Tributo a la incoherencia

Tributo a la incoherencia

A veces me pregunto ¿Por qué no cumplimos las promesas que hacemos? En algunas ocasiones con terceros, lo cual deja expuesta nuestra grieta en la coherencia y en otras con nosotros mismos, esas promesas con nosotros mismos...Ufff.

 Dentro de las promesas con nosotros mismos, a veces tenemos terceros de testigos…(“Te juro amor, que el lunes empiezo de la dieta”, “Te prometo que a fin de año dejo de fumar”) supongo yo, que tenemos la fantasía de que ese tercero puede hacer las veces de referencia viva que pueda juzgar nuestra incoherencia y el hecho de esa potencial “amenaza” puede ser eventualmente un incentivo para cumplirla.   

 

Hay otra instancia de promesas donde lo que la caracteriza es uno mismo y no hay terceros de testigos, íntimamente podría decirme a mí mismo, “a partir del lunes, voy a organizarme de otra manera”. En todo caso podría ser un ambiente de laboratorio o protegido donde en el peor de los casos, si la promesa. no se cumple seré yo mismo el que me juzgue. Esto es al mismo tiempo la parte más dura de la situación dado que eventualmente podría tener argumentaciones varias, para excusarme con terceros o directamente usar la mentira como instrumento absolvente frente al otro…ahora bien cuando me enfrento a mi mismo, las mentiras al menos serán más difíciles de sostener.

 

Más de una vez elegimos contarnos cuentos que cierran fantásticos con la posibilidad de dejar de hacernos cargo de la promesa incumplida, entonces podemos decir “No, la verdad que este lunes no era momento de cambiar la forma de organizarme, debo tener tiempo para eso”…¡¡¡Grandioso!!! ¡¡¡El colmo de la Incoherencia!!!

 

Si algún momento, tenemos un rapto mínimo de responsabilidad nos haremos cargo de nuestro cuento y será el principio para comenzar a decirnos a nosotros mismos, “bueno ya, deja de poner excusas y actúa en función de lo que prometes”, así y todo, puede suceder, de hecho, sucede, que haciéndome cargo de mi cuento mal argumentado sigo haciendo algo que se contradice con mis promesas a mí mismo, a terceros y algunos casos a mis valores declarados.

 

And so what? O sea, ya me hice cargo o responsable de mi incoherencia, sigo deseando que algo en mi vida cambie, sé que depende de mí en gran medida, y, aun así, sigo sin lograrlo. El sentimiento que aparece algunos casos es el enojo, sobre todo en aquellos que no somos emocionalmente muy inteligentes.

 

El enojo puede ser interruptor de arranque, pero dudo que sea el generador de soluciones, cuando algún filosofo urbano osó decir “acá el que se calienta pierde” creo que detrás de esa verdad de Perogrullo, hay que emocionalmente tiene un valor análogo a la teoría de la relatividad en física. Por allí creo que sigue el camino, todo bien, enójate si quieres con tu incoherencia, pero también empieza por comprender que la inconsistencia es inherente a la naturaleza humana.

 

Por lo tanto, si el enojo puede ser el interruptor de arranque o la luz de alarma que detecta la inconsistencia, lo que viene para eso se transforme en acciones productivas es la aceptación, es solo a partir de la aceptación y de tener una visión más compasiva de lo que sucede, lo que puede transformar la energía del enojo en pasos que me acerquen a lo que deseo.

 

Si vemos a la incoherencia, como el síntoma, también puede ser vista como la tensión necesaria para evolucionar, pata aprender. Los que declaramos la integridad como un valor, creo que, hablando de aceptación, sería bueno que interpretemos ese valor como un horizonte que se persigue constantemente donde el actuar será consistente con el decir y pensar.

 

Lo cierto es que, en el camino, las grietas de integridad o las incoherencias vienen a enseñarnos como crecer en nuestro nivel de conciencia o más simple nuestra capacidad de discernimiento, ya no entre lo que está bien y lo que está mal, sino entre lo que está acorde con nuestros valores declarados y lo que no. Más aún, esas incoherencias, pueden ser fuentes para revisar nuestros valores y quizás este tipo de revisiones representen las mayores crisis en nuestras vidas tanto en lo personal como en lo profesional.

 

Recorriendo este camino me lleva a concluir, ¿sabes qué? No te enojes con tus incoherencias, más bien, acéptalas, casi como un regalo de Navidad y fíjate que te vienen a enseñar. 

Daniel Farías

Coordinador de Operaciones | Coach Ontológico Profesional y con PNL

5 años

Excelente y muy claro. Nuestras incoherencias son parte de esa manera de pensar que tenemos acerca de que ciertas cosas son malas, lo que nos lleva de alguna forma a hacer de cuenta que no están ahí o enojarnos con otros o nosotros mismos.

Andrea Gamon

Analista de Comercio Exterior en Instituto Massone

5 años

Es excelente!!

Karina Kucinskas

Business Intelligence - Tech IT - ICBC Argentina

5 años

No lo había leído. Es realmente bueno esto que escribiste. !!!

Ignacio Martins

Master's degree Energía renovables

6 años

Si realmente querés un cambio, hacelo hoy, no mañana ni el lunes, hoy!

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