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E N E RO D I C I E M B R E 2 0 1 1
LETRAS
Y
A RT E S
DE
Acadmica
REAL ACADEMIA CONQUENSE
DE LA
BOLETN
DE LA
A RT E S
LETRAS
E N E RO D I C I E M B R E 2 0 1 1
BOLETN
A ca d m i c a
A ca d m i c a
6
BOLETN
DE LA
DE
LETRAS
ACADEMICA
Boletn de la Real Academia Conquense de Artes y Letras
Nmero 6. Enero * Diciembre de 2011
(logo)
REAL ACADEMIA CONQUENSE DE ARTES Y LETRAS
Comisin de Publicaciones
ILMOS. SRES.
Don Jos ngel Garca Garca
Don Jos Antonio Silva Herranz
Don Jos Luis Calero Lpez de Ayala
Don Miguel ngel Moset Aparicio
Direccin editorial:
Don Jos Luis Muoz Ramrez
Edita:
Real Academia Conquense de Artes y Letras
San Lzaro, 2
16002 Cuenca
Diseo:
Miguel Lpez
Maquetacin e Impresin:
Grficas Cuenca, S.A.
Depsito Legal: CU-696-2006
SUMARIO
11
19
31
83
97
111
131
143
161
193
219
235
249
269
329
363
381
407
419
459
493
515
555
abida es la importancia y trascendencia del Tesoro como obra universal dentro del mbito de la Filologa, incluso del enciclopedismo,
siendo una de las publicaciones ms destacadas del Siglo de Oro
espaol. Es por lo que, dada su relevancia, en s misma tiene mritos
ms que suficientes para rendirle homenaje en el cuarto centenario de su
publicacin, ya que vio la luz en el ao 1611.
Pero cules son las razones de que dicho homenaje se realice en Cuenca y desde Cuenca, y lo lleve a cabo la RACAL?
Que sea la Real Academia Conquense de Artes y Letras quien canalice
el acto queda justificado por la finalidad de la misma: Difundir el conocimiento de los valores artsticos, histricos, literarios y musicales de Cuenca
y su provincia y su vinculacin a la cultura espaola.
Sealado lo anterior, los motivos concretos y particulares que justifican
el evento en esta ciudad serrana, son:
1.- La resonancia universal que adquiere el nombre de la ciudad de
Cuenca desde la misma aparicin de la obra, proporcionada por el texto
que sigue inmediatamente al ttulo y su autor, al sealar que Covarrubias
11
1 COTARELO Y
MORI, Emilio: El
licenciado Sebastin de
Horozco y sus obras.
Artculo publicado en:
BOLETN DE LA REAL
ACADEMIA DE LA
HISTORIA. Madrid, 1916.
(Cotarelo estudia en este
artculo, entre otras cosas, el
componente genealgico
de la familia Covarrubias).
Diego de Orozco
Juan de Orozco
Sebastin de OROZCO
SEBASTIN DE
COVARRUBIAS
OROZCO
Mara de Covarrubias
(Catalina Valero)
Antonia Lpez
Juan de OROZCO
Catalina
Magdalena
(Diego de Alarcn)
Fernando
ALONSO
Diego
Antonia
Francisco
12
(M Gutirrez)
Antonio
JUAN
CATALINA
13
2 Ver artculo de
PARADA, nota a pie de
pgina n 30, en esta misma
publicacin.
3 Georgina DOPICO
y Jacques LEZRA
(editores): Suplemento al
Tesoro de la Lengua Espaola
Castellana, de Sebastin
de Covarrubias. Ediciones
Polifemo. Madrid, 2001.
Pg. XIII.
6 La capilla de
Covarrubias, en Jess
Bermejo Dez: La catedral
de Cuenca. Caja de Ahorros
Provincial de Cuenca,
Cuenca, 1977. (pgs. 193198).
clusula 19 de su testamento, que dice as: Item nombro por primero Patrn de
la dicha mi capilla y sucesor en la forma que yo la tengo y se me dio por los seores
den y cauildo a el seor don Diego Fernando de Alarcn, del Consejo Supremo de
su Magestad, seor de las villas de Santa Mara del Campo,Valera de suso y Poueda
de la Obispala, y despus d al seor don Fernando Ruiz de Alarcn, cauallero del
uito de Santiago, hijo mayor del dicho seor don Diego y de la seora doa Catalina
de Coba Rubias Orozco, mi hermana y sus hijos legtimos sucesores en su casa y
mayorazgo y despus dellos suscedan en ello los que suscedieren y tuvieren su mayorazgo, porque mi voluntad es que sea tal Patrn dla dha. mi capilla el que tubiere y
poseyere el dho. mayorazgo, el qual pueda nombrar el sacristn que a de ser dla dha.
capilla despus de los das dlos dhos. Miguel de Pealver y Juan Siz Bermejo y en
caso que falte suscesor descendiente del dho. seor don Diego Femando de Alarcn en
su casa y mayorazgo quiero que suscedan en el dho. Patronazgo los seores den y
cauildo de la santa iglesia desta ciudad6.
Don Sebastin de Covarrubias y Orozco fue designado cannigo de la
Catedral conquense, figurando en los archivos catedralicios como fecha de
posesin el 27 de julio de 1579, si bien de manera real se efectu el 26 de
septiembre de 1579, en cuyo acto, segn Parada, entreg al cabildo un acetre,
un atril de plata y unos libros pontificales que su difunto to, el obispo de
Segovia y electo de Cuenca, haba mandado a la Catedral como presente.
Aqu vivir hasta su bito acaecido el 14 de julio de 1613. Fueron, por tanto,
treinta y cuatro los aos que permaneci en la capital conquense tras el
ceremonial solemne de juramento del cargo.
Ocup la canonja vacante producida por la muerte de don Alonso
Gonzlez de Caamares. En 1585 el cabildo lo nombr visitador de casas y
posesiones de la catedral; en 1587 patrono de las memorias del Den Barreda; en 1593 cannigo obrero y en 1595 ingres en el cabildo de curas de
Santa Catalina.
De todo ello existe abundante documentacin, que da fe de su presencia en estas tierras serranas a partir de 1579.
Como se dijo en otro lugar, nuestro protagonista se integra tan slidamente en la ciudad del Jcar que se siente de ella y as lo confiesa y declara,
en el n 22 de la Primera Centuria de sus Emblemas morales, en el que
habla de Cuenca y adems de describir su escudo, dice: Pareciome hazer
mencion de Cuenca en esta ocasin, por lo mucho que le devo, auiendo residido
en ella ms de treinta aos, y ser como patria ma.
En esta ciudad despleg una actividad insospechada, no slo en el
mbito intelectual, tambin en el sacerdotal y muy especialmente en las responsabilidades que asumi desde su condicin de cannigo.
Esto es as, dado que llega a Cuenca en plenitud intelectual y fsica,
y tan importante como eso es que aqu, una vez despreocupado de otros
intereses mundanos, alcanza un grado de estabilidad personal absoluta y sus
desvelos ahora van encaminados a ejercer el sacerdocio dndose a los dems
14
15
7 CALERO LPEZ DE
AYALA, Jos Luis: El habla
de Cuenca y su Serrana.
Diputacin Provincial.
Cuenca, 1981
8 Publicado en
ACADMICA. Boletn
de la Real Academia
Conquense de Artes y
letras, n 1. Cuenca, abril
junio, 2006. pgs. 61-105.
9 Publicada en
ACADMICA. Boletn de
la RACAL, n 3. Cuenca,
enero diciembre, 2008
y reproducida aqu por
razones obvias.
16
17
ENCICLOPEDIA Y DICCIONARIO
DE LENGUA:
EL ESTATUTO LEXICOGRFICO
DEL TESORO (1611)
Ignacio Ahumada
Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Madrid (Espaa)
0. INTRODUCCIN
espus que en la dcada de los setenta del pasado siglo se desarrollara la teora sobre los diccionarios (lo que no implica que
antes careciramos de ella), el estudio y la descripcin de las
obras lexicogrficas han cambiado radicalmente. Si lo pensamos con detenimiento, el nmero de voces especializadas empleadas hoy
cuando nos ocupamos de cualquier repertorio, apenas si tiene parangn con
el que se manejaba hace poco ms de medio siglo. Pinsese, por ejemplo, en
la Introduccin a la lexicografa moderna (1950) de Julio Casares. El camino de
perfeccin recorrido por nuestra disciplina en los ltimos cuarenta aos no
deja de sorprender ni a propios ni a extraos.
Con toda probabilidad tal vez haya que desembarazarse de buena parte
de ese andamiaje terico para hacer frente, dentro de la tipologa de los
diccionarios, al estatuto que le correspondera al Tesoro de la lengua castellana
o espaola (1611) de Sebastin de Covarrubias, y, en consecuencia, dirigir
nuestra mirada al momento en que se gesta este repertorio y a las obras
lexicogrficas (enciclopdicas y lingsticas) de cuyos precedentes se honra.
De las voces propiamente metalexicogrficas que empleo en el ttulo
(enciclopedia, diccionario de lengua y tesoro), tan solo diccionario de lengua (dic-
19
cionario monolinge general) fue puesto en circulacin cuando la metalexicografa caminaba hacia la consolidacin como subdisciplina lingstica.
Si atendemos a los criterios que se manejan hoy en la tipologa de los diccionarios, el Tesoro no podramos considerarlo como enciclopedia, aunque
se explaye en contenidos enciclopdicos; ni podramos considerarlo, stricto
sensu, un diccionario de lengua, aunque pretenda recoger en sus columnas
un diccionario monolinge general del castellano o espaol. Por tesoro, en
cambio, se entiende hoy en la teora diccionarstica, el repertorio formado a
partir de los materiales lxicos que nos proporcionan otros diccionarios, esto
es, un tesoro lexicogrfico es un diccionario de diccionarios.
1.
20
21
3 Luis Vives, en De
tradendis disciplinis
(1531), estimaba que
tanto el Lexicon (1492)
como el Vocabulario
(1495) nebrisenses eran
diccionarios solo para
iniciarse en el estudio de
la lengua latina (cf. Coln/
Soberanas, 1987: 27, n. 42).
22
23
4 Las definiciones,
notas etimolgicas y
enciclopdicas aadidas
por J. Nicot al diccionario
bilinge de R. Estienne,
y que da como resultado
el conocido Thresor de
la langue franoyse (1606),
permiten catalogarlo de la
familia de los semibilinges
(cf. Quemada, 1967: 52).
5 Figura bajo el ttulo
Oppidorum, ciuitatum,
montium, fontium,
fluuiorum, lacuum,
promontoriorum,
portuum, sinuuum,
insularum et locorum
memorabiliorum
nomina in ordinem
alphabeti (cf. Esparza/
Niederehe, 1999: 20).
3.1. De enciclopedia
24
25
Superado el
bachillerato en artes,
el alumno poda
acceder a los grados
que se impartan en las
facultades mayores o
profesionales: Derecho,
Medicina y Teologa.
9
10 La primera edicin se
hizo en Lyon en 1529 bajo
el ttulo Thesaurus Linguae
Sanctae.
26
27
11 Y sin referencia
alguna en el repertorio
de Covarrubias: BRAVO,
Bartolom (1601):
Thesavrus verborvm ac
phrasivm ad orationem ex
hispana latinam efficienda
et ornandam plurimis locis
[], Zaragoza, Miguel
Fortunio Snchez.
OUDIN, Csar (1607):
Tesoro de las dos lenguas
francesa y espaola, Paris,
Marc Ory.VITTORI,
Girolamo (1609): Tesoro
de las tres lengvas francesa,
italiana y espaola,
Ginebra, Philippe Albert
et Alexandre Pernet.
12 Previamente, en la
dedicatoria a Felipe III,
haba dicho: dndome
licencia le ponga
nombre de Tesoro, por
conformarme con las
dems naciones que
han hecho diccionarios
copiosos de sus lenguas
(Covarrubias, 1611: H r.).
28
IGNACIO AHUMADA LARA es Catedrtico de universidad en el rea de Lengua Espaola, Profesor de investigacin del Consejo Superior de Investigaciones Cientficas (Madrid)
y miembro correspondiente de la Real Academia Espaola. Fue profesor-colaborador de la
Ctedra Antonio de Nebrija de la Organizacin de Estados Iberoamericanos, etapa en la que
colabor con el Instituto Caro y Cuervo de Bogot (Colombia) en la continuacin del Diccionario de construccin y rgimen de la lengua castellana del fillogo colombiano Rufino
Jos Cuervo. A su vuelta a Espaa se incorpora a la Universidad de Granada como profesor
de Lengua Espaola y accedi al cuerpo de Catedrticos de Universidad en 2000. Desde el
ao 2004 es profesor de la Escuela de Lexicografa-Real Academia Espaola-Asociacin de
Academias de la Lengua Espaola. Desde 2009, profesor del mster de Alta Especializacin
en Filologa Hispnica, del Consejo Superior de Investigaciones. En los ltimos treinta aos
ha desarrollado tres lneas de investigacin: (a) Dialectologa del espaol (espaol hablado en
Andaluca), (b) Lexicografa del espaol, tanto en sus aspectos tericos como historiogrficos
y prcticos, y (c) Terminologa y Terminografa del espaol.
29
EL TESORO DE SEBASTIN DE
COVARRUBIAS,
PRIMER DICCIONARIO
MONOLINGE DEL ESPAOL
Manuel Alvar Ezquerra
Universidad Complutense de Madrid
31
1 Universal vocabulario
en latn y romance,
Sevilla, Paulus de Colonia
Alemanus cum uis ocijs,
1490.
2 Madrid, Luis Snchez,
1611; hay una reproduccin fotogrfica en Nueva
York, The Hispanic Society,
1927, y pueden verse
varios ejemplares a travs
de la red, el de la Biblioteca Nacional de Espaa,
Madrid, en la direccin
http://bibliotecadigitalhispanica.bne.es/view/action/
nmets. do?DOCCHOICE
=2553697.xml&dvs=1
297359149749~235&l
ocale=es_ES&search_
terms=&adjacency=
&VIEWER_URL=/
view/action/nmets.
do?&DELIVERY_RULE_
ID=4, el de la Universidad
de Sevilla en http://fondosdigitales.us.es/fondos/
libros/765/16/tesoro-dela-lengua-castellana-o-espanola/, el de la Biblioteca
Provincial de Burgos en
http://bibliotecadigital.jcyl.
es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=100
4949&forma=&forma=&p
osicion=5&accion_ir=Ir, el
de la biblioteca de la abada
de Montserrat en http://
books.google.es/books?id=
K10MJdL7pGIC&printsec
=frontcover&dq=tesoro+d
e+la+lengua+castellana+o
+espa%C3%B1ola&hl=es&
ei=oJZfTaa2MoS08QOIj9
hZ&sa=X&oi=book_result
&ct=result&resnum=1&ve
d=0CDQQ6AEwAA#v=o
nepage&q&f=false (consultas realizadas el 27 de mayo
de 2011). La publicacin
del Tesoro de Covarrubias
coincide en la fecha con
otro diccionario importante, el de Randle Cotgrave, A Dictionarie of the
French and English Tongves,
Londres, Adam Islip, 1611
(disponemos una reproduccin facsimilar reciente,
Hildesheim-Nueva York,
Georg Olms, 1970).
3 Sobre Covarrubias y
su obra, me remito a Julio
Calvo Prez, Sebastin
de Covarrubias o la fresca
instilacin de las palabras,
Cuenca, Diputacin de
Cuenca, 1991. Para la
biografa sigue siendo
imprencindible el trabajo
de ngel Gonzlez
Palencia, Datos biogrficos
del licenciado Sebastin de
Covarrubias y Horozco,
en su Miscelnea conquense
(primera serie), Cuenca,
Biblioteca Diocesana
Conquense, 1929, pgs.
31-131; edicin facsimilar,
Cuenca, Ayuntamiento
de Cuenca, 1990. Es la
segunda edicin, con
nuevas noticias, del trabajo
publicado en el Boletn de la
Real Academia Espaola, XII,
1925, pgs. 39-72 y 217245, de donde tomo los
datos biogrficos que cito.
32
33
4 Manuel Seco,
Covarrubias en la
Academia, Anales
Cervantinos, XXV-XXVI,
1987-1988, pgs. 387-398;
recogido en sus Estudios de
lexicografa espaola, 2 ed.
aumentada, Madrid, Gredos,
2003; la cita procede de la
primera pgina.
5 Julio Calvo Prez, op.
cit., pg. 130. En el artculo
Catalina cuenta que lo est
escribiendo el da de la
festividad de la santa (25 de
noviembre) de 1606.
6 Me remito a Julio
Calvo Prez, op. cit., pgs.
130-132.
7 Cfr. Juan Crespo Hidalgo, El arte diccionarista de
Sebastin de Covarrubias,
Estudios de Lingstica. Universidad de Alicante, 8, 1992,
pgs. 99-132, en especial la
pg. 101.
8 ngel Gonzlez
Palencia, op. cit., pg. 81.
Vase tambin lo que
expone Manuel Seco,
Autoridades literarias en
el Tesoro de Covarrubias,
en el Homenaje a Pedro
Sainz Rodrguez, II, Madrid,
Fundacin Universitaria
Espaola, 1986, pgs.
609-622; recogido en
sus Estudios de lexicografa
espaola, citado, pg. 205.
9 Julio Calvo Prez, op.
cit., pg. 130.
10 Vase la introduccin
de la edicin de Martn de
Riquer, pg. VIII.
11 Julio Calvo Prez, op.
34
35
de Lingstica e Filoloxa
Romnicas. Universidade
de Santiago de Compostela,
1989, II. Lexicoloxa e
Metalexicografa, La
Corua, Fundacin Pedro
Barri de la Maza, Conde
de Fenosa, 1992, pgs.
25-33, especialmente las
pgs. 25-27.
17 Vase Julio Calvo
Prez, op. cit., pgs. 103-111.
18 Cfr. Julio Calvo Prez,
op. cit., pg. 109 y sigtes.
19 Margherita Morreale,
Virgilio en el Tesoro de
Sebastin de Covarrubias,
citado, pg. 216 y sigtes.
20 Cuando Margherita
Morrelae, Virgilio en el
Tesoro de Sebastin
de Covarrubias. ndice
de los lemas y remites al
Calepino, citado, pg.
330, trata del paso de
informaciones de Calepino
a Covarrubias, escribe: Los
cambios introducidos en el
texto cast. respecto al latino
en aras de la comprensin
del contenido, de las
exigencias de la lengua y
del estilo, tienen, pues, un
inters indirecto tambin
para los antecedentes.
21 John M. Hill, Index
verborum Covarrubias
Orozco: Tesoro de la lengua
Castellana, o espaola.
Madrid, 1674-1673,
Bloomington, Indiana
University Studies, 1921.
22 Sebastin de
Covarrubias, Tesoro de
la Lengua Castellana o
Espaola, segn la impresin
de 1611, con las adiciones
de Benito Remigio
Noydens publicadas en la
de 1674. Edicin preparada
por Martn de Riquer,
Barcelona, Horta, 1943,
nuevamente publicada,
Barcelona, 1987.
23 En la pg. XV de las
palabras preliminares.
24 Cfr. Margherita
Morreale, Virgilio en el
Tesoro de Sebastin de
Covarrubias, citado, pg.
212.
25 Lidio Nieto y Manuel
Alvar Ezquerra, Nuevo
Tesoro Lexicogrfico del
Espaol (s. XIV-1726), 11
vols., Madrid, Arco/LibrosReal Academia Espaola,
2007.
26 De acuerdo con el
clculo de Julio Calvo
Prez, op. cit., pg. 106, son
1179 los nombres propios
contenidos en el Tesoro, lo
que representa el 10.67%
de las entradas. Solamente
por lo que se refiere a los
topnimos, son 98 los
nombres de ciudad que
aparecen, 91 los de villas,
4 aldeas, 41 pueblos, 94
lugares, 11 provincias, 5
partes, 10 islas y otros 24
topnimos ms (Yolanda
Gonzlez Aranda, El lxico
toponmico en el Tesoro de
Covarrubias, en Miguel
ngel Esparza Torres,
Benigno Fernndez Salgado
36
37
y Hans-Josef Niederehe
(eds.), SEHL 2001. Estudios
de Historiografa Lingstica.
Actas del III Congreso
Internacional de la Sociedad
Espaola de Historiografa
Lingstica.Vigo, 7-10 de
febrero de 2001, Hamburgo,
Helmut Buske, 2002, II,
pgs. 861-876, en especial
las pgs. 863-871), adems
de castillos, fortalezas y
diversas elevaciones del
terreno, y de 80 nombres
de ros (Gonzlez Aranda
en el artculo recin citado,
pgs. 872-873).
27 La diferencia en
las cantidades debe ser
atribuida a la distinta
manera de interpretar
el contenido lxico del
Tesoro. He de decir que
el NTLE da cuenta de
voces que no aparecen en
estos repertorios, y que si
en l la cantidad es algo
menor es, de nuevo, por
la distinta consideracin
de las palabras, el inters
lexicogrfico que presentan,
el tratamiento de los
nombres propios, y otras
cuestiones que no vienen al
caso aqu.
28 Resulta imposible
saber cul de las
numerossimas ediciones
de su famoso diccionario
pudo emplear Covarrubias;
la primera con el espaol
es Dictionarivm, hac postrema
omnivm editione non parua
vocum Latinarum, ingenti
38
39
Covarrubias, citado, a
partir de la pg. 271.
32 Margherita Morreale,
Virgilio en el Tesoro de
Sebastin de Covarrubias,
citado, pgs. 213 y sigtes.
33 Jos Ramn Carriazo
Ruiz y Mara Jess Mancho
Duque, Los comienzos de
la lexicografa monolinge,
en Antonia M. Medina
Guerra (coord.), Lexicografa
espaola, Barcelona, Ariel,
2003, pgs. 205-234, en
especial la pg. 227.
34 Cfr. Gloria Guerrero
Ramos, Nebrija,
autoridad en el Tesoro de
Covarrubias, Revista de
Filologa Espaola, LXX,
1990, pgs. 133-141, en
especial las pgs. 136-137.
35 Cfr. Brigitte Lpinette,
Contribution ltude
du Tesoro de la Lengua
Espaola o Castellana
(1611) de Sebastin de
Covarrubias, citado, pgs.
278-279.
36 Vase Margherita
Morrelae, Virgilio en el
Tesoro de Sebastin
de Covarrubias. ndice
de los lemas y remites al
Calepino, citado, pg. 328.
37 Brigitte Lpinette,
Contribution ltude
du Tesoro de la Lengua
Espaola o Castellana
(1611) de Sebastin de
Covarrubias, citado, pg.
280.
38 Manuel Seco,
Autoridades literarias en
el Tesoro de Covarrubias,
citado, pg. 118.
39 Vase Brigitte
Lpinette, Contribution
ltude du Tesoro de
la Lengua Espaola o
Castellana (1611) de
Sebastin de Covarrubias,
citado, pgs. 280-282.
40 En el artculo que
acabo de citar, pg. 282.
41 Brigitte Lpinette,
Contribution ltude
du Tesoro de la Lengua
Espaola o Castellana
(1611) de Sebastin de
Covarrubias, citado, pgs.
271-274.
42 Cfr. a este propsito,
Dominique Reyre,
Cuando Covarrubias
arrimaba el hebreo a su
castellano, Criticn, 69,
1997, pgs. 5-20, en especial
la pg. 9, donde el lector
encontrar informaciones
sobre el aprendizaje
del hebro por parte de
Covarrubias, y sobre las
fuentes que emple para
esta lengua.
43 Vase lo expuesto
por Jos Mara Frneas
Besteiro, Los hebrasmos
del Tesoro de Covarrubias,
Miscelnea de estudios rabes
y hebraicos, XXXVII-XXXVIII,
1988-89, Universidad de
Granada, 1991, pgs. 223247, en especial la pg. 227.
44 En Brigitte Lpinette,
Contribution ltude du
Tesoro de la Lengua Espaola
o Castellana (1611) de
son ms de 1700 artculos en los que aparecen voces en griego, como puede
comprobarse en algunos de los artculos que pongo como ejemplo en estas
pginas. Sin embargo, cuando aduce autoridades griegas son citadas en latn
(lo que viene a apoyar la preferencia del cannigo por esta lengua, mejor
entendida por sus lectores).
Para el griego parece basarse en el repertorio de Arias Montano50
(1527-1598) por ejemplo, en los artculos cantarero o tavaque y en el de
Iohannes Scapula51 (ca. 1540-ca. 1600) s. v. cahz, esparto, francoln, grumo,
nclito, iza, saeta, etc., aunque no en exclusividad.
Manuel Seco, al tratar de las autoridades del Tesoro, hace constar que
algunos de los escritores griegos aparecen para relatar fbulas mitolgicas o
morales52. Los autores que cita son Aristfanes (444 a. C.-385 a. C.) por
ejemplo, s. v. elefante o hierro, Arquloco (680 a. C.-645 a. C.) s. v. erizo,
Esopo (ca. 600 a. C.) s. v. aplogo, Esquilo (525 a. C.-456 a. C.) s. v. calva o
Gorgones, Homero (s. VIII a. C.) s. v. almez, baticulo, huerco o pastor, Luciano
(125-181) s. v. cedazo, Pausanias (s. II) s. v. asno, bisonte o seda, Pndaro (ca.
518 a. C.-438 a. C.) s. v. aguanieve o lira, Tecrito (310 a. C.-260 a. C.) s.
v. Amarilis o cedazo, entre otros.
Por lo que se refiere al hebreo, tiene una presencia importante en el
Tesoro (segn los datos del NTLE aparecen expresiones en esta lengua en
414 artculos), unas veces por el convencimiento que tena nuestro lexicgrafo del origen hebreo de las palabras, otras por comparacin con el
valor de determinadas voces latinas o griegas, otras por simple discusin o
comentario de lo que han escrito otros. No quiero dejar sin recordar que
Covarrubias lo debi aprender en Salamanca durante su poca de estudiante53, aunque no era un hebrasta en sentido estricto, lo cual explica que en
el Suplemento, del cual hablar ms adelante, dejase huecos para las formas
hebreas, aunque s pona su traduccin latina. A este propsito, son ilustrativas las palabras que escribe Dominique Reyre:
[] Con Pagnino, en efecto, aparece el entronque con la
lnea de los hebrastas judos de la Edad Media, lo que sita a
Covarrubias en una perspectiva distinta de la de los primeros
humanistas, y entre ellos, la de Nebrija, quien, a principios del
s. XVI, se haba inspirado, para redactar un tratado sobre las letras
hebreas, de San Jernimo, es decir de un hebrasta cristiano. En
cambio, en el caso de Covarrubias, el nexo de enlace con la tradicin filolgica de los judos hispanos, la del gran Rabino David
Kimhi [], se dio por la traduccin al latn de su obra por Alfonso
de Zamora (quien la insert en la Polglota de Alcal), texto que
fue retocado por Santo Pagnino y revisado por Arias Montano
[]. A este Thesauro Hebraico recurri con frecuencia el lexicgrafo buscando en l timos que no siempre encontr como esperaba
[]. De este Thesauro Hebraico, instrumento bsico de los biblistas,
40
41
Sebastin de Covarrubias,
citado, pgs. 283-284.
45 Vase a este propsito
Juan Crespo Hidalgo, Las
autoridades del Suplemento
al Tesoro de la Lengua
Espaola Castellana de
Sebastin de Covarrubias,
en Manuel Alvar Ezquerra
(coord.), Estudios de Historia
de la Lexicografa del Espaol,
Mlaga, Universidad de
Mlaga, 1996, pgs. 61-98.
46 Las cifras se refieren
siempre a esta obra, en la
que, repito una vez ms, no
se incluyeron los nombres
propios.
47 Cfr. Manuel Seco,
Autoridades literarias en
el Tesoro de Covarrubias,
citado, pg, 206. Para otras
cuestiones relacionadas con
la Biblia y la exgesis de los
textos sagrados en el Tesoro,
vase Dominique Reyre,
La Biblia en el Tesoro de
Covarrubias. Cuestiones
filolgicas y exegticas,
nsula, 709-710, enerofebrero 2006, pgs. 22-25.
48 Para S. Isidoro, Andrea
Bresadola, La lingua
e la cultura italiana nel
Tesoro di Sebastin de
Covarrubias, Il Confronto
Letterario. Quaderbi di
Letterature Straniere Moderne
e Comparate dellUniversit
di Pavia, 59, 2009-II, pgs.
285-341, en especial la pg.
286, calcula en unas 80 las
citas.
49 Para lo anterior,
42
43
du Tesoro de la Lengua
Espaola o Castellana
(1611) de Sebastin de
Covarrubias, citado, pgs.
286-287.
56 Tambin fue citado
en el artculo blasmo del
Suplemento.
57 Cfr. Manuel Seco,
Autoridades literarias en
el Tesoro de Covarrubias,
citado, pg. 210, y ms
especialmente Jorge
Canals Pias, Petrarca en
el Tesoro de Sebastin de
Covarrubias, Nueva Revista
de Filologa Hispnica, XLII,
1994, pgs. 573-595, y de
l mismo Petrarca en el
Tesoro de Sebastin de
Covarrubias, Thesaurus,
XLIX, 1994, pgs. 398-408.
58 Manuel Seco,
Autoridades literarias en
el Tesoro de Covarrubias,
citado, pg. 212.
59 Dictionariolum Latino
Graeco Gallicum [] avec
les mots franais selon
lordre des lettres, Pars,
Nicolas Chesneau, 1573.
60 Cfr. Juan M. Lope
Blanch, Sebastin de
Covarrubias y el elemento
germnico del espaol,
citado.
61 Vase Brigitte
Lpinette, Contribution
ltude du Tesoro de
la Lengua Espaola o
Castellana (1611) de
Sebastin de Covarrubias,
citado, pgs. 286-287; sobre
el contenido lxico espaol
44
45
72 Manuel Seco
Autoridades literarias en
el Tesoro de Covarrubias,
citado, pg. 206.
73 Vase la pg. X de la
nota prliminar de la edicin
de Martn de Riquer, as
como Mitchell D. Triwedi,
Las citas romancsticas de
Sebastin de Covarrubias,
Thesaurus, XXXIX, 1984,
pgs. 321-329.
74 Karl Ludwig Selig,
Notes on Spanish
Renaissance Lexicography,
Convivium (Turn), XXV,
1957, pgs. 742-744.
75 Madrid, Luis Snchez,
1610. Disponemos de una
edicin facsimilar con
introduccin de Carmen
Bravo Villasante, Madrid,
Fundacin Universitaria
Espaola, 1978.
76 Juan de Horozco y
Covarrubias, Emblemas
morales, Segovia, Juan de la
Cuesta, 1589.
77 Emblematum liber
[], Augsburgo, Heinrich
Steiner, 1531. Para la
presencia de Alciato en
el Tesoro, as como para el
valor de los emblemas, y
otras cuestiones, debe verse
el trabajo de Margherita
Morreale, Los Emblemata
de Alciato en el Tesoro de
la Lengua Castellana de
Sebastin de Covarrubias,
Nueva Revista de Filologa
Hispnica, XL, 1992, pgs.
343-381.
78 Delle imprese [],
modelo de Calepino, la afeccin que senta por la lengua latina, y la confusin entre significado y referente85. Lo resume as:
En conclusin, la presencia de autoridades en el Tesoro de
Covarrubias est naturalmente determinada por los planteamientos tericos que inspiran la obra. Para Covarrubias, el propsito
fundamental es componer un diccionario etimolgico, entendiendo por tal el que tiene por objeto declarar el verdadero sentido
de las palabras, a partir de de la creencia de que en estas, en principio, se encuentra algo de la esencia de la cosa nombrada. Esta
concepcin le lleva a enfocar como partes de una misma unidad
la palabra y la cosa. Y la consecuencia lexicogrfica de ello es la
indistincin entre la exposicin sobre el contenido de la palabra y
la exposicin sobre la realidad por ella representada.86
La tarea principal de nuestro clrigo consisti, insisto en ello, en averiguar el origen de cuantas voces pudo, y en definirlas, fuesen nombres comunes o nombres propios (por eso su presencia en el Tesoro). El origen de las
voces, en su concepcin, est vinculado a lo nombrado por ellas, de ah las
numerossimas explicaciones de carcter enciclopdico, acrecentadas en su
nmero en el Suplemento.
Hasta hace bien poco, el interior del Tesoro no haba sido estudiado
en profundidad, como si su contenido fuese bien conocido, o careciese de
inters. Por fortuna, durante los ltimos aos ha habido varios investigadores
que se han empeado en drnoslo a conocer, desbrozando un terreno que
no era nada fcil.
Dolores Azorn Fernndez87 distingue tres tipos de artculos:
1 El lema es un nombre propio. La extensin de su contenido vara en funcin de los conocimientos del autor.
2 El lema es una voz comn. Su artculo siempre contiene
informacin lingstica.
3 El lema es una voz comn, y entre las informaciones del
artculo las hay de tipo lingstico y enciclopdico.
Manuel Seco estableci hace unos aos los modelos bsicos que sigue
Covarrubias en los artculos dedicados al lxico comn, que pueden ser de
informacin lingstica y de informacin enciclopdica. En los primeros no
hay indicaciones gramaticales, pero se puede encontrar:
a) definicin de la palabra-gua en sus varias acepciones;
b) autoridad literaria;
c) equivalencia latina;
46
47
Espaola-Centro para
la Edicin de Clsicos
Espaoles, 2006.
85 Manuel Seco,
Autoridades literarias en
el Tesoro de Covarrubias,
citado, pg. 210.
86 Manuel Seco,
Autoridades literarias en
el Tesoro de Covarrubias,
citado, pg. 220.
87 Dolores Azorn, La
labor lexicogrfica de
Sebastin de Covarrubias,
citado, pgs. 87-88, y, de
nuevo, en su libro Los
diccionarios del espaol
en su perspectiva histrica,
Universidad de Alicante,
Alicante, 2000, pg. 125.
88 Manuel Seco,
Un lexicgrafo de la
generacin de Cervantes
(notas sobre el Tesoro
de Covarrubias), en
Instituto de Bachillerato
Cervantes, miscelnea en su
cincuentenario 1931-1981,
Madrid, Ministerio de
Educacin y Ciencia, 1982,
pgs. 229-243; recogido en
sus Estudios de lexicografa
espaola, citado, pgs. 185201, en especial la pg. 193.
89 Manuel Seco,
Un lexicgrafo de la
generacin de Cervantes
[...], citado, pg. 194.
90 Manuel Seco, ibdem.
Dolores Azorn, Los
diccionarios del espaol en su
perspectiva histrica, citado,
pgs. 125-126, ha retomado
las clasificaciones, y Jos
48
49
50
51
Los detractores de Covarrubias se han fijado, precisamente, en las etimologas para atacarlo, ignorando, a veces, que junto a afirmaciones disparatadas hay tambin aciertos de mrito108. Recurdese lo que deca Gregorio
Mayans en sus Orgenes de la lengua espaola:
[] causa vergenza, que los estrangeros ya entonces tratassen de hacernos ver las riquezas de nuestra lengua, que an estn
escondidas. Porque al Thesoro que descubri el licenciado don
Sebastin de Covarrubias Orozco, Maestrescuela, y Cannigo de
la Santa Iglesia de Cuenca, en alguna manera le conviene el adagio latino, Thesauri Carbones. Por esso don Francisco de Quevedo
Villegas, que saba muy bien la gran extensin de nuestra lengua,
dijo en su Cuento de cuentos. Tambin se ha hecho Tesoro de la Lengua
Espaola, donde el papel es ms que la razn, obra grande, y de erudicin
desaliada. Aunque no puede negarse, que Covarrubias, siendo un
hombre solo, hizo mucho.109
En el siglo XIX, el disparatado Roque Barcia, tras comentar esas palabras de Quevedo, escribi: La erudicin de Covarrubias era una erudicin
nebulosa; y tuvo que serlo, porque vena de las nieblas del bajo latn. No es
el pecado de Covarrubias; no es tampoco el pecado de su siglo: no vistamos
sayal a quien no es penitente, que harto pecadores tenemos, como los tienen
todos los pueblos de la tierra110.
No merece la pena insistir ms sobre este punto, de todos sabido, y
donde las opiniones son unnimes: el mrito principal del Tesoro no radica
en las explicaciones etimolgicas, pese a haber sido de inters fundamental
para su autor, sino en la cantidad de informaciones que proporciona sobre
su tiempo111. Pero no se debe olvidar, tampoco, que Covarrubias actu de un
modo riguroso, pensando y documentando cada etimologa, utilizando los
libros en los que estn algunos de los errores atribuidos a l y el mtodo
corrientes en sus das, y comentando a veces las opiniones ajenas112. Es ms,
cuando no consigue averiguar la etimologa de la palabra, o no est convencido de ella, lo dice claramente, pues no se puede dar la de todas las palabras
de una lengua, como escribe en el artculo etymologa; la confesin de sus
lmites se lee, entre otros lugares, en:
atauxa, labor Mori ca embutida de oro o plata, vno en otro, o
en hierro, o otro metal. El nombre es Arbigo, no u etymologa
[].
berva, gnero de pao, y vale lo me mo que de u monte; es
nombre Francs de brebis, mudadas las letras e y v por brebis berbis.
No afirmo e ta etymologa, porque no me quadra mucho.
bollo maimn, []. Ha ta agora no he alcanado u etimologa.
52
53
de la lengua castellana, o
espaola de Sebastin de
Covarrubias (1611) [...],
citado, pg. 27.
113 En el segundo de los
artculos corte podemos leer
que llamamos Corte anos
a los que tienen bueno y
hidalgo trmino, y honrado
trato.
114 Recordar que
Covarrubias termina el
artculo brbaro diciendo
finalmente a todos los
que hablan con to quedad
y gro era, llamamos
brbaros; y a los que on
inorantes in letras, a los
de malas co tumbres, y
mal morigerados, a los
e quiuos que no admiten
la comunicacin de los
dems hombres de razn,
que viuen in ella, lleuados
de us apetitos, y finalmente
los que on de apiadados
y crueles.Y barbarismo es
el v o de alguna diccin,
o e crita o pronunciada,
contra las reglas y leyes del
bueno y ca to lenguage,
comnmente recibido; y
en e ta acepcin llamamos
brbaros a los que e criuen,
o hablan la lengua Latina
gro eramente, careciendo
de las buenas letras.
115 Por lo general,
Covarrubias utiliza vulgar
como lo contrario a culto,
aunque no necesariamente
con valor peyorativo, y con
frecuencia para referirse a la
lengua hablada.
ende, [] es trmino Ca tellano antiguo y gro ero, como yrguete de ende, leuntate de a [].
gomitar y gmito, palabras gro eras, y brbaras, de bomitar, y
bmito.
iervo, es vna mata muy conocida, pequea, y util y de hojas
angostas; tiene la imiente menuda en vnas vainezillas; y a e ta
legumbre llaman los labradores yeruos [...].
lagunajos, vocablo brbaro quando en vn campo ay muchos
hoyos con agua, que no llegan a er lagunas.
mascar, trmino vulgar, vale comer, dando dentelladas, y
de menuzando entre los dientes la vianda con alguna fuera [].
mouer, []. Mouer la muger preada es echar la criatura del
vientre antes de azn, y e to e llama muuedo, aunque vocablo
gro ero.
nouillo, []. Ir e a nouillos, es vn trmino aldeano, quando
algn moo ha alido del lugar con nimo de ver el mundo, y e
buelue dentro de poco tiempo, como haze el que va a comprar
nouillos a la feria.
oxte, vna palabra brbara [].
quillotro, palabra r tica, vale aquel otro.
resquebrajo, vocablo brbaro y aldeano, vale endedura en la
pared, y por chocarrera el requiebro to co y auillanado.
taaa, los labradores llaman a la tara ca que uelen acar las
fie tas del Corpus en los lugares [].
tocho, e t corrompido de to co, que vale gro ero, o de choto,
tra pue tas las labas, que vale tanto como mamn. Tochedad,
gro era.
No siempre la actitud de nuestro cannigo es contraria a esas voces,
como vemos, por ejemplo, y tal vez por razones ideolgicas, en:
marrar, es faltar, vocablo antiguo Ca tellano; del qual por ventura ( in embargo de lo dicho) vino el nombre de marrano del
Iudo que no e conuirti llana y simplemente. El vocablo marrar es
brbaro y no v ado entre gente Corte ana, pero muy propio [].
Junto a ese grupo de voces hay que dar cuenta de las que califica como
rufianescas o de germana, aunque son escasas116; por ejemplo:
cantar, del verbo latino cano, nis []. Los de la Germana llaman cantar en el potro, quando vno pue to en el tormento confie a
el delito [].
carrillo, []. Carrillada vale bofetn, porque e da en el carrillo. Es trmino rufiane co [].
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daba su uso castellano, si bien para Rolf Eberenz puede ser la referencia a la
lengua comn122; como ejemplo:
algorfa, vale obrado, no es vsado en Castilla [].
poca, e te vocablo no se v a en Ca tilla, pero es muy comn
en la Corona de Aragn [].
girar, es reboluer, no es trmino v ado en Ca tilla, v a e en la
lengua Catalana [].
sorce, Lat. orex, ratn pequeo, no es muy v ado en Ca tilla,
pnelo Antonio Nebr. en u dicionario.
Probablemente las referencias a Castilla sean resultado de sus obervaciones y aprendizaje durante la estancias en Valladolid y en Salamanca, en
cuya universidad estudi entre 1565 y 1577, llegando a ser cannigo racionero de la catedral gracias a su to abuelo Juan. Esa estancia se deja notar en
la cantidad de artculos en que menciona la ciudad o su entorno (34 en los
materiales del NTLE, sin nombres propios), o lo que suceda all, como, por
ejemplo:
antruejo, e te vocablo e v a en Salamanca, y vale lo me mo
que carne tolendas; y en las aldeas le llaman Antruydo [].
bragadura, [...]. En Salamanca, en tiempos de nue tros padres
v auan los e tudiantes pobres e tas mantas, y llamuanlas bernias
porque e traan de la Isla de Ibernia [...].
derecho, []. Derechuras, en tierra de Salamanca, y Ca tilla la
Vieja, lo que e da a la criada al cabo del ao, quando cumple, de
calado, toca, y mantillo [].
matraca, []. En Salamanca llaman dar matraca, burlar e de
palabra con los e tudiantes nueuos, o nouatos [].
taberna, []. Alo e con el nombre la taberna donde se vende
el vino; y en Salamanca, el lugar donde los fora teros le venden e
llama por e ta razn tablado, qua i tabulato [].
vilortas, [...]. En tierra de Salamanca v an vn juego aldeano,
ca i emejante al de la chueca, el qual llaman vilorta [].
Los artculos en que aparecen referencias a la Cuenca en que redact el Tesoro, y a su lxico, sorprendentemente, son menos abundantes; por
ejemplo:
alhol, []. En Cuenca alhol es la ca a de la ciudad donde
tienen recogido el pan para proueerla con dar el trigo a deshazer,
o ma ar a panaderas.
