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Plauto

Anfitrin
Traduccin de
Francisco Lpez de Villalobos (1517)
Biblioteca Saavedra Fajardo 2015
Argumento para entender la comedia de
Anfitrin Anfitrin, capitn general de
los tebanos contra Terela, Rey de
Teleboys, desque hubo vencido en
batalla los teleboyanos y cortado la
cabeza valientemente al rey dellos, y
sojuzgada la tierra para el rey de Tebas,
Creonte. l se vuelve victorioso a su
casa, mas antes que a ella llegase, como
desembarc en el puerto ques cerca de
Tebas, acord de quedarse en el navo
aquella noche y envi a su siervo, Sosia,
con la nueva buena de su venida a su
mujer Alcmena. En aquella sazn,
Jpiter, transformado en la figura de
Anfitrin, y Mercurio su hijo en la
figura de Sosia, su siervo, vanse a casa
de Anfitrin como que vienen de la
guerra. Recibe muy bien Alcmena a

Jpiter, tenindole por su marido, y


hulganse juntos aquella noche.
Mercurio guarda la puerta; en esto, llega
Sosia. Mercurio no le deja entrar,
dicindole: yo soy Sosia y t no!
Altercan mucho sobre esta quistin y,
despus que Mercurio hubo mostrado
todos los argumentos y seales cmo l
era Sosia, el verdadero Sosia, atnito y
lastimado con bofetones y puadas,
vulvese al puerto sin entrar en casa de
su amo. Y dice a su seor Anfitrin: yo
me hall a m mismo a la puerta que
estaba all antes que yo llegase, y me di
a m, el que iba de ac, muy grandes
bofetones; y yo, el que qued all,
estorb la entrada a
m, el que vuelvo ac; y as no hice cosa
de lo que mandaste. Anfitrin maltrata
a Sosia pensando que viene borracho. Y
as, entrambos de buena maana, se
parten del navo y vanse para su casa.
Sosia, enviado por Anfitrin desdel
puerto para que diese las nuevas a
Alcmena. Va por el camino de noche,
medroso, hablando consigo cmo

cumplira su mensaje. Mercurio le


escucha todo cuanto dice, y le pone ms
temores de los que l trae. Y desque se
juntan entrambos, Mercurio le burla
graciosamente y estrbale la entrada.
As que se vuelve sin ver a su seora.
ESCENA I
SOSIA: Qu hombre hay en el mundo
ms osado que yo!, o quin es ms
confiado!,
que conozco las costumbres de los
mancebos desta tierra y voyme slo de
noche por aqu. Qu hara hora yo si
las tres guardas de la ciudad me
metiesen en la crcel, y de all me
sacasen por la maana y me diesen cien
azotes? Yo no podra decir de mi
causa! Ni en mi amo hallara socorro!
Ni habra hombre que no me juzgase
por culpado! Y as como en una yunque
descargaran los azotes, en el triste de
m, ocho valientes hombres. As que en
cabo de mis jornadas yo sera
hospedado en posada pblica. El

descomedimiento de mi amo me hizo


esta fuerza; que sin valerme excusacin
me dio priesa para enviarme de noche
desde el puerto donde l queda. Como
si de da no me pudiera enviar! Esta
servidumbre, dura cosa es, sirviendo a
hombre rico. Y tanto es ms
desventurado el esclavo cuanto ms es
rico el seor. Porque todas las noches y
los das sin cesar, jams en dicho o en
hecho, siempre hay buena obra con que
nunca huelgues ni descanses. Ca el
hombre rico, como no sabe qu cosa es
trabajo, con cualquier fatiga que a
hombre le venga de lo que l manda le
parece que absolutamente lo puede
mandar y que es cosa justa que se haga.
No cura l de ponderar el trabajo que de
all se sigue, ni de pensar si es cosa
justa o injusta que lo mande. De manera
que en la servidumbre se requieren
muchos agravios, y es menester que se
lleve y se sufra con gran trabajo.
MERCURIO: Con mayor razn me
podra yo quejar hoy de la servidumbre
que no ste;

pues que he sido libre. Y ste se queja


della siendo padre de servidumbre
porque naci esclavo, y nunca supo qu
cosa es libertad. Yo agora esclavo soy
hecho como l.
SOSIA: Agora me viene al
pensamiento, que yo hara mejor
viniendo de tales jornadas, en dar
gracias a los dioses por las mercedes
que me han hecho y adorarlos, que no
en blasfemar y quejarme de los agravios
de la servidumbre. Siquiera porque no
me den, segn mi merecido, otras tales
gracias como yo les he dado,
echndome algn hombre mano que
buenamente me quebrante las muelas,
porque soy ingrato y olvidadizo de los
bienes que me hicieron.
MERCURIO: ste hace lo que no suele
hacer el vulgo, que conoce su culpa y su
ingratitud.
SOSIA: Hanos venido tanto bien
cuanto yo nunca pens, ni otro alguno
de los ciudadanos que nos viniera!: que
volvisemos salvos a nuestras casas,
nuestros enemigos vencidos y tornasen

a la patria nuestras huestes vencedoras,


habiendo desbaratado una gran batalla y
muertos los enemigos todos; que
muchas amargas mortandades haban
hecho en nuestro pueblo tebano.
Combatida su ciudad y vencida por la
fortaleza y virtud de nuestros
caballeros, y mucho ms por la industria
y gobernacin de mi seor Anfitrin; el
cual, despus de la victoria reparti a
los suyos el despojo y las heredades y
bastimentos; y al rey de Tebas, Creonte
su seor, asegur y confirm su reino. E
agora como desembarc, envame
delantero a su casa desde el puerto
donde l se queda esta noche, para que
yo cuente a su mujer cmo ha
gobernado su hueste, como buen
capitn y buen emperador y buen
gobernador. Quiero desde agora pensar
en qu manera ge lo tengo de proponer
cuando all llegare. Si dijere mentira,
har lo acostumbrado, porque cuando
ellos ms peleaban, ms hua yo; mas
fingir como que estuviera presente a la
batalla y contar no lo que vi, sino lo

que o. Quiero consultar primero


conmigo el estilo y las palabras con que
me conviene hablar; as tengo de
proponer al comienzo: Seora, cuando
all llegamos, Anfitrin escoge tres
varones principales de los mejores de la
hueste y envalos por embajadores a los
teleboyanos. La sentencia de su
embajada es sta: que si quisiesen sin
fuerza de armas y sin rigor de batalla
entregar lo que nos han robado y a los
mismos robadores, y restituir todo lo
que nos han tomado, l levantara dall
luego su ejrcito y le volvera a sus
casas y, alzando la hueste tebana de sus
campos, a ellos les sera dada toda paz y
sosiego; y cuando otramente lo
quisiesen hacer teniendo nimo de
pelear y no dar lo que se les pide, que
protestaba con gran fortaleza y por las
armas de combatilles su ciudad. Como
estas cosas por orden, nuestros
embajadores dijeron a los teleboyanos.
Los varones magnnimos, confiados en
su virtud y soberbios con sus fuerzas,
maltratan a los nuestros con mucha

ferocidad y responden: que ellos


podrn defenderse as y a los suyos por
la batalla, y que por tanto les requeran
que luego a la hora levantasen el
ejrcito y le sacasen de todos sus
trminos. Recontada la respuesta por
nuestros
embajadores, luego Anfitrin manda
mover todo su ejrcito. Y por el
contrario, los teleboyanos sacan de la
ciudad sus huestes adornadas de muy
lucidas armas. Y despus que sali de
cada parte gran nmero de guerreros,
repartidos los caballeros y repartidas las
ordenanzas y escuadrones, nosotros
ordenamos nuestras batallas segn
nuestra manera y costumbre. Los
enemigos, asimismo, ordenan las suyas.
Despus, el un emperador y el otro se
salen fuera de sus compaas y se ponen
entremedias de los dos ejrcitos; hablan
el uno con el otro y convienen en esto:
Que cualquier de los dos pueblos que
fuere vencido, entregue al vencedor la
ciudad y las heredades y los templos
y las casas y as mismos. Acabado

esto, tocan las trompetas, resuena toda


la tierra, alzan las voces y la gritera de
cada parte. Cada uno de los
emperadores promete votos a Jpiter y
esfuerza su gente. Cada uno de los
guerreros por su cabal, trabaja todo
cuanto puede; hieren con hierro,
quebrantan las astas. Truena el cielo con
los bramidos de los que pelean, y con el
esprito y aliento dellos se cierra de
niebla. Muchos de los caballeros caen
con el mpetu de las heridas.
Finalmente, nuestra mano fue
vencedora, como nosotros queramos.
Los enemigos caen a montones. Los
nuestros, en contrario,
se levantan. Vencimos por fuerza a los
feroces. Con todo eso, ninguno de los
enemigos vuelve las espaldas para huir,
ni se parte de su lugar hasta que acabe
su hecho. Pierden la vida antes que
perder el lugar. Cada uno donde estaba
en pie, all yace tendido; y as muerto
guarda su ordenanza. Mas como
Anfitrin, mi seor, vio el tesn de los
contrarios, mand luego a los caballeros

de la manderecha que rompiesen por


ellos; stos con gran presteza obedecen
al capitn y con grandes alaridos y muy
alegre mpetu entran por los enemigos,
ensangrientan y despedazan todas sus
compaas.
MERCURIO: An hasta agora no ha
dicho palabra falsa, porque yo y mi
padre fuimos presentes cuando peleaban
y pas as como ste dice.
SOSIA: Entonces los enemigos
comienzan de huir y a los nuestros les
crece el nimo y siguen al alcance,
hiriendo y matando en ellos. Y el
mismo Anfitrin cort la cabeza por su
mano al rey Terela. Dur esta batalla
por todo el da, desde la maana hasta la
noche, y acurdaseme muy bien esto,
porque en todo aquel da no com
bocado. Con la venida de la noche ces
la batalla y el alcance. A otro da salen
los prncipes de la ciudad al campo,
vienen llorando a nosotros con las
manos cubiertas en seal de paz,
pidiendo perdn de su pecado y
entrganse as mismos y a todas sus

cosas divinas y humanas, con su ciudad


y sus hijos a la obediencia y potestad
del pueblo tebano. E a mi seor
Anfitrin, en seal de su virtud y
fortaleza, le fue presentada una copa de
oro con
que sola beber el rey Terela. Desta
manera lo quiero contar a mi seora, y
voyme luego a cumplir lo que me
mand mi amo y entrarme en casa.
MERCURIO: Cata, cata, entrarse
quiere en casa! Salirle quiero al
encuentro! No dejar yo a este hombre
llegarse hoy a esta casa, que pues yo
estoy transformado en la figura deste,
cierto es que le podr muy bien burlar.
Mas conviene, como yo he tomado en
m la forma y la estatura deste, que
tambin las obras y las costumbres mas
sean semejantes a las suyas. As que
habr de ser bellaco y muy traidor, y
muy astuto, y echar a ste de la puerta
de casa con sus propias armas, que es
con su malicia. Mas... Qu es aquello?
Mirando est el cielo. Esperar quiero a
ver lo que hace.

SOSIA: Si yo no soy muy necio, y si yo


s o creo otra cosa alguna, cierto s
agora y creo que el noturno dios se ech
a dormir borracho esta noche4, porque
ni los Septentriones se mueven en el
cielo; ni la Luna se muda de cmo sali;
ni las estrellas de Orin, ni el Lucero ni
las Cabrillas se ponen. Todas estas
seales se estn quedas sin que la noche
d lugar al da para que venga.
MERCURIO: Anda noche como
comenzaste y haz placer a mi padre!
Haces al mejor de todos, la mejor obra
de todas, y es muy bien empleada.
SOSIA: Yo..., en toda mi vida, nunca vi
otra noche ms larga que sta!, sino una
en que fui azotado; y an sta, por mi
fe, sobrepuja a la otra en largura. Yo
creo, en verdad, que el Sol est
durmiendo y bien borracho;
maravillarme ya yo si l no embas en
la cena ms de lo que era menester!
MERCURIO: Ah s, don ladrn!,
piensas que los dioses son borrachos
como t? Pues yo te prometo, malvado,
de castigarte muy bien por tus malos

dichos y hechos; hora ven cuando


quisieres, que en hora mala ac vendrs.
SOSIA: Dnde son estos putaeros
que suelen esforzarse a hacer ms de lo
que pueden
con sus rameras, por entregarse bien del
alquiler, parecindoles la noche
pequea? Esta
era buena noche para alquilar mujer por
mucho precio!
MERCURIO: Luego, segn ste dice,
curdamente lo hace mi padre!, que tal
noche como
sta se est abrazado en la cama con
Alcmena, a quien l ama y obedece de
corazn.
SOSIA: Voy me a decir a Alcmena lo
que mi seor Anfitrin me mand. Mas,
qu
hombre es aquel que veo delante la
puerta a tal hora de la noche? No me
agrada aquello.
MERCURIO: No hay hombre en el
mundo tan cobarde como este!
SOSIA: An si ste es el que yo deca
que haba de quebrantarme las quijadas,

aqul
hombre en son est de tomarme la capa.
MERCURIO: Miedo ha el hombre.
Burlarle quiero.
SOSIA: Ay, que me crujen los dientes!
Ciertamente, porque vengo de camino,
este me
habr de hospedar en la posada de las
puadas! Agora creo que es piadoso,
que viendo
cmo mi amo me ha hecho velar toda
esta noche, querr hoy hacerme dormir
para
siempre con los puos. Muerto soy!
O, vlame Dios!
Cun grande y cun valiente hombre
es!
MERCURIO: Quiero hablar claro
porque mescuche lo que dijere para que
conciba en s
mucho mayor miedo del que trae: Ea,
mis puos, mucho ha que no me distes
de comer;
parece que ha muchos das, aunque fue
ayer, cuando dejastes ah tendidos a
dormir

cuatro hombres desnudos!


SOSIA: Miedo malo tengo que me
muden aqu el nombre!, y en lugar de
Sosia me
haga... cunto? Cuatro hombres dice
que ech a dormir! Temo de acrecentar
aquel
nmero!
MERCURIO: Pues mi fe, as lo quiero
hacer agora como ayer.
SOSIA: Parceme que se apareja!
Cierto, se apercibe.
MERCURIO: No se me ir sin que vaya
descalabrado.
SOSIA: Por quin dice?
MERCURIO: Cualquier hombre que
aqu llegare, conocer buenas puadas!
SOSIA: Zirtahuera! No me agrada a
m aquel convite para esta noche, que
ya he
cenado! Por ende, hermano, esa tu cena
dala a los que sabes que tienen hambre.
MERCURIO: An no tiene mal peso
este mi puo!
SOSIA: Muerto soy...! Los puos est
pesando!

