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Mis primeros versos

Rubn Daro
Tena yo catorce aos y estudiaba humanidades. Un da sent unos deseos
rabiosos de hacer versos, y de envirselos a una muchacha muy linda, que
se haba permitido darme calabazas. Me encerr en mi cuarto, y all en la
soledad, despus de inauditos esfuerzos, condens como pude, en unas
cuantas estrofas, todas las amarguras de mi alma. Cuando vi, en una
cuartilla de papel, aquellos rengloncitos cortos tan simpticos; cuando los
le en alta voz y consider que mi cacumen los haba producido, se apoder
de m una sensacin deliciosa de vanidad y orgullo. Inmediatamente pens
en publicarlos en La Calavera, nico peridico que entonces haba, y se los
envi al redactor, bajo una cubierta y sin firma. Mi objeto era saborear las
muchas alabanzas de que sin duda seran objeto, y sin decir modestamente
quin era el autor, cuando mi amor propio se hallara satisfecho. Eso fue mi
salvacin. Pocos das despus sale el nmero 5 de La Calavera, y mis versos
no aparecen en sus columnas. Los publicarn inmediatamente en el nmero
6, dije para mi capote, y me resign a esperar porque no haba otro
remedio. Pero ni el nmero 6, ni en el 7, ni en el 8, ni en los que siguieron
haba nada que tuviera apariencias de versos. Casi desesperaba ya de que
mi primera poesa saliera de molde, cuando caten ustedes que el nmero 13
de La Calavera, puso colmo a mis deseos.
Los que no cree en Dios, creen a puo cerrado en cualquier barbaridad; por
ejemplo, en el nmero 13 es fatdico, precursor de desgracias y mensajero
de muerte. Yo creo en Dios; pero tambin creo en la fatalidad del maldito
nmero, 13. Apenas lleg a mis manos La Calavera, me puse de veinticinco
alfileres, y me lanc a la calle, con el objeto de recoger elogios, llevando
conmigo el famosos nmero 13. A los pocos pasos encuentro a un amigo,
con quien entabl el dilogo siguiente: -Qu tal, Pepe? -Bien, y t ? -
Perfectamente. Dime, has vistos el nmero 13 de La Calavera? -No creo
nunca en ese peridico. Un jarro de agua fra en la espalda o buen pisotn
en un callo no me hubieran producido una impresin tan desagradable
como la que experiment al or esas seis palabras. Mis ilusiones
disminuyeron en un cincuenta por ciento, porque a m se me haba figurado
que todo el mundo tena obligacin de leer por lo menos el nmero 13,
como era de estricta justicia. -Pues bien -repliqu algo amostazado-, aqu
tengo el ltimo nmero y quiero que me des tu opinin acerca de estos
versos que a m me han parecido muy buenos. Mi amigo Pepe ley los
versos y el infame se atrevi a decirme que no podan ser peores. Tuve
impulsos de pegarle una bofetada al insolente que as desconoca el mrito
de mi obra; pero me contuve y me tragu la pldora. Otro tanto me sucedi
con todo aquellos a quienes interrogu sobre el asunto, y no tuve ms
remedio que confesar de plano... que todos eran unos estpidos. Cansado
de probar fortuna en la calle, fui a una casa donde encontr a diez o doce
personas de visita. Despus del saludo, hice por milsima vez esta pregunta:
-Han visto ustedes el nmero 13 de La Calavera? -No lo he visto -contest
uno de tantos-, qu tiene de bueno? -Tiene, entre otras cosas, unos versos,
que segn dicen no son malos. -Sera usted tan amable que nos hiciera el
favor de leerlos? -Con gusto. Saqu La Calavera del bolsillo, lo desdobl
lentamente, y, lleno de emocin, pero con todo el fuego de mi entusiasmo,
le las estrofas. Enseguida pregunt: -Qu piensan ustedes sobre el mrito
de esta pieza literaria? Las repuestas no se hicieron esperar y llovieron en
esta forma: -No me gustan esos versos. -Son malos. -Son psimos. -Si
continan publicando esas necedades en La Calavera, pedir que me borren
de la lista de los suscriptores. -El pblico debe exigir que emplumen al autor.
-Y al periodista. -Qu atrocidad! -Qu barbaridad! -Qu necedad! -Qu
monstruosidad! Me desped de la casa hecho un energmeno, y poniendo a
aquella gente tan incivil en la categora de los tontos, () deca ya para
consolarme. Todos esos que no han sabidos apreciar las bellezas de mis
versos, pensaba yo, son personas ignorantes que no han estudiado
humanidades, y que, por consiguiente, carecen de los conocimientos
necesarios para juzgar como es debido en materia de belleza literatura.
Lo mejor es que yo vaya a hablar con el redactor de La Calavera, que es
hombre de letras y que por algo public mis versos. Efectivamente: llego a
la oficina de la redaccin del peridico, y digo al jefe, para entrar en
materia: -He visto el nmero 13 de La Calavera -Est usted suscrito a mi
peridico? -S, seor. -Viene usted a darme algo para nmero siguiente? -
No es eso lo que me trae: es que he visto unos versos... -Malditos versos: ya
me tiene frito el pblico a fuerza de reclamaciones. Tiene usted muchsima
razn, caballero, porque son, de lo malo, lo peor, qu quiere usted?, el
tiempo era muy escaso, me faltaba media columna y ech mano a esos
condenados versos, que me envi algn qudam para fastidiarme. Estas
ltimas palabras las o en la calle, y sal sin despedirme, resuelto a poner fin
a mis das. Me pegar un tiro, pensaba, me ahorcar, tomar un veneno, me
arrojar desde un campanario a la calle, me echar al rio con una piedra al
cuello, o me dejar morir de hambre, porque no hay fuerzas humanas para
resistir tanto. Pero eso de morir tan joven...Y, adems, nadie saba que yo
era el autor de los versos. Por ltimo, lector, te juro que no me mate; pero
qued curado, por mucho tiempo, de la mana de hacer versos. En cuanto al
nmero 13 y a las calaveras, otra vez que est de buen humor te he de
contar algo tan terrible, que se te van a poner los pelos de punta.






