ser el centro
del poder en el contexto mundial durante los siguientes cinco siglos.
Simultneamente, al tiempo que la modernidad se consolidaba, se dio lugar a un fenmeno que
Wallerstein ha llamado la Americanidad. Segn el autor, sta tiene cuatro caractersticas fundamentales:
la colonialidad, la etnicidad, el racismo y la idolatra por lo nuevo.
El primero de ellos, la colonialidad, es un elemento fundamental en el sistema mundial moderno. No
existe la modernidad sin la colonialidad; veamos un poco en qu consiste. Segn el discurso de la
modernidad, los estados del mundo son iguales entre s. Sin embargo, desde su nacimiento en el siglo XV,
es evidente que existen unos estados con mayor poder que otros. Durante los procesos de colonizacin,
esto pareca ms claro al observar las diferencias entre las metrpolis y las colonias; sin embargo, una
vez culmin la colonizacin, permaneci una forma de pensar que establece jerarquas entre los estados
y sociedades del centro y los de la periferia; es decir, la colonialidad. Una caracterstica fundamental de
la colonialidad es que permanece, aunque el sistema colonialista haya culminado, y sigue funcionando
como un esquema mental que justifica y legitima las desigualdades entre las sociedades en el sistema
moderno mundial.
Para Wallerstein, la colonialidad es la expresin de la desigualdad entre los estados, mientras la etnicidad es la
expresin de la desigualdad al interior de cada Estado. Esta es la segunda caracterstica de la Americanidad.
La etnicidad se refiere a las desigualdades y relaciones jerrquicas entre los grupos tnicos que conforman
una sociedad; en ese marco de relaciones, el grupo tnico dominante (que casi nunca se llama a s mismo
grupo tnico) se encarga de legitimar un sistema de clasificaciones sociales y socioculturales que son
vividas y promovidas como desigualdades sociales. Es decir, la creacin o marcacin de un sistema de
diferencias culturales sirve para legitimar un sistema de desigualdades sociales.
Se establecen entonces categoras para nombrar esa diferencia cultural tales como indios, mestizos,
zambos, blancos, etc., en un sistema que ubica a unos en la parte ms alta de la pirmide social y
al resto en las partes inferiores (algo que podemos observar con claridad en los textos escolares).
Adicionalmente, estas clasificaciones sirven para establecer asociaciones entre unas poblaciones y cierto
tipo de actividades econmicas. En la Colonia, por ejemplo, se estableci la asociacin entre negro y
esclavitud, y entre indio y encomienda; asociaciones que an hoy en da mantienen bastante vigencia
en sectores de la sociedad colombiana. Es obvio que las instituciones de la esclavitud y la encomienda
desaparecieron, pero la asociacin entre ciertas poblaciones y determinados oficios permanece, tal
como veremos en los ncleos sobre oficios y formas de sustento.
La historia escolar que muestra el descubrimiento de Amrica como un fenmeno positivo es evidencia
de un pensamiento eurocntrico desde el cual se otorga el valor de verdad (es decir, de algo cierto o
verdadero) al pensamiento proveniente de las culturas europeas y restando valor al pensamiento producido
por las culturas africanas, indgenas, americanas u orientales. Nuestras formas de conocer el mundo estn

116

mediadas por esta situacin y se reflejan en las formas


de valorar el conocimiento de los afrodescendientes y de
otras poblaciones como los indgenas.

Desde el conocimiento escolar se ha generalizado la


idea de que el descubrimiento de Amrica posibilit el
encuentro de diversos grupos tnicos, pasando por alto las
jerarqua sociales basadas en la raza que se establecieron
con este proceso colonizador. Imagen: Ciencias Sociales 5,
unidad temtica Colombia hoy (1989: 97).

Entender la etnicidad de esta manera puede ser


problemtico para muchos de nosotros, pues estamos
acostumbrados a asumir que la etnicidad tiene que
ver con los grupos tnicos y con sus luchas; es decir,
entendemos la etnicidad como algo positivo por
definicin. Sin embargo, lo que nos dice Wallerstein
es que la etnicidad tiene ambas caras: de una parte es
una forma de pensar impuesta en la sociedad, que nos
dice que est compuesta por poblaciones o grupos
minoritarios diferenciados culturalmente, a los que llama
grupos tnicos, y a los que no reconoce una igualdad en
trminos sociales, culturales o de conocimiento. De otra
parte, la etnicidad es un mecanismo de constitucin
de una identidad comn para aquellos grupos
histricamente discriminados, que sirve para movilizar
sus luchas.

Si lo analizamos de manera compleja, la etnicidad nos


sirve para entender que la diferencia cultural no es
natural, que es construida por las sociedades y vara a
lo largo del tiempo, y que en ese sentido puede ser reconocida como riqueza de formas de pensar y de
construir proyectos de vida diversos. Pero, al mismo tiempo, nos llama la atencin sobre los riesgos de
mostrarla como algo natural que hace imposible reconocer la igualdad entre los seres humanos.
En este sentido, Anbal Quijano, al desarrollar su teora de la colonialidad del poder, ilustra la manera
como en la expansin del proceso colonizador de Europa sobre Amrica, se dio forma a jerarquas
sociales basadas en la idea de raza (la naturalizacin de rasgos biolgicos como diferencias sociales)
que permitieron legitimar un orden social de dominacin de unas poblaciones por parte de otras, como
parte de una dinmica constitutiva del proceso de la modernidad: la colonialidad (Quijano 2000).25
La colonialidad se encuentra en la base de las formas de clasificacin social y la emergencia de identidades
tales como indio o negro, marcando a poblaciones que, desde entonces, se encuentran reducidas a
una condicin de otredad en relacin con los sectores dominantes de la poblacin, asumidos como
blanco/mestizos. A estos sistemas de clasificacin de sujetos y grupos humanos corresponde una forma
de representacin de sus conocimientos, una colonialidad del saber (Quijano 2000), que considera los
saberes de los sujetos subalternizados como locales-tradicionales, versus el conocimiento eurocntrico
dominante, al que considera universal-cientfico.
En estos procesos, la escuela y la academia han jugado un lugar y una funcin determinante, en tanto
reproducen dicha lgica de representacin esencializando la otredad (la diferencia cultural en relacin
con los sectores dominantes de la sociedad) de las poblaciones subalternizadas, sobre quienes se ha
25 Los planteamientos de autores como Quijano (2000) y Mignolo (2002a, 2002b) sobre la Modernidad/colonialidad
son desarrollados a partir de un replanteamiento del origen de la Modernidad, tradicionalmente ubicado en relacin
con la Ilustracin y el siglo XVIII, ubicndolo en relacin con la Conquista de Amrica y el control europeo sobre el
Atlntico a partir de 1492. Ver Escobar (2003:60-61).

117

construido una imagen que los ubica como objetos exticos, vestigios del pasado salvaje, reductos de
identidad o sociedades en transicin hacia la modernidad. A lo largo de esta historia, la marcacin de
la diferencia ha servido como instrumento de legitimacin de diversas formas de dominacin sobre
sujetos y sociedades, y de subalternizacin de sus conocimientos.
Otra caracterstica de la Americanidad es el racismo. Cuando en una sociedad la etnicidad no garantiza
las formas de discriminacin que se quiere legitimar desde los sectores dominantes, entonces se
crean mecanismos institucionales para garantizar su prctica y permanencia. Wallerstein se refiere
especialmente al racismo que resulta de la institucionalizacin de las prcticas que legitiman la
desigualdad social, algo que podemos ver en situaciones histricas como las vividas con el Apartheid
en Sudfrica, o la discriminacin racial vivida en Estados Unidos hasta el siglo XX.
La ltima caracaterstica de la Americanidad es la idolatra por lo nuevo. Es decir, un afn permanente
por lo moderno, que promueve el olvido de las tradiciones e impide ver las estructuras de larga
duracin que sustentan los hechos sociales. A la larga, esta idolatra por lo nuevo se convierte en
una forma de promocin del consumo permanente, que con frecuencia desprecia tradiciones y
conocimientos locales.
Como vemos, estos procesos histricos no nos son del todo desconocidos; muchos de ellos corresponden
a lo que estudiamos como el descubrimiento de Amrica. La diferencia est en que al estudiar el
descubrimiento de Amrica, parece que nos estuviramos refiriendo a un hecho social en el que no
se present ningun tipo de conflicto; es un hecho que estudiamos como si correspondiera a una forma
natural de ser de la historia, en la que todos los involucrados estuvieron presentes sin ningun tipo de
inters y sin conflicto entre ellos. Al contrario, lo que podemos ver al analizar estos mismos hechos desde
la perspectiva del sistema mundo moderno, es que los acontecimientos estn ligados a intereses de
sectores de la sociedad con distintas intenciones y que las consecuencias no son iguales para todos.
Al pensar en el descubrimiento de Amrica, podemos entender fcilmente que las consecuencias no
fueron las mismas para los europeos que para los nativos de estas tierras, ni tampoco para los africanos
que seran esclavizados. Cada uno de estos grupos vivi el fenmeno en situaciones muy distintas y las
consecuencias que los afectaron a largo plazo tambin fueron diferentes, tal como podemos ver en los
ncleos temticos siguientes.

Condiciones histricas en que emerge la dispora


Como hemos visto, hacia finales del siglo XV se hicieron posibles un conjunto de condiciones histricas
que a partir de entonces daran lugar a fenmenos como el incremento de la esclavitud y el consecuente
proceso de trata trasatlntica de esclavizados con destino a las tierras en proceso de colonizacin; algo a
lo que hemos llamado Dispora Africana. Este es el momento histrico fundacional del sistema moderno
mundial, que se da a partir de la expansin de Europa en direccin al occidente, a travs del Atlntico.
El descubrimiento de Amrica se convierte en el inicio del proceso de expansin global del capitalismo,
la ciencia y el sistema de Estados, entre otros aspectos, que marcan la historia de la humanidad hasta
hoy. A pesar de que comnmente entendemos la Modernidad como un proyecto definido por su espritu
liberador, ella tiene un lado oculto que es la colonialidad, entendida como forma de pensamiento que
se instaur con la creacin de las colonias y el dominio colonialista por parte de los europeos.
Aunque el origen de la modernidad est ligado al descubrimiento de Amrica, ello no quiere decir que
fuera un fenmeno americano, como tampoco se puede considerar un fenmeno europeo por haber
tenido all su principal impulso. La modernidad y la colonialidad nacen juntas como un solo proceso,

118

que por primera vez establece conexiones duraderas entre territorios y sociedades hasta entonces
escasamente relacionadas. La historia de frica, como veremos, est marcada por la creacin del sistema
mundo moderno, que trajo como consecuencia un significativo incremento de la esclavitud durante casi
cuatro siglos (entre los siglos XVI y XIX).

Sugerencia metodolgica
Reflexionemos:
El tipo de conocimiento que se promueve en la escuela y los textos sobre
el descubrimiento de Amrica, favorece una mirada crtica sobre los
acontecimientos y las relaciones de poder implicadas en esta historia?
Analicemos los rituales escolarizados como la celebracin del12 de octubre.

Lo que conocemos como la Modernidad tendra una primera fase de constitucin ligada a los procesos
de colonizacin europea en Amrica y su consecuente control sobre el Atlntico. En consecuencia, es
necesario comprender esta dispora como un proceso de larga duracin que fue posible debido a un
conjunto de circunstancias de tipo poltico, econmico y social. Tanto los lugares y sociedades donde
tuvo inicio, como los lugares de destino de los esclavizados, las instituciones que participaron de dicho
proceso, como los intereses que la motivaron, deben ser objeto de anlisis y comprensin hoy en da.
Solo de esta forma podremos tener un mejor entendimiento acerca de muchas de las dinmicas actuales
de la sociedad colombiana, de las caractersticas de su poblacin, de sus tradiciones artsticas, de sus
dinmicas polticas y de sus conflictos, entre otros aspectos.
Tanto por su duracin, por la cantidad de personas y sociedades a las que involucra, por el haber iniciado
como un proceso de esclavizacin y expatriacin forzada de millones de personas a lo largo de varios
siglos, la Dispora Africana tiene hoy profundas implicaciones en las sociedades que hacen parte de ella.
Esto quiere decir que la dispora no es un proceso que slo vivieron los africanos y sus descendientes, y
que entonces solo les interesara a ellos, la dispora hace parte de la historia comn de la mayora de las
sociedades que conforman el planeta, y entre ellas la colombiana.
Comprender la dispora implica cuestionar las perspectivas, tan comunes en el sistema escolar, que
presentan a los afrodescendientes como seres cuya historia comienza en Amrica, como esclavizados
de los europeos y sometidos al trabajo en las minas y plantaciones. Aunque ello puede ser cierto, las
presencias actuales de los afrodescendientes, as como sus trayectorias histricas, no se limitan a ser
descendientes de africanos y menos de seres esclavizados; el fenmeno es ms complejo.
La Dispora Africana se inici hace ya casi cinco siglos. En ella, los afrodescendientes han participado de
diversas formas en las dinmicas sociales, polticas, econmicas y culturales de las sociedades americanas,
teniendo entre sus consecuencias mltiples transformaciones en sus maneras de vida, al tiempo que
han generado mltiples transformaciones en la vida de las sociedades a donde llegaron.
Es necesario entonces que analicemos con cuidado sus dinmicas y consecuencias en Amrica, y en
Colombia en particular. El propsito de este ncleo es que tengamos una mirada menos simple de la
historia, en la que sea posible avanzar en la visibilizacin de las presencias histricas y contemporneas
de los afrodescendientes.

119

Experiencia: Institucin Educativa Femenina de Enseanza Media


y Profesional - IEFEMP
El museo
El museo posibilita el estudio, reconstruccin y construccin de la historia con la participacin de la
comunidad educativa. En el caso de la Institucin Educativa Femenina de Enseanza Media y Profesional
en el municipio de Quibd, departamento del Choc, los maestros del rea de Ciencias Sociales lideran la
CEA, siendo el museo uno de los proyectos claves para su implementacin. Este es un espacio en donde
estn expuestos los objetos que dan cuenta de la historia afrocolombiana, especialmente del Choc.
All encontramos fotografas de personajes destacados en la literatura, el conocimiento cientfico y
tecnolgico, las luchas por la defensa y dignificacin de sus pueblos, el deporte, la msica, biografas,
archivo de prensa, manuscritos, fsiles de plantas y animales marinos, artesanas, vestuario tpico,
indumentaria, herramientas y utensilios de trabajo ancestrales, coleccin de monedas y billetes, pinturas
con escritos sobre historia afrocolombiana y una seccin de objetos representativos de diferentes grupos
socioculturales. Adems, han elaborado con los estudiantes un texto donde se encuentra registrada la
informacin sobre el museo.
El museo es considerado un laboratorio etnoeducativo alrededor del cual los estudiantes, padres de
familia y personas de la comunidad trabajan por su fortalecimiento, con aportes desde las investigaciones
adelantadas sobre historia y cultura afrocolombiana hasta la consecucin de objetos representativos y
portadores de conocimiento y ancestralidad.
Esta experiencia, por la caracterstica que hemos descrito, permite visibilizar el aporte de los pueblos
afrodescendientes a la conformacin de nuestro pas en la ciencia, la economa, la transformacin de los
ecosistemas, la cultura y la poltica; en esta medida se constituye en una experiencia pedaggica que
permite trabajar los fenmenos de la dispora.
En las instituciones que no cuentan con un proyecto de museo, se pueden proponer visitas a estos
lugares como actividades complementarias, para promover en los estudiantes una mirada crtica, a
travs de la observacin, anlisis y discusin de la informacin que se difunde, haciendo nfasis en las
presencias o ausencias de los diferentes grupos a lo largo de la historia.

Bibliografa
Escobar, Arturo
2003 Mundos y conocimientos de otro modo: El programa de investigacin de modernidad/colonialidad latinoamericano. En: Tabula Rasa, V. 1: 51-86.
Gmez de Baruffol, Fanny Cecilia
1989 Ciencias Sociales 5. Bogot: Editorial Santillana.
Mignolo, Walter
2002a Las geopolticas del conocimiento y colonialidad del poder. Entrevista a Walter Mignolo por
Catherine Walsh. En: Catherine Walsh, Freya Schiwy y Santiago Castro-Gmez (eds.), Indisciplinar las ciencias sociales. Geopolticas del conocimiento y colonialidad del poder. Perspectivas
desde lo Andino, pp. 17-44. Quito: Universidad Andina Simn Bolivar-Ediciones Abya-Yala.
Quijano, Anbal
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120

Wallerstein, Immanuel
1992 Creacin del sistema mundial moderno. En: Pea, Luis Bernardo (Director), Un mundo jams
imaginado 1492-1992, pp. 201-209. Bogot, Comisin V Centenario y Editorial Santillana.
2002bColonialidad global, capitalismo y hegemona epistemica. En: Catherine Walsh, Freya Schiwy
y Santiago Castro-Gmez (eds.), Indisciplinar las ciencias sociales. Geopolticas del conocimiento
y colonialidad del poder. Perspectivas desde lo Andino, pp. 215-244. Quito: Universidad Andina
Simn Bolivar-Ediciones Abya-Yala.
Vel Hartman, Sergio Gaut
2005 Las Cruzadas, 200 aos de guerra por la fe. Barcelona: Circulo Latino.
Zaragoza, Gonzalo
2005 Los grandes descubrimientos. Coleccin biblioteca bsica. Serie: Historia. Bogot: Grupo Anaya S.A.

121

3. Los oficios de los esclavizados


en el Nuevo Reino de Granada:
una visin panormica
26

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

l propsito de presentar este panorama general de los oficios de las y los esclavizados neogranadinos
obedece principalmente a desmontar la imagen y la representacin que, acerca del esclavo, presentan
muchos textos educativos, los cules reducen el papel econmico del esclavo a su condicin mercantil,
a su fuerza bruta o a las actividades desempeadas en la minera y la agricultura sin entrar en mayores
detalles. Como se podr apreciar, las artes y los oficios de los esclavos ofrecen un abanico no solo variado
sino, sobre todo, recursivo. Si bien es cierto que la institucin de la esclavitud impona la ejecucin de oficios
claves en la minera o en la agricultura, los esclavos igualmente se las ingeniaron para crear, desarrollar y
transmitir el arte de varios oficios en espacios donde era irregular el control por parte de los esclavistas, de
los funcionarios coloniales y de las autoridades religiosas.
Tal abanico y recursividad se amplia si se considera o contempla a la poblacin libre descendiente de
los esclavizados como negros criollos y mulatos. En este sentido, cabe anotar que los primeros indicios
documentales refieren un proceso cultural de transmisin de conocimientos de madres y padres a hijos.
Acerca de los oficios de las y los esclavizados durante el perodo colonial de la historia de Colombia
habra que sealar, inicialmente, tres aspectos cruciales.
Primero, la experiencia previa de los esclavos llamados bozales en sus reas africanas de origen pudo
haber sido importante en el desempeo de determinados oficios en las regiones mineras o agrcolas de la
Nueva Granada, dado que algunos de ellos procedan de zonas africanas aurferas como bambuko, bur
y akan donde posiblemente estaban vinculados a la produccin del oro incluso desde antes de los siglos
XV y XVI; igualmente, esclavas y esclavos procedentes de frica occidental y de la zona Congo-Angola
tenan vinculacin o participaban directamente en actividades agrcolas y mercantiles. Los africanos
procedentes de la zona del Golfo de Guinea, ms conocidos como minas, y trados a la Nueva Granada
desde los primeros aos del siglo XVIII, segn Colmenares estaban familiarizados con la minera aluvial
del oro y sus tcnicas metalrgicas estaban altamente desarrolladas (Colmenares 1979: 138).
Segundo, es apenas lgico y hasta obvio suponer una estrecha asociacin y relacin entre los ms
dismiles oficios de los esclavos y la razn de ser de una institucin como la esclavitud que, antes que
nada, procuraba obtener altos beneficios con la explotacin del trabajo esclavo, con la produccin
econmica obtenida sobre la base de la fuerza laboral esclava y con la comercializacin de los esclavos
en los mercados esclavistas.

26 Rafael Antonio Daz

122

Y, tercero, se puede constatar en el panorama de la historiografa colonial neogranadina una total y


casi absoluta desatencin y desconocimiento acerca del proceso y de la dinmica que acompaa
la formacin y la vida cotidiana de los oficios de los esclavizados insertos en los diversos sectores
econmicos coloniales.
Lo que hasta ahora conocemos es un conjunto de observaciones y anotaciones sobre oficios de esclavos,
todas aisladas y fragmentarias sin que lleguen a constituir una visin sistmica e integral de este campo
de anlisis.

Introduccin
Hoy en da se puede afirmar que como tal no existe hasta ahora un estudio o una investigacin que de
cuenta, as sea regionalmente o para algn perodo histrico especfico, de cmo se manifest el proceso
segn el cual los esclavos adquiran un oficio, o de cmo se les asignaba o impona algn oficio, de qu
restricciones padecan para adquirir un determinado oficio, de cul era la incidencia de exhibir un oficio
en el precio de un esclavo en el mercado, cules eran las dinmicas culturales asociadas al aprendizaje,
obtencin o desarrollo de uno o mas oficios por parte de los esclavos, etc.
De todas maneras y desde el panorama enunciado, se puede afirmar que las y los esclavizados
desempearon un amplio rango de oficios que atraviesan sectores econmicos claves como la minera,
la agricultura, el comercio, los servicios y el transporte de personas y mercancas.
Igualmente, los esclavos padecieron la discriminacin en el desenvolvimiento de ciertos oficios
especializados como la sastrera, la talabartera y la platera, por parte de los espaoles y criollos que
controlaban los gremios de las ciudades coloniales ms importantes. De hecho, segn la Instruccin
general para los gremios, expedida en 1777 por el virrey Manuel Antonio Flores, los esclavos y las mujeres
estaban formalmente excluidos de los gremios (Martnez 1997: 5).
Dada la precariedad y la pobreza de la investigacin en este tema, lo que se vislumbrar ac es apenas
un panorama general de los oficios de los esclavizados, solo con el nimo de brindar un marco muy
amplio de referencia.

Los primeros oficios


Entre los oficios iniciales de los esclavos se encuentra el de la pesquera de perlas, fundamentalmente
en la provincia de Santa Martha, hoy Guajira, aproximadamente desde 1537, al parecer debido al
agotamiento de muchos ostiales en algunas zonas del Caribe insular. A partir de aquel ao, el papel y el
nmero de los esclavos se incrementaran ostensiblemente debido, entre otras razones, a la drstica y
dramtica disminucin de la poblacin indgena.
En ciudades coloniales importantes como Santaf de Bogot, fue precisamente el sector urbano de los
servicios personales y de la economa domstica el que gener la demanda original por negros esclavos
fueron esclavos al servicio de de sus amos, funcionarios civiles y religiosos, los que originalmente arribaron
a la ciudad (Daz 2001: 39-40). As que en un primer panorama de oficios personales ligados a las ciudades
y a entornos rurales podramos enunciar el servicio domstico, las cocineras, lavanderas, acarreadoras de
agua, servicios personales como acompaantes, ayas, nodrizas, pregoneros, administradores de bienes
personales, pulperos, etc.

123

Al
proceso
de
la
amonedacin en oro
se vincularon, al menos
en Santaf de Bogot y
de manera temprana,
negros esclavos por lo
menos desde el ao de
1579. En los aos de 1579
y de 1634, encontramos
a tres negros esclavos,
entre ellos uno mandinga
y otro Angola, adscritos
a los oficios de marcar
los tejuelos de oro y
a la labor de moler el
oro en la Real Casa de
Moneda de Santaf (Daz
2001: 45).
Domestic Servants, Brazil, Grabado Jean Baptiste Debret 1816-1831.

Los oficios en la minera


Ahora bien, posiblemente ya es un lugar comn, que es necesario reiterar, afirmar que, en trminos
generales, la mano de obra esclava constituy la base laboral sobre la cual fue posible echar a andar la
produccin minera, sin olvidar los vaivenes, ciclos, auges y crisis que enfrent y padeci, configurndose
de todas maneras, quizs, como el sector econmico clave y definitivo de la economa colonial, que sin
embargo dependa de los abastecimientos de toda ndole provenientes de zonas rurales agrarias y de
la fabricacin de materiales relacionados, por ejemplo, con las vestimentas de los esclavos como los
obrajes y los tejedores de sombreros.
Un primer listado apretado de reas de produccin minera o Reales de minas contemplan Las Lajas,
Buritic, nordeste antioqueo (Cceres, Zaragoza, Guamoc), Popayn, Choc, etc. Un rasgo peculiar
de los oficios y labores de los esclavos en los Reales de Minas, fuese en cuadrillas o en otro tipo de
organizacin laboral, consista en la combinacin de las faenas propias de la minera en los entables y
la necesidad de cultivar los terrenos adyacentes y que dio como origen, por lo menos en los distritos
mineros chocoanos, al oficio de los esclavos de roza (Colmenares 1979: 160-161).
Al parecer, tanto en los oficios mineros como en los agrcolas, es decir, en las minas y en las haciendas/
estancias, la organizacin bsica del trabajo esclavo eran las cuadrillas al mando de un capitn
esclavo, quien era reconocido como el de mayor prestigio y experiencia en las artes de la minera y del
procesamiento del azcar en las haciendas azucareras.
Las cuadrillas terminaron por constituir tanto una forma de estructuracin de la labor productiva, como
una forma de estructura social, desde la cual se generaran relaciones sociales, filiales, familiares, culturales
y genealgicas de todo tipo. Mara Cristina Navarrete describe varias de los rasgos de las cuadrillas as:
Una cuadrilla poda estar formada por cinco o seis esclavos hasta cien, segn la cantidad de
trabajo y de fortuna del seor (de minas). En minas grandes haba varias cuadrillas. A veces slo
empleaba la mitad en la actividad minera y el resto, llamados piezas de roza se dedicaban a

124

la produccin de alimentos en las tierras aledaas, especialmente en las reas donde no haba
indgenas para cultivar. Tanto las cuadrillas mineras como las agrcolas incluan hombres y
mujeres. Estas ltimas eran excelentes nadadoras, lavadoras en las minas de aluvin; en las
minas de canaln raspaban el canal con el almocafre y lavaban el material en las bateas. Los
hombres trabajaban con la barra (Navarrete 2005: 160).

Lavadoras de Oro Rio Guadalupe, 1852. Comisin Corografica, Acuarela de Henry Price. .

El arduo y complejo proceso de extraer o de separar el oro, fue especializando los oficios de los esclavos
mineros teniendo como soporte la estructura de la cuadrilla; tales oficios especializados, segn Orin
Jimnez, fueron: esclavo cortero, negros de barra, negros de almocafre, negros de batea, capitanejo o
negro cortero, y negros cachos (Jimnez 2004: 58).
Otros oficios insustituibles y fundamentales de la labor minera eran el curandero, la partera y el herrero,
adems del cura doctrinero. Dice Jimnez que el cura doctrinero deba encargarse del alimento espiritual
de los esclavos el curandero tena la obligacin de cerrar la brecha entre el hombre y las sabandijas de
la selva. Mientras que el doctrinero haca rezos y sacaba espritus, l (curandero) aplicaba secretos para
neutralizar y extraer venenos. La partera estaba en la obligacin de procurar que las negras ensancharan
sus vientres a la procreacin. El herrero por su parte tena como misin restaurar o hacer servibles las
herramientas como los almocafres y las barras o barretones (Jimnez 2004: 77-78).
Un aspecto definitivo en el equilibrio y la productividad de los Reales de Minas era su abastecimiento
desde zonas especializadas ms o menos lejanas, o an entre los mismos asientos mineros. Esta
dinmica de transporte y abastecimiento recaa, particularmente en las zonas mineras, en esclavos
denominados canceros, quienes se especializaban en la carga, acarreo y transporte entre los reales de
minas (Colmenares 1979:142).

125

Al respecto es preciso anotar que los flujos de abastecimiento entre las haciendas de trapiche y los reales
de minas en la sociedad esclavista asentada en la Gobernacin de Popayn, con seguridad debieron
causar un fenmeno interesante de diversificacin de los oficios de los esclavos, aspecto an poco o
nada investigado en profundidad (Colmenares 1979:200-201).

Los oficios en el rea rural


En el mbito rural, tenemos estancieros y trabajadores agrcolas en haciendas, ingenios, trapiches,
estancias de produccin mixta (azcar, productos agrcolas y ganado), que evolucionaron en las
provincias de Cartagena, Mrida (cacao), Vlez, Popayn, Mompox, Ccuta y la tierra caliente de la
provincia de Tocaima, entre otras.
El trabajo de los esclavos y, en menor medida, de otros sectores sociales como los mestizos y los indios,
por ejemplo- era crucial en el proceso de producir el azcar tanto en haciendas como en estancias.
Al respecto, Navarrete puntualiza que en las estancias de trapiche y caa, el cultivo de sta requera
atencin cuidadosa y esfuerzo hasta que el azcar fuera finalmente extrado (Navarrete 2005: 163).
As las cosas, en las haciendas agroganaderas y en las estancias trapicheras la mano de obra esclava y
el desempeo de varios oficios jugaron un papel determinante en el mbito de la produccin pecuaria,
agrcola y azucarera. Investigaciones efectuadas para el rea del sistema esclavista regional del rea andina
central, han determinado que en promedio el estimativo global de las haciendas preferentemente
ganaderas y sobre todo azucareras- estaba representado en el orden del 50% por el valor de las y los
esclavos (Daz 2001: 118 y ss).
En estos mbitos rurales, los esclavos se especializaron en distintas actividades y habilidades como
capitanes o capataces, herreros, carpinteros y en la coccin y refinamiento del azcar (Navarrete
2005: 163).
En los trapiches de la Gobernacin de Popayn, por ejemplo, los esclavos deban cultivar las suertes de
caa, cortarla, accionar el trapiche y cuidar de todo el proceso de produccin de la miel (Colmenares
1979: 187) y con seguridad que lo mismo suceda con los oficios de los esclavos vinculados en el resto de
las zonas rurales dedicadas a la produccin de azcar y sus derivados, as como tambin en los llamados
trapichillos controlados por pequeos propietarios mestizos, mulatos y negros libres que contaban
con un nmero muy reducido de esclavos y que adems le plantearon una fuerte competencia a los
grandes trapiches en los mercados locales e interregionales, especialmente en la produccin de mieles,
azucares, dulces, bocadillos y aguardientes artesanales.
Se ha sugerido para haciendas de trapiche propiedad de la Compaa de Jess, la existencia, hacia
mediados del siglo XVIII, de procesos de manufactura a nivel de artesana en lo que tiene que ver con la
produccin de locera y cermica en general; este sera el caso de haciendas con alto nmero de esclavos
en Popayn (hacienda de Llanogrande) y en la provincia de Neiva.27
Tanto en las reas de produccin minera, como agrcola, los esclavos pudieron tener acceso a la obtencin
de una produccin propia, en las chagras de las zonas mineras y en los conucos de las haciendas y estancias,
donde por supuesto la ejecucin de sus oficios los poda beneficiar en la aspiracin por consolidar una
especie de economa propia, la cual de todas maneras tambin beneficiaba a los esclavistas, pues estos
terminaban recibiendo parte de esos ingresos alternos que obtenan los esclavos.
27 Para el caso de la hacienda de Llanogrande en Popayn vase Colmenares (1979: 227). Para las haciendas de la
provincia de Neiva vase Suaza (2006)

126

Oficios varios: de la venta callejera a las chirimas


Dinmicas como la economa propia de los esclavos y los esclavos de renta hicieron posible que en
escenarios rurales, semiurbanos y urbanos la cotidianidad colonial neogranadina revelara la figura de
los esclavos desempeando oficios de carcter mercantil o comercial mediante la venta de diversos
productos en los mercados y en otros lugares de intercambio, venta de mercancas tales como cuchillos,
dulces, frutas, etc., donde particularmente descollaron las mujeres esclavas negras y mulatas, ingresos
que de alguna manera les hacia aumentar las posibilidades de compra de la libertad.
Como ya se indic en el caso de los canceros o esclavos cargadores entre los reales de minas, hay que
sealar que los negros esclavos, desde finales del siglo XVI, ocuparon un lugar destacado y necesario el
en el ramo de los transportes por va fluvial (ros Magdalena y Cauca, entre otros) como bogas en canoas
primero y luego en champanes y el transporte en recuas de mulas ejercitando el oficio de la arriera.
La artesana podra ser considerada como el mbito ms significativo en el desarrollo de los oficios de los
esclavos tanto en el medio urbano como rural y que adems involucr a negros y mulatos libres de una
manera particularmente activa. Es de resaltar como la historiadora Mara Cristina Navarrete, al igual que
Germn Colmenares, sugiere contemplar los escenarios artesanales de origen africano en la perspectiva
de analizar histricamente la formacin del artesanado esclavo y libre en la Nueva Granada.
Navarrete en particular aduce que en las zonas africanas occidentales las y los esclavizados saban tejer
telas, trabajar la madera, los metales y conocan el proceso de elaboracin del hierro, del cobre y del
latn haban creado formas originales de arquitectura y mtodos propios para la elaboracin de los
tejidos. Trabajaban la madera y el bronce con maestra y el hierro lo supieron fundir antes de la llegada
de los europeos.
No obstante y dada presumiblemente la importancia de estos antecedentes artesanales y fabriles
hallados en el frica de la poca de la trata atlntica de esclavos, Navarrete advierte que, en todo caso,
no es posible afirmar que los africanos reprodujeron sus tcnicas artesanales en territorio americano
porque las condiciones de la esclavitud no los favorecieron pero s gozaron de una tradicin artesanal
que les permiti acoger las tcnicas europeas cuando les fue posible (Navarrete 2005:175).
Sin poder por razones de espacio- entrar a referir detalles sobre cada uno de los oficios detentados por
los esclavos neogranadinos, un primer listado apretado enuncia los siguientes: carpintera, zapatera,
construccin, reparacin de navos, elaboracin de trajes las artes manuales excepto en las ms
exclusivas como la platera, la orfebrera y la imprenta (Navarrete 2005:176).
Quizs habra que advertir que esclavos y libres desarrollaron una importante labor en la platera y en la
orfebrera en zonas como Mompox, desde el siglo XVII. Ahora bien, otra relacin un tanto ms detallada
de los oficios y actividades artesanales de los esclavos brinda un panorama ms amplio y diverso:
calafates , picapedreros, tejeros, albail, construccin de las fortificaciones, trabajo con los metales,
herrera, torneros, amolador, tornero, platero, sastres, costureras, sombrereros, carnicero, administracin
de tiendas de abasto y pulperas, msicos chirimas y pregoneros (Navarrete 2005: 183).
Merece, finalmente, una mencin especial la actividad ldica y musical de las y los esclavos, con sus
consabidas expresiones danzsticas, as como la competencia en la fabricacin de instrumentos musicales,
entre los que sobresale el tambor, al parecer el instrumento musical afrocolonial ms perseguido en el
mundo colonial por parte de las autoridades civiles y eclesisticas (Daz 2007).

127

Bibliografa
Colmenares, Germn
1979 Historia econmica y social de Colombia. Tomo II. Popayn: una sociedad esclavista, 1680-1800.
Bogot: La Carreta.
Daz Daz, Rafael Antonio
2007 La diversin y lo privado entre los esclavos neogranadinos. En: Borja, Jaime y Rodrguez, Pablo,
editores, Historia de la vida privada en Colombia. Bogot: Editorial Taurus, v. 1. [En prensa].
2001 Esclavitud, regin y ciudad. El sistema esclavista urbano-regional en Santaf de Bogot, 17001750. Bogot: Centro Editorial Javeriano.
Jimnez, Orin
2004 El Choc: un paraso del demonio. Nvita, Citar y El Baud. Siglo XVII. Medelln: Universidad
Nacional Sede Medelln.
Martnez Carreo, Ada
1997 Artes y artesanos en la construccin nacional. En: Revista Credencial Historia (Bogot), No. 87
(marzo), p. 5.
Navarrete, Mara Cristina
2005 Gnesis y desarrollo de la esclavitud en Colombia. Siglos XVI y XVII. Cali: Universidad del Valle.
Suaza Espaol, Mara Anglica
2006 Los esclavos en las haciendas de la provincia de Neiva durante el siglo XVIII. Arqueologa Histrica de
la Nueva Granada. Bogot, Universidad Nacional de Colombia, Tesis de Maestra en Historia.

128

4. Resistencia, adaptacin social


y formas de accin poltica
(siglo XVI a primera mitad del siglo XIX)
28

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

n propsito central de la CEA es el de visibilizar la presencia histrica de las poblaciones negras,


de tal forma que se superen aquellas representaciones que las reducen a un mnimo conjunto de
acontecimientos en los que aparecen como seres pasivos, sometidos a la voluntad y los intereses
de las elites.
Ello significa trabajar al menos en dos direcciones. Una, que supere y subvierta la mirada hegemnica
sobre los afrodescendientes, es decir, que supere el imaginario de poblaciones sin capacidad de
organizacin y accin poltica. Y otra, que permita ver su participacin en diversos momentos de la
historia nacional.
Para el caso de las poblaciones afrocolombianas, conocer la historia de manera ms amplia y desde
otras perspectivas, significa visibilizar y dignificar su lugar en la historia colombiana. Por esta razn
proponemos abordar la historia desde una perspectiva dignificadora acerca de la condicin y el lugar de
las personas negras como sujetos activos en la historia del pas y, en este ncleo, particularmente para
este perodo colonial.
La historia tradicional ha silenciado unas voces y ha destacado otras, ha privilegiado unos acontecimientos
sobre otros y ha forjado una forma particular de concebir la sociedad y la identidad nacional,
desconociendo su pluralidad social y cultural. Al hacer una historia de la nacin y de sus gobernantes, se
invisibiliz al mismo tiempo a quienes no tenan las posibilidades de acceder al control del Estado []
no fue posible pensar las crnicas nacionales desde otras perspectivas como las minoras tnicas, los
grupos marginales, etc. (Montenegro 2006: 308).
Qu sabemos sobre la manera como los afrodescendientes enfrentaron la esclavizacin durante el
periodo colonial?
Reconocemos las formas de resistencia y accin poltica de las poblaciones esclavizadas en el perodo
colonial?
Qu sabemos acerca de las formas en que estas actuaciones polticas impactaron el sistema
esclavista?
Cales fueron los aportes de las poblaciones esclavizadas a la vida cotidiana de la sociedad colonial?
Cmo reconocer las implicaciones de los procesos de esclavizacin que se vivieron en el periodo
colonial en nuestra historia nacional reciente?
28 Yenni Jojoa

129

Objetivos curriculares del ncleo


Estudiar los procesos y dinmicas de resistencia y adaptacin agenciadas por las poblaciones
afrodescendientes, para comprender su valor y legitimidad como sujetos polticos.
Reconocer las prcticas de resistencia y adaptacin de las poblaciones afrocolombianas como
polticas y su relevancia para comprender la historia nacional.
Controvertir la representacin de africanos y sus descendientes como sujetos pasivos frente a
la esclavizacin.

Introduccin
La historia que hoy conocemos es una entre muchas historias posibles. Y aun cuando podemos asumir
que existen muchas posibilidades de contar el pasado de una sociedad, ello no quiere decir que todas
las historias sean igualmente vlidas para dar cuenta de los hechos ocurridos en el tiempo. En el caso
colombiano, al igual que en otras sociedades, la historia que ha sido entendida como historia oficial,
es una que debemos sealar como incompleta. Algo que podemos corroborar si estudiamos con
detalle los hechos que se destacan en ella, los personajes que se dan a conocer y, en general, aquello
que es valorado y que se considera debe ser conocido acerca de lo sucedido en la sociedad a travs
del tiempo.
En este ncleo se muestra una parte de la historia de los afrodescendientes que pocas veces es contada,
sobre todo en la enseanza de la historia que se hace en el sistema escolar. Se abordan algunas formas de
accin poltica y vida cotidiana de los esclavizados durante el periodo colonial, que permiten ver cmo
estas poblaciones se opusieron al sistema esclavista, qu alternativas construyeron y cules fueron los
mecanismos para alcanzar su libertad.
Inicialmente mostraremos cmo en la travesa transatlntica desde frica hasta Amrica, los esclavizados
agenciaron diferentes formas de resistencia que continuaron luego en el territorio americano. Entre
estos mecanismos destacaremos algunos como el cimarronismo, las fugas, las revueltas, hasta formas
ms radicales como el suicidio, el aborto y el infanticidio.
Si bien uno de los objetivos del ncleo es controvertir la imagen pasiva con la que se ha representado
tanto a los africanos como a los afrodescendientes esclavizados, tambin se busca que los procesos
de resistencia sean analizados como hechos polticos, en tanto no eran simples actos de rebelda
momentnea, o reacciones espontneas contra la esclavizacin. Algunas de las estrategias de resistencia
estuvieron orientadas por proyectos polticos de oposicin al sistema colonial esclavista y de constitucin
de opciones distintas de vida para los afrodescendientes por fuera de l. As mismo, es necesario mostrar
cmo la resistencia no se limit a los palenques o el cimarronaje.
En Amrica, las estrategias de resistencia eran mltiples e incluan desde aquellas que encaraban
directamente al sistema colonial esclavista, hasta las expresiones menos evidentes, que dependan en
parte de aspectos ms cotidianos de la vida de los esclavizados. Es por ello que tambin mostraremos
algunas estrategias de adaptacin al sistema mediante las cuales los esclavizados buscaban aliviar
las condiciones impuestas por el esclavista, e incluso alcanzar la libertad; ejemplos de ello fueron las
cofradas, los cabildos, las estrategias de blanqueamiento, las milicias y la manumisin.
Las implicaciones polticas que estas acciones traan al sistema colonial, llevaron al establecimiento de
reglas para controlar la vida pblica y privada del esclavizado, tratando de evitar al mximo cualquier
alzamiento o prctica que perturbara el orden establecido.

130

Resistindose a ser esclavizados: en frica y durante la travesa trasatlntica


La oposicin a la esclavizacin se present desde el momento en que se produjeron los intentos de captura
en frica. La huda, la conformacin de kilombos (palenques), el amotinamiento en los barcos y el suicidio,
fueron algunas de las acciones que se llevaron a cabo para no perder la libertad. Visibilizar la resistencia de
los africanos en su territorio es importante para comprender que la resistencia no fue un hecho exclusivo de
los esclavizados en Amrica; por ejemplo, grupos como los jagas, los besagichi, Manes y Sumbas, asediaron
constantemente los asentamientos portugueses y holandeses en frica, en los siglos XV y XVI (Gutirrez 2000:
52). Entre 1568 y 1587 existi en frica un movimiento que buscaba debilitar las estructuras militares de los
reinos que colaboraban con la trata: La larga marcha de los jaga.
Eran escuadras de guerreros fuertemente organizados poltica, religiosa y militarmente, que
operaban en amplias regiones a partir de campamentos fortificados llamados kilombos, vocablo que se empleara luego en Brasil para los cimarrones negros-. En sus marchas invadieron
el Congo, devastaron el pas con el fin de desorganizar las estructuras portuguesas de la trata
esclavistas (Friedemann 1993:27).
Tambin la fuga fue comn para evitar la esclavizacin en frica, mediante la huda durante los trayectos que
conducan a los fuertes europeos, los barracones29 o los embarcaderos. Quienes no lograban huir se enfrentaban
a condiciones lamentables en las embarcaciones, lo que llev a muchos a optar por el suicidio, las revueltas, e
incluso a dar muerte a sus compaeros de travesa.
Las condiciones de hacinamiento, la mala alimentacin y los castigos eran tales, que llevaron a que en ocasiones
se atacara a los guardias o se intentaran amotinamientos. Uno de los casos ms sobresalientes es el del navo
Amistad, en el que tras una rebelin en la que se dio muerte al capitn de la embarcacin, un grupo de
esclavizados arrib a las costas estadounidenses, en donde fueron juzgados y finalmente regresados al frica
(Rojas 1990: 16).30 No obstante, ste es un caso excepcional, pues no siempre estas revueltas eran posibles o
daban resultado, y algunos de los prisioneros preferan el suicidio a la esclavizacin.
En relacin con estas formas de resistencia, Nina de Friedemann refiri el caso de los bidyogos: Como no
tenan nada a mano, se doblaban la punta de la lengua hacia adentro, y empujando la glotis sobre la traquea
la obliteraban [obstruan] impidiendo la entrada y la salida del aire de los pulmones. Era una asfixia mecnica;
en otras palabras se tragaban la lengua (Friedemann 1986: 150). Tambin era frecuente el estrangulamiento
entre compaeros de viaje o, incluso, que las mujeres enterraran alfileres en los cerebros de sus compaeras
para lograr ms espacio en el armazn (Rojas 1990: 16).
Segn Mara Beatriz Goldberg, algunos de los esclavizados se dejaron morir de hambre y de tristeza, as el
suicidio rivaliz con la alta mortalidad causada por las epidemias, frente a lo cual los tratantes tomaron medidas
como sacar a la cubierta a los esclavizados para que batieran los tambores y bailaran. Si bien el suicidio fue una
de las principales acciones para resistir la esclavitud durante el viaje trasatlntico, tambin fue una estrategia
no muy frecuente- en el territorio americano.

Estrategias de resistencia en Amrica


Dado que la resistencia se present desde los primeros momentos de la trata en frica, se puede suponer
que desde los primeros aos del siglo XVI en que se tiene registro de la presencia africana en Amrica,
29 Los barracones eran especies de bodegas que servan para reunir a los prisioneros antes de iniciar la travesa por el
Atlntico, o una vez desembarcaban en los puertos americanos como Cartagena.
30 Se puede ampliar la informacin sobre esta historia en la pelcula Amistad, de Steven Spielberg.

131

Rebeliones: una respuesta a la esclavitud en el siglo XVI

Imagen: Rodrguez 2006: 30.

132

Rebeliones: una respuesta a la esclavitud entre el siglo XVII

Imagen: Rodrguez 2006: 31.

133

Rebeliones: una respuesta a la esclavitud entre el siglo XVIII

Imagen: Rodrguez 2006: 32.

134

tambin hubo resistencia. Entendemos en este caso como resistencia a la ruptura total de los esclavizados
con las diferentes normas e instituciones sociales, jurdicas o eclesisticas del sistema esclavista (Villegas
2003: 63). A continuacin detallamos algunas de las estrategias de resistencia en Amrica, haciendo
especial nfasis en las acontecidas en el territorio de la Nueva Granada.

Aborto e infanticidio: resistencia femenina frente a la esclavizacin


Para comprender el por qu hombres y mujeres esclavizados recurrieron a prcticas radicales como
el aborto, el infanticidio o el homicidio para hacer frente a la esclavitud, es necesario pensar en las
condiciones de vida y trabajo, y las mnimas posibilidades de libertad a las que se enfrentaban. Tales
eran las condiciones, que la sexualidad, la maternidad o la familia, eran objeto de regulacin colonial. Por
esto, el aborto y el infanticidio se convirtieron en una opcin de resistencia para las mujeres esclavizadas,
desafiando prcticas como el abuso que se cometa contra ellas, la sujecin de su sexualidad y la
perpetuacin de la esclavitud a travs de sus hijos.
Inrida Morales plantea algunas de las razones por las cuales las mujeres esclavizadas acudan a las vas de
hecho como formas de resistencia; entre ellas las insuficientes posibilidades legales que ofreca el sistema
colonial para garantizar sus derechos. Y es que, si bien existan Cdigos Negros, en los que se establecan
las restricciones y los castigos a los que se enfrentaban los esclavizados, tambin haban disposiciones
para su proteccin, los que no siempre se hacan efectivos o los esclavizados los desconocan; adems,
las condiciones precarias de vida o la violencia que se ejerca sobre ellos, hacan de las acciones de hecho
una opcin de supervivencia (Morales 2003: 59-65).
En el caso de la mujer esclavizada, a pesar que su papel no ha sido estudiado suficientemente, autoras
como Jessica Spicker, Zulia Mena o Beatriz Elena Castao, reivindican a estas mujeres como sujetos
activos de la sociedad colonial, que transgredieron o se adaptaron - segn fuera el caso- a este sistema.
Tal vez el lugar con el que ms se ha asociado a las mujeres esclavizadas, despus de sus oficios en las
haciendas o en las labores domsticas, es con el de reproductoras de mano de obra. En este sentido
Zulia Mena ha planteado:
La finalidad reproductora implcita en nuestra insercin a esta nueva sociedad americana, nos neg
la posibilidad de mantener, desde un inicio, una estructura social con base en un modelo familiar
fuera del tradicional de nuestros pueblos de procedencia o el del colonizador, dado que se nos
juntaba, como bestias, a los machos solamente para la funcin reproductora (Mena 1993: 87).
La concepcin de la mujer esclavizada como reproductora de mano de obra se acrecent en perodos
como el de 1750 a 1810, cuando al entrar en decadencia la trata por Cartagena se fomentaron no
slo los matrimonios entre esclavizados, sino tambin los embarazos. Para los esclavistas los partos
representaban un incremento de su capital y una posibilidad para adquirir mano de obra esclavizada a
menores costos (Spicker 1998: 156-157).
Fue justamente esta forma de concebir su humanidad, lo que condujo en muchas ocasiones a que las
mujeres negras recurrieran al aborto o al infanticidio. Jessica Spicker afirma que estas eran resistencias
especficamente femeninas. Las mujeres optaban por provocarse el aborto, ya fuera solas o con la ayuda
de otras mujeres, por medio de remedios o brebajes. As lo podemos observar en la siguiente cita, tomada
de un archivo judicial: [] Que la declarante la vio embarazada, y con dolores como de parto, y le aplic
una bebida de manzanilla, y una soba y hecho esto se retir para su casa [] (Spicker 1998: 148).
En cuanto al infanticidio, ellas le quitaban la vida a sus propios hijos, los ahogaban en los ros o los
enterraban vivos: [] que del mismo modo sabe porque le cont Fernando Gonzles, que Francisca
Santana le haba dicho que el hijo que haba parido lo haba echado a ahogar en el Ro de Cauca, vivo sin

135

el agua del bautismo (Spicker 1998: 148). A travs de estas resistencias no slo privaban al esclavista
de un bien, sino que tambin evitaban que sus descendientes vivieran la esclavitud.
Si hemos mencionado solo el aborto y el infanticidio como formas de resistencia femenina, no significa
que hayan sido estas las nicas vas de las mujeres negras esclavizadas para oponerse al sistema
colonial. De hecho, estas mujeres participaron activamente de las distintas formas de resistencia como el
cimarronismo o las rebeliones, tal como se observa en esta otra cita de archivo: [] Ella fue informante,
protectora y auxiliadora de los negros cimarrones; conoci y manej el mundo de los blancos, lo que us
para prevenir las medidas del amo contra su pueblo (Mena 1993: 90).

Cimarronismo
Cuando hablamos de resistencia de las poblaciones negras esclavizadas, nos remitimos generalmente
a las fugas o a los palenques, probablemente porque han sido estas estrategias las ms visibles y de las
cuales an hoy podemos encontrar vestigios, como por ejemplo el Palenque de San Basilio. Sin embargo,
la informacin que circula sobre este tema en las escuelas es mnima, pasando por alto que estas prcticas
libertarias tambin son constitutivas de la historia nacional y que fueron uno de los tantos elementos
que nutrieron y posibilitaron los procesos independentistas y abolicionistas en Amrica.
En consecuencia, no basta con sealar que la resistencia se present en frica o Amrica, tambin es
importante dimensionar estas prcticas polticamente, es decir, como acciones que no slo cuestionaban
al sistema colonial esclavista, sino que tambin buscaban generar espacios por fuera de l, esto es lo
que se ha denominado como cimarronismo; al respecto, Rafael Daz afirma que la legislacin que se
estableci con respecto a la esclavitud, demuestra que en la poca colonial:
[] se est ante una realidad que est desbordando o que pretendera desbordar los mrgenes
del orden colonial establecido. En este sentido, las normas establecidas en torno a la esclavitud y
expedida desde fechas tempranas, refieren actitudes de resistencia y de cimarronismo individual
y colectivo de los esclavos. En consecuencia, las prohibiciones y los castigos promulgados como
normas, desde mediados del siglo XVI, indican que la poblacin esclava ya representaba un
desafo para el ordenamiento jurdico y el orden coloniales (Daz 2002: 22).
Manuel Lucena afirma que el trmino cimarrn slo aparece en la Legislacin de Indias hasta 1530 y su
uso se generaliz en las colonias a partir de 1540 (Lucena 2005:40-41). Si bien el trmino cimarronaje slo
se empez a usar hacia 1530, ya en el ao de 1519 se haban establecido reglamentaciones con el fin de
evitar los levantamientos y huidas de los esclavizados negros. Como estrategia para evitar el cimarronaje
se restringi la entrada de ladinos en el territorio americano, porque ellos ya tenan conocimientos sobre
las normas y organizacin del sistema esclavista, promoviendo la de bozales. Estas disposiciones se
presentaron inicialmente para Santo Domingo y Puerto Rico, porque estas islas, a principios del siglo
XVI, tenan una mayor poblacin negra esclavizada que la Amrica continental (Lucena 2005: 28).
Sea individual o colectivamente, el cimarronaje fue combatido por las autoridades coloniales a travs
de diferentes estrategias, que incluan el castigo fsico o el enfrentamiento armado. Otras estrategias
de control fueron la amnista y las recompensas para quienes entregaran a los cimarrones, incluso se
crearon cajas especiales para obtener recursos que permitieran hacer frente a este fenmeno. En cuanto
a la amnista, se buscaba la entrega voluntaria de los cimarrones a quienes se les perdonaban los delitos
cometidos mientras permanecan fugados, sin embargo, no siempre resultaron muy efectivas.
En Cartagena, por ejemplo, en 1540 se decret una amnista sin que se obtuvieran mayores resultados y
el cimarronaje se extendi hasta la abolicin de la esclavitud ya que era la forma ms efectiva de lograr
la libertad (Lucena 2005: 42).

136

Las fugas, y sobre todo los palenques, representaban una trasgresin al sistema colonial esclavista, que
significaba ms que la prdida de un bien material; los palenques implicaban una ruptura con los roles
sociales y polticos que se haban establecido y significaban la constitucin de espacios por fuera de la
legislacin o cualquier otro tipo de regulacin colonial. Eran espacios autnomos de socializacin, de
organizacin, incluso de produccin econmica.
Uno de los primeros palenques de los que se tienen registro en lo que hoy es Colombia, es el de la
Ramada (ao de 1530), en el que habitaban tanto cimarrones negros como indgenas, que realizaron
varias incursiones en las que destruyeron e incendiaron Santa Marta (Daz 2002: 25). Dos de los ejemplos
ms conocidos de palenques en Colombia son San Basilio31 en Bolvar, y El Castigo en el valle del Pata, en
el Cauca. Pese a que desde el siglo XVI los palenques ya se haban constituido, fue a partir de la segunda
mitad del siglo XVII y principalmente en el siglo XVIII, en que las actividades cimarronas y palenqueras
se incrementaron (Ver mapas).

Palenque de San Basilio


Hablar del palenque de San Basilio (o San Basilio de Palenque, como prefieren llamarlo algunos de sus
pobladores), es tambin hablar de Benkos Bioh o Domingo Bioh, como fue llamado en la Amrica
colonial. Este personaje que lleg esclavizado a las costas cartageneras en 1599, es el hroe fundador
para los palenqueros.
Organiz palenques, configur las formas de resistencia militar y fundament las bases y los
mecanismos de la negociacin poltica con la administracin colonial. Benkos logr una serie
de fueros para l y sus cimarrones, como poder circular libremente por toda la zona incluida
Cartagena; portar armas dentro y fuera de la ciudad y ser tratado con respeto por las autoridades
(Guerrero et al. 2002: 11-13).

Sugerencia metodolgica
Trabajar con los estudiantes a partir de mapas de Colombia, la
ubicacin de las rebeliones, revueltas y palenques, analizando los
lugares y su relacin con la ubicacin actual de poblaciones.

Segn Nina de Friedemann, en 1602 ya se tenan registros de las acciones de Bioh en la cinaga de La
Matuna, en la que junto con un grupo de cimarrones haba organizado un palenque en el que resistieron
a las autoridades coloniales (Friedemann 1986: 152-154). Tras la muerte de Benkos Bioh en 1621, los
palenques en la regin fueron en aumento hasta que para finales del siglo XVII y principios del XVIII, se
haban convertido en un importante problema para la Corona y fueron combatidos constantemente
sin mayores resultados. Es durante este perodo en el que se va configurando el espacio geogrfico que
constituira posteriormente lo que sera el Palenque de San Basilio, para que a finales del siglo XVIII, en
1772, San Basilio ya sea reconocido como un pueblo sin carcter subversivo.
La historia reciente del Palenque de San Basilio se caracteriza por un proceso de defensa y autovaloracin
de su cultura ligada a procesos como el de etnoeducacin y el Festival de Tambores y Expresiones
Culturales. Estos procesos recientes son una evidencia ms de las formas de resistencia de los palenqueros,
31 El Palenque de San basilio es uno de los primeros palenques del siglo XVII.

137

que se prolongan hasta hoy y que se constituyen en uno de los argumentos para sustentar la declaracin
del Palenque de San Basilio como Patrimonio Intangible de la Humanidad.

Adaptacin al sistema colonial esclavista


Cuando hablamos de adaptacin de los esclavizados, estamos hablando de las diferentes estrategias
mediante las cuales los esclavizados se apropiaron de las leyes, costumbres e instituciones del sistema
colonial en Amrica para mejorar en algo sus condiciones de vida y trabajo, partiendo de un orden social
que restringa fuertemente su vida pblica y privada. En este sentido, Rafael Daz afirma que:
Durante el siglo XVIII, particularmente en sus dcadas tardas, los esclavos y las esclavas
posiblemente percibiendo esa inferioridad jurdica (con respecto a los indgenas), utilizaron
las normas y los cdigos disponibles, as como las terceras personas, como un arma de lucha
legal contra las violaciones de sus derechos y como un opcin para obtener la libertad, o para
reclamar cambio de dueo ante los atropellos infringidos por los esclavistas (Daz 2002: 21).

Sugerencia metodolgica
Analizar la pgina web del Palenque de San Basilio y sobre el significado de la
declaratoria de la UNESCO acerca del Palenque como Patrimonio Intangible de la
Humanidad
Realizar ejercicios de consulta bibliogrfica sobre los palenques identificados y
sobre algunos lderes de estos procesos de resistencia como Benkos Bioh.

Las estrategias de adaptacin, al igual que las de resistencia, dependan de diversas circunstancias. A
continuacin veremos algunas de las formas en que africanos y sus descendientes lograron adaptarse al
sistema esclavista desde el momento de su llegada a Amrica.

Cofradas
Las cofradas eran asociaciones religiosas que se consagraban a un santo y que posea funciones de
solidaridad social y devocin, con una serie de reglas [] Las primeras informaciones refieren que
en este tipo de organizaciones participaban espaoles, mestizos, indgenas y esclavos (Daz 2002:
24-25). Las cofradas tenan como finalidad asistir y ayudar a los bozales, adems de continuar con el
adoctrinamiento religioso.
Adems, estas cofradas tenan una importante actividad econmica, que se relacionaba con asuntos
religiosos y sociales; en muchas ocasiones podan cumplir las funciones de bancos de prstamo, por lo
que se las relaciona tambin con la compra de la libertad de algunos esclavizados, pues estaban en la
capacidad de hacer prestamos o adelantar partidas a cambio de una contraprestacin (Lucena 147-148).
Es importante sealar con respecto a las cofradas que eran espacios de socializacin y de relacin
entre los diferentes grupos de la sociedad colonial. Como ya se dijo, estas organizaciones religiosas
congregaban a todos los sectores y ofrecan de alguna forma mayor prestigio a sus integrantes.

138

Palenques en el territorio colombiano, siglo XVI. Imagen: Maya 1998: 87.

139

Palenques en el territorio colombiano, siglo XVII. Imagen: Maya 1998: 88.

140

Palenques en el territorio colombiano, siglo XVIII. Imagen: Maya 1998: 89.

141

Cabildos de nacin
Los Cabildos de Nacin fueron una forma particular de adaptacin.32 En un primer momento, funcionaron
como espacio de atencin mdica para los esclavizados que se encontraban enfermos despus de la
larga travesa transatlntica, en ellos se los curaba y evangelizaba hasta el momento de su venta. A pesar
de tener el beneplcito de la Corona, estos cabildos eran aprovechados por los recin llegados para
organizarse segn su procedencia, de dialogar y de intercambiar informacin.
Otras funciones que cumplan los cabildos de negros o de nacin era la organizacin de fiestas y de
funerales. Incluso, afirma Orian Jimnez, en ocasiones lograron acumular bienes y comprar la libertad de
algunos de sus miembros (Jimnez 1998: 249).
Pero estos cabildos no slo acogieron a los llamados bozales, tambin con el tiempo libertos y negros criollos
se unan a ellos. Es as como en estos cabildos, adems de mantener algunas de las prcticas africanas, se
transformaron otras, segn Rafael Daz: En estos cabildos de negros se mantuvieron o transformaron una
serie de valores africanos que luego seran interlocutados o interrelacionados con manifestaciones culturales
de otro tipo, de otro calibre, ya fuera de carcter europeo o indgena (Daz 2002: 24).

Cabildos en Cartagena
En la actualidad en las Instituciones educativas Mercedes brego y La Boquilla de Cartagena se trabaja
en torno a los cabildos de negros o de nacin. Con la intencin de promover un trabajo de revitalizacin
cultural se celebra anualmente el cabildo por medio de un desfile o carnaval. De esta forma los miembros
de la comunidad educativa se disfrazan y se acompaan de msica, golpes de tambor y proclamas de los
jvenes para que las escuche el pueblo.

