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184 DI LOGOS

i
respect ivamente, nos ha sido de mucha utilidad la de U.
Galli, Platone. JI simposio, Tu tfn, 1935.
De las t raducciones espaolas del Banquete, la mejor
con mucha di fere ncia es la de lo Gil. Platn. El Banquete.
Fedon, Fedro, Guadarra ma. Madrid, 1969, reimpresa aho-
ra en Plafn. El Banquete. Feaon, Planeta, Barcelona, 1982.
con una nueva y excelente introduccin. Otras versiones
espa olas dignas de mencin son las de J . D. Garca Bac-
ca, Obras completas de Platn. Banquete. In, U.N.A.M.,
Mxico. 1944, y la de M. Sacristn, Plafn. El Banquete.
Barcelona. 1982. De las trad ucciones a otros idiomas he-
mos manejado las alemanas de Fr. Schleiermacher, Pla-
Ion. Siimrfiche Werke. vol. 2, Rowoblt . Hamburgo, 1957,
y la de O. Apclt-A. Capelle citada en la n. 41; las france-
sas de L. Robn, Piaron. Le Banquet, Les Belles Lertres,
J976
1
, y la de F. Chambry , PIaron. Le Banquet,
Phdre, Gamer-Flammaron, Pars, 1964; y la inglesa de
W. Hami lton, Plato. The Symposium. Penguin Books, lon-
dr es, reimpr. 1976.
BIBLlOG RAFiA
Los trabajos ms importa ntes en relacin con el Ban-
quete los cit amos en nuestras notas a pie de pgina . Para
el resto de la bibliogra ffa puede acud irse a la obra de W.
K. C. Gut hrie citada en la n. 15, pgs. 562-581, as como
a la recop ilacin de L. Brisson, Plato n 1958-1975.), en
la revista Lustrum 20 (1977), 5-304, Y al libro el e R. D.
Mckir ahan, Plato and Sacrates. A Comprehensive Biblia-
grap hy, N. Yor k-Lond res, 1978.
M. MARTNEZ HERNNDEZ
BANQUETE
APOtaDORO, AMIGO
ApOLODORO. - Me parece que sobre lo que preguntis 172s
estoy preparado. Pues precisamente anteayer suba a la ciu-
dad desde mi casa de FaJero 1 cuando uno de mis con oci-
dos, divisndome por detrs, me llam desde lejos y, bro-
meando 1 a la \'ez que me llamaba, dijo:
- Eh! , t , falerense, Apolodoro, esprame.
Yo me detuve y le espere. Entonces l me dijo:
-Apolodoro, j ustamente hace poco te andaba buscan-
do, porque quiero informar me con detalle de la reunin
ma ntenida por Agat n , Scrates, Alcibiadcs y los ot ros que
entonces estuvieron presentes en el banquete, y o r cules b
fueron sus discursos sobre el amor. De hecho, otro que
lo.. haba odo de Fnix 3, el hijo de Filipo, me los cont
1 El ms ant iguo de los tres puert os de Atenas, a unos 4 Km. de
la d uda d. en la costa oriental del Pireo; era a hI. vez uno de los 170
demos del tica. de donde era oriundo Apolodoro, el narrador del dilogo.
Z La broma e-st en la manera en que es interpelado Apclod oro, con
empleo de la frm ula oficial, usada en cer...mentas y tribunales de justi-
cia, a base del nombr e de persona en nominat ivo y <le la mencin de
su demo.
1 Personaje desconocido . que muy bien pudiera ser un nombre ficti-
cio. H. THIiSLEfF, The lute rrelation and Dat e of the of Plato
/
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y afirm que tambi n t los conocas, pero, en realidad,
no supo decirme nada con claridad. As, pues , cuntame-
los t , ya que eres el ms idneo para informar de los
discursos de tu amigo . Pero - cont inu- ant es dime, es-
t uviste t mismo en esa reunin o no?
y yo le respond:
-Evidentemente parece que tu info rmador no te ha
contado nada con claridad, si piensas que esa reuni n por
e la que preguntas ha tenido lugar tan recient emente como
para que tambin yo haya podido estar presente.
- As, en efecto , lo pens yo -c-dijo.
- Pero cmo - le dije- pudiste pensar eso, Glaucn 4?
No sabes que, desde hace muchos aos , Agatn no ha
estado aqu 5, en la ciudad, y que an no han transcurrido
tr es aos desde que estoy con Scrates y me pro pongo ca
da da saber lo que dice o hace? Antes daba vueltas de un
173" sitio a otr o al azar y, pese a creer que haca algo impor-
t ante, era ms desgraciado que cualqui er otro, no menos
que t ahora, que piensas que es necesario hacer t odo rne-
nos filosofar.
and Xenophon, BICS 25 (1978), 168, ap unta la idea de que su padre
FiJipo tenga algo que ver con el Filipo que aparece en el Banquete de
Jenofonte.
4 No se sabe , ciertamen te, quin puede ser este personaje. Algunos
piensa n que se trat a del hermano de Platn que encontramos en la Rep-
blica, pero la ignorancia e ingenuidad que demuestra hace pensar, ms
bien, que se trate, simplemente, de un homnimo del hermano de Platn.
El despiste cronol gico en que incurre nos indica que es un croni sta poco
serio que no se fija en los verdaderos propsitos e intenciones de Scra-
tes. Otro Glaucn, padre de Carmde s, aparece mencionado en 222b.
5 Por Aarsr s....NEs, Ran. 83 ss. sabemos que Agatn se haba ausen-
tado de Atena s y habfa marchado a la corte de Arquclao, rey de Macedo-
nia, hacia el 405 a . C.
-No te burles - dijo- y dime cundo tuvo lugar la
reunin sa.
- Cuando ramos t odava nios - le dije yo- y Aga-
tn triunf con su prime ra tragedi a, al da siguiente de
cuando l y los coreu tas celebraron el sacrificio por su vic-
toria.
- Entonces - dijo-, hace mucho tiempo, segn pare-
ce. Pero, quin te la cont? Acaso, Scra tes en persona? b
- No, [por Zeus! -c-dije yo- , sino el mismo que se
la cont a Fnix. Fue un tal Aristodemo, natural de Cida-
6, un hombre bajito , que estuvo
present e en la reunin y era uno de los mayor es admirado-
res de Scrates de aquell a poca. segn me par ece. Sin em-
bargo , despus he pregunt ado tambin a Scrates algunas
de las cosas que le o a Ari stodemo y estaba de acuerdo
conmigo en que fueron tal como ste me las cont.
- Por qu, entonces -c-dijo Gla ucn- no me las cuen-
tas t? Adems, el camino que conduc e a la ciudad es muy
aprop iado para hablar y escuchar mientras andamos.
As, mientras bamos caminando hablbamos sobre ello,
de suerte que, como dije al principio, no me encuentro
sin preparacin. Si es menester, pues , que os 10 cuente e
tambin a vosot ros , tendr que hacerlo. Por -10 dems, cuan-
do hago yo mismo discursos filosficos o cua ndo se los
oigo a ot ros, aparte de creer que saco provecho, tambin
yo disfruto enormemente. Pero cuando oigo otros , espe-
cialmente los vuestros, los de los ricos y hombres de nego-
cios , personalmente me aburro y siento compasin por vo-
souos, mis amigos, porque creis hacer algo importante
cuand o en realidad no estis haciendo nada. Posiblemente d
vosotros, por el contrario, pensis que soy un desgraciado,
6 Otro de los dt'l110 S de Atenas del que era oriundo tambin Aristfaoes.
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y creo que tenis razn; pero yo no es que lo crea de voso-
tros, sino que s muy bien que lo sois.
AMiGO. - Siempre eres el mismo, Apolodoro, pues
siemp re hablas mal de ti y de los dems, y me parece que,
excepto a Scrates, cons ideras unos desgraciados abso luta-
mente a todos. empezando por ti mismo. De dnde reci-
biste el sobrenombre de blando 7, yo no lo s, pues en
tus palabras siempre eres as y te irrita s cont igo mismo
y con los dems, salvo con Scra tes .
e ApOL. - Queridisimo amigo, realment e est claro que,
al pensar as sobre m mismo y sobre vosotros , resulto un
loco y deliro .
AM. .,...- No vale la pena, Apolodoro, discut ir ahora so-
bre esto. Pero lo que te hemos pedido, no lo hagas de
ot ra manera y cuntanos cules fueron los discursos.
Aecr. . - Pues bien, fueron ms o menos los siguien-
tes. .. Pero, mejor, intent ar controslos desde el principio,
174a como Aristodemo los cont.
Me dij o, en efecto, Aristodemo que se haba tropezado
con Scrates, lavad o y con las sandalias puestas, lo cual
1 Seguimos la lectur a de las ediciones de Burnet y Robin y la interpre-
tacin de la edicin de Dover, ya que malaks (blando, tierno, impresio-
nable) va muy bien con el carcter de Apolodoro, quien, en la muerte
de Sc rates, sorprende a todos con un desesperado llanto (ef. Fedn l 17d).
No no, parece que haya razones convincentes para aceptar la otra va ran -
te, manacos (loco, mani tico), que pudo haberse int roducido en algunos
MSS. por influencia del ver bo matnomai de cuatro lneas ms abajo .
De todas maneras, edito res, traductores e intrpretes de este pasaje se
muestr an divididos entre una u otra vari ante. Sobre la cuestin, v ansc,
ent re otros, los siguientes trabaj os: H . NEUMANN, On the madness of
Plato 's Ap oodorus, TAPhA 96 (1965) , 283-89: G. J . DE VIlIES, A
note on Plato Symp. 173d, Mn . 19 (1966),147, Y The phfosophasrcr's
Softness, ioia. , 22 (1969), 230-32; J . D. MORE, The philosopher's
frenzy, Mn. 22 (1969), 225230; J. H. S" EMP, The philosopher's frenzy,
tbtd., 23 (1970), 302-4.
ste hac a pocas veces, y que al pr eguntarle adnde iba
tan elegante le respondi:
- A la comi da en cas a de Agat n. Pues ayer logr es-
quivarlo en la celebracin de su victoria, hor rorizado por
la aglomeracin. Pero convine en que hoy hara acto de
presencia y sa es la razn por la que me he arreglado
as, par a ir elegante j unto a un ho mbre elegan te. Pero t,
dijo, querras ir al banquete sin ser invitado? b
y yo, dijo Aristodemo, le contest:
- Como t ordenes.
- Entonces sfgueme, dijo Scrates, para aniquilar el pro-
verbio cambindolo en el sent ido de que, despus de todo,
tambin <dos buenos van espont nea mente a las comidas
de los bueno s 8. Homero, ciertament e, par ece no slo ha-
ber aniquilado este proverbio, sino tambin haberse burla-
do de l, ya que al hacer a Agame nn un hombre ext ra or-
dinariamente valiente en los asuntos de la guerr a y a
Menelao un blando guerrero 9, cuando Agamenn es- e
taba celebrando un sacrificio y ofreciendo un banquete ,
hizo venir a Mene1ao al festn sin ser invitado, l que era
peor, al ban quete del mejor.
Al o r esto, me dijo Aristodemo que respondi:
- Pues t al vez yo, que soy un mediocre, corr er el ries-
go tambin , no como t dices, Scrates, sino como dice
Homero, de ir sin ser invit ado a la comida de un hombre
La forma ori ginari a de este proverbio ha sido muy discutida . Pa ra
los detalles de sus diversas transformaciones, vase el comentario de est e
pasaje en la edicin de Dover y el trabaj o de A. AI.LEN, Ptato's prover -
bial perversin , Hermes 102 (1974), 506-7.
9 No es, precisament e, HOMBRO el que califica as a Menelao, sino
Apolo, quien, en JI. XVII 587-8, intenta hacer volver a Hctor al comba-
te. Los griegos, cuando citaban, raras veces especificaban el contexto exacto
en ei que se decan tales o cuales palabras.
190 DI LOGOS BANQUETE 191
sabio. Mira, pues, si me llevas, qu vas a decir en tu de-
fensa, puesto que yo, ten por cierto . no voy a reconocer
d haber ido sin invitacin . sino invitado por ti.
-c-e.luntos los dos -dijo- marchando por el camino 10
delibera remos lo que vamos a decir. Vayamos, pues.
Tal fue. ms o menos -cont Aristodemo-, el dilo-
go que sostuvieron cuando se pusieron en marcha. Ent on-
ces Scrates. concentrando de alguna manera el pensamiento
en s mismo 11. se qued rezagado durante el camino y
como aqul le esperara. le mand seguir adelante. Cuando
estuvo en la casa de Aga r n, se encontr la puert a abierta
y dijo que all le sucedi algo gracioso 12. Del interior de
10 cr. HOJ.u,J; o. U. X 224. Platn altera aqu el texto homrico que
se cila tambi n en Prot. 348d cor rectamente .
" Primera mencin del esta do de rC'COgimiemo usual mente praclica-
do por Scrates, pa rod iado por ARlSrt AlIiU en LAs Nubes 634, que en
este dilogo tiene panicular importancia (cr.. tambin, 175a, b, 22Oc-d;
Fed. 84c, 95c, etc.). Frerne a testimonios sin duda exager ados qu e ha blan
de :uasis soc rticos de di as enteros, la meditacin extatica de Scrat es
cuando se dirigia a la casa de: Agatn suele considerarse hist rica . J .
N. F!NDLAY . PIulO. The Writl en and Unwritlen Doctri nes, Londr es, 1974,
pgina 145, cree que, en e<,ta meduacin, Scrates se concentr ar a en
la idc:a de la Ikllez.a en s de la que luego iba a hab lar . De: ah que
autores co mo N . 1. BoUSSOULAS, ...Dmon Socrauque et ros crateur
dans le Panque! de Plat n.. , lIelJeniro 25 (1972), 56-77, esp. pg. 58,
vean en este inciden te la clave de toda la co nstrucci n metafsica del
dilogo... Para una informacin genera l sobre este tipo de meditacin
socrtica. vase A. J. I' ESfUGtERli, Contemptet on el ve contempat ve
selan Ptomn, Pars, 1936, reimp. 1967, p gs. 69 y sigs. , y J . L!IOIlOERIE,
Le dialogue ptoton cien de /0 metunt, Pa ns, 1978, pgs . 175-178. Sob re
la int erpretacin de este fen meno socrtico entendido err neament e co-
mo cat alepsia, sonambulismo, etc.. cf. A. TOVAIl., Vida de S crat es, Ma-
drid, 1%6, pgs. 107-8.
La graci a est en que Aristodcmo, que no babia sido invitado',
se3 e_s.olo. _.en la puerta sin Sc; i les, ,el invitad o .
la easa sali a su encuentro de inmediato uno de los cscla-
vos que lo l lev a donde estaban recli nados los dems, sor-
prendindol es cuando estaban ya a punto de comer, Y ape-
nas lo vio Agatn, le dijo:
- Aristodemo, llegas a tiempo para comer con noso-
tros, Pero si has venido po r alguna otra razn , djalo para
otro momento, pues tambin ayer te anduve buscando pa -
ra invitar te y no me fue posible vert e. Pero, cmo no
nos traes a Scrates?
y yo -dijo Aristodemo- me vuelvo y veo que Scra-
tes no me sigue por ninguna parte . Entonces le dije qu e
yo rea lmente haba venido con Scrates, invitado por el
a comer all.
- Pues haces bien, dijo Agatn . Pero, dnde est Se-
crat es?
- Hasta hace un momento vena detrs de m y tam-
bin yo me pregunto dnde puede est ar . t?So
-Esclavo, orden Agatn, busca y tr ae aqu a Scra-
tes. Y t , Aristodemo, dijo, reclinate j unt o a Erix maco Il,
y cuando"el t esclavo le estaba lavand o - continu
Aristodemo- para qu e se acomodara, lleg otro esclavo
anunciando :
- El Scrates que decs se ha alejado y se ha quedado
plantado en el port al de los vecinos. Aunque le estoy Ha-
mando, no quiere entrar.
- Es un poco ext rao lo que dices, dijo Agat n. L1-
malo y no lo dejes escapar.
I J Los invitados a un banquete griego eran acomodados en una espe-
cie o ktinai , generalmente bipersonales. Sob re la discutida colo-
caci n de Aristodemo al lado de Eriximaco y su posterior desa paricin
de la serie de oradores, vase F. M ART N FERREIl.O, El puesto de Ari stc -
demo ent re los comensales y su desaparici n de la serie de oradores en
el Banquete de Plat n, CFe 5 (1973), 193-206.
192 D1LOUOS BANQUETE 193
b Entonces intervino Aristcdemo - segn cont-e, di-
ciendo:
-Oc ni nguna manera. Dejadle qu ieto, pues esto es una
de sus cos tumbres. A veces se aparta y se queda plantado
dondequ iera que se encuentre. Vendr enseguida, supon-
go. No le molestis y dej adle tra nquilo.
- Pues as debe hacerse, si te parece - me dijo Arista-
demo que respondi Agat n - . Pero a nosotros, a los
dems, servidnos la comida, esclavos. Poned libr ement e so-
bre la mesa lo que quer is. puesto que nadie os estar vigi-
lando, lo cual ja ms hasta hoy he hecho. As, pues, imagi-
nad ahora que yo y los dems , aqu present es, hemos sido
invitados a comer po r vosot ros y tratadnos con cuidado
e a fi n de que podamos elogiaras l .
Despus de esto -dijo Aristodemo- , se pusieron a co-
mer , pero Scrates no ent raba. Agat n orden en repet-
das ocasiones ir a buscarlo. pero Ari stodcmo no lo consen-
ta. Finalmente. lleg Scrates sin que. en contr a de su
cost umbre, hubiera tra nscurri do mucho tiempo, sino, ms
o menos, cuando estaba n en mitad de la comida. Ent onces
Agat n , que estaba reclinado solo en el ltimo ext remo,
me cont Aristodemo, dijo:
. - Aqu, Scrates, chate j unto a m , para que tambin
I
yo en con tact o cont igo goce de esa sabia idea que se te
d present en el pen al. Pues es evidente que la encontrast e
Este comportamiento inusual de Agaln con sus esclavos se ha in-
terpr etado co mo un gesto de $1.1 humani da d en un d a tan sealado para
l co mo la celebracin de su victoria teat ral. Segn lloVER (en su edicin
del di logo, pg. g4), Agat n COl! esta acti t ud hace simultneament e t res
cosas: picar el amor propio de sus esclavos; jactarse de que stos son
tan hbil es que no necesitan supervisin, y explotar el heeho tpico de
que sea lo que sea lo que se ordene, siempre se obtiene lo qu e hay en
la coci na y sirven lo! esclavos.
.
y la tienes. ya que, de ot ro modo. no te hubi eras retirado
ant es.
Scrates se sent y dijo:
-Estar a bien, Agat n, que la sabidura fue ra una co- (
sa de tal naturaleza que, al ponernos en contact o unos con
otros , fluyera de lo ms lleno a lo ms vaco de nosot ros,
como fluye el agua en las copas, a travs de un hi lo de
lana, de la ms llena a la ms vaca 15. Pues si la sabidu ra
se comporta tambin as, valoro muy alto el estar reclina -
do j unt o a ti , porque pienso que me llenara de tu mucha
y hermosa sa bidura. la ma , seguramente. es mediocre,
o incluso ilusoria como un sueo. mientras que la tuya
es brillante y capaz de mucho creci miento, dado que desde
tu juventud ha resplandec ido con tanto fulgor y se ha puesto
de manifiesto anteayer en presencia de ms de treinta mil
griegos como testigos 16.
-Eres un exagerado, Scr ates, contest Agatn. Mas
este litigio sobre la sabidura lo resolveremos t y yo un
poco ms tarde, y Dioniso 17 ser nuestro juez. Ahora, en
cambio, presta atencin primero a la comida.
IS De acuerdo con la aplicacin de la ley de capilaridad se puede ha-
cer pasar el agua de un vaso lleno a otr o vaco a tra vs de un hilo de
lana, cuyos extremos unen ambos vasos; el experi mento slo funciona
si el vaso lleno est a un nivel ms alto que el vacro. la idea de q ue
la comunicacin intelectua l pcdrfa etec ruarse po r contacto fsico era una \
encontramos tambin en el ditllogo I
pseuduplat nico Teeges BOdoe, y de la que hay huellas en el resto de
la literatura griega, espec ialmente en Homero , Esquilo y Euripides. Cf'.,
sobre el tema, D. TAJl. kANr , The touch of Socrares, CQ 8 ( 1958), 95-8.
1& Cifra evidentemente exagerada, pues 30.000 es el nu mero tradicio-
nal de ciudadanos atenienses a principios del s. IV a. C. , y en el teat ro
de Dioniso caban, aproximadamente, unos 18.000 espectadores . La cifra
de 30.000 era casi una expresin proverbial.
" Han llamado la atencin las abundantes referencias a Dloniso en
este dilogo, lo que estar a en relacin con el uso deliberado, por parle
- 13
194 DILOGOS BANQUETE 19.5
176<1 A continuacin -sigui contndome Aristodemo- ,
despus que Scrates se hubo reclinado y comieron l y
los dems, hicieron libaciones Y. t ras haber canta do a la
divinidad y haber hecho las otras cosas de cost umbre. se
ded icaron a la bebida 11. Entonces, Pausani as - dijo
Aristodcmo- empez a ha blar en los siguientes trminos:
-c-Bien, seores, de qu manera beberemos con mayor
comodidad? 19. En lo que a m se refiere, os puedo decir
Que me encuen tro francamente muy mal por la bebida de
ayer y necesito un respiro. Y pienso. que del mismo modo
la mayora de vosotros, ya que ayer estuvisteis tambin
presentes . Mirad, pues. de qu manera podramos beber
lo ms cmodo posible.
b -sa es - dijo entonces Ari st fanes-c- una buena idea ,
Pausanias, la de asegurarnos por lodos los medios un cier-
to placer para nuestra bebida, ya que ta mbin yo soy de
los Que ayer estuvieron hecho una sopa .
de Plat n, de materi ales )' t radiciones religiosas en la linea de las refor-
mas en este campo iniciadas por los poet as trgicos. Sobre la cuest in.
ef. J. P . ANTON. .. go me Dionysian re rere nces in the- Platonic dialogues.
el 58 (19621. 49-55. YD. SIOUl. Plaio's as Dionysian Festi-
vah QUCC. N. S. " (1980), 41-S(,.
.. Por varias fuentes antig uas sabe mos que en un banquet e anttgue
despus de la comida se proceda a la limpieza y ret irada de las mesas,
se distri buan coronas a los invitados, se hacian tres libaciones (a Zeus
Olmp ico, a los hroes y a Zeus Sal vador), se ent ona ba un pen o canto
de salu tacin en honor de Apoto y se pasaba a la bebida en comn,
servida por los esclavos.
La s continuas referencias al vino y a la bebida en general, as como
su importancia en este di togc. han sido muy bien anali zadas por G.
K. P W CIlMANN, Supporting Thcmes in the Symposium, en J. P. A NTON"
G. L. KUSTAS (ede.), Essays in Anc ent Grf'<'k Philosophy, Albany . 1971,
pgs. 328344, esp. pg. 331, y D. BABUT, Peintu re et dpassement de
la r aft dans le Ronque! de Plat n, REA 82 (\980), 529, esp. pg . 29,
Al orles - me dij o Aristodemo-, Erixmaco, el hijo
de Ac mcno, intervino diciendo :
- En verdad, decs bien, pero todava necesito or de
uno de vosotros en qu grad o de fortaleza se encuent ra
Agatn para beber.
- En ninguno - respondi ste-c-; tampoco yo me sien-
to fuerte.
-Sera un regalo de Hermes 20 , segn parece, para
nosotr os -continu Eriximaco-, no slo para m y pa ra <'
Aristodemo, sino tambin para Fedro y para stos, el que
vosot ros, los ms fuert es en beber, renunciis ahora, pues,
en verdad, nosot ros siempre somos flojos. Hago, en cam-
bio, una excepcin de Scrates, ya que es capaz de ambas
cosa s Cie'ooo que fedii-" lo mismo cua lquiera de las
dos que hagamos. En consecuencia, dado que me parece
que ninguno de los presentes est resuelto a beber mucho
vino. tal vez yo result ara menos desagradable si os dij era
la verdad sobre qu cosa es el embriagarse. En mi opi nin,
creo, en efect o, que est perfect amente comprobado por
la medicina que la emb riaguez es una cosa nociva para d
los hombres . As que, ni yo mismo quisiera de buen grado
beber demasiado, ni se lo aconsejar a a otro, sobre todo
cuando uno tiene todava resaca del da anterior.
- En realidad - me cont Aristodemo que dijo inte-
rru mpindole Fedro, natural de Mirrinunte- , yo, por mi
parte, te suelo obedecer, especialmente en las cosas que
dices sobre medicina; pero ahora, si deliberan bien, te obe-
decern ta mbin los dems.
10 El hallazgo inespera do de algo bueno se at ribuiu convencionalmen-
te al dios Hcrmes.
En la resistencia de Scra tes al vino y m capacidad para 11 0 em- t
nunc.a insiste tambi n Alcibiades en 214a y 220a. ct., igual -
mente, JENUFONTE, Banqu. 9 , 7 .- - -
196 DIALOGOS BANQUETE 197
\
Al or esto, todos estuvieron de acuerdo en celebrar la
reu.l)in no para emb riagarse, sino simplemente
bebiendo al gusto. de cada uno.
- Pues bien -dijo Erix.imaco-, ya que se ha decidid o
beber la cantidad que cada uno quiera y que nada sea for-
zoso . la siguiente cosa que propongo es dejar ma rchar a
la flaut ista 22 que acaba de entrar, que toque la flauta para
s misma o. si quiere. para las muj eres de ah dentro. y
que nosotros pasemos el tiempo de hoy en mutuos dlscur-
sos. y con qu clase de discursos. es lo que deseo expone-
ros, si queris.
17' '1 Todos afirmaron que queran y le exhortaron a que
.! hiciera su propuesta. Entonces- Eriximacc 'dijo:
- El pri ncipio d-e mi la Melanipa de
Eurlpidcs, pues no es mo el relat o) 23 que vaya decir,
sino de Fedro , aqu present e. Fedro , efect ivamente, me es-
t diciendo una y otra vez con 1mii
g
nacin: No es extra-
o, Erixmaco, que, mientras algunos otros dioses t ienen
himnos y peanes compuestos por los poetas, a Eros, en
cambio, que es un dios tan a nt iguo y tan impor;'i"te, ni
siquiera uno solo de tantos poetas que han existido le haya
b compuesto jams encomio alguno? u. y si quieres, por otro
n La representaci n de esclava s toca ndo la nauta en 1O!i banquet es
u f recuente en los vasos griegos, Est as pintu ras dan a entender lambin
q ue, cuando alguien estaba borracho, estas Ilautlstas actuaban ms como
pareja s sexuales qu e como acompa antes del ca nto (vase, al respect o .
la edi cin de DoVEK. pg . 87). En pror. J47c-d, Scrates afirma que
el alquiler de ruunsras en jos banquet es es propio de gentes ignora ntes
y sin formacin incapaces de sostener una co nversaci n.
u Melanipa , niela del centau ro Quirn , es la herona de dos piezas
perdidas de Eu ripides, La prudente Melanipa } Me/rmipa cauti va. La cita
pr ocede de la pr imera y es el comienzo de un discurso didc tico de la
herona sobr e el origen del mu ndo (cf'. EURlplOEs, fr. 484 N).