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Juegos y deportes:
chocln, de te trmino v an los jugadores de argolla quando la
bola de golpe e entra por las barras, y choclar, el embocar e en e ta
forma [].
falso, []. Embidar de fal o, treta de jugadores para di simular
los pocos puntos que tienen, y amedrentar el contrario para que le
dexe el re to, echndo e en la baraja [].
honesto, []. Per ona hone ta en los tribunales de la anta
Inqui icin, e llaman ciertos mini tros ealados [].
iaque, trmino de los que juegan al agedrez, quando e aui a
al contrario que mude el Rey de u ca a, o le cubra con otra piea
[].
rebote, trmino de jugadores de pelota, bote, y rebote.
pandilla de jugadores de naipes co arios y tahres, que juntan
las cartas quando quieren, tomando para el flux corrido, o la
primera [].
pinta, []. Pinta cerca delos jugadores de naipes es la raya del
naipe, y a s dezimos conocer por la pinta [].
Marinera:
barlauento, trmino nutico, y barlauentar la naue es dexarla ir
a donde el viento la quiere bornear, y lleuar.
calma, el tiempo que no corre ningn aire, y es trmino nutico [].
espalmar, trmino nutico; vale embrear y en ebar, y calafetear
los nauos [].
esquadra, []. E quadra de galeras, trmino v ado in re nautica.
iolito, vale tanto como repo o, quietud, e tar in hazer mouimiento; es propio trmino de marineros, quando las galeras e tn
en puerto que no han de alir dl por algn tiempo [].
Medicina y Farmacia:
aforismo, es nombre Griego, pero v ado en nue tra lengua
Ca tellana de los Mdicos [].
infusin, trmino de boticarios, de que v an en el purificar los
xaraues, como xaraue de nueue infu iones.
legrar el ca co, es trmino de Ciruga, vale tanto como
de cubrirle y raerlo, para ver i e t rompido o ca cado [].
miseraicas venas, trmino delos Mdicos y anotmicos, venas
que van del ventrculo al hgado [...].
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nacin del uso correcto132, con lo que en algunos lugares el Tesoro toma un
carcter prescriptivo, o, al menos, correctivo, sealando errores y defectos,
para lo que la etimologa propuesta se erige en la norma; ello puede epreciarse en artculos como:
abispa, []; y egn la etimologa Latina hemos de e criuir
e te nombre con u, aui pa [...].
albaar, el conducto por donde e vierten las lauazas y agua
uzia de la ca a, y la llouediza []. Ay pareceres que e te nombre,
aunque empiea en al, no es Arbigo, ino que e ha de e criuir con
u, aluaar [].
baluarte, [], teniendo con ideracin al origen de te vocablo,
auamos de e criuirle con v, valuarte, pero como ean tan hermanas
la b y la v e comutan vna por otra.
carambola, []. Ha e de dezir tarambola, y e t tomada la
imilitud de vna aue dicha tarambola [].
cimborio, []; auamos de dezir ciborio, y aadimos la m y diximos cimborio [...].
deslizar, ir e los pies por lugar lbrico y deleznable, qua i
deleznizar, o e aua de dezir desli ar, por que los pies e escurren
fcilmente por lo li o, y e to es lo ms cierto [].
esquinancia, o e quinencia, enfermedad que da en la garganta,
es nombre griego
, cynanche, y auamos de dezir quinancia
o quinencia, aadmo le la s y dezimos e quinencia [].
feudo, [].Veri mil es, auer e dicho feudo de fee, y de dar, porque e da en fee y confiana de que han de tenerla con quien les
haze la gracia, vel a fdere, aunque e e criue in diphtongo feudum
[...].
i, la letra i vocal tercera en orden de las dems vocales, uele
hazer oficio de con onante, quando se pone antes de otra vocal,
como Iuan, Iarro, &c., y a ta llaman y larga y haze ja, jo, ju, porque
iguindo e la e y la i, e e criuen con g y uena ge, gi, excepto ye ca,
yerua, y otros muchos vocablos, que suenan en Ca tellano, como
en Latn iam, ientaculum, Iunius, y uele e e criuir para diferenciarla
con la y Griega, diziendo, yo, ya, ye ca, yerua, que es onido ms
blando que la j, jota, como jamn [].
mimbre, []. Auamos de dezir vimbre y corrompimos el
vocablo, diziendo mimbre.
obsequias, [], del nombre Latino exequi, que en rigor auamos de dezir exequias [].
No deja de ser curioso que Covarrubias dicte la norma en estos casos,
cuando precisamente su Tesoro es una inmejorable muestra de anarqua ortogrfica, llevada hasta su propio apellido.
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ayudar, del verbo lat. adiuuo, as, opem fero, ubleuo uffragor.
Fauorecer y cooperar con otro que e vee en nece sidad de quien
le haga compaa y fauor. Prouerbio: Aydame, aqu e torua,
quando en lugar de ayudar embaraan, como lo hazen muchos
entremetidos, que se meten donde no les llaman.
cabestrillo, llaman cierta vanda que cuelga del cuello al pecho,
de que v an los que tienen en el brao o mano alguna indi po icin
para ponerla all, por no traerla colgando, conforme al refrn: La
pierna en el lecho, el brao en el pecho. Las damas traen cabe trillos
de eda, oro y aljfar por gala, y los galanes por bizarra.
desalabar, poner tacha en alguna co a. Prouerbio: El que
de alaba la yegua, e la lleua, para di simular el comprador la gana
que tiene de la co a que le ha agradado procura ponerle algunas
tachas.
fosa, vale hoya o lugar cauado. Dxo e del verbo lat. fodio, dis,
fodi, fo um, inde fo a. Toma e ordinariamente por la epultura que
e abre en la tierra haziendo hoyo y cauando en ella. Y de all se
dixo fo al el cementerio o lugar donde entierran los cuerpos. Fo a
puede inificar qualquiera hoya o lugar cauado. Prouerbio:Tener el
pie en la hue a, o en la fo a, er muy viejo. Lat. enex capularis, qua i
mox capulo efferendus, id e t, fretro.
lodo, latine lutum, cnum. Prouerbio: De aquellos poluos vienen e tos lodos, atendiendo al principio y oca in de algn mal
uce o. Ponerlo de lodo, e tragar o errar el negocio.
manga, la parte de la ve tidura que cubre los braos. Dxo e
del nombre latino manica, porque cubre ha ta las manos. Hazer vn
negocio de manga, o Ir de manga, es hazerle con oborno. Buenas
on mangas de pus de Pa cua, e dize quando lo que de eamos
e viene a cumplir algo de pus de lo que no otros queramos.
Aunque me cortaron las faldas, largas me quedaron las mangas,
cuentan auerlo dicho vn seor que le auan quitado vn pedao de
su hazienda, iendo ella toda mucha.
mvdar, del verbo latino mutare. Mudar parecer. Mudar color o
demudar e. Mudar hito. Mudar e, pa ar e de vna ca a a otra. Quien
e muda, Dios le ayuda.
nvera, la muger del hijo re peto delos uegros. Lat. nurus.
Prouerbio: A ti lo digo mi hijuela, entiende lo t mi nuera.
sastre, el oficial de cortar ropas y ve tidos. Del verbo latino
arcior, iris. Sartor, arcinator. Prouerbio: El a tre del campillo, o del
cantillo, que pona de u casa el hilo; y en otra forma: El alfaiate de
la Adrada pone el hilo de u ca a.
70
71
(1611) de Sebastin de
Covarrubias, citado, pgs.
268-269.
157 Cfr. Juan M. Lope
Blanch, Otro aspecto de
la relacin entre Mnage y
Covarrubias, en Actas del V
Congreso Internacional de
la Asociacin de Lingstica
y Filologa de la Amrica
Latina (ALFAL). Caracas
(Venezuela), enero de
1978, Caracas, Universidad
Central de Venezuela
(Instituto Andrs Bello),
1986, pgs. 393-400;
recogido en sus Estudios
de historia lingstica
hispnica, citado, pgs.
193-200.
158 Para la presencia del
Tesoro en el Diccionario de
Autoridades, vase Dolores
Azorn Fernndez, El
legado de Covarrubias,
nsula, 709-7100, enerofebrero 2006, pgs. 4-7,
pgs. 6-7.
159 Vase Dolores
Azorn Fernndez, Datos
para la historia de la
lexicografa espaola.
A propsito de las
ampliaciones y desarrollos
del Tesoro de Covarrubias,
Analecta Malacitana, XI,
1988, pgs. 117-124,
en especial la pg. 117;
y Brigitte Lpinette,
Contribution ltude du
Tesoro de la Lengua Espaola
o Castellana (1611) de
Sebastin de Covarrubias,
citado, pg. 259.
durar, del verbo Latino durare durum facere, firmare, olidare: pero
en Ca tellano dize duracin de tiempo, como dur la batalla, de de
la maana ha ta la noche [].
esmaltar, labrarla con e malte de diuer as colores, y a s dezimos es ar el prado e maltado de flores.
facultad, []. Algunas vezes inifica ciencia, o arte, como la
facultad de Leyes, &c. [].
gamo, vna e pecie de cieruo, es liger simo, y a s dezimos de
alguno, que corre como vn gamo [].
llevar, []. Algunas vezes inifica produzir, como e ta tierra
lleua trigo. Otras vezes vale ufrir, como, no lo lleua mi e tmago
[].
mil, e toma muchas vezes por nmero infinito, como,Vuame
V. m. mil aos, que es muchos aos.
rollo, qualquier co a redonda, y larga a modo de coluna, y a s
dezimos vn rollo de manteca, y pe cada en rollo, que es la Merlua,
de que e haze el pe cado cecial.
siglo, [...] llamamos comnmente el re peto de la vida religio a,
iglo a la vida ecular, y mundana; y a s dezimos fulano es hijo de te
iglo [].
tras, []. Algunas vezes inifica en eguimiento, como el
Alguazil va tras el ladrn [].
Por la cantidad de informaciones y de citas que contiene el Tesoro
hemos de afirmar que la labor de Covarrubias fue inmensa, proporcionando valiossimos datos. Su erudicin no era tan grande como puede parecer
al contemplar el contenido de la obra, admirable de cualquier modo. No
se aproximaba a los saberes humansticos de su poca, pero supo manejar
y sacar un excelente partido de cuantas fuentes utiliz. Entre sus mritos
cabe el de haber puesto en manos de los lectores espaoles de la poca no
excesivamente cultos un gran caudal de informaciones, y de haberlo hecho
con una amenidad no demasiado frecuente en los repertorios lexicogrficos,
como puede verse al leer el contenido de no pocos artculos; pondr una
sola muestra tomada al azar:
halciones, on ciertas auezicas marinas, que en lo ms rezio del
Inuierno hazen u nido dentro del mar y ponen all us hueuos,
y acan us hijuelos en aquellos das, que ay gran bonana y tranquilidad; entiendo er lo que comnmente llaman los marineros
Bri as de Enero.
Fingen los Poetas auer ido Halcione, hija de AEolo, dios de
los vientos, y muger de Ceix; y por auer e anegado u marido,
viendo u cuerpo difunto e arroj en la mar. Y la dio a Thetis,
72
73
74
75
76
41 artculos
48 artculos
104 artculos
6 artculos
9 artculos
2 artculos
77
Suplemento al Tesoro de la
lengua espaola castellana,
Boletn de la Real Academia
Espaola, LXXII, 1992, pgs.
429-444, en especial la
pg. 431. En este trabajo el
autor clasifica este tipo de
artculos y aporta ejemplos
de ellos.
192 Cfr. Juan Crespo
Hidalgo, Las autoridades
del Suplemento [...], citado,
pgs. 103 y siguientes, y los
ejemplos de la nota n 7.
193 Juan Crespo Hidalgo,
bdem, pgs. 71-95.
194 Juan Crespo Hidalgo,
en el mismo trabajo, pgs.
68-70.
195 Juan Crespo Hidalgo,
ibdem, pg. 98.
196 Juan Crespo Hidalgo,
ibdem, pg. 71.
197 Juan Crespo Hidalgo,
en el mismo trabajo, pg.
94.
198 Juan Crespo Hidalgo,
Estudio del Suplemento
al Tesoro de la Lengua
Espaola Castellana de
Sebastin de Covarrubias.
Edicin, citado, pgs. 851904.
199 Juan Crespo Hidalgo,
ibdem, pgs. 1255-1258.
200 Juan Crespo Hidalgo,
en el mismo lugar, pgs.
1259-1264.
201 Estoy refirindome
a la edicin citada varias
veces de Ignacio Arellano y
Rafael Zafra.
202 Juan Crespo Hidalgo,
Estudio del Suplemento
78
79
al Tesoro de la Lengua
Espaola Castellana de
Sebastin de Covarrubias.
Edicin, citado, pgs.
1268-1269, enumera 42
formas nicas entre la a y
la e, tomando como punto
de comparacin el Tesoro
lexicogrfico de Gili Gaya, t.
I, Madrid, CSIC, 1960. Esa
cantidad se aminora algo a
partir de las informaciones
del NTLE.
203 Juan Crespo Hidalgo,
ibdem, pgs. 1270-1271,
ofrece una lista de 26
formas nicas entre la a y
la e, siguiendo los mismos
criterios que para las formas
nicas.
204 Juan Crespo Hidalgo,
en el mismo estudio, pg.
1289, afirma que procede
del Suplemento no ms
de medio centenar de
artculos, la mayor parte de
trminos que Covarrubias
consideraba anticuados.
205 Es la publicada en
Madrid, por Melchor
Snchez, t. I, 1674, y t. II,
1673. Hay ejemplares en
los que la portada presenta
algunas alteraciones en la
distribucin tipogrfica,
y que en el pie en lugar
de rezar CON PRIVILEGIO
En Madrid, por Melchor
Snchez. A co ta de Gabriel
de Len, Mercader de
Libros, vnde e enfrente
de la calle de la Paz. Ao
1674 dice CON PRIVILEGIO
En Madrid, por Melchor
Snchez. A co ta de Gabriel
de Len, Mercader de
Libros, vnde e en u ca a
en la Puerta del Sol, sin
fecha; el contenido de la
obra es el mismo en ambos
casos. Sobre esta segunda
edicin se han basado las
ediciones modernas de la
obra, como la de Martn
de Riquer, Barcelona,
Horta, 1943, reproducida
en Madrid, Turner, 1979
(resea de Kurt Baldinger,
Sebastin de Covarrubias,
Tesoro de la lengua castellana
o espaola, Madrid, Turner,
1979, Zeitschrift fr
Romanische Philologie, 99,
1983, pgs. 244-246), y la
preparada por Felipe C.
R. Maldonado y revisada
por Manuel Camarero,
Madrid, Castalia, 1994,
modernizada. La de Martn
de Riquer no es, como
se repite con frecuencia,
una reproduccin
facsimilar. El ejemplar de
la Biblioteca Nacional
de Espaa, Madrid,
puede verse en http://
bibliotecadigitalhispanica.
bne.es/view/action/nmets.
do?DOCCHOICE=
2553697.xml&dvs=1
306666489172~697&l
ocale=es_ES&search_
terms=&adjacency=
&VIEWER_URL=/
view/action/nmets.
do?&DELIVERY_
RULE_ID=4; el de la
Universidad de Zaragoza
80
81
en http://zaguan.unizar.
es/documents/fondos/
AN_7_4_3.djvu; y el de la
Universidad de Toronto en
http://www.archive.org/
stream/tesorodelalengua
00covauoft# page/n3/
mode/2up (consultas
realizadas el 28 de mayo de
2011).
206 Vase Dolores Azorn,
El Suplemento al Tesoro de la
Lengua Castellana o Espaola
de Sebastin de Covarrubias
y Orozco, citado, pg. 686,
as como de ella misma, Los
diccionarios del espaol en su
perspectiva histrica, citado,
pg. 138. El total de lemas
que se registra en el Tesoro,
contando con las adiciones
de Noydens suma la
cantidad de 11 048, segn
los datos de Julio Calvo
Prez, op. cit., pg. 99, donde
tambin se dice que la
cantidad de voces definidas
segn el ndice de Martn
de Riquer es el de 16 749.
Ignacio Arellano y Rafael
Zafra, han puesto al final
de su edicin del Tesoro,
ya citada, los aadidos de
Noydens (pgs. 1563-1612).
207 Dolores Azorn, Los
diccionarios del espaol
en su perspectiva histrica,
citado, pg. 138.
EL TESORO DE COVARRUBIAS.
BREVE CRNICA DE UNA EDICIN
Ignacio Arellano. GRISO
Universidad de Navarra
SEBASTIN DE COVARRUBIAS
83
1 Tesoro de la lengua
castellana o espaola, ed.
integral e ilustrada de
I. Arellano y R. Zafra,
Pamplona-Madrid,
Universidad de NavarraIberoamericana- RAECentro para la edicin de
los clsicos espaoles, 2006.
2 Atendiendo a la amable
invitacin de Jos Luis
Calero adapto en estas
pginas parte del prlogo
que escrib para la edicin,
y del artculo-noticia que
publiqu en nsula (A
la bsqueda del Tesoro
de Covarrubias, nsula,
709-10, 2006, pp. 2-4). No
intento escribir un trabajo
nuevo sobre el Tesoro, sino
divulgar los criterios y
los resultados de nuestra
edicin. Perdnense, pues,
las reiteraciones.
84
85
86
87
88
89
3 Edicin citada, p.
CCXLI.
intentar una ordenacin que permitiera localizar las cabezas de artculo con
facilidad.
Un escollo que ofreca el Tesoro y que no ofrecen las obras literarias
en general es que se trata de una obra de alguna manera ordenada alfabticamente, y la alteracin de la grafa en este caso puede implicar alteraciones de orden. Si queramos conservar en lo posible la estructura original,
no tanto en el orden de las cabezas de artculo como en la trabazn del
discurso asociativo en que est redactada esta miscelnea, era precisa cierta
intervencin crtica, pues la reproduccin paleogrfica o pseudofacsimilar
no refleja con justeza lo que quiso Covarrubias.
La pregunta clave sera, por tanto: cul es la estructura del Tesoro y
el rigor de su ordenacin y grafas originales y hasta qu punto hay que
respetar esos detalles de la edicin de 1611 y del Suplemento manuscrito?
Covarrubias se quej ya por las muchas voces que se le olvidaron al
copista. Ver por ejemplo en la entrada HIEDRA, que aade en el suplemento:
*[HIEDRA]. Iedra. Latine hedera. Esta diccin se le qued
entre renglones al que iba copiando en limpio mis papeles, y con
ella otras muchas a causa de estar yo tan doliente, que no pude
escrebirlo de mi mano ni recorrer lo que estaba de la ajena.
Si olvid voces enteras el tal copista no es de esperar que prestara
mucha atencin a su tarea en detalles ms minuciosos. Es decir, que resulta imposible saber cul sera la forma grfica del manuscrito original de
Covarrubias. El cajista o los cajistas volveran a modificar muchos detalles.
De todas maneras el mismo Covarrubias no mantendra un sistema muy
coherente, como era general en todo el Siglo de Oro.
En conclusin, intentar una fidelidad servil a los originales no resulta
productivo.
Cuando se examina la edicin de 1611 se advierten numerosas integraciones falsas que se deben al descuido de la imprenta.
Al final de ALDONA se imprime como si fuera derivado Alebrarse,
que hay que separar, como hizo Riquer. En la voz ARAAS se integra un
refrn que pertenece a la entrada ZARZAS. En el Suplemento advierte del
error y da instrucciones para su enmienda:
+ araas. Est injerido al fin de esta palabra el refrn: Poca
lana y esa en zarzas. Hase de trasladar al fin de la palabra
ara
Pero muy pocos errores tienen advertencias del mismo Covarubias, y
es preciso enmendarlos, sacando de su posicin errada a las entradas autnomas, o integrndolas donde les corresponde. Los casos son numerosos.
90
91
4 A partir de la letra
R empieza de nuevo la
edicin prncipe a numerar
los folios desde el 1.
tiene sentido: debera ser Almazn, vide Almacn. Pero si vamos a buscar ALMACN a su lugar hallaremos ah sorprendentemente una forma
ALMAZN, que por la posicin y las remisiones hemos de interpretar
como errata, corrigiendo en ALMACN. Pero esa errata es un mnimo
sntoma del descuido general o de la peculiar coherencia (o incoherencia de
la versin impresa en 1611 del Tesoro).
Las posibilidades grficas de una palabra como Vbora permiten
estupendos malabarismos: la prncipe trae VVORA (v-v), situada entre
VIARAA y VICENTE, es decir en posicin de Vbora (v-b). Ah remite
a BVORA (b-v), que es forma que no existe. En el cuerpo de la entrada
BBORA se documentan aleatoriamente las grafas viuoreznos, biuoreznos,
bbora, buora
En este panorama creemos que toda pretensin de imponer orden respetando las grafas y colocaciones de la prncipe (como hace Riquer) es
ilusorio, y que se impone la modernizacin y la colocacin segn el orden
alfabtico, como nica manera de facilitar las bsquedas.
La modernizacin permite unificar y por tanto ordenar con mucha
mayor facilidad las entradas. En un libro cualquiera ah terminara el problema; en un diccionario nos interesa mantener las formas originales de las
entradas, para no borrarlas totalmente: de ah que hayamos adoptado, como
Maldonado, un sistema de doble forma. El lector encontrar en su lugar la
forma antigua con una marca de remisin a la moderna, donde se halla la
entrada, con su texto modernizado sistemticamente.
LA ESTRUCTURA PROFUNDA DEL TESORO
5 Porque viene
ABADESA en maysculas
en la edicin de 1611.
92
93
6 A lemblme de laigle:
anatomie dun article
du Tesoro de la Lengua ,
Bulletin Hispanique, 98,
1996, pp. 55-84.
94
95
CONCLUSIN
Esperamos que el resultado no defraude demasiado y que satisfaga a los
usuarios del Tesoro completo de Sebastin de Covarrubias. Terminar citando de nuevo lo que Dominique Reyre escriba en su prlogo:
A la hora de abrir este instrumento lingstico de excepcional densidad recurdese que el diccionario como museo de
las voces, tiene sus obras maestras y sus obras menores, pero que
ante todo fue realizado para proteger las joyas de la lengua contra
el olvido. Por eso, las etimologas que se hallan en l, verdaderas
o falsas, no dejan de ser siempre justas para el historiador de la
lengua y de la lexicografa
Tampoco se olvide, que la utilidad del diccionario ha de crecer con el paso de los aos, el cual hace cada da ms difcil y
arduo el desciframiento de los signos lxicos y la comprensin del
sistema de valores que configuran la cultura urea.
Ojal contribuyamos a ello con la edicin del Tesoro.
IGNACIO ARELLANO AYUSO es Catedrtico de la Universidad de Navarra. Ha sido titular en la Universidad de Len y Catedrtico en la de Extremadura. Profesor visitante en distintas universidades (The University of North Carolina at Chapel Hill, USA; Duke University,
USA; Darmouth College, USA; Pisa; Toulouse; Mnster, Nehru University, India; University
of Delhi, India; Buenos Aires; Ottawa, Canad). Visiting Fellow en el Exeter College. Entre
otros ha recibido los premios extraordinarios de doctorado, el Premio Rivadeneira de la Real
Academia Espaola; la Beca Emilio Alarcos de la Fundacin Prncipe de Asturias. Fundador
y director desde 1990 del Grupo de Investigacin Siglo de Oro (GRISO). Es Acadmico de
las Academias Chilena y Boliviana de la Lengua. Hasta la fecha ha publicado entre estudios,
ediciones crticas, actas de congresos, etc., ms de 150 libros y ms de 300 artculos cientficos.
96
GRAFAS Y FONTICA EN
COVARRUBIAS
Manuel Ariza
97
1 Al final de la letra X
dice lo siguiente: Un
hombre muy docto da
censura sobre esta letra y
dize que no tiene lugar en
ningn vocablo castellano,
si no es final (). Io segu
al Antonio Nebrisense, y
por eso no soy tanto de
culpar.
2 Como vemos la vieja
polmica que hasta hoy se
ha planteado la RAE.
3 Entre las que destaco
que dice que es la primera
letra por ser simplicssima
en su prolacin (palabra
que, por cierto, no est
en el Tesoro).Y lo es, dice
ms adelante, porque es
la primera que el hombre
pronuncia en naciendo,
salvo que el varn como
tiene ms fuera dize A,
y la hembra E.Y aade
este precioso comentario:
en que parece entrar en
el mundo lamentndose de
sus primeros padres Adn
y Eva.
Es de notar que no hay una entrada para sesear6. No queda claro cules
son esos reinos, pero es posible pensar que, adems de Andaluca, se puede
referir a los catalanes y vascos. La referencia a los moriscos no es de extraar porque en 1611 todava no haba acabado la expulsin de los moriscos
castellanos.
De la F, adems de decir que unos la consideran muda y otros semivocal, describe su articulacin: en rigor es tan solo un sonido inarticulado
- fricativo? que se forma cargando los dientes de la mexilla superior sobre
el labio inferior. Adems da una nota diacrnica: Los ancianos usavan
desta letra en lugar de aspiracin, dedonde nuestra lengua castellana admiti
muchos vocablos que igualmente se escriben con f y con h, como fallamos
hallamos, fembra hembra y otros muchos. La mencin de fembra es rara;
hablar de ella pronto.
98
99
7 De la k dice que no es
letra espaola.
8 Estridor no figura en
el Tesoro
VOCALES
Tnicas
9 Aparece en el DRAE
en 1803 como desusada y
a partir de 1936 tambin
como vulgar.
10 Nada dicen
Corominas-Pascual. El
DRAE dice que es cruce
entre buetre y buitre, pero
la primera tuvo escasa
vigencia.
11 M. Alvar: Tesoro lxico
de las hablas andaluzas,
Madrid, 2000. La historia
acadmica es curiosa:
aparece como anticuada en
1726, no vuelve a figurar
hasta 1817, y despus
se reintroduce en 1925
hasta hoy, siempre como
anticuada.
12 L. Nieto y M. Alvar:
Nuevo tesoro lexicogrfico del
espaol, Madrid, 2007.
13 El DRAE lo recoge ya
en Autoridades; a partir de
la edicin de 1780 lo nota
como anticuado, y a partir
de 1925 como anticuado
y familiar, lo que no se
entiende bien. Por otra
parte, no es familiar sino
rural y vulgar.
DRAE
Nuevo tesoro
CORDE
anoria
buchorno
No es muy
frecuente, se da
sobre todo en el
XVII
ceguta1
cimenterio2
1729: es ms propio
decir cementerio.
Aparece como
variante hasta hoy
defunto
Ya en 1791 como
anticuada, hasta hoy
Desde el XV
deziembre
Desde 1729,
desde 1791 como
anticuada
Desde el XV
Desde el s. XIII
hasta 1631
100
rancor, emplea
tambin rencor
Desde el XV
serao (sarao)
As tambin en
1737, desde 1803 a
hoy como anticuada
Desde el XV hasta
el XVIII
atalar
Desde 17264,
desde 1770 como
anticuada
anefa cenefa
cercillo zarcillo
Desde 1729,
anticuada a partir de
1780
Desde el XIV al
XVIII
cudicia6
Desde 1729,
anticuada a partir de
1780
Solo en la primera
mitad del XVII
Desde el s. XIII
hasta mediados del
s. XVII
101
14 Perdura como
anticuada hasta 1791.
15 Aunque ya Valds
la desecha, por ms que
explica que si la recoge
Nebrija es porque en su
tierra ellos dizen espital.
16 El DRAE solo la
registra en la edicin de
1791 como anticuada.
17 Aparece como
axufayna hasta 1803,
despus, obviamente ya la
forma actual.
tro autor, y, con diversas grafas17, llega hasta hoy; lo curioso es que mantiene
como forma referente aljofaina y no jofaina.
CONSONANTES
Vamos a estudiar los fenmenos consonnticos por haces de correlacin, pero antes un panorama general: hay que suponer que en 1611 ya se
haban resuelto los cambios que llevaron el sistema medieval al moderno. Es
decir: se haban producido el ensordecimiento de las sibilantes sonoras, se
haba perdido la diferenciacin entre /b/ y //, y // haba evolucionado a
//18 y // a /x/19. Esto no quita para que la presin de la tradicin grfica
haga que se suelan mantener las viejas formas.
Labiales
Dos son los principales fenmenos que afectan a las labiales: Uno, como
ya hemos dicho, la neutralizacin entre /b/ y // y, otro, el de la aspiracin
y prdida de /f/ inicial.
B/V: Covarrubias, hace suya la propuesta de diferenciar las grafas U
(vocal) y V (consonante); no solo las distingue al separarlas en su diccionario,
sino que no emplea nunca U con valor consonntico. Aparte de esto, suele
mantener un criterio etimologizante en situacin inicial, y constantemente
hace referencia a la igualacin fnica de ambas grafas, as en albacea: Es de
notar que la B y la V son dos letras que se permutan una por otra, o en albal: Vide alval. La B y la V son dos letras que se permutan una por otra20.
Del criterio etimolgico habla en berenjena: Aunque ava de estar en la letra
V la puse aqu por ser B en su origen la primera letra. No explica el porqu.
Los ejemplos se podran multiplicar.
Conocida es la confusin, hoy vulgar, entre B/G seguida de vocal velar.
Nuestro autor ofrece, sin ningn tipo de notacin21 abuelo y agelo22. Caso
distinto es gomitar y gmito: Palabras grosseras y brbaras. Tiene razn, la
forma con velar, que se da desde fines del siglo XIV, parece que a fines del
XVI cay en descrdito ya que despus solo se emplea en lenguaje vulgar y
dialectal hasta hoy23.
Finalmente anchova es la forma usual en la poca y, de hecho, en el
Diccionario de Autoridades no figura la actual, pero pronto cambi la situacin,
pues ya en 1770 del DRAE remite a anchoa.
F/H
No es pertinente hablar de aqu de la aspiracin y prdida de la F inicial, de forma general. En otra ocasin he hablado de las formas aspiradas
en palabras que hoy conservan la /f/24; aqu voy a examinar las grafas y, si
102
25 Aunque
evidentemente en este caso
no haya una hache latina.
Ferir. Ferido y ferida han se de buscar en la letra H, porque tenemos ms en uso el decir herida, herido, herir. Pues como
hemos advertido en otro lugar, la f se pone muchas vezes por la
aspiracin h, y al contrario.
Hacia la pronunciacin aspirada nos llevara la gran cantidad de palabras en las que se igualan F y H: halcn quasi falcn, hambre quasi fambre, haya
quasi faia, etc., o incluso cuando da las dos posibilidades: facanea y hacanea. Por
el contrario elecho nos indicara falta de aspiracin26.
Tambin encontramos alternancias grficas en los arabismos, pero estos
presentan un problema especial, como en su da estudi Alarcos. Paro, para
poner un ejemplo, en alfombra remite a alhombra y en el cuerpo del artculo
siempre la escribe con hache. No es de extraar, alhombra fue muy abundante
desde mediados del siglo XV hasta mediados del siglo XVII27.
Dentales
Nada de particular presentan /t/ y /d/. Como ya dijimos, se confunden las grafas C y Z en las viejas dentoalveolares: acemite/azemite, aogue/
azogue, almacen/almazen, brezo/breo, etc. Pese a ello en la introduccin a la
letra dice: de aqu en adelante se siguen las dicciones que se escriben y
pronuncian con cedilla, ; las quales no son tan fuertes de pronunciar como
las que tiene la zeta, Z. Algo parecido dice en azomar: Animar al perro e
incitarle para que arremeta a morder, del son spero que se le haze, pronunciando la letra z. Pero esto no son ms que resabios puristas, para lo que
remito al clsico estudio de Amado Alonso.
103
27 El Diccionario de
Autoridades dice en
alhombra: Lo mismo que
Alfombra, que es como
se usa comnmente.
Desde 1770 aparece como
anticuada.
Palatales
28 Solo encuentro
salsichn s.v. churizo -, pero
lo que emplea en otras
ocasiones es salchichn,
errata de imprenta?
29 Una puebra ms est
en el hecho de que palabras
con ENJ enjuagar, etc
estn ordenadas en ENX-.
30 De lo que trato
ampliamente en mi
libro Fonologa y fontica
diacrnicas del espaol, Arco
Libros, (en prensa)
31 En el cuerpo del
artculo en otras muchas
ocasiones lo escribe con G.
32 Sirguero tiene entrada
propia. La forma son S
dur hasta mediados del
siglo XVII en el CORDe,
sin embargo en el DRAE
figura desde 1739 hasta
hoy sin ningn tipo de
notacin. Se conserva
en zonas dialectales (Vid
Corominas-Pascual)
33 Ximia es la que recoge
Nebrija.
34 La historia de estas
formas en el DRAE es un
tanto sorprendente. En el
Diccionario de Autoridades
aparecen las tres, tomando
como referencia simio; la
forma con G solo est en
Autoridades, la forma con X
llega hasta 1869 mucho
ms tarde de que la RAE
eliminase X con el valor de
/x/; en 1914 se introduce
como variante jimio hasta
hoy.
104
105
35 Que no tiene
entrada propia, pero que
curiosamente aparece con
entrada en xeringa.
36 Seguramente por
influjo de Covarrubias, la
forma con S aparece en el
DRAE, como anticuada,
en las ediciones de 1803 y
1817. Con X hasta, claro, la
edicin de 1803.
37 Realmente
renacentistas.
38 Forma que deja de
emplearse en el ltimo
cuarto del siglo XVI.
39 Que se emplea hasta
mediados del siglo XIX,
por ms que el DRAE no
la registra nunca.
40 Que aparece ya en el
siglo XIV y perdura hasta
fines del siglo XVII. No
figura en ninguna edicin
del DRAE.
41 El nico ejemplo en
que se aparta del andaluz
es en exequias, con S en
Nebrija.
42 Como he dicho en mi
libro, cit.
43 Ya s que el quasi
de Covarrubias es muy
problemtico, como cuando
iguala con quasi H y F,
o cuando en cosecha dice
quasi cogecha.
44 Para uzio y surzir vid.
mi libro, cit.
45 Dice. la trahen
Antonio Nebrija y P.
Alcal.
46 Tambin aparece
en la S, ahora bien, en
57 Aunque en el DRAE
aparece desde 1734 hasta
hoy sin ninguna nota.
106
58 La historia acadmica
es interesante. En
Autoridades se dice que
lumbral ya no tiene uso,
y como anticuada desde
1770 hasta 1899; en 1914 se
quita la nota, pero en 1956
deja de ser sinnimo de
umbral para aparecer con
otro significado.
59 Seguramente por
influjo de arca, como
proponen CorominasPascual.
60 Ya en Autoridades se
dice: el uso comn es con
r y no con l. Desde 1770
hasta hoy alcaduz aparece
como anticuada.
61 Vid. A. Alonso:
estudios lingsticos. Temas
hispanoamericanos, Madrid,
1953
62 En este caso nuestro
autor no sigue a Nebrija,
que solo ofrece la forma
etimolgica.
c) Prdida
Alcarchofa. Esta forma etimolgica lleg a mediados del siglo XVII,
pero ya se da la actual a mediados del XVI.
Acipreste. Este viejo galicismo presenta prdida de /r/ - por disimilacin? desde el ltimo cuarto del siglo XV al ltimo cuarto del XVI, por
lo que no s por qu lo recoge nuestro autor, y ms cuando Nebrija cita la
forma normal63.
107
63 El DRAE como
anticuada desde 1726 a
1817, despus desaparece.
d) Asimilacin
64 S.v. Z.
Como es conocido, la /r/ del infinitivo seguida del pronombre personal de tercera persona poda asimilarse a la /l/ de este. Este uso, tan frecuente
en siglos anteriores, tiende en el XVII a refugiarse en el lenguaje potico, sin
embargo es muy frecuente todava en nuestro autor: remitillos64.
3.- Cambios condicionados
En este apartado voy a exponer lo que Covarrubias dice en la palabra
almario.
El al no es arbigo, sino que la R y la L se comutan quando por ser fuerte la pronunciacin de la letra canina [la /r/], los
nios y los viejos no la pueden pronunciar y la dexan, como pare
por padre, pedo por Pedro, cabito por cabrito; pero otras veces la
comutan en L, como calne por carne, pelo por perro, y as esta
diccin almario es lo mesmo que armario.
Como vemos son cambios que no parece que nuestro autor atribuya a diferencias geogrficas o sociales, sino a defectos de pronunciacin de
personas sin pleno dominio de la pronunciacin. Aun as, en la palabra en
que se recoge, la vacilacin no es un problema de edad, sino general, hasta el
punto de que no aparece la entrada armario. Recodemos que la forma con L
aparece desde el siglo XIII hasta nuestros das.
Grupos cultos
1.- C implosiva
65 Pero en el texto
perficiona.
Pese a que a lo largo del siglo XVII se tiende a mantener los grupos
latinos en las voces cultas, en Covarrubias lo ms frecuente es la prdida de la
implosiva en el grupo CT: coletor, conflito, dotrina, fatoria, jatancia, itericia, letura,
noturno, perfeto, retor, seta, etc. Lo que no quita para que a veces se conserve:
afectar, afecto
Y, claro, tambin en muchos casos de CC: ficin, acidente etc., junto al
mantenimiento: interjeccin, diccin, diccionario, eleccin, perfeccin65, etc.
2.- P implosiva
Aparentemente hay prdida de la implosiva en acetar, y pongo el adverbio porque esta voz va entre acepillar y acequia, es decir, donde debera ir si
tuviese la implosiva, adems acoge aceptacin.
108
109
75 Porque es de
principios del siglo XVI.
76 Y sin sufijo, en el
cultismo del siglo XV
archivo.
77 Aunque en nuestros
das se suele preferir
super-.
78 Algunas de las
creaciones lxicas de
Quevedo pasan al
Diccionario de Autoridades
como archidiablo o archigato.
adelante y alternaron con la grafa ARCHI hasta mediados del siglo XVII,
en algunos casos, y son las formas de nuestro autor archetipo y architecto, que
todava recoge Autoridades. Caso distinto es cuando la grafa tiene el valor de
//, que aparece en algn cultismo antiguo75 como archipilago76. Despus
se introduce muy frecuentemente con valor superlativo en el siglo XVII y
contina hoy77. Claro est, estos casos no se registran en nuestro autor78 .
110
IDEOLOGA Y DICCIONARIO. LA
MUJER EN EL IMAGINARIO SOCIAL
DE LA POCA A TRAVS DEL TESORO
DE LA LENGUA CASTELLANA O
ESPAOLA DE COVARRUBIAS
Dolores Azorn Fernndez
Universidad de Alicante
1. INTRODUCCIN
111
tradicin acadmica que, desde el siglo XVIII, viene proyectando su influencia en la labor de quienes han compilado diccionarios del y con el espaol.
A tenor de lo hasta aqu expuesto, podra deducirse que el Tesoro del
Cannigo Covarrubias, al que en este ao de 2011 rendimos homenaje cuatrocientos aos despus de su publicacin, pas sin pena ni gloria, sin dejar
logro alguno como contribucin al progreso de la materia que con tanto
empeo cultiv su autor. Avalaran este supuesto la poca o nula aceptacin
que tuvo entre sus contemporneos, razn del tambin escaso xito editorial
que siempre acompa a la obra. Lo mismo habra que decir de la menguada
fortuna que, por motivos diversos, tuvieron los sucesivos intentos de darle
continuidad por parte de otros autores (Azorn, 2000; 2001)
La historia nos demuestra, sin embargo que, a pesar de no haber logrado el reconocimiento de sus contemporneos ni de haber sido objeto de
ampliaciones y desarrollos posteriores de su talla, el Tesoro no caera en
saco roto. Hoy sabemos que la obra de Covarrubias sirvi de cantera para
los lexicgrafos plurilinges del seiscientos, siendo ampliamente utilizada
por autores como Cesar Oudin en la segunda edicin del Thresor de deux
Langues Franois et Spagnole (1616) ; Lorenzo Franciosini en su Vocabulario
italiano-espaol y espaol-italiano (1620); John Minsheu en su Ductor in linguas (1617) y John Stevens en su A New Spanish and English Dictionary
(1706) . En todos estos grandes repertorios hay huellas del Tesoro, que sera
usado como fuente privilegiada, aunque no siempre reconocida, para recabar informacin sobre la forma, el significado y el uso de numerosas voces
y fraseologismos del espaol (Azorn Fernndez y Martnez Egido, 2006).
Pero es en el mbito monolinge donde la influencia del Tesoro de
la Lengua Castellana ejerci una impronta de mayor calado y, en definitiva,
de consecuencias ms determinantes para el devenir de la lexicografa del
espaol. As, como ya seal Manuel Seco (1987:107-108): la verdadera
valoracin de Covarrubias no llega hasta la centuria siguiente, de la mano de
los fundadores de la Real Academia Espaola, que lo explotan ampliamente
en su caudal y en sus definiciones.
En efecto, buscando antecedentes en los que basar la confeccin del que
sera su primer diccionario, la Academia se encuentra con un solo repertorio
monolinge al que poder recurrir: el Tesoro de la lengua castellana o espaola,
compuesto haca ms de un siglo por el Cannigo Sebastin de Covarrubias.
En el Prlogo del Diccionario de Autoridades los acadmicos se refieren a esta
circunstancia y declaran la deuda contrada con el autor del Tesoro:
Hallndose el orbe literario enriquecido con el copioso
nmero de diccionarios que, en los idiomas o lenguas extranjeras, se han publicado de un siglo a esta parte, la lengua espaola,
siendo tan rica y poderosa de palabras y locuciones, quedaba en la
mayor oscuridad [...] sin tener otro recurso que el libro de Tesoro
de la lengua castellana o espaola, que sac a luz el ao de 1611 Don
112
113
114
115
116
117
118
119
caso, hayamos optado por una clasificacin ancha a partir de los tres componentes bsicos que se detectan en la obra.
En un artculo de tipo medio, como el que nos servir de ejemplo
a continuacin, podemos encontrar informacin perteneciente a los tres
componentes que hemos identificado arriba, dispuesta en un orden que no
se alejara mucho del que suelen adoptar los repertorios modernos.
HOZ. El instrumento corvo y con dientecillos agudos
del cual usan los segadores para cortar la mies; lat. falx,
falcis, ferramentum aduncum quo segetes et herbae secantur.
Entrarse uno de hoz y coz en casa, es hacerlo
de hecho y disponiendo de todo a su voluntad. Trae
origen del modo de segar, que echada la hoz a la mies la
quebrantan de la coz que le dan con el pie, y as se corta
y siega ms fcilmente y se recoge mejor. Apedrearse
la mies en la hoz, es cuando, estando ya para segar,
sobreviene la piedra que la destruye. Hoz, la angostura
de valle profundo entre dos sierras, por donde tiene
salida estrecha, que es como en el hombre la garganta
en respeto del cuerpo; y as se dijo del nombre lat. faux
vel potius in plurali numero fauces, superior pars gulae, mento
propinqua sed interior, ubi os angustatur. Per translationem
dicuntur stricti ingressus vallium, seu alterius loci. Virgilio,
lib. 6 Aeneid.: Vestibulum ante ipsum primisque in faucibus
Orci, etc. Est la ciudad de Cuenca entre dos montes
o cerros, con dos valles que se forman, por los cuales
corren dos ros: Jcar y Gcar. Pudense sangrar para
regar las huertas que caen en sus piedras, y por ser en
las hoces los llamaron hocinos; vide Hozino.
