Según la primera acepción de la RAE, se denomina acémila a la mula o macho de carga. Etimológicamente deviene del árabe hispano «azzámila», y este del árabe clásico «zāmilah», cuyo significado es literalmente "bestia de carga".

Ha sido históricamente el animal de carga en el comercio de los arrieros, aguadores, azacanes y otros oficios de origen medieval.

Las recuas de acémilas aparecen en la literatura española clásica, incluso como protagonistas de algunos episodios, como ocurre en el capítulo XIX de la Primera Parte del Quijote, dónde se lee:

"Dio luego voces a Sancho Panza que viniese, pero él no se curó de venir, porque andaba ocupado desvalijando una acémila de repuesto que traían aquellos buenos señores, bien bastecida de cosas de comer...."

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