MERCURIO: Si yo le doy un buen


trato... hacelle he que se duerma.
SOSIA: La vida me dars!, porque tres
noches ha que no duermo sueo.
MERCURIO: Muy mala cosa es herir
de bofetada; mal aprendi mi mano a
herir abierta.
A quien mi mano alcanzare con el puo
cerrado, de otro gesto le tornar.
SOSIA: Aqul hombre me habr de
descomponer y hacer otro gesto de
nuevo.
MERCURIO: A quien t mi puo
hirieres bien, deshosalleas.
SOSIA: No ser mucho que piense ste
deshosarme como a la murena. De
buena gana lo
har, pues que deshuesa los hombres;
muerto soy, si me mira!
MERCURIO: Hombre huele aqu, y
por su mal!
mismo cuerpo y gesto de Sosia, y
parecale a Sosia que era Mercurio muy
grande y muy
espantable hombre. Desto se tratar ms
largamente abajo.

SOSIA: Cuitado de m! Nunca yo


sola oler!
MERCURIO: Y an no debe estar lejos.
SOSIA: Por cierto!, yo estaba harto
lejos si Dios quisiera.
MERCURIO: Aquel hombre cobarde
es. Los puos me estn retocando.
SOSIA: Si en m los has de emplear,
por Dios, que los amanses primero en
la pared!
MERCURIO: Voz de hombre me ha
volado a las orejas.
SOSIA: Cierto!, yo soy un hombre
malaventurado que no tengo alas para
volar; yo, que
es la cosa del mundo que agora ms me
cumpla, y traigo la voz voladora, ques
lo que
menos me cumple!
MERCURIO: Aqul hombre anda
acarreando con su bestia como lleve de
m alguna mala
ventura.
MERCURIO: Maldita la bestia!, yo
tengo que a pie me vengo.
MERCURIO: Muy bien cargado habr

de ir de puadas!
SOSIA: Cansado vengo en verdad para
cargarme, que aun despus que sal del
navo no
se me ha quitado el revolvimiento del
estmago; y a duras penas me puedo
mover sin
carga, cuanto ms cargado!
MERCURIO: Cierto yo no s quin
habla aqu.
SOSIA: Salvo soy que no me ha visto!,
pues que dice que no sabe quin habla,
que si me
viese sabra cmo me llaman Sosia.
MERCURIO: Parceme que una voz
me est azotando esta oreja derecha.
SOSIA: Miedo he que, en pago de los
azotes que mi voz le da, habr de llevar
yo buenos
bofetones.
MERCURIO: Bien est. Helo aqu do
se viene para m.
SOSIA: Temblando estoy de miedo!7
Todo estoy cortado! Y por Dios, que
yo no
sabra agora decir a quien me lo

preguntase, en qu parte del mundo


estoy ni puedo moverme de temor!
Desaventurado de m! Aqu perecern
agora juntamente la embajada y Sosia.
Por cierto es que me cumple hablar
esforzadamente contra hombre por
parecer valiente, siquiera por que se
atiente y retraiga la mano de hacerme
mal.
MERCURIO: A do vas t con tu
linterna en la mano?
SOSIA: Y t, qu cargo tienes de
pesquisar eso, que con los puos
deshuesas los hombres?
MERCURIO: Eres esclavo o libre?
SOSIA: Soy como a m me place.
MERCURIO: Dceslo de verdad?
SOSIA: De verdad lo digo.
MERCURIO: O, malvado!
SOSIA: En eso mientes.
MERCURIO: Pues yo te har que
deprendas a decir verdad!
SOSIA: Que menester es nada deso?
MERCURIO: Yo puedo saber dnde
vas, y cuyo eres, y a qu vienes!
SOSIA: Aqu vengo y soy el esclavo de

mi amo. Ests agora quizs ms


certificado? cuerpo, que si ella quiere
que se mueva un dedo sin ms premia
se mueve; luego aqul dedo y los otros
estn quedos. Y as hace de todos los
otros miembros. Y cuando la voluntad
es ms recia, tanto el mpetu del
movimiento es ms fuerte y por esto se
ve a las veces en hombres flacos fuerzas
imposibles; mas cuando cesa la
voluntad, los miembros no se mueven,
antes caen como cosa mortal sin tener
en s fuerza alguna. Y como al cobarde
le falta la voluntad para mover a la
pelea, los miembros de su cuerpo
pierden las fuerzas y caen; y de aqu
vienen los temblores y el cortamiento y
las arcadas y los desmayos y otros
accidentes desta calidad. El segundo
dao, es turbar las potencias exteriores e
interiores. Ca el cobarde no ve por
dnde va, ni quin le defiende, ni oye lo
que le dicen. Esto vers cada da en los
que van huyendo del toro. Otros, no
estima lo que debe seguir ni lo que debe
huir, ni determina con la razn y

prudencia lo que debe hacer; y por eso


el cobarde, en las cosas de hecho, es
muy indeterminado y muy mudable en
los acuerdos. De aqu nace que los
cobardes, cuanto ms son, tanto menos
valen; porque crece la confusin y la
turbacin en la obra, y de todo lo
sobredicho nace que la buena opinin
que la gente tiene de un buen capitn
basta para que venza la batalla contra
doblada gente; porque con la buena
confianza del famoso varn aplican sus
voluntades a la obra, con las cuales
como dicho es, se mueven los miembros
con mayor mpetu y fortaleza. Otros,
con la prudencia determnanse a
obedecer al capitn, y as como el
consejo no es ms de uno y
determinado, sguenle sin turbacin,
con mayor vehemencia.
MERCURIO: Yo te har hoy embozar
esa tu bellaca lengua!
SOSIA: No podrs! Porque sin eso, es
ella buena y honesta.
MERCURIO: An porfas a responder
con argumentos falsos! Qu tienes t

que hacer a
par desta casa?
SOSIA: Y t que tienes aqu que ver?
MERCURIO: El rey Creonte manda
poner aqu cada noche uno de los
veladores nocturnos.
SOSIA: Bien hace, pues que nosotros
hemos andado lejos daqu en su
servicio, mndanos
guardar la casa. Agora t te puedes ir y
decille que son venidos los familiares
desta casa,
y que no es menester ponelle veladores.
MERCURIO: No s yo qu tan
familiar seas t desta casa! Mas yo te
prometo, familiar,
que si luego no te vas daqu, que yo te
haga hospedar no como a familiar.
SOSIA: Digo que yo moro en esta casa
y soy siervo destos seores.
MERCURIO: Sabes cmo te va? Vete
daqu luego, porque si no te vas yo te
levantar!
SOSIA: En qu manera?
MERCURIO: Tomndote a cuestas!
No te irs quiz si yo tomo un garrote?

SOSIA: Yo no digo sino que soy


familiar desta compaa.
MERCURIO: Mira cun presto quieres
ir descalabrado si luego no te vas daqu!
SOSIA: Parcete cosa justa que me
estorbes dentrar en la casa do yo moro,
viniendo de
camino?
SOSIA: Y es sta tu casa?
SOSIA: Digo que s!
MERCURIO: Pues quin es tu seor?
SOSIA: Anfitrin, que fue agora por
capitn general de las huestes tebanas y
est casado
con Alcmena, es mi seor.
MERCURIO: Qu diablo dices!
Cmo te llaman?
SOSIA: Sosia me llaman los tebanos.
Hijo de mi padre Davo.
MERCURIO: Ciertamente, t has
venido hoy aqu por tu mal con tus
mentiras
compuestas, y con tus engaos cosidos;
bellaco atrevido!
SOSIA: En verdad yo vengo aqu con la
ropa cosida y no con los engaos.

MERCURIO: An en eso mientes!:


que no vienes con la ropa sino con los
pies.
SOSIA: Eso cierto es.
MERCURIO: Pues por sola esa
mentira llevars agora en las quijadas!
SOSIA: No quiero yo eso, por cierto!
MERCURIO: Por cierto, aunque no
quieras. Porque esto ser cosa cierta, y
no est en que
t la quieras!
SOSIA: Seor, ya no ms por amor de
Dios! A ti me encomiendo!
MERCURIO: T has de osar decir que
eres Sosia sindolo yo?
SOSIA: Ay, qu mamuerto!
MERCURIO: Temprano te quejas! No
es nada esto con lo que ha de ser, cuyo
eres agora.
SOSIA: Tuyo, que con los puos has
tomado la posesin de m y me heciste
tuyo! Ay,
de los ciudadanos de Tebas!
MERCURIO: An das voces, bellaco!
Habla! A qu veniste?
SOSIA: Para que hubiese alguno a

quien t matases a puadas!


MERCURIO: Cuyo eres!
SOSIA: Digo que soy Sosia, el de
Anfitrin.
MERCURIO: Pues por estas vanidades
que hablas llevars ms en la cabeza!
Toma! Yo
soy Sosia, no t.
SOSIA: As plega a Dios que t lo seas,
y yo el que te castigue.
MERCURIO: An hablas entredientes!
SOSIA: Ya callo!
MERCURIO: Quin es tu seor?
SOSIA: Quien t quisieres!
MERCURIO: Pues, qu dices? Cmo
te llaman agora?
SOSIA: No, nada, sino como t
mandares!
MERCURIO: Dicas que eras Sosia el
de Anfitrin.
SOSIA: Errme! que no quise decir
sino que era compaero de Anfitrin!
MERCURIO: Saba yo de cierto, que no
haba en esta casa otro siervo Sosia sino
yo; y t
estabas fuera de seso.

SOSIA: Ojal me hubiesen hecho tanto


bien tus puos!
MERCURIO: Yo soy este Sosia que t
dicias agora que eras.
SOSIA: Suplcote agora que me des
licencia para que te pueda hablar sin
que me
descalabres.
MERCURIO: Mas yo quiero que
hagamos treguas por un rati [Im. 11-1]
llo para que digas
lo que quisieres.
SOSIA: No hablar sino hecha la paz;
pues, que puedes ms que yo a las
puadas!
MERCURIO: Di lo que quisieres, que
no te har mal.
SOSIA: Por tu palabra me creo.
MERCURIO: As sea.
SOSIA: Qu ser si me mientes?
MERCURIO: Si yo te mintiere, plega a
Dios que la ira de Mercurio venga sobre
Sosia.
SOSIA: Paramientes lo que digo. Agora
yo tengo licencia de hablar libremente
lo que

quisiere; yo soy Sosia, el siervo de


Anfitrin.
MERCURIO: An otra vez?
SOSIA: Paz hice; treguas hice; y digo
verdad.
MERCURIO: Pues... tmate sa!
SOSIA: Haz lo que quisieres y como a
ti te agradare, pues que puedes ms que
yo! Mas
como quiera que t lo hars yo esto
nunca lo callar!
MERCURIO: Siendo yo vivo, nunca t
hars que yo no sea Sosia!
SOSIA: Por Dios! T nunca me hars
ajeno para que no sea de quien soy! Ni
en toda
esta compaa hay otro siervo Sosia sino
yo, que juntamente con Anfitrin me
part de
aqu para el ejrcito.
MERCURIO: Este hombre loco est!
SOSIA: Esa enfermedad t la tienes!
Qu diablo es esto! No soy yo Sosia,
el siervo de
Anfitrin? Por ventura el nuestro navo
que me trajo no arrib esta noche del

puerto
Prsico? Por ventura mi amo no me
envi aqu? Por ventura yo no estoy
agora delante
nuestra casa, no tengo una linterna en la
mano, no hablo, no estoy despierto, no
me ha
molido este hombre con los puos? Si
por cierto que an las quijadas,
desventurado de
m, me duelen mucho! Luego, por qu
estoy dudando? O por qu no entro en
nuestra
casa?
MERCURIO: Qu cosa es nuestra
casa!
SOSIA: Cierto, as es!
MERCURIO: Todo cuanto agora has
dicho es mentira! Que ciertamente, yo
soy Sosia, el
de Anfitrin; porque aquesta noche
parti nuestro navo del puerto Prsico,
y all
hobimos combatido la ciudad do
reinaba el rey Terela, y vencimos en
batalla las huestes

de los teleboyanos, y el mismo


Anfitrin, cort la cabeza al rey Terela
en la batalla.
SOSIA: Yo mismo no me creo a m
mismo como le oyo decir estas cosas!
Por qu lo
que all pas ste lo cuenta todo como
hombre de buena memoria?, mas... qu
me
dirs? Qu es lo que le dieron los
teleboyanos a Anfitrin?
MERCURIO: Una copa de oro con que
sola beber el rey Terela.
SOSIA: Dices cuanto hay en ello, mas...
adnde est agora esa copa?
MERCURIO: En una cestilla cerrada y
sellada con el sello de Anfitrin.
SOSIA: Dime, y qu est figurado en
el sello?
MERCURIO: El Sol cuando nace, en un
carro que lo traen cuatro juntas de
caballos. Para
que me tientas, bellaco!
SOSIA: Con argumentos me vence.
Otro nombre habr de buscar, pues que
ste no es

mo. No s dnde pudo este ver todas


estas cosas! Mas yo le asir muy bien,
porque lo
que yo mismo a solas hice en la tienda
de mi amo sin estar presente otro
alguno, esto
nunca me lo podr decir hoy: si t eres
Sosia, cuando las huestes peleaban en la
mayor
priesa de la batalla, qu hacas t en la
tienda de Anfitrin? Aqu te tengo; yo
me doy
por vencido si lo dijeres.
MERCURIO: Haba all un cntaro de
vino, daquel hench una jarra y retrado
mas
adentro, bebla; de vino puro cual su
madre le pari.
SOSIA: Esto es cosa de maravilla!
porque l no lo pudo ver si no estaba
escondido
dentro en la jarra.
MERCURIO: El hecho fue que yo me
beb entonces un buen jarro de vino
puro. Qu
dices agora? Confiesas que te venzo

con argumentos no ser t Sosia?