1. Definicin
2. Etimologa
3. Fraseologa
4. Fraseologa
5. Acepcin
6. Etimologa
7. Autoridades
8. Informacin
enciclopdica
9. Remisin
120
121
Mayor inters presenta, desde el punto de vista lexicogrfico, las injerencias de tipo ideolgico que Covarrubias interpola en diferentes apartados
del artculo cuando describe las unidades del lxico comn. En el Tesoro esas
injerencias pueden expresar directamente el juicio valorativo del lexicgrafo o bien pueden ser el correlato de los estereotipos culturales que tienen
vigencia para el conjunto de la sociedad en una poca determinada.
En los diccionarios modernos, el lugar ms proclive a la aparicin de
los contenidos ideolgicos ha sido y contina an sindolo la definicin
lexicogrfica. Junto al significado nuclear o denotativo, en el enunciado
definitorio se ha venido entremezclando ese otro tipo de informacin que,
ms all de lo estrictamente lingstico, conecta las palabras, o algunas de
sus acepciones, con un uso social y culturalmente marcado. Tambin son los
ejemplos, en tanto que recreaciones o muestras del uso, el segundo de los
apartados de la microestructura del diccionario donde pueden manifestarse
122
N
1325
629
244
191
80
2469 67%
% Denominacin
Mujer
Seora
Dama
Hembra
Doncella
N
824
108
97
85
116
1230
33%
123
2 Hemos destacado en
negrita los fragmentos en
los que el autor muestra su
opinin.
124
1.Definicin
2.Ideologa
3.Autoridad
4.Ideologa
7.Autoridades
125
-Vanidosas:
s. v. Espejo. Las mujeres se aconsejan con el espejo para componerse
y aderezarse; feas y hermosas todas usan dl, para parecer mejor o emendar
faltas. Las viejas podran excusarlo y arrimar a un cabo el espejo, como lo
hacan antiguamente, que en siendo tales le ofrecan al templo de la diosa
Venus.
-Inquietas, andariegas y dadas al baile:
s. v. Bailar. Si Marina bail, tome lo que gan, dando a entender que
las mujeres no han de ser desenvueltas.
s. v. Bailar. A la mujer bailar y al asno rebuznar, el diablo se lo debi
de mostrar; es les tan natural a las mujeres la inquietud y mutabilidad, que
esta las inclina y facilita al baile, que no es otra cosa sino una inconstancia
en su cuerpo y en todos sus miembros. Algunos bailes deben haber sido en
el mundo de mucho perjuicio; y entre todos, el que ms fue es de la hija de
Herodades, que en premio de su desenvoltura la dieron la cabeza del bienaventurado Baptista, Marcos, cap. 6.
s. v. Gallina. La mujer y la gallina, hasta casa la vecina; dicen que si se
aleja de su propia casa la gallina, que no sabe volver a ella. Este proverbio da
a entender cunto importa que las mujeres no sean andariegas, por lo que les
puede suceder fuera de sus casas. Otro proverbio hay, que es casi el mismo:
La mujer y la gallina, por andar se pierden ana.
Si del catlogo de defectos que exhibe Covarrubias como propios de la
condicin femenina pasamos a las virtudes, encontramos, en primer lugar,
la escasa presencia que stas tienen en la muestra con la que trabajamos. Slo
en cuatro contextos se relaciona a las mujeres con alguna cualidad positiva:
-El recato: s. v. Beatilla. Cierta tela de lino de que se hacen tocas;
debi ser invencin aquel gnero de hilado y tela de algunas beatas, o porque
las usan ellas y las mujeres recoletas que no se engalanan.
-La castidad: s.v. Casto. Vale puro, continente, opuesto al deshonesto y
dado al vicio de la lujuria. Las mujeres que guardan lealtad a sus maridos se
llaman castas.
-La cualidad de hacendosas: s. v. Pulgar. Hilado por estos pulgares,
dicho de mujeres hacendosas.
-La devocin: s. v. Devoto. Devotas mujeres; este renombre se les
da porque son ms apiadadas que los hombres, y en la antfona de Nuestra
Seora decimos Sancta Mara, etc. intercede pro devoto femmineo sexu.
Tambin se dicen devotas en respeto de los padres espirituales que las consuelan y aconsejan lo que deben hacer; si esto fuese capa para otra cosa, bien
se echa de ver cun malo sera.
A partir del hilo conductor representado por la foma mujeres hemos
podido comprobar, en esta breve prospeccin, hasta qu punto la ideologa del autor se entrevera en el texto lexicogrfico, abrindose paso entre
el componente descriptivo de la mano de la etimologa y de la siempre
126
127
128
129
131
1 Escriba Quevedo al
principio de Cuento de
cuentos: Tambin se ha
hecho tesoro de la lengua,
donde el papel es ms que
la razn, obra grande y de
erudicin desaliada.
2 En medio irs seguro.
3 Publius OVIDIUS
NASO, Metamorfosis, II, 137.
4 Acerca de la
importancia de los refranes
en el Tesoro de la Lengua,
vase Felipe JIMNEZ
BERRO, El Dilogo
de la Lengua y el Tesoro
de la Lengua Castellana o
Espaola: dos refraneros
excepcionales de los siglos
de oro, Res Diachronicae,
Vol. 8, 2010, pp. 29-46.
5 Cfr. Guy DE
TERVARENT, Attributs et
symboles dans lart profane:
dictionnaire dun langage
perdu, Genve, Droz, 1997,
pp. 264-265.
6 Andrea ALCIATUS,
Emblematum liber, Augsburg,
Steyner, 1531; edicin
princeps continuamente
renovada y ensanchada por
el autor hasta su muerte
en 1550. Las ediciones
siguientes llevaban el
nombre de Emblemata.
7 Vase la ltima
y excelente edicin
en facsmil: Andrea
ALCIATO, Los emblemas
de Alciato traducidos en
rimas espaolas (Lyon
1549), edicin y
estudio de Rafael Zafra,
Prlogo de Juan
Gorostidi, Barcelona,
Jos J. de Olaeta y
Ediciones UIB, 2003.
8 Sebastin de
COVARRUBIAS,
Emblemas Morales,
Madrid, Luis Snchez,
1610.Vase Mara
Dolores ALONSO
REY, Pastores en los
libros de emblemas
espaoles, Imago. Revista
de Emblemtica y cultura
visual, I, I, 2009, pp.
27-36.
9 Sebastin de
COVARRUBIAS
HOROZCO, Tesoro de
la Lengua Castellana o
Espaola, Edicin integral
e ilustrada de Ignacio
Arellano y Rafael Zafra,
Pamplona-Madrid,
Universidad de NavarraEditorial Iberoamericana,
2005.
10 Ibidem, Prlogo
primero, p. XLII.
11 Vase Marc
VITSE, Sebastin de
COVARRUBIAS HOROZCO,
Tesoro de la lengua
castellana o espaola,
Mlanges de la Casa de
Velzquez [en lnea],
37-2 | 2007, puesto en
lnea el 11 de octubre de
2010, consultado el 10
de agosto de 2011. URL:
http://mcv.revues.
org/1904.
12 Entre los cuales: Le
Tesoro de la Lengua de
132
133
Sebastin de Covarrubias
illustr demblmes, de
devises et dhiroglyphiques,
tesis defendida en
la Universidad de
Estrasburgo (11/1997), 2
volmenes, 889 pginas,
333 ilustraciones (sin
editar).
13 Pregnancia. Real
Academia Espaola 1. f.
Cualidad de las formas
visuales que captan la
atencin del observador por
la simplicidad, equilibrio o
estabilidad de su estructura.
Para que su pregnancia sea
mayor, aparte de que tiene
que llamar la atencin por
algn motivo, es importante
simplificar los elementos
a formas geomtricas lo
mximo posible (siempre
hay excepciones), y que
todo, en su conjunto, diga
una nica cosa, sin crear
interferencias.
14 Vase Christian
BOUZY, lemblme
de laigle: anatomie
dun article du Tesoro
de la Lengua, Bulletin
Hispanique, T. 98, 1996,
n 1, pp. 1-27, 25
ilustraciones.
15 ISIDORO DE
SEVILLA, Etimologas, Lib.
XII, cap. II.
16 Sebastin de
COVARRUBIAS, op. cit.,
tomo I, p. 529a.
17 Ibidem, p. 1443b.
18 Ioannes Pierius
VALERIANUS,
Hieroglyphica, sive de sacris
Aegyptiorum aliarumque
gentium literis cmmentarii,
Basileae, 1556.
19 Girolamo RUSCELLI,
Le Imprese Illustri,Venetia, F.
de Franceschi, 1580.
20 Camillo CAMILLI,
Imprese Illustri,Venetia, F.
Ziletti, 1586.
21 Gabriele SIMEONI,
Le imprese heroiche et morali,
Lyon, G. Rouill, 1559.
134
135
La presencia de los elementos emblemticos en el discurso enciclopdico del cannigo de Cuenca es sintomtica de una mentalidad que prestaba
al smbolo y a la imagen un agudo poder representativo y persuasivo. En el
caso del ciervo, Sebastin de Covarrubias utiliza el simbolismo del animal
con una profunda intencin a la vez didctica y edificante, absolutamente
normal si consideramos su calidad eclesistica24, pero sorprendente si tenemos en cuenta la categora de la obra clasificada como diccionario etimolgico.
Adems, la presencia de lo emblemtico en la metodologa lexicogrfica del Tesoro y del Suplemento sorprende al lector de hoy que ya no dispone
de la antigua cultura iconogrfica que le permitiera visualizar las imgenes a
las que el cannigo de Cuenca hace tantas veces alusin. Mediante tal tcnica de la cita de emblemas, empresas y jeroglficos, Sebastin de Covarrubias
inventa, a principios del siglo XVII, lo que se puede considerar como el
primer diccionario ilustrado de la historia de las lenguas, a pesar de la ausencia efectiva de las figuras. La reciente edicin ilustrada de Ignacio Arellano
y Rafael Zafra llega a punto para colmar ese hueco cultural de casi cuatro
siglos de duracin.
Los conocimientos iconogrficos del Maestrescuela, esencialmente de
procedencia emblemtica hay muy pocas referencias pictricas en su obra,
desempean un papel fundamental en ciertas definiciones lexicogrficas y
constituyen, hoy da para nosotros, un complemento imprescindible para
comprender mejor la historia de las palabras y de las mentalidades. Tanto en
el Tesoro como en el Suplemento, las referencias emblemticas con la diversidad de sus aspectos (iconogrficos, literarios, cientficos, simblicos, mitolgicos, ticos, religiosos, etc.) surgen pues como los substratos de la reflexin
filosfica de un hombre que se interroga acerca de lo ms consubstancial de
su ser: su lengua.
Por otra parte, el Tesoro de la Lengua Castellana o Espaola se puede considerar como un diccionario de autoridades antes de la letra. En efecto, a lo
largo de su obra, Sebastin de Covarrubias ostenta una increble erudicin
nada desaliada, citando a un sinnmero de autores antiguos, medievales y
contemporneos, de todo tipo. Por supuesto, entre los autores emblemticos,
el cannigo de Cuenca privilegia el nombre de Andrea Alciato que aparece
ms de ochenta veces (sesenta en el Tesoro, veintitrs en el Suplemento).
En el Suplemento, la lista de entradas con referencias emblemticas
demuestra a las claras que las preocupaciones del cannigo van orientadas
esencialmente hacia tres tipos de saberes: un saber mitogrfico, un saber histrico y un saber naturalista. Sin embargo, no son los elementos diferenciadores los que permiten aclarar el anlisis epistemolgico de los tres tipos de
saberes, sino ms bien los elementos unificadores; lo que equivale a decir que
son los mismos que establecen entre los diferentes saberes una congruencia
y una coherencia caractersticas de una visin ideolgica (en el sentido ms
amplio de la palabra) del mundo. En efecto, el Suplemento aparece como un
136
b) Pgina
186
258
259
1526
392
458-459
489
524-425
542-543
796
889
906
978
1027-1028
1041
1046-1047
1161
1177
1184
1186
1213
1259
1260
c) Autor y obra
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
Alciato, Emblemata
d) Lugar citado
Emblema (XC)
Emblema (XXVIII)
Emblema (XLVIII)
Emblema (I)
Emblema (CLXXXV)
Emblema (CLXII)
Emblema (V)
Emblema (XXIX)
Emblema (LXXVI)
Emblema (XVI)
Emblema (CLXXXI)
Emblema (XC)
Emblema (XXVI)
Emblema (XI)
Emblema (CLXXIII)
Emblema (CCIV
Emblema (LXXIV)
Emblema (XIII)
Emblema (XV)
Emblema (LXXIV)
Emblema (CXIV)
Emblema (CXCVII)
Emblema (proemio)
137
25 Juan PREZ DE
MOYA, Philosophia secreta,
donde debaxo de historias
fabulosas, se contiene mucha
doctrina, provechosa a todos
estudios, Madrid, Snchez,
M. D. LXXXV.
26 Sebastin de
COVARRUBIAS, op. cit.,
p. 392.
27 Francisci SANCTI
BROCENSIS, Comment.
in And Alciati Emblemata,
Lugduni, Apud Guliel.
Rovillium, M. D. LXXIII.
138
139
28 Diego LPEZ,
Declaracin magistral sobre
los Emblemas de Andrs
Alciato con todas las Historias,
Antigedades, Moralidad y
Doctrina tocante a las buenas
costumbres, Njera, Juan
de Mongastn, 1615, f.
422 v. J. Prez de Moya
en su aplicacin lo explica
de manera diferente: Los
hombres armados son los
pensamientos juveniles,
nacidos de los dientes de
la serpiente, que son las
razones de la prudencia, las
cuales son de tal manera
confusas y contrarias las
unas a las otras, que pelean
unas con otras (op. cit., IV,
50, p. 557 de la edicin de
C. Clavera).
29 SAN PABLO, II
Corintios, 3.
30 Sebastin de
COVARRUBIAS, op. cit., p.
458b-459a-b.
31 Francisco SNCHEZ,
op. cit., p. 458-461.
32 Odisea,VIII, 362.
33 SENECA, De beneficiis, I.
34 Diego LPEZ, op. cit.,
f. 375 r-v.
35 Cfr. Juan PREZ DE
MOYA, op. cit., III, 15, p.
424: Son tres las Gracias
porque en la amistad hay
dar unas veces, otras recibir,
y a las veces dar y recibir
todo junto, y por esto las
pintan asidas de las manos.
36 En la mayora de las
ediciones, exceptuando la
de Pada, las alas no vienen
figuradas.
140
lo construye en una perspectiva a la vez simbolicista, semntica y pragmtica, pone en la obra una nueva orientacin de los saberes que supone,
obligatoriamente, un espritu creador o por lo menos renovador. Es otro de
los principales mritos del cannigo de Cuenca.
Todos los personajes mitolgicos aludidos se transforman entonces en
verdaderos ejemplos a travs de los cuales se organiza un paisaje de los comportamientos humanos individuales y de las situaciones sociales en las cuales
aparecen. Llegamos as al mbito de una tica religiosa que hace derivar los
ejemplos antiguos hacia una moral cristiana. Los moralistas cristianos como
141
CHRISTIAN BOUZY es Profesor emrito de la Universidad Blaise Pascal de ClermontFerrand (France), donde ense literatura del Siglo de Oro a los estudiantes que preparaban
las oposiciones a magisterio (Agrgation, CAPES) y a los de Master, siendo Presidente del
Jurado del CAPES de espaol, hasta 2010. Tras su tesis sobre los Emblemas Morales de Juan
de Horozco (Estrasburgo, 1991), Christian Bouzy dedic sus estudios de investigador a la
literatura emblemtica espaola, especializndose en las relaciones entre ese nuevo gnero
y los grandes autores de los siglos XVI y XVII. A lo largo de los ltimos veinte aos edit
numerosos artculos sobre Caldern de la Barca, Lope de Vega, Cervantes, Quevedo, etc. y los
emblemas espaoles en general. Se interes tambin por las relaciones entre la emblemtica y
el Tesoro de la Lengua, consagrando su tesis de habilitacin (Estrasburgo, 1998) a un profundo
anlisis de todas las ocurrencias emblemticas en el diccionario enciclopdico de Sebastin
de Covarrubias.
142
DE NEBRIJA A COVARRUBIAS:
UNA REVOLUCIN EN LA
LEXICOGRAFA ESPAOLA1
Jos Jess de Bustos Tovar
Universidad Complutense
143
1 Conferencia
pronunciada el da 7 de
mayo de 2007 como
iniciacin del ciclo de
actividades que la Real
Academia Conquense
de Artes y Letras va
a desarrollar como
preparacin para celebrar
el centenario de la
publicacin del Tesoro
de la Lengua Castellana o
Espaola, de don Sebastin
de Covarrubias.
tengamos tiempo para ello, analizar, por medio de algunos ejemplos del
Tesoro, dos aspectos que me interesan especialmente: cul fue la actitud de
Covarrubias ante el neologismo cultista que provocaba por aquella poca
enconadas polmicas, y, en segundo lugar, de qu modo se situ el autor ante
el conflicto ideolgico que, tal como ha estudiado Amrico Castro, alcanzaba su cumbre a principios del siglo XVII, tras la formidable reaccin que
signific el Concilio de Trento y la obsesin casticista que se apoder de la
sociedad espaola. El testimonio de Covarubias procede de dos fuentes: una,
directa, por medio de las definiciones que da a las entradas de su Tesoro, y
otra, indirecta, pero no menos importante, que se halla en el propio uso que
hace Covarrubias de la lengua de su tiempo. De la primera se ha ocupado
la crtica filolgica con frecuencia y lo seguir haciendo por la riqueza de
materiales que ofrece. En cambio, la segunda ha pasado casi inadvertida, olvidando que el autor es un hablante privilegiado, que participaba de la norma
implcita existente en el reino de Toledo y, ms concretamente, que puede
testimoniar el uso del castellano que hacan las personas cultas en la ciudad
de Cuenca, perteneciente, como es bien sabido, al reino de Toledo, y donde
l pas la mayor parte de su vida.
EL MARCO HISTORIOGRFICO DE
LA OBRA DE COVARRUBIAS
La lexicografa nace con el Renacimiento como consecuencia de
la necesidad de interpretar los textos clsicos desde las fuentes originales.
Durante la Edad Media abundaban los glosarios que, inicialmente, eran de
carcter enciclopdico y que seguan, de manera ms o menos lejana, las
Etimologas de San Isidoro. Du Cange recogi en el siglo XVIII las fuentes
lxicas del latn medieval en el llamado Glossarium medium latinitatem aevii,
que durante mucho tiempo sirvi para conocer los textos tardos en latn
medieval. Tambin sabemos algo de los mtodos de enseanza del latn en
los monasterios gracias a los glosarios primitivos, tales como las conocidas
Glosas Emilianenses Silenses. La degradacin de la enseanza del latn en
las escuelas medievales se refleja en la documentacin que nos ha quedado
de los glosarios escolares, que ha estudiado Amrico en sus Glosarios latinoespaoles de la Edad Media, obra de singular valor para conocer la situacin
del latn en la Baja edad Media y, tambin, para testimoniar fenmenos de
evolucin que unas veces responden a transformaciones sufridas por ese
latn macarrnico y otras reflejan algunos testimonios de la lengua hablada.
A finales del siglo XV, el humanista Alonso de Palencia public su Vocabulario
latino, que representa el primer fruto de una corriente de pensamiento lingstico destinado a restaurar el latn en su pureza clsica, alejndose de
los degradados vocabularios medievales. No obstante, hasta que Nebrija no
publica en 1495 su Vocabulario latino no podemos dar por inaugurado el
144
145
146
147
3 Citado en Seco,
Manuel, en Un lexicgrafo
de la generacin de
Cervantes (Notas sobre el
Tesoro de Covarrubias),
en Estudios de lexicografa
espaola, 2 ed. aumentada,
Madrid, Gredos, 2003.
4 Vase Sebastin de
Covarrubias, Tesoro de la
lengua castellana o espaola,
edicin de Ignacio
Arellano y Rafael Zafra,
Iberoamerica-Vervuert,
Madrid, 2006.
148
149
5 Manuel Seco,
Un lexicgrafo de la
generacin de Cervantes
(Notas sobre el Tesoro de
Covarrubias, en Estudios
de lexicografa espaola, cit.
p. 190.
150
151
152
153
9 Eberenz, Rolf,
Sebastin de Covarrubias
y ls variedades regionales
del espaol. Sobre las
precisiones lingsticas del
Tesoro de la lengua espaola
o castellana, en M. Ariza
et alii, eds.), Actas del II
Congreso Internacional
de Historia de la Lengua
Espaola, Sevilla, Pabelln
de Espaa, 1992.
154
155
11 Lope Blanch ha
dedicado varios estudios a
las fuentes americanas del
Tesoro. Citar solamente
Las fuentes americanas
del Tesoro de Covarrubias,
en Actas del Sexto Congreso
Internacional de Hispanistas,
1980; reimpr, en Estudios de
historia lingstica hispnica,
Madrid, Arco Libros, 1990,
pgs. 201-212.
literatura en el siglo XVII, y que public el Instituto Alfonso VIII) (fue mi primera publicacin), trat de explicar, de una manera muy ingenua por cierto,
la aparente contradiccin que en la jerarqua de valores morales de esta
centuria jugaban el honor y el deshonor. El primero considerado un valor
intocable, el segundo como prctica mucho ms frecuente de lo que hoy se
puede imaginar. Pues bien, bajo la entrada cornudo del Tesoro se desarrolla un
largo artculo explicativo, en el que, entre otras cosas se dice lo siguiente:
Es el marido cuya mujer le hace traicin, juntndose con otro y cometiendo adulterio. Esto puede ser de dos maneras: la una cuando el marido
est inorante dello, y no da lugar ni ocasin a que pueda ser; y por este tal
se dijo que el cornudo es el postrero que lo sabe, y comprase al ciervo, que
no embargante tenga cuernos, no se deja tratar ni domesticar. Otros que lo
saben o barruntan son comparados al buey, que se deja llevar del cuerno, y
por eso llaman a ste paciente; no slo porque padece su honra, sino porque
l lo lleva con paciencia Como se advertir, Covarrubias refleja perfectamente el sentido moral del trmino y sus consecuencias sociales. No menos
curiosas son las etimologas que atribuye como posibles: unos dicen que
cornudo vale tanto como corde nudus porque no tiene corazn ni nimo para
mirar por el honor suyo. Otros, con cita atribuida a Alejo Venegas, otro de
sus admirados maestros, por haber ledo en el Levtico que los maridos de
las adlteras se llamaron cornudos por ser divulgados en todos los pueblos
como si los pregonasen con trompeta, y los judos usaban en lugar de trompeta el cuerno. A stas siguen otras posibles atribuciones etimolgicas, toda
ellas carentes de fiabilidad cientfica, pero que proporcionan informacin
cultural importante. A todo ello se aaden ancdotas que ilustran la explicacin, como la que introduce al desarrollar los distintos tipos de maridos
rufianes: Hay otros bellacos, que ms parecen rufianes, como lo son de sus
mujeres, que maridos, dan lugar a la maldad huyendo el rostro (es decir, no
vigilando debidamente a su mujer) y cuando ven la suya alborotan la casa
y, en fin, se apaciguan pagndoselo, y perdona entonces hecho y por hacer.
Destos tales era el que estando a la mesa con un hombre rico se hizo el
dormido cuando retozaba con la huspeda, pero queriendo otro galn pobre
entrar a la parte, despert y le dijo: Tibi non dormio, o como el que pinta
Juvenal Satyra prima [a lo que sigue un texto de Juvenal en latn y otro de
Horacio, Carminum, ode ].
Entre los trminos sociales de valoracin positiva figura, como era de
esperar la voz hidalgo, curiosamente bajo la entrada hidalgo, es decir con la
forma arcaizante que conserva la f- inicial. Esta voz tiene una larga historia,
bien estudiada por Diego Cataln, durante la Edad Media. Covarrubias dice
que este trmino es muy propio de Espaa, y a esta indicacin sigue una
larga exposicin en la que elogia el ttulo de hidalgua y un razonamiento
muy acertado sobre su etimologa y sobre los diversos tipos de hidalgua:
hidalgos de todos cuatro costados (aplicable a aquellos que tienen nada menos
que doscientas sesenta personas como ascendientes hidalgos); hidalgo de solar
156
157
plabras que otras fuentes escritas. Adase a ello la importancia que concede
como fuente lexicogrfica a sus observaciones sobre la lengua viva, es decir
la que l oa en derredor a altos y bajos, es decir a personas de raz popular
y rstica y a frailes, administradores eclesiales, ediles, etc, es decir lo que
constitua la clase media social y, tambin, el mbito de hablantes que mejor
representaba la lengua popular. Covarrubias supo sacar gran provecho de
su aguda capacidad de observacin. Todos los crticos han destacado que el
mayor valor del Tesoro procede del profundo sentido lingstico que tena
su autor. Una obra editada por la Diputacin de Cuenca, de Calvo Prez12,
ofrece numerosos testimonios de la prodigiosa capacidad de Covarrubias
para percibir el sentido de las palabras. Eso no obsta para que la incipiente
tcnica lexicogrfica del autor no le haga incurrir, no ya en errores, que son
mnimos, sino en una no siempre adecuada diferenciacin entre el significado de las palabras y su referente extralingstico. Sin embargo, comparado
con otros diccionarios de la poca, como el Vocabulario de la Crusca, en
Italia, un ao posterior, no cede en nada respecto de la informacin que
proporciona, aunque s respecto de la tcnica lexicogrfica. Por eso, este
ltimo fue el modelo para los Tesoros de otras lenguas, mientras que el de
Covarrubias fue una de las fuentes principales del Diccionario de Autoridades
de la Real Academia, ms de un siglo despus.
Aunque el autor se sita entre los que hoy llamaramos defensores del
genio del idioma, es decir de lo propio y genuino, no por eso fue enemigo
de incorporar trminos nuevos, bien procedentes del latn, bien de otras
lenguas europeas, especialmente del italiano. Pero lo que me interesa indicar
ahora es su actitud frente al neologismo cultista, que tanta polmica levant
en su poca. Efectivamente, desde finales del siglo XVI se inici una nueva
corriente de latinizacin de la lengua literaria, primero de manera muy
sutil, mediante el mecanismo del cultismo semntico, despus ms formal,
a medida que el manierismo potico fue aduendose del gusto literario. A
principios del siglo XVII la Fbula de Acis y Galatea de Gngora inaugura
lo que desde entonces se llamara culteranismo. La irrupcin del gongorismo
a principios del siglo XVII, la predicacin sagrada que cada vez fue hacindose ms culterana y la adopcin en ciertas jergas populares de un cultismo
ms o menos deformado, provoc la consiguiente reaccin en las llamadas
Censuras anticultistas. Covarrubias no llegara a conocer la culminacin
de la fiebre culterana y de la consiguiente violenta reaccin anticulterana,
encabezada por Quevedo. Pero este asunto vena de atrs, pues ya Fernando
de Herrera, hombre de la generacin de Covarrubias, haba introducido en
su poesa muchos trminos, bien nuevos completamente, bien rescatados
de la tradicin latinizante del siglo XV. Covarrubias, como hombre de la
generacin de Cervantes se mantuvo en un discreto trmino medio. As,
admite algunos de esos vocablos despus censurados por los anticultistas:
alba, armona, prpura (aunque no en su empleo potico herreriano, sino en
su acepcin comn de una color roja escura muy preciada con la que
158
JOS JESS DE BUSTOS TOVAR, fue Catedrtico de Instituto Alfonso VIII de Cuenca,
Profesor Titular de la Universidad Autnoma de Madrid. Catedrtico de Lengua Espaola en
la Facultad de Filologa, Decano de la misma y Vicerrector de la Universidad Complutense
de la que hoy es emrito y medalla de oro, adems de Acadmico correspondiente de la
Academia de Buenas Letras de Sevilla y Miembro del Instituto de Estudios Almerienses.
Como investigador profundiza en la historia de la lengua espaola y en el anlisis literario y
estilstico de los textos medievales y clsicos, siendo muy numerosas sus publicaciones.
159
APUD GRAMMATICOS...:
OBSERVACIONES LINGSTICAS EN
EL TESORO DE COVARRUBIAS
Mara Luisa Calero Vaquera
Universidad de Crdoba (Espaa)
mlcalero@uco.es
E
1.
161
1 Tambin la crtica
actual: El Tesoro es
en buena parte una
enciclopedia, una
miscelnea, una oficina
de curiosidades, una silva
de varia leccin y todo
intento de imponerle
un esquema regular es
temerario (Arellano 2009:
XX).
2 La influencia del Tesoro
en el primer Diccionario
de la Academia ha sido
estudiada, entre otros,
por Manuel Seco (2003),
cuyas conclusiones han
ido sucesivamente siendo
corroboradas con el anlisis
de nuevas muestras por
Margarita Freixas (2003)
y Dolores Azorn (2006);
estas dos ltimas autoras
coinciden en sealar la
importante presencia
de Covarrubias en el
repertorio acadmico no
slo como autoridad
lexicogrfica sino tambin
como autoridad idiomtica.
3 Para la recepcin del
Tesoro de Covarrubias en
Espaa, puede consultarse
Seco (1987), quien estudia
los motivos del escaso
reconocimiento de esta
obra durante el siglo
XVII en nuestro pas.
Lpinette (1989: 259269) complementa esta
informacin con su anlisis
sobre la recepcin del
Covarrubias fuera de Espaa
durante ese mismo siglo,
162
163
especialmente en Francia,
recepcin que arroja unos
resultados de xito muy
diferentes.
4 Ver, por ejemplo, las
selecciones bibliogrficas
ms recientes en torno
a la figura y la obra de
Covarrubias publicadas por
Arellano (2006) y Esparza
(2008). Muy especialmente,
por su aproximacin
lingstica global al
Tesoro, puede consultarse
la monografa de Calvo
(1991) sobre la figura y la
obra de Covarrubias.
Esta es, pues, la relacin de las principales obras y autores en los que se
inspira nuestro lexicgrafo para redactar las observaciones lingsticas que
se encuentran dispersas en numerosos artculos del Tesoro, si bien hay que
precisar (siguiendo a Lpinette 1989: 298) que, por un lado, la consultation
des sources savantes par Covarrubias [] nous parat ne pas obir des
rgles fixes y, por otro, hay una abundante omisin de las fuentes por parte
de Covarrubias (toutes les sources consultes ne sont pas systmatiquement
cites), puesto que en el cotejo de los textos se constata que el nombre de
un autor-fuente puede no aparecer en una entrada pese a haber sido consultado y vertidas sus ideas al Tesoro.
En cualquier caso, a la vista de la anterior nmina de obras y autores,
queda clara la amplia cultura enciclopdica o, si se prefiere, el extenso y
variado nmero de ttulos que Covarrubias lleg a manejar para la redaccin de su diccionario5. Y, desde luego, queda a la vista tambin el amplio
conocimiento que posea de las lenguas clsicas y de algunas romnicas, lo
que vena exigido por su tarea de indagacin etimolgica, como l mismo
reconoce al pedir disculpas por ello a los romancistas:
[] Muchas cosas obligan a referirse en su propia lengua,
y como yo no escriba para romancistas, perdnenme cuando se
ofreciere ocasin de satisfacer a los que han estudiado lenguas y
disciplinas, a los cuales debo satisfacer [] (Covarrubias 1611, s.v.
zafir).
3. Sin duda alguna, la etimologa es el concepto lingstico clave, el pilar
terico sobre el cual se levanta todo el armazn del Tesoro, porque antes que
nada el de Covarrubias es, al menos en la primera intencin del autor, un
diccionario etimolgico, donde de cada trmino da (o procura dar) cumplida informacin de su procedencia6. El propio autor declara el propsito
que gua su empresa en diferentes entradas; como muestra, las dos siguientes:
[] no es mi intento divertirme de lo que en este trabajo
profeso, que es la etimologa del vocablo [] (Covarrubias 1611:
s.v. caridad);
[] la qual [mi obra] no se endereza a tratar de las materias
ms de lo que toca a sus etimologas y a algunas cositas que acompaen (Covarrubias 1611: s.v. esperanza).
Cuestin diferente es que Covarrubias sea plenamente fiable en las
etimologas que propone, como ha sido sealado una y otra vez por todos
aquellos que se han acercado crticamente al Tesoro; en este sentido se expresa, por ejemplo, Garca-Macho:
164
165
166
167
9 Que no es natural
lo demuestra tambin el
hecho de no todos [los
nios] vienen a hablar
en un tiempo; porque
unos hablan ms presto
que otros, o por su propia
disposicin, o por el
cuidado o descuido de los
que lo cran (Covarrubias
1611, s.v. infante). Es decir,
como indica Perea (2006:
235), la diferencia entre
la lengua santa y las otras
radica en que aquella es una
lengua infundida por Dios
y otorgada a Adn, y las
otras se crean por consenso
humano, convencional.
10 Lo mismo en el
artculo baba: El nio llama
al agua baba, porque le es
fcil de pronunciar la b,
enseados especialmente
de la madre, y lo mesmo
es papa por pan.Y es la
razn porque la p y la b
se pronuncian con solos
los labios, y son las ms
fciles de proferir de
todas (Covarrubias 1611,
s.v. baba).Y poco despus:
De aqu llam el toscano
al nio infante, que no
habla, bambino, porque
no forma otra voz que
la que suena con los dos
labios heridos del espritu
(Covarrubias 1611, s.v.
bambolear). Algunos rasgos
del lenguaje infantil pueden
verse tambin en la entrada
tartajoso: El que habla
estropajosamente, que no
pronuncia bien las palabras;
djose de tar tar, como la
palabra brbaro de bar bar,
por usar mucho de la letra
t. Estos vicios son muy
ordinarios en los nios, a
causa del abundancia de la
pituita o flema. Lo mesmo
es tartamudo.
11 Ya desde la primera
entrada del Tesoro,
Covarrubias advierte que
en este arduo trabajo se va
a sujetar a la correccin
de la Santa Madre Iglesia
Romana (Covarrubias
1611, s.v. a).
168
169
13 As se explica la
definicin que Covarrubias
da de afio [zafio]: el
villano que habla su lengua
cerrada, que no sabe otra.
Y en otro lugar defiende
la presencia del griego
en la enseanza: Yo
tambin me contentara
con que los profesores de
cualquiera facultad supiesen
y aprendiesen juntamente
con la lengua latina la
lengua griega, pues para
toda diciplina sera de
grandsima importancia
(Covarrubias 1611, s.v.
lengua).
170
171
14 Tambin Covarrubias
se refiere a la teora del
euskera como lengua
primitiva de la Pennsula:
[La lengua primitiva]
hasta agora no se ha podido
averiguar cul fuese,
aunque sospechan haber
sido la guipuzcoana, y traer
principio de una de las
lenguas que salieron de la
edificacin de Babilonia
con su caudillo Tubal
(s.v. Latn); pero, como
observa Perea (2006: 238),
no le otorga demasiada
importancia, pues no se
entretiene en defenderla o
refutarla.
15 Lo mismo en la
entrada lengua: Esta
lengua [castellana] se llama
romance, por derivarse
de la lengua romana, y es
nombre comn a la lengua
vulgar italiana, a la francesa
y a la castellana, porque
todas tres traen origen
della (Covarrubias 1611,
s.v. lengua).Y antes, en las
pginas preliminares: Y
presupuesto que los ms
vocablos castellanos son
corrompidos de la lengua
latina, hase de advertir que
muy de ordinario se mudan
las letras, trocndose unas
por otras (Covarrubias
1611: Al letor).
16 En el Tesoro, el
trmino corrupcin o
sus derivados aparecen
con frecuencia en las
explicaciones etimolgicas
172
173
concienzudo y acertado
etimlogo del castellano,
no lleg a imprimir su
manuscrito de 1601 que
titul Diccionario etimolgico:
Alfabeto primero de orgen
y etimologa de todos los
vocablos originales de la lengua
castellana, del que slo en
nuestros das (1992) se ha
realizado una cuidadosa
edicin y estudio por E.
Gmez Aguado.
18 Como complemento
a nuestras observaciones
sobre las ideas
sociolingsticas de
Covarrubias, puede verse
Calvo (1991: 169-177),
quien llama la atencin
sobre el inters que tiene
nuestro lexicgrafo por
distinguir niveles lxicos en
la aparente homogeneidad
de la lengua: Si se analiza
detenidamente el Tesoro se
observa que existe en l un
manto de aproximadamente
350 entradas con marcas
explcitas indicadoras de
la variedad de uso. Lo que
supone ms de un 3% del
diccionario (Calvo 1991:
169).
Observa, por otra parte, que no es ste un fenmeno que slo afecte
al castellano:
[] como [sucede] entre los griegos los ticos, jnicos,
dricos, aelicos y el lenguaje comn y vulgar. Y todas las dems
naciones tienen estas mesmas diferencias, por las cuales se distinguen los que son de una provincia o de otra [] (Covarrubias
1611, s.v. dialecto).
A continuacin aade, como suele hacer para amenizar las entradas del
Tesoro, un par de casos que vienen a ilustrarnos acerca de los vnculos que
entrelazan la pronunciacin y la identidad lingstica:
[] Por esta razn San Pedro fue conocido de la ancilla ostiaria cuando dijo: Vere tu ex illis es, nam loquela tua manifestum te
facit. Matthaei, cap. 26. Quintiliano, lib. 8, cap. 11, refiere cmo
una vieja ateniense oyendo hablar a Teofrasto aunque haba mucho
tiempo que resida en Atenas, le trat como a forastero porque
haba hablado con alguna afectacin, quod nimium Attice loqueretur
[] (Covarrubias 1611, s.v. dialecto).
Y concluye el lema con una nueva referencia a la situacin multidialectal de la Espaa de aquel tiempo:
174
175
19 El lenguaje toledano
es tenido por el ms puro
y casto de cuanto se habla
en Castilla a causa de haber
residido en aquella ciudad
muchos reyes con su casa
y corte.Y ans el rey don
Alonso el Sabio teniendo
Cortes en Toledo orden
que si dende en adelante en
alguna parte de sus reinos
hobiese diferencia en el
entendimiento de algn
vocablo castellano antiguo
recurriesen a esta ciudad
con l como a muro de la
lengua castellana y pasasen
por el entendimiento
y declaracin que al tal
vocablo all se le diese
(Covarrubias 1611, s.v.
lenguaje). Para completar
estas notas sobre las
variedades regionales del
espaol puede consultarse
el trabajo de Eberenz
(1992).
176
177
20 Para la actitud de
Covarrubias ante la
explicacin del significado
de las palabras sometidas a
tab puede verse Ruhstaller
(2011: 90-91).
178
179
21 Tambin as lo
entiende Calvo (1991:
61): Nebrija fue
muy considerado por
Covarrubias en cuestiones
de fonologa y ste,
latinizante en el fondo
aun sin quererlo [...], se
apoy frecuentemente en la
autoridad del andaluz.
180
181
22 O. Letra vocal,
cuarta en orden, de forma
circular (Covarrubias 1611,
s.v. o).
23 Los latinos dicen a, los
griegos alpha, los hebreos
alef, los rabes alif, los fenices alioz, el indio alefu
(Covarrubias 1611, s.v. a).
24 Claudio Csar quiso
que esta letra f, vuelta del
revs sirviese por v consonante, que el da de hoy
se halla en algunos epitafios
antiguos [] (Covarrubias
1611, s.v. f).
25 [La ll] suple a veces
por la primera [l] la letra
p, como llanto, planto, llano,
plano, reducindose a la propiedad latina (Covarrubias
1611, s.v. l).
26 [La f] se forma cargando los dientes de la
mejilla superior sobre el
labio inferior (Covarrubias
1611, s.v. f).
27 Con algn primor
usamos della [de la e] cuando la diccin que se le sigue
empieza en i, como Mara
e Ins (Covarrubias 1611,
s.v. e).
28 [La letra D] cerca de
los romanos en las notas
numerales vale quinientos
[] (Covarrubias 1611,
s.v. d).
29 Esta letra [M], en
las cifras castellanas, tiene
diversas sinificaciones. En
unas vale mil, en otras merced y en otras majestad
(Covarrubias 1611, s.v. m).
30 [La h] antepnese a
las vocales, y pospnese a
ciertas consonantes []. En
vocablos castellanos, jams
la hache h se pone en fin de
diccin (Covarrubias 1611,
s.v. h).
31 Los que sacan misterios de las letras dicen que
la a, dicha alef cerca de los
hebreos, se interpreta dotrina, camino y bienaventuranza (Covarrubias 1611,
s.v. a).
32 Repetida tres veces,
la a declara la impotencia
del mudo para poder hablar,
y para m, que lo soy en
lo que pretendo y querra
explicarme, significarn las
tres personas, Padre, Hijo y
Espritu Santo, un solo Dios
verdadero [], suplicando a
mi Dios, trino en personas
y uno en esencia, me ayude
con su gracia para poder
continuar este trabajo y
acabarle a gloria suya y
aprovechamiento de todos
[] (Covarrubias 1611,
s.v. a).
33 Y juntamente
pido con humildad y
reconocimiento al po letor
perdone mis faltas y como
prjimo me advierta aquello
en que yo hubiere errado
cerca de la interpretacin y
etimologa de los vocablos,
que por estar la lengua
castellana tan mezclada
de otras lenguas, no ser
posible acertar en todo
(Covarrubias 1611, s.v. a).
Del conjunto de estos comentarios sobre las letras(/fonemas) nos interesan especialmente aqullos en que hay alguna descripcin del modo en
que articulamos las vocales y consonantes. Sobre las primeras nos dej la
siguiente, aunque completa, muy elemental:
[] Llamose [la a] letra vocal porque sin ayuda de los dems
instrumentos con que se forman las letras se pronuncia as ella
como las dems vocales que se le siguen en orden, yendo apretando y recogiendo la boca y formando el golpe del aliento: el de la a
libre, el de la e cerca de los dientes, el de la i en el paladar alto, el de
la o algo ms retirado y el de la u en el paladar, acabando de cerrar
los labios; y todas las cinco vocales, o con el espritu tenue o con
el spero [] (Covarrubias 1611, s.v. a).
Inacabada es, por el contrario, la descripcin articulatoria del sistema consonntico, dado que slo algunos sonidos merecen, por parte de
Covarrubias, un comentario de este tipo, lo que nos habla una vez ms de
su falta de mtodo:
[] [La b] no tiene ningn sonido, antes cierra la boca apretando un labio con otro, si no se le dan las vocales inmediatas, o
interponindose una de las semivocales l, r, como blando, bravo []
(Covarrubias 1611, s.v. b).