, 24 Po dra pens arse que hay aqu una exageraci n en las palabras .de
lado, reparar en los buenos sofistas, escriben en prosa elo-
gios de Heracles y de ot ros, como hace el magn fico Prdi-
co Pero esto, en realidad, no es tan sorprendente, pues
yo mismo me he encontrado ya con cierto libro de un sa-
bio en el Que apareca la sal con un admirable elogio por
su utilidad 26. Y otras cosas parecidas las puedes ver ele.
giadas en abundancia. Que se haya puesto tanto afn en e
semejantes cosas y que ningn hombre se haya at revido
hasta el da de hoy a celebra r dignamente a Eros! Tan
descuidado ha estado t an import ante dios! En \
parece Fedro t iene razn. En consecuencia, }
deseo, por un lado, ofrecerle mi co ntribucin y hacerle un \1
fa vor, y, por ' creo que es opor tuno en esta ocasin
que nosotros, los presentes, honremos a este dios. As!, pues,
si os par ece bien tambin a vosot ros, tendr amos en los
discursos suficiente materia de ocupacin . Pienso, por d
tanto, que cada uno de nosotros debe decir un discurso,
de izquierda a derecha, lo ms hermoso que pueda como
Fedro, ya qu e debian de ser fami liares po r esta poca las odas a Eros
de SFOCLU, Am. 781-801, y de EUK PIDES, Jlip. 625-664. Pero,ninguna
deellas' era. de Eros , en "una tr ata de
la ruina que causa este dios y de los crmenes a que induce, in9!1so "en
e1-ci sode per sOnas justas, y la- otra es una ple:aria en cont ra de su
violencli'tlrlnica (e!. ' A. E. TAYI.OIl.. Pl at o. Thl' Man a"d tus WOft ,
Lond;-es:- 1926. "reimpr . 1960, pg. 211, n. 2). En cambio. el fr . 327 de
Aceo (d. F. RODIl. /GUEZ ADII.ADOS. arcaica, Madrid. 1980.
f; : 85, pg. 127) suele cons iderarse romo un aur ndcc himno a Eros ,
l' Se tra ta del clebre iOfiSt' Prd ioo de Cecs, bien en la
At enas de del s. v a. C. (cf. Pr ot . J IScd), cuya famosa alegoa
Heracjes entre el Vicio y la Virtud.. o La eleccin de Heracles es
resumida po r J ENOt'ONTIi, en Mem. 11 1, 2134.
l6 En su Efogio de Heleno 12, habla ISCRATES de aq uellos oradores
que han elogiado a los mosquitos, a las sales y a cosas semejantes
y se est de acuerdo en que se refiere al sofis ta, de principios del s.
IV a. C., Pohcrates, que podra ser tambin el sabio al que alude aqu Fedro.
198 DILOGOS BANQUETE 199
elogio de Eros y que empiece pr imero Fedro, ya que tamo
bien est sit uado el primero y es, a la vez, el padre de
la idea 27. -
- Nadie, Eriximaco -dijo S cra tes-e- te volar lo con-
trario. pU;s ni yo, que afi rmo no saber ninguna otra cosa
que los asunt os del amor, sabra negarme, ni t ampoco Aga-
tn, ni Pausanias, ni, por supuesto, Aristfanes, cuya cn-
tera ocupacin gira en torno a Dlonso y Afrodita 28 ,
ni ningn otro de los que veo aqu presentes . Sin em-
bargo, ello no resulta en igualdad de condiciones para no-
sotr os, que estamos situados Jos ltimos. De todas ma ne-
ras , si los anteriores hablan lo suficiente y bien. nos dare-
mos por satisfechos. Comience, pues, Fedro con buena foro
luna y haga su encomio de Eros .
En esto estuvieron de acuerdo tambin todos los dems
y pedan lo mismo que Scrates. A decir verdad, de todo
17& lo que cada uno dijo, ni Ar tstodemo se acorda ba muy
l bien, ni, por mi parte, tampoco yo recuerdo todo lo que
\
ste No o s dir las cosas ms impor-
tantes y el discur so de cada uno de los que me pareci
dignoj de_mencin"
En primer lugar , pues, como digo - me cont
Arist odemo-, comenz a hablar @, haciendo ver, ms
o me nos, que Eros era un gran dios y admirable ent re los
..J \ hombres y los dioses por muchas ot ras razones, pero fun-
F" damentalmente por su nacimiento.
11 En Fedro 242b, a firma Scrates qu e, excepto Simmas el reba no,
nad ie ha logrado, como Fedro, qu e se hicieran tamos dis cursos por su
causa.
l' Gra n parte de la temtica de la co media antigua .le relacionaba
fundamentalmente co n el vi no y el amor, dominios de Dioniso y Afrodl-
ta, respectivame nte.
- Pues ser con mucho el dios ms ant iguo, dijo, es dig-
no de honr a y he aqu la Pi-ueba-de esto:-padres de Eros, b
en efecto, ni existen ni son mencionados por nadie, profa
no op Octa 'As, Hesodo afi rma que en lugar
existi el Caos
y luego
la Tierra de amplio seno, sede siempre segura de todos.
y Eros 30.
y co n Hesodo est de acuerdo tambin Acusilao 31 en que,
despus del Caos, nacieron estos dos, Tier ra y Eros. Y Par-
mnides, a propsito de su nacimiento, dice:
De Jodo los dioses concibi primero a Eros n .
afir macin de Fed ro no se ajusta a la verdad, ya que muchos
poetas h;jan ha61i3o-'"de los padres de- ErO;, ' aunque co n genealogiu
diferentes , As, po r ejemplo, Alero lo hace hijo de Cfi ro e hu; Saro,
de la Tierr a y Urano o de Urano y Afro di la: Simnides, de Afrodita
y Ares; lbco, del Caos; Burfpdes, de z eus: el mtico poeta licio oren.
de llltla, la diosa de los alumbramientos , etc. (d ., para los pasajes en
cuestin, la edicin de Fh IRY, pg. 22). El propio Platn, en el mito qu e
expondr en 203bc, lo h ace hijo de Por;;Y-p;;;: Co que
qu iere 'decir' Fedro Eros no un mi lo p-;:-opi;;-;;r;;-na genealoga
f iji).:-rlcteriil inada . Fedro "c(taa Hesodo, Acusilao y Parmnid es, espe-
cialistas en genealogfas divinas, aunque en el caso de Eros no le atribuyen
ninguna en concreto, salvo Aeusilao, qu ien hace a Eros hi jo de la Noche
y el ter (sobre este lema , vase eLe meme dC1 gnalogjes d'r cs ,
del libro de f . LAssEIlRE, l figwe d'ros dQ1IS fu posie Kreeque, Lausa-
na, 1946, p gs. 1}().149).
JO Cf. HESiouo, Tcu, .. 116 y u .
11 Acusitao de Argos, cuya suele sit uarse en t orno al 47$ a.
c., fue un clebre loggrafo, autor, en dial: IO jonio, de varios hb rov
en prosa de genea loga!.. basadas funda mentalmente en Hesodo.
n El suje to de este fra gmento de Parmnides ha sido muy discut ido:
se ha pensado en Af rodi ta, en la Necesidad en la Jusncia (DI '
ki!), en un daimon, ele. (cf. Los filliofos vol. 1, Il.l.' t i ,
201 BANQUETE
......-:
,V
de que admin istren su propia patria que abstenindos e de
todo lo feo y emulndose unos a otros. Y si hombres co-
mo sos combatieran uno al lado del otro, _venceran,
aun siendo decirl; a t ' do el mundo. Un 179a
hombre enamorado, en efecto, soportar a sin dud a menos
ser visto por su amado aba ndonando la formacin o arro-
jando lejos las armas, que si lo fuera por todos los dems,
y ant es de eso preferira mil veces morir. Y dejar atrs
al amado o no ayudarle cuando est en peligro... ninguno
hay tan cobarde a quien el propio Eros no le inspire para
el valor , de modo que sea igual al ms valiente por natura-
leza. Y es absolut amente cierto que lo que Homero dijo ,
. v - '- \ ___
que un dios inspira valor 34 en algunos hro es, lo pro- b
porciona Eros a los enamorados como algo nacido de s
mismo.
Por otra par te, a mori r PO! ot ro estndecididos nica-
mente los amantes, no slo los hombres, sino tambin las
1) mujeres. y de esto tambin"'l ' hija de Pclias, Alcestis 15,
t ofrece suficiente testimonio ante los griegos en favor de
und ihre Idee, RhM62 (1907), 438-75. Un ejrcito de amantes y amados
se cita tambin en JESOf NTE, Brmqu. 8,32, slo que en boca de Pausa-
nas, lo que es un indicio seguro para F. LASSEI<I<E de la existencia de
este tema en la literat ura ertic a contempornea de la juventu.d de Fedro
(el". Eri'Jtiko lgoi, MH 1 [19441, 174) . En estas palabras de Fedro
se ha querido ver una alusin a la famosa Liga Sagrada formada por
Grgi das o Epaminondas hacia el 378 compuesta por par ejas de aman tes
homosexuales que tuvo una actuacin brillant sima en varias batallas (cf.
K. J . DovER, The Dat e of Pfato's Symposiu/Tm, Phronesis la [19(5),
2-20).
l' Expresin homrica (cf. l/. X 482; XV 262; oa. IX 381).
II El ejemplo de Alcestis como la ms alta especie de amor apa rece
tambin, ms adelant e, en boca de Diotima Icf. 208d). Aunque Frfnico
y Antff'anes trataron tambin el mito de esta herona, es muy probable
que la fuente de Platn fuera la Atcestu de Euripides (d . P. VICAIRE,
Plalon, cr it ique uueratre. Pars, 1960, pgs. 172-3).
Pi"' '"1. t;N TS, co
11...0
i Q _J ';' t. ,.:.;,
DILOGOS
12, Madr id, 1978, fr. 1056, pg. 482). Este pa saj e ha sido citado tambin
con ligeras varian tes por ARlSTr hl ES, Met. 91lJbl7 ss., y por PLUTARCO,
trot. 756e f (cf. H. MARTlN, Amatorus, 756E-F: Plutarch's citaticn
of Parmnides and Hesicd, AJPh 90 [1969), 183-200). Dado que Pla-
tn, en Prot , 315c ss., pone a Fedro en el crculo de los oyentes de Hi-
pies, C. J. C LASSEN, Bemer kungen zu zwe griechischen Philosophiehis-
torikem, Philologus 109 pgs. 17581, ha pensado que tanto Platn
como Arist teles se han servido par a este pas aj e de un escrito de Hipias.
Jl La existencia de ejrcito> compuestos por amantes y amad os, esre-
vialment e en las comunidades espartana> y dorias en general , ha sido
muy bien estudiada por E. BErIlE, Die dorischc Knabclicbc, ihrc Ethik
J
e As, pues, por muchas fuentes se reconoce que Eros es
con mucho el ms antiguo. Y de la misma mancraquc es
elmsa "ntiguc;'es para nosotros de los mayores bie-
, nes. Pues yo, al menos, no sabra decir qu bien para uno
-? recin llegado a la juventud hay mayor que un buen aman-
teypura un amante que.. !.1n..buenamado. Lo que, en efec-
to, debe guiar durante toda su vida a los hombres que ten-
gan la intencin de vivir noblement e, esto, ni el parentes-
co, ni los honores, ni la riqueza, ni ninguna otra cosa son
capaces de infundirlo tan bien como:Ia' rii"(j'f." Y qu es
d esto que digo'! La vergenza ante las feas acciones y el
deseo de honor por lo que es nobl e, pues sin estas cualida-
des ni una ciudad ni una persona particular pueden llevar
a cabo grandes y hermosas realizaciones, Es ms, afirmo
que un hombre que est enamorado, si fuera descubierto
haciendo algo feo o sOjjOrt ndolo" de otro s i n-defederse
lpor' c obarda, visto porsifjiadre, por sW;-Compiifieros o
j 'tl. por cualquier otr o, no se doler a tanto como si fuera visto
e por su amado. Y esto mismo observamos ta mbin en el
que siente extraordinaria vergenza ante
sus amantes cuando se le ve en una accin fea. As, pues,
si hubiera alguna posibilidad de que exista una ciudad o
un efcti de amantSy amados 33, no hay mejor , modo
202 DiLOGOS BANQUETE 203
mi argumento, ya que fue la ni ca que estuvo decidida
a morir por su marido, a pesar de que ste tena padre
y madr e, a los que aqulla super tanto en afecto por amor,
que les hizo apa recer como meros extraos para su hijo
e y parientes slo de nombre. Al obrar as, les pareci, no
slo ' a los sino tambin a los dioses, que hab a
realizado una accin t an hermos a, que, a pesar de que mu-
chos han llevado a cabo mucha s y hermosas acciones y
el nmero de aquellos a quienes los dioses han concedido
el privil egio de que su alma suba del Hades es realmente
muy pequeo, sin embargo, hicieron subir la de aqulla
admir ados por su accin. As tambi n los dioses honran
por encima ,el e.,todo. ,el. esfuerzoy.. el valor . en el . amor!
,f a Orfeo, el hijo de Bagre . lo despidieron del
Hades sin lograr nada, tras haberle mostrado un fantasma
de su muj er, en cuya bsqueda haba llegado, pero sin en-
treg rsela, ya que lo consideraban un pusilnime, como
citar edo que era 36, y no se atrevi a morir por amor
como Alcestis, sino que se las arregl para entrar vivo en
el Hades. sta es, pues, la razn por la que le impusieron
un castigo e hicieron que su muerte fuera a manos de mu-
jeres 37. No as, por el contrario, fue lo que sucedi con
36 En con tra posi cin con el guerrero, el msico era cons iderad o, a
veces, como un cobarde. En la A nuope de Eu npides haba un debat e
sobr e este tema (ef. EUR/PIDES, fr. 184-8 N.) en el que se enfrentaban
Anfin y z eto. representantes de la vida contemplati va y activa, respecti-
vamente .
31 La saga de Or feo nos es conocida por fuentes posteriores a Platn,
funda mentalmente por P AOSAN1AS. IX 30, OVIDIO, Met . X I ss., y sobre
todo vrgfo, Ger g. 453-527. De las modific aciones que hace aqu Fe-
dro de esta leyenda la ms llamat iva es j ustamente la relacionada con
la muerte del hr oe, ya que t radicionalmente sta se produj o a manos
de las mnades o baca ntes por su desp recio o Irreverencia hacia Dioniso
(ef. ESQUILO , Las Bdsaras. frs. 2325 N.). Yno por un act o de cobarda.
Aquil es, el hijo de Tetls, a quien honraron y lo .enviaron
'2- a las Islas de ' los e
saber 39 'p orrumadre qu e mori ra si mat aba a Hctor y
que, si no lo haca , volverla a su casa y morira viejo, tuvo
la osadia de preferir, al socorrer y vengar a su amante Pa-
tr'olo
4 0
, no slo morir por su causa, sino tambin morir
i muerto 'ya-siZ-De-a'qu que tambin los dioses,
profundamente a:diriira,los, le honraran sobremanera, por- J80a
que en tanta estima tuvo a su amante. Y Esquilo 41 desba -
rra cuando afirma que Aquiles estaba enamorado de Pa-
J ' Se supona que las almas de ciertos hroes legendarios seguan vi-
viendo despus de su muert e eAunas islas utpicas situadas en algn
lugar del Ocano occiden tal. Enne los primeros autores griegos en men-
cionar unas Islas de los Bienaverxurados o de los Afort unados estn P i N-
DARO(ef. O/. 11 79-80) Y (cf. Trab. 170-3). HOMERO, en cambio,
hab la de Campos Elisios par a la misma idea (cf . Od. IV 5619) . La loca-
lizacin de Aquiles en estas isla s despus de su muerte apa rece tambin
en los llamados escolios ticos .., concretamente en el conju nto de estos
escolios que se conoce con el nombre de Cancin de Harmodio ter. F.
J . CUARTERO, Estudios sobr e d escolio tico, JJ1Ell 1 [1967], 5-38,
esp. pgs. 20,21, y RODRGUEZ ADRADOS, Lirica griega arcaica... . p gs.
110-111, frs . 87-90). Desde un PlJllto de vista general sobr e elrema, v ase
F. HOMMEL, Di e lnseln der Seigen in Mythus und Sage aer Vorzeu, Mu-
nich, 1901 y, ms recientemente, J. G. GR1FF1TllS, In Search of the tstes
of the Blcst, G. and R. 16 (1947), 122 Y sigs.
,. cs. HOMERO, n. IX 410-16 Y XVIII 88-96.
4 0 La relacin entr e Aquil es y Patroclo se ve en Ho mero como una
relacin meramente amistosa enre hroe s, pero desde poca clsica se
entenda como una relacin homosexual. y posiblement e es Esquil o el
primero en ret ratar a Aquil es co rno amante de Patroclo. El tema ha sido
muy bien estudi ado por W. M. CLARKE, Achilles and Patroclus in Lo-
ve, Hermes 106 (1978), 381-3%.
4 [ Esquilo dio una visin ertica de la relacin Aquiles -Pat rodo en
Sil tr iloga Los Mrmidones-Las Nereidas-Los Frigios. Para la int erpr eta-
cin esqutlea de esta relacin, d . K. J . DOVER, Greec Homosexuoty,
Cambridge. 1978, pgs. 197-8.
204 DILOGOS BANQUETE 205
troclo, ya que Aqu iles era ms hermoso, no slo que Pa -
trocla, sino tambin que todos los hroes juntos 42 , siendo
todava imberbe y, por consiguiente, mucho ms joven,
como dice Homero 43. De todos modos, si en reali-
\
dad, los esta virtud en el amor,
sin embargo, la admiran, elogian y recompensan ms cuan-
do el amado ama al amante, que cuando el ama nte al ama-
do, pues un amante es cosa ms divi na Que un amado,
y;-"que est posedo por un dios 44 . Por esto tambin hon
raron "ms a Aquiles que a Alcests y lo enviaron a las
Islas de los Bienaventurados .

pues, yo, por mi parte, afirmo que Eros


es, de ent re los dioses, el ms ant iguo, el ms venerable
'fJ y el ms eficaz para asistir a los hombres, vivos y muertos ,
f en la adquisicin de virtud y felicidad.
Tal fue, aproximadamente, el discurso que pronunci
Fedro, segn me dijo Arisrodemo. Y despus de Fedro hu-
bo algunos otr os de los que Ar istodemo no se acordaba
muy bien, por lo que, pasndolos por alto, me cont el
discurso de .pausanis, quien dijo lo siguiente:
(
- No me parece, Fedro, que se nos haya planteado bien
la cuestin, a saber , que- se haya hecho de forma tan sim-
ple la invitaci n a encomiar a Eros. Porque, efectivamen-
te, si Eros fuera uno , estara bien; pero , enrealidad, no
est bien, pues no es uno. Yal-no-ses.unoes ms correcto
"" . . "- -
' l Cf. HOMERO, 11. IJ 673-4.
' 1 C, bd., Xl 786 ss. Este extenso cono cimiento libresco que mues-
tra aq ut Fedro pone de mani fiesto que sabe corregir a un poeta con otro,
a Esquilo con Homero . Cf'. VCAlRE, Platon .. ., pg. 159,
" El ejemplo de la relacin Aquile s-Patroclc descrito por Fedro se
ha ent endido como una preparacin anticipadora de la relacin ms com-
plej a ent re Scrates y Alcibiades que se expondr mas adelante (cf'.
220d-221c). Sobre la cuestin, vase D. ClAY. The trugic and comic
Poet of the Symposium, Arion 2, 2 (1975), 238-61, esp. pg. 246.
.. As, pues, \
intentar rectificar esto, sealando, en primer lugar, qu d
Eros hay que elogiar , para luego elogiarlo de una forma
digna del dios . Todos sabemos, en efecto,
dita sin Eros. Por consiguiente, si Afrodita fue ra una, un o "'-
seria tam6Tcn Eros. Mas como existen dos, existen t ambin 1'"
necesariament e dos Eros . negar '
diosas? antigua y sin madre, es hija
de Urano, a la que por esto llamamos tambin Urania;
la otra, ms j oven, es hija de Zeus y Dione y la llamamos
Pandemo 4 5. En consec uencia, es necesario tambin qUCj
el Eros que colabora con la segund a se llame, con razn,
Pandemo y el otro Uranio 46. Bien es cierto que se debe e
elogiar a todos los dioses, pero ha y que int ent ar decir, na -
turalmente, lo que a cada uno le ha correspondido en suer-
te. Toda accin se comporta as: realizada por s misma
no esd Cs\iY-o ni ,hcr mosa- ni fea, como, por lo
que hacemos nosotros ahora , beber , cantar, dialogar.
Ninguna de estas cosas en s misma es hermosa, sino que ') la
nicamente en la accin, segn como se haga, resulta una
cosa u otra: si se bien y rectamente resulta hermosa,
pero si no se hace fea' 47 . Del mismo ' modo,
((\(( .A 6 "-', .
4' Segn HESODO, Teog, 190 ss., Afrodi ta nace dc una blanca cspu-
ma salida de los genitales de Urano cercena dos por su hijo Crono. En
cambio, par a HOMERO. 11. V 370-430, Afrodi ta es hija de Zeus y Dione.
Pausanias ut iliza aqu ambas genealogas para confirma r la existencia de
dos Af roditas disti ntas. Por ot ra part e, el histor iador PAUSANTAS nos in-
forma de templ os ateni enses en honor de amba s Afroditas : en I 14, 6
Y 19, 2 (para Afrodita Ura nia) y en I 22, 3 (para Afrodita Pandemo}.
' Esta distincin de Pausanias del doble Eros recuerda bastante a
la doble Eris descrita por HESODO, Trab. 12 SS ., una buena y otra mala,
que sustituy e a la nica Eris de la trad icin (cf'., sobre el tema, W. JAE-
osa, Paideiu: los ideales de la cult ura griega, Mxico, 1962
2,
pgs. 571..2).
., En esta idea, que PAUSANlAS repite en 183d, ha querido encon trar
206 DI LOGOS BANQUETE 207
pues . no todo amo r ni todo Eros es hermoso ni digno de
ser alabado, sino el que nos induce a amar bellamente.
\
Por tanto, el Eros de Afrodita Pandemo es, en verdad,
vulgar y lleva a cabo lo que se presente. ste es el amor
I con el que aman los hombres
\
en primer lugar, no __ las mujeres quc'-a- los

en segundo lugar, aman en"ellosms sus cuer-


' pos que sus almas y, finalmente,
gentes posib le, con v istas slo a conseguir. su propsito,
de si la maner-Q<U!a;;t;:!Q es
..- ,... De donde les""acontccc que realizan lo que se les pre-
sente al azar , tanto si es bueno como si es lo contrario.
Pues tal amor pro viene de la diosa que es mucho ms jo-
yen que la ot ra y que participa en su nacimiento de hembra
\ e y varn 48 . El otro, en cambio, procede de Urania, que,
en pri mer lugar,-no part icipa de hembra, sino nicamente
de varn 49 _ y es ste el amor de los mancebos 5o_, y,
en segundo lugar, es"ms ' vieja -y est libre"
De aqu que los inspirados por se diri ja n pr ecio
samenre a lo masculino, al amar lo que es ms fuert e por
.naruraleza y posee ms inteligencia SI. Incluso en Ja pede- '''--le<...
RonTN (cf. su edicin del di logo. pgs . L y 15, n. 3) el desa rrollo de
un formalismo moral que recuerda al pensamiento estoico : hacer abstr ac-
cin de la materia y atende r slo a la forma .
Es decir , Zeus y Dione.
H Urano, que es mut ilado por Crono mucho antes de que naciera
zcus, hijo de ste.
so Esta frase se ha considerado tradicionalmente co mo una glosa
interpolada .
\1 Sobre la idea de qu e los hombres son ms int eligent es que las mu-
jer es co mo reflejo del t ratami ento de la muj er por los griegos anti guos ,
vase K. J . DOVER, Oreek popular moranrv in the lime of Plalo and
Artscoe, o xror o , 1974. pgs , 95-102.
rastia misma podra uno reconocer tambin a los autnti-
camente impul sados por este amor, ya que no aman a J
los muchachos, sino cuando empiezan ya a tener alguna
inteligencia, y este hecho se produce aproximadamente cuan-
do empieza a crecer la ba rba . Los que empiezan a ama r
desde entonces estn preparados, creo yo, para estar con
el amado toda la vida y convivir ju ntos, pero sin engaar-
le, despus de haberl e elegido cuando no tenia entendimiento
por ser joven, y aban don arle desdeosamente corriendo de-
trs de otro . Sera preciso, inclus o, que hubiera una ley
que prohibiera enamorarse de los mancebos, para que no
se gast e mucha energa en algo incierto, ya que el fin de e
stos no se sabe cul ser , tanto en lo que se ref iere a f
maldad como a virtud, ya sea del alma o del cuerpo. Los
hombr es buenos, en verdad, se imponen a s mismos esta
ley voluntariamente, pero sera necesario tambin obligar
a algo semejante a esos amantes vulgares, de la misma ma-
nera que les obligamos, en la medida de nuestras posibili-
dades , a no enamorarse de las mujeres libres. stos son, 182a
en efecto, los que han provocado el escndalo, hasta el
punto de que algunos se atreven a decir que es vergonzoso
conceder favo res a los amantes. Y lo dicen apuntando a
stos , viendo su falta de tacto y de justicia, ya que, por
supuesto, cualquier accin hecha con orden y segn la ley
no puede en justicia provocar reproche.
Por lo dems, ciertamente, lalegislaci n sobre el amor
en.-!as,_otras ciudades es fcil de ent ender, pues est defini- \
da de forma simple, mientras que la de aqu de \
II Es decir , Atenas. Esta pa rte del discurso de Pausanias en la que
se expone n las normas sobr e la pederastia en At enas, uae, Beocia, La-
cedemonia y Jonia es, junto con el diseurso Ctra Timarco de Esquine s,
una de las fue ntes ms impor tan tes para el conocimiento de la actitud
griega frent e a la homosexualidad. Para un minucioso anli sis de todo
208 D1UXlOS
BANQUETE 209
' 1 b Lacedemon ia es complicada. En efecto , en lide y entre
los beocios. y do nde no SO Il expertos en hablar. est esta-
blecido, simplemente, que es bello conceder favo res a los
ama ntes y nadi e, ni joven ni viejo , podr decir Que ello
es vergonzoso, para no tener dificultades, supongo, al in-
tentar persuadir con la palabra a los jvenes, pues son
ineptos pa ra hablar. Por el contr ario. en muchas partes de
Jonia y en ot ros muchos lugares, que viven sometidos al
dominio de los brbaros , se considera esto vergonzoso. En-
tre los brba ros, en efecto, debido a las no slo
\ esv er gonzoso-est,!, sino t ambin la
la gimnasia, ya que no le conviene, me supongo, a los
I
gobernantes que se engendren en los gobernadosrgra"des
a(fcSSlidaq, lo que,_par -
tcularmente, solfre todas las dems cosas, suele inspirar
1precisament e el amor. Y esto lo ap rendieron por experien-
cia propia tambin los tir anos de aqu, pues el amor de
Aristogi tn y el afecto de Har modi o, que lleg a ser inque-
brantable, destruyeron su poder B. De este modo, donde
se ha establecido que es vergonzoso conceder favores a los
amantes, ello se debe a la maldad de quienes lo han
d establecido, a la ambicin de los gobernantes y a la ca -
este pasaje, vase K. J . Dovea, ..riJs and Nomos (Plato, Sy mfJQSium
182A 18sq " , BIe S 11 (1964), 31-42, y Greek Homosexuatuy .. . pg s .