SOSIA: Y eso niegaslo t.
MERCURIO: Cmo no te lo tengo de
negar, siendolo yo mismo!
SOSIA: Juro por Jpiter que soy Sosia,
y que no miento!
MERCURIO: Y yo juro por Mercurio
que Jpiter no te creer a ti, porque sin
juramento
me creer ms a m que a ti jurndolo!
SOSIA: A lo menos pregntote: quin
soy yo, pues que no soy Sosia?
MERCURIO: A donde yo no quisiere
ser Sosia, seytelo t; mas agora que yo
lo soy, t
llevars mal ao si luego no te vas
daqu, don villano!
SOSIA: Cierto, yo juro por la casa de
Apolo que cuando miro bien a ste y
reconozco mi
gesto cual yo le he visto [Im. 1-2]
muchas veces en el espejo: l es
semejable a m en
gran manera. El sombrero y el vestido
tiene ni ms ni menos que yo; el
calzado, el pie,

la estatura y la tresquiladura, los ojos,


las narices, los labrios, las mejillas, el
asiento de
la barba, y la misma barba; el cuello y
todo el cuerpo. Qu menester es alargar
en
palabras, si l tiene en las espaldas
seales de heridas!8 Ninguna cosa hay
en el mundo
que ms se parezca a otra que l se
parece a m. Mas cuando por otra parte
pienso en
verdad, y me acuerdo bien que yo soy
cierto el mismo que siempre fui9,
conozco a mi
amo, conozco a nuestras casas y
entiendo y tengo sentido, en ninguna
manera le
confesar lo que habla; antes quiero
llamar a las puertas.
MERCURIO: A dnde te vas
allegando?
SOSIA: Aqu, a casa.
MERCURIO: Aunque agora subieses en
el carro de Jpiter, y huyeses en l tan
ligero

como l suele correr, no podras huir la


mala ventura que andas buscando.
SOSIA: Cmo? No puedo yo decir a
mi seora lo que mi seor me mand?
MERCURIO: A tu seora, si algo
quieres decir dgelo, mas a esta nuestra
no te dejar yo
entrar, porque si me enojas llevars
daqu quebrantados los lomos.
SOSIA: Mejor ser que me vaya; O,
dioses inmortales, vuestra fe imploro!
Yo, a dnde
perec, a dnde me troqu y me hice
otro? A dnde perd mi hechura? Si me
dej yo mismo all, donde aquel est
cuando nos partimos a la guerra, si me
olvid de llevarme; porque aqueste toda
mi imagen posee, la que yo antes
dagora tena. Siendo yo vivo, se hace
conmigo lo que nunca nadie har
despus que me muera, que es sacarme
la imagen al propio. Voyme al puerto, y
todo esto como ha pasado lo dir a mi
amo, si l tambin no me desconoce, lo
cual plega a Jpiter que as sea. Dejar
siquiera de ser esclavo, y rada mi

cabeza como hombre libre, porn mi


bonete sobre la calva.
***
MERCURIO: tem y prsperamente me
ha sucedido hoy esta obra, desvi de las
puretas
muy gran pesadumbre y enojo, porque
mi padre seguramente pudiese estar
abrazado
con su amiga. Y este mozo cuando
llegare all do est Anfitrin, contarle
ha cmo el
siervo Sosia le ech de la puerta de
casa, que nunca le dej entrar, y el otro
pensar que es
gran mentira y no podr creer que Sosia
vino ac como le fue mandado. De
manera que
los har andar errados y locos a
entrambos y a toda la familia de
Anfitrin con ellos,
hasta que mi padre tome un buen
hartazgo de esta que tanto ama.
Despdese Jpiter de Alcmena antes
que llegue Anfitrin, su marido. Ella
queda triste y llorosa por el ausencia

del que pensaba que era su marido.


Jpiter la
consuela y le da la copa de oro que
gan Anfitrin en la batalla.
ESCENA II
JPITER: Qudate a Dios, Alcmena.
Encomindote el cuidado y gobernacin
de nuestra
casa10, que lo hagas como siempre lo
haces y perseveres en ello. Ya ves cmo
has
cumplido los meses de tu preez;
necesario es que yo me parta daqu. Lo
que parieres,
cralo.
Alcmena: Qu negocio es ste mi
marido! Por qu tan spitamente te
vayas de tu
casa?
JPITER: Por Dios, que yo no lo hago
por aborrecimiento que tenga de ti ni de
mi casa!
Mas porque estando yo ac, falta en el
ejrcito el capitn general; y hacer sea
algn mal

recaudo de los que no se suelen hacer


estando presente el capitn, ms presto
que
hacerse alguna cosa convenible y
provechosa.
MERCURIO: Muy sabido este
chocarrero y sease mi padre. Miralde
cun
halageamente est lisonjeando a la
mujer!
Alcmena: A osadas, yo juro por Dios
Castor, que ya tengo experimentado en
qu tanto tengas a tu mujer.
JPITER: No te basta que no quiera yo
en el mundo a otra mujer tanto como a
ti.
MERCURIO: Por la casa de Apolo, que
si ella no supiese que t sueles andar en
estos adulterios, yo me obligase a
hacerla creer por tus lisonjas que
querras ms ser Anfitrin que Jpiter.
Alcmena: Esto que t dices, mi marido,
ms lo querra ver por la obra que por
relacin. Lo que yo veo es que te vas
antes que se escalentase el lugar de la
cama do te

acostaste. Ayer veniste a medianoche, y


agora te partes antes del da; agrdate
esto?
MERCURIO: Quiero llegarme a ellos y
decir a esta alguna lisonja para hacerme
alcahuete
de mi padre: Seora, en tanto grado eres
amada deste que l se va del todo a
perder por
tus amores.
JPITER: Bellaco, no te conozco yo!
Qutateme de delante! Qu cargo
tienes t de hablar
en esto? ladronazo! Si tan solamente
hablas entre dientes, yo te moler las
espaldas
con este palo!
Alcmena: Hora ya seor mo, no hayas
enojo!
JPITER: Hora habla entre dientes.
MERCURIO: Runmente nos ha
sucedido esta primera alcahuetera.
JPITER: Mas tornando a lo que t
dices, mi mujer, no me parece que
tienes razn de
enojarte de m, porque yo me part de la

hueste secretamente. Tom por tu


servicio este
trabajo porque t, primera que nadie,
supieses de m antes que de otro toda la
nueva de
la guerra; cmo yo he gobernado el
ejrcito, largamente te lo he contado
todo. Si no
fuese grande el amor que te tengo, no lo
habra hecho desta manera.
MERCURIO: No miras cmo hace mi
padre lo que dije?; en el alma le toca el
lisonjero
con sus halagos.
JPITER: As que agora, porque el
ejrcito no sienta mi venida, es
menester volver all
encubiertamente, siquiera porque no
digan que dejo el provecho de la
Repblica por
amor de mi mujer.
Alcmena: Llorosa y triste dejas a tu
mujer con tu partida.
JPITER: Calla, mi seora!; no
destruyis tus ojos, que yo te prometo
de volver muy

presto.
Alcmena: Ese muy presto, lejos viene.
JPITER: No te dejo yo seora ni me
parto de ti por mi voluntad.
Alcmena: Crolo, porque en la misma
noche que veniste te vas.
JPITER: Para qu me detienes?
Tiempo es ya de salir de la ciudad;
quiero que sea
antes que amanezca. Hgote donacin
Alcmena desta copa de oro que a m me
dieron
por mi fortaleza; sola beber con ella el
rey Terela, a quien yo por mi mano,
mat en la batalla.
Alcmena: Hceslo t seor mo como
sueles hacer todas las otras cosas; tal es
por
cierto el don, cual es el que lo hace.
MERCURIO: Ms como a quin se
hace.
JPITER: An porfias a hablar! No
sabes t que te podra yo sacar el alma,
ladrn!
Alcmena: No quieras, mi seor
Anfitrin, enojarte de Sosia por mi

causa.
JPITER: As lo har, seora; como t
lo mandas.
MERCURIO: Cun rijoso est este mi
padre con el celo de los amores!
JPITER: Quieres algo, seora?
Alcmena: Quiero que cuando me
tuvieres ausente, me ames; y quiero ser
tuya
estando t ausente.
MERCURIO: Vmonos de aqu
Anfitrin, que ya esclarece.
JPITER: Anda t delante, Sosia, yo te
seguir. Quieres algo, seora?
Alcmena: Que te vengas luego.
JPITER: Yo ser contigo antes de lo
que t piensas; por eso, ten buen
corazn. ...
Agora te suelto noche, que has estado
presa, porque te vayas y des lugar al da
que
alumbre a los mortales con luz clara y
hermosa. Y cuanto t noche fuiste ms
larga que
la pasada, har que tanto el da sea ms
breve porque igualmente se conformen

el da y
la noche desiguales; yo me voy detrs
de Mercurio.
****
Anfitrin se parte con Sosia de
madrugada desde el navo para su casa,
y por el camino
viene maltratando Anfitrin a Sosia
porque le cont cosas imposibles de lo
que haba
pasado con el otro Sosia. Desclpase
Sosia y afrmase en lo dicho. Propone
Anfitrin de
pesquisar la verdad.
ESCENA III
Anfitrin. Sosia
ANFITRIN: Sus, anda t delante; yo
te seguir.
SOSIA: No, sino yo ir detrs.
ANFITRIN: Yo te juzgo por el [Im.
3-2] mayor bellaco que hay en el
mundo!
SOSIA: Dme por qu razn.
ANFITRIN: Porque me haces

entender lo que nunca fue, ni es, ni ser.


SOSIA: Ves aqu seor, cmo t haces
que ningn crdito tengan los tuyos
cerca de ti?
ANFITRIN: Qu quiere decir esto?
Cmo puede ser? Yo te juro por
Hrcules, don malvado, que yo te corte
esa tu mentirosa y bellaca lengua!
SOSIA: Tuyo soy! Por ende, haz lo que
te plugiere como te sea ms
provechoso; mas t
en ninguna manera me podrs poner
miedo que me estorbe de hablar todo
esto como ha
pasado.
ANFITRIN: Bellaco! Osas t
decirme a m que quedas en casa y que
ests aqu
conmigo?
SOSIA: Yo digo verdad.
ANFITRIN: Dices t la mala ventura
que los dioses te darn, y yo tambin te
la dar hoy!
SOSIA: En tu mano es de hacer eso,
pues que soy tuyo.
ANFITRIN: Ladrn! T has de tener

osada de burlar de m siendo yo tu


seor! T has de osar decirme cosa que
nunca hombre la vio, ni puede hacerse:
que un mismo hombre en un tiempo
este juntamente en dos lugares.
SOSIA: En verdad, como yo lo digo as
pasa.
ANFITRIN: Mal te haga Jpiter!
SOSIA: Qu dao te hice seor porque
tanto mal merezca!
ANFITRIN: Eso me preguntas
bellaco y ests burlando de m?!
SOSIA: Si es as, con razn me
maltratas. Mas yo no miento; la cosa
como pas te la digo.
ANFITRIN: Yo pienso que este
hombre est borracho!
SOSIA: Ojal lo estuviese!
ANFITRIN: Deseas lo que ya est
hecho.
SOSIA: Yo, seor.
ANFITRIN: T cierto, mas en qu
taberna lo bebiste?
SOSIA: En ninguna parte he bebido, en
verdad.
ANFITRIN: Que es esto de este

hombre!
SOSIA: Cierto, yo te lo he dicho diez
veces; digo que yo estoy agora en casa,
has me
odo? Y el mismo Sosia que qued en
casa, ese mismo, estoy agora aqu
contigo. Va bien claro esto seor?
Parcete que hablo abiertamente?
ANFITRIN: Vete de ah, aprtate de
m!
SOSIA: Por qu razn?
ANFITRIN: Porque ests tomado del
diablo!
SOSIA: Que es eso que dices? En
verdad Anfitrin, yo estoy sano y salvo.
ANFITRIN: S yo vuelvo a mi casa en
salvo, yo te har hoy como t lo
mereces, que no estes sano y que seas
malaventurado. Vte agora tras m,
pues que burlas de tu seor con palabras
desvariadas! Y por cuanto has
menospreciado de hacer lo que tu seor
te mand, vienes agora por tu
pasatiempo a burlar dl; y dcesme,
ahorcadizo, cosas que son imposibles y
nunca hombre las dijo. Yo har que

todas estas mentiras te carguen hoy


sobre las espaldas.
SOSIA: Anfitrin, gran desventura es
sta para el buen siervo que hable
verdad con su
seor, y sea por fuerza vencida esta
verdad, y habida por mentira.
ANFITRIN: En qu manera puedes
t hacer verdad lo que dices? Quiero
que pienses
que esto se ha de averiguar con
argumentos y no por fuerza; cmo
puedes tu estar
agora aqu y en casa? Esto quiero que
me hagas entender.
SOSIA: Ciertamente yo estoy aqu y
all, y desto quienquiera se debe
maravillar y no es
mayor maravilla para ti que para m.
ANFITRIN: En qu manera?
SOSIA: Digo que no te maravillas t de
esto ms que yo, y as los dioses me
quieran bien,
cmo yo no me crea luego a m mismo
Sosia hasta que yo mismo Sosia, el que
estoy

all, me hizo que le creyese. l me


recont por orden todas las cosas como
pasaron
cuando estbamos contra los enemigos
y el mismo gesto y forma que yo tengo
me tom
con el nombre. An la leche no se
parece tanto a la leche como aqul yo
me parezco a
m; porque, como menviaste desde el
puerto para que fuese antes que t a
casa....
ANFITRIN: Qu paso entonces?
SOSIA: Mucho antes que yo llegase a
casa estaba yo mismo ante la puerta de
casa.
ANFITRIN: Qu mentiras dice este
bellaco! T ests bien en tu seso?
SOSIA: As estoy como ves y digo lo
que pas.
ANFITRIN: No s qu mala ventura
le ha venido a este hombre, de alguna
mala mano,
despus que de m se parti!
SOSIA: Yo te confieso que era ella tal
porque muy malamente me maj las

quijadas con
los puos.
ANFITRIN: Quin te hiri!
SOSIA: Yo mismo, el que estoy agora
en casa, a m mismo.
ANFITRIN: Cata que no me
respondas sino a lo que yo te
preguntare. Primero:
quiero que me digas quin es este Sosia.
SOSIA: Tu siervo es.
ANFITRIN: Por cierto, a m me basta
un Sosia que eres t, y an me sobra de
lo que yo
quiero, y despus que nac, nunca tuve
otro siervo Sosia, si a ti no.
SOSIA: Yo digo Anfitrin, que es tu
siervo Sosia sin m el otro que est en
casa, y digo
que yo har que le topes cuando llegares
a casa y te le dar que sea hijo del
mismo
padre que yo soy, y de la misma forma
y edad que yo tengo. Qu menester son
palabras? De un Sosia se te hicieron
dos.
ANFITRIN: Grandes maravillas me

cuentas! , mas viste a mi mujer?