Manumisin
La manumisin fue una institucin proveniente del derecho romano ampliamente utilizada en las colonias
americanas; fue una estrategia de adaptacin que permiti a los esclavizados adquirir la libertad, mantenindose
dentro del mbito jurdico del sistema esclavista. Consista en el acto de otorgar la libertad a un esclavizado.
Inicialmente se conocieron dos formas de manumisin: por gracia y por dinero. Otra forma era la manumisin
jurdica, que no fue establecida hasta el siglo XIX, en principio con la libertad de vientres de 1821 y,
posteriormente, con la abolicin de la esclavitud en 1851.33 La manumisin por gracia consista en que, por
la buena voluntad del esclavista, se le otorgaba al esclavizado su libertad. Esta forma de manumitir se poda
presentar por los buenos oficios del esclavizado hacia sus amos, o dando cumplimiento a alguna clusula de
su testamento. Pese a existir esta posibilidad, fue la menos generalizada a la hora de obtener la libertad.
Esta forma de manumisin permite ver que en las relaciones entre los seores esclavistas y sus esclavizados
podan encontrarse expresiones de afecto, que si bien no pasaban por alto las jerarquas raciales establecidas
por el sistema colonial, permitieron en algunos casos obtener mejores condiciones de vida, o la libertad. En
los archivos histricos se encuentran documentos que ilustran este tipo de situaciones:
[] los tratos humanitarios de los blancos hacia los negros quedaron registrados en testamentos,
tutelas, dotes, y en las cartas que enviaban a parientes y amigos o, tambin, se observaban en
las partidas de bautismo, confirmacin, matrimonio y defuncin de los archivos parroquiales;
en estos tipos documentales los blancos aparecen como padrinos de los angelitos y de las
criaturas negras que luego incorporaban a sus familias (Jimnez 1988: fotocopia sin pgina).
32 Se les dio el nombre de cabildos de nacin porque reuna a grupos de africanos segn su lugar de origen (nacin).
33 Sobre la Abolicin Jurdica de la esclavitud ver ms adelante el ncleo sobre Legislacin y derechos humanos.

142

La segunda forma era la automanumisin, o manumisin por dinero, que representaba la posibilidad
del esclavizado de pagar por su libertad, la de sus familiares o conocidos. En la automanumisin el
esclavizado poda comprar su libertad mediante el pago de sumas peridicas al esclavista hasta saldar
todo su valor, el cual haba sido establecido con anterioridad. Este arreglo quedaba legitimado con la
carta de ahorra, de ahorro o carta de libertad, documento que certificaba la condicin de liberto o libre
que adquiriera quien lograba pagar el precio acordado.
La consecucin de la cantidad suficiente para el pago por la libertad era posible gracias a la economa
propia de los esclavizados, lo que muestra que los niveles de control del sistema esclavista no eran
absolutos y que los esclavizados construyeron en sus mrgenes algunos niveles de autonoma o formas
alternativas de vivir, aun bajo las condiciones que la sociedad colonial quiso imponer.
[] Las y los esclavos lograron, tanto en las ciudades como en las zonas rurales, un nivel de
autonoma, de independencia econmica. As, empezamos a encontrarnos con sorpresas
que los esclavos eran propietarios de bienes, cultivadores cuya produccin era conducida por
ellos mismos hacia los mercados locales, donde los vendan, eran vendedores en los mercados
urbanos semanales e incluso, dueos de esclavos (Daz 2002: 20).
Adems de esta economa propia, se haba establecido para los esclavizados que los domingos y las
fiestas religiosas fueran das de descanso. Posteriormente, tambin se otorg un da libre para el trabajo
para s, del cual podan los esclavizados garantizar un pecunio, es decir, obtener y guardar el beneficio de
su trabajo (Navarrete 2005: 194). En muchas ocasiones los esclavizados lograban mayor rendimiento en
el trabajo que realizaban para ellos, que en el trabajo para el esclavista. De esta manera, el trabajo para
s serva, a quienes trabajaban en las minas, para explotar mejor los depsitos ms productivos, o volver
sobre otros ya abandonados; as, poco a poco se iban haciendo con la cantidad necesaria para pagar su
libertad (Almario 2003: 74-75).
Los oficios en los que se desempearon los esclavizados, posibilitaron diferentes condiciones y formas
de manumisin:
A diferencia de lo que suceda en los Reales de Minas, los esclavos urbanos consiguieron con ms
facilidad la libertad: en las minas la mayora de las cartas de libertad se otorgaban por dinero,
en tanto que en la vida urbana de las villas y las ciudades del Reino fue ms usual la libertad por
gracia o libertad gratuita prometida (Jimnez 1988: fotocopia sin pgina).
Lo anterior nos muestra que la automanumisin no puede ser entendida solo como un acto jurdico, o
como una relacin de compra-venta de la libertad de una persona. La automanumisin fue un proceso
complejo que puede ayudarnos a comprender las estrategias de libertad, as como las formas en que los
esclavizados se relacionaron con la sociedad esclavista, cuestionndola y poniendo a su favor algunas
de las normas que les eran impuestas, al tiempo que se construan entre ellos formas de solidaridad.
Es desde esta perspectiva que Almario define desesclavizacin, como una nocin que integra tanto los
elementos jurdicos e individuales, como todo el camino que se tuvo que recorrer para el establecimiento
de la manumisin jurdica (Almario 2002: 61).34
Luego de lograr la libertad jurdica, y a pesar de contar con el reconocimiento jurdico de su libertad,
los exesclavizados no tuvieron un reconocimiento de esta condicin en la vida cotidiana. Se puede
decir que, por el contrario, se incrementaron las medidas discriminatorias, toda vez que la manumisin
34 Recordemos que en principio la manumisin se presentaba como una figura cotidiana en la vida de la sociedad
esclavista (figura consuetudinaria). Sobre la manumisin se encuentra un captulo ms adelante.

143

y la automanumisin contribuan al crecimiento de la poblacin libre, fenmeno al que se le sumaba


tambin el crecimiento de la poblacin de las llamadas castas y la progresiva adquisicin de bienes y
propiedades por parte de estos grupos, lo que pona en riesgo no slo al sistema econmico basado
en la esclavitud, sino tambin las jerarquas sociales los roles que se haban establecido por las
caractersticas raciales de sus miembros.
La existencia de las poblaciones afrodescendientes en el perodo colonial no puede reducirse a la
condicin esclavizada, pues su presencia en la cotidianidad colonial no se limit a obedecer la voluntad
de los esclavistas. De diversas maneras, los esclavizados construyeron estrategias de desesclavizacin
que dieron forma a proyectos alternativos de vida al que impona la sociedad colonial.

Blanqueamiento
Las relaciones de concubinato y amancebamiento, generalmente entre las mujeres esclavizadas y
los seores esclavistas, estuvieron marcadas por las relaciones de dominacin y de la sujecin de los
cuerpos y la sexualidad. Sin embargo, estas relaciones tambin significaron para las mujeres esclavizadas
la posibilidad de obtener la libertad para sus descendientes a travs del mestizaje.
Este mestizaje se present desde la conquista, en un principio entre la poblacin indgena y europea,
posteriormente se le sumara a este proceso demogrfico la poblacin africana. La Corona y la Iglesia se
opusieron constantemente a este cruce de razas sin lograr mayores efectos, puesto que la poblacin mestiza
fue en incremento, ocasionando que poco a poco hubiera una mayor poblacin libre, por fuera de la institucin
esclavista (Navarrete 2003: 93). Parecera entonces que entablar relaciones de concubinato y amancebamiento
con los esclavistas, permita la obtencin de mayores beneficios, principalmente la libertad, sin embargo,
En muchos casos, las mujeres de ancestro africano esperaban que las relaciones sexuales
con europeos cambiaran su estatus; sin embargo, la concepcin racial impuso una barrera
que debilit esta estrategia. Los hijos de esclava y blancos, algunas veces eran reconocidos y
gozaron de estatus ms elevado, pero en bastantes ocasiones, los padres no los reconocan y
los hijos permanecieron en esclavitud. De all que una poblacin de mulatos provena de tales
condiciones (Navarrete 2003: 93)
En este sentido, es importante sealar que la esclavitud se heredaba por la lnea materna, as que
dependa de la voluntad de los esclavistas garantizar o no la libertad de sus hijos. Adems ser mulato no
garantizaba un mejor lugar en una sociedad racialmente jerarquizada.

Milicias y participacin en las gestas de Independencia


Las gestas de Independencia en Amrica Latina, se han constituido como el momento histrico de
mayor relevancia de las historias nacionales. As todo el despliegue militar, los hroes y los villanos de
estos acontecimientos, fueron los elementos que se rescataron y que se establecieron como los que
deben ser conocidos, ocultando la presencia de otros personajes o de otras historias sin las que estos
hechos no hubieran podido ocurrir.
Tenemos entonces que la representacin como grupos homogneos que se ha hecho de los ejrcitos
realistas y republicanos, desconocen la composicin diversa de la sociedad colonial. En palabras de
Germn Colmenares, Divisiones y batallones homogneos y annimos crean una impresin ficticia de unidad
entre las antiguas castas sociales (Colmenares 1997: xxxiii). Es as que, no slo blancos, mestizos, e incluso
indgenas, hicieron parte de estos ejrcitos, sino que tambin los grupos afrodescendientes hacan parte
de ellos, en otras palabras, tambin fueron gestores de las actuales repblicas latinoamericanas.

144

Las luchas independentistas tuvieron como


antecedentes acontecimientos histricos como
la Revolucin Francesa,
la Independencia Norteamericana y, en el territorio neogranadino,
el levantamiento de los
comuneros, las revueltas de esclavizados y de
indgenas. Los ideales
acerca de la nacin, del
ciudadano, de la independencia, entre otros
llegaron a Amrica a travs de las elites criollas,
marcando las luchas
independentistas y el
proyecto poltico republicano.

La participacin de los esclavizados negros en las milicias y las luchas independentistas fue
activa y estuvo mediada por las promesas de libertad que tanto realistas como republicanos les
hicieron. Tipos del Ejercito del Cauca. Dibujo de A. de Neuville. Imagen: Gutirrez 2007

La participacin en las
gestas de Independencia
en Amrica por parte de los esclavizados negros, estuvo mediada por las promesas de libertad que
uno y otro bando (realista y republicano) les hicieron. Esta vinculacin de las castas a las luchas
independentistas implicaba el riesgo de armar a esta poblacin; recordemos que en los Cdigos Negros
se haban establecido una serie de disposiciones que restringan tanto el porte de armas de los negros,
as como su movilidad. Sin embargo, Los realistas los necesitaron para combatir a sus antiguos amos y los
republicanos para combatir la sujecin a la Corona y lograr la libertad [] (Lucena 2005:97).

El ejrcito realista ofreci la libertad a los esclavizados para garantizar el alistamiento en sus ejrcitos.
Por el contrario, los discursos republicanos llamaban a la igualdad entre las castas y la unificacin de los
grupos en un solo proyecto (la nacin), siendo estas promesas las que hicieron que hubiera una mayor
adhesin a este ejrcito. Sin embargo, los contextos en los que se encontraban los esclavizados iban a
ser determinantes a la hora de escoger uno de los bandos, por ejemplo en el Pacfico:
Al interior de la costa Pacfica se presentaron distintas situaciones. Las guerras de Independencia
fueron una buena oportunidad para los esclavos de lograr su libertad. En algunas minas se
presentaron revueltas de esclavos y apoderamiento de las minas [] En la zona de Barbacoas,
de una parte las tropas de los antirealistas que llegan a la zona ofrecen la libertad a quienes
se vincularan a sus filas. Se producen tambin rebeliones de cuadrillas que se niegan a seguir
trabajando para sus dueos y varias minas son confiscadas por los propios esclavos o por las
avanzadas criollas. [] Desde 1810 hasta 1813, cuando se declara la independencia en Choc,
se libran varias batallas contra los espaoles. Luego se inicia la recuperacin por parte de los
realistas y la regin pas constantemente del control de unos y otros (Agudelo 2005: 34- 35).
Todas las promesas que realistas y republicanos les hicieron a los esclavizados por su participacin en estas
batallas, no siempre se hicieron efectivas, muchos hombres a la hora de exigir su libertad se encontraron
con la negativa de losesclavistas y de las autoridades. En otros casos los esclavizados lograron su libertad,

145

algunos como producto de su actividad militar en el ejrcito libertador, otros aprovechando la crisis de
la economa minera y, en algunos casos, el abandono de las minas por sus antiguos dueos patriotas o
realistas (Agudelo 2005: 36).

Conclusiones
A lo largo de este ncleo se ha hecho un intento por reconocer algunas de las diferentes formas de
accionar poltico que las poblaciones afrodescendientes llevaron a cabo durante el perodo colonial.
Entre este accionar poltico reconocemos las diferentes estrategias de resistencia y adaptacin, toda
vez que cuestionaron y colocaron en tensin al sistema esclavista. El papel activo que cumplieron estas
poblaciones en la vida cotidiana de la sociedad colonial, nos indica que no fueron sujetos pasivos frente a
la esclavizacin, contrario a lo que se ha narrado en la historia que conocemos como oficial, oponindose
a travs de diferentes medios a ser esclavizados o a mantener esta situacin. Por otro lado, encontramos
que no slo la resistencia, sino tambin la adaptacin y la apropiacin que muchos de los esclavizados
hicieron del sistema esclavista, les garantizaron mejores condiciones de vida y de trabajo.

Experiencia: Institucin Educativa Manuela Vergara de Curi


En la Institucin Educativa Manuela Vergara de Curi en Cartagena se propone a los estudiantes realizar
actividades de visibilizacin y reconocimiento de quienes se han destacado en las luchas por la libertad
y dignificacin de los afrodescendientes.
Este trabajo se desarrolla a partir de la elaboracin de carteleras dirigidas a exaltar las acciones de Benkos
Bioh, la participacin de la gente negra en la insurreccin de los comuneros, y la organizacin de actos
culturales para celebrar o conmemorar la declaratoria del patrimonio histrico y cultural de Cartagena,
el da nacional de la afrocolombianidad, de la cultura, de la democracia, el da de San Pedro Claver, el
festival folclrico, da de la raza y la juventud colombiana, da de ngeles somos.
Estas actividades estn incluidas en el plan de estudios y se constituyen en un elemento importante para
la implementacin de la CEA. Se trabaja de manera transversal a partir de las orientaciones del proyecto
global de vida: autorreconocimiento de la comunidad afrodescendiente, y se trabaja alrededor de ejes
integradores y ejes temticos que estn diseados de acuerdo a las necesidades, intereses y aficiones
que se identifican en la poblacin estudiantil.

Glosario
Bozal: Insulto que significaba sucio, bruto, idiota, montaraz, cerril o cerrero. Al negro si era recin sacado
de su pas nativo se le dijo bozal que tanto quera decir como cerril (en Cuba cerrero), adjetivo aplicado al
ganado caballar, mular o vacuno que estaba sin domar o huido por los cerros; tal como al esclavo escapado
y escondido por las cimas de los montes se le dijo cimarrn (Triana 2001: 345).
La palabra cimarrn se emple en un primer momento para denominar al ganado huido hacia el monte,
y posteriormente se la asign a lo esclavizados que se fugaban.
Hegemona: Proceso de articulacin de diferentes intereses en torno a una implementacin gradual y
siempre renovada de un proyecto para la transformacin de la sociedad. La dimensin de lo cultural es
crucial para el proceso hegemnico por dos razones fundamentales. Primera, la hegemona requiere de
manera definitiva lo que Gramsci denomin una reforma moral e intelectual. Segunda, y ms importante

146

(aunque no siempre reconocida ni debidamente subrayada): es en el terreno de la cultura en donde se


produce (o deja de producir) el consentimiento activo, modo especfico de operacin de la hegemona,
que define el propio concepto de hegemona y lo distingue del de dominacin (Dagnino 2001:56).
Formacin de significados como un todo articulado que tiene sentido para diversos sectores de la
nacin aun a pesar de que en dicha totalidad predominen los intereses de las clases dominantes, por
cuestionadas que sean (Gramsci: 1971 citado por Yudice 2001: 383).
Ladino: Negro esclavo que cortaba o hablaba bien el idioma castellano y estaba aculturado en los usos
y costumbres de los espaoles. Tambin se le llam ladinos a los negros criados entre cristianos (Triana
2004: 528).
Palenques: Vallas [o fortificaciones] de madera que los esclavos huidos y cimarrones hacan para
defenderse de las autoridades coloniales (Jimnez 2004:125).

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149

5. Presencias demogrficas,
geogrficas y culturales
35

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

s muy frecuente que para hablar de los cambios ocurridos en Colombia en los ltimos
aos nos refiramos a la Constitucin Poltica de 1991. Uno de los rasgos que ms
destacamos es el del reconocimiento de Colombia como una sociedad multicultural.
Sin embargo, no siempre es claro cul es el significado que tiene para una sociedad la
pluralidad de culturas.
En ese sentido, y pensando en los propsitos de la CEA, proponemos pensar la multiculturalidad
en dos direcciones: por un lado, como un hecho que se expresa en la existencia de mltiples
formas de ver el mundo, de sentir, pensar y actuar; estas mltiples culturas representan una
riqueza potencial, siempre que podamos transformar las relaciones que histricamente han
llevado a la valoracin positiva de unas y a la subordinacin de otras.
Por otro, como un reto para la educacin, que debe ayudarnos a comprender el significado
histrico y presente que tiene la existencia de mltiples grupos humanos con culturas
diferentes, a la vez que promueve un tipo de relaciones de interculturalidad; es decir, de
dilogo horizontal y enriquecimiento mutuo.
Asumir el reto pedaggico de comprender la multiculturalidad y de formar a los jvenes
para una sociedad ms democrtica, en la que se identifiquen y eliminen todas las formas
de discriminacin, y en particular el racismo, requiere de los maestros un mayor y mejor
conocimiento de las expresiones concretas de dicha multiculturalidad a lo largo de la
historia y la geografa colombiana.
Cuando enseamos geografa nacional damos a conocer los territorios con presencia de
poblaciones afrodescendiente? Dnde ubicamos estas presencias?
Qu sabemos de las formas y los perodos de poblamiento afrodescendiente en
Colombia?
Cmo entender la incidencia de ests formas de poblamiento en la situacin actual de las
poblaciones afrocolombianas y raizales?

35 Diego Riascos

150

Objetivos curriculares del ncleo


Conocer y comprender algunos de los procesos histricos del poblamiento afrodescendiente y su
relacin con las presencias geogrficas actuales de estas poblaciones.
Problematizar las representaciones sociales y acadmicas sobre los lugares en que se localiza la
presencia de poblaciones negras, afrocolombianas y raizales.

Introduccin
En este ncleo haremos un breve recorrido por algunos procesos de la historia nacional que han sido
determinantes para las poblaciones afrodescendientes, en tanto han contribuido a definir su presencia
actual en diversos lugares del pas.
En aos recientes, la preocupacin por conocer las caractersticas de la poblacin colombiana se han
acentuado, ms aun cuando hemos empezado a hacer el reconocimiento de que sta es una sociedad
multicultural. En este sentido, los expertos en estadstica, las organizaciones sociales y los acadmicos,
entre otros, han dado cada vez ms lugar a la preocupacin por visibilizar la presencia de las poblaciones
afrodescendientes en el pas, tanto en la actualidad como a lo largo de la historia.
A pesar que todava contamos con escasos estudios en esta direccin y de que no es un proceso fcil
el llegar a conclusiones al respecto, hoy podemos afirmar que la poblacin que se reconoce a s misma
como afrodescendiente, negra, raizal y mulata es por lo menos el 10% del total de los colombianos.
Incluso, algunos estudios nos dicen que uno de cada cinco colombianos podra reconocerse como
afrodescendiente (es decir, el 20% de la poblacin), tal como veremos ms adelante.
Adicionalmente, cada vez es ms claro que las poblaciones negras no son slo aquellas que habitan en
regiones rurales del pas y que su presencia es altamente significativa en grandes y pequeas ciudades
de diferentes regiones.
Si tomamos en cuenta lo que mencionamos al principio, en relacin con el papel de la educacin en la
formacin de las nuevas generaciones, es de vital importancia que stas conozcan mejor la presencia
actual de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales, as como los procesos histricos que han
contribuido a definir esta presencia. De esta forma podemos contribuir a que no se reproduzcan las
miradas estereotipantes que siguen mostrando a los afrocolombianos como las personas negras que
viven en el Choc o en el Pacfico rural, ocultando presencias cotidianas en amplios sectores de la
geografa nacional.
Pensemos, por ejemplo, cuando estudiamos la geografa humana de Colombia y las llamadas regiones
culturales qu es lo que enseamos acerca de las presencias de las poblaciones negras, afrocolombianas
y raizales? Acaso hacemos una reflexin sobre su presencia en las ciudades? o hacemos referencia a los
habitantes de San Andrs, el Caribe continental, los pobladores andinos o de los valles interandinos?
Es en este sentido que insistimos en el propsito de contribuir a la construccin de miradas ms integrales sobre
las presencias demogrficas de las poblaciones negras y sobre las trayectorias histricas de estas presencias.

Dinmicas de poblamiento: Geografas y rutas


Ahora sabemos que los primeros africanos que arribaron a Amrica lo hicieron en calidad de esclavizados,
acompaantes o servidores domsticos al servicio de conquistadores, curas y funcionarios civiles,
en algunas de las primeras expediciones a las tierras del Nuevo Mundo. Poco tiempo despus, sin

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embargo, la participacin de los africanos y sus descendientes se incrementara y llegara a tener un


peso indiscutible en la economa y la sociedad de las colonias. Algo que podemos estudiar mejor en
algunos de los ncleos iniciales de esta propuesta de Ctedra.

Sugerencia metodolgica
Revisar los textos escolares de Ciencias Sociales y observar cuales son las regiones en
las que comnmente se ubica a las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales,
constituye un aporte muy valioso para enriquecer la enseanza de la historia y la
geografa que se tramita a travs de estos materiales.

Hemos visto cmo el proceso de colonizacin que dio forma a lo que desde entonces ha sido llamado el
Nuevo Mundo, tuvo fuertes implicaciones en la vida de algunas sociedades africanas, cuyas poblaciones
fueron sometidas a la esclavizacin. Ahora se trata de conocer algunas de las dinmicas del proceso
de colonizacin y de la posterior constitucin de las sociedades nacionales luego de los procesos
de independencia, en las que las poblaciones afrodescendientes participaron para dar forma a sus
presencias actuales.
Si miramos las primeras etapas del proceso de colonizacin, vemos que a medida que este ampliaba sus
fronteras, se creaban nuevos asentamientos humanos y se daba forma a nuevos enclaves econmicos,
as como centros administrativos para garantizar el buen funcionamiento de la empresa colonial. All
donde el colonizador identificaba una nueva fuente de produccin de riqueza, buscaba garantizar la
mano de obra para su explotacin. De esta manera, mucha de la gente negra que lleg como esclavizada
tuvo que garantizar el establecimiento de la economa colonial en las diferentes regiones.
No obstante, la nica forma de asentamiento de los afrodescendientes no fue sta. Algunos que se
fugaron y constituyeron palenques y rochelas, y otros que compraron su libertad, tambin fueron
dando forma a nuevos asentamientos, algunos de los cuales dieron origen a las poblaciones que hoy
encontramos en la geografa nacional.
Aun cuando todava es necesario avanzar en la investigacin de estos procesos, lo que s parece
probable es que para comprender mejor el poblamiento de los afrodescendientes en diversas regiones
de la geografa nacional, una va podra ser el estudio de los ciclos econmicos, sobre todo aquellos que
emplearon mano de obra esclavizada. Si seguimos la ruta de las explotaciones mineras de oro, plata y sal
de las haciendas ganaderas y las explotaciones agrcolas, es posible encontrar algunos de los orgenes
del asentamiento de poblaciones negras. En algunas regiones, la relacin ms o menos directa de los
esclavistas con los lugares de explotacin, determin la mayor o menor autonoma de estas poblaciones
para asentarse all luego de la cada en la rentabilidad de estos enclaves econmicos y, ms adelante,
luego de la abolicin jurdica de la esclavitud.
Habra que decir que los esclavizados no slo llegaron por motivos econmicos, como ya se ha dicho,
algunos lo hicieron al lado de los esclavistas como sirvientes o damas de compaa, cuya funcin era
ms de prestigio social que de sostenimiento de actividades econmicas.
Posteriormente, luego de los procesos independentistas, tuvo que transcurrir un largo periodo para que
los afrodescendientes obtuvieran su libertad jurdica, y con ella la posibilidad de ejercer una ciudadana
que, en principio, fue bastante restringida. Sin embargo, a pesar de las limitaciones, la situacin vari y

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permiti nuevos procesos de poblamiento, ligados al uso de la tierra y ciertas condiciones de autonoma
econmica que se reflejaron adems en una mayor movilidad por el territorio nacional.
Sobre el periodo posterior a la abolicin jurdica de la esclavitud, poco se conoce; los estudios son
escasos y no se tiene informacin detallada acerca de las dinmicas de poblamiento y caractersticas
demogrficas de las poblaciones negras. Lo que s conocemos es que a mediados del siglo XX muchas
regiones del pas contaban con una importante poblacin de campesinos negros, trabajadores de la
agricultura, la pesca, la minera, la ganadera, las artesanas y diversos oficios ms, aunque poco sabemos
de su presencia en las ciudades, sobre lo que slo llegamos a saber hasta finales del siglo XX, cuando las
poblaciones afrocolombianas vivieron procesos demogrficos similares a los del resto de la poblacin
nacional, de tal forma que hoy en da la mayor parte de ellas habita en contextos urbanos.
Otro factor que ha incidido en las caractersticas del poblamiento de los afrocolombianos, es el de la
incorporacin de las regiones que habitaban en las dinmicas econmicas del pas, ligada a los procesos
de modernizacin. Algo que podemos observar en casos como el del Caribe continental, donde
convergieron diversos intereses ligados a la economa ganadera y de plantacin, y posteriormente el
turismo. O en el caso del Pacfico, incorporado tardamente en las dinmicas del desarrollo en la segunda
mitad del siglo XX.
Recientemente, las dinmicas de poblamiento y despoblamiento afrodescendiente en diversos
lugares del pas estn ligadas a las dinmicas del conflicto armado, que produce un fenmeno de
desterritorializacin o desplazamiento forzado. Estos procesos de desterritorializacin han estado
asociados con frecuencia a proyectos de modernizacin promovidos por grandes empresas y a los
intereses militares de guerrillas y paramilitares.36 Lastimosamente, an no conocemos el impacto de estas
dinmicas del conflicto armado; lo que s se conoce es que cerca de la mitad de la poblacin sometida a
desplazamiento forzado es afrodescendiente.
Todos estos procesos nos hablan de las dinmicas de asentamiento de las poblaciones negras en diversas
regiones del pas, a lo que debemos agregar que no es posible pensar estas presencias como un mero
fenmeno demogrfico; al menos no en su acepcin ms simple. La presencia afrodescendiente no es
slo la de personas o poblaciones, es una presencia cultural, determinante en la configuracin de las
actuales formas de vida, de las racionalidades econmicas, de las formas de organizacin poltica y de las
expresiones artsticas, a las que nos referiremos de manera ms detallada en los prximos ncleos (ver
por ejemplo aquellos referidos a msicas y gastronoma).
Para concluir esta parte, y antes de mostrar algunas de las dinmicas regionales de este proceso, es
conveniente que no olvidemos que la riqueza de este ejercicio de anlisis est en la posibilidad de
mostrarnos la diversidad y complejidad de dinmicas histricas y presentes que han caracterizado las
trayectorias vitales de las poblaciones afrocolombianas, negras y raizales. En consecuencia, debera
permitirnos superar ciertos discursos que nos muestran a las poblaciones negras como una realidad
homognea que desconoce la multiplicidad de espacios y procesos en los que han participado y
participan en la actualidad.

El Caribe continental
Segn los relatos de algunos cronistas, la presencia africana en el Caribe y en general en la Nueva Granada
se dio de manera temprana. Juan de Castellanos nos dice, por ejemplo, que en 1537 las expediciones que
salan desde Santa Marta a la conquista de los territorios del interior (Antioquia), siguiendo el curso del
36 Recientemente fue conocido el caso de una empresa bananera estadounidense, investigada y penalizada por
financiar grupos paramilitares.

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Las presencias actuales de las poblaciones afrodescendientes, fueron posibles gracias a mltiples factores sociales y econmicos
que determinaron su movilidad. Crdova. Habitantes de Rionegro. Imagen: Barona, Gmez y Domnguez (2005: 306)

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ro Magdalena, lo hacan acompaados de numerosos negros Similares relatos se encuentran sobre


las expediciones de Pedro de Heredia a la regin del Sin, cen y sobre las conquista de los territorios
de Mxico y el Per.
Aun as, su introduccin hasta finales del siglo XVI no fue masiva. No obstante, los pocos que haban
desembarcado ya eran destinados junto al indgena al trabajo minero, e igualmente en estas expediciones
ocurran las primeras fugas.37 De hecho, la bsqueda de la libertad de los negros en el Caribe se present
de forma ms intensa que en otras regiones, siendo la huida el motivo de gran parte de las fundaciones
en este territorio. Esta forma de poblamiento comenz hacia 1600 cuando iniciaba el segundo ciclo del
oro y comenzaba la introduccin masiva de africanos cautivos a la Nueva Granada.
Por esos aos ya exista el puerto de Cartagena (haba sido fundado en 1533) y por sus muelles entrara
la mayor parte de la trata negrera. Segn los datos de algunos historiadores, a este lugar arribaran
desde 1580 hasta 1680 cientos de barcos procedentes de las costas occidentales de frica, cuya carga se
calcula (sin contar el contrabando) entre 135.000 y 192.000 esclavizados (Maya 1998).
Desde este puerto, siguiendo el curso del ro Magdalena, los esclavizados eran llevados hacia Mompox y
Barranca, y desde ah emprendan largos recorridos hacia los distintos ejes de ocupacin espaola, para
finalmente llegar a minas o haciendas. Igualmente, desde Cartagena se abasteca las regiones fuera de
la jurisdiccin de la Nueva Granada como Ecuador y Per.
Sin embargo, su distribucin no era inmediata, por lo general los esclavizados permanecan en depsitos
(malecones, viviendas urbanas y haciendas cartageneras) a la espera de buenos compradores o se
convertan por distintos motivos en residentes permanentes de la ciudad. Al igual que en otras zonas
urbanas, muchas familias ricas invirtieron grandes sumas de dinero en esclavizados como sirvientes
domsticos, debido al prestigio que esto generaba. En ciertos casos una familia de pocos miembros
llegaba a tener numerosos esclavizados, tal como se denunciaba en 1751, donde una familia con dos
seoras solas tienen 17 esclavos dentro de su casa (Jaramillo 1998: 48).
Estas particularidades, junto a otras que se derivaban del comercio negrero (que podremos ver en el
ncleo de oficios) le imprimira a esta ciudad y a sus alrededores una marcada diferencia poblacional
y una identidad peculiar en el concierto granadino (Munera 1998: 78). Para el siglo XVII la ciudad de
Cartagena de Indias era predominantemente negra y mulata, aunque no sera la nica. Santa Marta,
que haba sido desplazada por Cartagena debido a su posicionamiento geogrfico, tambin reciba una
afluencia de esclavizados importante (legal y de contrabando), llegando la poblacin negra a superar
el total de habitantes blancos, en 1609. Aunque no existen estudios sistemticos sobre esta ciudad en
el periodo colonial, algunas fuentes indican que tambin fue una sociedad esclavista. Igualmente el
puerto de Ro Hacha, por donde entraba una gran proporcin del comercio ilegal de esclavizados.
Para 1621 la poblacin calculada de cimarrones en la Matuna era de 20.000 (hombres y mujeres)
procedentes en su mayora de Cartagena y las haciendas cercanas. Aunque su nmero pudo ser mayor
debido al incremento de las fugas y al hecho de que por esta poca surgieron otros palenques. Entre
1599 y 1778 se establecieron 21 de ellos, localizados en dos grandes territorios: el Canal del Dique y el
bajo ro Cauca. De estos, slo algunos quedaron registrados en documentos escritos o an perviven
fsicamente, como el de San Basilio, y hoy sus pobladores desconocen que lo fueron.

37 En 1530, por ejemplo, un grupo de esclavizados huyeron e incendiaron los pocos ranchos que constituan la ciudad
de Santa Marta (Palacios: 168).

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No obstante, el palenque no fue la nica forma de poblamiento negro que surgi en el Caribe. Durante
estos siglos tambin brotaron dispersos por toda la extensa gobernacin un gran nmero de los llamados
pueblos de libres, as como caseros denominados rochelas, quienes no vivan dentro de los controles
sociales y morales que tanto la Corona espaola como la Iglesia establecan.
Esta situacin era una total afrenta a estas instituciones, razn por la que a comienzos de 1700 la Corona
comenzara a adelantar una serie de campaas cvico-militares con el fin de agrupar a estas poblaciones
y someterlas tanto a su rgimen tributario como a la Iglesia Catlica. Todo esto ocurra, sin embargo,
con un doble propsito, y era el de asegurarle a la clase seorial costea, que por esa poca aceleraba la
expansin territorial de sus hatos ganaderos, la creciente poblacin mulata, negra y blanca pobre como
fuerza de trabajo para las haciendas. En las cercanas de Mompox, por ejemplo, se organizaron en 10
aos una docena de ciudades y poblados cada uno provisto de enormes extensiones de tierra que se
otorgaba a vecinos blancos (Fals 2002: 55b).
Durante el siglo XIX las transformaciones sociales y econmicas que sufre el pas cambian nuevamente
la estructura del poblamiento que se haba formado durante trescientos aos de dominio espaol.
Aunque no conocemos muy bien los movimientos migratorios de las poblaciones negras durante este
periodo, s sabemos que en este periodo la ciudad de Cartagena sufrira el repliegue de gran parte de
su poblacin hacia villas y ciudades del interior como consecuencia de las guerras de independencia.
Ms tarde perdera su importancia comercial cuando la sedimentacin del canal del Dique impidi la
conexin con el ro Magdalena.
Estos factores conduciran a que lugares como Barranquilla ascendieran comercial y poblacionalmente.
Para 1843, el poblado que haba sido insignificante durante la Colonia ya contaba con 11.510 habitantes
y hacia la dcada de 1860 progresaba ms que ninguna otra ciudad de la republica. Ya para finales del
siglo XIX Barranquilla haba entrado en un intenso proceso de urbanizacin y en el mbito costeo se
haba consolidado como el foco del desarrollo regional.
A principios del siglo XX, sin embargo, ciertas partes de la regin no registraban el mismo auge
econmico ni poblacional. De hecho, en algunos lugares el comercio se reduca a la produccin agrcola
de pequeas propiedades que, al igual que en la Colonia, se encontraban diseminados por terrenos
baldos. Igualmente, la poblacin era relativamente baja y no exista demanda sobre la tierra.
No obstante, para 1913 las reformas a la economa regional condujeron al establecimiento de enclaves
econmicos en la zona. Hacia 1920 se haban establecido compaas madereras, de caucho, curtiembres
y aceites, y en la regin de Santa Marta iniciaba el desarrollo de la economa bananera. La consecuencia
directa fue la multiplicacin rpida de la poblacin, debido a la llegada de migrantes de distintas regiones
del Caribe y del interior que buscaban mejores condiciones econmicas. De los migrantes llegados
a la regin no todos se emplearon en las bananeras, algunos decidieron emprender el camino de la
colonizacin de baldos, lo cual dio origen a la fundacin de varios caseros. De forma paralela, otros
flujos migratorios se dirigan a zonas de cultivos de exportacin y de produccin ganadera, atrados por
las perspectivas de progreso econmico.
Entre los aos cuarenta y cincuenta el fenmeno de la Violencia gener una nueva migracin hacia el Caribe,
la mayora campesinos despojados de sus tierra que haban sobrevivido a las matanzas de los Santanderes,
Tolima y Viejo Caldas (Cinep 1998). Hasta ms o menos mediados de los aos setenta las migraciones a la
zona no cesaron. Todava es necesario profundizar en la investigacin acerca de los procesos recientes de
poblamiento en la regin, e identificar el peso que han tenido en ellos las dinmicas migratorias asociadas
a la industria del petrleo y a los procesos de modernizacin agrcola, por ejemplo.

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San Andrs y Providencia


Sobre quines descubrieron las islas de San Andrs y Providencia o cul fue el momento exacto en el
que este hecho sucedi, no parece haber claridad. Al parecer fueron descubiertas por casualidad en
1510 por navegantes espaoles cuando hacan un recorrido desde la isla de Jamaica hacia las islas de
Miskitos o tierra firme. A estas posesiones los espaoles las conoceran con el nombre de Santa Catalina.
Sin embargo, algunos historiadores tambin dicen que ese mismo ao las islas fueron descubiertas por
los ingleses, quienes las ubicaran en sus mapas con el nombre de Old Providence. Si fue lo uno o lo otro,
lo cierto es que ambas versiones coinciden en que las islas despus de 1510 y durante ms de un siglo,
no registraran un poblamiento mayor que no fueran las visitas temporales de corsarios holandeses,
ingleses y escoceses, quienes descubrieron en ellas un valor estratgico para proyectar sus actividades
de pillaje y contrabando en el Caribe.
Slo desde 1629 las islas comenzaran a tener un poblamiento significativo. En este ao desde las islas
Bermudas lleg un grupo de colonos que estableci el primer asentamiento en el archipilago; dos
aos despus un grupo de puritanos ingleses arribara en la embarcacin Sea Flower huyendo de la
persecucin religiosa a la que se encontraban sometidos por parte de la Corona Inglesa. El propsito de
esta comunidad era crear una sociedad nueva, de base religiosa calvinista y dedicada a la produccin
agrcola (especialmente al cultivo del tabaco, caa de azcar, ndigo y algodn), para lo cual comenzaron
a introducir mano de obra esclavizada proveniente de las islas Tortuga, y posteriormente esclavizados
que formaban parte del botn de guerra de expediciones corsarias contra embarcaciones espaolas, o la
que compraban en los veleros holandeses que frecuentaban la baha de Santa Catalina (Parson 1985: 6).
La ocupacin puritana durara hasta los aos cuarenta del siglo XVII cuando, dado su fracaso financiero en
el negocio de las plantaciones, decidieron abandonar las islas. Posterior a esto, Espaa e Inglaterra entraran
en un proceso de confrontacin militar por el dominio del territorio insular que se prolongara durante
36 aos. Durante este periodo solo quedaban en el archipilago algunos habitantes que haban hecho
parte de las antiguas plantaciones, debido a que las constantes ocupaciones y reconquistas no permitan
el asentamiento permanente de espaoles ni ingleses en ninguna de las dos islas. En esta dinmica de
ocupaciones y reconquistas militares los esclavizados quedaban a disposicin de uno u otro bando.
Hacia 1660, cuando las islas eran dominadas por los espaoles fueron tomadas por el pirata Henry Morgan
a quien se rindieron antes que comenzaran las conflagraciones (Friedemann 1986: ). Este permaneci en
Providencia hasta 1664, para volver a tomarla en 1670. Despus de la presencia de Morgan hasta mediados
del siglo XVIII las islas estuvieron prcticamente deshabitadas, debido a que el mundo del azcar que se
desarrollaba en Jamaica, y del que San Andrs y Providencia no hicieron parte, se impona a los bucaneros.
Para estos aos las pocas familias que habitaban ah estaban constituidas por negros o mulatos.
Con el tratado de Versalles en 1776 que firmaban los pases que se aliaron en contra de Napolen, Espaa
obtuvo de Inglaterra la promesa de evacuar sus asentamientos de las islas, con lo cual el archipilago
qued bajo dominio espaol. Esto conduce al trasladado de algunos colonos hacia posesiones inglesas
en el Caribe insular como Jamaica, Gran Caimn y Barbados; otros, sin embargo, evitaron su reubicacin
sometindose a la Corona espaola, afirmando su lealtad al rey de Espaa y su conversin al catolicismo.
Esto dara pie para que cultivadores ingleses y escoceses, cindose a las mismas reglas, se asentaran
en el territorio introduciendo esclavizados desde Jamaica para el trabajo en los cultivos de caf, tabaco
y caa de azcar, aunque su principal destino eran las plantaciones de algodn cuyo producto se
comerciaba en Inglaterra.
Aunque las islas pertenecan a Espaa, su dominio nunca pareci ser real. En realidad los habitantes de
las islas mantuvieron siempre sus costumbres religiosas y el espaol jams lleg a remplazar el ingls.
Los esclavistas seguiran usando el ingls britnico y los esclavizados su lengua criolla o creole.

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En el siglo XIX las islas estaban sujetas a la Capitana de Guatemala, pero en 1803, cuando ya se avizoraban
las convulsiones independentistas, Espaa las anex al territorio de la Nueva Granada. Algunos aos
despus, cuando la naciente Repblica de Colombia fijaba los contornos de su territorio nacional, un
grupo de funcionarios se dirigi a las islas para procurar su adhesin a la Constitucin de Ccuta. Esto
sucedi en 1822 y los isleos al parecer lo hicieron voluntariamente.
Sin embargo, despus que oficialmente el archipilago hiciera parte de la repblica colombiana, el
Estado se mantuvo distante durante todo el siglo XIX. Esto lo demuestra en parte el hecho de que en
las islas los esclavizados que haban estado en manos de esclavistas ingleses obtuvieran la libertad en
1837 cuando Inglaterra declar la manumisin y no cuando lo hizo Colombia. De hecho slo unos pocos
esperaron hasta 1851.
Despus de la abolicin de la esclavitud, se registraron constantes migraciones entre San Andrs y las islas
de la franja costera del caribe. Igualmente, se establecieron importantes vnculos comerciales y familiares
con Estados Unidos, especialmente cuando el cultivo de coco (propiedad de antiguos esclavizados)
comenz a ser la principal actividad econmica y empresas norteamericanas monopolizaron su comercio.
Lleg incluso a adoptarse su moneda, y hubo un intento de Estados Unidos para separar a San Andrs de
Colombia, a travs de un referendo que no tuvo los resultados esperados.
Despus de esto, que ocurra entre 1903 y 1920, los isleos fueron prcticamente independientes,
desarrollaron su propio sistema de vida, su cultura caribe, su religin bautista y su ingls tambin caribeo
(Gallardo 1986: 159). En este ao el Estado colombiano decidi integrar a la poblacin islea a una
identidad colombiana fundamentada en el catolicismo y la lengua espaola como se estipulaba en la
Constitucin de 1886. Naturalmente en este proyecto de homogeneidad nacional no caba la diversidad
de los isleos, razn por cual comenz a ser desintegrada en dos espacios fundamentales en la vida
social de los sanandresanos: la escuela y la iglesia (Guevara 2007: 300)
Hacia la segunda mitad del siglo XX, San Andrs fue convertida en puerto libre, lo que gener un nuevo
periodo de grandes cambios para la isla y sus gentes. Con el puerto libre llegaron los grandes negocios
de venta de electrodomsticos, licores importados y el turismo; a todo lo cual debera sumarse una gran
inmigracin de gentes de diferentes orgenes que llegara a la isla con el propsito de establecer sus
negocios o de encontrar all un empleo. En la actualidad el impacto de estas dinmicas ha sido grande:
la capacidad de la isla de sostener grandes volmenes de poblacin es limitada y el impacto ecolgico
ha empezado a notarse.
Las posibilidades de vinculacin laboral para los isleos est limitada por los crecientes fenmenos de
inmigracin desde la zona continental y la estigmatizacin al considerrseles individualistas y rebeldes.
Esta situacin, que dificulta la consecucin de un trabajo remunerado en entidades oficiales y empresas
privadas locales, que prefieren contratar personas forneas, deja ver la presencia de problemas cada vez
ms graves de discriminacin de la poblacin raizal. Las transformaciones ms recientes de la economa
islea se reflejan en parte en la siguiente cita:
Los habitantes que estuvieron ocupados antes en la agricultura y la pesca, vendieron su tierra
para tomar parte, aunque fuera indirectamente, en la bendicin monetaria del turismo a travs
de la compra de un taxi. Otros se volvieron lancheros que llevan a los turistas en pequeos botes
a baarse en cayos frente a la isla. Como camareras, botones o meseros se prefiere a colombianos
de tierra firme, pues son reputados como ms baratos y menos rebeldes (Ratter 1992:130).
Recientemente un sector de la poblacin islea ha reclamado del Estado mayor atencin e inversin
proporcional a la riqueza que all se genera. Una de las iniciativas que ha tomado fuerza es la de aplicacin

158

de la CEA, que es considerada una posibilidad para fortalecer la capacidad de los isleos para enfrentar
los nuevos retos que les plantea el presente.

Litoral Pacfico
Medio siglo despus de que los colonizadores espaoles centraran su atencin en abrir la frontera
minera hacia el Pacfico, estas campaas lograron internarse en sus espesas selvas y ros, y establecer
algunos poblados en sus costas. Era el ao de 1668 y esta incursin fue posible cuando se producan en
sus fronteras dos fenmenos simultneos. Por un lado, esta nueva avanzada coincida con el exterminio
de la resistencia indgena, que durante buena parte de los siglos XVI y XVII haba impedido el trnsito
por los caminos que conectaban el interior con las costas. Por otro, cuando los latifundios ganaderos del
interior de la gobernacin de Popayn (especialmente los del valle del Cauca) aumentaron su produccin
a base de mano de obra esclavizada.
Esto favoreci las posibilidades de aprovisionamiento de carnes y mieles a esta regin, y una exploracin
de sus costas con esclavizados que ahora podan ser introducidos desde las haciendas vallecaucanas
o desde la ciudad de Popayn. De manera gradual a las provincias mineras de Nvita, Taman y Citar
(Quibd), comenzaran a ingresar mineros del Alto Cauca, Anserma, Cartago y Cali y, especialmente de
Popayn, cada uno trayendo consigo grupos de esclavizados para trabajar los depsitos de oro.
Siguiendo el curso de los ros, desde lugares como Buenaventura hasta Barbacoas, se emprenda
el reconocimiento de los placeres aurferos, cuya labor generalmente la desempeaban grupos de
esclavizados y un administrador de cuadrillas. Los recorridos podan durar varias jornadas y partan
desde la desembocadura de los ros hasta alcanzar su curso medio o el piedemonte cordillerano.
En estos lugares los terrenos eran aptos para el lavado de las gravas aurferas con batea, y permitan unas
mejores condiciones de vida para las cuadrillas. Ubicarse en la desembocadura de los ros era exponerse
a las inundaciones producidas por el empuje de las mareas, as como a los fangos que al podrirse
aumentaban los riesgos de contraer enfermedades. Estas condiciones ecosistmicas que rpidamente
fueron comprendidas y aplicadas a la explotaciones aurferas, contribuyeron a que geogrficamente los
poblados del Pacfico fueran tomando una ubicacin particular.
Para 1749 ya era posible distinguir en esta regin un poblamiento caracterizado por su distribucin lineal
a lo largo de los ros, donde se encontraban conformadas ciudades, villas, reales de minas y pueblos de
indios. Por lo general, muchos de estos asentamientos estuvieron sujetos a una gran movilidad, debido
al carcter ambulante de las explotaciones mineras. De esta manera, algunas fundaciones desaparecan
a los pocos aos de iniciarse la explotacin minera o eran objeto de traslado en busca de nuevos placeres
aurferos y en ocasiones hasta se conservaba el nombre. Otras, sin embargo, se fundaron por decreto
real con la intencin de crear ciudades de espaoles, pero debido a que los mineros y esclavizados slo
estaban de paso, ninguna lleg a consolidarse.
Durante este periodo, las fundaciones se caracterizaron por estar divididas racialmente en funcin de
las explotaciones aurferas. As por, ejemplo, los llamados pueblos de indios, que fueron intentos por
establecer encomiendas en el Pacfico, tenan el objetivo de abastecer a las minas de productos agrcolas
como pltano y maz.38 De esta manera y por lo menos al principio de la explotacin, los empresarios

38 Sin embargo, debido a la carencia de mano de obra nativa, as como materias primas, la constitucin de estos
poblados fue algo ilusorio o hasta intil. En realidad, los pocos nativos que fueron reducidos al sedentarismo no
conformaron pueblos de agricultores sino de bogas y cargueros que circulaban libremente. Pero que de todas
maneras fue indispensable para el transporte de mercancas a los enclaves mineros (Aprile-Gniset 2001: 17).

159

esclavistas podan dedicar a los esclavizados completamente a la explotacin aurfera en los reales de
minas. Otros poblados o ciudades servan como centros administrativos.
De manera temprana, sin embargo, los territorios del Pacfico se fueron poblando de familias de negros
libertos, debido a los numerosos procesos de automanumisin que ocurriran en el siglo XVIII. Estos
casos nos permiten observar la declinacin que sufra el sistema esclavista en la frontera minera del
Pacfico e, igualmente, la construccin temprana de una territorialidad libre que competa con la del
minero blanco.
Al parecer, el ahorro de una cantidad de oro durante varios aos de trabajo en las minas, en los llamados
das para s, fue la forma ms recurrente de obtener la libertad por parte de los esclavizados en la regin.39
En ocasiones, el ahorro que haca el esclavizado alcanzaba no slo para comprar la libertad individual
y la de su familia, sino tambin la mina en la que trabajaba y junto con ella terrenos para establecer
cultivos y un pequeo poblado.
Generalmente los caseros constituidos por negros manumisos, eran conocidos como rancheros de libres
o tambin ventas y tambos que se ubicaban a orillas de las trochas selvticas o de las costas fluviales.
Estos pequeos caseros funcionaban como lugares de descanso de los cargueros y bogas (libertos o
indgenas), y en algunos casos sus habitantes se desempeaban como mediadores o revendedores de
las mercancas provenientes de las haciendas vallecaucanas.
De igual manera, los numerosos casos de manumisin imprimieron al Pacfico una particular composicin
poblacional. No era slo una sociedad compuesta por blancos esclavistas, negros esclavizados e indgenas
sometidos como generalmente se presenta, sino un conjunto poblacional mucho ms diverso. De hecho,
en ella coexistan mestizos, indgenas no encomendados, as como mulatos y zambos (tambin negros
huidos de los que hablaremos ms adelante).
En algunas jurisdicciones mineras a finales de 1700, la proporcin de gente libre de todos los colores,
como apareca en los censos, ya era mayoritaria. En Tumaco por ejemplo, hacia 1783 en su jurisdiccin
que abarcaba hasta la provincia de Esmeraldas, hoy parte del Ecuador, de las 2.497 almas que existan,
ms de la mitad eran libres de todos los colores. En proporcin le segua la poblacin indgena, mientras
que el 4,64% eran esclavizados y el 1,94% blancos. Sin embargo, no pasaba lo mismo en el Choc donde
la proporcin entre esclavizados e indgenas era casi igual (Hoffmann 1999: 24-26).
Durante el perodo colonial prevaleci una forma de poblamiento de la regin que concentraba la
poblacin en unos cuantos centros urbanos y en los Reales de Minas. Como la mayora de los depsitos
aurferos estaban localizados hacia las partes altas y medias de los ros, tanto los centros urbanos como
los reales se concentraron en estas reas.
El dominio colonial de la regin del Pacfico era dbil y limitado a las reas aurferas donde estaban los
centros y reales (Villa 1994). Extensas zonas del Pacfico nunca fueron sometidas al dominio colonial. Por
ejemplo, durante gran parte de los siglos XVII y XVIII la navegacin el ro Atrato estuvo prohibida bajo
pena de muerte. Esta medida extrema fue tomada por las autoridades coloniales debido a que nunca
pudieron controlar el Atrato de los indgenas que no se sometieron al dominio colonial espaol (De
Granda 1977). Casi todas las reas costeras tambin escaparon al control colonial, con excepcin de unos
puertos como Buenaventura y Tumaco.

39 Lo cual no quiere decir que las rebeliones de esclavos no sucedieran, sin embargo, all la fuga fue relativamente
escasa. Sobre este tema, ver el ncleo Formas de resistencia

160

A medida que se fue consolidando el nmero de la poblacin libre, la forma de poblamiento tambin
fue cambiando. Cada vez ms libres dejaron los antiguos reales de minas y centros urbanos coloniales
para explorar los cursos medios y bajos de los ros, as como los manglares y playas que hasta entonces
haban permanecido desconocidas para la gran mayora de ellos (West 1957). As naci una nueva forma
de poblamiento que caracteriz a la regin del Pacfico hasta la segunda mitad del siglo XX. En esta
forma de poblamiento hubo una dispersin de los libres por toda la regin. Casas aisladas o pequeos
conglomerados se construyeron cerca de las orillas sobre los diques aluviales a lo largo de los ros o
sobre las lneas costeras (West 1957).
Cuando transcurran las ltimas dcadas de la colonizacin espaola, el poblamiento del Pacfico se
encontraba constituido de la siguiente manera. Entre el mar y la cordillera existan alrededor de unas
cien minas, con cinco provincias que funcionaban como centros administrativos (Barbacoas, Quibd,
Nvita, Llor, Tad). Igualmente, puertos fluviales como La Buena Ventura, Guapi e Iscuand, y martimos
como Tumaco y Charambir. A este paisaje lo complementaban una docena de reducciones (pueblos de
indios) con algunos hogares y los llamados pueblo de libres.
As mismo, su demografa hacia 1778-1779 no pasaba de los 33.457 habitantes, entre miembros de la
Iglesia, blancos, indios, libres de varios colores y esclavizados. Esta configuracin del poblamiento cambia
radicalmente en el siglo XIX cuando hechos polticos y econmicos contribuiran a que desapareciera el
sistema esclavista minero.
Las guerras de independencia y posteriormente los peridicos conflictos civiles, desestabilizaran el
flujo de mercancas entre las haciendas y las minas. Esto gener que, ante la imposibilidad de abastecer
a las cuadrillas, los mineros esclavistas comenzaran a abandonar gradualmente estos territorios.
Algunos sin embargo, optaran por movilizar las cuadrillas hacia el interior y otros las abandonaron a
su suerte por largos aos.
A puertas del siglo XX, el fruto de la colonizacin emprendida por los campesinos libres se vio reflejado
en la multiplicacin de sitios para la produccin agrcola (parcelas o platanares), y en el nacimiento de
cientos de caseros. De forma dispersa este poblamiento se extiende a lo largo y ancho de las costas
fluviales, playas y selvas, desde la frontera con Panam hasta los lmites con Ecuador. Los poblados
no superaban un nmero mayor de cinco casas y generalmente se formaban cuando aumentaba el
ncleo familiar.
Aun as, desde 1850 el fenmeno demogrfico y territorial en el Pacfico no suscit el desarrollo de
localidades urbanas. De hecho, a finales del XIX las que transitaban (a paso lento) hacia la complejidad
que caracteriza a los centros urbanos no pasaban de diez (Aprile-Gniset 2004: 276). Una situacin similar
se presentaba en todo el pas, ya que hasta ms o menos 1950 era claro el predominio del poblamiento
rural sobre el urbano. Sin embargo, y aunque la regin no se va a encontrar aislada totalmente de los
fenmenos histricos y sociales nacionales, sus centros urbanos son distintos en su origen y trayectoria
[respecto] al proceso urbano central (Aprile-Gniset 2004:278).
Pero, esto comenzara a cambiar cuando el xito en la apropiacin territorial del campesino negro le
permiti su integracin al mercado mundial, con el comercio de productos del trpico como el caucho,
la tagua y maderas finas, que tenan gran demanda en Europa y Estados Unidos. Esta riqueza en recursos
naturales atraera el asentamiento en el territorio de diferentes compaas que vean rentable la
explotacin de las selvas colombianas.
Esto ocurra ms o menos desde 1903, aunque se intensificara a partir de 1930 con la concentracin
de aserros en lugares como Tumaco y Barbacoas junto con el desplazamiento poblacional desde otras

161

regiones para ocuparse en empresas madereras. En este contexto se da el crecimiento urbano de Tumaco
y Barbacoas; en la movilidad impuesta por el auge del oro, la madera y, en algunos momentos la pesca
(Arboleda 1998: 37).
Otros flujos migratorios se dirigiran al Puerto de Buenaventura cuando este pasaba a convertirse
en el principal puerto comercial del pas en momentos en los que progresivamente se fortaleca el
comercio colombiano.
Aunque en la actualidad los centros urbanos tienen un peso importante en la forma de poblamiento de
la regin, esto no significa que el rea rural ha perdido su relevancia. Ms bien, lo que se presenta en el
Pacfico es que las comunidades negras han consolidado una forma de poblamiento que combina de
diferentes maneras lo rural y lo urbano (Villa 1994). La relacin campo-poblado es muy estrecha. Muchas
de las personas que habitan en los poblados y ciudades tienen vnculos permanentes con el rea rural,
ya sea porque ellos mismos se desplazan por periodos a trabajar en sus fincas en el campo o ya sea a
travs de sus familiares.
Igualmente, urbanistas y antroplogos han mostrado cmo las ciudades del Pacfico han desarrollado
una interesante mezcla de elementos urbanos con rurales que son una hbil respuesta de la gente
negra a las nuevas condiciones. Con la palabra de rururbanos algunos investigadores de las ciudades del
Pacfico han indicado estos estrechos vnculos entre el campo-poblado (Alvarez 1998).
Una parte importante de la gente negra habita en las tres ms grandes ciudades de la regin: Quibd,
Buenaventura y Tumaco. Otra parte habita en la red de medianas y pequeas urbes que se despliega a lo
largo del Pacfico. Barbacoas, Iscuand, El Charco, Guapi, Itsmina, Baha Solano y Ro Sucio son algunos de
sus nombres. Ciertas poblaciones, como Barbacoas, son muy antiguas y se remontan a la poca colonial.
Otros poblados, como El Charco, son ms recientes adquiriendo importancia hacia el siglo XX.
Gran parte de las comunidades negras del Pacfico habitan en pequeos caseros compuestos de unas
docenas de casas construidas en las orillas a lo largo de los ros o playas. Ms hacia la cabecera de los ros
o en las playas ms alejadas de los conglomerados urbanos, es ms frecuente encontrar casas aisladas.

Presencias demogrficas actuales


Tal como hemos visto, las presencias demogrficas actuales de las poblaciones negras son resultado
de una historia que est ligada a los diferentes procesos que ha vivido el pas y de la manera como en
ella han participado estas poblaciones. A pesar de ello, es poco lo que conocemos y enseamos en las
instituciones educativas al respecto, algo que ha limitado nuestra comprensin de la historia nacional,
as como de los significados de lo que implica vivir en una sociedad multicultural.
Los datos estadsticos que se producen y divulgan sobre las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales
son escasos, y no siempre dan cuenta de su presencia en las diversas regiones del pas; en ese sentido,
visibilizan o invisibilizan la realidad sociodemogrfica del pas. Por esta razn, es importante promover la
lectura crtica de informes demogrficos y reflexionar sobre los significados que tienen los datos que all se
presentan; vale la pena revisar los resultados del ltimo censo realizado por el DANE (2005)
Aun teniendo en cuenta las limitaciones, podemos decir que en la actualidad disponemos de una
mayor informacin respecto de las caractersticas de la poblacin colombiana y sobre la presencia de
poblaciones afrocolombianas, negras y raizales en ella. Gracias a la informacin producida en los ltimos
aos (1993 y 2005) hoy conocemos algunos estimativos sobre el valor porcentual que tiene la poblacin
afrocolombiana en relacin con el total nacional, e igualmente la manera en la que se encuentra
distribuida por la geografa colombiana.

162

Poblacin censada por departamento segn pertenencia tnica, 2005


Indgena
Departamento

Total

ROM
%

Total

Afrocolombianos
%

Palenquero de
San Basilio

Raizal

Sin pertenencia tnica

Negro

Total

Total

%*

Total**

Antioquia

28.914

0,53

76

0,00

552

593.174

593.726

10,88

4.836.202

88,59

Atlntico

27.972

1,33

1.975

0,09

697

2.445

224.109

227.251

10,84

1.839.491

87,73

5.601.507
2.112.001

Bogot, DC

15.032

0,23

523

0,01

1.355

96.523

97.885

1,49

6.450.329

98,27

6.778.691

Bolvar

2.066

0,11

911

0,05

1.325

4.978

491.364

497.667

27,61

1.301.650

72,22

1.836.640

Boyac

5.859

0,49

14

0,00

42

16.602

16.646

1,39

1.174.296

98,12

1.210.982

Caldas

38.271

4,30

0,00

28

22.631

22.659

2,54

830.114

93,16

898.490

5.026

1,61

0,00

11.661

11.670

3,74

295.460

94,65

337.932

248.532

21,55

0,00

183

255.839

256.022

22,20

648.730

56,25

1.182.022

Caquet
Cauca
Cesar
Crdoba
Cundinamarca

44.835

5,15

15

0,00

127

12

105.273

105.412

12,12

719.616

82,73

878.437

151.064

10,39

29

0,00

251

191.797

192.051

13,21

1.110.321

76,39

1.462.909
2.228.682

7.401

0,34

30

0,00

134

73.517

73.651

3,37

2.105.457

96,29

Choc

44.127

12,67

0,00

47

285.964

286.011

82,12

18.160

5,21

388.476

Huila

10.335

1,05

0,00

27

11.516

11.544

1,17

962.988

97,78

1.001.476

La Guajira

278.212

44,94

0,00

99

91.674

91.773

14,82

249.149

40,24

655.943

Magdalena

9.045

0,81

0,00

160

110.186

110.349

9,83

1.003.728

89,37

1.136.819

Meta

8.988

1,28

0,00

72

17.911

17.983

2,56

675.816

96,16

713.772

155.199

10,79

89

0,01

96

270.433

270.530

18,80

1.013.075

70,41

1.498.234

Norte de S/der

7.247

0,61

187

0,02

98

22.022

22.123

1,85

1.166.702

97,53

1.208.336

Quindio

2.145

0,41

37

0,01

26

12.718

12.744

2,46

502.852

97,12

518.691

Risaralda

24.810

2,90

0,00

58

43.503

43.562

5,09

787.275

92,01

859.666

Santander

2.389

0,13

139

0,01

301

59.707

60.008

3,15

1.841.979

96,72

1.913.444

Sucre

82.934

10,96

59

0,01

114

121.624

121.738

16,08

552.270

72,95

762.263

Tolima

55.987

4,32

25

0,00

65

15.766

15.831

1,22

1.222.823

94,45

1.312.304

Valle del Cauca

Nario

22.313

0,56

717

0,02

1.225

1.090.943

1.092.169

27,20

2.899.852

72,22

4.052.535

Arauca

3.279

2,24

0,00

20

5.905

5.925

4,05

137.104

93,71

153.028

Casanare

4.102

1,48

18

0,01

33

3.971

4.004

1,44

269.963

97,08

281.294

Putumayo

44.515

20,94

0,00

10

11.620

11.630

5,47

156.462

73,59

237.197

62

0,10

0,00

23.396

13

10.452

33.861

56,98

25.501

42,91

59.573

Amazonas

19.000

43,43

0,00

866

868

1,98

23.876

54,58

46.950

Guaina

11.595

64,90

0,00

184

185

1,04

6.085

34,06

18.797

Guaviare

2.117

4,30

0,00

2.883

2.883

5,85

44.281

89,85

56.758

Vaups

11.587

66,65

0,01

270

270

1,55

5.527

31,79

19.943

Vichada

17.663

44,35

0,00

12

1.114

1.126

2,83

21.036

52,82

44.592

1.392.623

3,43

4.858

0,01

30.565

7.470

4.273.722

4.311.757

10,62 34.898.170

85,94

41.468.384

San Andrs

TOTAL
NACIONAL

FUENTE: DANE, Censo General 2005, Poblacin censada (DANE 2005)


* Los porcentajes estn calculados sobre la poblacin que dio respuesta a la pregunta de autorreconocimiento.
** El total incluye la poblacin sin respuesta a la pregunta de autorreconocimiento.