[] [La f es] un sonido inarticulado que se forma cargando los dientes de la mejilla superior sobre el labio inferior []
(Covarrubias 1611, s.v. f).
[] Esta letra [l] duplicada, en castellano se pronuncia apretando la lengua sobre los dientes de la mejilla superior y el paladar,
como malla, mella, milla, mollar, etc. [] (Covarrubias 1611, s.v. l).
En la entrada A B C, donde participa en la polmica sobre cul debe ser
el orden y colocacin de las letras, vuelve a describir de forma inconclusa
algunos modos articulatorios:
[] la a se profiere con la boca abierta y la b, cerrada, la c con
la lengua entre los dientes, la d con la lengua arrimada a los dientes
superiores, la e poniendo la lengua arrimada a los dientes inferiores, la f los dientes de arriba sobre el labio inferior; g al contrario,
los dientes de abajo arrimados al labio superior, y as de todas las
dems letras (Covarrubias 1611, s.v. A B C).
182
183
34 No embargante
que hasta agora no s que
ninguno haya emprendido
este trabajo llevndole al
cabo como yo pretendo,
si Dios me diere su
ayuda, salud y vida para
proseguirlo y darle fin
(Covarrubias 1611, s.v. a).
35 Por ejemplo, Juan
Lpez de Velasco, autor de
Orthografa y pronunciacin
castellana (1582); vid., para
este autor, Esteve (1982)
y, en particular, Pozuelo
(1981).
36 Parece que la
denominacin de letra
canina se debe a Varrn,
quien distingui adems
las letras bovina, ovina, y
serpentina. De modo similar,
el gramtico annimo de
1559 (Gramtica de la lengua
vulgar de Espaa, Lovaina,
pp. 17-18) haba etiquetado
a la r como letra perrina.
37 En este sentido,
Calvo (1991: 60) afirma
que Covarrubias sustenta
con claridad la triloga
fontica latina, que expres
con bastante rigor A. de
Nebrija.
184
185
Quiere esto decir que Covarrubias desconoca la existencia de las gramticas castellanas publicadas despus de la de Nebrija (1492) hasta 1611?
Es cierto que a) stas no eran an muy abundantes, b) que la mayora de
ellas vieron la luz fuera de Espaa, concebidas para ensear el castellano a
hablantes de otras lenguas38, y c) que la propia Gramtica castellana de Nebrija
slo mereci una edicin hasta que volvi a reimprimirse en el siglo XVIII.
Todas estas circunstancias podran haber justificado la ausencia casi total de
186
187
39 Como tambin
reconoce Calvo (1991:
58): [...] Covarrubias
es vctima de las ideas
lingsticas de su poca.
As por ejemplo acepta
la doctrina nebrijana del
trasvase de los conceptos de
la gramtica latina a la de
las lenguas vulgares.
gua vulgar, llama la atencin que en las entradas de trminos gramaticales (nombre, artculo, caso, clusula, gerundio, etc.), que supuestamente deberan
describir los fenmenos del espaol, siga siendo el latn la lengua descrita, a
travs de las definiciones y los ejemplos.
Sin embargo, no debemos olvidar que Covarrubias es lexicgrafo y
etimlogo, historiador de los vocablos castellanos, antes que gramtico o
lingista, a los que suele remitir para ampliar conocimientos. Y, aun as, hay
que reconocerle tambin aqu su habilidad en el tratamiento de los temas:
la mayora de los comentarios lingsticos son presentados de una manera
atrayente para el lector, mezclados con todo tipo de fuentes, citas e informaciones, anecdticas unas, histricas o mitolgicas otras, en la lnea enciclopdica que gua la estructura del Tesoro, lo que convierte su lectura en un
espejo de la realidad y la cultura de su tiempo, tambin de la realidad y la
cultura lingstica de una poca: y esto es lo que hemos pretendido recoger
en estas pginas.
APNDICE
Seleccin de entradas metalingsticas (o con alto contenido lingstico) en el Tesoro
A
ABC
ACENTO
ADAGIO
ALFABETO
ARTCULO
B
BRBARO
BROCRDICO
C
CASO
CECEAR
[CAZURRAS]
(palabras)
CLUSULA
COMA
CPULA
D
DIALECTO
E
[ESCRIBIR]
[ETIMOLOGA]
F
G
GNERO
GERUNDIO
[GRAMTICA]
H
HIEROGLFICO
I
IDIOMA
IDIOTISMO
INFANTE
INTRPRETE
[JERIGONZA]
JOTA
K
L
LABIO
PARNTESIS
LATN
LENGUA
[LENGUAJE]
LETRA
LEXICN
M
NEUTRO
NOMBRE
O
[ORTOGRAFA]
P
PALABRA
PERODO
PRONOMBRE
Q
R
ROMANCE
SLABA
SIGNIFICAR
SINGULAR
SINNOMOS
SINTAGMA
SINTAXIS
SOLECISMO
[SUJETO]40
T
TARTAJOSO
U VOCAL
VASCUA
VOCAL
[VOZ]
X
Z
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
ALDRETE, BERNARDO JOS DE. 1611. Del origen y principio de la lengua castellana romance que oi se usa en Espaa. Edicin de Lidio Nieto
Jimnez. Madrid:Visor, 1993.
188
189
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CSIC.
190
191
ETNOGRAFA Y ANTROPOLOGA
EN EL TESORO DE LA LENGUA
CASTELLANA O ESPAOLA,
DE SEBASTIN DE COVARRUBIAS
(A PROPSITO DEL IV CENTENARIO
DE SU PUBLICACIN: 1611-2011)1
Jos Ramn Carriazo Ruiz
(Cilengua Universidad de La Rioja)
l sbado 30 de julio de 2011, apareci publicado en el suplemento cultural Babelia, del diario El Pas, un artculo de Jos Manuel
Blecua, director de la Real Academia Espaola, con el ttulo:
Banquete para lectores refinados. En l, su autor trata de resaltar
la importancia del Tesoro de la lengua castellana o espaola, de Sebastin de
Covarrubias Horozco, por medio de dos factores o rasgos: es el primero,
la incorporacin de algunas de sus voces al diccionario acadmico; y el
segundo, la informacin que proporciona para comprender nuestros textos clsicos. Del primero nos ocuparamos brevemente ms adelante en el
presente ensayo; respecto al segundo, me parece necesario subrayar cmo el
Tesoro logra que nos familiaricemos con los significados que Covarrubias y
sus contemporneos atribuan a las palabras de la lengua, y que son los que
encontramos en la literatura clsica. De hecho, sin los datos recogidos en
el Tesoro, a veces curiosos y las ms de aparencia anecdtica, difcilmente podramos entender la idea de las cosas que se hacan las personas para
las que escriba Covarrubias, tan pintorescas, pero tan reales como supone
pensar que la berenjena produce melancola o que el bollo maimn sea pan
mezclado con hechizos de bienquerencia. Muchas de esas informaciones,
en las que me centrar en buena parte de este artculo, tienen que ver con
193
2 Tras el informe
favorable del censor Pedro
de Valencia, de 3 de mayo
de 1610, y la concesin del
privilegio el 6 de mayo por
Jorge de Tovar en nombre
del rey, Covarrubias
firma el 16 de agosto el
contrato 1 con el impresor
madrileo Luis Snchez,
para la impresin de mil
cuerpos de libros de las
Etimologas, digo, Tesoro de
la Lengua Castellana.
El proceso de impresin
se lleva a cabo con
normalidad. Murcia de la
Llana firma la fe de erratas
el 19 de octubre de 1611,
ao de publicacin del libro
en su edicin prncipe
(Ignacio Arellano: Prlogo
primero. La edicin integral
e ilustrada del Tesoro de
Covarrubias, en: Sebastin
de Covarrubias Horozco:
Tesoro de la lengua castellana
o espaola. Edicin integral
e ilustrada de Ignacio
Arellano y Rafael Zafra.
Universidad de Navarra Iberoamericana - Vervuert
- Real Academia Espaola
- Centro para la Edicin de
Clsicos Espaoles, 2004;
pginas XIII-XLIII).
194
195
196
197
198
199
Como dice un lexicgrafo contemporneo5: en todo diccionario hay algo de aoranza de un mundo desaparecido o a punto
de extincin que muchos quisieran que no se hubiera acabado
nunca, lo que influye en el hacer entrar en l palabras desusadas y
desconocidas
Pues Covarrubias ofrece un relevante exponente de esta actitud y de este gusto por la palabra rara, sea un trmino arcaico,
regional o de especialidad o simplemente de registro peculiar. []
En todo caso salta a la vista el aspecto heterclito, el aparente desorden de las voces comunes seleccionadas por Covarrubias.
Remiten a las faenas rsticas, a la moda, a la botnica, a la medicina, a la cocina, etc. El cannigo propone incluso recetas de cocina
en la entrada BOLLO MAIMN de su Suplemento! []
En todo caso, se puede afirmar que las voces comunes que
entran en el Tesoro y en su Suplemento pertenecen a un registro
200
31 trminos
45 trminos
3. Armas.
3 trminos
30 trminos
31 trminos
12 trminos
7. Dinero.
4 trminos
19 trminos
9. Herramientas profesionales.
9 trminos
10. Iluminacin.
5 trminos
4 trminos
26 trminos
6 trminos
41 trminos
19 trminos
201
6 Dominique Reyre:
Prlogo segundo. Las
llaves del Tesoro de
Covarrubias, en: Sebastin
de Covarrubias Horozco:
Tesoro de la lengua castellana
o espaola. Edicin integral
e ilustrada de Ignacio
Arellano y Rafael Zafra.
Universidad de Navarra Iberoamericana - Vervuert
- Real Academia Espaola
- Centro para la Edicin de
Clsicos Espaoles, 2006;
pginas LVI-LVIII.
7 Las subcategoras en
cursivas estn tomadas
de Fritz Krger: El lxico
rural del noroeste ibrico.
Traduccin de Emilio
Lorenzo y Criado. Madrid:
Revista de Filologa
Espaola.- Anejo XXXVI,
1947.
8 Las subcategoras en
negrita estn tomadas de
J. Caro Baroja: Los vascos.
Madrid: Istmo, 2000[1971].
9 En ocasiones, los
inventarios distinguen entre
ganado mayor y ganado
menor.
27 trminos
13 trminos
18.Vajilla de mesa.
8 trminos
19.Vajilla de metal.
5 trminos
11 trminos
1510/26
57,69 %
2011/30
66,66 %
Armas.
212/3
66,66%
Herramientas profesionales.
613/9
66,66 %
Ropa de casa.
1914/27
70,37 %
Aperos de labranza.
3515/45
77,77 %
Ajuar de la cocina.
2516/32
78,12 %
2617/31
83,87 %
3318/41
88,49 %
1719/19
89,47 %
Vivienda.
1020/11
90,9 %
Bodega y vino.
11 /12
91,66 %
Unidades de medida.
12/13
22
92,31 %
Productos perecederos.
18 /19
94,74 %
Vajilla de mesa.
8/8
100 %
Dinero.
4/4
100 %
Iluminacin.
5/5
100 %
27
4/4
100 %
Objetos suntuarios.
6/6
28
100 %
Vajilla de metal.
5/5
21
23
24
25
26
29
202
100 %
32/32
100 %
TOTAL
281/350
80,28 %
203
En estas reas temticas se concentran los elementos menos especficos o apegados al terreno, los ms comunes a todo el reino, y
por tanto los ms conocidos para el lexicgrafo y compartidos por
el conjunto de sus contemporneos.
Un segundo bloque, con un nivel de especificidad mayor,
aunque no carente de cierto grado de estandarizacin, lo constituiran todas aquellas reas temticas o campos semntico-designativos con una representatividad mayor de la media en el Tesoro, es
decir: ajuar de la cocina; bienes semovientes: ganados; prendas de
vestir y sombrerera; fibras textiles, tejidos y su elaboracin; vivienda; bodega y vino; unidades de medida; y, productos perecederos.
Por ltimo, aquellas reas temticas con un ms acusado
grado de especificidad que explicara su desconocimiento u obviacin por parte de Covarrubias, por ser ms sensibles a la variacin
diatpica y ms ancladas en la cultura local de la comunidad. Se
tratara de las que muestran valores por debajo de la media, es
decir: mobiliario y accesorios; bienes inmuebles o races: tipos
de fincas y terrenos; armas; herramientas profesionales; ropa de
casa y aperos de labranza. No obstante, tanto este tercer bloque,
como el segundo, precisan de una explicacin particular para cada
una de las categoras.
Solo de los bienes inmuebles o races: tipos de fincas y terrenos;
mobiliario y accesorios; ropa de casa; armas; y bienes semovientes: ganados,
podra decirse que se trata de reas temticas muy pegadas a la cultura local.
Entre los trminos relacionados con el mobiliario y accesorios
Covarrubias omite estos once trminos: arcacillo31 dim. de arcaz32, arcamesa32,
arcn33 aum. de arca, camas de tabla34, copal35, escabel36 tarima pequea que se
pone delante de la silla para que descansen los pies de quien est sentado.
Asiento pequeo hecho de tablas, sin respaldo, escarolar37 formar algo en
forma de hoja de escarola, escrio38 cesta o canasta fabricada de paja, cosida
con mimbres o camo, que se usa para recoger el salvado y las granzas de
los granos, o para dar de comer a los bueyes cuando van de camino. Cofre
pequeo o caja para guardar joyas, papeles o algn otro objeto precioso,
gozne39 herraje articulado con que se fijan las hojas de las puertas y ventanas
al quicial para que, al abrirlas o cerrarlas, giren sobre aquel, mesilla40 mesa
de noche y rodapi41 paramento de madera, tela u otra materia con que se
cubren alrededor los pies de las camas, mesas y otros muebles.
En el caso de gozne, es muy posible que nos encontremos ante un
neologismo de finales del siglo XVI, pues CORDE solo proporciona siete
ejemplos anteriores a 1615: uno en la Historia de las cosas ms notables, ritos
y costumbres del gran Reino de la China, de fray Juan Gonzlez de Mendoza
(1585-1586), otro en el Guzmn de Alfarache de Mateo Alemn (1599), cuatro en los Inventarios Reales. Bienes muebles que pertenecieron a Felipe II (c. 1600)
204
205
designaciones siguientes:
bao, escudilla, fuente, jarro,
plato, tajador, taza y vidriar.
25 Son: ducado, maraved,
real y renta.
26 Estos cinco: candelero,
candil, hacha, lmpara y tijeras
de espabilar.
27 Son los cuatro
siguientes: coral, joya,
pendiente colgante y sortija.
28 Se trata de estos seis:
agnusdi, cuadro, espejo,
estampa, lienzo y tabla
pintura.
29 Seran: barco, cobre,
cuchara de hierro, cuchara de
plata y fruslera.
30 {5} tem un
pendiente de toca de
plata sobre{6}dorado con
una piedra en medio
(RN 13, h 16r: 1616
febrero 26). una joya de
plata sobredorada ques
pen{27}diente de toca
(RN 13, h 249r: 1616
noviembre 22). Como en
este caso, en las citas de
los documentos notariales
empleados para mostrar
el uso de los trminos
que forman parte de la
muestra, seguir las normas
de transcripcin para la
presentacin crtica de la
red CHARTA (<http://
www.charta.es/criteriosde-edicion-/>[consulta
del 1 de septiembre de
2011]), indicando en el
cuerpo de las citas los
nmeros de lnea entre
llaves ({}) y en la referencia
el volumen en el que
se recoge el documento
(Registro Notarial ms el
nmero correspondiente),
la hoja donde aparece
el ejemplo (en nmero
arbigo precedido por
una h y seguido por la
indicacin recto o vuelto
segn corresponda), as
como la fecha completa del
documento.
31 {5} - Tres arcas de
aya, la una de asta siete
fanegas, otra de cinco, otra
{6} de tres, andadas; otro
arcacillo pequeo de
nogal (RN 0, 29r: 1579
agosto 25).
32 Si no hay indicacin
del contrario, las acepciones
estn expresadas de acuerdo
con el sentido recogido en
los documentos, siguiendo
el modelo, si existe, de la
entrada correspondiente
del Diccionario de la Real
Academia (DRAE, 22.
edicin).
33 Aparece en 18
ocasiones en nuestros
documentos. Algunos de los
ejemplos son estos: {12}
tem una harcamesa con
su covertor de robre {13}
de cavida de doce fanegas
(RN8, h 96v: 1599 mayo
25). tres arcas de aya muy
bie{7}jas y descopaladas,
una arcamesa muy bieja
y que{8}brada, otra arca
de aya bieja, un arcn de
robre con su {9} llabe
(RN11, h 42v: 1605 agosto
tar materias laminadas blandas, como el cuero, cartn, chapa de plomo, etc.
y yubo77 yugo.
Por lo que respecta a las designaciones de los objetos que componen el
ajuar de la cocina, son solo siete las voces no recogidas: artesn78 recipiente
de base redonda o cuadrada que regularmente sirve en las cocinas para fregar, calderillo79 dim. de caldero, cocino80 especie de dornajo o artesa81, entremis82, romana83 instrumento que sirve para pesar, compuesto de una palanca
de brazos muy desiguales, con el fiel sobre el punto de apoyo, sacatutanos84
y tenedor85 instrumento de mesa en forma de horca, con dos o ms pas y
que sirve para comer alimentos slidos.
Entre las designaciones de ganados, a lo que los inventarios se suelen
referir como bienes semovientes por oposicin a los races o inmuebles y al
mobiliario o bienes muebles, son cinco en total: andosco86 dicho de una res
de ganado menor: Que tiene ms de uno o dos aos, becerra87, irasco88 l.,
Ar. y Nav. Macho de la cabra, novilla89 y porsillo90.
En los nombres de prendas de vestir, solo he encontrado siete trminos
no incluidos por Covarrubias en el Tesoro: faldar91 en las basquias, pedazo de
tela de una tercia de ancho con las que se forran alrededor del extremo que
cae el suelo para refuerzo de la tela principal. GOICOECHEA (riojanismo), haldilla92, linzuelo, mantn93 pauelo grande que se echa generalmente
sobre los hombros, pao de puntas94, randada95 adornada con randas y vuelta96
adorno que se sobrepone al puo de las camisas, camisolas, etc.
El campo de las fibras textiles, animales o vegetales, y de su elaboracin, pilar fundamental de la economa campesina riojana en el Siglo de
Oro, el Tesoro no registra: caparrosado97 de color de caparrosa (varios sulfatos nativos de cobre, hierro o cinc, empleado en medicina y tintorera)
y damasquillo98 tejido de lana o seda parecido al damasco en la labor, pero
no tan doble.
En cuanto a los nombres de las partes y tipos de viviendas (partes de la
casa, materiales de construccin, tipos de viviendas, el balcn, el tejado y el tejar), no
hay referencias en el Tesoro a la palabra tea99 tinada, covertizo (riojanismo).
En el vocabulario de la vinificacin y la bodega, falta la acepcin de
bota como unidad de medida de lquidos; as como la fanega, en cuanto a
medidas, con la acepcin porcin de granos, legumbres, semillas y cosas
semejantes que cabe en esa medida. Por lo que respecta a los productos
perecederos, solo falta comua trigo mezclado con centeno, trmino muy
comn en los documentos manejados para extraer la muestra de vocabulario
de la vida cotidiana empleada en este artculo.
1.3.2. Causas de las excepcionales ausencias
Despus de este rpido repaso de los escasos ejemplos de trminos que
designan objetos de la cultura material o vida cotidiana del campesinado
riojano de los Siglos de Oro no incluidos en el Tesoro de la lengua castellana o
206
207
Uno de los valores que tradicionalmente se atribuyen a la labor lexicogrfica de Sebastin de Covarrubias es la incorporacin de algunas de
sus voces a la tradicin acadmica. En el caso de las que nos han ocupado
durante este ensayo, se trata con frecuencia de verdaderos trasvases no solo de
las palabras, sino tambin de sus definiciones. Fuese como reconocimiento
de los primeros acadmicos a don Sebastin por su destreza para explicar la
realidad social y cotidiana de sus coetneos, o como simple traslado acomodaticio de una informacin clara, concisa y precisa, la realidad es que muchas
de las voces que hemos consultado en el Tesoro para realizar este trabajo pasaron tal cual al primer diccionario acadmico; y lo que es ms, muchas han
sobrevivido hasta la actual vigsima segunda edicin, llegando de la mano de
la docta casa al espacio virtual de internet.Veamos, para ir terminando, unos
pocos ejemplos evidentes:
208
209
210
211
212
barrenillos {22} de
falsines. {23} - Dos
orcas de ablentar; una bota
bieja de {24} asta dos
azumbres (RN 2, h 59v:
1580 diciembre 26)
56 {11} tem una
varrena mediana. {12}
tem un barreno de
encabriar. {13} tem una
auela (RN 25, h 59v:
1641 marzo 23).
57 Ver la nota 54.
58 {43} tres
almadraques e un par
de colchas, un par de
almuzelas, un par {44}
de vancales de arboleda
(RN-1, h 32v : 1513
octubre 1). una almuzela
de colo{21}res andada [...]
{38} una fraada de cama
blanca andada y rom{39}
pida por dos partes; una
almuzela de ca{1}ma
de colores muy bieja
y rompida (RN 11, h
84v-85r: 1607 noviembre
20). {11} tem una
almuzena con su lana
andada (RN 23, h 114r:
1628 mayo 9).
59 Almazuela f. Labor
realizada originalmente
uniendo retales o telas
viejas para elaborar
superficies mayores. La
composicin de estas
telas recuperadas permite
la creacin de colchas,
principalmente, y otras
ropas para el hogar.
Tambin muestras. // 2.
Cobertor o colcha hechos
168r: 27 de septiembre de
1611). {16} Un bancal
bareteado de pardo y
blanco (RN 18, h 131r:
1619 julio 18). {31}
tem un bancal de lana
de colores {32} andado
(RN 19, h 120v: 1622
septiembre 28). {4} tem
un bancal biejo de lana
y estopa que est encima
la {5} arcamessa de la
sala (RN 20, h 7r: 1623
enero 24). {24} tem un
bancal de colores de dos
varas andado (RN 23,
h 113v: 1628 mayo 9).
{16} tem un bancal de
colores nuebo de asta bara
y cuarta. [...] {18} tem un
bancal de lana y camo
listado bueno (RN 23,
h 135v: 1625 agosto 17).
{31} tem un bancal de
seis baras biejo andado de
colores. [...] {33} tem
otro bancal pequeo con
listas de colores. {h 138r}
{1} tem otro bancal
nuebo de colores pequeo.
{2} tem otro bancal
pequeo de colores
andado (RN 23, h 137v:
1625 agosto 17). {19}
tem tres bancales de lana
de colores dellos vuenos
andados {20} y picados de
ratones (RN 24, h 85v:
1632 abril 21). {20} Seis
bancales andados (RN
27, h 38v: 1671 diciembre
15).
61 {5} Una cama de
ropa que son dos svanas
213
214
71 {25} - Una
cambiz; y unas tixeras de
sastre (RN 2, h 59v: 1580
diciembre 26). {21} tem
una canvis para tri{22}llar
biexa (RN 23, h 104v:
1626 julio 12).
72 una banca {15} de
nogal; dos comportas;
una {16} cuba de honce
cntaras (RN 5, h 60v:
Del 23 de noviembre
de 1593 al 13 de mayo
de 1594). 8} Dos
comportas biejas (RN 8,
97v: 1599 mayo 25). dos
{19} comportas biejas,
dos escaleras andaderas
(RN-11, h 42v: 21 de
agosto de 1605). {13}
Zinco comportas biejas
(RN 11, h 90r: 1607
noviembre 20). {9} tem
dos pares de comportas
andadas (RN 13, h 20r:
1616 febrero 26). {30}
Dos comportas biejas
(RN 13, h 77v: 1608
noviembre 23). {13}
Unas comportas de
aya tradas (RN 13, h
245v: 1616 noviembre
22). {13} tem doze
comportas (RN 14, h
317v: 1609 noviembre
27). {31} tem tres
comportas: la una muy
bieja (RN 15, h 132r:
1611 septiembre 28). {1}
tem dos comportas
biexas (RN 18, h 97v:
1619 mayo 24-28). {23}
tem dos comportas de
aya biejas (RN 18, h 25r:
215
216
217
1. INTRODUCCIN
1.1.
xaminar el Tesoro desde la perspectiva de la fontica requiere una
serie de aclaraciones previas, que voy a intentar enumerar desde la
ms general a la ms particular.
Debo puntualizar ante todo que no har ningn anlisis especficamente interpretativo sobre la ortografa, tema que ha merecido una considerable atencin bibliogrfica para los estudiosos del Tesoro y que constituye
un motivo principal de atencin, si no de preocupacin, para el propio
autor, como se desprende de lo que afirma en el lema de ms arriba. Algo
inevitable, si se tiene en cuenta que la obra se manifiesta a travs de un canal
de comunicacin justamente ortogrfico, el de la cultura secular heredada.
Tampoco me ocupar de disquisiciones explcitas entre fontica y
fonologa; un asunto que, por otra parte, tambin aparece ya ms o menos
dilucidado en tratados como los clsicos, entre otros muchos, de Amado
Alonso (1967) o de Antonio Quilis (2004). Lo que no obsta para que aparezca alguna alusin inevitable.
219
Por lo dems, hay que reconocer ante todo que la fontica constituye, dentro de las disciplinas lingsticas, una especialidad considerablemente
particular al menos por las siguientes razones:
A) Es dependiente de artilugios tecnolgicos que la han convertido, especialmente durante el ltimo medio siglo, en una
experiencia que poco tiene que ver con las estimaciones un
tanto intuitivas de pocas anteriores. A este respecto, el Tesoro
se funda, lgicamente, en tipos de definicin lxica vinculados
a las descripciones procedentes de la literatura tradicional. Ms
an, la obra constituye un ejemplo clsico de perspectiva filolgica es decir, del estudio de la lengua erudita, documentada,
como era caracterstica de la poca frente a la perspectiva ms
bien lingstica de la fontica actual exclusivamente orientada
a textos no escritos, sino hablados.
B) Adems, la fontica actual est abierta a una multitud de objetivos y metodologas considerablemente diversas como, por
ejemplo, el canto, la oratoria, la logopedia, la electroencefalografa, el tratamiento de patologas articulatorias, la deteccin
biomtrica de la voz y un etctera cada vez ms extenso... adems de la descripcin modlica de sonidos lingsticos, la parte
ms familiar y prxima a la perspectiva que nos ocupa aqu.
1.2. Por lo general, las descripciones fonticas en el Tesoro dependen de estimaciones etimolgicas. Raramente ocupan una parte, ya no substancial, sino relativamente amplia. La prioridad la tienen las letras, como
entidades ortogrficas, su procedencia y comparacin con los alfabetos latino, griego, rabe y hebreo. Por ello, la descripcin fontica adquiere importancia sobre todo cuando existe alguna convencin ortogrfica diversa o
mltiple que rompe la correspondencia estricta entre una sola letra y un solo
sonido un problema que en realidad suele dilucidarse por va fonolgica.
La obra, por lo dems, est dirigida primordialmente a lectores castellanohablantes que comparten, por tanto, las mismas intuiciones y hbitos
en cuanto a pronunciacin. No faltan, en todo caso, referencias explcitas a
modalidades dialectales, como el ceceo.
Se comprende que todo ello adquiera, pues, un valor secundario
teniendo en cuenta que el Tesoro es un diccionario cuyo principal objetivo
consiste en describir significados y usos principales y derivados en la lengua
de los hablantes cultos y tambin vulgares a partir de su identificacin etimolgica, siempre que ello resulta posible, claro est. La descripcin fontica
tambin adquiere relevancia si permite dilucidar qu identificaciones lxicas
corresponden a distintas pronunciaciones. Tal sucede con ciertos sonidos,
que aparecen descritos a tenor de la pronunciacin alternativa de algunas
palabras. El propio autor precisa todos estos aspectos:
220
221
tomarse como punto de referencia paras ambos, a pesar de la distancia secular que separa a los dos inventarios.
COVARRUBIAS (1995)
RAE (2001)
Letra
Pginas
Ext.
Letra
Pginas
Ext.
A
B
C, , CH
D
E
F
G
H
I
J
K
L, LL
M
N
O
P
Q
R
S
T
U
V
1-149
150-217
218-393
394-445
446-529
530-567
568-616
617-657
658-674
675-693
694
695-724
725-771
772-781
782
783-793
794-842
843-846
847-873
874-906
907-942
943-946
947-973
149
68
176
52
84
38
49
41
17
19
1
30
47
10
1
11
49
4
27
33
36
4
27
15,05
6,87
17,78
5,25
8,48
3,84
4,95
4,14
1,72
1,92
0,10
3,03
4,75
1,01
0,10
1,11
4,95
0,40
2,73
3,33
3,64
0,40
2,73
X
Y
Z
974
975-977
978-990
1
3
13
0,10
0,30
1,31
A
B
C
D
E
F
G
H
I
J
K
L
M
N
O
P
Q
R
S
T
U
V
W
X
Y
Z
1-266
267-370
371-722
723-857
858-1028
1029-1102
1103-1180
1181-1242
1243-1308
1309-1334
1335-1337
1338-1407
1408-1560
1561-1598
1599-1600
1601-1642
1643-1871
1872-1885
1886-1999
2000-2116
2117-2248
2249-2261
2262-2322
2323
2324-2325
2326-2332
2333-2349
266
104
352
135
171
74
78
62
66
26
3
70
153
38
2
42
229
14
114
117
132
13
61
1
2
7
17
11,32
4,43
14,99
5,75
7,28
3,15
3,32
2,64
2,81
1,11
0,13
2,98
6,51
1,62
0,09
1,79
9,75
0,60
4,85
4,98
5,62
0,55
2,60
0,04
0,09
0,30
0,72
Seleccionando las diez iniciales que ocupan ms espacio en ambos diccionarios podemos visualizar lo dicho con ms precisin.
222
RAE
%
Letra
176 17,78
149 15,05
84 8,48
68 6,87
52 5,25
49 4,95
49 4,95
47 4,75
41 4,14
38 3,84
C
A
P
E
M
D
T
S
R
B
Ext.
352 14,99
266 11,32
229 9,75
171 7,28
153 6,51
135 5,75
132 5,62
117 4,98
114 4,85
104 4,43
223
224
225
2 Me refiero a la
conocida referencia del
insigne lingista (Jakobson,
1974) de que en las
primeras realizaciones
infantiles sobresalen las
oclusivas y las nasales.
Para [e]:
La letra E es la quinta en el orden alfabtico y segunda entre
las vocales. [...]
Para [a]:
A. Primera letra en orden cerca de todas las naciones que
usaron caracteres [...]. Y as es la primera que el hombre pronuncia en naciendo, salvo que el varn, como tiene ms fuerza, dice
a, y la hembra, e; en que parece entrar en el mundo lamentndose
de sus primeros padres Adn y Eva. Llamse letra vocal, porque
sin ayuda de ms instrumentos con que se forman las letras, se
pronuncia [...]. La simplicidad de la letra a es tanta, que no se
niega su pronunciacin a los mudos, los cuales con sola ella, ayudndose del tono, del semblante, del movimiento de manos, pies,
ojos y todo su cuerpo, nos dan a entender en un momento lo que
los muy bien hablados no podran con muchas palabras; y as se
aprovechan de ellos muchos seores en el servicio cerca de sus
personas, porque con sola una sea que les hagan estn a punto en
lo que se les manda, y juntamente por su camino son ms parleros
que picazas. [...]
Desde el punto de vista estrictamente fontico, llama la atencin que
la defina como la vocal por excelencia, que se pronuncia por s sola. Parece,
por lo dems, que el entusiasmo con que Covarrubias inici su Tesoro le
llev a introducir razonamientos tal vez populares, como el de la primigenia
referencia a Adn y Eva, y a extenderse con comentarios irnicos nada triviales, por cierto, pero sin valor descriptivo, al menos directo a propsito de
mudos de expresin palmaria, vanilocuentes correctos pero intiles, seores
de ademn sutil y al dictado, junto a parleros y picazas, esto es, charlatanes
sin lmite, hombres y mujeres.
En cuanto a [o] y [u] solo aparecen referencias ortogrficas:
O letra vocal, cuarta en orden, de forma circular. [...]
[U.] Esta letra U, aunque es vocal, muchas veces se convierte
en consonante y otras pierde la fuerza de letra, cuando se sigue
despus de la Q o de la G.
Es una lstima que no mencione ejemplos de [u] convertida en consonante, probablemente en palabras como hueco, huerto..., a juzgar por el
comentario que hace al respecto en hurfano (ver ms abajo en 4.3).
226
227
228
229
230
231
4.5. Nasales
Aparecen las siguientes referencias y definiciones:
[m] [M.] [...] El griego llama esta letra inmutable, y el latino lquida.
Como hemos tenido ocasin de ver, por la denominacin metafrica
de lquida se entiende la consonante que puede aparecer entre el ncleo y el
margen de una slaba [l] o [ ]en plaza, prado. As se define justamente en la
entrada de la letra L, que veremos a continuacin (4.6). Por ello, es evidente
que en castellano [m] no es lquida como poda serlo en latn. Falta precisar
tambin qu se entiende por inmutable.
[n] No hay definicin ni referencia a pesar de su alto nivel de aparicin
(conejo, hanega, nutria...).
[ ]Tampoco hay definicin ni referencia a pesar de que aparece en
distintas entradas (dao, leo, udo...).
4.6. Vibrantes y laterales
Aparecen las siguientes referencias y definiciones:
[], [r] [R.] Letra semivocal y lquida; llamronla letra canina,
por el estridor con que se pronuncia, como el perro cuando regaa. En principio de diccin suena como aspirada. La lengua espaola interpone muchas veces esta letra en las dicciones, con que
las hace sonar fuertes, sin que sea radical, ni les pertenezca. Topars
en este libro muchos ejemplos a donde se advierte.
La pintoresca referencia a los perros podra inducir a preguntar si los
perros de la poca gruan de un modo especial o bien si era distinta la
pronunciacin de las vibrantes. Como mnimo, no se explicita ninguna diferencia entre [ ]y [r] a pesar de que aparecen entradas especficas como coro
y corro con sus respectivas grafas diferenciadas.
[l], [] [L.] La L es letra latina que los griegos llaman lambda.
[La] llamamos lquida, porque suena juntamente con otra consonante que sea muda, como plato, bledo, flaco, etc. [...] Esta letra
duplicada, en castellano se pronuncia apretando la lengua sobre los
dientes de la mejilla superior y el paladar, como malla, mella, milla,
mollar, etc.; suple a veces por la primera la letra P, como llantoplanto, llano-plato, reducindose a la propiedad latina.
232
233
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Madrid.
234
PALMIRENO EN EL TESORO DE
LA LENGUA CASTELLANA O
ESPAOLA (ANOTACIONES SOBRE EL
ORNITNIMO GAFARRN)1
Gloria Clavera Nadal
Universitat Autnoma de Barcelona
1. INTRODUCCIN
235
1 La investigacin
necesaria para llevar a
cabo este artculo ha sido
posible gracias a la ayuda
de la DGICYT para el
proyecto Portal de lxico
hispnico: documentacin
y morfologa derivativa
(n. de referencia
FFI2011-24183) y al
apoyo del Comissionat
per Universitats i Recerca
de la Generalitat de
Catalunya concedido al
Grupo de Lexicografa
y Diacrona (n. de
referencia SGR2009-1067).
Agradezco a Jos Martnez
Gzquez y a Mar Massanell
las informaciones sobre el
latn y el cataln.
236
237
palabras se encuentran
en el Lexicon puerile. Cfr.
Palmireno 1560 [2003]: 14
y 25.
8 Cfr. Palmireno 1560
[2003]: 14 y 24.
238
239
10 Figura tambin en el
Lexicon puerile (Palmireno
1560 [2003]: 13 y 20) con
la misma equivalencia.
11 Martn de Riquer
en su edicin corrige
atinadamente enjaularle
por enjaularse (Covarrubias
1611 [1943]: s.v.]
LA HISTORIA DE GAFARRN:
APUNTES LEXICOGRFICOS
240
241
242
243
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244
245
246
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GLORIA CLAVERA NADAL, Catedrtica del rea de Lengua Espaola del Departamento
de Filologa Espaola de la Universitat Autnoma de Barcelona (UAB). Es especialista en historia de la lengua espaola, lexicografa y lexicologa histricas, y aplicacin de herramientas
informticas al estudio histrico. Es autora de El latinismo en espaol (1991) y editora o coeditora de Filologa e informtica. Nuevas tecnologas en los estudios filolgicos (1999), Filologa en
Internet (2002), Germ Coln: les llenges romniques juntes i contrastades (amb un ndex del lxic
estudiat en lobra de Germ Coln) (2005), Estudio del lxico y bases de datos (2006), Al otro lado
del espejo. Comentario lingstico de textos literarios. Homenaje a Jos Manuel Blecua Perdices (2010),
Historia del lxico: perspectivas de investigacin (en prensa (2011)). Es responsable de la edicin en
CD-ROM del Diccionario crtico etimolgico castellano e hispnico de J. Corominas y J. A. Pascual
(RBA-Gredos, 2012)) e investigadora responsable del equipo de la UAB del Portal de lxico
hispnico (http://www.portaldelexico.es).
248
249
250
251
del Tesoro de 1611; despus, compare las columnas siguientes, que contienen, a la izquierda, la imagen del Tesoro de 1611; a la derecha, el correspondiente traslado y tracto del Diccionario de Autoridades de 1726-1739.
Comparacin de la nomenclatura y la microestructura de dos diccionarios
de lengua general:
252
RE.
Partcula
que
en
composicion,
regularmente aumenta y reduplica la
significacin, assi en nombres, como en
verbos: como de Lleno Relleno, de Clamar
Reclamar.
REAL. Monda del valor de treinta y quatro
maravedis, que es el que oy se llama real de
vellon ; pero no la hai efectiva. En algunas
partes de Espaa se entiende por real, el real de
plata.
REAL. El campo donde est acampado un
Exrcito: y rigurosamente se entiende del sitio ,
en que est la tienda de la Persona Real, del
General.
Sentar el Real. Adems del sentido recto, se
toma por establecerse en alguna Poblacin.
REALENGO, GA. Adj. Lo que pertenece y
toca al Rey.
REALEJO. El rgano pequeo y manual.
Inventse por tocar en los Palacios de los
Reyes, de donde tom el nombre. Trahelo
Covarr. En su Thesoro. Lat. Organum
manuale, parvum.
REATA. Se toma asimismo por la mula
tercra, que se aade al carro, galra coche
de camino, para tirar delante.
REBAO. s.m. El hato de ganado lanr: y por
extensin se entiende tambien de otro gnero
de ganado. Covarr. Dice trahe el origen [].
REBATIR. v. a. Rechazar contrarestar la
fuerza violencia de otro [].
REBATIR. En la Esgrima es desviar la espada
del contrario, haciendola baxar, para evitar la
herida [].
REBATIR. Entre los Contadres es sacar lo
que queda lquido de una partida [].
REBATO. s. m. Acometimiento repentino y
engaoso, que se hace al enemigo.
Coger de rebto. Phrase que significa Coger a
uno de repente y desprevenido. Trahelo
Covarr. en su Thesoro en la voz Rebatir.
REBELDE. adj. de una term. El que se rebla y
levanta, faltando la obediencia debida [].
REBELDE. Sinifica tambien indcil, duro,
fuerte y tenaz.
REBELDE. En lo forense se dice del que no
responde, no comparece en juicio, dentro del
trmino de la citacin, del llamamiento hecho
del Juez [].
REBELDIA. s. f. La contumz falta de
obediencia [].
REBELDIA. Significa tambin tenacidad,
resistencia repugnancia [].
REBELDIA. En lo forense se toma por
omisin y tardanza en responder, comparecer
en juicio el reo actr por el Juez.
253
254
255
256
257
Puerta del Sol y enfrente de la calle Paz), fue impresa en Madrid por
Melchor Snchez. Edicin que parece hecha con los mismos moldes, aparejos, marcas, escudos, letras capitulares, etc., que la primera, aunque este
Snchez, Melchor, no pudo haber sido sucesor de Luis Snchez, pues, de
los cuatro hijos que tuvo, solo le sobrevivi Juana Isabel (vase, en lnea,
la cadena Nuevas impresiones del taller madrileo de Luis Snchez, de
Yolanda Clemente San Romn, en Google books). La impresin, en cuerpo
menor que la de 1611, repite erratas, subsana algunas, aade nuevas; cambia
la ortografa; recoloca y resume artculos; repite en sus adiciones datos ya
registrados por Covarrubias; translitera los caracteres hebreos y griegos al
alfabeto latino, etc. Su nico mrito fue que se edit el Tesoro porque el
dicho Libro no se hallaua al presente (preliminares de la edicin).
Desde 1674, hay que esperar a 1943 (270 aos) para tener entre las
manos el Tesoro en una edicin en soporte moderno (no tengo en cuenta
el capricho de microfotografas, con lupa adjunta, de The Hispanic Society
of America, New York, 1927, que puede dejar ciego a cualquiera, cosa que
no querra el Cannigo de Cuenca). El artfice de esa edicin fue el maestro
Martn de Riquer y Morera, conde de Casa Dvalos y Grande de Espaa
(ms adelante, al referir la publicacin de 2001, encontrar el lector la clave
y razn por las cuales aado estos ttulos nobiliarios), que la prepar para el
impresor barcelons Joaqun Horta (S. A. Horta I. E.), que la compuso en
letra Georgia, o parecida, heredera de la rama bembo-garamond-granjon.
El mismo Martn de Riquer narr lo que aconteci a aquella edicin: En
1943 el impresor barcelons Joaqun Horta, actuando entonces como editor, tuvo la audacia de publicar este Tesoro de la lengua castellana o espaola
de Sebastin de Covarrubias, segn el texto preparado por m y seguido de
un extenso ndice de voces, expresiones y nombres propios. El libro obtuvo
un apreciable xito y, pese a su volumen y coste, pocos aos despus estaba
completamente agotado y se convirti en una rareza bibliogrfica. En 1977
una empresa madrilea llamada Ediciones Turner S.A, sin contar en absoluto
conmigo, reprodujo en facsmil mi edicin de 1943, con su extenso ndice,
pero suprimiendo mi nombre en la portada y mis pginas introductorias,
desaprensivo proceder que en estos ltimos aspectos me satisface porque as
queda bien claro que no tengo ninguna relacin con empresa editorial de
tan pocos escrpulos. Totalmente de acuerdo conmigo, Editorial Alta Fulla
ha dado al pblico esta edicin facsimilar del Tesoro segn mi texto, con sus
pginas introductorias y su ndice; y pese a que as se reiteran algunos errores
de acentuacin y de puntuacin en que incid hace cuarenta y cuatro aos,
creo que la gran obra de Covarrubias volver a prestar servicio a los interesados en la lengua castellana en su mejor poca.
