Está en la página 1de 2

El Hombre que aprendi a ladrar Mario Benedetti

El Hombre que aprendi a ladrar


Mario Benedetti
Lo cierto es que fueron aos de arduo y pragmtico aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunf la perseverancia y Raimundo aprendi a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. Qu lo haba impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se auto flagelaba con humor: La verdad es que ladro por no llorar. Sin embargo, la razn ms valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicacin. Cmo amar entonces sin comunicarse? Para Raimundo represent un da de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo ms extraordinario an) l comprendi el ladrido de Leo. A partir de
Ricardo Carrasco Francia rcarrasco@outook.com

El Hombre que aprendi a ladrar Mario Benedetti

ese da Raimundo y Leo se tendan, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca haba imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visin del mundo. Por fin, una tarde se anim a preguntarle, en varios sobrios ladridos: Dime, Leo, con toda franqueza: qu opinas de mi forma de ladrar?. La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: Yo dira que lo haces bastante bien, pero tendrs que mejorar. Cuando ladras, todava se te nota el acento humano.

Ricardo Carrasco Francia rcarrasco@outook.com

También podría gustarte