El final del acorazado Bismarck
El acorazado alemán Bismarck en combata con aviones británicos.

El final del acorazado Bismarck

El impacto de un torpedo procedente de un biplano ‘swordfish’ en la zona de popa bloqueó el manejo del timón. El barco quedó sin gobierno al instante. Era lo que le faltaba: el mar picado por un fuerte temporal del noroeste, lluvia, y ahora a la deriva. Sus perseguidores no tardarían en darle caza y entablar el combate final. A las 10:40 del 27 de mayo de 1941 el acorazado ‘Bismarck’ se hundió en las frías aguas del Atlántico.

Todo el mundo sabía al comienzo de la Segunda Guerra Mundial que la Royal Navy británica no tenía rival: Gran Bretaña dominaba los mares. Durante la época de entreguerras, Alemania llevó a cabo la construcción de una flota compuesta por unos pocos buques de superficie y muchos submarinos. Si estallaba una nueva guerra, utilizaría esta flota para cortar las líneas de abastecimiento británicas, y los rendiría por hambre.

El acorazado ‘Bismarck’ fue el orgullo de la Kriegsmarine, la marina de guerra alemana: 251 metros de eslora y 36 de manga; 42.000 toneladas de desplazamiento; 30 nudos de velocidad; 2.221 hombres de dotación y cuatro torretas gemelas con cañones de 38 cm. Una auténtica amenaza para los convoyes de suministros que Gran Bretaña necesitaba mensualmente. Nada más enterarse que se echaba a la mar, los ingleses enviaron tras el a más de 10 barcos.

En su única misión, el ‘Bismarck’ entró en combate dos veces. En el primero hundió al acorazado británico ‘Hood’ e infligió importantes averías al ‘Prince of Wales’. De aquel combate salió dañado, por lo que puso rumbo a la Francia ocupada para que lo reparasen. En su camino, sufrió el ataque definitivo de los aviones procedentes del portaviones ‘Ark Royal’ que lo dejaron dañado y sin gobierno. Fueron los acorazados ‘King George V’ y ‘Rodney’ quienes, tras una hora de intenso cañoneo, lograron hundir al barco alemán más famoso y temido de la guerra.

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