Distintas estimaciones, especialmente las realizadas por la Universidad del Valle (Proyecto Cidse-Ird/
Universidad del Valle) y por el DANE, arrojan interesantes datos sobre la presencia afrocolombiana en el
pas. Los datos ms recientes (DANE, 2005) indican que la poblacin afrodescendiente en Colombia es
del 10,6%, es decir 4,5 millones de personas. Esto nos dice que hoy, una persona de cada 10 colombianos
se reconoce como afrodescendiente, afrocolombiana, negra, mulata, raizal o palenquera.

163

Si tomamos los datos de la Universidad del Valle para el 2001, esta poblacin llegara al 18,6%, con lo cual
casi uno de cada cinco colombianos se reconocera como afrocolombiano, negro o raizal. Y si tomamos
los datos del Plan Nacional de Desarrollo para la poblacin afrocolombiana, estaramos hablando de uno
de cada cuatro colombianos.
Las variaciones obedecen a mltiples razones, pero lo interesante aqu sera el hecho de que el porcentaje de
la poblacin negra en relacin con el total de la poblacin nacional es mucho ms alto de lo que comnmente
imaginamos. Este es uno de los asuntos centrales que debemos abordar desde la CEA: la necesidad de
romper con la imagen de una poblacin minoritaria con escasa presencia en la sociedad nacional. Algo que
se hace aun ms prioritario si analizamos los datos sobre su ubicacin en la geografa nacional.
Algo sobre lo que debemos reflexionar es sobre la poblacin afrocolombiana que habita en las ciudades
o en las cabeceras municipales. Es en los grandes centros urbanos donde se concentra la mayor parte
de la gente negra en el pas. Esta informacin es muy importante por dos razones: la primera, es que
los datos cuestionan la imagen que se ha tejido sobre las poblaciones negras que generalmente nos
han llevado a percibirlas como rurales y/o campesinas; la segunda, es que nos permite comprender la
importancia de trabajar la Ctedra en todos los centros escolares del pas debido a la gran presencia
de poblacin negra existente en las diferentes regiones de Colombia, y particularmente por su enorme
presencia en las ciudades.
Tal como lo muestran los datos estadsticos, algunos departamentos que no han sido reconocidos
histricamente como asentamientos de poblacin negra, en la actualidad cuentan con un porcentaje
significativo de esta poblacin. Los tres departamentos, en su orden, con mayor nmero de gente negra
son: Valle del Cauca, Antioquia y Bolvar. Entre los tres renen el 51% de toda la poblacin afrocolombiana
del pas (Urrea 2007: 14).
En cuanto a las ciudades, tan slo Cali y su rea metropolitana contienen ms poblacin negra que
los cuatro departamentos que componen el litoral Pacfico; es decir, ms de la cuarta parte del total
nacional. Despus de Cali, otros centros urbanos con una alta concentracin de poblacin negra son: el
rea metropolitana de Cartagena con un 11%, en primer lugar, y luego, en orden descendente, las reas
metropolitanas de Medelln, Barranquilla, Bogot, Santa Marta y Pereira (Urrea 2007: 18).
El predominio del asentamiento urbano se da incluso en el Pacfico. De hecho si tomamos la relacin
urbano-rural del censo de 1993 que era para esta zona del 49% - 51% y la comparamos con la actual,
notaremos que durante estos aos la migracin de lo rural a lo urbano se ha dado de forma acelerada;
situacin que se explica en gran medida al desplazamiento forzado, efecto del conflicto armado (Urrea
200%: 132 y Dane 2005: 20).

Experiencia: Centro Educativo Antonio Villavicencio


Trabajo sobre narrativas e historia oral
Las historias de vida permiten trabajar con los estudiantes el autoreconocimiento y la afirmacin
histrica. En el Centro Educativo Antonio Villavicencio se lleva a cabo una experiencia transversal en la
que participan todos los docentes de primaria y tiene como finalidad implementar la CEA mediante el
proyecto el lenguaje como concrecin de experiencias y realidades.
El proyecto se desarrolla a travs de historias de vida, vinculando a los padres y madres de familia al
proceso de reconocimiento y autoafirmacin de los nios desde preguntas sobre su origen y su identidad
cultural. Los padres, adems de compartir sus historias de vida en el contexto escolar, ensean a los

164

nios y nias los juegos tradicionales, canciones y rondas. As se promueve la realizacin de actividades
formativas conjuntas y el intercambio de saberes en los cuales participan las personas de la comunidad.
La identidad cultural de los nios se plantea como el eje pedaggico de este proyecto.
La informacin que se recoge sirve para desarrollar la temtica de diversidad en relacin con las regiones,
costumbres, lenguaje, lugares tursticos, arqueolgicos, ecolgicos, etc., se establecen comparaciones y
valoraciones sobre la economa de cada contexto y los motivos del desplazamiento de las familias a la
ciudad. En las clases los nios describen su regin apoyndose en materiales como carteleras, fotografas,
mapas y cuadros estadsticos.
En este sentido, la Ctedra ha servido para estudiar las diferentes culturas y regiones, como tambin
para analizar las causas del desplazamiento, no slo en relacin con la gente negra, sino con todas las
personas que se encuentran en situaciones similares en el pas.

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166

6. Conocimiento local: saberes


y cosmovisiones afrodescendientes
40

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

urante la mayor parte de su existencia, la escuela se ha encargado de otorgar validez


y legitimidad a cierto tipo de conocimientos produciendo al mismo tiempo el
desconocimiento y desvalorizacin de otros conocimientos.

Debido a as relaciones de colonialidad de las cuales hemos hablado en los ncleos iniciales,
los conocimientos localmente producidos por las poblaciones afrodescendientes y raizales
han sido tratados de una forma reducida y estereotipada. Incluso se les ha asignado una
valoracin negativa, al punto de llegar a estigmatizar sus cosmovisiones como brujeras.
La diversidad y la complejidad de estos conocimientos locales representa un elemento importante
para desarrollar las polticas del conocimiento que se propone desde la CEA, en el sentido de
conocer, reconocer y valorar las mltiples formas de pensamiento y accin producidas por fuera
del currculo oficial, as como visibilizar los sujetos productores de estos conocimientos.
Abordar estos conocimientos en la formacin escolar permite un pluralismo epistmico en
el sentido de ampliar la perspectiva curricular a estos conocimientos locales, enriqueciendo
la interculturalidad en el dilogo entre los conocimientos locales y los saberes escolares
presentes en las reas de enseanza obligatoria.
Por el valor tico que este tipo de conocimientos contiene, su tratamiento puede potenciar
la formacin de valores para superar las formas de discriminacin y racismo que subyacen a
la subvaloracin de estos conocimientos.
Los afrodescendientes en Colombia no son portadores de un nico conocimiento local,
sino de mltiples conocimientos locales. No hay nada as como el conocimiento local
afrodescendiente, sino tantos conocimientos locales de los afrodescendientes como
trayectorias y presencias en localidades y ubicaciones sociales concretas.
Los saberes y cosmovisiones de los afrodescendientes en los ros y playas del Pacfico sur
colombiano, no son los mismos que los de aquellos en Palenque de San Basilio en el Caribe
continental colombiano, los de Providencia en el Caribe insular o los del valle del Pata, en el sur
del departamento del Cauca. Es ms, en muchos aspectos los saberes y cosmovisiones de los
afrodescendientes del sur del Pacfico no son los mismos a los del norte de la misma regin.

40 Eduardo Restrepo

167

No ms hay que pensar en la marimba, que es un instrumento fundamental en el sur mientras


que en el Choc no existe. La tunda o el riviel, dos de las visiones (seres fantasmagricos
sobre los que hablaremos ms adelante) ms importantes que habitan los montes y aguas
del sur del Pacfico, no existen en la cosmovisin del Choc.
El panorama se complica an ms cuando consideramos a los conocimientos locales de los
afrodescendientes en contextos urbanos, incluso si nos mantenemos en la misma regin del
Pacfico. Alguien nacido y crecido en Tumaco, una pequea ciudad en el Pacfico nariense
cerca a la frontera con Ecuador, es portador de una serie de saberes y cosmovisiones que en
muchos aspectos se diferencian de los de un poblador de uno de los ros vecinos. Es obvio
que sus habilidades son distintas.
El tumaqueo no sabe cmo andar por el monte, por ejemplo. Donde un habitante de los
ros reconoce sonidos, olores y texturas que le permiten moverse y apropiarse del monte,
el tumaqueo percibe una indiferenciada mancha verde que no puede decodificar tan
acertadamente para su supervivencia como el habitante de los ros. Esto es solo un ejemplo
de muchos otros aspectos de los saberes y cosmovisiones que no son necesariamente
compartidos por quienes han nacido y crecido en ciudades del Pacfico como Tumaco,
Buenaventura o Quibd con respecto a las poblaciones rurales vecinas.
Ahora bien, en el examen de los conocimientos locales debemos considerar que gran
parte de los afrodescendientes en el pas habitan en las ciudades. Muchos de ellos no son
simplemente recin llegados por desplazamiento forzado, sino que por generaciones han
habitado en las grandes ciudades del interior como Cali, Medelln y Bogot, o del Caribe
continental como Cartagena y Barranquilla. Aunque muchos se encuentran en sectores
populares, algunos pertenecen a las clases medias y altas. A pesar de que en ciertos contextos
como el sector de Agua Blanca en Cali hay una mayoritaria presencia y co-residencia de
poblaciones afrodescendientes provenientes del Pacfico sur, en muchas otras ciudades la
dispersin urbana con concentraciones familiares puntuales es una constante.
Qu se ensea en las escuelas acerca de los saberes de los afrodescendientes?
Cul es el conocimiento y la valoracin que tenemos acerca de las cosmovisiones de las
poblaciones negras, afrocolombianas y raizales?
Qu conocemos acerca de las formas de aprovechamiento y espacios de uso de los
afrocolombianos en el Pacfico, el Caribe, las regiones andinas y las ciudades?

Objetivos curriculares del ncleo


Visibilizar los saberes y cosmovisiones de los afrodescendientes, problematizando los estereotipos
y diversas formas de estigmatizacin que se han construidos sobre ellos.
Favorecer espacios de formacin intercultural a partir de la enseanza de los saberes y
cosmovisiones de los afrodescendientes

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Introduccin
El conocimiento local consiste en el conjunto de saberes y la cosmovisin de una poblacin determinada. Estos
saberes y cosmovisin le permiten a la poblacin comprender e intervenir sobre su entorno natural y social.
De ah que el conocimiento local se encuentre estrechamente relacionado con los entornos en los cuales se
han originado y en los que opera adecuadamente. En consecuencia, una dimensin crucial de la cultura la
encontramos en el conocimiento local. Partamos de ilustrar cmo se pueden entender de manera general los
saberes y la cosmovisin para que los abordemos ya en el caso especfico de los afrodescendientes.

De acuerdo con el contexto en el que se mueva una poblacin se generan unos conocimientos sobre su entorno social y
natural, que determinan oficios, expresiones artsticas, religiosas, polticas entre otras, que son particulares de cada grupo
social. Tejedora. Fotografa Robert West, 1953. Agradecimientos a Claudia Leal

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Los saberes se encuentran asociados a las artes y oficios en zonas rurales: la pesca, la agricultura, la
minera, la cacera, as como tambin los curanderos y parteras requieren de unos saberes y destrezas que
deben ser aprendidos, a veces desde la temprana infancia, con sus padres y mayores. El conocimiento
de los peligros del mar o del monte, qu frutos son comestibles y cules son venenosos, cules rboles
maderables y cundo cortarlos para que la madera dure, cmo sobrevivir en caso de perderse en el
monte o de naufragar en el mar, a quin acudir si se tiene espanto o si le han hecho a uno un dao en la
finca todo eso hace parte de los saberes requeridos en la interaccin cotidiana de las poblaciones en
zonas rurales.
En los contextos urbanos, otros son los saberes y habilidades que se ponen en juego para el diario vivir.
Ya no es el manejo de la canoa como en los ros y esteros del Pacfico colombiano, sino el conocimiento
de las rutas de los buses u otro medio de trasporte, dnde tomarlos y dnde bajarse lo que se debe saber
para moverse adecuadamente por la ciudad. A dnde ir y a dnde no, en qu momento se puede estar
en un lugar y cundo no es adecuado, con quines y bajo qu circunstancias se interacta, cules son los
espacios, tiempos y situaciones de peligro para uno si es un nio, una adolescente o un hombre adulto.
Todos estos son componentes de los saberes requeridos cuando se reside en la ciudad.
La cosmovisin es la forma en que una poblacin determinada percibe y ordena su mundo. Mundos
encantados, mundos secularizados; mundos mltiples, mundos unidimensionales. Mundos habitados
por seres que se transforman en otros bajo determinadas situaciones o que no pueden hacerlo de ninguna
manera. Mundos idnticos a s mismos desde sus orgenes o que se han transformado radicalmente.
Mundos resultado de creaciones divinas, mundos producto de procesos inmanentes a s mismos.
Los individuos portamos una particular cosmovisin asociada al contexto en el que hemos crecido y que
tendemos a asumir como la verdadera y la ms adecuada. Ms an, en muchas ocasiones somos ciegos
y sordos ante otras cosmovisiones: no las vemos ni las podemos escuchar en sus propios trminos.
Los antroplogos denominan como etnocentrismo la tendencia a la idealizacin de la cosmovisin
propia y de desconocimiento de las cosmovisiones ajenas. De ah que se pueda pensar el etnocentrismo
como una especie de miopa o sordera epistemolgica. Ahora bien, esta miopa o sordera no se da slo
entre formaciones culturales alejadas, sino tambin entre diferentes sectores y clases sociales en una
misma formacin social (a lo que se ha llamado sociocentrismo).

Conocimiento local en el Pacfico colombiano


Dada la multiplicidad de los conocimientos locales de los afrodescendientes en el pas, se hace relevante
enfocarse en las zonas rurales del Pacfico colombiano sobre las cuales se posee mayor informacin
etnogrfica y se puede ilustrar con mayor claridad la complejidad y alcances de saberes y cosmovisiones
que constituyen el conocimiento local. Dada la brevedad de este aparte, slo se espera evidenciar
algunos de los aspectos ms relevantes de tal conocimiento para los afrodescendientes de las zonas
rurales del Pacfico. No sobra anotar que lo que se ilustra a continuacin para estas zonas, no puede
ser generalizado a las otras poblaciones afrodescendientes y regiones sin antes realizar un trabajo
investigativo en profundidad.

Espacios de uso
Desde muchas generaciones atrs, las mujeres y hombres que han habitado la regin del Pacfico
colombiano han sabido aprovechar su entorno natural. Han pescado entre las aguas de ros, esteros
y mares una amplia variedad de peces. Han recolectado diversos frutos de sus bosques. Han hurgado
las arenas aluviales en bsqueda del mineral dorado. Han cazado desde pequeos animales en los

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alrededores de las huertas con trampas, hasta otros ms escurridizos como venados, guaguas y zainos
en las entraas de las selvas con escopetas. Han cultivado desde las zonas costeras hasta las cabeceras
de los ros reproduciendo complejas asociaciones de plantas que responden no slo a las condiciones
de suelos, temperaturas e influencias de aguas, sino tambin a los ritmos y diversidad de los bosques
naturales. Estas modalidades de pesca, minera, cacera, recoleccin y cultivo son expresiones de un
conocimiento minucioso del entorno por parte de las mujeres y hombres que han habitado esta regin
desde hace cientos de aos.
La casa es uno de los espacios de uso ms importantes ya que gran parte de la vida de la gente se
desenvuelve all. Tradicionalmente, en las zonas rurales las casas de los afrodescendientes del Pacfico
colombiano han sido construidas usando los materiales del bosque: palmas, para los techos y los suelos;
bejucos y cortezas para los amarres; rboles de los que se sacan tablas para las paredes y vigas para los
soportes de la casa y el techo. Suspendidas a una altura de uno a dos metros del suelo, las casas han
sido diseadas para evitar las inundaciones y hacerlas ms frescas. Con la separacin del suelo se evita
tambin que animales indeseados o peligrosos penetren en la casa. Los animales domsticos como
gallinas o cerdos permanecen en las noches bajo las casas o en corrales destinados para ellos. En las
casas se acostumbra hacer un soberao, una especie de tico o buhardilla, en el que se guardan objetos.
De esta forma, en las casas existen tres niveles verticalmente ordenados: el de los animales, abajo; el de
las personas, en el medio; y el de las cosas, arriba. Como es evidente, la construccin de la casa supone
todo un saber de los materiales y de las condiciones ambientales de la regin.
En los alrededores de las casas hay otros espacios de uso: los jardines, huertos y zoteas. Los jardines estn
ubicados al frente de las casas. All generalmente se encuentran plantas floridas y arbustos ornamentales
con el propsito de embellecer las entradas de las casas. Adems, es muy comn hallar en los jardines
otro tipo de plantas muy valiosas para el equilibrio y bienestar de los habitantes de la casa ya que tienen
por funcin evitar la eficacia de malignos actos de brujera, servir para curar o atraer la buena suerte.
Por su parte, los huertos estn localizados en la parte de atrs. Los huertos o patios son los lugares donde
se encuentran los ms variados rboles frutales y algunos maderables. Igualmente, matas de pltanos o
tubrculos como la papachina son sembrados en los huertos as como palos de cacao, palmas de coco, de
chontaduro y de naid. Algunas plantas medicinales y de prevencin de los ataques de brujera tambin
pueden encontrase en los huertos. Por los huertos rondan los animales domsticos como patos, gallinas
y cerdos. A veces, chiqueros y gallineros son construidos all. En general, el huerto o patio cumple con la
funcin de brindar a los habitantes de la casa de productos de pan coger, esto es, productos usados para
su alimentacin. Aunque esto no significa que a veces no se vendan, regalen, presten o intercambien un
ramo de chontaduros o de pltanos de la huerta.
Las zoteas son una forma de cultivo muy importante de las comunidades negras del Pacfico. Las zoteas
estn separadas del suelo al menos un metro por una armazn de madera. Para sembrar las plantas
y yerbas, se llena con tierra especialmente preparada para ello una canoa vieja e inservible colocada
encima de este armazn. Cuando no se cuenta con una canoa se hacen un cajn rectangular con tablas
o se colocan macetas y ollas viejas. Las zoteas suelen estar detrs de las casas, en los huertos cerca de
la puerta trasera al lado de la cocina. Pero en otras ocasiones pueden encontrarse ya sea a un lado de la
casa o, ms raramente, en el frente de la misma. En las zoteas se siembran yerbas y plantas que sirven
para sazonar las comidas as como otras que son usadas como remedios para diversas enfermedades
o situaciones. Estos tres espacios de uso son parte de las labores de las mujeres. Ellas se encargan de
jardines, huertos y zoteas.
Los colinos y rozas son dos espacios de uso predominantemente dedicados a cultivos cuyas cosechas
se venden en los mercados. Los colinos se encuentran ms o menos distantes de las casas: algunos

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a unos cuantos minutos, mientras que otros toma horas llegar a ellos. En general, una familia cuenta
con varios colinos localizados en diferentes partes del ro o de los esteros. Adems de dispersos, los
colinos se encuentran en diversos periodos de crecimiento, algunos son ya viejos mientras que otros
son mucho ms recientes. Los colinos son reas con cultivos permanentes donde sobresale el pltano
(de cuya forma de siembra recibe su nombre). Pero, al igual que los huertos, en los colinos se encuentran
rboles frutales y maderables, plantas alimenticias, medicinales y rituales.

Plataforma de secado de pescado, un ejemplo del espacio de uso de las poblaciones afrodescendientes de las zonas
rurales del Pacfico. Fotografa: Robert West, 1953. Agradecimientos a Claudia Leal

En los colinos se evidencia un gran conocimiento de las relaciones y asociaciones entre las diferentes
plantas constituyendo una compleja forma de cultivo. Se tienden a asociar mltiples especies
cultivadas acorde con influencias mutuas positivas, combinndolas a su vez con otras especies silvestres
seleccionadas asemejando los ecosistemas naturales. A diferencia de los huertos, los colinos tienden
a ser ms extensos y se encuentran ms orientados hacia la produccin para la comercializacin. Los
colinos son principalmente un espacio de uso de los hombres.
Mientras que los colinos tienden a ser localizados en las orillas de los ros o esteros, las rozas estn ms
alejadas e internadas en los bosques. Las rozas son claros hechos en el bosque para sembrar cultivos
estacionales como el maz o el frjol. La tcnica de cultivo de las rozas se conoce como tumba y pudre
porque primero se tumba la vegetacin de un rea para que al descomponerse brinde amplios nutrientes
a las plantas cultivadas. Una misma roza se puede utilizar en dos o tres ocasiones, luego de lo cual se deja

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recuperar la tierra y el bosque vuelve a crecer. Luego de algunos aos puede sembrarse nuevamente all.
As se rota el uso del suelo, intercalando periodos de cultivo con otros de recuperacin. Para el cultivo
del arroz se escogen suelos fangosos rotando el uso de los mismos de una manera semejante. El coco,
por su parte, es comn en las lneas costeras. Esta tcnica de la rotacin asociada al tumbe y pudre
refleja la sabidura en el manejo ambiental de los afrodescendientes de la regin porque aprovecha
adecuadamente las complejas condiciones del bosque hmedo tropical.
El monte es otro espacio de uso. Los pobladores negros de la regin distinguen tres tipos de monte
segn el grado de intervencin humana y de regeneracin: (1) el monte biche o bravo, (2) el monte
alzao y (3) el rastrojo. El monte biche o bravo es aquel que no ha sido cultivado y permanece virgen,
o lo fue hace tantos aos atrs que ya no es posible reconocer las huellas de la mano humana. Por su
parte, el monte alzado es aquella rea que ha sido cultivada hace ya suficientes aos para que el bosque
se haya regenerado. Finalmente, el rastrojo son los lugares de cultivo que hace poco tiempo han sido
abandonados y apenas se empieza el proceso de recuperacin de la vegetacin silvestre.
Los usos del monte son variados. Es el lugar donde se desarrollan gran parte de las faenas de caza.
Animales como el venado, el zaino, el tatabro y la guagua hacen parte de las presas. Aves como la pava
y la perdiz son altamente valoradas por los cazadores. Del monte adems se recolectan frutos para la
alimentacin y materiales de construccin. Igualmente, en el monte se encuentran yerbas propias de la
curacin o la hechicera conocidas por parteras, curanderos y brujos. Muchas preciadas materias primas
para vender en los mercados han sido extradas del monte. El caucho, la tagua, el naid y la madera hacen
parte de las ms codiciadas. En ciertos ciclos y localidades, extraer alguno de estos productos forestales
ha sido una importante labor en la economa local.
Al igual que los colinos y rozas, el monte es un espacio predominantemente masculino. Slo los hombres
se encargan de la cacera en los montes, y ellos son quienes recolectan gran parte de sus frutos o quienes
ms se dedican a la extraccin de los productos forestales. El monte es al hombre lo que la casa a la
mujer. El monte es representado como un espacio masculino mientras que la casa, y sus alrededores
inmediatos, como uno femenino
En la lnea costera, dadas las condiciones salubres de aguas y suelos, se encuentran los bosques de
manglar. Los manglares, con sus enmaraadas races que sobresalen notablemente de los suelos, es
uno de las pocos rboles en el mundo adaptado a estas condiciones. Entre los usos ms importantes del
manglar estn la recoleccin de crustceos como la piangua o de cangrejos; la cacera de animales como
el oso perezoso o la iguana; el aprovechamiento de madera para la construccin de casas o como lea o
carbn; y hasta unas dcadas atrs de explotacin de las cortezas de los mangles para la extraccin de
la quina necesaria para la industria del cuero.
El manglar es utilizado tanto por mujeres como por hombres. Una labor de las mujeres ha sido la
recoleccin de piangua y de cangrejos; mientras que los hombres han sido los encargados de la cacera
y la extraccin de maderas y cortezas del mangle.
Los ros, bocanas, esteros y mares constituyen otra serie de espacios acuticos diversamente usados
por las poblaciones afrodescendientes del Pacfico colombiano. Los esteros son los canales labernticos
entre los manglares, mientras que las bocanas son las amplias desembocaduras de los ros donde el
agua marina se mezcla con la del ro. De estos espacios acuticos se han obtenido los ms variados tipos
de peces: desde la pequea canchimala sacada con anzuelos en las bocanas y ros, hasta el pargo rojo
atrapado mediante redes en el ocano; desde el inofensivo guacuco, hasta el peligroso tiburn.

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Los espacios acuticos son las vas de transporte ms importantes, y a veces las nicas existentes de la
regin. De ah el papel central desempeado por las canoas (llamadas tambin chalupas y potrillos) para
el movimiento de personas, mercancas y utensilios. Saber maniobrar e interpretar los signos de estos
espacios acuticos es una destreza aprendida desde muy temprana edad.

Mundos y seres
Todos los espacios de uso pertenecen a este mundo, pero en la cosmovisin de los afrodescendientes de
las reas rurales del Pacfico colombiano existen adems otros mundos. Hacia arriba de este mundo, esto es,
ms all de las nubes, se localizan varios ms. No existe una clara o consensual nocin de cuntos, ya que
para algunos son siete, tres o uno (ntese la importancia de los nmeros impares). Esta direccionalidad
hacia arriba es simblicamente asociada con el orden de lo divino, sucedindose grados de ms divino
mientras ms se asciende. El cielo o la gloria es el mundo de ms arriba, habitado por Nuestro Seor
Jesucristo, as como por vrgenes, santos y ngeles. All tambin se encuentran los angelitos, que son
los pequeos infantes que han muerto sin pecado, es decir, que an no tenga uso de razn. Adems del
cielo o la gloria, algunas personas identifican el purgatorio como otro de los mundos de los de arriba. No
obstante, para otros el purgatorio se encuentra localizado en este mundo ya sea en el centro, en el monte
bravo o en el cementerio.
A pesar de estar ordenados verticalmente, estos mundos se conectan con el mundo donde habitan los
afrodescendientes de mltiples maneras. En determinadas circunstancias, unos seres pueden moverse
temporal o definitivamente de un mundo a otro. Una de esas circunstancias que permiten el descenso
hacia este mundo de santos y vrgenes, as como el ascenso haca la gloria de angelitos, es producido
en el contexto de los arrullos (ceremonias donde las mujeres ocupan un lugar central as como ciertos
instrumentos musicales). Por su parte, cuando alguien muere y su cuerpo se ha desprendido de su
sombra y alma, puede empezar un camino rumbo hacia la gloria, aunque no se indique a ciencia cierta
si se arriba all o slo se llegar hasta el purgatorio.
El mundo inmediatamente inferior se lo representa como una inversin de este mundo en varios
sentidos. Todo se encuentra al revs: las casas con los puntales para arriba o los seres que lo habitan
parecen gente, pero a diferencia de la gente se alimentan slo con el olor de sus comidas y no tienen
ano. Aunque estos seres no pueden dejar su mundo, animales como el cangrejo circulan peridicamente
entre su mundo y el de los afrodescendientes. En los cangrejos pueden encontrase indudables indicios
de la visita a ese otro mundo como carapachos quemados o patas faltantes.
Otro mundo localizado debajo de este mundo, es el de los encantos. Habitado por los encantos, seres
en forma de sirenas o manifestados mediante una msica arrebatadora de la conciencia de quien la
escucha al circular en potrillos o canoas por esteros, ros o lagunas. Quien se deja encantar es llevado a
esos mundos inferiores conectados en ciertos puntos por el agua, no pudiendo regresar nunca ms.
Adems de estos mundos, el infierno se encuentra igualmente debajo de este mundo y es asociado
al diablo y otras visiones, aunque al igual que el purgatorio, algunas personas lo ubican en un centro
del monte bravo. Algunos de estos seres circulan por este mundo, siendo ciertos espacios y momentos
ms visitados que otros. El monte y el cementerio son lugares donde el diablo y las visiones se mueven
fcilmente, particularmente en las noches y durante los das sagrados.
A pesar de que es obvia la influencia de la tradicin catlica en esta iconografa, sera un error
considerar que dicha referencia a santos, vrgenes, ngeles y al diablo, reproduce punto a punto
las representaciones de la misma. Por el contrario, y como ha sucedido en muchos otros lugares del
mundo, el catolicismo es transformado e inscrito en los modelos locales de conocimiento deviniendo
en una parte sustancial del mismo.

174

En el Pacfico sur, todos los seres de este mundo son los renacientes, es decir, hacen parte de una reiterativa e
inagotable sucesin de generaciones desde el origen mismo de los tiempos, desde la mtica fundacin del
mundo. La categora de renacientes implica, de un lado, la representacin de un orden establecido desde el
origen imaginario, y del otro, la proyeccin del mismo hacia el porvenir de los tiempos. En este sentido, por
ejemplo, cuando se registra la disminucin o incluso la desaparicin de animales de cacera se dice que se
han alejado, que se han ido para los montes bravos, mas nunca se habla de su extincin. Igualmente sucede
con los rboles utilizados para la extraccin de trozas; cuando se constata la relativa inexistencia de los
mismos se argumenta que se han alejado, pero no que se acaban. El ser humano no se concibe por fuera
de esta categorizacin, dado que se consideran a s mismos como renacientes de los mayores.
Al ser humano se lo inscribe en una estrecha relacin con el entorno. De esta manera, en prcticas rituales
tan importantes para la colectividad y el individuo como la ombligada, se establece una estrecha relacin
entre la personalidad del individuo y elementos de su entorno. La ombligada consiste en sustraer un
fragmento de un vegetal, animal o mineral, con el propsito de colocarlo en forma de polvo o lquido
para la curacin del ombligo del recin nacido. Con ello se espera influir no slo sobre las capacidades
y carcter de quien es ombligado, sino, tambin, en sus relaciones con la sustancia de la cual lo es. Si lo
ombligan con la ua de la gran bestia se poseer una fuerza desmedida; quien lo fue con gato estar
en capacidad de girar en el aire, con palo de guayabo ser fino y resistente, y aquel otro con oso ser
capaz de romper y apretar fuertemente con sus manos. La relacin entre la sustancia y el ombligado es
estrecha. As, por ejemplo, si se realiza con oro, este tendr mayor posibilidad en las prcticas mineras.
De otro lado, ciclos csmicos como los lunares implican modificaciones recurrentes en el plano del
entorno y, en consecuencia, establecen un ordenamiento de las actividades humanas sobre el mismo. En
luna es el momento apropiado para rozar el monte con el propsito de cultivar el maz o el arroz ya que lo
cortado se descompondr y las semillas brotarn rpidamente; el corte de madera para la construccin
de las viviendas, por el contrario, no se realiza en luna sino en menguante dado que es cuando est ms
fina y ser significativamente ms resistente al ataque de las polillas durando mucho ms.
La recoleccin del bejuco para la pesca, de la miel de abejas o de un sinnmero de yerbas curativas, entre
otras, tambin se condiciona por la influencia de la luna/menguante puesto que determina su bastedad
o finura. El sitio y la tcnica adecuados para la cacera tambin se ven influenciadas por estos ciclos
lunares. Igualmente, las prcticas curativas se encuentran inscritas en este registro de influencias: las
sustancias curativas son aplicadas segn la posicin y circunstancias del sol o la luna.

Curanderos, parteras y brujos


Existen mujeres y hombres con los conocimientos de plantas y secretos para curar diferentes tipos de
enfermedades y accidentes as como asistir a las mujeres que dan a luz. Las enfermedades y accidentes
son de dos tipos: los divinos y los humanos. Los divinos son aquellas enfermedades y accidentes que han
ocurrido por el descuido, el exceso o por la voluntad divina. Para curar estas enfermedades y accidentes
estn los curanderos.
Por su parte, las enfermedades y accidentes humanos son asociados con el diablo y ocurren por la
intervencin de un brujo y slo l puede deshacer la brujera. As, una mordedura de una culebra venenosa
puede ser divina o puede ser humana (del diablo). Si es divina, el curandero la tratar recurriendo a
yerbas y a secretos, pero si es del diablo slo un brujo puede tratarla.
Un mdico no puede curar una enfermedad o accidente del diablo. Si la trata, el paciente empeorar
y morir irremediablemente. Las drogas slo producir el agravamiento de los sntomas llevando a
la muerte. El mdico y las drogas tienen competencia slo sobre ciertas enfermedades y accidentes
divinos, pero no sobre todos. Hay enfermedades y accidentes divinos que tampoco son de competencia

175

del mdico, ya que su intervencin empeorara la situacin del paciente llevndole incluso a la muerte.
El mal de ojo, el tabardillo, el mal aire, el espanto son algunas de estas enfermedades y accidentes que
no pueden ser tratadas por mdicos ni con los remedios formulados por l. Para aliviar este tipo de
padecimientos estn los curanderos.
Las yerbas usadas por los curanderos operan para recomponer los equilibrios de temperaturas o de
fluidos perdidos en el cuerpo y las sombras (o almas). Por ejemplo, para una enfermedad caliente se
prescriben baos, tomas y sobijos compuestos con yerbas fras o frescas. De la misma manera, ante
la prdida de sangre o el cambio desfavorable en su composicin se utilizan yerbas que permitan la
retencin de sangre o su reconstitucin. Igualmente, las dietas y restricciones sexuales hacen parte de
la terapia definida por el curandero para las enfermedades y accidentes. Ciertas carnes, frutas, lquidos
o granos agravaran la situacin del enfermo por lo que le son prohibidas mientras dura su curacin.
Por ejemplo, carnes consideradas sangrinas o bravas son eliminadas de los alimentos de una persona
mordida por una culebra venenosa ya que las primeras le produciran hemorragias mientras que las
segundas activaran la efectividad del veneno que an permanece en su cuerpo.
Los curanderos tambin usan secretos divinos. Un secreto es una oracin que el curandero conoce de
memoria y que le da poder de curar ciertas enfermedades y accidentes. Aunque hay curanderos que
solo curan con secretos y otros slo con yerbas, lo ms comn es un curandero que combine ambas
modalidades de acuerdo con sus conocimientos y la situacin que enfrenta.
Las parteras, al igual que los curanderos, estn asociadas al orden divino. En primer lugar, ellas son las
encargadas de asistir a las mujeres en su embarazo y, sobre todo, en el momento en que dan a luz. Las
parteras son, adems, las encargadas de dotar al recin nacido con el apropiado comportamiento sexual
al cortar el cordn umbilical y enterrarlo junto con los sobrantes de la placenta en el lugar adecuado:
para las mujeres cerca de la casa, mientras que para los hombres en la frontera con el monte. No en pocas
ocasiones, las parteras son las encargadas de ombligar a los nios. En ltimas, la partera es la encargada
de recibir al beb otorgndole las caractersticas adecuadas para ser un miembro de la comunidad.
Los brujos, por su parte, son temidos porque sus poderes pertenecen al orden de lo humano o del
diablo. Un brujo puede transformar un bejuco en una serpiente venenosa para perseguir a una persona
determinada hasta morderla. Igual, en una quebrada o ro el brujo puede poner una madre de agua
que espera pacientemente a que su vctima pase por all para ahogarlo. En una finca, un brujo puede
colocar un dao haciendo que los cultivos no germinen o se pierdan. Un brujo puede coger el rastro de
una persona o capturar su sombra con el propsito de producirle grandes padecimientos y la muerte.
Tambin puede curar enfermedades o accidentes que han sido causados por otro brujo, pero para
hacerlo debe ser ms poderoso que quin los ha causado.
Estas figuras del curandero, la partera y el brujo constituyen una pequea muestra del conocimiento
local sobre el cuerpo, la salud, la vida y la muerte que las poblaciones afrodescendientes del Pacfico
rural han desarrollado durante generaciones.
Existen objetos como la botella curada que condensan todos estos saberes y cosmovisin. Las botellas
curadas son preparaciones realizadas por curanderos, parteras y brujos en una botella de vidrio,
generalmente oscuro. Estas preparaciones tienen diferentes propsitos: desde curar la mordedura de
culebra, pasando por facilitar el parto o incrementar la potencia sexual, hasta evitar ser envenenado o
embrujado. Las preparaciones contienen diferentes sustancias vegetales (semillas, bejucos, fragmentos de
maderas) en una solucin alcohlica que puede ser aguardiente local (charuco o biche) o comercial. Estas
sustancias son cuidadosamente seleccionadas, muchas de ellas son recolectadas en el monte y siempre en

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el momento adecuado segn el estricto cumplimiento de los ciclos lunares o del mar. La preparacin no
slo supone saberes sobre las yerbas que se combinan, sino tambin de los secretos correspondientes.

Funebria, santos y visiones


El mundo de los vivos y el de los muertos est estrecha e indisolublemente conectado. Muertos, santos y
visiones se mueven por el mundo de los vivos. Cuando un nio menor de siete aos muere se considera
que es un angelito. Para que ascienda a la gloria se hace un chigualo o guali. En el chigualo las mujeres
cantan durante toda la noche, mientras que los hombres las acompaan tocando dos tipos de tambores:
el bombo y los conunos. Adems de su voz, algunas mujeres tocan las guasas, una especie de maracas.
La muerte de un pequeo nio es motivo de
alegra ya que l llegar a la gloria y velar por
el bienestar de sus padres y padrinos. Si se
derraman muchas lgrimas, el pequeo angelito
no podr llegar a la gloria ya que se ahogar en
ellas. El cadver del infante se viste de blanco, se
lo coloca en un rincn de la sala sobre una mesa
tambin cubierta de blanco y se lo rodea de flores
de coloridos papeles hechas especialmente
para el evento. Despus de toda una noche de
chigualo, a la cual asisten parientes y vecinos, se
entierra en el cementerio despus de llevarle a
la iglesia en una procesin liderada por los nios
ms mayorcitos.
Las canciones en los chigualos son conocidas
como arrullos y son muy parecidas a las que
se interpretan para que los santos y vrgenes
desciendan temporalmente del cielo a escuchar
las demandas de sus devotos o para a recibir los
agradecimientos por los favores ya concedidos.
En los arrullos para santos y vrgenes tambin
incluyen guasas, bombo y conunos. Estos
arrullos se hacen en la sala de la casa del devoto,
quien por lo general ha levantado un pequeo
altar para honrar a su santo o virgen. Tanto en el
chigualo como en el arrullo de santo o virgen,
se produce una conexin o puente entre el
mundo de lo divino y el mundo donde viven
los seres humanos por el cual pueden circular
las entidades divinas y libres de pecado, ms
no los otros seres humanos que con sus voces e
instrumentos permiten esa conexin o puente.
Altar para novena de muerto, ltima noche. Corregimiento La Toma,
Surez, Cauca. Como parte del ritual de funebria se realiza un altar
que se mantiene durante nueve noches para que el alma del muerto
salga del lugar en el que se realiz el velorio.

Cuando el muerto es alguien mayor de siete


aos ya no se lo considera un angelito y las
actividades para ayudarle a dejar este mundo
son muy distintas. Las manifestaciones de dolor
no slo son permitidas, sino que son prescritas.

177

Los dolientes ms cercanos se ven pronto acompaados por familiares distantes, vecinos y amigos que
permanecen con ellos durante las actividades funerarias que incluyen el velorio, el enterramiento y la
novena. Estas actividades son indispensables para conducir el cuerpo y el alma del muerto hacia su
nuevo destino. Los alabaos son las canciones que se usan slo para estos casos. A diferencia de chigualos
y arrullos, dichos alabaos son manifiestamente tristes y slo involucran las voces, principalmente
femeninas, sin ninguna participacin de instrumentos musicales.
Al momento de la muerte, el alma o sombra se separa del cuerpo saliendo por la parte superior de la
cabeza con el ltimo respiro. Mientras exista respiracin, as sea tenue y casi imperceptible, el cuerpo se
halla vivo. Una vez el alma o sombra abandona el cuerpo, queda en la casa donde se realiza el velorio. Por
eso, despus del enterramiento del cuerpo, se construye en la sala una especie de altar llamado tumba.
Dicha tumba tiene como un fondo blanco de telas sobre las que se colocan velas, imgenes religiosas
y, con frecuencia, una o varias mariposas negras as como flores, plantas y el nombre del fallecido.
Usualmente, se deja un pequeo recipiente con agua para que la sombra sacie su sed.
Esta tumba se deja por nueve das y noches que dura la novena. Cada noche se renen dolientes,
familiares, vecinos y amigos para cantar alabaos y rezar hasta cerca de la media noche. La novena noche,
conocida como la ltima noche, es la ms importante ya que unos minutos antes del alba, en medio
de los alabados y de la tristeza de los asistentes, se apagan las velas y luces para desarmar la tumba,
obligando al alma o sombra del muerto a abandonar para siempre aquel lugar.
Un muerto puede convertirse en visin si no se realizan las actividades funerarias correspondientes.
Igualmente, se transforma en visin cuando mientras estaba vivo hizo pactos con el diablo en aras de
atesorar dinero o de acrecentar sus habilidades en el trabajo, la pelea o en el amor. En general, las visiones
pertenecen al diablo o Luzbey. Cuando un muerto se transforma en visin ronda por ciertos espacios
y tiempos. El cementerio y el monte son dos de los espacios en los que ms frecuentemente vagan los
muertos, as como en las noches y, en particular, las de ciertos das sagrados.
Pero el muerto no es la nica visin que existe. Hay muchas otras: la tunda, el riviel, el duende, la bruja y el
maravel son algunas de las ms conocidas para el Pacfico sur. Estas visiones recorren los diferentes lugares
en los cuales se producen encuentros ms o menos peligrosos para quienes se cruzan en su camino.

Reflexiones finales
Muchos de los esclavizados trados forzosamente al Nuevo Mundo apiados entre los barcos negreros
llegaban desnudos, enfermos y profundamente impactados por las atrocidades de las que haban sido
testigos. Aunque no pudieron traer consigo sus objetos ms preciados (casi todos llegaban desnudos),
los esclavistas no les pudieron arrebatar sus memorias y conocimientos aprendidos en frica. Son estas
memorias y conocimientos los que se empiezan a cruzar de mltiples formas con las experiencias
adquiridas en Amrica as como con las memorias y conocimientos de las poblaciones aborgenes y de
los mismos europeos y sus descendientes. De ah emergen los distintos saberes y cosmovisiones que
constituyen el conocimiento local de las diversas poblaciones afrodescendientes en Colombia.
Sobre los conocimientos locales de los afrodescendientes en el pas por fuera del Pacfico rural se
ha estudiado muy poco. Esta es un rea del trabajo que necesita ser adelantada. Una de las grandes
dificultades consiste en que gran parte de los dismiles conocimientos locales de las poblaciones
afrodescendientes han sido histricamente invisibilizados desde los sectores dominantes en el pas.
Se los ha considerado como ignorancia, supersticiones, conocimientos derivados de la prctica sin
mayor valor. Este menosprecio por gran parte de los conocimientos locales de los afrodescendientes es

178

expresin de las prcticas y concepciones racistas que han idealizado los saberes expertos (antes de los
letrados ahora de los cientficos) y la cosmologa eurocentrada (antes la teologa del judeo-cristianismo
oficial y ahora cada vez ms la secular de la modernidad).
El colonialismo que an constituye el universo mental de los sectores dominantes hace que se
menosprecien los conocimientos locales de grandes sectores poblacionales como los afrodescendientes,
mientras que los que estos sectores profesan son predicados como los verdaderos. En nombre de
la ciencia como en el de la religin (es decir, en nombre de la verdad cientfica o de la religiosa) se
gobiernan a las poblaciones e individuos. Por tanto, se desconocen y deslegitiman los conocimientos
locales de estas poblaciones que no sean tiles o subsumibles a los saberes y cosmologa de los sectores
dominantes. El primer paso hacia la visibilizacin y justipreciacin de los conocimientos locales de los
afrodescendientes consiste en cuestionar esta ideologa de los sectores dominantes que encuentra en
una nocin estrecha de ciencia su mejor aliada.

Experiencia: CEID Altamira


Jardn interactivo y observatorio cientfico ambiental
En Bogot, en el CEID Altamira se viene trabajando a partir de la dimensin ambiental de lineamientos
de la CEA, una propuesta de educacin ambiental basada en la cosmovisin de las poblaciones
afrocolombianas en dilogo con el conocimiento cientfico, con respecto al uso, manejo y conservacin
de los recursos hdricos y vegetales. Dado que la institucin educativa se encuentra localizada en la
parte alta de la ciudad, en donde hay quebradas y riachuelos que presentan deterioro ambiental por
cuenta de la contaminacin y el uso indiscriminado del agua.
Con los estudiantes se ha trabajado el proyecto de la recuperacin de fuentes hdricas de esta parte de
la ciudad, a travs de prcticas de reforestacin y sensibilizacin respecto al manejo de basuras, y en la
construccin de dos palenques ambientales: el jardn interactivo y el observatorio cientfico ambiental,
que son espacios donde se cultiva y estudia las plantas desde la perspectiva afrocolombiana.
En este sentido, se ha planteado un proyecto que aborde un dilogo entre las cosmovisiones
afrocolombianas y el conocimiento de la educacin ambiental para encontrar alternativas a estos
problemas. Por ejemplo; en la relacin con la reforestacin con ciertas plantas, se realiza una actividad
de siembra siguiendo pautas culturales como las referidas a la interpretacin de las fases lunares para
determinar en qu da se realiza la siembra de la semilla. En la relacin del hombre con el universo
trabaja desde la qumica, los elementos qumicos que estn en el suelo, en las plantas y como los utilizan
las industrias de alimentos y de que manera nos afecta.

Glosario
Potrillos: Nombre dado a canoa pequea (Perea sf: 150).

Bibliografa
Perea, Fabio
(s.f.) Diccionario afrocolombiano: Afrorregionalismos, afroamericanismos y elementos de africanidad.
(s.l.): CIPE.
West, Robert
2000 Las tierras bajas del Pacfico colombiano. Bogot: ICANH.

179

7. Formas de sustento

41

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

s necesario recordar que los estereotipos sobre la gente negra tambin se han construido
estableciendo una asociacin entre poblaciones y oficios. Durante la poca colonial, se
estableci una divisin social del trabajo en la que los afrodescendientes ocupaban el
lugar de esclavos y sus oficios eran aquellos que las elites consideraban de menor valor.
Ello incidi para que se difundiera la idea de que haba oficios de esclavos o que haba
formas de trabajar como negro; es decir, se cre la idea segn la cual la gente negra estaba
destinada a ciertos oficios y a ciertas condiciones de trabajo. Algo que an hoy est presente
en la sociedad colombiana en la representacin del afrocolombiano como una persona
vinculada a oficios de menor valoracin o reconocimiento, tales como el oficio domstico,
el trabajo agrcola, la minera o la pesca.
Sin embargo, y a pesar de que muchos de estos oficios puedan desempearse por gente
negra, su realizacin no es algo que est determinado por una condicin natural de los
afrodescendientes, que los hara aptos slo para desempear estas tareas. Para entender
por qu esto es as, se deben analizar mecanismos de discriminacin y segregacin laboral
que se encargan de reproducir este imaginario. Es decir, las formas mediante las cuales en
una sociedad reproducimos las condiciones para la permanencia del estereotipo. Cuando
se niega la igualdad de oportunidades laborales en la seleccin de personal para un cargo,
basados en un prejuicio racial, por ejemplo.
El conocimiento de la realidad de las poblaciones afrocolombianas a partir de las formas de
sustento es un intento por visibilizar y valorar su participacin en la construccin del pas y, en ese
sentido, entender tambin las formas de sustento como formas de existencia, que a lo largo de la
historia han estado influenciadas por fenmenos de tipo econmico y poltico, as como ambiental
y sociocultural. Hoy, a pesar del inmenso aporte de los afrodescendientes a la economa del pas, se
mantiene una realidad contradictoria: el creciente empobrecimiento de su poblacin.
Nos centraremos aqu en la presentacin de algunas de las dinmicas de las poblaciones
negras, afrocolombianas y raizales en cuanto a sus formas de sustento, luego de la abolicin
jurdica de la esclavitud. Se trata de un periodo de tiempo que inicia con una serie de
cambios radicales para las poblaciones afrodescendientes, ocasionados en parte por la
nueva condicin de libertad jurdica y por los posteriores procesos de definicin de su lugar
en la sociedad nacional.
41 Franco Garzn

180

Qu sabemos acerca de las diferencias en las formas de sustento de las poblaciones negras
en regiones como el Caribe continental, el Caribe insular o en ciudades como Barranquilla,
Cartagena, Cali o Bogot?
Qu se ensea en la escuela acerca de los cambios en las formas de sustento de los
afrodescendientes, despus de la abolicin jurdica de la esclavitud?
De qu manera se aborda en la escuela el estudio de los aportes de los afrodescendientes
a la produccin de riqueza en el pas?

Objetivos curriculares del ncleo


Reconocer la diversidad de oficios en los que se desempean las poblaciones negras,
afrocolombianas y raizales, cuestionando los estereotipos que las relacionan de manera exclusiva
con actividades rurales o marginales.
Identificar las transformaciones histricas en las formas de sustento de las poblaciones negras,
afrocolombianas y raizales, y los factores que han contribuido a dichas transformaciones.
Visibilizar las contribuciones de los afrodescendientes en diversos campos de la vida nacional
como la poltica, la academia, la gastronoma, la msica, entre otros, en los cuales aportan a la
construccin de interculturalidad.

Introduccin
Estudiar las formas de sustento de una poblacin puede resultar un ejercicio de gran inters para
comprender su vida cotidiana, as como los conocimientos que desarrolla de acuerdo a sus necesidades,
a las condiciones del entorno natural e incluso a sus gustos. Adems, el estudio de estas prcticas
y oficios nos ayuda a comprender el lugar que ocupa en una sociedad y sus transformaciones en el
tiempo. Cuando conocemos los oficios de un grupo humano tambin podemos conocer sus formas de
organizacin, los roles que se les asignan a los nios, las mujeres o los hombres adultos en el trabajo, o
en las labores relacionadas con el hogar, as como las relaciones de intercambio que se establecen entre
grupos humanos o al interior del mismo grupo.
Adicionalmente, cuando estudiamos las formas de sustento a lo largo de la historia, podemos comprender
sus transformaciones y los diversos factores que las afectan. Cambios ocasionados por procesos de
urbanizacin o industrializacin pueden ser determinantes para comprender cmo se modifican los
sistemas econmicos, o cmo se transforman o desaparecen conocimientos y prcticas que en otro
momento pudieron ocupar un lugar central en la vida cotidiana de un grupo. Es lo que sucede cuando
se introducen nuevas herramientas en las prcticas agrcolas, o cuando se introducen prcticas de
monocultivo en una determinada regin.
En otro sentido, se pueden presentar cambios ocasionados por procesos migratorios que obligan a
abandonar ciertas prcticas y aprender unas nuevas, o a resignificar algunas de ellas; algo como lo que
sucede con las prcticas culinarias de muchas mujeres afrocolombianas cuando llegan a la ciudad y se
vinculan al negocio de los restaurantes, haciendo de una actividad familiar un empleo remunerado. O
lo que sucede cuando se incorpora el conocimiento sobre peinados afrocolombianos al negocio de las
peluqueras. En ambos casos, una prctica domstica se transforma en un oficio remunerado, ofrecido
al pblico en general.

181

Formas de sustento durante la Repblica.


De esclavizados a campesinos y proletarios
En los aos posteriores a la abolicin de la esclavitud, los afrocolombianos se establecieron en diferentes
regiones del pas buscando las mejores condiciones para su subsistencia. La ocupacin de terrenos que
eran considerados baldos y la permanencia en los lugares establecidos como resultado de las acciones
de resistencia, fueron algunas de las formas de acceder a la tierra para el establecimiento de parcelas de
cultivo. Las limitaciones para el acceso a la tierra propiciaron que parte de la poblacin se convirtieran
en peones al servicio de haciendas y minas de los antiguos esclavistas. Su nueva ubicacin social y
geogrfica tambin estuvo determinada por la accin de hacendados, como en el caso del departamento
del Cauca, donde se incorpor a las negros libres a un sistema de terraje para el trabajo en las haciendas
(Friedemann 1993).
No obstante, en este y otros lugares del territorio nacional, la transicin de unos sistemas de produccin
de autoconsumo hacia una economa de mercado, implic el impulso de una serie de transformaciones
en sus condiciones de vida. La transicin posibilit al naciente campesinado ganar en autonoma, no
slo en el campo productivo, sino en las relaciones sociales con otros actores de las diversas regiones, lo
que podra considerarse como el fortalecimiento de una autonoma econmica y el surgimiento de una
autonoma poltica (Urrea y Hurtado 1999).

Son diversas las formas de sustento llevada a cabo por las poblaciones afrodescendientes, estas se relacionan con su contexto y
el conocimiento del mismo. Extraccin artesanal de sal. Corregimiento de Capellanas, Bolvar, Cauca. 2007. Fotografa: Enrique
Ocampo

182

Sin embargo, hacia mediados del


siglo XX el aumento de la poblacin, la tendencia a la urbanizacin y la creciente insercin en la
economa de mercado, sumado
al inicio de procesos de industrializacin con perspectiva exportadora, generaron nuevos cambios.
El auge de la modernizacin del
agro y la introduccin de sistemas modernos de produccin
extensiva e intensiva (monocultivos), favorecieron la prdida de
las tierras, que pasaron a manos
de arrendatarios y empresarios,
propiciando el ingreso de la gente negra al proletariado y acelerando procesos de migracin y
desplazamiento forzado.

Generalmente hemos asociado a las poblaciones negras con formas de sustento en


las zonas rurales, no obstante encontramos a estas poblaciones desempendose en
diferentes campos como la educacin, la tecnologa, la academia, la industria entre
otros. Imagen: Archivo fotogrfico afrocolombiano. Choc. Memoria visual. Universidad
tecnolgica del Choc. Diego Luis Crdoba.

Algo as fue lo que sucedi en


buena parte de la zona norte del
departamento del Cauca, donde el cambio en la estructura de
la tenencia de la tierra se debi a
formas de explotacin y hasta eliminacin fsica de la poblacin, en
favor de la industrializacin del cultivo de la caa y el establecimiento
de ingenios azucareros. De igual
forma sucedi en el litoral Pacfico
nariense, donde los cambios en
las formas de aprovechamiento
de recursos locales, as como la
modernizacin de los sistemas de
produccin y la agudizacin del
conflicto armado, han incidido en
la movilidad y el desplazamiento
forzado de las personas hacia los
centros urbanos como Cali, Buenaventura y Tumaco.

La camaronicultura y la creciente ganadera mueven enormes


cantidades de capital y generan
desalojos y compras masivas de
tierra empujando a los desterrados al ncleo urbano, donde la tugurizacin y la violencia estn a la orden del da. Eso, sin contar con los estragos medioambientales que como bomba de tiempo estallarn
causando hambrunas (Vanin 1996:55).

183

Es necesario aclarar con relacin a la migracin, que ste es un fenmeno que se presenta a nivel nacional
e internacional, que no es exclusivo de la poblacin afrocolombiana y que tampoco tiene sus causas
nicamente en factores econmicos o de violencia. Se migra de las veredas a las cabeceras municipales y
a las grandes ciudades por la creciente tendencia a la urbanizacin, para acceder a variadas posibilidades
y mejores condiciones de educacin y servicios pblicos, en busca de mejores oportunidades de
vinculacin laboral o desarrollo profesional y, en ocasiones, hasta por curiosidad.
Segn Mosquera (1998, citada por Vargas 2003), la migracin se debe a dos factores determinantes: el
creciente espacio poltico abierto a los afrocolombianos y la migracin por motivos econmicos, y como
resultado del desplazamiento por la guerra. Como consecuencia de dinmicas como las anteriores, una
cuota muy alta de inmigrantes afrocolombianos llega al permetro urbano de las ciudades medianas y
grandes del pas.
[] los negros de la regin costera del Caribe tienden a concentrarse en Cartagena y
Barranquilla, aunque pueden ir ms lejos a Medelln y Bogot. Los negros del sur del Valle del
Cauca generalmente van a Cali pero tambin pueden ir hasta el Ecuador. La migracin fuera
de la regin pacfica ha sido multidireccional, con destinos que incluyen Ecuador, Panam, la
regin de la costa Caribe y el interior del pas (Wade 1997: 97).
Como se mencionaba anteriormente, la migracin no slo ha estado relacionada con la bsqueda
de fuentes de empleo, tambin ha estado vinculada con la posibilidad de acceso a la educacin.
Tradicionalmente, ha sido de inters para los padres de familia trabajar para poder garantizar el estudio
de sus hijos y la futura vinculacin laboral para el desempeo profesional. Por lo general, la tendencia
de la poblacin joven en el sector campesino y las pequeas ciudades ha sido la de llegar a los grandes
centros urbanos a partir de la posibilidad que les brinda el ser estudiantes. Histricamente las actividades
productivas han estado destinadas a financiar el estudio de los hijos.
Narraciones de antiguos pobladores del norte del Cauca recogidas por Urrea y Hurtado, evidencian la
satisfaccin por el reconocimiento de afrocolombianos en diferentes campos, profesiones, artes y oficios:
Los primeros abogados que hubo aqu fueron el seor Fabio Villegas, seor Fory y el doctor Eugenio
Carabal. El uno se gradu en Popayn y el otro en Bogot. Ellos eran hijos de campesinos que
entregaban todo al hecho de que decan que mis hijos tienen que ser doctores. Eran negros que
a pesar de su rudeza y que no saban leer ni escribir, tenan una gran concepcin de la educacin
y se sacrificaron por tener a sus hijos estudiando en Bogot o en Popayn (1999:308).
No obstante, un verdadero reconocimiento de la situacin actual en las zonas rurales, as como la
condicin de la poblacin negra en la ciudad, an est en vas de elaboracin y se requiere de un mayor
acercamiento a los diferentes fenmenos de tipo social, y a los avances y problemticas relacionadas con
su presencia en todo el territorio nacional. En ese sentido, es necesario seguir profundizando en el estudio
de las trayectorias de los afrocolombianos, en la perspectiva de promover relaciones interculturales.

