La incultura como arma

La incultura como arma

El otro día comentando la actualidad con una de mis personas favoritas, llegamos a un punto de no retorno en la conversación. Un punto crítico. No conocía, sino que sólo intuía, lo que era la Ley d´Hondt. Tras unos quince minutos explicando el valor de los votos por el término de medición provincial, la repercusión del voto en blanco y el porqué de los nacionalismos en el Congreso de los Diputados, órgano a nivel nacional su respuesta fue "Ostras, pues ahora entiendo muchas cosas".

Comentando este punto, hoy en LinkedIn he escrito un breve post en el que me preguntaba si existía un deber del Estado de formar a sus habitantes sobre estos mismos temas: el Derecho básico, la organización territorial, política y administrativa del Estado, básicos del Derecho Civil o del Derecho del Trabajo, haciendo especial énfasis en la Constitución Española actual, Carta Magna del resto de normas.

Algunos de los comentarios iban en torno a dudar sobre por qué el estado tenía ese deber de formación cuando la obligación de acceder a esos conceptos es del ciudadano. Rápidamente se han intuido dos posturas: en primer lugar, la necesaria actuación del Estado en cuanto a la formación en estos conceptos y otra muy distinta, dejando tal actuación al ciudadano, que de forma autónoma y ayudándose de las herramientas que encuentre, ha de formarse por sí mismo en tales asuntos.

Somos una sociedad que lee los titulares, pero repasa en diagonal el cuerpo del artículo.

Personalmente entiendo que el Estado tiene la obligación, como garante del sentido de estado mismo y su legislación, de formar aunque sea en unos básicos a quienes ejercerán, disfrutarán y sufrirán esos derechos y deberes que otros han legislado para ellos.

En una sociedad donde se imparte Educación Sexual, Economía, Filosofía, Religión, Educación Física o Francés, ¿Acaso no debería enseñarse básicos del Derecho y la normativa de nuestro país? El legislador decide que no, y os explicaré mi visión del porqué.

  • El miedo al Estado se basa en el desconocimiento de las normas que le afectan.

A quienes hacen las normas, les conviene que estemos tranquilos. Que no nos metamos en eso, que ya deciden ellos. Les viene bien que no sepas lo que es un recurso administrativo, o que no entiendas cómo se presenta una Iniciativa Legislativa Popular.

  • Todo parece más grande si no conoces su naturaleza

No sabemos exactamente cómo es la Ley de Partidos, cómo se reforma la Constitución para sus títulos "esenciales", el acceso a posiciones administrativas. Y todo ello se camufla en unos discursos políticos poco claros, obtusos y sin fondo. Todo ello nos lleva a venerar al poder, a magnificar su capacidad. Si nos paráramos a pensar, descubriríamos que mucha de la familia política de nuestro país se ha dedicado únicamente a eso, a la política. Y eso no es suficiente para dirigir nada.

  • No nos atrevemos a desafiar lo que no entendemos

No somos conscientes en muchas ocasiones de nuestros derechos y obligaciones como arrendadores o arrendatarios, como accionistas, como autónomos o como desempleados. Por no decir ya como trabajadores por cuenta ajena. Firmamos lo que nos ponen delante, sin negociar, sin opinar. "Es lo que hay" decimos.

  • Les damos así la capacidad de manipularnos

Necesitamos saber Historia, Derecho Administrativo y Constitucional para entender muchos de los problemas que acucian a nuestra sociedad hoy en día. Por no hablar del Derecho del Trabajo, de la Ley General de la Seguridad Social, del Código Civil... no todos somos abogados, pero sí podemos tener todos unas ideas básicas desde jóvenes para que nos "apetezca" entrar en materia con estos temas.

Al final, nos dedicamos a externalizar nuestros contratos, nuestras decisiones políticas y económicas, a opinar sin entender el fondo. Somos una sociedad que lee los titulares, y repasa en diagonal el cuerpo del artículo.

Somos engañables. Estafables. Manipulables.

Es posible que sea porque nosotros lo hemos querido. Lo que es seguro, es que si lo somos es porque ellos quieren.

Carmen Segovia Pulla

Exjefe de Departamento de Lengua y Literatura española en Instituto de Enseñanza Secundaria

4 años

Excelente escrito cuya visión comparto.

Raquel Guerrero Castillero

Experta en gestión administrativa y atención de personas / empresas, sean clientes o proveedores.

4 años

Pablo, tienes toda la razón. Podrían abordarse todos estos temas como asignatura en la educación secundaria. De esta manera todos los ciudadanos tendrían unos conocimientos, cuanto menos de iniciación y luego, quien lo desee, puede ampliar.

Excelentes reflexiones. Gracias. Saludos. Celia.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.