¿Por qué necesitamos expresar nuestra indignación a los demás?

¿Por qué necesitamos expresar nuestra indignación a los demás?

Indignarse es una emoción que está de moda y además, gracias a las redes, tenemos un montón de medios a nuestra disposición para hacerlo. Pero ¿por qué necesitamos mostrar nuestra indignación a todo ser viviente y continuamente? ¿Lo hacemos porque somos buenas personas o porque necesitamos que los demás sepan que lo somos?

Este alardeo moral del que no somos exactamente conscientes, no es del todo altruista, sólo en parte. Algunos estudios sugieren que proviene de la necesidad de publicitarnos y anunciarnos a nosotros mismos. Resulta que confiamos más en las personas que emplean su tiempo y su esfuerzo a condenar a los que se portan mal (según los valores que imperan en nuestra sociedad actual y en nuestro grupo de referencia).

¿Parece retorcido verdad? Pero tiene sentido si lo pensamos con cuidado. Todas nuestras emociones son una respuesta adaptativa al medio. El manifestar nuestra indignación, a la larga, nos beneficia porque mejora nuestra reputación, nuestra visibilidad y nos hace más fiables de cara a los demás. Las personas interpretan nuestras acciones e infieren valores y pensamientos que aunque no se han dicho abiertamente, se atreven a deducir por lo que hacemos, decimos o escribimos.

Por ejemplo: Si alguien publica un video en el que condena a “un bestia” por maltratar a su perro, yo interpreto que a la persona que publica el video, le gustan los animales, le gusta la naturaleza, respeta la vida y en definitiva, se trata de una buena persona.

 

Condenar a los demás acaba compensando

Condenar a los demás, castigarles, supone un coste, porque no vamos a agradarle a todo el mundo y habrá gente que no esté de acuerdo con nuestra forma de pensar. Pero ese coste se recupera con creces porque también te hará ganar adeptos. Es decir, si ves que ser íntegro te da resultado, vas a estar más dispuesto a castigar a los que según tu criterio son "los malos".

Todo esto lo hacemos normalmente de manera inconsciente y como recibimos refuerzo positivo (la aprobación de tus allegados, los “me gustas” en las redes…) al final aumentamos esa conducta, ya que en el fondo, alimenta nuestro ego.

Esto también sucede a la inversa, es decir, la indignación moral también puede provocar un linchamiento en los medios de comunicación o en las redes porque estamos más expuestos y cualquier comentario poco acertado es susceptible de ser cuestionado.


 Por último…

 La próxima vez, cuando te indignes con alguien o algo, pregúntate a ti mismo/a antes de hablar o publicar tu opinión, si lo haces por ayudar y ser solidario o por satisfacer a tu ego.

Si la respuesta es la de satisfacer a tu ego, no te sientas mal por querer gritarlo a los cuatro vientos, es algo que nos pasa a todos/as y es posible que al hacerlo estés ayudando a alguien, o también es posible que gracias al hecho de compartirlo se genere todo un movimiento social que defienda tu causa. Esta pregunta que te pido que te hagas, es simplemente para que pares un poco el "modo automático" y reflexiones sobre lo que te mueve a actuar de una manera o de otra. De esta manera puedes evitar caer en el autoengaño.

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