Migracin, urbanizacin y formas de sustento. Afrodescendientes del campo y la


ciudad
En los crecientes procesos de migracin, los afrocolombianos deben enfrentar viejos estereotipos. A lo
largo de la historia se ha establecido una idea segn la cual las diferentes poblaciones tienen diferentes
disposiciones y capacidades para desempear determinados oficios; as, las mujeres negras que habitan
en las ciudades son consideradas buenas en el servicio domstico, y los hombres en los trabajos duros
en los que se requiere el uso de la fuerza fsica. Estos estereotipos deben ser tenidos en cuenta por el
afrocolombiano que migra, a la hora de buscar un empleo en la ciudad, al tiempo que busca generar

184

las mejores condiciones de vida en el nuevo


contexto.
Galeano (1999) ha estudiado algunos de
los espacios y formas de sustento que
ocupan las mujeres negras migrantes en
Medelln y la manera como hacen uso de
la fama que tienen en diversos oficios
como la cocina, para garantizar algn
tipo de ventaja a la hora de conseguir un
empleo. La posibilidad de acceso al mundo
urbano se debe en gran parte a la comida,
el prestigio de la cocina y la sazn de las
negras en Medelln que supuestamente
margina, tambin hace partcipe y da lugar
en la ciudad (Galeano 1999:288).
Como parte de estas diversas estrategias de
insercin en la ciudad, el establecimiento
de puestos de venta de comida en
determinados sectores de una ciudad como
Medelln (o en otras como Cali y Bogot),
est relacionado tambin con la posibilidad
de extender lazos de solidaridad y establecer
redes sociales, entre la misma gente negra
que llega desde diversos orgenes y con
los propios paisanos. Adicionalmente, la
posibilidad que se brinda al habitante
urbano de degustar alimentos y preparados
tpicos de otras regiones, y en particular de
Mujeres cocineras en Timbiqu. Fotografa: Carlos Humberto Illera. GPG Grupo de
investigaciones sobre patrimonio gastronmico del departamento del Cauca
la zona costera, puede producir cambios
en las percepciones que se tiene de los
afrocolombianos y en ese sentido contribuir a la transformacin de las relaciones sociales (al respecto,
ver ms adelante el ncleo sobre gastronoma).
Pensar entonces una ciudad como Medelln, con ideales blancos asumiendo elementos culturales
negros a travs de expresiones alimentarias, invita a reflexionar sobre los procesos que hacen
del medio urbano un escenario de la interculturalidad, considerando las diferentes opciones
para elegir y transitar (Galeano 1999: 291).
Adems de la cocina, las mujeres negras desarrollan una gran variedad de oficios en las ciudades, aunque
no todos ellos tienen la misma posibilidad de generar transformaciones en las prcticas cotidianas de
vida del resto de la poblacin. Lo interesante de este tipo de oficios tiene que ver con el aporte de los
afrodescendientes a la vida del resto de los colombianos; sin embargo, es necesario tener mucho cuidado
para no reproducir de nuevo los estereotipos dndole ahora una valoracin positiva. Es decir, no se
trata ahora de volver a reproducir imgenes simplificadas de la gente negra y de sus oficios, afirmando
nuevamente la idea de que estn predestinados para realizar cierto tipo de tareas. Al contrario, se trata
de entender que, a pesar de que algunos de estos empleos se realizan en condiciones de desigualdad
econmica, pueden representar aportes significativos a la construccin de interculturalidad en el pas,

185

al producir transformaciones en los gustos y las prcticas cotidianas de toda la sociedad, al tiempo que
tienen la posibilidad de generar transformaciones en las relaciones sociales.
Con relacin a la prctica de otros oficios como la peluquera, la aparicin de estas en ciudades como
Bogot ha respondido a la creciente demanda de este servicio por parte de la poblacin afrocolombiana
que es cada vez mayor, y por la introduccin de nuevas propuestas estticas que han fomentado una
relacin demanda-oferta. Esto ltimo es caracterstico de la explosin reciente de este tipo de negocios
y del cada vez mayor consumo de estticas diferentes a las convencionales, dentro de las cuales estn
las que aportan las diversas culturas afrodescendientes.
Las peluqueras afro ms recientes atienden tanto a clientes afrocolombianos como a no afrocolombianos,
adems de haber un gran nmero de mujeres que peinan a domicilio y que conforman un sector que
ejerce un oficio remunerado alterno y se revela como un fenmeno importante entre las afrocolombianas
en Bogot. Aqu es relevante tanto el saber peinar lo que se evidencia en los buenos resultados, como
la posibilidad de reunin de personas oriundas, si no del mismo pueblo o departamento, por lo menos
de la misma regin (Vargas 2003).
La incursin de la poblacin afrocolombiana en el campo de la educacin tambin ha representado
un significativo aporte para el conjunto de la sociedad colombiana. La formacin de docentes en los
diferentes campos del saber as como su disponibilidad para trasladarse y asumir retos en lugares
desconocidos, es prueba de ello.
Muchos chocoanos aprovechndose de una de las pocas oportunidades abiertas para ellos,
han sido entrenados como maestros y encontrado trabajo en el Choc o con mucha frecuencia
fuera de su departamento: es muy comn encontrarlos en regiones tan aisladas como los
departamentos de Guaina y Meta, en la cuenca amaznica. A mediados de la dcada de 1980,
once de los catorce jefes de ncleo en el Meta eran chocoanos (Wade 1997: 246).
El acceso a la educacin, aunque limitado por factores econmicos y la persistencia de manifestaciones
de discriminacin, ha posibilitado, de otra parte, la formacin de lderes afrocolombianos y su incursin
en la esfera poltica. En este proceso de reivindicacin de las poblaciones negras, las mujeres han
ganado protagonismos en diferentes campos: como funcionarias pblicas, en la empresa privada y en el
liderazgo comunitario. Las mujeres han sido grandes aliadas en los procesos comunitarios y muy activas
en lo relacionado con la gestin en sus comunidades.
Finalmente, hay que recalcar la participacin de la poblacin afrocolombiana en diferentes espacios:
como acadmicos en varios campos del saber, intelectuales en diversos mbitos, lderes y representantes
polticos, msicos, productores y compositores, artistas y deportistas en diversas disciplinas. Sin
desconocer que estas pueden considerarse como formas de sustento, ms all de cumplir con este

Sugerencia metodolgica
Afrodescendientes destacados: identifique personajes afrodescendientes
destacados en las diferentes esferas de la vida nacional e internacional para
conocer sus trayectorias y aportes

186

propsito, son acciones que dejan ver el significativo aporte de las poblaciones negras a la construccin
y fortalecimiento del pas.

Formas de sustento tradicionales y contemporneas


Para poder ilustrar lo relacionado con las formas de sustento contemporneas, presentamos a
continuacin y a manera de sntesis, un caso relacionado con las formas de sustento de un grupos
de poblacin afrocolombiana: los pobladores urbanos y los agricultores de las islas de San Andrs,
Providencia y Santa Catalina (Enciso 2004).

Agricultores y pescadores en San Andrs, Providencia y Santa Catalina


La complejidad y diversidad de formas de sustento se refleja tambin en la regin insular colombiana (San
Andrs y Providencia), donde al igual que en el territorio continental, se dieron procesos de adaptacin
de los afrocolombianos a nuevas formas de sustento, luego de la abolicin jurdica de la esclavitud.
De esta manera, pasaron progresivamente de prcticas agrcolas tradicionales y de pesca artesanal, a
actividades de turismo y comercio.
Segn Parsons (1985), la principal actividad econmica de la isla de San Andrs en el ao 1793 era el
cultivo del algodn, producido principalmente para el mercado ingls. Sin embargo, con el transcurrir
del tiempo y en el periodo posterior a la abolicin de la esclavitud, el algodn fue desplazado por el
coco, dada la creciente demanda de pases como Estados Unidos. En la isla de San Andrs al igual que en
Providencia, la tradicin marinera tambin ha representado una importante fuente de sustento, y de ah
que tanto en el pasado como en la actualidad los raizales se empleen como marineros o navegantes.
Para los raizales, el vnculo con la tierra ha existido desde tiempos pasados, y aunque el crecimiento de la
poblacin nativa, la llegada de extranjeros y la urbanizacin han transformado gran parte del espacio fsico
y muchas de sus antiguas prcticas, en la actualidad se mantiene un fuerte nexo con la agricultura.
La agricultura ha sido una de las fuentes de supervivencia para los raizales, algunos en calidad de propietarios de
la tierra y otros mediante el prstamo, han logrado el acceso a una granja. El trabajo en la finca tradicionalmente
se ha hecho de manera independiente distribuyendo las labores diarias entre los miembros de la familia o
apoyndose en vecinos. Algunos se han organizado en cooperativas u otro tipo de asociaciones viendo la
importancia de apoyarse mutuamente en la realizacin de las prcticas agrcolas, el cuidado de los cultivos,
la recoleccin y comercializacin de las cosechas. La ayuda mutua se valora como una forma de promover las
actividades productivas mediante una especie de rotacin de grupos de trabajo, evitando de esta forma el
pago de jornales, que implicara para los agricultores menor rentabilidad en el proceso.
En el pasado, era caracterstica la presencia en las granjas de una gran variedad de plantas destinadas
principalmente al consumo familiar y a compartir con los vecinos. En ellas se cultivaban especies como
la yuca, fruta del pan, batata, pepinos, amaranto, tomates, lechuga y se criaban animales, entre ellos
cerdos y pollos. Productos como el coco, peras, meln, mango, naranja, limn se exportaban a la zona
continental y a Panam.
Con la apertura del puerto libre en el ao 1953, la introduccin del comercio, la llegada de poblacin
fornea, las manifestaciones de discriminacin hacia quienes se dedican a la agricultura, la escasez de
agua por los prolongados periodos de ausencia de lluvias, la disminucin en la capacidad de los pozos
profundos y los robos en las plantaciones, se ha propiciado el cambio en las formas de sustento de la
poblacin. No obstante, en la actualidad muchos agricultores continan con sus labores, sumndose

187

a ellos un nmero importante de jvenes, hombres y mujeres que ven en la agricultura una buena
alternativa para mejorar su bienestar, a pesar de la presencia de estos factores adversos.
Muchas organizaciones han surgido en torno a la necesidad de recuperar algunos espacios de
encuentro que en el pasado propiciaron el aprovechamiento de la naturaleza y el establecimiento de
relaciones solidarias como el intercambio de productos. Algunas organizaciones continan apoyando
la comercializacin de productos agrcolas como el caso de la ANUC, que para el caso de San Andrs,
cumple tambin la funcin de representar a los afiliados ante las instituciones del Estado. Existen redes
de mujeres que buscan mejorar la situacin econmica de las familias, participando en proyectos como
la siembra de pltano, papas, caa, bangla, soril y jengibre.

La agricultura en Providencia y Santa Catalina


Los agricultores conservan la tradicin de cultivar de acuerdo con las fases de la luna, las cuales se
asocian tambin a los tiempos de lluvia y de sequa, aunque en los ltimos aos ya no es posible predecir
estos signos de la naturaleza con la misma facilidad que en el pasado. Machetes, picos y hachas han
sido las herramientas utilizadas para cultivar el variado nmero de especies vegetales entre las cuales
se destacan naranjas, pltanos, yucas, batatas, calabazas, papayas, cocos, gungus y pinos. En el pasado,
gran parte de estos productos se exportaban.
Para el trabajo en las fincas ha sido comn la organizacin de comits conformados por diez o quince
hombres, que se rotan de finca en finca. Este sistema se ha mantenido por las dificultades para el pago
de jornales y por la escasez de los mismos; los pescadores no dedican mucho tiempo a la agricultura y
prefieren el intercambio. En la actualidad, los jvenes estn volviendo a la agricultura y esta empieza
a ser de nuevo importante. Las mujeres, a pesar de la tendencia a laborar en restaurantes y oficinas,
tambin se han organizado para producir y comercializar mermeladas y otros productos elaborados con
frutas de la isla como mangos y guanbanas.
En la memoria de los raizales aparece una imagen de abundancia en el pasado, ya que adems de tener
suficiente para el consumo de la familia, haba gran cantidad de cosechas que se exportaban hacia
Cartagena y Coln, en Panam. Se pagaba en pesos, en dlares o se haca intercambio de coco y naranja
por carne de tortuga, comida para cerdos, cerveza, cola, harina, sal o azcar.

La pesca en Providencia y Santa Catalina


Pescar hace parte de la cultura nativa, se convive con la pesca a partir de la infancia, desde los primeros
contactos con el mar y con los quehaceres de los adultos y aunque no todos los nios salen a pescar, han
presenciado ms de una vez el momento en que los pescadores preparan sus implementos, se alistan
para partir, la manera como se alejan y luego su regreso.
La pesca es una de las labores ms significativas para los raizales, porque proporciona el alimento
diario para s mismo y para los parientes, incluso para ayudar a otras personas de la comunidad que por
diferentes razones tienen dificultades econmicas. El resultado del esfuerzo aparece en la mesa, como
una representacin de las delicias gastronmicas marinas que surgen de las especialistas en la cocina
nativa. Lo que no se consume, se vende al comercio local o directamente a los vecinos.
Los pescadores artesanales navegan en botes con motor fuera de borda o remando hasta el sitio de
destino; algunas personas o cooperativas tienen embarcaciones con motores a bordo y pueden
permanecer en alta mar hasta quince y veinte das, con ms de cuatro tripulantes. Al final de la jornada
los pescadores artesanales se ayudan con una rstica vela de nylon para aprovechar la brisa y regresar a
la playa donde los vecinos los esperan. A su llegada, se dedican a limpiar el pescado, quitarle las escamas,
pesarlo y venderlo o llevarlo a la casa. Algunos se quedan haciendo mantenimiento a sus equipos para

188

una nueva salida. Dentro de los mtodos tradicionales estn el buceo a pulmn, el nylon con anzuelo,
llamado fondeo, y la nasa42, utilizada especialmente por los mayores; la atarraya est prohibida.
El nmero de hombres jvenes dedicados a este trabajo es menor que el de los mayores, se cree que
en parte ha sido por causa de la escuela que los aleja, y ello es preocupante porque de continuar esta
situacin, a futuro tendr que comprarse el pescado. En ese sentido, el sistema educativo ha creado una
brecha entre los elementos tradicionales de la cultura y la formacin acadmica.
Se considera tambin que las construcciones realizadas en el pasado han afectado la pesca; en San
Andrs por ejemplo, cuando construyeron el muro para contener el agua (espoln) que forma la playa
frente a la zona hotelera, todas las nasas que estaban all desaparecieron. Despus entidades como
Coralina prohibieron el uso de las nasas en la isla y con el incremento del turismo las escuelas de
buceo que llevan turistas a las reas donde los nativos generalmente pescan para sobrevivir, han
generado conflictos.
La nasa la usa la gente que no puede ir a los cayos y al banco a pescar, se trata de una actividad de
supervivencia que hace parte de la cultura y que combina diferentes maneras de vivir, especialmente la
pesca y el arte de fabricarlas. De otra parte, en la actualidad los productos marinos se estn acabando y
cada vez hay que ir ms lejos para conseguirlos. Despus de creado el puerto libre y con la dragada de la
baha para rellenar lagunas y obtener la arena para las casas y edificios, se caus un desastre ecolgico
que trajo como consecuencia la desaparecin de ostras y langostas.
Con la llegada de la gente atrada por el turismo la pesca ya no se hace slo para sobrevivir sino tambin
para comerciar, provocando al agotamiento de las especies marinas. En consecuencia, no slo los nativos
pescan, lo hacen los continentales y las empresas que toman los productos para venderlos dentro y fuera
de las islas, incrementando los costos de los productos y llevando a los nativos al consumo de alimentos
como el pollo, que bajo estas consideraciones resulta ms barato.

A manera de cierre
Durante los procesos de adaptacin y articulacin a las dinmicas del pas, las poblaciones negras,
afrocolombianas y raizales han aportado gran variedad de conocimientos relacionados con el uso y
manejo de los ecosistemas en las diferentes regiones donde han estado asentados, al igual que en los
espacios urbanos, donde actualmente se encuentran mayoritariamente.
Se resalta su contribucin en el campo productivo, con la aplicacin de un conjunto de conocimientos
para el aprovechamiento del variado numero de especies animales y vegetales caractersticos de las costas
Pacfica y Atlntica, y las riberas de los ros, y el establecimiento en los valles interandinos de sistemas de
produccin biodiversos y eficientes en el uso del espacio y los recursos naturales. En el contexto urbano,
mediante su vinculacin al sector productivo, haciendo parte de procesos de formacin en diversos
campos del saber y participando en instituciones pblicas, empresas privadas, organizaciones de base
y no gubernamentales.
El conocimiento de los diferentes mecanismos de adaptacin a las regiones y ecosistemas en el
trasegar de las poblaciones negras, desde las costas de los mares, riveras de los ros, cordilleras y valles
interandinos, hasta los grandes centros urbanos, representa un significativo aporte para entender las
dinmicas socioeconmicas que han caracterizado la construccin del pas y la necesidad de avanzar en
el reconocimiento de la diversidad cultural y el establecimiento de relaciones ms equitativas al interior
de la sociedad colombiana, porque a pesar de haber avanzado en el reconocimiento de la nacin como
42 Especie de jaula utilizada para la pesca.

189

pluritnica y multicultural, perviven en la actualidad manifestaciones de exclusin y discriminacin que


mantienen estereotipos en la mirada hacia la poblacin afrocolombiana y la segregacin en los oficios
y formas de sustento.

Experiencia: Institucin Educativa Tcnica Acucola San Francisco de Ass


En la Institucin Educativa Tcnica Acucola San Francisco de Ass, ubicada en la zona urbana de Mara La
Baja, departamento de Bolvar, se trabaja un proyecto acucola que tiene como objetivo la produccin
y mercadeo pisccola. Hasta ahora se han llevado a cabo cultivos demostrativos de mojarra y cachama y
se quiere, en un futuro, trabajar con especies nativas. Este proyecto cuenta con el apoyo del SENA y va
desde el grado preescolar hasta once.
En el rea de Ciencias Naturales se trabaja etnobotnica y etnofarmacologa; con el eje La biodiversidad
y sentido de pertenencia por los recursos propios, este trabajo se empez como una propuesta de
investigacin en la que se desarrollan temas de 6 a 11 y se cuenta con la participacin de los mayores
y padres de familia que apoyan con sus conocimientos y experiencias sobre las plantas medicinales y
con los espacios de cultivo que tienen en sus casas. Se trabajan las plantas medicinales, el uso y manejo
sobre todo de plantas nativas con los grados de 6, 7 y 8; el proyecto de investigacin es sembremos
conocimiento. Tambin tienen un cultivo de plantas medicinales denominado Rincn de estudio; al
respecto nos cuentan:
Tenemos el rincn de plantas medicinales. Mis compaeros y yo recolectamos plantas que sabamos
que servan para las enfermedades y lo hicimos. El primer paso fue sembrarlas, luego esperan que
crecieran y ah estn como se pueden dar cuenta. En ese rincn de plantas medicinales tenemos
el organo, la tua-tua, la manzanilla, la picamorreal y la sbila, entonces el propsito de nosotros
con ese rincn de plantas medicinales es hacer productos naturales, o sea, cmo se puede hacer el
champ, la pomada, la crema y todas esas cosas [] (Diana Lizeth, estudiante 8 grado)

Glosario
Terraje: Pago de arrendamiento de la tierra que hacan los esclavos a los terratenientes a travs de
especias o de trabajo (Perea sf: 171)

Bibliografa
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190

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1997 Gente negra, nacin mestiza. Dinmicas de las identidades raciales en Colombia. Bogot: Ediciones Uniandes.

191

8. Racismo y discriminacin

43

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

acismo y discriminacin constituyen dos palabras que se encuentran estrechamente


ligadas. En los medios de comunicacin se las suele presentar como sinnimos, como
si toda discriminacin estuviese necesariamente asociada a lo racial. No es difcil
encontrar situaciones en las cuales, incluso, se utiliza la palabra racismo para referirse a una
situacin de discriminacin que no es considerada racial. As, discriminacin y racismo se
pueden sustituir fcilmente en nuestros hbitos de pensamiento cotidianos.
Al contrario de esta confusin tan comn, el argumento en este texto consiste en sugerir
que es relevante distinguir estas dos categoras por razones analticas y polticas. Por razones
analticas es importante diferenciarlas para poder entender mejor las distintas modalidades
de discriminacin y para comprender las particularidades del racismo al interior de estas
modalidades. Polticamente es pertinente porque permite orientar con mayor precisin
cualquier accin o lucha que pretenda cuestionar de forma contundente y adecuada el
racismo.
Para darnos una idea de las maneras como se expresa el racismo y las diferentes formas de
discriminacin en la vida cotidiana de las instituciones educativas, es importante observar
e identificar las situaciones y las relaciones de los estudiantes en los espacios de recreo, en
la organizacin de grupos para la realizacin de actividades como juegos, campeonatos,
etc., en los grafitis de los baos y paredes de la institucin, y en las expresiones verbales
racistas o discriminantes como los apodos o los chistes, que hacen parte de su forma de
comunicarse. Ante estas situaciones, se pueden promover debates en las aulas de clase y
actividades tendientes a superar el racismo y la discriminacin en el contexto escolar.
Existe racismo en su escuela?
Cules son las prcticas discriminatorias ms frecuentes observadas en su institucin
educativa y qu acciones se adelantan para eliminarlas?
Qu estrategias educativas para la eliminacin del racismo conocemos o hemos
implementado?
Cul debe ser el papel de la escuela en la eliminacin de las diferentes formas de
discriminacin y, en particular, del racismo?
43 Eduardo Restrepo

192

Objetivos curriculares del ncleo


Analizar y comprender el racismo y la discriminacin como fenmenos que atraviesan nuestras
acciones y pensamientos cotidianos que con frecuencia pasan desapercibidas para nosotros
mismos.
Examinar los diferentes aspectos del racismo para poder identificarlo en sus variadas expresiones
y modalidades de funcionamiento.
Identificar y reflexionar acerca del tipo de medidas que buscaran revertir las discriminaciones
raciales.
Comprender las diferencias conceptuales y formas de expresin entre racismo y discriminacin.

Introduccin
Aunque no falta quien considere que el racismo es una cuestin histricamente superada o, cuando
menos, en vas de serlo, la discriminacin racial constituye una realidad tozudamente persistente
en las sociedades contemporneas. No se puede explicar la presencia del actual racismo por simples
remanentes aislados de ideas racistas en la cabeza de algunos pocos individuos retrgrados. El racismo
y la discriminacin son fenmenos con alcances estructurales que atraviesan nuestras acciones y
pensamientos cotidianos de formas que pueden incluso pasar desapercibidas para nosotros mismos.
En este aparte se examinan diferentes aspectos del racismo para poder identificarlo en sus variadas
expresiones y modalidades de operacin. Hacia el final, se hacen unas aclaraciones sobre el tipo de
medidas que buscaran revertir las discriminaciones raciales. En su conjunto, el texto se ha escrito
pensando en la situacin de los afrodescendientes en Colombia, aunque obviamente sus planteamientos
no se circunscriben a esta situacin.

El racismo como un tipo de discriminacin


Cualquier discriminacin supone la doble articulacin de un acto de diferenciacin y un ejercicio de
exclusin.44 Un acto de diferenciacin en tanto implica la clasificacin de una persona o colectividad
de tal manera que la distingue claramente de otras personas o colectividades. Esta diferenciacin
recurre a una serie de imgenes y concepciones existentes de antemano por parte de quien ejerce la
discriminacin. Los estereotipos son algunos de las ms extendidas imgenes o concepciones previas
sobre las que se establece este acto de diferenciacin propio de la discriminacin. Los estereotipos
suponen ideas prefabricadas que alguien proyecta sobre todo un grupo de personas por su origen,
condicin o apariencia. Estas ideas generalmente caricaturizan errneamente las caractersticas y
comportamientos de quienes son estereotipados.
El otro aspecto para que se produzca una discriminacin es la exclusin. Se requiere que la diferenciacin
se encuentre asociada a un ejercicio de exclusin para que se produzca una discriminacin. El ejercicio de
exclusin abarca el rechazo, la negacin y el desconocimiento de quien es objeto de discriminacin. La
exclusin es un acto ideacional y del comportamiento. Se pude rechazar, negar o desconocer a un individuo
o colectividad en el plano del pensamiento. De ah que sea un acto ideacional. Este acto est generalmente
encadenado con un comportamiento de exclusin para con quien se discrimina. Y el comportamiento
que excluye puede materializarse en acciones concretas o en omisiones: en hacer algo o no hacerlo.
44 En las ciencias sociales a veces se habla de discriminacin positiva; en ese caso, la distincin se asociara a la
inclusin o al reconocimiento, no a la exclusin. No obstante, aqu nos referimos a la nocin de discriminacin como
se entiende generalmente, es decir, en un sentido negativo.

193

La discriminacin se manifiesta de diferentes formas y por diferentes factores, tenemos el racismo, el clasismo, el sexismo
entre otras formas de discriminacin. Medelln: Tipos humanos de la provincia. Mujer, minero, comerciante. Imagen: Barona,
Gmez y Domnguez (2005: 129).

Definida la discriminacin de este modo, entonces se puede argumentar que el racismo constituye un
tipo de discriminacin: que se articula a partir de los rasgos o caractersticas raciales. En otras palabras, el
racismo constituye una discriminacin efectuada por las adscripciones raciales atribuidas a un individuo
o colectividad.
Otros tipos de discriminacin que se presentan cotidianamente son el clasismo y el sexismo que se
articulan respectivamente en la clase o el sexo. Tambin se puede hablar de hetero-sexismo que discrimina
las orientaciones sexuales, consideradas desviaciones por una normatividad compulsiva heterosexual.
Muchos otros tipos de discriminacin se configuran con base en criterios etreos (de edad), estticos,
educativos, geogrficos y lingsticos, entre otros. Los etreos, por ejemplo, se evidencian en el denso
entramado de discriminaciones asociadas a lo que se puede llamar la tirana de la juventud: otros
grupos de edad son menospreciados social e imaginariamente a partir de la idealizacin totalitaria
de lo joven. Ser joven, el cuerpo del joven, la esttica de lo joven, empiezan a ser modelos desde los
cuales se discriminan otras adscripciones de edad, sobre todo aquellas que como la vejez se construyen

194

como su opuesto. Lo geogrfico, para dar un ltimo ejemplo, es la discriminacin de poblaciones o


individuos determinados a partir de una serie de oposiciones espacializadas como la de urbano/rural o
capital/provincia. Se establecen as una serie de distinciones y exclusiones de aquellas poblaciones o sus
expresiones culturales o formas de hablar que se asocian a lo rural o a la provincia.
No debe perderse de vista que la insistencia en distinguir entre diferentes tipos de discriminacin
dependiendo del anclaje concreto sobre el que se ejerce, no significa que estas discriminaciones se
presenten de manera aislada. Al contrario, en muchas ocasiones nos encontramos con amalgamas
de discriminaciones que se articulan y refuerzan mutuamente. Discriminaciones de orden racial se
encuentran frecuentemente asociadas a las discriminaciones de clase, lingsticas (formas de hablar)
o geogrficas (quienes son discriminados provienen generalmente de regiones marginalizadas y
subalternizadas). Esto se debe a que los individuos y poblaciones concretos se encuentran atravesados
al tiempo por muchas variables (raciales, sexuales, de clase, etc.) y algunas de stas tienden a asociarse.
La historia de Colombia se encuentra atiborrada de innumerables situaciones donde se han ejercido
los diferentes tipos de discriminacin. Los hombres han discriminado sistemticamente a las mujeres
a partir de estereotipos machistas. De ah que se pueda hablar del sexismo. Los heterosexuales han
discriminado a las personas cuya orientacin sexual se ha definido con personas de su propio sexo.
Estas discriminaciones van desde la burla hasta la agresin fsica. De ah que se pueda hablar de heterosexismo. Otro ejemplo, ya ms ligado al racismo, es que quienes se han asumido como blancos o
mestizos han discriminado a poblaciones enteras por considerarlas indios o negros. Tan discriminadas
han sido estas poblaciones, que palabras como las de indio o negro se encuentran an cargadas de
estereotipos racistas que se remontan al periodo colonial.
Uno de estos estereotipos ha consistido en considerarlos portadores de constumbres salvajes e
inferiores intelectual y moralmente. Entre los innumerables pasajes racistas sobre los negros que se
pueden encontrar en los libros escritos por figuras polticas e intelectuales de la elite se puede sealar
este ejemplo: La raza negra, favorecida por el sol tropical, por sus costumbres salvajes y por su escasa
intelectualidad y moralidad, se reprodujo prodigiosamente y pobl las extensas comarcas de nuestros
valles y ros (Bejarano 1920: 192). O, entre los muchos planteamientos racistas de Laureano Gmez,
luego presidente de Colombia, se encuentran afirmaciones como: Otros primitivos pobladores de
nuestro territorio fueron los africanos, que los espaoles trajeron para dominar con ellos la naturaleza
spera y huraa. El espritu del negro, rudimentario e informe, como que permanece en una perpetua
infantilidad ([1928] 1970: 46). El problema radica en que muchos de estos prejuicios se mantienen hoy
en da y son fuente de los estereotipos que llevan a discriminar a individuos y poblaciones negras.
Una importante aclaracin es que el racismo no slo se dirige hacia otros individuos o colectividades,
sino que puede ser dirigido hacia el s mismo como individuo o a la colectividad propia. En este caso,
el racismo se interioriza volcndose sobre s mismo. De ah que se hable de endoracismo. Sobre el
endoracismo, el antroplogo afrochocoano Rafael Pereachal escribe:
A fuerza de escucharlos, de borrarnos la historia, de impedir nuestro acceso a la educacin,
de escuchar dichas ideas en la educacin formal informal, en la cotidianidad, terminamos
por internalizar dichos preconceptos que nos degradan como personas humanas. Nos han
conducido al autodesprecio, a no reconocer a nuestros valores en tanto que colectivos humanos
[...] Quedamos homogenizados, representando el mal, la fealdad, todo lo no deseable [...] La
colonizacin de nosotros hizo un Frankenstein, donde finalmente hemos quedado como una
caricatura de los amos. Subsisten en nosotros dos personalidades la ancestral en lucha, con
el reflejo deformado del otro. Este es nuestro principal enemigo, no ser nosotros mismos, si no
querer ser el otro (2007: 22-23).

195

Sin raza no hay racismo


Ahora bien, si el racismo lo podemos definir como una discriminacin de orden racial, entonces para
comprender sus formas de operacin especficas debemos remitirnos a la nocin de raza que se
encuentra all implcita. No hay racismo sin raza. La nocin de raza es ms complicada y resbalosa de
lo que uno inicialmente piensa. No obstante, de manera provisional y para los propsitos de este texto,
se puede afirmar que la nocin de raza supone la asociacin necesaria entre ciertos rasgos corporales
(como el color de la piel) que son concebidos como heredados e inmutables, con unas caractersticas
intelectuales y de comportamiento que se consideran irremediablemente derivadas.
As, hay un concepto de raza cuando se afirma que alguien piensa o se comporta de esta u otra forma
porque es negro (o indio o blanco). Un ejemplo de este tipo de planteamientos, tomado de un sacerdote
que escriba sobre el Pacfico sur a principios del siglo pasado, es el siguiente: Los negros son de carcter
alegre, muy dados a las fiestas, las borracheras, robustos, habladores, pendencieros y, en general,
perezosos para el trabajo (Merizalde 1921: 150-151).
Cuando se define raza de esta manera no se piensa simplemente en la palabra, sino en el concepto. A
veces se cuenta con una palabra distinta de la de raza como puede ser la de cultura, etnia o grupo tnico,
pero el concepto que hay detrs es el de raza tal y como se ha definido. As que es muy importante tener
presente que el concepto de raza puede estar asociado a otras palabras, incluso aquellas que se han
acuado para evitar la omnipresencia de dicho concepto y cuestionar sus implicaciones.
De ah que en algunos casos, cuando se utiliza la palabra cultura, por ejemplo, de lo que se est hablando
realmente es de raza, y esto aunque no aparezca el trmino y a pesar de que quien est hablando le
incomode y sea muy crtico frente a la utilizacin de la palabra raza. Cuando esto sucede se puede decir
que la palabra cultura (o cualquier otra en su lugar) se encuentra operando como un eufemismo del
concepto de raza.
En Colombia, al igual que en otros pases de lo que se suele englobar con el trmino de Amrica Latina,
se puede registrar una actitud ambivalente cuando se menciona la raza. Para un sector compuesto
predominantemente por intelectuales, activistas y funcionarios gubernamentales, se observa un
escozor e incomodidad frente a la utilizacin de la palabra raza. Afirman que como se ha demostrado
cientficamente que la raza no existe (sobre lo que volveremos ms adelante), mantener la palabra en el
vocabulario acadmico, administrativo y poltico contribuye a apuntalar el racismo.
Para decirlo en otras palabras, quien no sustituye la palabra de raza por otra que se considera ms
adecuada como la de cultura, etnia o nacin o pueblo, lo que en ltimas estara haciendo sera reforzar
la ficcin de la existencia de la raza y, en ltimas, fundamentar prcticas racistas.
Ahora bien, esta incomodidad se contrasta con la amplia circulacin de la raza entre amplios sectores de
la poblacin en diferentes regiones del pas. Es fcil que la gente hable en trminos de raza para referirse
a otros o a s mismos en los ms dismiles contextos. Por supuesto, esta amplia circulacin de la raza se
asocia tambin a las concepciones y prcticas de discriminacin racial. Aunque, cabe anotarlo, los sentidos
locales enlazados al trmino de raza son mucho ms complejos, varan grandemente de una regin a otra
y pueden incluso subvertir el concepto mismo. Esta multiplicidad y polifona local de la utilizacin de la
palabra raza requiere un estudio detallado y comparado que est an por ser adelantado.
Ahora bien, es un hecho que el problema no se resuelve con una purga generalizada de la palabra raza,
reemplazndola por otros trminos que en ltimas pueden operar como eufemismos manteniendo
intacto el andamiaje ideacional y comportamental sobre el que se ha edificado el pensamiento racial y

196

el racismo. El problema es ms profundo que un asunto de vocabulario, y para entenderlo es necesario


examinar sin ambages cmo se construye, transforma y articula el pensamiento racial y el racismo.

La raza es un hecho social, no biolgico


Referirse a la raza del modo en que se ha planteado no significa que se considere que las razas existen
como entidades biolgicas desagregadas. El fundamento biolgico de cualquier pensamiento racial ha
sido cuestionado cientficamente desde la primera mitad del siglo pasado. Biolgicamente hablando,
no existen las razas en lo que a los seres
humanos respecta. Sobre ello no cabe la
menor duda en la comunidad cientfica.
Los desarrollos de la nano-tecnologa
contempornea, como los de la gentica
del siglo pasado, evidencian que no
existen fundamentos de orden gentico
para desagregar significativamente esos
tipos humanos denominados razas. Las
variaciones genticas no corroboran
la existencia de entidades biolgicas
discretas en trminos de razas. La biologa
refuta la existencia de las razas.

La reproduccin de prejuicios sexuales y raciales es frecuente en los medios de


comunicacin, hecho que es pasado por alto y minimizado. Revista Cambio.
Edicin 758, del 10 al 16 de enero de 2008. http://www.cambio.com.co

Adems, si uno se enfoca ya en el plano del


fenotipo, esto es, de los rasgos corporales
visibles, se encuentra que unos consideran
la existencia de tres, otros hablan de cinco
y algunos refieren hasta veinte razas
distintas. Las variaciones en las tipologas
indican que son ms construcciones
histricas, al igual que evidencian la
arbitrariedad de la seleccin de unos
rasgos corporales pero no de otros sobre
los que se fundamentan. Resaltar el color
de la piel o la forma de la nariz, del cabello
o de los labios, son arbitrarios histricos
para clasificar poblaciones. Adems,
ninguna de las razas as desagregadas
son homogneas en cualquiera de los
rasgos seleccionados. El color de la piel,
por ejemplo, vara grandemente entre las
poblaciones clasificadas como negras o
blancas.

Menos consistente son estas clasificaciones raciales cuando se piensa en sus variaciones en diferentes
lugares y tiempos. Una misma persona que puede ser considerada como negra en una ciudad de
los Estados Unidos, puede ser a su vez clasificada como mestiza o incluso blanca en una de Amrica
Latina como Cartagena. Ms an, alguien que es considerado negro en Londres no necesariamente es
un africano, caribeo o afrodescendiente ingls ya que como tales (como negros) se han clasificado
tambin a los pakistanes o a alguien de la India.

197

Ahora bien, como lo han demostrado diferentes estudios antropolgicos, estas variaciones no se dan
solo entre pases distantes. En Colombia, por ejemplo, las modalidades de clasificacin racial varan en
ciertos aspectos de unas regiones a otras. As, alguien que se considera a s mismo y es concebido como
blanco o mestizo en Santa Marta, puede ser percibido como negro en Bogot o Medelln.
Si estas variaciones en la clasificacin racial de una misma persona se hacen obvias cuando nos desplazamos
geogrficamente, mayores diferencias se presentan si lo vemos desde una perspectiva histrica. Los criterios
de clasificacin racial varan de un momento histrico a otro grandemente. De esta manera, por ejemplo, en
la primera mitad del siglo XVII, ser clasificado como negro responda a un conjunto de premisas de orden
teolgico. As se pueden encontrar muchos pasajes de la poca donde se adelantan elucubraciones sobre
cmo explicar el color negro y otros rasgos somticos de los africanos derivados de la maldicin divina:
Es pues mi parecer, y sentencia en question tan altercada, que la tez negra de todas estas
naciones prietas, no provino tan solamente de la maldicin que Noe ech a su nieto Chanaan
[...] sino tambin de una calidad predominante, innata, intrinseca, con que cri Dios a Cham,
que fue un excesivo calor, para que los hijos que engendrase, saliesen con este tizne, y como
marca que descendian de un hombre que se habia de burlar de su padre con tanto atrevimiento
[...] (Sandoval 1647: 18-19).
Estas variaciones de lugares y tiempos en cmo se clasifica racialmente a una persona expresan uno
de los aspectos ms resaltados por los diferentes investigadores y tericos: las categoras y sistemas
raciales son contextuales, es decir, dependen de los contextos sociales e histricos concretos en los
cuales emergen, se transforman y despliegan. Es en este sentido, es que se afirma frecuentemente que
los alcances y especificidades de la nocin de raza, al igual que la red de categoras raciales que incluye,
son histricamente construidos.
La consecuencia de toda esta lnea de argumentacin es que las razas existen como hechos sociales,
como fabricaciones culturales; lo cual no quiere decir que para los seres humanos se pueda fundamentar
desde la biologa la existencia de las razas como entidades discretas genotpica o fenotpicamente.
Dicho de otra manera, las razas slo existen en el plano de los imaginarios y prcticas sociales, en la
historia y la cultura; pero no en la biologa o en la naturaleza. La existencia biolgica de las razas es uno
de los ms poderosos mitos del sentido comn. Por eso, hay que analizarlo como se hace con otros
mitos: esto es, como el resultado de articulaciones de imaginarios sociales que, por lo general, tienden a
conservar las relaciones de autoridad y poder en una sociedad determinada.

El pensamiento racial como legado colonial


Este aspecto de su asociacin con la reproduccin de unas relaciones de poder se evidencia claramente
cuando se estudia el origen e historia de las categorizaciones raciales. Aunque las diferentes sociedades
han establecido criterios de clasificacin entre propios (pertenecientes a la misma agrupacin social)
y extraos (forasteros) de un lado, y del otro han establecido distinciones y jerarquas al interior de la
propia sociedad, es slo con la expansin colonial europea que se acuan y operan las categorizaciones
raciales. La nocin de raza y las categoras raciales representan uno de los componentes esenciales del
proyecto colonial europeo.
La consolidacin del dominio colonial europeo no slo implic el desarrollo de una tecnologa militar
para la conquista y sometimiento de las poblaciones y territorios y de un aparato administrativo para
el control y usufructo de sus recursos y fuerza de trabajo, sino tambin de una ideologa colonial. El

198

dominio colonial supona tanto una serie de mecanismos de imposicin por la fuerza como un sistema
de ideas que pretendan legitimar a los ojos de los europeos y de los sujetos coloniales tal dominio.
En este sistema de ideas fue central el discurso de la superioridad natural de los europeos y de su misin
civilizatoria al resto del mundo. Vestido de un ropaje teolgico en sus comienzos y luego secularizado por
el discurso de la ilustracin, los europeos se impusieron mediante el genocidio y sujecin de poblaciones y
territorios predicando su propia superioridad. Es en este plano en el que se acuan y circulan las categoras
raciales y el racismo se instrumentaliza. El pensamiento racial se asocia estrechamente con el orden colonial,
donde los europeos otrerizan y subalternizan desde categorizaciones raciales a los colonizados.
Como bien lo han anotado diferentes estudiosos45, el colonialismo no es un asunto del pasado ya superado
sino un legado que estructura nuestro presente ms de lo que tendemos a reconocer, y esto tanto para
quienes fueron colonizados como para los colonizadores. Esto es ilustrado, entre otros aspectos, por la
pervivencia de una mentalidad colonial.
La nocin de raza y las categoras raciales con las cuales nos pensamos en la actualidad a nosotros
mismos y a los otros, constituyen uno de los legados ms presentes del colonialismo. Estos legados
coloniales troquelan nuestros marcos interpretativos y comportamientos, abarcan dismiles planos
(desde lo esttico hasta el deseo y lo moral). Estos legados coloniales se han sedimentado como sentido
comn desde el cual pensamos y actuamos, pero que rara vez sometemos a un escrutinio crtico.
Por tanto, aunque el racismo se articul histricamente con el colonialismo, no es un fenmeno que se
haya quedado en el pasado. Los discursos y prcticas institucionalizadas que legitimaron los genocidios
de la trata de los millones de africanos o los exterminios de los pueblos indgenas fueron los grmenes
de concepciones y actitudes hacia sus descendientes que se han sedimentado en el sentido comn
constituyendo nuestro presente.

Racismo manifiesto y latente


Por su forma de operacin, se pueden diferenciar dos modalidades de racismo46. De un lado, se encuentra
el racismo manifiesto, que se refiere a la amalgama de los enunciados, percepciones y prcticas que son
explcitamente racistas; es decir, que pueden ser fcilmente reconocidas como racistas por quien las
agencia o por quienes son testigos o vctimas de este racismo. En este sentido, el racismo manifiesto es
un racismo que se explicita o evidencia ante la conciencia propia o ante los sealamientos de los otros
que perciben o experimentan dicho racismo. Por tanto, se puede afirmar que este racismo trabaja en la
superficie del discurso y de los comportamientos de tal manera que, bajo ciertas condiciones, puede
ser objeto de identificacin y sealamiento. Aunque en ocasiones, este racismo apela a las ms variadas
artimaas eufemsticas para ocultarse, logrando pasar relativamente desapercibido, esto se hace en
tanto se reconoce como posiciones racistas que requieren ser mimetizadas.
En ltimas, entonces, quienes recurren a los eufemismos para ocultar los enunciados, percepciones o
prcticas racistas, lo hacen a sabiendas de su carcter racista y ante la idea de que deben ocultarlos ante
el escrutinio de los otros (generalmente las personas sobre los que se ejerce). Ejemplos de este racismo
manifiesto se encuentran incluso en los innumerables chistes o apodos que circulan que ridiculizan,
animalizan, hipersexulizan o estereotipan al negro. No tienen nada de inocentes estos chistes o apodos

45 Para una discusin de la literatura existente al respecto y elaboracin de este argumento, ver Castro-Gmez (2005).
46 En esta distincin seguimos los planteamientos del destacado intelectual jamaiquino Stuart Hall. Para una ampliacin
sobre este y otros aspectos de la obra de Hall, vase Restrepo (2004).

199

porque a travs de ellos se reproduce


el pensamiento racista. En la prensa
colombiana se encuentran fcilmente
expresiones de este racismo manifiesto.
Vease, por ejemplo, la pattica caricatura
racista publicada a propsito del viaje del
presidente Uribe y la recin nombrada
Ministra de Cultura.
Por otro lado, en oposicin a esta forma
de racismo, se puede hablar de un
racismo latente. La diferencia estriba en
que este opera sin que sea identificado
o percibido como tal por ninguno de
los actores en los que se despliega. Este
racismo est arraigado en el sentido
comn y se ha naturalizado tanto que
El racismo no se expresa de una nica forma, encontramos que hay formas
trabaja predominantemente desde el menos visibles o latentes de este tipo de discriminacin. Imagen: Mico. El
inconsciente, de forma soterrada pero Espectador, 9 de junio de 2007.
eficaz, en los procesos de diferenciacin y
los ejercicios de exclusin de unas poblaciones o individuos con base en articulaciones raciales que
tienden a no aparecer como tales. Este tipo de racismo es mucho ms efectivo pues en su operacin
silenciosa garantiza efectos en el mantenimiento de asimetras estructurales entre poblaciones e
individuos sin generar las resistencias que se pueden producir cuando es explicita.
Ejemplos de este tipo de racismo son aquellos planteamientos que consideran que los afrodescendientes
habitan ciertas regiones porque son sus ambientes naturales o que su esclavizacin se explica porque
son naturalmente destinados para ciertas labores que exige fuerza fsica en condiciones climticas
extremas. Cabe anotar que este ltimo ejemplo de racismo latente se reproduce acrticamente en gran
parte de los textos escolares sobre historia del pas e incluso destacados historiadores hacen eco sin
mayor escrutinio de esta pieza de la ideologa racista colonial que justific la esclavizacin.

El racismo como hecho estructural


El racismo es ejercido (enunciados, percepciones y prcticas) por individuos concretos sobre individuos
y poblaciones especficas. Esto significa que el racismo se expresa en actos particulares que afectan a
unas personas que son objeto de la discriminacin racial. No obstante, esto no significa que el racismo
pueda ser reducido a lo que dicen, perciben y hacen unos individuos con respecto a otros. No es un
problema que se pueda limitar a las interacciones y decisiones de los individuos.
Si bien el racismo tiene una dimensin individual, no se puede perder de vista que el racismo tiene
que ser tambin considerado desde su dimensin estructural, esto es, de cmo ha sido agenciado
desde diseos institucionales que posicionan ciertos perfiles y trayectorias sociales (encarnado por
sectores privilegiados racialmente no estigmatizados) socavando, a su vez, poblaciones racialmente
estigmatizadas.
Desde esta perspectiva, la discriminacin racial es ms profunda en tanto se encuentra inscrita en el
diseo mismo del entramado institucional que reproduce un modelo de sociedad y unos proyectos de
vida particulares. Como racismo estructural debe entenderse este diseo institucional que mantiene

200

en la prctica la subalternizacin de unas poblaciones e individuos racialmente articulados. De ah que


esta dimensin del racismo atraviese todo el edificio institucional. Este racismo se encarna en acciones y
omisiones concretas que, derivadas del funcionamiento mismo del sistema institucional, tienen el efecto
de reproducir las desigualdades y jerarquas entre individuos y poblaciones racializadas.
Existen diseos institucionales de formaciones sociales donde este racismo estructural salta a la vista de
todos, es reconocido como tal por gran parte de los miembros de esta formacin y se puede expresar
incluso en medidas legislativas explcitamente racistas. Estos diseos institucionales suponen un racismo
manifiesto. El apartheid en Sudfrica es quizs el caso que ilustra este tipo de racismo estructural. No
obstante, es ms fcil encontrar la modalidad de racismo estructural latente como en Colombia. En el
racismo estructural latente, las instituciones y sus articulaciones jurdicas se imaginan a s mismas en
contra de cualquier tipo de discriminacin, incluyendo la racial. Pero en contra de lo que se supone,
es precisamente en cmo estas instituciones y articulaciones jurdicas operan que se establecen las
discriminaciones y exclusiones de unos individuos y poblaciones mientras que otros resultan beneficiados
y ven reforzados sus privilegios.
Por tanto, ya sea manifiesto o latente, el racismo estructural apuntala una serie de privilegios para unas
poblaciones e individuos en menoscabo de otros, ante lo cual los sectores e individuos privilegiados
tienden a evidenciar una proverbial ceguera sobre las condiciones materiales y simblicas que permiten
reproducir sus privilegios.
En trminos generales, los individuos y sectores privilegiados por el racismo estructural (manifiesto o
latente) no se sienten inclinados a examinar crticamente el sistema del cual obtienen beneficios. Es ms,
paradjicamente acusan de racistas a quienes se preguntan por las razones histricas y estructurales
que han subalternizado a unas poblaciones racializadas (generalmente afrodescendientes e indgenas),
mientras que han permitido que sectores de otras poblaciones (asociadas a los eurodescendientes)
han estado en una situacin privilegiada. Ms fuerte es la reaccin cuando lo que se propone es
disear e implementar una serie de acciones que reviertan en aspectos concretos los efectos del
racismo estructural.

Acciones afirmativas
De manera general, las medidas tomadas para revertir los efectos perversos de las diversas
discriminaciones en la vida social constituyen las acciones afirmativas. Estas acciones incluyen
una amplia grama de medidas como son las que se disean e implementan para evitar que se siga
discriminando a las mujeres, a los homosexuales o a las poblaciones indgenas o negras. En el caso de
las discriminaciones raciales, un tipo de acciones afirmativas pretenden desmontar tanto el racismo
estructural como los prejuicios y comportamientos racistas de las personas. Igualmente, se dan otra
serie de medidas para revertir los efectos socavantes del racismo en individuos y colectividades que
se encuentran en situaciones marginales.
Con la Constitucin Poltica de 1991 se gener un contexto jurdico y poltico favorable a las acciones
afirmativas en contra de discriminaciones de diversa ndole. Con respecto a las discriminaciones raciales
sufridas por los afrodescendientes, un punto de quiebre ha sido el reconocimiento de que constituyen
un grupo tnico, tal como se define en la Ley 70 de 1993 y en los decretos derivados. Esto ha significado
un proceso de dignificacin sin precedentes de las historias, aportes a la construccin de nacin y las
formaciones culturales de los afrodescendientes. La movilizacin y luchas del creciente nmero de
organizaciones de base que apelan a criterios culturales e identitarios han significado una paulatina
visibilizacin de los afrodescendientes como pueblo tnico con unas formas de vida propias.

201

En el contexto de esta movilizacin, inicialmente articulada en torno a los derechos territoriales y


culturales, se ha ido colocando al centro de la agenda las discriminaciones raciales que enfrenta la
gente negra en el pas. Eventos como la Conferencia contra el Racismo y la creciente interlocucin con
organizaciones y redes de la Dispora Africana en las Amricas han perfilado la temtica de la justicia
reparativa y otras acciones afirmativas como sistemas de cuotas en instituciones gubernamentales y de
acceso a la educacin universitaria.
Entre sectores organizados negros y la mayora de los acadmicos, no cabe la menor duda sobre la
urgencia de disear e implementar medidas tendientes a establecer acciones afirmativas que reviertan
las condiciones de marginalidad de los afrodescendientes derivadas de las discriminaciones racistas
que se remontan al periodo colonial. El reto parece gravitar, entonces, en establecer cules son el
conjunto de acciones afirmativas ms adecuadas para las especficas formas de discriminacin racial
y las modalidades de racializacin existentes en el pas, al igual que en vislumbrar los procedimientos
concretos desde los cuales se instrumentalizaran.

Experiencia: Institucin Educativa Mercedes brego


Lengua palenquera
En la Institucin Educativa Mercedes brego en Cartagena, en el proyecto de CEA se trabaja la lengua
palenquera, toda vez que esta lengua y las variedades dialectales han sido uno de los elementos que han
generado la discriminacin y la burla entre los estudiantes; su principal objetivo es valorar la diversidad
lingstica y el fortalecimiento de la identidad afrocolombiana.
En cuanto a la lengua palenquera se ensean algunas palabras sobre gneros, cantidades,
acciones, espacialidad, se trabajan temas en castellano y enseguida en lengua palenquera. Un
apoyo importante al proceso es el trabajo de la profesora Rubiela Miranda Reyes quien es natural
de San Basilio de Palenque.
Para la planeacin y desarrollo del trabajo se parte de un diagnstico sobre la vida familiar de los
estudiantes, teniendo en cuenta los siguientes aspectos: la situacin sociocultural, la historia, procedencia,
la problemtica y las necesidades de la comunidad. Con base en esta informacin se desarrollan los
planes de rea.
En Ciencias Sociales en los grados primero y segundo se trabaja la identificacin tnica, desde la primera
unidad se habla de la lengua y el acento. Adems, se trabaja la parte espiritual y desde all la medicina
tradicional y el medio ambiente; en el rea de religin uno de los ejes es el respeto a la diversidad de
culto; algunas ceremonias catlicas se hacen en castellano y lengua palenquera. A nivel artstico est la
danza, la msica y la gastronoma.
El objetivo de estas actividades es que los nios y nias desde temprana edad construyan la diferencia no
como una situacin problemtica, sino como una realidad de vida en la que debe prevalecer el respeto
por el otro, independiente de su grupo sociocultural.
El ejercicio tambin es significativo y aplicable para contextos en los cuales no hay segunda lengua,
porque la variedad socio-dialectal del castellano ha sido en la escuela, como ya se ha dicho un elemento
de discriminacin. Los nios, nias y jvenes son objeto de burla por el acento, la pronunciacin, la
forma de nombrar las cosas dependiendo de su procedencia y esta situacin afecta los procesos de
socializacin de los estudiantes y la posibilidad de interaccin en trminos de equidad.

202

Glosario
Apartheid: En 1948 [en Sudfrica] la victoria electoral del Partido Nacionalista dio comienzo al apartheid,
una poltica de segregacin racial y limitacin de los derechos polticos y civiles con perjuicio de la
poblacin negra y asitica. La idea bsica del apharteid se fundaba en el principio de que cada raza
posee un destino que le es propio []; en sustancia, las distintas razas tenan que mantenerse separadas
para que tuvieran la oportunidad de desarrollarse de acuerdo con sus propias peculiaridades. []
Muchas normas de segregacin racial se referan al uso de los medios pblicos (prohibido a los negros),
la entrada a los negocios, el uso de los cines, teatros, museos, playas, gimnasios, restaurantes, etc. []
Finalmente, a partir de 1983, incluso gracias a la presin internacional, se puso en marcha un proceso de
redimensionamiento progresivo del apartheid. [] En 1985 fueron canceladas las leyes que prohiban
el matrimonio mixto, y prohiban la entrada de gente de color distinto en el mismo partido. En 1990 fue
liberado, luego de una prisin que dur decenios, Nelson Mandela, lder histrico del African National
Congreso, la organizacin poltica negra antiaparheid; simultneamente fue abolida la segregacin racial
en los lugares pblicos [] en 1993, los negros participaron en las primeras elecciones con sufragio
universal y Mandela fue electo presidente de la Repblica Sudafricana (Collo y Sessi 1995: 175-176).
Eufemismos: Modo de expresar con suavidad o disimulo ideas o palabras de mal gusto, inoportunas o
malsanas (Hernndez 1998: 730).
Genocidio: Exterminio o eliminacin sistemtica de un grupo social por motivo de raza, de religin o de
poltica (Real Academia Espaola 1992: 1034).
Genotpica: Conjunto de factores hereditarios contenidos en los cromosomas de un ser vivo (Hernndez
1998: 828).
Nano - tecnologa: La palabra nanotecnologa es usada extensivamente para definir las ciencias y
tcnicas que se aplican a un nivel de nanoescala, esto es unas medidas extremadamente pequeas
nanos que permiten trabajar y manipular las estructuras moleculares y sus tomos. []. El desarrollo
de esta disciplina se produce a partir de las propuestas de Richard Feynman. [] Cuando se manipula
la materia a la escala tan minscula de tomos y molculas, demuestra fenmenos y propiedades
totalmente nuevas [] (Euroresidentes).
Ontologa: Es la parte de la filosofa que investiga en qu consiste el ser y cules son los mbitos o regiones
del ser fundamentales. Etimolgicamente la ontologa se puede definir como el logos o conocimiento
del ente. Y de forma tcnica se la suele definir como la ciencia del ente en tanto que ente. Ente es todo
aquello que tiene ser; del mismo modo que llamamos estudiante a todo persona que estudia, o amante
al que ama, ente es el trmino que podemos utilizar para referirnos a las cosas en la medida en que stas
poseen ser (Torre de Babel).
Otrerizacin: Relativo a la diferencia. Segn Elizabeth Cunin la otrerizacion se puede entender como los
mecanismos a travs de los cuales son construidas, conocidas y adoptadas las convenciones sociales y
son atribuidos estatus sociales al otro y a s mismos (2004: 60).
Secularizado: Se entiende por secularizacin el proceso por el cual el pensamiento, la prctica y las
instituciones religiosas pierden significacin social (Abercrombie, Hill y Turner 1992: 209).
Subalternizacin: Accin o efecto de subalternizar. Antonio Gramsci us el termino subalterno en sus
Cuadernos de la crcel en la dcada de 1930, para referirse a los grupos socialmente subordinados que
carecan de la unidad y la organizacin de los que tienen el poder (Payne 2002: 262).

203

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204

9. Raza, sexualidad y la colonizacin


de los cuerpos en Colombia
47

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

etrs de las palabras y las imgenes, se oculta siempre un conjunto de ideas o


creencias que traducen e interpretan nuestra relacin con nosotros mismos y con
los dems. El sentido comn, siempre presente en nuestras interacciones sociales,
descansan en gran parte sobre los prejuicios y los estereotipos.
Los estereotipos son las ideas que nos hacemos de alguien o de alguna cosa, las
imgenes que surgen automticamente cuando evaluamos una persona, un grupo o un
acontecimiento. No son adquiridos por la experiencia, sino transmitidos y recibidos a travs
de la comunicacin de masas o del medio social y cultural en el cual se desenvuelven las
personas (Sumpf et Hugues 1973, Kilani 2000). En ese sentido, los estereotipos se aparentan
a lo trivial, a lo ya visto y juzgado. Lo propio de ellos es la simplificacin de la realidad, a
partir de las escogencias de un nmero reducido de elementos especficos que se exageran,
del ocultamiento consciente o de los simples olvidos.
Los estereotipos son tambin una generalizacin, la tendencia a definir un grupo a partir de
unos pocos rasgos y a designar todas las unidades que lo componen por estos elementos,
algo as como cuando se ha visto a alguno se los ha visto a todos (Amossy 1991).
La CEA ha propuesto reflexionar crticamente sobre las formas como hemos aprendido a
pensar (comnmente de manera estereotipada) a las poblaciones negras, afrodescendientes
y raizales. Por esta razn, es muy importante analizar las imgenes y las valoraciones que
circulan en los textos escolares, en las relaciones cotidianas y, en general, en los procesos
comunicativos del mundo escolar, sobre lo que son, lo que saben y lo que caracteriza a los
afrodescendientes.
De manera central, este ncleo propone una perspectiva para pensar el tipo de
representaciones que hemos creado y reproducido sobre los cuerpos, las corporalidades y
las sexualidades de estas poblaciones, pues estas influyen en fenmenos como el racismo
y la discriminacin. Trabajar sobre estas dimensiones nos conecta directamente con la
formacin tica y la educacin en valores promovidas desde la escuela, para lo cual este
ncleo ofrece preguntas y problematizaciones que puedan interrogar nuestras concepciones
y actuaciones en relacin con los afrodescendientes.
Qu imagen tenemos de las mujeres y hombres negros, afrodescendientes y raizales?

47 Mara Viveros y Mara Elvira Daz Bentez

205

Qu tipo de caractersticas atribuimos a los cuerpos y a los usos del cuerpo de las personas
afrocolombianas?
De qu manera podemos trascender las imgenes estereotipadas que asocian a las
poblaciones negras con lo extico y lo sexual?
Cmo inciden en las relaciones cotidianas las imgenes que hemos construido sobre los
hombres y las mujeres afrodescendientes?

Objetivos curriculares del ncleo


Reconocer y problematizar las imgenes estereotipadas que circulan en la escuela sobre las
poblaciones negras para analizar su relacin con la discriminacin y el racismo.
Analizar las implicaciones ticas y polticas presentes en los imaginarios dominantes sobre los
cuerpos y las corporalidades de la gente negra.

Introduccin
En Colombia, expresiones como negro tena que ser, negro que no la caga en la entrada la caga a la salida,
trabajando como negro, los negros son ms calientes, ms ardientes, ms fogosos, revelan los prejuicios
y estereotipos desfavorables existentes en el pas sobre la gente negra. En el ltimo ejemplo mencionado
vemos una imbricacin entre raza y sexualidad, una manifestacin de cmo el racismo puede leerse a
travs del prejuicio sexual, de la misma manera que existe una dimensin sexual en el prejuicio racial.
Los estereotipos sexuales tienen una trayectoria enraizada en las representaciones sociales que se hace
explcita a partir de prcticas de inclusin-exclusin y posiciona a los sujetos en el orden socio-racial del pas.
Raza, clase, gnero y sexualidad se interrelacionan en estos estereotipos originando experiencias que definen
y ubican a los individuos respecto a determinados rdenes de dominacin. Ahora bien, vale preguntarse por
la forma en que los estereotipos inciden en las relaciones sociales: De qu manera construyen y constituyen
un tipo estable o esttico de persona? De qu modo recaen sobre los cuerpos de mujeres y hombres negros
afectando su convivencia o interaccin con otros habitantes de una ciudad mestiza como Bogot? De qu
forma alimentan desigualdades y ubican diferencialmente a los sujetos en las jerarquas socio-raciales de la
nacin? De qu manera afectan las propias subjetividades de los individuos? Qu tipo de respuestas dan las
personas objeto de prejuicios al estereotipo que los circunda?
Algunas de las imgenes ms recurrentes respecto a las poblaciones e individuos afrodescendientes
hablan de inferioridad mental, pereza, disposicin para el baile y las artes amatorias, aptitud para trabajos
manuales, barbarismo y sexualidad exacerbada. Estos imaginarios estereotipados han sido construidos
histricamente por medio de prcticas, instituciones, ideologas y discursos, entre los cuales han sido
predominantes los de la ciencia, la medicina y la religin. El paradigma occidental blanco como modelo
social hegemnico ha sido utilizado en diversos contextos y momentos histricos para esencializar una
supuesta superioridad blanca y producir la inferioridad negra.
Estos estereotipos que imbrican estrechamente raza y sexualidad se consolidaron a travs de la dinmica
suscitada por el rgimen esclavista en los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX y, posteriormente, con el surgimiento
de las doctrinas racialistas que tomaron fuerza en los siglos XIX y comienzos del XX.
Durante la Colonia Espaola que tuvo asiento en diversos pases de la actual Amrica Latina, entre ellos
Colombia, se conformaron categoras que aludan a los grados de pigmentacin de la piel y a la mixtura

206

racial, organizando un sistema de castas. En la cima de la pirmide estaban los blancos europeos: elite
poltica y econmica que se dignificaba por su pureza de sangre libre de mezcla con el negro, indgena,
judo o moro, seguidos de los blancos nacidos en territorio americano. Las posiciones inferiores fueron
compartidas entre indgenas y Negros, estos ltimos clasificados de acuerdo con el mestizaje o con la
cantidad de sangre negra que poseyeran. La peor posicin fue la de los bozales, esclavos recin llegados
de frica, que no conocan la religin catlica, no asimilaron las costumbres de sus amos y adems,
ejercieron resistencia ante la sumisin.
Como trabajadores forzados en tierras americanas, la humanidad de los esclavos fue investida de
inferioridad; los europeos diseminaron la idea de la superioridad blanca argumentando que traan la
civilizacin y el catolicismo48, con los cuales sacaran a los indgenas y a los Negros de sus precarios
estados de salvajismo. Mientras que los blancos representaban todo lo que estaba relacionado con el
intelecto, la civilizacin, el catolicismo y el matrimonio legal, los indgenas eran vistos como supersticiosos,
salvajes y tmidos de espritu, y los Negros como trabajadores manuales, brbaros, brujos e hipersexuales,
caractersticas asociadas tambin a una imagen de fealdad.