81 Y sigs., y 190 Y sigs.
n Durante las esees de las Panateneas del 514 a. C., Ansrogr n
y su amado Harmod io co nspiraron para matar a los tira nos Hiparco e
Htpa s, hijos de Pisfstrato, ya Que segn Tuc lDIDES, VI 54-9, el primero
pretenda tambin el amor de Ha rmodio . Pero slo lograron malar a
Hlparcc , muriendo Har modio en la ref riega; Aristogit n fue co ndenado
a muerte. Aun que Hipias se man t uvo en el poder hasta el 510 a. c.,
la tradicin pop ular consider a estos ament es como los autnticos liber-
tado res de At enas de la tirana y fun dadores, por tanto, del rgi men de-
mocrtico (eL los escolios co mpuestos en su honor citados en la n. 38).
barda de los gobernados; en cambio, donde se ha conside-
rado, simplemente, que es hermos o, se debe a la per eza
ment al de los legisladores. Pero aqu est legislado algo
mucho ms hermoso que todo esto y, como dije, no fcil
de entender. Pinsese. en efecto, que se dice que es ms
hermoso amar a la vista que en secreto, y especialmente
a los ms nobles y mejores, aunq ue sean ms feos que
otros , y que. por otro lado, el estmulo al ama nt e por par.
te de todos es extraordinario y no como si hiciera algo
vergonzoso, al tiempo que considera hermoso si consigue
su propsito y vergo nzoso si no lo consigue. Y respecto
al intentar hacer una conquista , nuest ra cost umbre ha con-
cedido al amante la oportunidad de ser elogiado por hacer
actos extraos, que si alguien se atreviera a realizar con
la intenci n y el deseo de llevar a cabo cualquier otra cosa
que no sea sta , cosechara los ms grandes repr oches.
Pues si uno por querer recibir dinero de alguien, descm- IS),>
pear un cargo publico u obtener alguna otra infl uencia,
t uviera la intencin de hacer las mismas cosas que hacen
los amant es con sus amados cuando emplean splicas y
ruegos en sus peticiones, pronuncian j uramentos, duermen
en su puert a y estn dispuestos a soportar una esclavit ud
como ni siquiera soportara ningn esclavo, seria obstacu-
lizado para hacer semejante accin tanto por sus amigos
como por sus enemigos , ya que los unos le echarfan en
cara las adulaciones y comportamientos impropios de un
hombre libre y los otros le amonestaran y se avergonaa. .h
ran de sus actos. En cambio, en el enamorado que hace
todo esto hay cierto encanto y le est permitido por la cos-
tumbre obrar sin reproche, en la idea de que lleva a trmi-
no una accin muy hermo sa. Y lo que es ms extraordina-
rio, segn dice la ma yora, es que, incluso cuando j ura,
es el nico que obtiene perdn de los dioses si infringe
93. _ 14
210 DILOGOS BANQUETE 211
los juramentos , pues afirman que el jurament o de amor
no es vlido De esta manera, los dioses y los hombr es
han concedido toda libertad al amante, como dice la cos-
e lumbre de aqu. En este sentido. pues, pudiera uno creer
que se considera cosa muy hermo sa en esta ciudad amar
y hacerse amigo de los amantes. Pero. dado que los padres
han puesto pedagogos al cuidado de los amados y no les
permiten conversar con los aman tes, cosa que se ha im-
puesto como un deber al pedagogo, y puesto que los jve-
nes de su edad y sus compaeros les cri tican si ven que
sucede algo semejante, mient ras que a los que cri tican, a
su vez, no se lo impiden las personas de mayor edad
d ni les reprenden por no hablar con cor reccin, pod ra uno
pensar. por el contrario. at endiendo a esto, que aqu se
considera tal comportamiento sumamente escandaloso. Mas
la situacin es, creo yo, la siguiente: no es cosa simple,
como se dijo al principio, y de por s no es ni hermosa
ni fea, sino hermosa si se hace con belleza y fea si se hace
feamente. Por consiguiente, es obra r feamente el conceder
favores a un hombre prfido prfidamente, mientras que
es obrar bellamente el concederlos a un homb re bueno y
\
de buena manera . Y es prfido aquel amante vulgar Que
se enamora ms del cuer Que del alma , pues ni siquiera
es _estable, al no estar enamorado tampoco de una cosa
estable, ya que tan pronto como se marchita la flor del
cuerpo del que estaba enamorado, desaparece volando 15,
tras violar muchas palabras y promesas l En cambio, el que.,
est enamorado de un carcter que es bueno permanece
l . La idea de que la violaci n del juramento de amo r no tiene cast igo
por parte de los dioses era pr overbia l y remonta a Hesodo (ef. H ES/ODO,
Obras y Fragmentos, n.c.a. 13, Mad rid , 1978, fr . 124, pg. 258).
n Expresin homrica (cf. JI. 11 71) referida al sueo de Agamen n.
firme a lo largo de toda su vida, al est ar ntimamente unl-
do a algo estab le. Precisament e a stos quiere nuest ra cos- \
tumbre someter a prueba bien y convenientemente, para
as complacer a los unos y evitar a los ot ros. sta es, 184a
pues, la razn por la que ordena a los amanles perseguir
y a los amados huir, organizando una competicin y po-
nindolos a prueba para determinar de cul de los dos es
el amante y de cul el amado . As , j usto por esta causa
se consideravergonzoso, en pri mer lugar , dejarse conquis-
con el fin de
Que parece poner a prueba per fectamente a la mayora de
las -CO!i3S; en segundo lugar , el conqistadopo-r- die ro
y por poderes bien porque se asuste uno por
malos t ratos y no pueda resistir, bien porque se le ofrezcan
favores en dinero o acciones polticas y no los desprecie.
Pues nada de esto parece firme ni estable, Que " I
tampoco nace de el lo una noble amistad . Queda, pues, una
sola va, segn nuestra costumbre, si el amado tiene la in-
tencin de complacer bellamente al amante. Nuestra nor -
ma es, efectivamente, Que de la misma manera que, en
cl caso de los amantes, era pos ible ser esclavo del amado
vol untariamente en cualquier clase de esclavit ud, sin Que
constituyera adulacin ni cosa crit icable, as tambin queda "
otra nica esclavit ud voluntaria, no vituperable; la que se
refiere a la virt ud. Pues est establecido, cierta mente, en-
t re nosot ros Que si alguno qui ere servir a alguien, pensan-
do que por medio de l va a ser mejor en algn saber
o en cual quier ot ro aspecto de la virt ud, sta su volunt aria
esclavitud no se considere, a su vez, vergonzosa ni adula-
cin. Es preciso, por t anto, que estos dos pr incipios, el
relativo a la pederastia y el relativo al amor a la sabidura
y a cua lquier otra forma de virtud, coincidan en uno solo, d
si se pr etende que resulte hermoso el que el amado concc-
212 DI LOGOS BANQUETE 213
da sus favores al amante. Pues cua ndo se juntan amante
y amado. cada uno con su principio, el uno sirviendo en
cualquier servicio que sea justo hacer al amado que le ha
complacido. el otro colaborando, igualmente , en todo lo
que sea justo colaborar con quien le hace sabio y bueno,
puesto que el uno pued e contribuir en cuanto a inteligencia
y virt ud en general y el otr o necesita hacer adquisiciones
~ en cuanto a educacin y saber en general, al coincidir jus-
ramcme entonces estos dos principios en lo mismo, slo
en este caso, y en ningn otro, acontece que es hermoso
que el amado conceda sus favores a l amante. En estas con-
diciones, incluso el ser engaado no es nada vergonzoso,
pero en todas las dems produce vergenza, tant o para
el que es engaado como pa ra el que no lo es. Pues si
uno, tr as haber complacido a un amante por dinero en
la idea de que era rico, fuera engaado y no lo recibiera,
185a al descubrirse que el amante era pobre, la accin no sera
menos vergonzosa, puesto que el que se comporta as pare-
ce poner de man ifiesto su propia nat uraleza, o sea, que
por dinero hara cualquier servicio a cualquiera, y esto no
es hermoso. Y por la misma razn. si alguien. pensando
que ha hecho un favor a un hombre bueno y que l mismo
iba a ser mejor por la amistad de su amante. fuera engaa-
do. al ponerse de manifiesto que aqul era malo y no tena
b virtud, tal engao, sin embargo, es hermoso, pues ta mbin
ste parece haber mostrado por su parle que esta ra dis-
puesto a todo con cualquiera por la virtud y por llegar
a ser mejor , y esto, a su vez, es lo ms hermoso de todo.
As, complacer en todo por obtener la virtud es, en efecto,
absoluta mente hermoso. ste es el amor de la diosa celes-
te, celeste tambin l y de mucho valor para la ciudad y
t para los individuos, porque obliga al amante y al amado,
igualmente. a dedicar mucha atencin a s mismo con res-
pccto a la virtud. Todos los dems amores son de la otra
diosa, de la vulgar. Esta es, Fedro - dijo- la mejor con- e
tri budn que improvisad amente te ofrezco sob re Eros.
y habiendo hecho una pausa Pausanias 56 - pues as!
me ensean los sabi os a hablar con trmi nos isofnicos-,
me dij o Aristodemo que deba hablar Aristfanes, pero
que al sobrevenirte cas ualmente un hi po. bien por exceso
de comida o por alguna otra causa, y no poder hablar.
le dijo a l mdico Erixmaco, que estaba reclinado en el d
asiento de al lado:
- Erixmaco, justo es que me quites el hipo o hables
por m hasta que se me pase.
y Erixmaco le respo ndi:
-c-Pucs har las dos cosas. Hablar, en efecto. en tu
lugar y t . cuando se te haya pasado. en el mo. Pero mien-
tr as hablo. posiblemente reteniendo la respiracin mucho
tiempo se te quiera pasar el hipo ; en caso contrario, haz
grgaras con agua. Pero si es realmente muy fuerte. coge
algo con lo que pueda s irritar la nariz y estornuda. Si t
haces esto una o dos veces. por muy fuerte que sea. se
te pasar.
-No ta rdes, pues, en hablar , di jo Arislfa nes. Yo voy
a hacer lo Que has dicho n .
~ Juegos de palabras similares, con lI50Iland a y sireetrta, fueron puestos
de moda por Go rgias y 5U muencia en la ora toria de finales del 5. V.
y principios del IV a. C. es evidente (ef. VfCAlRE. PfQton. .. pg. J08).
J1 Este incidcnte del hipo de Arst ranes, apa rentemente mrascen-
dente . ha dado lugar ya desde la Antigedad a innumerables interpreta-
ciones. muchas de ellas recogidas en la edicin de HUIY (pg. XXII) .
Para algunas de las interpretaciones modernas, ~ a S. ROSEN. Ploto's
Symposi rml, New Haven-Londres, 1968, pgs. 90 y sigs. Ent re las teoras
ms llama tivas propuest as para explicar este hipo queremos destacar aqu
las siguientes: a) Que se trata de una vengan za de Platn ridiculizando
as a Anstorenes, que, en Las Nubes, se habla burlado de Scrates. Es
214 D ILOGOS
BANQUETE 215
Entonces. Erixlmaco dijo:
-Bien, me parece que es necesar io, ya que Pa usanias
no concl uy adecuadamente la argumentacin que haba
iniciado tan bien, que yo dcba int entar llevarla a trmino.
ya una teora antigua que. en poca moderna , ha sido defend ida espectat-
ment e po r V . BROCIl ARD, .. Sobre ti Banquete de Plat n, en Estudios
sobre Scral es JI Plal" , Buenos Aires. 1940 I 9 4 ~ l . pgs. 42-81. bj Para
varios intrpretes la fund n de este incident e es posponer la intervencin
de Aristfane s )' alt erar. as, el orden dialctico de los discursos. bien
para rompe r una especie de co mposicin an ular que se: for maria con el
orden : Fedro I Pausanias / Arist fanes I Erixmacc I Agatn, pues los
discurses de Fedro y Asatn y los de Pausanias y Erixmaco son parec-
dos y se relaci onan ent re si (es la tesis sustentada por G. GIU JiE, .. Zur
Kcmposuion des platonischen Simpmion, Gy m'fasiwm n [19701, 49-76),
bien parl hacer seguir al poeta trgico despus del cmico (tesis mant era-
da por \'arios autor es, entre ellos, por M . W . I SENIlUG, The Order of
the Discowrses in Plolo's Symposiwm, Chicago, 1940, y CLAv, ..The Ira-
gic. .... ), o bien, ya ms soflsticadamente, para conseguir co n los cuatro
primer os discursos una unidad arm nica, en la que el discurso de Fedro
representarja II unidad. d ce Pausanias la dual idad y el de An st taees,
que cerra ra este con junt o, la t riada, sfmbolc de la lotalida d en las cos-
mogonas an l iguas tes la recr a de E. HOFHI AIIl N. ber Pknons Sympo-
sium, Heidelberg, 1947). e) W. K. C. GUTHklE, A His/ory of Gree/( Phi.
tosopnv. vol. IV. Ca mbridge, 1975, pg . 382. se fija en que Erjximaco
signifi ca que co mba te el e ucro. lo cual podra haberle sugerjdo a Pla-
In la idea del hipo. d) Para TAVWR. PlofO.. .. pg. 216, se t rat arla de
un mero recurso literar io, una broma que, de no prod ucirse, provoca rla .
un vaco m col programa de la velada . e) Segn J . L. PEIIl WIU, Mm
in Love. Aspccts of Pterc's S)'mposium, Romus 7 ( 1978), 149, lo que
se pret enda co n este incide nte era hacer ver q ue, en definitiva, el poeta
depende del demiurgo, que la expresin del art e depende de los medios
rtstcos de la tcnica . fl De acuerdo co n G. K. PLOCHMAIIl N, Hlccups
and Ha ngovers in thc Symposium, Buck neli Review Xl (1963), 1-18,
cuando lirixfmaco le responde a Arist fanes que har las dos cosas",
ello significa no slo un cambio de personas, sino tambin de contenido
en lo. discursos, ya que lo que se esperad a era que Aristfanes tra tara
el tema del amor de manera gener al como pasin universal, mient ras
que Er xfmaco debera de hablar de la og ness de este sent imiento y
Que Eros es doble, rile par ece, en efecto, que 10 ha dis- 186a
tinguido muy bien. Pero que no slo existe en las almas
de los hombr es como impulso hacia los bellos, sino tam-
bin en los dems objetos como inclinacin hacia otras mu-
chas cosas, tanto en los cuerpos de todos los seres vivoSf
como en lo que nace sobre la tierra, y, por decirlo as,
en todo lo que tiene existencia, me pa rece que lo tengo
bien visto por la medicina. nuestro art e, en el sentido de
que es un dios grande y admirable y a todo extiende su
influencia, ta nto en las cosas huma nas como en las di- b
vlnas ss. y comenzar a hablar part iendo de la medicina,
para honrar as a mi art e. La naturaleza de los cuerpos ><
posee, en efecto. este doble Eros . Pues el estado sano del
cuerpo y el estado enfermo son cada uno, segn opinin
unnime, diferente y desigual. y lo que es desigual desea
y ama cosas desiguales. En consecuencia, uno es el amor
sus pos ibles mmac ones, pero, como se ve luego. ocurr e exactamente a
la i nversa. g) P or ultimo, DoVER (eL el comentario a este pa saje en su
tdicin) piensa que la co media antigua est llena de incidentes relaciona-
dos con procesos fisiolgicos y ninguno de los comensales era ms apro-
piado que Arislfanes para que le sucedit ra un hipo, que, por ot ra part e.
ser ta lo menos escandaloso que le poda suceda a quien ha comido mu-
che. Por lo dems, Platn pudo habe r sugerido con este i ncidente que
Aristfanes, ingeniosamente, gana tiempo para prep ara r mentalmente su
discurso y que Brxtmaco, por su par te, est ansioso de sorprender a
la concurre ncia con sus co nocimientos medicina les.
" La omnipo tencia de Eros , tema en el que tambin insistir luego
Ari st fanes (er. 189c), es uno de los tpicos ms frecuentes de La literat u-
n ertica griega antigua, especialmente en la poesa. El pasaje de SI'Q-
crss , Anf. 781 ss. es posiblemente uno de los textos ms sgni cativos
sobre este tema y fuente de insp iracin de vario s autores tardlcs [cf'. L.
CASTIOLiONI, rs anikat e machan, en Conv vum. Fes/gube f r K. Zie
d,-r, Srungarr, 1934, p gs. 1-13, y 1. DE ROMILLY, L'excuse de l'Invinci-
blc amour dan s la tragdie grecque, en Mlsce ianea tragca in honar rm
J. C. Kamerbeek, Amsterdam, 1976, pgs . 309-321).
-
216 DIlOGOS BANQUETE 217
que reside en lo que est sano y otro el que reside en lo
que est enfer mo. Ahora bien , al igual que hace poco de-
cia Pausanias que era her moso complacer a los hombres
buenos, y vergonzoso a los inmor ales, as tambin es her-
e moso y necesa rio favorecer en los cuerpos mismos a los
elementos buenos y sanos de cada cuerpo, y ste es el obje-
ro de lo que llamamos medicina, mientras que, por el con-
trario, es vergonzoso secundar los elementos malos y en-
fermos, y no hay que ser indulgente en esto, si se pretende
ser un verdadero profesional. Pues la medicina es, para
decirlo en una palab ra, el conocimiento de las operaciones
'f-amorosas que hay en el cuerpo en cuanto a replecin y
vacuidad S9 y el que distinga en ellas el amor bello y el
d vergo nzoso ser el mdico ms expert o. Y el que logre
que se opere un cambio, de suerte qu e el pacient e adquiera
en lugar de un amor el ot ro y, en aquellos en los que no
hay amor, pero es preciso que lo haya, sepa infundirlo
y eliminar el otro cuando est dentro, ser tambin un buen
profesio nal. Debe, pues, ser capaz de hacer amigos entre
si a los elementos ms enemigos existentes en el cuerpo
y de que se amen unos a otros. Y son los elementos ms
enemigos los ms contrarios: lo frio de lo calient e, lo amar -
go de lo dulce, lo seco de lo hmedo y todas las cosas
r anlogas 60. Sabiendo inf undir amor y concordia en ellas ,
19 Una definicin simila r de la medicina se encuentra tambin en Hr-
PCR"' TES, De f1a/lbus l . las operaciones amorosas (fO erOfikti) de qu e
habla Erixtmaco en su definicin de la medicina , de la msica, de la
astr onoma y de la ad ivinacin correspondenan. en la modern a tera pia
de rad iacin, a las oscilaciones ema nadas de lar; clulas vivas, que al pa-
recer estanan en ar mon a con las radiaciones csmicas pertinente, (cf. ,
sobre este aspecto . G. Diez, Plateas Symposion. Symb olbezge und
Symbolvcrstnd nis, Svmboton IV (I979), 72 Y n. 23.
60 La idea de que la salud consiste en una adecuada proporcin ent re
los elementos cont rarios del cuerpo es un lugar comn de la antigua me-
nuestr o ante pasado Asc1epio, como dicen los poetas, aq ui
presentes 6 1, Yyo lo creo, fund nuest ro ar te. La medici-
na, pues, como digo, est gobernada toda ella por este
dios y, asimismo, tambin la gimnst ica y la agricultur a.
y que la msica se encuent ra en la misma situacin que
stas, resulta evidente par a todo el que ponga slo un 181"
poco de atencin, como posiblemente tambin quiere decir
Her clito, pues en sus pala bras, al menos, no lo expresa
bien. Dice, en efecto, que lo uno siendo di scordante en
si concuerda cons igo mismo, como la armonla del arco
y de la lira 62. Mas es un gran absurdo decir que la armo-
na es discordant e o que resulta de lo que todava es dis-
cordante. Pero , qui zs , lo que quera decir era que resulta
de lo que anteriormente ha sido discordante, de lo agudo
y de lo grave, que luego han concordado gracias al arte
'musical, puesto que, natur almente, no podra haber armo- b
na de lo agudo y de lo grave cuando todava son discor-
da Rtes. La armona, ciertamente, es una consonancia, y
dicina que se remonta posi blemente al mdico Alcmcn de Crorcna, dis-
ctpulo de Pitgoras (cf. G. S. KIRX.-J. E. RAvEN. Los filsofos prt'SOCtd.
neos. ed. Gredas. Madrid , 1969, pgs. 329-330. YLes filsof os prrsocr-
neos.... pg. 261).
61 Alusin a Agaln y a Arst tanes. Asclepio en HONERO aparece
como md ico (cf. 11. IV 194) que ap rendi del centauro Quirn (cL 11.
t V 219), y H ESio DO lo hace hijo de Apolo (e L Hesiodo. Obrtl$.r frag.
memos, tI.C.G. 13, Madrid, 1978, fr . 51, pg. 239), Ycomo dios tena
curo en muchos lugares. Desde muy pronto se Introd ujo la tendencia
entre los profesio nales de la medicina a consider arse cescenctemes suyos
y denominar se asclepiadas viendo en l al fundado r de la medicina.
61 Frag mento de Herclito de feso, mencionado tambin en Sofista
242e, que aparece citado de di ferentes maneras en varios autor es antig uos
(eL K1RK'){ AVEN, op. cu., pgs. 273 y 274, n. 1, y Losf t sofos presocr-
stcos... , pg . 386). La doct rina de Herclito expresa da en este fr agmento
es la de qu e el universo se mantiene po r una operacin simult nea de
tensiones contrarias.

218 Dl ALOGOS BANQUETE 219


la consonancia es un acuerdo; pero un acuerdo a partir
de cosas discorda ntes es imposible que exista mientras sean
dsco rdantes y, a su vez, lo que es discordante y no con-
cuerda es imposible que armo nice. Justamente como resul-
ta tambi n el r itme de lo rpido y de lo lent o, de cosas
que en un principio han sido discordantcs y despus han
e concordado. Y el acuerdo en todos estos elementos lo
pone aqu la msica, de la misma manera que ant es lo
pona la medicina. Y la msica es, a su vez, un conoci-
miento de las ope raciones amorosas en relacin con la ar-
mona y el ritmo. Y si bien es cierto que en la const itucin
misma de la armonia y el ritmo no es nada di fcil distin-
guir operaciones amorosas, ni el doble amor existe
aqu por ninguna parte, sin embargo, cuando sea preciso,
en relacin con los hombres, usar el ritmo y la armona,
ya sea componindolos, lo Que llaman precisamente com-
d posicin meldica, ya sea utilizando correctamente melo-
d as y metros ya compuestos, lo Que se llama justamente
educacin 6J, entonces si Que es difcil y se precisa de un
buen profesional. Una vez ms, aparece, pues, la misma
argument acin: Que a los hombres ordenados y a los Que
an no lo son, para Que lleguen a serlo, hay Que compla-
cerles y preservar su amor. Y ste es"el Eros hermoso, :1
celeste, el de la Musa Ura nia. En cambio, el de Polimni a
e es elvulgar 6olI, que debe aplicarse cautelosamente a Qui e:-
61 Cf. PU tON, Rep. 316e, donde se afi rma q ue la educacin atenien-
se es, desde tiempo inmemorial, la gimnasia para el desarr ollo del cuerpo
y la m nca para la for macin del al ma. La pr ctica educativa usual con-
sistia en ensenar a los jvenes a memor izar poesa y cantarla con acom-
paamiento de la lira.
... En lugar de las dos Afroditas citadas por PAUSAN lAS, en l 80d-e,
coloca aqul Erixmaco dos de las Musas que aparecen en la lista de HE-
srcro. Teog. 75-79, a las que posteriormente se les asign funciones par-
ticulares (cf . P LU TARCO, QUlles/. convv. 9, 14). No se ve muy bien la
nes uno lo aplique, para cosechar el placer Que t iene y no
provoque ningn exceso, de la misma manera Que en nues-
t ra profesin es de mucha importancia hacer buen empleo
de los apetitos relativos al arte culinario, de suerte que se
disfrute del placer sin enfermedad. Asi, pues, no slo en
la msica, sino tambin en la medicina y en todas las de-
ms materi as, ta nto humanas como divinas, hay Que vigi-
la r, en la medida en que sea fact ible, a uno y otro Eros,
ya que los dos se encuentr an en ellas, Pues hasta la com- 18&1
posicin de las estaci ones del ao est llena de estos dos,
y cad a vez Que en sus relaciones mutuas los element os Que
yo mencionaba hace un instante, a saber , lo caliente y lo
fria , lo seco y lo hmedo, obtengan en suerte el Eros orde-
nado y reciban armona y razonable mezcla, llegan carga-
dos de prosperidad y salud para los hombres y dems ani-
males y plantas, y no hacen ningn dao. Pero cuando
en las estaciones del ao prevalece el Eros desmesurado,
dest ruye muchas cosas y causa un gran dao. Las plagas,
en efecto. suelen origi narse de tales situacio nes y, asimis- b
mo. otras muchas y var iadas enfermedades ent re los ani-
males y las plantas , Pues las escarchas , los granizos y el
tizn result an de la mutua preponderancia y desorden de
ta les operaciones amorosas, cuyo conocimiento en relacin
con el movimiento de los astros y el cambio de las estacio-
nes del ao se llama astronoma 6 5. Ms an: tambin Io-
dos los sacrificios y actos Que regula la adivinacin, esto
es, la comunicacin ent re s de los dioses y los hombres;
relacin que arbitrariamente establece Eriximaco entre la Musa Polimnia
y Afrodita Pandemo (ef. ROSEN, Pato 's... , pgs. 115 y sigs. y L. ROBlJ'I ,
Lo plutonicierme de /'amour, Pa rs, 1933 [reimpr., 1964], p
gina LV, n. 1) . .
Par a los griegos, la astronoma inclua tambin fenmenos de me-
teorologa.
220 DILOGOS BANQUETE 22 1
e no ti enen ninguna otra finalidad que la vigilancia y cura-
cin de Eros. Toda impiedad, efectivamente, suele origi-
narse cuando alguien no comp lace al Eros ordenado y no
le honra ni le venera en toda accin, sino al ot ro, tanto
en relacin con los padres, vivos o muertos, como en rela-
cin con los dioses. Est encomendado, precisamente, a
la adivinacin vigilar y sanar a los que t ienen estos deseos,
con 10 que la adivinacin es, a su vez, un artfice de la
d amistad entre los dioses y los hombres gracias a su cono-
cimiento de las operaciones amorosas entre los hombres
que conciernen a la ley divina y a la piedad.
Tan mltipl e y grande es la fuerza, o mejor dicho,
la omnipotencia que tiene todo Eros en general! Mas aquel
que se realiza en el bien con moderacin y jus ticia, tanto
en nosotros como en los dioses, se es el que posee el ma-
yor poder y el que nos proporciona toda felicidad, de mo-
do qu e podamos estar en contacto y ser ami gos tanto unos
con otros como con los dios es, que son superiores a noso-
tros. Qui zs tambin yo haya pasado por alto muchas co-
sas en mi elogio de Eros, mas no voluntariamente, por
e ciert o. Pero, si he omi tido algo, es labor tuya, Aristfanes,
completarlo, o si t ienes la int encin de encomiar al dios
de otra manera, hazlo, pues el hipo ya se te ha pasado.
189a Entonces Ari stfanes - me dijo Ari stodemo- , tornan-
do a continuacin la palabra, dijo:
- Efectivamente, se me ha pasado, pero no antes de
que le aplicara el estornudo, de suerte que me pregunto
con admiracin si la part e ordenada dc mi cuerpo desea
semej antes ruidos y cosquilleos, como es el estornudo, pues
ces el hipo tan pront o como le apliqu el estornudo.
A lo que respondi Erix maco:
- Mi buen Aristfanes, mira qu haces. Bromeas cuan-
do ests a punto de hablar y me obligas a convertirme en
guardin de tu discurso para ver si dices algo risible,
a pesar de que te es posible hablar en paz. IJ
y Aris tfanes, echndose a rer , dij o:
- Diccs bien, Er ixmaco, y considrese que no he dicho
10 que acabo de decir . Pero no me vigiles, porque lo que
yo t emo en relacin con lo que vay a deci r no es que diga
cosas risibles - pues est o sera un beneficio y algo caracte-
rstico de mi mus a- , sino cosas rid culas 66.
-c-Despu s de tirar la piedra - dijo Erixmaco- Aris -
t fanes, crees que te vas a escapar. Mas presta at encin
y habla como si fueras a dar cuent a de lo que digas. No
obstante , quizs, si me par ece, te perdonar.
