¡Se busca auditor complaciente!

¡Se busca auditor complaciente!

En el mundo de la gestión empresarial, la integridad y eficacia de los sistemas de gestión son cruciales para el éxito sostenido. Sin embargo, un fenómeno preocupante se ha implantado en el ámbito de las auditorías: la complacencia.

Todos sabemos lo que son y cuando hacer una auditoría de primera, segunda y tercera parte, pero seguro que muchos no os sentís identificados con las auditorías de complacencia, o eso espero.

Vamos con una definición rápida y políticamente correcta:

Una auditoría de complacencia es una revisión superficial de un sistema o proceso que no busca identificar problemas reales, centrándose solo en confirmar que se cumplen los requisitos mínimos sin un análisis profundo o crítico.

Siguiendo en esa línea de corrección, y que no entre en la valoración de motivaciones económicas, indicar que la complacencia se manifiesta cuando los auditores, por diversos motivos, pierden la objetividad necesaria y se limitan a una revisión superficial, sin profundizar en los aspectos críticos del sistema de gestión. También se manifiesta esta complacencia cuando los hallazgos son redactados y catalogados de forma engañosa, para no llamar a las No Conformidades por su nombre, o más aún cuando un informe de auditoría es un checklist que indica la revisión de todo, con evidencias de nada.

Es más ‘elegante’ para los auditores internos, y más conveniente para los consultores y la propia empresa hablar de oportunidades de mejora en lugar de No Conformidades. Debemos de ser conscientes de lo que significa cada término, de las condiciones de su uso y de sus implicaciones.

Solamente recomendar leer la versión actual de ISO 19011:2018(es) Directrices para la auditoría de los sistemas de gestión. Por favor, hay que trabajar con la última versión para no catalogar los hallazgos de forma incorrecta basándonos en versiones anteriores, para seguir tapando la verdadera naturaleza del hallazgo.

Esta actitud de complacencia no solo socava la efectividad de la auditoría, sino que también plantea preguntas serias sobre quién se beneficia realmente de estas prácticas.

Vamos a pararnos en esta cuestión. ¿Quién se Beneficia de las Auditorías Complacientes?

Esta es una pregunta que debe resonar en cada organización. A corto plazo, puede parecer que la empresa se beneficia al evitar el escrutinio riguroso. Sin embargo, a largo plazo, es un juego perdedor. La complacencia en las auditorías no hace más que enmascarar problemas que eventualmente emergerán, a menudo con consecuencias más severas.

Más allá del sistema de gestión, las auditorías complacientes tienen un impacto negativo en la cultura organizacional. Generan desmotivación entre los empleados, quienes perciben una falta de compromiso con la calidad y la mejora continua. Además, comprometen la reputación de la organización, ya que los stakeholders pierden confianza en la fiabilidad de sus procesos y certificaciones.

Como reflexión personal quiero cerrar este punto de discusión con una reflexión muy evidente, en el mundo de las auditorías, tanto internas como externas, la presencia o ausencia de hallazgos juega un papel crucial en la evaluación de la efectividad y la integridad de los sistemas de gestión.

Ahora ya como Auditor Jefe de un organismo de certificación acreditado como es NQA Certificación os planteo el siguiente reto:

¿No deberíamos identificar como una señal de alerta cuando las auditorías internas de complacencia consistentemente no reportan hallazgos significativos, mientras que las auditorías de certificación externas revelan numerosas áreas de mejora y no conformidades?

Esta discrepancia sugiere una posible falta de rigor o un enfoque superficial en las auditorías internas, lo cual es problemático.

No me canso de decir que las auditorías internas son una herramienta esencial para la mejora continua y deberían ser tan rigurosas y exhaustivas como las auditorías de certificación. Su propósito es identificar proactivamente las áreas de mejora antes de que sean detectadas en una auditoría externa, y no solo cumplir con un requisito formal.

Ahora sí que acabo. La solución la tenemos en nuestras manos.

Esta solución radica en reforzar la integridad y rigurosidad de las auditorías. Es fundamental que los auditores mantengan una postura crítica e imparcial, centrando sus esfuerzos en identificar tanto las fortalezas como las áreas de mejora. Las organizaciones deben ver las auditorías no como un obstáculo, sino como una herramienta valiosa para el desarrollo y la excelencia operativa.

Las auditorías de complacencia son un lastre para cualquier organización que aspire a la excelencia. Es nuestro deber como profesionales en sistemas de gestión, auditoría y liderazgo empresarial, cuestionar y combatir esta práctica. Solo a través de auditorías rigurosas y objetivas podemos asegurar sistemas de gestión robustos y organizaciones que prosperen basadas en la calidad, la eficiencia y la mejora continua.

Gracias y nos vemos en la revisión del requisito 9.2

Un saludo.

Gabriela Sánchez Castro

CeRM, BCPM, ACM. Economista, Especialista en Gestión de Riesgos, Cambio, Continuidad de Negocio y Resiliencia Organizacional.

4 meses

Me gustaría profundizar en tu planteamiento, ya que las auditorías internas deberían ser tan robustas que cuando toquen las externas la organización tenga mínimo en planes de acción las cosas que el auditor externo pudiese ver entonces cuando hablar de coherencia entre resultados a que te refieres???

Pedro J. Guaita

Jefe de Área en Administración del Estado

4 meses

El valor de una auditoría no radica en que el auditor diga "todo está perfecto" cuando no lo está, sino en aflorar los problemas que haya para poder resolverlos. Quienes están immersos en la operativa diaria hay un momento en que dejan de ver esos problemas por considerarlos funcionamiento normal.

Leocadio Marrero Trujillo

Pasión por la Seguridad y la Privacidad.

4 meses

La verdad siempre es incómoda Serafin Alvarez tanto para que la cuenta como para el que la recibe. Ahora bien, como muy bien me enseñaron, y buscando el espíritu de la mejora continua, que está en el ADN de los sistemas de gestión ISO, el cliente paga para que mejores el sistema, para que aportes valor... y eso implica decir la verdad. Pero el mercado se ha adulterado y pervertido, y se insiste más en el marketing que en la mejora continúa, es ahí donde la verdad pierde y los auditores que decimos la verdad somos declarado 'personas no grata'. Duela lo que duela, prefiero que me declaren 'persona no grata' por hacer mi trabajo de forma honrada, honesta y humilde, que por faltar al respeto diciendo 'medias verdades' porque estas son mentiras, siempre son mentiras, y así se lo he inculcado a mis hijas. Así que mi voto es para: "La mejora continua" (decir siempre la verdad). Ya ves, no me escondo. ¡Sigue disparando 😂 nos hace falta un poquito de, por favor, de mirarnos más al espejo y recordar lo que somos!

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