Con esa edicin desaprensiva fue con la que pude trabajar durante aos
y aos. Y, como conserv la edicin original de 1943, he de decir que, una
vez fotocopiado el prlogo de la edicin madre, pude disfrutar del Tesoro y
del estudio de Martn de Riquer; pues, aunque pirata la edicin de Turner,
258
259
original, tras las muchas lecturas y correcciones que debi realizar, reparara
en que Cobarruvias hace un uso especial de las maysculas (y tambin los
cajistas, que reponan la mayscula a Dios, cuando el amanuense despistado
del Suplemento la escatimaba, hecho posible de suponer que ocurriera tambin en el traslado del manuscrito-tesoro a la edicin-tesoro). Siguiendo con
la ortografa de la palabra, es de agradecer que Riquer resolviera las abreviaturas, tan frecuentes en el texto, menos las citas de algunos libros bblicos
y latinos y en las indicaciones lib., por libro, cap., por captulo, etc., ya que
ayuda a los lectores que carecemos de un saber bibliogrfico y bibliolgico
tan inmenso como el que acumul el erudito editor cataln. Pasando a la
ortografa de la frase (puntuacin, comillas, parntesis, en lo que toca aqu),
el criterio fue el de regularizar el uso de la coma, punto y coma, dos puntos,
punto y signos de interrogacin y admiracin, de acuerdo con el sentido de
los pasajes, muchas veces en contradiccin con la puntuacin empleada en
el texto. Aunque no hay que dudar de la capacidad de Riquer para puntuar
un texto clsico, deca l que de acuerdo conmigo, Editorial Alta Fulla ha
dado al pblico esta edicin facsimilar del Tesoro segn mi texto, con sus
pginas introductorias y su ndice; y pese a que as se reiteran algunos errores
de acentuacin y de puntuacin en que incid hace cuarenta y cuatro aos
(citado antes completo). Sobre tan delicado asunto, hay que tener en cuenta
que ese dejar en un segundo plano el aspecto ms formativo de la ortografa, la puntuacin [], se nota no solo en las investigaciones de los lingistas
[], en las sistematizaciones acadmicas y, en general, en los manuales al uso,
sino tambin en los propios usuarios cultos, incluso en los escritores y, entre
ellos, de manera ms perceptible, entre los mejores de cualquier poca: tal
parece ser la situacin que los hechos tienden a demostrar (p. 49), palabras
de mi amigo y maestro Jos Polo, que ha dedicado cientos y cientos de
pginas a la puntuacin. Para ilustracin y apoyo de esa tesis, Polo rescata del
olvido un valioso examen de Vicente Gaos (autor de una gran edicin del
Quijote para la editorial Gredos, 1987, en tres volmenes) sobre la puntuacin en dicha obra: Sobre el crecido nmero de enmiendas de R[odrguez]
M[arn], en su mayora injustificadas, ver ndice de variantes del texto (respecto
a la ed. Pr. y RM) en el t. III de la presente edicin. En el establecimiento
del texto del Quijote no es una de las tareas menos laboriosas y delicadas
la de fijar su puntuacin. La de la edicin prncipe aparte sus frecuentes
erratas responde a los hbitos de la poca, poco gramaticales: por ejemplo,
como regla, la conjuncin y y el relativo que van precedidos de coma. En
bastantes ocasiones, de la puntuacin adoptada depende el sentido de una
frase, o de todo un pasaje. La puntuacin de Rodrguez Marn, en general
correcta, peca de demasiado acadmica: su texto en el que se abusa del
punto y coma lleva excesivos signos de puntuacin, y en su uniformidad
gramatical hace hablar con la misma correccin al narrador, a don Quijote, a
Sancho, al cannigo ilustrado y preceptista de la primera parte de la novela,
y a Maritornes o los galeotes. El sistema de puntuacin seguido por Schevill
260
261
por la segunda edicin, pero sigue siendo caro (98 ). El criterio de respetar las peculiaridades lingsticas de la poca lo considero acertado por
tratarse de un nivel distinto del ortogrfico y del sistema puntuario; aunque,
respecto de la puntuacin, vale para esta edicin lo dicho antes de la edicin
de Martn de Riquer, mas tngase en cuenta, de nuevo, que la edicin de
Maldonado-Camarero va destinada al gran pblico, acostumbrado ya a la
tendencia de sobrepuntuacin, imperante desde mediados del siglo XVIII, y
que explota en el manierismo (en algunos casos, casi churriguerismo) puntuario del ltimo tercio del siglo XX y el corriente XXI. Los editores cientficos y editor tcnico han planteado con acierto la estructura bibliolgica, la
material y la macroestructura (entendida ahora este trmino como referido a
la disposicin espacial del contenido en las pginas, presentacin tipogrfica,
criterios de ordenacin, alfabetizacin en general, de los dgrafos, ordenacin de sintagmas, lexas y frases, etc., segn el maestro Martnez de Sousa),
pues la red de remisiones formada por las grafas modernas y por las originales comprende la doble nomenclatura del Tesoro, que fue acertadamente
numerada para facilitar la inmediata localizacin y consulta. Maldonado y
Camarero concluyen la obra con 38 pginas que contienen los refranes del
Tesoro, marcada en negrita la palabra clave remitente a cabeza de artculo
contenedor del refrn.
En 1991, Juan Crespo Hidalgo, quien esto escribe, public su Estudio
del Suplemento del Tesoro de la Lengua Espaola Castellana de Sebastin de
Covarrubias. Nm. de depsito legal: B 30896-1991. ISBN 84-7496-335-4.
Editor: Universidad de Mlaga. Pginas: 15 microfichas (1339 fotogramas [o
pginas]). Segn registro del catlogo de la Biblioteca Nacional de Espaa.
Contiene la edicin paleogrfica y anotada del manuscrito completo, su
estudio en los aspectos histricos, lexicogrficos (sincrnica y diacrnicamente), inventarios de voces, segn distintos criterios, etc. En 1992 publiqu
La vida y el pensamiento de Covarrubias como parte de la microestructura
del manuscrito Suplemento al Tesoro de la Lengua Espaola Castellana y El
arte diccionarista de Sebastin de Covarrubias; en 1996, Las autoridades
del Suplemento al Tesoro de la Lengua Espaola Castellana de Sebastin de
Covarrubias; en 2007, el lxico comn del publicado Suplemento, en seleccin preparada por m, pas al magno (11 volmenes) Nuevo tesoro lexicogrfico del espaol (s. XIV-1726) de Lidio Nieto Jimnez / Manuel Alvar Ezquerra,
publicado en 2007, en Madrid, por Arco Libros.
En 2001, ediciones Polifemo y Grficas Andemi hicieron una publicacin del Suplemento, en cuya presentacin de diez pginas y 4521 palabras, al final de la penltima pgina, tras dar las gracias a unos pocos sabios
verdaderos, a eruditos y bedeles, los presentadores me despacharon con La
labor ejemplar de Juan Crespo Hidalgo, el primer investigador en transcribir el Suplemento, sigue siendo punto de referencia imprescindible; es
decir, con nmeros, en 20 palabras y dos comas. Esa referencia imprescindible pudiera reflejarse, positiva y negativamente, de la mano de Ignacio
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El suplemento se aade, constituye una adicin, una plenitud que enriquece otra plenitud, la medida ms plena de la presencia.
Rene y acumula presencia [...]. Pero el suplemento complementa.
Slo aade para reemplazar. Interviene o se insina en lugar de; el
suplemento llena, como cuando se llena un vaco [...]. Suplente indirecto, el suplemento es un aadido, un ejemplo subalterno que toma
el lugar de.
Jacques Derrida, De la gramatologa
1.
n 1626, unos 15 aos despus de la publicacin, en 1611, de la primera edicin del Tesoro de la lengua castellana o espaola de Sebastin
de Covarrubias, uno de los ms tempranos - y mejor conocidos
- crticos del texto aventuraba una lacnica apreciacin del voluminoso tomo: el papel es ms que la razn: obra grande y de erudicin
desaliada. (Quevedo, I, 366). Con su habitual y mordaz economa verbal,
Quevedo, autor de la cita, describe la obra maestra del lexicgrafo conquense refirindose a su grandeza, pero de una forma devastadoramente
literal que recuerda el sentido que ese otro talentoso literalizador y esgrimidor de la palabra, Sempronio, le da al trmino en La Celestina: Como
Melibea es grande, no cabe en el corazn de mi amo, que por la boca le sale
a borbollones. La custica agudeza de Quevedo representa no slo uno de
los ms tempranos y ms repetidos juicios crticos sobre el Tesoro, sino que
tambin aborda, con punzante elocuencia, el tema de la materialidad misma
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Fernando el Cathlico entre las dems empresas suyas truxo una de este iugo
y las coyundas, con la letra TANTO MONTA, como si dixera, tanto monta
cortar como desatar. No obstante, la interpretacin que ms soli drsele al
lema fue como rbrica de la absoluta igualdad que mediaba entre rey y reina:
Tanto monta, monta tanto, Fernando como Isabel, Isabel como Fernando.
El equvoco en la interpretacin del lema nos indicara hasta qu punto la
pregunta de quin montaba y mandaba ms fue concebida - o disfrazada como un asunto de indiferencia gordiana. Pero esta lectura, que reafirma la
unidad matrimonial de los reyes catlicos, y con ella la unidad nacional - el
nacimiento mismo de la nacin -, tambin denota el necesario olvido del
corte sobre el que esa unin - y, de hecho, la posibilidad misma de la definicin nacional se fundaba. Si concebimos, pues, del udo gordio que
representa este emblema fundacional de los reyes catlicos, como si fuera
una suerte de cordn umbilical del que nace la nacin espaola, entonces
en el horizonte de la historiografa espaola el corte a la vez definitivo y
definidor del que nace la nacin es justamente el corte que constituye la
expulsin de los judos: la amputacin de y desde un origen que, al igual que
el monstruo, es a la vez objeto de deseo y de repulsin.
Quisiera citar un ltimo pasaje del Tesoro, en el que Fernando e Isabel
reaparecen en todo su esplendor. Forma parte de la seccin dedicada al
vocablo judo, definicin que Covarrubias ampliar considerablemente en
el Suplemento: En Espaa han habitado judos de muchos siglos atrs, hasta
que en tiempos de nuestros abuelos, los Reyes Catlicos, sin reparar en lo
que perdan de sus rentas, los echaron de Espaa; y ass no ay que maravillar que en la lengua espaola aya muchos vocablos hebreos y juntamente
arbigos, porque los unos y los otros habitaron gran tiempo en estas tierras
mezclados. (719) No debera sorprendernos, tal vez, que Covarrubias transforme la cuestin de la expulsin en una problema lexicolgico, que adems
reintroduce la enrevesada madeja de los orgenes: gran tiempo en estas tierras mezclados. Recordemos aqu nuevamente el nudo gordiano: tan ciego
y perplejo que pareca indissoluble.
Pero lo ms curioso de la definicin que ofrece el Tesoro , es la forma en
que apunta hacia lo que no dice: no existe, en el Tesoro, mencin ninguna a la
expulsin de los moriscos, ni a las tensiones que la impulsaron. Covarrubias
mantiene un estrepitoso silencio al respecto, a pesar de que el debate en
torno a la expulsin, y la expulsin misma, coinciden con el perodo en que
trabajaba febrilmente en la redaccin del diccionario, y a pesar de los aos
que pas en Valencia tratando de dotar rectoras para la instruccin de los
nuevos convertidos, proyecto cuyo mpetu poltico no era la exclusin, y
mucho menos la expulsin, de los moriscos, sino su inclusin, su incorporacin en el cuerpo nacional, mediante estrategias de asimilacin cultural,
religiosa y lingstica. No pretendo sugerir que Covarrubias se opusiera al
edicto de expulsin, ni que abrigara sentimientos pro-moriscos: es de hecho
posible que se trate simplemente de una cuestin cronolgica, que el Tesoro
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un segundo tomo perdido del Suplemento. Pero aunque ste hubiera acabado
con Zeus, o, en un eco cervantino, con Zoilo o Zeuxis, se trata de un texto
que a la vez predica y es predicado desde lo incompleto.
Esta condicin de falta de plenitud versa, en parte, sobre la particular carencia (del Tesoro) que el Suplemento pretende suplir: la falta de
nombres propios. No se trata, sin embargo, de los nombres de cualquier
Fulano o Zutano, sino de los nombres propios de los reyes de Castilla,
Len y Navarra. El Suplemento es, en esto, un texto ms conservador que
el Tesoro: intenta llenar una ausencia real que nace del ombligo mismo
de la nacin. Es, a la vez, un texto ms osado en su intencin. Ms que
completar un diccionario inacabado, lo que hace es transformar completamente el Tesoro en una enciclopedia abreviada, ya no slo un catlogo de
voces y silencios, de anudadas genealogas lxicas, sino adems un catlogo
de hroes y de herejes, de genealogas humanas e ideolgicas. An ms
que el Tesoro, el binomio Tesoro-Suplemento obedece a un afn de ordenar,
de clasificar, afn por otra parte muy arraigado en su momento (son aos
en que se privilegian los intentos de establecer disciplinas y taxonomas,
de organizar saberes de la A a la Z.) Este arraigo tiene otras consecuencias. Al anexar a sus trminos el incierto territorio del nombre propio, el
Suplemento no puede escapar a las contingencias de la historia, es decir,
a los accidentes del nacimiento y de la muerte (accidentes que apuntan,
inevitablemente, a la muerte del propio autor). Es un texto en que se
manifiestan, de una manera mucho ms explcita que en el Tesoro, a la
vez la presencia y el presente de la historia. La cronologa de los reyes de
Castilla, Len y Navarra que sus pginas desordena debe, necesariamente,
terminar con Felipe III. Al igual que la autobiografa picaresca de Gins de
Pasamonte, el texto slo puede terminar con la muerte de quien lo escribe.
Sin embargo, al no estar regido por un telos, un cumplimiento autobiogrfico, el Suplemento queda condenado a una perenne falta de perfeccin
histrica genealgica, tal vez -, a un estado incompleto que suple, pero no
completa lo incompleto que ya define al Suplemento como tal.
Este carcter incompleto tiene otras consecuencias de ms peso. Si por
una parte el Suplemento corrige y de alguna forma estabiliza al Tesoro que
lo precede, como suplemento desestabiliza la idea de la perfeccin y de la
neutralidad ideolgicas que se suele atribuir a un diccionario, a cualquier diccionario, pero especialmente al de Covarrubias por ser el primero. En parte
por su forma material (una lista de palabras ordenadas alfabticamente en
correlacin paratctica), y en parte por el sentido de totalidad (que nos lleva
de Ababol a Zutano) y autoridad que derivan de esa forma, el diccionario
aparece rodeado de una aureola de imparcialidad que lo convierte en la ms
sutil la ms invisible de las mquinas ideolgicas. Conceder a una palabra
un lugar en un diccionario la reviste de una especie de ontologa lingstica:
significa el reconocimiento oficial, y en cierto sentido la consiguiente canonizacin de su existencia en una lengua concreta. La ecuacin, sin embargo,
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testamento que quiere construir el argumento expulsionista, el estado espaol salva a los nios (es bolver por los Inocentes) a expensas de sus padres
(se pueden matar en este caso), a quienes ya consideraba muertos (y
mortales) figurativamente (la expulsin se denomina como muerte civil).
Pero quizs el referente ms inmediato del calificativo inocente fuera la
historia del martirio del nio Inocente de la Guarda, historia tendenciosa
que haba alimentado el sentimiento antisemita en Espaa en 1491, contribuyendo a promover la expulsin de los judos. La hagiografa que rodeaba
al nio inocente de la Guarda volvi a ser instrumento de estado en los
primeros aos del s. XVII, cuando sirvi para suscitar la ira popular contra
los banqueros portugueses en Espaa (sospechosos de Cristo-judasmo), y
contra los moriscoses decir, cuando sirvi como medio discursivo para
ocultar a la poblacin las causas econmico-polticas de la crisis econmica
de finales del siglo XVI y de principios del XVII. Se trata de una historia que Covarrubias expone con lujo de detalles en la larga definicin de
JUDO que ofrece en el Suplemento.
A medida que se iba acercando la fecha de la expulsin, la edad de los
nios moriscos que haban de ser arrebatados a sus padres fue bajando progresivamente de diez a siete aos, y luego a menos de cinco. En una carta
del 4 de agosto de 1609, cuando ya haba sido firmada la ley de expulsin
pero antes de que se publicaran los Bandos de expulsin, Felipe peda el
consejo de Ribera que volviera a reflexionar sobre la cuestin: todava ha
parecido despues que los que fueren desta hedad quedaran tan instruydos de
sus Padres en la secta de Mahoma que con dificultad se podran reduzir ni
combertir a nuestra sancta fee.Y creiendo los unos y los otros si viniesen a
juntarse podriamos con el disenso del tiempo allarnos en los mismos inconbenientes que agora... (BCCC I-7-8-30). Esta incertidumbre, y las medidas
que propona tanto la Corona como el Consejo para rebajar la edad de los
nios, no slo respondan a una preocupacin sobre la imposibilidad de
combatir las creencias religiosas en nios de ms edad, creencias invariablemente ligadas a su conocimiento del rabe, sino tambin a la incgnita que
planteaba el futuro de los nios. Tras estas preocupaciones lata la sospecha
de que si hubiesen permanecido en Espaa, esos nios de ms edad, que
hablaban con soltura el rabe y, por extensin, que conocan ampliamente las
prcticas y creencias musulmanas que se enseaban en dicha lengua, hubiesen
podido volver a causar una nueva infeccin del cuerpo nacional: porque
no hay sperana de su correction, antes justo rezelo y temor que bolveran a
inficionar el Reyno (BCCC I-7-8-30). La idea de que los nios que an
no estaban plenamente instruidos en la lengua rabe podan ser redimidos para Espaa pone de manifiesto la conexin tan clsica como tenaz
entre la lengua y la nacin (anloga, en muchos sentidos, a la que encontramos en el concepto de nacin que heredamos de Renan). Por otra parte,
esta conexin un tanto abstracta lleva en estas circunstancias un carcter
concreto: el proyecto lingstico y pedaggico del Tesoro (y en un sentido
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se remediase, y no viniesen al fin que vinieron aquellos malaventurados moros, que perdieron las nimas y los cuerpos, lo temporal
y espiritual, y todos ellos perecieron. (Sahagn, 383-4)
El ignorar (o dejar sin solucin) la falsa conversin en el Nuevo Mundo
conllevara el riesgo, segn indica Sahagn, de una prdida total, prdida que
podra traducirse en una tercera rebelin de las Alpujarras, trasplantndola de
las montaas espaolas a los valles de Nueva Espaa.
En el mismo ao en que se publica en Mxico el Arte Adivinatoria o
breve confutacin de la idolatra de Sahagn (Sahagn, 386), un sacerdote
jesuita llamado Pablo Jos de Arriaga llega a Per desde Espaa para servir
como rector de una escuela jesuita en Lima. Despus de pasar varios aos
instruyendo a nios y nefitos americanos en los pormenores de la lengua y
la fe hispano-catlica, se le encomienda que participe en las campaas para
la extirpacin de la idolatra en el virreinato peruano. (Las primeras campaas sistemticas ocurren bajo el arzobispado de Bartolom Lobo Guerrero
en 1609, en rigurosa correspondencia con la expulsin morisca.) En La
extirpacin de la idolatra en el Per (1621), especie de relacin postergada de
esas campaas, Arriaga repite el gesto de Sahagn, proyectando la heterodoxia religiosa en el Nuevo Mundo contra la pantalla que le proporciona el
cripto-islamismo de los moriscos espaoles, para remontarse a continuacin
al cripto-judasmo que sostuvieron los judos espaoles conversos. En el primer prrafo del primer captulo, Cmo se comeno a descubrir la idolatra
de este Arcobispado de Lima, escribe:
Siendo se entendi que en todas las Prouincias, y aun pueblos
de los Indios del Pir, aunque a tantos aos, que son Christianos,
auan quedado algunos rastros de Idolatra. Ni se marauillar, que
mal tan antiguo, y tan arraigado, y connaturalizado en los Indios,
no se haya del todo desarraigado, quien uviere ledo las historias
Ecclesisticas del principio, y discurso de la Iglesia, y entendiere lo
que passado en nuestra Espaa, donde aun siendo aduenedicos
los Iudios, pues entraron en ella ms de mil y quinientos aos en
tiempo del Emperador Claudio, a penas se ha podido extirpar tan
mala semilla en tierra tan limpia, y donde est tan cultiuada, y pura,
y continua la sementera del Euangelio, y tan vigilante sobre ella el
cuidado, y solicitud del tribunal del Santo Oficio.Y donde ms se
hecha de ver la dificultad que ay, en que errores en la fe, mamados
con la leche, y heredados de Padres e Hijos se oluiden, o desengaen, es en el exemplo que tenemos nueuo delante de los ojos, en
la expulsin de los Moriscos de Espaa. Pues auindose puesto por
todas las vas posibles tantos medios para el remedio de sus males,
sin tener el buen efecto que se pretenda de su verdadera conuersin, sobrepujando el mal a la medicina, fue forcoso como a gente
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po insta al rey para que cure primero el cuerpo enfermo de la nacin desde
dentro, liberndolo de sus enemigos domsticos (es decir, de los moriscos),
antes de ocuparse de amenazas externas. Hacer lo contrario, le escribe, es lo
mismo que dexando de curar la calentura mortal que est dentro del cuerpo, y daa el coran del hombre, cercarle la casa pasa que no le enojen sus
enemigos. Vigilar las fronteras internas de la nacin, legislar la definicin
nacional desde dentro, debe tener preferencia sobre la fortificacin de los
confines externos. Si alguna leccin puede desprenderse de la derrota de
la Armada, contina Ribera, es precisamente que la victoria internacional
sobre la hereja no puede conseguirse mientras no haya seguridad dentro de
casa, o, lo que es lo mismo, mientras los moriscos permanezcan en Espaa:
mientras no se pona remedio en estas heregas de Espaa... [Felipe II] no se
deva ocupar en remediar las de los Reynos agenos.Y luego, en una nueva
transposicin, en otra translatio de estes y oestes, Ribera redondea su argumentacin con una imagen contundente: mientras [los moriscos] estuvieren entre nosotros todas las plaas de los que agora son nuestros enemigos, y
de los que adelante lo fueren, sern Argel....Ya no son slo las Indias las que
asombrosamente habitan la unheimlich casa espaola, sino el mismo Argel.
Qu podemos hacer, pues, con todas estas desorientaciones que trasponen estes y oestes, indios y moriscos, y por qu deberamos leerlas en las
sombras del proyecto de Covarrubias? Cerremos este largo parntesis con
varias propuestas. Los deslices y cruces transatlnticos que venimos viendo
entre Espaa y sus Otros y la peculiar y a veces paradjica geografa que
estos cruces producen no slo son inherentes a la empresa imperial, sino
que incitan a reconsiderar el imperio en trminos tanto del colonialismo
externo como del colonialismo interno que vino a crear. Tambin sugieren
que la definicin de Amrica en y desde la Espaa de los albores de la era
moderna est tan marcada por Granada y por Valencia, como por Castilla,
Extremadura o Sevilla, y, al revs, que en el oriente de Espaa podemos
descubrir, si los buscamos, rastros americanos. Estos deslices, estas geografas
mviles sugieren, por ltimo, que la definicin nacional la de Covarrubias,
la de Espaa, incluso la de Amrica es necesariamente una construccin
suplementaria, un dislocador nordestar.
6. EL SUPLEMENTO AL TESORO: RASTROS DE LA NACIN
RASTRO. La seal que dexa en la tierra la cosa que llevan
arrastrando por ella, del verbo rado, is, vel rapto, as, ut Virgilius primo
Eneidas:Ter circum iliacos raptaverat Hector a muros. (896)
ATESORAR. Recoger mucho oro y plata y tenerlo escondido....
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el duelo. Y hay, finalmente, otra suerte de raz que se confunde sobre todo
con las primeras raices, raz que invade a todas las dems, y que como las
races etimolgicas tambin sobrevive in absentia. Se trata de las rayzes del
linaje (566), de los orgenes y principios genealgicos que tanto preocuparon a la Espaa inquisitorial de los Austrias; races que en teora definen
tal o cual linaje, pero que en un mbito de limpieza de sangre, estn sujetas
a inauditos geotropismos. Si Felipe III efectivamente logra desarraigar a
los moriscos de Espaa, enajenndoles sus bienes races en el sentido ms
literal posible mediante el extraamiento y la expulsin de la patria, no
consigue, sin embargo, estirparlos etimolgica ni genealgicamente: permanecern las races rabes, instaladas en el mismo centro del corpus lingstico espaol, as como permanecern los nios moriscos que se incorporan,
como suplemento, al cuerpo mismo de la nacin.
Pero qu hacer de todas estas races que se renen, que se entrelazan
y se confunden? Parte de la respuesta se desprende de la misma tierra que
las nutre. Cada una de ellas resulta constitutiva e imprescindible a la hora
de armar uno u otro aspecto de la auto-definicin nacional en el Siglo de
Oro. El engarce se puede ver venir. Las races que apuntan a un trgico
etno-racismo (que califica al Otro de tan mala semilla) corresponderan a
una definicin nacional esencialista, basada en la exclusin de todo aquello
que califica de Otro Los bienes races cuya possesin des-fruta al Otro
se ajustara a una definicin de la nacin en trminos de sus coordenadas
geo-polticas, de sus lmites fsicos, tanto internos como externos. Las races
etimolgicas de cuyo saber goza la nacin se acogeran a una definicin
nacional que emparentara nacin e idioma, lo espaol con el espaol
(pensemos en Nebrija o en Renn). Finalmente, las races genealgicas que
se exhiben y tambin se escamotean forman el ncleo de una concepcin
edpica de la nacin, en la cual los vnculos y las purezas de sangre son determinantes e, implcitamente, determinables, pues ser de esta o de otra nacin
significa ser capaz de leer y dar a leer estas races.Y que no nos sorprenda que
la definicin de lo nacional que elaboran el Tesoro y su Suplemento no se cia
a ninguna de estas posibilidades, sino que se ubique en el enrevesado anudamiento de tan diversas (y no tan diversas) races; el goce el valor mismo
del diccionario deriva del posible desliz entre races. Ms an: la crisis de
valorcrisis de sentido que el diccionario y su suplemento producen y
a la vez buscan exilar se materializa en la fisura entre bienes races y bienes
muebles, fisura en la que se esconde el tesoro de la lengua. Observemos, a
modo de prueba, que la confusin de races llega en el Suplemento a su punto
crtico precisamente al tratarse de la expulsin morisca, el hecho histrico
que en su momento ms atormentada e inquietantemente servira para dar a
pensar y para problematizar la definicin nacional, ni tampoco que la narracin de este hecho se encuentre enterrada en la voz JUDO.
Volvamos sobre esa pseudo-definicin. Existe una especie de olvido o quizs un rastro de memoria excesiva en las palabras que utiliza
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expulsar a aquellos que las manifestaran del cuerpo de la nacin.Y fundndonos un poco en este nudo de compromisos histricos, no nos ser difcil
encontrarle al Suplemento un cierto dejo reaccionario. De hecho, el texto se
podra entender como una obra post-expulsin (o producto de un desengao post-expulsin), palinodia moral e ideolgica que intenta disciplinar a su
pretexto. Cabe suponer que la sospecha de converso que Covarrubias vivi
en carne propia tambin figura entre las tensiones que acechan y templan el
proyecto de definicin nacional.
Queda por contestar una pregunta, por desvelar un ltimo misterio
covarrubiesco. Cmo hace el lector moderno, el lector del siglo XXI, para
recoger, rememorar, y restaurar lo que el Suplemento, complicado tesoro
nacional,suprime, suple o deja de suplir? Cmo nombrar los rastros y los
restos del diccionario? Valgmonos de las etimologas, o por qu no? de lo
que pudiramos denominar consonancias etimolgicas no muy dismiles
de aquellas fantsticas prosapias que Covarrubias rastrea en las palabras, y en
las que tambin radica el goce del diccionario. Vayamos por orden alfabtico, orden que en la genealoga que trazamos obedece, extraamente, a una
cronologa que marca el paso de cuerpos por los bienes races de la nacin.
Comencemos por Alcavala, el tesoro del reino que el judo recibe y nombra; tesoro tambin de la lengua castellana que recibe que monstruosamente
atesora en s el idioma del tesorero judo, la prestigiosa lengua que la espaola remeda en su frasis y modo de hablar. El valor de la lengua depende,
rigurosamente, de su filiacin a la hebrea, valor de origen que Covarrubias,
nuevo alcavalero, instala en las arcas vacas y abiertas de la nacin. Nos
saltamos la letra B (provincia de lenguas brbaras) para llegar a la apertura
radical de la Cava, la hija del conde don Julin por cuya causa se perdi
Espaa [...] muger mala de su cuerpo que se da a todos (322), que recibe en
s variedad de simientes y las confunde, al igual que el cuerpo abierto de la
nacin (322). La Cava es una suerte de alcavala humana, tesoro en su doble
acepcin: receptculo que esconde un secreto nacional, y el secreto mismo,
aquel gozo prohibido gozo godo que des-fruta al des-florar (recordemos
la ansiosa definicin de desflorar que el Suplemento inscribe; recordemos
tambin al expulsor gica en cuya sangre comienza a enfriarse el noble linaje godo). Tal vez sea la des-florada Cava Flor-inda o su espectro quien
ocupa el trono de la mora encantada, aquella que desde su cueva oculta
custodia las alcavalas de la definicin nacional. De Cava, pasamos directamente a Cavar: hacer hoyos en la tierra y ahuecarla. Son hoyos-huellas
imprescindibles para el imperio, hoyos-huellas que convierten a los rastros
en minas, como aquellas de las Indias en Indias, de donde se extraen con
mucho sudor y trabajo los metales que sustentan el tesoro nacional, aquellos
que al recibir la forma de moneda, hacen bienes muebles de los bienes races
del imperio.
Pero este rastrear de races heterodoxas que nos permite encontrar
en el Tesoro las huellas de suplementos judos, moriscos y americanos slo
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unas en otras, les dio a cada una dellas, dems del ser que tienen en s, otro
ser, uno capaz de aligerar lo tosco, de hacerlo gil y movible. (Len, 156).
En la exportabilidad radica la particular utilidad que tiene la lengua para el
proyecto imperial: como hemos visto, los nombres hacen exportable a un
nivel epistemolgicolo que pareciera resistir al traslado (translatio).
Como proyecto de definicin, por consiguiente, el diccionario enraza
lo mueble, fija trminos y usos, convierte los bienes muebles que son los
nombres en los bienes races de la nacin, define el idioma que de acuerdo
a cierta construccin de identidad nacional, la constituye. No cabe duda
de que el Tesoro y el Suplemento funcionan a este nivel. Pero el gozo que les
es propio, que es asimismo su particular duelo, consiste ms bien en transformar bienes races en bienes muebles, en hacer mviles las races mismas.
Sera el goce y el duelo de aquellos rastros de otredad, tesoros olvidados que
Covarrubias descubre en el espaol (monstruos domsticos, indios en casa);
o el de races que confunde, desestabilizando estirpes, inscribiendo en races
etimolgicas genealogas ausentes, monstrous y olvidos que la nacin prefiere no recordar. La posicin que Covarrubias ocupa en cierta construccin
del Siglo de Oro su valor cultural, diramos se debe a la extraa transformacin alqumica que efectan sus pginas: una transformacin que se basa
en el dar y tomar, en el escamoteo productivo, transformacin que si bien
fija, tambin echa a la deriva las anudadas races de la definicin nacional.
Me permito terminar con otra etimologa falsa, o dudosa, que conjuga,
de modo algo grotesco, las cuestiones de orgenes, de tesoros, de monstruos,
de otros y de suplementos nacionales que venimos tratando. Se trata de una
etimologa que inscribe el nombre propio (o impropio) de Covarrubias, su
marca de fbrica, en el hilo narrativo que venimos anudando. Para llegar a
ella, sin embargo, debemos volver a la peligrosa cueva del prlogo, custodiada por fieras y dragones, y regida por la mora encantada. Aludiendo a la
malsima costumbre que tienen los tesoros de duendes de trocarse en carbn
de perder su valor en el momento mismo que se les halla, o cuando se les
saca a la superficie, Covarrubias escribe: Y queriendo publicar este Tesoro y
sacarle a la luz, temo que las lenguas de los maldizientes y mal contentadizos
me le han de bolver en carbones, pero estos mesmos en manos de los sabios
y bien intencionados, con el soplo de sus ingenios y rectos juycios, han de
encender en ellos un amoroso fuego y convertidos en radiantes carbuncos
y hermosos rubes... (20). La enmaraada cueva de la lengua espaola, la
cueva de los monstruos, la cueva del tesoro americano, la cueva de la mora
encantada, es tambin, para los bien intencionados, una cueva de rubes,
una cava o cova rubra, o, si se quiere, un Covarrubias.Y en esta cueva quisiera
dejar a Covarrubias, durmiendo tal vez, cual Don Quijote en la cueva de
Montesinos, ombligo al aire, y dndose cuenta al despertar, que al igual que
el sueo de la razn, el sueo de la nacin produce monstruos, y de lo ms
extraos.
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LOS ELEMENTOS
n las pinturas rupestres del suroeste de Tejas, unos dos mil aos antes
de Jesucristo, se aprecia que los indoamericanos saban de la existencia de elementos que consideraban bsicos: la tierra, el aire, el agua
y el fuego (Marcos-Marn: 2010). Utilizaban cuatro colores fundamentales para representarlos: amarillo, blanco, negro y rojo. Los dos ltimos, el
negro y el rojo, aparecen tambin en otras tradiciones de la Amrica indgena.
No sabemos si se trataba de un conocimiento directo, sin ms, o si se lleg a
algn nivel de abstraccin antes de Tales de Mileto, nacido en esa ciudad griega, jnica, de la costa occidental de Asia Menor o Anatolia, en la actual Turqua,
en el siglo VII a.J.C. Tales, quizs el ms famoso de los siete sabios de Grecia,
pensaba que el agua era el elemento bsico de todo y que todo lo conformaba,
en sus tres estados: slido, lquido y gaseoso. Anaxmenes, tambin de Mileto,
en el siglo VI a. J.C., pens que ese elemento era el aire y Herclito de feso,
otra ciudad jnica, entre los siglos VI y V a.J.C., se decidi por el fuego. El
primer griego que propuso cuatro sustancias fundamentales, que llam races
(tierra, aire, agua, fuego), fue Empdocles de Agrigento, en Sicilia, (s.V a. J.C.).
Fue Aristteles (s. IV a.J.C.) quien las llam elementos y las dividi en las terrestres (las cuatro anteriores) y la quintaesencia de las estrellas, el ter. Aristteles,
adems de ser un gran sabio, tuvo un discpulo poderoso que difundi las ideas
de su maestro, Alejandro Magno.
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LA ALQUIMIA
La suma de los conocimientos de los griegos y las de los pueblos que
conquist Alejandro hicieron nacer una nueva ciencia, la alquimia. A partir
del siglo VII, con las conquistas de los rabes, esta ciencia se difundi por
todo el mundo, con un objetivo que ningn poltico poda dejar de apoyar:
la conversin de cualquier metal en oro, una vez tocado por la piedra filosofal. Esto estaba basado en la creencia de que todos los metales eran mezclas
impuras de oro y que solo haca falta quitar esas impurezas para obtener oro,
el nico metal considerado puro. Ya por el ao 1500 algunos alquimistas
tambin intentaban descubrir un elixir de la vida, que permitiera vivir por
ms tiempo y curar todas las enfermedades.
Como siempre en la historia de la Humanidad, la bsqueda de lo
inexistente o inasequible, aunque fracase aparentemente, permite conocer
mejor el universo a nuestro alcance. Los alquimistas no pudieron encontrar
la piedra filosofal; pero en su viaje descubrieron el antimonio, el bismuto, el
zinc (Aulus Cornelius Celsus, s. I J.C.), los lcalis o bases, los cidos fuertes
y muchos otros compuestos. En el siglo XVI de la era moderna un mdico
renacentista nacido en Suiza, Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus
von Hohenheim, ms conocido como Paracelso, propuso la sal como un
nuevo elemento.
El cambio de la Alquimia en Qumica se produjo tras la muerte de
Covarrubias alrededor del ao 1660. Uno de los estudiosos causante del
mismo fue un telogo irlands, Robert Boyle (1627-1691), quien, a partir
del estudio sistemtico de una serie de xidos gaseosos, propuso que las
molculas estaban formadas por partculas an ms pequeas, dando la primera definicin moderna de los elementos qumicos: sustancias que no se pueden descomponer en otras ms simples por mtodos qumicos (Goicoechea
y Cernicharo: 2011).
Covarrubias, por lo tanto, slo dispuso de la informacin de los alquimistas para los trminos qumicos del Tesoro. Por ello es interesante analizar
esta parte de su diccionario, para la Lexicografa, la historia de la lengua
espaola de la ciencia y la tcnica y la del conocimiento del mundo en el
Imperio espaol. El Tesoro define as la Alquimia:
ALQUIMIA. Aunque tiene el artculo arbigo, es nombre
griego keimlia [keimlia], t [ta], thesauri, opes, pecuniae repositae, instrumenta pretiosa, aurea vasa, res pretiosae et carae repositae. El padre Martn del Ro, en su libro de las Disquisiciones
mgicas, tratando de la alquimia, trae ampliamente las etimologas
que le dan a este nombre, y entre otras dice que los rabes le
tomaron de los griegos, del verbo cnw [chyn], chino, fundo,
por la fundicin que hacen de metales; o que sea todo griego de
lj [hals], sal, et cumea [chymeia], chymia, fusio quasi ex sale et
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poca como eran los siete planetas conocidos (Luna, Marte, Mercurio,Venus,
Saturno, Sol, Jupiter), correspondiendo cada uno de ellos a un da de la
semana y dominando un metal en particular. Estos conceptos tambin se
relacionaban con conceptos de otras culturas como por ejemplo los siete
chakras hindes o los cinco elementos chinos.
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Hubo pronto traducciones de las obras de Monardes al latn, con diversas ediciones (1574, 1579, 1582) y a las lenguas de varios pases de Europa, e
impresiones en diversas ciudades europeas, con lo que contribuy tambin
a la entrada del lxico americano botnico y medicinal en otras lenguas del
Viejo Continente. Al italiano se tradujeron el folleto Modo et ordine come se
ha di usare la Radice Michoacana (Miln, 1570), el Trattato della neve e del bere
fresco..... (Florencia. Impr. Bartolomeo Sermartelli, 1574) y el opsculo Delle
cose che vengono portate dallIndie Occidentali pertinenti alluso della Medicina
(Venecia. G. Ziletti, 1575).
[AZARCN]. Aarcn. Lat. plumbum ustum, graece mlubdoj [molybdos] kekaumnoj [kekaumenos], y porque se allega al
color amarillo tom este nombre, y se le dieron los arbigos de la
raz hebrea charcon, crocus vel croceus. Vide Calepinum, verbo crocus.
AZARCN. Es cierta ceniza o tierra de color azul, que se
hace del plomo quemado, y el modo pone Diosc., lib. 5, cap. 55, y
que cerca de los arbigos valga cosa azul zarcn, no hay duda, pues
al que tiene los ojos azules llamamos zarco.
Estas dos entradas presentan una dificultad y claramente reflejan el
nivel de entendimiento que tenan los alquimistas de la poca. Cabe tambin aclarar que el significado de este termino habra sufrido varios cambios
durante la Edad Media en Espaa. El trmino azarcn (o plomo rojo) se usa
predominantemente para identificar el tetraxido de plomo, que tiene un
color rojizo, no azul como en la segunda entrada. En este caso se trata del
minio, nombre procedente del ro gallego Mio y que, a su vez, da origen a
trminos como miniado, para un manuscrito que tiene miniaturas, realizadas
con tinta formada con ese compuesto. De todas formas, el plomo es conocido por formar una gran variedad de xidos y sales de estequiometra muy
similar y variable, pero con colores muy distintos (verde, amarillo, rojo, azul,
negro) y que por lo tanto fueron extensivamente por los artistas de la poca.
En esos casos, no eran extraas tampoco las enfermedades asociadas a intoxicaciones con este metal.
BREA. Cierto gnero de betn o empega artificial de sebo,
pez, resina y otras cosas pegajosas, con que calafetean los navos,
que comnmente se llama espalmar y brear o dar carena.
[BRONCE]. Bronze. Una masa de diversos metales, de gran
fortaleza, de la cual se funden las piezas de artillera. Si no se dijo
de bronco, por ser cosa ella en s spera si no la bruen, ser el
nombre alemn, como lo es la invencin de las piezas de artillera
de bronce. Para dar a entender que un hombre no puede sufrir el
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quibusdam apyroti vocati. Entre la gente vulgar hay opinin que los
tesoros de los duendes, cuando alguno los descubre y manifiesta, se
le vuelven carbones.Yo imagino haber tenido ocasin de pensar esto
la codicia de los que buscan tesoros por algunas seales que topan
debajo de tierra, porque cavando hallan algunos huecos y topan con
algunas tinajas, y a veces con cul y cul moneda en ella, y muchos
carbones; y este dicen que es el tesoro del duende, siendo la verdad
que en aquel lugar se puso algn mojn y trmino, y para que no
se borrase, aunque la piedra de la superficie de la tierra se mudase,
ponan debajo, a un estado, o a estado y medio, tinajuela o otra vasija
llena de carbones, en seal que all era el trmino, y sobre l se pona
el mojn o piedra. Y la razn porque metan carbones en aquellos
vasos es por la incorruptibilidad suya, que dura millares de aos sin
corromperse ni alterarse, a causa de ser materia purificada de toda
humidad, principio de la corrupcin. De carbn se dijo carbonero,
el que lo hace y el que lo vende. Carbonera, el lugar donde se hace
y donde se guarda, y la que lo vende. Figura de carbn, la que se rascua con carboncillos para ensearse los principiantes en el dibujo.
Carbonada, la carne que despus de cocida se echa a tostar sobre
las ascuas o el carbn encendido. Del manjar blanco suelen tambin
hacer carbonada.
CARDENILLO. Flor o herrumbre del cobre. Lat. aerugo.
De los modos diversos de hacerse el cardenillo vers a Dioscrides,
lib. 5, caps. 50 y 51, y all a Laguna. Lo ms comn es lo que se hace
con el vinagre fuerte, o con la casca, cuando est medio aceda. Los
valencianos le llaman verdet.
