Gestionar y Administrar

Gestionar y Administrar

Gestionar

En general, decimos que gestionamos cuando llevamos adelante una iniciativa o un proyecto, sea este particular o de terceros.

También se dice que gestionamos cuando manejamos o conducimos una situación “problemática”.

La “gestión” en los negocios se da como un “cuasicontrato” en la que velamos por el cuidado de intereses propios o ajenos sin necesidad de que exista un mandato del dueño para ser eficientes.

 Administrar (del latín: administrāre)

El que administra una empresa sirve a sus propietarios, con el fin de proveerles la mejor rentabilidad sobre su inversión.

Es decir, al gestionar o administrar en todo tipo de organización nos dedicaremos a servir, “realiza funciones bajo el mando de otros, brindando el mejor servicio”

La Administración comprende la aplicación de “principios básicos” no sólo aplicables a las organizaciones, sino que son válidos en la administración de la vida personal por lo tanto validos a tomar en cuenta al desarrollar las funciones en cada puesto de trabajo

Para gestionar o administrar nos valemos de algunos principios:

Planeación. No deberíamos hacer nada sin antes planearlo, necesitamos agendar las actividades, el tiempo requerido, como financiarnos, incluso medir el “costo de oportunidad”, de hecho, decidirse a efectuar alguna actividad impide que podamos realizar otras en el mismo momento, las cuales pueden ser más o menos “rentables”.

Organización. Ser organizado es un ingrediente básico para alcanzar el éxito. Aun cuando solo decidamos sobre nuestras actividades, la organización depende incluso de los resultados en las decisiones individuales, influimos en las demás personas, mis decisiones afectarán los diferentes recursos escasos, recursos que en su conjunto deben estar debidamente organizados. La falta de organización hace más difícil el reto de planificar y conseguir resultados óptimos.

Dirección. Es importante poder dirigir bien nuestras actividades, actitudes y motivación para poder conseguir los objetivos propuestos. Sin dirección no es posible avanzar.

Control. Es necesario revisar nuestros planes, acciones, actitudes, motivación y determinar que tan bien estamos haciendo el trabajo. Autoevaluarnos y cuestionarnos facilita la identificación de errores propios del sistema y las personas, el seguir la senda de lo cotidiano tiene profundas consecuencias tanto en lo personal como en las organizaciones, en efecto, el seguir repitiendo actividades sin revisarlas tiene efectos negativos en la consecución de los objetivos, debido principalmente a la pérdida de competitividad.

Un adecuado control utiliza herramientas de medición que le permiten al gestor evaluar en todo momento el cumplimiento de metas y objetivos, tanto individuales como organizacionales, aplicar los correctivos necesarios y de ser posible acelerar para marcar diferencias.

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