El cuerpo negro: monstruoso, diablico e hipersexual


El cuerpo monstruoso y diablico
El Siglo de las Luces orden las sociedades en una escala evolucionista de la barbarie a la civilizacin y
pens el frica como el pariente de todo lo monstruoso en la Naturaleza y como una tribu simiesca que
no haca parte de la historia, esttica y sin desarrollo (Hall, 1997). frica fue sinnimo de lo demonaco,
lo salvaje y lo extico y ese exotismo, como explica Laura de Mello e Souza (1986), no se circunscribe al
movimiento esttico de admiracin sino que implica al mismo tiempo, fascinacin y repudio, pudiendo
transformarse en un deseo de destruccin del otro considerado como amenazante.
De Mello e Souza (1986: 281) plantea:
Esa mirada exotizante, que puede revelarse en la forma de repudio, es patente en la identificacin
del negro como un demonio que genera terror. Atribuir a los Negros atributos demonacos
posibilit que la esclavitud fuese tomada como forma de redencin, ya que si fuesen vctimas
o agentes de Satans, los africanos no podran ser abandonados sin el intento de librarlos de la
influencia del Maligno.
Histricamente, laexotizacindel desconocido ha sido el punto de partida para las campaas y estrategias
de desvalorizacin, colonizacin y aniquilamiento. Exotizar ha sido tambin una forma de estereotipar
al Otro, negndole sus particularidades y diferencias internas y representndolo como inferior. El buen
salvaje que encontr Cristbal Coln en tierras americanas y los exticos canbales africanos que
habitaban, segn viajeros y conquistadores, tierras inexploradas, sin desarrollo ni evolucin, deban ser
colonizados como nica forma de hacerles llegar la civilizacin y el progreso.
La atribucin de caractersticas demonacas a los Negros, posibilit que la institucin esclavista y
colonial pudiese intervenir en la educacin de las mentes y de los cuerpos. En la antigua Nueva Granada
el jesuita Alonso de Sandoval dedic su vida a la evangelizacin de los africanos que llegaron al puerto
negrero de Cartagena. En su obra publicada en 1627, design a todas las poblaciones africanas con el

48 El catolicismo justific el dominio sobre los esclavos con el libro del Gnesis 9:25, donde cuenta la historia de Cam,
hijo de No, quien al ver a su padre desnudo, fue vctima de la malicia, razn por la cual recibi el castigo de ser el
esclavo de sus hermanos y fue condenado al destierro.

207

nombre de etopes.49 Las descripciones de Sandoval de los etopes incluyen imgenes de gigantes, de
personas con un solo ojo y pies enormes. Tales ideas, al llegar a Amrica, se catalizaron en el marco de
la contrarreforma. Se crea que los Negros podan tomar formas diferentes de la humana. As qued
establecido en los expedientes inquisitoriales que los describen con figura de buey, gato y hombre
enano (Arocha et al. 2001: 47). El Jesuita no negaba la humanidad de los africanos, pero la calificaba
como una humanidad monstruosa.
Con base en esos presupuestos, Alonso de Sandoval elabor un manual de evangelizacin que servira
para salvar las almas, frenar o curar los cuerpos de los etopes y restaurar su salud fsica, pero sobretodo,
espiritual, superando el salvajismo y la supersticin. La imagen del rostro quemado tambin sintetiz la
idea de degeneracin fsica y moral de los esclavos y abri puertas no slo para su cristianizacin sino
tambin para la instalacin de la Inquisicin en Cartagena a partir de 1610 (Maya 2005).
El cuerpo monstruoso asociado a Satans, origin una obvia relacin con el cuerpo brujo. Las prcticas
religiosas y musicales que los diferentes grupos tnicos africanos trajeron consigo al nuevo continente
fueron consideradas diablicas y el culto a sus deidades como idolatra. Consecuentemente, las
campaas de evangelizacin en la Nueva Granada, incluyeron la destruccin de instrumentos musicales
como tambores y marimbas porque se crea que abrigaban al demonio y eran vitales para los rituales
de adoracin satnica (Friedemann y Arocha 1987).
Por otra parte, la nocin de canibalismo y barbarie sirvi para construir la imagen de los Negros
como gente feroz, inferior culturalmente y carente de racionalidad y civilizacin, en suma, gente
imperfecta. As, la cristianizacin de los esclavos se concibi como una forma privilegiada de
librarlos del barbarismo en que vivan y el bautismo fue visto como el primer gran paso para su
salvacin; los esclavos pasaron automticamente de las manos del demonio a ser hijos de Dios
(Borja 2003).
Como hemos visto, los cuerpos de los africanos han sido imaginados y creados en respuesta a intereses
hegemnicos. Fueron considerados propiedad de los amos y de la Iglesia: los primeros tuvieron
dominio sobre su fuerza de trabajo y la segunda sobre sus imaginarios, deseos y placeres. La idea de
monstruosidad no slo fue importante para los evangelizadores e inquisidores sino tambin para los
intereses econmicos del Imperio. Traficantes y amos encontraron en esa imagen de inhumanidad un
aliciente moral para justificar el tratamiento de esos cuerpos como mercanca econmica.
En el Romanticismo, los cuerpos africanos fueron identificados con una idea de inferioridad asociada
a los climas de tierras trridas; en el Iluminismo, con la imagen del salvaje como contraparte de
la civilizacin y posteriormente como cuerpos racializados por los discursos de la biologa y su
sofisticado desarrollo de sistemas clasificatorios. En la invencin de ese cuerpo negro, el estereotipo
de la sexualidad exacerbada conform un punto clave de la visin moral que acompa el proceso de
colonizacin y evangelizacin.

49 La historiadora Adriana Maya (2005: 228) explica que segn el jesuita, se llamaba etope al hijo de Vulcano quien
reinaba en Etiopa, conocida desde la Antigedad con el nombre de Ethera, o sea, esfera de fuego. Para otros autores
de la poca, etope viene del verbo cremo, que significa quemarse. A partir de estas informaciones, explica la autora,
Sandoval concluy que decir etope equivale a decir hombres de rostro quemado (Maya 2005: 228). El trmino
etope tiene relacin con la teora del calor y sus repercusiones en las caractersticas fsicas de las personas. En el
romanticismo los pueblos fueron clasificados de acuerdo con el clima del lugar donde habitaran, en este sentido,
el uso de metforas romnticas apuntaba para las desigualdades existentes entre los pueblos. As, explica Jack Le
Goff (1985), el calor era considerado un clima horrible y debilitador que engendraba la fealdad, terror, pereza, la
incapacidad para crear, actuar y pensar y, evidentemente, para gobernar. Adems, el calor haca a los hombres
pequeos. Por lo cual el frica negra era un universo de monstruos.

208

Un cuerpo hipersexualizado
En la aproximacin que se hizo entre el africano y la salvajera se utilizaron representaciones de
sexualidad exacerbada asociada a la bestialidad, las aberraciones genitales y sexuales, las proezas erticas
y el exotismo. Estas representaciones tienen una estrecha relacin con una forma de posicionarlos
jerrquicamente en el orden racial y de ejercer poder sobre ellos. El poder, seala Foucault (1991 [1976]),
no se ejerce slo en la prohibicin de prcticas e ideas referentes al sexo sino tambin en la produccin
y ordenamiento del deseo y en la creacin de sujetos sexuados (en este caso, los Negros).
En los siglos XVIII y XIX, explica Sander Gilman (1985), la oposicin entre la sexualidad de la mujer negra
y la sexualidad de la mujer blanca, alcanz una nueva dimensin cuando el discurso cientfico adopt
juicios de valor que haban circulado en los relatos de los viajeros respecto a la sexualidad de la negra.
Segn Gilman, la mujer negra fue transformada en el icono de la sexualidad de los Negros en general. En
el contexto cientfico de la poca, existi una identificacin de ese cuerpo aberrante de caractersticas
desproporcionadas y descomunales con la Venus Hottentot.
En el ensayo Histoire naturelle du genre humain, su autor, J.J. Virey, resume las visiones de comienzos del
siglo XIX acerca de la naturaleza sexual de las mujeres negras, proferidas por el discurso mdico: Su
voluptuosidad desarrollada hasta un grado de lascivia desconocida en nuestro clima por sus rganos
sexuales mucho ms desarrollados que los de las mujeres blancas (citado en Gilman 1985: 85).

1. Saartje Baartman, The Hottentot Venus. From Geoffrey SaintHilaire and Frdric Cuvier, Histoire naturelle des mammiferes
avec des figures originais [Paris: A. Berlin, 1824]. Citado en Gilman, Sander. 1985. Difference and Pathology. Pg. 86.
2. Steatopygia in black females. From Cesare Lombroso and Guillaume Ferraro. La donna deliquente. [1893] Citado en Gilman,
Sander. 1985. Difference and Pathology. Pg. 87.

209

La supuesta lujuria de la Venus Hottentot apareca en la imagen que tales pensadores construyeron de
su fisiologa, fisonoma y en la forma de sus genitales, descritos como algo inherentemente opuesto a
los de la mujer blanca. Estos juicios sobre el primitivismo genital y sexual de las mujeres negras aparecen
nuevamente en las imgenes de Cesare Lombroso, el gran criminalista italiano del siglo XIX, como
pruebas de la tendencia de la mujer negra a la delincuencia, la prostitucin y el concubinato.

Los imaginarios que se han creado sobre los cuerpos y la sexualidad de las personas negras no son una caracterstica natural de ellas.
Imagen: Marianna Handler, publicidad de la firma Benetton. http://press.benettongroup.com/ben_en/image_gallery/image?t=popup_
il&branch_id=1189&image_id=3238

Veamos ahora algunos ejemplos latinoamericanos de esas representaciones de la sexualidad africana


como una sexualidad hiperblica. En su investigacin del folclore cubano, Fernando Ortiz (1951) discute
diversas opiniones respecto a la particularidad de la sexualidad, corporalidad y erotismo de los pueblos
africanos y afroamericanos. Explica que muchos de estos dictmenes consideran que la intensidad del
erotismo de las poblaciones tiene que ver con su evolucin cultural y que los Negros en las Amricas,
fueron el objetivo privilegiado de esta creencia. La negacin colonial del derecho al ejercicio de la
sexualidad por parte de los hombres en el cautiverio, juntamente con el uso del cuerpo de las mujeres
para responder a las demandas sexuales de los amos y, posteriormente, cumplir con las funciones
reproductivas, constituyeron un teln de fondo para esa transmutacin del valor de los cuerpos negros
convertidos en cosas tiles para fines prcticos.
Para el caso de la Nueva Granada, Jaime Jaramillo Uribe (1972: 50, 51) habla de la atraccin que ejercieron
las mujeres de origen africano sobre los hombres blancos:

210

La mujer negra y especialmente la mulata, tuvieron un fuerte atractivo para el blanco, como
en otros pases hispanoamericanos de numerosa poblacin e influencia negra; la esclava debi
ser muchas veces la iniciadora sexual de los hijos de los propietarios. En la Nueva Granada, la
atraccin que la negra y la mulata ejercieron sobre el blanco, fue, por otra parte, uno de los
factores ms atractivos del mestizaje en la sociedad de los siglos XVII y XVIII.
El autor seala tambin que existieron numerosos casos donde el encuentro sexual entre hombres
blancos y mujeres negras se caracteriz por la violencia fsica y el sadismo. Debido al erotismo atribuido
al cuerpo de la mujer negra ste representaba un peligro ya que por un lado poda ser transmisor de
enfermedades venreas a los blancos y por otro poda ser un espacio de resistencia y un dispositivo de
ascenso social para su prole.
La historiadora Inrida Morales (2003: 55) explica que durante el siglo XVIII, la Iglesia Catlica universaliz
el arquetipo de Mara como el modelo ejemplar de mujer en detrimento de la imagen de la pecadora
Eva. Este antagonismo fortaleci la prctica de limitar la autonoma de las mujeres subordinndolas al
orden patriarcal vigente en aquel periodo:
El empleo del arquetipo de Mara como estrategia de subordinacin del gnero femenino afect
de manera ms radical a las mujeres negras, dada la necesidad de controlar cualquier expresin
de autonoma que las pudiera inducir a la libertad de rgimen esclavista y a un intento de
independencia frente al dominio colonial.
En la colonia portuguesa instaurada en Brasil, la idea de la promiscuidad de los africanos y sus
descendientes apareca ya en 1700, en la afirmacin del Padre Benci: ninguna nacin era ms inclinada
y entregada a los vicios, que la de los negros (Benci, 1977: 178, citado por Fgari 2004). El autor brasilero
Gilberto Freyre llama tambin la atencin sobre la creencia existente en la colonia acerca de la sexualidad
ilimitada y simiesca de las mujeres negras y mulatas, poseedoras de un tipo anormal de superexcitacin gensica (Freyre, 1973: 372). Esta sexualidad espuria fue en gran parte responsabilizada de
la corrupcin de la familia cristiana.
Para finalizar este recuento histrico, es importante resaltar que el concepto de raza ha tenido diferentes
empleos y significados a lo largo de la historia, que van desde los que tuvo en el contexto de la limpieza
de sangre en Espaa (siglos XIV-XVII), o en el de los discursos de la nobleza en las cortes francesas o
en las taxonomas que se desarrollaron en los siglos XVII y XVIII, hasta los discursos provenientes de
lo que se conoce como el racismo cientfico en el siglo XIX (cf Hering Torres, M. 2006). Su formulacin
biolgica, relacionada con algunas manifestaciones del proyecto de la Ilustracin y,especialmente, con
el colonialismo, quera dar respuesta y explicaciones sobre la variabilidad humana.
El siglo XIX fue el perodo en que se perfeccion la invencin de la raza y en el que emergieron en todos
los pases occidentales las ideologas racistas.50 Fue tambin el siglo en que el cuerpo surgi como modo
50 Durante la segunda mitad del siglo XIX, se desarroll el darwinismo social como teora evolucionista, la cual aliment
las ideologas de supremaca racial. Posteriormente, en 1888, tuvo origen la ideologa eugensica cuya principal
finalidad era perfeccionar las caractersticas hereditarias del hombre. El pensamiento eugensico supona que
existan individuos ms saludables y, por lo tanto, ms deseables que otros. En este sentido, se debera evitar la
propagacin de los inferiores o menos aptos, vistos como una amenaza al ideal evolutivo del progreso porque
traeran la degeneracin si continuaban propagndose y, peor an, si se produca la miscegenacin. En un segundo
momento la cobertura de la eugenesia fue expandida incorporando un discurso racial y una ideologa de limpieza
tnica en los discursos nacionalistas que aspiraban definir las identidades nacionales. En este contexto, la inferioridad
de los Negros deba ser demostrada cientficamente: la antropologa y la medicina inventaron como mtodo la
medicin del rostro, basndose en el hecho de que la extensin del ngulo facial influenciaba el crneo y ste, a
su vez, las capacidades intelectuales, mentales y morales de los individuos. La capacidad craneana y la anatoma

211

de produccin de conocimiento, siendo objeto privilegiado de ciencias como la anatoma, la biologa, la


medicina y la antropologa fsica (Foucault 1991 [1976]).
Aunque para el siglo XX algunos estudios genticos demostraron que el concepto de raza no era
aplicable a los humanos ya que su material gentico era universalmente intercambiable y que rasgos
secundarios como el color de piel no impriman una diferencia gentica importante, su utilizacin
no slo fue de gran eficacia como concepto biolgico hasta bien entrado el siglo XX, sino que contina
operando en la jerarquizacin del mundo contemporneo, as sea formalmente (lo que algunos autores
han llamado: racismo sin razas (Balibar y Wallerstein, 1989; Simon, 2002).
La categora de raza en las ciencias sociales, comenzando por Max Weber, hace clara referencia a un
tipo de construccin social de las apariencias externas fsicas de individuos y colectividades que genera
desigualdades. Lo racial tiene un soporte social similar, aunque no igual, a la categora de sexo. Son
dos categoras que en las diferentes sociedades tienden a ser naturalizadas, como si correspondiesen a
atributos biolgicos inmutables.

Sigerencia metodolgica
Anlisis crtico de medios. Este ejercicio tiene mltiples posibilidades
que permiten hacer un anlisis de las representaciones de las poblaciones
afrodescendientes en los medios de comunicacin especialmente audiovisual,
en los programas de televisin, las pelculas, etc. Adems la presentacin de
videos, documentales, seriados, video clips pueden aportar a la discusin de
este ncleo.
Revisin de prensa. Se propone trabajar con los estudiantes la revisin de la
prensa nacional para seleccionar la informacin que circula sobre las poblaciones
afrodescendientes en el campo poltico, econmico, social, artstico, deportivo,
de conocimiento y cultural. Para analizar y problematizar las formas de
representacin que estn circulado a travs de las imgenes que usan, el lugar
que ocupan en la prensa, la expresin de las caricaturas y los textos o titulares
que las acompaan.

Imaginarios y estereotipos racistas enmaraados a cuerpos


y sexualidades: un dilema actual
Las maneras de representar a las personas negras en la cultura popular de hoy provienen de esta historia de
colonizacin y de este patrn de dominacin organizado sobre la idea de raza. Pese a la diversificacin en
comparada fueron tambin materiales de los cuales los antroplogos fsicos se valieron para explicar las diferencias
fisiolgicas entre las razas. En el mismo siglo, e influenciados por esta teora, criminalistas como Cesare Lombroso,
observaron y analizaron maliciosamente todos aquellos individuos que tenan medidas de crneo diferentes de las
que consideraban normales: los Negros se convirtieron, as, en los ms propensos a la criminalidad.

212

los medios de expresin y difusin utilizados, y a la multiplicidad de formas de comunicacin o lenguajes,


la gramtica racial de las representaciones de lo negro permanece, como veremos a continuacin con un
ejemplo proveniente de Las aventuras de Tintn, una de las ms influyentes series europeas de historieta
del siglo XX que se publicaron entre 1929 y 1975 y se difundieron mundialmente.
Las leyendas de la historieta de TinTin dicen lo siguiente:
Tintin: - Qu le pasa a su marido?
Esposa del africano acostado: - l
enfermo Hi! Hi!...El morir
Los malos espritus habitan en su
cuerpo Hi! Hi!...
Tintin: - Ya veo lo que le pasa. Nada
grave. Slo un poco de fiebre.
Tmese esta pastilla de quinina y
pronto estar bien. Qu tal? Se
encuentra mejor?
Africano y familia: ?
Africano: - Yo nunca ms
enfermo yo estar curado yo ir
de caza
Tintin: - No ha sido grave.
Esposa del africano: - El blanco ser
bueno, el ser gran jefe. El curar mi
marido. Seor blanco ser BoulaMatari.
Perro de Tintin: - Verdad que
somos unos ases?
Otro hombre blanco: - Tengo una
idea. l ha ganado el primer asalto
pero ya veremos el segundo
Otro africano: - Qu vamos a
hacer? Yo ya no ser brujo.

El mito del calor y del ritmo negro: los peligros del exotismo
Hemos visto cmo en Colombia, al igual que en todas las Amricas, la esclavizacin foment estereotipos
sobre los africanos y sus descendientes como brbaros hipersexuales, que continan manifestndose
hasta nuestros das. As como a finales del siglo XIX los genitales femeninos negros eran representados
con tamaos y caractersticas desproporcionadas, incluso aberrantes (como lo vimos anteriormente
con la Venus Hottentot) en la actualidad se sigue hablando del tamao descomunal del genital de
los hombres negros. Esta imagen aparece constantemente en medios de circulacin masiva como
cine, televisin, mensajes publicitarios y pornografa, dando muestra de la estructura fetichista de las

213

representaciones de la masculinidad negra, que al mismo tiempo que proyectan fantasas raciales y
sexuales explcitas, crean una idea de cuerpo negro como encarnacin de la alteridad y la diferencia.
En el caso de las mujeres negras, ya varias investigaciones han analizado las maneras como se establecen
las interacciones de stas con hombres no-Negros en ciudades como Cali y Bogot (Congolino, 2006;
Viveros Vigoya, 2007). El estigma de la lujuria excesiva que las circunda ocasiona que stas sean percibidas
como mujeres fciles, que ceden a una propuesta sexual sin mayores resquemores y no requieren ser
tratadas con cario y respeto en un cortejo o piropo no destinadas para el papel de esposas, reservado
para las mujeres recatadas, las blancas.
El exotismo negro se alimenta con la idea de una musicalidad y un ritmo innatos, que se llevan en la sangre,
cuestin que es asociada por dems a lo tropical, lo ardiente y en algunas ocasiones a lo vulgar. De esta
manera, si por un lado el mundo negro es considerado subdesarrollado e incluso inferior moralmente,
por el otro es percibido como poderoso y superior en el mbito del baile, la msica y el erotismo. Sin
embargo, esta superioridad se refiere a un campo que ha sido subvalorado desde distintas perspectivas:
moral, porque el cuerpo y lo carnal han sido considerados los territorios del pecado; material, puesto
que estas habilidades no generan necesariamente riqueza econmica y simblica, porque en la escala
de valores dominantes las formas culturales negras no hacen parte de la idea misma de cultura tal como
ha sido desarrollada por la sociedad colombiana (Viveros Vigoya 2002).
Lavou-Zoungbo (2001) plantea que el mito de las proezas sexuales del varn negro es el corolario
del mito de su vigor y fuerza fsica, y una narracin con una funcin legitimante; en este sentido, es
un metarrelato.
Una de las razones por la cual esta visin del varn negro como un ser dionisiaco (Viveros Vigoya, 2000)
y vigoroso permanece y se reproduce es su constante difusin y renovacin en distintos escenarios:
el festivo, como por ejemplo el de los carnavales brasileros; el deportivo, que reactiva los imaginarios
occidentales del semental negro, encarnado por los atletas Negros; el mbito de los discursos de salud
pblica que asocia constantemente la epidemia del SIDA con el continente africano (Dozon 2001). Igual
cosa sucede en la literatura, en los mensajes que se difunden a travs de las redes de Internet o en el
discurso publicitario que asigna un lugar privilegiado a los temas erticos Negros.
Estas visiones y narraciones sobre el hombre negro no estn exentas de consecuencias (Lavou-Zoungbo,
op. cit.) En primer lugar, se constituyen en frontera o umbrales (anatmicos, biolgicos, ontolgicos o
imaginarios) a partir de los cuales se construye y justifica la exclusiva humanidad occidental-europeablanca. En segundo lugar, fijan el Negro a su sexo (y de manera ms general, a lo fsico). Dicho de otra
manera, para el imaginario occidental el sexo se ha convertido en uno de los rasgos que definen el ser
negro. En tercer lugar, hacen que toda forma de sexualidad que impliquen a un hombre o una mujer
Negros se tornen sospechosas de lascivia y sensualidad excesivas (Viveros Vigoya 2007). En cuarto
lugar, vuelve las poblaciones negras particularmente vulnerables a las enfermedades transmisibles
sexualmente (Dos Anjos 2001).
El metarrelato de la proeza-vigor sexual condena y descalifica al Negro ms de lo que aparentemente
lo exalta. Y a diferencia de otros metarrelatos, la primera vctima de ste es su protagonista. Este
metarrelato occidental u ojo imperial, como le denomina Stuart Hall (1981), sugiere adems que por
cada imagen del sujeto negro como un salvaje, nativo o esclavo merodeador y amenazador, hay una
imagen reconfortante del negro como sirviente dcil o divertido payaso y farandulero (Mercer, 1998),
entrecruzado con la imagen del poco inteligente, torpe e ingenuo.51
51 Como en el ejemplo del comercial de salsa de tomate Fruco analizado por Viveros Vigoya (2004).

214

Es importante considerar que la atraccin de la sociedad blanca por algunas caractersticas del mundo
negro y la respuesta de ste frente a ella se da en un contexto de dominacin-resistencia. Si la sociedad
blanca es preeminente socioeconmica y polticamente, la utilizacin de la msica, del baile e incluso
del estigma de la hiper-sexualidad por parte de la gente negra, representa una forma de resistencia
frente a la dominacin y una estrategia de auto-inclusin social.
Sin embargo, el peligro de esta estrategia es que tiende a reafirmar el modelo hegemnico de la
masculinidad que inferioriza a aquellos que no se adecan a las normas dominantes en el orden sexual
y de gnero, es decir, a varones homosexuales y especialmente a los afeminados por relacionarlos a la
pasividad sexual (Daz Bentez, 2005). Si el hombre Negro encarna una masculinidad subalterna dentro
del orden racial, el varn Negro homosexual, ms an si es afeminado, encarna tal subalternidad dentro
del orden sexual (Daz Bentez, op cit).
Para terminar, es importante observar que en Colombia se vive una permanente contradiccin entre una
valoracin positiva de la cultura afrocolombiana de sus smbolos ms representativos como la msica,
el deporte y la culinaria y de los cuerpos ardientes de sus portadores y una relativa indiferencia frente a
la carencia y exclusin que padecen los creadores de estos smbolos. Los cuerpos y los smbolos de estas
comunidades histricamente marginadas se han convertido en fetiches transnacionales (Daz Bentez,
2003) que responden a los mandatos del marketing contemporneo y a la dinmica corporativa en el
mercado mundial (Hardt y Negri, 2002).
Igualmente, es necesario darse cuenta que las alusiones a que las personas negras estn exclusivamente
dotadas de cualidades fsicas y por lo tanto estn destinadas a destacarse nicamente en mbitos como
los del baile y el deporte son una particular expresin del racismo. La naturalizacin de la diferencia,
as no se atribuyan rasgos especficos negativos al otro, constituye un acto de negacin de la libertad
individual de los miembros del grupo racializado, puesto que stos no son percibidos sino como grupo
o fragmento de grupo, sin existencia individual propia. Y corresponde a lo que Colette Guillaumin (2002)
denomina el racismo positivo.
Como se vio a lo largo de este texto, analizar la configuracin del cuerpo negro como un cuerpo
sexualizado y racializado supone adoptar una comprensin multidimensional y poltica de las
diferencias que desafe los binarismos o las ecuaciones dadas por ciertas (por ejemplo: negro =
caliente; hombre negro = viril; mujer negra = lujuriosa; mujer negra = disponible sexualmente) y
aborde subversivamente los imaginarios conformistas y estereotipados de la raza, el gnero y la
sexualidad.

Experiencia: Institucin Educativa Santa Rosa. Cali Valle


Es una institucin con una poblacin estudiantil mestiza del 50%, que en la implementacin de la CEA ha
venido trabajando la identidad en los grados de bsica primaria, con temas sobre lo artstico haciendo
nfasis en el valor cultural y mostrando las capacidades de la gente negra en la academia, en el campo
intelectual y poltico.
El proyecto que se viene adelantando se llama Agua Blanca cuna de races, el contenido principal es la
identidad y autoestima, con el propsito de generar en los estudiantes una actitud de reconocimiento y
respeto a la diversidad y un auto-reconocimiento y valoracin de s mismo. Como parte del proceso se tiene
en cuenta la celebracin o conmemoracin de fechas importantes como el Da de la afrocolombianidad,
donde se exaltan las expresiones culturales de las poblaciones afrodescendientes.

215

Glosario
Corolario: Consecuencia o resultado de algo. Proposicin que no necesita prueba particular, sino que se
deduce fcilmente de lo demostrado antes (Real Academia Espaola).
Dionisaco: De Dionisios, dios griego del vino y la borrachera. Tambin puede entenderse como todo lo
relativo a la dimensin instintiva o irracional del hombre (Moliner 1998: 1002).
Espuria: Se aplica a cualquier cosa, falto de legitimidad o autenticidad. Se aplica, por ejemplo, a las
palabras empleadas sin que estn legitimadas por la academia (Moliner 1998: 1210).
Gensica: Perteneciente o relativo a la generacin (Casares 1942: 530). Conjunto de factores hereditarios
contenidos en los cromosomas de un ser vivo (Hernndez 1998: 828).
Marketing: Es una prctica compleja, que involucra varias actividades relacionadas: la investigacin,
la planificacin y diseo del producto, la presentacin, la publicidad y la promocin, la poltica de
precios y las ventas y distribucin, [] Para el proceso es fundamental posicionar el producto en el
mercado e imbuir a los productos culturales con significacin social para hacerlos atractivos a los
consumidores (Shuker 2005: 197).
Metarrelato: [] Lyotard en su libro La condicin postmoderna, en un discurso con claras referencias
a Emile Durkheim, nos dice que en toda sociedad existe un centro legitimador, que se conoce como
metarrelatos, que cohesionan y articulan el todo social. As, en las sociedades premodernas el metarrelato
era de origen mtico y religioso, en la modernidad ocupan su lugar los metarrelatos basados en la Razn
Ilustrada. Y cules son esos metarrelatos de la Modernidad?, pues el principio de emancipacin de la
ignorancia y la servidumbre por medio del conocimiento y la igualdad; el principio de emancipacin
de la pobreza por el desarrollo tcnico y econmico del sistema capitalista; y por ltimo, el principio de
emancipacin de la explotacin gracias al discurso marxista.
Venus Hottentot: Hotentotes es el nombre que los colonizadores holandeses de frica del sur dieron al
los indgenas del grupo joi-joi. [] La Venus Hotentote era una mujer joi-joi llevada por uno de sus amos
desde la entonces Colonia del Cabo a Europa, para ser exhibida como curiosidad. A Londres lleg en
1810, y recorri Inglaterra como objeto de un espectculo que termin en el escndalo: se la mostraba
semidesnuda y, por un pago extra, se permita que los espectadores tocaran sus nalgas prominentes,
producto de la esteatopigia [], como si esta caracterstica de las mujeres joi-joi no existiera en muchas
mujeres europeas. Finalmente, una sociedad benfica solicit la prohibicin del espectculo y la pobre
africana fue llevada ante los tribunales. Luego de que este inconveniente provocara el fin del negocio en
Inglaterra, fue trasladada a Pars, donde un domador de fieras la exhibi durante quince meses. En ese
tiempo, adems de satisfacer la curiosidad pblica, fue objeto de estudio por parte de varios cientficos
franceses, [] Pero quiz lo ms significativo se produjo despus de la muerte de la Venus Hotentote.
Falleci en 1815, de algo que se describi como una enfermedad inflamatoria. La comunidad cientfica
parisina se reuni para realizar su autopsia, luego de que [] realizara un vaciado en yeso de su cuerpo.
[] Y desde entonces hasta 1974, su esqueleto, su cerebro y sus genitales estuvieron en exposicin
en el Museo del Hombre de Pars. Sus genitales, sobre todo, fueron durante ese tiempo objeto de gran
curiosidad, por poseer lo que se denominaba sinus pudoris o tambin cortina de vergenza, en realidad
una elongacin de los labios menores de la vagina, propia segn algunos de las mujeres joi-joi. (Gould,
1985). Sobre la base de estos estudios cientficos de la Venus Hotentote, un etnlogo norteamericano,
Josiah Clark Nott, lleg a la conclusin de que los hotentotes, junto con los bosquimanos, eran: ...los
especimenes ms bajos y ms bestiales de la humanidad (Nott, 1855). (Bou sf: 10-20).

216

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219

10. Expresiones polticas


contemporneas
de los afrodescendientes
52

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

omo se ha mencionado en ncleos anteriores, las manifestaciones polticas de


los afrodescendientes no han sido reconocidas, ni en el mbito escolar -como
conocimiento para ser impartido-, ni en los dems mbitos de la sociedad colombiana.
Sin embargo, como veremos a continuacin estas poblaciones han agenciado procesos
organizativos que han influido de diferentes formas en la poltica nacional.
Para el desarrollo de esta temtica, es importante sealar que el accionar poltico de las
poblaciones negras no ha sido el mismo a lo largo del siglo XX y lo que va corrido del XXI, toda
vez que las particularidades regionales, as como los objetos por los cuales se han organizado
y movilizado se han transformado con eventos polticos nacionales e internacionales. Si
bien este ncleo no resuelve por completo la complejidad de los procesos organizativos y la
multiplicidad de expresiones polticas de los afrocolombianos, se presentan algunos elementos
histricos que nos permiten entender cmo hoy es posible hablar de las poblaciones negras
como grupo tnico, de derechos diferenciados para estas poblaciones y de polticas pblicas
como la etnoeducacin y la CEA.53
Si bien las expresiones polticas de las poblaciones negras en Colombia pueden remontarse
al primer momento de su presencia en este territorio, el surgimiento de las identidades
tnicas en el pas es un hecho reciente. Es decir, que a pesar de la presencia histrica
de estas poblaciones, la expresin de su identidad en trminos de lo tnico es nueva,
configurndose a partir de un entramado complejo de relaciones entre factores de orden
global y local, que implican la participacin de un conjunto de actores diversos, entre
los que se cuentan las propias comunidades, representantes del Estado, sectores de la
academia, partidos polticos, ONGs y misioneros, entre otros.
Uno de los principales aportes de las formas de accin poltica y de organizacin contempornea
de estas poblaciones ha sido el de transformar las nociones de uso comn en la sociedad,
sobre asuntos como la democracia, la cultura, el territorio o la educacin, entre otras.
Qu conocemos de la historia de los procesos organizativos y las luchas emprendidas por
las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales en la reivindicacin de sus derechos?

52 Yenni Jojoa
53 Entendidas no slo como resultado de la voluntad del Estado, sino tambin de las luchas polticas de estas
organizaciones. Sobre la legislacin y derechos de las poblaciones negras, ver el ncleo Legislacin, derechos
humanos y derechos de los grupos tnicos.

220

Cules son los momentos ms importantes en los procesos organizativos de las poblaciones
negras?
Qu organizaciones locales, regionales y nacionales de poblaciones negras conocemos?
Qu conocimiento circula en las escuelas acerca de los lderes destacados y organizaciones
afrodescendientes a nivel nacional e internacional?

Objetivos curriculares del ncleo


Reconocer la capacidad de organizacin y movilizacin social generada por las poblaciones
afrocolombianas en la lucha por el reconocimiento de sus derechos culturales, econmicos y
sociales.
Valorar el aporte de los procesos organizativos de las poblaciones negras, afrocolombianas y
raizales a la construccin de democracia en Colombia.
Visibilizar la multiplicidad de formas de organizacin poltica de las poblaciones afrodescendientes,
en diferentes contextos regionales y momentos histricos.

Introduccin
En ncleos anteriores se ha hecho referencia a las diferentes formas en que los hombres y mujeres
negras se expresaron polticamente durante la esclavizacin. Estos procesos de organizacin tuvieron
la particularidad de ser liderados por los afrodescendientes en el contexto de sociedades coloniales
esclavistas; algo que cambi a partir de la abolicin jurdica de la esclavitud. Luego de 1851, los intereses
de los afrodescendientes cambiaron, y estuvieron ligados a otro tipo de procesos como las luchas
campesinas por las tierras, la participacin en los sindicatos para conseguir mejores condiciones de los
obreros en las fbricas y la participacin electoral a travs de los partidos polticos tradicionales.
Desde la abolicin hasta la dcada de los setenta [] las luchas de la gente negra se ligaron a las de
otros sectores sociales con agendas polticas mucho ms all de las demandas puntuales en nombre de
su condicin o especificidad racial o cultural (Walsh, Len y Restrepo 2005: 217). Encontramos entonces,
que estas poblaciones se adscriban a los partidos polticos (liberal, conservador o comunista), a los
movimientos cvicos, a los sindicatos y/o a los movimientos agrarios.
Sin embargo, en la dcada del 70 se empieza a gestar el movimiento negro o movimiento social de
comunidades negras (Agudelo 2005: 171), que adquiere visibilidad nacional hacia los aos ochenta.
Inicialmente, este proceso gira en torno a las organizaciones urbanas de reivindicacin de los derechos
civiles, inspiradas en el movimiento negro estadounidense, el movimiento de las negritudes y los
procesos de descolonizacin africanos (Walsh, Len y Restrepo 2005: 218). Los reclamos que desde estas
organizaciones se hacan, eran fundamentalmente contra [] la discriminacin racial, la deprivacin
econmica y la falta de representacin poltica (lvarez y Pardo 2001: 234). Un elemento interesante
de este proceso es la reivindicacin que comenzarn a hacer algunas organizaciones de las formas de
resistencia propias de la historia de las poblaciones negras, como los palenques y el cimarronismo; o de
personajes como Benkos Bioh y Sinecio Mina.
Entre las organizaciones que se conformaron en este perodo tenemos tambin: el Centro para la investigacin
de la Cultura Negra (CIDCUN), la Fundacin Colombiana de Investigaciones Folclricas y el Centro de Estudios
Afrocolombianos, dirigidos por Manuel Zapata Olivella, el Centro de Estudios Franz Fanon y el Centro de
Estudios Soweto, que posteriormente sera el movimiento Cimarrn (Agudelo 2005: 172). Este ltimo fue

221

conformado en 1976 por un grupo de estudiantes negros de la Universidad de Pereira y en 1982, dara origen
al Movimiento Nacional por los Derechos Humanos de las Comunidades Negras en Colombia: Cimarrn.
Hoy en da, esta organizacin se mantiene vigente, siendo uno de sus mayores logros el de constituir una
organizacin social con una importante presencia en diferentes lugares del pas, que todava se mantiene.
Aunque el impacto de las organizaciones surgidas en los 70 se mantuvo restringido a crculos cercanos
a los activistas, principalmente estudiantes y profesionales en contextos urbanos, y pese a que no se
movilizaban alrededor del concepto de identidad tnica, dichas organizaciones participaron de diversas
formas en la visibilizacin de la presencia de poblaciones negras en el pas.

El camino hacia las organizaciones tnicas


En los aos 80, en las zonas rurales del Pacfico, se crearon organizaciones campesinas promovidas en
ocasiones por la iglesia, activistas de partidos tradicionales y de izquierda o miembros de organizaciones
existentes, la mayora de las cuales eran de cobertura local; su creacin estuvo asociada a proyectos
de desarrollo comunitario o a iniciativas de evangelizacin, cuyo eje de accin fueron temas como la
infraestructura de servicios o la produccin, a los que se incluyeron otros como la historia y la identidad
(Pardo 2001, Wade 2000, Villa 1998).
El proceso de formacin de estas organizaciones locales y su articulacin en redes nacionales, estuvo
acompaado por la presencia de diferentes actores que se solidarizaron con su causa. Grupos de
misioneros acompaaron los procesos de organizacin de estas comunidades y contribuyeron a

Lderes de la Asociacin campesina integral del Atrato (ACIA) y AFRANEC. CINEP. Revista CEPA No 5, 2007: 50.

222

establecer contacto entre ellas y otros sectores sociales como los indgenas, cuya experiencia sirvi de
referente para las nacientes organizaciones.
Igualmente, investigaciones producidas en la regin por diferentes acadmicos contribuyeron a generar
nuevos conocimientos sobre las formas de produccin, organizacin social y caractersticas biofsicas de
la regin y a cuestionar los estereotipos que pesaban sobre la poblacin (Restrepo 2004: 272-273).
Es durante este periodo cuando se consolida la Asociacin Campesina Integral del Atrato (ACIA),54 que
constituye la primera organizacin en Colombia (y quiz en Amrica) que define la comunidad negra
como un grupo tnico, esto es, en trminos de derecho a la diferencia cultural de una comunidad
definida desde la ancestralidad y alteridad (Walsh, Len y Restrepo 2005: 221). Esta asociacin estaba
integrada por campesinos negros, que ante el avance de la industria maderera, reclamaban la titulacin
de los territorios que habitaban, a travs de estrategias que combinaban las formas de organizacin
campesina e indgena, es decir, que articulaba la defensa del territorio a la identidad tnica.
La penetracin de compaas madereras y mineras para la extraccin de recursos naturales en el Pacfico
a comienzos de esta dcada, la consideracin de estas tierras como baldas por parte del Estado, y la
propagacin de los procesos de titulacin de tierras colectivas bajo la figura de resguardos a las poblaciones
indgenas, fueron algunas de las situaciones que generaron preocupacin entre los campesinos negros,
que vean cada vez ms disminuidas sus posibilidades de conservar un territorio que histricamente
haban considerado propio, y contribuyeron a despertar la movilizacin por su defensa y la de los recursos
naturales (Restrepo 2001, 2004); esta defensa fue un elemento central en la configuracin del discurso
identitario y del proyecto poltico que se gestara en adelante (Escobar, Grueso y Rosero 1999).
Otro factor que incidi en este proceso se relaciona con el auge internacional de la preocupacin por la
proteccin del ambiente. Dadas las especiales condiciones de biodiversidad que presenta la regin del
Pacfico, esta adquiri una importancia estratgica para el futuro de la humanidad, dada la diversidad de
especies vegetales y animales que se encuentran en ella.
As mismo, en otros lugares del pas, como el norte del Cauca y el valle del Pata, se estaban generando
procesos organizativos paralelos a los del Pacfico. En el norte del Cauca, por ejemplo, estas protestas
lideradas por pobladores rurales y urbanos, estudiantes y profesores universitarios, reclamaban a las
diferentes instancias gubernamentales sobre aspectos como el mejoramiento de los servicios pblicos
o la defensa de los derechos vulnerados por el Estado y por las empresas privadas (Hurtado 2001: 101).
Es as como frente a la avanzada agroindustrial de la caa de azcar y las continuas migraciones de
personas de la Costa Pacfica, del Cauca y Nario hacia esta regin, los habitantes del norte del Cauca
principalmente en Puerto Tejada se organizaron llamando la atencin sobre los problemas de
hacinamiento que los tenan afectados. La importancia de este proceso radica en que posibilit la
integracin de los diferentes actores organizativos de la regin y dio paso al movimiento tnico
nortecaucano, el cual se fund con la organizacin Sinecio Mina, que trabajaba principalmente sobre los
problemas de discriminacin racial y la marginalidad social, econmica y poltica, que en este caso estaba
fuertemente asociada a la prdida de la tierra, la proletarizacin de la poblacin y la industrializacin de
la regin (Hurtado 2001:102-105).

54 ACIA, es uno de los ejemplos de las organizaciones que se conformaron en el Pacfico en los aos 80; en este mismo
perodo, encontramos ACADESAN, la Asociacin de Campesina del Baud ACABA, la Organizacin de Campesinos
del Bajo Atrato OCABA, la Organizacin Popular del Alto Baud OPOCA, la Asociacin Campesina del Alto San Juan
ASOCASAN, y la Organizacin de Barrios Populares y Comunidades Campesinas de la Costa Pacfica del Choc
OBAPO (Agudelo 2005: 178-179).

223

Por otro lado, tambin a principios de la dcada de los 80 se inicia en el valle del Pata un proceso de
Recuperacin de Tradiciones Culturales, que sera trascendental en el futuro organizativo de la regin. Al
igual que en el resto del pas, las organizaciones sociales de la regin se articulaban en torno a formas
tradicionales de expresin poltica (sindicatos, movimientos cvicos o partidos polticos).
Sin embargo, a partir de la dcada de los 80, lo que comenzara como una preocupacin por el progresivo
olvido de la msica, las danzas y las narraciones patianas, se convertira en uno de los principales agentes
de movilizacin y organizacin tnica, que se consolidara a principios de los aos 90, cuando una serie
de organizaciones (Cantaoras del Pata, Son del Tuno, Palenque Pata, Los Vaqueros, entre otras), se
unieran para conformar la Fundacin para el Desarrollo del Bajo Pata Fundebap, que adems de
trabajar por la recuperacin de las tradiciones culturales, tena en su agenda la solucin a los problemas
de tenencia de tierra.
Todas estas organizaciones regionales, adems de los procesos organizativos en otras regiones como el
Palenque de San Basilio en el Caribe continental, sirvieron de base para fortalecer el proyecto poltico
de comunidades negras, que alcanz uno de sus niveles ms altos luego de la Asamblea Nacional
Constituyente y la posterior reglamentacin del Artculo Transitorio 55 (AT55).
En el perodo previo a la Asamblea, gran cantidad de organizaciones locales se movilizaron para
participar en los debates acerca de los derechos que deberan ser incluidos en la nueva Carta; en 1990 se
cre la Coordinadora Nacional de Comunidades Negras, un primer intento de articulacin nacional de
organizaciones locales de diversa orientacin.
A pesar de este intento de consolidacin de un proyecto nacional, no fue posible consolidar una
propuesta poltica de conjunto para participar en la Constituyente; algunos sectores priorizaron una
opcin de participacin electoral y burocrtica, mientras otros orientaron su accionar a la consolidacin
de formas organizativas y el fortalecimiento de la capacidad de accin poltica de las comunidades
(Escobar, Grueso y Rosero 1999:176). Al final, la vocera de los intereses de comunidades negras la llev
un constituyente indgena con el que se hizo alianza.

La Constitucin Poltica de 1991 y el reconocimiento de la multiculturalidad y la


plurietnicidad en Colombia
A pesar de que con frecuencia se alude a la Constitucin Poltica del 91 y al proceso constituyente como
fundadores de una nueva legalidad y un ideario jurdico basado en el reconocimiento de la nacin
pluritnica y multicultural en los que se incluye a las comunidades negras, lo cierto es que durante las
deliberaciones de la Asamblea y en el texto constitucional resultado de las mismas, no se lleg a hacer
explcito este reconocimiento (Agudelo 2005, Arocha 2004, Snchez y otros 1993).
Aunque no hubo una participacin directa en la Asamblea que elabor la nueva Constitucin Poltica
de Colombia en 1991, la Constituyente y la nueva Carta si han sido claves para los proyectos polticos
de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales. El Proceso de Comunidades Negras (PCN),
constituido como organizacin de orden nacional en 1993, tendra una funcin clave en la elaboracin
de propuestas para la reglamentacin de lo dispuesto en el AT55, y contribuira a deslindar los diferentes
tipos de estrategias de accin que orientan an hoy a las organizaciones negras.
Durante el periodo de debates de la Asamblea Constituyente y a pesar del reconocimiento de una nueva
identidad nacional pluritnica y multicultural, la inclusin de derechos especficos de las poblaciones
negras como grupo tnico fue problemtica y no lleg a hacerse explcita, ni en el texto definitivo de

224

la nueva Constitucin, ni en el Artculo Transitorio que se incluy para proteger los intereses de las
comunidades negras (AT 55). Adicionalmente, las comunidades negras no contaban para el momento
con interlocutores reconocidos por el Estado y la sociedad nacional, para que hablaran en su nombre.
Para la reglamentacin del AT55 que llevara a la formulacin de la Ley 70 en 1993, las organizaciones
sociales desplegaron una estrategia de discusin y socializacin de los nuevos trminos en los que
deseaban ser incluidos en la legislacin colombiana, as como de los derechos que consideraban
fundamentales para alcanzar o consolidar su proyecto poltico, incluyendo el reconocimiento de sus
derechos al territorio, la educacin y la participacin en la toma de decisiones sobre asuntos que los
afectaran en materia de polticas de Estado y de intervencin de intereses econmicos en sus regiones.
En 1993, la legislacin nacional colombiana reconoce formalmente a las poblaciones negras como grupo
tnico mediante la Ley 70, conocida como la Ley de comunidades negras. Del reconocimiento de un estatus
tnico devienen una serie de acciones de discriminacin positiva dirigidas a las poblaciones negras en
aspectos como la proteccin de su cultura, el territorio y la educacin, principalmente. As mismo, estos
procesos organizativos contribuyeron a transformar las imgenes de la sociedad colombiana acerca
de las poblaciones negras; como resultado, en los discursos institucionales de Estado y en los de las
organizaciones sociales, lo negro (o las comunidades negras) son pensadas en nuevos trminos: son
reconocidas como grupo tnico.
El hecho de que se diera este reconocimiento formal en la legislacin colombiana no es resultado
del cambio constitucional; ms bien puede entenderse asociado a un conjunto de factores que se
interrelacionan entre s. Entre los ms determinantes podran mencionarse cuatro: uno, el auge creciente
en los foros internacionales y las polticas multilaterales agenciadas por organismos como las Naciones
Unidas y la Organizacin Internacional del Trabajo, de declaraciones y mecanismos legislativos tendientes
a la eliminacin de la discriminacin racial y la proteccin de los derechos de las minoras tnicas, as
como su concrecin en las legislaciones nacionales, particularmente en los pases de Amrica Latina.55
Como segundo y en estrecha relacin con el primero, la existencia previa de una legislacin y una
institucionalidad indigenista cuyas races se remontan al periodo colonialista, pero que en su versin
ms reciente, de orientacin hacia la discriminacin positiva, tuvo sus desarrollos centrales a partir de
los aos cuarenta del siglo pasado (indigenismo).56
El tercero, la consolidacin a nivel nacional del proceso organizativo de comunidades negras y la
configuracin de una representacin de su identidad en trminos tnicos (Agudelo 2005, Restrepo 2001);
y cuarto, e igualmente importante, la existencia de un campo relativamente consolidado de investigacin
y produccin intelectual que podramos llamar de manera genrica en estudios afrocolombianos, con una
relativa institucionalizacin en las academias y entre la intelectualidad de las organizaciones sociales.57
Estos factores, se entrecruzan de diversas formas haciendo difcil una diferenciacin de su incidencia
en momentos y procesos particulares, as como de los actores involucrados. No obstante, lo que es
importante sealar es que la correlacin entre un conjunto diverso de factores es la que hace posible

55 Numerosas compilaciones recogen este marco normativo nacional e internacional. Para el caso especfico de
las poblaciones negras, una de las ms completa es la elaborada por el Ministerio de Interior y Justicia, Cartilla
consecutiva de la jurisprudencia y marco legal. Legislacin afrocolombiana (2005).
56 Para una presentacin de la relacin entre indigenismo y polticas de educacin para grupos tnicos, ver Rojas y
Castillo 2005.
57 Eduardo Restrepo ha elaborado una amplia y completa compilacin bibliogrfica en el campo de los estudios
afrocolombianos: Afrodescendientes en Colombia. Compilacin bibliogrfica. 2008 (en prensa).

225

que en la dcada del noventa se reconozca social, acadmica y legalmente a las poblaciones negras
como grupo tnico y que por lo tanto es insuficiente cualquier tipo de anlisis unicausal. Durante este
tiempo, el Estado ha expedido nuevas leyes, reformado el sistema educativo, modificado los mecanismos
y criterios de cuantificacin de la poblacin y, en general, definiendo las nuevas formas mediante las
cuales estas poblaciones sern incorporadas o incluidas en la nacionalidad, de una sociedad que ahora
se reconoce como pluritnica y multicultural (Artculo 7 de la Constitucin Poltica).
Hoy es posible ver cmo el proceso organizativo de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales
ha logrado transformar el marco jurdico colombiano, al darle nueva forma y nuevo sentido a las leyes;
ha contribuido a modificar las maneras de pensar lo negro, afrocolombiano, palenquero y raizal, y ha
contribuido a transformar las condiciones de vida de su propia gente.
La posibilidad de que las poblaciones negras sean consideradas objeto de polticas de Estado
especficas ha sido un gran avance; sin embargo, esto todava no es un hecho. El reconocimiento de los
interlocutores de las poblaciones negras ante el Estado y sus instituciones es un proceso inacabado; las
formas organizativas de las poblaciones negras son heterogneas y no todas tienen los mismos niveles
de reconocimiento por parte del Estado, ni de la gente en nombre de la que hablan.
Adems, aun sigue siendo poco lo que se conoce sobre las poblaciones negras y algunas formas de
imaginarlas todava producen efectos de invisibilizacin (Rojas 2004). Por ejemplo, el hecho de que
sigamos pensando a las poblaciones negras como comunidades rurales ubicadas mayoritariamente en
el Pacfico, mantiene la invisibilidad sobre la gran mayora de la poblacin negra que, como ya hemos
visto, habita en contextos urbanos (Restrepo 2004, Agudelo 2004).

Sugerencia metodolgica
Taller de la historia de las organizaciones afrocolombianas
Trabajar con los estudiantes de los grados 9 y 10, un taller de investigacin
orientado a indagar y resaltar las distintas luchas polticas y movilizaciones
sociales promovidas por las poblaciones afrocolombianas durante el siglo XX, y
que fueron definitivas en el logro del reconocimiento de los derechos sociales,
econmicos y culturales que quedaron consagrados en la Constitucin de
1991.
Tambin se puede trabajar un mapa del pas en el que se vayan identificando
las organizaciones ms reconocidas que surgen en la dcada de los setenta y
posteriormente en los aos ochenta y noventa.

Etnoeducacin y Ctedra de Estudios Afrocolombianos


Las primeras reclamaciones de poblaciones negras en relacin con la educacin parecen haber estado
ligadas al inters de garantizar la cobertura educativa; este tipo de demandas no se ligan necesariamente
a una exigencia de reconocimiento de sus particularidades culturales. Los antecedentes recientes de
una poltica especfica podran ubicarse hacia los aos 70, en el marco del Primer Congreso de Cultura
Negra de las Amricas, realizado en Cali en 1977 y en un conjunto amplio de experiencias de educacin
agenciados por comunidades negras que buscaban dar respuesta a problemas educativos diversos; en

226

el seno de estos proyectos se dieron debates sobre la historia y las tradiciones negras y se introdujo una
preocupacin por la cultura, aun no considerada en trminos de lo tnico.
Muchas de estas experiencias se forjaron antes de que se contara con herramientas jurdicas, o un
reconocimiento del derecho de las comunidades negras a educarse de acuerdo a sus tradiciones
culturales, tal como lo cuenta un maestro del norte del Cauca:
Nuestra experiencia se inicia en 1979 en la vereda Agua Azul del municipio de Villa Rica, ubicado
al norte del departamento del Cauca, zona de comunidades de etnia negra [...] La comunidad
entendi que poda avanzar y fue, entonces cuando un grupo de jvenes bachilleres lider
la propuesta. Inicialmente se cre un preescolar para menores de siete aos, en una casa de
familia. Ms que un preescolar era un primerito, pues no existan los elementos pedaggicos
para ese tipo de enseanza (Balanta 2003:138).
Es importante anotar que la etnoeducacin haba surgido como respuesta del Estado a las demandas
indgenas, por lo que era necesario resignificar este concepto para garantizar ahora el derecho de las
poblaciones negras. Numerosas comunidades y organizaciones se dispusieron a la tarea.
Durante los seminarios, foros, talleres, encuentros y conversatorios de Etnoeducacin realizados
en el municipio de Buenaventura (Valle), con la participacin de docentes de otros sectores del
Valle del Cauca, hemos abordado el tema de la conceptualizacin de la etnoeducacin desde la
perspectiva afrocolombiana (Valencia 1996:21).

Actualmente las expresiones polticas de las poblaciones afrocolombianas se han diversificado y sus agendas giran
alrededor de mltiples reivindicaciones. Ruta pacfica de las mujeres. Popayn, 2006

227

En este proceso, pensar desde la perspectiva afrocolombiana ha significado incluir nuevas preguntas a
las categoras que el pas haba asumido hasta entonces para dar cuenta del fenmeno de la diversidad
cultural y tnica, y sus implicaciones en el campo educativo. La visibilizacin de experiencias locales
que venan en proceso de construccin desde la dcada de los 80, contribuy a movilizar estas nuevas
nociones en torno a la idea de lo etnoeducativo y a ampliar el marco de las acciones emprendidas.
El gran nmero de experiencias registradas en aquel momento evidencia en parte la cantidad de iniciativas
que se venan adelantando y que alcanzaron reconocimiento institucional entonces; adicionalmente, es
posible que la normatividad animara la emergencia de nuevos proyectos, en un momento en que los
debates sobre etnoeducacin ocupaban un lugar importante en la agenda de las organizaciones sociales
y sectores de educadores, tanto de comunidad negra como de sectores solidarios con su proyecto.
Como parte del proceso de formalizacin de la representacin de comunidad negra en las instancias
responsables de formular acciones y polticas que les afectan, se cre la Comisin Pedaggica Nacional
de Comunidades Negras, mediante Decreto 2249 de 1995. La Comisin marca un hito importante
en el proceso de constitucin de una presencia negra a nivel nacional, en particular en instancias de
concertacin con el gobierno central, en este caso a travs del Ministerio de Educacin Nacional.
Un logro importante y novedoso de este proceso es la implementacin de la CEA, que se sustenta
jurdicamente en las normas de educacin para grupos tnicos, pero pedaggicamente se orienta al
conjunto de la sociedad y no solo al grupo tnico, rasgo que ha sido caracterstico de la etnoeducacin
en general y de la etnoeducacin indgena en particular. En este sentido se han pronunciado pensadores
del movimiento social de comunidad negra como Juan de Dios Mosquera (1999), quien considera que
la etnoeducacin afrocolombiana es el proceso de socializacin y enseanza a todos los colombianos de
la afrocolombianidad a travs de los sistemas educativo, cultural y medios de comunicacin (Mosquera
1999:25). Otros intelectuales afrodescendientes tambin han avanzado en estas conceptualizaciones:
El hablar de Etnoeducacin implica definir un proceso que se va construyendo poco a poco; que
tiene que ver con la diversidad de culturas de este pas, enfatizando en las particularidades de
cada etnia. Su importancia est en el valor que este proceso le d a la persona y a su cultura,
entendiendo a sus particularidades sectoriales dentro de un contexto general, su cosmovisin y
la generacin de una perspectiva propia de futuro (Valencia 1996:22).
La CEA no slo tiene como objeto de estudio la especificidad histrico-cultural y social de las
comunidades negras en el pas. Tambin se ocupa del conocimiento de sus saberes tradicionales
y ancestrales en torno a la vida, la relacin con la naturaleza en su dimensin espacial y temporal,
las prcticas econmicas, construccin de vivienda , instrumentos de trabajo y musicales, artes,
juegos y danzas, mitos y leyendas, ritos fnebres, cdigos morales, la solidaridad comunal y
familiar, las manifestaciones metafsicas (Gmez, 1999:233).
La perspectiva propuesta desde la Ctedra, demanda de los sujetos educadores y de las instituciones
educativas nuevas formas de relacionamiento y trmite pedaggico de la diversidad tnica y cultural.
En este sentido, podramos afirmar que la CEA propone una nocin de interculturalidad en la que los
conflictos derivados de la discriminacin y la exclusin de ciertas poblaciones requieren ser abordados
pedaggicamente para una nueva comprensin de la historia nacional, que sea capaz de replantear
los imaginarios de nacionalidad heredados del siglo XIX y XX. Se puede afirmar que, en tanto poltica,
propicia una ampliacin en la forma de asumir el papel del sistema educativo colombiano de cara a la
diversidad tnica y cultural de la nacin.

228

Experiencia: Institucin Educativa Asnaz


En la Institucin Educativa Asnaz, en el municipio de Surez al norte del departamento del Cauca
los docentes, estudiantes, los padres de familia y dems pobladores de la localidad vienen adelantando
desde hace varios aos unas jornadas de reflexin sobre la historia de los derechos de las poblaciones
afrocolombianas, destacando de forma importante el papel de las organizaciones comunitarias y de
los movimientos afrocolombianos en el logro de estos reconocimientos. Estas jornadas se realizan en el
marco del Da de la afrocolombianidad, durante el mes de mayo.
Los estudiantes realizan carteleras y pancartas en las cuales se difunde esta informacin, y participan
con estos materiales en desfiles que se realizan por todo el casco urbano del municipio. Igualmente, se
vinculan lderes y liderezas de la regin quienes comparten sus experiencias de los proceso organizativos
y le ofrecen a la comunidad educativa ideas para seguir adelante con este tipo de dinmicas.

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230

11. Legislacin, Derechos


Humanos y derechos
de los grupos tnicos
58

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

s necesario analizar los procesos histricos que dieron lugar a la abolicin jurdica de la
esclavitud a mediados del siglo XIX, y los debates y polticas nacionales e internacionales
que se dieron en el siglo XX en relacin con la igualdad de derechos de todos los seres
humanos, sin distincin de raza, religin, genero o cualquier otra condicin.
As mismo, es importante comprender cmo fue posible que la sociedad colombiana llegara
a pensarse como una sociedad multicultural, y no como una sociedad homognea y mestiza,
como sucedi hasta finales del siglo XX. En todo este proceso histrico, se conjugaron mltiples
factores y participaron de diversa manera las poblaciones afrodescendientes, que no solo han
contribuido a mejorar sus condiciones de vida y a garantizar derecho para s mismas, sino que
contribuyeron a transformar las formas de entender la democracia en el pas en su conjunto.
Qu conocemos de los derechos polticos, culturales, econmicos y territoriales reconocidos
por el Estado colombiano a las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales?
Por qu es importante conocer a profundidad los aspectos que la Ley 70 le plantea a la
sociedad colombiana en materia de reconocimiento cultural?
De qu manera la legislacin promulgada sobre las poblaciones afrocolombianas y raizales
nos comprometen con el cumplimiento de los derechos all consagrados?
Por qu es importante conocer el conjunto de derechos culturales, polticos, territoriales,
reconocidos por el Estado colombiano a las poblaciones afrocolombianas y raizales?

Objetivos curriculares del ncleo


Abordar crticamente la enseanza de los derechos humanos, y los derechos de los grupos tnicos,
en particular los de los afrodescendientes.
Complejizar el anlisis de la Constitucin y del reconocimiento de la diversidad tnica y cultural.
Comprender en perspectiva de derechos el por qu hay una Ctedra de Estudios Afrocolombianos
y la importancia de implementarla. como el resultado de luchas sociales

58 Yenni Jojoa

231

Presentacin
Es posible que hoy en da nos preguntemos por qu existe una legislacin especial para los
afrodescendientes en Colombia; incluso, no es del todo extrao que haya quien considere que el hecho
de que exista esta legislacin especial, signifique un principio de desigualdad: si todos los colombianos
somos iguales ante la ley, por qu algunos grupos tienen una legislacin especial, cuyos derechos no
son los mismos que los del resto de los ciudadanos?
Al hacernos preguntas como stas es muy probable que estemos olvidando la historia y las condiciones
especficas en que esta sociedad emple la legislacin para institucionalizar la desigualdad de las
poblaciones que hoy tienen una legislacin especial.
Por ejemplo, desde el siglo XVI y hasta el siglo XIX, en lo que hoy conocemos como Colombia, la legislacin
fue una de las principales herramientas para mantener el sistema esclavista. Es decir, que fueron ms de
tres siglos durante los cuales la esclavizacin fue considerada legal y legtima.
Si analizamos con cuidado esta historia, veremos que el tiempo durante el cual la esclavitud fue
considerada legal fue mayor al tiempo que ha transcurrido desde que se dio su abolicin hasta hoy.59
La duracin de este sistema por tan largo tiempo, dej unas huellas muy profundas en las formas de pensar
y de actuar de los colombianos. As mismo, signific un profundo impacto para los afrodescendientes.
Mientras que unos sectores (las lites principalmente), participaron en la definicin de las leyes que
deberan regir luego de los procesos de independencia, otros, como los indgenas y los afrodescendientes,
ingresaron al proyecto de sociedad republicana como sujetos y poblaciones sin derechos propios.
La supuesta igualdad que se dara al dejar de ser colonias espaolas, solo era una igualdad para los sectores
de la dirigencia de entonces. Incluso, en un primer periodo luego de la Independencia, los afrodescendientes
continuaron siendo esclavizados, y solo alcanzaran una primera igualdad jurdica luego de 1851.
Sin embargo, la abolicin jurdica de la esclavitud no garantizaba igualdad real en la sociedad. No
garantizaba el derecho a la participacin poltica, ni estableca mecanismos para el acceso a la tierra, ni
eliminaba la discriminacin.