SOSIA: Antes nunca pude entrar en
casa!
ANFITRIN: Quin te lo estorb?
SOSIA: Aquel Sosia que ya muchas
veces tengo dicho; aqul que me moli
con los
puos.
ANFITRIN: Qu cosa es este Sosia?
SOSIA: Digo que yo! Cuntas veces
fuere menester decrtelo!
ANFITRIN: Qu me dices? T
echstete a dormir en alguna parte
Sosia, que quiz
hayas visto en sueos este Sosia que has
dicho.
SOSIA: No tengo yo en costumbre de
hacer soando lo que mi seor me
manda.
Despierto le vi, y despierto agora le
veo; despierto le hablaba, y a mi
despierto l
despierto me atorment poco ha con los
puos.
ANFITRIN: Quin?
SOSIA: Digo que Sosia, aqul yo que

estoy en casa. Seor, an no lo


entiendes?
ANFITRIN: Quin diablo te puede
entender segn las mentiras t
compones?
SOSIA: Mas luego lo conocers; digo
que conocers luego aqul tu siervo
Sosia.
ANFITRIN: Pues vente por aqu en
pos de m, porque yo he menester
pesquisar esto
antes que otra cosa; mas mira, que se
trayan del navo todas las cosas que yo
he
mandado.
SOSIA: Yo tengo memoria y diligencia
para que parezcan todas las cosas que
mandaste,
porque no he bebido tu mandamiento
juntamente con el vino.
ANFITRIN: As plega a los dioses
que lo que t dices que no has hecho,
sea as como lo
dices.
****
Alcmena se queja de la poca tardanza

que haba hecho su marido con ella. En


esto,
llega Anfitrin, su marido, y saldala
amorosamente como quien viene de
nuevo. Ella le
recibe desamoradamente pensando que
burla de ella, pues que la noche pasada
haban
estado juntos. Anfitrin niega haber
estado con ella y ofrcese a la prueba.
ESCENA IV
Alcmena. Anfitrin. Sosia
Alcmena: Harto poca cosa es el placer
que se pasa en la vida y en todas sus
edades,
para con las tristezas y molestias de
ella. As se compara bien lo uno por lo
otro en la
edad de los hombres. As ha placido a
los dioses que siempre tras el deleite se
siga la
compaa del dolor, y que si algn bien
se alcanza, sea mayor el dao y el mal
que dall
redunda. Esto tengo yo agora por

experiencia en mi casa, y por m misma


lo s. Que se
me dio un rato de deleite cuando pude
alcanzar de ver a mi marido por espacio
de una
noche, y ste se me parti luego antes
que amaneciese. Parceme que quedo
sola sin
alguna compaa en apartarse daqu
aquel a quien yo amo sobre todos. Ms
pasin me
queda de la ida de mi marido que placer
me dio su venida. Mas esto me hace
bienaventurada, que a lo menos venci
por batalla los enemigos, y en volver l
a su casa con mucha honra, me da
consolacin. Sea de m ausente con
tanto que alcanzada la gloriosa alabanza
se retraya a su casa. Yo sufrir mucho el
ausencia suya con fuerte y firme nimo,
pues que tal galardn se me da que
vuelva a m marido vencedor de la
batalla. Esto habr yo por gran bien.
ANFITRIN: Por Dios! Que yo tengo
de llegar a mi casa muy deseado de mi
mujer, que

me ama y yo tambin a ella,


mayormente pues que nuestros negocios
se han hecho bien:
vencidos los enemigos que ninguno
pensaba poderse vencer, por mi
industria y
gobernacin al primer encuentro los
desbaratamos. Por esto s cierto, que yo
vengo a mi
mujer muy esperado y deseado della.
SOSIA: Qu piensas t que har mi
amiga con mi venida, cuando eso juzgas
de tu
mujer?
Alcmena: Mi marido es ste, por cierto.
ANFITRIN: Vente por aqu tras m.
Alcmena: Cmo se vuelve, que me
dijo que se iba de gran priesa? Si me
quiere
tentar de lo que l sabe muy bien que yo
le amo?; y si quiso probarme con su
ida para
ver cmo le deseo? En cualquiera
manera que ello sea, por cierto, l no
me hace pesar
con su venida.

SOSIA: Anfitrin, mejor ser que nos


volvamos al navo.
ANFITRIN: Por qu razn?
SOSIA: Porque no habr en casa quien
nos d de comer cuando llegaremos.
ANFITRIN: Qu causa te movi a
pensar agora eso?
SOSIA: Porque venimos tarde.
ANFITRIN: Cmo?
SOSIA: Porque veo a Alcmena estar a
la puerta muy harta y rellena.
ANFITRIN: No es sino que la dej yo
preada antes que me partiese.
SOSIA: Guay de m! muerto soy!
ANFITRIN: Qu has?
SOSIA: Porque segn la cuenta traes
ella, tiene ya cumplido el mes; as que
vengo yo a
ser aguadero de la parida, y de toda la
casa.
ANFITRIN: No hayas miedo.
SOSIA: Sabes cun buen corazn
tengo! Que si una vez tomo el caldern
en la mano,
nunca me tengas por hombre de mi
palabra, si yo no le sacare toda el alma

al pozo que
una vez comenzare.
ANFITRIN: Vente tras m, que otro
habr que haga eso; no hayas miedo!
SOSIA: Yo hara mejor lo que debo en
llegar a mi seora primero que mi amo
Anfitrin.
Anfitrin, muy alegre, saluda a su
deseada mujer, a la cual se la estima por
la mejor de
todas cuantas hay en Tebas, cuya
bondad es famosa entre todos los
ciudadanos.
ANFITRIN: Has estado buena?, has
deseado mi venida?
SOSIA: Nunca vi cosa ms deseada;
ninguno le saluda ms que a un perro.
ANFITRIN: Y como te veo preada, y
como te veo tan embarnecida, algrome.
Alcmena: Rugote por Dios que me
digas por qu me saludas! Para burlar
de m? Y
me hablas tan amorosamente como si de
poco ac no me hubieses visto, como si
agora fuese la primera vez que llegas a
tu casa viniendo de la guerra. As me

hablas de nuevo, como si de mucho


tiempo ac no me vieras!
ANFITRIN: Antes te certifico que yo
no te haya visto en alguna parte, si
agora no,
despus que me part a la guerra.
Alcmena: Por qu lo niegas?
ANFITRIN: Porque deprend a decir
verdades.
Alcmena: No hace cosa justa el que
desaprende lo que aprendi;
probisme quiz, por ver lo que tengo
en el corazn?! Mas dime, por qu os
volvistes tan presto? Hubo algn
agero que te hiciese tardar o detinete
alguna tempestad, que no te fueses a tus
huestes como poco ha me dijiste?
ANFITRIN: Poco ha? Qu tan poco
ha?
Alcmena: Tientasme? Poquito ha; muy
poquito, agora.
ANFITRIN: Cmo puede ser esto
que dices?, poquito ha, y agora?
Alcmena: Qu piensas que tengo que
hacer sino burlar de ti, pues que burlas
de m?! Qu dices..., que llegaste agora

de nuevo y an agora partiste de aqu?


ANFITRIN: Esta mujer desvariando
est! Espera un poco hasta que
descabece un sueo, que ella
ciertamente despierta est soando.
Alcmena: En verdad? por Dios! Yo
estoy despierta y velando; hablo lo que
ha
pasado porque de poco ac, antes que
hoy amaneciese, os vi a ste y a ti.
ANFITRIN: En qu lugar?
Alcmena: Aqu, en esta casa do t
moras!
ANFITRIN: Nunca tal cosa pas!
SOSIA: Por qu no callas? Qu sabes
t si el navo nos trajo ac adormidos
desde el
puerto?
ANFITRIN: Tanbin t te conformas
con sta?
SOSIA: Qu quieres que haga! No
sabes t que a una loca que desvara, si
la quieres
contradecir, que de loca la hars muy
loca y arrojar ms porradas? Y si
otorgas con ella, con sola esta herida, la

vencers.
ANFITRIN: Antes te juro por Apolo
que ella habr hoy cierta la rencilla;
Cmo pues
que viniendo yo agora de nuevo a mi
casa, no ha querido saludarme?
SOSIA: Despertars las moscas para
que te piquen ms!
ANFITRIN: Calla t! ... Alcmena,
una cosa te quiero preguntar.
Alcmena: Pregunta lo que quisieres.
ANFITRIN: Por ventura es locura
esta que te ha venido, o es demasiada
soberbia?
Alcmena: Por qu te ha venido al
pensamiento de preguntarme esto, mi
marido?
ANFITRIN: Porque antes de agora
solas t saludarme cuando vena de
fuera, y as mismo hablar
amorosamente como suelen hacer las
buenas mujeres a sus maridos. Agora,
hllote muy fuera desta costumbre,
llegando yo de camino a mi casa.
Alcmena: Por cierto, mi marido, cuando
t llegaste ayer, yo te salud, y te

pregunt si
venas bueno y juntamente te tom la
mano y te di un beso en la boca.
SOSIA: T saludaste ayer a ste?
Alcmena: Y a ti tambin!
SOSIA: Anfitrin, yo esperaba que sta
te haba de parir un hijo, mas no es de
hijo su preez!
ANFITRIN: Pues, de qu?
SOSIA: De locura!
Alcmena: Yo en verdad, en mi seso
estoy; y ruego a los dioses que me
alumbren para
que venga parida de un hijo, y a ti vern
mucho mal si este usa de su oficio; y, t
malvado agorero, llevars lo que
mereces por este agero que me
anuncias.
SOSIA: Ms razn es de dar el mal a la
preada porque tenga en qu roer, si
comenzare a
estar mala del seso.
ANFITRIN: T me viste ayer aqu?
Alcmena: Digo que yo te vi, si quieres
que lo diga diez veces.
ANFITRIN: En sueos, quiz!

Alcmena: Mas despierta te vi


despierto!
ANFITRIN: Desaventurado de m!
SOSIA: Qu has?
ANFITRIN: Desvara mi mujer!
SOSIA: Con algn humor melanclico
est turbada! Porque ninguna cosa hay
que tan presto haga desvariar los
hombres.
nturbia, para
que no se representen en ella las figuras
por la manera que son, y de aqu nace el
desvariar, as que el poeta quiso tocar
aqu esta materia como filsofo y
mdico.
ANFITRIN: Mujer, a dnde sentiste
la primera vez tomarte este mal?
Alcmena: En verdad, por Dios, yo estoy
sana y salva.
ANFITRIN: Pues luego, por qu
dices que me viste ayer! Que an esta
noche arribamos
al puerto, all cen y all dorm toda la
noche en el navo. Ni he puesto el pie
en esta
casa despus que me part de aqu con

el ejrcito contra los enemigos


teleboyanos y los
vencimos.
Alcmena: Mas antes cenaste conmigo y
dormiste conmigo.
ANFITRIN: Cmo es eso?
Alcmena: Digo verdad!
ANFITRIN: No en esto, por Dios! En
otras cosas, no s.
Alcmena: A la primera alborada te
partiste para tus huestes.
ANFITRIN: En qu manera?
SOSIA: Bien dice lo que se le acuerda
esta te contando el sueo; mas t, buena
mujer,
despus que despertaste habas de
sacrificar a Jpiter, el de las maravillas,
con muela de
sal o con encienso.
Alcmena: Guay de tu cabeza!
SOSIA: Antes te hago provecho con lo
que te digo, si curas de ti.
Alcmena: Es muy gentil cosa que diga
este bellaco otra vez descortesas contra
m,
sin que t le castigues.

ANFITRIN: Calla, t! Di, t! Yo


me part hoy de ti cuando amaneca?
Alcmena: Pues quin sino vosotros me
cont a m cmo haba pasado all la
batalla?
ANFITRIN: Cmo! y tambin sabes
t eso?
Alcmena: Como quien lo oy de ti: que
habas combatido una gran ciudad y t
mismo mataste al rey Terela.
ANFITRIN: Yo dije eso?
Alcmena: T mismo! Y an estaba
delante este Sosia!
ANFITRIN: Osteme t contar hoy
estas cosas?
SOSIA: A dnde te lo haba yo de or?
ANFITRIN: Pregntalo a esta!
SOSIA: Estando yo presente, nunca tal
pas; que yo sepa.
Alcmena: Maravilla es no hablar este
contra ti.
ANFITRIN: Hora sus, Sosia. Mrame.
SOSIA: Ya miro.
ANFITRIN: Yo quiero que se diga la
verdad, y no quiero que te conformes
conmigo;

osteme t contarle a ella esto que


dice?
SOSIA: Rugote en reverencia de
Apolo que me digas si has perdido el
seso tanbin t
como ella!, pues qu me preguntas eso,
que sabes que es sta la primera vez que
yo
juntamente contigo la veo!
ANFITRIN: Qu dices agora, mujer?
Hasle odo?
Alcmena: Por tanto, me creo yo mucho
ms a m que a vosotros, y s que esto
ha
pasado ni ms ni menos como yo lo
digo.
ANFITRIN: T dices que vine yo
ayer.
Alcmena: Y t niegas haberte partido de
aqu hoy.
ANFITRIN: Yo s por cierto; y digo
que agora es la primera vez que vengo a
mi casa.
Alcmena: Rugote que me digas si
negars tanbin esto: haberme t hoy
empresentado una copa de oro que

dijiste que te haban dado all.


ANFITRIN: Por la casa de Apolo,
que ni yo te la di ni te dije eso! Mas
pens de
hacello as como dices, y an agora
pienso de darte esa copa. Mas... quin
te dijo eso?
Alcmena: Por cierto yo de ti lo o, y de
tu mano tom la copa.
ANFITRIN: Esta qued, esta qued
por amor de m; mucho me maravillo
Sosia que
sepa sta cmo all me dieron la copa de
oro, si t no hablaste con ella cuando yo
te
envi y le contaste todas estas cosas.
SOSIA: Por la casa santa de Apolo que
ni yo tal dije, ni la vi sino junto contigo!
ANFITRIN: Qu ser esto desta
mujer?
Alcmena: Quieres que te saquen aqu
la copa?
ANFITRIN: Quiero que la saquen.
Alcmena: Hgase! Tesala, entra y saca
fuera la copa que hoy me dio mi
marido!

ANFITRIN: Ven ac t, Sosia!