- Efcctivamente, Erixmaco - dijo Aristfanes- , ten- e
go la intencin dc habl ar de manera muy distinta a como
t y Pausanias habis hablado. Pues, a mi parecer, los hom-
bres no se han percatado en abso luto del poder de Eros,
puesto que si se hubiesen per catado le habrl an levantado
los mayor es templ os y alt ares y le har an los ms grandes
sacrificios, no como ahora, que no existe nada de esto re-
lacionado con l 67, siendo as qu e debera existir por enci-
ma de todo. Pues es el ms filntr opo de los dioses ,
al ser auxili ar de los hombres y mdico de enfer medades rl
tales que, una vez cur adas, habra la mayor felicidad para
66 En esta contestacin de Ar istfanes, llena de fina irona, ha queri-
do ver G. L. KOUTROUMBOUSSIS, Interpr etatio n der Aristo phanesredc im
Svmpoaon Pt etons, Pkuo n 20 (1968), 202-3, una alusin al discurso
de Erixlmacu. Para una interpretacin diferente cf. G. STGEN, Platn,
Banquec 189b) , Let omus 26 (l 967), 195.
67 Este juicio de Aristfanes es tambin exagerado, ya que un culto
a Eros desde tiempos antiqu simos hab a al menos en la ciudad beocia
de Tespias, donde cada cuatro aos se celebraban certmenes musicales
y atlticos en su honor (cf., ahora , sobre el tema, S. FASCE, Eros. La
f igura e il cutso, Gnova, 1977).
222 DILOGOS BANQUETE 223
el gnero humano. Intentar, pues, explicaros su pode r y
voso tros seris los maestros de los dems. Pero, primero,
es preciso qu e conozc is la natur al eza humana y las modi-
cacones que ha sufrido, ya que nuestr a antigua natur ale-
za no era la misma de ahora. sino diferente . En primer
lugar . tres eran los sexos de las personas, no dos. como
ahora. masculino y femenino, sino que haba, adems. un
tercero que participaba de estos dos . cuyo nombre sobrevi-
ve todava, aunque l mismo ha desaparecido. El andrgi-
no 68 , en efecto, era entonces una cosa sola en cuanto a
forma y nombre, que participaba de uno y de otro, de
lo masculino y de lo femenino. pero que ahora no es sino
un nombre que yace en la ignominia. En segundo lugar ,
la forma de cada persona era redo nda en su totalidad, con
la espa lda r los costados en forma de Crculo. Tena cuatro
manos, mismo nmero de pies que de manos y dos rostros
per fectamente iguales sobre un cuello circular. Y sobre es-
tos dos rostros, situados en direcciones opuestas, una sola
1900 cabeza , y adems cuatro orejas, dos rganos sexuales. y
todo lo dems como uno puede imaginarse a tenor de lo
N En muchos muos de culturas primiti vas la idea de la and rogjneidad
juega un importan te papel, como puede comprobar se por los libros de
M. Datccear, Herma/ro</iI (l, Barcelona, 1969, y de H. BAUMANN. Das
doppe/le GeKhlecht. Berln, 1955. De acuerdo con opiniones modernas
de mdicos, sexlogos y pstcotgos , etc. , cada persona tiene en si misma
en forma desviada las caracterstica s del sexo contrario. Para un origen
babilnico del mito del and rgino, vase K. ZlEGLElt, Menschen- und
w enenwerden, N/KA XXXI (1913), S27; para el tratamiento plat nico
de este mito pueden consultarse lo. siguientes trabajo>: J . BOLlAK, Le
mythc d'Aristophane daos le Banquet de Platn, REG 75 (1962), IX-X;
L. BRlSSON, Bisexualh et mdiaricn en Grece ancienne, NRP 7 (1973),
27-48; K. J. RECIlfORD, Desire with t ore. Aristophanes and the comic
catharsis, Ramus 3 (1974), 41-69: J. HAN!, Le Mythe de I'Androgyne
dans le Banquct de Platon, Euphrosyne XI (1981-2), 89-101.
dicho. Caminaba t amb in recto como ahora, en cua lquiera
de las dos direcciones que quisiera; pero cada vez que se
lanzaba a correr velozmente, al igual que ahora los acr-
bal as da n volteretas circulares hacie ndo girar las pierna s
hasta la posicin vert ical, se mova en Crculo rpidamente
apoyndose en sus miembros que entonces eran ocho. Eran
tres los sexos y de estas caractersticas, porque lo masculi-
no era originariamente descendiente del sol, lo femenino,
de la tierra y lo que participaba de ambos, de la luna. b
pues tambin la luna participa de uno y de ai ro 69. Precio
samente eran circulares ellos mismos y su marcha, por ser
similares a sus progenitores. Eran tambin ext raor dinar ios
en fuerza y vigor y tenan un inmenso orgullo. hasta el
punto de que conspiraron cont ra los dioses. Y lo que dice
Homero de Esfialt es y de Oto se dice tambin de ellos 70:_
que intentaron subir hasta el cielo par a at acar a los di oses.
Entonces. Zeus y los dems dioses deliberab an sobre qu e
deban hacer con ellos y no encontraban solucin. Porque,
ni podan ma tarl os y exterminar su linaje, fulminndolos
con el rayo como a los gigantes, pues entonces se les ha-
f>9 La relacin sol-hombre, tierr a-mujer. luna-a ndrgino tiene que ver
con la concepcin del ser humano como microcosmos. reflejo exacto del
macrocosmos, segun la doct rina jnica de la escuela hpocr atca, que en
cierta medida se expone tambin en el Timeo J3b, 40a Y44d: lodos los
seres vivos nenen una phjsis a semejanza del cosmos (cL DIEZ. Platons...
pags. 58 y 72, n. 28). La bisexualidad de la luna por estar situada entre
el sol y la tierra er a mencionada por el historiador Filcoro de Atenas
( n . nr-rv a , C.) y aparece tambin en el himno rfico IX 4.
lo Segun HOMEIlO, tos hermano s gigantes Bsfialtes y Oto aprisiona-
ron, en cierta ocasin, a Ares durante un alto (er. JI. V 385 ss.), e inten-
taron escalar el cielo a travs de los montes Pelin, Ossa y Olimpo par a
derrocar a Zeus (cf. Od. XI 307-320), La refer encia aqu a Homero es
para dar ms autor idad a la invencin del andrgino (cr. VICAIRE, Pta-
Ion .. .. pg. 97).
224 DI LOGOS BANQUETE 225
br fan esfumado tambin los honores y sacrifici os que reci-
ban de parte de los hombres, ni podan permitirles tampo-
co seguir siendo insolentes. Tras pensarlo detenidamente
dijo, al fin, Zeus: Me parace que tengo el medio de cmo
podran seguir existiendo los hombres y, a la vez, cesar
de su desenfreno hacindolos ms dbiles. Ahora mismo,
dijo, los cortar en dos mitades a cada uno y de esta forma
d ser n a la vez ms dbiles y ms tiles para nosotros por
ser ms numerosos. Andarn rectos sobre dos piernas y
si nos parece que todava perduran en su insolencia y no
quieren permanecer tranquilos. de nuevo, dijo, los cortar
en do s mit ades, de modo que caminarn dando saltos so-
bre una sola pierna 71. Dicho esto , cortaba a cada indivi-
duo en dos mitades, como los que cortan las serbas y las
ponen en conserva o como los que cortan los huevos con
e crines n . Y al que iba cortando ordenaba a Apolo 73 que
volviera su rost ro y la mitad de su cuello en dir eccin del
corte , pa ra que e! hombre, al ver su propia divisin, se
hiciera ms moderado, ordenndole tambin curar lo de-
ms. Entonces, Apolo volva el rostro y, j unt ando la pie!
de todas partes en lo que ahor a se llama vientre, como
bolsas cerradas con cordel, la ataba haciendo un aguj ero
1J M . G. BONANNO, Aristofane in Platone (Pax 412 et Symp. 19Oc)>>,
MCr . X-Xli (197577), 103-112, esp. pg . 107, ha puesto en relacin to-
do este pasaje de 190b-d con la La Paz 403-422 de ARTsrFANEs .
72 PLUTARCO. Ero !. 24. habla de cortar huevos (evidentemente, du-
ros) con crines , como expresin pr overbial pa ra aludir a la facilidad con
la qu e los amantes se separ an, a pesar de su unin aparentemente firme.
Otr os intrpretes ven en ello una referencia a las prcticas de adivinacin
rfica s por medio del examen de huevos. En todo caso , aqu se trat a
de comparar la facilidad con la que Zeus divide a estos poderosos seres.
7l Ent re las funciones de Apelo est aba tambi n la de ser mdico (d.
Crdr. 405a ss.) . A estas funciones alude tambin Agatn en su discur so
(cf., ms adelante. 197a) .
en medi o del vientre, lo que llaman precisamente ombligo.
Alis las otras arrugas en su ma yora y model tambin 19l a
el pecho con un instrumento parecido al de los zapateros
cuando alisan sobre la horma los pliegues de los cueros.
Pero dej unas pocas en torno al vientr e mismo y al om-
bligo, para que fueran un recuerdo del antiguo estado . As,
pues, una vez que fue seccionada en dos la for ma ori ginal,
aorando cada uno su propia mitad se juntab a con ella
y rodendose con las manos y ent relazndose unos con
ot ros , deseos os de unirse en una sola naturaleza , moran
de hambre y de absoluta inaccin, por no querer hacer
nada separados uno s de otr os. Y cada vez que mora una b
de las mitades y quedaba la otra, la que quedaba buscaba
otra y se enlazaba con ella, ya se tropezara con la mitad
de una muj er entera, lo que ahora precisame nt e llama mos
mujer , ya con la de un hombre, y as seguan murien do.
Compadecindose entonces Zeus, inventa otro recur so y
traslada sus rgano s genitales hacia la parte delant era, pues
hasta ent onces tambin stos los tenan por fuera y engen-
draban y par an no los uno s en los otros, sino en la tierra,
como las cigarras 74. De esta forma, pues, cambi hacia e
la parte frontal sus rganos genitales y consigui que me-
diante stos tuviera lugar la generacin en ellos mismos,
a tr avs de 10 masculino en lo femenino, para que si en
el abrazo se encont ra ba hombre con mujer , engendraran
y siguiera existiendo la especie humana, pero, si se encon-
traba varn con varn, hubiera, al menos, sat isfaccin de
su cont acto, descansaran, volvieran a sus trab ajos y se preo-
cuparan de las dems cosas de la vida. Desde hace tanto)(
tiempo, pues, es el amor de los unos a los otros innato
74 Al parecer , no son las cigarras las que paren en la tierra, sino
ciertas especies de saltamontes .
93. - 15
226 DI LOGOS BANQUETE 227
en [os hombres y restaurador de la ant igua nat ur aleza,
'v- d que intenta hacer uno solo de dos y sanar la naturaleza
t- humana. Por tanto, cada uno de nosotros es un smbolo n
de hombre. al haber quedado secci onado en dos de uno
solo, como los lenguados. Por esta razn. precisamente,
cada uno est buscando siempre su propio smbolo. En
consecuencia . cua ntos homb res son seccin de aquel ser
de sexo comn que entonces se llamaba and rgino son afi -
cionados a las mujer es, y pert enece tambin a este gnero
la mayora de los adlteros; y proceden tambin de l cuan-
tas muj eres, a su vez, son a ficionadas a los hombres y adl-
teras . Pero cuantas mujeres son seccin de muj er, no pres-
tan mucha atencin a los hombres, sino que estn ms
indinadas a las mujeres . y de este gnero proceden tam-
bin las lesbianas 76. Cuantos, por el contrar io, son sec-
cin de varn, persiguen a los varones y mientras son
.j venes, al ser rodajas de varn, aman a los hombres
y se alegran de acostarse y ab raza rse; stos son los me-
jores de cnrre los jvenes y adolescent es, ya que son
7) AlllsTTHES, en De Re". offim. 711b, resumiendo la teora gennca
de Empdocles . habla de que lo masculino lo femenino tienen cada
1.1110 como un simbolo , es decir, una part e o contribucin del ser que
se gene ra (cf. Los JilUs%s presocr ncos, B.C.G. 24, vol. 11 , Mad rid.
1979, fr. 396, pg. 218). La comparaci n, un poco despus, oon los len-
guados procede del prop io AIlISTFAt<iES, Lis. 115-6.
7. nica referencia de la literat ura lica clsica que reconoce explici -
tamente la exist encia de la homosexua lidad femenina (cf'. D OVEIl, Oreetc
Honrosexualily .... pg. 172; para la t raduccin aqu de hl'/oin's/riai por
lesbianas, cf. Ibid. , pg. 182, nn. 34 y 36). Les biana (lesbirZ,ein,
lesbizei n), en la Ant igedad, aluda ms bien a la capacidad de inventi va
sexual en general (eL M. FE RNNPE Z GALIA';O, Safo y el amor s co,
en El descubrimient o dtl amor en Grecia, Mad rid, 1959, pg s. 9-54, esp.
pg. 43, Y W. KIlOlL, Lesbisc hc Liebe, en Rli, XXIII (1924), cots.
2100-2}.
los ms viriles por naturaleza. Algunos dicen que son \ 92<:1
unos desver gonzados, pero se equivocan. Pues no hacen
est o por desvergenza , sino por audacia, hombra y mas-
culinidad, ab raza ndo lo que es similar a ellos. Y una
gran prueba de esto es que, llegados al trmino de su for-
macin , los de tal natural eza son los nicos que resultan
valientes en los asuntos polticos. Y cuando son ya UIl OS
hombres, aman a los mancebos y no prestan ate ncin por b
inclinacin natural a los casamient os ni a la procreacin
de hijos, sino que son obligados por la ley, pues les bas ta
vivir sol teros todo el tiempo en mutua compa a. Por con-
siguiente , el que es de tal clase resulta, ciertamente, un
amante de mancebos y un amigo del amant e, ya que siem-
pre se apega a lo que le esta empa rent ado. Pero, cuando
se encuentr an con aquella autnt ica mitad de si mismos
tant o el pederasta como cualquier ot ro , quedan entonces "1-
mar avillosamen te impresionados por afecto, afi nidad y
amor, sin querer, por as decir lo, separarse unos de otros e
ni siquiera por un momento. stos son los que permane-
cen unidos en mutua compa a a lo largo de toda su vida ,
y ni siquiera podran decir qu desean conseguir real mente
unos de otros. Pues a ni nguno se le ocurr ira pensar que
ello fuera el contacto de las relaciones sexuales y que, pre-
cisamente por esto, el uno se alegra de estar en compaia
del otro con tan gran empeo . Ant es bien, es evidente que
el alma de cada uno desea otra cosa que no puede expresar,
si bien adivina lo qu e qui er e y lo insina enigmticamente. d
y si mientras estn acostados juntos se presentara Hefesto
con sus instrument os y les preguntara : Qu es, realmen-
te, lo qu e queris, hombres, conseguir uno del ot ro?, y
si al verlos perplejos volviera a pregunt arl es: [ Acaso 10
que desei s es estar j untos lo ms posible el uno del ot ro ,
de modo que ni de noche ni de da os separ is el uno del
228 DI LOGOS BANQUETE 229
otro? Si realmente desei s esto, quiero fundiros y soldaros
en uno solo. de suert e que siendo dos lleguis a ser uno ,
y mientras vivis, como si fuer is uno solo. vivis los dos
en com n Y. cuando muris, tambin all en el Hades seis
uno en lugar de dos. muertos ambos a la vez. Mirad. pues,
si deseis esto y estari s contentos si lo conseguts. Al or
estas palabras, sabemos que ninguno se negara ni darfa
a entender qu e desea otra cosa, sino que simplemente cree-
ra habe r escuchado lo que, en realidad , anhelaba desde
hacia tiempo: llegar a ser uno solo de dos, juntndose y
fundindose con el amado. Pues la razn de esto es que
nuestra ant igua naturaleza era como se ha descrito y naso-
-c/ tros est bamos ntegros. Amor es, en consecuencia, el nom-
l' bre para el deseo y persecucin de esta int egridad. Antes,
19)Q como di go, ramos uno , pero ahora. por nuestra iniqui-
dad, hemos sido separados por la divinidad, como los aro
cadi os por los lacedemonios 77 . Existe, pues, el temor de
que, si no somos mesur ados respect o a los dioses, poda -
mos ser par tidos de nuevo en dos y andemos por ah como
los que est n esculpidos en relieve en las estelas. serrados
en dos por la nari z, convertidos en tscras. sta es la ra-
zn, precisamente, por la que todo hombre debe exhort ar
a ot ros a ser piadoso con los dioses en todo, para evita r
lo uno y conseguir lo otro , siendo Eros nuestro gua y eau-
b dillo. Que nadie obre en su contra - y obra en su cont ra
el que se enemista con los dioses-e, pues si somos sus ami -
gos y estamos reconciliados con el di os. descubri remos y
" Alusin a la destruccin, en el 385 a. C. de la ciudad arcadia
de Mar uinea por parte de los esparta nos, y a la de sus habita n-
tes en cuatro asentamientos separados (eL JENOl-ONTI!. H el . V 2. $.7).
Pa ra la relacin de este hecho con la fecha real de composicin del di lo-
go, vase lrurodu ccon, pg. 180.
nos encontraremos con nuestros propios amados. lo que f
ahora consiguen slo unos pocos. Y que no me int errumpa
Erixmaco para burlarse de mi discurso diciendo que aludo
a Pausani as y a Agat n, pues tal vez tambin elles pert e-
nezcan realmente a esta clase y sean ambos varones por
naturaleza. Yo me estoy refiriendo a todos, hombres y mu- r
jeres, cuando digo que nuestr a raza slo podra llegar a W
ser plenament e feliz si llevramos el amor a su culmina- l/'-
cln y cada uno encontrara el amado que le pert enece
retornando a su antigua naturaleza. Y si esto es lo mejor,
necesariamente tambin ser lo mej or lo que, en las actua-
les circunsta ncias , se acerque ms a esto. a saber , encon-
trar un amado que por natu raleza responda a nuestras as-
piraciones. Por consiguient e, si celebramos al di os causan-
te de esto, celebraramos con toda justicia a Er os, que en
el moment o actual nos procura los mayores beneficios
por llevarnos a lo que nos es afn y nos proporciona para d
el fut uro las mayores esperanzas de que, si most ramos
piedad con los dio ses, nos har dichosos y plena mente et-
ces, tras restabl ecernos en nuest ra antigua naturaleza y cu- ,
ramos.
ste, Erxfmaco, es - dijo- mi discurso sobre Eros,
distinto, por cierto , al tuyo. No lo ridiculices, como te pe-
d, para que oigamos tambin qu va a decir cada uno de
los rest antes o, ms bien. cada uno de los otros dos, pues
quedan Agat n y Scrat es.
- Pues bien, te obedecer - me dijo Aristodemo Que
respondi Eri xfmaco- , pues ta mbin a m me ha gustado
or tu discurso. Y si no supiera que Scrates y Agat n son
fonnidables en las cosas del amor, mucho me temera Que
vayan a estar faltos de palabras , por lo mucho y variado
que ya se ha dicho. En este caso, sin embargo, tengo plena
confianza.
230 DILOGOS BANQUETE 2J I
194a - T. mismo, Erixmaco - dijo ento nces Scrates-e,
has competido, en efecto, muy bien, pero si estuvieras donde
estoy yo ahora, o mejor , tal vez, donde est cuando Aga-
t n haya dicho tambin su bello discurso, tendras en ver-
dad mucho miedo y estaras en la mayor desesperacin,
como estoy yo ahora.
- Pretendes hechzarme 78 , Scrates e-dij o Agatn-
para que me desconciert e, hacindome creer que domina
a la audi encia una gran expectaci n ant e la idea de que
voy a pronunciar un bello discur so.
- Sera realmente desmemoriado, Agatn - respondi
Scrates-c. si despus de haber visto tu hombra y elevado
b espritu al subir al escenario con los actores y mirar de
frente a tant o pblico sin turbar te lo ms mnimo en el
momento de present ar tu propia obra, creyese ahora que
t ibas a quedar desconcertado por causa de nosotros, que
slo somos unos cuantos hombres.
- Y qu, Scrates? - dijo Agatn-c-. Realmente me
consideras tan sat urado de teatro como pa ra ignorar tam-
bin que, para el que t enga un poco de sentido, uno s po-
cos inteligentes son ms de temer que muchos estpidos?
- En verdad no hara bien, Agatn - dijo S crates-e,
e si tuviera sobre ti una rstica opinin . Pues s muy bien
que si te enco ntraras con unos pocos que consi deraras sa-
bios, te preocuparas ms de ellos que de la masa, Pero
tal vez nosotros no seamos de esos inteligentes, pues est u-
vimos tambin all y ramos parte de la mas a, No obs tan-
te, si te encontraras con otros realment e sabios, quizs te
avergonzartas ante ellos, si fueras consciente de hacer algo
que tal vez fuera vergonzoso. O qu te parece?
19 La relacin de Scrates con la magia, encantamiento , hechizo y
fenmenos similares aparece, con relat iva frecuencia, en los dilogos DIa-
tnicos (cf'. Cr m. 155e, 157e, 176b; Men, 80a-b, etc.).
- Que tienes razn -cdlio.
- ,Y no te avergonzaras ante la masa, si creyeras hu-
cer algo vergonzoso?
Entonces Fedro - me cont Aris todemo- les intcrrum-
pi y dijo:
- Querido Agat n, si respondes a Scrates, ya 110 le 1111- ,
portar nada de qu manera se realice cualquiera de nues-
tros proyectos actuales, con tal que tenga slo a uno COIl
quien pueda dialogar, especi almen te si es bello. A m, es
verdad, me gusta or dialogar a Scrates, pero no tengo
ms remedio que preocuparme del encomio a Eros y exigir
un discurso de cada uno de vosotros, Por con siguiente,
despus de que uno y ot ro hayan hecho su con tri bucin
al dios , ent onces ya dialoguen.
- Dices bien, Fedro -c-respondi Agat nc-: ya nada r
me impide hablar, pues con Scrates podr dialoga r, rum-
bl n, desp us, en otras muchas ocasiones.
Yo quiero, en primer lugar, indicar cmo debo huccr
la exposicin y luego pronunciar el discurso mismo . 1-:11
efecto, me parece que todos los que han hablado antes
no han encomiado al dios, sino que han felicit ado a 'J.
hombres por los bienes que l les causa. Pero ninguno hu /
dicho cul es la naturaleza misma de quien les ha hecho X
estos regalos. La nica ma nera corr ect a, sin emba rgo, de
cualquier cosa es explica r palabra por palabra cul es la
nat uraleza de la persona sobre la que se habla y de qu
clase de efectos es, realmente, responsable. De esta modo,
pues, es justo que nosotros tambi n elogiemos a Eros, prl -
mero a l mismo, cul es su naturaleza, y despus sus dones.
Afi rmo, por ta nto, que, si bien es cierto que todos los dio-
ses son felices, Eros, si es lcito decirlo sin incurr ir en
t igos divinos , es el ms feliz de ellos por ser el ms hcrmo .
232 Dl LOGOS BANQUETE 233
so y el mejor. Y es el ms hermoso por ser de la naturaleza
siguiente. En primer Jugar , Fedro, es el ms joven de los
'lbdioses. Y una gran prueba en favor de lo que digo nos la
'<ofrece l mismo cuando huye apresuradamente de la vejez.
que obviamente es rpida o, al menos, avanza sobre noso-
tros ms rpidamente de lo qu e debiera. A sta, en efect o,
Eros la od ia por naturaleza y no se le aproxima ni de lejos.
Antes bien. siempre est en compa a de los jvenes y es
joven, pues mucha razn tiene aquel ant iguo dicho de que
lo semejante se acerca siempre a lo semejante 79. Y yo,
que estoy de acuerdo con Fedro en otras muchas cosas,
no estoy de acuerdo, sin embargo, en que Eros es ms
ant iguo que Cr ono y Jpcto sino que sostengo , por el
cont rario, que es el ms joven de los dioses y siempre
e joven, y qu e aquellos ant iguos hechos en relacin con los
dioses de que hablan Hesodo y Par mnides 81 se han ori-
ginado bajo el imperio de la Necesidad y no de Eros, su-
poniendo que aquellos dijera n la verdad. Pues no hubieran
existido mutilaciones ni mut uos encadenamientos ni otras
". La primera formulacin de este se encuentra en Ho-
),l [ RO, Od. XVII 218; tambin se vuelve a encontr ar en PLATN. Lis.
214a. YRep, 329a. En este mismo dilogo, Eriximaeo dice lo mismo
ret endo a lo desigua l.
10 Ja pet o, padre de Atl as , Prcmereo y Epimet ec , era d ms viejo
de los Titanes, mientras que Crono, pa dre de z eus. era el ms joven.
En el uso tico, llamar a algu ien Crono o J pero denot aba ser muy anu-
cuece y estar pasado de moda (d . A.ISTFA. ...es, Nub. 929, 998).
.. l os hechos en relacin con los die ses a que se refiere aqu Agat n
son los que narra HESoDO, Teog. 147210 y 4S3-506. En los fragment os
de Parmnides que conocemos no hay ningu na alusin a estos hechos,
aunque si se encue nt ra en ellos el concepto de Necesidad (A mi" ke) divini-
zado (cL Los filsofos presocr t cos, Il .C.G. 12, vol. 1, Madr id, 19t1l ,
fr . IOH, pg. 482) . Para la crt ica, aqu, de Agatn al contenido did acti-
co de Il poesa besidica, vase VCAIRE, Plalon... , pgs. 103-104.
muchas violencias , si Eros hubiera estado entr e ellos, sino
amistad y paz, como ahora, desde que Eros es el soberano
de los dio ses. Es, pues, joven, pero adems de joven es
delicado. Y est necesitado de un poeta como fue Homero
para describir la delicadeza de este dios. Homero, efec- ti
nvamente, afi rma que Ate es una diosa delicada - al me-
nos que sus pies son delicados- cuando dice:
sus pies ciertamente son delicados, pues al suelo
no los acerca, sino que anda sobre las cabezas de los
[hombres 82.
Hermosa, en efecto, en mi opinin, es la prueba que uti-
liza par a poner de manifiesto la delicadeza de la diosa :
que no and a sobre lo duro. sino sobre lo blando. Pues
bien, tambin nosotros utilizaremos esta misma prueba en
relacin con Eros para most rar que es delicado. Pues
no anda sobre la tierra ni sobre crneos, cosas que no son e
precisamente muy blandas, sino que anda y habita entre
las cosas ms blandas que existen. ya que ha esta blecido
su morada en los caracte res y almas de los dioses y de
los hombres. Y, por otra parte, no lo hace en todas las
almas indiscrimi nadamente, sino que si se tropi eza con una
que tiene un temperamento duro, se marcha, mientras que
si lo tiene suave. se queda. En consecuencia , al estar conti-
nuamente en contacto, no slo con sus pies. sino con todo
su ser, con las ms blandas de ent re las cosas ms blandas.
ha de ser necesari amente el ms delicado. Por tanto. es
el ms joven y el ms delicado, pero ade ms es fexible de 196<1
forma, ya que, si fuera rgido, no sera capaz de envolver
' 2 Cf , 11. XIX 91-94, do nde se habla de Ale, la Iuncsta hija de Zeus
qu e inspira en lo! hombre! la locur a y malas decisiones que le llevan
a su ruina.