CERA: Lat. cera, del nombre griego khrj [kros], lo craso y
hez que queda del panal escurrida y apretada la miel. El principal
uso della es darnos luz, haciendo della candelas, una de las cosas que
ms admiracin dieron a los indios, cuando nuestros espaoles les
ensearon el aprovecharse de la cera. Hacer de alguno cera y
pabilo, hacer dl lo que quieren. Derretirse como cera, sicut cera
liquescens, etc. Ser uno hecho de cera, tener buena condicin y ser
dcil, porque de la cera ablandada entre los dedos se pueden formar
cualesquier figuras y formas. Volar con alas pegadas con cera,
tener poco fundamento para desvanecerse; aludiendo a la fbula de
caro, que por ser tales las que llevaba y volar muy alto, se las derriti el sol y cay en el ro a quien su desastrada muerte dio nombre.
Ovidio: Icarus icareas nomine fecit aquas. No haberle quedado a
uno ni cera en el odo, cuando le han dejado muy pobre. Cera
se toma algunas veces por las lumbres de velas o hachas, como llevar
en la procesin mucha cera o poca cera. Encerar, empapar alguna
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1. INTRODUCCIN
363
1 He respetado y
aceptado la ortografa y
la puntuacin que figura
en la edicin publicada en
Madrid, Turner, 1979.
2 Real Academia
Espaola, Diccionario de la
lengua espaola, Madrid,
Espasa, 2001, p. XXIX.
3 Mara Lourdes GarcaMacho, El lxico de
la construccin en los
Diccionarios de Elio
Antonio de Nebrija,
en Mlanges de la Casa de
Velzquez, XXVII/2, 1991,
pp. 169-180. El lxico
tcnico de la medicina
en Alonso de Palencia y
Antonio de Nebrija, en
Las lenguas de especialidad
y su didctica, Actas del
Simposio Hispano-Austriaco,
M. Bargall et alii (eds.),
Tarragona, Universitat
Rovira i Virgili, 2001, pp.
133-155. El vocabulario
de la navegacin en los
diccionarios de finales
del siglo XV: Alonso de
Palencia y Antonio de
Nebrija, en Lexicografa
y Lexicologa en Europa y
Amrica: Homenaje al Profesor
Gnther Haensch, M. T.
Echenique Elizondo y J.
Snchez Mndez (coords.),
Madrid, Gredos, 2003, pp.
287-309.
2.
4 Alvar, Manuel, La
formacin del lxico
psiquitrico en espaol, en
Revista de Filologa Espaola,
LXXVIII, 1998, pp. 7-8.
Covarrubias, como con anterioridad hicieron Nebrija y otros lexicgrafos, sirvieron de transmisores del lxico comn de nuestra lengua, pero al
mismo tiempo fueron receptores de los nuevos vocablos que incorporaba el
castellano y de los numerosos trminos especializados que eran empleados
en los diversos oficios y ciencias de aquella poca.
A partir de la conquista del Nuevo Mundo en 1492, la situacin geogrfica de Espaa fue estratgica, ya que algunos de sus puertos y ciudades se
convertiran, adems de puntos de encuentro de civilizaciones, en espacios
donde la actividad econmica y poltica promovi un gran desarrollo como
consecuencia del intercambio comercial entre Europa y Amrica.
Los reyes para salvaguardar el patrimonio de sus conquistas de ultramar organizaron todos los asuntos relacionados con el comercio, que se vio
notablemente acrecentado con las idas y venidas al Nuevo Mundo. Espaa
lleg a ser una de las potencias ms avanzadas de Europa en el trfico, negocios comerciales y asuntos afines, cuyo resultado se hizo patente en el uso
e incorporacin de bastantes palabras referentes al dinero, los trueques, las
monedas, los pagos, la tesorera, las remuneraciones, los tratos, los convenios,
la administracin, las transacciones mercantiles, etc.
Estos trminos se intercalaron en los repertorios lxicos tiempo despus de su creacin, dado que la recopilacin o catlogo de los diccionarios
suelen ir a la zaga de la evolucin cientfica4. Cuando Covarrubias redact
su Tesoro de la lengua castellana o espaola, ese vocabulario indito o novedoso
se habra consolidado en gran parte, por lo que este lexicgrafo tuvo la perspicacia de dar entrada no solo a las voces sobre esta materia que ya estaban
asentadas en nuestra lengua, sino tambin a las que se haban importado de
otras y a los tecnicismos que se requeran debido a las necesidades de nombrar cosas nuevas, objetos, oficios, etc., relacionados con el comercio: buena
parte de ellos los incluy en su diccionario.
3.
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365
15 Aporta su origen
latine as, asis, dizen ser
nombre godo y escrivirse
con K, blanka.
16 En la misma entrada
repite el trmino gastador
con una acepcin que no
tiene que ver con el lxico
de la economa.
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367
20 nicamente sealo
algunas etimologas y los
conceptos ms importantes
y, entre parntesis, indico
si se apoya para sus
afirmaciones en otras
autoridades.
21 Definicin basada en
la sinonimia.
lar alcanar con trato y caudal alguna cosa ms (caudal); adeudarse tomar
mucha hazienda fiada, quedando deudor della; acumular juntar muchas cosas
que hazen cmulo y montn alto; es trmino forneo. Vide cmulo; adquiridor el cuydadoso de adquirir hazienda (adquirir); apreciado lo que tiene
ya sealado precio (apreciar); apreciar poner precio y tassa en alguna cosa
(apreciar/preciar); censatario el que paga el censo (censo); censual la hazienda
raz sobre que est cargado el censo (censo); cobrador el que cobra las deudas
(cobrar); cobrana la solicitud del cobrar lo que se debe (cobrar); coletor el que
recoge alguna contribucin y colecta. Esso mismo que se recoge; colectura
el ministerio o oficio de colectar (coletor)19; corresponsal el que corresponde a
otro mercader o tratante (corregir); doblera en las ganancias y percances es
llevar doblado que los dems compaeros; ganancioso el que sale con ganancia,
opnese lo perdidoso, como perdido o ganado (ganar); hazendado el rico
que tiene hazienda, y la ha ido ganando y grangeando (hazienda); hazedor el
agente que tiene a su cargo el beneficiar la hazienda del seor (hazienda);
interesal el que no haze cosa graciosa, sino movindose siempre por su inters
y provecho (interese); mohatrero el que haze mohatras (mohatra); pesas todo
aquel peso que se opone a la cosa que pesamos, desde adarmes y onas hasta
arrobas y quintales; portazgo lo que se paga en el puerto; prestado lo que
se presta (prestar); propietario el que goza una cosa con propiedad (propios);
rentero de all (renta) se dixo rentero, el que tiene la hazienda a renta (renta);
tributario el que paga tributo (tributo).
3.5.2. En numerosos artculos el inters de Covarrubias parece estar en
darnos una o varias etimologas de la misma palabra sin importarle incurrir
en tesis contrapuestas. Realizar un diccionario etimolgico fue la intencin
de Covarrubias, a pesar de que las etimologas del Tesoro reflejen ms bien
la cultura de su poca. En este sentido, esta obra sirve para conocer las ideas
e interpretaciones sobre los orgenes de las palabras a comienzos del siglo
XVII, una tcnica de gran tradicin desde la Edad Media20:
abondo del latino abunde, copiosa y abundantemente; es vocablo brbaro y rstico21; adarme parece nombre corrompido por los arbigos de
drachma, con el artculo lunar a. Urrea afirma ser arbigo (tambin con
autoridades);
aduana Antonio de Nebrixa declarando la palabra angaria, nombre
griego. Otros dizen que se ha de dezir iduana, del verbo antiguo iduare, otros
quieren que sea hebreo el padre Guadix dize ser arbigo. Urrea (tambin con autoridades);
alboroque al es artculo, boroque es nombre arbigo, corrompido de
hebreo y su raz es el verbo berech;
almoneda y porque el pregonero en voz alta le va cantando se llama
encante en Valencia el almoneda, tomado del toscano, que se llama incanto.
La ley de partida empieza ass: Almoneda es dicha el mercado de las cosas
que son ganadas en guerra, e apreciadas por dineros cada una quanto vale.
368
369
22 Como en otras
ocasiones, incluye dos veces
el mismo trmino, caudal:
en la primera lo define
de forma concisa, ofrece
una informacin sobre su
origen e introduce otros
derivados y en la segunda
comienza con la etimologa
para aadir una explicacin
de la misma.
23 Repite casi la misma
definicin bajo la entrada
ahenes.
24 Definicin realizada
mediante un sinnimo.
25 Segn Covarrubias:
Albal: vide alval; la B y
la V son dos letras que se
permutan una por otra.
370
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26 Vuelve a repetir la
definicin de carlines bajo
filipos y bajo julio.
27 Da dos definiciones
muy similares una en
confiscar con su etimologa:
a verbo confisco, confiscar,
publico, as y otra bajo fisco.
28 Definicin basada en
la sinonimia.
29 Indica adems la
etimologa: latn contribuo,
simul tribuo, confero.
amortizar es caer una hazienda en poder de alguna persona o comunidad, que de all adelante no se puede vender y queda como muerta, de que
no se pueden sacar los provechos o derechos de las ventas, como emphiteusis
y alcavalas;
anatistas los oficiales a cuyo cargo estn los libros y los despachos de
las medias annatas;
arancel el decreto o ley que pone tassa en las cosas que se venden y en
los derechos de los ministros de justicia; a artculo arbigo y rancel, que dizen
valer tanto como decreto, determinacin, assiento (tambin etimolgica);
baratar trocar unas cosas por otras (barato);
baratijas cosas menudas y de poco valor, que todas juntas y a montn
se suelen dar en poco precio;
baratista el que tiene por costumbre o oficio trocar una cosa por otra
(barato);
cambio la ley primera, tt. 6, le define en esta forma: cambio es dar e
otorgar una cosa sealada por otra. Cambio, en sinificacin ms ceida,
vale la persona pblica, que con autoridad del prncipe o de la repblica,
pone el dinero de un lugar a otro con sus intereses. A este llama el griego
numularius;
capitulaciones los conciertos, condiciones y pactos, que se dan por escrito para convenir unos con otros, especialmente en casamientos;
carecer faltar alguna cosa de lo necessario o congruente. La necessidad
carece de ley, principio sabido y trivial;
caresta el precio subido de las cosas por no aver en abundancia (caresta) y la falta de la cosa o el subido precio della, por su penuria (carecer);
carlines cierta moneda de plata que se bati en tiempo del emperador
Carlos quinto, y hasta oy queda el nombre y el valor en Italia26;
castellano es cierta moneda que vale 480 maravedis;
caxa llamamos caxa al que entre compaas de tratantes recibe y recoge
el dinero por todos;
codicioso comnmente se toma por el amigo de ganar hazienda como
quiera que sea (cudicia) y cudicioso el que dessea alguna cosa, y absolutamente el que procura adquerir hazienda por todas las vas que puede (codiciar);
conclusin el fin del negocio o de la oracin, la suma y sustancia de lo
que ha precedido y se ha ventilado y discurrido sobre ello (concluir);
confiscar es aplicar los vienes de algn particular reo al fisco y condonar al fisco algunos bienes (fisco)27;
consumido el gastado, el flaco y macilento28, el que ha gastado toda su
hazienda y est pobre (consumir);
contribucin aquello que se da por los contribuyentes (contribuir);
contribuir pagar o dar juntamente con otro o otros29;
corredor el que interviene en las compras y ventas;
correspondencia entre mercaderes y tratantes es el remitirse unos a otros
el dinero o mercaderas (corregir);
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373
31 Definicin basada en
la sinonimia.
32 Definicin basada en
la sinonimia.
33 Covarrubias para
algunas entradas da dos
definiciones.
3.5.5. Finalmente, en muchos casos presenta una definicin enciclopdica en la que incorpora toda la informacin que le es posible sobre esa
palabra:
arras donativo que haze el esposo a su esposa como seal De todo
esto tienen dispuestos los derechos. Son las arras las seales que se dan
como principio de paga y prenda de la cosa que se paga, que por otro
vocablo derivado dste se llaman arrabones, y quieren sea palabra griega. No
embargante esto, digo que es palabra caldea o hebrea (en el caso de arras hay
una estructura reformuladora del tipo explicado en 3.5.6.2);
as en la lengua latina as, asis, sinifica muchas cosas por una cierta analoga y similitud. Sinificava una moneda antigua, que pesava diez y nueve
dragmas, doze onas; moneda que fue despus de valor de una blanca; libra
que contiene en s doze onas.Y cerca de los juristas, la cosa entera como la
herencia, la hazienda, la heredad. En nuestro castellano vale tanto como un
punto, ass Suetonio In Augusti;
cambalache el trueco que se haze de una cosa con otra, como a modo
de permutacin, segn se hazan antes que huviesse moneda. Pero hase de
advertir, que en semejantes truecos cada uno piensa que engaa al otro;
como aconteci a un portugus con un castellano (se trata de otra estructura reformuladora en la que da una aclaracin con un sinnimo, luego una
glosa) y finalmente escribe: Dxose camabalache del verbo cambiar, que vale
trocar una por otra; el ache es terminacin formativa del nombre;
cifra escritura enygmtica. Y el mesmo nombre est corrompido
Es trmino griego. Tengo escrito un tratado de cifras Snchez Brocense.
Tiene este nombre cifra por arbigo. Quando queremos encarecer lo que
dexamos de dezir parecindoles a los oyentes que se ha dicho mucho informando en algn negocio solemos aadir esto es cifra para lo que pudiera
dezir, y ass sea esto cifra de la cifra;
dobla y doblas los escudos de a dos, trmino usado en los tribunales
supremos, como apelar con las mil y quinientas doblas; que es tanto como
depositarlas, para que se repartan entre los juezes si el apelante no sale con
su intencin, revocando la sentencia dada en la precediente y ltima sentencia34;
emprestar dar alguna cosa para que otro, por cierto tiempo y cierto uso,
se aproveche della, como prestar el cavallo, el carro, etc.; y ay algunas cosas
que aunque se presten, no se buelven ellas mesmas porque se consumen, sino
otras de su gnero, como el trigo, la cevada y tambin el dinero, volviendo el
oro en oro y la plata en plata, etc. Del verbo latino praesto, as ;
filipos o filipones son ciertas monedas de plata, que se acuaron en cierto tiempo con la efigie del rey Fiplipo II, de felice memoria, como otras
que tenan la de su padre el emperador don Carlos, que se llamaron carlines.
Y en tiempo de Filipo, rey de Macedonia, se bati otra moneda de reales, o
escudos, que llamaron philippeos, lo que hace mencin Plauto35;
374
375
36 Vase J. Gmez de
Enterra, El vocabulario
espaol de las finanzas en
una obra del siglo XVII,
en Foro Hispnico 41.
Coleccin Hispnica de
Flandes y Pases Bajos, R.
Verdonk y M. J. Mancho
(eds.), Amsterdam New
York, 2010, pp. 96-99.
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380
COVARRUBIAS Y LA CUESTIN DE
LA LENGUA PRIMITIVA EN ESPAA
Jos Luis Girn Alconchel
Universidad Complutense de Madrid
1.
l objetivo de este artculo es doble: por un lado, examinar el pensamiento de Covarrubias, en el Tesoro de la lengua castellana o espaola
y en el Suplemento, sobre el tema de cul fue la lengua primitiva
de Espaa y, en concreto, sobre el mito del castellano primitivo forjado por Lpez Madera; por otro, revisar la influencia de Aldrete
en Covarrubias, situar al cannigo de Cuenca en el cambio de paradigmas
lingsticos que se da en el trnsito del siglo XVI al XVII (Binotti 1992) y
buscarle un espacio en la historia de la lingstica espaola ms amplio que
el propio de la lexicografa y la etimologa, donde, como se sabe, ocupa un
lugar preeminente; sin embargo, sus observaciones sobre los dialectos del
espaol (Eberenz 1992), sobre el cataln (Eberenz 1991) y las otras lenguas
romnicas de la Pennsulas y sobre cmo se form y evolucion la lengua
espaola lo convierten en un autor que enfoca la evolucin del idioma
desde una perspectiva ms amplia que la del lxico.
Estos dos objetivos estn interrelacionados y se puede decir que han
sido poco explorados. Sabemos que Covarrubias conoci Del origen y principio de la lengua castellana o romance que oi se usa en Espaa (Roma 1606),
de Bernardo Aldrete (Crespo Hidalgo 1992b y 1996), aunque quiz en un
momento en que deba de tener ya muy avanzada la composicin de su
diccionario como para replantearlo desde nuevos presupuestos de ndole
metodolgica (Azorn Fernndez 2004: 116). Sabemos que Covarrubias y
Jimnez Patn se leyeron, adems de compartir, entre ellos y con muchos
otros, la comn preocupacin por la lengua espaola y por su ilustracin;
sin embargo, tambin sabemos que, frente a Jimnez Patn, que abraza la
381
El mito del castellano primitivo hace del espaol una de las setenta
y dos lenguas de Babel, trada a la Pennsula por Tbal, hijo de Jafet y nieto
de No. A principios del siglo XVII, y gracias, sobre todo, a la obra de un
abogado madrileo, Fiscal del Consejo de Hacienda en la Cancillera de
Granada, Gregorio Lpez Madera (1574-1640), la tesis del castellano primitivo alcanza una notable notoriedad.
De este modo, como en otros lugares de Europa (Droixhe 1978: 34-50),
se mitificaba el origen de nuestra lengua. El mito se integraba en el tpico de
las laudes Hispaniae y se pona en conexin con la lingstica en dos puntos
concretos. Primero, pona el dedo en la llaga de una de las cuestiones ms
debatidas de la lingstica renacentista (el origen de las lenguas vulgares y
sus relaciones genticas con el latn), al tiempo que provocaba que Bernardo
Aldrete escribiera Del origen y principio de la lengua castellana, el precedente ms importante de la lingstica histrica romnica del siglo XIX1. Por
medio de esta obra espaola -y de otras europeas de la misma ndole- se
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3 Para un
encuadramiento de estos
autores en la historia de la
gramtica espaola durante
el Renacimiento vase
Girn Alconchel (2001 y
2007).
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393
4 En el Prlogo
segundo de la edicin de
Arellano y Zafra afirma
Reyre que el Suplemento
lo iniciara junto con
el Tesoro, pero que
guard informaciones
escribindolas en papeles
sueltos a manera de fichas
que pensaba utilizar para
realizar un Apndice
(Covarrubias 1611 / 2006:
xlvii).
5 En la ed. de Arellano
y Zafra (Covarrubias
Horozco 1611 / 2006),
doble errata: descendamos et
confundamos.
6 Covarrubias vuelve
a relatar la confusin de
Babel y el origen de las
setenta y dos lenguas en
el artculo: HEBREOS.
[] Confundi Dios su
soberbia y juntamente
su lengua en forma que
los unos no se entendan
con los otros; y as par el
edificio, y llamaron aquella
ciudad Babel, que vale
confusin. Con esto los
dividi y esparci el Seor
por todo el mundo, unos
a unas provincias y otros
a otras, llevando lenguaje
particular cada una de las
setenta y dos generaciones,
quedando con la antigua
solamente Heber y su
generacin o familia,
por lo cual estos y sus
descendientes se llamaron
hebreos. Subrayado
nuestro.
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7 No aparece en la muy
completa relacin de
Crespo Hidalgo (1996),
ni tampoco en Romera
Castillo (1982).
8 Para Reyre, el
considerable nmero de
vocablos castellanos que
Covarrubias relaciona con
el hebreo lo sita entre
los filohebrastas de su
poca, entre los ardientes
defensores de los orgenes
hebreos del idioma
castellano. Covarrubias,
como ellos, no vacila en
afirmar que numerosas
voces son derechamente
hebreo, como Toro,
Cofre, Saco, Tesoro,
Res, que hace derivar
respectivamente de las
voces hebreas Tor,
Cafar, Saq, Tesurah,
Rosh (Reyre en
Covarrubias Horozco 1611
/ 2006: li-lii). Sin embargo,
como ha explicado
Ruhstaller (1995-1996), los
trminos palabra antigua
espaola, o vocablo
castellano antiguo, etc.,
adems de voz de origen
prerromano, pueden querer
decir otras varias cosas en
el Tesoro: 1) arcasmo, 2)
palabra atestiguada desde
la Edad Media y usada an
en la poca de Covarrubias,
3) palabra que conserva
un uso residual en cantares
populares, modismos,
refranes, etc.Vase tambin
Azorn Fernndez 2004: 124.
400
401
402
403
404
405
406
PRSTAMOS LXICOS EN EL
TESORO DE LA LENGUA
CASTELLANA O ESPAOLA DE
SEBASTIN DE COVARRUBIAS
Gloria Guerrero Ramos
Universidad de Mlaga
407
408
409
1 No hemos de olvidar
que Covarrubias hace un
diccionario etimolgico
para explicar que las voces
vienen del hebreo, segn
una de las corrientes
literarias del siglo XVII.
2 Mantenemos la
diferencia, presentada por el
propio Covarrubias, entre
lengua toscana y lengua
italiana.
3 En nuestro vaciado
no hemos contemplado
los nombres propios y
tampoco aquellos vocablos
en los que Covarrubias
no se pronuncia acerca
de su origen, es decir
aquellos para los cuales
l no proporciona su
propia etimologa, sino
que simplemente dice:
algunos dicen ser palabra
toscana, o Antonio dice.
Por tanto, solo ofrecemos
la lista de palabras para la
que Covarrubias, pese a
proporcionar las distintas
informaciones que
toma de sus autoridades,
finalmente se inclina por
una procedencia exacta o
simplemente lo califica de
extranjero. Esto lo suele
indicar afirmando: aunque
dicen ser vocablo rabe yo
creo que es toscano.
4 En realidad indica que
es nombre ndico al que el
rabe aadi al.
5 Esta voz se encuentra
ya en el Vocabulario de
Nebrija.
410
411
6 En el Vocabulario de
Nebrija se halla la palabra
Bodas.
7 En el Vocabulario de
Nebrija encontramos Cava
de fortaleza.
8 Esta voz se halla ya en
el Vocabulario de Nebrija.
9 Aunque la entrada es
mozrabe, la palabra que
califica de extranjera es
mixtirabe.
10 En el Vocabulario de
Nebrija hallamos Abrevar
dar a beber y Abrevar
ganado.
11 La entrada es albergue,
pero el extranjerismo es
albergar.
12 Aunque la entrada es
Amor el extranjerismo es
trompero.
13 La entrada Anca
donde juegan los uessos se
encuentra en el Vocabulario
de Nebrija.
14 Esta voz es recogida
en el Vocabulario de
Nebrija.
15 Se halla ya en el
Vocabulario de Nebrija.
16 En el Vocabulario de
Nebrija aparece la entrada
Bigot de barva.
17 En el Vocabulario de
Nebrija aparece Bonete
cobertura de cabea y
Bonete pequeo.
18 Registrada ya en el
Vocabulariol de Nebrija.
19 Registrada ya en el
Vocabulario de Nebrija.
20 Registrada ya en el
Vocabulario de Nebrija.
21 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
22 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
23 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
24 Registrad en el
Vocabulario de Nebrija
25 Aunque la entrada es
Cabo, el extranjerismo es
chivo.
26 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
27 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
28 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
29 La entrada es Cenogil,
pero el extranjerismo es
jarreteras.
30 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
31 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
32 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
33 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
34 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
35 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
36 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
37 La entrada es Esquilar,
el extranjerismo tusn.
38 Nebrija en su
Vocabulario registra
Estronpear.
39 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
40 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
41 Registrada en el
412
413
Vocabulario de Nebrija.
42 Nebrija en su
Vocabulario la registra
como palabra italiana.
43 Cornamusa es el
extranjerismo incluido en
la entrada Gaita.
44 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
45 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
46 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
47 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
48 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
49 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
50 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
51 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
52 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
53 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
54 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija
como nombre nuevo.
55 Merchn es el
extranjerismo incluido
en la entrada Mercar.
Aparece ya registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
56 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
57 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
58 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
59 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
60 Registrada ya en
Nebrija.
61 Nebrija la registra
como arbiga.
62 El italianismo es
cotona, registrado en la
entrada Algodn.
63 Registrada en Nebrija.
64 Nebrija registra
Arguenas o alforjas.
65 Registrada en Nebrija.
66 En la entrada Bestin
se encuentra recogido el
italianismo pestn.
67 El italianismo es
vinos, registrado en Binete.
Registrada en Nebrija.
68 Registrada en Nebrija.
69 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
70 El italianismo es
estivales recogido en Calzar.
Registrada ya en Nebrija.
71 Recogida ya en
Nebrija.
72 Registrada en Nebrija.
73 Registrada en Nebrija.
74 Registrada en Nebrija.
75 Registrada en Nebrija
76 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
77 Recogida en Nebrija.
78 Registrada en Nebrija.
79 Registrada en Nebrija.
80 El italianismo es
estoque registrado en
Estocada. Registrada en
Nebrija
81 Recogida en Nebrija.
82 El italianismo para
Covarrubias es gasto
registrado en Gastar.
Recogida en Nebrija.
83 El extranjerismo
es timn registrado en
414
415
Gobernar. Registrada en
Nebrija.
84 El italianismo es la
expresin De gracia
registrado en Grado.
85 Registrada en el
Vocabuilario de Nebrija.
86 La entrada es Haca,
pero el italianismo es casea
o cinca.
87 El italianismo es fign
registrado en Hibernia.
88 Registrada en Nebrija.
89 Registrada en Nebrija.
90 Registrada en Nebrija.
91 El italianismo es De
moso, registrado en Mofa.
92 El italianismo es de
estraza en Papel.
93 Registrada en Nebrija.
94 Recogida en Nebrija.
95 Registrada en Nebrija.
96 Nebrija registra la
entrada Qixote armadura.
97 Registrada en Nebrija.
98 Registrada en Nebrija.
99 El italianismo es
semguisuela, registrado en
Sangre.
100 Registrada en
Nebrija.
101 Recogida en Nebrija.
102 Registrada en
Nebrija.
103 Registrada en
Nebrija.
104 Recogida en Nebrija.
105 Registrada en
Nebrija.
106 Recogida en Nebrija.
107 El extranjerismo
es avanti, recogido en la
entrada Avanguardia.
108 Registrada en
Nebrija.
109 Recogida en Nebrija.
110 Registrada en
Nebrija.
111 Registrada en
Nebrija.
112 Recogida en Nebrija.
113 Registrada en
Nebrija.
114 Registrada en
Nebrija.
115 Recogida en Nebrija.
116 Registrada en
Nebrija.
117 Recogida en Nebrija.
118 Registrada en
Nebrija.
119 Recogida en Nebrija.
120 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
121 Recogida en Nebrija.
122 Registrada en
Nebrija.
123 Recogida en Nebrija.
124 Registrada en
Nebrija.
125 Recogida en Nebrija.
126 Registrada en
Nebrija.
127 Recogida en Nebrija.
128 Registrada en
Nebrija.
129 Recogida en Nebrija.
130 Registrada en
Nebrija
131 Recogida en Nebrija.
132 Registrada en
Nebrija.
133 Recogida en Nebrija.
134 Registrada en
Nebrija.
135 Registrada en el
Vocabulario de Nebrija.
136 Recogida en Nebrija.
416
417
137 Registrada en
Nebrija
138 Recogida en Nebrija.
139 Registrada en
Nebrija.
140 Recogida en el
Vocabulario de Nebrija.
141 Registrada en
Nebrija.
142 Nebrija recoge la
entrada Tudesco o alemn y
Tudesca cosa de alemana.
143 Registrada en
Nebrija.
144 El extranjerismo
es asensios, registrado en
Ensensios.
145 La entrada es Estao,
pero el germanismo es
peltre.
146 Recogida en Nebrija.
147 El extranjerismo
para Covarrubias es norte
recogido en la entrada
Sivecircumvolvendo.
148 Registrada en
Nebrija.
149 Recogida en Nebrija.
150 El extranjerismo es la
expresin Consagro a Deus,
registrado en la entrada
Consagrar.
151 Registrada en
Nebrija.
152 Recogida en Nebrija.
153 Registrada en
Nebrija.
154 El anglicismo es
leusendas recogido en la
entrada Bayeta.
155 El anglicismo es
garisea registrado en
Carisea.
156 El anglicismo es
418
COVARRUBIAS EN LA ENCRUCIJADA:
LA ESPESA SELVA DEL TESORO1
Juan Gutirrez Cuadrado (Universidad Carlos III, Madrid)
Mnica Vidal (Universidad de Barcelona)
0. INTRODUCCIN
ovarrubias es figura bien conocida, si hacemos caso de la bibliografa que ha generado, del provecho que sacaron de sus materiales varios diccionarios posteriores, entre ellos el de Autoridades,
y de todos los editores modernos de textos del Siglo de Oro
(Seco, 2003c:222) que lo utilizan regularmente para anotar los pasajes oscuros2. Sin embargo, una obra tan compleja como la suya no se agota con
facilidad. De hecho, las diversas explicaciones y exgesis del Tesoro estn lejos
de haber respondido a todas las cuestiones que nos plantea.Y aunque las lecturas del Tesoro desde el punto de vista de la lexicografa actual son legtimas
y no estn fuera de lugar, pretendemos acercarnos al texto de Covarrubias
sin afn de juzgar su validez para los lectores de nuestro siglo, perodo en
el que la metalexicografa, segn piensan algunos autores, ha progresado de
una manera arrolladora y la lexicografa alcanzado cotas excelsas de precisin
y refinamiento. Creemos que para comprender y valorar a Covarrubias es
necesario situarse en el espritu de su poca, como reconoce Lope Blanch
(1990c:200), que intenta en cuestiones etimolgicas romper una lanza en
pro de la labor cumplida por covarrubias o Reyre, (2006a: La llave etimolgica), que propone recuperar en la medida de lo posible el punto de vista
del propio autor, que solo coincide parcialmente con el de la lexicografa
moderna.Y llevar a cabo este propsito es mucho ms fcil actualmente que
hace unos aos, cuando no se dispona de la edicin que manejamos nosotros, la de Arellano y Zafra3. Porque parece cierta la afirmacin de Seco de
que el xito moderno de Covarrubias est ligado a la utilizacin que hizo
la Real Academia Espaola del Tesoro en el Diccionario de Autoridades (Seco,
2003c:225-236 y Azorn, 2006), aunque la Academia marc, en buena medi-
419
1 El presente trabajo se
ha realizado con cargo
a la financiacin de los
proyectos siguientes:
MICINN FF1201017967 y FF12010-15246.
Expresamos nuestro
agradecimiento a las
instituciones que facilitan
con sus bibliotecas
digitales la labor de
los investigadores. En
nuestro caso recordamos
la Biblioteca Gallica de
Francia y el Consorcio
de Bibliotecas de las
Universidades Suizas,
sobre todo; tambin la
Biblioteca Nacional de
Espaa y la Biblioteca de
la Universidad de Granada.
Por ltimo reconocemos
que sin la edicin en DVD
de Arellano y Zafra no
hubiramos podido llevar a
cabo nuestro trabajo.
2 Por ejemplo, vase
cmo en varios momentos
de su recopilacin
crtica, El primer Siglo
de Oro, Claudio Guilln
(1988:91 y 129 n. 23)
utiliza a Covarrubias para
interpretar un pasaje del
Lazarillo de Tormes. Otro
ejemplo, Mara Rosa Lida
en su artculo arpadas
lenguas (cuando todava
no se haba publicaso
el DCELC) aprovecha
la informacin de
Covarrubias para establecer
la etimologa de arpadas.
3 Como no entramos
en disquisiciones grficas
o fonticas, que no son
significativas para este
trabajo concreto, todas
nuestras citas se refieren a
esta edicin.
4 Lo que liga el
Diccionario de Autoridades
con la tradicin y al mismo
tiempo lo convierte en
una obra moderna es
la presencia del latn
Jimnez Ros (2006/
II:1469). La Academia
acerca el castellano al latn,
en pureza, propiedad y
elegancia. A la vez busca
en la etimologa el origen
cierto de las voces para
romper con los mitos
anteriores.Y, en este sentido,
se aparta decididamente de
Covarrubias, como muestra
el Discurso proemial de
Autoridades (Ibidem, p.
1470).
5 J. M. Blecua (2011)
aconseja la lectura del
Tesoro, a pesar de los
problemas que presente
su orden alfabtico, a un
lector que renuncie al
apresuramiento, si en vez
de buscar con urgencia un
dato, trata de leer el Tesoro
con la pasin con que se
leen las obras de creacin.
Asistir a mil historias
-a cual ms fabulosa-, se
asomar a la literatura latina,
se embeber de refranes, se
topar con palabras que han
420
421
422
423
11 Juan de Espera en
Dios, que ha vivido y
vive muchos siglos, y que
todas las veces que ha
menester dineros halla
cinco blancas en la bolsa.
Todo esto es burla, sin
embargo de que algunos
hombres se halla haber
vivido algunos aos ms
de los ordinarios. Muchos
autores hacen mencin de
un Juan de Estampas, que
vivi ms de trecientos
aos. Refirelo el padre
Pineda en su Monarqua
eclesistica, lib. 20, cap. 17,
5, pero modera los aos,
reducindolos a menos.
12 En el Tesoro escribe
s.v. TTULO: Lat. titulus,
index, inscriptio, el nombre
que ponemos al libro
en el principio, y son ya
tantos y tan varios que, no
contentndose con palabras
o espaolas o latinas, las van
a buscar a la lengua griega.
Ttulo, el derecho que cada
uno tiene a alguna cosa.
424
425
13 Este comportamiento
no sola ser raro.
Disponemos del ejemplo
del Municipio de Valladolid,
cuando pugna por la
Corte; le concede a Lerma
las llaves de oro de una
plazuela y le entrega otro
juego para el rey Felipe III:
El municipio vallisoletano,
para impedirlo [regreso
de la Corte a Madrid]
sigui con su sistema
de halagar al Duque de
Lerma. Ofrecironle, sobre
magnfica bandeja de oro,
las llaves de la plazuela
que se hizo detrs de su
palacio, una para l y otra
para S. M. (Alonso Corts,
1908:34).
14 Puede constatarse
la diferencia entre la
dedicatoria patritica a
Felipe III de los Orgenes
de Bernardo de Aldrete,
desde la lejana del autor, y
la dedicatoria ms cercana
de Covarrubias, que le
recuerda al rey el inters de
su padre, Felipe II, por las
etimologas.
15 No es este el lugar
de detallar las variaciones
barrocas de varios tpicos,
de ascendencia clsica,
sobre el poder destructor
e igualador de la muerte y
del tiempo,
16 Juan de Orozco
Covarrubias (Arcediano de
Cullar en la Santa Iglesia
de Segovia), Emblemas
Morales. Segovia, Juan de
la Cuesta, 1589. (Hemos
regularizado la ortografa
de la portada segn las
normas modernas).
426
427
428
429
17 As se expresa con
claridad ya desde la
advertencia al lector: La
diversidad de los orgenes
me ha forzado a no poder
dejar igual la letura desta
obra, en forma que todos
gozasen enteramente della,
por haber de acudir a
sus fuentes y usar de sus
propios carcteres en la
lengua griega y la hebrea,
pero yo los declaro lo
mejor que puedo y me
cio a no poner ms que
el tema; cada uno tomar
lo que pudiere segn su
capacidad. Al romancista
le queda mucho de que
pueda gozar, creyendo lo
dems in fide parentum,
y el que supiere latn
descubrir ms campo; y
los que tuvieren alguna
noticia de la lengua griega
y hebrea, juzgarn desta
obra con ms fundamento.
En diversas voces del Tesoro
insiste en que no escribe
para romancistas. Por
ejemplo, s.v. CIELO: Lat.
caelum, uno nomine dicitur
tota illa mundi pars, quae
est supra elementum ignis,
quam philosophi aethera
appellant, ita dictum a
celando, hoc est occultando
[].Ya tengo advertido
que yo no estoy obligado
a que los romancistas me
perciban enteramente
en todo, y habiendo de
cumplir con mi instituto
de dar las etimologas de
430
431
19 Jimnez Ros
(2006/2:1471) comenta
con razn que Aldrete,
frente a Covarrubias, no
es un etimlogo, y que su
obra nace del impulso de
demostrar el origen latino
del castellano.
20 Sobre este problema
la bibliografa es
ocenica. Una exposicin
divulgadora breve e
inteligible en Bertomeu
Snchez.
21 Desde luego,
quien ha juzgado mejor
los planteamientos
etimolgicos de
Covarrubias ha sido Lope
Blanch (1983, 1990a,
1990b, 1990c, 1990d) que
los sita en su tiempo y
reconoce sus aciertos y
errores y sus limitaciones
en relacin con sus
contemporneos y con el
diccionario de Mnage,
cuarenta aos posterior.
22 Morreale (2006a: 55962, entre otras) traza muy
bien la finalidad educativa
y normativa literaria de
Covarrubias en su Tesoro.
Por ello, concluye (Ibidem,
582): Virgilio haba sido
el auctor por excelencia de
la lexicografa y se presta
tambin como hilo de
Ariadna en los laberintos
de la erudicin renacentista
y barroca. En un perodo
en que la lengua espaola,
especialmente la potica,
estaba todava abierta
432
433
434
435
garrulus; quaedam ex
Graeca etymologia orta et
declinata sunt in Latinum,
ut silva domus [5] Alia
quoque ex nominibus
locorum, urbium, [vel]
fluminum traxerunt
vocabula. Multa etiam
ex diversarum gentium
sermone vocantur.Vnde et
origo eorum vix cernitur.
Sunt enim pleraque barbara
nomina et incognita Latinis
et Graecis.
26 Sobre instituto el
propio Tesoro indica s.v.
INSTRUIR: Advertir,
ensear, dar orden en lo
que uno deba hacer o saber;
del verbo latino instruo,
ordino, appareo, compono.
Instruccin, la orden que
se da a uno para hacer
alguna cosa, por la cual se
debe regir sin exceder della
en cuanto le fuere posible.
Instruido, advertido,
enseado, prevenido.
Instituto, determinacin y
modo de proceder, orden y
regla de vivir.
27 Lausberg (1984/
II:276-278).
28 S.V. ADN, despus
de comentar el nombre y
su etimologa, puntualiza
(la negrita es nuestra) : De
aqu suelen sacar algunos
conceptos, como decir
que le cri Dios como
seor de todo el mundo. El
ms provechoso de todos
es considerar que est
formado de tierra y que
436
437
en ella se ha de convertir,
por lo cual no tiene de
qu ensoberbecerse, y lo
que tuviere de bueno le
ha de venir de la mano de
Dios y gloriarse en l, que
se dign de vestir nuestra
carne y la uni a s en el
divino supuesto y la coloc
en los cielos a la diestra de
Dios Padre.Y como dijo
San Juan Crisstomo, en
un sermn de la Ascensin:
Christus ascendens in
caelum, nostrae naturae
primitias obtulit Patri.
Voy siempre con
miedo y recato de no
traspasar los lmites de
mi instituto, y por esta
causa no me alargo a
ms.. En las adiciones,
s.v. ALBA, comenta: Si
mi instituto fuera escrebir
historia muy gran campo
se me haba descubierto
en sola esta diccin, pero
djolo para los coronistas
de nuestros tiempos, a
cuyo cargo est escrebir las
hazaas de estos prncipes;
s.v. BAPTIZAR: En
cuanto a la eficiencia y
virtud infinita que en
s contiene, no es mi
instituto otro que declarar
las etimologas de los
vocablos, y lo concerniente
a ellas; lo dems tocante
a esta materia remito a
los telogos. Parecidas
precisiones s.v. BRUJA,
CANDELA, CASTRO,
FERNANDO (Fernando
V) y LEX.Vase los
comentarios sociolgicos
s.v. CUA (Algo desto
pudiramos aplicar al modo
de correr en Espaa los
toros, cuyo espectculo
nos debieron traer los
romanos; pero no es de mi
instituto), y s.v.VESTIR:
No es instituto mo tratar
de reformaciones, pero
notorio es el exceso de
Espaa en el vestir, porque
un da de fiesta el oficial y
su mujer no se diferencian
de la gente noble.
29 Y como se descubre,
precisamente, en los pasajes
en los que protesta que
debe ceirse a su finalidad
etimolgica, mientras
expone su pensamiento
religioso, moral o social.
30 En el siglo XIX
F. Diez estableci: Die
Aufgabe der Etymologie
ist es, ein gegebenes Wort
auf seinen Ursprung
zurckzufhren (apud
Swiggers,1991:34). La
opinin de los lingistas
actuales probablemente
coincide con la que expresa
A. Puigvert (1992, II:771):
La etimologa moderna
pretende reconstruir la
relacin formal y semntica
entre dos formas, de las
cuales una se da como
precedente y la otra como
derivada
31 Como es natural,
deben excluirse de estos
planteamientos todas las
438
439
Morreale, 2006a:530).
Thesaurus graecae linguae ab
Henrico Stephano constructus...
Parisiis, 1572 ; Dictionarium
seu Latinae linguae thesaurus
Roberti Stephani,
Parisiis, 1536.
34 Tesoro, s.v.
ETYMOLOGA: Graece
tumologa, etymologia,
id est, veriloquium, ab
tumoj verus, et lgoj,
sermo vel locutio. Cicero,
lib. 1 Academ.: Verborum
etiam explicatio probabatur,
id est, qua de causa quaeque
essent nominata quam
etymologiam appellant.
Sed quia veriloquium (ut
inquit Boethius in Topica
Ciceronis) minus in usu
latini sermonis habetur
Cicero etymologiam
vocat notationem,
quia notam facit rem
de qua praedicatur.
Aristoteles symbolum
nominat, quidam etiam
originationem, teste
Fabro. No se puede dar
de todos los vocablos
introducidos en una
lengua su etimologa;
y as Cosconio, famoso
gramtico (segn refiere
Varrn), junt al pie de mil
dicciones, de las cuales no
hay dar razn de dnde
se derivan, y a estas tales
llama primitivas. Negocio
es de grande importancia
saber la etimologa de cada
vocablo, porque en ella
est encerrado el ser de la
da. Este es uno de los cargos que nos hace en nuestras prebendas
al hacer de las cuentas. Salir al camino, antuviarse. Perder el
camino, errarle. Encontrar con dos caminos [figurado], dudar
cul se ha de seguir. Poner a uno en cuatro palos por los
caminos [figurado], hacerle cuartos. Esta justicia se hace de los
que han delinquido atrozmente. Mostrar el camino y encaminar a uno [figurado], decirle lo que le cumple y darle a entender
que va errado y lleva mal camino. Condenar la hacienda por
descaminada; esto se hace en los puertos, a donde por excusar
los derechos de la aduana, pasan a sus aventuras y van por fuera de
camino, para huir de las guardas, y si los topan, la tienen perdida,
con ms pena encima.