Allende de las otras maravillas en
verdad, yo mespanto
mucho de esta. Si es verdad que esta
mujer tiene aquella copa...!
SOSIA: Cmo! Crees t que ha de
tener la copa que traen en esta cestilla
sellada con tu
sello?
ANFITRIN: El sello salvo est.
SOSIA: Mralo.
ANFITRIN: Bueno, est ni ms ni
menos como yo le sell.
SOSIA: Rugote que t hagas a limpiar
y desencantar esta enhechizada.
ANFITRIN: Casa santa de Apolo!
que menester es hacer aqu nada?!
Toda esta casa
est llena de visiones y despantos. que
menester son palabras?! Cata ah la
copa,
vestela ah.
Alcmena: Creers lo que te digo?, sus
mrala hora bien si quieres!, t, que
niegas lo
que hiciste. Ya yo te vencer agora

pblicamente. Es sta la copa que all


me diste?
ANFITRIN: O, gran Jpiter! Qu es
esto que veo? Esta es ella en verdad la
copa.
Muerto soy, Sosia.
SOSIA: O esta mujer, por Dios, es una
grande embahucadora, o la copa ha de
estar aqu
en esta cestilla.
ANFITRIN: Sus, desata la cestilla!
SOSIA: Para qu la tengo de desatar?
Ella est muy bien sellada y ha venido a
buen
recaudo. La cosa se ha hecho
gentilmente: t pariste otro Anfitrin,
yo par otro Sosia.
Y agora si la copa ha parido otra copa...
todos nos hecimos mellizos!
ANFITRIN: Cierto es que se ha de
abrir y mirar.
SOSIA: Mira si quieres qu tal est el
sello, no me cargues despus a m la
culpa.
ANFITRIN: Abre luego! porque esta
mujer quiere con palabras tornanos

locos.
Alcmena: Dnde haba yo de haber
esta copa sino de ti que me la diste?
ANFITRIN: Eso quiero yo pesquisar.
SOSIA: Jpiter, o Jpiter!
ANFITRIN: Qu has habido?
SOSIA: A que ninguna copa est en la
cestilla!
ANFITRIN: Qu es esto que oyo?
SOSIA: Lo que es verdad!
ANFITRIN: Ello es hecho por tu mal
y para tu tormento si no parece!
Alcmena: Hela aqu do parece.
ANFITRIN: Pues quin te la dio?
Alcmena: Quien me lo pregunta.
SOSIA: Burlas de m t, que
escondidamente veniste del navo por
otro camino antes que
yo, y sacaste de aqu la copa y distegela;
y despus tornaste otra vez a sellar la
cestilla
secretamente.
ANFITRIN: O, cuitado de m; ya t
tanbin ayudas a la locura desta! Dices
t mujer
que nosotros venimos ayer aqu?

Alcmena: Digo que s, y que luego en


llegando me saludaste y yo a ti, y te di
un beso.
ANFITRIN: Ya este comienzo del
beso no me agrada! Diga ms adelante.
Alcmena: Bastete.
ANFITRIN: Qu fue despus que me
ba?
Alcmena: Sentstete a la mesa.
SOSIA: O, qu bien; no hagis sino
preguntar!
ANFITRIN: No atajes; di ms
adelante.
Alcmena: La cena fue trada; cenaste
conmigo. Yo me asent junta contigo.
ANFITRIN: En un mismo estrado?
Alcmena: En el mismo.
SOSIA: Y huy! No me agrada nada
este convite.
ANFITRIN: Djate agora de
argumentos! Diga, qu fue despus que
cenamos.
Alcmena: Dicas que te dormas;
alzaron la mesa y de aqu nos fuimos a
acostar.
ANFITRIN: Y t dnde te acostaste?

Alcmena: Juntamente en la cmara, en


una misma cama contigo.
ANFITRIN: Echado me has a poder!
SOSIA: Qu hobiste, seor?
ANFITRIN: Ha me muerto esta
mujer!
Alcmena: Que has, mi alma!
ANFITRIN: No me hables
amorosamente!
SOSIA: Qu has sentido?
ANFITRIN: O, desventurado de m!
Yo soy muerto, pues que a la castidad
desta ha
sobrevenido vicio y maldad en mi
ausencia.
Alcmena: Rugote, en reverencia de
Castor, que me digas, mi marido: por
qu razn
tengo yo de or de ti tales injurias?
ANFITRIN: Que sea yo tu marido!
No me llames tan falso nombre!
SOSIA: Sguese daqu, pues que este
dice que no es el marido, que sea
tornado la mujer!
Alcmena: Qu hice yo porque tales
injurias se me digan?

ANFITRIN: T misma te dices lo


que has hecho! Y pregntasme a m lo
que t
pecaste?!
Alcmena: Qu pecado te hice, si me
acost a par de ti, siendo casada
contigo?
ANFITRIN: T te acostaste
conmigo? Hay cosa en el mundo ms
osada que esta cara
sin vergenza! Demanda si quieres un
poco de honestidad prestada, pues
tienes
necesidad de ella.
Alcmena: Esa maldad que t me
levantas no se haya en nuestro linaje! Si
t quieres
por engaos probarme de deshonesta,
nunca podrs hallar lo que buscas!
ANFITRIN: O, dioses inmortales!
Sosia, t al menos concesme.
SOSIA: Escasamente.
ANFITRIN: Cen yo ayer en el
navo en el Puerto Prsico?
SOSIA: Sin m hay otros testigos que en
esto no me dejarn mentir; yo no s que

me diga
de este negocio: si no hay otro Anfitrin
que quiz siendo t ausente tenga cargo
de tus cosas, y que en tu ausencia goce
de tus bienes; porque daquel Sosia
encantado que yo poco ha te dije, cosa
es de maravillar mucho; mas cierto
deste Anfitrin es otra mayor maravilla.
No s qu encantador es ste que ha
engaado esta mujer.
Alcmena: Juro por el reino del alto rey,
y por la madre de las Compaas Juno,
de quien yo debo tener mucho miedo y
vergenza, que ningn mortal, fuera de
ti, se lleg a mi cuerpo para hacerme
deshonesta!
ANFITRIN: Querra que eso fuese
verdad!
Alcmena: Yo digo verdad, mas es en
vano, pues que no la quieres creer.
ANFITRIN: Mujer eres;
atrevidamente lo juras.
Alcmena: La que no tiene culpa ha de
ser osada y hablar por su honra,
confiada y soberbiamente.
ANFITRIN: Harto osadamente lo

dices!
Alcmena: Como conviene a mujer
honesta!
ANFITRIN: En las palabras lo
pruebas.
Alcmena: No tengo yo por mi dote lo
que la gente llama dote, sino la castidad
y la honestidad, y el resfriamiento de la
carne, el temor de los dioses, el amor de
los padres y la concordia con los
deudos, y serte a ti obediente y liberal
con los buenos y aprovechar a los
virtuosos.
SOSIA: Cierto por Dios! Esta es
apuradamente buena si es verdad lo que
dice.
ANFITRIN: Enajenado estoy en
verdad! De tal manera que yo no s
quien me soy.
SOSIA: Por cierto, t eres Anfitrin.
Guarda, no te pierdas, segn la
costumbre dagora;
as se truecan los hombres despus que
venimos deste viaje.
ANFITRIN: Mujer: cierto es que yo
no tengo de dejar de pesquisar este

negocio.
Alcmena: Por Dios, que en eso t me
hars placer!
ANFITRIN: Qu dices?
Respndeme: que ser si yo traigo aqu
del navo a tu primo
Naucrates, que vino junto conmigo en el
mismo navo? Si este niega haber
pasado lo que t dices, qu pena
mereces? Por ventura dars alguna
razn por ti, para que yo no te prive del
matrimonio?
Alcmena: Si yo err, no hay causa ni
razn que me baste.
ANFITRIN: Bien est. T, Sosia,
mete all dentro esos cautivos! Yo me
voy a traer
conmigo a Naucrates del navo.
SOSIA: Aqu no est sino Dios y
nosotros. Seora, di la verdad, no me
burles! est
aqu dentro otro Sosia como yo?
Alcmena: Vete de ah siervo digno de
tal seor!
SOSIA: Voy me, pues lo mandas.
Alcmena: Maravillosa hazaa ha sido

esta en verdad! Que haya placer mi


marido de
levantarme una maldad tan falsa y tan
mala como esta! Lo que quiera que ello
sea, yo lo
sabr presto de mi primo Naucrates.
Junto con esto se siguen ciertas palabras
que habla Jpiter con los miradores,
para cuando se representare la comedia
en pblico. No se ponen aqu porque no
valen nada. Alcmena, desque su marido
fue buscar testigos contra ella, se queda
quejando muy amargamente de tan gran
maldad como su marido le levant. En
esto entra Jpiter hecho Anfitrin, y
desclpase de todo lo pasado. Al cabo
se reconcilian en amistad y aparjanse
los sacrificios.
ESCENA V
Alcmena. Jpiter
Alcmena: No puedo sosegar en casa.
As me veo acusada de mi marido de
maldad y
adulterio y deshonestidad. Todo lo que

pas dice a grandes voces que no pas.


Reprndeme de lo que nunca fue ni yo
comet, y a diestro y a siniestro piensa
que ha de
valer lo que l dice; y que yo me tenga
por tal ni ms ni menos como l me
pinta;
nunca tal har por Dios, ni tengo de
consentir que sea yo falsamente acusada
de
adulterio!, antes me quiero apartar dl,
o l me satisfaga y encima ha de jurar
que le
pesa de haber dicho lo que contra m
dijo siendo yo sin culpa.
JPITER: Obligado soy de hacer lo que
esta pide si tengo de procurar,
amndola, de ser
della recibido; y pues la obra que yo
hice ha hecho dao a Anfitrin, y el
amor que yo la
tengo acarre gran trabajo a Anfitrin,
que est sin culpa en acusalla. Agora
conviene,
aunque estoy sin culpa, que yo me haga
culpado de las maldades que l le dijo, y

de la
ira que mostr contra ella.
Alcmena: He lo aqu do le veo, al que a
la triste de m acusa de adulterio y
deshonestidad!
JPITER: Mujer, hablar te quiero; a
dnde te vuelves?
Alcmena: Tal es mi condicin que
siempre aborrezco de mirar en el rostro
a mis
enemigos.
JPITER: Hea, ya, seora! Enemigos
dices?
Alcmena: As es. Yo digo verdad si no
me levantas que tanbin es mentira esto.
JPITER: Mucho ests vergonzosa!
Alcmena: Aparta all tu mano de m!
Porque si t ests en tu seso, o si sabes
mucho,
la que una vez t has tenido por mala
mujer y lo has afirmado cierto, no debes
haber
razones con ella en burla ni en veras, si
no eres el mayor loco de los locos.
JPITER: S, yo lo dije, no te debes
enojar dello porque yo no lo pienso as

como lo dije,
y por eso vuelvo ac para darte mis
desculpas, porque nunca mayor pesar
lleg a mi
nimo que cuando sent que estabas
enojada de m.
Alcmena: Decirme has por qu lo
dijiste?
JPITER: Yo te lo rinder, por la casa
de Apolo, que yo no lo dije creyendo
que t eras
mala mujer, mas quise probar tu nimo,
ver qu haras y en qu manera te
pondras a
sufrir tan fuerte acusacin. Que yo
verdaderamente te lo dije burlando para
rer despus;
sino... pregntalo a este Sosia.
Alcmena: No cale sino que trayas aqu a
mi primo Naucrates, que tu dijiste poco
ha
que lo habas de presentar por testigo,
otramente no debieras venir ac.
JPITER: Si alguna cosa se dijo en
burla, no es razn que t la tornes a
veras.

Alcmena: No s que tan burla es, ms


s que tan me doli en el corazn!
JPITER: Alcmena, por la tu diestra,
te ruego y te suplico que me perdones!
Perdname! No ests enojada de m!
Alcmena: Con mi virtud hice yo que tus
palabras y acusaciones fuesen vanas y
falsas,
y agora pues me das por libre de las
obras, yo me quiero apartar de los
deshonestos
dichos; qudate a Dios; guarda para ti tu
hacienda y dame la ma, y manda que
vaya
conmigo alguna compaa.
JPITER: Ests en tu seso?
Alcmena: Si no mandas que me
acompaen... yo sola me ir! Y llevar
conmigo
por compaera la castidad!
JPITER: Yo har un juramento, cual
t le ordenares, que yo pienso que tengo
muy
buena mujer, y si en esto miento, yo te
ruego muy alto Jpiter que siempre
ests

enojado de Anfitrin.
Alcmena: No plega a Dios, sino que te
sea favorable!
JPITER: As confo que ser, porque
yo tengo jurado la verdad. Agora mi
seora, ya no
ests enojada?
Alcmena: No estoy enojada.
JPITER: Es muy bien hecho, porque
en la edad de los hombres muchas cosas
acontece
desta manera; toman deleites y otras
veces toman desventuras, entrevienen
enojos y
otras veces tornan en gracia; mas los
enojos cuando alguna vez vienen desta
manera
entre los que se aman, si despus tornan
en amistad, dos tanto quedan amigos
que antes
lo eran.
Alcmena: Lo principal que t hubieras
de hacer era guardarte de decir contra
m tales
palabras, mas pues que ya es dicho, si
con la lengua que se dijo lo desdices,

hase de
sufrir en paciencia.
JPITER: Manda luego que me
aparejen vasijas limpias, porque los
votos que yo promet
estando en la guerra, para si volviese
salvo a mi casa, los cumpla todos agora.
Alcmena: Yo tern cuidado deso!
JPITER: Mozos! llmame ac a Sosia
para que llame aqu a Blefaron, el
gobernador
que fue conmigo en el navo para que
coma con nosotros. Este, sin comer,
quedar
burlado cuando yo tuviere aqu asido
por las agallas a Anfitrin.
Alcmena no s qu se habla entre s.
brense las puertas y sale fuera Sosia.
Enva
Jpiter a Sosia que convide a Blefarn
de su parte, y llama a Mercurio para que
defienda la entrada de Anfitrin que
vuelve a su casa.
ESCENA VI

Sosia. Jpiter. Alcmena


SOSIA: Anfitrin, aqu estoy! Mira si
es menester mandar alguna cosa y
hazello he.
JPITER: A buen tiempo vienes!
SOSIA: Ya me parece que hay paz entre
vosotros y como os veo sosegados
gzome y
delitome; y as me parece que es justo:
que el buen siervo se haga a la manera y
condicin de sus seores, que como
ellos estuvieren as, se ponga y saque su
gesto por
el gesto dellos; triste cuando ellos
tristes, y alegre cuando ellos fueren
alegres. Mas ea,
rndeme habis ya vuelto en
concordia?
JPITER: Burlaste sabiendo que todo
aquello lo deca yo burlando.
SOSIA: Si t lo dejiste por juego, yo
cierto por veras lo tomaba.
JPITER: Yo tuve mis desculpas y es
hecha paz entre nosotros.
SOSIA: Fue muy bien hecho.
JPITER: Yo me voy adentro a hacer

los oficios divinos y cumplir los votos


que son
hechos.
SOSIA: Bien me parece.
JPITER: T llama aqu de mi parte a
Blefarn, el gobernador del navo, para
que
acabados los sacrificios coma conmigo.
SOSIA: Yo ir tan presto que cuando
pensares que estoy all, est ac.
JPITER: Pues vulvete luego.
Alcmena: Qu mandas que haga? Yo
me entrar adentro para que se apareje
lo que
es menester.
JPITER: Anda en hora buena y
cuando pudieres, haz que est todo
aparejado.
Alcmena: Antes ven cuando quisieres,
que yo har que no haya tardanza.
JPITER: Hablas muy bien y como
mujer diligente. [Aparte: Ya estos dos
entrambos
estn engaados, el siervo y la seora,
que piensan que soy Anfitrin; y agora
t, divino