-
234 DILOGOS BANQUETE 235
por todos lados ni de pasar inadverti do en su primera en-
trada y salida de cada alma. Una gran prueba de su figura
bien proporcionada y flexible es su elegancia, cualidad que
precisamen te, segn el testimonio de todos, posee Eros en
grado sumo, pues entre la deformidad y Eros hay siempre
mutuo ant agonismo. La belleza de su tez la pone de mani -
fiesto esa estancia entre flores del dios 83, pues en lo que
est sin flor o marchito, tanto si se trata del cuerpo como
del alma o de cualquier ot ra cosa, no se asienta Eros.
b pero donde haya un lugar bien florido y bien perfumado,
ah se posa y permanece.
Sobre la belleza del dios, pues, sea suficiente lo dicho,
aunque todava quedan por decir otras muchas cosas. Hay
que hablar a continuacin sobr e la vir tud de Eros, y lo
ms impo rtante aqu es que Eros ni comete inj usticia con -
tra dios u hombre alguno, ni es objeto de injusticia por
parte de ningn dios ni de ningn hombre. Pues ni padece
de violencia, si padece de algo, ya que la violencia no toca
a Eros, ni cuando hace algo, lo hace con violencia , puesto
que todo el mundo sirve de buena gana a Eros en todo,
y lo que uno acuerde con otro de buen grado dicen las
leyes reinas de la ciudad 84 qu e es justo . Pero, adems
de la justicia, participa tambin de la mayor templanza .
u La presencia de Eros entre flor es y ja rdines, en general , es uno
de los lugares de estancia ms preferidos de esta divinidad , como se rcf'lc-
[a tambin en la pintura de los vasos griegos en los que aparece muchas
veces asociado con mot ivos flor ales o sosteniendo flores en sus manos
(cr., sobre el tema, W. M. CLAIIKE, Thc God in the Dew)}, A C 43
[1974J, 57-73, esp. pgs. 60 y sigs.) .
!4 La expresin se la atri buye AIIlsrTELIiS, Ret. 1406a I7-23 al retor
del s. IV a . C., Alcidamaute. de la escuela de Gorgias. PtNDARO llama
a la ley reina de los homb res y dioses (cf'. f r. 169, en G. KIRKWOOD,
Setecton from Pindar, A PhA (1982J, 347-9).
Se reconoce, en efecto, que la templanza es el dominio
de los placeres y deseos, y que ningn placer es supe-
rior a Eros . Y si son inferiores sern vencidos por Eros
y los dominar, de suerte que Eros, al dominar los pla-
ceres y deseos, ser extraordinariamente templado. Y en
lo que se refiere a valenta, a Eros (mi siquiera Ares
puede resistir 85, pues no es Are s quien domina a Eros, d
sino Eros a Ares - el amor por Afrodita, segn se dice 86 ,
Ahor a bien, el que domina es superior al dominado y si
domina al ms valiente de los dems, ser necesariamente
el ms valiente de todos. As, pues, se ha hablado sobre
la j usticia, la temp lanza y la valenta del dios; falta hablar
sobre su sabidura, pues, en la medida de lo posib le, se
ha de int entar no omitir nada. En primer lugar , para hon-
rar tambin yo a mi art e, como Erixmacc al suyo, es el
dios poeta tan hbil que incluso hace poeta a ot ro. En e
efecto, todo aquel a quien toque Eros se convierte en poe -
ta, aunque antes fuera extra o a las musa s 87. De esto,
precisamente, conviene que nos sirvamos como testimonio,
de que Eros es, en general, un buen poeta en toda clase
de creacin ar tstica. Pues 10 que uno no tiene o no cono-
ce, ni puede drse lo ni enserselo a otro. Por otra par te,
. 5 De S FOCLES, Tiesles (d. f r. 235 N.), dicho no de Eros, sino de
A m nke (Necesidad).
"' Ares se enamor dc Afrodi ta , esposa de Hcfesto quien sorprendi
a los dos amantes en la cama, episodio que cuenta HOMERO, Od. VlIl
266-366.
" Oc EVllipIDES , f r. 663 N. Agutn. qu e ya habla hecho alusin a
Hesodo y a Home ro y que haba citado a Sfocles, menciona ahora
cl final de un verso proverbi al de la Esienebea de Eur ipides . A juzgar
por el gran nmero de autore s que citan este verso parece que se trata
de una idea muy aceptada por los antiguos (cf'. VICAlRE, Platon... , pgi-
na 173, y Lo GIL, Los antiguos y la insmrac on potica, Madrid , 1966,
pgina 70).
236 DILOGOS BANQUETE 237
1970 respecto a la proc reacin de t odos los seres vivos, qmcn
negar que es por habilidad de Eros por la que nacen y
crecen todos los seres? Finalmente, en lo que se refiere
a la maestra en las artes , acas o no sabemos que aquel
a quien ensee este dios resu lta famoso e ilustre, mientras
que a quien Eros no toque permanece oscuro? El arte de
disparar el arco, la medicina y la adivinacin los descu bri
Apolo guiado por el deseo y el amor, de suerte que tam-
b bin l puede considerarse un discpulo de Eros, como lo
son las Musas en la msica, Hefesto en la forja, Atenea
en el arte de tejer y Zeus en el de gobernar a dioses y
hombres. sta es la razn precisamente por la cual tam-
bin las actividades de los dioses se organizaron cuando
Eros naci ent re ellos - evidentemente, el de la belleza,
pues sobre la fealdad no se asienta Eros -. Pero antes,
como dije al principio, sucedieron entre los dioses muchas
cosas terribles, segn se dice, debido al reinado de la Nece-
sidad, mas tan pronto como naci este dios, en virtud del
amo r a las cosas bellas, se han originado bienes de todas
clases par a dioses y hombres.
I De esta manera, Fedro, me parece que Eros, siendo
'j.. l mismo, en pri mer lugar, el ms hermoso y el mejor ,
e es causa luego para los dems de otras cosas semejantes .
y se me ocurre tambin expr esaros algo en verso, diciendo
que es ste el que produce
la paz entre los hombres, la calma tranquila en alta mar,
el reposo de los vientos y el sueo en las inquietudes 88.
S! Puede que se trate de dos versos de alguna obra del propio Aga-
t n, aunque son hexmetros y ello es poco frecuente en un poeta trgico.
Por esta razn se ha pensado tambin en una cita de algn autor deseo-
nacido. Tampoco debe descartarse la posibi lidad de una improvisacin
debida a la inspi racin del poeta Agat n en ese momento (cf. VlCAtRE,
Ptaton..., pg. 117).
l es quien nos vaca de ext raamiento y nos llena de inti -
midad , el que hace que se celebren en mutua compaa d
todas las reun iones como la presente, y en las fiestas, en
los coros y en los sacrificios resulta nuestro gua; nos otor-
ga mansedumbre y nos quita aspereza; dispues to a dar cor-
diali dad, nunca a dar host ilidad; es propicio y amable;
contemplado por los sab ios, admi ra do por los dioses; co-
diciado por los que no lo poseen, digna adq uisicin de los
que lo poseen mucho; padre de la molicie, de la delcadc-
za, de la voluptuosidad, de las gracias, del deseo y de-la
nostalgia; cuidadoso de los buenos, despreocupado de los
malos; en la fati ga, en el miedo, en la nostalgia, en la
palabra es el mejor piloto, defensor, camarada y salvador;
gloria de todos, dioses y hombres; el ms hermoso y mejor e
gua, al que debe seguir en su cortejo t odo hombre, can -
tanda bellamente en su honor y participando en la oda
que Eros entona y con la que enca nta la mente de todos
los dioses y de todos los hombres 89 .
Que este discurso mo, Fed ro - dijo- quede dedicado
como ofrenda al dios, discurso que, en la medida de mis
posibilidades, partici pa tanto de diversin como de mesu-
rada seriedad 90.
.9 Varios intrp retes de este dilogo coinciden en considerar a esta
ltima parte del discurso de Agat n como un verdadero himno a Eros
en su calidad de dios de la poesa tal como lo habia calificado en 196e
(cf'. PENWILL, Men. .. >I, pg. 154); sera un himno en prosa a las dotes
de este dios que podra competir con cualqu ier otro himno en verso tan-
lo por el equilibrio armnico de su composicin como por su sonoridad
musical" (cf'. W . JAEOER, Paideia.. ., pg. 577).
90 Esta mezcla de diversin y seriedad recuerd a tambin el final de
la Defensa de Helena de Oorgtas, a la que su propio autor califica de
paignion, una composicin pensada para ser admirada por su elocuencia
y maestra estilstica, pero vaca de contenido.
238 DILOGOS BANQUETE 239
,
198 Al terminar de habl ar Agatn, me dijo Aristodemo que
todos los presentes aplaudieron estr uendosamente, ya que
el joven haba hablado en trminos di gnos de s mismo
y del dios. Entonces Scrates , con la mirada puesta en Bri-
ximaco , dijo:
- Te sigue pareciendo, oh hijo de Acmeno, que mi
temor de antes era inj ustificado . o no crees, ms bien, que
he hablado como un profeta cuando deca hac e un mo-
mento que Agat n hablara admi rablemente y que yo me
iba a encontrar en una situacin difcil?
- Una de las dos cosas , que Aga tn hablara bien
- dijo Erixmaco-, creo, en efecto, que la has dicho pro-
fticament e. Pero que t ibas a estar en una situacin dif -
cil no lo creo.
o - Y cmo, feliz Erixmaco, no voy a estarlo - dijo
Scrates-, no slo yo, sino cualquier otro , que tenga la
intencin de hablar despus de pronunciado un discurso
ta n esplndido y variado? Bien es cierto que los otros as-
pectos no han sido igualmente admirables, pero por la be-
lleza de las palabras y expresiones final es, quin no que-
dara impr esionado al orlas? Reflexionando yo, efect iva-
mente, que por mi parte no iba a ser capaz de decir 'algo
ni siquiera aproximado a la belleza de estas palabras, casi
me echo a correr y me escapo por vergenza, si hubiera
e tenido a dnde ir. Su discurso, ciertamente, me recordaba
a Gor gias, de modo qu e he experimentado exactamente lo
que cuenta Homero 91: tem que Agatn, al trmi no de
"' En Od. XI 633-5, donde se describe el temor que se apodera de
Ulises al pensar que Pers one pod r enviar le desde el Hades la cabeza
de la Gorgona , monst ruo terrible . La leyenda de que la cont emplacin
de la Gorgona Medus a convert a a la gente en piedra se encuentra, en
cambio , en PNDARO, PiI . X 448, Y otros autores. Scrates aqu hace
un juego de palabras con los nombres de Gor gias y Gorgona .
su discur so, lanzara contra el mo la cabeza de Gorgas,
terrible orad or, y me convirt iera en piedra por la imposibi-
lidad de hablar . Y entonces precisamente comprend que
haba hecho el ridculo cuando me compromet con voso-
tros a hacer , llegado mi turno , un encomio a Eros en vues-
tr a compaa y afirm 92 que era un expert o en las cosas
de amor, sin saber de hecho nada del asunto, o sea, cmo d
se debe hacer un encomio cualquiera. Llevado por mi inge-
nuidad, crea, en efect o, que se deba decir la verdad sobre
cada aspecto del obj eto encomiado y que esto deba consti-
tuir la base, pero que luego deberamos seleccionar de es-
tos mismos aspectos las cosas ms hermosas y presentarlas
de la manera ms atr activa posib le. Ciertamente me haca
grandes ilusiones de que iba a hablar bien, como si supiera
la verdad de cmo hacer cualquier elogio. Pero, segn pa-
rece, no era ste el mtodo correcto de elogiar cualquier
cosa, sino que, ms bien, consiste en atribuir al objeto e
elogiado el mayor nmero posible de cualidades y las ms
bellas, sean o no as realmente ; y si eran falsas, no impor-
taba nada, Pues lo que antes se nos propuso fue, al pare-
cer, que cada uno de nosotros diera la impresin de hacer
un encomio a Eros, no que ste fuera realment e encomia-
do . Por esto, precisamente, supongo, removis todo tipo
de palabr as y se las atr ibus a Eros, y afirmis que es de
tal naturaleza y causante de tantos bienes, para que parez-
ca el ms hermoso y el mejo r posible , evidentemente ante
los que no le conocen, no, por supuesto, ante los instrui-
dos , con lo que el elogio resulta hermoso y solemne. Pero 1990
yo no conoca en verdad este modo de hacer un elogio
y sin conocerlo os promet hacerlo tambin yo cuando He-
gara mi t urno. La lengua lo promet i, pero no el cora-
92 CL 177d.
.. Adaptacin de un verso de EU\l.tPIDES, Hip. 6 12. La expresin se
h izo popular y la emplea tambin con gran efecto AR1STFANES, Ran.
101. 1471; Tesmof. 275.
,
z n ~ [Que se vaya, pues, a paseo el encomio! Yo ya
no voy a hacer un encomio de esta manera, pues no po-
dra. Pero, con todo, estoy dispuesto, si queris, a deci r
b la verdad a mi manera, sin competir con vuestros discur-
sos, para no exponerme a ser obj eto de risa . Mira, pues,
Fedro, si hay necesidad todava de un discurso de esta cla-
se y queris or expresamente la verdad sobre Eros, pero
con las palabras y giros que se me puedan ocurri r sobre
la marcha.
Entonces, Fedro y los dem s - me cont Aristodemo-
le exhort aron a hablar como l mi smo pensaba que deba
expresarse.
- Pues bien, Fedro - dijo Scrates-, djame pregun-
tar todava a Agat n unas cuantas cosas , para que, una
vez que haya obtenido su conformi dad en algunos puntos,
pueda ya hablar.
e - Bien, te dejo - respondi Fedro-. Pregunta, pues.
Despu s de esto - me dijo Aristodemo-, comenz S-
crates ms o menos as :
- - En verdad, querido Agat n, me pareci que has in-
troducido bien tu discurso cuando decas que haba que
1-- exponer primero cul era la naturaleza de Eros mismo y
luego sus obras. Est e principio me gus ta mucho. Ea, pues,
ya que a propsito de Eros me explicaste, por lo dems,
esplndida y formidablement e, cmo era, dime tambin lo
siguiente: es acaso Er os de t al natural eza que debe ser
d amor de algo o de nada? Y no pr egunto si es amor de
una madre o de un padre - pues sera ridcula la pregunta
de si Eros es amor de madre o de padre- , sino como
si a cerca de la palabra misma padre pregun tara: es el
padre padr e de alguien o no? Sin duda me dir as, si qui sie-
ras responderme correctamente, que el padre es padre de
un hijo o de una hija. O no?
- Claro que s - dijo Agatn.
- Y no ocurre lo mismo con la palabra madre?
Tambin en esto estuvo de acuerdo.
- Pues bien - dijo Scrates- respndeme todava un
poco ms , para que entiendas mejor lo que qui ero. Si te e
preguntara: y qu?, un hermano, en tanto que hermano,
es hermano de alguien o no?
Agatn respondi que lo era.
- y no 10 es de un hermano o de una hermana?
Agat n asinti.
- Intent a, entonces e-prosigui S crates-e, decir lo mis- X
mo acerca del amor. Es Eros amor de algo o de nada?
- Por supuesto qu e lo es de algo.
-Pues bien - dijo S crates-e, gurdate esto en tu mente 20Ca
y acurdate de qu cosa es el amor. Pero ahora responde- X
me slo a esto: desea Eros aquello de lo que es amor o no? I '
- Nat uralmente - dijo.
- Y desea y ama Jo que que desea y ama cuando lo /
posee, o cuando no lo posee?
- Probablemente - dijo Agatn - cuando no Jo posee. -;
-c-Consdera, pues - continu Scrates-e, si en lugar
de probablemente no es necesario que sea as, esto es, lo
que desea desea aquello de lo que est falto y no lo desea
si no est falto de ello. A m, en efecto, me parece ex- 1>
tr aordinarlo, Agatn, que necesariamente sea as. Ya ti
cmo te parece?
- Tambin a m me lo par ece - dijo Agatn .
- Dices bien. Pues, deseara alguien ser alto, si es al-
to, o fuerte, si es fuerte?
240 DILOGO S BANQUETE 241
93 . - 16
242 DILOGOS BANQUETE 243
V
20 la
l '
-c-Imposble, segn lo que hemos acordado.
- Porque, naturalmente, el que ya 10 es no podra estar
falto de esas cualidades.
- Tienes razn.
- Pues si - continu S crates-e- el que es fuerte, qui-
siera ser fuerte, el que es rp ido, ser rpido , el que est
sano, estar sano... - t al vez, en efecto, algun o podra pen-
sar, a propsito de estas cualidades y de todas las similar es
a stas, que quienes son as y las poseen desean tamb in
e aquello que poseen; y lo digo precisamente para que no
nos engaemos-o Estas perso nas, Agat n, si te fijas bien,
necesariament e poseen en el momento actual cada una de
las cualidades que poseen, quieran o no. Y quin desear a
precisamente tener lo que ya tiene? Mas cuan do alguien
nos diga: Yo, que estoy sano, qui siera tambin estar sa-
no, y siendo rico quiero tambin ser rico, y deseo lo mis-
e mo que poseo, le dir amos: T, hombre, que ya tienes
riqueza, sa lud y fuerza, lo que quieres realmente es tener
esto tambin en el futuro, pues en el momento actual, al
menos, quieras no, ya lo posees. Examina, pues, si cuan-
do dices 'deseo lo que tengo' no qui er es decir en realid ad
otra cosa que 'quiero tener tambin en el futuro lo que
en la actualidad tengo' . .Acaso no estara de acuerdo?
Agatn - segn me cont Aristodemo- afirm que lo
esta ra. Entonces Scrates dijo:
- y amar aquello que an no est a disposicin de
uno ni se posee no es precisamente esto, es deci r, que uno
t enga tambin en el futuro la conservacin y mantenimien-
to de estas cualidades?
e - Sin duda e-dij o Agat n.
- Po r tanto, t ambin ste y cualquier ot ro que sienta
deseo, desea lo que no tiene a su dispos icin y no est
presente, lo que no posee, 10 que l no es y de lo que
est falto. No son stas, ms o menos , las cosas de las
que hay deseo y amor?
- Por supuesto - dijo Agat n.
-c-Ea , pues - prosigui Scrates-c-, recapitulemos los
punt os en los que hemos llegado a un acuerdo. No es
verdad que Eros es, en pr imer lugar , amor de algo y, l u ~
go, amor de lo que t iene realment e necesidad?
- S - dijo .
- Siendo esto as, acurdate ahora de qu cosas dijest e
en tu discurso que era obj eto Eros . 0, si quieres, yo mis-
mo te las recordar. Creo, en efecto, que dij iste ms o
menos as, que entre los dioses se orga nizaron las activida-
des por amor de lo bell o, pues de lo feo no hab a amor.
No lo di jiste ms o menos as?
- As lo dije, en efecto - afirm Agat n.
- y lo dices con toda razn, compaero -c-dij o
Scrates-o y si esto es as, no es verdad que Eros sera y
amor de la belleza y no de la fea ldad?
Agatn estuvo de acuerdo en esto .
- Pero no se ha acordado que ama aquello de lo que1
est falto y no pos ee? b
- S -c-dijo.
- Luego Eros no posee belleza y est falto de ella. X
-c-Neccsartamente - afirm.
- y qu? Lo que est falto de belleza y no la posee X
en abso luto, dices t que es bello?
- No, por supuesto.
- Reconoces entonces todava que Eros es bello, si es- '\
to es as?
- Me parece, Scrates e-dijo Agatn- , que no sab a'v
nad a de lo que antes dije.
- Y, sin embargo -c-continu Scrates-e, habl aste bien, e
Agatn. Pero respndeme todava un poco ms . Las co-
sas buenas no t e parecen que son tambin bellas?
244 DILOGOS
BANQ UETE 245
-A m, al menos, me lo parece.
-c-Entonces, si Eros est falto de cosas bellas y si las
cosas buenas son bellas. estar falto tambin de cosas
buenas.
- Yo. Scra tes - dijo Agat 6n- , no podra cont rade-
cirte. Por consiguiente. que sea as como dices.
- En absoluto e-replic Scrates-e: es a la verdad, que-
rido Agat n, a la que no puedes cont radecir. ya Que a S-
crates no es nada difcil.
d Pero voy a dejarte por ahora y os contar el discurso
sobre Eros que o un da de labios de una muj er de Manti -
nea, Diotima, que era sabia en stas y otras muchas cosas.
As, por ejemplo, en cierta ocasin consigui para los ate-
nienses, al haber hecho un sacrificio por la pest e, un apla-
zamiento de diez aos de la epidemia 94, Ella fue, precisa-
mente, la que me ense tambin las cosas del amor. In-
tenta r, pues, exponeros, yo mismo por mi cuenta, en la
medida en qu e pueda y part iendo de lo acor dado entre
Agatn y yo, el discurso que pronunci aquella mujer. En
consecuencia , es preciso, Agatn, como t explicaste, des-
cribir primero a Eros mismo, quin es y cul es su nat ur a-
.. leza, y exponer despus sus ob ras. Me parece, por consi-
guiente, que lo ms fcil es hacer la exposicin como en
aquella ocasin procedi la ext ra njera cuando iba interro-
... Es decir, prescribi tos sacrificios que habrian de posponer la epi-
demia durant e diez anos. Si se alude eon ello a la famos a peste del 430
a. e., descrita por TuC' IDIDES, 11 41, la historia que cuenta Scrat es na.
bra tenido lugar en el 440 a. C. (Sobre la cuestin. vase el trabajo
dc S. LEvl!>' ya citado en n. 39 de la Inrro duccn.) Situacio nes similares
en las que algn experto religioso consegua posponer algn tipo de azote
divino, las encontramos en HHII. DOTO, 1 91 ss., y en el propio PLATN,
Leyes 642d, donde se nos dicc que Epimnides el Cretense profetiz la
invasin persa y su fracaso.
gndome. Pues poco ms o menos tambin yo le deca lo
mismo que Agatn ahora a m: qu e Eros era un gra n dios
y que lo era de las cosas bellas. Pero ella me refutaba con "-
los mismos argumentos que yo a l: que, segn mis pro- ( .....
pias palab ras, no era ni bello ni bueno.
- Cmo dices, Diolima? - le dije yo-o Entonces Eros ,
es feo y malo?
- Ha bla mejor - dijo ella- . Crees qu e lo que no sea
bello necesariamente habr de ser feo?
-c-Exacta mente. 20241-
- Y lo que no sea sabio, ignorante? No te has da do
cuenta de qu e hay algo intermedio entre la sabidurla y la
ignorancia?
- Qu es ello?
-No sabes -dijo- que el opinar rectamente, incluso
sin poder dar razn de ello, no es ni saber, pues una cosa
de la que no se puede dar razn no podra ser conocirnien-
ro, ni tampoco ignorancia, pues lo que posee realidad no
puede ser ignorancia? La recta opinin es, pues, algo as i
como una cosa int ermedia entre el conocimiento y la
ignorancia.
- Tienes razn -dije yo.
-No pretendas, por tanto, que lo que no es bello sea b
necesar iamente feo, ni lo que no es bueno, malo. Y asl
tambin respecto a Eros, puesto que t mismo ests de
acuerdo en que no es ni bueno ni bello, no creas tampoco
que ha de ser feo y ma lo, sino algo intermedio, dijo, entre
estos dos .
-Sin embargo - dije YO- , se reconoce por todos que
es un gran dios.
- Te refieres -dijo ella- a todos los que no saben
o tambin a los que saben?
- Absolutamente a todos, por supuesto.
-
246 DI LOGOS
1
BANQUETE 247
\
Entonces ella, sonr iendo, me dijo:
- y cmo podr an estar de acuerdo, Scrates. en que
es un gra n dios aquellos que afirman que ni siquiera es
un dios?
- Quines son sos? -c-dije yo.
- Uno eres t -dijo- y otra yo.
-Cmo explicas eso? - le replirqu yo.
- Fcilmente -dijo ella- . Dime, no afirmas que to-
dos los dioses son felices y bellos? Q te atreveras a afir-
mar Que algunos de entre los dioses no es bello y feliz?
- Por Zeust, yo no - dije.
- Y no llamas felices, precisamente, a los que poseen
las cosas buenas y bellas?
- Efectivamente.
d Pero en relacin con Eros al menos has reconocido que,
por carecer de cosas buenas y bellas. desea pr ecisamente
eso mismo de que est falto.
- Lo he reconocido. en efecto .
- Entonces cmo pod ra ser dios el Que no participa
de lo bello y de 10 bueno?
-De ninguna manera, segn parece.
- Ves, pues - dijo ella- , que tampoco t consideras
dios a Eros'?
- Qu puede ser, entonces, Eros? - dije yo-o Un
mor tal?
- En absoluto.
- Pues qu entonces?
- Como en los ejemplos anteriores - dijo- , algo in-
>', tcrmedio entre lo mortal y lo inmort al.
- Y qu es ello, Diotima?
- Un gran dcmon 95 , Scrates, Pues tambin todo lo
' ; demnico est entre la divinidad y lo mort al.
..---- . -
Preferimos traducir los vocablos
"----'
- Y qu poder tiene? - dije yo. 'j
- Interpreta y comunica a los dioses las cosas de los
hombres y a los hombres las de los dices. splicas y sacrl-V
ricios de los unos y de los otros rdenes y recompensas "
por los sacrificios. Al estar en medio de unos y otros llena
el espacio ent re ambos, de suerte que el todo queda unido
consigo mismo como un cont inuo \16. A travs de l f un-
ciona toda la adi vinacin y el arte de los sacerdotes relativa
tanto a los sacrificios como a los ritos, ensal mos, toda clase
de mmi ca y la magia. La divinidad no tiene contacto con 20)"
el hombre, sino que es a travs de este demon como se X
produce todo contacto y dilogo ent re dioses y hombres,
tant o como si est n despiertos como si estn durmiendo 97,
Y ast, el que es sabi o en tales mate rias es un hombre de-
dmon.. y demon co... en lugar de por genio.., espri t u, ele., ya
qu e estas t raducciones son ms usuales en la moderna iRve."' igacin de
la dc!Tl onolngla platnica . Se tr ala de uno de los tnnncs ms complejos
del vocabulari o filosfi co y religioso griego . Entre los poet as se usa libre ,
men te para expresar la divinidad , bien como sinnimo de Ihts (Heme-
ro), bien co mo designacin de seres divinos de rango in(er ior a los Ihroi
(Hesfod o). o bien como hijos simplemente de los diOSC$ (cf. PlATN.
Apol. 27b-e). la caracterizaci n aqul de Eros. por part e de Douma,
corno dmon hay que ente nderl a como entida d metasca csmica nter-
media ra ent re los dioses y los hombres (vase, sobre el tema , F. P. Hit
CFIl. Dii. monen, en J . RtTTEIl.- R. E ISLER. J1islorisch('.l WOrlerbuc'h der
Phi/fJ$Qphie, vol. 11. Darms tadt , 1972. pg. 20; para la cuestin concreta
d el dmon soc rt ico. cf'. T OVAR, Vida de Scrales..., pgs. 259 275, y
A. C \ MARE RO, Scrates y las creencias dernnicas griegas, Bahla Blanca,
1%8).
'6 la idea de que Eros acta como un vinculo (sj lldesmos) que man-
tiene unido el univ er so recuerda la de P LATN, Oorg, 508a, do nde se
afirma que la amistad es una de las cosas que mantienen en cohesin
el universo {cf". JAEOER, Padeiu.. . pg. 579, n. 54).
l a divinidad puede comunicars e con los hombres a tra vs del sue-
1\0 , co mo hace z eus co n Agamen n cn tt. 11 .5 ss.
248 DILOGOS BANQUETE 249
m nco. mientras que el que lo es en cualquier otra cosa,
ya sea en las art es o en los trabajos manuales, es un simple
artesano. Estos dmon es, en efecto. son numerosos y de
todas clases. y uno de ellos es tambin Eros.
- y Quin es su padre y su madre? -dije yo.