Abolicin jurdica de la esclavitud


Durante los proceso de independencia que daran forma a los nuevos estados republicanos en Amrica, la
abolicin de la esclavitud estuvo presente no solo como una de las mas importantes consignas polticas,
sino tambin como uno de los temas mas controversiales. Y no era para menos. Se trataba de una medida
que significaba transformar un orden social colonial que haba sido considerado legtimo durante ms
de trescientos aos. En otras palabras, los intereses que este proceso comprometa, acarrearan en el
transcurso del siglo XIX ms de un conflicto en las nacientes repblicas de Amrica.
Los debates sobre la libertad de los esclavizados, sin embargo, ocurran sin contar con la opinin de
los esclavizados. Aun as, estos participaran de manera activa hasta donde el contexto lo permita. La
incorporacin a los ejrcitos en conflicto, por ejemplo, represent para los esclavizados una de sus principales
estrategias de libertad y un factor decisivo en el proceso hacia la abolicin definitiva de la esclavitud.

59 Desde el inicio del proceso de colonizacin hasta 1851, transcurrieron ms de 300 aos. Desde 1851 hasta hoy, solo
han transcurrido 157 aos.

232

Facsmil del contrato de venta de un esclavo, Lima, Per.


Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/c0/Slavecontract_doc.jpg

233

Sobre el proceso abolicionista desde hace algunas dcadas se han producido importantes estudios. Aun
as, por lo general en el sistema escolar sigue siendo pensado o explicado como un conjunto de hechos
(digamos fechas), que casi siempre se miran de manera aislada e inconexa, aunque fuertemente ligados a
la vida poltica de las elites. Ciertamente, no se puede negar que las elites jugaron un papel en la supresin
de esta institucin jurdica; sin embargo, la manumisin debe ser entendida de manera ms compleja.
En este sentido, debemos entender que la abolicin fue un hecho global, es decir, un fenmeno que
afect de manera simultnea a gran cantidad de sociedades que compartan el sistema esclavista.
Igualmente, que corresponde a procesos mltiples y fuertemente interconectados en el tiempo (de
orden ideolgico, social, poltico y econmico) de esa poca en particular.
Antes de que los debates abolicionistas se dieran en Colombia, en otros lugares del mundo se discuta
acerca de las implicaciones de mantener o no la esclavitud. En Francia e Inglaterra, por ejemplo, este tipo
de debates comenzaran a tomar fuerza desde siglo XVIII, con el movimiento cultural de la Ilustracin.
Desde esta corriente filosfica, la esclavitud comenzara a ser vista como un acto de barbarie contrario
a los ideales de civilizacin.60 Con base en estos principios, algunos personajes de la poca, entre ellos
Voltaire, comenzaran a hacer pblicas sus posturas en contra de la esclavitud.
Por otro lado, desde el punto de vista de la economa comenzara a ser cuestionado el trabajo esclavizado,
pues algunos lo consideraban inviable en el contexto de las nuevas relaciones de produccin.
Estos y otros debates fueron centrales en la definicin del rumbo de la esclavitud en Amrica y a ellos
se sumaron hechos trascendentales en el orden poltico de la poca. Uno de los de mayor incidencia,
aunque poco reconocido en el anlisis de este contexto, sera la independencia de Hait.

El proceso de abolicin en Colombia


Si tomamos en cuenta lo dicho anteriormente, en Colombia la liberacin de los esclavos no surge como efecto
de los ideales filantrpicos de un presidente, como nos lo sugieren en ocasiones las narraciones histricas que
nos hablan de Jos Hilario Lpez como liberador de los esclavos, sino como resultado de toda una serie de
acciones iniciadas muchos antes y que solo entonces (1851) encontraron el momento para su cristalizacin.
Como parte de este proceso histrico que llev a la consolidacin del proyecto republicano en Colombia,
algunos historiadores hacen referencia a las liberaciones de esclavos ordenadas por Jos Antonio Galn
durante la Revolucin de los Comuneros y las hechas de manera espontnea por muchos propietarios a
mediados del siglo XVIII y principios del XIX, como los primeros pasos hacia la emancipacin. Este tipo
de liberaciones, demostraran que en un pequeo sector de la sociedad criolla se formaba una idea
de rechazo al sistema esclavista; sin embargo, este tipo de acciones no represent una propuesta de
abolicin de la esclavitud como institucin jurdica.
En realidad, algo as solo comienza a tomar forma a partir del famoso vaco de poder espaol, cuando se
establecen las Cortes de Cdiz. Durante este tiempo, en el nimo liberal que adquiere este recinto, muchos
ilustrados, tanto americanos como espaoles, expondran sus propuestas de ley para la supresin de la
esclavitud en las colonias americanas.61 Las argumentaciones de los ponentes se fundamentaban en las
ideas inglesas y francesas que venan circulando por Europa desde el siglo XVIII, cuyo elemento central
60 Ideales como la libertad e igualdad de los hombres, por ejemplo.
61 En algunos casos con consecuencias bastante desafortunadas. En 1811 [por ejemplo] los diputados de las Cortes de
Cdiz () [por Puerto Rico] propusieron sin xito una ley de abolicin. Otro diputado a Cortes Isidoro de Antilln,
pronunci en 1813 en las Cortes un discurso que enfureci a muchos y fue prcticamente linchado en las calles de
Cdiz, muriendo al ao siguiente a consecuencia de las heridas (Rodrguez 2006: 99).

234

reside en que la libertad debe otorgarse lentamente y por etapas para no atentar contra la propiedad de
los esclavistas y para no poner en peligro el orden y la seguridad de la sociedad.
Para estos juristas, los esclavizados no estaran en condiciones de administrar su libertad, por lo que
se recomendaba establecer mecanismos que aseguraran la gradualidad del proceso: prohibicin de la
trata, libertad de partos, fondos de manumisin. Ideas que pocos aos despus serviran de inspiracin
a algunas de las constituciones regionales de la Nueva Granada.
As por ejemplo, en la Constitucin cartagenera de 1812, que surga despus de la rebelin popular contra
los espaoles, y que haba sido llevada a cabo principalmente por poblacin negra y mulata, se prohiba
por primera vez en suelo colombiano el comercio de esclavos y creaba un fondo de manumisin para
liberarlos gradualmente (Mnera 1998: 201).
Aos ms tarde una determinacin similar se adopta en la legislatura del Estado de Antioquia de 1814,
e igualmente en la Constitucin regional de Mariquita de 1815. Estas normas, aunque de muy corta
vigencia (1814-1816), y poca incidencia real -pues seria suspendidas por la reconquista espaola- pueden
considerarse como las ms liberales y mejor intencionadas de todas las que siguieron (Chvez 200?: ).
En el momento en que Espaa intentaba recuperar el poder sobre las colonias, la libertad de los esclavizados
se haba convertido en un tema fundamental para las elites criollas latinoamericanas. Esto no slo debido
a que desde la retrica poltica manejada por un sector de las elites mantener esta institucin era contrario
a los ideales republicanos, sino por que en el plano militar, las promesas de libertad eran el mejor seuelo
para conseguir soldados negros. As lo haban demostrado los espaoles en los primeros aos de este
conflicto y ahora, cuando la Corona Espaola arremeta, los republicanos lo haran igualmente. De hecho,
esta estrategia la utilizara uno y otro bando en el transcurso del conflicto ya que quien inclinase a su
favor la balanza de las gentes de color tena asegurada la victoria (Gutirrez 1994: 76).
Pero adems de esta poderosa razn, otras dos obligaban a los republicanos a adoptar un discurso abolicionista.
La primera eran las exigencias que haca Inglaterra a las colonias insurrectas, de acabar con la trata para
reconocer sus independencias y apoyar las repblicas nacientes (Agudelo 2005: 36-37). La segunda, y no
de menos importancia, era el temor de que al mantener la esclavitud en una nacin con instituciones libres,
estas se vieran abocadas a repetir una experiencia como la haitiana, y que en ese caso, un conflicto por la
emancipacin de los territorios americanos se transformara en una guerra racial de negros contra blancos.
Con base en estos razonamientos, Argentina es la primera nacin en tomar medidas abolicionistas. Y
para el caso de la Nueva Granada y Venezuela, es Simn Bolvar quien lidera la posicin de decretar
la libertad absoluta de los esclavizados. Su afn abolicionista, sin embargo, adquiere mayor mpetu
debido al compromiso adquirido con los lderes negros de la revolucin haitiana de liberar a todos los
esclavizados en cada uno de los territorios americanos que fuera emancipando.
Las demandadas del libertador, sin embargo, no fueron respondidas con la libertad absoluta de los esclavos,
sino con una ley de Libertad de partos, manumisin y abolicin del trfico de esclavos, sancionada por el
Congreso de Ccuta en 1821, medida que se distanciaba enormemente de las promesas hechas durante
la guerra. Comparada con las leyes regionales, era bastante limitada, aunque comparta con las anteriores
los dos principios clsicos de los propagadores de la abolicin: otorgar libertad pero sin afectar a los
propietarios; y en vez de libertad inmediata, emancipacin sucesiva (Hoyos 200?: 207).62
62 La Ley del 21 de julio de 1821 Sobre libertad de partos, manumisin y abolicin de trfico de esclavos, reproduca,
en trminos generales y con leves modificaciones, la promulgada por el Estado de Antioquia en 1814, que haba
sido aprobada por la legislatura como Ley 20 de abril de 1814 y que tuvo efmera vigencia dada la reconquista
espaola de 1816.

235

La libertad de vientres, aunque declaraba libres a los hijos de esclavos que nacieran a partir de la
publicacin de la Ley, igualmente aclaraba que en recompensa por los gastos de crianza (alimentos,
vestido y habitacin), deberan trabajar para los amos de sus padres hasta cumplir los 18 aos. El esclavista
por su puesto poda liberarlos antes, siempre y cuando el esclavo pagara su valor (Agudelo 2005: 37). De
esta manera, la libertad no se hizo efectiva para los recin nacidos, ya que solo hacia los aos cuarenta
del siglo XIX, los beneficiarios podran reclamar su libertad (Arraiga 2006: 17).
Ms que una ley de abolicin, segn Margarita Gonzlez (1974: 17) esta fue una ley de prolongacin
de la esclavitud bajo diferentes mecanismos de tutelaje y servicio obligado de los libertos. Entre las
leves modificaciones de los articulados de la Ley de 1821 con respecto a la de 1814, cabe subrayar
la inclusin de figuras del clero en la composicin de las juntas (que ahora se denominaban de
manumisin) y una participacin en el registro de los nacimientos en las parroquias. Se extendi la
edad de manumisin de dieseis a los a dieciocho y se desplaz las fechas de manumisin de esclavos
adquiridos con un fondo especial, del primer da de Pascua de Resurreccin a los das 25, 26 y 27 de
diciembre destinados a las fiestas nacionales, as como la preferencia por los esclavos mas ancianos a
aquellos [] ms honrados e industriosos.
Igual principio gradualista y de proteccin a los derechos de propiedad cumplan las Juntas de
Manumisin. Estas se crearon con el fin de reunir fondos para comprar las libertades de esclavos, as
como para definir a quines se les poda otorgar la libertad. Por diferentes motivos, entre ellos la falta de
fondos y la oposicin de los esclavistas a desprenderse de un bien tan preciado, llevaron al proceso de
manumisin a un gradualismo extremo. De hecho, en algunos lugares como Popayn, en un periodo de
cinco aos solo llegaran a ser liberados 23 esclavizados y en otros, como en la Costa Atlntica, la cifra
llegara a ser an ms irrisoria (Castellanos 1980: 63; Romero 2004: 130). As, la posibilidad de alcanzar la
libertad por va legal se torn cada vez ms lejana.
Cuando se acercaban los aos 40 del siglo XIX, el inadecuado funcionamiento del aparato abolicionista
sera una razn ms que suficiente para que los esclavizados, ante las promesas de libertad inmediata que
ofreca la insurreccin liderada por Jos Maria Obando durante la Guerra de los Supremos (1839-1842),
accedieran a incorporarse a sus filas. Se trataba nuevamente de una estrategia en la que la emancipacin
se utilizaba como aliciente, aunque para los esclavizados una estrategia de libertad similar a todas las
que desarrollaron durante el periodo colonial.
Durante el tiempo que dur el levantamiento, las liberaciones ocurriran en toda la Repblica, y aunque
la rebelin fue sofocada con la derrota del caudillo, muchos de los esclavizados que haban participado
del conflicto se negaron a regresar al poder de sus antiguos amos. De hecho, estos grupos funcionando
como guerrillas continuaran aterrorizando por varios meses las haciendas donde haban sido reducidos
a la esclavitud, especialmente en las provincias del sur.
De forma paralela a estos hechos, los esclavistas arremeteran contra la Ley de 1821, logrando hacerle
importantes modificaciones.63 Las trabas intentaban resolver el problema de mano de obra generado
por la guerra civil e igualmente extender el plazo del tutelaje de la Ley de Ccuta ya que para estos
aos los nacidos en 1821 comenzaban a adquirir la libertad (Agudelo 2005: 38). Las pretensiones de

63 Hacia el ao 1842 por ejemplo, los esclavistas lograron prolongar la esclavitud bajo la forma de tutelaje y
concertacin, argumentando que se trataba de preparar al esclavo para que se pudiera integrar sin problemas a
las actividades laborales y ciudadanas () (Agudelo 2005: 37). A esto le seguira la Ley 28 de 1843, que facultaba la
venta de esclavos fuera de la Nueva Granada, y que permiti que muchos jvenes expectantes de su libertad fueran
vendidos a Ecuador Per y Panam (Arriaga 2006: 18). Otros por su parte seran incorporados al ejrcito.

236

los esclavistas sin embargo, provocaran un efecto contrario al previsto; la reaccin inmediata sera el
incremento de fugas y rebeliones, que ocasionara una alteracin al orden pblico sin precedentes.
Ya a principios de la dcada de 1850, debido a estos hechos, y a que la causa abolicionista haba ganado
grandes niveles de aceptacin en amplios sectores sociales y polticos, el gobierno de Jos Hilario Lpez
decretara la abolicin definitiva de la esclavitud mediante la Ley del 21 de mayo de 1851.
Con esta Ley se daba fin al gradualismo que haba impuesto el Congreso de Ccuta desde 1821 y se
otorgaba la libertad y la ciudadana a quienes se encontraban aun en condicin de esclavizacin.
Dicha libertad no signific, sin embargo, sino una igualdad formal frente al resto de la sociedad. Los
esclavizados al ser liberados no contaban con las condiciones bsicas para el ejercicio pleno de su libertad;
no contaban con los medios de produccin necesarios para alcanzar su independencia econmica y
seguiran soportando la discriminacin de la sociedad.
Desde entonces, tuvieron que transcurrir ms de ciento cuarenta aos para que en la legislacin
colombiana hubiera normas especficas relativas a los afrodescendientes. Estas normas son bastante
diferentes a aquellas de la poca colonial y del nacimiento de la Repblica. Ahora se trata de normas que
buscan reconocer que, a lo largo de la historia, los afrodescendientes en Colombia se han encontrado en
una situacin de desigualdad en trminos del acceso a la tierra, la educacin, la participacin poltica y
otros tantos aspectos relativos a sus condiciones de vida.
Pero, adems, el reconocimiento de estos derechos es tambin una forma de reconocer la diferencia
cultural de las poblaciones negras, afrodescendientes y raizales como un elemento que enriquece a la
sociedad colombiana en su conjunto y le aporta prcticas y saberes de las que todos podemos aprender,
tal como podemos apreciar en esta propuesta.

Habitantes del Pacfico colombiano. Fotografa: Robert West,1953. Agradecimientos a Claudia Leal.

237

Como veremos, estos hechos estn en la base de muchas de las reclamaciones de los afrodescendientes,
que desde finales del siglo XX vienen trabajando arduamente por alcanzar condiciones efectivas de
igualdad jurdica y social para su gente.

Derechos de los grupos tnicos


Al hablar del reconocimiento de los afrodescendientes como grupo tnico, y de la adopcin de una
normatividad dirigida a la proteccin de sus derechos, estamos hablando de un hecho reciente y
complejo al mismo tiempo. Hasta hace menos de dos dcadas, institucionalmente las personas negras
no eran pensadas en trminos de grupos culturales diferentes; de hecho, se consideraba que haban
perdido su singularidad cultural y como tal hacan parte de la sociedad colombiana mestiza. Esta supuesta
uniformidad no solo se expresaba en lo cultural, sino tambin en el plano jurdico: eran ciudadanos
formalmente iguales ante la ley.
Los derechos de los grupos tnicos en Colombia estn asociados al cambio constitucional de 1991
y a las leyes que reglamentan los derechos consagrados en la nueva constitucin. Sin embargo, es
necesario mencionar, antes de comenzar, que estos derechos responden a una serie de circunstancias
que contribuyeron a hacerlos posibles.
Uno de ellos tiene que ver con el desarrollo de algunas disciplinas como la historia, la antropologa, el
derecho y la sociologa, ha contribuido a llamar la atencin sobre la especificidad cultural de las poblaciones
afrodescendientes y sobre la necesidad de establecer medidas efectivas de proteccin de sus derechos y
de reconocimiento de sus aportes a las sociedades que han participado de la dispora africana.
De otra parte, durante el siglo XX, un nmero considerable de pases incorporaron a sus ordenamientos
jurdicos, diferentes instrumentos del derecho internacional, dirigidos a la proteccin de los derechos
de los grupos tnicos. Diferentes fueron las razones que motivaron a los Organismos internacionales
a crear estos instrumentos jurdicos. Entre ellas la desigualdad en cuanto a los derechos humanos
fundamentales de estos grupos.
El Estado colombiano por ejemplo, ha incorporado en la legislacin distintos fundamentos del Derecho
Internacional referente a los derechos de los grupos tnicos. 64 Uno de los ms importantes, es el Convenio
169 de la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT), ratificado por Colombia con la Ley 21 de 1991. En
ste se establecen los derechos que los Estados deben reconocer a los pueblos indgenas y, en general
(), a grupos sociales que comparten una identidad cultural distinta a la de la sociedad dominante
(Valbuena et. al 2004: 321). As como tambin, los mecanismos que los Estados deben adoptar, para
garantizar sus derechos y el respeto a su integridad.
En el Artculo 2 de este Convenio, se establece que los gobiernos que asuman esta responsabilidad
deben incluir en sus ordenamientos jurdicos medidas que:
(a) aseguren a los miembros de dichos pueblos gozar, en pie de igualdad, de los derechos y
oportunidades que la legislacin nacional otorga a los dems miembros de la poblacin (b); que

64 Conviene mencionar entre tales ordenamientos: el numeral 3 del artculo 1 de la Carta de las Naciones Unidas,
aprobada por Colombia segn la Ley 13 de 1945; el Convenio 107 de la OIT, aprobado en Ginebra en 1957 y adoptado
en Colombia por la Ley 31 de 1967; los artculos 2, 26 y 27 del Pacto de Derechos Civiles y Polticos, adoptados por
la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1966 y ratificado en Colombia por la Ley 74 de 1986; el
Convenio 169 de 1989, de la OIT () tambin ratificado por Colombia, segn la Ley 21 de 1990 (Snchez, Roque y
Snchez 1993: 182-183).

238

promuevan la plena efectividad de los derechos sociales, econmicos y culturales, respetando


su identidad social y cultural, sus costumbres, tradiciones e instituciones (c); que ayuden a los
miembros de los pueblos interesados a eliminar las diferencias socioeconmicas que puedan
existir entre los miembros indgenas y los dems miembros de la comunidad nacional, de una
manera compatible con sus aspiraciones y formas de vida (Convenio 169 de la OIT).
Son estos principios que establecen un rgimen especial para la proteccin de las sociedades
culturalmente diferentes (o tnicas), los que han fundamentado el reconocimiento de derechos
especiales a las poblaciones negras.
Se debe aclarar sin embargo que la inclusin de las poblaciones negras como grupo tnico, no puede
entenderse slo como el resultado de las transformaciones que en materia de derechos se han dado a
nivel internacional, o como un mero acto de voluntad estatal. Si bien no se puede desconocer que uno
y otro han sido importantes, otros factores tambin lo han sido. Entre ellos, la lucha que han adelantado
estos grupos en reivindicacin de sus derechos.
En realidad, en ambos casos la institucionalizacin del estatus de la etnicidad ha estado mediada por
largos procesos de lucha poltica por el reconocimiento, que han involucrado la consolidacin de fuertes
procesos organizativos. En ese sentido no es tanto algo que ha sido concedido por el Estado, sino ms
bien fruto de diversos factores que se conjugan.
En otro ncleo discutimos cmo, la reivindicacin de derechos especiales con base en la condicin
de grupo tnico, se comienza a configurar a mediados de los 80. Anterior a estos aos, las formas de
organizacin social desarrolladas entre las poblaciones negras se haban centrado fundamentalmente
en [] la reivindicacin de derechos civiles, sociales, polticos y econmicos, ya sea como campesinos,
militantes, polticos, adeptos sindicales y miembros de sectores populares (Hurtado 2004: 86). Es decir,
la diferencia cultural no era el eje de las acciones polticas emprendidas por las poblaciones negras.
La creacin de una legislacin especfica es, en gran medida, efecto de la gestin de procesos
organizativos de algunos sectores de las poblaciones negras y de otros actores identificados con ellos
[iglesia, ONG, acadmicos, etc.] (Agudelo 2004: 1).
Una consecuencia concreta de los procesos de movilizacin y organizacin socio-poltica de las
poblaciones negras, es la Ley 70 de 1993. En esta norma se establecen los mecanismos para la proteccin
de la identidad cultural y de sus derechos en tanto grupo tnico, al igual que el fomento de su desarrollo
econmico y social con el propsito de que obtengan condiciones reales de igualdad de oportunidades
frente al resto de la sociedad colombiana. Se consagra igualmente, la importancia y la necesidad de
proteger sus territorios y formas de organizacin social, y se instauran normas y mecanismos especficos
para proteger los derechos individuales y colectivos de los miembros de estas comunidades
As lo establece la Ley, que en su Objeto y definiciones plantea:
ARTICULO 1. La presente ley tiene por objeto reconocer a las comunidades negras que han venido
ocupando tierras baldas en las zonas rurales ribereas de los ros de la Cuenca del Pacfico, de
acuerdo con sus prcticas tradicionales de produccin, el derecho a la propiedad colectiva,
de conformidad con lo dispuesto en los artculos siguientes. As mismo tiene como propsito
establecer mecanismos para la proteccin de la identidad cultural y de los derechos de las
comunidades negras de Colombia como grupo tnico, y el fomento de su desarrollo econmico y
social, con el fin de garantizar que estas comunidades obtengan condiciones reales de igualdad
de oportunidades frente al resto de la sociedad colombiana.

239

De acuerdo con lo previsto en el Pargrafo 1o. del artculo transitorio 55 de la Constitucin Poltica,
esta ley se aplicar tambin en las zonas baldas, rurales y ribereas que han venido siendo ocupadas
por comunidades negras que tengan prcticas tradicionales de produccin en otras zonas del pas y
cumplan con los requisitos establecidos en esta ley.

Nuevas realidades de los afrodescendientes


La defensa de los territorios de comunidades negras se establece sobre la base del uso que estas
poblaciones han hecho de l a lo largo de la historia, es decir, con base en el derecho consuetudinario o
ancestral. La Ley establece la titulacin colectiva de los territorios, es decir, una propiedad de la tierra en
manos de todos los miembros de la comunidad y no individualmente.
Este mecanismo legal tiene dos finalidades, por un lado, legalizar la tenencia de la tierra en el Pacifico,
ocupadas por las personas negras en la mayora de los casos sin ttulos de propiedad (Rivas 199: 74), y
por otro, preservar la integridad de las tierras de los mltiples intereses privados que las pretenden, ya
que bajo esta forma jurdica el titulo no prescribe, ni puede ser transferido ni embargable.
Para recibir en propiedad colectiva las tierras, se establece que cada comunidad debe formar un Consejo
Comunitario. Este tiene en un primer momento la funcin de documentar la solicitud con los datos
geogrficos y poblacionales del territorio que se pretende titular y, una vez otorgado, es el rgano que
ejerce la mxima autoridad de administracin interna dentro de las Tierras de las Comunidades Negras.
Un Consejo Comunitario se encuentra conformado por la Asamblea, que es el rgano mximo del
gobierno, integrada por los representantes de cada vereda, al igual que por los miembros de derecho:
junta directiva, principales y suplentes; y por la Junta del Consejo Comunitario, conformada por personas
elegidas por la asamblea (Rivas 2000: 9). Y tiene como funciones:

Casa de la familia Torres. Guapi, Cauca. Fotografa: Ana Mara Solarte

240

delimitar y asignar reas al interior de las tierras adjudicadas; velar por la conservacin y
proteccin de los derechos de la propiedad colectiva, la preservacin de la identidad cultural, el
aprovechamiento y la conservacin de los recursos naturales; escoger al representante legal de
la respectiva comunidad en cuanto persona jurdica, y hacer de amigables componedores en los
conflictos internos factibles de conciliacin.
Esta nueva forma de autoridad y organizacin territorial para comunidades negras entr en vigencia a partir de
1995, con el Decreto 1745, pero se hizo efectiva en 1997 con la adjudicacin de una extensin aproximada de
70.000 hectreas en el curso del ro Truand, en el Choc (Arocha 1998: 386). Posterior a esto, las comunidades
han adelantado mltiples procesos de territorializacin (titulacin colectiva), no solo en el Choc sino en todo el
Litoral Pacifico que comprende tambin los departamentos de Valle, Cauca y Nario. Segn algunos estimativos,
hasta el ao 2003 la Ley 70 haba implicado la movilizacin de 1.943 comunidades (veredas y corregimientos) que
formaban 148 consejos comunitarios. Se haban entregado 127 ttulos que representaban 4.611. 959 hectreas,
un 82% de los casi 6 millones de hectreas previstas para la titulacin de comunidades negras (Agudelo 2005:
198), lo cual de manera sustancial ha significado un nuevo orden territorial para el Pacfico.
Pero pese a que estas cifras nos muestran una gran movilizacin de estas poblaciones en torno a los
derechos colectivos, la consolidacin de este modelo territorial ha enfrentado y enfrenta obstculos que
reducen sus condiciones de posibilidad.
El primero de ellos consiste en que el proceso de titulacin colectiva se ha desarrollado de forma paralela
a la disputa territorial que sostiene los actores armados en esta regin. De hecho, como lo seala
Mieke Wouters cuando se dieron los primeros ttulos colectivos en 1997, los supuestos beneficiarios
ya no estaban all para recibirlos personalmente, porque haban tenido que dejar sus tierras por los
actos violentos de los diferentes grupos armados presentes (200 :). Desde ese entonces hasta ahora
la problemtica de la violencia se ha intensificado en el Pacfico, lo cual ha contribuido a un acelerado
proceso de migracin rural hacia centros urbanos. Aunque en este momento no existe una cifra unificada
sobre el desplazamiento, se estima que de las dos millones de personas que han sufrido este fenmeno
el 30% o ms son afrocolombianos. En este contexto de guerra como lo han sealado algunos autores
(Herreo 200?, Oslender 2006) la incidencia de este marco normativo se ha mostrado deficiente para
garantizar los derechos etnico-territoriales reconocidos a las comunidades negras.

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241

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242

12. La Palabra: Tradicin oral


y literatura afrocolombiana
65

[] nos sentamos con los mayores y empezamos a hablar de todas esas


tradiciones, porque la cultura afro ha sido netamente oral y eso tiene su
razn de ser, porque es que la segunda generacin de negros que saben leer y
escribir somos nosotros. Mi abuela no saba leer ni escribir, pero hacia versos,
deca coplas, haca rimas y todo eso lo llevaba en la cabeza. Entonces, la
historia del pueblo afro, que bueno que tenemos la oportunidad de escribirla
nosotros, que tenemos ese compromiso histrico de escribir todo lo lindo,
todo lo hermoso, tambin todo el sufrimiento que vivi nuestra tnia. Es por
eso que nos sentamos con los mayores y recopilamos esa historia
(Henry Ballesteros, I. E. Nueva Visin. Honduras, Cauca)

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

a palabra es un medio de comunicacin y expresin comn a todas las sociedades del


mundo. La palabra puede ser oral o escrita y evidencia mltiples aspectos de las culturas
de los grupos humanos que la producen. Mediante la palabra se cuenta y se crea la
historia, se resaltan y se reproducen valores, se transmiten cantos, se ensean las formas
aceptadas de comportamiento y se da forma a los ideales de belleza que son aceptados y
definidos por quienes la crean y recrean. La palabra en su expresin oral, est presente en
cualquier sociedad, aunque no siempre con el mismo valor e importancia. Para algunos
grupos humanos ella es la fuente principal de comunicacin y un mecanismo privilegiado de
transmisin cultural, mientras en otros es una forma ms y posiblemente de menor jerarqua.
Como veremos ms adelante, la tradicin oral de las poblaciones negras, afrocolombianas y
raizales, es una expresin de su riqueza esttica y capacidad creadora, que en muchos casos
se expresa tambin como riqueza que nutre la literatura escrita.
Es importante reconocer el valor de la palabra, en tanto constructora de sentidos y
pensamientos, que se expresan en la tradicin oral como en las variadas formas literarias
de las poblaciones afrodescendientes, y que son una muestra contundente de la riqueza y
multiplicidad de sus conocimientos.
Aunqueaqunosreferiremosalacreacinliterariaqueesproducidaporartistasafrodescendientes
y no a la creacin literaria en que aparecen como personajes y que no es producida por ellos,
consideramos que esta tambin debe ser analizada y discutida pedaggicamente, en tanto

65 Ana Mara Solarte Bolaos

243

el sistema escolar ha instituido y promueve la lectura y anlisis de textos literarios que en


ocasiones pueden reproducir representaciones racistas o discriminatorias.66
Un anlisis ms riguroso de la literatura que circula por la escuela tal vez contribuya a
comprender mejor las caractersticas de la sociedad en que ella se produce, y a desnaturalizar
las variadas formas en que se encubren el racismo y la estereotipia. Al mismo tiempo, es
necesario ampliar el campo de estudio a autores y corrientes artsticas poco conocidas y
aun menos estudiadas, que ofrecen una valiossima fuente de riqueza literaria.
Es de vital importancia que, al pensar en la implementacin de la CEA, asumamos el reto de
construir nuevas lecturas y nuevas posibilidades de apreciacin de las diversas formas de
expresin que supone la sociedad multicultural. Por lo tanto, es fundamental promover el anlisis
y la discusin sobre las creaciones artsticas de los afrocolombianos y trascender los imaginarios
eurocntricos bastante comunes en el pas, en los que las creaciones artsticas son medidas con
el molde europeo y, en consecuencia, desvalorizan la produccin de aquellos grupos humanos
que sienten y conciben la belleza de maneras distintas y que han sido invisibilizadas.
Cul es el lugar y el valor que tiene la tradicin oral afrocolombiana en la enseanza de la lengua
castellana?
Qu conocemos de la literatura afrocolombiana y qu de ella hemos enseado en la
escuela?
Cmo aparecen representados los hombres y mujeres negras en la literatura colombiana?

Objetivos curriculares del ncleo


Dar a conocer algunas expresiones de la tradicin oral de las poblaciones negras, afrocolombianas
y raizales para legitimar formas otras de conocimiento
Valorar las diferentes expresiones de la oralidad y la literatura afrodescendiente, y sus aportes a la
poltica y las artes.
Identificar algunos de los principales artistas afrodescendientes y sus aportes a la literatura

La Palabra: Memoria y tradicin


La palabra no se expresa exclusivamente de forma escrita, en este sentido es necesario cuestionar la idea
segn la cual la expresin literaria corresponde nicamente a las expresiones escritas, considerando que
sta es la nica forma de creacin realmente artstica y asignando a la oralidad un lugar de folclore o
cultura popular y una creacin de menor valor esttico.
La oralidad se constituye en una forma de expresin de aquellas narrativas mgicas que muestran la viveza del
pensamiento, tanto en las poblaciones negras como en otros colectivos. Las diferentes visiones del mundo,
los conocimientos locales, las formas de construir un pasado, un presente y de visionar un futuro, se expresan
en estas construcciones orales que antes de tener una autora fija tienen mltiples autores originales, cuando
66 Para no ir muy lejos, Mara, la primera novela romntica colombiana, es una obra casi obligada en el estudio de
la literatura nacional; sin embargo, en ella la presencia del negro est ligada a un conjunto de estereotipos que
es necesario analizar con criterio pedaggico. La imagen del negrito servil, sumiso, siempre a la orden del amito,
la referencia al erotismo de la mujer negra en contraste con la imagen casi virginal de Mara, son algunas de las
caractersticas estereotipadas que podemos encontrar en la obra.

244

de palabra en palabra y de sujeto en sujeto se construye e inventa constantemente. De la misma forma, la


tradicin oral tiene un gran valor artstico que se expresa en sus mltiples formas y usos del lenguaje.
La tradicin oral es una forma de mantener viva la memoria, que se activa y transmite formas de
pensar y actuar. As mismo, la tradicin oral se convierte en un elemento cultural que puede apropiarse
pedaggicamente como apuesta poltica en la escuela, en tanto permite posicionar unos conocimientos
que han sido subordinados y definidos como supersticiones o como conocimientos de campesinos o de
gente inculta. En este sentido, es importante hacerse la pregunta cunto espacio ocupa el tratamiento,
conocimiento y valoracin de las diferentes expresiones de la oralidad en nuestras aulas de clase?
Para el presente ncleo mencionaremos algunas de las mltiples y variadas formas de expresiones de
la tradicin oral presentes en algunas regiones del pas donde histricamente han estado presentes
poblaciones negras, sin querer decir que sean las nicas. Es indispensable no perder de vista que las
presencias negras son una realidad cultural e histrica en toda la geografa colombiana y no slo para
unas regiones.
En este caso mostraremos una ruta, a manera de gua para los maestros, para indagar sobre la variedad
y heterogeneidad de las prcticas y expresiones de la tradicin oral de los afrodescendientes en el pas,
entendidas no como construcciones ahistricas y aisladas sino constituidas a partir de encuentros y
contactos en la Dispora Africana; es decir, como creaciones que se han resignificado y reinventado en
el transcurso del tiempo. Como veremos, la tradicin oral toma mltiples formas, entre ellas las dcimas,
coplas, narraciones, mitos, refranes, dichos y otras prcticas culturales relacionadas con lo cotidiano, lo
religioso y lo festivo. La viuda, el duende, el to conejo, el to tigre y Anancy, entre otras, son narraciones
que construyen un sentido primordial para entender y consolidar formas de vivir e interpretar diferentes
realidades de las poblaciones negras.

La tradicin oral en el Litoral Pacfico


Para las poblaciones del Pacfico, mayoritariamente afrodescendientes, la palabra memora, expresa y
evoca cada una de esas travesas de hombres y mujeres negros; de sus viajes por la selva, los montes, el
manglar y los ros. Esas historias que de boca en boca cuentan sobre sus ancestros, sobre otras pocas, y
que al transcurrir del tiempo se acumulan en la memoria de sus gentes. Los velorios, los acompaamientos
a los muertos, los chigualos, los alabaos, jugas, narraciones, cuentos, dcimas, leyendas, sus cantadoras
y cantadores expresan con sus cantos y declamaciones la viveza de sus recuerdos, la contundencia de
unas tradiciones que se resisten a perderse u olvidarse. Veamos una muestra de la riqueza literaria de la
tradicin oral, en algunas de las formas que se expresa en la regin.67
Empecemos con la juga, que es una forma de canto y de danza que est presente en algunas
celebraciones religiosas del Pacfico; particularmente importantes en la regin son aquellas que
acompaan las balsadas realizadas en el mes de diciembre para acompaar las imgenes del Nio Dios,
que se desplazan por los ros, desde las zonas rurales hasta los caseros o cabeceras de los municipios.
Las jugas tambin pueden encontrarse en algunas celebraciones de santos patronos de la regin. En su
forma de canto, la juga se caracteriza por la forma de pregunta y respuesta, entonada por un corista o
solista y respondida generalmente por el pblico; comnmente estn acompaadas por instrumentos
musicales tradicionales de la regin.
La balsada consiste en 4 o ms canoas de 5 metros de largo formando un planchn, al que
se le construyen barandas alrededor, adornadas con palmas tejidas e iluminadas con velas en
67 Para complementar lo que aqu presentamos, es posible revisar las publicaciones de Alfredo Vann (1993), Nancy
Motta Gonzlez (2005), Ulrich Oslender (2007) y Jaime Cifuentes (2002).

245

forma de altar; en su interior va el conjunto de msicos: Marimba de chonta, 2 tamboras de


doble percusin, 2 cununos y varios guasa (Zapata y Massa, Sf: 30)
Te adoro seor
Solista:
Coro:
Solista:
Coro:
Solista:
Coro:
Solista:
Coro:
Solista:
Coro:
Solista:
Solista:
Coro:

Sale la nia del Altar, nia


Te adoro seor
El palito de romero, nia
Te adoro seor
De seco, se enverdeci, nia
Te adoro seor
San Jos pidi posada, nia
Te adoro seor
Patu esposa que traa, nia
Te adoro seor
De adentro le contestaron, nia
No hay posada pa Mara, nia
Te adoro seor

Cantadora de la Vereda de Santa Catalina, Buenos Aires, Cauca. Fotografa: Axel Rojas

246

Como se puede ver en el ncleo sobre conocimiento local, cuando un nio menor de siete aos muere
se considera que es un angelito. Para que ascienda a la gloria y parta tranquilo se hace un chigualo, una
celebracin en la que las mujeres cantan durante toda la noche, mientras que los hombres las acompaan
tocando instrumentos musicales como el bombo y los conunos. Adems de entonar las canciones,
algunas mujeres pueden tocar los guasas. Las canciones en los chigualos son conocidas como arrullos,
que son pequeas canciones de cuna que se cantan para despedir al nio muerto.
En su trabajo sobre el Pacfico, Rogerio Velsquez recogi algunos arrullos entre los que se encuentra
ste que presentamos (Velsquez, 2000: 155):
Este nio llora
No hay quien lo consuele
El ltimo arrullo
De su madre quiere
Aydeme, prima
Con esta cancin,
Porque se me arranca
Hasta el corazn
Los arrullos tambin estn presentes en las celebraciones al Nio Dios que se realizan en el mes de
diciembre. En algunos lugares del Pacfico no se acostumbra a rezar la novena, entonces se arrulla al
Nio para tenerlo contento.
Cuando quien muere es mayor de siete aos y ya no es considerado un angelito, las actividades para
ayudarle a dejar este mundo son muy distintas; en estos casos las canciones que se entonan son
las que se denominan alabaos. A diferencia de los arrullos, los alabaos son tristes y se interpretan
sin instrumentos musicales, solo con la participacin de voces, principalmente femeninas. El tono es
melanclico y las mujeres entonan cantos toda la noche, que en su mayora aluden a Cristo Jess, la
Virgen Mara o algn santo.
Tambin como parte de las investigaciones realizadas por el destacado antroplogo afrocolombiano
Rogerio Velsquez, encontramos otra expresin de la tradicin oral: los cuentos, que pueden referirse
a los castigos, los orgenes, la muerte, historias del sapo, entre otros. Los cuentos hacen parte de la
vida cotidiana de la gente que los cuenta para divertirse o para ensear, para pasar el rato en cualquier
espacio de reunin, tal como lo relata el mismo Velsquez:
Los cuentos se echan en cualquier parte del casero. En habitaciones lujosas y bohos, en ranchos
mineros y labranzas, en las orillas de las sementeras, sobre canoas perezosas o en playas afiebradas.
Basta que la situacin sea propicia. Mientras se cuecen los alimentos o despus de la merienda, en
los actos sociales o en la hora de aconsejar, surge el ejemplo, la rstica creacin breve que facilita el
recreo y la enseanza moral para el gobierno del espritu (Velsquez 2000:177).
Veamos un cuento quibdoseo sobre los orgenes, llamado Origen de la raza blanca (Velsquez 2000: 183):
Dios cri a un hombre y a una mujer. Ambos eran negros. Andando el tiempo el matrimonio
tuvo dos hijos que se llamaron Can y Abel. Can fue el malo y perverso, pues, desde chiquito se
dedic al trago, a las mujeres y al juego. Abel, por el contrario, fue bueno. Oa misa, respetaba
a sus padres y las cosas ajenas, y cumpla sus compromisos. Can, envidioso de su hermano,
lo mat una tarde al volver del trabajo. Pero como no hay crimen oculto, Dios se le present

247

y, reprochndole su falta, lo maldijo. La canillera68 de Can fue tan grande que palideci hasta
tomar el color blanco que conserv hasta su muerte.
Can fue el padre de la nacin blanca69 que hay sobre la tierra.
Estas son solo unas pocas muestras de la riqueza de la tradicin oral afrodescendiente del Pacfico
colombiano; sin embargo, es necesario insistir en que sus expresiones son mucho ms numerosas, por lo
que se hace necesario promover su investigacin y estudio en las instituciones educativas, de tal forma
que podamos apreciarlas en su variedad y complejidad.
En el mismo sentido, no sobra insistir en que hemos hablado del Pacfico, de manera amplia, para
referirnos a una regin llena de complejidades, en la cual la tradicin oral no es homognea y presenta
diversas formas segn los lugares y las trayectorias histricas particulares de sus habitantes. Veamos
ahora otra regin del pas y algunas expresiones de la tradicin oral que podemos encontrar en ella.

Tradicin oral en el valle del Pata


Aunque los estudios afrocolombianos tuvieron un importante crecimiento en la segunda mitad del siglo
XX, algunas regiones y poblaciones han sido objeto de mayor nmero de investigaciones que otras. Este
es el caso de las poblaciones de las zonas andinas e interandinas del pas, entre las que se encuentran los
valles interandinos del norte del Cauca y el Pata, de las que aun se han realizado pocos estudios. Es por
ello que bien vale la pena conocer algo de su tradicin oral. Veamos algo de la tradicin patiana.
La leyenda del Cerro del Manzanillo, nos cuenta sobre los orgenes del poblamiento de la regin por
parte de la gente negra (Alaix, Sf ):
Cuando los negros fueron trados al valle del Pata, ya Sebastin de Belalczar haba casi
exterminado a los indios de esta regin, y los pocos que quedaron huyeron hacia la montaa,
llegando a ser los negros los nicos pobladores del valle, quienes al verse solos en tan inmenso
territorio se asustaron, porque slo vean monte y animales. Es as como empiezan a andar sin
rumbo fijo, hasta cuando encuentran un cerro que sobresale en aquel valle. Suben a su cima
para ver si podan mirar a sus familiares, padres, primos, tos, dejados en Nairobi; pero cul
no sera su decepcin al no ver su tierra natal, fue tal su tristeza que lloraron toda la tarde y la
noche encima del cerro hasta formar con sus lgrimas derramadas un lago de aguas eternas
(Eibar Enoc Bermdez).
Entre los mitos patianos tenemos, la creacin de los ros Pata y Guachicono:
Hace mucho tiempo, el bajo Pata era un inmenso lago, donde habitaba un monstruo tan
grande que tena unas anchas fosas nasales y miles de patas. Su posicin era con la cabeza
hacia el norte; se alimentaba de todo lo que llegara a su alcance, incluyendo el agua; con el
tiempo haba terminado con el alimento y el agua lo cual le ocasion la muerte. Al morir expuls
por cada fosa toda el agua que haba tomado durante toda su vida, y as fue que se originaron,
del agua que bot por la fosa derecha el ro Guachicono, y de la fosa de la izquierda el ro Pata;
de las patas se origin la fauna patiana y de la sangre, seguramente de cada vena de sus clulas,
salieron todas las especies de animales patianos (Catao, Sf: 11).

68 Canillera. Temblor que da en las piernas. Nota de Velsquez (2000: 185).


69 Nacin blanca, nacin negra. Indica conjunto, nmero de blancos o negros de una regin o de un pas [] Nota de
Velsquez (2000: 185).

248

Tambin las coplas y los cantos han hecho parte fundamental de la cotidianidad de los pobladores de
la regin. Unas reconocidas exponentes de las coplas y cantos en la regin son las Cantaoras del Pata,
que nos trasmiten la fantasa y vida cotidiana de sus gentes a travs de historias que ensean sus valores
culturales y muestran un gran valor artstico.

Cantaoras que cantan la historia


Las cantaoras del Pata son mujeres mayoras dedicadas a la vida del hogar, a la docencia y la vida
comunitaria, ellas conformaron un grupo que canta y ora en las festividades religiosas del Valle del Pata,
pero tambin son cantaoras porque a travs de sus composiciones cantan las historias de comunidad, las
alegras y los sueos afropatianos y con sus canciones buscan enriquecer el proceso educativo de los nios
y nias patianas. Las cantaoras del Pata vienen formando nuevas generaciones de nias que han llamado
cantaorcitas con quienes esperan mantener esta tradicin de cantar la historia y la cultura afropatiana.
Aqu tenemos una muestra de las coplas interpretadas por las Cantaoras:
Las corta mate
All van las corta mates
Con costalilla y machete
Tambin llevan garabato
Y un trapo para hacer rodete
Cuando amanece lloviendo
Ni aguacero las detiene
Van en busca de la mata
Que ms puros ganchos tiene
Marcos Angulo subite al palo
Y dile a Elsa que te reciba
Ana Ledy y Belisa cortan el puro
Blanca y Eladio sacan la tripa
Una de las historias ms conocidas en la regin es las de los empautaos, como dice Zuluaga (1998),
personajes llamados hombres histricos, que son causa de gran reconocimiento y admiracin por su
valor y sus hazaas. Los empautaos eran hombres que pactaban con el diablo, buscando mejor suerte en
el juego, en la msica, con las mujeres y la resistencia a las bebidas. De ellos se dice que cualquier mujer
que los mirara tena que obedecerles (Zuluaga, 1998: 181).

Tradicin oral en el Caribe continental


Las poblaciones negras del Caribe han recreado entre montaas, montes, sabanas, cinegas y ros, en
el trabajo, las cosechas y en sus prcticas religiosas, la riqueza y vivacidad de la palabra como medio
fundamental de aprendizaje y expresin.
Como expresin de estas tradiciones tenemos los cantos de labores, entre los que tenemos los cantos de
vaquera, los gritos de monte, las dcimas, las zafras, las glosas y los cuentos, entre otros. Los cantos de
vaquera y los gritos de monte, por ejemplo, son entonados por los labriegos durante la realizacin de
sus actividades cotidianas en el campo, razn por la cual son llamados cantos de laboreo. Con ellos el
pastor acompaa sus horas de trabajo, de recoleccin y ganadera en los campos y sabanas, al tiempo
que pone a prueba su memoria y capacidad de invencin o composicin. De igual manera, los gritos de
monte que, adems de acompaar, cumplen la funcin de ahuyentar malos espritus como la Llorona y la

249

Mojana que rondan la regin. Estos se caracterizan por el uso de gritos y onomatopeyas hechos a capella;
es decir, que son entonados sin acompaamiento instrumental. En ellos predomina la improvisacin.

Tradicin Oral del Caribe Insular


Aunque no nos ocupemos en detalle de las expresiones de la tradicin oral de las poblaciones raizales de
San Andrs y Providencia, es importante resaltar algunos trabajos sobre la tradicin oral realizados en las
ltimas dcadas; es el caso del trabajo de recopilacin de los norteamericanos Hill y Cathy Washabaug
que llegaron a la isla en los aos 70 para realizar un trabajo sobre la narrativa oral insular. El trabajo de
Fabio Eusse (2001), que presenta mltiples historias de Anancy y otros relatos, adivinanzas e historias.
As mismo, el papel difusor de la escritora Lolia Pomare-Myles, en su trabajo de recopilacin y enseanza
de la tradicin oral del Caribe insular, trabajando con jvenes y nios, contando las historias de los
abuelos, para fortalecer y conservar la riqueza de las expresiones y tradiciones orales del archipilago.
Recientemente, Patricia Enciso (2004) ha realizado un significativo trabajo con narradores raizales para la
construccin de una historia contempornea, con el propsito de fortalecer la identidad raizal.

La literatura y los literatos negros, afrocolombianos y raizales


Desde hace ya varias dcadas, algunos intelectuales de las organizaciones sociales, artistas
afrocolombianos y acadmicos han llamado la atencin acerca de la importancia de recuperar los aportes
de los cultores de la palabra que se han reconocido a s mismos como negros o afrodescendientes. La lista
de estos artistas es amplia pero poco conocida, y su produccin literaria ha sido escasamente publicada.
Intentaremos dar a conocer a algunos de ellos, pues nos interesa llamar la atencin sobre los invaluables
aportes que su estudio puede contribuir a la educacin colombiana.
Es importante reconocer que la produccin literaria de los afrodescendientes en el pas ha estado ligada
con frecuencia a un proyecto poltico de reivindicacin de las identidades, los derechos y la belleza de
los afrodescendientes; un proyecto poltico cuyas races pueden encontrarse en luchas como las de los
movimientos abolicionistas que, desde el siglo XVIII en EEUU, se manifestaron en pro de un ideal de
libertad e igualdad de derechos de los afrodescendientes esclavizados.
En Iberoamrica, por su parte, se publicaron algunas novelas antiesclavistas escritas por blancos, algunas
de ellas anteriores a La Cabaa del to Tom70 En Cuba las novelas Cecilia Valdez (1839), de Cirilo Villaverde;
Sab (1841), de Gertrudis Gmez de Avellaneda y Francisco, de Anselmo Surez. Estas obras, aunque
de un sentido poltico altruista, no lograron trascender la mirada estereotipada y discriminante hacia
los afrodescendientes; como ha dicho Rojas Mix, [] an denunciando la esclavitud, no dejan de ser
racistas (Rojas Mix 1990: 55).
La literatura afrodescendiente tambin ha tenido en Colombia importantes artistas. Haremos referencia
a algunos escritores que han posicionado la presencia de las expresiones culturales de la gente negra
en el campo de la literatura, acompaada de unas breves anotaciones sobre sus biografas y sobre
algunas de sus obras. Es importante resaltar la produccin literaria de escritores de diferentes lugares

70 La cabaa del to Tom es una de las obras literarias ms conocidas, motivada por los movimientos pro-abolicionistas
en EE.UU.; fue escrita por Harriet Beecher Stowe en el ao de 1851, el mismo ao en que se dio la abolicin legal de la
esclavitud en Colombia. Aunque la obra ha suscitado severas crticas, sobre todo por parte de algunos movimientos
de activistas negros, quienes problematizan la imagen de sumisin del hombre esclavizado que presenta la autora,
logr en su momento sealar e impugnar la esclavizacin, denunciando el maltrato al que eran sometidos los
hombres y mujeres negros.

250

del pas, cuyas producciones circulan con frecuencia en los mbitos local o regional, aunque en contadas
ocasiones alcanzaron reconocimiento nacional.71
La mencin de los escritores obedece a un orden cronolgico; la carencia de otras fuentes y la escasa
circulacin de la obra de artistas femeninas no nos han posibilitado centrarnos en la produccin de
escritoras afrocolombianas, lo que se convierte en un llamado de atencin sobre la poca publicacin y
difusin de la literatura escrita por mujeres negras en nuestro pas.
Tambin es importante insistir en el gran nmero de escritores que por la poca difusin de su obra no
cuentan con mayor reconocimiento, pero que hacen parte de la amplia gama de escritores y poetas
que exaltan, reconocen y valoran el ser afrodescendiente. Para mencionar el caso del departamento
del Cauca solamente, y a manera de ejemplo, tenemos a Ismael Juanillo Mina del municipio de Surez,
quien exalta la cotidianidad de su lugar de origen; los campesinos, las minas, el amor y los paisajes
marcan el ritmo y la tinta en su escritura. Entre su obra publicada tenemos: Salvajina oro y pobreza y Mis
inspiraciones en verso. Surez hecho poesa.
De igual forma, la compilacin Nuestro canto, panorama indito de poesa, que presenta la obra de tres
poetas caucanos de Puerto Tejada y Villa Rica, ellos son: Hugo Idrobo Daz, Hctor Len Mina Vidal y
Fernando Maclanil (Mina 2001).

Candelario Obeso
Obeso puede ser considerado uno de los artistas colombianos representativo del siglo XIX; escritor y
poeta, naci en Mompox en 1849. Estudi Derecho y Ciencia Poltica en la Universidad Nacional y fue
adems traductor de poetas ingleses, franceses y alemanes; as mismo, tradujo tratados de tctica militar
y manuales de enseanza del francs, ingls e italiano.
Candelario marca el inicio del reconocimiento de la literatura y la poesa afrodescendiente en Colombia.
Criticado por unos y exaltado por otros, Candelario presenta en su poesa el lenguaje y la cotidianidad
del negro del siglo XVII, presentando la cultura negra que empezaba a formarse con el desempeo y
papel de los bogas de los ros en el Caribe.
Obeso, nativo de Mompox, fue el primer negro que articul literariamente la forma de expresin,
la temtica y el inters de clase de su raza, no slo en Colombia sino en Amrica. Fue as uno
de los fundadores de la escuela de poesa popular en este hemisferio que, junto con l, tuvo
en Colombia cultores tan excelentes como Gregorio Gutirrez Gonzlez, Epifanio Meja, Jorge
Robledo Ortiz, Jorge Artel y Luis Carlos (el Tuerto) Lpez (Fals Borda, 2002: 49B).
Su literatura exaltaba la expresin de su lugar de origen, la lengua verncula y popular de la gente negra,
en una poca (siglo XIX) en que el sealamiento del lenguaje era una de las formas discriminatorias y
racistas, de una sociedad que estaba construyendo los ideales de belleza literaria sobre la base de las
grandes obras de la literatura y poesa universal del momento. Adems, con el peso de una ideologa de
blanqueamiento, que trataba de consolidar una identidad nacional en la que lo negro y sus expresiones
no correspondan con dicho ideal.
De all parte el valor de la produccin literaria de Obeso, que opt por un estilo contrapuesto a las
caractersticas de la literatura de su momento, en la que se resaltaba el valor de la buena y correcta letra.

71 Esto, a pesar de que algunos de ellos tuvieron reconocimientos formales dentro y fuera del pas, como veremos.

251

Una muestra de su estilo lo encontramos en el Canto der montar, tomado de su libro Cantos populares
de mi Tierra.72
Canto der montar (fragmento)
Eta vira solitaria
Que aqu llevo,
Con mi hembra i con mi shijo
I mi perros,
no la cambio poc la vira
re lo pueblos...
no me farta ni tabaco
ni alimento;
Re mi pcmas ej r vino.
M geno,
I er guarapo re mi caas
Etupendo! [...]

Helcas Martn Gngora


Poeta del Litoral Pacfico, nacido en Guapi en 1920, muri en Cali en 1984. Estudi Derecho y Ciencias
Polticas en el Externado de Colombia. Su produccin literaria la compone 74 libros, entre publicados e
inditos. Los temas sobre los que escribi tienen que ver con el mar, la msica y su bella regin, tomando
y exaltando la cotidianidad de los hombres y mujeres negras como un elemento importante para su
creacin. Entre sus obras publicadas tenemos: Menester de Negrera y Fabla negra, Humano Litoral, ndice
Potico de Buenaventura y Concierto en sol mayor, entre otras (Alaix, 2001). Veamos algo de su obra
potica, tomado de la compilacin hecha por Alaix (2001: 117):
El Berej
Yo siento en lo ms profundo
Este cantar de mi gente.
La sangre da vuelta al mundo
Como el mar al continente.
No tengo plata en bales
Ni en las venas sangre azul.
Currulao, Makerule,
Makerule, berej.
Popayn y Cartagena,
Cartagena y Popayn
Pena del negro es ms pena
Y el pan del negro no es pan.
Aunque ahora t me adules
Vengo de la esclavitud.
Currulao, Makerule
Makerul, berej.

72 Existe una publicacin hecha en la conmemoracin de los 120 aos de su muerte, en la que aparecen sus poemas
en su escritura original y posteriormente la transliteracin al castellano estndar (Obeso 2005).

252

Bailo con negra soltura


En Tumaco y Ecuador,
En Guapi y Buenaventura
Y en la costa del Choc.
El cantar que t modules
Nunca tendr la virtud
Que tiene mi Makerule,
Currulao y berej

Manuel Zapata Olivella


Zapata es uno de los intelectuales ms destacados del siglo XX en Colombia; este novelista, antroplogo,
mdico y folclorista naci en Lorica, Crdoba, en marzo de 1920 y muri en Bogot en 2006. Es uno
de los intelectuales afrocolombianos ms
importantes y respetado por sus aportes a la
construccin y reivindicacin de las presencias
afrodescendientes en el pas. Su apuesta poltica,
a travs de la literatura y en otros campos, se
evidenci en sus mltiples y variados escritos.
Realiz ensayos y trabajos relacionados con
aspectos artsticos, histricos, antropolgicos
y literarios, en los que hizo nfasis en el
reconocimiento de los afrocolombianos, sus
ancestros africanos, la identidad y sus aportes
al pas. En sus escritos se levanta la voz fuerte
de un hombre negro que reprocha la condicin
a la que fueron sometidos los africanos y sus
descendientes cuando fueron obligados a
abandonar sus vidas y sus mundos para entrar
a otros de engaos, explotacin y maltrato.
Llamando la atencin sobre una condicin que
despus de muchos aos sigue asaltando el
derecho, los cuerpos y las mentes de la gente
negra en el pas.

Manuel Zapata Olivella.


Imagen en: http://manuelzapataolivella.org/fotos/manuel/#

En 1960 fund la revista Letras Nacionales. Entre sus obras tenemos: Pasin Vagabunda, Tierra Mojada, Detrs
del Rostro, Chambac corral de negros, La Calle 10, El fusilamiento del diablo, Chang el gran Putas, En Chim
nace un Santo, entre otras. Con su novela Detrs del Rostro, gan el Premio Literario Esso en 1962.
En Levntate Mulato, un libro autobiogrfico, Zapata hace un repaso de diversos rasgos de la Costa
Atlntica, en los que aparecen historias locales contadas por tos, abuelos, hermanos. Con esta obra gan
en Paris el premio Nuevos Derechos Humanos, en 1988. Veamos ahora un breve fragmento de Levntate
Mulato! (Zapata Olivella, 1990: 344)
[] El negro africano siempre apareca como brbaro, feroz, amoral y canbal. Por tanto, carente
de alma, inteligencia y creatividad; se les denomin piezas de indias, bozales, mulecos,
muleconas, etc. Los testigos ms consecuentes con la razn del cristianismo los denominaron
esclavos, cuando eran simples prisioneros de una guerra no declarada por los brbaros.

253

Comenc entonces a intuir que esta historia no poda ser escrita por alguien que no llevara en
su piel la huella de quienes haban padecido tal dignidad. Pero negros talentosos escribieron
poemas y novelas que bien haban podido acometer la odisea de su pueblo. Conclu que no
se trataba slo de poseer el don narrativo, sino de abarcar en una sola mirada las mltiples
culturas africanas refundidas en la esclavitud.

Juan Zapata Olivella


Naci en Cartagena, fue candidato presidencial por las negritudes colombianas. Al lado de sus hermanos
se dedic a la investigacin y difusin de la cultura ancestral. En la palabra potica de Juan Zapata
Olivella, se desborda la intimidad, pero tambin es la voz de quien no acepta la vida deprimente de
la humanidad y aboga por el compromiso social (Alaix 2001: 131). En 1972 le fue otorgado el premio
internacional de poesa Barn de Domit, por el Instituto de Cultura de Montevideo, por su poema Al filo
de la Palabra. Algunos de sus poemarios son: Gaitas bajo el sol, Amor en azul transparente, Albedro total,
Campanario Incesante, Panacea, Bullanguero, Poemario de Portugal, entre otras obras. Tambin es el autor
de la novela Pisando el camino de bano (1984). De su poemario infantil La hamaca soadora (Zapata
Olivella, 1979: 33), tomemos un breve fragmento:
Aptrida (Fragmento)
Si me dieran un suelo,
Unos metros de tierra,
Un pedazo de espacio propio,
Dira que tengo una patria;
He arrancado el polvo de mis pies caminantes,
He sombreado los senderos inhspitos
He vadeado el lomo de los ros,
He apurado el odre de los mares
Y ha sido intil mi peregrinaje:
Trotamundo indefenso,
Hurfano impenitente
Gitano de prdicas,
Nazareno solitario
Y mi brjula intacta []

Experiencia: Institucin Educativa La Boquilla


Emisora institucional y pgina Web
Entre otras estrategias para trabajar este ncleo tenemos la Emisora Institucional y la pgina Web como
proyectos pedaggicos que se pueden desarrollar desde la CEA. Como ejemplo de lo anterior tenemos
a la Institucin Educativa La Boquilla en el departamento de Bolvar en la cual se trabajan varios proyectos
desde diferentes reas, por ejemplo la pgina Web etnoeducativa, que es un proyecto en construccin,
pero que se plantea el objetivo de llevar las afrocolombianidades hacia la tecnologa.
Este proyecto incluye una parte educativa y otra comunitaria. En la primera se incluira toda la informacin
sobre la institucin educativa, en donde maestros y estudiantes puedan ingresar sus actividades o
reportes. En cuanto a la comunidad, se podr encontrar informacin sobre las actividades a realizar en la
localidad. El papel de los estudiantes en la construccin de la pgina es el de investigar con sus padres y
mayores del pueblo sobre la historia de La Boquilla; en el caso de los estudiantes de los grados 10 y 11,
son ellos los encargados de digitar los documentos y seleccionar el material para su presentacin.