Sosia haz como seas aqu presente. Bien


oyes lo que digo aunque ests ausente.
Haz
como t quisieres de manera que eches
de casa a Anfitrin que viene agora.
Mira que
ests avisado que yo quiero burlalle en
tanto que con esta mujer prestada tomo
placer;
ten cuidado desto y haz as mismo todo
lo que t entiendes que yo he gana, y
srveme en
tanto que hago sacrificio a m mismo.
Mercurio viene corriendo a cumplir por
orden lo que manda Jpiter, y dice lo
que
entiende hacer.
ESCENA VII
Mercurio
Haced lugar, desviaos, apartaos todos
del camino! No sea algn hombre tan
osado que
se me pare delante! porque siendo yo
dios, qu menos licencia tengo de

amenazar al
pueblo para que me haga lugar, que un
siervo que trae nuevas del navo que
arrib en
salvo, o trae nuevas de la venida del
viejo saudo. Pues si a este hacen lugar
cuando
viene corriendo, cuanto ms a m que
vengo obedeciendo las palabras de
Jpiter, y por
su mandado me traigo con tanta furia.
Por tanto, es cosa justa que se me aparte
de la
carrera y me hagan lugar. Mi padre me
llama. Yo le sigo. Y a su dicho y
mandamiento
soy obediente cual debe ser el buen hijo
a su padre; as mismo yo le soy a mi
padre en
sus amores buen servidor. Amenazo y
amonesto; estoy presente; gzome
cuando le va
bien, y si algn deleite siento que tiene
mi padre, es para m mayor deleite. l
ama, y
sabe lo que cumple. Hace bien en

obedecer a su voluntad, que as lo


deban hacer
todos los hombres hacindose por
buenos modos. Agora, mi padre quiere
que Anfitrin
sea escarnecido. Yo har muy bien
como l lo sea; porn una corona en mi
cabeza como
siervo que quiere hacerse libre; fingir
que estoy borracho y subirme arriba, y
dall,
desde el sobrado, cuando Anfitrin
llegare a casa, echarle della; y har
borracho dl
aunque no haya comido. Despus luego,
su siervo Sosia llevar la pena deste
enojo que
yo le har, porque todo lo que yo hiciere
hoy arguir contra Sosia, dicindole que
l lo
hizo. Que se me da a m! pues que
tengo de seguir la voluntad de mi padre,
y servirle
en lo que l hubiere gana. Mas helo d
viene Anfitrin! Ya l ser burlado aqu.
Voyme adentro y tomar el vestido

como Sosia, despus subirme arriba


para estorballe
dende all la entrada.
Vuelve Anfitrin a su casa sin hallar el
testigo que buscaba y llama a la puerta.
ESCENA VIII
Anfitrin: Naucrates, en cuya busca yo
iba no est en el navo ni en casa, ni he
hallado en la
ciudad a quien le haya visto; porque yo
he andado arrastrado todas las plazas,
las
escuelas, las tiendas de los aceites
olorosos; al mercado y a la carnicera, y
a do se hacen
las luchas, y a do libran los pleitos; a los
boticarios y a los barberos, y por todos
los
templos he andado. Cansado vengo
buscando a Naucrates, y en ninguna
parte le hallo.
Agora yo ir a mi casa y tornar a
pesquisar de mi mujer este negocio:
quin haya sido
aquel por quien ella ha infecionado su

cuerpo de adulterio; porque a m ms


me vale
morir que dejar hoy de pesquisar esta
demanda. Mas... cerrado han las
puertas de casa!
oh, qu bien, hcese agora esto como
todo lo otro! Dar golpes a la puerta.
Abr aqu!
Quin est ac! Hao! Quin abre esta
puerta!
Mercurio en figura de Sosia estorba la
entrada a Anfitrin, lo cual Anfitrin
sufre con
poca paciencia, mayormente desque
sabe que estaba otro con su mujer.
ESCENA IX
Mercurio. Anfitrin.
MERCURIO: Quin est hay?
ANFITRIN: Yo soy.
MERCURIO: Qu cosa es yo soy?
ANFITRIN: As lo digo.
MERCURIO: Cierto, Jpiter y todos
los dioses estn enojados de ti, pues que
as

quebrantas las puertas por tu mal!


ANFITRIN: Cmo es eso?
MERCURIO: De tal manera que vivas
toda tu vida malaventurado!
ANFITRIN: Sosia!
MERCURIO: As me llaman, Sosia, si
no piensas que se me olvid! Qu es lo
que agora
quieres?
ANFITRIN: Bellaco! Agora me
preguntas que quiero?
MERCURIO: Si pregunto..., don loco
desvariado, que casi has quebrado los
quicios de
las puertas. Si pensabas que nos dan de
concejo las puertas de balde! Qu ests
mirndome, bobo? qu es lo que
quieres, o qu hombre eres?
ANFITRIN: Ladronazo! Aun me
preguntas quin soy! Apurador de las
vergas con
que azotan! A quien yo har hoy, por
esto que has dicho, hervir en azotes.
MERCURIO: Gran gastador debas de
ser cuando mozo!
ANFITRIN: Cmo as?

MERCURIO: Pues que agora en la


vejez has venido a pedir a puertas el
mal ao que yo te
dar.
ANFITRIN: Por tu tormento derramas
hoy esas palabras, maldito!
MERCURIO: Sacrificarte quiero!
ANFITRIN: Cmo es eso?
MERCURIO: Porque te quiero matar
por desastre.
ANFITRIN: Mas yo te matar a ti
puesto en cruz y atormentado. Sal ac
fuera, ladrn!
T me has de matar verdugo!; si los
dioses no me deshacen hoy mi hechura,
yo te har
que despus de cargado de azotes con
duros ltigos, seas llevado para sacrifico
de
Saturno.
MERCURIO: Fantasma de noche!
Con amenazas me tientas? Pues si no
huyes day, si
de nuevo tocas el aldaba, si con el ms
chiquito dedo hicieres ruido a la puerta,
con esta

teja te quebrantar la cabeza y te har


que con los dientes escupas la lengua!
ANFITRIN: Ahorcadizo! T has de
ser osado de echarme a m lejos de mi
casa!
MERCURIO: Y t de dar golpes a mis
puertas!
ANFITRIN: Yo derribar luego estas
puertas con sus quicios!
MERCURIO: Porfias an?
ANFITRIN: S, porfo.
MERCURIO: Pues tmate sa!
ANFITRIN: O, malvado traidor! En
esto soy venido? Si hoy te tomo, yo te
dar tanta
malaventura que para siempre vivas
desaventurado!
MERCURIO: Viejo run! T mucho
vino debas hoy de sacar.
ANFITRIN: Cmo es eso?
MERCURIO: Como t piensas que soy
tu siervo.
ANFITRIN: Qu es eso que pienso
yo?
MERCURIO: Mucho mal para ti,
porque yo no he conocido otro seor

fuera de Anfitrin.
ANFITRIN: Yo s he perdido mi
figura, pues que no me conoce Sosia.
Preguntrgelo
quiero: oyes, mrame bien, qu te
parezco? No te parezco asaz Anfitrin?
MERCURIO: Anfitrin?! O que
ests en tu seso?! No te dije yo, viejo
borracho, que
habas sacado mucho vino?, pues que
preguntas a los otros quin eres t.
Avsote que te
apartes, no seas inportuno, en tanto que
Anfitrin que viene agora de la guerra
esta
tomando solaz con su mujer.
ANFITRIN: Con cul mujer?
MERCURIO: Con Alcmena.
ANFITRIN: Qu hombre es ese!
MERCURIO: Cuntas veces quisieres
te lo dir: Anfitrin, mi seor; no seas
enojoso.
ANFITRIN: Con quin est echado?
MERCURIO: Mira..., no busques mal
ao! Por qu ests burlando de m?
ANFITRIN: Rugote que me lo

digas, mi Sosia!
MERCURIO: Halgasme. Con
Alcmena.
ANFITRIN: En una misma cmara?
MERCURIO: Antes pienso que estn
echados un cuerpo en otro.
ANFITRIN: Ay de m, desventurado!
MERCURIO: Ganancia es lo que este
cuenta por miseria, porque as es de dar
la mujer
prestada; como si alquilase una tierra
estril para que te la labren bien.
ANFITRIN: Sosia!
MERCURIO: Qu quiere decir Sosia?
ANFITRIN: No me conoces, ladrn!
MERCURIO: Conzcote por hombre
inportuno que compras ruido por tus
dineros.
ANFITRIN: Aun todava dices que
no soy tu seor Anfitrin?
MERCURIO: T borracho eres, no
Anfitrin! Sobre cuntas veces te lo he
dicho? Agora
te lo torno a decir: Anfitrin est dentro
en la cama abrazado con Alcmena. Si
porfas,

ponrtelo he delante, y no ser sin gran


dao tuyo.
ANFITRIN: Desolo. Llmame que
venga; por las buenas obras que yo
tengo hechas,
ruego a los dioses que hagan que yo
pierda hoy la patria, las casas, la mujer
y la familia
juntamente con la figura que he perdido.
MERCURIO: Yo te le llamar por
cierto, mas entre tanto mira que te
apartes de las
puertas, sino, yo prometo que si no es
acabado el sacrificio y trado el manjar
para
comer, si eres ms enojoso, que no te
me escapes hoy que all no te
sacrifique16.
Anfitrin se queda en la calle llorando
sus miserias. En esto, llega Sosia con
Blefarn,
que le traa convidado, por mandado de
Jpiter trasformado en Anfitrin; y
como
Anfitrin los vio, neg haber convidado
a Blefarn, y vengse de Sosia por las

injurias
que le hizo Mercurio, pensando que
todo era uno.
ESCENA X
Anfitrin. Blefarn. Sosia
ANFITRIN: O dioses, dnde est
vuestra fe! Qu desconciertos tan
grandes andan
entre nuestra familia, qu maravillas
veo desque vine de la guerra! Agora
parece verdad
lo que solamos or en hablillas: que en
Arcadia se mudaban los hombres de
Atenas y se
quedaban hechos bestias, y nunca se
tornaban a ser conocidos de sus padres.
VILLALOBOS: All donde dice agora
no te me yrs que no te sacrifique, nota
que muchas
veces permite Dios que los males
paguen quando no tienen culpa de
aquellos en que son
acusados porque sientan qu cosa es la
injusticia aquellos que nunca hacen

obras de igualdad y
justicia.
BLEFARN: Qu sera aquello,
Sosia? Grandes maravillas son esas que
me dices; dices
t que hallaste en casa otro Sosia como
t.
SOSIAS: S lo digo..., dices? Antes
pienso que yo he parido otro Sosia y
Anfitrin otro
Anfitrin; quiz t parirs otro
Blefarn; ojal pluguiese a los dioses
que as lo hiciesen,
porque herido con los puos y
quebrantados los dientes, antes que
comas me creas, as
como me lastim a m de mala manera
el otro Sosia que estoy all.
BLEFARN: Por cierto, ello es cosa
maravillosa, mas cumple que
alarguemos el paso
porque, segn veo, espranos Anfitrin
para comer, y a m me rujen las tripas
de vaco.
ANFITRIN: Para qu hablo de las
cosas ajenas? En nuestro mismo linaje

tebano
cuentan haber acaecido cosas ms que
maravillosas. Aquel Cadmo, gran
buscador de
Europa, que acometi y mat la fiera
sierpe de mares, con la simiente de los
dientes
della sbitamente engendr hombres
enemigos, y en aquella batalla reida el
hermano
batallaba contra el hermano con lanza y
con capacete. Y el mismo Cadmo, autor
de
nuestra nacin, con la hermosa hija de
Venus haberse mudado en dragn, la
tierra
epirtica lo vio. As, de las alturas, el
alto Jpiter lo ordena y as lo hace. Los
hombres
batalladores en pago de sus hazaosos y
claros hechos son con penas muy
crueles
afligidos.
SOSIAS: Blefarn!
BLEFARN: Qu es?
SOSIAS: No s que mala ventura

sospecho!
BLEFARN: Qu es?
SOSIAS: Mira si quieres: mi amo,
como Librante, se pasea al derredor de
las puertas
cerradas.
BLEFARN: No es sino que espera que
le venga el hambre pasendose.
SOSIAS: Como hombre cuerdo, el que
est dentro cerr las puertas porque no
le echasen
fuera.
BLEFARN: Grues?
SOSIAS: Ni gruo ni ladro, mas t mira
si me entiendes: yo no s qu anda
consigo slo
hablando; pienso que apaa las razones
que ha de decir; escuchmosle de aqu;
no te
apresures.
ANFITRIN: Segn yo temo,
desbaratados los enemigos, si me
quieren combatir los
dioses la gloria que all gan, toda
nuestra familia veo turbada por
maravillosos modos:

mi mujer llena de adulterio y de vicio y


deshonestidad me mata; mas lo de la
copa fue
cosa de maravilla, estando el sello muy
bien sellado! Y tanbin, quin le dijo a
ella las
batallas peleadas que tuvimos? Y del
rey Terela combatido y muerto por
nuestras
manos? Cata, ya lo s. Esto todo Sosia
lo ha hecho, que tanbin hoy ha tenido
la osada
en mi presencia de echarme de mi casa
amenguadamente.
SOSIAS: De m habla? Y an lo que
yo no querra que hablase! Rugote que
no le
encontremos hasta que no haya
descubierto su enojo.
BLEFARN: Yo esperar.
ANFITRIN: Si pudiese asir este
malvado, yo le dar a entender qu cosa
es engaar al
seor con amenazas y mentiras enojalle!
SOSIAS: Oyes t aquello?
BLEFARN: Oyolo.

