Es que no he podido aguantar, lo siento.

Es que no he podido aguantar, lo siento.

Una panda de orangutanes se ha apoderado de un Colegio Mayor de Madrid y nadie se había percatado.

A grito de p***, ninfómanas, unga, unga, han despertado a sus compañeras para dejarles claro que sus miembros viriles las iban a satisfacer como a las conejas que son.

Podrías pensar eso, sí, que son una manada de monos se han juntado para ensayar un numerito de simios paleolíticos y ya está, que son unas criaturas aisladas.

Pero tú sabes que no, que hay cienes y cienes así. 

Y tú dirás, ¿y a mí qué me cuentas? Yo tengo un negocio, no soy veterinarix social.

Pues miraquetediga, sí tenemos que ver: 

Imagina que eres un e-commerce de productos de jardinería. Como mínimo, vendes tres productos:

  1. Valores.
  2. Influencia.
  3. Fertilizantes (pongamos).

Si pones en venta tu influencia a través de valores como la empatía, el respeto por el ecosistema y demás criaturas que nos rodean, el cuidado del hogar y de las personas que forman parte de él, el mimo del entorno,

defiendes que las personas (todas) son parte indispensable para nuestra supervivencia.

            Con sentimientos y deseos propios.

La reproducción de las plantas como un acto voluntario y natural, puesto que tienen sus propios rituales de atracción del fecundador...

Habría menos monos llamando coneja a tu hija, hermana, sobrina vociferando desde un balcón.

He dicho.

Por cierto, tengo una newsletter diaria donde aprendes a hacerlo desde ya.

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