[Refranes] Camino de Santiago tanto anda el cojo como
el sano; esto se entiende, si ambos van a caballo, o porque los
ms peregrinos son pobres y van de su espacio, gozando de la
hospitalidad que se les hace en todas partes, y as caminan al da
tan poco, que puede ser jornada de un cojo, caminando todo el
da, porque cabra coja no quiere siesta. Ant. de Nebr. puso
en su diccionario: Camino de Santiago en el cielo, Va Lctea,
galaxias. Yo pienso que l habl conforme a la intencin del
vulgo, y no en el rigor de la verdad. Naci la equivocacin de
que aquella mancha del cielo, que los fsicos y los astrnomos
dicen ser concurso de muchas estrellas de quinta y sexta magnitud, cuya luz se confunde una con otra, y causan aquel resplandor
blanco, como de leche, que en griego se llama gla a nominativo
inusitato glax de via galacea, se fueron con el sonido, camino de
Santiago. Los poetas fingen ser leche que se le fue de los pechos a
Juno, cuando estando durmiendo le puso Jpiter a Hrcules para
que la mamase, con que pudo deificarle, y atrajo tanta leche, que
despertando Juno fue forzoso el derramrsele por el cielo, y de lo
que cay en la tierra sobre los lilios, se tornaron blancas azucenas.
[Compuesto sintagmtico] El Camino de la Plata. Los romanos
hicieron algunas calzadas famosas en Espaa, y una que va desde
Salamanca hasta Mrida tiene nombre de Camino de la Plata.
Marco Craso hizo esta calzada, y consta por lo que escriben los
autores y Ant. de Nebr. dice que vio las colunas que estn por el
camino entallado en ellas el nombre de Craso. Destas no consta a todos, segn el padre Mariana, lib. 3, cap. 11, fol. 159. Otra
calzada hicieron los mesmos romanos, que iba desde Crdoba a
cija, y desde all hasta el mar Oceano, como se entiende por la
letra de una coluna que est en el claustro del monesterio de San
Francisco de Crdoba, que dice haberse levantado en el 8 consulado de Augusto; que desde Guadalquivir y el templo Augusto de
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la expone ejemplarmente
Florin de Ocampo (1543:
f.44r), el cronista real,
influido por el Tostado,
segn mostr Bahner. No
es difcil deducir que si los
primitivos habitantes de
Hispania haban llegado a
Italia en la antigedad y
luego los romanos haban
vuelto a Hispania, poda
fcilmente defenderse
que el romance era el
antecesor del latn y no
su descendiente, o que
la antigua lengua de
Hispania y el latn se haban
mezclado y corrompido,
etc. Esto demuestra
que la ideologa de la
preeminencia lingstica
(normal en muchas disputas
renacentistas) nublaba a
veces la observacin de
los datos histricos. En
efecto, en la argumentacin
se sacaban directamente
conclusiones lingsticas
de acontecimientos
histricos, sin conocer el
alcance preciso de tales
acontecimientos en su
relacin con la lengua
y sin dudar tampoco de
que se trataba de hechos
totalmente fabulosos; tan
fabulosos que cuando
Jernimo de Zurita
(1610/I, f.1) empez a
escribir su historia, rechaz
referirse a los tiempos
primitivos por falta de
documentacin fiable. Por
tanto, con la afirmacin de
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romnicos.
36 Perona (1990: 157190) expone bien cmo
la labor lexicogrfica de
Alfonso X depende de los
textos de derecho comn y
cmo en ellos se conservan
los planteamientos tericos
del valor de la etimologa
(cosa y res), etimologa
como argumento, etc.
37 Claudio Guilln
(1988: 213-214).
38 Puede verse completo
el poema horaciano con
alguna variacin en Marina
Sez (2003:168-169).
39 El Tesoro simpatiza
con los Jesuitas. Para
Amrica y China
cita a Mafeo; para las
supersticiones a Martn
del Ro y Martn de Roa
(s.v. ARRAHAJ); para
lugares de la escritura cita
el Tesoro de Juan fernndez
(s.v. DIOS y CASULLA).
Cita a Ribadeneira sobre
san HILARIO, porque
destaca el jesuita que el
santo era gran enemigo
de los a herejes; cita a
Juan Maldonado s.v.
ARCHITRICLINOS. Por
ltimo, considera probable
y deseable la canonizacin
de san Ignacio sv. JESS e
IGNACIO.
40 Tambin en CALMA
seala dos etimologas
distintas en dos lugares
diferentes, segn la
observacin de Seco,
2003a:195. Tambin seala
tiene que relacionarse con brevis y no con oveja. En este razonamiento solo
se interpone brevaje, pues, aunque entre brevaje y brevis exista cierto parecido fontico, la relacin semntica no le parece a Covarrubias razonable.
Aparentemente brevaje se cita para sealar la posible epntesis de r que puede
llevar desde bebaje a brevaje48, pero el hecho es que si abrevar se relaciona con
brevis, no parece que pueda decirse lo mismo de brevaje desde la perspectiva
semntica. En cambio, su relacin con bibere s parece aceptable. Como tambin parece aceptable relacionar abrevar y abrevadero con bibere; a Covarrubias
no le queda ms remedio que proponer dos etimologas: una arrastrada por
el referente oveja (brevis) y otra por la aceptabilidad semntica, bibere
3.2. Referentes e informaciones enciclopdicas
Covarrubias suele proporcionar una etimologa para una forma que
considera principal o que ya ha tratado, y no se preocupa del resto de formas
emparentadas con la principal. Estas enlazan con la forma a la que se refiere la
etimologa o bien por relaciones morfolgicas o semnticas. En este ltimo
caso, es probable que la etimologa no alcance a las voces secundarias citadas
sino que estas sencillamente ayuden a configurar el universo de referentes
y menciones que le interesan. Por ejemplo, en relacin con CAMPANA
el Tesoro indica: Djose campana de la provincia de Campania. Pero a
Covarrubias le interesa el referente, el objeto que tanto protagonismo tiene
en la vida de la poca, protagonismo ligado, adems, a las iglesias. Al hilo de
sus ancdotas clsicas y coetneas, de citas de historiadores y poetas, etc.,
expone los nombres siguientes: lat. tintinnabulus (onomatopeya palabra que
define Covarrubias); campanilla; lat. aes-aeris (metonimia); esquila (italiano,
con poema de Petrarca donde se cita squilla); esquiln (diminutivo de esquila,
usado en Toledo); campana se toma algunas veces por la iglesia o parroquia
(pars pro toto); narrraciones de historias de campanas europeas y espaolas,
entre ellas la famosa de la campana de Gesca (tomada de Zurita); campanil y campanario (la torre). No cabe duda de que en un diccionario contemporneo las definiciones de CAMPANA, de su diminutivo campanilla
(lexicalizado) y de sus derivados campanil y campanario habran completado el
artculo. Pero Covarrubias trabaja de otro modo. Al exponer el paso del latn
al romance narra historias de la palabra y de la cosa. En realidad, el sueo de
todo etimlogo es poder trazar la historia cultural de la palabra que investiga.
Y en eso se detiene Covarrubias. A la vez ofrece informacin de otras voces
(esquila y esquiln), cuya etimologa no cita, y las integra en el cuadro histrico que ha trazado. Por ello conviene repetir que un diccionario etimolgico
no se puede construir sin una fuerte fundamentacin enciclopdica. Lurati
(1991:311) nos lo recuerda con firmeza:
La proposition de Walther von Wartburg, Giacomo Devoto
et Kurt Baldinger de procder un examen plus attentif de
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hacen su ajuar de lienzo delgado blanco; el autor lo atestigua en su experiencia. La conclusin se impone: de camo> caamisa >camisa. Otro modo
de acumular informacin enciclopdica es citar literalmente los textos de las
autoridades pertinentes de la materia de que se trate o remitir al lector a esos
textos para que se comprueben o amplen los datos ofrecidos. El recurso a
las fuentes apropiadas en un diccionario enciclopdico es fundametal y as
lo hace Covarrubias. Pero as como en la utilizacin de la experiencia del
autor lo que posibilita que funcione como argumento es la credibilidad que
ofrece el propio autor, en el caso de las fuentes lo que posibilita su uso como
argumento es su credibilidaad filolgica. Aqu Covarrubias indica que Festo
Pompeyo mencionaba camisa. Sera til saber la edicin de Festo que manej
Covarrubias, porque hemos consultado la edicin de 1700, muy cmoda,
anotada por Antonio Agustn y Escalgero, y juzgan que Festo no cita la palabra camisa. En efecto, en la entrada supparus (Festo Pompeyo, 1700:548) no se
documenta la palabra camisa sino en la glosa de Paulus (Ibidem: 549):supparus vestimentum puellarum lineum, quod et subucula dicitur (id est camisia). Pero Antonio Agustin (Ibidem: 549, n.) anota: supparus] Camisiam
dixisse Festum non arbitror, ut nec minare: licet utroque verbo Paulus utatur. Por su parte, J. Scaligero (Ibidem: 549, n.) apostilla:
Camisiam usurpat Paulus verbum suae aetatis ac suorum
hominum elegantia dignum. Cama est barbarum vocabulum,
id significat lectum. Hodieque in idiotismo suo retinent hispani. Camas enim lectos vocant. Ab eo tunicam lineam nocturnam
vocarunt camisiam, auctor Isidorus, & ipse homo hispanus.
Por qu necesita Covarrubias que supparus equivalga a camisa? Calepino
(1578) ofreca s.v. supparus: Intima vestis quae fere ex lino sit, ita dicta quod
ea subtus induamur []hisp. Vestidura debaxo de la otra, camisa. Y s. v.
indusium: Genus vestis, quasi intusium, quod intus & mox supra subuculam
sumebatur [] hisp. Camisa. Porque dado que el timo, en ltima instancia, guarda o puede guardar relacin con la cosa, no es lo mismo que camisa
pueda relacionarse ya con alguna prenda romana o que sencillamente camisa
sea un trmino equivalente en una traduccin a los trminos latinos. Por
tanto, la cita de Festo en el Tesoro era til tanto para las cuestiones enciclopdicas como para las etimolgicas, era importante tanto para la res como
para la palabra.
En otros casos, como indicbamos, la enciclopedia del Tesoro est
implcita. En la entrada MAESTRO, que no es breve, ofrece Covarrubias
bastante informacin. Pero no le parece suficiente y remite a varias autoridades. Si el lector se aproxima a la primera que recomienda, Catalogus gloriae
mundi de Chassanaeus (1546:138r/v) no solo encuentra mucha ms informacin sobre las diferentes funciones de los maestros en palacio, etc., sino
sobre sus nombres
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LA MORA ENCANTADA:
COVARRUBIAS EN EL ALMA DE
ESPAA1
Jacques Lezra
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C
I.
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triunfalista de Menndez Pelayo, por ejemplo, vinculan los cambios acaecidos bajo el reinado de Felipe II, en el que Espaa pasa rpidamente de ser
una estructura de regiones autnomas unidas en una federacin libre a convertirse en un sistema de gobierno regido y administrado de forma mucho
ms centralizada, con la aparicin de un sentimiento de identidad nacional,
racial, lingstica y religiosa fomentado a mediados del siglo XVI por la
Iglesia y la monarqua castellana. Dicha creacin de una identidad nacional
surge en respuesta a los mltiples peligros que amenazan la integridad de la
recin conquistada pennsula, como son la amenaza externa de las guerras en
los Pases Bajos, la rivalidad con Inglaterra por (entre otras cosas) el comercio
con las Indias, los ataques de piratera a los que corsarios ingleses y piratas
bereberes someten a los buques espaoles, y, sin duda, la permanente y (tras
la rebelin de las Alpujarras de 1568) aparentemente inminente amenaza de
una reinvasin de la pennsula por parte de tropas rabes o turcas, instigadas
por los moriscos de la costa. Las amenazas respondan a distintas causas: para
empezar, la despoblacin en Castilla, causada por la peste y por el crecimiento de las ciudades, dej abandonados vastos territorios dentro de la provincia; la presin inflacionaria y sucesivas imposiciones de tributos tendan a
empobrecer unas comunidades por lo dems ya sumidas en la miseria; y por
ltimo, el desproporcionado crecimiento de la poblacin morisca (especialmente en Valencia y Almera) se combinaba problemticamente con la siempre sospechosa condicin de su conversin (Halperin 1980: 201-7). As pues,
amenazado e inventado a la vez por peligros internos y externos tanto reales
como imaginarios, y sostenido por una doctrina legal y teolgico-poltica
que exiga la conversin pero era incapaz de ofrecer una norma de prueba
satisfactoria para valorar la sinceridad de la misma, el emergente sentimiento
de una identidad nacional espaola cristaliz cuando las expulsiones de 1492
se completaron por fin en 1609, ao en que los moriscos fueron expulsados
primero del Reino de Valencia y luego del resto de Espaa. De acuerdo con
todo esto, la fundacin de una identidad nacional sera un correlato de la
colonizacin interna, una unanimidad alcanzada mediante la anulacin de
lo que Jorge Mariscal ha denominado la subjetividad contradictoria que
tan vivamente caracteriz a la sociedad espaola de la ltima poca feudal y,
aunque mucho menos abiertamente, tambin a la cultura de las letras en el
ltimo cuarto del siglo XVI y en los primeros decenios del XVII (Mariscal
1991).
Los autores que se centran en la historia institucional y econmica es
decir, la historiografa en la lnea de Vicens-Vives, Hamilton,Vilar y Maravall
tienden a sugerir que existen tres factores adicionales que contribuyeron
a crear ese sentido emergente de identidad nacional. En primer lugar, el
rpido desarrollo de las ciudades y la mejora del sistema de carreteras (si bien
seguan siendo peligrosas e irregulares) exiga que se crearan los correspondientes centros locales para administrar el trfico y el comercio y cobrar los
impuestos pertinentes, e hizo cada vez ms importante la instauracin del
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(Danvila y Collado 1889: 329-30; Boronat 1901: I.325-70; Lea 1968: 15570; Zayas 1992: 243-63). Las dos expediciones de Covarrubias a Valencia
anteriores a la redaccin del Tesoro y del Suplemento hay que entenderlas
dentro de este marco, y las dificultades que encontr en sus negociaciones
con el cabildo de Valencia expresan en pequea escala las contradicciones de
carcter ms amplio que afectaban a la definicin del carcter nacional de la
monarqua. El trato de los Austria con la nobleza valenciana y con el Cabildo
de Valencia planteaba el problema de forma particular, ya que el sistema de
fueros del Reino lo haca casi independiente de Castilla; por consiguiente,
no resulta sorprendente que Felipe II y Felipe III se apoyasen en la autoridad del Vaticano para resolver unas disputas econmicas o polticas que
siempre habran podido parecer meramente regionales (sobre el rgimen
foral valenciano, ver Ferrando 1995: 154-60; Canet 1986; Correa 1995). Las
alianzas y las fisuras resultantes dentro de la sociedad valenciana resultaron
a veces sorprendentes, y se expresaban cada vez con mayor vehemencia.
John Lynch seala que en Valencia, donde en los tiempos de la expulsin la
poblacin morisca representaba casi un tercio del total, la aristocracia adopt
una posicin militante contra la faccin expulsionista capitaneada por Juan
de Ribera, quien estaba apoyado por una incipiente clase de rentistas que
vean en la expulsin una forma de disponer ms rentablemente de la tierra (Lynch 1992: 59), en gran medida porque los moriscos proporcionaban
la mano de obra necesaria para el cultivo de sus tierras (Lynch 1992: 58-69;
ver tambin Magraner 1975; Halperin, 1980: 79-209; Milln 1990: 128-32;
Garca Crcel 1990). Con el edicto de expulsin, y sin reducir demasiado
la carga impositiva sobre la aristocracia local y la clase terrateniente, Felipe
III priv a la aristocracia valenciana de la mano de obra que necesitaba para
cultivar sus tierras. Al quedar en barbecho las propiedades que cultivaban los
moriscos , la definicin y publicacin de los derechos de propiedad, del valor
y la extensin relativos de tal o tal finca, de las condiciones tnicas y religiosas del dueo de sta o de aqulla, y de las lneas fronterizas que distinguan
una propiedad de la colindante, se convirtieron en cuestiones de inters
prioritario en toda Espaa, y en Valencia en particular.Ya lo manifestaba as
el texto de los Emblemas morales de Juan de Horozco, el hermano menor de
Sebastin de Covarrubias, cuando en 1589 describa la mxima empresa
del emperador Carlos V:
El Emperador Carlos Quinto de gloriosa memoria estendiendo los trminos del seoro de Espaa vino a estender los del
mundo, pues estava tan creydo de la antigedad toda que se acababa la tierra en la costa de Espaa, y en el cabo que por esso se dezia
finis terrae, y que aviendo llegado Hrcules a Cliz ava puesto dos
columnas, como por seales de los postreros trminos, y que de
all adelante no ava ms, y descubrindose otro nuevo mundo en
la navegacin que desde all se comen era justo se mudasen los
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del diccionario en 1943 es, por tanto, la de proporcionar a ese nosotros los
medios estticos concretos necesarios para la comprensin de la mitografa
del estado nacional, y proporcionar tambin un doble modelo asociado de
herosmo para los recuperadores de archivos, que conservan e interpretan
el tesoro de la genuina historia de Espaa.Tanto esta fantasa esttica unificadora como este doble modelo heroico surgen como formaciones compensadoras, construidas sobre la herida cultural que revela el Tesoro al guardar en
su interior sin resolver, sin determinar, su indecisin sobre la categora de sus
afirmaciones lingsticas, de su generalidad, de sus fronteras. La historiografa
y la filologa falangista encuentran, en el esfuerzo compensatorio que hace
el Tesoro por encubrir la debilidad conceptual representada por esta vacilacin fundamental, cmo convertir el carbn, por as decirlo, de un pasado
histrico sin conexin necesaria o intrnseca al presente nacionalista, en el
rub del tipismo castellano que triunfa en el agon de las lenguas romnicas.
Esfuerzo compensatorio, por otra parte, que se dara en primera lugar cuando el mismo Sebastin de Covarrubias, al querer completar el Tesoro, le aade
un Suplemento que opera sobre el texto del primer diccionario una conversin a la vez metodolgica e ideolgica. En lugar de recalcar el elemento
emprico del uso de las distintas vocesahondando en los refranes y los
dichos populares que Riquer considera caractersticos del Tesoro, y que le
permiten an Tesoro mantenerse indeciso, sin determinar si su organizacin
ha de ser programtica o emprica, el Suplemento acentua la ms pura historiografa, expandiendo enormemente el antisemitismo ms bien ahogado
de la obra anterior, y en particular rescribiendo muchas de sus definiciones
anteriores para ofrecer una base y una justificacin histrica a la expulsin
de los moriscos, que para entonces era ya un hecho consumado, pero que
durante la redaccin del Tesoro estaba an tan slo en proyecto.
El segundo enfoque que manejamos subraya, en resumidas cuentas, la
modernidad de la obra de Covarrubias, y permite entender cmo el Tesoro
y el Suplemento juntos y por separado pueden llegar a proporcionar hoy tambin mitos estticos que obedecen a deseos contemporneosen nuestro
caso, el deseo que experimenta la crtica histrico-cultural de encontrar una
genealoga del determinismo dbil que manejan en conjunto los discursos supuestamente post-ideolgicos de la posmodernidad. A diferencia de la
modernidad que acusaba la obra de Covarrubias para la filologa y la historiografa falangistas, para la crtica de la Europa posnacional, la Europa de
las naciones, la debilidad conceptual misma del Tesoro constituye un ejemplo fundamental de la relacin asimtrica que se da, al formarse el estado
moderno, entre la determinacin lingstica y la identidad comunitaria.
En cualquier caso, el texto de Covarrubias no nos va a permitir conformarnos con uno u otro de estos planteamientos. Qu tesoro oculta el
Tesoro nos vemos obligados a preguntarnos que permanece para siempre
enterrado? Y con qu consecuencias para nuestra percepcin de la obra,
ya sea archivstica o evaluativa? Qu es exactamente lo que amenaza la
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en saliendo a fuera, se les ha de convertir en carbones.Yo he buscado con toda diligencia este tesoro de la lengua castellana [...] Y
queriendo publicar este Tesoro y sacarle a la luz, temo que las lenguas de los maldicientes y mal contentadizos me le han de volver
en carbones, pero estos mesmos, en manos de los sabios y bien
intencionados, con el soplo de sus ingenios y rectos juicios, han
de encender en ellos un amoroso fuego y convertirlos en radiantes
carbuncos y hermosos rubes. (Covarrubias 1943)
No hace falta gran conocimiento del idioma, y menos an de la
cultura literaria a la que Covarrubias se refiere, para reconocer que el fabuloso encuentro con la mora encantada tiene como subtexto determinante
la tradicin de katabasis o viajes al mundo subterrneo emprendidos por
todo tipo de hroes picos genuinos o pardicos, de Homero a Boiardo,
de Ariosto a Cervantes. Estos descensos suelen dar como fruto una riqueza
tanto figurada como material, ya que a menudo los caballeros o viajeros
van en busca tanto de conocimiento (por ejemplo, sobre el futuro) como
de joyas y mucha riqueza; durante el Renacimiento servan tambin para
representar el descenso del autor humanista que se sumerge en la rica
arqueologa de la cultura clsica en busca de antigedades, intertextos autorizantes, o simplemente a la busca de algn que otro nombre escondido.
As pues Covarrubias, que asocia su bsqueda del tesoro de la lengua con
estas bsquedas picas y humanistas, narra la fbula de la Mora encantada
de forma que cuenta a la vez la historia de la recepcin del Tesoro, y la alegora metodolgica de su empresa, una bsqueda por trminos, historias
y convenciones ajenos, que amenazan con volver a convertir en carbn el
precioso botn (cf. Reyre 1997: 14-15; ver Lepinette 1989: 273-4, LopeBlanch 1994).
Ms que ensearnos cmo debemos leer sus definiciones, sin embargo,
esta alegora pseudo-pica se revela una fantasa apotropaica, que de hecho
ni define ni determina la empresa del Tesoro, sino que por el contrario expresa
unos deseos que operan para des-determinarla. Observemos, por ejemplo,
la sorprendente mutacin del trmino lengua que presentan estas lneas,
palabra que se desplaza desde su uso trpico, afirmativo, en la lengua castellana o el tesoro de la lengua, hasta definir el contraste entre la petrificada
y mucho ms literal lengua de los maldicientes y mal contentadizos por un
parte, y el soplo del recto juicio por otra. Ignorar aqu el tesoro del sentido trpico y etimolgico de la palabra lengua, para ver elemento anatmico
donde se quiere decir lenguaje, significara volver a convertir la lengua del
sentido metafrico que ostenta cuando Covarrubias se refiere a la lengua
castellana, al sentido literal, transformarla del potico rub en carbn.
Es obligatorio para el diccionario conservar los dos sentidos de lengua y de
voz, aunque estn alineados narrativamente con esencias y valores radicalmente contradictorios: por una parte, con el tesoro de la lengua (el
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Erasmo de los Thesauri Carbones con los que su Tesoro se abre, y cruzndolo
con el topos cervantino y cultural del tesoro del Moro. Ambas definiciones son excepcionalmente extensas. Esta es la parte relevante de carbn:
Entre la gente vulgar hay opinin que los tesoros de los
duendes, cuando alguno los descubre y manifiesta, se vuelven carbones. Yo imagino haber tenido ocasin de pensar esto la codicia
de los que buscan tesoros, por algunas seales que topan debajo de
tierra, porque cavando hallan algunos huecos y topan con algunas
tinajas, y a veces con cual y cual moneda en ella, y muchos carbones; y ste dicen que es el tesoro del duende, siendo la verdad
que en aquel lugar se puso algn mojn y trmino, y para que
no se borrase, aunque la piedra de la superficie se mudase, ponan
debajo, a un estado, o a estado y medio, tinajuela o otra vasija llena
de carbones, en seal que all era el trmino, y sobre l se pona el
mojn o piedra. Y la razn por que metan carbones en aquellos
vasos es por la incorruptibilidad suya, que
dura millares de aos sin corromperse ni alterarse, a causa de
ser materia purificada de toda humidad, principio de la corrupcin. (Covarrubias 1943)
Y en la voz duende:
Tesoro de duende, decimos la hacienda que todo se consume y se deshace sin saber en qu se ha gastado. Hay opinin
que estos duendes, que habitan los lugares subterraneos, tienen a
su cuenta el guardar los tesoros escondidos; y algunos dicen que
en la fin del mundo los han de manifestar al Antecristo, para que
con ellos haga guerra y atraiga a s los corazones de los hombres
codiciosos...y que por esta causa, cuando los que buscan tesoros
dan en los lugares do estn, o se les vuelven en carbones, de donde
naci el proverbio tesoro de duendes; o ellos se les representan en
figura de dragones, leones y otros monstruos, con que los espantan. Algunos que buscando tesoros han hallado ollas con algunas
monedas y carbones, se persuaden en cierta manera ser verdad lo
que hemos dicho; pero lo ms cierto es que cuando ponan trminos a las tierras y posesiones, ultra de la piedra que dejaban sobre
la tierra hincada, que dellos llamaban trmino, y le reverenciaban
por dios, debajo dl hacan primero una hoya...donde en cntaro,
tinaja o otra vasija, echaban las monedas corrientes de aquel tiempo, como agora se hace en echar la primera piedra en los grandes
edificios, y juntamente algunos carbones, a fin de que, mudandose
la piedra de encima, o por malicia o por injuria de los tiempos,
cavando se hallase el verdadero lugar del trmino, topando con las
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1. INTRODUCCIN
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1 http://buscon.rae.es/
ntlle/SrvltGUILoginNtlle
2 Covarrubias, S. (1611)
Tesoro de la lengua castellana
o espaola, edicin a cargo
de Riquer, M. de (1943),
Barcelona: Horta.
sencilla. Si atendemos a cuestiones culturales o sociolgicas, podemos coincidir con Seco (2003b) en que un elemento importante a tener en cuenta
fue el desfase ocurrido entre las fechas en las que fue producida y en las que
fue publicada. Es cierto que el Tesoro no se concibi como un diccionario
monolinge de lengua, sino como un diccionario etimolgico, un tipo de
obra que se corresponda mucho ms con la sociedad renacentista del siglo
XVI que con la sociedad en crisis posterior, ya a finales de ese siglo y en el
siglo XVII3. Por tanto, no exista un pblico receptor de una obra de estas
caractersticas. Este hecho contrasta enormemente, en estas mismas fechas,
con la publicacin en toda Europa de obras lexicogrficas que gozaron de
amplio xito editorial, pero muy distintas en su concepcin y, sobre todo, en
su uso y finalidad. Se trata de diccionarios bilinges y plurilinges destinados
al aprendizaje de lenguas extranjeras en los que el espaol aparece como lengua incorporada en ellos, junto al resto de los idiomas europeos importantes,
como el francs, el ingls o el italiano.
Por ello, es lcito plantearse si todos los datos, todas las palabras, todas
las definiciones, en definitiva, todo el material recopilado y organizado por
Covarrubias en su Tesoro, al igual que fue utilizado por los acadmicos espaoles (Freixas 2003), pudo ser utilizado tambin por otros lexicgrafos posteriores y, en caso afirmativo, cmo lo hicieron.
Este es el objetivo del presente trabajo, exponer e investigar la presencia del Tesoro de la lengua castellana o espaola en los principales diccionarios bilinges publicados en la franja temporal que abarca desde la fecha
de publicacin del Tesoro hasta la aparicin del Diccionario de Autoridades, es
decir, entre los dos momentos lexicogrficos importantes ocurridos en el
mbito monolinge del espaol. De esta forma, quedar plasmada su presencia o ausencia y, por lo tanto, su grado de importancia y de contribucin en
ese momento histrico concreto de la historia de la lexicografa del espaol.
2. LOS DICCIONARIOS BILINGES (1616-1721)
Para la seleccin de las obras objeto de estudio, nos hemos basado en
dos criterios: el primero, la delimitacin temporal ya justificada; el segundo,
la mxima representatividad de las diferentes lenguas europeas en los diccionarios que tienen como lengua de entrada el espaol. De esta forma, las
obras objeto del estudio4 son:
- Oudin, Cesar (1616 5). Tesoro de las lenguas francesa y espaola2.
- Franciosini, Lorenzo (1620). Vocabulario espaol-italiano e italianoespaol.
- Mez de Braindenbach, Nicols (1670). Diccionario de la lengua
espaola y alemana.
494
495
COVARRUBIAS
OUDIN
FRANCIOSINI BRAINDENBACH
SOBRINO
STEVENS
BLUTEAU
B = 80
145
142
106
148
196
88
L= 32
67
88
50
90
84
63
T= 70
174
196
129
73
204
102
Total= 182
386
426
285
311
484
253
8 En estos artculos se
analiza de forma detallada
la presencia del Tesoro
de Covarrubias en el
Vocabulario de Lorenzo
Franciosini de forma
exhaustiva y se establece la
deuda real de la obra del
lexicgrafo italiano respecto
al lexicgrafo espaol,
tanto en lo referente a la
macroestructura como a la
microestructura.
Por ello, para observar realmente la presencia del Tesoro en las macroestructuras de las obras, debemos llevar a cabo un intento de lematizacin de
cada una de ellas para saber a ciencia cierta cul es el nmero real de entradas
en las macroestructuras y, consecuentemente, extraer el dato objetivo de la
presencia de la macroestructura del Tesoro en cada una de ellas.
De esta forma, sobre el diccionario de Oudin (Cooper 1960; Martnez
Egido 2003a), tras proceder a su lematizacin, podemos decir que de las
386 entradas registradas, 98 de ellas son resultado de una ausencia de lematizacin, bien introduciendo variantes morfolgicas (ladron, ladroncillo; bayle,
bailete, etc.), bien consiguiendo expresiones pluriverbales ms o menos lexicalizadas (Bacas de laurel, Baja de mar, Labrar casa, labrar un diamante, tabla de
meson, tabla de ballesta, tabla de manteles, etc.) o bien incluyendo diferentes
acepciones como entradas diferenciadas (Taon vne grande tasse; taon; voyez
apres taa, etc.). Por ello, el nmero de entradas que realmente pueden computarse en este fragmento seleccionado del diccionario de Oudin es de 288,
es decir, 106 entradas ms que las registradas en la obra de Covarrubias.
Lo mismo sucede con el diccionario de Franciosini (Alvar Ezquerra,
2003; Martnez Egido 2004; San Vicente 2010; Martnez Egido 2010)8, ya
que tras realizar la lematizacin del fragmento estudiado, de las 426 entradas
consignadas, 83 de ellas tambin son resultado de la no lematizacin de la
obra. Se registran en el proceder lexicogrfico los mismos procedimientos
sealados ya en el caso de Oudin, inclusin de variantes ortogrficas (bambolear y bambalear) y tambin de variantes morfolgicas (labanca, labanco); o bien
de expresiones pluriverbales ms o menos lexicalizadas (labrar la tierra, labrar
496
497
9 El anlisis descriptivo
y comparativo de las
macroestructuras de los
diccionarios de Mez de
Brainderbach, Sobrino,
Stevens y Bluteau con
Covarrubias fue estudiado
por nosotros en Azorn
Fernndez y Martnez
Egido 2006.
10 Estas son: Etar en
bbia, Eta uted en bbia,
Tiene una baa mas que uted,
Pan bao, Baja de la moneda,
Bajar el precio, Bajar las velas
de un navio, Bajar las orejas,
Bala de viento, Bala enramada,
Balancin de un reloj, Miembro
baldado, gente Baldia, campos
Baldios, Hombre baldio,
Bala de agua, Baluarte
cortado, Baluarte plano,
Una baluma de arboles, La
muger, La camia, La mano,
Tener mucha labia, Mordere
los labios,Tierra laborable,
Los lcedemonios, Hablar
laconicamente, Ir lado lado
con otro, No apartare del lado
de otro, Hazere un lado,
Andar de lado, Perro ladrador
nunca mordedor, Hacere
lagarejo la uva que e trae para
comer, Lagarto del brao, Lago
de agua mananteal,Tabaco de
polvo,Tabaco de hoja,Tabla
de libro,Tabla de manteles,
Tabla de balleta,Tabla para
aprender a contar,Tabla de
juego,Tabla de rio,Tabla del
muslo, Diamante o Rubi en
tabla,Tablas con que juegan al
OUDIN
182
288
FRANCIOSINI BRAINDENBACH
343
256
SOBRINO
STEVENS
BLUTEAU
208
426
155
50
0
Porcentajes
Oudin
68,68
Franciosi Braiden.
74,72
57,14
Sobrino
Stevens
Bluteau
69,23
82,96
54,39
498
Oudin
57
Franciosin Braind.
46
78
Sobrino
Stevens
Bluteau
56
31
27
499
14 Estos datos
corresponden a la muestra
seleccionada. Algunos
de ellos podran variar
si se tienen en cuenta
las posibles variantes
ortogrficas, aunque, en
general, pueden aceptarse
como vlidos los resultados
obtenidos, ya que lo
esencial de la cuantificacin
no variara.
LABRAR
COVARRUBIAS
500
FRANCIOSINI
BRAINDENBACH
SOBRINO
STEVENS
BLUTEAU
Labrar. Lavrar
LADINO
COVARRUBIAS
501
OUDIN
Ladino. Latin, expert, sin ce mot est adiectiff & signife eloquent &
sanan en vne langue quelle quelle sois.
FRANCIOSINI
BRAINDENBACH
SOBRINO
STEVENS
BLUTEAU
Ladino. Id.
TACHA
COVARRUBIAS
OUDIN
FRANCIOSINI
BRAINDENBACH
502
Tacha. F. Dfaut.
Poner tacha. Blmer.
STEVENS
BLUTEAU
Tacha. Id.
Fig. 7.Tacha. Artculos lexicogrficos
503
16 Para un completo
estudio comparativo de
las microestructuras de los
diccionarios de Covarrubias
y de Franciosini vase ese
trabajo. En l se establece
toda la tipologa existente
entre la forma de construir
tanto la microestructura
como la macroestructura
por parte del lexicgrafo
italiano sirvindose de la
informacin que ofrece
Covarrubias en sus artculos
lexicogrficos.
plos de uso con los que ilustrar todava ms la informacin sobre la entrada
(fig. 7): No hay mula sin tacha.
En el resto de las obras, las microestructuras se ven reducidas dada su
finalidad, a servir de instrumento o de herramienta para el aprendizaje de
lenguas extranjeras, en este caso del espaol. Ahora bien, tampoco todos los
diccionarios estudiados coinciden en la concepcin de sus microestructuras.
Los diccionarios de Braindenbach y Bluteau y, tambin en cierta medida,
el de Sobrino, continan la tradicin, inaugurada por Nebrija a finales del
siglo XV, al ofrecer casi exclusivamente el equivalente en la lengua de salida
(figuras 5, 6 y 7), sin aadir ninguna informacin ms. Entre estas tres obras,
solo la de Sobrino, incluye un nmero relevante de expresiones pluriverbales
en su microestructura que tienen que ver con las entradas que aparecen en
la macroestructura, labrar la tierra, labrar una casa, labrar un diamante y poner
tacha. Expresiones estas que ya estaban incluidas en el Tesoro de Covarrubias.
El diccionario de Stevens combina la definicin perifrstica con la
inclusin de expresiones pluriverbales pero siempre como entradas independientes. Ese es el caso de labrar (labrar seda, labrar la bestia, labrar casa), mientras
que en los otros dos ejemplos estudiados no incluye ninguna, por lo que, a
pesar de las fuentes que utilizara, su criterio como lexicogrfico era el que
imperaba al seleccionar unas expresiones pluriverbales y descartar otras.
Este mismo procedimiento sealado se puede observar en los diccionarios de Oudin y de Franciosini. En el caso del primero predomina la presencia de equivalentes como en labrar (figura 5) y en tacha (figura 7), aunque
tambin se combina la presencia de equivalentes con las definiciones perifrsticas, como puede verse en la palabra ladino (figura 6).Y tambin incluye
expresiones pluriverbales como entradas independientes de la macroestructura: labrar la tierra, labrar seda (figura 5), poner tacha (figura 7).Todos los contenidos y las expresiones pluriverbales, que consigna Oudin, estn contenidas
en las microestructuras del Tesoro de Covarrubias.
Es en el diccionario de Franciosini donde todo lo que hasta ahora
hemos comentado se aprecia con mayor claridad, ya que de todas las obras
que estamos utilizando, es en esta donde la microestructura, sin llegar a
la extensin de la de Covarrubias, se presenta de una forma ms extensa
(Martinez Egido 2003b)16. Por ello, Franciosini ofrece equivalentes junto a
definiciones perifrsticas, as como tambin expresiones pluriverbales, tanto
dentro del mismo artculo lexicogrfico, por ejemplo, no hay mula sin tacha
(figura 7), como entradas independientes en la macroestructura, labrar la tierra, labrar seda, labrar la bestia, labrar casa (figura 5). Todas ellas, de nuevo, ya
recogidas por Covarrubias.
504
505
17 Vase Martnez
Egido 2003b, en donde
se distinguen las etiquetas
para definir las relaciones
de dependencias de las
obras lexicogrficas:
Plagio, Copia, Fuente
directa, Fuente Indirecta y
Antecedente.
506
507
ANEXO
Reproduccin de los datos correspondientes a la presencia / ausencia de las entradas en los diccionarios estudiados
N
reg
Entrada. Covarrubias
Oudin
Franc
No
No
No
No
No
2 BABA
No
3 BABATELES
No
No
No
4 BABADOR
No
No
5 BABANCA
No
No
No
No
No
6 BABERA
No
No
No
7 BABIA
No
No
8 BABIECA
No
No
No
No
10 BAA
No
No
11 BACIA
12 BACINADA
No
No
13 BACILAR
No
14 BAA
No
No
No
No
15 BAO
No
No
No
No
No
18 BACCO
No
No
No
No
19 BACCO
No
No
No
No
No
No
20 BADA
No
No
21 BADAJO
22 BADAJOZ
No
No
No
23 BADAL
No
No
No
24 BADANA
25 BADEA
No
26 BADIL
27 BADULAQUE
28 BAEZA
No
No
No
29 BAGAJE
30 BAGASA
No
No
No
No
No
No
No
No
1 B
9 BABILONIA
16 BACULO
17 BACHILLER
31 BAGASTA
508
Brai
Sobri
Stev
Blut
Entrada. Covarrubias
Oudin
Franc
32 BAHARI
No
No
33 BAHO
No
34 BAYA
No
No
No
35 BAIAS
No
No
No
No
No
No
36 BAYO
No
No
No
No
37 BAYBEN
No
No
No
No
38 BAYLAR
No
No
No
39 BAYLE
No
No
No
40 BAYLE
No
No
No
No
No
No
41 BAYLIO
No
No
No
No
No
42 BAYNA
No
No
No
No
No
No
No
No
No
44 BAYONA
No
No
No
No
No
No
45 BAYOCCO
No
No
No
No
No
No
46 BALA
47 BALADI
No
48 BALADRON
49 BALANA
50 BALANCIN
No
No
51 BALAR
52 BALAX
53 BARAHUSTE
No
No
No
No
54 BALBOA
No
No
No
No
No
No
55 BALBASTRO
No
No
No
No
56 BALCON
57 BALDA
No
No
No
58 BALDON
59 BALDONADA
No
60 BALDRES
No
No
61 BALEARES
No
No
62 BALIXA
No
63 BALLENA
No
64 BALLESTA
65 BALLESTILLA
No
No
66 BALLESTERO
43 BAYO
509
Brai
Sobri
Stev
Blut
N
reg
Entrada. Covarrubias
Oudin
Franc
No
No
No
No
No
68 BALON
No
No
69 BALOTA
No
No
No
No
67 BALNADU
70 BALSA
Brai
Sobri
Stev
Blut
71 BALSAIN
No
No
No
No
No
72 BALSAMO
73 BALUARTE
74 BALUMBA
No
No
No
No
No
No
No
No
No
76 BAMBA
No
No
No
77 BAMBALEAR
No
78 BAMBARRIA
No
No
79 BAMBOLEAR
No
80 BANCA
No
No
No
81 L
No
No
No
No
No
82 LABARO
No
No
No
No
No
75 BALVASTRO
83 LABERINTIO
84 LABIO
No
No
No
No
No
No
86 LABOR
87 LABRADOR
No
No
No
No
89 LABRAR
90 LACAYO
91 LACERIA
No
No
No
No
92 LACRA
No
93 LACRE
No
No
No
94 LADILLAS
95 LADINO
96 LADO
97 LADERA
No
No
98 LADRAR
99 LADRILLO
100 LADRILLADO
No
No
101 LADRON
85 LABEONES
88 LABRADORA
510
Entrada. Covarrubias
Oudin
Franc
102 LADRONERA
103 LADRONICIO
No
No
104 LAGAA
105 LAGAOSO
106 LAGAR
107 LAGO
No
108 LAGOS
No
No
No
No
109 LAGARTO
110 LAGARTIJA
111 LAGARTADO
No
No
No
No
No
112 LAGARTERO
No
No
No
No
No
113 T
No
No
No
No
No
No
No
No
116 TABANO
No
117 TABERNA
118 TABIQUE
No
114 TABACO
115 TABAHOLA
119 TABLA
Brai
Sobri
Stev
Blut
No
No
No
No
No
No
122 TABLILLA
No
No
No
No
No
No
No
No
125 TABLAJERO
No
126 TABLADO
No
127 TABOR
No
No
No
No
No
128 TABUCO
No
No
129 TAA
130 TAA
No
No
No
No
No
No
131 TACAO
132 TACHA
133 TAANA
No
No
No
No
No
134 TACHON
No
135 TACHUELA
136 TACO
511
N
reg
Entrada. Covarrubias
137 TACTO
138 TAFALLA
139 TAGARINOS
140 TAFETAN
Oudin
Franc
Brai
Sobri
Stev
Blut
No
No
No
No
No
No
No
141 TAGAROTE
No
142 TAHALI
143 TAHEO
No
144 TAHONA
145 TAHUR
146 TAIBIQUE
No
No
No
No
147 TAIMADO
No
No
No
No
148 TAITA
No
No
149 TAJAR
No
150 TAJADOR
No
151 TAJO
No
No
No
No
153 TAL
154 TALANTE
No
No
155 TALA
No
No
156 TALADRO
No
157 TALAMO
No
158 TALANQUERA
159 TALABARTE
No
No
161 TALEGA
162 TALLA
No
No
163 TALLE
164 TALLA
No
No
No
165 TALLERES
No
No
166 TALLO
No
167 TALENTO
No
No
168 TALMUD
No
No
169 TALION
170 TALON
171 TALQUE
No
152 TAJUA
160 TALABERA DE LA
REYNA
512
Entrada. Covarrubias
Oudin
Franc
172 TALVINA
No
No
No
173 TAMAO
174 TAMARA
No
No
175 TAMARAS
No
No
No
176 TAMARIZ
177 TAMARINDOS
178 TAMBARILLO
No
No
No
No
No
No
179 TAMBIEN
180 TAMBORINO
No
No
No
181 TAMORLAN
No
No
No
182 TAN
Brai
Sobri
Stev
Blut
513
ASCENDENCIA Y PARENTESCOS
DEL LICENCIADO DON SEBASTIN
DE COBARRUVIAS OROZCO
MAESTRESCUELA DE LA CATEDRAL
DE CUENCA AUTOR DEL
TESORO DE LA LENGUA
CASTELLANA O ESPAOLA
Manuel de Parada y Luca de Tena. Marqus de Peraleja
Numerario de la Real Academia Matritense de Herldica y Genealoga
515
516
517
4 Cuya representacin
familiar estaba entonces en
los seores de Valverde, hoy
Valverde del Jcar, tambin
en Cuenca. De origen
medieval y condes desde
1624 en cabeza de don
Diego Ruiz de Alarcn
Ceballos
5 MARTA GARCA CAETE
en NUEVOS DATOS SOBRE
SEBASTIN DE HOROZCO
Y SU REFRANERO, recoge
escritura de su padre
autorizando la renuncia.