SOSIAS: De aquella artillera me querr


cargar las espaldas, mas desviarle
hemos daquel
propsito con nuestra venida; pues que
el enojo es por lo que suele decir el
refrn.
BLEFARN: Lo que t dirs, yo no lo
s; lo que te har, bien lo adevino.
SOSIAS: Viejo refrn es que la hambre
y la tardanza llevan la color a las
narices.
BLEFARN: Dices verdad; y pues que
as es, llammosle: Anfitrin!
ANFITRIN: A Blefarn oyo.
Maravllome de su venida; con todo eso
viene a buen
tiempo porque con l mostrar la
maldad que cometi mi mujer. Qu me
quieres ac
Blefarn?
BLEFARN: Tan presto lo has
olvidado, habindome enviado esta
maana a Sosia para
que me viniese a comer contigo?
ANFITRIN: Nunca tal pas; y ese
bellaco dnde est?

BLEFARN: Quin?
ANFITRIN: Sosia
BLEFARN: Ctale a.
ANFITRIN: Qu es dl?
BLEFARN: Deltante los ojos le
tienes!, an no lo ves?
ANFITRIN: Apenas le veo con la ira
que tengo! En tanto grado me hizo all
hoy perder
el seso! Agora no te me irs que no te
sacrifique! Djame, Blefarn!
BLEFARN: Ruegote seor, que me
escuches!
ANFITRIN: Di t que yo te escucho
en tanto que mato a ste; por eso t no
haces las
cosas a tiempo.
BLEFARN: Cmo que no? Pues
aunque con los remos de Ddalo yo me
hubiese trado,
no hubiese podido venir ms presto.
Aprtate all, por Dios, que no
podimos ms
grandes pasos hacer!
ANFITRIN: No me da ms que haya
hecho pasos o escalones que portadas!

Que yo
cierto tengo de matar este bellaco!
Toma! Porque te subiste al sobrado;
toma! Por las
tejas que arrojabas; toma! Por las
puertas que cerraste; toma! Por el
escarnio que
heciste de tu amo; toma! Por las
maldades que me dijiste.
BLEFARN: Qu mal te hizo este
pecador?
ANFITRIN: Eso me preguntas?
Desde aquel sobrado me ech de mi
casa y me estorb
la entrada.
SOSIAS: Yo hice eso?
ANFITRIN: Nigaslo traidor!
SOSIAS: Nigolo! Cata aqu buen
testigo con quien yo he venido hoy, y t
me enviaste a
llamarle para que le trajese a comer
contigo.
ANFITRIN: Quin te envo, ladrn!
SOSIAS: Quien me lo pregunta.
ANFITRIN: En qu lugar fue eso?
SOSIAS: Agora poco ha en casa,

cuando tornaste en amistad con tu


mujer.
ANFITRIN: El vino te desatina.
SOSIAS: Ni he gustado vino ni pan; t
mandaste a limpiar las vasijas para
hacer el oficio
divino y a m me enviaste a llamar a
ste para que comiese contigo.
ANFITRIN: Destruido sea yo!,
Blefarn. Si estuve dentro y si le envi a
llamarte, di,
bellaco!, dnde me dejaste?
ANFITRIN: Cabeza de traiciones!
Con esta mujer que dices que me
dejaste..., no te
me escapars que no te atormente!
BLEFARN: Djale agora a este
pecador por amor de m y escchame!
ANFITRIN: Cata, aqu do le dejo;
qu quieres? Habla!
BLEFARN: ste me ha contado agora
muy grandes maravillas: quiz que
algn
encantador o hechicero encanta esta tu
familia. Pesqusalo de otra parte y sabe
qu cosa

es, y no atormentes ms este


malaventurado antes que entiendas la
cosa.
ANFITRIN: Buen consejo me das!
Vamos, que tanbin te quiero por
abogado contra mi
mujer.
Jpiter desciende al alboroto que
Anfitrin hiciera a las puertas y
pasando algunas
descortesas, Jpiter asi por los
gaznates a Anfitrin y ahogbale, si no
se metiera
entremedias Blefarn, al cual ponen
por juez, que determine cul dellos es
Anfitrin; y
odas y reconocidas las partes juzg
que entrambos lo eran.
ESCENA XI
Jpiter. Anfitrin. Sosia. Blefarn
JPITER: Quin arranc estas puertas
moviendo los quicios de su lugar?
Quin
alborot tanta gente tan gran rato

delante nuestra casa? Si yo le hallo,


con estas manos
teleboyanas, le sacrificar!
ANFITRIN: Ninguna cosa, como
suelen decir, me puede hoy suceder
bien! Dej a
Blefarn y a Sosia por topar con el
pariente de mi mujer Naucrates; no
hall a ste y
perd a los otros; ms all los veo, voy
me para ellos para ver si habr alguna
rienda de
que trabar.
SOSIA: Blefarn, aqul que sale de
casa es mi amo; ste que viene con
nosotros es el
hechicero.
BLEFARN: O Jpiter, qu cosa veo!
Este no es Anfitrin sino aquel, y si lo
es ste no
lo pude ser aqul, si no se hizo mellizo.
JPITER: Helo all Sosia con Blefarn:
llamarlos he. Sosia, acaba ya de venir
que me
muero de hambre!
SOSIA: No te lo dije yo que ste era el

hechicero? Seor, t ests hambriento y


yo harto
de bofetones y puadas; para ti me
voy!
ANFITRIN: All te vas, ladrn?
SOSIA: Anda, vete al infierno,
hechicero!
ANFITRIN: A m... hechicero! Pues
toma!
JPITER: Caminante, qu
descortesas son esas? Que hagas tu
mal al mo!
ANFITRIN: Tuyo?
JPITER: Mo!
ANFITRIN: Mientes!
JPITER: Sosia, vete dentro en tanto
que sacrifico a este y haz que se apareje
la comida!
SOSIA: Ya voy! Tan buena compaa
creo que har Anfitrin a Anfitrin,
como a m
Sosia me hice yo el otro Sosia. En tanto
que estos debaten, voyme a la cocina,
lavar
todos los platos.
JPITER: T me dices a m que

miento!
ANFITRIN: Digo que mientes,
deshonrador de mi mujer con engaos.
JPITER: Por esa razn deshonesta, te
arrastr por aqu asido por la garganta!
ANFITRIN: Ay, cuitado de m!
JPITER: Antes de agora debieras
excusarte de este trabajo!
ANFITRIN: Blefarn, socrreme!
BLEFARN: Parcense tanto que no s
a cul de ellos ayude, mas despartirlos
he en cuanto
pueda. Anfitrin no quieres agora
matar a Anfitrin? Uno por uno
rugote que le
sueltes la garganta!
JPITER: A ste llamas t Anfitrin?
BLEFARN: Por qu no? Un tiempo
sola ser uno, mas agora hzose de
mellizos el
parto; pues que t quieres ser el uno, l
tanbin en la figura no deja de ser el
otro. Entre
tanto, rugote que le dejes la garganta.
JPITER: Ya le dejo! Mas dime...
parcete a ti que es ste Anfitrin?

BLEFARN: Entrambos en verdad me


lo parecis.
ANFITRIN: O gran Jpiter, dnde
me robaste hoy mi figura! quirolo ver!
Eres t
Anfitrin?
JPITER: Niegaslo t?
ANFITRIN: Renigolo! Pues que en
Tebas, fuera de m, no hay otro
Anfitrin!
JPITER: Mas antes no hay otro sino
yo, y a ti Blefarn, hago juez.
BLEFARN: Yo lo probar si puedo
delante vosotros con seales. Rndete t
primero a lo
que yo preguntar.
ANFITRIN: Plceme.
BLEFARN: Antes que se comenzase
la batalla con los teleboyanos, qu me
mandaste?
ANFITRIN: Que aparejado el navo
estuvieseres con cuidado arrimado al
gobernalle.
JPITER: Para que si los nuestros
huyesen, me pudiese all retraer en
salvo.

ANFITRIN: Item, otra cosa te mand:


que se guardase la bolsa de los dineros,
qu
monedas iban en ella?
BLEFARN: Calla si quisieres, que eso
mo es de preguntar; sabes t el
nmero de la
moneda?
JPITER: Cuarenta talentos atenienses.
BLEFARN: Este bien por orden lo
cuenta! Y t sabes cuntos filipeos
eran?
ANFITRIN: Dos mil filipeos y dos
tantos bolos.
BLEFARN: Entrambos estn bien en
el negocio; dentro, en el bolsn, deba
estar
encerrado el uno dellos.
JPITER: Mira ac si quieres! Con
esta diestra, como sabes, yo mat al rey
Terela y le
quit el despojo, y la copa con que l
sola beber truje en la cestilla, y la
empresent a
mi mujer con la cual hoy me ba y
sacrifiqu y me acost.

ANFITRIN: Guay de orejas que tal


oyen! Apenas estoy bien despierto;
ciertamente
velando duermo y despierto sueo y
sano me muero. Yo soy aquel mismo
Anfitrin
nieto de Gorgofn, capitn general de
los tebanos, amigo del rey Creonte;
vencedor de
los teleboyanos, con gran virtud
guerrera venc al rey, y por fuerza
darmas desbarat a
los acarnates y a los tafios y les deje por
gobernador a Cefalo, hijo del gran
Deyoneo.
JPITER: Yo, los enemigos ladrones
por fuerza y por batalla los quebrant,
que haba
muerto a Electrin, hermano de mi
mujer y destruido a Etolia y Acaya y
Offside,
andando como cosarios por [los] mares
Jonio y Egeo y Crtico.
ANFITRIN: O, inmortales dioses, ya
no me creo a m mismo! As habla este
por orden

todas las cosas que han pasado.


BLEFARN: Mira, una cosa queda por
hacer: si esta es, sbete que eres dos
anfitriones.
JPITER: Ya te entiendo, quieres
preguntar de la herida que me hizo
Terela.
BLEFARN: Eso mismo en verdad!
ANFITRIN: Bien preguntas, mrala!,
ctala aqu!
JPITER: Mramela aqu!
BLEFARN: Verla quiero. O alto
Jpiter, qu cosa veo! A cada uno dellos
en el muslo
del brazo derecho, en un mismo lugar,
con la misma seal que al comienzo
tuvo, parece
una cicatriz bermejuela amarilleja.
Cense las razones y el juicio
enmudece. No s que
me diga.
Blefarn los deja y se va del convite
muerto de hambre. Anfitrin queda en
la calle
deplorando su tribulacin y amenaza a
los hombres y a los dioses.

ESCENA XII
Blefarn. Anfitrin. Jpiter.
BLEFARN: Vosotros all os aven,
yo me voy, que tengo negocios! Yo
jams, no me
acuerdo en parte alguna haber visto tan
grandes maravillas!
ANFITRIN: Blefarn! rugote que
ests aqu por mi abogado, o que no te
vayas!
BLEFARN: Qudate a Dios! Qu
menester so yo aqu por abogado?
JPITER: Yo me voy daqu all
dentro, que Alcmena est de parto.
ANFITRIN: Muerto soy
desventurado de m!, qu har? A
quien ya los abogados y los amigos
desamparan! Nunca, por la casa de
Apolo, este que burl de m se me ir
sin venganza, quien quiera que sea!
Porque ya me ir camino derecho al rey,
y todo lo que ha pasado le dir. Yo me
vengar hoy daquel hechicero de
Thesalia que perversamente ha

perturbado el entendimiento de toda


nuestra familia; mas... a dnde est?
Por Dios, creo que se entr a mi mujer!
cul otro vive hoy en Tebas ms
malaventurado que yo!, que har? a
quien todos los mortales desconocen y
escarnecen como les place. Cierto sea,
moza o mozo; sea mujer o adltero; sea
padre o abuelo,
cualquiera que vea en casa le cortar la
cabeza. Que Jpiter ni todos los dioses
no me lo quitarn, aunque quieran, para
que no haga esto como lo pienso. Ya me
voy por toda la casa.
Bromia, sierva de Alcmena, sale
espantada de las cosas que vio y top
con Anfitrin
que estaba a la puerta de casa
amortecido y contole todo lo que
acaeci cuando
Alcmena para y desengale de todo
lo pasado.
ESCENA XIII
Bromia, sierva. Anfitrin.

BROMIA: Las esperanzas y los


esfuerzos de mi vida yacen sepultados
en mi pecho. Ya
no tengo confianza en el corazn para
que no le pierda; as me parece que me
persiguen
ya todas las cosas: el mar, la tierra y el
cielo para deshacerme, para matarme.
O, desventurada de m! No s qu me
haga! Tan grandes maravillas son
hechas hoy en nuestra casa! Ay triste
de m! Desmyome! Agua querra;
murome! deshgome! La cabeza me
duele. No oyo ni veo de mis ojos; ni hay
tan triste hembra en el mundo como yo,
ni se ver jams otra alguna. Esto es lo
que hoy aconteci a mi seora: que
luego, como se puso a parir, un gran
estrpito, gran ruido, gran sonido, gran
trueno spitamente muy presto y muy
recio tron. Cada aquel adonde estaba
all, se cay
amortecido con aqul estruendo. En
esto, no s quin, a grandes voces dijo:
Alcmena, socorrida eres, no temas!
Para ti y para los tuyos viene favorable

el seor
de los cielos!, y dijo: levantaos los
que espantados de m caistes con el gran
miedo!
Yo, como estaba echada, levantme; y
pens que ardan las casas, tan gran
resplandor
haba en ellas! Entonces me llam
Alcmena. Ya otra vez estaba yo
espantada de aquella
gran claridad; mas por el miedo que
tena mi seora, dej el mo y
levantme; y corr a
saber lo que quiere; vela como daquel
parto parido dos nios, y no lo sinti
persona de
nosotras cuando ella pari ni lo
habamos visto. Mas qu es esto? Qu
viejo es ste
que est aqu tendido ante nuestra
puerta? Si quiz le hiri Jpiter! Yo lo
creo por la
casa de Apolo! Porque O, gran Jpiter,
sin aliento est como si fuese muerto!
Quiero
llegar a conoscelle quien quiera que sea.

Este Anfitrin es por cierto! Anfitrin!


ANFITRIN: Murome!
BROMIA: Levntate!
ANFITRIN: Voyme a morir!
BROMIA: Dame la mano.
ANFITRIN: Quin me tiene?
BROMIA: Tu criada Bromia.
ANFITRIN: Todo estoy medroso, as
me espant Jpiter. Estoy ni ms ni
menos como si
saliese de la sepultura; mas t, a qu
saliste ac fuera?
BROMIA: Otro tal miedo como el tuyo
nos ha echado fuera espantadas! En
estas casas
do t moras grandes milagros he visto.
Ay, cuitada de mi, Anfitrin, que an
agora me
falta el nimo!
ANFITRIN: Despacha, declrame
eso! Concesme que soy tu seor
Anfitrin.
BROMIA: Conzcote seor!
ANFITRIN: Mrame bien!
BROMIA:Ya lo veo.
ANFITRIN: Torname a mirar!