.==.=- Es ms largo -c-dijo-; de contar, pero , con todo, te
lo di r 9 1. Cuando naci Afrodi ta, los dioses celebraron
un banquete Y. ent re otros, estaba tambin Poros, el hijo
de Melis. Despus que terminaron de comer, vino a men-
digar Penfa 99 . como era de esperar en una ocasin festiva,
y estaba cerca de la puerta. Mient ras, Poros, embriagado
de nctar - pues a n no haba vino- , entr en el jardin
de Zeus y, entorpecido por la embriaguez, se durmi. En-
tonces Penia , maqui nando, impul sada por su carenci a de
recursos, hacerse un hijo de Poros, se acuesta a su lado
El mito que se expone a continuacin sobre el nacimiento de Eros
suele considerarse co mo una de las J)a. inas ms poticas de Platn (cr.
A. VAI'( HOYE, Deux pages potiques de P laton (8Dn quel , 2OJb20Je)>>,
LEC XX (1952), J21, que ve la f uncin de este mito en precisar lo qu e
debe entender se po r demon intermediario, ilust rando de esta manera las
co nclusiones a las que ameriormer ae hablan lIeado Scrates y DiOlima
de eomn acue rdo) . Para las interpretacio nes pos teriores de este mil o
por parte de P lutarco, Ploti no, el neoplaionismo y el cristianismo, vase
Roe rx, LA lhiorie.. ., pgs . lOJ 7.
" Pena es, evidentement e, la de la Pob reza tal como
se encuentra en el Ptiuo de Aristr anes, escrita unos aos antes de este
dilogo. Poros no es la personificaci n de su cont rar io, ya que ste es
Pluto. De acuerdo con su etimologia y con las caractersticas que le asigo
na Dicnma en 2()Jd podra equ ivaler al espa ol Recurso. La conce pcin
de Poros como esfuerzo dinmico, alimen tado por un perpet uo deseo
que da plen it ud a la vida y que es expresi n de la valenta del hombre
puede decirse que es creaci n de Platn (eL F. NOVOTNY, Por os, pere
d'ros len checo, con resumen en francs ), LF 7 11959J, J949). Mel is,
la Pruden cia, es la primera esposa de Zcus (ef. Hesooo, Tecg, 8116) y
maure de At enea (d. HES/ODO, f r. 343).
y concibi a Eros. Por esta raz n, precisamente, es Eros e
tambin acompaante y escudero de Afrodita, al ser en-
gendrado en la fiesta del nacimiento de la diosa y al ser,
a la vez, por nat ural eza un amante de lo bello, dado que
ta mbin Afrodi ta es bella. Siendo hijo, pues, de Poros y
Pena, Eros se ha quedad o con las siguientes caractersti- X
cas oEn primer lugar , es siempre pob re, y lejos de ser deli-
cado y bello, como cree la mayor a, es, ms bien, duro
y seco, descalzo y sin casa, dueme siempre en el suelo y d
descubierto, se acuesta a la intemperie en las puertas y al
borde de los caminos, compaero siempre inseparable de
la indigencia por tener la nat uraleza de su madre. Pero,
por ot ra parte, de acuerdo con la naturaleza de su padre,
est al acecho de lo bello y de lo bueno; es valiente, audaz
y activo, hb il cazador, siempre urdiendo alguna t rama,
vido de sabi dura y rico en recursos, un amante del cono-
cimiento a lo largo de toda su vida, un formi dable mago,
hechicero y sofista. No es por naturaleza ni inmor tal ni
mortal, sino que en el mismo da unas veces florece y vive, y
cuando est en la abundancia, y ot ras muere, pero recobra
la vida de nuevo gracias a la naturaleza de su padre. Mas
lo que consigue siempre se le escapa, de suerte que Eros
nunca ni est falto de recur sos ni es rico, y est, adems,
en el medio de la sabidura y la ignorancia. Pues la cosa
es como sigue: ninguno de los dioses ama la sabidura ni
desea ser sabio, porque ya lo es, como tampoco ama la 204.l
sabidura cua lquier otro que sea sabio. Por ot ro lado, los
ignorantes ni aman la sabidura ni desean hacerse sabios,
pues en esto precisamente es la ignorancia una cosa moles-
ta: en que quien no es ni bello, ni bueno, ni inteligente
se crea a s mismo que [o es suficientemente. As, pues,
el que no cree estar necesitado no desea tampoco lo que
no cree necesitar.
250 DILOGOS BANQUETE 251
- Quines son, Dlot ima, entonces - dije yo- los que
aman la sabidura, si no son ni los sabios ni los ignorantes?
b - Hasta para un nio es ya evidente - dijo- que son
los que estn en medio de estos dos, entre los cuales estar
tambin Eros ](}O, La sabidura, en efecto, es una de las
cosas ms bellas y Eros es amor de lo bello, de modo que
Eros es necesar iamente amante de la sabidura, y por ser
amante de la sabid ura est, por tanto, en medio del sabi o
y del ignorante. Y la causa de esto es tambin su nacimien-
to, ya que es hijo de un padre sabio y rico en recursos
y de una madre no sabia e indigente. sta es, pues, queri-
do Scrates, la naturaleza de este demon. Pero, en cuanto
a lo que t ' pensaste que era Er os, no hay nada sorpren-
dente en ello. T creste, segn me parece deducirlo de lo
e que dices, que Eros era lo amado y no lo que ama . Por esta
razn, me imagino, te pareca Eros totalme nte bello, pues
lo que es suscepti ble de ser amado es ta mbin lo verdade-
ramen te bello, delicado, perfecto y digno de ser tenido por
dichoso, mientras que lo que ama tiene un carcter dfe-
rente, tal como yo lo describ.
- Sea as, extranjera - dije yo entonces-e, pues hablas
bien. Pero siendo Eros de tal naturaleza, qu funcin t ie-
ne para los hombres?
-Esto, Scrates - dijo-, es precisamente lo que voy
d a intentar ensearte a continuacin. Eros, efectivamente,
es como he dicho y ha nacido as, pero a la vez es amor
de las cosas bellas, como t afirmas. Mas si alguien nos
preguntara: En qu sentido, Scrates y Dioti ma , es Er os
amor de las cosas bellas? O as, ms claramente: el que
ama las cosas bellas desea, qu desea?
100 Sobre al aspecto de Eros como algo inter medio (melaxy), vase,
especialmente, R. DEMOS, Eros , TJ1f' Journa oj Philosophy 13 (1934),
7 4 ~ en especial pgs. 340 y sgs.
- Que lleguen a ser suyas - dije yo.
- Pero esta respuesta - dijo- exige an la siguiente
pregunta: qu ser de aquel que haga suyas las cosas
bellas?
Entonces le dije que todava no poda responder de re-
o
pent e a esa pregunta.
- Bien - dijo ella- o Imagnate que alguien, haciendo e
un cambio y emplean do la palabra bueno en lugar de
bello, te preguntara: Veamos , Scrates, el que ama las
cosas buenas desea, qu desca? .
- Que lleguen a ser suyas - dije.
_ Y qu ser de aquel que haga suya las cosas buenas?
- Esto ya -c-dije yo- puedo contestarlo ms fc ilme n-
te: que ser feliz.
- Por la posesin - dijo- de las cosas buenas, en efec- 2050
te, los felices son felices, y ya no hay necesidad de aadir
la pregunta de por qu quiere ser feliz el que quiere serlo,
sino que la respuesta parece que tiene su fin.
-c-Tienes razn - dije yo.
- Ahora bien, esa voluntad y ese deseo, crees que es
comn a todos los hombres y que t odos quieren poseer
siempre lo que es bueno? O cmo piensas t?
- As - dije yO-, que es comn a todos .
- Por qu entonces, Scrates - dijo-, no decimos que
todos aman, si realmente todos aman lo mismo y siempre,
sino que decimos que unos aman y ot ros n01 b
- Tambin a m me asombra eso -c-dij e.
- Pues no te asombres - dijo- , ya que, de hecho, he-
mas separado una especie partic ular de amor y, dndole
el nombre del todo, la denominamos amor, mi entras que
para las otras especies usamos otros nombres.
- Como por ejemplo? - dije yo.
F
252 DILOGOS
T
BANQUETE 253
- Lo siguiente. T sabes que la idea de creacin (pole-
sis) es algo mltipl e, pues en realidad toda causa que haga
e pasar cualquier cosa del no ser al ser es creacin, de suerte
que tambi n los trabaj os realizados en todas las artes son
creaciones y los arti fices de stas son todos creadores
(poif?lal) .
-Tienes razn.
- Pero ta mbin sabes -cont inu ella- que no se Ila-
m')" creadores, sino que tienen otros nombres y que de l
conj unto ente ro de creacin se ha separado una parte, la
concerniente a la msica y al verso, y se la denomina con
el nombre del Iodo. nicamente a esto se llama. en efecto,
poesa , y poetas a los Que poseen esta porcin de
creaci6n I DI .
- Tienes razn - dije yo.
d - Pues bien, as ocurre tambin con el amor. En gene-
ral, todo deseo de lo qu e es bueno y de ser feliz es, para
todo el mundo, el grandsimo y engaoso amor 102. Pe-
ro unos se dedican a l de muchas y diversas maneras,
\/ya sea en los negocios, en la aficin a la gimnasia o en
A el amor a la sabiduria, y no se dice ni que estn enamora-
dos ni se les lla ma ama ntes, mientras que los Que se diri-
' 01 La eleccin aqu del trmino creacin" para ejelOplil'icar 1M dis-
tintas connora cones de algunas palabras puede deberse a la mencin de
Agat n en 196e. Para el concepto de poiesis descrito en este lugar, cr.
E. LLEP, El concepto de o ~ s i s en la Filosof ra griega. Herdciito.
Sufstas. Pfat dn, Madrid , 1% 1, pgs. 84 y sigs. , y, desde una perspectiva
ms general, D. Roaeso DB Sous, Pofesis. Sobre las relaciones en/re
filosofia y poena desde el alma trgica, Madri d, 1981.
101 Dado que el vocablo griego doeros engaoso no es muy comn
en l\I. pr osa tica y que, por otra parte, recuerda el epteto sancodol pio-
ke teje dora de engaos aplicado a Afrodita, se ha pensado que tene-
mos aqu una cita po tica . Ot ros, en cambio, lo consideran una glosa.
gen a l y se afanan segn una sola especie reciben el nom-X
bre del todo, amor, y de ellos se dice que es t n enamore-
dos y se les llama amantes 103.
- Parece que dices la verdad -dije yo.
- y se cuenta, cier tamente, una leyenda 104 -sigui
ella-, segn la cual los que busquen la mitad de s mismo
son los que est n enamo rados, pero, segn mi propi a leo-
ra, el amor no lo es ni de una mitad ni de un lod o,
a no ser que sea, amigo mo, realmente bueno, ya que los t
ho mbres est n dispuestos a amputarse sus propios pies y
ma nos, si les parece que esas partes de si mismos son ma-
las. Pues no es, creo yo, a lo suyo pro pio a lo que cada
cual se aferra, excepto si se identifica lo bueno con lo par-
ticular y propio de uno mismo y lo malo, en cambio, con
Jo ajeno. As que, en verdad, lo que Jos hombres aman no es :Kl6cr
otra cosa que el bien I n5. O a ti te parece qu e aman otra
cosa?
- A mi no, tpor Zeus! - dije yo.
-Enlonces -dijo ella-,., se puede decir as simple-
mente que los hombres aman el bien?
-Si -dije.
- y qu? No hay que aadir - dijo- que aman tam-
bin poseer el bien?
'01 En este pa saje se ha fijado recientement e F. Romdol1F.z A DRADOS,
La teora del signo lingstico en un pasaj e del Banquete platnico..,
R.'WL 10, 2 (1980), )3 1-37, para explicar la distincin platnica de un
uso genrico y otro especifico en la pala bra iros, lo que implica la ausen-
d a del binarismo tan carac ter stica de nuestro aut or .
ItI< Alusin evidente a lo que haba dicho Arist fanes en 191d193d,
COIllO se "e claramente por lo que se refier e en 212c.
101 Que lo nico que valoramos como perteneciente a nosotros es el
hicn, es una idea favorita de PLATN (d. Crm. 163c; Lis. 222a; Rep. 586e).
254 DII.OGOS BANQUETE 255

- Hay que aadi rlo .


- Y no slo - sigui ella- poseerlo, sino tambin po-
seerlo siempre?
b - Tambin eso hay que afiadirlo.
X
- Entonces - dijo-, el amor es, en resumen, el deseo
de poseer siempre el bien 106,
- Es exacto -c-dije yo- lo que dices.
- Pues bien -c-dijo ella- , puesto que el amor es siem-
pre esto, de qu manera y en qu act ividad se podra lJa-
y mar amor al ardor y esfuerzo de los que lo persiguen? Cul
es justamente esta accin especial? Puedes decirla?
- Si pudiera - dije yO-, no estara admi rndote, Dio-
tima, por tu sabidura ni hubiera venido una y otra vez
a ti para aprender precisamente estas cosas.
- Pues yo te lo dir - dijo ella- oEsta accin especial
y. es, efectivamente, una procreacin en la belleza, tanto se-
I . gn el cuerpo como segn el alma.
- Lo que realmente quieres decir - dije yo- necesita
adivinacin, pues no lo entiendo.
e - Pues te lo dir ms claramente - dijo ella-.-!!Dpul.
so creador, Scrates, tienen, en efecto, todos los hombres,
el cuerpo, sino y
'e-
proc-rc ar. Pero' no puede et; ' lo ' feo, sino
slo-en lo beiIo. La unin de hombre y mujer es; efecti va-
mente, procreacin y obra diviiia:-p{ie; ' la fecundi-
dad y la lo que de"inmortal el
106 Esta definicin se ha entendido como tpica de lo que es amor
plat nico . Vase, sobre el tema , L. A. K OSMAN. Plaronic Leve, en
W. H. WERKMEISTER (ed. ), Facets 01 Plato's Phitosopy, Amsterdam,
1976, pgs . 53-69. J AEGER, pg. 581, n. 64, ha puesto esta definicin
en relacin con el concepto aristotlico de phi/aul la o amor de s mismo
tal como el estagirita lo define en l . Nic. IX 8.
ser vivo, que es mortal. Pero es imposible que este proceso
lo que es incompatible, e incornpati-
ble es..t-T(i -oii"-iodo16- divio:--mientras que lo' i:l ello d
Mol-
ra-y-"i'i-Ti:l - J07. Poresta _razn, _cuando
[o se acerca a lo bello" se vuelve
propicio y se derrama contento, procrea y.engendra: pero
-- -- --- ". "
cuando se acerca .a lo feo, ceudo y afligido se contrae
encoge ,y. no, engendra, sino que
retiene el fruto de su fecundidad y lo soporta penosamen-
te. De ah, precisamente, que al que est fecundado y ya
abultado le sobrevenga el fuerte arrebato por lo bello,
porque libera al que lo posee de los grandes dolores del \ /
parto. Pues el amor, Scrates - dijo- , no es amor de lo ,11\
bello, como- -t crees.
- - qu es entonces?
__ generacin .v. procreacn .cnIo bello.\ :
- Sea as - dije yo.
- Por supuesto que es as -c-dijo-c- . Ahora bien, por
qu precisamente de la generacin? Porque la generacin ' .
es algo eterno e inmorta l en la medida en que pueda existir I
en algo"mortal. Y'e's segn 10 acordado, desear
la: iiimortalidad. junto con el bien, si realmente el amor 2D7a
tiene por objeto la perpetua posesin del bien. As, pues,
segn se desprende de .r;ste
el amor es tambin amor , de. la inmort alidad.
Todo esto, en efecto, me enseaba siempre que habla-
ba conmigo sobre cosas del amor . Pero una vez me pre-
gunt:
101 lIita es la diosa que pr esida los alumbrami ento s, en los que esta-
ban presentes una o varias Moira s que asignaban al recin nacido el lote
que le corresponda en vida . La Belleza personificada asume, aqu. los
papeles de ambas en toda clase de part o, mat erial y espirit ual.
256 DILOGOS BANQUETE 257
- Qu crees t, Scrates, que es la causa de ese amor
y de ese deseo? no te das cuenta de en qu terrible
estado se encu entran todos los animales, los terrestres y
los alados, cuando desean engendrar, cmo todos ellos es-
tn enfermos y amorosamente dispuestos, en primer lugar
b en relacin con su mutua unin y luego en relaci n con
el cuidado de la prole, cmo por ella estn prestos no slo
a luchar, incluso los ms dbiles contra los ms fuertes.
sino tambin a morir, cmo ellos mismos estn consumi-
dos por el hambre para alimentarla y as hacen todo lo
dems? Si bien - dijo- podra pensarse que los hombres
hacen esto po r reflexin, respecto a los animales, sin em-
bargo, cul podra ser la causa de semejantes dsposicio -
e nes amorosas? Puedes decrmela?
y una vez ms yo le deca que no saba.
- Y piensas - dijo ella- llegar a ser algn da exper-
to en las cosas del amor, si no entiendes esto?
- Pues por eso precisamente, Diotima, como te dije
antes, he venido a ti, consciente de que necesito maes tros.
Dime, por tanto, la causa de esto y de todo lo dems rela-
cionado con las cosas del amor.
- Pues bien, - dijo-, si crees que el amor es por natu-
raleza amor de lo que repet idamente hemos convenido, no
d te extraes, ya que en este caso, y por la misma razn
que en el anterior, la naturaleza mortal busca , en la medi-
da de lo pos ible, existir siempre y ser inmort al. Pero slo
puede serlo de esta manera: por medio de la procreacin,
porque siempre deja otro ser nuevo en lugar del viejo. Pues
incluso en el tiempo en que se dice que vive cada una de
las criaturas vivient es y que es la misma, como se dice,
por ejemplo, que es el mismo un hombre desde su niez
hasta que se hace viejo, sin embargo, aunque se dice que
es el mismo, ese indivi duo nunca tiene en s las mismas
,
cosas, sino que continuamente se renueva y pierde otros
elementos, en su pelo, en su carne, en sus huesos, en su
sangre y en todo su cuerpo. Y no slo en el cuerpo, sino e
tambin en el alma: los hbitos, caracteres, opi niones, de-
seos, placeres, tristezas, temores, ninguna de estas cosas
jams permanece la misma en cada individuo , sino que
unas nacen y otras mueren. Pero muc ho ms extrao toda-
va que esto es que tambin los conoci mientos no slo
nacen unos y mueren otros en nos otros, de modo que nun- 208a
ca somos los mismos ni siquiera en rel acin con los cono-
cimientos, sino que tambin le ocur re lo mismo a cada uno
de ellos en particular. Pues lo que se llama practicar existe
porque el conocimiento sale de nosot ros, ya que el olvido
es la salida de un conocimiento, mi ent ras que la prctica,
por el con trario, al implantar un nuevo recuerdo en lugar
del que se marcha , mantiene el conocimient o, hasta el punto
de que parec e que es el mismo. De est a manera, en efecto,
se conserva todo lo mortal, no por ser siempre completa-
mente lo mismo, como lo divino, sino porque lo que se
mar cha y est ya envejeci do deja en su lugar otra cosa b
nueva semejante a lo qu e' era. Por este procedimiento, S-
crates - dijo- , lo mortal part icipa de inmortalidad, tanto
el cuerpo como todo lo dems; lo inmortal, en cambio.
participa de ot ra manera. No te extr aes. pues, si todo
ser estima por nat ura leza a su propio vstago, pues por
causa de inmortalidad ese celo y ese amor acompaa a to-
do ser J08.
roa En esta part e del discurso de Diotima se ha querido ver una postu-
ra diferente de Plat n frente a la idea de la inmort alidad de! alma, una
de las doctrinas fundamentales de su filosofa de la madurez expuesta
en Fedn, Menn y Fedro. Se ha hablado de un cierto escepucls mo de
Plat n en esta materia cuando escribe e! Banquete. La cuestin ha sido
muy debatida y'para una amplia informacin vase GUTHRIE, A hstory.. .,
93. - t7
258 DI LOGOS BANQUETE 259
Cuando hube escuchado este discurso, lleno de admira-
cin le dije :
- Bien, sapicn t sma Diotima, es esto as en verdad?
y ella. como los autnticos sofistas, me contest :
e - Por supuesto, Scrates, ya que, si quie res reparar en
el amor de los hombres por los hono res, te quedaras asom-
brado tambin de su irr acionalidad, a menos que medites
en relacin con lo que yo he dicho, considera ndo en qu
terrible estado se encuentran por el amor de llegar a ser
famosos {(y dejar para siempre una fama inmortal. 109 ,
Por esto, an ms que por sus hijos, est n dispuest os a
d arrostrar todos los peligros, a gastar su dinero, a soportar
cualquier tipo de fati ga y a dar su vida. Pues , crees t
- dijo- que Alcestis hubi era muerto por Admeto o que
Aquiles hubiera seguido en su muerte a Patroclo o que
vuestro Codro 110 se hubi era adelant ado a morir por el rei-
nado de sus hijos , si no hubiera cre do que iba a quedar
de ellos el recuerdo inmortal que ahora tenemos por su
vol. IV, pgs. 387-392. Lo que Platn dice aqu, al respecto , debe verse
como una ampliacin de su teor ia de la inmort alidad; Plat n no tenia
por costumbre reconciliar lo que dice en una obra con lo que haba dicho
previamente en otr a, por lo que muchas veces es difcil decidir si ha cam-
biado de opinin o si est expresando aspectos diferentes del mismo pro-
blema (ef. DOVER, Greek; Homosexuatity, .., pg. 160, n. 9). Lo que
aqu expone su aut or es, simplemente, el afn del hombre por hacerse
inmortal en esta vida a travs de su prole. En todo el dilogo no hay
nl una palabra que aluda a que el alma sea perecedera.
109 Hexmetro de autor desconocido. Se piensa que pueda tratar se
de la propia Diotima (Platn), parodiando lo que Agatn haba hecho
tambin en J97c.
110 Legendar io rey de! tica, que, sabiendo por e! orculo de Delfos
que unos invasor es dorios conseguiran apoderarse de Atenas si respeta-
ban la vida de su rey, se disf raz de mendigo y logr que 10 mat aran,
con 10 que los invasores desistieron de toma r la ciudad. Sus hijos fueron
Androd o y Ncleo (cf'. HERDOTO, V 6576).
virtud? Ni mucho menos - dijo-, sino que ms bien, creo
yo, por inmortal virtud y por t al ilustre renombre todos
hacen t odo, y cuanto mejores sean, tanto ms, pues aman
lo que es inmortal. En consecuencia, los que son fecundos e
- dijo- segn el cuerp o se dirigen preferent emente a las
mujeres y de esta manera son amantes, procurndos e me-
diante la procreacin de hijo s inmotalidad, recuerdo y feli-
cidad, segn creen, para todo tiempo futuro. En camb io, 2OQ"
los que son fecundos segn el alma. .. pues hay, en efecto
- dijo-, qui enes conciben en las almas an ms que en
los cuerpos lo que corresponde al alma concebir y dar a
luz. Y qu es lo que le corresponde? El con ocimiento y
cualquier otr a virtud, de las que precisamente son pro-
creadores todos los poetas y cuantos artistas se dice que
son inventor es. Pero el conoci miento mayor y el ms
bello es, con mucho, la regulacin de lo que concierne a
las ciudades y familias, cuyo nombre es mesura y justicia.
Ahora bien, cuando uno de stos se sient e desde joven b
fecundo en el alma, siendo de naturaleza divina, y, llegada
la edad, desea ya procrear y engendrar, entonces busca tam-
bin l, creo yo, en su entorno la belleza en la que pueda
engendrar, pues en lo feo nunca engendrar. As, pues,
en razn de su fecundidad, se apega a los cuerpos bellos
ms que a los feos, y si se tropieza con un alma bella,
noble y bien dotada por natur aleza, entonces muestr a un
gran inters por el conj unto; ante esta persona tiene al punto
abundancia de razonamientos sobre la virtud, sobre cmo
debe ser el hombre bueno y lo que debe practicar, e inten-
ta educarlo. En efect o, al estar en contacto, creo yo, con e
lo bello y tener relaci n con elle , da a luz y procrea lo
que desde haca tiempo tenia concebido, no slo en su pre-
sencia, sino tambin recordndolo en su ausencia, y en co-
mn con el objeto bello ayuda a criar lo engendrado, de
260 DILOGOS BANQUETE 261
suert e que los de lal naturaleza mant ienen ent re si una co-
muni dad mucho mayor que la de los hijos y una amistad
ms slida, puesto que tienen en comn hijos ms bellos
y ms inmort ales. Y todo el mundo preferira para s haber
engendrado tales hijos en lugar de los humanos,
d cuando echa una mirada a Homero, a Hesodo y dems
buenos poetas, y siente envidia porque han dejado de
s descendientes tales que les procuran inmortal fama y
recuerdo por ser inmortales ellos mismos; o si qui eres
- dijo-, los hijos que dej Licurgo en Lacedemo nia. sal-
vadores de Lacedemonia Y. por asl decir, de la Hlade en-
lera 11 1. Honrado es ta mbin entre vosotros Sotn 11 2, por
haber dado origen a vuestras leyes, y otros muchos hom-
bres lo son en ot ras muchas partes, tant o entre los griegos
como entre los brbaros , por haber puesto de manifi esto
muchas y hermosas obras y haber engendrado tod a clase
de virt ud. En su honor se han establecido ya tambin mu-
chos temp los y cultos I II por tales hijos, mientr as qu e por
hijos mortales todava no se han establecido par a nadi e.
111 Licurgo es el semllcgenda ro legislador de Esparta considerado ce -
mo el creador de las leyes e instituciones espa rtanas (qu e Diotima deno-
mina sus hijos*) calificada s de salvadoras de l acedemo nia po r el poder
militar que otorgaron a Espart a, y de la Hlade por el pa pel de Esparta
en las Guerras Medica, .
IU Poe ta y legislado r ate niense. de principios del s. VI a. c., que
con sus reformas constit ucionales poso los cimientos de la democracia
atenien se.
" ' La pal ab ra griega hierd alu de tanto a templos y samuanos, como
a ritos y sacrificios . En cualquier caso, la a lusin a levant ar templos en
honor de hombres de estado deificados se refi ere pos iblemente a comunr-
da dts orie ntales, en las que las leyes se cons ideran tradi ciona lmente ads-
critas a legendarios legisladores divinos. Los griegos no deificaron a sus
legisladores (cf. TAYLOR, Plato. ... pg. 228, n. 2).
stas son , pues , las cosas del amor en cuyo misterio
tambin t, Scrates, tal vez podras iniciarte. Pero en los
ritos final es y suprema revela cin, por cuya causa existen
aqullas, si se pr ocede correcta mente, no s si seras capaz
de iniciarte 11 Por consiguiente. yo misma te los dir 2tOa
-afirm- y no escat imar ninngn esfuerzo; intenta se-
guirme, si puedes. Es preciso en efecto - dijo- que
qu ien quiera ir por el recto cami no a ese fin comience des-
de joven a diri girse hacia los cuerpos bellos Y, si su gua
Segun G. M. A. G RUBE. El pensamiento de Ptaton , Mad rid. 1913,
pg. 165. n. 11, estas pa labras de Diotima hay que entender las en el
cn r uexto de la co nocida ignor ancia y mod estia socrt icas, pues suponer
que Platn por boca de Diotima pretende situarse a UII ,* el superior
a su maestro sera ridculo. En cambio, F. M. CoIlSrokD La doct rina
de Eros en el Banqut'It'It. en su libro Lo f ilosoFa no l'SCTitu, Barcelona ,
1914. pgs. 127-146, esp . pg. 139. entiende que, hasta esta parle del
discurso de Dioaima, se ha hablado de una inmort alidad de la criatura
mortal que se perpetua en la raza, en la fama y en sus idea s, co rrespon-
diente a la filosofa socrtica de la vida en este mundo, mientras que
la revelacin del OITO mundo, del mun do de las Ideas. re reserva para
los grandes misterios que vienen a continuacin, El punto en
y discpulo se separan estad a en estas pulahras de Diotima que indican
que Platn supe ra al Scrates hist rico.