254

En el proyecto de la emisora Institucional, los maestros, estudiantes y la comunidad participan en la


elaboracin de las notas, guiones, la organizacin de los programas y su emisin. Este trabajo est
basado en la investigacin y ofrece la posibilidad de desarrollar diferentes temticas de acuerdo a los
siguientes ejes temticos transversales:

Historia y Cosmovisin de los Pueblos Afrodescendientes


Cultura Ciudadana Convivencia, Deberes y Derechos
Identidad
Comunidad Valores y Antivalores
Medio Ambiente y Territorialidad
Formas de Asociacin
Rasgos Culturales (Folclor, Costumbres, Aspectos Socio-culturales)
Msica, Danzas, Bailes, Rondas y Juegos

Bibliografa
Alaix de Valencia, Hortensia
2001 La palabra potica del afrocolombiano (Antologa). Sin ms datos.
Catao Henao, Luz Stella
Sf Lgrimas, cantos, bailes y algo ms En el mgico Valle del Pata. (Sin ms datos).
Cifuentes Ramrez, Jaime (comp)
2002 Memoria cultural del Pacfico. Cali: Club de Leones de Buenaventura.
Enciso, Patricia
2004 Los hilos que amarran nuestra historia. Sin ms datos: Native Foundation for the Archipelagos,
Sustainable Development-NAFASD. Fondo de Convivencia y Concertacin Social, Cooperacin Tcnica Alemana- Deutsche Gesellschaft fr Technische Zusammenarbeit-GTZ.
Eusse, Fabio (Edit)
2001 Anancy Stories. Cuentos de Anancy. Santa f de Bogot: Ediciones Insulares del Caribe.
Fals Borda, Orlando
2002 Mompox y Loba. Historia doble de la costa 1. Bogot: Universidad Nacional de Colombia.
Motta Gonzlez, Nancy
2005 Gramtica Ritual. Territorio, doblamiento e identidad afropacfica. Cali: Programa Editorial Universidad del Valle.
Motta Gonzlez, Nancy
Sf Hablas de Selva y Agua. La oralidad afropacfico desde una perspectiva de gnero. Cali: Universidad
del Valle.
Obeso, Candelario
2005 Cantos populares de mi tierra. Antologa potica de los olvidados. Bogot: Alcalda Mayor de
Bogot, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, Fundacin Cultural y Ambiental de Candelario
Obeso.
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2007 Contra el olvido: celebrando a los poetas inditos y la recuperacin de la memoria colectiva
del Pacfico colombiano. En: Luca Ortiz (ed.), Chambac, la historia la escribes t: ensayos sobre
cultura afrocolombiana. pp. 255-282. Madrid: Iberoamericana.

255

Rojas Mix, Miguel.


1990. Cultura afroamericana de esclavos ciudadanos. Mxico: Biblioteca Iberoamericana.
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1993 Relatos de Mar y Selva. Bogot: Colcultura.
Velsquez, Rogerio
2000 Fragmentos de historia, etnografa y narraciones del Pacfico colombiano negro. Bogot: Instituto Colombiano de Antropologa e Historia.
Wallerstein, Immanuel
2006 Aim Csaire: colonialismo, comunismo y negritud. En: Aim Csaire. Discurso sobre el colonialismo, pp. 7-12. Madrid: Ediciones Akal, S.A.
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Sf La hamaca soadora, Poemario Infantil. Cartagena: Sin ms datos.
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1990 Levntate Mulato!, Por mi raza hablar el espritu. Colombia: REI, Letras Americanas.
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Geografa Humana de Colombia. Los Afrocolombianos Tomo VI, pp. 167- 190. Bogot: Instituto
Colombiano de Cultura Hispnica.

Webgrafa
Alaix de Valencia, Hortensia. En: Tradicin Oral en la localidad de El Pata (Cauca).
Biblioteca Virtual Luis ngel Arango del Banco de la Repblica. Consulta en www.lablaa.org

256

13. Sonidos y Ritmos

73

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

on bastante frecuencia entendemos la enseanza de la msica como una especie de


apreciacin musicalde aquella msica que ha sido llamadaculta. La msica en este esquema
es entendida como hecho sonoro e interpretativo, llevando a que se destaque lo bello que
ella tiene en s misma y no en relacin con sus significados, usos y contextos de produccin. As
mismo, se asume que existe una forma vlida, bonita y/o bien hecha de hacer msica, que obedece
a una aptitud excepcional de artistas iluminados, seres virtuosos y excepcionales.
De acuerdo con esta concepcin, se crea una escala de valoracin para todas las expresiones
musicales, que no depende de su significado o uso social, sino de las formas musicales que son
consideradas la mxima expresin de las sociedades civilizadas. Las manifestaciones que se
salgan de ese paradigma dominante, son consideradas expresiones de lo popular, lo folclrico,
y, por ende, de menor valor artstico, incluso vulgar y hasta grotesco. El folclor as entendido
aparece como algo esttico, ligado naturalmente a un lugar especfico y a unas poblaciones.
En este sentido, es pertinente hacer un llamado a la reflexin y constante revisin del material
que utilizamos en las instituciones educativas y las prcticas de los maestros. Podemos
preguntarnos: seguimos enseando a nuestros estudiantes que los afrocolombianos viven
en las costas, que son bailarines, escandalosos y que bailan mapal o currulao? o por el
contrario, dejamos ver que las poblaciones afrodescendientes no viven de manera exclusiva,
en una parte del territorio nacional y que no tienen una sola forma de vida y de expresin
artstica y musical? De otra parte, hemos reflexionado con los estudiantes acerca del hecho
que las msicas afrocolombianas no son escuchadas exclusivamente por las poblaciones
negras y que todos somos herederos del legado musical afrodescendiente?
Es importante pensar que las generalizaciones excluyen o restan valor e importancia a
expresiones musicales que se producen y recrean en mltiples espacios, y que configuran
mltiples gustos musicales y sentidos culturales.
En los procesos de enseanza, reconocemos la existencia de msicas negras y su aporte a
los diferentes gneros musicales?
En qu momentos y espacios escolares estn presentes las msicas afrodescendientes?
Qu conocemos sobre las poblaciones, los contextos y las prcticas a las que est ligada la
produccin musical afrodescendiente?
73 Ana Mara Solarte Bolaos

257

Objetivos curriculares
Problematizar la folclorizacin de las expresiones artsticas de las poblaciones negras,
afrocolombianas y raizales, y en particular de sus expresiones musicales.
Comprender las transformaciones histricas de las msicas afrodescendientes y conocer sus
expresiones tradicionales y contemporneas .
Reconocer y valorar el aporte musical afrodescendiente a las msicas colombianas.
Cuestionar y subvertir los estereotipos respecto de los gneros musicales producidos por las
poblaciones negras, afrocolombianas y raizales.

Introduccin
Las msicas estn ligadas a nuestras vivencias y prcticas cotidianas, y significan de maneras particulares
de acuerdo a momentos, personas y grupos especficos. De igual forma, las msicas hacen parte de
los elementos que configuran las identidades, sean stas individuales, tnicas, locales, regionales,
nacionales, entre otras.
Lo que en este ncleo se nombrar como msicas tradicionales, se refiere a aquellas msicas producidas
localmente, que se han transmitido en el tiempo y que son legadas de generacin en generacin. Eso s, se
hace necesario tener cuidado con la asociacin entre msicas tradicionales y su pertenencia o exclusividad
en relacin con un lugar, pues no podemos perder de vista que las msicas se transforman en el tiempo y
pueden salir de los territorios donde han sido creadas o pueden incorporar elementos de otras tradiciones.
Algunas de las msicas que conocemos como msicas tradicionales afrodescendientes, son producto de la
Dispora Africana, en la cual se han transformado y han ido apropiando elementos de otras tradiciones de
origen europeo e indgena. Tal es el caso de msicas como la juga, que incorpora elementos europeos, tanto a
nivel de instrumentos como de contenidos temticos y musicales. El caso del son Chocano, que es interpretado
por el conjunto de chirima, algunos de cuyos instrumentos son de origen europeo. O el caso del calypso
sanandresano, igualmente resultado de la apropiacin de diversos elementos de distintas tradiciones.
De otra parte, las expresiones musicales tradicionales salen de lo local y se difunden en nuevos contextos,
incluso hasta hacerse masivas; es decir, hasta ser conocidas y apreciadas masivamente en otros lugares
distintos al de su origen. Un ejemplo de lo dicho lo encontramos en la msica de Carlos Vives, quien tom
msicas tradicionales de una regin de la Costa Caribe y les dio nueva forma, las difundi por el pas, para
luego masificarlas o difundirlas por todo el mundo. As mismo, tenemos el caso de Tot La Momposina,
que desde hace dcadas investiga y da a conocer msicas tradicionales como el bullerengue. Y ms
recientemente, grupos como Choquibtown, quienes mediante la fusin de ritmos producen nuevos
estilos musicales mezcla de lo tradicional y lo contemporneo.
En este contexto, las msicas que conocemos como tradicionales de las poblaciones negras han
contribuido a la creacin de nuevas expresiones de lo musical, algunas veces siendo retomadas en sus
ritmos y melodas adaptados a otros formatos instrumentales,74 o siendo trasladadas a otros contextos
con el mismo rtulo de tradicionales. Por ejemplo, algunas msicas tradicionales del Pacfico han sido
difundidas en diversas regiones del pas, como parte de los procesos de reconocimiento y valoracin
de la diversidad y el patrimonio cultural. De esta manera, esas msicas cobran importancia para la

74 Definimos formatos o formatos instrumentales, a la forma de agrupamiento de instrumentos musicales diversos


para la interpretacin de las msicas. Estos son diversos y dependen de lo que los msicos definan como apropiado
para la interpretacin y el estilo de sus msicas.

258

reivindicacin poltica de aquellas poblaciones marginadas e invisibilizadas, se desplazan a otros


escenarios replanteando esquemas de subvaloracin.
En consecuencia, hablaremos de msicas afrodescendientes en dos sentidos: uno, como msicas
tradicionales que son aquellas que tienen elementos y caractersticas histricas y culturales ligadas a
tradiciones locales; es decir, que son sonoridades que llegaron o fueron tradas en la memoria de los
africanos al Nuevo Mundo, y que con el tiempo se mezclaron con otros elementos y se configuraron en
lo que hoy son y significan, y que han sido transmitidas de generacin en generacin como parte de las
tradiciones de un lugar y unas poblaciones. A lo largo de la historia, estas msicas adquirieron nuevos
sentidos y, as mismo, nuevas formas de expresin que fueron inventadas y recreadas, que seguramente
seguirn transformndose y reinventndose.
En segundo lugar, hablaremos de msicas o expresiones musicales contemporneas, refirindonos
a msicas que han vivido mltiples transformaciones en sus sonoridades y formatos, que posibilitan
la invencin de otros significados y la configuracin de nuevos gustos musicales, que ya no se ligan
de manera exclusiva a un lugar o territorio. Son msicas producto de las diferentes dinmicas de
movilizacin, creacin, produccin y consumo que, aunque se producen en algn lugar, no slo tienen
significado para quienes viven en l, sino que son escuchadas e interpretadas por muchas personas, ms
all de las fronteras de ese lugar.
En cualquier caso, esta clasificacin de lo tradicional y lo contemporneo es difcil de mantener en
la prctica, pues con frecuencia encontramos msicas tradicionales que logran amplios niveles de
circulacin nacional e internacional. Es el caso de algunos grupos e intrpretes como el Sexteto
Tabal, Petrona Martnez, el Grupo Baha o Gualajo. Adicionalmente, habra que decir que es comn
que un mismo grupo o cantante interprete dentro de su repertorio algunos temas que se consideren
tradicionales, junto a otros que pueden considerarse contemporneos.
Y por ltimo, llamaremos la atencin sobre los legados musicales afrodescendientes que no se escuchan
en las msicas; es decir, aquellos legados musicales de la Dispora Africana que encontramos en la
msica que se escucha cotidianamente, aunque no reconozcamos en ellos el aporte afrodescendiente.
Elementos que estn presentes en las msicas en Colombia y en el mundo, como la salsa, el jazz, el
bolero, el soul, el rock, el hip hop, entre otros.

Msicas Qu y cmo estamos enseando?


Uno de los textos que ha sido ampliamente utilizado como gua para aprender el folclore colombiano
es el de Guillermo Abada Morales, Compendio general de Folkclore colombiano, cuya primera edicin
data del ao de 1970. All, Abada expone 23 tesis que presentan un recorrido descriptivo por el folclor
ecolombiano. El autor entiende el estudio del folclor como exposicin de las diferentes manifestaciones
del saber popular (Abada 1970: 7).
En otros textos que guardan similitudes con el de Abada, como el de Folclor, costumbres y tradiciones
colombianas, de Javier Ocampo Lpez, se presenta el estudio de estas costumbres y tradiciones en
relacin con regiones geogrficas y en correspondencia con tipos humanos: los paisas, opitas, bogotanos,
cundiboyacenses, etc. Ocampo plantea que,
[] las costumbres delimitan el conjunto de cualidades e inclinaciones y usos que forman el
carcter distintivo de un pueblo determinado [] Ellas se van transmitiendo de generacin
en generacin, convirtindose con el tiempo en preceptos que tienen vigencia social y son
aceptados por los pueblos (Ocampo 2006:5).

259

De esta manera, establece una relacin entre un espacio (una regin, un departamento) y el grupo
humano que lo habita, y unas prcticas culturales que se supone son exclusivas de dicho grupo. As
aprendemos y enseamos que las msicas son tpicas de una poblacin o regin, al igual que los trajes,
las danzas y las comidas, y las pensamos sin posibilidad de movilidad y nuevas significaciones. Sucede
entonces que se considera a un gnero representativo de una regin geogrfica.
Por lo tanto, no es extrao que aun en algunos textos sobre folclore encontremos referencias como las
que Abada planteaba en 1970:
La zona de la cordillera o zona Andina tiene como tonada-tipo:
EL BAMBUCO
La zona de la llanura tiene como tonada tipo:
EL JOROPO
La zona del Litoral Atlntico tiene como tonada-tipo:
LA CUMBIA y en la sub-zona vallenata
EL PASEO
La zona del Litoral Pacfico tiene como tonada-tipo
EL CURRULAO
Al lado de cada una de estas tonadas-tipo hay un grupo de tonadas o aires musicales que
corresponden por su ndole al gnero de stas (Abada 1970: 83).
A esta asociacin entre una regin y un determinado tipo de msica, corresponde otra asociacin entre
geografa y raza. Por ejemplo, encontramos la referencia a la regin del Pacfico como la regin donde se
ubica el mayor poblamiento negro, rasgo que en ocasiones comparte con la regin Caribe. Sin embargo,
cada vez es ms claro que la presencia afrodescendiente es generalizada en el pas y que incluso la
mayor parte de las poblacin negra no habita en el Pacfico sino en las ciudades, tal como vimos en el
ncleo sobre presencias demogrficas y culturales.
Cabe preguntarse entonces si podemos seguir afirmando que el currulao, el mapal y la cumbia, son
msicas exclusivas de la gente negra y que siguen localizadas en los litorales Pacfico o Atlntico,
olvidando por un lado, que estas msicas tambin han migrado a las ciudades y, por otro, que no son
las nicas expresiones musicales all presentes reduciendo sus mltiples manifestaciones artsticas,
musicales a una representacin que invisibiliza tal diversidad.
La idea no es hacer una negacin sobre la configuracin histrica de unas expresiones musicales
afrodescendientes, que por supuesto existen, sino evidenciar y problematizar las miradas sobre esas
expresiones, su presencia en la geografa nacional y entender cmo estas asignaciones simplifican la
riqueza y diversidad de expresiones que se pueden encontrar en cada una de las poblaciones negras
en el pas, que a su vez tambin son diversas; del mismo modo ver sus transformaciones a lo largo de
la historia. En el caso de la msica, por ejemplo, estas miradas reproducen imgenes estticas, en tanto
siguen afirmando la existencia de un ritmo tradicional para toda una regin, asignando la denominacin
de folclore slo a aquellas expresiones musicales marginales y/o rurales, obviando y simplificando los
cambios y movilidades que han tenido.
El llamado de atencin va en el sentido de que an enseamos a nuestros nios, nias y jvenes, una
imagen que sigue reproduciendo estereotipos de las poblaciones negras. De manera que se establece
una relacin natural entre lo tnico o racial, y un conjunto reducido de expresiones artsticas.
Algo similar ocurre con las formas de bailar, estrechamente relacionadas con las msicas, que son
expresiones corporales que tambin han sido racializadas. El cuerpo, su movimiento, su postura, sus

260

usos, se ven y se valoran en correspondencia a un grupo tnico o cultural, al que se considera ms o


menos cercano a las buenas costumbres. Como veremos en un ncleo ms adelante, ello hace que sea
frecuente escuchar frases que tildan a la gente negra, afrocolombiana y raizal, y a sus formas de bailar,
como vulgares o cargadas de una sexualidad exagerada.
Estas representaciones no son de ahora; desde la poca colonial podemos encontrar situaciones similares,
como podemos ver en un ejemplo citado por Wade, referido a la ocasin en que el arzobispo de Popayn
decret en 1763 la prohibicin de ciertos bailes:
Por cuanto se han introducido unos bailes nombrados la zaraza, el costillar, zanco de cabro, bundes
y otros de esta misma clase y naturaleza, con acciones y movimientos inhonestos y provocativos,
mandamos bajo pena de excomunin mayor que con ningn pretexto ni motivo, ni en pblico ni en
secreto se toquen ni canten tan perjudiciales bailes (Perdomo Escobar 1963. En Wade 1997: 331).
Segn Peter Wade (1997), durante el siglo XX se despert un mayor inters por las poblaciones
afrocolombianas y en especial por su msica. Sin embargo, ese inters tuvo el sesgo de la exotizacin,
y la inferiorizacin de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales. Mucho de lo dicho sobre
las msicas negras ha sido construido a partir de las representaciones de lo negro y su corporalidad,
que suele representarlos primitivos y a la vez atractivos, una especie de fascinacin por lo prohibido
que resulta de la satanizacin del cuerpo de los hombres y las mujeres negras y la mitificacin de su
sexualidad (Ver el ncleo sobre racializacin de los cuerpos).

La idea de Msica Nacional: la negacin de lo Negro en las msicas


La idea del mestizaje fue central en el discurso de fundacin de la nacin, luego de los procesos
independentistas en el siglo XIX. Se trataba de construir un referente de unidad que convocara a la mayor
parte de la poblacin y que recogiera los rasgospropiosde la nueva identidad que se quera forjar, que debera
ser distinta de la europea (pues se quera romper el vnculo con el colonizador), pero que no poda romper
con la formas de pensamiento de la elite dominante, que histricamente haba despreciado lo indgena y lo
afrodescendiente. Es decir, se requera
de una identidad que rompiera con
lo europeo, pero solo parcialmente,
y que se construyera sobre lo propio
americano, pero sin cuestionar los
privilegios de las elites.

El bambuco, una expresin musical campesina, negra e indgena, en un proceso de


blanqueamiento se consolida como la msica nacional colombiana en el siglo XIX.
Danza del bambuco en el pueblo de El Bordo.Grabado de Sirouy. 1875 - 76. Imagen:
Patio (2007:62).

De esta manera, el mestizaje result


ser la frmula para conducir a todos
los sectores de la poblacin hacia el
blanqueamiento progresivo de la
sociedad y su proyecto se reflejara
en la eleccin de los smbolos de
dicha identidad, entre los cuales se
encontraba la msica. La asignacin
de un gnero musical como gnero
emblema nacional, concreta en
parte el ideal de identidad, al
tiempo que la reduce de sus diversas
expresiones a una.

261

Entonces, es cuando el bambuco se consolida como msica nacional, comprimiendo al mximo los
elementos negros e indgenas, queriendo lograr as una especie de blanqueamiento musical. Los bambucos,
hasta entonces considerados msicas campesinas, se desplazan a los salones de baile de las elites, para ser
tocados por los pianos, los conjuntos de cuerdas y se instituye como un gnero ligado a una tradicin
musical ms cercana a la culta, menos campesina, menos negra, menos indgena, es decir, ms cercana
a la europea. Entonces, se niega todo vnculo de esos sectores marginales y rurales, en relacin con las
expresiones musicales que se quiere consolidar como parte de la imagen del ideal de sociedad.

Expresiones musicales tradicionales de los afrodescendientes


A continuacin haremos referencia a algunas de las expresiones musicales presentes en poblaciones
del Pacfico, valles interandinos, Caribe continental y Caribe insular, como una forma de mostrar esas
presencias histricas de las poblaciones negras pero sin perder la perspectiva que hemos propuesto y
es la de replantear los imaginarios que sobre las prcticas musicales de los afrocolombianos se tiene.
Haremos una breve enunciacin de algunas de las diversas expresiones de la msica tradicional en estos
lugares, dejando claro que no son las nicas, ni los nicos lugares con presencia de poblacin negra.
Por razones prcticas frente a la extensin del texto mencionaremos slo algunas que hacen parte de
ese amplio y rico legado de la msica tradicional afrodescendiente.

El Pacfico es bonito

El Pacfico es bonito con su negro y su folclor, con sus mares y sus tierras con el ritmo del
tambor.
Nuestros ros, nuestros mareshay nuestra vegetacin, con la variedad de concha, de la fauna
lo mejor,
Es riqueza natural que nos da nuestra regin.
Con el bombo y la marimba
Redoblante, clarinete, el cununo, el guaz, los platillos
Y otros ms,
Nuestras fiestas patronales nos ponemos a celebrar.75

El Pacfico en su conjunto posee una gran riqueza de expresiones musicales y religiosas. Si pensamos
en el Pacfico norte y en el Pacfico sur, encontramos en ambas regiones unas msicas tradicionales
particulares, aunque con algunos elementos comunes. La primera est asociada generalmente a los
conjuntos de chirima y la segunda, a los conjuntos de marimba.76
El Pacfico tiene variados ritmos musicales como el currulao, la juga, el aguabajo, el abozao, el bambuco
viejo, el son Chocano, el berej, el bunde, la rumba, entre otros. Igualmente, existen unas formas ancladas
a la religiosidad y sus prcticas, como es el caso de las salves, los arrullos, los alabaos, los villancicos y las
loas. Adems, tenemos otras expresiones como los cantos de boga, que entonan los pescadores en la
navegacin para acompaar la salida al mar, al ro o al manglar.
75 Grupo Baha
76 La marimba [] consiste en una hilera de tubos de guadua colocados de mayor a menor en sentido vertical, que
alcanzan el nmero de veinticuatro y que en la parte inferior tienen una cuerda tensa a guisa [modo] de dimetro.
Estn cubiertos por tablillas de chontaduro, las que son golpeadas con palos llamados tacos, guarnecidos [revestidos]
de bolitas de caucho (Triana 2004: 212).

262

En el Pacfico norte el conjunto de


chirima agrupa instrumentos de
viento como el clarinete, la flauta
traversa de madera o metal; y de
perusin, como el redoblante,
los platillos, la tambora y el
tringulo. Aunque comparten el
mismo nombre, esta chirima es
distinta a la de otras regiones. Tal
es el caso de la chirima caucana,
cuyo
formato
instrumental
tiene las flautas de carrizo y las
tamboras, siendo uno de los
conjuntos ms sobresalientes de
los campesinos e indgenas del
Macizo Colombiano.77
A su vez, en la ciudad de Popayn
Chirima chocoana. Imagen: http://musicosdelchoco.blogspot.com/2007/07/
hacen parte de las tradiciones
la-socialidad-funcional-de-las-msicas-y.html
decembrinas, en las que la chirima
acompaada de un personaje
vestido de diablo recorre las calles de los barrios pidiendo unas monedas para sus integrantes o para
realizar alguna actividad para el festejo.
[] las bandas de chirima del Choc se derivan en instrumentacin de las bandas militares
coloniales y tocan mazurcas, polcas, jugas (de fugas) y contradanzas, todas ellas estn acuadas
con su propio y especial sentimiento negro. Las chirimas de la regin andina no slo tienen una
instrumentacin diferente sino tambin un estilo muy diferente (Wade 1997:326).
Para el sur del Pacfico, el conjunto de formato instrumental tradicional est conformado por la marimba
de chonta; dos cununos, hembra y macho; dos tambores, hembra y macho; y uno o dos guas. La
marimba es uno de los instrumentos ms representativos de las variadas expresiones musicales del
litoral Pacfico. Generalmente es tocada por dos marimberos: requintero y bordonero, que ejecutan las
notas altas y bajas, respectivamente.
Segn Triana (2004), la marimba es un instrumento musical proveniente del Congo, aunque cabe aclarar
que en frica existen mltiples tipos de marimba. Esas marimbas all servan, al igual que en el Pacfico,
para hacer bajar a los santos, no solamente a los santos catlicos, sino tambin a ciertas potencias tribales
que no son nombradas [] Se piensa que los santos custodian a los ancestros y que la marimba sirve
para invocar eso (Patio, Arnedo, Vann 2002: 110).
La marimba ha estado asociada a las disputas religiosas en la regin. A principios del siglo XX se inici
una cruzada contra la marimba, promovida por el sacerdote Agustino Manuel Mara Mera. Mediante la
amenaza, se haca confesar quin y dnde tena marimbas, con la intencin de sacarla del Litoral ya que su
msica y su baile eran consideradas expresiones diablicas; la gente al sentirse amenazada lanz muchos
de estos instrumentos a los ros, as como otros instrumentos que la acompaaban. Sin embargo,

77 Regin que comprende las partes andinas del sur del departamento del Cauca y norte de Nario.

263

Decan los antiguos, y an hoy no falta quien


lo asegure, que es el diablo quien mejor
baila al son de marimba. Entra a la casa
de marimba, se para en silencio, recostado
contra una de las paredes, y sosteniendo
el pauelo en su mano derecha sobre el
hombro del mismo lado, escruta a cada una
de las mujeres reunidas al otro lado de la
sala (De Friedemann 1986: 415).
Hoy en da, las expresiones musicales en el
Pacfico estn estrechamente relacionadas con
las prcticas festivas y religiosas relacionadas
con el catolicismo; por ejemplo, una de las
celebraciones ms representativas del Choc,
donde las chirimas acompaan a San Francisco
de Ass, el santo patrono de Quibd, son las
conocidas fiestas de San Pacho. De igual forma,
las balsadas de los santos son otro espacio
en donde la religiosidad se acompaa de las
msicas. La balsadas son recorridos que se
hacen en las poblaciones ribereas en el Pacfico,
llevando sus santos patronos hasta cada una
de las poblaciones o cabeceras, en donde una
fiesta en la que las marimbas, los tambores y los
alabaos toman el lugar central en la adoracin a
la imagen del santo.

Genaro Torres. Marimbero Mayor. Guapi, Cauca. 2006.


Fotografa: Ana Mara Solarte.

Entre gaitas y tamboresentre ros y el mar

Ay, bonito es mirar la tarde


Cuando el ganado se regresa,
Que ya lo van a encerrar
Y se espantan en la puerta,
Que ya debe oscurecer
Y bien casadas las bestias []78

Para el caso del Caribe continental, algunas de las expresiones musicales representativas son los
cantos de labores, que son cantos que acompaaban las actividades de trabajo cotidiano. Entre ests
encontramos: las zafras, que son cantos a capella, es decir, sin ningn acompaamiento musical;
sus letras hacen referencia a los lugares y al trabajo realizado, generalmente al trabajo agrcola; las
maestranzas, que son cantos con formas musicales no definidas, es decir, libres, acompaadas
por y en dilogo con los tambores, sus letras se refieren a los diferentes oficios desempeados y
generalmente se practican en los espacios de fiesta y son de carcter burlesco; y las vaqueras, a
cuyos intrpretes se les llama glosadores, que acompaan la briega del ganado; se considera una
prctica importante y de vieja tradicin de los pobladores del Litoral Caribe, la destreza est en la
memoria para retener las largas coplas, dcimas y dems formas en las que stos estn hechos y en
la improvisacin por parte del glosador.

78 Fragmento CD La ceiba. 1989.

264

Al igual que en otras regiones, algunas prcticas de carcter religioso tambin estn acompaadas de
msica. Como ejemplo tenemos dos: Los cantos de Lumbal, que acompaan las ceremonias fnebres
en San Basilio de Palenque. Son unos cantos en recitativo y responsorial,79 acompaados de tambor;
durante esta ceremonia las mujeres danzan a rededor del muerto.
Las zafras mortuorias, al igual que los cantos
de Lumbal, acompaan a los muertos en
las ceremonias fnebres; estos cantos no
presentan una forma musical definida, son
de forma libre, a capella y responsoriales.
Los tonos menores que utilizan refuerzan el
carcter fnebre y dramtico de los cantos.

Lumbal. San Basilio de Palenque. Imagen: Jess Natividad Perez


Nacha Palenque

La tradicin musical del Caribe continental


se enriquece con festivales de msicas
tradicionales como el del bullerengue que se
hace en Mara La Baja (Bolvar) y el Festival de
Tambores en San Basilio de Palenque, donde
los das del festival la gente se congrega
con los msicos en un ambiente festivo y
comunitario al que asisten tambin personas
de diversos lugares.

Existen muchas cantadoras que han hecho carrera nacional e internacional resaltando y difundiendo
el bullerengue y otras expresiones; tal es el caso de Tot la Momposina, Petrona Martnez y Martina
Camargo, entre otras. Estas expresiones realzan al cantor, su versatilidad frente a los temas que canta, su
destreza improvisatoria y su capacidad memorstica.
El repertorio costeo actual de gneros folclricos tradicionales es muy diverso e incluye una amplia
variedad de formas, las que con frecuencia son errneamente agrupadas bajo el incierto trmino de
cumbia. Los principales gneros incluyen cumbia, bullerengue, mapal, gaita, porro y merengue; estos
son interpretados por una variedad de formaciones instrumentales tales como camilleros, gaiteros y
tamboras las cuales usan diferentes tipos de flautas, tambores, matracas y raspas (Wade 1997: 329).

Violines, jugas y arrullos al Nio Dios


En el valle interandino ubicado al norte del departamento del Cauca, encontramos las adoraciones que
son celebraciones que se mueven entre lo religioso y profano en la fiesta del Nio Dios. Se realizan en el
mes de febrero o a finales de marzo en varios de los municipios que componen el valle. En ellas la msica
de chirimas acompaa a las cantadoras y toca noches enteras, en un intercambio de coplas de carcter
religioso con contenidos cotidianos, llamadas loas, y el baile tradicional de la juga un baile acompaado
por chirimas que involucra a los pobladores, nios, jvenes y adultos.
Es una celebracin que tiene un gran anclaje en lo catlico, pues se centra en la veneracin de la imagen
de Nio Dios, ligado a una tradicin que proviene de los esclavizados, que en sus das libres hacan
fiestas en las que bailaban, tocaban y cantaban. La peregrinacin se hace por la calle principal, en un
desfile que sale de la casa de uno de los habitantes hacia el pesebre que ha sido construido en algn
punto del pueblo; durante este recorrido las loas y la msica son el ambiente constitutivo.
79 En este caso, corresponde a una forma musical que se caracteriza por tener un verso interpretado por una persona
y que es respondido por un grupo de personas; puede ser el mismo o puede variarse el verso.

265

Junto a las jugas se escuchan la salsa y el vallenato, y junto a la veneracin al Nio Dios en el pesebre
se asiste a las casetas de la rumba. De la misma forma, diversas actividades como reinados infantiles o
encuentros de danzas, complementan el festejo religioso. Las chirimas presentes en esta regin y que
participan de estas celebraciones estn compuestas por violines, bajo, guitarra, percusin y maracas;
hay que resaltar el papel casi siempre central de las cantadoras o cantadores, ya que no siempre es de
carcter instrumental. Este formato instrumental de chirima, pese a que lleva el mismo nombre que
algunos en el Choc o en el Macizo Colombiano en las montaas del Cauca, es diferente.

In the Caribbean the very best

Take me back to my San Andres,


to the wave and the coral reef back
to be where the sunshine bright
where the sea change his color day and night

Al revisar los libros de folclore a lo que hemos aludido, encontramos la ausencia del Caribe insular y sus
expresiones artsticas y musicales. La msica de San Andrs y Providencia es casi invisible en las escuelas del
pas, a lo que se debe sumar que es escasamente asociada a las msicas afrodescendientes; excepcionalmente
se hace alguna mencin al reggae, mientras el resto de expresiones musicales parecen no existir.
Ms all de este tipo de imaginarios, el Caribe insular posee unas expresiones musicales propias. Entre
ellas los cantos de labor para la gua del ganado, y el acompaamiento de agricultores y pescadores;
estos son cantos que se hacen en el idioma raizal: el creole. Entre las msicas de San Andrs y Providencia
podemos mencionar el mento, el calipso, la soca y el reggae, entre otras.
El calipso ha recorrido un amplio camino desde Jamaica, Trinidad y Hait, hasta quedarse en estas islas;
lo hay lento y rpido. Segn algunos, el calipso tambin tiene su base en los antiguos trovadores o
cantadores ambulantes africanos, quienes transmitan sucesos histricos, noticias y otros eventos,
rememorando la irreverencia de los sbditos de los reinos africanos (Portaccio, 1995: 176). El calipso se
ha fusionado con otras msicas, para dar forma a nuevos ritmos; de su mezcla con el soul,80 por ejemplo,
resulta la soca.
El mento es el resultado de la comunicacin martima entre Jamaica y las Islas durante el siglo XX; es un ritmo
acompaado de instrumentos como el violn o mandolina, guitarras, maracas y tambores. De igual forma,
se interpreta con instrumentos de viento como el clarn o el saxofn, con acompaamiento de guitarras,
aunque tambin se interpreta slo con guitarras, en reuniones familiares, entre amigos o en la playa.
El reggae y la soca son ritmos caribeos surgidos de la fusin de viejas msicas locales con diversas formas
musicales norteamericanas, ejecutados por agrupaciones contemporneas que cuentan con la nueva
instrumentacin elctrica y electrnica (Maya 2003:116). El reggae es interpretado con instrumentos de
percusin como batera, tumbadoras o congas y otros instrumentos de amplificacin como el bajo, la
guitarra y el piano elctrico.81
Por otra parte, un elemento fundamental en las msicas isleas est asociado a la presencia de las iglesias
protestantes. En particular, en 1847 se construy en San Andrs la iglesia Bautista, que desde entonces
ha contribuido a la formacin de coros.

80 Soul: gnero de msica negra muy importante en los aos sesenta y setenta, que provino del gospel.
81 El reggae tiene su origen y fundamento en el movimiento Rastafari. Puede decirse que, adems de ser una expresin
musical, es todo una filosofa. Fue impulsado por Marcus Garvey, filsofo que predic la idea de la paz universal
e impuls el retorno de las poblaciones negras a frica. El artista ms visible de este gnero musical ha sido el
Jamaiquino Bob Marley.

266

Tambin son de destacar algunas fiestas en que las msicas ocupan un papel importante, en la revitalizacin de las msicas tradicionales. Entre ellas tenemos el Festival del Coco, que se hace en honor
a este cultivo que ha sido parte de la economa local, y se realizan reinados, muestras gastronmicas y
el Festival de la cancin. ltimamente ha perdido fuerza por el auge del Festival de la Luna Verde, que
constituye una gran fiesta que rene las expresiones musicales ms representativas de las Antillas, con
msicas, danzas, artesanas y gastronoma.

La afrodescendencia que no se escucha


Para comprender como funcionan los estereotipos y, sobre todo para reconocer los aportes interculturales
de la Dispora Africana, es interesante analizar fenmenos como la salsa, el bolero o el rock, entre otros
gneros musicales. En los imaginarios cotidianos estas msicas no son asociadas de manera exclusiva a
las poblaciones negras, a pesar de que ellas no seran posibles sin el legado musical afrodescendiente.
A lo largo de la historia, dicho legado ha transformado los gustos musicales de millones de personas
en toda Amrica y en el mundo entero, de tal forma que hoy ciudades como Cali, San Juan de Puerto
Rico o Nueva York, no seran las mismas sin sus aportes. Aun cuando con frecuencia establecemos algn
tipo de asociacin entre estas msicas y la gente negra, cada vez es ms difusa la idea de que stas
sean msicas exclusivas de dichas poblaciones. Ello nos muestra la variedad y riqueza de los aportes de
la dispora a las sociedades donde ella ha hecho presencia y nos invita a repensar el significado de la
afrodescendencia, pues en sentido estricto, todos somos afrodescendientes. Todos somos herederos de
los legados culturales afrodescendientes.
Identidades como la de la ciudad de Cali, por ejemplo, son una evidencia de ello. A partir de la dcada
30, se da la entrada masiva de gneros caribeos, bsicamente de Puerto Rico y Cuba, que ms tarde
en los 60 generara el fenmeno que conocemos como salsa. Estas msicas llegaban en acetatos por
Buenaventura y se desplazaba hacia Cali, especialmente hacia los sectores obreros. De esta manera, se
consolida y populariza una forma de hacer msica y una identidad alrededor de la salsa; algo que aun
hoy se expresa en festividades como la Feria de Cali que, aunque cada vez ofrece un abanico musical ms
amplio, guarda una estrecha relacin con la salsa y los ritmos caribeos.
De manera similar el vallenato, que en algn momento pas de ser un gnero regional a alcanzar un
grado de popularidad tal, que hoy en da se ha llegado a afirmar que se constituye como la msica
nacional; incluso de manera ms evidente en la cotidianidad de los colombianos que el bambuco de la
zona andina o la cumbia caribea, que hasta hace poco se peleaban este lugar.
Otros gneros como el rap y el hip hop, asociados a las identidades juveniles de carcter contestatario,
nacen haciendo referencia a la condicin de marginacin y segregacin de la gente negra en ciudades
como Nueva York. Hoy en da circulan a nivel mundial como parte de unas identidades transnacionales
de las juventudes y no exclusivamente de los afrodescendientes. En Colombia tambin los encontramos
y cada vez con ms fuerza, pese a que las industrias culturales vean en l poco potencial comercial y
aunque algunos consideren que no son msicas.
De otra parte, en el Caribe tenemos la champeta, otro ejemplo interesante de las disporas musicales
afrodescendientes, que surge en los aos 60 con las grandes mquinas de sonido (pics) en las fiestas
barriales en los sectores llamados populares de Cartagena. La champeta surge asociada a un sector
marginal de la ciudad, a partir de msicas tradas por marineros y otros negociantes de msicas

267

africanas82. Actualmente, con la idea de subvertir representaciones y valoraciones negativas se empieza


a llamar baile terapia, como recurso para reivindicar una expresin musical que empieza a considerarse
como propia de la realidad no solo cartagenera sino caribea.
En este sentido, y de mltiples maneras, encontramos nuevas expresiones de msicas tradicionales,
urbanizadas y difundidas por las industrias culturales, que no hacen ms que mostrarnos la vasta
posibilidad de surgimiento y movilizacin de las msicas en cualquier lugar del mundo. Lo realmente
importante, es reconocer cmo las msicas negras, que histricamente han sido subordinadas, han
estado presentes en nuestras vidas y en nuestra cotidianidad, sin que nos percatemos de ellas, sin
otorgarles el reconocimiento y valor que han tenido en la configuracin de nuestros gustos musicales y
en la historia de las msicas en nuestro pas y en el mundo.

Experiencia: Institucin Brooks Hill - San Andrs


La CEA en esta institucin se trabaja como proyecto en el rea de Ciencias Sociales y Ciencias Naturales;
la transversalizacin en estas reas se hace a partir de la revisin de los contenidos propuestos en sus
lineamientos curriculares. El eje alrededor del cual se trabaja la Ctedra Afrocolombiana es Nuestra
cultura y Otras que aborda tres regiones en la que se presentan asentamientos de poblaciones negras:
la regin insular, la Pacfica y el Caribe, resaltando aspectos como los bailes, la gastronoma, la msica, los
dichos y refranes, los trajes tpicos y la exposicin de antigedades y artesanas.
La danza y msica en la Institucin, se plantea como un proyecto de vida para los estudiantes y tiene
como propsito central desarrollar su capacidad artstica, para la conformacin de grupos de danza y
de msica tpica, en los que componen, bailan e interpretan la msica islea de manera creativa y se
preparan para participar en diferentes actos de ndole institucional o departamental.
Una de las estrategias para el desarrollo de este trabajo es la organizacin de semilleros de
estudiantes que se dediquen a la interpretacin de melodas de la regin, la conformacin de
grupos de danzas y la realizacin de actividades culturales que promuevan la cultura islea al
interior y fuera de la institucin.

Bibliografa
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2007 Fogn de negros: cocina y cultura en una regin latinoamericana. Bogot: Convenio Andrs Bello Unidad Editorial.

82 Champeta es el nombre de un cuchillo largo propio para la pesca y la agricultura. Como algunos asistentes a las
fiestas de los picos lo llevaban entre sus ropas y al final de las fiestas se daban algunas peleas, se cre una asociacin
entre la gente negra que portaba el instrumento y la msica que all se escuchaba; as, esta msica la escuchan los
champetos y, por tal razn, la msica es champeta. Ello ha servido para estigmatizar esta msica, produciendo una
nueva asociacin, ahora con la violencia y lo negro.

268

Portaccio Montalvo, Rosni


1995 El folclor musical de los litorales colombianos. Bogot: Universidad Colegio Mayor de
Cundinamarca.
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269

14. Sazones, olores, colores, sabores


y saberes de la gastronoma
afrocolombiana, negra y raizal
83

Orientaciones conceptuales y pedaggicas

s oportuno tener en cuenta que la gastronoma es un aspecto cultural importante en


las y los afrocolombianos en la medida que contribuye a definirlos como grupo tnico
y a su vez diferenciarlo de otras comunidades o grupos culturales en Colombia.

A partir de la gastronoma y sus prcticas culinarias se pueden realizar un sinnmero de


ejercicios pedaggicos que le permita a las nias y los nios comprender de manera ms
amplia el significado de ser afrocolombiano, mediante el reconocimiento de los saberes
que estas comunidades poseen y con los cuales permanecen en sus territorios ancestrales y
migran hacia diversas regiones y ciudades del pas.
Ampliar el universo de lo cultural hacia lo gastronmico implica adentrarse en la vida cotidiana
y en lo que hace posible la vida humana: la comida, que se intercambia, se ofrece, se ensea,
se propaga, se diversifica y se transforma por las mltiples afectaciones que la constituyen. La
comida o gastronoma afrocolombiana representa hoy en da una de las cocinas que se pueden
localizar en diversas partes de la geografa nacional, y en especial en las grandes ciudades
como Cali, Medelln y Bogot en donde la presencia afrocolombiana ya es inocultable.
Muchos son los aspectos que se pueden consultar en la gastronoma afrocolombiana:
prcticas culinarias, variedad de recetas, nombres de platos, productos que se utilizan,
maneras de sazonar y conservar los alimentos. Tambin los significados simblicos y
medicinales de los alimentos, sus usos rituales en celebraciones como el matrimonio o los
bautizos, en los acontecimientos fnebres o en las festividades comunitarias. Un amplio
espectro de posibilidades se abre para trabajar desde lo gastronmico, como oportunidad
de comprender esos otros afros que histricamente le han aportado a la sociedad y que
tambin han sido sistemticamente silenciados.
Es hora que salgan a flote las sazones, olores, colores, sabores y saberes de las y los
afrocolombianos para que la diversidad y la diferencia socio-cultural sean tratadas en su
verdadera dimensin.
Trabajar en torno a la gastronoma afrocolombiana es de suma importancia en el desarrollo
de la CEA, en tanto le da la posibilidad a las y los docentes de ampliar el horizonte de
posibilidades alimentarias para todas y todos los ciudadanos de nuestra nacin. Por otra
parte, la gastronoma como ejercicio pedaggico construye sentidos de reconocimiento y

83 Adolfo Albn Achinte

270

acercamiento a una cultura culinaria que cada vez ha ido permeando diferentes regiones y
sectores sociales de Colombia.
En otra dimensin, la actual gastronoma afrocolombiana tiene una historia que vale la
pena conocer y difundir por cuanto da cuenta de los procesos socio-culturales que las
comunidades afrocolombianas han desarrollado a travs del tiempo como actores de
primera lnea en la historia nacional.
Qu lugar ocupa la gastronoma en las prcticas pedaggicas en la escuela?
Conocemos el legado gastronmico de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales
a la sociedad colombiana?

Objetivos curriculares del ncleo


Promover el estudio de las gastronomas afrodescendientes como expresin de la complejidad
cultural, histrica y territorial de la dispora.
Incluir la gastronoma como un objeto de trabajo pedaggico para visibilizar las expresiones
culturales e histricas de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales.
Reconocer y valorar el aporte de las poblaciones negras a la construccin de interculturalidad
desde sus conocimientos y prcticas gastronmicas.

Introduccin
La comida es un hecho cultural que se da en la vida cotidiana de las comunidades; en este sentido, se puede
decir que comer es ms que alimentarse en la medida que el acto de comer implica, adems del acto nutricional, procesos simblicos y ritualsticos, actividades de intercambio de platos y/o productos como en las
festividades o en el trueque practicado otrora por muchas comunidades afrocolombianas. De igual forma,
la preparacin de alimentos se constituye en prcticas que demandan tiempo y conocimiento acerca de los
productos que procesados se convierten en viandas para el deleite del paladar, de los ojos, del olfato y del tacto.
Por otra parte, la preparacin de la comida requiere de un lugar especfico
en el cual inevitablemente el fuego y
el fogn son elementos aglutinadores
de gran significancia, en tanto posibilita el mantenimiento y desarrollo de la
tradicin oral en la medida que las recetas han sido y son actualmente -en
muchos lugares- transmitidos de madre a hija de forma oral, permitiendo
que las tradiciones culinarias permanezcan a tiempo que se van transformando como resultado de las mltiples influencias que se generan en
cada lugar debido a los intercambios
y a la presencia de nuevos productos.

Mercado de Guapi. La gastronoma esta estrechamente relacionada con los


productos locales, que determinan en parte sus prcticas culinarias. Fotografa:
Carolina Del Cairo.

271

La comida es un elemento de identificacin y a la vez de diferenciacin socio-cultural, esta doble


condicin da la posibilidad que a tiempo que los platos de la gastronoma de una comunidad cohesiona
a sus integrantes tambin permiten establecer las diferencias con otras localidades y regiones del pas.
Evidentemente que el contexto ambiental y productivo determina tanto las prcticas culinarias as como
las recetas que se derivan de ellas, de esta forma las costas, las islas, los valles interandinos y las ciudades en
donde se encuentran asentados las y los afrocolombianos se configuran en una geografa gastronmica de
variada riqueza aportando a la diversidad que en este aspecto presenta la nacin colombiana.
Si comer es ms que alimentarse, entonces reconocer la variedad y riqueza de la gastronoma
afrocolombiana es ms que pensar solamente en pescado y langostinos.

Las migraciones gastronmicas interregionales:


los nuevos paladares, entre la ruralidad y lo citadino/urbano
Los procesos migratorios voluntarios han sido una modalidad de movilizacin de pobladores
afrocolombianos que se asientan en los centros urbanos en bsqueda de mejores oportunidades
de vida tanto laboral como de estudio para los hijos. Esto ha implicado cada vez mayor presencia de
afrocolombianos en distintos lugares de la geografa nacional, lo que significa que las poblaciones
negras habitan prcticamente todo el espacio nacional incluyendo una presencia importante en centros
urbanos y desarrollan formas mltiples de mestizajes y de participacin en la sociedad (Agudelo 2004: 179).
Estos fenmenos tiene diversas aristas y estn motivados por mltiples situaciones en las se ven
involucrados los migrantes. Es por eso que Los desplazamientos masivos que se observan hoy en da en el
mundo entero ya sean relativamente voluntarios o forzosos- son el desenlace de procesos culturales, sociales
y econmicos que han desembocado en una consolidacin de la modernidad capitalista (Escobar 2004:5455). Esas migraciones voluntarias permiten no siempre en las mejores condiciones- la insercin de
afrocolombianos en diversas actividades en las cuales colocan su sello particular como pertenecientes a
una cultura especfica, para el caso que nos ocupa: la comida.
Otro fenmeno que permite rastrear la presencia afrocolombiana en las urbes es la propiciada por los
desplazamientos forzados84 como consecuencia de la confrontacin armada en Colombia en el siglo
XX, que han producido cambios significativos en la composicin poblacional de las diferentes regiones
del pas y ha contribuido a la expansin urbana de ciudades como Cali, Bogot, Medelln, Popayn,
Buenaventura y Cartagena, entre otras, especialmente en la segunda mitad del siglo XX y en los
comienzos de este nuevo siglo.
Para el caso de Buenaventura, por ejemplo, Santiago Arboleda precisa que En las ltimas dcadas se ampli
y profundiz el conflicto social, dejando como huellas espaciales las invasiones de territorios urbanos, a tal
punto que cerca del 60% de la ciudad ha sido poblada mediante esta modalidad (Arboleda 2004: 125).
Estos fenmenos han contribuido a la dispersin y migracin de gastronomas locales hacia los grandes
centros urbanos, incidiendo de manera significativa en los gustos y apetencias de los citadinos y
modificando las identidades alimentarias de bastos sectores de la poblacin y de la misma manera
recibiendo las influencias de los nuevos lugares. Los migrantes y/o desplazados arriban a los nuevos
espacios cargando consigo sus saberes culinarios que intentan reproducir como mecanismo de
adaptacin cultural, pero tambin como posibilidad econmica de subsistencia.
84 A esta denominacin Ulrich Oslender le opone crticamente la de geografa del terror para ampliar el horizonte de
complejidad de este proceso. Puede verse: Oslender 2004 (35-52).

272

Al respecto, Paula Galeano (1999: 288) muestra como para el caso de Medelln la posibilidad de acceso
al mundo urbano se debe en gran parte a la comida, el prestigio de la cocina y sazn de las negras en
Medelln, que supuestamente margina, tambin hace participes y da un lugar en la ciudad en lo que
denomina como sabores negros para paladares blancos, en los cuales la insercin de las mujeres tanto
en el servicio domstico como en las ventas callejeras modifican los sabores a partir de las prcticas
culinarias que han migrado con las personas.
Es notorio hoy en da, en las grandes ciudades, la emergencia de restaurantes de comida afrocolombiana
ofreciendo platos y viandas propios de lugares a veces conocidos no tanto por su ubicacin geogrfica, sino,
por los nombres de los platos que ponen a disposicin de los comensales asociados a lugares especficos.
As, por ejemplo, proliferan restaurantes guapireos en Cali y Popayn deleitando al mundo urbano
con los platos ms reconocidos de la costa Pacfica. En Bogot la oferta gastronmica del Caribe
afrocolombiano y la costa Pacfica es numerosa y la variedad de comensales da cuenta de la incidencia
que estas gastronomas estn produciendo, en la medida que los no afrocolombianos se acercan a una
manifestacin cultural de alto impacto, a la vez que les permite conocer y re-conocer una etnia que se
hace visible a travs de este marcador socio-cultural.
Lo anterior denota la capacidad que la comida tiene para reproducirse en contextos diversos a tiempo que
posibilita intercambios que van enriqueciendo la gastronoma nacional. En consecuencia, lo que se podra
llamar como una gastronoma afrocolombiana, no es algo que de por si mantiene una especificidad que
la hace particular, sino, que ms all de este aspecto, son unas gastronomas diseminadas y apropiadas
por diversos contextos que las disfrutan, las consumen, las demandan y las re-conocen como parte de un
todo constitutivo de la nacionalidad colombiana. Esto no significa que se diluyan en la basta geografa
colombiana, sino, por el contrario, manteniendo sus sabores, olores y contexturas diferentes que dan
cuenta de lugares geoculturales determinados, se han convertido en referentes de cada vez mayores
conglomerados urbanos no afros.
El mundo de lo rural se incrusta en lo urbano con viandas y platos que van configurando nuevos gustos
y apetencias, y con ello, la redefinicin de las identidades urbanas que se asumen como mltiples en la
medida que se desarrollan en diversos escenarios de la vida social. Lo afrocolombiano va adquiriendo
connotaciones que le permiten, con estas gastronomas, hacerse visible e irse posicionando en contextos
sociales que se van abriendo a la posibilidad del intercambio cultural que la comida propicia.

La diversidad gastronmica afrocolombiana: pusandaos, guampines,


rondones, encocaos, butifarras y carimaolas.
Colombia es una nacin diversa en sus regiones y en sus culturas, esta circunstancia se refleja igualmente
en la gastronoma que presenta una variedad y riqueza que hacen posible la conformacin de una
geografa gastronmica importante y significativa.
La gastronoma afrocolombiana da cuenta de esta diversidad en la medida que presenta un panorama
amplio que se expresa en las diferentes formas de preparacin de los alimentos acordes a las posibilidades
que productos que las regiones suministran.
El Caribe y el Pacfico estn determinados por lo que los mares, los ros y las selvas aportan en cuanto a
pescados, crustceos, mariscos y las carnes de monte y de ganado vacuno y porcino que con su variedad
dan posibilidades de paltos de extraordinario gusto. Junto a estos productos las coles, los pepinos, la
berenjena, el aj, el perejil, el cilantro, el arroz, la leche de coco, el achiote, el pltano, el ame y las frutas

273

tropicales como el mango,


el banano, el chontaduro, el
boroj, la pia, la papaya, la
guayaba, el ann, el aguacate,
el limn, la naranja y el zapote
y granos como el guandl o
guand amplan el horizonte de
posibilidades gastronmicas
de estas regiones.

Imagen: Preparacin del Rondn. Archhipelago de Snn Andrs y Providencia

dulces de frutas.

Platos como la butifarra y las


carimaolas en el Caribe y el
pusandao y los encoaos en el
Pacfico se erigen como formas
particulares de la cocina de
estas regiones. Igualmente,
son importantes los sancochos
y las bebidas fermentadas,
al igual que las conservas de

El archipilago de San Adres y Providencia igualmente est signado por los aportes del mar. El Rondn es
el plato que da cuenta de esta cocina al mezclar pescado, caracoles, cerdo, yuca, ame y pltano, dando
como resultado un exquisito fruto de la creatividad de esta regin del pas. En el Palenque de San Basilio la
ingesta de tortuga de agua dulce llamada iscotea es uno de los platos ms representativos de este grupo
afrocolombiano del Caribe continental.85
Los valles interandinos tambin aportan en este panorama gastronmico afrocolombiano. Regiones como el
valle del Pata, de histrica tradicin ganadera, hace uso de las carnes en sus famosos enyucaos y utilizando
la leche y sus derivados aportan,
a la variedad culinaria afro, sopas
como el guampn elaborado a base
de leche, mantequilla y queso, o el
kumis patiano caracterstico por su
contextura cremosa. La regin norte caucana de Puerto Tejada, Padilla,
Guachen y Villa Rica se precia de
preparar arroz atollao, tapao de pescado y sancocho de costilla.
En el Valle del Cauca, el sancocho
de gallina se ha constituido en
el plato por excelencia de esta
regin que combina la carne de
este animal con el pltano picado
y la yuca cocinada, condimentado
con cilantro, cimarrn y perejil, y
el hogo que lo acompaa hecho

Receta de preparacin de rondn. Departamento Archipilago de San Andrs y


Providencia

85 Al respecto se puede ver: Maya (2003).

274

a base de tomate y cebolla, dndole un sabor especial la coccin realizada en los fogones de lea por
cocineras afro que despliegan todos sus saberes aprendidos por tradicin oral deleitando a propios y
extraos.86
En la llamada regin Andina, los afrocolombianos tambin hacen presencia y sus aportes gastronmicos
se aprecian en las influencias cada vez ms marcadas de platos propios de regiones como las del Pacfico
y el Atlntico. La comida de mar, por ejemplo, ya no es solamente propia de las comunidades ubicadas
en estas regiones costeras, sino, que ha pasado a convertirse en parte del mundo no afrocolonbiano que
paulatinamente la ha venido apropiando dentro de su universo de olores y sabores.

Cocinas y cocineras: la sazn como marcador identitario


La gastronoma hay que entenderla como una construccin social e histrica en la que se ponen en juego
diversos factores de la vida de una comunidad en un espacio-tiempo especfico y puede ser considerada
como elemento de lucha y poder. Para Julin Estrada
La cocina es una constante y un constituyente de todo conjunto socio cultural, y como tal, nos
permite descubrir las incidencias y
las repercusiones que en el orden
de lo econmico, lo poltico y lo
ideolgico, se manifiestan a su
alrededor. Tanto ayer como hoy,
la cocina ejerce una marcada
influencia durante las relaciones
sociales de los pueblos al momento
que estos celebran aquellos
acontecimientos en torno al ciclo
vital del individuo; acontecimientos
como nacimiento, iniciacin sexual,
matrimonio, relaciones polticas,
diplomticas o comerciales y an
la muerte, se materializan siempre
en un condumio o, en su defecto,
practicando el ayuno (Estrada
1985: 562).
En este orden de ideas, lo local juega
Preparacin de arroz con yuyo. Timbiqu, Cauca. Fotografa: Carlos Humberto
un papel importante y asociado a la
Illera. GPG Grupo de investigaciones sobre patrimonio gastronmico del
comida contribuye a la construccin
departamento del Cauca
de sentidos de pertenencia e
identidad tanto regional como tnica, as La historia de una regin es, en gran medida, la historia
de su alimentacin y esta es, a su vez, la historia de la cocina (Estrada 1985: 570), entendiendo La
cocina como un agente cultural de la identidad regional (Estrada 1985: 563).
Las mujeres, en mayor medida, han sido en todo el proceso de la dispora trasatlntica las portadoras de
saberes culinarios y han cumplido el papel de reproductoras de los mismos hasta nuestros das. La capacidad creativa y la inventiva para combinar productos, elaborar guisados, utilizar diversos condimen86 Para una aproximacin del aporte negro en la cocina vallecaucana puede verse: Barney Cabrera (2004).

275

tos y sazonar de manera especial lo


que cocinan las ha caracterizado en
las particularidades que presenta la
cultura afrocolombiana.
Por otra parte, la apropiacin de los
productos del entorno conjugndolos en un sinnmero de posibilidades, ha sido una caracterstica de la
mujer afrocolombiana en la preparacin de los alimentos. Las prcticas
culinarias transmitidas de una generacin a otra por va oral, ha permitido el mantenimiento de recetas y
viandas cuyos orgenes se remontan
a los lejanos espacios de creacin culinaria trados en la dispora.
Quiz uno de los aspectos ms
relevantes que caracterizan la sazn
de la comida afrocolombiana es la
utilizacin de sofritos y condimentos
como la pimienta, el jengibre y el aj que le dan a los alimentos un gusto especial y rememoran elaboraciones
realizadas en el frica occidental en pases como Nigeria. Las combinaciones entre productos del mar con
legumbres, arroz y la fritura del pltano son particularidades que le dan a la gastronoma afro una especial
definicin. El tratamiento que las mujeres le dan a las carnes como resultado de los procesos de ceciniada
y secado al humo, le imprimen un sabor especial y junto a la preparacin del hogo hecho con cebolla y
tomate produce una mezcla que se encuentra en diversas regiones del pas con presencia de comunidades
afrocolombianas.

Los fenmenos de desplazamiento, de migracin y el comercio interregional de


productos han contribuido a la dispersin de las gastronomas a lo largo del
pas. Embarcadero Ro Guapi, Cauca. Fotografa: Enrique Ocampo.

La vinculacin de las mujeres en el trabajo domstico en las haciendas coloniales les permiti tener la
relativa autonoma de constituir en el espacio de la cocina el lugar de creacin gastronmica que fue
consolidando las maneras particulares de preparacin de los alimentos. Esta relativa independencia de
la accin de los patrones hizo posible que los saberes trados o aprendidos en Amrica continuaran su
ruta de transmisin. Las cocinas se convirtieron en el centro de produccin y reproduccin de la cultura
gastronmica y permiti transformar los gustos y apetencias de los esclavistas quienes no pudieron
resistirse a los sabores y olores que desde estas cocinan invadan los recintos de la casa de hacienda.
En las guerras de independencia las cocineras afrocolombianas jugaron un papel fundamental,
alimentando a los ejrcitos patriotas, o manteniendo la resistencia en los contingentes de esclavizados
que lucharon en los ejrcitos realistas. En uno y otro caso, el trabajo de estas mujeres contribuy a
que an en las condiciones de guerra la comida, sus recetas y las prcticas culinarias permanecieran,
garantizando con esto el mantenimiento de los saberes que han llegado hasta nuestros das.
La comida como marcador cultural de diferenciacin afrocolombiano ha pasado a ser un referente de
apropiacin de culturas no afro en todo el territorio nacional. Sin embargo, la reafirmacin socio-cultural a partir
de las particularidades gastronmicas permite el afianzamiento identitario que posibilita el intercambio y al
mismo tiempo genera sentidos de pertenencia. En esta medida, experiencias que se adelantan en diferentes
instituciones educativas a lo largo y ancho de Colombia, dejan ver ejercicios de reconstruccin de la memoria

276

colectiva que se fortalece a partir de recabar en los saberes gastronmicos ancestrales y de re-vitalizar formas
culturales locales que construyen sentidos y movilizan expresiones particulares.
De esta forma es posible apreciar los trabajos que en materia gastronmica adelantan en la escuela Snchez
Cobo de Buenaventura con su propuesta de comida sana mediante la preparacin de platos con recursos
del medio; en la institucin Flower Hill de San Andrs Islas donde conjuntamente padres de familia, abuelos
y estudiantes recuperan la memoria gastronmica de esta parte de la nacin; en la Institucin Educativa
Francisco Antonio Zea del municipio de Pradera, en el Valle del Cauca, mediante le proyecto de aula Menos
sal a la casa se trabaja en procura de conocer y aprender la culinaria local y las bebidas fermentadas que
contribuyen al desarrollo del rea de qumica en la compresin de estos procesos.
Por otra parte, la Institucin Tcnica Educativa Pedro Grau y Arola en el Choc, adelanta el aprendizaje
por parte de los estudiantes de recetas para preparar alimentos aprovechando cultivos de la regin
y el conocimiento de las propiedades curativas de las plantas medicinales mediante su proyecto de
etnocafetera; en Baha Solano, Choc, la Institucin Educativa Lpez de Mesa con el proyecto de
merienda tnica permite la integracin de la comunidad educativa; en la Normal Superior Castillo, de
Tad, Choc, el conocimiento de varias recetas de la culinaria afrochocoana les ha permitido plantearse
la posibilidad de editar un libro que recoja todos estos saberes ancestrales; o como por ejemplo en
Cartagena donde los valores como la solidaridad, el respeto y la tradicin oral se ven reforzados a partir
de mantener celebraciones como la del primero de noviembre (ngeles somos) o el festival del dulce en
Semana Santa en las cuales las diversas generaciones interactan en torno a la comida para continuar
perpetuando los saberes legados por los mayores.
Los procesos enunciados hasta aqu, tienen una larga historia configurada a partir de la creacin de
un sistema econmico que se expandi desde Europa y fue copando diversos lugares del planeta.
Las consecuencias de este fenmeno se reflejan tambin en la vinculacin de la fuerza de trabajo de
contingentes humanos esclavizados para garantizar el desarrollo del capitalismo. Veamos a grandes rasgos
este proceso y sus consecuencias en Amrica en cuanto tiene que ver con los seres humanos y la comida.