BROMIA: Bien sabido lo tengo!


ANFITRIN: De toda mi gente, sola
esta moza est vestida de carne humana.
Todos los
otros son fantasmas.
BROMIA: Mas antes seor, todos estn
sanos y libres por cierto.
ANFITRIN: Pero mi mujer me hace a
m loco con sus feas obras.
BROMIA: Mas antes yo te har
Anfitrin, que t mismo digas otra cosa,
y porque sepas
que tu mujer es santa y honesta. Yo
mostrar sobre ello seales y
argumentos en pocas
palabras. Ante todas cosas has de saber
que Alcmena pari dos hijos mellizos.
ANFITRIN: Mellizos!
BROMIA: Mellizos.
ANFITRIN: Los dioses andan
conmigo!
BROMIA: Djame decir, porque sepas,
como todos los dioses son favorables a
ti y a tu
mujer.
ANFITRIN: Habla!

BROMIA: Despus que tu mujer


comenz a parir, cuando suelen a las
que paren venir los
dolores del vientre, ella invoca los
dioses inmortales que le ayuden, esto
deca con las
manos lavadas y la cabeza cubierta. All
luego comenz a tornar con gran
sonido;
ANFITRIN: Rugote que acabes
presto tu razn, desque hayas bien
burlado de m, y
dime qu se hizo despus de eso.
BROMIA: En tanto que estas cosas as
pasaban, ninguna de nosotras oy a tu
mujer que
llorase ni gimiese; as verdaderamente
pari sin dolor.
ANFITRIN: Ya deso me alegro cuanto
quiera que me lo haya mal merecido.
BROMIA: Deja hora eso y paramientes
a lo que te dir; desque pari los nios,
mandnos
que los basemos, y allegndonos a
ellos tommoslos, mas aquel nio que
yo lav es

muy grande, y de gran fuerza que no


haba quin pudiese envolvelle en la
cuna.
ANFITRIN: Grandes maravillas me
cuentas! Si esto es verdad, por dicho me
tengo que
mi mujer fue socorrida del cielo.
BROMIA: Yo har que digas que son
mayores maravillas! Despus que fue
echado en la
cuna cada uno de los nios, vienen
volando abajo, al patio, dos grandes
serpientes con
sus crestas y luego entrambas levantan
sus cabezas.
ANFITRIN: Ay, cuitado de m!
BROMIA: No hayas miedo. Mas las
sierpes echan los ojos a todos en torno,
y desque
vieron los nios, vanse luego a las
cunas; y procuraba de llevar las cunas a
la cmara y
trelas hora ac hora acull, temiendo el
peligro de los nios y el mo. Y cuanto
yo ms
haca esto, tanto con mayor presteza nos

perseguan las sierpes. Desque el otro


nio
grandecillo que te dije vio las sierpes,
tomlas muy presto con sus manos, con
cada
mano apret la suya saltando
ligeramente de la cuna y arremetiendo
derecho a ellas con
gran mpetu.
ANFITRIN: Maravillas me dices!
Muy espantosa hazaa me has contado,
aun
oyndotela decir se me enerizan los
miembros! Habla ms adelante ques lo
que despus
acaeci.
BROMIA: El nio mat entrambas las
sierpes. En cuanto esto se haca llam a
tu mujer
con voz alta y clara.
ANFITRIN: Quin?
BROMIA: El muy alto emperador de
los dioses y de los hombres, Jpiter, el
cual dijo que
sola echarse con Alcmena secretamente
en su cama, y que aqul nio que venci

las
sierpes es hijo suyo. El otro nio dice
que es tuyo.
ANFITRIN: Par Dios, que no me
pesa de partir con Jpiter los bienes por
medio!
Entra en casa y manda que luego se me
aparejen los vasos limpios para pedir al
muy
alto Jpiter la paz con muchos
sacrificios. Y llamar al adivino
Tyresas y tomar su
consejo, qu es lo que le parece que se
debe hacer contndole todo el negocio
como ha
pasado. Mas... qu es esto que tan
reciamente tron? O dioses, a vosotros
me
encomiendo!
Hcense las paces entre Jpiter y
Anfitrin y vyase el diablo para ruin.
ESCENA XIV
Jpiter. Anfitrin.
JPITER: Ten buen corazn. Yo vengo

en tu ayuda, Anfitrin, para ti y para los


tuyos. No hay
cosa que debas temer. Los adevinos y
agoreros djalos todos. Lo que ha de ser
y lo que
es pasado yo te lo dir mejor que todos
ellos porque soy Jpiter. Lo primero que
has de
saber es que yo tom prestado para m
el cuerpo de Alcmena, y daquel
ayuntamiento la
hice preada de un hijo; y t asimismo
la heciste preada cuando te partiste al
ejrcito.
De un parido ha parido juntamente
entrambos nios: el uno dellos que fue
concebido de
nuestra simiente te investir de inmortal
gloria. T trnate con Alcmena, tu
mujer, en
el antigua gracia; que no te mereci por
donde le acuses de maldad pues mi
fuerza la
forz a hacer lo que hizo. Yo me paso al
cielo.
ANFITRIN: Yo lo har as como lo

mandas. Rugote que guardes lo que


has prometido,
voyme adentro para mi mujer y dejar
de llamar al viejo Tyresias.
ANFITRIN: Alcmena!, perdname!
Yo no conozco que err en acusarte tan
impacientemente hasta que con ms
acuerdo y menos pasin se pesquisara la
verdad.
Alcmena: Yo te perdono mi marido,
porque el mucho amor que me tienes te
turb el
juicio y te hizo perder la paciencia; que
bueno estaba de conocer que yo te
hiciera
maldad, que te cubriera lo que t no
sabas, pues que no me lo preguntabas.
ANFITRIN: No puede guiar por razn
la cosa, el que est del todo fuera de
razn en
ella. No creas mujer, que hay en los
gneros de las locuras otra locura tan
grande como
la del celoso, que no solamente desvara
segn la razn, mas tanbin los sentidos
le

mienten; porque cuanto ve y cuanto


oye, aunque sea muy lejos daquel
propsito, todo lo
reduce y lo aplica a su pasin para
confirmar con ello la mala opinin que
tiene de la
cosa amada.
Alcmena: No pensaba yo que tan gran
locura era la de los celos.
ANFITRIN: Mira mujer, qu tan
grande es, que se hace de tres locuras
muy capitales.
Alcmena: De cules?
ANFITRIN: De ira y miedo y amor.
Cualquiera destas por s hace perder el
seso; mira
qu harn todas juntas!
Alcmena: Pues agora marido ests ya
libre.
ANFITRIN: S, por cierto. Que yo te
tengo por muy buena y honesta mujer.
Alcmena: No me contento con que
solamente me relieves de la opinin
pasada, mas
quiero tanbin que tengas de m gran
confianza para delante.

ANFITRIN: S tengo en verdad, y


siempre la tuve antes dagora.
Alcmena: Agora la debes tener mayor
que nunca, porque si Jpiter no
conociera en
m gran castidad y lealtad conyugal no
hubiera menester tomar tu forma para
que yo le
recibiese en mi casa, antes viniera en la
propia suya, pues que es Dios y lo
manda todo y
lo puede. Mas l conoci que era mayor
mi castidad que su poder, y que si no
fuera
engandome contigo de otra manera,
no pudiera conseguir en m lo que l
deseaba.
ANFITRIN: Por malo que yo fuese,
no podra negarte lo que dices. Yo tengo
bien
conocida la mujer que tengo; y de aqu
adelante, no como a mujer y compaera
ma,
mas como a diosa y gobernadora de mi
vida, maestra de toda virtud y ejemplo
della

entiendo honrarte y estimarte en cuanto


yo viviere.
Alcmena: Jpiter y todos los dioses te
sean favorables, porque puedas muchos
aos
cumplir lo que has prometido.
SOSIA: Mejor harades en haber placer
el uno con el otro, que bien lo habis
menester,
que no en gastar el tiempo todo en
palabras.
Alcmena: Sosia, parcete agora que
andaba yo preada de hijo y no de
locura como
t dicas?
SOSIA: Seora, t decas verdad, yo era
el mentiroso; mas otra cosa me parece
agora: no
s si estoy tanbin engaado.
Alcmena: Qu cosa es?
SOSIA: Parceme que la mejor librada
de todo este juego has sido t.
Alcmena: Por qu?
SOSIA: Porque has gozado de dos
Anfitriones a pierna tendida, y el uno
dellos tal que

vale por ciento.


Alcmena: Anfitrin! Por qu no
mandas a este bellaco que calle, que me
ha hecho
venir muy gran vergenza?
ANFITRIN: Por qu no callas,
ladrn! An no ests escarmentado?
SOSIA: Anfitrin, aunque me mates no
callar una cosa!
ANFITRIN: Dila ya, bellaco!
SOSIA: Seor, si tu has de cumplir con
mi ama por la medida de Jpiter, gran
trabajo
tienes!
ANFITRIN: Por qu?
Alcmena: Cllate, malvado, no digas
ms!
ANFITRIN: Djale decir, mujer,
porque no lo vaya a decir a la calle. D
por qu, Sosia.
SOSIA: Porque los dioses tienen recios
los lomos, y nunca cansan los
inmortales.
ANFITRIN: Ha, ha, ha!
Alcmena: Holgars seor, que has
hecho a este bellaco que me pierda del

todo la
vergenza. Bromia, dale azotes porque
no quiere callar!
SOSIA: Mejor haras Bromia, en darme
otra cosa, que no lo que te manda mi
ama.
BROMIA: Qu otra cosa quieres que
te de? Que todo lo mereces t!
SOSIA: Querra que me besases.
BROMIA: S, har cierto; mas no ha de
ser en la boca, que la tienes muy
deshonesta y
sucia.
SOSIA: Pues dnde?
BROMIA: En las quijadas y en el
pescuezo, que lo tienes todo consagrado
con las
puadas y bofetones de Mercurio.
Alcmena: Hi, hi, hi!
SOSIA: Rieste seora porque me
quebrant Mercurio las muelas por tu
causa! Y t
Bromia, pues que eres tan devota de
Mercurio, si l me diera de nalgadas
tanbin me
besars all?

TESALA: All te besar ella de mejor


gana que en el rostro.
SOSIA: Por qu, hermosa?
TESALA: Porque no hay cosa que t
puedas tener que tan fea ni tan sucia
como esta cara
de ahorcado que tienes.
SOSIA: Pues otros armios he visto yo
tan limpios y tan lindos como t.
TESALA: Esa ventaja me llevas por
haber andado muchas tierras, que yo por
cierto no he
visto otro puerco tan puerco, ni tan feo
como t.
SOSIA: Si no fueras mujer... yo te
hiciera conocer qu mientes!
BROMIA: Guarte dl, Tesala, que es
muy esforzado.
TESALA: Qu sabes t?
BROMIA: S se en verdad que l
mismo me cont cmo en la batalla hizo
un gran
vertimiento de sangre.
TESALA: En qu manera?
BROMIA: Djome que mientras los
otros peleaban en toda la furia de la

batalla, estaba en
la tienda de Anfitrin con un gran jarro
de vino puro a los pechos. Y que
Mercurio lo
acert todo como si l mismo fuera.
TESALA: Y cundo hablo Mercurio
en eso?
BROMIA: Cuando le hizo aquellos
lunares por el rostro.
TESALA: O, ilustre varn!
SOSIA: Para sobre el convite que me
dio Mercurio, buena fruta es sta que
me dan las
damas, tal salud les de Jpiter! Y os
prometo si no furades mujeres que yo
os mostrara
qu tan cobarde soy.
BROMIA: No somos sino hombres, por
eso levanta da bellaco, veamos quin
eres!
Tesala, tnle t por los pies!
TESALA: Dale t, Bromia, que yo he
asco!
SOSIA: Anfitrin, socrreme que me
matan estas malas mujeres!
ANFITRIN: T lo has merecido en

hablar fieros con ellas!, que se les


entiende
cualquiera ruindad.
SOSIA: Dejadme en reverencia de
Apolo, que estoy quebrantado por mil
partes!
TESALA: Ten buen corazn! Que ay
donde te da Bromia no ests
quebrantado.
Alcmena: Bromia, t no has asco en
dar nalgadas a tan gran bellaco? Avsote
que no
me des de comer esta semana.
SOSIA: Anfitrin, cata que me matan!
A ti me encomiendo!
ANFITRIN: Bromia, djale por amor
de m que otra vez lo acabar de pagar!
BROMIA: Djole por tu mandado!
Mal te haga Jpiter, que tan cansada
me dejas y tan
sucia! Cortar quiero esta mano que ya
daqui adelante no ser de provecho!
Alcmena: Bienaventuradas seis
vosotras, mis criadas, que tanto placer
me habis
hecho! Hora Anfitrin, mndales que

sean amigos y aparjase la comida.


ANFITRIN: Hgase luego! Sosia,
demndales perdn por las injurias que
les heciste.
SOSIA: Demndoles perdn, porque te
den luego a ti de comer que has hambre,
y a m
de beber que perezco de sed.
BROMIA: Vamos volando!
TESALA: Anda t delante.
SOSIA: No me quedar yo alabando a
lo menos de esta boda de Jpiter si mal
provecho le
haga a l y an a Mercurio su hijo,
tambin porque es muy diligente; pues
yo les mando
mal ao segn las maas de Juno, o ella
no usar de lo que suele.
Alcmena: Ay, cuitada de m! que de esa
tengo yo muy gran miedo y vergenza,
mas
ella sabe que yo soy sin culpa, que si no
lo supiera tres sierpes enviara: las dos
contra
los nios y la tercera contra m.
ANFITRIN: Ta, ta... dices que las

sierpes que volaron al patio, vinieron


por mandado
de Juno?
Alcmena: Pues quin sino Juno las
envi? Y quin sino Jpiter defendi
los nios?
ANFITRIN: En qu manera?
Alcmena: Porque el nio fuerte a quien
Jpiter puso por nombre Hrcules, les
mat
en virtud de su padre.
ANFITRIN: As lo creo yo, que
otramente no bastar fuerza humana
contra la ira de
Juno. Mas djame Alcmena ver luego
los nios, y las otras maravillas que hoy
son hechas en casa.
Alcmena: No ha de ser hasta despus
que hayas comido, porque lo veas con
mayor
espacio.
ANFITRIN: Buen consejo me das!
As lo quiero hacer.
Aqu se acaba la comedia de
Anfitrin. Deo Gracias.

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