11l Todo este pasaje, hasta 212a, suele considerarse como Ull<l de las
pa rtes m.s ce nocldas del corpus plat nico y una de las ms hermosas
pginas loscas de lodos los tiempos, f(cltpre'>in de uno de los me-
mentos cumbres del pensamiento humano (cf. J . VIVES, Gnesis y evo-
II/cin de la nca platnica. Madr id, 1970, pg. 2(9). La descripci n de
la serie de et apas o grados por los que hay que atravesar ha sta llegar
a la comprens in de la idea o Iorma de Belleza llega hasta 210e (cr.,
sobre esta pa rte, J . M. E. Mosxvcsrc , . Reason and Eros in t he 'As-
ceur'<Passage of the Sympo sium,.. en J. P. ANToN-G. L. KlJ$T....' [eds.],
Essays. .. pgs . 285302). Par a J , N. FI NPLAYTIte Myths of Plato,
/Jioflysiu$ 11 (\978), 19-34, lo que se descr jbc CI1 este pasaje es una espe-
ce de yoga eidtica que pr ocede sistemt ica ment e de lo sensua l e indivi-
du al a lo potico y genrico .
262 DILOGOS BANQUETE 263
lo dirige rectamente, ena morarse en primer lugar de un
solo cuer po y engendrar en l bellos razonamientos; luego
h debe comprender que la belleza que hay en cua lquier cuer -
po es afn a la que hay en otro y que, si es preciso perse-
guir la belleza de la forma, es una gran necedad no consi-
derar una y la misma la belleza que hay en todos los cuer-
pos. Una vez que haya comprendi do esto, debe hacerse
amante de todos los cuerpos bellos y calmar ese fuerte arre-
bato por uno solo, desprecindolo y considerndolo insig-
nificante. A conti nuacin debe consi derar ms valiosa la
belleza de las almas que la del cuerpo, de suerte que si
alguien es virtuoso de alma, aunqu e tenga un escaso es-
e plcndor , s ale suficiente par a amarle, cuidarle , engendrar
y buscar razo nami entos tales que hagan mejores a los j-
venes, para que sea obligado, una vez ms, a contemplar
la belleza que reside en las normas de conducta y en las
leyes y a reconocer que todo lo bello est emparentado
consigo mismo, y considere de esta forma la belleza del
cuerpo como algo insignificante. Despus de las normas
de cond ucta debe conducirle a las ciencias, para que vea
tambin la belleza de stas y, fijando ya su mirada en esa
d inmensa belleza, no sea, por servil dependencia, mediocre
y corto de esprit u, apegndose, como un esclavo, a la be-
lleza de un solo ser, cual la de un muchacho, de un hom-
bre o de una norma de conducta, sino que, vuelt o hacia
ese mar de lo bello t16 y cont emplndolo, engendre muchos
bellos y mag nificas discursos y pensamientos en ilimitado
amor por la sabidura, hasta que fort alecido entonces y
l 16 Esta metfora reaparece en autores ta rdos como nontso el Areo-
pagi ta y Gregario Nacianceno, quie n la emp lea en relacin con la esencia
infi nita de Dios (cf . P. COLACLlPS, vanaons sur une metaphore de
Pteton, C. and M. 27 (1966], 116-7),
crecido descubra una unica ciencia cual es la ciencia de e
una belleza como la siguiente. Intenta ahora - dijo- pres-
tarme la mxima atencin posible. En efecto 117, quien hasta
aqu haya sido inst ruido en las cosas del amor, tras haber
contemplado las cosas bellas en or denada y correcta suce-
sin, descubrir de repente, llegando ya al trmino de
su iniciacin amorosa, algo maravillosament e bello por na-
turaleza, a saber, aquello mismo, Scrates, por lo que
precisamente se hicieron tod os los esfuerzos anteriores,
que, en primer lugar, existe siempre y ni nace ni perece, 211 a
ni crece ni decrece; en segundo lugar, no es bello en un
aspecto y feo en otro, ni unas veces bello y otras no, ni
bello respecto a una cosa y feo respecto a otra , ni aqu
bello y all feo, como si fuera para unos bello y para otros
feo. Ni tampoco se le aparecer esta belleza bajo la forma
de un rostro ni de unas manos ni de cualq uier otra cosa
de las que participa un cuerpo, ni como un razonamiento,
ni como una ciencia, ni como existente en otra cosa, por
ejemplo, en un ser vivo, en la tierra, en el cielo o en algn
otro, sino la belleza en s, que es siempre consigo misma
especficamente nica, mient ras que todas las otras cosas b
bellas part icipan de ella de una manera tal que el naci -
1\7 Desde aq u hasta 2llb. tenemos la descr ipcin de las caracrensu-
cas de la Belleza en s que constituyen un verdadero paradigma de lo
que se denomina una Fo rma platn ica, con las propiedades que st a debe
reunir para que se la considere un verdadero uni versal. Sobre la doctrina
platnica de las forma s en genera l, pueden consultarse los siguientes tra-
bajos: J . A , Nuco, La diatcca platnica. Su desarrollo en relacin
con la teora de lasformas, Caracas, 1962; R. E. ALLEN, Plalo 's Euthy-
phro n and t e Early Theory 01Fcrms, Londres, 1970; J . M . E. M ORAVC-
SIK, RecoUecting the Theory of Forms, en WERKMElSTER (ed.], Facets.. .,
pgs. 1-20; H. T H OH, Thc lsolaticn and Conection of the Forms in
Plato's Middle Dialogues , Apeiron X (1976), 20-33.
264 DILOGOS BANQUETE 265
mient o y muerte de stas no le causa ni aument o ni dismi-
nucin, ni le ocurre absolutamente nada. Por consiguient e,
cuando alguien asciende a partir de las cosas de este mun-
do mediante el recto amor de los j venes y empieza a divi-
sar aquella belleza, puede decirse qu e toca casi el fin. Pues
sta es justamente la manera correcta de acercarse a las
e cosas del amor o de ser conducido por ot ro: empezando
por las cosas bellas de aqu i y sirvindose de ellas como
de peldaos ir ascendiendo continuamente, en base a aque-
lla belleza, de uno solo a dos y de dos a todos los cuerpos
bellos y de los cuerpos bellos a las bellas normas de
conducta. y de las normas de conducta a los bellos conoci-
mientos, y partiendo de stos terminar en aquel conoci-
miento que es conocimiento no de ot ra cosa sino de aque-
lla belleza absoluta, par a que conozca al fin lo que es la
belleza en s 118. En este perodo de la vida , queri do Scra-
d tes -dijo la extranjera de Mantinea- , ms que en ni ngn ,
otro, le merece la pena a l hombre vivir: cuando contempla
la belleza en sI. Si alguna vez llegas a verla, re parecer
que no es comparable ni con el oro ni con los vestidos
ni con los jvenes y adolescentes bellos, ante cuya presen-
cia ahora te quedas extasiado y ests dispuesto, t anto t
como otros muchos, con tal de poder ver al amado y estar
111 Esta descripcin de la for ma do: Belleza se ha considerado similar
a la descripcin que hace del Ser en su fr. 28 B 8 (cr. L05
f ilsof 05 prtsocrdtiros. vol. 1, frs. 1050-1051. pgs. 479481) , y se ha
pensado en una influencia de la escud a eleata en una fase tempra na de
su desarrolle sobr e Plat n. Para la relacin Plat n-Parmnides a prop-
sito de este pasaje, vase F. SoLMSEN, Parmnides and the descriptio n
of perfect beau ty in Plato's Symposiurn, AJPh 92 (1971), 62-70; R.
K. SPRAGUE, Symposum 211a, and Parmenldes, frag. 8". CPh 66 (1971),
261; G. Roms -Lnwrs, Ptaron, les Muses et le Beau, BAGB (1983).
265-276, esp. pg, 274.
siempre con l, a no comer ni beber, si fuera posi ble, sino
nicame nte a contemplar lo y esta r en su compa ia. Que
debemos imaginar, pues - dijo-, si le fuera posible a al -
guno ver la belleza en s. pura, limpia. sin mezcla y no
infectada de carnes humanas, ni de colores ni, en suma,
de otras muchas frusleras mortales, y pudiera contemplar
la divina belleza en s, especficamente nica? Acaso crees 212..
-dijo- Que es vana la vida de un hombre que mira en
esa dir eccin, que contempla esa belleza con lo que es ne-
cesario contemplarla y vive en su compaia? D no crees
-dijo- que slo entonces, cuando vea la belleza con lo
que es visible, le ser posible engen drar, no ya imgenes
de virtud. al no estar en contacto con una imagen, sino
virtudes verdaderas, ya Que est en contacto con la ver-
dad? Y al que ha engendrado y criado una virtud verdade-
ra. no crees que le es posible hacerse ami go de los dioses
y llegar a ser, si algn ot ro hombre puede serlo, inmort al
tambin l?
Esto . Fedro, y dems amigos, dijo Diotima y yo qued b
convencido; y convencido int ento tambin persuadir a los
dems de que para adquirir esta posesin difl eilmente po-
dri a uno tomar un colaborador de la naturaleza humana
mejor que Eros. Precisamente. por eso, yo afirmo que to-
do hombre debe honrar a Eros, y no slo yo mismo honro
las cosas del amor y las practico sobremanera, sino que
tambin las recomiendo a los dems y ahora y siempre elo-
gio el poder y la valenta de Eros, en la medida en que
soy capaz. Considera, pues. Fedro, este discurso, si que- "
res, como un encomio dicho en honor de Eros o, si prefie-
res, dale el nombre que te guste y como te guste.
Cuando Scrates hubo dicho esto, me cont Ari stode-
mo que los dems le elogiaron, pero que Arist fanes inten -
t decir algo, puesto que Scrates al hablar le haba mcn-
--- - - - - - - - ---- - - - - - - - - - - - - - - -;.-- - - -- - - ------ -----------
266 OTLOGOS BANQUETE 267
cionado a propsito de su discur so 1l9, Mas de pron to la
puer ta del patio fue golpeada y se produjo un gran ruido
como de part icipantes en una fiesta, y se oy el sonido
de una flau tista. Entonces Agat n dijo:
d - Esclavos, id a ver y si es a lguno de nues tros conoci-
dos, hacedle pasar; pero si no, decid que no estamos be-
biendo, sino que estamos durmiendo ya.
No mucho despus se oy en el patio la voz de Alcibia-
des , fuer temente borracho, preguntando a grandes gritos
dnde estaba Agat n y pidiendo que le llevaran junto a
l. Le condujeron ent onces hasta ellos, as como a la flau-
tista que le sostena y a algunos otros de sus acompaan-
tes, pero l se detuvo en la puerta, coronado con una
e t upida corona de hiedra y violetas y con muc has cintas
sobre la cabeza, y dijo:
- Salud, caballeros. Acogis como compaero de be-
bida a un hombre que est totalmente borracho, o debe-
mos marcharnos tan pronto como hayamos coronado a
Agat n, que es a lo que hemos venido? Ayer, en ef ecto,
dijo , no me fue posible venir, pero ahora vengo con estas
cint as sobre la cabeza, para de mi cabeza coronar la cabe-
za del hombre ms sabio y ms bello, si se me permite
hablar as. Os burlis de m porque estoy borracho?
2l3a Pues, aunque os riis, yo s bien que digo la verdad. Pero
decdme enseguida: entro en los trminos acorda dos, o
no?, beber is conmigo, o no?
Todos lo aclamaron y lo invitaron a entrar y tomar
asiento. Ent onces Agaton lo llam y l ent r conducido
por sus acompaantes, y desatndose al mismo t iempo las
cintas para coronar a Agatn, al tenerlas dela nte de los
ojos, no vio a Scrates y se sent junto a Agat n, en
119 Cf. supra. o. 104.
medio de ste y Scrates, que le hizo sitio en cuanto lo b
vio. Una vez sent ado. abraz a Agat n y lo coron.
- Esclavos - dijo ent onces Agatn- . descalzad a AI-
cibiades, pa ra que se acomode aqu como tercero.
- De acuerdo - dijo Alcibiades-, pero qu in es ese
t ercer compaero de bebida que est aqu con nosotros?
Y, a la vez que se volva, vio a Scrates, y al verl o
se sobresal t y dijo:
- Heracles! Qus es esto'! Scrates aqu? Te has aco-
modado aqu acechndome de nuevo, segn tu costumbre e
de aparecer de repente don de yo menos pensaba que ibas
a estar. A qu has venido ahora? Por qu te has coloca-
do precisamente aqu? Pu es no est s junto a Arist fancs
ni junto a ningn otro que sea divertido y qu iera serlo,
sino que te las has arreglado para ponerte al lado del ms
bello de los que estn aqu dentro .
- Agatn - dijo ent onces Scrat es- , mira a ver si me
vas a defender, pues mi pasin por este hombre se me ha
convert ido en un asunto de no poca importancia . En efec-
to, desde aquella vez en que me enamor de l, ya no me d
es posib le ni echar una mirada ni convers ar siquiera con
un solo hombre bello sin que ste, teniendo celos y envi dia
de m, haga cosas raras, me increpe y contenga las manos
a duras penas. Mira, pue s, no sea que haga algo tambi n
ahora; reconcanos o, si intent a hac er algo violento, pro-
t geme. pues yo tengo mucho miedo de su locur a y de su
pasin por el ama nte.
- En absoluto - dijo Alcibiades-, no hay reconcilia-
cin entre t y yo. Pero ya me vengar de ti por esto en
otra ocasin. Ahora. Agatn - dijo-, dame algunas de e
esas cintas para coronar tambin sta su admirable cabe za
y para que no me reproche que te coron a ti y que, en
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - --,,-- --- - - - - - - ----- - - - - - - - - -- - - -
268 DI LOGOS BANQUETE 269
cambio, a l, que vence a todo el mundo en discursos,
no slo anteayer como t, sino siempre, no le coron.
Al mismo tiempo cogi algunas cintas, coron a S cra-
tes y se acomod. Y cuando se hubo reclinado dijo:
- Bien, caballeros. En verdad me parece que estis so-
brios y esto no se os puede permi tir , sino que hay que
beber, pues as lo hemos acordado . Por consiguiente , me
elijo a m mismo como presidente de la bebida, hasta que
vosotros bebis Jo suficiente. Que me tr aigan, pues , Aga-
ten, una copa grande. si hay alguna. O ms bien, no hace
ninguna falta. Trae, esclavo, aquella vasija de ref rescar el
vino - dijo-, al ver que contena ms de ocho ctilas 120,
214a Una vez llena, se la bebi de un trago, primer o, l y,
luego, orden llenarla para Scrates, a la vez que deca:
- Ante Scrates, seores, este truco no me sirve de na-
da, pues beber cuant o se le pida y nunca se embriagar.
En cuanto hubo escanciado el esclavo, Scrates se puso
a beber. Entonces, Eriximaco dijo:
- Cmo 10 hacemos, Alcibiades? As, sin decir ni
b cantar nada ante la copa, sino que vamos a beber simple-
mente como los sediento s?
- Erixmaco - dijo Alcibiades-c-, excelente hijo del me-
jor y ms prudente padr e, salud .
-c-Tambn para ti , dijo Brixmaco, pero qu vamos
a hacer?
- Lo que t ordenes, pues hay que obedecert e:
porque un mdico equivale a muchos otros hombres 121.
IZO Medida de lquidos de unos 27 ct.: en total, pues, un poco ms
de 2 1.
m Palabras de Idorneneo a Nsto r- , dichas del mdico Macan en
JI. XI 514.
Manda, pues, lo que quieras.
- Escucha, ento nces - dijo Erixmaco- . Antes de que
t entraras habamos decidido que cada uno deba pronun-
ciar por turno, de izquierda a derecha, un discurso sobre e
Eros lo ms bello que pudiera y hacer su encomio. Todos
los dems hemos hablado ya. Pero puesto que t no has
hablado y ya has bebido, es jus to que hables y, una vez
que hayas hablado, ordenes a Scrates lo que quieras, y
ste al de la derecha y as los dems.
- Dices bien, Erixmaco -c-dijo Alclbledes-,., pero como
parar el discurso de un hombre bebido con los discur sos
de hombres serenos no sera equitativo. Adems , biena-
venturado amigo, te convence Scrates en algo de lo que
acaba de decir? No sabes que es todo lo contrario de lo d
que deca? Efectivamente, si yo elogio en su presencia a
algn otro, dios u hombre, que no sea l, no apartar de
m sus manos.
- No hablars mejor? - dijo Scrates.
- Por Poseidon l - exclam Alcibiades-c- , no digas na-
da en contra, que yo no elogiara a ningn ot ro estando
t present e.
- Pues bien, hazJo as - dijo Erixmaco- , si quieres.
Elogia a Scrates.
- Qu dices? - dijo Alcibiades. Te pa rece bien, Er i-
xmaco, que debo hacerlo? Debo atacar a este hombre e
y vengarme delant e de todos vosotros?
Eh, t! - dijo Scrates - , qu tienes en la mente?
Elogiarme para ponerme en ridculo?, o qu vas a hacer?
e-Dir la verdad. Mir a si me lo permites.
- Por supuesto - dijo Scrates-, tr atndose de la ver-
dad , te permito y t e invit o a decirla.
- La dir inmediatamente - dijo Alcibiadcs- . Pero t
haz lo siguiente: si digo algo que no es verdad, inte rrmpe-
270 DI LOGOS BANQUETE 271
me, si quieres. y di que estoy mintie ndo, pues no falsear
215u nada , al menos voluntariame nt e. Mas no te asombres si
cuento mis recuerdos de manera confusa. ya que no es na-
da fcil para un hombre en este estado enu merar con faci-
lidad y en ord en tus rarezas.
A Scrates. seores, yo intent ar elogiarlo de la siguiente
mane ra: por medio de imgenes 122. Quizs l creer que
es para provoca r la risa. pero la imagen tendr po r objeto
la verdad, no la burla. Pues en mi opinin es lo ms pare-
cido a esos silenos m existentes en Jos talleres de escultu-
b ca, que fabrican los art esanos con siringas o flautas en la
mano y que, cuando se abren en dos mitades. aparecen
con estatuas de dioses en su interior. Y afirmo, adems,
que se parece al stiro Marsias 124. As, pues, que eres se-
m La ejemplificaci n po r medio de ccmpar eco nes o imgenes C'S t-
pica del humor gricgo (d . AIUSTFANU. A v. SOl -80S; A viso. 1308-1313)
y en Platn se relaciona con la doc l rina de la imitacin {cf. tambin.
,\ / 1"" . llOa-c) . Para el tema, vase A. DIS. A utour de Plato" . Parts, 1927,
pg. ~ 9 4 Y W. J. Vf,IlDUIIUS. " Plalo' s Doctrine cr Artsrc I mita tion...
en VL...STn\ (ed.), Plalo... pgs. 2 ~ 9 2 7 3 esp. p;ig. 269.
In Tambin Jexoeoxra, BO/lq. IV 19. com para a Scrat es con sile-
nos. Si1cno cs. unas VC<:C'S. padre de los stiros (como en El Cclope de
Euripidcs) Y. otras. una categora ms de stiros. Stiros y silenos perte-
necen al squito de Domso : los primeros son deidades pelopo nsicas y
los segundos jnicas. 1'01 influencia del drama sa trico llegaron a ser
pracucameme idnticas. Es posi ble que los art istas de la Atenas del s.
v a. C. adorn asen sus talleres con grandes caj as en forma de suenes
en las qu e guardaban sus ms bellas estat uas. aunque no tenemos otras
referencias a est a cos t umbre .
IN HERDOTO, VII 26, 3, llama a Marsias sueno, y la denominacin
aqu de stiro se debe a lo que hemos dicho en la nota anterior. Mars ias
es una figura legendaria quc quiso competir en msica con Apolo y fue
deso llado por ste. El mito de Marsias (que Herdo to cuenta en el pasaje
arriba mencion ado) par ece reflejar el antago nismo entr e la cit ara, aristo -
mcjante a stos, al menos en la forma, Scrates, ni t mis-
mo pod rs discutirlo, pero que ta mbin te pareces en lo
dems, csc chalo a continuacin. Eres un luj urioso 125.
O no? Si no ests de ac uerdo, pr esentar testigos. Pero.
que no eres flautista? Por supuesto, y mucho ms ex-
traordinario qu e Marsias. ste, en efecto, enca nt aba a los
hombres mediant e instrumentos con el poder de su boca
y aun hoy enca nta al que int er prete con la flauta sus mela- e
das -pues las que int erpretaba Olimpo 126 digo que son
de Mar sias, su maestro- o En todo caso, sus melodas, ya
las interprete un buen flautista o una flautista mediocre,
son las nicas que hacen que uno quede poseso y revelan ,
por ser divinas, Quines necesitan de los dio ses y de los
ritos de inicia cin . Mas t te di ferencias de l sl o en Que
sin instrument os, con tus meras palabras, haces lo mismo.
De hecho , cuando nosotros omos a algn otro , aunque d
sea muy buen orador, pronunciar ot ros di scursos, a ningu-
' no nos importa, po r as deci r, nada. Pero cuando se le
oye a ti o a otro pronunciando tus palab ras, au nque sea
muy torpe el que las pro nuncie, ya se trat e de muj er,
hombre o joven quien las escucha, quedamos pasmados
cr.h ca, representada po r Apoto, y la flauta, popular, de procedencia asi-
tica , representada por Marsias. El mi co cert amen ent re Apolo y Marsias
aparece en las pinturas de los vasos griegos desde el 4 3 ~ a. C.
Ul Hemos trad ucido as el tr mino griego hybrist6 para guardar la
relacin que Alcibiades establece a qu ent re Scrates y los suros-se nos ,
cuya hj bris ms frecuente era, como se sabe. el asalto sexual. Aplicado
a Scrates es irnico, ya que, como se demost rar luego. la hjbris de
Scrates era distinta (ef. M. G.4.G"'R1N. SoCR.4. TES'S hj br;s and Alcibia-
des' failu re, Phoenix 31 11977]. 22-37),
116 Al igual que Mamas, tampoco Olimp o es una figura histric a (en
Leyt s 677d y en Jn 533b aparece entre personajes mticos). En poca clsi-
ca se tocaban. en determinadas fiestas, ciert as composiciones muy ami.
guas que pasaban por ser suyas.
/
272 DI LOGOS BANQUETE 273
y posesos. Yo, al menos , seores , si no fuera porq ue iba
a parecer que estoy total mente bo rracho, os dira bajo ju-
rame nto qu impresiones me han causado personalmente
sus palabras y tod ava ahora me causan. Efectivamente,
cuando le escucho, mi cor azn palpit a mucho ms que el
de los posedos por la msica de los coribantes 127, las l -
e grimas se me caen por culpa de sus palabras y veo que
tambin a otros muchos les ocurre lo mismo. En cambio, al
or a Pericles 128 y a ot ros buenos oradores, si bien pensaba
que hablaban elocuentemente, 110 me ocurra, sin embar-
go, nada semejante, ni se alborotaba mi alma, ni se irrita-
ba en la idea de que viva como esclavo, mientras que por
culpa de este Marsas , aqu presente, muchas veces me he
2 160 encontr ado, precisamente, en un estado tal que me pareca
que no vala la pena vivir en las condiciones en que estoy.
y esto, Scrat es, no dirs que no es verdad. Incluso toda-
va ahora soy plenamente consciente de que si quisiera pres-
tarle odo no resistira, sino que me pasara lo mismo,
pues me obliga a reconocer que , a pesar de estar falto
de muchas cosas, an me descuido de m mismo y me
ocupo de los asuntos de los ate nienses. A la fuerza,
m Los coribantes eran un grupo mtico de sacerdotes asociado al
culto de la diosa frigia Cibeles. El rasgo ms llamativo de su culto era
la msica de tambor y flauta ejecutada con acompa amiento de danzas
con la que se entraba en un estado de trance mstico, de pro piedades
curativas, en el que se crea or direct amente la voz de la diosa (eL E.
R. DODDS, Los griegos y lo irracional. Madr id. 1980, pgs. 83-85). Alci-
biadcs sugiere que l tambin cree escuchar una voz divina cuando oye
hablar a Scrates.
128 En la comedia Demos de coous, escrita unos 17 aos despus
de la muert e de Perctes, se hablaba de la incuesti onable superioridad
en la orato ria de este gran estadista at eniense (ef. fr. 94 K.). Para la
relacin de algunas expresiones usadas aqu por Alcibiades con este fra g-
mento. ef. VICAIRE, PI aron.... pgs. 183-4.
pues, me t apo los odos y salgo huyendo de l como de
las sirenas 129, para no envejecer sentado aqu a su lado .
Slo ante l de ent re todos los hombres he sentido lo que h
no se creera que hay en m : el avergonzarme ante alguien.
Yo me avergenzo nicamente ante l, pues s perfecta-
mente que, si bien no puedo negarl e que no se debe hacer
lo que ordena, sin embargo, cuando me aparto de su lado,
me dejo vencer por el honor que me dispensa la multitud.
Por consiguiente, me escapo de l y huyo, y cada vez que
le veo me aver genzo de lo que he reconoci do. Y muchas e
veces vera con agrado que ya no viviera entre los hom-
bres, pero si esto sucediera , bien s que me dolera mucho
ms, de modo que no s cmo tr atar con este hombre.
Tal es, pues, lo que yo y otros muchos hemos experi -
mentado por las melod as de flauta de este st iro . Pero
odme t odava cun semejante es en otros aspectos a aque-
llos con quienes le compa r y qu extraordinario poder tie-
ne, pues tened por cierto que ninguno de vosotros le conoce.
Pero yo os lo descri bir, puesto que he empezado. Veis, d
en efecto, que Scrates est en disposicin amorosa con
los jvenes bellos, que siempre est en torno suyo y se
queda extas iado, y que, por otr a parte, ignor a todo y nada
sabe, al menos por su apariencia. No es est o propio de
sileno? Tota lmente, pues de ello est revestido por fuera,
como un sileno esculpido , mas por dentro , una vez abierto,
de cuntas templanz as, compaeros de bebida, creis que
est lleno? Sabed que no le importa nada si alguien es ~
lIo, sino que lo despr ecia como ninguno podra imaginar,
ni si es rico, ni si tiene algn otro privilegio de los celebra- e
dos por la multitud. Por el contrar io, considera que todas
129 Las personas que oan la msica de las Sirenas permanecan con
ellas y mor a n (cf. HOMERO, Od. XII 37-54 Y 154-200).
93. - 18
274 DIlOGOS BANQUETE 275
estas posesiones no valen nada y que nosotros no somos
nada, os lo aseguro . Pa sa toda su vida ironizando !JO y
bromeando con la gente; mas cuando se pone serio y se
abre, no s si alguno ha visto las imgenes de su interior.