La comida en el sistema mundo moderno/colonial


La consolidacin del sistema mundo moderno/colonial estuvo determinada por la llamada poca de
los descubrimientos. El poder econmico de los nacientes Estados-nacin europeos se fundament
entre otros aspectos por la configuracin de circuitos comerciales en los cuales los alimentos jugaron
un papel crucial. Las transformaciones en el sistema productivo representadas por el desplazamiento
de una economa feudal a una capitalista favorecieron la consolidacin de una economa mundo y por
ende la formacin de un centro hegemnico y unas periferias que aportaban la materia prima requerida
para abastecer sus necesidades.
Los centros comerciales del siglo XVI, se constituyeron tambin en espacios de intercambio de productos
agropecuarios que en muchos casos determinaban la hegemona de unos lugares sobre otros. Las
guerras intestinas de Europa, sumadas a las hambrunas producidas por la peste, los cambios climticos y
las luchas entre campesinos y terratenientes presionaron la consecucin de alimentos en diversas partes
del planeta.
La conquista de Amrica va a ser fundamental en este proceso expansivo y la provisin de alimentos del nuevo
mundo contribuy a mejorar las condiciones alimentarias de la Europa del siglo XVI. Como ya se anot en otro
apartado, la creacin de la economa mundo dio como resultado unas reas geogrficas que se consolidaron

277

como el centro de ese sistema capitalista y las que pasaron a ser la periferia cuya principal funcin fue la
provisin de materias primas que seran procesadas en lo que se fue configurando como el primer mundo.
En este sentido, Amrica le aport al mundo de los conquistadores productos y recetas que luego fueron
asimiladas por las cortes de ese lado del mundo. El Choclate, preparado de variadas y complejas formas
por los Aztecas fue uno de las tantas bebidas que enriquecieron los paladares de Europa.
La era de los descubrimientos, como la denomina Inmanuel Wallerstein,87 no solamente fue una empresa
para la obtencin de riquezas en metales preciosos, sino tambin una empresa para la adquisicin de
alimentos y especias para un continente europeo sumido en la hambruna y la muerte, empresa que se
sustent sobre la base del trabajo esclavizado de africanos e indgenas.

La dispora gastronmica africana


La trata negrera no solamente produjo la masiva salida de africanos de sus lugares de origen. Con
los esclavizados de la dispora salieron tambin productos, animales y saberes culinarios que fueron
siendo paulatinamente desarrollados en las nuevas tierras de vida de estos seres. En este sentido, los
africanos tuvieron un papel activo en la formacin del mundo Atlntico moderno a partir de los grandes
descubrimientos. Hasta la tercera dcada del siglo XIX ellos cruzaron el Atlntico en nmeros superiores a los
europeos, a pesar de haber sido forzados a hacerlo encadenados (Carney y Acevedo 2003: 10).
Los barcos empleados para el transporte de seres humanos reducidos a la esclavizacin se convirtieron
tambin en bodegas de alimentos que fueron trasladados a Amrica. De esta forma, declaraciones de
capitanes y operadores a bordo de estas embarcaciones revelan que varios tipos de gneros alimenticios africanos
formaban la base alimenticia de los barcos negreros en su ruta obligada con destino a las Amricas (Carney
y Acevedo 2003: 14). No obstante lo anterior, para Jimnez los armazones de negros que pasaron al Nuevo
Reino de Granada a principios del siglo XVII, y durante todo el periodo de la colonia, venan dotados de pocos
mecanismos que les permitieran a los esclavos tener una alimentacin balanceada (Jimnez 1996: 221).
Productos como el ame fueron trados del frica y se incorporaron a la dieta alimenticia tanto de
los esclavizados como de los esclavizadores, producindose con esto la afectacin mutua por la
introduccin de productos trados por los conquistadores como la caa de azcar, el pltano y el ganado
vacuno; aunque muchos de estos productos ya eran cultivados y consumidos en el territorio africano,
cabe recordar que Entre otros gneros africanos utilizados como alimentos por los traficantes de esclavos
europeos se incluyen el cocorn, tamarindo, aj picante, y aceite de dend (Carney y Acevedo 2003: 14). Con
respecto al ame africano este es considerado tambin un producto esencial, comercializado a travs de
la ruta comercial del Atlntico conforme consta en el relato de viaje del barco negrero Wanstad, fechado en
1719: ame y agua constituyen la dieta regular de los esclavos (Carney y Acevedo 2003: 14).
La geografa del nuevo mundo, al igual que el clima, hizo posible la adaptacin a un medio hostil ms
que por la naturaleza misma, por el sistema esclavista de produccin hacendatario y minero que los
someta y los explotaba. El reconocimiento por parte de los esclavizados de plantas y micro-ambientes
muy similares a sus lugares de origen le permitieron desarrollar formas productivas ancestrales y
preparar sus alimentos mediante el aprovechamiento de lo que el entorno les proporcionaba haciendo
uso de prcticas culinarias que de igual manera las adaptaron a las nuevas condiciones de existencia
por el conocimiento previo que tenan.

87 Se puede consultar, Wallerstein (1998).

278

Vale la pena recordar que En el perodo de ocho a tres mil aos atrs, los pueblos africanos respondieron
a las fluctuaciones climticas con una revolucin agrcola, refinando nueve tipos de cereales, una media
docena de races, nueces y verduras juntamente con otras plantas destinadas a fines medicinales y utilitarios
(Carney y Acevedo 2003: 10).
Con la dispora de seres humanos lleg tambin la de los productos y las comidas preparadas con
los mismos, de esta manera Estas plantas cruzaron el Atlntico en los cargamentos de barcos negreros
como provisiones alimenticias, productos medicinales o para usos generales. Despus de resistir largos
viajes trasatlnticos, estas plantas fueron cultivadas en las reas de siembra de subsistencia de los esclavos,
en huertas caseras y en cultivos desarrollados en sus sitios de habitacin por los negros libertos (Carney y
Acevedo 2003: 10).
El ganado vacuno africano fue fundamental en todo este proceso como tambien el de los llamados
animales de piel negra como el jabal, al igual que especies vegetales y productos como el mijo, el sorgo,
el arroz y el man. Las naves transportadoras de esclavos se convirtieron tambin en el mecanismo de
transporte de especies que arribaron a Amrica, impactando de manera significativa los ecosistemas.
Los saberes trados, como conocimiento previo, permitieron la subsistencia de los esclavizados, los
libertos y los cimarrones quienes desarrollaron prcticas agrcolas pertinentes al trpico, dadas las
caractersticas muy similares de la climatologa americana con respecto a la africana. Esto posibilit
la implementacin de cultivos en parcelas adjudicadas o en lugares inhspitos como los palenques,
permitiendo la preparacin de los productos y con ello la pervivencia de los saberes culinarios.

Comida de esclavos, libertos y cimarrones


El sistema productivo esclavista de la Amrica colonial estuvo estructurado por dos formas diferenciadas
pero complementarias: 1) la explotacin minera y 2) la produccin agropecuaria de las haciendas.
La exigencia de la Corona Espaola a los esclavistas de proveer alimentos, vestido y medicina a sus piezas,
defini modos diferentes de la manutencin alimentaria en una y otra unidad productiva. Colmenares
seala que de todas maneras la racin que los amos se sentan obligados a suministrar a los esclavos no
inclua carne (Colmenares 1997: 64); sin embargo, este mismo autor plantea que cada esclavo adulto
deba recibir al mes 150 gramos de sal, un almud de maz y cerca de diez libras de carnelos nios reciban
la mitad de esta racin (Colmenares 1997: 68), lo que puede dar a entender prcticas diferenciadas en
cuanto a proporcionar los alimentos.
Por otra parte los esclavos constituan para el amo un ganado valioso. Por ello le convena tratarlos bien y
atender a los enfermos. El pltano, el maz y la carne se constituan en el alimento bsico y hasta cierto punto
abundante. Los gastos mdicos y medicinas no se escatimaban. Una buena salud era de suma importancia y
redundaba en beneficio de la produccin (Gutirrez 1992: 24).
Las haciendas se caracterizaron por proveer de alimentos a la explotacin minera mediante el desarrollo
de la agricultura y la ganadera. Al esclavizado de la hacienda le era suministrada una racin semanal de
comida consistente en la mayora de los casos por sal, carne, pltano y arroz, como tambien de melaza,
raspadura y aguardiente. Esta dieta de sostenimiento a base de carbohidratos permita mantener la
fuerza productiva esclavizada en las condiciones mnimas para el desarrollo del trabajo.
No obstante esta situacin, muchos esclavizados se apropiaban de los productos que daba la hacienda
y complementaban con esto la deficiencia que tena por la reducida dieta que les proporcionaban,
es as como cuando se contaba con grandes platanares los negros poda coger el nmero que estimaban

279

conveniente y si se estaba en pocas de vacas flacas se les racionaba semana tras semana; aunque, de
hecho, los hurtos eran bastante comunes (Jimnez 1998: 234). En otros casos, manumisos y/o libertos
arrendaban pequeos lotes de terreno en los cuales criaban animales y cultivaban la tierra mejorando
sustancialmente su dieta bsica; productos como el pltano, la yuca, el ame al igual que las frutas
hicieron parte de la ampliacin gastronmica que estos sujetos desarrollaron en estos espacios.
La situacin de las minas era an ms dramtica en tanto la rudeza del trabajo impeda que las raciones
proporcionadas mantuvieran en buenas condiciones a los esclavizados. En muchas minas del Pacfico
se consuma sal, carne, pltano y maz al igual que se cultivaba el pltano. Jimnez recuerda que la
racin esclava, es decir, la cantidad y especie de alimentos que los esclavistas suministraban a sus negros
variaba segn las regiones, los esclavistas y los abastecimientos (Jimnez 1998: 233), como por ejemplo
en el Choc una racin semanal estaba constituida por un nmero de 64 pltanos y un colado de maz.
Esta racin era complementada de quince en quince das con carne cecina y sal (Jimnez 1998: 234).
Tambin el abastecimiento de alimentos en las minas de Antioquia implicaba problemticas sociales
para Medelln debido a que el ganado estaba entrando en disminucin por la cantidad que se sacaba
para abastecer de carne las minas de Remedios (Jimnez 1988: 225).
Tambin fue una prctica la clasificacin de las racin de los esclavizados, as como ocurra con el
desempeo de sus trabajos, de esta forma En las minas existan esclavos de barra, de batea, de
almocafre y negros corta otros. As mismo, a la hora de dar la alimentacin o dispensar la racin, se
diferenciaban entre negros de almud, negros de medio almud y negros de cuartillo. La racin esclava
variaba dependiendo del sistema de explotacin. As las plantaciones agrcolas, a diferencia de los reales
de minas, pudieron sortear ms fcilmente las crisis de abastecimientos alimenticios y entre las regiones
mineras las minas del Choc fueron las menos favorecidas (Jimnez 1998: 235).
Los palenques, adems de ser los espacios de defensa de la libertad y la vida, se convirtieron tambin
en lugares que posibilitaron el cultivo y la crianza de animales para el consumo en condiciones de
autonoma, al igual que los terrajes, las huertas y solares donde se cultivaron aquellos productos con los
cuales se desarroll la gastronoma aportada por los afrocolombianos.

Experiencia Institucin Tcnica Educativa Pedro Grau y Arola


Etnocafetera
La importancia de trabajar la gastronoma como prctica pedaggica es una entrada de los estudiantes
a la historia y la cultura afrocolombiana desde prcticas cotidianas. En algunas instituciones educativas
se desarrollan proyectos importantes al respecto, por ejemplo en la Institucin Tcnica Educativa Pedro
Grau y Arola en Quibd, departamento de Choc, la Ctedra se trabaja en todos los niveles por bloques,
que son parte fundamental de la innovacin pedaggica, y que han sido llamados de acuerdo a hroes
destacados de la etnia afrocolombiana, para honrarlos y recuperar la memoria histrica, actualmente
encontramos los siguientes bloques: Barulo, Munguinea, Juju y Miguel A. Caicedo.
El trabajo pedaggico se desarrolla por proyectos, uno de ellos es la etnocafetera, ubicada en el bloque
Juj que ofrece alimentos autctonos a los estudiantes, para que adems de consumirlos tengan un
conocimiento sobre ellos, convirtindose as en elementos importantes de aprendizaje de su cultura.
Como resultado de la experiencia se resalta el aprendizaje por parte de los estudiantes de recetas para
preparar alimentos aprovechando cultivos de la regin y el conocimiento de las propiedades curativas y
de las plantas medicinales. Un estudiante dice sobre su experiencia con este proyecto:

280

[] he aprendido muchas cosas en la Etnocafetera, nos han dado muchos talleres con respecto
a la preparacin de los alimentos y ha sido un enriquecimiento a travs de la preparacin de
los buuelos de chontaduro, el jugo de boroj, el palito de ach, son cosas que uno las prepara
y los pelaos dicen dizque ay no es que eso si es sabroso y desde cuando lo comen ay est rico,
est delicioso, entonces vemos la importancia de que los jvenes, los nios prueben nuestros
alimentos y que ellos tengan ese sentir de pertenencia de estarlos comiendo (Estudiante
Institucin Tcnico Educativa Pedro Grau Arola, Choc).
Este ejercicio se puede desarrollar en instituciones educativas donde se cuenta con restaurantes
escolares, donde la poblacin no necesariamente es afrocolombiana y se puede incorporar prcticas
alimenticias de diferentes regiones del pas.

Glosario
Almocafre: En el Litoral Pacfico, instrumento usado en la minera artesanal para rasgar una superficie
pedregosa y forzar a que el barro rico en materiales aurferos se vaya al fondo del canaln donde se hace
el lavado. Su forma combina la de una cuchara con la de un garfio. Va montado en un mango de madera
(Arocha 1999: 195).
Almud: Medida de cantidad cercana a la arroba (Triana y Antorveza 2001: 123).
Cecinada: Tasajo de carne salada (Jimnez 2004:118).

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282

15. Una aproximacin a las estticas


afrodescendientes en el arte
colombiano contemporneo
88

Introduccin
Este ncleo temtico se orienta a dar a conocer diferentes propuestas de artistas afrocolombianos
con formacin acadmica formal, quienes reflexionan alrededor de los procesos de construccin de
identidad, territorialidad y cultura, problematizando las nominaciones, definiciones y representaciones
de lo afrodescendiente en el pas, a partir del reconocimiento de la relacin intercultural y sus procesos
de tensin, dilogo y negociacin..
Se har una breve mencin de investigaciones en el terreno de la representacin de lo afrodescendiente
en el arte colombiano y una resea particular del proyecto Viaje sin mapa: Representaciones Afro en el
arte colombiano contemporneo, que tuvo lugar entre los aos de 2006 y 2007 en diferentes ciudades
del pas, que incluye imgenes y declaraciones de los artistas afrocolombianos que participaron en
este proyecto, siendo de vital importancia dar a conocer el trabajo de estos artistas en otros campos y
espacios diferentes al circuito artstico nacional.

Cul es la presencia de los afrodescendientes en la plstica colombiana?


En un intento por dar respuesta a esta pregunta, frente a una pretendida ausencia de representantes
en este campo, nos podemos referir inicialmente a la incidencia del abandono estatal, en materia
econmica, en las zonas mayoritariamente pobladas por gentes de ascendencia africana, lo cual influira
en que sus jvenes elijan prioritariamente carreras de carcter tcnico y profesional, dentro de las
reas de la educacin, la salud, el derecho y las ingenieras -pero no en las artes- con miras a alcanzar
un mejoramiento en sus condiciones de vida, hacia una integracin con igualdad de derechos en la
sociedad colombiana.

Orientaciones conceptuales
La transformacin en las formas de entender y asumir la diferencia cultural en el pas, hace necesario
fortalecer las bsquedas dirigidas a nutrir los aportes afrodescendientes para la construccin de formas
alternativas de sociedad. Para que esto sea posible, hay que partir del reconocimiento de la diversidad
de trayectorias histricas y de los contextos en que han vivido las poblaciones negras en Colombia,
desde los cuales han construido expresiones estticas particulares, siendo importante generar visiones
crticas y propositivas frente a nuevas formas de representacin de las poblaciones afrodescendientes
en el campo del arte colombiano.

88 Mercedes Angola

283

Actualmente, se conocen diversos estudios sobre las comunidades afrodescendientes en Colombia desde
las pticas de las ciencias sociales, los estudios culturales, la msica y el folclor. En el campo del arte, aun
cuando son pocas las investigaciones y las reflexiones sistematizadas, podemos mencionar las siguientes:
La imagen del negro en las colecciones de las instituciones oficiales, de Beatriz Gonzlez (2003); El arte del
Caribe colombiano, de lvaro Medina (2000); Pintores en Pars, de Plinio Apuleyo Mendoza (1989), y la
curadura de la exposicin Viaje sin mapa: Representaciones Afro en el arte colombiano contemporneo,
realizada por Mercedes Angola y Ral Cristancho (2006).
El texto de Beatriz Gonzlez hace un anlisis de las representaciones del negro en la religin, la ciencia y
el arte desde la poca colonial hasta la segunda mitad del siglo XX, destacando las diferentes maneras en
que se han abordado dichas representaciones, que van desde lo pintoresco, lo cientfico y lo costumbrista,
a la idea de raza y de nacionalismo, pasando por acercamientos de corte esteticista.
Por su parte, los textos de Medina y Apuleyo mencionan la obra del artista cartagenero Heriberto
Cogollo, primer artista afrodescendiente referenciado dentro de la historia oficial del arte colombiano.
Cogollo, adems de abordar la pintura de mujeres y hombres afrodescendientes, en su obra anterior a
la dcada de los 90 se interesa por indagar en sus ancestros religiosos africanos, influenciado por la obra
del artista cubano Wilfredo Lam en Pars y por las colecciones de arte africano de los museos de esta
ciudad (Angola y Cristancho 2006:7).

Viaje Sin Mapa


El proyecto de curadura Viaje sin Mapa: Representaciones Afro en el Arte Colombiano Contemporneo,
realizado por Mercedes Angola y Ral Cristancho, artistas plsticos, curadores y profesores Facultad
de Artes-Sede Bogot y la participacin, en el proceso investigativo, de dos artistas plsticas
afrodescendientes, egresadas de la misma Facultad: Liliana Angulo y Anglica Perea, se constituy
en un acercamiento a las formas de representacin de lo afrodescendiente en el arte colombiano
contemporneo.
Viaje sin Mapa convoc la participacin de artistas afrodescendientes y no afrodescendientes, de
formacin universitaria, que actualmente abordan este asunto, mediante propuestas plsticas y visuales
que atraviesan problemticas identitarias, polticas y estticas desde la perspectiva del arte. Viaje sin
Mapa cont con la participacin de los siguientes artistas: Anglica Perea, Anbal Moreno, Cristo Hoyos,
Edelmira Massa, Estrella Murillo, Fabio Melecio Palacios, Fernando Castillejo, Fernando Mercado, Patrick
Singh, Flor Mara Bouhot, Gabriel Acua, Javier Mojica, Jos Alejandro Restrepo, Jos Horacio Martnez,
Liliana Angulo Corts, Lorena Ziga, Marta Rodrguez, Fernando Restrepo y Martha Posso.
El proyecto incluy la realizacin de la exposicin del mismo nombre, que tuvo lugar en la Casa
Republicana del Banco de la Repblica -Biblioteca Luis ngel Arango-, en la ciudad de Bogot, durante
los meses de julio y agosto de 2006.
La exposicin que se proyect con itinerancia en el ao de 2007 y 2008 por las ciudades de Quibd,
Cali, Pasto, Manizales, Riohacha, Santa Marta Y Barranquilla reuni obras de artistas interesados en la
produccin de imgenes que representan los siguientes mbitos: lo identitario y el significado de la
palabra negro; construccin y transformacin de geografas por violencia poltica que afecta o ha
afectado a la poblacin afrodescendiente; el paisaje y sus referencias a las caractersticas de la naturaleza
de la selva chocoana; rituales religiosos y sociales; genealogas y objetos originarios de frica Central
relacionados con la msica afrodescendiente y su presencia en la formacin de identidades.

284

Viaje sin Mapa se sita como pregunta en las maneras de representacin y autorepresentacin de lo
afrodescendiente desde el arte en Colombia, con proyeccin a otros escenarios de discusin y aproximacin
crtica a los procesos de construccin social, cultural y poltica de la nacin. Este proyecto gener otra
serie de reflexiones e interrogantes tales como la importancia de profundizar en la investigacin y
produccin de procesos de creacin de estticas relacionadas con lo afrodescendiente no solo en el
campo del arte, sino en la dimensin cultural, poltica y nacional; el papel que pueden jugar los artistas,
los pblicos y las instituciones vinculadas al terreno del arte para el desarrollo de este tipo de procesos,
la importancia de los medios de comunicacin en la construccin de imaginarios de representacin
de lo afrodescendiente, las dimensiones polticas de las representaciones de lo afrodescendiente y la
consecuente visibilizacin de las voces y maneras de ser que las construyen permanentemente.
La realizacin de este proyecto tambin permiti una visibilizacin nacional de la obra de los siguientes
artistas afrodescendientes:

Fabio Melecio Palacio


Fabio Melecio Palacio es Artista Plstico egresado del Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali. Vive
y trabaja en la ciudad de Palmira, Valle. Con su obra No todo es igual no todo tiene la misma significacin
(performance 2001), centra su inters en los iconos populares, la bsqueda de la identidad y la mirada
antropolgica hacia los sectores populares marginados. En palabras del artista, la obra
[] consiste en una accin (instalacin con fotos y grabadoras con audfonos). El pblico
escucha lo que hay en la cinta, mira las fotos y de acuerdo a su criterios puede cuestionar, afirmar,
reiterar o sacar a flote deseos inconscientes de rechazo o placer frente al otro; posteriormente,
las personas que estn en las fotos se aparecen con la misma apariencia para ser juzgados y
estereotipados de acuerdo a su apariencia.

Fabio Melecio Palacio. Titulo: No todo es igual, no todo tiene la misma significacin, 2001. Performance. 4
Fotografas de 70 x 50 cm. cada una, 4 grabadoras con audfonos.

285

Estrella Murillo
Estrella Murillo realiz estudios de Bellas Artes en la Universidad de La Sabana, Bogot y en el Instituto
Departamental de Bellas Artes de Cali, vive y trabaja en Cali. Tal como lo plantea Wilson Espaa (2005,
pgina, es un texto de presentacin de la obra para la convocatoria de Viaje sin mapa que l le hizo pero
no est publicado), en la obra Paisaje II (1993), la artista,

Estrella Murillo. Paisaje II, 1993. Instalacin: madera, Fibra Vegetal y Piedra de Ro. 200 x 200 x 70 cms

[] trata de percatarnos que la selva es el encuentro entre lo efmero y lo permanente. Motivada


por los recuerdos de su Choc natal, donde los sonidos forman parte de la fuerza que impone el
ro o el viento, de pjaros y otra cantidad de especies que habitan en los manglares, Murillo nos
interna en la propuesta de un viaje de carretera destapada y profundos abismos, ponindonos
en contacto no slo con los matices de color de fibras y maderas, sino con aquellos personajes,
que al igual que ella, forman parte del paisaje Pacfico. Aparecen los negros, los indios y los
artesanos. Todos al vaivn de un bus destartalado, que atraviesa con impaciencia el verde de
la selva.
En su obra, Murillo hace una seleccin de aquellos elementos que se ajustan al perfil de sus
evocaciones. La leyenda del indio traspasado por la chonta para que su espritu de tigre mojano
no salga a molestar a los vivos. La fiebre del oro que an permanece latente en aquellas bateas
de catear con la que los negros rasgan los ros en busca del metal precioso. Las escobas en fibra
de iraca que barren patios de tierra y corredores perdidos, elaboradas con minuciosidad por los

286

artesanos. Cada elemento limitado por la forma de un cuadrado, que remite a la ventana del
transporte que suprimi el tren.
El tiempo tiene un valor incalculable en la obra de Murillo, donde otras fibras como la damagua
y el cabecinegro, se van alterando cromticamente, hasta alcanzar otros tonos que hablan de
lo mutante y de lo alterable que es la naturaleza. Ninguna mediacin artificial ni premeditada
consigue estos cambios, slo la paciencia con la que la humedad, el moho y otros factores
climticos, van interviniendo con los das, la textura de los objetos.
La secuencia del paisaje, Murillo ubica tres sillas donde las piedras ocupan el lugar del descanso.
El espectador puede entonces, al sentarse, observar los objetos, experimentar la dureza que
da base a la estructura del paisaje. La piedra como ese elemento eterno que se enfrenta a lo
perecedero de las fibras vegetales.
En la obra de Murillo, el juego de las formas se enfrenta a la experiencia latente. Las rectas y
las curvas que dan precisin geomtrica a las instalaciones no dejan de inquietar por ese ritmo
entre lo decorativo y lo abstracto. Pero ms all de unos elementos que a simple vista no parecen
encerrar historia, se filtra la presencia de ese lugar olvidado, que dotado de una observacin
profunda, sobre esa parte de lo que somos en lo ancestral y que perdemos en los hbitos
mecnicos de la modernidad.

Liliana Angulo
Liliana Angulo Corts. Maestra en Artes Plsticas, con especializacin en Escultura, Universidad Nacional
de Colombia. Ha realizado estudios de maestra en Antropologa en la Universidad de los Andes, Bogot.
Vive y trabaja en Bogot.
Con su obra Pelucas y objetos para deformar (1997-1999), reflexiona sobre el significado y los posibles
sentidos de la palabra negro, abordando y reconstruyendo as diferentes formas de representacin estereotipadas y exoflicas. En su opinin:
Ms all de un inters en las deformaciones
corporales o faciales y en el uso de adornos comn
dentro de las tribus africanas, es una interpretacin,
un acercamiento que ocurre a travs de la mirada
sobre lo diferente. El consumo de lo extico
occidental, que ocurre cada vez ms entre fronteras
borrosas, ya que se ve matizado por la naturaleza
intrnsecamente hbrida de la negrura.
Los objetos tienen relacin con las deformaciones
intencionales de carcter tnico, costumbres
comunes a muchos pueblos que con propsitos
ornamentales o rituales, sealan el cuerpo como
materia maleable a la que se da forma, se le
manipula. Los objetos permean la capacidad
de resignificar el cuerpo, en la afirmacin de sus
procesos y de sus limitaciones; con los objetos
pienso en el cuerpo como una presencia mutable, al
que se le construye, se le ocupa, se le habita.

Liliana Angulo. Objetos para deformar (detalle), 1999,


fotografa, trptico, 40 x 50 cm cada una.

287

El registro de estas piezas y su accin


deformante, en relacin con mi cuerpo y
con el de personas negras, produca rechazo
y curiosidad, aun en los fotografiados, una
situacin similar a la que sentimos frente a
expresiones culturales desconocidas.
Existe un autorreconocimiento en el
cambio, que afecta la percepcin que se
tiene y que obtenemos de l. El cuerpo es
papel en blanco. La vida del cuerpo como
papel en blanco, palimpsesto siempre
disponible no nos obliga a pensar con la
cabeza, a sentir con el corazn, a agarrar
con las manos. Se puede agarrar con la
nariz, hacer el amor con las rodillas, pensar
con las manos y ver con las piernas (Gmez
de Liao 1981).
La tensin en estos objetos y en las
fotos que los registran se centra en la
deformacin que genera una curiosidad
que est acompaada de la prohibicin de
mirar, que Bataille denomina interdiccin;
una prohibicin que se desprende de la
norma. La exofilia al igual que lo obsceno,
estn ms ligados a quien mira que a lo
que se muestra.
Liliana Angulo. Fotografa Peluca siamesa, de la serie Pelucas
Porteadores, 1997-2001, fotografa a color, 40 x 50 cm. cada una

En las fotos, el maquillaje y el cabello delatan


aspectos fenotpicos. Intento hablar de que
lo importante no es ser negra, es asumirlo,
optar voluntariamente por parecerlo, por la opcin del negro que contradice el adoptar valores
culturales diferentes. No se trata de un disfraz, es un acto de afirmacin de los nacidos en
Amrica; es adoptar posiciones frente a las percepciones que tradicionalmente se tienen de las
personas negras, de frica y de sus creaciones culturales. En los objetos y en las fotografas se
abre una brecha hacia lo socialmente inaceptable.

Javier Mojica
Javier Mojica es Artista Plstico del Instituto Departamental de Bellas Artes de Cal. Maestra en Artes
Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plsticas de la UNAM, Mxico. Vive y estudia en Valencia, Espaa.
Con su obra Yo soy Babal (2005), se preocupa por la relacin entre su cuerpo y los ritos ceremoniales de
las religiones primigenias africanas.
La idea es una metfora del arte ritual que induce a la percepcin y multiplicacin de ojos y
bocas gritando en el espacio y momento donde todo sucede, elaborando sus determinaciones,
sus formas de vida en relacin a elecciones funcionales de voz en voz, diferentes a las
condiciones ambientales.

288

Javier Mojica.. Yo soy Babal, 2005, fotografa digital en plotter, 3 X 2 m cada una.

Es en este acercamiento, en el que se reduce la memoria de una gnesis colectiva y los mitos
latinoamericanos de los orgenes.
El conocimiento acta como eco y reflejo de una originaria condicin de un modelo de unidad
del ser.
En la coralidad y naturalismo se desprende cada dramaticidad existencial de una que se
siente como flujo de energa en un espacio denso, acogedor, suave y transparente, y a la vez
rico en formas.

Edelmira Massa Zapata


Edelmira Massa Zapata es Artista Plstica de la Universidad Nacional de Colombia. Investigadora en el
rea de danza, montajes corogrficos y difusin de las tradiciones populares afrocolombianas. Vive y
trabaja en Bogot.
Con su obra pictrica se interesa por el mundo espiritual y religioso africano y su proceso y relaciones de
sincretismo con el mundo occidental contemporneo. Para Edelmira:
La filosofa africana no desaparece al entrar en contacto con la cultura europea, sino que resucita
en el arte neoafricano, encontrando la unificabilidad, los modos de conducta.
Estas 4 pinturas surgen de la imaginacin y evocan simblicamente la herencia de la tradicin
familiar representando a 3 orichas principales del panten africano. Designamos orichas a las
cabezas selectas del mundo espiritual. Tambin se presentan 2 tambores rituales, incluidos como
smbolos poderosos y como unos de los elementos ms representativos del continente africano.
Aqu tenemos representado a Elegu en su aspecto de rbol como el camino de comunicacin
entre los espritus africanos y los hombres vivos.
Yemay, como deidad marina, madre primordial de todos los orichas, benefactora de la
fertilidad y de la maternidad.
Chang, poderoso guerrero, generoso y fuerte, hroe trgico, viril y trueno; representado por los
descendientes de africanos en Amrica, segn la religin impuesta por los espaoles, como San
Expedito y como Santa Brbara.

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Edelmira Massa. Tambores ngoma bala, 2006, Acrlico sobre madera, 106 cm de altura x 30 cm de dimetro

Lorena Ziga
Lorena Ziga actualmente es estudiante de la licenciatura en Artes Visuales de la Universidad del Valle,
Cali. Vive y estudia en esta ciudad.
En su obra Blanco Siniestro (performance-2005), cuestiona los prejuicios raciales hacia los negros en la
relacin intercultural. Seala Lorena:
El ttulo demuestra la pulcritud aparente del color blanco, pone en cuestin el color con que
se escriben las preguntas y el ttulo del performance. Demuestra que la pintura negra sobre el
cuerpo negro y el fondo blanco en el que se escriben las frases: Me temes?, Te doy asco?, Te
avergenzo? Blanco-siniestro, no son gratuitas, tienen una carga simblica que no solamente
estn dirigidas a un grupo especial sino a toda una multiculturalidad social y racial.
El ttulo pretende evidenciar la superficialidad del color con su nombre mismo, utilizando como
elemento clave el cuerpo de la performista que no solamente escribe las preguntas sino que al
mismo tiempo las lleva inmersas en s, dando por sentado que la realidad dual de ambos colores
est disfrazada con una doble moral entre el racismo y el seudo racismo.

290

Lorena Ziga. Blanco-Siniestro. Performance. 2005

Martha Posso
Artista Plstica del Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali. Estudi fotografa en Lcole
Suprieure des Beaux-Arts de Marsella, Francia. Vive y trabaja en la ciudad de Cali.
Con su obra fotogrfica habla de la metfora del ro Atrato, con referencia a la vida y la muerte. Afirma
que su obra Ro (2003-2004),
Es un recorrido en el tiempo discontinuo, por el espacio imperceptible, el limbo corporal y
existencial a lo largo del ro Atrato. Los retratos, los lugares, los objetos, como referentes
cosificados, pre-textos mudos, silentes testigos.
La principal vertiente de esta bsqueda es el cruce de tiempo y espacio, desde estos lugares -de la
memoria- hacia otros territorios el paisaje-. Donde la prdida de s mismo, que es tambin prdida
de la intimidad, de lo singular, de lo propio, significa una irreparable partida. Aqu la precariedad
del s mismo no es un signo a defender, sino ms bien el ndice de una esencial inconsistencia. Al
extremo de una desmitificacin, es decir, de una disolvencia, de una disolucin total.

291

Martha Posso. Ro 2003 2004, serie de 9 fotografas anlogas en blanco y negro viradas, 1 x 1 m cada una.

La geografa de violencia de nuestro pas permanece enmarcada por flujos, permanentes y


discontinuos, de hechos y muertos que han ido desdibujando o dibujado mapas desoladores,
regiones literalmente anegadas.
El ro Atrato es un cementerio, aunque nadie se atreva a decirlo.... El ro es vida... es un viajees
la arteria principal de entrada y salida de lo bueno y de lo malo.. cuando la gente se enter
que la violencia haba llegado al ro...no me gusta esta tierra tiene mucha agua....agua turbia...
el ro es mansola gente que logr escapar se reg en la orilla del Atrato y otros se fueron para
Quibda nosotros nos ha gustado siempre vivir al borde del rotenemos el agua siempre,
ro retrico, materia fluida, fuente de vida-depsito de muerte; agua eres, del agua vienes
devenir eterno
Esta continua mutacin radical del mundo fsico impide el reconocimiento perceptivo del
pasado, como la inmutabilidad de los nexos sociales que destemporaliza la existencia y destruye
el sentido de la historia como facultad cognoscitiva, constituyendo un devenir incierto.

Anglica Perea
Anglica Perea es Artista Plstica de la Universidad Nacional de Colombia, Bogot. Ha trabajado en
realizacin y diseo de imagen de cortos y largometrajes. Vive y trabaja en Bogot. En su obra Ciclos de
lavado (2000), plantea que,

292

En algunas poblaciones de la Costa Pacfica el papel de las lavanderas sigue funcionando como
entidad de control social sobre la poblacin.
Es el espacio donde todos los sucesos salen a flote. No pasa nada en la comunidad que no
sea debatido y aclarado en el lavadero, donde se pone ante los ojos de todos las acciones
individuales.
Se lavan prendas y culpas ajenas con el manduco, objeto que se encarga de sacar mediante
golpes toda la suciedad presente, es el smil de correccin celfera al que deben ser sometidos
aquellos que cometen errores. Se hace una bola con la prenda y se lleva al tendedero comunal
donde la pesadez pasa a ser levedad.

Anglica Perea. Ciclos de lavado, 2000, instalacin: vigas de madera, jabn y tela, 5 x 5 x 3 m.

Anbal Moreno
Anbal Moreno es Artista Plstico de la Universidad Nacional de Colombia, Bogot. Ha realizado estudios
de pintura libre en la Escuela Superior de Artes de Berln, Alemania. Vive y trabaja en Berln y en Barichara,
Santander, Colombia.
Al referirse a sus obras de la serie Londres- Peluquera (2002), Ral Cristancho anota que Moreno,

293

Anbal Moreno. Serie Londres Peluquera, 2002, leo sobre lienzo, 110cmx160cm

Es un artista afrocolombiano que ha vivido en Alemania durante casi dos decenios. Su pintura
refleja un anhelo de conectar, tanto con sus races afrocolombianas, como con las realidades del
exiliado afro en Europa. Bajo esta condicin recorre diversos pases registrando en sus trabajos
aspectos de la identificacin visual africana, en la periferia europea. La obra de Moreno refleja
la condicin del emigrante contemporneo, con la cual manifiesta un deseo de conectar con sus
races y con su propia historia (Angola y Cristancho 2006: 20).

Gabriel Acua
Gabriel Acua es Artista Plstico, de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlntico. Realiz
estudios de tcnicas grficas en el Instituto Superior de Artes de Cuba. Vive y trabaja en Barranquilla.
En su obra Imba de Pangea (2005-2006) explora imgenes y objetos relacionados con la cultura africana:
En Caja negra tomo las marmbulas o cajas de pulso, elementos musicales originales de frica
Central muy difundidos en la msica caribea, variando la representacin tradicional de estas.
La parte frontal de la marmbula ha sido reemplazada por fragmentos de la silueta de mi rostro
a manera de mscaras africanas, la cual relaciono con los croquis de frica y de Amrica en una
posicin de cercana, como lo plantea la gran teora del continente de Pangea.

294

Gabriel Acua. Imba de Pangea, 2006-2007, ensamblaje: madera, acero, cobre, asfalto; 2 piezas de una serie de 70 x 35 x 10 cm.

Bibliografa
Angola, Mercedes, Ral Cristancho
2006 Catlogo exposicin Viaje sin Mapa: representaciones Afro en el arte colombiano contemporneo. Bogot: Biblioteca Luis ngel Arango, Banco deLa Repblica. p. 7
Apuleyo Mendoza, Plinio
1989 Nuestros pintores en Pars. Bogot: Ediciones Gamma
Gonzlez, Beatriz
2003 Las imgenes del negro en las colecciones de las instituciones oficiales. En: Mosquera, Claudia;
Mauricio Pardo y Odile Hoffmann (d). Afrodescendientes en las Amricas: trayectorias sociales e
identitarias. 150 aos de la abolicin de la esclavitud en Colombia. Bogot: Universidad nacional
de Colombia - Instituto colombiano de antropologa e historia. ICANH - Institut de recherche
pour le dveloppement. IRD - Instituto latinoamericano de servicios legales alternativos.
Medina, lvaro
2000 El arte del Caribe colombiano. Gobernacin del Departamento de Bolvar. Fondo Mixto para la
Promocin de la Cultura y las Artes de Bolvar.

295

De los autores

Adolfo Albn Achinte


pinturas582002@yahoo.com

Profesor del Departamento de Estudios Interculturales de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales


de la Universidad del Cauca. Maestro en Bellas Artes con especializacin en pintura de la Universidad
Nacional-Bogot, Magster en Comunicacin y Diseo Cultural de la Universidad del Valle-Cali, Doctor
en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad Andina Simn Bolvar sede Quito-Ecuador. Su
tesis doctoral estudia las transformaciones gastronmicas de las comunidades afrodescendientes de los
valles interandinos del Pata al sur de Colombia y del Chota al norte del Ecuador.
Entre sus publicaciones estn: Texiendo textos. Cinco hilos para pensar los estudios culturales, la
colonialidad y la interculturalidad (editor). Editorial Universidad del Cauca, Coleccin de Estudios
(Inter)culturales. Popayn, 2006; Lo afro: el problema de la identidad y el territorio. Revista del Caribe,
N 46 Santiago de Cuba, 2006; Educacin e interculturalidad en sociedades complejas. Tensiones y
alternativas. En: La educacin de Latinoamrica: la casa de la ausencia. Interculturalidad, migracin,
desplazamientos y derechos lingsticos. Coordinadora: Sandra Aguilera Arriaga. Flape, Observatorio
Ciudadano de la educacin, Contracorriente, Coordinacin General de Educacin Intercultural y
Bilinge, Mxico, 2006

Mercedes Angola

mercedes.angola@gmail.com
Artista plstica, docente e investigadora vive y trabaja en Bogot. Realiz estudios de pregrado en
Artes Plsticas en la Universidad Nacional de Colombia y una maestra en Artes Plsticas y Visuales en la
Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Desde 1997 est vinculada a la Escuela de Artes Plsticas de
la Universidad Nacional. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en Colombia y fuera
del pas. Actualmente est desarrollando una lnea de investigacin sobre estticas y representaciones
visuales de la cultura afrocolombiana.

Jos Antonio Caicedo


joseortiz@unicauca.edu.co

Profesor del Departamento de Estudios Interculturales de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de


la Universidad del Cauca. Investigador del Grupo Educaciones y Culturas. Socilogo de la Universidad
del Valle; Magister en Estudios Latinoamericanos, Mencin en Dispora Afroandina, Universidad Andina
Simn Bolvar - Quito-Ecuador.

Elizabeth Castillo Guzmn.


elcastil@unicauca.edu.co

Profesora asociada del Departamento de Estudios Interculturales de de la Facultad de Ciencias Humanas


y Sociales de la Universidad del Cauca. Investigadora en el rea de Educaciones y Culturas. Psicloga

296

de la Universidad Nacional de Colombia y Magistra en Psicologa Social Comunitaria de la Pontifica


Universidad Javeriana. Coordinadora del proyecto Fortalecimiento y Mejoramiento de la Etnoeducacin
Afrocolombiana: Innovacin e Investigacin Pedaggica en el norte del Cauca, 2005 - 2007.
Coautora con Axel Rojas del libro Educar a los Otros. Estado, polticas educativas y diferencia cultural en
Colombia. Popayn, Editorial Universidad del Cauca, 2005. Autora del libro Los Maestros de Ciencias
Sociales: Historia Escolar y Socializacin Profesional. Bogot: Ediciones UNIANDES- Editorial Cooperativa
Magisterio. 2002. Sus artculos ms recientes son: Participacin Comunitaria, Prcticas y Saberes
Pedaggicos en Maestros Indgenas. En: Revista de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la
Universidad del Cauca Ao 2007 Vol. 9 Nmero 13-14; Las escuelas de los territorios y los territorios
de la escolarizacin. En: Memorias VI Congreso Internacional de Educacin y Pedagoga (2007).
Bogot, Instituto para la Investigacin Educativa y el Desarrollo Pedaggico IDEP.
Fue asesora del Proyecto de Actualizacin y Contextualizacin de los Lineamientos Curriculares de la
Ctedra de Estudios Afrocolombianos.

Mara Elvira Daz Bentez


elviradiazbenitez@hotmail.com

Estudiante de doctorado. Universidad Federal de Rio de Janeiro. Investigadora del Centro Latinoamericano
de sexualidad y Derechos Humanos CLAM. Miembro del Grupo de Estudios afrocolombianos. Candidata
a PHD. Programa de Post-graduacin en Antropologa Social del Museo Nacional. Universidad Federal de
Rio de Janeiro. Magster en Antropologa Social. Universidad Federal de Rio de Janeiro. 2005. Graduacin
en Antropologa Social. Universidad Nacional de Colombia. 1998.
Investigadora del Proyecto: Heterosexualidades, contracepcin y aborto del Centro Latinoamericano
de Sexualidad y derechos Humanos CLAM. 2006 - 2007.

Rafael Antonio Daz Daz.


diaz@javeriana.edu.co

Profesor Titular del Departamento de Historia y Geografa en la Facultad de Ciencias Sociales de la


Pontificia Universidad Javeriana, sede Bogot. Licenciado en Ciencias Sociales y Econmicas de la UPTC
(Tunja), Magster en Estudios de frica Subsahariana y Doctor en Historia por el Colegio de Mxico
(Mxico DF). En los ltimos cinco aos ha estado dedicado a investigar las culturas afrocoloniales en
el Nuevo Reino de Granada, concentrndose en este momento en la construccin de narrativas de los
sujetos esclavizados durante el perodo colonial de la historia de Colombia.
Entre sus publicaciones ms recientes tenemos: Las culturas negras en Colombia. Gran Enciclopedia
de Colombia. Volumen 9 (Cultura, 2), Bogot, Biblioteca El Tiempo, Crculo de Lectores, 2007, pp. 217226. La diversin y lo privado entre los esclavos neogranadinos. En: Borja, Jaime y Rodrguez, Pablo,
editores, Historia de la vida privada en Colombia. Bogot: Editorial Taurus, 2008, v. 1.

Franco Orlando Garzn Arcos


francogarzon@gmail.com

Profesor del Departamento de Estudios Interculturales de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de


la Universidad del Cauca.Ingeniero Agrnomo (Universidad de Nario) con especializacin en Educacin
Comunitaria (Universidad del Cauca). - Integrante del Grupo de Investigacin en Estudios Interculturales
de la Universidad del Cauca.
Ha sido co-investigador enel Proyecto de investigacin capacitacin para la cualificacin de madres
comunitarias de los hogares comunitarios del centro zonal indgena regional Cauca, Grupo GEIM

297

Universidad del Cauca, Centro Zonal Indgena ICBF, regional Cauca. Tambin particip en el proyecto
Diseo de estrategias para la implementacin de un programa de educacin ambiental en Tierradentro
Cauca, Universidad del Cauca -Centro de Educacin Abierta y a Distancia-, y Programa Tierradentro.
Fue investigador del Proyecto de Actualizacin y Contextualizacin de los Lineamientos Curriculares de la
Ctedra de Estudios Afrocolombianos.

Yaneth Amparo Hoyos Ziga


yaneth7652@hotmail.com

Profesora de la Licenciatura en Etnoeducacin del Departamento de Estudios Interculturales de la


Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad del Cauca. Licenciada en Etnoeducacin
con nfasis en Comunicacin y Lingstica; Especialista en Educacin Comunitaria de la Universidad del
Cauca. Investigadora del Grupo Educaciones y Culturas.
Fue investigadora del Proyecto de Actualizacin y Contextualizacin de los Lineamientos Curriculares de la
Ctedra de Estudios Afrocolombianos.

Yenni Cristina Jojoa Gmez


yencristina@yahoo.com

Estudiante del Programa de Ciencia Poltica de la Universidad del Cauca. Actualmente realiza su trabajo
de grado, en donde investiga los procesos organizativos de las poblaciones negras del municipio de
Pata (Cauca) y sus transformaciones luego del cambio constitucional del 1991.
Fue asistente de investigacin del Proyecto de Actualizacin y Contextualizacin de los Lineamientos
Curriculares de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos.

Eduardo Restrepo

eduardoa.restrepo@gmail.com
Instituto de Estudios Sociales y Culturales, Pensar. Universidad Javeriana. Phd (c) en antropologa
con nfasis en estudios culturales. Sus intereses acadmicos incluyen: Teora social contempornea,
antropologas del mundo, estudios culturales, polticas de la representacin, articulaciones tnicas
y raciales, poblacin afrodescendiente, regin del Pacfico colombiano. Entre sus publicaciones se
encuentran: El giro al multiculturalismo desde un encuadre afro-indgena (Journal of Latin American
and Caribbean Anthropology, 12 (2): 475486. 2007); Singularits et asymtries dans le champ
anthropologique mundial (Journal des anthropologues (110-111):53-73. 2007).

Diego Mauricio Riascos Muoz


diego8209@yahoo.com

Estudiante del Programa de Ciencia Poltica de la Universidad del Cauca. Actualmente realiza su trabajo
de grado, en donde investiga los procesos organizativos de las poblaciones negras del municipio de
Pata (Cauca) y sus transformaciones luego del cambio constitucional del 1991.
Fue asistente de investigacin del Proyecto de Actualizacin y Contextualizacin de los Lineamientos
Curriculares de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos.

Axel Rojas

axelrojasm@unicauca.edu.co
Departamento de Estudios Interculturales, Universidad del Cauca. Su trabajo e intereses acadmicos
giran en torno al campo de los estudios afrocolombianos y la etnoeducacin. Entre sus publicaciones se
encuentran: Interculturalizar la educacin. Reflexiones sobre el multiculturalismo y las polticas educativas

298

para grupos tnicos en Colombia. En: Identidades, Modernidad y Escuela. Universidad Pedaggica Nacional.
Bogot, 2006 (Con Elizabeth Castillo) ; Educar a los Otros. Polticas educativas y diversidad cultural en Colombia.
Editorial Universidad del Cauca, GEIM, UNICEF, 2004 (Con Elizabeth Castillo) y, Sino fuera por los Quince
Negros. Memoria colectiva de la gente negra de Tierradentro. Popayn: Universidad del Cauca.
Fue director del Proyecto de Actualizacin y Contextualizacin de los Lineamientos Curriculares de la
Ctedra de Estudios Afrocolombianos.

Ana Mara Solarte Bolaos


amariasolarte@gmail.com

Estudiante de los Programas de Licenciatura en Msica y Licenciatura en Etnoeducacin de la Universidad


del Cauca. Trabaj como monitora de investigacin en el proyecto Cauca: polifona de los discursos de las
alteridades y de la identidad, Subproyecto Msicas del Cauca. Actualmente realiza trabajo de campo para
su trabajo de grado en Msica, donde estudia los procesos de formacin musical en el proyecto Escuela
Intercultural del Macizo colombiano y, en Etnoeducacin, donde estudia las trayectorias de formacin
musical en maestros violinistas de la zona norte del departamento del Cauca.
Fue asistente de investigacin del Proyecto de Actualizacin y Contextualizacin de los Lineamientos
Curriculares de la Ctedra de Estudios Afrocolombianos.

Mara Viveros Vigoya


mviverosv@unal.edu.co

Profesora Asociada, Departamento de Antropologa, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional


de Colombia; Doctorada en Ciencias Sociales, Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (Francia).
reas de inters: Antropologa del gnero y la sexualidad; identidades, diferencias y desigualdades
sociales. Antropologa de la salud. Recientemente ha trabajado en el Proyecto sobre Raza, Gnero y
ascenso social. El caso de las clases medias en Bogot y Cali.
Entre sus publicaciones estn: Raza, etnicidad y sexualidades: ciudadana y multiculturalismo en Amrica
Latina (2008- junto a Peter Wade y Fernando Urrea); De hombres, mujeres y otras ficciones. Gnero y
Sexualidad en Amrica Latina (2005). Saberes, culturas y derechos sexuales en Colombia (2005).

Maguemati Wabgou

mwabgou@unal.edu.co, maguew1@gmail.com
De nacionalidad togolesa (Togo), es socilogo de la Universit du Bnin (Lom-Togo). Doctor en Ciencias
Polticas y Sociologa de la Universidad Complutense de Madrid, realiz una estancia posdoctoral en el
Centre dtudes Ethniques des Universits Montralaises (CEETUM) con nfasis en estudios tnicos y
de migraciones. Actualmente, se desempea como profesor asociado en el Departamento de Ciencias
Polticas de la Universidad Nacional de Colombia (Sede Bogot: Facultad de Derecho, Ciencias Polticas
y Sociales). Es integrante del Grupo de Estudios Afrocolombianos (GEA), del Centro de Estudios Sociales
-CES- y responsable del Grupo de Estudios sobre Migraciones y Desplazamientos del Instituto Unidad de
Investigaciones Socio-Jurdicas y Polticas Gerardo Molina -UNIJUS-.
Entre sus publicaciones recientes se destacan: Migraciones subsaharianas. frica entre el orden mundial y las
redes sociales (libro, 2006); Poder y sociedad en frica subsahariana. Los pueblos entre las tradiciones y el
Estado (captulo de libro, 2007); Sistemas polticos africanos. Debates Contemporneos en Colombia desde
la Ciencia Poltica (comp. & ed., 2007); Governance of Migration in Senegal: the Role of Government in
Formulating Migration Policies (2008). Sus intereses acadmicos e investigativos abarcan temas como
frica, africanismo en Amrica Latina, dispora afrodescendiente, desplazamientos, mercado de trabajo,
intersecciones clase, raza, etnia, gnero y redes sociales.

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De los evaluadores

89

Alfonso Cassiani

palenquerocimarron@hotmail.com
Palenquero. Historiador. Candidato a Magster en Historia de la Universidad del Valle. Especialista en la
enseanza de las ciencias sociales, pedagoga, didctica y Diseo, formulacin e Implementacin de
Programas Etnoeducativos y de Ctedra de Estudios Afrocolombianos, con experiencia en Investigacin,
docencia universitaria; Asesor e investigador en temtica social, cultural y tnica; con experiencia en
proceso de fortalecimiento de la identidad tnica, histrica y cultural y acompaamiento a dinmicas de
apoyo para el fortalecimiento organizativo.

Ramiro Delgado

csrami@antares.udea.edu.co
Docente e investigador, Universidad de Antioquia, Departamento de Antropologa. Antroplogo de la
Universidad de Antioquia (1988), Maestra en Estudios de Asia y frica: rea frica, El Colegio de Mxico,
1996. Hacen parte de su experiencia de Investigacin los proyectos: Documentacin del Patrimonio
Cultural de san Basilio de Palenque. Un proyecto educativo desde la historia Oral 2001-2004, Plan de
salvaguardia del espacio Cultural de san Basilio de Palenque -Ministerio de Cultura-Observatorio del
Caribe-Universidad de Antioquia-2007; Docente del curso fricas y AfroColombia, Universidad de
Antioquia -2006-2007.

Rubn Hernndez Cassiani


fimzo263@hotmail.com

Historiador, Especialista en educacin con nfasis en Filosofa Latinoamericana, Candidato a master


en Filosofa Latinoamericana. Est vinculado al Instituto Manuel Zapata Olivella y es Catedrtico en el
Programa de Humanidades de la Universidad de Cartagena.

Sor Ins Larrahondo - Casita de Nios, Cauca


Docente y lder afrocaucana. Licenciada en Educacin Preescolar de la Universidad Antonio Nario.
Especialista en Gerencia Educativa de la Universidad de Manizales. Vinculada a los procesos
etnoeducativos de las comunidades del norte del Cauca. Coordinadora del proyecto Asociacin Casita
del Nio, experiencia que recibi el Premio Angel Escobar en la modalidad de Solidaridad en el ao
2007. Representante del Grupo Integracin Rural del municipio de Buenos Aires, Cauca;
Miembro de la Ruta Afrocolombiana Sur del Valle y Norte del Cauca; Miembro del Equipo Afronorte;
Rectora del Colegio Integracin Comunitaria Sin Fronteras de La Balsa, municipio de Buenos Aires y
Miembro del Proceso de Comunidades Negras PCN.

89 Adems de aquellos a quienes se menciona en esta lista, tambin fueron evaluadores: Jos Antonio Caicedo

Universidad del Cauca, Rafael Daz- Universidad Javeriana, Eduardo Restrepo Instituto Pensar, Universidad
Javeriana. No se incluyen sus datos en este listado por estar ya referidos en la pgina De los Autores.

300

Mara Isabel Mena Garca


afromena@yahoo.com

Licenciada en historia y magister en Investigacin social interdisciplinaria; est vinculada al Centro de


Estudios para la Democracia Colombia Siglo XXI; en 2007 coordin el evento: El frica los africanos y las
africanas en la historia de Colombia. Es responsable de la electiva Historia de frica en la Universidad
Distrital y coordina el Grupo de investigacin Enseanza de la Historia a travs de los Textos Escolares;
fue creadora del semillero y del Grupo de Estudios Afrocolombianos

Miguel Obeso

obeso.miguel@gmail.com
Es economista y ha realizado estudios en Afrocolombianidad e Interculturalidad. Consultor del Proyecto
de Etnoeducacin y Ctedra de Estudios Afrocolombianos, Secretara de Educacin, Distrito de Cartagena.
Coretnoeducacin, Cartagena.
Ha publicado: Etnoeducacin y Diversidad Cultural. La Identidad Cultural, no se exige ni se discute se
ejerce (compilador). Secretaria de Educacin de Cartagena (2007). Etnoeducacin y diversidad cultural,
Peridico La Verdad, Pagina editorial Octubre 2 de 2006; La etnoeducacin antdoto para acabar con la
discriminacin tnica y cultural, Peridico El Universal Cartagena, Pagina Editorial, Mayo 21 de 2005.

Mauricio Pardo

mauripardo@gmail.com
Profesor Universidad del Rosario. Antroplogo de la Universidad Nacional, Maestra y estudios doctorales
en la Universidad del Estado de Nueva York. Ha sido profesor en las universidades del Magdalena, Central,
Nacional, Javeriana yAndes. Ha investigado en el Pacfico colombiano sobregrupos tnicosy sobre
movimientos sociales. Fue coeditor de Panormica Afrocolombiana. Estudios Sociales del Pacfico (2004),
con Claudia Mosquera y Mara Clemencia Ramrez. Bogot: Centro de Estudios Sociales, Universidad
Nacional de Colombia, Instituto Colombiano de Antropologa e Historia, Bogot.
Ha publicado diversos artculos, entre ellos: Movimentos Sociais y Biodiversidade no Pacfico Colombiano
(2004), con Arturo Escobar en Boaventura de Sousa Santos, editor Semear outras Solucoes. Os Caminhos
da Biodiversidade e dos Conhecimentos Rivais Pgs 287-314. Edicoes Afrontamento. Porto. Hitos de
la investigacin social, histrica y territorial en el Pacfico afrocolombiano (2004), en Mauricio Pardo,
Claudia Mosquera y Mara C. Ramrez, editores Panormica Afrocolombiana. Estudios Sociales del Pacfico.
Pgs 11-25 Bogot: Centro de Estudios Sociales, Universidad Nacional de Colombia Instituto Colombiano
de Antropologa e Historia. Bogot.

Dilia Robinson Davis


diliarobinson@yahoo.com

Directora de la Organizacin de la Comunidad Raizal con residencia fuera del Archipilago de San
Andrs, Providencia y Santa Catalina ORFA. Sociloga de la Universidad de La Salle, Especialista en
Administracin de la Planificacin UrbanaRegional, Escuela Superior de Administracin Pblica de
Bogot y Especialista en Planeacin Estratgica de la Universidad de la Sabana.
Ha sido consultora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD por solicitud de del
Departamento Nacional de Planeacin, para la elaboracin del Eje Temtico Desarrollo Social-Gnero del
Plan Integral de Largo Plazo de la Poblacin Afrocolombiana, Palenquera y Raizal 2006-2019. Tambin
ha sido consultora del Instituto de Formacin Tcnica Profesional INFOTEP de San Andrs, Isla, para el
Desarrollo de una propuesta y capacitacin a docentes para la Implementacin de la Ctedra de Estudios
Afrocolombianos en San Andrs.

301

Conferencista sobre temas de la Cultura Raizal del Archipilago, y etnoeducativos; asesora del Despacho
del Ministro de Educacin Nacional de Septiembre de 1.998 a Mayo de 2006, tiempo durante el cual fue
Coordinadora Nacional de Etnoeducacin.

Dolcey Romero

dolceyromero@hotmail.com
Profesor de las Universidades del Atlntico y Simn Bolvar, Barranquilla. Historiador, Lder del grupo de
Investigacin Historia,Sociedad y Cultura afrocaribe. Magister en Historia de la Universidad Nacional y
candidato a doctor en Historia, Universidad de Huelva, Espaa.
Entre sus publicaciones estn: Historia, Identidad y Etnoeducacin. En: Educacin y Humanismo N
13, Universidad Simn Bolvar, Barranquilla, 2007.-Resistencia y aportes afrocaribes a nuestra realidad
cultural. En: El Caribe en la nacin Colombiana. Museo Nacional de Colombia, Observatorio del Caribe,
Bogot, 2006. Manumisin, ritualidad y fiesta liberal en la Provincia de Cartagena durante el siglo XIX.
En: Historia Crtica N29, Universidad de los Andes, Bogot, 2005.

Red de Hilos de Ananse - Bogot


Corporacin Red de Maestros y Maestras Investigadores Tras los Hilos de Ananse
http://groups.google.com.co/group/hilos-de-ananse - hilos.ananse@gmail.com
Esta red90 es una telaraa voluntaria de maestros y maestras que compartimos afinidades, sueos, utopas
y divergencias, licenciados en distintas reas del conocimiento, maestros en formacin, que trabajan de
la mano con lderes y lideresas comunitarios y sabedores y sabedoras afrocolombianos.
La Red ha desarrollado de la mano con otras instituciones una serie de actividades referente al campo de
la Etnoeducacin, la educacin propia e intercultural y la CEA. Algunos de estas actividades son: Una de
las 13 experiencias significativas de frontera del Distrito Capital, reconocidas por el IDEP y el Laboratorio
Pedaggico, de la Secretaria de Educacin Distrital. Experiencia Educar para el Reencuentro.

90 Ananse, o Anansi, es un animal representado por una araa, que los hombres y mujeres que trajeron en

situacin de esclavizados deificaron por su autosuficiencia: saca de sus entraas redes, las que une frica
con Amrica. Es paradigma de supervivencia, reta a las deidades ms poderosas que ella.

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