Identifico
En su cuento Mis primeros versos, el escritor cambia dramticamente su
visin sobre versos iniciales. Identifica los momentos los momentos cuando
el autor va transformando su emocin a lo largo del cuento. Utiliza tres
momentos durante el desarrollo del cuento: accin ascendente, momento
crucial y accin descendente.


Infiero
a. En el cuento Mis primeros versos el protagonista experimenta
diferentes estados de nimos a la hora de escribir y compartir
sus letras. La narracin comienza desde el momento mismo de
escribir un poema para una muchacha muy linda, hasta la
razn final por la cual un editor public los versos en un
peridico literario.
Por qu cambi el estado de nimo del protagonista a lo
largo del cuento?
Cul crees que haya sido la razn principal por la que el
joven no escuchaba las crticas que le hacan de sus versos?

b. Le sirvi de algo al joven conocer la razn por la que el jefe de
La Calavera public sus versos?
Analiza
a. Qu representan el nmero 13 y el nombre del peridico La
Calavera en este cuento?
Evalo y Valoro
a. Por qu crees que haya sido tan importante para el protagonista
que aceptaran y celebraran su trabajo en Mis primeros versos?
b. Qu crees ms importante a la hora de escribir: ser fiel a tu sentir o
que tu escritura sea aceptada por el pblico? Explica por qu. Segn
sea el caso, da un ejemplo de alguna experiencia tuya.





inaudito (adjetivo). Asombroso, sorprendente.
cacumen (sustantivo). Ingenio, perspicacia.
capote (sustantivo). En mi interior
amostazado (verbo). Del verbo amostazar. Irritar, enojar.
infame (adjetivo). Malvado, perverso.
energmeno (sustantivo). Animal violento.
qudam (sustantivo). Sujeto de poco valer cuyo nombre se ignora.

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