Archivo Histrico de
Protocolos de Toledo.
Escribano Pedro de Uceda.
En la muy noble y muy leal
Cibdad de Toledo, catorze
das del mes de otubre ao
del nascimienro nuestro
Salbador Jesuchristo de myll e
quinientos y setenta e quatro
aos, en presencia de my, el
escribano pblico, y testigos
yuso escritos pareci presente el
seor Licenciado Sebastin de
Horozco, vezino de esta dicha
ciudad, e dixo que por quanto
est tratado y concertado
placiendo la voluntad de Dios
nuestro seor que el seor
don Diego de Alarcn se case
con la seora doa Catalina
de Horozco, su hija, y los
seores licenciado Sebastin de
Cobaruvias de Horozco y el
licenciado Juan de Horozco de
Covarrubias, prior y cannigo
de la santa yglesia de Segovia,
sus hijos, quieren rrenunciar
sus partes y ligtimas paterna
y materna que la dicha seora
SEBASTIN
HOROZCO (1510-1579)
8 Que ponen en duda
algunos testigos del
expediente de pruebas de
su nieto el alcantarino don
Fernando Ruiz de Alarcn,
seor de Valera, hacindole
hijo de frica Ventura, una
esclava mora que llev el
Comendador al Viso.
9 En citado TESORO DE LA
LENGUA: GUETE. ciudad
del Obispado de Cuenca, dicha
antiguamente OBTA, y de lli
se pudo corromper el nombre
MANUSCRITOS DE
DE
518
519
y engaando al pueblo.
Se empez su obra en
el ao 1530 y se termin el
1540. ovalada, de 15
metros de dimetro y 26 su
altura, con su entrada, escalera
y sacrista independiente del
templo parroquial y de l
separada por una artstica
celosa, que intercepta el paso
y colocada en un soberbio
arco gtico, en cuyo vrtice
se muestran el escudo y las
armas de la nobleza de sus
dueos el retablo del altar
mayo, formado por tablas del
clebre Murillo, coronado por
un crucifijo de Velzquez.
debajo bautismo de Jess en
el centro la Concepcin los
lados S. Pedro y S. Pablo y
sirviendo de base, la ltima
cena apaisada: en la mesa
y zcalo de mosaicos que
estendindose por toda la
capilla la altura de un metro
representaban pasajes bblicos,
cubra su pavimento rico tapiz:
soberbia la sillera coral rgano
pequeo, grandes candelabros
de bronce de 1,50 c/m con
las armas ducales en oro; doce
cuadros profanos de 3c/m por
160, representando diferentes
episodios de la vida privada
y militar de los hermanos
Alarcn.Todo ha desaparecido,
incluso las puertas y ventanas;
so pretesto de restaurar la
abandonada capilla. Han
desaparecido:Tablas Pursima,
ltima cena, S. Juan y la
Magdalena; Lienzos Adoracin
d l s Santos Reyes Alarcn
520
ARCHIVO DE LA CATEDRAL.
LIBRO DE LA CAPILLA. grande de
estatura, de rostro hermoso y agradable
y tan compuesto en el semblante que
oblig siempre a respeto.
521
Inquisidor en 1636.
13 Nombrado obispo
de Ciudad Rodrigo el
11 de abril de 1639, y
consagrado en el convento
de San Jernimo de Madrid
el 18 de septiembre de
1639 por don Diego de
Castejn, titular que haba
sido de Lugo y entonces
gobernador de Toledo.
Obispo de Salamanca a
peticin de su Universidad
el 18 de de octubre de
1645, de Pamplona el 10
de febrero de 1648, y de
Crdoba desde el 24 de
septiembre de 1657, donde
muri el 18 de mayo de
1675 por supresion de
orina bajo testamento
del 3 de febrero del ao
anterior. Dej por heredera
a su Catedral, y albaceas a
sus sobrinos don Fernando,
seor de mi casa y don
Diego, seor de Palomares,
en Tabla 3. Imprimi hoja
con veintids inscripciones
romanas encontradas en
Valera. Fray MELCHOR DE
HULAMO le dedic en
1617, Cuenca, su historia
sobre los franciscanos de la
provincia de Cartagena, y
BARTOLM XIMNEZ PATN
un prlogo en la segunda
edicin de INSTITUCIONES
DE LA GRAMTICA ESPAOLA,
1621, que en primera,
1614, dedic a su to don
Sebastin de Covarrubias
14 Entregado al Cabildo
segn su carta del nueve de
de Cuenca era de las ms ricas de Castilla, fue decisin del Papa a instancia
del Monarca. Movido quiz por su to don Antonio de Covarrubias, hermano de aquel, maestrescuela de Toledo y de su Real Consejo, fallecido en
1602. Del que hay constancia, se ver luego tambin. ayud siempre mucho
a sus parientes.
De su gran actividad hay memoria en el archivo de la Catedral, siempre
del gusto del Cabildo, siendo el de mayor asistencia en el coro , lo que se sigui
el favorecer la msica , hacindose protector de los cantores , que lo tuvo igualmente
cuando lo recibi en 1602 como maestrescuela, una de las trece dignidades
de la Catedral, por bula papal del ao anterior.
Tambin de aquel, su ttulo de consultor del Santo Oficio conquense.
Quedando en adelante rico, pues sum a los ingresos por inquisidor y
la renta de seis mil ducados por el canonicato y maestrescola, las de su racin
de Salamanca, que retuvo despus de abandonar su catedral, pensiones en el
obispado de Crdoba, cuatro prestameras en Len, otra en Valladolid, la de
Alaminos en Sigenza, ms el beneficio de Guillena, capellana de Lora en el
arzobispado de Sevilla, la de S.M. y la de los marqueses de Caete34. Algunas
del tiempo en que vivi en Roma.
Por interesar a Cuenca, hay que recordar que durante uno de sus viajes
obligado por las comisiones que se le encargaron se encontraba en Madrid
en los aos 1610 y 161135, y que durante ellos se ocup de la impresin
de EMBLEMAS MORALES en el primero36, donde recuerda la herldica de la
Ciudad, que puede ser la primera representacin impresa que se conoce, =
anterior en casi dos dcadas a la de JUAN PABLO MARTIR RIZO en su HISTORIA
DE LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE CUENCA37, de1629 =, y del TESORO DE LA
LENGUA CASTELLANA en el siguiente38. Hace cuatrocientos.
CENTURIA. I.
EMBLEMA 22
E M B L E MA S M O RA L E S
La Ciudad de Cuenca tiene por armas
un vaso, y sobre el una estrella, dando
a entender averse ganado, o puesto el
cerco dia de los Reyes, aunque en ello
ay varias opiniones. Pareciome hazer
mencion de Cuenca con esta ocasin,
por lo mucho q le devo, aviendo
residido en ella mas de treinta aos, y ser
como patria mia.El mote est tomado de
Ovidio libr. 7. Metamor -fosios.
NEQU E ENIM M IC U ERU M
SID ERA FRU STRA.
522
523
HUETE. Madrid,
2003.
17 Vase sobre esta
familia: ALONSO DE
ALARCN en INFORME O
MEMORIAL DEL ORIGEN,
TIERRA DE
CALIDAD Y SUCESIN DE LA
CASA DE LOS SEORES DE
1656, Y COMENTARIOS DE
LOS HECHOS DEL SEOR
ALARCON, MARQUES DE
LA VALLE SICILIANA Y DE
RENDA., Madrid, 1665.
18 Vase para esta
sucesin, JULIN MORENO
ESCRIBANO en ARCHIVO
GENEALGICO. S. J. JAVIER.
19 Como se desprende
de sus EMBLEMAS
MORALES, donde
advierte sobre la deficiente
educacin de los nios.
20 Que recoge GACETA
DE MADRID del cinco
de noviembre de 1793.
Esta disertacin se escribi
para probar que el orgen de
nuestras Sociedades, colegios
y Academias literarias no
deben referirse los Arabes, y
sealadamente la Academia
Alcoranstica que fund en
Crdoba el Moro Alcasemo
por los aos 1260, como le
pareci al erudito Abate D.
Juan Andres en el tomo 1 de
Orgen, progresos y estado de
toda la literatura.
21 Es de inters
para el tiempo en que
permanecieron en
Tarancn, ARCHIVO
HISTRICO NACIONAL,
seccin Consejos
Suprimidos. Legajo
26.773, expediente 2. Ao
1732. Sobre sucesin en
mayorazgos, con noticias
sobre parentescos.
22 As doa Ins de la
Carrera, citada en la Tabla
4. Con calle de su nombre
en Tarancn, anteriormente
de la Tercia, donde hubo
importante casa que a
Catedral de Cuenca. Arco donde se ubica la capilla. A su derecha las trazas originales de la portada, de
finales de 1615, o de 1616 1617, con reja que podra deberse a Pedro de Arenas, cerrajero mayor de
la Catedral. En la parte superior izquierda las armas del fundador, sobre cruz del Santo Oficio, del que
fue consultor, las de Orozco en el primer cuartel, en campo de plata, una cruz de gules cargada con cinco
aspas de oro y cantonada de cuatro lobos de sable. Bordura de gules con ocho aspas de oro, y de enlazados
en los dems. En el segundo el castillo de Leiva, y al centro una flor de lis por Covarrubias. A la derecha
Ruiz de Alarcn, sobre cruz de la orden de Santiago propia del segundo patrono, que fue quien levant
la portada y no su padre don Diego, fallecido en 1615 y que no fue de la orden. Una cruz flordelisada en
el primer y cuarto cuartel, y tres fajas en los otros dos por Ceballos, su origen y varona y a la derecha
los de los patrononos
do en Toledo, de cuyo concejo fue consultor letrado, como del Santo Oficio,
de la orden de Santiago y de la Santa Hermandad. Empleos que le permitieron alcanzar reconocimiento entre sus vecinos y una ms que razonable
fortuna a la vista del inventario de bienes que se form tras su muerte49.
Falleci all el veintisiete de mayo de 1579, y qued enterrado en la
parroquia de San Lorenzo, sobre cuya sepultura pusieron lpida sus parientes
en 1628 que no se conserva, con testamento del tres de agosto 1577 ante el
escribano Fernando de Santa Mara.
En el que nombra a su difunta mujer, con la que haba casado en aos
inmediatos posteriores al de 1535, sobre quien tratar luego, y a sus hijos
por este orden: Licenciados Sebastin de Covarrubias Horozco y Juan de
Horozco, arcediano de Cuellar, a quien Emilio Cotarelo hace primognito
en su citado trabajo sin serlo, en atencin, dice, a utilizar el apellido de su
padre50, y doa Catalina de Horozco, que por la fecha de su matrimonio a
finales de 1574 o principios del siguiente, supongo nacera veinte aos antes,
por 155551.
Lo que hace suponer por la diferencia de nacimiento entre los tres,
1539, 1547 o 1548 como se ver luego, y sobre 1555, hubo otros que murieron jvenes. As al menos una nia, a quien la cofrada de la Santa Caridad,
524
a la que perteneca su padre segn listado de esos aos, dio tierra el nueve
de octubre de 155052.
De don Sebastin y doa Catalina ya me ocup anteriormente, y sobre
Juan de Horozco hay que decir naci tambin en Toledo, y que fue autor
de estimables y numerosos trabajos literarios y religiosos, algunos citados en
estas pginas53.
Como su hermano, comenz los estudios universitarios bajo la proteccin de su to abuelo el racionero Juan de Covarrubias de Leiva en la
universidad de Salamanca, por la que se gradu de bachiller en Cnones
en 1562, y que por alguna razn no los continu en ella. Quiz por no
haber conseguido beca en su colegio mayor San Salvador de Oviedo por
falta de limpieza de sangre, 1563, 1569?, como asegura algn testigo en las
informaciones que la orden de Santiago hizo de su sobrino don Fernando
de Alarcn en 1608, licencindose en Sagrada Teologa el ao 1571 por la
de Sigenza y su colegio mayor de San Antonio de Porta Coeli, tambin de
estatuto pero que no encontr razn para negarla54.
A finales de 1572 se encontraba en Segovia55, donde su to segundo
el obispo don Diego que le protega le comunic haba sido nombrado
presidente del consejo de Castilla56, y tambin en julio de 1573, cuando a
las pocas semanas de recibir el orden sacerdotal, un doce de mayo, y figurando como cannigo y dignidad de prior de la catedral, primer beneficio
que tuvo57, solicit plaza en la Inquisicin de ese tribunal. Que algunos de
los testigos en las informaciones que he dicho, afirman no consigui por la
tacha de su abuela materna Mara Soto, no pudiendo asegurar lograra o no
pues falta resolucin en el expediente de pruebas58.
De algunos aos despus, de 1586, muy de acuerdo con la amistad
que tena con Santa Teresa de Jess, a quien ayudara en la fundacin de su
525
tachara posteriormente
de estanqueros a modo de
mote para restarles calidad,
pertenecieron al estado
general hasta el ao 1780.
En el que se concedi
privilegio de hidalgua a
doa Eugena Funes, abuela
paterna del primer duque
de Rinsares. Tambin para
su marido y perpetua en la
descendencia, como Real
Merced por haber sido
ama de cra de la infanta
Carlota, primognita de los
prncipes de Asturias y que
falleci a las pocas semanas
de nacer. Concedida
habitualmente a las dems
nodrizas.
24 En sus casas de familia,
cuando eran de su sobrino
don Andrs Salcedo y
lvarez de Toledo se
hosped don Carlos Mara
Isidro de Borbn a su paso
por Tarancn durante la
primera guerra Carlista.
25 Con biografa en
JUSTO GARCA SNCHEZ,
PROCESOS CONSISTORIALES
CIVITATENSES. Universidad
de Oviedo, 1994.
26 Cuando por Legans
era corregidor don Antonio
de la Carrera Covarrubias,
de quien se dir en la lnea
de Tarancn.
27 VICENTE MARTNEZ
MILLN, PALOMARES DEL
CAMPO, MI PUEBLO. 1995.
MANUEL DE PARADA, obra
citada. JOS ANDRS PRIETO
PRIETO, EL CONCEJO DE
526
527
28 Inaugurado en 1697.
Relacin en VIRIDIARIO
AUTNTICO, manuscrito
del convento de Jess de
Medinaceli, Madrid.
29 DIMAS PREZ RAMREZ
en TARANCN EN LA
HISTORIA. I. Tarancn,
1994. En la pgina 216
reproduce un vistoso.
rbol genealgico de estos
Alarcn con escudos de
armas de las consortes,
obrante en Secretara del
Obispado, Cuenca.
30 Segn el citado LIBRO
DE LA CAPILLA que
recoge y sigue en parte
ANGEL GONZLEZ PALENCIA
en BOLETN DE LA REAL
ACADEMIA ESPAOLA, 1925.
DATOS BIOGRFICOS DEL
LICENCIADO SEBASTIN DE
COVARRUBIAS Y HOROZCO.
MISCELNEA CONQUENSE,
Cuenca, 1929. E HISTORIAS
Y LEYENDAS, Madrid, 1942.
31 Figura con ese
beneficio en el testamento
de su abuela paterna Mara
Soto, cuando le encarga
ruegue por su alma: mi
nieto raionero de Sta iglesia
de Salamanca. Ao 1555,
aunque por lo adelantado
de la fecha y no haberlo
comprobado sobre el
original podra ser en los
posteriores de 1559 y 1560.
32 A los sesenta y seis
aos segn su sobrino JUAN
HOROZCO en EMBLEMAS
MORALES. Segovia, 1589.
33 Figura como cannigo
y prior de Segovia en
escritura del catorce de
octubre de 1574, renuncia
de la legtima a favor de su
hermana, y como arcediano
de Cuellar en el testamento
de su padre del tres de
agosto de 1577.
34 Hay constancia posey
varias casas en Cuenca y
su testamento inclina a lo
mismo, con buen nmero
de muebles y objetos de
adorno. Paos de tapicera
que deja a su hermana y
a su sobrino Francisco,
con la cama, pao azul
con su madera y sobrecama
y rodapis que tengo.
Escritorio de Alemania y
capa de oro al mismo, o
Doce tablas de figuras de
alabastro con sus guarniciones
doradas que yo tengo en mi
oratorio para adorno del suyo ,
a doa Ana de Ziga,
mujer de su sobrino don
Fernando de Alarcn.
Sobre el tema, ARCHIVO
DE
DE LA REAL CHANCILLERA
DE VALLADOLID.
Ejecutoria
del pleito entre Francisco
Snchez, andador, vecino
de Salamanca, y Sebastin
de Covarrubias, racionero
de la catedral de Salamanca,
sobre pago de fanegas de
trigo, cebada y garbanzos
que debe el primero. Ao
1566.
35 El 25 de junio de
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529
530
531
3. Cuenca,
1995, como posible de
Bartolom Matarana,
genovs con numerosa obra
documentada en Cuenca
y su provincia. Aade
pudo ser propiedad del
fundador con anterioridad
y colocada all despus
de su muerte, cuando
se termin la fbrica.
Acertado por cuanto en
su testamento cerrado,
escrito por su mano con
anterioridad al 14 de
junio de 1613 en que se
protocoliz, dio a la capilla
nombre de Cristo a la
coluna. Acompaan en las
esquinas del coronamiento
dos lienzos, San Francisco
y San Sebastin, por los
que su sobrino y primer
visitador don Francisco
de Alarcn, pag ochenta
reales en 1617. Santos de
sus nombres de pila.
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532
533
48 En su LIBRO DE LOS
PROVERBIOS GLOSADOS, se
declara vecino y natural
de Toledo. Omito su
extensa produccin por ser
sobradamente conocida,
remitiendo a los varios
trabajos que dedicaron al
tema los citados COTARELO
y WEINER. De este, por
nombrar ascendientes y
familiares, con documentos
poco conocidos: EL
INDISPENSABLE FACTTUM
SEBASTIN DE COVARRUBIAS
HOROZCO (1539-1613):
PEDAGOGO, CORTESANO
Y ADMINISTRADOR. LA
PROCEDENCIA DE LOS
SEBASTIN
HOROZCO (1510-1579).
PADRES E HIJOS: SEBASTIN
DE HOROZCO Y LOS SUYOS.
Y EL CANCIONERO, sobre el
que escribi Horozco con
el mismo ttulo.
49 MARTA GARCA
CAETE, obra citada.
Recoge integro el extenso
inventario de sus bienes
formado el da de su
muerte. Con numerosos
censos sobre vecinos y
varias casas en Toledo, la
principal en la parroquia de
sant Lorenzo en la calle ancha
de la cruz, linde de otras de
la yglesia y alindan con otras
de Andrs Garca, alarife, y
muebles: tres paos de
figuras de la historia del Rey
Dauid. Otros dos paos de
figuras traydos. Dos reposteros
raydos.Vna alfonvra pequea
MANUSCRITOS DE
DE
534
EN DEFENSA DE LA
CATHLICA, CONTRA
LA
(DIA
APOSTOLES,
SAN
DE LOS GLORIOSOS
535
1986.
51 Es de advertir aunque
no interese al caso por
no poderse suponer otra
cosa que la que escribo,
era costumbre casi general
en ese tiempo que en los
testamentos precedieran los
varones a las mujeres, con
independencia de la edad.
52 Libro de la Cofrada. A
ella perteneci El Greco.
53 Relacin entre otros
muchos autores en JUAN DE
DIOS HERNNDEZ MIANO.
LOS EMBLEMAS MORALES. DE
JUAN DE HOROZCO. Con
amplia bibliografa.
54 ARCHIVO HISTRICO
NACIONAL. Seccin
Universidades. Anotado en
el ao 1571. 1254, folio
224.
55 Al amparo de su
to el obispo don Diego
de Covarrubias, segn
recuerda y se infiere de
sus EMBLEMAS MORALES.
Segovia, 1589. hallarme de
su mano puesto en el lugar que
tgo en esta santa Yglesia de
Segovia, dde se quiso enterrar,
siendo ya promovido a la de
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538
539
DE LA FALSA Y VERDADERA
PROPHECIA, 1588, con la
misma herldica y bajo
ttulo de arcediano de
Cuellar.
65 ARCHIVO DE LA REAL
CHANCILLERA DE GRANADA.
PLEITO ENTRE JUAN
FERNNDEZ BALLESTEROS,
FISCAL DEL ARZOBISPADO DE
dor perpetuo de ella, y de doa Ana del Castellar, hija nica de un primer
matrimonio de su abuelo materno el referido don Juan del Castellar y de la
Carrera, ministro del Santo Oficio, con doa Petronila de Guzmn y Loaisa
Jaramillo, enterrada en la capilla de la Concepcin, o de los Castellanos, de
la parroquia de Tarancn, patronato de su marido y donde haba quedado l
sepultado con anterioridad.
Tuvieron dos hijos: Don Vicente de la Encina, bautizado en la parroquia de San Martn de Madrid el diecinueve de septiembre de 1720 bajo
padrinazgo de su abuelo don Antonio de la Carrera y Cobarrubias, citado
arriba y ultimo de su familia que utilizara el apellido Covarrubias.
Caballero de la orden de Santiago en el mismo ao que su padre, y
armado con l el trece de marzo en el convento capuchino de San Antonio
del Prado por don Ventura Fernndez de Crdoba, duque de Atrisco y
comendador de la Orden, cuando era colegial del de Nobles de Madrid.
Luego lo sera del mayor de San Ildefonso, el primero de la universidad de
Alcal, con pruebas de limpieza de sangre muy rgidas que suponan importante acto positivo para la familia.
Y doa Juana, que sucedi en la Casa por haber muerto su hermano en vida de sus padres108. Nacida el ao 1724 en Madrid, donde tambin su descendencia en adelante, cas all con don Jos Gell en 1749109,
oidor entonces de la Real Chancillera de Valladolid. Natural de Barcelona
y su regidor perpetuo, colegial del mismo mayor de Alcal de Henares, que
alcanz asiento en el Consejo de Hacienda y fue ministro de las Juntas
Apostlicas de Sanidad, Comercio y Moneda.
De quienes naci en Madrid don Juan Nepomuceno Ignacio Gell y
de la Encina, diecisis de mayo de mil setecientos cincuenta y siete en casas
propias de sus padres en la calle baja de San Vicente, y bautizado en la parroquia de San Martn el da siguiente, anotndose en el asiento que su padre
era del consejo de S.M. y alcalde de Casa y Corte.
Cuya relacin con Tarancn, no obstante residiera su familia en la
Corte desde haca dos generaciones, queda de manifiesto por el retrato que
presento110, con memoria del milagro que en 1758 hizo su patrona la virgen de Rinsares sanndole, y en que solicitara en 1803 confirmacin de
su vecindad continuada por el estado noble tras ganar Real Provisin para
ese efecto en la Real Chancillera de Granada. En cuyos autos se recoge el
recibimiento de su padre en 1753.
Alcanz como sus antepasados altos empleos en la Administracin,
encontrndose cuando muri en 1804 en plaza de ministro del tribunal de
Contadura Mayor, con honores de Consejero de S.M. Fue regidor perpetuo
de Barcelona y Huete como heredero mayorazgo de sus ascendientes paternos y maternos, y caballero de la Real Orden de Carlos III en 1790.
Y tambin de la Real Maestranza de Caballera de Sevilla y del Real
Cuerpo de Hijosdalgo de Madrid, de mucho prestigio entre la nobleza de
ambas ciudades, de la Real Sociedad Econmica Matritense de Amigos del
540
541
VIAS-RAMN PAZ.
Relacin de Torrijos en
1576. Despus de recordar
hay estudio de gramatica
y rethorica, y de algunos
que estudiaron en l,
porque sus padres y aguelos
fueron naturales de esta villa, y
tienen su casa y solar conocido
en ella como tambien Juan de
Covarrubias racionero de la
iglesia de Salamanca su tio
del dicho seor presidente y su
hermano, es oidor del Consejo
real de Su Majestad el doctor
Covarrubias.
72 De entonces, ARCHIVO
DE LA REAL CHANCILLERA
DE VALLADOLID. Registro de
ejecutorias, caja 1183,12.
1570-07-24. EJECUTORIA
DEL PLEITO LITIGADO POR
MARCOS DE
COVARRUBIAS, VECINO
DE TOLEDO, CON ISABEL
SINOLETE, VIUDA DE
HERNANDO DE AYALA, COMO
CURADORA DE SUS HIJOS,
VECINA DE TOLEDO, SOBRE
EL MAESTRE
73 Obrante en el
expediente de don
Fernando de Alarcn y
Orozco, para ingresar en
la orden de Santiago. Ao
1608. ARCHIVO HISTRICO
NACIONAL. Seccin
rdenes Militares. Que
recoge don JOS PREZ
BALSERA en BIBLIOTECA
542
543
HISTRICA Y GENEALGICA.
LOS CABALLEROS DE
PARENTESCOS EN TARANCN.
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Diego de
Covarrubias en memoria
de su propia mano
conservado en el colegio
mayor de San Salvador de
Oviedo de la universidad
de Salamanca, tenido como
cierto, escribe lleg a
Salamanca en 1523, a casa
de su to, el cual me cri y
di de comer todo el tiempo
que estuve en Salamanca.
Gan beca en el Colegio
en 1538.
80 En la citada memoria.
Algunas publicaciones le
hacen magistral de la de
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547
RELACIN DE LA VIDA Y
VIRTUDES DE DON DIEGO
COVARRUBIAS Y LEYVA,
SU TO, por SEBASTIN DE
COVARRUBIAS HOROZCO.
Biblioteca Nacional de
Madrid, nmero 2665, y
MEMORIAS PARA LA VIDA DEL
SR PRESIDENTE COVARRUBIAS
COPIADAS DE UN ORIGINAL
DE SU LETRA QE EXISTE
EN EL COLEGIO MAYOR DE
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LIMPIEZA DE SANGRE DE
LA CATEDRAL DE SEVILLA.
Tomo I. Madrid, 1995,
ningn otro autor
antiguo ni moderno dice
su nombre. Escriben
unicamente que Marcos
cas con Mara Valero,
su primera mujer, con
tratamiento de doa o
sin l, omitiendo quienes
548
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MANUEL DE PARADA Y LUCA DE TENA, Marqus de Peraleja, Diplomado en genealoga, Herldica y Nobiliaria por el Instituto Luis de Salazar y Castro del CSIC; imparti clases
de nobiliaria, genealoga, documentacin y archivos, en la Escuela Marqus de Avils, bajo el
auspicio de CSIC; Numerario y bibliotecario de la Real Academia Matritense de Herldica y
Genealoga; pertenece al Muy Ilustre Cabildo de Caballeros de Nuestra Seora de la Soledad
y del Santo Sepulcro y actual Clavero del mismo, en la que ingres hace cuarenta y cinco
aos. Es persona muy vinculada a Cuenca donde mantiene propiedades muy antiguas y como
investigador, domina ampliamente los archivos histricos de la Ciudad de Huete, habiendo
publicado distintos libros y artculos relacionados con dicho municipio, habiendo aportado
datos inequvocos sobre la biografa de fray Ambrosio Montesino (no Montesinos), error
repetido constantemente.
549
en Llerena, y el licenciado
Luis Gomez su hermano,
en cargos de corregimiento
de Su Majestad. Advierto
podra haber equivocacin
en los nombres de pila.
89 As en escrito que
dirigi al chantre de la
catedral de Sevilla don
Antonio Pimentel, con
motivo de un pleito
que sostuvo sobre una
capellana. Biblioteca
Nacional de Madrid,
manuscrito R-26. Que
RICARDO DE HINOJOSA en
ESTUDIOS DE ERUDICIN
ESPAOLA. HOMENAJE
MENNDEZ Y PELAYO EN
EL AO VIGSIMO DE SU
PROFESORADO.Volumen
II.
Madrid, 1899. Pginas 398
a 454. LA JURISDICCIN
APOSTLICA EN ESPAA
Y EL PROCESO DE DON
ANTONIO DE COVARRUBIAS,
cree tom sus apellidos
por razn de fmulo, sin
tener en cuenta la de
parentesco, que sin duda
desconoca. Error que
advierte JOAQUN HAZAAS
Y LA RA en VZQUEZ
DE LECA 1573- 1649.
Sevilla, 1918, haciendo
memoria del expediente
para obtener racin de la
catedral de Sevilla, aunque
confunde el nombre del
abuelo paterno.
90 ARCHIVO DE LA
CATEDRAL DE SEVILLA.
Expedientes de limpieza
de sangre. Signatura A-17.
Legajo 1 bis.
91 As se infiere de
las licencias que como
Provisor y Vicario General
concedi el 17 de marzo
de 1605 para la fundacin
de la hermandad de Jess
Nazareno en el pueblo
sevillano de Paradas, y la
de Jess de las tres cadas y
Mara Santsima de Loreto,
en la parroquia sevillana de
Santiago. Don Fernando
ocup la sede desde el
30 de abril de 1601 al
8 de enero de 1609, y
don Pedro desde el 5 de
julio de 1610 al 20 de
diciembre de 1623.
92 Es de particular
inters su actuacin
como cannigo juez
eclesistico, junto con
el Provisor de entonces,
en la investigacin de
un escrito annimo con
amplia difusin y formas
insultantes, que criticaba
otro que el Arzobispo
Vaca envi a Felipe III
sobre lo inconveniente del
compatronato de Espaa
a favor de Santa Teresa
de Jess, defendiendo
el nico de Santiago.
Causa en la que lleg a
intervenir la Inquisicin
y que tard en olvidarse,
con enfrentamiento de la
sociedad de su tiempo. Del
ao 1618.
93 Fotografa.
UNIVERSIDAD DE SEVILLA.
Fondo antiguo. Cuarenta
550
551
el Almirante su nobleza,
casandole c una seora deuda
de su muger, qera de la casa
de los Osorios Marqueses de
Astorga, en qui tuvo pr sus
hijos legitimos Cristbal,
Fernando, y Pedro de
la carrera. Chistoval de la
carrera tuvo por hijo Martin
Sanchez de la Carrera,
qfue seor de onze villas,
Pedro de la Carrera llev a
Cuca Gomez Carrillo, a
quien estim, y honr como
a su deudo, y le cas en el
Recuco c una seora muy
principal, qse llam D.
Catalina Aguado, fue su hijo
Juan de la Carrera Capitan
de gente de armas del Rey
d Enrique, qfue asegurar la
tierra Velezc c su cpaia,
adde cas c D. Maria
Coronado, sobrina del prior
don Juan Diaz Coronado, y
deste matrimonio desciden
los Carreras de Caete.
Son las armas de los Carreras
seis hondas de plata en
campo verde, orladas c siete
gavilanes, y en cada uno dellos
una letra, que tosas juntas
disen, Rquiem.
103 Con tratamiento
de Don en el listado de
asistentes, no obstante
firme sin l. Alcalde por
el estado noble en 1640,
segn partida de bautismo
de su hija doa Magdalena,
fue persona de prestigio y
formacin, y ocup plaza
de corregidor y justicia
mayor de Palomares del
de la catedral de la
ciudad de Barcelona, e
Inquisidor de ella. Fueron
originarios de Villafranca
del Peneds, con patronato
y entierro con herldica
en su convento de San
Francisco y desempearon
altos empleos en la
Administracin y en
la Universidad durante
la monarqua austriaca.
Luego de las familias
que siguieron a Felipe
V durante la guerra de
Sucesin. Sobre el cargo y
otros empleos anteriores,
vase JOS MARA DE
FRANCISCO OLMOS en LOS
MIEMBROS DEL CONSEJO DE
HACIENDA (1722-1838) Y
ORGANISMOS ECONMICOSADMINISTRATIVOS. Madrid,
1997.
110 Propiedad de la
hermandad de Rinsares,
procedente de la
testamentara de don
Jernimo Torres y Parada.
111 Con ascendencia
conquense por ser nieta
materna de don Gaspar
de la Cerda y Leiva, del
consejo de S. M. en el de
Indias, hijo del brigadier
don Antonio de la Cerda
y Leiva y de doa Beatriz
de Caizares, hija de don
Jos de Toledo, (lvarez
de Toledo) y Caizares,
natural del Castillo de
Garcimuoz y de linajes
bien conocidos en la
provincia, el primero de
1834, 1835
POR UN ASISTENTE
DIARIO A LAS TRIBUNA.
Madrid, 1836.
Personas hay, que ya dudan
y vacilan tanto, que cuando
se les preguntan si existen,
empiezan a examinar las
razones en pro y en contra, y
despues de mil debates consigo
mismo y suficientemente
discutida la pregunta, se
abstienen de votar porque no
se atreven decidir si existen
o no existen.
115 Con aspecto
de haber estado
anteriormente al exterior,
pudiera ser que hubiera
pertenecido a otro edificio,
y que su herldica nada
tuviera que ver con las
familias que digo.
116 Ambos reproducidos
por DIMAS PREZ RAMREZ
CRTES DE
Y1836.
552
en su citada obra.
117 Cas en Villamayor
en 1703 y fue recibido
en el estado noble de
Tarancn en el mismo
ao. Sus ascendientes
fueron vecinos de
Villaescusa de Haro en el
sigo XVI, con origen en
Vizcaya y descendientes
documentados de los
Hurtado de Mendoza
que fueron all seores de
Salcedo.
118 ARCHIVO DE CHICO
DE GUZMN. Mota del
Cuero. Correspondencia
sobre el futuro matrimonio
de su hija Macrina con
don Gins Chico de
Guzmn. Su hacienda raz
en Tarancn y Mota del
Campo se valor el ao
1774 en ciento cuarenta
mil ducados, incluido
mayorazgo de entre
cincuenta y sesenta mil.
119 Fueron testigos don
Antonio Jaramillo Loaisa,
caballero de Santiago, don
Juan Amoraga, regidor
perpetuo de Huete, don
Juan Ignacio Gell de la
Encina, primo lejano de la
contrayente, citado en el
texto como descendiente
de los Carrera Covarrubias,
y don Fidel igez
Solera, alcalde ordinario
de Tarancn por S.M. y
estado.
120 Importantes
propietarios con mucha
actividad poltica,
NATURAL Y POLITICA DE
LOS PROCURADORES EN LAS
CRTES DE
Y1836.
1834, 1835
POR UN ASISTENTE
553
LA TCNICA LEXICOGRFICA DE
SEBASTIN DE COVARRUBIAS:
EL CASO DE LAS DEFINICIONES
DE LOS VERBOS*
Jos-lvaro Porto Dapena
Universidad de La Corua
H
0.
555
* El presente trabajo
ha sido elaborado gracias
a los proyectos de
investigacin FFI200802481 e INCITE09 104
242 PR, concedidos,
respectivamente, por el
Ministerio de Ciencia e
Innovacin y la Xunta
de Galicia. He de
agradecer a F. Crdoba el
haberse prestado, con su
siempre amable y pronta
disponibilidad, a leer este
trabajo y hacerme algunas
observaciones que me han
ayudado a enriquecerlo y
perfeccionarlo; no necesito
decir, sin embargo, que
cualquier fallo que en
l pueda detectarse es
de mi nica y exclusiva
incumbencia.
1 Hay que exceptuar, no
obstante, los interesantes,
aunque breves, apuntes
realizados por Escavy
Zamora (2000: 254-259).
2 Realmente Covarrubias
no rompe totalmente
con esta tradicin, que
se extender hasta el
Diccionario de autoridades, al
indicar con frecuencia la
equivalencia latina de las
palabras, que a veces hasta
constituyen verdaderas
definiciones en latn; por
ejemplo,
FIEBRE [...]. Est (ut
medici docent) intemperies
calida totius corporis.
3 Esto no quiere decir
que Covarrubias no tenga
556
557
se viene haciendo
comnmente, lo
enciclopdico con el
mero conocimiento
de las cosas, pues este
puede tener carcter
plenamente vulgar,
opuesto por completo a un
conocimiento cientfico,
que es sin duda al que
aquel corresponde.
7 Obsrvese como botn
de muestra esta definicin:
ACOSTAR [...]. Es
echarse en la cama para
dormir propiamente,
echarse sobre vn lado,
donde la posicin de
la coma despus de
propiamente hace que este
adverbio aparezca como
modificador de dormir y
no, como parece lo lgico,
de echarse sobre un lado.
Claro que no siempre la
puntuacin coincide con
la original de Covarrubias,
siendo, por tanto, achacable
a los editores; por eso, el
ejemplo anterior aparece
en otras ediciones por
ejemplo, en la de M. de
Riquer de esta otra
manera:
ACOSTAR [...]. Es
echarse en la cama para
dormir, propiamente,
echarse sobre un lado,
con lo que por cierto
tampoco sabremos si el
adverbio acompaa al verbo
anterior o al siguiente.
8 Vase, por ejemplo, A.
M. Medina Guerra (2003:
558
559
131).
9 Obsrvese a este
propsito lo que dice en el
artculo de comunicar:
COMUNICAR. Hazer
partcipe a otro de
alguna cosa [...]. Todas
estas acepciones tiene en
nuestro vulgar castellano.
Comunicar alguno es
tratarle y conversarle.
Comunicarle algn
negocio, consultarle y
darle parte dl.
560
561
562
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584
585
586
587
588
589
17 Para el concepto de
definicin relacional
aqu utilizado vase Porto
Dapena (2006 y 2009: 51
y ss).
con dos ncleos semnticos, de los cuales matar, que es hipernimo de acogotar da lugar a una definicin sustancial, y, por otra parte, cogote hace que la
definicin sea al mismo tiempo relacional y semiliteral.
Y hablando de definiciones polinucleares, esto es, con dos o ms
ncleos semnticos, una modalidad importante y que se repite con cierta
frecuencia en el Tesoro es la que hace aos18 bautizamos con el nombre de
definicin aditiva. Se caracteriza en que los ncleos semnticos al revs
de lo que ocurre en los ejemplos hasta aqu vistos poseen el mismo tipo de
relacin semntica con el definido, y, tratndose de definiciones de verbos,
presentan dos estructuras bsicas diferentes: una de tipo coordinativo, en que
los ncleos estn enlazados entre s mediante coordinacin, junto a otra de
tipo subordinativo, consistente en que un ncleo se subordina sintcticamente al otro formando una clusula o bien de tipo final o en gerundio19.
As, sern de tipo coordinativo:
CAVAR, hacer hoyos en la tierra y ahuecarla.
COMPARTIR. Dividir, ordenar y distribuir las cosas proporcionalmente.
segn las cuales, cavar significa la suma hacer hoyos + ahuecar la tierra, y,
por su lado, compartir viene a ser dividir + ordenar + distribuir, dando
lugar as a una definicin de tres ncleos, aunque lo ms frecuente es que
este tipo de definiciones sean binucleares. Debe advertirse, por lo dems,
que estas definiciones coordinativas, aunque formalmente idnticas, como
ya se advirti, a algunas sinonmicas en racimo que aparecen en el TLCE, se
diferencian de ellas en que los elementos coordinados no son sinnimos y
ni siquiera parasinnimos.
Definiciones de tipo subordinativo con clusula en gerundio son las
siguientes:
CLAMAR. Dar voces lastimosas y compasibles, pidiendo
favor y ayuda.
COMPENSAR. Galardonar, dando por una cosa otra.
Tambin en este caso hay que tener en cuenta que no siempre que
en una definicin aparece una clusula con su verbo en gerundio hay que
hablar de definicin aditiva. Esta se da tan solo en los casos en que la definicin puede convertirse en coordinativa o, tambin, cuando entre la clusula
subordinada y principal se produce una relacin de causa-efecto o finalidad,
como ocurre por cierto en los ejemplos anteriores: dar voces para pedir
590
591
592
593
594
595
596
597
598
LA REAL ACADEMIA
CONQUENSE DE ARTES Y LETRAS
La Real Academia Conquense de Artes y Letras se integra, a 31 de diciembre de 2010, por los siguientes miembros, en sus diversas categoras:
ACADMICOS DE NMERO
Letra
A
B
C
D
E
F
G
H
I
J
K
L
M
N
O
P
Q
R
S
T
U
V
X
Y
Nombre
Fecha de ingreso
Vacante
Ilmo. Sr. Don Enrique Domnguez Milln
Vacante
Ilmo. Sr. Don Ral Torres Herrero
Ilmo. Sr. Don Jos Luis Calero Lpez de Ayala
Vacante
Vacante
Ilmo. Sr. Don Santiago Torralba Herraiz
Ilmo. Sr. Don Jos ngel Garca Garca
Ilmo. Sr. Don Pedro Csar Cerrillo Torremocha
Ilmo. Sr. Don Hilario Priego Snchez-Morate
Ilmo. Sr. Don Oscar Pinar Alvaro
Ilmo. Sr. Don Nicols Mateo Sahuquillo
Ilmo. Sr. Don Miguel ngel Moset Aparicio
Ilma. Sra. Doa Mara del Carmen Prez Garca
Vacante
Ilmo. Sr. Don Jos Antonio Silva Herranz
Ilmo. Sr. Don Ismael Martnez Barambio
Ilmo. Sr. Don Pedro Miguel Ibez Martnez
Ilmo. Sr. Don Miguel Jimnez Montesern
Vacante
Ilmo. Sr. Don Marino Poves Jimnez
Vacante
Ilmo. Sr. Don Florencio Martnez Ruiz
Ilmo. Sr. Don Jos Luis Muoz Ramrez
599
28-10-1987
31-10-1987
17-11-2003
16-03-2010
11-11-2007
27-10-2003
25-09-2008
18-05-1989
19-05-1989
25-05-2006
26-05-1989
27-10-2008
25-06-1993
26-06-1993
24-11-2003
12-02-2000
13-11-2001
25-04-2003
ACADMICOS DE HONOR
Excmo. Sr. Don Gustavo Torner de la Fuente
25-07-2003
ACADMICO SUPERNUMERARIOS
Nombre
Fecha
de Ingreso
Fecha
nueva situacin
02-12-2003
11-06-2004
10-06-2005
14-05-2009
14-05-2009
14-12-2009
14-12-2009
10-12-2009
10-12-2009
10-12-2009
10-12-2009
10-12-2009
ACADMICOS CORRESPONDIENTES
Nombre
Ciudad
Fecha
600
Acadmica
E N E RO D I C I E M B R E 2 0 1 1
LETRAS
Y
A RT E S
DE
Acadmica
REAL ACADEMIA CONQUENSE
DE LA
BOLETN
DE LA
A RT E S
LETRAS
E N E RO D I C I E M B R E 2 0 1 1
BOLETN