Yo, sin embargo. las he visto ya una vez y me parecieron
que eran tan divinas y doradas. tan extremadamente bellas
y admirables. que tena que hacer sin ms lo que Scrates
2na mandara . Y creyendo que estaba seriamente interesado por
mi belleza pens que era un encuentro feliz y que mi buena
suerte era extraordinar ia, en la idea de que me era pos ible,
si complaca a Scra tes, o r todo cuanto l saba. Cun
tremendamente orgulloso, en efect o. estaba yo de mi belle-
za! Refl exion and o, pues, sobre esto, aunque hasta enton-
ces no sola esta r solo con l sin acompaant e, en esta oca-
sin , sin embargo, lo desped y me qued solo en su com-
b pa a. Preciso es ant e vosotros decir toda la verdad lJl;
as , pues. prestad atenci n y, si miento. Scrates . refta-
me. Me qued, en efecto, se ores, a solas con l y cre
que al punto iba a decirme las cosas que en la soledad
un ama nte dira a su amado; y est aba contento. Pero no
sucedi absolutamente nada de esto, sino que tras dialogar
conmigo como sola y pasar el da en mi compa ia , se fue
y me dej, A conti nuacin le invit a hacer gimnasi a con-
migo, y haca gimnasia con l en la idea de que as iba
e a conseguir algo 132. Hizo gimnas ia, en efecto, y luch con-
ue La irona constituye uno de los rasgos ms dominames de la per-
sonalidad de Scrat es. y este pasaje en boca de A1cibiade s es uno de
los m s ilustrativos al respect o (cf'., tambin, 218d). Sobre el lema, vase
I. ABOIl.llER1E, l .e dialojlue.... pg! . 423-442.
IJI Se ha pensado que esta exposicin deta llada de la relacin
Alcibiadcs-Scrate s. de la que tant o se hahfaba, es para exculpar a Scra-
tes (ef. TOVAll , Vida de $mues... , pgs. 97-98 y 289-290).
lJl El gimnas io y la palestra ofrecan muchas oportunidades de ver
desnudos a los jvenes y funcionaban como centr os sociales en los que
migo muchas veces sin que nadie estuviera present e, Y zqu
debo decir? Pues qu e no logr nada. Puesto que de esta
manera no alcanzaba en absoluto mi objetivo, me pa reci
que haba que atacar a este hombre por la fuerza y no
desisti r, una vez que hab a puesto manos a la ob ra , sino
que deba saber definitivamente cul era la sit uacin. Le
invito, pues, a cenar conmigo, simplemente como un amant e
que tiende una tr ampa a su amado. Ni siquiera esto me
lo acept al punto, pero de todos modos con el tiempo
se dej persuadi r. Cuando vino por primera vez, nada ms d
cenar quera marcharse y yo, por vergenza, le dej ir en
esta ocasin . Pero volv a tenderle la misma trampa y, des-
pus de cenar, mantuve la conversacin hasta entrada la
noche, y cuando quiso marcharse, alegando qu e era tarde,
le forc a Quedarse. Se ech, pues. a descansar en el lecho
contiguo al mo, en el que precisamente haba cenado, y
ningn otro dorma en la habitacin salvo nosotros. Hasta
esta parte de mi relato, en efecto, la cosa podria esta r bien I
y contarse ante cualquiera , pero lo que sigue no me lo oirfais
deci r si, en primer lugar, segn el dicho, el vino, sin nios
y con nios U J , no fuera veraz y, en segundo lugar, por-
que me parece injusto no mani fest ar una muy brillante ac-
cin de Scr ates, cuando uno se ha embarcado a hacer
su elogio. Ade ms, tambin a m me sucede lo que le pasa
a quien ha sufrido una mordedura de vbora, pues dicen
era posible establece r algn contacto (el. P LATN . Cdrm. IS4a-c; Eutid.
273a; Lis. 20&). Sobre este aspecto, vase J . OEHlU, Ovmnasjum,
en RE, XVII ( 1912). cols. 2003-2026, y DovEP. , Oreek Homosexuaty.. .,
pg. S4, n. 30.
I )J Exist an, al par ecer. dos formas de este proverbio: 01flO$ kul aM-
tneia vino y verda d y anas kal padet at thes el vino y los nios
dicen la verdad. En las palabras de Aleibiad es hay una mezcla de ambas
for mas.
276 DILOGOS BANQUETE 277
que el que ha experimentado esto alguna vez no quiere
decir cmo fue a nadie, excepto a los que han sido mordi-
dos tambi n, en la idea de que slo ellos comprender n
y perdonarn. si se at revi a hacer y decir cualquier cosa
21l1o baj o los efectos del do lor. Yo, pues, mordido por algo
ms doloroso y en la parte ms dolorosa de las que uno
podra ser mor dido - pues es en el corazn, en el alma.
o como haya que llamarlo. donde he sido herido y mo rdi-
do por los discursos filosficos, que se agarran ms cruel-
ment e que una vbora cuando se apoderan de un alma j o-
ven no mal do tada por natura leza y la obligan a hacer
y decir cualquier cosa- y viendo, por otra part e, a los
Fedros, Agatones, Erixmacos, Pausanas, Aristodemos y
" Ari stfanes -y qu necesidad hay de mencio nar al pro-
pio Scrates y a todos los dems?; pues todos habi s par ti-
cipado de la locura y frenes del filsofo- . .. por eso pre-
cisamente todos me vais a escuchar. ya que me perdonaris
por lo que entonces hice y por lo que ahora digo. En cam-
bio. los criados y cualquier otro que sea profano y vulgar.
poned ante vuestr as orejas puertas muy grandes I lo4 .
Pues bien. seores, cuando se hubo apagado la lmpa-
ra y los esclavos estaban fuera, me pareci que no deba
anda rme por las ramas ame l, sino decirle libremente 10
que pensaba. Entonce s le sacud y le dije:
-c-Scrates, ests du rmiendo'?
- En abs oluto - dijo l.
- Sabes lo que he decidido'?
- Qu cxacrarncntej , -dijo.
- Creo - dije yo- que t eres el nico digno de con-
vertirse en mi amante y me par ece que vacilas en mcnclo -
~ Referencia a un verso rfico que proclamaba la ley del silencio
ohligatori o a los profanos o no iniciado > (c. G. H ERMANN, Orphica.
Leipzlg, 180S [reimp., Hildesheim, 1971). pg. 447).
nrmelo. Yo, en cambio, pienso lo siguient e: considero que
es insensat o no complacerte en esto como en cualquier otra
cosa que necesites de mi patrimonio o de mis amigos. Para
m, en efecto , nada es ms important e que el que yo llegue d
a ser lo mejor posible y creo qu e en esto ninguno puede
scrme colaborador ms eficaz que t . En consecuencia, yo
me avergonza ra mucho ms ante los sensatos por no com-
,
placer a un hombre tal . que ante la multitud de insensatos
por haberlo hecho.
Cuando Scrates oy esto, muy irnicamente. segn su
est ilo ta n caracterstico y usual, dijo:
- Querido Alcibiades, par ece qu e realment e no eres un
tonto, si efecti vamen te es verdad lo que dices de m y ha y
en m un poder por el cual t podras llegar a ser mejor.
En tal cas o, debes est ar viendo en m, supongo, una belle- ,
za irresistible y muy diferente a tu buen aspecto fisieo. Aho-
ra bien, si intent as. al verla. compart irla conmigo y cam-
biar belleza por belleza , no en poco piensas avcntaja rrnc,
pues pretendes adquiri r lo que es verdade ra mente bello a
cambio de lo que lo es slo en apariencia, y de hecho t e
propones intercambiar oro por bronce m. Pero, mi feliz
amigo. examlnalo mejor. no sea que te pase desapercibid o 2190
que no soy nada. La vista del ent endimi ento, ten por cier-
to, empieza a ver agudamente cuando la de los ojos co-
mienza B6 a perder s..,u fuerza, y t todava ests lejos de eso.
y yo, al orle, dije:
-En lo que a m se refiere, sos son mis sentimientos
y no se ha dicho nada de distinta manera a como pienso.
tll Alusin al conocido intercambio de armas de 1/. VI 2326, donde
Glauco permuta 5US armas de oro por las de br once de Diomcdes.
0 ' Par a la eleccin de drcht a en lugar de epicheiri', cr . H. RENIl-
HAN, Plato , SympOI'iuIII 219a 2-4, eH 19 (1969), 270.
-
278 DILOGOS
BANQU ETE 279
Siendo ello as, delibera t mismo lo que consideres mejor
para ti y para m.
- En esto, ciertamente, tienes razn - dijo-. En el f u-
tur o, pues, deliberaremos y haremos lo que a los dos nos
b parezca lo mejor en st as y en las otras cosas.
Despus de or y decir esto y tras haber dispar ado, por
as decir, mis dardos , yo pens, en efecto, que lo haba
her ido. Me levant , pues, sin dejarle decir ya nada, lo en-
volv con mi manto - pues era invierno- , me ech debajo
del viejo cap ote de ese viejo hombre , aqu presente, y ci-
endo con mis brazos a este ser verdadera mente divino y
e maravilloso estuve as tendido toda la noche. En esto tam-
poco, Scrates, dirs que miento. Pero, a pesar de hacer
yo todo eso , l sali completament e victorioso, me despre-
ci, se burl de mi belleza y me afre nt; y eso que en
este tema, al menos, crea yo que era algo, [oh j ueces!
- pues jueces sois de la arrogancia de Scrat es- oAs, pues,
sabed bien, por los dioses y por las di osas, que me levant
d despus de haber dormido con Scrates no de otra manera
que si me hubiera acostado con mi padre o mi hermano
mayor.
Despus de esto , qu sentimientos creis que tena yo,
pensando, por un lado, que haba sido despr eciado, y ad-
mirando, por otro, la nat uraleza de este hombr e, su tem-
planza y su valenta, ya que en prudencia y firmeza haba
tropezado con un hombre tal como yo no hubiera pensado
que iba a encontrar jams? De modo que ni ten a por qu
irritarme y privarme de su compaa, ni encont raba la ma-
nera de cmo podra conquistrmelo . Pues saba bien que
en cuanto al dinero era por todos lados mucho ms invul-
e nerable que Ayan te al hierro 137, mient ras que con lo ni-
JJ7 El lema de la invulnerabilidad de Ayante es posthornrico; no se
ca que pensaba que iba a ser conq uistado se me haba es-
capado. As, pues, estaba desconcertado y deambulaba de
ac para all esclavizado por este hombre como ninguno
lo haba sido por nadie. Todas estas cosas, en efecto, me
haban sucedido antes; mas luego hicimos juntos la expedi-
cin contra Potidea 138 y all ramos compaeros de mesa.
Pues bien, en prime r lugar, en las fat igas era superior no
slo a m, sino tambin a todos los dems . Cada vez que
nos veamos obligados a no comer por esta r aislados en
algn lugar, como suele ocurrir en campada, los dems
no eran nada en cua nto a resistencia. En cambio, en las
comidas abundantes slo el era capaz de disfrutar, y espe- 2200
cialmente en beber, aunque lIO quera, cuando era obliga -
do a hacerlo venca a todos; y lo que es ms asombroso 139
de t odo: ningn hombre ha visto jams a Scrates borra-
cho. De esto, en efecto, me parece que pronto tendris
la prueba. Por otra parte, en relacin con los rigores del
invierno - pues los inviernos all son terribles-c. hizo sem-
pre cosas dignas de admiracin, pero especialmente en una
ocasin en que hubo la ms ter rible helada y mientras to-
debla a nada sobren atural , sino a su enorme escudo y a la piel de len
que cubra su cuerpo (cr. P NDARO, st. VI 47 SS., YSFOCLES, Ay. 575-6).
IJ' Poridea, en la pennsula calcdica, era colonia de Corint o y pert e-
neca a la confederacin at eniense, de la que se subleva en el 432 a.
e., constit uyendo. por as decir, el primer act o de la Guer ra del Pelopo-
ncso. Atenas envi all un ejrcito de unos 3.000 hoplit as , entre los que
se encontraba Scrates, y se puso sitio a la ciudad que dur hasta el
430 a. C. , fecha de su capitu lacin (cf., sobre estos hechos, T ucfDIDES,
I 56-65, YII 70). En PL ATN, Cdrm. 153a-e, vemos a Scrates al regreso
de esta campaa fcf., sobre la misma , TOVAR, Vida de Saates... , pgi-
nas lO3-105).
0 0 Sobre 10\ aspectos asombrosos de Scra tes, vase A . A NDRS ROJO,
Sobre el asombro en los dilogos platnico s, en Actas del Primer Sim-
posio Nacional de Estadios Clsicos, Mcndoza, 1972, pgs. 241-256.

280 DI LOGOS BANQUETE 281


b dos, o no salan del interior de sus tiendas 0 , si sala algu-
no, iban vestido s con las prendas ms rar as, con los pies
calzados y envueltos con fieltro y pieles de cor dero , l,
en cambio, en estas circunstancias, sali con el mismo man-
to que sola llevar siempre y marchaba descalzo sobre el
hielo con ms soltura que los dems calzados, y los sol-
dados le miraban de reojo creyendo que los desafiaba.
e Esto. ciert ament e, fue as;
pero qu hizo de nuevo y soport el animoso varn 140
all, en cierta ocasion, durante la campana, es digno de .
orse. En efecto, hab indose concentrado en algo, perma-
neci de pie en el mismo lugar desde la auro ra meditndo-
lo, y puesto que no le encontraba la solucin no desista,
sino que conti nuaba de pie investigando. Er a ya medioda
y los hombres se haban percatad o y, asomb rados, se de-
can unos a otros:
- Scrates est de pie desde el amanecer meditando algo.
Finalment e, cuando lleg la tarde, unos jonios, despus
de cenar - y como era entonces verano-e, sacaron fuera
d sus petates, y a la vez que dorman al fresco le observaban
por ver si tambin durant e la noche segua esta ndo de pie.
y estuvo de pie hasta que lleg la aurora y sali el sol.
Luego, tras hacer su plegaria al sol 14 1, dej el lugar y
140 Verso lomado de la Odisea IV 242 Y 271, dicho en una ocasin
(242) por Helena y en otra (271) por Menelao a props ito de Ulises.
' 4l Las devociones e ideas religiosas de Scrates se apartan de la reli-
gin tradicional. En JENorNTE , Banou . 8, 1 ss., lo encontramos hacien-
do una oracin al dios Eros . La adoracin que hace aqu del sol se en-
ma rca dentro de la prctica popular, que testimonian HES/ODO, Trab.
338 SS. , Y ARlsrFANEs, Plul. 771, de hacer sacrificios y splicas a la
salida y puesta del sol. Segn E. R. D IJD DS. Plato and the irrational
Soul, en V.ASTOS (ed.), Plato. .., pgs. 206-229, esp. pg. 224 Yn. 70,
se fue. Y ahora, si queris, veamos su comportamiento en
las batallas, pues es jus to concederle tambin este tributo.
Efectivamente, cuando t uvo lugar la batalla por la que los
generales me concedieron tambin a m el premi o al valor,
ningn otro homb re me salv sino ste, que no quera aban-
donar me herido y as sal v a la vez mis armas y a m
mismo 142 . Y yo, Scrates, tambin ent onces peda a los e
generales que te concedieran a ti el premio, y esto ni me
lo reproc hars ni dirs que miento. Pero como los genera-
les reparasen en mi reputacin y quisieran darme el premio
a m, t mismo estuviste ms resuelto que ellos a que lo
recibiera yo y no t. Todava en otra ocasin, seores,
vali la pena contemplar a Scrates, cuando el ejrcito hua
de Delin 143 en ret irada. Se daba la circunsta ncia de que lll a
yo estaba como jinete y l con la armadura de hoplita. Dis-
persados ya nuestros hombres, l y Laqu es 144 se retiraban
juntos. Entonces yo me tropiezo casualmente con ellos y, en
cuanto los veo, les exhorto a tener nimo, dicindoles que
la gran novedad de la reforma religiosa pr oyectada por Platn est en
el nfasis que puso en el culto a cuerpos celestes como el sol, la luna
y las estrellas , cuyos antecedentes , al menos para el sol, deben buscarse
en el pensamien to y prcticas pita gricas (d., tambin, TovAR, Vida de
Scrates. ... pg . 145 Y sigs.).
142 Esta batalla tuvo lugar en la campaa de Pot idea, justo antes del
asedio, en el verano del 432 a . C.
143 La batalla de Delin, comarca situada al SE. de Beocia, en el
424 a . C., fue la ms sangrienta de la Guerra del Peoponeso (cf'. 'rucu-
DES, IV 89-101). Unos ocho mil atenienses al mando de Hip crat es fue-
ron derrotados y dispersados por los rebanes comandados por Pago ndas.
144 Genera l ateniense ent re el 427 y 425 a . C. y en el 418 a. C., fecha
en que muere en la bat alla de Ma nnea . En el dilogo platnico que
lleva su nomb re (I8 1b), Laques admira el comportamiento de Scrates
en esta bat alla y afirma que si todos hubieran combatido como l no
la hubieran perdido (cf. TOVAIl. , Vida de Scrates. .. pgs . 103-105).
-
282 DILOGOS BANQUETE 283
no los abandonara. En esta ocasi n , precisamente, pude
contemplar a Scrates mejor que en Potidea , pues por es-
tar a caballo yo tena menos miedo. En primer lugar , jcun-
h to aventajaba a Laques en dominio de s mismo! En se-
gundo lugar , me pareca , Aristfanes, por citar tu propia
expresin, que tambin all como aqu marchaba pavo-
nendose y girando los ojos de lado a lado 145, observan-
do tranquil ament e a amigos y enemigos y haciendo ver a
todo el mun do, incluso desde muy lejos, que si alguno to-
caba a este hombre, se defendera muy enrgicamente. Por
esto se retiraban seguros l y su compaero, pues, por 10
general. a los que tienen tal disposicin en la guerra ni
e siqui era los t ocan y slo persiguen a los que huyen en
desorden.
Es cierto que en otras muchas y admirables cosas po-
dr a uno elogiar a Scrates. Sin emb argo , si bien a prop-
sito de sus otras actividades tal vez podra decirse lo mis-
mo de otra persona, el no ser semejante a ningn hombre,
ni de los antiguos, ni de los actuales, en cambio, es digno
de total admiracin. Como fue Aquiles, en efecto, se po-
dra comparar a Brsidas 146 y a otros, y, a su vez, como
Pericl es a Nstor y a Antenor 147 - y hay tambin ot ros- ;
y de la misma manera se podr a comparar tambin a los
d dems. Pero como es este hombre, aqu presente, en origi-
14 5 Adaptacin del verso artstof'nico de Nubes 362. Se trata del ni-
co pasaje de Pl atn en el que se recoge una cita de Arist fanes ter. VI CAI-
RE, Piulan. .., pg. 187).
146 El ms famoso general espartano en la primera parte de la Guerra
del Pcloponeso, extraordinario por su habilidad, energa y valor , que muri
combatiendo en Anffpolis en el 422 a . C. (d . 'tuc roross, V IO, 8-11).
147 Nst or y Antenor son famosos hroes del lado griego y troyano,
respectivamente, ilustres por su sabidura, pr udencia y elocuencia (d . Ho-
MER O, 11. 1 248 y 1II 148-151).
nalidad, tanto l personalmente como sus discursos, m SI -
quiera remotamente se encontrar alguno, por ms que se
le busque, ni entre los de ahora, ni entre los ant iguos, a
menos tal vez que se le compare, a l y a sus discursos,
con los que he dicho: no con ningn hombre, sino con
los- slenos y stiros.
Porque, efectivamente, y esto lo omit al principio, tam-
bin sus discursos son muy semejantes a los silenos que
se abren . Pues si uno se decidiera a or los discursos de
Scrates, al principio podran parecer totalmente ridculos. e
[Tales son las palabras y expresiones con que estn revesti-
dos por fuera, la piel, por as decir, de un stiro insolerite l
Habla, en efecto, de burros de carga , de herreros, de zapa-
teros y curtidores 148, Ysiempre parece decir lo mismo con
las mismas palabras, de suerte que todo hombre inexperto
y estp ido se burlara de sus discursos. Pero si uno los 222<1
ve cuando estn abiertos y penetra en"ellos, encontrar,
en primer lugar, que son los nicos discursos que tienen
sentido por dentro; en segundo lugar, que son los ms di-
vinos, que tienen en s mismos el mayor nmero de imge-
nes de virtud y que abarcan la mayor cantidad de temas,
o ms bien, todo cuanto le conviene exami nar al que pien-
sa llegar a ser noble y bueno 149 .
Esto es, seores, lo que yo elogio en Scrates, y mez-
clando a la vez lo que le reprocho os he referido las ofen-
~ Un repr oche pareci do sobre este modo de expresin socrt ica lo
hace Calicles en Gorg. 490 e-d.
149 La belleza interior de la que aqu habla Alcibiades y su compara-
cin con los silenos del principio de su discurso recuerdan un poco el
fina l del Fedro (279bc), donde Platn pone en boca de Scrates el nico
ejemplo de oracin precisamente en hono r de la belleza interna, y se
la considera como mode lo de oracin del filsofo (cf. l AEGER, Paide/a.. .:
pgina 587).
284 DI LOGOS
BANQUETE 285
sas que me hizo. Sin embargo, no las ha hecho slo a m,
b sino tambin a Crmides, el hijo de Glaucn, a Eutide-
mo 150, el hijo de Diocles, y a muchs imos otros, a quienes
l engaa entregndose como amante, mientras que luego
resulta, ms bien, amado en lugar de amante. Lo cual tam-
bin a ti te digo, Agatn, para que no te dejes enga ar
por este hombre, sino que, instruido por nuest ra experien-
cia, tengas precaucin y no aprendas, segn el refrn, co-
mo un necio, por experiencia propia 15 1.
e Al decir esto Alcibi ades, se produjo una risa general
por su franqueza, puesto que pareca estar enamorado to-
dava de Scrates.
- Me parece, Alcibiades - dijo entonces S crates-e, que
ests sereno, pues de otro modo no hubi eras intentando
jams, disfranzando tus intenciones t an ingeniosament e,
ocultar la razn por la que has dicho todo eso y lo has
colocado ostensiblemente como una consideracin acceso-
ria al final de tu discurso, como si no hubieras dicho todo
d para enemistarnos a m y a Agatn, al pensar que yo debo
amarte a ti y a ningn otro, y Agatn ser amado por ti
y por nadie ms. Pero no me has pasado desaperci bido,
sino que ese drama tuyo satrico y silnico est perfecta-
110 Crmides era un joven de extraordinar ia belleza, scgn podemos
ver por el dilogo que lleva su nombre [cf . l 54a-155e), Eutidemo. que
no debe confundi rse con el sofista al que se refiere el dilogo platnico
del mismo nom bre, era tambin bello segn se despre nde de JENOFUNTE,
Mem. 1 2, 29 Y 4, 2, l .
U l El temu de que el necio aprende padeciendo se encuentra formula-
do ya en HOMERO, JI. XVII 32, Yen HES/UDO, Trab. 218, y constit uye
luego uno de los tpicos ms constantes en la litera tura griega post erior
(Her dot o, Esquilo, Sfocles, etc.). Sobre la cuestin, vase la monogra-
f fa de H. DORRIE , Leid und Erfahrung, Die Wor/- und Sinn-Vrbindung
pathein-mathem m griechischen Denken, wesbaden, \956.
mente claro . As, pues, querido Agatn, que no gane nada
con l y arrgla tclas para que nadie nos enemiste a m y a ti.
- En efecto, Scrates -cdijo Agatn-, puede que ten-
gas raz n. Y sospecho tambin que se sent en medio de
ti y de m para mantenernos aparte. Pero no conseguir e
nada, pues yo vaya sentarme junto a ti.
- Muy bien - dijo Scrates-e, sintate aqu, junto a m.
- Oh Zeus! - exclam Aicibiadcs-, [cmo soy t rata-
do una vez ms por este homb re! Cree que tiene que ser
superior a m en todo. Pero, si no otra cosa, admirable
hombre. per mite, al meno s, que Agatn se eche en medio
de nosotros.
- Imposible -c-dijo S crates-e, pues t has hecho ya mi
elogio y es preciso que yo a mi vez elogie al que est a
mi derecha. Por tanto, si Agatn se sienta a continuacin
tuya, no me elogiar de nuevo, en lugar de ser elogiado,
ms bien, por m? Djalo, pues, divino amigo, y no tengas
celos del muchacho por ser elogiado por m, ya que, por 223a
lo dems, tengo muchos deseos de encomiarlo.
- Bravo, bravo ! -c-dijc Agatn- . Ahora, Alcibiades ,
no puedo de ningn modo permanecer aqu, sino que a
la fuerza debo cambiar de sitio para ser elogiado por
Scrat es.
- Esto es justamente, dijo Alcibades, lo que suele ocu-
rrir: siempre que Scrat es est presente , a ning n otro le
es posible participar de la compaia de los Jvenes bellos.
Con qu facilidad ha encontrado ahora tambin una ra-
zn convincente para que ste se siente a su lado!
Entonces, Agarn se Icvant para sentarse al lado de b
Scrates , cuando de repente se present ante la puerta una
gran cantidad de parrandistas y. encontrndola casualmen-
te abierta porque alguien acababa de salir , marcharon di-
rectamente hasta ellos y se acomod aro n. Todo se llen de
286 DILOGOS BANQUETE 287
ruido y, ya sin ningn orden, se vieron obligados a beber
una gran cantidad de vino. Entonces Brxmaco, Fedro y
algunos otros - dijo Aristodemo- se fueron y los deja-
ron, mientr as que de l se apoder el sueo y durmi
e mucho t iempo, al ser largas las noches, despertndose de
da. cuando los gallos ya cantaban. Al abrir los ojos vio
, que de los dems, unos seguan du rmiendo y otros se ha-
ban ido, mient ras que Agatn, Arist fanes y Scrat es eran
los nicos que todava seguan despiertos y beban de una
gran copa de izquierda a der echa. Scrates, nat uralmente,
conversaba con ellos. Aristodemo dijo que no se acordaba
d de la mayor par te de la conversaci n, pues no haba asisti-
do desde el prin cipio y estaba un poco adormilado, pero
que lo esencial era - dijo- que Scrates les obligaba a
f
reconocer que era cos a del mismo hombre saber componer
comedia y tragedia, y que quien con arte es autor de trage-
dias lo es tambin de comedias HZ . Obligados, en efecto,
a admitir esto y sin seguirle muy bien, daban cabezadas.
l j :\ Esta opinin, aqu, de Scrates es muy distinta a la que da en
Jn 531e-534e, y no ha sido desarrollada por Plat n en ningn otro sitio.
En el 416 a. C., no hubo en Atenas un autor que escrthiera a la vez
tragedia y comedia; ello ocurre nicamente en poca helenstica . Por esta
raz n se ha pensado que esta escena final del dilogo es extraa y, en
cierta medida , incoherente. Es mrito, sobre todo, de G. KRGER el ha-
ber estudiado esta parte final del Banque te no como un mero epilogo,
sino como parte esencial del dilogo (cf. su libro Einsicht und Leiden-
schaft, Francfort , 1973\ esp. pgs. 292-308). F. RODRGUEZ ADRADOS
ha anali zado este pasaj e desde la perspectiva de la nat ura leza del teatro
y en relacin con el problema general de la potica platnica (ef. su art l-
culo El Banquete platnico y la teora del teatro, Emr ita 37 [1969],
1-28). Para otr as opiniones sobre este pasaj e remitimos a los siguientes
trabajos: H. BACON, Scrates Cro wncd, VQR 35 (1959), 415-430: L.
SENZASONO, Un assertc di Plate ne (Simposio 223d)>> , R. d. SF. 28 (1975),
5575; D. ClAY, The nagc. .., pgs. 238-261.
Primero se durmi Aristfanes y, luego, cuando ya era
de da, Agatn. Entonces Scrates , tras haberlos dormido,
se levant y se fue. Aristodemo, como sola, le sigui. Cuan-
do Scra tes lleg al Liceo t53, se lav, pas el resto del
da como de costumbre y, habindolo pasado as, al atar-
decer se fue a casa a descansar.
"l Santuario dc Apo lo Liceo, situado al E. de Atenas, donde haba
tambin un gimnasi o que, en Euufr. 271a, vernos como lugar favor ito
de Scra tes y que se cita Tambin en ot ros dilog os (cf. Lis. 203a; El/lid.
27Ia). Hacien do su vida usual despus del banquete, Scrates demuestra
su inmunidad a Jos efecto s dcl alcohol a la que hahia al udido A!cibiades
en 220a (cf. BABUT, pcnt urc ...}) , pg,. 27 Y sigs.},

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